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TEMA : Tuberculosis.
ALUMNOS :
03/07/18
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I. RESUMEN
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II. INTRODUCCIÓN
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III. OBJETIVOS
Objetivo general:
Aplicar los conocimientos adquiridos sobre el estudio de cuadro clínico,
epidemiología y fisiopatología para aplicar los cuidados de enfermería.
Objetivos específicos:
- Presentar los diferentes tratamientos para la tuberculosis.
- Determinar los cuidados que brinda enfermería aplicados a los
pacientes con tuberculosis pulmonar.
- Evaluar los métodos de tratamiento actuales para la tuberculosis.
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IV. CONTENIDO:
a. DEFINICIÓN DE TUBERCULOSIS
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La infección sucede generalmente por contacto directo con las personas
que sufren tuberculosis activa. Según el lugar donde esté localizada la
tuberculosis, las bacterias alcanzan el exterior a través de la tos con el
esputo (tuberculosis pulmonar), los jugos gástricos, la orina (tuberculosis
de las vías urinarias) o las heces (tuberculosis intestinal).
Debilidad o fatiga
Pérdida de peso
Falta de apetito
Escalofríos
Fiebre
Sudores nocturnos
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Los síntomas de la enfermedad de tuberculosis en otras partes del cuerpo
dependen del área afectada. Las personas que tienen infección de
tuberculosis latente no se sienten mal, no presentan síntomas ni pueden
transmitirles la tuberculosis a los demás.
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habitualmente: limfocitosis, hipoglucorraquia (glucosa baja) e
hiperproteinorraquia (proteínas altas).
e. FISIOPATOLOGÍA
En un principio, el bacilo M. tuberculosis causa una infección primaria que
no suele producir una enfermedad aguda. La mayoría (alrededor del 95%)
de las infecciones primarias no produce síntomas y al finalizar ingresa en
una fase latente. Un porcentaje variable de las infecciones latentes se
reactiva con signos y síntomas de la enfermedad. La infección no suele
transmitirse durante el estadio primario y no contagia en la fase latente.
El contagio se produce habitualmente por vía aerógena a partir de
pacientes bacilíferos con lesiones pulmonares «abiertas», es decir,
conectadas con el exterior por un bronquio de drenaje. Al toser se generan
aerosoles de pequeñas partículas líquidas (gotas de Flügge), en cuyo
interior se encierran uno o dos bacilos. Al evaporarse queda tan sólo el
núcleo de bacilos que permanece flotando en el medio ambiente y se
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desplaza con las corrientes de aire pudiendo ser aspirado por otras
personas. Las partículas de tamaño superior a 10 µm quedan retenidas
en la barrera mucosa de las vías respiratorias superiores y son eliminadas
por el sistema defensivo mucociliar, pero las de menor tamaño (entre 1 y
5 µm) tienen la capacidad de llegar hasta los alvéolos y desencadenan la
primoinfección.
Las otras posibles vías de contagio han dejado de tener importancia
epidemiológica. La transmisión digestiva por la leche de vacas enfermas
(M. bovis) está controlada gracias al procedimiento de pasteurización
sistemático de la leche de consumo. Por tanto, el único reservorio
relevante de M. tuberculosis causante del mantenimiento de la pandemia
es el ser humano infectado.
En la mayoría de las ocasiones, los escasos bacilos que llegan hasta los
alvéolos son fagocitados y destruidos por los macrófagos. Sólo un
pequeño porcentaje de las personas infectadas (aproximadamente, el
10%) llegará a desarrollar la enfermedad; la mitad de ellos
tempranamente, a los pocos meses de la infección, mientras que el otro
5% necesitará de un largo intervalo (a veces, de varias décadas) para que
se produzca la reactivación endógena de lesiones aparentemente
curadas que albergan en su interior micobacterias en condiciones
metabólicas adversas pero potencialmente viables.
La aspiración de M. tuberculosis hasta los alvéolos desencadena una
serie de respuestas tisulares e inmunológicas conocidas como
primoinfección tuberculosa. En primer lugar, se produce un foco de
alveolitis exudativa; los macrófagos eliminan un determinado número de
micobacterias y si la invasión no ha sido masiva, muchas veces no se
pasa esta fase local. Cuando la infección se propaga por las vías linfáticas
intrapulmonares hasta los ganglios regionales paratraqueales o
mediastínicos da lugar al llamado complejo bipolar (foco pulmonar y
adenopatías). En esta fase es habitual que se produzcan pequeñas
diseminaciones bacilares por vía hematógena a los segmentos apicales
pulmonares, riñones, hígado y huesos, que por lo general suelen
controlarse localmente y que no tienen trascendencia clínica alguna.
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tiempo se reblandece en su centro y deja un núcleo de necrosis caseosa. En
muchos casos, este sistema defensivo controla totalmente la infección y una vez
cumplido su cometido se reabsorbe dejando tan sólo una pequeña cicatriz fibrosa
que, para mayor seguridad, acostumbra a calcificarse. En estas circunstancias
es posible que la primoinfección haya sido asintomática y que incluso no deje
secuelas detectables en la radiografía de tórax; lo que sí queda es la memoria
inmunológica que se pondrá de manifiesto con la prueba de la tuberculina y
permitirá diferenciar los individuos infectados (tuberculinapositivos) de los no
infectados (tuberculinanegativos). Así pues, según el balance inicial entre el
sistema inmunitario del huésped y las micobacterias tuberculosas, se distinguen
tres situaciones diferentes:
Exposición sin infección. No se objetiva respuesta inmunitaria (reacción de la
tuberculina negativa), no evidencia de enfermedad.
Infección sin enfermedad. Reacción positiva a la tuberculina sin evidencia de
enfermedad.
Enfermedad activa. Síntomas y signos clinicorradiográficos y confirmación
bacteriológica.
La tuberculosis posprimaria, también denominada secundaria o tuberculosis de
tipo adulto, es la forma clinicorradiográfica más frecuente, aunque en general el
individuo no tiene constancia de la primoinfección previa por haber sido ésta
asintomática o poco aparente.
- Infección primaria
La infección requiere la inhalación de partículas bastante pequeñas para
que atraviesen las defensas respiratorias altas y se depositen en las
regiones profundas de los pulmones, en general en los espacios aéreos
subpleurales de los lóbulos medio o inferior. Las gotas más grandes
tienden a alojarse en las vías aéreas más proximales y no producen
infección. La enfermedad suele originarse en un solo núcleo de gotas, que
transporta unos pocos microorganismos. Tal vez un solo microorganismo
pueda ser suficiente para causar la infección en personas susceptibles,
pero las personas menos susceptibles pueden requerir la exposición
repetida para desarrollar la infección.
Para iniciar la infección, los macrófagos alveolares deben ingerir a los
bacilos M. tuberculosis. Los bacilos no destruidos por los macrófagos se
replican dentro de ellos y, por último, matan a los macrófagos que los
hospedan (con la cooperación de los linfocitos CD8); las células
inflamatorias son atraídas al área, donde causan una neumonitis
localizada que coalesce para formar los tubérculos característicos en el
examen histológico. Durante las primeras semanas de la infección,
algunos macrófagos infectados migran a los ganglios linfáticos regionales
(p. ej., hiliar, mediastínico), donde acceden a la corriente sanguínea.
Luego, los microorganismos se diseminan por vía hematógena hacia
cualquier parte del cuerpo, en especial la porción apicoposterior de los
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pulmones, las epífisis de los huesos largos, los riñones, los cuerpos
vertebrales y las meninges. La diseminación hematógena es menos
probable en pacientes con inmunidad parcial debida a la vacunación o a
una infección natural anterior con M. tuberculosis o micobacterias
ambientales.
En el 95% de los casos, tras alrededor de 3 semanas de crecimiento
ilimitado, el sistema inmunitario inhibe la replicación bacilar, generalmente
antes de que aparezcan signos o síntomas. Los focos de bacilos en los
pulmones u otros sitios se transforman en granulomas de células
epitelioides, que pueden tener centros caseosos y necróticos.
- Enfermedad activa
Las personas sanas que están infectadas por TBC tienen un riesgo del 5
al 10% de desarrollar la enfermedad activa durante su vida, aunque el
porcentaje varía de manera significativa según la edad y otros factores de
riesgo. En el 50 al 80% de las personas con enfermedad activa, la TBC
se reactiva dentro de los primeros 2 años, pero ésta puede manifestarse
también varias décadas más tarde.
En algunos pacientes, la enfermedad activa se desarrolla cuando son
reinfectados, en lugar de cuando se reactiva la enfermedad latente. Es
más probable que la reinfección sea el mecanismo en áreas donde la
tuberculosis es prevalente y los pacientes están expuestos a un gran
inóculo de bacilos. La reactivación de la infección latente predomina en
zonas de baja prevalencia. En un paciente dado, es difícil determinar si la
enfermedad activa es resultado de la reinfección o la reactivación.
Diagnóstico de Infección tuberculosa
Prueba de la Tuberculina
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induración, no el eritema, y expresando el resultado en mm. De induración,
medida en el eje transversal del antebrazo. Se considera una PT positiva cuando
se mide una induración igual o mayor de 5 mm. En pacientes vacunados con
BCG se considera positiva una induración mayor a 14 mm. Induraciones de 5-
14 mm en pacientes vacunados con BCG pueden tener origen vacunal y deben
ser valoradas individualmente.
Manifestaciones Radiológicas
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No hay ningún signo ni patrón radiológico patognomónico de TBC. Las imágenes
radiológicas pueden sugerir el diagnóstico de TBC pero no establecerlo por si
mismas. Tampoco el pronóstico y la respuesta al tratamiento se pueden valorar
decisivamente por la evolución radiológica ya que la regresión de las lesiones
puede durar varios meses. La radiología de tórax en el diagnóstico de TBC es
una técnica muy sensible pero poco especifica. Sólo algunas formas de TBC
primarias y en pacientes VIH severamente inmunodeprimidos pueden tener
radiografía de tórax normal. El espectro de manifestaciones radiológicas de la
TBC pulmonar es muy amplio aunque pueden reconocerse patrones radiológicos
concretos relacionados con la forma clínica de presentación.
Diagnóstico Microbiológico
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1) Demostración de bacilos ácido-alcohol resistentes mediante tinciones
específicas.
2. El tratamiento tiene que ser prolongado para evitar la recidiva, en base a las
distintas velocidades de crecimiento de las poblaciones bacilares coexistentes.
3. La mala cumplimentación o el abandono del tratamiento favorece la aparición
de resistencias. Los fármacos para el tratamiento de la tuberculosis se clasifican
en dos grupos en función de su eficacia, potencia y efectos tóxicos: Fármacos
de primera línea: De elección para el tratamiento de casos iniciales
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de conseguir y sólo deben ser manejados por personas expertas en tratamiento
y retratamiento de TBC.
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3) si ha pasado más de un año desde el abandono del tratamiento y los cultivos
son negativos, se debe realizar seguimiento bacteriológico durante un año más,
sin tratamiento, reiniciándolo si algún cultivo es positivo.
a) Dificultades diagnósticas
f. EPIDEMIOLOGIA:
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El mayor porcentaje de afectados por TB fueron personas sin empleo,
jubilados, preescolares (33.2%) y estudiantes (19.3%).
V. BIBLIOGRAFIA
https://www.cdc.gov/tb/esp/topic/basics/signsandsymptoms.htm
http://www.mailxmail.com/curso-tuberculosis-sociedad/tuberculosis-
cuadro-clinico-clasificacion
http://www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-articulo-tuberculosis-
patogenia-diagnostico-tratamiento-13035870
https://www.msdmanuals.com/es-pe/professional/enfermedades-
infecciosas/micobacterias/tuberculosis-tbc
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