Está en la página 1de 7

Adolescencia, su estado a través de fluctuaciones y psicopatología.

Un concepto post-
racionalista de los trastornos mentales y su tratamiento basado en la teoría del caos -
JUAN BALBI
Estudios en psicología del desarrollo y psicología experimental muestran la predominancia de
procesos tácitos meta-representacionales en la exhibición de las relaciones funcionales entre
procesos afectivos e intencionales y, como se experimenta el desarrollo de la conciencia en la
identidad personal. La experiencia de la identidad personal corresponde al estado estructural de
la conciencia personal, lo cual es una organización afectivo-intencional que opera como un
sistema de conocimiento tácito auto-organizada, que rara vez se mantiene en un estado de
equilibrio, y que desarrolla niveles de complejidad cada vez mayores a través de la integración
del desequilibrio en un nuevo estado referencial del self.

La aparición del pensamiento abstracto, característico del periodo de la adolescencia, produce


discrepancias en la manera como se vivió la calidad del apego, especialmente con cuidadores, a
diferencia de la manera como el vínculo afectivo fue experimentado y procesado en etapas
tempranas del desarrollo usando recursos cognitivos operacionales concretos.

Estas discrepancias afectivas confrontan al individuo por primera vez en su ciclo de vida con un
proceso que es el paradigma de toda la psicopatología: el duelo tácito meta-representacional.
Como una respuesta a las fluctuaciones del proceso del duelo, el sistema personal se reorganiza
como un sistema abstracto emergente en el cual la experiencia afectiva es auto regulado:
“sentido personal afectivo por el self ”. Este sentido del self definirá la calidad de la experiencia
afectiva para el resto del ciclo de vida.

El grado de vulnerabilidad psicopatológico de cada persona depende de dos factores: a) la


magnitud de las fluctuaciones provocadas por el duelo tácito meta-representacional
adolescente, y b) el nivel de plasticidad y abstracción con el que se resuelve el proceso de duelo
en las etapas de la juventud.

INTRODUCCIÓN

La premisa básica de la teoría del apego es un vínculo saludable es fundamental para que el niño
desarrolle una efectiva capacidad de auto-regulación emocional. Un vínculo afectivo (apego)
saludable durante la infancia, niñez y adolescencia permite el desarrollo funcional de los
recursos innatos básicos a niveles cada vez más abstractos y eficaces, que a su vez permitirá una
adecuada regulación emocional; mientras que un apego disfuncional crearán las bases
estructurales para que broten diferentes desordenes psicopatológicos.

Existe una íntima relación entre los procesos afectivos personales y el estado de la salud
psicológica y física del individuo. En este sentido, se sugiere una conexión directa entre los
patrones de apego por evitación y alteraciones en funciones inmunológicas.

La intersubjetividad de la experiencia humana se caracteriza, durante el ciclo total de la vida, por


un orden de auto-referencia básico donde la construcción de la imagen de la pareja siempre está
estrechamente relacionada con la percepción de uno mismo, en tal manera que es imposible
que la auto-regulación emocional sea independiente de las relaciones afectivas, no solo en la
infancia sino también en la etapa adulta. Debido a esto, cualquier variación en la imagen mental
de un compañero afectivo tendrá un efecto significativo en la experiencia de continuidad y
aceptación del propio sentido de sí mismo (del self de la persona). En esta relación particular
entre los procesos afectivos y la identidad personal se encuentra la causa por la cual el
sentimiento de pérdida de un compañero gatilla un proceso de luto que generalmente es la raíz
de los desórdenes psicopatológicos.
La diferencia substancial entre el dolor causado por la muerte de una pareja y el dolor que
conlleva a la separación de una relación fallida deben tomarse en consideración cuando se
analice la causalidad entre la psicopatología y el duelo. Estas dos situaciones difieren en la
estructura del cambio que se produce en la imagen de la pareja. Cuando muere, la persona
pierde contacto emocional y físico con la pareja pero permanece la imagen construida del ser
querido. Sin embargo, en el caso de un rompimiento en la relación, el contacto emocional y
físico usualmente perdura en el tiempo, mientras que la imagen de la pareja sufre una
trasformación .

La conciencia determina la calidad específica de la Fenomenología sujeta a las experiencias

La conciencia no es un epifenómeno, es un fenómeno que emerge de la actividad sistémica del


cerebro y, como todos los fenómenos emergentes, es capaz de influenciar recursivamente, con
su propia actividad, el sistema del cual emerge.

La conciencia es un sistema activo y constructivo que sostiene un auténtico estatus casual. La


conciencia determina la calidad específica de la fenomenología que experimenta el individuo, a
través de recursos tácitos selectivos, que le permite enfocar su atención a algunas
representaciones y procesos mentales en lugar de otros, determinando que contextos son
experimentados fenomenalmente y cuales permanecen inconscientes. Por eso, la conciencia
fenomenal funciona como un sistema de control central que, al excluir activamente cualquier
contenido que pueda resultar perturbador, permitiéndonos someternos a un continuo y
subjetivo sentido viable de identidad.

La mente humana procesa representaciones inconscientes

Existe un sistema tácito de conocimiento que trabaja en la relación funcional con los fenómenos
conscientes. Esta organización procesa contenidos mentales que no están acompañados por su
correspondiente experiencia fenomenal pero al igual que la actividad consciente, tiene
connotación semántica y relacional. Son contenidos psicológicamente activos y representaciones
inconscientes intrínsecamente intencionales que tienen un rol importante en determinar los
contenidos de las experiencias fenomenales y el comportamiento humano. Mientras la
presencia de un contenido de conciencia mental especifico siempre implica la exclusión de un
significado alternativo, en el sistema inconsciente, tal como en sueños y psicosis, el
procesamiento de un contenido específico no implica la exclusión de significados alternos.
Debido a las características de este sistema de procesamiento inconsciente: a) un sentimiento
complejo tal como el duelo causado por la pérdida de un ser querido puede ocurrir sin ser
experimentado conscientemente y b) este duelo tendrá un mayor efecto en la experiencia y en
el comportamiento fenomenal del paciente que si hubiese sido procesado conscientemente.

El Self como un sistema complejo. Las restricciones del método psicoterapéutico

Según Maturana, los seres humanos estamos organizados para organizar su identidad como un
sistema. En tales sistemas, la constante fundamental es el mantenimiento de su organización,
mientras ocurren cambios estructurales, activados por los disturbios provenientes del ambiente,
o como resultado de su propia actividad sistémica. Guidano concibe la individualidad como un
sistema auto organizable, y a consecuencia un sistema ontogenético. La propiedad clave detrás
de la autonomía de cualquier forma de auto-organización recae en la habilidad del sistema en
transformar las perturbaciones aleatorias provenientes del medio ambiente u oscilaciones
internas en un estado auto referencial. Esto será clave para diseñar un mecanismo terapéutico
efectivo: como el sistema no puede ser moldeado desde afuera, el único método adecuado, en
lugar de suministrar información de afuera, es crear las condiciones que alteren
estratégicamente llevando su atención a sus propios procesos y contenidos tácitos. Así, al
integrar información sobre sí mismo en su propia dimensión de conciencia, el sistema personal
tiende a reorganizarse en un alto nivel de complejidad.
Guidano proporciona la noción de “Organización del Sentido Personal” para describir la forma
específica en que la auto-organización influye en el desarrollo del Self. De acuerdo a Guidano,
cada OSP es un sistema de auto-conciencia que se caracteriza tanto por una experiencia
inmediata tácita de individualidad de calidad particular como por una experiencia personal de
reorganización a un nivel más explícito. El Self tiene la habilidad de procesar una identidad
personal consistente y estable, mientras sufre crecientes transformaciones estructurales
abstractas en su coherencia interna, que son necesarias para enfrentar un contexto nuevo y
mayormente complejo.

Un aspecto crucial del desarrollo del Self es la relación funcional entre los niveles tácitos y el
nivel explícito de conciencia personal. Esta relación está marcada fundamentalmente por la
distancia en tiempo entre la aparición de los dos niveles de conciencia. El nivel tácito se
desarrolla primero, cuando la verbalización, abstracción conceptual y conciencia reflexiva son
absolutamente insignificativa, proveyendo al infante con un sentido inmediato y global del Self.
Del otro lado, el nivel superior de conocimiento explícito y auto-conciencia se alcanza en
avanzadas etapas de desarrollo. En el trascurso del periodo que va desde el nacimiento hasta el
final de la niñez, se crea un sistema de lineamientos tácitos para la experiencia organizacional
del Self, aun si es parcialmente percibido. Durante la adolescencia, con la aparición del
pensamiento abstracto, la relación entre los niveles tácitos y explícitos de la auto-conciencia
padece una revolucionaria reorganización resulta una nueva manera de percibirse a uno mismo.
Los niveles tácitos y explícitos del Self no son limites opuestos de una dimensión única continua;
al contrario, son, dos dimensiones independientes y separadas. Debido a esto, la relación entre
ambos niveles de auto-conciencia es restructurada infinitamente, por el cual e Self, funciona
como un sistema complejo no-lineal que evoluciona en el tiempo, convirtiéndose en un proceso
generativo ilimitado que nunca alcanza un estado particular de equilibrio definitivo.

Guidano sugiere que concebir al Self como un sistema no-lineal que evoluciona progresivamente
en el tiempo por medio de situaciones críticas y discontinuas. Una variable fundamental en la
progresión de la organización de la identidad personal, son las transformaciones en la
experiencia causada por la aparición de la percepción de irreversibilidad del tiempo. Durante la
infancia, la experiencia de la simetría temporal es virtualmente absoluta. No hay conexión entre
el pasado y el futuro, y la experiencia personal es percibida al tiempo que ocurre en el presente
continuo. Sin embargo, en la adolescencia, estructuras cognitivas abstractas emergentes
interrumpen la experiencia de simetría temporal y lo llevan a una aumentante diferenciación, las
dos experiencias del Self presente comparado con Self pasado, y de la imagen del Self
proyectada al futuro. Por el resto de su ciclo de vida, el Self presentara una tendencia oscilante y
discontinua, alternando periodos de estabilidad relativa, durante el cual el sistema es
extremadamente predictible, con periodos de meta-estabilidad, durante el cual la más pequeña
perturbación puede desatar una crisis existencial desencadenando un cambio revolucionario en
el patrón consistente interno del sistema. Esta última siempre implica una profunda
reorganización en la experiencia personal. El comportamiento del Self es consistente con el
resultado de estudios conducidos en el campo de la patofisiología. De acuerdo a estos estudios,
la patología no empieza por modificaciones externas al sistema, sino como resultado de un
cambio en la dinámica del sistema en sí, habiendo verificado su estado intacto fisiológicamente

Si el Self no opera como un sistema homeostático, sino como un sistema alejado del equilibrio
que evoluciona en el tiempo por medio de las fluctuaciones, no hay punto de hacer
intervenciones que busquen remover los síntomas, con el objetivo de permitir al sistema volver
a su nivel anterior de auto- regulación. Al contrario, es pertinente, guiar al paciente a una auto-
observación de sus experiencias emocional de crítica, reconstruyendo y analizando los procesos
que llevan a los síntomas, con el objetivo estratégico de crear las condiciones para aumentar sus
niveles de perturbación interna, mientras le proveemos soporte emocional para facilitar una
reorganización progresiva de su sistema personal.
Significado y sentido

Se deben diferenciar las nociones “significado” y “sentido” cuando son usadas para especificar el
dominio fenómeno de subjetividad. La noción de “significado” involucra un intercambio entre el
mundo subjetivo y el mundo de interacciones entre individuos; entre el símbolo y lo que este
representa dentro de cierta comunidad semántica. La noción de “sentido” connota una
dimensión totalmente diferente apropiada a la subjetividad ontológica. “Sentido” no especifica
como “significado” un domino de coordinación consensual en una comunidad parlante, pero
define una porción de experiencia pura. La experiencia del sentido personal es el resultado de
una articulación dialéctica entre la experiencia actual y del históricamente estructurado mundo
psicológico del sujeto. Nos referiremos “sentido subjetivo” y “sentido personal” como conceptos
claves para comprender la experiencia de la identidad personal y para aclarar dudas sobre
subjetividad, psicopatología y psicoterapia.

Epistemología evolucionaria. Análisis de emociones, intersubjetividad y Meta-


representaciones afectivas en la organización del conocimiento.

Guidano afirma que es posible analizar el problema de similaridad (igualdad) en términos


biológicos si el origen de la conciencia es tomado como una auto-referencia de característica
imperativa de nuestra especie en un momento especifico de su evolución.

La supervivencia de un ser afectivo que vive una experiencia inter-subjetiva depende en gran
manera en su habilidad para reconocer los estados emocionales de aquellos con quienes
convive, y su capacidad para expresar y simular sus propios estados emocionales.

En humanos, nada ocurre fuera de los límites de la auto-conciencia; por esto, esta actividad
regulatoria llevada a cabo por las emociones es mediada por el Self. El sistema emocional
humano implica capas complejas en los procesos cognitivos, intencionales y afectivos que
definen su comportamiento. Al avanzar el niño en la adquisición de habilidades cognitivas
abstractas, su comportamiento se vuelve más flexible y adaptable a contextos relacionales más
complejos, y en lugar de las mismas emociones, el responsable por los procesos que generan las
manifestaciones en su comportamiento, es la manera en la cual la actividad emocional es
transmitida.

En el hombre se encuentra la semilla que se convertirá en la diferencia evolutiva más


significativa de nuestra especie: la habilidad única de operar en complejos niveles de meta-
representaciones recursivas (o intencionalmente recursivas), definida como la capacidad de
tener estados mentales que se refieren a otros estados mentales -propios o de otros -, referidos,
a su vez, a otros estados mentales. Es decir, que los humanos tenemos la habilidad de regular
nuestras condiciones intencionales de acuerdo a los sentimientos que le atribuimos a otros
respecto a lo que ellos a su vez atribuyen a nuestro sentir. Este sistema recursivo hace que los
humanos experimenten un amor posiblemente correspondido

Este sistema afectivo meta-representacional empieza a operar precozmente y tácitamente en un


recién nacido humano con un desarrollo normal. Los humanos viven en un mundo de relaciones
entre estados intencionales, más que en uno con concretas relaciones de comportamiento; este
mundo está constituido por sentimientos complejos y representaciones efectivas abstractas, en
lugar de emociones directas y tangibles. Este reino también se caracteriza por el hecho
aparentemente paradójico, que una mayor diferenciación de otros brinda a cambio una enorme
cantidad de dependencia afectiva de ellos. Por un lado, la posibilidad máxima de diferenciación
de un individuo conlleva a la experiencia de identidad personal (sentido abstracto de sí mismo).
Por el otro, la representación de un sentido estable de reciprocidad mental con una pareja
(vinculo abstracto meta-representacional) se convierte en una condición esencial para la
existencia de un continuo y viable sentido de uno mismo. En un mundo de relaciones abstractas
ha llevado a los seres humanos a desarrollar un sistema complejo para regular las emociones
que en lugar de ser orientadas para la adaptación que demanda el comportamiento social, sirve
para mantener un continuo sentido de identidad, al remover cualquier estado discordante
afectivo de la conciencia fenoménica.

Meta-representaciones tácitas afectivas y relaciones intencionales en la organización del Self.

Niños de dos años disponen de un sistema cognitivo complejo meta-representacional a un nivel


tácito. A los cuatro años, cuando son capaces de resolver problemas de orden psicológico que
requieren capacidades operacionales conservativas y reversibles. Los niños poseen un sistema
intencional de narrativa pre-lingüística antes de cumplir los dos años; esto es un sistema innato
mental el cual es originalmente tácito, y se especializa en deducir, atribuir, predecir, y entender
estados mentales durante interacciones personales, permitiendo a los niños comprender una
secuencia de interacciones intencionales entre personas, mucho antes de ser capaces de utilizar
lenguaje. Es ampliamente conocido que el desarrollo cognitivo en las primeras etapas dela vida
es independiente del lenguaje; desarrollo conceptual hasta los dos años ocurre en paralelo con
el proceso mediante el cual el infante organiza sus propios esquemas sensomotores; es solo
subsecuentemente que el lenguaje facilita el avance del desarrollo conceptual. Esta habilidad
para entender una secuencia de interacciones intencionales es la base para el desarrollo de la
conciencia personal, la cual es la condición necesaria para la aparición del lenguaje.

Debido a esta función innata meta-representacional, el vínculo de apego de un niño hacia sus
cuidadores progresa con el tiempo durante la primera etapa de desarrollo de un estado
indefinido de “simbiosis afectiva. El punto de vista ontológico, la identidad personal puede ser
concebida como la experiencia afectiva que resulta de la percepción de los contenidos y el
funcionamiento de la conciencia fenomenal, la parte de nuestra mente a la que tenemos libre
acceso; la identidad personal comienza a desarrollarse iniciando en el segundo año de vida junto
a la intersubjetividad secundaria, cuando el niño, distinguiendo sus propios estados
intencionales, es capaz de darse cuenta de su rol activo en la coordinación afectiva con un
cuidador adulto. Dando inicio, al proceso de coevolución y dependencia reciproca que conlleva a
la organización del Self, entre la organización de la conciencia fenomenal personal y el desarrollo
de una tácita estructura efectiva. Por un lado, la integración gradual de la aumentante distinción
sutil de estados intencionales entre el espectro creciente del niño y los matices sentimentales de
otros sirven en la organización de “auto-conciencia fenoménica”, que empieza generar un
sentido algo estable y continuo del Self, como resultado de la experiencia afectiva producida por
la percepción incipiente de la mente funcional del niño mientras interactúa con su cuidador. Por
el otro lado, una “meta -conciencia afectiva” se desarrolla; esto es un sistema abstracto meta-
representacional derivado de la secuencia de interacciones intencionales que continuamente
ocurren en la experiencia personal. Durante el resto de vida, la relación funcional recíproca entre
estos dos sistemas será la responsable de experiencia afectiva inmediata de un individuo, la cual
es sentida como un sentido continuo de identidad. Gracias a la emergencia gradual de niveles
cognitivos meta-representacionales más complejos, este sentido de identidad atravesará por
periodos cíclicos de meta-estabilidad, durante los cuales la representación de la actual relación
de la persona, y la manera de vivir esa relación, son reformuladas de acuerdo a nuevos puntos
de vistas causados por previas discrepancias afectivas.

Es esta forma particular de funcionar del sistema personal en el que la causa de la vulnerabilidad
psicopatológica se arraiga. La auto-conciencia fenoménica usa la selección de atención como un
mecanismo para transmitir estados intencionales. Al excluir de su enfoque de atención toda la
información implicando menos correspondencia o más ambivalencia afectiva que lo que
compone la previa construcción de la estructura, la fenoménica auto-conciencia intenta impedir
cualquier discrepancia generada por los nuevos estados afectivos personales de llegar a sus
dominios.

Organización del significado afectivo personal y el duelo tácito en la adolescencia


Debido a la naturaleza sistémica del Self, no hay continuidad linear entre un patrón de apego
primario y la organización de la identidad construida después. La adolescencia es una etapa
crítica del desarrollo del individuo, porque es allí donde un sistema abstracto para regular las
experiencias afectivas se organiza, que es mucho más complejo que aquellos sistemas que
dispone durante la infancia y la niñez. Durante estas etapas iniciales, la experiencia de
continuidad personal es regulada en forma concreta, y sirve para mantener cierta calidad en un
vínculo. En la adolescencia, sin embargo, estructuras cognitivas abstractas permiten la
emergencia subliminal de aquellos sentimientos discrepantes, que alteran profundamente los
sentimientos actuales, que a consecuencia gatillan una reorganización radical del sistema mental
de la persona. Esta reorganización conlleva a la construcción de un nuevo sistema que regula la
experiencia afectiva, debiendo ser útil para el adolescente para confrontar, con un suficiente
sentido de auto-regulación emocional, las repercusiones de la experiencia de perdida causadas
por la especifica discrepancia afectiva que ha emergido; garantizando de esta manera una
experiencia más o menos continua de un nuevo “sentido subjetivo personal”, específicamente,
un particular “sentido afectivo de sí mismo” resultando ontológicamente viable. Por ello, en la
adolescencia se organiza un sistema de retroalimentación positiva, por lo cual cierto estilo
afectivo contribuye a experimentar un sentido afectivo especifico de sí mismo. Este sistema es el
modelo con el cual el sujeto enfrentara relaciones sentimentales durante toda su vida.

El tipo específico de discrepancia que el adolescente debe enfrentar recae implícito en las
características del vínculo entre el niño y sus padres durante la infancia. Las características de la
discrepancia definirán el tipo de significado afectivo que el sistema mental personal desarrollará.

“Duelo tácito meta-representacional” hace referencia al proceso de tratar con la experiencia de


una perdida afectiva inconsciente (decepción, desilusión) que ocurre en niveles meta-
representacionales abstractos y que tienen las siguientes características:

• La experiencia de perdida es generada por información subliminal sobre cambios en el


argumento meta-representacional con la pareja
• La intensidad y calidad de la reacción del duelo son independientes de la validez
“objetiva” de esta información
• Las reacciones emocionales, cognitivas, comportacionales y somáticas del duelo están
presentes a nivel fenoménico, pero desasociadas de sus representaciones
correspondientes. O se manifiestan a niveles fenomenológicos solo las representaciones
desasociadas de sus componentes afectivos.
• Estas reacciones son mucho más intensas y menos controlables que si el mismo duelo
fuera experimentado a niveles conscientes.
• Estas reacciones son gatilladas por múltiples estímulos que, si son evaluadas desde un
punto de vista objetivo, estarían significantemente distante de la base esencial de
perdida.

La forma en que este duelo está estructurado y como supera la adolescencia determinará la
vulnerabilidad de la persona a la psicopatología.

Primero, el procesamiento de oscilaciones emocionales intensas causadas por discrepancias


afectivas severas, en un desfavorable contexto relacional durante la adolescencia y la adultez
juvenil, hace posible desordenes psicológicos severos. En segunda instancia, una resolución
disfuncional del tácito duelo meta-representacional durante la adolescencia guiará a la
construcción de un sentido afectivo personal y un estilo relacional que son muy rígidos para
enfrentar exitosamente con las oscilaciones afectivas que ocurren durante todas las relaciones
adultas. Durante la adultez, el sentido de identidad personal está conectado a la forma en la que
un creciente vínculo con una persona está estructurado. Este sentido de identidad se auto regula
de acuerdo al grado de plasticidad con el cual el sistema mental personal es capaz de amortiguar
las repercusiones emocionales causadas por oscilaciones afectivas durante la relación. Debido a
esto, durante los periodos de meta-estabilidad, cuando cambios en la experiencia subjetiva del
tiempo conlleva a un re-arreglo del Self, la llave para una reorganización progresiva del sistema
mental recae en el grado de abstracción e integración con el cual la conciencia fenoménica es
capaz de procesar la discrepancia afectiva que se está viviendo actualmente.

Aquí recae la premisa de la Terapia Cognitiva Post-Racionalista: fenómenos psicopatológicos


son originados de desbalances afectivos, que son tácitos y meta-representacionales, y son
causados por discrepancias que, siendo extremadamente difícil de integrar en el sistema mental
personal, produce emociones, sentimientos, representaciones, sensaciones y comportamientos
que, debido a que se manifiestan desasociados, son experimentadas por el paciente como
incontrolables y extraños a él.

El método de Terapia Cognitiva Post-Racionalista está basada en el principio que, solo a través
de la diferenciación y la integración de todo el espectro de emociones y sentimientos
conectados a la discrepancia afectiva que es en la etiología de estos síntomas, es posible una
reorganización del sistema de identidad personal dentro de un nuevo y más complejo grado de
conciencia, que puede encerrar esta nueva manera de experimentarse a sí mismo en sus
relaciones afectivas.

La Terapia Cognitiva Post-Racionalista se presenta a sí misma como un método por el cual el


terapista guía al paciente en la reconstrucción y auto-observación de su forma particular de
experimentar la discrepancia afectiva que ocurre en esta etapa especifica de la vida.

También podría gustarte