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Biografía de Severo Martínez Peláez

El 16 de Febrero de 1925 nace en Quetzaltenango el historiador Severo Martínez Peláez. Su obra


más conocida “La patria del criollo” es un referente para el estudio de la historia nacional.

Severo tomó como una fuente de interés e investigación las contradicciones de la historia, una
pasión que sabía combinar con sus dotes de comunicador y un aire de aristócrata.

Martínez Peláez nació en la ciudad altense y vivió sus primeros años con sus padres, Alfredo
Martínez y Alicia Peláez, quienes administraban la abarrotería “La Sevillana”, en la calle del
Calvario de Xela.

De niño deambulaba con su padre por las planicies de los llanos de Olintepeque, y jugaba a
torero, bombero y cura. Se aprendió la misa en latín, por lo cual fue nombrado acólito del padre
Samuel Franco, amigo de su familia.

En un ensayo publicado en 1958, por el ex diputado José Enrique Asturias Rudeke -alumno y
amigo personal de Severo registra que un romance prohibido llevó a doña Alicia al suicidio,
“disparo que resonaría en la mente del niño por mucho tiempo”.

Conforme iba aprendiendo, Severo llegó a aprenderse la Biblia -casi de memoria- los escritos
de Lutero, la vida de Jesús de Renán y de Guignebert. Aprendió el idioma alemán y se apasionó
por el montañismo. Esto le hizo disfrutar de paseos por la campiña, sin dejar de observar la
historia chapina que más tarde sería parte inseparable de su vida.

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Biografía de Severo Martínez Peláez
La vida de Martínez Peláez:
Su padre, don Alfredo, era exigente
a morir. Le demandaba los mejores
resultados estudiantiles, pero
desvalorizaba su capacidad. Eso lo
obligó a abandonar sus estudios de
bachillerato en el Central para
Varones, así como a su familia.
(1941).
Para sostenerse, trabajó en el
almacén “Kosak”, frente a la iglesia
El Carmen, en la 8a. avenida y 10a.
calle zona 1, y como asistente
contable del jefe de la bodega de
Efraín Recinos Arriaza, cuyo
hermano, Rafael, había trabajado en “La Sevillana”. (1942)

Apenas salido de la adolescencia, “apoya la Revolución de Octubre de 1944, y cuando José Rolz
Bennet decide fundar la Facultad de Humanidades, en la Universidad de San Carlos de
Guatemala, se inscribe en la carrera de Filosofía”, apunta Asturias Rudeke.

Luego, contrae matrimonio con la quetzalteca Consuelo Pivaral en 1953. Su matrimonio dura
poco y deja como fruto a su hijo Bernal Martínez Pivaral. Siete años después se casa con Beatriz
Mazariegos.

Estudia en el Conservatorio Nacional donde se apasiona por la flauta y la música barroca, así
como del pentagrama de Martín Vivaldi y Corelli. Sus costumbres solitarias y meditabundas le
hacen navegar en las noches de luna llena por las tranquilas aguas del lago de Amatitlán, y
resbalarse tras las fronteras históricas y geográficas de la Guatemala de antaño.

Primer Exilio:
Llegado el ejército de liberación en 1954, busca asilo en México y vive en la colonia Roma, del
Distrito Federal hasta 1957. Una vez allá, el desierto de los Leones y los llanos de Salazar son
testigos de sus caminatas.

Severo y su educación:
Vuelve a Guatemala en 1957 para dedicarse a la docencia. Su mirada penetrante llamaba la
atención de cualquiera. Cual director de orquesta, lleva la batuta durante sus jornadas de
enseñanza en las aulas universitarias, pues no sólo enseña historia, sino también solfa y flauta
dulce. Bajo su dirección, el pasado se convierte en una materia viva. Martínez Peláez comenta
la diplomacia de Hernán Cortés y la rudeza del Adelantado, Pedro de Alvarado.

Lo que durante la mañana enseña a sus alumnos, en la tarde se convierte en prosa y en la noche,
política. Martínez Peláez era un intelectual comprometido con el movimiento revolucionario:

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Biografía de Severo Martínez Peláez
trabaja para el Partido Guatemalteco
del Trabajo, PGT, desde 1958, mientras
busca con mayor ímpetu un nombre
para su libro.
Entre 1967 y 1968 fue becado en el
Archivo General de Indias, Sevilla,
España, para terminar sus trabajos de
investigación. Los “Siete ensayos de
interpretación de la realidad peruana”,
de José Carlos Mariátegui, le sirven de
base para lograr “La Patria del
Criollo”, la cual, después de 15 años de
investigaciones, más de mil 300
referencias documentales y cerca de 800 páginas, sale a la luz el 30 de septiembre de 1970. Con
esta publicación, Martínez Peláez se convierte en pionero de la investigación sobre los estudios
socioeconómicos mesoamericanos. Desentrañó la dinámica de la vida durante el Estado
colonial. Analizó las consecuencias fundamentales de una sociedad de terratenientes criollos y
campesinos, con una visión economicista, al tiempo que subestimó el peso de la contradicción
ladino-indígena.

Martínez en su obra afirmaba que la negación del indio guatemalteco y los señalamientos en
su contra, con calificativos tales como el de haragán, fue una construcción ideológica de los
criollos para ocultar que su riqueza provenía de la explotación de la mano de obra de aquellos.

La Patria del Criollo:


La Patria del Criollo vio la luz a principios de 1970, luego de que Martínez Peláez completara
su investigación durante una estancia en el Archivo General de Indias en Sevilla, España, bajo
los auspicios de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Tal incentivo lo recibió con la
anuencia del entonces Décano de la Facultad de Ciencias Económicas, Lic. Rafael Piedra Santa
Arandi y del Rector de la Universidad, Dr. Edmundo Vásquez Martínez; quienes tenían la
sensibilidad y el conocimiento suficiente para apoyar a este preclaro cientista social. Severo
Martínez Peláez ha dejado una huella profunda en la educación y en la investigación superior
guatemalteca. Se puede hablar de la enseñanza de la historia de Guatemala antes y después de
“La Patria del Criollo.” En realidad Martínez Peláez elaboró el programa de Historia
Económica de Centro América de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de San
Carlos de Guatemala, además de escribir los principales materiales para el desarrollo del curso.
Así mismo, tuvo un papel protagónico en la reforma de la Escuela de Historia de la misma
universidad en 1978, de tal forma que el programa de estudio de la licenciatura de historia fue
concebido de acuerdo a los postulados teóricos de Martínez Peláez.

Cumple con sus estudios de Historia en la USAC, y en la división de Doctorado en la


Universidad Nacional Autónoma de México, pero sus méritos no son reconocidos, porque
asiste como oyente. Finalmente, con la ayuda económica de su padre, logra terminar sus
estudios de Historia.

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Biografía de Severo Martínez Peláez
La USAC le otorga el Doctorado Honoris Causa en 1992.
La Universidad de San Carlos de Guatemala le nombró Doctor Honoris Causa en 1992, como
un justo reconocimiento a la investigación histórica centroamericana y a sus notables méritos
como catedrático universitario. El acto de su investidura se recuerda como uno de los más
emotivos y trascendentales del alma mater en los últimos años. Se ponderó su labor con justicia
y su designación fue de aceptación popularizada en los medios académicos de Guatemala. El
30 de octubre de 1992, en su discurso de aceptación dijo: “La Historia, poner el pasado al
servicio del futuro, cuestión fundamental para comprender el presente. Esa es la verdadera
definición de historia de la que vale la pena imbuirse constantemente, en suma esta ha sido mi
única trinchera, interpretar nuestras realidades históricas con el objeto de forjar la conciencia
nacional”.

El segundo exilio:
Una vez llegado al poder el general Romeo Lucas García, Severo Martínez debe asilarse
nuevamente en México, pues junto a otros intelectuales, estaba sentenciado por los grupos
oscurantistas de la época, todavía hoy no castigados, obligaron al Profesor Martínez Peláez y a
su familia a exiliarse, por segunda vez en México. Durante su exilio que duró hasta su muerte
en Puebla de Los Ángeles, publicó su segunda gran obra: Motines de indios. La violencia
colonial en Centroamérica y Chiapas (1985). Este libro es fundamentalmente historia social que
intenta una tipología de los motines de indios en la época colonial. Recibió de la Universidad
Autónoma de Puebla la posibilidad de dedicarse a tiempo completo a la investigación y la
docencia. Martínez Peláez realizó esfuerzos innovadores en cuanto a proponer la realización
de seminarios y cursos nuevos en la carrera de historia del Colegio de Historia de la
Universidad de Puebla. Sus esfuerzos y dedicación a su trabajo fueron reconocidos en todo
momento por las autoridades universitarias mexicanas y por sus paisanos residentes en aquel
país. Participó en importantes reuniones de historiadores y particularmente se dedicó a
impartir conferencias sobre su obra entre los exiliados guatemaltecos en la hermana república
azteca.

Muerte de Martínez Peláez:


Años más tarde de su exilio comienza a perder la memoria, al grado que en 1989, una hermana
suya -Consuelo- lo rescata en Alemania durante un viaje. Poco a poco, el mal del Alzheimer lo
deja incapacitado. Muere el 14 de enero de 1998 en Puebla de Zaragoza, México.

Si bien Severo Martínez Peláez no fue un historiador prolífico, por lo lento de su producción,
“el extenso ensayo sobre Guatemala “La Patria del Criollo”, aunque controversial, ha sido
particularmente influyente en la historia latinoamericana y documento base para la
comprensión de la élite centroamericana moderna”, como bien apuntó el norteamericano Ralph
Lee Woodward.

Martínez Peláez, muere, su obra vive en los guatemaltecos en la cultura nacional. Ingresa a la
“Academia Coactemalensis” junto a otros grandes, entre los que destacan los escritores del
Popol Wuh, literatos y poetas, como Rafael Landivar y Caballero; José Batres Montufar, José
Milla y Vidaurre, Enrique Gómez Carrillo, Rafael Arévalo Martínez, Miguel Angel Asturias,
Luis Cardoza y Aragón; el pintor Carlos Mérida y el músico Jesús Castillo, entre otros.

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