Está en la página 1de 5

Curso virtual

Pedagogía Científica de María Montessori

~ Pedagogía Científica y Desarrollo


humano parte II ~
Clase 3

Noviembre 2016
Prof. y Guía Montessori: Fernández Paula A

www.facebook.com/groups/balavatM
Libertad y disciplina

¿Cómo obtener la disciplina en una clase de niños con libertad?

María Montessori tiene una visión del universo en su totalidad. Para ella, la tierra y
todo lo que está en ella, incluyendo el ser humano, es parte del orden cósmico.
Existe una disciplina que mantiene el curso del universo. Los seres humanos como
parte del universo tienen que seguir patrones dictados por leyes de la naturaleza.
Para que el Universo exista debe haber un equilibrio dinámico. Todos los
elementos en el universo están en un proceso de desarrollo. Para que este
desarrollo tenga lugar, se necesita la colaboración de todos.

“El hombre necesita cumplir su misión en el orden cósmico. Para cumplir esta
misión necesita ser libre de desarrollar sus potencialidades individuales.”

En el sistema de educación Montessori el término disciplina es bastante diferente


a lo comúnmente establecido o escuchado, aquí la disciplina se funda sobre la
libertad, es una disciplina activa. Un individuo disciplinado dentro de un ambiente
Montessori es un individuo dueño de sí mismo que puede disponer de sí cuando
es preciso seguir una línea de conducta.

Disciplina activa es un concepto algo difícil de comprender y más aun de lograr


pero encierra ciertamente un elevado principio educativo, distinto de la coerción
ejercida hasta el presente, absoluta e indiscutible. Para nosotros es una disciplina
que hace avanzar al niño hacia la perfección, que lo acompañara toda su vida,
transformándose en un individuo correcto por costumbre en todas sus
manifestaciones sociales, así el niño se acostumbrara a una disciplina que no se
limita a la escuela sino que se extiende a la misma sociedad entera.

La libertad del niño ha de tener como limites el interés colectivo; educación de las
buenas maneras y de los actos. Respeto por ti, respeto por los demás y respeto
por el ambiente. Debemos impedir al niño todo aquello que pueda ofender o
perjudicar a los otros y todo aquello que sea un acto grosero. Pero hemos de
tener presente y en claro que todo lo que tenga un fin útil, cualquiera que sea,
debe ser tolerado y observado por la guía, ya hemos dicho que el maestro será
pasivo y su paciencia debe alimentarse de ansiosa curiosidad científica y de
absoluto respeto por el fenómeno que quiera observar. Es preciso que el maestro
entienda y sienta su posición de observador.

Debemos evitar detener movimientos espontáneos y renunciar a nuestra


costumbre de obligar a los niños a realizar actos por la imposición de la propia
voluntad; excepto y únicamente cuando se trate de actos inútiles o perjudiciales,
estos deben ser sofocados y destruidos.

La guía debe impedir todos los actos que no han de realizarse a fin de que el niño
aprenda a discernir lo bueno de lo malo. Es el punto de partida necesario para la
disciplina y representa el tiempo más difícil para la maestra. El niño debe adquirir
para lograr una disciplina activa la diferencia entre el bien y el mal, y es labor de
cada maestra y guía, no confundir al niño que bien pasividad y mal actividad,
como podíamos observar en nociones de disciplinas pasadas. Hemos de
disciplinar para el trabajo, para la actividad, para el bien. Cuando logremos
observar una clase donde los niños se muevan útil, inteligente y voluntariamente
sin hacer ruidos habremos logrado una clase muy bien disciplinada y
paulatinamente estos niños asimilaran un principio de orden colectivo, necesario
para funcionar en sociedad, primero en esa sociedad de niños que ellos mismos
están gestando y donde han de convivir un largo período y luego para salir y
desempeñarse en la sociedad como un todo.

La posibilidad de poder moverse guiado por su propio ego y no por la atracción


de las cosas conduce a la concentración sobre una sola cosa, y esto constituye
un fenómeno de origen interior.

El movimiento delicado y sensible es el único normal, es el aspecto sintético de un


orden que puede llamarse de disciplina interior. La disciplina de los actos
exteriores es la expresión de una disciplina interior organizada alrededor del
orden; el orden y la disciplina han de estar tan unidos que engendren la libertad.
La voluntad exterior difícilmente disciplina los actos porque falta la organización
interior. A esta disciplina interior ligamos la voluntad, que es una manifestación de
la Horme, energía vital, y es la dirección de los movimientos, si no se lleva a cabo
la acción no hay manifestación de la voluntad, gracias a los movimientos es que
vemos la voluntad como expresión externa, si ello no sucediera solo quedaría
relegada a un proceso interno.

Ya dijimos que libertad es uno de los principios fundamentales de la educación


Montessori y hablamos de libertad con límites, se transmite y elabora de modo
directo y particularmente en Casa de niños; y libertad con responsabilidad en
Casa de niños es más bien indirecta, la responsabilidad aquí la da el ambiente y
el cuidado que este merece. Mayormente la responsabilidad se trabaja en Taller I.

Si nos preguntamos qué es Responsabilidad caemos en la raíz, responder. Por


tanto, ser responsable es ser capaz de responder, y para ello un ser humano
necesita tener el conocimiento y la habilidad para hacer aquello que se le pide, si
el niño no tiene el conocimiento o no sienta la habilidad para hacer alguna cosa,
o tomar una decisión es cuando aparece la inseguridad.

Podríamos afirmar entonces que si el niño adquiere conocimientos, es decir, le


brindamos experiencias significativas, a través de un ambiente preparado, y
permitimos que desarrolle sus habilidades y potencialidades obtendremos un niño
independiente; ya que el concepto de independencia se liga a aquel organismo
capaz de subsistir y funcionar sin la ayuda inmediata de otro. María Montessori nos
decía “el ser humano podía ser independiente sin ser libre, pero jamás podrá ser
libre si no es independiente”

Teniendo en cuenta lo expuesto hasta aquí hemos de saber que cuando un niño
es capaz de obedecer es porque ha desarrollado su voluntad, su última etapa
consciente, y puede escoger libremente el deseo de seguir a otro. Este es el
tercer grado de la obediencia, y el grado por el que el educador debe sentir una
gran satisfacción cuando el niño acepta obedecer y seguirlo.

Ahora bien, hablaremos de autoridad. Hemos de diferenciar entre autoridad


racional y autoridad irracional. La primera tiene como base la experiencia. Es el
adulto la autoridad por determinado período de tiempo, mientras que el niño o el
joven tienen el conocimiento y las habilidades para ser responsable de sus actos.
Estas relaciones generan una experiencia enriquecedora para ambos. Mientras
que la autoridad irracional es imparcial, ya que el adulto siempre es la autoridad
porque ésta se basa en el control y el poder. Aquí el adulto nunca confía en otra
persona ni la cree suficientemente madura.

Respecto de los límites en un ambiente Montessori podemos distinguir cuatro de


ellos:

El interés colectivo (mi libertad llega hasta donde tu libertad comienza).


El conocimiento precede a la acción.
El uso del material.
El material está limitado.

Tanto limites como reglas deben estar bien delimitadas desde los primeros días en
que comienza una comunidad viva Montessori. Las reglas han de ser claras,
democráticas, respetuosas, deben reconocer el deseo del niño pero a la vez
tener consecuencias. Deben ser firmes pero amables, deben tener en cuanta al
niño, ser reglas conscientes, con sentido.
Es cierto que en la educación Montessori utilizamos mucho la palabra trabajo y
esto a veces a quienes desconocen la pedagogía suele sorprenderles o generar
una idea errónea.

¿Qué nos quiso comunicar María Montessori con la palabra TRABAJO?

El trabajo responde a las necesidades de desarrollo del niño, cada trabajo


propuesto en el ambiente y pensando para el niño posee un propósito inteligente.
Son actividades reales que cada niño elige libremente, por la tanto involucra
interés y atención, ya que no fue impuesta. El mismo trabajo lo repite las veces
que quiera porque estará satisfaciendo una necesidad o perfeccionando una
habilidad.

El hecho de elegir libremente que trabajo hacer, el poder repetirlo todas las veces
que quiera y por el tiempo que quiera es lo que promueve concentración y
normalización. Por ello es tan importante el respeto que el ambiente merece,
debe estar medido además de ordenado, ajeno a confusiones y
superficialidades.

Como adultos responsables y guías debemos poner límites para los niños y no
reglas cómodas para nosotros y eso es lo que debemos poder transmitir a los
niños. Si bien queremos niños autónomos y responsables, no todo es compromiso
por parte del niño. Algunas obligaciones nos corresponden a los adultos guías
como lo son presentar un ambiente con actividades que promuevan la
independencia y le permitan al niño ser libre en la práctica de la libertad,
teniendo en claro y enfatizando que en ningún momento será libertinaje.

Hemos de saber y tener presente que la responsabilidad es un proceso que se


adquiere a través de experiencias y conocimientos en el ambiente preparado.
María Montessori nos habla de libertad con responsabilidad como ya vimos, y de
auto-disciplina. Es nuestra tarea como educadores ayudar al niño a que sea libre
de hacer, a tomar las decisiones correctas y a escoger lo que es bueno para él.

“El principio de la libertad no es por tanto un principio de abandono, pero más


bien uno que llevándonos desde ilusiones a la realidad nos guiará al cuidado más
positivo y eficaz del niño”.

También podría gustarte