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Tendencias humanas

La Dra. Montessori consideraba los primeros años de vida del niño como los
más importantes para su desarrollo como ser humano, el cual se ve facilitado
por las tendencias humanas, que actúan como guías internas.
No debemos confundirlas con los periodos sensitivos, que junto a la mente absorbente
son un instrumento básico que la naturaleza proporciona al niño para lograr su
autoconstrucción y, en consecuencia, adaptarse a la vida.

Tanto los periodos sensitivos como la mente absorbente son aspectos que se
presentan en todos los individuos y se convierten en las leyes que regulan el
desarrollo del niño.

¿Qué son las tendencias humanas?

Los seres humanos somos capaces de adaptarnos a múltiples entornos y


realizar innumerables tareas porque nos guiamos por la inteligencia y el amor,
más que por los instintos; los seres humanos contamos con una serie de
tendencias humanas.

Las tendencias humanas son un sistema de guías naturales esenciales


para nuestra supervivencia y realización personal.

Éstas nos dirigen en nuestra búsqueda por comprender e integrarnos a nuestro


entorno y sociedad, ayudándonos a alcanzar nuestro máximo potencial.
Como científica, el objetivo de Maria Montessori era conocer a profundidad al niño.
Consideraba que, como educadores, debemos conocer y respetar las características
de los niños, para verdaderamente contribuir y ayudarles en su desarrollo.

Para ello, Montessori comparó las características del niño yuxtaponiéndolas


con las de los animales. Estos últimos se guían por instintos, lo cual les facilita
la supervivencia; los humanos en cambio nacemos indefensos incluso para
alimentarnos, por lo que durante los primeros meses de vida dependemos
completamente de nuestra madre y de la conexión amorosa que se entabla con
ella.
Es debido a este lazo único y emocional que los niños llegan a entablar y
cultivar vínculos con el entorno y pueden abrirse a una vida con posibilidades
infinitas.

Características de las tendencias humanas

Las tendencias humanas son universales y atemporales.

Por ejemplo, un niño pequeño de América no se comportará de manera


diferente a su contemporáneo en Rusia. Ambos querrán caminar con la mayor
frecuencia posible y tocar los objetos que les interesan.

Del mismo modo, el niño nacido hace dos siglos sentía la misma curiosidad por
su entorno como el niño de hoy en día.

También se manifiestan en los adultos.

Si bien en este artículo abordamos las tendencias humanas y la forma en que


se manifiestan en el niño, cabe destacar que estas también se observan en los
adultos.

Es evidente que el comportamiento de un adulto difiere del de un niño pequeño,


pero la tendencia motivadora no varía.

Por ejemplo, el adulto tiene una gran cantidad de experiencias en las que
basarse, así como la capacidad de proyectarse hacia el futuro, y su tendencia a
la exploración se proyecta de una manera muy diferente a la del niño de 13
meses.

En este caso, la exploración que manifestará el adulto estará orientada a


objetivos y enfocada en la meta, mientras que para el niño el interés se
centrará en lo sensorial, preguntándose cómo se sentirá, por ejemplo, un objeto
en su boca.

¿Por qué es importante conocerlas?


Las tendencias humanas, sin importar en qué momento de la vida o en qué
ambiente nos encontremos, nos ayudan en nuestra tarea de sobrevivir y
familiarizarnos con nuestro entorno particular.

Por lo tanto, como educadores, madres o padres, nuestra tarea es observar la


manifestación de esas tendencias en el niño y contribuir para que las pueda
satisfacer por sí mismo.

Así estaremos ayudando a su desarrollo natural, poniendo las bases para que
se convierta en un miembro feliz y funcional de la sociedad. 10 tendencias
humanas Montessori

Como ya hemos visto, las tendencias humanas son instintos clave para nuestro
desarrollo.

Es fundamental que los que estamos involucrados en la educación (docentes,


padres, madres…) sepamos cómo se manifiestan dichas tendencias en los
pequeños. Así podremos identificarlas, contribuir a que se satisfagan y ayudar
a los niños en su desarrollo.

A continuación, presentamos las 10 tendencias humanas principales según la


Dra. Montessori:

1. Orden

La necesidad de orden está presente a lo largo de toda nuestra vida.

Los bebés buscan el orden con los ojos, creando asociaciones y categorías,
sintetizando y llegando a comprender las cosas del mundo.

La mente en desarrollo necesita orden, este se convierte en el combustible


necesario para encender el fuego de la inteligencia.

En los adultos, el orden resulta necesario para realizar incluso la tarea más
simple como, por ejemplo, limpiar un suelo sucio: comprender el papel de cada
elemento implicado en la limpieza y saber dónde colocarlo.
Este es un claro ejemplo claro de la necesidad del orden en nuestras vidas. En
este sentido, el orden no es simplemente limpieza; es el poder de la asociación
entre los elementos.

La capacidad de reconocer el orden y entablar una relación con él es lo que da


origen a la orientación, otra de las tendencias humanas Montessori.

2. Orientación

La orientación es la tendencia innata del niño que le lleva a comprender las


relaciones de causa y efecto.

Para los pequeños es de suma importancia sentirse seguros en su entorno, la


posibilidad de predecir lo que sucede dentro de este les permite una relación
positiva con el mismo.

Al crear consistencia en el ambiente, se refuerza este aspecto y el


niño aprenderá a confiar tanto en el espacio físico como en las personas que
lo integran.

La seguridad es la base de la independencia. Si un niño no se siente cómodo y


seguro de sí mismo en su entorno, tendrá mas dificultades para que se
manifiesten otras tendencias humanas, como la exploración, la comunicación,
la actividad y el trabajo.

El orden y la orientación son consideradas tendencias fundacionales del


desarrollo.

3. Exploración

La exploración es la tendencia a interactuar con nuestro entorno. Se caracteriza


por el movimiento del cuerpo, desde el más mínimo movimiento del ojo hasta
el paso más largo del pie.

Los bebés usan sus ojos y su mente para explorar el entorno, pero
posteriormente, con el desarrollo de la movilidad, la exploración se vuelve aún
más sensorial.
La principal diferencia de esta tendencia con las de orden y orientación es
que la exploración es activa: el niño es consciente de que está explorando y la
curiosidad despierta esta actividad.

Es posible que el niño pequeño no tenga un objetivo en mente cuando saca


un cubo de la caja, solo quiere saber algo sobre ese objeto.

4. Comunicación

El deseo de comunicarnos surge de la necesidad de relacionarnos con otros


humanos.

La forma más básica de comunicación proviene de la necesidad del bebé de


conectar con su madre, a través de esta el niño puede expresar sus
necesidades por medio de las vocalizaciones, expresiones o movimientos.

En algún momento, estas “expresiones” se convierten en formas conscientes


de comunicación. Por ejemplo, la primera vez que un niño llora por hambre,
puede que se sorprenda gratamente de que su madre venga a cubrir esa
necesidad. Es así que el niño se da cuenta de que sus acciones provocan una
respuesta en quienes le rodean.

El niño desarrolla lentamente una forma de comunicación más avanzada: la


lengua materna. Si bien ciertas formas de comunicación nunca cambian, como
llorar para expresar dolor emocional y físico o reír para expresar alegría, el
advenimiento de la fluidez en la lengua materna abre infinitas posibilidades de
expresión para los niños.

El lenguaje es el factor más importante en la evolución y el progreso de la


sociedad, ya que sin la capacidad de comunicarnos unos con otros sería
imposible cooperar y trabajar juntos hacia la consecución de metas.

Como educadores, debemos mostrar con el ejemplo que:

La comunicación es más que solo hablar para ser escuchado, es escuchar


activamente, con un oído comprensivo, a nuestro prójimo.
Si el niño pequeño sabe que sus sentimientos y opiniones son atesorados, será
más probable que trate las palabras de los demás con respeto.

5. Actividad

La tendencia a la actividad de los pequeños se manifiesta como una necesidad


de movimiento. Estos suelen actuar sobre el entorno de muchas maneras, lo
hacen a través de la exploración con los ojos, las manos y la boca,
manteniéndose siempre activos.

En el ambiente preparado Montessori, el niño tiene muchas opciones para


actuar y mantenerse activo, tiene libertad de elección y puede llevar a cabo un
trabajo productivo.

Como adultos, debemos permitir que el niño siga sus propios intereses y elija
las actividades que necesita para construirse y crecer. Es necesario entender
que debemos respetar y honrar la tendencia del niño pequeño hacia la
actividad.

Para permitir el desarrollo de los niños, debemos limitar las restricciones al


movimiento y a la actividad productiva.

6. Manipulación

La Dra. Montessori sostenía que nuestras manos son el instrumento de la


inteligencia. Al usarlas, el niño adquiere un sentimiento de empoderamiento,
pues ejerce su voluntad sobre el medio que le rodea.

Es a través de la mano que el niño tiene la posibilidad de cambiar el entorno y


esta es su primera muestra de creatividad.

En el ambiente Montessori, el trabajo que realizan los pequeños al manipular


objetos tiene como objetivo fortalecer la mano y mejorar la conexión entre esta
y la mente.
Lo que la mano hace, la mente lo recuerda.Maria Montessori.
Los niños demuestran esta necesidad participando en acciones repetitivas, que
les llevan a concentrarse y a perfeccionarse.

7. Trabajo

Montessori definió el trabajo como una actividad que tiene una meta o un
propósito inteligente.

El trabajo es el encargado de desarrollar el intelecto, ya que este requiere de la


resolución creativa de los problemas. Es por medio del trabajo que el niño
pequeño desarrolla las habilidades lógicas y el razonamiento.

La Dra. Montessori descubrió que los niños, en realidad, prefieren el trabajo al


juego imaginario o la inactividad. Por ejemplo:

Un niño encuentra que ayudar en la cocina es preferible a fingir que lo hace


en una pequeña “cocina” de plástico.

Esto se debe a que, cuando en la actividad realizada está implicado el trabajo


óculo manual, esta es intrínsecamente satisfactoria o motivante.

Además, el niño adquiere el sentimiento de pertenencia y se siente orgulloso


de sí mismo y de su rol social emergente dentro de su propio núcleo.

Los maestros y los padres debemos permitir que el niño continúe con su
trabajo sin interrupción y abstenernos de brindar ayuda no solicitada.

Consideremos que debemos proporcionar trabajos adecuados a las necesidades


e intereses de los niños, según la etapa de desarrollo en la que se encuentre.

8. Exactitud

La tendencia humana a la exactitud está íntimamente ligada a la repetición. La


repetición ayuda al niño pequeño a desarrollar precisión o exactitud en las
habilidades motoras, lo que le permitirá asumir metas más amplias y
abstractas en su trabajo.
La exactitud se manifiesta al autocorregirse. En este proceso se logra ajustar,
repensar y refinar las estrategias para alcanzar una meta.

En el aula Montessori se proporcionan al niño actividades y materiales que le


permiten “autocorregirse”, lo que fomenta la tendencia a la
exactitud. Nuevamente, es de suma importancia que el adulto no interfiera en el
trabajo del niño.

Las actividades deben tener un propósito e interés determinado para el


niño, y no deben ser impuestas por el adulto, pues se corre el riesgo de
obstaculizar el desarrollo de la habilidad de resolución de problemas.

9. Abstracción

Los seres humanos comparten una propensión única al pensamiento


abstracto.

Sin esta tendencia, tendríamos un mundo desprovisto de arte, imaginación y


espiritualidad. No seríamos capaces de comunicarnos o asignar símbolos
abstractos a objetos o sentimientos reales.

Seríamos criaturas confinadas al presente, no imaginaríamos el futuro ni


aprenderíamos del pasado, careceríamos de la capacidad de empatizar con los
demás y viviríamos en un mundo unidimensional.

Para lograr la abstracción, el niño debe anclarse en las impresiones


sensoriales que recopiló, clasificó y procesó cuando era un bebé y un niño
pequeño.

El niño construye su mente a partir de la realidad sensorial que percibe y


procesa. Una vez que haya desarrollado esta base firme podrá comenzar a
crear cosas e ideas nuevas.
10. Auto perfección

El impulso innato de auto perfeccionamiento actúa como la fuerza detrás de


todas las demás tendencias humanas. El camino hacia la auto perfección, las
nutre y compromete.

Esta tendencia nunca deja de funcionar en el ser humano sano, pues estamos
en una búsqueda continua de la perfección, ya sea espiritual, física o mental.
Cuando nos referimos al “perfeccionamiento” no debemos pensar en una forma
arquetípica, sino que debemos reconocer que cada persona define su propia
perfección o meta.

El objetivo puede ser pequeño o grande, pero el trabajo no tendrá un propósito


a menos que este parta de la iniciativa personal.

La Dra. Montessori pudo crear herramientas y un método que ayuda al


desarrollo humano.

El trabajo que el niño realiza dentro de un ambiente preparado Montessori sigue


los intereses del niño, trayéndole felicidad, satisfacción, autorrealización y
progreso social.

Si tenemos presentes las tendencias humanas Montessori, podremos entender


al niño y proporcionarle un espacio donde pueda alcanzar su máximo
desarrollo.

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