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Alejandra León Palomino

Teoría y clínica Adolescente

Lectura: Sobre la práctica analítica con los grupos monosintomáticos

 Trata sobre la inclusión social a nuevas formas de síntoma, ya que es la identificación


de un rasgo colectivo.
 Esta identificación no viene de la subjetividad, sino de un grupo social determinado, el
cual el sujeto se identifica y hace de ello un todo (un rasgo común).
 Respecto a la identificación, esto indica que la orientación de los sujetos que se
identifiquen con ciertos grupos, lo harán a través de lo idéntico.
 El sujeto entonces, no se incluirá en los grupos como su yo como tal, sino que su
subjetividad, será excluida, ya no será por la vía de lo particular porque todo apunta
ahora a la “identificación universal”.
 Se incluye en este punto la “neo-identidad”, la cual indica que “cuanta más certeza
identificadora (de masa) se gana, más subjetividad se pierde”, en otras palabras,
habla de la particularidad subjetiva del sujeto, la cual no emerge porque queda
opacada por el rasgo identificatorio universal del grupo social.
 El trabajo psicoanalítico dentro de los grupos monosintomáticos, debe hacer lo posible
por incluir una ruptura de lo idéntico para de esa forma emerja el inconsciente del
sujeto y por ende la particularidad que se ha perdido, todo ello debe hacerse a través
de lo equívoco.
 El sujeto por medio de una “metáfora social” reconoce ese rasgo universal
identificatorio como un modo absoluto.
 Sobre el tratamiento analítico de los grupos monosintomáticos, lo primero es asumir
esta metáfora social como un producto de la inexistencia del Otro, ya que al opacar lo
particular es igual a no aceptar la existencia del Otro, solo está la existencia universal.
 La identificación social-grupal no es interrogada, sino más bien se presenta como la
confirmación de la condición para el ingreso del grupo, para luego provocar una
ruptura (vaciar la identificación) de esa metáfora que esta cristalizada y aparezca el
síntoma particular del sujeto.
 El vaciar de la identificación está marcada por dos momentos: la fase alforja y la fase
nasa; la cual la primera trata sobre el poder de lo idéntico dentro de los grupos, es la
equivalencia de “mismo-síntoma=mismo tiempo”.
 La fase alforja queda del lado de lo imaginario, ya que el grupo puede estar unido
mediante el mismo síntoma, pero la salida, el tiempo de duración es uno a uno, en
otras palabras, indica que no para todos es lo mismo y desvela la falsa identificación,
el síntoma queda desintonizado y el sujeto queda en un encuentro-desencuentro con
lo real, este sería la segunda fase respecto a los momentos de vaciar la identificación.
 Por último, mediante estos dos momentos, se obtiene como resultado la caída de la
metáfora cristaliza para una construcción de una propia metáfora del sujeto, una
metáfora no-social, sino subjetiva.
Alejandra León Palomino
Teoría y clínica Adolescente

Lectura: Lo homogéneo y lo aleatorio: una aplicación del psicoanálisis a la clínica del grupo
monosintomático

 La operación psicoanalítica dentro del grupo es la integración de la alteridad de la


diferencia en forma de lo improvisto, algo que a su vez agrupe pero que también no
guarde relación solo al grupo, sino también a la particularidad del sujeto.
 Una de las frases identificatorias que une al grupo es el “yo también”, haciendo que el
grupo monosintomático deje la particularidad.
 El “yo también” está dentro de la identificación imaginario que tiene el sujeto respecto
al pensamiento de una agrupación: mismo síntoma, mismo tiempo de tratamiento,
misma historia.
 Es una ilusión del “nosotros”, alimenta al síntoma integrador del grupo.
 Con todo ello, lo que busca el analista es hacer una separación de la demanda grupal
a uno particular.
 Esto nos hace llegar a una segunda identificación diferente a la primera anteriormente
dicha, sino a una identificación al “nosotros” pero que ya no está integrada a la masa
social inicial.
 Trata de un efecto de reinscripción del sujeto en un vínculo social que lo alivie y
provoque menos angustia, ya que no se trata de extirpar al grupo como tal, sino que
se trata de no romper el vínculo social, por ello alivia al sujeto.
 Aunque muchas veces esta modificación se puede oponer y colocar al sujeto en una
posición mortífera que lo lleve a la destrucción.
 Ya que, al forzar la palabra, el sujeto se encuentra forzado hacia el Otro y por el
rechazo es que opera la exclusión con el Otro para estar preservar su relación con la
cosa (el vacío mortífero) que lo habita.
 Por lo cual se debe introducir una metonimia en el grupo para que de esa forma
descolocar a la lógica de lo mismo, ya que a lo que se quiere llegar es a extraer la
falsa homogeneidad de lo universal a lo particular subjetivo.
 La transferencia será diferente a la que se conoce como relación analista-paciente, la
transferencia del grupo se presentará como “factor de dramatización de la
transferencia”, es un encuentro producido por el dispositivo grupal, pero al mismo
tiempo no solo se reduce a ello, sino a una vivencia pasada que sale a flote, la
presencia del velo fantasmal de uno de los integrantes del grupo que hace particular a
este sujeto.
 En otras palabras, el grupo pone en funcionamiento un mecanismo, situación
inesperada que saca a flote el fantasma particular del sujeto y por ende termina
vaciando la homogeneidad imaginaria del grupo, depositando una elaboración
simbólica crucial que modifica el ser mismo del sujeto.

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