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TRABAJO FORZADO El trabajo forzado fue una practica implantada desde el siglo XVI por los

españoles a los indígenas y negros, y esto se conservo en Guatemala hasta 1946.

La forma de trabajo más común era la encomienda, mediante la cual, el patrono, feudal, dueño de
las tierras adquiría trabajadores indígenas y negros para trabajar sus tierras.

El que poseía las tierras era dueño de la fuerza laboral de quien trabaja en ellas, era una forma de
esclavitud, en la cual el pago a los trabajadores era mínimo, insuficiente para la subsistencia.

Durante los regímenes militares, como el de Ubico, el trabajo era forzoso para los delincuentes y
quienes cumplían condenas. Mediante el trabajo se aprovechaba la fuerza bruta de aquellos que
no eran útiles a la sociedad para construir grandes obras como puentes y carreteras.

REGLAMENTO DE JORNALEROS El Reglamento de Jornaleros o Decreto 177 de los gobiernos


liberales de Guatemala fue emitido por el gobierno liberal del general Justo Rufino Barrios para
garantizar el suministro de mozos colonos para las grandes fincas cafetaleras que se iniciaron con
ese gobierno, luego de la promulgación del Decreto de Redención de Censos o Decreto 170 pocos
meses antes, y que facilitó la expropiación de las tierras comunales de los indígenas.1 Esta
legislación liberal colocó a la población indígena guatemalteca prácticamente a la disposición de
los intereses de los nuevos latifundistas cafetaleros, y los tradicionales conservadores - con la
notable excepción del clero regular de la Iglesia Católica, el cual fue expulsado del país.2 El decreto
establecía que los indígenas quedaban obligados a trabajar en las fincas cuando los dueños de
éstas los necesitaran y sin importar en donde se encontraran, y también quedaban bajo la tutela
de las autoridades locales, quienes se encargaban de velar porque los contingentes de indígenas
fueran enviados a las fincas
LEY CONTRA LA VAGANCIA El 7 de mayo de 1934 se derogó el Reglamento de Jornaleros, instituido
durante el gobierno de Justo Rufino Barrios y uno de los principales motores económicos de los
terratenientes liberales. A los tres días, en sustitución de este reglamento, en el Decreto 1996 se
promulgó la Ley contra la Vagancia y la Ley de Vialidad. Por medio de esta ley se tenía por «vagos»
a los jornaleros indígenas que no pudieran demostrar haber prestado servicios por montos de entre
cien y ciento cincuenta jornales en las fincas de los terratenientes, por lo cual se los enviaba a
romper piedra a los caminos sin paga alguna. De esta forma, ya no había necesidad de retenerlos
en las fincas a la fuerza, pues a partir de entonces, con tal de evitar el trabajo en los caminos, se
ofrecían voluntariamente para trabajar como jornaleros

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