Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Enfermedades Respiratorias Pediatricas. Hospital Padre Hurtado 2011 PDF
Enfermedades Respiratorias Pediatricas. Hospital Padre Hurtado 2011 PDF
CLÍNICAS
Primera Edición
Editores: S. Abara, L. Vega-Briceño
Enfermedades
Respiratorias
Pediátricas
GUÍAS
CLÍNICAS
Primera Edición
Editores: S. Abara, L. Vega-Briceño
Enfermedades
Respiratorias
Pediátricas
Gentileza de GSK*
*GlaxoSmithKline no ha participado en el contenido de estas guías
INTRODUCCIÓN
Luego de muchos meses de trabajo, logramos presentar las “Guías clínicas para el
diagnóstico y tratamiento de las enfermedades respiratorias infantiles HPH-CAS”, como
respuesta a la necesidad de aplicar nomenclaturas homogéneas y estandarizadas; diagnósticos
oportunos, optimización de recursos (siempre escasos en el sistema público) y tratamientos
óptimos frente a nueve condiciones pediátricas respiratorias frecuentes: ALTE, laringitis aguda,
bronquiolitis aguda, neumonía, empiema, sibilancias recurrentes, estridor congénito, asma
bronquial e insuficiencia respiratoria.
Tanto a nivel local como internacional, existen variadas guías y consensos publicados donde
se advierten diferencias notables en la nomenclatura y en el manejo de las patologías
respiratorias del niño; por ello, confiamos en que este documento facilitará el proceso de
aprendizaje de nuestros alumnos, otorgará a los docentes una herramienta útil que colabore con
su cometido y hará más consistente la labor de muchos clínicos en estas dos instituciones
involucradas. Si esto ocurre nuestro trabajo habrá sido exitoso.
1
PARTICIPANTES
Agradecimientos:
A los Drs. Ricardo Ronco y Felipe Cavagnaro y por la revisión y sugerencias al presente documento.
Correspondencia:
Dr. Luis Enrique Vega-Briceño. Pediatra Broncopulmonar. Hospital Padre Hurtado. Profesor de Pediatría,
Facultad de Medicina Clínica Alemana - Universidad del Desarrollo. Email: levega@udd.cl
2
INDICE
TEMA Pág.
ALTE 5
Laringitis aguda 13
Bronquiolitis aguda 22
Neumonía 28
Empiema 37
Sibilancias recurrentes 45
Estridor congénito 55
Asma bronquial 63
Insuficiencia respiratoria 73
3
NIVELES DE EVIDENCIA Y GRADOS DE RECOMENDACIÓN
Nivel de
evidencia Tipo de estudio
Nota: Aquellas recomendaciones que no están explícitas en el texto con algún grado
específico corresponden a la opinión del grupo que confeccionó este documento.
Estas guías clínicas serán actualizadas en un plazo de 3 años.
4
ALTE
ALTE
I Introducción
II Definición PUNTOS IMPORTANTES
III Epidemiología
IV Etiología ALTE no es un diagnóstico clínico, es un concepto
t "-5&Z3(& de trabajo.
t "-5&ZBCVTPJOGBOUJM No existe asociación entre ALTE y SMS.
t "-5&ZMBSFMBDJØODPO4.4 Es importante la búsqueda de una condición
V Diagnóstico médica específica.
t $MÓOJDP La historia clínica y el examen físico son
t &YÈNFOFTEFMBCPSBUPSJP fundamentales para determinar el tipo de estudio.
t *NÈHFOFT En casi el 50% de las veces no se descubre la
t %JBHOØTUJDPEJGFSFODJBM etiología.
VI Tratamiento El ALTE menor no requiere ser hospitalizado.
t &OFM4FSWJDJPEF6SHFODJB El riesgo de muerte por un ALTE mayor recurrente
t $SJUFSJPTEFIPTQJUBMJ[BDJØO es 10-30%.
t &OMBTBMBEFIPTQJUBMJ[BDJØO El uso de monitores no previene eventos de SMS.
VII Pronóstico
VIII Lecturas recomendadas
I INTRODUCCIÓN
ALTE (apparent life-threatening event) describe un síndrome clínico. Habían transcurrido casi
30 años cuando el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos convocó a expertos a una
revisión y discusión de los términos apnea, ALTE y síndrome de muerte súbita (SMS). El panel
de expertos rechazó la asociación entre ALTE y SMS. El presente capítulo desarrolla un tema
que ha generado mucha controversia y confusión.
II DEFINICIÓN
El término ALTE no es un diagnóstico específico. Corresponde a la descripción de un episodio
agudo, brusco e inesperado que alarma a un observador al producir una percepción
–subjetiva- de muerte inminente en un lactante. Se caracteriza por la combinación de:
1. Apnea central u ocasionalmente obstructiva.
2. Cambio de color (cianosis, palidez o rubicundez).
3. Marcado cambio en el tono muscular, más frecuentemente hipotonía.
4. Ahogo o atoro.
Clasificación:
1. ALTE mayor: Episodio de ALTE que requiere una estimulación vigorosa o una reanimación
cardiopulmonar (RCP).
2. ALTE menor: Episodio de ALTE que revierte espontáneamente o después de una
estimulación leve.
5
III EPIDEMIOLOGÍA
La prevalencia en estudios poblacionales es 0,05-1%. Se estima una incidencia de 6:1000
lactantes nacidos a término, lo que se incrementa hasta 86:1000 en pretérmino. Representa
0,6-0,8% de todas las visitas al servicio de urgencia (SU) en niños menores de 1 año y el 2,3% de
los niños hospitalizados. La edad promedio de presentación es de 8-10 semanas sin diferencias
por sexo. El tabaquismo materno es un factor de riesgo; sin embargo, no lo es la prematurez, la
posición prona para dormir ni el antecedente de algún familiar con SMS.
IV ETIOLOGÍA
Después de un estudio de laboratorio acucioso, sólo se puede establecer una causa de ALTE en
cerca del 50% de las veces. De ellas, las más frecuentes son: Reflujo gastroesofágico (RGE),
síndrome convulsivo y las causas infecciosas (VRS, B. pertussis, infección urinaria, sepsis,
miocarditis viral). Otras causas menos frecuentes son: Arritmias, enfermedades metabólicas,
sofocación accidental, intoxicaciones, abuso, etc.
A. ALTE y RGE
La presencia de RGE en lactantes es un hecho frecuente; sin embargo, la relación entre RGE y
apnea es aún incierta. Aunque un episodio de RGE puede preceder a un episodio de ALTE, la
causa más probable del evento respiratorio es el laringoespasmo reflejo, aún en ausencia de
RGE patológico.
6
Tabla 1.- Características del evento y del tipo de intervención
practicada
Características del evento
t &TUBEP7JHJMJB
TVF×P
HSJUBOEP
SFMBDJØODPOBMJNFOUBDJØOPDPOVOWØNJUP
t &TGVFS[PSFTQJSBUPSJP/JOHVOP
TVQFSöDJBM
BVNFOUBEP
iMVDIBOEPwPBTöYJB
t $PMPS$JBOØUJDP
QÈMJEP
HSJT
SVCJDVOEP
QÞSQVSB
t -VHBSEFMDBNCJPEFDPMPS5PEPFMDVFSQP
FYUSFNJEBEFT
GBDJBM
QFSJPSBM
MBCJPT
t 5POP'MÈDJEP
SÓHJEP
UØOJDPDMØOJDP
t 0KPT"CJFSUPT
DFSSBEPT
EFTWJBEPT
NJSBEBöKB
t 3VJEPT/JOHVOP
UPT
BUSBHBOUBNJFOUP
FTUSJEPS
HSJUP
TJCJMBODJBT
HBTQJOH
t 4FDSFDJPOFTPøVJEPT/JOHVOP
NVDVT
MFDIF
WØNJUPT
TBOHSF
t %VSBDJØO4FHVOEPT
NJOVUPT
Tipo de intervención
t /JOHVOB
t &TUJNVMBDJØOTVBWFPiDIPSSPEFBJSFFOMBDBSBw
t &TUJNVMBDJØOWJHPSPTB
t 3FTVDJUBDJØODPOSFTQJSBDJØOCPDBBCPDB
t 3FBOJNBDJØODBSEJPQVMNPOBSQPSQFSTPOBMNÏEJDP
t %VSBDJØO
V DIAGNÓSTICO
Es fundamental una historia y un examen físico completo para determinar si se trata de un ALTE
“real” o de un episodio que produjo un susto injustificado.
A.Clínico
A.1. Anamnesis
Debe obtenerse una descripción detallada del evento y de la intervención realizada por el
cuidador/observador (Tabla 1). Indagar por:
a) Estado de conciencia post evento.
b) Elementos sugerentes de infección (fiebre, tos, rechazo alimentario, etc.).
c) Inmunizaciones recientes.
d) Medicamentos recibidos.
e) Antecedente del embarazo y eventos perinatales.
f) Hábitos de sueño y alimentación.
g) Historia alimentaria, antecedente de atoros, estridor, pobre incremento de peso.
h) Episodios previos de ALTE.
i) Cirugías previas.
j) Sospecha de trauma accidental o no accidental.
k) Historia de hermanos con ALTE, muertes tempranas, problemas genéticos, metabólicos,
cardíacos y neurológicos.
l) Exposición a drogas, alcohol o humo de cigarrillo. Listado de medicamentos existentes en
el hogar y la posibilidad de administración accidental o intencional.
7
A.2. Examen físico
Debe ser completo incluyendo: Signos vitales, relación peso/talla, circunferencia craneana,
estado de conciencia, estigmas de enfermedades genéticas, desarrollo psicomotor, evaluación
neurológica, respiratoria y cardíaca. Buscar signos de obstrucción de vía aérea alta o baja,
signos de infección respiratoria, dismorfias faciales, signos de trauma (equimosis, marcas
cutáneas, hemotímpano, dolor al movilizar extremidades, abdomen agudo) y fondo de ojo con
dilatación pupilar si existe sospecha de abuso o maltrato.
B. Exámenes de laboratorio
Si el evento fue un ALTE verdadero y no se encuentra una explicación después de la anamnesis
y del examen físico, la evaluación inicial contempla (Recomendación C):
a) Hemograma
b) Examen de orina/urocultivo
c) Glicemia, electrolitos, BUN, lactato, calcio, magnesio
d) Radiografía (Rx) de tórax
e) ECG
Si existe compromiso de conciencia debe realizarse un screening toxicológico para fármacos y
tóxicos (monóxido de carbono, benzodiazepínicos y otros).
C. Imágenes
La Rx de tórax forma parte de la evaluación básica cuando la anamnesis y examen físico no
proporcionan una explicación. Cuando se quiere estudiar un reflujo gastroesofágico la Rx de
esófago estómago y duodeno con Bario puede apoyar el diagnóstico y adicionalmente mostrar
indemnidad anatómica. Frente a sospecha de anillos vasculares, el esófagograma con bario
permite visualizar una compresión esofágica extrínseca. Las neuroimágenes como TAC
cerebral y Resonancia Nuclear Magnética de cerebro deben indicarse frente a la sospecha de
trauma accidental o no accidental, convulsiones o sospecha de procesos expansivos
intracraneanos o hemorragias intracraneanas.
E) Diagnóstico diferencial
El espectro de diagnósticos diferenciales es muy amplio y se presentan en la Tabla 3.
VI TRATAMIENTO
8
Tabla 2.- Exámenes complementarios según la orientación
diagnóstica
Diagnóstico Tests/Evaluaciones
Reflujo gastroesofágico Rx EED con bario, pHmetría esofágica, cintigrama para estudio
de reflujo.
Infección respiratoria Rx de tórax, oximetría de pulso, estudio para B. pertussis,
aguda baja hemograma, panel viral respiratorio.
Síndrome convulsivo Ecografía /TAC /RNM cerebral, según el caso, hemograma, EEG,
estudio metabólico (en sangre u orina), ELP, glicemia, calcemia;
video-vigilancia.
Episodio de atoro/asfixia Rx EED con bario o pHmetría esofágica. Si se sospecha
aspiración, estudio de videodeglución.
Infección o sepsis Gases en sangre, lactato o nivel de bicarbonato, Rx de tórax,
recuento de blancos, estudio de LCR, ELP, examen de
orina/urocultivo.
Anemia Hemograma
Arritmia (síndrome de QT Electrocardiograma
prolongado)
Trauma no accidental Fondo de ojo con dilatación pupilar, TAC cerebral sin contraste,
estudio óseo completo, examen toxicológico en orina,
video- vigilancia.
Apnea Oximetría de pulso continua, polisomnografía en casos
seleccionados.
Se recomienda no hospitalizar un paciente con ALTE menor; primer episodio; sin una historia
médica significativa y un examen físico normal; si existe una causa probable no progresiva
como congestión nasal, laringoespasmo secundario a RGE, etc (Recomendación C).
9
Tabla 3.- Diagnóstico diferencial de ALTE
* Frecuencia relativa de diagnósticos:modificado de: De Wolfe CC: Apparent life-threatening event: A review. Pediatr
Clin N Am 2005; 52:1127-46
B. En la sala de hospitalización
Todo paciente admitido a un centro asistencial deberá estar al menos 24-48 horas en una
unidad de cuidado intermedio-intensivo para su monitorización y registro de eventos clínicos.
La necesidad de oxígeno suplementario estará dada por los niveles de SpO2 a su ingreso en el
SU. Los padres deben estar correctamente informados de la razón de su ingreso y que el
término ALTE es de trabajo. Debe existir un sólo interlocutor frente a la familia, idealmente
durante toda la hospitalización. No se debe hablar de pronóstico mientras no se determine la
causa específica. En la mayoría de escenarios de ALTE existe una connotación médico-legal.
10
B.2. Factores de riesgo de recurrencia de ALTE
El riesgo de re-hospitalización en los próximos 30 días del alta por ALTE es 2,5% (Evidencia lla).
Se debe capacitar a los padres o cuidadores del lactante mediante el entrenamiento en RCP y
se debe evitar los factores de riesgo de SMS (posición prona al dormir, exposición al humo del
cigarrillo, exceso de abrigo, temperaturas extremas en la pieza). Los factores de riesgo
aceptados son:
a) Inmadurez.
b) Historia de múltiples ALTE previo al ingreso.
c) Infección viral del tracto respiratorio.
VII PRONÓSTICO
El riesgo de muerte por ALTE es menor al 1%, pero en el caso de ALTE mayor recurrente existe
un alto riesgo de SMS (10-30%). En pacientes con ALTE no complicado el pronóstico es
excelente (sin anormalidades neurológicas a 10 años) (Evidencia lla). Finalmente en el caso de
prematuros con ALTE, la maduración hace desaparecer los episodios de ALTE.
12
LARINGITIS AGUDA (CROUP)
LARINGITIS AGUDA (CROUP)
I Introducción
PUNTOS IMPORTANTES
II Definición
III Etiología Es la causa mas frecuente de obstrucción adquirida
IV Fisiopatología de la VA alta.
Su etiología es principalmente viral.
V Diagnóstico
El diagnóstico es clínico pudiendo tener un
t $MÓOJDP
espectro de gravedad amplio.
t &YÈNFOFTEFMBCPSBUPSJP El uso de laboratorio e imágenes no se recomienda
t *NÈHFOFT de rutina.
t %JBHOØTUJDPEJGFSFODJBM El uso de esteroides sistémicos están indicados para
VI Tratamiento todos los pacientes.
La evaluación endoscópica de la VA se reserva para
t &OFMTFSWJDJPEFVSHFODJB
el grupo de pacientes con cuadro clínico atípico.
t &OMBTBMBEFIPTQJUBMJ[BDJØO
Su pronóstico es bueno aunque su recurrencia
VII Pronóstico plantea la necesidad de profundizar en su etiología.
VIII Lecturas recomendadas
I INTRODUCCIÓN
La laringitis aguda o croup (como se denomina en la literatura internacional) es la causa más
frecuente de obstrucción adquirida de vía aérea (VA) alta afectando anualmente al 3-5% de los
niños menores de 6 años asociado a una tasa de hospitalización del 1-5%. En Chile se puede
presentar a lo largo de todo el año, aunque se observa mayor incidencia entre los meses de
abril y junio, precediendo a los casos de bronquiolitis.
II DEFINICIÓN
Infección respiratoria aguda que produce inflamación de la VA alta y obstrucción subglótica
(CID10:J04).
III ETIOLOGÍA
Puede ser causado por una variedad de virus, principalmente los virus parainfluenza tipo 1 y 3,
pero también puede deberse a infección por virus influenza, VRS, metapneumovirus y bacterias
como Mycoplasma pneumoniae.
IV FISIOPATOLOGÍA
La infección produce inflamación de la zona subglótica que es la porción más estrecha de la VA
alta en niños menores de 8 años. Esta disminución del diámetro de la VA genera un flujo
turbulento que se manifiesta como estridor durante la inspiración, cuando la presión negativa
que genera flujo al interior del tórax tiende a colapsar las paredes de la VA extratorácica. La
magnitud de los síntomas dependen del grado obstrucción pero también de la presión
negativa intratorácica que genera el flujo de aire. A mayor obstrucción existe más resistencia,
mayor flujo de aire y turbulencia.
13
V DIAGNÓSTICO
A. Clínico
Se presenta más frecuentemente entre los 6 meses y 5 años (principalmente entre 18 y 24
meses); sin embargo, puede verse en cualquier grupo etario incluyendo adultos. El cuadro
clínico depende de la magnitud de la obstrucción. Se caracteriza por el comienzo brusco de
síntomas y signos de obstrucción de la VA alta (extratorácica): Estridor inspiratorio variable, tos
perruna, disfonía, habitualmente precedidos por un pródromo viral los 2-4 días previos. Estos
síntomas usualmente empeoran durante la noche. Generalmente el paciente está afebril o con
poca temperatura, sin aspecto tóxico. Puede existir dificultad respiratoria (retracción
supraclavicular, intercostal) y/o falla respiratoria (hipoxiay cianosis). Los siguientes son signos
de falla respiratoria:
t *ODBQBDJEBEEFMMPSBSPIBCMBS
t $PNQSPNJTPEFDPODJFODJB-FUBSHP
DPNB
t "VTFODJBEFFOUSBEBEFBJSF
t .PWJNJFOUPQBSBEPKBMEFMUØSBY
t $JBOPTJTDFOUSBM
QBMJEF[
TJHOPTEFIJQPQFSGVTJØO
B. Exámenes de laboratorio
Se recomienda solicitar el panel respiratorio viral sólo si: Se requiere aislar en cohorte, existen
familiares con condiciones crónicas de base (prematurez, displasia broncopulmonar, menores
de 3 meses, inmunosuprimidos, etc.), solicitud de la madre o sospecha de algún diagnóstico
alternativo importante. Considerar el hemograma y PCR sólo frente a la sospecha de
sobreinfección bacteriana.
C. Imágenes
No están indicadas como rutina. La radiografía (Rx) de cuello será útil si se sospecha un efecto
de masa (quiste, tumor, etc.) sobre la VA; la videodeglución en un paciente con sospecha de
aspiración pulmonar recurrente y reflujo gastroesofágico asociado, una tomografía axial
computada (TAC) de cuello con contraste frente a lesiones con efecto de masa (quistes
laríngeos, hemangiomas). La Rx de tórax debe ser solicitada ante la sospecha de neumonía
(crépitos localizados, disminución de ruidos pulmonares, fiebre elevada o persistente, etc.).
D. Diagnóstico diferencial
Debe sospecharse otras etiologías de obstrucción de VA alta si el cuadro clínico no es el
descrito previamente (“clásico”), cuando su presentación ocurra fuera de la temporada o no
exista una respuesta rápida al tratamiento convencional. En los menores de 3 meses debe
considerarse siempre causas congénitas o anatómicas (ejemplo: Estenosis congénita, parálisis
de cuerdas vocales, laringomalacia, etc.).
Traqueitis bacteriana: Tos intensa, fiebre alta, compromiso general, pudiendo haber o no
disfonía.
Epiglotitis: Poca tos, fiebre alta, aspecto tóxico, agitación, voz apagada, sialorrea,
preferencia a permanecer inclinado hacía delante.
Aspiración de cuerpo extraño: Tos intensa, signos de asfixia o aspiración, habitualmemte
diurno, sin fiebre, no responde a tratamiento.
14
Absceso retrofaringeo o periamigdalino: Tos escasa, fiebre alta, aspecto tóxico, voz apagada,
sin disfonía, preferencia a permanecer inclinado hacía atrás.
Angioedema: Tos, estridor, edema de cara y labios, rash urticarial, sin fiebre, antecedentes
personales, antecedente de exposición a alergeno.
VI TRATAMIENTO
Lt/min), la ventilación a presión positiva también logra mayor flujo a través de la obstrucción
de la VA superior (Evidencia IIa).
Otras terapias: Si bien no existe evidencia que apoye la recomendación de respirar aire frío;
la experiencia local sugiere su utilidad en el domicilio (Recomendación D). El aire frío tiene
un efecto “de blanqueo” transitorio. No hay estudios clínicos que avalen la eficacia y utilidad
de los anti-inflamatorios no esteroidales, antitusivos y descongestionantes. Los pacientes en
los cuales no exista mejoría de los síntomas a las 24-48 horas de iniciada la terapia o
presenten deterioro clínico, a pesar de esta, deben ser sometidos a evaluación endoscópica
de la VA, para descartar lesiones concomitantes (traqueítis bacteriana, cuerpo extraño,
hemangioma, etc.). El aire humidificado no influye en la evolución del cuadro (Evidencia IIa).
La kinesioterapia respiratoria esta contraindicada.
16
Figura 1.- Algoritmo de tratamiento de una laringitis aguda
B) En la sala de hospitalización
Evaluación cardiopulmonar rápida (ABC): Evaluación de la severidad en forma frecuente
(signos vitales cada 4 horas o según necesidad). Considere el diagnóstico diferencial ante
toda presentación clínica atípica o inhabitual.
Hidratación: Favorecer la alimentación e hidratación oral junto a su madre o cuidador. El
uso de fluidos intravenosos sólo está recomendado en pacientes con dificultad respiratoria
severa o mala tolerancia oral a líquidos (Recomendación D).
O2: Se reserva para aquellos pacientes con hipoxemia (SpO2<93%) o dificultad respiratoria
(Evidencia Ia). Debe considerarse la monitorización en una UCI y descartar otras
posibilidades de hipoxemia.
Adrenalina: La adrenalina común es similar a la forma racémica si se ocupan dosis
equimolares (Evidencia Ia). No debe ser utilizada en forma de horario sino según la
necesidad y respuesta clínica (Recomendación A), monitorizando los efectos adversos.
Corticoesteroides: Administrar sólo si el paciente no ha recibido la dosis adecuada en el
SU. Se puede considerar repetir las dosis según la persistencia de síntomas (Recomenda
ción C).
Mezcla Helio-O2: La mezcla He/O2 (80/20 o 70/30) puede disminuir el flujo turbulento a
nivel de la obstrucción de VA disminuyendo el trabajo respiratorio (Evidencia IIb). Se indica
sólo para dar tiempo a la acción de los corticoesteroides y evitar la intubación de pacientes
graves. Su uso está restringido en pacientes con hipoxia (necesidad de FiO2>30%). La
mezcla He/O2no ha demostrado ser superior a la adrenalina y esteroides sistémicos
(Evidencia IIb). Se debe utilizar sólo en unidades con experiencia en el tratamiento de una
VA crítica (Recomendación D).
18
Otras terapias: Humidificación del ambiente o enfriar la sala con aire frío no está
recomendada (Recomendación D).
Exámenes: Se recomienda solicitar el panel respiratorio si se requiere aislar en cohorte
(panel respiratorio viral) o cuando la sospecha de diagnóstico alternativo sea importante:
Quistes, hemangiomas, etc.
B.1 Fibrobroncoscopía (FBC)
Sospecha de cuerpo extraño (estridor de inicio brusco o síndrome de penetración).
Estridor persistente en reposo más de 48-72 horas posterior al ingreso al hospital.
Estridor de más de 12 horas post extubación (en aquellos que fueron intubados).
Dismorfia craneofacial evidente al examen físico.
Edad de presentación inhabitual (< 6 meses o > 6 años).
Falta de respuesta al tratamiento médico.
B.2 Complicaciones
Traqueítis bacteriana (puede complicar y agravar un cuadro inicial).
Paro cardiorrespiratorio (puede ocurrir en pacientes no adecuadamente monitorizados).
Neumonía (complicación poco frecuente).
B.3 Criterios de alta
Ausencia de síntomas importantes (estridor o retracción).
Período de 12 horas sin necesidad de nebulización con adrenalina.
Padres en condiciones de volver a control en caso de deterioro clínico.
B.4 Indicaciones de alta
Medidas generales de manejo en domicilio.
Instruir sobre el uso de aire frío, antipiréticos según necesidad y evitar sobre abrigo
(Entregar instructivo).
Reforzar signos importantes a vigilar en domicilio: Dificultad para respirar, estridor
persistente, rechazo alimentario, mal control de la fiebre.
Derivación al especialista de enfermedades respiratorias según los criterios de la sección
B.5.
B.5 Controles posteriores
No es perentorio el control o seguimiento en cuadros leves-moderados que han tenido una
evolución rápida. Sí requieren un control en los próximos 7 dias, aquellos con estridor de
evolución prolongada mayor a una semana. Deben ser controlados con un especialista en
enfermedades respiratorias aquellos con:
Sospecha de alguna condición de base (malformación vascular, quistes, tumores,
enfermedad neuromuscular, etc.).
Episodios recurrentes.
Antecedente de episodio grave, atípico.
Si requirió FBC durante la hospitalización.
VII PRONÓSTICO
En la mayoría de pacientes, los síntomas se resuelven en 3-4 días, pero en algunos casos se
pueden prolongar hasta una semana. El riesgo de requerir intubación en el grupo de pacientes
hospitalizados es menor al 1%. La letalidad es rara, ocurriendo en menos del 0,5% de aquellos
que requieren intubación. Si bien esta enfermedad puede ser recurrente, ello plantea la
necesidad de un mayor estudio para descartar la presencia de malformaciones de la VA, alergia
o reflujo gastroesofágico.
19
VIII LECTURAS RECOMENDADAS
1. Bjornson C, Johnson D. Croup-Treatment Update. Pediatr Emerg Care 2005; 21: 863-73.
2. Cherry JD. Croup. N Engl J Med 2008; 358: 384-91.
3. Candice L, Klassen TP, et al. Randomized Trial of a Single Dose of Oral Dexamethasone for
Mild Croup. N Engl J Med 2004; 351: 1306-13.
4. Johnson DW, KlassenTP, Kellner JD, et al. “Croup” Working Committee. Guidelines for the
Diagnosis and Management of Croup. Alberta Med Association Clinical Practice Guidelines
2003.
5. Hammer J. Acquired upper airway obstruction. Paediatr Respir Rev 2004; 5: 25-33.
6. Nicolai T. Therapeutic concepts in upper airway obstruction. Paediatr Respir Rev 2004; 5:
34-9.
7. Fitzgerald D. The assessment and management of croup. Paediatr Respir Rev 2006; 7: 73-81.
8. Rotta AT, Wiryawan B. Respiratory Emergencies in Children. Respir Care 2003; 48: 248-60.
9. Vorwerk C, Coats T. Helioxforcroup in children. Cochrane Database Syst Rev
2010;2:CD006822.
10. Syed I, Tassone P, Sebire P, Bleach N. Acute management of croup in children. Br J Hosp
Med (Lond) 2009; 70:4-6.
11. Rihkanen H, Rönkkö E, Nieminen T, Komsi KL, Räty R, Saxen H, Ziegler T, Roivainen M,
Söderlund-Venermo M, Beng AL, Hovi T, Pitkäranta A. Respiratory viruses in laryngeal croup of
young children. J Pediatr 2008; 152: 661-5.
12. Wyer PC. Delivery of 100%, 40%, and blow-by humidity did not differ for change in croup
scores in children with moderate croup. Evid Based Med 2006;11: 142-6.
13. Chin R, Browne GJ, Lam LT, Mc Caskill ME, Fasher B, Hort J. Effectiveness of a croup clinical
pathway in the management of children with croup presenting to an emergency department.
J Paediatr Child Health 2002; 38: 382-7.
14. Wright RB, Pomerantz WJ, Luria JW. New approachesto respiratory infections in children.
Bronchiolitis and croup. Emerg Med Clin North Am 2002; 20: 93-114.
15. Rizos JD, DiGravio BE, Sehl MJ, Tallon JM. The disposition of children with croup treated
with racemic epinephrine and dexamethasone in the emergency department. J Emerg Med
1998; 16: 535-9.
16. Martínez Fernández A, Sánchez González E, Rica Etxebarría I, Echaniz Urcelay I, Alonso Díez
M, Vilella Ciriza M, Gárate Aranzadi J. Randomized double-blind study of treatment of croup
with adrenaline and/or dexamethasone in children. An Esp Pediatr 1993;38: 29-32.
17. Steroid therapy for croup in children admitted to hospital. Infectious Diseases and
Immunization Committee, Canadian Paediatric Society. CMAJ 1992; 147: 429-32.
18. Rajapaksa S, Starr M. Croup - assessment and management. Aust Fam Physician 2010; 39:
280-2.
19. Wald EL. Croup: common syndromes and therapy. Pediatr Ann 2010; 39: 15-21.
20. Chun R, Preciado DA, Zalzal GH, Shah RK. Utility of bronchoscopy for recurrent croup. Ann
Otol Rhinol Laryngol 2009; 118: 495-
21. Walker DM. Update on epinephrine (adrenaline) for pediatric emergencies. Curr Opin
Pediatr 2009; 21: 313-9.
22. Mazza D, Wilkinson F, Turner T, Harris C; Health for Kids Guideline Development Group.
Evidence based guideline for the management of croup. Aust Fam Physician 2008; 37: 14-20.
23. Port C. Towards evidence based emergency medicine: best BETs from the Manchester
Royal Infirmary. BET 4. Dose of dexamethasone in croup. Emerg Med J 2009;26: 291-2.
24. Iñiguez F, Vega-Briceño L, Pulgar D, Díaz C, Sánchez I. Laringotraqueobronquitis en niños
20 hospitalizados: Características clínicas. Rev Chil Pediatr 2005; 76: 357-62.9.
25. Weinberg GA, Hall CB, Iwane MK, Poehling KA, Edwards KM, Griffin MR, Staat MA, Curns AT,
Erdman DD, Szilagyi PG; New Vaccine Surveillance Network. Parainfluenza virus infection of
young children: estimates of the population-based burden of hospitalization. J Pediatr 2009;
154: 694-9.
26. Malhotra A, Krilov L. Viral Croup. Pediatr Rev 2001; 22: 5-12.
27. Peltola V, Heikkinen T, Ruuskanen O: Clinical courses of croup caused by influenza and
parainfluenza viruses. Pediatr Infect Dis J 2002; 21: 76-8.
28. Bjornson C, Klassen T, Williamson J, et al. A randomized trial of a single dose of oral
dexamethasone for mild croup. N Engl J Med 2004; 351: 1306-13.
29. Geelhoed G, Macdonald W: Oral dexamethasone in the treatment of croup: 0,15 mg/k
versus 0,3 mg/kg versus 0,6 mg/kg. Pediatr Pulmonol 1995; 20: 362-8.
30. Donaldson D, Poleski D, Knipple E, et al: Intramuscular versus oral dexamethasone for the
treatment of moderate-to-severe croup: a randomized, double-blind trial. Acad Emerg Med
2003; 10: 16-21.
31. Sofer S, Dagan R, Tal A. The need for intubation in serious upper respiratory tract infection
in pediatric patients (a retrospective study). Infection 1991; 19: 131-4.
21
BRONQUIOLITIS AGUDA
BRONQUIOLITIS AGUDA
I Introducción
II Definición
III Epidemiología PUNTOS IMPORTANTES
IV Etiología
No existe consenso en la definición empleada.
V Fisiopatología
El diagnóstico es clínico.
VI Diagnóstico
t $MÓOJDP Su recurrencia debe alertar la sospecha de asma
t &YÈNFOFTEFMBCPSBUPSJP infantil.
t *NÈHFOFT El uso de exámenes de laboratorio permite
t %JBHOØTUJDPEJGFSFODJBM determinar la etiología y evaluar complicaciones.
VII Tratamiento El tratamiento es de soporte.
t &OTFSWJDJPEFVSHFODJB Ningún tratamiento previene la progresión del
t &OTBMBEFIPTQJUBMJ[BDJØO cuadro clínico ni disminuye el período de estado
VIII Prevención
IX Pronóstico
X Lecturas recomendadas
I INTRODUCCIÓN
La bronquiolitis aguda es la inflamación de la vía aérea distal (bronquiolo) secundaria a una
infección viral. Representa una de las causas más frecuentes de consulta y hospitalización de
lactantes durante los meses de invierno.
II DEFINICIÓN
En la mayoría de los artículos originales publicados es el primer episodio de obstrucción
bronquial secundario a una infección viral en el menor de un año y la evidencia para
recomendaciones de tratamiento corresponde a esta definición. Sin embargo, la definición
clínica es más amplia: “Constelación de signos y síntomas de infección viral seguidos de tos,
sibilancias y/o crépitos y dificultad respiratoria variable en el menor de 2 años. Algunos autores
aceptan bajo el término de bronquiolitis un segundo y hasta un tercer episodio; sin embargo,
su recurrencia plantea la necesidad de considerar otras causas, tal como se tratará en el
capítulo de sibilancias recurrentes.
III EPIDEMIOLOGÍA
En nuestro medio su incidencia se relaciona con la circulación estacional del virus Respiratorio
Sincicial (VRS) que oscila entre fines de mayo hasta comienzos de septiembre, con variaciones
de un año a otro y entre diferentes regiones. Afecta principalmente al niño menor de dos años
siendo la primo-infección la más severa. La mortalidad ha disminuido en la última década,
aunque aumenta en pacientes con factores de riesgo: Prematuros y pacientes con enfermedad
pulmonar crónica, cardiopatía congénita, inmunodeficiencias, enfermedades
neuromusculares, contaminación intradomiciliaria y bajo nivel socioeconómico (Evidencia IIa).
22
Aproximadamente el 10% de los niños que se infectan con VRS desarrolla bronquiolitis y sólo
el 1-2% se hospitaliza, siendo más frecuente en varones. En el Reino Unido se reportan tasas de
8,4 muertes/100.000 niños (de 1-12m) al año y en Estados Unidos de 5.3 muertes/100.000
niños al año. A los dos años casi el 100% de los niños poseen anticuerpos específicos.
IV ETIOLOGÍA
Predomina la infección por VRS (hasta 80%), seguido por rinovirus, adenovirus,
metapneumovirus humano, bocavirus, parainfluenza 1-4, coronavirus, influenza y enterovirus.
V FISIOPATOLOGÍA
La transmisión del virus se da por vía aérea y conjuntivas, por partículas de saliva contaminada
y por autoinoculación de material infectado proveniente de superficies. Sobrevive 45 minutos
en ropa o juguetes y hasta 6 horas en manos y estetoscopios. Inicialmente se presenta una
infección viral de tracto respiratorio superior (TRS), replicándose de forma rápida hasta los
bronquiolos con una elevada carga viral en pocas horas. Ocurre un reclutamiento de
neutrófilos (mediado por IL-4 y 8), inflamación del epitelio bronquiolar, edema, daño epitelial,
acúmulo de mucus y detritos celulares, con obstrucción bronquiolar a la que se puede sumar
algún grado de broncoespasmo. Esta obstrucción determina atrapamiento aéreo que se asocia
con alteración del intercambio gaseoso e hipoxemia. Existe una mala ventilación colateral por
lo que el desarrollo de atelectasias es frecuente. También ocurre un daño ciliar que puede
persistir por semanas o meses. La excreción viral es variable y depende del agente involucrado.
En el caso del VRS oscila entre 5-7 días, pudiendo ser hasta 45 días en sujetos
inmunosuprimidos; influenza 7 días, adenovirus hasta 21 días. Variadas teorías intentan
explicar el desarrollo del cuadro: rol de la respuesta inmune innata que tiende a limitar la
propagación de la infección viral; bajos niveles de INF γ (gamma) y sustancia P, asociados con
enfermedad severa, polimorfismo en genes asociados a inmunidad innata y alteraciones en el
gen del receptor de Vitamina D.
VI DIAGNÓSTICO
A. Clínico
El diagnóstico de bronquiolitis aguda es clínico. Inicialmente existen signos de una IRA alta con
coriza y a veces fiebre (2 a 3 días), luego se agrega tos, sibilancias y dificultad respiratoria.
Generalmente el cuadro es autolimitado, pero puede progresar a insuficiencia respiratoria
aguda. La gravedad suele ser mayor en niños pequeños y con factores de riesgo. Al examen
físico destaca: Obstrucción nasal, fiebre, signos de obstrucción bronquial (sibilancias,
hiperinsuflación pulmonar, murmullo pulmonar disminuído con espiración prolongada),
signos de dificultad respiratoria (polipnea, retracción subcostal, retracción de partes blandas) y
crepitaciones finas difusas bilaterales. La presencia de fiebre alta y/o aspecto tóxico sugiere una
sobreinfección bacteriana, la que debe ser descartada. En los menores de 2 meses pueden
existir apneas o pausas respiratorias como primera o única manifestación respiratoria (6-20%).
No hay forma de identificar a estos pacientes y no se asocia a la gravedad del cuadro
respiratorio.
B. Exámenes de laboratorio
Los exámenes complementarios como hemograma, PCR y cultivos se justifican para aclarar
diagnósticos diferenciales o buscar complicaciones y no para confirmar una bronquiolitis
23
(Recomendación D). El estudio etiológico viral puede ser de utilidad en el lactante
hospitalizado, o si el paciente asiste a sala cuna, para tomar las medidas de aislamiento
pertinentes y reducir el uso de antibióticos (Evidencia IIa). También es útil solicitarlo en
pacientes ambulatorios con factores de riesgo y pacientes con hermanos menores de 2 meses.
El hisopado/aspirado nasofaríngeo (inmunofluorescencia directa) es el método de elección
(sensibilidad 80-90%), aunque también se usa el test pack (inmunocromatográfico), que es más
rápido pero menos sensible (60-70%). Los gases en sangre se justifican ante una enfermedad
grave.
D. Diagnóstico diferencial
Asma bronquial, neumonia, laringotraqueomalacia, cuerpo extraño en vía aérea o esófago,
lesiones de vía aérea, enfermedad pulmonar congénita, hernia diafragmática, cardiopatía
congénita, sepsis o acidosis metabólica.
VII TRATAMIENTO
VIII PREVENCIÓN
B. Anticuerpo monoclonal anti virus VRS: Palivizumab 15 mg/Kg IM, una vez al mes, durante la
duración del período de circulación del VRS (3 a 5 dosis). Debe ser considerada en prematuros
extremos y lactantes con factores de riesgo, según las indicaciones publicadas. Debe iniciarse
antes del inicio de la temporada del VRS ya que previene hospitalizaciones asociadas a VSR.
IX PRONÓSTICO
La mayoría de los pacientes se recupera sin secuelas. La estadía hospitalaria promedio no
supera los 4-5 días. La presencia de factores de riesgo se asocia a complicaciones y mortalidad.
El 18% de los niños persisten con síntomas a los 21 días y menos del 10% a los 28 días. Hasta el
40% de los pacientes siguen presentando episodios sibilantes frecuentes hasta los 5 años,
gatillados especialmente por infecciones virales, cifra que se reduce al 10% en mayores de 5
años. Aunque la relación entre bronquiolitis y asma no está del todo clara, se incrementa el
riesgo de recurrencia, si existen factores familiares de alergia o asma.
26
IX LECTURAS RECOMENDADAS
1. Abara S, Fielbaum O, Sánchez I. Consenso Nacional para el manejo del Síndrome Bronquial
Obstructivo del lactante. Pediatría al Día 1998; 14: 107-16.
2. Barbeu JU, Robertson CF, Robinson PJ. Implementation of evidence-based management of
acute bronchiolitis. J Pediatr Child Health 2000; 36: 491-7.
3. Bertrand P, Aranibar H, Castro E, Sánchez I. Efficacy of nebulized epinephrine versus
salbutamol in hospitalized infants with bronchiolitis. Pediatr Pulmonol 2001; 31: 284-8.
4. Black CP Systematic review of the biology and medical management of respiratory syncytial
virus infection. Respir Care 2003; 48: 209-31.
5. Bush A, Thomson A. Acute bronchiolitis. BMJ 2007; 335: 1037-41.
6. Calvo C, Pozo F, et al. Detection of new respiratory viruses in hospitalizad infants with
bronchiolitis: a three-year prostective study. Acta Paediatr 2010; 99: 883-887.
7. Cornelli HM, Zorc JJ et al. A multicentre randomized controlled trial of dexamethasone for
bronchiolitis. N Engl J Med 2007; 357: 331-9.
8. Gadomski AM, Brower M. Bronchodilators for bronchiolitis. Cochrane Database Syst Rev
2006; 3: CD001266.
9. Hall C. Dexamethasone of no benefit in moderate to severe bronchiolitis. J Pediatrics 2008;
52: 143-4.
10. Menon K, Sutcliffe T, Klassen TP. A randomized trial comparing the efficacy of epinephrine
with salbutamol in the treatment of acute bronchiolitis. J Pediatr 1995; 126: 1004-7.
11. Panitch HB. Bronchiolitis in infants. Curr Opin Pediatr 2001; 13: 256-60.
12. Petruzella F, Gorelick M. Current therapies in Bronchiolitis. Pediatr Emer Care 2010; 26:
302-311.
13. Plint A, et al. Epinephrine and Dexamethasone in Children with Bronchiolitis. N Engl J Med
2009; 360: 2079-89.
14. Roosvelt G, Sheehan K, Grupp-Phelan J, Tanz RR, Listernick R. Dexamethasone in
bronchiolitis: a randomized controlled trial. Lancet 1996; 348: 292-5.
15. Sánchez I, De Koster J, Powell RE, Wolstein R, Chernick V. Effect of racemic epinephrine and
salbutamol on clinical score and pulmonary mechanics in infants with bronchiolitis. J Pediatr
1993; 122:145-51.
16. Sigurs N, Gustafsson PM, Bjarnason R, Lundberg F, Schmidt S, Sigurbergsson F, Kjellman B.
Severe Respiratory Syncytial Virus Bronchiolitis in Infancy and Asthma and Allergy at Age 13.
Am J Respir Crit Care Med 2005; 171: 137–41.
17. Schuh, S. et al Efficacy of oral dexamethasone in outpatients with acute bronchiolitis. J
Pediatrics 2002; 140: 27-32.
18. Stein RT; Sherril D, Morgan WJ, Holberg CJ, Halonen M, Taussig LM, Wright AL, Martinez FD.
Respiratory syncytial virus in early life and risk of wheeze and allergy by age 13 years. Lancet
1999; 354: 541-5.
19. Wennergren G, Kristjansson S. Relationship between respiratory syncytial virus
bronchiolitis and future obstructive airway diseases. Eur Respir J 2001; 18: 1044-58.
20. Willson DF, Landrigan CP, Horn SD, Scout RJ. Complications in infants hospitalized for
bronchiolitis or respiratory syncytial pneumonia. J Pediatr 2003; 143: S142-9.
21. Wyer, P. Oral dexamethasone improved respiratory distress in children<2 years of age with
acute bronchilolitis. Evid Based Med 2002; 7: 183-7.
22. Zorc JJ, Hall CB. Bronchiolitis: Recent Evidence on Diagnosis and Management. Pediatrics
2010; 125: 342-9.
27
NEUMONIA ADQUIRIDA EN LA
COMUNIDAD
NEUMONIA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD
I INTRODUCCIÓN
La neumonía adquirida en la comunidad (NAC) representa la principal causa de muerte en
niños menores de 5 años en el mundo. A pesar de la mejoría en los distintos indicadores de
salud, ésta condición continúa siendo en Chile la principal causa de mortalidad infantil tardía;
siendo además causa importante de consulta en el nivel primario de atención y en los servicios
de urgencia; requiriendo hospitalización hasta el 10% de los casos con NAC.
II DEFINICIÓN
La NAC es una infección respiratoria aguda (IRA) baja causada por un agente infeccioso de la
comunidad. Para efectos de esta guía clínica no se emplearán términos como: a) neumonitis
(reacción química por aspiración y/o inhalación), b) bronconeumonia (neumonía multifocal), c)
IRA baja (término impreciso vago y no aceptado por el CIE-10). Desde el punto de vista
patológico, la NAC corresponde al compromiso inflamatorio infeccioso del parénquima
pulmonar con extensión hasta el nivel alveolar y compromiso variable de la vía aérea distal. En
esta guía no se incluye: Neumonía neonatal, neumonía aspirativa, neumonía intrahospitalaria
o neumonía del niño inmunocomprometido.
III ETIOLOGÍA
Los agentes involucrados en la NAC son múltiples y difíciles de aislar (Tabla 1). La edad es el
parámetro que mejor predice la etiología, aunque existen otros factores que también deben
ser considerados: Estacionalidad/momento epidémico, vacunas previas, radiología, severidad
del cuadro clínico, etc.
28
Tabla 1.- Distribución de la etiología según edad del niño
IV FISIOPATOLOGÍA
La NAC ocurre cuando falla alguno de los mecanismos defensivos del huésped (mecánico,
inmunológico o ambos) frente a una carga infecciosa elevada. Para los virus existe gran
contagiosidad por contacto y transmisión aérea, lo que también ocurre para los agentes
atípicos como Mycoplasma pneumoniae. La NAC bacteriana ocurre por microaspiración desde
la vía aérea superior, de modo que su contagio depende más de factores del huésped que de la
cuantía del inóculo. La diseminación hematógena o por contigüidad es infrecuente en sujetos
inmunocompetentes.
En la NAC lobar el pulmón presenta inicialmente congestión vascular, edema alveolar,
bacterias y escasos neutrófilos segmentados. En los próximos 2-3 días (etapa de hepatización
roja), se reconoce un exudado intraalveolar con abundantes neutrófilos segmentados,
hematíes, células epiteliales descamadas y fibrina. El proceso continúa con la presencia de
exudado fibrinopurulento, desintegración de hematíes y presencia de hemosiderina (etapa de
hepatización gris). Finalmente, una etapa de resolución, con reabsorción y regeneración de la
arquitectura pulmonar. En la NAC de predominio intersticial (sugerente de etiología viral), se
observa una inflamación más difusa o en parches, que compromete el intersticio, con
infiltrados de linfocitos y macrófagos, sin compromiso intraalveolar significativo, salvo cuando
ocurre una sobreinfección bacteriana. También se pueden encontrar membranas hialinas ricas
en proteínas, que marcan los espacios alveolares.
29
V FACTORES DE RIESGO
t1SFNBUVSF[
t%FTOVUSJDJØO
t&OGFSNFEBEFTQVMNPOBSFTDSØOJDBT &1$
t$BSEJPQBUÓBTDPOHÏOJUBT $$
t"TJTUFODJBBHVBSEFSÓBTTBMBDVOBTJOGBOUJMFT
t&YQPTJDJØOBMIVNPEFMUBCBDP
t"VTFODJBEFMBDUBODJBNBUFSOB
t#BKPOJWFMTPDJPFDPOØNJDP
t*OGFDDJPOFTSFTQJSBUPSJBTSFDVSSFOUFT
t"TNBPTJCJMBODJBTSFDVSSFOUFT
VI DIAGNÓSTICO
A. Clínico
El diagnóstico de la NAC es principalmente clínico; aunque su confirmación requiere siempre
de una radiografía (Rx) de tórax (Recomendación A). La presencia de polipnea, retracciones y
un examen pulmonar con matidez, disminución del murmullo pulmonar, respiración soplante
y crepitaciones orienta al diagnóstico de NAC. Los lactantes presentan mayor tendencia a la
polipnea y compromiso del estado general (irritabilidad, somnolencia, vómitos o diarrea). La
fiebre de instalación brusca, sin foco evidente, asociada a dolor abdominal también puede ser
una forma de presentación. El dolor costal se presenta en niños mayores y adolescentes. Son
signos clínicos de gravedad: Signos de insuficiencia respiratoria, compromiso sensorial o
hemodinámico. Algunos elementos clínicos pueden ayudar a discernir si se está frente a una
NAC bacteriana, viral o un microorganismo atípico. Los exámenes de laboratorio y el aspecto
radiológico complementan esa apreciación.
A.1 Etiología bacteriana: De inicio súbito, fiebre alta, tos productiva, calofríos, dolor
abdominal, dolor costal, auscultación de condensación focal.
A.2 Etiología viral: Fiebre moderada/alta, síntomas catarrales de la vía aérea superior, tos
inicialmente seca y después productiva, sibilancias frecuentes y crepitaciones que tienden a ser
más difusas.
B. Laboratorio
En la mayoría de los pacientes (ambulatorios) no se requieren exámenes complementarios
(Recomendación B). Sin embargo, en todo paciente a ser hospitalizado y en el paciente
30
ambulatorio cuando existe duda acerca del posible agente etiológico se recomienda:
C. Imágenes: Rx de tórax
Es el elemento de mayor valor para confirmar el diagnóstico de NAC, siendo esencial para
evaluar la extensión del proceso y revelar la presencia de complicaciones (atelectasias, derrame
pleural o absceso). Siempre deben ser dos proyecciones (Recomendación A). Para el manejo
clínico es útil clasificar el tipo de patrón radiológico en:
Compromiso alveolar: Uni o multifocal, afectación parcial o total de uno o más lóbulos.
Compromiso intersticial-alveolar: Imágenes intersticiales bilaterales de predominio central
asociadas a un foco de condensación uni o multilobar, con afectación parcial de uno o más
lóbulos.
Compromiso intersticial: Imágenes intersticiales uni o bilaterales, de predominio central, sin
foco de condensación.
Si bien no es posible asegurar la etiología de la NAC solamente por el aspecto radiológico,
determinados patrones sugieren una etiología bacteriana o viral:
NAC bacteriana: Neumonía lobar, neumonía redonda, derrame pleural o cavitación.
NAC viral: Presencia de infiltrados intersticiales, sin tendencia a ser confluyentes, asociado a
diferentes grados de hiperinsuflación. Es raro el derrame (Evidencia III).
NAC por M. pneumoniae: Patrón intersticio-alveolar, asociado a focos de condensación
pequeños. Pueden ocurrir derrames laminares hasta en 20% (Evidencia III).
D. Diagnóstico Diferencial
Crisis asmática.
Bronquiolitis aguda (especialmente en menores de 1 año). 31
Atelectasias.
Otros: Malformaciones pulmonares, cuerpo extraño, tuberculosis pulmonar, hemorragia
alveolar difusa, neumonía eosinofílica, tromboembolismo pulmonar, hidatidosis pulmonar,
neoplasias, tumores, etc.
VII TRATAMIENTO
33
Rx de tórax de control: Se justifica para buscar complicaciones o frente a la falta de
respuesta al tratamiento (persistencia de fiebre, deterioro clínico, cambio en el examen
pulmonar, etc.). Es importante solicitar una Rx de tórax de control en NAC extensas,
redondas y lobares o complicadas a fin de descartar otras patologías que pueden simular
una NAC.
B. 1 Complicaciones pulmonares
Atelectasias, sobretodo en infecciones de origen viral.
Neumatocele o presencia de bulas.
Excavación, absceso o progresión a neumonía necrotizante.
Derrame pleural/empiema.
Síndromes de fuga aérea.
Insuficiencia respiratoria.
B. 2 Criterios de alta
SpO2 ≥93% durante al menos 12 horas, idealmente nocturna (en los niños < 6 meses
considere 24 horas sin O2).
Hidratación adecuada y buena tolerancia oral.
Afebril durante 24h en una NAC de curso habitual. Considerar 3-5 días afebril ante la
presencia de NAC complicada.
Padres seguros e informados del diagnóstico de su hijo.
B. 3 Indicaciones al alta
Medidas generales de manejo en domicilio. Instruir sobre el uso de antipiréticos.
Reforzar signos importantes a vigilar en domicilio.
Completar esquema antibiótico si se manejó como NAC bacteriana.
Explicación detallada ante la sospecha de una infección viral.
No utilizar antitusivos (Recomendación D).
Proporcionar instructivo de NAC.
Control radiológico cuando sea pertinente.
Con su pediatra habitual en 48 horas o en SU si existe deterioro.
Derivación al especialista de enfermedades respiratorias ante la sospecha de condición de
base (malformación congénita, prematurez, CC, EPC, miopatía), neumonía recurrente,
neumonía de evolución prolongada, con complicaciones o neumonía redonda.
VIII PRONÓSTICO
Pese al excesivo número de muertes asociadas a NAC, el pronóstico es bueno cuando se
administra tratamiento específico en forma oportuna. En nuestro medio la tasa de mortalidad
infantil es inferior a 10 por cada 100000; sin embargo, aún estamos lejos de las cifras de países
desarrollados.
IX LECTURAS RECOMENDADAS
1. Guía Clínica: “Infección Respiratoria Aguda Baja de Manejo Ambulatorio en menores de 5
años”, 1ª Edición. Santiago, Minsal, 2005.
2. McIntosh K. Community acquired pneumonia in children. N Eng J Med 2002; 346: 429-37.
3. Nelson J. Community acquired pneumonia in children: guidelines for treatment. Pediatr
Infect Dis J 2000; 19: 251-3.
4. Kumar P, McKean M. Evidence based paediatrics: review of BTS guidelines for the
management of community adquired pneumonia in children. J Infect 2004; 48: 134-8.
5. BTS Guidelines for the Management of Community Acquired Pneumonia in Childhood.
Thorax 2002; 57(Suppl.1): 1-24.
6. Kabra SK, Lodha R, Pandey RM. Antibiotics for community acquired pneumonia in children.
Cochrane Database Syst Rev 2006; 3: CD004874.
7. Alves L, Marguet C, Moreira A. Infection by Mycoplasma pneumoniae and its importance as
an etiological agent in childhood community pneumonias. Braz J Inf Dis 2007; 11: 507-14.
8. Waites KB. New concepts of Mycoplasma pneumoniae infection disease in children. Pediatr
Pulmonol 2003; 36: 267-78.
9. Paul M, Potin M, Pulgar D, García C, Holmgren L, Sánchez I, Vega-Briceño L. Hospitalización
respiratoria asociada a Mycoplasma pneumoniae en niños. Rev Chil Infectol 2009; 26(4):343-9
10. Cunha B A. The atypical pneumonias: clinical diagnosis and importance. Clin Microbiol
Infect 2006; 12 (Suppl. 3): 12–24.
11. Kumar S, Hammerschlag MR. Acute respiratory infection due to Chlamydia pneumoniae:
current status of diagnostic methods. Clin Infect Dis 2007; 44: 568-76.
12. Boza M. Neumonía Adquirida en la Comunidad. En: Sánchez I, Prado F. Enfoque Clínico de
las Enfermedades Respiratorias del Niño. Primera Edición. Universidad Católica de Chile; 2007.
13. Kogan R, Martínez MA, Rubilar L, Payá E, et al. Comparative randomized trial of
azithromycin versus erythromycin and amoxicillin for treatment of community-acquired
pneumonia in children. Pediatr Pulmonol 2003; 35: 91-8.
14. McCraken GH Jr. Etiology and treatment of pneumonia. Pediatr Infect Dis 2000; 19: 373-77.
35
15. Michelow IC, Olsen K, Lozano J, Rollins NK, et al. Epidemiology and clinical characteristics of
community-acquired pneumonia in hospitalized children. Pediatrics 2004; 113: 701-7.
16. Stein R, Marostica P. Community-acquired pneumonia. Ped Respir Rev 2006; 7: S136-7.
17. Wubbel L, Muniz L, Ahmed A, Trujillo M, et al. Etiology and treatment of
community-acquired pneumonia in ambulatory children. Pediatr Infect Dis J 1999; 18: 98-104.
18. Ranganathan SC, Sonnappa S. Pneumonia and other respiratory infections. Pediatr Clin
North Am 2009; 56: 135-56.
19. Don M, Valent F, Korppi M, Canciani M. Differentiation of bacterial and viral
community-acquired pneumonia in children. Pediatr Int 2009; 51: 91-6.
20. Mamtani M, Patel A, Hibberd PL, Tuan TA, Jeena P, Chisaka N, Hassan M, Radovan IM, Thea
DM, Qazi S, Kulkarni H. A clinical tool to predict failed response to therapy in children with
severe pneumonia. Pediatr Pulmonol 2009; 44: 379-86.
21. Lynch JP 3rd, Zhanel GG. Streptococcus pneumoniae: epidemiology, risk factors, and
strategies for prevention. Semin Respir Crit Care Med 2009; 30: 189-209.
22. Welte T, Köhnlein T. Global and local epidemiology of community-acquired pneumonia:
the experience of the CAPNETZ Network. Semin Respir Crit Care Med 2009; 30: 127-35.
23. Grant GB, Campbell H, Dowell SF, Graham SM, Klugman KP, Mulholland EK, Steinhoff M,
Weber MW, Qazi S; World Health Organization Department of Child and Adolescent Health and
Development. Recommendations for treatment of childhood non-severe pneumonia. Lancet
Infect Dis 2009; 9: 185-96.
24. Naheed A, Saha SK, Breiman RF, Khatun F, Brooks WA, El Arifeen S, Sack D, Luby SP;
Pneumococcal Study Group. Multihospital surveillance of pneumonia burden among children
aged <5 years hospitalized for pneumonia in Bangladesh. Clin Infect Dis 2009; 48 (Suppl 2):
S82-9.
25. Korppi M, Don M, Valent F, Canciani M. The value of clinical features in differentiating
between viral, pneumococcal and atypical bacterial pneumonia in children. Acta Paediatr 2008;
97: 943-7.
26. Don M, Valent F, Korppi M, Canciani M. Differentiation of bacterial and viral
community-acquired pneumonia in children. Pediatr Int 2009; 51: 91-6.
27. Weinberg GA, Hall CB, Iwane MK, Poehling KA, Edwards KM, Griffin MR, Staat MA, Curns AT,
Erdman DD, Szilagyi PG; New Vaccine Surveillance Network. Parainfluenza virus infection of
young children: estimates of the population-based burden of hospitalization. J Pediatr 2009;
154: 694-9.
28. Zenteno D, Girardi G, Fuentes L, et al. Utilidad de la radiografía de tórax en niños como
aproximación a la etiología de neumonía adquirida en la comunidad. Rev Chil Infect 2008; 25:
15-9.
36
DERRAME PARANEUMONICO /
EMPIEMA DERRAME PARANEUMONICO / EMPIEMA
I Introducción
II Definición
PUNTOS IMPORTANTES
III Fisiopatología
IV Etiología El Streptococcus pneumoniae es el agente causal
V Factores de riesgo más frecuente.
VI Diagnóstico La ecografía torácica es el examen de elección
t$MÓOJDP para caracterizar un derrame.
t&YÈNFOFTEFMBCPSBUPSJP Toda pleuroneumonia se debe hospitalizar.
t*NÈHFOFT En la mayoría de los casos se debe realizar una
t%JBHOØTUJDPEJGFSFODJBM toracocentesis
VII Tratamiento Para la mayoría de los pacientes el tratamiento es
t&OFM4FSWJDJPEF6SHFODJB antibióticos E.V. y drenaje pleural.
t$SJUFSJPTEFIPTQJUBMJ[BDJØO El uso de fibrinolíticos intrapleurales
t&OMBTBMBEFIPTQJUBMJ[BDJØO y videotoracotomía pueden acortar
VIII Pronóstico significativamente la estadía hospitalaria
IX Lecturas recomendadas
I INTRODUCCIÓN
Las infecciones pleurales representan una causa importante de morbilidad en pediatría.
Existen grandes diferencias con la experiencia publicada en adultos. El derrame
paraneumónico (DPN) o pleuroneumonía es la complicación más frecuente asociada a la
neumonía de la comunidad (NAC). Se estima una incidencia de 3,3/100.000 niños con un
incremento significativo en su frecuencia durante la última década en algunas áreas
geográficas. Aproximadamente, 40% de las NAC que requieren hospitalización presentan DPN,
aunque sólo 0.6-2% desarrollan empiema.
II DEFINICIÓN
El DPN es la colección de líquido pleural asociada a una NAC o absceso pulmonar.
III FISIOPATOLOGÍA
La NAC activa una respuesta inflamatoria mediada por la liberación de interleukina (IL) 1, 6, 8,
factor de necrosis tumoral (TNF)-alfa y factor activador de plaquetas liberadas. Se produce un
aumento de la permeabilidad vascular y migración de neutrófilos, linfocitos y eosinófilos al
espacio pleural. Posteriormente ocurre la llegada de bacterias e incremento de la actividad
pro-coagulante asociado a una disminución de la fibrinolisis y el correspondiente depósito de
fibrina y formación de septos y loculaciones. Si bien el desarrollo de un DPN es un proceso
continuo y dinámico, se reconocen 3 etapas:
a. Exudativa: Rápida acumulación de líquido pleural, que fluye libremente y posee un
recuento celular bajo sin presencia de bacterias, glucosa >60 mg/dl, pH > 7,20 y LDH menor
que el plasma (DPN simple).
37
b. Fibrinopurulenta: Presencia de bacterias en el líquido pleural, aumento de glóbulos
blancos, espesamiento del líquido y eventualmente pus (empiema). Existe depósito de
fibrina, formación de septos y loculaciones, glucosa <60 mg/dl, pH < 7,20 y LDH elevada
(DPN complicado).
c. Organización: presencia de fibroblastos asociado a una pleura engrosada, no elástica.
Existe disminución de la expansión pulmonar y eventual pérdida de función pulmonar.
IV. ETIOLOGÍA
La bacteria más frecuentemente asociada a un DPN o empiema en niños es el Streptococcus
pneumoniae. Otros agentes reconocidos son: Staphilococcus aureus y Streptococcus pyogenes.
Existen otras etiologías infrecuentes como: Mycoplasma pneumoniae, Mycobacterium
tuberculosis y algunos virus. La presencia de bacilos gram negativos y anaerobios se asocian a
neumonías aspirativas, infecciones de origen dental, enfermedades neurológicas, aspiración
de cuerpo extraño e inmunodeficiencias.
V. FACTORES DE RIESGO
El desarrollo de un empiema es más frecuente en niños varones, menores de 2 años y en
pacientes con desnutrición o inmunodeficiencias.
VI DIAGNÓSTICO
A. Clínico
La historia clínica inicial de un paciente con DPN no difiere a una NAC. Presentan tos, fiebre,
dificultad respiratoria, quejido, dolor abdominal, malestar general, pérdida de apetito, dolor
pleurítico. El examen revela menor movilidad del hemitórax comprometido, matidez,
disminución del murmullo pulmonar, soplo pleurítico y escoliosis antiálgica. Puede haber
cianosis, deshidratación y compromiso hemodinámico. La probabilidad de desarrollar un DPN
es proporcional al número de días de síntomas previos. Hasta 20% de los empiemas pueden
complicarse con neumonías necrotizantes. Siempre debe plantearse la posibilidad de un DPN
en todo paciente con NAC que persista febril luego de 48 horas de iniciado un tratamiento
antibiótico apropiado.
B. Exámenes de laboratorio
El estudio de un paciente con DPN debe incluir exámenes generales, estudio de imágenes y
una toracocentesis para el análisis del líquido pleural. El rendimiento de los cultivos pleurales
varía entre 8-76%.
Exámenes generales: Hemograma, VHS, proteína C reactiva (PCR), proteínas plasmáticas, LDH y
hemocultivo (rendimiento inferior al 20%). La PCR puede ser útil para evaluar la evolución
clínica de cada paciente.
C. Imágenes
C.1. Radiografía (Rx) de tórax: Se requiere siempre radiografías en dos proyecciones (AP,
lateral), idealmente en posición de pie o sentado. La obliteración del seno costofrénico es el
signo más precoz, aunque es un signo radiológico volumen-dependiente. Puede existir una
opacificación que borra el diafragma y que asciende hacia la pared torácica lateral con
38
Tabla 1.- Diagnóstico diferencial de DPN
- Hemotórax.
- Quilotórax adquirido (traumático).
- Mesotelioma.
- Quiste hidatídico complicado.
- Insuficiencia cardíaca.
- Hipoproteinemia.
- Neoplasias pleuro-pulmonares.
C.2. Ecografia torácica: La ecografía torácica es muy útil para el diagnóstico de DPN. Detecta
fácilmente pequeñas cantidades de líquido pleural (>10-20 ml); permite diferenciar una
consolidación y evidenciar la presencia de loculaciones o tabiques; permite guiar una
toracocentesis identificando la localización mas adecuada; y puede identificar un
engrosamiento pleural. Su desventaja es que se trata de un procedimiento diagnóstico
operador-dependiente y que no está disponible en todos los centros.
D. Diagnóstico diferencial
En la Tabla 1 se mencionan los diagnósticos diferenciales más importantes.
39
Figura 1.- Algoritmo para el abordaje del derrame paraneumónico (DPN)
Ecografía torácica
Neumonía + derrame (DPN) Rx tórax (AP, lateral),
pleural eventualmente decúbito lateral
Tóracocentesis
DPN tabicado
2 opciones de manejo:
Tratamiento quirúrgico: Debridación
y aseo por VATS o minitoracotomía
Uso de fibrinolítico por tubo pleural
40
Rx de tórax: Siempre dos proyecciones.
Hospitalización: Todo paciente con DPN debe ser hospitalizado y evaluado con una
ecografía torácica a la brevedad. El tratamiento y finalmente pronóstico, dependerá del
tiempo de evolución del DPN, el tamaño, la gravedad clínica y los hallazgos ecográfícos. La
experiencia de cada centro es un factor importante.
Tóracocentesis: Se prefiere practicar con el paciente hospitalizado.
B. En la sala de hospitalización
Vía venosa e hidratación: Considérese al menos 1500 ml/m2/24 horas.
Analgesia/antipiréticos: Importante para mantener el confort, especialmente si existe un
drenaje pleural.
Antibiótico: Al inicio es empírico y debe ser endovenoso. Se recomienda el uso de penicilina
en dosis altas (200.000-400.000 U/Kg/día) o una cefalosporina de tercera generación
(cefotaxima). Si existe factores de riesgo o sospecha de Stafilococcus aureus se recomienda
el uso de cloxacilina o vancomicina; para agentes anaerobios y Streptococccus pyogenes se
recomienda clindamicina. En casos graves se recomienda considerar clindamicina +
cefotaxima y agregar macrólidos. El tratamiento antibiótico debe ser endovenoso hasta
completar al menos 48 horas afebril y buena tolerancia oral. Se sugiere completar un
esquema antibiótico por al menos 10 días.
Tóracocentesis: Es un procedimiento fácil y seguro, por lo que debe ser practicado en la
mayoría. Frente a un DPN de < 10 mm, móvil, no tabicado, con pH >7,2, sin pus y sin
bacterias en el gram, se recomienda un manejo inicial conservador (antibiótico
endovenoso), sin tóracocentésis y observación clínica durante 48 horas. Si el DPN tiene un
espesor de 10 mm o más debe realizarse una toracocentesis. Existen pocas
contraindicaciones (desórdenes de la coagulación, enfermedad cutánea en el punto de
entrada o ventilación mecánica con presiones elevadas). Debe considerarse la necesidad de
instalar un drenaje pleural o pig tail. El estudio debe incluir:
- Bioquímico: Glucosa, LDH, proteínas, recuento celular y fórmula diferencial. En
situaciones especiales: Amilasa, colesterol y triglicéridos (quilotórax) y
adenosindeaminasa (ADA) frente a la sospecha de tuberculosis.
Exudado Trasudado
Proteínas ≥ 3 g/dL < 3 g/dL
Cociente proteínas pleurales/proteínas séricas > 0,5 ≤ 0,5
LDH > 200 UI/L < 200 UI/L
Cociente LDH pleural/sérica ≥ 0,6 < 0,6
Glucosa < 7,3 ≥ 7,3
Colesterol > 60 mg/dL < 60 mg/dL
Leucocitos > 1000/mm3 < 1000/mm3
41
Tabla 3.- Características bioquímicas del derrame pleural
- Análisis del pH del líquido: Mediante una jeringa heparinizada para análisis inmediato. El
trasladado debe ser en hielo.
- Microbiológico: Incluye tinción gram y cultivo corriente. En casos especiales tinción Ziehl,
cultivos anaerobios, Lowenstein y hongos.
Todos los DPN asociados a NAC son exudados (Tabla 2). Los criterios de Light (desarrollado en
adultos) extendidos para clasificar un DPN establecen: a) proteínas en líquido pleural/proteínas
sangre > 0,5; b) cociente LDH líquido pleural/LDH sangre > 0,6 y c) LDH en líquido pleural
superior a 2/3 de los valores máximos considerados normales; debiendo tener al menos uno de
ellos. Las características bioquímicas del líquido permiten identificar un DPN complicado
(empiema) e iniciar un algoritmo de decisiones (Tabla 3). Existe consenso en instalar un drenaje
pleural o pig tail en todo paciente con empiema. Las indicaciones absolutas son:
t 1VTFOFMFTQBDJPQMFVSBM
t 5JODJØOHSBNEFMMÓRVJEPQMFVSBMQPTJUJWB
t (MVDPTBMÓRVJEPQMFVSBMNHE-
t Q)
t 1SFTFODJBEFUBCJRVFTPCBOEBTFOFMMÓRVJEPQMFVSBM
Tubo/drenaje pleural: El tubo pleural se coloca en la línea media axilar en el 5-6 espacio
intercostal siempre por personal entrenado. Debe considerarse el uso de una trampa de
agua con o sin aspiración (5-10 cmH2O). Se recomienda el uso de tubos de calibre mediano
o grande para evitar la obstrucción aunque también existen buenos resultados con tubos
pequeños (8-16F) o pig tail que producen menos dolor. El tubo pleural puede ser retirado
cuando el débito de líquido pleural sea inferior a 25-50 ml/día o 1-1,5 ml/Kg/día. Si a las 24-
48 horas de colocado el drenaje no existe mejoría clínica, el débito pleural es escaso o la
imagen radiológica no mejora, debe confirmarse la permeabilidad del drenaje y realizar una
ecografía torácica para evaluar: a) presencia de tabiques/loculaciones; b) obstrucción del
tubo por pus, acodamiento o mala colocación; c) neumonía subyacente necrotizante o
extensa. Frente a un DPN tabicado/loculado existe controversia en su manejo. El uso de
fibrinolíticos (urokinasa) ha demostrado ser eficaz y seguro con una tasa de fracaso del 2%;
sin embargo no está disponible en el país. El abordaje quirúrgico precoz con
desbridamiento por toracoscopía (VATS) o mini toracotomía es altamente eficaz y se asocia
a una reducción significativa de la estadía hospitalaria.
42
Kinesioterapia: No está indicada. Se recomienda la movilización temprana del paciente a fin
de evitar atelectasias.
Exámenes generales: Considérense en todo paciente si persiste febril luego de 48 horas de
iniciado el tratamiento antibiótico o deterioro clínico. El descenso en el recuento de blancos
y PCR puede estar asociado a mejoría clínica.
Rx de tórax: Todo tubo/drenaje pleural debe ser controlado de forma inmediata con una Rx
de tórax (dos proyecciones).
Todos los pacientes con DPN deben ser controlados en 4-6 semanas después del alta con Rx
de tórax en dos proyecciones.
VIII PRONÓSTICO
Independiente del tratamiento elegido, el pronóstico de un DPN es bueno. A diferencia de los
adultos, la tasa de mortalidad es muy baja. Existe una escoliosis la cual es transitoria y no
requiere una intervención. La recuperación de función pulmonar ocurre en casi la mayoría
luego de 12 meses.
IX LECTURAS RECOMENDADAS
1. Balfour-Lynn IM, Abrahamson E, Cohen G, Hartley J, King S, Parikh d; Spencer D, Thomson AH,
Urquhart D. BTS guidelines for the management of pleural infection in children. Thorax 2005;
60: 11-21.
2. Sonnapa S, Cohen G, Owens CM, Van Doorn C, Cairos J, Stanojevic S, Elliot MJ and Jaffé A.
Comparison of urokinase and video-assisted thoracoscopic surgery for treatment of childhood
empyema. Am J Respir Crit Care Med 2006; 174: 221-7.
3. Thomson AH, Hull J, Kumar MR, Wallis C, Balfour-Lynn I. Randomised trial of
intrapleuralurokinase in the treatment of childhood empyema. Thorax 2002; 57: 343-7.
4. Imamaglu M, Cay A, Kosucu P, Ozdemir O, Cobanoglu U, Orhan F, Akyol A, Sarihan H.
Pneumatoceles in postpneumonicempyema: an algorithmic approach. J PedSurg 2005;40:
1111-7.
5. Sawicki G, Lu F, Valim C, Cleveland RH, Colin AA. Necrotising pneumonia is an increasingly
detected complication of pneumonia in children. Eur Respir J 2008; 21: 1286-91.
6. Hoffer FA, Bloom DA, Colin AA and Fishman SJ. Lung abscess versus necrotizing pneumonia:
implications for interventional therapy. Pediatr Radiol 1999; 29: 87-91.
7. Calder A, Owens CM. Imaging of parapneumonic pleural effusions and empyema in children.
Pediatr Radiol 2009; 39: 527-37.
8. Jaffe A, Calder AD, Owens CM, Stanojevic S, Sonnappa S. Role of routine computed
tomography in paediatric pleural empyema. Thorax 2008; 63: 897-902.
9. Arancibia MF, Vega-Briceño LE, Pizarro ME, Pulgar D, Holmgren N, Bertrand P, Rodríguez JL,
Sánchez I. Empyema and pleural effusion in children. Rev Chil Infectol 2007; 24: 454-61.
10. Lahti E, Peltola V, Virkki R, Alanen M, Ruuskanen O. Development of
parapneumonicempyema in children. Acta Paediatr 2007; 96: 1686-92.
11. Light RW. A new classification of parapneumonic effusions and empyema. Chest
1995;108:299-301.
12. Hilliard TN, Henderson AJ, Langton Hewer SC. Management of parapneumonic effusion and
empyema. Arch Dis Child 2003; 88: 915-7.
13. Jaffé A, Cohen G. Thoracic empyema.Arch Dis Child 2003; 88: 839-41.
14. Pierrepoint MJ, Evans A, Morris SJ, Harrison SK, Doull IJ. Pigtail catheter drain in the
treatment of empyema thoracis.Arch Dis Child 2002; 87: 331-2.
43
15. Subramaniam R, Joseph VT, Tan GM, Goh A, Chay OM. Experience with video-assisted
thoracoscopic surgery in the management of complicated pneumonia in children. J Pediatr
Surg 2001; 36: 316-9.
16. Chan PW, Crawford O, Wallis C, Dinwiddie R. Treatment of pleural empyema. J Paediatr Child
Health 2000; 36: 375-7.
17. Cohen G, Hjortdal V, Ricci M, Jaffe A, Wallis C, Dinwiddie R, Elliott MJ, de Leval MR. Primary
thoracoscopic treatment of empyema in children. J Thorac Cardiovasc Surg 2003; 125: 79-83.
18. Davies CW, Gleeson FV, Davies RJ; Pleural Diseases Group, Standards of Care Committee,
British Thoracic Society. BTS guidelines for the management of pleural infection. Thorax 2003;
58 (Suppl 2): ii18-28.
19. Kearney SE, Davies CW, Davies RJ, Gleeson FV. Computed tomography and ultrasound in
parapneumonic effusions and empyema. Clin Radiol 2000;55:542-7.
20. Redding GJ, Walund L, Walund D, Jones JW, Stamey DC, Gibson RL. Lung function in
children following empyema.Am J Dis Child 1990; 144: 1337-42.
21. Eibenberger KL, Dock WI, Ammann ME, Dorffner R, Hörmann MF, Grabenwöger F.
Cuantification of pleural effusions: sonography versus radiography. Radiology 1994; 191: 681-4.
22. Müller NL. Imaging of the pleura. Radiology 1993; 186: 297-309.
23. Toikka P, Irjala K, Juvén T, Virkki R, Mertsola J, Leinonen M, Ruuskanen O. Serum
procalcitonin, C-reactive protein and interleukin-6 for distinguishing bacterial and viral
pneumonia in children. Pediatr Infect Dis J 2000; 19: 598-602.
24. Dikensoy O, Light RW. Diagnosing empyema in children. Am J RespirCrit Care Med 2007;
175:94-5.
25. Shen YH, Hwang KP, Niu CK. Complicated parapneumonic effusion and empyema in
children. J MicrobiolImmunol Infect 2006; 39: 483-8.
26. Asensiodela Cruz O, Moreno Ga, Bosque Garcia M. Derrame pleural paraneumónico. Guia
diagnóstico-terapeútica. ProtocolosDiagnósticos Terapeúticos de la AEP. www.aeped
27. Holmgren N, Chateau B. Pleuroneumonía. En: Enfoque clínico de las enfermedades
respiratorias del niño. Sanchez I, Prado F. Primera edición. Ediciones Universidad Católica de
Chile 2007; páginas 285-94.
44
SIBILANCIAS RECURRENTES
SIBILANCIAS RECURRENTES
I INTRODUCCIÓN
Los cuadros bronquiales obstructivos constituyen el principal motivo de consulta en atención
primaria e ingresos hospitalarios durante los meses de invierno. Hasta 30% de los niños
presenta al menos un episodio de obstrucción bronquial antes de los 3 años, cifra que alcanza
el 58% en los primeros 5 años. Si bien la mayoría de estos episodios están asociados a
infecciones respiratorias virales, existe un segundo grupo más pequeño, correspondiente a los
niños con asma bronquial y finalmente un tercer grupo minoritario y heterogéneo, con
obstrucción bronquial persistente o recurrente secundaria a diversas patologías crónicas.
II DEFINICIÓN
Las sibilancias corresponden a un sonido musical, continuo, de tonalidad alta, percibido
durante la auscultación del tórax, generado por el flujo de aire a través de una vía aérea (VA)
intratorácica estrecha. Se produce por la oscilación de las paredes opuestas de una VA estrecha
de cualquier tamaño.
Cuando un paciente presenta al menos 3 episodios de obstrucción bronquial evidenciados por
un médico antes del tercer año de vida, se plantea como diagnóstico operacional el de
sibilancias recurrentes o síndrome bronquial obstructivo recurrente (SBOR); el primer término
es más utilizado en la literatura internacional, mientras el segundo ha sido más utilizado en
nuestro medio y algunos países vecinos.
III FISIOPATOLOGÍA
Existen diferentes mecanismos involucrados no excluyentes entre sí:
1.- Inflamación de la VA: Asma, infecciones virales, fibrosis quística.
2.- Hiperreactividad bronquial HRB: Asma, infecciones virales, exposición al tabaco,
disquinesia ciliar primaria, etc.
45
3.- Reducción anatómica del calibre de la VA: Tabaquismo prenatal, estenosis ongénita de
la VA, traqueomalacia o broncomalacia congénita o adquirida, aspiración de cuerpo
extraño, compresión extrínseca por anillos vasculares, cardiomegalia, tumores,
adenopatias, malformaciones pulmonares, bronquiolitis obliterante post viral.
IV EPIDEMIOLOGÍA
Excluyendo las causas específicas de sibilancias recurrentes, la mayoría de los lactantes y
preescolares con esta condición pertenece a alguno de estos 3 fenotipos epidemiológicos:
a) Sibilancias transitorias
Presentan sibilancias recurrentes en forma muy precoz (primeros 3 años de vida),
principalmente en relación a infecciones virales. Generalmente no presentan sibilancias en la
edad escolar. Estos niños nacen con una función pulmonar disminuida antes del primer
episodio de sibilancias, con una VA más pequeña y se asocian a exposición a tabaco
intrauterino y exposición pasiva durante los primeros años de vida, pero sin antecedentes
familiares de asma, eczema, sensibilización alérgica ni HRB a metacolina. Si bien su función
pulmonar mejora, esta no alcanza a ser normal en la edad adulta.
b) Sibilancias persistentes asociadas a atopia (asmáticos atópicos)
Presentan sibilancias durante los primeros 3 años de vida y persisten en el tiempo. Si bien su
función pulmonar es normal al momento del nacimiento, esta disminuye significativamente
hacia la edad escolar manteniéndose así hasta la vida adulta. Se asocian a una sensibilización
alérgica precoz (IgE elevada, test cutáneo positivo a aeroalergenos), HRB y antecedentes
familiares de asma. Constituyen el subgrupo más importante, ya que su identificación precoz y
el inicio de un tratamiento específico y adecuado podría disminuir la morbilidad y el deterioro
de su función pulmonar y mejorar la calidad de vida. Para su identificación se recomienda usar
el índice predictor de asma (API), cuyo rendimiento de certeza supera el 75%; mientras que un
API negativo se asocia a 68% de certeza de desaparición de las sibilancias a la edad escolar. El
riesgo de asma es 7 veces más en los pacientes con API positivo que en aquellos API negativo
(Figura 1).
c) Sibilancias de comienzo tardío no asociadas a atopia (asmáticos no atópicos)
Presentan sibilancias recurrentes después de los 3 años de vida y su prevalencia disminuye
sostenidamente a partir de los 6 años de vida. Tienen una función pulmonar normal al nacer y
en la edad escolar y no se asocian a sensibilización alérgica aunque tienen HRB.
Criterios mayores:
t%JBHOØTUJDPNÏEJDPEFFD[FNBFOMPTQSJNFSPTB×PTEFWJEB
t1BESFPNBESFDPOBTNBCSPORVJBM
Criterios menores:
t%JBHOØTUJDPNÏEJDPEFSJOJUJTBMÏSHJDBFOMPTQSJNFSPTB×PTEFWJEB
t4JCJMBODJBTOPBTPDJBEBTBSFTGSÓPTFOMPTQSJNFSPTB×PTEFWJEB
t&PTJOPöMJBQFSJGÏSJDBŻFOMPTQSJNFSPTB×PTEFWJEB
46
V DIAGNÓSTICO
A Clínico
A. 1 Anamnesis
La causa más frecuente de consulta de los cuadros obstructivos recurrentes es la tos por lo que
debe determinarse cuidadosamente sus características semiológicas. Interrogar por las
características del sonido que los padres perciben (en ocasiones se confunde con ronquido,
respiración ruidosa, estridor, congestión nasal, etc.). Considerar la edad de inicio del primer
episodio, la presencia de un prodromo viral, contactos familiares y/o asistencia a sala cuna, su
persistencia o intermitencia. Un comienzo muy agudo debe hacer sospechar la aspiración de
un cuerpo extraño. El inicio en el período neonatal o muy precoz en la vida sugieren
anormalidades congénitas o estructurales de la VA. Por su parte, las sibilancias intermitentes
son más características del asma. Definir la estacionalidad (invierno vs. primavera), pudiendo
existir períodos intercrisis asintomáticos; si son gatilladas por múltiples situaciones (virus, frío,
exposición tabaco, ejercicio, alergenos, etc.) o con síntomas persistentes todo el año. Aunque
menos del 10% de los niños con sibilancias recurrentes tendrán una causa específica
secundaria, su identificación es vital dado que el estudio, manejo y pronóstico es muy
diferente. Los siguientes escenarios clínicos deben inducirnos a estudiar esas causas
específicas:
1.- Síntomas respiratorios desde el periodo neonatal/perinatal: Descartar malformaciones
congénitas de la VA y/o pulmón.
2.- Asociación de sibilancias con los períodos de alimentación o vómitos (especialmente si
existe patología neurológica de base): Sugiere la presencia de un síndrome de aspiración
pulmonar. Estudiar alteraciones de la deglución.
3.- Historia de penetración de un cuerpo extraño: Sugiere aspiración de un cuerpo extraño.
4.- Mal incremento ponderal, neumonía recurrente, otitis/sinusitis recurrentes: Estudiar
fibrosis quística, inmunodeficiencia o disfunción ciliar.
5.- Mala respuesta a broncodilatadores o corticoides inhalados.
6.- Historia de disnea progresiva, taquipnea, intolerancia al ejercicio o mal incremento
ponderal sugieren una enfermedad pulmonar intersticial.
7.- Cualquier condición crónica de base: Cardiopatía, comorbilidad neurológica o genética,
dismorfias cráneo-faciales, prematurez extrema, mal incremento pondoestatural.
Historia
Comienzo de síntomas en periodo perinatal y lactante menor
Distress respiratorio neonatal ± soporte ventilatorio
Disfunción neurológica neonatal
Sibilancias persitentes sin respuesta a broncodilatadores
Sibilancias asociadas con alimentación o vómitos
Dificultades deglución ± vomitos recurrentes
Diarrea crónica
Mal incremento ponderal
Estridor
Requerimientos de oxígeno > 1 semana posterior a evento agudo
Examen físico
Desnutrición
Hipocratismo digital
Soplo cardíaco
Estridor
Signos focales al examen pulmonar
Pólipos nasales
Crépitos en la auscultación pulmonar
Cianosis
Exámenes de laboratorio
Anormalidades focales o persitentes en Rx de tórax
Anemia
Obstrucción del flujo aéreo irreversible
Hipoxemia basal (no en cuadro agudo)
B. Laboratorio
1.- Considerar el estudio etiológico viral en todo paciente hospitalizado y en algunos pacientes
ambulatorios especiales (prematuros, cardiopatías, enfermedades neurológicas).
2.- Estudios pertinentes para descartar complicaciones infecciosas, inmunodeficiencias, fibrosis
quística, alergias y otros según la hipótesis diagnóstica que se esté manejando (Tablas I y II).
48
Tabla II.- Diagnóstico diferencial de causas específicas de
sibilancias recurrentes
Diagnóstico Síntomas y signos Evaluación diagnóstica
Traqueomalacia Sibilancias persistentes, inicio Historia, antecedentes de
Broncomalacia precoz lactante, pobre respuesta a fístula tráqueo-esofágica,
broncodilatadores, sibilancias cardiopatia congénita,
cambian con la posición y actividad, fibrobroncoscopía.
respuesta paradojal a β2
adrenérgicos.
Cardiopatia congénita Soplo cardíaco, insuficiencia Rx de tórax, ECG,
cardíaca Ecocardiografía
Aspiración de cuerpo Episodio agudo de asfixia o Rx de tórax en inspiración
extraño impactación y espiración, fibrobroncoscopia.
Fibrosis quística Tos productiva crónica, crepitaciones, Test de sudor, test genético,
con o sin hipocratismo digital, esteatocrito, cultivo de secreción
desnutrición, síndrome mala absorción, bronquial.
pólipos nasales infecciones
respiratorias recurrentes (sinusitis,
neumonía), bronquiectasias.
Síndrome de Anormalidad neurológica, tos o Estudio radiológico
aspiración pulmonar sofocación con la alimentación, deglución, videodeglución.
neumonía recurrente. Fibrobroncoscopía y LBA.
Síntomas a veces relacionados a la Rx esófago, estómago,
Reflujo alimentación, vómitos, rechazo para duodeno, ph metría esofágica.
gastroesofágico comer, mal incremento ponderal.
Síntomas persistentes, estridor, Esofagograma,
Anillo vascular inicio precoz en la infancia, puede fibrobroncoscopía, angio TAC,
ser exagerado por posición, RNM.
sibilancias monofónica.
Síntomas persistentes, con o sin Rx de tórax, TAC tórax,
Estenosis traqueal estridor, sibilancias monofónicas. fibrobroncoscopía.
Síntomas persitentes, sibilancias Rx de tórax, TAC tórax.
Masas mediastínicas localizadas, no respuesta a
o linfonodos broncodilatadores, síntomas
generales subyacentes.
Infecciones sinopulmonares Panel inmunidad humoral,
Inmunodeficiencia recurrentes, crépitos, hipocratismo inmunoglobulinas.
digital, bronquiectasias.
Sinusitis persistente y OMA Biopsia ciliar , test de sacarina
Disquinesia ciliar recurrentes con supuración, tos
primaria húmeda, crépitos, hipocratismo
digital, bronquiectasias.
Displasia Antecedentes de prematurez, Rx de tórax, TAC pulmonar,
broncopulmonar oxígeno dependencia. monitoreo de saturación.
Bronquiolitis Historia de enfermedad TAC tórax.
obliterante predisponente viral (adenovirus).
49
B.1 Pruebas de función pulmonar (PFP)
En niños mayores de 3 años que colaboren, la espirometría y la curva flujo/volumen miden la
limitación al flujo aéreo y la respuesta a broncodilatadores. A partir de los 5 años las pruebas de
provocación bronquial con metacolina/ejercicio detectan la presencia de HRB. La oscilometría
(que determina la resistencia de la VA) tiene ventajas en los niños menores al no requerir de su
colaboración y ser de fácil interpretación.
C. Imágenes
C.1 Radiografía (Rx) de tórax: Todo niño con sibilancias recurrentes debe tener al menos una
Rx de tórax AP y lateral en su vida; la que puede evidenciar una hiperinsuflacion localizada,
atelectasias, alteraciones en el parénquima pulmonar, malformaciones pulmonares,
disminución del calibre o desviación de tráquea/bronquios, cardiomegalia, situs inversus,
edema pulmonar, masas mediastínicas y adenopatías. En el cuadro agudo se indica en paciente
con exacerbación severa, sospecha de complicaciones y en todo paciente que no disponga de
radiografías previas.
VI TRATAMIENTO
5. Oxígeno (O2): El objetivo es lograr una SpO2 ≥93%. Puede utilizarse sistema de bajo flujo
(cánula nasal o mascarilla con sistema Ventura) según la edad del paciente y los
requerimientos de O2. En exacerbaciones severas se recomienda el uso de mascarilla de alto
flujo con bolsa de recirculación (Recomendación D).
50
6. Broncodilatadores (salbutamol, fenoterol): Son la terapia de elección y deben ser
administrados en forma precoz (Recomendación A). El uso del inhalador presurizado (MDI)
con espaciador está recomendado para las exacerbaciones leves y moderadas (son tan
efectivos como las nebulizaciones, con menor costo y menos efectos adversos
(Recomendación A). Dosis: Salbutamol 2-8 puff cada 10-20 minutos por 3-5 veces o hasta
obtener respuesta clínica. Nebulización: Indicada en las exacerbaciones
moderadas-severas, cuando se requiera O2 ó cuando no es posible aplicar la técnica
correcta con aerosol presurizado y espaciador. Dosis: Salbutamol 0,5-1 ml; completar hasta
4 ml de suero fisiológico (SF) con un flujo de O2 de 6-8 lt/min, durante 5-8 minutos. Bromuro
de Ipratropio: Agregar en pacientes con exacerbación severa, riesgo vital o sin respuesta
inicial a los β2 agonistas de acción corta (Recomendación A), dosis: 0,5 ml en 3,5 ml de SF
con un flujo de O2 de 6-8 lt/min por 5-8 minutos.
7. Corticoides sistémicos: Recomendado en todos los pacientes con asma y/o exacerbación
moderada-severa (Recomendación A). Su uso precoz disminuye la tasa de hospitalización,
recaída, mortalidad y requerimientos de β2 agonistas. Su efecto se observa dentro de las
primeras 3-6 horas. Se pueden administrar oral o endovenoso. Corticoides orales:
Prednisona 1-2 mg/k/día (máximo 40mg) en dosis única matinal por 3-5 días.
Corticoesteroides endovenosos: En los casos más graves con indicación de vía venosa.
Hidrocortisona 5 mg/kg/dosis cada 6 horas (máximo 300 mg/día), Metilprednisolona 1-2
mg/kg/dosis cada 6 horas (máximo 125 mg/día).
8. Antibióticos: Indicados sólo frente a sobreinfección bacteriana (clínica + laboratorio)
(Recomendación D).
9. Kinesioterapia respiratoria: En pacientes con tos inefectiva, hipersecretores, atelectasia
(Recomendación D).
51
B.1 Requisitos para el alta
1. En buenas condiciones generales, sin disnea importante, alimentándose en forma normal.
2. Entrega de un plan de alta con instrucciones claras y escritas para el seguimiento:
Síntomas/signos de alerta, monitorización con flujo espiratorio máximo (PEF), fármacos a
utilizar y dosis apropiadas.
3. SpO2>92% durante 12 horas, idealmente habiendo pasado un período de sueño sin
hipoxemia.
Se prefiere el inicio con CI a dosis bajas, siempre con una aerocámara, y reevaluando la
respuesta al tratamiento en 4-8 semanas (Evidencia Ib). En todos los pacientes se debe evitar la
exposición pasiva a humo de tabaco y la exposición a alergenos gatillantes demostrados
(Recomendación D).
VII PRONÓSTICO
El pronóstico de los niños con sibilancias recurrentes dependerá de la causa que origina las
sibilancias. Si son de etiología infecciosa viral es bueno ya que la mayoría presenta síntomas
hasta los 3 años. En el caso de las causas secundarias, el tratamiento específico de cada una
(RGE, aspiración pulmonar, inmunodeficiencias, FQ, etc.) puede disminuir la morbimortalidad
en la mayoría de veces, aunque en otras condiciones (bronquiolitis post infecciosa) el
tratamiento es sólo soporte.
52
Figura 3.- Algoritmo de manejo del episodio agudo de sibilancias
en lactante con antecedentes de sibilancias recurrentes
I Introducción
II Definición
PUNTOS IMPORTANTES
III Etiología
t -BSJOHPNBMBDJB
t 1BSÈMJTJTEFDVFSEBT El estridor es el signo clínico que traduce
t &TUFOPTJTTVCHMØUJDB obstrucción de la VA alta.
t )FNBOHJPNBTVCHMØUJDP La causa mas frecuente de estridor congénito es
t -BSJOHPDFMFZRVJTUFMBSÓOHFP la laringomalacia.
t .FNCSBOBMBSÓOHFB Generalmente las características semiológicas
t )FOEJEVSBMBSÓOHFB orientan a la etiología.
IV Diagnóstico La evaluación endoscópica es la herramienta
t $MÓOJDP mas importante para establecer un diagnóstico
t &YÈNFOFTEFMBCPSBUPSJP específico.
t *NÈHFOFT
Siempre considérese un diagnóstico diferencial
t &TUVEJPFOEPTDØQJDP
frente a todo estridor congénito atípico.
V Tratamiento
VI Pronóstico
VII Lecturas recomendadas
I INTRODUCCIÓN
El estridor es el signo clínico más importante de obstrucción de la vía aérea (VA) alta. En la
mayoría de las veces sus características semiológicas permiten identificar el lugar de la
obstrucción. Cuando el estridor se presenta en las primeras semanas de vida se denomina
estridor congénito (EC) y generalmente obedece a una malformación de la VA alta. Este
capítulo desarrolla en forma más detallada el cuadro clínico y manejo de la laringomalacia, por
ser la causa más frecuente de EC mencionando algunos diagnósticos diferenciales.
II DEFINICIÓN
El estridor es un ruido respiratorio de tonalidad alta, producido por la turbulencia del flujo del
aire a través de una VA estrecha. Cuando la obstrucción ocurre a nivel glótico o supraglótico, el
estridor es predominantemente inspiratorio; en cambio, un estridor bifásico sugiere una
obstrucción por debajo de la glotis, mientras que el estridor predominantemente espiratorio se
asocia a obstrucción de la tráquea intratorácica.
III ETIOLOGÍA
Según su etiología el estridor puede ser congénito o adquirido. En este capítulo nos
referiremos a las causas congénitas (Tabla 1).
55
Tabla 1.- Causas de estridor congénito
Nasal
t"USFTJBEFDPBOBT
t1PMJQPTJTOBTBM
Laringe
t-BSJOHPNBMBDJB
t1BSÈMJTJTCJMBUFSBMEFDVFSEBTWPDBMFT
t.FNCSBOBMBSÓOHFB
t)FOEJEVSBMBSÓOHFB
t2VJTUFTMBSÓOHFPT
t)FNBOHJPNBMBSÓOHFP
Tráquea
t&TUFOPTJTTVCHMØUJDB
t"OJMMPTWBTDVMBSFT
t)FNBOHJPNB
t5SBRVFPNBMBDJB
A. Laringomalacia (LM)
Es la causa más frecuente de EC en el niño menor de un año, siendo más frecuente en el género
masculino (relación 2:1) y representa hasta el 70% de las malformaciones congénitas de la
laringe. La LM ocurre por el colapso del tejido supraglótico durante la inspiración, debido a la
laxitud de las estructuras laríngeas o inmadurez del cartílago epiglótico y/o aritenoides.
Aunque el origen de esta laxitud no está claro, se cree que existe hipotonía neuromuscular
secundaria a una mala regulación de la integración sensorio-motora de los reflejos aferentes
(sensoriales) periféricos en el tronco cerebral y la respuesta motora correspondiente. La LM
inicia su aparición en las primeras dos semanas de vida, alcanzando su resolución espontánea
(en la mayoría de veces) entre los 12 y 18 meses.
Característicamente, el estridor aumenta con el esfuerzo (llanto, agitación, alimentación) y
disminuye con la extensión cervical y posición prona. La dificultad respiratoria, cianosis y apnea
se presentan sólo en las formas más severas, las que ocurren especialmente en el paciente con
condiciones de base como parálisis cerebral, malformaciones cráneofaciales o síndromes
hipotónicos. El reflujo gastroesofágico (RGE) está presente en un alto porcentaje de estos
pacientes aunque la relación causa-efecto es bidireccional. Cuando el RGE es importante, causa
edema, mayor compromiso obstructivo y retarda la resolución del problema.
56
B. Parálisis de cuerdas vocales (PCV)
La PCV es la segunda causa de EC en niños, pudiendo representar hasta el 10-20% de todas las
anomalías congénitas de la laringe. Se caracteriza por la ausencia de contracción de una o dos
cuerdas vocales durante la inspiración, produciéndose un movimiento paradojal hacia la línea
media, lo que determina un estridor inspiratorio o bifásico, de tonalidad más alta que el
estridor de la LM. La PCV puede ser congénita o adquirida; unilateral o bilateral. La mayoría de
los casos de PCV congénita son de tipo idiopático, aunque también puede resultar de lesión del
nervio recurrente laríngeo en parto traumático, anomalías cardiovasculares, compresión
esofágica, o bien por alteración del sistema nervioso central (SNC) o periférico.
Las alteraciones del SNC que se asocian a PCV son: Disgenesia de tronco, hidrocefalia,
encefalocele, leucodistrofia, mielomeningocele, espina bífida, parálisis cerebral o
malformación de Arnold-Chiari (con PCV bilateral). Las alteraciones del sistema nervioso
periférico asociadas a PCV incluyen: miastenia gravis, atrofia muscular espinal y miopatía
fascio-escápulo-humeral. En la PCV unilateral el llanto es débil, disfónico y el estridor ocasional
o ausente. En la mayoría la evolución es benigna y autolimitada. En la PCV bilateral existe
abducción, estridor, afonía y aspiración de saliva y alimentos; algunos neonatos con PCV
bilateral requieren intubación al nacer debido a dificultad respiratoria grave y hasta 70%
pueden requerir traqueostomía, en cambio otros presentan un compromiso respiratorio
menor. Recientemente se identificó una causa congénita hereditaria de PCV bilateral.
57
F. Membrana laríngea
Es un defecto en la recanalización del lumen laríngeo durante la etapa de embriogénesis. Su
extensión varía desde la ocupación mínima en la comisura anterior de las cuerdas vocales hasta
la atresia laríngea completa. En el 75% de los casos es de ubicación glótica. Se presenta
inmediatamente luego del nacimiento con estridor bifásico, llanto débil y/o afonía. En los casos
más graves, la alteración puede determinar la muerte del neonato, a menos que se practique
oportunamente una traqueostomía, la que idealmente se debería realizar intraparto y
extra-útero, mientras el neonato permanece con apoyo placentario – procedimiento
denominado EXIT.
G. Hendidura laríngea
Se produce por una falla en la fusión dorsal del cartílago cricoides o del septum
traqueoesofágico. Los síntomas dependen de la extensión de la hendidura: Se presenta con
estridor bifásico, llanto débil, episodios aspirativos, o neumonías recurrentes. Existe dificultad
respiratoria, tos y cianosis con la alimentación. La mayoría de los pacientes pueden tener otras
anomalías congénitas, como: Fístula traqueoesofágica (hasta en 25%), atresia esofágica,
cardiopatía congénita, fisura labio-palatina, micrognatia y laringomalacia. Para el diagnóstico
se requiere un elevado índice de sospecha y se prefiere la laringoscopía directa y la palpación
de la zona interaritenoídea.
H. Otros
Quistes de la base de la lengua, quiste tirogloso, tumores laríngeos benignos/malignos.
IV DIAGNÓSTICO
En la mayoría de los casos las características semiológicas del EC permiten una buena
aproximación diagnóstica. La evaluación de la VA debe ser considerada sólo en pacientes con
LM atípica (LM severa, persistencia de los síntomas en el tiempo), EC con elementos clínicos
que hagan sospechar de la presencia de otro tipo de alteración de la VA (estridor bifásico,
disfagia, aspiración recurrente), EC con defectos craneofaciales asociados o defectos de línea
media y ansiedad de los padres. Esta evaluación debe ser completa incluyendo tráquea y
bronquios.
A. Clínico
Historia y examen físico:
Siempre debe evaluarse:
1. Forma, momento de aparición y progresión del estridor: En la LM el estridor aparece entre
la primera y segunda semana de vida y es de tonalidad aguda, mientras que en el caso de
una PCV la tonalidad suele ser más aguda. En la LM el estridor disminuye con el paso del
tiempo. En el HS, el estridor puede ser variable dependiendo de la posición, esfuerzo
respiratorio y uso de corticoides. Con las hendiduras laríngeas y la presencia de fístulas se
observa el máximo deterioro de la condición clínica con la alimentación.
2. Desencadenantes: Llanto, infecciones virales, posición, sueño, alimentación.
3. Signos de gravedad: Están dados por los signos de insuficiencia respiratoria y no siempre
por la intensidad del estridor: Esfuerzo respiratorio aumentado, cianosis o hipoxemia,
compromiso de conciencia, aparente “mejoría” del estridor.
4. Evaluar antecedentes de cirugía o intubación.
58
5. Síntomas sugerentes de aspiración o reflujo: En todo paciente con LM se debe buscar y
tratar el RGE. Si hay síntomas sugerentes de aspiración sospechar la presencia de una
hendidura laríngea o de una fístula tráqueo-esofágica.
6. Relación con la alimentación: En la mayoría de los casos los síntomas se agravan con la
alimentación, más aún si existe aspiración de contenido alimentario.
7. Examen físico: Evaluación pondoestatural, inspección general del paciente, presencia de
signos de dificultad respiratoria, uso de musculatura accesoria y tiraje. Presencia de afonía
o disfonía (compromiso de cuerdas vocales). Buscar compromiso neurológico y estigmas
físicos de enfermedad genética asociadas a dismorfias faciales importantes.
B. Exámenes de laboratorio
No están indicados.
C. Imágenes
1. Radiografía (Rx) de cuello o tórax: Evalúa la morfología VA, desviación traqueal y la
presencia de masas.
2. Trago de bario- radiografía esófago estómago duodeno (Rx EED): LM, hendidura laríngea,
fístulas traqueoesofágicas, RGE, anillos vasculares.
3. Videofluoroscopía: Evalúa la presencia de colapso hipofaringeo y aspiración.
4. Tomografía axial computada de alta resolución (HRCT) o resonancia nuclear magnética
(RNM): Compresiones extrínsecas por masas mediastínicas o anillos vasculares,
malformaciones complejas de la VA.
D. Estudio endoscópico
En todo paciente con LM atípica o sospecha de otras causa de EC, el estudio endoscópico
siempre está indicado (Evidencia III). La laringoscopía directa y nasofibroscopía es útil para
evaluar la presencia de RGE. La FBC permite establecer la etiología en la mayoría de los casos de
EC; sin embargo, la broncoscopía rígida ofrece ventajas en la evaluación de la pared posterior
del la VA (Ej. hendiduras laríngeas).
El hallazgo de una LM en una nasofibroscopía no descarta la presencia de otras alteraciones de
la VA baja (Evidencia III). Desde un punto de vista endoscópico, existen diversas clasificaciones
de la LM; una de las más utilizadas considera 3 tipos: Tipo 1, por prolapso anterior de mucosa
redundante que recubre los cartílagos aritenoides (57%), tipo 2, por pliegues ariepiglóticos
acortados (15%) y tipo 3 con desplazamiento posterior de la epiglotis (12%) o combinación de
estos hallazgos.
La evaluación FBC es fundamental para evaluar una PCV, junto con estudios de videodeglución
(Recomendación D). Cuando existen problemas de deglución con aspiración de alimentos, se
debe considerar una gastrostomía (Recomendación D). El grado de obstrucción de la ES
congénita se determina a través de una evaluación endoscópica e idealmente calibrando el
lumen traqueal con tubos endotraqueales de diferente diámetro. La ES se clasifica en grado I
(obstrucción < 50%); grado II (obstrucción de 50-70%); grado III (obstrucción de 71-99%) y
grado IV (lumen no detectable).
E. Otros exámenes
1. Phmetría esofágica: Para evaluar la presencia de RGE ácido, especialmente si se ha
planteado una resolución quirúrgica.
2. Saturometría nocturna: Puede ser criterio de gravedad de la malformación con vías a
indicar una solución quirúrgica.
59
3. Polisomnografía: Brinda información más completa que la saturometría nocturna para
caracterizar las alteraciones obstructivas del sueño asociadas a la malformación en estudio.
También tendría indicación si se quiere apoyar una eventual resolución quirúrgica de la
malformación.
4. RNM de cerebro en pacientes con PCV idiopática, para descartar una malformación de
Arnold-Chiari u otra causa de compresión de tronco.
V TRATAMIENTO (Figura 1)
1. Manejo de la insuficiencia respiratoria cuando corresponda (Recomendación A).
2. Traqueostomía en casos graves, amenazantes de la vida (Recomendación A). Evitar la
aspiración de alimentos cuando corresponda: Fraccionamiento y espesamiento de la
alimentación, empleo de SNG o SNY si hay aspiración y gastrostomía en casos
seleccionados (Recomendación B).
3. Tratamiento antirreflujo: Tratar el RGE cuando está presente, especialmente en aquellos
casos que requieran reconstrucción quirúrgica pre y post operatorio (Recomendación B).
4. Tratamiento de la causa específica:
a. LM: Como se ha señalado, la mayoría de los pacientes con LM no requieren un
tratamiento específico; salvo en los casos graves, donde se plantea una corrección
quirúrgica, que puede ser una supraglotoplastía, escisión de pliegues ariepiglóticos o
epiglotopexia (Recomendación A).
b. PCV bilateral: Existen múltiples procedimientos quirúrgicos, entre los que se cuentan:
Cordotomía lateral endoscópica, aritenodectomía, aritenoidepexia, interposición de
cartílago costal para expandir cartílago cricoides y separar espacio interaritenoides
(Recomendación A). Su detalle escapa a los objetivos de este manual.
c. ES: En la ES grado I el tratamiento es conservador y sólo se deben manejar las
reagudizaciones asociadas a infecciones virales intercurrentes (Recomendación A). En
casos de ES más severos se requiere traqueostomía en espera a que el cartílago cricoides
crezca o bien, mientras se realiza una reconstrucción laringotraqueal con expansión del
cartílago cricoides (Recomendación A). Las dilataciones o tratamientos con Láser
-muchas veces útiles en la ES adquirida- en las estenosis congénitas no tienen
resultados favorables, debido a la alteración primaria del cartílago (Recomendación D).
d. HS: Se puede intentar esteroides sistémicos, con regresión parcial del hemangioma,
requiriéndose tratamientos prolongados, con los consabidos efectos secundarios
(Recomendación A). También se ha probado inyección de esteroides intralesionales con
una tasa de extubación de 82% en un reporte (Recomendación B). Recientemente ha
adquirido relevancia el uso de propanolol oral, con reportes muy promisorios
(Recomendación C). En casos severos, la traqueostomía es una alternativa,
considerando que la mayoría de estas lesiones involucionan luego de 2-3 años
(Recomendación B). También se ha utilizado Láser CO2 y Láser de potasio-titanil fosfato
y resolución quirúrgica abierta, especialmente en lesiones bilaterales o circunferenciales
(Recomendación B).
e. Quistes laríngeos: Los tratamientos más utilizados son la marsupialización endoscópica
del quiste, más comúnmente con Láser CO2, aunque la recurrencia es frecuente, y la
extirpación del quiste mediante un abordaje cervical lateral a través de la membrana
tirohioídea (Recomendación A).
60
Figura 1.- Enfoque del paciente con estridor
Estridor congénito
Evaluar severidad
¿Paciente grave?
SI NO
Radiología complementaria
t5"$BMUBSFTPMVDJØO
t"OHJP5"$
t3/.
Tratamiento de la causa
t0USPTFYÈNFOFT
complementarios:
Saturometría, pH-metría
esofágica,
Polisomnografía.
61
VI LECTURAS RECOMENDADAS
1. Boudewyns A, Claes J, Van de Heyning P. Clinical practice: an approach to stridor in infants
and children. Eur J Pediatr 2010; 169: 135-41.
2. Cohen L. Stridor and Upper Airway Obstruction in Children. Pediatr Review 2000; 1: 4-5.
3. Onley DR, Greinwald JH, Smith RJH, et al. Laryngomalacia and its treatment. Laryngoscope
1999; 109: 1770-5.
4. Contreras I, Rozas G, Navarro H y col. Estridor en el paciente pediátrico. Estudio descriptivo.
Rev Chil Pediatr 2004; 75: 247-53.
5. Dinwidie R. Congenital upper airway obstruction. Paediatr Respir Rev 2004; 5: 17-24.
6. Halpin LJ, Anderson CL, Corriette N. Stridor in children. BMJ 2010; 4: 340-4.
7. Lis G et al. Congenital Stridor. Pediat Pulmonol 1995; 20: 220-24.
8. Martins RH, Dias NH, Castilho EC, Trindade SH. Endoscopic findings in children with stridor.
Braz J Otorhinolaryngol 2006; 72: 649-53.
9. Nicolai T. Therapeutic concepts in upper airway obstruction. Paediatr Respir Rev 2004; 5:
34-9.
10. Pransky S, Canto C. Management of subglottic hemangioma. Curr Opin in Otol & Head and
Neck Surg 2004; 12: 509-12.
11. Rahbar R el al. The Biology and Management of Subglottic Hemangioma: Past, Present;
Future. Laryngoscope 2004; 114: 1880-91.
12. Ahmad S, Soliman A. Congenital Anomalies of the Larynx. Otolaryngol Clin N Am 2007; 40:
177-191.
13. Rudman D, Elmaraghy C, Shiels W, Wiet G: The rol of Airway Fluoroscopy in the Evaluation
of Stridor in Children. Arch Otolaryngol Head Neck Surg 2003; 129: 305-9.
14. Messner A. Congenital Disorders of the Larynx. In: Flint P, Haughey B, Lund V, Niparko J,
Richardson M, Robbins T and Thomas R, ed. Cummings Otolaryngology: Head & Neck Surgery,
5th ed., St Louis (MO): Mosby, Inc, 2010, Chapter 202.
15. Miyamoto RC, Parikh SR, Gellad W et al: Bilateral congenital vocal cord paralysis: a 16 year
institutional review. Otolaryngol Head Neck Surg 2005; 133: 241-5.
62
ASMA BRONQUIAL
ASMA BRONQUIAL
“…si por correr, hacer ejercicio o cualquier otra forma de esfuerzo la respiración se hace
dificultosa, esto se llama asma…”
I Introducción
II Definición
PUNTOS IMPORTANTES
III Fisiopatología
IV Factores de riesgo El asma es una condición multifactorial donde
V Diagnóstico existen diversos factores ambientales involucrados
t $MÓOJDP en su desarrollo.
t &YÈNFOFTEFMBCPSBUPSJP No existe un único fenotipo de asma en niños.
t *NÈHFOFT Si bien el diagnóstico es clínico, el laboratorio nos
t %JBHOØTUJDPEJGFSFODJBM permite comprobar el diagnóstico al descartar otras
VI Tratamiento condiciones.
t $POUSPMBEPSFT La severidad del asma varía poco luego de la edad
t %FSFTDBUF escolar.
t &OFMTFSWJDJPEFVSHFODJB Los broncodilatadores son la terapia de primera línea
t $SJUFSJPTEFIPTQJUBMJ[BDJØO frente a cualquier crisis.
t &OMBTBMBEFIPTQJUBMJ[BDJØO Se recomienda el uso precoz de corticoides
t $SJUFSJPTEFBMUB sistémicos frente a toda exacerbación, pues reducen
VII Pronóstico el riesgo de reconsulta y hospitalización.
VIII Lecturas recomendadas
I INTRODUCCIÓN
El asma bronquial es la enfermedad crónica más frecuente de la niñez. En Chile, su prevalencia
en niños oscila entre 7.3 y 16.5%. Las consultas por sibilancias constituyen el 23% de todas las
atenciones en niños menores de 15 años. Muchos factores como la contaminación del aire
(intra/extra domiciliaria) han sido involucrados como causa de su incremento. Por otra parte, se
reconoce que en Chile al menos el 60% del asma es atópica.
II DEFINICIÓN
Es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías aéreas pequeñas en la que intervienen
distintos tipos celulares y mediadores inflamatorios, determinando, en algunos sujetos
susceptibles, una hiperreactividad bronquial (HRB) a diversos estímulos que se manifiesta
clínicamente como episodios recurrentes de tos, sibilancias, disnea y opresión torácica. Estos
episodios se asocian a distintos grados de obstrucción bronquial reversibles mediante
tratamiento o en forma espontánea. Para efectos de esta guía clínica, consideraremos el
diagnóstico de asma en todo niño mayor de dos años que presente tres o más episodios de
obstrucción bronquial (sibilancias); asociados o no a infecciones virales y/o alérgenos; que
hayan sido objetivadas mediante una evaluación médica y que remitan luego de terapia con
salbutamol o en forma espontánea (CIE-10: J45). Se denominará crisis de asma, a todo episodio
de obstrucción bronquial aguda que ocurra en el contexto antes mencionado.
63
III FISIOPATOLOGÍA
El principal mecanismo es la inflamación de la vía aérea periférica que reduce su calibre por
edema de la mucosa, hipersecreción y broncoconstricción; determinando un aumento de la
resistencia con disminución de los flujos espiratorios y atrapamiento aéreo, aumento del
trabajo respiratorio y alteración de la relación ventilación/perfusión, pudiendo llegar a la
hipoxemia y en casos graves a la hipercapnia. Esto es el resultado de diversas interacciones
celulares y mediadores inflamatorios, determinados por factores genéticos y ambientales que
llevan a la hiperplasia de células, hipersecreción bronquial, engrosamiento de la membrana
basal (remodelación) y aumento del número de eosinófilos.
IV FACTORES DE RIESGO
El asma es una condición multifactorial siendo el resultado de la interacción de factores
genéticos y ambientales (escasa exposición a endotoxinas, uso exagerado de antibióticos,
infecciones infrecuentes, etc.). Se han identificado diversos factores de riesgo:
a) Exposición a tabaco intrauterino/post parto
b) Contaminantes intra/extra domiciliarios: ácaros, polvo de la casa, caspa/pelos de animales,
pólenes/hongos
c) Niveles altos de IgE
d) Bajo peso al nacer
e) Obesidad
f) Hacinamiento
g) Humedad
h) Raza negra
V DIAGNÓSTICO
A. Clínico
A.1. Anamnesis
El diagnóstico de asma es fundamentalmente clínico y se basa en la presencia de síntomas
recurrentes: Tos, disnea episódica (generalmente asociada a ejercicio), sibilancias y sensación
de pecho apretado. Las pruebas de función pulmonar proporcionan una medida de la
severidad de la limitación al flujo de aire, de su reversibilidad, variabilidad y confirmación del
diagnóstico del asma. El diagnóstico correcto de asma es esencial para iniciar una terapia
apropiada por lo que se debe evitar el uso de otras denominaciones como alergia respiratoria,
bronquitis alérgica, bronquitis obstructiva, HRB, bronquitis recurrente, principio de asma,
bronquitis asmatiforme, etc. Para establecer el diagnóstico de asma es requisito:
FQ: Fibrosis quistica, DBP: Displasia broncopulmonar, MPC: Malformaciones pulmonares congénitas, DCP: Disquinesia ciliar
primaria, ENM: Enfermedad neuromuscular, RGE: Reflujo gastroesofágico, ACE: Aspiración de cuerpo extraño; SAP: Síndrome de
aspiración pulmonar, BO: Bronquiolitis obliterante, CC: Cardiopatías congénitas, TBC: Tuberculosis.
3. Síntomas respiratorios que empeoran con la noche, con ejercicio, risa o llanto, con las
infecciones virales, irritantes, alergenos y frío.
4. Sensación de opresión torácica (dolor).
5. Asociación con condiciones alérgicas como rinitis alérgica, conjuntivitis alérgica, eczema.
6. Antecedentes de asma, rinitis alérgica, eczema en familiares directos (primer grado).
Estos síntomas suelen ser episódicos y recurrentes. El alivio de estos síntomas con
broncodilatadores apoya el diagnóstico aunque la falta de respuesta no lo excluye. Los
síntomas del asma pueden ser intermitentes o persistentes y muchas veces son subvalorados.
A.2. Examen físico
El examen físico de un niño asmático en períodos intercrisis es habitualmente normal. Cuando
el paciente se encuentra sintomático, las alteraciones dependen del grado de obstrucción
bronquial: Tos, polipnea, retracción de partes blandas, sibilancias espiratorias o audibles sin
fonendoscopio. Asimismo, pueden existir elementos clínicos de atopía (eczema o rinitis
alérgica). Otros hallazgos como desnutrición, deformaciones torácicas, hiperinsuflación
crónica e hipocratismo obligan a descartar otras causas de obstrucción bronquial (Tabla 1).
65
A.3. Crisis/exacerbación asmática
Es el deterioro clínico de un paciente previamente estable/asintomático. Puede ser de
instalación rápida o lenta y se caracteriza por la disminución aguda de los flujos espiratorios
(PEF, VEF1, FEF25-75). Estas medidas constituyen indicadores objetivos y confiables. Los
desencadenantes más frecuentes son: Infecciones virales (80%), alergenos, exposición al humo
del tabaco/contaminantes, estrés emocional, medicamentos, enfermedades concomitantes
(Ej: rinosinusitis). Se caracteriza por la presencia de:
t5PT
t4JCJMBODJBTFTQJSBUPSJBT
QPMJGØOJDBT
CJMBUFSBMFT$VBOEPMBPCTUSVDDJØOCSPORVJBMFTTFWFSB
las sibilancias pueden ser inspiratorias y espiratorias o estar ausentes.
t&TQJSBDJØOQSPMPOHBEBPBVEJCMF
t%JTNJOVDJØOBVTFODJBEFNVSNVMMPQVMNPOBS
t4JHOPTEFIJQFSJOTVøBDJØOQVMNPOBS BVNFOUPEFMEJÈNFUSP"1EFMUØSBY
En las exacerbaciones severas puede existir: Aleteo nasal, dificultad para hablar/alimentarse,
compromiso del nivel de conciencia, tórax silente.
A.4. Gravedad
La tabla 2 muestra los parámetros que definen una exacerbación leve, moderada o grave.
Cuando existen signos en más de una categoría se debe considerar la de mayor gravedad.
Debe considerarse que la fatiga respiratoria puede disminuir la FR y las retracciones, con
aparición de una respiración asincrónica tóraco-abdominal (falla respiratoria); por otra parte, la
auscultación de un tórax silente o la incapacidad para hablar traducen hipercapnia y
broncoespasmo grave.
B Exámenes de laboratorio
B.1. Espirometría: Evalúa la obstrucción al flujo de aire en la vía aérea de pacientes que
colaboren (mayores de 3 años). Los parámetros espirométricos más útiles son el VEF1, FEF25-75 y
la relación VEF1/CVF (cuando esta relación es inferior a 80% se denomina limitación
obstructiva). Se considera como respuesta broncodilatadora un incremento del VEF1 y PEF
mayor a 12% y 15%, respectivamente. Siempre debe evaluarse la forma de la curva de
B.2 Pruebas de provocación bronquial (PPB) con ejercicio/metacolina: Son útiles para
determinar la presencia de HRB. Las PPB con metacolina tienen elevada sensibilidad pero baja
especificidad, por lo que es más útil en el descarte de asma (VPN: >98) (Recomendación B); en
cambio, la PPB con ejercicio tiene alta especificidad y baja sensibilidad, de modo que su
positividad afirma el diagnóstico de asma (Recomendación A).
B.3 Test cutáneo (en mayores de 2 años) e IgE: Son de utilidad como un elemento para
determinar hipersensibilidad y atopía (Recomendación A). La interpretación del “prick test” es
variable y dependerá de cada paciente, mientras que la determinación de IgE sérica específica
no aporta beneficios adicionales si no se asocia a síntomas (Recomendación B).
D. Diagnóstico diferencial
Otros exámenes de laboratorio pueden ser útiles para descartar su diagnóstico diferencial
(Tabla 2), aunque su rendimiento depende de cada individuo.
VI TRATAMIENTO
A. Controladores
Corticoides inhalados (CI): Los CI reducen los síntomas, HRB, frecuencia y severidad de las
exacerbaciones, mejoran la función pulmonar y calidad de vida. Son el tratamiento de
elección para cualquier nivel de asma (Recomendación A). La dosis ideal es la mínima para
mantener el asma bajo control (Tabla 3 y 4) y se usan 2 veces/día (Recomendación A). El
aumento de dosis de CI se asocia con la aparición de efectos adversos, por lo que si no existe
una adecuada respuesta clínica se recomienda agregar un β2 agonista de acción prolongada
(LABA) en los niños mayores de 5 años, o un antagonista de los receptores de leucotrienos
(ALT) en los menores de 5 años (Recomendación A).
67
El uso de espaciadores (aerocámaras) en niños es siempre necesario pues aumenta el
depósito pulmonar y disminuye el riesgo de efectos adversos (Recomendación A).
Recientemente, el uso de formulaciones con propelentes HFA han demostrado un
incremento en el depósito pulmonar (Recomendación A).
Antagonistas de los receptores de los leucotrienos (ALT): Su capacidad anti-inflamatoria y
de control de síntomas es menor que los CI (Evidencia Ia). Los ALT reducen los síntomas, la
HRB, la frecuencia y severidad de las exacerbaciones, mejoran la función pulmonar y calidad
de vida (Evidencia Ia). Su mayor utilidad se ha demostrado en pacientes con condiciones
asociadas como rinitis alérgica y asma inducida por ejercicio y en combinación con CI para
asma persistente moderada/severa, siendo una buena alternativa. (Recomendación A)
Asociación de β2 agonista de acción prolongada (LABA) + CI: Su uso esta aprobado en
niños mayores de 4-5 años, (Tabla 5) (Recomendación A). Disminuyen el número de
exacerbaciones y mejoría en función pulmonar y es una alternativa para niños mayores
cuyos síntomas de asma no se logran controlar con dosis equivalente a Budesonida de
400ug/día. No debe prescribirse LABA sin CI por el incremento de riesgo de muerte
(Evidencia Ia).
Teofilinas: Su utilidad en el asma crónica es muy limitada, aunque se han descrito
propiedades anti-inflamatorias (Recomendación C). Se han utilizado en pacientes con asma
grave con un leve efecto aditivo, requiriendo monitorizar sus efectos adversos ya que su
dosis terapéutica es muy cercana a la dosis tóxica, lo cual limita su empleo (Recomendación D).
Cromoglicato de sodio: No existe ningún beneficio en niños. (Recomendación A).
Anticuerpos monoclonales anti-IgE: Tiene eficacia terapéutica en mayores de 12 años con
asma atópica persistente moderada/severa mal controlada (Recomendación A). No hay
experiencia relevante en nuestro medio.
68
Tabla 5.- Manejo escalonado del asma en niños mayores de 5 años
Paso 1 Paso 2 3 Paso Paso 4 Paso 5
β2 agonista Escoger uno Escoger uno Añadir uno o más Añadir uno o más
acción rápida
SOS
Opciones de Corticoide CI dosis baja más CI a dosis media o Corticoides
controlador inhalado (CI) β2 agonista de alta más β2 acción orales
a dosis bajas larga acción prolongada (dosis mínima)
Opciones de Anti CI a dosis media Anti leucotrieno Tratamiento
controlador leucotrienos o alta anti IgE
Opciones de CI dosis baja más Anti leucotrieno
controlador anti leucotrienos
B. De rescate
β2 agonista de acción corta (salbutamol, fenoterol): Util para el tratamiento de los
síntomas agudos (Evidencia Ia). Su efecto ocurre por relajamiento de la musculatura lisa,
aumento del clearence mucociliar y disminución de la liberación de mediadores
inflamatorios. Su efecto es dosis dependiente, con gran variabilidad inter-individuos.
Bromuro de Ipratropio (BI): Su efecto atropínico bloquea la acción de acetilcolina de los
nervios colinérgicos. Es una alternativa en pacientes que no toleran salbutamol y en forma
aditiva en las crisis agudas de asma moderada-severa (Recomendación A).
Corticoides sistémicos: Su uso precoz disminuye la tasa de hospitalización, recaída,
mortalidad y requerimientos de salbutamol (Evidencia Ia). Su efecto se observa dentro de las
primeras 3-6 horas. Se pueden administrar por vía oral o endovenosa (EV).
Otros: Sulfato de magnesio, teofilinas.
69
4. Corticoides sistémicos: Deben ser prescritos en todos los pacientes con crisis
moderada/severa (Recomendación A).
a. Corticoides orales: Prednisona 1-2 mg/kg/día por 5-7 días (máximo 40 mg en niños y 60
mg diarios en adolescentes).
b. Corticoesteroides EV: Hidrocortisona 5 mg/kg/dosis cada 6 horas (máximo 300 mg/día);
metilprednisolona 1-2 mg/kg/dosis cada 6 horas (máximo 125 mg día).
5. Sulfato de magnesio: Se usa en asma grave o en pacientes que no responden a la terapia
habitual (dosis: 25-75 mg/kg/dosis EV, infundido en 20 minutos) bajo monitorización.
Produce una mejoría leve en la función pulmonar, y en algunos casos podría evitar la
hospitalización, aunque no modifica la duración de la hospitalización (Recomendación B).
6. Aminofilina: Sólo debe considerarse excepcionalmente en crisis graves, en unidades de
cuidados intensivos, como terapia complementaria y con estricta monitorización de niveles
plasmáticos (Recomendación C). Se desaconseja su uso en SU.
7. Rx. de tórax: No se solicita en forma rutinaria, pero sí cuando se sospechan complicaciones:
Neumonía, atelectasia, neumotórax, etc. Solicitar siempre ante un primer episodio de
sibilancias y aquellos que requieran hospitalización (Recomendación D).
8. Exámenes de laboratorio: No se recomienda su uso rutinariamente. Sólo considerar en
paciente con hipoxemia que requiera hospitalización (Evidencia IV), o cuando se requiera
búsqueda etiológica: a) Gases arteriales; b) Hemograma/PCR; c) IgM Mycoplasma; d) Panel
viral, etc.
C.1. Criterios de hospitalización
Después de 30-60 minutos de tratamiento y observación en SU decidir la hospitalización en los
siguientes casos:
1. Exacerbación severa, requerimiento de O2 o SpO2 <93% posterior a terapia con salbutamol.
2. Exacerbación moderada acompañada de alguno de los siguientes factores de riesgo:
Ruralidad, problemas psicológicos, asma lábil o antecedentes de hospitalización previa en
UCI, consulta recurrente en días previos sin resolución del cuadro, presencia de
complicaciones pulmonares (barotrauma, neumonía o atelectasia importante).
D. En la sala de hospitalizados
El tratamiento en un niño hospitalizado se inicia con una evaluación ABC. De forma similar al
tratamiento brindado en el SU se evalúa y determina la frecuencia y dosis de los distintos
fármacos. Esto dependerá de la situación clínica de cada paciente, del momento de evolución
y de la respuesta en las horas previas.
VII PRONÓSTICO
En general es muy bueno. Más del 80% alcanza la edad de la adolescencia libre de síntomas. No
existe buena correlación entre las pruebas de función pulmonar y la presencia de síntomas.
70
VIII LECTURAS RECOMENDADAS
1. Ahrens RC The role of the MDI and DPI in pediatric patients: "Children are not just miniature
adults". Respir Care 2005; 50: 1323-8.
2. Aranda C, Astudillo P, Mancilla P, Caussade S, Girardi G: Caracterización epidemiológica de las
consultas pediátricas por causa respiratoria en atención primaria en Chile. OPS, Serie
HCT/AIEPI-3E 1998; I: 43-49.
3. Becker A, Berube D Boulet LP et al. Asthma Guidelines working group of the Canadian
Network for Asthma Care. Summary of recommendations from the Canadian Asthma
Consensus guidelines. CMAJ 2005; 173 (6 Suppl): S3-11.
4. Bisgaard H et al. Intermitent inhaled corticoids in infants with episodic wheezing. N Engl J
Med 2006; 354: 1998-2005.
5. Bisgaard H et al. Budesonide/Formoterol Maintenance plus Reliever Therapy. A new strategy
in pediatric asthma. Chest 2006; 130: 1733-43.
6. British Guideline on the Management of Asthma. June 2009 revisado el 13 de agosto 2010.
7. Castro-Rodriguez JA, Wright AL, Taussig LM, Martinez FD. A clinical index to define risk of
asthma in young children with recurrent wheezing. Am J Resp Crit Care Med 2000; 162:
1403-06.
8. Castro-Rodriguez JA, Rodrigo GJ. Efficacy of inhaled corticosteroids in infants and
preschoolers with recurrent wheezing and asthma: a systematic review with meta-analysis.
Pediatrics 2009; 123: e519-25.
9. Castro-Rodriguez JA, Rodrigo GJ. Beta-agonists through metered-dose inhaler with valved
holding chamber versus nebulizer for acute exacerbation of wheezing or asthma in children
under 5 years of age: a systematic review with meta-analysis. J Pediatr 2004; 145: 172-7.
10. Consenso Chileno para el manejo del asma bronquial en Niños. Rev Chil Enf Respir 1995; 11:
134-66.
11. Courtney AU, McCarter DF, Pollart SM. Childhood asthma: treatment update. Am Fam
Physician 2005; 71: 1959-68.
12. Cheuck D et al. A meta-analysis on intravenous magnesium sulphate for treating acute
asthma. Arch Dis Child 2005; 90: 74-7.
13. Ducharme et al. Written action plan in pediatric emergency room improves asthma
prescribing, adherence and control. Am J Respir Crit Care Med 2011; 183: 195-203.
14. Ducharme FM. Anti-leukotrienes as add on therapy to inhaled glucocorticoids in patients
with asthma: systematic review of current evidence. BMJ 2002; 324: 1545.
15. Global Strategy for the Diagnosis and Management of Asthma in Children 5 years and
younger. May 2009. revisado el 13 de agosto 2010.
16. Global Initiative for Asthma (GINA). Global Strategy for Asthma Management and
Prevention. Revised 2007. Available on http://www: ginasthma.com. Accessed December
22, 2007.
17. Guía Española de Asma (GEMA) 2009.
http://www.separ.es/doc/publicaciones/consensos/GEMA_ABNM.pdf revisado el 13 de
agosto 2010.
18. Guilbert et al. Long-term inhaled corticosteroids in preschool children at high risk for
asthma. N Engl J Med 2006; 354: 1985-97.
19. Jones KP, Mullee MA, Middleton M, Chapman E, Holgate ST. Peak flow based asthma
self-management: a randomised controlled study in general practice. British Thoracic Society
Research Committee. Thorax 1995; 50: 851-7.
71
20. Management of asthma. British Thoracic Society Scottish Intercollegiate Guidelines
Network. Thorax 2008; 63: 1-121.
21. Aubier M. et al. Comparison of two twice-daily doses of budesonide/formoterol
maintenance and reliever therapy. Eur Respir J 2010; 36: 524-30.
22. Mallol J, Cortez E, Amarales L et al. Prevalence of asthma in Chilean students. Descriptive
study of 24470 children. ISAAC-Chile. Rev Med Chil 2000; 128: 279-85.
23. Mallol J, Sole D. Prevalence of asthma symptoms in Latin America. Pediatr Pulmonol 2001;
32: 263-4.
24. Martínez FD, Wright AL, Taussig LM, et al. Asthma and wheezing in the first six years of life.
N Engl J Med 1995; 332: 133-8.
25. Martínez FD. Development of wheezing disorders and asthma in preschool children.
Pediatrics 2002; 109: 362-7.
26. Morgan WJ, Stern DA, Sherrill DL, Guerra S, Holberg CJ, Guilbert TW, Taussig LM, Wright AL,
Martinez FD. Outcome of Asthma and Wheezing in the First 6 Years of life: Follow-up through
adolescence. Am J Respir Crit Care Med 2005; 172: 1253-8.
27. Ni Chroinin M, Greenstone IR, Danish A, Magdolinos H, Masse V, Zhang X, Ducharme FM.
Long-acting beta2-agonists versus placebo in addition to inhaled corticosteroids in children
and adults with chronic asthma. Cochrane Database Syst Rev 2005.
28. Mc Kean M et al. Steroids for episodic viral wheeze of childhood. Cochrane Database Syst
Rev 2000 CD001107.
29. Ostro BD, Eskeland GS, Sanchez JM, Feyzioglu T. Air pollution and health effects: A study of
medical visits among children in Santiago, Chile. Environ Health Perspect 1999; 107: 69-73.
30. Reddel et al. An Official American Thoracic Society/European Respiratory Society
Statement: Asthma Control and Exacerbations. Nov 2008
31. Riedler J, et al. Exposure to farming in early life, pets and childhood asthma development of
asthma and allergy: a cross-sectional survey. Lancet 2001; 358: 1129-33.
32. Robinson DS. New therapies for asthma: where next? Pediatr Pulmonol 2003; 36: 369-75.
33. Szefler SJ, Phillips BR, Martinez FD, et al. Characterization of within-subject responses to
fluticasone and montelukast in childhood asthma JACI 2005; 115: 233-42.
72
INSUFICIENCIA
RESPIRATORIA AGUDA
INSUFICIENCIA RESPIRATORIA AGUDA
I INTRODUCCIÓN
En la población pediátrica se observa una mayor incidencia de patología respiratoria aguda, lo
cual se debe- en parte- a las características anatómicas y fisiológicas propias de ese grupo
etario. Dos tercios de los casos de falla respiratoria ocurren en menores de un año.
II DEFINICIÓN
La insuficiencia respiratoria aguda (IRA) es el fracaso del sistema respiratorio para intercambiar
adecuadamente oxígeno (O2) y dióxido de carbono (CO2), lo que impide satisfacer las
demandas energéticas del cuerpo. Aunque las manifestaciones clínicas orientan al diagnóstico,
su confirmación se realiza mediante el análisis de gases arteriales. La PaO2 en prematuros,
recién nacidos y lactantes es menor que la observada en niños mayores. Aunque no existe
consenso, para el diagnóstico de IRA se requiere una PaO2 inferior a 50 mmHg en reposo,
respirando aire ambiental a nivel del mar.
A. Diferencias anatómicas:
Gran desarrollo del parénquima pulmonar en etapa postnatal. Importante incremento del
número de alvéolos hasta los 3 años, seguido de un incremento tanto del número como del
tamaño de éstos, lo que finaliza con un crecimiento paralelo al resto del organismo hasta la
edad adulta.
73
Lengua de mayor tamaño proporcional, fosas nasales pequeñas, laringe más anterior y
cefálica, de forma cónica, con zona de mayor estrechez a nivel subglótico (cricoides). En
muchos casos, presencia de un tejido adenoamigdaliano de gran volumen lo que
contribuye a la obstrucción de la vía aérea (VA).
Menor desarrollo del cartílago bronquial y bronquiolar, menor fuerza de retracción elástica
(VA inestable), menor cantidad de colágeno y elastina (mayor tendencia a la ruptura).
Músculo liso bronquial presente desde etapas tempranas en una pared bronquial de mayor
grosor (mayor respuesta contráctil en una VA de menor diámetro). Mayor densidad de
glándulas mucosas, con una ventilación colateral ineficiente por escaso desarrollo de los
poros de Khon y canales de Lambert (tendencia a atelectasia durante las infecciones).
Superficie de intercambio gaseoso de 2,8m2 al nacer vs. 75m2 en la adultez.
Zona 1 3
PA > Pa > Pv
Flujo Sanguíneo
Alveolar Zona 2 2
Pa > PA > Pv
VA/QC
Ventilación VA/QC
Arterial Venoso
Distancia
1
Zona 3
Pa > Pv > PA
Flujo sanguíneo
Base 5 4 3 2 Vértice
número de costilla
Figura 1.- Modelo para explicar la distribución dispareja Figura 2.- Distribución de la relación Ventilación, Perfusión y
del flujo sanguíneo en el pulmón, basado en las presiones que relación ventilación perfusión (VA/QC) desde la base hasta el
afectan a los capilares (zonas de West) vértice.
PA, presión alveolar; Pa, presión arterial pulmonar; PV, presión En la base pulmonar, la perfusión por unidad de volumen es mayor
venosa. que la ventilación, V/Q <1. Hacia vértice, el descenso de la
gradiente de perfusión es más inclinado que el descenso de
gradiente de ventilación, hasta llegar a un punto donde el
coeficiente entre ambos se invierte (flecha), de tal manera que las
regiones del pulmón que se encuentran por encima de dicho
punto reciben mayor ventilación que perfusión (V/Q>1).
V TRANSPORTE DE OXÍGENO
El O2 es transportado de dos formas:
t02 ligado a hemoglobina (~98% del O2 contenido total)
t02 disuelto (~2% del O2 contenido total)
75
Tabla 2.- Clasificación de insuficiencia respiratoria aguda.
Falla ventilatoria Falla hipoxémica
PaCO2 PaCO2 normal o baja
PaO2 PaO2
ventilación alveolar ventilación alveolar
P (A-a)O2 normal (A-a)O2 aumentada
VI CLASIFICACIÓN
La IRA ocurre en un pulmón previamente sano y el individuo tiene sus reservas funcionales
indemnes pero la rapidez de la instalación sobrepasa la compensación de los mecanismos
adaptativos (metabólicos y celulares). Es útil distinguir dos tipos de IRA (Tabla 2):
1. IRA hipoxémica o tipo I: Hipoxemia con hipo o normocapnia.
2. IRA hipercápnica o tipo II: Hipoxemia asociada a hipercapnia,también denominada falla
ventilatoria, por la incapacidad del sistema respiratorio para sostener una ventilación
alveolar suficiente para eliminar el CO2 producido.
PaCO2 = VCO2 x K
VCO2 : Producción de CO2
FR (VT – VD)
VII FISIOPATOLOGÍA
En la falla respiratoria debe existir hipoxemia, la que traduce una alteración en el intercambio
gaseoso, siendo el gradiente alvéolo arterial de O2 [(A-a)O2], el mejor indicador de la presencia
de alteraciones pulmonares.
Gradiente alvéolo-arterial de O2
t 1 "B
02= [FiO2 (Pb-PH2O)] - PaCO2/ R) - PaO2
Combinación con la Hb
Ecuación de gas alveolar
t (SBEJFOUF"B1"02 – PaO2
t 1"02 =[FiO2 (Pb-PH2O)]- PaCO2 R:0,8
R
t 1 "B
02= [FiO2 (Pb-PH2O)] - PaCO2 - PaO2
R
Readecuando: PaO2 = PAO2 – gradiente A-a
PaO2 = [FiO2 (Pb-PH2O)] - PaCO2 – gradiente A-a
R
Gradiente A-a ≈ (edad + 10) / 4
PaCO2 /0,8 = PaCO2 x 1.25
Con FiO2 >0.6 el cociente PaCO2 /R debe omitirse
PAO2: Presión alveolar de oxigeno; Pb: Presión barométrica (Santiago de Chile 717 mmHg); PH2O: Presión de vapor de
agua (47 mmHg a 37°C); PaCO2: Presión arterial de dióxido de carbono; FiO2: Fracción inspirada de oxígeno; P(A-a)O2:
Gradiente alvéolo-arterial de O2.
76
A. Mecanismos
Existen 5 mecanismos fisiopatológicos capaces de producir hipoxemia (Figura 3):
1. Hipoventilación alveolar: Se caracteriza por aumento de PaCO2 y descenso de PaO2. No
existe gradiente (A-a) O2 aumentado y se observan dos hechos fisiopatológicos:
a. Siempre hay aumento de la PCO2.
b. La hipoxemia no predomina en la hipoventilación y mejora fácilmente aportando O2.
2. Alteración V/Q: Es la causa más frecuente de hipoxemia (Tabla 3). Se debe a la presencia
de zonas pulmonares perfundidas y no ventiladas, con relación V/Q baja, que coexisten
con otras unidades con relación V/Q normal (Figura 4).
PaO2
<1 Cortocircuito PaCO2 normal o
baja
77
Figura 4.- Alteraciones ventilación/perfusión.
Unidad con Shunt Unidad normal Unidad con espacio
absoluto muerto absoluto
Valv
Indefinido
Q cap
4. Aumento del espacio muerto: Ocurre cuando regiones bien ventiladas no son perfundidas.
En este caso el flujo es 0 (Figura 5).
Figura 5.- Gradiente PaCO2 - EtCO2= Espacio muerto
PETCO2 PETCO2
B. Hipoxia tisular
La hipoxia produce una alteración en el metabolismo celular, con una disminución en la
producción de fosfatos de alta energía (ATP) y generación de glucosa por vía anaeróbica,
llegando a la producción de lactato. Puede ser secundaria a distintas causas:
1. Hipoxia hipóxica: Disminución del intercambio gaseoso a nivel pulmonar.
2. Hipoxia anémica: Disminución de capacidad de transporte de O2.
3. Hipoxia circulatoria o isquémica: Disminución de flujo sanguíneo.
4. Hipoxia citotóxica: Falta de capacidad de aprovechamiento tisular
VIII ETIOLOGÍA
La IRA no es una enfermedad per se, sino un síndrome provocado por una gran variedad de
procesos clínicos y dependen tanto de la edad del paciente como del mecanismo
fisiopatológico (Tablas 4 y 5).
79
Tabla 5. Etiología según grupo etáreo.
Común Poco Común
Recién Nacido Distrés respiratorio Hernia diafragmática
Aspiración meconial Atresia de coanas
Neumonía/sepsis Hipoplasia pulmonar
Depresión por drogas Malformación adenomatosa
Hemorragia pulmonar
Lactante Neumonía Asma
Bronquiolitis Trauma
Displasia broncopulmonar Epiglotitis
Laringitis
Sepsis/meningitis
Insuficiencia cardíaca
Preescolar Asma Aspiración de cuerpo extraño
Neumonía Ingestión de cáusticos e
Asfixia por inmersión hidrocarburos
Escolar Asma Enfermedad de la pared torácica
Neumonía Enfermedad neuromuscular
Trauma
IX DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de IRA se puede realizar considerando los antecedentes, síntomas y signos
clínicos o exámenes complementarios. Los síntomas y signos de IRA se entremezclan con los de
la enfermedad o condición subyacente y serán mucho más notorios si la insuficiencia
respiratoria se instala rápidamente. (Tabla 6)
80
A Clínico
Gases arteriales
PaCO2 PaCO2
81
Tabla 7.- Parámetros normales de oxigenación.
Parámetro Rango Normal
PaO2
1-11 meses 85 4 (mmHg)
1-9 años 90 5 (mmHg)
10-19 años 96 2 (mmHg)
PaO2/ FiO2 > 300
Índice de oxigenación < 12%
Oximetría de pulso 88-95%
SpO2 / FiO2 > 315
FiO2 x PMVAx100 PMVA: presión media de vía aérea = (FR x Ti) x (PIM-PEEP)+PEEP
PaO2 60
X TRATAMIENTO
A. Soporte General
Es fundamental la sospecha y diagnóstico precoz, ya que de no mediar tratamiento, esta
entidad puede evolucionar a paro cardiorrespiratorio.
1. Proteger y asegurar vía aérea permeable: Es el primer paso y la forma de protección de la
VA depende principalmente de la condición inicial del paciente (nivel de conciencia),
presencia de obstrucción y necesidad de mantención de vías aéreas artificiales por largos
períodos.
2. Corrección de la oxigenación inadecuada y ventilación: La corrección de la hipoxemia es
prioritaria. El objetivo principal de la terapia es disminuir el trabajo cardiopulmonar,
manteniendo un adecuado aporte de O2 a los tejidos y en consecuencia,una adecuación de
los gases arteriales. La administración de O2 se puede realizar mediante dos tipos de
sistemas:
a. Sistemas de bajo flujo: En este caso la FiO2 es variable en función de la ventilación del
paciente y su ventaja es la confortabilidad del paciente. Ejemplos: catéter nasal, naricera,
mascarilla corriente.
b. Sistemas de alto flujo: El flujo aportado debe ser mayor que las demandas ventilatorias
del paciente, y sus ventajas son: Aportan concentración de oxígeno conocido, la
atmósfera se controla en todo momento (O2, humedad y temperatura), la concentración
de O2 no varía con la respiración. Ejemplos: Mascarilla con reservorio, halo, ventilador
mecánico.
3. Otras medidas: Favorecer el confort, manejo de secreciones, mantener normotermia y
adecuado equilibrio nutricional e hídrico.
82
4. Monitorización- oximetría de pulso: Considerar eventuales limitaciones que pueden influir
en la adecuada interpretación.
a. Limitaciones fisiológicas: Curva de disociación de oxiHb.
b. Limitaciones del procesamiento de la señal: Luz ambiental, hipoperfusión, artefacto por
movimiento.
c. Interferencia por sustancias: Hemoglobinopatías, colorantes intravenosos, pigmentación
de la piel y otros pigmentos.
B. Ventilación mecánica (VM)
La VM es una de las prácticas más comunes en las unidades de cuidados intensivos pediátricas,
siendo la IRA la causa más frecuente. La VM pretende sustituir el trabajo respiratorio mientras
se restablece el balance entre la demanda ventilatoria y la capacidad del paciente para
sostenerla. La decisión de iniciar VM debe basarse en un adecuado juicio clínico, la evaluación
de síntomas, signos y exámenes de laboratorio y de los objetivos clínicos que se desee alcanzar.
Se debe plantear el uso de VM frente a las siguientes circunstancias:
1. Incapacidad del paciente para lograr un adecuado intercambio gaseoso:
(PaCO2 > 60 mmHg ó PaO2 < 70 mmHg con FiO2 > 60%).
B.1. Intubación
t%JÈNFUSPEFM5&5 NN
FEBE B×PT
4
t1SPGVOEJEBEEFJOTFSDJØO DN
FEBE B×PT
TJFTOBTBM
83
2. Sustitución parcial de la respiración
a. Presión de soporte (PSV).
b. Respiración espontánea con presión positiva continua de la VA (CPAP).
c. Ventilación mandatoria intermitente sincronizada (SIMV).
d. Ventilación proporcional asistida (VPA).
XI LECTURAS RECOMENDADAS
1. Heulitt M, Wolf GK, Arnold J, Chapter 34: Mechanical Ventilation. Nichols D. Roger's Textbook
of Pediatric Intensive Care, 4th Edition, Philadelphia, Lippincott Williams & Wilkins, 2008.
2. Pinsky M, Brochard L, Marcebo J. Chapter 1.1: Pulmonary. Applied Physiology in Intensive
Care Medicine. Springer-Verlag Berlin Heidelberg. 2006.
3. West JB, Control of Ventilation: How gas exchange is regulated. West JB. Respiratory
Physiology. The Essentials. 8° Ed. Lippincott Williams & Wilkins, 2008.
4. Nitu M, Eigen H. Respiratory Failure. Pediatr Rev 2009; 30: 470-8.
5. Pope J, McBride J. Consultation with the Specialist: Respiratory Failure in Children. Pediatr
Rev 2004; 25: 160-7.
6. Almeida L, Ruza F. Capitulo 31: Insuficiencia respiratoria aguda. Ruza F. Tratado de Cuidados
Intensivos Pediatricos, Tercera edición, Ediciones Norma-Capitel, 2003.
7. González T, Méndez A, Menéndez J, Badillo A. Oxigenoterapia. Medicine 2002; 8: 4095-100.
8. Calzia E, Radermacher P. Alveolar ventilation and pulmonary blood flow:the V˙A/Q˙ concept.
Intensive Care Med 2003;29:1229-32.
9. Norton J. A visual aid for teaching ventilation-perfusionrelationships. Adv Physiol Educ
2000;24: 38-42.
10. Bigeleisen P. Models of venous admixture. Adv Physiol Educ 2001; 25: 159-66.
11. Rodriguez–Roisin R, Roca J. Mechanisms of hypoxemia. Intensive Care Med 2005; 31:
1017-9.
12. Jubran A. Pulse oximetry. Intensive Care Med 2004; 30: 2017-20.
13. López-Herce J. Series. Ventilación mecánica en pediatría (I). Conceptos generales. An
Pediatr (Barc) 2003;59:59-81.
14. Carrillo A. Series. Ventilación mecánica en pediatría (IV).Monitorización. An Pediatr (Barc)
2003;59:252-85.
84