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Teología
La Pascua y la
pedagogía de Dios
Primero, fue la fiesta de los pastores
nómadas para pasar a los pastos tiernos.
Después, la salida de Egipto rumbo a una
vida libre y próspera. Y finalmente... el
sacrificio de su propio Hijo.
El Señor nos maravilla con su enseñanza
acerca de cómo Él puede liberarnos de la
esclavitud del pecado.
A pesar del esfuerzo y la pedagogía divina
de tres mil años, muchos siguen siendo hoy
esclavos. Están dominados por sus vicios,
sus pasiones, sus mentiras, su intolerancia,
su mezquindad, su materialismo. Pero
quienes ya han sido liberados por Jesús,
los que han “pasado” de la esclavitud a una
nueva forma de vida, deben mostrarles a
ellos la salida con su ejemplo.
* Doctor en Teología Bíblica, Santiago del Estero, Argentina.
Marzo / Abril 2007
P. Ariel Álvarez Valdés*
S
egún la Biblia, la fiesta de Pascua nació la noche del
éxodo, cuando los israelitas que se hallaban cautivos
en Egipto lograron escapar del faraón y librarse de la
esclavitud a la que estaban sometidos.
El libro del Éxodo cuenta que fue esa noche cuando Dios le
enseñó a Moisés cómo celebrarla: cada familia debía tomar un
cordero sin defecto, macho, y menor de un año, y sacrificarlo
al anochecer. Luego había que observar una serie de ritos: untar
con sangre las puertas de las casas, comer la carne asada al fuego,
preparar panes sin levadura, recoger hierbas amargas, estar con
los vestidos puestos, las sandalias en los pies, el bastón en la
mano, y reunirse así en familia.
Pero, ¿es posible imaginar que la noche en que los israelitas
escaparon hubieran podido estar de fiesta, con el nerviosismo y la
desesperación que tenían, y debiendo movilizar en poco tiempo
una multitud de niños, mujeres y ancianos, además de animales
y numerosas pertenencias, para la larga estancia en el desierto?
¿Habrían tenido ánimo y tiempo de celebrar aquella alegre y
distendida reunión con todos los ritos indicados por Dios?
Por otra parte, la Biblia da a entender que antes de salir
de Egipto los israelitas ya conocían la Pascua. Porque dice que
apenas Dios le enseñó a Moisés cómo celebrarla (Ex 12,1-20),
éste reunió a los ancianos de Israel y les dijo: “Busquen un
cordero y celebren la Pascua” (Ex 12,21), como si los ancianos
ya hubieran sabido de qué se trataba.
Además, antes de la salida de Egipto, Moisés pide más de
diez veces permiso al faraón para ir con los israelitas al desierto
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a celebrar una fiesta para Yahvé, que aunque no dice cuál es,
por las características que Moisés da de ella, se trata sin duda de
la Pascua.
Si la Pascua, pues, no tuvo origen en el éxodo, ¿de dónde
salió? ¿Cuál es su verdadero origen? Tal como la conocemos hoy,
esta fiesta pasó por tres etapas sucesivas, con tres significados
diferentes. Y a su vez, la segunda de estas etapas pasó por seis fases
distintas. Veamos cómo fue la evolución de esta ceremonia.
le dieron el nombre de “pesaj” (o “pascua”, según nosotros), que
en hebreo significa “pasar”, porque con esa fiesta ellos “pasaban”
de una tierra a otra.
Cuando más tarde los israelitas se establecieron en Egipto,
siguieron sin duda celebrando la Pascua, como un medio de man-
tener vivo el recuerdo de sus orígenes como pastores nómadas,
y a la vez para diferenciarse de sus opresores egipcios, que no la
practicaban. Esta fue la primera etapa de la fiesta de Pascua.

La protección de la sangre Dios como exterminador

La fiesta de Pascua nació en tiempos remotos, entre los Una noche de primavera, a mediados del siglo XIII a.C.,
pastores nómadas de Oriente que vivían cuidando sus rebaños cuando los israelitas ya vivían esclavos en Egipto, una epidemia
de ovejas y cabras. Durante la época de las lluvias de invierno habría azotado el país y provocado la muerte de numerosos ni-
(de octubre a marzo), como la vegetación era abundante en la ños egipcios. Las familias israelitas se habrían salvado, porque
región, los rebaños tenían suficiente alimento. Pero al empezar vivían asentadas en el delta del Nilo, lejos de la zona de la peste.
la primavera (marzo) finalizaban las lluvias, y la vegetación se Entonces, aprovechando el pánico y la confusión causados por
secaba. Entonces los pastores tenían que trasladar sus rebaños a esta mortandad, escaparon del país conducidos por Moisés.
otra parte en busca de nuevos pastos. Ayudados por la luna llena cruzaron el río, se internaron en el
Este traslado, llamado trashumancia, era una aventura llena desierto, y huyeron así del faraón y su ejército.
de peligros. Los pastores temían enfrentarse a diversos percances Una vez en el desierto, y cuando les tocó celebrar la Pascua,
y enfermedades, así como a espíritus malignos y demonios, que a los israelitas ya no les pareció conveniente recordar con ella
la antigua partida en busca de
nuevos pastos, sino la salida de
Los pastores temían enfrentarse a percances y enfermedades en la
Egipto, que justamente había
región a la que iban. Para que Dios los acompañara, la noche anterior sucedido en la misma época.
a la partida se reunían en una fiesta, “pesaj”... en hebreo, “pasar”, pues Entonces se produjo un proceso
ellos “pasaban” de una tierra a otra. de “historificación” de la fiesta.
Es decir, en vez de celebrar con
ella un ciclo de la naturaleza (la
se creía que acechaban en la nueva región a la que iban. Todos llegada de la primavera y la partida hacia nuevas tierras), pasó
estos males eran personificados en un espíritu, que al no saber a recordar un hecho histórico puntual: la liberación de la escla-
cómo llamarlo, le daban el nombre de “Exterminador”, por los vitud de Egipto obrada por Yahvé (Ex 12,14.27).
daños que causaba. Para ello, hubo que adaptar el significado de los ritos de la
Así, para que Dios los acompañara en el camino y los prote- primera Pascua, a la nueva Pascua. Así, el antiguo Extermina-
giera del Exterminador, la noche anterior a la partida se reunían dor que acechaba en el desierto, pasó a ser el mismo Dios que
en una fiesta, tomaban un animal joven del rebaño, lo sacrifica- arremetió contra los egipcios (Ex 12,23). La sangre del cordero,
ban y lo ofrecían a la divinidad. Con su sangre realizaban el rito que los protegía de los peligros del camino, ahora los había
más importante: untaban los palos y postes de las tiendas para protegido de la muerte en Egipto (Ex 12,12-14). Las hierbas
alejar de allí los males durante el viaje. Luego comían el animal amargas, su comida típica, ahora eran el recuerdo de las amar-
asado a fuego abierto, no hervido, para no tener necesidad de guras de Egipto. El pan sin levadura, propio de los pastores,
ollas ni utensilios de cocina. Y acompañaban su comida con ahora significaba que en el apuro de la huida de Egipto sólo
hierbas silvestres recogidas en el desierto, y pan sin levadura que pudieron cocinar pan sin leudar. El animal que comían asado,
era el pan de los nómadas. y no hervido, era en recuerdo de la prisa de la salida. El comer
Hasta no hace mucho, era posible hallar en Oriente grupos vestidos, con los pies calzados y el bastón en la mano, propio
de pastores trashumantes que seguían celebrando la Pascua de de los pastores que estaban por salir, pasó a significar que los
este modo. israelitas estaban listos para huir de Egipto. Y la palabra “pesaj”
La fiesta se celebraba de noche (cuando los rebaños no nece- (pasar) se entendió en el sentido de que Yahvé “pasó de largo”
sitaban atención), y siempre con luna llena (cuando la claridad en Egipto, perdonando las casas de los israelitas marcadas con
les facilitaba la visión). No se celebraba en ningún templo, sino la sangre. Nació así la Pascua judía, la cual, como dijimos, pasó
donde ellos tenían sus tiendas; y no la presidía ningún sacerdote, por seis fases distintas.
sino el jefe de familia. Con el paso del tiempo, los israelitas crecieron en población
Como ellos partían siempre en primavera, la fiesta quedó y se convirtieron en un pueblo numeroso. Y una fiesta de co-
fijada para la primera luna llena de primavera (que puede caer midas, donde el cordero, los panes, las hiervas y la bebida eran
entre marzo y abril), y esta celebración se convirtió en el acon- el ritual principal, se volvió incómoda de celebrar con tanta
tecimiento más importante del año para aquellos pastores, que gente. Entonces, hacia el año 1000 a.C., al comienzo de la

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Después de que los
israelitas escaparon
de Egipto, conducidos
por Moisés, la Pascua
les comenzó a
recordar la liberación
de la esclavitud. Y
la palabra “pesaj”
se entendió como
que Yahvé “pasó de
largo”, perdonando las
casas de los israelitas
marcados con la
sangre. Nació así la
Pascua judía.
monarquía en Israel, resolvieron transformar la Pascua en una
fiesta privada, y celebrarla en familia. Esto podemos suponerlo
porque los más antiguos calendarios religiosos que aparecen
en la Biblia (Ex 34,18-23 y 23,14-17), al enumerar las fiestas
públicas de los israelitas, no mencionan la Pascua, a pesar de
la importancia que tenía. Sin duda es porque ésta se celebraba
ahora en casas de familia.
Es la segunda fase de la Pascua judía.
La Pascua del rey Josías
Durante siglos la Pascua siguió siendo una fiesta íntima y
doméstica. Pero a mediados del siglo VII a.C. se produjo un
nuevo cambio. Gobernaba entonces en Jerusalén el rey Josías.
Este monarca, que albergaba sueños nacionalistas y anhelaba
depurar el judaísmo de las influencias extranjeras, vislumbró
el gran potencial político que encerraba la Pascua, por ser la
fiesta que conmemoraba la liberación hebrea y el nacimiento de
Israel como pueblo. Entonces en el año 621 a.C. Josías realizó
una gran reforma religiosa, y entre otras cosas ordenó que a
partir de entonces la Pascua no fuera más una fiesta privada,
sino pública, y que no debía celebrarse en las casas sino en el
Templo de Jerusalén. De este modo, el cordero ya no fue más
sacrificado por el jefe de familia, sino por los sacerdotes, y su
sangre dejó de untarse en las puertas de las casas, para derra-
marse en el altar.
La Pascua del año 621 a.C., celebrada por primera vez en el
Templo (después de tantos años de ser una fiesta privada), fue
tan insólita, que el 2o Libro de los Reyes afirma: “No se había
celebrado una Pascua como ésta desde la época de los jueces
de Israel; ni en la época de los reyes de Israel, ni de los reyes de
Judá. Sólo en el año 18 del rey Josías se celebró una Pascua así
en honor de Yahvé, en Jerusalén” (2 Re 23, 22-23). Se había
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Jacapo Bassano, Oveja y cordero, 1560
vuelto, pues, a la antigua práctica de la época de los pastores,
cuando la Pascua era una reunión comunitaria.
Celebrar la Pascua en el Templo no fue la única innovación
que el rey Josías hizo a esta fiesta. También estableció que el
animal sacrificado podía ser de ganado mayor, o sea, vacuno
(para proporcionar mejor la comida a una concurrencia nume-
rosa), y que debía comerse hervido y no asado (pues esto último
causaba mayores trastornos en el Templo).
La nueva legislación de Josías quedó reflejada en el Deute-
ronomio: “El mes de Abib (marzo-abril) celebrarás la Pascua en
honor de Yahvé, pues en ese mes Él te sacó de Egipto. Sacrificarás
un animal de ganado mayor o menor, donde Dios haya elegido
para habitar (o sea, el Templo). No comerás pan con levadura
sino ázimo, porque saliste de Egipto a las apuradas... Celebra-
rás la Pascua por la tarde, al caer el sol, a la hora que saliste de
Egipto. Lo hervirás (no asado) y lo comerás en el lugar elegido
por Yahvé, tu Dios” (Dt 16,1-8).
Es la tercera fase de la Pascua judía.
Fiesta pública, fiesta privada
Décadas más tarde, en el 587 a.C., el pueblo de Israel fue
invadido por los ejércitos babilonios. Éstos incendiaron Jeru-
salén, destruyeron el Templo y deportaron a la población a
Babilonia. Entonces, al no existir más el Templo, y ante la nueva
situación social, un grupo de sacerdotes en Babilonia decidió
cambiar otra vez la celebración de la Pascua. No podían seguir
festejándola en el Templo, como había mandado el rey Josías,
así que modificaron de nuevo el ritual, y volvieron a la antigua
usanza: celebrarla en familia, con un animalito de ganado menor,
y con una comida asada, no hervida.
Esta nueva legislación de los sacerdotes está en Ex 12,1-14:
“Cada familia tomará un cordero o cabrito. El animal debe ser
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Sabiendo su
muerte próxima,
Jesucristo quiso
celebrar por última
vez una cena con
sus discípulos. Con
el paso del tiempo
descubrieron que
ésta y la posterior
muerte de Jesús
tenían relación con
la Pascua, que
cobró el sentido de
recordar su muerte
y resurrección. Y,
tal como habían
hecho los judíos mil
doscientos años
antes, ahora los
cristianos adaptaron
el significado de la
Pascua judía, de la
nueva Pascua.

HOLBEIN, La última Cena, 1524-25

sin defecto, macho, de un año. Lo sacrificarán al anochecer.
Tomarán la sangre y untarán los dos postes y el travesaño de la
casa donde lo coman. Luego comerán la carne asada al fuego,
con panes sin levadura y con hierbas amargas. No lo comerán
hervido sino asado. Comerán así: con los vestidos puestos, las
sandalias en los pies y el bastón en la mano. Comerán rápida-
mente, porque es la Pascua de Yahvé. Yo pasaré esta noche por
Egipto y mataré a todos los primogénitos, desde los hombres
hasta los animales. Pero cuando vea la sangre en las casas de
ustedes, pasaré de largo y allí no habrá muerte. Éste será un
día memorable para ustedes, y lo celebrarán como una fiesta en
honor de Yahvé para siempre” (Ex 12,1-14).
Este texto aparece en boca de Moisés, como si fuera él quien
hubiera establecido esas disposiciones la noche en que salieron
de Egipto, pero en realidad lo compusieron siete siglos más
tarde los sacerdotes exiliados en Babilonia, para acomodarse a
la nueva situación.
Es la cuarta fase de la Pascua judía.
Años más tarde, los judíos cautivos en Babilonia pudieron
regresar a su patria. Allí reconstruyeron el Templo para poder
celebrar otra vez sus fiestas religiosas, rehicieron los calendarios,
actualizaron la liturgia y establecieron nuevos ritos. Pero al
plantearse el tema de la Pascua, dudaron si seguir conservándola
como una fiesta privada (como era hasta ese momento) o volver
a imponerla en el Templo. Entonces optaron por una solución
intermedia: una parte sería en el Templo (allí sacrificarían el
animal) y otra se realizaría en familia (la comida del animal). La
Pascua, así, volvió a convertirse en una fiesta de peregrinación
obligatoria, y otra vez volvieron a verse grandes multitudes que
acudían a Jerusalén para celebrarla. Es la quinta fase de la Pascua
judía, y era la Pascua que se celebraba en tiempos de Jesús.
Finalmente en el año 70 d.C. los romanos destruyeron de
nuevo el Templo de Jerusalén, y ya nunca más fue reconstrui-
do. Entonces la Pascua volvió a ser una fiesta exclusivamente
familiar, y así permanece hasta la actualidad. Es la sexta y última
fase de la Pascua judía.

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Muchas Pascuas, una Pascua
En el año 30 d.C., sabiendo que su muerte estaba próxima,
Jesucristo quiso celebrar por última vez una cena con sus discí-
pulos. Eran los tiempos de Pascua. Y en esa última cena Jesús les
habló de su muerte, de su sangre derramada, y de la salvación
que iba a traer al mundo. Aunque ellos no entendieron mucho
en ese momento, con el paso del tiempo descubrieron que el
banquete de despedida de Jesús y su posterior muerte tenían
relación con la fiesta de Pascua. Entonces ésta cobró un nuevo
sentido para los cristianos. Dejó de conmemorar la salida de
Egipto, y pasó a recordar la muerte y resurrección de Jesús. Y,
tal como habían hecho los judíos mil doscientos años antes,
ahora los cristianos adaptaron el significado de la Pascua judía,
a la nueva Pascua.
Así, la víctima sacrificada no fue más un cordero sino Jesu-
cristo (1 Cor 5,7). La sangre salvadora no fue la derramada en
las puertas de las casas o en el Templo sino la que derramó Jesús
(Hb 9,12-14). La liberación no fue de la esclavitud de Egipto
sino de la esclavitud del pecado (Jn 8, 34-36; Rm 8, 2). Y la
palabra “pesaj” (“pasar”) no significó ya el paso de Dios por
Egipto sino el paso de Jesucristo de la muerte a la vida (Hch
2, 23-24; Rm 10, 9). Es la Pascua cristiana, tercera etapa de la
evolución de la Pascua.
La pedagogía de Dios resulta admirable. Primero se valió de
una fiesta de primavera, celebrada durante siglos por pastores
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nómadas que pasaban de los pastos secos a los pastos tiernos,
para enseñar a los israelitas que la salida de Egipto había sido
para ellos como pasar de una vida seca, marchita y sin sentido,
a otra vida plena, próspera y llena de esperanzas. Luego se valió
de una fiesta de liberación, que recordaba que un pueblo so-
metido a la esclavitud y dominado por un amo podía liberarse
con la sangre de un cordero, para enseñar a los cristianos que
la sangre del Cordero de Dios, Jesucristo, puede liberarnos de
la esclavitud del pecado.
Le costó siglos a Dios formar y educar a su pueblo, para ha-
cerle entender finalmente que “Cristo era el cordero sin defecto,
ni mancha, preparado desde antes de la creación del mundo,
cuya sangre preciosa nos rescata” (1 Pe 1,18-20).
Pero a pesar del esfuerzo y la pedagogía divina de tres mil
años, muchos siguen siendo hoy esclavos. Están dominados
por sus vicios, sus pasiones, sus mentiras, su intolerancia, su
mezquindad, su materialismo. De modo que un inmenso mun-
do de esclavos se extiende a lo largo y ancho del mundo. Pero
quienes ya han sido liberados por Jesús, los que han “pasado”
de la esclavitud a una nueva forma de vida, deben mostrarles
a ellos la salida con su ejemplo. Deben procurar que cuando
los demás los vean, anhelen su forma libre de vivir. Para que
aprendan, como dijo San Pablo, que Cristo es “nuestra Pascua”
(1 Cor 5,7), y también ellos lo busquen. MSJ
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