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Adolescencia Juan Balbi
Adolescencia Juan Balbi
Un concepto post-
racionalista de los trastornos mentales y su tratamiento basado en la teoría del caos -
JUAN BALBI
Estudios en psicología del desarrollo y psicología experimental muestran la predominancia de
procesos tácitos meta-representacionales en la exhibición de las relaciones funcionales entre
procesos afectivos e intencionales y, como se experimenta el desarrollo de la conciencia en la
identidad personal. La experiencia de la identidad personal corresponde al estado estructural de
la conciencia personal, lo cual es una organización afectivo-intencional que opera como un
sistema de conocimiento tácito auto-organizada, que rara vez se mantiene en un estado de
equilibrio, y que desarrolla niveles de complejidad cada vez mayores a través de la integración
del desequilibrio en un nuevo estado referencial del self.
Estas discrepancias afectivas confrontan al individuo por primera vez en su ciclo de vida con un
proceso que es el paradigma de toda la psicopatología: el duelo tácito meta-representacional.
Como una respuesta a las fluctuaciones del proceso del duelo, el sistema personal se reorganiza
como un sistema abstracto emergente en el cual la experiencia afectiva es auto regulado:
“sentido personal afectivo por el self ”. Este sentido del self definirá la calidad de la experiencia
afectiva para el resto del ciclo de vida.
INTRODUCCIÓN
La premisa básica de la teoría del apego es un vínculo saludable es fundamental para que el niño
desarrolle una efectiva capacidad de auto-regulación emocional. Un vínculo afectivo (apego)
saludable durante la infancia, niñez y adolescencia permite el desarrollo funcional de los
recursos innatos básicos a niveles cada vez más abstractos y eficaces, que a su vez permitirá una
adecuada regulación emocional; mientras que un apego disfuncional crearán las bases
estructurales para que broten diferentes desordenes psicopatológicos.
Existe una íntima relación entre los procesos afectivos personales y el estado de la salud
psicológica y física del individuo. En este sentido, se sugiere una conexión directa entre los
patrones de apego por evitación y alteraciones en funciones inmunológicas.
Existe un sistema tácito de conocimiento que trabaja en la relación funcional con los fenómenos
conscientes. Esta organización procesa contenidos mentales que no están acompañados por su
correspondiente experiencia fenomenal pero al igual que la actividad consciente, tiene
connotación semántica y relacional. Son contenidos psicológicamente activos y representaciones
inconscientes intrínsecamente intencionales que tienen un rol importante en determinar los
contenidos de las experiencias fenomenales y el comportamiento humano. Mientras la
presencia de un contenido de conciencia mental especifico siempre implica la exclusión de un
significado alternativo, en el sistema inconsciente, tal como en sueños y psicosis, el
procesamiento de un contenido específico no implica la exclusión de significados alternos.
Debido a las características de este sistema de procesamiento inconsciente: a) un sentimiento
complejo tal como el duelo causado por la pérdida de un ser querido puede ocurrir sin ser
experimentado conscientemente y b) este duelo tendrá un mayor efecto en la experiencia y en
el comportamiento fenomenal del paciente que si hubiese sido procesado conscientemente.
Según Maturana, los seres humanos estamos organizados para organizar su identidad como un
sistema. En tales sistemas, la constante fundamental es el mantenimiento de su organización,
mientras ocurren cambios estructurales, activados por los disturbios provenientes del ambiente,
o como resultado de su propia actividad sistémica. Guidano concibe la individualidad como un
sistema auto organizable, y a consecuencia un sistema ontogenético. La propiedad clave detrás
de la autonomía de cualquier forma de auto-organización recae en la habilidad del sistema en
transformar las perturbaciones aleatorias provenientes del medio ambiente u oscilaciones
internas en un estado auto referencial. Esto será clave para diseñar un mecanismo terapéutico
efectivo: como el sistema no puede ser moldeado desde afuera, el único método adecuado, en
lugar de suministrar información de afuera, es crear las condiciones que alteren
estratégicamente llevando su atención a sus propios procesos y contenidos tácitos. Así, al
integrar información sobre sí mismo en su propia dimensión de conciencia, el sistema personal
tiende a reorganizarse en un alto nivel de complejidad.
Guidano proporciona la noción de “Organización del Sentido Personal” para describir la forma
específica en que la auto-organización influye en el desarrollo del Self. De acuerdo a Guidano,
cada OSP es un sistema de auto-conciencia que se caracteriza tanto por una experiencia
inmediata tácita de individualidad de calidad particular como por una experiencia personal de
reorganización a un nivel más explícito. El Self tiene la habilidad de procesar una identidad
personal consistente y estable, mientras sufre crecientes transformaciones estructurales
abstractas en su coherencia interna, que son necesarias para enfrentar un contexto nuevo y
mayormente complejo.
Un aspecto crucial del desarrollo del Self es la relación funcional entre los niveles tácitos y el
nivel explícito de conciencia personal. Esta relación está marcada fundamentalmente por la
distancia en tiempo entre la aparición de los dos niveles de conciencia. El nivel tácito se
desarrolla primero, cuando la verbalización, abstracción conceptual y conciencia reflexiva son
absolutamente insignificativa, proveyendo al infante con un sentido inmediato y global del Self.
Del otro lado, el nivel superior de conocimiento explícito y auto-conciencia se alcanza en
avanzadas etapas de desarrollo. En el trascurso del periodo que va desde el nacimiento hasta el
final de la niñez, se crea un sistema de lineamientos tácitos para la experiencia organizacional
del Self, aun si es parcialmente percibido. Durante la adolescencia, con la aparición del
pensamiento abstracto, la relación entre los niveles tácitos y explícitos de la auto-conciencia
padece una revolucionaria reorganización resulta una nueva manera de percibirse a uno mismo.
Los niveles tácitos y explícitos del Self no son limites opuestos de una dimensión única continua;
al contrario, son, dos dimensiones independientes y separadas. Debido a esto, la relación entre
ambos niveles de auto-conciencia es restructurada infinitamente, por el cual e Self, funciona
como un sistema complejo no-lineal que evoluciona en el tiempo, convirtiéndose en un proceso
generativo ilimitado que nunca alcanza un estado particular de equilibrio definitivo.
Guidano sugiere que concebir al Self como un sistema no-lineal que evoluciona progresivamente
en el tiempo por medio de situaciones críticas y discontinuas. Una variable fundamental en la
progresión de la organización de la identidad personal, son las transformaciones en la
experiencia causada por la aparición de la percepción de irreversibilidad del tiempo. Durante la
infancia, la experiencia de la simetría temporal es virtualmente absoluta. No hay conexión entre
el pasado y el futuro, y la experiencia personal es percibida al tiempo que ocurre en el presente
continuo. Sin embargo, en la adolescencia, estructuras cognitivas abstractas emergentes
interrumpen la experiencia de simetría temporal y lo llevan a una aumentante diferenciación, las
dos experiencias del Self presente comparado con Self pasado, y de la imagen del Self
proyectada al futuro. Por el resto de su ciclo de vida, el Self presentara una tendencia oscilante y
discontinua, alternando periodos de estabilidad relativa, durante el cual el sistema es
extremadamente predictible, con periodos de meta-estabilidad, durante el cual la más pequeña
perturbación puede desatar una crisis existencial desencadenando un cambio revolucionario en
el patrón consistente interno del sistema. Esta última siempre implica una profunda
reorganización en la experiencia personal. El comportamiento del Self es consistente con el
resultado de estudios conducidos en el campo de la patofisiología. De acuerdo a estos estudios,
la patología no empieza por modificaciones externas al sistema, sino como resultado de un
cambio en la dinámica del sistema en sí, habiendo verificado su estado intacto fisiológicamente
Si el Self no opera como un sistema homeostático, sino como un sistema alejado del equilibrio
que evoluciona en el tiempo por medio de las fluctuaciones, no hay punto de hacer
intervenciones que busquen remover los síntomas, con el objetivo de permitir al sistema volver
a su nivel anterior de auto- regulación. Al contrario, es pertinente, guiar al paciente a una auto-
observación de sus experiencias emocional de crítica, reconstruyendo y analizando los procesos
que llevan a los síntomas, con el objetivo estratégico de crear las condiciones para aumentar sus
niveles de perturbación interna, mientras le proveemos soporte emocional para facilitar una
reorganización progresiva de su sistema personal.
Significado y sentido
Se deben diferenciar las nociones “significado” y “sentido” cuando son usadas para especificar el
dominio fenómeno de subjetividad. La noción de “significado” involucra un intercambio entre el
mundo subjetivo y el mundo de interacciones entre individuos; entre el símbolo y lo que este
representa dentro de cierta comunidad semántica. La noción de “sentido” connota una
dimensión totalmente diferente apropiada a la subjetividad ontológica. “Sentido” no especifica
como “significado” un domino de coordinación consensual en una comunidad parlante, pero
define una porción de experiencia pura. La experiencia del sentido personal es el resultado de
una articulación dialéctica entre la experiencia actual y del históricamente estructurado mundo
psicológico del sujeto. Nos referiremos “sentido subjetivo” y “sentido personal” como conceptos
claves para comprender la experiencia de la identidad personal y para aclarar dudas sobre
subjetividad, psicopatología y psicoterapia.
La supervivencia de un ser afectivo que vive una experiencia inter-subjetiva depende en gran
manera en su habilidad para reconocer los estados emocionales de aquellos con quienes
convive, y su capacidad para expresar y simular sus propios estados emocionales.
En humanos, nada ocurre fuera de los límites de la auto-conciencia; por esto, esta actividad
regulatoria llevada a cabo por las emociones es mediada por el Self. El sistema emocional
humano implica capas complejas en los procesos cognitivos, intencionales y afectivos que
definen su comportamiento. Al avanzar el niño en la adquisición de habilidades cognitivas
abstractas, su comportamiento se vuelve más flexible y adaptable a contextos relacionales más
complejos, y en lugar de las mismas emociones, el responsable por los procesos que generan las
manifestaciones en su comportamiento, es la manera en la cual la actividad emocional es
transmitida.
Debido a esta función innata meta-representacional, el vínculo de apego de un niño hacia sus
cuidadores progresa con el tiempo durante la primera etapa de desarrollo de un estado
indefinido de “simbiosis afectiva. El punto de vista ontológico, la identidad personal puede ser
concebida como la experiencia afectiva que resulta de la percepción de los contenidos y el
funcionamiento de la conciencia fenomenal, la parte de nuestra mente a la que tenemos libre
acceso; la identidad personal comienza a desarrollarse iniciando en el segundo año de vida junto
a la intersubjetividad secundaria, cuando el niño, distinguiendo sus propios estados
intencionales, es capaz de darse cuenta de su rol activo en la coordinación afectiva con un
cuidador adulto. Dando inicio, al proceso de coevolución y dependencia reciproca que conlleva a
la organización del Self, entre la organización de la conciencia fenomenal personal y el desarrollo
de una tácita estructura efectiva. Por un lado, la integración gradual de la aumentante distinción
sutil de estados intencionales entre el espectro creciente del niño y los matices sentimentales de
otros sirven en la organización de “auto-conciencia fenoménica”, que empieza generar un
sentido algo estable y continuo del Self, como resultado de la experiencia afectiva producida por
la percepción incipiente de la mente funcional del niño mientras interactúa con su cuidador. Por
el otro lado, una “meta -conciencia afectiva” se desarrolla; esto es un sistema abstracto meta-
representacional derivado de la secuencia de interacciones intencionales que continuamente
ocurren en la experiencia personal. Durante el resto de vida, la relación funcional recíproca entre
estos dos sistemas será la responsable de experiencia afectiva inmediata de un individuo, la cual
es sentida como un sentido continuo de identidad. Gracias a la emergencia gradual de niveles
cognitivos meta-representacionales más complejos, este sentido de identidad atravesará por
periodos cíclicos de meta-estabilidad, durante los cuales la representación de la actual relación
de la persona, y la manera de vivir esa relación, son reformuladas de acuerdo a nuevos puntos
de vistas causados por previas discrepancias afectivas.
Es esta forma particular de funcionar del sistema personal en el que la causa de la vulnerabilidad
psicopatológica se arraiga. La auto-conciencia fenoménica usa la selección de atención como un
mecanismo para transmitir estados intencionales. Al excluir de su enfoque de atención toda la
información implicando menos correspondencia o más ambivalencia afectiva que lo que
compone la previa construcción de la estructura, la fenoménica auto-conciencia intenta impedir
cualquier discrepancia generada por los nuevos estados afectivos personales de llegar a sus
dominios.
El tipo específico de discrepancia que el adolescente debe enfrentar recae implícito en las
características del vínculo entre el niño y sus padres durante la infancia. Las características de la
discrepancia definirán el tipo de significado afectivo que el sistema mental personal desarrollará.
La forma en que este duelo está estructurado y como supera la adolescencia determinará la
vulnerabilidad de la persona a la psicopatología.
El método de Terapia Cognitiva Post-Racionalista está basada en el principio que, solo a través
de la diferenciación y la integración de todo el espectro de emociones y sentimientos
conectados a la discrepancia afectiva que es en la etiología de estos síntomas, es posible una
reorganización del sistema de identidad personal dentro de un nuevo y más complejo grado de
conciencia, que puede encerrar esta nueva manera de experimentarse a sí mismo en sus
relaciones afectivas.