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HISTORIA DE LA ARQUITECTURA IV

APAREJOS INCAS

ARQUITECTURA INCAICA
Con anterioridad a la construcción de cualquier edificio, palacio, templo, población o
ciudad; los Quechuas llevaban a cabo un proceso de planificación física que asegure el
éxito posterior. Indiscutiblemente los conocimientos utilizados no fueron sólo producto de
la capacidad creadora de estos pobladores de los Andes; sino una acumulación de siglos de
continuo desarrollo cultural, ya que como se había indicado antes, la cultura peruana tiene
una antigüedad de 18 a 20 mil años A.C. Como lo asevera Víctor Angles, "La etapa inca es
la más breve en el desarrollo de los pueblos prehispánicos, es el último momento político
caracterizado por una rápida y pujante expansión militar y que corona largas etapas
anteriores de paulatina formación de naciones".

Es indudable que antes de ejecutar una construcción se debían elaborar bosquejos o


diseños, y especialmente modelos o maquetas a escalas cuyos sistemas de medición
basados en la antropometría (medidas en relación al cuerpo humano: brazas, codos, pies,
pasos, cuartas, etc.) se han perdido. Prueba de esta planificación anticipada son
precisamente la cantidad de maquetas talladas en piedra o fabricadas en cerámica, y que se
encuentran en casi todos los museos arqueológicos del país.

En el mundo, ninguna civilización de la antigüedad o contemporánea pudo alguna vez


alcanzar la técnica, destreza y facilidad para labrar material pétreo como sí lo hicieron los
Quechuas en esta parte del orbe. Los Incas son reconocidos entre otros aspectos por su
ordenamiento social equilibrado, su forma peculiar y maestra para trabajar la piedra, sus

Lenina Vanessa Guzmán Olivera.


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avanzados conocimientos de planificación e ingeniería, y porque para su época y sin la


intervención ni influencia de otras culturas intercontinentales desarrollaron una de las
civilizaciones más avanzadas del planeta.

Aún quedan muchas dudas en cuanto a la forma de encajar piedras de manera tan precisa;
las dudas están basadas en la inexistencia de crónicas o documentos antiguos sobre el
tópico. Existen algunas hipótesis que están enmarcadas dentro de la posibilidad lógica; la
más factible indica que el trabajo fue lento pero efectivo y como es normal las paredes se
debían empezar por la parte inferior cuidando sólo los encajamientos laterales. La siguiente
hilada superior fue más compleja ya que las piedras debían encajar lateralmente al igual que
en sus uniones inferiores; en este caso se comprueba prácticamente en todo el Qosqo que
las caras superiores de las piedras de abajo fueron labradas paulatinamente por percusión
con martillos líticos de acuerdo a la forma de la superficie inferior de las piedras de encima.
El trabajo fue relativamente sencillo al manipular piedras de tamaño pequeño o mediano,
porque podían ser colocadas o probadas una y otra vez, mas los problemas eran inmensos al
tratarse de bloques ciclópeos de decenas y aún cientos de toneladas. La realidad hace
suponer que se pudieron usar moldes o maquetas en tamaño natural de materiales livianos y
aún arcilla, a ser exactamente reproducidos en bloques líticos enormes, esto sin duda
facilitaba grandemente el trabajo; otra opinión respetable indica que pudo haberse utilizado
en cierto modo una técnica actual que consiste en copiar con alambres o cintas metálicas
(en el museo arqueológico del Qosqo existe una larga cinta de plata) la silueta de los
bloques deseados haciendo posible así un trabajo realmente complejo.

En los muros incásicos, las piedras medianas y grandes tienen casi siempre 2 molduras o
talladuras en alto relieve en su parte inferior, y en algunos casos como en Saqsaywaman en
bajo relieve. Esas molduras sirvieron como puntos de apoyo o asas para facilitar su
transporte y manipulación en el proceso constructivo, muchas de estas molduras fueron
quitadas una vez terminada la obra, pero por alguna razón todavía desconocida algunas
paredes aún las conservan.

Hay casos excepcionales como en el Qorikancha del Qosqo, donde el paramento interior
del muro curvo o "tambor solar" tiene molduras inusuales alrededor del nicho trapezoidal,
es evidente que éstas no fueron para manipular los bloques mas al contrario tenían alguna
función o significado ideográfico que se ha perdido.

Lenina Vanessa Guzmán Olivera.


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Fueron diversos los materiales empleados en muros incásicos, el menos tomado en cuenta
es el adobe (ladrillo de arcilla secado al sol) muchas construcciones y aún ciudades enteras
en el Tawantinsuyo fueron hechas de este material; ese es el caso de Pachakamaq al sur de
Lima. Para fabricar los adobes sólo se escogía tierra de buena calidad preferentemente
arcillosa que era mezclada con ichu o paja brava y en ciertos casos además con lana de
llama o alpaca; todos esos materiales eran mezclados con agua, puestos en moldes
rectangulares y luego secados al Sol. Las construcciones de adobe eran y son preferidas en
los Andes por ser material de fácil consecución y por tener propiedades térmicas;
debidamente cubiertas con techos de paja antes, u hoy con tejas duran por tiempo
indefinido.

Lenina Vanessa Guzmán Olivera.


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En las construcciones de piedras existen diversos tipos de paredes y aparejos que son
resumidos en cinco tipos básicos; ellos son los siguientes:

- El tipo Rústico o Pirka, hecho con piedras amorfas sin labrar y acomodadas no muy
cuidadosamente, los espacios vacíos fueron rellenados con piedras pequeñas y abundante
mortero de barro. Se utilizó para la construcción de andenes, depósitos, casas para la
población común, etc.

Calle Córdoba de Tucumán.

- El tipo Celular; tiene un aspecto similar a la estructura de un panal de abejas, fue


normalmente hecho con calizas poligonales e irregulares de tamaño pequeño o mediano.
Ejemplos de ese tipo se tienen en Qolqanpata, Chinchero, Tarawasi, etc.

Calle Córdoba de Tucumán.

- El tipo Engastado, hecho en base a piedras ígneas de regular tamaño con formas
geométricas poligonales. Son ejemplos de ese tipo el Templo Principal de Ollantaytambo,
el de las Tres Ventanas en Machupicchu, Hatun Rumiyoq en el Qosqo, etc.

Lenina Vanessa Guzmán Olivera.


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Calle Hatun Rumiyoq.

- El tipo Sedimentario o Inca Imperial, constituido en base a piedras de tamaño mediano


preferentemente andesitas de altura regular en hiladas horizontales que dan la impresión de
ser totalmente rectangulares o paralelepípedos perfectos, es el aparejo que tiene las uniones
pulidas más perfectas "donde no se puede introducir ni una hoja de afeitar o de papel", no
tiene mortero excepto una finísima película de arcilla a manera de sellador que más bien
parece haber sido puesta en estado líquido o licuado para facilitar el manipuleo y
movilidad.

- El tipo Ciclópeo, caracterizado por contener enormes bloques pétreos con frecuencia
calcáreos algunos de hasta 7 metros de altura tal como se encuentran en Saqsaywaman o lo
que queda del altar principal del templo en Ollantaytambo.

Lenina Vanessa Guzmán Olivera.


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Fortaleza de Sacsayhuaman.

Existen además ciertas características clásicas en la Arquitectura Inca principalmente


palaciega y religiosa; en los paramentos el perfil de las caras de las piedras puede ser
almohadillado, convexo, plano y biselado; además sus uniones pueden ser labradas o
pulidas. Con normalidad se encuentra que los muros incásicos tienen cierta inclinación
hacia el interior; no existe una medida o regla general para esta inclinación y tal parece que
su función principal fue la de buscar equilibrio entre los muros que se soportan entre sí. Es
común que las piedras inferiores sean mas grandes y tengan mayor volumen que las
superiores; además con frecuencia los muros tienen mayor ancho en la base que en la parte
superior y por añadidura la forma característica clásica de la arquitectura incásica es la
trapezoidal, que por sí misma da la sensación de estabilidad y equilibrio. Es inobjetable que
se buscó la inmortalidad, la forma de hacer edificaciones antisísmicas, perdurables por
milenios, de ser posible indestructibles por cualquier eventualidad natural. Sólo el hombre
cegado por ideologías fanáticas pudo destruirlas parcialmente.

Lenina Vanessa Guzmán Olivera.


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El construir los techos requirió de conocimientos y técnicas bastante altas; de modo


generalizado éstos fueron hechos en base a soportes de vigas de madera y cubiertos con
"ichu" (paja brava). De acuerdo a la forma de sus cubiertas los techos pueden clasificarse
en 4 tipos: a una sola agua o vertiente, a dos aguas, a cuatro aguas, y cónicos. Basta
imaginarse lo impresionante que debió ser la estructura de algunos techos de construcciones
inmensas como el Templo de Wiraqocha en Raqchi que tiene estructura de "Kallanka" de
92 X 25.25 metros, cubriendo un área de 2,323 m². Debido al material utilizado y la
cantidad de lluvias durante el año, los techos tenían fuerte inclinación que varía de 50° a
65°. Por la duración del "ichu" seguramente el techo debía tener mantenimiento frecuente,
siendo la paja renovada cada tres o cuatro años, como ocurre en la actualidad.

Otro aspecto impresionante debieron ser las canalizaciones de ríos como el Watanay o el
Willkamayu (Urubamba) que debían discurrir ordenadamente y en línea recta; aún hoy en
algunos sectores de éstos se pueden apreciar los muros laterales de piedras muy bien
labradas. Para cruzar los ríos se construyeron puentes cuyas bases aún hoy se identifican;
puentes como el que se aprecia hoy en Qheswachaka sobre el río Apurimac, hecho en
trabajo comunal por las comunidades usuarias con la técnica ancestral de los Andes.
Trabajos de ingeniería y tecnología autóctona que el tiempo, el olvido y la falta de
identidad se encargaron y aún encargan de borrar.

Lenina Vanessa Guzmán Olivera.

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