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CULTURAL: LA INFLUENCIA
DEL POSTESTRUCTURALISMO
Y EL AUGE DE LA
INTERDISCIPLINARY) AD
Dirigido por:
IG N A C IO O LÁBARRI
y FRANCISCO JA V IE R CASPISTEGUI
SUMARIO
Introducción .................................................................................................. 9
Agradecimientos ...................................................................................... 13
Sobre los autores ..................................................................................... 15
Primera parte
CO NFERENCIAS
«Roger Chartier
La historia hoy en día: dudas, desafíos, propuestas ...................... 19
^D onald R. K elley
El giro cultural en la investigación histórica ................................. 35
F. R. A nkersmit
La verdad en laliteratura y enla historia ...................................... 49
L ucían H olscher
Los fundamentos teóricos de la historia de los conceptos ( Begriffs-
geschichte) .................................................................................... 69
A Peter Burke
Historia cultural ehistoria total ......................................................... 115
Santiago Sebastián
Nueva lectura de Las Meninas: un retrato emblemático y pedagó
gico 123
SUMARIO
I gnacio Olábarri
La resurrección de Mnemósine: historia, memoria, identidad ...... 145
José A ndrés-Gallego
Historia cultural e historia religiosa ............................................... 175
Segunda parte
MESAS REDONDAS
Apéndice
Z ília O sório de Castro
La historia cultural en Portugal .................................................... 303
Introducción
LUCIAN HÓLSCHER
Universidad de Bochum
sociales; hoy es mucho más: incluye la historia de las ideas tanto como la de
las instituciones políticas, los aspectos privados de la vida familiar tanto
; como los aspectos públicos de la cultura nacional. De hecho, parece no
haber objeto que no pueda ser tratado según orientaciones y categorías
sociológicas. Una bibliografía moderna de la historia social alemana, que
abarca sólo los dos últimos siglos, contiene no menos de 73 capítulos, y
pretende recoger únicamente los títulos más importantes en más de 400
páginas. Otra bibliografía reciente sobre el movimiento obrero alemán en el
período 1863-1914, más detallada, contiene más de 20.000 referencias publi
cadas entre 1945 y 19751.
La investigación sobre los aspectos sociales de las colectividades históricas
es todavía la forma más estimulante de investigación histórica: apenas puede
imaginarse que una futura concepción de la historia no tenga en cuenta los
modelos del análisis cuantitativo y la autoexplicación teórica, niveles que
fueron establecidos por la historia social. Pero también hay fallos y puntos
débiles en el concepto de historia social. Uno de ellos es la sorprendente
tendencia a dividir la historia en pedazos, un sinnúmero de objetos separados
tales como la historia de los obreros, de las clases medias (incluyendo sus
diferentes profesiones), de la nobleza, de los sindicatos, de los grupos de
presión burgueses y de los partidos políticos; del gobierno, de la burocracia y
del ejército; de las iglesias y del sistema educativo, de las naciones y de las
minorías étnicas, de los hombres y de las mujeres, de los viejos y de los jó
venes, etc. Los historiadores sociales — hablo de la media, no de una peque
ña elite— están muy ocupados en distribuir el material histórico en estuches
ya dispuestos, cada uno de ellos etiquetado con una de esas categorías. Pero
j no se preocupan demasiado por los fenómenos históricos que no encajan en
I esos estuches o que pertenecen a varios a la vez o que deben ser tratados en
j diferentes niveles teóricos, fin muchos aspectos la investigación histórica se ha
l vuelto «chata», simple, bajo el influjo de los historiadores sociales.
Es esta carencia o déficit lo que nos conduce a la historia cultural, un
campo de la historia que ha sido descuidado en la Gesellschaftsgeschichte
durante décadas (por ejemplo, en la historia religiosa del siglo xix, de la que
yo me ocupo, no ha existido un trabajo completo y moderno al menos
durante 40 años, desde finales de la década de 1930 hasta principios de la
década de 19801 2). Para mí, que provengo de una escuela de tradición
alemana, el concepto de historia cultural ( Kulturgeschichte) evoca algunas
asociaciones extrañas: a finales del siglo, xix la Kulturgeschichte fue concebi
da por el historiador alemán Karl Lamprecht como una alternativa teórica
a la historia política, que era el concepto dominante en aquel tiempo.
3 Una obra representativa de sus trabajos sobre historia conceptual es Terence Ball, James
Farr Russell, L. Hanson (eds,), Political innovation and conceptual change, Cambridge, 1989.
4 Cf. Friedrich Meinecke, Die idee der Staatsmson in der neueren Geschichte, Munich, 1924;
A rthur Lovejoy, The Great Chain o f Being, Cambridge (Mass.), 1936.
5 Johan Huizinga, Herbst des M ittelalters, Harlem, 1919; Bernhard Groethuysen, Die
Entstehung der biirgerlichen Welt- und Lebensanschauung in Frankreich, Halle/Saale, 1927.
LOS FUNDAMENTOS TEÓRICOS DE LA HISTORIA DE LOS CONCEPTOS 73
ambos, participa del cambio del lenguaje y del catfibio social. Como ejem
plo, una referencia al concepto «industrialización»: lo que desde nuestro
punto de vista parece ser un proceso continuo de desarrollo a lo largo de los
siglos xix y xx, resulta ser una nueva perspectiva sobre el cambio social
, cuando nos fijamos en la historia del concepto. Hasta 1900 la gente no se
percató más que de un aumento del trabajo industrial y de la expansión del
comercio de productos industriales. Su filosofía económica era que lo que se
ganaba en la industria se perdería en otros sectores de la economía, espe
cialmente en la agricultura. Para ellos, lo que ocurría ante sus ojos —prime
ro en Inglaterra, después en Francia, Alemania y Estados Unidos— era un
desarrollo desequilibrado de la economía. E incluso crearon una expresión
para designar los peligros sociales resultantes de dicho crecimiento desequi
librado de la industria: el concepto de «industrialismo».
Pero hacia 1900 algunos economistas comenzaron a reconsiderar sus
experiencias económicas: los modos industriales de producción, ¿estaban
limitados a ciertos sectores? ¿No podían ser utilizados en la agricultura de
la misma manera que en la industria? ¿Era una consecuencia necesaria que
la economía perdiera en otros sectores lo que ganaba en la industria? Los
que contestaban negativamente a esta última pregunta popularizaron el
concepto de «industrialización». Esperaban que los métodos industriales de
producción se extendieran a otros sectores de la economía e incluso al
conjunto de la sociedad. Por eso se hizo común en las dos primeras décadas
i de nuestro siglo hablar de la «industrialización» de la agricultura, del
¡\ comercio, de la cultura, de todo. La «industrialización» se convirtió en una
parte esencial de la modernización. Y sólo entonces la gente se dio cuenta de
que la industrialización había empezado muy pronto, en los siglos xvm y
xix, mucho antes de que se creara el concepto y se descubriera el proceso.
1 Permítanme aprovechar este ejemplo para una tesis más general. La
diferencia de los conceptos utilizados en la descripción histórica está moti
vada. mu\ a menudo por el retraso temporal entre dos perspectivas distintas
de un mismo objeto histórico, la perspectiva de los contemporáneos y la
perspectiva de los observadores actuales. Ambas perspectivas son importan
tes y posibles, pero difieren en que el objeto observado significa algo distinto
para ellas. En la epistemología de las ciencias históricas, la diferencia se
atribuyó una vez al progreso del conocimiento: se suponía que cada estadio
del conocimiento reemplazaba a los estadios anteriores. Pero la verdad de
esta teoría es muy limitada. Es cierto', que el paso del tiempo nos abre los
ojos a las consecuencias de los acontecimientos. Cuanto más remoto en el
tiempo es un suceso, más sabemos acerca de lo que resultó de él — si es que
tales cosas pueden concluirse en historia— .
Pero esta teoría también tiene muchos fallos y puntos débiles, porque en
historia el recuerdo es contrarrestado por el olvido. Los testigos mueren, las
fuentes son destruidas, la gente ya no se preocupa por cosas muy discutidas
en su propio tiempo. E incluso lo que llamamos un «suceso» en historia
LOS FUNDAMENTOS TEÓRICOS DE LA HISTORIA DE LOS CONCEPTOS 79
consigo, y convenció al Senado (de hecho sólo a parte de él) de que él tenía
que hacer todo eso por la libertad del pueblo romano y por su propio
honor. El discurso de César en el Senado se puede considerar como un
elemento en una sucesión de actos de diferente tipo: cruzar el río, marchar
hacia Roma, hablar al Senado romano. Pero ese discurso tenía también
otro carácter: describía, dibujaba la realidad al interpretar la situación políti
ca de Roma en los últimos diez o veinte años. Describir la realidad y actuar
sobre ella no eran más que dos caras de la misma moneda — y el Senado fue
víctima de esa ambigüedad— .
3. Permítanme pasar a un tercer y último punto: ¿a qué se llama
«concepto» en la teoría de la Begriffsgeschichte ? La definición lingüística de
un concepto es muy simple: el Begriff (concepto) es definido como «el
significado de una palabra», refiriéndose a algo «fuera» del lenguaje, lo que
en otras épocas se denominaba «cosa» u «objeto», y hoy, más bien, «referen
cia», ya que para el lingüista el mundo exterior es algo de lo que puede
hablarse sólo desde dentro del lenguaje mismo. No quisiera profundizar
demasiado en esta compleja cuestión. Prefiero tratarla a un nivel más
pragmático.
A l buscar el significado de las palabras en las fuentes históricas, dispone
mos de dos instrumentos para obtener información. Podemos consultar un
vocabulario antiguo un diccionario histórico, en los que los artículos siguen
la cronología histórica. El Oxford English Dictionary, el Dictionnaire de
I ’Academic Frangaise. y el Deutsche Worterbuch son diccionarios de este
tipo. Debajo de cada lema o encabezamiento se encuentra normalmente una
serie de definiciones, cada una correspondiente a un «significado» de la
palabra. La definición puede combinarse con frases-ejemplo o expresiones
compuestas, e información sobre unos y otros hallazgos.
Esta es una de las clases de diccionarios que se pueden utilizar. La otra
son las enciclopedias, como la Encyclopedia Brittanica o la Brockhaus ale
mana. Las enciclopedias no describen el significado o el empleo de las
palabras, sino el asunto al que éstas se refieren. La palabra del encabeza
miento no es más que el acceso al artículo, una especie de ventana lingüísti
ca al mundo de los hechos y relaciones «detrás» del lenguaje. Los lingüistas
suelen sentirse incómodos con las enciclopedias. Son demasiado complejas
para ellos, están demasiado relacionadas con el mundo exterior. Y es cierto
que, desde el punto de vista lingüístico, el concepto de enciclopedia parece
ser simple por una parte y sobrecarg'ado de metafísica por otra.
Para los lingüistas es importante apoyarse en definiciones claras. Para el
historiador esto no es de gran ayuda. Para él es un hecho importante el que
las palabras se refieran a muchas cosas a la vez, bien sea en el mismo o en
diferente contexto. Permítanme volver a referirme a un ejemplo: ¿qué es un
nación? Un «plebiscito diario», contestó Ernest Renan en 1871; un pueblo
unido por «la tierra y la muerte», respondió Charles Maurras, el político
nacionalista, 30 años después. La gente no está de acuerdo acerca de los
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