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Marco teórico
Fundamentos filosóficos
Filosofías orientales
Definición de Tao
El Tao no es más que una sabiduría natural que comenzó hace miles de años. Nadie conoce
exactamente cuándo. Sin embargo, en el siglo VI a. de J.C., Lao-Tsé compiló sus preceptos
básicos en un libro al que denominó tao te-king. Solo consta de unas cinco mil palabras,
lo cual hace de él, probablemente, el libro más corto e importante del mundo. Lo básico de
la filosofía taoísta consiste en la creencia de que la energía y el ímpetu constituyen las
fuentes de toda vida. En el esquema universal de las cosas, nosotros, los seres humanos,
constituimos unas criaturas pequeñas, insignificantes y vulnerables. A menos que estemos
en armonía con estas fuentes –la fuerza infinita de la Naturaleza-, no tendremos esperanza
de sobrevivir durante mucho tiempo. Esto constituye el punto esencial del tao te-king. El tao
es la fuerza infinita de la naturaleza. La filosofía del tao es duradera (Chang, 1977, p.27). Commented [J1]: Agrega cita completa, autor, año, página.
Commented [J2R1]: Punto después de la cita, primer
Tres conceptos básicos del Tao: apellido autor sin inicial del nombre, año, página.
El Yin y El Yang son dos grandes poderes alternativos de la fuerza creativa, el ying es lo
físico, lo emocional, cerebral, la inercia, lo cuadrado; el yang es la inteligencia, la energía,
lo espiritual, el círculo. Son lo pasivo y lo activo, la resistencia y la generación, mantenidas
en proporción por la energía gastada, todo lo que está implicado en el concepto del yin y el
yang es inseparable, incapaz de mantenerse, salvo en la relación entre ellos. Son dos
aspectos del mismo poder, pero en una polaridad distinta de la dualidad absoluta. Los
opuestos tienen una necesidad vital entre sí, al igual que ningún ser humano puede vivir
plenamente sin relaciones, e intentarlo significa estancarse o bordear la enfermedad mental
o espiritual. Esta interacción de los opuestos tiene su fase primitiva y elemental en la
reacción inconsciente, una fuerza impulsada por la naturaleza que aún no actúa
conscientemente como un individuo integrado, y que por tanto da lugar al conflicto entre las
dos caras de la naturaleza del hombre, así como al conflicto de las necesidades del
individuo y de la sociedad. Le corresponde al individuo encontrar el equilibrio, lo que
requiere el ajuste y la adaptación espontáneos a toda situación y relación de la vida. Ello se
alcanza viendo los extremos, los opuestos, y entendiendo su significado. Como todo el
mundo manifestado, o esfera del dualismo, surge de la relación entre los dos opuestos
polares, el yin y el yang, es el principal fin de la vida entenderlos y mantenerlos en equilibrio
y armonía. Los contrarios son complementarios y cooperadores, pero en otro son
mutuamente destructivos o excluyentes, pues la luz y la oscuridad no pueden existir sin
eliminarse una a la otra. Pero la existencia de cada una de ellas sólo es posible en la
yuxtaposición. Hay una doble direccionalidad de la similitud y la desemejanza, hay
cualidades complementarias, pero también tensiones y una atracción en la dirección
opuesta, pero es una tensión del equilibrio y no del antagonismo, y tal como vemos en el
simbolismo alquímico los opuestos se pueden transformar el uno en el otro. (Cooper, 1981,
pp.17-19).
El tantra consiste en una tradición esotérica de origen tibetano que significa textualmente
continuidad. En su origen, tantra era un conjunto de textos transmitidos oralmente en la
India y el Tíbet, y que fueron recogidos en el siglo V en un conjunto de libros sagrados
hindúes que describen ritos y meditaciones sexuales en forma de diálogo entre el dios hindú
Shiva y su compañera Shakti. En la actualidad supone una variante del budismo, es
particular la escuela budista vajrayana, que coincide con el budismo tibetano. Los sistemas
tántricos transforman las pasiones humanas básicas, entre las que incluimos el deseo
sexual, en un camino en nuestro desarrollo espiritual, el tantra los purifica convirtiéndolos
en fuerzas sanas y útiles. Las prácticas sexuales buscan despertar la energía Kundalini,
que duerme enroscada en la base de la columna. Es básicamente un acto sexual en la que
la mente permanece concentrada hasta alcanzar la trascendencia (“Sexualidad tántrica
afinada”, 2010, p 1-2).1
El sexo tántrico va más allá de la unión sexual con la pareja, en esencia supone
disfrutar a la unión entre dos fuerzas universales, que son el sexo masculino y el
femenino. Siendo consciente del poder del sexo a nivel universal. Sin distinciones
entre individuos (“sexualidad tántrica afinada”, 2010, p 8).
1
www-educacion-holistica.org.
profundidad interna, si esta energía no se canaliza adecuadamente puede tomar otros
rumbos alterándolo física, mental y espiritualmente (Ferrara, 2017).2
Aunque Perls no la delineó explícitamente, esta teoría forma el sustrato de gran parte de su
obra y está implícita en la práctica de las técnicas gestálticas, la llamaré teoría paradójica
del cambio. Brevemente enunciada, dice así: “el cambio se produce cuando uno se
convierte en lo que es, no cuando trata de convertirse en lo que no es”. El cambio no tiene
lugar merced al intento coactivo realizado por el individuo para cambiar o, por otra persona
para cambiarlo, pero si tiene lugar cuando aquel invierte tiempo y esfuerzo en ser lo que es
–en entregarse plenamente a su situación actual-. Al rechazar el papel de agentes del
cambio, paradójicamente posibilitamos un cambio significativo. El terapeuta Gestaltista
piensa por añadidura que el hombre es, en su estado natural, un ser único y total, no
fragmentado en dos o más partes opuestas. En su estado natural, experimenta un cambio
constante, fundado en la transacción dinámica entre el sí mismo y el ambiente. Si los sí-
mismos alienados y fragmentarios de un individuo adoptan roles separados y
compartimentalizados, el terapeuta Guestáltista fomenta la comunicación entre los roles;
puede solicitarles de hecho que hablen entre sí. Las hipótesis de Perls no han cambiado,
pero la sociedad sí. Por primera vez en la historia, el hombre se encuentra en una situación
tal que, en vez de tener que adaptarse a un orden vigente, debe ser capaz de adaptarse a
una serie de órdenes cambiantes. La duración de la vida individual es menor que el lapso
necesario para que tengan lugar cambios sociales y culturales fundamentales. Además, la
rapidez con que se producen tales cambios es cada vez mayor (Fagan,& Shepherd,1989,
p 82-84).
Zen
El ejercicio del zen en Gestalt quiere decir: Meditar un entrenamiento de la mente para
fundirse con la actividad realizada, lo cual conlleva a moderar los apegos o introyectos, un
rechazo a la intelectualización. Los elementos básicos del “Gestalt-Zen” son: desapego,
meditación, ciclo del contacto y retirada, flujo del Self, apertura y aceptación, de la
experiencia, primicia del cambio.
2
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El enfoque zen de la realidad consiste en penetrar directamente en el corazón del objeto
mismo, aprehenderlo desde el interior tal como es en él mismo: El zen se sumerge en la
fuente de la creatividad. El erudito mata, pero el artista crea y recrea, ya que sabe que la
realidad no puede alcanzarse por la disección. No podemos pedir a cada uno que se vuelva
lo que conocemos como sabio, pero por naturaleza todos nosotros somos capaces de ser
artistas, no en el sentido estrecho del término, pintor, escultor, músico, poeta, sino en el
sentido amplio, artista de la vida. El artista de la vida no tiene ninguna necesidad de buscar
fuera de sí mismo su ser total: cuerpo y espíritu, será la materia y el instrumento de su
trabajo” (Ginger y Ginger,1993, p.102).
Figura-fondo Gestalt-Zen
Todo cambia
En esa nostalgia del hombre de hoy, está latente una secreta sabiduría. Es la sabiduría
escondida de una plenitud que brota de lo profundo del ser y es independiente e
independiza al hombre de toda multiplicidad de cosas que puede adquirir con sus
posesiones, prestigio y poder. Es la sabiduría oculta de un sentido que está más allá de
todo sentido o contrasentido, de toda razón o sin-razón tal como las entiende el YO y de
todo “maquillaje” que no nos da reposo y en que la imagen íntima va pasando por una
ininterrumpida sucesión de formas cambiantes. En el extremo oriente no poseen algo
parecido a la creencia cristiana, ni se toma jamás en serio la razón como medio de encontrar
la verdad sobre el sentido y vocación de la vida, han desarrollado otra cosa como fuente de
verdadero conocimiento y como sólida base de la personalidad humana: la aplicación seria
a la experiencia supra natural y a la revelación natural. Es un don hecho al hombre, que
trasciende las fronteras de sus fuerzas naturales. Pero ese don sólo produce sus frutos allí
donde el hombre se muestra dispuesto a prestar seria atención a su vida interior y a la voz
que brota de su conciencia más íntima.
Es natural que un hombre se encuentre satisfecho con su modo natural de ver las cosas,
mientras no haya perdido la unidad en el todo de su estado de ánimo. No es aún consciente
de su participación en el Ser y tiene un ingenuo realismo frente al mundo. Es igualmente
comprensible que se aferre exclusivamente a sus viejos modos de ver, en tanto que no
vuelva a experimentar la unidad del Ser oculta bajo la disposición y actitud de su YO. Pero
somete irremediablemente su conciencia a una visión preestablecida y se engaña a
propósito de la posibilidad que ahora se le ofrece de una integración adecuada de su ser y
se engaña sobre la realidad basada en el YO disgregador, una vez que ha llegado a
barruntar y saborear el ser que supera los dualismos en estas experiencias en que el yo se
esfuma y sabiendo que la seria aplicación a lo que acaba de experimentar depende de la
superación de su vieja visión YO-ISTA dentro de la que sólo se toma en serio lo que concibe
como objeto. Evidentemente es libre para decidirse en contra de la verdad de su propia
experiencia del Ser y de una ardiente aplicación a la vida. Si el occidental ha sentido la
miseria a que le ha reducido su mentalidad occidental, y se da cuenta de la insuficiencia de
sus tentativas de liberarse de ella con métodos occidentales que, precisamente la
provocaron, y ya no se satisface con la fácil salida de la evasión de sí mismo mediante la
resignación y el letargo, deberá prestar oídos atentos a aquello que clama desde
profundidades de su ser que no son objetivamente conceptuales. Esto es precisamente lo
que enseña el Zen. Si el hombre se acerca al Zen con una actitud sin prejuicios, pronto
experimentará que el Zen no es exclusivamente oriental, sino que expresa aquello que
siempre fue el manantial perene de la vida y a lo que ya no es licito, ni sensato cerrarse.
(Durckheim,1977, pp. 57- 58).
El sino (condicionamientos) son las condiciones en las que el ser humano fue arrojado a
este mundo y las cuales, no se eligieron; el “dasein”, es estar en este mundo y construir,
crear mecanismos que se ciernen sobre las condiciones iniciales de “arrojo” y, con la
voluntad, motivación y libertad, se construye el destino, el ser humano siempre tiene
opciones.
Lo que importa primero es describir antes que explicar: el cómo precede al porqué. Lo
esencial es la vivencia inmediata, tal como es percibida o sentida corporalmente (imaginar),
así como el proceso que se desarrolla aquí y ahora. Nuestra percepción del mundo y de
nuestro entorno está dominada por factores subjetivos irracionales que le confieren un
sentido, el cual es diferente para cada uno. Esto implica particularmente la importancia de
la toma de conciencia del cuerpo y del tiempo vivido, como experiencia única de cada ser
humano, ajena a cualquier teorización preestablecida (Ginger y Ginger,1993, p.36).
El existencialismo considera:
Así, aparece claramente que la terapia Gestalt es una aproximación fenomenológica clínica,
es decir, centrada en la descripción subjetiva del sentimiento del cliente (su awareness) en
cada caso particular y en la toma de conciencia intersubjetiva de lo que está pasando entre
él y el terapeuta. Noel Salathé, no duda en considerar a la Gestalt como “una antena
terapéutica del existencialismo” que aborda cinco cuestiones existenciales fundamentales:
lo finito, la responsabilidad, la soledad, la imperfección y el absurdo (ibid., p. 39).
El objeto era crear un “tercera Fuerza”, permitiendo borrar a la vez los dos imperialismos
que invadían: el del psicoanálisis ortodoxo y el del conductismo (behaviorismo); acusados
uno y otro de tratar al hombre como producto de su bioquímica celular y de su medio familiar
y social, y de haberlo reducido a un objeto de estudio, en lugar de conferirle el estatus de
sujeto, responsable de sus elecciones y de su crecimiento.
No debía faltarles coraje, en aquella época, para tratar de levantarse contra el establishment
psicoanalítico que había conquistado todos los puestos clave del sector salud mental y
contra el conductismo que había invadido las Universidades, pretendiendo ser el único
enfoque científico, estrictamente “objetivo”, con resultados estadísticamente controlados.
La corriente de Psicología Humanista nace entonces gradualmente en los Estados Unidos,
en la década que siguió a la Segunda Guerra Mundial (1945 a 1955). (Ibid., pp. 105-107).
Entre las aportaciones más importantes encontramos, al cuerpo como el principal medio de
acceso al inconsciente; la estructura neurótica se escribe en la estructura corporal, la
manera de tratar la neurosis, es a través del acceso al cuerpo y la información reprimida
que guarda. El objetivo es desbloquear las emociones reprimidas, se trabaja a través de la
expresión corporal.
Sin embargo, el cuerpo a cuerpo real con el terapeuta, aunque permite facilitar un trabajo,
desarrollando una emoción concreta en el aquí y ahora, emoción que puede reavivar un
recuerdo (ternura, abandono, violación), no siempre permite expresar hasta el final los
sentimientos vividos. Con frecuencia en Gestalt, se introduce un cojín en el transcurso del
trabajo, lo que autoriza al cliente a ir más lejos, por ejemplo, si fuera el caso, a golpearlo
violentamente, o arañarlo o escupirle encima, si siente la necesidad, en una catarsis, a la
vez liberadora y reveladora, que será retomada posteriormente en un plano verbal. Así, el
acceso a lo simbólico por el cuerpo o por el verbo, permite ir más allá de la realidad corporal
tangible del instante, pero esta última favorece la movilización emocional y energética
inicial; las palabras son el mapa que permite ubicarse, pero el cuerpo sigue siendo el motor
que hace avanzar al vehículo. El impacto del trabajo corporal nos parece que es
considerablemente amplificado con el recurso de la desnudez. (Ginger y Ginger, 1993, pp.
195-196).
Vegetoterapia, el desarrollo de la técnica del análisis del carácter
El acento principal había que ponerlo en el estudio de las fijaciones pre genitales, los modos
anormales de gratificación sexual y los obstáculos sociales a una vida sexual satisfactoria.
En 1923 Freud publicó El yo y el ello. Su efecto inmediato en la práctica, donde
constantemente había que encarar las dificultades sexuales de los pacientes, fue una gran
confusión. No se sabía qué hacer con el super-yo o los “sentimientos de culpa
inconscientes”, prefería ocuparse del miedo a la masturbación o a los sentimientos de culpa
sexuales. En 1920, se había publicado “Más allá del principio del placer”, trabajo en el cual
Freud, hipotéticamente primero, colocaba el deseo de muerte en un pie de igualdad con el
instinto sexual, se asignaba una energía instintiva proveniente de un nivel inconsciente
todavía más profundo. Los analistas que no practicaban y los que eran incapaces de
comprender la teoría sexual, comenzaron a aplicar la nueva “teoría del yo”. Era un triste
estado de cosas. En lugar de la sexualidad se hablaba ahora del “eros”. El superyó, que
había sido introducido a título de concepto teórico de la estructura psíquica auxiliar, era
usado por profesionales ineptos como si fuera un hecho clínico. El ello era “perverso”; el
superyó se sentaba con su larga barba y era “estricto”; y el pobre yo trataba de ser
“intermediario” entre ambos (Reich, 1990, pp.103-104).
Albert Einstein publica su teoría de la relatividad en 1916. Las aplicaciones a nuestro campo
de la psicoterapia acerca de su teoría, son fundamentalmente que la cognición depende,
de la organización psicofísica del hombre. Particularmente a la actitud biológica moderna,
el autor se refiere con el nombre de Umwelt-Lehre. Equivale, a afirmar que, del gran pastel
de la realidad, cada organismo vivo, corta una rebanada, que puede percibir y a la cual
puede reaccionar gracias a su organización psicofísica, es decir, a la estructura de sus
órganos receptores y efectores. Este constreñimiento organizacional del ambiente llega
incluso mucho más lejos. Tiene que ser con las formas de intuición, consideradas a priori e
inmutables por Kant. El biólogo encuentra que no hay espacio ni tiempo absolutos, sino que
dependen de la organización del organismo que percibe. El espacio tridimensional
euclidiano, en el que son equivalentes las tres coordenadas rectangulares, siempre fue
identificado con el espacio a priori de la experiencia y la percepción, el espacio de la
percepción visual y táctil no es euclidiano en modo alguno.
El concepto “molar” del organismo psicofísico como sistema contrasta con su concepción
como mero agregado de unidades “moleculares” tales como reflejos, sensaciones, centros
cerebrales, pulsiones, respuestas reforzadas, rasgos, factores. La psicopatología muestra
la disfunción mental como perturbación de un sistema antes que como pérdida de funciones
sueltas. Incluso en traumas localizados (Bertalanffy,1986, pp. 216-.218).
-Nociones de la física.
Ley general de buena forma (Prägnanz o Pregnancia): Los elementos son organizados
en figuras lo más simples que sea posible (simétricas, regulares y estables)
Leyes particulares
Ley del cierre o de la completud: Las formas cerradas y acabadas son más estables.
Tendemos a cerrar y a completar con la imaginación las partes faltantes.
Ley del contraste: La posición relativa de los diferentes elementos incide sobre la
atribución de cualidades (como el tamaño), de los mismos.
Ley de la similaridad: Los elementos que son similares tienden a ser agrupados, hace que
al leer trasformemos una palabra desconocida en una conocida.
La teoría del sistema general (1968), supuso un salto en el pensamiento; su objetivo fue
crear un modelo que nos permitiera descubrir las leyes y entender el funcionamiento de
todos los sistemas. La teoría del sistema general fue generada por Luidwig von Bertalannfy,
su objetivo fue crear un modelo que nos permitiera descubrir las leyes y el funcionamiento
de los sistemas.
1.-Hay una tendencia general hacia la integración en las varias ciencias, naturales y
sociales.
2.-Tal integración parece girar en torno a una teoría general de los sistemas.
3.-Tal teoría pudiera ser un recurso importante para buscar una teoría exacta en los campos
no físicos de la ciencia.
4.-Al elaborar principios unificadores que corren “verticalmente” por el universo de las
ciencias, esta teoría nos acerca a la meta de la unidad de la ciencia
5.-Esto puede conducir a una integración, que hace mucha falta, en la instrucción científica.
(Bertalanffy, 1986, p.38).
La teoría del campo fue desarrollada entre las décadas de 1930 y 1950, por Kurt Lewin.
Noción de campo, los aspectos fundamentales son: El campo puede definirse como el
espacio vital, es decir la persona y su ambiente psicológico tal como existe para ella de
manera que la fórmula es, el comportamiento es una función de la persona con su ambiente,
según su percepción, más ese ambiente, ósea, su ambiente con su ambiente psicológico
(su valencia, necesidad, tensiones) y su comportamiento. El comportamiento de una
persona solo puede entenderse a partir de la comprensión de las características del
ambiente psicológico de la persona en relación con su entorno objetivo; el presente se
manifiesta en el pasado y futuro, de manera que el pasado afecta, en la medida en la que
se exprese en la actualidad, en las regiones psicológicas o en el futuro, a través del nivel
de aspiración, el pasado se hace presente a través de la memoria.
El psicodrama sostiene que el Yo proviene de los roles que el sujeto desempeña a lo largo
de su vida y no al revés, como afirma el psicoanálisis. La teoría de los roles se instaura
como una serie de círculos concéntricos, en el centro se encuentran los roles
psicosomáticos (dormilón, comilón, Migidor, llorón, etc.) por fuera, los roles familiares
(padres, hermanos, vecinos, compañeros, etc.) En el exterior, los roles sociales generalizan
y simbolizan los roles familiares. Del psicoanálisis recoge que la psicosis se produce cuando
existe una indiferenciación entre fantasía y realidad. Su propuesta de intervención es muy
original en tanto invita al psicótico a delirar en el espacio imaginario de la escena, en lugar
de hacerlo realidad. También recurre a los modelos empírico-estadísticos y a la teoría de
los sistemas.
Perls, no fue ni es el único terapeuta que presenta esta potencia mágica, que consiste en
tener talento, intuición, genialidad, y más, para poder ayudar a las personas a tener una
experiencia que les ayude a cambiar sus vidas y disfrutar de la plenitud de vivir; no quiere
decir que sea el método más correcto ni poderoso, solo son un conjunto específico de
instrumentos que están implícitos en las acciones de estos terapeutas, que tienen por
objetivo continuar con el proceso de perfeccionar, enriquecer y acrecentar sus destrezas
para ayudar a las personas. Este conjunto de instrumentos no está basado en una teoría
psicológica o en un enfoque terapéutico preexistente. A estos procesos humanos se les
denomina modelaje (modelado). Ningún ser humano tiene las mismas experiencias que
otro, cada uno creara un modelo diferente según su propia percepción o representación del
mundo, lo que nos da distintos modelajes son: las limitantes neurológicas, limitantes
sociales y limitantes individuales (Bandler & Grinder, 1980, Págs.26- 28).
La creación de un modelo de excelencia por parte de Richard Bandler y John Grinder en
1972, surge cuando hicieron grabaciones de las sesiones de Fritz Perls, Milton Erickson y
Virginia Satir; Bajo la concepción de la teoría del sistema general y de la teoría de la
comunicación humana, trataron de identificar un modelo que permitiera identificar que
hacen las personas para generar procesos de comunicación excelentes. También
intentaron ubicar creencias y patrones que, al seguirlos, asegurarán bienestar y desarrollo
de los seres humanos consigo mismos y en sus relaciones. Existe un fundamento
neurológico que explica el cambio en las percepciones de las personas, pues la
hipersugestionabilidad o apertura del mapa tiene una estrecha relación con la respuesta
neuromuscular en la persona (los mensajes analógicos) y con los condicionamientos
abstractos. La base psicológica de los cambios hipnóticos o de programación
neurolingüística de la conciencia es una inhibición selectiva combinada y una excitación de
varias regiones cerebrales, que conducen a una disociación de la conciencia de todos los
estímulos, excepto la vos del hipnotista. Durante los estados de trance se evocan
nuevamente los mapas involucrados en el problema, al rememorar los eventos o
experiencias sensoriales y emocionales traumáticos, en tales estados disociados “se
reactivan las sustancias de información (neuromoduladores) hormonal liberadas, que
originalmente codificaron e imprimieron el evento como una condición neurológica ligada al
estado traumático, esto es puesto en contacto con los procesos cognitivos y verbales
ordinarios del paciente, que están usualmente presentes todavía durante estados de trance
ligeros, lo que permite que sean accesados y terapéuticamente re-encuadrados en los
mapas del recuerdo (Pérez, 1994, pp. 18-19).
Tener elección es mejor que no tenerla y conviene actuar de modo que siempre
aumentemos nuestras posibles opciones.
Si una persona es capaz de hacer algo bien, cualquiera puede hacerlo, tomándolo como
modelo.
La PNL nos ayuda a encontrar siempre la intención positiva de cualquier situación, a verla
desde distintas perspectivas y nos hace ver que un problema puede tener más de una
solución
Autorregulación orgásmica
Así, las funciones del más y menos del metabolismo representan la actuación de la
tendencia básica de cada organismo por lograr el equilibrio. En la actuación del organismo,
algún suceso tiende a perturbar su equilibrio a cada momento, y simultáneamente una
tendencia contraria surge para volver a conseguirlo. Según la intensidad de esta tendencia
la llamamos deseo, impulso, necesidad, carencia, pasión y si su realización efectiva se
repite regularmente, la llamamos hábito. De estos impulsos abstraemos la existencia de los
instintos. Es esta una conclusión intelectual de observaciones de conducta, impulsos y
síntomas fisiológicos. Mientras estemos conscientes del hecho de que el término “instinto”
es sólo un símbolo verbal apropiado para ciertos sucesos complejos del organismo,
podemos emplearlo. Pero si vemos al instinto como una realidad, cometemos el peligroso
error de concebirlo como “prima causa” y de caer en una nueva trampa de deificación, una
trampa de la que ni Freud escapó. Para ser por completo exactos, hay que admitir cientos
de instintos y darse cuenta de que los instintos no son absolutos, sino relativos,
dependiendo de los requerimientos del organismo respectivo (Perls, 1975, Pág. 44).
Según Guillermo Leone (1998), las técnicas de la terapia Gestáltica giran en gran medida
en torno de dos series de lineamientos, que llamaremos “reglas” y “juegos”. La filosofía
implícita en las reglas es proporcionarnos medios eficaces para unificar el pensamiento y
el sentimiento: tiene por designio ayudarnos a sacar a luz las resistencias, a promover una
mayor toma de conciencia; a facilitar, en fin, el proceso de maduración. No las preside,
decididamente, la intención de presentar una lista dogmática de lo que se debe y lo que no
se debe hacer; se las brinda, más bien, con el mismo ánimo con que se propone al paciente
un experimento para que lo realice. A menudo, tendrá gran “valor de choque”,
demostrándole al individuo de cuántas y cuán sutiles formas evita experimentarse
plenamente a sí mismo y a su ambiente.
Figura y fondo
El concepto de figura-fondo fue formulado por Edgar Rubín (1886-1951), quien fue alumno
de Husserl. Los psicólogos de la Gestalt lo incorporaron a su teoría para denotar, entre los
principios de la percepción, como el cerebro rige el funcionamiento de su percepción, por
la identificación de una figura que satisface su necesidad y sobresale de un fondo.
La figura vivida
En la percepción visual hay algo más que lo que salta a la vista. Los experimentos de los
primeros psicólogos Gestaltistas sobre la percepción simple, abrieron el camino a
investigación sobre la percepción y, más adelante, a los agudos insights terapéuticos de
Perls, que resumió las leyes de la percepción simple en un sistema de psicoterapia y luego
en una concepción humanista de la existencia.
Fondo de la experiencia
Los psicólogos Guestáltistas estudiaron la dinámica del acto de percibir, y concluyeron que
el sujeto percipiente (que percibe), no es un mero blanco pasivo para el bombardeo
sensorial que le llega del ambiente, sino que estructura sus propias percepciones y les
impone un orden. Dicho de otro modo, el sujeto organiza básicamente las percepciones de
la corriente sensorial aferente (relativo a) en la experiencia primaria de una figura vista o
percibida contra un segundo plano, o fondo. Otra característica importante de la percepción
es la tendencia del sujeto al cierre. Ve la figura como una imagen completa y delimitada,
como cuando vemos una línea curva que no está totalmente cerrada, nosotros la percibimos
como un círculo. El fondo carece de magnetismo. Es difuso y amorfo, su función principal
es servir de contexto para la percepción de la figura, dándole profundidad y relieve, pero
sin despertar interés por sí mismo, cuando no hay trabas, fluye la experiencia. En cualquier
momento, lo que es figura puede retroceder al fondo, y algo del fondo puede convertirse en
figura (Polster & Polster, 1991, p. 43).
Cada autor subdivide a este ciclo de contacto en cierto número de fases principales, cuyas
divisiones pueden, por otro lado, prestarse a discusión. Así, por ejemplo, los Polster (1973)
distinguen ocho etapas: Surgimiento de la necesidad, expresión, lucha interna, definición,
crisis, iluminación y reconocimiento; mientras que Zinker (1977) separa seis: sensación,
toma de conciencia, movilización de la energía o excitación, acción, contacto y retirada. El
interés principal en dichas subdivisiones residiría en el hecho de poder localizar mejor la
fase del ciclo donde se produce una interrupción, un bloqueo o cualquier otra perturbación,
por ejemplo: no percibir una sensación o una necesidad (como un psicótico) o también,
identifica la necesidad, pero falta una movilización energética (en un neurótico apático) o
también la imposibilidad de retirada (en un neurótico ansioso e insaciable o un histérico)
etc.
Goodman citado por Ginger (1987, pp. 149-150) precisa el momento de la interrupción
condicional al tipo de “perdida de las funciones del yo”. Así, según él:
El ciclo de la experiencia
Hoy en día ya nadie duda que en el universo todo se mueve: desde sus electrones y sus
minúsculas órbitas atómicas hasta los planetas y las galaxias. También se mueve el viento,
la suerte y el destino de los pueblos y de las teorías; todo es cíclico, desde las estaciones
hasta las edades de la vida, y nuestro “reloj biológico interno” (regido sobre todo por la
epífisis o glándula pineal, que controla el sueño, la digestión, la ovulación, así como los
trastornos ligados al desfase de horario) regula también de forma cíclica nuestro ritmo
cardíaco, nuestra temperatura, la secreción de las hormonas, nuestro humor, nuestra
actividad diurna, entre otros.
Toda experiencia sigue también un ciclo: se inicia, desarrolla y concluye. Nuestra vida es
un encadenamiento complejo de ciclos, metidos “dentro de muñecas rusas” (Ginger, 1987
Pág. 61).
Según el mismo autor en ibid. (pp. 62-63) las fases del ciclo de la experiencia son
1. El pre contacto.
“El circulo de la experiencia, es cuando hay una necesidad, y tengo que actuar para
satisfacerla, una vez que cubrió su necesidad, llega la relajación, hasta que llega otra
necesidad”
4.- el descompromiso. El otro momento esencial para tener en cuenta es, sin duda, el del
descompromiso: es el momento en que la situación “se desata”, de una u otra forma, y en
la que, en cualquier caso, acaba la fase en curso; habrá que sacar consecuencias, aunque
sean provisionales. Antes de la fase de retirada propiamente dicha, y antes del periodo más
o menos largo de asimilación, de digestión -consciente e inconsciente- de la experiencia,
se produce este momento crucial del final: interrupción, separación, conclusión. El momento
en que la noche llega a su fin, en que los amantes deben separarse, en que nos despedimos
del terapeuta (hasta la próxima sesión o, definitivamente). Estos intensos momentos de
ruptura jalonan la vida: dar por finalizada una conferencia, abandonar una reunión, pero
también irse de casa de los padres, acabar los estudios, dejar un trabajo o un partido
político, divorciarse, cambiar de domicilio, jubilarse. Ya no estamos en el peno contacto,
pero aún no estamos en la fase de retirada-asimilación, sino en el momento crítico del
descompromiso, que podrá durar unos minutos, varios días o, largos años.
Tanto en la vida cotidiana como en la práctica terapéutica, constato que a menudo se trata
de un momento difícil, mal “negociado”, inútilmente aplazado o inoportunamente
precipitado. O tal vez sea que esta fase esencial de cualquier ciclo no ha sido
suficientemente subrayada en la teorización Guestáltista clásica; merece que se le dedique
mucha más atención.
Entre estas fases, hay dos que llaman especialmente la atención: las que preceden o siguen
al pleno contacto y que condicionarán, en gran medida, su éxito o fracaso, nos referimos al
compromiso y descompromiso.
Contacto
El contacto se define como la experiencia de una frontera y entre ellos. Cuando los límites
están borrosos ocurre cierto grado de confluencia y el contacto disminuye o se debilita. La
comprensión del contacto y la confluencia proporcionan el punto de partida de un modelo
que describe nuestras diferentes formas de interactuar con nuestro mundo. Como sucede
con la mayor parte de los modelos de nuestro comportamiento, este es útil hasta cierto
punto; si se toma de manera demasiado literal, si perdemos la conciencia de que éste es
solo un modelo, puede convertirse en algo ridículo y contraproducente. Sin embargo, se
espera que el uso de este modelo nos ayude a conocernos a nosotros mismos. La
sensación de nuestros límites físicos está conectada con una definición clara de nosotros
mismos y como diferimos del mundo que nos rodea. A pesar de que somos individuos
únicos, de todas maneras, compartimos nuestra humanidad en común. Nuestra capacidad
para intimar con los otros depende de que reconozcamos esto que tenemos en común y
que implica identificarnos con nuestros sentimientos. No solamente nuestras fronteras
tienen que ser claras para que “yo sea amo de mí mismo”, sino que tienen que estarlo para
que yo pueda distinguir lo que necesito, de las necesidades de aquellos que están cerca de
mí (Oldham, 1992, p.61-63).
El awarness o darse cuenta, un término esencial, hace alusión al proceso a través del cual,
el individuo hace contacto con alguna área de sí mismo que previamente desconocía, esto
solo puede suceder a través del “contacto”. El awarness conlleva a la identificación de una
figura (cognitiva), a partir de la sensación, es decir, el aspecto fundamental comienza por
lo sensorio (Stevens, 2003).
“El darse cuenta”, awareness o toma de conciencia global, consiste en estar siempre atento
al flujo permanente de sensaciones físicas, sentimientos, ideas, a la sucesión
ininterrumpida de “figuras” que aparecen en el primer plano de nuestras preocupaciones, y
en el “fondo”, formado por el conjunto de situaciones que vivimos y de la persona que
somos; esto al mismo tiempo, en el plano corporal, emocional, imaginario, racional o
comportamental. El terapeuta está siempre atento al mismo tiempo a un darse cuenta
interno de sus propios sentimientos y a un darse cuenta externo de todo lo que ocurre a su
alrededor y especialmente de lo que ocurre a su cliente (Ginger, 2005, pág. 37).
Para Perls era muy importante que la persona aprendiera a estar en este mundo en forma
plena, libre y abierta, sin usar más recursos que la apreciación de lo obvio, lo que es (Perls,
1976 citado por Muñoz, 2013, p 29).
Las zonas del darse cuenta son la interna, intermedia (fantasía) y la externa. La primera
denota al mundo interior, la segunda a los procesos de interpretación, que en Gestalt
pudieran prestarse, muchas veces a la racionalización y la tercera al modo en que
procesamos el mundo externo. Las zonas del darse cuenta hacen mención al ciclo de la
experiencia, de contacto-retirada y regulación orgásmica, en función de cómo el individuo
utiliza sus funciones del yo para diferenciarse de su mundo exterior, procesando la
información que le permitirá distinguirse del medio.
Según Stevens (1981, p 21-22), las principales características de las zonas del darse
cuenta son:
1).- El darse cuenta del mundo exterior. Esto es, contacto sensorial actual, con eventos y
objetos en el presente: lo que en este momento veo, palpo, toco, escucho, degusto o huelo.
En este momento veo mi lapicero deslizándose sobre el papel formando palabras, escucho
un zumbido, huelo el humo de la chimenea, siento la textura del papel en mis manos y
siento en mi boca un fresco sabor a frutilla.
2).- El darse cuenta del mundo interior. Esto es, contacto sensorial actual, con eventos y
objetos internos en el presente: lo que ahora siento desde debajo de mi piel, escozor,
tensiones musculares y movimientos, manifestaciones físicas de los sentimientos y
emociones, sensaciones de molestia, agrado, etc. En este momento siento presión en el
extremo de mi dedo índice izquierdo a medida que sostengo el papel. Siento una sensación
desagradable de tensión en el lado derecho de mi cuello, y en la medida que muevo mi
cabeza me siento un tanto mejor, etc.
Estos dos tipos de darse cuenta engloban todo lo que puedo saber acerca de la realidad
presente como yo la vivencio. Este es el terreno sólido de mi experiencia; estos son los
datos de mi existencia aquí, en el momento que ocurre. Independiente de cómo yo u otros
piensen o juzguen este darse cuenta, existe y ningún argumento, ni alegato, ni teoría
podrían hacerlo no-existente.
3).- El darse cuenta de la fantasía. Esto incluye toda la actividad mental que abarca más
allá de lo que transcurre en el presente: todo el explicar, imaginar, adivinar, pensar,
planificar, recordar el pasado, anticipar el futuro, etc. En este instante me pregunto cuánto
voy a tardar en escribir este libro. Tengo una idea de cómo se va a ver terminado y me
pregunto cuál va a ser la reacción suya, señor lector. ¿Encontrará que es útil y le gustaré
yo por haberlo escrito? Todo es irrealidad. Este libro, aún no está hecho y usted no puede
verlo, ni responder a él. Está todo en mi fantasía, en mi imaginación.
La teoría del Self en Gestalt
Según Robine (1997, p 20) el modelo descriptivo de las funciones del Self se describe a
veces como “estructuras parciales”, ello, yo, personalidad. Pero lo mismo esta construcción
teórica puede ser pertinente en su contexto, lo mismo, si se aísla, se revela infinitamente
menos afinada que la del psicoanálisis. Hasta tal punto que los terapeutas Guestáltistas se
ven a veces en aprietos, por ejemplo, para teorizar el tema del inconsciente y su cortejo de
consecuencias (transferencia, represión, etc.). La ruptura fundamental que introducen Perls
y Goodman es relativamente simple de formular. Pero esta aparente simplicidad oculta una
gran complejidad en las consecuencias metodológicas y éticas, además remite una gran
pobreza semántica y conceptual cuyos autores no pueden ser considerados responsables.
Se podría enunciar así: el Self es contacto. Significa que el Self no existe fuera del contacto,
pero no quiere decir que el Self se manifieste en el contacto. Esta formulación llevaría a
pensar que el Self existiría como una entidad, más o menos flotante y latente, que de vez
en cuando se exteriorizaría gracias al contacto; ¿el contacto como “entre”? definir el Self
como un “entre” equivaldría a definir lo que se encuentra por ambas partes y entonces esto
llevaría a postular entidades separadas y separables. Muy a menudo el Self, entre los
Guestáltistas, se ha visto reducido al “organismo” o a uno de sus equivalentes semánticos.
El self no es más que un pequeño factor en la interacción total organismo/entorno, pero
desempeña el papel crucial de descubrir y realizar las significaciones por las que nos
desarrollamos.
Para Perls, Hefferline & Goodman (1994, p. 195), su explicación está anclada en la teoría
del campo, concebido como proceso que surge en el encuentro del organismo con su
entorno. Desde esta perspectiva, el Self es un complejo proceso de contacto que busca
adaptarse de manera flexibley creativa a cada situación específica de su entorno
significativo, para satisfacer la necesidad que se le hace figura al organismo en dicho
encuentro.
Las principales funciones del Self son; a) De contacto espontánea con el campo, b)
Generando un contacto pleno y comprometido con la situación en el aquí y ahora, c)
Adaptándose de manera flexible, creativa y satisfactoria a la dinámica de estabilidad y
cambio del campo.
Además de esta concepción general del Self, los autores plantean que éste consiste en tres
funciones, que ellos llaman Yo, Ello y Personalidad, representan las etapas principales del
ajunte creativo, del Self en encuentro con su campo.
Mecanismos de evasión (perdidas de la función yo, resistencias)
Los mecanismos mentales de evasión se utilizan, al igual que los de defensa, para proteger
el Yo, y tanto jóvenes como viejos se sirven ampliamente de ellos. Las pautas de conducta
seguidas para buscar el ajuste, en este tipo de mecanismos, siempre se refieren al
alejamiento, que implica todas las posibles formas de huida.
Concepto:
El término “mecanismos de defensa” se emplea para describir las luchas del yo contra ideas
y afectos dolorosos e insoportables. Sirven para la protección del yo contra las exigencias
instintivas. Sin duda, es un proceso psicológico automático que protege al individuo de la
ansiedad y de la conciencia de amenazas o peligros externos o internos. Los mecanismos
de defensa mediatizan la reacción del individuo ante los conflictos emocionales y ante las
amenazas externas.
Los mecanismos de evitación, como su nombre indica, están al servicio de evitar el contacto
con una emoción, sensación, idea, impulso… con algo que vivimos doloroso, que nos
desborda o que no encaja con nuestra imagen, algo que en definitiva sentimos como
amenazante, por lo que sea.
Al evitar el contacto con una vivencia, evitamos aprender a transitarla y gestionarla: Si evito
la tristeza no aprenderé a gestionarla, ni a acompañar a alguien a que pueda transitarla, ni
acompañarme a mí misma en ella.
Juzgar al otro, anestesiarse, desconectarse, mirar a otro lado, cambiar de tema, criticar, o
hacer muchas otras cosas… todo ello, pueden ser formas de no contactar con nuestro
sentir, ya que consideramos que contactar con lo que nos pasa puede ser peligroso o
dañino para nosotros.
Si los usamos de forma consciente, pueden ser recursos y puntos de apoyo para
economizar nuestra energía, si siempre contactáramos con todas nuestras vivencias
emocionales acabaríamos exhaustos. Como decía Jung: "la energía es limitada".
Así, por ejemplo, ante algo que nos disgusta de un jefe, podemos tener el impulso de
insultarle, debido a nuestro enfado. En cambio, reprimir esta acción y desahogarnos con
algún compañero de trabajo puede ser más ecológico para nosotros.
¿Qué puedo aprender sobre los mecanismos de evitación cuando voy a terapia?
Reconocer estos mecanismos nos permite reconocer cómo nos relacionamos con nosotros
mismos, con nuestras emociones, sensaciones, anhelos, necesidades, pensamientos... y
con los demás. Son formas de relacionarnos con nuestras vivencias en la relación
organismo-ambiente.
-La paranoia: desconfío de todos y del mundo; ataco antes de que me ataquen a mí.
3
Jordi Gil Martin - Co-Director. www.GestaltSaludPsicoterapia.com
-La neurosis obsesiva: me encargo de organizarlo todo para que nunca me cojan
desprevenido.
La terapia
Según Ginger & Ginger (1987), p 155, la terapia consiste en identificar los mecanismos de
defensa (o resistencia) que siguen siendo útiles y se ajustan al entorno del momento, y los
que ya se han quedado obsoletos o rígidos, estructuras de “carácter”, en el sentido
etimológico del término, que significa “grabado de forma inamovible”. Estos mecanismos
pueden ser domesticados e, incluso reemplazados.
a) Proyección: Forma de “resistencia” que consiste en atribuir a otro lo que nos concierne,
(ejemplo, te siento desconfiado)
b) Introyección: resistencia clásica, que consiste en “tragar todas” las ideas o principios de
otros, sin haberlas “digerido” y asimilado de manera personalizada. Se trata de los “se debe”
de cualquier educación tradicional.
d) Deflexión: Una de las “resistencias” o, “perdidas de las funciones del yo”; la deflexión
consiste en evitar el contacto desviando la sensación hacia la “zona intermedia” de los
procesos mentales (ideas, fantasías o ensoñaciones), zona que no es ni la realidad exterior,
ni la realidad perceptible del ser interno. Puede tratarse de una huida del aquí y ahora en
los recuerdos, proyectos, consideraciones abstractas, etc.
Perls define a la neurosis como “respuestas viejas ante situaciones nuevas” (1976, p 53).
El neurótico es un individuo que, en situación de desesperanza, no puede conseguir por sí
mismo la satisfacción de las necesidades existenciales que le resultan vitales. Utiliza
preferentemente el apoyo en otros y, es así como suele vincularse en psicoterapia,
escenificando su modo de relación sintomático.
El desarrollo normal del Self, se encuentra en función del ejercicio pleno de las facultades
orgánismicas que aseguran el auto apoyo, la espontaneidad, la creatividad y la iniciativa en
la relación con el entorno. Cuando por distintas situaciones, la evolución de estos aspectos
en la personalidad se ven obstaculizados, Salama Penhos (2007) menciona que surge el
pseudo yo, una entidad neurótica que se sostiene fundamentalmente en el apoyo a otros,
a través de lo que la Gestalt ha denominado, medios de manipulación (Perls, 1976). El
funcionamiento neurótico ha sido documentado en psicoterapia Gestalt, a partir de lo que
se ha denominado capas de la neurosis, las cuales esquematizan el punto en el que la
energía que debiera ser utilizada para el crecimiento, se emplea en el sostenimiento de
juegos manipulativos. (Salama, 2007, p. 65), las enlista como:
2) Estado fóbico (Como si); con este estrato nos volvemos evitativos. Encontrando los
“no debo”, “no debo sentir tal cosa”, “no debo hacer esto o aquello”. Lo que en psicoanálisis
llaman Superyó.
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Recuperado de; www.psiky.es/practica-clinica
Cada una de ellas corresponde a los estratos de la neurosis, el desequilibrio surge cuando
la persona y el ambiente experimentan necesidades diferentes, y aquélla no es capaz de
distinguir cuál es la necesidad dominante, si la suya o la del ambiente o grupo al que
pertenece. El grupo puede ser cualquiera de los varios en que se encuentra inmersa desde
que nace y a lo largo de su existencia, como son el estado, el grupo de trabajo, el círculo
social o la familia. A veces también surgen conflictos entre los grupos de pertenencia. El
tomar una decisión concreta y eficaz es fundamental para satisfacer las necesidades más
primordiales. Cuando la discriminación no es buena y la persona no hace un buen contacto
con el ambiente ni se retira adecuadamente, ambos se ven afectados. Y a partir de aquí
empiezan a aparecer los síntomas o signos que podemos percibir en el mal funcionamiento
organísmico, con la lenta y progresiva implantación de la neurosis y, junto con ella, todos
los síntomas característicos, entre los que destacan perturbaciones tales como:
Para comprender las emociones” positivas” y “negativas” tenemos que recordar la ley
dialéctica de que la cantidad se transforma en cualidad.
Por otra parte, la persona inferior trata de controlar indirectamente, por medio de la
pasividad. Sabotea, olvida, llega tarde y no puede evitarlo, se esfuerza mucho y fracasa,
aplaza todo, se confunde y no se compromete. A la persona inferior nunca se le encuentra,
no se pone de pie para hacer sentir su presencia. Se especializa en el desamparo y en la
evasión y aparece en características como las de “pobre de mí”, la víctima, el niño, el
“estúpido”, la virgen, el inválido, el mártir. Cuando se junta la persona superior y la inferior,
tenemos el dueto tan socorrido de amo frustrado y esclavo saboteador. Los papeles de
persona superior y de persona inferior se idean para tener control. El objeto es la
manipulación de uno mismo y de los demás, toda comunicación se obstruye y lo único que
queda es la lucha por el control (Baumgardner,1994, pp. 104-105).