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El duecento italiano fue una época de grandes transformaciones políticas y sociales para
Italia. En el siglo anterior se habrían constituido Comunas, aquellos pequeños estados
autónomos de origen típicamente italiano que transformaron la decadente sociedad feudal
en una nueva sociedad fundada en la iniciativa privada, en el libre ejercicio de las
profesiones, en el libre cambio y en el dinero. La nueva clase social, la burguesía, se instaló
en las ciudades completamente abandonadas durante el largo período feudal.
El florecimiento de las Comunas con sus instituciones y con sus constantes
manifestaciones de independencia, en el siglo anterior había suscitado la reacción de los
Emperadores del Sacro Imperio Romano quienes consideraban a Italia como parte de sus
territorios, a punto tal que algunas comunas de la Italia Septentrional, encabezadas por
Milán se trabaron en ásperas y encarecidas contiendas. Siendo un estado autónomo, la
Comuna defendía sus propios intereses en perjuicio de los de los demás: de aquí las luchas
entre Comunas vecinas que acentuaron las diferencias entre los italianos. Pero aún más
grave fue el hecho de participar de los conflictos iniciados entre Papado e Imperio, cada uno
de los cuales intentaba imponer su propia autoridad. Fue en aquel periodo que se
conocieron los términos Güelfos y Gibelinos para indicar a aquellos que apoyaban al Papa y
a aquellos que tomaban parte por el Emperador. En este sentido la Comuna de Florencia
fue la que soportó una vida más tumultuosa puesto, que pasó muchas veces del gobierno
de los Gibelinos a aquel de los Güelfos.
En el Duecento, Italia presentaba al Norte un orden muy distinto aún de aquel del Sur, aún
desde el punto de vista institucional: las Comunas al Norte y un estado monárquico al Sur.
En el Centro se extendía el Estado Pontificio que impedía la unión de ambas partes. El
Estado monárquico que abrazaba casi toda Italia Meridional y Sicilia había sido fundado por
los normandos (casa de Francia).
En los últimos años del siglo, algunas ciudades comunales (una de las primeras fue Milán)
destruidas por los conflictos internos, iniciaron aquellas transformaciones que cambiaron la
situación de Italia conduciéndola lentamente a la época de las Señorías y de los
Principados.
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Dante comenzó su carrera política en el año 1295 cuando fue electo miembro del Consejo Especial
del Capitán del Pueblo; en mayo de 1296 formó parte del Consejo de los Cien; en mayo del 1300 fue
enviado como embajador a San Geminiano y durante el período comprendido entre el 15 de junio y el
15 de agosto del mismo año, se desempeñó como Prior de Florencia.