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“(...) cualquier órgano del Estado que ejerza funciones de carácter materialmente
jurisdiccional, [el que] tiene la obligación de adoptar resoluciones apegadas a las
garantías del debido proceso legal, en los términos del artículo 8° de la
Convención Americana”[2].
Por ello, el artículo 229 inciso 1 de la Ley N° 27444 que establece: “Las
disposiciones del presente Capitulo disciplinan la facultad que se atribuye a
cualquiera de las entidades para establecer infracciones administrativas y las
consecuentes sanciones del administrado”, debe ser entendido como el punto
orientador del sistema represivo administrativo, dado que regula la facultad de
establecer infracciones administrativas y sus sanciones.
La caducidad constituye una sanción para el quejoso, que es aquella persona que
siendo parte en un proceso judicial, esto es, que por su posición privilegiada del
conocimiento del trámite del proceso judicial, no obstante tener pleno conocimiento
de un comportamiento irregular por parte de un Magistrado o Auxiliar Judicial, no lo
pone en conocimiento del órgano contralor dentro del plazo previsto, cuya sanción
legal no resulta aplicable a los terceros o a la potestad oficiosa del órgano
contralor, siendo que para estos supuestos la ley a previsto el plazo de
prescripción de la acción previsto en el artículo 233.1 de la Ley General de
Procedimientos Administrativos.
Por consiguiente, cabe indicar que el cómputo del plazo de prescripción del
procedimiento se realiza a partir del día siguiente de la notificación de la resolución
que dio inicio al procedimiento disciplinario, cuyo plazo se interrumpe con el primer
pronunciamiento de fondo.
“(…) el primer párrafo del artículo ciento doce del Reglamento de Organización y
Funciones de la oficina de Control de la Magistratura del Poder Judicial, aprobado
mediante Resolución N° 129-2009-CE-PJ (…), está referido al plazo de
prescripción del procedimiento, el cual se interrumpe con el primer
pronunciamiento sobre el fondo, emitido por la instancia correspondiente del
órgano Contralor”
Sobre este último punto, cabe indicar que debe entenderse por prescripción del
procedimiento administrativo sancionador como una sanción por la falta de
ejercicio oportuno de un derecho. Lo que se busca mediante esta institución es
poner fin a largos procedimientos administrativos sancionadores que afectan el
plazo razonable y la seguridad jurídica de los particulares [trabajadores judiciales y
magistrados], al tener la certeza de que las autoridades no podrán ejercer sus
facultades disciplinarias al pasar el tiempo establecido por la ley correspondiente,
esto es, consiste en la pérdida del derecho de la autoridad administrativa, para
pronunciar resolución alguna en el procedimiento administrativo disciplinario,
donde resuelva la situación del servidor público sujeto a dicho procedimiento por
dejar transcurrir el plazo establecido en la ley correspondiente.
Por otro lado, cabe señalar que este acto de interrupción del plazo de prescripción
del procedimiento sancionador [primer pronunciamiento de fondo] provoca la
ineficacia de la fracción del tiempo transcurrido, conforme se desprende del
artículo 317° del Código Procesal Civil, de aplicación supletoria en virtud de lo
dispuesto en su primera disposición final y por el numeral 1.2 del artículo IV del
Título Preliminar de la Ley de Procedimiento Administrativo General – Ley N°
27444 [La regulación propia del Derecho Procesal Civil es aplicable sólo en cuanto
sea compatible con el régimen administrativo]; por consiguiente, desaparecida la
citada causal de interrupción, empieza a correr un nuevo plazo prescriptorio, sin
que sea de cómputo el tiempo anteriormente transcurrido, razonamiento que se
infiere de lo dispuesto en el artículo 1998 del Código Civil. En este contexto,
debemos indicar que en caso se anule la resolución sancionatoria de la Jefatura de
la OCMA o del CEPJ, que contiene el primer pronunciamiento de fondo, se debe
empezar a computar un nuevo plazo de prescripción del procedimiento.
Este plazo razonable se extendió, por el TEDH, a los procedimientos ante las
jurisdicciones administrativas[9] en el sentido de que el carácter razonable de la
duración de un procedimiento debe apreciarse según las circunstancias de cada
caso y teniendo en cuenta fundamentalmente “la complejidad del asunto, el
comportamiento del recurrente y la forma en que el asunto haya sido llevado por
las autoridades administrativas”. Por consiguiente, no necesariamente debe
agotarse el nuevo plazo de prescripción del procedimiento, sino, que este plazo
puede extenderse únicamente para actuar determinado acto procesal dentro de un
plazo razonable, lo que vendría a ser el plazo necesario, superado el cual también
corresponde archivar el procedimiento por prescripción.
V.- CONCLUSIONES
VI.- BIBLIOGRAFÍA
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[7] Criterio adoptado en múltiples resoluciones por el Consejo Ejecutivo del Poder
Judicial.