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IVA para principiantes

El Impuesto al Valor Agregado (IVA) impacta en las finanzas de todos. Si no se tiene


en cuenta el IVA al optar por una forma societaria o al negociar condiciones con
clientes y proveedores, puede tener un efecto negativo en el flujo de fondos o
incluso convertirse en un costo.

Se trata del impuesto nacional más generalizado en la Argentina, ya que está


incluido en el precio de todo lo que compramos. Como individuos o monotributistas
los pagamos en todo producto o servicio, sin discriminar, por lo que tendemos a verlo
como parte del precio final. De hecho, es un impuesto diseñado para ser erogado por
los consumidores finales, aunque se va recaudando en cada paso de la cadena de
producción, de acuerdo con el "valor agregado" en cada eslabón.

Las alícuotas, es decir el porcentaje que se calcula sobre el precio base, varían según
el tipo de producto o servicio:
 hay productos exentos, como los libros y los medicamentos, sobre los que no se
recarga impuesto;
 hay productos con alícuotas de 10,5%, como los electrónicos y las frutas y
verduras; para la mayoría de los productos la tasa general es de 21%;
 en algunos casos alcanza 27%, como en las telecomunicaciones.

Cuando se inicia una actividad comercial es necesario analizar la situación para


definir el encuadre frente a este impuesto. Algunos de los aspectos a considerar
son la estructura societaria de empresa, la situación de clientes y proveedores frente
al IVA, el tipo de productos o servicios a vender, los volúmenes de venta esperados,
etc. La forma de inscripción ante el IVA define el tipo de factura que puede emitirse
y la forma de pagar el impuesto.

La opción más simple, es la de registrarse como monotributista. En este caso, el IVA


resulta incluido en el pago fijo mensual que se realiza según la categoría. De esta
forma, no requiere liquidación ni facturación discriminada. Pero en algunos casos,
como el de comercios con volúmenes de compras significativos, este encuadre puede
afectar la rentabilidad.

Las empresas que superan los límites del monotributo o tienen compras importantes
deben inscribirse en este impuesto, de forma de separarlo de sus costos. Cuando un
"Responsable Inscripto" hace una compra, pide discriminado el IVA a sus proveedores;
cuando vende, realiza la discriminación en la factura que entrega a sus clientes.
Mensualmente, quien está inscripto en el IVA debe depositar al fisco la diferencia
entre ambos montos. El impuesto así pasa por la cadena de valor hasta llegar al
consumidor final, lo que en teoría implica que no hay impacto económico en la
empresa.

Ejemplo:
IVA compras (pagado a proveedores) ($2500)
IVA ventas (cobrado a clientes) $8000
IVA a depositar ($5500)

A la AFIP se le devuelve el IVA que se cobró de los clientes menos el IVA que se pagó
a los proveedores.

Sin embargo, en muchos casos, las diferencias temporales entre fechas de


facturación y cobranzas afectan el flujo de dinero del negocio, ya que el impuesto se
liquida sobre lo facturado. Sucede con frecuencia que se deba pagar el IVA del mes al
fisco cuando todavía no se ha cobrado la factura del cliente. Por eso es importante
prestar atención a este aspecto cuando se plantean las condiciones con clientes y
proveedores: se trata de un número de alto impacto en el flujo de fondos.

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