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EY H. La structure des maladies mentales et la délimitation du champ de la
psychiatrie, Act. psychiat. scand., 41, 1965: 472-477

La idea que funda a la psiquiatría es que hay hombres cuya naturaleza (su organización,
el sistema nervioso) está alterada. En último término la patología de la libertad refiere a
la patología nerviosa. Se debe cuidar no caer en la ilusión de la mitología cerebral de la
época de Wernicke.
Es necesario reflexionar en la estructura de la enfermedad mental que no es una simple
variación estadística de los comportamientos adaptativos que suceden en las estructuras
sociales humana, ni tampoco el efecto simple de una lesión cerebral.

(1) Dos tipos de hechos garantizan que la enfermedad mental es un fenómeno natural,
exorcizándolo (como pasó antes cuando se lo separo de las mitología del pensamiento
mágico). (a) La herencia que aunque no es todo constituye un factor importante de
morbilidad psicopatológica. Este hecho no es negable aunque la patología mental no se
reduzca a la fatalidad de la herencia (acción del medio sobre los genes y distancia –
hiato- entre el genotipo y el fenotipo. (b) los efectos de las intoxicaciones espontáneas o
experimentales, de los procesos cerebrales y de las terapéuticas biológicas.

(2) Pero, decir que las enfermedades mentales dependen en último término de los
trastornos del sistema nervioso no justifica la interpretación mecanicista de la
psiquiatría del siglo XIX. La psiquiatría de ese siglo por establecer una segregación
abusiva del alienado y por desarrollarse en medio de una medicina anti-hipocrática
(entidades anátomo-clínicas) hizo que los psiquiatras –protegidos por el dualismo
cartesiano, cf 5201c) ‘ubicasen’ los síntomas en lesiones cerebrales localizadas. La idea
de que la enfermedad mental era una especie de ‘cuerpo extraño’ (un robot que había
que aislar) separaba al enfermo mental de la humanidad (anti-antropología).
La psiquiatría criticó esa concepción tan física de su objeto, la enfermedad mental (‘una
cosa’), pero la crítica hecha por algunos psicoanalistas culturalistas y antropológos llevó
a pensar que la psiquiatría no tiene nada que ver con la patología nerviosa por la cual
debía ser separada de la medicina y convertirse en parte del campo de las ciencias
humanas (psicología y sociología).

(3) (a) Lo que más se ha modificado es la idea del sistema nervioso. Actualmente el
cerebro no aparece como un simple sistema de trasmisión sino como el órgano de la
organización de la conciencia. El cerebro no es una máquina (tampoco de tipo
electrónica) y es comprensible más por sus niveles de actividad que por la consideración
de sus centros sensoriales, motores, etc. (b) También se ha modificado la patología
nerviosa en el sentido de los trabajos de J.H. Jackson, básicamente sobre la idea de que
la enfermedad del sistema nervioso no crea los síntomas. Estos son efectos indirectos de
las lesiones en el sentido de que alterada la función no puede construirse a un nivel
normal, permitiéndole solo llevarse a cabo en un nivel inferior.
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La Patología nerviosa solo puede entenderse en la perspectiva de una jerarquía


funcional e histórica del desarrollo del sistema nervioso. La consecuencia de la
concepción jacksoniana es que en la estructura patológica hay que distinguir el déficit
negativo (proceso regresivo) y los síntomas positivos donde ese déficit se manifiesta. Ey
señala la influencia de las ideas jacksonianas en la neurología así como en su
concepción órgano-dinámica de la psiquiatría. En esa concepción, la estructura de la
enfermedad mental es esencialmente negativa (alteración formal de la vida de relación,
que se percibe en el cuadro clínico, y donde el aspecto positivo es la vida de relación
que subsiste en un nivel inferior. Con lo cual todo cuadro clínico es una modalidad de
existencia humana pero que no se reduce a ser solo una variación adaptativa (y lo que
parece ser así, no es su verdadero ser).

(4) La enfermedad mental es un efecto de la desorganización del sistema de integración


de la vida de relación que es el ser psíquico. Todo organismo está construido para
luichar contra la destrucción que desde el exterior amenaza su vida. La organización del
ser psíquico asegura la autonomía del sujeto como existente que tiene que resolver
constantemente los problemas de su situación en el mundo y los problemas de sus
relaciones con los otros. La estructura del ser psíquico le permite regular la actualidad
de su experiencia y adecuarse a las leyes lógicas y éticas de su personalidad.
El hombre es esencialmente un ser conflictivo en su estructura y la fuerza que lo
amenaza en su organización es el Inconsciente; fuerzas de irracionalidad que siempre
cuestionan la normatividad de su ser. Normatividad cuestionada por las fuerzas de esas
‘locura’ que contiene y que lo capta cuando dormido, sueña. (La salud mental (la
organización normal de la vida de relación) es un equilibrio dinámico que depende de su
propia organización. Es por eso que el hombre es vulnerable en su libertad porque la
forma de su organización es una amenaza de alienación. Lo patológico en la enfermedad
mental son las caídas de lo umbrales en relación con lo imaginario, que puede volverlo
prisionero de lo inconsciente.
Ey dice que es aquí que se encuentra la problemática fundamental de la psiquiatría. Si
nadie puede discutir la posibilidad y la realidad de la desorganización que constituye el
objeto de la psiquiatría, y el diagnóstico estructural que es necesario de derecho y de
hecho también es dificil de establecer en relación con las variaciones de la vida de
relación normal. Aquí es donde se plantean los problemas prácticos de la psiquiatría
(medidas a tomar, peritaje, etc.) que solo pueden resolverse delimitando el concepto de
enfermedad mental. Si el objeto de la psiquiatría no es definido estructuralmente
entonces no tendría ninguna originalidad (toda adherencia a lo irracional, a la angustia,
a la pasión serían patológicas) con lo cual la psiquiatría no tendría ningún papel en la
sociedad.

(*) Las enfermedades mentales por su consistencia aparecen en todas las sociedades
pero la psiquiatría es amenazada por 2 tipos de inflación. (a) Una, interna que nace de
los psiquiatras cuando no aceptando que la enfermedad mental se limita a quienes son
enfermos, terminan psiquiatrizándolo todo. (b) Otra, externa, por parte de los hombres
de la cultura, cuando niegan la enfermedad mental considerándola solo parte de la
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condición humana. Por esa inflación antropológica, elogiándose lo irracional en el


hombre, toda la humanidad termina por ser abrasada en una misma ‘locura’…
(*) Esos dos sofismas se contradicen y la psiquiatría es la ciencia médica que se
defiende de ambos, circunscribiendo su objeto, la enfermedad mental de acuerdo a su
estructura original. Con lo cual aparece como diferente a las variaciones adaptativas
normales y como un objeto de saber diferente a los de la psicología y de la sociología.

Ey concluye diciendo que en este artículo ha presentado brevemente lo que siempre ha


sostenido: que la enfermedad mental en sus condiciones de aparición y en su génesis es
un fenómeno en parte social y cultural pero que en su esencia es un fenómeno natural,
una desorganización del ser psíquico (es decir una desorganización del campo de la
conciencia o una alteración de la personalidad.
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