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Leyendo la ley 1098, en donde se desarrolla el código de infancia y adolescencia, me

encuentro con el primer párrafo. El cual está dedicado a la finalidad de este código, y este
procede diciendo que “el código tiene como finalidad el garantizar a los niños, a las niñas y
a los adolescentes su pleno y armonioso desarrollo para que crezcan en el seno de una
familia, amor y comprensión. Prevalecerá el reconocimiento a la igualdad y a la dignidad
humana, sin discriminación alguna” algo que al terminar de leerlo suena excelente, cada
palabra hace razón de lo que se debería hacer, pero aquí viene aquella pregunta o duda que
me genero desde un principio esta ley, empezando por este artículo. ¿El gobierno es el
primero en velar por ello? O entrando en un ámbito más preciso, ¿el ICBF es el más
interesado y hace todo lo posible porque los infantes y adolescentes tengan un hogar
armonioso? Es aquí cuando pongo en cuestión algo que es el proyecto bandera o aquello
que identifica al ICBF, los llamados hogares sustitutos, estos que según la definición que da
el ICBF son, “una familia seleccionada y capacitada según los criterios establecidos en los
lineamientos de la modalidad, que voluntariamente acoge tiempo completo a niños, niñas o
adolescentes cuyos derechos han sido vulnerados, amenazados o inobservados.” Lugares
donde se deben velar por los derechos de aquel niño que ha sido vulnerado en estos, que ha
pasado por experiencias por las cuales un niño no debería pasar según la ley en cuestión,
son aquellos niños que han sido abusados sexualmente, maltratados física y
psicológicamente, son niños que debido a esto, necesitan más de esta ley, necesitan con
más urgencia aquel hogar o familia en la que se desarrollen armoniosamente, y que ante
todo no se viole más su dignidad humana tan fragmentada por cuestiones de la vida. Hasta
el momento en el papel, en la definición y en lo que respecta a lo legal, el código muestra
con gran exactitud lo que deben ser los derechos de un infante y adolescente, ¿pero su
cumplimento llega a ser tan exacto como fue la ley planteada y ejecutada?

Retomando el tema de los hogares sustitutos, debido que es aquí donde se acogen los niños
cuyos derechos han sido violados, pero que en el cumplimiento de velar y reestablecer los
derechos de estos, no se hace lo que verdaderamente se debe hacer. Según la senadora
Gilma Jiménez, “entre 2007 y 2010, más de 250 niños murieron en dichos hogares
sustitutos de Bienestar Familiar y la misma entidad presentó más de 250 denuncias por
eventos de violencia contra niños y niñas. Asimismo, se escaparon 650 menores.” Es aquí
donde me pregunto si con estas cifras, estos hogares estarán cumpliendo con lo que plantea
la norma, o serán otro lugar de tortura a donde van a llegar aquellos infantes vulnerados que
quieren un lugar donde si se les cumpla por fin sus derechos. Es por eso que pienso que
primero el gobierno debe plantearse o el senado debe preguntarse si la ley que crearon,
también es de cumplimiento para ellos, debido a que en un país donde en el transcurso del
año 2009 se reportaron 7.564 casos de maltrato infantil, que solo representan el 5% de lo
que ocurre realmente. Y el lugar a donde pueden llegar a residir estos niños, es en uno de
estos hogares sustitutos, algo que debe hacer reflexionar más sobre lo que está haciendo el
gobierno dentro de sus organizaciones para que aquella finalidad de esta ley se cumpla, así
que primero creo que hay que velar porque este mismo pueda cumplir a cabalidad aquella
ley y que los menores no llegan a lugares donde de puertas para afuera se diga que cumplen
con aquel restablecimiento de los derechos y la dignidad de estos chicos, mientras que
hacia adentro estos sean lugares donde se siguen maltratando y se les siguen violando sus
derechos.

Debido a esto es que la senadora fallecida Gilma Jiménez dice que el país no debe mantener
estos lugares, ya que “en teoría estos son una entidad que sirve para proteger y reestablecer
los derechos de los niños, pero que no solo no cumplen a cabalidad sus funciones, sino que
por malas decisiones ponen en riesgo la vida de los niños que deben proteger” así que creo
que al intentar cumplir este código, podríamos estar mandando a nuestros niños a la “boca
del lobo”.

Al seguir leyendo esta ley y seguir viendo con que escrupulosidad y precisión trataron y
cumplieron con lo que se esperaba que dijera. Llega el momento de lo que hacemos
nosotros, primero como ciudadanos, y después como psicólogos al cumplir con esta ley.
Primero que todo debemos empezar por lo que hacemos nosotros como ciudadanos, dando
por inicio a esto con una pregunta. ¿Quién no les ha dado una moneda a aquellos niños que
piden en un bus, limpian el parabrisas de tu auto, o te venden un dulce en algún semáforo?
Creo que es algo que lamentablemente alguna vez lo hemos hecho, ya sea creyendo que le
estamos ayudando, que estamos haciéndole un bien a aquel niño, o que le estamos dando un
alimento a aquel chico que lo necesita, pues bien, no lo estamos haciendo, antes de alguna
forma estamos infringiendo aquella ley, porque estamos ayudando con la explotación
infantil al que está siendo sometido aquel chiquillo, es por ello que para que esta ley pueda
tener la función para la que se hizo, debemos dejar de darle aquella moneda a ese niño,
debemos de brindarle una oportunidad diferente por la que este pequeño pueda saciar su
hambre, una oportunidad de que a este niño se le puedan brindar los derechos que se le
están vulnerando, para acabar con la explotación infantil primero hay que empezar por caer
en cuenta y cambiar lo que hacemos nosotros para que esta siga, cuando dejamos de darle
aquella moneda, este niño dejara quizás de pedir, o su explotador no lo seguirá obligando a
ello, debido que ya no le traerá algún beneficio o más bien en este caso, una recompensa al
explotarlo cruelmente y que este le sirva de camino fácil para conseguir dinero.

Es por eso que nosotros como psicólogos tenemos dos responsabilidades, al igual que otros
profesiones que trabajan y que deben de velar por los derechos y la total integridad de los
infantes y adolescentes, así que hay que empezar por nuestra primera labor, y es la de
trabajar por estos derechos desde nuestra función de ciudadanos, y después si por los
infortunios de la vida, por aquellos desenlaces de esta que no deberían de quedar así, un
niño maltratado llega a nosotros buscando ayuda, llega el momento de ser esa parte. Esa
que si son muchos los que podemos hacer lo correcto, puede que no nos veamos tan
pequeños en esa verdadera estadística de las ayudas correctas a los niños con sus derechos
vulnerados.
Pero de todo esto solo me quedan dudas, muchas dudas sobre lo que hacemos, de lo que se
hace para que este código se cumpla, las leyes están ahí, en este caso con buenos
fundamentos y con las que se puede hacer más por la niñez de nuestro país. La verdad es
que estamos en un círculo vicioso en el que cuando apoyamos a la explotación, seguimos
poniendo de nuestro apoyo, así sea sin querer o creyendo que estamos haciendo un bien,
pero también si hacemos nuestro trabajo, y ayudamos a que las autoridades encargadas
ayuden a este menor de edad a que sus derechos no sigan siendo vulnerados y este llegue a
un hogar donde estos pueden ser restablecidos y que aquella integridad que les fue quitada
vuelva. Pero como ya lo he planteado, estos pueden llegar a un lugar peor, a un lugar donde
la tortura, las injusticias y el descaro siga, pero es aquí cuando el estado y el ICBF tiene que
“chantarse el guante” y empezar a mirar hacia adentro, empezar por aceptar errores, difícil
tarea en estos tiempos para el gobierno, pero la esperanza es lo último que se pierde, así que
el código de infancia y adolescencia está ahí, se hizo para cumplirse, puede que en su
cumplimiento no se están tomando las medidas que se deben, puede que no hagamos nada,
es un trabajo arduo que hay que recorrer, y nuestro trabajo como psicólogos y como
ciudadanos es tener que atravesarlo. La verdad no se ve salida, pero aquí aplica aquella
frase que dice, "No todo está perdido cuando puedes ver en el rostro de un niño su
magnífica sonrisa."
Ensayo sobre la ley 1098: Código de infancia y adolescencia

Profesor: Milton Usquiano

Julian Giraldo Muñoz

Fundación Universitaria Luis Amigo

Facultad de Psicología

2015

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