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Tema 6
Historia clínica y anamnesis sexual.
Estudios complementarios.
Clasificación de los trastornos
sexuales
Autores:
Froilán Sánchez Sánchez1 y Elena Villalva Quintana2
1
Centro de Salud de Xativa. Xativa (Valencia). 2Medicina familiar y comunitaria. Área Sanitaria III, Alcalá
de Henares (Madrid)
Índice
1. Introducción y objetivos
2. La anamnesis sexual: habilidades y actitudes
Froilán Sánchez Sánchez
2.1. Dificultades para su realización
2.2. La necesidad de la búsqueda activa
2.3. Condiciones necesarias
2.4. Pauta propuesta
3. Estudios complementarios
Froilán Sánchez Sánchez
Tema 6. Historia clínica y anamnesis sexual. Estudios complementarios. Clasificación de los trastornos 1
sexuales.
Froilán Sánchez Sánchez y Elena Villalva Quintana
4. Clasificación de los trastornos o disfunciones sexuales
Elena Villalva Quintana
4.1. Clasificación por subtipos de los trastornos sexuales
4.2. Trastornos sexuales relacionados con otros problemas
4.3. Trastornos en el ciclo sexual
4.4. Trastornos relacionados con dolor durante la actividad sexual (tabla 5.6)
4.5. Trastornos sexuales no especificados
4.6. Trastornos relacionados con la identidad sexual
4.7. Trastornos relacionados con excitación sexual anómala: parafilias
5. Bibliografía
Tema 6. Historia clínica y anamnesis sexual. Estudios complementarios. Clasificación de los trastornos 2
sexuales.
Froilán Sánchez Sánchez y Elena Villalva Quintana
1. Introducción y objetivos
La sexualidad constituye uno de los aspectos de la personalidad en el que es mayor el grado de
intimidad y privacidad. Preguntar a los pacientes acerca de su vida sexual suele despertar
recelos (sobre todo si lo que se pregunta no guarda relación aparente con el motivo inicial de
la consulta), sentimientos de vergüenza y/o de culpa.
El médico es también una persona con su propia sexualidad, su formación y sus vivencias, y
ello conlleva emociones y sentimientos con su correspondiente carga afectiva. Por su actitud, y
a través de su intervención, establece de manera inevitable fenómenos de transferencia y
contratransferencia con los pacientes. En relación con la sexualidad, debe adoptar una actitud
de neutralidad que exige despojarse de prejuicios e informar y respetar las opciones elegidas
libremente por quien consulta.
Los objetivos perseguidos al elaborar este capítulo han sido los de dotar al médico de las
habilidades y actitudes apropiadas para realizar una correcta historia clínica, informarle de los
estudios complementarios esenciales en salud sexual, así como de las principales disfunciones
sexuales que se le pueden presentar en la clínica.
2. La anamnesis sexual: habilidades y actitudes
2.1. Dificultades para su realización
Pueden ser inherentes al profesional, proceder del paciente o del sistema asistencial. Con
frecuencia estas barreras tienen un efecto aditivo y la sexualidad de quien consulta queda
alejada del interés médico.
2.1.1. Por parte del profesional
Los planes de formación de pregrado, postgrado y de formación continuada, muestran poco
interés por la sexualidad. Aunque existe buena formación anatómica y fisiológica, los
conocimientos adquiridos sobre sexología clínica son escasos.
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sexuales.
Froilán Sánchez Sánchez y Elena Villalva Quintana
Las áreas de competencias se centran excesivamente en la patología médica, en especial en las
enfermedades más prevalentes: diabetes, hipertensión, dislipemias, enfermedad pulmonar
obstructiva crónica (EPOC), etc., en perjuicio de aspectos tan fundamentales para la salud
integral del sujeto como la salud mental, sexual y laboral.
Se observa una resistencia o escasa receptividad, consciente o no, del profesional a abordar la
sexualidad, debido a sus limitaciones, a que sigue siendo un tema tabú en la cultura médica
y/o por temor a ser juzgado negativamente por los pacientes o por los compañeros.
Hay también una falta de habilidades para abordar aspectos íntimos y privados.
Existe un reduccionismo sexista que tiende a identificar sexualidad exclusivamente con
procreación o función eréctil.
Existe asimismo la creencia de que no se dispone de instrumentos beneficiosos para las
personas con disfunción sexual (DS).
Las DE se consideran a menudo como “normales a esa edad”.
Hay un temor a ser malinterpretado, generalmente cuando el sexo del profesional y del
paciente son distintos, o a la judicialización del acto.
Se tiende a descuidar la atención a grupos vulnerables, sobre todo adolescentes, inmigrantes y
minorías étnicas, que requieren información dirigida a la prevención de situaciones de riesgo y
a la promoción de una sexualidad responsable.
2.1.2. Por parte del paciente
Se observan:
o Temor o pudor para plantear aspectos de su intimidad sexual.
o Temor a ser juzgado.
o Temor a que otras personas conozcan sus tendencias, sus problemas o sus dificultades
sexuales (vulneración de la confidencialidad).
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o A menudo, ignorancia de que muchos síntomas físicos por los que consultan pueden
deberse a trastornos de la esfera sexual.
o Desinformación y falta de educación sexual con tendencia a una reducción organicista
de la sexualidad (genitalización).
o Negación de la propia sexualidad.
o Creencias religiosas y convicciones morales que identifican sexualidad exclusivamente
con función reproductora.
o Dificultades en la comunicación, bien sea por desconocimiento del idioma o por
barreras culturales.
o Presencia de terceras personas.
2.1.3. Por dificultades del sistema
La salud sexual, como elemento a integrar en el concepto de salud global individual, no tiene
una consideración prioritaria en los planes de salud.
Los problemas derivados de la sexualidad, en el mejor de los casos, pueden ser detectados,
pero no se dedican suficientes recursos públicos para su abordaje.
Los centros sanitarios no suelen disponer de una infraestructura que garantice la
confidencialidad, aunque en ocasiones son los profesionales, con sus actitudes negativas o sus
omisiones, quienes no favorecen el clima adecuado.
Las condiciones de trabajo dificultan poder llevar a cabo actividades preventivas y de
orientación sobre temas sexológicos y reproductivos.
Hay una escasa colaboración entre los sistemas sanitario y educativo para implantar en las
escuelas e institutos modelos que incorporen de forma sistemática y efectiva la información
sexual que requieren nuestros jóvenes.
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La escasez de tiempo de duración de las consultas, por una inadecuación de recursos, dificulta
el abordaje integral de la salud.
2.2. La necesidad de la búsqueda activa
Los pacientes no suelen consultar por sí mismos sus problemas sexuales. En el estudio EDEM
solo el 16,5% de los que presentaban disfunción eréctil (DE) consultaban motu proprio su
enfermedad al médico. A veces, un comentario de la pareja lo pone al descubierto, pero es la
búsqueda activa por parte del médico lo que resulta decisivo para que aflore esta patología.
La detección activa de las DS, o de las ideas erróneas sobre sexualidad y reproducción, se
consigue preguntando a los pacientes acerca de su sexualidad, sobre todo entre la población
de riesgo (tabla 6.1), ya que es bien conocida su repercusión tanto sobre la función sexual de la
pareja como sobre la calidad de vida de ambos, llegándose incluso a asociar vida sexual
satisfactoria con longevidad.
Además, las DS pueden ser la expresión de patologías ocultas y su aparición se considera a
menudo un factor predictivo de enfermedades que implican riesgo vital.
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Con independencia de cuál sea el sexo
Presencia de FRCV, patología cardiovascular o respiratoria crónicas.
Infecciones urinarias o genitales.
Infecciones o lesiones traumáticas proctológicas.
Incontinencia de orina.
Convalecencia tras cirugía. Antecedentes de cirugía pélvica.
Lesiones dermatológicas sugestivas de ETS.
Pacientes que acuden solicitando serología de VIH, lúes o VHB/VHC.
Parejas de personas seropositivas (VIH o VHB).
Drogodependencia (especialmente ADVP).
Viajes (turismo sexual).
Antecedente de traumatismos pélvicos o perineales.
Síntomas psicológicos: insomnio, depresión, trastorno de pánico y otros trastornos de
ansiedad, trastorno somatomorfo, anorexia o bulimia nerviosas, trastorno de personalidad
(especialmente el trastorno límite de personalidad).
Tratamiento con fármacos que alteran la libido o la respuesta sexual.
Hipersensibilidad al látex.
En la mujer
Antecedente de embarazo no deseado.
Desarreglos menstruales.
Solicitud de consejo sobre métodos anticonceptivos.
Situaciones de toma de anovulatorios sin control médico.
Solicitud de anticoncepción de emergencia.
Durante el embarazo y en el puerperio.
Síntomas climatéricos.
Otros síntomas ginecológicos.
Si se sospechan malos tratos o abusos sexuales.
En el hombre
Presencia de síntomas urinarios, prostáticos o genitales.
Síndrome de déficit de testosterona.
Situaciones en las que acude con la pareja para solicitar contracepción postcoital o consejo
sobre métodos anticonceptivos.
Cuando se sospecha que es el causante de malos tratos o de abusos sexuales.
ETS: enfermedades de transmisión sexual; ADVP: adictos a drogas por vía parenteral.
Tabla 6.1. Circunstancias en las que se recomienda la búsqueda activa.
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2.3. Condiciones necesarias
Es requisito indispensable crear un clima de confianza en el que el paciente perciba la
confidencialidad del encuentro y el interés por ayudarle (en la tabla 6.2 figuran losfactores que
deben tenerse en cuenta).
Factores previos a la anamnesis sexual que hay que considerar
Edad (las edades extremas tienen mayor riesgo de disfunción o de conductas de riesgo).
Nivel cultural de la persona que consulta y situación familiar.
Si tiene o no pareja estable.
Motivo de consulta: ¿guarda relación directa con su sexualidad? ¿acude solo/a o
acompañado/a?
Antecedentes personales.
Presencia de FRCV.
Factores de riesgo de ETS.
Factores riesgo de maternidad no deseada.
Factores de riesgo de maltrato.
Factores de riesgo de disfunción sexual.
Consumo de fármacos o de drogas.
El estado cognitivo y afectivo (ansiedad, duelo, depresión, trastorno adaptativo, etc.)
FRCV: factores de riesgo cardiovascular; ETS: enfermedades de transmisión sexual.
Tabla 6.2. Factores previos a la anamnesis sexual que hay que considerar.
La entrevista debe regirse por el sentido de la oportunidad y se llevará a cabo con naturalidad,
empatía y manteniendo una actitud de escucha activa, cuidando el lenguaje no verbal, sin
emitir juicios de valor y utilizando un lenguaje neutral al preguntar acerca de los compañeros
sexuales.
Es recomendable utilizar preguntas abiertas para evitar respuestas de sí o no, sin inducir la
contestación (ej.: “no eres homosexual ¿no?”), ni calificativos confusos o cargados de
prejuicios (ej.: “promiscuidad”).
En las personas que padezcan enfermedades crónicas con repercusión metabólica, vascular,
neurológica o psiquiátrica, debemos interesarnos por su sexualidad, siempre que las
circunstancias o el sentido de la oportunidad no lo desaconsejen. Así, evitaremos preguntar a
pacientes con sintomatología paranoide, a aquéllos con síntomas maníacos o con ideación
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delirante, así como a aquellos en los que, por su avanzada edad y circunstancias personales, la
pregunta resulte improcedente.
En los adolescentes conviene sondear sus conocimientos y actitudes sobre métodos
anticonceptivos y prevención de enfermedades de transmisión sexual (ETS), cuando las
circunstancias de la entrevista y del joven lo recomienden. Es preferible no preguntar delante
de los padres o de otros acompañantes y cuando la edad, el grado de autonomía, o las
tendencias grupales lo desaconsejen.
Si detectamos resistencia por parte del paciente, habrá que aceptarla e intentar vencerla
poniendo en práctica técnicas de entrevista clínica que favorezcan la empatía, pero sin insistir,
ya que el resultado puede ser contrario al que se persigue. Para afrontarla podemos recurrir a
nuestra asertividad: “Parece que le incomoda hablar de estas cuestiones, y lo entiendo, pero
piense que si cree tener algún problema, puede ser beneficioso para usted explicarlo, ya que,
conociendo de qué se trata, tal vez podamos ayudarle. Si lo desea, lo hablamos ahora, y si no,
lo dejamos para otro momento, ¿qué le parece?”.
A veces lo que incomoda al paciente es el sexo de quien le entrevista. En ese caso también
conviene abordar la situación de una forma empática y asertiva, respetando que se prefiera
hablar con otro profesional. Lo que nunca debe ocurrir es que el médico se ofenda o enoje
porque el paciente se niegue a tratar estos temas con él, lo cual es de especial importancia
cuando coinciden personas de diferente raza, cultura y/o religión.
En pacientes con sospecha de DE se puede recurrir a fórmulas como la siguiente: “Hay
pacientes con hipertensión, como usted, a los que les cuesta conseguir o mantener la erección;
en ese aspecto, ¿cómo le van las cosas?”.
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2.4. Pauta propuesta
En la tabla 6.3 se muestra la información necesaria para configurar una anamnesis sexual
básica.
Datos puberales (edad de la menarquia, poluciones nocturnas).
Primeras experiencias sexuales (edad, orientación sexual, conductas de riesgo de embarazo
o de ETS, vivencia y/o grado de satisfacción).
Relaciones actuales (inexistentes, masturbatorias, monogámicas, parejas múltiples u
ocasionales).
Información sobre la respuesta del ciclo sexual (deseo, excitación, orgasmo) en el pasado y
en el momento actual.
Tabla 6.3. Contenidos de una anamnesis sexual básica.
Algunas preguntas pueden intimidar al paciente; su conveniencia o no y el momento de
hacerlas dependerá de cada caso y del grado de confianza establecido con la persona
entrevistada.
Se propone la siguiente pauta para la realización de la anamnesis sexual:
o En el momento oportuno de la entrevista clínica, podemos preguntar: “¿Considera que
sus relaciones sexuales son satisfactorias?” Si la respuesta es sí, deberíamos añadir:
“¿Tanto para usted como para su pareja?”. Si la respuesta vuelve a ser afirmativa,
haremos preguntas orientadas a conocer el nivel de información que posee el o la
paciente, y a la existencia de conductas de riesgo (si utiliza métodos anticonceptivos, si
hay una única pareja sexual o más, si existe algún síntoma que pueda orientarnos
sobre la existencia de ETS u otro tipo de trastornos (por ejemplo, del ciclo genital
femenino, o síntomas prostáticos en el varón). La forma en que nos responda y su
lenguaje no verbal nos orientarán tanto sobre su actitud hacia la sexualidad como
hacia nuestras preguntas. Podemos encontrar actitudes defensivas, de evitación o de
franco rechazo, ante las que debemos responder con respeto, pero de forma asertiva,
aclarando: “La sexualidad también forma parte del estado de salud, es por eso por lo
que le he preguntado, pero si le molesta, lo dejamos para otro momento”. Cabe la
posibilidad de que esta última fórmula sea la introducción a la anamnesis sexual.
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o Cuando a la pregunta inicial el o la paciente responde que sus relaciones sexuales no
son satisfactorias, proponemos una fórmula abierta que dé opción a que explique qué
es lo que, bajo su punto de vista, no va bien. Así, podemos preguntar con un simple
“¿Por qué?” o bien con un “¿Cuál cree usted que es el problema?”. A medida que
avanzamos en esta anamnesis, vemos que el abanico de posibilidades de respuesta se
va abriendo más. Nos puede responder que no mantiene relaciones sexuales, que no
tiene pareja estable, puede que nos comente que tiene conflictos con su pareja (que
podrían explicar la insatisfacción) o que la falta de sintonía en las relaciones sexuales
ha precipitado conflictos entre los dos, puede ser que tenga más de una pareja sexual,
o que exista un conflicto de orientación sexual, etc. Tampoco es infrecuente que en
este punto de la entrevista nos responda que agradece que le preguntemos sobre ello,
porque tiene un problema que no sabía cómo ni a quién plantear.
o Si la actitud de la persona entrevistada es receptiva, pero después de haberla
escuchado aún no nos queda claro cuál es el problema, podemos concretar más con
preguntas sobre el deseo (que puede estar alterado en uno u otro sentido, o bien
puede ser asincrónico con el de la pareja), sobre la fase de excitación (generalmente,
problemas relacionados con la lubricación vaginal o con la erección) y sobre la fase de
orgasmo (anorgasmia, eyaculación precoz, retardada, ausencia de eyaculación). Es
conveniente saber qué circunstancias pueden estar motivando el trastorno
(dispareunia, vaginismo, tratamiento con determinados fármacos, enfermedades
médicas intercurrentes, trastornos mentales, consumo de drogas, etc.). Interesa saber
también si el trastorno o la dificultad sexual es desde siempre (primario) o si aparece
después de un tiempo de actividad normal (secundario), y si se da siempre o solo en
determinadas circunstancias.
No olvidemos que en todos los casos habrá de valorarse de qué forma la DS está
repercutiendo sobre el psiquismo de la persona. Generalmente se verá afectada la autoestima,
aunque la causa de la disfunción no se encuentre en el paciente, sino que sea debida a un
problema de la pareja o a otras circunstancias. Cuando la pareja está cohesionada puede haber
una autoinculpación. La inculpación abierta o solapada del otro suele verse en parejas sin
cohesión.
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Cuando alguien acuda acompañado a la consulta por un motivo que inicialmente no guarda
relación con su sexualidad, se obviará la anamnesis sexual, salvo que alguno de los dos plantee
alguna cuestión que dé pie a ello. Pero parece más oportuno, antes de hablar del tema en
presencia de la pareja, obtener información por separado, para no desvirtuar la anamnesis
sexual en presencia de otra persona, al tiempo que así le estamos dando a entender que
respetamos plenamente su confidencialidad.
Una vez iniciada la anamnesis sexual, si de esta se desprende que existe algún tipo de
disfunción, se deberá orientar la entrevista a obtener básicamente respuesta a las siguientes
preguntas:
o ¿Cuál es el problema? Debemos poder distinguir si se trata de un trastorno en el ciclo
de la respuesta sexual, un problema en relación con la identidad sexual, con la
orientación del deseo y del patrón de excitación sexual, un trastorno relacionado con
el dolor durante la actividad sexual, etc. Se pormenorizará, de la manera más
minuciosa posible, cómo ha transcurrido la última relación sexual, si la hubo.
o ¿Desde cuándo? Será secundario cuando aparece después de un periodo de actividad
normal.
o ¿Cuándo se manifiesta? Si se da siempre o, por el contrario, solo en determinadas
circunstancias.
o ¿A qué cree que se debe? Factores psicológicos pueden incidir en el comienzo, en la
gravedad, en la exacerbación y en la persistencia del trastorno; puede ser el resultado
de factores combinados: psicológicos, enfermedad médica, drogas.
o ¿Cómo lo vive usted?
o ¿Cuál es la actitud de la pareja?
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o Expectativas terapéuticas del paciente y su pareja. Qué resultados desean alcanzar y
qué esperan de nosotros.
o Comprobar que ambos comparten ideas parecidas respecto a la sexualidad, como
experiencia común y gratificante.
El formato de anamnesis sexual aquí expuesto puede completarse con otros modelos, como el
propuesto por Carrobles y Sanz, que se expone en la tabla 6.4.
I. Historia del problema
1. Infancia y medio familiar
Ambiente familiar.
Formación religiosa.
Actitudes de los padres y otros adultos significativos respecto al sexo.
Experiencias sexuales tempranas.
2. Pubertad y adolescencia
Educación e información sexual que se ha tenido.
Primeras experiencias sexuales: sueños, fantasías, erección, menstruación, eyaculación,
orgasmo, experiencias sexuales con el mismo sexo, con el otro sexo, primera experiencia de
coito, otras experiencias sexuales.
3. Relación socio‐sexual con su actual pareja: primeras experiencias, experiencias posteriores
II. Conducta sexual: análisis funcional
1. Actitudes y creencias actuales respecto al sexo
2. Conducta sexual
Actividades sexuales distintas del coito.
Posibles relaciones extramaritales.
Comunicación entre la pareja.
Relación marital.
Estilo de vida.
2. Dificultades o problemas sexuales existentes:
Descripción del problema.
Aparición y curso.
Autoexplicación sobre su origen y mantenimiento.
Intentos de solución.
3. Expectativas y metas en relación con los resultados de la terapia
4. Motivación hacia el cambio o la terapia
Carrobles y Sanz13
Tabla 6.4. Formato básico general de historia sexual.
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3. Estudios complementarios
La anamnesis deberá seguirse de una exploración física y, a menudo, de diversas pruebas
complementarias.
Exploración física. Respecto a la exploración física, se recogerán las constantes (peso, talla,
IMC, presión arterial, pulso) y se evaluarán el aspecto general (inspección) y los caracteres
sexuales secundarios, así como posibles alteraciones genitales preguntando al paciente si ha
apreciado anomalías, en cuyo caso se le pedirá permiso para ser explorado.
Analítica. Se consideran determinaciones analíticas básicas en salud sexual:
o Hemograma completo.
o Glucemia basal.
o Perfil lipídico (colesterol total, HDL, LDL).
o Iones (Na, K).
o Pruebas de función renal y hepática (creatinina, urea, proteinuria en orina,
transaminasas GOT y GPT, fosfatasa alcalina).
o FSH, LH y prolactina.
o 17 beta estradiol.
o Testosterona total y/o libre.
o TSH y T4.
o Cortisol plasmático y/o libre en orina de 24 horas.
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Con los datos obtenidos en la anamnesis, la exploración física y las pruebas complementarias
estaremos en disposición de analizar la situación y evaluar la propia capacidad de
afrontamiento. Si el balance es positivo, estamos motivados y la persona afectada y su pareja
estén de acuerdo, podremos iniciar el tratamiento. Si no es así, es el momento de derivar al
nivel más apropiado.
4. Clasificación de los trastornos o disfunciones sexuales
La DSM‐IV(R) define el trastorno sexual (TS) como “aquella alteración del deseo y/o de
cualquier otra fase del ciclo de respuesta sexual que causa malestar subjetivamente
importante y/o dificultades interpersonales”. La DSM‐IV define estos dos criterios en lugar del
más amplio y ambiguo de la CIE‐10, que es “...que condiciona dificultad para llevar a cabo una
relación sexual tal y como el individuo desearía”. Estas dos clasificaciones toman como eje
central el ciclo de la respuesta sexual humana tal y como fue descrito por Masters y Johnson y
posteriormente reelaborado por Kaplan.
La clasificación más aceptada internacionalmente es la que hace la DSM‐IV(R), que es revisada
periódicamente por los diversos grupos de estudio sobre sexología y da lugar a la aportación
de nuevas consideraciones a lo largo del tiempo.
Pueden darse simultáneamente alteraciones en distintos niveles del ciclo y existir, por esta
causa, un solapamiento importante y comorbilidad entre ellos, lo que a veces hace difícil
discernir entre el trastorno primario y los secundarios.
4.1. Clasificación por subtipos de los trastornos sexuales
Los trastornos sexuales se pueden clasificar en función de diferentes subtipos: (tabla 6.5).
1‐ Por su naturaleza temporal:
Tema 6. Historia clínica y anamnesis sexual. Estudios complementarios. Clasificación de los trastornos 1
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b) “Adquirido” (secundario) si ha aparecido después de un periodo de actividad
normal.
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sexuales.
Froilán Sánchez Sánchez y Elena Villalva Quintana
1. Según su naturaleza temporal
a) Primario o “de toda la vida”
b) Secundario o “adquirido”
2. Según el contexto en que aparece
a) General
b) Situacional
3. Según factores etiológicos
a) Debido a factores psicológicos
b) Debido a factores combinados (psicológicos+ médicos+ sustancias tóxicas)
4. Según la parcela de la sexualidad implicada
a) Trastornos del ciclo de la respuesta sexual
b) Trastornos relacionados con dolor durante la actividad sexual
b) Trastornos relacionados con la identidad sexual
c) Trastornos relacionados con la orientación del deseo y el patrón de excitación sexual.
Tabla 6.5. Clasificación por subtipos de los trastornos sexuales.
4.2. Trastornos sexuales relacionados con otros problemas
Si el TS aparece exclusivamente en el seno de un trastorno mental (por ejemplo, deseo
hipoactivo en el seno de una depresión), no debe establecerse el diagnóstico independizado
de trastorno sexual. Se observan también TS secundarios a dificultades en las relaciones
interpersonales, por ejemplo una mala relación de pareja, que no hay que clasificar como TS
per se.
Si el TS está relacionado con el consumo de drogas o con la abstinencia de ellas
(antidepresivos, antihipertensivos, anticonvulsivantes, antihistamínicos, opiáceos, cannabis,
alcohol, cocaína), se debe especificar como este ejemplo: “ trastorno en la erección secundario
al consumo de heroína”.
4.3. Trastornos en el ciclo sexual
El panel de expertos que conforman el Grupo de Consenso Internacional sobre Disfunciones
Sexuales Femeninas matiza la clasificación de la DSM‐IV(R) y añade una nueva categoría. En
Tema 6. Historia clínica y anamnesis sexual. Estudios complementarios. Clasificación de los trastornos 1
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Froilán Sánchez Sánchez y Elena Villalva Quintana
este trabajo se van a incluir, para la clasificación de las disfunciones sexuales femeninas (DSF)
las observaciones de dicho grupo (tabla 6.6).
4.3.1. Alteración del deseo sexual
Deseo sexual hipoactivo. Definido como la deficiencia o ausencia recurrente o prolongada de
fantasías y/o pensamientos relacionados con el sexo y/o ausencia de deseo de mantener
relaciones sexuales de cualquier tipo. Esta situación, además, es vivida como fuente de
conflictos y displacer e interfiere en las relaciones personales. Puede enmascarar otras
alteraciones sexuales.
Trastorno por aversión al sexo. Definido como la aversión extrema persistente o recidivante
hacia, y con evitación de, todos o casi todos los contactos sexuales genitales con una pareja
sexual, que provoca malestar acusado o problemas interpersonales. La aversión al sexo puede
enmascararse con conductas que no parecen claramente evitativas, como ocupaciones
excesivas, descuido del aspecto externo para no resultar agradable o deseable, abuso de
tóxicos...
4.3.2. Alteración de la fase de excitación
En la mujer:
Trastorno de la excitación sexual femenina. Incapacidad persistente o recurrente para
conseguir o mantener la excitación sexual, que puede expresarse como una pérdida de
excitación subjetiva con/sin dificultad para conseguir y mantener la lubricación vaginal u otras
respuestas somáticas propias de esta fase. Causa problemas relacionales y malestar personal.
Con frecuencia hay también trastornos en el orgasmo.
En el varón:
Trastorno de la erección. Definida como la dificultad o incapacidad permanente o recurrente
para lograr o mantener una erección lo suficientemente potente como para iniciar y/o
terminar un coito satisfactorio. Causa malestar acusado personal e interpersonal. Si se valora
este diagnóstico, se debe investigar la posibilidad de que exista una causa médica o
medicamentosa desencadenante, así como el abuso de drogas.
Tema 6. Historia clínica y anamnesis sexual. Estudios complementarios. Clasificación de los trastornos 1
sexuales.
Froilán Sánchez Sánchez y Elena Villalva Quintana
4.3.3. Alteración en la fase de orgasmo
Anorgasmia o inhibición orgásmica femenina. Ausencia o retraso persistente o recurrente
para llegar al orgasmo a pesar de haber tenido una fase de excitación normal. El diagnóstico
excluye aquellos casos en que la estimulación sexual no es adecuada en cuanto al objeto,
intensidad y duración. Es importante considerar la experiencia sexual del individuo. Las
mujeres pueden aprender a conseguir el orgasmo y, una vez conseguido, no suele perderse la
capacidad para ello. Puede ser un trastorno primario o secundario.
Trastornos orgásmicos masculinos o relacionados con la eyaculación. Se consideran como
disfunciones si causan estrés personal y dificultades en las relaciones interpersonales:
• Eyaculación precoz: incapacidad o falta de control por parte del hombre para
posponer el orgasmo, independientemente del tiempo que tarde en eyacular.
Se entiende por control adecuado de la eyaculación la posesión de un grado
razonable de control voluntario que permita proseguir los movimientos durante
el coito mientras se encuentra un alto nivel de excitación y placer, hasta el
momento en que se decide eyacular. Hay que considerar factores tales como la
novedad de la pareja, la frecuencia de coitos, la experiencia o la edad.
Tema 6. Historia clínica y anamnesis sexual. Estudios complementarios. Clasificación de los trastornos 1
sexuales.
Froilán Sánchez Sánchez y Elena Villalva Quintana
Alteraciones en la fase de deseo
Deseo sexual hipoactivo
Trastorno por aversión al sexo
Alteraciones en la excitación
Trastorno de la excitación femenina
Trastorno de la erección
Alteración en la fase de orgasmo
Anorgasmia femenina
Eyaculación precoz
Trastornos orgásmicos/eyaculatorios
Eyaculación retardada
masculinos
Aneyaculación
Tabla 6.6. Trastornos relacionados con el ciclo sexual.
4.4. Trastornos relacionados con dolor durante la actividad sexual (tabla 6.7)
Dispareunia (masculina y femenina). Se define como dolor recurrente o persistente durante el
coito. Puede coincidir con vaginismo. En varones, frecuentemente, es secundaria a patología
médica (enfermedad de Peyronie, prostatitis, infección herpética, gonorrea).
Vaginismo. Es la aparición recurrente o persistente de espasmos dolorosos involuntarios de la
musculatura del tercio externo vaginal que interfieren o impiden la penetración del pene o de
cualquier objeto (por ejemplo, un espéculo). Provoca distrés importante y disminución de la
calidad de vida. Puede ser primario (aparece con el primer intento de coito) o adquirido
(frecuentemente relacionado con una experiencia traumática sexual o con enfermedades
médicas).
Dolor sexual no coital. Es un dolor genital recurrente o persistente inducido por estimulación
sexual no coital. Está descrito en mujeres.
Dolor posteyaculatorio. Es causado por el espasmo involuntario de la musculatura perineal.
Puede deberse a conflictos psicológicos relacionados con el sexo o a efectos secundarios de
medicación antidepresiva.
Dispareunia ( femenina / masculina).
Vaginismo.
Dolor sexual no coital ( en mujeres).
Dolor posteyaculatorio.
Tabla 6.7. Trastornos relacionados con dolor durante la actividad sexual.
Tema 6. Historia clínica y anamnesis sexual. Estudios complementarios. Clasificación de los trastornos 2
sexuales.
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4.5. Trastornos sexuales no especificados
Se denominan así aquellas disfunciones clínicamente significativas que no cumplen criterios
suficientes para ser incluidas en alguno de los grupos anteriores (tabla 6.8). Se describen a
continuación algunos trastornos no contemplados en la clasificación DSM.IV (R).
4.5.1. Comportamiento sexual compulsivo o adicción sexual
Se caracteriza por una búsqueda compulsiva de contactos sexuales, aunque no den lugar a
satisfacción sexual. Implica dependencia psicológica y física y hace que la vida gire
exclusivamente en torno al sexo, de manera parecida al efecto que causan algunas drogas no
legales. Es una alteración no universalmente reconocida, aunque cada vez hay más estudios
relacionados con ella. A veces se incluyen en este grupo la ninfomanía y la satiriasis.
4.5.2. Disforia postcoital
Ocurre durante la fase de resolución del ciclo sexual. Pueden aparecer ánimo depresivo,
tensión psicológica, irritabilidad y ansiedad y a veces, también, agitación motora.
4.5.3. Orgasmo femenino precoz o prematuro
Se ha descrito que un 10% de las mujeres pueden presentar el orgasmo demasiado rápido, sin
posibilidad de control. Esto desencadena un importante distrés personal e interfiere en las
relaciones sexuales interpersonales.
4.5.4. Anhedonia orgásmica
Se ha descrito con este nombre aquel trastorno en el que, a pesar de aparecer los
identificadores físicos de orgasmo (eyaculación, por ejemplo), la sensación de placer no lo
acompaña. Puede estar provocado por causas físicas y/o psicológicas.
Adicción sexual o comportamiento sexual compulsivo
Disforia postcoital
Anhedonia orgásmica
Orgasmo femenino precoz
Tabla 6.8. Trastornos sexuales no especificados.
Tema 6. Historia clínica y anamnesis sexual. Estudios complementarios. Clasificación de los trastornos 2
sexuales.
Froilán Sánchez Sánchez y Elena Villalva Quintana
4.6. Trastornos relacionados con la identidad sexual
La DSM IV (R) los contempla en ambos sexos y en todas las edades, pero los considera
trastornos solo si causan malestar íntimo importante y alteraciones en las relaciones con los
demás.
Suele manifestarse en la infancia, aunque a veces comienza en la adolescencia o la edad
adulta. Consiste en la identificación persistente e intensa con el otro sexo a todos los niveles,
acompañada de un constante malestar con el propio sexo o una sensación de estar ocupando
un cuerpo que sexualmente no le corresponde.
Con frecuencia se acompaña de conductas dirigidas a conseguir un cambio físico mediante
cirugía u otros procedimientos médicos hacia el cuerpo que se siente que corresponde. Puede
identificarse con el transexualismo.
4.7. Trastornos relacionados con excitación sexual anómala: parafilias
La característica principal de las parafilias es la presencia de repetidas e intensas fantasías
sexuales de tipo excitatorio e impulsos o comportamientos sexuales, durante al menos 6
meses (criterio A), que además dan lugar a distrés clínicamente significativo que puede
interferir en el funcionamiento social, laboral o de otras áreas importantes en la vida normal
(criterio B). Son más prevalentes en varones y, con cierta frecuencia, cuanto menos rozan el
terreno de la ilegalidad, pues pueden afectar a otras personas y tener repercusiones legales y
sociales importantes.
Generalmente se dirigen a:
• Objetos inanimados.
• A uno mismo o a la pareja, causando sufrimiento y/o humillación.
• Niños o personas que no consienten la relación sexual.
Aunque rara vez se diagnostican en Atención Primaria, es interesante conocer las parafilias
más frecuentemente descritas y observadas: la pedofilia, el voyeurismo y el exhibicionismo.
Tema 6. Historia clínica y anamnesis sexual. Estudios complementarios. Clasificación de los trastornos 2
sexuales.
Froilán Sánchez Sánchez y Elena Villalva Quintana
Pedofilia.Actividad sexual desarrollada por adultos con niños de ambos sexos, aunque
preferentemente niñas, generalmente menores de 13 años. La actividad incluye masturbación
con/sin participación activa del niño, penetración oral, anal y/o vaginal, tocamientos o
exposición de genitales. Se ha descrito fundamentalmente en varones más frecuentemente
heterosexuales.
Exhibicionismo. La obtención de placer sexual al mostrar los genitales de forma sorpresiva a
otros, generalmente en lugares públicos. Suele combinarse con voyeurismo y con la realización
de llamadas telefónicas obscenas. Se ha descrito principalmente en varones.
Sadismo. Consiste en excitarse sexualmente mediante actos violentos y humillantes, tanto
físicos como psicológicos, que se dirigen a otra persona, la cual sufre por ello. Frecuentemente
representa la otra cara del masoquismo.
Masoquismo. Consiste en disfrutar sexualmente con el daño causado a uno mismo. Se asocia
con frecuencia con otras parafilias, como la coprofilia y el masoquismo.
Frotteurismo. La persona tiene fantasías y realiza actos compulsivos de frotamiento con
mujeres que no consienten para conseguir la excitación sexual.
Fetichismo. Es necesaria la presencia de un objeto concreto (zapato, ropa interior, medias de
mujer, etc.) para conseguir la excitación sexual. Ha sido descrito solo en varones y coexiste a
veces con otras parafilias.
Tema 6. Historia clínica y anamnesis sexual. Estudios complementarios. Clasificación de los trastornos 2
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Froilán Sánchez Sánchez y Elena Villalva Quintana
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