Está en la página 1de 30

Vigencia Objeto de la semiótica

de la semiótica C quiera digo que enseño semiótica,


uando en una conversación cual-

es: ¿Y eso qué es? Y al informarle que la


la primera pregunta de mi interlocutor

semiótica es una ciencia que estudia los


procesos de significación, la segunda
Desiderio Blanco

pregunta no se hace esperar: ¿Y eso pa-


ra qué sirve? La respuesta ahora resulta
más compleja. En primer lugar, porque
si sabemos qué es la semiótica, podre-
mos decir para qué sirve.

Pues bien, la semiótica es una cien-


cia, o como prefería decir A. J. Grei-
mas más modestamente, un proyecto
científico que tiene por objeto de estu-
dio la significación: cómo se produce y
cómo se aprehende la significación. La
significación no es algo dado de ante-
mano; es el resultado de un proceso
de producción. Y puede considerarse
desde dos perspectivas: o como proce-
so, es decir, la significación en acto; o
como producto, establecido y termina-
do en un texto. Cuando hablamos de
“texto” no nos limitamos al texto lite-
rario, oral o escrito; una película, en
ese sentido, es un texto; es un texto
una pintura y una fotografía, como lo
es igualmente un partido de fútbol o la
procesión del Señor de los Milagros. Es
“texto” todo aquello que tiene sentido.

Sentido y significación

Entre sentido y significación hay que


hacer algunas distinciones. El sentido es

Contratexto n.O 14, 2006, PP. 11-40


Desiderio Blanco

ante todo una dirección. Y así habla- Percepción y significación


mos de una avenida de doble sentido,

una presencia, antes incluso de reco-


Percibir una cosa es ante todo percibir
de una calle de un solo sentido. Decir

tiende hacia alguna cosa. Esa “tensión”


que “algo” tiene sentido es decir que
nocer su figura. En efecto, antes de
identificar una figura del mundo natu-
y esa “dirección” son constitutivas del
ral, o una noción o un sentimiento
sentido. La condición mínima para que
cualquiera, percibimos (o “presenti-

efecto de sentido es que se halle some-


una “materia” cualquiera produzca un
mos”) su presencia, es decir, algo que,

tida a una intencionalidad.


por una parte, ocupa cierta posición

La significación, en cambio, es un
en relación con nuestra propia posi-
ción, y cierta extensión, y que, por otra

La presencia, cualidad sensible por ex-


producto organizado por el análisis, parte, nos afecta con cierta intensidad.
por ejemplo, el contenido de sentido

semiótica de la percepción. El afecto


vinculado a una expresión, una vez celencia, es una primera articulación
que esa expresión ha sido aislada y
que se ha verificado que ese conteni- que nos embarga, esa intensidad que
do y esa expresión se encuentran ine- caracteriza nuestra relación con el

mundo, es asunto de la mira intencio-


luctablemente vinculados. La significa- mundo, esa tensión en dirección al

nal. La posición, la extensión y la can-


ción está, pues, ligada a una unidad,

dad óptima es sin duda el discurso.


cualquiera que sea su tamaño. La uni-

Por eso hablamos siempre de la signi-


tidad, caracterizan, en cambio, los lími-

tinencia, es decir, la captación. Así,


ficación de algo. En consecuencia, la
tes y el contenido del dominio de per-

pues, la mira y la captación son las


significación está siempre articulada,
mientras que el sentido está simple-
dos operaciones elementales para que
mente orientado. Dicho de otro modo,
la presencia comience a significar;

la orientación es una propiedad del


que guían el flujo de la atención hacia
ellas constituyen las dos modalidades

sentido; la articulación es una propie-


la significación.

Pero para que un sistema de valores


dad de la significación. La articulación

semióticos* adquiera cuerpo, es preciso


se efectúa por diferencias, por grados,

que surjan diferencias y que esas dife-


por jerarquías, por dependencias, por
polarizaciones, etcétera.

* Los valores semióticos, o lingüísticos, no son los valores axiológicos. Los primeros son creados por dife-

tico vale por su diferencia con otro u otros términos, no por su sustancia: verticalidad obtiene su valor
rencias entre los elementos de un campo semiótico; son los valores saussurianos: un término lingüís-

12 Contratexto n.O 14, 2006


Vigencia de la semiótica

sencia. Con sus desplazamientos, de-


esa es la condición de lo inteligible. La
rencias constituyan una red coherente.

posición, una brecha entre el universo


termina, en el campo en el que toma

trecruzamiento entre lo sensible y lo exteroceptivo y el universo interocepti-


significación surge siempre de un en-

inteligible. Por eso, el sistema de valo- vo, entre la percepción del mundo ex-

ción de una mira y de una captación;


res semióticos resulta de la conjuga- terior y la percepción del mundo inte-
rior, instalando entre ambos mundos

una primera variación, que es la inten- ma. En tal sentido, la semiosis se en-
una mira que guía la atención hacia las modificaciones de la frontera mis-

siva, y una captación, que pone en re- cuentra en perpetuo movimiento, y lo

de naturaleza extensiva, y que delimi-


lación esa primera variación con otra, que en un momento constituía el pla-
no del contenido, en el siguiente pue-
ta así los contornos comunes de sus de pasar a constituir el plano de la ex-
respectivos dominios de pertinencia. presión de un nuevo plano del conte-

La mira y la captación son opera-


nido. Si el cuerpo percibiente asocia el
color de una fruta [plano de la expre-

tancia del cuerpo propio, definido por


ciones elementales que realiza la ins-
sión] con la condición de “maduro”

J. Fontanille como la forma significan-


[plano del contenido], puede despla-

te de una experiencia sensible. El cuer-


zarse en el campo perceptivo para aso-

po propio es el órgano de la dimensión


ciar ahora “lo maduro” [plano de la ex-

propioceptiva, desde la cual participa


presión] con la estación del otoño [pla-
no del contenido], y con un nuevo

exterior —dimensión exteroceptiva— co-


tanto de los fenómenos del mundo
desplazamiento, asociar luego estación
de otoño [plano de la expresión] con

rior —dimensión interoceptiva—. La ins-


mo de los fenómenos del mundo inte-
la edad madura del hombre [plano del

tancia del cuerpo propio se desplaza


contenido].

La significación supone entonces un


que se halla instalado, o campo de pre-
incesantemente por el campo en el
mundo de percepciones, donde el

por su diferencia con horizontalidad, vida por su diferencia con muerte, extenso por su diferencia con
restringido, etcétera. Los valores axiológicos resultan del investimiento de los valores semióticos por la
categoría tímica: euforia vs. disforia. Es así como los objetos, neutros por naturaleza, se tiñen, mejor
se empapan de afectividad, y resultan objetos agradables o desagradables, bellos o feos, útiles o inúti-
les, buenos o malos, sagrados o profanos, etcétera. Los valores axiológicos corresponden a lo que el
sentido común llama simplemente “valores”; los valores semióticos o lingüísticos pertenecen al sistema
virtual de la lengua o del código, cualquiera que sea.

Contratexto n.O 14, 2006 13


Desiderio Blanco

cuerpo propio, al tomar posición, insta-


cia, tal o cual ocurrencia del tipo para
lelamente, gracias al acto de referen-
la globalmente dos macrosemióticas,
cuya frontera puede desplazarse siem- ponerla en escena.

específica. De un lado, la interoceptivi-


pre, pero que tiene cada una su forma

dad da lugar a una semiótica que tiene


En el dominio de la imagen, por

rencia a tipos visuales se ha confundi-


ejemplo, la necesidad de hacer refe-
la forma de una lengua natural o de

exteroceptividad da lugar a una semió-


otro tipo de código, y de otro lado, la do durante largo tiempo con la necesi-
dad de nombrar los objetos represen-

ca del mundo natural. La significación


tica que tiene la forma de una semióti- tados. La imagen de un árbol no es la
imagen de ese árbol porque yo puedo

al tipo visual “árbol”. Del mismo mo-


es, pues, el acto que reúne esas dos llamarla “árbol”, sino porque se acerca

cias a la instancia del cuerpo propio del


macrosemióticas, y eso es posible gra-
do, si reconozco una forma redondea-
sujeto de la percepción, cuerpo propio da elíptica, no es porque la puedo lla-

nozco el tipo visual “elipse”. El que no


que tiene la propiedad de pertenecer si- mar “elipse”, sino porque en ella reco-
multáneamente a las dos macrosemióti-
cas entre las cuales toma posición. conozca el nombre y se vea obligado
a utilizar una perífrasis [“algo redondo

nocer el tipo visual.


aplastado”], no por eso dejaría de reco-
Estilos de categorización

La formación de tipos es en cierta


forma otro nombre de la categoriza-
Una de las capacidades fundadoras de

guaje) es la capacidad de categorizar ción. Esa es la formación de clases que


la actividad de lenguaje (de todo len-

el mundo, de clasificar sus elementos. todo lenguaje manipula. E interesa a


[La tabla de Mendeleiev es, en ese sen- todos los órdenes del lenguaje: la per-
tido, un lenguaje]. No se puede conce- cepción, el código y su sistema. Pero

tipos, pues de lo contrario necesitaría especialmente en el discurso, puesto


bir un lenguaje incapaz de producir la categorización se pone en marcha

una expresión para cada ocurrencia, lo que preside la instalación de los “siste-
que sería del todo inmanejable. Lo que mas de valores”.

lenguajes no-verbales, son tipos de ob-


manipulan los lenguajes, incluidos los

jetos (por ejemplo, un escritorio en ge- categorías de lenguaje. La manera clá-


Existen varias maneras de formar

búsqueda de rasgos pertinentes, llama-


neral) y no ocurrencias de objetos (por sica en semántica estructural ha sido la

dos semas, hasta formar el lexema. La


ejemplo, el escritorio particular que se
encuentra en mi oficina). Únicamente
el discurso podrá evocar, luego o para- formación de la categoría reposa en

14 Contratexto n.O 14, 2006


Vigencia de la semiótica

ese caso en la identificación de esos más. Así, para designar los recipientes
rasgos comunes, en su número y en la destinados a la cocción hablamos de
distribución de estos entre los miem- “ollas” sin mayores determinaciones.

nado categorización por serie.


bros de la categoría. Se la ha denomi- La formación de la categoría reposa en
ese caso en la elección de un término
de base, neutro.

Esos cuatro estilos de categorización


Una versión vaga de ese procedi-

que Wittgenstein llamó semejanza de


miento es la manera de categorización

familia. En un conjunto de parientes,


se basan ante todo en elecciones per-
ceptivas, y sobre todo en la manera co-

entre el tipo y sus ocurrencias: la ca-


las semejanzas que permiten recono- mo se percibe y se establece la relación
cerlos están desigualmente distribuidas:
los hijos se parecen al padre, que se pa- tegoría puede ser percibida, en exten-

como una serie (unida por uno o varios


rece a la tía, que se parece a la madre, sión, como una distribución de rasgos,

rasgos comunes), o como una familia


que se parece a los hijos, etcétera. Cada
semejanza difiere de la siguiente, y fi-
nalmente, no hay nada en común entre (unida por un “aire de familia”); puede,
el primer elemento y el último. No obs- en cambio, ser percibida como la agru-
tante, la pertenencia de cada individuo pación de sus miembros en torno a uno

cies), formando un agregado en torno a


al grupo no ofrece duda. solo de ellos (o de una de sus espe-

Pero se puede también organizar un término de base; o un parangón, re-


una categoría en torno a una ocurren- conocido como el “mejor ejemplar” de
cia particularmente representativa, más la categoría. Para cada una de esas elec-
fácilmente identificable que todas las ciones, la categoría nos puede propor-
demás, y que posee en sí misma todas cionar, en base a su propia morfología,

bil: en el caso de la serie y del paran-


las propiedades que solo parcialmente un sentimiento de unidad fuerte o dé-

gón, el sentimiento de unidad es fuerte;


se encuentran en cada uno de los otros

en el caso del agregado y de la familia,


miembros de la categoría. En esa ma-

te la figura de la antonomasia. La for-


nera de categorizar se basa precisamen-
ese sentimiento de unidad es débil.
mación de la categoría reposa ahora en

llamamos el parangón. [El gorrión es el


el mejor ejemplar del conjunto, lo que En suma, los “estilos de categoriza-
ción” nos remiten a las dos grandes di-
parangón de la clase de los pájaros]. mensiones de la “presencia”, aunque

del tipo en la categoría: puede presen-


ahora se trata del modo de presencia

tar una extensión difusa o concentra-


En cambio, podemos elegir para

da, y una intensidad sensible fuerte o


formar la categoría la ocurrencia más
neutra, aquella que solo posee algunas
propiedades comunes a todas las de- débil:

Contratexto n.O 14, 2006 15


Desiderio Blanco

Extensión

concentrada difusa

mejor ejemplar rasgos comunes


fuerte
[parangón] [serie]
Intensidad
base neutra semejanza de familia
débil
[conglomerado] [familia]

Recorrido de la significación rasgo de /masculino/ que distingue,

Para llegar a su plena articulación, la


por ejemplo, al término “padre” es

/femenino/ que caracteriza al término


cualitativamente contrario al rasgo de
significación sigue un recorrido inma-
nente a lo largo del discurso. Ese reco- “madre”. Esa relación de contrariedad
rrido hipotético-deductivo es mera- se articula en una estructura elemental
mente teórico y nada tiene que ver con como la siguiente:
el proceso psíquico que tiene lugar en

do genético, aquel es un recurrido ge-


la mente del autor. Este es un recorri- /masculino/ ←→ /femenino/

nerativo. El recorrido generativo de la en la que la flecha de doble dirección


significación va de los elementos más señala el eje común del género, y los
simples a los más complejos, de los términos /masculino/ y /femenino/ in-
más abstractos a los más concretos, de dican los polos opuestos de la catego-
los más profundos a los más superfi- ría, como resultado de la relación de
ciales. Y lo mismo sucede con las su- contrariedad. Las oposiciones privati-
vas se expresan como negaciones de
cesivas articulaciones del sentido.
los términos contrarios:
Las primeras articulaciones de la
/masculino/ ←→ /no masculino/

tractas, son las articulaciones de las es-


significación, las más profundas y abs- /femenino/ ←→ /no femenino/

tructuras elementales. En la Semiótica Una nueva articulación entre ambas


clásica esas estructuras elementales se oposiciones da lugar al modelo consti-

presa por medio del conocido cuadra-


organizan en base a dos tipos de opo- tucional de la significación, que se ex-

do semiótico, el cual constituye la pie-


siciones: las oposiciones privativas
[A/A] o contradictorias, y las oposicio-
nes cualitativas [A/B] o contrarias. El dra angular de la semiótica clásica:

16 Contratexto n.O 14, 2006


Vigencia de la semiótica

/masculino/ /femenino/ La más moderna semiótica tensiva


pretende afinar esos grados de signifi-

esquematismo tensivo. Este dispositivo


cación por medio de otro modelo: el

trabaja la correlación entre las dos di-

intensidad y la extensidad. A partir de


mensiones de la presencia sensible: la

/no femenino/ /no masculino/


esas dos dimensiones, consideradas
como dimensiones graduales, su corre-
lación puede ser representada por el
De la nueva articulación surgen dos conjunto de puntos de un espacio so-
nuevos términos contrarios, llamados metido a dos ejes de control:
por comodidad “sub-contrarios”, gene-
rados en torno a un eje neutro. Pero, a
su vez, las relaciones de base generan

/masculino/ y /no femenino/ y entre


una nueva relación entre los términos

los términos /femenino/ y /no mascu- Espacio

lino/: una relación de complementarie-


Eje de la de los puntos

dad.
intensidad de correlación

En la simplicidad del modelo reside


la gran potencia explicativa que ofre-
ce. El cuadrado semiótico representa Eje de la
extensidad
un microuniverso de sentido, y no
solamente valora los cuatro términos

La intensidad caracteriza el domi-


polares en él expresados; da cuenta

nio de lo sensible; la extensidad carac-


también de los grados intermedios que

lizar. Si decimos, por ejemplo: Esa


los discursos concretos puedan actua-

chica es poco femenina, actualizamos correlación entre los dos dominios re-
teriza el dominio de lo inteligible. La

de lo /femenino/ a lo /no femenino/.


una posición en el cuadrado, que va sulta de la toma de posición de un

Si, por el contrario, decimos: Ese hom-


“cuerpo propio”, sede del efecto de la

bre es afeminado, nuestro discurso


presencia sensible. La toma de posi-
ción del “cuerpo propio” impone una

masculino/ y lo /femenino/.
actualiza una posición entre lo /no orientación al rumbo del sentido por
medio de la “mira” [=poner en la mira],

Contratexto n.O 14, 2006 17


Desiderio Blanco

a partir del dominio interno, es decir, pacio interno son pertinentes, pero las
de la intensidad, y por medio de la zonas extremas de cada correlación
“captación”, a partir del dominio exter- son las zonas más típicas de la catego-
no, o sea, de la extensidad. La “mira” y ría en cuestión.

nes graduales en ejes de profundidad,


la “captación” convierten las dimensio-

orientadas a partir de una posición de Zona de Zona de


observación. Los grados de la intensi- correlación correlación
+ inversa conversa
dad y de la extensidad, bajo el control

“captación” se convierten en grados de


de las operaciones de la “mira” y de la

profundidad perceptiva. Eje de la


intensidad
Si se consideran los puntos del es- MIRA

pacio interno de correlación, uno por


uno, todas las combinaciones entre los -
grados de cada uno de los dos ejes son - +
Eje de la extensión
posibles, todos están disponibles para CAPTACIÓN
definir las diferentes posiciones del sis-
tema. Lo importante, sin embargo, no

valores, es decir, las posiciones relati-


son las posiciones aisladas, sino los La combinación entre esos dos

vas, las diferencias de posición.


principios permite desprender cuatro
grandes zonas típicas de la categoría,
que corresponden, además, a los “esti-

definen las valencias de la categoría.


Los dos ejes del espacio externo los de categorización”, ya enumerados
anteriormente:

son susceptibles de corresponder a va-


Todos los puntos del espacio interno

lores de la misma categoría. Pero de


• Una zona de intensidad fuerte y de

estilo categorial: el parangón.


extensión débil (o concentrada):
esa nube de puntos se desprenden al-
gunos principios organizadores: de un • Una zona de intensidad y de exten-

gorial: la serie.
lado, la diferencia entre las dos corre- sión igualmente fuertes: estilo cate-
laciones determina dos grandes zonas
de correlación: la zona de correlación • Una zona de intensidad débil y de

categorial: la familia.
inversa y la zona de correlación con- extensión fuerte (o difusa): estilo
versa (o directa); del otro, la conjuga-
ción de los grados más fuertes y más • Una zona de intensidad y de exten-

gorial: el conglomerado.
débiles de los dos ejes determina zo- sión igualmente débiles: estilo cate-
nas extremas. Todos los puntos del es-

18 Contratexto n.O 14, 2006


Vigencia de la semiótica

ten diferenciar los “objetos semióticos”


parangón entre sí. Así, el rasgo de /verticalidad/
+
serie que compone el lexema “columna”, o
fuerte
el rasgo de /horizontalidad/ que inte-
gra el lexema “viga”, o el rasgo de

“padre”, son semas.


Eje de la /masculinidad/ que define al lexema
intensidad

débil familia
Los semas son de dos clases: aque-
conglomerado
- llos que constituyen el “núcleo” más o
- + menos permanente del lexema, y
débil fuerte aquellos otros que emergen del con-
[concentrada] [difusa]

semas nucleares; los segundos, semas


texto. Los primeros son denominados

contextuales o clasemas, porque cum-


Eje de la extensión

plen una función clasificadora. Un


ejemplo permitirá ilustrar esas opera-
Isotopía ciones: en enunciados como

El concepto de isotopía se forma bajo • [Las columnas del Partenón son

critos por la físico-química. Un isótopo


la inspiración de los fenómenos des- particularmente bellas]
• [A mi padre le duele la columna]
es un nucleido que tiene el mismo • [El Papa es la columna de la Iglesia]

el lexema “columna” manifiesta semas


número atómico que otro, cualquiera

nucleares, o específicos, tales como


que sea su número de masa. Todos los
isótopos de un elemento tienen las
mismas propiedades químicas. /verticalidad/, /fijeza/, /soporte/ /resistencia/,
/articulación/, /consistencia/, entre otros;
En el dominio semiótico, las “mis-
mas propiedades” semánticas surgen pero en cada enunciado propuesto, la

semas. Para entender ese fenómeno


de la redundancia de determinados relación contextual del lexema “colum-
na” con lexemas como “Partenón”,

sema es la unidad mínima de significa-


discursivo, es preciso aclarar que un “padre”, “Iglesia”, pone de manifiesto

ción con la que se inicia la articula-


otros semas como /arquitectónico/,

ción del sentido. Los semas son rasgos


/anatómico/, /institucional/, propios

distintivos de los lexemas, que no exis-


también del lexema “columna”, pero
no específicos, no nucleares, porque
ten aisladamente, pero que nos permi- no son necesarios para que columna

Contratexto n.O 14, 2006 19


Desiderio Blanco

sea “columna”, aunque son requeridos cia/, /articulación/; pero no /verticali-


para saber de qué columna se trata. El dad/, /fijeza/ ni /resistencia/.
contexto interno de cada enunciado

semas nucleares [Ns] y de clasemas [Cls]


nos permite aprehender que en el pri- La articulación combinatoria de
mer enunciado se habla de una “co-

miótica, denominada semema. El seme-


lumna arquitectónica”; en el segundo, da por resultado una nueva entidad se-
de una “columna anatómica”; en el ter-
cero, de una “columna institucional”. ma es un equivalente de la noción lin-
Como puede observarse, los semas güística de “acepción”. En el primer
/arquitectónico/, /anatómico/, /institu- enunciado entendemos columna como
cional/ permiten clasificar el lexema “columna arquitectónica”; en el segun-

contextuales son llamados clasemas.


“columna”. Por tal razón, esos semas do enunciado, la columna se presenta
como “columna anatómica”; en el tercer
Gracias a ellos, podemos hablar de enunciado, la columna surge como “co-
“columnas arquitectónicas”, de “co- lumna institucional”. Cada tipo de co-
lumnas anatómicas” o de “columnas lumna que cada enunciado genera en

es un semema: “Columna arquitectóni-


institucionales”. Los clasemas cumplen base a una contextualización diferente
además otra función sumamente im-

institucional” son sememas.


portante: obligan al enunciado a selec- ca”, “columna anatómica”, “columna
cionar del acervo virtual del lexema

El semema es una unidad semiótica


aquellos semas nucleares que son co-
herentes con el contexto del enuncia-
do, dejando de lado aquellos otros que de manifestación de sentido. Es una
no lo son. El clasema /arquitectónico/ unidad más compleja que el sema, y
que surge del contexto del primer de un nivel jerárquicamente superior.
enunciado, selecciona los semas nu- Lo que “captamos” en la lectura, lo que
cleares /verticalidad/ /fijeza/, /sopor- “vemos” en cada visión de una pelí-

pintura, son siempre sememas, nunca


te/, /resistencia/, /consistencia/; pero cula, en cada contemplación de una

semas ni lexemas: aquellos por ser abs-


no /articulación/, por ejemplo. El cla-
sema /anatómico/ que surge del con-
texto del segundo enunciado, seleccio- tractos, estos por ser virtuales.
na los semas nucleares /verticalidad/,

tervienen, como acabamos de ver, se-


/soporte/, /resistencia/, /articulación/, En la construcción del semema in-

mas nucleares [Ns] y clasemas [Cls]. Y


/consistencia/; pero no /fijeza/. El cla-
sema /institucional/ que emerge del
contexto del tercer enunciado, selec- existen cuatro posibilidades de combi-
ciona los semas /soporte/, /consisten- nación entre ellos:

20 Contratexto n.O 14, 2006


Vigencia de la semiótica

I II III IV

Cls1 Ns1 Ns1 Cls1

Ns + Cls Ns + Cls2 Ns3 + Cls Ns2 + Cls2

Cls2 Ns2 Ns3 Cls3

Clsn Nsn Nsn Clsn

Cuatro perfiles isotópicos diferentes. La isotopía, entonces, es cada una


Porque la isotopía consiste en la reite- de las líneas de lectura que impone el

sea la repetición de clasemas, sea la


ración de semas a lo largo del discurso, texto. Cuando son varias, como en los

repetición de semas nucleares. Esta últi-


casos II, III y IV, la instancia enunciati-

ma repetición da lugar a la isotopía


va tiene que correlacionarlas entre sí,

semiológica; la primera origina la iso-


jerarquizarlas, homologarlas, homoge-

topía semántica. En el caso (I), el dis-


neizarlas. Tiene, además, que asignar-

curso: realizado, virtualizado, actua-


les un modo de existencia en el dis-

lizado, potencializado.
curso resultante de esa combinatoria es
un discurso unisótopo: el discurso
científico, el discurso filosófico, y todo
discurso que trate de evitar la ambigüe- La instancia de discurso

La instancia de discurso designa el con-


dad. El caso (II) da origen a los discur-
sos plurisótopos, ambivalentes, ricos en
matices y con pluralidad de lecturas: los junto de operaciones, de operadores y
discursos artísticos. En el caso (III), el de parámetros que controlan el dis-
discurso promueve la multiplicación de curso. Ese término genérico permite

noción de sujeto. El acto es primero, y


los núcleos temáticos, presentados bajo evitar la introducción prematura de la
un solo clasema: el discurso informati-
los componentes de su instancia son
vo es un ejemplo típico. El cuarto caso
segundos, puesto que emergen del acto
(IV) da origen a los discursos de van-
mismo.
guardia, del absurdo, experimentales,

so en acto, el acto es un acto de enun-


surrealistas, dadaístas, escritura automá- Desde el punto de vista del discur-

ciación, que produce la función se-


tica, etcétera. Un solo verso de Vallejo
lo ilustra de maravilla: “La paz, la avis-
pa, el taco, las vertientes…”. miótica. Cuando se establece la fun-

Contratexto n.O 14, 2006 21


Desiderio Blanco

ción semiótica, la instancia de discurso va, afectiva). La captación opera, en


opera un reparto entre el mundo exte- cambio, en el ámbito de la extensión:
roceptivo, que suministra los elemen- el cuerpo propio percibe posiciones,
tos del plano de la expresión, y el distancias, dimensiones, cantidades.
mundo interoceptivo, que suministra

de posición”, ya puede funcionar la re-


Una vez cumplida la primera “toma
los elementos del plano del contenido.

ferencia: otras posiciones podrán ser


toma de posición.
Ese reparto adquiere la forma de una

reconocidas y puestas en relación con

la “toma de posición”: enunciando, la


El primer acto es por lo tanto el de la primera. Y ese es el segundo acto

instancia de discurso enuncia su propia desembrague realiza el paso de la posi-


fundador de la instancia de discurso: el

posición. Está dotada entonces de una


presencia, que servirá de hito al con-
ción original a otra posición. El desem-
brague es de orientación disjuntiva.
junto de las demás operaciones. El ope- Gracias a esa operación, el mundo del
rador de ese acto es el “cuerpo propio”, discurso se distingue de la simple “vi-
un cuerpo sintiente y percibiente, que vencia” inefable de la pura presencia.
es la primera forma que adopta el ac- El discurso pierde ahí en intensidad,
tante de la enunciación. El “cuerpo pro- pero gana en extensión: nuevos espa-

de carne y hueso; es una categoría se-


pio” no es un cuerpo físico y biológico, cios, nuevos momentos pueden ser ex-
plotados, y otros actantes pueden ser
miótica, que puede ser definida como puestos en escena. El desembrague es,
“la forma significante de una experien- pues, por definición, pluralizante, y se
cia sensible”. presenta como un despliegue en ex-

curso y su deixis restringida [yo-aquí-


tensión; pluraliza la instancia de dis-

destinada a instalar una zona de refe-


ahora]. El nuevo universo de discurso
La toma de posición sensible está

rencia, estableciendo las dos grandes


que es así abierto comporta, al menos

tiva: la intensidad y la extensidad. En


dimensiones de la sensibilidad percep-
virtualmente, una infinidad de espa-
cios, de momentos y de actores.

Contra el desembrague se alza el


el caso de la intensidad, la toma de po-

embrague, que se esfuerza por retornar


sición es una “mira” (en el sentido de
“poner en la mira”); en el caso de la
extensidad, la toma de posición es una a la primera posición originaria. El
“captación”. La “mira” opera, entonces, embrague es de orientación conjuntiva;
en el ámbito de la intensidad: el “cuer- bajo su acción, la instancia de discurso
po propio” se torna hacia lo que susci- trata de volver a encontrar la posición
ta en él una fuerza sensible (percepti- primera, aunque nunca podrá llegar a

22 Contratexto n.O 14, 2006


Vigencia de la semiótica

Instancia de discurso

Instancia de enunciación

Elementos Operaciones

Cuerpo propio Toma de posición

“mira” captación

Campo de presencia

“Brague”

Centro Horizontes

Profundidad desembrague embrague

Actantes Actantes Orientación discursiva


posicionales: transformacionales: [Posicional/Predicativa]
[fuente - control - blanco] [Sujeto -Objeto] [Punto de vista]
[Destinador - Destinatario]
[Ayudante/Oponente]

Actantes de control
Homogeneización simbólica
[Observador/Narrador]
[Conexión de isotopías]
[Semi-simbolismo]

Disposición de contenidos
en profundidad
[Dimensión retórica]

Contratexto n.O 14, 2006 23


Desiderio Blanco

La sintaxis del discurso


ción original sería un retorno a lo ine-
alcanzarla, porque el retorno a la posi-

fable del “cuerpo propio”, al simple


La armadura general de la sintaxis del

sencia, es suministrada por los esque-


discurso, en la perspectiva de la pre-

puede al menos construir el simulacro.


presentimiento de la presencia. Pero

mas de tensión, puestos en secuencia y


transformados eventualmente en es-
ciones de proponer una representación
De esa forma, el discurso está en condi-

quemas canónicos. Del conjunto de las


simulada del momento (ahora), del lu-
propiedades del discurso en acto, de la

sicional, esos diversos esquemas ex-


gar (aquí) y de las personas de la enun-
instancia de discurso y del campo po-
ciación (Yo-Tú). El embrague renuncia
a la extensión, pues se acerca más al plotan en lo esencial las propiedades
centro de referencia, y da prioridad a la de la presencia, de la intensidad y de
intensidad: concentra de nuevo la ins- la extensidad.
tancia de discurso. El gé-nero poético
es el resultado más patente de esa ope- Pero la sintaxis del discurso obede-
ración. ce a otras reglas, que explotan otras

que destacar, entre ellas: (1) la orien-


propiedades del discurso en acto. Hay

tación discursiva, que impone en el


En el gesto mismo de retorno a la

curso produce, al mismo tiempo, el si-


posición originaria (inaccesible), el dis-

mulacro de la deixis y el simulacro de fuentes y de los blancos; (2) la homo-


campo de presencia la posición de las

una instancia única. La unicidad del geneidad simbólica que procura el

el efecto de sentido de un embrague


sujeto de enunciación no es más que “cuerpo propio”, puesto que él reúne
y permite que se comuniquen ente sí

dad; (3) la profundidad del campo po-


bien forjado. En el verso de Vallejo: la interoceptividad y la exteroceptivi-
“Hay golpes en la vida, tan fuertes, yo
no sé”, la impresión de que el “yo” del sicional, que permite hacer coexistir y
poema es el “yo” de Vallejo es una me- poner en perspectiva diversas “capas”
de significación.

Respecto a la orientación discursi-


ra ilusión; es el efecto de sentido que

un perfecto simulacro: ese “yo” es un va, el principio organizador es el pun-


produce la operación del embrague; es

to de vista. En relación con la homoge-


neidad de los universos figurativos del
“personaje” del poema, y no Vallejo.
Así de simple. La situación ordinaria de

semi-simbolismo, y más generalmente,


la instancia de discurso es la plurali- discurso, el principio organizador es el

todas las formas de conexión entre iso-


dad: pluralidad de roles, pluralidad de

topías. En fin, respecto a la estratifica-


posiciones, pluralidad de tiempos, plu-
ralidad de voces.

24 Contratexto n.O 14, 2006


Vigencia de la semiótica

ción en profundidad de las “capas” y Generalmente, la “mira” exige más

organizador es la retórica.
dimensiones del discurso, el principio de lo que la “captación” puede su-
ministrar, y la “captación” tiende a

1. El punto de vista es una modalidad


alcanzar lo que la “mira” exige, y a
ajustarse a ella.

La optimización es el acto propio


de la construcción del sentido. A ese
respecto, cada punto de vista se or-
ganiza en torno a una instancia; la del punto de vista: se disminuyen un
coexistencia de muchos puntos de poco las pretensiones de la “mira” y
vista en el discurso supone, pues, a se mejora la “captación” para hacer-
la vez, que a cada punto de vista las congruentes. El punto de vista
corresponde un campo posicional redefine permanentemente los lími-
propio, y que el conjunto de esos tes del campo posicional. Ésa es otra
campos posicionales son compati- de las propiedades del punto de
bles, de una manera o de otra, al vista: convertir un obstáculo en hori-
interior del campo global del dis- zonte del campo, esto es, admitir el
curso. carácter limitado y particular de la

irreductible la tensión entre la mira


percepción en acto, reconocer como

desajuste entre la mira y la capta- y la captación, y convertirla en fuen-


El punto de vista se basa en el

ción, desajuste producido por la


intervención del actante de control:
te de la significación. El sentido
emerge de esa tensión.
alguna cosa que se opone a que la
“captación” coincida con la “mira”. Globalmente, se pueden consi-
derar cuatro grandes tipos de estra-
Pero el punto de vista es tam- tegias del punto de vista, sea

mira, sea actuando sobre la exten-


bién el medio por el cual se busca actuando sobre la intensidad de la

sión de la captación, sea actuando


optimizar esa “captación” imperfec-
ta, es decir, adaptar la “captación” a
lo que está “puesto en la mira”. sobre las dos dimensiones:

Mira intensa Mira débil

Captación Estrategia Estrategia


extensa englobante acumulativa

Captación Estrategia Estrategia


restringida electiva particularizante

Contratexto n.O 14, 2006 25


Desiderio Blanco

vista será dominante o englobante;


En el primer caso, el punto de tran en equivalencia con varios ele-
mentos de otra isotopía. La cohe-

vista será acumulativo (incluso


en el segundo caso, el punto de rencia discursiva solo se logra si la

exhaustivo); en el tercer caso, el


conexión es establecida entre siste-

punto de vista será electivo (o tam-


mas de valores y no entre términos

bién exclusivo); en el cuarto caso,


aislados. Las conexiones estableci-

el punto de vista será particular (o simbólico, en el sentido corriente


das término a término son de orden

específico). de la palabra: la rosa “simboliza” el


amor, el cielo “simboliza” lo divino,
En cada tipo de punto de vista,
la balanza “simboliza” la justicia.
el sentido atribuido al objeto se
Esas conexiones simbólicas son de
basa, en cada caso, en una morfo-
escaso valor heurístico, porque o
logía diferente: el objeto puede ser
bien son tan convencionales que
representado por una de sus partes
no aportan nada nuevo al discurso,
(electivo), recompuesto por adición
o bien son fruto de las proyeccio-
(acumulativo), captado de golpe
nes personales del analista, y esca-
como un todo (englobante), o redu-
pan por completo a cualquier tipo

cular).
cido a un fragmento aislable (parti-
de racionalidad discursiva.

En cambio, las conexiones entre


2. La cuestión de la conexión entre las sistemas de valores particulares

principio de la homogeneidad de
diferentes isotopías se basa en el (entre oposiciones pertinentes) son
el fruto de la praxis enunciativa, y

va, construyendo los sistemas de


todo universo semiótico, homoge- concurren a la coherencia discursi-

valores del conjunto del discurso.


neidad requerida entre el plano de
la expresión y el plano del conteni-

na sistema semisimbólico.
do. La conexión entre las isotopías Ese tipo de conexiones se denomi-
puede ser asegurada por simples
figuras que les son comunes: el
rasgo de /altura/, por ejemplo, El principio de los sistemas
puede ser común, en el mismo dis- semisimbólicos fue establecido por
curso, a la isotopía de lo “celeste” y Cl. Lévi-Strauss cuando planteó la
de lo “sagrado”. Pero ese tipo de fórmula del mito: la oposición entre
conexión, basada sobre una parte dos figuras fue puesta en relación
común puede ser simplemente un con la oposición entre dos funcio-
índice de coherencia. La homoge- nes. La fórmula fue recogida por A.
neidad solo estará asegurada si va- J. Greimas, quien la generalizó,
rios elementos de una isotopía en- reformulándola con mayor preci-

26 Contratexto n.O 14, 2006


Vigencia de la semiótica

sión: se produce un sistema semi-


simbólico cuando a una categoría
Como estos sistemas semisimbó-
licos son transitivos, se obtiene, pa-
del plano de la expresión (s1 / s2) ra terminar, una correlación como
corresponde una categoría del la siguiente:
plano del contenido (C1/C2) gene-
PLANO DE LA PLANO DEL
EXPRESIÓN CONTENIDO
rando una correlación de homolo-
gación: vede : dorado :: juventud : edad madura

PLANO DE LA PLANO DEL correlación que se encuentra con


EXPRESIÓN CONTENIDO
frecuencia en textos pictóricos y
s1 : s 2 :: (c1 : c2)
cinematográficos.

Posteriormente, J.-M. Floch la Si un conjunto de elementos


convirtió en el instrumento princi- puede ser puesto en relación con
pal de análisis de la imagen. varios otros conjuntos, cambiará de
forma con cada nueva asociación.
El ejemplo, ya mencionado, de El color puede ser puesto en rela-
los colores y el estado de la fruta ción con la madurez, con la emo-
ilustra claramente el funcionamien- ción, con la circulación de automó-
to del sistema: viles (semáforo), etcétera. Por tan-
PLANO DE LA PLANO DEL
to, esos diferentes conjuntos se
EXPRESIÓN CONTENIDO pueden superponer entre sí: con
verde : dorado :: agraz : maduro cada nueva correlación se genera
un nuevo sistema semisimbólico.
Si el “cuerpo propio” percibien-
En ese sentido, el dispositivo del
te se desplaza en el campo posicio-
sistema semi-simbólico es particu-
nal y adopta otro punto de vista,
larmente creativo, y al contrario de
podemos obtener la correlación lo que sucede con el chato simbo-
siguiente: lismo, puede ser renovado en cada
discurso por la instancia enunciati-
PLANO DE LA PLANO DEL
va. En el cine, particularmente en el
EXPRESIÓN CONTENIDO
agraz : maduro :: primavera : otoño cine expresionista y en el “cine ne-
gro”, se hizo clásico el sistema se-
Y con un nuevo desplazamiento: misimbólico siguiente:

blanco : negro :: inocencia : maldad


PLANO DE LA PLANO DEL
EXPRESIÓN CONTENIDO
primavera : otoño : : juventud : edad madura

Contratexto n.O 14, 2006 27


Desiderio Blanco

Alexandre Nevski, invirtió creativa- locada bajo una mira más o menos
Pues bien; S. M. Eisenstein, en de enunciación: cada capa está co-

mente la correlación, obteniendo un intensa, o es captada como más o


fuerte efecto dramático y estético: menos próxima o lejana. Dicho

direcciones: la de la asunción, en
control enunciativo se ejerce en dos
blanco : negro :: maldad : bondad
(teutones) (nacionales) (invasores) (defensores)

afectiva), y la del despliegue, en tér-


términos de intensidad (sensible,

isotopías puede ser establecida en-


La conexión semisimbólica entre minos de distancia (espacio-tempo-
ral, cognitiva). Las diferentes isoto-
tre categorías próximas o distantes: pías dispuestas en capas de profun-

asumidas, y más o menos desplega-


cuanto más grande sea la distancia, didad discursiva son más o menos

das: la instancia de discurso les im-


más asegurada estará la homoge-
neidad global del discurso.

ciación (llamada a veces fuerza ilo-


pone o les retira su fuerza de enun-

cutoria), las hace retroceder o


3. La coexistencia de diferentes iso-
topías en una misma zona del dis-
curso supone que están todas ellas avanzar en profundidad.
afectadas por grados de presencia

retórica. Y los “pequeños aconteci-


diferentes, es decir, que son consi- En ese dispositivo se ejerce la
deradas como más o menos intensas
y como más o menos distantes de la mientos de conexión”, hechos de
posición de referencia del discurso. conexiones y de tensiones locales
entre isotopías conectadas entre sí,

los contenidos mismos del discurso,


Se trata ahora de la presencia de en los que se juegan diferentes mo-

chas isotopías, son tropos y figuras


dali-dades de coexistencia entre di-

de retórica.
presencia más o menos sentida y
más o menos asumida por la ins-

Se trata de los modos de existen-


tancia de enunciación. El campo

cia de los contenidos del discurso,


posicional del discurso se convierte

están dispuestas en profundidad,


en un campo donde las isotopías

asunción y de su despliegue, atribui-


determinados por los grados de su
en capas sucesivas, desde las más
dos a cada contenido por la instan-
fuertemente presentes, en el centro
cia de discurso. En tal sentido, es
del campo, hasta las más débilmen-

uno de los modos de presencia un


posible hacer corresponder a cada
te presentes, en la periferia.

Esa gradación de la presencia modo de existencia de los conteni-


está bajo el control de la instancia dos discursivos:

28 Contratexto n.O 14, 2006


Vigencia de la semiótica

Mira intensa Mira débil

Despliegue Plenitud Inanidad


extenso MODO REALIZADO MODO POTENCIALIZADO

Despliegue Carencia Vacuidad


restringido MODO ACTUALIZADO MODO VIRTUALIZADO

Toda figura retórica obedece a aire. La operación discursiva hace

ral/ de las espadas y la isotopía


ese principio de base desde el un quiebre entre la isotopía /mine-
momento en que asocia dos planos
de enunciación distintos y asumi- /vegetal/ de las hojas. En un primer
dos de modo diferente. La metáfora momento, la isotopía mineral de las

campo de presencia, pero su asun-


y la metonimia invitan a superar el espadas es puesta en el centro del

ción discursiva es débil, desde el


contenido directamente expresado
y a asociar allí otro contenido, más
general o perteneciente a otra iso- momento en que el enunciado

aire”, que nos indica que la mira se


topía; juegan, pues, con la disposi- empieza con la expresión “Con el
ción de los contenidos discursivos
en profundidad y con modos de ha puesto en otra parte, puesto
existencia diferentes. que, de acuerdo con la experiencia
perceptiva, las espadas no “se ba-
En los versos de García Lorca:
ten” con el aire. Y de pronto, y sin
Con el aire se batían
previo aviso, la isotopía se inte-
las espadas de los lirios rrumpe, saltando inesperadamente

Las operaciones de asunción y hojas de los lirios, fuertemente asu-


al centro del campo el roce de las

de despliegue, así como el modo de mido por la instancia de discurso.


existencia atribuido a las isotopías

espadas se encuentra realizado en


El contenido del batir de las
en juego, se puede explicar de la
siguiente manera:

virtualizado con la ruptura de la


un primer momento, pero queda
La isotopía figurante es aquí la
isotopía del movimiento de las isotopía; mientras que el contenido
espadas cuando se baten en duelo; del roce de las hojas de los lirios,

potencializado, es de pronto reali-


la isotopía figurada es el roce de las que permanecía completamente
hojas de los lirios por efecto del

Contratexto n.O 14, 2006 29


Desiderio Blanco

zado y asumido. Es evidente que el logía, de la política y del derecho, de

base a una analogía perceptiva en-


quiebre de isotopía se produce en la psicología y de la economía.

tre la forma visual de las hojas y la Axiología/ideología


Los objetos que buscan o rehúyen los
de las espadas, así como a una más

sujetos son siempre objetos-de-valor.


lejana analogía entre el rumor de
las hojas al rozarse y el ruido de las
Pero resulta que los objetos del mun-
espadas al batirse.
adquieren valor en el discurso cuando
do, de por sí, son neutros. Solamente

la instancia de enunciación los inviste


Toda figura retórica constituye
una microsecuencia discursiva, que
comprende al menos una fase de con la categoría tímica, que organiza la

euforia/disforia. En ese momento, los


“puesta en presencia” (por ejemplo, dimensión propioceptiva del afecto en
un conflicto entre dos enunciados o

vierten en valores, es decir, son axio-


dos isotopías) y una fase de inter- objetos descriptivos, neutros, se con-

logizados. La praxis enunciativa valo-


pretación (por ejemplo, la resolu-
ción del conflicto por una analo-
gía). En otros términos, cada figura riza de manera diferente los mismos
podrá ser definida, al mismo tiem- objetos neutros, proponiendo de esta
po, por el tipo de conexión (puesta suerte axiologías diferentes según las
sociedades, los grupos y los individuos
en presencia) y por el tipo de reso-
incluso. Por ejemplo, un individuo
lución que requiere. La metáfora es
recibe una carta en un sobre con es-
una figura de conflicto semántico
tampillas, lee la carta y rompe el sobre
que se resuelve por analogía; la
con las estampillas, mientras que su
metonimia es una figura de cone-
vecino, al ver lo que ha hecho, se la-
xión semántica que se resuelve por
menta del estropicio del que han sido
traslado de roles actanciales.
objeto las estampillas. En el discurso
del comportamiento del primero, las
Aportes de la semiótica estampillas no han sido axiologizadas
o lo han sido disfóricamente; en el del
La semiótica ha hecho importantes segundo, sí: porque es coleccionista. Si
aportes a las ciencias humanas. Nos ha del ámbito individual pasamos al gru-
enseñado a ver de otra manera el mun- pal, podemos observar cómo se axio-
do, desvaneciendo la visión ingenua a logizan objetos como “riqueza” y “po-
la que estábamos acostumbrados. Eso breza”. Para verlo con más claridad,

en las posiciones que ofrece el cua-


es evidente en campos como los de la será conveniente colocar esos valores

drado semiótico:
literatura y el arte, pero también en los
ámbitos de la historia y de la antropo-

30 Contratexto n.O 14, 2006


Vigencia de la semiótica

Discurso eclesiástico

“riqueza” “pobreza”

Discurso
Discurso
del + +
evangélico
desarrollo

no “pobreza” no “riqueza”
+

Discurso comunista

El discurso del desarrollo axiologi- gando con una doble isotopía, valora
za eufóricamente la “riqueza sin po- la “riqueza” (material) junto con la
breza”; el discurso evangélico euforiza “pobreza” (de espíritu).
la “pobreza sin riqueza”; el discurso
En el campo de la sociedad de con-
comunista valoriza “la no riqueza y la
sumo, J.-M. Floch1 elaboró un modelo
no pobreza” (ni pobres ni ricos); el
axiológico que da cuenta de las distin-
discurso eclesiástico trata de quedar
tas posiciones valorativas que pueden
bien con Dios y con el diablo, y, ju-
asumir los consumidores:

valoración valoración
confort práctica utópica
vida
confiabilidad
identidad
resistencia
aventura
salubridad valores “utilitarios” valores “existenciales”
[valores de uso] [valores de base]

relación valores “no existenciales” valores “no utilitarios”


gratuidad
precio/calidad refinamiento
o diversión
innovación/costo valoración valoración
crítica lúdica

1 FLOCH, J.-M. Semiótica, marketing y comunicación. Barcelona: Paidós, 1992, p. 148.

Contratexto n.O 14, 2006 31


Desiderio Blanco

El modelo de Floch, elaborado en grama narrativo de base conduce a la

del Estado, genera la ideología del Es-


base al discurso publicitario, permite separación (=disjunción) de la Iglesia y

tado laico. Y así por el estilo. La ideo-


explicar el comportamiento de los con-
sumidores de una sociedad como la
nuestra. logía emerge, pues, de la sintaxis na-
rrativa del discurso; tampoco es algo

do constituye la axiología de una


El conjunto de valores así organiza-
dado de antemano.

sociedad.
Enunciación/ Enunciado
Pero los valores no permanecen es-
táticos sino que circulan en la socie- Otro de los aportes fundamentales pa-

teoría de la enunciación, tanto si se la


dad, y al hacerlo, pasan de unos suje- ra el análisis del discurso consiste en la
tos a otros. En consecuencia, los dis-
cursos sociales se ven obligados a rela- considera como algo acabado, como
cionar los objetos-de-valor con los su- algo que puede inferirse del discurso

tización reside precisamente la ideolo- movimiento mismo del discurso en ac-


jetos que los desean. En esa sintagma- realizado, como si se la considera en el

gía del discurso. La ideología no es to, del discurso en devenir. En cual-


una acumulación de ideas, depositadas quier caso, la semiótica nos ha enseña-
en alguna región celeste; la ideología do a separar claramente las instancias
es una gramática de producción de de la enunciación de las del enuncia-
sentido [E. Verón]. Un texto genera una do, instancias que la teoría literaria, y
ideología con la manera en que junta la artística en general, se han empeña-

valor. El discurso cuyo programa na-


o separa los sujetos con los objetos- do tercamente en confundir. Ya Grei-

rrativo de base conduce a la separa-


mas, hace algunos años (1973) alerta-
ba sobre este grave problema:
ción (=disjunción) de los sujetos con el
Toda la confusión surge del hecho de

ideología comunista; el discurso cuyo


objeto “propiedad privada”, genera la que el sujeto de la enunciación, que es

programa narrativo de base conduce a


un sujeto lógico, es considerado por los
lingüistas, y sobre todo por los literatos y
la unión (=conjunción) de los sujetos por los filósofos, como un sujeto ontoló-

nera la ideología capitalista. En otro


con el objeto “propiedad privada”, ge- gico. La confusión, sin embargo, se
disuelve fácilmente; pues si yo, en carne

programa narrativo de base conduce a


y hueso, como ser existente, digo: La tie-
ámbito discursivo, el discurso cuyo
rra es redonda, entonces dicen que Grei-
mas es el sujeto de la enunciación del

del Estado, genera la ideología del Es-


la unión (=conjunción) de la Iglesia y enunciado La tierra es redonda. Pero, lin-

tado confesional; el discurso cuyo pro-


güísticamente, postular la existencia de
Greimas significa postular la existencia

32 Contratexto n.O 14, 2006


Vigencia de la semiótica

de un referente exterior al lenguaje. Eso la capacidad de decisión y de elección,


es antisaussuriano, y al hacerlo, toda la y las demás competencias de la instan-
semiótica se derrumba. Pues eso es co- cia enunciativa.
mo decir que existe una realidad extra-
lingüística que podemos conocer con La enunciación implícita también

como un efecto de sentido del mismo.


métodos lingüísticos. Y por consiguiente, está contenida en el enunciado, pero
la principal conquista de la semiótica
queda abolida y regresamos a la psicolo-
No podría estar en otra parte, ya que
gía del autor, a la biografía. Y ya cono-
cen ustedes las consecuencias de esas
lo único que tenemos ante nosotros es
posiciones. (…) El sujeto de la enuncia- el enunciado, con su particular estruc-
ción jamás puede ser captado directa- tura semiótica. Y es esa particular es-
mente, y todos los “yo” que podamos tructura la que nos permite (re)cons-
encontrar en el discurso enunciado no truir la instancia de la enunciación co-
son sujetos de la enunciación verdadera; mo un efecto del enunciado.
solo son simulacros. (…) Los diferentes
“yo” que aparecen en el enunciado son La instancia de la enunciación es
ya “yo” hablados y no “yo” que hablan. muy compleja, y por medio de dife-
Porque el “yo” de la enunciación perma- rentes desembragues, proyecta en el
nece siempre oculto, es siempre sobre- enunciado sus diferentes roles. Uno de

Narrador. El narrador es un “persona-


entendido.2
ellos, y de los más importantes, es el

La enunciación se presenta, pues, je” (en términos rigurosos, un Actante)


bajo dos estatutos diferentes: la enun- creado por el enunciador por medio
ciación enunciada (simulacro) y la del lenguaje. La presencia del narrador
enunciación implícita, efecto de senti- se aprecia de inmediato, pues el autor,

Courtés, autores del Diccionario razo-


do del enunciado. Según Greimas y el que Greimas identifica como “de

nado de la teoría del lenguaje, la


carne y hueso”, no puede encontrarse

enunciación enunciada se produce


en el lugar y en el tiempo de los acon-
tecimientos que narra. Incluso cuando

semiótica del desembrague los actantes que narra y otro el que hace. En con-
cuando, por medio de la operación narra en primera persona, uno es el

de la enunciación (enunciador/ enun- secuencia, el sujeto que ve, y que vien-


ciatario) son proyectados en el enun- do narra, es un sujeto construido por
ciado, asignándoles competencias el enunciador e instalado en el discur-
enunciativas: se les otorga la palabra, so por desembrague. Alguna vez

2 GREIMAS, A. J. En torno al sentido. Madrid: Gredos, 1973.

Contratexto n.O 14, 2006 33


Desiderio Blanco

señaló M. Vargas Llosa que el “perso- Cuando, en un discurso cualquiera,


naje” más difícil de construir en un se trunca la línea isotópica clasemática
relato es el narrador. se producen efectos de sentido que

Como vemos, ni el narrador ni el


van desde el chiste y el juego de pala-

enunciador se pueden confundir con


bras hasta la metáfora. La ruptura de la
isotopía constituye una operación de
el “autor de carne y hueso”. Desde esa
sentido que genera la irrupción de lo
perspectiva, resulta verdaderamente
inesperado en el discurso. Cuando esa

del sentido, se produce el chiste. Así


pueril aquello de que la “tristeza” de
irrupción degrada el nivel isotópico
Vallejo (el de carne y hueso) determi-
na la tristeza (poética) de sus poemas,
por ejemplo:
o aquello otro de que “Me moriré en
París con aguacero” es una premoni- • Vecino, lo siento; pero mi gata ha
matado a tu perro.
ción de la muerte biológica del poeta
• No puede ser, hermano; mi perro es un
en una tarde lluviosa de París. Y otras dóberman.
lindezas por el estilo.

Desde la perspectiva del discurso


• Sí, pero mi gata es hidráulica.

en acto, la instancia de enunciación es, La línea isotópica iniciada por “gata


como hemos dicho, el conjunto de animal” se trunca inesperadamente pa-
operaciones, de operadores y de pará- ra ser sustituida por el semema “gata
metros que controlan el discurso. El mecánica”. La sustitución, no obstante,
acto es un acto de enunciación que no es completa, pues la segunda “gata”
produce la función semiótica. conserva en la memoria la primera;
por eso surge el chiste, precisamente.
Se ha producido una condensación de
Recuperación de la retórica las dos isotopías, pero la irrupción
La noción de isotopía y sus dispositi-
inesperada de la segunda se ha im-
puesto sobre la primera, sin anularla
vos operativos arrojan nueva luz sobre

ha actualizado la segunda y potencia-


por completo. La instancia de discurso
los procedimientos retóricos. Los dos

lizado la primera.
constituidos por la metáfora y por la
grandes campos de la retórica están

metonimia. La metáfora trabaja por


condensación; la metonimia, por des-
En un afiche publicitario de Luz del

plazamiento.
Sur se lee:

34 Contratexto n.O 14, 2006


Vigencia de la semiótica

Todos los días do, pasa a un nivel considerado infe-


de 6:30 a 10 de la
rior, /mecánico/ en el primer caso;
noche
abusan de ella;
/energético/, en el segundo. Grafi-
y en tu propia casa. cando:

Fotografía
I. Isotopía 1ª. /animal/
en la que se
aprecian rayos
y haces luminosos.
Isotopía 2ª. /mecánico/
Este abuso puede oscurecer tus días.
II. Isotopía 1ª. /personal/
No desperdicies luz, especialmente entre
las 6:30 y las 10 de la noche
Isotopía 2ª. /energético/

La isotopía que dirige la lectura del


texto comienza apoyándose en el cla-
sema sexual: el abuso del que se habla En la metáfora, en cambio, la rup-
conduce a pensar en un “abuso se- tura de isotopía se produce general-
xual”, puesto que en ese contexto el mente hacia arriba:
pronombre “ella” es, salvo indicación
La luna vino a la fragua
contraria, un pronombre personal; por con su polisón de nardos.
tanto, el abuso es un abuso de perso- F. García Lorca
na, y de persona femenina. Con el
agravante de que el abuso se produce
en la propia casa del enunciatario. En este caso, la condensación es
completa; casi no nos permite imagi-
Pero en ese momento, la imagen se nar la isotopía que ha sido sustituida, y
encarga de truncar la isotopía sexual, el enunciado nos ofrece solamente la
introduciendo el clasema /energético/ isotopía sustituyente. La luna se nos
y con él una nueva isotopía, que se presenta ataviada con vestidos de

Este juego de palabras es muy utiliza-


impone igualmente sobre la primera. mujer: el polisón o miriñaque adorna-
do de flores. La fuerza expresiva de la
do en el discurso publicitario. metáfora consiste precisamente en eso:
en crear una condensación total entre
En los dos casos comentados, pode- los clasemas /astronómico/ y /vesti-
mos observar que la línea de lectura mentario/, que arrastra tras de sí el cla-
(=isotopía), de un nivel, considerado sema más genérico /femenino/. La
superior, /animal/ en el primer ejemplo; luna, destacando en la bóveda celeste,
/personal/ (= /humano/), en el segun-

Contratexto n.O 14, 2006 35


Desiderio Blanco

pa” a “vino”. El /objeto/ “copa” es ac-


tachonada de estrellas, se convierte de /objeto/ de “vino” a “copa” y de “co-

tualizado pero no asumido por el


golpe en una dama con polisón de
nardos. En este caso, la segunda iso-

“vino” es asumido aunque está poten-


topía es más noble que la primera, y enunciador, mientras que el /objeto/

cializado; el /objeto/ “vino” es actua-


trasunta la materia original en una fi-

lizado y asumido por el enunciatario,


gura elegante:

“copa” en estado virtualizado.


Isotopía 2ª. /femenino/ mientras que mantiene al /objeto/
/vestimentario/

Isotopía 1ª. /astronómico/


En un spot publicitario de la firma
Pfizer, aparecen tres encuadres sucesi-
vos: en el primero vemos en primer
término unas cuerdas o barras que cru-
zan la pantalla de lado a lado, hori-
Sin embargo, por la condensación

un tintineo metálico particular en off,


zontalmente; y empezamos a escuchar
producida, las dos isotopías trabajan
juntas y enriquecen la densidad de la
sobre un fondo difuminado, en el que
significación, con los efectos estéticos
se mueven unas masas informes. En el
correspondientes.
segundo encuadre, se aprecia la cabe-
La metonimia, en cambio, se acoge cera de una cama, de la cual cuelga
al esquema discursivo (III), según el una correa cuya hebilla golpea suave-

ahora en in, el sonido que antes per-


cual, la isotopía se apoya en la redun- mente sobre el catre, produciendo,
dancia de los semas nucleares. Por la
yuxtaposición de dos núcleos sémicos, cibíamos, mientras que al fondo, las
se produce un desplazamiento de sen- masas amorfas siguen moviéndose. En
tido entre uno y otro, manteniendo el el tercero, aparece una joven pareja-
mismo clasema organizador del con- terminando de hacer el amor, con son-
texto. risas de satisfacción. La hebilla ya no

producto viagra, que favorece la fun-


se oye. Pfizer es la firma que fabrica el
En el socorrido ejemplo de metoni-
mia:
ción eréctil y por tanto proporciona un
– Te invito a tomar una copa, acto sexual satisfactorio. Modelo, sin
duda, de metonimia visual. Por la con-
la contigüidad existente entre el nú- tigüidad entre los núcleos sémicos de
cleo sémico de “copa” (/continente/) y “correa” y “cuerpo humano”, el sentido
el núcleo sémico de “vino” (/conteni- se desplaza de unos a otros, sin aban-
do/) permite desplazar el rol actancial donar el clasema /sexual/. Desde el

36 Contratexto n.O 14, 2006


Vigencia de la semiótica

punto de vista de la profundidad exis-


permite explicar el diálogo entre las
ha elaborado un modelo semiótico que

la hebilla están realizados en la pues-


tencial, el movimiento y el sonido de
culturas. El porvenir de un aporte exte-
ta en escena, pero no son asumidos rior que ingresa dentro de las fronteras
por la instancia de discurso, pues la de una cultura establecida, puede se-
“mira” está puesta en el movimiento y guir los siguientes recorridos:

vez, se encuentran actualizados y asu-


sonido de los cuerpos, los cuales, a su
• El aporte exterior es percibido

midos como causa del movimiento de


como brillante y singular. En conse-
cuencia, se beneficia de una axio-
la hebilla. En un avance más de la yux-
logía ambivalente: positiva en cuan-

realizada en los rostros sonrientes de


taposición, la plenitud de felicidad, to a la sorpresa o al interés que sus-
cita, negativa en cuanto a su fuerza

asumida por el enunciatario, destina-


la pareja de la última secuencia, es subversiva en relación con la cultu-
ra que lo acoge.
tario final del mensaje publicitario. El • El aporte exterior es imitado, repro-
desplazamiento de sentido se apoya ducido y transpuesto en términos
igualmente aquí en el traslado de roles de lo “propio”, de “lo nuestro”, lo
actanciales: el movimiento del cuerpo cual le permite ser difundido e inte-
se traslada a un accesorio del cuerpo. grado por entero en el campo inte-
rior, de suerte que pierde todo bri-
Como en el primer caso, la energía
llo, y en consecuencia, deja de ser
de sentido corre de lo /material inerte/
sorprendente e inquietante.
[hebilla] a lo /corporal/[acto sexual]
• El aporte exterior no es reconocido
para terminar en lo /espiritual/ [satis-
como extraño; su origen es incluso
facción]. El juego semiótico ha sido
discutido, se le retira todo lo que
consumado.
tenía de específico, se lo oculta pa-
En todos los casos, la fuerza de la ra asimilarlo mejor a la cultura que
asunción y el modo de existencia que lo ha acogido.
la instancia de enunciación [enuncia- • El aporte exterior, irreconocible co-
dor/enunciatario] otorga a las entida- mo tal, es erigido en norma univer-
des semióticas, determina la morfo- sal, y es propuesto de retorno, no
logía de la estructura de significación. solamente en los límites del domi-
nio interior sino también en los do-
minios exteriores, como parangón
Diálogo entre culturas de toda cultura, como signo de la
civilización por excelencia.

sobre la semiosfera, J. Fontanille (2000)


A partir de los estudios de I. Lotman

Contratexto n.O 14, 2006 37


Desiderio Blanco

La explotación que la Semiótica • tensiones entre una intensidad afec-


tensiva hace de esos recorridos se
y de recepción) [casos A y D] y una
tiva fuerte (intensidad de percepción

intensidad débil [casos B y C];


apoya en las propiedades de campo

tos de actualización y de potenciali- • tensiones referidas a la extensión y


que pone en evidencia: los movimien-

zación de las formas, en el recorrido a la cantidad, importante y en


expansión en los casos B y D, res-
principalmente la intensidad y la
que efectúan por la semiosfera, afectan

extensidad (cantidad) de su recepción casos A y C.


tringida y en concentración en los

La praxis enunciativa juega en dos


y de su difusión.

El paradigma de las formas de diá- dimensiones esenciales: la intensidad y

semiosfera, acoge los diferentes apor-


logo entre campos semióticos conlleva la cantidad. Su campo de ejercicio, la
las tensiones siguientes:

• tensiones entre la abertura del


tes y los transforma en cuatro fases,

campo [casos B y D] y el cierre del


definidas con ayuda del esquema

campo [casos A y C].


siguiente:

A: brillo de D: despliegue
tónica
lo extraño de lo universal
+

Intensidad
[fuerza de asunción]

átona c: exclusión
B: difusión de
- de lo específico
lo familiar
- +
átona tónica

despliegue y difusión

38 Contratexto n.O 14, 2006


Vigencia de la semiótica

Un ejemplo típico del recorrido Bibliografía

BLANCO, D. y R. BUENO. Metodología


descrito por Lotman y modelado por

del análisis semiótico. Lima: Uni-


Fontanille lo encontramos en el desti-

mos como democracia, cuyos orígenes


no de esa forma de vida que conoce-

se remontan a la Carta Magna, suscri-


versidad de Lima, 1983, 1989.
1980.

FLOCH, J.-M. Semiótica, marketing y


comunicación. Barcelona: Pai-
ta por Juan sin Tierra. La noción de
“democracia” penetra las fronteras de
la cultura francesa: dós., 1992. [Versión original:
• Los franceses la reciben como algo París, Presses Universitaires de
France, 1990].

FONTANILLE, J. Semiótica del discur-


innovador y deslumbrante, aunque,

so. Lima: Universidad de Lima/


por otro lado, la consideran como
una amenaza para el sistema feudal
instalado.
Fondo de Cultura Económica,
• Más tarde, con los humanistas, esa 2001. [Versión original: Limoges,
noción se va difundiendo entre la PULIM, 1998].

–——. Sémiotique et littérature. Essais


burguesía emergente. Durante la

de méthode. París: Presses Uni-


época de la Ilustración, ya se consi-
dera como una noción propia, y se
va instalando en las mentes de los versitaires de France, 1999.

GREIMAS, A. J. De la imperfección.
franceses, que no se sienten ya
amenazados por sus propuestas.
México-Puebla: Fondo de Cultu-
• Con la Revolución Francesa, la
democracia es considerada como ra Económica/UAP, 1990. [Edi-
algo generado en su propia cultura, ción original: Périgueux, P. Fran-
lac, 1987].

–——. Del sentido II. Ensayos semióti-


su origen no es discutido, porque

cos. Madrid: Gredos, 1989. [Ver-


no tiene nada de extraño. Se con-

sión original: Du sens II. Essais


vierte en el motor de la revolución.

sémiotiques. París, Éditions du


• Finalmente, con la Declaración de
los Derechos del Hombre y del Ciu-
dadano, la cultura francesa propo- Seuil, 1983].

––. En torno al sentido, Madrid: Gre-


ne a todas las naciones la forma de

dos, 1973. [Versión original: Du


vida en democracia como un valor

sens. Essais sémiotiques, París,


universal indiscutible.

Éditions du Seuil, 1970].

Contratexto n.O 14, 2006 39


Desiderio Blanco

––. Semántica estructural. Investiga- GREIMAS, A. J. y J. FONTANILLE. Se-


ción metodológica. Madrid: Gre- miótica de las pasiones. México-
dos, 1971. [Versión original: Puebla: Siglo XXI/UAP, 1994.
París, Librairie Larousse, 1966]. [Edición original: París, Seuil,

GREIMAS, A. J. y J. COURTÉS. Sémio-


1991].

tique. Dictionnaire raisonné de QUEZADA, O. Semiótica generativa.


la théorie du langage I. París: Bases teóricas: Lima: Universi-

Semiótica. Diccionario razo-


Hachette, 1986. [En español: dad de Lima, 1991.

ZILBERBERG, Cl. Ensayos sobre semió-


nado de la teoría del lenguaje.
tica tensiva. Lima: Universidad
Madrid: Gredos, tomo 1, 1982,
de Lima/Fondo de Cultura
tomo 2, 1991].

––. Sémiotique. Dictionnaire rai-


Económica, 2000.

sonné de la théorie du langage.


París: Hachette, 1979.

40 Contratexto n.O 14, 2006

También podría gustarte