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Nicolas Pujol y Lucas Savransky

Un Maestro, un transformador.
En el trabajo que nos ocupa intentaremos exponer los hitos pedagógicos y algunos
hechos contextuales que marcaron la vida del maestro Orlando Balbo.
Apodado “El Nano”, nació en Pellegrini, provincia de Buenos Aires, Argentina el 24 de
octubre 1948. Criado en el campo, su madre, también maestra y su padre campesino y
acérrimo militante peronista influyeron irremediablemente en su vida. Fue un joven muy
despierto y aplicado. Desde chico ayudaba a sus compañeros en la escuela, exhibiendo rasgos
que se verían reflejados en su vida adulta: como maestro primario y alfabetizador de adultos.
En el 66 durante la dictadura de Ongania, siendo colimba en el servicio militar de Junín
de los Andes trabajo como Maestro de adultos en la escuela del regimiento. Allí enseñaba
junto a su ayudante, compañero colimba y amigo, Diego Frondizi, a 50 paisanos con escaso
nivel de escolaridad que casi no sabían leer o escribir con reiterados abandonos y fracasos
escolares. Enseñaban lectura, matemáticas y un poco de historia. El programa que impartían
estaba dado por el ministerio de educación, para las escuelas primarias de los cuarteles. Sin
embargo era un proceso trunco, ya que en teoría el alumno analfabeta total en tres años
obtenía el certificado de primaria completo, pero estaban solo 1 año en el regimiento y
entraban en la escuela meses después de comenzado el entrenamiento militar.
“La mayoría de nuestros alumnos eran mapuches. Diego me preguntó: «¿A vos te parece bien
cómo le enseñan la Conquista del Desierto a esta gente?» (…) Con Diego empezamos a preguntar y a
sacarles una conversación que se podía tener en el club de soldados pero no en la escuela. Teniendo en
cuenta nuestra situación de colimbas bajo un régimen carcelario, lo que hacíamos con los alumnos, sin
duda, era suicida.” (Pag.26, Saccomano)
A partir de esta experiencia comenzó a ver gracias a su amigo Diego (militante y
guerrillero) que el acto pedagógico era una oportunidad de establecer una discusión política y
a entender al peronismo como como un movimiento multiclasista y de gran potencial
revolucionario.
En 1973 durante la presidencia de Hector J. Campora fue Coordinador provincial de la campaña
de alfabetización nacional para adultos en Neuquén cuya consecuencia fue el origen del
“CREAR” campaña de reactivación educativa del adulto para la reconstrucción. En esta etapa de
su vida, milito activamente en el peronismo de base y entro en contacto con muchos referentes
de la juventud peronista.
La campaña consistía en cuatro etapas:
La primera era alfabetizar. La segunda etapa, la operación rescate. Se recuperaban, en
un trabajo de meses, los saberes que los recién alfabetizados habían elaborado por fuera de la
escuela para sistematizarlos. Sumado a algún otro saber que a veces aparecía ausente,
obtenían el certificado de primaria. La tercera etapa era la elaboración de materiales
educativos. Grababan historias de vida. Las desgrababan y las transformaban en lectura, una
lectura que retornaba a quienes habían sido los emisores de los relatos. Ilustraban los
materiales con fotos y dibujos. De esta forma los alumnos aprendían a leer la cultura popular
recuperando su propia historia. Al principio les costaba reconocerse. Pero después se daban
cuenta que esas historias eran como parecidas a las de ellos. El reconocimiento despertaba un
entusiasmo contagioso. Y entonces se borraba el cómo. En síntesis, la realidad que vivían los
alumnos era el punto de partida del proceso de aprendizaje, su mundo, su relato, su propia
historia, pero también el punto de llegada del proceso educativo.
Todo este proceso culminaba en una cuarta etapa que era la constitución de los
Centros de Cultura Popular, en los que la propia comunidad se hacía cargo de la educación de
los adultos con el apoyo del Estado.
El modelo teórico que utilizaban era la “Pedagogía del oprimido” de Paulo Freire.
El encuentro con Paulo Freire, para los integrantes del organismo antes mencionado, fue un
hecho importante; y que resalta, como ruptural para su pensamiento. Este escritor, cuyas ideas
siguen formando parte de su pensamiento pedagógico, era un personaje que invitaba a la auto
reflexión con una sencillez y economía de palabras maravillosa:
Tenía una cara de monje bueno. Se rio de nosotros. Y fue directo. «¿Capacitar?», nos preguntó
Freire. «¿Qué es capacitar. ¿Que no somos capaces?», nos preguntó. «No», le dijimos, «lo que buscamos
es perfeccionarnos». «¿Y quién dijo que hay que ser perfectos?», nos respondió. «A mí no me gustan los
perfectos. De las imperfecciones extraemos los mejores aprendizajes.» «¿Qué piensa del general
Perón?», le preguntó uno. «Buena pregunta», dijo Freire. «Pero, ¿por qué tengo que hablar yo de Perón?
Ustedes pueden imaginar más o menos lo que puedo pensar de Perón. Lo que quieren es que lo diga,
pero son ustedes los que tienen que decirme a mí lo que piensan del general Perón.» (Pag. 44,
Saccomano).
Del 75 al 76 trabajo en una escuela marginal de Cipolleti, allí estableció un vínculo
afectivo muy fuerte con los alumnos, hasta que el 24 marzo de 1976, mientras paraba en el
departamento de un compañero en Neuquén, fue capturado por un grupo comando que lo
confundió con su amigo. Durante 6 meses fue torturado y luego llevado a la cárcel de Rawson:
Para tener la mente ocupada leíamos mucho, cuando se dieron cuenta de que la lectura era la
contracara de la institución, por que leer un libro era no estar preso, nos retiraron todos los libros.
Entonces vino la memoria en ayuda, nos juntábamos y quien había leído un libro lo comentaba y si había
otro intervenía y daba su opinión. Hasta que resolvimos establecer la Universidad de la Memoria.
(Entrevista, Canal encuentro).
Se exilio a Italia en febrero de 1978 por medicación de Monsenior De Nevares, trabajo en el
vaticano en el sector de imprenta durante casi 6 años hasta el fin de la dictadura cívico-militar
en argentina y la vuelta de la democracia. Al volver del exilio, el padre Jaime De Nevares y
Noemi La Brune, le ofrecen ir a la comunidad de Huncal, al paraje de huncal, en plena
precordillera a realizar una experiencia de educación para adultos en una comunidad de
mapuches. Allí la comunidad tenía una cooperativa que los había independizado de los
mercachifles, para vender sus productos artesanales pero que no la podían manejar ya que
nunca nadie había pasado mas allá de un 4 grado, a pesar de que la escuela existía desde 1911,
nunca nadie se había podido egresar de la escuela.
Se gana a toda la comunidad, en la medida de que planeta de que es un agente externo, nunca
actuó demagógicamente. Evaluó que el principal problema que te la comunidad era la de
administrar la cooperativa, así que en vez de enseñarles geografía les enseño a manejar la
cooperativa para que los mercachifles no pudieran estafarlos. Cuando llegó a la escuela se dio
cuenta de que este espacio estaba vito con desprestigio. Por eso comenzó a dormir en otros
lugares, en carpas y en una tráiler. Su experiencia pasó por revalorizar los valores culturales de
los mapuches, como por ejemplo: incorporar la bandera mapuche al aula, promover que el
cacicazgo no fuera hereditario sino que se eligiera democráticamente.
La comunidad al comprender los beneficios de la educación pudo iniciar un proceso que
término en que 7 chicos obtuviesen el certificado de educación primaria. Así se puede ver
cuando y donde un maestro adquiere el rasgo de un transformador.

Bibliografía:
 Saccomano, Guillermo, “Un maestro” 2011, editorial Planeta, Buenos Aires.

 Video: Caminos de tiza: Orlando "Nano" Balbo - 13-08-11 (1 de 2)


https://www.youtube.com/watch?v=IUkpBkd8QHU

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