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CAMBIOS METABÓLICOS OBSERVADOS EN LA OBESIDAD

Las anormalidades metabólicas de la obesidad reflejan señales moleculares


originadas en la mayor masa de adipocitos. Los efectos principales de la
obesidad incluyen dislipidemias, intolerancia a la glucosa y resistencia a la
insulina, que se expresa sobre todo en el hígado, musculo y tejido adiposo.

A. SÍNDROME METABÓLICO

La obesidad abdominal se relaciona con una combinación amenazadora de


alteraciones metabólicas que incluyen intolerancia a la glucosa, resistencia a la
insulina, hiperinsulinemia, dislipidemia (niveles bajos de HDL y altos de VLDL)
e hipertensión. Este conjunto de anormalidades metabólicas se conoce como
síndrome X, síndrome de resistencia a la insulina o síndrome metabólico. Las
personas con este síndrome tienen un riesgo mucho mayor de desarrollar
diabetes y trastornos cardiovasculares. Por ejemplo, los varones con el
síndrome tienen un riesgo tres o cuatro veces mayor de padecer una
enfermedad cardiovascular.

B. DISLIPIDEMIA

La resistencia a la insulina en personas obesas conduce a un aumento en la


producción de insulina en un esfuerzo del cuerpo para mantener os niveles
sanguíneos de glucosa. La resistencia a la insulina en el tejido adiposo induce
aumento en la actividad de la lipasa sensible a hormona, lo que eleva los
niveles de acidos grasos circulantes.

Estos ácidos grasos se transportan al hígado y se convierten en triacilglicerol y


colesterol. El exceso de triaciglicerol y colesterol se libera como VLDL, lo que
incrementa la cifra de triacilgliceroles en el suero. Al mismo tiempo disminuye la
concnetraccion de lipoproteínas de alta densidad (HDL).

OBESIDAD Y SALUD

La obesidad se acompaña de un mayor riesgo de muerte y es un factor de


riesgo para varios padecimientos crónicos, como la diabetes de inicio en el
adulto, hipercoesterolemia, niveles altos de triacilgliceroles, hipertensión,
cardiopatía, algunos canceres, cálculos biliares, artritis y gota. La relación entre
obesidad y las enfermedades vinculadas es más fuerte en personas menores
de 55 años de edad. Después de los 74 años de edad ya no hay un vínculo
entre el aumento en el IMC y la mortalidad. La pérdida de peso en individuos
obesos disminuye la presión sanguínea, los niveles séricos de triacilgliceroles y
los niveles sanguíneos de glucosa. Los niveles de HDL aumentan. La
mortalidad disminuye, sobre todo a causa de cáncer. Algunos expertos en
obesidad sugieren que las personas con sobrepeso moderado y que por lo
demás están sanos no deben obsesionarse con la pérdida de peso, sino dirigir
sus esfuerzos a mejorar su estilo de vida, sobre todo para incluir algo de
ejercicio en su rutina semanal. Es posible que la mayor mortalidad de las
personas que solo tienen un sobrepeso moderado, pero que no tienen ningún
otro problema de salud se deba al estilo de vida sedentario relacionado con la
obesidad. Por ejemplo, los varones delgados con pobre condición física e IMC
de 25 o menos tienen un riesgo dos veces mas alto de mortalidad por todas las
causas que los varones con sobrepeso, pero con buena condicion física cuyo
IMC sea de 27.8 o mas.

El primer objetivo del tratamiento del peso en el paciente obeso es inducir un


balance energético negativo para reducir el peso corporal, es decir, disminuir la
ingesta calórica o aumentar el gasto energético. El segundo objetivo es
mantener el menor peso corporal a largo plazo.

A. Actividad física.

El aumento de la actividad física puede crear una deficiencia energética,


componente importante de los tratamientos para perder peso. Además la
actividad física aumenta la condición cardiorrespiratoria y disminuye el riesgo
de enfermedad cardiovascular, independiente de la pérdida de peso. Las
personas que combinan la restricción calórica y el ejercicio con terapia del
comportamiento pueden esperar una pérdida de a 10 % del peso corporal
previo a las intervenciones en un periodo de cuatro a seis meses. El ejercicio
es un elemento escencial para mantener la reducción de peso.

B. Restricción calórica.

Las dietas para adelgazar constituyen la estrategia más frecuente para


controlar el peso. Ya que una libra de tejido adiposo corresponde a cerca de
3500 kcal, se puede estimar el efecto de la restricción calórica en la
disminución del tejido adiposo. La pedida de peso con dietas de restricción
calórica dependen sobre todo de la ingesta calórica y no de la composición de
los alimentos. La restricción calórica es ineficaz a largo plazo para muchas
personas. Mas del 90% de las personas que intenta adelgazar recuperan el
peso perdido cuando se suspende la intervención dietética. Sin embargo , es
importante reconocer que aunque pocas personas llegan a su peso ideal con
tratamiento, las perdidas del 10% del peso corporal en un periodo de seis
meses a menudo reducen la presión sanguínea y los niveles sanguíneos de
lipidos , además de mejorar el control de la diabetes tipo II. Por lo tanto, deben
subrayarse los beneficios para la salud de pérdidas de peso relativamente
pequeñas al paciente.

C. Tratamiento farmacológico quirúrgico.

En la actualidad, la FDA aprueba dos medicamentos para usarlos en adultos


que tienen un IMC de 30 o más. El primero, subitramina, es un supresor del
apetito que inhibe la recaptacion de la serotonina y la noradrenalina. El
segundo Orlistat, es un inhibidor de las lipasas gatricas y pancreática, lo que
disminuye la degradación de la rasa dietética en moléculas mas pequeñas. Los
procedimientos quirúrgicos diseñados para reducir el consumo de alimentos
son una opción para el paciente con obesidad grave que no respondio a otros
tratamientos. La intervención quirúrgica produce una perdida de peso mayor y
mas sostenida que la terapia nutricional o farmacológica, pero conlleva riesgos
importantes de complicaciones.

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