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18 abril, 2018
AUTORAS:
RESUMEN
Se estima que por cada 250-300 TCE leves hay 15-20 moderados y entre 10 y 15 graves,
conllevando a altos costes económicos y sociales1.
PALABRAS CLAVE
KEYWORDS
INTRODUCCIÓN
En nuestro entorno, la causa más habitual de TCE son los accidentes de tráfico, seguidos de las
precipitaciones de diferente altura.
Debido a que estas personas suelen tener lesiones múltiples es compleja la tarea de manejarlos.
Además, pueden aparecer problemas diagnósticos y organizativos, en muchas ocasiones por la
competencia de prioridades, ya que tratamientos adecuados para un diagnóstico puede ser
perjudicial para otro.
La enfermera, como parte del equipo multidisciplinar que trabaja con este tipo de pacientes, tiene
un papel fundamental a la hora de realizar un correcto manejo de la situación.
MATERIAL Y MÉTODO
Se ha realizado una búsqueda bibliográfica en diferentes bases de datos, así como en páginas web,
excluyendo artículos de opinión y documentos poco fiables. Posteriormente, se ha sintetizado la
información para su posterior uso.
FISIOPATOLOGIA
El daño que provoca el TCE desde su inicio es progresivo, ya que es un proceso dinámico que va
cambiando a cada momento, incluso a cada hora.
Inmediatamente tras el impacto se produce una lesión primaria cuyo efecto biomecánico
dependerá del mecanismo y la energía transferida. Se produce lesión celular, desgarro y retracción
axonal y alteraciones vasculares.
Dependiendo de la zona afecta del cerebro, tanto la sintomatología como el tratamiento serán
distintos.
(Figura 1)
(Figura 2)
La causa mayoritaria de este tipo de lesión se debe a traumas físicos, asociándose con fracturas
del hueso temporal. Entre el 15 y 20% de los pacientes con HE mueren como consecuencia del
trauma2. En la mayoría de los casos, la hemorragia proviene de una ruptura de la arteria meníngea
media que discurre por fuera de la duramadre.
Cuando la sangre se acumula con rapidez, se produce compresión cerebral y herniación
transtentorial. Pueden aparecer entonces hemiplejia contralateral, desviación conjugada de los
ojos hacia el lado de la lesión y trastornos esfinterianos entre otros signos. En los casos de
acumulación más lenta, en cuestión de horas, puede producir somnolencia, coma y muerte.
El diagnóstico se realiza mediante una Tomografia Axial Computarizada (TAC), en la que suele
observarse una imagen biconvexa.
(Figura 3)
HSD subagudo y crónico: La aparición de los síntomas ocurre después de varios días, o incluso
meses, posterior al traumatismo debido a la presencia de una hemorragia lenta tras la ruptura de
vasos de pequeño calibre. Es común en ancianos y personas que reciben tratamiento con
anticoagulantes. Los síntomas que pueden aparecer son cefalea, somnolencia, trastornos del
habla, pérdida del equilibrio, debilidad o pérdida de la fuerza de alguna parte del cuerpo,
convulsiones, cambios de humor o de personalidad.
Los HSD producen compresión del cerebro afectando a las funciones neurológicas. Es necesaria la
intervención quirúrgica para drenar el hematoma y descomprimir el área afectada. La
recuperación variará dependiendo del tamaño del hematoma, de la zona afectada y del tiempo de
instauración del tratamiento. En la mayoría de las veces, es necesario un programa de
rehabilitación para recuperar las funciones neurológicas que se han deteriorado. Muchas veces las
personas se recuperan por completo sin dejar secuelas.
(Figura 4)
El HI es el hematoma producido cuando se acumula sangre entre el cerebro y las membranas que
lo cubren. El sangrado puede estar aislado en parte de un hemisferio cerebral (hemorragia
intracerebral lobular) o tener lugar en otras estructuras cerebrales, como el tálamo, los ganglios
basales, el puente o el cerebelo (hemorragia intracerebral profunda).
Puede aparecer por diversas causas, entre ellas la traumática, o bien por anomalías en los vasos
sanguíneos: aneurisma o angioma. Un TCE puede causar varios HI graves. La sangre irrita los
tejidos cerebrales ocasionando edema cerebral y hematoma. Ambos, hacen que la presión sobre
los tejidos aumente provocando más daño tisular.
El HI puede poner en riesgo la vida de la persona. Será necesario un tratamiento inmediato que
suele llevar a una intervención quirúrgica de urgencia.
Los signos y síntomas, que pueden aparecer inmediatamente o de forma tardía, varían según la
localización del sangrado y la cantidad del tejido cerebral afectado. De menos a más presión
intracraneal pueden aparecer los siguientes: Cefalea que empeora, vómitos, somnolencia y
pérdida progresiva del conocimiento, mareos, confusión, pupilas anisocóricas, balbuceo, letargo,
convulsiones, inconsciencia.
El diagnóstico que confirma el HI, de la misma manera que en las anteriores, se realiza a través de
la TAC.
El cuadro clínico característico cursa con: comienzo súbito y cefalea muy intensa, disminución de
conciencia, vómitos y rigidez de nuca en la exploración. En el examen de fondo de ojo se pueden
hallar hemorragias retinianas subhialoideas.
El diagnostico de HSA se realiza mediante TAC, pudiéndose realizar una punción lumbar si la TAC
es negativa.
TRATAMIENTO
Tratamiento en urgencias.
Todos los pacientes con TCE graves deben de ser tratados en hospitales con capacidad
neuroquirúrgica. El hospital deberá, así mismo, de disponer de un área de neurocríticos con
participación en el manejo inicial del paciente y entrenamiento específico. Es obligatorio tener a
disposición técnicas de neuroimagen de urgencia. El área tendrá capacidad de monitorización
básica sistémica y neuromonitorización específica según las guías actuales.
Tras la estabilización del paciente, se realizará la TAC cerebral para confirmar sospecha de
hematomas y/o hemorragias craneales.
18 abril, 2018
– Control de las constantes vitales: Tª, FC, TA, SatO2, etc. Realizar un ECG en caso
necesario. Monitorizar.
Puesto que la hemorragia intracraneal provoca ansiedad por las características del
cuadro en sí, tras la estabilización del paciente, unas de las principales actuaciones
de enfermería será colocar al paciente en un espacio íntimo y proceder a intentar
reducir la ansiedad del paciente y de la familia y/o acompañantes. Para ello, habrá
que proporcionar la información necesaria para la correcta asistencia y de la que
dispongamos si así lo solicita: Localización del punto sangrante, informar de lo que
está sucediendo, del tratamiento farmacológico administrado, explicar la necesidad
de mantener reposo absoluto y estar en ayuno, se procurará que no haya restos de
sangre en el rostro, la ropa del paciente y/o los alrededores, etc.
RESULTADOS Y CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA