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Lectura
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Introducción
partir de la descripción del contexto en el cual surge el problema del hombre; segundo, se
desarrolla la filosofía del hombre que ofrecen Platón y Aristóteles. Y, finalmente, desde los
conclusión en la que se resaltan los puntos vigentes de sus lineamientos doctrinales, así
Status quaestionis
presocrática, la “naturaleza”, por uno nuevo, “el hombre”; pusieron especial atención en el
los puntos de vistas u opiniones son verdaderos y el segundo, al sostener que nada existe y
que por consiguiente nada puede ser conocido ni expresado. Según ellos los sentidos
engaño y en la ilusión de una realidad sensible que no puede trascender. Llegaron a esta
1
Este artículo fue publicado en la Revista Philochristus, (2007), Núm. 4: 20-23.
2
Estudiante del Doctorado en Ciencias Sociales en el Colegio de Sonora. Correo:
oscar_lagunes@hotmail.com
que dieron lugar a uno de los más grandes conflictos insolubles, que aún sigue siendo el
Heráclito. Lo anterior dio lugar al viraje del “objeto” hacia el “sujeto”, de la “cosa en sí”
hacia la “cosa en mi”, de la ontología hacia la filosofía del conocimiento. Con este viraje el
elevados que todo hombre encuentra dentro de su propia alma. En este contexto se ubican
Platón y Aristóteles que, junto con Sócrates, son los tres representantes de la época de oro
de la filosofía griega.
Platón [427-347 a. C.] elabora su filosofía del hombre principalmente en dos de sus
Fedro, Platón explica el origen del alma a través de la alegoría de los caballos y el
cochero.5 Y en ella afirma que la verdadera naturaleza del alma humana6 es el ser divina e
inmortal7; la cual se parece a un cochero8 que dirige dos caballos, uno bueno9, obediente y
3
Cf. Platón, Diálogos, México, 2007.
4
Cf. Platón, República, México, 20002.
5
Cf. Platón (2007), t. B, 265-273.
6
Cf. Platón (2000), IV.
7
Cf. Platón (2007), t. B, 265; Cf. Emerich Coreth, ¿Qué es el hombre?, Barcelona, 1991, 48. En esta obra se
encuentra un excelente desarrollo histórico del problema del hombre. El autor señala que Platón fue el
primero en demostrar la inmortalidad del alma desde la perspectiva filosófica.
8
El cochero simboliza al alma racional (νους= razón) la cual se encuentra ubicada, según Platón, en la
cabeza. La virtud que le corresponde es la sabiduría y la prudencia.
9
El caballo bueno representa al alma irascible, es decir, la voluntad del hombre ubicada en el pecho o
corazón. La virtud que le correspondiente es la prudencia.
virtuoso y el otro malo10, rebelde y vicioso.11 El cochero trata de equilibrar ambos caballos
de modo que el caballo rebelde no arrastre con su rebeldía al caballo bueno hacia las
regiones inferiores. Esta alma posee alas12 cuya virtud consiste en dirigir lo pesado hacia
las regiones superiores donde habitan los dioses, ya que ellas son parte de lo divino más
que cualquier cosa corporal. Y son divinas tanto ellas porque poseen todo lo bello,
verdadero y bueno, como aquello que las alimenta y fortalece.13 En cambio, la fealdad y la
Las almas de los dioses son dirigidas por caballos buenos y dóciles, pero los
hombres poseen un alma conducida no sólo por un caballo bueno, sino también por uno
malo. Esto se debe a que el alma [ψυχη] humana en otro tiempo fue sometida a una dura
lucha que no superó y como castigo a esta culpa se le condenó a vivir en la “tumba [σηµα]
que llamamos nuestro cuerpo [σωµα] y que arrastramos con nosotros, como la ostra sufre
vez de sentirse movida por el respeto hacia ella se deja dominar por el atractivo del placer,
y, como una bestia salvaje, violando el orden eterno, se abandona a un deseo brutal y en su
Antes de su caída a un cuerpo, el alma contemplaba la esencia de las cosas como lo son la
10
El caballo malo simboliza la sensibilidad o parte concupiscible del hombre ubicada en el bajo cuerpo, en el
hígado. La virtud que le concierne es la templanza. La virtud de la justicia permite unir armónicamente las
tres virtudes antes mencionadas.
11
Cf. Platón (2007), t. B, 266, 273.
12
Las alas aquí simbolizan las virtudes de la sabiduría, justicia, fortaleza, prudencia, templanza. Platón
enfatiza constantemente que la sabiduría es la más importante de las virtudes.
13
Lo que alimenta o nutre las alas del alma son las ciencias como las matemáticas que le permiten contemplar
las verdades geométricas de las cosas y la filosofía por la que conoce la verdad, las ideas eternas.
14
Cf. Platón (2007), t. B, 266.
15
Platón (2007), t. B, 270.
16
Platón (2007), t. B. 270.
bondad, y la justicia en las regiones superiores del Uranos17, pero “presa del deseo y
encerradas en su prisión [y] llevada por la pasión se lanza a todas partes en donde cree
En el Fedón, Platón piensa que se puede saber que el alma es inmortal por la
reminiscencia19o recuerdo que esta tiene de las cosas pasadas cuando preexistía
contemplando las esencias o los arquetipos eternos, antes de su caída al cuerpo. La tesis de
la inmortalidad, según este filósofo, sólo es posible mediante las tesis de la preexistencia,
misma que queda evidenciada por la reminiscencia del alma. Y ésta última le permite a
Platón sostener una tesis más que heredó de los pitagóricos, la reencarnación.20 El cuerpo
es una cárcel, una “prisión oscura”, una “cadena para el alma”, corrompido como está
impide que el alma encuentre la verdad, le pone muchos obstáculos, ya que es “el mayor de
nuestros males”: fuente de todo error, temor, tristeza, ignorancia, guerra, envidia y demás
pasiones.21 Ahora, ¿cómo puede el hombre liberarse de tan gran mal, es decir, del cuerpo?
caverna23, donde pone de manifiesto que sólo es posible tal liberación con el auxilio de la
filosofía.24 Con esta ciencia el hombre puede romper las cadenas que atan el alma a la
prisión del cuerpo y elevarlo hasta la verdad. Por tal razón, el filósofo ha de mirar la muerte
como un gran bien que viene a liberarlo del cuerpo. Esto último constituye la felicidad
17
Cf. Platón (2007), t. B, 267, 270. En el Uranos habitaba Zeus y los demás dioses. Platón sostuvo la
preexistencia de las almas, pues ésta existía antes de su caída a un cuerpo.
18 Platón (2007), t. A. 550-551.
19
Cf. Platón (2007), 558: “el hombre debe comprender lo general; es decir, elevarse de la multiplicidad de las
sensaciones a la unidad racional.” También Cf. Platón (2007), 578.
20
Cf. Platón (2007), t. B. 269; Platón (2007), t. A, 568.
21
Cf. Platón (2007), t. A. 550; Platón (2007), t. B. 270.
22
Cf. Platón, República (2000), VI, 484a-511e.
23
Cf. Platón, República (2000), VII, 514a-541b.
24
Cf. Platón (2007), t. A, 547: “Un hombre que se ha consagrado toda su vida a la filosofía, debe morir con
mucho valor, y con la firme esperanza de que gozará después de la muerte de bienes infinitos”; Platón (2007),
t. A, 551: “Los verdadero filósofos se ejercitan para la muerte”.
[ευδαιµονια] del filósofo, que alcanzará únicamente por medio del conocimiento y
ejercicio de las virtudes [αρητη] que son cuatro: la templanza [ανδρεια], la fortaleza
ésta última está por encima de todas.25 Por tanto, el filósofo es el único hombre sabio,
porque es capaz de gobernarse a sí mismo, dominar sus pasiones, despreciar los placeres y
de teoría hilemórfica, según la cual las substancias inanimadas --llamadas así porque
materia [υλη] y forma [µορϕη]. Sólo que en las substancias animadas como lo son los
seres vivos los componentes adquieren otro nombre, a la materia [υλη] se le denomina
cuerpo [σωµα] y a la forma [µορϕη], alma [ψυχη]. Por ende, el hombre no es otra cosa
que el compuesto de alma y cuerpo. De este modo el alma es la forma del cuerpo por la
cual se dice que el cuerpo vive: se nutre, se reproduce, piensa, se mueve y siente.
Para el Estagirita el alma es la esencia del hombre y se define como: “la forma de un
cuerpo natural que tiene dentro de él la vida en potencia. […] la sustancia formal es
entelequia primera de un cuerpo natural que tiene la vida en potencia [δυναµις], es decir,
25
Platón usa como equivalente las virtudes de “sabiduría” y “prudencia”. Según este pensador griego la virtud
puede ser enseñada, esto en contraposición de los sofistas que negaban que ésta pudiera enseñarse.
26
Cf. Aristóteles, De anima, Buenos Aires, 1969; E. Coreth (1991), 45-46. En la opinión de este filósofo
jesuita, esta obra de Aristóteles versa sólo del alma humana y no del hombre en toda su integridad, lo cual
queda de manifiesto en el título del mismo: Del alma [περι ψυχη] y no Del hombre [περι αντρωπου]. Por
lo tanto dicho escrito es más un tratado de psicología que de antropología.
27
Cf. Aristóteles, Política, Madrid, 1988.
de un cuerpo organizado.”28Además añade que “el alma es, en un sentido todas las cosas.”29
Para el Filósofo, como suele llamar Tomás de Aquino a Aristóteles, hay tres clases de alma
pues hay tres tipos de seres vivos: los vegetales, los animales brutos y el hombre. Los
primeros tienen un alma vegetativa, cuyas funciones son la nutrición y la reproducción; los
segundos, una alma sensitiva que se manifiesta por medio de la sensación y la movilidad;
los terceros, una alma intelectiva la cual incorpora las funciones de aquellas y la
del alma para recibir los conceptos abstractos y el entendimiento agente, responsable de
posible el conocimiento humano, sin el cual nada se conocería, al igual que “la luz hace
El alma humana se distingue del alma de una planta o de un animal en sus actividades
inmortalidad del alma humana cuando considera que el entendimiento agente está separado
del alma humana, poniendo así en duda su inmortalidad. Esto es, el alma de un animal
muere al corromperse el cuerpo, es decir, no subsiste sin él, pero el alma humana subsiste
después de separarse del cuerpo. Éste es principio potencial que recibe la determinación
formal del alma y por el otro, es principio de individuación por el cual el ser vivo es único e
Aristóteles define al hombre como un ser político, es decir, un ser que vive en sociedad,
puesto que posee la palabra, verdadero signo de racionalidad y de naturaleza social, por la
28
Aristóteles (1969), II, 1, 412a-413a, 47-50.
29
Aristóteles (1969), II, 8, 431b-432a
30
Cf. Diccionario de filosofía en CD-ROM, Barcelona, 1996, Voz: “Alma de los brutos”.
31
Aristóteles, Del alma, III, 5. Citado por Roger Verneaux, Textos de los grandes filósofos: edad antigua,
Barcelona, 1982, 68-69.
32
Cf. Emerich Coreth (1991), 49.
cual crea leyes o normas con el fin de encausar los intereses de los miembros de la ciudad o
polis hacia el bien común que es su propia felicidad; el hombre sólo puede ser feliz y
perfeccionarse si vive en sociedad: “el hombre es por naturaleza un animal social; […] La
razón por la cual el hombre es un ser social, más que cualquier abeja y que cualquier animal
único animal que tiene palabra. [Pues] la palabra es para manifestar lo conveniente y lo
perjudicial, así como lo justo y lo injusto.”33 El carácter social del hombre le viene dado por
su propia naturaleza racional, pues las bestias y los dioses no viven en sociedad; los
perfección e independencia.34
éste aún sigue siendo el fundamento del derecho positivo para la Doctrina Social de la
Iglesia.
El Filósofo justifica tanto la libertad como la esclavitud desde el enfoque naturalista, pues
unos hombres nacen libres y otros esclavos por naturaleza; de los hombres esclavos nacen
esclavos y de los hombres libres, hombres libres, del mismo modo que de las bestias nacen
bestias y de los hombres, hombres, según la naturaleza de cada especie. Los hombres libres
hombre libre en que aquél es un ser vicioso dedicado siempre a las labores manuales o al
33
Aristóteles (1988), I, 1, 1253a 10-12.
34
Cf. Aristóteles (1988), I, 1, 1252b 9-1253a 13.
trabajo físico y éste último es un ser virtuoso consagrado totalmente a la especulación
filosófica.35
Al igual que Platón, Aristóteles sostiene que el filósofo es el único sabio que puede
actividad que le es propia. Como la función propia del ser humano es la racionalidad, luego
entonces debe perfeccionarla para alcanzar la virtud. Distingue por ello dos clases de
virtudes: las primeras son las virtudes éticas de la prudencia, la templanza, la fortaleza, la
segundas, son las virtudes dianoéticas del arte, la ciencia, la sabiduría, la inteligencia y la
virtuoso, es decir, el filósofo es el único que puede alcanzar la felicidad y llevar a los
elemento divino está por encima del cuerpo al que considera sólo un castigo y una cadena;
consecuencia, pone la atención más en lo suprasensible que en lo sensible, dando lugar así
neoplatonismo retomado en parte por algunos Padres de la Iglesia en los albores del
cristianismo y extendido hasta la alta Edad Media, siguió estas mismas directrices dualistas
35
Cf. Aristóteles (1988), I, 1, 1255a 8-1255b 3. Se entiende entonces las razones por las que los griegos
despreciaban el trabajo manual, pues lo consideraban inferior al trabajo especulativo al que se dedicaban los
filósofos, hombres libres por excelencia.
36
Walter Brugger, Diccionario de filosofía, Barcelona, 1995, voz: “Virtud”, 573.
37
W. Brugger (1995), 573.
platónicas aunque con más mesura; este es el caso de San Agustín cuando habla de las dos
ciudades: la ciudad de Dios y la ciudad terrena, la una santa y la otra pecadora. Este tipo de
cuerpo en aras del espíritu. Basta recordar las duras automortificaciones a las que se
sometían los monjes de algunas órdenes religiosas en esta época para castigar su cuerpo con
hombre obra el mal sólo por ignorancia y el bien por el conocimiento de la bondad
suprema.
Aristóteles no logró defender suficientemente la inmortalidad del alma; dejó de este modo
abierto el problema de la inmortalidad del alma que siglos después daría lugar a la polémica
medieval entre averroístas y tomistas; su definición esencialista del hombre como ser
racional es estática y deficiente, puesto que deja de lado el aspecto dinámico del mismo, la
existencia concreta como ser histórico, libre, responsable, sentimental. Las críticas del
existencialismo, del historicismo y del vitalismo a esta concepción estática del hombre son
del trabajo manual como inferior y propio del esclavo. Esta visión ya se ha superado y el
derecho que tenían los hombres libres de tener esclavos ya se ha excluido de todas las
Aciertos: Platón y Aristóteles resaltan la espiritualidad del alma humana que ha sido
reafirmada una y otra vez en las diferentes tradiciones filosóficas. Ambos subrayan el alma
humana como lo más noble que hay en el hombre, el cual está siempre orientado hacia el
Absoluto. Aristóteles elimina el dualismo platónico con la teoría hilemórfica, pese a que no
sobre el hombre, sobre los cuales descansan todas las doctrinas antropológicas elaboradas
por aquellos filósofos que les siguieron, aunque ciertamente algunos de estos últimos
embargo toda reflexión sobre el hombre no puede estar completa si no toma en cuenta las