Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Kojc3a8ve La Idea de La Muerte Resec3b1a3
Kojc3a8ve La Idea de La Muerte Resec3b1a3
10
Kojève, A., 1972, p. 131.
11
Desde la perspectiva de Kojève, el objetivo principal de la filosofía de Hegel ha sido conciliar la
tradición naturalista pagana con la tradición antropológica judeo-cristiana, cometiendo el error inverso al
de sus antecesores. Mientras las filosofías anteriores entendieron al hombre desde las categorías de la
naturaleza, Hegel haría el intento de extender la dialéctica (antropológica) a la naturaleza.
12
Kojève, A., 1972, p. 135.
13
Eternidad y temporalidad, divinidad y creatura, inmortal y mortal, dado e inventado o creado,
positividad y negatividad, son otras tantas expresiones de esta contradicción.
14
Kojève, A., 1972, p. 136.
15
Kojève, A., 1972, p. 138. Badiou sostiene algo semejante respecto de la filosofía de Deleuze: “De ahí
que esta filosofía de la vida sea esencialmente (…) una filosofía de la muerte” (Badiou, A., 2008: 27)
prestigio; resinándose a la muerte y revelándola por su discurso, el hombre llega
finalmente al saber absoluto o a la sabiduría y concluye así la historia”16.
Escribe Hegel en la Fenomenología del Espíritu: “La actividad del separar es la
fuerza y la tarea del entendimiento, de la más grande y asombrosa de las potencias o,
mejor dicho, de la potencia absoluta. El círculo que descansa cerrado en sí mismo y que,
como sustancia, mantiene sus momentos en la relación inmediata, y que, por tanto, no
puede causar asombro. El poder prodigioso de lo negativo reside, por el contrario, en
que alcance una existencia propia y una libertad particularizada en cuanto tal, separado
de su ámbito, lo ligado17, y que sólo tiene realidad en su conexión con lo otro; es la
energía del pensamiento, del yo puro. La muerte, sí así queremos llamar a esa
irrealidad, es lo más terrible, y el mantener lo muerto lo que requiere una mayor fuerza.
La belleza impotente odia al entendimiento porque éste exige de ella aquello de lo cual
no es capaz. Pero la vida del espíritu no es la vida que se espanta ante la muerte y se
mantiene ajena [se preserva] de la desolación, sino la que sabe afrontarla y mantenerse
en ella. El espíritu sólo conquista su verdad cuando es capaz de encontrarse a sí mismo
en el desgarramiento absoluto. El espíritu no es esta potencia como lo positivo que se
aparta de lo negativo, como cuando decimos de algo que no es nada o que es falso y,
hecho esto, pasamos sin más a otra cosa, sino que sólo es esta potencia cuando mira cara
a cara a lo negativo y se mantiene junto a él. Esta permanencia es la fuerza mágica que
hace que lo negativo vuelva al ser. Es lo mismo que más arriba se llamaba el sujeto, el
cual, al dar una existencia a la determinabilidad en su elemento, supera la inmediatez
abstracta, es decir, la que sólo es en general; y ese sujeto es, por tanto, la sustancia
verdadera, el ser o la inmediatez que no tiene la mediación fuera de sí, sino que es esta
mediación misma”18.
La fuerza del entendimiento es la de la abstracción, la de la separación. Kojève
advierte que la abstracción/separación del sentido de las cosas no implica otorgarle al
pensamiento una realidad separada, ya que el pensamiento sólo tiene realidad en las
cosas. Adopta una interpretación aristotélica19: el sentido o la forma está en las cosas o
substancias y el entendimiento no hace sino separar/abstraer lo que en la realidad está
unido. Por eso dice: “el sentido-esencia de una cosa es algo así como esa cosa misma
menos su existencia”20. Pero, a diferencia de Aristóteles, identifica el concepto con el
tiempo. “El Ser tiene un sentido en la misma medida en que es [temporal] (en tanto que
Tiempo)”.21
La acción, el trabajo, la fuerza o la potencia es lo que introduce la novedad en el
Ser dado o natural o inmediato. El trabajo del concepto es el movimiento de la
mediación. Lo “milagroso”, lo “asombroso” es la separación que introduce el
entendimiento, que niega lo dado. El entendimiento crea conceptos por medio de su
acción o trabajo de abstracción o separación. La negatividad o lo negativo es la “energía
del pensamiento”. El hombre “es el resultado del esfuerzo de una potencia absoluta y él
es esa misma potencia: es Negatividad encarnada”.22
16
Kojève, A., 1972, pp. 138-139.
17
El término alemán es Gebundene (Cf. en Freud). Si se recuerda que Freud llama Eros a lo ligado y
Thánatos a lo desligado, bien puede relacionarse este párrafo con la teoría psicoanalítica.
18
Hegel, G. W. F., Fenomenología del espíritu, México, F. C. E., 1966, pp. 23-24. Ver: Kojève, A., 1972:
139-140.
19
Sigue en su interpretación los conceptos aristotélicos, que fueron concebidos para pensar la realidad
como substancia. Por este motivo, habría que revisar su lectura en este punto.
20
Kojève, A., 1972, p. 144.
21
Kojève, A., 1972, p. 145.
22
Kojève, A., 1972, p. 149.
“Ahora bien –sigue Kojève-, la Negatividad tomada aisladamente, es Nada pura
(en el plano ontológico). Esa nada anihila [nidifica, convierte en nada, destruye o
aniquila] en tanto que Acción (del Yo abstracto) en el Ser. Mas la acción anihila al
aniquilar este Ser y por tanto se aniquila a sí misma, puesto que sin el Ser sólo es Nada.
La Negatividad no es más que la finitud del Ser (o la presencia de un verdadero porvenir
en él, que jamás será su presente): y la Acción es esencialmente finita [mortal]” 23. Por
eso (en el plano metafísico) el Mundo histórico creado por la Acción, necesariamente
tiene un comienzo y un fin. Y la entidad que es Acción en su propio ser ‘aparece’ (en el
plano fenomenológico) a sí misma y a los demás como irremisiblemente mortal. Por tal
motivo en el texto citado, Hegel puede llamar Muerte a la ‘irrealidad’ que es la
Negatividad o la ‘entidad-negativa o negatriz’. Mas si el hombre es acción, y si la
Acción es Negatividad que ‘aparece’ como Muerte, el Hombre, en su existencia humana
o parlante es sólo muerte: más o menos diferida y autoconsciente. De manera que:
explicar filosóficamente el Discurso, o dar cuenta del Hombre en tanto que parlante, es
aceptar sin retaceos el hecho de la Muerte, y describir en los tres planos filosóficos su
significado y su alcance.24 Y puesto que nace de la finitud, sólo al pensar en la muerte y
al hablar de ella es verdaderamente lo que es: discurso consciente de sí mismo y de su
origen. […] Únicamente cuando toma conciencia de su finalidad, y por tanto de la
muerte, el hombre asume en verdad su autoconciencia. Pues es finito y mortal.25
La muerte es quien engendra al Hombre en la Naturaleza y es la muerte quien lo
hace progresar hasta su destino final, el del Sabio plenamente autoconsciente y por tanto
consciente de su propia finitud. […] Vale decir que el pensamiento y el discurso
revelador de lo Real nacen de la Acción negatriz que realiza la Nada destruyendo al Ser:
el ser dado del Hombre, en la Lucha, y el ser dado de la Naturaleza, por el Trabajo (que
resulta además del contacto real con la muerte en la Lucha), Es decir, que el propio ser
humano no es más que esa Acción: es la muerte que vive una vida humana26.
El Espíritu no es un Dios eterno y perfecto que se encarna, sino un animal
enfermo y mortal que se trasciende en el tiempo. 27 En las Conferencias de 1805-1806
[Hegel] escribe en una nota marginal: “Su resultado: [la] muerte, la negatividad pura, el
no ser inmediato”. Si por una parte la libertad es negatividad, y si por otra la negatividad
es nada y muerte, no hay libertad sin muerte, y sólo un ser mortal puede ser libre. Puede
decirse también que la muerte es la ‘manifestación’ última y auténtica de la libertad.28
Para Kojève: hombre = entendimiento = negatividad = finitud = muerte. La
negatividad se manifiesta como trabajo (negación de la naturaleza dada) y como lucha
(negación del otro hombre natural/opuesto), “pero también como muerte o finitud
absoluta”29 y se manifiesta igualmente “por el carácter erróneo del discurso”30
[conocimiento].
La dialéctica del amo y del esclavo describe la irrupción de lo humano a partir
del estado natural. El amo se constituye como tal en la lucha por el reconocimiento al
estar dispuesto a arriesgar la vida [arriesgarse a morir] mientras que el esclavo se
constituye como tal por el miedo a morir. La muerte está presente desde el comienzo en
la constitución de lo humano. Quien no es suficientemente fuerte para “permanecer ante
23
Kojève, A., 1972, p. 150.
24
Kojève, A., 1972: 150.
25
Kojève, A., 1972: 151.
26
Kojève, A., 1972: 152 y 153.
27
Kojève, A., 1972: 160.
28
Kojève, A., 1972: 161.
29
Kojève, A., 1972, p. 152.
30
Kojève, A., 1972, p. 151.
lo negativo” (tarrying with the negative31). “El ser humano, en la medida en que implica
la conciencia y la voluntad de su muerte, es un ser ‘mediatizado’ por la Negatividad,
vale decir un ser dialéctico”.32
En diversos textos Hegel identifica lo negativo con la libertad. Y en otros textos
identifica lo negativo con la muerte. “La muerte, la negatividad pura, el no ser
inmediato”33. De aquí deriva Kojève que “si por una parte la libertad es negatividad, y si
por otra la negatividad es nada y muerte, no hay libertad sin muerte, y sólo un ser
mortal puede ser libre. Puede decirse también que la muerte es la ‘manifestación’
última y auténtica de la libertad”34
Pero también “la muerte tiene en sí la contradicción con la vida” 35, es su
negación directa, inmediata. Con todo, no hay que entender la finitud como algo
puramente negativo, porque “La negación (de lo dado) no es real sino en tanto que
creación (de lo nuevo) u obra cumplida. […] Y puesto que la libertad negadora implica
y presupone la muerte, sólo un ser mortal puede ser verdaderamente histórico. […] La
muerte, en tanto que finitud o temporalidad y negatividad o libertad, es doblemente la
base última y el primer móvil de la historia. Por eso el proceso histórico
necesariamente implica una actualización de la muerte por las guerras y las
revoluciones sangrientas”36.
“La libertad y la historicidad propiamente dichas son solidarias con la muerte:
sólo un ser mortal puede ser libre e histórico a condición de que acepte la idea y la
realidad de su muerte y pueda arriesgar su vida sin ninguna ‘necesidad’ [ni
subordinación a un instinto superior o más fuerte] en función de una ‘idea’ o de un
‘ideal’”. […] Y también que un ser no puede vivir humanamente sino a condición de
‘realizar’ su muerte: de tomar conciencia, de ‘soportarla’, de ser capaz de afrontarla
voluntariamente. Ser hombre, para Hegel, es poder y saber morir. ‘El ser verdadero’ del
hombre es pues en última instancia, su muerte en tanto que fenómeno conciente”.37
TESIS PRINCIPALES
31
Cf. Žižek, S., Tarrying with the negative. Kant, Hegel, and the Critique of Ideology, Duke University
Press, Durham, 1993.
32
Kojève, A., 1972, p. 153.
33
Conferencias de 1805-1806. Vol. XX, p. 166, citado por Kojève, A., 1972, p. 161.
34
Kojève, A., 1972, p. 161.
35
Hegel, G., Werke, Vol. XIX, p. 218, citado por Kojève, A., 1972, p. 162.
36
Kojève, A., 1972, p. 164-165-166. Hegel explicita tres categorías para comprender la historia:
variación, rejuvenecimiento y razón. En otros términos: muerte, vida y sentido; o bien, decadencia,
ímpetu y finalidad.
37
Kojève, A., 1972, p. 171-172, 175.
Para Kojève de aquí se deriva una antropología atea y una filosofía de la historia
cerrada que culmina en el saber absoluto. Es, en última instancia, una filosofía de la
muerte.
El poder del entendimiento, la potencia de lo negativo, consiste en la actividad
de separar, de abstraer, de desligar. Este poder se identifica con la muerte. La verdad de
lo humano/histórico/cultural consiste en la fuerza capaz de afrontar la muerte. El poder
de lo negativo es lo único capaz de introducir lo nuevo en la naturaleza (creatio ex
nihilo = creación de la nada, desde la nada, sin fundamento en el ser).
Hombre = Nada Encarnada = Nada que es = Ser-nada = Muerte que vive.
Si por una parte la libertad es negatividad, y si por otra la negatividad es nada y
muerte, no hay libertad sin muerte, y sólo un ser mortal puede ser libre. Puede decirse
también que la muerte es la ‘manifestación’ última y auténtica de la libertad.
Hombre = Ser mortal = Ser finito = Ser libre