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DIVISIÓN DE ESTUDIOS JURÍDICOS

DE GACETA JURÍDICA

MANUAL DEL
PROCESO CIVIL
TODAS LAS FIGURAS PROCESALES
A TRAVÉS DE SUS FUENTES
DOCTRINARIAS Y JURISPRUDENCIALES

TOMO I
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
TODAS LAS FIGURAS PROCESALES A TRAVÉS DE SUS
FUENTES DOCTRINARIAS Y JURISPRUDENCIALES
DIVISIÓN DE ESTUDIOS JURÍDICOS
DE GACETA JURÍDICA

MANUAL DEL
PROCESO CIVIL
TODAS LAS FIGURAS PROCESALES
A TRAVÉS DE SUS FUENTES
DOCTRINARIAS Y JURISPRUDENCIALES

TOMO I
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
Todas las figuras procesales a través
de sus fuentes doctrinarias
y jurisprudenciales
TOMO I

PRIMERA EDICIÓN
ABRIL 2015
4,440 ejemplares

© División de Estudios
Jurídicos de Gaceta Jurídica

PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN
TOTAL O PARCIAL
DERECHOS RESERVADOS
D.LEG. Nº 822

HECHO EL DEPÓSITO LEGAL EN LA


BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ
2015-04845

LEY Nº 26905 / D.S. Nº 017-98-ED

ISBN OBRA COMPLETA: 978-612-311-243-1

ISBN TOMO I: 978-612-311-244-8

REGISTRO DE PROYECTO EDITORIAL


11501221500441

DIAGRAMACIÓN DE CARÁTULA
Martha Hildago Rivero

DIAGRAMACIÓN DE INTERIORES
Miguel Ángel Salinas Arica

Gaceta Jurídica S.A.


Angamos Oeste 526-Miraflores
Lima 18-Perú
Central Telefónica: (01)710-8900
Fax: 241-2323
E-mail: ventas@gacetajuridica.com.pe

Impreso en:
Imprenta Editorial El Búho E.I.R.L.
San Alberto 201–Surquillo
Lima 34–Perú
PRESENTACIÓN

El proceso civil, como vía para discutir y resolver las pretensiones que
las partes ponen a conocimiento del juzgador, se manifiesta a través de una
secuencia de actos sucesivos, de fases concatenadas unas con otras o unas
después de otras, siguiendo un orden lógico, dentro de las cuales las partes
y los demás sujetos que intervienen en el proceso cumplen con el rol que a
cada uno le corresponde según las facultades, obligaciones, deberes, cargas o
derechos que la ley les impone.
La normativa sobre el proceso civil se ocupa de regular ordenadamente,
entre otros, los actos postulatorios, los actos probatorios, los actos impugnato-
rios, los actos resolutivos y, en general, toda la actividad procesal y sus diversas
categorías, todos los cuales constituyen en el fondo una unidad. El proceso
civil visto así, como una unidad, representa una entidad jurídica compleja con-
formada por una pluralidad de elementos, respecto de los cuales es necesario
conocer su esencia aisladamente considerada y sus múltiples interrelaciones; de
ahí la justificación de una obra como esta, en la que se expone detalladamente
la doctrina más representativa y actual relacionada con todas las instituciones
y figuras jurídicas del proceso civil.
Esta forma de desarrollar la disciplina permite poner al alcance del lector,
sea abogado litigante, asesor, magistrado o auxiliar de justicia, la doctrina que
da sustento a esa pluralidad de elementos que componen la relación jurídica
procesal, coadyuvando a la comprensión de su significado, función y fines, así
como destacando su carácter científico.
Pero, como es natural, todo estudio teórico no se considera completo
si no se manifiesta, a su vez, en el ámbito de la práctica; por eso es que en la
presente obra también se incluye esta visión, la cual está representada por la
jurisprudencia de los tribunales. En suma, la conjunción de las fuentes doctrina-
rias y la jurisprudencia casatoria, permitirán al operador del sistema de justicia

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MANUAL DEL PROCESO CIVIL

entender mejor las disposiciones normativas del proceso civil y encontrarle su


verdadero sentido e interpretación.
No dudamos, pues, de que este nuevo esfuerzo editorial tendrá la misma
o mejor acogida que otras obras de este tipo que viene publicando nuestro
sello editorial.
GACETA JURÍDICA

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CAPITULO I
LOS ORGANOS JUDICIALES
Y SUS AUXILIARES

1. JURISDICCION
En palabras de Rosenberg, “... la jurisdicción en sentido estricto, llamada
también justicia o administración de justicia, poder tribunalicio, poder judicial
(...) o ‘poder de jurisdicción’ (...) consiste preferentemente en la aplicación del
derecho objetivo al caso concreto y es ejercida por los tribunales a petición de
una parte. Los tribunales a que pertenece la jurisdicción tienen por ello la capa-
cidad de resolución eficaz de las controversias abarcadas por la jurisdicción...”
(ROSENBERG, 1955, Tomo I: 46).
A criterio de Véscovi, “la jurisdicción (...) es la función estatal que tiene el
cometido de dirimir los conflictos entre los individuos para imponer el derecho.
Como su etimología lo expresa, significa ‘decir el derecho’ (juris dictio) aunque,
en la concepción más moderna, no sólo es eso (juzgar) sino también ejecutar lo
juzgado...” (VESCOVI, 1999: 5). Dicho autor precisa que “... la potestad juris-
diccional (...) es el poder-deber de (...) imponer la norma jurídica resolviendo los
casos concretos con el fin de lograr la paz social mediante la imposición del dere-
cho. Naturalmente que en su realización satisface intereses privados (y derechos
subjetivos) al cumplir dicha función pública” (VESCOVI, 1999: 99).
Devis Echandía anota que, en sentido estricto, “... por jurisdicción se entiende
la función pública de administrar justicia, emanada de la soberanía del Estado y ejer-
cida por un órgano especial. Tiene por fin la realización o declaración del derecho
y la tutela de la libertad individual y del orden jurídico, mediante la aplicación de
la ley en los casos concretos, para obtener la armonía y la paz sociales...” (DEVIS
ECHANDIA, 1984, Tomo I: 73). El mencionado tratadista termina definiendo a la
jurisdicción como “... la soberanía del Estado, aplicada por conducto del órgano
especial a la función de administrar justicia, principalmente para la realización
o garantía del derecho objetivo y de la libertad y de la dignidad humanas, y

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MANUAL DEL PROCESO CIVIL

secundariamente para la composición de los litigios o para dar certeza jurídica


a los derechos subjetivos (...), mediante la aplicación de la ley a casos concretos,
de acuerdo con determinados procedimientos y mediante decisiones obligatorias”
(DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo I: 77).
En opinión de Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona
Vilar:
“… La jurisdicción es la potestad dimanante de la soberanía del estado, ejercida
exclusivamente por los juzgados y tribunales, integrados por jueces y magis-
trados independientes, de realizar el derecho en el caso concreto juzgando de
modo irrevocable y ejecutando lo juzgado.
(…)
La jurisdicción para existir como tal tiene que referirse a un doble juego de
condiciones:
1.°) Los órganos a los que se atribuye la potestad no pueden ser cualesquiera,
sino que han de estar revestidos de una serie de cualidades propias que
los distinguen de los demás órganos del estado; estos órganos son los
juzgados y tribunales, en los que los titulares de la potestad son los jueces
y magistrados.
2.°) La función que se asigna a esos órganos cualifica también la potestad…”
(MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO;
y BARONA VILAR, 2003, Tomo I: 38).
Al respecto, Couture nos informa que el vocablo jurisdicción tiene, por lo
menos, cuatro acepciones: “... como ámbito territorial; como sinónimo de compe-
tencia; como conjunto de poderes o autoridad de ciertos órganos del poder público;
y su sentido preciso y técnico de función pública de hacer justicia” (COUTURE,
1985: 27). “La primera de las acepciones mencionadas es la que dice relación
con un ámbito territorial determinado” (COUTURE, 1985: 27). En cuanto a la
segunda acepción (jurisdicción como sinónimo de competencia), Couture refiere
lo siguiente: “La competencia es una medida de la jurisdicción. Todos los jueces
tienen jurisdicción; pero no todos tienen competencia para conocer en un deter-
minado asunto. Un juez competente es, al mismo tiempo, juez con jurisdicción;
pero un juez incompetente es un juez con jurisdicción y sin competencia. La
competencia es el fragmento de jurisdicción atribuido a un juez. La relación entre
la jurisdicción y la competencia, es la relación que existe entre el todo y la parte.
La jurisdicción es el todo; la competencia es la parte: un fragmento de la juris-
dicción. La competencia es la potestad de jurisdicción para una parte del sector

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LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

jurídico: aquel específicamente asignado al conocimiento de determinado órgano


jurisdiccional. En todo aquello que no le ha sido atribuido, un juez, aunque siga
teniendo jurisdicción, es incompetente” (COUTURE, 1985: 29). Couture, acerca
de la tercera acepción de la jurisdicción (como conjunto de poderes o autoridad
de ciertos órganos del poder público), anota que “la noción de jurisdicción como
poder es insuficiente porque la jurisdicción es un poder-deber. Junto a la facultad
de juzgar, el juez tiene el deber administrativo de hacerlo. El concepto de poder
debe ser sustituido por el concepto de función” (COUTURE, 1985: 29-30). Couture,
en lo concerniente a la cuarta acepción de la jurisdicción (como función pública
de hacer justicia), concluye que la jurisdicción es la “... función pública, realiza-
da por órganos competentes del Estado, con las formas requeridas por la ley, en
virtud de la cual, por acto de juicio, se determina el derecho de las partes, con el
objeto de dirimir sus conflictos y controversias de relevancia jurídica, mediante
decisiones con autoridad de cosa juzgada, eventualmente factibles de ejecución”
(COUTURE, 1985: 40).
Devis Echandía, acerca de los caracteres de la jurisdicción, afirma que
ésta “... es autónoma, puesto que cada Estado la ejerce soberanamente, y es
exclusiva, tanto en el sentido de que los particulares no pueden ejercerla, como
porque cada Estado la aplica con prescindencia y exclusión de los otros y debe
ser independiente, frente a los otros órganos del Estado y a los particulares.
Es también única, es decir, que sólo existe una jurisdicción del Estado, como
función, derecho y deber de éste; pero suele hablarse de sus varias ramas para
indicar la forma como la ley distribuye su ejercicio entre diversos órganos y
funcionarios especializados, para el mejor cumplimiento de sus fines” (DEVIS
ECHANDIA, 1984, Tomo I: 75).
Aldo Bacre asevera que son características de la jurisdicción las siguientes:
“- Es un servicio público, en cuanto importa (...) el ejercicio de una función
pública (...).
- Es primaria: Históricamente, inicia la actividad jurídica del Estado; el
juez nace antes que el legislador (...).
- Es un poder-deber: Del Estado, que emana de la soberanía, que se ejercita
mediante la actividad del Poder Judicial. Es un poder, porque el Estado
ha asumido el monopolio de la fuerza impidiendo la autodefensa de los
derechos, quienes estarán tutelados por el mismo Estado. Pero, además,
es un deber, porque al eliminar la razón de la fuerza por la fuerza de la
razón a través de la sentencia de un tercero imparcial, no pueden dejar
de cumplir, los órganos encargados de administrar justicia, con su misión
de juzgar (...).

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MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- Es inderogable: Tratándose de un poder-deber que emana de la soberanía,


los particulares carecen de la potestad de disponer de ella; la jurisdicción
es en este sentido ‘inderogable’ (...).
- Es indelegable: (...) El ejercicio de la jurisdicción es intransferible en
forma absoluta: la persona a quien el juez delegara el ejercicio de la
jurisdicción sería un no-juez, y sus actos ‘inexistentes’, jurídicamente
hablando.
- Es única: La jurisdicción es una función única e indivisible (...).
- Es una actividad de sustitución: No son las partes las que deciden quién de
las dos tiene razón en un concreto conflicto, sino el órgano jurisdiccional,
representado por el juez” (BACRE, 1986, Tomo I: 108-110).
En lo que atañe a los poderes que emanan de la jurisdicción, Oderigo anota
lo siguiente:
“Generalmente se reconocen cinco elementos integrantes de la función ju-
risdiccional, representativos de otras tantas aptitudes o potestades del juez
para el cumplimiento de su misión de administrar justicia; y se las menciona
siguiendo el orden temporal en que, esquemáticamente, éste las utiliza: notio,
vocatio, coertio, iuditium y executio.
a) Notio.- Es la aptitud judicial de conocer en el asunto de que se trate, de
conocer en la causa; aptitud imprescindible, indiscutible, porque el juez,
como todo el mundo, debe actuar con conocimiento de causa. Puesto que
se ha de ver en la obligación de dictar sentencia, de producir ese acto
culminante de su función que se llama sentencia, se debe poner en sus
manos las facultades necesarias para adquirir esa noción.
De esta necesidad, derivan las posibilidades instructorias del juez, que las
leyes reconocen y regulan, sea para actuar directamente en la adquisición
de las probanzas, o para atender los requerimientos probatorios de las
demás personas interesadas en el proceso (...).
(...)
b) Vocatio.- Es la aptitud de convocar a las partes, de llamarlas, de ligarlas
a la empresa procesal, sometiéndolas jurídicamente a sus consecuencias.
(...)
c) Coertio.- Es la aptitud de disponer de la fuerza para obtener el cumpli-
miento de las diligencias decretadas durante la tramitación del proceso.

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LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

(...)
d) Iuditium.- Es la aptitud de dictar la sentencia definitiva que decida el
conflicto; la aptitud judicial más importante, porque se refiere al acto de
juicio hacia el cual se encamina toda la actividad procesal, del juez y de
las partes, y de sus respectivos auxiliares.
(...)
e) Executio.- Igualmente que la coertio, la executio consiste en la aptitud
judicial de recurrir a la fuerza; pero se diferencia de aquélla en que se
refiere a la fuerza necesaria para el cumplimiento de la sentencia defini-
tiva, y no a las diligencias decretadas durante el desarrollo del proceso”
(ODERIGO, 1989, Tomo I: 215-226).

2. ORGANOS JUDICIALES

2.1 Concepto de Juez u órgano judicial


Micheli señala que “... con la locución ‘juez’, la ley quiere, de ordinario, referir-
se al órgano juzgador, considerado en su unidad (y, por consiguiente, también si está
compuesto de varios miembros) y en su continuidad en el tiempo, prescindiendo,
por consiguiente, de las personas físicas que, en un cierto momento, personifican
el oficio. En algunos casos, sin embargo, la ley procesal toma en consideración
directa la persona física del magistrado -que constituye o concurre a constituir
el órgano juzgador-, cuando esto es necesario a causa de una relación particular
entre magistrado y proceso, como ocurre en tema de abstención, de recusación
y de responsabilidad civil (...). Con el término ‘juez’ se entiende normalmente el
órgano que ‘administra justicia civil’ (...) ya esté formado por uno o por varios
miembros...” (MICHELI, 1970, Volumen I: 124-125).
D’onofrio dice del Juez lo siguiente:
“... (Es) una persona individual (o colegiada), que tiene por oficio propio
declarar, con fuerza obligatoria para las partes, cuál sea, en cada caso,
la voluntad de la ley (...).
(...) Ante todo, el juez debe ser Extraño a las Partes (...); el juez repre-
senta un interés diverso, es decir, el del Estado en la actuación de la ley
y, generalmente, en la composición del conflicto surgido entre las partes
mediante la aplicación de una norma jurídica (...).
(...)

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MANUAL DEL PROCESO CIVIL

(...) La función específica del juez es la de declarar la voluntad de la


ley, con efecto vinculativo para las partes, en los casos concretos”
(D’ONOFRIO, 1945: 54-55).
Lino Palacio, en lo que concierne a la noción de órgano judicial, predica lo
siguiente:
“... Todo proceso requiere, como elemento subjetivo esencial, la inter-
vención de un órgano del Estado (o equiparado a esa categoría) a quien
incumbe como función primordial, la de dirimir conflictos jurídicos
suscitados entre partes (proceso contencioso), y, eventualmente, la de
constituir, integrar o acordar eficacia a relaciones de derecho privado
(proceso voluntario).
(...) Debe entenderse por órgano del Estado, en sentido jurídico material,
al funcionario público que actuando individualmente o en colegio con
otros de la misma jerarquía, se halla investido de la potestad de crear
normas provistas de fuerza obligatoria para sus posibles destinatarios.
En el proceso judicial, cada uno de los órganos del Estado a quienes co-
rresponde esa potestad se encuentra personificado en un funcionario, o
conjunto de funcionarios, denominados jueces, quienes revisten el carácter
de sujetos primarios de aquél y cumplen la función pública procesal en
los fundamentales aspectos de dirección, decisión y ejecución.
(...) Cabe por lo tanto definir al órgano judicial como al sujeto primario del
proceso, representado por un juez o por un conjunto de jueces, investido
de la potestad de satisfacer la pretensión o la petición extracontenciosa
que constituye el objeto de aquél.
(...)
(...) Desde otro punto de vista, la noción de órgano judicial comprende no
sólo al sujeto procesal primario que hemos caracterizado precedentemen-
te, sino también a otras personas que integran, junto con aquél, aunque
en una posición subordinada, cada una de las unidades administrativas
de que se compone el poder judicial. De conformidad con esta segunda
acepción, puede concebirse al órgano judicial como un agregado o reu-
nión de personas que se hallan adscritas a él con carácter estable y cuyas
respectivas actividades tienden, en forma coordinada, al cumplimiento
integral de la función pública procesal. Este concepto resulta incluso
aplicable a los denominados órganos judiciales unipersonales, porque la
unipersonalidad queda entonces referida a una de las categorías en que
revista el personal del órgano...” (PALACIO, 1979, Tomo II: 7-9).

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LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

2.2 Clases de órganos judiciales


Lino Palacio, en cuanto a las clases de órganos judiciales, señala que:
“Desde el punto de vista del carácter y del número de las personas que
integran la categoría que hemos llamado juzgadora, los órganos judiciales
pueden clasificarse, respectivamente, en técnicos y legos y en uniperso-
nales y colegiados.
Si nos atenemos, en cambio, a la índole definitiva o no de sus decisiones,
los órganos judiciales pueden ser de conocimiento en instancia única o
en instancia plural” (PALACIO, 1979, Tomo II: 12).
Véscovi, en relación con el órgano judicial unipersonal y el órgano judicial
colegiado, enseña lo siguiente:
“A favor del primero se aduce la rapidez, la sencillez, la economía. Tam-
bién la responsabilidad, que queda bien perfilada y no se diluye como en
el otro sistema.
En defensa de la colegialidad se dice que se obtiene una mejor justicia,
con menos margen de error, producto no sólo del número sino de la
deliberación.
En la mayoría de los países se prefiere el sistema unipersonal para los
tribunales inferiores (generalmente de primera instancia), y el colegiado,
para los tribunales superiores (segunda instancia) o de recursos extraor-
dinarios (casación, revisión, etc.).
Esto implica, en cierto modo, reconocer la superioridad del segundo sis-
tema, el colegiado, el cual se impone, inclusive, en los casos de instancia
única.
Lo importante en materia del tribunal colegiado, es que funcione como
tal, de modo que todos los integrantes tengan las mismas funciones y la
deliberación se realice efectivamente (y no mediante la sola adhesión
al voto de un ponente que lee el expediente, o por relatores que hacen
el resumen al magistrado y éste opina sobre el mismo)...” (VESCOVI,
1999: 118-119).
De acuerdo a lo normado en el artículo 49 del Código Procesal Civil, son
órganos jurisdiccionales en el área civil:
- Los Jueces de Paz (no letrados).

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MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- Los Jueces de Paz Letrados.


- Los Jueces Civiles.
- Las Salas Civiles de las Cortes Superiores.
- Las Salas Civiles de la Corte Suprema.
También conocen de asuntos civiles los Jueces y Salas de Familia, los Jueces
y Salas Comerciales, así como la Sala de Derecho Constitucional y Social de la
Corte Suprema de Justicia. Esta última conoce, entre otras cuestiones: A. del re-
curso de casación en las acciones de expropiación; y B. de los demás asuntos que
establece la ley (art. 35 -incs. 6) y 8)- de la L.O.P.J.).

2.2.1 Jueces de Paz (no letrados)


Por mandato del artículo 16 de la Ley de Justicia de Paz (Ley Nro. 29824, del
02-01-2012), el juez de paz (no letrado) puede conocer las siguientes materias:
1. Alimentos y procesos derivados y conexos a éstos, cuando el vínculo
familiar esté fehacientemente acreditado, o cuando no estando acreditado
ambas partes se allanen a su competencia.
2. Conflictos patrimoniales por un valor de hasta treinta (30) Unidades de
Referencia Procesal.
3. Faltas (conocerá de este proceso excepcionalmente cuando no exista juez
de paz letrado, siendo las respectivas Cortes Superiores las que fijen los
juzgados de paz que pueden conocer de los procesos por faltas).
4. Violencia familiar, en los casos en que no exista un juzgado de paz letrado.
5. Sumarias intervenciones respecto de menores que han cometido acto
antisocial y con el solo objeto de dictar órdenes provisionales y urgentes,
sobre tenencia o guarda del menor en situación de abandono o peligro
moral (concluida su intervención remite de inmediato lo actuado al juez
que corresponda); adicionalmente dicta medidas urgentes y de protección
a favor del niño o adolescente, en los casos de violencia familiar.
6. Otros derechos de libre disponibilidad de las partes.
7. Las demás que correspondan de acuerdo a ley.
Además, conforme al artículo 17 de la Ley Nro. 29824, en los centros poblados
donde no exista notario, el juez de paz está facultado para ejercer las funciones
notariales señaladas en dicho precepto legal.

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LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

Por último, el juez de paz (según el art. 18 de la Ley Nro. 29824) es compe-
tente para tramitar exhortos por requerimiento de otro órgano jurisdiccional en
materia de notificaciones, declaración testimonial e inspección judicial, así como
para ejecutar (por delegación o encargo de otro juez) los actos previstos en la ley
que le sean requeridos.

2.2.2 Jueces de Paz Letrados


De conformidad con lo dispuesto en el artículo 57 de la Ley Orgánica del
Poder Judicial, los Juzgados de Paz Letrados (además de contar con las funciones
notariales a que se contrae el art. 58 de la L.O.P.J.: sobre escrituras imperfectas,
protestos y legalizaciones) conocen:
- En materia civil:
1. De las acciones derivadas de actos o contratos civiles o comerciales,
inclusive las acciones interdictales, posesorias o de propiedad de
bienes muebles o inmuebles, siempre que estén dentro de la cuantía
señalada por el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial.
2. De las acciones de desahucio y de aviso de despedida (léase procesos
de desalojo), conforme a la cuantía que establece el Consejo Ejecutivo
del Poder Judicial.
3. De los procedimientos de jurisdicción voluntaria que establezca la
ley, diligencias preparatorias (léase prueba anticipada) y legalización
de libros contables y otros.
4. De las acciones relativas al Derecho Alimentario, con la cuantía y
los requisitos señalados por el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial.
5. De las tercerías excluyentes de propiedad, derivadas de los procesos
de su conocimiento. Si en éstas no se dispone el levantamiento del
embargo (léase medida cautelar), el Juez de Paz Letrado remite lo
actuado al Juez Especializado que corresponda, para la continuación
del trámite. En los otros casos levanta el embargo, dando por termi-
nada la tercería.
6. De los asuntos relativos a indemnizaciones derivadas de accidentes
de tránsito, siempre que estén dentro de la cuantía que establece el
Consejo Ejecutivo del Poder Judicial.
7. De los procesos ejecutivos (léase procesos únicos de ejecución),
hasta la cuantía que señale el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial.

15
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

8. De las acciones de filiación extramatrimonial previstas en el artículo


402 inciso 6) del Código Civil. El referido inciso prescribe: A. que
la paternidad extramatrimonial puede ser judicialmente declarada
cuando se acredite el vínculo parental entre el presunto padre y el hijo
a través de la prueba del ADN u otras pruebas genéticas o científicas
con igual o mayor grado de certeza; B. que lo dispuesto en el inciso
6) del art. 402 del Código Civil no es aplicable respecto del hijo de la
mujer casada cuyo marido no hubiese negado la paternidad; y C. que
el juez desestimará las presunciones de paternidad extramatrimonial
de los incisos 1) a 5) del art. 402 del Código Civil cuando se hubiera
realizado una prueba genética u otra de validez científica con igual o
mayor grado de certeza. El presente inciso 8) guarda concordancia
con lo dispuesto en el artículo 1 de la Ley Nro. 28457, del cual se
desprende que es el Juez de Paz Letrado el órgano jurisdiccional
competente para conocer del proceso de filiación judicial de pater-
nidad extramatrimonial (regulado en la citada Ley Nro. 28457).
9. De los demás que señala la ley.

2.2.3 Jueces Civiles


Según el artículo 49 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, los Juzgados
Civiles conocen:
1. De los asuntos en materia civil, que no sean de competencia de otros
Juzgados Especializados.
2. De las acciones de amparo.
3. De los asuntos que les corresponden a los Juzgados de Menores (léase
Juzgados de Familia), de Trabajo y Agrario, en los lugares donde no
existan éstos.
4. De los asuntos civiles contra el Estado, en las sedes de los Distritos
Judiciales.
5. En grado de apelación, los asuntos de su competencia que resuelven los
Juzgados de Paz Letrados.
6. De los demás asuntos que les corresponda conforme a ley.

2.2.4 Jueces de Familia


Conforme lo señala el artículo 53 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, los
Juzgados de Familia conocen:

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LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

- En materia civil:
a) Las pretensiones relativas a las disposiciones generales del Derecho
de Familia y a la sociedad conyugal, contenidas en las Secciones Pri-
mera y Segunda del Libro III del Código Civil y en el Capítulo X del
Título I del Libro Tercero del Código de los Niños y Adolescentes (la
remisión actual debe entenderse hecha al Capítulo IX - “Matrimonio
de adolescentes”- del Título I - “La familia y los adultos responsa-
bles de los niños y adolescentes”- del Libro Tercero - “Instituciones
familiares”- del Código de los Niños y Adolescentes vigente: Ley
Nro. 27337).
b) Las pretensiones concernientes a la sociedad paterno-filial, con
excepción de la adopción de niños y adolescentes, contenidas en
la Sección Tercera del Libro III del Código Civil, y en los Capítu-
los I, II, III, VIII y IX del Libro Tercero del Código de los Niños
y Adolescentes (la remisión actual debe entenderse hecha a los
Capítulos I, II, III, VII y VIII del Libro Tercero del Código de los
Niños y Adolescentes vigente: Ley Nro. 27337), y de la filiación
extramatrimonial prevista en el artículo 402 inciso 6) del Código
Civil. Sobre esto último, cabe indicar que, según se colige del
artículo 5 de la Ley Nro. 28457, el Juez de Familia es el órgano
jurisdiccional competente para conocer de la apelación de la reso-
lución que declara la paternidad, de la que ampara la oposición y
de la que se pronuncia sobre la pretensión acumulada de alimentos,
si fuera el caso (resoluciones emanadas del Juez de Paz Letrado),
en el proceso de filiación judicial de paternidad extramatrimonial
(regulado en la mencionada Ley Nro. 28457).
c) Las pretensiones referidas al derecho alimentario, contenidas en el
Capítulo I del Título I de la Sección Cuarta del Libro III del Código
Civil y en el Capítulo IV del Título I del Libro Tercero del Código de
los Niños y Adolescentes (la remisión actual debe entenderse hecha
al Capítulo IV del Título I del Libro Tercero del Código de los Niños
y Adolescentes vigente: Ley Nro. 27337).
d) Los procesos no contenciosos de inventarios, administración judicial
de bienes, declaración judicial de desaparición, ausencia o muerte
presunta y la inscripción de partidas a que se refiere la Sección Sexta
del Código Procesal Civil, si involucran a niños o adolescentes; así
como la constitución de patrimonio familiar si el constituyente es
un menor de edad.

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MANUAL DEL PROCESO CIVIL

e) Las acciones por intereses difusos regulados por el Artículo 204


del Código de los Niños y Adolescentes (la remisión actual debe
entenderse hecha al art. 180 del Código de los Niños y Adolescentes
vigente: Ley Nro. 27337).
f) Las autorizaciones de competencia judicial para viaje con niños y
adolescentes.
g) Las medidas cautelares y de protección y las demás de naturaleza
civil.
- En materia tutelar:
a) La investigación tutelar en todos los casos que refiere el Código de
los Niños y Adolescentes.
b) Las pretensiones referidas a la adopción de niños y adolescentes,
contenidas en el Título II del Libro Tercero del Código de los Niños
y Adolescentes (la remisión actual debe entenderse hecha al Título
II del Libro Tercero del Código de los Niños y Adolescentes vigente:
Ley Nro. 27337).
c) Las pretensiones relativas a la prevención y protección frente a la
violencia familiar.
d) Las pretensiones referidas a la protección de los derechos de los niños
y adolescentes contenidas en el Código de los Niños y Adolescentes,
con excepción de las que se indican en el Artículo 5 (la remisión
actual debe entenderse hecha al artículo 5 de la Ley Nro. 27337,
según el cual: el niño y el adolescente tiene derecho a la libertad,
no pudiendo ser detenidos o privados de su libertad, salvo los casos
de detención por mandato judicial o de flagrante infracción a la ley
penal).
e) Las pretensiones concernientes al estado y capacidad de la persona,
contenidas en la Sección Primera del Libro I del Código Civil.
f) Las pretensiones referidas a las instituciones de amparo familiar, con
excepción de las concernientes al derecho alimentario, contenidas en
la Sección Cuarta del Libro III del Código Civil y en los Capítulos
V, VI y VII del Título I del Libro Tercero del Código de los Niños y
Adolescentes (la remisión actual debe entenderse hecha a los Capí-
tulos V y VI del Título I del Libro Tercero del Código de los Niños
y Adolescentes vigente: Ley Nro. 27337).

18
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

- En materia de infracciones:
a) Las infracciones a la ley penal cometidas por niños y adolescentes
como autores o como partícipes de un hecho punible tipificado como
delito o falta.

2.2.5 Jueces Comerciales


De acuerdo a lo normado en el numeral 1 del apartado Primero de la Resolución
Administrativa Nro. 006-2004-SP-CS (del 30-09-2004), que crea la subespeciali-
dad comercial dentro de la especialidad civil de los órganos jurisdiccionales, los
Juzgados de la subespecialidad Comercial conocen:
a. Las pretensiones referidas a la Ley de Títulos Valores y en general las
acciones cambiarias, causales y de enriquecimiento sin causa derivadas
de títulos valores y los procesos ejecutivos (entiéndase procesos únicos
de ejecución) y de ejecución de garantías.
b. Las pretensiones derivadas de la Ley General de Sociedades así como
las normas que regulan las empresas individuales de responsabilidad li-
mitada, las pequeñas y medianas empresas y las empresas unipersonales
de responsabilidad ilimitada.
c. Las pretensiones en materia financiera y de seguros derivadas de la Ley
General del Sistema Financiero y del Sistema de Seguros y Orgánica de
la Superintendencia de Banca y Seguros.
d. Las pretensiones derivadas de las actividades y operaciones reguladas
por el TUO (Texto Unico Ordenado) de la Ley del Mercado de Valores
y demás normas complementarias y conexas.
e. Las pretensiones derivadas de la contratación mercantil, entre otros, comi-
sión mercantil, prenda mercantil, leasing, factoring, franquicia (franchising),
licencia de transferencia de saber o de tecnología (know how), edición,
distribución, concesión comercial, auspicio o patrocinio (sponsorship),
riesgo compartido o aventura conjunta (joint venture), agencia, corretaje
y los contratos derivados de operaciones de comercio exterior.
f. Las pretensiones referidas al transporte terrestre, marítimo, fluvial, lacustre
y aeronáutico de bienes en general.
g. La prueba anticipada, tercerías y las medidas cautelares referidas a las
materias antes señaladas.

19
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

h. Las pretensiones (sobre designación de árbitros, recusación de árbi-


tros, auxilio jurisdiccional para la actuación de pruebas y ejecución
de medidas cautelares, adopción de medidas cautelares y ejecución de
laudos arbitrales) señaladas en la novena disposición complementaria
y transitoria de la Ley General de Arbitraje (Ley Nro. 26572) que se
refieren a las materias señaladas en los incisos a) al f) del numeral 1 del
apartado Primero de la Resolución Administrativa Nro. 006-2004-SP-
CS, citados anteriormente. Al respecto, cabe indicar que dicha Ley
fue derogada, por lo que hay que remitirse a lo dispuesto en el vigente
Decreto Legislativo que norma el Arbitraje (Decreto Legislativo Nro.
1071, del 27-06-2008).
i. En grado de apelación, los procesos resueltos por los Juzgados de Paz
Letrados sobre los asuntos en materia comercial.
j. De los demás asuntos que les corresponda conforme a ley.
Puntualizamos que, según se infiere del apartado Segundo de la Resolución
Administrativa Nro. 006-2004-SP-CS, en ningún caso, los Juzgados de la subes-
pecialidad Comercial conocerán procesos contenciosos administrativos ni tampoco
acciones de amparo derivados de las materias indicadas en el apartado Primero de
la mencionada Resolución Administrativa (ver, además, el punto 2.2.8 del presente
Capítulo de la obra).

2.2.6 Salas Civiles de las Cortes Superiores


El artículo 40 de la Ley Orgánica del Poder Judicial preceptúa que las Salas
Civiles de las Cortes Superiores conocen:
A) De los recursos de apelación de su competencia conforme a ley (art. 40
-inc. 1)- de la L.O.P.J.).
B) De las quejas de derecho y contiendas de competencia que les corresponde
conforme a ley (art. 40 -inc. 2)- de la L.O.P.J.).
C) De los demás procesos que establece la Ley (art. 40 -inc. 6)- de la L.O.P.J.).

2.2.7 Salas de Familia


Con arreglo a lo previsto en el artículo 43-A de la Ley Orgánica del Poder
Judicial, las Salas de Familia conocen:
1. En grado de apelación, los procesos resueltos por los Juzgados de
Familia.

20
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

2. De las contiendas de competencia promovidas entre Juzgados de Fami-


lia del mismo distrito judicial y entre éstos y otros Juzgados de distinta
especialidad de su jurisdicción territorial.
3. De las quejas de derecho por denegatoria del recurso de apelación.
4. De los demás asuntos que la Ley señala.

2.2.8 Salas Comerciales


Conforme lo establece el numeral 2 del apartado Primero de la Resolución
Administrativa Nro. 006-2004-SP-CS (del 30-09-2004), que crea la subespecialidad
comercial dentro de la especialidad civil de los órganos jurisdiccionales, las Salas
Superiores de la subespecialidad Comercial conocen:
a. En grado de apelación, los procesos resueltos por los Juzgados de la sub-
especialidad Comercial, así como las quejas de derecho por denegatoria
del recurso de apelación.
b. De las contiendas de competencia que le son propias. Este trámite será
decidido por resolución inimpugnable.
c. De los recursos de anulación de laudos arbitrales y, en su caso, el de
apelación de laudos arbitrales referidos a las materias comerciales
señaladas en el numeral 1 del apartado Primero de la Resolución Ad-
ministrativa Nro. 006-2004-SP-CS (numeral que fuera visto en el punto
2.2.5 del presente Capítulo de la obra). En general, las pretensiones
contenidas en la octava disposición complementaria y transitoria de la
Ley General de Arbitraje (Ley Nro. 26572). Sobre el particular, cabe
señalar que tal Ley fue derogada por el vigente Decreto Legislativo que
norma el Arbitraje (Decreto Legislativo Nro. 1071, del 27-06-2008),
por lo que hay que remitirse a lo dispuesto en dicho Decreto Legislativo
(que, dicho sea de paso, únicamente contempla el recurso de anulación
de laudos arbitrales).
Es de destacar que, según se colige del apartado Segundo de la Resolución
Administrativa Nro. 006-2004-SP-CS, en ningún caso, las Salas de la subespe-
cialidad Comercial conocerán procesos contenciosos administrativos ni tampoco
acciones de amparo derivados de las materias indicadas en el apartado Primero
de la mencionada Resolución Administrativa (ver al respecto, el punto 2.2.5 del
presente Capítulo de la obra).

21
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

2.2.9 Salas Civiles de la Corte Suprema de Justicia


El artículo 33 de la Ley Orgánica del Poder Judicial prescribe que las Salas
Civiles de la Corte Suprema de Justicia conocen:
1. De los recursos de apelación y de casación de su competencia.
2. De las contiendas de competencia, conforme al Código Procesal Civil.

2.2.10 Jueces titulares


La Ley de la Carrera Judicial (Ley Nro. 29277, del 04-11-2008), en su artí-
culo 65 -inc. 65.1)-, establece que los Jueces Titulares son aquellos a los que se
nombra de manera permanente para el ejercicio de la función jurisdiccional en el
nivel que corresponde.

2.2.11 Jueces provisionales


Jueces Provisionales son aquellos Jueces Titulares que ocupan en caso de
vacancia, licencia o impedimento el nivel superior inmediato vacante (art. 65 -inc.
65.2)- de la Ley Nro. 29277).
El juez llamado a cubrir provisionalmente una plaza superior será aquel que
ocupe el puesto más alto en el cuadro de méritos de su nivel, como consecuencia
del proceso de evaluación del desempeño parcial (art. 66 de la Ley Nro. 29277.

2.2.12 Jueces supernumerarios


Jueces Supernumerarios (según el art. 65 -inciso 65.3)- de la Ley Nro. 29277)
son aquellos que no habiendo obtenido la plaza de Juez Titular aceptan incorporarse
al registro de Jueces Supernumerarios en su nivel, siempre y cuando se encuentren
en el cuadro de aptos elaborado por el Consejo Nacional de la Magistratura, a
efectos de cubrir plazas vacantes conforme al artículo 239 de la Ley Orgánica del
Poder Judicial, numeral este último que prescribe que:
- El Consejo Ejecutivo del Poder Judicial nombra Jueces Supernumerarios
Superiores y Especializados, de la lista de aptos elaborada por el Consejo
Nacional de la Magistratura, en estricto orden de méritos y en número no
mayor al treinta por ciento (30 %) de los titulares, para cubrir las vacantes
que se produzcan.
- Sólo asumen las funciones cuando no haya reemplazantes hábiles con-
forme a ley, previa designación de la Presidencia.

22
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

- Los Consejos Ejecutivos Distritales o las Cortes Superiores en su caso,


reglamentan la aplicación del presente artículo 239 de la Ley Orgánica
del Poder Judicial.

2.2.13 Candidatos en reserva


No puede dejar de mencionarse que, en aplicación del artículo 65 -inciso
65.4)- de la Ley Nro. 29277, Candidatos en Reserva son aquellos que no habien-
do obtenido un cargo como Juez Titular o Supernumerario opten por esperar la
existencia de una plaza vacante, siempre y cuando se encuentren en el cuadro de
aptos elaborado por el Consejo Nacional de la Magistratura. Esta condición podrá
mantenerse solo por un (1) año, en tanto se cumpla con los requisitos para ser juez,
determinados por la Ley Nro. 29277, en estricto orden de mérito.

2.3 Competencia de los órganos judiciales


Lino Palacio denomina competencia a la “... capacidad o aptitud que la ley
reconoce a cada órgano o conjunto de órganos judiciales para ejercer sus funciones
con respecto a una determinada categoría de asuntos o durante una determinada
etapa del proceso” (PALACIO, 1979, Tomo II: 366).
Rocco define a la competencia como “... aquella parte de la jurisdicción que
corresponde en concreto a cada órgano jurisdiccional singular, según ciertos
criterios a través de los cuales las normas procesales distribuyen la jurisdicción
entre los distintos órganos ordinarios de ella” (ROCCO, 1976, Volumen II: 42).
Rosenberg afirma que la “... competencia de una autoridad (aquí de un órgano
jurisdiccional...) es, en sentido objetivo, el círculo de negocios de la autoridad
(del tribunal)...” (ROSENBERG, 1955, Tomo I: 161). Dicho autor agrega que en
sentido subjetivo la competencia es:
“a) desde el punto de vista de la autoridad (del tribunal): derecho y deber
de entregarse al conocimiento de una causa (de una controversia civil).
b) desde el punto de vista de las partes, su sometimiento a esa actividad
de la autoridad (del tribunal)” (ROSENBERG, 1955, Tomo I: 161).
Pallares dice de la competencia lo siguiente:
“Subjetivamente la competencia es un poder-deber atribuido a determina-
das autoridades para conocer de ciertos juicios, tramitarlos y resolverlos
(...).

23
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Objetivamente, la competencia es el conjunto de normas que determinan,


tanto el poder-deber que se atribuye a los tribunales en la forma dicha,
como conjunto de jueces o negocios de que puede conocer un juez o
tribunal competente.
Lo anterior sirve de base para comprender la siguiente definición: la com-
petencia es la porción de jurisdicción que la ley atribuye a los órganos
jurisdiccionales para conocer de determinados juicios...” (PALLARES,
1979: 82-83).
En opinión de Lorca Navarrete:
“La competencia, como concepto procesal, alude a la atribución de
ejercicio de la función jurisdiccional a un concreto órgano jurisdiccional
de entre los de su mismo tipo o clase y grado o instancia procesal con
preferencia a los demás órganos jurisdiccionales de ese mismo tipo o
grado.
La competencia compendia la regla o conjunto de reglas establecidas en
nuestras leyes procesales, que permiten esa atribución con el fin de hacer
posible el principio general de inmediación y la garantía del servicio
público de la justicia en relación con el justiciable.
A través de la competencia procesal, al tiempo que se determina la gé-
nesis de la prestación del servicio público de la justicia por los órganos
jurisdiccionales, surge la garantía de aquella prestación ya que, sin que
existan órganos jurisdiccionales competentes, no es posible que el jus-
ticiable demande justicia.
La competencia procesal es la puerta de entrada por la que ha de intro-
ducirse el justiciable en la garantía del servicio público de la justicia y
por tanto, es el vínculo de unión entre el órgano y la función” (LORCA
NAVARRETE, 2000: 242).
Como bien señala Véscovi, la competencia se caracteriza por lo siguiente:
“(...) La legalidad. (...) las reglas de competencia se fijan y modifican
mediante la ley. Por excepción, la distribución del trabajo entre los juzga-
dos por el criterio meramente temporal (turnos), puede quedar librada a
la reglamentación, o a las acordadas que dicten los tribunales superiores
en cada país.
(...) La improrrogabilidad. (...) salvo algún caso de excepción (...) como
la modificación territorial (...), la competencia, basada en reglas inspiradas

24
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

en la mejor organización del servicio público, no puede ser prorrogada


por voluntad de las partes.
(...) La indelegabilidad. La competencia, precisamente porque se funda
en (...) razones de orden público, no puede ser delegada por el titular del
órgano al cual se atribuye (...).
Se admite sí que los tribunales, por motivos de auxilio judicial, cometan
a otros (comisionados) la realización de alguno de los actos procesales
que no pueden efectuar por sí mismos. Así, por ejemplo, todo lo que
debe realizarse fuera de la jurisdicción que tiene cada tribunal, puede ser
cometido al del respectivo lugar.
No nos hallamos en este caso ante la figura de la delegación, sino ante
la de la comisión. El comisionado representa al comitente y está a lo que
éste decida.
(...)
(...) Inmodificabilidad. ‘Perpetuatio jurisdictionis’. La competencia es,
también, inmodificable, en el sentido de que una vez fijada no puede variar
en el curso del juicio. Este principio (...) es el de la llamada perpetuatio
jurisdictionis, que establece que la competencia está determinada por la
situación de hecho al momento de la demanda y ésta es la que la deter-
mina para todo el curso del juicio, aun cuando dichas condiciones luego
variaran (...).
(...)
(...) Carácter de orden público. La competencia es de orden público, en
virtud de que la estructuración legal (...) se funda en principios de tal
orden (con alguna excepción que justifica los regímenes que admite, en
este caso, los pactos), que hace imposible que las reglas legales puedan
ser modificadas por convenio de partes...” (VESCOVI, 1999: 145-146).
El Código Procesal Civil regula la competencia de este modo:
- SECCION PRIMERA : J U R I S D I C C I O N , A C C I O N Y
COMPETENCIA.
- Título II : Competencia (arts. 5 al 47 del C.P.C.).
- Capítulo I : Disposiciones generales (arts. 5 al 34 del
C.P.C.).

25
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- Capítulo II : Cuestionamiento de la competencia (arts.


35 al 46 del C.P.C.).
- Capítulo III : Competencia internacional (art. 47 del
C.P.C.).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la competencia,
ha establecido lo siguiente:
- “... La competencia es una institución procesal cuyo objetivo es determinar
la capacidad o aptitud del juzgador para ejercer la función jurisdiccional
en determinados conflictos, fijando los límites de la jurisdicción a fin
de hacer más efectiva y funcional la administración de justicia. Es irre-
nunciable e inmodificable, conforme lo dispone el artículo 6 del Código
Procesal Civil, salvo los casos expresamente permitidos por ley. [...] En
ese sentido, la competencia es una institución procesal cuyo objetivo es
hacer más efectiva y funcional la administración de justicia, surgiendo a
partir de la necesidad de un Estado de distribuir el poder jurisdiccional
entre los distintos jueces con los que cuenta y por la evidente imposibilidad
de concentrar en uno solo o en un grupo de ellos tan importante función
pública; por tanto, las disposiciones que hacen objetivo el ejercicio de
la referida facultad por parte del Estado, deben interpretarse de manera
sistemática y, básicamente, en orden a la necesidad de la resolución pronta
e integral de los conflictos que permita lograr un razonable grado de paz
social que, a su vez, coadyuve al desarrollo armonioso y sostenido de la
comunidad...” (Casación Nro. 2705-2007 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-01-2008, págs. 21482-21483).
- “... Son principios rectores de la competencia, la legalidad y la irrenun-
ciabilidad; siendo el primero de ellos el que establece la vigencia de
aquella únicamente por disposición de la ley; y el segundo determina
que la competencia civil no será materia de renuncia ni modificación por
decisión judicial, excepto si la propia ley lo dispone, de conformidad con
el artículo 6 del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2581-2005 /
Cono Norte de Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-
2006, págs. 17133-17134).
- “... Cuando se presenta un asunto litigioso la competencia es establecida
por una serie de factores: por la materia, la cuantía, el turno, el territorio y
la función que desempeña el juez (grado)...” (Casación Nro. 2811-2006 /
Moquegua, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-01-2007,
págs. 18372-18373).

26
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

- “... Los criterios que sirven para determinar la competencia son esencial-
mente: la materia, la cuantía, la función, el turno y el territorio; siendo
los cuatro primeros absolutos e improrrogables, y el cuarto relativo, y por
lo tanto, prorrogable. El carácter absoluto de la competencia responde
a un interés público, en razón a la estructura y funciones esenciales de
los órganos jurisdiccionales; mientras que la competencia relativa rige
en atención a las necesidades, conveniencia e intereses de las partes...”
(Casación Nro. 114-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 03-12-2008, págs. 23590-23591).
- “... Dentro de los elementos que determinan la competencia del juez unos
son renunciables por las partes y otros no; los elementos de naturaleza
o materia, grado, monto de la causa y grado constituyen leyes de orden
público que no son renunciables (competencia absoluta) y contra los cuales
no vale la voluntad de las partes; en cambio, la territorialidad, o sea la
división de la competencia por razón de territorio, se ha establecido por
una razón práctica en beneficio de los propios litigantes, y por eso éstos
pueden renunciar a este beneficio, constituyendo esto la prórroga de la
competencia (competencia relativa)...” (Casación Nro. 1901-2005 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-08-2006, pág. 16872).
- “... Resulta determinante tener en cuenta el elemento de la competencia
por razón de la materia, la que se determina por la naturaleza de la pre-
tensión y por las disposiciones legales que la regulan (según lo establece
el artículo 9° del Código Procesal Civil), es decir, implica identificar la
relación jurídica de donde deriva el conflicto (de orden civil, familiar,
laboral, comercial, administrativo, etc.) y establecer la naturaleza de la
pretensión que de ella deriva, de acuerdo a sus especiales características...”
(Casación Nro. 2811-2006 / Moquegua, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 05-01-2007, págs. 18372-18373).
- “... La competencia por razón de la materia, conforme lo establece el
artículo nueve del Código Procesal Civil, se determina por la naturaleza
de la pretensión y por las disposiciones legales que la regulan. Por ‘natu-
raleza de la pretensión’ entendemos a la naturaleza del litigio o conflicto
de intereses; entonces, es la naturaleza del conflicto de intereses que se
lleva al órgano jurisdiccional, así como las normas jurídicas materiales que
regulan su desenvolvimiento y solución, las que determinan la competen-
cia por razón de la materia...” (Casación Nro. 2030-03 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2004, págs. 12718-12720).
- “... Considerando que en el presente caso no se ha respetado la regla de la
competencia por razón de la materia, evidentemente se ha infringido una

27
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

de las normas que garantizan el derecho al debido proceso...” (Casación


Nro. 3009-2000 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
07-2002, pág. 8900).
- “... De conformidad con el artículo 11 del Código adjetivo [C.P.C.], para
calcular la cuantía, se suma el valor del objeto principal de la pretensión,
los frutos, intereses y gastos, daños y perjuicios, y otros conceptos deven-
gados al tiempo de la interposición de la demanda, pero no los futuros.
Asimismo, si una demanda comprende varias pretensiones, la cuantía
se determina por la suma del valor de todas. Si se trata de pretensiones
subordinadas o alternativas, sólo se atenderá a la de mayor valor. Si son
varios los demandados, la cuantía se determina por el valor total de lo
demandado. [...] Conforme se desprende [...], la norma no contempla
el monto de la reconvención, al calcular la cuantía...” (Casación Nro.
3453-2002 / Cono Norte, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-11-2004, págs. 12790-12791).
- “... Conforme lo establece el artículo 11 del Código formal [C.P.C.], si
una demanda comprende varias pretensiones, la cuantía se determina
por la suma del valor de todas; asimismo, si se trata de pretensiones
subordinadas o alternativas, sólo se atenderá a la de mayor valor. [...]
Siendo ello así, es evidente que la demanda ha sido interpuesta en estricta
observancia de la norma adjetiva acotada, ya que el monto de su cuantía
ha sido determinado por la suma del valor de todas las pretensiones; por
ende, resulta erróneo lo señalado por la Sala de mérito, respecto a que en
atención de los importes de las letras de cambio, las mismas debieron ser
accionadas en forma individual y ante Juzgados diferentes...” (Casación
Nro. 957-2001 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-
2002, págs. 8477-8478).
- “... La competencia por la cuantía en los procesos ejecutivos [entiéndase
procesos únicos de ejecución] se determina por el monto contenido en el
título valor presentado a ejecución u por [sic -léase o por-] los intereses y
gastos que se liquiden sobre dicho monto, ello en virtud a la naturaleza de
los procesos de ejecución...” (Casación Nro. 2398-01 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-05-2002, págs. 8739-8740).
- “... En casos como el presente (consignación de inmueble arrendado), la
cuantía para determinar la competencia de los órganos jurisdiccionales
no queda establecida con la suma de dinero dado en garantía sino por el
valor estimado del bien arrendado”. (Casación Nro. 1042-99 / Lamba-
yeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 28-11-1999, págs.
4180-4181).

28
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

- “... El grado o la instancia es un criterio para determinar la competencia


según que un litigio haya sido sometido o no al conocimiento de un Juez;
en tal sentido, el artículo veintiocho del Código Procesal Civil prescri-
be que la competencia funcional queda sujeta a las disposiciones de la
Constitución, de la Ley Orgánica del Poder Judicial y de éste [sic -léase
este-] Código...” (Casación Nro. 2265-99 / Lambayeque, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, págs. 6700-6701).
- “... El [...] ordenamiento procesal ha regulado una fórmula ancha para
los casos de duda de determinación de competencia, como es el caso del
artículo catorce in fine del [...] Código adjetivo [C.P.C.], el cual señala
que si por la naturaleza de la pretensión u otra causa análoga no pudiera
determinarse la competencia por razón de grado, es competente el Juez
civil...” (Casación Nro. 2265-99 / Lambayeque, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-01-2001, págs. 6700-6701).
- “... Los dos últimos criterios que se aluden [criterios o factores para
determinar la competencia], esto es grado y territorio, se les conoce
también como competencia funcional, pues dependen de la organización
del servicio de justicia mediante los cuales se atribuye a un Juzgador el
conocimiento de una litis en una determinada instancia o grado y respecto
de un territorio concreto...” (Casación Nro. 2265-99 / Lambayeque, pu-
blicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, págs. 6700-6701).
- “... Conforme lo establece al artículo veintiocho del Código Procesal Civil,
la competencia por razón de la función queda sujeta a las disposiciones
de la Constitución, de la Ley Orgánica del Poder Judicial y del citado
Código; este criterio permite establecer en qué casos una misma materia
puede ser conocida por Jueces de distinta especialidad o grado...” (Casa-
ción Nro. 2108-03 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-09-2004, págs. 12727-12729).
- “... En el caso de la prevención [de la competencia funcional] regulada
en el artículo treintiuno del Código Procesal Civil, esta se aplica cuando
encontrándose en trámite un proceso judicial existen más de dos órganos
jurisdiccionales de segunda instancia en aptitud legal de conocer vía
apelación, las incidencias que se produzcan en el proceso, previniendo
aquel que conoce primero dicho proceso...” (Casación Nro. 425-2002 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2003,
pág. 10904).
- “... Si bien constituye una facultad de los jueces de las instancias de
mérito, evaluar y declarar en cada caso concreto la existencia o no de la

29
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

competencia funcional, también lo es que dicha declaración tiene que estar


fundada en ley expresa, en mérito al principio de legalidad...” (Casación
Nro. 725-97 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-
10-1998, pág. 1773).
- “... De conformidad con lo previsto en el Artículo treintidós del Código
Procesal Civil concordado con el Artículo mil cuatrocientos veintiocho del
Código Civil, solamente cuando se demanda como pretensión accesoria
la indemnización por daños y perjuicios resulta aplicable la competencia
facultativa de la pretensión principal de cumplimiento de la obligación o
contrato. (...) Que, en sentido contrario, cuando se demanda como única
pretensión la indemnización por daños y perjuicios derivados del cumpli-
miento defectuoso de una obligación no resulta aplicable la competencia
facultativa del lugar del cumplimiento de la obligación”. (Casación Nro.
2365-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 18-08-2000,
pág. 5983).
- “... La competencia por razón de territorio tiene un carácter relativo en
razón de haberse dispuesto en atención al interés de las partes, de ahí que
sea susceptible de ser renunciada, según se desprende de lo dispuesto por
el artículo 25 del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 4683-2007 /
Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs.
22899-22900).
- “... Respecto a la competencia, [...] la propia recurrente, de acuerdo con
la escritura pública, se sometió a la jurisdicción de los jueces del distrito
judicial de [...] lo que implica una prorroga [sic -léase prórroga-] de la
competencia...” (Casación Nro. 308-01 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-07-2001, pág. 7468).
- “... El recurrente de manera voluntaria se sometió a la competencia del
Juez de [...]; con lo que se convalidó cualquier defecto por la competen-
cia territorial...” (Casación Nro. 702-2002 / Puno, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-07-2002, págs. 9067-9068).
- “... En el artículo 17 del [...] Código Adjetivo [C.P.C.], que prevé el
supuesto de las demandas interpuestas contra las personas jurídicas, no
se establece un supuesto de competencia territorial improrrogable, [...]
siendo así, la demandada tuvo la posibilidad de cuestionar la competen-
cia a través de la interposición de la excepción correspondiente, lo que
al no haber sido realizado, ha originado que se esté ante un supuesto de
prorroga tácita [sic -léase prórroga tácita-] de la competencia territorial...”

30
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

(Casación Nro. 4007-2007 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial


El Peruano el 31-03-2008, págs. 21752-21753).
- “... En lo relativo a la competencia territorial, el único supuesto previsto
por la ley para que el órgano jurisdiccional declare su incompetencia de
oficio es cuando ésta sea de carácter improrrogable, según se desprende de
lo dispuesto en el artículo 35 del Código Procesal Civil, sin perjuicio de
que pueda ser invocada como excepción...” (Casación Nro. 4683-2007 /
Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs.
22899-22900).
- “... No encontrándose el presente caso en un supuesto de competencia im-
prorrogable, el órgano jurisdiccional ante el cual se presentó inicialmente
la demanda no se encontraba facultado para declarar su incompetencia
de oficio, por haberse configurado la prórroga tácita de la competencia
territorial consagrado [sic -léase consagrada-] en el artículo 26 del Código
Procesal Civil [...], por las razones expuestas la sentencia recurrida ha
incurrido en [...] contravención de normas que garantizan el derecho a
un debido [proceso]...” (Casación Nro. 4683-2007 / Santa, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs. 22899-22900).
- “... La competencia es un presupuesto procesal de las demandas y resul-
ta ser un requisito indispensable para establecer una correcta relación
jurídico procesal que permita luego una sentencia válida, siendo que al
emitirse el auto de saneamiento procesal es el momento principal en el
que se examinaran [sic -léase examinarán-] los referidos presupuestos...”
(Casación Nro. 750-2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-12-2002, págs. 9631-9632).
- “... Dentro del saneamiento procesal el Juzgador debe examinar su propia
competencia...” (Casación Nro. 2108-03 / Huánuco, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-09-2004, págs. 12727-12729).
- “... Si bien el artículo 121 in fine del Código Procesal Civil faculta al
Juzgador a que excepcionalmente se pronuncie en la sentencia, sobre la
validez de la relación jurídico procesal; [...] tal previsión está señalada
únicamente para aquellos casos en los que la relación jurídica procesal no
se haya entablado adecuadamente o cuando no obstante el saneamiento
procesal se advierta que el demandante carece de interés o legitimidad
para obrar, que el derecho ha caducado o que el órgano jurisdiccional
resulte absolutamente incompetente...” (Casación Nro. 1267-2006 / La
Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2007, págs.
20458-20459).

31
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... El demandado se ha sometido tácitamente a la jurisdicción del Juez


[del proceso] [...] por no haber deducido dicha excepción [de incompe-
tencia]...” (Casación Nro. 3332-00 / Cono Norte, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7063).
- “... No puede proponerse recién en casación lo que pudo tramitarse vía
excepción, en este caso excepción de incompetencia, no estando el juzga-
dor en la obligación de declararla de oficio...” (Casación Nro. 3428-2000 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs.
7235-7236).

2.4 Poderes del Juez


Devis Echandía sostiene que son poderes del Juez los de decisión, coerción,
documentación y ejecución, los mismos que explica de este modo:
“El poder de decisión comprende el ejercicio de la potestad jurisdiccional
para la tutela del orden jurídico y de la libertad individual, para desatar
los conflictos y darle certeza jurídica a los derechos subjetivos y las si-
tuaciones jurídicas concretas, mediante la sentencia, que cuando se trata
de procesos contenciosos reviste la calidad especial de cosa juzgada, y
para la resolución por providencias interlocutorias de los problemas que
se presenten en el curso del proceso.
En el poder de coerción se incluye el disciplinario, que le permite san-
cionar con multas a sus empleados, a los demás empleados públicos y a
los particulares que sin justa causa incumplan las órdenes que les imparta
en ejercicio de sus funciones, o demoren su ejecución, y sancionar con
pena de arresto (...) a quienes le falten al debido respeto en el ejercicio de
sus funciones o por razón de ellas, ordenar la devolución de los escritos
irrespetuosos para con los funcionarios, las partes o terceros, expulsar de
las audiencias y diligencias a quienes perturben su curso y sancionar con
multas a los empleados y representantes legales que impidan la compa-
rencia al despacho judicial de sus trabajadores o representantes, cuando
éstos deban rendir declaración o atender cualquiera otra citación que el
juez les haga.
El poder de documentación faculta al juez para adoptar las medidas
conducentes a verificar los hechos que interesen al proceso, decretando
y practicando pruebas, allegando directamente documentos, no sólo a
instancia de parte sino oficiosamente en toda clase de procesos (...).
(...)

32
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

El poder de ejecución permite que él proceda a cumplir coercitivamente


las condenas impuestas en sentencias y en otras providencias judiciales...”
(DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 342).
De la Plaza, en lo que toca a los poderes del Juez, manifiesta lo siguiente:
“... El ejercicio de los poderes está en íntima relación (...), por una parte,
con la condición dispositiva o inquisitiva del proceso, y, por otra, con
el predominio que en él se dé al principio de autoridad del organismo
jurisdiccional.
(...) Con referencia a ellos, el Juez tiene:
(...) Poderes de dirección para encausar los actos procesales, de tal modo
que, mediante ellos, se logre el fin que con cada uno se persigue.
(...) Poderes de investigación en la aportación del material de conocimien-
to, más o menos amplios, según el principio predominante, y también
habida cuenta de la naturaleza de aquél, puesto que son más amplios
cuando se trata de la investigación de normas jurídicas, y lo son mucho
menos, cuando se pretende determinar los hechos y justificarlos.
(...) Poderes de impulsión, que en otro aspecto lo son también de dirección,
relacionados con la posibilidad, más amplia o más restringida, de conducir
el proceso hasta su fin, de su propio motivo, sin esperar el apremio o la
iniciativa de las partes; y
(...) Poderes disciplinarios, que ejerce en vía correctiva, por infracción
de las normas rectoras de los actos procesales que no constituyan vicios
que puedan invalidarlos” (DE LA PLAZA, 1951, Volumen I: 430).

2.5 Facultades del Juez


Alvarez Juliá, Neuss y Wagner dicen de las facultades de los Jueces lo
siguiente:
“... Las facultades de los jueces son de cuatro tipos: a) disciplinarias; b) or-
denatorias; c) instructorias; d) conminatorias.
a) DISCIPLINARIAS. (...) tiene el juez facultades o atribuciones de
carácter disciplinario, como ser:
1) Mandar que se teste toda frase injuriosa o redactada en términos
indecorosos u ofensivos.

33
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

2) Excluir de las audiencias a quienes perturben indebidamente su


curso.
3) Aplicar las correcciones disciplinarias autorizadas (...).
b) ORDENATORIAS. Figuran dentro de esta categoría las siguientes:
1) Tomar medidas tendientes a evitar la paralización del proceso.
A tal efecto, vencido un plazo, se haya ejercido o no la facultad
que corresponda, se pasará a la etapa siguiente en el desarrollo
procesal, disponiendo de oficio las medidas necesarias (...).
2) Corregir, a pedido de parte (...), y sin sustanciación, cualquier
error material, aclarar conceptos oscuros o suplir cualquier
omisión de la sentencia acerca de las pretensiones discutidas en
el litigio, siempre que la enmienda, aclaración o agregado no
altere lo sustancial de la decisión. También corregir los errores
puramente numéricos aun durante el trámite de la ejecución de
sentencia.
c) INSTRUCTORIAS. El juez podrá ordenar las diligencias necesarias
para esclarecer la verdad de los hechos controvertidos, respetando
el derecho de defensa de las partes. A este efecto podrá:
1) Disponer, en cualquier momento, la comparecencia personal de
las partes para intentar una conciliación o requerir las explica-
ciones que estime necesarias al objeto del pleito (...).
2) Decidir en cualquier estado de la causa la comparecencia de los
testigos, de personas mencionadas por la partes en los escritos
de constitución del proceso o de otras pruebas producidas, si
resultase que tuviesen conocimientos de hechos que puedan
gravitar en la decisión de la causa. También podrá solicitar la
comparecencia de peritos y consultores técnicos para interro-
garlos acerca de lo que creyere necesario.
3) Mandar (...) que se agreguen documentos existentes en poder
de las partes o de los terceros, los cuales estarán obligados a
exhibirlos o a designar el protocolo o archivo en que se hallen
los originales (...).
4) Ejercer las demás atribuciones que la ley le confiere.
d) CONMINATORIAS. Los jueces y tribunales podrán imponer san-
ciones pecuniarias compulsivas y progresivas tendientes a que las

34
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

partes cumplan sus mandatos, cuyo importe será a favor del litigante
perjudicado por el incumplimiento.
Podrá asimismo aplicar sanciones conminatorias a terceros en los casos
en que la ley lo establece” (ALVAREZ JULIA; NEUSS; y WAGNER,
1990: 63-64).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a las facultades del
Juez, ha establecido lo siguiente:
- “... El proceso y los actos procesales no son formalismos rígidos o pétreos
pues conforme al perfil ideológico de nuestra ley procesal el Juez puede
adecuar la exigencia de las formalidades procesales a los fines del pro-
ceso...” (Casación Nro. 1817-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-01-2001, págs. 6649-6650).
- “... Si bien los jueces están facultados para adaptar la vía procedimental
como lo anota el artículo cincuentiuno inciso primero del Código Pro-
cesal Civil, ello debe ser mediante resolución que lo justifique siempre
que sea posible su adaptación y antes del saneamiento del proceso, pues
luego de ello se declara la existencia de una relación jurídico procesal
válida...” (Casación Nro. 2506-2001 / Ica, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 01-04-2002, pág. 8519).
- “... El Artículo tercero del Título Preliminar del Código Procesal Civil,
prescribe que son fines del proceso el resolver un conflicto de intereses
o eliminar una incertidumbre jurídica y además lograr la paz social en
justicia; facultándose por ello al Juez a intervenir durante todo el desarrollo
del proceso para que éste se lleve de acuerdo a ley y poder contar con
elementos de convicción suficientes al momento de decidir la controver-
sia”. (Casación Nro. 799-99 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 20-11-1999, págs. 4030-4031).
- “... Los magistrados cuentan con determinados poderes inquisitivos para
el esclarecimiento de la certeza de los hechos controvertidos, poderes
de iniciativa probatoria que son independientes de la carga de la prueba
que incumbe a las partes, y que se encuentran previstos en los artículos
cincuenta y uno inciso segundo y ciento noventa y cuatro del Código
Procesal Civil, los que debe ejercitar de ser necesario...” (Casación Nro.
772-06 / Chincha, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-02-
2007, pág. 18780).
- “... La apreciación y criterio razonado utilizado por los jueces para resolver
las causas es una de las facultades que la ley les otorga y su aplicación

35
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

no constituye vulneración alguna al debido proceso, por lo que no se ha


configurado violación o transgresión al haberse expedido las resoluciones
materia del presente recurso [de casación], y por cuanto el recurrente ha
hecho uso de los medios impugnatorios que la ley le concede...” (Casa-
ción Nro. 3073-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-03-2001, págs. 6994-6995).
- “... La imposición de multa a las partes a fin de que se cumpla con algún
mandato es solo una facultad que tiene el Juez mas no una obligación,
por lo que no se advierte contravención al artículo cincuentitrés citado
[del C.P.C.]...” (Casación Nro. 3094-2001 / Ica, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-02-2002, pág. 8330).
- “... La facultad otorgada al Juez de denunciar ante el Ministerio Público
la comisión de un delito, tiene como premisa la existencia de indicios
razonables del hecho en el proceso civil...” (Casación Nro. 3-2000 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-06-2000, pág. 5451).
- “... Del análisis del último párrafo del artículo 50 del Código Procesal
Civil, se evidencia claramente que la repetición de las audiencias por
el Juez sustituto es una facultad discrecional del Juzgador...” (Casación
Nro. 2166-2006 / Sicuani, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-04-2007, pág. 19142).

2.5.1 Facultades genéricas


Según se desprende del artículo 51 del Código Procesal Civil, las facultades
genéricas con que cuentan los magistrados son las siguientes:
A) Adaptar la demanda a la vía procedimental que considere apropiada,
siempre que sea factible su adaptación.
B) Ordenar los actos procesales necesarios al esclarecimiento de los hechos
controvertidos, respetando el derecho de defensa de las partes. Al respecto,
cabe señalar que, en virtud de la presente facultad genérica con que cuenta
el Juez, éste puede disponer, por ejemplo, la actuación de pruebas de oficio
(art. 194 del C.P.C.); la confrontación entre testigos, entre peritos y entre
éstos, aquéllos y las partes y entre estas mismas, para lograr la finalidad
de los medios probatorios (art. 209 del C.P.C.); etc.
C) Ordenar en cualquier instancia la comparecencia personal de las partes,
a fin de interrogarlas sobre los hechos discutidos, pudiendo las partes
concurrir con sus Abogados.

36
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

D) Rechazar liminarmente el pedido que reitere otro propuesto por cualquier


litigante y por la misma razón, o cuando a pesar de fundarse en razón
distinta, ésta pudo ser alegada al promoverse el anterior.
E) Ordenar, a pedido de parte y a costa del vencido, la publicación de la parte
resolutiva de la decisión final en un medio de comunicación designado
por el Juez, si con ello se puede contribuir a reparar el agravio derivado
de la publicidad que se le hubiera dado al proceso.
F) Ejercer la libertad de expresión prevista en el inciso 4) del artículo 2
de la Constitución Política del Perú, con sujeción a lo establecido en la
Ley Orgánica del Poder Judicial. Sobre el particular, el primer párrafo
del inciso 4) del artículo 2 de la Constitución Política de 1993 preceptúa
que toda persona tiene derecho a las libertades de información, opinión,
expresión y difusión del pensamiento mediante la palabra oral o escrita
o la imagen, por cualquier medio de comunicación social, sin previa au-
torización ni censura ni impedimento algunos, bajo las responsabilidades
de ley.
G) Ejercer las demás atribuciones que establecen el Código Procesal Civil
y la Ley Orgánica del Poder Judicial.
Lo relativo a las facultades del Juez de Paz (no letrado) se encuentra normado
en el artículo 6 de la Ley de Justicia de Paz (Ley Nro. 29824, del 02-01-2012).

2.5.2 Facultades disciplinarias


Según se colige del artículo 52 del Código Procesal Civil, los Jueces cuentan
con las siguientes facultades disciplinarias (dirigidas a conservar una conducta
procesal correspondiente a la importancia y respeto de la actividad judicial):
A) Pueden (y deben) ordenar que se suprima la frase o palabra expresada o
redactada en términos ofensivos y vejatorios
B) Pueden (y deben) expulsar de las actuaciones a quienes alteren su desa-
rrollo, y, tratándose de alguna de las partes, pueden imponerles, además,
los apercibimientos que hubieran sido aplicables de no haber asistido a
la actuación.
C) Pueden (y deben) aplicar las sanciones disciplinarias que el Código Pro-
cesal Civil y otras normas establezcan (comúnmente, se trata de multas
que obedecen, principalmente, a la adopción por parte del sancionado de
una conducta procesal temeraria o de mala fe).

37
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

2.5.3 Facultades coercitivas


A fin de conservar una conducta procesal correspondiente a la importancia
y respeto de la actividad judicial, los Jueces cuentan con facultades coercitivas
que pueden aplicar (según el penúltimo párrafo del art. 53 del C.P.C.) en forma
sucesiva (lo que implica una sanción seguida de otra, en caso que la primera no
produjera el efecto deseado), individual o conjunta (dependiendo la forma en que
se apliquen las sanciones de la trascendencia y/o urgencia del mandato judicial
respectivo). Así tenemos que, según se infiere del artículo 53 del Código Procesal
Civil, los Jueces están facultados para lo siguiente:
A) Imponer multa compulsiva (esta calidad está sobreentendida, pues tal
sanción se dirige a compeler u obligar al destinatario de la misma a acatar
la orden judicial de que se trate) y progresiva (lo cual significa que su
monto se va incrementando paulatinamente hasta que el destinatario de
la sanción cumpla el mandato judicial, o, también, que se aplica tantas
multas como sean las veces en que el obligado es requerido judicialmente
a algo sin que lo haga) dirigida a lograr que la parte o quien corresponda
(un tercero legitimado, por ejemplo) cumpla los mandatos judiciales. La
referida multa tiene carácter discrecional (no así las multas que tienen
un fin estrictamente sancionatorio cuya imposición, por mandato expreso
de la ley, sea obligatoria para el Juez que dirige el proceso), tanto en su
determinación como en la fijación del monto respectivo, el mismo que
deberá señalarse en función de los parámetros establecidos en el Código
Procesal Civil. Por otro lado, en atención precisamente al carácter dis-
crecional de la multa, el Juez está autorizado para reajustar su monto e,
incluso, para revocar dicha sanción, siempre y cuando aquél adquiera
el convencimiento de que el incumplimiento del mandato judicial por
parte del obligado no fue intencional o deliberado sino que obedeció a
causas justificantes (u obedece a causas justificantes, si el impedimento
continúa).
B) Ordenar la detención (que no deberá exceder de veinticuatro horas) de la
persona (parte, tercero legitimado, testigo, etc.) que incumple permanente
e injustificadamente un mandato judicial, causando agravio a alguna de
las partes o a la majestad del servicio de justicia. Sobre el particular, el
Código Procesal Civil establece lo siguiente:
- El testigo que sin justificación no comparece a la audiencia de
pruebas, será sancionado con multa no mayor de cinco Unidades de
Referencia Procesal, sin perjuicio de ser conducido al Juzgado
con auxilio de la fuerza pública, en la fecha que fije el Juez para
su declaración, sólo si lo considera necesario (art. 232 del C.P.C.).

38
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

- La ausencia o incumplimiento al reconocimiento por terceros, será


sancionada en la forma prevista para los testigos (en el art. 232 del
C.P.C.). Ello según el art. 254 del C.P.C.

2.6 Derechos del Juez


La Ley de la Carrera Judicial (Ley Nro. 29277, del 04-11-2008) regula lo
atinente a los derechos del Juez en el Capítulo II (“Derechos”) del Título III
(“Deberes y derechos, prohibiciones, impedimentos e incompatibilidades de los
Jueces”), en los arts. 35 al 39.
De acuerdo a lo normado en el artículo 35 de la Ley Nro. 29277, son derechos
de los jueces:
1. La independencia en el desempeño de la función jurisdiccional. Ninguna
autoridad puede avocarse a causas pendientes ante ellos o interferir en su
actuación.
2. La permanencia en el servicio hasta los setenta (70) años, de acuerdo a
la Constitución y a la ley.
3. Ser trasladados, a su solicitud y previa evaluación, cuando por razones de
salud o de seguridad debidamente comprobadas, no sea posible continuar
en el cargo.
4. No ser trasladados sin su consentimiento, salvo en los casos establecidos
por ley.
5. Integrar la carrera judicial, diferenciada del régimen general del empleo
público, conforme a la naturaleza especial de las funciones jurisdiccionales
y atribuciones consagradas en la Constitución.
6. La determinación, el mantenimiento y desarrollo de la especialidad, salvo
en los casos previstos en la ley. Sobre el particular, el artículo 38 de la Ley
Nro. 29277 establece que la especialidad se determina por: 1. la aproba-
ción de los programas de especialización impartidos por la Academia de
la Magistratura; 2. la antigüedad en la especialidad durante el ejercicio de
la función jurisdiccional; 3. el ejercicio de la docencia universitaria en la
materia; 4. la realización de investigaciones y otros trabajos académicos
similares en la materia; 5. las publicaciones sobre materia jurídica espe-
cializada; 6. los grados académicos de la especialidad; y 7. los trabajos
desempeñados en materias afines. Por su parte, el artículo 37 de la Ley
Nro. 29277, referido al mantenimiento de la especialidad, preceptúa:
A. que la especialidad de los jueces se mantiene durante el ejercicio del

39
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

cargo, salvo que, por razones de necesidad en el servicio de impartición


de justicia, se requiera el cambio de especialización; B. que el ingreso a
una función especializada no impide postular a distinta especialidad; C.
que el juez puede recuperar su especialidad solamente cuando se produzca
vacante; y D. que en el caso de crearse nuevas especialidades, el juez
podrá solicitar su cambio de especialidad.
7. La evaluación de su desempeño a fin de identificar los méritos alcanza-
dos, garantizar la permanencia en la carrera y obtener promociones. Al
respecto, el artículo 36 de la Ley Nro. 29277 prescribe: A. que los jueces
comprendidos en la carrera judicial tienen derecho a la evaluación del
desempeño en forma periódica a través de un sistema técnico, objeti-
vo, imparcial y equitativo; y B. que los resultados de las evaluaciones
son publicados y constituyen el elemento central para los ascensos y
promociones.
8. La protección y seguridad de su integridad física y la de sus familiares,
cuando sea necesario.
9. La capacitación y especialización permanentes. En cuanto a la capacita-
ción de los magistrados, cabe señalar que el artículo 39 de la Ley Nro.
29277 establece: A. que la capacitación de los jueces es un derecho de su
función y un factor indispensable para evaluar su desempeño, estando a
cargo, fundamentalmente, de la Academia de la Magistratura; B. que todos
los jueces tienen el derecho a perfeccionarse y actualizarse continuamente,
en igualdad de condiciones y oportunidades; C. que la capacitación se
realiza con el objetivo de impulsar el desarrollo profesional pleno del
juez y eliminar cualquier deficiencia en el servicio de justicia; D. que la
capacitación se puede realizar a través de cursos y actividades académicas
que brindan la Academia de la Magistratura, universidades, centros de
estudios especializados, así como los que se dictan periódicamente en
cada distrito judicial.
10. Los permisos y licencias, conforme a ley.
11. Percibir una retribución acorde a la dignidad de la función jurisdiccional
y tener un régimen de seguridad social que los proteja durante el servicio
activo y la jubilación. La retribución, derechos y beneficios que perciben
los jueces no pueden ser disminuidos ni dejados sin efecto.
12. La libre asociación. Las asociaciones de jueces se constituyen y desa-
rrollan sus actividades conforme a las normas establecidas en el Código
Civil y se regulan conforme a sus disposiciones estatutarias.

40
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

13. Recibir de toda autoridad el trato correspondiente a su investidura, bajo


responsabilidad.
14. No ser detenidos sino por orden del juez competente o en caso de flagran-
te delito. En este último supuesto, deben ser conducidos de inmediato
a la Fiscalía competente, con conocimiento del Presidente de la Corte
respectiva, por la vía más rápida y bajo responsabilidad.
15. Gozar de la cobertura de un seguro de vida cuando trabajen en zonas de
emergencia y en órganos jurisdiccionales declarados de alto riesgo por
el órgano de gobierno del Poder Judicial.
16. Los demás que señalen la Constitución y la ley.
Lo concerniente a los derechos del Juez de Paz (no letrado) se encuentra regu-
lado en el artículo 4 de la Ley de Justicia de Paz (Ley Nro. 29824, del 02-01-2012).

2.7 Deberes del Juez


Para Devis Echandía, son deberes del Juez en el trámite del proceso los si-
guientes: “... a) El deber de imparcialidad y honestidad; b) El deber de abstenerse
de actividades extraprocesales incompatibles con la dignidad y la independencia de
su cargo; c) Deber de utilizar las facultades oficiosas que la Ley le otorga para la
mejor marcha y solución del proceso; d) Deber de hacer efectiva la inmediación y el
impulso procesal; e) Deber de resolver dentro de los plazos señalados en la Ley (...);
f) Deber del juez de responder civilmente por los perjuicios causados por su dolo, sus
demoras injustificadas y sus errores inexcusables” (DEVIS ECHANDIA, 1968: 10).
Conforme se desprende del artículo 50 del Código Procesal Civil, son deberes
procesales de los magistrados los siguientes:
A) Dirigir el proceso.
B) Velar por la rápida solución del proceso.
C) Adoptar las medidas convenientes para impedir la paralización del
proceso.
D) Procurar la economía procesal.
E) Hacer efectiva la igualdad de las partes en el proceso, empleando las
facultades que el Código Procesal Civil les otorga.
F) Dictar las resoluciones y realizar los actos procesales en las fechas pre-
vistas y en el orden que ingresan al despacho, salvo prelación legal u otra
causa justificada

41
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

G) Decidir el conflicto de intereses o incertidumbre jurídica, incluso en


los casos de vacío o defecto de la ley, situación en la cual aplicarán los
principios generales del derecho, la doctrina y la jurisprudencia.
H) Sancionar al Abogado o a la parte que actúe en el proceso con dolo o
fraude. Al respecto, el artículo 110 del Código Procesal Civil preceptúa:
A. que las partes, sus Abogados, sus apoderados y los terceros legitimados
responden por los perjuicios que causen con sus actuaciones procesales
temerarias o de mala fe; B. que cuando en el proceso aparezca la prueba de
tal conducta, el Juez, independientemente de las costas que correspondan,
impondrá una multa no menor de cinco ni mayor de veinte Unidades de
Referencia Procesal; y C. que cuando no se pueda identificar al causante
de los perjuicios, la responsabilidad será solidaria. Además de lo dispuesto
en el artículo 110 del Código Procesal Civil, cuando el Juez considere que
el Abogado actúa o ha actuado con temeridad o mala fe, remitirá copia
de las actuaciones respectivas a la Presidencia de la Corte Superior, al
Ministerio Público y al Colegio de Abogados correspondiente, para las
sanciones a que pudiera haber lugar (art. 111 del C.P.C.).
I) Fundamentar los autos y sentencias, bajo sanción de nulidad, respetando
los principios de jerarquía de las normas y el de congruencia.
Debe tenerse presente que, en aplicación del artículo 34 de la Ley de la Carrera
Judicial (Ley Nro. 29277, del 04-11-2008), son deberes de los jueces:
1. Impartir justicia con independencia, prontitud, imparcialidad, razonabi-
lidad y respeto al debido proceso.
2. No dejar de impartir justicia por vacío o deficiencia de la ley.
3. Mantener un alto nivel profesional y preocupación por su permanente
capacitación y actualización.
4. Someterse a la evaluación del desempeño.
5. Observar estrictamente el horario de trabajo establecido, así como el fijado
para las sesiones de audiencias, informes orales y otras diligencias. El
incumplimiento injustificado constituye inconducta funcional.
6. Observar con diligencia los plazos legales para la expedición de resolucio-
nes y sentencias, así como vigilar el cumplimiento de la debida celeridad
procesal. En caso de incurrir en retardo respecto a los plazos legales,
deben informar a la Oficina de Control de la Magistratura (OCMA) las
razones que lo motivaron, bajo responsabilidad disciplinaria.

42
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

7. Respetar estrictamente y exigir a los auxiliares el cumplimiento del


horario de trabajo para la atención del despacho, informes orales y otras
diligencias.
8. Atender diligentemente el juzgado o sala a su cargo.
9. Guardar la reserva debida en aquellos casos que, por su naturaleza o en
virtud de leyes o reglamentos, así lo requieran.
10. Denegar pedidos maliciosos.
11. Sancionar a las partes cuando practiquen maniobras dilatorias.
12. Denunciar los casos de ejercicio ilegal de la abogacía, conductas que
contravengan la ética profesional y otros comportamientos delictivos de
los que tomen conocimiento en el ejercicio de sus funciones.
13. Dedicarse exclusivamente a la función jurisdiccional. No obstante, pueden
ejercer la docencia universitaria en materia jurídica, a tiempo parcial, hasta
por ocho (8) horas semanales de dictado de clases y en horas distintas de
las que corresponden al despacho judicial. Igualmente, con las mismas
limitaciones, pueden realizar labores de investigación e intervenir, a título
personal, en congresos y conferencias.
14. Presentar una declaración jurada de bienes y rentas al inicio del cargo,
anualmente, al dejar el cargo y cada vez que sus bienes y/o rentas varíen
en más de un veinte por ciento (20 %).
15. Residir en el distrito judicial donde ejerce el cargo.
16. Seguir los cursos de capacitación programados por la Academia de la
Magistratura y los cursos considerados obligatorios como consecuencia
del resultado de la evaluación parcial.
17. Guardar en todo momento conducta intachable.
18. Cumplir con las demás obligaciones señaladas por ley.
Puntualizamos que lo que atañe a los deberes del Juez de Paz (no letrado)
está contemplado en el artículo 5 de la Ley de Justicia de Paz (Ley Nro. 29824,
del 02-01-2012).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación con los deberes del
Juez, ha establecido lo siguiente:

43
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... De acuerdo con lo que dispone el artículo 50, inciso 6° del Código
Procesal Civil, a los jueces les asiste el deber de fundamentar los autos
y sentencias, tanto de hecho como de derecho, respetando los derechos
de jerarquía de las normas y el de congruencia, bajo sanción de nulidad;
siendo esta una garantía de la administración de justicia que es tras-
cendente, pues tiende a preservar tanto el derecho de defensa como la
eficacia y validez de los actos procesales...” (Casación Nro. 1147-2008 /
Ucayali, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs.
22885-22886).
- “... La motivación de las resoluciones judiciales es un principio con
garantía constitucional a tenor del artículo ciento treinta y nueve inciso
quinto de la Constitución Política del Estado, lo que es concordante con
el inciso sexto del artículo cincuenta del Código Procesal Civil e inciso
tercero del artículo ciento veintidós del glosado dispositivo procesal,
normas por las que se establece la obligación del juzgador de señalar en
forma expresa la ley que aplican al razonamiento jurídico aplicado, así
como los fundamentos fácticos que sustentan su decisión[,] respetando
el Principio de Jerarquía de las Normas y de Congruencia, lo que signi-
fica que el Principio de Motivación garantiza a los justiciables que las
resoluciones jurisdiccionales no adolecerán de defectuosa motivación...”
(Casación Nro. 4452-2006 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Pe-
ruano el 03-12-2008, págs. 23597-23598).
- “... El principio de motivación de las resoluciones judiciales [...] tiene
rango constitucional, y [...] exige al juzgador exponer las razones que
justifican su decisión, la que debe ser cierta, coherente y verificable, la
que debe respectar [sic] el principio de congruencia procesal...” (Casación
Nro. 250-2007 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
09-2008, págs. 23128-23130).
- “... La obligación de fundamentar las sentencias [...] implica que la deci-
sión judicial esté precedida de la argumentación que la justifique y que la
explique, para que el litigante pueda seguir el pensamiento del juzgador,
que concluye en el fallo...” (Casación Nro. 2535-2007 / Junín, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008, pág. 22397).
- “... El deber de fundamentación de las sentencias impone el respeto a
las jerarquías de las normas y la congruencia, basándose en las cues-
tiones de hecho y de derecho...” (Casación Nro. 3267-2007 / Lamba-
yeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-09-2008, págs.
22975-22976).

44
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

- “... La motivación jurídica de las resoluciones judiciales es una exigencia


constitucional y procesal que obliga a los Jueces a citar expresamente la
ley aplicable...” (Casación Nro. 843-2000 / Callao, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6708).
- “... El Juez como director del proceso tiene el deber de resolver el litigio
conforme a la norma sustantiva o material que verdaderamente corres-
ponda, a fin de efectivizar una justa composición del litigio, con arreglo
a derecho; por tanto, si la finalidad del proceso contencioso [...] es no
sólo la simple resolución de conflictos intersubjetivos de intereses sino
esencialmente la justa composición de este conflicto, entonces el Juez
resuelve la controversia inclusive en contra de las normas invocadas por
las partes, porque además de conocer el derecho, interpreta y aplica el
pertinente...” (Casación Nro. 3164-03 / Cusco, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-03-2005, págs. 13841-13842).
- “... El Juzgador está obligado a sustentar suficientemente las razones de su
decisión, exponiendo los fundamentos de hecho y de derecho en los que
basa su fallo; sin embargo, ello no le impone la obligación de sustentar
por qué no aplica las demás normas del ordenamiento jurídico, las que
se entienden excluidas a través de una operación lógica elemental...”
(Casación Nro. 076-2000 / Chincha, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-07-2001, págs. 7416-7417).
- “... El principio de congruencia [...] obliga a los jueces a fundar sus fallos
sin ir más allá del petitorio...” (Casación Nro. 2022-97 / Juliaca, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs. 7150-7151).
- “... Los jueces previamente antes de resolver un conflicto de intereses
deben establecer los hechos aportados en el proceso examinando los
medios probatorios. Una vez determinados los hechos con relación a
las pretensiones procesales propuestas, tiene que subsumirlos dentro del
supuesto fáctico del derecho de orden material aplicable al caso concreto;
que puede haber sido invocado por el demandante o por el demandado y,
en todo caso, por el propio Juez en aplicación del principio iura novit curia
consagrado en el artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal
Civil...” (Casación Nro. 3695-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-05-2008, págs. 22209-22210).
- “... Los argumentos de defensa de las partes antagónicas en un proceso,
salvo que exista allanamiento, siempre se encaminarán a desvirtuar aque-
llos fundamentos de su parte contraria, siendo precisamente función del
Juez el resolver dicho conflicto de intereses, sin embargo, para cumplir

45
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

con dicha función, el Juzgador no puede basarse únicamente en una parte


de lo dicho por alguna de las partes, sino que debe confrontar la versión
completa de la parte accionante y de la emplazada...” (Casación Nro.
3581-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-
2008, pág. 21677).
- “... Siendo el fin del proceso resolver un conflicto de intereses o eliminar
una incertidumbre ambas con relevancia jurídica, es el deber del juzgador
hacer efectivos los derechos sustanciales y no emitir resoluciones que
resulten inejecutables...” (Casación Nro. 1337-2007 / Lambayeque, publi-
cada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2007, págs. 20490-20491).

2.8 Prohibiciones impuestas a los Jueces


Las prohibiciones impuestas a los magistrados son objeto de tratamiento legal
en el artículo 40 de la Ley de la Carrera Judicial (Ley Nro. 29277), numeral que
dispone que está prohibido a los jueces:
1. Defender o asesorar pública o privadamente, salvo en causa propia, a su
cónyuge o conviviente y a sus padres e hijos.
2. Aceptar de los litigantes o sus abogados, o por cuenta de ellos, donaciones,
obsequios, atenciones, agasajos o sucesión testamentaria en su favor o en
favor de su cónyuge o conviviente y parientes hasta el cuarto grado de
consanguinidad o segundo de afinidad. Igual prohibición se aplica en caso
de ofrecimiento de publicaciones, viajes o capacitaciones de cualquier insti-
tución nacional o internacional que tenga juicio en trámite contra el Estado.
3. Aceptar cargos remunerados dentro de las instituciones públicas o priva-
das, a excepción del ejercicio de la docencia universitaria.
4. Ejercer el comercio, industria o cualquier actividad lucrativa personal-
mente o como gestor, asesor, socio, accionista (a excepción de adquirirse
tal condición por sucesión hereditaria o antes de la asunción al cargo),
empleado, funcionario o miembro o consejero de juntas, directorios o de
cualquier organismo o entidad dedicada a actividad lucrativa.
5. Variar su domicilio del lugar donde ejerce el cargo, salvo el caso de va-
caciones, licencia o autorización del órgano competente.
6. Participar en política, sindicalizarse y declararse en huelga.
7. Influir o interferir de manera directa o indirecta en el resultado de los
procesos judiciales que no estén a su cargo.

46
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

8. Ausentarse del lugar donde ejerce el cargo, salvo motivadas excepciones.


9. Ejercer labores relacionadas con su función fuera del recinto judicial, con
las excepciones de ley.
10. Adquirir, bajo cualquier título, para sí, su cónyuge o conviviente, sus pa-
rientes dentro del cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad,
directamente o por intermedio de terceros, los bienes objeto de litigio en
los procesos que él conozca o haya conocido, y aunque hayan dejado de
ser litigiosos durante los cuatro (4) años siguientes a que dejarán de serlo.
Todo acto que contravenga esta prohibición es nulo, sin perjuicio de las
sanciones que correspondan conforme a ley.
11. Conocer un proceso cuando él, su cónyuge o conviviente, su apoderados,
sus parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad y segundo de
afinidad, o estudio jurídico del que forme parte tengan o hubieran tenido
interés o relación laboral con alguna de las partes. En este último caso, el
impedimento se extiende hasta un (1) año después de producido el cese
de la relación laboral o la culminación de los servicios prestados bajo
cualquier modalidad contractual. Se exceptúan de la presente prohibición
los procesos en los que fuera parte el Poder Judicial.
12. Adelantar opinión respecto de los asuntos que conozcan o deban conocer.
13. Lo demás señalado por ley.
Lo atinente a las prohibiciones impuestas a los Jueces de Paz (no letrados) se
halla previsto en el artículo 7 de la Ley de Justicia de Paz (Ley Nro. 29824, del
02-01-2012).

2.9 Responsabilidad del Juez


Casarino Viterbo, en lo que atañe a la responsabilidad de los Jueces, enseña
lo siguiente:
“... Los actos realizados por los jueces, como contrarios al buen comporta-
miento que las leyes les exigen, pueden ser de naturaleza variada; y de allí
que las responsabilidades en que incurren sean también de este carácter.
Así, se habla de responsabilidad: disciplinaria, política, penal y civil.
a) La responsabilidad disciplinaria reconoce su origen en faltas o abusos
que pueden cometer los jueces en el desempeño de sus funciones.
Como tales, son sancionadas, ya de oficio por los tribunales superiores
de justicia, ya a petición de parte interesada mediante la interposición

47
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

de un recurso de queja, con las diversas modalidades que las leyes


establecen para estos casos (...);
b) La responsabilidad política tiene su origen en el notable abandono
de sus deberes en que pueden incurrir los miembros de los tribunales
superiores de justicia (...);
c) La responsabilidad penal, en cambio, obedece a los posibles delitos
que puede cometer un juez en el desempeño o con ocasión del ejerci-
cio de su ministerio. De allí que estas infracciones penales se llamen
también delitos ministeriales. Como se comprende, nada tiene que ver
esta responsabilidad con los delitos comunes que puede cometer un
juez, al igual que cualquier mortal. No se trata, pues, de una falta o
abuso que pueda ser castigada disciplinariamente, sino de un delito
funcionario que debe ser sancionado con una pena;
d) Por último, la responsabilidad civil es una consecuencia de la respon-
sabilidad penal anterior. Obedece al principio de que de todo delito
puede nacer una acción civil tendiente a obtener la correspondiente
reparación del daño causado por medio de aquél. También habrá res-
ponsabilidad civil en la comisión de un cuasidelito...” (CASARINO
VITERBO, 1983, Tomo II: 107-108).
La inobservancia de los deberes asignados a los Jueces y auxiliares de la
jurisdicción civil (en el C.P.C., en la L.O.P.J. y en la Ley Nro. 29277) trae como
consecuencia la imposición de la correspondiente sanción (art. 48 -parte final- del
C.P.C.).
La Ley Orgánica del Poder Judicial, acerca de la responsabilidad del Juez,
establece lo siguiente:
- Los miembros del Poder Judicial son responsables civilmente por los
daños y perjuicios que causan, con arreglo a las leyes de la materia. Son
igualmente responsables por los delitos que cometan en el ejercicio de
sus funciones. Las acciones derivadas de estas responsabilidades se rigen
por las normas respectivas (art. 200 de la L.O.P.J.).
- El que no se reincorpora al vencimiento de la licencia o en el plazo máxi-
mo de los cuatro días siguientes, es separado del cargo (art. 243 -parte
inicial- de la L.O.P.J.).
En cuanto al régimen disciplinario y las sanciones aplicables a los Jueces de
Paz (no letrados), debe verse lo normado en los arts. 46 al 56 de la Ley de Justicia
de Paz (Ley Nro. 29824, del 02-01-2012).

48
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

Los miembros del Poder Judicial son responsables civil, penal y administra-
tivamente con arreglo a la ley de la materia. Así lo establece el artículo 43 de la
Ley de la Carrera Judicial (Ley Nro. 29277).
Lo concerniente a las faltas de los Jueces se halla previsto en el Subcapítulo
I (“Faltas”) del Capítulo V (“Régimen disciplinario”) del Título III (“Deberes y
derechos, prohibiciones, impedimentos e incompatibilidades de los Jueces”) de la
Ley de la Carrera Judicial (Ley Nro. 29277, del 04-11-2008), en los arts. 44 al 48.
En relación a las sanciones por faltas de los Jueces, cabe indicar que ello
está normado en el Subcapítulo II (“Sanciones”) del Capítulo V (“Régimen dis-
ciplinario”) del Título III (“Deberes y derechos, prohibiciones, impedimentos
e incompatibilidades de los Jueces”) de la Ley de la Carrera Judicial (Ley Nro.
29277, del 04-11-2008), en los arts. 49 al 56.
El procedimiento disciplinario relacionado con los Jueces es materia de tra-
tamiento legal en el Subcapítulo III (“Procedimiento disciplinario”) del Capítulo
V (“Régimen disciplinario”) del Título III (“Deberes y derechos, prohibiciones,
impedimentos e incompatibilidades de los Jueces”) de la Ley de la Carrera Judicial
(Ley Nro. 29277, del 04-11-2008), en los arts. 57 al 62.
En cuanto a la responsabilidad penal en que puede incurrir el Juez, cabe indicar,
a manera de ejemplo, que dicha responsabilidad puede derivar de la comisión por
parte de aquél de los siguientes ilícitos penales:
- Prevaricato. Al respecto, el artículo 418 del Código Penal preceptúa que
el Juez o el Fiscal que dicta resolución o emite dictamen, manifiestamente
contrarios al texto expreso y claro de la ley, o cita pruebas inexistentes o
hechos falsos, o se apoya en leyes supuestas o derogadas, será reprimido
con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de cinco años.
- Mandato malicioso o ilegal de detención u omisión de mandato de li-
bertad. Sobre el particular, el artículo 419 del Código Penal establece
que el Juez que, maliciosamente o sin motivo legal, ordena la detención
de una persona o no otorga la libertad de un detenido o preso, que debió
decretar, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos
ni mayor de cuatro años.
- Conocimiento de proceso en el que se participó como abogado. Al res-
pecto, el artículo 420 del Código Penal señala que el juez o fiscal que
conoce en un proceso que anteriormente patrocinó como abogado, será
reprimido con pena privativa de libertad no mayor de dos años.

49
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- Negativa a administrar justicia. En cuanto a este delito, el artículo 422


del Código Penal prescribe que el Juez que se niega a administrar justicia
o que elude juzgar bajo pretexto de defecto o deficiencia de la ley, será
reprimido con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de
cuatro años.

2.10 Actos procesales del Juez


En lo que concierne a los actos procesales del Juez, Couture enseña lo siguiente:
“Los actos del tribunal son (...) actos de los agentes de la jurisdicción.
Al tribunal incumbe, fundamentalmente, decidir el conflicto de intereses
que le es sometido. Pero no es esa su única actividad, ya que para llegar
a la decisión es necesario, como se dice en la doctrina francesa, mettre
le proces en état d’etre jugé.
Surge de aquí la siguiente clasificación:
a) Actos de decisión; por tales se entienden las providencias judiciales
dirigidas a resolver el proceso, sus incidencias o a asegurar el impulso
procesal.
b) Actos de comunicación; son aquellos dirigidos a notificar (notum
facere) a las partes o a otras autoridades, los actos de decisión.
c) Actos de documentación; son aquellos dirigidos a representar me-
diante documentos escritos, los actos procesales de las partes, del
tribunal o de los terceros...” (COUTURE, 1985: 204-205).
Los actos procesales del Juez son objeto de regulación en el Capítulo I (“Actos
procesales del Juez”) del Título I (“Forma de los actos procesales”) de la Sección
Tercera (“Actividad procesal”) del Código Procesal Civil, en los arts. 119 al 128.
Véscovi señala al respecto que las resoluciones judiciales “... se dividen en:
de mero trámite, que sólo dan el impulso al proceso; interlocutorias (sentencias o
autos, según los códigos), que se dictan durante el procedimiento y se relacionan con
una cuestión conexa pero ajena a la principal (al objeto del proceso), y definitivas,
que son la sentencia final. Después de éstas siguen en importancia los autos (...)
interlocutorios, que, en ciertos casos, pueden tener carácter de definitivos cuando,
al resolver una cuestión accesoria (caducidad, prescripción, cosa juzgada, etc.),
ponen fin al proceso” (VESCOVI, 1999: 221).
El Código Procesal Civil (en su art. 120) solamente reconoce como resolu-
ciones judiciales las siguientes:

50
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

- Decretos.
- Autos.
- Sentencias.

2.10.1 Decretos
Los decretos suelen ser denominados también providencias o providencias sim-
ples o providencias de mera tramitación o autos de trámite o autos de sustanciación.
En opinión de Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, “los autos de trámite dispo-
nen una simple impulsión del proceso, no requieren motivación...” (QUINTERO;
y PRIETO, 1995, Tomo II: 198).
A decir de Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, las providencias son
“... resoluciones de tramitación o (...) de ordenación material. Y por tramitación
se ha de entender el desarrollo procedimental, el avance de los actos conforme a
la serie de ellos abstractamente prevista en la norma procesal. Esto significa, cier-
tamente, un impulso procesal (y de oficio), es decir, paso de un acto al siguiente o
de una fase a la sucesiva cuando se producen los supuestos de hecho (procesales)
contemplados por la ley...” (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Tomo II: 134).
Conforme se desprende de nuestro ordenamiento jurídico, los decretos son
resoluciones expedidas por los auxiliares jurisdiccionales (obviamente por indica-
ción del respectivo magistrado, quien, como es sabido, es el director del proceso) y
orientadas a impulsar el proceso, que disponen la realización de actos procesales de
mero trámite, tan es así que, a diferencia de los autos y sentencias, los decretos no
requieren de fundamentación alguna (arts. 121 -primer párrafo- y 122 del C.P.C.).

2.10.2 Autos
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández anotan que los autos (llamados
también providencias interlocutorias) “... son las resoluciones que se dictan para
resolver cuestiones de importancia, afectantes a intereses de los litigantes dignos
de protección, pero distintas de la cuestión principal o de fondo, distintas, por tanto,
del objeto principal y necesario del proceso. (...) los autos son las resoluciones
con las que, salvo que se indique expresamente que deben solventarse mediante
sentencia, se deciden las denominadas cuestiones incidentales, que no pongan fin
al proceso” (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Tomo II: 135).
Devis Echandía sostiene que los autos o providencias interlocutorias “... son
decisiones pronunciadas en el curso de las instancias o del trámite de los recursos
extraordinarios de casación y revisión, o para el cumplimiento de la sentencia en el

51
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

mismo proceso, sobre puntos que no son del simple trámite que contienen alguna
cuestión de fondo distinta de resolver sobre las pretensiones de la demanda y las
excepciones de fondo o mérito opuestas a ellas y que en ocasiones le ponen fin
al proceso, por ejemplo, cuando se declara su perención o caducidad o se acepta
una transacción total o el desistimiento de la demanda o del recurso de apelación
o casación contra la sentencia” (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 456).
Se infiere del texto del segundo párrafo del artículo 121 del Código Procesal
Civil, que los autos son aquellas resoluciones expedidas por el Juez a través de
las cuales:
- Se resuelve la admisibilidad o inadmisibilidad y la procedencia o impro-
cedencia de la demanda.
- Se resuelve la admisibilidad o inadmisibilidad y la procedencia o impro-
cedencia de la reconvención.
- Se resuelve lo relativo al saneamiento del proceso (esto es, se determina
si existe o no una relación jurídica procesal válida).
- Se resuelve lo concerniente a la interrupción y conclusión del proceso
(con declaración sobre el fondo o sin ella).
- Se resuelve acerca de las formas especiales de conclusión del proceso
(conciliación, allanamiento, reconocimiento, transacción judicial, desis-
timiento y abandono) que se hubieran presentado en el curso de la causa.
- Se resuelve el concesorio o denegatorio de los medios de impugnación:
recursos (reposición, apelación, casación y queja) y remedios (solicitud
de declaración de nulidad procesal y cuestiones probatorias como la tacha
y la oposición).
- Se resuelve la admisión, improcedencia o modificación de medidas cau-
telares (secuestro judicial o conservativo, embargo en forma de depósito,
embargo en forma de inscripción, embargo en forma de retención, em-
bargo en forma de intervención en recaudación o información, embargo
en forma de administración, medidas temporales sobre el fondo, medidas
innovativas, medidas de no innovar, etc.).
- Se adoptan todas las demás decisiones para las que se exige la debida
fundamentación (excluyéndose, obviamente, el pronunciamiento judicial
acerca de la cuestión controvertida en el que se declare el derecho que
corresponde a las partes, que no se hará mediante auto sino a través de
la sentencia).

52
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

2.10.3 Sentencias
Para Aldo Bacre, la sentencia es “el acto jurídico procesal emanado del juez
y volcado en un instrumento público, mediante el cual ejercita su poder-deber ju-
risdiccional, declarando el derecho de los justiciables, aplicando al caso concreto
la norma legal a la que previamente ha subsumido los hechos alegados y probados
por las partes, creando una norma individual que disciplinará las relaciones recí-
procas de los litigantes, cerrando el proceso e impidiendo su reiteración futura”
(BACRE, 1992, Tomo III: 396).
En palabras de Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, “se denominan sentencias
las providencias que deciden las pretensiones de la demanda y las excepciones de
mérito, los extremos de la litis, es decir, bien sea que se pronuncien en primera o
en segunda instancia o en los recursos extraordinarios de casación y revisión...”
(QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 196). Los citados juristas añaden que
“la sentencia como manifestación jurídica es la voluntad plasmada de la solución
de una causa en su fondo mismo y presupone igualmente el agotamiento de un
proceso” (QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 197).
Devis Echandía, en relación a la sentencia, manifiesta lo siguiente:
“La sentencia es el acto por el cual el juez cumple la obligación jurisdic-
cional derivada de la acción y del derecho de contradicción, de resolver
sobre las pretensiones del demandante y las excepciones de mérito o
fondo del demandado.
Mediante la sentencia se convierte, para cada caso, en voluntad concreta
la voluntad abstracta del legislador que la ley contiene.
Toda sentencia es una decisión y el resultado de un razonamiento o juicio
del juez, en el cual existen las premisas y la conclusión. Pero al mismo
tiempo contiene un mandato, pues tiene fuerza impositiva, ya que vincula
y obliga. Es, por lo tanto, el instrumento para convertir la regla general
contenida en la ley, en mandato concreto para el caso determinado. Pero
no es en sí misma un mandato, ya que se limita a aplicar el que contiene
la ley” (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 515-516).
Aldo Bacre, en relación con la estructura de la sentencia, apunta lo siguiente:
“... La doctrina divide a la sentencia en tres partes: resultandos, conside-
randos y fallo (...).
- Resultandos

53
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

En esta primera parte de la sentencia hay una exposición de las


cuestiones planteadas, es decir, el juez sintetiza el objeto del proce-
so, su causa, señala quiénes intervienen en él y menciona las etapas
más importantes del trámite, como por ejemplo, si se abrió a prueba
o tramitó la causa como de puro derecho, si se alegó, si hubieron
incidentes durante su transcurso, etc.
El término ‘resultandos’ debe interpretarse en el sentido de ‘lo que
resulta o surge del expediente’, es decir, del conjunto de datos que
se pueden extraer del mismo y que el juez destaca en esta parte
introductoria de la sentencia. También, en la práctica se utiliza la
expresión: Y VISTOS.
(...)
- Considerandos
En esta segunda parte de la sentencia o ‘considerandos’, el juez no
sólo necesitará convencerse a sí mismo, sino también a los litigantes
y a la comunidad de la justicia de su decisión, por lo que tendrá que
exponer los fundamentos o razonamientos en que apoyará su fallo o
conclusión.
Los considerandos constituirán, entonces, la parte medular de la
sentencia. Aquí el juez desarrollará la fundamentación de su decisión,
operación que, a su vez, consta de tres fases o etapas: la reconstruc-
ción de los hechos, a través de la consideración por separado de las
cuestiones planteadas por las partes (...) y su cotejo con las pruebas
producidas; la determinación de la norma aplicable (...) y el examen
de los requisitos para la procedencia de la pretensión.
(...)
- Fallo o parte dispositiva
Constituye la tercera y última parte de la sentencia (...).
El magistrado, luego de fundar su fallo en los hechos probados y en el
derecho vigente aplicable al caso, debe decidir (...) condenando o absol-
viendo, en todo o en parte, en forma expresa, positiva y precisa, con arreglo
a las pretensiones planteadas” (BACRE, 1992, Tomo III: 416-425).
Conforme se desprende del texto del último párrafo del artículo 121 del Código
Procesal Civil, la sentencia es aquella resolución destinada a poner fin a la instancia

54
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

o al proceso, por la que el Juez decide, en forma expresa, precisa y debidamente


fundamentada, acerca de la cuestión controvertida, declarando el derecho de las
partes, dando solución de esa manera al conflicto de intereses o incertidumbre
jurídica de que se trate. Puntualizamos que, según se infiere de la parte final del
citado numeral, en la sentencia el Juez puede pronunciarse, de modo excepcional,
respecto de la validez de la relación jurídica procesal, estando así facultado para
declarar ésta inválida, no obstante haber expedido anteriormente el respectivo auto
de saneamiento en el que se determinó precisamente que tal relación era válida.
Por consiguiente, si en la sentencia el Juez considera que la aludida relación no es
válida, procederá a declarar la nulidad de todo lo actuado, cuestión ésta muy grave
que, en nuestra opinión, será justificada solamente si los vicios o defectos en la
relación jurídica procesal no han podido ser advertidos antes por el juzgador en la
etapa procesal correspondiente por razones no imputables a este último.

2.10.3.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con la sentencia en general


La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la sentencia en
general, ha establecido lo siguiente:
- “... Si bien al resolver las causas el Juez aplica su criterio la Ley y las
fuentes formales del derecho, cierto es también que dicha decisión debe
hacerse en la sentencia que ponga fin a la instancia, declarando el derecho
sustancial” (Casación Nro. 1026-95 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 25-04-1998, págs. 767-768).
- “... Mediante la sentencia el Juzgador da solución a un conflicto jurídico
o dilucida una incertidumbre jurídica, emitiendo un pronunciamiento
sustentado en el derecho, para lo cual aplica las normas que regulan
la materia del proceso a la base fáctica establecidas (sic) en el mismo”
(Casación Nro. 2890-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 07-07-2000, págs. 5566-5567).
- “... La sentencia es el acto en cuya virtud el Juez, en un proceso de
cognición, declara la conformidad o disconformidad de una pretensión
con el derecho objetivo, para proceder en su caso a su actuación. La
sentencia no contiene otra voluntad que la de la ley, traducida en forma
concreta por obra del juez. Esto requiere la definición en forma previa
del juicio de hecho, y luego la determinación del Derecho aplicable,
lo que debe ser expresado en forma clara. Por tanto el juicio lógico es
elemento esencial y característico de la sentencia...” (Casación Nro.
3973-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-02-
2007, pág. 18864).

55
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... La sentencia exterioriza una decisión jurisdiccional del Estado, consta


en un instrumento público y es la materialización de la tutela jurisdiccional
que llena su función al consagrar un derecho mediante una declaración
afirmada de que la relación sustancial discutida se encuentra en los pre-
supuestos legales abstractos y como consecuencia de lo cual, establece
en la sentencia [...] una norma concreta para las partes, de obligatorio
cumplimiento...” (Casación Nro. 1383-2000 / Callao, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6696).
- “... En general, el juzgador cuando sentencia aplica el derecho al caso
concreto, según lo probado por las partes...” (Casación Nro. 2344-
2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001,
pág. 7181).
- “... El proceso formativo de la sentencia tiene un iter procedimental lógico,
cronológico y teleológico, el mismo que tiene su base en la Ley Orgánica
del Poder Judicial, el cual es ineludible y de estricta observancia; en sede
civil, la sentencia es un acto jurisdiccional que pone fin al proceso[,] la
cual tiene como objetivo reconocer, modificar o extinguir una situación
jurídica así como formular órdenes y prohibiciones, y como tal, por la
importancia social que cumple, es regida por normas de derecho público
ya que es emanado [sic -léase emanada-] por una autoridad pública en
nombre del Estado y que se impone no solo a las partes litigantes sino
a todos los demás órganos del poder público; y por normas de derecho
privado en cuanto constituye una decisión respecto de una controversia
de carácter privado, cuyas consecuencias se producen en relación a las
partes litigantes...” (Casación Nro. 678-2005 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-10-2006, págs. 17436-17437).
- “... La expedición de una sentencia es el resultado de una valoración lógica,
conjunta y razonada de los medios probatorios aportados al proceso por
las partes, conforme a las normas constitucionales y legales, así como con
arreglo a los hechos y petitorios formulados por las mismas...” (Casación
Nro. 4942-2006 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-09-2008, págs. 22680-22681).
- “... La estructura interna de la sentencia se manifiesta a través de un
silogismo, en donde el hecho real o acreditado debe ser subsumido en el
supuesto de hecho de la norma jurídica, de tal manera que se produzca
una consecuencia jurídica por lo que no es suficiente que el Juzgador
sólo cumpla con citar normas jurídicas, sino que es obligatorio que éstas
estén en relación con los hechos expuestos en la resolución...” (Casación

56
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

Nro. 3049-2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el


31-08-2007, págs. 20132-20133).
- “... Las sentencias según la naturaleza de la pretensión, pueden ser de-
clarativas de derechos, constitutivas de derechos y de condena. Las dos
primeras (declarativas y constitutivas de derecho) con solo (sic) declarar
fundada una demanda llenan la finalidad del proceso, pues con tal de-
claración el orden jurídico alterado queda restablecido, mientras que la
sentencia de condena al imponer al vencido una prestación -dar, hacer, no
hacer- crea un título ejecutivo judicial que puede ser ejecutado, aun por
la fuerza (en ejercicio del ius imperium) contra el condenado” (Casación
Nro. 1752-99 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
07-04-2000, págs. 4968-4969).
- “... Los efectos de la sentencia declarativa se proyectan hacia el pasado,
hasta el momento de la constitución del derecho, a diferencia de la sen-
tencia constitutiva que proyecta sus efectos hacia el futuro” (Casación
Nro. 2092-99 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 07-04-2000, pág. 4975).
- “... Toda sentencia es declarativa, en cuanto reconoce el derecho que
el actor tenía cuando inició la demanda y que la parte demandada le
había desconocido, y como consecuencia de lo cual sus efectos se
proyectan hacia el pasado, porque el transcurso del tiempo durante la
tramitación del juicio no debe perjudicar a quien tenía derecho, sino a
quien obligó al litigio para reconocerlo...” (Casación Nro. 3157-2003 /
Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-05-2005, págs.
14048-14049).
- “... La sentencia es un acto procesal único, conforme se infiere del artí-
culo ciento veintiuno del acotado Código [C.P.C.] y debe correr en un
solo cuerpo...” (Casación Nro. 2626-2001 / Santa, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-07-2002, págs. 8931-8933).
- “... Uno de los presupuestos para determinar si una sentencia ha sido
válidamente emitida es que reúna todos los requisitos exigidos por el
ordenamiento procesal tanto en su forma como en su contenido...” (Ca-
sación Nro. 1196-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-03-2001, pág. 7001).
- “... Uno de los presupuestos necesarios para que pueda producirse vá-
lidamente una sentencia, es la concurrencia de los denominados presu-
puestos procesales, es decir, aquellas condiciones indispensables para

57
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

que la relación procesal tenga existencia legítima y válida como vínculo


jurídico...” (Casación Nro. 1798-2000 / Tacna, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7004).
- “... Constituye un presupuesto indispensable para la emisión válida de la
sentencia, la existencia previa de un procedimiento completo en su forma
y grado, que no debe verse afectado por un mal ejercicio de la acción u
otros vicios que lo invaliden...” (Casación Nro. 2016-2000 / Lima, publi-
cada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, págs. 7009-7010).
- “... Es presupuesto de validez de toda sentencia que los actos procesales
que le preceden hayan sido actuados conforme a ley...” (Casación Nro.
1138-2004 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-11-2004,
pág. 12943).
- “... La parte expositiva de una Sentencia conlleva la narración de los
hechos y actos sucedidos en la instancia respectiva hasta el momento de
emitirse pronunciamiento...” (Casación Nro. 518-02 / Ucayali, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2002, págs. 9311-9312).
- “... Es claro que la sentencia impugnada al consignar el vocablo vistos
reproduce la parte expositiva de la sentencia de primera instancia...”
(Casación Nro. 506-99 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 14-06-1999, pág. 2993).
- “... La [parte] considerativa [de la sentencia] implica la relación correla-
tivamente enumerada de los fundamentos de hecho y los respectivos de
derecho que sustentan la decisión...” (Casación Nro. 518-02 / Ucayali,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2002, págs. 9311-9312).
- “... Los fundamentos de hecho de las sentencias consisten en las razones
y en la explicación de las valoraciones esenciales y determinantes que
han llevado a la convicción de que los hechos que sustentan la pretensión
han sido verificados o no en la realidad...” (Casación Nro. 1201-2002 /
Moquegua, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-06-2004, págs.
12085-12086).
- “... Los fundamentos de derecho [de la sentencia] consisten en las razones
esenciales que han llevado al juez a subsumir o no un hecho dentro del
supuesto hipotético de la norma jurídica, lo que supone también que debe
hacerse mención a la norma que resulta o no aplicable al caso sub litis...”
(Casación Nro. 1201-2002 / Moquegua, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-06-2004, págs. 12085-12086).

58
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

- “... La parte resolutiva o fallo de una sentencia, [...] además de que exte-
rioriza una decisión jurisdiccional debe ser el resultado o consecuencia
lógica de los aspectos tomados en cuenta por el juzgador en la parte con-
siderativa de la misma...” (Casación Nro. 2881-99 / Tumbes, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, págs. 6839-6840).
- “... La decisión contenida en la sentencia debe pronunciarse en forma
clara y no ambigua sobre todos los puntos controvertidos, debiendo tener
un nexo de causalidad con el razonamiento lógico jurídico esgrimido en
su parte considerativa...” (Casación Nro. 2733-2002 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2004, págs. 12637-12638).
- “... El ordenamiento jurídico exige a todo magistrado que, al momento de
resolver el conflicto intersubjetivo de intereses, expida una sentencia que
se encuentre ajustada no solo a las normas jurídicas pertinentes sino que
también se ajuste a los hecho [sic -léase hechos-] acaecidos tanto dentro
como fuera del proceso; [...] estos argumentos se encuentran positiviza-
dos en el inciso tercero de artículo ciento veintidós del Código Procesal
Civil, [...] el mismo que reconoce, como contenido de la resolución,
el que se ajuste a lo actuado y al derecho, esto es, que se presente una
perfecta coherencia entre los hechos acaecidos y las normas aplicadas
con lo resuelto en el proceso...” (Casación Nro. 3202-2002 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-09-2003, pág. 10805).
- “... Al emitirse sentencia, las demandas pueden ser declaradas fundadas
en su totalidad o sólo en parte o infundadas o improcedente (sic)...” (Ca-
sación Nro. 2512-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
07-04-2000, págs. 4986-4987).

2.10.3.2 Jurisprudencia casatoria relacionada con la sentencia de vista


La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la sentencia de
vista, ha establecido lo siguiente:
- “... Cuando la sentencia deriva de un órgano o tribunal, son las normas
de derecho público las que regulan el modo como se forma y producen
sus efectos; así, de acuerdo a la Ley Orgánica del Poder Judicial, se
pueden advertir dos niveles de formación de sentencia de un órgano co-
legiado: a) aquella emitida en el mismo día de la votación o vista de la
causa, conforme prevé el artículo ciento treintitrés de la citada norma, y
b) cuando es emitida una vez que el Colegido [sic -léase el Colegiado-]
decide dejar al voto en otro momento para mayor estudio del caso de
acuerdo al artículo ciento treintinueve de la misma ley; [...] en ambos

59
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

casos, se puede producir el acto de discordia por el cual un miembro del


Colegiado estima no estar de acuerdo con el voto del ponente, expone su
voto y las razones que lo motivan, el mismo que según el artículo ciento
cuarenticuatro de la citada Ley se notifica el punto que determina la
discordia y en la misma resolución se llama al vocal dirimente expedito
y se señala día y hora para la vista de la causa que será conocido [sic]
por bajo su dirección; [...] en tal sentido, las normas citadas describen el
iter formativo de la decisión de un órgano Colegiado, así los actos que
se desarrollan en dirección al nacimiento de la sentencia se promueven
en una dinámica concatenada de actos vinculados el uno al otro (lógico),
en un espacio temporal (cronológico) y orientado a [un] fin (teleológico):
el nacimiento de la decisión a través de la cual ésta sólo será válida si
observa el iter descrito que, por el significado social que tiene al resolver
el conflicto de intereses y asegurar la paz social en justicia[,] es de interés
público...” (Casación Nro. 678-2005 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-10-2006, págs. 17436-17437).
- “... El artículo 141 de la Ley Orgánica del Poder Judicial [...] establece
que en las Cortes Superiores tres votos conformes hacen resolución,
tratándose de las resoluciones que ponen fin a la instancia; mientras
que en los demás casos, bastan dos votos conformes. El artículo 121 del
Código Procesal Civil, en su parte principal señala que, mediante los
autos, el juez resuelve la admisibilidad o el rechazo de la demanda o de
la reconvención, el saneamiento, la interrupción, la conclusión en general
y las demás formas de conclusión especial del proceso. La doctrina juris-
prudencial, en su orientación mayoritaria, asume que debe distinguirse
los autos que no deciden el fondo de la contradicción [sic], de aquellos
que, resolviendo un conflicto de intereses, de orden jurídico, ponen fin
al proceso; y que, por ende, en las Cortes Superiores se requiere de tres
votos conforme [sic -léase conformes-] cuando se trata de resoluciones
que ponen fin a la instancia; en cambio, los dos votos que hacen resolu-
ción por mayoría relativa, son suficientes cuando se trata de las demás
situaciones incidentales o de trámite procesal relevante, sin perjuicio de la
motivación correspondiente en cada caso...” (Casación Nro. 5619-2007 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs.
23359-23360).
- “... Resulta evidente que la resolución de vista recaída en autos ha puesto
fin a la instancia, por consiguiente, resulta de ineludible cumplimiento que
la misma contenga tres votos conformes, pues de no ser así, la decisión
se torna en inválida...” (Casación Nro. 4557-2007 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs. 22898-22899).

60
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

- “... El A’quo declara infundada la contradicción [...], resolución que es


apelada [...] y la [...] Sala Civil [...], vista la causa [...], dos vocales se
pronuncian porque se confirme la [resolución] apelada y uno porque se
declare nula. [...] Conforme a lo dispuesto por el artículo 141 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial se requiere de tres votos conformes para hacer
resolución [tratándose de resoluciones que ponen fin a la instancia]. [...]
En consecuencia, [...] la resolución impugnada de vista debe ser declarada
nula...” (Casación Nro. 5455-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-12-2008, pág. 23438).
- “... La resolución materia del grado (...), aparece suscrita sólo por uno de
los miembros del colegiado, cuando dicha resolución debía ser firmada por
los tres miembros del Tribunal conforme lo establece el Artículo ciento
veintidós de la legislación Procesal citada (Código Procesal Civil), y
(...) el incumplimiento de los requisitos establecidos en el numeral antes
citado ocasiona que la resolución sea nula” (Casación Nro. 734-95 / Piura,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 23-12-1996, pág. 2608).
- “... El artículo ciento cuarentiuno del Texto Unido [sic -léase Unico-]
Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial establece que en las
Cortes Superiores tres votos conformes hacen resolución, tratándose de
las resoluciones que ponen fin a la instancia, estableciendo ese mismo
artículo que todos los votos se emiten por escrito, máxime cuando se trata
de la ponencia del Vocal Ponente que a tenor de lo previsto en el artículo
ciento treintiocho in fine de la acotada ley debe constar por escrito, con
la fecha de emisión, de entrega y la firma respectiva; [...] en ese sentido,
si bien el artículo ciento cuarentinueve del Texto Unico Ordenado de la
Ley Orgánica del Poder Judicial establece que no será necesaria la firma
del Vocal en la resolución respectiva, ello es siempre y cuando obre en el
expediente el voto por escrito del Vocal respectivo, toda vez que será ese
voto el que formará parte de la resolución a emitir, no siendo necesario
en este caso nuevamente la firma del Magistrado referido...” (Casación
Nro. 1660-01 / Amazonas, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-02-2002, págs. 8338-8339).
- “... Si bien es cierto que la sentencia de vista no ha sido suscrita por el
Vocal [...], sin embargo, en la misma resolución se deja constancia que
tal situación responde a que dicho Magistrado fue trasladado a la Corte
Superior de [...], pero es el caso que cumplió con emitir su voto escrito,
en consecuencia se ha cumplido con lo establecido por el artículo ciento
cuarentinueve de la Ley Orgánica del Poder Judicial, consecuentemente
no existe la irregularidad denunciada...” (Casación Nro. 2835-2000 / San

61
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Román, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, pág.


6801).
- “... La resolución de vista [...] que pone fin a la instancia tiene la calidad
de sentencia y se pronuncia sobre el fondo de la pretensión controverti-
da; sin embargo aparece suscrita solamente por dos magistrados [...]; no
apareciendo el voto del Vocal Ponente [...], tal como lo exige el artículo
ciento treintiocho de la Ley Orgánica del Poder Judicial que establece
que la ponencia debe estar escrita y firmada por el vocal designado; asi-
mismo el artículo ciento cuarentinueve del Texto Unico Ordenado de la
Ley Orgánica del Poder Judicial precitada establece que aún en el caso
de impedimento, traslado, licencia, vacaciones, cese o promoción, los
Vocales tienen la obligación de emitir su voto por escrito en las causas
que hubieren intervenido el que forma parte de la resolución, no siendo
necesario la firma de ésta por el Vocal referido, supuesto que tampoco se
produce en el caso de autos en el que no obra agregado a sus antecedentes,
el voto escrito del Vocal [Ponente] [...]. [...] Que, bajo dicho aspecto, la
sentencia de vista no cumple con el requisito esencial que establece el
artículo ciento veintidós, inciso sétimo, del Código Procesal Civil con-
cordado con el artículo ciento cuarentiuno de la Ley Orgánica del Poder
Judicial; [...] en consecuencia, se ha incurrido en las causales de nulidad
previstas en los incisos cuarto y sétimo del artículo ciento veintidós del
Código Procesal Civil; por lo que siendo así y en virtud a lo preceptuado
en el artículo ciento setentiséis, in fine, del acotado Código Adjetivo,
debe declararse la nulidad de la sentencia de vista y renovarse el proceso
a fin de que la Sala Superior emita nueva resolución con arreglo a ley
subsanando los vicios procesales incurridos...” (Casación Nro. 1547-00 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2003, págs.
10459-10460).
- “... La sentencia de vista no cumple con la exigencia de contener el nú-
mero de firmas necesarias para hacer resolución, incurriéndose por tanto
en causal de nulidad prevista en el artículo ciento veintidós del Código
Procesal Civil, por lo que corresponde declarar la nulidad de la citada
resolución a pesar de no haber sido alegada por el recurrente, ello en virtud
a que se trata de una nulidad insubsanable que atenta contra las normas de
orden público, siendo por ello aplicable la facultad de declarar de oficio
las nulidades insubsanables a que se contrae el artículo ciento setentiséis
in fine concordante con el artículo noveno del título Preliminar del Código
Adjetivo [C.P.C.]...” (Casación Nro. 1660-01 / Amazonas, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2002, págs. 8338-8339).

62
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

- “... El hecho de no hacerse público el nombre el Magistrado sobre el


cual recae la ponencia de la sentencia [de vista] impugnada no implica la
transgresión del artículo ciento treintiocho de la Ley Orgánica del Poder
Judicial, pues esta norma no lo exige y tampoco se considera como causal
de nulidad; aún más, la carencia de tal publicidad no impide a la recurrente
iniciar las acciones que crea conveniente contra el Vocal ponente de la
mencionada sentencia...” (Casación Nro. 3674-2002 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2003, págs. 10324-10325).
- “... Mediante resolución [...] se señaló nueva fecha para la vista de la causa
por haber sido devuelto el proceso sin resolver por el Vocal Ponente que
fue rotado a otra Sala, [y] ello no es mérito suficiente para declarar vía
casación la nulidad de la sentencia expedida, pues si bien dicha irregu-
laridad origina la aplicación de sanciones disciplinarias contra el Vocal
que omitió expedir su voto conforme a ley, el proceso no se supedita a la
voluntad del Vocal que incumple sus obligaciones, pues ante tal omisión
el Presidente de la Sala está facultado a integrar el Colegiado con los
llamados por ley, conforme lo establece el segundo párrafo del artículo
ciento cuarentinueve del Texto Unico Ordenado de la Ley Orgánica del
Poder Judicial...” (Casación Nro. 1330-99 / Tumbes, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-05-2002, págs. 8665-8666).
- “... El Vocal Dirimente se adhiere al voto de los señores [Vocales] [...],
conforme se aprecia en la sentencia [...], haciendo suyos los fundamen-
tos que contiene la citada resolución [...]; [...] la Ley Orgánica del Poder
Judicial en sus artículos ciento cuarenticuatro y ciento cuarenticinco, no
exige una nueva motivación para la adhesión al voto de otro Vocal...”
(Casación Nro. 1396-2007 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-12-2008, págs. 23533-23534).
- “... Del texto de la sentencia aparece una constatación de la secretaría
de la Sala de Familia que certifica que la vocal discordante ha emitido
un voto llamado ‘concordante’ por el cual su posición ha dado lugar
a la discordia, ésta vez [sic -léase esta vez-], en base a que tomado en
cuenta los nuevos argumentos que sobre la materia ha emitido la Corte
Suprema[,] es de opinión se confirme la sentencia en todos sus extremos,
variando el sentido de su posición; [...] como se advierte, la posición por
la [sic] Vocal dirimente constituye una modificación de su voto anterior
emitido en calidad de discordia; sin embargo, por excepción la misma Ley
Orgánica del Poder Judicial, en su artículo ciento cuarentitrés, segundo
párrafo, [...] permite emitir voto concordante que se produce antes de la
emisión del voto dirimente cuando el discordante concuerde con el voto

63
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

del ponente; así, [...] la vocal dirimente [...] al cambiar su voto tomando
en cuenta [...] nuevos elementos [...], ha concordado con el voto del po-
nente, lo que constituye una variación razonable de formación del fallo;
por consiguiente, ha operado la regla excepcional antes descrita, y como
tal, no se ha producido infracción al debido proceso; [...] la figura del
voto concordante es una figura establecida de manera excepcional en la
Ley Orgánica del Poder Judicial, por ello, su aplicación debe ser sólo de
manera restringida y en tanto se justifique razonablemente la modifica-
ción del voto...” (Casación Nro. 678-2005 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-10-2006, págs. 17436-17437).
- “... El voto del doctor [Vocal] [...] no forma parte de la sentencia de vista,
sino es un voto singular...” (Casación Nro. 2732-2000 / Ayacucho, publi-
cada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs. 7213-7214).
- “... La sentencia [de vista] representa la decisión del Colegiado inte-
grado por los tres Vocales; [...] los considerandos contenidos en el voto
dirimente no son parte integrante de los fundamentos de la resolución
impugnada, por lo que no existe la contradicción o incoherencia aludida
por la recurrente...” (Casación Nro. 2256-2000 / Callao, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, pág. 6866).
- “... En el presente caso no se trata de que hay dos sentencias, sino que
al haber coincidido los señores vocales respecto de uno de los extremos
de la demanda y habiendo discordia sobre el otro extremo, cuando se
resuelve esta discordia, se complementa el fallo y constituye uno sólo
y en él se han resuelto todos los puntos controvertidos, por lo que no
existe infracción a las formas esenciales para la eficacia y validez de los
actos procesales...” (Casación Nro. 4024-2001 / Arequipa, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 01-07-2002, págs. 8951-8952).
- “... De acuerdo al artículo ciento cuarentiuno del Texto Unico Ordenado
de la Ley Orgánica del Poder Judicial, en las Cortes Superiores tres
votos conformes hacen resolución, tratándose de las que ponen fin a la
instancia, y en los demás casos bastan dos votos conformes; estable-
ciendo el artículo ciento veintidós quinto párrafo del Código Procesal
Civil, que cuando los órganos jurisdiccionales colegiados expidan autos,
sólo será necesaria la conformidad y firma del número de miembros
que hagan mayoría relativa; preceptos estos de los cuales se concluye
indubitablemente que en las Salas Civiles de las Cortes Superiores se
requieren de tres votos conformes para arribar a una sentencia; [...] en
ese orden, el artículo ciento cuarenticuatro de la misma Ley Orgánica

64
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

[...] prescribe que: ‘Si resulta discordia, se publica y notifica el punto


que la motiva, bajo sanción de nulidad. En la misma resolución se llama
al Vocal dirimente expedito y se señala día y hora para la vista de la
causa por él’; lo que significa que la discordia se puede producir sobre
uno [o] más puntos de lo resuelto en la sentencia impugnada; y si ello
es así, la discordia en uno de dichos puntos puede ser superada si se
produce un voto conforme con otros dos anteriores, haciendo resolu-
ción en ese punto o extremo, sin perjuicio de continuar con la discordia
respecto del otro u otros puntos hasta que la discordia desaparezca en
definitiva...” (Casación Nro. 1758-2005 / Ica, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-12-2006, págs. 18046-18047).
- “... En cuanto al voto discordante del Vocal [...], tal voto no es susceptible
de dejar sin efecto la votación en mayoría que ha dado lugar a la reso-
lución cuestionada [resolución de vista]...” (Casación Nro. 3224-2006 /
Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-01-2008, págs.
21372-21373).
- “... Los artículos 141 y 144 de la Ley Orgánica del Poder Judicial [...]
señalan que en las Cortes Superiores tres votos conformes hacen resolu-
ción, precisando que en caso de existir discordia, se pública [sic -léase
se publica-] y notifica el punto que la motiva, bajo sanción de nulidad,
llamándose al vocal dirimente. [...] Que, en el caso de autos, se aprecia que
con la expedición del voto suscrito por el Doctor [Vocal] [...] la opinión
de confirmar la sentencia apelada en el extremo que declaraba infundada
la demanda de nulidad de acto jurídico, contaba con tres votos válidos
que hacían resolución, de conformidad con el artículo 141 de la Ley Or-
gánica del Poder Judicial. [...] Que, sin embargo al subsistir la discordia
en cuanto al extremo de la reconvención formulada por la recurrente, el
vocal llamado por Ley para dirimir dicho aspecto, omitió pronunciarse
sobre dicho punto, y contrariamente se adhirió a la opinión de que la
apelada sea declarada nula, lo que trajo consigo que se expidieran dos
resoluciones con decisiones contradictorias. [...] Que, siendo ello así, es
evidente que la Sala de mérito ha incurrido en infracción de las formas
esenciales contenidas en los artículos 141 y 144 de la Ley Orgánica del
Poder Judicial...” (Casación Nro. 1389-2001 / Callao, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-03-2002, págs. 8485-8486).
- “... Esta Sala Suprema ha señalado que hay infracción de las formas
esenciales para la eficacia y validez de los actos procesales, cuando las
resoluciones sobre discordias han sido suscritas únicamente por el rela-
tor y no por todos los integrantes de la Sala...” (Casación Nro. 438-96 /

65
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-1998,


págs. 375-376).
- “... Conforme lo establece el penúltimo párrafo del artículo ciento trein-
tiocho de la [...] Ley Orgánica del Poder Judicial, en las resoluciones que
emitan las Salas deben consignarse expresamente los votos discordantes
y los singulares. Tal mandato legal, sin embargo, no se ha cumplido en
autos, [...] en ese orden de ideas, se concluye que la sentencia impug-
nada [sentencia de vista] se encuentra viciada de nulidad, en atención a
lo dispuesto en el artículo ciento setentiuno del Código Procesal Civil,
toda vez que ha sido emitida en forma incompleta, con transgresión de
las formas esenciales para su validez y eficacia; siendo así no cumple con
su finalidad, como es el de [sic -léase como es la de-] otorgar garantías
mínimas que aseguren un juzgamiento imparcial y justo...” (Casación Nro.
1554-04 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-06-2006,
págs. 16085-16086).
- “... Se aprecia que por resolución [...] se corrigieron los votos discordan-
tes [...] pero sin sustento alguno, toda vez que de lo actuado no aparecen
los fundamentos de dichos votos, más aún si se tiene en cuenta que ésta
resolución [sic -léase esta resolución-] no ha sido notificada a ninguna
de las partes procesales; [...] se debe agregar a ello, que el artículo cien-
to cuarentitrés, segundo párrafo, del Texto Unico Ordenado de la Ley
Orgánica del Poder Judicial señala que: ‘Una vez emitidos los votos, no
pueden ser modificados salvo que el voto discordante concuerde con el
voto del ponente, antes que emita su voto el dirimente, de lo que se deja
constancia en autos’; empero, en el presente caso no se advierte que se
haya presentado dicha situación a fin de que se justifique la alteración
de los votos tantas veces citados; [...] en tal sentido, se concluye que las
graves irregularidades incurridas por la Sala Superior importan afectación
al derecho de defensa y al debido proceso de la recurrente, los que deter-
minan la nulidad de la resolución...” (Casación Nro. 2924-2004 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2006, pág. 18036).
- “... El llamamiento de un Juez de Primera Instancia para completar Sala
Superior, aun cuando sea temporal, es una promoción...” (Casación Nro.
5941-2007 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-
2008, pág. 21764).
- “... De los actuados y de las copias solicitadas por este Supremo Tribunal
[...] se advierte que [...] el señor vocal [...] dejó su voto escrito y firmado en
el sentido de que se confirme la sentencia apelada que declara infundada

66
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

la demanda en donde se advierte también los votos de los señores vocales


[...], en donde se adhieren al voto del aludido magistrado; con lo que se
evidencia que se dio cumplimiento a lo estipulado en el artículo 141 de la
Ley Orgánica del Poder Judicial. [...] Que, el hecho que el señor vocal [...]
no firmara la resolución que hace sentencia final por motivo de su falleci-
miento, no la invalida por cuanto la Sala de mérito al sobrevenir tal hecho,
dio estricto cumplimiento a lo normado en el artículo 149 primer párrafo
del Texto Unico Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial. [...] Que,
además, es de acotar que los votos de los señores vocales son archivados
en Relatoría, votos que sólo son consignados en el expediente principal
hasta que se dirima la causa, luego de lo cual son sacados los originales
y archivados; por lo que la Relatora cuando señala que el señor vocal
[...] ha dejado suscrito su voto se encuentra de acuerdo a los hechos [...].
[...] Siendo así, la resolución [...] se encuentra de acuerdo a ley y al pro-
ceso, no siendo susceptible de causal de nulidad prevista en el numeral 7
del artículo 122 del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 1621-2004 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2006, págs.
17329-17330).
- “... La expedición de la sentencia [de vista] impugnada se encuentra
viciada de nulidad, en atención a lo dispuesto en los artículos ciento
setentiuno y ciento veintidós inciso séptimo del Código Procesal Civil,
toda vez que ha sido suscrita por un Vocal que no ha intervenido en la
vista de la causa ni escuchado los argumentos de defensa de la parte
demandada, con transgresión de las formas esenciales para su validez
y eficacia; siendo así no cumple con su finalidad, como es el de otorgar
garantías mínimas que le aseguren un juzgamiento imparcial y justo...”
(Casación Nro. 2448-03 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-11-2004, págs. 13118-13119).
- “... Como es de verse de autos, se tiene que el doctor [Vocal] [...] ha
emitido su voto sin haber escuchado el Informe Oral [...], siendo esto
así la Sala Superior debió haber declarado nula dicha vista de la causa y
señalar con ello nueva fecha con los Vocales conformados [...], lo que no
ocurrió; por lo que se estaría vulnerando el Principio de Inmediatez, que
tiene por objeto que el Juez, quien en definitiva va a resolver el conflicto
de intereses o la incertidumbre jurídica tenga mayor contacto posible con
todos los elementos subjetivos (partes, terceros) y objetos (documentos,
lugares), que conformen el proceso, por esta razón el Juez puede parti-
cipar en la realización de todos los actos procesales y es que la cercanía
puede proporcionar mayores y mejores elementos de convicción; [...]
en consecuencia [...] se [...] estaría recortando el derecho de defensa...”

67
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

(Casación Nro. 2848-2003 / Amazonas, publicada en el Diario Oficial El


Peruano el 31-01-2005, págs. 13459-13460).
- “... Es el caso que mediante escritos [...], tanto la parte demandante
como la demandada, [...] solicitaron se les conceda el uso de la palabra
a fin de que sus abogados informen oralmente el día que se señale para
la vista de la causa, pedido que fue acogido [...] concediéndoles el uso
de la palabra que en efecto hicieron ante el Colegiado integrado por los
señores [...], siendo que posteriormente [...] los dos primeros [Vocales]
fueron reemplazados por Vocales Suplentes, quienes sin escuchar a las
partes expidieron sus votos concordantes con el del Vocal Ponente [...]
formando sentencia que es materia de impugnación. Entonces, si se tiene
en cuenta que a los abogados defensores de las partes les fue concedido
el derecho de informar oralmente ante el Colegiado primigenio, igual
derecho les asiste para exponer sus alegatos de defensa ante los nuevos
Magistrados que, por impedimento sobreviviente de los llamados por ley,
se avocaron al conocimiento de la presente causa, tanto más si se advierte
que el segundo párrafo del artículo ciento cuarentinueve del Decreto
Supremo cero diecisiete - noventitrés - JUS no prevé expresamente que
la integración de los nuevos Magistrados ante el incumplimiento de los
llamados a emitir su voto importe la nulidad de la vista de la causa, por
lo que correspondía al Colegiado suplir el vacío previsto en la ley, a fin
de salvaguardar el derecho de defensa y al debido proceso que asiste a
las partes...” (Casación Nro. 2728-03 / Amazonas, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-01-2005, págs. 13397-13398).
- “... El hecho de que la Sala no haya enumerado los fundamentos de la sen-
tencia impugnada no puede acarrear la nulidad de la misma, en aplicación
del principio de subsanación que consagra el Artículo ciento setentidós
del Código Adjetivo” (Casación Nro. 1631-99 / Tumbes, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 21-01-2000, pág. 4628).
- “... La resolución recurrida carece de motivación jurídica y a pesar de
confirmar la sentencia de Primera Instancia, no ha recogido sus funda-
mentos de hecho y de derecho; contraviniendo las normas que garanti-
zan el derecho al debido proceso...” (Casación Nro. 664-99 / Canchis
Sicuani, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 06-10-1999, págs.
3681-3682).
- “... La sentencia de vista recoge los fundamentos de la apelada y
agrega otros adicionales, con lo que cumple la garantía constitucio-
nal de la fundamentación en los hechos y en el derecho...” (Casación

68
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

Nro. 3170-99 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el


08-04-2000, pág. 5024).

- “... No se incurre en incongruencia por fallo extra petita cuando la Sala


Superior, además de reproducir los fundamentos de la apelada, introduce
los suyos propios sin modificar la parte dispositiva de la citada resolu-
ción...” (Casación Nro. 2673-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 21-01-2000, pág. 4623).
- “... Si bien la resolución de vista reproduce los fundamentos de la apelada,
tal circunstancia no le exime de la obligación procesal de fundamentar
correctamente su fallo, si la resolución que confirma no apoya su deci-
sión en norma de derecho material alguna, tanto más si como sucede en
el presente caso lo que ordena es distinto a lo que manda la resolución
que confirma...” (Casación Nro. 1678-97 / Cono Norte, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 10-06-1998, págs. 1275-1276).
- “... La falta de fundamentación de la resolución superior impide hacer uso
adecuado del Recurso de Casación...” (Casación Nro. 986-98 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 06-04-2000, pág. 4959).
- “... Formulada la apelación el Superior puede anular, revocar o confirmar
la resolución materia de grado de acuerdo a lo que señala el artículo 364
del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2735-2006 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-07-2007, págs. 20087-20088).
- “... La Sala Superior al resolver en grado de apelación conoce de la causa
ex novo, y puede según el caso confirmar, revocar o anular la [resolución]
apelada...” (Casación Nro. 1431-2007 / Arequipa, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-10-2007, pág. 20885).
- “... Se constata de la resolución impugnada que su parte resolutiva con-
traviene flagrantemente el [...] principio de plenitud, pues, es un hecho
incuestionable que el impugnante apeló contra la totalidad de la senten-
cia [de] primera instancia por no encontrarla conforme y no sólo sobre
algunos aspectos de la misma, como equívocamente ha considerado la
Sala Superior al absolver el grado. Es que [...] de la parte resolutiva de la
sentencia de vista no aparece que se haya confirmado, revocado o anulado
la sentencia apelada, no bastando para ello que se declare la improcedencia
del recurso de apelación para concluir en que el organismo revisor ha
emitido una resolución en plena observancia de lo prescrito en el artículo
122 inciso 4° del Código Procesal Civil. [...] la resolución impugnada se
ha tornado en nula por la deficiencia procesal antes anotada, no existiendo

69
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

pronunciamiento válido...” (Casación Nro. 4301-2007 / Puno, publicada


en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2008, págs. 21704-21705).
- “... Si el Colegiado Superior advertía prueba que desvirtuara el derecho
de la demandante, lo que le correspondía era emitir un pronunciamien-
to de fondo y no sancionar una nulidad...” (Casación Nro. 257-2005 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2006, págs.
18014-18015).
- “... Si el Colegiado Superior considera que la conclusión a la que arribó el
Juez de la causa es errada, pues debe resolver conforme a lo que indique
su criterio jurisdiccional y a lo que aparezca de las pruebas incorporadas
al proceso, pero no es viable declarar la nulidad de una resolución por
el hecho de tener una apreciación diferente de los hechos...” (Casación
Nro. 3672-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-
01-2008, págs. 21395-21396).
- “... Existe una afectación del debido proceso, cuando indebidamente la
Sala [Superior] pretende anular una sentencia cuyos defectos son sub-
sanables...” (Casación Nro. 1466-2005 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-11-2006, págs. 17897-17898).
- “... Las anteriores resoluciones emitidas por la [...] Sala Civil [...] no
resultan vinculantes para los Magistrados que suscriben la [resolución]
recurrida, en razón de [...] tratarse de diferentes miembros de dicho órgano
jurisdiccional...” (Casación Nro. 1321-07 / Lambayeque, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-01-2008, págs. 21256-21257).
- “... En cuanto a la alegada omisión de los Relatores de suscribir resolu-
ciones, se trata de una deficiencia de estos auxiliares de justicia que no
constituye una transgresión al derecho al debido proceso...” (Casación
Nro. 2208-2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
12-2002, pág. 9628).

2.10.3.3 Jurisprudencia casatoria relacionada con las resoluciones


inhibitorias
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a las resoluciones
inhibitorias, ha establecido lo siguiente:
- “... [Los pronunciamientos de naturaleza inhibitoria] son aquellos que
se pronuncian respecto a un obstáculo de carácter procesal, ya sea por
la ausencia de algún presupuesto procesal o de alguna condición de la

70
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

acción...” (Casación Nro. 2421-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial


El Peruano el 02-01-2001, pág. 6670).
- “... Las resoluciones como actos procesales se clasifican, atendiendo al
alcance del fallo, en sentencias o autos de mérito y en sentencias o autor
inhibitorios, siendo estas últimas cuando las instancias de mérito no resuel-
ven sobre las pretensiones demandadas sino sobre aspectos de la relación
jurídica procesal...” (Casación Nro. 2581-2007 / Arequipa, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs. 22208-22209).
- “... La resolución objeto del presente recurso [de casación] declara im-
procedente la demanda, básicamente [...]; [...] estamos frente a lo que en
doctrina procesal se denomina ‘resolución inhibitoria’, es decir, aquellas
[sic -léase aquella-] en cuya virtud, por diversas causas, el juez pone fin
a una etapa del proceso, pero en realidad se abstiene de penetrar en la
materia del asunto que se le plantea, dejando de adoptar resolución de
mérito, esto es, ‘resolviendo’ apenas formalmente...” (Casación Nro.
1056-2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-
09-2007, págs. 20273-20274).
- “... Las sentencias como acto procesal se clasifican, atendiendo al alcance
del fallo, en sentencias de mérito y en sentencias inhibitorias, siendo estas
últimas cuando las instancias de mérito no resuelven sobre las pretensiones
demandadas sino sobre aspectos de la relación procesal...” (Casación Nro.
244-2001 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-
2002, págs. 8216-8217).
- “... Una sentencia inhibitoria se caracteriza porque no contiene pronun-
ciamiento sobre el fondo de la controversia, sino que se resuelve sobre la
validez de la relación jurídica procesal y entonces declara improcedente
la demanda...” (Casación Nro. 1338-2006 / Cono Norte, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-01-2008, pág. 21162).
- “... El hecho que la Sala de vista se haya pronunciado sobre los medios
probatorios aportados al proceso, ello no lo [sic] constriñe necesariamente
a emitir pronunciamiento sobre el fondo del asunto cuando advirtiera en
su calidad de director del proceso [...] alguna formalidad procesal impe-
rativa incumplida por las partes que impida continuar con la prosecución
normal del proceso...” (Casación Nro. 1320-2006 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2007, págs. 19797-19798).
- “... La resolución materia de impugnación [...] no se trata de una sentencia
que se haya pronunciado sobre el fondo del asunto, por lo que resulta

71
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

inviable que los juzgadores analicen o examinen las pruebas ofrecidas


por las partes en el decurso del proceso relacionadas con el asunto en
controversia...” (Casación Nro. 1056-2006 / Arequipa, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-09-2007, págs. 20273-20274).
- “... Excepcionalmente se puede emitir una sentencia inhibitoria, cuando
se trate de establecer la validez de la relación jurídica procesal, según lo
regula el artículo 121 in fine del Código Procesal Civil. En consecuencia,
al haberse emitido una sentencia inhibitoria no es posible sostener que
existe una deficiente apreciación de los medios probatorios, [...] porque
no ha existido pronunciamiento sobre el fondo de la controversia...” (Ca-
sación Nro. 2190-2006 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 29-02-2008, pág. 21624).
- “... La recurrida es una resolución inhibitoria; por lo que, al no existir
pronunciamiento sobre el fondo de la controversia, no requiere de una
fundamentación jurídica, ni tampoco de valorización de los hechos ni de
las pruebas actuadas en el proceso...” (Casación Nro. 775-2007 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-07-2007, pág. 19924).
- “... Para efectos de otorgar a la parte que resulte vencida la tutela efecti-
va de sus derechos, con sujeción a un debido proceso, la resolución que
expida el Colegiado Superior necesariamente debe respetar el principio
de congruencia procesal, y en ese sentido, la parte considerativa debe
guardar perfecta concordancia con la parte resolutiva; razón por la cual,
si una demanda se desestima por ausencia de un requisito intrínseco, la
parte decisoria no puede juzgar el fondo de la pretensión, y al existir
tal divergencia, la misma debe ser enmendada; [...] en consecuencia, al
verificarse la contravención de normas que garantizan el derecho a un
debido proceso, y particularmente, al haberse conculcado el principio de
congruencia procesal previsto en el inciso sexto del artículo cincuenta del
Código Procesal Civil, debe ampararse el recurso de casación...” (Casa-
ción Nro. 2424-05 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
31-10-2006, pág. 17509).
- “... Una demanda puede ser declarada improcedente en sentencia, cuan-
do se determina que carece de un requisito de fondo, lo que no afecta el
derecho al debido proceso...” (Casación Nro. 1030-99 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 29-08-1999, pág. 3363).
- “... El hecho de resolver las excepciones y defensas previas deducidas
por la parte demandada no precluye, ni es impedimento, para que el Juez
declare la improcedencia de la demanda y la conclusión del proceso...”

72
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

(Casación Nro. 184-95 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano


el 09-10-1996, pág. 2338).
- “... La decisión de las instancias de mérito es inhibitoria y no impide a
la entidad recurrente volver a demandar la misma pretensión, una vez
superado el hecho que impide su viabilidad...” (Casación Nro. 2724-
2007 / Ucayali, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008,
pág. 22742).
- “... La resolución [...] se trata de una sentencia inhibitoria que no se pro-
nuncia sobre el fondo de la materia controvertida, y, por lo tanto, no tiene
la calidad de cosa juzgada...” (Casación Nro. 5277-06 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2007, págs. 20643-20644).
- “... La recurrida se encuentra arreglada a lo actuado y el derecho, por-
que el último párrafo del artículo ciento veintiuno del Código adjetivo
[C.P.C.], permite excepcionalmente resolver sobre la validez de la relación
procesal, lo que es conocido en la doctrina como la Sentencia Inhibitoria,
y que se caracteriza por no contener una decisión sobre el fondo de la
litis; [...] la sentencia inhibitoria no constituye cosa juzgada...” (Casación
Nro. 2072-2000 / Ayacucho, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-01-2001, pág. 6854).
- “... El pronunciamiento inhibitorio de las instancias de mérito emitido en
el proceso [...] seguido entre las mismas partes, sobre la misma materia,
respecto del presente proceso, que declaró improcedente la demanda al
considerar que su pretensión era un imposible jurídico, constituye un fallo
que ha adquirido la autoridad de cosa juzgada formal, no contando con la
nota de inmutabilidad [...]; por tanto nada impide que la demandante inicie
un nuevo proceso...” (Casación Nro. 2372-2006 / Apurímac, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2008, pág. 21324).
- “... La Sala [Superior] no puede condicionar el pronunciamiento de fondo
a las resultas de otro proceso, no admitido por el a-quo, desnaturalizán-
dose el mismo, incurriendo en causal de nulidad prevista en el Artículo
171 del Código Adjetivo [C.P.C.]...” (Casación Nro. 3083-2007 / Caja-
marca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2008, págs.
21487-21488).
- “... Conforme al artículo 121 del Código Procesal Civil, nada impide al
Juez pronunciarse en la sentencia respecto de la validez de la relación
procesal...” (Casación Nro. 254-2008 / Lima Norte, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-10-2008, págs. 23201-23202).

73
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... Sostiene [el recurrente] que se ha infringido la última parte del artículo
ciento veintiuno del Código Procesal Civil, indicando que la sentencia
recurrida además de no pronunciarse sobre el fondo de la litis, consigna
argumentos extraños que conducen a una decisión de la misma índole, sin
embargo, es necesario precisar que la norma que invoca define lo que es
una sentencia, y la facultad del juzgador para pronunciarse sobre el fondo
de la litis o eventualmente sobre la validez de la relación procesal, siendo
esto último lo que realizó el superior colegiado, por lo que no se observa
que se hubiese incurrido en causal de nulidad alguna...” (Casación Nro.
1667-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001,
pág. 6957).
- “... La sentencia de mérito no contraviene dicho principio [principio iura
novit curia]; pues de conformidad con el artículo ciento veintiuno in fine
del Código Adjetivo [C.P.C.], [se] permite excepcionalmente pronunciarse
en la sentencia sobre la validez de la relación procesal, cuando advierta
la falta de conexidad entre lo peticionado, los fundamentos fácticos y
medios probatorios que lo sustenta [sic -léase sustentan-]...” (Casación
Nro. 3402-2000/ Cono Norte, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-08-2001, pág. 7609).
- “... Tampoco se ha afectado el principio de preclusión del proceso, pues
la facultad del Juez de declarar la improcedencia de la demanda en la
sentencia está expresamente concedida por el último párrafo del artículo
ciento veintiuno del Código Adjetivo [C.P.C.]...” (Casación Nro. 1019-
2000 / Cono Norte - Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-03-2001, págs. 7068-7069).
- “... Si bien es verdad que, como dispone el Artículo cuatrocientos sesen-
tiséis del Código Procesal Civil, consentida o ejecutoriada la resolución
que declara el saneamiento procesal precluye toda petición referida a
impugnar la validez de la relación jurídica procesal, esto no limita la
facultad del juzgador, concedida por el Artículo ciento veintiuno ‘in
fine’ del mismo Código, para en sentencia, excepcionalmente, revisar
nuevamente dicha relación y pronunciarse sobre ella, por lo que ha-
biendo el juzgador de mérito obrado en ejercicio de sus facultades, no
se contraviene el derecho del recurrente al debido proceso” (Casación
Nro. 1136-99 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 12-11-1999, pág. 3914).
- “... El devenir del proceso de acuerdo a lo regulado por nuestro orde-
namiento procesal importa, evidentemente, que para llegar a la etapa

74
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

resolutiva, en que se dicta la sentencia, se debe haber transitado, entre


otras, por la fase del saneamiento probatorio [sic -léase saneamiento
procesal-], en que el juzgador se pronuncia sobre la validez de la relación
jurídica procesal. [...] No obstante, este Supremo Colegiado, aplicando
un criterio de orientación sistemática, estima [que] la existencia de la
norma que faculta al juez a pronunciarse sobre la validez de la rela-
ción jurídica en la sentencia, [...] comporta que tal pronunciamiento de
improcedencia de la demanda puede hacerse aún cuando en la etapa
de saneamiento procesal se ha declarado la validez de la relación pro-
cesal, ello por cuanto la expedición de la sentencia, al ser el acto que,
en principio, pone fin al proceso, implica aún antes de hacer el examen
sobre las pretensiones, los hechos probados y las pruebas aportadas al
proceso, un nuevo juicio sobre la validez de la relación jurídica procesal,
dictando una sentencia inhibitoria cuando corresponda...” (Casación
Nro. 824-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-12-2008, págs. 23566-23568).
- “... En aplicación del artículo cuatrocientos sesentiséis del Código ad-
jetivo [C.P.C.] se entiende que con la resolución firme de saneamiento
[...] precluye toda referencia a la validez de la relación procesal; [...]
encontrándose saneado el proceso, el Ad - Quem debió limitarse a emitir
un pronunciamiento de fondo, por tanto la decisión de éste, de eludir tal
decisión, contraviene el Principio de Economía y Celeridad Procesal, y
aún vulnera la Tutela Jurisdiccional Efectiva del actor...” (Casación Nro.
3570-2002 / Ucayali, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-
2004, págs. 11664-11665).
- “... Tal y como lo expresa el último párrafo del artículo 121 del Código en
comento [C.P.C.], el Juez en la sentencia, puede pronunciarse de manera
excepcional sobre la relación jurídico procesal válida, encontrándose fa-
cultado incluso para declarar su invalidez, declarando la nulidad de todo
lo actuado respecto de graves vicios o defectos en la citada relación que no
pudieron ser advertidos antes por el Juez...” (Casación Nro. 1144-2004 /
Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-07-2006, págs.
16503-16504).
- “... Es posible que el juez excepcionalmente pueda examinar la validez
de la relación jurídica procesal en la sentencia en uso de la prerrogativa
que le reconoce el artículo 121 tercer párrafo del Código Procesal Civil,
salvo que exista pronunciamiento con autoridad de cosa juzgada que haya
definido tal circunstancia...” (Casación Nro. 202-2006 / Puno, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2007, pág. 18648).

75
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... El artículo 121 in fine del Código Procesal Civil dispone que me-
diante la sentencia el Juez pone fin a la instancia o al proceso en defi-
nitiva, pronunciándose en decisión expresa, precisa y motivada sobre
la cuestión controvertida declarando el derecho de las partes, o excep-
cionalmente sobre la validez de la relación procesal; en consecuencia,
cuando el órgano jurisdiccional de instancia quiere hacer uso de la
facultad conferida en la precitada norma adjetiva al expedir la sentencia
definitiva -pronunciarse de manera excepcional sobre la validez de la
relación procesal- debe motivar debidamente su fallo, esto es, indicar
las razones que justifican la expedición de un fallo excepcional...” (Ca-
sación Nro. 2747-2007 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 04-09-2008, pág. 23073).
- “... Si bien es cierto que el tercer párrafo del artículo ciento veintiuno
del mismo cuerpo normativo [C.P.C.] dispone que, excepcionalmente,
el Juez a través de la sentencia puede pronunciarse sobre la validez de la
relación jurídica procesal, se exige para ello que la decisión así expedi-
da sea expresa, precisa y motivada, y en tal circunstancia, que se funde
en una causal expresamente prevista por ley; entonces, debe concluirse
que la facultad del Juzgador para emitir una resolución inhibitoria se
circunscribe a criterios de razonabilidad debidamente justificados, los
que, resulta evidente, no se han respetado en este caso, violándose así los
derechos fundamentales relativos al debido proceso y a la tutela jurisdic-
cional efectiva previstos en el inciso tercero del artículo ciento treinta y
nueve de la Constitución Política vigente...” (Casación Nro. 4638-06 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2008, págs.
21969-21970).
- “... Conforme a lo dispuesto en la última parte del Artículo ciento vein-
tiuno del Código Procesal Civil el Juez al momento de sentenciar puede
pronunciarse excepcionalmente sobre la validez de la relación procesal.
(...) debe precisarse atendiendo a la orientación de nuestra novísima le-
gislación procesal que esta facultad debe ejercerse restringidamente a la
existencia de vicios de carácter insubsanable” (Casación Nro. 192-96 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-01-1998,
págs. 343-344).
- “... Si bien el artículo 121 del Código Procesal Civil in fine ha pre-
visto que los Jueces excepcionalmente pueden expedir sentencia
inhibitoria, pronunciándose acerca de la validez de la relación jurí-
dico procesal, tal posibilidad debe entenderse que está prevista sólo
para aquellos casos en los que al momento de expedir sentencia se

76
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

advierta la existencia de vicios insubsanables que afecten gravemente


la validez de la relación jurídico procesal...” (Casación Nro. 557-2008
/ Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2008,
págs. 23227-23228).
- “... La última parte del Artículo ciento veintiuno del Código Procesal
Civil autoriza al Juez para que emita sentencia pronunciándose sobre la
validez de la relación procesal. (...) dicha norma debe ser concordada
con el último párrafo del Artículo ciento setentiséis del Código Procesal
Civil, que establece que los jueces sólo declararán de oficio las nulidades
insubsanables, mediante resolución motivada, reponiendo el proceso al
estado que corresponde. (...) Que, por lo tanto, cuando el Juez o la Corte
se pronuncia sobre la invalidez de la relación procesal por encontrar la
existencia de un vicio de naturaleza insubsanable no contraviene ni el
principio de congruencia, ni el carácter dispositivo del proceso civil, ni
desconoce las etapas preclusivas del proceso ni el efecto del saneamiento”
(Casación Nro. 841-99 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-09-1999, págs. 3407-3408).
- “... Si bien el artículo 121 in fine del Código Procesal Civil faculta al
Juzgador a que excepcionalmente se pronuncie en la sentencia, sobre la
validez de la relación jurídico procesal; [...] tal previsión está señalada
únicamente para aquellos casos en los que la relación jurídica procesal no
se haya entablado adecuadamente o cuando no obstante el saneamiento
procesal se advierta que el demandante carece de interés o legitimidad
para obrar, que el derecho ha caducado o que el órgano jurisdiccional
resulte absolutamente incompetente...” (Casación Nro. 1267-2006 / La
Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2007, págs.
20458-20459).
- “... El último párrafo del artículo 121 del Código Procesal acotado [C.P.C.]
señala que con la sentencia el juez pone fin a la instancia pronunciándose
sobre la cuestión controvertida, declarando el derecho de las partes o
excepcionalmente la validez de la relación procesal; cabe precisar que la
excepcionalidad prevista, sólo procede por la carencia evidente de alguno
de los presupuestos procesales de forma o de fondo que le impidan al
juzgador emitir pronunciamiento sobre el fondo de la cuestión contro-
vertida; de presentarse duda, al respecto debe preferirse resolver el fondo
de la litis buscando la solución del conflicto de intereses, en virtud de lo
dispuesto por el artículo III del Título Preliminar del Código Procesal
Civil...” (Casación Nro. 1565-2008 / Lambayeque, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-12-2008, pág. 23397).

77
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... El Código Procesal Civil [...] establece en su artículo ciento veintiuno


parte in fine la facultad que tiene el Juez para pronunciarse en la sentencia
excepcionalmente sobre la validez de la relación jurídico procesal; [...]
dicha facultad del Juez de la causa resulta extensiva al Colegiado Supe-
rior que absuelve el grado de apelación de la sentencia, coligiéndose de
ello que si bien el artículo cuatrocientos sesentiséis del Código Procesal
Civil establece que saneado el proceso precluye el cuestionamiento a la
validez de la relación jurídica procesal, sin embargo el artículo ciento
veintiuno parte in fine establece una excepción en mérito del cual los jue-
ces de mérito tienen la facultad de pronunciarse excepcionalmente sobre
la validez de la relación jurídica procesal en la sentencia...” (Casación
Nro. 1866-2004 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-06-2006, págs. 16267-16268).
- “... Si bien de acuerdo con el Artículo ciento veintiuno del Código Procesal
Civil, la sentencia de vista podía pronunciarse sobre la validez de la rela-
ción procesal y declarar improcedente la demanda (...), para ello tenía que
declarar nula la apelada o revocarla, lo que implica que la apelada contenía
una causal de nulidad o la Sala modificaba la misma, pero al declarar impro-
cedente la demanda, sin anular o revocar la apelada, se mantiene la misma,
lo cual importa un absurdo jurídico y no existe pronunciamiento en la parte
resolutiva sobre la sentencia apelada, incumpliendo lo dispuesto en el inciso
cuarto del Artículo ciento veintidós del Código acotado e incurriendo en
la causal de nulidad contemplada en el Artículo ciento setentiuno de dicho
Código” (Casación Nro. 3016-99 / Huaura, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 04-07-2000, pág. 5528).

2.10.4 Contenido y suscripción de las resoluciones


El artículo 122 del Código Procesal Civil trata sobre el contenido de las re-
soluciones. Así tenemos que todas las resoluciones (decretos, autos y sentencias)
deben contener, bajo sanción de nulidad, la indicación del lugar y fecha en que
se expiden (art. 122 -inc. 1)- del C.P.C.). En cuanto al lugar, se entiende que es
aquel donde tiene su sede el órgano jurisdiccional unipersonal o colegiado que
emite la resolución.
Todas las resoluciones (decretos, autos y sentencias) deben contener, además,
bajo sanción de nulidad, la indicación del número de orden que les corresponde
dentro del expediente principal del proceso o cuaderno especial en que se emiten
(art. 122 -inc. 2)- del C.P.C.). Las resoluciones judiciales, dicho sea de paso, deben
ser numeradas correlativamente en el día de su expedición, bajo responsabilidad
(art. 125 del C.P.C.).

78
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

Sólo los autos y sentencias (y no los decretos) deben contener, bajo sanción
de nulidad, conforme lo señala el inciso 3) del artículo 122 del Código Procesal
Civil, la mención sucesiva de los puntos sobre los que versa la resolución.
Sólo los autos y sentencias (estando excluidos los decretos) deben contener,
bajo sanción de nulidad, las consideraciones, en orden numérico correlativo, de
los fundamentos de hecho y de derecho que sustentan la decisión (lo que implica,
en este último caso, la cita de la norma o normas aplicables en el respectivo con-
siderando), lo que debe guardar correspondencia con el mérito de lo actuado (art.
122 -inc. 3)- del C.P.C.).
Sólo los autos y sentencias (y no los decretos) deben contener, bajo sanción
de nulidad, la expresión clara y precisa de lo que se decide u ordena respecto de
todos los puntos sobre los que versa la resolución judicial de que se trate (art. 122
-parte inicial del inc. 4)- del C.P.C.). Es de destacar que, según se desprende de
la parte final del inciso 4) del artículo 122 del Código Procesal Civil, en caso de
que el órgano jurisdiccional desestimara un pedido determinado debido a la inob-
servancia de algún requisito o a la cita errónea de la norma aplicable a su criterio,
tiene la obligación de señalar de manera expresa cuál es el requisito omitido o
defectuosamente cumplido o, según el caso, la norma legal aplicable al asunto de
que se trate. Naturalmente, el requisito aludido debe ser uno previsto por la ley y,
en cuanto al precepto legal aplicable a criterio del juzgador, cabe señalar que éste
tiene que explicar por qué resulta aplicable.
Sólo los autos y sentencias (y no los decretos) deben contener, bajo sanción de
nulidad, el plazo para su cumplimiento, si fuera el caso (art. 122 -inc. 5)- del C.P.C.).
De conformidad con lo dispuesto en el inciso 6) del artículo 122 del Código
Procesal Civil, únicamente las sentencias deben contener, bajo sanción de nuli-
dad, la condena en costas y costos y, si procediera, de multas, o la indicación de
la exoneración de su pago (que, en el caso de las costas y costos procesales, debe
ser, además de expresa, debidamente fundamentada: art. 412 -primer párrafo- del
C.P.C.).
Todas las resoluciones (decretos, autos y sentencias) deben contener, bajo
sanción de nulidad, la firma del Juez y del auxiliar jurisdiccional correspondiente
(art. 122 -inc. 7)- del C.P.C.). Lo señalado constituye la regla general respecto de la
cual los tres últimos párrafos del artículo 122 del Código Procesal Civil establecen
las siguientes precisiones: A. en primera y segunda instancia, así como en la Corte
Suprema, las sentencias deben contener la firma completa del Juez o Jueces que
las emiten (en este último caso, si se trata de órgano jurisdiccional colegiado); B.
en primera y segunda instancia, así como en la Corte Suprema, los autos llevan
media firma del Juez o Jueces que los expiden (en este último caso, si se trata

79
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

de órgano jurisdiccional colegiado); C. si se trata de autos emitidos por órganos


jurisdiccionales colegiados, solamente se exigirá la conformidad y la suscripción
del número de miembros que hagan mayoría relativa; y D. Los decretos, que, por
lo general, son expedidos por los auxiliares jurisdiccionales, deben contener la
firma completa de éstos, a no ser que hayan sido emitidos por el Juez en el curso
de alguna audiencia, en cuyo caso el acta que recoge lo acontecido en la audiencia
de que se trate, incluyendo, obviamente, a los decretos que se expidan dentro de
ella, será suscrita por el Juez y por el auxiliar jurisdiccional respectivo (además
de los sujetos procesales intervinientes en la audiencia).
Conforme lo señala el artículo 122 del Código Procesal Civil, la sentencia
exige en su redacción la separación de las partes que la conforman, a saber:
A) Parte expositiva
B) Parte considerativa.
C) Parte resolutiva.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al contenido y
suscripción de resoluciones, ha establecido lo siguiente:
- “... Las resoluciones judiciales constituyen un solo cuerpo, unitario,
siendo improcedente su fragmentación...” (Casación Nro. 1598-2006 /
Huaura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-05-2007, págs.
19600-19601).
- “... El recurrente ha invocado una norma [art. 122 -inc. 2- del C.P.C., refe-
rido al requisito del número de orden que le corresponde a la resolución]
cuya inobservancia no compromete el derecho al debido proceso que se
pretende proteger...” (Casación Nro. 3093-2000 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-08-2001, págs. 7671-7672).
- “... La errónea numeración de una resolución no constituye nulidad in-
salvable que afecte su contenido, ni el proceso, de conformidad con lo
preceptuado en el cuarto párrafo del artículo 172 del Código Procesal
Civil...” (Casación Nro. 2717-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-10-2006, págs. 17421-17422).
- “... No cabe la declaración de nulidades superfluas o sin interés si se tiene
en cuenta que la subsanación en la numeración que le corresponde al auto
de vista dentro del proceso no ha de influir en el sentido de lo resuelto,
siendo de aplicación lo dispuesto en el artículo 172, cuarto párrafo, del

80
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 1633-2006 / Lima, publicada


en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2006, pág. 17347).
- “... Si bien se verifica que la sentencia de vista [...] carece de número de
orden dentro del proceso, dicha circunstancia no acarrea su nulidad a tenor
de lo previsto en el artículo 122 del Código Procesal Civil...” (Casación
Nro. 1675-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
11-2001, págs. 8044-8045).
- “... Si bien en la resolución (que rechaza un medio probatorio) expedida
en la audiencia única no alude (sic) al número que le correspondería y no
se precisa la fecha de su expedición, resulta que pese a que dichas formas
se inobservan, el acto ha cumplido su finalidad y aún (sic) cuando se sub-
sane el vicio ello no va a cambiar el sentido de la resolución, debiendo
advertirse además que la exigencia sobre la precisión de la fecha como
se denuncia es un excesivo tributo al ritualismo o formalismo por cuanto
se ha expedido dentro de la audiencia única en cuya acta y en el exordio
aparece la fecha correspondiente...” (Casación Nro. 3323-99 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 11-04-2000, pág. 5072).
- “... No se afecta los artículo [sic -léase artículos-] ciento veintidós y
ciento veintitrés del Código Procesal Civil, porque si bien la recurrida
no contiene número de resolución ni parte expositiva en forma[,] ello no
ocasiona la nulidad de la resolución, porque no afecta el sentido del fallo,
siendo aplicable en este extremo el artículo ciento setentidós [del C.P.C.]
[...] en su cuarto párrafo...” (Casación Nro. 3188-01 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002, págs. 8527-8528).
- “... Si bien existen errores en la transcripción de la resolución de vista,
se tratan de errores mecanográficos pero no de errores sustantivos, los
que no invalidan el sentido de la resolución, por ende no se advierte la
contravención al debido proceso que alega el impugnante...” (Casación
Nro. 850-2012 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
11-2012, pág. 38440).
- “El derecho a la debida motivación de las resoluciones importa que los
jueces, al resolver las causas, expresen las razones o justificaciones ob-
jetivas que los llevan a tomar una determinada decisión, estas razones,
deben provenir no sólo del ordenamiento jurídico vigente y aplicable al
caso, sino de los propios hechos debidamente acreditados en el trámite
del proceso, a través de la valoración conjunta de los medios probato-
rios...” (Casación Nro. 738-2012 / Tacna, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-01-2014, pág. 46300).

81
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “...El artículo 139, inciso 5º de la Constitución Política del Estado, con-


templa el derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales,
que comprende que la decisión judicial debe contener una respuesta
razonada, motivada y congruente con las pretensiones oportunamente
propuestas por las partes...” (Casación Nro. 407-2012 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2014, pág. 46184).
- “... En un pronunciamiento judicial, se debe distinguir el juicio de hecho
del de Derecho. El primero corresponde a la reconstrucción de lo acae-
cido que hace el magistrado en base al caudal probatorio, y el segundo al
Derecho que estima pertinente a esos hechos, en ejercicio de la facultad
iura novit curia recogida en los artículos VII del Título Preliminar del
Código Procesal Civil, y VII del Título Preliminar del Código Civil...”
(Casación Nro. 1231-2007 / Huaura, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-10-2007, pág. 20449).
- “... El juicio de hecho consiste en una declaración histórica, que el Juez de
instancia elabora sobre la base de los hechos alegados y la prueba actuada
por las partes, y que por tanto es particular del caso y hasta irrepetible;
mientras que el juicio de derecho corresponde a la subsunción de la norma
que el Juzgador considera aplicable a los hechos que se han determinado”
(Casación Nro. 582-99 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 19-10-1999, págs. 3774-3775).
- “... Los fundamentos de hecho de una resolución judicial consisten en las
razones y en la explicación de las valoraciones esenciales y determinantes
que han llevado al juez, a la convicción de que los hechos que sustentan
la pretensión se han verificado o no en la realidad...” (Casación Nro.
2177-2007 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-09-2008, págs. 22489-22490).
- “... No conteniendo la sentencia de vista ningún fundamento de
hecho (...), se ha incurrido en la causal de nulidad contemplada en los
Artículos ciento veintidós y ciento setentiuno del Código Procesal Ci-
vil...” (Casación Nro. 3100-99 / Chincha, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 01-06-2000, págs. 5448-5449).
- “... Los fundamentos de derecho [de las resoluciones judiciales] [...]
consisten en las razones esenciales que el juez ha tenido en cuenta para
subsumir o no [...] un hecho dentro de un supuesto hipotético de la norma
jurídica, para lo cual requiere hacer mención de la norma aplicable o no
al caso sub litis...” (Casación Nro. 2177-2007 / La Libertad, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-09-2008, págs. 22489-22490).

82
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

- “... Los fundamentos de derecho deben contener tanto el análisis y pronun-


ciamientos (sic) de las cuestiones de derecho relevantes para la solución
del caso, como la identificación de las normas jurídicas objetivas y/o
principios generales del derecho a partir de las cuales se elaboró dicha
decisión” (Casación Nro. 597-97 / Tacna, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 07-09-1999, págs. 3488-3489).
- “... De la lectura de la sentencia recurrida (...), se advierte que ella in-
curre en nulidad, toda vez que sus fundamentos -sin calificar el valor de
éstos- no se encuentran apoyados en ninguna cita legal, o en su defecto
en la doctrina jurisprudencial aplicable, lo que invalida todo el cuerpo de
la sentencia...” (Casación Nro. 283-95 / Cañete, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 13-12-1996, pág. 2534).
- “... No siempre la falta de citas en números o guarismos puede significar
la carencia de fundamentos de derecho, cuando en los criterios legales
que sustentan un fallo, subyace inexorablemente la norma material de
su referencia, que en consecuencia no es exacta la afirmación que con la
recurrida se han infringido normas que garantizan el derecho a un debido
proceso...” (Casación Nro. 1948-96 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 16-03-1998, pág. 545).
- “... La motivación de los fundamentos de derecho es el resultado del
análisis de los hechos que se da en forma conjunta y no de modo inde-
pendiente por cada considerando...” (Casación Nro. 178-2000 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 26-05-2000, pág. 5419).
- “... La sentencia de vista recurrida contiene sus propios fundamentos de
hecho y de derecho, los cuales no necesariamente deben concurrir en
forma simultánea en un mismo considerando; por ende, dicha resolución
ha sido emitida dentro de los cauces que exige nuestra normatividad
constitucional y procesal...” (Casación Nro. 4389-2007 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2008, pág. 21548).
- “... Si bien el A-quem del considerando quinto se pasó al sétimo, ello
constituye tan sólo un error material que no acarrea en absoluto la nulidad
de la [resolución] impugnada...” (Casación Nro. 2024-2001 / Lima, pu-
blicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001, págs. 7885-7886).
- “... Revisada la [resolución] recurrida se aprecia que la falta de su sexto
considerando obedece a un error material que no afecta el contenido y
sentido de la resolución, pues tiene coherencia lógica y suficiente moti-
vación fáctica y jurídica que sustenta la decisión de la Sala Superior [...],

83
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

guardando correspondencia con el mérito de lo actuado...” (Casación Nro.


435-2003 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2004,
pág. 11407).
- “... No basta que la sentencia tenga fundamentos, sino que debe susten-
tarse en el mérito del proceso y ser ordenada, fluida, lógica, esto es que
no vulnere los principios del buen razonar” (Casación Nro. 2896-98 /
Ayacucho, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 27-09-1999, págs.
3588-3589).
- “... Las resoluciones judiciales se expiden en mérito de lo actuado en el
proceso y en la ley [...]. Es que todo proceso judicial tiene como finalidad
concreta la de resolver un conflicto de intereses o dilucidar una incerti-
dumbre jurídica y como finalidad abstracta la de lograr la paz social en
justicia, para cumplir con tales fines ineludiblemente debe existir mutua
correspondencia entre lo qué [sic] se razona como resultado de las conclu-
siones a las que arriba el Juzgador y lo que se decide como consecuencia
de tal razonamiento...” (Casación Nro. 4197-2007 / La Libertad, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2008, págs. 21689-21690).
- “... Los pronunciamientos jurisdiccionales son construcciones jurídicas
basada [sic -léase basadas-] en conceptos en las que se asientan. En ellos
se distinguen los fundamentales, de aquellos en abundancia, ‘obiter dicta’
o ‘ex abundantia’ que no trascienden el fallo, el que se seguiría sosteniendo
en atención a los fundamentos jurídicos principales. Así, un motivo puede
ser erróneo, pero al mismo tiempo innecesario o superfluo...” (Casación
Nro. 899-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 29-
02-2008, págs. 21630-21631).
- “... El inciso 4 del artículo 122 del Código Procesal Civil [...] establece
que las resoluciones contienen la expresión clara y precisa de lo que se
decide u ordena, respecto de todos los puntos controvertidos, norma que
también contiene la congruencia que debe de existir entre lo resuelto en
la sentencia, el petitorio y la actividad desarrollada por las partes que se
refleja fundamentalmente en los puntos controvertidos...” (Casación Nro.
4908-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-
2008, págs. 22671-22672).
- “... Aparece de la resolución impugnada que el Colegiado Superior no ha
cumplido con la disposición que contienen los incisos 3° y 4° del artículo
122 del Código Procesal Civil, los cuales establecen que todas las resolu-
ciones que expidan los jueces deberán contener, bajo sanción de nulidad,
los fundamentos de hecho que sustentan la decisión, y los respectivos de

84
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

derecho con la cita de la norma o normas aplicables en cada punto, según


el mérito de lo actuado; y la expresión clara y precisa de lo que decide u
ordena, respecto de los puntos controvertidos. [...] Que, siendo esto así, la
actuación de los jueces del Colegiado Superior contraviene lo previsto en
los dispositivos procesales antes referidos, afectando el derecho al debido
proceso del demandante...” (Casación Nro. 1053-2008 / Junín, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 04-09-2008, págs. 22985-22986).
- “... Esta deficiente apreciación de los hechos por parte del Colegiado
Superior, torna en nula la decisión impugnada, pues, conlleva a colegir
de que lo resuelto no se ajusta al mérito de lo actuado en el proceso y
en tal virtud, es manifiesto el agravio que se le ha causado a la entidad
recurrente...” (Casación Nro. 2087-2007 / Callao, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-03-2008, págs. 21725-21726).
- “... La sentencia impugnada no está debidamente motivada, por lo que
el vicio denunciado determina que la Resolución de Vista infringe el
principio de congruencia procesal, con lo cual se produce la infracción
al derecho a la motivación de las resoluciones judiciales...” (Casación
Nro. 2690-2012 / Amazonas, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-01-2014, pág. 47615).
- “... La resolución impugnada incumple la formalidad prevista en el artículo
ciento veintidós inciso tercero del Código Procesal Civil, el cual señala
que las resoluciones contienen los fundamentos de hecho que sustentan
la decisión, y los respectivos de derecho, según el mérito de lo actuado,
razón por la cual aquella se encuentra afectada de nulidad...” (Casación
Nro. 4460-06 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-
2008, págs. 22084-22085).
- “... Uno de los requisitos esenciales para la validez de una resolución,
y en especial, de una sentencia, es que ella se pronuncie sobre todos y
cada uno de los puntos controvertidos...” (Casación Nro. 01-96 / Tacna,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 13-12-1996, pág. 2538).
- “... Siendo uno de los requisitos esenciales para la validez de una resolu-
ción y en especial de una sentencia, que en ella se pronuncie sobre todos
los fundamentos expuestos por las partes en la que [sic -léase en los que-]
sustentan su derecho, conforme a lo previsto en el inciso 4 del artículo
122 del Código Procesal Civil, dicha omisión se sanciona con nulidad...”
(Casación Nro. 2744-2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 29-02-2008, págs. 21645-21646).

85
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... La sentencia es el resultado de un proceso dialéctico sujeto a la ob-


servancia de las normas establecidas en la ley y exterioriza una decisión
jurisdiccional, por tanto, la omisión o falta de pronunciamiento de algunos
de los puntos de la controversia da lugar a la nulidad del fallo...” (Casa-
ción Nro. 4147-2001 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
31-03-2003, págs. 10405-10406).
- “... Al no haber existido pronunciamiento expreso sobre la totalidad de
la materia controvertida difiriendo así la solución final de la litis, se ha
transgredido las normas que garantizan el derecho a un debido proceso...”
(Casación Nro. 1408-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Pe-
ruano el 01-04-2002, pág. 8504).
- “... La sentencia es el resultado de un proceso dialéctico sujeto a la ob-
servancia de las normas establecidas en la ley y exterioriza una decisión
jurisdiccional, por tanto, la omisión o falta de pronunciamiento de alguno
de los puntos de la controversia altera la relación procesal válida dando
lugar a la nulidad del fallo...” (Casación Nro. 1921-2000 / Lambayeque,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, pág. 6838).
- “... Del contenido de la resolución de vista [...] resulta evidente que
el fallo no contiene pronunciamiento expreso y motivado acerca de
la pretensión contenida en el escrito de la demanda [...]; ésta omisión
[sic -léase esta omisión-], desde luego, vulnera lo establecido en el
artículo 122 inciso 4° del Código Procesal Civil que exige que las
resoluciones judiciales necesariamente contengan ‘la expresión clara
y precisa de lo que se decide u ordena, respecto de todos los puntos
controvertidos’, por tanto se incurre en contravención de normas que
garantizan el derecho al debido proceso...” (Casación Nro. 1174-2007
/ Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-09-2008, págs.
23100-23102).
- “... Si bien es cierto se incurre en causal de nulidad cuando se omite
la expresión clara y precisa de lo que se decide u ordena respecto de
todos los puntos controvertidos, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo ciento veintidós del Código Procesal Civil; no es menos cierto
que desaparece legalmente la misma, cuando tales puntos se encuentran
debidamente apreciados por las instancias de mérito o subyacen de lo
allí resuelto...” (Casación Nro. 2002-2005 / Lambayeque, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 04-12-2006, pág. 18238).
- “... No puede tener validez alguna un procedimiento judicial en el que la
sentencia no aparece firmada por el Juez y Secretario...” (Casación Nro.

86
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

327-96 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 13-01-1997,


págs. 2793-2794).
- “... En este caso la resolución (...) no ha sido suscrita por el Juez, sino
por el Secretario de Juzgado por disposición del A quo, lo cual constituye
una seria irregularidad procesal que origina una nulidad insubsanable,
que puede declararse de oficio de acuerdo con la última parte del Artículo
ciento setentiséis del Código Procesal Civil, porque el auto carece de la
media firma del Juez y el Secretario del Juzgado no está facultado para
sustituir al Juez en esta obligación” (Casación Nro. 1954-98 / Tacna, pu-
blicada en el Diario Oficial El Peruano el 13-01-1999, págs. 2465-2466).
- “... No habiendo ejercido función jurisdiccional el Magistrado citado con
motivo de la licencia que se le concediera [...], es obvio que no podía
suscribir resolución alguna, máxime si a dicha fecha ejercía funciones
otro Magistrado, resultando nula la resolución [...] por no haberse
expedido por el Juez respectivo, conforme lo dispone el inciso sétimo
del artículo ciento veintidós del Código Procesal Civil, incurriéndose
en [...] causal de nulidad...” (Casación Nro. 3856-01 / Jaén - Lamba-
yeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 28-02-2005, págs.
13639-13640).
- “... En cuanto a la actuación del Secretario Judicial, [...] tampoco podía
autorizar resolución judicial con anterioridad a su nombramiento como
auxiliar judicial, incurriéndose [...] en [...] causal de nulidad...” (Casación
Nro. 3856-01 / Jaén - Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 28-02-2005, págs. 13639-13640).
- “... La sentencia de primera instancia [...] contiene la firma y el nombre
del Juez, con la suscripción del respectivo auxiliar jurisdiccional, con-
forme al artículo 122 inciso 7° del Código Procesal Civil, resultando
que para los fines de la notificación se acompañó una copia de la refe-
rida sentencia solamente con la firma del especialista legal, lo cual no
afecta la validez de la citada resolución...” (Casación Nro. 2233-2007 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2007,
pág. 20364).

2.10.5 Resoluciones con autoridad de cosa juzgada


Lino Palacio concibe a la cosa juzgada como “... la inmutabilidad o irrevoca-
bilidad que adquieren los efectos de la sentencia definitiva cuando contra ella no
procede ningún recurso (ordinario o extraordinario) susceptible de modificarla, o
ha sido consentida por las partes” (PALACIO, 1979, Tomo V: 498).

87
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Según se desprende del artículo 123 del Código Procesal Civil, una resolución
adquiere la autoridad de cosa juzgada: a) cuando no proceden contra ella otros
medios impugnatorios que los ya resueltos; y b) cuando las partes renuncian ex-
presamente a interponer medios impugnatorios o dejan transcurrir los plazos sin
formularlos. Como se observa, la cosa juzgada no alcanza únicamente a la sentencia
sino a toda resolución que se encuentre comprendida dentro de los supuestos del
artículo citado. Así, por ejemplo, tienen calidad de cosa juzgada:
- La conciliación (art. 328 del C.P.C.).
- La transacción (arts. 337 -segundo párrafo- del C.P.C. y 1302 -último
párrafo- del C.C.).
- El desistimiento de la pretensión (art. 344 -primer párrafo- del C.P.C.).
- Los laudos arbitrales (art. 59 -inciso 2)- del Decreto Legislativo Nro.
1071).
De conformidad con el penúltimo párrafo del artículo 123 del Código Procesal
Civil, la cosa juzgada alcanza: a) a las partes; y b) a quienes de ellas deriven sus
derechos. Siempre que hubieran sido citados con la demanda, pueden extenderse
los efectos de la cosa juzgada: a) a los terceros cuyos derechos dependen de los
de las partes; y b) a los terceros de cuyos derechos dependen los de las partes.
Como se observa, la certeza y carácter incuestionable de una determinada situación
ventilada judicialmente, derivados de la cosa juzgada, son en realidad relativos
por no ser oponibles a todas las personas al contraerse solamente a los litigantes
o a quienes de ellos emanan sus derechos.
El último párrafo del artículo 123 del Código Procesal Civil establece dos
restricciones a la inmutabilidad de la resolución que adquiere la autoridad de cosa
juzgada, a saber: la nulidad de cosa juzgada fraudulenta (art. 178 del C.P.C.) y la
corrección de resoluciones (art. 407 del C.P.C.).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a las resoluciones
con autoridad de cosa juzgada, ha establecido lo siguiente:
- “... Uno de los principios que conforman el derecho procesal es el principio
de la cosa juzgada, que consiste en revestir a las sentencias de una calidad
especial, en virtud del cual [sic -léase en virtud de la cual-] no se permite
que las partes frente a quienes se profiere puedan volver a instaurar un se-
gundo proceso con base en los mismos pedimentos y sobre iguales hechos.
Este principio obedece a la necesidad de darles el carácter de definitivo
a las sentencias y evitar así que se susciten por las mismas cuestiones

88
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

otros procesos...” (Casación Nro. 2212-2006 / Huánuco, publicada en el


Diario Oficial El Peruano el 03-07-2007, págs. 19861-19862).
- “... El principio constitucional de cosa juzgada, mediante el cual el Estado
protege la eficacia e inamovilidad que adquiere la sentencia o resolución
que pone fin a un litigio o controversia y contra el cual no cabe nuevo
pronunciamiento o recurso impugnatorio alguno, porque ya se agotaron
los que procedían o se dejaron pasar los plazos legales para interponer-
los...” (Casación Nro. 3901-2000 / Junín, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 31-05-2002, pág. 8835).
- “... El principio de cosa juzgada constituye uno de los principios de la
función jurisdiccional, cuya observancia se encuadra dentro del respeto
a un debido proceso, y por lo tanto no constituye una forma procesal...”
(Casación Nro. 3047-99 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 22-02-2000, pág. 4666).
- “... La cosa juzgada es una garantía procesal por la cual se dota a ciertas
resoluciones, generalmente sentencias, de una autoridad especial que
impide que entre las mismas partes se vuelva a debatir sobre el mismo
asunto [...] (igual causa o hechos o igual objeto o pretensión), y dictarse
una nueva resolución también sobre lo mismo que pueda resultar contra-
dictoria, atentando y alterando la seguridad jurídica...” (Casación Nro.
1933-2007 / Cañete, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-
2008, pág. 21913).
- “... La res iudicata es una garantía procesal mediante la cual se dota a
ciertas resoluciones generalmente sentencias de una especial calidad que
impide que entre las mismas partes se vuelva a debatir sobre el mismo
asunto, igual causa (hechos) y objeto (pretensión), y dictarse nueva re-
solución; éste es un principio del debido proceso que da seguridad a las
decisiones judiciales” (Casación Nro. 3338-98 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 27-10-1999, pág. 3825).
- “... La cosa juzgada es un instituto procesal que constituye uno de los
fundamentos de la seguridad jurídica consistiendo en la inmutabilidad de
las ejecutorias judiciales...” (Casación Nro. 1370-03 / Cusco, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 03-05-2004, págs. 11952-11953).
- “... La cosa juzgada se asienta en dos principios: a) La extinción de la
acción con su ejercicio, lo que impide su renovación en otro proceso,
salvo excepción legal expresa; y b) La seguridad jurídica, a fin de dar
estabilidad a las relaciones de Derecho. Por eso los efectos de la cosa

89
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

juzgada obligan a toda autoridad y el artículo 139 de la Carta Política, en


sus incisos 2 y 13, prohíbe dejar sin efecto resoluciones que han pasado en
autoridad de cosa juzgada y revivir procesos fenecidos. De aquí sigue que
son caracteres de la Cosa Juzgada, la inmutabilidad y la coercibilidad...”
(Casación Nro. 724-2006 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-07-2007, págs. 19647-19648).
- “... La cosa juzgada es uno de los fundamentos de la seguridad jurídica
y consiste en la inmutabilidad de las ejecutorias judiciales...” (Casación
Nro. 2839-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
01-2008, pág. 21274).
- “... No se debe confundir la cosa juzgada con la preclusión, pues la primera
sólo corresponde a la sentencia definitiva, mientras que la segunda es un
estado que también puede referirse a las resoluciones interlocutorias y
que no permite discutir de nuevo la cuestión procesal decidida, pero no
produce cosa juzgada, porque sus efectos no son extraprocesales” (Ca-
sación Nro. 2056-98 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
19-03-1999, págs. 2832-2833).
- “... En materia procesal el principio de la cosa juzgada tiene dos acepta-
ciones [sic -léase acepciones-]: la cosa juzgada formal entendida como
preclusión, es decir que una resolución no puede ser atacada más dentro
de un proceso, sea auto o sentencia; y la cosa juzgada material o verdadera
cosa juzgada que solamente produce la sentencia que se pronuncia sobre
el fondo del asunto y respecto de la cual la decisión contenida en ella
resulta irrevocable y supone la vinculación con respecto a otro proceso...”
(Casación Nro. 3426-00 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-04-2003, pág. 10480).
- “... La doctrina ha distinguido la cosa juzgada material de la cosa juzgada
formal. Esta última se puede definir como la decisión judicial que se cumple
y es obligatoria tan sólo en relación al proceso en el cual se ha dictado y al
estado de cosas que se tuvo en cuenta en el momento de decidir; pero nada
obsta para que en un procedimiento posterior, mudado el estado de cosas
que se tuvo presente al tomar la decisión, la cosa juzgada pueda modificarse.
En cambio, existe cosa juzgada material, cuando a la condición de inim-
pugnable en el mismo proceso, se une la inmutabilidad de la sentencia en
otro proceso posterior...” (Casación Nro. 2372-2006 / Apurímac, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2008, pág. 21324).
- “... En materia de Cosa Juzgada, se distingue la formal de la material. La
primera se refiere a la imposibilidad de reabrir la discusión en el mismo

90
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

proceso; la segunda en cambio se produce cuando a la irrecurribilidad de la


sentencia se agrega la inmutabilidad de la decisión; debiendo significarse
que un conflicto de intereses con relevancia jurídica adquiere la autoridad
de cosa juzgada material cuando aquella ha sido objeto de jurisdicción
definitiva y cobra fuerza obligatoria respecto a la materia contenida en la
sentencia...” (Casación Nro. 354-02 / Ayacucho, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-03-2005, pág. 13807).
- “... En materia de cosa juzgada, [...] debe distinguirse la cosa juzgada
formal y la cosa juzgada material; entendida la primera, cuando produce
sus consecuencias en relación al proceso en que ha sido emitida, pero
que no impide su revisión en otro distinto, en el cual puede reabrirse el
debate; y la segunda, sustancial, cuando la resolución es inimpugnable,
produciendo sus efectos tanto en el proceso en que ha sido emitida, como
en cualquier otro distinto o posterior, impidiendo que el tema de fondo se
someta a nueva [...] discusión...” (Casación Nro. 771-2007 / Lima, publi-
cada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2007, págs. 20401-20402).
- “... Es principio de derecho que el Juez no puede anular o revocar sus
propias resoluciones por contrario imperio, y que por lo demás es una
garantía de la cosa juzgada formal” (Casación Nro. 794-94 / Ica, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 20-04-1998, pág. 727).
- “... Un conflicto de intereses con relevancia jurídica adquiere la autoridad
de cosa juzgada material cuando aquélla (sic) ha sido objeto de jurisdic-
ción definitiva y cobra fuerza obligatoria respecto a la materia contenida
en la sentencia, y al adquirir la categoría de irreversibilidad, no procede
contra ella otros medios impugnatorios que los ya resueltos” (Casación
Nro. 1971-98 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 18-10-1999, pág. 3760).
- “... La cosa juzgada significa que no se puede seguir otro proceso idéntico
a uno anterior que ha terminado por sentencia firme, lo que se aprecia en
función de la triple identidad que reconoce la doctrina: partes, objeto y
acción, como establece el artículo cuatrocientos cincuentitrés del Código
Procesal Civil que se debe concordar con el artículo ciento veintitrés del
mismo Código...” (Casación Nro. 2164-00 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág. 7175).
- “... Para identificar la existencia de la autoridad de la cosa juzgada es
menester analizar el criterio denominado de la triple identidad por el cual
se entiende que entre el proceso juzgado y el nuevo tiene que existir una
identidad de sujetos, el mismo petitorio y el mismo interés para obrar, es

91
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

decir, la misma causa petendi...” (Casación Nro. 2345-2001 / Junín, pu-


blicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2002, págs. 9178-9179).
- “... Habrá identidad jurídica de los sujetos cuando una misma persona es
parte demandante y una misma persona es parte demandada en los dos
procesos. Hay identidad del petitorio cuando en una primera demanda la
petición concreta como elemento constitutivo de la pretensión procesal
es la misma que la de la segunda demanda, esto es, que la motivación
fáctica y jurídica con que se han propuesto las pretensiones procesales y
su respectivo petitorio son las mismas en ambas demandas. Hay identidad
de interés para obrar cuando en ambos procesos se constata la existencia
de la misma necesidad ineludible del titular de la pretensión procesal de
acudir al organismo jurisdiccional en busca de la tutela judicial...” (Ca-
sación Nro. 2817-2001 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-09-2002, págs. 9197-9198).
- “... La declaración de cosa juzgada está sujeta a límites objetivos y
subjetivos, los primeros referidos al objeto y la causa del que deriva la
pretensión constituidos por la identidad del objeto de la pretensión y la
identidad de la causa petendi, en tanto que el límite subjetivo está referido
a la identidad de las partes intervinientes, los que deben constituirse de
manera concurrente para alegarse la pretendida calidad de cosa juzgada,
conforme a lo preceptuado en el artículo cuatrocientos cincuentidós del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2678-2002 / Ica, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2005, págs. 14087-14088).
- “... La cosa juzgada establece como supuesto de su contenido, la existencia
de un proceso idéntico a otro en el que también se haya obtenido una sen-
tencia firme, siendo que [...] han sido considerados como límites de la cosa
juzgada, los límites subjetivos, entendidos como identidad jurídica de las
partes que intervienen en el proceso, y los límites objetivos, considerados
como: la identidad de la cosa u objeto -que es el derecho discutido en el
proceso respecto de una o varias cosas expresadas en pretensiones-, y la
identidad de la causa -considerada como los hechos determinantes en que
se sustenta la pretensión-...” (Casación Nro. 1188-2007 / Ica, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs. 23608-23609).
- “... Los límites objetivos de la cosa juzgada se circunscriben a la materia
que es tema del pronunciamiento: objeto procesal. Tal objeto tiene las
siguientes vertientes: identidad de la cosa o petitum e identidad de la
causa de pedir o causa petendi. La autoridad de la cosa juzgada se ex-
tiende a todas aquellas cuestiones que han sido debatidas en el proceso

92
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

y decididas por la sentencia. Desde luego, dentro de una perspectiva


global, la identidad de objeto se encuentra indisolublemente ligada a la
identidad de partes, o sus sucesores procesales, y al interés para obrar
como precisa el artículo 452 del Código Procesal Civil. La identidad de la
cosa se plasma en la pretensión y su correspondiente resistencia. La cosa
debe ser entendida como el objeto corporal o incorporal, o cualquier otra
situación que emane una relación jurídica...” (Casación Nro. 724-2006 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2007,
págs. 19647-19648).
- “... Una sentencia expedida en juicio contradictorio adquiere la calidad de
Cosa Juzgada, cuando ya no es posible recurrirla, o cuando las partes no
la impugnan, como establece el artículo 123 del Código Procesal Civil.
La Cosa Juzgada otorga a la sentencia dos caracteres que la cualifican:
la inmutabilidad y la certeza. La inmutabilidad impone a los Organos
Jurisdiccionales la prohibición de revivir un proceso fenecido; la certeza
le confiere al contenido de la sentencia el carácter de verdad, haciéndola
indiscutible en nuevos procesos. La cosa juzgada cubre lo deducido y
lo deducible...” (Casación Nro. 1077-2007 / Ica, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 29-02-2008, págs. 21635-21636).
- “... La autoridad de la cosa juzgada reside en la sentencia y sus caracte-
res son la inmutabilidad y la coercibilidad...” (Casación Nro. 2056-98 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 19-03-1999, págs.
2832-2833).
- “... Los efectos de la cosa juzgada obligan a toda autoridad con los ca-
racteres de inmutabilidad y coercibilidad a tenor de lo dispuesto en los
incisos segundo y décimo tercero del artículo ciento treinta y nueve de la
Constitución Política del Estado...” (Casación Nro. 1188-2007 / Ica, publi-
cada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs. 23608-23609).
- “... La inmutabilidad [como característica de la cosa juzgada] confiere
declaración de certeza al contenido de la sentencia, haciéndola indiscutible
en nuevos procesos...” (Casación Nro. 724-2006 / Lambayeque, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2007, págs. 19647-19648).
- “... La referida sentencia tiene la calidad de cosa juzgada, lo que significa
que es inmutable jurídicamente (...); y la que debe acatarse y cumplirse en
sus propios términos, sin poder calificar su contenido o sus fundamentos,
restringir sus efectos o interpretar sus alcances bajo la (sic) responsabi-
lidad civil, penal o administrativa...” (Casación Nro. 234-95 / Huaura,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 11-02-1997, pág. 2834).

93
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... El principio de cosa juzgada se produce respecto de las sentencias


firmes que resuelven la cuestión planteada por las partes, cuyo efecto
procesal estriba en la invariabilidad de la misma y su permanencia en el
tiempo...” (Casación Nro. 1167-2000 / Huánuco, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6691).
- “... No resulta factible revisar resoluciones que tiene [sic -léase que tie-
nen-] la autoridad de Cosa Juzgada...” (Casación Nro. 4242-2007 / Loreto,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, pág. 23642).
- “... Este principio [de cosa juzgada] no es universal, ni erga omnes, pues
como establece el [...] artículo 123 [del C.P.C.] [...], en su segundo párrafo,
la cosa juzgada sólo alcanza a las partes y a quienes de ellas deriven sus
derechos, y es posible extender sus efectos a los terceros, cuyos derechos
dependan de las partes, si hubieran sido citados con la demanda. Es que,
al igual que un contrato, una sentencia es jurídicamente indiferente para
los terceros extraños al acto. La sentencia es res inter alios iudicata, y
los terceros son [...] todos aquellos que no han sido parte en el proceso
y que tengan una acción propia que ejercitar, o una excepción propia
que proponer sobre la misma cosa, pero que están fuera de la esfera
subjetiva de la acción ya ejercitada. Todo Sistema Procesal está pensado
para resolver un conflicto entre dos intereses opuestos: entre dos partes,
aún cuando en cada parte puede haber pluralidad de sujetos, por tanto,
será tercero, quien no es parte en el proceso, por no ser demandante ni
demandado...” (Casación Nro. 1077-2007 / Ica, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 29-02-2008, págs. 21635-21636).
- “... La cosa juzgada se circunscribe en la parte resolutiva de una resolu-
ción y no en su parte considerativa...” (Casación Nro. 3812-02 / Lam-
bayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2003, págs.
11009-11010).
- “... Lo efectos [sic -léase los efectos-] de la cosa juzgada solamente afectan
al fallo en si mismo [sic -léase en sí mismo-], pero no se extienden a los
hechos...” (Casación Nro. 1696-01 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 05-11-2001, pág. 7862).
- “... Debe tenerse presente que la cosa juzgada es entendida como el efecto
característico de las sentencias que deciden la pretensión hecha valer
en el proceso, excluyendo la cosa juzgada de las llamadas resoluciones
interlocutorias. [...] Que, siendo esto así, se desprende que en el caso de
autos no se ha afectado el principio aludido [principio de cosa juzgada],
puesto que la resolución que corre a fojas [...] no es una sentencia...”

94
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

(Casación Nro. 1075-2000 / Callao, publicada en el Diario Oficial El


Peruano el 30-01-2001, págs. 6804-6806).
- “... La calidad de cosa juzgada material solamente la tienen las sentencias
que se pronuncian sobre el fondo del asunto...” (Casación Nro. 1047-2004 /
La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2004,
págs. 13216-13217).
- “... La resolución que admite la demanda no causa cosa juzgada en los
términos del Artículo ciento veintitrés del Código Procesal Civil, pues
su validez puede ser analizada por el Juzgador con oportunidad del sa-
neamiento conforme al Artículo cuatrocientos sesenticinco del mismo
Código, e inclusive, excepcionalmente al momento de sentenciar, en virtud
de lo dispuesto por el Artículo ciento veintiuno del Código Adjetivo...”
(Casación Nro. 1769-99 / Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 20-01-2000, pág. 4600).
- “... Las resoluciones indicadas en el recurso [de casación] no constituyen
cosa juzgada pues son emitidas en ejecución de sentencia...” (Casación
Nro. 254-01 / ICA, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-
2001, pág. 7379).
- “... Si bien es cierto no hay norma específica que defina si la cosa juzgada
se da en todos los procedimientos jurisdiccionales, tanto contenciosos
como no contenciosos, no es menos cierto que [...] los procedimientos no
contenciosos tienen caracteres especiales que lo [sic -léase los-] distinguen
de los contenciosos ya que en el primero las resoluciones que dan término
a un procedimiento de este tipo no constituyen cosa juzgada, habida cuenta
que no obligan o vinculan a determinada persona o personas, advirtién-
dose la falta del carácter sustancial de la cosa juzgada a que se refiere la
segunda parte del artículo 123 del Código formal [C.P.C.]...” (Casación
Nro. 1111-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-
11-2001, pág. 7986).
- “... Aunque se considere que la función del juez en un procedimiento
no contencioso no deja de ser jurisdiccional, como así lo es, es forzoso
concluir que las resoluciones que dan término a un procedimiento de este
tipo, no constituye cosa juzgada pues no obligan o vinculan a determinada
persona o personas...” (Casación Nro. 1464-99 / Tumbes, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 06-04-2000, pág. 4964).
- “... La tenencia de la menor a cargo de su progenitor es por naturaleza
de carácter provisoria, supeditada a la buena formación, enseñanza,

95
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

educación y buenos modales que se le implanta y como tal no causa cosa


juzgada” (Casación Nro. 1909-97 / Ica, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 05-12-1998, pág. 2151).
- “... Denuncia [el recurrente] [...] que la Sala [Superior] habría revivido
procesos fenecidos cuestionando una sentencia que ha adquirido la calidad
de cosa juzgada con el fin [de] fundamentar su decisión; analizando la
recurrida se aprecia que el Colegiado ha valorado la sentencia dictada en
el proceso [...] sobre nulidad de acto jurídico seguido entre las mismas
partes [...], por cuanto fue admitida como prueba en el proceso, lo que
de ninguna manera se puede considerar como la revisión de un proceso
fenecido, sino como la valoración de una prueba en forma razonada, tal
como lo dispone el ordenamiento procesal...” (Casación Nro. 997-2003 /
Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2004, págs.
11564-11565).
- “... La referida resolución [...] ha contravenido las normas que garantizan
el derecho al debido proceso al pronunciarse sobre un extremo que ya
había sido materia de pronunciamiento, vulnerándose el principio de la
cosa juzgada que protege nuestra Carta Magna, consagrado en el inciso
13 del artículo 139...” (Casación Nro. 3901-2000 / Junín, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 31-05-2002, pág. 8835).
- “... La resolución recurrida en casación al dejar sin efecto una sentencia
con la calidad de cosa juzgada por medio de un auto, ha incurrido en
causal de nulidad...” (Casación Nro. 1999-2000 / Piura, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, págs. 6813-6814).
- “... No puede constituir cosa juzgada lo resuelto con infracción de las
Normas Procesales” (Casación Nro. 1380-T-97 / Junín, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 07-07-1998, págs. 1405-1406).
- “... Una resolución [...] no puede quedar firme si ha sido expedida con-
traviniendo la ley y afectando el derecho de toda persona a un debido
proceso...” (Casación Nro. 2372-2001 / Callao, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-04-2002, págs. 8576-8577).
- “... La cosa juzgada supone un proceso regular, en que las partes puedan
ejercitar libremente su derecho de defensa, por lo que no puede haber
cosa juzgada en un procedimiento irregular, seguido contra una persona
absolutamente incapaz y que posteriormente fue declarada interdicta,
infringiendo la garantía constitucional de la observancia del debido
proceso consagrada en el inciso tercero del artículo ciento treintinueve

96
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

de la Constitución Política del Estado...” (Casación Nro. 636-2002 /


Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2003, págs.
9754-9755).
- “... La Sala de mérito al declarar improcedente la demanda, por determi-
nar que se ha configurado la cosa juzgada ha analizado erróneamente los
elementos de identidad del actual proceso con un proceso anterior, por
lo que ha incurrido en afectación del derecho del demandante a la tutela
jurisdiccional efectiva, pues al sostenerse una supuesta cosa juzgada
inexistente se estaría limitando el derecho del recurrente para acceder
a la jurisdicción, lo que constituye contravención del inciso tercero del
artículo ciento treinta y nueve de la Constitución Política del Estado y,
por ende[,] determina la nulidad de la resolución de vista, a tenor del
artículo ciento setenta y uno del Código Procesal Civil...” (Casación Nro.
1188-2007 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008,
págs. 23608-23609).

2.11 Impedimento del Juez


El impedimento es aquella circunstancia que imposibilita el conocimiento
del proceso por parte de un magistrado u otro miembro del Poder Judicial. Es un
instituto procesal que implica el mandato legal expreso referido a la exclusión de
las personas mencionadas precedentemente, por estar inmersas dentro de situa-
ciones que ponen en duda su imparcialidad y la objetividad que debe reinar en el
conocimiento del litigio.
A criterio de Couture, “el impedimento es un motivo grave de inhibición:
configura una circunstancia que obsta en modo absoluto al conocimiento de un
asunto determinado, por parte del juez. Ni aun mediando acuerdo de partes, es
posible que entienda en el asunto un juez impedido. Su deber de alejamiento es
inmediato. No necesita esperar que las partes se manifiesten a este respecto, ni
requiere autorización del superior para desprenderse del conocimiento del asunto”
(COUTURE, 1950, Tomo III: 133).
En opinión de Devis Echandía, “los impedimentos consisten en situaciones
personales del juez o magistrado que la ley contempla como motivo para que se
abstengan de administrar justicia en un caso determinado; se refieren a parentes-
co, amistad íntima, enemistad grave con alguna de las partes o sus representantes
y apoderados, a interés personal en el asunto y a haber dictado la providencia
cuando eran funcionarios inferiores y corresponderles luego su revisión como
superior jerárquico. En esas condiciones hay una especie de inhabilidad subjetiva
del funcionario para administrar justicia en el caso concreto y su separación es una

97
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

garantía de la imparcialidad indispensable para que la sociedad y las partes tengan


confianza en los jueces...” (DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo I: 132).
Las causales de impedimento (así como las de recusación) se aplican a los
Jueces de todas las instancias y a los de la Sala de Casación, vale decir, a los Vo-
cales de la Corte Suprema (art. 311 -parte inicial- del C.P.C.).
Las causales de impedimento del Juez se encuentran reguladas en el artículo
305 del Código Procesal Civil, conforme al cual el Juez se encuentra impedido
de dirigir un proceso cuando:
1. Ha sido parte anteriormente en éste.
2. El o su cónyuge o concubino, tiene parentesco dentro del cuarto grado
de consanguinidad, segundo de afinidad o de adopción con alguna de las
partes o con su representante o apoderado o con un abogado que interviene
en el proceso. Es de resaltar que, por disposición del último párrafo del
artículo 305 del Código Procesal Civil: A. el impedimento previsto en esta
segunda causal sólo se verifica cuando el abogado ya estaba ejerciendo el
patrocinio de la causa; y B. está prohibido al abogado asumir una defensa
que provoque el impedimento del Juez.
3. El o su cónyuge o concubino, tiene el cargo de tutor o curador de cual-
quiera de las partes.
4. Ha recibido él o su cónyuge o concubino, beneficios, dádivas de alguna
de las partes, antes o después de empezado el proceso, aunque ellos sean
de escaso valor.
5. Ha conocido el proceso en otra instancia, salvo que haya realizado úni-
camente actos procesales de mero trámite.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al impedimento del
Juez, ha establecido lo siguiente:
- “... El impedimento es el instituto procesal por el cual la ley, de modo
expreso y terminante, aparta al juez del conocimiento de determinado
proceso, por estar vinculado a hechos tan fuertes que se duda que pueda
proceder con imparcialidad...” (Casación Nro. 646-98 / Lambayeque, pu-
blicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2000, págs. 6421-6422).
- “... Por el impedimento, la ley, de forma expresa y determinante, aparta
al Juez del conocimiento de determinado proceso por estar vinculado
al mismo por lazos ineludibles (por haber sido parte del mismo, por ser

98
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

pariente de una de las partes o de su abogado, por haber obtenido dádivas


de aquéllos, por haber conocido antes el mismo proceso en otra instancia,
entre otros)...” (Casación Nro. 2246-04 / Piura, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-06-2006, págs. 16119-16120).
- “... Las causales de impedimento y recusación se establecen entre las
partes y los jueces y no con los juzgados que éstos despachan, que son
los órganos jurisdiccionales del Poder Judicial...” (Casación Nro. 1828-
96 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 17-07-1998,
pág. 1465).
- “... Si bien el inciso segundo del artículo trescientos cinco acotado [del
C.P.C.] establece el impedimento del Juez cuando éste tiene parentesco,
dentro del cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad, con
el abogado que interviene en el proceso, también lo es que el parentesco
en alusión no se extiende al cónyuge o concubino de este último...” (Ca-
sación Nro. 328-03 / Huaura, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-05-2003, pág. 10584).
- “... El impedimento a que se refiere el inciso quinto del [...] artículo
trescientos cinco [del C.P.C., sobre el impedimento del Juez por haber
conocido el proceso en otra instancia] está dirigido a los Jueces y no
a los auxiliares jurisdiccionales...” (Casación Nro. 26-04 / Cerro de
Pasco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-05-2005, págs.
14185-14186).
- “... El artículo trescientos cinco inciso quinto del Código Procesal Ci-
vil establece que ‘El Juez se encuentra impedido de dirigir un proceso
cuando: (...) Ha conocido el proceso en otra instancia’. Como se puede
ver al exigir que el juzgador haya conocido el mismo proceso ‘en otra
instancia’ éste (sic) artículo está dirigido sólo a Jueces de Revisión y a
los de la Corte Suprema, cuando actúan conociendo, respectivamente,
del recurso de apelación y del de casación, pues lo que se quiere evitar es
que un mismo juzgador participe reiteradamente en el conocimiento del
proceso, pues con ello se vulneraría la garantía constitucional de ‘plura-
lidad de instancias’...” (Casación Nro. 646-98 / Lambayeque, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2000, págs. 6421-6422).
- “... La recurrente considera que la Vocal [...] debía inhibirse del cono-
cimiento de la causa por haber intervenido en el proceso acompañado y
que ha servido de sustento de la sentencia; [...] ello determina que en la
sentencia de vista se ha incurrido en la causal de nulidad contemplada
en el artículo ciento setentiuno del Código Procesal Civil...” (Casación

99
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Nro. 522-2002 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-


10-2002, pág. 9312).
- “... Conforme lo establece el artículo 305 del Código Procesal Civil en su
inciso 5°, el magistrado que ha conocido el proceso en primera instancia
está impedido de conocerlo en segunda instancia, y es su obligación de-
clararse impedido y abstenerse de seguir conociendo la causa conforme
a lo preceptuado por el artículo 311 del Código acotado; [...] en el caso
de autos, el magistrado [...] ha conformado el Colegiado [Superior] que
absolviendo el grado de apelación expidió la sentencia de vista impugna-
da, actuando inclusive en calidad de Ponente, a pesar de haber conocido
el mismo proceso en primera instancia, en el cual si bien es cierto que
no emitió pronunciamiento sobre el fondo, sin embargo su actuación no
ha sido de mero trámite, [...] actuación que le impedía conocer la causa
en segunda instancia, por lo que al haber integrado la Sala [Superior]
emitiendo la Sentencia de Vista actuando en calidad de ponente, ha
incurrido en causal de nulidad insalvable prevista en el artículo 171 del
Código Procesal Civil, que no puede verse convalidada [...], [...] tampoco
convalida dicho acto el hecho de que los abogados informaran ante el
Colegiado [Superior] conformado por el referido magistrado sin recusarlo,
pues es deber del magistrado que se encuentre comprendido en causal
de impedimento, declararse impedido y abstenerse de seguir conociendo
el proceso...” (Casación Nro. 1700-2003 / Junín, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-10-2006, págs. 17341-17342).
- “... La impugnante cuestiona la intervención del señor Vocal [...], refiriendo
que por haber suscrito la anterior sentencia de vista que fue declarada
Nula por este Supremo Tribunal, se encontraba incurso en impedimento
previsto en el artículo trescientos cinco del Código Procesal Civil; sin
embargo, la intervención previa del magistrado en una misma causa con-
figura causal de impedimento cuando aquél conoció el proceso en otra
instancia, conforme lo regula el inciso quinto de la norma acotada, que
no es el caso, pues el citado magistrado viene conociendo nuevamente
los autos sub materia como integrante del Colegiado en segunda instan-
cia...” (Casación Nro. 2206-03 / Callao, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-09-2004, págs. 12736-12737).
- “... La abstención por decoro está prevista cuando en el curso del proceso
se presentan motivos que perturban la función del Juez, por lo que éste
puede abstenerse mediante resolución debidamente fundamentada con-
forme lo señala el artículo 313 del Código Procesal Civil; caso distinto
es cuando ha conocido el proceso en otra instancia donde ya emitió una

100
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

opinión, y hace que se pueda dudar de su imparcialidad como magistrado,


ya que teniendo una posición definida puede inclinarse por una de las
partes lo que se encuentra previsto entre las causales de impedimento que
señala el artículo 305 del Código acotado...” (Casación Nro. 1745-04 /
Puerto Maldonado - Madre de Dios, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-06-2006, pág. 16200).

2.12 Excusación del Juez


Lino Palacio sostiene que “la excusación se configura (...) cuando las mencio-
nadas circunstancias (relaciones de Juez con alguna de las partes o con la materia
controvertida) determinan el apartamiento espontáneo del juez” (PALACIO, 1979,
Tomo II: 304).
Flores Trejo asevera que la excusa “... es el acto en virtud del cual, el ti-
tular de un órgano jurisdiccional, se abstiene de conocer determinado asunto,
por considerar él mismo, que existe una causal (impedimento) que perturbará
su imparcialidad para juzgarlo” (FLORES TREJO, 1985: 506). El mencionado
jurista distingue entre impedimento y excusa diciendo que “... el primero es la
causa que imposibilita al juzgador para conocer del negocio, la segunda es el
acto que realiza el juez para no conocer del asunto, por presentarse alguna de
las causas señaladas en el ordenamiento jurídico, es decir no se avoca al cono-
cimiento del negocio por existir un impedimento para ello, y en base a éste, se
excusa” (FLORES TREJO, 1985: 506).
“Constituye un deber de los jueces abstenerse de conocer de un proceso
ante determinadas circunstancias previstas por el ordenamiento, para no llegar a
comprometer su posición de tercero imparcial...” (BACRE, 1986, Tomo I: 596).
Como se aprecia, el magistrado que se encuentre inmerso en una causal de impe-
dimento (contemplada en el art. 305 del C.P.C.) tiene la obligación de abstenerse
o excusarse de seguir conociendo el proceso, declarándose, pues, impedido para
conocerlo, lo cual hará tan pronto como advierta la existencia de alguna causal legal
de impedimento (art. 311 -in fine- del C.P.C.). Si el magistrado que se encuentra
en tal situación incumple su deber de abstenerse de seguir conociendo el litigio,
entonces, puede ser recusado por las partes en base a la causal de impedimento de
que se trate (art. 312 del C.P.C.), pero esto no significa que ellas puedan participar
en el trámite de excusación del Juez, pues, conforme lo hace notar Aldo Bacre,
“las partes carecen de legitimación para intervenir en la excusación del juez ni
dispensar las causales invocadas, ya que se trata de un problema del juez, no de las
partes...” (BACRE, 1986, Tomo I: 597). El citado jurista concluye que “el juez de
la causa es el único legitimado para excusarse; es, al mismo tiempo, sujeto activo
y pasivo de la excusación” (BACRE, 1986, Tomo I: 597).

101
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

La Corte Suprema de Justicia, respecto de la excusación del Juez, ha estable-


cido lo siguiente:
- “... El Artículo trescientos seis del Código Procesal Civil regula el trámite
cuando el Juez se reconoce impedido de conocer un caso. En el artículo
bajo estudio se concede al juzgador la facultad de analizar las diversas
causales de impedimento, y si en ellas encuentra algún motivo que lo
alcanza, surge en él el deber de excusarse de seguir conociendo el caso;
pero si el juzgador no encuentra motivo de impedimento, las partes ni
ningún otro juez puede instarlo a que se declare impedido, pudiendo en
todo caso hacer uso de los recursos que la ley procesal les concede...”
(Casación Nro. 646-98 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-10-2000, págs. 6421-6422).
- “... El párrafo segundo de la parte in fine del Artículo trescientos seis
del Código Procesal Civil establece que las resoluciones que resuelven
las abstenciones son inimpugnables; no obstante, la Sala (...) de oficio
modifica la resolución recurrida, fundándose en una causal de recusación
situación distinta a la abstención por decoro. (...) Que, siendo así, se ha
transgredido el derecho constitucional al debido proceso, que es una de las
garantías del derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, con la secuela de
infringir los principios de dirección, economía y celeridad procesales...”
(Casación Nro. 1145-99 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 20-11-1999, pág. 4028).

2.13 Recusación del Juez


Según Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín, la recusación “...
constituye el único remedio arbitrado legalmente para apartar del conocimiento
del proceso a aquellos Jueces y Magistrados que, por tener una especial relación
con las partes o con el objeto del proceso, su imparcialidad haya quedado cues-
tionada …” (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN,
2000, Tomo I: 116).
Flores Trejo dice de la recusación que:
“... Es la facultad que tienen las partes, de solicitar ante el propio juzgador
o ante su superior, para que no conozca de determinado asunto, puesto
que considera (n) existe alguna circunstancia (impedimento) que puede
poner en tela de juicio su imparcialidad.

102
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

(...) La recusación es en sí un recurso, que cualquiera de las partes


tiene, para que un órgano jurisdiccional, no conozca de un asunto de-
terminado, desde luego, en base a un impedimento” (FLORES TREJO,
1985: 510).
Para Lino Palacio, “... denomínase recusación al medio acordado por la ley
para apartar del conocimiento de un determinado proceso al juez cuyas relaciones
o situación con alguna de las partes, o con la materia controvertida en aquél, sean
susceptibles de afectar la garantía de imparcialidad que es inherente al ejercicio
de la función judicial” (PALACIO, 1979, Tomo II: 304).
Como se ha podido apreciar, la recusación es un acto procesal de parte orien-
tado a conseguir el apartamiento del proceso -y su consiguiente reemplazo- de un
magistrado o de un miembro del Poder Judicial que se encuentra inmerso dentro
de alguna causal de impedimento o recusación. Procede cuando el impedido no
se ha eximido (excusado) voluntariamente del conocimiento del proceso o de su
intervención en el mismo. La recusación tiene por finalidad garantizar la imparcia-
lidad y la objetividad en la administración de justicia. Resulta, pues, la recusación
un medio para denunciar una situación (causal de impedimento o de recusación)
que imposibilita un juzgamiento idóneo.
Cabe indicar que, conforme se desprende del artículo 311 del Código Procesal
Civil, las causales de recusación (así como las de impedimento) resultan aplicables
a los magistrados que conocen el proceso, ya sea en primera o segunda instancia,
incluyendo a los Vocales de las Salas de la Corte Suprema de Justicia de la Repú-
blica que conozcan del trámite de un recurso de casación.
El artículo 307 del Código Procesal Civil regula las causales de recusación,
estableciendo que las partes pueden solicitar que el Juez se aparte del proceso
cuando:
1. Es amigo íntimo o enemigo manifiesto de cualquiera de las partes, de-
mostrado por hechos inequívocos.
Sobre el particular, Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández apuntan
lo siguiente: “No podrán entenderse como ‘amistad íntima’ las relaciones
cordiales (no ya, por supuesto, las corteses) entre el juez y sus conciuda-
danos (...). En cuanto a la enemistad, no se requiere, en realidad, que sea
‘manifiesta’, esto es, aparente para terceros o conocida de la generalidad
o de un sector de la sociedad. Con el adjetivo ‘manifiesta’ se ha querido
establecer la exigencia de que la animadversión sea real y seria y no
imaginaria o insignificante” (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990,
Volumen I: 366).

103
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

2. El o su cónyuge o concubino o su pariente en la línea directa o en la


línea colateral hasta el segundo grado, primero de afinidad o adoptado,
tienen relaciones de crédito con alguna de las partes; salvo que se trate
de persona de derecho o de servicio público.
Lino Palacio, acerca de la circunstancia de ser el Juez acreedor, deudor
o fiador, sostiene que esta causal “... contempla la posibilidad de que la
actuación del juez se encuentre afectada por intereses económicos sus-
ceptibles de crear presiones o favoritismos con relación a cualquiera de
las partes...” (PALACIO, 1979, Tomo II: 320).
3. El o su cónyuge o concubino, son donatarios, empleadores o presuntos
herederos de alguna de las partes.
4. Haya intervenido en el proceso como apoderado, miembro del Ministerio
Público, perito, testigo o defensor.
Lino Palacio, en lo concerniente a la causal de recusación consistente en
haber sido el Juez defensor de alguno de los litigantes o emitido opinión
o dictamen o dado recomendaciones acerca del pleito (antes o después
de comenzado éste), señala que “... las circunstancias descriptas (...)
configuran la causal corrientemente llamada ‘prejuzgamiento’, en cuya
virtud es admisible apartar del conocimiento del proceso al juez que, sea
como apoderado, letrado, perito o funcionario judicial, haya exteriorizado
su opinión acerca de las formas de resolver las cuestiones debatidas en
aquél” (PALACIO, 1979, Tomo II: 321-322).
5. Tiene interés directo o indirecto en el resultado del proceso.
Al respecto, Lino Palacio considera que “... el ‘interés’ puede ser directo
o indirecto, material o moral, y se configura toda vez que la sentencia
a dictar sea susceptible de beneficiar o de perjudicar al juez o a sus
parientes, como ocurriría en el supuesto de que aquélla engendrara una
responsabilidad subsidiaria o refleja para uno u otros” (PALACIO, 1979,
Tomo II: 319).
6. Exista proceso vigente entre él o su cónyuge o concubino con cualquiera
de las partes, siempre que no sea promovido con posterioridad al inicio
del proceso.
Lino Palacio dice de esta causal que “... es necesario que el juicio se haya
promovido antes de haber tomado el juez intervención en la causa, pues
en caso contrario estaría en manos de cualquiera de las partes crear una
causal de recusación mediante el simple arbitrio de entablar una demanda

104
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

contra el juez. Distinto sería el caso, naturalmente, si fuese el propio juez


quien iniciase el pleito” (PALACIO, 1979, Tomo II: 320).
Puntualizamos que el interesado puede basar la recusación que haga del Juez
en las causales contempladas en el artículo 307 del Código Procesal Civil y, tam-
bién, en las causales reguladas en el artículo 305 del indicado Código adjetivo, que
versa sobre las causales de impedimento, cuando el Juez impedido no cumpliera
con su deber de abstención o excusación (art. 312 del C.P.C.).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la recusación del
Juez, ha establecido lo siguiente:
- “... Por la recusación, son las partes quienes cuestionan la intervención del
magistrado por hechos que, no configurando causales de impedimento,
consideran que puedan influenciar en su decisión (como el ser amigo o
enemigo manifiesto de una de las partes, tener relaciones de crédito con
alguna de las partes, ser donatarios, empleadores o presuntos herederos
de aquellos, tener interés en el resultado del proceso, etcétera); tales he-
chos requieren ser probados por quien los alega con medios pertinentes
y suficientes...” (Casación Nro. 2246-04 / Piura, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-06-2006, págs. 16119-16120).
- “... El inciso 1) del artículo 307 del Código Adjetivo [C.P.C.] establece
que las partes pueden solicitar [vía recusación] que el Juez se aparte
del proceso cuando se demuestre por hechos inequívocos que es amigo
íntimo o enemigo manifiesto ‘de cualquiera de las partes’, no existiendo
referencial [sic -léase referencia-] alguna en la glosada norma adjetiva a
la amistad o enemistad con representantes de personas jurídicas...” (Ca-
sación Nro. 1121-07 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-10-2007, págs. 20647-20648).
- “... El doctor [...], al haber actuado como abogado de doña [...] en otro
proceso, ha tenido relación laboral con dicha persona que a su vez es
demandada en este juicio; [...] por ello, dicho Magistrado se encontraba
prohibido de intervenir en este proceso [...] y a pesar de ello, ha resuelto
él mismo como integrante de la Sala Superior, lo que determina que se
ha incurrido en la causal de nulidad contemplada en el artículo ciento
setentiuno del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 1278-2001 / San
Román, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001, págs.
8128-8129).
- “... De acuerdo con el artículo trescientos diez del Código Procesal Ci-
vil, el trámite de la recusación no suspende el proceso principal, pero el

105
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

recusado deberá de abstenerse de cualquier resolución que ponga fin al


proceso; [...] a pesar de este dispositivo y que el Juez a quien se había
remitido el cuaderno de recusación para resolverlo no lo había hecho, la
juez expidió sentencia [...]; [...] recién por resolución [...] se resolvió la
recusación rechazándola liminarmente [...]; [...] en consecuencia, cuando
la juez emitió sentencia, y todavía no se había resuelto su recusación,
infringió lo dispuesto por el artículo trescientos diez del Código Procesal
Civil, incurriendo en la causal de nulidad contemplada en el artículo cien-
to setentiuno del Código acotado...” (Casación Nro. 2258-2001 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2002, pág. 8348).
- “... La recusación fue interpuesta después de emitida la sentencia, por
lo que no cabía ningún trámite...” (Casación Nro. 4166-2001 / Ucayali,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-05-2002, pág. 8769).
- “... Al variarse la conformación de la Sala [Superior], se ha impedido
a los justiciables la posibilidad de recusación, que permite el artículo
trescientos siete del Código Procesal Civil, porque sólo se han enterado
de ello al realizarse la vista de la causa, por lo que se ha incurrido en la
causal de nulidad contemplada en el artículo ciento setentiuno del Códi-
go acotado...” (Casación Nro. 2046-2002 / La Libertad, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 28-02-2003, pág. 10180).

2.14 Abstención del Juez


Si en el curso del proceso hubiere circunstancias que pudieran afectar de una
u otra manera y seriamente la función que ejerce el Juez del proceso, entonces,
éste, aduciendo razones de decoro o delicadeza, tiene la potestad (y no el deber,
como ocurre tratándose de las causales de impedimento y recusación previstas en
los arts. 305 y 307 del C.P.C.) de abstenerse de seguir conociendo el litigio, para
lo cual emitirá el respectivo auto motivado y enviará el expediente del proceso al
órgano jurisdiccional que deba sustituirlo (art. 313 -primer párrafo- del C.P.C.).
Si este último estima que los motivos invocados por el Juez que se abstuvo de
seguir conociendo la causa no son lo suficientemente serios como para ameritar
su apartamiento del proceso, deberá seguir el trámite señalado en el artículo 306
del Código Procesal Civil (art. 313 -in fine- del C.P.C.), numeral que versa acerca
del trámite de la excusación.
Couture apunta que “la abstención no configura una causal de inhabilidad, ni
siquiera un motivo de sospecha. Es una situación de conciencia que autoriza al juez
a ser relevado de la intervención en el asunto. Es un derecho de tipo administrativo
que tienen todos los funcionarios públicos, y que consiste, sustancialmente, en
liberarlos del conflicto moral que representa tener que decidir en asuntos en los

106
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

cuales razones de decoro o de delicadeza les crean un estado particular de violen-


cia moral. Este tipo de derecho no alcanza a las partes en ningún sentido. Estas
son ajenas a una situación que se produce exclusivamente dentro de la conciencia
moral del magistrado. No pueden requerir a éste su alejamiento del asunto, ni les
es dado tampoco obtenerlo por intermedio de su superior jerárquico” (COUTURE,
1950, Tomo III: 134).
Sobre el particular, Aldo Bacre anota lo siguiente:
“Con respecto a los motivos graves de decoro o delicadeza, debe inter-
pretarse como aquellas circunstancias que originan una violencia moral en
el juzgador, perturbando su seriedad, al encontrarse con un escrúpulo, o
sea cuando considera que su conocimiento en la causa afectaría su propia
estimación como hombre o como juez. Deben ser causas que afecten a
su propio decoro.
Los motivos graves de delicadeza están, en el orden de la moralidad
íntima del juez, un peldaño más abajo que la afectación del decoro, pues
constituyen una agudización del sentimiento, que debe respetarse.
Estos motivos deben existir con anterioridad al proceso, pues no pueden
ser consecuencia de actitudes o expresiones ofensivas de las partes, quie-
nes de esta manera podrían separarlo del juicio. En estos casos, el juez
debe hacer valer su autoridad manteniendo el buen orden del proceso
y aplicando las sanciones que correspondan” (BACRE, 1986, Tomo I:
596-597).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la abstención del
Juez, ha establecido lo siguiente:
- “... Por la abstención, es el Juez quien de oficio, sin requerírselo las
partes, procede a apartarse del proceso en los casos que: a) advierta que
concurre alguna causal de impedimento, o b) por existir motivos que,
considera, perturban su función jurisdiccional...” (Casación Nro. 2246-04 /
Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-06-2006, págs.
16119-16120).
- “... Este [...] supuesto, conocido como ‘abstención por decoro o delica-
deza’, constituye una potestad inherente al Juez por la cual se le faculta
a apartarse del proceso por causa debidamente justificada que sólo él
conoce y que, por tanto, no se encuentra expresamente prevista en la ley,
dado que comprende su esfera subjetiva. Los supuestos justificantes que
alegue el Juzgador, mediante resolución motivada, deben ser tales que

107
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

perturben su función, y no sólo meros enunciados por los que pretenda


apartarse de su deber de administrar justicia en un caso concreto. Desde
que la ‘abstención por decoro o delicadeza’ constituye una potestad del
Juez, es a éste a quien le corresponde decidir si se aparta del proceso, y
no a las partes...” (Casación Nro. 2246-04 / Piura, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-06-2006, págs. 16119-16120).
- “... El artículo trescientos trece del Código Procesal Civil regula la abs-
tención por decoro o delicadeza, que es aquel supuesto donde el magis-
trado hace conocer que pesan en su ánimo consideraciones que pueden
perturbar su imparcialidad. Este artículo supone que el juzgador tiene la
facultad de analizar si concurren en él causales que ameriten su abstención,
y si ese es el caso, seguir con el trámite que establece el artículo bajo
comento, pero si el juzgador considera que éste no es el caso, mal puede
considerarse que se ha infringido dicha norma...” (Casación Nro. 646-98 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2000,
págs. 6421-6422).
- “... El solo hecho de haber compartido un inmueble con el letrado [...], lo
cual ha sido reconocido por el propio Vocal [...], no puede dar lugar a la
abstención del mismo por decoro o delicadeza, ya que no se ha acreditado
que tengan vínculo de orden profesional ni de otro tipo que perturbe la
función del magistrado...” (Casación Nro. 2786-2007 / Loreto, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs. 23277-23278).
- “... Al ser la abstención por decoro una facultad y no un deber de los
juzgadores no puede acarrear sanción de nulidad...” (Casación Nro. 2455-
2004 / El Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-09-2005,
pág. 14674).

3. AUXILIARES JURISDICCIONALES
De acuerdo a lo normado en el artículo 54 del Código Procesal Civil, son
auxiliares de la jurisdicción civil:
- Los Secretarios de Sala.
- Los Relatores.
- Los Secretarios de Juzgado.
- Los Oficiales auxiliares de justicia.

108
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

- Los Organos de auxilio judicial (perito, depositario, custodio, interventor,


martillero público, curador procesal, policía judicial, traductor, intérprete,
entre otros).
Los deberes y responsabilidades de los auxiliares de la jurisdicción civil
se rigen por lo dispuesto en la Ley Orgánica del Poder Judicial, el Código Procesal
Civil y demás normas pertinentes.

3.1 Secretarios de Sala


Los Secretarios de Sala (de las Cortes Superiores y de la Corte Suprema)
son aquellos funcionarios públicos nombrados previo concurso por el Consejo
Ejecutivo del distrito judicial correspondiente (art. 258 de la L.O.P.J.), que tienen
como funciones u obligaciones (a tenor del art. 259 de la L.O.P.J.) las siguientes:
1. Atender en su oficina dentro del horario establecido.
2. Recibir mediante Mesa de Partes, los expedientes que los Magistrados o
Salas envíen en grado o en consulta y los escritos o recursos que entreguen
los interesados.
3. Consignar al margen de las notas de remisión y de los escritos y recursos,
cuando sean de término o lo pida el interesado, bajo su firma o la del
empleado que los recibe, la fecha y hora que llegan a la Mesa de Partes
y anotar en la correspondiente libreta, los procesos y copias que sean
entregados.
4. Entregar diariamente a la Sala los expedientes que están al despacho.
5. Refrendar las resoluciones el mismo día que se expidan y autorizar las
actas de comparendos, poderes y declaraciones en el acto en que se lleven
a cabo, después de obtener las firmas de las personas que intervengan en
dichas diligencias.
6. Recibir de Relatoría, bajo cargo, el despacho de cada día para la prose-
cución de su trámite.
7. Devolver inmediatamente a los Juzgados y Cortes Superiores de su
procedencia los expedientes resueltos, después que estén vencidos los
términos de ley, sin retardo alguno, bajo responsabilidad.
8. Vigilar que se cumplan en el menor tiempo posible, las peticiones y de-
voluciones de expedientes en trámite para mejor resolver.

109
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

9. Informar diariamente al Presidente de la Sala sobre los procesos en que


hayan vencido los términos, para que sean resueltos.
10. Guardar secreto de lo que ocurra en la Sala.
11. Facilitar a los interesados y a sus abogados, en las Oficinas de la Secre-
taría, el estudio de los expedientes.
12. Cuidar que se notifiquen las resoluciones en los términos y formas de ley.
13. Ejercer las demás atribuciones que señala la ley.

3.2 Relatores
Los Relatores son funcionarios públicos letrados adscritos a las Salas de la
Corte Suprema o de las Cortes Superiores que tienen las siguientes funciones u
obligaciones (según el art. 263 de la L.O.P.J.):
1. Concurrir a las Cortes antes de que comience el despacho.
2. Guardar secreto de lo que ocurre en la Sala.
3. No dar razón del despacho antes de que las resoluciones hayan sido
autorizadas.
4. Recibir, bajo constancia, los procesos que deben ser tramitados o resueltos
durante las horas de despacho, dando cuenta a la Sala el mismo día.
5. Hacer presente a la Sala y al Vocal ponente en su caso, las nulidades y
omisiones que adviertan en los autos y las insuficiencias de los poderes.
6. Hacer presente a la Sala, antes de empezar la audiencia, si de autos resulta
que alguno de los Vocales está impedido.
7. Hacer relación verbal de las causas en el acto de su vista.
8. Escribir las resoluciones que expide la Sala.
9. Cuidar que no quede ninguna resolución sin ser firmada por los Magis-
trados, el mismo día que se dicta.
10. Cuidar que la nominación de los Vocales, al margen de las resoluciones,
corresponda exactamente a los miembros de la Sala que las hayan dictado,
bajo responsabilidad que les es exclusiva y que hace efectiva la misma
Sala aplicando la medida disciplinaria que corresponda.

110
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

11. Devolver los expedientes a la Secretaría, el mismo día en que son despa-
chados bajo cargo firmado en el libro respectivo.
12. Registrar en los libros respectivos, con el visto bueno del Presidente de
la Sala, la distribución de las causas entre los ponentes y su devolución,
así como los votos en caso de discordia.
13. Llevar un registro en que se anota diariamente, con el visto bueno del Vocal
menos antiguo de la Sala, las partidas relativas a los autos y sentencias
que se dicten, extractando la parte resolutiva e indicando los nombres de
los litigantes objeto de la causa y los nombres de los Magistrados.
14. Comunicar de palabra a los Magistrados llamados a dirimir discordia, el
decreto por el que se les llama y poner en autos la constancia respectiva.
15. Presentar semanalmente al Presidente de la Sala una razón de las causas
que hayan quedado al voto, con indicación de las fechas en que se vieron.
16. Concurrir a las audiencias e informes orales y leer las piezas del proceso
que el Presidente ordene.
17. Llevar un libro en que se anote el día y hora señalados para las audiencias
o informes orales, con indicación del nombre de las partes, su situación
procesal, del Fiscal que debe actuar, si fuera el caso, y de los defensores
designados, así como el Juzgado del que proviene la causa.
18. Las demás que correspondan conforme a la ley y al Reglamento.

3.3 Secretarios de Juzgado


Para Devis Echandía, son funciones de los Secretarios judiciales:
“1) Autorizar con su firma todas las sentencias, autos, declaraciones, despa-
chos, exhortos, diligencias, copias y notificaciones;
2) dar los testimonios o certificaciones que se pidan sobre hechos del juzgado,
tribunal o Corte, previa autorización del magistrado o juez, y cuando lo
permita la ley;
3) servir de auxiliares de los magistrados o jueces en los asuntos de que
éstos conocen, con facultad de dar fe en los mismos asuntos y en todos
los actos que les correspondan;
4) pasar al despacho los asuntos en que deba dictarse alguna resolución sin
necesidad de petición de las partes y los memoriales que éstas presenten,
so pena de multa por cada omisión;

111
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

5) dar las informaciones sobre el estado de los asuntos que cursan en la


oficina y manejar la secretaría con sus archivos, libros, etc.;
6) custodiar y mantener el orden el archivo del despacho;
7) hacer las notificaciones, citaciones y emplazamientos y autorizar las que
practiquen sus subalternos” (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 355).
Los Secretarios de Juzgado son aquellos funcionarios públicos que tienen por
obligaciones y atribuciones genéricas, según el artículo 266 de la Ley Orgánica
del Poder Judicial, las siguientes:
1. Actuar únicamente en su Juzgado y residir en la localidad donde aquél
funciona.
2. Cumplir estrictamente el horario establecido y atender personalmente a
abogados y litigantes.
3. Guardar secreto en todos los asuntos a su cargo, hasta cuando se hayan
traducido en actos procesales concretos.
4. Vigilar se coloque al margen de los escritos y recursos el día y hora en
que se reciben, firmando la constancia respectiva cuando no existe control
automático de recepción.
5. Dar cuenta al Juez de los recursos y escritos a más tardar dentro del día
siguiente de su recepción, bajo responsabilidad.
6. Autorizar las diligencias y las resoluciones que correspondan según la
ley y el reglamento.
7. Actuar personalmente en las diligencias a que están obligados, salvo en
los casos en que por disposición de la ley o mandato del Juez pueda co-
misionarse a los Oficiales Auxiliares de Justicia u otro persona de auxilio
judicial.
8. Vigilar que se notifique la resolución al día siguiente de su expedición,
salvo el caso de sentencia en que la notificación se debe hacer dentro de
dos días de dictada.
9. Emitir las razones e informes que ordene su Superior.
10. Facilitar el conocimiento de los expedientes a las partes y a sus abogados,
y a las personas que tienen interés legítimo acreditado, con las respecti-
vas seguridades (en el caso de expedientes archivados, pueden facilitar

112
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

el conocimiento a cualquier persona, debidamente identificada, que los


solicite por escrito).
11. Vigilar la conservación de los expedientes y los documentos que giran a
su cargo, siendo responsables por su pérdida, mutilaciones o alteraciones,
sin perjuicio de las responsabilidades del personal auxiliar.
12. Llevar los libros o tarjetas de control que establece el Consejo Ejecutivo
Distrital, debidamente ordenados y actualizados.
13. Expedir copias certificadas, previa orden judicial.
14. Remitir los expedientes fenecidos, después de cinco años, al archivo del
juzgado.
15. Admitir, en casos excepcionales, consignaciones en dinero efectivo o che-
que certificado a cargo del Banco de la Nación, con autorización especial
del Juez, que contiene al mismo tiempo, la orden para que el Secretario
formalice el empoce a la entidad autorizada, el primer día útil.
16. Cuidar que la foliación de los expedientes se haga por orden sucesivo
de presentación de los escritos y documentos, y que las resoluciones se
enumeren en orden correlativo.
17. Guardar los archivos que por orden judicial reciban de otros Secretarios.
18. Atender con el apoyo de los Oficiales Auxiliares de Justicia del Juzgado,
el despacho de los decretos de mero trámite y redactar las resoluciones
dispuestas por el Juez.
19. Confeccionar trimestralmente la relación de los procesos en estado de
pronunciar sentencia, colocando la tabla de causas cerca de la puerta de
la Sala de actuaciones del Juzgado.
20. En los Juzgados Penales, confeccionar semanalmente una relación de
las instrucciones en trámite, con indicación de su estado y si hay o no
reo en cárcel, colocándose dicha relación cerca de la puerta de la Sala de
actuaciones del Juzgado.
21. Confeccionar trimestralmente la relación de las causas falladas y pen-
dientes, con las referencias que sirven para distinguirlas, a fin de que
oportunamente sean elevadas por el Juez al Consejo Ejecutivo Distrital.
22. Compilar los datos necesarios para la formación de la estadística judi-
cial, en lo que respecta al Juzgado, con indicación del número de causas

113
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

ingresadas, falladas y pendientes; de las sentencias que hayan sido con-


firmadas, revocadas o declaradas insubsistentes por la Corte Superior
y de aquellas en las que la Corte Suprema interviene conforme a ley,
consignando el sentido de las resoluciones.
23. Cuidar que los subalternos de su dependencia cumplan puntualmente las
obligaciones de su cargo, dando cuenta al Juez de las faltas u omisiones
en que incurran en las actuaciones y de su comportamiento en general,
a fin de que aquél imponga, en cada caso, la medida disciplinaria que
corresponda.
24. Cumplir las demás obligaciones que impone la ley y el reglamento.

3.4 Oficiales auxiliares de justicia


Los Oficiales auxiliares de justicia son los servidores y empleados que se
hallan al servicio del Poder Judicial y que tienen como obligaciones y atribuciones
genéricas (según el art. 272 de la L.O.P.J.) las siguientes:
1. Actuar únicamente en la Sala, el Juzgado o en la Secretaría a la que se
encuentran adscritos y residir en el lugar en que aquéllos funcionan.
2. Cumplir estrictamente el horario establecido.
3. Asistir a los Jueces, Secretarios y Relatores de Sala y a los Secretarios
de Juzgado, en las actuaciones o diligencias que se realizan en o fuera
del local jurisdiccional respectivo.
4. Emitir las razones o informes que se les soliciten.

3.5 Organos de auxilio judicial


En lo que respecta a los Organos de auxilio judicial, el artículo 55 del Código
Procesal Civil establece que son los siguientes:
- El perito.
- El depositario.
- El interventor.
- El martillero público.
- El curador procesal.
- La policía (judicial).

114
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

- Los otros órganos que determine la ley (como, por ejemplo, el custodio,
los traductores e intérpretes).

3.5.1 Perito
El perito es aquella persona que cuenta con conocimientos especializados
sobre alguna ciencia, arte, oficio o materia y que es llamado por el órgano judicial
a fin de que le auxilie sobre algún hecho que escapa a su saber y exponga sus ob-
servaciones y exámenes realizados, así como sus conclusiones sobre lo analizado,
todo lo cual estará contenido en su informe pericial o dictamen (el mismo que no
es determinante como prueba, pues será debidamente valorado por el juzgador
como cualquier otro medio probatorio).
Cardoso Isaza opina que los peritos “... son auxiliares del juez y su dictamen
un medio de prueba, que si bien presenta a veces características que lo asemejan
más que todo a la declaración del testigo, difiere de ella no sólo por su aspecto
formal, sino por razón de su contenido, como que no sólo envuelve un mero re-
lato de hechos previamente percibidos, fijados y conservados, sino que involucra
conclusiones originadas en razonamientos abstractos para los cuales se requieren
especiales conocimientos técnicos, científicos o artísticos” (CARDOSO ISAZA,
1979: 358).
El perito es un órgano de auxilio judicial, un colaborador técnico del magis-
trado o un órgano de prueba, como se quiera, cuya participación es imparcial y
-en ocasiones- necesaria. Así lo deja entrever Nelson Suárez cuando afirma que
“el perito es un auxiliar de justicia, que debe actuar con absoluta imparcialidad,
comprometiéndose solamente con su inteligencia, ciencia o saber, y suministrando
verazmente los informes técnicos que se le requieran, con abstracción del origen
de su nombramiento y sin otro interés que el de colaborar con la justicia, la ley y
la paz social” (SUAREZ, 1972: 67).
La Ley Orgánica del Poder Judicial regula lo concerniente a los peritos en el
Capítulo I (“Peritos”) del Título II (“Organos de auxilio judicial”) de su Sección
Sexta (“Organos auxiliares”), en los arts. 273 al 280. Por su parte, el Código Pro-
cesal Civil regula la pericia en el Capítulo VI (“Pericia”) del Título VIII (“Medios
probatorios”) de su Sección Tercera (“Actividad procesal”), en los arts. 262 al 271.

3.5.2 Depositario
El depositario es el órgano de auxilio judicial (art. 55 del C.P.C.) que recibe
la cosa sobre la cual recae el embargo en forma de depósito con la obligación de
cuidarla diligentemente y conservarla en su poder, haciendo entrega de ella cuando
el órgano jurisdiccional se lo ordene.

115
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Será siempre depositario el afectado con la medida, porque si tal función


la ejerce una tercera persona se le denominaría custodio y se estaría ante otra
forma de medida cautelar: el secuestro, pues el depósito judicial no supone la
desposesión del bien, sino su conservación por parte de quien sufre la medida
preventiva.
Son obligaciones del depositario, entre otras, las siguientes:
- Cuidar y conservar el bien de manera responsable, evitando su transmisión,
deterioro, pérdida o destrucción.
- No desplazar el bien fuera del lugar en que se encuentre, a no ser por
orden del Juez o cuando sea necesario para evitar su deterioro, pérdida o
destrucción.
- Llevar a cabo los actos necesarios para obtener y brindar protección a los
frutos o beneficios que produzca el bien.
- Permitir la fiscalización del bien por parte del veedor (si lo hubiere), el
peticionante de la medida o el Juez, y suministrar la información que con
respecto a él le exija el magistrado.
- Poner en conocimiento del Juez que el bien materia de depósito se en-
cuentra deteriorándose o corre el peligro de perderse o destruirse, o que
resulta onerosa su conservación, con la finalidad de que tome el magistrado
las medidas del caso (como, por ejemplo, disponer su enajenación).
- Facilitar el acceso al bien para que las personas interesadas en participar
del remate lo examinen.
- Entregar el bien apenas le sea requerido por el Juez y a la persona que
éste expresamente le indique.
El depositario incurrirá en responsabilidad civil y/o penal en caso de evadir
sus obligaciones, y de deterioro, pérdida o destrucción del bien depositado, salvo
que ello se deba a causas no imputables a él. También será responsable si transfiere
a tercero (sin orden judicial) el bien materia de depósito.

3.5.3 Custodio
El custodio es el órgano de auxilio judicial encargado de cuidar, conser-
var y restituir -cuando le sea requerido y en el estado que lo recibió- el bien
sobre el cual recae una medida cautelar en forma de secuestro, ya sea judicial
o conservativo.

116
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

Una vez nombrado el custodio y aceptado el cargo por éste, asume, bajo res-
ponsabilidad civil y penal, una serie de obligaciones contempladas en los artículos
649 -segundo párrafo- y 655 del Código Procesal Civil, a saber:
- Debe conservar los bienes en custodia en el mismo estado en que los
recibe y a la orden del Juzgado.
- Tiene que velar por los bienes secuestrados en el local destinado para
ello, estando impedido entonces de trasladarlos a un lugar distinto sin
autorización del Juez (salvo que tal traslado sea necesario para evitar su
deterioro, pérdida o destrucción).
- Está obligado a facilitar el acceso permanente al local donde se hallan
los bienes secuestrados, tanto a las partes como al veedor (si lo hubiere),
con la finalidad de que puedan observar tales bienes.
- Debe presentar los bienes sobre los que recae la medida cautelar de
secuestro dentro del día siguiente al de la intimación del Juez, sin poder
invocar derecho de retención (aun en el supuesto de que no se le haya
retribuido por su labor).
- Está sujeto a dar cuenta inmediata al Juez de todo hecho que pueda sig-
nificar alteración de los objetos en secuestro.
- Debe observar todo lo demás que regulen otras disposiciones.

3.5.4 Interventor
El interventor (órgano de auxilio judicial: art. 55 del C.P.C.) es la persona
designada por el Juez en caso de trabarse un embargo en forma de intervención,
que tendrá a su cargo la labor de recaudar los ingresos (interventor recaudador) u
obtener información (interventor informador) sobre el movimiento económico de
una empresa de persona natural o jurídica.
Según Alvarez Juliá, Neuss y Wagner, el interventor recaudador “... es el
auxiliar que el juez designa para materializar la recaudación de fondos o frutos.
Carece de injerencia en la administración del ente o persona afectada...” (ALVA-
REZ JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990: 440-441).
Son obligaciones del interventor recaudador las siguientes:
- Verificar el funcionamiento y conservación de lo intervenido, sin interferir
ni interrumpir sus labores propias (art. 662 -inc. 1)- del C.P.C.).
- Llevar control de ingresos y egresos (art. 662 -inc. 2)- del C.P.C.).

117
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- Proporcionar, de los fondos que recauda, lo necesario para la actividad


regular y ordinaria de lo intervenido (art. 662 -inc. 3)- del C.P.C.).
- Poner a disposición del Juez, dentro de tercer día, las cantidades recau-
dadas, consignándolas a su orden en el Banco de la Nación. A pedido
propio o de parte, puede el Juez modificar el plazo para consignar (art.
662 -inc. 4)- del C.P.C.).
- Informar, en los plazos señalados por el Juzgado, el desarrollo regular de
la intervención (especialmente los hechos a que se refieren los tres pri-
meros acápites). Así lo establece el inciso 5) del artículo 662 del Código
Procesal Civil.
- Debe (como obligación especial) informar de inmediato sobre aspectos
que considere perjudiciales o inconvenientes a los intereses de quien ha
obtenido la medida cautelar, entre ellos la falta de ingresos y la resistencia
e intencional obstrucción que dificulte o impida su actuación (art. 663 del
C.P.C.).
El interventor informador “... es el auxiliar que el juez designa para investigar
el estado de bienes, negocios, operaciones o actividades, pero sin importar interfe-
rencia en la administración de la sociedad o persona física afectada” (ALVAREZ
JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990: 441).
El interventor informador está obligado a:
- Informar por escrito al Juez, en las fechas señaladas por éste, respecto
de las comprobaciones sobre el movimiento económico de la empresa
intervenida, así como otros temas que interesen a la materia controvertida
(art. 666 -inc. 1)- del C.P.C.).
- Dar cuenta inmediata al Juez sobre los hechos que considere perjudiciales
al titular de la medida cautelar, o que obsten el ejercicio de la intervención
(art. 666 -inc. 2)- del C.P.C.).

3.5.5 Martillero público


El martillero público (órgano de auxilio judicial: art. 55 del C.P.C.) es aquella
persona que realiza una función de intermediario, facilitando la enajenación de
bienes al relacionar directamente a compradores y transferentes (entiéndase aque-
llos que sufren la ejecución forzada), ofertando públicamente dichos bienes con
el fin de conseguir el mayor precio de los mismos mediante las diversas posturas
que se hagan.

118
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

Lo relativo a este órgano de auxilio judicial se encuentra normado en la Ley


Nro. 27728 (“Ley del Martillero Público”, del 23-05-2002) y en su Reglamento
(Decreto Supremo Nro. 008-2005-JUS, del 22-07-2005).
Es de destacar que, con arreglo a lo previsto en la Primera Disposición Com-
plementaria del Decreto Supremo Nro. 008-2005-JUS, el procedimiento de remate
regulado en la Ley Nro. 27728 y en dicho Decreto Supremo será de aplicación a
todo remate privado o particular. En el caso de remates judiciales, será de aplicación
supletoria a lo establecido en el Código Procesal Civil en lo no previsto, y en el
caso de remates administrativos será de aplicación en tanto no exista normatividad
especial al respecto.

3.5.6 Curador procesal


El curador procesal es un abogado nombrado por el Juez, a pedido de intere-
sado (y en algunos casos de oficio), que interviene en la litis como sujeto procesal,
representando a una de las partes (hasta que ella o su representante legal adquieran
o recuperen su capacidad procesal y comparezcan al proceso), en los casos seña-
lados en el artículo 61 del Código Procesal Civil, a saber:
A) Cuando no sea posible emplazar válidamente al demandado por ser
indeterminado, incierto o con domicilio o residencia ignorados, según
lo dispuesto por el artículo 435 del Código Procesal Civil (art. 61 -inc.
1)- del C.P.C.).
B) Cuando no se pueda establecer o se suspenda la relación procesal por
incapacidad de la parte o de su representante legal (art. 61 -inc. 2)- del
C.P.C.).
C) Cuando exista falta, ausencia o impedimento del representante del incapaz,
según lo dispuesto por el artículo 66 del Código Procesal Civil (conforme
al cual, en caso de falta, ausencia o impedimento del representante del
incapaz, se aplican las siguientes reglas: 1. cuando el incapaz relativo no
tenga representante legal o éste estuviera ausente y surja la necesidad de
comparecer en un proceso, lo expondrá así al Juez para que le designe
curador procesal o confirme al designado por él, si lo considera idóneo;
2. cuando la demanda se dirija contra un incapaz que carece de represen-
tante o éste se halle ausente, el Juez le nombrará un curador procesal o
confirmará el propuesto por el incapaz relativo, si lo considera idóneo; 3.
el Juez nombrará curador procesal para el incapaz que pretenda demandar
a su representante legal, o que sea demandado por éste, o confirmará el
propuesto por el relativamente incapaz, si fuere idóneo; y 4. también se
procederá al nombramiento de curador procesal cuando el Juez advierta

119
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

la aparición de un conflicto de intereses entre el incapaz y su represen-


tante legal, o confirmará el propuesto por el incapaz relativo). Ello de
conformidad con lo dispuesto en el inciso 3) del artículo 61 del Código
Procesal Civil.
D) Cuando (conforme lo señala el art. 61 -inc. 4)- del C.P.C.) no comparece
el sucesor procesal, en los casos que así corresponda, según lo dispuesto
por el artículo 108 del Código Procesal Civil. Este último numeral versa
sobre la sucesión procesal (por la cual un sujeto ocupa el lugar de otro
en un proceso, al reemplazarlo como titular activo o pasivo del derecho
discutido), la misma que se presenta en los siguientes casos: 1. cuando
fallecida una persona que sea parte en el proceso, es reemplazada por su
sucesor, salvo disposición legal en contrario; 2. cuando al extinguirse o
fusionarse una persona jurídica, sus sucesores en el derecho discutido
comparecen y continúan el proceso; 3. cuando el adquirente por acto
entre vivos de un derecho discutido, sucede en el proceso al enajenante
(de haber oposición, el enajenante se mantiene en el proceso como litis-
consorte de su sucesor); y 4. cuando el plazo del derecho discutido vence
durante el proceso y el sujeto que adquiere o recupera el derecho, sucede
en el proceso al que lo perdió. Es de destacar que la no comparecencia del
sucesor procesal dentro del plazo legal respectivo (30 días de acontecida la
pérdida de la titularidad del derecho discutido) da lugar al nombramiento
del correspondiente curador procesal, cuya actuación concluirá al tiempo
en que comparezcan los sucesores procesales.

3.5.7 Policía judicial


La policía judicial es aquel órgano de auxilio judicial que tiene por función rea-
lizar las notificaciones dispuestas por el Poder Judicial que contengan un mandato
de detención o una citación que implique la inmediata conducción compulsiva del
imputado, testigos, peritos e intérpretes; así como practicar las diligencias propias
de sus funciones (art. 282 de la L.O.P.J.).

3.5.8 Traductor
El traductor es el órgano de auxilio judicial encargado de traducir oficialmente
y por escrito aquellos documentos redactados en idioma distinto al que se habla
en el lugar del proceso (que, en nuestro caso, es el castellano).
Al respecto debe tenerse en consideración lo normado en el Reglamento de
Traductores Públicos Juramentados (Decreto Supremo Nro. 126-2003-RE, del
11-11-2003).

120
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

3.5.9 Intérprete
El intérprete es el órgano de auxilio judicial que presta su colaboración du-
rante alguna actuación o diligencia procesal oral, traduciendo al idioma castellano
una lengua desconocida para los sujetos procesales y haciendo lo propio para con
el sujeto que no habla nuestro idioma (que puede ser alguna de las partes, algún
testigo, etc., que debe prestar su declaración o intervenir en una audiencia).
Sobre el particular, Serra Domínguez apunta lo siguiente:
“... Entendemos por intérpretes aquellas personas peritas en lenguas ex-
tranjeras o regionales que intervienen en el proceso supliendo el posible
desconocimiento de tales idiomas por parte de los jueces y tribunales
cuando dicho conocimiento sea necesario, bien por aportarse al proceso
documento escrito en idioma distinto al castellano, bien por declarar,
como partes o como testigos, personas que ignoren este último idioma.
El intérprete se equipara, a nuestro entender, al perito. Es un perito
cualificado por el objeto de su conocimiento: los idiomas extranjeros o
regionales. Y como tal debe ser considerado un auxiliar indispensable del
juez, que puede saber idiomas, y, por tanto, no viene obligado a sujetarse a
la traducción del intérprete, pero que no tiene deber alguno de conocerlos,
al estar limitado su saber orgánico por el conocimiento del Derecho, y
por ello tiene absoluta necesidad de completar su falta de conocimien-
tos mediante el auxilio de un intérprete...” (SERRA DOMINGUEZ,
1969: 176).

3.6 Recusación y deber de abstención de los auxiliares jurisdiccionales


Los auxiliares jurisdiccionales (Secretarios de Sala, Relatores, Secretarios
de Juzgado y oficiales auxiliares de justicia: art. 54 del C.P.C.) y los órganos de
auxilio judicial (perito, depositario, interventor, martillero público, curador proce-
sal, policía judicial y otros órganos que determine la ley, como, por ejemplo, los
traductores e intérpretes: art. 55 del C.P.C.) pueden ser recusados (según el art.
315 del C.P.C.) por las causales previstas en los artículos 305 y 307 del Código
Procesal Civil (que versan sobre las causales de impedimento y recusación de los
Jueces) que les sean aplicables. Así tenemos que cualquiera de los nombrados
puede ser recusado en los siguientes casos:
A) Cuando ha sido parte anteriormente en el proceso (arts. 305 -inc. 1)- y
315 del C.P.C.).
B) Cuando él o su cónyuge o concubino, tiene parentesco dentro del cuarto
grado de consanguinidad, segundo de afinidad o de adopción con alguna

121
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

de las partes o con su representante o apoderado o con un abogado que


interviene en el proceso (arts. 305 -inc. 2)- y 315 del C.P.C.).
C) Cuando él o su cónyuge o concubino, tiene el cargo de tutor o curador
de cualquiera de las partes (arts. 305 -inc. 3)- y 315 del C.P.C.).
D) Cuando ha recibido él o su cónyuge o concubino, beneficios, dádivas de
alguna de las partes, antes o después de empezado el proceso, aunque
ellos sean de escaso valor (arts. 305 -inc. 4)- y 315 del C.P.C.).
E) Cuando ha conocido el proceso en otra instancia (arts. 305 -inc. 5)- y 315
del C.P.C.).
F) Cuando es amigo íntimo o enemigo manifiesto de cualquiera de las partes,
demostrado por hechos inequívocos (arts. 307 -inc. 1)- y 315 del C.P.C.).
G) Cuando él o su cónyuge o concubino o su pariente en la línea directa o en
la línea colateral hasta el segundo grado, primero de afinidad o adoptado,
tienen relaciones de crédito con alguna de las partes; salvo que se trate
de persona de derecho o de servicio público (arts. 307 -inc. 2)- y 315 del
C.P.C.).
H) Cuando él o su cónyuge o concubino, son donatarios, empleadores o
presuntos herederos de alguna de las partes (arts. 307 -inc. 3)- y 315 del
C.P.C.).
I) Cuando haya intervenido en el proceso como apoderado, miembro del
Ministerio Público, perito, testigo o defensor (arts. 307 -inc. 4)- y 315
del C.P.C.).
J) Cuando tiene interés directo o indirecto en el resultado del proceso (arts.
307 -inc. 5)- y 315 del C.P.C.).
K) Cuando exista proceso vigente entre él o su cónyuge o concubino con
cualquiera de las partes, siempre que no sea promovido con posterioridad
al inicio del proceso (arts. 307 -inc. 6)- y 315 del C.P.C.).
Los auxiliares jurisdiccionales y los órganos de auxilio judicial tienen el deber
de abstenerse si se encuentran afectados por alguna de las causales de impedimento
(art. 315 -parte final del primer párrafo- del C.P.C.).
El escrito que contenga la recusación formulada contra los auxiliares jurisdic-
cionales o los órganos de auxilio judicial tiene que ser presentado ante el Juez o
la Sala respectiva (que deba dirimir la recusación), debiendo seguir tal recusación
el trámite regulado en el artículo 310 del Código Procesal Civil (numeral referido

122
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES

a la formulación y trámite de la recusación de Jueces), en lo que fuera aplicable


(art. 315 -parte inicial del último párrafo- del C.P.C.).
Si el Juez o la Sala respectiva hiciera lugar a la recusación planteada contra
algún auxiliar jurisdiccional u órgano de auxilio judicial, el recusado será reempla-
zado por el que haya sido nombrado en la resolución que acogió la recusación, la
misma que, dicho sea de paso, no puede ser recurrida por los sujetos procesales, en
atención a la calidad de inimpugnable que le asigna el último párrafo del artículo
315 del Código Procesal Civil.

123
CAPITULO II
EL MINISTERIO PUBLICO

1. CONCEPTO DE MINISTERIO PUBLICO


Clemente Díaz afirma que el Ministerio Público es el “órgano estatal encar-
gado de hacer valer ante el órgano jurisdiccional la representación y la defensa
de los intereses públicos y sociales del Estado” (DIAZ; citado por BACRE, 1986,
Tomo I: 604).
Gallinal sostiene que “constituyen el Ministerio Público y Fiscal los funciona-
rios que representan y defienden ante los jueces la causa pública o social, así como
los intereses del Estado o del Fisco; velan por la pronta y regular administración
de justicia; por la tutela de los entes morales y de las personas que no tienen plena
capacidad jurídica” (GALLINAL, s/a, Tomo I: 160).
Liebman dice del Ministerio Público lo siguiente:
“... El ministerio público es (...) un órgano del Estado, al que corresponde
tutelar un específico interés público (...), interés que tiene por objeto la
actuación de la ley por parte de los órganos jurisdiccionales en aquellos
campos y en aquellos casos en los que las normas jurídicas son dictadas
por consideraciones de utilidad general o social, de manera que su concreta
observancia aparece como necesaria para la seguridad y para el bienestar
de la sociedad, y el cometido de provocar su aplicación por parte de los
jueces no puede ser dejado a la iniciativa y al arbitrio de los particulares.
El ministerio público puede definirse, por eso, como el órgano instituido
para promover la actuación jurisdiccional de las normas de orden público.
Entre estas normas se destacan en primera línea las del derecho penal. Pero
también en el derecho privado hay algunas que, aun regulando intereses
particulares de los individuos y las relaciones que se establecen entre
ellos, tienden, sin embargo, a garantizar también un bien general de la
sociedad y están por eso dotadas de una más intensa eficacia imperativa;

125
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

tales son, sobre todo, aquellas que regulan las relaciones familiares y el
estado de las personas...” (LIEBMAN, 1980: 102).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al Ministerio Público
en general, ha establecido lo siguiente: “... El Ministerio Público es el organismo au-
tónomo del Estado que tiene como funciones principales la defensa de la legalidad,
los derechos ciudadanos y los intereses públicos; la representación de la sociedad
en juicio, para los efectos de defender a la familia, a los menores e incapaces y el
interés social, así como para velar por la moral pública, la persecución del delito
y la reparación civil...” (Casación Nro. 4959-2006 / La Libertad, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-01-2008, págs. 21472-21473).
El Ministerio Público se encuentra regulado en el Capítulo X (“Del Minis-
terio Público”) del Título IV (“De la estructura del Estado”) de la Constitución
Política de 1993, en los arts. 158, 159 y 160. También lo está en la Ley Orgánica
del Ministerio Público (Decreto Legislativo Nro. 052, del 16-03-1981). El Código
Procesal Civil contempla lo concerniente al Ministerio Público en el Título III
(“Ministerio Público”) de la Sección Segunda (“Sujetos del proceso”), en los
arts. 113 al 118.

2. FUNCIONES DEL MINISTERIO PUBLICO


Véscovi, en cuanto a la función que cumple el Ministerio Público en el pro-
ceso, refiere lo siguiente:
“Hay quienes consideran que el ministerio público es un sustituto procesal,
porque actúa en nombre propio pero en defensa de un interés ajeno, ya
sea del Estado, de la sociedad o de un particular desamparado (ausente,
incapaz, herencia yacente, etc.). Otros dicen que realmente actúa dedu-
ciendo en juicio derechos sustanciales pertenecientes al Estado, por lo
que en realidad no sólo es parte en el proceso, sino también en la relación
sustancial que constituye el objeto de éste. Y otros sostienen que se trata
de un órgano especial, que no coincide ni con el juez, ni con la parte.
No constituiría, entonces, una parte procesal (ni aun imparcial), sino una
institución peculiar (...).
(...)
(...) La conclusión sería, entonces, que estamos ante un órgano estatal
especial, que actúa como sujeto del proceso, asumiendo diferentes
posiciones.
(...)

126
EL MINISTERIO PUBLICO

En el proceso civil, (sin perjuicio del principio dispositivo), se admite, en


ciertos casos, la actuación como parte del ministerio público mediante el
ejercicio de la acción (pretensión), convirtiéndolo así en parte (principal)
en el proceso.
En otros casos, no ya con salvar la inercia de las partes, sino más bien
para prevenir que éstas actúen no en función de la aplicación de la ley,
sino en desmedro o en fraude a ella, o sin atender debidamente al desam-
parado, se permite la intervención del ministerio público como tercero
(interviniente), a menudo obligatorio, en un proceso entre otras partes
principales.
En determinados procesos la ley establece la preceptiva intervención, y
en otros, simplemente, la audiencia del ministerio público.
Se trata de las formas procesales más comunes en que actúa el ministerio
público (fiscal) en el proceso” (VESCOVI, 1999: 152-154).
Lino Palacio señala al respecto lo siguiente:
“... Frente a los órganos judiciales cuya función consiste en satisfacer
las pretensiones o peticiones extracontenciosas que pueden constituir el
objeto de un proceso, el ordenamiento jurídico prevé el funcionamiento
de otros órganos estatales a quienes corresponde, en términos generales,
la misión de defender intereses que afectan al orden público y social.
El conjunto de dichos órganos recibe, genéricamente, la denominación de
Ministerio Público, incumbiendo a sus titulares el cumplimiento de dos
tipos de funciones claramente diferenciables de la función judicial. Una
de ellas, que reviste carácter primordial, consiste en el planteamiento de
cierta clase de pretensiones o peticiones, o de oposiciones a éstas, y su
ejecución se halla encomendada al ministerio público sea porque existe
interés social en no supeditar el cumplimiento de esos actos a la iniciati-
va privada, sea porque así lo impone la condición de las personas cuyos
derechos se controvierten en el proceso. La otra función, que es de índole
secundaria, se manifiesta a través del contralor que ejerce el ministerio
público con respecto a la observancia de determinadas normas que hacen
al orden público judicial, como son, vgr., las atributivas de competencia.
(...) Mientras en el primer caso el ministerio público asume un papel
esencialmente equiparable al de las partes, o actúa como representante de
éstas, en el segundo lo hace a título de órgano de cooperación de la función
judicial, coadyuvando a su más adecuado desenvolvimiento. En una y otra

127
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

hipótesis los integrantes del ministerio público desempeñan una función de


tipo requirente o postulante, distinta de la función juzgadora que corres-
ponde a los órganos judiciales” (PALACIO, 1979, Tomo II: 585-587).
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 1 de la Ley Orgánica del
Ministerio Público (Decreto Legislativo Nro. 052, del 16-03-1981), el Ministerio
Público es el organismo autónomo del Estado que tiene como funciones principa-
les la defensa de la legalidad, los derechos ciudadanos y los intereses públicos, la
representación de la sociedad en juicio, para los efectos de defender a la familia,
a los menores e incapaces y el interés social, así como para velar por la moral
pública, la persecución del delito y la reparación civil. También velará por la
prevención del delito dentro de las limitaciones que resultan de la Ley Orgánica
del Ministerio Público y por la independencia de los órganos jurisdiccionales y la
recta administración de justicia y las demás que le señalan la Constitución Política
del Perú y el ordenamiento jurídico de la Nación.
Al respecto, el artículo 159 de la Constitución Política de 1993 establece que
corresponde al Ministerio Público:
1. Promover de oficio, o a petición de parte, la acción judicial en defensa
de la legalidad y de los intereses públicos tutelados por el derecho.
2. Velar por la independencia de los órganos jurisdiccionales y por la recta
administración de justicia.
3. Representar en los procesos judiciales a la sociedad.
4. Conducir desde su inicio la investigación del delito (con tal propósito,
la Policía Nacional está obligada a cumplir los mandatos del Ministerio
Público en el ámbito de su función).
5. Ejercitar la acción penal de oficio o a petición de parte.
6. Emitir dictamen previo a las resoluciones judiciales en los casos que la
ley contempla.
7. Ejercer iniciativa en la formación de las leyes, y dar cuenta al Congreso,
o al Presidente de la República, de los vacíos o defectos de la legislación.

3. FACULTADES Y ATRIBUCIONES DEL MINISTERIO PUBLICO EN


EL PROCESO CIVIL
Rocco, en lo que concierne a las facultades y atribuciones del Ministerio
Público en el proceso civil, explica lo siguiente:

128
EL MINISTERIO PUBLICO

“La doctrina suele distinguir las facultades y las atribuciones del minis-
terio público en tres categorías distintas: el ministerio público agente, el
ministerio público interviniente y el ministerio público requirente.
Según lo establece la misma distinción, estas tres diversas atribuciones
o facultades corresponden a tres diversas y distintas funciones que el
ministerio público desempeña frente al ejercicio de la jurisdicción civil.
Cuando se habla de ministerio público agente se hace referencia a la
posibilidad que tiene de convertirse en iniciador de un proceso, es decir,
de ejercer aquel derecho de acción que (...) compete a todo sujeto de
derechos.
(...)
En estos casos, el ministerio público se hace actor en juicio (...), porque
las normas procesales, al lado de los sujetos titulares de las relaciones
jurídicas o de los estados jurídicos de que se vendrá a discutir, autoriza
o legitima a accionar al ministerio público, como portador de un interés
público que se concreta en un interés estatal.
Con esto no se quiere reconocer al ministerio público una facultad genérica
de promover las acciones, cuyo ejercicio, por lo común, está reservado a
los titulares particulares de los intereses tutelados por el derecho; sólo se
quiere patentizar, por el contrario, que en algunas particulares categorías
de acciones, además de los sujetos legitimados para accionar sobre la base
del criterio de la titularidad, existe otro sujeto, el ministerio público, a
quien las leyes procesales le reconocen dicha legitimación como portador
de un interés público, propio del Estado, que predomina e incide en la
esfera de las relaciones y de los estados jurídicos de los ciudadanos (...).
Por otra parte, en lo que respecta al ministerio público interviniente, las
normas procesales dan unas veces facultad al ministerio público para
incorporarse, mediante una forma de intervención, a una litis pendiente
ya entre otros sujetos; y otras veces, en cambio, imponen al ministerio
público la obligación de intervenir en causa, cuando se discutan relacio-
nes o estados jurídicos en que al lado del interés privado haya un interés
público (...).
En cuanto a las atribuciones del ministerio público requirente, puede
ocurrir siempre, en materias en que exista un interés de derecho público,
que el ministerio público deba ser oído, a fin de que exprese su dictamen
en una forma (...) que se llama requisitoria.

129
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

(...) Bajo este concepto (requisitoria) se quiere hacer referencia únicamente


a las conclusiones que sobre determinado negocio formula el ministerio
público, dando su dictamen positivo o negativo” (ROCCO, 1976, Volumen
II: 161-163).
De acuerdo a lo normado en el artículo 113 del Código Procesal Civil, el
Ministerio Público ejerce las siguientes atribuciones:
1. Como parte.
2. Como tercero con interés, cuando la ley dispone que se le cite.
3. Como dictaminador.
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar, acerca de
la actuación del Ministerio Fiscal (Público) como parte, expresan que:
“Es aquí donde cabe referirse propiamente a la publicización de los de-
rechos, por cuanto el Ministerio fiscal asume con plenitud la condición
de parte, si bien se trata de una parte especial, dado que su interés no es
privado, actuando en defensa del interés general. (…) El Ministerio fiscal
(…) defiende los intereses de la sociedad, atendido el hecho de que ésta ha
reflejado cuál es su interés en la ley, y siguiendo los principios de unidad
y dependencia.
En su actuación procesal el Ministerio fiscal ostenta la representación y
la defensa conjuntamente, y no puede realizar actos de disposición del
derecho material (renuncia, allanamiento), aunque sí del proceso (desisti-
miento). En todo caso podrá oponerse a la realización de actos dispositivos
por las partes privadas (aunque éstos, normalmente, no pueden realizarse
en los procesos en que él interviene, por ser de naturaleza no dispositiva).
La actuación del Ministerio fiscal depende de la existencia de una norma
concreta que le confiera legitimación…” (MONTERO AROCA; GOMEZ
COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo
II: 111).
Calamandrei, en cuanto a la participación del Ministerio Público en el proceso
como interviniente (o tercero con interés), expone lo siguiente: “... Así como el
M.p. agente está instituido para suplir la posible inactividad inicial de los demás
legitimados para accionar, así también el M.p. interviniente (...) está instituido
para suplir, en el curso del proceso ya iniciado, la deficiente o colusiva actividad
instructoria de las otras partes. En un proceso, concebible en teoría, en que fuese
incondicionadamente reconocido al juez el poder oficial de proceder y de inquirir

130
EL MINISTERIO PUBLICO

sin demanda de parte, no habría necesidad de un órgano de impulso como es el M.p.


agente o interviniente: sólo en un proceso (...) en que el juez no puede proceder
inicialmente de oficio (nemo iudex sine actore), ni puede en el curso del proceso
indagar fuera de los límites constituidos por las demandas de las partes (ne eat
iudex ultra petita partium) (...), hay necesidad de un órgano, complementario del
juez, como el M.p., creado para corregir o atenuar, en los casos en que el interés
público lo reclame, la institucional pasividad del juez, que, a fin de conservar intacta
su imparcialidad no puede moverse sino cuando otros lo estimulen (...). Como el
M.p. agente está instituido para poner el interés público a cubierto de los incon-
venientes que podrían seguirse de una rígida aplicación del principio ‘nemo iudex
sine actore’, cuando la legitimación para accionar sólo estuviese reconocida a los
particulares, así también el M.p. interviniente está instituido para salvaguardar el
interés público de los peligros de una intransigente observancia de la regla ‘ne eat
iudex ultra petita partium’, ‘iudex secundum allegata et probata decidire debet’,
cuando los poderes de iniciativa instructoria estuviesen enteramente encomendados
a las partes privadas” (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 453-454). El referido
autor concluye señalando que:
“La intervención necesaria (...) está prescrita para todas las causas en
que el M.p. hubiese estado legitimado para accionar (...). Cuando en
una de tales causas la iniciativa del proceso ha sido tomada por otro
legitimado, el M.p. debe participar en carácter de interviniente en el
mismo proceso que, si no se le hubiesen adelantado, hubiera podido
iniciar como actor.
La intervención necesaria (...) atañe (...) (además) a toda una serie de
causas que la ley especifica: respecto de las cuales el M.p., aun no estando
legitimado para accionar, debe, sin embargo, participar como interviniente
cuando el proceso ha sido iniciado por otro...” (CALAMANDREI, 1962,
Volumen II: 459-460).
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar, respecto de
la actuación del Ministerio Fiscal (Público) como dictaminador, anotan lo siguiente:
“En ocasiones se ha hablado de que ‘asesora’ al órgano jurisdiccional,
pero esta pretendida explicación supone alterar todo el sistema de la ac-
tuación jurisdiccional basada en el conocimiento y aplicación del derecho
objetivo por el juez. Posiblemente la explicación provenga de que estamos
ante una situación intermedia; el interés público no llega al extremo de
legitimar al Fiscal, pero la existencia de aquél hace conveniente que el
juez tenga conocimiento de cuál es la opinión del Ministerio fiscal en el
caso concreto.

131
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

El dictamen puede referirse tanto a la aplicación del derecho material


como a la del procesal...” (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER;
MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 113).
Rocco, en lo respecta a la participación del Ministerio Público en el proceso
como requirente (o dictaminador), enseña que:
“... El ministerio público requirente (...) tiene la facultad y el deber de
expresar su parecer en asuntos de diversa índole.
De ordinario, tales funciones le son atribuidas en materia de jurisdicción
voluntaria, en la cual tiene que dar su dictamen acerca de todos los asuntos
referentes a menores, a la patria potestad, (...) y en muchos otros casos,
como la legitimación, la adopción, etc.
En todos estos casos, y en muchos otros concernientes a la tutela de los
incapaces y de los ausentes, el ministerio público expresa su dictamen
acerca de la conveniencia y legalidad de los actos” (ROCCO, 1976, Vo-
lumen II: 165).
En los casos en que, por disposición legal, el representante del Ministerio
Público deba emitir dictamen (que no es sino la opinión del representante del
Ministerio Público acerca de la cuestión materia de debate judicial), existe la
obligación por parte de aquél de fundamentar dicho dictamen (art. 114 del C.P.C.).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al dictamen del
Ministerio Público, ha establecido lo siguiente:
- “... El artículo ciento trece del Código Procesal acotado [C.P.C.] dis-
pone que el Ministerio Público interviene en el proceso como parte;
como tercero con interés, cuando la ley dispone que se le cite, y como
dictaminador; en consecuencia, únicamente cuando la ley establezca
que la intervención del Ministerio Público sea como dictaminador, sus
representantes se encontrarán en la obligación de emitir dictámenes de-
bidamente fundamentados, los mismos que podrán ser acogidos por las
Salas Superiores o Salas Supremas como parte de su fundamentación,
si fallan de conformidad o con lo expuesto en el mismo, estando a lo
dispuesto en el artículo ciento cuarentidós de la Ley Orgánica del Poder
Judicial...” (Casación Nro. 2090-01 / Huánuco, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-04-2002, págs. 8570-8571).
- “... El dictamen fiscal constituye una opinión emitida por los fiscales
respecto al fondo de la controversia o a la tramitación del proceso y por
tanto es meramente ilustrativo al no resolver la controversia planteada

132
EL MINISTERIO PUBLICO

ante sede judicial” (Casación Nro. 381-99 / Cono Norte, publicada en el


Diario Oficial El Peruano el 28-09-1999, págs. 3607-3608).
- “... El Dictamen Fiscal es la opinión ilustrativa que emite el representante
del Ministerio Público y que el Juzgador toma en consideración pero que
no lo obliga...” (Casación Nro. 2426-01 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-02-2002, pág. 8301).
- “... El dictamen fiscal será meramente ilustrativo y su omisión no causa-
rá nulidad procesal en los casos que expresamente señala la ley, en ese
sentido reiterada jurisprudencia ha establecido que no existe nulidad en
los casos en que se omite el dictamen Fiscal en primera instancia...” (Ca-
sación Nro. 3316-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-10-2001, págs. 7779-7780).
- “... El Dictamen Fiscal si bien debió emitirse, su omisión no es causal de
nulidad, por su carácter ilustrativo y no determinante del criterio judi-
cial...” (Casación Nro. 411-07 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 31-05-2007, pág. 19398).
- “... En lo que respecta a la omisión del dictamen fiscal, es necesario
remarcar que [...] no acarrea nulidad cuando no incide en el fondo del
asunto, esto es cuando no afecta el sentido del fallo...” (Casación Nro.
3937-2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-
01-2007, pág. 18728).
- “... Al declararse la nulidad de la sentencia de primera instancia por la
omisión del dictamen del Fiscal Provincial se infringe las formas esen-
ciales para la eficacia y validez de los actos procesales, porque al no
resolverse sobre la materia controvertida, se atenta contra los principios
de finalidad del proceso, celeridad y economía procesal previstos en los
artículos tercero y quinto del Título Preliminar del Código Procesal Ci-
vil...” (Casación Nro. 3316-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 01-10-2001, págs. 7779-7780).
- “... La falta de dictamen [fiscal] acarreará la nulidad sólo en aquellos ca-
sos [...] respecto de los cuales la Ley lo ha señalado así expresamente...”
(Casación Nro. 3744-2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-09-2008, págs. 23145-23147).
- “... El dictamen fiscal es sólo una opinión que no es vinculante para el
órgano jurisdiccional...” (Casación Nro. 2523-2005 / Lambayeque, pu-
blicada en el Diario Oficial El Peruano el 28-02-2006, pág. 15611).

133
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... No puede considerarse que el dictamen del Fiscal [...] haya tenido
fuerza vinculante para el Colegiado Superior, pues, éste se encuentra fa-
cultado para apartarse de lo que se pueda haber opinado en el mencionado
dictamen, sin que ello signifique una afectación al debido proceso...” (Ca-
sación Nro. 2421-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-10-2006, pág. 17390).
- “... El dictamen fiscal no constituye un medio probatorio que, como tal,
se encuentre destinado a acreditar los hechos expuestos por las partes,
produciendo certeza en el Juez respecto de los puntos controvertidos,
conforme a los términos que se exponen en el artículo ciento ochentiocho
del Código Procesal Civil, toda vez que el dictamen fiscal es sólo una
opinión que emite el representante del Ministerio Público en materias de
interés público [...]; y si bien sus opiniones deben ser tomadas en cuenta
por los magistrados al emitir sentencia, éstos no se encuentran obligados
a sentenciar conforme a lo opinado en el dictamen respectivo...” (Casa-
ción Nro. 1694-2006 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-07-2007, págs. 19704-19705).

4. RESPONSABILIDAD DEL MINISTERIO PUBLICO


Los representantes del Ministerio Público incurren en responsabilidad civil
si en el ejercicio de sus funciones actúan con negligencia, dolo o fraude (art. 118
-parte inicial- del C.P.C.).
El proceso de responsabilidad civil de los miembros del Ministerio Público se
sustancia de la misma manera que el proceso de responsabilidad civil de los Jueces
(art. 118 -in fine- del C.P.C.), vale decir, en vía abreviada, siéndoles aplicables, en
lo que sea pertinente, las disposiciones legales contenidas en el Sub-Capítulo 3°
(“Responsabilidad civil de los Jueces”) del Título II (“Proceso abreviado”) de la
Sección Quinta (“Procesos contenciosos”) del Código Procesal Civil, en los arts.
509 al 518.

5. EXCUSACION Y ABSTENCION DEL MINISTERIO PUBLICO


Si bien los fiscales no pueden ser recusados por las partes (art. 117 -in
fine- del C.P.C.), tienen la obligación de excusarse o abstenerse de intervenir
en el proceso si están inmersos en alguna de las causales de impedimento o
recusación que operan tratándose de los Jueces. Así tenemos que, en aplicación
de los artículos 117, 305, 307 y 313 del Código Procesal Civil, un representante
del Ministerio Público debe excusarse o abstenerse de intervenir en el proceso
en los siguientes casos:

134
EL MINISTERIO PUBLICO

A) Cuando ha sido parte anteriormente en el proceso (arts. 117 y 305 -inc.


1)- del C.P.C.).
B) Cuando él o su cónyuge o concubino, tiene parentesco dentro del cuarto
grado de consanguinidad, segundo de afinidad o de adopción con alguna
de las partes o con su representante o apoderado o con un abogado que
interviene en el proceso (arts. 117 y 305 -inc. 2)- del C.P.C.).
C) Cuando él o su cónyuge o concubino, tiene el cargo de tutor o curador
de cualquiera de las partes (arts. 117 y 305 -inc. 3)- del C.P.C.).
D) Cuando ha recibido él o su cónyuge o concubino, beneficios, dádivas de
alguna de las partes, antes o después de empezado el proceso, aunque
ellos sean de escaso valor (arts. 117 y 305 -inc. 4)- del C.P.C.).
E) Cuando ha conocido el proceso en otra instancia, salvo que haya realizado
únicamente actos procesales de mero trámite (arts. 117 y 305 -inc. 5)- del
C.P.C.).
F) Cuando es amigo íntimo o enemigo manifiesto de cualquiera de las
partes, demostrado por hechos inequívocos (arts. 117 y 307 -inc. 1)- del
C.P.C.).
G) Cuando él o su cónyuge o concubino o su pariente en la línea directa o en
la línea colateral hasta el segundo grado, primero de afinidad o adoptado,
tienen relaciones de crédito con alguna de las partes; salvo que se trate
de persona de derecho o de servicio público (arts. 117 y 307 -inc. 2)- del
C.P.C.).
H) Cuando él o su cónyuge o concubino, son donatarios, empleadores o
presuntos herederos de alguna de las partes (arts. 117 y 307 -inc. 3)- del
C.P.C.).
I) Cuando haya intervenido en el proceso como apoderado, miembro del
Ministerio Público, perito, testigo o defensor (arts. 117 y 307 -inc. 4)- del
C.P.C.).
J) Cuando tiene interés directo o indirecto en el resultado del proceso (arts.
117 y 307 -inc. 5)- del C.P.C.).
K) Cuando exista proceso vigente entre él o su cónyuge o concubino con
cualquiera de las partes, siempre que no sea promovido con posterioridad
al inicio del proceso (arts. 117 y 307 -inc. 6)- del C.P.C.).

135
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

L) Cuando se presentan motivos que perturban la función del representante


del Ministerio Público, en cuyo caso se abstendrá por decoro o delicadeza
(arts. 117 y 313 del C.P.C.).
La Ley Orgánica del Ministerio Público señala al respecto, en su artículo 19,
que los Fiscales no son recusables, pero deberán excusarse, bajo responsabilidad,
de intervenir en una investigación policial o en un proceso administrativo o judicial
en que directa o indirectamente tuviesen interés, o lo tuviesen su cónyuge, sus
parientes en línea recta o dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo
de afinidad, o por adopción, o sus compadres o ahijados, o su apoderado en el
caso a que se refiere el inciso c) del artículo 20 de la indicada Ley Orgánica del
Ministerio Público (según el cual los miembros del Ministerio Público no pueden
defender como abogado o prestar asesoramiento de cualquier naturaleza, pública o
privadamente, y cuando tuvieren que litigar en causa propia que no tuviese relación
alguna con su función, otorgarán poder).

136
CAPITULO III
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION
EN EL PROCESO

1. PARTE DEMANDANTE
En principio, como lo hace notar Gimeno Sendra:
“Partes no son todos los sujetos que intervienen en el proceso, sino úni-
camente quienes interponen la pretensión y se oponen a ella.
En efecto, el proceso sirve para obtener la tutela judicial de las pretensiones
declarativas, constitutivas o de condena (…), que decida interponer el
demandante ante el tribunal competente ‘y frente a los sujetos a quienes
haya de afectar la resolución pretendida’ (…).
(…) El concepto de parte presupone una titularidad o cierta situación con
respecto a la relación jurídico material debatida (…) y se determina en
función de las expectativas de declaración, realización o transformación,
por la sentencia, de dicha relación material o, lo que es lo mismo, por los
efectos materiales de la cosa juzgada.
Son, pues, partes en un proceso, quienes han de verse expuestos a los
efectos materiales de la futura Sentencia. Por ello, el concepto de parte se
diferencia claramente del de tercero, quien puede intervenir también en
el proceso (por ejemplo, en calidad de testigo o de perito), pero quien, a
diferencia de las partes, ni es titular de derecho subjetivo, ni ha de cumplir
obligación alguna derivada de la relación jurídico material debatida, ni
ostenta interés legítimo derivado de dicha relación, ni ha de soportar, en
su esfera patrimonial o moral, los efectos ulteriores de la sentencia.
Así, pues, las partes son, quienes, por ostentar o la titularidad de los
derechos y obligaciones o algún interés legítimo en una determinada
relación jurídica discutida, interponen, a través de la demanda (actor o

137
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

demandante), su pretensión o se oponen a ella, mediante el escrito de


contestación (el demandado). Pero, junto a estas partes iniciales, (…)
pueden aparecer o intervenir otras en el curso del proceso que ostenten
dicha titularidad de la relación jurídica o incluso, sin serlo, mantengan
un interés con respecto al objeto procesal, que les permita comparecer,
en calidad de parte principal o subordinada, dentro del proceso.
El concepto y el estatus jurídico de las partes vienen, pues, determinados
por la legitimación…” (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 99-100).
Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín, sobre las partes del proceso
civil, hacen estas acotaciones:
“Partes son los sujetos del proceso que solicitan la tutela jurisdiccional y
aquellos frente a los cuales se reclama y que han de quedar afectados por el
resultado definitivo. No se identifican con las partes de la relación jurídica
material porque en el sentido que nos ocupa tiene un concepto eminente-
mente formal de manera que lo decisivo es la posición procesal de pedir
en un proceso, de defenderse en el mismo, de actuar en definitiva y que
puede coincidir o no con la titularidad de un determinado derecho, porque
el concepto procesal de parte está íntimamente unido al de acción, entendida
como derecho de acudir a los Tribunales, y poner en marcha la actividad
jurisdiccional, que en principio es muy amplio y corresponde a todo aquel
que afirme la existencia de un derecho que precisa protección, y que tenga
relación con el objeto del proceso, sin perjuicio de que le corresponda o
no, pues a ello es a lo que va dirigido el proceso que ha de sustanciarse.
Tampoco puede confundirse con el de interesado que en un determinado
asunto pueden ser muchas personas y sólo alguna (sic) de ellas son las
que acudirán al proceso con una petición concreta, y sólo éstas son las
que tienen la calidad de parte.
Partes son las personas, entidades o grupos que en nombre propio piden
una determinada declaración jurisdiccional. El representante no actúa en
nombre propio y por eso no es parte. Sí lo es, el sustituto que actuando un
derecho ajeno, pide en nombre propio como el supuesto (…) que permite
a los acreedores ejercitar acciones del deudor.
(…)
Las partes se identifican con los sujetos que solicitan la tutela judicial
efectiva, a través del proceso en el que aparecen afectados, y que es pre-
ciso distinguir de aquellos otros que también intervienen en el proceso,

138
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

como los que les asisten (abogados y procuradores), o los que sirven en
los juzgados y tribunales (jueces y funcionarios), o los que colaboran
(como los testigos o los peritos). En el proceso judicial se produce una
representación histórica de hechos, a través de unos actores y directores
y figurantes. Pero partes sólo son aquellos que piden la resolución de su
problema, y los que se defienden frente a estas peticiones, resultando
afectados por la sentencia que se dicte” (GOMEZ DE LIAÑO GONZA-
LEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 287-288).
Según Casarino Viterbo, “... la parte que pide la declaración o protección de
su derecho recibe el nombre de demandante...” (CASARINO VITERBO, 1983,
Tomo III: 36).
Oderigo estima que el actor o demandante “es la persona del derecho privado
que mediante el proceso civil pide a propio nombre la actuación de la ley civil, en
favor suyo o de otra persona a la que necesariamente represente por ministerio de
la ley” (ODERIGO, 1989, Tomo II: 182).
Casarino Viterbo precisa que “... la intervención en juicio en calidad de deman-
dante es un acto procesal entregado a la simple voluntad del propio demandante; él
es el dueño o no de ejercitar la acción de que se trata, y, al no hacerlo, no correrá
otro riesgo que el de la prescripción extintiva de su propia acción” (CASARINO
VITERBO, 1983, Tomo III: 42).

2. PARTE DEMANDADA
El demandado “es la contrafigura procesal del actor, su réplica con signo
contrario: es la persona que a nombre propio resiste la actuación de la ley civil
pretendida por aquél, en defensa suya o de otra persona a la que necesariamente
represente por ministerio de la ley” (ODERIGO, 1989, Tomo II: 187).
Casarino Viterbo señala al respecto que “la parte en contra de la cual se pide
esta declaración o protección (del derecho) recibe el nombre de demandado...”
(CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 36). El mencionado autor advierte que
“... la intervención en juicio en calidad de demandado depende única y exclu-
sivamente de la voluntad del demandante, al pretender accionar en su contra y
atribuirle esta calidad de demandado, aun en contra de sus deseos” (CASARINO
VITERBO, 1983, Tomo III: 42).

3. COMPARECENCIA AL PROCESO
“La ‘comparecencia’, término de carácter procesal, es el acto por el cual
una persona se dirige a un Tribunal de Justicia solicitando su actuación

139
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

para la defensa de sus derechos, el ejercicio de sus facultades o la auto-


rización de sus actos. Representa, pues, el ejercicio de la facultad que los
individuos tienen para servirse de los Tribunales de Justicia, o, en otras
palabras, la solicitación dirigida al Tribunal para que ejerza su jurisdic-
ción y competencia sobre el asunto que interesa al solicitante” (BRAIN
RIOJA, 1943: 29-30).
Casarino Viterbo, en cuanto a la noción de comparecencia al proceso, enseña
que:
“... La palabra comparecencia, jurídicamente, tiene un doble sentido: uno
amplio y otro restringido.
Comparecencia, en sentido amplio, significa el acto de presentarse alguna
persona ante el juez, ya sea espontáneamente para deducir cualquiera pre-
tensión o para hacerse parte en un negocio, ya en virtud de llamamiento o
intimación de la misma autoridad que lo obligue a hacerlo para la práctica
de alguna diligencia judicial.
Así, se dice que comparecen ante los tribunales no sólo las partes directas,
sino también las partes indirectas o terceros; comparecen, además, ante los
tribunales los interesados en los negocios pertenecientes a la jurisdicción
voluntaria; y comparecen, por último, los peritos y los testigos, los cuales,
sabemos, son totalmente ajenos a las partes mismas.
En sentido restringido, en cambio, comparecencia es el acto de presentar-
se ante los tribunales de justicia ejerciendo una acción o defensa, o bien
requiriendo su intervención en un acto perteneciente a la jurisdicción no
contenciosa...” (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 53).

4. CAPACIDAD PARA SER PARTE DEL PROCESO


Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín aseveran que “... la capacidad
para ser parte, es un concepto paralelo al de capacidad jurídica en el derecho civil,
que viene referido a la aptitud para ser titular de la acción, y en este sentido la
ostentan todas las personas físicas que gozan de personalidad hasta el momento
de extinguirse por la muerte, (…) e incluso el concebido y no nacido como se le
ha de tener por nacido para todos los efectos que le sean favorables, (…) podrá
tener la condición de parte” (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ
MARTIN, 2000, Tomo I: 289).
Lino Palacio, en relación a la capacidad para ser parte, sostiene que “... este
tipo de capacidad, en tanto se refiere a la posibilidad jurídica de figurar como parte

140
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

en un proceso, constituye una proyección, en el orden procesal, de la capacidad


de derecho genéricamente considerada. Se la puede definir, por lo tanto, como la
idoneidad reconocida por el ordenamiento jurídico para ser titular de derechos
y de deberes procesales. De lo cual se sigue que la capacidad jurídica procesal y
la capacidad para ser parte constituyen conceptos substancialmente equivalentes”
(PALACIO, 1983, Tomo III: 20).
Gimeno Sendra estima que “la capacidad para ser parte es la aptitud requerida
por la Ley para poder ser demandantes o demandados, ostentar la titularidad de
los derechos, obligaciones, posibilidades procesales y cargas procesales y asumir
las responsabilidades y efectos que del proceso se deriven y, de modo especial, los
efectos materiales de la cosa juzgada” (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 101).
El citado jurista añade que “... la capacidad para ser parte se corresponde con la
capacidad jurídica del Derecho Civil (…) y, desde luego, asiste a todos los suje-
tos del Derecho: tanto a las personas físicas, cuanto a las jurídicas…” (GIMENO
SENDRA, 2007, Tomo I: 101).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández dicen de la capacidad para ser
parte lo siguiente:
“... Capacidad para ser parte es la aptitud para ser titular de todos los
derechos procesales y asumir las cargas y responsabilidades inherentes
al proceso civil. O, con otras palabras, es la aptitud para pedir la tutela de
los tribunales civiles (afirmar acciones) y resultar afectado por la decisión
jurisdiccional relativa a la tutela jurídica pretendida.
(...)
(...) Cuando se habla de capacidad para ser parte (...), la susodicha ca-
pacidad no guarda relación con lo que sea objeto concreto de concretos
procesos, sino que debe tratarse de una capacidad, aptitud o cualidades
predicable o no de unos entes u otros al margen de litigios específicos,
de una capacidad, determinable, sí, en función del proceso en abstracto
o, cuando menos, de un tipo de procesos, genéricamente.
Mediante la capacidad para ser parte establecemos, pues, quiénes, al
atribuírseles tal aptitud, pueden ser partes de toda clase de procesos o
de un conjunto abstracto de ellos, aunque nunca, histórica y realmente,
lleguen a litigar...” (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen I:
383-384).
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 57 del Código Procesal Civil,
tienen capacidad para ser parte material en un proceso:

141
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- Toda persona natural o jurídica.


- Los órganos constitucionales autónomos (como, por ejemplo, el Ministerio
Público, la Defensoría del Pueblo, el Jurado Nacional de Elecciones, etc.).
- La sociedad conyugal, la sucesión indivisa y otras formas de patrimonio
autónomo. (Este se da -según el art. 65 del C.P.C.- cuando dos o más
personas tienen un derecho o interés común sobre un bien, sin constituir
una persona jurídica). Además de las mencionadas, son formas de pa-
trimonio autónomo las situaciones de copropiedad y la de los bienes de
asociaciones, comités y fundaciones irregulares.

5. CAPACIDAD PROCESAL O “LEGITIMATIO AD PROCESSUM”


La capacidad procesal (o capacidad para comparecer en un proceso o capaci-
dad de obrar procesal o “legitimatio ad processum”) es equivalente a la de obrar o
de ejercicio y representa la aptitud para comparecer por sí mismo (directamente)
o como representante -legal o voluntario- de otro. Significa, pues, la facultad de
ejercitar derechos civiles (y, por ende, procesales) ante el Poder Judicial.
A decir de Rosenberg, “capacidad procesal es la capacidad para ejecutar y
recibir con eficacia todos los actos procesales, por sí mismo o mediante repre-
sentante designado por uno mismo (...), para sí o para otro...” (ROSENBERG,
1955, Tomo I: 241).
Según Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín, “… la capacidad
procesal constituiría un grado superior a la capacidad para ser parte y se concreta
en la necesaria para poder comparecer en juicio y realizar eficazmente actos pro-
cesales” (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000,
Tomo I: 290).
Prieto-Castro y Ferrándiz señala al respecto lo siguiente:
“... La capacidad de obrar procesal, también llamada capacidad procesal
simplemente (...) es la de ser sujeto activo en el proceso.
(...)
Es, pues, esta capacidad (...) la de estar o comparecer en juicio (legitimatio
ad processum).
Un concepto completo de la capacidad de obrar procesal sería éste: Es la
que se reconoce, a los sujetos con capacidad de obrar civil, como aptitud
para comprender la trascendencia de los actos procesales y para hacerse

142
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

cargo de sus consecuencias, como también para realizar válidamente tales


actos” (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1980, Volumen 1: 64-65).
Lorca Navarrete, acerca de la capacidad de obrar procesal, hace estas
aseveraciones:
“(La) llamada capacidad de obrar procesal (…) o capacidad para
comparecer faculta, al que ya posee personalidad procesal y existe para
el derecho procesal para poder actuar eficazmente en el proceso de la
función jurisdiccional, es decir, que para poder realizar actos procesales
y, en definitiva, para poder personarse no basta con tener capacidad para
ser parte, es preciso además, tener un grado más de capacidad, esto es,
la capacidad procesal o capacidad de obrar procesal.
Por tanto, una cosa es poder figurar como parte en un proceso y otra
distinta es poder actuar e intervenir o comparecer en el proceso.
La regla general consiste en que solo pueden personarse o compa-
recer en juicio los que estén en el pleno ejercicio de su personalidad
procesal.
Ya no se trata de existir para el derecho procesal al obtener la personalidad
procesal, cuanto más bien, que quienes tienen personalidad procesal
o se hallan en el pleno ejercicio de la misma con plenitud de derechos
civiles puedan personarse y comparecer en un proceso.
(…)
Es el concepto de personalidad procesal el que le permite, a quien es
persona con plenitud de derechos civiles, a comparecer procesalmente.
De ahí que la capacidad de comparecer en el proceso integra la perso-
nalidad procesal permitiendo que quien la posee pueda personarse en el
proceso” (LORCA NAVARRETE, 2000: 104-105).

6. LA “LEGITIMATIO AD CAUSAM”
Para Gozaíni, “... la legitimación ‘ad causam’, implica, además de la asignación
propia del derecho subjetivo, la naturaleza efectiva de reclamarlo por sí y para sí”
(GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 1: 380). Dicho autor añade que la legitimatio
ad causam “... supone que el interesado ha tomado parte en la relación jurídica que
da origen al objeto del proceso. Sería aproximadamente la situación individual de
cada interviniente la que en su relación con el hecho principal otorga legitimación
en la causa...” (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 1: 381).

143
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Al respecto, Devis Echandía enseña que:


“Tener legitimación en la causa consiste en ser la persona que, de
conformidad con la ley sustancial, puede formular o contradecir las
pretensiones contenidas en la demanda (...), por ser el sujeto activo o
pasivo de la relación jurídica sustancial pretendida o del ilícito penal
imputado, que deben ser objeto de la decisión del juez, en el supuesto
de que aquélla o éste existan; o en ser el sujeto activo o pasivo de una
relación jurídica sustancial que autorice para intervenir en el proceso
ya iniciado.
(...) No se trata del derecho o la obligación sustancial, porque puede que
éstos no existan, y que basta con que se pretenda su existencia; por eso
puede ser perfecta la legitimación en la causa y, sin embargo, declararse en
la sentencia que dicho derecho y tal obligación (...) no existen realmente”
(DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo I: 310).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, en relación al tema que se
examina en este punto, apuntan lo siguiente:
“... Se entiende hoy por legitimación la cualidad de un sujeto jurídico
consistente en hallarse, dentro de una situación jurídica determinada,
en la posición que fundamenta, según el Derecho, el reconocimiento
a su favor en una pretensión que ejercita (la legitimación activa) o a la
exigencia, precisamente respecto de él, del contenido de una pretensión
(legitimación pasiva).
(...)
(...) Hallarse un sujeto en la posición jurídica que fundamenta que pre-
cisamente él obtenga una concreta tutela jurisdiccional (legitimación
activa), suele consistir en ser titular de un derecho subjetivo privado (que
fundamenta una acción). Y hallarse en la posición que justifica padecer
la concesión de una tutela jurisdiccional concreta (legitimación pasiva),
frecuentemente significa ser titular de un deber u obligación...” (DE LA
OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 399-400).
Muñoz Rojas afirma que la legitimación activa “... se refiere a la facultad
que tiene una persona concreta y determinada (o varias, incluso no determinadas,
como sucede en la acción popular) para asumir en un proceso la postura de de-
mandante...” (MUÑOZ ROJAS, 1960: 70-71). Y que “... la legitimación pasiva
hace referencia a aquella que poseen uno o varios sujetos para asumir, en un caso
concreto, la postura de demandados” (MUÑOZ ROJAS, 1960: 71).

144
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín estiman que “... la legitima-


ción es activa, cuando va referida a la parte actora o demandante, a la parte que
pide en primer lugar y que pone en marcha el ‘iter procesal’; se denomina pasiva
cuando se refiere a la parte demandada, aquélla frente a la cual se pide” (GOMEZ
DE LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 296).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la legitimación
para obrar, ha establecido lo siguiente:
- “... La legitimación procesal es la capacidad de ejercicio, en el proceso,
de los derechos civiles; es la aptitud que tiene la persona de obrar directa-
mente en un proceso como parte, defendiendo sus derechos...” (Casación
Nro. 5003-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-
09-2008, págs. 22951-22952).
- “... La legitimación procesal es un elemento propio de la sentencia ya que
la legitimación determina la persona que tiene el derecho para demandar
o ser demandado...” (Casación Nro. 2602-2000 / La Libertad, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2001, págs. 7775-7776).
- “... Sólo quienes han intervenido en la relación material o sustantiva
están legitimados para intervenir en la relación procesal...” (Casación
Nro. 3141-2002 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
03-11-2004, págs. 12985-12986).
- “... La legitimatio ad causam está ligada al legítimo interés económico y
moral que exige el artículo sexto del Título Preliminar del Código Procesal
Civil para poder ejercitar una acción, la cual a su vez, activa el derecho a
la tutela judicial para que se resuelva el conflicto jurídico generado entre
las partes. [...] el interés para obrar está constituido por la necesidad de
acudir ante un Juez cuando se han agotado todas las posibilidades de so-
lucionar el conflicto en vía o forma distinta, de allí que la comprobación
al inicio del proceso de la coincidencia de la relación jurídica procesal
con la relación de derecho sustantivo no es condición ni presupuesto de la
acción, pues sólo se establecerá ello en el momento en que se pronuncie
la sentencia, por ende estar legitimado en la causa significa tener derecho
a exigir que se resuelva sobre las peticiones propuestas en la demanda...”
(Casación Nro. 2315-02 / Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-06-2005, págs. 14329-14330).
- “... La denominada ‘legitimatio ad causam’ es un requisito esencial para el
ejercicio de la acción; en cuya virtud debe mediar una coincidencia entre
las personas que actúan en el proceso y las personas a las cuales la ley

145
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

habilita para pretender (legitimación activa) y para contradecir (legitima-


ción pasiva) respecto de la materia [...] sobre la cual versa el proceso; por
tanto dicha legitimación de las partes corresponde a la cualidad que les
asiste para accionar y que los habilita legalmente para asumir su posición
procesal...” (Casación Nro. 2581-2007 / Arequipa, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs. 22208-22209).
- “... La legitimidad ‘ad causam’ es la titularidad que tiene la persona
respecto del derecho que demanda; es un elemento de procedencia de la
pretensión jurídica demandada. En caso que la parte actora no tenga la
legitimatio ad causam, la acción será, evidentemente, improcedente...”
(Casación Nro. 5003-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Pe-
ruano el 03-09-2008, págs. 22951-22952).
- “... La legitimatio ad causam es un presupuesto sustancial, es decir, un
presupuesto de la pretensión para la sentencia de fondo, pues contem-
pla la relación sustancial que debe existir entre el sujeto demandante o
demandado y el interés perseguido en el juicio...” (Casación Nro. 5123-
2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008,
pág. 22414).
- “... La legitimidad para obrar es una de las condiciones del ejercicio vá-
lido de la acción y [...] ha sido conceptuada de distintos modos: a) como
la relación lógica de correspondencia que existe o debe existir entre el
demandante concretamente considerado y la persona a quien en abstrac-
to la norma jurídica confiere el derecho (legitimidad activa), o entre el
demandado concretamente considerado y la persona que en abstracto
debe cumplir una obligación (legitimidad pasiva); b) también como la
posición habilitante para formular una pretensión o para contradecirla, y
que surge de la afirmación de ser titular de un derecho (legitimidad ac-
tiva) o de la imputación de una obligación o deber jurídico (legitimidad
pasiva). En consecuencia, cuando el Juez examina si el demandante tiene
o no legitimidad para obrar, debe verificar si existe esa relación formal
de correspondencia; o, en la otra acepción, si es la persona habilitada
para formular la pretensión que demanda...” (Casación Nro. 1494-2007 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs.
23650-23652).
- “... La legitimidad para obrar [...] está dada por el título que tiene un liti-
gante para reclamar algún derecho que haya sido afectado en su perjuicio
y que justifique su petición...” (Casación Nro. 2346-00 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs. 7181-7182).

146
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

- “... La legitimidad para obrar o legitimatio ad causam, consiste en la


aptitud para ser sujeto de derecho en una determinada controversia judi-
cial y poder actuar en ella eficazmente, aptitud que la tiene quien afirma
ser el sujeto de la relación jurídica o que se encuentra en situación de
reclamar o de ser destinatario del reclamo...” (Casación Nro. 2704-2007 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-09-2008, págs.
23068-23069).
- “... La legitimidad para obrar es la cualidad emanada de la ley para
requerir una sentencia favorable respecto del objeto litigioso, situa-
ción que coincide en la mayoría de los casos [...] con la titularidad de
la relación jurídico - sustancial...” (Casación Nro. 3954-2001 / Santa
- Chimbote, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2002,
págs. 9043-9044).
- “... La legitimidad activa para obrar [...] corresponde a quien es titular
de un derecho, ya sea para ejercitarlo o para defenderlo, correspon-
diendo al actor invocar interés y legitimidad para obrar [...]. [...] En
otros términos la legitimidad para accionar se establece con la simple
constatación de que el actor ha deducido en juicio una relación jurídica
afirmando que él y el demandado son los sujetos de ella, puesto que la
legitimación en causa es una condición para la fundamentación mate-
rial del derecho en la persona del actor...” (Casación Nro. 303-2004 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2005,
págs. 14970-14971).
- “... Nuestro Código Procesal Civil, en el artículo IV de su Título Pre-
liminar, establece que la legitimidad para obrar del demandante es una
condición de la acción y como tal constituye uno de los elementos esen-
ciales que deben tenerse en cuenta para efecto del saneamiento procesal
y establecimiento certero por el juez de la causa, acerca de la existencia
en el proceso [...] de una relación jurídica procesal válida, entendida
ésta como la correcta relación jurídica que debe existir entre las partes
que intervienen en el proceso y el juez de la causa (capacidad procesal,
competencia, requisitos de la demanda, legitimidad e interés para obrar).
Sólo cuando ello sea así, el Juez del proceso, llegado el momento, puede
expedir un pronunciamiento sobre el fondo de la controversia, declarando
el derecho de las partes...” (Casación Nro. 2936-2006 / Piura, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2007, pág. 20816).
- “... La denominada ‘legitimatio ad causam’ constituye un requisito fun-
damental para el ejercicio de la acción, y es la cualidad emanada de la

147
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

ley para requerir una resolución favorable respecto del objeto litigioso,
situación que debe coincidir con la titularidad de la relación jurídico -
sustancial; contrario sensu, la falta de legitimación para obrar consiste en
la ausencia de esa cualidad, porque no existe identidad entre la persona
del demandado y aquella a favor de quien la acción está concedida o entre
la persona del demandante y aquella contra la cual se concede; es decir,
cuando no media coincidencia entre las personas que efectivamente actúan
en el proceso y las personas a las cuales la ley habilita especialmente para
pretender o para contradecir respecto de la materia sobre la cual versa el
proceso...” (Casación Nro. 5425-2007 / Ica, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 01-12-2008, págs. 23369-23370).
- “... Existe falta de legitimidad para obrar cuando no media coincidencia
entre las personas que efectivamente actúan en el proceso y las personas
a las cuales la ley [...] habilita especialmente para pretender o para contra-
decir, respecto de la materia sobre la cual versa el proceso...” (Casación
Nro. 3954-2001 / Santa - Chimbote, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-07-2002, 9043-9044).
- “... Conforme a la primera parte de dicho numeral del ordenamiento
procesal civil (del artículo IV del Título Preliminar del Código Procesal
Civil) el proceso se promueve sólo a instancia de parte, la que invocará
interés y legitimidad para obrar. Dicho precepto legal no exige la pro-
banza rigurosa con la demanda de la legitimidad para obrar invocada.
En todo caso, ese requisito de fondo de la demanda deberá ser evaluado
al resolver el fondo de la causa, salvo que a criterio del juzgador el de-
mandante careciera evidentemente de legitimidad para obrar (artículo
427, inciso 1, del Código Procesal Civil)...” (Casación Nro. 3419-2001 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2003,
págs. 9912-9913).
- “... En forma excepcional, en la sentencia el Juez se puede pronunciar
sobre la validez de la relación procesal, emitiendo una resolución inhi-
bitoria, [...] la falta de legitimidad para obrar del demandante (así como
del demandado), si bien debe ser examinada al calificarse la demanda, vía
excepción o en el saneamiento del proceso, también cabe la posibilidad
de que el Juzgador la examine de oficio, al momento de expedir sentencia
de primera y segunda instancia, en atención a la facultad legal señalada;
por consiguiente, el Juez puede efectuar control de oficio tanto de los
presupuestos procesales como de las condiciones del ejercicio válido
de la acción...” (Casación Nro. 1662-04 / Callao, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-12-2004, pág. 13285).

148
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

7. EL ESTADO COMO PARTE PROCESAL


De acuerdo al principio de socialización del proceso que postula la igualdad
entre las partes (artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal Civil) y
que reposa en el derecho fundamental de la persona a la igualdad ante la ley
(contemplado en el artículo 2 -inciso 2)- de la Constitución Política de 1993),
y en virtud del artículo 59 del Código Procesal Civil, tanto el Estado como sus
dependencias, o las empresas públicas y privadas con participación determinante
de aquél, intervendrán en el proceso sin gozar de privilegio alguno, a no ser que
el mismo Código Procesal Civil lo conceda expresamente (como efectivamente
sucede, por ejemplo, en los casos de exención de la condena en costas y costos -art.
413 del C.P.C.-, exención de contracautela -art. 614 del C.P.C.- e improcedencia
de medidas cautelares para futura ejecución forzada contra el Estado -art. 616 del
C.P.C.-). De esta manera el Estado comparece al proceso como cualquier persona
natural o jurídica, ya sea como sujeto pasivo o activo de la relación jurídica pro-
cesal o como tercero.
La disposición contenida en el artículo 59 del Código Procesal Civil guarda
concordancia con lo normado en la Sétima Disposición Final de dicho cuerpo de
leyes, conforme a la cual, salvo disposición distinta de este Código, quedan supri-
midos todos los procesos judiciales especiales y todos los privilegios en materia
procesal civil en favor del Estado, el Gobierno Central y los Gobiernos Regionales
y Locales, sus respectivas dependencias y demás entidades de derecho público o
privado, de cualquier naturaleza.

8. SUSTITUCION PROCESAL
Se colige del artículo 60 del Código Procesal Civil, que regula lo concerniente
a la sustitución procesal, que esta última es una institución jurídica por la cual una
persona puede iniciar un proceso o coadyuvar en la defensa del ya iniciado cuando
exista interés de su parte en el resultado del proceso, sin que se precise acreditar
derecho propio o interés directo en la materia discutida.
Del citado precepto legal se desprende, además, que procede la sustitución
procesal cuando el acreedor ejerce los derechos del deudor, sea en vía de acción o
para asumir su defensa: art. 1219 -inc. 4)- del Código Civil; y en los demás casos
permitidos por ley. Como se observa, la sustitución procesal fundada en el ejercicio
por parte del acreedor del derecho de acción del deudor da lugar a la acción subro-
gatoria u oblicua a que se refiere el inciso 4) del artículo 1219 del Código Civil. Así,
sin acreditar derecho propio o interés directo en el objeto de controversia, puede un
tercero (acreedor, cesionario, etc.) iniciar la litis; sin embargo, los derechos a que
se hace referencia no pueden ser personalísimos sino únicamente patrimoniales.

149
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

La acción subrogatoria u oblicua también puede darse en el caso de la sustitución


procesal basada en la defensa del demandado, y tiene relación con la intervención
coadyuvante (llamada también por la doctrina intervención por adhesión o acce-
soria), contenida en el artículo 97 del Código Procesal Civil, numeral conforme
al cual: A. quien tenga con una de las partes una relación jurídica sustancial, a la
que no deban extenderse los efectos de la sentencia que resuelva las pretensiones
controvertidas en el proceso, pero que pueda ser afectada desfavorablemente si
dicha parte es vencida, puede intervenir en el proceso como coadyuvante de ella;
B. esta intervención (coadyuvante) puede admitirse incluso durante el trámite en
segunda instancia; C. el tercero coadyuvante puede realizar los actos procesales
que no estén en oposición a la parte que ayuda y no impliquen disposición del
derecho discutido. Se aprecia entonces que la decisión que se emita en el proceso
en donde participa eventualmente el interviniente como coadyuvante no está re-
ferida a él, pero sí le podrá afectar indirectamente. Esa es la razón por la cual la
actuación del coadyuvante es de carácter accesoria. Como vemos se está ante una
intervención donde existe un vínculo distanciado de la relación jurídica sustantiva
que se ventila en un proceso. Además, al igual que la acción subrogatoria u oblicua
en vía de acción, la intervención coadyuvante se refiere a la defensa de intereses
de carácter patrimonial y no personal.

9. CURADORIA PROCESAL
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto apuntan que “... los curadores ad litem
son defensores designados por el juez, que sustituyen a los representantes y a los
apoderados y deben ser abogados inscritos. Se les asigna a quienes no ha sido
posible vincular personalmente al proceso mediante la notificación de la primera
providencia. Se designa igualmente curador ad litem a quienes siendo incapaces
carezcan de representante, o deban litigar contra sus representantes. Los curado-
res ad litem pertenecen al cuerpo de auxiliares de la justicia y gozan de todos los
poderes procesales, salvo los que se reserven a la parte y en especial de esos que
implican disposición del objeto litigioso: transigir, desistir, allanarse, confesar y
partir” (QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 24).
El curador procesal es, pues, aquella persona designada por el Juez para
comparecer en un proceso en lugar de la parte o de su representante legal por no
tener éstos capacidad procesal o no poder hacerla efectiva. El nombramiento ne-
cesariamente recaerá en un abogado (art. 61 -primer párrafo- del C.P.C.).
La curadoría procesal procede en los siguientes casos:
A) Cuando no sea posible emplazar válidamente al demandado por ser
indeterminado, incierto o con domicilio o residencia ignorados, según

150
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

lo dispuesto por el artículo 435 del Código Procesal Civil (art. 61 -inc.
1)- del C.P.C.).
B) Cuando no se pueda establecer o se suspenda la relación procesal por
incapacidad de la parte o de su representante legal (art. 61 -inc. 2)- del
C.P.C.). Al respecto, el artículo 43 del Código Civil señala que son
absolutamente incapaces: a) los menores de dieciséis años (salvo para
aquellos actos determinados por la ley); y b) los que por cualquier causa
se encuentren privados de discernimiento. Por su parte, el artículo 44 del
Código Civil preceptúa que son relativamente incapaces: a) los mayores
de dieciséis y menores de dieciocho años; b) los retardados mentales;
c) los que adolecen de deterioro mental que les impide expresar su libre
voluntad; d) los pródigos; e) los que incurren en mala gestión; f) los ebrios
habituales; g) los toxicómanos; y h) los que sufren pena que lleva anexa
la interdicción civil (ahora inhabilitación).
C) Cuando (a tenor del art. 61 -inc. 3)- del C.P.C.) exista falta, ausencia o
impedimento del representante del incapaz, según lo dispuesto por el
artículo 66 del Código Procesal Civil. Este último numeral establece
que en caso de falta, ausencia o impedimento del representante del in-
capaz, se aplican las siguientes reglas: 1. cuando el incapaz relativo no
tenga representante legal o éste estuviera ausente y surja la necesidad de
comparecer en un proceso, lo expondrá así al Juez para que le designe
curador procesal o confirme al designado por él, si lo considera idóneo;
2. cuando la demanda se dirija contra un incapaz que carece de represen-
tante o éste se halle ausente, el Juez le nombrará un curador procesal o
confirmará el propuesto por el incapaz relativo, si lo considera idóneo; 3.
el Juez nombrará curador procesal para el incapaz que pretenda demandar
a su representante legal, o que sea demandado por éste, o confirmará el
propuesto por el relativamente incapaz, si fuera idóneo; y 4. también se
procederá al nombramiento de curador procesal cuando el Juez advierta la
aparición de un conflicto de intereses entre el incapaz y su representante
legal, o confirmará el propuesto por el incapaz relativo.
D) Cuando (a tenor del art. 61 -inc. 4)- del C.P.C.) no comparece el suce-
sor procesal, en los casos que así corresponda, según lo dispuesto por
el artículo 108 del Código Procesal Civil. Este último numeral versa
sobre la sucesión procesal (por la cual un sujeto ocupa el lugar de otro
en un proceso, al reemplazarlo como titular activo o pasivo del derecho
discutido), desprendiéndose de dicho precepto legal que procederá el
nombramiento de curador procesal ante la falta de comparecencia de los
sucesores procesales en los casos previstos en los incisos 1) y 2) del citado

151
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

artículo 108 del Código adjetivo, vale decir: a) cuando haya fallecido una
persona que sea parte en el proceso, sin que haya sido reemplazada por
su sucesor; y b) cuando se haya producido la extinción o fusión de una
persona jurídica, sin que sus sucesores en el derecho discutido compa-
rezcan en el proceso.
Puntualizamos que la actuación del curador procesal nombrado por el Juez a
pedido del interesado en los casos normados por la ley continuará mientras la parte
o su representante legal no comparezcan al proceso una vez que hayan adquirido
o recuperado su capacidad procesal. Producida la comparecencia de aquéllos en
la forma prevista por la ley, concluye, pues, la intervención del curador procesal
(art. 61 -in fine- del C.P.C.).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la curadoría
procesal, ha establecido lo siguiente:
- “... El Curador Procesal es aquel abogado designado por el Juez para
comparecer en un proceso en lugar de la parte o de su representante
legal por no tener éstos capacidad procesal o no poder hacerla efectiva,
ejercitando de esta manera, en su representación, el ejercicio pleno del
derecho constitucional de defensa que le asiste a todo justiciable...” (Ca-
sación Nro. 2756-2002 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-01-2005, pág. 13325).
- “... El Curador procesal es un representante, legitimado para actuar en el
proceso, con los deberes y obligaciones que la ley y la ética le imponen
a las partes. La actuación del curador procesal concluye si la parte o su
representante legal comparecen al haber adquirido o recuperado su ca-
pacidad procesal...” (Casación Nro. 1631-2005 / Ancash, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 01-08-2006, págs. 16893-16894).
- “... El curador procesal es nombrado sólo para efectos de representación
en el proceso, más no [sic -léase mas no-] para representarla fuera del
proceso, en la celebración de actos jurídicos sustantivos...” (Casación Nro.
502-2007 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2007,
págs. 19646-19647).
- “... Tal como lo dispone el artículo cincuenticinco y el inciso primero
del artículo sesentiuno del Código Procesal Civil el curador procesal es
un órgano de auxilio judicial que interviene en caso que no sea posible
emplazar válidamente al demandado por ser indeterminado e incierto o
con domicilio o residencia ignorada; [...] teniendo el curador procesal la
calidad de órgano de auxilio judicial que actúa en defecto del demandado,

152
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

no puede tener la calidad de parte en el proceso, pues esa calidad sola-


mente le corresponde al emplazado, el cual en caso que se encuentre
indeterminado o se ignore su domicilio se entiende que ha sido emplazado
válidamente transcurrido el plazo de emplazamiento a que se refiere el ar-
tículo cuatrocientos treinticinco in fine del Código Adjetivo [C.P.C.] o los
plazos especiales de emplazamiento establecidos para cada proceso; [...]
cuando el artículo cuatrocientos treinticinco del Código Adjetivo [C.P.C.]
habla del plazo de emplazamiento del demandado indeterminado o con
domicilio ignorado, se está refiriendo al momento en que se entiende que
este demandado resulta válidamente notificado, para lo cual se requerirá
que venza efectivamente este plazo o el que se establezca de acuerdo a
cada procedimiento...” (Casación Nro. 184-01 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001, págs. 8112-8113).
- “... Pese a que la [...] resolución [...] no conlleva el apercibimiento corres-
pondiente [de nombrarse curador procesal si no se absuelve el traslado de
la demanda], mediante los edictos [...] y las publicaciones [...] se exhorta
a los emplazados a absolver el traslado de la demanda en el plazo especial
de sesenta días, bajo apercibimiento de nombrarse curador procesal; y por
Resolución [...] el Juez de la causa, haciendo efectivo un apercibimiento no
decretado, lleva a cabo el acto procesal de designar [...] curador procesal
de los demandados [...]; a quien [sic] se le declarara rebelde mediante
auto [...] por no haber contestado la demanda dentro del plazo de ley. [...]
Que, los hechos antes descritos evidencian la concurrencia de actos que
transgreden las normas esenciales del procedimiento, y conllevan a [la]
nulidad de actuados...” (Casación Nro. 220-2002 / Cañete, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2004, págs. 11364-11365).
- “... Al fallecimiento de una persona sus bienes pasan automáticamente a
sus herederos, luego no existe razón para que se siga el juicio de partición
con un curador que lo represente (al causante testador), quedando debida-
mente compuesta la causa con el emplazamiento de todos los herederos
designados...” (Casación Nro. 1084-99 / Huancavelica, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 07-01-2000, pág. 4506).
- “... El Juez de la causa emitió la resolución [...] mediante la cual declaró
procedente la devolución de la cédula dirigida al [...] co-demandado, con-
cediéndole un plazo a la citada accionada para que se apersone al proceso
como sucesora [...], bajo apercibimiento de nombrarse curador procesal.
[...] Que, de la parte resolutiva de la citada resolución se desprende que
en ella se ha considerado a la co-demandada aludida como única suce-
sora del causante, sin tener la certeza de que ello sea así, pues no obra en

153
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

autos la sentencia recaída en el proceso de declaratoria de herederos, en


la que se establezca quien o quienes [sic -léase quién o quiénes-] han sido
declarados como herederos, o que tenga la representación de los demás
integrantes de la citada sucesión. [...] Que, no obstante la irregularidad
anotada, tampoco se ha cumplido con nombrar curador procesal conforme
al apercibimiento consignado en la resolución aludida. [...] Que, siendo
esto así, se ha vulnerado el derecho de defensa de la sucesión...” (Casa-
ción Nro. 1473-2000 / Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-01-2001, págs. 6697-6698).
- “... El curador procesal se extralimitó en las funciones que le corresponden
al allanarse a la pretensión del demandante, por cuanto no existe norma
alguna que lo faculte expresamente a formular allanamiento; por tanto,
éste resulta improcedente. [...] Que, [...] la referida actuación del letrado
mencionado [que ejerce la representación legal de la codemandada en
calidad de curador procesal] no se condice con el deber [sic] de veracidad,
probidad, lealtad y buena fe, a que está obligado por mandato del artículo
ciento nueve del Código Procesal Civil, puesto que su actitud implica
una renuncia a la defensa de los intereses de su representada, aún antes
de la actuación de los medios probatorios [...]; por consiguiente, [...]
corresponde al Juez de la causa determinar la sanción correspondiente
al mencionado curador procesal, al amparo de lo preceptuado en los ar-
tículos cincuenta y cincuentiuno del Código Procesal Civil...” (Casación
Nro. 2324-2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-10-2007, págs. 20762-20764).
- “... Como lo establece el artículo doscientos noventidós del Código Adje-
tivo [C.P.C.], el reconocimiento de un documento privado sólo puede ser
efectuado por su otorgante o sus herederos, lo que ha sido reconocido en
la resolución expedida en la prueba anticipada, que admite la imposibi-
lidad jurídica de que el reconocimiento [...] sea efectuado por el curador
procesal...” (Casación Nro. 2640-2001 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-04-2002, pág. 8521).
- “... La resolución [...] de dicha prueba anticipada [reconocimiento de
documento privado] por la que se señala día y hora para la audiencia de ac-
tuación y declaración judicial, [...] no fue notificada a dicha obligada [...],
habiéndose notificado solamente al curador procesal, que no podía
practicar el reconocimiento; [...] a pesar de ello se ha hecho efectivo
el apercibimiento y se ha tenido por reconocida la letra de cambio en
su contenido y firma, afectando la garantía constitucional del debido
proceso, lo que determina que la prueba anticipada no se ha tramitado

154
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

con arreglo a ley y por lo tanto no tiene mérito ejecutivo...” (Casación


Nro. 2640-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-04-2002, pág. 8521).

10. REPRESENTACION PROCESAL


“Todo litigante tiene el derecho de comparecer personalmente ante cualquier
juez para la defensa de sus derechos (...) pero en algunos casos es la parte misma
quien delega esa intervención en un tercero que actúa en nombre suyo, mientras
que en otros, por tratarse de incapaces de hecho, la ley impone la intervención de
la persona que integra su capacidad. En el primer supuesto existe representación
convencional, y en el segundo representación legal...” (ALSINA, 1956, Tomo I:
499-500).
Pallares, en relación a la representación procesal, explica lo siguiente:
“... Como los incapaces procesalmente no pueden comparecer ante los
tribunales con eficacia jurídica, es necesario que la ley tutele sus derechos
instituyendo la representación procesal, que no sólo puede tener validez
tratándose de los incapaces, sino también cuando las personas que gozan
de capacidad procesal, desean que un tercero las represente en juicio, ya
sea porque se encuentren ausentes, porque sus negocios no les permitan
dedicar el tiempo necesario a su propia defensa, o porque estén impedidos
a causa de enfermedad o por cualquiera otra circunstancia.
No es forzoso por lo tanto, que los litigantes actúen por su propio derecho,
la representación procesal puede evitarlo y lo hace de dos maneras:
a).- Cuando se trata de incapaces, intervienen en el proceso sus represen-
tantes legítimos, o sea los que conforme a ley hacen sus veces, tales
como los ascendientes respecto de sus descendientes, los tutores con
relación a sus pupilos (...) y otros casos análogos a los anteriores.
b).- La representación legal debe distinguirse claramente de la conven-
cional que tiene lugar cuando los interesados, mediante un poder o
un mandato nombran procurador judicial que actúe por ellos en el
proceso” (PALLARES, 1979: 139).
En lo relativo a la representación procesal en general, debe tenerse presente
lo normado en el artículo 58 del Código Procesal Civil, conforme al cual:
- Tienen capacidad para comparecer por sí a un proceso o para conferir
representación designando apoderado judicial, las personas que pueden
disponer de los derechos que en él se hacen valer, así como aquellas a

155
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

quienes la ley se lo faculte. Las demás deben comparecer por medio de


representante legal.
- También pueden comparecer en un proceso, representando a otras per-
sonas, las que ejercen por sí sus derechos.

10.1 Representación legal o necesaria en el proceso


Lino Palacio, en lo que concierne a la representación necesaria o legal en el
proceso, predica lo siguiente:
“... Cuando se trata de personas físicas procesalmente incapaces, el de-
recho de postulación corresponde a sus representantes legales (padres,
tutores o curadores) (...).
Asimismo, aunque respecto de las personas jurídicas o de otras entidades
colectivas no cabe sostener que carezcan de capacidad procesal, lo cierto
es que, en razón de su propia naturaleza, están de hecho impedidas para
actuar en el proceso, debiendo asumir esa función sus representantes
legales o estatutarios (...).
En síntesis, siempre que la parte carezca de idoneidad para actuar perso-
nalmente en el proceso, sea en razón de estar afectada por una incapacidad
o en virtud de mediar circunstancias de hecho que obsten a su compa-
recencia directa, cabe hablar de representación necesaria” (PALACIO,
1983, Tomo III: 64-65).
El indicado jurista argentino pone de relieve que “... la representación
necesaria funciona como medio de suplir la incapacidad procesal o la
ausencia de las personas físicas, o el impedimento de hecho que se opone
a la comparecencia de la multiplicidad de individuos que integran las
entidades sólo dotadas de existencia jurídica” (PALACIO, 1983, Tomo
III: 110).
Como se ha podido apreciar, quien carece de capacidad para comparecer en
un proceso no puede ejercitar libremente sus derechos materiales y procesales,
debiéndolo hacer a través de otra persona (que debe contar con capacidad procesal):
un representante legal (arts. 58 -primer párrafo- y 63 del C.P.C.). En consecuencia,
éste se apersonará al proceso y ejercerá los derechos o intereses de su titular, ya
sea en vía de acción o de contradicción o asumiendo la posición de tercero, calidad
en que también puede fundarse la intervención en un proceso.
En cuanto a la representación en el proceso de las personas naturales hay
que señalar, en principio, que la persona natural o física es aquella individualmente

156
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

considerada. De no tener capacidad de ejercicio tendrá que comparecer al proceso


debidamente representada por otra persona. Esta representación se sujeta a lo que
determinen las leyes pertinentes. Así, tratándose de menores de edad la represen-
tación recaerá en sus progenitores o en alguno de ellos, o en el (los) adoptante (s)
-si fuere el caso-, que estén ejerciendo la patria potestad (arts. 377, 419 y 423
-inc. 6)- del Código Civil). Si los menores se encuentran sujetos a tutela, serán
representados por su tutor, excepto en aquellos actos civiles que, por disposición
de la ley, puedan ejecutarlos los menores por sí solos (art. 527 del C.C.). Se deja
constancia que siempre el menor de edad intervendrá en el proceso mediante re-
presentante, inclusive cuando exista controversia entre ambos, supuesto en el que
velará por sus intereses el curador procesal que se le designe (art. 66 -incs. 3) y
4)- del Código Procesal Civil).
Será el curador quien se encargue de representar en juicio a las personas
mayores de edad sujetas a curatela (arts. 564 al 618 del C.C.). Tales personas son
las que se indican a continuación:
- Los que por cualquier causa se encuentran privados de discernimiento.
- Los retardados mentales.
- Los que adolecen de deterioro mental que les impide expresar su libre
voluntad.
- Los pródigos.
- Los que incurren en mala gestión.
- Los ebrios habituales.
- Los toxicómanos.
- Los que sufren pena que lleva anexa la interdicción civil (ahora
inhabilitación).
- El desaparecido (representándolo el curador interino, a no ser que tenga
representante o mandatario con facultades suficientes inscritas en el Re-
gistro Público: art. 47 del C.C.).

10.2 Representación de personas jurídicas en el proceso


Las personas jurídicas (llamadas también colectivas o morales o ideales) son
entidades abstractas creadas por ley a las que el ordenamiento positivo les asigna
una personalidad, siendo capaces de adquirir derechos y contraer obligaciones.
Tienen existencia distinta a la de sus miembros.

157
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Las personas jurídicas pueden ser de Derecho Privado y de Derecho Público.


En el primer caso, nacen de un acto jurídico realizado por personas naturales; en
el segundo, son creadas por la ley.
La representación de las personas jurídicas se da “... no porque éstas sean
incapaces, sino porque no pueden actuar en el mundo del derecho, y por tanto,
tampoco estar en juicio, asumiendo la calidad de partes, sino por medio de órganos
que las personifiquen, a través de determinadas personas físicas, investidas de los
necesarios poderes” (ROCCO, 1976, Volumen II: 138).
Sobre el particular, Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín señalan
que “… la representación se denomina necesaria cuando afecta a las personas
jurídicas, porque se trata únicamente de un mecanismo que posibilita el ejercicio
de la capacidad de ejercicio que ya tienen, pero sus circunstancias de ‘ficción’ de
existencia real, exige que actúen a través de sus representantes legales, que depen-
derá de la clase de entidad de que se trate…” (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ;
y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 291-292).
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar ponen de
manifiesto lo siguiente:
“Las personas jurídicas no pueden plantear problemas de incapacidad; la
capacidad procesal la tienen desde su constitución. Ahora bien, advertido
que se trata de entes ideales suele sostenerse que precisan para actuar de
una representación que se denomina necesaria (…).
Con todo, hay que advertir que no existen aquí dos voluntades, una la de
la representada y otra la del representante, sino una sola, la del órgano
que conforma la voluntad única del ente, con lo que puede concluirse
que no existe representación alguna, sino actuación de la persona jurídica
por medio de sus órganos” (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER;
MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 61-62).
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 64 del Código Procesal Civil,
las personas jurídicas -en general- están representadas en el proceso de acuerdo a
lo que establezca la Constitución, la ley o el respectivo estatuto.
En lo que toca a la representación en el proceso de las personas jurídicas de
Derecho Privado, cabe señalar, en principio, que aquéllas están reguladas en la
Sección Segunda del Libro I del Código Civil (asociaciones, fundaciones y comités)
y en la Ley General de Sociedades -Ley Nro. 26887- (sociedades comerciales:
sociedad anónima -ordinaria, abierta y cerrada-, sociedad en comandita -simple y
por acciones-, sociedad comercial de responsabilidad limitada y sociedad civil).
Ahora bien, para determinar la representación en juicio de tales personas jurídicas

158
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

habrá que estar a lo dispuesto en los mencionados dispositivos legales y, especial-


mente, en los estatutos correspondientes. Al respecto, hay que indicar que, según
la Ley Nro. 26539 (del 14-10-1995), el Gerente o Administrador, según el caso,
de sociedades mercantiles o civiles, goza de las facultades generales y especiales
de representación procesal señaladas en los artículos 74 y 75 del Código Procesal
Civil, por el solo mérito de su nombramiento, salvo estipulación estatutaria en
contrario o limitación impuesta mediante acuerdo en Junta General de Accionistas
o Socios (lo señalado ha sido prácticamente reproducido en el último párrafo del
art. 14 de la Ley Nro. 26887, que preceptúa que el gerente general o los admi-
nistradores de la sociedad, según sea el caso, gozan de las facultades generales y
especiales de representación procesal señaladas en el Código Procesal Civil y de
las facultades de representación previstas en la Ley de Arbitraje -Decreto Legis-
lativo Nro. 1071-, por el solo mérito de su nombramiento, salvo estipulación en
contrario). Esto quiere decir que, en lo concerniente a las facultades (sobre todo
las especiales) del representante de una persona jurídica de Derecho Privado, ya
no sería exigible que en el poder respectivo conste de manera expresa el acto para
el cual está facultado aquél. O sea, el otorgamiento de facultades -especiales- ya
no se regirá por el principio de literalidad contenido en el último párrafo del ar-
tículo 75 del Código Procesal Civil, bastando únicamente el nombramiento del
representante de la persona jurídica de Derecho Privado (sociedades mercantiles
o civiles). Puntualizamos que, si bien puede haber disposición en contrario (por
establecerlo así los estatutos o por mediar acuerdo en ese sentido adoptado en
Junta General de Accionistas o Socios), el solo hecho de restringir el principio de
literalidad que gobierna lo relacionado a las facultades del representante hace que
la Ley Nro. 26539 modifique el último párrafo del artículo 75 del Código Procesal
Civil. Hubiera sido aconsejable que se precisara y/o agregara en el texto procesal
lo dispuesto por aquella Ley. Lo expresado en este párrafo sirve, además, para el
caso contemplado en la Ley Nro. 26789 (del 15-05-1997) que dispone que tra-
tándose del administrador, representante legal o presidente del consejo directivo,
según corresponda, de las personas jurídicas reguladas en la Sección Segunda del
Libro I del Código Civil (asociación, fundación y comité), gozan de facultades
de representación también por el solo mérito de su nombramiento inscrito en el
Registro respectivo, salvo disposición estatutaria en contrario.
En lo que respecta a la representación en el proceso de las personas jurídicas
de Derecho Público, cabe indicar que dicha representación recaerá en la persona
designada para tal efecto en la ley de su creación. Debe tenerse en consideración
que son los procuradores públicos los que ejercen la defensa jurídica del Estado,
siendo por ello importante tener presente lo normado en el Decreto Legislativo del
Sistema de Defensa Jurídica del Estado (Decreto Legislativo Nro. 1068, del 27-06-
2008) y en su Reglamento (Decreto Supremo Nro. 017-2008-JUS, del 04-12-2008),
sobre todo lo dispuesto en el inciso 22.3) del artículo 22 del Decreto Legislativo

159
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Nro. 1068, conforme al cual se entiende por conferidas a los procuradores públicos
todas las facultades generales y especiales de representación establecidas en los
artículos 74 y 75 del Código Procesal Civil, con las limitaciones que establece el
referido Decreto Legislativo Nro. 1068 (como cuando se trata del allanamiento a
las demandas interpuestas en contra del Estado). Al respecto, la Corte Suprema
de Justicia de la República ha establecido lo siguiente: A. “... Los procuradores
Generales de la República tienen la plena representación del Estado en juicio y
ejercitan su defensa en todos los procesos y procedimientos en los que actúe como
demandante, demandado, denunciante o parte civil...” (Casación Nro. 2451-98 /
Tumbes, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág. 7143); y B.
“... las facultades que otorgan o delegan los funcionarios públicos es en su calidad
de tales y no como personas naturales, por lo que la renuncia de los mismos no
puede afectar la designación que hubiere [sic -léase hubieren-] realizado durante
la vigencia de su nombramiento...” (Casación Nro. 3843-2001 / La Libertad, pu-
blicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-10-2002, pág. 9449).
Por otro lado, y según se desprende del artículo 67 del Código Procesal Civil,
la representación en el proceso de las personas jurídicas extranjeras, sean públicas
o privadas (incluyendo sus sucursales, agencias o establecimientos), se ajusta a
las mismas exigencias legales de representación a que se someten las personas
jurídicas nacionales. Esta es, claro está, la regla general ya que, excepcionalmente,
en materia de representación prevalecerá lo dispuesto de manera expresa en el
convenio internacional -si lo hubiere- o en una ley específica.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la representación
de personas jurídicas en el proceso, ha establecido lo siguiente:
- “... Los representantes legales de las personas jurídicas pueden a su vez
delegar representación a sus mandatarios o apoderados judiciales a fin
de que la persona jurídica sea representada en un proceso judicial, de
modo tal, que el poder de representación se ejercita dentro de los lími-
tes conferidos en el acto de apoderamiento...” (Casación Nro. 2483-99
/ Amazonas, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 19-08-2000,
págs. 6007-6008).
- “... Las personas jurídicas, por su propia naturaleza, actúan dentro de
un proceso judicial a través de representantes conforme a la ley y a sus
estatutos; así, el artículo sesenticuatro del Código adjetivo [...] establece
que las personas jurídicas están representadas en el proceso de acuerdo a
lo que dispongan la Constitución, la Ley o el respectivo estatuto; [...] en
tal sentido, para que se efectúen actos procesales válidos en nombre de
una persona jurídica, ésta debe de encontrarse debida y suficientemente

160
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

representada en el proceso; desde el inicio de éste, ya sea interponiendo


la demanda o contestándola, así como durante todo el proceso; dado que
los actos procesales efectuados con falta o insuficiencia de dicha repre-
sentación, sin que haya sido subsanado el vicio, resultarán nulos por no
responder a la voluntad de la persona jurídica, afectando su derecho al
debido proceso...” (Casación Nro. 1868-2002 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 28-02-2003, págs. 10205-10206).
- “... Según el artículo sesenticuatro del Código Procesal Civil, las personas
jurídicas no están impedidas para otorgar poder procesal, y, en tal sentido,
el último párrafo del artículo setentidós del precitado Código, prescribe
que para su eficacia procesal el poder por Escritura Pública no requiere
estar inscrito en los Registros Públicos...” (Casación Nro. 3480-2000 /
Loreto, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs.
7239-7240).
- “... Las facultades generales y especiales de representación judicial a que
hacen (referencia) los Artículos setenticuatro y setenticinco del Código
Procesal Civil (...), cuando deban ser otorgados por las sociedades, se
sujetan a la formalidad que establece su normatividad especial, pues así
lo permite la salvedad que contiene el Artículo setentidós del Código
Adjetivo indicado. (...) Que, en consecuencia, la Sala Civil al considerar
que el Artículo catorce de la Ley General de Sociedades no se refiere ni
regula el otorgamiento de poderes procesales, negando por tanto la validez
al poder presentado por el apoderado de la demandante, ha interpretado
erróneamente la indicada norma, pues éste (sic) regula el otorgamiento
de todos aquellos poderes que sean necesarios para el desarrollo de la
sociedad en la esfera jurídica, incluso el poder de orden procesal...”
(Casación Nro. 1856-98 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 13-01-1999, pág. 2463).
- “... Tratándose de sociedades comerciales, como es el caso del Banco
ejecutante, de acuerdo al artículo 14 de la Ley General de Sociedades,
que es una norma de connotación netamente procesal en cuanto se refiere
a la forma de conferir poderes para intervenir en los procesos judiciales,
dichas entidades pueden conferir representación mediante acuerdos que
adopten sus organismos de gobierno y las inscripciones de tales acuerdos
se realizan en el lugar del domicilio de la sociedad por el mérito de la
copia certificada de la parte pertinente del acta, donde conste el acuerdo
válidamente adoptado por el órgano social competente, en concordancia
con lo previsto por el artículo 2028 del Código Civil, que a su vez señala
que la inscripción del nombramiento de representantes, mandatarios y

161
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

otorgamiento de poderes de una persona jurídica no requiere de escritura


pública, bastando la presentación de copia notarialmente certificada de la
parte pertinente del acta en que consta el respectivo acuerdo...” (Casación
Nro. 2327-2000 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-10-2001, pág. 7701).
- “... El artículo 14 de la Ley General de Sociedades dispone que el
nombramiento de representantes y el otorgamiento de poderes deben
inscribirse, y en su último párrafo establece que el gerente general goza
de las facultades generales y especiales de representación señaladas
en el Código Procesal Civil, lo que concuerda con lo dispuesto en los
artículos 185 y 188 inciso 2 de la misma Ley, donde señala que, salvo
disposición distinta del Estatuto o acuerdo expreso de la Junta General
de Accionistas o del Directorio, se presume que el Gerente General goza
de la facultad de representar a la sociedad con las facultades generales
y especiales previstas en el Código Procesal Civil. [...] Al Directorio
corresponden las facultades de gestión y representación legal necesaria
para la administración de la sociedad dentro de su objeto, como prescribe
el artículo 172 de la misma ley, lo que no incluye la representación pro-
cesal, toda vez que no se encuentra dentro del ámbito del objeto social.
Dicha norma señala cuál es el ámbito de competencia del Directorio, el
que se desdobla en dos aspectos: uno externo y otro interno, el primero
concierne a las facultades de representación; y el segundo a los deberes
de gestión; la norma contiene la limitación que resulta del objeto social
y exceptúa aquellos asuntos que la ley o el estatuto atribuyen a la junta
general. [...] El Presidente del Directorio, en los términos de la ley, no
tiene las facultades de representación procesal de la Sociedad, y para ello
requiere que se le otorgue poder expreso...” (Casación Nro. 1008-2006 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2007,
pág. 19644).
- “... La contradicción fue rechazada [...] por considerar que dichas ins-
trumentales no acreditan suficientemente su representación; el recurrente
interpuso recurso de apelación contra la resolución anotada, el que fue
desestimado por no encontrarse válidamente apersonado; [...] si bien
tratándose de sociedades anónimas, quien ejerce su representación según
disposición legal es el Gerente General, ello no excluye la posibilidad de
que se confiera facultades de representación al Presidente del Directorio
en caso de ausencia del primero, tal como ocurre en el presente caso [...];
[...] consecuentemente, el Colegiado Superior ha soslayado dicha dis-
posición social, con lo que se ha afectado el derecho de defensa del

162
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

recurrente...” (Casación Nro. 1798-2000 / Tacna, publicada en el Diario


Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7004).

10.3 Representación procesal del patrimonio autónomo


Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, acerca del patrimonio autónomo, nos
ilustran de este modo:
“Existen ciertas entidades que, sin ser personas, se ven involucradas en
proceso. Son las que la doctrina ha denominado patrimonios autónomos
y que se presentan en la vida del derecho, como cuasi-sujetos a los que
la ley procesal concede esa vinculación, en cierta manera autónoma, se-
parada. Son masas de bienes cuyo titular circunstancialmente desaparece
de la vida jurídica, se ve menguado en sus facultades, de tal manera que
esa mengua podría equipararse a una desaparición de la personalidad
procesal; ese titular del patrimonio, así disminuido, así menguado, no
tiene capacidad para ser parte, aunque su patrimonio continúa prolongada-
mente en el tiempo, con la separación que conviene a las universalidades
y así se sigue considerando la masa de bienes; cuando ese patrimonio se
compromete y comparece al proceso, lo hace alguien por él, un tercero,
en razón de cierta cualidad o categoría y pide o resiste la pretensión, para
la masa de bienes o por la masa de bienes.
El inmediatamente descrito es un fenómeno de legitimación extraordinaria
porque la titularidad de la pretensión por activa o por pasiva descansa en
determinado sujeto que no es titular del derecho sustancial que se debate
en el proceso, pero que tiene la titularidad de la pretensión principal, por
la cualidad o categoría que exhibe, la cual lo vincula de alguna manera a
la masa de bienes: tiene un poder de pedir invocando el derecho ajeno.
En doctrina se enuncian como patrimonios autónomos los siguientes:
la sucesión, la herencia yacente, la masa de bienes del ausente, la masa
de bienes del que está por nacer, la masa de bienes del concursado y del
quebrado, los bienes secuestrados, la sociedad conyugal disuelta e ilíquida
y, en cierta forma, la comunidad singular que dirige un administrador, o
aun la no organizada” (QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 89).
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar, en relación
al patrimonio autónomo, formulan estas observaciones:
“Aun partiendo de la base de que no existen bienes sin que haya un ti-
tular de los mismos, se dan situaciones interinas respecto de conjuntos
de bienes en los que o bien ha cesado la titularidad originaria, y no se ha

163
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

producido aún su adquisición concreta (caso de la herencia yacente), o


bien existe una pérdida por su titular de la facultad de disposición (caso
de las masas activas del concurso y quiebra).
En estos casos la ley (…) regula quien actúa por esos patrimonios, de-
biendo resaltarse que la condición de parte se atribuye al patrimonio en
sí mismo considerado, no al representante…” (MONTERO AROCA;
GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA VILAR,
2003, Tomo II: 64).
El Código Procesal Civil, en el primer párrafo del artículo 65, define al patri-
monio autónomo como aquel patrimonio que existe cuando dos o más personas
tienen un derecho o interés común respecto de un bien, sin constituir una persona
jurídica.
Conforme a nuestro ordenamiento jurídico, es representado procesalmente el
patrimonio autónomo:
- Por cualquiera de los que lo integran, tratándose de la sociedad conyugal
y otros patrimonios autónomos (como, por ejemplo, la sucesión indivisa
y el régimen de copropiedad), siempre que actúen como demandantes
(art. 65 -segundo párrafo- del C.P.C.).
- Por todos los que lo conforman, si es que tienen la calidad de deman-
dados (art. 65 -segundo párrafo- del C.P.C.). En este caso es aplicable
el artículo 93 del Código Procesal Civil, referido al litisconsorcio
necesario y según el cual, cuando la decisión a recaer en el proceso
afecta de manera uniforme a todos los litisconsortes, sólo será expedida
válidamente si todos comparecen o son emplazados, según se trate de
litisconsorcio activo o pasivo, respectivamente, salvo disposición legal
en contrario.
En caso de desconocerse a uno o más de los integrantes del patrimonio au-
tónomo, se les notificará la demanda a través de edicto, bajo apercibimiento de
designarse a un curador procesal. Ello se colige del tercer párrafo del artículo 65
del Código Procesal Civil.
El Código Procesal Civil, en el último párrafo del artículo 65, sanciona
con multa (no menor de 10 ni mayor de 50 U.R.P.) a la persona que siendo de-
mandada en un proceso y apersonándose en él oculta el carácter de patrimonio
autónomo que tiene el derecho en cuestión. Agrega el referido artículo que la
multa se impondrá al demandado sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 4
del mismo cuerpo de leyes. Esta última parte no podría ser de aplicación puesto

164
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

que el artículo 4 versa sobre la facultad del demandado para demandar el re-
sarcimiento de los daños y perjuicios sufridos como consecuencia del ejercicio
irregular o arbitrario del derecho de acción. En efecto, el demandado no ejercita
tal derecho sino que hace uso de su derecho de contradicción; además, siendo
el demandado quien actuó dolosamente (al ocultar que el derecho discutido
pertenece a un patrimonio autónomo) mal estaría darle potestad para exigir
alguna indemnización.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al patrimonio au-
tónomo, ha establecido lo siguiente:
- “... De acuerdo con el numeral sesenticinco del mismo Código (C.P.C.)
existe patrimonio autónomo cuando dos o más personas tienen un derecho
o interés común respecto de un bien, sin constituir una persona jurídica;
en tal circunstancia, en el patrimonio autónomo la titularidad y la calidad
de parte material recae en una entidad jurídica distinta a quienes la inte-
gran...” (Casación Nro. 3333-99 / Junín, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 17-09-2000, págs. 6314-6315).
- “... El régimen de la sociedad de gananciales genera un patrimonio autóno-
mo (...) diferente al régimen de copropiedad...” (Casación Nro. 282-2000
/ Pucallpa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 26-05-2000, págs.
5422-5423).
- “... La naturaleza jurídica de la sociedad de gananciales es la de un
patrimonio autónomo e indivisible que goza de garantía institucional,
integrado por un universo de bienes, en el que no existen cuotas ideales
las cuales son propias al instituto jurídico de co-propiedad o condomi-
nio...” (Casación Nro. 3928-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 03-01-2008, págs. 21400-21401).
- “... Los bienes sociales son de propiedad de la sociedad de gananciales,
constituyendo un patrimonio autónomo distinto del patrimonio de cada
cónyuge, no resultando aplicable (sic) las normas sobre copropiedad por-
que los cónyuges no son propietarios de alícuotas respecto a los bienes
sociales” (Casación Nro. 911-99 / Ica, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 22-02-2000, págs. 4684-4685).
- “... El inmueble objeto de la litis es un bien social, por lo tanto consti-
tuye un patrimonio autónomo distinto del patrimonio de cada cónyuge,
no resultándole aplicable las normas sobre copropiedad puesto que los
cónyuges no son propietarios de alícuotas ni tienen derechos hasta que
se produzca la liquidación de la sociedad de gananciales, tal como lo

165
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

establece el artículo 323 del Código Civil...” (Casación Nro. 3169-2001 /


Cono Norte - Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-07-
2002, pág. 9001).
- “... La sociedad de gananciales [...] sigue vigente, por tanto, los bienes
que la integran conforman el patrimonio autónomo a que se refiere el ar-
tículo 65 del Código Procesal Civil y no puede asignarse a cada cónyuge
determinado porcentaje de propiedad sobre ellos. A los bienes que per-
tenecen a una sociedad de gananciales no se les puede atribuir la calidad
de condominio o de copropiedad, sino deben considerarse como un todo
indivisible y protegido hasta su fenecimiento como una comunidad pa-
trimonial especial. Es más, el indicado artículo del Código Procesal Civil
establece que cualquiera de los consortes puede representar válidamente a
la sociedad conyugal...” (Casación Nro. 3515-2001 / Arequipa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 03-02-2003, págs. 10102-10103).
- “... El artículo sesenticinco del Código Procesal Civil contempla el caso
de los patrimonios autónomos, que son aquellos constituidos por dos o
más personas con un derecho o interés común respecto de un bien, sin
constituir una persona jurídica; y un claro ejemplo de ello es la sociedad
conyugal y en su segundo párrafo menciona que: ‘La sociedad conyugal
y otros patrimonios autónomos son representados por cualquiera de sus
partícipes, si son demandantes...’ ello se debe a que son actos tendientes
a conservar, proteger o preservar su patrimonio común...” (Casación Nro.
1096-2004 / Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 28-02-
2006, pág. 15428).
- “... La sociedad de gananciales es un régimen de patrimonio común,
administrado por ambos cónyuges. Al constituir la sociedad de ganan-
ciales un patrimonio autónomo distinto a un régimen de copropiedad,
para realizar actos de disposición de los bienes sociales que la integran
será necesaria la voluntad coincidente de ambos cónyuges que constituye
la voluntad de la sociedad de gananciales...” (Casación Nro. 2021-2004
/ Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-03-2006, págs.
15866-15867).
- “... La sociedad de gananciales constituye un patrimonio autónomo que
no está dividido en partes alícuotas, y que es distinto al patrimonio de
cada cónyuge que la integra, de forma tal que tanto para realizar actos de
administración como de disposición que recaigan sobre bienes sociales
será necesaria la voluntad coincidente de ambos cónyuges, tal como lo
establecen los artículos 313 y 315 del Código Civil, puesto que la voluntad

166
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

coincidente de ambos cónyuges constituye la voluntad de la sociedad de


gananciales; en tal sentido, al constituir la sociedad de gananciales un
patrimonio autónomo, éste sólo responderá por obligaciones asumidas
por ésta y no por obligaciones asumidas personalmente por cada uno de
los cónyuges, salvo que el objeto de la obligación hubiese tenido como
beneficiario a dicha sociedad, contrario sensu a lo dispuesto por el artículo
317 del Código Civil, que establece ‘Que los bienes sociales y, a falta
o por insuficiencia de éstos, los propios de ambos cónyuges, responden
a prorrata de las deudas que son de cargo de la sociedad’...” (Casación
Nro. 2421-2002 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-09-2004, págs. 12685-12686).
- “... No se puede rematar judicialmente acciones y derechos de un bien
perteneciente a una sociedad conyugal que constituyen [sic -léase cons-
tituye-] un patrimonio autónomo e indivisible hasta que se ponga fin al
régimen de sociedad de gananciales de acuerdo con el artículo 318 del
Código Civil...” (Casación Nro. 665-2002 / Tacna, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-07-2003, pág. 10792).
- “... La representación legal conjunta de marido y mujer que indica el
Artículo doscientos noventidós (del C.C.) es obligatoria cuando se tra-
ta de actos de disposición o constitución de gravámenes y de actos de
administración para necesidades no ordinarias del hogar y otros de esa
índole, pues esa es la garantía de conservación del patrimonio conyugal;
que tratándose de actos de otra naturaleza, como demandar la reivindi-
cación o desalojo del bien, esto es, de actos que se dirigen a incrementar,
mantener, reconstituir o recuperar el patrimonio conyugal, no existe
racionalidad en exigir que sea la sociedad conyugal la que interponga la
acción, bastando que sea uno de los cónyuges...” (Casación Nro. 81-94 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 26-04-1996, pág.
2189).
- “... La representación de la Sociedad conyugal, es ejercida por los cónyu-
ges conjuntamente, por consiguiente al no haber ejercitado (el esposo de
la demandada) su derecho de defensa (al no haberse precisado el nombre
del esposo de la demandada para su emplazamiento) no ha existido un
debido proceso...” (Casación Nro. 201-95 / Cañete, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 07-08-1996, pág. 2266).
- “... Al constituir la sociedad de gananciales, un patrimonio autónomo,
éste sólo responderá por obligaciones asumidas por ésta y no por obli-
gaciones asumidas personalmente por cada uno de los cónyuges, salvo
que el objeto de la obligación hubiese tenido como beneficiario a dicha

167
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

sociedad” (Casación Nro. 3109-98 / Cusco - Madre de Dios, publicada


en el Diario Oficial El Peruano el 27-09-1999, págs. 3582-3583).
- “... La herencia, entendida como la universalidad de los bienes que deja
el causante, tiene su origen a raíz de la muerte de éste y constituye un
patrimonio autónomo distinto a los herederos que integran la sucesión...”
(Casación Nro. 608-04 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-09-2005, págs. 14778-14779).
- “... Cualquiera de ellos (herederos declarados del causante), sea en forma
individual o conjunta pueden representar a la sucesión del cual son par-
tícipes, la misma que constituye un patrimonio autónomo con capacidad
para ser parte en el proceso...” (Casación Nro. 3333-99 / Junín, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 17-09-2000, págs. 6314-6315).
- “... De conformidad con el artículo sesenticinco del Código Procesal
Civil, los patrimonios autónomos, tales como las sucesiones, deben ser
representados por la totalidad de los que la conforman si son demanda-
dos, sin embargo, no señala que la demanda deba dirigirse a la sucesión
como tal, ya que como expresamente lo señala el primer párrafo de dicho
artículo los patrimonios autónomos no constituyen personas jurídicas...”
(Casación Nro. 853-99 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Pe-
ruano el 31-07-2002, págs. 9103-9104).
- “... Tratándose de varios demandados que litigan en defensa de un pa-
trimonio que sostienen es común, por haberlo recibido en herencia (...),
aquellos (sic) conforman una sola parte tal como lo dispone el Artículo
sesenticinco del mencionado Código Procesal (referido al patrimonio au-
tónomo), por lo que en cumplimiento del Artículo setentiséis de la misma
norma (C.P.C.) debieron designar un apoderado común, no habiéndolo
hecho ni habiéndoseles requerido para ello es aplicable lo dispuesto por
el Artículo noventitrés del aludido cuerpo normativo, conforme al cual la
expedición de una decisión válida está condicionada al emplazamiento de
todos ellos” (Casación Nro. 1625-97 / Arequipa, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-12-1999, pág. 4430).
- “... La recurrente ha demandado la nulidad del contrato de compra venta,
de la escritura pública y de los asientos registrales de los departamentos
sub materia, en su calidad de miembro de la Sucesión de don [...], de
acuerdo al artículo sesenticinco del citado Código [C.P.C.] y el artículo
novecientos setentinueve del Código Civil, no correspondiéndoles a
sus coherederos la calidad de sujetos pasivos...” (Casación Nro. 3248-

168
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001,


págs. 7440-7441).
- “... El estado de copropiedad constituye patrimonio autónomo, y confor-
me al artículo sesenta y cinco del Código Procesal Civil, cualquiera de
los integrantes de dicho patrimonio se encuentra habilitado para ejercitar
directamente la pretensión [de desalojo]...” (Casación Nro. 3176-07 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2008, pág.
23165).
- “... Si bien es cierto el artículo novecientos setentinueve del Código Civil
faculta a cualquiera de los copropietarios a interponer acciones de desalojo
en interés del patrimonio autónomo, de concordar esta norma con lo dis-
puesto en el artículo novecientos setentiuno del mismo Código aparece que
esta facultad no puede ser ejercida contrariando la voluntad de los otros
condóminos, que en el presente caso representan un porcentaje mayor al
que tiene el copropietario demandante. [...] Que resulta claro entonces,
que el actor actúa en interés propio y no en interés común del patrimonio
autónomo respecto de un bien en concordancia con lo dispuesto en el
artículo sesenticinco del Código Procesal Civil, por lo que esta ausencia
de interés común produce la improcedencia de la demanda...” (Casación
Nro. 919-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
01-2001, págs. 6709-6710).

10.4 Representación convencional o voluntaria en el proceso


“Una persona capaz puede conferir a otra el poder de representarla en el
proceso. En tal caso, la legitimación formal del representante será el efecto de la
voluntad del representado, expresada en un negocio jurídico (poder)...” (LIEB-
MAN, 1980: 70).
Lino Palacio, en lo relativo a la representación convencional o voluntaria en
el proceso, expresa lo siguiente:
“... Toda persona física que goce de capacidad procesal tiene también (...)
el derecho de postulación procesal (ius postulandi), es decir, el poder de
ejecutar personalmente todos los actos procesales inherentes a la calidad
de parte.
El ejercicio el derecho de postulación, sin embargo, puede ser delegado en
un tercero, desde luego capaz, a fin de que actúe procesalmente en nombre
y en lugar de la parte. Configúrase así el supuesto de la representación
voluntaria, la que se halla jurídicamente regulada por las disposiciones

169
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

atinentes al contrato de mandato (...), en tanto ellas no se opongan a las


contenidas en las leyes procesales...” (PALACIO, 1983, Tomo III: 63-64).
El Código Procesal Civil regula lo concerniente a la representación convencio-
nal o voluntaria en el proceso en el Capítulo III (“Apoderado judicial”) del Título
II (“Comparecencia al proceso”) de la Sección Segunda (“Sujetos del proceso”),
en los arts. 68 al 79.

10.4.1 El mandato y el apoderado judicial


Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, en cuanto al mandato judicial, señalan lo
siguiente:
“Es una muestra o especie del mandato en general. Mediante su aparición
una o varias personas facultan a otra para que las represente en uno o más
procesos o en alguna actuación judicial determinada. Por lo general, el
mandato de este linaje se contiene en un escrito, en un documento que se
denomina poder o acto de apoderamiento, pero también puede conferirse
oralmente en las audiencias y procesos verbales. El contrato es bilateral.
Resulta de la unión de voluntades de quien confiere el poder, es decir
el poderdante o mandante, y de quien lo recibe y acepta, denominado
apoderado o mandatario.
El mandato judicial suele reglamentarse en los ordenamientos procesales
y son las normas formales las que rigen como especiales, al paso que las
normas sustanciales tienen la condición de supletivas” (QUINTERO; y
PRIETO, 1995, Tomo II: 28-29).
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, refiriéndose esta vez al apoderado judicial,
afirman que:
“... El apoderado es un mandatario judicial que se obliga para con su
mandante a representar y defender sus intereses en el proceso: en varios
procesos determinados o en todos los procesos en los cuales tenga que
intervenir el mandante.
El apoderado no es un representante legal porque su representación
no deriva de la ley sino del contrato, del acto de apoderamiento; es
una representación convencional si bien obligatoria, puesto que la
actividad representativa depende de la convención celebrada con el
poderdante.
(...) El apoderado judicial es el abogado que, en forma voluntaria y por
razón de un acto de apoderamiento, se encarga de representar a una

170
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

persona en un proceso o en una actuación jurisdiccional...” (QUINTERO;


y PRIETO, 1995, Tomo II: 27).
El apoderado, en líneas generales, es todo aquel facultado por alguien para
representarlo y proceder en su nombre. El apoderado judicial es aquella persona
-física- que cuenta con capacidad procesal (que presupone la capacidad de goce y
de ejercicio), autorizada por otra persona -natural o jurídica- para comparecer en
un proceso en su lugar y seguir la secuela procesal. Su participación en el proceso
será acorde con el interés del poderdante ejerciendo las atribuciones y potestades
que corresponden a éste y que le hayan sido conferidas.
Lo relativo al apoderado judicial es objeto de regulación en el Capítulo III
(“Apoderado judicial”) del Título II (“Comparecencia al proceso”) de la Sección
Segunda (“Sujetos del proceso”) del Código Procesal Civil, en los arts. 68 al 79.
Así tenemos que, de acuerdo a lo normado en la parte inicial del primer pá-
rrafo del artículo 68 del Código Procesal Civil, está facultado para designar uno
o más apoderados todo aquel que tenga capacidad para comparecer por sí mismo
al proceso y disponer de los derechos que en él se discuten.
Si se designara más de un apoderado judicial, entonces, actuarán indistintamen-
te (por separado), lo cual es importante a efecto de determinar la responsabilidad
en que puedan incurrir. Esto quiere decir que un apoderado no responderá -ni
siquiera solidariamente- del daño que pueda causar el (los) otro (s) apoderado (s),
siendo responsable tan sólo de los actos procesales que realice (art. 68 -parte final
del primer párrafo- del C.P.C.).
La designación o actuación de apoderados conjuntos carece de validez (art.
68 -in fine- del C.P.C.), sin embargo, excepcionalmente, será permitida en ciertos
casos para evitar que un apoderado con facultades especiales, obrando dolosamente
o en connivencia con la otra parte, disponga de los derechos sustantivos materia
de controversia (lo que no significa que en tales supuestos sea obligatoria la de-
signación o actuación de apoderados conjuntos). Los referidos casos configuran
formas especiales de conclusión del proceso y son (según el art. 68 -in fine- del
C.P.C.) los siguientes:
- Allanamiento.
- Transacción.
- Desistimiento.
Cuando sean parte en un proceso el Estado y demás entidades de Derecho
Público y los órganos constitucionales autónomos (estos últimos son el Ministerio

171
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Público, la Defensoría del Pueblo, el Jurado Nacional de Elecciones, etc.), podrán


intervenir en el mismo a través de apoderados judiciales especiales, atendiendo a
la importancia del asunto controvertido, a la materia (que amerita especialidad en
su conocimiento por parte del apoderado judicial), a la distancia u otras situaciones
similares. La designación de los mencionados apoderados judiciales especiales
estará sujeta a la legislación que resulte pertinente. Todo ello se desprende del
artículo 69 del Código Procesal Civil.
Puntualizamos que, según se colige del artículo 70 del Código Procesal Civil,
para que una persona pueda ser nombrada apoderado judicial se requiere que tenga
capacidad para comparecer por sí misma al proceso, vale decir, capacidad procesal
(equivalente a la capacidad de ejercicio).

10.4.2 El poder
González González asevera que “... el poder es el instrumento o escritura que
contiene la representación...” (GONZALEZ GONZALEZ, 1962: 58).
Según la formalidad que se emplee, el poder para intervenir en un proceso,
en representación de alguien que es parte material en el mismo, es de dos clases
(art. 72 -primer párrafo- del C.P.C.):
A) Poder otorgado por escritura pública. (En este caso no es exigible su
inscripción en los Registros Públicos: art. 72 -in fine- del C.P.C.).
B) Poder otorgado por acta ante el Juez del proceso.
Además, el poder puede conferirse, por ejemplo, mediante acta de sesión de
Directorio o de Junta General de Socios (en el caso de las sociedades comercia-
les), eso sí, debidamente inscrita en los Registros Públicos (art. 14 de la Ley Nro.
26887). Inclusive por ley se establece una presunción acerca de la representación
de las asociaciones, fundaciones y comités (según la Ley Nro. 26789), y de las
sociedades comerciales y civiles contempladas en la Ley General de Sociedades
(según la Ley Nro. 26539): bastará el solo nombramiento del administrador, repre-
sentante legal, presidente del consejo directivo o gerente, según el caso, para contar
con poder de representación procesal, a menos que en los estatutos o por acuerdo
de Junta general se establezca lo contrario. Y, precisamente, dicho nombramiento
no siempre consta en escritura pública (aunque debe ser debidamente inscrito).
La participación del apoderado judicial en el proceso estará supeditada a
la aceptación del poder que se le confirió, la misma que se presume con el solo
ejercicio de los actos procesales, no operando esta presunción tratándose de
poderes otorgados en el extranjero (art. 71 del C.P.C.), debiendo el apoderado
en este último caso dejar constancia de su aceptación expresa del poder (el cual

172
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

tiene que estar debidamente traducido si estuviere redactado en idioma distinto


al castellano) en el escrito en el que se apersona al proceso con dicha calidad
(art. 73 del C.P.C.).
El apoderado judicial puede sustituir su poder de representación o fa-
cultades, las mismas que recaerán en el apoderado sustituto, lo que traerá como
consecuencia el cese de la representación ejercida por el primero de los nombra-
dos sin que pueda reasumirla (art. 77 -primer y segundo párrafos- del C.P.C.).
La sustitución de facultades será viable siempre y cuando el apoderado judicial
cuente con autorización expresa de la persona a quien representa (poderdante). Es
de destacar que, según el último párrafo del artículo 77 del Código Procesal Civil,
para la sustitución de facultades del apoderado judicial deberá observarse igual
formalidad a la utilizada cuando se otorgó el poder. Sobre esto último pensamos
que la intención del legislador fue la de establecer que la sustitución en referencia
debe hacerse adoptando alguna de las formalidades previstas en el artículo 72 del
Código Procesal Civil (escritura pública o acta otorgada ante el Juez del proceso)
o en otras leyes para el otorgamiento del poder de representación procesal. Por otro
lado, es de resaltar también que, una vez acontecida la sustitución de facultades,
los actos que lleve a cabo el apoderado sustituto obligan a la parte representada,
siempre que guarden correspondencia con las facultades otorgadas por esta última,
pues si exceden el marco fijado en el respectivo poder, entonces, tales actos no
obligarán a la parte que confirió la representación (conforme se colige del penúl-
timo párrafo del art. 77 del C.P.C.).
El apoderado judicial también puede optar por delegar en otra persona
sus facultades de representación, lo cual no obsta que pueda revocar en el futuro
la delegación efectuada y asumir nuevamente la representación (art. 77 -primer y
segundo párrafos- del C.P.C.). La delegación de facultades procederá únicamente
si el apoderado judicial se encuentra expresamente autorizado por la parte procesal
a quien representa (poderdante). Como se señalara en el párrafo anterior, somos
de la opinión que para la delegación de facultades de representación (al igual que
con la sustitución de tales facultades) puede adoptarse alguna de las formalidades
contempladas en el artículo 72 del Código Procesal Civil (escritura pública o acta
otorgada ante el Juez del proceso) o en otras leyes para el otorgamiento del poder
de representación procesal y no necesariamente la misma formalidad empleada
para el otorgamiento de dicho poder. Finalmente, cabe indicar que, producida la
delegación de facultades, los actos procesales que efectúe el apoderado delegado
y que se ajusten al marco de las facultades conferidas obligan a la parte represen-
tada, no ocurriendo lo propio con los actos para los cuales no hubo autorización
expresa por parte del poderdante (conforme se desprende del penúltimo párrafo
del art. 77 del C.P.C.).

173
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

10.4.3 Facultades generales de representación


Según se infiere del artículo 74 del Código Procesal Civil, las facultades ge-
nerales de representación tienen las siguientes notas distintivas:
- Le otorgan al apoderado las atribuciones y potestades generales con que
cuenta el representado (salvo aquellas que por ley requieran de facultades
expresas).
- Se entienden otorgadas las referidas atribuciones y potestades generales
mientras dure el proceso (lo que incluye la ejecución de sentencia y el
cobro de costas y costos procesales).
- Legitima al representante o apoderado para su intervención en el juicio y
realización de todos los actos procesales, a excepción de aquellos en que
sea necesaria la participación personal y directa del representado (como
la declaración de parte, por ejemplo).
Para determinar qué actos procesales puede realizar el apoderado judicial que
cuenta con facultades generales de representación simplemente habrá que hacer
exclusión de aquellos actos previstos en el artículo 75 del Código Procesal Civil,
numeral referido a las facultades especiales de representación, es decir, quien
cuente con facultades generales tiene la potestad de realizar todos aquellos actos
que no estén comprendidos en dicho numeral (salvo que en el correspondiente
poder el representado establezca limitaciones mayores a las facultades generales
de representación).

10.4.4 Facultades especiales de representación


Las facultades especiales de representación, que se rigen por el principio de
literalidad (art. 75 -in fine- del C.P.C.), que condiciona la existencia de facultades
a la indicación expresa en el poder del acto de que se trate, conceden al apoderado
las atribuciones y potestades siguientes (conforme al art. 75 -primer párrafo- del
C.P.C.):
- Realizar, en general, actos de disposición de derechos sustantivos (cuyo
titular sea el representado).
- Demandar.
- Reconvenir.
- Contestar demandas.
- Contestar reconvenciones.

174
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

- Desistirse del proceso.


- Desistirse de la pretensión.
- Allanarse a la pretensión.
- Conciliar.
- Transigir.
- Someter a arbitraje las pretensiones materia de controversia.
- Sustituir la representación procesal.
- Delegar la representación procesal.
- Realizar los demás actos que exprese la ley (y que haya autorizado el
representado en el poder correspondiente).
No será necesario el otorgamiento de poder en los casos señalados en las Leyes
Nros. 26539 (referida a las sociedades comerciales y civiles contempladas en la
Ley General de Sociedades) y 26789 (referida a las personas jurídicas reguladas
en la Sección Segunda del Libro I del Código Civil: asociaciones, fundaciones y
comités). En consecuencia, bastará el solo nombramiento del gerente, administra-
dor, representante legal o presidente del consejo directivo, según corresponda, para
gozar de facultades generales y especiales de representación. La excepción a esta
regla la constituye la disposición en diferente sentido que conste en los estatutos
o se acuerde por Junta General.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a las facultades
especiales de representación, ha establecido lo siguiente:
- “... La trascendencia de dicho acto [demanda] ha conducido a nuestro
legislador para estatuir tal rigurosidad, para exigir que el apoderado que
proponga una demanda esté premunido de un poder especial que con-
fiera esas facultades [especiales]...” (Casación Nro. 1183-2006 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2007, pág. 20509).
- “... El error in procedendo que denuncia el recurrente se sustenta en que
don [...] carece de representación suficiente para demandar en nombre de
la empresa [...], puesto que en el poder que se le confiere no aparece que
expresamente se le haya otorgado la facultad especial para demandar; [...]
al respecto, en el testimonio de poder [...] aparece que en la reunión de
directorio de la empresa [...] los asistentes acordaron otorgar poder a don
[...], concediéndole las facultades generales del mandato y las facultades

175
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

especiales contenidas en los artículos setenticuatro y setenticinco del Có-


digo Procesal Civil; [...] en ese sentido, si bien las facultades especiales
de representación se rigen por el principio de literalidad, en la citada acta
de directorio aparece que al representante de la demandante se le otorgó
las facultades especiales de representación contenidas en el artículo se-
tenticinco del Código Procesal Civil, lo cual incluye también la facultad
especial para demandar...” (Casación Nro. 3034-00 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2001, págs. 7345-7346).
- “... La regulación establecida en el artículo 75 del Código Procesal Ci-
vil, busca proteger tanto a los terceros que pueden ser demandados por
representantes desprovistos de facultades y al representado que ignora
que su representante esté accionando sin facultades expresas para ello,
por lo que el incumplimiento de dicha norma legal acarreara [sic -léase
acarreará-] un vicio que de no ser adecuadamente subsanado genera el
rechazo de la acción...” (Casación Nro. 4995-2007 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008, págs. 22439-22440).
- “... Si bien es cierto que el Artículo setenticinco del Código Procesal Ci-
vil establece que el otorgamiento de facultades especiales se rige por el
principio de literalidad y que no se presume la existencia de facultades no
conferidas explícitamente, esto no implica que se debe otorgar un poder
específico para que el apoderado conteste determinada demanda judicial,
siendo suficiente para ello que se le hubiera conferido expresamente la
facultad genérica de contestar demandas que se presentan contra su re-
presentado...” (Casación Nro. 175-95 / Pucallpa, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 21-12-1996, pág. 2595).
- “... El apoderado cuenta con facultades para interponer demandas y con-
testarlas, siendo que, esto no implica, de ninguna manera, que puedan ser
emplazados con una demanda dirigida al poderdante...” (Casación Nro.
2828-2004 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-07-
2006, págs. 16452-16453).
- “... De acuerdo a la literalidad de las facultades especiales no es posible
suponer una determinada facultad, más aún si se trata del emplazamiento
de un acto que debe ser notificado de forma personalísima...” (Casación
Nro. 2828-2004 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-
07-2006, págs. 16452-16453).
- “... El hecho que el apoderado, en su escrito de apersonamiento, haya
defendido los intereses de sus representados, alegando que no tiene
relación directa obligacional con el actor, no se puede tomar como una

176
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

convalidación de la notificación de la demanda, porque ésta únicamente


procede en cuanto al propio obligado o si es que el apoderado hubiera
tenido la facultad expresa para poder ser emplazado con una demanda en
nombre de su poderdante...” (Casación Nro. 2828-2004 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 03-07-2006, págs. 16452-16453).
- “... El endosatario en procuración goza de las facultades procesales
especiales, dentro de las cuales se encuentra delegar la representación
procesal...” (Casación Nro. 1438-02 / Arequipa, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-10-2002, pág. 9269).

10.4.5 Nombramiento de apoderado común o unificación de la perso-


nería
Pallares dice acerca de la representación unitaria (entiéndase nombramiento
de apoderado común) lo siguiente:
“... La representación unitaria es obligatoria cuando dos o más personas
ejercitan la misma acción u oponen la misma excepción (...).
La representación unitaria consiste en que las partes estén representadas
procesalmente por una sola persona, infiriéndose de ello que a cada una ya
no le es lícito obrar por separado, lo que produciría promociones diversas,
aun contrarias, y confusión en el procedimiento. También se funda en el
principio de economía procesal” (PALLARES, 1979: 143).
Al respecto, Lino Palacio refiere lo siguiente:
“La unificación de la personería es el acto mediante el cual, en los supuestos
de intervenir con carácter autónomo varios actores o demandados vincula-
dos, sin embargo, por un interés común, se designa a un apoderado único
para que asuma la representación procesal de todos ellos. Supone, por lo
tanto, un estado litisconsorcial activo o pasivo, la actuación independiente
de cada uno de los litisconsortes, y una comunidad de intereses entre éstos.
(...)
(...) No es suficiente, para que proceda la unificación, la mera circunstancia
de existir pluralidad de partes actoras o demandadas; es indispensable,
además, que los litisconsortes se hallen vinculados por un interés común
o compatible. Por lo tanto, la unificación no sería admisible si no existiese
compatibilidad entre la causa y el objeto de las pretensiones interpuestas
por los litisconsortes, o uno o algunos de éstos hubiere invocado defen-
sas opuestas a las de los restantes. Pero cuando media un interés común

177
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

-extremo que en cada caso queda reservado a la apreciación del juez-, no


es óbice a la unificación el hecho de que los litisconsortes demandados,
por ejemplo, no han contestado la demanda en forma absolutamente
coincidente, pues no es menester atenerse a la total identidad entre el
contenido de las pretensiones o de las oposiciones, sino a su compatibi-
lidad” (PALACIO, 1983, Tomo III: 98-101).
El Código Procesal Civil, en su artículo 76, regula el nombramiento de apo-
derado común en estos términos:
“Cuando diversas personas constituyan una sola parte, actuarán conjun-
tamente. Si no lo hicieran, el Juez les exigirá la actuación común o el
nombramiento de apoderado común en el plazo de diez días, bajo aper-
cibimiento de designarlo por ellos.
La resolución que contiene el nombramiento es título que acredita la
personería del apoderado común, el que necesariamente será uno de los
Abogados.
La negativa de una persona a la designación de apoderado común o a
continuar siendo representada por él, es mérito suficiente para que litigue
por separado.
La revocación del poder o renuncia del apoderado común, no surte efecto
mientras no se designe uno nuevo y éste se apersone al proceso”.

10.4.6 Terminación del mandato judicial


A criterio de Alvarez Juliá, Neuss y Wagner, el mandato judicial termina:
“a) POR REVOCACION. Debe ser expresa y extingue el mandato luego de
que sea admitida judicialmente. La sola intervención del mandante en el
juicio no importa revocación, sino en el caso que asuma la tramitación del
juicio, pidiendo que se entiendan con él las ulterioridades de éste. En caso
de revocación hecha por el poderdante, deberá nombrar otro apoderado o
comparecer por sí mismo sin necesidad de nueva citación; no haciéndolo
así, la parte contraria podrá pedir que el juicio continúe en rebeldía.
b) POR RENUNCIA DEL MANDATARIO. En caso de renuncia del
apoderado deberá continuar sus gestiones hasta que haya vencido el
término señalado a su poderdante para reemplazarlo, bajo pena de daños
y perjuicios. Si al vencimiento del término señalado no compareciere el
poderdante, por sí o por medio de otro apoderado el juicio continuará en
rebeldía en la forma del caso anterior (...).

178
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

c) POR HABER CESADO LA PERSONALIDAD CON QUE LITIGABA


EL PODERDANTE. Por ejemplo, el caso del insano que ha recuperado
la razón.
d) POR HABER CONCLUIDO LA CAUSA PARA LA QUE SE LE OTOR-
GO EL PODER. Tratándose de un poder especial en el que se determina
su objeto, pierde vigencia una vez cumplidas las diligencias que en él se
indican.
e) POR MUERTE O INCAPACIDAD DEL MANDANTE. En tales casos,
el apoderado continuará ejerciendo su personería hasta que los herederos
o representante legal tomen la intervención que les corresponda en el pro-
ceso, o venza el plazo fijado. Mientras tanto, comprobado el deceso o la
incapacidad, el juez señalará un plazo para que los interesados concurran
a estar a derecho citándolos directamente si se conocieran sus domicilios
o por edictos (...), si no fuesen conocidos, bajo apercibimiento de conti-
nuar el juicio en rebeldía en el primer caso y de nombrarles defensor en
el segundo.
(...)
f) POR MUERTE O INHABILIDAD DEL APODERADO. Producido el
caso se suspenderá la tramitación del juicio y el juez fijará al mandante
un plazo para que comparezca por sí o por nuevo apoderado, citándolo
en la forma dispuesta en el apartado anterior. Vencido el plazo fijado sin
que el mandante satisfaga el requerimiento, se continuará el juicio en
rebeldía” (ALVAREZ JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990: 100-101).
De conformidad con nuestro ordenamiento jurídico procesal (art. 78 -parte
inicial- del C.P.C.), el cese de la representación judicial se produce por las mismas
causas que dan lugar al término de la representación o del mandato (revocación del
poder; renuncia, fallecimiento, incapacidad posterior del apoderado; vencimiento
del plazo del mandato; cumplimiento de éste; etc.).
Es de destacar que, a menos que haya una declaración explícita, la ejecución
de un acto procesal por parte del representado no implica la revocación del poder
(art. 78 -in fine- del C.P.C.). Esto significa que la intervención del apoderado no
excluye la participación de la persona a quien se representa. Es de anotar que el
ordenamiento sustantivo, a diferencia del procesal, prevé la revocación tácita del
poder con la ejecución del acto por el representado (art. 151 del Código Civil).
Ello no implica conflicto de leyes alguno porque la representación procesal se rige,
como es obvio, por la legislación de la materia, siendo la normatividad del Código

179
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Civil sobre representación y mandato aplicable únicamente en forma supletoria


(art. 62 del C.P.C.).
Acerca de los efectos del cese de la representación judicial decidido por
el representado capaz de actuar por sí mismo, hay que señalar que, según se
desprende del artículo 79 -primer párrafo- del Código Procesal Civil, sólo tendrá
eficacia a partir del momento en que se apersona al proceso la parte que confirió
el poder, ya sea por sí mismo o mediante nuevo apoderado judicial, no importan-
do la fecha o forma de la comunicación del cese de la representación al anterior
apoderado ni tampoco la causal.
En cuanto a los efectos del cese de la representación decidido por el apode-
rado, es bueno indicar que, según se infiere del artículo 79 -segundo párrafo- del
Código adjetivo, surtirá efecto luego del quinto día de notificado el representado
u otro de sus apoderados. De no apersonarse aquél al proceso por sí mismo o si no
se designara nuevo apoderado continuará el proceso en su rebeldía.
Finalmente, y conforme lo ordena el último párrafo del artículo 79 del Código
Procesal Civil, en tanto no se designe nuevo representante o curador procesal, el
proceso se suspenderá (por un plazo que no excederá los 30 días) en los siguientes
casos:
- Muerte del representante legal de un incapaz.
- Declaración de ausencia del representante legal de un incapaz.
- Incapacidad sobrevenida del representante o del apoderado.
- Remoción o cese de nombramiento del representante legal de un incapaz.
- Circunstancias análogas (accidentes graves que impidan el ejercicio de
la representación, condena penal del representante, etc.).

10.5 Representación judicial por abogado


Para Rosenberg, el abogado “... es una persona experta en derecho, autori-
zada por el Estado para servir a las partes, en razón de su profesión, como asesor
(patrocinante) y representante (mandatario procesal) (...); en estas tareas es inde-
pendiente y sólo está sometido a las leyes. Como representante actúa en lugar de
la parte (ausente); como patrocinante, junto a la parte (presente), a la que asiste
con su consejo y alegato...” (ROSENBERG, 1955, Tomo I: 146).
Gallinal refiere que el término abogado, “... en el uso corriente de nuestro
idioma, significa protector, defensor, el que intercede, media y ruega en favor de
otro; y el abogado en la acepción jurídica, protege y defiende en sus derechos, al

180
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

que necesita el amparo de la justicia e intercede, por él, ante los tribunales, para
que le favorezcan, haciendo cumplir las leyes. La acepción usual de la palabra
corresponde a su acepción jurídica. Por eso, los que desempeñan esta profesión,
fueron designados por los romanos con los nombres de patroni (protectores) y
advoctis, en cuanto eran llamados por los que solicitaban su intercesión y auxilio
(...). Lo que le caracteriza como tal, es resolver consultas, o mostrarse en los tribu-
nales defendiendo de palabra y por escrito los derechos de sus clientes, invocando
la ley y exigiendo el exacto cumplimiento de la justicia” (GALLINAL, s/a, Tomo
I: 243-244).
La Ley Orgánica del Poder Judicial regula lo concerniente a los abogados pa-
trocinantes en el Capítulo Unico (“De los abogados patrocinantes”) del Título I de
la Sección Sétima (“De la defensa ante el Poder Judicial”), en los arts. 284 al 294.
Antes de la entrada en vigencia del Código Procesal Civil en julio de 1993,
ya el Texto Unico Ordenado de Ley Orgánica del Poder Judicial (D.S. Nro. 017-
93-JUS) se ocupaba de la representación judicial por abogado. Así es, el artículo
290 de dicha Ley Orgánica establece en su primer párrafo que en los procesos,
sin necesidad de la intervención de su cliente, el abogado puede presentar, sus-
cribir y ofrecer todo tipo de escritos, con excepción de aquellos para los que se
requiere poder especial con arreglo a ley. Dicha norma constituye un acierto y
es de mucha utilidad porque en virtud de ella el letrado patrocinante está facul-
tado para presentar los escritos necesarios a fin de proseguir con el desarrollo
del proceso y evitar que el propio cliente se perjudique en caso de producirse
algún evento que imposibilite al último la suscripción de un escrito, hecho que
hubiese motivado su no presentación de faltar el artículo 290 de la Ley Orgánica
del Poder Judicial (y el art. 80 del C.P.C.). Es sabido que en el ejercicio de la
profesión muchas veces se dificulta el contacto entre abogado y patrocinado e,
inclusive, éste puede optar por dejar en manos de aquél el conocimiento del jui-
cio y la realización de los actos procesales; pero, con la representación judicial
otorgada legalmente al abogado se evita la paralización involuntaria del proceso
y, es más, se agiliza éste.

Pese a estar ya contemplada en la Ley Orgánica del Poder Judicial, el legislador


ha creído conveniente incorporar al Código Procesal Civil la representación judicial
por abogado y lo hace dándole un contenido mucho más técnico y completo. De
esta manera el artículo 80 del citado Código adjetivo prescribe que el interesado o
su representante pueden otorgar o delegar al abogado patrocinante las facultades
generales de representación (a que se contrae el artículo 74 del Código Procesal
Civil). Si bien se indica que el otorgamiento o delegación de tales facultades se
puede hacer en el primer escrito, ello no impide que se haga en momento posterior

181
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

(pues no es difícil de imaginar que en el curso del proceso puede darse el cambio
de abogado patrocinante y con ello la necesidad de conferir facultades generales
de representación al nuevo letrado).
Puntualizamos que no es necesario que el poder general conferido al abogado
patrocinante adopte las formalidades previstas en el artículo 72 del Código Proce-
sal Civil, vale decir, que conste en escritura pública o se otorgue por acta ante el
Juez. Bastará que el escrito en que se autoricen facultades generales al abogado
se encuentre firmado por el interesado o su representante. (No está demás decir
que en no pocas ocasiones el abogado prepara el escrito en el cual se otorgan
facultades generales de representación y lo firma él mismo, sin participación de
su cliente o del representante de éste, resultando a todas luces ineficaz dicho pro-
ceder). Además, será exigible que se consigne la dirección domiciliaria (domicilio
personal) del representado y su declaración de estar instruido de la representación
o delegación que otorga y de sus alcances o consecuencias (art. 80 -parte final- del
C.P.C.). Estos dos últimos requisitos no se contemplaron en el artículo 290 de la
Ley Orgánica del Poder Judicial.
En varios casos los medios impugnatorios que interponían los abogados para
lograr que se declarase la ineficacia de una resolución judicial eran rechazados por
los magistrados quienes consideraban que las facultades generales de representación
no se hacían extensivas a la potestad del letrado para impugnar una resolución,
exigiendo erróneamente la firma del representado (o de su representante que cuente
con facultades especiales). Aquello acontecía inclusive estando ya vigente el Código
Procesal Civil. Al respecto, señalamos que los actos que requieren de facultades
generales se determinan haciendo exclusión de los contenidos en el artículo 75
del mencionado Código, referido a las facultades especiales; en consecuencia, al
no prescribir el ordenamiento procesal u otra ley que la interposición de medios
impugnatorios constituye un acto para el cual se exige contar con facultades espe-
ciales, el letrado patrocinante podrá interponerlos con su sola firma haciendo uso
de las facultades generales concedidas. Pese a lo expresado, resulta saludable lo
dispuesto por la Ley Nro. 26624 (del 19-06-1996) que agrega un nuevo párrafo al
artículo 290 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, el cual precisa que el abogado
no requiere poder especial para interponer medios impugnatorios en representación
de su cliente.
Finalmente, en relación al tema tratado en este punto, debe tenerse presente lo
dispuesto en el artículo 291 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, conforme al cual:
“Los abogados que integran estudios colectivos pueden sustituirse indistin-
tamente en el patrocinio de los asuntos a su cargo y se representan, unos a
otros, para fines profesionales, ante las Salas y Juzgados correspondientes.

182
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

La conformación de un estudio colectivo es puesta en conocimiento de las


Cortes y del Colegio de Abogados del Distrito Judicial correspondiente. Dicha
nómina no afecta las obligaciones y derechos que corresponden a cada uno
de sus miembros, siendo la responsabilidad individual”.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la actuación del
abogado, ha establecido lo siguiente:
- “... Según lo establecido en el artículo 284 y siguientes del Texto Unico
Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial [...], la defensa por ante el
Poder Judicial es cautiva, en este mismo sentido el artículo 132 del Código
Procesal Civil define que los escritos que las partes presenten al proceso
necesariamente deberán estar autorizados por un abogado colegiado, con
indicación de su nombre y número de registro. De lo contrario no se le
concederá trámite; por tanto, queda claro que para ejercer la defensa por
ante el Poder Judicial es preciso entre otros: poseer el título de abogado,
estar inscrito en el Colegio de Abogados del Distrito Judicial correspon-
diente y estar habilitado para el ejercicio de la defensa...” (Casación Nro.
262-2003 / Cañete, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-
2005, págs. 14086-14087).
- “... Si bien toda persona tiene derecho a ser patrocinada por el abogado de
su elección en el proceso en el que interviene, resulta que dicho letrado
debe cumplir con requisitos básicos para que el patrocinio sea idóneo
con respecto a su patrocinado, entre los cuales se requiere (...) que se
encuentre habilitado para el patrocinio judicial conforme al Estatuto de
su respectivo Colegio profesional” (Casación Nro. 1363-99 / Lima, pu-
blicada en el Diario Oficial El Peruano el 23-12-1999, págs. 4403-4404).
- “... En cuanto a la situación de hábil o inhábil del abogado patrocinante
de la parte demandada tenemos que las deficiencias u omisiones en que
incurren los abogados patrocinantes, no pueden ser atribuidos a las par-
tes...” (Casación Nro. 398-2004 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-12-2005, págs. 15088-15089).
- “... El hecho que un letrado no se encuentra al día en sus cuotas gremiales
no puede perjudicar a su patrocinado, debiendo, en todo caso, sancionarse
por tal hecho en la vía respectiva, a tal letrado...” (Casación Nro. 3780-
2006 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008,
págs. 23322-23323).
- “... El mencionado letrado ha venido ejerciendo la defensa con pleno
conocimiento de la causal de inhabilitación en que había incurrido (por

183
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

incumplimiento del pago de sus cuotas gremiales), lo cual riñe con el


deber de probidad al que está obligado a observar en virtud del Artículo
ciento nueve del Código Procesal Civil, así como los deberes de honradez
y buena fe (...), cuya infracción debe de sancionarse...” (Casación Nro.
1363-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 23-12-1999,
págs. 4403-4404).
- “... En cuanto al extremo denunciado referido a que se ha contravenido
el artículo ciento treintidós del Código Procesal Civil ya que la demanda
ha sido autorizada por abogado inhábil, debe señalarse que [...] la habili-
tación ante el Colegio de Abogados es un acto administrativo susceptible
de subsanación, toda vez que dicho pago puede efectuarse en cualquier
momento, lo cual no perjudica la tutela jurisdiccional de la parte deman-
dante...” (Casación Nro. 3456-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-09-2008, págs. 23185-23186).
- “... El artículo doscientos noventa de la Ley Orgánica del Poder Judicial
autoriza a los abogados, sin necesidad de la intervención de su cliente a
presentar, suscribir y ofrecer todo tipo de escritos, con excepción de aque-
llos para los que se requiere poder especial con arreglo a ley[,] y absolver
el traslado de la contradicción [en el proceso de ejecución de garantías] no
requiere poder especial...” (Casación Nro. 3056-2001 / Cusco, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2002, pág. 8327).
- “... Los abogados defensores según el artículo doscientos noventa de la
Ley Orgánica del Poder Judicial [...], expresan que pueden interponer
los recursos respectivos a favor de sus patrocinados; en efecto, en tanto
se oriente a viabilizar el derecho de defensa es suficiente que el escrito
haya sido signado por el abogado que haya suscrito anteriores escritos
con sus patrocinados...” (Casación Nro. 693-99 / Lambayeque, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2003, pág. 9891).
- “... El artículo 290 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, dispone que
en los procesos en general el abogado, sin necesidad de la intervención
de su cliente puede presentar, suscribir y ofrecer todo tipo de escritos,
con excepción de aquellos para los que se requiere poder especial con
arreglo a ley, precisando que no se requiere de poder especial para
interponer medios impugnatorios, en representación de su cliente. [...]
Que leída así la norma debe comprenderse que, para que el abogado
pueda interponer apelación por su cliente debe contar con las facultades
generales de representación del artículo 74 del Código Procesal Civil
que pueden ser otorgadas extrajudicial o judicialmente conforme a los

184
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

artículos 72 y 80 del mismo cuerpo legal, pues sólo así se encontrarán


comprendidas dentro de sus facultades la de impugnación conforme al
artículo 290 de la Ley Orgánica del Poder Judicial. [...] Que contra tal
razonamiento no incide el artículo 364 del Código Procesal Civil, que
regula el objeto de la apelación señalando que tal medio [impugnatorio]
puede ser interpuesto a solicitud de parte o tercero legitimado, pues [...]
el artículo 290 de la Ley Orgánica del Poder Judicial tan sólo precisa
que la facultad de apelar por el abogado se comprende dentro de las
generales de representación que se otorguen conforme al artículo 74 del
Código Procesal Civil. [...] Que en el caso sub-examine no se advierte
delegación de facultades al abogado conferidas conforme al artículo
80 del Código Procesal Civil, ni se aprecia que extrajudicialmente se
hayan otorgado dichas facultades, de modo que el letrado que suscribe
la apelación no se encontraba facultado para ello...” (Casación Nro.
3811-2002 / San Martín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
31-08-2004, pág. 12682).
- “... Si el Abogado que autorizó el recurso de apelación no estuvo habilitado
para el patrocinio judicial por falta de pago de cuotas gremiales, ello no es
razón suficiente para anular el acto procesal y los efectos que de él hayan
derivado aún cuando el vicio resulta manifiestamente reprochable por
la conducta del letrado, resulta de mayor interés considerar que la parte
procesal o patrocinado (sea actor o demandado) no se vea perjudicada
en su derecho a la doble instancia por la irregularidad administrativa
anotada, pues, el objeto o fin del medio impugnatorio referido es que
el juez (Colegiado) superior revise el fallo apelado, pues pese a que el
recurso es defectuoso al estar autorizado por el letrado inhabilitado, ha
cumplido con satisfacer la vigencia o tutela del derecho a impugnar las
resoluciones judiciales consagrado en la Constitución Política del Esta-
do como principio del debido proceso...” (Casación Nro. 1332-2003 /
Ucayali, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2004, págs.
11751-11752).
- “... El supuesto fallecimiento del abogado de una de las partes no interrum-
pe el término del abandono y el tercer acápite del artículo setentinueve
del Código Procesal Civil [...] no es aplicable al presente caso, porque la
representación conferida al referido letrado fue con arreglo a los artículos
setenticuatro y ochenta del Código acotado, que se refieren a las facul-
tades generales del poder y a la representación judicial del abogado...”
(Casación Nro. 1238-2003 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 01-12-2003, pág. 11170).

185
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... La revocatoria de poder (del abogado) (...) no implica en forma expresa


la subrogación del abogado de la demandada...” (Casación Nro. 3301-99 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 11-04-2000,
pág. 5076).

10.6 Supletoriedad de la representación civil


De acuerdo a lo normado en el artículo 62 del Código Procesal Civil, la
representación civil es supletoria, debiéndose aplicar con tal carácter, en todo lo
no previsto en el Título II (“Comparecencia al proceso”) de la Sección Segunda
(“Sujetos del proceso”) del Código Procesal Civil, las normas del Código Civil
sobre representación y mandato, vale decir, los artículos 145 al 167 del Código
Civil, que integran el Título III (“Representación”) del Libro II (“Acto jurídico”)
del citado Código sustantivo, y los artículos 1790 al 1813 del Código Civil, que
conforman el Capítulo Cuarto (“Mandato”) del Título IX (“Prestación de servi-
cios”) de la Sección Segunda (“Contratos nominados”) del Libro VII (“Fuentes
de las obligaciones”) del referido cuerpo de leyes.

11. PROCURACION OFICIOSA


Devis Echandía, acerca de la procuración o agencia o gestión oficiosa, anota
que “también en materias judiciales tiene aplicación la agencia oficiosa. En efecto,
cualquier persona, sin necesidad de poder puede promover demanda a nombre
de otra que esté ausente o impedida para hacerlo, con el fin de evitar que pueda
sufrir algún perjuicio; para ello debe dar garantía a satisfacción del juez, de que el
interesado por quien obra le dará su aprobación...” (DEVIS ECHANDIA, 1985,
Tomo II: 436).
Véscovi señala al respecto lo siguiente:
“... La procuración oficiosa, (es un) instituto de naturaleza procesal -pero
similar a la gestión de negocios del derecho sustantivo- por el que se
permite actuar sin poder. Se trata de casos especiales y para la defensa
en juicio de derechos de quienes corren peligro de perderlos por no poder
apersonarse en el juicio por múltiples razones.
(...)
(...) Es corriente que los códigos permitan la actuación -previa prestación
de garantía o fianza- de terceras personas en nombre de los interesados, ya
sea -lo que es más común- para defender (contestar, oponer excepciones,
etc.) a quien no está en condiciones de hacerlo por sí, por motivos de
urgencia, o bien para demandar (en caso de vencimiento de algún plazo, si

186
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

no se inicia dicha demanda). La garantía, en general, queda a criterio del


tribunal y tiene por objeto responder por la afirmación del compareciente
de que aquel por quien actúa aprobará su gestión.
Generalmente, esta actividad queda limitada a los actos conservativos e
indispensables” (VESCOVI, 1999: 199).
Mediante la procuración oficiosa, pues, una persona comparece en un
proceso en nombre de otra sin tener representación judicial alguna respecto de
la última y sin que le sea exigible invocar interés y legitimidad para obrar (art.
IV -primer párrafo- del T.P. del C.P.C. y art. 81 -primer párrafo- del C.P.C.).
Naturalmente, la intervención procesal de un sujeto que no es representante del
titular del derecho discutido judicialmente no puede darse en la generalidad de
casos. El artículo 81 del Código Procesal Civil exige una serie de requisitos,
a saber:
1. Que la persona por quien comparece el procurador oficioso se encuentre
impedida de hacerlo por sí misma, estuviera ausente del país, tenga razo-
nes de fundado temor o amenaza, se trate de una situación de emergencia
o de inminente peligro o cualquier otra causa análoga y desconociera la
existencia de representante con poder suficiente.
2. Que cuando la parte contraria lo pida, el procurador oficioso preste
garantía suficiente a criterio del Juez de que su gestión será ratificada
por el procurado, dentro de los dos meses siguientes de comparecer
éste.
El último párrafo del artículo 81 del Código Procesal Civil establece una
presunción jure et de jure, es decir, que no admite prueba en contrario por ser
de carácter absoluto. Efectivamente, cuando el interesado comparece en nombre
propio o debidamente representado y no objeta expresamente la participación del
procurador, se presumirá la ratificación de la procuración oficiosa.
La ratificación de la gestión del procurador oficioso, dicho sea de paso, tiene
efecto retroactivo (art. 81 -in fine- del C.P.C.). Así, tendrán eficacia procesal todos
aquellos actos realizados a partir de la comparecencia del procurador que hayan
sido ratificados, sin perjuicio del derecho de terceros.
Advertimos que la ratificación de la gestión del procurador oficioso tiene que
ser pura o simple: deben aceptarse en su integridad los actos procesales desarro-
llados por el procurador. No será válida la ratificación parcial como tampoco lo
será la que esté sujeta a condición (art. 81 -último párrafo- del C.P.C.).

187
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

12. PATROCINIO DE INTERESES DIFUSOS


Según Barbosa Moreira, el “... ‘derecho difuso o fragmentario’ se refiere a un
bien indivisible en cuotas que puedan ser atribuidas a cada afectado. Estos últimos
se hallan en unión tal que la satisfacción de uno solo, implica, en principio, la del
grupo; así como la afectación a uno solo, lo es también a la clase” (BARBOSA
MOREIRA; citado por GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 1: 401-402).
A decir de Lozano-Higuero Pinto, se definen los intereses difusos como “…
aquellos intereses -situaciones de ventaja jurídicamente relevante- de un sujeto
jurídico en cuanto compartidos, expandidos, o compartibles, expansibles, por
una universalidad, grupo, categoría, clase o género de los mismos; cuyo disfrute,
ostentación y ejercicio son esencialmente homogéneos y fungibles, y que adole-
cen de falta de estabilidad y coherencia en su vinculación subjetiva, así como de
concreción e intensidad normativa orgánica en sus tutelas material y procesal”
(LOZANO-HIGUERO PINTO; citado por LORCA NAVARRETE, 2000: 131).
Barrios de Angelis, respecto de la distinción entre interés colectivo e interés
difuso, asevera que:
“... Es la dimensión del grupo subjetivo lo que hace colectivo a un inte-
rés, pero es la indeterminación, la falta de límites precisos en cuanto a
la identificación de las personas que lo componen lo que convierte a ese
interés en difuso.
Por lo tanto, el interés difuso se caracteriza por corresponder a los suje-
tos de un grupo indeterminado” (BARRIOS DE ANGELIS; citado por
LANDONI SOSA, 1998: 448).
Sobre el particular, Gozaíni señala las siguientes clases de intereses difusos:
“a) Intereses relacionados con la defensa de la ecología o el medio ambien-
te: pretendiendo preservar el equilibrio de la naturaleza, a través de sus
diversas expresiones: tutela del paisaje; protección a la flora y a la fauna,
combatir la polución, el desarrollo urbano desmedido o sin planificación;
la utilización racional de las riquezas, etc.
b) Intereses ligados a la protección del consumidor, propaganda comercial;
lealtad en el mantenimiento de la oferta; resguardo y seguridad en los
alimentos y medicaciones; adopción de medidas de seguridad para los
productos peligrosos; regularidad y eficiencia en la prestación de los
servicios públicos y los sistemas que conciernan a la efectividad de las
indemnizaciones de los perjuicios causados en el caso de violación por
parte de los expendedores y proveedores, etc.

188
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

c) Intereses vinculados a valores culturales y espirituales, como la seguri-


dad en el acceso a las fuentes de información; la difusión sin censuras
de conocimientos técnicos o científicos; la creación y el mantenimiento
de condiciones favorables a la investigación filosófica y al libre ejercicio
de los cultos religiosos, la protección de los monumentos históricos y
artísticos, etc.” (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 1: 402).
El Código Procesal Civil, en su artículo 82, regula lo relacionado al patrocinio
de intereses difusos de esta manera:
“Interés difuso es aquel cuya titularidad corresponde a un conjunto indetermi-
nado de personas, respecto de bienes de inestimable valor patrimonial, tales
como el medio ambiente o el patrimonio cultural o histórico o del consumidor.
Pueden promover o intervenir en este proceso, el Ministerio Público, los Go-
biernos Regionales, los Gobiernos Locales, las Comunidades Campesinas y/o
las Comunidades Nativas en cuya jurisdicción se produjo el daño ambiental
o al patrimonio cultural y las asociaciones o instituciones sin fines de lucro
que según la Ley y criterio del Juez, este último por resolución debidamente
motivada, estén legitimadas para ello.
Las Rondas Campesinas que acrediten personería jurídica, tienen el mismo
derecho que las Comunidades Campesinas o las Comunidades Nativas en los
lugares donde éstas no existan o no se hayan apersonado a juicio.
Si se promueven procesos relacionados con la defensa del medio ambiente o
de bienes o valores culturales, sin la intervención de los Gobiernos Locales
indicados en el párrafo anterior, el Juez deberá incorporarlos en calidad de
litisconsortes necesarios, aplicándose lo dispuesto en los Artículos 93° a 95°.
[Al respecto, cabe señalar que el art. 93 del C.P.C. preceptúa que cuando
la decisión a recaer en el proceso afecta de manera uniforme a todos los
litisconsortes, sólo será expedida válidamente si todos comparecen o son
emplazados. Por su parte, el art. 94 del C.P.C. establece: A. que los litiscon-
sortes facultativos serán considerados como litigantes independientes; y B.
que los actos de cada uno de ellos no favorecen ni perjudican a los demás,
sin que por ello se afecte la unidad del proceso. Por último, el art. 95 del
C.P.C. prescribe: A. que en caso de litisconsorcio necesario, el Juez puede
integrar la relación procesal emplazando a una persona, si de la demanda o
de la contestación aparece evidente que la decisión a recaer en el proceso le
va a afectar; B. que si carece (el Juez) de la información necesaria, devolverá
la demanda y requerirá al demandante los datos para el emplazamiento al
litisconsorte; y C. que si el defecto se denuncia o el Juez lo advierte después

189
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

de notificada la demanda, suspenderá la tramitación del proceso hasta que


se establezca correctamente la relación procesal].
En estos casos, una síntesis de la demanda será publicada en el Diario Oficial
El Peruano o en otro que publique los avisos judiciales del correspondiente
distrito judicial. Son aplicables a los procesos sobre intereses difusos, las
normas sobre acumulación subjetiva de pretensiones [principalmente las
contenidas en los arts. 83, 86 y 89 del C.P.C] en lo que sea pertinente.
En caso que la sentencia no ampare la demanda, será elevada en consulta a la
Corte Superior. La sentencia definitiva que declare fundada la demanda, será
obligatoria además para quienes no hayan participado del proceso.
La indemnización que se establezca en la sentencia, deberá ser entregada a las
Municipalidades Distrital o Provincial que hubieran intervenido en el proceso,
a fin de que la emplee en la reparación del daño ocasionado o la conservación
del medio ambiente de su circunscripción”.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al patrocinio de
intereses difusos, ha establecido lo siguiente:
- “... El artículo ochentidós del Código Procesal Civil [...] regula el patro-
cinio de intereses difusos [...]. Para la defensa de estos intereses que son
de naturaleza colectiva -pues pertenecen en abstracto a una pluralidad
de sujetos indeterminados o indiferenciados- el legislador ha optado por
establecer quienes [sic] son los llamados a ejercer y representar su tutela,
estableciendo en la norma procesal en comento que pueden promover o
intervenir en este proceso, el Ministerio Público, los Gobiernos Regiona-
les, los Gobiernos Locales, las Comunidades Campesinas y/o las Comu-
nidades Nativas en cuya jurisdicción se produjo el daño ambiental o al
patrimonio cultural y las asociaciones o instituciones sin fines de lucro que
según la Ley y criterio del Juez, este último por resolución debidamente
motivada, estén legitimadas para ello; [...] como puede advertirse, cuando
la norma en comento alude a las instituciones públicas y privadas antes
rºferidas, lo hace para efectos de establecer que sólo a aquéllas les asiste
legitimidad para obrar en esta clase de procesos. Por tanto, cuando las
instancias de mérito amparan la excepción de falta de legitimidad para
obrar de las demandantes respecto de la pretensión de indemnización
por el daño ambiental, sustentada en que sólo corresponde promover
tal acción a las acotadas instituciones públicas y privadas, expide una
decisión que se ajusta a los alcances del artículo ochentidós del Código
Procesal Civil...” (Casación Nro. 2932-2006 / Cajamarca, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs. 22063-22065).

190
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

- “... En cuanto a la indemnización por daño ambiental, debe señalarse


que la norma del artículo 82 del Código Procesal Civil es clara y señala
quiénes pueden promover acción para el patrocinio de intereses difusos,
y su titularidad corresponde precisamente a dicho grupo no determinado
o al Ministerio Público u ONG’s [Organizaciones No Gubernamentales]
debidamente autorizadas...” (Casación Nro. 2927-2006 / Cajamarca,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-01-2007, pág. 18374).
- “... La legitimación para obrar activa, en defensa de los intereses difusos,
únicamente puede ser ejercida por las entidades señaladas expresamente
en el artículo 82° del Código Procesal Civil [sobre patrocinio de intereses
difusos]...” Nota: Lo señalado en el presente extracto ha sido establecido
como doctrina jurisprudencial vinculante (entiéndase, en la actualidad,
precedente judicial vinculante) por el primer pleno casatorio civil reali-
zado por la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia de la República,
correspondiente a la Casación Nro. 1465-2007 / Cajamarca, publicada en
el Diario Oficial El Peruano (en separata especial) el 21-04-2008, págs.
21982-22036, encontrándose dicho extracto exactamente en la pág. 22009.

13. ACTOS PROCESALES DE LAS PARTES


Couture, al examinar los actos procesales de las partes, predica lo siguiente:
“Los actos de las partes tienen por fin la satisfacción de las pretensiones de
éstas.
(...)
Corresponde distinguir entre actos de obtención y actos dispositivos.
Los primeros tienden a lograr del tribunal la satisfacción de la pretensión
hecha valer en el proceso; los segundos, tienen por objeto crear, modificar o
extinguir situaciones procesales.
(...)
Entre los actos de obtención cabe distinguir:
a) Actos de petición; o sea aquellos que tienen por objeto determinar el
contenido de una pretensión; ésta puede referirse a lo principal del asunto
(pretensión de la demanda; pretensión de la defensa) o a un detalle del
procedimiento (admisión de un escrito, rechazo de una prueba).

191
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

b) Actos de afirmación; se trata de aquellas proposiciones formuladas a lo


largo del proceso, dirigidas a deparar al tribunal el conocimiento reque-
rido por el petitorio; estas afirmaciones se refieren tanto a los hechos
como al derecho; también se acostumbra clasificar estas proposiciones
en participaciones de conocimiento (saber jurídico) o participaciones de
voluntad (querer jurídico).
c) Actos de prueba; se trata de la incorporación al proceso de objetos (do-
cumentos) o relatos (declaraciones reconstruidas en el proceso escrito
mediante actas) idóneos para crear en el tribunal la persuasión de la
exactitud de las afirmaciones.
Los actos dispositivos se refieren al derecho material cuestionado en el proceso
o a los derechos procesales particulares.
Disposición del derecho existe mediante:
a) Allanamiento (...).
b) Desistimiento (...).
c) Transacción...” (COUTURE, 1985: 206-207).
El Código Procesal Civil regula lo concerniente a los actos procesales de las
partes en el Capítulo II (“Actos procesales de las partes”) del Título I (“Forma de
los actos procesales”) de la Sección Tercera (“Actividad procesal”), en los arts.
129 al 135.

14. DEBERES Y RESPONSABILIDADES DE LAS PARTES, DE SUS ABO-


GADOS Y DE SUS APODERADOS EN EL PROCESO
Se colige del artículo 109 del Código Procesal Civil que son deberes de
las partes (incluyendo a los terceros legitimados), abogados y apoderados los
siguientes:
1. Proceder con veracidad, probidad (honradez, rectitud, integridad), lealtad
(fidelidad) y buena fe (rectitud, honradez, buen proceder) en todos sus
actos e intervenciones en el proceso. Al respecto, cabe señalar que según
el principio de conducta procesal (contemplado en el segundo párrafo del
art. IV del T.P. del C.P.C.), las partes, sus representantes, sus abogados
y, en general, todos los partícipes adecuan su conducta a los deberes de
veracidad, probidad, lealtad y buena fe.
2. No actuar temerariamente en el ejercicio de sus derechos procesales.

192
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO

3. Abstenerse de usar expresiones descomedidas o agraviantes en sus


intervenciones. Al respecto, el inciso 1) del artículo 52 del Código
Procesal Civil prevé como facultad disciplinaria del Juez el ordenar
que se suprima la frase o palabra expresada o redactada en términos
ofensivos o vejatorios.
4. Guardar el debido respeto al Juez, a las partes y a los auxiliares de justicia.
Este deber procesal guarda relación con el anterior, constituyendo así el
género, en tanto que el deber indicado en el punto 3 representa la especie,
aplicándose a ambos las facultades disciplinarias del Juez previstas en el
artículo 52 del Código Procesal Civil.
5. Concurrir ante el Juez cuando éste los cite y acatar sus órdenes en las ac-
tuaciones judiciales. Todos los intervinientes en el proceso están obligados
a cumplir los mandatos del Juez (director del proceso); de lo contrario,
se harán merecedores de las sanciones que aquél imponga en uso de sus
facultades coercitivas, a saber: 1. multa compulsiva y progresiva destinada
a que la parte o quien corresponda, cumpla sus mandatos con arreglo al
contenido de su decisión; y 2. detención hasta por veinticuatro horas de
quien resiste su mandato sin justificación, produciendo agravio a la parte
o a la majestad del servicio de justicia (art. 53 del C.P.C.).
6. Prestar al Juez su diligente colaboración para las actuaciones procesales
(es claro que sin ella estas últimas difícilmente podrían desarrollarse con
normalidad, lo que generaría demora en el proceso), bajo apercibimiento
de ser sancionados por inconducta con una multa (de 3 a 5 U.R.P.). Tal
disposición guarda correspondencia con la establecida en el último párrafo
del artículo IV del Título Preliminar del Código Procesal Civil, conforme
a la cual el Juez tiene el deber de impedir y sancionar cualquier conducta
ilícita o dilatoria. También resulta concordante con lo dispuesto en el
artículo 53 del Código Procesal Civil, numeral referido a las facultades
coercitivas del Juez (de imponer multa compulsiva y progresiva y de
disponer la detención hasta por veinticuatro horas del infractor).
Tanto el demandante como el demandado y los terceros legitimados, así como
sus abogados y apoderados, incurren en responsabilidad patrimonial cuando causen
perjuicios con sus actuaciones procesales temerarias o de mala fe (art. 110 -parte
inicial del primer párrafo- del C.P.C.).
Una vez comprobado que alguno de los sujetos procesales o su abogado o
apoderado actuó con temeridad o mala fe, el órgano jurisdiccional le impondrá al
responsable la multa respectiva (de 5 a 20 U.R.P.). La referida sanción, dicho sea
de paso, no obsta que al vencido se le condene al pago de las correspondientes

193
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

costas y costos procesales. Así lo determina la parte final del primer párrafo del
artículo 110 del Código Procesal Civil.
El último párrafo del artículo 110 del Código Procesal Civil establece una
responsabilidad solidaria (entre el sujeto procesal de que se trate -parte o tercero
legitimado- y su abogado patrocinante y apoderado, si lo hubiere), en caso de que
no pueda determinarse con precisión al autor de la conducta procesal temeraria o
de mala fe de la que derivaron los correspondientes perjuicios.
Por otro lado, y según se infiere del artículo 111 del Código Procesal Civil,
cuando el Juez considere que el abogado actúa o ha actuado con temeridad o mala
fe, dispondrá la remisión de las copias certificadas de las actuaciones respectivas (en
las que consta la actuación procesal temeraria o de mala fe imputada al letrado) a la
Presidencia de la Corte Superior, al Ministerio Público y al Colegio de Abogados
correspondiente, para las sanciones (disciplinarias y penales) a que pudiera hacerse
merecedor el letrado que infringió sus deberes de conducta procesal.
Existe temeridad o mala fe, según el caso, en las hipótesis contempladas en
el artículo 112 del Código Procesal Civil, a saber:
A) Cuando sea manifiesta (evidente o incuestionable) la carencia de funda-
mento jurídico de la demanda, contestación o medio impugnatorio (ya
sea que se trate de un recurso o un remedio -tacha, oposición o nulidad-).
B) Cuando a sabiendas se aleguen hechos contrarios a la realidad.
C) Cuando se sustrae el expediente (lo que da lugar a su recomposición: art.
140 del C.P.C.).
D) Cuando se mutile o inutilice alguna parte del expediente.
E) Cuando se utilice el proceso o acto procesal para fines claramente ilegales
o con propósitos dolosos o fraudulentos.
F) Cuando se obstruya la actuación de medios probatorios.
G) Cuando por cualquier medio se entorpezca reiteradamente el desarrollo
normal del proceso.
H) Cuando por razones injustificadas las partes no asisten a las audiencias
generando dilación. No habrá mala fe si la ausencia de las partes a una
audiencia obedece a causas de fuerza mayor (enfermedad, accidente, etc.).

194
CAPITULO IV
ACUMULACION DE PRETENSIONES
Y DE PROCESOS

1. DEFINICION DE ACUMULACION
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto aseguran que “el proceso es acumulativo,
no simple, cuando sirve para la composición de dos o más pretensiones, cada una
de las cuales podría ser ventilada en proceso diverso” (QUINTERO; y PRIETO,
1995, Tomo II: 48).
Gozaíni sostiene que “acumular pretensiones significa introducir simultánea-
mente en una sola demanda varias peticiones (objetos o finalidades) contra uno o
varios demandados” (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 1: 511).
Sobre el particular, Alsina refiere que “... la acumulación de acciones (obje-
tiva y subjetiva) consiste en la unión de dos o más acciones en un solo proceso,
para que sean resueltas en una misma sentencia. La acumulación de autos es
la reunión de varios procesos en los que se hayan ejercitado acciones conexas
para que se tramiten ante el mismo juez y se resuelvan en una sola sentencia o
de acuerdo con un solo criterio. La primera tiene como fundamento la economía
procesal, permitiendo resolver en un solo proceso diversas cuestiones; la segunda
tiene por objeto impedir que una misma cuestión sea resuelta de distinta manera
en los diversos procesos. Aquélla es facultativa para el actor y obligatoria para
el demandado; ésta es facultativa para el demandado y obligatoria para el actor”
(ALSINA, 1956, Tomo I: 538).
Para Gimeno Sendra, “el fundamento de dicha acumulación (de acciones o
pretensiones) hay que encontrarlo en razones de economía procesal y, en último
término, en el derecho a la tutela judicial efectiva (…), pues, sería antieconómico
que un demandante que desea plantear varias pretensiones contra un mismo de-
mandado, hubiera de deducir tantas demandas y suscitar tantos procedimientos,
cuantas pretensiones quiera interponer, lo que provocaría un incremento notable

195
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

de los gastos procesales y del tiempo invertido en los distintos procedimientos”


(GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 226).
El Código Procesal Civil regula lo concerniente a la acumulación en el Capí-
tulo V (“Acumulación”) del Título II (“Comparecencia al proceso”) de la Sección
Segunda (“Sujetos del proceso”), en los arts. 83 al 91.

2. CONEXIDAD QUE JUSTIFICA LA ACUMULACION


Según Palomino Marín, la conexión “... es aquella relación entre dos o más
acciones que consiste en la identidad de alguno de sus elementos” (PALOMINO
MARIN, 1966: 75). Dicho autor precisa que “la conexión puede ser subjetiva y
objetiva; y esta segunda, propia e impropia; en la conexión objetiva propia se da
identidad de cosas y causas; en la impropia, identidad de cuestiones jurídicas...”
(PALOMINO MARIN, 1966: 75).
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto enseñan sobre el tema lo siguiente:
“Implica el proceso acumulativo que las pretensiones que van a ser com-
puestas sean conexas. Piénsese en el término conexión con el significado
de relación, nexo o enlace entre dos o más elementos de las pretensiones
(...). Cuando dos o más pretensiones tengan en común uno o más de estos
elementos, es decir, cuando alguno o algunos de estos elementos sirvan
a la composición estructural de dos o más pretensiones, existe conexión
entre ellas y puede producirse el fenómeno de la acumulación o pluralidad
de pretensiones en un proceso.
La conexidad reclama en las diversas pretensiones la identidad de por lo
menos uno de los sujetos, pues la mera razón lógica impone que no hay
litigios conexos entre partes totalmente diversas.
Tradicionalmente se habla de identidad de partes, de causa y de objeto
y de la conexión de tales elementos en diferentes litigios o pretensiones.
Esta es la conexidad clásica o conexidad material...” (QUINTERO; y
PRIETO, 1995, Tomo II: 49-50).
En lo que concierne a la conexidad que justifica la acumulación, el Código
Procesal Civil, en su artículo 84, prescribe que hay conexidad cuando se presentan
elementos comunes entre distintas pretensiones o, por lo menos, elementos afines
en ellas.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la conexidad que
justifica la acumulación, ha establecido lo siguiente:

196
ACUMULACION DE PRETENSIONES Y DE PROCESOS

- “... El artículo 84 del Código Adjetivo [C.P.C.] establece que existe cone-
xidad entre pretensiones cuando éstas presentan elementos comunes o por
lo menos elementos afines, con lo cual el código acotado adopta tanto el
concepto de conexidad propia como el de impropia, exigiendo el primero,
la identidad de elementos de las pretensiones relacionadas, y el segundo,
la afinidad de ellas...” (Casación Nro. 163-2006 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008, págs. 22352-22353).
- “... Además del vínculo de conexidad entre las pretensiones que exige la
ley, la proveniencia del mismo título es elemento concurrente para una
debida acumulación [subjetiva] de pretensiones, entendido tal concepto
como el derecho de donde emana la facultad de accionar jurisdiccional-
mente...” (Casación Nro. 1546-2005 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-04-2007, pág. 19123).
- “... Conforme a esta regla [art. 86 del C.P.C.], procede la acumulación
subjetiva de pretensiones, cuando estas provengan de un mismo título,
se refieran a un mismo objeto, o exista conexidad entre ellas, y además
se cumplan los requisitos del artículo 85 del mismo Código, [...] la cone-
xidad [...] se da cuando se presentan elementos comunes entre distintas
pretensiones o, por lo menos, elementos afines en ellas y debe entenderse,
en ese sentido, que la norma procesal no exige, de manera estricta, que el
título del que derivan las pretensiones sea idéntico para afirmar que exista
conexidad, sino de que existan suficientes elementos comunes [...] que
hagan concluir que existe vinculación entre las pretensiones...” (Casación
Nro. 237-2005 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
08-2006, págs. 16830-16831).

3. CLASES DE ACUMULACION
De la lectura de los artículos 83, 86, 88 y 89 del Código Procesal Civil pode-
mos inferir las siguientes clases de acumulación:
A) Acumulación objetiva: Se presenta cuando en un proceso hay dos o más
pretensiones.
A.1) Acumulación objetiva originaria: Se presenta cuando en la demanda
se proponen dos o más pretensiones.
A.2) Acumulación objetiva sucesiva: Se presenta cuando las pretensiones a
acumular son propuestas luego del inicio del proceso (ya sea cuando
el demandante amplía su demanda agregando una o más pretensiones;
o cuando el demandado reconviene; o cuando se reúnen dos o más

197
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

procesos en uno, a fin de que una sola sentencia evite pronuncia-


mientos jurisdiccionales opuestos; o cuando el demandado formula
el aseguramiento de la pretensión futura).
B) Acumulación subjetiva: Se presenta cuando en un proceso hay más de
dos personas (ya sea que actúen como partes o como terceros legitima-
dos), vale decir, cuando en un proceso se acumulan varias pretensiones
de varios demandantes contra varios demandados.
B.1) Acumulación subjetiva originaria: Se presenta al tiempo de la inter-
posición de la demanda (cuando ésta es planteada por varias personas
o contra varias personas).
B.2) Acumulación subjetiva sucesiva: Se presenta después del inicio del
proceso (cuando un tercero legitimado se apersona al proceso invo-
cando alguna pretensión o cuando se acumulan dos o más procesos
en un proceso único).

3.1 Acumulación objetiva


Según Gimeno Sendra, “la acumulación objetiva de pretensiones consiste en
reunir dentro de una misma demanda y contra el mismo demandado una pluralidad
de pretensiones, que han de tramitarse en un único procedimiento (…). A través de
dicha acumulación se produce, pues, una unidad de demanda y de procedimiento,
pero una diversidad de objetos procesales que se tramitan dentro de unos mismos
autos y que dan lugar a una única Sentencia, si bien, en virtud del principio de
congruencia (…), con tantos pronunciamientos en el fallo, como pretensiones se
hayan deducido y acumulado en el procedimiento” (GIMENO SENDRA, 2007,
Tomo I: 226). Gimeno Sendra resalta que “a los efectos de determinar cuándo existe
o no una acumulación de pretensiones lo decisivo será examinar el ‘suplico’ de la
demanda y comprobar si en él se contienen o no una pluralidad de peticiones de
cognición, siendo indiferente, a los estrictos efectos de la acumulación, que dicha
pluralidad de peticiones se fundamenten en una diversidad de hechos o que una
misma fundamentación fáctica sea susceptible de sustanciar distintas pretensio-
nes, siempre y cuando el ‘petitum’ de la demanda contenga dos o más peticiones,
declarativas, constitutivas o de condena. Distinto es el caso del o de los distintos
fundamentos jurídicos invocables sobre unos mismos hechos, el cual no entraña
fenómeno alguno de acumulación de pretensiones” (GIMENO SENDRA, 2007,
Tomo I: 226).
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, en lo relativo a la acumulación bilateral u
objetiva, sostienen lo siguiente:

198
ACUMULACION DE PRETENSIONES Y DE PROCESOS

“Esta especie de acumulación necesita la coincidencia total del elemento


subjetivo en referencia con todas y cada una de las pretensiones que se
acumulen (...).
Se observa a veces en el proceso que surge o se continúa como acumula-
tivo, que la concurrencia de pretensiones obedece a la descomposición de
una relación jurídica sustancial que afecta dos o más aspectos del mismo
derecho u ofrece dos posibles tutelas así las vincule como consecuencia-
les o alternativas o hasta principales, de tal manera que el mismo hecho
haga posible diferentes pretensiones. Otras veces las relaciones jurídicas
sustanciales conflictivas son totalmente autónomas entre sí y se permite,
sin embargo la acumulación en razón de la sola conexidad subjetiva total.
Ya por razones diferentes, para la permisión del proceso acumulativo, se
suelen exigir otros requisitos adicionales como los que pudieran referirse
a la competencia y al trámite o procedimiento, pero ello corresponde a
consideraciones de otra naturaleza, que más atisban a la unidad formal
del proceso porque éste como continente debe servir técnicamente a todas
las pretensiones a la manera de un único arquetipo...” (QUINTERO; y
PRIETO, 1995, Tomo II: 58).
Según se desprende del artículo 83 del Código Procesal Civil, la acumulación
objetiva es aquella que tiene lugar cuando en un proceso hay más de una pretensión.
Tal acumulación puede ser originaria, cuando en la demanda se propone más de
una pretensión. La acumulación objetiva también puede ser sucesiva, cuando las
pretensiones a acumular son propuestas luego del inicio del proceso (ya sea cuando
el demandante amplía su demanda agregando una o más pretensiones; o cuando el
demandado reconviene; o cuando se reúnen dos o más procesos en uno, a fin de que
una sola sentencia evite pronunciamientos jurisdiccionales opuestos; o cuando el
demandado formula el aseguramiento de la pretensión futura: art. 88 del C.P.C.).
Al respecto, la Corte Suprema de Justicia de la República ha establecido lo
siguiente: “... Por la acumulación objetiva pueden demandar dentro de un proceso
más de una pretensión, acumulación que puede ser originaria o sucesiva según
se proponga en la demanda o después de iniciado el proceso...” (Casación Nro.
1125-2000 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001,
págs. 6689-6690).

3.1.1 Acumulación objetiva originaria


Como bien lo hace notar Aldo Bacre, la acumulación objetiva originaria pro-
piamente dicha “... es la concentración, en una misma demanda, de las distintas
pretensiones que el actor tenga contra el demandado, realizada con el objeto de que
se las sustancie y decida en un proceso único” (BACRE, 1986, Tomo I: 486). “Su

199
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

fundamento radica en razones de economía procesal, que significa el tratamiento


conjunto de diversas pretensiones que reconocen como sujeto activo al mismo
actor y como sujeto pasivo al mismo demandado” (BACRE, 1986, Tomo I: 486).
Conforme se desprende del artículo 83 del Código Procesal Civil, la acumu-
lación objetiva originaria se configura cuando en la demanda se propone más de
una pretensión.
Al respecto, la Corte Suprema de Justicia de la República ha establecido lo
siguiente: “... Un proceso puede contener varias pretensiones, instituto que recibe
el nombre de acumulación objetiva; y si tales son interpuestas conjuntamente
al momento de platearse [sic -léase plantearse-] la demanda, se conocerá como
acumulación objetiva originaria; en tal sentido, en estricto, no estamos ante una
única demanda, sino antes varias pretensiones planteadas en un mismo escrito, lo
que significa también que cada una de ellas tiene existencia y naturaleza propias,
contando con los fundamentos de hecho y de derecho que las justifiquen...” (Ca-
sación Nro. 2393-2003 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 03-05-2005, págs. 14036-14037).

3.1.2 Formas o modalidades de acumulación de pretensiones


En cuanto a las formas o modalidades de acumulación de pretensiones, cabe
señalar que, conforme al texto del artículo 87 del Código Procesal Civil:
A. La acumulación objetiva originaria (aquella que se presenta cuando en la
demanda se proponen dos o más pretensiones) puede adoptar las siguientes
formas: a) subordinada; b) alternativa; y c) accesoria.
B. La acumulación objetiva originaria subordinada se presenta cuando una
o más pretensiones (subordinadas) son sometidas a la eventualidad de
que la pretensión propuesta como principal no sea acogida, por lo que,
ante este último supuesto, la pretensión o pretensiones subordinadas bien
pueden ser amparadas por el juzgador.
C. La acumulación objetiva originaria alternativa se presenta cuando, plan-
teadas dos pretensiones alternativas por el actor, el demandado puede
escoger cuál de ellas va a cumplir, pudiendo recaer la elección en el
demandante siempre y cuando la contraparte no procediera a la referida
elección.
D. La acumulación objetiva originaria accesoria se presenta cuando se plantea
una pretensión principal y otra u otras accesorias, vale decir, que guardan
dependencia respecto de la primera. Por consiguiente, si se ampara la
pretensión principal, ocurre lo propio en cuanto a las accesorias; o, en

200
ACUMULACION DE PRETENSIONES Y DE PROCESOS

sentido contrario, si se desestima la pretensión señalada como principal,


también serán rechazadas la pretensión o pretensiones determinadas como
accesorias por el actor.
E. Puede darse el caso de una acumulación objetiva sucesiva (aquella que se
presenta cuando las pretensiones se acumulan luego de iniciado el proceso)
y además accesoria, si las pretensiones accesorias no son acumuladas por
el actor en la demanda sino después de interpuesta ésta, siendo el plazo
máximo para que tal acumulación opere hasta antes del saneamiento
procesal.
F. La acumulación objetiva originaria accesoria bien puede presentarse aun
en el caso de que el accionante no proponga en la demanda pretensiones
accesorias, siempre y cuando éstas se encuentren contempladas en la ley
de modo expreso, en cuyo caso se consideran tácitamente integradas a la
demanda. Tal es el caso, por ejemplo, del proceso de separación de cuerpos
o divorcio por causal, en el que se consideran como pretensiones acce-
sorias, a ser acumuladas a la principal (separación de cuerpos o divorcio
por causal) por disposición legal, las de alimentos, tenencia y cuidado
de los hijos, suspensión o privación de la patria potestad, separación de
bienes gananciales y las demás relativas a derechos u obligaciones de
los cónyuges o de éstos con sus hijos o de la sociedad conyugal, que di-
rectamente deban resultar afectadas como consecuencia de la pretensión
principal (art. 483 del C.P.C.).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a las formas o
modalidades de acumulación de pretensiones, ha establecido lo siguiente:
- “... Un proceso puede contener varias pretensiones, instituto que recibe el
nombre de acumulación objetiva; y si tales son interpuestas conjuntamente
al momento de plantearse la demanda se conocerá como acumulación
objetiva originaria; en tal sentido, en estricto, no estamos ante una única
demanda, sino ante varias demandas planteadas en un mismo escrito, lo
que significa también que cada una de ellas tiene existencia y naturaleza
propias, contando con los fundamentos de hecho y de derecho que las jus-
tifiquen; luego, si bien dado el tipo de acumulación objetiva originaria que
se tenga unas pueden estar subordinadas o dependientes accesoriamente
del principal y otras tener la misma categoría (alternativa), todas respecto
a los medios de defensa, como son las excepciones, deben tomarse en
forma independiente...” (Casación Nro. 59-96 / Huánuco, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 03-12-1997, págs. 150-151).

201
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... El artículo ochentisiete del Código adjetivo [C.P.C.] establece que


la acumulación objetiva originaria, la que se presenta cuando en el acto
postulatorio el accionante exige a otra persona el cumplimiento de más
de una pretensión, puede ser subordinada, alternativa o accesoria, siendo
subordinada cuando se propone mas [sic -léase más-] de dos pretensiones,
una de las cuales se la califica de principal, debiendo el Juez pronunciarse
respecto a las otras pretensiones en la eventualidad de que la principal
sea desestimada; será alternativa, cuando no existe subordinación entre
las pretensiones, y será el demandado quien, en el caso de que ambas
sean amparadas, escogerá cual [sic -léase cuál-] de ellas va a cumplir;
y será accesoria cuando existan varias pretensiones, una de las cuales
tiene la calidad de principal y en cuanto ésta sea amparada o no, las
demás pretensiones correrán igual suerte...” (Casación Nro. 244-2001 /
Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2002, págs.
8216-8217).

3.1.2.1 Acumulación simple


Hernando Morales asevera que la acumulación simple se configura “... cuando
el actor pide pura y simplemente la estimación de todas las acciones acumuladas...”
(MORALES; citado por RIVAS SACCONI, 1954: 275).
A decir de Gimeno Sendra:
“La acumulación simple o unión ‘acumulativa’ sucede cuando en un
mismo ‘petitum’, se deducen diversas peticiones yuxtapuestas (vgr. el
arrendador exige el desahucio el pago de las rentas no abonadas y una
indemnización por los desperfectos ocasionados en la vivienda).
La acumulación simple es la de mayor uso en la práctica forense y puede
ocurrir, tanto cuando la relación jurídico material sea susceptible de pro-
ducir una pluralidad de efectos jurídicos (…), como cuando las peticiones
se sustancien en una pluralidad de relaciones jurídicas que no resulten
incompatibles entre sí…” (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 230).

3.1.2.2 Acumulación subsidiaria o condicional


Rivas Sacconi, sobre la acumulación subsidiaria (o condicional), expresa lo
siguiente:
“... En el caso de acciones que se ejercen en una misma demanda, pero
una de las cuales se propone como principal y la otra u otras como sub-
sidiarias de aquélla o de la subsidiaria de la principal, no se está frente

202
ACUMULACION DE PRETENSIONES Y DE PROCESOS

a un caso de verdadera acumulación. Sí, en efecto, todas las acciones,


principal y subsidiaria, se ejercen en cierto modo a un tiempo, no existe
sin embargo contemporaneidad verdadera en el dicho ejercicio, porque si
la acción principal prospera, se considera como jurídicamente inexistente
o no ejercida la subsidiaria, toda vez que en la sentencia nada se decide
sobre ella; o dicho de otro modo, la existencia de esta última, está condi-
cionada al fracaso de la acción que se ha propuesto como principal y que
en último término es la que verdaderamente se ejerció desde un principio
en el juicio, mientras que la otra sólo en ese momento en que en virtud
de la sentencia no prospera la acción principal, surge, por decirlo así, a
la vida jurídica” (RIVAS SACCONI, 1954: 268).
La acumulación condicional, en opinión de Monroy Cabra, es de tres clases:
“a) Sucesiva o consecuencial.- Existe cuando se presenta una pretensión
bajo la condición de que antes sea acogida otra de la cual dependerá. Por
ejemplo, la petición de herencia como consecuencia de la declaración de
filiación natural.
b) Acumulación eventual o subsidiaria.- Existe cuando una pretensión se
propone para el caso de que otra sea desestimada. Desde luego, el juez
no puede acoger la pretensión subsidiaria sino una vez rechazada la prin-
cipal. Por ejemplo, se pide la resolución de un contrato de compraventa
de inmueble y subsidiariamente la rescisión por lesión enorme.
c) Acumulación alternativa.- Existe cuando varias pretensiones son
propuestas para que una de ellas sea estimada, por lo cual cada una
está condicionada a la otra, pues debe proveerse sobre ella en caso de
que no prospere la restante. Y por tanto, estimada por el juez una de
ellas, no podrá proveer acerca de la otra” (MONROY CABRA, 1979:
276-277).
A) Acumulación subsidiaria o condicional sucesiva
En lo que respecta a esta forma o modalidad de acumulación, Luis Loreto
enseña lo siguiente:
“... Existe esta acumulación objetiva cuando la proposición de una acción
depende de que otra que la antecede sea declarada con lugar.
Hay entre ambas acciones una relación de orden lógico sucesivo, de an-
tecedente a consecuente, de forma que la acción propuesta en segundo
lugar está condicionada al éxito de la primera que le es condicionante.
El éxito de esta singular figura permite advertir que la acción propuesta

203
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

en segundo lugar no existe para el momento de proponerse, por lo que,


en rigor de principios, debería promoverse después que la condicionante
sea acogida y la sentencia que así lo declare haya pasado en autoridad
de cosa juzgada. Sin embargo, tanto la doctrina como la jurisprudencia,
admiten pacíficamente, por economía procesal y consideraciones de
utilidad práctica, la proposición anticipada de la segunda acción. Así,
la acción de restitución de un inmueble vendido (acción condicionada),
con la acción de simulación absoluta (acción condicionante); la petitio
hereditatis ab intestato acumulada con la de nulidad de testamento; la del
pago del saldo del administrador o mandatario, unida subordinadamente
a la acción de rendición de cuentas, etc. En todos estos y semejantes
casos es admisible la acumulación sucesiva; mas, dada la relación de
dependencia condicionada en que se halla la segunda acción respecto
de la primera o condicionante, si ésta es declarada sin lugar, el Juez no
entra a examinar ni a conocer de la segunda; pero si la acoge en todo o
en parte, debe proceder a examinarla y a verificar si está o no fundada.
Sólo en este último momento, la segunda acción adquiere individualidad
propia y autónoma” (LORETO, 1979: 164-165).
B) Acumulación subsidiaria o condicional subordinada
Luis Loreto afirma al respecto que:
“... Existe esta modalidad cuando una acción se propone para el evento de
que otra que la precede sea rechazada. Las acciones acumuladas pueden
tener el mismo fundamento, o fundamentos diversos pero compatibles
entre sí, o fundamentos incompatibles. A veces el demandante presenta
como acciones subordinadas peticiones que no son tales, como cuando
pide en vía principal el pago total de una obligación y subordinadamente el
pago parcial de la misma obligación, no existiendo en realidad diversidad
de acciones.
La relación de acción principal a acción subordinada responde a una
gradación de intereses en el actor...” (LORETO, 1979: 165-166).
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 87 -primer párrafo- del Código
Procesal Civil, la acumulación objetiva originaria puede ser subordinada cuando
la pretensión queda sujeta a la eventualidad de que la propuesta como principal
sea desestimada. La referida acumulación objetiva originaria subordinada se con-
figura, pues, cuando una o más pretensiones (subordinadas) son sometidas a la
eventualidad de que la pretensión propuesta como principal no sea acogida, por
lo que, ante este último supuesto, la pretensión o pretensiones subordinadas bien
pueden ser amparadas por el Juez.

204
ACUMULACION DE PRETENSIONES Y DE PROCESOS

La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la acumulación


objetiva originaria subordinada, ha establecido lo siguiente:
- “... Tal como se puede apreciar del escrito de demanda, los fundamentos
de hecho en los que se sustenta la pretensión principal son totalmente
distintos a los fundamentos de hecho en los que se basa la pretensión
subordinada, al punto de que los mismos han sido expuestos de manera
independiente, por lo que se puede apreciar que no se da el presupuesto
básico para que pueda darse una acumulación objetiva originaria subor-
dinada...” (Casación Nro. 73-99 / Callao, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 26-10-1999, pág. 3814).
- “... El pronunciamiento de la pretensión subordinada está supeditada a
que la pretensión principal fuese desestimada...” (Casación Nro. 1935-
2006 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2007,
pág. 20434).
- “... El Artículo ochentisiete del Código Adjetivo dispone que en la acu-
mulación objetiva originaria, la pretensión subordinada queda sujeta a la
eventualidad de que la propuesta como principal sea desestimada, es decir,
que en ese caso tiene que haber pronunciamiento sobre las pretensiones
subordinadas” (Casación Nro. 272-98 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-10-1998, pág. 1703).
- “... La parte inicial del primer párrafo del artículo 87 del Código Procesal
Civil prescribe que la acumulación objetiva originaria puede ser subor-
dinada, alternativa o accesoria; siendo subordinada cuando la pretensión
queda sujeta a la eventualidad de que la propuesta [como] principal sea
desestimada, es decir en el caso de que la propuesta [como] principal no
sea acogida existe la posibilidad de que la pretensión subordinada pueda
ser amparada por el juzgador, teniendo como elementos de configuración
básica la posibilidad de que sean pretensiones contrarias pero que exista
conexión estrecha entre sus fundamentos de hecho...” (Casación Nro.
519-2008 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008,
pág. 22838).
- “... El artículo ochenta y siete del Código Procesal Civil dispone que la
acumulación objetiva es subordinada cuando la pretensión queda sujeta
a la eventualidad de que la propuesta como principal sea desestimada;
es decir, sólo si el Juez considera que la pretensión principal no merece
amparo alguno, procederá a pronunciarse sobre la pretensión subordinada;
[...] no obstante, de la revisión de la sentencia de primera instancia, este

205
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Supremo Tribunal advierte que el A quo, pese a emitir su fallo amparan-


do la pretensión principal, a continuación se pronuncia desestimando la
pretensión subordinada, lo cual no correspondía, pues sólo cabía pro-
nunciarse sobre esta última en caso de ser desestimada la primera de las
nombradas. Tal proceder contraviene lo dispuesto en la parte pertinente
del artículo ochenta y siete del citado Código Procesal y, además, causa
indefensión al demandante, toda vez que la Sala Superior tampoco podría
emitir una sentencia válida respecto a la pretensión subordinada, que al
haber sido declarada infundada por el A quo, el Colegiado [Superior]
podría considerar consentido al no haber sido recurrido. En ese sentido,
este Colegiado Supremo estima que la nulidad no sólo alcanza a la sen-
tencia de vista sino que igualmente se extiende a la apelada, por lo que
el Juez de la causa deberá expedir nueva resolución conforme a derecho,
disgregando debidamente las pretensiones y resolviéndolas atendiendo
a los alcances del artículo ochenta y siete del Código Procesal Civil...”
(Casación Nro. 2646-04 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 03-07-2006, págs. 16445-16446).
- “... El artículo ochentisiete del Código Procesal Civil señala que la pre-
tensión subordinada es aquella en la que la pretensión queda sujeta a la
eventualidad de que la propuesta como principal sea desestimada; en tal
sentido, si la pretensión principal es declarada infundada o improceden-
te, ello no obsta que la pretensión subordinada pueda ser amparada...”
(Casación Nro. 742-2004 / San Román, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-11-2005, pág. 15031).
- “... La sentencia apelada se pronuncia sobre la pretensión subordinada y
su accesoria, argumentando que al haberse amparado la pretensión prin-
cipal carecería de objeto el pronunciamiento de las otras pretensiones;
sin embargo la Sala de Mérito al haber revocado la apelada y desamparar
la pretensión principal tenía que pronunciarse sobre la subordinada y su
accesoria, precisamente en aplicación de lo dispuesto en el artículo 87
del acotado Código Procesal [C.P.C.]...” (Casación Nro. 99-2005 / Mo-
quegua, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-02-2007, págs.
18886-18888).
- “... De lo establecido por el inciso segundo del artículo ochenticinco del
Código Procesal Civil se infiere que la acumulación subordinada o la
alternativa proceden cuando se tratan [sic -léase trata-] de pretensiones
contrarias entre sí...” (Casación Nro. 244-2001 / Cusco, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-01-2002, págs. 8216-8217).

206
ACUMULACION DE PRETENSIONES Y DE PROCESOS

C) Acumulación subsidiaria o condicional alternativa


Hernando Morales afirma que la acumulación alternativa “... se presenta
cuando varias acciones son propuestas para que la una o la otra sean estimadas...”
(MORALES; citado por RIVAS SACCONI, 1954: 275).
A criterio de Luis Loreto:
“... Existe esta modalidad cuando varias acciones se proponen para que
una u otra sea acogida. En este caso todas las acciones están propuestas
condicionalmente. Acogida una de ellas, es prohibido al juez entrar al
examen de las otras. Plures res sunt in obligatione, una autem in solutione.
La acumulación alternativa presupone la coexistencia de obligaciones o
pretensiones alternativas, que son aquellas en que dos o más cosas sepa-
radamente comprendidas en la obligación son debidas disyuntivamente,
de forma que el deudor se libera con la entrega de una sola de ellas (...).
La determinación concreta de cuál de las cosas debe entregarse, se efectúa
por la elección que pertenece al deudor si no se ha decidido que pertenece
al acreedor (...). Este hace uso de su derecho de elección al demandar
judicialmente la condena del deudor a la entrega de una de las cosas
deducidas en la obligación. Su derecho de opción quedó así realizado.
Pero el acreedor no está obligado a hacer uso de su derecho de elección,
cuyo ejercicio le es facultativo, y puede proceder a demandar acumulati-
vamente la entrega de una de las cosas debidas alternativamente, en cuya
hipótesis el Juez debe sustanciar el juicio, tramitarlo y decidirlo. Siendo
ello procedente, condenará alternativamente al demandado a cumplir una
de las prestaciones, y en ejercicio del fallo procederá la elección de una
de las cosas comprendidas en la condena” (LORETO, 1979: 166-167).
De acuerdo a lo normado en el artículo 87 -primer y segundo párrafos- del
Código Procesal Civil, la acumulación objetiva originaria puede ser alternativa
cuando el demandado elige cuál de las pretensiones va a cumplir, correspondiéndole
la elección de la pretensión alternativa a ejecutarse al demandante si el demandado
no hace tal elección.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la acumulación
objetiva originaria alternativa, ha establecido lo siguiente:
- “... Conforme al Código Procesal Civil, tratándose de la acumulación
objetiva originaria de pretensiones procesales, concretamente el artículo
87 de dicho ordenamiento señala cómo deben proponerse las preten-
siones en forma subordinada, alternativa y accesoria. Si se proponen

207
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

pretensiones procesales en forma alternativa [...] su planteamiento supone


que el demandante plantea por lo menos dos pretensiones, de modo que
de prosperar éstas el demandado tiene la potestad de elegir cuál de las
pretensiones procesales va a cumplir en ejecución de sentencia...” (Ca-
sación Nro. 1693-2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-06-2004, págs. 12120-12121).
- “... Tratándose de la acumulación de pretensiones procesales, el justiciable
debe observar rigurosamente las reglas contenidas en los artículos 86 y 87
del Código Procesal Civil, de modo tal que si se plantea una acumulación
alternativa debe precisarse la fundamentación de cada [una] de las preten-
siones, reservándose el proponente su elección, la que debe cumplir en
el supuesto de que ambas fuesen amparadas en la sentencia...” (Casación
Nro. 299-2004 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
04-01-2006, pág. 15209).
- “... El Artículo ochentisiete del Código Procesal Civil prescribe que cuan-
do se trata de la acumulación alternativa de pretensiones, es el demandado
quien debe elegir cuál de las pretensiones va a cumplir y sólo en el caso
que el demandado no elija, lo hará el demandante, esto como es obvio
obliga al juzgador a resolver, amparando, en su caso, las dos pretensio-
nes alternativas” (Casación Nro. 220-2000 / La Merced, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-08-2000, págs. 6142-6143).
- “... Es preciso concordar la disposición del Artículo ochentisiete del Códi-
go Procesal (sobre acumulación objetiva originaria) con lo dispuesto en el
Título Cuarto de las ‘Obligaciones Alternativas y Facultativas’ del Libro
de las Obligaciones del Código Civil (Título IV de la Sección Primera
del Libro VI del C.C.), cuyas normas establecen que el obligado alterna-
tivamente a diversas prestaciones sólo debe cumplir por completo una
de ellas; que la elección corresponde al deudor, salvo pacto en contrario;
que la elección se realiza por la ejecución de alguna de las prestaciones,
con la declaración de elección o por el Juez; y establece reglas precisas
para el caso de elección por el deudor y en su caso, por el acreedor...”
(Casación Nro. 2378-98 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 18-08-1999, pág. 3224).

3.1.2.3 Acumulación de pretensiones accesorias


Con arreglo a lo previsto en el artículo 87 -primer párrafo- del Código Proce-
sal Civil, la acumulación objetiva originaria puede ser accesoria cuando habiendo
varias pretensiones, al declararse fundada la principal, se amparan también las de-
más. Como se aprecia, la acumulación objetiva originaria accesoria acontece si se

208
ACUMULACION DE PRETENSIONES Y DE PROCESOS

formula una pretensión principal y otra u otras accesorias, vale decir, que guardan
dependencia respecto de la primera. Por lo tanto, si se hace lugar a la pretensión
principal, ocurrirá lo mismo con las accesorias; o, en sentido contrario, si se re-
chaza la pretensión señalada como principal, sufrirá la misma suerte la pretensión
o pretensiones calificadas como accesorias por el demandante.
Es de destacar que puede darse el caso de una acumulación objetiva sucesi-
va (la cual acontece cuando las pretensiones se acumulan después del inicio del
proceso) y además accesoria, si las pretensiones accesorias no fuesen acumuladas
por el actor en la demanda sino luego de su presentación, siendo el plazo máximo
para que dicha acumulación se produzca hasta antes del saneamiento procesal (art.
87 -último párrafo- del C.P.C.).
Por otro lado, la acumulación objetiva originaria accesoria bien puede pre-
sentarse incluso en el supuesto de que no se formulen en la demanda pretensiones
accesorias, siempre y cuando éstas se encuentren expresamente previstas por la ley,
en cuyo caso se consideran tácitamente integradas a la demanda (art. 87 -último
párrafo- del C.P.C.).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la acumulación
de pretensiones accesorias, ha establecido lo siguiente:
- “... Se entiende por accesorio a lo que depende de algo que es principal,
y en el ámbito procesal, un pedido accesorio es el que se encuentran [sic
-léase es el que se encuentra-] estrechamente ligado a un pedido princi-
pal, sin el cual no puede subsistir, de allí que el artículo 87 del Código
adjetivo glosado [C.P.C.] hace referencia a que, si la accesoriedad está
expresamente prevista por la ley, se considera tácitamente integrada a
la demanda...” (Casación Nro. 5059-2007 / Amazonas, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008, pág. 22452).
- “... El accionante ha interpuesto en forma acumulativa objetiva origina-
ria demanda de otorgamiento de escritura pública y reivindicación, y de
manera accesoria la indemnización por daños y perjuicios, [...] por lo que
se advierte que se tratan de diferentes pretensiones pero sustentadas en
fundamentos que guardan conexión entre sí y si bien no se tramitan en la
misma vía, nada impide la acumulación objetiva a una de conocimiento
en donde se da la plenitud de la defensa...” (Casación Nro. 519-2008 / Ica,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, pág. 22838).
- “... La acción accesoria depende de lo que se resuelva en lo principal y es
una consecuencia de ella...” (Casación Nro. 1332-2001 / La Libertad, pu-
blicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2002, págs. 8224-8225).

209
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... La acumulación objetiva originaria accesoria sólo se ampara cuando se


declara fundada la [pretensión] principal...” (Casación Nro. 1332-2001 /
La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2002,
págs. 8224-8225).
- “... En el caso de una acumulación objetiva originaria de carácter acce-
soria, [...] el artículo 87 del [...] Cuerpo Adjetivo [C.P.C.] ha previsto
que ésta es amparable cuando habiendo varias pretensiones, al declararse
fundada la principal, se amparan también las demás, en virtud del aforismo
jurídico de que ‘lo accesorio sigue la suerte del principal’...” (Casación
Nro. 2509-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-
03-2008, págs. 21665-21666).
- “... Habiéndose desestimado por infundada la pretensión principal ca-
rece de objeto examinar las demás pretensiones que fueron acumuladas
accesoriamente a la pretensión principal...” (Casación Nro. 4879-2007 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008,
págs. 22839-22840).
- “... El juez no se encuentra en la obligación de amparar otras pretensio-
nes acumuladas sólo por el hecho de tener carácter accesorio; sino por
el contrario, está facultado a desestimarlas si advierte que las mismas
resultan inviables o no pueden prosperar...” (Casación Nro. 1608-2007 /
Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs.
23666-23668).
- “... Atendiendo a que la pretensión de [...] ha sido propuesta en forma
accesoria, al haber sido declarada infundada la pretensión principal, la
accesoria sigue la suerte del principal...” (Casación Nro. 1125-2000 /
Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, págs.
6689-6690).
- “... Es principio de derecho que lo accesorio sigue la suerte de lo
principal; en tal sentido, habiéndose determinado en la demanda,
que la acumulación de pretensiones es de tipo objetivo originario
accesorio, al haberse desistido de la pretensión autónoma, comprende
también a las pretensiones accesorias...” (Casación Nro. 3774-2000 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2001, págs.
7784-7785).
- “... El pago de intereses legales ha sido propuesto como pretensión acceso-
ria y por tanto sigue la suerte de la pretensión principal [sobre restitución
de dinero], cuyo amparo ha sido debidamente motivado...” (Casación

210
ACUMULACION DE PRETENSIONES Y DE PROCESOS

Nro. 3849-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-


07-2001, pág. 7584).
- “... Pese a la accesoriedad de la acumulación de pretensiones éstas re-
quieren ser sustentadas en los respectivos fundamentos de hecho y de
derecho [de la resolución], aspectos que la Sala de revisión ha descuidado
no obstante ser principios elementales a los que está obligado a observar
todo Juez...” (Casación Nro. 743-2000 / Puno, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-01-2001, págs. 6705-6706).
- “... Con arreglo a lo previsto en el segundo párrafo del Artículo ochentisie-
te del citado Código Procesal (Civil), al declararse fundada la pretensión
principal, se amparan también las accesorias, según sea el caso y obvia-
mente al desestimarse la primera, corresponde igualmente desestimar
las accesorias, sin que sea necesario explicar por qué motivo se declaran
infundadas las pretensiones accesorias que fundamentalmente tienen como
conclusión amparar la principal” (Casación Nro. 1360-98 / Cono Norte,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 25-11-1998, pág. 2099).

3.1.3 Requisitos de la acumulación objetiva


Según Monroy Cabra, son requisitos de la acumulación de pretensiones los
que a continuación describe:
“a) Que el juez sea competente para conocer de todas; sin embargo, podrán
acumularse pretensiones de menor cuantía a otras de mayor cuantía. Este
principio es consecuencia del debido proceso que implica el juzgamiento
ante juez competente (...) y con las formalidades propias de cada juicio.
La excepción (...) se justifica por el factor de conexión.
b) Que las pretensiones no se excluyan entre sí, salvo que se propongan
como principales y subsidiarias. (...) La acumulación de pretensiones
excluyentes sólo es posible en forma subsidiaria y no en forma principal.
Esto, por cuanto para entrar a analizar la subsidiaria debe estar no probada
la principal, en cuyo caso no hay dificultad lógica. Además, si la súplica
principal prospera, no hay que tener en cuenta la subsidiaria.
c) Que todas puedan tramitarse por el mismo procedimiento. Esto, porque
cuanto si es un solo proceso, debe existir igual trámite” (MONROY
CABRA, 1979: 275).
Máximo Castro sostiene que para que la acumulación de demandas (preten-
siones) tenga lugar es menester que las acciones llenen estos requisitos:

211
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

“1° Que no sean contrarias entre sí, de modo que por la elección de una quede
excluida la otra.
Esta oposición puede derivar ya sea de la propia naturaleza de las
dos acciones o de una disposición de la ley que prohíba su ejercicio
simultáneo (...).
2° Que correspondan a la jurisdicción del mismo juez.
Es necesario respetar las bases jurisdiccionales que atañen al orden público
y que no pueden, por consiguiente, ser modificadas por la sola acción de
los litigantes.
(...)
3° Que puedan sustanciarse por los mismos trámites:
Las leyes de procedimiento son la garantía de los derechos civiles y no
es permitido a los litigantes modificarlas ni dar a los juicios sustancia-
ción distinta de la establecida por la ley, como vendría a suceder si se
permitiera la acumulación de acciones que deben ventilarse en juicios
de distinta naturaleza, dada la imposibilidad de sustanciar a la vez en los
mismos autos dos juicios con tramitación diferente, como por ejemplo
el ordinario y el ejecutivo” (CASTRO, 1926, Tomo Primero: 123-124).
El Código Procesal Civil, en su artículo 85, regula los requisitos de la acu-
mulación objetiva en estos términos:
“Se pueden acumular pretensiones en un proceso siempre que estas:
1. Sean de competencia del mismo Juez;
2. No sean contrarias entre sí, salvo que sean propuestas en forma
subordinada o alternativa;
3. Sean tramitables en una misma vía procedimental.
Se exceptúan de estos requisitos los casos expresamente establecidos en
este Código y leyes especiales.
También son supuestos de acumulación los siguientes:
a. Cuando las pretensiones sean tramitadas en distinta vía procedimen-
tal, en cuyo caso, las pretensiones acumuladas se tramitan en la vía
procedimental más larga prevista para alguna de las pretensiones
acumuladas.

212
ACUMULACION DE PRETENSIONES Y DE PROCESOS

b. Cuando las pretensiones sean de competencia de Jueces distintos, en


cuyo caso la competencia para conocer las pretensiones acumuladas
corresponderá al órgano jurisdiccional de mayor grado”.

3.1.4 Acumulación objetiva sucesiva


Según se infiere del artículo 83 del Código Procesal Civil, la acumulación
objetiva sucesiva (llamada también acumulación por inserción de pretensiones
o acumulación sobrevenida) se presenta cuando las pretensiones a acumular son
propuestas luego de iniciado el proceso.
En opinión de Aldo Bacre:
“Este tipo de acumulación tiene lugar cuando una pretensión nueva se
incorpora dentro de un proceso ya pendiente, para la satisfacción de otra.
La introducción de la nueva pretensión puede provenir del primitivo actor,
del primitivo demandado o de un tercero” (BACRE, 1986, Tomo I: 495).
A decir de Armenta Deu, “en este tipo de acumulación (sucesiva) existe un
proceso iniciado al que se une una o varias acciones que hubieran podido trami-
tarse en diferentes procedimientos. La acumulación puede efectuarse por el actor
(ampliación de la demanda) o por el demandado (reconvención)” (ARMENTA
DEU, 2004: 126).
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 88 del Código Procesal Civil,
la acumulación objetiva sucesiva (que, reiteramos, se configura cuando las pre-
tensiones a acumularse son propuestas luego del inicio del proceso) se presenta
en los siguientes casos:
1. Cuando el demandante amplía su demanda agregando una o más
pretensiones;
2. Cuando el demandado reconviene;
3. Cuando de oficio o a petición de parte, se reúnen dos o más procesos en
uno, a fin de que una sola sentencia evite pronunciamientos jurisdiccio-
nales opuestos; y
4. Cuando el demandado formula el aseguramiento de la pretensión futura.
Al respecto, cabe indicar que el artículo 104 del Código Procesal Civil
norma lo relativo al aseguramiento de pretensión futura, estableciendo:
A. que la parte que considere tener derecho para exigir de un tercero una
indemnización por el daño o perjuicio que pudiera causarle el resultado
de un proceso, o derecho a repetir contra dicho tercero lo que debiera

213
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

pagar en ejecución de sentencia, puede solicitar el emplazamiento del


tercero con el objeto de que en el mismo proceso se resuelva además la
pretensión que tuviera contra él; y B. que el llamamiento queda sujeto al
trámite y efectos previstos en el artículo 103 del Código Procesal Civil
(referido al trámite y efectos de la denuncia civil).

3.2 Acumulación subjetiva

3.2.1 Definición
Se desprende de los artículos 83 -primer párrafo- y 86 -in fine- del Código
Procesal Civil que la acumulación subjetiva es aquella que se configura cuando
en un proceso hay más de dos personas (ya sea que actúen como partes o como
terceros legitimados), presentándose, pues, cuando en un proceso se acumulan
varias pretensiones de varios demandantes o contra varios demandados.
A decir de Alsina, “llámase acumulación subjetiva de acciones esta figura
del proceso en que la relación procesal se desenvuelve con la presencia de varios
sujetos, la que puede asumir tres formas distintas: acumulación activa (pluralidad
de actores), acumulación pasiva (pluralidad de demandados), acumulación mixta
(pluralidad de actores y demandados)” (ALSINA, 1956, Tomo I: 544).
Rivas Sacconi asevera que la acumulación subjetiva de acciones “... tiene lugar
cuando una demanda es ejercida por varias personas, las que todas reunidas, por
sostener idénticos intereses, forman una sola parte, o también cuando la demanda
es dirigida por unas varias personas contra otras varias, las que, también todas
reunidas, forman una sola parte...” (RIVAS SACCONI, 1954: 274).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la acumulación
subjetiva, ha establecido lo siguiente:
- “... Hay acumulación subjetiva originaria cuando una demanda es in-
terpuesta por varias personas o es dirigida contra varios demandados,
lo que debe relacionarse necesariamente con la institución procesal del
litis consorcio, en sus distintas situaciones” (Casación Nro. 2150-99 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 08-01-2000,
pág. 4520).
- “... El fundamento de la acumulación subjetiva es doble toda vez que
responde a un principio de economía procesal y a la finalidad de evitar
la expedición de sentencias contradictorias, sustituyendo las decisiones
separadas por una sola decisión de un Juez único, y siendo la conexidad

214
ACUMULACION DE PRETENSIONES Y DE PROCESOS

uno de los requisitos indispensables en la acumulación de pretensiones


ésta se da cuando se presentan elementos comunes entre las diversas
pretensiones o por lo menos elementos afines a ellas...” (Casación Nro.
2673-02 / Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2005,
págs. 14330-14331).
- “... Siendo el fundamento principal de la acumulación subjetiva evitar la
expedición de pronunciamientos contradictorios no resulta factible limitar
la facultad de peticionar dicha acumulación sólo a la parte demandada,
debiendo reconocerse también dicha facultad a la parte demandante...”
(Casación Nro. 2673-02 / Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-06-2005, págs. 14330-14331).
- “... La figura de la acumulación subjetiva impropia, reconoce la exis-
tencia de un vínculo de mera afinidad entre las diversas pretensiones
demandadas, es decir, supone la existencia de varias relaciones jurídicas
sustanciales con elementos comunes a distintos sujetos pudiendo referirse
éstos tanto a la causa o al objeto de la pretensión configurándose con ello
una conexidad jurídica entre las diversas pretensiones...” (Casación Nro.
2673-02 / Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2005,
págs. 14330-14331).
- “... El ejercicio del derecho a la acumulación subjetiva por el que se
dirigen simultáneamente pretensiones contra varios demandados en un
mismo proceso, no modifica la situación de cada deudor solidario frente al
ejercicio de la acción contra él incoada” (Casación Nro. 1451-96 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-05-1998, págs. 873-874).

3.2.2 Clases
Conforme se desprende del artículo 83 -segundo párrafo- del Código Procesal
Civil, la acumulación subjetiva puede ser originaria o sucesiva, según se proponga
en la demanda o después de iniciado el proceso, respectivamente.
La acumulación subjetiva originaria de pretensiones se presenta (según el
art. 89 -primer párrafo- del C.P.C.):
A) Cuando la demanda es interpuesta por varias personas.
B) Cuando la demanda es dirigida contra varias personas.
La acumulación subjetiva sucesiva de pretensiones se configura después de
iniciado un proceso en los siguientes casos:

215
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

A) Cuando un tercero legitimado incorpora al proceso otra u otras preten-


siones (art. 89 -numeral 1)- del C.P.C.)
B) Cuando dos o más pretensiones intentadas en dos o más procesos autó-
nomos, se reúnen en un proceso único (art. 89 -numeral 2)- del C.P.C.).
Puntualizamos que en este caso, y en aplicación del último párrafo del
artículo 89 del Código Procesal Civil, el Juez se encuentra autorizado
para ordenar su desacumulación en lo que respecta al trámite, vale decir,
las pretensiones ventiladas en los procesos autónomos reunidos en uno
solo se tramitan dentro de este mismo proceso, pero en forma separada.
El magistrado al disponer la referida desacumulación debe, además, dejar
constancia en la resolución correspondiente que se reserva el derecho de
emitir una sola sentencia que resuelva todas las pretensiones acumula-
das. Debe tenerse presente que el mandato judicial de desacumulación
en cuanto al trámite deberá fundarse en la conexidad de los procesos
acumulados y en la eventual diferencia de trámite de éstos. No podemos
dejar de mencionar que, según el artículo 91 del Código Procesal Civil
(que versa sobre la desacumulación de procesos), cuando el Juez considere
que la acumulación afecte el principio de economía procesal, por razón
de tiempo, gasto o esfuerzo humano, puede separar los procesos, los que
deberán seguirse independientemente, ante sus Jueces originales.

3.2.3 Requisitos
De acuerdo a lo normado en el artículo 86 -primer párrafo- del Código Procesal
Civil, son requisitos de la acumulación subjetiva de pretensiones los siguientes:
A. Que las pretensiones materia de acumulación provengan de un mismo
título.
B. Que las pretensiones materia de acumulación se refieran a un mismo
objeto.
C. Que exista conexidad entre las pretensiones materia de acumulación.
D. Que las pretensiones materia de acumulación cumplan los requisitos del
artículo 85 del Código Procesal Civil, en cuanto sean aplicables. (Dicho
numeral versa sobre los siguientes requisitos –dispensables en caso de
norma expresa- de la acumulación objetiva: 1. que las pretensiones
sean de competencia del mismo Juez; 2. que las pretensiones no sean
contrarias entre sí, salvo que sean propuestas en forma subordinada o
alternativa; y 3. que las pretensiones sean tramitables en una misma vía
procedimental.)

216
ACUMULACION DE PRETENSIONES Y DE PROCESOS

3.3 Acumulación de procesos o de autos


Escobar Fornos dice de la acumulación de procesos (denominada también
acumulación de autos o acumulación de expedientes o acumulación por reunión
o reunión de procesos) que “... por medio de esta acumulación se unen varios
procesos vinculados entre sí para que sean tramitados en uno solo y resueltos por
una misma sentencia” (ESCOBAR FORNOS, 1990: 114).
Gimeno Sendra entiende por acumulación de autos “... la acumulación sobreve-
nida o reunión de pretensiones, deducidas en distintos procedimientos declarativos,
en un solo procedimiento” (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 233).
A juicio de Gozaíni, “... la acumulación por reunión sostiene la presencia de
varios procesos que tramitando separadamente se vinculan para posibilitar el dic-
tado de una sola y única sentencia...” (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 1: 512).
A criterio de Casarino Viterbo:
“... La acumulación de autos es la reunión de dos o más procesos que se
tramitan separadamente, con el objeto de que constituyan un solo juicio
y terminen por una sola sentencia, para mantener la continencia, o unidad
de la causa (...).
(...) Supone la existencia de varios procesos originados en momentos
distintos, que se tramitan independientemente, pero que, por razón de su
vinculación jurídica, se reúnen para que sean decididos por un solo juez
y con un mismo criterio” (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 279).
Conforme a nuestro ordenamiento jurídico, la acumulación de procesos se
presenta:
- Como un caso de acumulación objetiva sucesiva, cuando, de oficio o a
petición de parte, se reúnen dos o más procesos en uno, a fin de que una
sola sentencia evite pronunciamientos jurisdiccionales opuestos (art. 88
-inc. 3)- del C.P.C.).
- Como un caso de acumulación subjetiva sucesiva, cuando dos o más
pretensiones intentadas en dos o más procesos autónomos, se reúnen en
un proceso único (art. 89 -numeral 2)- del C.P.C.).
Reimundín, acerca del fundamento de la acumulación de procesos, nos in-
forma que:
“La doctrina ha señalado como fundamento de la institución, la necesidad
de evitar decisiones contradictorias, como asimismo la economía procesal,

217
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

siendo indudable que ambas razones no pueden quedar libradas al interés


privado de los litigantes, ya que ambas afectan el interés público.
La simplificación y la terminación a un mismo tiempo de todos los litigios
-por una sola y única sentencia-, para evitar el escándalo jurídico de dos o
más sentencias distintas y contradictorias, constituye la finalidad esencial
de la acumulación.
Esta necesidad de mantener un exacto equilibrio en la justicia, justifica
que el juez pueda decretarla de oficio” (REIMUNDIN, 1956, Tomo I:
393).
Según se infiere del artículo 90 del Código Procesal Civil:
- La solicitud de acumulación de procesos conexos puede ser presentada
ante cualquiera de los Jueces que conocen de los procesos materia de
acumulación (art. 90 -segundo párrafo- del C.P.C.).
- Si el Juez que conoce del pedido de acumulación de procesos conexos
lo declara fundado, entonces, los procesos se acumularán en un proceso
único, del cual conocerá el magistrado ante el que se realizó el primer
emplazamiento a la parte demandada (art. 90 -segundo párrafo- del
C.P.C.).
- Si los procesos a ser acumulados se tramitan ante un mismo Juzgado y
es decretada la acumulación de los mismos (ya sea a instancia de parte o
de oficio: art. 90 -in fine- del C.P.C.), conocerá del proceso único, como
es obvio, el magistrado de dicho Juzgado.
Se colige del artículo 90 -primer y segundo párrafos- del Código Procesal Civil
que el pedido de acumulación de procesos debe reunir los siguientes requisitos:
- Debe presentarse la solicitud de acumulación de procesos antes que uno
de ellos sea sentenciado (en primera instancia, se entiende).
- A la solicitud de acumulación de procesos conexos debe anexarse
obligatoriamente la copia certificada de la demanda y también de su
contestación, en caso de haberla. Se entiende que tales piezas procesales
deben corresponder a cada uno de los procesos materia de acumulación,
pues con ellas se demostrará la existencia de los procesos en cuestión y
la conexidad respectiva, exigible para que opere la acumulación.
En relación a los efectos de la acumulación de procesos, y conforme se des-
prende de nuestro ordenamiento jurídico, cabe señalar:

218
ACUMULACION DE PRETENSIONES Y DE PROCESOS

- Que la presentación de la solicitud de acumulación de procesos conexos


trae como consecuencia la suspensión de la expedición de sentencia en
cualquiera de los procesos materia de acumulación, hasta tanto no se re-
suelva en definitiva la referida acumulación (art. 90 -primer párrafo- del
C.P.C.).
- Que si se declara fundado el pedido de acumulación de procesos conexos,
éstos se acumularán en un proceso único, cuyo conocimiento correspon-
derá al Juez ante el que se realizó el primer emplazamiento a la parte
demandada (art. 90 -segundo párrafo- del C.P.C.).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la acumulación
de procesos o de autos, ha establecido lo siguiente:
- “... La acumulación de procesos es una institución creada en beneficio
del justiciable, evitándole seguir varios juicios con la consiguiente eco-
nomía, también a favor de la administración de justicia, para impedir la
posibilidad que se expidan resoluciones contradictorias o implicantes
así como para favorecer el trabajo procesal y jurisdiccional...” (Casación
Nro. 163-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
06-2008, págs. 22352-22353).
- “... Según lo dispone en forma textual la última parte del primer párrafo
del artículo noventa del Código Procesal Civil, bajo análisis, ‘El pedido
(de acumulación de procesos) impide la expedición de sentencia hasta
que se resuelva en definitiva la acumulación’. [...] dicha norma cita la
palabra ‘sentencia’ en forma singular, por lo que debe interpretarse que el
sentido de esta norma es que se encuentra referido a la sentencia que en
el futuro pueda emitirse dentro del mismo proceso donde fue presentada
la solicitud de acumulación, estableciéndose una correcta relación de
causalidad entre ambos...” (Casación Nro. 0421-99 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2001, pág. 7312).
- “... Nada impediría que las instancias de mérito hayan emitido pronun-
ciamiento de fondo dentro del presente proceso, puesto que la solicitud
de acumulación [sucesiva] de procesos debió ser resuelta en el mismo
donde fue planteada...” (Casación Nro. 0421-99 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-05-2001, pág. 7312).

3.4 Desacumulación de procesos


Producida la acumulación de procesos conexos en un proceso único, si el
Juez que dirige este último llega a la conclusión que tal acumulación hace más

219
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

dificultosa o compleja la labor jurisdiccional y que, en vez de favorecer, afecta


el principio de economía procesal, por razón de tiempo (mayor dilación en los
trámites), gasto (mayor onerosidad para los justiciables y para la administración
de justicia) o esfuerzo humano, se encuentra autorizado para ordenar la correspon-
diente desacumulación (separación de procesos), debiendo en este caso tramitarse
en forma independiente los procesos ante los magistrados que conocieron en un
principio de ellos (esto es, antes de efectuarse la acumulación de los procesos
conexos). Ello se colige del artículo 91 del Código Procesal Civil.

220
CAPITULO V
LITISCONSORCIO

1. CONCEPTO DE LITISCONSORCIO
Para Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, “... existe litisconsorcio
cuando en las posiciones fundamentales de actor y/o demandado aparecen una
pluralidad de personas (físicas o jurídicas)...” (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ,
1990, Volumen I: 451-452).
Lino Palacio afirma que “... existe litisconsorcio cuando, por mediar cotitulari-
dad activa o pasiva con respecto a una pretensión única, o un vínculo de conexión
entre distintas pretensiones, el proceso se desarrolla con la participación (efectiva
o posible) de más de una persona en la misma posición de parte” (PALACIO,
1983, Tomo III: 202-203).
Según Gimeno Sendra, “se denomina litisconsorcio a la existencia en el
proceso de varias personas, que, debido a la circunstancia de tener un derecho o
interés común o conexo en el proceso y tener, por tanto, una misma comunidad
de suerte (…), han de asumir una misma posición, demandante o demandada, en
el proceso, por lo que (…) puede clasificarse en ‘activo’ (en la posición de parte
demandante), ‘pasivo’ (en la demandada) o ‘mixto’ (en ambas)” (GIMENO SEN-
DRA, 2007, Tomo I: 156).
Vallejo, en lo que concierne al litisconsorcio, enseña que:
“Elementalmente, el litisconsorcio supone pluralidad de partes en el
proceso (...).
En general importa la substanciación en un mismo proceso de pretensiones
conexas, o de una sola pretensión con dos o más actores, o dos o más
demandados. Puede presentarse originariamente o con posterioridad a la
iniciación de la demanda; ésta puede ampliarse, incluyendo otros sujetos
o insertando nuevas pretensiones. El demandado puede, a su turno, pedir

221
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

que se ‘llame a causa’ a terceros, o puede reconvenir deduciendo a su vez


pretensiones que pueden guardar conexidad con la ejercitada por el actor
(...).
(...) El litisconsorcio entraña pluralidad de partes (propias e impropias)
que se reúnen por conexidad de pretensiones o por la necesidad de una
sentencia única que no podrá dictarse útilmente sin la presencia de todas
las partes que indica la ley o que resulten de la naturaleza de la relación
jurídica material...” (VALLEJO, 1970: 45).
El Código Procesal Civil regula lo relativo al litisconsorcio en el Capítulo
VI (“Litisconsorcio”) del Título II (“Comparecencia al proceso”) de la Sección
Segunda (“Sujetos del proceso”), en los arts. 92 al 96. Precisamente, el artículo 92
del Código Procesal Civil define a la institución jurídica examinada en este punto,
estableciendo que hay litisconsorcio cuando dos o más personas litigan en forma
conjunta como demandantes o demandados, porque tienen una misma pretensión,
sus pretensiones son conexas o porque la sentencia a expedirse respecto de una
pudiera afectar a la otra.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al litisconsorcio en
general, ha establecido lo siguiente:
- “... El litisconsorcio es un instituto procesal que permite una acumula-
ción subjetiva; es decir, la presencia en el proceso de dos o más personas.
Al respecto, el artículo noventidós del Código Procesal Civil señala que:
‘Hay litisconsorcio cuando dos o más personas litigan en forma conjunta
como demandantes o demandados, porque tiene una misma pretensión,
sus pretensiones son conexas o porque la sentencia a expedirse respecto
de una pudiera afectar a la otra’. Permite, entonces, la presencia de
varias personas como partes que, por obligaciones directas o intereses
comunes, están unidas en una determinada posición y piden al órgano
jurisdiccional el pronunciamiento de una decisión lógica y jurídicamente
unitaria. Este conjunto de personas integradas en una misma posición
constituye una parte procesal única, aunque compleja. [...] Por ello,
[...] [se] considera que dicha figura se presenta cuando en una relación
procesal, ya sea en la parte demandante o en la parte demandada, o en
ambas, aparecen varios sujetos que, independientes jurídicamente unos
de otros, son unificados procesalmente por tener un interés común. En un
proceso litisconsorcial aparecen tantas pretensiones u oposiciones como
sujetos litisconsortes existan enfrentados...” (Casación Nro. 2906-2006 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2007,
págs. 20814-20815).

222
LITISCONSORCIO

- “... La intervención litisconsorcial no supone la exclusión ni el reem-


plazo del titular de la relación jurídica contra el cual se ha incoado la
demanda, sino la inclusión del litisconsorte como un sujeto procesal
más, que pasa a integrar una de las partes; razón por la cual, el órgano
jurisdiccional se encuentra en la obligación de pronunciarse respecto
de todos y cada uno de los intervinientes en el proceso, declarando
cuales son los derechos o las obligaciones que les asiste...” (Casación
Nro. 1336-02 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 03-02-2003, págs. 9995-9996).
- “... La intervención litisconsorcial, en forma y modo alguno, implica la
ampliación de la demanda, siendo ella una modificación en cuanto a los
sujetos procesales...” (Casación Nro. 4290-2001 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-09-2002, págs. 9224-9225).
- “... Los litisconsortes son partes, en sentido estricto, de la relación ju-
rídica procesal, a diferencia del tercero...” (Casación Nro. 2906-2006 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2007, págs.
20814-20815).
- “... De acuerdo con [la] posición de las partes, el litisconsorcio se clasifica
en activo -cuando existen varios demandantes-, pasivo -cuando existen
varios demandados-, y mixto -cuando existen varios demandantes y
demandados-. Al momento de su formación se clasifica en originario,
cuando existe pluralidad de sujetos desde el inicio del proceso, y sucesivo,
cuando se produce durante el desenvolvimiento del proceso -sucesión
procesal, integración de la litis[,] acumulación de procesos e intervención
adhesiva litisconsorcial-. Por último, el litisconsorcio, atendiendo a su
fuente de origen, es facultativo cuando la pluralidad de sujetos obedece
a criterios de ocasionalidad o economía; y, por ende, surge por voluntad
de las partes, y en modo alguno por una exigencia legal; y será necesario
cuando la presencia de una pluralidad de partes en el proceso se imponga
por la naturaleza de la propia pretensión discutida o por las implicancias
de la resolución judicial que ha de recaer en el proceso...” (Casación
Nro. 2906-2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-10-2007, págs. 20814-20815).
- “... El pedido de intervención litisconsorcial no obtuvo respuesta alguna
-ya sea positiva o negativa- pese a que el artículo 98 del Código Proce-
sal Civil dispone que dicho tipo de intervención puede ocurrir, incluso,
durante el trámite en segunda instancia. Este proceder, como es evidente,
colisiona con el derecho al debido proceso reconocido en el inciso 3° del

223
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

artículo 139 de la Constitución Política del Estado...” (Casación Nro.


3191-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-
2008, págs. 21281-21282).
- “... De acuerdo con el artículo noventiocho del Código Procesal Civil, el
litisconsorte de una parte goza de las mismas facultades de esta, lo que
implica que puede interponer medio impugnatorio...” (Casación Nro.
3774-2002 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-
2003, págs. 11007-11008).
- “... No es viable fundar la defensa en actos procesales efectuados o dejados
de realizar por el litis consorte [sic], su codemandado, los que no generan
perjuicio a la recurrente...” (Casación Nro. 1799-2008 / Ica, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 04-09-2008, págs. 22981-22982).
- “... Según este principio procesal [principio de unicidad del proceso]
el proceso es único y por ende, se desarrolla mediante un conjunto de
actos procesales orientados a la solución de un determinado conflicto de
intereses o la eliminación de una incertidumbre, ambas de connotación
jurídica. Siendo ello así, resulta antiprocesal que en un sólo procesó
[sic -léase que en un solo proceso-] existan dos pronunciamientos
dictados por cada instancia, pues aún cuando la parte emplazada sea
un litisconsorcio pasivo, ésta circunstancia fáctica [sic -léase esta cir-
cunstancia fáctica-] no obsta para que se emita una sola decisión que
resuelva en definitiva la controversia surgida en autos que comprenda
a todos los demandados unitariamente...” (Casación Nro. 2766-2005 /
Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2006, págs.
18075-18076).

2. LITISCONSORCIO NECESARIO U OBLIGATORIO

2.1 Noción
Para Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, “... el litisconsorcio es
necesario cuando el Derecho exige al actor que dirija la demanda simultáneamente
frente a dos o más personas...” (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen
I: 456-457).
Véscovi estima que el litisconsorcio necesario “... se da no cuando las partes
pueden (o no) comparecer conjuntamente, sino cuando deben hacerlo. Porque
la relación jurídica debatida (relación sustancial, pretensión deducida) es de tal
naturaleza, que no puede decidirse válidamente si no están presentes todos los
litisconsortes” (VESCOVI, 1999: 171).

224
LITISCONSORCIO

Podetti sostiene que “habrá litisconsorcio necesario, activo, pasivo o mixto;


propio o anómalo, cuando por estar los sujetos, activos, o pasivos, legitimados
substancialmente en forma inescindible, la sentencia debe ser pronunciada necesa-
riamente frente a todos los legitimados. Esta necesidad, es solamente substancial,
en cuanto nada impide que el progreso (sic -léase proceso-) se sustancie y falle,
con prescindencia de alguno de los legitimados. Pero la sentencia así pronunciada,
será inútil (‘inutiliter datur’), por cuanto no podría cumplirse, ya que sus efectos,
que indispensablemente deberán llegar a todos los legitimados, no podrían alcanzar
a quienes no fueron sujetos del proceso...” (PODETTI, 1949: 324).
Eduardo Vallejo, acerca del litisconsorcio necesario, opina que:
“... El litisconsorcio necesario presupone pluralidad de partes en torno a
una sola pretensión de naturaleza tal, que todas deben estar presentes en
un solo proceso que se resuelve en sentencia única. Surge el litisconsorcio
necesario de la ley y de la naturaleza de la relación jurídica material.
El litisconsorcio necesario, evita la instrucción de un proceso carente de
utilidad práctica (...). El litisconsorcio necesario existe en razón de una
sola pretensión, que es indivisible, lo que importa que los litisconsortes
no tengan autonomía e independencia (…). Hay indivisibilidad de objeto
y los actos de la partes no perjudican a las otras pero sí las benefician...”
(VALLEJO, 1970: 47).
El Código Procesal Civil regula al litisconsorcio necesario en su artículo 93,
conforme al cual, cuando la decisión a recaer en el proceso afecta de manera unifor-
me a todos los litisconsortes, sólo será expedida válidamente si todos comparecen
o son emplazados, según se trate de litisconsorcio activo o pasivo, respectivamente,
salvo disposición legal en contrario.
Al respecto, Lino Palacio enseña que:
“... A veces es la ley la que prevé expresamente la constitución de un
litisconsorcio necesario (...).
Otras veces, la necesidad del litisconsorcio se halla determinada por la
misma naturaleza de la relación o situación jurídica controvertidas. Como
principio de carácter general, sin embargo, puede decirse que el litiscon-
sorcio necesario procede siempre que, por hallarse en tela de juicio una
relación o estado jurídico que es común e indivisible con respecto a una
pluralidad de sujetos, su modificación, constitución o extinción no tolera
un tratamiento procesal por separado y sólo puede lograrse a través de
un pronunciamiento judicial único para todos los litisconsortes. A lo que

225
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

cabe añadir que resulta indiferente, para el caso, el tipo de decisión que
se persiga (objeto mediato de la pretensión)” (PALACIO, 1983, Tomo
III: 207-208).
Según Fairén Guillén, el litisconsorcio necesario se presenta en los siguientes
casos:
“1.° En los casos de pretensiones constitutivas de tal esencia, que solamente
se puede proponer la demanda mediante la cual se da ámbito judicial al
derecho de constitución, por o contra varias personas (...).
2.° En procesos referentes a un patrimonio llevado de modo mancomunado
(...).
3.° En los casos en que las regulaciones materiales imponen que las presta-
ciones solamente puedan exigirse por varios o contra varios en común.
Este grupo de casos recoge muchos supuestos que pasan casi a fundirse
con los anteriores” (FAIREN GUILLEN, 1954, “Sobre el litisconsorcio
en el proceso civil”: 865).

2.2 Integración de oficio del contradictorio


Según Lorca Navarrete:
“… Si el proceso se tramita sin la presencia de todos los litisconsortes, el
órgano jurisdiccional debería ordenar la integración el contradictorio.
Esa integración es el origen hacia el punto de destino de la sentencia para
que la misma no produzca indefensión a quien debiendo actuar como
litisconsorte no actuó de ese modo” (LORCA NAVARRETE, 2000:
145).
Lino Palacio, acerca de la integración de la litis (integración del contradictorio)
en caso de litisconsorcio necesario, refiere lo siguiente:
“... El litisconsorcio necesario implica la existencia de una pretensión
única, cuya característica esencial reside en la circunstancia de que sólo
puede ser interpuesta por o frente a varios legitimados, y no por o frente
a algunos de ellos solamente, por cuanto la legitimación, activa o pasiva,
corresponde en forma conjunta a un grupo de personas, y no indepen-
dientemente a cada una de ellas.
(...) De la consideración precedentemente expuesta se infiere la necesi-
dad de que, en los casos en que el proceso no se encuentre debidamente
integrado mediante la participación o citación de todas las personas

226
LITISCONSORCIO

legitimadas, y para evitar la sustanciación de un proceso que ha de carecer


de utilidad práctica, la ley prevea la forma de materializar esa integración”
(PALACIO, 1983, Tomo III: 210-211).
El mencionado tratadista argentino señala, además, que:
“... La falta de integración de la litis, cuando ella ha sido procedente, no
faculta al juez, desde luego, para abstenerse de decidir, sino para omitir
un pronunciamiento de mérito en virtud de carecer la pretensión de un
requisito intrínseco de admisibilidad, como es la legitimación (...).
En el supuesto de que, por error o inadvertencia, se dicte una sentencia de
mérito, ésta será inoponible con relación a los legitimados a quienes no
se acordó la oportunidad de intervenir en el proceso” (PALACIO, 1983,
Tomo III: 214).
De conformidad con nuestro ordenamiento jurídico procesal, en caso de
litisconsorcio necesario, el Juez se encuentra facultado para integrar (completar)
la relación procesal emplazando a una persona, si de la demanda o de la contesta-
ción aparece evidente que la decisión a recaer en el proceso le va afectar (art. 95
-primer párrafo- del C.P.C.).
Si el Juez advierte que está ante un caso de litisconsorcio necesario y care-
ce de la información necesaria para proceder al emplazamiento del respectivo
litisconsorte (información que deberá estar referida a la identificación precisa
del litisconsorte y al domicilio de éste), entonces, dispondrá la devolución de la
demanda y ordenará al actor que complete esta última, en el sentido de indicar
con exactitud el nombre y/o dirección domiciliaria del litisconsorte necesario a
efecto de que sea debidamente emplazado. Ello se colige del penúltimo párrafo
del artículo 95 del Código Procesal Civil.
Si el defecto en la relación procesal (consistente en la omisión del litisconsorte
necesario) es advertido por el Juez (de modo propio o como consecuencia de una
denuncia de parte) después de efectuada la notificación de la demanda, aquél orde-
nará la suspensión del proceso hasta tanto el accionante no cumpla con establecer
correctamente la relación jurídica procesal (art. 95 -in fine- del C.P.C.), aunque es
de destacar que, como el proceso no puede estar suspendido indefinidamente, en
la práctica el órgano jurisdiccional concede un plazo prudencial y perentorio para
que el actor cumpla con señalar los datos indispensables para el emplazamiento
del litisconsorte necesario.
No podemos dejar de mencionar que si el litisconsorte necesario integrado a
la relación jurídica procesal se apersonara al proceso después de la culminación

227
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

de la audiencia de pruebas y hubiere ofrecido medios probatorios, éstos no dejarán


de ser actuados, pues, en dicho caso el Juez tiene la obligación de convocar a una
audiencia complementaria de pruebas, a efecto, precisamente, de actuar los medios
probatorios aportados por el litisconsorte necesario, audiencia que, puntualizamos,
debe realizarse dentro de un plazo que no debe exceder de los veinte días desde
su fijación (art. 96 del C.P.C.).

2.3 Actuación del litisconsorte necesario


A decir de Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, “... para los litisconsortes ne-
cesarios se reclama una unidad, o comunidad, o integración, de tal manera que
cualquier gestión de uno aprovecha a todos: recursos, actuaciones, etc., al paso
que por pasiva se exige la expresión unánime de las voluntades para los actos que
impliquen disposición del derecho en litigio, los cuales sólo alcanzan eficacia
mediante esa unanimidad” (QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 96).
Sobre el particular, Gimeno Sendra opina de este modo:
“Los litisconsortes tienen todo el estatus de parte principal. (…) Pueden,
pues, litigar unidos o por separado, en cuyo caso todos ellos conformarán,
mediante sus escritos de contestación a la demanda, el objeto procesal.
Rige, en el litisconsorcio pasivo necesario, la regla de que ‘los litiscon-
sortes activos o diligentes en el proceso benefician a los inactivos’, lo
que significa que los actos de un litisconsorte producen efectos frente a
los demás en la medida en que les benefician (así la estimación de un
recurso, interpuesto por uno de ellos, beneficia a los demás), pero nunca
en cuanto les perjudican.
Debido a la circunstancia de que, aun cuando el litisconsorcio necesario
constituya un fenómeno de pluralidad de partes, en realidad tan sólo existe
una posición de parte demanda (sic -léase parte demandada-) unida por
una misma comunidad de suerte, los actos de disposición directa (v.gr.: el
allanamiento, el desistimiento o la transacción) e indirecta (la admisión
de hechos) del proceso, para que sean válidos, requieren del concurso de
voluntades de todos los litisconsortes…” (GIMENO SENDRA, 2007,
Tomo I: 161).

2.4 Efectos del litisconsorcio necesario


A criterio de Lino Palacio, son efectos del litisconsorcio necesario los que
describe a continuación:

228
LITISCONSORCIO

“1°) Los actos de disposición del objeto procesal realizados por uno o al-
gunos de los litisconsortes (allanamiento, desistimiento, transacción,
conciliación) sólo producen sus efectos normales en la medida en que
los restantes litisconsortes adopten la misma actitud. Por lo tanto, y en
razón de la indivisibilidad que caracteriza a dicho objeto, aquellos actos
sólo pueden traer aparejada la consecuencia de liberar a su autor o a
sus autores de las cargas inherentes al ulterior desarrollo del proceso, y
de eximirlos de la responsabilidad por el pago de las costas relativas a
los trámites realizados sin su intervención, pero no los excluyen de los
efectos de la sentencia, cuyo contenido no puede diferir con relación a
los distinto litisconsortes.
2°) Las defensas opuestas por uno o algunos de los litisconsortes, sea que se
funden en hechos comunes o individuales, favorecen a los demás (...).
3°) Las alegaciones y las pruebas aportadas por los litisconsortes deben ser
valoradas en su conjunto, aun cuando resulten contradictorias. Corres-
ponde tener en cuenta, sin embargo, que la confesión o la admisión de
hechos formulada por uno o por alguno de los litisconsortes no pueden
ser invocadas contra los restantes, en tanto el hecho que ha sido objeto
de tales actos no se encuentre probado con relación a estos últimos. No
obstante, la admisión o la confesión pueden eventualmente valer como
prueba indiciaria.
4°) Los recursos interpuestos por cualquiera de los litisconsortes favorecen
eventualmente a los demás...” (PALACIO, 1983, Tomo III: 215-216).
Aldo Bacre, en lo que atañe a los efectos del litisconsorcio necesario sobre
las sentencias definitivas, apunta lo siguiente:
“a) De condena
La eficacia ejecutiva de la sentencia de condena solamente relaciona a las
partes del pleito y no es oponible a terceros, ya que no es imprescindible,
salvo mandato legal, la presencia de todos los legitimados.
b) Constitutivas
Son aquellas sentencias que establecen un nuevo estado jurídico entre las
personas, v.gr. filiación, divorcio, etcétera. En éstas la eficacia tiene efectos
erga omnes. Esto es así por la naturaleza especialísima de las cuestiones
de estado, por lo que se requiere la presencia de todos los sujetos en el
proceso.

229
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

c) Declarativas
Estas se agotan en el acertamiento; consecuentemente su propia decla-
ratividad tiene valor únicamente para los que intervinieron en el juicio”
(BACRE, 1996, Tomo II: 166).

2.5 Jurisprudencia casatoria relacionada con el litisconsorcio necesario u


obligatorio
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al litisconsorcio
necesario u obligatorio, ha establecido lo siguiente:
- “... El origen del litisconsorcio (necesario) se encuentra en una relación
jurídica sustancial ‘concreta’, que es materia u objeto del proceso, que
pertenece de modo indivisible a más de un titular, por lo que, no es jurí-
dicamente posible decidirla sino de un modo uniforme respecto de cada
uno de esos titulares y con la presencia o, al menos, la posibilidad de
que estén presentes en el proceso (para que los alcance la cosa juzgada)
todos esos titulares” (Casación Nro. 179-98 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 29-08-1999, págs. 3370-3371).
- “... El proceso actual permite la intervención de terceros, no incluidos en
la demanda, debiendo el Juez identificar la presencia actual o eventual,
de todos aquellos sujetos imprescindibles para el logro de una sentencia
válida (litis consorcio necesario) en cuyo caso el Juez integra la relación
procesal, sea a petición de parte o de oficio” (Casación Nro. 983-98 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 18-11-1998, págs.
2056-2057).
- “... El litis consorcio [sic] necesario permite la integración de varias per-
sonas en la posición de una sola parte, requiriéndose que todos los sujetos
de la relación jurídico material subyacente al proceso estén presentes en
el proceso, bajo pena de que no pueda proferirse una sentencia de fondo
realmente útil. Su participación implica que los sujetos integren una
sola parte, que actúen unidos, por lo que las peticiones procesales que
realice un litisconsorte con independencia de los otros, incluyendo los
recursos interpuestos, favorecerá a toda la parte y no de forma exclusiva
a la persona que realice la actuación correspondiente...” (Casación Nro.
719-2006 / Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2007,
págs. 20103-20104).
- “... La existencia del litisconsorcio necesario [se da] cuando existe cone-
xión de manera directa e indisoluble de aquellas partes procesales con el

230
LITISCONSORCIO

derecho material, de ahí la necesidad de que todas las partes interesadas


a raíz del litisconsorcio necesario intervengan en el proceso asegurando
la eficacia de la sentencia que declare la existencia o no del derecho ma-
terial...” (Casación Nro. 2690-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 01-04-2008, pág. 21938).
- “... Pueden distinguirse dos tipos de litisconsorcios necesarios, el proce-
salmente y el jurídico-materialmente necesario, cuya presencia es posible
advertir tanto en procedimientos declarativos como en los ejecutivos. El
primero de ellos se da en virtud de una norma procesal expresa; el segun-
do hace referencia a los casos en que deben involucrarse en el proceso a
todos los sujetos participantes en un determinado acto o hecho jurídico
y que dada la naturaleza de la relación material han de participar en el
proceso bajo una conducción común (activa o pasiva), como ocurre en
el caso de las pretensiones de resolución, de nulidad, de rescisión de un
contrato, entre otras...” (Casación Nro. 130-2004 / Tumbes, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 01-08-2005, pág. 14411).
- “... Se trata [el litisconsorcio necesario] del [...] litis consorcio [sic] por
antonomasia, ya que la idea es, no de una posible reunión de sujetos, sino
de la exigencia de convocar a todos los interesados en el mismo fallo, por
la eficacia que para ellos tiene lo resuelto en un solo proceso. La ausencia
de un litisconsorte necesario origina la invalidez de la relación procesal...”
(Casación Nro. 719-2006 / Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-08-2007, págs. 20103-20104).
- “... El origen del litisconsorcio necesario se encuentra en una relación
jurídica sustancial concreta que es materia u objeto del proceso, que
pertenece de modo indivisible a más de un titular, por lo que no es jurí-
dicamente posible decidirla sino de un modo uniforme respecto de cada
uno de estos titulares y con la presencia o al menos la posibilidad de que
estén presentes en el proceso para que los alcances de la cosa juzgada
recaiga en la totalidad de éstos, pues lo contrario significaría crear una
incertidumbre jurídica al expedirse de alguna manera un juzgamiento
anticipado que incluso podría resultar contradictorio respecto a un pro-
ceso que persigue una finalidad común...” (Casación Nro. 1096-02 / San
Martín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-03-2005, págs.
13781-13782).
- “... El litisconsorcio necesario permite la integración de varias personas
en la posición de una sola parte, requiriéndose que todos los sujetos de
la relación jurídico material subyacente al proceso estén presentes en el

231
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

proceso, bajo pena de que no pueda proferirse una sentencia de fondo


realmente útil...” (Casación Nro. 130-2004 / Tumbes, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-08-2005, pág. 14411).
- “... El artículo noventitrés del Código acotado [C.P.C.], establece que la
decisión a recaer en el proceso, sólo será expedida válidamente sí todos
[sic -léase si todos-] los litisconsortes activos o pasivos comparecen o
son emplazados; [...] el artículo noventicinco del mencionado Código,
faculta al Juez a integrar la relación procesal emplazando a una persona,
sí de la demanda [sic -léase si de la demanda-] o de la contestación apa-
rece evidente que la decisión a recaer en el proceso le va a afectar; [...]
al no haberse integrado al Estado [litisconsorte necesario], en la relación
procesal, se ha infringido lo dispuesto en los artículos noventidós, no-
ventitrés y noventicinco del Código Adjetivo [C.P.C.] y se ha incurrido
en la causal de nulidad contemplada en el artículo ciento setentiuno del
mismo Código...” (Casación Nro. 1958-2001 / Ica, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-02-2002, págs. 8295-8296).
- “... El artículo 93 del Código Procesal Civil, referido al litisconsorcio
necesario, señala que cuando la decisión a recaer en el proceso afecta de
manera uniforme a todos los litisconsortes, sólo será expedida válidamente
si todos comparecen o son emplazados, figura que supone la existencia
de una relación jurídica sustancial concreta, que es materia u objeto del
proceso, y que pertenece de modo indivisible a más de un titular, por lo
que no es jurídicamente posible decidirla de un modo uniforme respecto
de cada uno de esos titulares y con la presencia o, al menos[,] la posibi-
lidad de que estén presentes en el proceso. [...] Consecuentemente, al no
haberse cumplido con integrar a doña [...], en la condición de Litisconsorte
necesario a efecto de que ejerza su derecho a la defensa, es evidente que
lo actuado en el presente proceso resulta ser nulo, en atención a la inob-
servancia que las instancias de mérito han mostrado respecto al artículo
93 del Código Procesal Civil, cuya imperatividad se sustenta, no sólo
en el artículo IX del Título Preliminar de este mismo cuerpo de leyes,
sino también en la garantía del debido proceso...” (Casación Nro. 1026-
2005 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-10-2006,
pág. 17212).
- “... El artículo 95 del Código Procesal Civil [...] establece como facultad
del Juez respecto del litisconsorcio necesario, el poder ‘integrar la rela-
ción procesal emplazando a una persona, si de la demanda o contestación
aparece evidente que la decisión a recaer en el proceso le va a afectar’;
además de establecer que ‘si el defecto se denuncia o el Juez lo advierte

232
LITISCONSORCIO

después de notificada la demanda, suspenderá la tramitación del proceso


hasta que se establezca correctamente la relación procesal’. [...] La nor-
ma citada establece una potestad del Juez, no pudiéndose pretender que
su no aplicación conlleve a una contravención del debido proceso, toda
vez que no se trata de una norma imperativa sino de índole facultativa,
respecto de la cual el Juez está en condición de aplicarla o no conforme
a su recto criterio...” (Casación Nro. 677-2002 / Huánuco, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-07-2003, pág. 10797).
- “... Atendiendo [a] la trascendencia de la naturaleza de quien tiene la
calidad de litisconsorte necesario, el Juez esta [sic -léase está-] en la posi-
bilidad de integrarlo al proceso emplazando a la persona si de la demanda
o de la contestación de la demanda aparece que la decisión a recaer en
el proceso le va a afectar, pudiendo [...] requerir de ser el caso los datos
para el emplazamiento del litisconsorte e incluso si el Juez advirtiera
tal omisión de incorporación o si se denunciara después de notificada la
demanda, corresponde que suspenda el proceso hasta que se establezca
correctamente la relación procesal a tenor de lo dispuesto en el artículo
95 del Código Procesal Civil; lo cual se advierte constituye la tutela del
derecho de defensa de quien encontrándose legitimado necesariamente
debe de intervenir en el proceso con la posibilidad de ejercer plenamente
su derecho a la prueba así como impugnar las resoluciones que le causen
agravio...” (Casación Nro. 176-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-09-2008, págs. 23122-23124).
- “... Fuera del supuesto de la integración [del litisconsorte al proceso],
el acceso [como litisconsorte] a un proceso iniciado debe atender a
finalidades razonables y estar íntimamente vinculado al derecho de la
tutela jurisdiccional efectiva; por ello, cuando el juez niega ese acceso,
necesariamente debe hacerlo fundado en una causa legal aplicada ra-
zonablemente, de tal forma que no lesione ese derecho fundamental...”
(Casación Nro. 5599-2007 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 03-09-2008, págs. 22911-22913).
- “... La resolución impugnada es violatoria del debido proceso, en atención
a que, efectivamente, las instancias de mérito han desconocido en el pre-
sente juicio la calidad de litisconsorte activo de la empresa [...], pues pese
a que la misma ostenta tal calidad no se le admitió su apersonamiento al
proceso, ni tampoco se le dio trámite a los medios probatorios aportados
a los autos...” (Casación Nro. 30-2006 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 03-09-2007, págs. 20269-20272).

233
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... No se ha cumplido con el trámite procesal que correspondía, en cuanto


a la incorporación de un litisconsorte necesario pues resultaba pertinente
que fuera emplazado con la demanda, correspondiendo de ser el caso
suspenderse el proceso u ordenarse la audiencia complementaria a fin de
que sus medios probatorios sean calificados y de considerarlo pertinente
permitiéndosele el pleno ejercicio de su derecho a producir prueba, sin
embargo no se ha cumplido [...] con la observancia de lo expresamente
establecido en los artículos 93, 95 y 96 del Código Procesal Civil, [...]
razones por las cuales corresponde amparar el recurso de casación [...]
y declarar la nulidad de la sentencia de vista por adolecer de nulidad
insubsanable a tenor de la parte in fine [del] artículo 176 del Código
Procesal Civil, correspondiendo ordenar el reenvió [sic -léase reenvío-]
del proceso...” (Casación Nro. 176-2007 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-09-2008, págs. 23122-23124).
- “... La Municipalidad (...) tiene la condición de litis consorcio necesario,
razón por la que, a falta de denuncia, el Juez debió integrar la relación
procesal con su emplazamiento para obtener un acto procesal válido,
haciendo uso de la facultad que le confiere el Artículo noventicinco del
Código Procesal Civil de modo que por no haber procedido en la forma
indicada se ha incurrido en nulidad insubsanable, que es necesario co-
rregir de acuerdo con lo dispuesto en la última parte del Artículo ciento
setentiséis del acotado” (Casación Nro. 2718-98 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 22-07-1999, págs. 3098-3099).
- “... Debe tenerse en cuenta lo dispuesto en el Artículo noventicinco de la
Ley procesal, cuando señala que en caso de litisconsorcio necesario, el
Juez puede integrar la relación procesal emplazando a una persona, si de la
demanda o de la contestación aparece evidente que la decisión a recaer en
el proceso le va a afectar; si carece de la información necesaria, devolverá
la demanda y requerirá al demandante los datos para el emplazamiento
al litisconsorte; si el defecto se denuncia o el Juez lo advierte después de
notificada la demanda, suspenderá la tramitación del proceso hasta que
se establezca correctamente la relación procesal. (...) Que, entonces, (...)
el Juez debió integrar la relación procesal comprendiendo a la sucesión
del esposo de la demandada (en proceso de nulidad de acto jurídico en
que interviniera tanto la demandada como su esposo), (...); al no dispo-
nerlo de ese modo, se ha contravenido una disposición de orden público
e insubsanable de acuerdo a lo previsto en los Artículos sesenticinco y
noventitrés del acotado (C.P.C.)” (Casación Nro. 891-99 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 22-11-1999, pág. 4097).

234
LITISCONSORCIO

- “... Tratándose de un litisconsorcio necesario la exigencia que se


efectúe el emplazamiento a todos los litisconsortes, resulta también
extensiva a la notificación de los demás actos procesales señalados
por ley puesto que solamente de esta manera se emitirá una decisión
válida que resulte oponible a dichos litisconsortes...” (Casación Nro.
753-01 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2003,
págs. 11238-11239).
- “... Conforme lo ordena el artículo noventitrés del mismo Código [C.P.C.]
tratándose de litis consorcio pasivo necesario debe emplazarse con la
demanda a los que lo conforman, tanto más si [...] conforman una socie-
dad conyugal, a fin de obtener una decisión legal válida [...]; [...] al no
haberse entendido la demanda con el cónyuge de la demandada [...] se ha
atentado contra los derechos de aquel a la tutela jurisdiccional efectiva
y a la defensa, principios de la administración de justicia consagrados
constitucionalmente que no se pueden desconocer; [...] dicha conducta
procesal se encuentra incursa en el supuesto del último párrafo del artí-
culo ciento setentiséis del Código Procesal [Civil] por tratarse de nulidad
insubsanable...” (Casación Nro. 1060-01 / Huaura, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-02-2002, pág. 8280).
- “... La impugnante no señala en forma expresa qué normas procesales han
sido afectadas, limitándose a indicar que se afecta el debido proceso por
no haberse emplazado a su cónyuge, sin advertir [...] que el perjudicado
con una resolución es el único que puede denunciar el supuesto agravio,
pretendiendo en el fondo cuestionar una resolución adversa a sus intereses;
[...] no obstante lo anterior, ya la propia Sala ha determinado analizando
la prueba actuada en el proceso, que no se requiere dicho emplazamiento
por tratarse el inmueble materia del otorgamiento de escritura pública [...]
de un bien propio adquirido por herencia, por lo que [...] la demandada
puede disponer del mismo, razonamientos por los cuales se advierte que
no existe afectación alguna del debido proceso...” (Casación Nro. 1424-
2001 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001,
pág. 7926).
- “... Siendo que de autos aparece que existe discrepancia entre los condó-
minos respecto de la acción incoada [desalojo], se ha debido emplazar a
todos los condóminos cómo [sic -léase como-] litisconsortes necesarios
conforme al artículo noventitrés del Código Procesal Civil...” (Casación
Nro. 919-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
01-2001, págs. 6709-6710).

235
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... La resolución [que declara fundada la nulidad de la resolución


que dispone la intervención de litisconsortes necesarios en el proceso]
[...] afecta a la compañía y personas que el Juzgado consideró que
debían ser litisconsorte necesario [sic -léase litisconsortes necesa-
rios-], para que ejercitaran su derecho de defensa si lo consideraban
necesario; [...] a pesar de ello dicha resolución no ha sido notificada
a dichas personas, por lo que se ha incurrido en la causal de nulidad
contemplada en el artículo ciento setentiuno del Código Procesal
Civil, ya que se trata de una nulidad insubsanable...” (Casación Nro.
2990-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
07-2001, pág. 7343).
- “... La disposición del Derecho no es posible si no proviene de todos los
litisconsortes necesarios, por ejemplo el allanamiento, renuncia, transac-
ción[,] etc. ...” (Casación Nro. 719-2006 / Puno, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-08-2007, págs. 20103-20104).
- “... En cuanto al argumento que una de las codemandadas no ha deducido
excepción, razón por la cual el proceso debería continuar para ella, se
observa que ello no es cierto. En efecto, al existir litisconsorcio necesario,
los medios de defensa deducidos por uno de ellos benefician a los de-
más...” (Casación Nro. 4187-2001 / Junín, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 31-03-2003, pág. 10416).
- “... La figura del litisconsorte necesario [...] está prevista para cuando la
decisión a recaer en el proceso afecta de manera uniforme a todos los que
conllevan tal calidad, ya sea como demandados o como demandantes,
siendo que si uno de los demandados interpone un medio impugnatorio
respecto de un pronunciamiento que considera le desfavorece, ello va a
surtir efecto sobre cualquiera de los litisconsorciados...” (Casación Nro.
616-2004 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-
2005, págs. 14780-14781).
- “... Habiendo quedado firme la sentencia de primera instancia, no cabe
conceder el recurso de apelación al litis consorte [sic] necesario que es
incorporado con posterioridad a la resolución que declara consentida la
sentencia, la misma que sigue causando efectos al no haber sido anula-
da...” (Casación Nro. 2981-2006 / Ica, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-11-2006, pág. 17813).

236
LITISCONSORCIO

3. LITISCONSORCIO FACULTATIVO O VOLUNTARIO

3.1 Definición
Arazi asevera que el litisconsorcio voluntario “se produce cuando varias
personas actúan en conjunto en un proceso ya sea porque así lo decidieron, asu-
miendo el carácter de actores, o porque fueron demandados en conjunto. Pero
esa pluralidad de partes se forma sin perjuicio de que el proceso podría haberse
desarrollado con absoluta normalidad con un solo actor o contra un solo deman-
dado...” (ARAZI, 1998: 322-323). Dicho autor precisa que “en el litisconsorcio
voluntario la sentencia contendrá tantos pronunciamientos como partes integrantes
del litisconsorcio; en consecuencia no hay comunidad de suertes entre las partes,
y, por ello, puede hacerse lugar a la demanda de un coactor y rechazarse la de otro
u otros...” (ARAZI, 1998: 323).
A juicio de Aldo Bacre, el litisconsorcio facultativo se da “... cuando en el
mismo proceso existen diversos sujetos en una misma posición de parte (actores,
demandados, o ambos) ejerciendo múltiples pretensiones conexas entre sí, sin que
la ley o la naturaleza de la relación material los obligue a pleitear conjuntamen-
te” (BACRE, 1996, Tomo II: 156). El referido jurista explica que “es facultativo
para las partes, porque podrían instaurar tantos juicios por separado y obtener
otras tantas sentencias separadas por cada uno de ellos, pero, al existir conexidad
en el título o en el objeto, se considera oportuno unir en un juicio único todas las
demandas para que el juez emita una providencia única para todos. Es decir, cada
sujeto puede invocar una legitimación procesal autónoma, por lo que, a diferencia
de lo que acontece con el litisconsorcio necesario, tanto el resultado del proceso
cuanto el contenido de la sentencia definitiva pueden ser diferentes con respecto
a cada uno de ellos, aunque ésta sea única como acto procesal del juez” (BACRE,
1996, Tomo II: 156-157).
En opinión de Calamandrei, “en el litisconsorcio facultativo (...), a la pluralidad
de las partes corresponde una pluralidad de relaciones sustanciales controvertidas
y una pluralidad de acciones acumuladas en el mismo proceso. La acumulación no
está aquí impuesta por la unicidad de la relación controvertida ni por la naturaleza
inescindible de la legitimación, sino que está aconsejada por razones de oportunidad
inferida de la conexión que vincula entre sí las distintas causas acumuladas (...).
Aquí el proceso aparece único a pesar de que sean varias las causas contenidas en
él; pero en ese proceso se pueden distinguir tantas relaciones procesales cuantas
sean las causas: las partes mantienen entre sí la misma posición de reciprocidad
necesaria que tendrían si la causas se decidiesen por separado; entonces es posible
que en cierto momento las causas reunidas se separen (...), y cada una vuelva a ser
objeto de un proceso separado (...); y aunque el proceso continúa siendo único hasta

237
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

el fin, las decisiones de las distintas causas podrán ser distintas y correspondientes
al distinto comportamiento observado en el proceso por las partes de cada una de
las causas” (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 312-313).
Según Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, “aludir (...) a litisconsorcio vo-
luntario o facultativo es aludir a un proceso acumulativo caracterizado por una
conexidad subjetiva parcial. El proceso con litisconsorcio voluntario es pues un
proceso que sirve a la composición de dos o más pretensiones entre las cuales hay
una conexidad subjetiva parcial que, por lo tanto, acumula partes, y una conexidad
propia o impropia. Acumulación entonces de partes y de pretensiones” (QUINTE-
RO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 57). Los indicados autores anotan, además, sobre
el litisconsorcio voluntario o facultativo lo siguiente:
“... Refiere a una reunión de sujetos, a una multiplicación de las partes en
cada posición del proceso, demandantes o demandadas, evidenciándose
un proceso con pluralidad de pretensiones, pero además con pluralidad
de partes, es decir, con más de dos partes.
Los litisconsortes facultativos en el proceso litisconsorcial, sean propios
o impropios gozan de total autonomía, unos con respecto a los otros,
como que son litigantes separados unidos apenas en la unidad formal
del proceso, pero con total independencia de las paralelas relaciones
subyacentes.
Los actos de cada litisconsorte facultativo no redundan en provecho ni
en perjuicio de los demás y cada pretensión es decidida autónomamente
en la sentencia única, inclusive con decisiones diversas con respecto a
cada pretensión, sin otra unidad (...) distinta de la unidad formal, esto es
decir, con el único vínculo de que sea una la sentencia que contiene todas
y cada una de las autónomas decisiones” (QUINTERO; y PRIETO, 1995,
Tomo II: 95).

3.2 Características del litisconsorcio facultativo


Según Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín, son características
del litisconsorcio facultativo las que indican a continuación:
“1°. Supone una acumulación subjetiva de acciones, que puede afectar a la
competencia y que (…) se resuelve a favor del tribunal del lugar corres-
pondiente a la acción que sea fundamento de las demás, y en su defecto,
aquel que deba conocer del mayor número de acciones acumuladas, y en
último término, al del lugar que corresponda a la acción más importante
cuantitativamente.

238
LITISCONSORCIO

2°. Cada litisconsorte puede actuar independientemente con su representa-


ción y defensa, no perjudicándole la actividad de los demás, aunque en
ocasiones puede favorecerle, como en el caso del recurso interpuesto
solamente por uno de ellos y que resulta estimado. No obstante, las po-
sibles incidencias de orden procesal planteadas por uno de ellos afectan
a todos.
3°. Hay un enjuiciamiento único” (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ; y
PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 300).
Aldo Bacre considera que el litisconsorcio facultativo se caracteriza por lo
siguiente:
“a) Presupone la existencia de una pluralidad de sujetos en una misma po-
sición de parte (...).
b) Presupone una pluralidad de pretensiones que eventualmente hubieren
podido ser ejercidas individualmente por los sujetos titulares de las mismas
e integrantes del litisconsorcio facultativo.
En esto se diferencia del litisconsorcio necesario, donde la característica
es la unicidad de la pretensión planteada.
c) Presupone conexidad en las pretensiones deducidas, ya sea por el título
o por el objeto o por ambas a la vez. No es necesaria la identidad del
objeto y de la causa. Basta con que haya conexidad en alguno de esos
elementos.
(...)
d) Depende de la voluntad de las partes.
(...) El litisconsorcio facultativo depende exclusivamente de la voluntad
de las partes, pero, básicamente, de la voluntad de la parte actora. La
voluntad del demandado sólo será trascendente para la escisión del mismo.
Es decir, el actor goza de plena libertad para elegir las personas a las que
ha de demandar.
e) Los litisconsortes tienen entre sí autonomía e independencia.
En el litisconsorcio facultativo la posición de los sujetos se traduce en
notas de independencia y autonomía, por lo que son litigantes distintos en
sus relaciones con la contraparte, y los actos de uno, entonces, no aprove-
chan ni perjudican a los demás. Así, si bien el litisconsorcio constituye una
relación procesal única con pluralidad de sujetos, cada uno de éstos actúa

239
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

en forma autónoma, de modo que existen tantas litis como pretensiones


se deducen, y tantos procesos como litis se propongan” (BACRE, 1996,
Tomo II: 157-159).

3.3 Actuación del litisconsorte facultativo


Adolfo Rivas sostiene que “... los litisconsortes son independientes y ello
se refleja en una operatoria procesal de total autonomía, de modo que pueden
formular alegaciones propias, aportar por su cuenta hechos al proceso y producir
las pruebas consiguientes; la confesión de unos no puede obligar a los otros, y los
recursos se computan individualmente no siendo extensivos sus resultados a los no
recurrentes, y, en general, los actos procesales de unos no trascienden a los otros,
salvo situaciones procesales indivisibles...” (RIVAS, 1997: 122).
Podetti dice de las facultades procesales de los litisconsortes voluntarios
que “... son personales a cada litisconsorte, pero no exclusivas o excluyentes,
en el sentido de que el ejercicio de ellas por uno y salvo casos excepcionales,
no impide a los otros ejercitarlas también y en forma diversa. Así si se trata de
litisconsorcio pasivo y uno pide el rechazo de la demanda, no impide que otro se
allane. El desistimiento, el reconocimiento o confesión de hechos formulado por
uno de los litisconsortes, no obliga a los demás. Pero con respecto al proceso como
instrumento de la acción, así como un acto del demandado puede hacer inútil un
acto análogo del otro sujeto; pedido de apertura a prueba, clausura del período
de prueba, etc., o bien puede impedir el fenómeno procesal de la perención, así,
también la actividad o el acto de un litisconsorte, puede hacer innecesario o evitar
las consecuencias de la inacción de los demás. La oposición de uno a la demanda
hace necesario substanciar el proceso, el planteamiento de cuestiones de hecho
por uno de los litisconsortes, impide que la cuestión se resuelva como de puro
derecho; la deducción por uno de un incidente suspensivo del procedimiento
en lo principal, impide la prosecución del proceso con respecto a todos hasta la
resolución del incidente; la incompetencia, el defecto legal, la falta o defecto en
la representación de la contraria, opuesta por uno y acogido, produce efectos con
respecto a todos, etc.” (PODETTI, 1949: 304).
De acuerdo a lo normado en nuestro ordenamiento jurídico:
- Los litisconsortes facultativos serán considerados como litigantes inde-
pendientes (art. 94 -primer párrafo- del C.P.C.).
- Los actos de cada uno de ellos (litisconsortes facultativos) no favorecen
ni perjudican a los demás, sin que por ello se afecte la unidad del proceso
(art. 94 -in fine- del C.P.C.).

240
LITISCONSORCIO

3.4 Efectos del litisconsorcio facultativo


Véscovi, en lo relativo a los efectos procesales del litisconsorcio voluntario,
enseña lo siguiente:
“... En virtud de que sus integrantes no están en una idéntica relación
jurídica sustancial (...), en principio cada litisconsorte goza de una legi-
timación propia (dos víctimas de un accidente, dos coacreedores, etc.) y
son, en cierto modo, independientes.
Entonces la sentencia, aunque es una sola, puede afectar en forma distinta
a cada litisconsorte; uno puede apelar sin obligar al otro, cada uno puede
oponer diversas defensas o excepciones y el proceso puede terminar
anormalmente de manera independiente: uno puede desistir por sí solo,
etc.
Unicamente los actos procesales, por ser el proceso uno solo, aparecen
ligados, de modo que el acto de impulso procesal de uno repercute sobre
la suerte de los demás (interrupción de la perención, rebeldía acusada a
la contraparte, etc.)” (VESCOVI, 1999: 171-172).
Lino Palacio señala que son efectos del litisconsorcio facultativo los que se
indican a continuación:
“1°) Los actos de disposición del objeto procesal realizados por uno o algu-
nos de los litisconsortes producen sus efectos normales cualquiera sea la
actitud asumida por los restantes litisconsortes.
2°) (...)
3°) Con relación a la prueba, corresponde formular un distingo según
que ella verse sobre hechos comunes o sobre hechos individuales a
uno o algunos de los litisconsortes. En el primer caso, el juez debe
valorar conjuntamente las diligencias probatorias producidas por cada
litisconsorte, pues no cabe concebir que el convencimiento judicial
acerca de la verdad de un hecho común se produzca sólo con respecto
a uno o a algunos de los litisconsortes. Por lo tanto, si uno solo de los
litisconsortes produce prueba acerca de un hecho constitutivo, impe-
ditivo o extintivo que reviste carácter común, ella será suficiente para
tenerlo acreditado con relación a los restantes. Pero la confesión o la
admisión de un hecho común, formulado por uno de los litisconsortes,
no perjudica a los otros.

241
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Si se trata de hechos individuales, debe estarse la prueba producida por


el litisconsorte al cual tales hechos se refieren, sin perjuicio de que la
prueba producida por los otros pueda computarse a título indiciario.
4°) Los recursos interpuestos por uno de los litisconsortes no benefician a
los restantes.
5°) El litisconsorcio facultativo trae aparejado, en ciertos supuestos (...), un
desplazamiento de la competencia por razón del lugar, de la materia y
del valor” (PALACIO, 1983, Tomo III: 222-224).
Conforme se desprende del artículo 94 del Código Procesal Civil, es efecto
del litisconsorcio facultativo la actuación independiente de los respectivos litis-
consortes, sin que los actos de cada uno de ellos favorezcan o perjudiquen a los
demás litisconsortes facultativos, lo cual, dicho sea de paso, no afectará en nada
la unidad del proceso.

3.5 Jurisprudencia casatoria relacionada con el litisconsorcio facultativo o


voluntario
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al litisconsorcio
facultativo o voluntario, ha establecido lo siguiente:
- “... El litisconsorcio facultativo corresponde a una acumulación subjetiva,
mediante la cual voluntariamente una pluralidad de sujetos actúa como
parte demandante o demandada, siendo considerados como litigantes
independientes, conforme lo precisa el artículo noventicuatro del Código
Procesal Civil. [...] Que, en un litisconsorcio facultativo los sujetos que
la conforman tienen diversa legitimidad e interés para obrar, motivo por
el cual en esta acumulación subjetiva cada litigante actúa independiente-
mente...” (Casación Nro. 857-2002 / La Libertad, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-01-2005, págs. 13519-13520).
- “... Conforme dispone el Artículo noventicuatro del Código Procesal
Civil el litis consorte facultativo debe ser considerado como un litigante
independiente, es decir, que adquiere la calidad de parte en el proceso”
(Casación Nro. 2340-97 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-10-1998, págs. 1723-1724).
- “... El recurrente dejó consentir la resolución apelada; [...] quien interpuso
el recurso de apelación fue su codemandante, y no el recurrente; [...] en
el presente caso, la parte accionante formó un litisconsorcio facultativo,
razón por la cual los efectos de la apelación sólo beneficia a quien lo

242
LITISCONSORCIO

interpuso...” (Casación Nro. 3321-2001 / Madre de Dios, publicada en


el Diario Oficial El Peruano el 01-07-2002, pág. 8996).
- “... Se advierte que se trata de un típico caso en el cual habiendo plurali-
dad de demandados, estos actúan en forma conjunta; por tanto, estamos
ante un supuesto de litisconsorcio facultativo, ello quiere decir que las
actuaciones individuales de cada litisconsorte no favorecen ni perjudican
a los demás. [...] en el presente caso, la sentencia materia del recurso [de
casación] evidentemente se ha pronunciado de manera extra petita, sobre
extremos que no han sido objeto del recurso de apelación, y aún más so-
bre el derecho de sujetos procesales que no han interpuesto el recurso de
apelación en contra de la sentencia [...], vulnerándose de este modo [...]
lo previsto en el artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal
Civil en cuanto a la prohibición de los Jueces de fundar sus decisiones
en hechos diversos de los que han sido alegados por las partes y de ir
más allá del petitorio; por lo que [...] el recurso extraordinario [...] debe
ser amparado por esta causal; toda vez que se ha pronunciado en forma
extrapetita otorgando el derecho a quienes no han hecho uso del recurso
de apelación...” (Casación Nro. 2477-2003 / Chimbote - Santa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-09-2005, págs. 14679-14680).

243
CAPITULO VI
INTERVENCION DE TERCEROS,
EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

1. CONCEPTO DE INTERVENCION DE TERCEROS


A juicio de Eduardo Vallejo, “la intervención de terceros tiene lugar cuando se
incorporan al proceso personas distintas de los litigantes originarios” (VALLEJO,
1970: 44).
Lorca Navarrete considera que la intervención de terceros “… tiene lugar
cuando a las partes originarias se unen otras hallándose en trámite la instancia
procesal” (LORCA NAVARRETE, 2000: 150).
Lino Palacio asevera que “... la intervención de terceros tiene lugar cuando,
durante el desarrollo del proceso, y sea en forma espontánea o provocada, se
incorporan a él personas distintas a las partes originarias con el objeto de hacer
valer derechos o intereses propios, aunque vinculados a la causa o al objeto de la
pretensión” (PALACIO, 1983, Tomo III: 225-226).
A decir de Liebman, la intervención “... es el ingreso de un tercero en un
proceso pendiente. Puede ser la consecuencia de un acto del tercero, que de su
espontánea voluntad interviene en el proceso pendiente entre otros (intervención
voluntaria), o bien puede ser provocada por la llamada del tercero al proceso por
obra de una de las partes, la cual provea a ello ya sea porque considere tener un
interés en tal sentido, ya sea para cumplir una orden del juez (intervención coac-
tiva)” (LIEBMAN, 1980: 80-81).
El Código Procesal Civil regula la intervención de terceros en el Capítulo
VII (“Intervención de terceros, extromisión y sucesión procesal”) del Título II
(“Comparecencia al proceso”) de la Sección Segunda (“Sujetos del proceso”).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la intervención
de terceros en general, ha establecido lo siguiente:

245
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... En materia de intervención la doctrina se viene refiriendo a interven-


ción principal (interés propio y autónomo del tercero contrapuesto al de
las demás partes), intervención litisconsorcial (interés directo compartido
con alguna de las partes) e intervención adhesiva simple (interés indirecto
para evitar los efectos reflejos de la sentencia)...” (Casación Nro. 130-
2004 / Tumbes, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-08-2005,
pág. 14411).
- “... Es facultad discrecional del Juez determinar la integración de terceros
al proceso...” (Casación Nro. 2687-2008 / Ica, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-12-2008, pág. 23458).
- “... La resolución que incorpora a un tercero en la relación procesal no es
impugnable, salvo que se deniegue su apersonamiento según lo dispone
el artículo ciento uno segundo párrafo [del] Código Procesal Civil...”
(Casación Nro. 2488-03 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-04-2004, págs. 11863-11864).
- “... La presentación de un escrito expresando la devolución de cédulas de
notificación no puede constituir un apersonamiento de tercero al proceso,
toda vez que para ello [...] se requiere acreditar no sólo interés y legitimi-
dad para participar en el [sic -léase en él-], sino que además deberá de ser
admitido como tercero legitimado mediante el auto correspondiente...”
(Casación Nro. 2071-2001 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-12-2003, págs. 11255-11256).
- “... Todo lo actuado con intervención de una persona jurídica ajena al
proceso, como lo es el Banco [...], se encuentra viciado de nulidad; en
consecuencia, resultan insubsistentes los actos procesales desarrollados en
tales condiciones, pues no cumplen con la finalidad para el cual estaban
destinados, estando al principio de finalidad incumplida previsto en la
segunda parte del primer párrafo del artículo ciento setentiuno del Código
Procesal Civil; [...] la infracción procesal se verifica en esta causa cuando
el A quo autoriza la intervención de un tercero ajeno al proceso, a quien
no le asiste el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, por no haber
intervenido en la relación jurídica sustantiva ni haber sido incorporado
debidamente en autos, por lo que carecen de eficacia y validez los actos
procesales que otorgan inmotivadamente legitimidad activa al Banco...”
(Casación Nro. 2096-03 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-09-2004, págs. 12725-12726).
- “... Al haberse incorporado al proceso a persona ajena a la relación jurídi-
co-material, se ha incurrido en contravención de normas que garantizan el

246
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

derecho al debido proceso...” (Casación Nro. 1959-2003 / Lima, publicada


en el Diario Oficial El Peruano el 28-02-2005, pág. 13578).
- “... Conforme se ha establecido en autos la demandada figura como soltera
en la ficha registral [...], no resultando válida la incorporación al proceso
del conviviente de la impugnante, por cuanto [...] no ha intervenido en la
relación sustantiva...” (Casación Nro. 3773-2002 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 28-02-2005, pág. 13599).
- “... Tanto la sentencia impugnada como la apelada se pronuncian otor-
gando derechos a personas que no han sido parte ni terceros legitimados
en el proceso, razón por la cual aquellas se encuentran afectadas de nuli-
dad, al haber infringido las formas esenciales para la validez de los actos
procesales; [...] por tanto, la infracción procesal se verifica en esta causa
cuando el A quo declara fundada la demanda a favor de terceros ajenos al
proceso, a quienes no les asiste el derecho a la tutela jurisdiccional efec-
tiva, por no haber intervenido en la relación jurídica sustantiva ni haber
sido incorporados al proceso...” (Casación Nro. 2322-03 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2004, págs. 12744-12745).

2. REQUISITOS DE LA INTERVENCION DE TERCEROS


Lino Palacio afirma que “... la admisibilidad de la intervención de terceros, en
términos generales, se halla supeditada a la concurrencia de dos requisitos básicos
que son: 1°) La existencia de un proceso pendiente entre dos o más sujetos; 2°)
La circunstancia de que el tercero sea una persona distinta a dichos sujetos, o, en
otras palabras, que no haya asumido aún la condición de parte en el proceso...”
(PALACIO, 1983, Tomo III: 228).
Gimeno Sendra expresa sobre el tema lo siguiente:
“Son (…) presupuestos de la intervención procesal: a) de un lado, la
existencia de un proceso pendiente, en virtud de la interposición de una
demanda, que, al haber sido admitida, haya generado los efectos propios
de la litispendencia (…), y b) la intervención de un tercero en dicho
proceso, entendiendo por tal concepto no quien, como es el caso del
testigo, nada tiene que ver con el objeto litigioso, sino una parte material
no formal, esto es, distinta al demandante y demandado, ya personados
en el proceso, que ostente la titularidad de un derecho subjetivo o un in-
terés ‘directo y legítimo’ o, lo que es lo mismo, que goce de legitimación,
ordinaria o extraordinaria.
(…)

247
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Pero el tercero (…) ha de gozar de (…) interés jurídico. No ostenta, por


tanto, dicho interés quien nada tiene que ver con la relación jurídica
material debatida.
(…)
El tercero ha de ostentar, pues, una legitimación ordinaria o extraordinaria,
que (…) (se) la concreta en el ‘interés directo y legítimo en el resultado
del pleito’. Dicha legitimación puede, por consiguiente, consistir en la
titularidad del derecho subjetivo que se discute en el proceso o en la exis-
tencia de un interés directo en el proceso, surgido en la circunstancia de
poder experimentar, como consecuencia de los futuros efectos directos
o reflejos de la sentencia, un perjuicio o beneficio patrimonial o moral”
(GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 165-166).
El artículo 101 del Código Procesal Civil, en su primer párrafo, hace referencia
a los requisitos exigidos para las intervenciones (coadyuvante, litisconsorcial y
excluyente o principal) de los terceros en el proceso, desprendiéndose de dicho
precepto legal lo siguiente:
A) Los terceros para intervenir en el proceso deben contar con interés para
obrar.
Al respecto, el artículo VI del Título Preliminar del Código Civil precep-
túa que para ejercitar o contestar una acción es necesario tener legítimo
interés económico o moral y que el interés moral autoriza la acción sólo
cuando se refiere directamente al agente o a su familia, salvo disposición
expresa de la ley. El interés para obrar supone, pues, la alegación de la
existencia de interés económico o moral en el sujeto procesal. El interés
económico, dicho sea de paso, es el que se relaciona con el aumento o
disminución del patrimonio de un sujeto; el interés moral es uno de na-
turaleza extrapatrimonial, ligado más bien a los valores subjetivos de la
persona.
B) La solicitud de intervención en el proceso planteada por el tercero
debe reunir, en lo que resulte pertinente, los requisitos y anexos con-
templados para la demanda en los artículos 424 y 425 del Código
Procesal Civil.
Se deberá acompañar u ofrecer en la solicitud, sobre todo, los medios de
prueba que acrediten el interés del tercero para intervenir en la litis y el
derecho que esgrime para hacerlo.

248
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

3. TRAMITE COMUN DE LAS INTERVENCIONES DE TERCEROS


El artículo 101 del Código Procesal Civil, en su último párrafo, norma lo
relativo al trámite que siguen las intervenciones (coadyuvante, litisconsorcial
y excluyente o principal) de los terceros en el proceso, infiriéndose del citado
numeral lo siguiente:
- Si el órgano jurisdiccional aprueba la solicitud de intervención del
tercero en el proceso, éste se incorporará al proceso en el estado en
que se encuentre al tiempo de su intervención, lo cual significa que a
causa de la aludida intervención no se retrotrae ninguna etapa procesal
o, en otras palabras, no cabe la repetición de los actos procesales ya
desarrollados.
- El órgano jurisdiccional se encuentra autorizado para denegar de plano
(esto es, sin mayor trámite) la solicitud de intervención del tercero en el
proceso, pudiendo ser impugnada la resolución judicial que resuelva en
ese sentido (no ocurriendo lo propio tratándose de la resolución que admite
el pedido de intervención del tercero, la misma que es irrecurrible).

4. INTERVENCION DE TERCEROS: CLASIFICACION


Rodríguez Garcés, en lo concerniente a las clases de tercerías (intervenciones
de terceros), apunta lo siguiente:
“... Los terceros pueden intervenir en el juicio voluntaria o forzadamen-
te. La concurrencia voluntaria de terceros al pleito puede hacerse como
coadyuvante, como excluyente o como independiente.
La doctrina distingue entre la intervención voluntaria y la intervención
forzada o llamamiento de terceros al pleito.
La intervención forzada es el llamamiento de terceros al pleito, en for-
ma obligada, a requisición del demandante o del demandado, cuando se
quiere extender a un tercero los efectos del juicio y de la cosa juzgada
que produzca la sentencia dictada en él.
Es condición indispensable que el tercero se encuentre en cierta relación
jurídica con el demandante o demandado y que su intervención tenga
alguna conexión con la cuestión que es materia del pleito. El llamamiento
del tercero al pleito implica obligar a intervenir en él a una persona que
pudo ser litisconsorte de alguna de las partes.
(...)

249
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

La intervención voluntaria es aquella que permite a un tercero concurrir


cuando lo estime conveniente a un pleito, iniciado por otras personas, en
el que tiene un derecho comprometido.
La doctrina distingue tres clases de intervención voluntaria de terceros:
a) la intervención adhesiva de terceros; b) la intervención principal; y c)
la oposición de tercero” (RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo I: 58-60).
Aldo Bacre señala al respecto lo siguiente:
“De acuerdo (a) que la intervención responda a la libre y espontánea deter-
minación del tercero, o a una citación judicial dispuesta de oficio o a petición
de una de las partes originarias, se la denomina, respectivamente, voluntaria
u obligada. A su vez, la primera admite diversas modalidades:
- principal o excluyente;
- adhesiva simple o coadyuvante;
- adhesiva autónoma o litisconsorcial;
- sustituyente.
(...) En cuanto a la intervención coactiva u obligada subsume a las siguientes
hipótesis:
- la denuncia del litigio;
- la citación de evicción;
- la citación en garantía;
- el llamamiento a pleito del tercero pretendiente; y
- la indicación del poseedor mediato” (BACRE, 1996, Tomo II: 176-177).

5. INTERVENCION VOLUNTARIA DE TERCEROS

5.1 Definición
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto dicen de la intervención de terceros
voluntaria que “en este género de intervención queda a voluntad del tercero
intervenir o no y para hacerlo no tiene que esperar llamado alguno de parte
o del juez. El elemento específico que lo distingue no reposa en el deseo de
intervenir, con citación o sin ella, sino en el grado de afectación que el proceso
que discurre le depare en su esfera jurídica, bien porque ostente titularidad del

250
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

litigio que se debate en el proceso, excluyente o coincidente, total o parcial,


bien porque otra relación sustancial no debatida y de la cual es titular se vea
afectada jurídicamente con el resultado del proceso” (QUINTERO; y PRIETO,
1995, Tomo II: 116).
Lorca Navarrete manifiesta sobre la intervención voluntaria de terceros
que:
“… Tiene lugar a través de una decisión voluntaria del tercero de unirse a
la instancia procesal ya promovida y de la que, hasta ese momento, era un
tercero ‘extraño’.
Con su ‘entrada’ en la instancia ‘integra’ voluntariamente con su aportación,
el contradictorio ya preexistente” (LORCA NAVARRETE, 2000: 151).
Lorca Navarrete destaca que las características de la intervención voluntaria
son las que describe a continuación:
“a’) El carácter voluntario de la intervención por unión.
(…) No se impone la intervención; se permite al tercero poder ser
admitido.
b’) La unión del tercero al proceso que se esté tramitando.
La unión del tercero a la instancia que se esté tramitando se hace depender
de que ‘se encuentre pendiente un proceso’ y, a su vez, de que se lleve a
cabo ‘como demandante y demandado’; lo que parece excluir la unión
del tercero a las instancias ad quem y la ubicación del tercero por unión
solo en la instancia a quo.
(…)
(…) La unión del tercero como demandante o demandado al proceso
que ‘se encuentre pendiente’ debe ser entendida no como un supuesto de
exclusión del tercero en instancias ad quem; cuanto más bien el origen
conceptual y funcional de la unión del tercero al proceso que ‘se encuen-
tre pendiente’ que luego podrá, en su caso, devenir como recurrente y
recurrido.
c’) La justificación objetiva de la unión del tercero.
Consiste en la acreditación de un interés directo y legítimo en el resultado
del proceso…” (LORCA NAVARRETE, 2000: 151-152).

251
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

5.2 Clases
Lino Palacio nos informa que “las leyes que reglamentan esta institución,
como así también la doctrina que la explica, distinguen entre dos tipos básicos de
intervención voluntaria: la principal, o excluyente, y la adhesiva. Esta última, a su
vez, suele subclasificarse en intervención adhesiva simple o dependiente e inter-
vención adhesiva litisconsorcial o autónoma” (PALACIO, 1983, Tomo III: 231).
Gimeno Sendra refiere que “en la intervención voluntaria, (…) el tercero
decide voluntariamente intervenir en un proceso ya iniciado. Dicha intervención
(…) puede ser ‘litisconsorcial’, si el tercero es titular del derecho o interés que en
él se discute o ‘adhesiva’, cuando su derecho depende del bien o derecho litigioso
del que es titular la parte principal” (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 166).

5.2.1 Intervención coadyuvante o adhesiva simple


Lino Palacio asevera que la intervención adhesiva simple o coadyuvante “...
se verifica cuando un tercero, en razón de tener un interés jurídico coincidente con
el derecho alegado por cualquiera de las partes originarias, participa en el proceso
con el objeto de coadyuvar al éxito de la pretensión o de la oposición” (PALACIO,
1983, Tomo III: 237).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández anotan que “... se habla de
intervención adhesiva cuando un tercero, hasta entonces ajeno al litigio, solicita
y obtiene del Juez la entrada en un proceso pendiente entre otras personas. La
intervención adhesiva supone, por definición, que el tercero interviniente apoya
la posición jurídica de una de las partes (sea del actor o la del demandado)” (DE
LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 478).
Gimeno Sendra destaca que “en la intervención adhesiva (o coadyuvante)
no existe (…) cotitularidad, sino una relación jurídica subordinada a la relación
jurídico material debatida en el proceso y de la que es titular el tercero, quien está
interesado en al (sic -léase en la-) defensa de aquélla, pues de su reconocimiento
depende su relación subordinada. Los efectos de la sentencia no se extenderán,
pues, directamente sobre el tercero, sino de forma refleja…” (GIMENO SENDRA,
2007, Tomo I: 168).
En relación al tema, Calamandrei sostiene que “... característica fundamental
de esta intervención ad adiuvandum es que con ella el interviniente no propone
una nueva demanda que amplíe la materia contenciosa, sino que se limita a mediar
en la causa pendiente entre las partes principales, que es la que queda aun después
de la intervención, como única causa del proceso, así sea con el agregado de un
nuevo contradictor. El tercero no interviene para hacer valer un derecho suyo en

252
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

posición autónoma, sino simplemente ‘para sostener las razones de alguna de las
partes’ contra la otra, es decir, para ayudar a una de las partes principales a hacer
valer su derecho frente a la otra (o para hacer que se rechace la pretensión de la
otra): el interviniente, pues, combate por el derecho ajeno, para hacer que triunfen
las razones de la parte a la cual se adhiere, contra el adversario de ella, en quien
sólo por eso ve el interviniente a su propio adversario. El interviniente por adhe-
sión debe tomar necesariamente partido, es decir, debe declararse a favor de una
de las partes en contra de la otra: de ese modo entra él en el proceso al lado de la
parte ayudada, en calidad de litisconsorte auxiliar que la contraparte debe aceptar
como contradictor agregado...” (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 320-321).
Serra Domínguez, en lo que concierne a la intervención adhesiva simple
(coadyuvante), manifiesta lo siguiente:
“... La intervención adhesiva strictu sensu se produce en aquellos casos
en que la intervención del tercero tiene por exclusivo objeto la defensa
procesal de una de las partes, aun sin ostentar derecho alguno autónomo
de acción ni resultar directamente perjudicado por la sentencia, fundada
exclusivamente en una relación jurídica entre la parte ayudada y el ter-
cero, que puede resultar afectado en forma refleja por los efectos de la
sentencia.
(...)
La intervención adhesiva del tercero es el único remedio para impedir la
producción de efectos perjudiciales. Mientras en las restantes interven-
ciones, el tercero era poseedor de una acción autónoma que podía discutir
en otro proceso, pidiendo acto seguido la acumulación o amparándose
en la sentencia dictada en el segundo proceso, con lo que los fines de la
intervención era principalmente los de economía procesal (intervención
litisconsorcial) o evitar sentencias contradictorias (intervención principal),
el interviniente adhesivo carece de otro remedio que no sea su actuación
en el curso del proceso para contribuir a la formación de una sentencia
que puede constituir un presupuesto privilegiado del nacimiento o la
extinción de un deber o de un derecho hacia la parte vencida, o puede
convertir en ineficaz el derecho poseído respecto de la parte vencida. De
ahí el interés en contribuir a la defensa de dicha parte para evitar que se
forme en el proceso una sentencia que por su apariencia externa y por su
carácter coactivo es susceptible de perjudicarle” (SERRA DOMINGUEZ,
1969: 243-245).
El Código Procesal Civil, en su artículo 97, regula lo relativo a la intervención
coadyuvante en estos términos:

253
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

“Quien tenga con una de las partes una relación jurídica sustancial, a
la que no deban extenderse los efectos de la sentencia que resuelva las
pretensiones controvertidas en el proceso, pero que pueda ser afectada
desfavorablemente si dicha parte es vencida, puede intervenir en el pro-
ceso como coadyuvante de ella.

Esta intervención puede admitirse incluso durante el trámite en segunda


instancia.

El coadyuvante puede realizar los actos procesales que no estén en


oposición a la parte que ayuda y no impliquen disposición del derecho
discutido”.

Stiglitz estima como efectos procesales de la intervención adhesiva (coadyu-


vante) los que se indican a continuación:

“a) El interviniente adhesivo es parte en sentido procesal; su actividad se


desarrolla y agota en el proceso, aunque para adquirir aquella calidad es
menester que judicialmente su ingreso sea aceptado.

b) Su condición es accesoria, secundaria o coadyuvante, pues si bien es cierto


que su intervención finaliza con el debate, ella, en su ejercicio procesal,
posee limitaciones.

c) No puede actuar en el proceso en forma incompatible o perjudicial al


interés del principal que apoya.

d) Toma el proceso en la situación en que se encuentre en el momento de


su intervención.

e) No puede modificar ni ampliar la litis contestatio o el objeto del litigio.

f) La sentencia vincula al interviniente adhesivo, en el sentido de que no


puede discutir en un nuevo juicio sus conclusiones, aunque la cosa juzgada
no le obligue directamente ni le imponga prestación alguna.

g) No pudiendo ser vencido en un proceso que no le afecta no puede ser


cargado con las costas generales del proceso, sino únicamente con las
que se haya causado a su instancia” (STIGLITZ, 1970: 157).

Devis Echandía sostiene que son efectos procesales de la intervención coad-


yuvante los que se señalan seguidamente:

254
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

“1°) El interviniente ingresa al proceso una vez que su solicitud es aceptada


por el juez, y conserva esa calidad mientras no le sea revocada en virtud
del recurso (...).
2°) El coadyuvante es parte en el proceso, aunque de condición secundaria o
accesoria, ya que tiene el derecho a interponer recursos, a pedir pruebas,
a proponer nulidades y actúa hasta la terminación del proceso (...).
3°) El coadyuvante toma el proceso en la situación en que se encuentre en el
momento de su intervención.
4°) No puede modificar ni ampliar la litis contestatio o el objeto del litigio,
ya que no introduce una pretensión propia para que sobre ella exista una
decisión.
5°) No puede actuar en el proceso en contradicción con la parte coadyuvada,
lo que es consecuencia de su condición de parte accesoria o secundaria
y de la circunstancia de no introducir una litis propia en el proceso (...)
(...)
6°) No puede interponer recursos que el coadyuvado no desee o en discon-
formidad con éste, porque entonces haya una actuación procesal contraria
a la de la parte principal.
(...)
7°) Puede ejecutar todos los actos procesales propios de las partes, con las
limitaciones señaladas en los dos puntos anteriores (...), siempre que
en esas actividades no incurra en contradicción con la actitud asumida
por la parte coadyuvada; pero puede suplir el silencio o el abandono de
ésta.
8°) Sus actos se estiman en favor de la parte coadyuvada, aun cuando los
ejecute en su propio nombre y sin tener el carácter de representante de
ésta (...).
9°) No puede ser testigo ni perito, como resultado de su condición de parte
accesoria.
10°) Puede desistir libremente de su intervención y debe ser condenado en
costas, si lo hace, ya que su participación en el proceso es puramente
voluntaria.

255
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

11°) La sentencia lo vincula, en el sentido de que no pueda discutir en un


nuevo proceso sus conclusiones, ni siquiera cuando con base en ella la
parte coadyuvada le instaura posteriormente un proceso.
12°) Goza de autonomía en cuanto a capacidad o representación, y debe reunir
los requisitos generales para que ambas aparezcan en debida forma.
13°) Debe sufrir la condena en costas y soportar las expensas, cuando haya
recurrido o solicitado diligencias, copias, etc. En el caso de que el recurso
haya sido conjunto con el coadyuvado, deben dividirse las costas por
iguales partes...” (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 405-408).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la intervención
coadyuvante o adhesiva simple, ha establecido lo siguiente:
- “... El artículo 97 del Código Procesal Civil regula [...] la intervención
coadyuvante que debe ser solicitada oportunamente por la persona intere-
sada, cuya actuación está limitada a la defensa de la parte que coadyuva...”
(Casación Nro. 943-2007 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-07-2007, págs. 19951-19952).
- “... El recurrente fundamenta la [...] afectación al debido proceso en el
sentido que las instancias de mérito no han cumplido con integrar al pro-
ceso [sobre ineficacia de acto jurídico de anticipo de herencia respecto a
un inmueble] al tercero, en este caso, su hija [...], quien tenía capacidad
procesal para haber sido válidamente emplazada desde el admisorio de
la demanda, pues a la fecha en que se admite la presente acción su citada
hija ya había cumplido los dieciocho años de edad. [...] Que, el artículo
noventisiete del Código Procesal Civil regula la intervención coadyuvante
estableciendo que quien tenga con una de las partes una relación jurídica
sustancial, a la que no deban extenderse los efectos de la sentencia que
resuelva las pretensiones controvertidas en el proceso, pero que pueda ser
afectada desfavorablemente si dicha parte es vencida, puede intervenir en
el proceso como coadyuvante de ella; esta intervención puede admitirse
incluso durante el trámite en segunda instancia. [...] Que, de las copias
del testimonio de anticipo de herencia [...], aparece inserta la partida de
nacimiento de la hija de los demandados, [...] a la fecha de expedición
del auto admisorio [...] ya contaba con la mayoría de edad, razón por la
cual debió ser emplazada con la demanda, ya sea a petición de parte o de
oficio, de conformidad con lo establecido en el precitado artículo noven-
tisiete del Código Adjetivo [C.P.C.]. [...] Que, al no haber procedido así
las instancias de mérito, se ha incurrido en causal de nulidad que vicia
el proceso, configurándose la [...] contravención al debido proceso...”

256
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

(Casación Nro. 853-2000 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Pe-


ruano el 30-01-2001, pág. 6841).
- “... En los casos en que intervenga un tercero al cual la sentencia no va
a afectar directamente, no pueda ser considerada [sic -léase no puede ser
considerado-] como denunciado civilmente sino que la figura correcta es
la intervención coadyuvante a que se refiere el artículo noventisiete del
Código Adjetivo [C.P.C.]...” (Casación Nro. 692-01 / Ica, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001, págs. 7908-7909).
- “... El segundo párrafo del artículo 11 del Texto Unico Ordenado de la
Ley Orgánica del Poder Judicial dispone que la interposición de un me-
dio de impugnación constituye un acto voluntario del justiciable, de lo
que se desprende que para que el tercero coadyuvante pueda impugnar
válidamente una resolución, que a su criterio le causa agravio, ésta previa-
mente debe ser recurrida por la parte a quien coadyuva y, no habiéndose
verificado dicha condición, la recurrente no se encuentra legitimada para
recurrir vía casación de la sentencia de vista...” (Casación Nro. 1729-
2003 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2004,
pág. 12259).

5.2.2 Intervención litisconsorcial o adhesiva autónoma


Armenta Deu estima que “mediante la intervención litisconsorcial el tercero se
introduce en una relación procesal que él mismo podría haber constituido inicial-
mente como litisconsorte, necesario o voluntario. Sería el caso, por ejemplo, del
acreedor solidario que no demandó y el deudor solidario que no fue demandado”
(ARMENTA DEU, 2004: 106). Dicha autora precisa que “el interviniente litiscon-
sorcial trata de defender derechos propios, sin ejercitar una pretensión diferente a
la ya ejercitada por el demandante” (ARMENTA DEU, 2004: 106).
Lino Palacio señala al respecto que:
“... En la llamada intervención adhesiva autónoma o litisconsorcial, el
ingreso del tercero en el proceso pendiente tiene por objeto hacer valer
un derecho propio frente a alguna de las partes originarias, adhiriendo a
la calidad (actora o demandada) asumida por la otra u otras.
(...)
(...) La característica esencial de este tipo de intervención (...), está dada
por la circunstancia de que el tercero habría gozado de legitimación
procesal propia para demandar o ser demandado originariamente en el

257
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

proceso al cual ingresa, sea a título individual o conjuntamente con la


parte a cuya posición adhiere...” (PALACIO, 1983, Tomo III: 243).
Serra Domínguez concibe a la intervención litisconsorcial como “... aquella en
la que un tercero interviene en un proceso para defender derechos propios que se
discuten en el proceso, y que son similares, en todo o en parte, a los afirmados por
una de las partes en litigio. Tiene por objeto evitar la extensión de los efectos de la
sentencia” (SERRA DOMINGUEZ, 1969: 213). El indicado autor español añade
que la intervención litisconsorcial es “... la introducción en un proceso pendiente
entre dos o más partes de un tercero que alega un derecho propio, discutido en el
proceso y defendido ya por alguna de las partes en litigio” (SERRA DOMINGUEZ,
1969: 221). Dicho autor precisa, por último, que “el interviniente hubiera podido
ser parte, podría haber formulado demanda o haber sido demandado por o contra
alguna o algunas de las partes que figuran en el proceso. Es más, en ciertos casos
debía ser demandado forzosamente para la correcta constitución de la relación
procesal. Su distinción respecto de las partes radica únicamente en el momento de
su intervención: originaria en el primer caso y sucesiva en la segunda” (SERRA
DOMINGUEZ, 1969: 221).
A decir de Lorca Navarrete:
“Implica (la intervención litisconsorcial) que cualquier tercero puede
intervenir en una instancia procesal para hacer valer, respecto de alguna
de las partes, un interés legítimo que afecta a su objeto o que deriva de
la instancia misma.
Es una intervención litisconsorcial en la medida en que el interviniente
no desea tanto actuar adhesivamente cuanto más bien conseguir una
ventaja propia y, por tanto, la satisfacción de un interés directo y
legítimo en el resultado del proceso.
Para ello no se sitúa dependiente, junto con la parte ya presente en la
instancia procesal en contra del adversario común.
La interviniente se tipifica ‘como un amigo de viaje’ litisconsorcial, pero
no dependiente, que reporta beneficios recíprocos. Si se observa bien, se
trata de un litisconsorcio voluntario sobrevenido” (LORCA NAVA-
RRETE, 2000: 161-162).
El Código Procesal Civil, en su artículo 98, regula lo concerniente a la inter-
vención litisconsorcial en estos términos:
“Quien se considere titular de una relación jurídica sustancial a la que
presumiblemente deban extenderse los efectos de una sentencia, y que

258
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

por tal razón estuviera legitimado para demandar o haber sido demandado
en el proceso, puede intervenir como litisconsorte de una parte, con las
mismas facultades de ésta.
Esta intervención puede ocurrir incluso durante el trámite en segunda
instancia”.
En lo que se refiere a la intervención litisconsorcial, debe tenerse presente,
además, lo normado en el Capítulo VI (“Litisconsorcio”) del Título II (“Compa-
recencia al proceso”) de la Sección Segunda (“Sujetos del proceso”) del Código
Procesal Civil, en los arts. 92 al 96 (numerales éstos que fueron examinados en el
Capítulo V de la obra, por lo que nos remitimos a lo señalado en dicho Capítulo).
Calamandrei, en lo que atañe a los efectos de la intervención litisconsorcial,
refiere lo siguiente:
“Al igual que la intervención principal, la litisconsorcial puede ampliar,
en el proceso en que tiene lugar, los límites objetivos de la materia del
litigio: ya que con ella propone el tercero en el proceso pendiente entre
las partes principales una nueva demanda, dirigida a hacer valer, contra
alguna de ellas, un derecho suyo ‘relativo al objeto o dependiente del
título deducido en el mismo proceso’; se produce así, mediante esta
intervención, una reunión (subsiguiente o sobreañadida) de dos causas
conexas por el objeto o por el título: la originaria entre las partes princi-
pales y la propuesta por el tercero contra una de ellas. Bajo este aspecto,
pues, los efectos de la intervención litisconsorcial son similares a los
de la intervención principal. Pero la diferencia es ésta: que, mientras
con la intervención principal el interviniente propone simultáneamente
dos demandas dirigidas cada una de ellas contra uno de los originarios
competidores (en forma que las causas reunidas vienen a ser tres), con la
intervención litisconsorcial el tercero propone una sola demanda, dirigida
contra uno de los contendientes, en forma que las causas reunidas en el
único proceso vienen a ser dos, la que pende entre las partes originarias
y la que pende entre el interviniente y una de ellas. De este modo, el
tercero interviniente, al entrar en el proceso entre las partes originarias
como contradictor de una sola de ellas, puede venir a encontrarse con la
otra en coincidencia de intereses contra el adversario común: posición que
recuerda la que en la intervención por adhesión (simple) se verifica entre
la parte ayudadora y la parte ayudada frente al adversario de ésta. Pero
en realidad la posición es muy distinta: al paso que el interviniente por
adhesión (simple), que entra en juicio para hacer valer un derecho ajeno,
no tiene legitimación autónoma y no podría hacerlo valer por sí solo en

259
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

un proceso separado en que no estuviese al lado del legitimado principal,


al interviniente litisconsorcial le pertenece la legitimación principal so-
bre el propio derecho y, por consiguiente, su posición procesal no es ni
subordinada ni suplementaria, sino que tiene, aun frente a la parte con la
cual puede encontrarse en coincidencia de intereses, la plena autonomía
procesal de un litisconsorte (y de ahí sus denominaciones de interviniente
autónomo)” (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 327-328).
Atilio González, acerca de los efectos de la sentencia definitiva con relación
al interviniente litisconsorcial, enseña lo siguiente:
“... El tercero litisconsorte se encuentra plenamente afectado por la sen-
tencia definitiva, de un modo directo (eficacia directa de la cosa juzgada).
De ahí que la decisión judicial respecto del derecho subjetivo de las
partes originarias es, simultáneamente, resolución atinente al ‘derecho
subjetivo’ del tercero litisconsorcial, pues éste es cotitular de la misma
‘relación sustancial’ invocada por aquellas.
Lo que discute la doctrina es lo concerniente a si la ejecutabilidad con-
creta de la condena dictada contra el tercero opera en el mismo proceso
en el que aconteció su intervención, en otro autónomo de éste; en orden a
salvaguardar el ‘principio de congruencia’: En aquél el actor no pretendió
la condena contra el tercero y si el juez la dispone violaría el ‘principio
de congruencia’, bajo sanción de nulidad” (GONZALEZ, 1998: 398).

5.2.3 Intervención excluyente o principal


Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín consideran que la intervención
principal “... es la entrada de un tercero en un proceso pendiente con una preten-
sión opuesta total o parcialmente a la que ya son objeto del proceso, presentando
una naturaleza peculiar próxima a la acumulación sucesiva de acciones, porque el
proceso resulta objetivamente modificado por la nueva pretensión incompatible con
las iniciales…” (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN,
2000, Tomo I: 304).
Lorca Navarrete pone de manifiesto que “a este tipo de intervención (principal)
le caracteriza la actuación principal del tercero en relación con todas las partes ya
preexistentes en la instancia procesal para hacer valer su interés directo y legítimo
en el resultado del proceso que surge como incompatible con los ya deducidos en
la instancia en un ‘encuentro a tres’” (LORCA NAVARRETE, 2000: 161).
Lino Palacio dice de la intervención principal o excluyente que:

260
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

“... Este tipo de intervención (ad infrigendum iura utriusque competitoris)


tiene lugar cuando un tercero se incorpora a un proceso pendiente a fin
de interponer, frente a las partes originarias, una pretensión incompatible
con la deducida por el sujeto activo.
(...)
(...) El tipo de intervención analizado constituye un supuesto de acumu-
lación sucesiva por inserción de pretensiones (...). El tercero, en efecto,
interpone una pretensión frente a las partes originarias, quienes vienen
de tal manera a integrar un litisconsorcio pasivo. Dicha pretensión, ade-
más, debe ser incompatible con la pretensión originaria en lo que atañe
al objeto, siendo indiferente la falta de identidad entre la causa de ambas
pretensiones...” (PALACIO, 1983, Tomo III: 231-233).
En palabras de Serra Domínguez, la intervención principal (o excluyente)
“... tiene lugar cuando el tercero interviene en el proceso proponiendo una pre-
tensión conexa con la controvertida entre las partes, pero incompatible con ésta.
La intervención tiene en este caso por fin lograr la economía procesal, evitando
sentencias contradictorias...” (SERRA DOMINGUEZ, 1969: 213). Dicho autor
agrega que “... mediante la intervención principal no se modifican únicamente
los sujetos del proceso, sino también y muy principalmente el propio objeto del
mismo. A la primitiva pretensión deducida entre las partes originarias se unen dos
nuevas pretensiones, en las que actúan como parte actora el interviniente y como
demandados el primitivo demandante y el primitivo demandado. Si se produce
una modificación subjetiva es simplemente por el hecho de la intervención, pero
lo esencial de la institución (...) es el planteamiento de nuevas controversias en un
único proceso. Sólo así se pueden explicar los dos fines de la institución: conseguir
una economía procesal tramitando en un solo proceso tres pretensiones distintas,
y evitar las sentencias contradictorias que en otro caso se producirían. De ahí
que entre las dos concepciones sobre la naturaleza jurídica de la institución (...):
construir la intervención principal como una simple ampliación del objeto del
primer proceso o construirla como una acumulación subjetiva de pretensiones,
nos inclinamos decididamente por la primera concepción única que logra explicar
satisfactoriamente todos los matices de la intervención principal” (SERRA DO-
MINGUEZ, 1969: 215-216).
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, con relación a la intervención principal (o
excluyente), opinan de este modo:
“El interviniente principal hace actuar una razón propia o nueva, una
relación jurídica sustancial nueva conexa por objeto o petitum con la que
se discute en el proceso y de la cual es titular. Deduce una litis propia y no

261
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

disputada en el proceso. A esta intervención se le denomina igualmente


excluyente o ad excludendum. Los intervinientes ad excludendum tienen
en el proceso un interés que se opone a cada una de las partes iniciales;
desde cuando llegan al proceso se caracterizan como partes principales
sucesivas, con la totalidad de los poderes procesales y sustanciales, ati-
nentes a la propia relación sustancial que acumulan.
El tercero que interviene estructura su propia pretensión en la demanda
o escrito de intervención excluyente, y la dirige en contra de las partes
iniciales, actor y opositor, o demandante y demandado; de este modo las
partes iniciales asumen la condición de codemandados en correspondencia
con la relación sustancial que les incoa el interviniente ad excludendum.
Se produce así una acumulación de pretensiones plurilateral subjetiva,
conexa por identidad de objeto o petitum. Son pretensiones incompati-
bles y lógicamente sólo una puede triunfar: la de la parte demandante
inicial o la del interviniente ad excludendum contra las partes originarias.
El interviniente de este linaje reclama total o parcialmente el objeto, la
cosa, el derecho litigioso, por considerar que es a él y no a otro a quien
le pertenece.
(…) Las partes iniciales frente a esta pretensión que se acumula, ocupan
la posición de demandados o resistentes y a ellas incumben, en lo que a
la relación sustancial nueva respecta, los poderes sustanciales y proce-
sales del demandado en el proceso, pero actúan con perfecta autonomía,
como lo hacen los litisconsortes voluntarios; y la actividad de una sola
parte no perjudica a la otra ni la beneficia, porque frente a cada una el
interviniente ad excludendum defiende una postura distinta: frente al
demandante debate el derecho sustancial reclamado por éste, y frente al
demandado controvierte cualquier excepción sustancial que éste hubiere
propuesto. El doble aspecto ha hecho expresar a algunos autores que son
tres las pretensiones que se acumulan cuando quiera que se presente una
intervención de este tipo: la inicial del demandante contra el demandado,
la pretensión del interviniente ad excludendum contra el demandante y
la pretensión del mismo interviniente contra el demandado inicial…”
(QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 117-118).
El Código Procesal Civil, en su artículo 99, regula lo concerniente a la inter-
vención excluyente o principal de esta manera:
“Quien pretenda, en todo o en parte, ser declarado titular del derecho
discutido, puede intervenir formulando su exigencia contra demandante
y demandado.

262
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

Esta intervención sólo será admisible antes de la expedición de sentencia


en primera instancia.
El excluyente actuará como una parte más en el proceso. Si ofreciera
prueba, ésta se sujetará al trámite propio del proceso en que comparece,
otorgándose similares facultades probatorias a las partes.
La intervención del excluyente no suspende el proceso, pero sí la expe-
dición de la sentencia”.
Para Schönke, son efectos de la intervención principal (o excluyente) los que
indica a continuación:
“1. Las partes del proceso principal pasan a ser litisconsortes (...).
(...)
2. Los dos procesos del interviniente principal contra el demandante y
contra el demandado del proceso principal son tramitados y decididos
en común.
(...)
3. La tramitación del proceso principal puede, a instancia de parte (...) o de
oficio (...), ser suspendida hasta la decisión firme sobre la intervención
principal.
4. La intervención principal no lleva consigo una extensión de la cosa juz-
gada. La sentencia del proceso motivado por la intervención surte efectos
solamente entre el interviniente principal y el demandante y demandado
del mismo, mas no entre estos dos últimos” (SCHÖNKE, 1950: 104).
Al respecto, Atilio González afirma que “... el tercero excluyente resulta plena-
mente afectado, de un modo directo, por la cosa juzgada emergente de la sentencia
definitiva...” (GONZALEZ, 1998: 394). Dicho autor agrega que:
“... La sentencia definitiva que se dicte será única y contendrá tres (3)
pronunciamientos:
• uno, entre el actor y el demandado originarios.
• otro, entre el actor inicial primus petitor y el tercero excluyente.
• por último, entre el tercero excluyente y el demandado primigenio”
(GONZALEZ, 1998: 394).

263
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

5.2.4 Intervención excluyente de propiedad: El proceso abreviado de


tercería de propiedad
La tercería de propiedad (o de dominio o excluyente de propiedad) es el proceso
dirigido a acreditar el dominio de un bien sobre el cual recae una medida cautelar
dictada en otro proceso, para así lograr su desafectación por haber sido dicha medida
indebidamente solicitada y decretada. La tercería de propiedad también opera a
efectos de lograr la desafectación de bienes sobre los que pesa algún derecho real
de garantía, siempre y cuando el derecho de propiedad del tercerista se encuentre
inscrito con anterioridad al citado derecho real de garantía.
Para Enrique Falcón, la tercería de dominio es aquella “... en la que el tercerista
reclama la propiedad de la cosa embargada...” (FALCON, 1978: 86).
En opinión de Alsina, “... teniendo por objeto la protección del dominio, la
tercería importa (...) el ejercicio de la acción reivindicatoria cuando en un proceso
se afectan los derechos del propietario...” (ALSINA, 1962, Tomo V: 551).
Prieto-Castro y Ferrándiz pone de relieve lo siguiente: “... Objeto procesal
de la demanda de tercería de dominio es una actio reivindicatoria ex iure dominii,
y objeto material es la exclusión del embargo de los bienes del actor, la decla-
ración de libertad de los mismos y su reintegración a él” (PRIETO-CASTRO Y
FERRANDIZ, 1983, Volumen 2: 230).
Conforme a nuestro ordenamiento jurídico, la tercería (en general) es un asun-
to contencioso que se tramita en proceso abreviado (art. 486 -inc. 5)- del C.P.C.)
y que se encuentra regulado en el Sub-Capítulo 5° (“Tercería”) del Capítulo II
(“Disposiciones especiales”) del Título II (“Proceso abreviado”) de la Sección
Quinta (“Procesos contenciosos”) del Código Procesal Civil, en los arts. 533 al 539.
El primer párrafo del artículo 100 del Código Procesal Civil establece que pue-
de intervenir en un proceso quien pretende se le reconozca su derecho en oposición
a los litigantes, como consecuencia de alguna medida cautelar ejecutada sobre un
bien de su propiedad o sobre el cual tuviera un mejor derecho que el titular de la
medida cautelar. Dicho numeral trata, pues, del proceso de tercería de propiedad,
según se deriva de su contenido y del trámite en vía abreviada y como proceso de
tercería que se le asigna en su último párrafo.
Advertimos que para la procedencia de la tercería de propiedad el título
del demandante (tercerista) debe ser anterior a la fecha de la decisión cautelar
cuestionada, porque de ser posterior aquél asume la carga que implica la medida
preventiva (salvo que estuviese amparado por el principio de la buena fe registral,
de ser el caso).

264
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

En opinión de Prieto-Castro y Ferrándiz, “... la interposición de la demanda


de tercería no produce el efecto de suspender pura y simplemente el procedimiento,
sino que se sustancia en pieza separada, no produciéndose tal suspensión más que
a partir del momento en que se fuese a entrar en la realización de los bienes que
constituyen su objeto, y después del cual la tercería de dominio carece de finali-
dad...” (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1983, Volumen 2: 232).
Sobre el particular, Lino Palacio refiere lo siguiente:
“La interposición de la tercería de dominio comporta, en principio, una
facultad del titular del dominio, quien, por una parte, puede limitarse
a requerir el levantamiento del embargo en el supuesto de encontrarse
en condiciones de acreditar en forma efectiva y fehaciente la existencia
de su derecho (...), y, por otra parte, no pierde la propiedad de un bien
inmueble aun en la hipótesis de que él se venda en el proceso principal,
ya que la circunstancia de no interponer la pretensión de tercería no obsta
a su derecho de reivindicarlo frente al tercer adquirente, en tanto no se
haya operado la prescripción. Si se trata, en cambio, de bienes muebles,
la interposición de la tercería de dominio resulta necesaria en la medida
en que la eventual pretensión reivindicatoria puede fracasar frente a un
adquirente de buena fe, salvo que aquéllos hayan sido robados o perdi-
dos...” (PALACIO, 1983, Tomo III: 298).
El citado jurista argentino señala, además, lo siguiente:
“... La suspensión de los trámites del proceso principal reviste el carácter
de una medida cautelar, ya que si aquéllos continuaran una vez dispuesta
la venta de los bienes embargados, carecería de toda virtualidad la sen-
tencia que eventualmente reconociere el derecho del tercerista. Por ello,
asimismo, la suspensión debe considerarse limitada a la subasta de los
bienes que fueron objeto de la tercería, no extendiéndose a otros que son
ajenos a ésta.
(...)
(...) La suspensión comienza desde que resulta consentida o ejecutoriada
la orden de venta de los bienes (no pudiéndose hacer efectivas, por lo
tanto, las medidas dispuestas en la respectiva providencia: publicación
de edictos, valuación de los bienes, etc.), y concluye una vez que se
encuentra firme la sentencia dictada en la tercería. Asimismo, durante
el plazo de suspensión de los procedimientos el tercerista tiene derecho
a requerir el cumplimiento de medidas cautelares con relación al bien o
bienes embargados.

265
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

(...) Como se ha visto, la suspensión del procedimiento principal no


procede, y cabe, por lo tanto, hacer efectiva la orden de venta de los
bienes, en el supuesto de que éstos se hallen sujetos a desvalorización o
desaparición o irroguen excesivos gastos de conservación, quedando el
producto de la venta afectado a las resultas de la tercería...” (PALACIO,
1983, Tomo III: 300-301).
Podetti, acerca de los efectos de la tercería de dominio (o de propiedad),
expone lo siguiente:
“La suspensión de los procedimientos, que, con ciertos recaudos, autorizan
las leyes procesales (...), cuando se deduce una tercería de dominio en
juicio ejecutivo, no es total. En primer lugar, ella sólo puede producirse
llegado el juicio ejecutivo a cierta etapa en su sustanciación, sentencia de
remate ejecutoriada (...) y cesa en sus efectos si la tercería es rechazada.
En segundo lugar, la suspensión sólo procede respecto a los bienes que
son motivo de la tercería, ya que la suspensión, como toda medida pre-
cautoria, tiene por objeto evitar un daño o sea en este caso, la subasta de
bienes que pueden no pertenecer al deudor (...). La prosecución del juicio
ejecutivo en este supuesto, podría, a su vez influir sobre la tercería. En
efecto, si la venta de los bienes embargados, ajenos a la tercería, diese
un producido suficiente para cubrir el capital reclamado y las costas de la
ejecución, el embargo sobre los bienes que motivan la tercería no tendría
ya razón de ser y si el demandado-ejecutado se allanó a la tercería, el juez
sólo debería pronunciarse sobre dicho allanamiento y sobre las costas.
En tercer lugar ‘la deducción de cualquier tercería será bastante
fundamento para que se amplíe y mejore el embargo, si el actor lo
solicitare’ (...).
En cuarto lugar, debe considerarse limitada la suspensión de los procedi-
mientos, en cuanto ella no impide que se tomen medidas sobre la guarda,
conservación o venta, en casos especiales, de los bienes embargados y
sobre regulación de honorarios de los profesionales” (PODETTI, 1949:
150-151).
El artículo 536 del Código Procesal Civil regula lo concerniente a los efectos
de la tercería de propiedad de esta manera:
“Admitida la tercería de propiedad, se suspenderá el proceso si estuviera
en la etapa de ejecución, aunque esté consentida o ejecutoriada la resolu-
ción que ordena la venta de los bienes, salvo que estén sujetos a deterioro,

266
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

corrupción o desaparición o que su conservación resulte excesivamente


onerosa. En estos casos, el producto de la venta queda afectado al resul-
tado de la tercería.
El tercerista puede obtener la suspensión de la medida cautelar o de la
ejecución del bien afectado, si la garantía otorgada es suficiente a criterio
del Juez, en caso no pruebe que los bienes son de su propiedad”.
El artículo 539 del Código Procesal Civil versa sobre la suspensión de la
medida cautelar sin plantear tercería, señalando que:
“El perjudicado por una medida cautelar dictada en proceso en que no es
parte, puede pedir su suspensión sin interponer tercería, anexando título
de propiedad registrado. Del pedido se corre traslado a las partes. Si se
suspende la medida, la resolución es irrecurrible. En caso contrario, el
interesado puede interponer tercería, de acuerdo al Artículo 533° [del
C.P.C.]”.

5.2.5 Intervención de derecho preferente: El proceso abreviado de ter-


cería de derecho preferente
La tercería de derecho preferente (o de prelación o de pago o de mejor derecho)
es aquella que tiene por finalidad reclamar el pago preferencial de una acreencia,
una vez realizados los bienes que fueron objeto de medida cautelar o para la ejecu-
ción. Este derecho de preferencia puede derivar de alguna situación legal o judicial
de carácter especial que determina un crédito privilegiado en comparación a otro
frente a ciertos bienes. Pueden reclamar dicho pago preferencial, por ejemplo, el
acreedor hipotecario, la persona en cuyo favor se constituyó la garantía mobiliaria,
el primer embargante, etc.
En palabras de Enrique Falcón, la tercería de mejor derecho es aquella “... en
la que el tercerista pretende tener un crédito que debe ser pagado con preferencia
al del ejecutante, con el producido de la venta del bien embargado” (FALCON,
1978: 86).
Prieto-Castro y Ferrándiz concibe a la tercería de mejor derecho como la
“... actuación en un proceso de ejecución de un tercero que alega su derecho a ser
reintegrado del crédito que ostente con preferencia al acreedor de la ejecución y
con cargo a los bienes realizados” (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1983,
Volumen 2: 233).
Podetti afirma que la tercería de mejor derecho “se trata (...) de una tercería en
interés propio, originario, directo y excluyente...” (PODETTI, 1949: 203). Dicho
tratadista argentino añade que “la tercería de mejor derecho protege, en primer

267
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

lugar, el amplio sector de los privilegios, subsidiariamente y en casos especiales,


los derechos reales de garantía y a falta de unos y de otros, la preferencia legal del
embargo” (PODETTI, 1949: 205).
Según nuestro ordenamiento jurídico, la tercería (en general) es un asunto
contencioso que se tramita en proceso abreviado (art. 486 -inc. 5)- del C.P.C.)
y que se encuentra regulado en el Sub-Capítulo 5° (“Tercería”) del Capítulo II
(“Disposiciones especiales”) del Título II (“Proceso abreviado”) de la Sección
Quinta (“Procesos contenciosos”) del Código Procesal Civil, en los arts. 533 al 539.
El segundo párrafo del artículo 100 del Código Procesal Civil trata lo concer-
niente a la intervención en un proceso de quien pretende se le reconozca derecho
preferente respecto de lo obtenido en la ejecución forzada. Su texto se refiere
entonces al proceso de tercería de derecho preferente, disponiendo precisamente
dicho numeral en su último párrafo el trámite en vía abreviada y como proceso de
tercería para tal intervención. Como se aprecia, la pretensión del tercerista prefe-
rente es autónoma en relación al proceso que la motiva, por lo que no se ventila
en trámite incidental sino en vía de acción.
A decir de Podetti:
- “El primer efecto que produce la deducción de una tercería de mejor
derecho ‘prima facie’ procedente, es la suspensión del pago en el juicio
principal” (PODETTI, 1949: 231).
- “Otro efecto que produce la deducción de una tercería de mejor derecho,
a la cual se le ha dado curso, es la posibilidad, para el ejecutante, de pedir
ampliación de embargo...” (PODETTI, 1949: 235).
Máximo Castro, en lo relativo a los efectos de la tercería de mejor derecho
(tercería de derecho preferente), anota que “si (...) lo que se reclama es solamente
un derecho de preferencia en el pago, entonces podrá llegarse hasta la venta de
la cosa embargada, y lo único que se suspenderá hasta la terminación del juicio
de tercería es el pago, pues sólo entonces se sabrá quién tiene mejor derecho...”
(CASTRO, 1931, Tomo Tercero: 129). Máximo Castro pone de relieve que “... si
el precio obtenido en la venta permite pagar al tercerista y al ejecutante, la tercería
habrá dejado de tener su importancia; pero de cualquier modo debe suspenderse
el pago hasta que se resuelva la tercería” (CASTRO, 1931, Tomo Tercero: 129).
Lino Palacio, al estudiar los efectos de la tercería de mejor derecho (tercería
de derecho preferente), enseña lo siguiente:
“... Esta clase de tercería no obsta a la realización de la subasta judicial del
bien embargado ni a la entrega de éste al acreedor, pues en ella no se trata

268
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

de obtener el levantamiento del embargo sino de decidir la preferencia


en el pago requerida por el tercerista (...).
(...) La suspensión se opera desde que el comprador ha depositado el pre-
cio obtenido en la subasta del bien y termina cuando se encuentra firme
la sentencia dictada en la tercería. Pero la suspensión no se verifica, y
procede en consecuencia efectuar el pago al embargante, si éste otorga la
fianza (para responder a las resultas de la tercería)...” (PALACIO, 1983,
Tomo III: 318).
Los efectos de la tercería de derecho preferente se encuentran regulados en el
artículo 537 del Código Procesal Civil, cuyo texto es como sigue:
“Admitida la tercería de derecho preferente, se suspende el pago al acree-
dor hasta que se decida en definitiva sobre la preferencia, salvo que el
tercerista otorgue garantía suficiente a criterio del Juez para responder
por el capital, intereses, costas, costos y multas.
El tercerista puede intervenir en las actuaciones relacionadas con el remate
del bien”.

6. INTERVENCION PROVOCADA, COACTIVA U OBLIGADA DE


TERCEROS

6.1 Concepto
Rocco define a la intervención coactiva de terceros (llamada también interven-
ción provocada o forzada u obligada o necesaria) como “... aquella intervención
que se produce, no por espontánea voluntad del sujeto, sino porque surge una
situación en que la voluntad del sujeto se ve constreñida a participar en el juicio
pendiente” (ROCCO, 1976, Volumen II: 131-132).
Gimeno Sendra refiere que “en la intervención provocada, el tercero interviene
como consecuencia de una denuncia de la existencia del proceso efectuada por
alguna de las partes. Puede ser, pues, provocada a instancia del demandante (…)
o del demandado…” (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 166).
Sobre el particular, Lino Palacio asevera que:
“... En términos generales, la intervención coactiva u obligada se verifica
cuando, sea a petición de cualquiera de las partes originarias, o de oficio,
se dispone la citación de un tercero para que participe en el proceso pen-
diente y la sentencia a dictar en él pueda serle eventualmente opuesta.

269
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

(...)
(...) Pese a la denominación acordada a este tipo de intervención, la
comparecencia del tercero no implica un deber sino una simple facultad
jurídica cuya falta de ejercicio, sin embargo, también lo expone al riesgo
de ser alcanzado por los efectos de la sentencia que se dicte en el proceso
al que fue citado” (PALACIO, 1983, Tomo III: 246-247).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, acerca de la intervención
provocada de terceros, apuntan que:
“... Se habla de intervención provocada cuando una persona, hasta en-
tonces ajena al litigio, entra a formar parte de él como consecuencia de
la ‘llamada’ que le dirige alguna de las partes procesales. La llamada al
tercero (que es, en definitiva, la simple comunicación de la existencia del
proceso) se denomina litis denuntiatio.
(...) La intervención provocada no es nunca una intervención ‘forzosa’. El
‘provocado’ no tiene la obligación o deber de comparecer, sino la carga
de hacerlo, en la medida en que de su incomparecencia podrían parársele
perjuicios. La llamada al tercero, que puede hacerla tanto el actor como
el demandado, suele realizarse bien para que el tercero auxilie a quien es
parte demandada, bien simplemente para crear el supuesto de hecho del
que dependen otros derechos (de garantía, saneamiento, etc.)” (DE LA
OLIVA; y FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 482-483).
Aldo Bacre anota sobre el tema que “el concepto de intervención obligada de
terceros es equívoco. En realidad, el tercero intervendrá en el proceso si lo desea,
y su falta de respuesta a la citación no permite declararlo rebelde, ya que ella se
efectúa al solo fin de anoticiarlo de la existencia del juicio, por los efectos que
pudiera tener la sentencia en un futuro proceso contra él. Se trata más bien, de una
carga procesal para el citante (alguna de las partes), toda vez que considere que
con alguna persona en principio ajena al pleito existe comunidad de controversia.
(...) no existe obligación de comparecer, por lo que una más correcta expresión
sería (...) intervención coactiva” (BACRE, 1996, Tomo II: 184).

6.2 Clases
En opinión de Lino Palacio:
“... Corresponde diferenciar tres tipos básicos de intervención coactiva,
todos los cuales son susceptibles de ser encuadrados (...) bajo la desig-
nación genérica de ‘denuncia de la litis’ (litisdenuntiatio).

270
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

Tales tipos son: 1°) La citación del sujeto pasivo de una eventual pre-
tensión regresiva o del colegitimado. Dentro de la primera hipótesis
cabe a su vez distinguir los casos comunes de pretensiones regresivas,
de la llamada ‘citación de evicción o saneamiento’ (...); 2°) La citación
del legitimado para intervenir (nominatio auctoris); 3°) La citación del
tercero pretendiente” (PALACIO, 1983, Tomo III: 247-248).
A criterio de Rocco:
“La intervención coactiva puede ocurrir de dos modos, a saber: previa
instancia o requerimiento de una parte, dirigida al juez, con la cual llama
al proceso a un sujeto que ha permanecido extraño a la litis; o bien, por
espontánea iniciativa del juez, quien, reconociendo la causa común a otro
sujeto que no está originariamente en litis, ordena su comparecencia en
juicio.
La primera forma de intervención se denomina intervención coactiva a
instancia de parte, mientras que la segunda forma se llama intervención
coactiva iussu iudicis (integración del juez)” (ROCCO, 1976, Volumen
II: 132).
El mencionado jurista italiano precisa que son casos de intervención coactiva
a instancia de parte:
“1°) la litisdenuntiatio en materia de evicción;
2°) la nominatio auctoris (...);
3°) el llamamiento en causa del tercero pretendiente (...);
4°) el llamamiento en garantía...” (ROCCO, 1976, Volumen II: 132).

6.2.1 Intervención de terceros a instancia de parte


Rocco, en lo que atañe a la intervención de terceros a instancia de parte,
predica lo siguiente:
“... Condición de la intervención coactiva (a instancia de parte) es que
la causa sea común a aquel que llama en juicio y a aquel que es llamado
a juicio (...). Este requisito no consiste en un mero interés del que llama
y que es llamado, sino sobre todo en que la relación sustancial que se
discute entre actor y demandado sea común al tercero, o por lo menos,
sea conexa por identidad de título o de sujeto, o del uno y del otro, con
otra relación en que el sujeto extraño se encuentre con el actor o con el
demandado.

271
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

En el primer caso, el que era extraño al juicio hubiera podido o debido


asumir la posición de un litisconsorte necesario (...); en el segundo caso,
el tercero extraño hubiera podido asumir la posición de litisconsorte sim-
ple, ya que habría podido ser actor o demandado en un juicio separado”
(ROCCO, 1976, Volumen II: 132).

6.2.2 Intervención de terceros por orden del Juez


Al respecto, Liebman anota lo siguiente:
“... La ley ha querido dar al juez el poder de solicitar la llamada en causa
del tercero en los mismos casos en que podía ser provocada por una de las
partes por su espontánea voluntad (...). La orden de intervención es, por
consiguiente, en sustancia una invitación a las partes a llamar al tercero
con la implícita advertencia de que el juez no está dispuesto a decidir
la causa mientras el tercero no haya sido llamado (...). Las razones de
oportunidad, que pueden inducir al juez a ordenar la intervención son las
acostumbradas: interés del tercero a tutelar sus razones, indirectamente
envueltas en el proceso, economía de los juicios, unidad y uniformidad de
decisiones sobre relaciones conexas. En virtud de la orden de intervención
el tercero se convierte en litisconsorte necesario.
(...) La llamada del tercero significa solamente extensión al tercero de
la eficacia de la sentencia que se pronuncie entre las partes originarias,
a través de una implícita demanda de declaración de certeza en rela-
ción a él de los puntos perjudiciales eventualmente relevantes para su
situación (...). Se comprende que permanece abierta la posibilidad de ul-
teriores demandas de las partes o del tercero” (LIEBMAN, 1980: 86-87).
Micheli, acerca de la intervención de terceros por orden del Juez, predica lo
siguiente:
“... ‘El juez, cuando considere oportuno que el proceso se desarrolle frente
a un tercero al cual es común la causa, ordena su intervención’. Presupuesto
de tal intervención jussu judicis es siempre la comunidad de causa, entendida
como identidad de elementos objetivos, individualizantes de la acción (...),
pero la misma no crea sin embargo en el juez el deber de llamar en causa al
tercero, sino el poder de hacerlo, si lo considera oportuno. Ahora bien, aun
cuando no sea fácil establecer en abstracto las hipótesis en que tal oportu-
nidad puede ser contemplada por el juez, es de observar que mediante la
intervención en examen, el juez crea un verdadero y propio litisconsorcio
necesario en hipótesis en las cuales el mismo no está previsto por la ley; de
ello se sigue que si ninguna de las partes provee a llamar en causa al tercero,

272
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

indicado por el juez, mediante citación, el proceso no puede proseguir y


la causa es cancelada del registro (...). Con tal llamamiento en causa jussu
judicis que (...) no puede servir para una finalidad meramente instructoria
(ya que para tal finalidad es suficiente llamar al tercero como testigo), el
juez puede hacer necesaria la participación en el proceso de sujetos que
tienen una legitimación igual a la de las partes originarias, respecto del
objeto de la controversia y que las partes mismas no han creído deber lla-
mar en juicio; de este modo, el juez tiende a evitar un conflicto práctico de
fallos (...), ya que el tercero podría ser parte en otro juicio con una de las
partes en el proceso actual, y obtener un pronunciamiento diverso respecto
del alcanzado en este último (...).
También el interviniente coaccionado jussu judicis debe ser considerado
como parte en el proceso por efecto del solo llamamiento, aun cuando
después las partes originarias no formulen respecto de él ninguna instan-
cia, ya que su posición sustancial le hace que quede sujeto sin más a la
eficacia de la cosa juzgada de la sentencia que se emitirá en aquel proceso.
Es este, pues, un caso en que un sujeto queda envuelto (por decir así) en
un proceso civil, no obstante su voluntad en sentido contrario. Se trata,
por consiguiente, de hipótesis totalmente excepcionales respecto de los
principios generales (...); excepción me parece, sólo en parte justificada
por la exigencia de evitar conflictos prácticos entre fallos y en la estre-
cha conexión entre el objeto de la controversia, llevada ante el juez, y la
posición jurídica del tercero llamado en causa por orden de dicho juez”
(MICHELI, 1970, Volumen I: 236-237).

6.2.3 Litisdenunciación
Para Goldschmidt, “... la litisdenunciación ‘litis denuntiatio’ es el aviso dado
por una parte a un tercero de la pendencia de un proceso, dejando al arbitrio
del mismo el acudir en auxilio del denunciante en calidad de interviniente
adhesivo (...), el entrar en la causa como interviniente principal (...), o el aceptar
el proceso en calidad de demandado...” (GOLDSCHMIDT, 1936: 450).
En opinión de Liebman, “... la llamada en causa del tercero es (...) ante todo
un medio para llevar al conocimiento del tercero la existencia del proceso (litis-
denuntiatio) y permitirle intervenir, medio que en estos casos se hace posible por
la coincidencia del interés del tercero con el interés de la parte que lo llama. Pero,
naturalmente, nadie puede ser constreñido a proponer demandas contra su voluntad.
Por eso la llamada en causa, en sí y por sí, coloca al tercero en la situación de asistir
al proceso permaneciendo al margen del mismo; todo lo que se puede admitir es
que la llamada implique la proposición de una demanda de declaración de certeza

273
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

respecto del tercero, la cual extienda también a él los efectos de la sentencia que
haya de pronunciarse sobre la causa originaria entre las partes principales, de modo
que valga también para él la declaración de certeza de los puntos de hecho y de
derecho que son comunes también a su relación o que constituye una prejudicial
de éste. En tal modo, el tercero se convierte, a estos efectos limitados, en parte. Lo
que no excluye que una de las partes (el que llama a su adversario) pueda proponer
también otra demanda contra el intervenido y que éste la pueda proponer contra
una o ambas partes. Por ejemplo, en el caso de la garantía, la parte, además de
llamar en causa al garante, puede proponer en el mismo proceso en vía eventual
(esto es, para el caso de resultar vencido en la demanda principal) la demanda de
regreso contra él (llamada en garantía)” (LIEBMAN, 1980: 85-86).

6.2.3.1 Denuncia civil o citación del colegitimado pasivo


En relación al tema, Rodríguez Garcés apunta que:
“... El demandado puede pedir la citación de otras personas en contra de
quienes procede también la acción ejercitada en contra de él.
Si se demanda a uno solo de los deudores de la obligación solidaria o
de obligación indivisible la acción entablada procede también en contra
de los demás deudores que no han sido demandados. En tales casos el
demandado puede solicitar, dentro del término de emplazamiento, que
se les cite al juicio.
El objeto de la citación es que afecten también a ellos los resultados del
pleito.
Si la persona citada no comparece al juicio le afectan sus resultados tal
como si hubiere litigado en él. Se encuentra en la misma situación que el
demandado rebelde” (RODRIGUEZ GARCES, 1967, Tomo I: 69-70).
El Código Procesal Civil, en su artículo 102, regula lo concerniente a la
denuncia civil, estableciendo que el demandado que considere que otra persona,
además de él o en su lugar, tiene alguna obligación o responsabilidad en el derecho
discutido, debe denunciarlo indicando su nombre y domicilio, a fin de que se le
notifique del inicio del proceso.
Se puede apreciar que, conforme a nuestro ordenamiento jurídico procesal, la
denuncia civil se configura cuando la persona contra la cual es dirigida la demanda
hace notar al juzgador (generalmente en el escrito en que formula excepciones
o contesta la demanda) que carece de legitimidad para obrar (vale decir, que no
integra la relación jurídica material objeto de debate judicial) y que es otra persona
(respecto de la cual deberá señalar su nombre y domicilio para que sea emplazada),

274
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

en vez de ella, a quien debe atribuírsele la condición de parte demandada. La


referida institución jurídica también se configura en el supuesto de existir otro
colegitimado pasivo, en cuyo caso el demandado se lo hace saber al magistrado
(generalmente en el escrito de contestación de demanda), identificando a aquél y
señalando su dirección domiciliaria a efecto de su debido emplazamiento.
El artículo 103 del Código Procesal Civil norma el trámite y efectos de la
denuncia civil, desprendiéndose de dicho precepto legal lo siguiente:
- Si el órgano jurisdiccional considera procedente la denuncia civil formu-
lada por la persona contra la cual se ha dirigido la demanda, dispondrá el
emplazamiento al sujeto denunciado (concediéndole un plazo no mayor
de diez días para que intervenga en el proceso), el mismo que debe pro-
ducirse con las mismas formalidades previstas para la notificación de la
demanda.
- La admisión de la denuncia civil formulada por la persona contra la cual
se ha dirigido la demanda trae como consecuencia la suspensión del
proceso hasta que se produzca el emplazamiento al denunciado civil.
- El denunciado civil tendrá la calidad de litisconsorte del demandado
denunciante e iguales facultades procesales que este último.
- La sentencia que se expida en el proceso en que tuvo lugar la denuncia
civil, además de la cuestión litigiosa existente entre la parte demandante y
demandada, resolverá lo concerniente a la relación sustancial que hubiere
entre el demandado denunciante y el denunciado civil.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la denuncia civil
o citación del colegitimado pasivo, ha establecido lo siguiente:
- “... La intervención del denunciado civil es un típico caso de intervención
obligada, dicha intervención es considerada como una especie de llama-
miento a terceros a pleito. Es el mecanismo procesal mediante el cual una
parte integra a un tercero al proceso, respecto de quien tiene determinados
intereses -presentes o futuros- respecto de la misma relación sustantiva
o de otra conectada jurídicamente a esta última con la que se discute en
el proceso...” (Casación Nro. 1932-2003 / La Libertad, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-08-2004, pág. 12520).
- “... El numeral ciento dos del Código Procesal Civil [...] faculta al de-
mandado a denunciar en el proceso a la persona que además de él o en su
lugar, tiene alguna obligación o responsabilidad en el derecho discutido,
indicando su nombre y domicilio a fin que se le notifique del inicio del

275
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

proceso; [...] en tal virtud, a través de éste pedido [sic -léase este pedi-
do-] se permite incorporar al proceso a un tercero que no habiendo sido
demandado, asuma las obligaciones o responsabilidades que surjan del
derecho discutido, de tal manera que sean emplazados con la demanda y
entablen una relación procesal con el demandante, no así con el denun-
ciante que puede conservar su condición de codemandado o ser excluido
del proceso...” (Casación Nro. 5254-2006 / Lima Norte, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, pág. 22686).
- “... La denuncia civil consagrada en el Artículo ciento dos del Códi-
go Procesal Civil permite incorporar al proceso a un tercero que no
habiendo sido demandado expresamente, asuma las obligaciones o
responsabilidades que surjan del derecho discutido, de tal manera que
sean emplazados con la demanda y entablen relación procesal con el
demandante, no así con el denunciante que puede conservar su condición
de codemandado o ser excluido del proceso” (Casación Nro. 678-96 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 21-04-1998, págs.
733-734).
- “... La denuncia civil está regulada en el artículo ciento dos del Código
Procesal Civil, el mismo que establece que solamente procederá denunciar
civilmente a otra persona si es que ésta, además de él o en su lugar, tiene
alguna obligación o responsabilidad en el derecho discutido; es decir, la
norma acotada exige que para que una persona sea denunciada civilmente
debe tener la calidad de parte pasiva, resultando obligada a lo que se de-
cida en la sentencia, pues la denunciada civilmente es considerada como
un litisconsorte necesario dado que integra la parte pasiva de la relación
jurídico material...” (Casación Nro. 692-01 / Ica, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 05-11-2001, págs. 7908-7909).
- “... Las partes tienen facultad para formular denuncia civil cuando corres-
ponda, conforme al Artículo ciento dos del Código Procesal Civil, por
lo que su omisión no puede sustentar un pedido de nulidad...” (Casación
Nro. 100-2000 / Tacna, publicada el 09-04-2000, pág. 5056).
- “... No existiendo prohibición alguna de que la denuncia civil se encuentre
contenida en la contestación de demanda, ni mucho menos mandato impe-
rativo de que deba formularse en escrito aparte, ésta debe entenderse como
válidamente efectuada en la forma realizada en autos [esto es, dentro de
los fundamentos de hecho del escrito de contestación de demanda], máxi-
me si es obligación de los Magistrados analizar, evaluar y merituar cada
uno de los fundamentos expuestos por las partes en litigio...” (Casación

276
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

Nro. 1805-00 / Ayacucho, publicada en el Diario Oficial El Peruano el


30-07-2003, págs. 10753-10754).
- “... Resultaba necesario, a efectos de establecer adecuadamente una
relación jurídica procesal válida y poder emitir un pronunciamiento
válido sobre el fondo de la controversia, resolver la denuncia civil
formulada, determinando si el [...] demandado tiene o no alguna obli-
gación o responsabilidad en el derecho discutido, o si la mencionada
obligación o responsabilidad debía ser compartida con la [...] denun-
ciada. [...] dicha omisión resulta una clara transgresión al principio de
la observación del debido proceso, [...] principio cuyo estricto cumpli-
miento debe ser velado por esta Suprema Sala, y que se materializa en
el hecho de no haberse emitido pronunciamiento respecto de un pedido
expreso de una de las partes en conflicto...” (Casación Nro. 1805-00 /
Ayacucho, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-07-2003,
págs. 10753-10754).
- “... Al ser incorrecta la inclusión de [...] en calidad de denunciado civilmen-
te, tampoco resultaba factible emitir pronunciamiento sobre la relación
sustancial entre el denunciante y el denunciado civilmente pues ello es
exigible en el caso que el denunciado civilmente tenga realmente la calidad
de parte pasiva en el proceso, lo cual no ha sucedido en el presente caso;
[...] no obstante ello, la Sala de revisión si [sic -léase sí-] ha incurrido
en causal de nulidad al no haberse pronunciado en la sentencia de vista
respecto a la solicitud de extromisión planteada [...]; por consiguiente,
se ha infringido lo dispuesto en el artículo ciento veintidós inciso cuarto
del Código Procesal Civil, debiendo por ende declararse nula la sentencia
de vista, a fin de que la Sala de mérito se pronuncie sobre el pedido de
extromisión del proceso...” (Casación Nro. 692-01 / Ica, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001, págs. 7908-7909).
- “... Conforme al Artículo ciento tres del Código Procesal Civil, es efecto
de la denuncia civil una vez admitida aquella (sic), la suspensión del
proceso. (...) Que, la suspensión a que alude la ley busca la integración
de la relación procesal con el denunciado civil, por lo que hasta que no
se integre dicho litis consorte, el proceso se encuentra suspendido” (Ca-
sación Nro. 2805-99 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 19-08-2000, pág. 6005).
- “... Con la denuncia civil se estaría desnaturalizando los fines de la acción
ejecutiva...” (Casación Nro. 2543-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 18-01-2000, pág. 4576).

277
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

6.2.3.2 Llamamiento en garantía o aseguramiento de pretensión futura


El pedido de aseguramiento de pretensión futura que hace una de las partes
a efecto de que se emplace a un tercero para que en el mismo proceso el juzgador
se pronuncie además sobre la pretensión (indemnizatoria o de repetición de lo que
eventualmente se pague en ejecución de sentencia) que aquélla tuviera contra dicho
tercero, es un caso de intervención obligada o provocada de terceros, conocido en
la doctrina también como citación o llamamiento en garantía.
Véscovi, en cuanto a la llamada o citación en garantía, enseña que:
“... Comprende la circunstancia en la cual una de las partes, normalmente
el reo, pide la citación (y emplazamiento) de un tercero para que concurra
a defenderlo y eventualmente sea condenado. Inclusive, muchas veces
ese tercero entra en el proceso y puede sustituir a la parte.
Este fenómeno es la consecuencia de que, en virtud de las normas de
derecho sustancial, el tercero (llamado) es el verdadero responsable
(caso de la citación de evicción), o la parte (demandada), en el caso de
ser condenada, tendría, a su vez, una acción (de regreso) contra ese ter-
cero. Como el caso del dueño del vehículo que llama al que lo conducía,
por ser el verdadero responsable del accidente (su empleado, aquel a
quien le prestó el vehículo, se lo robó, el asegurador, etc.)” (VESCOVI,
1999: 177).
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar estiman
que mediante la llamada en garantía “una parte (normalmente el demandado)
provoca la intervención en el proceso de un hasta entonces tercero, que debe ga-
rantizar al llamante de los resultados del mismo. La llamada puede ser formal o
simple” (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO;
y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 92). Tales autores añaden que:
“En la llamada formal el tercero está obligado a garantizar al llamante
en virtud de una transmisión onerosa de derechos efectuada con ante-
rioridad (…).
En la llamada simple la obligación de garantizar procede de un vínculo de
coobligación que da lugar, entre los obligados, a pretensiones de regreso
total o parcial, después de satisfacer al acreedor común (…).
(…)
(…) La llamada es una simple denuncia del litigio por la que se invita al
tercero a intervenir, de modo que si no lo hace no podrá después alegar

278
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

que la sentencia es res inter alios iudicata, y sin interviene hay que
considerarlo interviniente adhesivo…” (MONTERO AROCA; GOMEZ
COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo
II: 92).
Para Micheli, “... con el llamamiento en garantía la parte propone, frente al
garante así llamado en causa, una demanda (anticipada y condicionada a que sea
acogida la pretensión de la una parte respecto de la otra, esto es, de la garantizada),
mediante la cual se hace valer una acción de repetición frente al garante (...). El
llamamiento en garantía debe, por consiguiente, contemplarse como distinto de
la simple denuncia de la litis, mediante la cual el garantizado advierte al garante
de la pendencia de la controversia, derivada de la pretensión del tercero de tener
derechos sobre la cosa vendida (...); sin embargo, si el garante no interviene, la
cosa juzgada formará estado también contra él, pero el garantizado deberá pro-
mover una distinta acción de repetición en proceso especial. Por el contrario, si el
garantizado no provee tampoco a la litis denunciatio, corre el peligro de perder la
garantía” (MICHELI, 1970, Volumen I: 235).
El Código Procesal Civil, en su artículo 104, regula lo concerniente al asegura-
miento de pretensión futura (denominado también, como se indicara anteriormente,
citación o llamamiento en garantía) en estos términos:
“La parte que considere tener derecho para exigir de un tercero una in-
demnización por el daño o perjuicio que pudiera causarle el resultado de
un proceso, o derecho a repetir contra dicho tercero lo que debiera pagar
en ejecución de sentencia, puede solicitar el emplazamiento del tercero
con el objeto de que en el mismo proceso se resuelva además la pretensión
que tuviera contra él.
El llamamiento queda sujeto al trámite y efectos previstos en el Artículo
103° [del C.P.C.]”.
Se puede apreciar del último párrafo del artículo 104 del Código Procesal
Civil (citado precedentemente) que el emplazamiento del tercero que se hace en
un proceso con motivo del pedido de aseguramiento de pretensión futura de una
de las partes queda sometido al trámite y efectos previstos en el artículo 103 del
Código Procesal Civil (que versa sobre el trámite y efectos de la denuncia civil),
infiriéndose así lo siguiente:
- Si el Juez considera procedente el pedido de aseguramiento de pretensión
futura, emplazará al tercero con las formalidades establecidas para la
notificación de la demanda, concediéndole a éste un plazo no mayor de
diez días para que intervenga en el proceso.

279
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- El proceso quedará suspendido desde que se admite el pedido de asegu-


ramiento de pretensión futura hasta el emplazamiento al tercero.
- Producido el emplazamiento del tercero, éste será considerado como
litisconsorte de quien formuló el pedido de aseguramiento de pretensión
futura y tendrá las mismas facultades del último de los nombrados.
- La sentencia que se expida en el proceso en que se solicitó y admitió el
aseguramiento de pretensión futura resolverá, además, sobre la relación
sustancial entre quien pidió el aseguramiento de pretensión futura y el
tercero emplazado por ello (o, en otras palabras, el pronunciamiento ju-
dicial versará también sobre la pretensión indemnizatoria o de repetición
de lo pagado en ejecución de sentencia que tuviera la parte solicitante
respecto del tercero emplazado).

6.2.3.3 Llamamiento posesorio o “laudatio o nominatio auctoris”


Según Calamandrei:
“Bajo la figura del llamamiento en causa (...) se comprende también (...)
la llamada nominatio auctoris, que tiene lugar cuando el arrendatario se
encuentra molestado en vía judicial por terceros que pretenden tener dere-
chos sobre la cosa arrendada; en tal caso, el arrendatario puede llamar en
causa al arrendador (o también limitarse a indicar su nombre, nominatio
auctoris, a fin de que el actor lo llame en causa), y el arrendador, llamado
en causa, ‘está obligado a asumir la litis’, mientras que ‘el arrendatario
debe ser puesto fuera de ella, con la simple indicación del arrendador,
si no tiene interés en permanecer’ (...). Aquí el llamamiento en causa
no sirve para proponer una nueva demanda contra el arrendador, sino
solamente para provocar en la causa originaria una mutación de partes:
poner al arrendador, en el lugar del arrendatario, demandado originario
no legitimado.
(...) Puede ella (la figura de la nominatio auctoris) servir igualmente en
todos los casos en que el demandado no legitimado se dirige al verdadero
legitimado para que ocupe su puesto en la causa intentada contra él, o
poner a actor en condiciones de proseguir la causa, si quiere, contra el
verdadero legitimado” (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 347).
Prieto-Castro y Ferrándiz apunta sobre la laudatio auctoris lo siguiente:
“... Se da cuando una persona que posee una cosa ajena (esto es, en ca-
lidad de poseedor inmediato), por virtud de una relación jurídica, como

280
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

depositario, arrendatario o figura análoga es demandado, como tal po-


seedor, por otra persona que afirma tener un derecho sobre dicha cosa.
En este supuesto, lo procedente es que el poseedor inmediato demandado
ponga en conocimiento del poseedor mediato la incoación del proceso,
para que éste, a quien le interesa la defensa de la propiedad, lo asuma como
parte y el denunciante, sea liberado de la continuación de dicho proceso
(a lo que se llama extramissio)” (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ,
1980, Volumen 1: 77).
La laudatio o nominatio auctoris se presenta, en opinión de Stiglitz, en dos
supuestos:
“1) Cuando el demandante se equivoca respecto a la persona que debe citar
como demandada para la restitución de una cosa y dirige su demanda
contra quien tiene en apariencia la posesión del bien objeto de sus preten-
siones, pero en realidad sólo es un simple tenedor que detenta o disfruta
ese bien a nombre del verdadero poseedor, que es quien ha debido ser
demandado.
2) Cuando se demanda a alguien como tenedor de la cosa sin serlo...” (STI-
GLITZ, 1970: 160).
Goldschmidt, en lo que atañe a la nominatio o laudatio auctoris, predica lo
siguiente:
“Para que pueda tener lugar este caso es menester que alguien, en calidad
de poseedor de una cosa mueble o inmueble, sea demandado, bien con
una ‘actio in rem’ (...), bien con una ‘actio in rem scripta’ (...), y que ale-
gue que posee la cosa como poseedor inmediato (...). Un demandado de
esta suerte, que antes de entrarse en el fondo de la causa denuncia ésta al
poseedor mediato y pone en conocimiento del actor las gestiones hechas
para que este poseedor comparezca por sí, se le cite o nombre abogado
(...) con el fin de que se pronuncie en la causa, puede negarse a actuar
como parte mientras el llamado no comparezca o no haya transcurrido
el plazo especial que se concede para ello (...), con lo que se produce un
efecto que atribuye a la ‘nominatio auctoris’ la significación procesal que
hoy han perdido casi totalmente las excepciones dilatorias.
Si el llamado niega su calidad de poseedor mediato o no comparece, el
demandado puede atender a la petición del actor (...), sin tener que te-
mer, en caso de vencimiento, ninguna acción de regresión del llamado.
Si el demandado satisface la pretensión de la demanda, el asunto queda

281
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

terminado y sólo queda la resolución sobre las costas. En el caso de que,


por el contrario, el llamado reconozca que es poseedor mediato, puede, con
el consentimiento del demandado, continuar el proceso en su lugar (...).
El consentimiento del actor no lo necesita más que en el caso de que éste
haya ejercitado acciones contra el demandado que sean independientes
del hecho de poseer éste para el tercero (...), por ej., si reclama entrega
de frutos o indemnización de daños; si aquél consiente, el llamado puede
seguir la causa incluso para estos extremos en lugar del demandado denun-
ciante; en otro caso, éste continúa como parte para sólo estos puntos (...).
Si acepta (el llamado) el continuar la causa, el demandado -a petición
suya- se ve desligado de la causa por sentencia definitiva (...). El proceso
pasa al llamado -en calidad éste de demandado- en la situación en que se
encuentre. La sentencia es firme y ejecutable también contra el primer
demandado (...), y en ella se resuelve al mismo tiempo sobre las costas. Si
el demandante es vencido, tiene que pagar las costas de los demandados.
Si, en cambio, resulta vencido el llamado, las paga él al demandante; y
sobre las que el primer demandado haya podido causar, el demandante
tiene que dirigirse al llamado” (GOLDSCHMIDT, 1936: 452-453).
El Código Procesal Civil, en su artículo 105, regula lo relativo al llamamiento
posesorio (o laudatio o nominatio auctoris) de esta manera:
“Quien teniendo un bien en nombre de otro, es demandado como posee-
dor de él, debe expresarlo en la contestación a la demanda, precisando
el domicilio del poseedor, bajo apercibimiento de ser condenado en el
mismo proceso a pagar una indemnización por los daños y perjuicios
que su silencio cause al demandante, además de la multa prevista en el
Artículo 65° [del C.P.C.]. Para el emplazamiento al poseedor designado
se seguirá el trámite descrito en el Artículo 103° [del C.P.C.].
Si el citado comparece y reconoce que es el poseedor, reemplazará al
demandado, quien quedará fuera del proceso. En este caso, el Juez em-
plazará con la demanda al poseedor.
Si el citado no comparece, o haciéndolo niega su calidad de poseedor,
el proceso continuará con el demandado, pero la sentencia surtirá efecto
respecto de éste y del poseedor por él designado.
Lo normado en este Artículo es aplicable a quien fue demandado como
tenedor de un bien, cuando la tenencia radica en otra persona”.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al llamamiento
posesorio, ha establecido lo siguiente:

282
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

- “... El segundo párrafo del artículo ciento cinco del Código Procesal
Civil [...] establece respecto del llamamiento posesorio que, si el citado
comparece y reconoce que es el poseedor, reemplazará al demandado,
quien quedará fuera del proceso, y en este caso, el Juez emplazará con la
demanda al poseedor; [...] no obstante lo dispuesto expresamente por la
norma legal, y pese a que el señor [...] ha comparecido formalmente al
proceso, el Juez de la causa ha omitido expedir la resolución pertinente,
decidiendo o no sobre su incorporación al proceso en reemplazo de los
codemandados, pese a la trascendencia que este acto procesal reviste
para efectos del cumplimiento de la decisión final; situación que [...]
ha originado se expida sentencia [...] sin que [...] se haya establecido
debidamente la relación jurídica procesal, lo que afecta la validez de la
sentencia recurrida y vulnera el derecho del recurrente al debido proce-
so...” (Casación Nro. 622-02 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-01-2003, págs. 9763-9764).
- “... El llamamiento posesorio se supedita a la acreditación de la calidad
de cuidador o vigilante del inmueble por parte de quien lo alega [...];
siendo así la falta de emplazamiento con el proceso a los [...] presuntos
poseedores del bien, no invalida la sentencia de vista...” (Casación Nro.
18-2002 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-05-
2002, págs. 8794-8795).

6.2.3.4 Llamamiento ex officio en caso de fraude o colusión


Beatriz Quintero y Eugenio Prieto dicen del llamamiento ex officio (por orden
del Juez) en caso de fraude o colusión que:
“... En esta especie de intervención forzosa el llamamiento lo formula
el juez cuando advierte, de alguna manera, fraude o colusión que se
encamine a perjudicar a la persona a quien llama al proceso. El fraude
es culpa grave civil, con ánimo de perjudicar; la colusión es una com-
binación, un acuerdo entre las partes de un proceso que casi siempre
resulta simulado y con el propósito de extender sus efectos reflejos a
un tercero.
(...)
El llamado ex officio que interviene en el proceso no introduce en él una
pretensión nueva que se sume o acumule a la que viene siendo objeto
de debate. Su interés descansa exclusivamente en que no se consume el
propósito fraudulento que le dañaría. Por lo general resistirá a la preten-
sión, pero ello no es principio absoluto.

283
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

(...)
El citado no queda vinculado al proceso por el solo llamamiento. Pro-
ducida la citación, el tercero decide si interviene o no, y tan solo en el
último supuesto se producirá su vinculación” (QUINTERO; y PRIETO,
1995, Tomo II: 114-115).
Los mencionados autores señalan, además, que: “Este instituto sui generis
implica la permisión al tercero de toda la actividad propia de una parte princi-
pal independiente, tal como si interviniera ad excludendum, cual si acumulara
pretensión. Goza de todos los poderes y facultades procesales, pero carece de
la facultad de disponer del objeto litigioso” (QUINTERO; y PRIETO, 1995,
Tomo II: 115).
El Código Procesal Civil regula el llamamiento ex officio en caso de fraude o
colusión en su artículo 106. Así tenemos que, en virtud del artículo 106 del Códi-
go Procesal Civil, el Juez, siempre que exista la presunción de fraude o colusión
en el proceso, tiene la obligación de disponer, de oficio, la inmediata citación de
las personas que puedan resultar afectadas, con la finalidad de que se apersonen
al proceso en salvaguarda de sus derechos e intereses. A efecto de la citación de
las personas interesadas en caso de fraude o colusión, el Juez tiene la potestad de
ordenar la suspensión del proceso por un plazo que no exceda los 30 días. Debe
tenerse presente que el llamamiento en caso de fraude o colusión procede en
cualquier etapa del proceso.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al llamamiento ex
officio en caso de fraude o colusión, ha establecido lo siguiente: “... El llamamiento
en caso de fraude o colusión cuando el Juez presuma su existencia, así como la
consecuente suspensión del proceso, no constituye un imperativo categórico pues
es una facultad discrecional del Juzgador...” (Casación Nro. 2981-2006 / Ica, pu-
blicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2006, pág. 17813).

6.2.3.5 Llamamiento en causa del tercero pretendiente


En relación al llamamiento en causa del tercero pretendiente (llamado también
denuncia de litigio pendiente o citación de demandantes), Prieto-Castro y Ferrándiz
nos informa lo siguiente:
“... La doctrina científica y ciertas legislaciones extranjeras se ocupan de
un nuevo caso de intervención de tercero por denuncia de litigio pendiente
(...). Es la hipótesis de que, estando pendiente un proceso acerca de un
crédito, haya un tercero que afirme ser él el acreedor. Entonces el deman-
dado denuncia la existencia del litigio al tercero para que intervenga en

284
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

la causa si le interesa, al tiempo que deposita el importe de la deuda para


que sea entregado al que venza. El proceso nuevo que de esta manera
se origina es llamado litigio entre pretendientes, cuyo efecto es desligar
al demandado de la causa (extramissio) para que ésta siga con esos dos
pretendientes” (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1980, Volumen 1:
77-78).
Calamandrei, en lo que atañe al llamamiento en causa del tercero pretendiente,
refiere que “... cuando se controvierte a cuál de los dos (o más) pretendientes le
corresponde el derecho a una prestación relativa a una suma de dinero o a una
cosa, el obligado, demandado en juicio por uno de dichos pretendientes, tiene
interés en hacer que se declare la certeza, antes de pagar, de cuál sea, entre los
distintos pretendientes, el que verdaderamente tiene derecho a la prestación: y a
este objeto puede llamar en causa al otro pretendiente, a fin de que el juez decida
la controversia entre ellos. Así se habrá declarado judicialmente cierto a quién
le corresponde poder exigir su prestación, sin el temor de pagar a quien no tiene
derecho...” (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 348).
En lo concerniente al llamamiento del tercero pendiente, Arazi opina de esta
manera:
“Sucede cuando el demandado pide la citación de otra persona, dis-
tinta del actor, que también pretende la misma cosa reclamada en la
demanda.
La citación se hace a un tercero a quien se le atribuye una pretensión
en contra del actor y del demandado; respecto del primero porque
quiere para sí lo que éste reclama en el proceso, y del segundo porque
es el sujeto pasivo de la relación sustancial. La situación difiere de la
intervención excluyente porque en el caso, el demandado primitivo se
desvincula de la suerte del proceso dado que la doctrina exige, para
que proceda esta citación, que el citante se allane a la pretensión del
demandante.
Podemos graficar la situación diciendo que si A demanda a B, éste puede
allanarse y citar a C; entonces la contienda se entabla entre A y C para
determinar quién es el titular del derecho reclamado en la demanda.
La no intervención del tercero citado le impide alegar que el demandado
pagó mal y pretender cobra (sic) nuevamente el crédito; pero no le pro-
híbe ejercer su pretensión contra el actor que cobró en el juicio anterior”
(ARAZI, 1998: 329).

285
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

7. EXTROMISION
Según Liebman, “la extromisión de una parte es el fenómeno inverso a la in-
tervención, es la salida de una parte del proceso. La misma se produce por efecto
de un pronunciamiento del juez, que libera o excluye a una parte de la participación
ulterior en el proceso, y puede referirse tanto a una parte originaria cuanto a una
parte que haya intervenido o haya sido llamada al proceso pendiente. En general,
la extromisión tiene lugar cuando el juez compruebe el defecto de presupuestos
particulares que condicionan la presencia de la parte en el proceso, o cuando llegue
a faltar la demanda propuesta en juicio por la parte o contra ella (y el proceso deba,
en cambio, continuar entre las otras partes)” (LIEBMAN, 1980: 87-88).
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 107 del Código Procesal
Civil, en cualquier etapa del proceso, y de manera excepcional, puede el órgano
jurisdiccional disponer (en resolución debidamente motivada) la extromisión de un
tercero legitimado que esté interviniendo en el proceso, vale decir, su apartamiento
de la litis en los siguientes casos:
a) Cuando el órgano jurisdiccional estime que el derecho o interés que
legitimaba al tercero se ha extinguido.
b) Cuando el órgano jurisdiccional compruebe posteriormente la inexistencia
del derecho o interés que legitimaba al tercero (decimos posteriormente
porque el Juez admite la intervención del tercero precisamente por de-
mostrar éste su derecho o interés para intervenir en el proceso, de lo que
se colige que es en momento posterior al indicado que el Juez se cerciora
de que dicho derecho o interés no existe y, en consecuencia, dispone la
extromisión de aquél).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la extromisión,
ha establecido lo siguiente: “... El pedido de extromisión del proceso de un tercero
legitimado presupone que éste anteriormente haya sido incorporado al mismo...”
(Casación Nro. 02-05 / La Libertad C-47295, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-08-2005, pág. 14430).

8. SUCESION PROCESAL
Gimeno Sendra entiende por sucesión procesal “… la sustitución, en un proce-
so determinado, de unas partes formales por otras materiales, como consecuencia
de la transmisión ‘inter vivos’ o ‘mortis causa’ de la legitimación de aquéllas a
éstas” (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 172). Dicho autor agrega que “como
consecuencia de la ‘perpetuatio jurisdictionis’ que ocasiona la litispendencia, tras
la admisión de la demanda, no pueden existir cambios sustanciales de las partes

286
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

en el proceso (…), el cual habrá de transcurrir entre el actor y del (sic -léase y
el-) demandado. Mas, puede ocurrir que, fuera del proceso se haya transmitido
el derecho subjetivo o la titularidad del bien o relación jurídica litigiosa, en cuyo
caso el nuevo adquirente es quien ostenta la legitimación, activa o pasiva (en el
caso de transmisión de bienes litigiosos), y quien se encuentra, por tanto, legi-
timado para suceder a la parte originaria en el proceso” (GIMENO SENDRA,
2007, Tomo I: 172).
Lino Palacio sostiene que:
“... En términos generales, cabe hablar de sucesión procesal siempre que,
a raíz de la extinción, pérdida de legitimación o modificación substancial
producida en la composición de una de las partes, ésta es reemplazada en
el proceso por una persona distinta.
Este tipo de sucesión implica un reflejo de la transmisión de derechos
substanciales, sea a título universal o singular (...). Pero como se trata
de derechos litigiosos, cuya efectividad se halla por lo tanto supeditada
al eventual reconocimiento que de ellos se haga en la sentencia definiti-
va, la sucesión procesal se configura, en rigor, como una sucesión en la
posición jurídica procesal adoptada por el transmitente con relación al
correspondiente derecho” (PALACIO, 1983, Tomo III: 324-325).
Lorca Navarrete trata lo relativo a la sucesión procesal de la manera que se
reproduce a continuación:
“La sucesión procesal atiende a la regulación de todas las cuestiones
que afectan a los posibles cambios de sujetos en la titularidad de parte
legítima en el seno de la instancia procesal.
(…)
(…) La sucesión procesal incide más que, en la titularidad legítima de un
derecho, en una posición de parte dirigida a ‘afirmar’ la titularidad
legítima del derecho que podrá coincidir o no con la posición legítima
de la parte según como sea declarada jurisdiccionalmente.
(…)
En todo caso, se parte de la ratio según la cual la titularidad legítima del
derecho es en sí transmisible en un contexto que gráficamente podría
ser funerario, no sólo porque se justifique en la sucesión mortis causa,
cuanto más bien, porque ‘intervivos’ a través de la sucesión se produce
físicamente la muerte para la instancia procesal de quien la transmite.

287
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Pero, al margen de iter deductivos funerarios, en todo caso la sucesión


implica un traspaso total de la titularidad legítima del derecho origi-
nándose, una ‘a modo’ de escisión, entre la cualidad de parte procesal
y la de titular legítimo del derecho” (LORCA NAVARRETE, 2000:
176-177).
Lorca Navarrete concluye diciendo lo siguiente:
“El proceso de la función jurisdiccional, precisamente por su dimensión
temporal, ofrece una perspectiva idónea para que ocurra un fenómeno
de sucesión.
La sucesión procesal, pues, se limita a la instancia procesal pendiente
en la cual tiene lugar y justificación.
En ese contexto, la sucesión en la instancia consiste en la sustitución de
una de las partes por otra que ocupa su posición procesal.
La causa que da origen a la sucesión se justifica en que una persona de-
viene titular legítimo sobre la cosa litigiosa, lo cual puede ocurrir por
cualquiera de los modos de transmisión del derecho, tanto por un acto
entre vivos como por causa de muerte.
El origen de la sucesión habría que encontrarlo en la transmisión tempo-
ral de la cosa litigiosa que implica un desplazamiento en la legitimación
que origina además importantes cuestiones de personación de la nueva
parte” (LORCA NAVARRETE, 2000: 178).
El Código Procesal Civil, en su artículo 108, regula lo concerniente a la su-
cesión procesal en estos términos:
“Por la sucesión procesal un sujeto ocupa el lugar de otro en un proceso,
al reemplazarlo como titular activo o pasivo del derecho discutido. Se
presenta la sucesión procesal cuando:
1. Fallecida una persona que sea parte en el proceso, es reemplazada por
su sucesor, salvo disposición legal en contrario;
2. Al extinguirse o fusionarse una persona jurídica, sus sucesores en el
derecho discutido comparecen y continúan el proceso;
3. El adquirente por acto entre vivos de un derecho discutido, sucede en
el proceso al enajenante. De haber oposición, el enajenante se mantiene
en el proceso como litisconsorte de su sucesor; o

288
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

4. Cuando el plazo del derecho discutido vence durante el proceso y el


sujeto que adquiere o recupera el derecho, sucede en el proceso al que lo
perdió.
En los casos de los incisos 1. y 2., la falta de comparecencia de los suce-
sores, determina que continúe el proceso con un curador procesal.
Será nula la actividad procesal que se realice después que una de las partes
perdió la capacidad o titularidad del derecho discutido, siempre que dicho
acto le pueda haber generado indefensión. Si transcurridos treinta días
no comparece el sucesor al proceso, el Juez debe designar a un curador
procesal, de oficio o a pedido de parte”.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la sucesión pro-
cesal, ha establecido lo siguiente:
- “... La Sucesión Procesal se da cuando un sujeto ocupa el lugar de otro
en un proceso, produciéndose un cambio en los sujetos de la relación
jurídica procesal, con la transmisión de facultades y deberes procesales
que conlleva esa posición, vale decir que [...] en la sucesión procesal quién
[sic -léase quien-] concurre al proceso ocupa el lugar del demandante o
del demandado y ocurre cuando se produce el fallecimiento de una de
las partes, en cuyo caso el heredero sucede a la persona del causante
adquiriendo la titularidad del derecho objeto del litigio, o cuando una de
las partes enajena el derecho objeto del litigio, por esta razón, el proceso
no se extingue necesariamente por el fallecimiento del demandante, en
cuyo lugar se subrogan por vía de sucesión mortis causa sus herederos,
siendo que de acreditarse el fallecimiento de uno de los justiciables el
órgano jurisdiccional debe emplazar a los sucesores notificándoles la
existencia del juicio a efectos que se apersonen al proceso, garantizando
de esta manera el debido proceso consagrado en el inciso tercero del
artículo ciento treinta y nueve de la Constitución Política del Estado...”
(Casación Nro. 1254-2007 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 03-12-2008, págs. 23614-23615).
- “... El artículo ciento ocho del Código Procesal Civil establece en su inciso
uno, que se presenta la sucesión procesal cuando fallecida una persona que
sea parte en el proceso, es reemplazada por su sucesor, salvo disposición
legal en contrario; [...] esta disposición obedece a que una persona que
ha perdido la titularidad del derecho en discusión no puede generar actos
válidos dentro del proceso, contemplando el nombramiento de un curador
procesal para la defensa de los derechos de los sucesores o adquirientes

289
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

del mencionado derecho...” (Casación Nro. 52-2007 / Lima, publicada


en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, págs. 22751-22752).
- “... La sucesión procesal puede ser inter vivos o mortis causa; la primera
acontecería cuando una vez iniciado el proceso se produce un cambio en
la titularidad de las partes debido a la transmisión del objeto de la litis. La
segunda supone la transmisión del objeto del litigio por el fallecimiento
de una de las partes...” (Casación Nro. 1254-2007 / La Libertad, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs. 23614-23615).
- “... La sucesión procesal es una institución consagrada en el artículo 108
del Código Procesal Civil, norma según la cual por la sucesión procesal
un sujeto ocupa el lugar de otro en un proceso, al reemplazarlo como
titular activo o pasivo del derecho discutido, siendo uno de los casos en
los que ésta opera, cuando fallece quien es parte en un proceso, además
de los otros supuestos previstos en la ley adjetiva. [...] Que, la sucesión
procesal es la regla general en el caso de muerte de una de las partes
dentro de un proceso; ella opera ipso jure, aunque el reconocimiento de
los herederos en el proceso depende de la prueba que éstos aporten [...].
[...] Que, siendo esto así, la sucesión procesal permite la vinculación
de los herederos, como directos interesados en la protección de la uni-
versalidad patrimonial de la cual forman parte, para que intervengan en
el proceso, con lo cual también se protegen plenamente sus derechos
constitucionales, en especial los derechos a la propiedad, a la defensa y
al debido proceso...” (Casación Nro. 3165-2005 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-10-2006, págs. 17155-17156).
- “... La sucesión procesal es una institución consagrada en el artículo cien-
to ocho del Código Procesal Civil, norma según la cual por la sucesión
procesal un sujeto ocupa el lugar de otro en un proceso, al reemplazarlo
como titular activo o pasivo del derecho discutido, siendo uno de los
casos en los que ésta opera, cuando fallece quien es parte en un proceso,
además de los otros supuestos previstos en la ley adjetiva; [...] la sucesión
procesal es la regla general en el caso de la muerte de una de las partes
dentro de un proceso, ella opera ipso jure, aunque el reconocimiento de
los herederos en el proceso depende de la prueba que éstos aporten; sin
embargo, existen procesos civiles en los que están en juego derechos per-
sonalísimos y en los que a la muerte de una de las partes no puede operar
la sucesión procesal, como por ejemplo en los procesos de divorcio, de
separación de cuerpos o de nulidad de matrimonio, en los que la muerte
de una de las partes implica la culminación de su actuación procesal. Ello
no ocurre en procesos como el presente [sobre ejecución de garantías], en

290
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

el que la muerte de una de las partes no impide la finalidad patrimonial


que lo impulsa en tanto lo que la acción persigue es el patrimonio de la
persona y no a la persona misma; [...] en tal sentido, la sucesión procesal
permite la vinculación de los herederos, como directos interesados en la
protección de la universalidad patrimonial de la cual tienen parte, para que
intervengan en el proceso, con lo cual también se protegen plenamente
sus derechos constitucionales, en especial los derechos a la propiedad, a la
defensa y al debido proceso...” (Casación Nro. 3142-2003 / La Libertad,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-08-2005, pág. 14407).
- “... El Artículo ciento ocho (del C.P.C.) (...) se refiere al caso de sucesión
procesal, en el cual una persona ingresa en sustitución de otra a ocupar
su posición en la relación procesal, y el caso de autos es uno distinto,
pues se ha demandado directamente a la sucesión y ésta no ha ingresado
después en el lugar del fallecido...” (Casación Nro. 2844-99 / Chincha,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 07-07-2000, pág. 5566).
- “... El artículo 108° del Código Procesal Civil señala que: ‘Por la sucesión
procesal un sujeto ocupa el lugar de otro en un proceso, al reemplazarlo
como titular activo o pasivo del derecho discutido’; y se presenta -según
refiere su inciso 1- cuando: ‘fallecida una persona que sea parte en el pro-
ceso, es reemplazada por su sucesor, salvo disposición legal en contrario’;
de donde se advierte que el acontecimiento en virtud del cual se configura
la sucesión procesal lo constituye el fallecimiento de la persona que es
parte en el proceso y no de la fecha en que se comunica tal situación...”
(Casación Nro. 682-2005 / Apurímac, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-01-2007, pág. 18657).
- “... Se ha producido el fallecimiento de uno de los demandados [...], lo
cual conmina a recurrir a la figura jurídica de sucesión procesal, contem-
plada en el artículo ciento ocho inciso primero del Código Procesal Civil,
[...] a efecto de que: a) los sucesores del fallecido se apersone [sic -léase
se apersonen-] al proceso y actúen en éste en lugar de su causante; y b)
en defecto de ello, esto es, en caso de inconcurrencia de los sucesores,
se proceda al nombramiento del curador procesal, quien es un abogado
nombrado por el Juez; [...] el artículo sesentiuno del Código adjetivo
[C.P.C.] [...] establece que el nombramiento del curador procesal se pro-
duce a pedido del interesado, pedido que, a fin de merecer un obligatorio
pronunciamiento, de acuerdo a una interpretación literal de la norma debe
formularse una vez transcurrido el plazo de treinta días con que cuenta
el sucesor para comparecer del proceso; tal como lo prescribe el artículo
ciento ocho del citado Código [C.P.C.]; toda vez que la curaduría procesal

291
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

no se configura simplemente con la muerte de una de las partes del proce-


so, sino cuando ninguno de los sucesores del fallecido se apersona en su
lugar durante el citado plazo, en otras palabras, la sola lectura del citado
artículo sesentiuno [del C.P.C.] nos lleva a concluir que el interesado se
encuentra expedito para solicitar el referido nombramiento solo cuando
se ha producido la mencionada situación...” (Casación Nro. 2952-2001 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-07-2002,
págs. 8937-8938).
- “... Conforme establece el artículo 108 del Código Procesal Civil, por la
sucesión procesal un sujeto ocupa el lugar de otro en un proceso, al re-
emplazarlo como titular activo o pasivo del derecho discutido, precisando
que se presenta cuando: inciso 1): Fallecida una persona que sea parte
en el proceso, es reemplazada por su sucesor, salvo disposición legal en
contrario; de lo que se colige que dicho reemplazo obedece a los cambios
en la titularidad activa o pasiva del derecho que es materia de debate ju-
dicial; [...] en tal virtud, fallecida una de las partes de la relación procesal
durante el trámite del proceso, correspondía suspender su trámite para que
se produzca la sucesión procesal o se nombre curador procesal, confor-
me a lo normado en el dispositivo antes descrito, lo que no ha ocurrido,
debiendo precisarse que el fallecimiento [...] se produjo [...] con anterio-
ridad incluso a la expedición de la sentencia de primera instancia [...];
[...] en este orden de ideas, es evidente que se ha infringido el debido
proceso, [...] por haberse violentado el derecho de defensa del demandado
fallecido, [...] lo cual vicia de nulidad la decisión recurrida y la expedida
en primera instancia, en atención a lo dispuesto en el numeral 171 del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2876-2006 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2008, págs. 21318-21319).
- “... En el caso de autos, y como lo ha acreditado la recurrente, con la
partida de defunción de su cónyuge [...], éste ha fallecido [...] sin que se
haya llamado a comparecer a sus sucesores procesales conforme lo señala
el inciso primero del artículo ciento ocho del Código Procesal Civil, acre-
ditándose con ello la vulneración del derecho de defensa que constituye
un derecho fundamental de naturaleza procesal que conforma, a su vez, el
ámbito del debido proceso, y sin el cual no podría reconocerse la garantía
de este último...” (Casación Nro. 1254-2007 / La Libertad, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs. 23614-23615).
- “... Conforme lo establece el artículo 108 del Código Procesal Civil, por
la sucesión procesal un sujeto ocupa el lugar de otro en un proceso, al
reemplazarlo como titular activo o pasivo del derecho discutido, señalando

292
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL

los casos en que ésta se presenta. Así su inciso tercero expresa que se
presenta tal situación cuando el adquiriente por acto entre vivos de un
derecho, sucede en el proceso al enajenante; desprendiéndose de dicho
numeral por extensión que aquella se configura cuando, en el curso de un
proceso [...] una persona distinta reemplaza a una de las partes ocupando
su posición procesal de demandante o demandado, según sea el caso...”
(Casación Nro. 1288-2003 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-09-2005, págs. 14747-14748).
- “... Fluye que el Banco [...] ya no continúa en su condición de acreedor,
en tal virtud ha devenido carente de interés y legitimidad para obrar, ra-
zón por la que [...] se debió resolver el pedido de sucesión procesal, por
haber operado un cambio en la titularidad activa de la relación procesal,
máxime si [...] el conocimiento de dicho pedido [...] no ha sido absuelto
por la entidad demandante que ha dejado de tener la calidad de acreedora,
por ende, sin capacidad para continuar con el desarrollo del proceso. [...]
Que, en consecuencia, al no haberse procedido en la forma que establece
la ley procesal, se ha contravenido lo dispuesto en el artículo 108 del Có-
digo Procesal Civil, [...] correspondiendo por tanto declarar la nulidad del
fallo...” (Casación Nro. 1288-2003 / La Libertad, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-09-2005, págs. 14747-14748).

293
CAPITULO VII
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

1. CONCEPTO DE NULIDAD PROCESAL


Amaya dice sobre la nulidad que “... el acto jurídico procesal es un ins-
trumento público y (...) las normas procesales son de orden público. Ambas
premisas se confunden y relacionan para determinar que cuando no se llenan los
requisitos o las solemnidades que el acto jurídico debe contener, y cuando no se
han respetado las normas procesales, se ha incurrido en una nulidad procesal”
(AMAYA, 1947: 27).
Alsina considera que la nulidad “... es la sanción por la cual la ley priva al
acto jurídico de sus efectos normales cuando en su ejecución no se han observado
las formas prescritas para ello...” (ALSINA, 1958: 31). Dicho tratadista advierte
que “... éste es un concepto provisorio, porque la función de la nulidad no es pro-
piamente asegurar el cumplimiento de las formas, sino de los fines asignados a
éstas por el legislador...” (ALSINA, 1958: 31-32).
Lino Palacio refiere que “... los actos procesales se hallan afectados de nulidad
cuando carecen de algún requisito que les impide lograr la finalidad a la cual están
destinados” (PALACIO, 1977, Tomo IV: 141). Añade el mencionado tratadista que
“... acaso con motivo de la gravitación que en el proceso se reconoce al elemento
formal, aunque englobando dentro de él a las restantes dimensiones en que se
escinde la actividad procesal, como son el lugar y el tiempo, es frecuente que las
leyes y la doctrina vinculen el concepto de nulidad a la idea de quebrantamiento o
inobservancia de las formas del proceso...” (PALACIO, 1977, Tomo IV: 142). Sin
embargo, -concluye Lino Palacio- “... no existen razones válidas que autoricen a
excluir, del concepto de nulidad, aquellos vicios que afecten a los requisitos propios
de los restantes elementos del acto procesal, es decir de los sujetos y del objeto
(v.gr. falta de competencia del órgano o de capacidad de las partes; vicios de la
voluntad cuando ellos fueren invocables; inidoneidad o imposibilidad jurídica)”
(PALACIO, 1977, Tomo IV: 143).

295
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Luis Rodríguez estima que la nulidad procesal es “... la sanción por inobser-
vancia de las formas de los actos procesales (definición de invalidación) existentes
(exclusión de los inexistentes) mientras la invalidez no haya quedado convalidada
(principio de relatividad)” (RODRIGUEZ, 1987: 89-90). Continúa el autor citado
diciendo que “... un acto se encuentra viciado cuando no se observan las formas
procesales y la sanción por esa inobservancia es la nulidad. El acto debe contener
los elementos esenciales para ser considerado tal, porque en caso contrario sería
la nada jurídica (inexistencia)...” (RODRIGUEZ, 1987: 90). Luis Rodríguez
considera, además, que “... la nulidad que ataca los defectos de construcción o de
actividad en el proceso o en la sentencia es una forma de impugnación...” (RO-
DRIGUEZ, 1987: 36).
Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín dicen de la nulidad procesal
lo siguiente:
“… La nulidad, independientemente de las causas que determinen su valora-
ción, tiene siempre como nota identificadora la de ser una categoría tendiente a
la protección del ordenamiento jurídico a través de la privación de los efectos
jurídicos producidos o cuya producción se pretenda.
Por ello, podemos definir la nulidad como técnica procesal dirigida a la pri-
vación de los efectos producidos -o cuya producción se pretende- por actos
en cuya realización se hayan cometido infracciones que el ordenamiento
considere dignas de tal protección (…).
Cuatro aspectos son destacables dentro de este concepto:
a) La nulidad entendida como técnica de protección es algo extrínseco al
acto mismo.
b) Para que un acto sea nulo debe, en primer lugar, ser, existir. De lo contrario
no podríamos aplicarle el calificativo de nulo.
c) La norma infringida debe ser de tipo invalidante, es decir, de una natura-
leza tal que su infracción conlleve la nulidad. El carácter invalidante de
la norma puede venir atribuido por el ordenamiento de forma expresa o
a través de un criterio general.
d) La determinación de lo que deba considerarse como causa de nulidad es
fruto de una decisión política y no una exigencia lógica del ordenamiento
que se imponga al legislador. Tal determinación se hará de acuerdo con
criterios de oportunidad y proporcionalidad. Pero en esa tarea el legisla-
dor no está vinculado a otros criterios diferentes. En consecuencia, son
de origen igualmente legal los límites de la nulidad y los cauces por los

296
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

que puede hacerse valer” (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-


CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 149-150).
Maurino concibe a la nulidad procesal como “... el estado de anormalidad del
acto procesal, originado en la carencia de algunos de sus elementos constitutivos,
o en vicios existentes sobre ellos, que potencialmente lo coloca en situación de ser
declarado judicialmente inválido” (MAURINO, 1990: 16). A continuación explica
Maurino su definición de nulidad procesal del siguiente modo:
“a) Estado de anormalidad del acto procesal. Coincidimos con los autores
que consideran la nulidad como un estado del acto.
Colocamos el acento en la calidad de anormal de dicho acto, como an-
titético al acto sano, cuyos elementos existen en su totalidad y no están
afectados por vicios u otras irregularidades.
b) Originado en la carencia de alguno de sus elementos constitutivos, o en
vicios existentes sobre ellos. Esta expresión hace referencia a las causas
de este estado de nulidad, centrando el problema en sus elementos cons-
titutivos, ya sea que éstos falten (omisión) o padezcan vicios o defectos.
Al hablar de elementos constitutivos, nos referimos a los que congénita-
mente integran el acto. Y ello porque queremos fijar nuestro estudio en el
acto procesal en el momento de su realización, para diferenciar la nulidad
de otras hipótesis de privación de efectos de los actos -por ejemplo, la
caducidad-, que provienen de hechos posteriores al acto.
c) Que potencialmente lo coloca en situación de ser declarado judicial-
mente inválido. Ese estado de nulidad procesal latente puede que no se
materialice, ya por subsanación del vicio por convalidación, o porque
ha cumplido su finalidad, y el acto procesal cumpla de manera perfecta
su función idónea, como si no hubiera habido omisión, vicio o defecto
alguno.
El término potencialmente se emplea como equivalente de posibilidad
de que pueda suceder.
La última parte de la definición esbozada recoge un principio doctrina-
rio de aceptación unánime. Es el que consagra que el acto nulo requiere
declaración judicial. Mientras tanto produce sus efectos.
Por tal razón no hablamos de privación de efectos. Porque precisamente
esas consecuencias jurídicas, del acto en estado de nulidad, sólo se ma-
terializan con la declaración judicial de ella” (MAURINO, 1990: 16-17).

297
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

De la definición de los remedios que contempla la parte inicial del primer


párrafo del artículo 356 del Código Procesal Civil, en el sentido que aquéllos
pueden formularse por quien se considere agraviado por actos no contenidos en
resoluciones, se puede colegir que, dentro de esta hipótesis, la nulidad constituye
precisamente un remedio dirigido a lograr la invalidación del acto procesal cues-
tionado que adolece de alguna deficiencia (por lo general de naturaleza formal).
Si el acto procesal afectado de vicio o error (en su estructura formal y no en el
aspecto de fondo) se trata de una resolución, entonces, el pedido de nulidad co-
rrespondiente deberá adoptar la forma de un recurso (estando a lo dispuesto en el
último párrafo del artículo 356 del Código Procesal Civil).
La nulidad se encuentra regulada en el Código Procesal Civil, principalmente,
en el Título VI (“Nulidad de los actos procesales”) de su Sección Tercera (“Acti-
vidad procesal”), en los numerales 171 al 178.

2. VICIOS QUE DAN ORIGEN A LA NULIDAD PROCESAL


Según Gozaíni, “... son los vicios una consecuencia del incumplimiento en
los requisitos intrínsecos y extrínsecos necesarios para dar eficacia y validez a los
actos jurídicos en general” (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 2: 833).
En opinión de Zinny, “el vicio es la discordancia del acto con la norma que lo
regula; se trata de una irregularidad en el acto cumplido...” (ZINNY, 1990: 160).
“El vicio es la discordancia que existe entre el acto y las previsiones de la ley. El
acto ha sido irregularmente cumplido cuando no se han observado las exigencias
legales, establecidas para el acto de que se trata” (ZINNY, 1990: 163). Dicho au-
tor agrega que el vicio es objetivo “... cuando la irregularidad se encuentra en el
acto mismo, ya sea en su estructura o en el modo de cumplirlo. El acto está mal
construido porque no se ajusta a las exigencias legales...” (ZINNY, 1990: 163).
Es de subrayar que la principal clasificación existente acerca de los vicios
procesales es aquella que los distingue en: a) vicios o errores de procedimiento o
de actividad o defecto de construcción o de forma o in procedendo; y b) vicios o
errores de razonamiento o de juicio o de contenido o in iudicando.
El error in procedendo “... nace de la circunstancia de que desde que el pro-
ceso se inicia y durante su secuencia las partes y el juez realizan actos sucesivos
que avanzan la litis, pero con la actividad que despliegan pueden cometer errores
al inobservar las formas que la ley procesal ha establecido para cada acto y que
significan una garantía para el justiciable...” (RODRIGUEZ, 1987: 25).
Los vicios in procedendo constituyen, pues, errores o defectos en el procedi-
miento, en las reglas formales. Suponen la inaplicación o aplicación defectuosa

298
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

de las normas adjetivas que afecta el trámite del proceso y/o los actos procesales
que lo componen.
El vicio in procedendo o infracción a las formas acarrea, por lo general -si
fuese insalvable-, la nulidad del acto viciado. Ello condice al iudicius rescindens,
de carácter negativo, que implica la declaración de invalidez del acto cuestionado
y, como efecto secundario, el retrotraer el proceso al estado inmediato anterior al
de aquel en que se produjo el vicio (siempre y cuando éste fuese determinante en
el proceso).
En cambio, los vicios in iudicando son aquellos defectos o infracciones que
se producen en el juzgamiento, esto es, en la decisión que adopta el magistrado.
Tales vicios afectan el fondo o contenido y están representados comúnmente en
la violación del ordenamiento jurídico (sustantivo) que tiene lugar cuando se
aplica al asunto controvertido una ley que no debió ser aplicada, o cuando no se
aplica la ley que debió aplicarse, o cuando la ley aplicable es interpretada y -por
ende- aplicada deficientemente. A la violación del derecho (denominada también
error de derecho) se suma el error de hecho que afecta indiscutiblemente el fondo,
formando también así parte del vicio in iudicando. El último tipo de error tiene
que ver con la apreciación de los hechos por el órgano jurisdiccional, la cual, de
ser deficiente (como cuando no se valora apropiadamente un medio probatorio),
afecta la decisión del Juez (esto es, la declaración de certeza sobre los hechos) y
causa, por consiguiente, agravio al interesado.
El vicio in iudicando genera la revocación, el iudicium rescissorium, vale
decir, la rectificación directa del vicio o error, dejándose sin efecto la decisión
que ocasionó el agravio y emitiéndose otra -esta vez adecuada y correcta- que
la supla.
De lo expuesto se puede colegir que los vicios que dan origen a la nulidad
procesal no son otros sino aquellos que afectan el procedimiento o las formas pro-
cesales, es decir, los vicios o errores in procedendo, que giran en torno al aspecto
externo o extrínseco de los actos procesales.
Alzamora Valdez, al tratar sobre las causas de nulidad del acto procesal,
señala lo siguiente:
“... En primer lugar, son actos procesales nulos los afectos por incumpli-
miento de los presupuestos procesales.
En segundo lugar, vician los actos procesales los defectos en la aplicación
y las violaciones de las reglas de procedimiento.
En tercer lugar, los vicios de voluntad (...) influyen en la validez del acto.

299
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

En cuarto lugar, el contenido mismo del acto, ya por inexactitud o por


ilegalidad, genera su ineficacia; y
Por último, los defectos estrictamente formales, dado el carácter público
del Derecho Procesal” (ALZAMORA VALDEZ, s/a: 317).

3. FUNDAMENTO DE LA NULIDAD PROCESAL


Angela Ledesma asegura que, “partiendo de los principios generales que re-
gulan el debido proceso, la razón de ser de este instituto (nulidad procesal) radica
en la preservación del proceso regular y legal...” (LEDESMA, 1995: 333-334).
Por su parte, Juan Carlos Mendoza considera erróneo decir “... que el único
fundamento de la nulidad es la indefensión (...), siendo la única finalidad del pro-
ceso la defensa en juicio, quedaría sin explicar un enorme conjunto de nulidades
que encuentran su fundamentación en otras razones, que son más bien objetivas
y de orden público...” (MENDOZA, 1966: 132). Juan Carlos Mendoza añade que
resulta evidente “... que el verdadero fundamento de la nulidad (...) es la violación
del orden público...” (MENDOZA, 1966: 132). Sin embargo, el mencionado autor
distingue a continuación tres fundamentos de la nulidad: “... 1° la indefensión;
2° el principio de orden; 3° y la mera voluntad del legislador en atención a otras
consideraciones de carácter social, político o económico, de acuerdo con las ne-
cesidades de lugar y tiempo...” (MENDOZA, 1966: 134).

4. INTERPRETACION DE LA NULIDAD PROCESAL


La nulidad procesal es de interpretación restringida en razón de la necesidad
existente en el área procesal de contar con actos que gocen de validez y firmeza.
Es por ello que, en caso de duda respecto de la producción de algún vicio proce-
sal, el Juez deberá abstenerse de declarar la nulidad (si hubiera sido peticionada)
y pronunciarse sobre la validez del acto en cuestión. La declaración de nulidad
tiene carácter excepcional y se resuelve como última ratio, por lo que tendrá lugar
sólo cuando se haya producido un estado cierto de indefensión o no sea el vicio
de que se trate susceptible de convalidación o subsanación. Atendiendo, pues, a
lo expuesto es que se dice que la nulidad es de interpretación restringida o estric-
ta. Tal criterio interpretativo se funda, a no dudarlo, en el denominado principio
de conservación que postula la supremacía de la validez de los actos procesales
frente a la eventualidad de ser declarados nulos, situación ésta que, reiteramos, es
la última que adopta el juzgador.
Otra regla presente en la interpretación de la nulidad consiste en la prohibición
de aplicar por analogía dicha figura procesal. Así tenemos, entonces, que las normas
referidas a la nulidad, especialmente las concernientes a las causales de ésta, no

300
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

pueden ser aplicadas por analogía. Se puede apreciar que esta regla interpretativa
tiene estrecha relación con la indicada en el párrafo precedente, a tal punto que
podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que no es sino consecuencia de ella.

5. FINALIDAD DE LA NULIDAD PROCESAL


Salas Vivaldi señala que los actos viciados “... no pueden ni deben producir los
efectos que la ley le asigna a uno de la misma naturaleza ejecutado normalmente.
Habrá que restarles valor, dejarlos sin efecto, destruirlo y ello se consigue mediante
la nulidad procesal” (SALAS VIVALDI, 1988: 25). Para dicho autor, pues, la fina-
lidad de la nulidad procesal es “... restarle valor a la actuación viciada, destruirla,
tenerla como no sucedida, ya que no constituye el medio adecuado para cumplir
el fin previsto por el legislador con su ejecución” (SALAS VIVALDI, 1988: 25).
Según Maurino, “... la finalidad de las nulidades procesales es asegurar la
garantía constitucional de la defensa en juicio” (MAURINO, 1990: 33). “... las
nulidades procesales tienen como misión esencial, enmendar perjuicios efectivos,
que surgidos de la desviación de las reglas del proceso, pueden generar indefen-
sión” (MAURINO, 1990: 34).
Al respecto, Alsina manifiesta que “... la misión de la nulidad (...) no es pro-
piamente asegurar la observancia de las formas procesales sino el cumplimiento
de los fines a ellas confiados por la ley. Las formas son el medio o instrumento de
que el legislador se vale para hacer efectiva la garantía constitucional de la defensa
en juicio, lo cual constituye el fundamento de los llamados derechos procesales de
las partes. En cualquier supuesto en que esa garantía aparezca violada, aunque no
haya texto expreso en la ley, la declaración de nulidad se impone; en cambio, no
obstante la existencia de un texto expreso, la nulidad es improcedente si a pesar
del defecto que el acto contiene el fin propuesto ha sido alcanzado (...). La fórmula
sería, pues, la siguiente: donde hay indefensión hay nulidad; si no hay indefensión,
no hay nulidad...” (ALSINA, 1956, Tomo I: 652).

6. PRINCIPIOS QUE RIGEN LA NULIDAD PROCESAL


Los principios que rigen la nulidad procesal son los siguientes:
- Principio de especificidad.
- Principio de finalidad incumplida.
- Principio de trascendencia.
- Principio de protección.

301
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- Principio de conservación.
- Principio de convalidación.
- Principio de la declaración judicial.
- Principio de independencia.

6.1 Principio de especificidad


El principio de especificidad, llamado también de legalidad, postula que para
que pueda declararse la nulidad de un acto procesal éste debe haberse llevado a
cabo contraviniendo el texto expreso de la ley en el cual esté contemplada preci-
samente la sanción de nulidad.
Según Escobar Fornos, “... de acuerdo con este principio, no puede existir
nulidad sin una ley que la establezca expresamente. La nulidad es una sanción
establecida por haberse violado la ley y como tal es de derecho estricto, por lo cual
no cabe aplicarse por analogía. Dentro de este orden de ideas, en caso de duda el
juez debe declarar la validez del acto” (ESCOBAR FORNOS, 1990: 64). “Este
principio se opone al sistema en virtud del cual toda violación a la ley procesal
trae aparejada la nulidad, el que se asemeja al sistema de la nulidad por la nulidad
misma...” (ESCOBAR FORNOS, 1990: 64). Escobar Fornos advierte que “el
principio de especificidad resulta un poco difícil de consagrar, pues es incómodo
señalar la nulidad en la ley caso por caso. Por eso la doctrina ha formulado otro
sistema, en virtud del cual se deja al arbitrio del juez declarar o no declarar la
validez de un acto con vicios formales o de la totalidad del procedimiento” (ES-
COBAR FORNOS, 1990: 64).
Para Véscovi, “... el principio, que nuestros autores llaman, más comúnmente,
de especificidad, puede enunciarse diciendo que no hay nulidad sin texto legal
expreso...” (VESCOVI, 1990: 264). Dicho autor asegura que “este principio ha
sido proclamado, casi invariablemente, por la doctrina y la jurisprudencia. Por
consiguiente, no se admite la nulidad si no se expresa la causa legal en que se
funda...” (VESCOVI, 1999: 264).
Al respecto, Maurino refiere lo siguiente:
“... El primer requisito para la declaración de las nulidades es que el acto
procesal se haya realizado en violación de las prescripciones legales,
sancionadas bajo pena de nulidad.
No hay nulidad, sin ley específica que la establezca. Es la regla básica,
que teniendo su origen y equivalencia en la máxima francesa pas de nullité

302
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

sans texte, concreta el principio director de este presupuesto, llamado de


especificidad o legalidad.
Precisando esta noción, digamos que no basta que la ley prescriba una
determinada formalidad para que su omisión o defecto origine la nulidad
del acto o procedimiento. Ella debe ser expresa, específica.
Los modernos códigos de procedimientos, la doctrina y la jurisprudencia,
no han aceptado este principio en su concepción pura, sino con atenuacio-
nes (incluso se ha integrado con otros principios) nacidas ya del sistema
finalista de las formas, de la necesaria concurrencia con otros requisitos
(...), y en definitiva del juego armónico de las ideas rectoras en materia
de nulidades procesales (interpretación restrictiva, principio de conser-
vación de los actos procesales, derecho a un proceso justo, etcétera)”
(MAURINO, 1990: 35).
Véscovi, en lo que concierne a la aplicación del principio de especificidad o
legalidad, opina que “... las nulidades del procedimiento son solamente las previs-
tas en la ley y no pueden aceptarse otras, debiendo regir, inclusive, la regla de la
interpretación estricta” (VESCOVI, 1999: 264). Sin embargo -destaca Véscovi-,
“... habrá también posibilidad de anular un proceso cuando existan vicios que
obsten a la constitución de una relación procesal válida o se violen las garantías
del debido proceso, que, en el fondo, surgen de normas jurídicas positivas. Que-
daría así traducida la fórmula de ‘nulidades implícitas’, que emplea la doctrina,
reconociendo la existencia de ciertos vicios que impiden el derecho fundamental
de defensa en juicio, que son impugnables aun cuando la ley no lo establezca ex-
presamente, y relevables no sólo a pedido de parte, sino también de oficio. Pero
en caso de excepción y con referencia a principios que realmente existen en el
derecho positivo” (VESCOVI, 1999: 264). “En los demás casos, y especialmente
con relación al procedimiento, rige el principio general expuesto (de legalidad o
especificidad)” (VESCOVI, 1999: 264).
Luis Rodríguez menciona una doble excepción a la regla de que no hay nu-
lidad sin texto, a saber:
“a) Nulidad, aunque no haya sanción expresa.
Cuando el acto, debido a sus deficiencias, no cumpla el fin para el que
fue destinado y, en consecuencia, no proteja la defensa.
b) No sancionar la nulidad, aun con norma expresa.
Cuando el acto, aun irregular, ha cumplido la finalidad para la que estaba
destinado.

303
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Los actos procesales están preordenados a la obtención de un fin, en las


notificaciones -por ejemplo- el conocimiento de la providencia, en las cita-
ciones, hacer saber la fecha de una audiencia. El acto puede ser irregular,
por inobservancia de alguna forma, pero si se conoce la providencia -o se
presume conocida- o se sabe la fecha de la audiencia se ha garantizado
la defensa y, cumplido el objeto, el acto no resulta nulo (...).
Hay que atender en cada caso a la finalidad del acto, y si la misma ha
sido cumplida no cabe la sanción de invalidación.
(...) En resumen, el acto írrito que cumplió su objeto no puede invalidar-
se...” (RODRIGUEZ, 1987: 93-95).
El principio de legalidad (o especificidad) y el de trascendencia están normados
en el artículo 171 del Código Procesal Civil en estos términos:
“La nulidad se sanciona sólo por causa establecida en la ley. Sin embar-
go, puede declararse cuando el acto procesal careciera de los requisitos
indispensables para la obtención de su finalidad.
Cuando la ley prescribe formalidad determinada sin sanción de nulidad
para la realización de un acto procesal, éste será válido si habiéndose
realizado de otro modo, ha cumplido su propósito”.

6.2 Principio de finalidad incumplida


El principio de finalidad incumplida emerge del de la instrumentalidad de las
formas que “... subordina la invalidez de un acto procesal no a la simple inobser-
vancia de la forma, puesta de relieve mecánicamente, sino a la relación -declarada
caso por caso- entre el vicio y la finalidad del acto...” (LIEBMAN, 1980: 196).
Es así que se sanciona la nulidad “... solamente cuando el acto, por efecto del
vicio, no haya podido conseguir su objeto, en modo de salvar lo que se hizo en la
medida máxima consentida por las exigencias técnicas del proceso” (LIEBMAN,
1980: 196).
Sobre el particular, Redenti refiere que:
“... El juez puede (...) considerar necesarias bajo pena de nulidad aun
formas no expresamente prescritas, si su necesidad va implícita en las
disposiciones atinentes a la naturaleza y a la figura del acto; y puede
también considerar que sean bajo pena de nulidad formas prescritas sin
esa sanción expresa. Para llegar a esos resultados (...) hay que atender a
la ‘finalidad’ del acto. Pero, ¿a qué finalidad...? No, sin duda, a la me-
ramente subjetiva, contingente y concreta, que se proponía el autor del

304
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

acto, de quien no se podría admitir que, por sí y para sí, se autoimpusie-


se o autoprescribiese exigencias fatales de forma. Habrá más bien que
atender a las finalidades de la ley, allí donde la misma consiente o prevé
la posibilidad de actos de ese tipo o de esa figura determinada. Garantía
de voluntariedad, claridad, certeza, documentación, controlabilidad y
lealtad del contradictorio e integridad de la defensa ajena, simplificación,
economía... Todas éstas (u otras análogas) pueden ser las finalidades de
la ley, que hay que salvaguardar a toda costa. Y entonces puede haber
formas necesarias para que, al realizar la finalidad subjetiva del autor del
acto, no se hieran esas exigencias de la ley. De aquí, requisitos formales,
concomitantes e indispensables, para la consecución de la finalidad”
(REDENTI, 1957, Tomo I: 219).
Acerca del principio de finalidad incumplida, Maurino apunta lo siguiente:
“... El principio de especificidad (no hay nulidad sin ley) se integra con
el de finalidad incumplida.
La regla de finalidad incumplida es, en suma, una faceta del principio
básico de finalidad. Es precisamente su aspecto negativo, en cuanto enfoca
al acto que no ha cumplido su función.
Nacido del principio finalista de las formas (llamado también de instru-
mentalidad), este principio ha pasado al tema de las nulidades procesales,
constituyendo un verdadero sistema de amplia acogida en la jurispruden-
cia, doctrina y legislación.
La misión de las nulidades no es el aseguramiento por sí de la observan-
cia de las formas procesales, sino el cumplimiento de los fines a ellas
confiados por la ley.
La nulidad procesal, precisamente, tiene lugar, cuando el acto impugnado
vulnera gravemente la sustanciación regular del procedimiento, o cuando
carece de algún requisito que le impide lograr la finalidad natural, normal,
a que está destinado, sea en su aspecto formal, sea en cuanto a los sujetos
o el objeto del acto” (MAURINO, 1990: 38).
Dicho autor agrega que:
“El principio finalista tiene una doble formulación, vinculada a la eficacia del
acto, que determina a su vez una doble característica de su función:
a) No basta la sanción legal específica, para declarar la nulidad de un acto, si
éste, no obstante su defecto ha logrado la finalidad a que estaba destinado
(función atenuadora e integradora).

305
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

b) No habiendo sanción legal específica, puede declararse la nulidad, cuando


el acto no ha cumplido su finalidad (función autónoma).
En conclusión, la inobservancia de determinadas reglas de procedimiento
constituye una irregularidad. Pero la imperfección llega al estrato de nulidad,
cuando no se cumple el fin propuesto ‘y con ello, por impacto, se lesiona la
defensa” (MAURINO, 1990: 39-40).

6.3 Principio de trascendencia


Condorelli señala que el principio de trascendencia está “... plasmado en la
antigua máxima ‘pas de nullité sans grief’, que significa que las nulidades no
existen en el mero interés de la ley: no hay nulidad sin perjuicio” (CONDORELLI,
1980: 99).
Véscovi, en lo que toca al principio de trascendencia, nos informa que:
“En virtud del carácter no formalista del derecho procesal moderno, se
ha establecido que para que exista nulidad no basta la sola infracción a
la forma si no se produce un perjuicio a la parte. La nulidad, más que
satisfacer pruritos formales, tiene por objeto evitar la violación a las
garantías en juicio. La nulidad tiene por fin no el solo interés legal en el
cumplimiento de las formas y ritualidades que la ley fija para los juicios,
sino la salvaguardia de los derechos de las partes.
Este principio traduce la antigua máxima ‘no hay nulidad sin perjuicio’
que había consagrado, hace tiempo, la jurisprudencia francesa (pas de
nullité sans grief), aun en ausencia de texto legal (...).
Es por esta razón por la que algunos derechos positivos modernos estable-
cen el principio de que el acto con vicios de forma es válido, si alcanza los
fines propuestos, igualmente, o si en lugar de seguirse un procedimiento
se ha utilizado, equivocadamente, otro, pero con mayores garantías, lo
que también se llama principio de finalidad (...).
Es decir, que la violación formal debe trascender a la violación de los
derechos de las partes (o de una parte)” (VESCOVI, 1999: 264-265).
Maurino, con una visión semejante a la expuesta hasta ahora, aborda el prin-
cipio de trascendencia de este modo:
“... Otro de los requisitos básicos para que sea procedente la declaración
de nulidad de un acto procesal, es la existencia de perjuicio y el interés
jurídico en su declaración.

306
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

Derivado de la antigua máxima, pas de nullité sans grief (no hay nulidad
sin daño o perjuicio) este presupuesto nos indica que no puede admitirse
el pronunciamiento de la nulidad por la nulidad misma (...).
Las nulidades declaradas en exclusivo beneficio de la ley, podían tener
cabida en legislaciones formalistas, pero no en la actualidad, donde la regla
no es destruir sin necesidad, sino salvar el acto por razones de economía
procesal.
Gobierna este requisito el principio de trascendencia, que nos indica que
la nulidad sólo puede ser declarada cuando haya un fin que trascienda la
nulidad misma, o desde otro punto de vista, que la nulidad no procede
‘si la desviación no tiene trascendencia sobre las garantías esenciales de
la defensa en juicio” (MAURINO, 1990: 45).
Como se indicara anteriormente, el principio de legalidad (o especificidad)
y el de trascendencia se hallan regulados en el artículo 171 del Código Procesal
Civil, que dispone que:
“La nulidad se sanciona sólo por causa establecida en la ley. Sin embar-
go, puede declararse cuando el acto procesal careciera de los requisitos
indispensables para la obtención de su finalidad.
Cuando la ley prescribe formalidad determinada sin sanción de nulidad
para la realización de un acto procesal, éste será válido si habiéndose
realizado de otro modo, ha cumplido su propósito”.

6.4 Principio de protección


“... La nulidad procesal está reglada por el principio de protección, que
significa que toda alegación de nulidad tiende al amparo de un interés
lesionado” (ALZAMORA VALDEZ, s/a: 323).
Gozaíni considera que el principio de protección “... toma cuerpo en las
vías de impugnación (...); en particular, pretende otorgar razonabilidad a
las nulidades que se deduzcan, requiriendo tres condiciones específicas:
a) que la anulación pretendida, justifique el accionar de la justicia ante
la evidencia del perjuicio que generan los efectos del acto viciado; b)
que la nulidad provenga de actos propios de la jurisdicción, o de la parte
contraria; c) que quien promueve la impugnación no haya dado lugar con
sus actos, al vicio que denuncia” (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 2:
855-856). El citado jurista argentino agrega que “el principio demuestra
una extensión del precepto nemo auditur propiam turpitudine allegans
(nadie puede alegar su propia torpeza), que en la doctrina procesal se

307
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

expresa como doctrina o teoría de los propios actos, según el cual, no


es lícito admitir que las partes ejerciten actos contrarios a los que la otra
parte, de buena fe acepta, por observarlos continuos y destinados a una
determinada conducta futura...” (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 2:
856).
En opinión de Couture, las consecuencias del principio de protección son las
que a continuación se indican:
“a) No existe impugnación de nulidad, en ninguna de sus formas, si no
existe un interés lesionado que reclame protección. La anulación por la
anulación no vale. Esta consecuencia lo es también del principio general
ya expuesto de que no hay nulidad sin perjuicio al recurrente.
b) Sólo pueden invocar las nulidades constituidas en protección de los inca-
paces, éstos mismos o sus representantes legales. La nulidad no pueden
aducirla quienes han gozado de capacidad durante la consumación de los
actos.
c) Pero la consecuencia más importante derivada de este criterio general,
es que no puede ampararse en la nulidad el que ha celebrado el acto nulo
sabiendo o debiendo saber el vicio que lo invalidaba.
Esta situación, que es común a toda la teoría de las nulidades, no es más
que una aplicación específica del precepto nemo auditur propiam turpi-
tudine allegans.
Nada impide y todo insta a que tal precepto se extienda a la teoría de las
nulidades procesales.
El litigante que realiza el acto nulo no puede tener la disyuntiva de
optar por sus efectos: aceptarlos si le son favorables o rechazarlos si le
son adversos. Una antigua corriente de doctrina ve en esta actitud un
atentado contra los principios de lealtad y de buena fe que deben reinar
en el proceso. Pero en verdad, la conclusión puede apoyarse además en
razones técnicas que forman parte de la estructura misma del sistema de
las nulidades en el derecho procesal civil, dentro de las ideas que acaban
de exponerse” (COUTURE, 1985: 397).

6.5 Principio de conservación


“El principio de conservación permite, no obstante las irregularidades o im-
perfecciones de los actos procesales, mantener la eficacia del acto...” (GOZAINI,
1992, Tomo I, Volumen 2: 842).

308
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

“Este principio es una formulación más acotada del que rige en todo el dere-
cho, especialmente en los de contenido patrimonial. Tiende a dar funcionalidad y
efectos a los actos jurídicos sin importar el vicio que expongan, siempre y cuando,
claro está, esa nulidad no sea de tal importancia que inficione la calidad misma
del acto” (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 2: 855).
“El principio procesal de conservación apunta así a resguardar los valores
de seguridad y firmeza, de suma importancia para la función jurisdiccional,
toda vez que ésta aspira a obtener resultados justos, y logros fructíferos, sin
menoscabarse en dispendios inútiles como los que motivan las nulidades por
el solo hecho de asegurar el respaldo en las formas” (GOZAINI, 1992, Tomo
I, Volumen 2: 855).
Por el principio de conservación -puntualiza Satta- “... ‘si el vicio impide
un determinado efecto, el acto puede, sin embargo producir los efectos para los
que sea idóneo’. Este principio tiene puntos de contacto con el otro, propio del
derecho sustancial, de la conversión de los negocios jurídicos, pero se distingue
de él porque mientras la conversión apoya sobre la interpretación de la voluntad
de las partes (...), la conservación del acto procesal es totalmente independiente
de la voluntad, y tiene su raíz únicamente en la función del acto. Es decir, puede
darse que por un vicio formal el acto no puede cumplir su íntegra función (...)
pero sin embargo puede cumplir una función menor, comprendida en la primera...”
(SATTA, 1971, Volumen I: 241).
Sobre el particular, el artículo 172 del Código Procesal Civil (en su cuarto,
quinto y sexto párrafos), establece lo siguiente:
- No hay nulidad si la subsanación del vicio no ha de influir en el sentido
de la resolución o en las consecuencias del acto procesal (art. 172 -cuarto
párrafo- del C.P.C.).
- El Juez puede integrar una resolución antes de su notificación. Después
de la notificación pero dentro del plazo que las partes dispongan para
apelarla, de oficio o a pedido de parte, el Juez puede integrarla cuando
haya omitido pronunciamiento sobre algún punto principal o accesorio.
El plazo para recurrir la resolución integrada se computa desde la noti-
ficación de la resolución que la integra (quinto párrafo del art. 172 del
C.P.C.).
- El Juez superior puede integrar la resolución recurrida cuando concurran
los supuestos del párrafo anterior (sexto párrafo del artículo 172 del
C.P.C.).

309
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

6.6 Principio de convalidación


Maurino, acerca de la terminología referida al principio de convalidación,
nos enseña que:
“... Para denominar el presupuesto de marras, el vocablo más aceptado y
preciso es el de convalidación, equivalente a confirmación.
El término ‘subsanación’ tiene con el citado la relación del género con
la especie. En efecto, ‘subsanar’ (o sanear) es reparar un error o vicio,
es decir, sanear el acto quitándole su irregularidad. ‘Convalidación o
confirmación’ es la renuncia de la parte a pedir la nulidad del acto, que
de esta manera se subsana.
Resulta, pues, que la subsanación como actividad puede provenir de las
partes (convalidación propiamente dicha) o del juez.
Algunos autores consideran que la terminología apropiada sería ‘renuncia
a la reclamación’ o ‘renuncia a la nulidad’.
Se emplean también las palabras ‘consentimiento’, o ‘aquiescencia’...”
(MAURINO, 1990: 54).
A decir de Véscovi, “... las razones de seguridad y certeza del derecho, que
se manifiestan de modo especial en el proceso, y el instituto de la cosa juzgada
hacen (...) que en nuestro campo, mucho más que en el del derecho civil, se aplique
el principio de convalidación de las nulidades, de manera que transcurrida una
etapa no se puede volver a la anterior (principio de preclusión procesal). Y cuando
todas las etapas se han cerrado (sentencia definitiva, cosa juzgada), se precluye
la posibilidad de reclamar contra todas las nulidades” (VESCOVI, 1999: 266).
Agrega Véscovi que “algunos han incluido el tema de la convalidación en el de
los remedios contra el acto nulo, es decir, el saneamiento de las nulidades. Efec-
tivamente, así como el derecho estudia el acto nulo y sus efectos (...), también lo
hace con las formas de evitar dichos efectos, eliminando o saneando el acto nulo.
O sea, que en lugar de la invalidación (efecto negativo), se busca la subsanación
(efecto positivo)...” (VESCOVI, 1999: 266).
Para Luis Rodríguez, “toda nulidad que directa o indirectamente se refiere a
un acto procesal o a una serie de actos procesales es susceptible de convalidación
por defecto de invalidación...” (RODRIGUEZ, 1987: 353). La falta de invalidación
-prosigue dicho autor- “... se deriva también de la bilateralidad del proceso y del
dispositivo. Todavía podemos decir que ‘nemo iudex sine actore’, y que las partes
tienen aún el comando del proceso. Es a su iniciativa que él avanza, es a su iner-
cia que él se extingue (caducidad), es a su vez un derecho y un deber (una carga

310
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

procesal) el impulsar la litis (...) ¿Cómo no han de poder consentir la irregularidad


de un acto procesal?” (RODRIGUEZ, 1987: 353). Luis Rodríguez termina dicien-
do que “... si el proceso fuera absolutamente inquisitivo, es evidente, no podría
jugar el principio de la relatividad porque el consentimiento de la irregularidad
se debería al propio órgano jurisdiccional. Pero, en todos aquellos actos en que la
actuación de la parte, aun en los procesos mixtos o de oficio, es decisiva, la falta
de invalidación convalida el vicio” (RODRIGUEZ, 1987: 354).
A juicio de Aguirre Godoy, “la nulidad relativa sigue los principios conocidos
en derecho sustancial sobre su posible ratificación o convalidación. En efecto,
como son irregularidades procesales de menor trascendencia, no debe dárseles
el efecto grave de provocar la anulación de los actos procesales sin alegación de
parte, pues si no existe tal invocación se produce una subsanación por acuerdo
tácito de la parte. También puede existir este tipo de convalidación cuando la parte,
no obstante existir en los actos procesales una irregularidad de esta naturaleza,
continúa ejercitando actos de parte...” (AGUIRRE GODOY, 1975: 44). Según
dicho autor, este principio “... tiene por objeto proteger la firmeza de los actos
procesales, ya que si quedaran sujetos a impugnaciones futuras, no obstante que
no se objetaron en su oportunidad, el proceso se llenaría de incidencias de nulidad
que afectarían a su normal desarrollo” (AGUIRRE GODOY, 1975: 57). Aguirre
Godoy concluye recomendando que en el proceso “... debe evitarse que la parte
se reserve el momento que estima adecuado para sus personales intereses, pero tal
vez el más inoportuno, para formular la alegación de nulidad de un acto procesal.
Al contrario, debe establecerse que si la parte tuvo conocimiento del acto irregular
o nulo, ya sea en forma directa o indirecta, y continúa interviniendo en el proceso,
importa consentimiento tal actitud para la convalidación de la nulidad que pueda
afectar a tal acto” (AGUIRRE GODOY, 1975: 57).
Maurino apunta sobre la materia que dos son las clases de convalidación:
“a) Convalidación expresa. Cuando la parte perjudicada se presenta ratifi-
cando el acto viciado (...).
b) Convalidación tácita o presunta. Cuando la parte legitimada para pedir
la nulidad, en conocimiento del acto defectuoso, no lo impugna por los
medios idóneos (incidente, recurso, etc.) dentro del plazo legal...” (MAU-
RINO, 1990: 55).
Maurino, en lo que concierne a la convalidación tácita, señala lo siguiente:
“a) Fundamento. Partiendo de la noción ya esbozada, su fundamento radica
en que si no se reclama la anulación del acto irregular en tiempo hábil,
precluye el derecho a solicitarla, pues de lo contrario se lesionaría ‘el

311
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

orden y la estabilidad de los procedimientos. De ahí su vinculación con


la preclusión.
Si en tiempo y forma se pueden cuestionar las actuaciones y se guarda
silencio, ello hace presumir conformidad con el trámite. Razones de
economía y consecuencialmente de celeridad procesal, así lo imponen.
b) Plazo. El plazo para que se opere la convalidación tácita depende del
medio impugnatorio de que se valga la parte, y de la legislación positiva
vigente.
El momento a partir del cual comienza a contarse el plazo, es aquel en
que el interesado toma conocimiento del acto.
Este conocimiento debe entenderse en sentido amplio.
No puede circunscribirse únicamente a la intervención directa y poste-
rior en el juicio, o ‘a la primera actuación o diligencia posterior en que
intervenga’. Serían ejemplos de lo manifestado, la presentación de un
escrito, asistir a una audiencia, etcétera.
Y ello porque puede ocurrir que el conocimiento se obtenga de otra ma-
nera, v.gr., conseguir un expediente en préstamo, y advertido el vicio,
guardar silencio, para dejar correr el tiempo y pedir después la nulidad,
acarreando perjuicios a la contraparte y al juzgado.
(...)
Es dable destacar que el sumun del silencio convalidatorio lo constituye
el consentimiento de la providencia de llamamiento de autos, con lo cual
queda saneada toda irregularidad procesal” (MAURINO, 1990: 55-56).
Es de resaltar que existen causas de excepción por las que no son susceptibles
de convalidación las nulidades procesales, como las que a continuación reseña
Maurino:
“1) Nulidades absolutas previstas por el legislador (...).
La razón es que pertenece a la competencia legislativa la regulación del
régimen de nulidades, atendiendo a las exigencias políticas y sociales de
una situación determinada.
(...) Llámense absolutas, esenciales, etc., estas nulidades tipificadas le-
gislativamente, existen, y constituyen una excepción a la regla general
de convalidación.

312
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

(...)
2) Normas de interés público (...). V.gr., normas sobre composición del
tribunal, sobre competencia, en tanto no admitan ‘su prorrogación’.
3) Preceptos de carácter imperativo. Emparentada con la anterior, ha sido
recepcionada por una parte de la jurisprudencia.
(...) No son convalidables los actos irregulares ‘por inobservancia de
preceptos de carácter imperativo’ (constitución del tribunal, jurisdicción
en razón de la materia). El fundamento es que de otra manera se desna-
turalizaría el sistema procesal establecido para dirigir las contiendas, o
se violarían requisitos constitucionales de importancia.
4) Normas que contienen un requisito de forma absoluta.
5) Normas de orden público. Las nulidades de orden público no se consienten
por el silencio de las partes. Sólo las sanea la cosa juzgada...” (MAURINO,
1990: 57-59).
El artículo 172 -primero, segundo y tercer párrafos- prevé tres casos en que
puede darse la convalidación de la nulidad procesal, a saber:
- Tratándose de vicios en la notificación, la nulidad se convalida si el
litigante procede de manera que ponga de manifiesto haber tomado co-
nocimiento oportuno del contenido de la resolución (primer párrafo del
art. 172 del C.P.C.).
- Hay también convalidación cuando el acto procesal, no obstante carecer
de algún requisito formal, logra la finalidad para la que estaba destinado
(segundo párrafo del art. 172 del C.P.C.).
- Existe convalidación tácita cuando el facultado para plantear la nulidad
no formula su pedido en la primera oportunidad que tuviera para hacerlo
(tercer párrafo del art. 172 del C.P.C.).

6.7 Principio de la declaración judicial


Antes que nada, cabe señalar que la invalidación “... sólo puede efectuarse
como consecuencia de una actividad más o menos compleja que se concluye con
la resolución judicial que viene a privar de efectos al acto imperfecto” (RODRI-
GUEZ ESPEJO, 1976: 679). “De esta manera aparecen íntimamente ligadas las
tres facetas que presenta el problema nada simple de la invalidez de los actos
procesales; en primer lugar, el jurista se encuentra con un estado de imperfección
para el que el ordenamiento conmina, simple o conjuntamente con cualquier otro

313
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

tipo de sanción, la posibilidad más o menos inmediata de privar al acto de sus


consecuencias jurídicas normales; en segundo lugar y en todo caso, al cultivador
del Derecho se ofrece la percepción de una actividad procesal invalidadora su-
jeta en las distintas hipótesis a muy diversas exigencias subjetivas, temporales y
formales; en tercer lugar, y como consecuencia de la actividad anuladora antes
citada, el procesalista se enfrenta a una situación final en que, por virtud de la efi-
cacia jurídica de la declaración jurisdiccional, el acto imperfecto ha sido privado,
en mayor o menor medida y según una rica gradación de supuestos y soluciones,
de sus consecuencias jurídicas normales” (RODRIGUEZ ESPEJO, 1976: 679).
Como se ha podido observar, “la nulidad no opera de pleno derecho, de modo
que no basta el deseo de los litigantes para restar eficacia a un acto del proceso,
sino que es necesaria la correspondiente declaración judicial” (SALAS VIVALDI,
1962: 292).
En lo relativo al principio de la declaración judicial, Véscovi nos enseña que:
“Los autores civilistas discuten acerca de si la nulidad absoluta necesita,
o no, ser declarada por el juez.
(...) Este problema es diferente al de si la sentencia judicial crea (constitu-
ye), o no, la nulidad. En este aspecto no cabe duda de que la nulidad abso-
luta, al menos, no es creada por el juez, sino, simplemente, comprobada.
Es decir, que la sentencia que la acepta es declarativa y no constitutiva,
como la que acoge la nulidad relativa. La nulidad declarada por el juez,
entonces, ya existe, sólo se comprueba, el acto es nulo ab initio, no ha
podido producir efectos. En cambio, la nulidad relativa se ‘constituye’
por la sentencia del juez y, en consecuencia, comienza a ‘existir’ en el
mundo jurídico a partir de ese momento. El acto produjo efectos hasta
entonces.
Descartada esta cuestión, que los civilistas mezclan generalmente con la
primera, parece claro que la nulidad (y aun la inexistencia) tiene que ser
objeto de declaración judicial. O sea, que si bien el acto absolutamente
nulo (o el inexistente) no debe producir efectos, de hecho los produce
mientras no se hace efectiva la declaración judicial. Esto nos parece muy
claro en el campo procesal. Por eso la sentencia que declara la nulidad
(inexistencia), siendo declarativa tiene efecto retroactivo y produce la
anulación de los actos consecuentes que todavía estaban en pie (...). Es
decir, que aun cuando el juez falle sin jurisdicción, por razón de materia,
o fuera del plazo, etc., la sentencia tendrá validez hasta que sea declarada
nula. Una cosa es que la nulidad sea insanable, que pueda ser declarada

314
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

en cualquier momento, que no se convalide, y otra, muy diferente, que no


haya necesidad de una declaración judicial” (VESCOVI, 1999: 265-266).

6.8 Principio de independencia


En virtud del principio de independencia la nulidad opera únicamente respecto
del vicio que la motivó, no invalidando éste la totalidad del acto, si no se afectan
todos los elementos que lo conforman, así como tampoco se invalidan los demás
actos del proceso en la medida que éstos guarden autonomía en relación al acto
que adolece de vicio o defecto. Es por eso que:
- La declaración judicial de nulidad de un acto procesal no se hace extensiva
a los anteriores ni a los posteriores que sean independientes de aquél.
- La invalidación de una parte del acto procesal no implica que suceda lo
propio con las otras que sean independientes de ella, ni obsta tal invali-
dación la producción de efectos para los cuales el acto es idóneo, a no
ser que exista norma expresa en contrario.

7. FORMAS EN QUE PUEDE SER PETICIONADA LA DECLARA-


CION DE NULIDAD PROCESAL
En el derecho comparado la declaración de nulidad puede ser peticionada,
principalmente, a través de:
A) Incidente de nulidad.
El incidente de nulidad “... es aquella cuestión accesoria que pueden
promover las partes en el curso del juicio acerca de la falta de validez de
la relación procesal o de determinados actos de procedimiento” (CASA-
RINO VITERBO, 1984, Tomo IV: 429).
Según Gimeno Gamarra, “en un sentido estricto el incidente de nulidad
no puede ser considerado como un verdadero recurso, porque el recurso
es la impugnación de una especie determinada de actos procesales, cuales
son las resoluciones judiciales, que tiende a la reforma o sustitución de
la resolución a que se refiera por otra y que puede fundarse en la discon-
formidad con el fondo de las mismas o en la existencia de algún vicio o
defecto susceptible de producir su nulidad, mientras que el incidente es
un medio de atacar la validez, tanto en las resoluciones judiciales, como
de otras especies de actos, que sólo se puede fundar en la existencia de
algún vicio o defecto capaz de determinar la nulidad de los mismos. Es,
pues, el incidente un medio de impugnación, por un lado, más amplio

315
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

que el recurso, puesto que no sólo se refiere a una especie determinada


de actos procesales, sino también a otras clases de actos, y, por otro, más
restringido, puesto que sólo se puede fundar en la existencia de algún
vicio o defecto de los actos y no en la disconformidad en cuanto al fondo
de los mismos...” (GIMENO GAMARRA, 1949: 512-513).
B) Recursos.
Tenemos los recursos de nulidad, apelación y casación.
C) Excepciones.
“... Este medio de defensa puede utilizarse para impugnar los actos pro-
cesales viciados y obtener su anulación” (MAURINO, 1990: 223). “La
excepción es un instituto procesal a través del cual el emplazado ejerce
su derecho de defensa denunciando la existencia de una relación jurídica
procesal inválida por omisión o defecto en algún presupuesto procesal,
o, el impedimento de pronunciarse sobre el fondo de la controversia por
omisión o defecto en una condición de la acción” (MONROY GALVEZ,
1987: 102-103).
D) Proceso o acción autónoma de nulidad de cosa juzgada fraudulenta.
Lo relacionado al proceso o acción autónoma de nulidad de cosa juzgada
fraudulenta será tratado más adelante.

8. REQUISITOS PARA SOLICITAR LA DECLARACION DE NULI-


DAD PROCESAL
Lino Palacio considera que, “sea que la nulidad se declare a petición de parte
o de oficio, la correspondiente resolución se halla condicionada por la concurren-
cia de los siguientes requisitos: 1°) Existencia de un vicio que afecte a alguno o
algunos de los requisitos del acto; 2°) Interés jurídico en la declaración; 3°) Falta
de imputabilidad del vicio a la parte que impugna el acto o en favor de quien se
declara la nulidad; 4°) Falta de convalidación o de subsanación del vicio...” (PA-
LACIO, 1977, Tomo IV: 155-156).
Satta asevera que “... la parte puede señalar la nulidad sólo bajo determinadas
condiciones: 1) Que haya un interés, derivante de que la observancia del requisi-
to del acto le haya causado un daño (...); 2) Que lo haga en la primera instancia
sucesiva al acto o, si está prescrita, a su comunicación o notificación (noticia); 3)
Que no la haya causado; 4) Que no haya renunciado aun tácitamente...” (SATTA,
1971, Volumen I: 239-240).

316
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

Los requisitos de la nulidad por vía de incidente son, a criterio de Enrique


Falcón, los que se mencionan seguidamente:
“1) Debe ser pedida por el legítimo lesionado.
2) Debe acreditar interés jurídico en pedirla.
3) Debe acreditar el daño ocasionado.
4) No tiene que haberse consentido ni expresa ni tácitamente el acto viciado
que se quiere atacar con la nulidad.
5) El acto no tiene que haber cumplido la finalidad querida por la ley, pues
entonces no obstante el vicio, la nulidad no procederá.
6) Que se pida en la instancia en que el vicio se cometió” (FALCON, 1978:
138-139).
A nuestro entender, son requisitos -fundamentales- para solicitar la declaración
de nulidad procesal los que a continuación se indican:
- Alegación del perjuicio sufrido.
- Acreditación del perjuicio.
- Interés jurídico para formular nulidad.
En relación al tema, debe tenerse en consideración lo dispuesto en el artículo
175 del Código Procesal Civil, el cual se refiere a la inadmisibilidad o impro-
cedencia del pedido de nulidad, la misma que se declarará, según corresponda,
cuando:
- Se formule por quien ha propiciado, permitido o dado lugar al vicio (art.
175 -inc. 1)- del C.P.C.).
- Se sustente en causal no prevista en el Código Procesal Civil (art. 175
-inc. 2)- del C.P.C.).
- Se trate de cuestión anteriormente resuelta (art. 175 -inc. 3)- del C.P.C.).
- La invalidez haya sido saneada, convalidada o subsanada (art. 175 -inc.
4)- del C.P.C.).

8.1 Alegación del perjuicio sufrido


Acerca de este requisito, Luis Rodríguez expone lo siguiente:

317
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

“Existe una regla fundamental, que es la que establece que no hay nu-
lidad sin perjuicio (‘pas de nullité sans grief’). La nulidad no puede ser
declarada por la nulidad misma, porque sino llevaría a una repetición de
actos sin finalidad alguna.
El perjuicio en el proceso es asimilable al daño de las cuestiones patrimo-
niales. De la misma forma que en materia civil sin daño no hay reparación,
sin perjuicio no hay anulación.
El perjuicio es el daño procesal que ha ocasionado el acto viciado. Con-
cretamente, en qué medida ha impedido efectuar un acto o cumplir una
carga procesal.
El perjuicio es el aspecto pasivo, el daño que se ha inferido: la incon-
testación a la demanda, el incumplimiento de un acto procesal, etc. El
perjuicio se aprecia objetivamente a través de la efectiva privación que
la inválida actuación opera. No hay perjuicio que no pueda mensurarse,
que sea subjetivo” (RODRIGUEZ, 1987: 118).
Ahora bien, “... quien alega la nulidad procesal, debe mencionar expresamente
las defensas que se ha visto privado de oponer, o que no ha podido ejercitar con
la amplitud debida, pues toda sanción nulificatoria debe tener un fin práctico y no
meramente teórico. Debe señalarse cuál es el perjuicio real ocasionado” (MAU-
RINO, 1990: 46).
“No basta una invocación genérica, como sería decir, v.gr., ‘tenemos legíti-
mas excepciones que oponer’, o la imprecisa fórmula ‘se ha violado el derecho
de defensa en juicio’, sino que el interesado debe indicar cuál es el agravio que le
causa el acto irregularmente cumplido” (MAURINO, 1990: 46).
Sobre el particular, debe tenerse presente lo normado en el artículo 176 del
Código Procesal Civil, según el cual:
- El pedido de nulidad se formula en la primera oportunidad que el perjudi-
cado tuviera para hacerlo, antes de la sentencia. El Juez resolverá previo
traslado por tres días.
- Sentenciado el proceso en primera instancia, sólo puede ser alegada la
nulidad (se entiende por vicio ocurrido en primera instancia) expresa-
mente en el escrito sustentatorio del recurso de apelación. El órgano
jurisdiccional revisor resolverá oyendo a la otra parte en auto de especial
pronunciamiento o al momento de absolver el grado.

318
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

- Las nulidades por vicios ocurridos en segunda instancia, serán formuladas


en la primera oportunidad que tuviera el interesado para hacerlo, debiendo
el órgano jurisdiccional revisor resolverlas de plano u oyendo a la otra parte.
No podemos dejar de mencionar que, tal como lo señala el último párrafo del
art. 176 del C.P.C., las nulidades insubsanables serán las únicas que pueden ser
declaradas de oficio, mediante resolución motivada, en cuyo caso se repondrá el
proceso al estado que corresponda.
Por otro lado, es de destacar que la nulidad de actos procesales puede ser pe-
ticionada (y posteriormente declarada) no sólo a través del remedio (o incidente)
de nulidad, sino también haciendo uso de la excepción (por la que se denuncia la
invalidez de la relación jurídica procesal debido a la omisión o defecto de algún
presupuesto procesal o de determinada condición de la acción) y de los recursos de
apelación y casación (cuando los vicios están contenidos en resoluciones judiciales
y se refieren a aspectos formales y no de fondo).

8.2 Acreditación del perjuicio


“Concordante con lo expresado en el sentido de que no basta un mero plan-
teamiento abstracto, para que progrese la articulación nulitiva, debe acreditarse la
existencia de un perjuicio cierto e irreparable” (MAURINO, 1990: 46).
“El fundamento de esta exigencia de demostración del daño, es la necesidad
de diagnosticar jurídicamente si la irregularidad ha colocado o no a la parte im-
pugnante en estado de indefensión práctica” (MAURINO, 1990: 46).
“El perjuicio debe ser cierto, concreto y real, ya que las normas procesales
sirven para asegurar la defensa en juicio y no para dilatar los procesos” (MAU-
RINO, 1990: 46-47).
“... El requisito del perjuicio sufrido y el interés jurídico, está íntimamente
vinculado al adecuado ejercicio del derecho de defensa en juicio. Es más, el
daño siempre se traducirá en una restricción de las garantías del debido proceso”
(MAURINO, 1990: 48-49). “Es que en rigor, toda declaración de nulidad, debe
reconocer como antecedente inexcusable, una violación de la garantía constitu-
cional citada” (MAURINO, 1990: 49).

8.3 Interés jurídico para formular nulidad


“... Los impugnantes deben individualizar y probar cuál es el interés jurídico
que se pretende satisfacer con la invalidez que propugnan. En otros términos, el
por qué se lo quiere subsanar...” (MAURINO, 1990: 47).

319
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Sobre este requisito, Luis Rodríguez señala lo siguiente:


“Es el aspecto activo, el interés jurídico en la declaración que consiste
no en la incontestación de la acción o el incumplimiento de un acto sino
en establecer las defensas de las que se ha visto privado, los medios
de prueba de que no se podrá servir. Siempre desde un punto de vista
objetivo.
El interés jurídico es procesal, ya que se da únicamente en la relación
procesal.
No es posible caer en un formalismo vacuo de contenido y de sentido. En
un exceso de ritual manifiesto (...). No es posible obtener una sentencia
justa mediante un proceso irregular (...). Lo único que redime la forma,
que le da finalidad, que la hace humana, es la defensa de los últimos
derechos de la persona, tal como es el derecho a un debido proceso (due
process of law) (...).
Reconocemos que muchas veces las nulidades y los recursos son opuestos
para ganar tiempo, como ‘chicana’, pero también es justo reconocer que a
veces es difícil asimilar los propios errores. Y detrás del mantenimiento de
las formas se encuentra el deseo muy humano de mantener la resolución
irregular. Ese es el argumento decisivo, justamente, de los que preconizan
las bondades de la doble instancia.
Pero cuando está en juego la defensa en juicio, todo lo demás pierde
sentido. Todo el proceso está hecho para garantizarla, ninguna forma
puede coartarla...” (RODRIGUEZ, 1987: 119-120).
Por su parte, Alsina, en relación al interés en la declaración, predica que “...
la aplicación automática de la sanción de nulidad por el solo hecho de su consta-
tación, obligaría en muchos casos a declarar la nulidad de actos de importancia
secundaria por el estado del procedimiento, pero que invalidarían las actuaciones
posteriores, proporcionando con ello un arma al litigante de mala fe, que le per-
mitiría demorar indefinidamente la tramitación del proceso. Siendo el interés el
fundamento de la protección jurídica, no hay razón para excluirlo en este caso,
y de ahí la regla según la cual no procede la declaración de nulidad sino cuando
se demuestra la existencia de un perjuicio para la defensa...” (ALSINA, 1958:
81). Añade el indicado tratadista que “... la exigencia de la demostración de un
interés no rige tratándose de nulidades esenciales que afecten al derecho de de-
fensa, las que pueden ser declaradas de oficio por el juez (...), porque fundándose
en la violación de una garantía constitucional, esta sola circunstancia basta para

320
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

hacerla procedente. Pero (...) aun estas nulidades pueden ser convalidadas antes
de su declaración de oficio, en cuyo supuesto habrá desaparecido el perjuicio que
fundamentaría el interés en la declaración. Parece innecesario, además, decir que
tampoco se tiene en cuenta el perjuicio cuando se trata de declarar la inexistencia
de un acto procesal” (ALSINA, 1958: 82).
Conforme al artículo 174 del Código Procesal Civil (que trata lo relativo al
interés jurídico para peticionar la declaración de nulidad), quien formula la nulidad:
- Tiene que acreditar estar perjudicado con el acto procesal viciado.
- Debe precisar, en su caso, la defensa que no pudo realizar como conse-
cuencia directa del acto procesal cuestionado.
- Tiene que acreditar interés propio y específico con relación a su pedido.

9. DECLARACION DE OFICIO DE LA NULIDAD PROCESAL


Las nulidades declarables de oficio “... son las que el juez pronuncia sin que
medie petición al respecto. En realidad no se trata de un tipo especial de nulidades,
sino de uno de los procedimientos que la ley o la jurisprudencia reconocen para la
declaración de las mismas, si bien no todas las nulidades son declarables de este
modo...” (MENDOZA, 1966: 147).
“La facultad dejada al juez para la anulación le impone, no solamente, el
deber de indagar si existe el vicio y si éste se refiere a la sustancia específica del
acto, sino también el de declarar las consecuencias materiales y jurídicas que del
mismo derivan...” (BAPTISTA MARTINS, 1944: 395).
“Es evidente que la forma principal como el magistrado podrá corregir por
propia iniciativa los actos del proceso, será decretando su ineficacia cuando
se han ejecutado de un modo anormal, con lo que evitará la realización de
otros posteriores, que tampoco tendrán valor debido al efecto extensivo de
la nulidad procesal. De esta manera se ahorra tiempo en la tramitación de la
causa, pues se impide su prosecución sobre actos viciados y se propende, a
través del juez, a la correcta aplicación de la ley procesal” (SALAS VIVAL-
DI, 1962: 293).
“El determinar en qué casos, el juez tiene la facultad u obligación de pro-
nunciarlas (las nulidades procesales) sin requerimiento de parte, es materia que
depende de las circunstancias de cada cuestión litigiosa, de las normas positivas
vigentes, y de la naturaleza de dichas normas” (MAURINO, 1990: 77).

321
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Maurino, al tratar sobre el móvil de la declaración de las nulidades procesales


a iniciativa del órgano jurisdiccional, afirma que “... el motivo de su proceden-
cia está en todo acto que lesione la garantía constitucional del debido proceso”
(MAURINO, 1990: 79).
Para Couture, “... una vez comprobada la nulidad (absoluta), el acto debe ser
invalidado, aun de oficio y sin requerimiento de parte interesada...” (COUTURE,
1985: 378).
Gozaíni considera que “... la advertencia de actos irregulares que manifiestan
inobservancia de disposiciones de carácter imperativo, como la constitución
de los presupuestos fundamentales para la litis o el desarrollo efectivo de la
función sin máculas que la inficionen, autorizaría a declarar de oficio las nuli-
dades encontradas” (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 2: 866). El indicado
jurista argentino añade que “... es posible para el juez declarar ex officio una
nulidad procesal, no obstante fuese consentida y convalidada por las partes, si
ella incide en la regularidad sustancial del proceso” (GOZAINI, 1992, Tomo
I, Volumen 2: 867).
Al respecto, Véscovi apunta que:
“Los casos en que el juez puede proveerla (la nulidad) de oficio son ex-
cepcionales y se refieren, según algunos autores, a aquellos en que hay
un interés público o una disposición expresa.
En realidad, (...) estos casos se darían cuando hay una inexistencia (o
nulidad absoluta, si se acepta en derecho procesal), o sea, en los casos
de defectos en la constitución de la relación procesal (ausencia del
proceso mismo) y también en los casos de indefensión, aunque pudiera
creerse que éstos deben quedar librados al pedido de parte. Esta opinión
coincide con la general de que el juez puede examinar la existencia de
los presupuestos de oficio, al dictar sentencia y declarar la nulidad del
proceso por defectos en la constitución de la relación procesal” (VES-
COVI, 1999: 269).
Conforme lo dispone el último párrafo del art. 176 del C.P.C., las nu-
lidades insubsanables serán las únicas que pueden ser declaradas de oficio,
mediante resolución motivada, en cuyo caso se repondrá el proceso al estado
que corresponda.

322
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

10. EFECTOS DE LA DECLARACION DE NULIDAD PROCESAL


Maurino, en cuanto a los criterios para establecer los efectos de la declaración
de nulidad, enseña que:
“a) Algunos autores adoptan como criterio discriminador la distinción entre
nulidades por violación de las formas sustanciales o esenciales y aquellas
que afectan las formas accidentales o secundarias.
1) Si se afectan formas accidentales o secundarias, la declaración de
nulidad alcanza a las actuaciones impugnadas, pero conservan sus
efectos propios los actos procesales no comprendidos en la nulidad.
2) Si se omiten o violan las formas sustanciales o esenciales, el efecto
nulificante es total (...).
Así, se ha sostenido que la omisión determina la nulidad de todo lo
actuado cuando se afecta a una forma esencial del procedimiento,
porque ello hace a la defensa en juicio de las partes, estando inte-
resado el orden público en su observancia, v.gr., incompetencia por
razón del monto.
b) Otros (...) sitúan el elemento diferenciador según se trate de actos de parte
o resoluciones.
1) Los actos de parte en violación de las formalidades, son ineficaces
(...).
2) Las resoluciones defectuosas no son ineficaces, ‘sino que, por lo
regular, son sólo impugnables’.
c) Otro criterio (...) establece las consecuencias jurídicas de la declaración
de nulidad, según ella se refiera al acto, al procedimiento o a las formas
de las sentencias” (MAURINO, 1990: 245-246).
En opinión de Alsina:
“... El principal efecto de la nulidad es privar al acto de su eficacia jurídica;
y, en consecuencia, se tiene el acto como no realizado; consiguientemente,
tampoco pueden tener validez los actos posteriores que en él se funden, de
acuerdo con la máxima romana: qued nullum est nullum producit effectum.
(...) Para establecer las consecuencias de la declaración de nulidad debe-
mos tener presente la distinción (...) según que ella se refiera al acto, al
procedimiento o a las formas de la sentencia. Tratándose de los actos, es
necesario distinguir tres categorías: los antecedentes, los consecuentes

323
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

y los independientes. La relación procesal, en efecto, se presenta como


una sucesión de actos que realizan las partes y el tribunal, cada uno de
los cuales tiene como antecedente otro acto (...) y es a su vez antecedente
del que le sigue (...); entre unos y otros puede existir actos independientes
(...) ‘La nulidad del acto produce la nulidad de los actos consecutivos, no
así la de las actuaciones independientes’ (...).
La nulidad no afecta a los actos anteriores (...) y ello se explica sin
ningún esfuerzo, como tampoco afecta los actos independientes entre
sí, entendiéndose por tales los que no están vinculados por una rela-
ción de dependencia: la nulidad de la notificación del acto de prueba
produce la nulidad de todas las diligencias probatorias posteriores,
pero la nulidad de una declaración fundada en que el testigo no ha
prestado juramento, en nada afecta la validez de las otras diligencias
de prueba.
(...) Tratándose de vicios del procedimiento, o sea por no haberse seguido
el orden establecido en la realización de los actos procesales, la nulidad
se traduce en la ineficacia de los actos posteriores, que en realidad no
son consecuencia de la ejecución de un acto viciado sino de la omisión
de un acto requerido para la validez del acto que le sigue: así, cuando el
juez resuelve el incidente sin recibirlo a prueba no obstante haber hechos
controvertidos, o dicta sentencia definitiva sin citar a las partes para el
efecto” (ALSINA, 1958: 103-105).
Gozaíni, acerca de los efectos de la nulidad del acto procesal, dice lo siguiente:
“Nulificar un simple acto del proceso (...) no acarrea consecuencias fu-
turas. El acto deja de existir como tal, pierde validez y eficacia, pero no
transfiere a otros su nulidad.
Es una nulidad independiente que no incide en el acontecer procedimental.
Tampoco tiene efectos retroactivos, sin atender por ahora la responsabili-
dad procesal de quien ha dado lugar al vicio, de modo tal que no conmueve
el estado de las actuaciones hasta allí suscitadas.
Empero hay actos que por comunicabilidad de efectos conducen la nulidad
hacia los demás, sea hacia atrás o por los que se dieron con posterioridad
al vicio.
Por ejemplo, la nulidad del auto que decreta abierto el juicio a prueba,
anula los pasos siguientes que se hubieran practicado, pero no los ante-
riores. En cambio, si la nulidad fuera de la notificación de la demanda,

324
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

caen los actos que ocurrieron a posteriori de ella, retrotrayendo la causa


a su estado inicial” (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 2: 871-872).
Gozaíni, refiriéndose a los efectos de la nulidad en el procedimiento, destaca
que en estos casos “... los vicios no corren por vasos comunicantes sino por la
trascendencia que tiene el acto, que obliga a cumplirlo con regularidad y eficacia.
Se trata de requisitos esenciales que resultan omitidos, y que por esta anormalidad
del trámite, anulan todo lo actuado en consecuencia, volviendo el proceso al tiempo
que ocurre el vicio” (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 2: 872). Dicho autor, al
tratar los efectos de la nulidad del proceso, hace notar que:
“Aquí la gravedad del error es de tanta importancia que genera un acusado
déficit en la validez absoluta del proceso.
Cuando ello sucede, se nulifica todo el procedimiento cursado.
En estos supuestos se halla en juego las garantías constitucionales del
debido proceso adjetivo, con sus tutelas esenciales en el derecho a ser
oído, defensa efectiva, y sentencia fundada en motivos razonablemente
obtenidos del análisis de la causa” (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen
2: 872).
Juan Carlos Mendoza distingue tres tipos de efectos que producen las nuli-
dades procesales: “... 1° sobre el acto nulo (o el procedimiento nulo, ya que éste
no es sino un conjunto de actos vinculados entre sí por su finalidad común); 2°
sobre los demás actos del proceso; 3° y sobre las personas (sujetos del proceso
y los auxiliares)” (MENDOZA, 1966: 177). “... En cuanto a los efectos sobre el
acto debe distinguirse de nuevo: a) según el acto sea totalmente nulo; b) y según el
acto sea parcialmente nulo. Si es totalmente nulo no podrá cumplir, lógicamente,
ninguno de los efectos normales a que está destinado, por verse completamente
privado de eficacia jurídica; si es parcialmente nulo, las demás partes no quedarán
afectadas por la nulidad y aunque el vicio impida un determinado efecto, el acto
producirá aquellos efectos para los cuales es idóneo” (MENDOZA, 1966: 177-
178). “En cuanto a los efectos de la nulidad sobre los demás actos del proceso hay
que distinguir: a) según se trate de actos anteriores; b) y según se trate de actos
posteriores, y entre éstos, nuevamente, los actos dependientes del acto nulo y los
actos independientes de él. Los actos anteriores no pueden quedar afectados por la
nulidad del acto que le sigue, dada la forma como se desarrolla la relación proce-
sal, que no admite la dependencia del acto anterior con respecto del posterior. Los
actos consecutivos, en cambio, en cuanto sean dependientes del acto nulo, quedan
afectados por la nulidad de éste, dado el principio de que lo que es nulo produce
un efecto nulo. No así los actos independientes de él, precisamente por su falta de
nexo causal” (MENDOZA, 1966: 178). “Los vicios del procedimiento -que (...)

325
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

son vicios de actos que lo integran- producen la nulidad de los actos posteriores,
que en realidad no son consecuencia de la ejecución de un acto viciado (...), sino
de la omisión de un acto requerido para la validez del acto que le sigue, o de la
transposición, se puede agregar, de un acto, de acuerdo al orden legal que le im-
pone el proceso” (MENDOZA, 1966: 178). “... En cuanto a los efectos sobre las
personas, hay que distinguir según se trate: a) del juez; b) de las partes; c) de los
auxiliares de justicia. Generalmente los efectos de la anulación sobre las personas
se traducen en una sanción pecuniaria -la aplicación de las costas o una multa-...”
(MENDOZA, 1966: 178).
Conforme a nuestro ordenamiento jurídico, cabe indicar que, según el artículo
177 del Código Procesal Civil, la resolución que declara la nulidad:
- Ordena la renovación del acto o actos procesales afectados y las medidas
efectivas para tal fin.
- Impone el pago de las costas y costos al responsable.
Es de resaltar que, a pedido del agraviado, la sentencia (y no la reso-
lución que declara la nulidad, salvo que tal declaración tenga lugar en la
sentencia) puede ordenar el resarcimiento por quien corresponda de los
daños causados por la nulidad. Así lo dispone la parte final del artículo 177
del Código adjetivo.
También ponemos de relieve que el artículo 173 del Código Procesal Civil
norma la extensión de la nulidad sobre la base del principio de independencia que
gobierna a dicha figura jurídica. Así, en virtud de dicho dispositivo legal:
- La declaración de nulidad de un acto procesal no alcanza a los anteriores
ni a los posteriores que sean independientes de aquél (art. 173 -primer
párrafo- del C.P.C.).
- La invalidación de una parte del acto procesal no afecta a las otras que
resulten independientes de ella, ni impide la producción de efectos para
los cuales el acto es idóneo, salvo disposición expresa en contrario (art.
173 -in fine- del C.P.C.).

11. JURISPRUDENCIA CASATORIA RELACIONADA CON LA NU-


LIDAD PROCESAL
En los subpuntos que siguen veremos los pronunciamientos emanados de
nuestro máximo Tribunal de justicia referidos a la nulidad procesal.

326
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

11.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con la nulidad procesal en general


La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la nulidad procesal
en general, ha establecido lo siguiente:
- “... Se entiende por ésta [nulidad procesal], a aquel estado de anormalidad
del acto procesal, originado en la carencia de algunos de sus elementos
constitutivos o en vicios existentes sobre ellos, que potencialmente los
coloca en la situación de ser declarado judicialmente inválido...” (Casación
Nro. 194-2007 / San Martín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
03-12-2008, págs. 23587-23588).
- “... En sede de nulidades procesales, éstas suponen un estado de anorma-
lidad del acto procesal, originado en la carencia de uno de sus elementos
constitutivos, o en vicios existentes sobre ellos, que potencialmente co-
locan a dicho acto en la situación de ser declarado judicialmente inválido
como consecuencia de deficiencias efectivas surgidas en las desviaciones
de las reglas del proceso, que puedan generar indefensión...” (Casación
Nro. 2147-2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
07-2004, pág. 12456).
- “... La nulidad es la sanción por la cual se priva a un acto jurídico procesal
de sus efectos normales, y se declara cuando se ha afectado la forma esta-
blecida, lo que comprende tanto la estructura y modo de exteriorización
del acto como el orden que le corresponde en el desarrollo de la relación
procesal; salvo que del análisis del proceso resulte una de las excepcio-
nes que permiten preservar el proceso, como cuando la infracción no ha
producido agravio...” (Casación Nro. 2966-2006 / Moquegua, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2008, págs. 21170-21171).
- “... Las nulidades procesales, entendidas como aquél [sic] estado de anor-
malidad de un determinado acto procesal (o conjunto de ellos) en razón
de la carencia o presencia defectuosa de requisitos que condicionan su
existencia regular son [...] soluciones de última ratio, a las que sólo debe
recurrirse en casos extremos, dejando de lado la añeja posición del culto
de la forma por la forma...” (Casación Nro. 2445-2007 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2008, págs. 21422-21423).
- “... La nulidad procesal es un instrumento de última ratio y sólo debe ser
aplicado cuando aparezca una infracción insubsanable de algún elemento
esencial de un acto procesal o cuando se vulnere uno de los principios del
debido proceso” (Casación Nro. 216-96 / Huaura, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-05-1998, pág. 842).

327
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... En sede de nulidades procesales, éstas suponen un estado de anorma-


lidad del acto procesal, de manera que al declararse la nulidad procesal
ello implica resguardar la garantía constitucional a un debido proceso...”
(Casación Nro. 1771-2001 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-03-2002, pág. 8471).
- “... Los vicios del procedimiento constituyen un estado de anormalidad
del acto procesal, originado en alguno de sus elementos constitutivos o
en vicios existentes sobre ellos; tales vicios implican que potencialmente
se declare su invalidez, ya que dicho estado de nulidad latente puede no
materializarse, ya sea por subsanación del vicio, por convalidación, o
porque el acto ha cumplido su finalidad...” (Casación Nro. 2070-2003 /
Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2004, págs.
13104-13105).
- “... Los vicios procesales [...] constituyen los defectos u omisiones que
se presentan en los elementos extrínsecos o intrínsecos de un acto jurí-
dico procesal; siendo esto así, su revelación al juez, no depende única y
exclusivamente de la parte que viene perdiendo la litis, sino de ambas
partes puesto que, el no hacerlo, contribuye al desenvolvimiento de un
proceso que, en su sentencia puede ser justo, pero que dicha decisión se
ha obtenido mediante un procedimiento reprobado por las normas pro-
cesales, afectando el derecho a un debido proceso no sólo de uno de los
litigantes sino de todos los sujetos procesales...” (Casación Nro. 2424-
2003 / Sullana, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2004,
págs. 13116-13117).
- “... La finalidad de las nulidades procesales, es la de asegurar la garantía
constitucional de la defensa en el proceso, pudiendo configurarse única-
mente en relación a los actos procesales susceptibles de producir efectos
jurídicos autónomos, como los actos emanados de un órgano judicial; en
tal sentido, solo cuando la ineficacia sea resultado de un vicio es posible
hablar de nulidad...” (Casación Nro. 2070-2003 / Santa, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-11-2004, págs. 13104-13105).
- “... Debe tenerse presente los distintos efectos de la nulidad y de la re-
vocación; la nulidad es una rescisión de los actos procesales que implica
renovarlos al estado en que se cometió el vicio, tal como lo establece el
artículo ciento setentisiete del Código Adjetivo [C.P.C.]; en cambio, la
revocación implica sustituir la decisión del Juez inferior por una nueva...”
(Casación Nro. 1193-2000 / Moquegua, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-01-2001, pág. 6691).

328
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

- “... La nulidad es la sanción por la cual la Ley priva a un acto procesal de


sus efectos normales, debiendo diferenciarse la violación de las disposi-
ciones de orden público, que entrañan siempre una nulidad absoluta, de
aquellas que sólo afectan al interés privado, y que deben ser alegadas por
aquel a quien perjudican...” (Casación Nro. 1908-T-96 / Ica, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 15-03-1998, pág. 542).
- “... Son nulidades relativas [...] todas aquellas que no estando expresamen-
te contempladas como absolutas, quedan subsanadas si se aceptan expresa
o tácitamente, o si el acto viciado ha conseguido su fin no obstante su
defecto...” (Casación Nro. 2378-00 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-04-2001, págs. 7182-7183).
- “... La aplicación automática de la sanción de nulidad por el solo hecho
de su constatación, obligaría a declarar la nulidad por causas secunda-
rias, aun cuando el proceso se encuentra sentenciado y precluido sus
etapas previas proporcionando con ello un arma al litigante de mala
fe, que le permitiría demorar indefinidamente el proceso” (Casación
Nro. 738-97 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-
01-1999, pág. 2342).
- “... La nulidad de resoluciones judiciales necesariamente debe formu-
larse incidentalmente, dentro del proceso de su referencia y no en vía de
acción...” (Casación Nro. 294-95 / Ica, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 13-12-1996, págs. 2527-2528).
- “... Habiéndose interpuesto la demanda sustentándola en la nulidad de
actuados judiciales en vía de acción, el cual es un petitorio no contem-
plado en la legislación procesal, ella resulta imposible jurídicamente, con
lo cual deviene en improcedente, en virtud de lo previsto en el Artículo
cuatrocientos veintisiete del Código Procesal acotado (C.P.C.), y en con-
secuencia, inválida la relación procesal y es asimismo imposible emitir
pronunciamiento de fondo sobre la misma...” (Casación Nro. 2835-97 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 26-10-1999, pág.
3798).
- “... El artículo ciento setentiuno del acotado Código [C.P.C., sobre el
principio de legalidad y trascendencia de la nulidad procesal], norma
precisada como fundamento de derecho de la demanda sub materia [so-
bre nulidad de acto jurídico], sólo puede ser invocado dentro del mismo
proceso en que se produjo el vicio pero no en vía de acción...” (Casación
Nro. 2104-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
01-2001, pág. 6856).

329
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... La Sala Civil [...] absolviendo el grado de apelación, ha expedido


la sentencia [...], sin previamente haber resuelto la nulidad deducida,
restringiendo con ello el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva que
le asiste a la nulidicente, e incurriendo en vicio procesal insubsanable
al haber inobservado normas procesales de obligatorio cumplimiento;
siendo así [...] corresponde amparar el recurso propuesto [casación] y en
consecuencia declarar la nulidad de la [resolución] recurrida y disponer
que la Sala [Superior] de origen subsane la omisión incurrida y hecho
sea expida nueva resolución con arreglo a derecho...” (Casación Nro.
3189-2007 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
09-2008, págs. 22810-22811).
- “... La apelación de una resolución que deniega un pedido de nulidad no
produce la suspensión del proceso en primera instancia conforme a los
Artículos trescientos veinte y trescientos setentidós de la Ley Procesal...”
(Casación Nro. 2198-97 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 03-01-1999, pág. 2348).
- “... Al haberse sancionado una nulidad inexistente se ha vulnerado el
derecho al debido proceso del recurrente...” (Casación Nro. 688-2000 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2000, págs.
6372-6373).
- “... Al exigir el auto de vista [...] un requisito no previsto en la Ley,
ha incurrido en la causal de nulidad contemplada en el artículo ciento
setentiuno del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 688-2001 /
Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001, pág.
7908).

11.2 Jurisprudencia casatoria relacionada con los principios que rigen a las
nulidades procesales
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a los principios
que rigen a las nulidades procesales, ha establecido, en principio, lo siguiente:
- “... En materia de nulidad procesal debe tenerse en cuenta [...] los prin-
cipios que sancionan las nulidades procesales como: 1) el principio de
legalidad o especificidad, en virtud del cual la nulidad solo se declara
cuando la ley expresamente o implícitamente la establece; y 2) el de fina-
lidad incumplida, según el cual la nulidad debe declararse y sancionarse,
no obstante que no exista norma legal expresa, si el acto procesal no ha
cumplido su finalidad por carecer de uno de los requisitos esenciales;
principios reconocidos en el artículo ciento setenta y uno del Código

330
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

Procesal Civil...” (Casación Nro. 1112-2007 / Callao, publicada en el


Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs. 23598-23599).
- “... Existen [...] principios que excluyen o morigeran las nulidades como:
1) el principio de trascendencia, según el cual solo debe declararse y san-
cionarse la nulidad cuando se haya causado perjuicio a una de las partes
o al tercero legitimado; 2) principio de conservación, a tenor del cual no
debe declararse la nulidad en caso de duda sobre los defectos o vicios
que se alegan, salvo que se haya afectado el derecho de defensa de una
de las partes; 3) principio de convalidación, la misma que puede ser tácita
o expresa, en virtud del cual no es procedente declararse la nulidad si se
ha convalidado el acto procesal que se pretende nulificar, entendiéndose
que la convalidación puede operar de varios modos (por subsanación,
por integración de resolución, de pleno derecho, etc.); y [...] 4) principio
de protección, que impone la no sanción de nulidad si la parte o tercero
legitimado nulidicente ha propiciado, permitido o dado lugar al vicio...”
(Casación Nro. 1112-2007 / Callao, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-12-2008, págs. 23598-23599).
En los subpuntos que siguen veremos la jurisprudencia casatoria referida de
un modo específico a los principios que rigen a las nulidades procesales.

11.2.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con el principio de legalidad


o especificidad en la nulidad procesal
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al principio de
legalidad o especificidad en la nulidad procesal, ha establecido lo siguiente:
- “... El principio de legalidad o especificidad, en virtud del cual la nulidad
solo se declara cuando la ley expresamente o implícitamente la estable-
ce...” (Casación Nro. 598-2007 / Callao, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-09-2008, págs. 23175-23176).
- “... El artículo 171 del Código Procesal Civil [...] determina que la
nulidad se sanciona sólo por causa establecida en la ley; principio de
legalidad que tiende a limitar el ejercicio abusivo que pueda hacer el
solicitante del pedido de nulidades procesales, enmarcándolas dentro
de las causales señaladas por el ordenamiento...” (Casación Nro. 5131-
2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008,
págs. 22915-22917).
- “... Habiendo la Sala [Superior] sancionado una nulidad no contempla-
da en la ley ha vulnerado el derecho al debido proceso que tiene todo

331
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

justiciable...” (Casación Nro. 2292-2001 / Lima, publicada en el Diario


Oficial El Peruano el 02-05-2002, pág. 8738).
- “... Dado el carácter extremo de la declaración de nulidad, la causa deter-
minante de ella debe estar establecida por la ley; sin embargo, el criterio
legalista o taxativo, se compensa con las llamadas nulidades implícitas,
aquellas que no estando previstas en la norma, deben ser declaradas...”
(Casación Nro. 2070-2003 / Santa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-11-2004, págs. 13104-13105).
- “... La nulidad si bien es cierto se sanciona sólo por causa establecida en
la ley, puede ser también declarada cuando el acto procesal carece de los
requisitos indispensables para la obtención de su finalidad conforme a lo
dispuesto en el artículo ciento setentiuno del Código Procesal Civil...”
(Casación Nro. 1225-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Pe-
ruano el 01-03-2001, pág. 7070).
- “... Según lo establecido en el artículo 171 del Código adjetivo la nulidad
de actuados en un proceso civil no puede ser sancionada por la nulidad
misma, por el contrario, para declararla deberá estar previamente san-
cionada en la ley; pero además, en atención a los fines del proceso civil,
cuando la ley prescriba determinada formalidad sin sanción de nulidad,
el acto será válido, si ha cumplido con el propósito para el cual estaba
destinado...” (Casación Nro. 657-2008 / Ancash, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 03-09-2008, pág. 22823).

11.2.2 Jurisprudencia casatoria relacionada con el principio de finalidad


incumplida
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al principio de
finalidad incumplida, ha establecido lo siguiente:
- “... [Según el principio] de finalidad incumplida, [...] la nulidad debe
declararse y sancionarse, no obstante que no exista norma legal expresa,
si el acto procesal no ha cumplido su finalidad por carecer de uno de los
requisitos esenciales...” (Casación Nro. 598-2007 / Callao, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2008, págs. 23175-23176).
- “... Por el principio de finalidad [incumplida], entendemos que no basta la
sanción legal para declarar la nulidad sino que es necesario que el acto no
haya cumplido el fin [al] cual iba dirigido...” (Casación Nro. 5262-2006 /
Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, págs.
22670-22671).

332
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

- “... Conforme al principio de finalidad [incumplida] los actos procesales


no son nulificables si ellos han cumplido con su finalidad no obstante tener
defectos de orden formal...” (Casación Nro. 5131-2007 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs. 22915-22917).
- “... La validez de los actos del proceso deben juzgarse atendiendo a la
finalidad que en cada caso concreto están destinados a conseguir...” (Ca-
sación Nro. 2442-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-07-2001, págs. 7334-7335).
- “... Las formas procesales no constituyen un fin en sí mismas, de ahí que
la validez de los actos del proceso debe juzgarse atendiendo a la finalidad
que en cada caso concreto están destinados a conseguir, no procediendo
la nulidad cuando aún siendo defectuosos han logrado cumplir su objeto”
(Casación Nro. 1363-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 23-12-1999, págs. 4403-4404.).
- “... La infracción o el vicio que afecte el acto procesal para ser sancionado
con nulidad debe originar el incumplimiento del propósito perseguido
por ley y dar lugar a indefensión...” (Casación Nro. 2167-2005 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-06-2006, pág. 16205).
- “... Debe cuidarse que la forma infringida no afecte el derecho de la de-
fensa o el principio de bilateralidad de la otra parte, pues de así serlo, pese
a haber cumplido el acto procesal su finalidad, no podría convalidarse,
y sería irremediable la sanción de nulidad...” (Casación Nro. 1363-99 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 23-12-1999, págs.
4403-4404).

11.2.3 Jurisprudencia casatoria relacionada con el principio de trascen-


dencia en la nulidad procesal
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al principio de
trascendencia en la nulidad procesal, ha establecido lo siguiente:
- “... En virtud del [principio de trascendencia] [...] no es dable admitir la
declaración de nulidad por la nulidad misma o para satisfacer pruritos
formales...” (Casación Nro. 111-2001 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-07-2001, págs. 7538-7539).
- “... [Según] el principio de trascendencia [...] solo debe declararse y san-
cionarse la nulidad cuando se haya causado perjuicio a una de las partes
o al tercero legitimado...” (Casación Nro. 598-2007 / Callao, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2008, págs. 23175-23176).

333
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... Por el principio de transcendencia, quien cuestiona un acto procesal


debe acreditar encontrarse lesionado por este, otorgando al impugnante
legitimo [sic -léase legítimo-] interés para discutirlo...” (Casación Nro.
584-07 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2008,
págs. 21211-21212).
- “... El citado Artículo ciento setenticuatro del Código Procesal Civil,
recoge el principio que la doctrina denomina de ‘transcendencia’, y se
basa en el principio de que las nulidades procesales sólo proceden cuando
se ha lesionado el interés jurídico del impugnante, que recogía el antiguo
derecho francés en la regla ‘pas de nullité sans grief’, y, como ya lo ha
establecido esta Sala en numerosas ejecutorias, no hay nulidad cuando
este interés no existe” (Casación Nro. 475-95 / Huánuco, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 17-07-1998, pág. 1462).
- “... El Código Procesal Civil, en su artículo 174[,] ha contemplado el
principio de trascendencia de las nulidades, el mismo que se ha recogi-
do del derecho francés, en el que se informa ‘pas de nullité sans grief’
(no hay nulidad sin perjuicio); la nulidad de los actos procesales no
puede ser declarada [...] por la nulidad misma; sino por el contrario,
únicamente se invalidarán los actuados cuando en el proceso se haya
causado perjuicio real al impugnante, tal por ejemplo se haya impedido
el ejercicio de su derecho a defensa o de un recurso impugnatorio; de
lo contrario no cabe declararse la nulidad de los actuados, ya que antes
que la mera formalidad procesal, existen otras prioridades procesales
que resguardar, tales como la celeridad y la economía procesal...” (Ca-
sación Nro. 1708-07 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-06-2008, pág. 22330).
- “... No basta la sola omisión de algún acto procesal para declarar la nulidad
del proceso, tampoco la alegación en forma genérica de la generación de
algún perjuicio, sino que dicha omisión deberá tener la cualidad de poder
causar un perjuicio concreto, de manera tal [...] que genere indefensión en
alguna de las partes, conforme al principio de trascendencia asumido por
el artículo ciento setenticuatro del citado Código [C.P.C.]...” (Casación
Nro. 2228-01 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-07-2002, págs. 8929-8930).
- “... Por el [principio] de trascendencia la nulidad no procede si la afecta-
ción no tiene trascendencia sobre las garantías esenciales de la defensa
en el juicio...” (Casación Nro. 5262-2006 / Piura, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-09-2008, págs. 22670-22671).

334
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

- “... Conforme a los principios de trascendencia y conservación del acto


procesal, no cabe declararse la nulidad del mismo cuando existan dudas
sobre los defectos o vicios que se alegan, salvo que se haya afectado el
derecho de defensa de una de las partes...” (Casación Nro. 3136-06 /
Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs.
22162-22164).
- “... El principio de trascendencia [...] importa que la sola presencia de
un vicio no es razón suficiente para que el juez declare la nulidad de un
acto procesal, pues se requiere, además, que ese vicio sea trascendente, es
decir, que determine un resultado probablemente distinto en la decisión
judicial o coloque al justiciable en estado de indefensión...” (Casación
Nro. 4930-2006 / Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
09-2008, pág. 22673).
- “... Este principio de trascendencia de la nulidad preconiza que no hay
nulidad si no hay perjuicio o daño; no basta pues, la infracción de la for-
malidad, que sirva para garantizar los derechos de las partes, sino que debe
existir perjuicio, de donde se deduce que la nulidad sirve para corregir o
remediar ese menoscabo...” (Casación Nro. 5131-2007 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs. 22915-22917).
- “... El artículo ciento setenticuatro del Código Procesal Civil, recoge el
principio que la doctrina denomina de ‘transcendencia’ y se basa en el
principio de que las nulidades se producen cuando se ha lesionado el
interés jurídico del impugnante, que recogía el antiguo Derecho Francés
en la regla ‘pas nullité sans grief’, y como ya lo ha establecido esta Sala
[Suprema] en numerosas ejecutorias, no hay nulidad cuando este interés
no existe, esto es, que la nulidad sólo debe ser aplicado [sic -léase apli-
cada-] cuando aparezca una infracción insubsanable de algún elemento
esencial de un acto procesal o cuando se vulnere uno de los principios
del debido proceso...” (Casación Nro. 1712-03 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-05-2004, pág. 11956).
- “... A los hechos [...] es aplicable el principio contenido en el artículo
ciento setenta y dos, párrafo cuarto, del Código Procesal Civil, ya que si
bien es cierto existe un vicio, éste no es de tal trascendencia como para
declarar la nulidad de la sentencia, por cuanto el mismo no influye en el
sentido de la resolución...” (Casación Nro. 3780-2006 / Junín, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs. 23322-23323).
- “... La invocación de un acto procesal viciado implica denunciar una
nulidad trascendente para el proceso, la que de acuerdo al criterio de

335
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

esencialidad implica que la declaración de nulidad del vicio debe influir


de manera decisiva sobre el acto, de tal modo que pueda ser capaz de
producir su ineficacia...” (Casación Nro. 2540-2006 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, págs. 22655-22656).
- “... En aplicación a que la finalidad del proceso es dar solución a la
controversia o incertidumbre jurídica puesta a consideración del órgano
judicial, no puede ampararse las nulidades por el sólo mérito de ella
[sic], sino que debe tenerse en cuenta si el vicio ha de influir de manera
decisiva en el acto [para] que pueda producir su ineficacia...” (Casación
Nro. 2832-2006 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
01-2008, págs. 21320-21321).
- “... El agravio que se produzca en el proceso a las partes debe ser tras-
cendente, puesto que el núcleo de [la] nulidad es el perjuicio cierto e
irreparable...” (Casación Nro. 514-2007 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs. 23560-23561).
- “... El criterio de esencialidad, [...] implica que la declaración de nulidad
del vicio deba influir de manera decisiva sobre el acto, de tal modo que
pueda ser capaz de producir su ineficacia; además, debe tener una influen-
cia decisiva sobre la sentencia...” (Casación Nro. 2378-00 / Lima, publi-
cada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs. 7182-7183).

11.2.4 Jurisprudencia casatoria relacionada con el principio de conser-


vación en la nulidad procesal
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al principio de
conservación en la nulidad procesal, ha establecido lo siguiente:
- “... [Según el] principio de conservación [...] no debe declararse la nulidad
en caso de duda sobre los defectos o vicios que se alegan, salvo que se
haya afectado el derecho de defensa de una de las partes...” (Casación
Nro. 598-2007 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
09-2008, págs. 23175-23176).
- “... Por el principio de conservación de los actos procesales éstos pueden
subsanarse en aquellos casos en que la infracción no tiene una entidad de
perjuicio tal que vulnere el derecho de defensa de las partes o cuando pese
a que se subsane el vicio ello no va a influir en el sentido de la resolución
o en las consecuencias del acto procesal...” (Casación Nro. 717-2000 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6704).

336
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

- “... Es criterio jurídico sostener que frente a la nulidad debe prevalecer la


subsanación del defecto; pues el aludido criterio deriva del principio de
conservación regulado en el segundo párrafo de [sic -léase del-] artículo
172 del Código adjetivo [C.P.C.] en el que se impone la necesidad de
preservar la eficacia y validez de los actos procesales frente a la posibilidad
de su anulación, lo que llevaría a un resultado disvalioso respecto de los
fines del proceso; en ese sentido, cabe precisar que la nulidad procesal es
un instrumento de última ratio y sólo será aplicado cuando aparezca una
infracción insubsanable de algún elemento esencial de un acto procesal o
cuando se vulnere uno de los principios del debido proceso...” (Casación
Nro. 1887-2004 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
11-2005, pág. 15044).
- “... El criterio de las nulidades procesales debe ser restrictivo. Este criterio
deriva del principio de conservación de los actos procesales, que consagra
la conveniencia de preservar la eficacia, la validez de los actos frente a la
posibilidad de anulación o pérdida, lo que llevaría a un resultado disva-
lioso para el proceso...” (Casación Nro. 3571-2001 / Cañete, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2003, págs. 10402-10403).
- “... El criterio de las nulidades procesales debe ser restrictivo ya que
la declaración de nulidad es un remedio excepcional de última ratio...”
(Casación Nro. 1759-96 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 11-06-1998, pág. 1277).
- “... No hay nulidad si la subsanación del vicio no ha de influir en el sen-
tido de la resolución o en las consecuencias del acto procesal. En caso
de duda debe mantenerse la validez del acto. En efecto, el criterio de las
nulidades procesales debe ser restrictivo...” (Casación Nro. 078-2000 /
Tacna, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2002, pág.
8402).

11.2.5 Jurisprudencia casatoria relacionada con el principio de convali-


dación en la nulidad procesal
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al principio de
convalidación en la nulidad procesal, ha establecido lo siguiente:
- “... El principio de convalidación de las nulidades señala que la naturaleza
esencial del proceso recae en el principio de iniciativa de parte, y, por
tanto, el órgano jurisdiccional no puede sustituirse en el lugar de una de
las partes y anular actos procesales que han sido consentidos por éstas...”

337
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

(Casación Nro. 1998-2000 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial


El Peruano el 30-04-2001, págs. 7167-7168).
- “... [La convalidación de la nulidad] puede ser tácita o expresa, [...] la
convalidación puede operar de varios modos (por subsanación, por inte-
gración de resolución, de pleno derecho, etc.)...” (Casación Nro. 1142-03 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-08-2004, pág.
12497).
- “... [En virtud del] principio de convalidación, la misma que puede ser
tácita o expresa, [...] no es procedente declararse la nulidad si se ha con-
validado el acto procesal que se pretende nulificar, entendiéndose que
la convalidación puede operar de varios modos (por subsanación, por
integración de resolución, de pleno derecho, etc.)...” (Casación Nro. 598-
2007 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2008,
págs. 23175-23176).
- “... Al no haberse denunciado los [...] agravios en la primera oportunidad
que tuvo para hacerlo [el recurrente], las posibles nulidades incurridas
han sido convalidadas...” (Casación Nro. 3502-00 / Junín, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág. 7242).
- “... Al no haber formulado el recurrente la nulidad en la primera oportuni-
dad que tuvo para hacerlo ha existido una convalidación tácita sobre dicho
extremo, tal como lo establece el artículo ciento setentidós del Código
Procesal Civil; habiendo operado el principio de preclusión procesal...”
(Casación Nro. 1387-01 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-07-2002, pág. 8908).
- “... En virtud del principio de convalidación, sancionado por el tercer
párrafo del numeral ciento setentidós del Código Procesal Civil, [...]
no procede la nulidad cuando los actos viciados no son cuestionados
oportunamente, precluyendo con ello el derecho a solicitar la invalidez
del procedimiento...” (Casación Nro. 5262-2006 / Piura, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, págs. 22670-22671).
- “... El tercer párrafo del artículo ciento setentidós del Código Procesal
Civil establece que existe convalidación tácita cuando el facultado para
plantear la nulidad no formula su pedido en la primera oportunidad que
tuviera para hacerlo; [...] existiendo convalidación tácita no existe afecta-
ción al debido proceso...” (Casación Nro. 3308-2000 / Sullana, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, págs. 7443-7444).

338
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

- “... Las nulidades mientras no acarrean un perjuicio transcendental al


proceso y cumpla su finalidad, quedan convalidadas automáticamente...”
(Casación Nro. 1514-2004 / Huaura, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-12-2004, pág. 13274).
- “... Si bien es cierto que los vicios procesales podrían ser convalidables
ante el silencio de una o de ambas partes que litigan dentro de un proceso;
también lo es que, conforme a la primera parte del numeral noveno del
Título Preliminar del Código Adjetivo [C.P.C.], las normas procesales
contenidas en este Código son de carácter imperativo, salvo regulación
permisiva en contrario; por ende, deben respetarse los canales procedi-
mentales para obtener un resultado no sólo justo sino debido, no pudiendo
alegar la convalidación, cuando la norma procesal exigía la realización
de un acto...” (Casación Nro. 2424-2003 / Sullana, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-11-2004, págs. 13116-13117).
- “... Debe cuidarse que la forma infringida no afecte el derecho de la defen-
sa o el principio de la bilateralidad de la otra parte, pues de así serlo, pese
a haber cumplido el acto procesal su finalidad, no podría convalidarse, y
sería irremediable la sanción de nulidad...” (Casación Nro. 1332-2003 /
Ucayali, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2004, págs.
11751-11752).

11.2.6 Jurisprudencia casatoria relacionada con el principio de protección


en la nulidad procesal
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al principio de
protección en la nulidad procesal, ha establecido lo siguiente:
- “... [El] principio de protección [...] impone la no sanción de nulidad si
la parte o tercero legitimado nulidicente ha propiciado, permitido o dado
lugar al vicio...” (Casación Nro. 598-2007 / Callao, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-09-2008, págs. 23175-23176).
- “... En virtud del [principio de protección] [...], la nulidad debe ser pedida
por el perjudicado, quien además no debe haber originado el acto irregular,
ni haberlo convalidado expresa o tácitamente...” (Casación Nro. 111-2001 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, págs.
7538-7539).
- “... No es posible amparar pretensiones de nulidad [procesal] cuyo origen
obedece a actos propios de la misma parte recurrente, a tenor de lo dis-
puesto en el inciso primero del artículo ciento setenta y cinco del Código

339
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Procesal Civil...” (Casación Nro. 4602-2007 / La Libertad, publicada en


el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, pág. 23335).
- “... La impugnante sustenta su pedido de nulidad en un hecho propio,
deviniendo en improcedente a tenor de lo previsto en el inciso 1 del artí-
culo 175 del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 768-2008 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, pág. 22833).
- “... No es posible amparar pretensiones de nulidad cuyo origen obedece a
omisiones imputables a la parte que la alega...” (Casación Nro. 768-2008
/ Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, pág.
22833).
- “... Nadie puede alegar su propia torpeza, esto es, que la nulidad no es
procedente si se formula por quién [sic -léase por quien-] ha propiciado
el vicio, según lo prevé el artículo ciento setenticinco del Código adje-
tivo [C.P.C.], y que tiene como fuente la teoría de los actos propios...”
(Casación Nro. 2912-2000 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-03-2001, pág. 7035).
- “... No es posible amparar pretensiones de nulidad cuyo origen obedece
a omisiones imputables a la parte que la alega” (Casación Nro. 2489-98 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 15-06-1999, págs.
3004-3005).
- “... El Derecho exige y protege un comportamiento de buena fe en los
ciudadanos, y por ello no acepta que se pueda actuar en contra de sus
propios actos, o rehusar las consecuencias de estos y vale al caso citar
el aforismo romano: ‘Nemo auditur turpitudinem allegans’, y que en
materia procesal se encuentra consagrado en el inciso 1 del artículo
175 del Código Procesal Civil, esto es, que no es factible que quien ha
propiciado o dado lugar al vicio, proponga la nulidad. Es que el Derecho
impone un comportamiento; las leyes jurídicas expresan lo que debe
ser, y se caracterizan por la realización de ciertos valores, reconocidos
y aceptados en todas las épocas, como el Orden, la Paz, la Justicia, la
Seguridad, y en general el Bien Común...” (Casación Nro. 3177-2006 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2007, págs.
20097-20098).
- “... Se atribuye al Juez una obligación que debió haber cumplido el propio
recurrente en su demanda, solicitando el emplazamiento de todas las per-
sonas que considere conveniente y, al no haberlo hecho no puede fundar
la nulidad de lo actuado en una causa imputable a sí mismo...” (Casación

340
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

Nro. 0771-99 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el


02-01-2001, pág. 6786).

11.3 Jurisprudencia casatoria relacionada con los requisitos en general de


la nulidad procesal
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a los requisitos en
general de la nulidad procesal, ha establecido lo siguiente:
- “... Para que proceda la declaración de nulidad deben presentarse los
siguientes requisitos: i) el acto procesal se haya realizado en violación
de las prescripciones legales, sancionadas bajo pena de nulidad; ii) la
existencia de perjuicio y el interés jurídico en su declaración; y, iii) la
omisión o el acto defectuoso no haya sido convalidado expresa o tácita-
mente...” (Casación Nro. 5262-2006 / Piura, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-09-2008, págs. 22670-22671).
- “... La nulidad de actuados debe ser sustentada por escrito y no por medio
de un informe oral...” (Casación Nro. 2446-2000 / Cusco, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, pág. 6880).
- “... El agraviado con un acto procesal presuntamente viciado debe alegarlo
en la primera oportunidad que tuviera para hacerlo, indicando los errores
de hecho y de derecho[,] señalando el agravio que le ocasiona o la defensa
que no pudo realizar...” (Casación Nro. 1508-98 / Huaura, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, págs. 6780-6781).
- “... En cuanto a la alegación del perjuicio sufrido, la parte perjudicada
en la fundamentación de la nulidad debe precisar con claridad cuál es el
vicio o incumplimiento de la formalidad que le causa agravio...” (Casa-
ción Nro. 3048-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-10-2007, págs. 20826-20827).
- “... El interés jurídico que se procura subsanar implica que la parte que
invoca la nulidad debe acreditar por qué quiere se subsane el acto procesal
afectado con la nulidad...” (Casación Nro. 1076-2000 / Callao, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág. 7155).

11.3.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con la exigibilidad de per-


juicio al solicitante de la nulidad procesal
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la exigibilidad de
perjuicio al solicitante de la nulidad procesal, ha establecido lo siguiente:

341
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... Para la declaración de nulidad de un acto procesal, es requisito in-


dispensable la existencia de un perjuicio al interesado, tal como lo reza
la antigua máxima ‘pas de nullité sans grief (no hay nulidad sin daño o
perjuicio)’; en ese sentido se orienta nuestro ordenamiento procesal civil
al regular los principios de convalidación, subsanación, integración y del
interés para pedir la nulidad...” (Casación Nro. 1932-99 / Jaén, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-05-2002, págs. 8675-8676).
- “... Ese estado de nulidad potencial no puede afectar el debido proceso
ya sea por ser subsanable el vicio, por convalidación, o porque el acto ha
cumplido su finalidad, y por que [sic -léase porque-] además el agravio
que se produzca en el proceso a las partes debe ser trascendente, toda vez
que el núcleo de la nulidad es el perjuicio cierto e irreparable...” (Casación
Nro. 2050-2000 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-04-2001, págs. 7170-7171).
- “... La parte que invoca la nulidad debe acreditar el perjuicio, y debe ser
cierto, concreto y real...” (Casación Nro. 3048-2006 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2007, págs. 20826-20827).
- “... Frente a un vicio procesal, generado por falta de requisitos o formali-
dades, la ley señala como sanción la nulidad de un acto procesal siempre
y cuando este vicio haya ocasionado perjuicio a la otra parte que haya
impedido su defensa...” (Casación Nro. 397-96 / Lambayeque, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 09-10-1996, pág. 2340).
- “... Donde no hay indefensión no hay nulidad...” (Casación Nro. 1329-
2008 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008,
págs. 22858-22859).
- “... La declaración de nulidad requiere de otro requisito básico consis-
tente en la existencia del perjuicio, pues donde hay daño estará siempre
el agravio de transgresión al ejercicio del derecho de defensa, que es en
definitiva el fundamento de este presupuesto nulitivo. La idea del per-
juicio se conecta necesariamente con el principio finalista de las formas
(el fin de ellas es asegurar el derecho de defensa). Es decir que logra
su finalidad un acto que aunque padezca de un vicio formal no acarrea
perjuicio” (Casación Nro. 1049-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 09-11-1999, págs. 3893-3894).
- “... La nulidad de un acto jurídico procesal debe ser analizada no sólo por
contravenir el texto de la ley, sino cuando dicha omisión haya trascen-
dido en la parte resolutiva de la decisión impugnada, produciéndose una

342
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

situación de indefección (sic -léase indefensión-), respecto de uno de los


justiciables; que, en dicho sentido, quien formula nulidad debe acreditar
estar perjudicado con el acto procesal viciado conforme lo establece
el Artículo ciento setenticuatro del Código Adjetivo” (Casación Nro.
1210-98 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-01-1999,
pág. 2350).
- “... La invocación de un acto procesal viciado, que como tal contravenga
al debido proceso, implica denunciar una nulidad que sea trascendente
para el proceso, es decir, que quien la invoque acredite que el vicio le
ocasiona un perjuicio que no puede subsanarse, sino con el acogimiento
de la sanción de nulidad...” (Casación Nro. 2103-2000 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, pág. 7540).
- “... No existe afectación al debido proceso, pues según el principio de
trascendencia de las nulidades, no hay nulidad sin perjuicio, consagrado
en el artículo ciento setenticuatro del Código Procesal acotado [C.P.C.],
advirtiéndose que no ha acreditado [el recurrente] el perjuicio que in-
voca, ni ha fundamentado su interés jurídico respecto de los supuestos
vicios que se pretenderían subsanar...” (Casación Nro. 1998-2000 / La
Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs.
7167-7168).
- “... El recurrente no tiene legitimidad ni interés propio para pedir la
nulidad de un cargo que le agravia a otra persona...” (Casación Nro.
1296-01 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001,
pág. 7919).
- “... El impugnante carece de legitimidad para pedir la nulidad de un acto
procesal que no le agravia directamente y que está dirigido a cuestionar el
emplazamiento con la demanda de su hermano...” (Casación Nro. 3360-01 /
La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002,
pág. 8532).
- “... Sólo el que haya sufrido el perjuicio podrá denunciar la afectación al
debido proceso, ésta es la regla básica de legitimación para que el efecto
de la contravención sea la sanción de nulidad...” (Casación Nro. 3248-
2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001,
págs. 7440-7441).
- “... De conformidad con lo dispuesto por el artículo 174 del Código Pro-
cesal Civil, quien formula nulidad tiene que acreditar estar perjudicado
con el acto procesal viciado o, en su caso, precisar la defensa que no pudo

343
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

realizar como consecuencia del acto procesal cuestionado, asimismo,


acreditará interés propio y específico en relación al acto; y en [el] caso de
autos la recurrente no puede denunciar vicios procesales que no le afectan
directamente o a favor de interés ajeno...” (Casación Nro. 99-2008 / Ica,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, pág. 22232).
- “... El recurrente no puede invocar un supuesto agravio ajeno como suyo,
pues es regla de las nulidades procesales, que infringen el debido proce-
so, que el recurrente esté perjudicado directamente con el acto procesal
viciado, tampoco se advierte que tenga interés propio y específico en la
denuncia por cuanto la hipotética negación de tutela no es respeto [sic
-léase respecto-] del derecho de él...” (Casación Nro. 846-01 / La Libertad,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2001, pág. 7637).
- “... Conforme lo establece el artículo ciento setenticuatro del Código
Procesal Civil, quien invoca una nulidad tiene que acreditar haber sido
afectado por el acto procesal viciado, lo cual resulta imposible en el pre-
sente caso, ya que la recurrente no es la titular del derecho que considera
conculcado, consecuentemente la presente denuncia carece de asidero...”
(Casación Nro. 2894-00 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-03-2001, pág. 7034).
- “... El impugnante invoca la afectación del derecho de defensa de su
fiador solidario, quien es una persona distinta al que solicita la nulidad;
en ese sentido, el peticionante no tiene un interés propio para invocar la
nulidad...” (Casación Nro. 2911-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 04-02-2000, pág. 4634).

11.3.2 Jurisprudencia casatoria relacionada con la oportunidad para


deducir las nulidades procesales (en primera y segunda instancia)
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la oportunidad
para deducir las nulidades procesales (en primera y segunda instancia), ha esta-
blecido lo siguiente:
- “... Las nulidades procesales se deben deducir en la primera oportunidad
que el afectado tuviera para hacerla [sic -léase para hacerlo-]...” (Casa-
ción Nro. 1683-2008 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 04-09-2008, págs. 22969-22970).
- “... En virtud al principio de oportunidad previsto en el artículo ciento
setentiséis del Código Procesal Civil, la nulidad debe formularse en la
primera oportunidad que tuvo el afectado para hacerlo...” (Casación Nro.

344
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

2290-02 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-07-


2003, págs. 10756-10757).
- “... Es principio y regla procesal que todos los vicios acontecidos dentro
de una audiencia se impugnan en ella, por los que asistieron o dentro
del plazo de Ley de haber sido notificado [sic -léase notificados-] del
contenido de la misma, para los sujetos que no estuvieron presentes...”
(Casación Nro. 346-2005 / Moquegua, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-08-2005, pág. 14560).
- “... Con arreglo a lo prescrito en el artículo ciento setentiséis del Código
Procesal Civil, cuando se haya sentenciado el proceso en primera instan-
cia, el pedido de nulidad [...] sólo puede ser alegado expresamente con
el escrito sustentatorio del recurso de apelación, que es la vía correcta
para impugnar sentencias; [...] al no haberse actuado así, se ha vulne-
rado también el principio de preclusión...” (Casación Nro. 1999-2000 /
Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, págs.
6813-6814).
- “... Dicha articulación [nulidad de actuados] recién fue planteada por la
recurrente mediante escrito [...] cuando el Juez ya había perdido com-
petencia al haber concedido el recurso de apelación, y cuando ya había
transcurrido el plazo previsto por el artículo quinientos cincuentiséis del
Código Adjetivo [C.P.C.], razón por la que carece de base real sostener
que la recurrente planteó válidamente la nulidad de actuados, en ese sen-
tido no cabría admitir su tramitación ni pronunciamiento al respecto...”
(Casación Nro. 404-01 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-07-2001, págs. 7477-7478).
- “... El artículo ciento setentiséis del Código Procesal Civil establece en
su primer y segundo párrafo que: ‘El pedido de nulidad se formula en la
primera oportunidad que el perjudicado tuviera para hacerlo, antes de la
sentencia. Sentenciado el proceso en primera instancia, sólo puede ser
alegada expresamente en el escrito sustentatorio del recurso de apela-
ción. En el primer caso, el Juez resolverá previo traslado por tres días;
en el segundo, la Sala Civil resolverá oyendo a la otra parte en auto de
especial pronunciamiento o al momento de absolver el grado. Las nu-
lidades por vicios ocurridos en segunda instancia, serán formuladas en
la primera oportunidad que tuviera el interesado para hacerlo, debiendo
la Sala Superior resolverlas de plano u oyendo a la otra parte’; [...] de
lo preceptuado en el citado artículo ciento setentiséis [del C.P.C.] puede
concluirse válidamente que de deducirse una articulación de nulidad

345
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

en segunda instancia por vicios incurridos en el concesorio del recurso


de apelación de la parte contraria, la Sala Civil está en la obligación de
resolverlo en auto de especial [...] pronunciamiento o al momento de
absolver el grado; de modo tal que de no proceder en la forma prescrita
por la ley acarreará su nulidad, por violación del principio de motivación
escrita de las resoluciones judiciales [...]; salvo que resulten aplicables los
principios de trascendencia, convalidación y subsanación contemplados
en los artículos ciento setentiuno y ciento setentidós del Código Procesal
Civil...” (Casación Nro. 2616-2005 / Junín, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-11-2006, págs. 17929-17930).
- “... El artículo ciento setentiséis del Código Procesal Civil, dispone en
su segundo párrafo, que las nulidades por vicios ocurridos en segunda
instancia, serán formuladas en la primera oportunidad que tuviera el inte-
resado para hacerlo, debiendo la Sala resolverlas de plano u oyendo a la
otra parte; es decir, que la Sala no tiene la obligación de correr traslado a
la otra parte de la nulidad deducida, puesto que puede, incluso, resolver la
nulidad de plano, ello sin oír a la otra parte; [...] siendo esto así, al haber
resuelto la Sala Civil [...] la nulidad deducida [...] respecto de la Resolu-
ción de Vista [...], que anula la Sentencia de Primera Instancia por vicios
procesales, sin correr traslado al demandante, no se han contravenido las
normas que garantizan el derecho a un debido proceso...” (Casación Nro.
2984-01 / Tacna, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-05-2002,
págs. 8752-8753).

11.4 Jurisprudencia casatoria relacionada con la potestad nulificante (de-


claración de oficio de la nulidad) del órgano jurisdiccional
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la potestad nulifi-
cante (declaración de oficio de la nulidad) del órgano jurisdiccional, ha establecido
lo siguiente:
- “... Con arreglo a lo prescrito en el artículo ciento setentiséis in fine del
Código Procesal Civil, los jueces sólo declararán de oficio las nulidades
insubsanables, mediante resolución motivada, reponiendo el proceso al
estado que corresponda, entendiéndose por insubsanable cuando se pro-
duce el quebrantamiento o inobservancia de las formas del proceso y que
no sea susceptible de convalidarse mediante el consentimiento expreso o
tácito de la parte perjudicada por el acto viciado...” (Casación Nro. 1325-
2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001,
págs. 6694-6695).

346
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

- “... Las nulidades absolutas pueden ser declaradas de oficio por la Corte
Superior incluso al conocer de los recursos de apelación, aún (sic) cuando
el acto nulo no haya sido objeto de denuncia o recurso por las partes...”
(Casación Nro. 1755-99 / Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 23-11-1999, págs. 4119-4120).
- “... La nulidad procesal declarada de oficio, presupone que el acto procesal
viciado no sea posible de convalidación. La procedencia de la nulidad de
oficio está en la protección de las garantías constitucionales del proceso,
siendo una de las más importantes el respeto al debido proceso...” (Casa-
ción Nro. 445-02 / Apurímac, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-01-2005, págs. 13517-13518).
- “... La nulidad se sanciona sólo por causa establecida en la ley, sin em-
bargo, puede declararse también cuando el acto procesal careciera de
los requisitos indispensables para la obtención de su finalidad, teniendo
en cuenta los principios de legalidad y trascendencia a que se refiere el
artículo ciento setentiuno del Código Adjetivo [C.P.C.], aunque no haya
sido invocada...” (Casación Nro. 2881-99 / Tumbes, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-01-2001, págs. 6839-6840).
- “... Ante un vicio de gran consideración cualquier órgano jurisdiccional
por el sólo hecho de serlo tiene lo que en doctrina se llama la potestad
nulificante, recogido [sic -léase recogida-] en el último párrafo del
artículo ciento setentiséis del Código Procesal Civil por la cual debe
declarar la nulidad aún cuando ésta no haya sido solicitada, en los casos
en que considere que el acto viciado altere los fines abstracto y concreto
del proceso...” (Casación Nro. 857-2000 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-01-2001, págs. 6708-6709).
- “... Frente a un vicio de tal consideración (vicio sustancial), cualquier ór-
gano jurisdiccional por el sólo (sic) hecho de serlo tiene lo que en doctrina
se llama potestad nulificante del juzgador y que ha sido acogido en el
último párrafo del Artículo ciento setentiséis del nuevo Código Procesal
Civil, entendida como aquella facultad de declarar una nulidad aún (sic)
cuando no haya sido solicitada, si considera que el acto viciado (incluso el
proceso todo) puede alterar sustancialmente los fines abstracto y concreto
del proceso y la decisión que en él va a recaer...” (Casación Nro. 2197-99 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 17-09-2000, págs.
6270-6271).
- “... Frente a los vicios advertidos por el Tribunal Ad quem [...] en la sen-
tencia de primera instancia apelada, cualquier órgano jurisdiccional por

347
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

el sólo [sic] hecho de serlo tiene lo que en doctrina se denomina potestad


nulificante del juzgador, potestad que ha sido acogida en el último párrafo
del artículo 176 del Código Procesal Civil; la misma que es entendida
como aquella facultad de declarar una nulidad aún [sic] cuando no haya
sido solicitada por las partes, si el juzgador considera que el acto viciado
-incluso todo el proceso- puede alterar sustancialmente los fines abstractos
y concreto [sic] del proceso y la decisión que en él va a recaer...” (Ca-
sación Nro. 1583-2008 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-09-2008, pág. 22868).
- “... Frente a un vicio sustancial, el órgano jurisdiccional tiene la potestad
nulificante, la cual ha sido acogida en el último párrafo del artículo 176
del Código Adjetivo [C.P.C.], entendida como aquella facultad de declarar
una nulidad aún [sic] cuando no haya sido solicitada, si considera que el
acto viciado puede alterar sustancialmente los fines abstracto y concreto
del proceso y la decisión que en él va a recaer...” (Casación Nro. 5039-
2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2008,
pág. 21698).
- “... En las nulidades de oficio el juez se pronuncia sin que medie petición
al respecto, corrigiendo por propia iniciativa los actos irregulares o vicios
formales que se presenten dentro del proceso y que impliquen una lesión a
la garantía constitucional del debido proceso; [...] las únicas nulidades que
pueden decretarse de oficio son aquellas en que se compromete el derecho
de defensa y [...] ello ocurre cuando el acto viciado implica que no se ha
oído a la contraparte...” (Casación Nro. 560-2003 / Moquegua, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2004, págs. 11677-11678).
- “... La violación de una disposición de orden público entraña una nuli-
dad que debe ser declarada de oficio...” (Casación Nro. 4122-2001 / Ica,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2002, pág. 9217).
- “... El artículo 176 del Código Procesal Civil, [...] en su último párrafo
establece que ‘los Jueces sólo declararán de oficio las nulidades insub-
sanables, mediante resolución motivada, reponiendo el proceso al estado
que corresponda’. [...] Que, en efecto, la nulidad puede ser declarada de
oficio, pero debe proceder así en casos excepcionales, en supuestos en
que de por medio esté el interés público o exista una disposición expre-
sa...” (Casación Nro. 1265-2006 / Callao, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-11-2006, pág. 17844).
- “... La nulidad de un acto del proceso es la negación del mismo y un per-
juicio evidente para las partes, por lo que sólo corresponde ser declarado

348
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

[sic -léase declarada-] cuando se ha afectado una garantía y entonces el


Juez, justificadamente, priva a un acto procesal de sus efectos normales.
La nulidad, por tanto puede ser declarada de oficio cuando afecta princi-
pios constitucionales, o cuando la falta de un presupuesto procesal pueda
influir en el resultado final del proceso, como establece el artículo 171 del
mismo Código [C.P.C.]...” (Casación Nro. 705-2003 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 03-05-2005, págs. 14051-14052).
- “... La nulidad de oficio es una facultad [que opera] cuando el juzgador
-y no la parte interesada- considere que ella es manifiesta...” (Casación
Nro. 946-2008 / Apurímac, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
04-09-2008, pág. 23091).
- “... Tratándose de un vicio que puede ser declarado de oficio por el Juzga-
dor, es indudable que en dicho caso no operan los principios de preclusión
y convalidación...” (Casación Nro. 2313-2000 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001, págs. 7974-7975).
- “... Si bien es cierto que el Artículo segundo del Título Preliminar del
Código Procesal Civil, establece que el Juez es el director del proceso,
ello no invalida que la naturaleza esencial del Proceso Civil es de ser
dispositivo, y por lo tanto, el Colegiado no puede sustituirse en el lugar
de una de las partes y anular actos procesales que han sido consentidos
por ésta, máxime si en autos dicho sujeto procesal no ha sufrido de inde-
fensión, porque ello implicaría vulnerar el principio de igualdad entre las
partes” (Casación Nro. 671-99 / Chincha, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 01-09-1999, pág. 3409).
- “... De acuerdo al principio de convalidación de las nulidades previsto en
el artículo ciento setentidós del Código Adjetivo [C.P.C.], no prosperará
la nulidad cuando mediare consentimiento expreso o tácito de la parte
interesada; [...] en aplicación de la norma precitada, el Juez no puede
declarar de oficio la nulidad si ya se ha verificado el mencionado con-
sentimiento...” (Casación Nro. 078-2000 / Tacna, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-02-2002, pág. 8402).
- “... La precitada resolución [...] no había adquirido la calidad de cosa
juzgada a que se refiere el inciso segundo del artículo ciento veintitrés del
Código Procesal Civil, siendo por ello factible que antes que transcurriera
el plazo para que la resolución quede consentida el Ad-quem ejerciera
la facultad oficiosa de declarar las nulidades insubsanables en virtud a
lo previsto en el artículo ciento setentiséis in fine del Código Procesal
Civil; siendo así, carece de sustento fáctico la denuncia invocada por la

349
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

recurrente en el sentido de que se ha infringido el principio de la cosa


juzgada...” (Casación Nro. 3224-01 / Tacna, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 01-04-2002, pág. 8528).
- “... Es deber del Juzgador (operador jurisdiccional personal o colegiado)
velar que el proceso que conoce tenga por objeto una pretensión que no
haya sufrido los efectos de la caducidad, pues de lo contrario la relación
estará viciada y la sentencia que recaiga será fraudulenta, mientras ésta
no haya alcanzado la autoridad de cosa juzgada material, pues mientras
exista el proceso, dicho operador no puede sustraerse de su facultad
nulificante, entendida como la manifestación de su rol de director del
proceso en custodia de un proceso en condiciones mínimas para expedir
una sentencia válida sobre el fondo, potestad que deriva de los artículos
tercero del Título Preliminar y cuatrocientos veintisiete inciso tercero
del Código adjetivo...” (Casación Nro. 1744-00 / Santa, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs. 7161-7162).

12. LA NULIDAD DE COSA JUZGADA FRAUDULENTA

12.1 Concepto de nulidad de cosa juzgada fraudulenta


La nulidad de cosa juzgada fraudulenta constituye la sanción dirigida a inva-
lidar un acto procesal que ha adquirido la calidad de cosa juzgada, debido a que
el proceso en que dicho acto se realizó ha sido seguido con fraude o colusión.
La nulidad de cosa juzgada fraudulenta implica la descalificación de un acto
concluyente del proceso que ha alcanzado la autoridad de cosa juzgada en base a
violaciones gravísimas del procedimiento (representadas precisamente por el fraude
y la colusión), que impiden que tal acto cumpla con su finalidad, de ahí que se le
prive de todo efecto que, en tales circunstancias, sería sumamente reprobable para
el derecho y contrario al más elemental sentido de justicia.
La nulidad de cosa juzgada fraudulenta puede ser vista también como un estado
de anormalidad grave e intolerable que afecta a un acto que pone fin al proceso
y al que indebidamente se le ha asignado la fuerza de la cosa juzgada, pues se
ha llevado a cabo dentro de un proceso fraudulento, lo que motiva que el acto en
cuestión deba ser revisado y declarado inválido a través de una acción (o recurso,
según la vía que se emplee) extraordinaria prevista legalmente con dicho objeto.
Se desprende del artículo 178 -primer párrafo- del Código Procesal Civil
(norma que regula la figura jurídica en estudio) que la nulidad de cosa juzgada
fraudulenta es aquella (situación que adolece de vicio o anormalidad) que puede
ser demandada (por el perjudicado) a través de un proceso (es decir, en vía de

350
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

acción) dirigido a invalidar la sentencia con calidad de cosa juzgada o el acuerdo


homologado por el Juez que pone fin al proceso (conciliación o transacción, también
con la autoridad de cosa juzgada), porque -se alega- el proceso donde se originó
el acto procesal cuestionado ha sido seguido con fraude o colusión, afectando el
derecho a un debido proceso, cometido por una, o por ambas partes, o por el Juez
o por éste y aquéllas

12.2 Vías para solicitar la nulidad de cosa juzgada fraudulenta


Las principales vías existentes en el derecho comparado para solicitar la nu-
lidad de cosa juzgada fraudulenta son las que se indican a continuación:
- Proceso o acción autónoma de nulidad de cosa juzgada fraudulenta.
- Recurso de revisión
Sobre el tema, Véscovi nos informa lo siguiente:
“Algunos entienden que esta revisión (de la cosa juzgada) consiste en
un recurso, y otros que es una acción autónoma, pues el proceso ya está
terminado.
(...)
La cuestión es bastante discutida en la doctrina, pues importantes autores
sostienen que se trata realmente de un recurso, puesto que contiene todos
los elementos de este medio impugnatorio; otros sostienen que es acción
autónoma y señalan profundas diferencias.
Naturalmente que la cuestión es dudosa y depende del concepto de
que se parta acerca de lo que es un recurso y de lo que es una acción
autónoma. Asimismo, de cómo sea regulado, en cada país, este remedio.
(No olvidemos que en muchos casos dentro del recurso extraordinario
se mezclan causales y procedimientos que ni siquiera pueden incluirse
en él).
Sin embargo, en tren de dar una opinión, nos parece que se trata más
bien de una acción autónoma, y no de un recurso dentro del proceso, en
el sentido de que éste continúa en otra etapa (instancia), renovándose la
controversia a través de un distinto examen (...). Nos basamos para ello
en que en este proceso (en la mayoría de los casos) el actor plantea una
pretensión diferente -puesto que lo que solicita es la revisión del proceso
en virtud de hechos nuevos-, por lo cual estaremos ante un proceso con
un objeto diferente (...).

351
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

A ello debemos agregar que, en muchos de los sistemas, no existe un


plazo para proponer este remedio, o éste es muy amplio, y su instrucción
no paraliza (salvo casos totalmente excepcionales) ni la cosa juzgada, ni
la ejecución de sentencia. Asimismo, porque se admite en muchos casos
que inicien esta acción quienes no han sido partes en el proceso anterior,
lo cual (...) contraría el sistema de los recursos.
La misma opinión nos merece la acción autónoma para reclamar la revi-
sión del proceso por fraudulento o por nulidad insanable por indefensión
(...), a pesar de que también aquí existe valiosa doctrina contraria. En
efecto, entre nosotros se ha sostenido -por una opinión minoritaria, pero
muy prestigiosa- que dicha acción de nulidad, por ejemplo, por falta de
emplazamiento (que es la más común de indefensión), no constituye sino
un incidente de nulidad dentro del mismo proceso, dado que éste realmente
no ha concluido pues si se ha emplazado indebidamente a quien debió
ser parte, faltó un presupuesto procesal imprescindible para obtener una
sentencia válida.
No obstante estas opiniones, y pese a reiterar que todo depende de cuál
es la extensión que se le da al concepto de recurso y cuál a la de acción
impugnativa autónoma, nos inclinamos por considerar estos medios dentro
de esta última categoría.
Sin embargo, al estudiar los diversos derechos positivos, veremos que
contienen algunas causales típicas del recurso (falta de congruencia de
la sentencia, etc.) y están sometidos a plazos breves, por lo cual nuestra
opinión, de que son acciones autónomas, apunta más al concepto general,
y al remedio extraordinario que en materia penal existe en la mayoría
de los códigos iberoamericanos (y del mundo), que es, por otra parte, el
más típico recurso de revisión en nuestro Derecho (...). Y también a los
recursos de revisión regulados en una minoría de los códigos de nuestra
área en la materia civil (no penal). Tendencia que los códigos modernos
recogen” (VESCOVI, 1988: 339-341).

12.3 Causales de nulidad de cosa juzgada fraudulenta


Son causales de nulidad de cosa juzgada fraudulenta, de acuerdo al primer
párrafo del artículo 178 del Código Procesal Civil, el fraude y la colusión (aunque
ésta no es sino una modalidad del primero), circunstancias o estados irregulares
que afectan seriamente el derecho a un debido proceso (cuyos pilares son la
observancia de la jurisdicción y de la competencia predeterminada legalmente,
la defensa en juicio, la motivación de las resoluciones judiciales y la pluralidad
de la instancia).

352
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

12.3.1 El fraude procesal


El fraude procesal es un “... concepto amplísimo que abarca todas las morbosas
desviaciones del principio rector de la bona fides, enderezados -y en esto reside su
característica común, pese a la diversidad de formas- a desnaturalizar el proceso
y sus instituciones fundamentales, de modo que sirvan a la consecución de un
designio ilícito siempre, torpe en ocasiones y, frecuentemente, digno de general
reprobación” (PEREZ, 1975: 161).
“La maquinación o ardid que configura el fraude procesal consiste en ter-
giversar el objeto de la litis, adulterando la verdad de los hechos, mediante las
maniobras dolosas más sutiles, de donde el fraude procesal puede presentar la
gama más variada, dentro de la urdimbre tramada por el litigante deshonesto, en
la consecución de su propósito...” (PEREZ, 1975: 162).
“... En términos generales, el fraude procesal consiste en el hecho de omitir
deliberadamente las partes que intervienen en el proceso, prestar al juez su
leal colaboración en el esclarecimiento de la verdad de lo que se discute en
el pleito, o en tergiversar intencionalmente la investigación, adulterando me-
didas de prueba, mediante ardid, astucia o maquinación para ofrecerlas como
verdaderas, siendo dolosamente falsas, con el propósito de inducir al juez a
engaño y obtener, por esos medios, una sentencia favorable a sus pretensiones”
(PEREZ, 1975: 164).
Devis Echandía sostiene que el fraude procesal tiene las siguientes
características:
“a) Es una forma de dolo o una maniobra dolosa, cuyo contenido y alcance
puede variar, según el acto procesal en que aparezca y los fines particulares
que se persigan;
b) Es obra de una de las partes o de un tercero interviniente si se contempla
en el aspecto restringido de fraude procesal (proceso, tercería o incidente
fraudulentos); pero puede ser del juez de la causa, del investigador o del
comisionado, de un auxiliar de éstos, e inclusive de cualquier órgano de
prueba (...);
c) Persigue un fin ilícito, que puede consistir en el simple engaño al juez
o a una de las partes, para obtener una sentencia contraria a derecho e
injusta, pero que generalmente tiene consecuencias específicas, de apro-
vechamiento o beneficio ilegal e inmoral, en perjuicio de otra de las partes
o de terceros” (DEVIS ECHANDIA, 1970: 120-121).

353
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Según Zeiss, “... la mentira procesal puede tomar forma de acto antijurídico y
punible cuando un litigante busca procurarse a sí mismo o a un tercero una ventaja
patrimonial ilegítima mediante alegaciones falsas con perjuicio patrimonial para
otra persona (fraude procesal...). Un ejemplo de ello es el del litigante que, no
teniendo ya, como él mismo sabe, nada que reclamar, logra obtener una orden de
pago o de ejecución contra el otro. Comete también fraude procesal quien reclama
una indemnización por un damnum ex mora que no ha sufrido, o la restitución de
gastos judiciales no realizados” (ZEISS, 1979: 38-39). Dicho jurista agrega que
“... la figura del fraude abarca también ciertos procesos simulados. Si una contro-
versia es simulada, o sea si en realidad el demandado ya le ha dado al demandante
lo que éste pretende, o el demandante no pretende lo que afirma pretender, cabe
sospechar que las partes están persiguiendo fines repudiables sirviéndose para ello
de la justicia. Esta colusión con engaño del tribunal configura un fraude cuando
su finalidad es perjudicar a un tercero ajeno a la litis. Un ejemplo de ello puede
ser el de un deudor que, viendo que es inminente la ejecución de su hotel, se hace
demandar sobre la base de letras de cambio ya pagadas y se deja condenar por
sentencia contumacial a fin de procurarle al demandante de este pleito simulado un
título para embargar los muebles. Habrá fraude igualmente si una persona cede a
un banco, como garantía, los derechos emergentes de una renta que le ha concedido
su hermano, y luego éste acciona contra el cedente, en connivencia con él, para
hacerle perder esa renta por supuesta ingratitud...” (ZEISS, 1979: 39-40). Zeiss
termina señalando lo siguiente: “... No hay fraude en un proceso simulado si las
partes, aunque engañen al tribunal, no lo hacen para procurarse a ellas mismas o a
otros un beneficio patrimonial ilegítimo en perjuicio de un tercero. Un ejemplo de
ello sería si un hombre casado, deseando hacerle una donación a su amante, también
casada, se hiciese demandar por ésta para ocultar la liberalidad a las dos familias.
Aquí lo doloso sería tan sólo el hecho de solicitar tutela jurídica, no para resolver
un pleito, sino para explotar la autoridad de un fallo judicial” (ZEISS, 1979: 41).

12.3.2 La colusión
La colusión (denominada también fraude bilateral o multilateral o plurilateral),
como causal que es de nulidad de la cosa juzgada, consiste en la confabulación o
concertación entre dos o más sujetos que, simulando la existencia de una contro-
versia entre ellos, hacen uso del proceso con la finalidad de lograr una declaración
judicial que satisfaga sus intereses en perjuicio de terceros.
García Valdecasas dice sobre el fraude bilateral o colusivo lo siguiente:
“En los múltiples expedientes y argucias con que a veces una habilidosi-
dad, digna de mejor empleo, persigue la consecución de fines que la ley
no autoriza, los intereses particulares han llegado muchas veces a utilizar

354
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

los resortes de la Administración de la justicia para lograr resultados a los


que no hubieran podido llegar en el campo de la autonomía de la voluntad
por la vía de los negocios jurídicos.
Y uno de los expedientes así usados es acudir a una contienda judicial
en la cual por la vía del allanamiento o de la confesión de una parte,
o de la dosificación de pruebas, más o menos amañadas, o del desis-
timiento, o de dejar caducar una pretensión, etc., etc., se arranca a la
autoridad judicial un pronunciamiento que, adquiriendo la autoridad
de cosa juzgada, equivale a provocar el nacimiento, la transmisión o la
extinción de derechos, cuando legalmente no hubieran podido obtenerse
semejantes resultados.
Los procesos en que las partes, previamente de acuerdo entre sí, persi-
guen un designio fraudulento, es una de las especies, la más peligrosa
y reprobable, de la figura genérica conocida con el nombre de proceso
aparente.
(...)
(...) El fraude a la ley consiste en aparecer cumpliéndola, incumpliéndola
en realidad. Consecuencia de este principio es que si el fraude en los
negocios consiste muchas veces, dicho sea con fórmula amplísima, en
comportarse como enemigo presentándose como amigo, en cambio en la
contienda judicial consiste a menudo en presentarse como partes opuestas
enemigos, estando en realidad de acuerdo o convenidos. Ese es el fraude
colusivo en sentido técnico y propio...” (GARCIA VALDECASAS, 1958:
110-111).
Benito Pérez refiere acerca del fraude procesal bilateral que “podría acon-
tecer (...) que actor y demandado se pusieran de acuerdo en adulterar la realidad
de la situación procesal, con el fin de inducir al juez a engaño para obtener una
sentencia en fraude a la ley o en perjuicio a un tercero. En los casos de dolo
bilateral para causar perjuicio a un tercero, también éste, a pesar de no haber
intervenido en el proceso, puede ser afectado por sus consecuencias, y que-
dar, en su virtud, legitimado para el ejercicio de las acciones impugnatorias”
(PEREZ, 1975: 164). El mencionado jurista pone de manifiesto que “... podría
darse la coincidencia que, del consilium fraudis, además de las partes, también
participara el juez, en la sustanciación del proceso, en perjuicio de un tercero,
o sea, el dolo judicial. En este supuesto estaríamos en presencia del llamado
fraude procesal multilateral, esto es, todas las partes intervinientes en el proceso
participan del consilium fraudis, en perjuicio de un tercero, extraño al mismo”
(PEREZ, 1975: 164-165).

355
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

12.4 Objeto de impugnación en la nulidad de cosa juzgada fraudulenta


De conformidad con lo establecido en el primer párrafo del artículo 178 del
Código Procesal Civil, en la nulidad de cosa juzgada fraudulenta es objeto de im-
pugnación la sentencia con calidad de cosa juzgada y el acuerdo homologado por
el Juez que pone fin al proceso (conciliación o transacción, que cuentan también
con la autoridad de cosa juzgada).

12.5 Competencia
Al ventilarse la nulidad de cosa juzgada fraudulenta en el proceso de cono-
cimiento (conforme al primer párrafo del art. 178 del C.P.C.), y de acuerdo a lo
previsto en el primer párrafo del artículo 475 del Código adjetivo, será competente
para conocer dicho proceso el Juez civil.
Puntualizamos que, aun cuando hubiera participado en el proceso fraudulento
un órgano jerárquico superior, no existen razones valederas para sustraer de la
competencia del Juez civil la pretensión de nulidad de cosa juzgada fraudulenta,
pues no se va a debatir aquí ninguna cuestión de fondo sino que simple y llana-
mente se va a verificar si el fraude o la colusión se produjeron o no. Si el inferior
jerárquico estuviera facultado para enmendarle la plana al órgano superior, pro-
nunciándose en sentido contrario a éste respecto de la materia litigiosa ventilada
en el proceso fraudulento, entonces, sí sería discutible la competencia del Juez
civil en la hipótesis señalada.
También debe rechazarse como argumento válido para cuestionar la competen-
cia del Juez civil para conocer del proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta
la posible parcialización por parte de dicho órgano jurisdiccional motivada -según
se dice- por el respeto o el temor que se tiene para con el superior jerárquico. Tal
alegación es a todas luces extrajurídica y se desenvuelve en el ámbito de la moral y
de la ética profesional. Si el Juez actúa con corrección y profesionalismo, resolverá
la controversia adecuadamente por encima de cualquier presión que se ejerciera
sobre él; caso contrario, no se estaría administrando justicia como debería de ser,
situaciones que no tienen que ver con el grado de jurisdicción que se tenga sino
con la calidad personal de quien desempeña la magistratura.

12.6 Vía procedimental


En atención a lo delicado de la pretensión, el proceso en que se examinará la
nulidad de cosa juzgada fraudulenta no puede ser otro sino el proceso de conoci-
miento. Así lo dispone precisamente el artículo 178 del Código Procesal Civil en
su primer párrafo.

356
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

El trámite de dicho proceso puede apreciarse a través de los plazos máximos


contemplados en el artículo 478 del Código Procesal Civil.

12.7 Plazo para interponer la demanda


Por disposición del primer párrafo del artículo 178 del Código Procesal Civil,
el plazo para interponer la demanda de nulidad de cosa juzgada fraudulenta es
hasta dentro de seis meses de ejecutada o de haber adquirido la calidad de cosa
juzgada, si no fuere ejecutable, la sentencia o el acuerdo homologado por el Juez
que pone fin al proceso (conciliación y transacción).
El plazo aludido es uno máximo o perentorio y no suspensivo. En consecuencia:
- Dentro de los seis meses de haber adquirido el acto procesal impugnado
(sentencia o acuerdo conciliatorio o transaccional) la calidad de cosa juz-
gada, si no fuere ejecutable, puede peticionarse la declaración de nulidad
de cosa juzgada fraudulenta.
- Dentro de los seis meses siguientes a la ejecución del acto procesal cues-
tionado (sentencia o acuerdo conciliatorio o transaccional), y siempre
que tuviese éste la calidad de ejecutable, puede demandarse la nulidad
de cosa juzgada fraudulenta, siendo factible interponer tal demanda a
partir del momento en que el acto procesal que se impugna adquiere la
calidad de cosa juzgada, por cuanto el objeto de la acción autónoma de
nulidad es precisamente atacar el acto procesal que reviste indebidamente
la autoridad de cosa juzgada por haberse realizado sobre la base de un
procedimiento fraudulento.
- Es errónea la tendencia (doctrinaria e inclusive jurisprudencial) que con-
sidera que, teniendo el acto procesal cuestionado (sentencia o acuerdo
conciliatorio o transaccional) la calidad de ejecutable, sólo podrá de-
mandarse la nulidad de cosa juzgada fraudulenta una vez que haya sido
ejecutado, contándose el plazo de seis meses a partir de este momento.
Avalar dicho criterio no significa otra cosa que asignarle a la declaración
de nulidad de cosa juzgada fraudulenta un carácter eminentemente lírico,
resultando ineficaz y sin sentido para el interesado promover la acción
correspondiente, pues el perjuicio causado prácticamente es irreversible
(ello sin contar además que se obstruye indebidamente el ejercicio del
derecho de acción).
- Resulta mucho peor, ya no desde el punto de vista jurídico sino sim-
plemente lógico, aquella tendencia que estima que el plazo señalado es
uno inicial, es decir que, de acuerdo a esta posición -tan singular como

357
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

equivocada-, sólo cuando hayan transcurrido seis meses de ejecutado el


acto procesal impugnado (sentencia o acuerdo conciliatorio o transaccio-
nal), si tuviere la calidad de ejecutable, o de haber adquirido la autoridad
de cosa juzgada, si el acto en cuestión no fuese ejecutable, sería posible
demandar la nulidad de cosa juzgada fraudulenta. Dicho criterio torna
inoperante por completo la institución de la nulidad de cosa juzgada
debido a fraude o colusión.

12.8 Legitimidad
Conforme se desprende del segundo párrafo del artículo 178 del Código Pro-
cesal Civil, tienen legitimidad (activa) para demandar la nulidad de cosa juzgada
fraudulenta la parte o el tercero ajeno al proceso que se considere directamente
agraviado por la sentencia (o también -se entiende- por el acuerdo conciliatorio o
transaccional homologado por el Juez).
Es de resaltar que, si bien la norma aludida no hace mención a los terceros
intervinientes en el proceso, haciendo una interpretación sistemática de ella se
puede colegir que aquéllos de ninguna manera están excluidos como sujetos acti-
vos del proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta, pues, estando los terceros
ajenos al proceso (que sufrieron agravio directo) facultados para demandar la
referida nulidad, con mayor razón lo estarán los terceros intervinientes en el pro-
ceso fraudulento al conferirle legitimidad su participación en el proceso viciado.
Al parecer el legislador consideró a esta última clase de terceros como partes del
proceso fraudulento (lo cual no es muy exacto que digamos), lo que explicaría la
omisión descrita.
Puntualizamos que la persona que demande la nulidad de cosa juzgada frau-
dulenta deberá sujetarse a los principios exigidos en el Título VI (“Nulidad de
los actos procesales”) de la Sección Tercera (“Actividad procesal”) del Código
Procesal Civil. Tales principios son los de legalidad y trascendencia de la nulidad,
convalidación y subsanación o integración, entre los previstos de modo expreso
(nominado) por nuestro ordenamiento procesal, siendo aplicables además el resto
de principios que gobiernan la nulidad procesal (como el de independencia, el de
la declaración judicial, etc.). Así tenemos, por ejemplo: a) que no podrá deman-
dar la nulidad de cosa juzgada fraudulenta quien, al no plantear la nulidad en la
primera oportunidad que tuvo para hacerlo, la convalidó tácitamente (principio de
convalidación); b) que no tendrá éxito la pretensión nulificante si la subsanación
del vicio no ha de influir en el sentido de la resolución (principio de subsanación),
como cuando se trata el acto viciado de uno irrelevante; etc.
La legitimidad pasiva reposa, naturalmente, en el (los) sujeto (s) procesal (es)
que cometió (cometieron) el fraude (partes o terceros intervinientes), incluyéndose

358
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

también al Juez que dirigió el proceso viciado, siempre que le sea atribuible a su
persona un comportamiento fraudulento.

12.9 Medidas cautelares admisibles


De conformidad con lo dispuesto en el tercer párrafo del artículo 178 del
Código Procesal Civil, en el proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta sólo
se pueden conceder medidas cautelares inscribibles.
Entre estas medidas tenemos el embargo en forma de inscripción y la anotación
de demanda en los Registros Públicos.

12.10 Efectos de la nulidad de cosa juzgada fraudulenta


En principio, debe tenerse presente que la interposición de la demanda de
nulidad de cosa juzgada fraudulenta y su posterior admisión por el órgano juris-
diccional, no trae como consecuencia la suspensión de la ejecución -si ésta fuera
posible- del acto procesal (sentencia o acuerdo conciliatorio o transaccional) que
-se alega- ha adquirido indebidamente la autoridad de cosa juzgada por haberse
cometido fraude en el proceso en que se origina dicho acto. Por lo tanto, el pro-
ceso fraudulento sigue su curso hasta que se produzca su ejecución o hasta que se
declare judicialmente la nulidad de la cosa juzgada.
Cabe señalar que, tal como lo prevé el penúltimo párrafo del artículo 178 del
Código Procesal Civil, si la decisión (léase sentencia o acuerdo homologado por
el Juez que pone fin al proceso: conciliación o transacción) fuese anulada (por
haberse declarado fundada la respectiva demanda), se repondrán las cosas al estado
que corresponda (para la renovación, esta vez sin defectos, de los actos procesales
viciados). De esta manera la calidad de cosa juzgada que ostentaba el acto procesal
impugnado deviene en ineficaz, vale decir, es invalidada. Como se observa, la de-
claración de nulidad de cosa juzgada fraudulenta no afecta el fondo de la cuestión
debatida en el proceso fraudulento, únicamente retrotrae éste al estado inmediato
anterior en que se produjo el vicio (produciéndose el denominado reenvío).
Puntualizamos que la nulidad no afectará a terceros de buena fe y a título onero-
so. Así lo establece el penúltimo párrafo del artículo 178 del Código Procesal Civil.
Si la demanda de nulidad de cosa juzgada fraudulenta no fuera amparada, el
demandante pagará las costas y costos doblados y una multa no menor de veinte
Unidades de Referencia Procesal. Ello se desprende del último párrafo del artículo
178 del Código Procesal Civil.
Es de resaltar que, ante el rechazo de la demanda de nulidad de cosa juzgada
fraudulenta, y la consideración de que el ejercicio de la acción fue irregular o

359
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

arbitrario, puede el interesado (sujeto pasivo en el proceso de nulidad de cosa


juzgada) demandar la indemnización de los daños y perjuicios que haya sufrido,
conforme lo autoriza el artículo 4 del Código Procesal Civil.

12.11 Jurisprudencia casatoria relacionada con la nulidad de cosa juzgada


fraudulenta
En los subpuntos siguientes veremos la jurisprudencia casatoria referida a la
nulidad de cosa juzgada fraudulenta.

12.11.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con aspectos generales de


la nulidad de cosa juzgada fraudulenta
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a los aspectos
generales de la nulidad de cosa juzgada fraudulenta, ha establecido lo siguiente:
- “... Nuestro ordenamiento procesal civil ha establecido el mecanismo
legal correspondiente para el cuestionamiento de las sentencias que han
adquirido la calidad de cosa juzgada, el mismo que podrá ser ejercido
únicamente en vía de acción y no a través de una articulación de nuli-
dad...” (Casación Nro. 1999-2000 / Piura, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-01-2001, págs. 6813-6814).
- “... No es objeto de la nulidad de cosa juzgada fraudulenta revivir un
proceso fenecido, sino establecer si durante su procedimiento se incu-
rrieron en las causales que la invalidan” (Casación Nro. 1169 - 99 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 20-01-2000, pág. 4608).
- “... La acción de nulidad de cosa juzgada fraudulenta, prevista en el
artículo 178 del Código Procesal Civil, persigue anular una sentencia de
mérito, que ha adquirido la calidad de cosa juzgada, expedida mediando
vicios sustanciales causados por dolo, fraude, o colusión, afectando el
derecho a un debido proceso y que en consecuencia no refleja la verdadera
voluntad del ordenamiento jurídico para el caso; su finalidad es distinta
de la de aquella que culminó con el pronunciamiento sujeto a revisión o
nulificación y, ni tampoco es la contradicción de lo resuelto en el juicio
anterior, ni un nuevo proceso sobre los mismos derechos...” (Casación
Nro. 130-2008 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-10-2008, págs. 23210-23211).
- “... La acción de nulidad de cosa juzgada fraudulenta persigue anular una
sentencia de mérito, que ha adquirido la calidad de cosa juzgada, expe-
dida mediando vicios substanciales causados por dolo, fraude, colusión

360
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

(...) afectando el derecho a un debido proceso y que en consecuencia, no


refleja la verdadera voluntad del ordenamiento jurídico para el caso; es
acción principal y autónoma, y su finalidad es distinta de la de aquella
que culminó con el pronunciamiento sujeto a revisión o nulificación y,
definitivamente, no es la contradicción de lo resuelto en el juicio anterior,
ni un nuevo proceso sobre los mismos derechos...” (Casación Nro. 1886 -
96 / San Martín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 16-05-1998,
págs. 1044-1045).
- “.. El proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta establecido no
puede emplearse como una nueva instancia o una nueva oportunidad para
discutir una materia ya resuelta en un proceso concluido, sino que debe
circunscribirse a verificar si se ha producido el fraude procesal denunciado
en la demanda, anulando solo los actos viciados de fraude...” (Casación
Nro. 3219-2012 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
01-2014, pág. 47622).
- “... Tratándose de una acción de nulidad de cosa juzgada fraudulenta una
acción excepcional y extraordinaria[,] sólo es procedente en casos ex-
presamente previstos en la Ley, como es el fraude o colusión que afectan
al debido proceso...” (Casación Nro. 4389-2007 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-01-2008, pág. 21548).
- “... Si bien el artículo noveno del Título Preliminar del Código acotado
[C.P.C.] dispone que las normas procesales y las formalidades previstas
en dicho Código son imperativas y que sin embargo el Juez adecuará
su exigencia al logro de los fines del proceso, esta facultad no puede
utilizarse cuando un dispositivo como el artículo ciento setentiocho del
Código Procesal Civil señala específicamente los casos en que procede la
nulidad de cosa juzgada fraudulenta, porque implicaría la infracción de
este dispositivo, permitiendo dicho proceso en los casos no contemplados
por ella...” (Casación Nro. 286-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 05-11-2001, págs. 7902-7903).
- “... Una demanda de nulidad de cosa juzgada, no es la continuación del
proceso en el que se haya expedido la sentencia que ha adquirido el
carácter de cosa juzgada, sino una pretensión que da origen a un nuevo
proceso, el cual tiene que sujetarse a las normas vigentes al momento
de interponerse” (Casación Nro. 240-95 / Cusco, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 16-07-1998, pág. 1460).
- “... La nulidad de la cosa juzgada fraudulenta tiene como características
principales: a) Que es excepcional. Es decir, sólo procede su utilización

361
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

frente a causales específicas tipificadas en el ordenamiento jurídico, no


teniendo lugar interpretaciones extensivas o integración analógica a ma-
teria distintas [sic] de las reguladas por el ordenamiento procesal civil;
b) Que, es residual, es decir, no puede ser usada si en un proceso existen
mecanismos internos y ordinarios que puedan subsanar el vicio ocurrido a
propósito de la comisión del fraude procesal; c) Que, es extraordinario, es
decir, sólo se puede cuestionar la autoridad de la cosa juzgada recaída en
una sentencia judicial, cuando ésta [sic] decisión ha sido obtenida sobre
la base de un engaño o simulación o acto fraudulento, que agravie a tal
punto el espíritu de la justicia, [...] que mantener la cosa juzgada sería una
aberración; y d) Que, es de extensión limitada, es decir, que si se debe
declarar fundada la demanda de nulidad de cosa juzgada fraudulenta, ésta
sólo alcanza a los actos viciados de fraude...” (Casación Nro. 1432-2006 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2007, págs.
20276-20278).
- “... No se restringe el derecho de acción, cuando por la propia naturaleza
excepcional de la nulidad de cosa juzgada fraudulenta, se restringe su
procedencia a causales específicas previstas en la ley, por ende, no cabe
interpretación extensiva o integración analógica a materias distintas de las
reguladas en el ordenamiento procesal civil...” (Casación Nro. 1963-98 /
Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 20-11-1998, págs.
2066-2067).
- “... La Nulidad de Cosa Juzgada Fraudulenta procede contra toda clase
de procesos, cuestionando frontalmente la cosa juzgada, cuya firmeza
es principal soporte de la seguridad jurídica; de ahí su carácter extraor-
dinario que lo distingue de los demás procesos regulados por el Código
Adjetivo [C.P.C.]...” (Casación Nro. 1455-2008 / Piura, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-10-2008, págs. 23243-23244).
- “... Para la procedencia de la Acción de Cosa Juzgada Fraudulenta
conforme a la doctrina, deben concurrir los siguientes requisitos: a) una
sentencia de mérito o sentencia definitiva; b) una sentencia emitida en
un proceso seguido con dolo, fraude, colusión (...) afectando el derecho
a un debido proceso, o un fallo producto de conducta fraudulenta; c)
que con dicha sentencia se haya causado un perjuicio efectivo; d) que
exista una adecuada relación causal entre las consecuencias dañosas
y la sentencia cuestionada; e) que quien demanda la nulidad sea la
persona perjudicada y que además no haya propiciado o consentido el
acto o proceso fraudulento interponiendo los recursos impugnativos de
ley, y f) que la demanda sea interpuesta dentro del plazo previsto por

362
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

ley” (Casación Nro. 722 - 97 / Junín, publicada en el Diario Oficial El


Peruano el 26-11-1998, pág. 2134).
- “... El juicio de nulidad de cosa juzgada fraudulenta, es un proceso de-
clarativo, donde no existe cuantía y es otro proceso respecto del que se
ha solicitado su nulidad y el arancel abonado es el que corresponde a una
cuantía indeterminada...” (Casación Nro. 2598-2001 / Tacna, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002, págs. 8520-8521).
- “... El Artículo ciento setentiocho del precitado Código (Procesal Civil)
que regula la acción de nulidad de cosa juzgada fraudulenta, no prevé
ningún criterio que disponga que si las causales de fraude procesal fueran
cometidas por los Magistrados de Segunda Instancia tenga que accionarse
ante la Sala Superior” (Casación Nro. 725-97 / Arequipa, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 05-10-1998, pág. 1773).
- “... Los daños y perjuicios que se le hubiera irrogado al recurrente en los
procesos fenecidos que fueron materia de nulidad de cosa juzgada frau-
dulenta, deben ser invocados en la vía pertinente, no siendo el incidente
de costas y costos la vía adecuada para resolver ese punto...” (Casación
Nro. 1240-01 / Huaura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
10-2001, pág. 7766).
- “... La legislación vigente no prevé la suspensión del proceso de desalojo
por ocupación precaria ni a pedido de parte ni de oficio por el Juez, por
el hecho de que la demandada interponga demanda de nulidad de cosa
juzgada fraudulenta contra la sentencia emitida en proceso de nulidad de
acto jurídico que declaró nulo el título de propiedad de la demandada...”
(Casación Nro. 157-2000 / Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-05-2002, pág. 8808).

12.11.2 Jurisprudencia casatoria relacionada con el fraude y la colusión


procesal
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al fraude y la co-
lusión procesal, ha establecido lo siguiente:
- “... La demanda de nulidad de cosa juzgada fraudulenta por tener el ca-
rácter de excepcional, debe tener como sustento la conducta calificada
como deshonesta, en que habrían incurrido las partes procesales o el
mismo Juez...” (Casación Nro. 2805-2000 / Arequipa, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 6983).

363
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... El fraude procesal [...] debe entenderse como el acto u omisión de


una de las partes que -mediante el engaño, el ardid o la astucia- están
dirigidas [sic] a inducir al Juez a error para obtener un fallo favorable...”
(Casación Nro. 2608-2006 / Callao, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-10-2007, págs. 20787-20788).
- “... Compone el concepto de fraude procesal todos los artificios, maqui-
naciones, ardides y engaños que la malicia humana puede introducir en
el proceso con la finalidad de violar alevosamente la ley, amparándose en
la autoridad de la sentencia o en la estabilidad de los actos procesales...”
(Casación Nro. 1300-2001 / Ancash, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-04-2002, págs. 8501-8502).
- “... Se considera fraude procesal a toda maniobra de las partes, de terceros,
o del Juez que tienda a obtener o dictar una sentencia con fines ilícitos.
La doctrina reconoce varias modalidades, pero todas ellas contienen una
infracción a la regla moral...” (Casación Nro. 1399-2004 / Piura, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2005, págs. 14124-14125).
- “... El ‘fraude procesal’ es un acto doloso destinado a desnaturalizar el
normal desarrollo de un proceso, provocando situaciones injustas que
afecten los intereses de una o ambas partes y eventualmente de terce-
ros...” (Casación Nro. 1432-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 03-09-2007, págs. 20276-20278).
- “... La sentencia declara como hecho establecido la colusión del recurrente
con los jueces que intervinieron en primera y segunda instancia del pro-
ceso sobre obligación de dar suma de dinero, lo cual consiguientemente
determina la concurrencia de fraude procesal por haberse seguido el pro-
ceso con inexactitud consciente y engañosa, como la afectación al debido
proceso por haber optado el demandante por un Juez incompetente en
forma deliberada...” (Casación Nro. 1951-98 / Ica, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6774).
- “... El fraude procesal también se reproduce [sic -léase se produce-] cuando
existe fraude a la ley, el cual puede presentarse cuando se tramita una
materia en una vía que no le corresponde...” (Casación Nro. 1240-01 /
Huaura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2001, págs.
7765-7766).
- “... La nulidad de la cosa juzgada fraudulenta a que se refiere el artículo
178 del Código Procesal Civil [...] requiere que el actor describa el acto
fraudulento y qué [sic -léase y que-] ese acto haya violado el debido

364
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

proceso...” (Casación Nro. 671-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial


El Peruano el 30-11-2001, pág. 8027).
- “... Si bien los medios de prueba [...] demuestran la existencia de una
relación religioso - espiritual (compadrazgo) entre el Juez de la causa
y el abogado del Banco [parte procesal], tales medios de prueba per se
no demuestran que en la tramitación del proceso judicial [...] se hayan
coludido el Juez y una de las partes del proceso, con el objeto de obtener
una sentencia judicial contraria a la voluntad de la Ley...” (Casación Nro.
2106-2005 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-04-
2007, págs. 19171-19176).
- “... La sentencia que ordena se extienda en escritura pública un docu-
mento falsificado, como se ha establecido en la instancia, constituye
un claro ejemplo de cosa juzgada fraudulenta, pues se ha utilizado los
mecanismos del proceso para cohonestar un acto doloso, lo que ya de
por sí descalifica el mandato judicial, pues lo que es ilícito no puede
convertirse en lícito en virtud de un proceso judicial...” (Casación Nro.
899-2004 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 28-02-
2006, págs. 15607-15608).

12.11.3 Jurisprudencia casatoria relacionada con el objeto de debate en


el proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al objeto de debate
en el proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta, ha establecido lo siguiente:
- “... Respecto a la interposición de la demanda de nulidad de cosa juzgada
fraudulenta este es un mecanismo procesal que pretende atacar la nulidad
formal, y no material, de la cosa juzgada; sin embargo, sus fines están
claramente establecidos por Ley más si con la instauración de este tipo
de procesos, por seguridad jurídica, no se detiene los efectos del proceso
sujeto a nulidad...” (Casación Nro. 294-2001 / Huánuco, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, págs. 7467-7468).
- “... Una demanda de nulidad de cosa juzgada fraudulenta no es la con-
tinuación del proceso en el que se haya expedido la sentencia que ha
adquirido la calidad de cosa juzgada, sino una pretensión que da origen
a un nuevo proceso, el cual tiene que sujetarse a las normas vigentes al
momento de interponerse; por ende no es su objeto revivir un proceso
fenecido, sino establecer si durante su procedimiento se incurrieron en las
causales señaladas taxativamente en el artículo 178 del Código Adjetivo
[C.P.C.], siendo improcedente revisar la cuestión de fondo...” (Casación

365
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Nro. 961-2008 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-


09-2008, pág. 22922).
- “... La nulidad de cosa juzgada fraudulenta tiene una finalidad distinta
del proceso que culminó con el pronunciamiento sujeto a revisión, y
definitivamente, no es la contradicción de lo resuelto en el juicio an-
terior, ni un nuevo proceso sobre los mismos derechos...” (Casación
Nro. 1473-2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-12-2002, pág. 9585).
- “... La figura de la nulidad de cosa juzgada fraudulenta no incide contra
el proceso mismo sino contra determinada resolución bajo alegaciones
expresadas en la ley, siendo así, no cabe el análisis respecto al fondo
mismo de esta litis, en la medida que la pretensión importa una eventual
afectación al principio constitucional de la cosa juzgada...” (Casación Nro.
5891-2012 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2014,
pág. 53323).
- “... Si bien el artículo 178 del Código Procesal Civil señala: ‘Si la
decisión fuese anulada se repondrán las cosas al estado que corres-
ponda’ ello no está referido a decidir sobre el fondo del asunto que
fue discutido en el proceso que se pretende nulificar, sino al proceso
nulo en sí, pues en el proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta
no corresponde ventilar el fondo ‘del otro asunto’...” (Casación Nro.
3498-2012 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
09-2013, pág. 42642).
- “... En el proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta solamente es
materia de conocimiento las causales señaladas taxativamente en el Artí-
culo ciento setentiocho del Código adjetivo, por ende no puede revisarse
nuevamente la cuestión o materia de fondo del proceso fenecido...” (Ca-
sación Nro. 2581-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
18-01-2000, págs. 4583-4584).
- “... La vía de acción de nulidad de cosa juzgada fraudulenta está reser-
vada para aquellos procesos seguidos con dolo, fraude, colusión (...)
contraviniendo el debido proceso, y en consecuencia no puede servir para
obtener un nuevo examen de derecho de un asunto sentenciado de forma
definitiva...” (Casación Nro. 557-99 / Chincha, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 22-08-1999, pág. 3288).
- “... En el proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta solamente
son materia de conocimiento las causales señaladas taxativamente en el

366
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

artículo 178 del Código Procesal Civil (fraude o colusión), no correspon-


diendo revisarse nuevamente la cuestión o materia de fondo del proceso
fenecido...” (Casación Nro. 1716-2007 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-09-2008, pág. 22678).
- “... La litis versa sobre nulidad de cosa juzgada fraudulenta, en la que
únicamente se verifica si las sentencias objeto de análisis judicial han sido
expedidas con fraude o colusión, aspectos a los que se ciñe la actividad
probatoria, no así aquellas cuestiones de hecho debatidas en la causa sub
análisis...” (Casación Nro. 1452-2006 / Ica, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 31-01-2007, pág. 18672).
- “... La citada pretensión [sobre nulidad de cosa juzgada fraudulenta]
tiene carácter extraordinario no constituyendo una tercera instancia, [...]
en donde se revise nuevamente el fondo del asunto, sino una acción de
carácter residual que solamente se puede fundar en uno o algunos de los
supuestos previstos en el artículo ciento setentiocho del Código Procesal
Civil...” (Casación Nro. 3670-01 / Santa, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 01-04-2002, pág. 8559).
- “... El proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta o acción de revi-
sión civil no constituye una nueva vía para revalorar la prueba actuada
en el proceso primigenio ni debatir hechos que ya han sido materia de
pronunciamiento judicial [...] -lo que afectaría la cosa juzgada y la segu-
ridad jurídica-, pues su objeto es constatar si en el proceso cuestionado
se ha actuado con fraude o colusión que signifique afectación al debido
proceso...” (Casación Nro. 293-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-10-2006, pág. 17139).
- “... El proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta no es aquel que sirva
para revalorar la prueba del proceso anterior ni para salvar las omisiones
en el aporte o actuación de la prueba que se hubiera tenido en aquel...”
(Casación Nro. 284-2004 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-01-2006, págs. 15364-15365).
- “... La acción de nulidad de cosa juzgada fraudulenta, prevista en el artí-
culo 178 del Código Procesal Civil, no tiene por objeto reabrir el debate
sobre el tema de fondo decidido [...]; no es contradictorio [sic -léase no es
contradictoria-] de lo ya resuelto, sino que ataca la cosa juzgada cuando
ésta es consecuencia de fraude procesal o colusión...” (Casación Nro.
4339-2006 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-02-
2007, pág. 18847).

367
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... El proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta [...] no es contradic-


torio de lo resuelto en otro juicio, sino que ataca a la cosa juzgada, cuando
es consecuencia de vicios sustanciales causados por actos realizados con
fraude, o colusión, afectando el derecho a un debido proceso, al generar
indefensión, y en todo caso, tales vicios deben ser de tal trascendencia que
a no mediar ello, el resultado habría sido otro...” (Casación Nro. 1485-
2008 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008,
págs. 23453-23454).
- “... La naturaleza del proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta no
busca revisar las nulidades procesales en que se pudo haber incurrido en
un proceso ya concluido, y, que no fueron impugnadas en su momento,
sino, que su naturaleza responde a efectuar el análisis de la existencia
de dolo o fraude, realizado por una o ambas partes, o por el Juez o por
éste y aquéllas, causando ello la afectación al debido proceso, según el
artículo ciento setentiocho del Código Procesal Civil...” (Casación Nro.
5304-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-
2007, pág. 20728).
- “... La nulidad de cosa juzgada fraudulenta es una pretensión nulificante,
que se sustenta en los vicios sustanciales de la resolución que contenga la
calidad de cosa juzgada; no se discute el fondo del asunto de lo resuelto
en el anterior proceso, sino que aquélla se circunscribe a la invocación del
fraude procesal, según lo dispuesto en el artículo ciento setentiocho del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2298-1999 / Junín, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, págs. 7016-7017).
- “... La nulidad de cosa juzgada fraudulenta no constituye la revisión del
aspecto de fondo de un proceso fenecido, sino simplemente si en dicho
proceso ha ocurrido un fraude procesal que ha influido sobre el sentido
de la resolución...” (Casación Nro. 2991-2000 / Lambayeque, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 6989).
- “... Por su propia naturaleza, el proceso de nulidad de cosa juzgada frau-
dulenta, cuya regulación está contenida en el artículo 178 del Código
Adjetivo [C.P.C.], no es contradictorio de lo resuelto en otro juicio, sino
que ataca a la cosa juzgada, cuando es consecuencia de vicios sustanciales
causados por actos realizados mediante dolo, fraude o vicios que violen
el debido proceso, al generar indefensión y, en todo caso, tales vicios
deben ser de tal trascendencia, que al no mediar ello, el resultado habría
sido otro...” (Casación Nro. 1525-2001 / Huaura, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-03-2002, pág. 8486).

368
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

- “... Los cuestionamientos efectuados no atacan vicios que afecten a la


sentencia emitida en el proceso de Obligación de Dar Suma de Dinero,
sino tan sólo a la adjudicación, la que se produjo en ejecución de sentencia
y que no es lo que corresponde atacarse en procesos como el de autos
[sobre nulidad de cosa juzgada fraudulenta] de acuerdo con el artículo
ciento setentiocho del Código Procesal acotado [C.P.C.]...” (Casación Nro.
2650-01 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2002,
págs. 8306-8307).
- “... El recurrente no puede pretender utilizar como argumento de defen-
sa, lo acontecido dentro de otro proceso judicial, distinto a éste, que sea
ajeno al vicio que sustenta esta pretensión de nulidad de cosa juzgada
fraudulenta...” (Casación Nro. 4408-2006 / Cajamarca, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-07-2007, pág. 19734).
- “... Es errada la conclusión a la que arriba el Colegiado cuando sostiene
que la posesión que ejerce la accionada se produce en el ejercicio del
derecho de propiedad que le ha sido restituido como consecuencia de
la acción de nulidad de cosa juzgada fraudulenta, pues (...) la sentencia
que declara la nulidad de cosa juzgada fraudulenta no está dirigida a que
se restituya ningún derecho de propiedad a los justiciables, sino que su
finalidad está orientada a declarar la nulidad de una sentencia que se ha
seguido con fraude o colusión, afectando el derecho a un debido proce-
so” (Casación Nro. 1371-99 / Ucayali, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 28-12-1999, pág. 4411).

12.11.4 Jurisprudencia casatoria relacionada con el objeto de impug-


nación (sentencia, acuerdo conciliatorio o transaccional) en el
proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al objeto de impug-
nación (sentencia, acuerdo conciliatorio o transaccional) en el proceso de nulidad
de cosa juzgada fraudulenta, ha establecido lo siguiente:
- “... La resolución que pone fin al proceso expedida dentro de un proceso
judicial con la categoría de cosa juzgada, sólo puede ser cuestionada vía
nulidad de cosa juzgada fraudulenta...” (Casación Nro. 1699-2000 / Santa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, pág. 6837).
- “... El primer requisito para intentar la acción de nulidad de cosa juzgada
fraudulenta, es que se haya seguido un proceso, y que haya terminado
por sentencia o por acuerdo homologado [...]. No aparece de autos que
se haya seguido proceso judicial [...], por lo que mal podría demandarse

369
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

la nulidad de cosa juzgada fraudulenta...” (Casación Nro. 2109-2005 /


Nasca - Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 29-02-2008,
págs. 21561-21562).
- “... El artículo ciento setentiocho del Código Procesal Civil [sobre la nu-
lidad de cosa juzgada fraudulenta] no realiza distinción alguna respecto
de si la sentencia cuya nulidad se pretende es una que deba gozar de la
calidad de cosa juzgada formal o material, por tanto, en razón de que la
norma no establece diferenciación alguna, el Juzgador no está autorizado
a introducir ninguna sub - división, debiendo analizar ambos tipos de
casos por igual...” (Casación Nro. 2784-06 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-10-2007, págs. 20800-20801).
- “... Sólo son pasibles de nulidad de cosa juzgada fraudulenta las sentencias
que hacen cosa juzgada material, protegidas por la excepción de cosa
juzgada, y no las de cosa juzgada formal, como es la de otorgamiento de
pensión alimenticia...” (Casación Nro. 3219-2001 / La Libertad, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2003, pág. 9867).
- “... La transacción objeto de homologación judicial puede ser objeto de un
proceso de revisión civil [entiéndase proceso de nulidad de cosa juzgada
fraudulenta], porque al igual que una sentencia, una vez firme, tienen la
calidad de cosa juzgada...” (Casación Nro. 2951-2005 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2006, págs. 17153-17154).
- “... Una transacción judicial [...] tiene la autoridad de cosa juzgada, la
cual solamente puede ser dejada sin efecto mediante la acción de nulidad
de cosa juzgada fraudulenta conforme a lo dispuesto en el artículo ciento
setentiocho del Código Procesal Civil, lo cual no se ha producido en el
presente caso, resultando por ello que mientras no sea anulada conforme
a ley el acuerdo de transacción judicial, esta produce todos sus efectos...”
(Casación Nro. 3194-00 / San Román, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-10-2001, págs. 7777-7778).
- “... Un auto no puede ser objeto de nulidad de cosa juzgada fraudulenta
por cuanto con los autos se sustancia el proceso cuando requieren actos
de trámite...” (Casación Nro. 1567-2001 / Junín, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-03-2002, pág. 8465).
- “... La resolución que declara improcedente un recurso de casación no
puede ser materia del proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta...”
(Casación Nro. 286-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 05-11-2001, págs. 7902-7903).

370
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

- “... En este caso se ha demandado la nulidad del embargo, remate, adju-


dicación y actos concomitantes, al amparo del Artículo ciento setentiocho
del Código Procesal Civil (...); esto implica que no se solicita la nulidad
de la sentencia, sino la ejecución de la misma, lo que es contrario a la
nulidad de la cosa juzgada fraudulenta, que sólo permite anular lo actuado
en la ejecución del fallo, si también se anula la sentencia” (Casación Nro.
1566-T-97 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 07-07-
1998, pág. 1409).
- “... Atendiendo a sus efectos y en concordancia con lo dispuesto en los
Artículos setecientos veintidós, ciento veintiuno, ciento veintitrés inciso
uno y último párrafo (del C.P.C.) debe homologarse la resolución que
resuelve la contradicción en un proceso de ejecución de garantías a una
resolución definitiva susceptible de ser cuestionada al amparo del Artí-
culo ciento setentiocho del Código Procesal Civil (referido a la acción
de nulidad de cosa juzgada fraudulenta)” (Casación Nro. 1365-96 / La
Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 25-04-1998, pág.
764).
- “... La acción de nulidad de cosa juzgada fraudulenta hecha valer (...)
contra la sentencia en el procedimiento de declaratoria de herederos ab
intestato, es improcedente e inaplicable el Artículo ciento setentiocho (del
C.P.C.) (...); con tanta mayor razón si contra esa sentencia puede hacer
valer las acciones de petición o reivindicación de herencia” (Casación
Nro. 1464-99 / Tumbes, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 06-
04-2000, pág. 4964).
- “... No procede el ejercicio de esta pretensión (de nulidad de cosa juzgada
fraudulenta) en materia de garantías constitucionales debido a que, los
derechos con rango constitucional que se pretenden mantener o reparar
requieren necesariamente de una tramitación idónea por su rapidez y
oportunidad, vale decir, de un procedimiento breve y expeditivo que no
admita la dilación de un proceso común, de modo que en el supuesto
de admitir el surgimiento de un nuevo proceso para revivir el anterior
importaría desconocer la naturaleza especial de las acciones de garan-
tía convirtiéndolas en ineficaces al cumplimiento de los fines que le
son propios de acuerdo con su naturaleza jurídica...” (Casación Nro.
2850-98 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 13-01-
1999, pág. 2475).
- “... No es posible iniciar un proceso de nulidad de cosa juzgada fraudu-
lenta contra uno de amparo, dado que ambos procesos gozan del carácter

371
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

extraordinario y residual, que implica de modo inevitable que se excluyan


mutuamente...” (Casación Nro. 365-T-97 / Ancash - Chimbote, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 10-04-1998, pág. 648).
- “... Las demandas sobre nulidad de cosa juzgada fraudulenta, que se
tramitan en la vía de conocimiento, orientadas a dejar sin efecto las sen-
tencias que declaran fundada una demanda de amparo, en el supuesto de
ser admitidas a trámite, hacen ilusoria la administración de justicia en
materia de garantías constitucionales, razón por la que deben ser rechaza-
das liminarmente. (...) Que, además cuestionar en la vía de conocimiento
la validez de una sentencia recaída en un proceso sobre Acción de Am-
paro imposibilitaría la adecuada efectividad del fallo, cuando se trata de
pretensiones que exigen una respuesta inmediata frente a la amenaza o
violación de derechos constitucionales por acción u omisión de parte
de cualquier autoridad, funcionario o persona; (...) en consecuencia, si
esto es así, resulta inútil detenerse a examinar si la demanda (...) cumple
con los requisitos que señala el Artículo ciento setentiocho del acotado
(C.P.C.)” (Casación Nro. 2490-98 / Junín, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 14-06-1999, págs. 2991-2992).
- “... La condena en costas es una consecuencia de la sentencia y por sí sola
no es revisable vía nulidad de cosa juzgada (fraudulenta)...” (Casación
Nro. 1690 - 2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-10-2000, pág. 6416).

12.11.5 Jurisprudencia casatoria relacionada con la legitimación (activa


y pasiva) en el proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la legitimación
(activa y pasiva) en el proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta, ha esta-
blecido lo siguiente:
- “... El párrafo segundo del artículo ciento setentiocho del Código Pro-
cesal Civil establece que puede demandar la nulidad [de cosa juzgada
fraudulenta] la parte o el tercero ajeno que se consideren directamente
agraviados por la sentencia, en consecuencia es necesario que para que
una acción de nulidad de cosa juzgada fraudulenta sea declarada fundada
debe existir un perjuicio latente en contra de quién [sic -léase de quien-]
se considere afectado...” (Casación Nro. 2836-01 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-05-2002, pág. 8748).
- “... El propio accionante ha reconocido que no impugnó la sentencia re-
putada fraudulenta, razón por la que la negligencia de su parte no puede

372
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

servir de sustento para, accionar, salvo que el fraude consista, y de esta


manera esté afirmado en la demanda, en que no se le permitió ejercitar
su derecho a la doble instancia o que el fraude o colusión tenga que ver
con cuestiones referidas a la notificación de la resolución que pone fin al
proceso, de modo tal que por lo menos se advierta que el accionante no
haya sido negligente frente a la comisión del fraude procesal...” (Casación
Nro. 3145-99 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
17-09-2000, pág. 6297).
- “... El segundo párrafo del numeral antes glosado [art. 178 del C.P.C.]
establece quiénes pueden ser los legitimados activos para demandar [la
nulidad de cosa juzgada fraudulenta], señalándose que lo son la parte y
el tercero ajeno al proceso que se considere [sic] directamente agraviados
con la sentencia; en tal orden de ideas, fluye que sólo puede demandar [la]
nulidad de cosa juzgada fraudulenta la parte o el tercero ajeno al proceso
que se consideran directamente agraviados por la resolución judicial que
pretenden nulificar y no el causante del fraude...” (Casación Nro. 3852-
2006 / Loreto, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008,
págs. 22651-22652).
- “... La nulidad es una situación no querida en el proceso, por implicar
un retroceso en el iter procesal, lo que implica prolongar el tiempo en la
solución del conflicto de intereses, y en virtud de ello, conforme a la teoría
general de las nulidades, que rige la nulidad de cosa juzgada fraudulenta,
existen principios que están destinados a autolimitar su utilización de
modo que no se utilice tal medio impugnatorio de manera maliciosa e
indiscriminada. Uno de esos principios es el de protección, que guarda
relación con la doctrina de los hechos propios, y que se encuentra recogido
en el precepto ‘nemo auditor propiam turpitudine allegans’, conforme al
cual quien dio lugar o propicio [sic -léase propició-] el vicio no puede
solicitar la nulidad, con lo cual se busca evitar que quien realiza o propi-
cia el acto viciado pueda tener la posibilidad de elegir cuales [sic -léase
cuáles-] deben ser sus efectos, es decir aceptarlos si le son favorables o
denunciarlos si les son [sic -léase si le son-] adversos, pues ello atenta
contra los principios de lealtad y buena fe procesal...” (Casación Nro.
1376-02 / San Román, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
05-2003, págs. 10590-10591).
- “... La demandante [...] no fue parte en ese proceso y normalmente, al ter-
cero que no participó en el proceso no le reflejan directamente los efectos
de la cosa juzgada, pero si éste se ve perjudicado con una sentencia firme,
tiene expedito su derecho a una tutela jurisdiccional efectiva, y puede

373
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

plantear la demanda de nulidad de cosa juzgada fraudulenta, tal como lo


faculta el artículo 178 del Código Procesal Civil. [...] En consecuencia,
hay error procesal cuando se exige que un tercero, que no participó en el
proceso cuestionado, agote los medios de defensa en ese juicio, lo que
es necesario rectificar...” (Casación Nro. 899-2004 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 28-02-2006, págs. 15607-15608).
- “... Al encontrarnos avocados al conocimiento de un proceso de nulidad
de cosa juzgada fraudulenta, se debe evaluar y resolver las alegaciones
contenidas en la demanda, tendientes a acreditar si el proceso anterior se
siguió con fraude o colusión, afectándose el derecho a un debido proce-
so, el cual puede ser cometido por una o por ambas partes o por el juez
o por éste y aquéllas conforme así lo señala el artículo 178 del Código
Procesal Civil; razón por la que también resulta necesaria la intervención
litisconsorcial de quienes iniciaron el proceso donde se expidió la sen-
tencia materia de la presente acción, siendo predecible que la decisión a
recaer les va a afectar...” (Casación Nro. 165-2002 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2003, pág. 10917).
- “... El proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta debe seguirse con
citación del Poder Judicial, representado por su Procurador Público y no
necesariamente con los magistrados que intervinieron en el proceso que
se quiere nulificar, ya que lo hicieron como integrantes de órganos del
Poder Judicial, y su responsabilidad personal, si la hay, se les exige en
otra vía” (Casación Nro. 1473 - 97 / Cajamarca, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 09-12-1998, pág. 2190).
- “... Solamente será posible expedir una resolución válida en el presente
proceso (de nulidad de cosa juzgada fraudulenta) cuando los magistrados
afectados sean debidamente emplazados” (Casación Nro. 1855-98 / Ica,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 24-08-2000, pág. 6081).
- “... Solamente será posible expedir una resolución válida en el presente
proceso [sobre nulidad de cosa juzgada fraudulenta] cuando todas las
partes afectadas sean debidamente emplazadas, ya que de lo contrario se
les estaría condenando sin ser oídos, afectando el derecho de defensa. [...]
no habiéndose procedido de esa manera, al no haber incorporado como
litisconsortes necesarios a los magistrados que se menciona [magistrados
de primera y segunda instancia], se ha incurrido en causal de nulidad pre-
vista por el artículo ciento setentiuno del Código Procesal Civil, máxime
que ésta es manifiesta...” (Casación Nro. 1951-98 / Ica, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6774).

374
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

- “... Los secretarios de juzgado y especialistas legales no se encuentran


comprendidos como sujetos pasivos en el artículo 178 del Código Procesal
Civil que regula la acción de nulidad de cosa juzgada fraudulenta...” (Ca-
sación Nro. 1327-2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 03-02-2003, pág. 10080).

12.11.5.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con el carácter residual


de la nulidad de cosa juzgada fraudulenta
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al carácter residual
de la nulidad de cosa juzgada fraudulenta, ha establecido lo siguiente:
- “... Cuando exista alguna posibilidad que el vicio pueda ser subsanado de
otra forma, la nulidad de cosa juzgada fraudulenta debe rechazarse, dada
la residualidad de dicho proceso...” (Casación Nro. 1269-2013 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2014, pág. 53858).
- “... La acción de nulidad de cosa juzgada fraudulenta es de carácter resi-
dual, y [...] solamente se puede invocar después de que se haya verificado
la imposibilidad de reparar la afectación al debido proceso dentro de
la misma causa judicial en la que se produjo...” (Casación Nro. 2074-
05 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-06-2006, pág.
16142).
- “... Una de las características del proceso de nulidad de cosa juzgada
fraudulenta es el de ser residual, esto es, sólo procede como último recurso
para cuestionar la existencia de fraude o colusión que afectan el debido
proceso, ello en razón a que es principio general para el derecho procesal
que toda nulidad es relativa y, por tanto, convalidable o subsanable, salvo
aquellas que, por afectar gravemente el debido proceso, no produzcan
los efectos para los cuales estaban destinados; en tal sentido, tanto la
doctrina como reiteradas ejecutorias de esta Corte Suprema de Justicia
son uniformes al exigir que el demandante debe haber agotado todos los
medios a su alcance para cuestionar, dentro del mismo proceso, los actos
o resoluciones que le causan agravio, salvo que la nulidad de cosa juzgada
fraudulenta se sustente precisamente en el hecho de no haber sido consi-
derado como parte del proceso o se le impida actuar los mecanismos de
impugnación para subsanar el vicio incurrido...” (Casación Nro. 2726-06
/ Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2007, págs.
20795-20796).
- “... La nulidad de cosa juzgada fraudulenta es de carácter residual, es
decir, no puede ser usada si en un proceso existen mecanismos internos y

375
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

ordinarios que puedan subsanar el vicio ocurrido a propósito de la comi-


sión del fraude procesal...” (Casación Nro. 1473-2002 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2002, pág. 9585).
- “... Una de las características de la nulidad de cosa juzgada fraudulenta es
la de su residualidad, esto es, que no puede ser utilizada si existen otros
mecanismos internos y ordinarios con las cuales [sic -léase con los cuales-]
se subsane el vicio denunciado, de donde se tiene que es imprescindible
el haber agotado todos los mecanismos previos dentro de un proceso para
su cuestionamiento...” (Casación Nro. 2882-2005 / Puno, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-12-2006, págs. 18084-18085).
- “... Entre otras características de la pretensión nulificante de cosa juzgada
fraudulenta, destaca la idea de que se trata de un remedio excepcional y
residual; es decir, es excepcional, por cuanto opera en las circunstancias
que sólo la ley procesal establece, y es residual (subsidiario), por cuanto
opera cuando por lo menos el perjudicado haya intentado agotar los
mecanismos impugnativos internos del proceso en el que se ha expedido
la resolución fraudulenta, de ahí que funciona como última ratio para
enervar o impedir la producción de la cosa juzgada viciada con fraude
procesal. (...) Que, por tal razón, debe entenderse que la desviación de
los fines del proceso (...), la cual es ocasionada por los sujetos que par-
ticipan en el fraude, es por cualquier circunstancia en la que el sujeto
perjudicado no pudo enervar su producción pese (a) haber ejercitado las
vías impugnativas internas; en cambio, si deja consentir con el fallo que
lo perjudica, no puede esgrimir a posteriori las deficiencias de que ado-
leció la tramitación de la causa, pues de haber impugnado también cabe
la posibilidad de que hubiere conseguido que el fraude sea atacado, y de
ser el caso, enmendado...” (Casación Nro. 3145-99 / Arequipa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 17-09-2000, pág. 6297).
- “... La demanda de nulidad de cosa juzgada fraudulenta por tener el ca-
rácter excepcional o de última ratio, sólo procede en casos excepcionales
en los cuales el accionante ha agotado en otras acciones el derecho que
invoca...” (Casación Nro. 1111-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 05-11-2001, pág. 7986).
- “... La pretensión de nulidad de cosa juzgada fraudulenta exige como uno
de sus presupuestos que quien interpone la demanda no haya consentido
con los efectos del acto cuestionado...” (Casación Nro. 2255-04 / Lam-
bayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2005, págs.
14350-14351).

376
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

- “... Habiendo la recurrente consentido la sentencia del proceso original,


no puede sustituir su negligencia procesal con una demanda de nulidad de
cosa juzgada fraudulenta...” (Casación Nro. 2690-2001 / Cusco, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2002, pág. 8265).
- “... El recurrente en el proceso que se cuestiona, interpuso recurso de
casación impugnando la sentencia de vista cuya nulidad se pretende con
la presente acción (de nulidad de cosa juzgada fraudulenta) y en el mis-
mo, no dedujo denuncia alguna referente al pronunciamiento extrapetita
ahora alegado, por lo que no puede pretender su renovación mediante este
proceso, por ser de carácter residual” (Casación Nro. 160-2000 / Cono
Norte, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-08-2000, págs.
6140-6141).

12.11.6 Jurisprudencia casatoria relacionada con el plazo u oportunidad


para demandar la nulidad de cosa juzgada fraudulenta
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al plazo u opor-
tunidad para demandar la nulidad de cosa juzgada fraudulenta, ha establecido lo
siguiente:
- “... El artículo 178 del Código Procesal Civil, en relación al plazo para
interponer la demanda de nulidad de cosa juzgada fraudulenta, establece
dos supuestos: i) Hasta dentro de seis meses de ejecutada la sentencia
y; ii) Hasta dentro de seis meses de haber adquirido la calidad de cosa
juzgada, si es que la sentencia no fuera ejecutable. De lo antes expuesto,
se desprende que el plazo referido [...] es uno de caducidad...” (Casación
Nro. 130-2008 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-10-2008, págs. 23210-23211).
- “... El artículo ciento setentiocho de nuestro ordenamiento procesal civil
dispone que la demanda en comento [sobre nulidad de cosa juzgada
fraudulenta] puede interponerse dentro de los seis meses de ejecutada la
sentencia cuestionada o de haber adquirido la calidad de cosa juzgada, si
no fuere ejecutable; plazo que en definitiva es uno de caducidad por medio
del cual se extingue el derecho y la acción correspondiente conforme al
artículo 2003 del Código Civil...” (Casación Nro. 3201-2002 / Ayacucho,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2004, pág. 12771).
- “... El artículo 178 del Código Procesal Civil [sobre la nulidad de cosa
juzgada fraudulenta] señala expresamente que, ‘Hasta dentro de seis
meses de ejecutada (...) puede demandarse, a través de proceso de co-
nocimiento, la nulidad de una sentencia (...)’, plazo de caducidad que

377
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

no puede ser suspendido ni extendido...” (Casación Nro. 130-2008 / La


libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2008, págs.
23210-23211).
- “... El plazo establecido en el artículo ciento setentiocho del referido
Código Procesal [C.P.C., sobre el plazo para interponer la demanda de
nulidad de cosa juzgada fraudulenta], es de caducidad, por lo tanto no
admite interrupción ni suspensión, salvo la imposibilidad de reclamar
el derecho ante un tribunal peruano...” (Casación Nro. 1450-2005 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2005, pág.
15020).
- “... La presente demanda [sobre nulidad de cosa juzgada fraudulenta] se
interpuso fuera del plazo previsto por el artículo ciento setentiocho del
Código adjetivo [C.P.C.], por lo que al desestimarse la misma en base
a la caducidad de la acción, no se ha contravenido el debido proceso...”
(Casación Nro. 2805-2000 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-03-2001, pág. 6983).
- “... Es fundamental para la admisión de la demanda de nulidad de cosa
juzgada fraudulenta, que ésta se interponga dentro del plazo de caduci-
dad, siendo indiferente que una anterior demanda se hubiera declarado
improcedente in limine por el Juez Civil...” (Casación Nro. 1886-96 / San
Martín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 16-05-1998, págs.
1044-1045).
- “... El primer párrafo del artículo ciento setenta y ocho del acotado Código
Procesal [C.P.C.] establece que ‘hasta’ dentro del plazo de seis meses se
puede interponer la demanda de nulidad de cosa juzgada fraudulenta,
entendiéndose que tal plazo es el máximo que otorga la ley, el mismo que
rige para dos supuestos: en caso de resoluciones ejecutables, el cómputo
parte desde su ejecución, mientras que en las resoluciones no ejecutables,
desde que han adquirido la calidad de cosa juzgada...” (Casación Nro.
832-05 / Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-08-2006,
pág. 16924).
- “... El artículo 178 del Código Procesal Civil establece dos supuestos para
proponer la demanda de nulidad de cosa juzgada fraudulenta: 1) Si se
trata de una sentencia ejecutable: en cuyo caso el plazo para interponer
la demanda se computa a partir de la ejecución de la sentencia o resolu-
ción homologada y vence a los seis meses de ejecutada la decisión; y 2)
Si se trata de una sentencia inejecutable (sentencia declarativa): en cuyo
caso el plazo corre a partir de la fecha en que la resolución haya quedado

378
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

ejecutoriada...” (Casación Nro. 780-2004 / Huaura, publicada en el Diario


Oficial El Peruano el 04-01-2006, págs. 15210-15211).
- “... Se debe tener presente lo dispuesto por el artículo ciento setentiocho,
primer párrafo, del Código Procesal Civil según el cual ‘Hasta dentro de
seis meses de ejecutada o de haber adquirido la calidad de cosa juzga-
da, si no fuere ejecutable puede demandarse, a través de un proceso de
conocimiento la nulidad de una sentencia o la del acuerdo de las partes
homologado por el Juez que pone fin al proceso, alegando que el proceso
que se origina ha sido seguido con fraude, o colusión, afectando el de-
recho a un debido proceso, cometido por una, o por ambas partes, o por
el Juez o por éste y aquellas’. [...] Lo expuesto en la norma glosada hace
una diferencia entre una sentencia ejecutable y una no ejecutable, más
no distingue [sic -léase mas no distingue-] entre sentencias constitutivas,
declarativas o de condena. La distinción radica en que tratándose de sen-
tencias no ejecutables el cómputo del plazo para cuestionar esta última
sentencia opera desde que queda firme, más no así [sic -léase mas no
así-] para el caso de una sentencia ejecutable cuyo cómputo debe hacerse
desde que la misma sea ejecutable...” (Casación Nro. 1420-2007 / Puno,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, pág. 23645).
- “... El cómputo del plazo de las sentencias declarativas y constitutivas
en materia de nulidad de cosa juzgada fraudulenta, se efectúa desde
que la sentencia se encuentra firme, pues ellas no ameritan propiamente
ejecución...” (Casación Nro. 1360 - 2000 / La Libertad, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-10-2000, págs. 6390-6391).
- “... El artículo ciento setentiocho del Código Procesal Civil establece que
hasta dentro de seis meses de ejecutada o de haber adquirido la calidad
de cosa juzgada, si no fuere ejecutable, se puede demandar la nulidad de
cosa juzgada fraudulenta, respecto de una sentencia o la del acuerdo de las
partes homologado por el Juez que pone fin al proceso; en consecuencia,
si la sentencia o el acuerdo de las partes homologado por el Juez fuera
ejecutable, es requisito indispensable para interponer la demanda que
previamente haya sido ejecutada; [...] quien omite el cumplimiento de
lo ordenado en el fallo o en el acuerdo homologado, no puede recurrir
al Poder Judicial o demandar la nulidad de él, porque no ha acatado lo
resuelto en el Poder Judicial...” (Casación Nro. 1750-2004 / Ica, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 04-12-2006, págs. 18223-18225).
- “... El artículo ciento setentiocho del Código Procesal Civil claramente
establece que cuando se trata de un acuerdo de las partes homologado

379
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

por el Juez o de una sentencia que fuera ejecutable, la nulidad de la cosa


juzgada fraudulenta debe ser interpuesta después de ser ejecutada...”
(Casación Nro. 1182-2001 / San Román, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 01-10-2001, pág. 7760).
- “... Tratándose de sentencias ejecutables, el plazo para interponer la
demanda de nulidad de cosa juzgada fraudulenta es hasta los seis meses
de ejecutada la decisión judicial...” (Casación Nro. 559-2000 / Huánuco,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, pág. 7554).
- “... Se debe entender como ejecutada una sentencia cuando, del mismo
modo, todo lo que se haya decidido u ordenado en la resolución se haya
cumplido por el obligado [...]; en tal virtud, es a partir de dicho momento
que debe computarse el plazo de seis meses para interponer la demanda
de Nulidad de Cosa Juzgada Fraudulenta previsto en el artículo ciento
setentiocho del referido Ordenamiento Procesal...” (Casación Nro. 894-
99 / Huaura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-05-2002,
pág. 8673).
- “... La resolución expedida por la Sala Civil de la Corte Superior [...],
que homologa el acta de conciliación extrajudicial, se encuentra siendo
ejecutada; [...] siendo esto así, al declararse la nulidad y consiguiente
conclusión del proceso por invalidez insubsanable de la relación jurídi-
ca procesal y en consecuencia nulo todo lo actuado y por concluido el
proceso, no se está negando la tutela jurisdiccional, sino precisándose
que la demanda [de nulidad de cosa juzgada fraudulenta] es prematura;
ya que, sólo cuando se haya ejecutado el acuerdo de las partes -homolo-
gado judicialmente- que tiene la calidad de cosa juzgada, [...] se podrá
hacer uso del plazo previsto en el artículo ciento setentiocho del Código
Procesal Civil para recurrir a la tutela jurisdiccional...” (Casación Nro.
1750-2004 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-12-2006,
págs. 18223-18225).
- “... La mencionada pretensión [sobre nulidad de cosa juzgada fraudulenta]
se ha interpuesto prematuramente, [...] pues el juicio objeto de revisión
se encuentra en plena ejecución. Por tanto, tratándose de una sentencia
ejecutable, el plazo de la pretensión nulificante se inicia cuando esta
resolución se encuentre totalmente ejecutada, razón por la cual en este
caso no se puede establecer una relación jurídica procesal válida, porque
el actor aún carece de interés para obrar...” (Casación Nro. 705-2001 /
Ucayali, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-10-2002, pág.
9421).

380
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

- “... Las sentencias ejecutables son las que contienen una condena o una
declaración y condena como por ejemplo cuando se ordena el pago de
una suma de dinero. En el caso de autos, las sentencias que se pretenden
nulificar son precisamente sentencias ejecutables [...]. En tal caso, el
propio numeral ciento setentiocho [del C.P.C.] establece que esta acción
[de nulidad de cosa juzgada fraudulenta] procede ‘Hasta dentro de seis
meses de ejecutada o de haber adquirido la calidad de cosa juzgada, si
no fuere ejecutable puede demandarse (...)’; siendo así, se concluye que
efectivamente nuestro ordenamiento procesal establece tal condición, la
cual no ha sido cumplida -por ahora- por la parte demandante; por tanto,
es evidente que la impugnante carece de interés para obrar...” (Casación
Nro. 2574-2005 / Apurímac, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-12-2006, págs. 18068-18069).
- “... Como lo expresa la resolución de vista, la nulidad de cosa juzgada
fraudulenta se interpone contra una resolución que es ejecutable, por lo
que la demanda resulta prematura, ya que no se ha producido el remate
y la demanda sólo puede presentarse dentro de seis meses de ejecutado
el fallo, de acuerdo con lo dispuesto por el artículo ciento setentiocho del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2508-2001 / Sullana, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2002, pág. 8247).
- “... El plazo de seis meses para interponer este tipo de demanda [de nuli-
dad de cosa juzgada fraudulenta], regulado en el artículo 178 del Código
Procesal Civil, se toma en cuenta desde que la sentencia o resolución que
aprueba una conciliación o transacción judiciales queda firme; no es objeto
de revisión civil el auto que ordena la ejecución, sino la resolución que
contiene la cosa juzgada...” (Casación Nro. 2951-2005 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2006, págs. 17153-17154).
- “... El artículo 178 del Código Procesal Civil [...] dispone que hasta den-
tro de seis meses de ejecutada o de haber adquirido la calidad de cosa
juzgada, si no fuera ejecutable, puede demandarse la nulidad de una sen-
tencia, alegando que el proceso que se origina ha sido seguido con fraude
o colusión, afectando el derecho a un debido proceso; encontrándose
legitimados para obrar la parte o el tercero ajeno al proceso cuestionado
que se considere agraviado por él. [...] Asimismo, debe advertirse que la
Corte Superior, para declarar la improcedencia de la demanda [de nulidad
de cosa juzgada fraudulenta], ha considerado para el cómputo del plazo
prescrito por el citado artículo 178, la fecha en que la sentencia emitida
en el proceso de obligación de dar suma de dinero quedó consentido [sic
-léase consentida-], con lo que no advirtió que la norma refiere en primer

381
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

término a la data de la ejecución de la sentencia y que en caso de que ésta


no fuera ejecutable a aquella en que adquirió la calidad de cosa juzgada.
[...] Estando a los fundamentos de la demanda, resulta que el proceso cuya
nulidad se pretende era no sólo uno ejecutable, sino que efectivamente se
llevó adelante la ejecución de sentencia; consecuentemente, deviene en
infracción del artículo 178 del Código Procesal Civil, el cómputo del plazo
utilizado por el Colegiado...” (Casación Nro. 3345-2001 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2003, págs. 9821-9822).
- “... Conforme se aprecia del auto materia del recurso de casación, en él
se ha considerado como fecha de inicio del cómputo del plazo de ca-
ducidad a que se refiere el artículo 178 del Código Procesal Civil [para
interponer la demanda de nulidad de cosa juzgada fraudulenta] la fecha
de la expedición de la resolución suprema que declaró improcedente el
recurso [de casación]. Sin embargo, si se tiene en cuenta que el acto de la
notificación tiene por objeto poner en conocimiento a los interesados el
contenido de las resoluciones judiciales, para los fines de su impugnación
o cuestionamiento debe tomarse en consideración la fecha de notificación
de la resolución y no la fecha de su emisión...” (Casación Nro. 1925-2000 /
Moquegua, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001,
págs. 7555-7556).
- “... El artículo 178 ab initio del Código Procesal Civil, establece un plazo
de caducidad para interponer la demanda de nulidad de cosa juzgada
[fraudulenta], hasta dentro de seis meses de ejecutada o de haber adquirido
la calidad de cosa juzgada, si no fuere ejecutable la resolución objeto de
revisión. En el presente caso, las instancias de mérito han establecido
correctamente [...] [que] dicho plazo comienza a correr desde la fecha en
que se produjo la adjudicación del inmueble sub litis, no importando que
ulteriormente se hubiese inscrito, o que aún falte pedir la liquidación de
costas y costos, porque estos supuestos no suspenden o interrumpen el
plazo para interponer este tipo de demandas...” (Casación Nro. 531-2003 /
San Martín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2004,
pág. 11390).
- “... El artículo 178 del Código Procesal Civil [...] establece [que] ‘Hasta
dentro de seis meses de ejecutada o de haber adquirido la calidad de cosa
juzgada, si no fuera ejecutable puede demandarse...’. Esto determina que
si la sentencia fuera ejecutable, es requisito indispensable para interponer
la demanda [de nulidad de cosa juzgada fraudulenta] que previamente
haya sido ejecutada. [...] Tratándose de una sentencia que ha adquirido
la calidad de cosa juzgada quien omite el cumplimiento de lo ordenado

382
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

en el fallo, no puede recurrir al Poder Judicial a demandar la nulidad de


la sentencia, porque no ha acatado lo resuelto por el Poder Judicial...”
(Casación Nro. 1841-2002 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 01-07-2004, págs. 12285-12286).
- “... El artículo ciento setentiocho del Código Procesal Civil dispone
que la demanda de nulidad de cosa juzgada fraudulenta se interponga
hasta dentro de seis meses de ejecutada, es decir mientras no concluya
el proceso con la ejecución del fallo no se puede interponer la demanda
de nulidad, pero resulta evidente que está referido a los justiciables
de ese proceso, o sea a los que han sido parte del mismo; [...] por ello
cuando se trata de una persona natural o jurídica, que no ha sido parte
en el proceso pero a la que pueden extenderse los efectos de la senten-
cia, no se le puede exigir que se ejecute el fallo, porque precisamente
basa la demanda de nulidad de cosa juzgada fraudulenta en el dolo y
fraude que ha afectado el derecho a un debido proceso...” (Casación
Nro. 2594-2000 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-
07-2001, págs. 7433-7434).
- “... Si bien es cierto el Superior Colegiado incurre en error al considerar
de modo genérico que las partes en este proceso de Nulidad de Cosa
Juzgada Fraudulenta son las mismas que en el proceso de Retracto,
cuando la recurrente evidentemente no participó en ella, también lo es
que ello en lo absoluto altera el sentido de la recurrida toda vez que [...]
el mismo plazo de caducidad de seis meses [para interponer la demanda
de nulidad de cosa juzgada fraudulenta] es también aplicable al tercero
ajeno al proceso...” (Casación Nro. 3864-2002 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-03-2004, pág. 11666).
- “... El Artículo ciento setentiocho del Código Procesal Civil, establece
que la nulidad de cosa juzgada fraudulenta se puede demandar hasta
seis meses después de ejecutada o de haber adquirido la calidad de cosa
juzgada, si no fuere ejecutable la resolución que pone fin al proceso,
siendo que dicho dispositivo no prevé plazo diferenciado cuando se trate
de quienes fueron parte en el proceso o cuando se trate de terceros ajenos
al mismo que se ven perjudicados por éste” (Casación Nro. 2579-98 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 18-08-1999, pág.
3218).
- “... El artículo ciento setentiocho del Código Procesal Civil, establece que
hasta dentro del plazo de seis meses se puede interponer la demanda de
nulidad de cosa juzgada fraudulenta, dicho plazo debe entenderse como

383
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

el máximo que fija la ley para la interposición de este tipo de demandas,


debiendo advertirse que el referido numeral establece el mismo plazo
para dos supuestos: el primero referido a la interposición de la demanda
hasta dentro de los seis meses de ejecutada y el otro supuesto, desde que
la sentencia haya adquirido la calidad de cosa juzgada, si no fuera eje-
cutable...” (Casación Nro. 1376-2003 / Huánuco, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-03-2004, págs. 11753-11754).
- “... La nulidad de cosa juzgada fraudulenta al establecer los seis meses de
término, establece el límite máximo para la interposición de esa acción,
lo que significa que puede interponerse después de que se ha dictado la
sentencia que tiene el carácter de cosa juzgada, aunque ésta sea ejecutable”
(Casación Nro. 2205-97 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 21-11-1998, pág. 2076).
- “... El Artículo ciento setentiocho del Código Procesal Civil (...) sola-
mente prevé un término final para la interposición de la demanda ‘hasta
seis meses de ejecutada o de haber adquirido la calidad de cosa juzgada
si no fuera ejecutable...’; sin embargo, dicha norma procesal no ha pre-
visto expresamente un término inicial o si es un requisito necesario que
las sentencias de condena requieren ejecución para iniciar el cómputo
del plazo de caducidad” (Casación Nro. 3217-98 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 21-01-2000, pág. 4632).
- “... En los casos en que se considera que la interposición de la demanda
es prematura al no haberse ejecutado la sentencia, implícitamente se
está considerando que el actor carece de interés para solicitar la nulidad
de la sentencia expedida en el proceso fraudulento. (...) Que el interés
para obrar se define como el interés a la tutela jurídica que induce al
demandante a reclamar la intervención del órgano jurisdiccional, a fin
de que mediante sentencia resuelva sobre las pretensiones invocadas;
siendo esto así, es obvio que aún (sic) en los casos en que la resolución
todavía no haya sido ejecutada, el actor tiene interés para que se rescinda
o deje sin efecto la sentencia o auto homologado expedido en un proceso
fraudulento. (...) Que, del mismo modo, no se requiere la ejecución de
la sentencia de condena para la interposición de la demanda, porque
la nulidad de cosa juzgada fraudulenta es una pretensión impugnatoria
que no suspende los efectos de la sentencia o auto homologado por el
Juez, por eso la norma procesal acotada (art. 178 del C.P.C.) solamente
ha previsto la concesión de medidas cautelares inscribibles” (Casación
Nro. 3217-98 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 21-
01-2000, pág. 4632).

384
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

- “... La primera parte del primer párrafo del artículo ciento setenta y
ocho del Código Procesal Civil [...] contiene una disposición destinada
a regular el plazo en virtud al cual el agraviado con una sentencia o un
acuerdo homologado por el Juez puede incoar la demanda de nulidad
de cosa juzgada fraudulenta. Así, se advierte que el dispositivo procesal
dispone: ‘Hasta dentro de seis meses de ejecutada o de haber adquirido
la calidad de cosa juzgada, si no fuere ejecutable puede demandarse,
a través de un proceso de conocimiento la nulidad de una sentencia o
la del acuerdo de las partes homologado por el Juez que pone fin al
proceso...’. Como puede advertirse el plazo que impone la ley es un
plazo límite (‘hasta’) y no un plazo para el inicio del cómputo, pues en
ningún extremo de la norma acotada [...] se establece que sea requisito
indispensable para interponer la demanda de nulidad de cosa juzgada
fraudulenta que la decisión final de carácter ejecutable deba haber sido
ejecutada previamente para recurrir a la vía judicial, limitándose la
norma [...] ha establecer [sic -léase a establecer-] el plazo o término
máximo de seis meses para la interposición de esta acción...” (Casación
Nro. 2726-06 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
10-2007, págs. 20795-20796).
- “... El proceso de prescripción adquisitiva de propiedad es eminentemente
declarativo y en consecuencia no es necesario esperar a que se efectúen
las publicaciones o que se inscriba en los Registros Públicos la sentencia
para demandar la nulidad de cosa juzgada fraudulenta...” (Casación Nro.
2160-98 / Ayacucho, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 25-11-
1998, pág. 2103).
- “... El plazo para interponer la acción de nulidad de cosa juzgada frau-
dulenta contra el auto que resuelve la contradicción en un proceso de
ejecución de garantías debe computarse desde la fecha en que se hizo
pago con el producto del remate al ejecutante...” (Casación Nro. 1365-96 /
La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 25-04-1998,
pág. 764).
- “... Tratándose de un proceso de ejecución de garantías, es con el auto
que ordena la adjudicación del inmueble que el proceso queda ejecutado.
[...] Este Supremo Tribunal [...] ya se ha pronunciado respecto al cómputo
del plazo de seis meses para la interposición de las demandas de nuli-
dad de cosa juzgada fraudulenta que tienen su origen en un proceso de
ejecución de garantías, estableciendo [...] que es con el auto que ordena
la adjudicación con que se ejecuta la resolución firme a que se refiere el
artículo ciento setenta [y] ocho [del C.P.C., sobre nulidad de cosa juzgada

385
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

fraudulenta]...” (Casación Nro. 832-05 / Puno, publicada en el Diario


Oficial El Peruano el 01-08-2006, pág. 16924).

12.11.7 Jurisprudencia casatoria relacionada con la acumulación en el


proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la acumula-
ción en el proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta, ha establecido lo
siguiente:
- “... Al haberse pronunciado el Colegiado, sobre una de las pretensiones de
fondo del proceso objeto de revisión, se ha producido evidentemente una
desnaturalización el [sic -léase del-] proceso [de nulidad de cosa juzgada
fraudulenta], importando una afectación al debido proceso, porque no
se puede acumular aquélla con la pretensión nulificatoria, implicando
su improcedencia...” (Casación Nro. 2298-1999 / Junín, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, págs. 7016-7017).
- “... El efecto del proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta es el de
reponer las cosas al estado anterior que corresponda, de conformidad con
lo previsto en el artículo ciento setentiocho del Código Procesal Civil; [...]
por lo tanto, es claro que en este tipo de proceso no cabe la acumulación
de pretensiones vinculadas al tema materia de litis, con las pretensiones
de nulidad y éstas son independientes; en tal sentido, se advierte que la
sentencia de mérito, al declarar improcedente la demanda por indebida
acumulación de pretensiones, no ha incurrido en contravención alguna de
las normas que garantizan el derecho a un debido proceso...” (Casación
Nro. 45-2001 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
31-07-2001, pág. 7586).
- “... En nuestro ordenamiento jurídico procesal no figura norma que prohíba
la acumulación en los términos que aparecen de la demanda [acumulación
de pretensiones sustantivas a la demanda de nulidad de cosa juzgada
fraudulenta]...” (Casación Nro. 4185-2001 / La Libertad, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2002, pág. 9537).

12.11.8 Jurisprudencia casatoria relacionada con la prueba en el proceso


de nulidad de cosa juzgada fraudulenta
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la prueba en el
proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta, ha establecido lo siguiente:

386
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

- “... El presente proceso es uno de nulidad de cosa juzgada fraudulenta


en el que lo que se tiene que acreditar es la existencia de fraude o colu-
sión...” (Casación Nro. 2669-2008 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-12-2008, pág. 23456).
- “... Por tratarse la nulidad de cosa juzgada [fraudulenta] un remedio
excepcional y residual corresponde sean acreditados debidamente los
elementos del fraude o colusión que desnaturalizan o vician el trámite
judicial perjudicando la dación de una decisión ajustada a derecho...”
(Casación Nro. 2822-2007 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-09-2008, pág. 22749).
- “... Es factible demandar la nulidad de la cosa juzgada fraudulenta
cuando una declaración jurisdiccional deviene en írrita como conse-
cuencia de un proceso seguido con dolo, fraude, colusión (...) afectando
el derecho a un debido proceso; que consecuentemente, tales causales
deben estar debidamente acreditadas para amparar la pretensión del
supuesto agravio, pues de lo contrario, se estaría haciendo mal uso de
tal instituto procesal y con el único propósito de conseguir la revisión de
un proceso en el que ha perdido el accionante” (Casación Nro. 570-97
/ Chimbote, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 12-05-1998,
págs. 1003-1004).
- “... Quien pretende se declare la nulidad de cosa juzgada, por ser fraudulen-
ta, debe acreditar que se ha configurado una irregularidad que ha afectado
el ejercicio de su defensa...” (Casación Nro. 1399-2004 / Piura, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2005, págs. 14124-14125).
- “... Los hechos y pruebas para sustentar el fraude [procesal] no nece-
sariamente deben ser nuevas [sic -léase nuevos-], pues el fraude como
categoría genérica puede derivar del mismo proceso donde han recaído
las sentencias que se consideran fraudulentas, incluso dicho proceso es
la fuente sustancial de la cual puede originarse el fraude que provoca una
desviación de los fines del proceso que lesiona la defensa de una de las
partes...” (Casación Nro. 788-01 / Tacna, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 31-08-2001, págs. 7630-7631).
- “... A través del proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta [...] no
se puede efectuar un reexamen de las pruebas que motivan el proceso
principal, sino acreditar las causales denunciadas...” (Casación Nro. 4258-
2007 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008,
págs. 23642-23643).

387
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... Su finalidad (de la acción de nulidad de cosa juzgada fraudulenta)


es cuestionar la autoridad de cosa juzgada de la resolución que ha sido
obtenida en base al fraude procesal (ya sea con dolo o colusión) afectando
el derecho del justiciable (...) a un debido proceso, pero en ningún modo
significa el reexamen de la prueba como si se tratara de una instancia
más para discutir el fondo de la litis” (Casación Nro. 1867-98 / Lamba-
yeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 14-09-1999, págs.
3515-3516).
- “... El proceso de nulidad (de cosa juzgada fraudulenta), debe estar orien-
tado a demostrar que se han dado esos elementos (fraude o colusión) que
desnaturalizan, vician el trámite judicial perjudicando altamente la dación
de una decisión ajustada a derecho; no se trata de promover un nuevo
juicio de revisión del proceso anterior, agregando nuevos elementos en
favor o en contra de la resolución, revaluación o enfoque de las pruebas
que se actuaron en él, reabriendo el debate concluido” (Casación Nro.
3246-98 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 29-08-
1999, págs. 3373-3374).
- “... La demanda de autos [sobre nulidad de cosa juzgada fraudulenta]
no constituye una instancia adicional a fin [de] analizarse las pruebas
supuestamente actuadas en el proceso anterior sino que, conforme al
artículo ciento setentiocho del Código Procesal Civil, se trata de una sa-
lida extraordinaria que ataca la cosa juzgada en un proceso, siempre que
se acredite que el mismo fue seguido con fraude o colusión, afectando
el derecho al debido proceso...” (Casación Nro. 4398-2001 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-05-2002, pág. 8791).
- “... La demanda de la cosa juzgada fraudulenta no da lugar a la revalora-
ción de las pruebas que se hubieran actuado en el proceso anterior para
dar lugar a una nueva decisión sustentatoria, sino que tiene por objeto
acreditar las causales que se invocan al proponerla para obtener finalmente
la nulidad de la sentencia cuestionada...” (Casación Nro. 1300-2001 /
Ancash, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002, págs.
8501-8502).
- “... El proceso antecedente tiene la calidad de prueba en la presente causa
(de nulidad de cosa juzgada fraudulenta)...” (Casación Nro. 899-99 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 24-08-1999, pág. 3300).
- “... Por la naturaleza de la acción incoada (sobre nulidad de cosa juzga-
da fraudulenta) este proceso (sobre otorgamiento de escritura pública)
constituye un presupuesto necesario e indispensable para resolver, de

388
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

ahí que al fallar la causa sin tener a la vista este expediente, así como
por no haberse prescindido de él previo el agotamiento de los trámites
respectivos, se ha incurrido igualmente en vicio de inevitable invalidez”
(Casación Nro. 836-98 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 21-09-1998, págs. 1626-1627).
- “... En lo referente a que si ha existido exceso al solicitar tener a la vista
copias certificadas completas del expediente [...], se debe tener en cuenta
que los autos versan sobre un proceso de nulidad de cosa juzgada fraudu-
lenta, donde el juzgador debe contar con todos los elementos necesarios a
fin de determinar el supuesto fraude o colusión, para así poder formarse
un claro criterio sobre los hechos materia de controversia, por ello la
Sala de grado determina la necesidad de tener a la vista el expediente
que motiva el presente proceso, no habiéndose cometido el exceso que
se denuncia...” (Casación Nro. 165-2002 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-10-2003, pág. 10917).
- “... Para la declaración liminar de improcedencia de la demanda [de nuli-
dad de cosa juzgada fraudulenta] no se requería del proceso principal; ya
que el fallo se basa en elementos estrictamente formales que determinan
un pronunciamiento sobre la forma y no sobre el fondo de la cuestión
controvertida...” (Casación Nro. 3187-2000 / Lambayeque, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7073).
- “... El texto del artículo ciento setenta y ocho del Código Procesal Civil
[...] no exige mayores requisitos para acceder a esta acción extraordinaria
[de nulidad de cosa juzgada fraudulenta] sino únicamente que el afectado
acredite la existencia de una decisión definitiva firme sobre el fondo del
asunto, que haya sido obtenida mediante fraude o colusión y que conlle-
ve a la afectación del debido proceso. Pareciera, pues, que bastaría con
acreditar estos requerimientos literales para obtener el amparo de una
demanda de esta naturaleza; sin embargo, [...] en virtud al principio de
conservación de los actos procesales y de relatividad de la nulidad, no
resulta factible recurrir a esta acción extraordinaria [sobre nulidad de cosa
juzgada fraudulenta] si el interesado no acredita estar perjudicado con el
acto procesal viciado, tal como se reconoce incluso en el artículo ciento
setenta y cuatro del Código Procesal Civil, aplicable supletoriamente; en
consecuencia, no hay lugar a declarar la nulidad si la subsanación del vicio
no ha de influir en el sentido de la resolución o en las consecuencias del
acto procesal, debiendo tenerse en cuenta que las nulidades alegadas para
atacar la cosa juzgada no sólo deben ser nominales o formales sino que
deben afectar la garantía del debido proceso en forma real y efectiva...”

389
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

(Casación Nro. 2726-06 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano


el 02-10-2007, págs. 20795-20796).

12.11.9 Jurisprudencia casatoria relacionada con los efectos del amparo


de la acción de nulidad de cosa juzgada fraudulenta
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a los efectos del
amparo de la acción de nulidad de cosa juzgada fraudulenta, ha establecido lo
siguiente:
- “... En el proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta [...] se decide
únicamente sobre la validez y eficacia de la sentencia expedida en otro
proceso judicial, la cual se cuestiona como fraudulenta; la sentencia que
declara fundada la demanda de nulidad de cosa juzgada fraudulenta [...]
tiene efectos estrictamente rescisorios, lo que en buena cuenta significa
que el objeto de debate, en éste [sic] tipo de procesos, no es la cuestión
sustancial o de derecho material, sino la conducta procesal de los sujetos
procesales, la cual es calificada como fraudulenta...” (Casación Nro. 1455-
2008 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2008,
págs. 23243-23244).
- “... A diferencia de los demás procesos, en el de cosa juzgada fraudulen-
ta, se decide sobre la sentencia impugnada como fraudulenta, y de ser
fundada, su efecto es puramente rescisorio, es decir, declara inválida la
sentencia anterior, de tal manera que el objeto de debate no es la cues-
tión sustancial, sino la conducta calificada como deshonesta, en que han
incurrido las partes procesales, o el Juez, o todos ellos...” (Casación Nro.
2097-98 / Ucayali, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 24-11-
1998, pág. 2084).
- “... Los efectos de la sentencia en mención [en el proceso de nulidad de
cosa juzgada fraudulenta] son similares a los efectos de la nulidad del
acto procesal, la decisión del Juzgador se concentra en aspectos netamente
procedimentales...” (Casación Nro. 1455-2008 / Piura, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-10-2008, págs. 23243-23244).
- “... La acción de nulidad de cosa juzgada fraudulenta [...] persigue se
declare la nulidad de una sentencia, ‘o la de un acuerdo de partes homo-
logado por el Juez que pone fin al proceso’, y de ser amparada pasa a ser
inexistente...” (Casación Nro. 2109-2005 / Nasca - Ica, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 29-02-2008, págs. 21561-21562).

390
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES

- “... Debe tenerse presente la naturaleza misma del proceso de nulidad de


cosa juzgada fraudulenta, en el cual la anulación del proceso se extiende
hasta el momento en que ocurrió el vicio, no dependiendo ello de la vo-
luntad de las partes...” (Casación Nro. 3656-00 / Tacna, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág. 7257).
- “... Al declararse fundada la Nulidad de Cosa Juzgada Fraudulenta, con-
forme a lo preceptuado por el artículo 178 del Código Procesal Civil,
queda sin efecto el fallo debiéndose reponer la causa al estado en que se
produjo el vicio, teniéndose en cuenta que dicha nulidad no afectará a los
terceros de buena fe y a título oneroso...” (Casación Nro. 2505-2005 / Ica,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2006, pág. 18023).

12.11.10 Jurisprudencia casatoria relacionada con la impugnación en el


proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la impugnación
en el proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta, ha establecido lo siguiente:
- “... Los hechos alegados se contraen a supuestas violaciones producidas
en el expediente acompañado que diera origen al presente proceso [sobre
nulidad de cosa juzgada fraudulenta] y, si bien servirían para analizar lo
que constituye el fondo de la controversia, no serían tales para cuestionar
la validez del trámite que ha seguido la presente causa...” (Casación Nro.
2734-00 / Ayacucho, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-
2001, pág. 7821).
- “... Las recurrentes se limitan a denunciar presuntos vicios cometidos en
el expediente [...] seguido entre las mismas partes, en el cual recayó la
sentencia cuya nulidad se pretende en el presente proceso de nulidad de
cosa juzgada fraudulenta. No obstante, es preciso establecer que el recurso
[de casación] debe contraerse a denunciar los vicios o agravios que se
hubieren presentado en el presente proceso, exigencia ésta que en modo
alguno ha sido satisfecha por las recurrentes; en tal sentido la denuncia
deviene inamparable...” (Casación Nro. 142-2007 / Lambayeque, publi-
cada en el Diario Oficial El Peruano el 03-01-2008, págs. 21377-21378).
- “... Los agravios denunciados [en casación] deben estar referidos a los
vicios en que se pudiera haber incurrido en el presente proceso [sobre
nulidad de cosa juzgada fraudulenta], propiamente en la resolución de
vista impugnada, mas no en el proceso cuya nulidad de cosa juzgada
fraudulenta se persigue...” (Casación Nro. 163-2007 / Ayacucho, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-05-2007, págs. 19392-19393).

391
CAPITULO VIII
ASPECTOS GENERALES SOBRE LA PRUEBA

1. DEFINICION DE LA PRUEBA
Armenta Deu sostiene que “la prueba es una actividad que tiene lugar ante el
órgano judicial y que se encamina a que aquél adquiera el convencimiento sobre
la veracidad de unos hechos controvertidos” (ARMENTA DEU, 2004: 179).
Alcalá-Zamora y Castillo concibe a la prueba como el “... conjunto de activi-
dades destinadas a procurar el cercioramiento judicial acerca de los elementos
indispensables para la decisión del litigio sometido a proceso, sin perjuicio de que
suela llamarse también prueba al resultado así conseguido y a los medios utiliza-
dos para alcanzar esa meta...” (ALCALA-ZAMORA Y CASTILLO, 1964: 257).
A criterio de Denti, “... 1) en una primera acepción, ‘prueba’ designa los medios
de que cabe servirse para la demostración del thema probandum (...); 2) en una
segunda acepción, ‘prueba’ designa el procedimiento probatorio, o sea, el conjunto
de actividades reguladas más o menos detalladamente por la ley, a través de las
cuales el juzgador y las partes aportan al proceso los medios de prueba; 3) en una
tercera acepción, ‘prueba’ designa el resultado del procedimiento probatorio, o
sea el convencimiento al que el juzgador llega mediante los medios de prueba...”
(DENTI, 1972: 43).
Lino Palacio define a la prueba como “... la actividad procesal, realizada con
el auxilio de los medios previstos o autorizados por la ley, y encaminada a crear la
convicción judicial acerca de la existencia o inexistencia de los hechos afirmados
por las partes en sus alegaciones” (PALACIO, 1977, Tomo IV: 331).
Montero Aroca cataloga a la prueba como “la actividad procesal que tiende
a alcanzar la certeza en el juzgador respecto de los datos aportados por las partes,
certeza que en unos casos se derivará del convencimiento psicológico del mismo
juez y en otros de las normas legales que fijarán los hechos” (MONTERO ARO-
CA, 2005: 55).

393
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Devis Echandía se ha formado el siguiente juicio de la prueba: “Entendemos


por pruebas judiciales el conjunto de reglas que regulan la admisión, producción,
asunción y valoración de los diversos medios que pueden emplearse para llevar al
juez la convicción sobre los hechos que interesan al proceso” (DEVIS ECHAN-
DIA, 1984, Tomo I: 26).
Taruffo enseña que “… la prueba es el instrumento que utilizan las partes (…)
para demostrar la veracidad de sus afirmaciones, y del cual se sirve el juez para
decidir respecto a la verdad o falsedad de los enunciados fácticos. En términos
muy generales, se entiende como prueba cualquier instrumento, método, persona,
cosa o circunstancia que pueda proporcionar información útil para resolver dicha
incertidumbre. Según esta definición, son prueba tanto los instrumentos para ad-
quirir información que están expresamente regulados por la ley (las denominadas
pruebas típicas) como aquellos que la ley no regula expresamente (las denominadas
pruebas atípicas) pero que, sin embargo, pueden servir para fundar la decisión sobre
los hechos… “ (TARUFFO, 2009: 59-60). El mencionado jurista agrega que “…
se acostumbra decir que la función de la prueba es la de ofrecer al juez elementos
para establecer si un determinado enunciado, relativo a un hecho, es verdadero o
falso. A su vez, se dice que un enunciado fáctico es verdadero si está confirmado
por pruebas y es falso si las pruebas disponibles confirman su falsedad; y no está
probado si en el proceso no se adquirieron pruebas suficientes para demostrar su
verdad o falsedad. En función de cuál de estas posibilidades se dé, el juez decidirá
de uno u otro modo y extraerá consecuencias jurídicas” (TARUFFO, 2009: 60).

2. DISTINCION ENTRE PRUEBA Y MEDIO PROBATORIO


La prueba puede ser concebida estrictamente como las razones que conducen
al Juez a adquirir certeza sobre los hechos.
Los medios probatorios, en cambio, son los instrumentos que emplean las
partes u ordena el magistrado de los que se derivan o generan tales razones. Así,
bien puede darse el caso de un medio probatorio que no represente prueba alguna al
no poder obtenerse de él ninguna razón que produzca el convencimiento del Juez.
Rodríguez Espejo define al medio de prueba como “... la persona o cosa y,
excepcionalmente, también, los hechos que suministran al órgano jurisdiccional
del Estado los conocimientos necesarios para que pueda determinar la verdad o
falsedad jurídica de un tema de prueba...” (RODRIGUEZ ESPEJO, 1958: 856).
Armenta Deu sostiene que los medios de prueba “son aquellas diferentes ac-
tividades que tienen lugar en el proceso y a través de las cuales se introducen las
fuentes u objetos de la prueba, conduciendo al juez a adquirir la certeza positiva o
negativa de las afirmaciones de hecho” (ARMENTA DEU, 2004: 184).

394
ASPECTOS GENERALES SOBRE LA PRUEBA

Serra Domínguez concibe a los medios de prueba como “... los instrumentos
utilizados por las partes para trasladar los hechos de la realidad a la presencia
judicial...” (SERRA DOMINGUEZ, 1969: 360-361).

3. NATURALEZA JURIDICA DE LA PRUEBA


Teniendo en cuenta la aportación de la prueba en el proceso, ya sea como
consecuencia de la actividad desplegada por las partes o de un mandato judi-
cial (pruebas de oficio), orientada a lograr la convicción en el Juez acerca de
la verdad o falsedad de las afirmaciones de los sujetos procesales referidas a
los hechos y respecto de las cuales debe versar la resolución jurisdiccional, no
cabe duda que la prueba constituye un acto jurídico de naturaleza procesal ya
que para su ofrecimiento es necesario un comportamiento humano y una mani-
festación de voluntad que se dan siempre dentro de un proceso. Los derechos y
las obligaciones derivados de las relaciones materiales y las pruebas referidas a
dichas relaciones son ejercitados, exigidas y actuadas, en ese orden, dentro del
correspondiente proceso judicial, siempre que respecto de tales surja controversia
o haya incertidumbre jurídica. La prueba de algún acto o contrato recién adqui-
rirá relevancia y ejecutabilidad mediante un proceso. De ahí es que se afirma su
connotación procesal.
La prueba constituye un acto jurídico material en aquellos casos en que es
considerada un requisito indispensable para la existencia o validez del acto o con-
trato, sin embargo, se introduce al proceso a través de un acto jurídico procesal.
Antes del proceso su objeto permanece estático, inactivo; dentro de él adquiere
significación probatoria.

4. EL OBJETO DE LA PRUEBA EN EL PROCESO CIVIL


Es objeto de la prueba todo aquello sobre lo que puede ella recaer. Esta es una
concepción objetiva y abstracta que no se reduce a los casos específicos que se
pueden presentar dentro de una litis ni a las pretensiones de los sujetos procesales.
Debe, pues, ser entendido el objeto de la prueba como aquello que es susceptible
de demostración ante el respectivo órgano jurisdiccional para cumplir con los
fines del proceso.
Devis Echandía expresa sobre el particular que “... por objeto de la prueba
debe entenderse lo que pueda ser probado en general, aquello sobre lo que puede
recaer la prueba, noción puramente objetiva y abstracta, no limitada a los pro-
blemas concretos de cada proceso y a los intereses o pretensiones de las diversas
partes, de aplicación igual en actividades extraprocesales, sean o no jurídicas...”
(DEVIS ECHANDIA, 1965: 9).

395
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

A pesar que el objeto de la prueba en su concepción abstracta lo puede constituir


todo hecho -material o psíquico-, tratándose de un proceso específico es evidente
que la amplitud del concepto se contrae a los hechos que en forma directa o in-
directa, principal o accesoria, pueden tener efectiva vinculación con la cuestión
debatida o propuesta (en caso de asuntos no contenciosos).
No debe ser confundida la noción de objeto de la prueba con las de tema y
carga de la prueba.
“... Por necesidad o tema de la prueba (thema probandum) debe entenderse
lo que en cada proceso debe ser materia de la actividad probatoria, es decir, los he-
chos sobre los cuales versa el debate o la cuestión voluntaria planteada y que deben
probarse, por constituir el presupuesto de los efectos jurídicos perseguidos por las
partes, sin cuyo conocimiento el juez no puede decidir...” (DEVIS ECHANDIA,
1965: 9).
No constituyen objeto concreto de la prueba los puntos controvertidos, o
sea, los afirmados y no aceptados dentro de un proceso, que equivalen al thema
probandum. “... Jurídicamente no puede limitarse el objeto de la prueba, en un
sentido general o abstracto, a los hechos controvertidos, sino, por el contrario, es
necesario extenderlo a todo lo que por sí mismo es susceptible de comprobación...”
(DEVIS ECHANDIA, 1965: 11). Así, el que no exista necesidad de probar un
hecho no implica que no pueda ser objeto de prueba. Los hechos notorios forman
parte del objeto concreto de la prueba, pero, al no requerir de prueba, no forman
parte del tema de la prueba en una determinada litis.
La carga de la prueba fija aquello que cada litigante está interesado en demos-
trar para que sean acogidas sus pretensiones.
Constituye objeto de la prueba los hechos pasados, presentes y aun los futuros:
el cálculo del lucro cesante por actividades no acaecidas, siendo su demostración
más que todo de carácter histórica. Además, pueden ser objeto de prueba la cos-
tumbre y la ley foránea (de ninguna manera la ley nacional).

4.1 Los hechos como objeto de la prueba


Según Cardoso Isaza, “en derecho la prueba versa sobre los hechos...” (CAR-
DOSO ISAZA, 1979: 11).
Una posición discrepante adopta Sentís Melendo cuando dice que “... los he-
chos no se prueban; los hechos existen. Lo que se prueba son afirmaciones, que
podrán referirse a hechos...” (SENTIS MELENDO, 1979: 12).

396
ASPECTOS GENERALES SOBRE LA PRUEBA

En ese sentido se pronuncia Serra Domínguez cuando afirma que “... sólo
pueden ser probados, no los hechos, sino nuestros juicios existenciales o valorativos
sobre tales hechos” (SERRA DOMINGUEZ, 1969: 359).
Al respecto, Gimeno Sendra refiere que el objeto de prueba suele identificarse
“… con las afirmaciones realizadas por las partes sobre los hechos controvertidos
y, excepcionalmente, sobre normas jurídicas, que deben verificarse…” (GIMENO
SENDRA, 2007, Tomo I: 395). Dicho jurista añade que “… el objeto de la prueba
no es un hecho o una norma jurídica, sino las ‘afirmaciones’ realizadas por las partes
en relación con esos hechos y tales normas. Los hechos existen con independencia
de su introducción procesal, de ahí que sólo puedan probarse los juicios valorativos
sobre los mismos…” (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 395).
Montero Aroca expresa sobre el particular lo siguiente:
“… Si por objeto de la prueba se entiende, en abstracto y sin atender a un
proceso concreto, lo que puede ser probado, es decir, todo lo que puede
ser establecido por una norma material como supuesto fáctico de una
consecuencia, ese objeto han de ser, en principio, hechos, entendidos éstos
en (…) sentido general (…). Por el contrario, cuando lo que se pregunta
es ¿qué debe probarse? y esa pregunta se refiere a un proceso concreto,
esto es, cuando en realidad se atiende al tema de prueba, la respuesta tiene
que ser que las afirmaciones de las partes relativas a los hechos.
La palabra hechos se está empleando aquí en su sentido más amplio,
comprendiendo todo lo que por el derecho material puede establecerse
como contenido del supuesto fáctico de una consecuencia…” (MONTE-
RO AROCA, 2005: 65).
Lino Palacio es categórico al señalar que “... el objeto de la prueba se halla
constituido por los hechos invocados en las alegaciones, debiendo entenderse por
hechos todos aquellos sucesos o acontecimientos externos o internos susceptibles
de percepción o deducción” (PALACIO, 1977, Tomo IV: 342-343).
El término “hecho” como objeto de la prueba debe ser tomado en un sentido
amplio: todo lo que bien puede distinguirse, sentirse o ser perceptible, y no sola-
mente lo abstracto o puramente ideológico. “... El hecho, por su propia estructura
óntica, es algo que acontece en un punto cualquiera de las coordenadas espacio-
tiempo; es decir, un evento que sucede aquí y ahora, allí y entonces...” (RODRI-
GUEZ ESPEJO, 1958: 854). Sin embargo, los hechos no pueden ser vistos tan
sólo como simples acontecimientos, consecuentemente, puede entenderse como
hechos aquellos susceptibles de ser acreditados con fines procesales. Sobre esto,
expresa Alcalá-Zamora que “... hecho es lo que no es derecho, y mejor, el factor

397
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

concreto, variable y peculiar de un litigio, en contraste con el elemento abstracto,


estable y genérico invocado o aplicado para su decisión...” (ALCALA-ZAMORA
Y CASTILLO, 1964: 261).
No son materia de prueba:
- Los hechos no alegados por las partes.
- Los hechos admitidos por los sujetos procesales.
- Los hechos notorios.
- Los hechos que caen en la esfera de la cosa juzgada.
- Los hechos impertinentes, irrelevantes e imposibles.
- Los hechos imprecisos o no definidos.
- Los hechos presumidos por la ley.
- El derecho nacional.
Al respecto, el artículo 190 del Código Procesal Civil, que trata sobre la per-
tinencia e improcedencia de los medios de prueba, señala que:
“Los medios probatorios deben referirse a los hechos y a la costumbre
cuando ésta sustenta la pretensión. Los que no tengan esa finalidad, serán
declarados improcedentes por el Juez.
Son también improcedentes los medios de prueba que tiendan a establecer:
1. Hechos no controvertidos, imposibles, o que sean notorios o de
pública evidencia;
2. Hechos afirmados por una de las partes y admitidos por la otra en
la contestación de la demanda, de la reconvención o en la audiencia
de fijación de puntos controvertidos.
Sin embargo, el Juez puede ordenar la actuación de medios proba-
torios cuando se trate de derechos indisponibles o presuma dolo o
fraude procesales;
3. Los hechos que la ley presume sin admitir prueba en contrario; y
4. El derecho nacional, que debe ser aplicado de oficio por los Jueces. En el
caso del derecho extranjero, la parte que lo invoque debe realizar actos
destinados a acreditar la existencia de la norma extranjera y su sentido.

398
ASPECTOS GENERALES SOBRE LA PRUEBA

La declaración de improcedencia la hará el Juez en la audiencia de fijación


de puntos controvertidos. Esta decisión es apelable sin efecto suspensi-
vo. El medio de prueba será actuado por el Juez si el superior revoca su
resolución antes que se expida sentencia. En caso contrario, el superior
la actuará antes de sentenciar”.

5. FINALIDAD DE LA PRUEBA
Se afirma que la finalidad de la prueba no es la indagación de la verdad material
por cuanto alcanzarla mediante un proceso judicial puede resultar imposible. La
verificación de las afirmaciones de las partes referidas a hechos será dable en la
medida que el aparato jurisdiccional lo permita y ello le sea factible al ser humano,
lo que implica de por sí serias limitaciones. Esto no significa que la averiguación
de la verdad material no sea la meta perseguida en todo proceso judicial, sino que
puede tornarse dicho objetivo irrealizable. Así lo deja entrever Gorphe cuando
indica que “la finalidad de las pruebas debe consistir en obtener una certeza,
aunque con frecuencia hagan alto en mitad de su camino; es decir, en una simple
probabilidad o verosimilitud...” (GORPHE, 1950: 485-486).
La verdad constituye un concepto único y objetivo mientras que su pretendido
conocimiento es, a no dudarlo, de índole subjetivo.
La finalidad de la prueba, más que alcanzar la verdad material o la indaga-
ción de la realidad de la que versa una litis, es formarle al juzgador convicción
sobre las alegaciones que las partes afirman son situaciones ciertas y concretas
(hechos). Tal convencimiento le permitirá a aquél tomar su decisión y poner así
término a la controversia. En ese sentido se pronuncia Cardoso Isaza al afirmar
que “... el fin de la prueba consiste en dar al juez convicción suficiente para que
pueda decidir con certeza sobre el asunto materia del proceso...” (CARDOSO
ISAZA, 1979: 18).
Al respecto, Montero Aroca anota que “… la prueba tiende a obtener certeza
con relación a las afirmaciones de hechos de las partes, pero esa certeza puede
lograrse de (…) dos modos (…): 1) ‘certeza objetiva’, cuando existe norma legal
de valoración, y 2) ‘certeza subjetiva’, cuando ha de valorarse la prueba por el
juez y conforme a las reglas de la sana crítica. En los dos casos se trata de declarar
probada una afirmación de hecho en atención a los elementos probatorios existentes
en las actuaciones” (MONTERO AROCA, 2005: 54).
El artículo 188 del Código Procesal Civil, que trata sobre el particular, señala
que “los medios probatorios tienen por finalidad acreditar los hechos expuestos
por las partes, producir certeza en el Juez respecto de los puntos controvertidos y
fundamentar sus decisiones”.

399
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

6. PERTINENCIA DE LA PRUEBA
La pertinencia de la prueba implica la vinculación del hecho objeto de con-
troversia con el hecho que acredita dicha prueba. Justamente el primer párrafo del
artículo 190 del Código Procesal Civil que trata sobre la pertinencia de los medios
probatorios establece que éstos deben referirse a los hechos y a la costumbre cuando
ésta sustenta la pretensión.
Anota Zafra que la pertinencia de la prueba “... consiste en una adecuación
o correspondencia entre el medio propuesto y el tema controvertido, o, con otras
palabras, en la idoneidad de aquél para acreditar éste...” (ZAFRA, 1960: 637).
Agrega dicho autor que “... la primera modalidad de la pertinencia concreta de la
prueba es una consecuencia lógica de la idoneidad de los hechos que con ella se
quiere acreditar...” (ZAFRA, 1960: 652).
La pertinencia representa la adecuación de los datos que proporciona un medio
probatorio con el objeto de prueba de un proceso. Debe encuadrarse en el marco
derivado de las alegaciones de las partes contenidas en la demanda y contestación
de ésta, principalmente. (También en los escritos que contengan la formulación de
excepciones, defensas previas y cuestiones probatorias).
Sobre esto, expresa Zafra lo siguiente: “... Entendemos por pertinencia de
un cierto medio propuesto en juicio para justificar una determinada alegación,
produciendo la convicción judicial sobre ella, la idoneidad abstracta de dicho me-
dio propuesto a la función procesal de acreditamiento de alegaciones” (ZAFRA,
1960: 646).
Picó I Junoy apunta que la pertinencia probatoria “… supone la relación entre
el hecho que pretende acreditarse mediante un determinado medio probatorio y los
hechos que constituyen el objeto de la controversia, así como la aptitud para formar
la debida convicción del juzgador…” (PICO I JUNOY, 1996: 45). El mencionado
jurista advierte que “debe excluirse del juicio referente a la pertinencia de la prueba
la idea de su eventual eficacia. Para admitir o rechazar un medio probatorio no
deben realizarse valoraciones acerca de su probable resultado pues, al margen de
que ello sólo puede efectuarse (…) una vez (que) ha sido practicada toda la prue-
ba y no antes, el juicio relativo a la pertinencia prescinde de toda consideración
en torno a la concreta posibilidad de que los hechos a probar sean efectivamente
acreditados. (…) En consecuencia, es ajeno al concepto de pertinencia de la prue-
ba el elemento de la eventual eficacia de la misma. Por otro lado, si se tiene en
cuenta este elemento no sólo puede estar anticipándose una postura susceptible de
provocar indefensión, sino que se corre el peligro de prejuzgar, en cierto modo, la
decisión definitiva…” (PICO I JUNOY, 1996: 55-56).

400
ASPECTOS GENERALES SOBRE LA PRUEBA

7. OPORTUNIDAD DE LA PRUEBA
Constituye un requisito esencial de la prueba el momento en que es sumi-
nistrada, que no debe exceder del plazo legal respectivo, por cuanto contribuye
no sólo al conocimiento que de ella deben tener los litigantes sino también a la
posibilidad de contradicción de la misma.
De conformidad con el artículo 189 del Código Procesal Civil “los medios
probatorios deben ser ofrecidos por las partes en los actos postulatorios...” Luego
de dicha etapa opera la preclusión, es decir, ya no será posible el aporte de nuevos
medios de probanza.
Los medios de prueba se ofrecen en la etapa postulatoria y constituyen un
requisito de la demanda (artículo 424 -inc. 10)- del C.P.C.), por lo que deben ser
acompañados como anexos de ella (incisos 3, 4 y 5 del artículo 425 del C.P.C.).
De no ser así será declarada inadmisible la demanda en atención a lo normado en
el artículo 426 -incs. 1) y 2)- del Código Procesal Civil. De igual manera, en la
contestación de la demanda los medios probatorios constituyen requisitos exigibles
legalmente (artículo 442 -incs. 1) y 5)- del C.P.C.) y se adjuntan como anexos de
ella (artículo 444 del C.P.C.). Como se observa el ofrecimiento de medios proba-
torios no representa una facultad opcional de los justiciables sino que significan
una exigencia para la admisión a trámite de la demanda y de su contestación.
La regla general de la oportunidad en que debe ser ofrecida la prueba se
quiebra con los supuestos contemplados en los artículos 374, 394, 429 y 440 del
Código Procesal Civil.

8. LA CARGA DE LA PRUEBA
La carga de la prueba viene a ser el conjunto de reglas de juicio que le señala
al magistrado la manera cómo resolverá en aquellos casos de omisión de pruebas
o pruebas insuficientes que no puede salvar siquiera con la actuación de pruebas
de oficio. Así, como el Juez no puede inhibirse de expedir el correspondiente fallo,
tales reglas le ayudarán a pronunciarse sobre el asunto.
La carga de la prueba implica reglas indirectas de conducta para las partes,
que les indican cuáles son los hechos que a cada una de ellas les interesa probar
para que se acojan sus pretensiones (hablamos de interés porque no constituye una
obligación procesal el probar los hechos afirmados)
Según Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín, “las reglas que regulan
la carga de la prueba sirven para determinar en el momento de dictar sentencia
qué parte ha de soportar las consecuencias de la ausencia de prueba de un hecho

401
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

concreto. Por eso se afirma que cada parte tiene la carga de alegar los hechos pre-
cisos para la aplicación de la norma que invoca, y además la carga de probarlos
asumiendo el riesgo de no conseguirlo” (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ; y
PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 393-394).
Montero Aroca señala al respecto que “la carga de la prueba atiende de modo
directo a la determinación de cuál de las partes debe sufrir las consecuencias de que
no se haya probado un hecho y de modo indirecto a la fijación de qué parte debe
probar un hecho, pero la aplicación de las consecuencias de la carga sólo puede
hacerse cuando ese hecho no ha sido probado. Si el hecho ha resultado probado no
ha lugar ni siquiera a plantear la cuestión de la carga de la prueba” (MONTERO
AROCA, 2005: 105).
Nuestro ordenamiento procesal distribuye la carga de la prueba entre el de-
mandante y el demandado atendiendo a los hechos que cada uno de ellos aleguen
como fundamento de su demanda o de su contestación, respectivamente. Preci-
samente, el artículo 196 del Código Procesal Civil preceptúa lo siguiente: “Salvo
disposición legal diferente, la carga de probar corresponde a quien afirma hechos
que configuran su pretensión, o a quien los contradice alegando nuevos hechos”.
En el caso del demandado, su contradicción encontrará amparo si constituye
una negación pura o simple (sin necesidad de aportar prueba alguna) de todos los
hechos expuestos por el actor en la demanda y no acredita este último en forma
idónea su pretensión. Ello en virtud de la máxima onus probandi incumbit ei qui
dicit, non qui negat. Unicamente operará respecto del demandado la carga de la
prueba si alega nuevos hechos en su contestación a la demanda.
No cabe duda que el sujeto sobre el cual recae principalmente la carga de
probar con los consiguientes efectos jurídicos que ello supone es el demandante.
“... Corresponde de manera preponderante al actor aducir la prueba. En efecto,
si no prueba, el reo es absuelto aunque no haya invocado o alegado excepción
relativa a la extinción, modificación o inexistencia de la obligación a su cargo,
porque en ese caso se da aplicación a otro principio que se enuncia así: actore
non probante reus absolvitur. Significa que si el actor no prueba el reo debe ser
absuelto” (CARDOSO ISAZA, 1979: 58). En ese sentido se inclina el artículo 200
del Código Procesal Civil, el mismo que establece que: “ Si la parte no acredita
con medios probatorios los hechos que ha afirmado en su demanda o reconvención,
estos no se tendrán por verdaderos y su demanda será declarada infundada”. Esta
norma jurídica se impone inclusive al supuesto contenido en el numeral 461 del
Código Procesal Civil referido al efecto que acarrea la declaración de rebeldía:
presunción legal relativa sobre la verdad de los hechos expuestos en la demanda.
Así es, inclusive en el caso de producirse la rebeldía del demandado deberá el

402
ASPECTOS GENERALES SOBRE LA PRUEBA

demandante acreditar los hechos que configuran su pretensión; lo contrario im-


plicaría el rechazo de la demanda en el fallo final.

9. LA VALORACION DE LA PRUEBA
La valoración de la prueba significa la operación mental cuyo propósito es
percibir el valor de convicción que pueda extraerse de su contenido.
“La valoración de la prueba practicada es la operación final del procedimiento
probatorio encaminada a la obtención por el Juzgador de una convicción sobre
la veracidad o falsedad de las afirmaciones normalmente fácticas, sólo extraor-
dinariamente jurídicas, que integran el ‘thema probandi” (GIMENO SENDRA,
2007, Tomo I: 416).
Clariá Olmedo concibe a la valoración de la prueba como “... el análisis y
apreciación metódicas y razonados de los elementos probatorios ya introducidos;
absorbe un aspecto fundamental de la discusión y decisión del asunto cuestionado,
y es de carácter eminentemente crítico” (CLARIA OLMEDO, 1968: 54).
La valoración o apreciación judicial de la prueba es un proceso mental com-
plicado y sujeto a variación en cada supuesto presentado. Pese a ello se puede
decir que la actividad valoratoria supone tres notas importantes: a) el percibir los
hechos vía los medios de prueba; b) Su reconstrucción histórica (a la que se llega
directa o indirectamente); y c) el razonamiento o fase intelectual.
Según Colombo Campbell, “... el juez pasa en general por tres etapas o fases
de desarrollo de la prueba: la etapa que puede llamarse de la ignorancia de los
hechos, la etapa de la credibilidad y la etapa de la certeza” (COLOMBO CAM-
PBELL, 1981: 169).
El Código Procesal Civil consagra en su artículo 197 la valoración global de
los medios de prueba así como su libre apreciación (razonada) por parte del Juez.
Dicho numeral señala que: “Todos los medios probatorios son valorados por el
Juez en forma conjunta, utilizando su apreciación razonada. Sin embargo, en la
resolución sólo serán expresadas las valoraciones esenciales y determinantes que
sustentan su decisión”.
Puntualizamos que la apreciación de la prueba no es una tarea de entendimien-
to integral porque tiene mucho que ver también la subjetividad del magistrado,
la cual concurre con el pensar racional. El funcionario judicial no funda su fallo
únicamente en datos objetivos, siendo innegable la participación de una convicción
personalísima, pero son aquéllos los que deben primar. Sólo la seguridad del Juez
respecto de la reconstrucción del estado de los hechos realizada sobre la base del

403
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

material probatorio da origen a la certeza que hace falta para poder decidir la litis.
Alcalá-Zamora y Castillo precisa que “... el ideal en orden a la fuerza probatoria
consistirá en obtener siempre la certeza, o sea, la ausencia racional de dudas acerca
de la existencia o no de un hecho y de todas sus circunstancias relevantes. Como
es difícil lograrla, hay que conformarse muchas veces con la mera convicción, es
decir, la creencia fundada de que un hecho se ha producido o no...” (ALCALA-
ZAMORA Y CASTILLO, 1964: 265).

9.1 Criterios de valoración


Las codificaciones adjetivas y aun la costumbre en el ámbito judicial han regu-
lado el juicio valorativo del juzgador respecto de los medios probatorios aportados
en el proceso u ordenados dentro de él. Así nos encontramos principalmente frente
a dos criterios o sistemas de valoración:
- La prueba tasada o tarifa legal.
- La libre valoración de las pruebas.
De los sistemas mencionados en líneas precedentes se desprenden otros aunque
con mínimas variaciones, como el de la sana crítica, del cual dice Salas Vivaldi
que resulta ser un criterio intermedio entre la tarifa legal y la libre apreciación que
“... otorga al juez la atribución de valorar los medios probatorios establecidos por
la ley de acuerdo con el conocimiento exacto y reflexivo que otorga la razón y la
experiencia...” (SALAS VIVALDI, 1993: 120).

9.1.1 La prueba tasada


El sistema de la prueba tasada, denominado también como el de la tarifa legal,
consiste, según Sentís Melendo, en la “... predeterminación por el legislador de lo
que vale cada elemento aportado a los autos...” (SENTIS MELENDO, 1967: 46).
Añade el citado tratadista que “... no es un sistema de valoración de medios o de
fuentes sino de directrices de formación de la sentencia...” (SENTIS MELENDO,
1967: 46).
Para Cardoso Isaza, “... probar, en derecho y dentro de un sistema legal de
pruebas, es demostrar al juez la verdad de un hecho o de un acto jurídico, utilizan-
do medios calificados previamente por la ley como aptos, idóneos y adecuados”
(CARDOSO ISAZA, 1979: 6).
Taruffo anota que “… la técnica de la prueba legal consiste en la producción
de reglas que predeterminan, de forma general y abstracta, el valor que debe atri-
buirse a cada tipo de prueba…” (TARUFFO, 2002: 387).

404
ASPECTOS GENERALES SOBRE LA PRUEBA

Según Serra Domínguez, “… en el sistema de la prueba legal, el legislador


establece unas determinadas reglas que fijan taxativamente el valor a asignar a cada
uno de los medios de prueba. El Juez se limita a aplicar a la prueba los baremos
establecidos previamente por el legislador para declarar probados o improbados
unos hechos determinados…” (SERRA DOMINGUEZ, 2009: 72).
A decir de Armenta Deu, “con arreglo al sistema de prueba legal o tasada, el
juzgador debe aplicar una norma positiva a la actividad realizada para probar un
determinado hecho, extrayendo las consecuencias jurídicas que la propia norma
le señala…” (ARMENTA DEU, 2004: 187).

9.1.2 La libre valoración de las pruebas por el juzgador


“… En el sistema de la prueba libre el valor de cada uno de los medios de
prueba es fijado libremente, con arreglo a su conciencia o a su íntima convicción,
por el Juez, caso por caso, sin necesidad de ajustarse a reglas establecidas antici-
padamente por el legislador” (SERRA DOMINGUEZ, 2009: 72).
El sistema de la libre valoración, conocido también como el de la aprecia-
ción razonada, implica la libertad del Juez para formarse convicción del propio
análisis que efectúe de las pruebas existentes; sin embargo, su razonamiento no
puede dejar de lado las reglas de la lógica-jurídica ni las llamadas máximas de
la experiencia.
Taruffo apunta que “… el principio (…) de la prueba libre o de la libre con-
vicción, presupone la ausencia de aquellas reglas (que predeterminan, de forma
general y abstracta el valor que debe atribuirse a cada tipo de prueba) e implica que
la eficacia de cada prueba para la determinación del hecho sea establecida caso a
caso, siguiendo criterios no predeterminados, discrecionales y flexibles, basados
esencialmente en presupuestos de la razón” (TARUFFO, 2002: 387).
Según Gimeno Sendra, “el principio de libre valoración de la prueba signi-
fica que el juez o el Tribunal, a la hora de formar su íntima convicción, no ha de
tener otro límite que los hechos probados en el juicio, los cuales ha de apreciar y
fundamentar en el fallo con arreglo a las normas de la experiencia y de la lógica”
(GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 48). El citado jurista agrega que “… ‘apre-
ciación en conciencia’ no significa ‘libre arbitrio’. El órgano jurisdiccional ha de
basar su sentencia exclusivamente sobre los hechos, objeto de prueba en el juicio,
sin que se pueda dar entrada en la sentencia a la ‘ciencia privada del juez’. Es más,
la sentencia habrá de contener el razonamiento de la prueba (es decir, se habrán
de describir las operaciones lógicas que, partiendo de los hechos declarados como
probados, permitan inferir la conclusión probatoria), que ha seguido el juzgador
para obtener su convicción” (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 48).

405
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

9.1.3 Sistema adoptado en nuestro ordenamiento jurídico


El Código Procesal Civil ha optado por el último sistema de valoración judicial
al establecer en el artículo 197 la valoración de los medios probatorios por parte
del Juez empleando su apreciación razonada. Nos parece acertada la disposición
legislativa y, tal como indica Cardoso Isaza, “su apreciación -del Juez- es libre
y por tanto puede otorgar a cada medio probatorio el valor que considere más
ajustado a la realidad procesal” (CARDOSO ISAZA, 1979: 50). (Puntualizamos
que en la práctica forense existe una preferencia hacia la prueba documental en
desmedro de otras clases de pruebas. Ello es comprensible por cuanto en ciertas
ocasiones será aquélla la más idónea para obtener la finalidad prevista en el artículo
188 del mencionado Código, como ocurre por ejemplo si se pretende demostrar
la existencia de un contrato, imponiéndose el valor probatorio de un documento
al de una declaración testimonial).
Pese a inclinarse el legislador por el criterio de la libre valoración de la prueba
judicial, quedan rezagos del sistema de la tarifa legal. En efecto, tratándose de
los apercibimientos aplicables a la prueba anticipada, previstos en el artículo 296
del Código Procesal Civil, tenemos que de no cumplir el emplazado con actuar
el medio probatorio objeto del proceso no contencioso de prueba anticipada se
producirá el reconocimiento ficto o presunto (inciso 1 del art. 296 del C.P.C.), la
certeza plena de la copia presentada o de las afirmaciones sobre el contenido de
un documento -en la exhibición- (inciso 2 del art. 296 del C.P.C.), y la declaración
de parte ficta (inciso 3 del art. 296 del C.P.C.).

10. LOS MEDIOS PROBATORIOS EN EL CODIGO PROCESAL CIVIL


El Código Procesal Civil contempla los siguientes medios probatorios:
- Declaración de parte.
- Declaración de testigos.
- Documentos.
- Pericia.
- Inspección judicial.
Dicho cuerpo de leyes también regula los sucedáneos de los medios proba-
torios (indicios y presunciones), la prueba anticipada y las cuestiones probatorias
(tacha y oposición).

406
CAPITULO IX
MEDIOS PROBATORIOS:
DECLARACION DE PARTE

1. CONCEPTO
La declaración de parte, denominada confesión por el anterior Código de
Procedimientos Civiles, es una de las llamadas pruebas personales e históricas. Se
le asocia erróneamente con la confesión, siendo ésta la especie y aquélla el género
porque puede contener una confesión o no.
No sólo puede darse dentro del proceso la declaración de parte sino que
también se presenta fuera de él. Se manifiesta de manera espontánea o se genera
a través del interrogatorio. Además, no necesariamente será verbal, sino que es
posible encontrarla en documentos. En este sentido se pronuncia el artículo 221 del
Código Procesal Civil, referido a la declaración asimilada, señalando lo siguiente:
“Las afirmaciones contenidas en actuaciones judiciales o escritos de las partes, se
tienen como declaración de éstas, aunque el proceso sea declarado nulo, siempre
que la razón del vicio no las afecte de manera directa”.
Sin embargo, la declaración de parte strictu sensu constituye un medio pro-
batorio consistente en una declaración de conocimiento efectuada por alguno de
los litigantes ante el Juez de la causa. Es la deposición que realiza el justiciable
concerniente a los hechos materia de controversia, la misma que puede ser auténtica
o no coincidente con la realidad.
A decir de Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar:
“El interrogatorio (de las partes) es la declaración que efectúan las partes
(…) sobre hechos y circunstancias de los que se tengan noticia y que
guarden relación con el objeto del juicio (…).
Además de esa relación (…), los hechos tienen que ser relevantes. Ello,
porque utilizando esta prueba, una de las partes quiere convencer al órgano

407
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

jurisdiccional de la existencia o inexistencia de ese hecho” (MONTERO


AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA
VILAR, 2003, Tomo II: 281).
Si se produce el reconocimiento de hechos perjudiciales para los intereses del
declarante (o de su representado) o favorables para quien solicitó dicha prueba,
estaremos ante la confesión.
La declaración de parte se caracteriza por lo siguiente:
- Es un acto jurídico que se realiza de manera consciente.
- Constituye un acto procesal.
- Viene a ser un medio probatorio directo, personal, histórico y de
representación.
- Es una declaración de ciencia o de conocimiento que se traduce en una
serie de afirmaciones o negaciones.

2. REQUISITOS
La declaración de parte precisa de los siguientes requisitos para su existencia:
- Debe ser rendida por aquellos que tienen la calidad de parte en el proceso
donde se practica.
- Debe ser personal. Excepcionalmente se permite la declaración de parte
mediante apoderado (último párrafo del art. 214 del C.P.C.). Naturalmente,
las personas jurídicas y quienes no tienen el libre ejercicio de sus derechos
declaran a través del respectivo representante procesal.
- Debe estar referida a hechos.
- Debe tener relación con hechos personales del declarante o de su repre-
sentado, según el caso, pudiendo versar también sobre el conocimiento de
hechos naturales (en cuya producción no ha intervenido el ser humano)
o de terceros.
- Debe tener contenido probatorio. Ello no significa que necesariamente
acredita determinado hecho sino que cumpla una función probatoria.
- Debe ser consciente o voluntaria. No se puede compeler al declarante
para que declare, sin perjuicio de que la conducta omisiva de aquél (que
supone también el silencio) pueda ser evaluada por el Juez al momento
de resolver.

408
MEDIOS PROBATORIOS: DECLARACION DE PARTE

- Debe ser expresa y cierta. Las respuestas del declarante deben ser cate-
góricas, sin dar lugar a duda alguna, por lo que el órgano jurisdiccional
no puede inferirlas.
- Debe contar el declarante con capacidad jurídica.
- Debe ser seria.
La declaración de parte requiere para su validez:
- La capacidad del declarante. En este requisito se incluye la existencia del
poder de representación si se actúa mediante apoderado o representante
judicial.
- La espontaneidad de la declaración. Ello implica la ausencia de amenaza
o violencia sobre la persona del declarante.
- La observancia de las formalidades procesales para su actuación. Verbi-
gracia, la existencia del pliego interrogatorio.
- Que la nulidad del proceso o de algún acto procesal no alcance a la decla-
ración en forma directa. Por ejemplo: el no emplazamiento de uno de los
litisconsortes necesarios vicia el procedimiento pero no afecta la confesión
del declarante, como sí ocurre en caso de desarrollarse el proceso ante
un Juez incompetente.
Para que la declaración de parte surta eficacia -probatoria, se entiende- deben
darse los siguientes requisitos:
- La disponibilidad del derecho de que trata la declaración. Si ella versa
sobre derechos indisponibles no surtirá ningún efecto.
- La conducencia de la declaración de parte como medio probatorio del
hecho declarado. Este requisito supone dos cosas: 1) que el ordenamiento
jurídico no niegue a la declaración de parte la aptitud para acreditar un
determinado hecho; y 2) que la ley no ordene la actuación de otro medio
de prueba para probarlo.
- La posibilidad del hecho declarado. En consecuencia, será ineficaz la
declaración de parte referida a algún hecho imposible.
- Que no sea dolosa o fraudulenta.
- Que lo declarado no sea contrario a una presunción legal absoluta o a una
situación que ha adquirido la calidad de cosa juzgada.

409
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- Que el hecho declarado no sea opuesto a otro catalogado de notorio, pues


éste se encuentra exento de prueba.
- Que no existan otros medios probatorios que desvirtúen la declaración
de parte (especialmente si se trata de la prueba documental que, quiérase
o no, goza de preferencia en el proceso civil).
- Que se acredite la declaración con los medios pertinentes (copias certifi-
cadas, por ejemplo), si se está ante la declaración asimilada (actuaciones
judiciales o escritos de las partes).
- Que se actúe oportunamente.

3. POSICIONES E INTERROGATORIO: GENERALIDADES


El interrogatorio implica las dudas y aun ignorancia de quien lo formula, carac-
terizándose por ser incierto. Las posiciones suponen la certidumbre del sujeto que las
plantea acerca de lo que afirma, el que sólo espera la confirmación del absolvente.
El interrogatorio tiene libertad de forma; en cambio, las posiciones deben
hacerse a través de preguntas en sentido afirmativo. De ahí la diferencia en cuanto
a sus resultados, pues, en los ordenamientos jurídicos que recogen la declaración
ficta, ésta sólo es posible tratándose de las posiciones, mas no de las interrogantes
que no tienen la forma asertiva.
El interrogatorio se dirige a la obtención de la declaración de parte, pudiendo
producirse la confesión. Precisamente, Gorphe anota que “el interrogatorio tiene
como fin principal provocar las confesiones o completar las ya hechas...” (GOR-
PHE, 1950: 212). Las posiciones buscan estrictamente que se produzca la confesión.
No obstante las diferencias entre una y otra figura procesal, la tendencia mo-
derna se inclina por la asimilación de ambas, vale decir, su empleo indistinto a fin
de hallar la verdad de los hechos objeto de litigio.
La absolución de posiciones, que no es otra sino la declaración prestada en
virtud de las preguntas hechas, es, por eso, identificada con la declaración de parte,
pero, hacemos notar que ésta implica un concepto mucho más amplio al no estar
referida únicamente a las posiciones sino a todo tipo de preguntas.

3.1 Contenido del interrogatorio


El primer párrafo del artículo 214 del Código Procesal Civil preceptúa que
“la declaración de parte se refiere a hechos o información del que la presta o de
su representado”.

410
MEDIOS PROBATORIOS: DECLARACION DE PARTE

Ahora bien, resulta obvio que tales hechos o informaciones deben estar re-
lacionados en forma directa con el asunto que se ventila en el juicio, sin que esto
signifique que versen únicamente sobre las afirmaciones expuestas en la demanda,
su ampliación, modificación o contestación.

3.2 Sujetos procesales del interrogatorio


Resulta ser sujeto activo de la declaración de parte aquel que la practica, quien
debe ser parte en el proceso. Sin embargo, esto no significa que la contraparte sea
sujeto pasivo, pues se dice que no existen sujetos pasivos de ningún medio pro-
batorio porque, de una u otra manera, todos los litigantes son sujetos activos de
los medios de prueba al no estar éstos dirigidos a ninguno de ellos sino al órgano
jurisdiccional que actúa como su destinatario.
Es sujeto objetante de la declaración de parte el justiciable que la ofrece como
medio de prueba, cuando efectúa las contrapreguntas del caso. También puede
serlo el mismo declarante, si es que discute su eficacia probatoria.
Puntualizamos que quien declara debe tener la calidad de parte en el proceso,
pudiendo también rendir la declaración el apoderado (excepcionalmente: último
párrafo del art. 214 del C.P.C.) o el representante del justiciable, sea éste persona
natural o jurídica, siempre que cuente con facultades expresas para hacerlo.
Además de las partes, pueden prestar declaración u ofrecerla como medio de
prueba los terceros intervinientes en el proceso, para lo cual habrá que estar a lo
dispuesto en el Capítulo VII (“Intervención de terceros, extromisión y sucesión
procesal”) del Título II (“Comparecencia al proceso”) de la Sección Segunda
(“Sujetos del proceso”) del Código Procesal Civil.

3.3 Redacción de las preguntas


La redacción de las preguntas debe tener una forma asertiva. Así lo ha consa-
grado el Código Procesal Civil al disponer en el primer párrafo de su artículo 213
que la declaración de parte “... se iniciará con una absolución de posiciones...” Esta
se llevará a cabo conforme al pliego de posiciones correspondiente.
Por mandato del segundo párrafo del artículo 213 del Código Procesal Civil,
“concluida la absolución, las partes, a través de sus Abogados y con la dirección
del Juez, pueden hacerse nuevas preguntas y solicitar aclaraciones a las respues-
tas. Durante este acto el Juez puede hacer a las partes las preguntas que estime
convenientes”.
Las preguntas del interrogatorio deben estar formuladas de manera concreta,
clara y precisa. Las preguntas oscuras, ambiguas, impertinentes o inútiles, serán

411
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

rechazadas de oficio o a solicitud de parte, por resolución debidamente motivada


e inimpugnable (primer párrafo del art. 217 del C.P.C.). Si las preguntas no estu-
vieran redactadas de modo claro e inteligible, el absolvente estaría impedido de
conocer aquello sobre lo que se le interroga. Es por ello que las preguntas oscuras
o equívocas son rechazadas de plano. Es de destacar que el reconocimiento de
algún hecho producto de la declaración efectuada no debe derivar de artimañas
en la redacción de las preguntas o de eventuales interpretaciones, sino del cabal
entendimiento de las interrogantes planteadas y de respuestas que no arrojen dudas
acerca de su significación.
Una pregunta puede estar referida a varios hechos sin que ello afecte su validez,
pues sólo traerá como consecuencia la respuesta por separado del declarante (de
conformidad con el segundo párrafo del art. 217 del C.P.C.), debiendo tenerse en
cuenta la división para los efectos del límite de interrogantes (20 preguntas por cada
pretensión: último párrafo del art. 217 del C.P.C.). La división de las respuestas no
obedece estrictamente a cuestiones físicas o materiales sino que debe considerarse
para ello la unidad jurídica de cada pregunta.
Puede haber más de una pregunta sobre el mismo hecho, pero deben estar
referidas a circunstancias o situaciones diferentes. En caso de ser coincidentes se
rechazarán las posteriores por inútiles, pudiendo también el declarante optar por
manifestar que ya la absolvió.

3.4 Formalidades del interrogatorio


El interrogatorio está sujeto a las siguientes formalidades:
- La parte que ofrece la prueba de declaración de parte debe acompañar
pliego de posiciones en sobre cerrado (arts. 213 -primer párrafo- del
C.P.C.).
- El pliego de posiciones debe contener no más de veinte preguntas por
cada pretensión (último párrafo del art. 217 del C.P.C.).
- La declaración de parte se practicará en la audiencia de pruebas, en mo-
mento posterior a la actuación de los demás medios probatorios aportados
al proceso. Si ambas partes ofrecieran aquélla prueba, primero se efectuará
la declaración del demandado y luego la del demandante (art. 208 -inc.
4- del C.P.C.).
- La declaración de parte es personal. Excepcionalmente se admite la de-
claración del apoderado si el Juez considera que no se pierde su finalidad
(segundo y tercer párrafos del art. 214 del C.P.C.).

412
MEDIOS PROBATORIOS: DECLARACION DE PARTE

- Al sujeto procesal que va a declarar se le toma juramento o promesa de


decir la verdad. Dejamos en claro que esta formalidad no se contrae a la
declaración de parte sino que tiene lugar antes del inicio de la audiencia
de pruebas y alcanza a la integridad de su desarrollo, surtiendo efectos
en relación a los demás medios de prueba. La mencionamos debido a la
importancia que tienen el juramento o promesa para garantizar la auten-
ticidad de la declaración.

- Tanto la absolución de posiciones como el resto del interrogatorio (nuevas


preguntas y aclaraciones) estarán bajo la dirección del Juez (arts. 213
-segundo párrafo- y 217 -primer párrafo- del C.P.C.).

- No se permite al interrogado el uso de ningún apunte o borrador de sus


respuestas, aunque sí la consulta de sus libros o documentos (último
párrafo del artículo 218 del C.P.C.).

- La declaración de parte debe tener lugar en el local del Juzgado o en el


lugar en que se practica la inspección judicial, si el Juez lo estima perti-
nente (antepenúltimo párrafo del art. 208 del C.P.C.). Sin embargo, puede
tomarse en el domicilio de la parte por razones de enfermedad, ancianidad
u otro motivo atendible (primer párrafo del art. 205 del C.P.C.); o también
en su oficina, a petición del declarante, si se tratara del Presidente de la
República o del Congreso o de la Corte Suprema (segundo párrafo del
art. 205 del C.P.C.).

- Si la parte que debe rendir declaración domicilia en el extranjero o fuera


de la competencia territorial del Juzgado, el interrogatorio debe efectuarse
por medio de exhorto (art. 219 del C.P.C.).

3.5 Preguntas de oficio

El último párrafo del artículo 213 del Código Procesal Civil regula las pre-
guntas de oficio al disponer que concluida la absolución de posiciones y durante
el acto de las nuevas preguntas y aclaraciones que se formulen “... el Juez puede
hacer a las partes las preguntas que estime convenientes”. Obsérvese que no sólo
pueden ir dirigidas al declarante sino también a la contraparte.

Las preguntas de oficio no sólo se dan en la declaración de parte prestada


durante la audiencia de pruebas sino también cuando el Juez ordena en cualquier
instancia la comparecencia personal de las partes, a fin de interrogarlas sobre los
hechos discutidos (art. 51 -inc. 3)- del C.P.C.).

413
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

3.6 Forma de las respuestas


De conformidad con el artículo 218 del Código Procesal Civil, “las respuestas
deben ser categóricas sin perjuicio de las precisiones que fueran indispensables...”
En efecto, las respuestas tienen que ser expresas y categóricas o terminantes.
El pliego de posiciones, por su propia naturaleza, hace que las respuestas sean en
sentido afirmativo o negativo, aceptando o negando el contenido de la pregunta; sin
embargo, aquéllas pueden dejar de ser categóricas, pero no expresas y concretas,
si las nuevas preguntas que se formulen no tienen el carácter de asertivas o si se
trata de aclaraciones, supuestos en que el declarante hará las precisiones del caso
o suministrará los datos que se le piden. Se aprecia, entonces, que las preguntas
que no tienen la forma o naturaleza de posiciones “... se deben contestar en forma
explícita y clara, sin evasivas, pero con la redacción que quiera darles el absolvente”
(DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo I: 362).
La parte citada para rendir su declaración no puede responder de manera
evasiva ni mucho menos negarse a declarar porque de ser así se tendrá por no
actuado el medio probatorio, sin perjuicio de que el órgano jurisdiccional, previo
requerimiento infructuoso para que cumpla con su deber de contestar, aprecie al
momento de resolver su conducta omisiva.

3.7 Declaración ficta o presunta


La declaración ficta o presunta es aquella que se tiene por realizada pese a
que el sujeto procesal citado para declarar no ha comparecido o se ha negado a
responder las preguntas o las ha contestado en forma evasiva, no obstante reque-
rírsele para que las absuelva conforme a ley. Tal declaración es considerada una
confesión implícita de los hechos contenidos en el pliego de posiciones, los que
se presumen como ciertos (siempre que sean pertinentes). Se deja en claro que,
aun en los ordenamientos jurídicos que recogen este instituto, la eficacia probato-
ria de dicha presunción se halla subordinada a la ausencia de medios probatorios
idóneos que la desvirtúen.
Para Rodríguez González, “... la ficta confessio es la que en la sentencia, de
forma explícita o implícita, puede tener el Juez por hecha ante la conducta de la
parte que, llamada a absolver posiciones formuladas y declaradas pertinentes,
no comparece, rehúsa contestar, lo hace en forma evasiva o se niega a referir el
juramento” (RODRIGUEZ GONZALEZ, 1972: 43). Añade correctamente dicho
autor que “... la confesión tácita no pasa de ser una ficción legal, de apreciación
potestativa por el Juez según su prudente arbitrio y en conjunción tanto con la con-
ducta de la parte llamada a confesar, como con el resultado de los demás medios
probatorios practicados” (RODRIGUEZ GONZALEZ, 1972: 45).

414
MEDIOS PROBATORIOS: DECLARACION DE PARTE

Nuestro ordenamiento procesal no contempla la declaración ficta o presunta


salvo cuando la establece como apercibimiento en caso de no actuación de la
absolución de posiciones en prueba anticipada (art. 296 -inc. 3)- del C.P.C.). Se
limita el Código Procesal Civil a disponer en el primer párrafo de su artículo 218
que la negativa a declarar o las respuestas evasivas que efectúe el obligado serán
apreciadas por el Juez al momento de resolver. Dicho numeral debe ser concordado
con el artículo 282 del citado cuerpo de leyes, referido a la presunción y conducta
procesal de las partes, por el cual el magistrado “... puede extraer conclusiones en
contra de los intereses de las partes atendiendo a la conducta que éstas asumen en
el proceso, particularmente cuando se manifiesta notoriamente en la falta de coo-
peración para lograr la finalidad de los medios probatorios, o con otras actitudes
de obstrucción...”

3.8 Exención de respuestas


La declaración de parte no supone que quien la realice esté obligado a con-
testar todas las interrogantes que se le formulen, pues pueden haber algunas que,
si bien resulten pertinentes por tener relación con el asunto controvertido, estén
sujetas, sino a prohibición legal para absolverlas, a la voluntad del declarante,
quien escogerá si las responde o no.
El artículo 220 del Código Procesal Civil regula lo concerniente a la exención
de respuestas preceptuando que:
“Nadie puede ser compelido a declarar sobre hechos que conoció bajo
secreto profesional o confesional y cuando por disposición de la ley pueda
o deba guardar secreto.
Tampoco puede el declarante ser obligado a contestar sobre hechos que
pudieran implicar culpabilidad penal contra sí mismo, su cónyuge o con-
cubino, parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo
de afinidad”.

4. LA RETRACTACION EN LA DECLARACION DE PARTE


En principio, hay que precisar que la retractación de la declaración de parte
se presenta cuando se alega haber incurrido en error de hecho al no coincidir lo
declarado con la realidad. En cambio, la impugnación de la declaración de parte
implica refutar su eficacia probatoria; y la invalidación de dicho medio de prueba
supone su anulación por no reunir las condiciones que el legislador ha previsto
para tenerla por válida.

415
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

El artículo 216 del Código Procesal Civil establece al respecto lo siguiente:


“La declaración de parte es irrevocable. La rectificación del absolvente será apre-
ciada por el Juez”. El mencionado precepto del Código adjetivo se inclina por
la no retractación o irrevocabilidad de la declaración de parte, lo que denota la
influencia de un marcado principio de adquisición o comunidad de la prueba que
postula la pertenencia al proceso y no a las partes de todo medio probatorio sumi-
nistrado. El numeral citado precedentemente permite, en cambio, la rectificación
del absolvente, que no debe ser confundido con la revocación de lo declarado,
pues aquélla no implica negar (por error de hecho) la certeza del hecho revela-
do, sino simplemente precisarlo, reduciendo sus alcances o desconociendo una
cualidad que se le adicionara. En buena cuenta resulta ser una modificación del
hecho declarado, pero no su negación íntegra. La rectificación que se hiciere será
objeto de la libre apreciación del juzgador, quien no sólo determinará su eficacia
comparándola con todos los medios de prueba aportados al proceso que tengan que
ver con la declaración practicada, sino que también podrá extraer el magistrado
conclusiones acerca de la conducta procesal del declarante reflejada, en este caso,
en su actitud de rectificación.

5. VALOR PROBATORIO DE LA DECLARACION DE PARTE


La declaración de parte es una declaración de ciencia o de conocimiento cuyo
valor probatorio reposa en la seguridad o desconfianza que produzca el testimo-
nio del sujeto procesal que absuelve el interrogatorio. En caso de producirse la
aceptación o reconocimiento de algún hecho, valer decir, de operarse la confesión,
ésta tendrá, a no dudarlo, mayor credibilidad, pudiendo ser suficiente para decidir
en favor de la parte que ofreció tal medio de prueba, siempre que así lo considere
el Juez y la ley no exija otros medios probatorios que sirvan para corroborar lo
confesado.
En los países donde impera el sistema de la tarifa legal la declaración de parte
en la que se produce la confesión es prueba plena.
En aquellos Estados regidos por el sistema de la libre valoración (como el
nuestro) la declaración de parte, como todo otro medio de prueba, debe ser eva-
luada por el órgano jurisdiccional en forma libre y razonada, aun cuando en ella se
produzca la confesión. Queda, entonces, sujeto su examen al criterio del juzgador,
quien tiene libertad para examinarla de acuerdo con las reglas de la sana crítica
y apreciar el mérito que ella tenga para crearle convicción acerca de los hechos
debatidos.
Tiene el magistrado que considerar en su apreciación la forma y contenido
de las respuestas, la validez, seriedad y conducencia de la declaración, las reglas

416
MEDIOS PROBATORIOS: DECLARACION DE PARTE

sobre su divisibilidad (debiendo primero estudiar las respuestas en su conjunto y


analizarlas comparativamente), las aclaraciones, contradicciones y rectificaciones
que se hicieren, la personalidad del declarante (sobre todo por la naturaleza misma
del medio de prueba en cuestión), los motivos que impulsan a éste a no contestar
alguna pregunta, la correcta interpretación de si una respuesta es imprecisa o eva-
siva, así como la ausencia de otros medios probatorios que la desvirtúen (para lo
que es indispensable la confrontación entre aquéllos y lo declarado).
Respecto al valor que puede tener la declaración de parte no practicada por
causa imputable al obligado, el Código Procesal Civil no establece como aperci-
bimiento la declaración ficta, limitándose a preceptuar que “... si el interrogado se
niega a declarar o responde evasivamente, el Juez lo requerirá para que cumpla
con su deber. De persistir en su conducta, el Juez apreciará al momento de resolver
la conducta del obligado” (primer párrafo del art. 218 del C.P.C.). Sin embargo,
tratándose de la absolución de posiciones que tiene lugar como prueba anticipada,
sí se establece tal apercibimiento (art. 296 -inc. 3)- del C.P.C.). Sobre el particular,
creemos que aun en este último supuesto el Juez, en el proceso principal (con-
tencioso), no debe dar por cierta la declaración ficta, debiendo valorar todos los
medios probatorios (incluyendo la conducta omisiva del obligado de la que derivó
el citado apercibimiento) en forma conjunta, utilizando su apreciación razonada,
como lo manda el artículo 197 del Código Procesal Civil.

417
CAPITULO X
MEDIOS PROBATORIOS:
DECLARACION DE TESTIGOS

1. NOCION
Devis Echandía cataloga al testimonio de terceros como “... un medio de
prueba que consiste en una declaración de ciencia y representativa, que un tercero
hace a un juez, con fines procesales, sobre lo que dice saber respecto de hechos de
cualquier naturaleza” (DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo II: 29).
Serra Domínguez asevera que “la prueba testifical se configura (…) como la
representación efectuada oralmente ante el Juez de unos hechos de interés para el
proceso por una persona distinta de las partes que es llamada instrumentalmente
al proceso para aportar su declaración de ciencia sobre los mismos” (SERRA
DOMINGUEZ, 2009: 426).
Lino Palacio concibe a la prueba de testigos como “... aquella que es su-
ministrada mediante las declaraciones emitidas por personas físicas, distintas
de las partes y del órgano judicial, acerca de sus percepciones o realizaciones
de hechos pasados o de lo que han oído sobre éstos” (PALACIO, 1977, Tomo
IV: 562).
A criterio de Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín, “la prueba de
testigos, también denominada prueba testifical, es la que proporcionan personas
que son ajenas al proceso, conocedoras de los hechos directa o indirectamente,
contestando ante el juez al interrogatorio formulado por las partes” (GOMEZ DE
LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 425).
Para Gimeno Sendra, “el medio de prueba denominado ‘interrogatorio de
testigos’ puede definirse como la declaración probatoria que prestan las ‘personas’
que ‘tengan noticia’ de los hechos objeto de la prueba…” (GIMENO SENDRA,
2007, Tomo I: 439). Dicho autor precisa que “… son testigos las ‘personas’ que

419
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

reúnen una doble condición: de un lado, son terceros ajenos al proceso y, por
tanto, no son partes procesales ni materiales al carecer de derechos o de intereses
legítimos respecto de la relación jurídico-material de la cual ha surgido el conflic-
to; y, de otro, esas personas han de haber presenciado a través de sus sentidos
(generalmente a través de la vista y/o del oído, pero también podría ser mediante
el olfato, el gusto o, incluso, el tacto) todo o parte de los hechos controvertidos”
(GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 439).

2. OBJETO
Los hechos constituyen el objeto de la declaración de testigos. Así, el testimo-
nio puede tratar sobre los hechos que hubieran transcurrido o que estén ocurriendo
simultáneamente con la declaración, siempre que su origen hubiera tenido lugar
con anterioridad (por lo menos a la fecha en que es ofrecida dicha prueba). Como
el deponente no puede aprehender o recoger materialmente los hechos percibidos,
su declaración versará sobre la idea que tiene de ellos.
Pese a exigirse que el testimonio verse estrictamente sobre los hechos materia
del interrogatorio, vale decir, que la declaración sea objetiva, ello no obsta que la
narración del testigo comprenda datos complementarios de su percepción que no
pueden desvincularse fácilmente de los hechos. Puede declararse entonces sobre
aspectos identificatorios o cualitativos de un objeto, el estado (físico o mental)
de una persona, los pormenores del hecho, la inferencia de lo que se observó o
percibió, conceptos jurídicos (por ejemplo, calificación de una relación contractual
como hospedaje o arrendamiento) que no implican normas positivas ni cuestiones
de puro derecho.

3. LA DECLARACION TESTIMONIAL COMO OBLIGACION


PROCESAL
La declaración testimonial constituye una obligación procesal en la medida
que el testigo tiene el deber de informarle al Juez sobre los hechos que conozca
relativos a la materia litigiosa.
Representa una auténtica obligación porque su incumplimiento acarrea una
serie de sanciones como son la multa y la detención, que se decretan no sólo para
castigar al testigo por no comparecer a declarar sino también para forzarlo a ha-
cerlo. Además, el testigo renuente a declarar puede ser conducido al Juzgado con
auxilio de la fuerza pública.
Nace la obligación procesal de declarar como testigo, no desde que el Juez
decreta la prueba en cuestión sino a partir del momento en que el tercero es co-
municado de ello mediante la correspondiente citación judicial.

420
MEDIOS PROBATORIOS: DECLARACION DE TESTIGOS

Sobre el particular, dispone el artículo 222 del Código Procesal Civil que
“toda persona capaz tiene el deber de declarar como testigo, si no tuviera excusa
o estuviera prohibida de hacerlo. Los menores de dieciocho años pueden declarar
sólo en los casos permitidos por la ley”.

4. REQUISITOS DE LA DECLARACION DE TESTIGOS


En el Código Procesal Civil los requisitos de la prueba de declaración de
testigos se encuentran establecidos en su artículo 223 que pasamos a citar:
“El que propone la declaración de testigos debe indicar el nombre, domi-
cilio y ocupación de los mismos en el escrito correspondiente. El desco-
nocimiento de la ocupación será expresado por el proponente, quedando
a criterio del Juez eximir este requisito.
Asimismo se debe especificar el hecho controvertido respecto del cual
debe declarar el propuesto”.
“La indicación del domicilio y residencia de los testigos tiene por objeto
facilitar su citación. Y la enunciación sucinta del objeto de la prueba
consiste en indicar el hecho que se desea demostrar por ese medio, lo cual
permite al juez examinar si el testigo se ciñe al asunto materia del proceso,
si se trata de una prueba legalmente prohibida, ineficaz, impertinente o
superflua, en cuyo caso debe rechazarla...” (CARDOSO ISAZA, 1979:
218).

5. P R O H I B I C I O N E S PA R A P R E S TA R D E C L A R A C I O N
TESTIMONIAL
Para la validez y eficacia de la prueba testimonial no debe recepcionarse ésta
si las personas se encuentran afectadas por alguna causal de prohibición. El artí-
culo 229 del Código Procesal Civil trata sobre este punto y establece lo siguiente:
“Se prohíbe que declare como testigo:
1. El absolutamente incapaz, salvo lo dispuesto en el Artículo 222°;
2. El que ha sido condenado por algún delito que a criterio del Juez afecte
su idoneidad;
3. El pariente dentro del cuarto grado de consanguinidad o tercero de afi-
nidad, el cónyuge o concubino, salvo en asuntos de derecho de familia o
que lo proponga la parte contraria;

421
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

4. El que tenga interés, directo o indirecto, en el resultado del proceso; y


5. El Juez y el auxiliar de justicia, en el proceso que conocen”.
La excepción a que se refiere el inciso 1) del numeral citado precedentemente,
es aquella contemplada en el artículo 222 del Código Procesal Civil, que permite
la declaración de los menores de dieciocho años de edad en los casos permitidos
por la ley (en asuntos de Derecho de Familia, por ejemplo).
Además, la prohibición de declarar como testigo puede considerarse exten-
sible a aquellos sujetos inmersos dentro de alguna causal de tacha, que el Código
Procesal Civil prevé en los artículos 229 -ya citado-, 305 (referido a las causales
de impedimento) y 307 (que trata de las causales de recusación).

6. LIMITACION AL NUMERO DE TESTIGOS


La limitación al número de testigos obedece a justificadas razones de eco-
nomía y celeridad procesal. Sin embargo, ello limita la libertad de las partes para
aportar al proceso todos aquellos medios probatorios que estimen convenientes
para demostrar sus afirmaciones, y restringe, por ende, el ofrecimiento de la prueba
testimonial.
El Código Procesal Civil, en su artículo 226, establece el número máximo
de testigos que pueden ser ofrecidos por los sujetos procesales. Así, según dicho
numeral: “Los litigantes pueden ofrecer hasta tres testigos para cada uno de los
hechos controvertidos. En ningún caso el número de testigos de cada parte será
más de seis”.

7. CITACION DEL TESTIGO Y APERCIBIMIENTOS


La citación del testigo, traducida en la notificación de la cédula que contie-
ne como recaudo la resolución que ordena (a instancia de parte o de oficio) su
comparecencia al local del Juzgado para que en el día y hora señalados rinda su
declaración, trae como consecuencia la obligación procesal de prestarla.
El apercibimiento consiste en la advertencia a la persona que debe declarar
como testigo de las sanciones que se le impondrán si se negase a hacerlo. El incum-
plimiento de la obligación de rendir testimonio se manifiesta con la inconcurrencia
al local del Juzgado, la negativa de su parte para declarar (silencio) y las respuestas
evasivas. En tal sentido, será sancionado quien no acata el mandato judicial pese
a ser requerido para hacerlo.
El artículo 232 del Código Procesal Civil está referido a los efectos de la
incomparecencia, señalando que: “El testigo que sin justificación no comparece a

422
MEDIOS PROBATORIOS: DECLARACION DE TESTIGOS

la audiencia de pruebas, será sancionado con multa no mayor de cinco Unidades


de Referencia Procesal, sin perjuicio de ser conducido al Juzgado con auxilio de
la fuerza pública, en la fecha que fije el Juez para su declaración, sólo si lo con-
sidera necesario”.

8. DESARROLLO DEL INTERROGATORIO


El artículo 224 del Código Procesal Civil está referido a la actuación de la
prueba testimonial y preceptúa lo siguiente:
“La declaración de testigos se realizará individual y separadamente. Previa
identificación y lectura de los Artículos 371° y 409° del Código Penal, el
Juez preguntará al testigo:
1. Su nombre, edad, ocupación y domicilio;
2. Si es pariente, cónyuge o concubino de alguna de las partes, o tiene
amistad o enemistad con ellas, o interés en el resultado del proceso;
y
3. Si tiene vínculo laboral o es acreedor o deudor de alguna de las partes.
Si el testigo es propuesto por ambas partes, se le interrogará empezando
por las preguntas del demandante”.
Antes del interrogatorio no se toma al testigo juramento o promesa de decir
la verdad. El Código no lo exige, limitándose a disponer la lectura de los artícu-
los 371 y 409 del Código Penal, numerales referidos a los delitos de omisión de
comparecer o prestar declaración y de falsa declaración en juicio, respectivamente.
El testigo debe responder en forma precisa y clara, sin evasivas. No puede
usar en su declaración ningún apunte o borrador de sus respuestas.
El testigo responderá, además, las repreguntas y contrapreguntas planteadas
por quien ofreció el medio probatorio y por la contraparte, en ese orden. Así lo es-
tablece el artículo 227 del Código Procesal Civil el cual dispone que: “La parte que
pida la declaración del testigo puede hacerle repreguntas, por sí o por su Abogado.
La otra parte puede hacer al testigo contrapreguntas, por sí o por su Abogado”.
Serra Domínguez, quien asimila los conceptos de repregunta y contrapre-
gunta, destaca que “en cuanto al contenido propiamente dicho de las repreguntas
varía según los casos, sin que puedan formularse reglas generales. La repregunta
puede consistir en pedir nuevos detalles al testigo sobre la pregunta ya afirmada;
en la desconexión entre el testigo y los hechos relatados; en reiterar en forma más
simple, o simplemente bajo otra forma, la pregunta ya contestada, etc. Dependen

423
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

esencialmente de las circunstancias personales del testigo y de los objetivos del


hecho interrogado, y pueden ir encaminadas tanto a privar de toda eficacia pro-
batoria a la declaración, cuanto a conseguir una prueba de declaración contraria”
(SERRA DOMINGUEZ, 1969: 387).
A su vez, el Juez puede hacer las preguntas que estime pertinentes en uso de
sus facultades inquisitivas.
El artículo 228 del Código Procesal Civil trata sobre la improcedencia de las
preguntas en estos términos: “Las preguntas del interrogatorio que sean lesivas al
honor y buena reputación del testigo, serán declaradas improcedentes por el Juez.
La misma disposición es aplicable a las repreguntas y contrapreguntas”.

9. FORMA DE LAS PREGUNTAS


“El interrogatorio de los testigos debe ser lo suficientemente claro para
que lo entiendan fácilmente; distribuido en diversas preguntas, formuladas del
modo más conciso posible, procurando que cada una comprenda un solo hecho
o punto; redactadas en forma de inquirir sus conocimientos, sin suministrarle
todos sus detalles, que precisamente debe exponer de manera espontánea si los
conoce, es decir, sin que las preguntas sean sugestivas o sugerentes...” (DEVIS
ECHANDIA, 1984, Tomo II: 99).
El artículo 217 del Código Procesal Civil, que trata sobre la forma de las
preguntas (o del interrogatorio) en la declaración de parte, es de aplicación a la
prueba testimonial por ser las normas de aquélla supletorias de las que regulan
la declaración de testigos. En consecuencia, las preguntas en esta última también
deben estar formuladas de manera concreta, clara y precisa. Las preguntas oscuras,
ambiguas, impertinentes o inútiles, serán rechazadas, de oficio o a solicitud de
parte, por resolución debidamente motivada e inimpugnable. Las preguntas que
se refieren a varios hechos, se contestarán separadamente.

10. VALORACION JUDICIAL DE LA DECLARACION DE TESTIGOS


Sobre el particular, Lorca Navarrete afirma que:
“Los órganos jurisdiccionales valorarán la fuerza probatoria de las decla-
raciones de los testigos conforme a las reglas de la sana crítica, tomando
en consideración la razón de ciencia que hayan dado, las circunstancias
que en ellos concurran y, en su caso, las tachas formuladas y los resultados
de la prueba que sobre éstas se haya practicado.

424
MEDIOS PROBATORIOS: DECLARACION DE TESTIGOS

Por tanto, se acoge el principio de libre valoración de la prueba mediante


la adopción por parte del órgano jurisdiccional de las reglas de la sana
crítica” (LORCA NAVARRETE, 2000: 773).
Debe el Juez apreciar el mérito de la declaración de testigos aisladamente
y en concurrencia con otras declaraciones testimoniales y con otros medios de
prueba. El examen judicial “... debe hacerse no sólo relacionando al testigo con
su declaración, sino mediando un proceso comparativo y evaluatorio de ésta con
las demás pruebas que obran en autos” (CARDOSO ISAZA, 1979: 283).
Tomará en cuenta el juzgador las contradicciones entre las respuestas conte-
nidas en un testimonio y entre las diversas declaraciones existentes, así como sus
coincidencias.
Además, tiene el magistrado que considerar la aptitud física y mental del
testigo que tuvo en el momento de la percepción del hecho y al tiempo de prestar
su declaración, su capacidad narrativa y de memoria, su personalidad, la fuente
de sus conocimientos que induzca a pensar en la veracidad de la deposición, la
conducta que adoptó al realizarla, la sugestión o no de que pudo ser objeto, la
firmeza de su carácter o la presencia de prejuicios en su persona, la objetividad de
la declaración y su encuadramiento dentro del contenido del interrogatorio o su
subjetividad y los excesos cometidos, etc.
En suma, al valorar el Juez este medio probatorio debe observar todos sus
elementos, desde su ofrecimiento hasta su actuación, para así poder extraer con-
clusiones, y tiene además que comparar su contenido con otros medios de prueba
que puedan complementarlo, confirmarlo o desvirtuarlo.

425
CAPITULO XI
MEDIOS PROBATORIOS: DOCUMENTOS

1. DEFINICION
Devis Echandía refiere que el documento “… es toda cosa que sirve de prueba
histórica indirecta y representativa de un hecho cualquiera; puede ser declarativo-
representativo, cuando contenga una declaración de quien lo crea u otorga o
simplemente lo suscribe, como es el caso de los escritos públicos o privados y
de los discos y cintas de grabaciones magnetofónicas; puede ser únicamente
representativo (no declarativo), cuando no contenga ninguna declaración, como
ocurre en los planos, cuadros, radiografías, dibujos y fotografías. Pero siempre es
representativo y esto lo distingue de las cosas u objetos que sin ser documentos
pueden servir de prueba indiciaria, como una huella, un arma, una herida, etcétera”
(DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo II: 197).
Para Crego, Fiorentini y Rodríguez, “... documento es un objeto, un medio
objetivo de representación exterior. Representa un hecho presente y lo proyecta
al futuro y ese derecho que representa, es la idea...” (CREGO; FIORENTINI; y
RODRÍGUEZ, 1989: 422). Añaden dichos juristas que “es también el documento,
un recurso accesorio que imponen las partes, para reproducir sus declaraciones de
voluntad y preconstituir a través del tiempo la prueba de que la voluntad ha sido
manifestada. Desde este punto de vista es fuente de prueba” (CREGO; FIOREN-
TINI; y RODRÍGUEZ, 1989: 423).
Cardoso Isaza conceptúa al documento como “cualquier cosa que siendo
susceptible de ser percibido por la vista o el oído, o por ambos, sirve por sí misma
para ilustrar o comprobar, por vía de representación, la existencia de un hecho cual-
quiera o la exteriorización de un acto humano” (CARDOSO ISAZA, 1979: 300).
Palacio concibe al documento como “... todo objeto susceptible de represen-
tar una manifestación del pensamiento, con prescindencia de la forma en que esa
representación se exterioriza” (PALACIO, 1977, Tomo IV: 417).

427
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

El artículo 233 del Código Procesal Civil define al documento como “... todo
escrito u objeto que sirve para acreditar un hecho”.

2. CARACTERISTICAS
Serra Domínguez afirma que son notas características de la prueba documental
las que describe a continuación:
“a) Constituye un medio de prueba, en cuanto sirve para trasladar al proceso
determinadas afirmaciones de interés para el mismo.
b) Es un medio de prueba real, en cuanto el vehículo de traslación de las
afirmaciones a presencia judicial, no lo constituye directamente la persona
humana, sino un objeto material producido por ésta en el que se han fijado
dichas afirmaciones.
c) Es un medio de prueba representativo, en cuanto el documento carece
en sí mismo de valor, teniéndolo exclusivamente el contenido del docu-
mento (…).
(…)
d) (…) Es esencial a la documentación que ésta haga referencia a un hecho
presente, ya que en todo caso lo representado no es tanto el hecho pasado
como la afirmación actual coetánea a la documentación de la existencia
del hecho pasado o del propósito de realizar un acto en el futuro. Nótese
que en los documentos dispositivos siempre se hace referencia a un hecho
presente; y que en los documentos testimoniales, mientras la documen-
tación hace referencia al presente, el hecho documentado puede referirse
también al pasado” (SERRA DOMINGUEZ, 2009: 209-210).

3. REQUISITOS DE LA PRUEBA DOCUMENTAL


Son requisitos para la validez de la prueba documental los siguientes:
- Que se trate de un objeto elaborado por la mano del hombre, que tenga
aptitud representativa.
- Que represente algún acto o hecho.
- Que tenga significación probatoria.
- Que, en caso de ser solemne, se hayan observado las formalidades que
la ley exige bajo sanción de nulidad.

428
MEDIOS PROBATORIOS: DOCUMENTOS

- Que las personas que lo otorgan o suscriben tengan capacidad o facultades


de representación para realizar el acto encerrado en el documento.
- Que el acto que contiene no sea nulo.
- Que se haya ofrecido oportunamente y cumplido los requisitos legales
del caso.
Son requisitos para la eficacia de la prueba documental los que a conti-
nuación se indican:
- Que sea conducente y pertinente para acreditar el hecho materia de debate
judicial.
- Que se haya determinado su autenticidad o que ésta sea objeto de
presunción.
- Que no existan otros medios probatorios que la desvirtúen.
- Que no se haya obtenido ilícitamente.
- Que el contenido del documento, por sí solo o en concurrencia con otros
medios de prueba, formen convicción en el juzgador.

4. OFRECIMIENTO DE LA PRUEBA DOCUMENTAL


La prueba documental -al igual que los demás medios probatorios- puede ser
ofrecida por la parte interesada en la etapa postulatoria (quedan a salvo aquellos
casos en que el ordenamiento procesal permite su incorporación extemporánea al
proceso), ya sea en los escritos de demanda, contestación, excepciones, defensas
previas, etc. También es susceptible de ser decretada de oficio, en atención a las
facultades inquisitivas del órgano jurisdiccional. Asimismo, puede ordenarse su
exhibición, a pedido de parte u oficiosamente.
El aporte de esta prueba puede tener lugar, tratándose de documentos escritos
(instrumentos), adjuntando o bien el original o sino su copia (aunque ésta merma
considerablemente el valor probatorio del documento en sí).
En relación al ofrecimiento de este medio de prueba el Código Procesal Civil
regula lo concerniente a los informes, expedientes y documentos en otro idioma,
en los artículos 239, 240 y 241, respectivamente.

5. CLASES DE DOCUMENTOS
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar enseñan
que:

429
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

“La doctrina establece (…) una clasificaciones de los documentos más o


menos completas.
Se habla así, en general, por un lado, de documentos notariales, judi-
ciales y administrativos, teniendo en cuenta el funcionario que autoriza
el documento: El notario, el juez, o un funcionario administrativo; por
otro, se habla también de documentos auténticos, indubitados, legítimos
y legalizados, de acuerdo con la relación entre determinada cualidad del
sujeto que autoriza el documento, y un acto procesal particular; también
se habla de documentos constitutivos y testimoniales, según se contenga
un determinado acto o negocio jurídico, o se limiten a proporcionar un
dato o extremo relativo a un negocio jurídico; de documentos extranjeros
y autonómicos, en función del país de origen y lengua; y finalmente, de
documentos públicos y privados.
Esta clasificación en públicos y privados es la tradicional, (…) estando
pensada en función de los sujetos que intervienen en el documento. La
forma del documento y el sujeto que lo autoriza califican al documento
público; por el contrario, el que no reúne solemnidades específicas ni
está autorizado por funcionario competente, es el documento privado”
(MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO;
y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 289-290).
Por su parte, Devis Echandía clasifica a los documentos de la siguiente ma-
nera: “... a) Documentos simplemente representativos (planos, dibujos, cuadros,
fotografías) y declarativos (escritos, grabaciones en cinta o discos); los últimos
se subdividen en simplemente declarativos, cuando contienen declaraciones de
simple ciencia, y dispositivos, cuando contienen actos de voluntad para producir
determinados efectos jurídicos, y por otro aspecto en documentos de contenido
testimonial y de contenido confesorio, según que esa declaración perjudique
o no a quien la formula (pero en el primer caso, si esa persona no es parte en el
proceso al cual se presenta el documento como prueba contra quien no intervino
en éste, adquiere el carácter de testimonial y, por lo tanto, para que pueda tener
mérito probatorio es indispensable oír en declaración a su autor, con todas las
formalidades legales...); b) de acuerdo con su forma, los documentos declarativos
se subdividen en instrumentales (si consisten en escritos) y no instrumentales
(por ejemplo, los discos, las películas y las cintas magnetofónicas); c) de origen
negocial, si son formados para hacer constar un negocio jurídico o como conse-
cuencia de éste, y de origen no negocial (en los demás casos); d) simplemente
probatorios (ad probationem), que se subdividen en exigibles como única prueba
y en concurrentes con otras pruebas, y constitutivos de relaciones jurídicas o ad
substantiam actus; e) según que exista o no certeza sobre el autor del documento

430
MEDIOS PROBATORIOS: DOCUMENTOS

y su origen, se distinguen en auténticos y no auténticos; f) según que hayan sido


otorgados o no con intervención de un funcionario público, pueden ser públicos y
privados; los privados pueden ser o no suscriptos (según que lleven o no firmas) y
los públicos pueden subdividirse en notariales, judiciales (las copias y certificados
expedidos por los jueces o sus secretarios), policivos (los mismos expedidos por
funcionarios de policía) y administrativos (los expedidos por funcionarios de la
administración u órgano ejecutivo); g) según se presenten en su forma inicial o
en una reproducción, pueden ser originales y copias; h) según el lugar en donde
se formen, puede hablarse de documentos nacionales y extranjeros” (DEVIS
ECHANDIA, 1984, Tomo II: 215-216).
El artículo 234 del Código Procesal Civil está referido a las clases de docu-
mentos. Dicho precepto establece que:
“Son documentos los escritos públicos o privados, los impresos, fotoco-
pias, facsímil o fax, planos, cuadros, dibujos, fotografías, radiografías,
cintas cinematográficas, microformas tanto en la modalidad de microfilm
como en la modalidad de soportes informáticos, y otras reproducciones
de audio o video, la telemática en general y demás objetos que recojan,
contengan o representen algún hecho, o una actividad humana o su
resultado”.
No cabe duda que la clasificación más importante de los documentos es aquella
que los distingue en públicos y privados atendiendo a su fuente.

5.1 Documentos públicos


“Los documentos públicos son (...) aquellos expedidos, autorizados o inter-
venidos por los fedatarios públicos legalmente habilitados, siempre que actúen
en el ámbito de sus competencias y con arreglo a los requisitos legalmente
establecidos, consecuencia de lo cual otorgan una fuerza probatoria privilegia-
da (…) a determinados datos en ellos incluidos” (GIMENO SENDRA, 2007,
Tomo I: 449).
El documento público no debe ser equiparado al instrumento de igual carácter.
Este último representa una especie del primero (la más importante) y es aquel que
consta por escrito. “La característica del instrumento público es ser una cosa dotada
de una fuerza jurídica especial: merece fe pública (es un bien jurídico sobre el cual
reposa la seguridad de las comprobaciones de los negocios, los actos y los hechos)
y esta fe pública de que está dotado resulta de la intervención en su otorgamiento
de un oficial público que constituye el eje en torno al cual gira la realidad jurídica
implicada en el instrumento público: le imprime carácter, naturaleza y fuerza”
(CREGO; FIORENTINI; y RODRÍGUEZ, 1989: 432).

431
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

El instrumento público es “... la representación objetiva de un pensamiento,


voluntad o voluntades, realizada en papeles o elementos similares, mediante es-
critura manual o mecánica, redactadas por o en presencia de una persona a quien
la ley asigna el carácter de oficial público, fedatario que la autoriza y con los re-
quisitos y las formalidades legales, con la finalidad de acreditar, en caso necesario,
un acto jurídico del cual es elemento estructural indispensable para su existencia
o un hecho jurídico trascendente y los derechos y deberes que emergen de ellos
o se conservan, modifican o extinguen con ellos, a los cuales el Código atribuye
carácter de auténticos, les otorga plena fuerza de convicción o valor probatorio
entre las partes y terceros, sólo destruible por acción civil o criminal de falsedad
o prueba en contrario respecto de algunas de sus menciones...” (ABELENDA,
1980, Tomo 2: 374-375).
El documento público es regulado por el artículo 235 del Código Procesal
Civil de esta manera:
“ Es documento público:
1. El otorgado por funcionario público en ejercicio de sus atribuciones;
2. La escritura pública y demás documentos otorgados ante o por notario
público, según la ley de la materia; y
3. Todo aquel al que las leyes especiales le otorguen dicha condición.
La copia del documento público tiene el mismo valor que el original, si está
certificada por auxiliar jurisdiccional respectivo, notario público o fedatario,
según corresponda”.

5.2 Documentos privados


Son documentos privados todos aquellos que no tienen el carácter de públi-
cos, o sea, los producidos por las partes o terceros que no tengan la calidad de
funcionarios públicos o que, teniéndolas, no los expiden o autorizan en uso de
las atribuciones que les concede la ley. Precisamente, el artículo 236 del Código
Procesal Civil establece que el documento privado “es el que no tiene las caracte-
rísticas del documento público. La legalización o certificación de un documento
privado no lo convierte en público”.
Pueden tener la forma de instrumentos (escritos) y estar firmados o no, así
como ser redactados a mano o empleando un medio mecánico. Por ejemplo, tene-
mos las cartas, contratos, libros, títulos valores, testamentos ológrafos, entradas
para algún espectáculo, comprobantes de pago, etc.

432
MEDIOS PROBATORIOS: DOCUMENTOS

“... Los instrumentos privados en sentido estricto son los documentos es-
critos y firmados por las personas particulares con el fin de hacer constar en ellos
manifestaciones de voluntad, destinadas a probar hechos o derechos. La escritura y
la firma aparecen aquí como requisitos indispensables para su existencia jurídica”
(CREGO; FIORENTINI; y RODRÍGUEZ, 1989: 421).
También constituyen documentos privados aquellos objetos que no tienen la
forma escrita y que son declarativos o representativos, según el caso, como los
planos, dibujos, microfilms, mapas, fotografías, cuadros, cintas magnetofónicas o
cinematográficas, videocintas, etc. Crego, Fiorentini y Rodríguez denominan parti-
culares a esta clase de documentos cuando señala que “entendemos por documento
particular, toda exteriorización o manifestación de la voluntad sobre soporte no
papel, por la que se reproduce un pensamiento o idea...” (CREGO; FIORENTINI;
y RODRÍGUEZ, 1989: 428).
En los instrumentos privados no se requiere observar ninguna formalidad en
su elaboración, excepto si por ley o costumbre se ha establecido alguna. La firma
de ellos es requisito indispensable para su eficacia. No es posible que ella sea
sustituida por iniciales o signos, si el sujeto no los acostumbra como firma. En
ciertos casos se permite la huella digital en reemplazo de la firma (como cuando
uno o más de los intervinientes resulta ser analfabeto).
Es necesario que previamente se acredite la autenticidad del instrumento
privado para que sea oponible al adversario. Esta comprobación puede realizarse
mediante reconocimiento expreso o tácito de la parte frente a la cual se quiere hacer
valer o, de lo contrario, puede actuarse otro medio probatorio con dicha finalidad.

6. DISPONIBILIDAD Y EXHIBICION DE UN DOCUMENTO


Todo documento se encuentra a disposición de las partes y del órgano juris-
diccional, como medio de prueba, en atención al derecho abstracto de probar que
tienen aquéllas y a las facultades inquisitivas del último.
La disponibilidad de un documento supone la posibilidad jurídica de aportarlo
al proceso como medio probatorio, ya sea acompañándolo en el escrito respectivo
en original o en copia o afirmando (describiendo su contenido) o acreditando su
existencia, solicitando, por consiguiente, su exhibición (indicando con precisión
el lugar donde se encuentra) o la prueba de informes sobre él.
“Si los documentos privados originales o en copia se hallan en poder de otra
parte o de un tercero y el interesado en aportarlo no puede obtener directamente
su copia, en la oportunidad para pedir pruebas debe solicitar que se ordene su
exhibición, la cual también procede respecto de copias auténticas de documentos

433
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

públicos cuando los originales no se encuentran o han desaparecido y no le resulta


posible aportar su copia auténtica” (CARDOSO ISAZA, 1979: 334).
Al respecto, Montero Aroca pone de relieve que “la carga de la presentación
de los documentos, la que se impone a las partes, presupone que éstas tienen la
disponibilidad de los mismos. Ante los casos de no disposición por una de las
partes, la ley tiene que reaccionar imponiendo a quien tenga esa disposición la
carga o el deber de colaborar con el órgano jurisdiccional, para que éste pueda
cumplir con su función. Esa carga o el deber puede imponerse a las demás partes,
a los terceros y, en especial, a las entidades oficiales” (MONTERO AROCA, 2005:
285-286). Dicho autor añade que “la carga o el deber de presentación (…) puede
levantarse o cumplirse por medio de la exhibición que lleva a la presentación del
documento, para que éste se incorpore a las actuaciones del proceso…” (MON-
TERO AROCA, 2005: 286).
No existe inconveniente alguno si el documento lo tiene consigo la parte
interesada en aducirlo como prueba. Si el documento se encontrase en poder de
un tercero o del adversario y pertenezca o incumba a quien desee suministrarlo
como medio probatorio, su disponibilidad también es absoluta, estando obligados
aquéllos a su exhibición, si es solicitada o decretada de oficio. De no corresponder
el documento al litigante que pretende ofrecerlo como prueba, no será posible su
exhibición, aunque esto es relativo, pues ello dependerá del criterio del juzgador y
de su utilidad para esclarecer la materia controvertida. Destacamos que la obliga-
ción de la parte contraria de exhibir un determinado documento obedece a que el
proceso es de interés público y no privado, excluyéndose así del derecho moderno
el aforismo clásico nemo tenetur edere contra se (“nadie puede ser obligado a
suministrar pruebas contra sí mismo”).
La exhibición se materializa con la entrega del documento respectivo o de
las copias certificadas del mismo. Tratándose de documentos públicos se tiene
por cumplido el mandato de exhibición con la sola indicación del obligado de la
dependencia en que se encuentra el original.
El Código Procesal Civil regula lo concerniente a la exhibición de documentos
en sus artículos 259, 260 y 261.

7. RECONOCIMIENTO DE DOCUMENTOS
“El reconocimiento es el acto expreso o implícito, en virtud del cual el autor
jurídico del documento o sus causahabientes, le otorgan autenticidad, sea espontá-
neamente o por citación judicial a solicitud de parte interesada, o por no tacharlo
de falso, en el término señalado por la ley procesal” (DEVIS ECHANDIA, 1984,
Tomo II: 243).

434
MEDIOS PROBATORIOS: DOCUMENTOS

Similar parecer tiene Cardoso Isaza cuando señala que “un documento privado
no amparado por presunción legal de autenticidad o no declarado auténtico en
providencia judicial dictada en proceso anterior con audiencia de la parte contra
quien se opone en el nuevo proceso, se convierte en auténtico mediante el recono-
cimiento que de él haga la persona contra quien se pretende oponer” (CARDOSO
ISAZA, 1979: 319).
El reconocimiento recae sólo sobre documentos privados escritos (firmados
o sin firma) o no escritos. No opera en caso de documentos públicos porque el
funcionario público da fe de ellos, por lo que se tienen por ciertos. (Quedan a
salvo los casos de falsedad o inexistencia de la matriz y de nulidad que, pese a
invalidar ella un documento público, no impide que éste valga como privado, de
estar referido el vicio a cuestiones de forma).
En relación al reconocimiento de documentos hay que tener en cuenta lo
siguiente:
- No es necesario el reconocimiento si no hay tacha (segundo párrafo del
art. 246 del C.P.C.).
- El citado a reconocer un documento escrito debe expresar si la firma
que se le muestra es suya y si el documento es el mismo que suscribió
u otorgó, o si tiene alteraciones, indicará en qué consisten éstas (primer
párrafo del art. 249 del C.P.C.).
- Si el documento carece de firma, se interrogará al otorgante sobre la au-
tenticidad de su contenido y, si hay alteraciones, indicará en qué consisten
éstas (segundo párrafo del art. 249 del C.P.C.).
- Por muerte o incapacidad del otorgante, serán llamados a realizar el re-
conocimiento, su heredero o su representante legal, quienes declararán
sobre la autenticidad de la firma (último párrafo del art. 249 del C.P.C.).
- Si el documento está firmado por un tercero a ruego del otorgante, se
practicará el reconocimiento por ambos; debiendo el otorgante manifestar
si la persona que firmó es la misma a quien rogó con tal objeto, y si nota
alteraciones, las señalará (art. 248 del C.P.C.).
- Los documentos otorgados, extendidos o suscritos por quienes al tiempo
de hacerlo tenían representante legal, serán reconocidos por éstos o por
sus actuales representantes. La misma regla se aplica para el recono-
cimiento de documentos otorgados por personas jurídicas (art. 250 del
C.P.C.).

435
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- Las publicaciones en diarios, revistas, libros y demás impresos, cual-


quiera sea el medio técnico utilizado, serán reconocidos por sus autores
o responsables (art. 251 del C.P.C.).
- Los documentos no escritos (planos, cuadros, dibujos, fotografías, ra-
diografías, cintas cinematográficas, microformas tanto en la modalidad
de microfilm como en la modalidad de soportes informáticos, y otras
reproducciones de audio y video, etc.) serán reconocidos por sus autores
o responsables (primer párrafo del art. 252 del C.P.C.).
- La parte que ofrece el documento no escrito tiene la obligación de poner
a disposición del órgano jurisdiccional los medios necesarios para su
actuación (segundo párrafo del art. 252 del C.P.C.).
- Tratándose de los documentos no escritos el Juez dejará constancia de
los hechos que observe y de los que indiquen los intervinientes (último
párrafo del art. 252 del C.P.C.).
- En el caso del documento no escrito, por muerte del otorgante o autor
serán citados a reconocer el heredero o en su defecto la persona que, a
pedido de parte, pueda pronunciarse sobre la autenticidad del documento
(art. 253 del C.P.C.).
- El documento privado reconocido tiene para las partes y en relación
a tercero, si éste es el otorgante, el valor que el Juez le asigne (primer
párrafo del art. 246 del C.P.C.).
- Si compareciendo la parte se niega a reconocer, el documento será apre-
ciado por el Juez al momento de resolver, atendiendo a la conducta del
obligado (tercer párrafo del art. 246 del C.P.C.).
- Si el obligado desconoce el documento o su contenido, se puede proceder
a establecer su autenticidad a través del cotejo. Acreditada la autenticidad
del documento, el Juez apreciará la conducta del falsario al momento de
resolver, sin perjuicio de aplicarle una multa no menor de cinco ni mayor
de veinte Unidades de Referencia Procesal (art. 247 del C.P.C.).
- La ausencia o incumplimiento al reconocimiento por terceros, será san-
cionada en la forma prevista para los testigos (arts. 232 y 254 del C.P.C.).

8. EL COTEJO EN LA PRUEBA DOCUMENTAL


El cotejo es aquel procedimiento dirigido a acreditar la autenticidad de la firma
y contenido de un documento y, a efecto de darle una mayor certeza, es practicado

436
MEDIOS PROBATORIOS: DOCUMENTOS

por peritos. “... Es la operación comprobatoria de la similitud o diferencia existente


entre dos firmas o escrituras, que se hace por lo común en las praxis judiciales en
forma de confrontación pericial, con la finalidad de verificar la autenticidad (o la
falta de ella), de una forma signada en un instrumento” (COUTURE; citado por
ABELENDA, 1980, Tomo 2: 398).
El cotejo procede cuando algún documento o su contenido es desconocido por
el obligado a practicar su reconocimiento o fuere objeto de tacha.
De conformidad con el artículo 256 del Código Procesal Civil, “si se tacha o
no se reconoce una copia o un documento privado original, puede procederse al
cotejo de la copia con el original o la del documento privado, en la forma prevista
para la actuación de la prueba pericial en lo que corresponda”.
No sólo se puede solicitar -o decretar de oficio- el cotejo para demostrar la
autenticidad de documentos privados, sino que con la misma finalidad también se
puede ofrecer el cotejo de la copia de un documento público con su original (art.
255 del C.P.C.).
El artículo 257 del Código Procesal Civil contempla lo relativo al cotejo de
documentos escritos de este modo:
“Cuando se trate de documentos escritos, el cotejo de la firma o letra se efectúa
con los siguientes documentos atribuidos al otorgante:
1. Documentos de identidad;
2. Escrituras públicas;
3. Documentos privados reconocidos judicialmente;
4. Actuaciones judiciales;
5. Partidas de los Registros del Estado Civil;
6. Testamentos protocolizados;
7. Títulos valores no observados; y
8. Otros documentos idóneos.
El cotejo se hará prefiriendo el documento en atención al orden antes indicado.
El Juez puede disponer además que, en su presencia, la persona a quien se
atribuye un documento tachado escriba y firme lo que le dicte”.

437
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Las normas de la prueba pericial son aplicables al cotejo de documentos,


en lo que sea pertinente, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 258 del Código
Procesal Civil.

9. VALOR PROBATORIO DE LOS DOCUMENTOS


El valor probatorio de un documento está dado por el mérito de las razones
que en él halle el órgano jurisdiccional para formarse convicción. Naturalmente
variará el valor probatorio en atención al tipo de documento de que se trate, pues,
como es obvio, tendrán distinto valor un documento público en relación a uno
privado, un instrumento firmado y otro que no lo está, un documento reconocido
y otro tachado, etc.
El valor probatorio de un documento no debe ser confundido con su fuerza
obligatoria porque ésta, según Devis Echandía, “... es la vinculación jurídica que se
deduce del acto o contrato que contiene, la cual, a diferencia de su valor probatorio,
cualquiera que sea la clase de documento opera únicamente entre quienes fueron
partes iniciales y sus sucesores a título universal o singular (...) y no se extiende
a terceros (...) Es decir, el documento puede probar ante todos y sin embargo no
obligar sino a ciertas personas” (DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo II: 262-263).
Cardoso Isaza tiene una posición coincidente al señalar que “en todo documento
hay que distinguir entre su valor probatorio y su fuerza obligatoria. El primero
se refiere a su poder demostrativo como elemento de convicción y la segunda a
sus efectos vinculantes entre las partes o sus causahabientes a título singular o
universal...” (CARDOSO ISAZA, 1979: 342).
Como bien dice Döhring:
“... Para que un documento contribuya a esclarecer hechos, deberá com-
probarse, conforme a toda regla,
- si es auténtico y está intacto. Además, corresponde investigar
- qué es lo que su autor quiso expresar; por último, es menester poner
en claro
- hasta qué punto las aserciones fácticas del escrito (o documento)
corresponden a la realidad...” (DÖHRING, 1972: 276).
Núñez Ponce, respecto de los documentos informáticos y electrónicos (que
merecen una mención aparte debido a su singularidad), asegura que “... la fuerza
probatoria es la eficacia de un medio de prueba, en este caso, tratándose del docu-
mento informático y del electrónico en general, debe garantizarse su inalterabilidad,
durabilidad y fijeza...” (NUÑEZ PONCE, 1993: 156).

438
MEDIOS PROBATORIOS: DOCUMENTOS

9.1 Valor probatorio de los documentos públicos


Acerca del valor probatorio de los documentos públicos, Gómez de Liaño
González y Pérez-Cruz Martín anotan que “… cuando se aportan al proceso en
original, por copia o certificación fehaciente, (…) harán prueba plena del he-
cho, acto o estado de cosas que documenten, de la fecha en que se produce esa
documentación y de la identidad de los fedatarios y demás personas que, en su
caso, intervengan en ella” (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ
MARTIN, 2000, Tomo I: 412).
Serra Domínguez, en cuanto al valor probatorio de los documentos públicos,
nos ilustra de esta manera:
“… La fe pública inherente al documento (público) determina que no sea
posible discutir aquellos extremos protegidos por dicha fe pública salvo
que se demuestre su falsedad material, falsedad que implica que nunca
se ha producido la aparente fe pública.
El funcionario público, al intervenir en el documento público, lo convierte
en inatacable en todos aquellos extremos por él observados personalmente
y reflejados en el documento:
a) Intervención en el documento del propio funcionario y de las personas
interesadas, lo que se traduce en la autenticidad del documento (…).
b) Declaraciones realizadas por dichas personas en cuanto al hecho
de haberlo sido, sin entrar para nada en el problema relativo a su
veracidad, que excede de la fe pública (…).
c) Circunstancias formales, locales y temporales en que el documento
se ha producido…” (SERRA DOMINGUEZ, 2009: 240).
En lo que atañe al valor probatorio de los documentos públicos, Taruffo en-
seña lo siguiente:
“… Los sistemas que incluyen una regulación del valor probatorio de
los documentos oficiales tienden, en general, a considerar que esos do-
cumentos constituyen pruebas legales. Un documento público u oficial
-siempre que haya sido elaborado por el sujeto apropiado, de acuerdo con
los procedimientos debidos- tiene, por lo general, un efecto vinculante
para cualquiera y en particular para el tribunal. No obstante, este valor
probatorio especial y fuerte no abarca todos los contenidos ni todos los
aspectos del documento. Más concretamente, el valor probatorio fuerte
se atribuye normalmente a las declaraciones del autor de la escritura,

439
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

los hechos que declara haber percibido personalmente, el hecho de que


alguien haya realizado alguna declaración en su presencia, las firmas
de estas personas y la fecha del documento. En general, el valor proba-
torio formal del documento cubre ‘lo que el documento dice’; esto es,
las declaraciones hechas por su autor. Ese valor no abarca la verdad de
ningún otro enunciado, ni de las partes ni de ninguna otra persona, que
se registre en el documento. Desde luego, sólo pueden tener este valor
probatorio vinculante las escrituras auténticas que han sido redactadas de
forma regular. Si falta alguno de los requisitos jurídicos, el documento
puede ser usado como un escrito privado siempre y cuando tenga las
características exigidas para los documentos privados” (TARUFFO,
2008: 77-78).

9.2 Valor probatorio de los documentos privados


El documento privado del cual se ha demostrado su falta de autenticidad no
tiene valor probatorio alguno, ni en contra de los litigantes, ni respecto de terceros,
así como también carece de fuerza obligatoria entre ellos. Si fuese parcialmente
auténtico, supuesto que se da en caso de haber sido alterado, quedará a criterio del
juzgador el valor que asigne a la parte del documento que es fidedigna.
El documento privado auténtico sí tiene valor probatorio, debiendo el ma-
gistrado apreciar sus alcances para así formar su convencimiento de los hechos o
actos que se desprenden de él. Puntualizamos que la autenticidad de un documento
no es razón suficiente para fundar un derecho o una pretensión porque puede ser
cierto o acorde con la realidad, pero ello no lo convierte en obligatorio.
Al valorar un documento privado hay que apreciar si es preconstituido o
elaborado en forma adrede con fines estrictamente procesales (que puede ser
auténtico pero extemporáneo o realizado de mala fe), porque el primero goza de
mayor fuerza probatoria que el segundo, pudiendo resultar éste, inclusive, ineficaz.
Para ello es importante tener certeza de la fecha en que fue redactado, preparado
o producido. El artículo 245 del Código Procesal Civil hace referencia a la fecha
cierta de un documento privado, estableciendo lo siguiente:
“Un documento privado adquiere fecha cierta y produce eficacia jurídica
como tal en el proceso desde:
1. La muerte del otorgante;
2. La presentación del documento ante funcionario público;
3. La presentación del documento ante notario público, para que certi-
fique la fecha o legalice las firmas;

440
MEDIOS PROBATORIOS: DOCUMENTOS

4. La difusión a través de un medio público de fecha determinada o


determinable; y
5. Otros casos análogos.
Excepcionalmente, el Juez puede considerar como fecha cierta la que haya
sido determinada por medios técnicos que le produzcan convicción”.
En suma, el valor probatorio emergente de un documento privado y asumido
por el Juez dependerá de su autenticidad (determinada mediante el reconocimiento,
el cotejo u otros medios probatorios que lo corroboren), carácter preconstitutivo
y de su idoneidad para esclarecer el asunto litigioso u objeto de debate judicial.

10. INEFICACIA PROBATORIA DEL DOCUMENTO


Un documento es ineficaz:
- Cuando es falso.
- Si es nulo.
- Al obtenerse en forma ilícita.

10.1 Ineficacia por falsedad del documento


Un documento falso es aquel no auténtico, por no corresponder su contenido
o la firma en él impresa a la realidad del acto o hecho producidos (máxime si son
inexistentes) o a la persona a quien se le atribuye. La falsedad comprende la ela-
boración íntegra del documento contrario a la verdad o su adulteración.
Al ser falsa la prueba documental no es dable encontrar en ella declaración de
voluntad alguna o la representación de un acto o situación susceptibles de generar
efectos jurídicos, por lo que un medio probatorio afectado de falsedad no tiene
eficacia probatoria.
El artículo 242 del Código Procesal Civil versa sobre la ineficacia por falsedad
de documento, preceptuando que:
“Si se declara fundada la tacha de un documento por haberse probado su
falsedad, no tendrá eficacia probatoria.
Si en el proceso penal se establece la falsedad de un documento, éste
carece de eficacia probatoria en cualquier proceso civil”.
Cabe señalar que la ineficacia probatoria de un documento falso no está su-
peditada a que se declare fundada la respectiva tacha, pues bien puede no haberse

441
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

planteado ésta y determinar el Juez la falsedad del medio de prueba, sobre todo
cuando resulta manifiesta.

10.1.1 Falsedad o inexistencia de la matriz


Tratándose de documentos públicos, el artículo 244 del Código Procesal
Civil está referido a su ineficacia en caso de falsedad o inexistencia de la matriz.
Dicho numeral dispone así que “la copia de un documento público declarado o
comprobadamente falso o inexistente, no tiene eficacia probatoria. La misma regla
se aplica a las copias certificadas de expedientes falsos o inexistentes”.

10.2 Ineficacia por nulidad del documento


Un documento nulo es aquel no apto para surtir efectos jurídicos por no reunir
los requisitos exigidos por la ley bajo sanción de nulidad. Al no tener ningún valor
legal, no tendrá, por consiguiente, eficacia probatoria.
El artículo 243 del Código Procesal Civil trata de la ineficacia por nulidad
del documento y establece que “cuando en un documento resulte manifiesta la
ausencia de una formalidad esencial que la ley prescribe bajo sanción de nulidad,
aquél carece de eficacia probatoria. Esta declaración de ineficacia podrá ser de
oficio o como consecuencia de una tacha fundada”.
Es de anotar que el acto o hecho representados en el documento pueden sub-
sistir si éste es declarado nulo, ya que son distintos el documento y su contenido
(art. 237 del C.P.C.). Si el acto adoleciera de nulidad y ésta fuese declarada, el
documento que lo contiene sirve para dejar constancia de aquél, pero, a él se hará
extensiva la nulidad, estando privado, por lo tanto, de eficacia probatoria.

10.3 Ineficacia por su obtención ilícita


La prueba documental, al igual que los demás medios probatorios, carecerán
de eficacia probatoria si fue obtenida por simulación, dolo, intimidación, violencia
o soborno. Así lo ordena el artículo 199 del Código Procesal Civil.

442
CAPITULO XII
MEDIOS PROBATORIOS: PERICIA

1. NOCION
Serra Domínguez conceptúa a la prueba pericial como “… el conjunto de
conocimientos técnicos especializados proporcionados al Juez por los peritos,
poseedores de dichos conocimientos, para facilitarle la apreciación y valoración
probatoria de conocimientos de carácter técnico que exceden los conocimientos
genéricos del Juez” (SERRA DOMINGUEZ, 2009: 496).
Para Armenta Deu, “la prueba de peritos es la actividad a través de la que una
o varias personas expertas aportan sus conocimientos especializados en materia
no jurídica, de manera que puedan conocerse y apreciarse determinados hechos y
circunstancias fácticas…” (ARMENTA DEU, 2004: 197). La citada jurista subraya
que “la finalidad de esta prueba se orienta a permitir la valoración de hechos o
circunstancias o adquirir certeza sobre ellos, cuando su naturaleza precisa para
aprehenderlos de la intervención de sujetos con conocimientos especializados”
(ARMENTA DEU, 2004: 197).
Según Devis Echandía, la pericia “... es un medio de prueba procesal e his-
tórico, pero esto no excluye que el perito sea un valioso auxiliar del juez para
el correcto conocimiento de los hechos, como también lo es el testigo. No se
trata de una especie de testimonio técnico, como también se ha sostenido, sino
de un medio de prueba diferente” (DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo II: 123).
Concluye Devis Echandía que, “puesto que el perito no persigue producir efec-
tos jurídicos determinados con su dictamen, sino ilustrar el criterio del juez, no
es una declaración de voluntad. Tampoco es una declaración de verdad, porque
puede incurrir en error y se limita a comunicarle al juez cuál es su opinión per-
sonal respecto de las cuestiones que se le han planteado. Es, pues, una simple
declaración de ciencia, técnica, científica o artística” (DEVIS ECHANDIA,
1984, Tomo II: 123).

443
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

A criterio de Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Ba-


rona Vilar, “el dictamen de peritos o prueba pericial es un medio concreto de
prueba (…), en virtud de la cual una persona con conocimientos especializados
(científicos, artísticos, técnicos o prácticos), que el juez no tiene, pero ajena al
proceso, los aporta al mismo para que el órgano jurisdiccional pueda valorar mejor
los hechos o circunstancias relevantes en el asunto, o adquirir certeza sobre ellos”
(MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y BARO-
NA VILAR, 2003, Tomo II: 300). Los mencionados autores ponen de relieve que
“la prueba pericial es (…) una prueba de naturaleza personal, puesto que es una
persona, el perito, quien dictamina e informa al juez. (…) El perito y sus conoci-
mientos especializados que van a servir para la valoración judicial de los hechos
es la fuente de prueba, mientras que el informe que prestará en el proceso a través
del procedimiento establecido para ello es el medio de prueba…” (MONTERO
AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA VILAR,
2003, Tomo II: 300).
El artículo 262 del Código Procesal Civil señala al respecto que “la pe-
ricia procede cuando la apreciación de los hechos controvertidos requiere de
conocimientos especiales de naturaleza científica, tecnológica, artística u otra
análoga”.

2. CARACTERISTICAS DE LA PRUEBA PERICIAL


La prueba pericial se caracteriza por lo siguiente:
- Es una actividad humana: Al ser desarrolladas por personas (peritos),
quienes desarrollan ciertos actos que culminan en la elaboración de un
informe o dictamen.
- Es una actividad procesal: Porque tiene lugar en el curso del proceso
principal o es actuada como prueba anticipada.
- Es un medio probatorio: Puesto que sirve para demostrar la existencia de
algún hecho, la forma en que se produjo, sus causas, consecuencias, etc.
- Es una declaración de ciencia: Debido a que el perito se limita a dar a
conocer mediante el respectivo dictamen sus observaciones y conclusio-
nes, basadas en su experiencia científica, artística, técnica, etc.
- Es una actividad realizada por expertos: Pues es en razón de los cono-
cimientos especiales con que cuentan los peritos que son llamados para
emitir su juicio valorativo sobre la materia que dominan intelectual o
técnicamente.

444
MEDIOS PROBATORIOS: PERICIA

- Es llevada a cabo por orden judicial: Ya sea de oficio o a pedido de parte,


la pericia debe obedecer a un mandato del Juez, siendo inválida aquella
que se realice en forma espontánea.
- Está vinculada con los hechos: Porque éstos constituyen su objeto, es-
tando fuera de él las cuestiones de derecho, y el relato abstracto que no
repercute en lo más mínimo en la verificación y valoración de los hechos
materia de debate judicial.
- Está referida a hechos especiales o de difícil percepción y apreciación:
Ya que de no ser así no se exigiría el aporte de expertos a fin de ilustrar
al magistrado sobre tales hechos.
- Es una operación valorativa: En la medida que el perito emite una opinión
o juicio de valor sobre el objeto de la pericia, pronunciándose sobre su
realidad, causas, modalidades y efectos.

3. REQUISITOS DE LA PRUEBA PERICIAL


El artículo 263 del Código Procesal Civil se refiere a los requisitos que debe
reunir el ofrecimiento de la prueba pericial, estableciendo que “al ofrecer la pericia
se indicarán con claridad y precisión, los puntos sobre los cuales versará el dicta-
men, la profesión u oficio de quien debe practicarlo y el hecho controvertido que
se pretende esclarecer con el resultado de la pericia. Los peritos son designados
por el Juez en el número que considere necesario”.
Para la existencia jurídica de la pericia, tienen que observarse los siguientes
requisitos:
- Debe tener lugar en el proceso principal o como prueba anticipada.
Cualquier aporte realizado fuera del proceso por personas expertas en
una determinada materia no será catalogado como prueba pericial.
- Debe ser ordenada por el Juez. Se descarta la espontaneidad del peritaje,
siendo indispensable la correspondiente providencia judicial derivada de
la solicitud de parte o de la decisión oficiosa del Juez en ese sentido.
- Tiene que ser realizada personalmente. El perito que haya aceptado y
juramentado el cargo no puede delegar en otro sujeto la realización de la
pericia; sin embargo, ello no obsta la colaboración accesoria de personal
a su cargo.
- Debe practicarse por terceros ajenos al proceso. Los sujetos activo y pa-
sivo de la relación jurídica procesal, así como los terceros intervinientes

445
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

en la litis por estar en juego sus derechos sustantivos, están excluidos de


actuar como peritos.
- Debe estar referida a hechos. No puede versar sobre cuestiones de dere-
cho que le competen estrictamente al Juez. Además, los hechos sobre los
que recae el dictamen deben ser de naturaleza especial, vale decir, que
precisen ser determinados (en su existencia, caracteres, causas o efectos)
por peritos.
- Debe contener la ciencia, apreciación y conclusiones del perito. Por ha-
ber sido una persona designada como perito el dictamen que desarrolle
tiene que derivar de sus propios conocimientos y apreciación, porque si
se hiciera referencia a la ciencia de otras personas, estaríamos ante un
simple relato o informe y no una pericia, así las opiniones de aquéllas
gocen de la aceptación general.
Son requisitos para la validez de la prueba pericial los siguientes:
- Que se haya decretado la pericia siguiéndose las formalidades de ley.
- La capacidad jurídica y aptitud del perito. Este debe ser una persona ca-
paz, debiendo estar apto para desempeñar el cargo, no sólo jurídica sino
también mental y físicamente.
- Que el perito nombrado acepte el cargo, lo que implica además el jura-
mento de ley o promesa de actuar con veracidad.
- Que se presente el correspondiente informe pericial con las formalidades
que la ley prevé para éste (presentación oportuna y fundamentación, por
ejemplo).
- Que no exista prohibición legal de practicarla. Este supuesto se da en
aquellos casos en que el ordenamiento jurídico establece límites a los
medios probatorios.
- Que los peritos realicen personalmente la pericia.
Son requisitos para la eficacia probatoria de la prueba pericial los siguientes:
- Que sea un medio conducente para acreditar el hecho que se pretende
probar con la pericia.
- Que el perito sea competente para el ejercicio del cargo, lo que se inferirá
del propio dictamen pericial.

446
MEDIOS PROBATORIOS: PERICIA

- Que la pericia se realice en forma voluntaria y exenta de intimidación,


violencia, dolo o soborno.
- Que el perito no se encuentre afectado de alguna causal de recusación o de
impedimento, lo cual haría desconfiar de su imparcialidad al desarrollar
su labor.
- Que esté correctamente fundamentado.
- Que no se haya demostrado alguna objeción formulada contra el dictamen.
- Que las conclusiones del dictamen pericial sean claras, consistentes y
consecuencia lógica de su motivación.
- Que el dictamen haya tenido la posibilidad de ser controvertido u
observado.
- Que el perito no se haya retractado del contenido de su informe pericial,
lo que le restaría mérito probatorio.
- Que no existan pruebas idóneas que desvirtúen el dictamen pericial.

4. EL PERITO

4.1 La función o cargo de perito


“... Peritos son las personas con conocimientos especializados (científicos,
artísticos o prácticos), llamados al proceso para aportar las máximas de experiencia
que el Juez no posee o puede no poseer y para facilitar la percepción y la aprecia-
ción de hechos concretos, objeto de debate” (GOMEZ ORBANEJA; citado por
ARAGONESES, 1958: 532).
Los peritos “... son auxiliares del juez y su dictamen un medio de prueba, que
si bien presenta a veces características que lo asemejan más que todo a la decla-
ración del testigo, difiere de ella no sólo por su aspecto formal, sino por razón de
su contenido, como que no sólo envuelve un mero relato de hechos previamente
percibidos, fijados y conservados, sino que involucra conclusiones originadas en
razonamientos abstractos para los cuales se requieren especiales conocimientos
técnicos, científicos o artísticos” (CARDOSO ISAZA, 1979: 358).
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar apuntan
sobre la materia lo siguiente:
“… Perito es un tercero, o sea, una persona ajena al proceso, que posee
unos conocimientos técnicos especializados, tenga título profesional o no,

447
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

y que los vierte en el mismo tras haberlos aplicado al estudiar los hechos
u otros elementos objeto de prueba.
De esta definición se deducen las siguientes características:
1.°) Puede ser una persona física o jurídica. (…) Cuando el dictamen
pericial exija operaciones o conocimientos científicos especiales, el
juez podrá pedir el informe a una academia, institución cultural o
científica que se ocupe del estudio de las materias correspondientes
al objeto de la pericia, o persona jurídica que esté legalmente habi-
litada para ello. Ahora bien, la pericia en sentido estricto ha de ser
realizada materialmente por una persona física (…).
2.°) El perito no ha presenciado los hechos, o no es traído al proceso por
esta circunstancia, sino que es buscado precisamente por poseer esos
conocimientos técnicos especializados a que hacíamos referencia. No
tiene importancia la forma y método de adquisición de los mismos,
ni siquiera que posea un título oficial que le faculte para ejercer la
profesión, en cuyo caso deberá ser un entendido en la materia, aunque
la ley prefiera lógicamente a los titulados…” (MONTERO AROCA;
GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA VILAR,
2003, Tomo II: 302-303).
El perito es un órgano de auxilio judicial, un colaborador técnico del magis-
trado o un órgano de prueba, como se quiera, cuya participación es imparcial y
-en ocasiones- necesaria. Así lo deja entrever Nelson Suárez cuando afirma que
“el perito es un auxiliar de justicia, que debe actuar con absoluta imparcialidad,
comprometiéndose solamente con su inteligencia, ciencia o saber, y suministrando
verazmente los informes técnicos que se le requieran, con abstracción del origen
de su nombramiento y sin otro interés que el de colaborar con la justicia, la ley y
la paz social” (SUAREZ, 1972: 67).

4.2 Obligaciones
Son obligaciones de los peritos las siguientes:
- Prestar juramento o promesa de actuar con veracidad, si hubiese aceptado
el cargo.
- Realizar personalmente la pericia, siguiendo el marco del encargo judicial
y en la forma señalada por el ordenamiento procesal.
- Obrar con lealtad, veracidad, imparcialidad, responsabilidad y buena fe.

448
MEDIOS PROBATORIOS: PERICIA

- La motivación de su dictamen y la exposición en forma clara y concreta


de sus conclusiones, las mismas que deben ser el resultado de los funda-
mentos incorporados en el informe pericial.
- Guardar secreto de su labor hasta tanto no presente el dictamen pericial.
- La presentación oportuna de los dictámenes periciales.
- La explicación del mismo en la audiencia de pruebas o en una especial,
si el caso lo amerita.
- Concurrir a la inspección judicial cuando haya relación entre este medio
de prueba y la pericia, siempre que así lo ordene el Juez.
- Abstenerse de aceptar el cargo de perito o de practicar la pericia si se
encuentran afectados de alguna causal de impedimento o recusación.

4.3 Responsabilidades
El Código Procesal Civil en su artículo 270 establece que:
“Los peritos que, sin justificación, retarden la presentación de su dictamen
o no concurran a la audiencia de pruebas, serán subrogados y sancionados
con multa no menor de tres ni mayor de diez Unidades de Referencia
Procesal, sin perjuicio de la responsabilidad civil y penal a que hubiere
lugar.
En este caso, el dictamen pericial será materia de una audiencia especial”.
Los peritos no sólo incurren en responsabilidad civil y penal cuando retardan
-sin justificación- la presentación de su dictamen o no concurran a la audiencia
de pruebas, sino también cuando obran con culpa inexcusable en la elaboración
del informe pericial o actúan con dolo al emitir informes falsos (ya sea debido a
soborno, animadversión, u otro tipo de intereses).

4.4 Número de peritos


La última parte del artículo 263 del Código Procesal Civil establece que “...
los peritos son designados por el Juez en el número que considere necesario”. Se
observa, entonces, que el número de peritos queda librado al criterio del juzgador.
Nada impide que éste decida que la pericia sea practicada por un solo perito.
El artículo 264 del Código Procesal Civil se refiere al perito de parte y pre-
ceptúa que:

449
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

“Las partes pueden, en el mismo plazo que los peritos nombrados por el
Juez, presentar informe pericial sobre los mismos puntos de que trata el
Artículo 263°, siempre que lo hayan ofrecido en la oportunidad debida.
Este perito podrá ser citado a la audiencia de pruebas y participará en ella
con sujeción a lo que el Juez ordene”.
De la lectura del primer párrafo del artículo 264 del Código Procesal Civil
se aprecia que, además de los peritos nombrados por el Juez, pueden los sujetos
procesales designar otros (siempre que este medio de prueba se haya ofrecido
oportunamente), que elaborarán el correspondiente dictamen, el mismo que será
presentado dentro del plazo fijado para los peritos designados por el Juez. Si bien
el Código no lo señala expresamente, del segundo párrafo del artículo 264 puede
inferirse que tanto el demandante como el demandado pueden ofrecer un perito
de parte cada uno.

5. OFRECIMIENTO DE LA PRUEBA PERICIAL


El artículo 263 del Código Procesal Civil señala que al ofrecerse la pericia se
indicará con claridad y precisión:
- Los puntos sobre los cuales versará el dictamen.
- La profesión u oficio de quien debe practicarlo.
- El hecho controvertido que se pretende esclarecer con el resultado de la
pericia.
La indicación de los puntos sobre los cuales versará el dictamen es sumamen-
te importante para determinar la procedencia de la prueba, pues así se establece
la congruencia entre la cuestión de hecho a conocer y el requerimiento de una
persona especializada en la materia que proporcione a cabalidad la información
que se necesita. Además, posibilita la contradicción de la prueba al precisarse
de antemano su objeto. Fija, por último, el marco de la labor pericial, del que no
podrá exceder el perito.
El señalamiento de la profesión u oficio del perito tiende a facilitar la actuación
de la prueba pericial, la misma que debe ser llevada a cabo por personas cuyos
conocimientos guarden concordancia con la entidad de la cuestión sometida a pe-
ricia. Corresponderá en primer lugar a la parte que aporta dicho medio probatorio
calificar la profesión u oficio que debe desempeñar el perito para poder hacerse
cargo de la pericia; el Juez, atendiendo a tal especialización, podrá corregir cual-
quier error en que incurriera el aportante de la prueba. La correcta indicación de

450
MEDIOS PROBATORIOS: PERICIA

la especialidad del perito garantiza su idoneidad y brinda seguridad acerca de la


certeza en las opiniones y conclusiones de aquél.
El apunte del hecho controvertido que se pretende esclarecer con la pericia
es importante para determinar su utilidad.

6. ACTUACION DE LA PRUEBA PERICIAL


La prueba pericial se actúa de la siguiente manera:
- Una vez ofrecida la prueba pericial por las partes o decretada de oficio,
con observancia de los requisitos a que se contrae el artículo 263 del
Código Procesal Civil, el Juez designará a los peritos en el número que
estime conveniente, sin perjuicio de la facultad con que cuentan los sujetos
procesales para ofrecer peritos de parte adicionales a los nombrados por
el magistrado (art. 264 del C.P.C.).
- Dentro de tercer día de nombrado, el perito acepta el cargo mediante
escrito hecho bajo juramento o promesa de actuar con veracidad. Si no lo
hace, se tendrá por rehusado el nombramiento y se procederá a nombrar
otro perito (art. 269 del C.P.C.).
- Aceptado el cargo por los peritos, proceden a elaborar su informe pe-
ricial. Si los peritos están de acuerdo, emiten un solo dictamen. Si hay
desacuerdo, emiten dictámenes separados. Todo dictamen será motivado
y acompañado de los anexos que sean pertinentes, debiendo ser presen-
tado (s) cuando menos ocho días antes de la audiencia de pruebas. Dicho
plazo opera también para el peritaje de parte (primer párrafo del art. 265
y primera parte del art. 264 del C.P.C.).
- El dictamen pericial será explicado en la audiencia de pruebas. Si hubiesen
otros medios de prueba, la pericia se actuará en primer lugar (aunque, si
en la audiencia de pruebas están presentes ambas partes y por cualquier
causa no pudiera actuarse la pericia, el Juez podrá disponer la actuación
de los medios probatorios disponibles, en aplicación de la parte final del
art. 208 del C.P.C.), debiendo los peritos resumir sus conclusiones. Por
excepción, cuando la complejidad del caso lo justifique, será fundamen-
tado en audiencia especial (art. 208 -inc. 1)- y segundo párrafo del art.
265 del C.P.C.).
- Los dictámenes periciales pueden ser observados en la audiencia de prue-
bas. Las observaciones y las correspondientes opiniones de los peritos se
harán constar en el acta (art. 208 -inc. 1)- y primer párrafo del art. 266
del C.P.C.).

451
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- El Juez puede disponer la confrontación entre peritos, y entre éstos, los


testigos y las partes, para lograr la finalidad de los medios probatorios
(art. 209 del C.P.C.).
- Las partes podrán fundamentar o ampliar los motivos de sus observa-
ciones, mediante escrito que debe presentarse en un plazo de tres días
de realizada la audiencia. Excepcionalmente el Juez puede conceder un
plazo complementario (último párrafo del art. 266 del C.P.C.).
- Los peritos concurrirán a la inspección judicial cuando haya relación
entre uno u otro medio probatorio, según lo disponga el Juez, de oficio o
a petición de parte (art. 267 del C.P.C.).

7. VALORACION JUDICIAL DE LA PERICIA


Si bien la pericia obedece a la carencia o deficiencia del juzgador de co-
nocimientos especiales indispensables para la percepción o apreciación de un
determinado hecho, dicho medio probatorio no es vinculante, vale decir, no
obliga a aquél a ceñirse a las opiniones y juicios valorativos del perito. Queda
entonces la valoración de la prueba pericial sujeta al criterio del magistrado,
quien deberá estimarla libremente utilizando su apreciación razonada, en virtud
del sistema de la libre valoración de la prueba acogido por nuestro ordenamiento
procesal (art. 197 del C.P.C.) y la legislación comparada. En efecto, “el sentido
dominante en los sistemas procesales, es acordar a la pericia desde el punto de
vista de su apreciación, la calidad de prueba racional, a evaluar en cada caso
concreto, de acuerdo con los ‘sanos’ principios de la inteligencia o razón”
(GELSI BIDART, 1975: 16).
Por ser la función pericial una estrictamente de colaboración e ilustración,
la pericia es valorada por el Juez en forma libre y razonada, basándose éste en su
ciencia personal, en las máximas de la experiencia y en el análisis lógico-jurídico
y científico de los métodos empleados por los peritos, en la motivación y las con-
clusiones del dictamen, considerando especialmente en relación a las últimas si
constituyen el resultado racional y directo de los fundamentos del informe pericial.
La labor del perito se limita a suministrar al magistrado el conocimiento de algún
hecho (en su sentido más amplio) o complementarlo, compitiéndole al segundo
decidir si toma en cuenta o no las conclusiones del dictamen. Puntualizamos que
esto no significa que pueda el Juez rechazarlas arbitrariamente, pues para ello debe
oponer razones serias y fundadas, pudiendo derivarse éstas no sólo del dictamen
en sí, sino también de la apreciación de otros medios probatorios idóneos que lo
desvirtúen.

452
MEDIOS PROBATORIOS: PERICIA

En suma, el Juez no se encuentra sujeto a la concepción del perito, siendo su


obligación someter el dictamen a un exhaustivo análisis de su parte, compartién-
dolo siempre y cuando lo convenza plenamente. Puede decirse que el deber, más
que facultad, del magistrado de formarse un juicio propio, inclusive en cuestiones
que requieran de conocimientos especiales, tiene su fundamento en el hecho de
que aquél dispone de medios probatorios adicionales a la pericia que le ayudan a
lograr su cometido.

453
CAPITULO XIII
MEDIOS PROBATORIOS:
INSPECCION JUDICIAL

1. CONCEPTO
La inspección judicial, llamada también reconocimiento o percepción judicial,
es aquel medio probatorio por el cual el Juez en forma directa y mediante sus
sentidos (vista, oído, olfato, tacto y gusto) puede apreciar los hechos materia de
debate procesal. Sirve, pues, este medio de prueba para verificar hechos materia-
les (pueden ser bienes muebles, inmuebles, ruidos, vibraciones, zonas húmedas,
calurosas, etc.) y aun personas.
Para Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar, “el
reconocimiento judicial es la percepción por parte del juez, de una forma directa,
de los hechos que son objeto de prueba” (MONTERO AROCA; GOMEZ COLO-
MER; MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 315).
A decir de Lino Palacio, “denomínase reconocimiento o examen judicial a la
percepción sensorial directa efectuada por el juez o tribunal sobre cosas, lugares o
personas, con el objeto de verificar sus cualidades, condiciones o características”
(PALACIO, 1977, Tomo IV: 473-474).
James Goldschmidt define al reconocimiento judicial como “... toda asun-
ción de prueba, consistente en una percepción sensorial, realizada por el Juez. A
diferencia de los demás medios de prueba, en que el conocimiento por el Juez se
realiza a través del conocimiento de otras personas (testigos, peritos, documentos,
que configuran los hechos según el sentir de los redactores), la percepción del
conocimiento en el caso de esta prueba es directo” (GOLDSCHMIDT; citado por
ARAGONESES, 1958: 534).
La inspección judicial representa una diligencia procesal llevada a cabo por
el magistrado que conoce de la causa, con la finalidad de adquirir argumentos

455
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

de prueba y así poder formarse convicción, a través de la apreciación directa de


hechos (en su sentido más amplio) que todavía subsisten o de sus vestigios, de-
sarrollando en el primer caso una labor de verificación y, en el último, una tarea
de reconstrucción. Reiteramos que el medio de prueba en estudio puede recaer
además sobre personas (como cuando se quiere determinar su capacidad mental
o su estado físico, por ejemplo).
La inspección judicial se dirige, entonces, a aplicar la percepción directa
del juzgador, como medio probatorio, sobre objetos, lugares o personas. De esta
manera aquél observa, aprehende o percibe en cualquier forma y por sí mismo
la existencia de todo aquello que es perceptible o de sus características o estado.
El Código Procesal Civil establece, en su artículo 272, referido a este medio
de prueba, que “la inspección judicial procede cuando el Juez debe apreciar per-
sonalmente los hechos relacionados con los puntos controvertidos”.

2. CARACTERISTICAS
La inspección o reconocimiento judicial se caracteriza por lo siguiente:
- Es un medio de prueba.
- Es una actividad exclusiva del Juez.
- Es una prueba directa (en razón del contacto inmediato del magistrado
con el hecho que se quiere acreditar).
- Es una prueba personal (al desarrollarse a través de un acto humano: del
Juez).
- Es una prueba crítica o lógica (porque carece de función representativa
-como la prueba histórica-, asumiendo el Juez lo percibido, comparán-
dolo con lo que se quiso acreditar y realizando una operación mental de
identificación, lo que implica un razonamiento de su parte).
- Es una prueba formal (pues cumple una función probatoria, no siendo
una condición ad substantiam actus).
- Es una prueba simple (por ser apta para formarle al Juez por sí sola con-
vicción sobre el hecho por demostrar).

3. REQUISITOS DE LA INSPECCION JUDICIAL


Son requisitos para la existencia jurídica de la inspección judicial los siguientes:

456
MEDIOS PROBATORIOS: INSPECCION JUDICIAL

- Debe ser practicada por el Juez que conoce de la causa (queda a salvo el
caso en que el objeto de inspección se encuentra fuera de la competencia
territorial de aquél, debiendo ser el Juez exhortado quien la realice).
- Debe ser realizada en el curso del proceso principal o como prueba
anticipada.
- Debe estar referida a hechos materiales o perceptibles.
Para la validez de la inspección judicial se requiere:
- Que no exista prohibición legal de practicarla (ya sea por establecer el
ordenamiento jurídico una limitación de medios probatorios -que excluya
la inspección judicial- o por exigir un determinado medio de prueba -que
no sea el que estudiamos- para acreditar algún hecho).
- Que se expida resolución conteniendo el mandato judicial relativo a la
realización de la diligencia.
- Que sea notificada la resolución a que se hace referencia en el acápite
precedente.
- Que el Juez que dirige el proceso principal, quien debe practicar la ins-
pección, tenga competencia para conocer la litis.
- Que no existan causales de nulidad procesal que afecten la inspección
judicial directa o indirectamente (este último supuesto se configuraría si
el proceso se encontrase viciado, lo que puede repercutir en la validez de
dicho medio probatorio).
Son requisitos para la eficacia probatoria de la inspección judicial los que a
continuación se indican:
- La conducencia del medio respecto del hecho objeto de inspección.
- Que el hecho que se pretende demostrar con la inspección no sea jurí-
dicamente imposible (como cuando representa el presupuesto de una
presunción jure et de jure o tuviese la calidad de cosa juzgada).
- Que la valoración de la prueba de inspección judicial se desprenda estricta-
mente de lo consignado en el acta respectiva (si bien ésta debe contener la
transcripción de lo efectivamente apreciado por el Juez, no resulta impro-
bable la idea de error en su redacción, debiéndose mantenerse al margen
de la valoración aquellos hechos o circunstancias no comprendidos en

457
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

dicha acta, no obstante que el magistrado pudo realmente verificarlos en


la diligencia de inspección).
- Que no existan otros medios probatorios idóneos que desvirtúen la ins-
pección judicial.
- Que no se produzca la rectificación o retractación del Juez respecto del
contenido del acta, cuando advirtiera, en momento posterior a su suscrip-
ción, errores, defectos u omisiones en ella.
- Que no se haya declarado judicialmente la falsedad del acta.
- Que haya tenido lugar la debida contradicción de la prueba (so-
bre todo tratándose de aquella actuada en diligencia -proceso no
contencioso- anticipada).
- Que el hecho que se pretende acreditar con la inspección no haya sido
prefabricado o simulado.

4. OFRECIMIENTO DE LA PRUEBA DE INSPECCION JUDICIAL


La prueba de inspección judicial es ofrecida por las partes intervinientes en
el proceso durante la etapa postulatoria (en los escritos de demanda, contestación
o pronunciándose sobre hechos nuevos). Además, “... si la inspección judicial no
se solicita por las partes o interesados, y su utilidad es manifiesta para el escla-
recimiento y averiguación de la verdad, deberá el juzgador ordenar su decreto y
práctica...” (GARCIA SIERRA, 1974: 322). También puede ser solicitada en prueba
anticipada, si hubiera riesgo de que el transcurso del tiempo u otra circunstancia
alteren el estado o situación de personas, lugares o cosas.
El sujeto procesal que solicita la realización de la inspección o el Juez
que la ordena deben indicar el objeto sobre el que recaerá y aquello que
se pretende demostrar con ella, vale decir, su finalidad. Por ejemplo, debe
identificarse el inmueble respecto del cual se peticiona la realización del re-
conocimiento judicial y señalarse que con esta prueba se quiere acreditar su
estado de conservación.
Es más, si el objeto de inspección judicial es de naturaleza compleja o su ve-
rificación puede también serlo, requiriéndose, en consecuencia, de conocimientos
especializados sobre el particular, puede el litigante interesado solicitar la concu-
rrencia de la prueba pericial a efecto de una mejor apreciación del juzgador. Lo
mismo podrá ser ordenado por el Juez si la inspección hubiera sido decretada de
oficio.

458
MEDIOS PROBATORIOS: INSPECCION JUDICIAL

5. ACTUACION DE LA INSPECCION JUDICIAL


La inspección judicial tendrá lugar en el local del Juzgado, si fuera el caso
(como cuando se trata de examinar a una de las partes), o en el sitio en que se
encuentre el objeto de verificación. En este último supuesto, si se encontrara fuera
de la competencia territorial del magistrado, se practicará por comisión, debiéndose
librar el exhorto respectivo.
Se llevará a cabo la diligencia en el día y hora señalados en la resolución que
la ordena. El Juez se trasladará al lugar de inspección en compañía del auxiliar
jurisdiccional, las partes, los peritos y testigos (si se hubiese decretado la presen-
cia de estos últimos, de acuerdo a lo dispuesto en el art. 273 del C.P.C.). Una vez
allí, procederá a identificar los hechos (en su acepción más amplia) materia de
reconocimiento, y verificar primero su existencia, y después, sus detalles, caracte-
rísticas, estado, etc., consignándose todo ello en el acta. Debe dejarse en claro que,
“... aunque la parte previamente delimite el objeto en un determinado sentido o,
posteriormente, con sus observaciones, desee circunscribir la materia examinada
de manera que el Juez quede constreñido a contemplar una porción de la realidad,
(...) no se puede poner límites a la intervención del juzgador y (...) una vez que es
admitido o acordado este medio es para examinar en toda su amplitud el objeto
físico que se reconoce, para obtener de esta manera una conciencia cabal y com-
pleta de los hechos, ilustrado por la visión íntegra de aquello que se examina...”
(ONECHA SANTAMARIA, 1972: 84-85).
Todo aquello que verifique el Juez, así como las apreciaciones de las partes
y sus abogados, peritos y testigos, si fuese el caso, debe ser transcrito al acta res-
pectiva en el momento, para lo cual el Juez procederá a dictárselo a su auxiliar
jurisdiccional. Al respecto, Lorca Navarrete hace estas anotaciones acerca del acta
de reconocimiento (inspección) judicial:
“… El acta no es sucinta. Es detallada con un doble contenido. Uno
sería el subjetivo: son las percepciones y apreciaciones del órgano
jurisdiccional, así como las observaciones de las partes y las personas
entendidas.
Pero el acta posee otro contenido, sería el objetivo: son las actuaciones
de prueba que se practiquen con el reconocimiento judicial” (LORCA
NAVARRETE, 2000: 745-746).
El artículo 274 del Código Procesal Civil, referido al contenido del acta, pre-
ceptúa que “en el acta el Juez describirá el lugar en que se practica la inspección
judicial, los hechos, objetos o circunstancias que observe directamente, según sea

459
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

el caso, y un resumen pertinente de las observaciones de los peritos, los testigos,


las partes y sus Abogados”.

6. VALOR PROBATORIO DE LA INSPECCION O RECONOCIMIEN-


TO JUDICIAL
El reconocimiento judicial, “... si bien es importante dado el fundamento lógico
y psicológico sobre el que se asienta, se halla sujeto a las reglas de la sana crítica
y debe ser apreciado de acuerdo con éstas por el juez” (VARELA, 1990: 205).
El valor probatorio de la inspección judicial, producto de la apreciación libre
y razonada del Juez, es, en relación a otros medios de prueba, considerable o ele-
vado, puesto que es el propio magistrado quien adquiere el conocimiento de los
hechos por sí mismo y no a través de las partes o de terceros. Ello, naturalmente,
le produce convicción cuando efectivamente verifica la realidad que sirve a la
solución del asunto controvertido.
La inspección judicial es la prueba por excelencia, siempre que se haya rea-
lizado en forma adecuada la percepción y razonamiento del objeto sometido a
aquélla. La certidumbre derivada de ella, en razón del contacto personal y directo
del Juez, funda su alto valor probatorio, que, no obstante, es susceptible de ser
enervado si se opone a la inspección judicial otros medios probatorios idóneos
(como la prueba documental y la pericial) que acrediten el error e, inclusive, el
dolo judicial tanto en la percepción como en la redacción del acta.
Es de resaltar que el Juez al valorar la inspección judicial no sólo debe tener
en cuenta lo que hubiese percibido sino también las opiniones de los peritos, las
observaciones de las partes y de sus abogados, y las declaraciones de los testigos,
si las hubiere, formuladas durante el reconocimiento judicial. Además, deberá
examinar conjuntamente todos los medios probatorios actuados, compararlos, ver
si complementan la inspección o la desvirtúan, para de ahí graduar su eficacia.

460
CAPITULO XIV
SUCEDANEOS DE LOS MEDIOS
PROBATORIOS

1. CONCEPTO Y CLASES DE SUCEDANEOS


Sentís Melendo define a los sucedáneos de los medios probatorios como “...
aquellas manifestaciones procesales que, a falta de pruebas o mediatizando éstas,
nos dan la posibilidad de establecer o poner, como base de la sentencia, unos
elementos fácticos que no son el resultado de una prueba sino, más exactamente,
de la ausencia de ésta o de una especial manifestación de ésta...” (SENTIS ME-
LENDO, 1979: 115).
“Los sucedáneos son auxilios establecidos por la ley o asumidos por el Juez
para lograr la finalidad de los medios probatorios, corroborando, complementando
o sustituyendo el valor o alcance de éstos”. Así lo establece el artículo 275 del
Código Procesal Civil, que es concordante con el último párrafo del numeral 191
de dicho Código, el cual señala que “los sucedáneos de los medios probatorios
complementan la obtención de la finalidad de éstos”.
Devis Echandía sostiene que “el concepto de sucedáneo de prueba es
útil para aplicarlo a los casos en que el juez puede recurrir a otro expediente
para suplir la falta de prueba de un hecho que interese al proceso, con el fin
de resolver en el fondo la cuestión debatida...” (DEVIS ECHANDIA, 1984,
Tomo I: 280).
Los sucedáneos de los medios de prueba se clasifican en:
- Indicios; y
- Presunciones.

461
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

2. LOS INDICIOS
2.1 Definición
El vocablo latino indicium deriva de indicere, cuyo significado es indicar,
hacer conocer algo.
“Se entiende por indicio cualquier hecho conocido (o una circunstancia de
hecho conocida), del cual se infiere, por sí solo o conjuntamente con otros, la exis-
tencia o inexistencia de otro hecho desconocido, mediante una operación lógica
basada en normas generales de la experiencia o en principios científicos o técnicos
especiales” (DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo II: 301).
A través del indicio no se representa ningún hecho, sino que en virtud del nexo
entre el hecho indicador y el hecho indicado se puede conocer el último.
“... Un hecho no es indicio en sí, sino que se convierte en tal cuando una regla
de experiencia lo pone con el hecho a probar en una relación lógica, que permita
deducir la existencia o no existencia de éste” (CARNELUTTI, s/a: 191-192).
El indicio es definido por el artículo 276 del Código Procesal Civil que pre-
ceptúa lo siguiente: “El acto, circunstancia o signo suficientemente acreditados a
través de los medios probatorios, adquieren significación en su conjunto cuando
conducen al Juez a la certeza en torno a un hecho desconocido relacionado con
la controversia”.

2.2 Requisitos de los indicios


Son requisitos para la existencia jurídica del indicio los siguientes:
- La acreditación del hecho indicador por los medios de prueba aportados
al proceso por las partes o decretados por el Juez.
- La operación mental vinculativa realizada por el Juez y que le permite
inferir del hecho indicador la existencia del hecho indicado.
- La relación del hecho indicado con los que son materia del proceso (lo
que implica su significación probatoria).
Son requisitos para la validez de los indicios los que a continuación se indican:
- Que los medios probatorios de los que deriva el hecho indicador hayan
sido presentados, ordenados y actuados con observancia de los requisitos
legales.

462
SUCEDANEOS DE LOS MEDIOS PROBATORIOS

- Que no estén prohibidos por el ordenamiento jurídico o no se hubie-


ran obtenido ilícitamente los medios de prueba de los que emerge el
indicio.
- Que la eventual nulidad del proceso no afecte los medios probatorios que
acreditan la existencia del hecho indicador.
- Que no haya prohibición legal de investigar el hecho indicador o el
indicado.
Son requisitos para la eficacia probatoria de los indicios los siguientes:
- La conducencia de los indicios respecto del hecho que interesa al proceso.
- Que aparezca como lógico y cierto el nexo entre el hecho indicador y el
hecho indicado.
- Que el hecho indicado tenga relación con la controversia.
- Que se haya acreditado la autenticidad del hecho indiciario.
- Que adquieran los indicios significación en su conjunto, conduciendo a
la certeza del hecho indicado.
- Que no existan otros indicios o medios probatorios que los desvirtúen.
- La univocidad de los indicios, vale decir, que no sean equívocos, lo que
ocurre cuando de ellos se pueden extraer diversas conclusiones.
- Que no se opongan a una presunción jure et de jure o un hecho con calidad
de cosa juzgada.

2.3 Valor probatorio de los indicios


El mérito probatorio de los indicios dependerá de la acreditación del hecho
indicador; de la determinación del nexo causal entre aquél y el hecho indicado,
la misma que debe ser el resultado lógico y probable del primero; del análisis
comparativo de la suma de indicios y la confrontación de éstos con los medios
probatorios aportados al proceso; entre otros aspectos. Varela, al tratar de la co-
nexión entre el hecho indicador y el hecho indicado, sostiene que “de hallarse
probado el hecho indiciario, es indispensable examinar el nexo causal que pueda
unirlo inductivamente al hecho que se investiga, para saber si tiene realmente valor
probatorio con respecto a éste y si se trata de un indicio necesario o contingente”
(VARELA, 1990: 123). Alcalá-Zamora y Castillo, refiriéndose a la oposición entre
indicios, señala que “... los indicios, que no son medios de prueba distintos de los

463
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

habituales, sino los mismos aunque con menor fuerza probatoria, pueden originar
sumas y restas, presididas por el principio de incompatibilidad entre los de signo
contrario” (ALCALA-ZAMORA Y CASTILLO, 1964: 265).
El valor probatorio de los indicios está en función de la observancia de los
requisitos exigibles para su existencia jurídica, validez y eficacia probatoria (que
viéramos anteriormente). Así, de reunirse tales requisitos, los indicios tendrán un
gran valor probatorio, hasta el punto de corroborar o desvirtuar el mérito o alcance
de los medios de prueba, formándole convicción al juzgador acerca de los hechos
materia del proceso.
“Todo indicio tiene alguna significación probatoria, debido a la conexión
lógica que lo relaciona con el hecho desconocido que se investiga (...), pero,
salvo cuando se trate del caso excepcional de un indicio necesario (...), ese con-
tenido probatorio varía respecto de cada uno y del conjunto formado por varios,
desde el mínimo hasta el máximo grado, en escala imposible de predeterminar.
De acuerdo con esto, el hecho indicado puede aparecer, en virtud de los indicios
válidamente probado, como apenas remotamente posible, o como menos probable
que improbable, o como tan probable como improbable, o como más probable que
improbable, o como muy probable, o como seguro y cierto; en cada una de estas
hipótesis, el hecho investigado puede aparecer más o menos verosímil, excepto
en la última que supone la certeza sobre su existencia o inexistencia. Sólo en el
último caso habrá prueba del hecho con sólo esos indicios. Los resultados dependen
fundamentalmente de la preparación del juez y del método adecuado o inadecuado
que siga para precisar su valor probatorio (...) El principio de que mientras el juez
no tenga certeza sobre un hecho, no puede considerarlo probado, rige siempre,
cualesquiera que sean los medios probatorios para verificarlo, en toda clase de
procesos...” (DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo II: 316).

3. LAS PRESUNCIONES
3.1 Noción
“La presunción es un juicio lógico del legislador o del juez (según sea pre-
sunción legal o judicial), en virtud del cual se considera como cierto o probable un
hecho (lo segundo cuando es presunción judicial o de hombre) con fundamento en
las máximas generales de experiencia, que le indican cuál es el modo normal como
se suceden las cosas y los hechos” (DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo II: 338).
Serra Domínguez estima que la presunción “… es aquella actividad intelectual
probatoria del juzgador, realizada en la fase de fijación, por la cual afirma un hecho

464
SUCEDANEOS DE LOS MEDIOS PROBATORIOS

distinto del afirmado por las partes a causa del nexo causal o lógico existente entre
ambas afirmaciones” (SERRA DOMINGUEZ, 2009: 581).
En opinión de Silva Melero, “las presunciones son conjeturas en virtud de las
cuales, para un caso concreto, se admite la existencia de un hecho no directamen-
te probado, mediante deducción de la experiencia común...” (SILVA MELERO,
1963, Tomo I: 113).
Según Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar:
“La presunción (…) consiste en un razonamiento en virtud del cual,
partiendo de un hecho que está probado o admitido por las dos partes, se
llega a la consecuencia de la existencia de otro hecho, que es el supuesto
fáctico de una norma, atendido el nexo lógico existente entre los dos
hechos.
No estamos, pues, ante un verdadero medio de prueba. Las leyes no pre-
vén, porque sería absurdo que lo hicieran, un procedimiento probatorio
para su práctica. Las presunciones tampoco son, en sentido estricto, una
actividad probatoria, sino, por mejor decir, un método de prueba. No se
discute la gran importancia probatoria de las presunciones en la práctica
judicial, pero ello no puede llevar a calificarlas de medio de prueba, ni
a creer que precisan de una actividad probatoria. Son un método para
probar” (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON RE-
DONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 332).
A decir de Lorca Navarrete:
“Las presunciones implican por parte del Magistrado-Juez de la instancia
procesal llevar a cabo una valoración crítica, una argumentación elaborada
en base al hecho ya conocido.
En modo alguno la presunción es una técnica de conocimiento ‘al primer
contacto’ con el hecho.
La presunción es un mecanismo mental interno, con la finalidad de inferir
del hecho ya conocido, el hecho desconocido, con un iter de la hilación
fundado en la experiencia o a menudo en el id quod plerumque accedit.
La presunción no es exactamente un medio de prueba, sino que opera
con los resultados de los medios de prueba en particular, una vez incor-
porados a la instancia procesal.
(…)

465
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Se trata de una actividad lógica que realiza el órgano jurisdiccional que,


normalmente, se basa en máximas de experiencia que pueden ser utili-
zadas por las partes para sustentar su convicción sobre un determinado
hecho que no se puede probar directamente” (LORCA NAVARRETE,
2000: 778-779).
El Código Procesal Civil, en el primer párrafo de su artículo 277, define a
la presunción como se señala seguidamente: “Es el razonamiento lógico-crítico
que a partir de uno o más hechos indicadores lleva al Juez a la certeza del hecho
investigado”.

3.2 Clases de presunciones


El segundo párrafo del artículo 277 del Código Procesal Civil se refiere a las
clases de presunciones al preceptuar que “la presunción es legal o judicial”. La
primera de ellas se subdivide en presunción legal absoluta (art. 278 del C.P.C.) y
presunción legal relativa (art. 279 del C.P.C.).

3.2.1 Presunción legal


“Las presunciones legales son reglas jurídicas sustanciales para la aplicación
del hecho objetivo a ciertos casos concretos, cuyos efectos sustanciales se producen
fuera del proceso y son reconocidos en éste, en el cual influyen, además, sobre la
carga de la prueba” (DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo II: 342).
Cardoso Isaza destaca que las presunciones legales “... no son medios de
prueba sino reglas de valoración de hechos indiciarios, porque imponen al juez
la obligación de tener por probado un hecho principal...” (CARDOSO ISAZA,
1979: 403).
Según Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín, “… las denominadas
presunciones legales, (…) no son más que consecuencias jurídicas determinadas
por la ley para facilitar la prueba, o por razones de oportunidad, siendo en ocasio-
nes un supuesto de inversión de la carga de la prueba…” (GOMEZ DE LIAÑO
GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 422-423).
En la presunción legal se considera cierto el hecho que sirve de presupuesto
fáctico de la norma, ya sea en forma concluyente (si se trata de la presunción
legal absoluta) o provisional (en el caso de la presunción legal relativa). En el
último supuesto se reputará como verdadero el hecho hasta tanto no se pruebe
en contrario.
La presunción legal implica que el hecho presumido por la ley sea reconocido
por el magistrado como verdadero sin necesidad de prueba alguna (mientras no

466
SUCEDANEOS DE LOS MEDIOS PROBATORIOS

se pruebe lo contrario en la presunción legal relativa), sin embargo, el hecho


del cual se presume aquél y que opera como premisa sí requiere ser acreditado
a fin de que el juzgador lo estime como auténtico o fidedigno y pueda aplicar
tal presunción.
La presunción legal tiene efectos extraprocesales desde el momento en
que nace el hecho o situación que representa su contenido, pero, a partir que
el hecho presumido se incorpora al proceso como objeto de debate la presun-
ción legal trae como consecuencia la restricción de la prueba del presupuesto
fáctico de la norma que la contiene, a fin de que operen sus efectos jurídicos.
En consecuencia, el beneficiado con la presunción afrontará la carga procesal
de demostrar, no el hecho presumido sino el que le sirve de base a dicha pre-
sunción. De esta manera, el litigante que niegue el hecho presumido tiene la
carga de probar en contrario. Por ello es que se dice que la presunción legal no
significa una prueba del hecho presumido, más bien es un elemento liberatorio
de la prueba de éste, encaminado a tener por verdadero el hecho en razón de
tal presunción.

3.2.1.1 Presunción legal absoluta


“Las presunciones legales absolutas no admiten prueba en contrario y deter-
minan finalmente una verdad formal sobre el hecho presumido, que es vinculante
para el tribunal y para las partes…” (TARUFFO, 2008: 152).
“Las presunciones iuris et de iure, son aquellas que anudan una determinada
consecuencia jurídica a un concreto supuesto de hecho (el hecho indicio), que sus-
tituye o se añade a otro supuesto de hecho (el hecho presunto)” (ARMENTA DEU,
2004: 225). “La característica esencial en este caso es la voluntad del legislador
de que no se pueda practicar prueba en contrario, por razones morales, sociales o
de otra índole…” (ARMENTA DEU, 2004: 225).
La presunción legal absoluta, denominada también jure et de jure, es, pues,
aquella que considera cierto el hecho de modo definitivo, es decir, no admite prueba
en contrario. El sujeto favorecido con la presunción legal absoluta, a fin de lograr
que ésta surta sus efectos jurídicos, sólo tiene que acreditar el hecho que sirve de
base a dicha presunción.
Sobre el particular, el artículo 278 del Código Procesal Civil dispone que:
“Cuando la ley califica una presunción con carácter absoluto no cabe prueba en
contrario. El beneficiario de tal presunción sólo ha de acreditar la realidad del
hecho que a ella le sirve de base”.

467
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

3.2.1.2 Presunción legal relativa


La presunción legal relativa, llamada también juris tantum, es aquella en
virtud de la cual se considera cierto el hecho presumido mientras no se demuestre
lo contrario.
Según Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar:
“… Existen presunciones legales, que son las que admiten prueba en
contrario (conocidas como presunciones iuris tantum), que constituyen
la regla general o las presunciones normales (…).
La presunción legal iuris tantum es aquella en la que el enlace o nexo
lógico entre el indicio y la afirmación o hecho presumido está previsto
y fijado en una norma (…). Para que causen efecto, el hecho o indicio
del que parte la presunción tiene que ser cierto, por tanto, tiene que ha-
ber quedado establecido mediante admisión o prueba…” (MONTERO
AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA
VILAR, 2003, Tomo II: 334).
Taruffo refiere que “las presunciones (legales) relativas admiten prueba en
contrario presentadas por la parte a la cual se ha trasladado la carga. Por lo tanto,
sólo ofrecen al tribunal un tipo de ‘verdad provisional’ que puede ser cancelada
por la prueba en contrario. La mayoría de las presunciones legales son relativas.
Se suelen considerar como mecanismos procesales cuyo objetivo es distribuir la
carga de la prueba entre las partes y brindar al tribunal criterios a aplicar en la de-
cisión final. (…) Las presunciones determinan directamente la toma de decisiones:
si no se prueba lo contrario, el caso se decide a favor de la parte aventajada por
la presunción; si se prueba lo contrario, la otra parte se impone…” (TARUFFO,
2008: 152-153).
En lo que concierne a la presunción legal relativa o juris tantum, el Código
Procesal Civil preceptúa en su artículo 279 que “cuando la ley presume una conclu-
sión con carácter relativo, la carga de la prueba se invierte en favor del beneficiario
de tal presunción. Empero, éste ha de acreditar la realidad del hecho que a ella le
sirve de presupuesto, de ser el caso”.
El artículo 280 del citado Código adjetivo regula la hipótesis de duda sobre
el carácter de una presunción legal, estableciendo que “en caso de duda sobre la
naturaleza de una presunción legal, el Juez ha de considerarla como presunción
relativa”. Naturalmente, la apreciación sobre el carácter de una presunción legal
será una tarea de interpretación por parte del magistrado, quien debe ceñirse al
texto de la ley cuando fuere expreso.

468
SUCEDANEOS DE LOS MEDIOS PROBATORIOS

3.2.1.3 Ficción legal


La ficción legal es confundida por lo general con la presunción jure et de jure
debido a que ambas se reputan como absolutas. Sin embargo, aquélla es la con-
clusión que el ordenamiento jurídico da por verdadera sin serlo, mientras que la
segunda significa una conclusión legal que puede estar acorde o no con la realidad.
Coincide con lo expresado Cardoso Isaza cuando dice que la ficción legal “...
da por cierto un hecho existente o inexistente sin serlo, o atribuye determinados
efectos jurídicos a un estado de cosas que corresponden a otro...” (CARDOSO
ISAZA, 1979: 407).
Sostiene acertadamente Devis Echandía que “la ficción, a diferencia de las
presunciones, sólo puede ser obra del legislador y consiste en suponer existente
o inexistente un hecho o una cosa que no es así, o en trasladar las consecuencias
jurídicas de un estado de cosas a otra diferente, como si fueren iguales. Hay de
común entre la ficción y las presunciones iuris et de iure que no admiten prueba
en contrario; pero la ficción es un mandato legal que no se basa en ninguna regla
general de la experiencia, ni en lo constante de los fenómenos físicos o morales y
ni siquiera en su carácter ordinario, sino en la voluntad del legislador que parte de
una base absolutamente contraria: el conocimiento de que la realidad es distinta”
(DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo II: 354).
Añade el citado autor que “estas ficciones se fundamentan en razones de
conveniencia social y de técnica legislativa, como, por ejemplo, la que existe en la
norma según la cual la ley es conocida de todo el mundo, a sabiendas de que esto
es imposible; o la que le otorga personalidad jurídica al ser humano concebido,
como si tuviera vida propia, a sabiendas de que esto es falso; o la que considera
que hay identidad entre la persona del causante y la del heredero, siendo diferentes”
(DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo II: 354).
El Código Procesal Civil contempla a la ficción legal en su artículo 283, el cual
dispone que “la conclusión que la ley da por cierta y que es opuesta a la naturaleza
o realidad de los hechos, no permiten prueba en contrario”.

3.2.2 Presunción judicial


“... La presunción judicial o inferencia lógica es la conclusión del razona-
miento que a aquéllos (los indicios) se aplica. También puede obtener el juez igual
inferencia de la valoración de otras clases de pruebas, sin que aquella presunción
se confunda con ellas. El juez las utiliza simplemente como principios basados en
máximas de la experiencia, para la valoración de las pruebas...” (DEVIS ECHAN-
DIA, 1984, Tomo II: 342).

469
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Para Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín, “… las denominadas


presunciones judiciales son aquellas que puede construir el juez como actividad
intelectual en el momento de apreciar los resultados de la prueba” (GOMEZ DE
LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 423). Tales au-
tores agregan que, “en este sentido, será necesario acreditar un hecho sobre la base
del cual se puede deducir el definitivamente presumido por la relación existente
entre ellos…” (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN,
2000, Tomo I: 423).
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar refieren
que:
“En las presunciones judiciales, al contrario que en las legales, el enlace
o nexo lógico entre el hecho base o indicio y la afirmación o hecho pre-
sumido no lo efectúa la ley, sino directamente el juez.
El enlace efectuado judicialmente a partir de un hecho o indicio admitido
o probado, le permite presumir la certeza de otro hecho, si entre el admi-
tido o demostrado y el presunto existe un enlace preciso y directo según
las reglas del criterio humano (…), es decir, de las reglas de la lógica o
de la razón…” (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON
REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 335).
Mediante la presunción judicial se considera la existencia de un hecho como
probable. Está dirigida a orientar al Juez en la apreciación del material probatorio,
cuando de acuerdo con su razonamiento infiera una presunción judicial en pro o
en contra de la certeza de los hechos objeto de prueba y de la conducta veraz y
honesta de los sujetos procesales. Esta clase de presunción, por su propia natura-
leza, es eminentemente procesal, quedando descartada toda función extraprocesal.
La presunción judicial reposa en hechos conocidos por el magistrado, lo que
implica que hayan sido acreditados en el proceso. Por consiguiente, para que el Juez
califique como verdadero o fidedigno un hecho basado en presunciones judiciales
derivadas de indicios o de medios probatorios, es preciso que la conclusión a la
que llegó tenga carácter de verosímil e incuestionable. Para ello el razonamiento
del juzgador debe ser correcto y estar basado, pues, en las reglas de la experiencia,
de la lógica y de la sana crítica.
El artículo 281 del Código Procesal Civil se refiere a la presunción judicial
estableciendo que “el razonamiento lógico-crítico del Juez, basado en reglas de
experiencia o en sus conocimientos y a partir del presupuesto debidamente acre-
ditado en el proceso, contribuye a formar convicción respecto al hecho o hechos
investigados”.

470
SUCEDANEOS DE LOS MEDIOS PROBATORIOS

3.2.2.1 Presunción basada en la conducta procesal de las partes


Esta es una presunción judicial especial porque las conclusiones del órgano
jurisdiccional se basan, no en los medios de prueba sino en la conducta que adopten
las partes en el proceso.
“... La conducta procesal servirá de fuente o de motivo de prueba: como
hecho que prueba otro hecho. Se tratará en todo caso, de un motivo subsidiario,
con naturaleza de indicio, del que podrá valerse el juez sólo cuando concurra con
otros motivos de la misma o de diversa índole...” (FURNO, 1954: 76).
El artículo 282 del Código Procesal Civil regula esta presunción estableciendo
lo siguiente: “El Juez puede extraer conclusiones en contra de los intereses de las
partes atendiendo a la conducta que éstas asumen en el proceso, particularmente
cuando se manifiesta notoriamente en la falta de cooperación para lograr la finalidad
de los medios probatorios, o con otras actitudes de obstrucción. Las conclusiones
del Juez estarán debidamente fundamentadas”.
Molina González anota al respecto que “el juez para hallar el conocimiento de
la verdad en un caso, debe valerse de cualquier medio que esté a su alcance, por
lo que obviamente la conducta procesal de las partes independientemente de las
pruebas ofrecidas puede y debe servirle para intuir quien está utilizando indebida-
mente el proceso y por lo tanto quien tiene y quien no tiene la razón” (MOLINA
GONZALEZ, 1978: 154).

471
CAPITULO XV
CUESTIONES PROBATORIAS

1. CONCEPTO Y FORMAS
Las cuestiones probatorias son instrumentos procesales dirigidos a poner en
tela de juicio algún medio de prueba con la finalidad de que el Juez declare su
invalidez o tenga presente su ineficacia probatoria.
Existen dos formas de cuestiones probatorias:
- La tacha.
- La oposición.

1.1 La tacha
1.1.1 Definición
La tacha constituye una especie de impugnación cuyo objeto es quitar vali-
dez o restarle eficacia a un medio de prueba, en razón de existir algún defecto o
impedimento respecto de él.
La tacha puede plantearse contra la prueba testimonial y la documental (pri-
mera parte del artículo 300 del Código Procesal Civil).
También puede ser materia de tacha los medios probatorios atípicos (último
párrafo del artículo 300 del Código Procesal Civil). Puntualizamos que esta hipóte-
sis resulta prácticamente imposible de darse en razón de que las llamadas pruebas
atípicas no son susceptibles de configurarse por subsumirse -por lo general- todo
medio probatorio atípico ya sea en la prueba de documentos o en la pericial.

1.1.2 Tacha de testigos


Para Gimeno Sendra, la tacha del testigo constituye “… la posibilidad procesal
de la contraparte de poner de manifiesto la existencia de un interés del testigo en

473
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

el litigio que puede afectar a su versión de los hechos…” (GIMENO SENDRA,


2007, Tomo I: 439-440).
A nuestro modo de ver, la tacha de testigos es un acto procesal facultativo por
el cual los litigantes pretenden enervar la eficacia de un testimonio a ser rendido por
una persona afectada por alguna causal de prohibición, impedimento o recusación,
e, inclusive, por manifiesta inidoneidad (como cuando se ofrece la declaración de
un testigo que tiene mermado el sentido -vista, oído, olfato, gusto o tacto- con el
cual se supone captó o apreció el hecho sobre el que atestigua).
Por disposición del artículo 303 del Código Procesal Civil, los testigos pueden
ser tachados por las causales previstas en los artículos 229, 305 y 307 de dicho
cuerpo de leyes, en cuanto sean pertinentes.

1.1.3 Tacha de documentos


Es aquel acto procesal potestativo por el cual las partes, alegando la nulidad
o falsedad de la prueba documental, cuestionan su validez o eficacia, a fin de que
sea excluida de la actuación o valoración probatoria.
Como se dijera, la tacha de documentos puede fundarse en su falsedad o
nulidad. La primera hipótesis implica la existencia de un documento no auténtico
por no guardar su contenido o la firma en él impresa correspondencia o identidad
con la realidad del acto o hecho acontecidos (especialmente si son inexistentes) o
con la persona a quien se le atribuye. La nulidad, en cambio, supone la existencia
de un documento inidóneo para surtir efectos jurídicos por haberse inobservado
en su elaboración los requisitos o condiciones exigidos por el ordenamiento legal
bajo sanción de nulidad.
La tacha de un documento declarada fundada por haberse acreditado su
falsedad trae como consecuencia la carencia de eficacia probatoria (art. 242 del
C.P.C.). El mismo efecto tendrá lugar tratándose de la copia (simple o certificada)
de un documento público o de un expediente declarado o comprobadamente falso
o inexistente (art. 244 del C.P.C.).
La tacha de un documento declarada fundada por la manifiesta ausencia de
una formalidad esencial que la ley prescribe bajo sanción de nulidad produce como
secuela la ineficacia probatoria de aquél (art. 243 del C.P.C.).

1.1.4 Tacha de medios probatorios atípicos


El último párrafo del artículo 300 del Código Procesal Civil faculta la tacha
de medios probatorios atípicos (que no se hallan en ninguna norma legal), la cual
tendrá por finalidad impugnar la validez o denunciar la ineficacia de aquéllos por

474
CUESTIONES PROBATORIAS

adolecer de algún defecto o pesar sobre los medios de prueba atípicos cierto impe-
dimento. Sin embargo, insistimos que este supuesto difícilmente se podría concretar
debido a que los medios probatorios atípicos son prácticamente inexistentes al ser
absorbidos por la prueba pericial o la de documentos.

1.1.5 Tramitación de la tacha


El artículo 301 del Código Procesal Civil regula lo concerniente al trámite de
las tachas (y oposiciones) del modo que a continuación se señala:
“La tacha u oposición contra los medios probatorios se interponen en el
plazo que establece cada vía procedimental, contado desde notificada
la resolución que los tiene por ofrecidos, precisándose con claridad los
fundamentos en que se sustentan y acompañándose los medios probato-
rios respectivos. La absolución debe hacerse de la misma manera y en el
mismo plazo, anexándose los medios probatorios correspondientes.
La tacha, la oposición o sus absoluciones que no cumplan con los requi-
sitos indicados serán declaradas inadmisibles, concediéndose un plazo
no mayor de tres días para subsanar los defectos. Estos requisitos no se
exigen a las absoluciones realizadas en el proceso sumarísimo.
La actuación de los medios probatorios se realiza en la audiencia de
pruebas, iniciándose esta por la actuación de las cuestiones probatorias.
El medio probatorio cuestionado será actuado, sin perjuicio de que su
eficacia sea resuelta en la sentencia, salvo decisión debidamente funda-
mentada e inimpugnable”.

1.1.6 Conocimiento sobreviniente de la causal de tacha


Excepcionalmente, cuando se adquiere conocimiento de la causal de tacha
en momento posterior al plazo fijado por la ley para interponerla, se informará
al Juez por escrito de tal circunstancia, acompañando el respectivo documento
sustentatorio. El Juez, sin más trámite que el traslado a la otra parte, considerará
el hecho al momento de expedir su fallo. Ello de conformidad con lo dispuesto en
el artículo 302 del Código Procesal Civil.

1.1.7 Efectos de la tacha formulada maliciosamente


El artículo 304 del Código Procesal Civil preceptúa que “al litigante que
maliciosamente formule tacha u oposición, se le impondrá una multa no menor de
tres ni mayor de diez Unidades de Referencia Procesal, sin perjuicio de las costas
y costos de su tramitación”.

475
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Tal sanción responde a la necesidad de garantizar la observancia de los de-


beres procesales de veracidad, probidad, lealtad y buena fe, así como de evitar el
comportamiento dilatorio y de obstrucción de quien indebidamente y con malicia
plantea alguna tacha (u oposición) sobre algún medio probatorio.
1.2 La oposición
1.2.1 Concepto
La oposición es un instrumento procesal dirigido a cuestionar un medio de
prueba incorporado al proceso, para así lograr que no se lleve a cabo su actuación
o que se evite asignarle eficacia probatoria al momento de resolver.
Se aprecia entonces que esta forma de cuestión probatoria cumple dos fun-
ciones: 1) impedir que se actúe un medio de prueba; y 2) contradecir éste, a fin de
perjudicar su mérito probatorio.
Por mandato del artículo 300 del Código Procesal Civil, se puede formular
oposición a la actuación de:
- Una declaración de parte.
- Una exhibición.
- Una pericia.
- Una inspección judicial.
- Un medio probatorio atípico.
1.2.2 Oposición a la actuación de una declaración de parte
La oposición a la actuación de una declaración de parte tiene por finalidad
impedir que tenga lugar la deposición de un sujeto procesal (demandante o de-
mandado) o lograr que se descarte dicho medio de prueba de la valoración que
haga el Juez del material probatorio.
Tal oposición puede fundarse en diferentes motivos como, por ejemplo, la
limitación legal de medios probatorios que excluya a la declaración de parte para
acreditar los hechos en cierta clase de procesos, la manifiesta inidoneidad de dicho
medio probatorio para esclarecer el asunto controvertido, etc.

1.2.3 Oposición a la actuación de una exhibición


La oposición a la actuación de una exhibición está encaminada a obstaculizar
su práctica o hacer que el Juez no le otorgue eficacia probatoria a los documentos
suministrados al proceso en virtud de tal exhibición.

476
CUESTIONES PROBATORIAS

Pueden ser argumentos de la indicada oposición que la exhibición solicitada


sea de difícil o imposible realización (como cuando se trata de documentos sobre
los cuales se deba guardar secreto o confidencialidad), que los documentos sobre
los que esté referida sean impertinentes o inidóneos o inútiles, que no se haya
acreditado la existencia de los documentos en cuestión (cuando no se hubiera
presentado su copia o los datos identificatorios del mismo no fueran suficientes
para determinarlo), etc.
1.2.4 Oposición a la actuación de la prueba pericial
La oposición a la actuación de la prueba pericial es aquella destinada a impedir
que personas especializadas en alguna ciencia, arte, industria u oficio procedan a
examinar el asunto debatido en juicio y emitir opinión al respecto, o sino a objetar
el contenido del dictamen para de esta manera tratar de anular su mérito probatorio.
La oposición a la actuación de la pericia puede deberse a la no aceptación
del cargo, al no cumplimiento de los requisitos exigidos para su ofrecimiento
(indicación clara y precisa de los puntos sobre los que versará el dictamen, la
profesión u oficio del perito y el hecho controvertido que se pretende esclarecer
con la pericia), a la inutilidad del peritaje por no requerir la materia que le fuera
sometida de conocimientos calificados o de expertos para apreciarla en toda su
dimensión, a la parcialidad de los peritos, a la no correspondencia lógica-crítica
entre los fundamentos del dictamen y sus conclusiones, a la no explicación del
dictamen pericial, entre otras causales.
1.2.5 Oposición a la actuación de una inspección judicial
La oposición a la actuación de una inspección judicial es el medio de defensa
dirigido a evitar que se lleve a cabo la verificación directa y personal del magistrado
de los hechos materia de conflicto entre las partes procesales. También se dirige
a cuestionar su desarrollo, buscando de este modo restarle su eficacia probatoria.
La oposición a la actuación de una inspección judicial puede reposar en ra-
zones como las siguientes: la limitación legal de medios probatorios que descarta
la práctica de la inspección judicial, la inidoneidad de este medio de prueba para
acreditar en forma debida un determinado hecho, la inutilidad del reconocimiento
judicial por haber quedado demostrado con otros medios probatorios los hechos
materia de litigio, la no constatación personal de los hechos por parte del Juez
(hipótesis de su sustitución por otra persona), etc.
1.2.6 Oposición a la actuación de medios probatorios atípicos
La oposición a la actuación de medios probatorios atípicos (que en nues-
tra opinión no existen al quedar subsumidos dentro de la prueba pericial y de

477
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

documentos) tiene por finalidad entorpecer su práctica o enervar su fuerza


probatoria.
Tal oposición -en caso que se diera la actuación de esta clase de pruebas- po-
dría fundarse en la inidoneidad de los medios probatorios atípicos, la exigencia
legal de determinados medios de prueba para acreditar algún hecho, la inutilidad
por haber quedado suficientemente demostrado con otros medios de probanza el
asunto controvertido, entre otros supuestos.

1.2.7 Tramitación de la oposición


El trámite de las oposiciones es, según se desprende del artículo 301 del Có-
digo Procesal Civil, el que se describe a continuación:
- La oposición contra los medios probatorios se interpone en el plazo
que establece cada vía procedimental, contado desde notificada la
resolución que los tiene por ofrecidos, precisándose con claridad los
fundamentos en que se sustenta y acompañándose los medios proba-
torios respectivos.
- La absolución de la oposición debe hacerse de la misma manera y en el
mismo plazo, anexándose los medios probatorios correspondientes.
- La oposición o su absolución, que no cumpla con los requisitos indicados,
será declarada inadmisible, concediéndose un plazo no mayor de tres días
para subsanar los defectos. Estos requisitos no se exigen a la absolución
de la oposición realizada en el proceso sumarísimo.
- La actuación de los medios probatorios se realiza en la audiencia de
pruebas, iniciándose ésta por la actuación de las cuestiones probatorias
(entre las que se halla la oposición).
- El medio probatorio cuestionado (mediante oposición) será actuado, sin
perjuicio de que su eficacia sea resuelta en la sentencia, salvo decisión
debidamente fundamentada e inimpugnable.

1.2.8 Conocimiento sobreviniente de la causal de oposición


Excepcionalmente, cuando se tiene conocimiento de la causal de oposición
en momento posterior al plazo para interponerla, debe ponerse en conocimiento
del Juez por escrito tal circunstancia, adjuntándose el documento sustentatorio.
El magistrado, sin más trámite que el traslado a la otra parte, tendrá en cuenta el
hecho en el momento de expedir su fallo. Ello de conformidad con el artículo 302
del Código Procesal Civil.

478
CUESTIONES PROBATORIAS

1.2.9 Efectos de la oposición formulada maliciosamente


Todo litigante debe observar los deberes procesales de veracidad, probidad,
lealtad y buena fe, porque, de no ser así, se hará merecedor de sanciones. Justa-
mente, con relación a este tema, cabe señalar que al litigante que obrando con
malicia formule oposición, se le impondrá una multa no menor de tres ni mayor
de diez Unidades de Referencia Procesal, sin perjuicio de las costas y costos de su
tramitación. Así lo establece el artículo 304 del Código Procesal Civil.

479
CAPITULO XVI
LA PRUEBA ANTICIPADA

1. DEFINICION
La actuación de los medios probatorios ocurre casi siempre después de la etapa
postulatoria de la litis o pleito judicial (en la que son suministrados), esto es, en
la correspondiente audiencia de pruebas. Sin embargo, el ordenamiento jurídico
ha previsto un proceso especial -no contencioso- en el que puede peticionarse la
práctica de un medio probatorio, anterior al momento procesal que debería por lo
general corresponderle, vale decir, a la audiencia probatoria del proceso principal
en el cual se solicita la tutela jurisdiccional a fin de hacer valer un derecho objeto
de controversia o de incertidumbre jurídica.
Tan singular proceso lo constituye la prueba anticipada (denominada diligen-
cia preparatoria en el Código de Procedimientos Civiles de 1912), la cual puede
ser definida como aquel procedimiento excepcional (pues exige determinados
requisitos para su procedencia) de actuación previa de medios probatorios que
tiende a preparar o consolidar la prueba de un proceso a iniciarse posteriormente.
Sobre el particular, Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y
Barona Vilar formulan estas observaciones:
“El procedimiento probatorio (…) sufre una importante excepción, refe-
rida al tiempo, en lo que se conoce como anticipación de la prueba (…).
La anticipación consiste en la práctica de cualquier medio de prueba en
momento anterior al del juicio (…), ante el temor que la fuente propia del
mismo se pierda, haciendo imposible su aportación al proceso. Se trata,
no de asegurar la fuente, sino de practicar el medio (…).
(…) Quien pretenda incoar un proceso (…) puede pedir la práctica anti-
cipada de algún acto de prueba, cuando exista el temor fundado de que,
por causa de las personas o por el estado de las cosas, dichos actos no
puedan realizarse en el momento procesal previsto de modo general…”

481
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

(MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO;


y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 275-276).
Según Alfredo Di Iorio:
“La anticipación probatoria tiene por objeto la realización de actos de
prueba en sede judicial, que por ciertas circunstancias, valoradas por el
legislador como dignas de protección, son realizadas con anterioridad a
la oportunidad que la regulación legal del proceso le destina.
Tiene por objeto procurar que las partes puedan obtener la conservación
de pruebas de las que si se espera la oportunidad procesal que le acuerda
el ordenamiento legal, se corre el riesgo de que se pierdan por el mero
transcurso del tiempo o el acaecimiento de hechos fortuitos o artificial-
mente provocados que alteren la situación de hecho o de las cosas” (DI
IORIO, 2003: 344).

2. REQUISITOS
El artículo 284 del Código Procesal Civil contempla los requisitos exigibles
para solicitar la actuación anticipada de una prueba, preceptuando lo siguiente:
“Toda persona legitimada puede solicitar la actuación de medio probatorio antes
del inicio de un proceso. Para ello deberá expresar la pretensión genérica que va
a reclamar y la razón que justifica su actuación anticipada”.
En consecuencia, la solicitud de prueba anticipada está condicionada a:
- La legitimidad del peticionante. “… Puede pedir la práctica anticipada sólo
el futuro demandante (el que pretenda incoarlo), no el posible demandado
(el que crea que puede ser demandado)” (MONTERO AROCA; GOMEZ
COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo
II: 276).
- La indicación de la pretensión genérica que espera hacer efectiva en el
proceso principal.
- La consignación de las razones o argumentos justificantes de su pedido
de actuación probatoria previa. “… Estas razones (…) consisten en que
por causas de las personas o por el estado de cosas se tema que los actos
de prueba no van a poder realizarse en el momento procesal previsto…”
(RIVERA MIRANDA, 2007: 332).
Sólo admitirá el Juez la solicitud si cumple con estos requisitos. Así lo esta-
blece el artículo 285 del Código Procesal Civil. Naturalmente, el interesado deberá

482
LA PRUEBA ANTICIPADA

observar además los lineamientos generales previstos para la demanda y sus anexos
en los numerales 424 y 425 del citado Código.

3. COMPETENCIA Y TRAMITE
Por mandato del artículo 33 del Código Procesal Civil, es competente para
la actuación de la prueba anticipada el Juez competente por razón de grado para
conocer la demanda próxima a interponerse.
El artículo 297 del Código Procesal Civil complementa lo señalado en el
numeral anterior al disponer que es competente, además del Juez al que nos refe-
rimos en el párrafo precedente, aquel que por razón de cuantía y territorio debería
conocer el futuro proceso.
El último párrafo del indicado artículo 297 establece que la prueba anticipada
se tramita como proceso no contencioso (o de jurisdicción voluntaria).

4. LA CITACION DEL EMPLAZADO


El Juez ordenará la actuación del medio probatorio, con citación de la persona
a la cual pretende emplazar (primer párrafo del art. 287 del C.P.C.).
A pedido de parte, sustentado en razones de garantía y seguridad, y habiéndose
especificado el petitorio de la futura demanda, el Juez podrá ordenar la actuación
del medio probatorio sin citación, por resolución debidamente motivada (segundo
párrafo del artículo 287 del C.P.C.). Sobre esto último, Alfredo Di Iorio enseña
lo siguiente:
“Un punto delicado lo constituye el supuesto de si se puede producir
prueba anticipada sin conocimiento ni intervención de la contraria; es
decir, la realización de la prueba sin cumplir con la citación (…). La
importancia deriva en que implica una mayor restricción al principio del
contradictorio y puede argumentarse que viola el derecho de defensa en
juicio por no preservar la igualdad de las partes.
(…) (Se) admite de manera expresa (…) cuando la producción de la
prueba pudiera resultar imposible o muy dificultosa (…). Se trata de una
gradación de las dificultades tenidas en mira y que impiden proceder a
la citación.
(…)
(…) En tanto se admite que el peligro de la alteración artificiosa de la
situación de hecho puede por sí sola sustentar una anticipación probatoria,

483
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

va de suyo que la misma sólo puede realizarse con éxito si el contrario


ignora su realización, pues por poco tiempo que disponga, siempre existirá
el peligro de que la situación sea alterada con el consiguiente fracaso de
la medida (…).
Pero una vez cumplido el acto, si el contrario no quedare notificado en
el momento de la realización de la medida, deberá ser notificado de la
misma de inmediato a fin de que pueda efectuar el control posterior a que
tenga derecho, siendo obligación (…) que dicha notificación se cumpla
debidamente” (DI IORIO, 2003: 359-360).

5. HABILITACION DE DIA Y HORA PARA LA ACTUACION DE LA


PRUEBA ANTICIPADA
En principio, las actuaciones judiciales se practican en día y hora hábil. Sin
embargo, cuando la urgencia del caso lo requiere, el Juez puede habilitar día y
hora para la actuación anticipada de un medio probatorio (art. 288 del C.P.C.).
Dicha habilitación puede decretarse de oficio o a instancia de parte, de con-
formidad con lo preceptuado en el artículo 142 del Código Procesal Civil.

6. LA ABSOLUCION ANTICIPADA DE POSICIONES


Puede solicitarse que la presunta contraparte absuelva posiciones en forma
anticipada sobre hechos que han de ser materia de un futuro proceso (art. 294 del
C.P.C.)
Para ello es preciso que a la solicitud de prueba anticipada el peticionante
acompañe como anexo el correspondiente pliego cerrado de posiciones, sin el cual
la diligencia probatoria no podría practicarse. Contestadas las preguntas del inte-
rrogatorio conforme al pliego presentado, nada obsta que tanto la parte interesada
como el Juez formulen nuevas preguntas, especialmente si van dirigidas a precisar
o aclarar alguna respuesta del absolvente.

7. LA DECLARACION TESTIMONIAL ANTICIPADA


Cuando por ancianidad, enfermedad o ausencia inminente de una persona, sea
indispensable recibir su declaración, el interesado puede solicitar su testimonio
(art. 291 del C.P.C.).
Tales circunstancias son las únicas que ameritan la actuación anticipada de la
prueba testimonial, teniendo ellas que acreditarse en debida forma por el solicitante.

484
LA PRUEBA ANTICIPADA

8. RECONOCIMIENTO ANTICIPADO DE DOCUMENTOS


Cualquier interesado en el contenido o efectos de un documento, puede solicitar
que su otorgante o sus herederos lo reconozcan en actuación judicial anticipada
(art. 292 del C.P.C.).
Ello obedece a la necesidad de establecer la autenticidad de un documento, la
cual se logra con el cotejo y la pericia respectiva, pero, principalmente, se obtiene
a través del reconocimiento de su autor jurídico o de sus sucesores, que versará
sobre el contenido y firma atribuidos al primero.

9. EXHIBICION ANTICIPADA DE DOCUMENTOS Y OTROS BIE-


NES MUEBLES
El artículo 293 del Código Procesal Civil está referido a la exhibición en
diligencia probatoria anticipada de documentos y otros bienes muebles. Dicho
numeral establece lo siguiente:
“Cuando una persona requiera del esclarecimiento previo de una relación o
situación jurídica, puede pedir la exhibición de:
1. El testamento del causante por parte de quien se considere sucesor;
2. Los documentos referentes al bien relacionado con el futuro proceso;
3. Los estados de cuentas, libros y demás documentos relativos a negocios
o bienes en que directamente tiene parte el solicitante; y
4. Otros bienes muebles materia de un futuro proceso”.

10. ACTUACION ANTICIPADA DE LA PRUEBA PERICIAL


Si hay riesgo de que el transcurso del tiempo u otra circunstancia alteren el
estado o situación de personas, lugares, bienes o documentos, puede pedirse que
se practique la correspondiente pericia (art. 290 del C.P.C.).
La actuación anticipada de la prueba pericial se justifica si es necesario contar
con la colaboración de personas que tengan conocimientos calificados en alguna
ciencia, arte, industria u oficio, a efecto de que dejen constancia en su dictamen del
estado o situación de personas, lugares u objetos, que puede variar con el tiempo
y ser de difícil o imposible verificación si en la oportunidad debida no se toman
las medidas del caso como la que hace referencia este punto.

485
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

11. ACTUACION ANTICIPADA DE LA INSPECCION O PERCEP-


CION JUDICIAL
Al igual que con la pericia, se puede solicitar (al amparo del art. 295 del C.P.C.)
la actuación anticipada de la prueba de inspección o percepción judicial con la
finalidad de que el juzgador aprecie y compruebe, por sí mismo y no a través de
terceros, el estado y situación de las personas, lugares, bienes o documentos que
constituyen el objeto de prueba del proceso principal a iniciarse posteriormente,
y que de no ser constatados a tiempo podrían perderse o sufrir cambios, lo que
dificultaría el esclarecimiento de los hechos.

12. REGULACION SUPLETORIA APLICABLE A LA PRUEBA


ANTICIPADA
El artículo 286 del Código Procesal Civil señala que las disposiciones relativas
a la actuación de los medios probatorios se aplican, en cuanto sean pertinentes,
a la prueba anticipada. (Dicho precepto legal se refiere, pues, a las disposiciones
especiales sobre los distintos medios de prueba).

13. OPOSICION A LA ACTUACION ANTICIPADA DE UN MEDIO


PROBATORIO
Conforme a lo establecido en el artículo 298 del Código Procesal Civil, el
emplazado sólo puede oponerse a la actuación anticipada de un medio probatorio
basándose en lo siguiente:
- Que la solicitud no reúne los requisitos indicados en el art. 284 del C.P.C.
(la legitimidad del peticionante, y la indicación de la pretensión genérica
que va a reclamar y de la razón que justifica su actuación anticipada).
- Que no se han observado los requisitos especiales del medio probatorio
en cuestión.
- Que la actuación del medio de prueba fuese imposible (por pérdida,
destrucción, inexistencia, etc.).

14. ACTOS PROCESALES IMPROCEDENTES EN LA PRUEBA


ANTICIPADA
Por tratarse el proceso de prueba anticipada de uno no contencioso, es que
le son aplicables las disposiciones sobre improcedencia de determinados actos
procesales, a que se refiere el artículo 761 del Código Procesal Civil. Así tenemos
que resultan improcedentes:

486
LA PRUEBA ANTICIPADA

- La recusación del Juez y del Secretario del Juzgado (arts. 289 y 761 -inc.
1)- del C.P.C.).
- Las excepciones y las defensas previas (art. 761 -inc. 2)- del C.P.C.).
- Las cuestiones probatorias cuyos medios de prueba no sean susceptibles
de actuación inmediata (art. 761 -inc. 3)- del C.P.C.).
- La reconvención (art. 761 -inc. 4)- del C.P.C.).
- El ofrecimiento de medios probatorios en segunda instancia (art. 761 -inc.
5)- del C.P.C.).
- La modificación y ampliación de la solicitud y los medios probatorios
extemporáneos (arts. 428, 429 y 761 -inc. 6)- del C.P.C.).

15. LA PRUEBA ANTICIPADA: SUS APERCIBIMIENTOS Y VALOR


PROBATORIO
El artículo 296 del Código Procesal Civil regula los apercibimientos en la
prueba anticipada en los siguientes términos:
“Si el emplazado no cumpliera con actuar el medio probatorio para el que fue
citado, se aplicarán los siguientes apercibimientos:
1. En el reconocimiento se tendrá por verdadero el documento;
2. En la exhibición se tendrá por verdadera la copia presentada o por ciertas
las afirmaciones concretas sobre el contenido del documento; y
3. En la absolución de posiciones se tendrán por absueltas en sentido afir-
mativo las preguntas del interrogatorio presentado”.
De la lectura de dicho numeral puede pensarse que representa un rezago del
sistema de la tarifa legal, y que la prueba anticipada constituye una de carácter
privilegiado, por cuanto se determina su valor probatorio en la hipótesis de incum-
plimiento por parte del emplazado de actuar el medio probatorio de que se trate.
En nuestra opinión, debe ser de aplicación en todos los casos el artículo 197 del
Código Procesal Civil que proclama el sistema de la libre y razonada apreciación
de los medios probatorios. Por consiguiente, si la prueba inmersa en los supuestos
señalados en el artículo 296 del Código Procesal Civil fuese incorporada al proceso
principal, el Juez la valorará, pero no le asignará la fuerza probatoria que pretende
darle este artículo, debiendo apreciar todos los medios de prueba en forma conjunta,
utilizando su apreciación razonada. Unicamente -creemos- podrá aplicar el valor
tasado de la prueba anticipada si no hubiera otro material probatorio aparte de ella.

487
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

16. CONCLUSION DE LA PRUEBA ANTICIPADA


Actuada la prueba anticipada, se entregará el expediente al interesado, conser-
vándose copia certificada de éste en el archivo del Juzgado, a costo del peticionante
y bajo responsabilidad del Secretario del Juzgado. Así lo establece el artículo 299
del Código Procesal Civil.

488
CAPITULO XVII
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA
CASATORIA

1. JURISPRUDENCIA CASATORIA RELACIONADA CON LA PRUE-


BA EN GENERAL
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la prueba en
general, ha establecido lo siguiente:
- “... El derecho a la prueba es aquel que posee el litigante consistente en
la utilización de los medios probatorios necesarios para formar la con-
vicción del órgano jurisdiccional acerca de lo discutido en el proceso; en
consecuencia, el derecho constitucional a la prueba acompaña el interés
del Estado, representado en el juzgador, para lograr certeza suficiente y
sentenciar sus dudas razonables, y recorre el interés de las partes para
que la actividad probatoria responda a consignas invariables: libertad
de la prueba, control de las partes, producción específica y apreciación
oportuna y fundamentada ...” (Casación Nro. 309-2012 / Cusco, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2014, pág. 48535).
- “... El derecho a probar, que no es autónomo, se encuentra orientado por
los fines propios de la observancia o tutela del derecho al debido proceso,
constituyendo un derecho básico de los justiciables de producir la prueba
relacionada con los argumentos que sustentan las alegaciones de las partes.
Según este derecho, las partes o un tercero legitimado en un proceso o
procedimiento, tienen el derecho a producir la prueba necesaria con la
finalidad de acreditar los hechos que configuran su pretensión o defensa.
Se trata de un derecho complejo que está compuesto por el derecho a
ofrecer medios probatorios que se consideren necesarios, a que éstos
sean admitidos, adecuadamente actuados, que se asegure la producción
o conservación de la prueba a partir de la actuación anticipada de los
medios probatorios y que estos sean valorados de manera adecuada y con

489
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

la motivación debida, con el fin de darle el mérito probatorio que tengan


en la sentencia...” (Casación Nro. 3026-2007 / La Libertad, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 04-09-2008, págs. 23073-23075).
- “... El derecho a probar es considerado como una garantía implícita al
debido proceso, que no solo comprende el derecho a ofrecer los medios
probatorios, sino también que estos sean admitidos y que finalmente sean
valorados...” (Casación Nro. 1207-2008 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs. 23474-23475).
- “... El contenido esencial del derecho a probar consiste en el derecho de
todo sujeto procesal legitimado para intervenir en la actividad probatoria
a que se admitan, actúen y valoren debidamente los medios probatorios
aportados al proceso para acreditar los hechos que configuran su pre-
tensión o su defensa; cuyo derecho es observado contemporáneamente
como un auténtico derecho fundamental, ya que forma parte de otros dos
derechos fundamentales como son la tutela jurisdiccional efectiva y el
debido proceso, y su infracción afectaría el orden constitucional...” (Ca-
sación Nro. 1648-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-12-2008, págs. 23270-23272).
- “... El derecho de prueba es un elemento del debido proceso y compren-
de cinco derechos específicos: a) el derecho de ofrecer las pruebas en
la etapa correspondiente, salvo las excepciones legales; b) el derecho a
que se admitan las pruebas pertinentes ofrecidas en la oportunidad de
ley; c) el derecho a que se actúen los medios probatorios admitidos por
las partes; d) el derecho a impugnar (oponerse o tachar) las pruebas de
la parte contraria y controlar su actuación; y, e) el derecho a una valora-
ción conjunta y razonada de las pruebas actuadas. Como se advierte, el
derecho de prueba no sólo comprende derechos sobre la propia prueba,
sino además contra la prueba de la otra parte y aún [sic] la actuada de
oficio, y asimismo el derecho a obtener del órgano jurisdiccional una
motivación adecuada y suficiente de su decisión, sobre la base de una
valoración conjunta y razonada de la prueba, en atención a lo que estipulan
los artículos ciento ochenta y ocho y ciento noventa y siete del Código
Procesal Civil...” (Casación Nro. 4686-06 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-09-2008, págs. 23147-23148).
- “... El derecho de prueba es un elemento del debido proceso y compren-
de cinco derechos específicos: a. el derecho de ofrecer las pruebas en
la etapa correspondiente, salvo las excepciones legales; b. el derecho a
que se admitan las pruebas pertinentes ofrecidas en la oportunidad de

490
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

ley; c. el derecho a que se actúen los medios probatorios admitidos por


las partes; d. el derecho a impugnar (oponerse o tachar) las pruebas de
la parte contraria y controlar la actuación de éstas; y, e. el derecho a una
valoración conjunta y razonada de las pruebas actuadas. Como se advierte,
el derecho de prueba no sólo comprende derechos sobre la propia prueba,
sino también el derecho de tener la oportunidad de impugnar y controlar
los medios probatorios de la parte contraria...” (Casación Nro. 2284-03 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2004, págs.
12741-12742).
- “... Es obvio admitir que no sólo al Juez se le reconoce un papel prota-
gónico para gestionar la prueba que conduzca a conocer la verdad de los
hechos, sino también que es un derecho subjetivo de las partes a intervenir
en la actividad probatoria para demostrar la razón de sus afirmaciones y
bajo esta concepción el derecho constitucional a probar como expresión
de un debido proceso, en el caso de autos, ha sido ignorado, con lo que
evidentemente se ha configurado la (...) contravención de normas que
rigen el proceso” (Casación Nro. 1426-99 / Junín, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 18-12-1999, págs. 4329-4330).
- “... Si bien el derecho a la prueba [...] lleva aparejada la posibilidad de
postular, dentro de los límites y alcances que la Constitución y las leyes
reconocen, los medios probatorios pertinentes para justificar los argumen-
tos que el justiciable esgrime a su favor, sin embargo, dicho derecho no
puede ser ejercido al libre albedrío de las partes, sino que por el contrario
debe regirse de acuerdo a lo que nuestro ordenamiento adjetivo dispone,
esto es, respetándose ciertas garantías y principios (como el de preclusión
y eventualidad entre otros) ello con la finalidad de no afectar el derecho al
debido proceso de las partes...” (Casación Nro. 100-2007 / Ica, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs. 23480-23482).
- “... El derecho a la prueba debe ejercitarse dentro del tiempo y bajo la
forma legalmente previstos...” (Casación Nro. 3299-2007 / Lima, publi-
cada en el Diario Oficial El Peruano el 04-09-2008, pág. 22976).
- “... La sentencia de primera instancia deviene en nula, ya que ha sido
expedida con medios probatorios insuficientes puesto que el juzgador
no podría tener por acreditados los hechos expuestos por las partes, de
manera tal que pudiere producirle certeza, de la forma que establece el
artículo 188 del Código Procesal Civil; más aun si se tiene en cuenta que
las pruebas deben ser estudiadas en sus elementos comunes, en sus co-
nexiones directas o indirectas, ya que ninguna prueba deberá ser tomada

491
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

en forma aislada ni exclusiva, sino en conjunto, por cuanto de su sola


visión integral se pueden sacar conclusiones acerca de la verdad. [...]
Que, en consecuencia, el Juez de la causa ha incurrido en la infracción del
derecho a probar, lo que acarrea su nulidad...” (Casación Nro. 2983-07 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, págs.
22811-22812).
- “... Los medios probatorios para lograr su finalidad deben seguir un iter
que implica en primer lugar, el ofrecimiento por parte de los justiciables;
en segundo lugar, su admisión expresa por parte del Organo Jurisdiccional
en la Audiencia correspondiente; y, por último, la valoración o actuación
que de ellos realice el juzgador, esto es, la válida incorporación al proce-
so, la calificación y la adecuada producción de hechos que representan,
indiquen o eventualmente identifiquen el objeto de prueba, es decir la
percepción judicial de los hechos fuente de prueba...” (Casación Nro.
3400-2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-
2003, pág. 11136).
- “... Los medios probatorios deben satisfacer los requisitos formales en
su ofrecimiento y guardar pertinencia con los hechos controvertidos...”
(Casación Nro. 753-2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-10-2002, pág. 9279).
- “... Los medios probatorios deben referirse a los hechos invocados por
las partes en el desarrollo de la litis, tal como lo prevé el artículo 190 del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 903-2007 / Pasco, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2008, págs. 21719-21720).
- “... La no admisión de un medio probatorio, por sí sola, no configura una
violación del derecho al debido proceso, pues la prueba debe referirse a
la materia en controversia, esto es ser pertinente, pues de otro modo es
desestimada por el Juez, como lo autoriza el artículo ciento noventa del
Código Procesal Civil” (Casación Nro. 2988-98 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 17-10-1999, pág. 3746).
- “... Los jueces están facultados para declarar la improcedencia de una
prueba, como establece el artículo ciento noventa del Código Procesal
Civil, pero la resolución que expidan debe fundamentarse, pues de otro
modo resulta arbitraria y limita el derecho de las partes para acreditar
los hechos que han expuesto y que se han fijado como controvertidos”
(Casación Nro. 504-98 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 06-10-1999, págs. 3685-3686).

492
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

- “... Si dicha notoriedad es conocida por el Juez, [...] no merece ser


probado el hecho o dicha calidad, contrario sensu, en caso de ser des-
conocida por el juzgador será suficiente acreditar la notoriedad más no
[sic -léase mas no-] la producción del hecho. En ese orden de ideas el
hecho notorio no necesita ser acreditado porque no hay duda acerca de
su existencia; más aún en el caso de ser negado, deberá la parte que así
lo sostiene suministrar la prueba pertinente...” (Casación Nro. 1567-
2003 / Ucayali, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 28-02-2005,
págs. 13567-13568).
- “... Al ser rechazados los medios probatorios aportados por el recurrente,
no habiéndose interpuesto recurso impugnatorio contra dicha decisión con
arreglo a lo dispuesto en el artículo ciento noventa del Código Procesal
Civil, tal mandato ha quedado convalidado habiendo adquirido la calidad
de res iudicata [cosa juzgada], por lo que no cabe analizar nuevamente
dicha prueba...” (Casación Nro. 172-2001 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-07-2001, pág. 7464).
- “... La Sala de revisión expide la resolución materia de control casato-
rio, anulando la sentencia apelada y ordenando que el Juez de la causa
emita una nueva sentencia convocando a una audiencia complementaria
para la actuación de la prueba admitida, ignorando la disposición clara
y precisa contenida en el último párrafo del Artículo ciento noventa del
Código Procesal, en el sentido de que si la denegación de la prueba es
revocada por el Juez superior después de expedida la sentencia de primera
instancia, dicho Colegiado antes de resolver la apelación de la sentencia
actuará en esa sede los medios probatorios admitidos. (...) Que, la nor-
ma antes acotada se sustenta en el principio de economía procesal, pues
importa que los fines del proceso se desarrollen evitando un despliegue
innecesario de actividades procesales que pueden cumplirse eficazmente
con otra actuación procesal de ahí que el anotado principio esté edificado
bajo tres aspectos, de economía de tiempo, de esfuerzo y de gastos; por
consiguiente, la infracción de la norma antes acotada es insubsanable
pues es trascendente que el proceso se desarrolle al vigor del principio
comentado, en sustento de un interés público y distanciado del mero
interés de las partes, de ahí, que pese a que el recurrente no ha alegado
haber sufrido perjuicio directo con lo resuelto por el colegiado, el vicio
materia de la denuncia devenga en insubsanable, pues la economía en el
proceso es más trascendente de lo que comúnmente puede significar que
el Juez inferior actúe la prueba por él denegada, toda vez que ello, puede
ser practicado por el Juez superior al amparo del contenido axiológico del
principio comentado y contenido en la norma materia de la infracción”

493
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

(Casación Nro. 1289-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano


el 19-02-2000, págs. 4643-4644).
- “... Carece de sustento el argumento de la falta de tasa judicial en el
ofrecimiento de pruebas de la codemandada, porque el inmueble sub litis
corresponde a una sociedad de gananciales, y, por tanto, no se requiere que
cada uno de los cónyuges abone dicha tasa...” (Casación Nro. 549-2006 /
La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-10-2006,
págs. 17311-17312).
- “... El incumplimiento del pago del arancel judicial para el ofrecimiento
de pruebas no origina la nulidad de dicho ofrecimiento, ni que éste sea
inválido o inadmisible, porque no está contemplada dicha situación en
el Código Procesal Civil, lo que sí ocurre en el caso de los recursos de
apelación y de casación...” (Casación Nro. 2158-2001 / Ancash, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001, pág. 8146).
- “... Se ha transgredido el derecho al debido proceso del recurrente, por
cuanto se ha obviado actuar un medio probatorio esencial...” (Casación
Nro. 4528-2006 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-05-2008, págs. 22098-22099).
- “... Si bien es cierto es potestad del Juez de mérito no actuar la prueba
por imposibilidad material manifiesta, tratándose de una prueba admiti-
da, debe agotarse los esfuerzos para tenerla a la vista...” (Casación Nro.
1323-2005 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-04-2007, págs. 19125-19126).
- “... El hecho que la Sala de vista se haya pronunciado sobre los medios
probatorios aportados al proceso, ello no lo [sic] constriñe necesa-
riamente a emitir pronunciamiento sobre el fondo del asunto cuando
advirtiera en su calidad de director del proceso [...] alguna formalidad
procesal imperativa incumplida por las partes que impida continuar
con la prosecución normal del proceso...” (Casación Nro. 1320-2006 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2007, págs.
19797-19798).
- “... La resolución materia de impugnación [...] no se trata de una sentencia
que se haya pronunciado sobre el fondo del asunto, por lo que resulta
inviable que los juzgadores analicen o examinen las pruebas ofrecidas
por las partes en el decurso del proceso relacionadas con el asunto en
controversia...” (Casación Nro. 1056-2006 / Arequipa, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-09-2007, págs. 20273-20274).

494
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

- “... Excepcionalmente se puede emitir una sentencia inhibitoria, cuando


se trate de establecer la validez de la relación jurídica procesal, según lo
regula el artículo 121 in fine del Código Procesal Civil. En consecuencia,
al haberse emitido una sentencia inhibitoria no es posible sostener que
existe una deficiente apreciación de los medios probatorios, [...] porque
no ha existido pronunciamiento sobre el fondo de la controversia...” (Ca-
sación Nro. 2190-2006 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 29-02-2008, pág. 21624).
- “... La recurrida es una resolución inhibitoria; por lo que, al no existir
pronunciamiento sobre el fondo de la controversia, no requiere de una
fundamentación jurídica, ni tampoco de valorización de los hechos ni de
las pruebas actuadas en el proceso...” (Casación Nro. 775-2007 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-07-2007, pág. 19924).

2. JURISPRUDENCIA CASATORIA RELACIONADA CON LOS


PRINCIPIOS EN MATERIA PROBATORIA
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a los principios en
materia probatoria, ha establecido lo siguiente:
- “... En materia probatoria el Código Procesal Civil contiene una serie
de normas y principios reguladores, cuya infracción indudablemente
constituye una forma de violar el derecho al debido proceso...” (Casación
Nro. 3889-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
09-2002, págs. 9145-9146).
- “... Es un derecho de las partes [...] que los medios probatorios que
ofrezcan, sean admitidos[,] actuados y valorados debidamente, siempre
que se cumplan con los principios que delimitan la prueba (eventualidad
o preclusión, pertinencia, idoneidad, licitud, etcétera)...” (Casación Nro.
2152-00 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001,
pág. 7174).
- “... Tratándose de un derecho [a probar] que se materializa dentro de un
proceso, éste se encuentra delimitado por una serie de principios que
limitan su contenido entre los que pueden mencionarse, los principios de
pertinencia, idoneidad, utilidad, preclusión, licitud, contradicción, debida
valoración, entre otros, y siendo el objetivo del proceso llegar a la verdad
judicial, los jueces deben motivar razonada y objetivamente el valor pro-
batorio en la sentencia...” (Casación Nro. 1648-2007 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs. 23270-23272).

495
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... El contenido esencial del derecho a probar consiste en el derecho de


todo sujeto procesal legitimado para intervenir en la actividad probatoria
a que se admitan, actúen y valoren debidamente los medios probatorios
aportados al proceso para acreditar los hechos que configuran su preten-
sión o su defensa; ciertamente, es menester mencionar que dicha derecho
es mirado contemporáneamente como un auténtico derecho fundamental,
ya que forma parte de otros dos derechos fundamentales como son la tu-
tela jurisdiccional efectiva y el debido proceso, y su infracción afectaría
el orden constitucional (...). (...) el mismo derecho, por tratarse de un
instrumento que se materializa dentro de un proceso, está delimitando
por una serie de principios que delimitan su contenido, entre los cuales,
pueden mencionarse, los principios de pertinencia, idoneidad, utilidad,
preclusión, licitud, contradicción, debida valoración, entre otros, que se
hallan regulados algunos de forma explícita y otros de modo implícito, en
los Artículos ciento ochentiocho y siguientes del Código Procesal Civil”
(Casación Nro. 261-99 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-08-1999, págs. 3387-3388).
- “... La actividad probatoria está regulada por una serie de principios o
reglas jurídicas que en conjunto [...] comprenden las fases relativas al
ofrecimiento de los mecanismos probatorios, su admisión, su actuación,
llegando finalmente a la valoración de los propios medios procesales
empleados para acreditar los hechos. [...] Entre los principios reguladores
de la actividad probatoria encontramos, entre otros, el principio de la
necesidad de probar los hechos alegados por las partes; el principio que
prohíbe al juez fundar su decisión en conocimientos propios adquiridos
sin intervención de las partes; el principio de adquisición; el principio que
preconiza que las partes no sólo deben tener la misma facultad para usar
de los medios probatorios, sino también de la misma oportunidad para
ofrecerlos y actuarlos (principio de eventualidad y preclusión); el principio
de contradicción; el principio de lealtad, probidad y veracidad en materia
probatoria; el principio de formalidad y el principio de inmediación en
materia probatoria...” (Casación Nro. 4068-2006 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs. 22078-22080).
- “... El principio de necesidad de la prueba significa que los hechos sobre los
cuales debe fundarse la decisión judicial, estén demostrados con pruebas
aportadas al proceso y que han sido objeto del control de las partes, esto
es que han tenido la posibilidad de objetarlas[,] tacharlas y opinar sobre
ellas; y concomitante con ese principio, en que en el proceso no puede
ser valorado un medio probatorio que no ha sido admitido en la forma

496
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

prescrita por la ley...” (Casación Nro. 3299-2007 / Lima, publicada en el


Diario Oficial El Peruano el 04-09-2008, pág. 22976).
- “... Uno de los principios reguladores de la prueba judicial es el lla-
mado principio de la necesidad de probar los hechos alegados por las
partes. Este principio se sustenta en la necesidad de que los hechos
sobre los cuales debe apoyarse la decisión jurisdiccional tienen que
estar demostrados con medios probatorios aportados al proceso por
cualquiera de las partes o por el propio Juez en los casos y dentro de
las condiciones que la Ley señale; en consecuencia, para alcanzar la
tutela jurisdiccional efectiva no es suficiente alegar hechos sino que
dichos hechos alegados tienen que ser probados...” (Casación Nro.
3041-2002 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
09-2004, págs. 12699-12700).
- “... De acuerdo al principio de eventualidad o preclusión en materia
probatoria, los medios probatorios deben ser ofrecidos en la etapa pos-
tulatoria, tal como se advierte de los artículos cuatrocientos veinticinco
inciso quinto y cuatrocientos cuarentidós inciso quinto del Código Pro-
cesal Civil, salvo las excepciones contenidas en los artículos trescientos
setenticuatro y cuatrocientos veintinueve del mismo cuerpo normativo,
referidos al ofrecimiento de medios probatorios extemporáneos; con este
principio se busca impedir que una de las partes, provisto de medio pro-
batorio de último momento, procure una decisión judicial en su beneficio
y en perjuicio de la otra parte, quien no habría podido controvertir su
eficacia probatoria, afectando su derecho de defensa...” (Casación Nro.
88-02 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2002,
pág. 9289).
- “... Conforme al principio de eventualidad procesal en materia probato-
ria, los medios probatorios deben ser ofrecidos en la etapa postulatoria,
tal como lo establecen los artículos ciento ochentinueve, cuatrocientos
veinticinco inciso quinto y cuatrocientos cuarentidós inciso quinto del
Código Procesal Civil. Con este principio se busca impedir que una de
las partes, maliciosamente, omita ofrecer pruebas en la etapa procesal
correspondiente, procurando una decisión judicial en su beneficio sobre
la base de pruebas ofrecidas fuera de la etapa señalada, y en perjuicio
de la otra parte, quien no podría controvertir su validez o su eficacia
probatoria, afectando su derecho de defensa; [...] sin embargo, nuestro
ordenamiento procesal establece excepciones, las cuales se encuentran
contenidas en los artículos trescientos setenticuatro, cuatrocientos vein-
tinueve y cuatrocientos cuarenta del mismo cuerpo normativo, referidos

497
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

al ofrecimiento de medios probatorios extemporáneos...” (Casación Nro.


5342-06 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008,
págs. 22155-22156).
- “... El derecho a la admisión de los medios probatorios está limitado por
el principio de eventualidad o preclusión, pues según el artículo ciento
ochentinueve del Código Procesal Civil aquellos deben ser ofrecidos por
las partes en los actos postulatorios, salvo disposición legal distinta del
Código...” (Casación Nro. 2152-00 / Piura, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-04-2001, pág. 7174).
- “... Conforme al principio de adquisición de la prueba, el Juez al momento
de juzgar y resolver toma en consideración todo el material probatorio
aportado, sin importarle quien [sic] lo haya incorporado al proceso, el actor
o el demandado; dado que las pruebas incorporadas al proceso pueden
beneficiar o perjudicar a la parte que la haya aportado...” (Casación Nro.
5131-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-
2008, págs. 22915-22917).
- “... El principio de adquisición de la prueba, a través del cual los
actos procesales no pertenecen a la parte que los haya realizado u
originado sino al proceso, lo que significa que el acto procesal es
común, o sea, que sus efectos se extienden por igual a las dos partes
(demandante y demandado)...” (Casación Nro. 2556-2006 / Lima
Norte, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2007, págs.
20782-20783).
- “... Conforme a los artículos 188 y 197 del Código Procesal Civil, las
pruebas no pertenecen a las partes, sino al proceso, en mérito al principio
denominado de adquisición y fin de la prueba...” (Casación Nro. 5615-
2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008,
pág. 22470).
- “... Por el principio de adquisición procesal los medios probatorios deben
ser objeto de valoración pues al ingresar al proceso ya no pertenecen a
las partes sino a éste...” (Casación Nro. 2152-00 / Piura, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág. 7174).
- “... En virtud del principio de comunidad o adquisición probatoria todos
los medios probatorios pertenecen al proceso, independientemente de
quien los ofrezca, y sirven para resolver el conflicto intersubjetivo de
intereses...” (Casación Nro. 2732-2006 / Huancavelica, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-02-2007, pág. 18816).

498
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

- “... Basándonos en el Principio de Adquisición o Comunidad Probatoria,


ninguno de los medios probatorios que obran en el proceso, y que fueran
aportados por las partes, tienen, necesariamente, que beneficiar al oferente,
dado que estos pertenecen al proceso y no [a] las partes...” (Casación Nro.
2004-01 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001,
págs. 8139-8140).
- “... El sistema procesal probatorio se rige [...] por el [principio] de la
comunidad [o adquisición] de la prueba, según el cual, los medios proba-
torios ofrecidos en autos, y valorados por las instancias, no le pertenecen
al oferente sino al proceso, por lo que no siempre concluyen apoyando
la tesis de la parte que los ofreció...” (Casación Nro. 4006-2006 / Santa -
Chimbote, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-07-2007, págs.
19902-19903).
- “... Con relación a la valoración de medios probatorios que no fueron
ofrecidos válidamente por el demandado, debe advertirse que si bien
de autos obra que no se han admitido y actuado los medios probatorios
ofrecidos por el demandado; no es menos cierto que el A quo [...] ha
precisado que valoraba tales medios probatorios en su conjunto con los
demás actuados en el proceso, en atención a sus facultades previstas en
el artículo ciento noventicuatro del Código Procesal Civil; lo que es vá-
lido en el proceso, pues en virtud del principio de adquisición procesal,
nada impide que eventualmente el Juzgador valore medios probatorios
que no fueron incorporados formalmente al proceso, pero que obran en
autos y que aportan elementos de juicio esenciales para resolver el asunto
controvertido...” (Casación Nro. 570-2006 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-07-2007, pág. 19766).
- “... Por el principio de adquisición procesal todos los actuados procesales
que corren en el expediente pueden ser merituados por el Juzgador a efecto
de satisfacer los fines a que se contrae el Artículo ciento ochentiocho del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 731-99 / Arequipa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 12-10-1999, pág. 3702).
- “... Constituye uno de los Principios Procesales el de Adquisición por el
cual una vez incorporados al proceso los actos, documentos o informacio-
nes que hubieran sido admitidos dejan de pertenecer a quien [los] realizó
y pasan a formar parte del proceso...” (Casación Nro. 2070-01 / Tacna,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2004, pág. 12222).
- “... El principio de adquisición procesal que enarbola el proceso civil
moderno, concede una ‘función expropiadora’ por el que todos los

499
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

actuados procesales que corren en el expediente pueden ser merituados


por el Juzgador a efecto de satisfacer los fines a que se contrae el artículo
ciento ochentiocho del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 3294-02 /
Camaná, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-11-2004, págs.
12816-12817).
- “... En el proceso civil moderno, (...) el principio de adquisición procesal
(...) concede al proceso una función ‘expropiadora’, con la potencialidad
de apropiarse de determinadas actividades procesales incorporándolas al
proceso con el objeto de aspirar a los roles axiológicos de la prueba, esto
es, la certeza y convicción sobre los hechos alegados...” (Casación Nro.
1864-96 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 16-05-1998,
págs. 1043-1044).
- “... El acto procesal de incorporación de la prueba corresponde a una na-
turaleza común, pudiendo incluso, de ser el caso, la parte que no participó
en su incorporación obtener conclusiones respecto de ésta...” (Casación
Nro. 2070-01 / Tacna, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
06-2004, pág. 12222).
- “... El principio de incorporación de la prueba significa que todas las
pruebas admitidas deben ser valoradas, aún cuando prueben en contra
de la pretensión de quien las ofreció y no permite [...] la apreciación de
prueba extemporánea, pues ello llevaría a una situación de convalidación
de actuaciones irregulares...” (Casación Nro. 1304-97 / Cono Norte, pu-
blicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, págs. 6842-6843).
- “... Estos principios [de contradicción y bilateralidad] aplicados a la ac-
tividad probatoria de las partes significan que las partes deben conocer
oportunamente las pruebas ofrecidas por su contrario y admitidas por
el juzgador de mérito, para así poder ejercer su derecho de objetarlas[,]
tacharlas o producir nueva prueba...” (Casación Nro. 1304-97 / Cono
Norte, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, págs.
6842-6843).
- “... El principio de idoneidad o conducencia de los medios probatorios
destinados a acreditar los hechos constituye una facultad del juzgador...”
(Casación Nro. 615-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 17-08-1999, pág. 3202).
- “... El principio de unidad del material probatorio, establece que todos
los medios aportados al proceso forman una unidad y como tal deben ser
examinados y valorados, confrontando uno a uno todos los medios de

500
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

prueba, puntualizando su concordancia o discordancia para finalmente


concluir sobre el convencimiento que a partir de ellas se forme...” (Casa-
ción Nro. 810-2004 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-09-2005, págs. 14794-14795).
- “... Uno de los principios que sirven de pauta para la valoración de la
prueba es el de unidad del material probatorio, según el cual los medios
probatorios deben ser valorados en forma conjunta, ‘confrontándose
uno a uno todos los medios de prueba, puntualizando su concordancia
o discordancia’, con la finalidad de que la decisión final sea una síntesis
de la totalidad de los medios de prueba y de los hechos que pretendieron
acreditar...” (Casación Nro. 3328-00 / Camaná, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-08-2001, págs. 7607-7609).
- “... El principio de la unidad de la prueba, el cual ningún juez debe ignorar
para lograr una declaración de certeza sobre los hechos controvertidos,
[...] [consiste] en la exigencia en el examen de cada prueba separadamen-
te y de todas las pruebas juntas. Sin embargo, este principio en materia
probatoria puede ser infringido cuando el juez se abstiene de examinar
las posibilidades contrarias que arroja una parte de la prueba a la otra
parte que consigna como fundamento decisivo de su fallo, dando lugar
al vicio que se conoce como la apreciación fragmentaria de la prueba, lo
que incide decisivamente en la motivación de la sentencia...” (Casación
Nro. 3806-2006 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
03-01-2008, pág. 21390).
- “... El Colegiado absuelve el grado y confirma la apelada que declara
infundada la demanda, sin embargo ninguno de los fundamentos que la
sustentan hace referencia al expediente solicitado, no obstante que fue
incorporado al caudal probatorio con el objeto de mejor resolver. (...)
Que, por consiguiente se ha infringido el principio de unidad del material
probatorio, por el que se entiende que los medios probatorios aportados
al proceso o procedimiento forman una unidad, y que como tal, deben ser
examinados y valorados por el juzgador en forma conjunta, confrontando
uno a uno todos los diversos medios ofrecidos, sean de parte o de oficio,
criterio jurídico previsto en el Artículo ciento noventisiete del Código
Procesal Civil, y que no ha sido tomado en cuenta por la recurrida”
(Casación Nro. 1671-98 / Ayacucho, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 14-09-1999, pág. 3516).
- “... No obstante existir motivación en la sentencia recurrida, resulta que
ésta es aparente, pues se ha inobservado el principio de unidad del material

501
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

probatorio, pues los medios probatorios forman una unidad, y que, como
tal, deben ser examinados y valorados por el juzgador en forma conjunta,
confrontando uno a uno todos los diversos medios de prueba, puntua-
lizando su concordancia o discordancia, para finalmente concluir sobre
el convencimiento que a partir de ellas (sic) se forme” (Casación Nro.
261-99 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-1999,
págs. 3387-3388).
- “... El principio de unidad de la prueba, como principio probatorio, se
emplea dentro de un mismo y único procedimiento probatorio, esto es, no
puede pretenderse que, luego de concluido el procedimiento probatorio,
se vuelva a abrir otro procedimiento probatorio, para añadir al análisis
de los medios probatorios, otros que la recurrente considera nuevos, pero
que temporalmente no son, puesto que pudieron haber sido ofrecidos
oportunamente...” (Casación Nro. 430-2006 / Cusco, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-10-2006, pág. 17534).

3. JURISPRUDENCIA CASATORIA RELACIONADA CON LA CAR-


GA DE LA PRUEBA
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la carga de la
prueba, ha establecido lo siguiente:
- “... La carga de la prueba o llamada también ‘onus probandi’ consiste
en que quien tiene la titularidad de la carga de la prueba es la parte que
persigue los efectos jurídicos en función a los hechos que sustentan su
pretensión...” (Casación Nro. 2660-2006 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-04-2008, págs. 21917-21918).
- “... Conforme el artículo ciento noventiséis del Código Procesal Civil, el
proceso civil [...] se rige por el principio de la carga de la prueba, según
el cual, toda parte procesal que afirma un hecho [...] tiene que probarlo...”
(Casación Nro. 2162-2005 / Callao, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-10-2006, págs. 17500-17501).
- “... Si en un proceso judicial han sido incorporados (sic) pruebas suficien-
tes, a instancias (sic) de cualquiera de las partes, la cuestión atinente a
la carga de la prueba resulta irrelevante, y sólo adquiere trascendencia si
la prueba aportada no es suficiente; en tal situación el Juez debe decidir
a quién, al actor o al demandado le corresponde la carga de la prueba”
(Casación Nro. 849-96 / Chimbote, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-01-1998, págs. 347-348).

502
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

- “... Es garantía del derecho de todo justiciable [...] que los hechos que
afirme sean sustentados debidamente con los medios probatorios que re-
gula la ley procesal para tal efecto, dándose la mayor amplitud para que la
prueba sea actuada y valorada, sin que se afecten los principios procesales
de celeridad y economía. Si en el proceso han sido incorporadas pruebas
suficientes a instancia de cualquiera de las partes, la cuestión atinente a
la carga de la prueba resulta irrelevante y sólo adquiere importancia si la
aportada no es suficiente; ante tal situación, el juez debe decidir a cuál
de los sujetos procesales corresponde dicha obligación...” (Casación Nro.
1809-2006 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-06-2008, págs. 22331-22332).
- “... El principio dispositivo, que rige el impulso del proceso civil, significa
que sólo a las partes les incumbe probar sus afirmaciones, como establece
el artículo ciento noventiséis del Código Procesal Civil; no obstante lo cual
el Juez de mérito, al apreciar la prueba para construir el juicio de hecho,
utiliza toda la admitida, como prescribe el artículo ciento noventisiete
del acotado [C.P.C.]...” (Casación Nro. 1304-97 / Cono Norte, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, págs. 6842-6843).
- “... El Juez pronuncia sentencia conforme al estado del proceso, sin que
le corresponda suplir a las partes en el ofrecimiento de su prueba...” (Ca-
sación Nro. 374-99 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
04-06-1999, págs. 2949-2950).
- “... En base al principio dispositivo en materia procesal civil son las
partes las que deben hacer uso de los medios de defensa e invocar los
hechos que sustentan su pretensión o defensa; por ende, el Juez no puede
sustituirse en lugar de las partes ordenando la actuación de algún medio
probatorio respecto a un hecho no invocado...” (Casación Nro. 141-2000 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-06-2000, págs.
5454-5455).
- “... Es principio elemental de la lógica jurídica el que las partes deben
acreditar los hechos que exponen o contradicen, salvo aquellos expresa-
mente aceptados por la contraparte, o aquellos que no han sido negados,
observados o contradicho [sic -léase contradichos-]...” (Casación Nro.
2002-2005 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
04-12-2006, pág. 18238).
- “... El Colegiado consideró que el accionante no había cumplido con
acreditar en autos ninguno de los extremos de su demanda, por lo que
dicho sujeto procesal había incumplido con la carga [de la prueba] que le

503
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

impone el artículo ciento noventiséis del Código Procesal Civil [...]; [...]
de lo expuesto por el Colegiado se aprecia que éste no ha fundamentado
jurídicamente su fallo, al no haber aplicado, para resolver la presente
controversia, norma sustantiva alguna, [...] es decir la Sala de Revisión
no ha sustentado jurídicamente su decisión jurisdiccional, no bastando
para declarar infundada una demanda la simple invocación del artículo
ciento noventiséis del Código Procesal Civil [sobre carga de la prueba],
norma adjetiva que resultará aplicable solo cuando exista previamente
un análisis de los fundamentos fácticos y jurídicos esgrimidos por los
actores procesales, es decir un pronunciamiento sobre el fondo de
la controversia, tal como lo establece el último párrafo del artículo
ciento veintiuno del Código Adjetivo [C.P.C.], salvo el caso que la
instancia de mérito efectúe un pronunciamiento excepcional sobre la
validez de la relación procesal, que no es el caso...” (Casación Nro.
3234-00 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-
2001, pág. 7349).
- “... En contravención de lo dispuesto por el artículo 196 del citado Código
procesal [C.P.C.], en la sentencia [de vista] materia del presente recurso
[de casación], se ha aplicado implícitamente la regla de la inversión de la
carga de la prueba, que sólo es aplicable en casos expresa y puntualmente
señalados por nuestro ordenamiento jurídico...” (Casación Nro. 777-2001 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-05-2002, págs.
8861-8862).
- “... Del texto del artículo 196 [del C.P.C.], concordante con el artículo
200 del Código Procesal civil, se aprecia que la obligación de probar
la pretensión corresponde a quien demanda y no a la demandada, in-
cumpliéndose lo dispuesto por el inciso 3° del artículo 122 del Código
Procesal Civil; [...] al expedir la resolución de vista [...], que confirma
la sentencia del A’quo, [...] se ha incurrido en [...] contravención a las
normas que garantizan el derecho a un debido proceso, [...] al aplicar
erróneamente la inversión de la carga de la prueba...” (Casación Nro.
1133-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-10-
2002, pág. 9451).
- “... La inversión de la carga de la prueba implica que la ley determina
excepcionalmente quién debe probar. Existe afectación al debido proceso
cuando arbitrariamente el órgano jurisdiccional establece la inversión de
la carga probatoria en casos que la ley no lo establece...” (Casación Nro.
2949-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-
2003, págs. 9932-9933).

504
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

- “... Por regla general, se establece que la parte que afirma o niega un
hecho debe probarlo. Excepcionalmente, la ley establece los supuestos
precisos de la inversión de la carga de la prueba, esto es, se determina de
manera específica quién debe probar. Frente a la concepción establecida
en el artículo 196 del Código Procesal Civil, aparece en la doctrina el
criterio de la adecuación de la carga de probar, que deja de lado la visión
estática de la probanza, adoptando una posición más bien dinámica,
orientada no en el campo dispositivo, sino publicístico del proceso. En
resumidas cuentas, según esta nueva perspectiva, en materia probatoria,
el Juez deberá tener en cuenta lo siguiente: La parte que esté en mejores
oportunidades de probar un hecho, sobre ella recaerá la carga de la prue-
ba...” (Casación Nro. 779-2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-05-2004, págs. 12038-12039).
- “... Según el principio de la carga dinámica de la prueba, la parte que está
en mejores posibilidades de probar, sobre ella recaerá el aporte de los
medios probatorios...” (Casación Nro. 3735-01 / Apurímac, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 03-01-2005, págs. 13313-13314).
- “... No se infringe la regla de la carga de la prueba por cuanto por imperio
de la ley la buena fe se presume y a (sic) quien pretenda negar tal presun-
ción corresponde probarla...” (Casación Nro. 2689-99 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 21-01-2000, pág. 4624).

4. JURISPRUDENCIA CASATORIA RELACIONADA CON LA OPOR-


TUNIDAD DE LOS MEDIOS DE PRUEBA
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la oportunidad
de los medios de prueba, ha establecido lo siguiente:
- “... [Los medios probatorios] deben ser ofrecidos por las partes en los
actos postulatorios, los que se materializan en los escritos rectores del
proceso, como son la demanda y la contestación a la misma...” (Casación
Nro. 1640-99 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-05-2002, pág. 8663).
- “... En lo que se refiere a los medios probatorios, la etapa pertinente para
su ofrecimiento es la postulatoria conforme al artículo 189 del Código
Procesal Civil, en ella el demandante podrá ofrecer los medios proba-
torios que estime sustentan sus preces, los que deberá acompañar a su
escrito de demanda, mientras que lo propio podrá hacer el emplazado en
su contestación, contando las partes con la posibilidad de cuestionar los
ofrecidos por su contrario, de acuerdo con los instrumentos legales que

505
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

brinda el Código Adjetivo acotado, ejercitando así su derecho de defensa.


[...] Que, empero, el propio artículo 189 del Código Procesal Civil [...]
apertura la posibilidad de su ofrecimiento fuera de la etapa postulatoria
cuando así lo permita ese mismo texto legal adjetivo...” (Casación Nro.
3837-2007 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-
2008, págs. 21511-21512).
- “... Nuestro sistema se rige por el Principio de Preclusión en cuanto a
la oportunidad en que deben de ofrecerse los medios probatorios, y que
se limita a la etapa postulatoria del proceso, salvo disposición distinta
del citado Código Procesal a tenor de lo dispuesto en el artículo ciento
ochenta y nueve del referido cuerpo legal...” (Casación Nro. 5396-2006 /
Lima Norte, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008,
págs. 23323-23324).
- “... De acuerdo al principio de eventualidad y preclusión en materia proba-
toria, los medios probatorios deben ser ofrecidos en la etapa postulatoria,
tal como se advierte de los artículos cuatrocientos veinticinco inciso quinto
y cuatrocientos cuarentidós inciso quinto del Código Procesal Civil, con
dicho principio ser busca [sic -léase se busca-] impedir que una de las
partes provista de un medio probatorio de último momento procure una
decisión en su beneficio y en perjuicio de la otra parte, quién [sic] no
habría podido controvertir su eficacia probatoria, afectando el derecho al
debido proceso...” (Casación Nro. 100-2007 / Ica, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs. 23480-23482).
- “... La denuncia in procedendo tampoco puede prosperar pues fluye que
la prueba ofrecida fue emitida con anterioridad a la presentación de la
demanda por lo que mal puede calificarse como un hecho nuevo en los
términos del Artículo cuatrocientos veintinueve del Código Procesal
Civil...” (Casación Nro. 765-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 14-09-1999, pág. 3511).
- “... Si bien es cierto que de conformidad con el Artículo ciento ochenti-
nueve del Código adjetivo, los medios probatorios deben ser ofrecidos
por las partes en los actos postulatorios, también es permisible, que el
juzgador admita pruebas con posterioridad a esta etapa procesal, incluso
actuarlas de oficio, siempre y cuando sirvan para promover certeza y
convicción de los hechos invocados por las partes, en cumplimiento de
su rol de director del proceso, con lo cual no existen (sic) ninguna vulne-
ración del derecho de defensa y por lo tanto no se ha afectado el debido

506
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

proceso...” (Casación Nro. 634-96 / Piura, publicada en el Diario Oficial


El Peruano el 20-04-1998, págs. 725-726).
- “... Al admitirse las pruebas extemporáneas, el juez originario corrió
traslado de las mismas a la parte contraria de acuerdo a lo establecido
en el artículo cuatrocientos veintinueve del Código Procesal Civil a fin
de que la parte reconozca o niegue la autenticidad de los documentos
que se le atribuyen; no habiéndose incurrido en vicio procesal. [...] no se
afecta al principio de preclusión cuándo [sic -léase cuando-] se trata de
medios probatorios extemporáneos sobre hechos nuevos, si se ha corrido
traslado de los mismos a la parte contraria...” (Casación Nro. 0996-99 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2002, págs.
8213-8214).
- “... La tendencia procesal moderna es admitir medios probatorios fuera
de la etapa postulatoria, toda vez que la finalidad del proceso es resolver
el conflicto intersubjetivo de intereses y descubrir la verdad; sin embargo,
siempre debe respetarse el principio de contradicción...” (Casación Nro.
4876-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-
2007, págs. 20693-20694).
- “... La tendencia procesal es admitir los medios probatorios extemporá-
neos, siempre que no se afecte el principio de bilateralidad de los medios
probatorios...” (Casación Nro. 422-2006 / Huánuco, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-10-2006, págs. 17533-17534).
- “... Se ha flexibilizado la prohibición de admitir elementos probatorios
extemporáneos o formalmente no incorporados al proceso, atendiendo a
que el fin concreto del proceso, según el numeral III del Título Prelimi-
nar del Código Procesal Civil, es resolver un conflicto intersubjetivo de
intereses y su fin abstracto es alcanzar la paz en justicia; siendo ello así,
es evidente que la rigidez en la admisión de elementos probatorios debe
ceder paso a la posibilidad de que se admitan nuevos medios probato-
rios siempre que no se afecte el derecho de contradicción de los medios
probatorios de la otra parte, esto es, que la otra parte tenga la posibilidad
real de cuestionar los referidos elementos...” (Casación Nro. 2000-2005 /
Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-04-2007, págs.
19170-19171).
- “... La rigidez en la admisión de elementos probatorios debe ceder paso
a la posibilidad de que se admitan nuevos medios probatorios siempre
que no se afecte el derecho de contradicción probatoria que asiste a la
contraria, esto es, que la otra parte justiciable tenga la posibilidad real

507
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

de cuestionar los referidos elementos, si lo estima conveniente. En todo


caso, el límite es no permitir la ausencia de oportunidad para el debate
del medio probatorio extemporáneo ofrecido y luego incorporado por
el Juez; lo que, además, deriva en la aplicación del principio de unidad
probatoria, que informa el Código Procesal adjetivo [sic]...” (Casación
Nro. 3837-2007 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-
01-2008, págs. 21511-21512).
- “... El Juzgador a efecto de no causar indefensión a la otra parte debió
correr traslado para que este niegue [sic -léase para que ésta niegue-] o
reconozca su autenticidad de los documentos que se le atribuye conforme
señala el artículo cuatrocientos veintinueve in fine del Código Procesal
Civil; [...] al no haber obrado el A - quo, y no habiendo la Sala de mérito
subsanado en la forma legal correspondiente incurren en causal de nuli-
dad de actuados, por contravenir normas del debido proceso, debiendo
renovar dicho acto...” (Casación Nro. 906-99 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág. 7154).
- “... Los documentos que obran en autos, [...] pese a su presentación ex-
temporánea pueden ser merituados en virtud del principio de adquisición
procesal...” (Casación Nro. 3668-00 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-04-2001, pág. 7259).
- “... En su razonamiento y valoración, el Colegiado Superior, así como el
Juez de la causa, omiten evaluar los documentos ofrecidos extemporánea-
mente por la parte demandada, ninguno de los cuales ha sido objeto de
impugnación; en todo caso, tanto la Sala revisora como el A quo debieron
señalar con claridad y precisión si las instrumentales referidas generan
o no prueba a favor de la parte demandada, toda vez que la valoración
conjunta de las pruebas que propugna el artículo ciento noventisiete
del Código Procesal Civil, se efectúa sin perjuicio de que el magistrado
utilice para ello su apreciación razonada; [...] siendo así, las sentencias
de mérito no cumplen con el requisito de la motivación adecuada y su-
ficiente, pues contienen una decisión que no se sustenta en la valoración
conjunta y razonada de los medios probatorios aportados al proceso; por
tanto, se trata de resoluciones que no se ajustan al mérito de lo actuado,
contraviniendo el inciso tercero del artículo ciento veintidós del anotado
Código Procesal [C.P.C.], así como el inciso quinto del artículo ciento
treintinueve de la Constitución Política del Estado...” (Casación Nro.
298-04 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2005,
págs. 14545-14546).

508
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

- “... No existe infracción procesal alguna derivada de la falta de actuación


de un prueba que no fue ofrecida oportunamente...” (Casación Nro. 1557-
99 / Tacna, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-11-1999, pág.
3850).
- “... El recurrente pretende que se meritúe una prueba presentada extem-
poráneamente, lo que no está permitido en el proceso...” (Casación Nro.
548-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001,
pág. 7492).
- “... No es factible pretender que las instancias de mérito valoren pruebas
ofrecidas extemporáneamente...” (Casación Nro. 1840-99 / Junín, publi-
cada en el Diario Oficial El Peruano el 07-04-2000, pág. 4970).
- “... La regla del Artículo cuatrocientos veintinueve del Código Procesal
(Civil) toma sentido en cuanto el Juez valora prueba ofrecida extempo-
ráneamente, sin audiencia de la contraria, mas si no lo hace, no causa
perjuicio a la defensa contraria ni afecta el derecho al debido proceso, por
lo que son de aplicación los principios de Conservación y Subsanación
previsto (sic) en el Artículo ciento setentidós cuarto párrafo del mismo
Código” (Casación Nro. 982-97 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 16-10-1998, pág. 1940).
- “... La prueba ofrecida por el recurrente no fue admitida por el Juzgado
por haber sido presentada extemporáneamente, por lo que no existe con-
travención alguna al debido proceso, al no haber sido valorado (sic) dichos
medios probatorios...” (Casación Nro. 3252-99 / Cajamarca, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 08-04-2000, pág. 5033).
- “... En el caso de autos, los magistrados han valorado elementos proba-
torios extemporáneos con el agravante de no haberse corrido [traslado]
de los mismos a la otra parte, lo cual afecta, de manera flagrante, [...] el
derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, en su manifestación de derecho
a probar o cuestionar un elemento probatorio...” (Casación Nro. 3392-
2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-09-2003,
págs. 10810-10811).
- “... De acuerdo con el artículo cuatrocientos veintinueve del Código Pro-
cesal Civil, después de interpuesta la demanda, sólo pueden ser ofrecidos
los medios probatorios referidos a hechos nuevos y a los mencionados
por la otra parte al contestar la demanda a reconvenir [sic -léase o recon-
venir-] y de presentarse documentos el juez concederá traslado a la otra
parte para que dentro de cinco días reconozca o niegue la autenticidad

509
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

de los documentos que se le atribuyen; [...] el Juzgado no ha cumplido


con el trámite antes establecido, ni ha admitido o rechazado la prueba;
[...] a pesar de ello, tanto la sentencia apelada como la de vista, se han
sustentado en la prueba presentada con el recurso de fojas [...]; [...] todo
esto determina, que las sentencias de mérito [...] han incurrido en la cau-
sal de nulidad contemplada en el artículo ciento setentiuno del Código
Procesal Civil...” (Casación Nro. 1556-2002 / Cañete, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-01-2003, pág. 9751).
- “... La resolución de vista hace referencia (...) a la ficha registral (...),
documento ofrecido por la demandante en calidad de prueba después de
la etapa postulatoria, a pesar de que había precluido la oportunidad para
presentar medios probatorios. (...) Que, en consecuencia, se ha afectado el
derecho al debido proceso...” (Casación Nro. 2402-98 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 14-06-1999, pág. 2990).
- “... Sin obrar en autos resolución admisoria de la prueba ofrecida por el
demandado en forma extemporánea, el a-quo emite sentencia declarando
improcedente la demanda sustentándola en dicha prueba sin valorar las
pruebas aportadas por la demandante, siendo confirmada por el Colegiado
bajo el mismo criterio, evidenciándose así la [...] contravención invocada
[contravención de las normas que garantizan el derecho al debido pro-
ceso]...” (Casación Nro. 3083-2007 / Cajamarca, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-01-2008, págs. 21487-21488).
- “... Se ha incurrido en afectación al debido proceso al darse la oportu-
nidad de que una de las partes pueda suministrar un medio probatorio
extemporáneo, no haberse admitido tal medio de prueba y, sin embargo[,]
ha sido objeto de análisis por el Ad Quem en la sentencia de vista, no
permitiendo con ello el debate contradictorio que le correspondía tener
derecho a la otra parte procesal, incurriendo con ello en vulneración a
la igualdad procesal que les corresponde a las partes legitimadas que
intervienen en un proceso; [...] en consecuencia corresponde declarar la
nulidad de la sentencia de vista por adolecer de nulidad insubsanable a
tenor del artículo ciento setenta y uno del Código Procesal Civil, corres-
pondiendo que la Sala califique el referido medio probatorio con arreglo
a ley...” (Casación Nro. 5396-2006 / Lima Norte, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs. 23323-23324).
- “... La sentencia debe emitirse atendiendo únicamente a los medios pro-
batorios ofrecidos en la etapa postulatoria que han sido admitidos por
el órgano jurisdiccional, en consecuencia, si la sentencia recurrida se
sustenta en un medio probatorio que en su oportunidad ha sido declarado

510
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

inadmisible por extemporáneo, se estaría vulnerando el principio de


preclusión procesal y el debido proceso...” (Casación Nro. 931-2002 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2004, pág.
11388).
- “... Dicha instrumental no ha sido debidamente incorporada al proceso,
al haberse rechazado su escrito de contestación de demanda por ser ex-
temporáneo [...]; contraviniendo así, la [resolución] impugnada, el debido
proceso, al fundar su decisión en aquella instrumental...” (Casación Nro.
2601-2001 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-
03-2003, pág. 10413).
- “... La declaración de improcedencia del escrito de contradicción por ex-
temporáneo tiene como consecuencia directa el tenerse por no presentados
los medios probatorios ofrecidos en él, no estando el a quo ni la Sala en
la obligación de merituar tales pruebas, precisándose al respecto que no
resulta de aplicación al caso de autos el artículo cuatrocientos veintinueve
del acotado Código [C.P.C.] referido al ofrecimiento de medios probato-
rios extemporáneos, pues no se han configurado los supuestos contenidos
en dicha norma...” (Casación Nro. 3340-2000 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7064).
- “... Al haberse merituado un documento aportado extemporáneamente esto
no invalida las otras pruebas aportadas al proceso; por tanto la sentencia
de vista no es arbitraria...” (Casación Nro. 3426-01 / Callao, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002, pág. 8536).
- “... Si bien el artículo 189 del Código Procesal Civil precisa que los medios
probatorios deben ser ofrecidos por las partes en los actos postulatorios,
también es verdad que si el medio probatorio, presentado fuera de la
fase postulatoria del proceso, haya sido incorporado al proceso, el Juez
no puede dejar de apreciarlo. Algo más: si al proceso se han incorporado
determinados medios probatorios, encontrándose dentro de ellos algunos
que al parecer son de trascendencia para dirimir el litigio, el Juez no puede
prescindirlos, debiendo avaluarlos conforme a la regla contenida en el
artículo 197 del citado cuerpo procesal...” (Casación Nro. 3889-2000 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2002, págs.
9145-9146).
- “... Interpretando el artículo 201 de dicho Código [C.P.C.] en su sentido
amplio debemos entender que cualquier defecto en la oportunidad de
ofrecimiento de un medio probatorio no puede invalidar éste, si a ello se
agrega que el Juez no lo hubiera rechazado liminarmente...” (Casación

511
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Nro. 3889-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-


09-2002, págs. 9145-9146).
- “... Si bien es cierto que los elementos probatorios se presentan dentro de
la etapa postulatoria; También [sic] lo es que, atendiendo a la finalidad del
proceso, se puede permitir el ingreso de medios probatorios extemporá-
neos, siempre que se respete el principio de contradicción de la prueba...”
(Casación Nro. 536-03 / Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-03-2004, págs. 11676-11677).
- “... Dentro de la doctrina procesal, se ha flexibilizado la prohibición de
admitir elementos probatorios extemporáneos atendiendo a que el fin
concreto, según el numeral tercero del Título Preliminar del Código ad-
jetivo [C.P.C.], es resolver un conflicto intersubjetivo de intereses y su
fin abstracto es alcanzar la paz en justicia; [...] siendo ello así, es evidente
que la rigidez en la admisión de elementos probatorios debe ceder paso a
la posibilidad de que se admitan nuevos medios probatorios siempre que
no se afecte el derecho de contradicción de los medios probatorios de la
otra parte, esto es, que la otra parte tenga la posibilidad real de cuestionar
los referidos elementos, si lo estima conveniente...” (Casación Nro. 3392-
2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-09-2003,
págs. 10810-10811).
- “... El recurrente, fue notificado con la presentación de los medios pro-
batorios que considera extemporáneos, por lo que en dicha oportunidad
debió formular la reclamación correspondiente del incumplimiento del
artículo cuatrocientos veintinueve del Código Procesal Civil, por lo
que resulta de aplicación el tercer párrafo del artículo ciento setentidós
del Código acotado [sobre convalidación tácita de la nulidad por su no
planteamiento oportuno] porque la nulidad no fue formulada en la pri-
mera oportunidad que tuvo para hacerlo...” (Casación Nro. 3116-2000 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001,
pág. 7048).
- “... Los jueces deben tener presente [...] que de acuerdo con el artículo
tercero del Título Preliminar del Código Procesal Civil, deben atender a
que la finalidad concreta del proceso es resolver un conflicto de intere-
ses o eliminar una incertidumbre, ambas con relevancia jurídica, siendo
efectivo [sic -léase haciendo efectivos-] los derechos sustanciales y que su
finalidad abstracta es lograr la paz social en justicia; [...] por ello, cuando
consideran que una prueba aunque sea ofrecida extemporáneamente,
puede servir para resolver la controversia y eliminar una incertidumbre

512
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

jurídica, están facultados para hacer uso de las pruebas de oficio, de


acuerdo al artículo ciento noventicuatro del Código Adjetivo [C.P.C.]...”
(Casación Nro. 1556-2002 / Cañete, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-01-2003, pág. 9751).
- “... Los juzgadores atendiendo a los fines del proceso consagrados en
el artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Civil, y acorde
con la facultad que establece el artículo ciento noventicuatro del mismo
cuerpo legal, puede incorporar al proceso medios probatorios de oficio
que estime convenientes, con lo cual también es posible incorporar la
prueba extemporánea ofrecida por una de las partes, para lo cual debe
emitir la resolución correspondiente, la que debe notificar a las partes a
efectos de que éstas puedan hacer valer sus argumentos de defensa co-
rrespondientes...” (Casación Nro. 130-03 / Piura, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-10-2003, pág. 11012).
- “... El medio probatorio de fojas [...] no resulta extemporáneo, ya que
no se trata de una prueba ofrecida de parte, sino de una prueba de oficio
ordenada por el A-quo bajo la facultad conferida por el artículo ciento
noventicuatro del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 732-02 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2002, pág.
9070).

5. JURISPRUDENCIA CASATORIA RELACIONADA CON LA VA-


LORACION DE LA PRUEBA
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la valoración de
la prueba, ha establecido lo siguiente:
- “... La función jurisdiccional básica de un Juez es la de resolver un
conflicto, solución que debidamente fundamentada es plasmada en una
sentencia, en la que en su parte considerativa el Juez expone las valo-
raciones esenciales y determinantes de los medios probatorios actuados
en el proceso, teniendo como mecanismo de valoración su apreciación
razonada, lo cual no es otra cosa que una manifestación de su indepen-
dencia jurisdiccional” (Casación Nro. 2601-98 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 12-06-1999, págs. 2987-2988).
- “... Es garantía del derecho de todo justiciable a que los hechos que afirme
sean sustentados debidamente con los medios probatorios que regula la
Ley Procesal, para tal efecto debe darse la mayor amplitud para que la
prueba sea actuada y valorada sin que se afecte los principios procesales
de celeridad y economía en la tramitación del proceso” (Casación Nro.

513
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

764-96 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 24-04-1998,


pág. 757).
- “... El Juez en la sentencia, que es la forma como se exterioriza la decisión
jurisdiccional, debe proceder a la reconstrucción de los hechos, con cuyo
propósito actúa como lo haría un historiador, analiza las declaraciones,
examina los documentos, aprecia las pericias, establece presunciones, uti-
liza los estándares jurídicos, aplicando para ello su apreciación razonada,
o como también se llama las reglas de la sana crítica, a fin de comprobar
la existencia o inexistencia de los hechos alegados por la parte actora y la
demandada. (...) Que en esa labor, el Juez está sujeto a dos restricciones, sólo
puede tomar en cuenta los hechos alegados por las partes, aún (sic) cuando él
pudiera tener otro conocimiento, y sólo puede referirse a la prueba actuada,
sea por iniciativa de las partes o de oficio” (Casación Nro. 2786-99 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 07-04-2000, pág. 4996).
- “... El magistrado no puede renunciar a su facultad de apreciación para
descartar un elemento sin convicción probatoria...” (Casación Nro. 181-95 /
Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 07-02-1996, pág. 40).
- “... La valoración del caudal probatorio previamente aceptado al proceso,
es una actividad mental atribuida única y exclusivamente al juez, quien con
las reglas de la lógica, la ciencia, la técnica o de su experiencia compone
los hechos, otorgándole jurídicamente el carácter de cierto. En tal senti-
do, en nuestro ordenamiento jurídico -artículo 197 del Código Procesal
Civil- se ha incorporado la libre valoración de la prueba por parte del
juez; actividad mental que debe realizarse coherente y razonablemente, ya
que allí radica el límite a la libertad de valoración; pues, de lo contrario
la decisión se tornaría en una arbitraria...” (Casación Nro. 3323-2007 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008,
págs. 23470-23471).
- “... En nuestro ordenamiento jurídico -artículo 197 del Código Procesal
Civil- se ha incorporado la libre valoración de la prueba por parte del
juez; actividad mental [que] debe realizarse coherente y razonablemente,
con el objetivo de emitirse una sentencia materialmente justa, ya que allí
radica el límite a la libertad de valoración...” (Casación Nro. 1207-2008 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs.
23474-23475).
- “... La última denuncia [sobre infracción del deber del juzgador de valorar
conjuntamente los medios probatorios] tampoco puede prosperar porque
está referida a un tema de valoración de la prueba en el cual el Juez tiene

514
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

plena facultad para analizar los medios probatorios en virtud del artículo
ciento noventisiete del Código adjetivo [C.P.C.] que ha recogido el sistema
de libre valoración de la prueba...” (Casación Nro. 2583-2000 / Chincha,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6682).
- “... Estando a que nuestro Ordenamiento Procesal Civil recoge el sistema
de la libre valoración de la prueba, así como la Constitución les reconoce
a todos los magistrados autonomía, esto es, la capacidad de decidir (en
términos jurídicos) con libertad y discrecionalidad, y si la instancia
superior no está de acuerdo con la apreciación del A Quo, tiene expedita
su atribución revocatoria del fallo apelado, pero no puede disponer que
este varíe la convicción a la que haya arribado, por ser esta una función
discrecional del Juez y siempre y cuando no haya arribado a una convic-
ción sobre los hechos materia de controversia; [...] en el caso de autos,
el Juez valorando razonadamente los medios probatorios actuados, y las
normas que ha considerado pertinentes, ha llegado a una certeza respecto
de los puntos controvertidos materia de la litis y en virtud de ellos ha
dictado el fallo correspondiente, [...] de lo expuesto se concluye que la
resolución recurrida ha contravenido las normas que garantizan el derecho
a un debido proceso...” (Casación Nro. 1150-2007 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs. 23600-23601).
- “... En virtud del principio de libre valoración de la prueba, plasmado en
el artículo 197 del Código Procesal Civil, [...] el Juez aprecia las pruebas
de acuerdo a su sana crítica...” (Casación Nro. 812-2008 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 04-09-2008, pág. 23084).
- “... En nuestro sistema procesal el juez valora los medios probatorios de
acuerdo a las reglas de la sana crítica, es decir, de acuerdo a lo que su
experiencia, sus conocimientos y la lógica le permiten inferir, conforme
se desprende de lo dispuesto por el artículo 197 del Código Procesal Ci-
vil...” (Casación Nro. 1530-2008 / Ancash, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-10-2008, pág. 23245).
- “... El Juez valoró las pruebas con arreglo al artículo 197 del Código
Procesal Civil, atendiendo a su apreciación razonada, la que no puede ser
cuestionada...” (Casación Nro. 3863-2000 / San Martín - Moyobamba, pu-
blicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, págs. 7600-7601).
- “... Nuestro ordenamiento procesal recoge el sistema de la libre aprecia-
ción de la prueba, que permite al juzgador valorar la misma utilizando
su apreciación razonada, es decir su facultad discrecional, sin más limi-
tación que la de no vulnerar los principios lógicos ni de la sana crítica...”

515
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

(Casación Nro. 3671-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El


Peruano el 31-07-2001, pág. 7597).
- “... La prueba debe ser valorada por el Juzgador según las reglas de la
sana crítica, es decir de conformidad con las leyes de la lógica, la psi-
cología y la experiencia, dándole a cada uno de los medios probatorios
el valor que se consideré [sic -léase considere-] tiene, con una adecuada
motivación y apreciándolas en su conjunto, lo que está de acuerdo con
el interés público del proceso, con la búsqueda de la verdad real y con
la aplicación de la justicia. [...] Que, si bien el Código Procesal Civil ha
optado por el sistema de la libre valoración de la prueba, denominado
también de la apreciación razonada, otorgando al Juzgador libertad para
formarse convicción del propio análisis que efectúe [...] [de] las pruebas
existentes; sin embargo, en su razonamiento, no puede dejar de lado las
reglas de la sana crítica...” (Casación Nro. 2307-2000 / Ayacucho, publi-
cada en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001, pág. 7975).
- “... No se ha vulnerado el derecho de probar del impugnante, dado que
no se ha denegado la admisión de algún medio probatorio; asimismo,
tampoco constituye infracción de ese derecho el hecho que la Sala valore
los medios probatorios de acuerdo a su sana crítica...” (Casación Nro.
1746-01 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001,
pág. 7864).
- “... Constituye una actividad previa y esencial a la valoración de los medios
probatorios, la interpretación lógica de los mismos, a fin de establecer su
correcto contenido...” (Casación Nro. 1030-01 / Callao, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001, págs. 8122-8123).
- “... Para arribar a la conclusión definitiva que se materializa en el fallo, el
juzgador valora en forma conjunta todos los medios probatorios, utilizando
su apreciación razonada...” (Casación Nro. 1015-2000 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, págs. 6686-6687).
- “... De conformidad con la segunda parte del artículo ciento noventisiete
del Código Adjetivo [C.P.C.] el magistrado, en su resolución, sólo hará
constar las valoraciones esenciales y determinantes que sustenten su
fallo; [...] en consecuencia, el magistrado es libre de valorar los medios
probatorios, empleando su apreciación razonada, y otorgando a cada
medio probatorio el valor que considera más ajustado al proceso...” (Ca-
sación Nro. 3604-00 / Canchis - Sicuani, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-04-2001, pág. 7253).

516
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

- “... El artículo [...] citado [art. 197 del C.P.C.], establece que todos los
medios probatorios deben ser valorados en forma conjunta, debiendo el
juez utilizar su apreciación razonada; [...] el principio enunciado en la
norma precitada implica que, teniendo en cuenta que el conjunto proba-
torio del proceso forma una unidad, como tal deben [sic -léase debe-]
ser apreciado y examinado, confrontando los medios probatorios entre
sí, puntualizando su concordancia o discordancia y concluyendo sobre el
convencimiento que del análisis global se forme...” (Casación Nro. 1460-
2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008,
págs. 23645-23646).
- “... Los medios probatorios forman una unidad y en tal sentido, deben ser
examinados y valorados por el juzgador en forma conjunta, confrontando
uno por uno los diversos medios probatorios, puntualizando su concordan-
cia o discordancia, para finalmente concluir sobre el convencimiento que
a partir de ellas se forme...” (Casación Nro. 04-2007 / Cusco, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2008, pág. 23119).
- “... Las pruebas en realidad están mezcladas formando una secuencia
integral, un todo, un conjunto armonioso; debiendo ser la preocupación
del Juez reconstruir, en base a los medios probatorios, los hechos que dan
origen al conflicto; ninguna prueba deberá ser tomada en forma aislada,
tampoco en forma exclusiva, sino en su conjunto; dado que sólo teniendo
una visión integral de los medios probatorios se puede sacar conclusiones
en busca de la verdad, que es el fin del proceso...” (Casación Nro. 3511-
2007 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008,
pág. 23424).
- “... La valoración de la prueba debe ajustarse a lo dispuesto por el artículo
ciento noventisiete del Código Procesal Civil, en cuanto a que los medios
probatorios son valorados por el Juez en forma conjunta, utilizando su
apreciación razonada; [...] la apreciación razonada está emparentada con
el hecho que la ley no impone normas generales para acreditar algunos
hechos, ni determina abstractamente el valor de las pruebas, sino que
deja al juzgador en la libertad para admitir toda prueba que estime útil
al esclarecimiento de la verdad y para apreciarla conforme a las reglas
de la lógica y de la experiencia común; se trata de un convencimiento
lógico y motivado, basado en elementos probatorios objetivos; [...] en
consecuencia queda descartada la posibilidad de una apreciación arbitraria
y no razonada de las pruebas, ya que el acto valorativo debe apoyarse
en la lógica, los principios naturales y la experiencia, todo lo cual se re-
laciona con el principio de la legítima defensa y el deber de motivación

517
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

de las resoluciones judiciales, motivación que debe ser adecuada y no


cualquiera que no tenga asidero objetivo; estas reglas determinan el
sistema de valoración de la prueba y el apartarse de ellos, por parte del
juzgador trae como consecuencia la ineficacia de la sentencia establecida
en el proceso...” (Casación Nro. 2558-2001 / Puno, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-04-2002, págs. 8580-8581).
- “... La Sala Civil al absolver el grado [...] no ha efectuado un análisis en
forma conjunta de las pruebas actuadas en autos, lo que afecta el debido
proceso e infringe lo dispuesto en nuestra Carta Política del Estado en
su artículo ciento treintinueve inciso tercero, concordante con el artículo
sétimo del Texto Unico Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial
y el artículo primero del Título Preliminar del Código Procesal Civil; [...]
por las razones precedentes, se ha configurado la [...] contravención de
normas que garantizan el derecho a un debido proceso, con lo que se ha
incurrido en causal de inevitable invalidez...” (Casación Nro. 786-2001 /
Jaén, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001, pág. 7910).
- “... Al no haberse valorado un medio probatorio que fue expresamente
admitido y que resultaba esencial para resolver la controversia, se ha infrin-
gido lo establecido en el artículo ciento noventisiete del Código Procesal
Civil sobre valoración conjunta de todos los medios probatorios, motivo
por el que debe declararse nula la sentencia de vista a fin de que se expida
nueva resolución con arreglo a ley...” (Casación Nro. 2157-1999 / Piura,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6699).
- “... El Juez puede incurrir en error de derecho en materia probatoria
cuando al estimar el mérito de los elementos de juicio contraviene las
normas que regulan su incorporación al proceso. Igualmente incurre en
error cuando deja de valorar medios probatorios que ya están incorporados
al proceso...” (Casación Nro. 3889-2000 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-09-2002, págs. 9145-9146).
- “... Las instancias de mérito no sustentan las causas por las cuales di-
chos medios probatorios, admitidos en autos, resultan impertinentes o
insuficientes para acreditar o desvirtuar los hechos en los que se funda la
acción; en consecuencia, han omitido pronunciarse debidamente sobre
las pruebas obrantes en autos, lo que demuestra que no han efectuado una
valoración conjunta y razonada de los medios probatorios aportados en
el proceso, conforme lo prevé el artículo ciento noventisiete del Código
Procesal Civil...” (Casación Nro. 2414-02 / Callao, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 28-02-2003, págs. 10149-10150).

518
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

- “... Como se aprecia de la sentencia recurrida, ella no ha apreciado las


pruebas citadas con anterioridad [prueba documental], ni explicado en
todo caso por qué las desestima, contraviniendo los artículos ciento
noventisiete del Código Procesal Civil por el cual el Juez está obligado
a valorar en forma conjunta todos los medios probatorios en base a su
apreciación razonada; y ciento ochentiocho del acotado Código, que
[se] refiere a la finalidad de los medios probatorios...” (Casación Nro.
2088-2000 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
03-2001, págs. 7011-7012).
- “... El Juzgador no se encuentra obligado a referirse a todas las pruebas
en sus resoluciones sino solo a las que dan sustento a su decisión de
conformidad a lo previsto por el artículo 197 segundo párrafo del Código
Procesal Civil...” (Casación Nro. 834-2012 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-11-2012, pág. 38439).
- “... El artículo 197 del Código Procesal Civil establece que todos los
medios probatorios son valorados por el juez en forma conjunta. Sin em-
bargo, en la resolución sólo serán expresadas las valoraciones esenciales
y determinantes que sustenten su decisión; [...] la valoración conjunta de
la prueba significa que el juez debe apreciar toda la prueba actuada no
prescindiendo de unas y privilegiando otras, material probatorio que debe
apreciar en su integridad...” (Casación Nro. 2015-2003 / Ayacucho, publi-
cada en el Diario Oficial El Peruano el 01-09-2005, págs. 14684-14685).
- “... Los medios probatorios deben ser valorados en forma conjunta y
merituados con criterio ponderado, sujetándose al mérito de lo actuado
y al derecho aplicable al caso concreto; debiendo tenerse en cuenta que,
si bien cada medio probatorio debe tener valor independiente como ele-
mento de prueba, no puede dejarse de lado la interrelación entre los demás
medios probatorios incorporados válidamente al proceso, pues todos ellos
se refieren a un mismo hecho que es el objeto de la prueba...” (Casación
Nro. 1581-2007 / Tacna, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
31-01-2008, págs. 21535-21536).
- “... La valoración razonada de la prueba no importa la valoración aislada
de las pruebas ofrecidas por una de las partes, sino su confrontación con
las ofrecidas por la otra parte, y aún [sic] con la actuada de oficio...” (Ca-
sación Nro. 562-07 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-09-2008, págs. 23174-23175).
- “... El artículo 197 del Código Procesal Civil [...] establece la conjunta,
razonada y libre valoración de las pruebas de parte del juzgador, no

519
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

exigiendo tal norma que el juzgador exprese con detalles las operaciones
mentales que realizo [sic -léase que realizó-], sino que debe expresar los
elementos relevantes que dan sustento a su decisión...” (Casación Nro.
4920-2006 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-05-2008, pág. 22164).
- “... Dicha norma procesal (art. 197 del C.P.C.) crea la exigencia en el
juzgador de mérito de realizar una íntima apreciación y valoración de
todos los medios probatorios, válidamente actuados por las partes en el
proceso, pero ello no le obliga a expresar en detalle todas las operaciones
mentales que realizó, sino que sólo debe expresar los elementos relevantes
que dan sustento a su decisión, lo que crea una concreción en materia
probatoria...” (Casación Nro. 552-99 / San Román, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 19-10-1999, págs. 3772-3773).
- “... El artículo ciento noventisiete del Código Adjetivo [C.P.C.] no dispone
que se tenga que examinar todos y cada uno de los medios probatorios,
sino que ellos son valorados por el Juez en forma conjunta utilizando su
apreciación razonada...” (Casación Nro. 74-2001 / Callao, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2001, pág. 7366).
- “... De la lectura de la sentencia de mérito se advierte la apreciación
razonada y conjunta de las pruebas, no siendo exigible que se refiera a
cada una de ellas...” (Casación Nro. 1090-99 / Cajamarca, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 29-09-1999, pág. 3599).
- “... El artículo ciento noventisiete del Código Procesal Civil [...] dispone
que todos los medios probatorios son valorados por el Juez en forma
conjunta, utilizando su apreciación razonada. Sin embargo, en la resolu-
ción sólo serán expresadas las valoraciones esenciales y determinantes
que sustentan su decisión; siendo esto así, el legislador le ha otorgado a
los jueces la posibilidad legal y real de indicar en su sentencia [...] solo
aquellos medios probatorios que son determinantes para adoptar la de-
cisión conclusiva...” (Casación Nro. 510-2007 / Lima - Norte, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs. 23488-23490).
- “... Tanto el A Quo como la Sala Superior han valorado los medios probato-
rios [...] dentro de los alcances establecidos en el artículo ciento noventisiete
del Código Adjetivo [C.P.C.], sin que sea necesario, por disposición legal,
que en su decisión hagan una descripción completa de todos los medios
probatorios, sino basta exponer en ella aquellos que son determinantes para
tomar su decisión...” (Casación Nro. 3652-2007 / Junín, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, pág. 23582).

520
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

- “... Los magistrados de mérito han valorado, en forma conjunta y razonada,


todos y cada uno de los medios probatorios [...] ofrecidos y actuados dentro
del proceso, sin embargo, dentro de su resolución, al amparo del artículo
ciento noventisiete del Código Procesal Civil, tiene [sic] la facultad de
solo describir aquellos medios probatorios que inciden o trascienden a la
sustentación de su decisión...” (Casación Nro. 4078-2006 / Lima, publi-
cada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs. 23633-23636).
- “... En materia de la prueba, el Código Adjetivo [C.P.C.] ha adoptado
el sistema de la libre valoración de la prueba, señalando que los medios
probatorios deben ser valorados en forma conjunta y merituados en
forma razonada, pero no implica que el Juzgador, al momento de emitir
sentencia, debe señalar la valoración otorgada a cada prueba actuada,
sino únicamente lo hará respecto a los medios probatorios que de forma
esencial y determinada han condicionado su decisión de conformidad con
el artículo 197 del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2071-2008 /
Tacna, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs.
23393-23394).
- “... El artículo 197 del Código Procesal Civil autoriza al juzgador a ex-
presarse únicamente respecto de los medios probatorios que de forma
esencial y determinada han condicionado su decisión...” (Casación Nro.
427-2008 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008,
pág. 23375).
- “... En virtud de lo previsto en el artículo 197 del Código Procesal Civil,
el Juez tiene la facultad discrecional de valorar las pruebas transcen-
dentes que motivan su decisión, lo que no implica transgredir el debido
proceso...” (Casación Nro. 3903-2007 / Apurímac, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-03-2008, págs. 21677-21679).
- “... Los medios probatorios deben ser valorados en forma conjunta y
merituados en forma razonada, lo que no implica que el Juez al momento
de emitir sentencia deba señalar la valoración otorgada a cada prueba
actuada, sino únicamente, sólo lo hará respecto a los medios probatorios
que de forma esencial y determinante han condicionado su decisión,
conforme lo establece el artículo ciento noventisiete del Código adjetivo
[C.P.C.]...” (Casación Nro. 1814-01 / Huánuco, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-04-2002, pág. 8507).
- “... El Juzgador no se encuentra obligado a expresar todas las valoraciones
que realiza, y por ende punto por punto sobre lo que se señala en la de-
manda y en la contestación a la misma, sino tan solo [...] las valoraciones

521
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

esenciales y determinantes que sustentan su decisión, conforme lo pres-


cribe [...] el artículo ciento noventisiete del Código Adjetivo [C.P.C.]...”
(Casación Nro. 1680-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-04-2002, pág. 8565).
- “... De la parte considerativa de la sentencia de primera instancia se
aprecia que el Juez hace referencia a los medios probatorios en los que
ha sustentado su decisión jurisdiccional, señalando expresamente que
los demás medios probatorios actuados en nada varían las conclusiones
a las que arribó, no estando obligados los magistrados a hacer mención
a las pruebas que no han causado convicción en ellos...” (Casación Nro.
3872-00 / Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2001,
pág. 7356).
- “... El hecho de que dentro de un proceso se valore una prueba más que
otra o se desestime su valor probatorio, no significa que se esté atentando
contra las normas del debido proceso, tanto más, si conforme al artículo
197 del Código Procesal Civil, el juzgador al momento de sentenciar, está
facultado a señalar la valoración otorgada a los medios probatorios que
de forma esencial y determinante condicionen su decisión...” (Casación
Nro. 1809-2006 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-06-2008, págs. 22331-22332).
- “... El artículo 197 del Código Adjetivo [C.P.C.], si bien otorga libertad
al Juzgador de mérito para valorar la prueba, le exige en primer lugar
que aprecie la prueba en su conjunto y luego que lo haga utilizando su
apreciación razonada. Esa apreciación debe expresar sindéresis. [...]
En este caso, la Sala de mérito analiza la prueba en forma individual y
aislada, analiza los documentos uno por uno. Este proceder por si solo
[sic -léase por sí solo-] configura una afectación del derecho al debido
proceso...” (Casación Nro. 223-2006 / Ancash, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-08-2007, pág. 20104).
- “... De [la] lectura de la sentencia de vista [...] se advierte que no se ha
valorado en forma conjunta los [...] medios probatorios [...]; [...] a fin de
no vulnerar el derecho al debido proceso y a que se expida una sentencia
de acuerdo a derecho y sin vulnerar el principio de la debida valoración de
los medios probatorios actuados, si el derecho a probar tiene por finalidad
producir en la mente del juzgador el convencimiento sobre la realidad
o inexistencia de los hechos afirmados, resultaría una garantía ilusoria
si el juzgador no apreciara adecuadamente (razonadamente) el material
probatorio y practicara un estudio parcial, ilógico [...] del caudal fáctico;

522
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

por lo tanto, se debe anular la sentencia impugnada a fin que el Colegiado


Superior expida nuevo fallo valorando en forma razonada lo [sic -léase
los-] medios probatorios...” (Casación Nro. 666-07 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs. 23498-23499).
- “... Afecta el derecho al debido proceso, que el Juez sólo tome en cuenta
una parte de la prueba, e ignore el resto, sin ninguna explicación” (Casa-
ción Nro. 1916-99 / Chincha, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 18-12-1999, pág. 4342).
- “... Al no haberse valorado los medios probatorios en forma conjunta y
sin utilizar su apreciación razonada, la Sala ha infringido el Principio
de Legalidad, incurriéndose en vicio de nulidad insubsanable que debe
sancionarse conforme a los Artículos ciento setentiuno, ciento setentiséis
in fine y ciento setentisiete del Código Procesal Civil” (Casación Nro.
1464-98 / San Martín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 12-
11-1999, págs. 3897-3898).
- “... El inciso quinto del Artículo ciento treintinueve de la Constitución
como el Artículo ciento noventisiete del Código Procesal Civil, en con-
cordancia con los incisos sexto y tercero de los Artículos cincuenta y
ciento veintidós, respectivamente, del mismo Código Adjetivo, imponen
al juzgador la obligación procesal de valorar todos los medios probatorios
en forma conjunta, utilizando su apreciación razonada y es obvio que no se
cumple con esta obligación haciendo genérica referencia de los mismos,
sin un análisis crítico y comparativo de la prueba presentada por ambas
partes” (Casación Nro. 3240-99 / Ica, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 21-07-2000, págs. 5646-5647).
- “... Del examen de la sentencia de vista impugnada [se] advierte que
el Superior Colegiado ha omitido merituar los medios probatorios
ofrecidos por la parte demandada [...]. Que, ello importa una clara
violación al principio contenido en el artículo ciento noventa y siete
del Código Procesal Civil [sobre el principio de la valoración conjunta
y razonada de los medios probatorios], [...] lo cual también comporta
una violación del debido proceso...” (Casación Nro. 1460-2007 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs.
23645-23646).
- “... El Ad Quem ha omitido pronunciarse respecto del precitado medio
probatorio [expediente judicial], habiéndose transgredido el deber de
valorar íntegramente los medios probatorios actuados, contenido en el
artículo ciento noventisiete del Código Procesal Civil...” (Casación Nro.

523
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

04-2007 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2008,


pág. 23119).
- “... Examinada la resolución de vista se constata que la decisión impug-
nada infringe abiertamente el citado principio procesal [principio de la
valoración conjunta y razonada de la prueba], pues, se ha sustentado en
una prueba instrumental que ha devenido en ineficaz, [...] [constatándose
que] ha sido declarada parcialmente nula en sede judicial y si ello es así,
mal podría apoyarse la recurrida en una prueba que ha sido invalidada y
que por lo tanto, carece de eficacia jurídica...” (Casación Nro. 5275-2006 /
Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-07-2007, págs.
20047-20048).
- “... El operador de justicia puede incurrir en dos situaciones al momento
de valorar la prueba, las cuales son, su falta de valoración o su indebida
valoración que es la contraparte a la valoración razonada, así se colige de
lo dispuesto por el numeral ciento noventisiete del Código Procesal Civil.
El supuesto de falta de valoración de la prueba se presenta por la falta
de percepción o la omisión de valorar la prueba admitida y considerada
como dirimente o esencial para el esclarecimiento de los hechos, lo que
puede generar errores en la logicidad, que repercuten en la garantía del
debido proceso, y que constituye además un atentado contra el principio
de igualdad de las partes, especialmente al vulnerar el derecho subjetivo
de probar. En el caso de la indebida valoración de la prueba, las pruebas
que sustentan la pretensión y la oposición de las partes tiene su correlativo
en el deber del Juez de escuchar, actuar y merituar de manera conjunta la
carga probatoria aportada en virtud de los principios de razonabilidad y
equidad. Esta actividad valoradora en los aspectos de prueba-valoración-
motivación, no deben ser expresados como simples agregados mecáni-
cos sino ligados por un sustento racional dentro de las reglas de la sana
crítica (los principios lógicos: de no contradicción, de identidad, tercero
excluido, razón suficiente; y la experiencia)...” (Casación Nro. 332-2007 /
Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, págs.
22729-22730).
- “... Corresponde distinguir la potestad del juzgador de atribuir -en la parte
considerativa de la resolución- a cada prueba el valor o la convicción que
su juicio le sugiera, del inexcusable deber que tiene de someter a su valo-
ración todas las pruebas legalmente incorporadas al proceso, señalando
a cada una; así, debe entenderse que la arbitrariedad en la valoración
de la prueba sólo puede estar referida a la exclusión inmotivada de un
medio probatorio, no así al valor probatorio que le ha sido otorgado por

524
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

el juzgador...” (Casación Nro. 3583-2007 / Lima, publicada en el Diario


Oficial El Peruano el 31-01-2008, págs. 21470-21471).
- “... No se afecta el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva y el derecho de
defensa cuando se desestima una pretensión luego de ponderar la prueba y
arribar a la improbanza de su causa petendi, salvo que se denuncie en for-
ma debida que [...] la valoración fue arbitraria (vulnerando los principios
del derecho probatorio) o que existen errores del razonamiento judicial
(errores in cogitando)...” (Casación Nro. 128-01 / Cono Norte, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, págs. 7462-7463).
- “... Se atenta contra el derecho al debido proceso, cuando se incurre en
arbitrariedad fáctica, cuando se emiten decisiones que fracturan el exa-
men de los medios de prueba, porque lejos de ser analizados en conjunto
en el fallo se los aisló y dejó como cabos sueltos, haciéndoles perder su
eficacia, así como cuando atribuyen al medio probatorio o al hecho objeto
de prueba un alcance o sentido que lo priva del que en verdad tenía...”
(Casación Nro. 2356-2001 / San Román, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 01-04-2002, pág. 8513).
- “... En la sentencia recurrida no sólo se ha incurrido en insuficiente motiva-
ción, sino que lo más grave, es una [sic -léase en una-] valoración arbitraria
de determinados medios probatorios, sin contar para ello con criterios
objetivos, lo cual ha conllevado a la vulneración del derecho a un debido
proceso, al habérseles otorgado, a los demandados, derechos sin que los
tengan frente al demandante, llegando al absurdo en la apreciación de la
prueba, al establecerse conclusiones en abierta contradicción con fehacien-
tes constancias de la causa...” (Casación Nro. 2558-2001 / Puno, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002, págs. 8580-8581).
- “... Se han atribuido efectos probatorios a actos procesales que expresan
de modo indubitable un sentido contrario al afirmado por la Sala Superior;
[...] siendo así se ha incurrido en vicio de apreciación de los hechos pues
el razonamiento lógico jurídico de la Sala Superior contraría totalmente
lo afirmado por las partes, pues le atribuye expresiones de aceptación
de hechos a la demandante cuando nunca lo hizo, más bien los negó en
todo momento; [...] en consecuencia existe una fractura lógica entre lo
expuesto por las partes y las consideraciones de la Sala revisora lo cual
conlleva a que se haya atentado contra un debido proceso, habida cuenta
que no se ha analizado debidamente lo expuesto por las partes en el pro-
ceso, vulnerándose de este modo lo dispuesto por el inciso tercero del
artículo ciento veintidós del Código Procesal Civil; [...] estando a ello se

525
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

deben renovar los actos procesales viciados, esto es que se debe declarar
la invalidez de la resolución recurrida a fin que el A Quem [...] resuelva
de acuerdo a Ley...” (Casación Nro. 2560-2001 / La Libertad, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002, pág. 8520).
- “... Existe una indebida valoración de los medios probatorios, y por ende
el fallo no se sujeta al mérito de lo actuado previsto en el numeral ciento
veintidós inciso tercero del Código Procesal, [...] en este orden de ideas,
el defecto advertido precedentemente conlleva a declarar la nulidad del
fallo de conformidad con lo que dispone el artículo ciento setentiuno del
Código Adjetivo [C.P.C.] que no es posible subsanarse, debiendo expe-
dirse nueva resolución con arreglo a ley...” (Casación Nro. 1648-2007 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs.
23270-23272).
- “... La deficiente apreciación de la prueba por la Sala revisora constituye una
contravención al debido proceso...” (Casación Nro. 479-2001 / La Libertad,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2003, pág. 9854).
- “... Se produce (la contravención a las normas que garantizan el debido
proceso) en la medida que exista una conducta renuente u omisiva del
juzgador a actuar y/o valorar los medios probatorios ofrecidos por las
partes” (Casación Nro. 1172-97 / Apurímac, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 04-01-2000, pág. 4481).
- “... La falta de valoración de medios probatorios advertidos por la Sala
de mérito no puede ser pasible de convalidación por el Juzgador, ello en
atención a la trascendencia y rol que cumple la actividad probatoria al
interior del proceso...” (Casación Nro. 559-2005 / Amazonas, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2005, pág. 14757).
- “... El cargo de omisión en la apreciación de pruebas, para ser admitido
requiere que el recurrente demuestre la arbitrariedad en la apreciación
de la prueba y cómo la supuesta prueba admitida y no apreciada podría
modificar la relación de hecho...” (Casación Nro. 1234-2000 / Are-
quipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 17-09-2000, págs.
6305-6306).
- “... El atribuir un sentido determinado a un hecho conforme al mérito
probatorio que se extraiga de una determinada prueba constituye una
facultad del juzgador prevista en la ley procesal...” (Casación Nro. 4022-
2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002,
págs. 8615-8616).

526
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

- “... Las instancias de mérito dentro del ejercicio de su función jurisdiccio-


nal tienen la capacidad de valorar los medios probatorios actuados a fin
de determinar la veracidad de las pretensiones demandadas, por ende si
las instancias de mérito, en base a la valorización del acervo probatorio,
han llegado a una conclusión distinta a la esgrimida por el recurrente,
ello no constituye vicio procesal alguno...” (Casación Nro. 2425-2000 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, págs.
6670-6671).
- “... Los argumentos del recurrente solo evidencian una discrepancia en
cuanto a la valoración del Juez [de los medios probatorios], lo que no
constituye infracción procesal que determine la afectación al debido pro-
ceso...” (Casación Nro. 210-2007 / Santa, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-09-2008, págs. 22697-22699).
- “... No se afecta el derecho de igualdad cuando por ejercicio de la valo-
ración probatoria se llega a la convicción de favorecer a una de las partes
atribuyéndole el respectivo derecho que le corresponde...” (Casación Nro.
1645-97 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 07-06-
1999, pág. 2972).
- “... Es en el área de la prueba donde ha de asegurarse la primacía de la
verdad objetiva, sin que nada excuse la indiferencia de los jueces en su
misión de dar a cada uno lo que le corresponde, por lo que el prescindir de
pruebas, decisivas en la acreditación de un extremo fáctico determinante
para la litis, implica una injuria que, provocada por el reclamo de una de
las partes, debe concluir en el acogimiento de la pretensión invalidante de
la sentencia...” (Casación Nro. 2558-2001 / Puno, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-04-2002, págs. 8580-8581).
- “... En autos no obra la constancia de haberse elevado dichas instrumen-
tales a las Cortes Superiores de Justicia; y, el Colegiado no ha reparado
en esta prueba al momento de pronunciar sentencia teniéndolos a la vista,
viciándose de nulidad establecida en el artículo ciento setentiuno del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2536-2000 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs. 7193-7194).
- “... La finalidad concreta del proceso es resolver un conflicto de intereses,
mediante una sentencia motivada, pronunciándose en decisión expresa
y precisa sobre la cuestión controvertida, haciendo efectivo [sic -léase
haciendo efectivos-] los derechos sustanciales y no se puede llegar a
ese resultado con elementos insuficientes para formar convicción en el
Juzgador. [...] Que, de lo expuesto, se concluye que existe la violación

527
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

a las normas que garantizan el derecho al debido proceso...” (Casación


Nro. 1144-98 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-01-2001, págs. 6776-6777).
- “... Si bien el Artículo ciento noventisiete del precitado Cuerpo Legal
(C.P.C.) establece que los medios probatorios son valorados por el
Juzgador en forma conjunta, apreciándolos razonadamente, y que en la
resolución sólo expresará las valoraciones esenciales y determinantes
que sustentan su decisión, sin embargo, no puede dejar de emitir pro-
nunciamiento sobre aquello que ha sido expresamente fijado como punto
controvertido” (Casación Nro. 3168-98 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 20-09-1999, pág. 3559).
- “... La omisión de valorar uno de los medios de prueba que guarda rela-
ción directa con las pretensiones en debate no es un vicio convalidable...”
(Casación Nro. 1210-03 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-10-2006, págs. 17061-17062).
- “... La recurrente ha señalado que se vulnera su derecho al debido pro-
ceso en razón a que las instancias de mérito no han valorado ni una sola
de las pruebas ofrecidas por su parte, afirmación que resulta ser cierta,
pues revisadas las sentencias cuestionadas se advierte que en ella se citan
únicamente las pruebas de descargo presentadas por los demandados,
sin indicarse de forma precisa y clara cuáles son los fundamentos que
conllevan a no tomar en cuenta las pruebas ofrecidas por la actora como
sustento de su demanda, lo que vulnera su derecho de prueba previsto en
el artículo ciento ochentiocho del Código Procesal Civil, según el cual,
los medios probatorios tienen por finalidad acreditar los hechos expuestos
por las partes, producir certeza en el Juez respecto de los puntos con-
trovertidos y fundamentar sus decisiones...” (Casación Nro. 1936-06 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2007, págs.
19709-19710).
- “... Las pruebas no admitidas no pueden ser merituadas...” (Casación Nro.
1038-99 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 13-10-1999,
págs. 3724-3725).
- “... En ningún caso se puede valorar prueba que no ha sido admitida expre-
samente, y lo contrario afecta el derecho a un debido proceso, violentando
lo dispuesto en los artículos ciento ochentinueve y setecientos del Código
Procesal Civil...” (Casación Nro. 1304-97 / Cono Norte, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, págs. 6842-6843).

528
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

- “... Se incurre en contravención al debido proceso al valorarse un medio


probatorio que no ha sido admitido ni actuado en el proceso, afectando el
derecho de defensa que tiene la parte contraria así como a los principios
de bilateralidad y contradicción procesal, al restringírsele la posibilidad
que tiene de poder cuestionar o alegar lo que a su derecho corresponda
con relación a dicho documento...” (Casación Nro. 2601-2001 / Huánuco,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2003, pág. 10413).
- “... Siendo el Juez director del proceso puede valorar todas las pruebas
obrantes en autos atendiendo a los fines del proceso, y siendo esto así, el
juzgador puede extraer conclusiones respecto de un medio probatorio que
no se haya admitido formalmente como prueba...” (Casación Nro. 76-01 /
Apurímac, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2001, pág.
7366).
- “... La documentación a que se hace referencia [...] fue declarada inadmi-
sible como medio probatorio por resolución [...], por lo que no podía ser
apreciada...” (Casación Nro. 3112-2001 / Callao, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-02-2002, pág. 8330).
- “... El documento (...) no ha sido ofrecido como medio probatorio ni ha
sido admitido como tal; en consecuencia, la impugnada contraviene el
debido proceso al fundar su decisión en aquél” (Casación Nro. 1861-99 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 20-01-2000, pág.
4595).
- “... Si bien es cierto conforme al principio de elasticidad probatoria,
recogido por el artículo 201 del Código Procesal Civil, se pueden obviar
ciertos requisitos formales ante la finalidad de los medios probatorios
siempre que dichos requisitos no sean de orden público y de cumplimiento
obligatorio, también lo es que al haberse valorado y compulsado el medio
probatorio indicado [documento], sin advertir que se había prescindido
de aquel, se han infringido las formalidades procesales que garantizan
el debido proceso, en este caso el principio de preclusión probatoria...”
(Casación Nro. 2695-2002 / Callao, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-08-2004, pág. 12469).
- “... La diferencia en la apreciación y valoración de los medios probatorios
actuados, no constituye una irregularidad procesal, porque ello implica
para los magistrados el ejercicio de su autonomía e independencia en
el ejercicio de sus funciones jurisdiccionales, aplicando para el efecto,
su sana crítica...” (Casación Nro. 642-01 / Piura, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-07-2001, págs. 7499-7500).

529
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... Ni la recurrente ni este Supremo Tribunal ni ningún funcionario o


servidor público o persona puede pretender inducir a un magistrado en
la valoración que de éste [sic -léase en la valoración que dé éste-], de un
determinado medio probatorio, puesto que ello no sólo es indebido, sino
que afectaría la libertad e independencia del magistrado y su espacio dis-
crecional, el cual es vital [...] para el funcionamiento de la Administración
de Justicia...” (Casación Nro. 1330-2007 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs. 22123-22124).
- “... En el caso de autos se advierte que el Juez expresó las valoraciones
esenciales y determinantes que sustentaron su decisión, llegando a afirmar
que las demás pruebas actuadas y no glosadas no desvirtúan su decisión;
en consecuencia, la Sala de revisión no puede sostener que las pruebas
de las demandadas no han sido valoradas por el a quo, no obstante existir
elementos de juicio que deben ser evaluados, porque ello no evidencia
otra cosa que una discrepancia con la valoración efectuada por el Juez,
a quien por el principio de independencia jurisdiccional no se le puede
obligar a apreciar los medios probatorios en un sentido distinto al por él
asumido...” (Casación Nro. 2601-98 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 12-06-1999, págs. 2987-2988).
- “... En el caso de autos el A Quo ha expresado las valoraciones esenciales
para determinar el sentido de su resolución, llegando a una conclusión, por
lo que la Sala Revisora [...] no puede sostener que las pruebas actuadas
por el A Quo son insuficientes, puesto que atentan contra el principio
básico de independencia en la función jurisdiccional, de donde la Sala
Revisora no puede obligar a apreciar los medios probatorios en sentido
distinto por él asumido; [...] siendo esto así, la Sala de mérito ha atentado
contra el derecho a la Tutela Jurisdiccional Efectiva del recurrente, en su
facultad de obtener una respuesta efectiva de parte de la Administración
de Justicia, puesto que si consideran que debían de actuarse determinados
medios probatorios, tiene la facultad de requerirlos, más no puede anular
[sic -léase mas no puede anular-] la sentencia del A Quo y orientar su de-
cisión; en consecuencia, se configura el vicio denunciado [contravención
del derecho al debido proceso] y se le ordena a la Sala Superior vuelva a
expedir un nuevo fallo, teniendo en cuenta lo indicado por este Supremo
Tribunal, independientemente de lo que decida...” (Casación Nro. 4700-
2006 / Santa - Chimbote, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-05-2008, págs. 22107-22108).
- “... El artículo 197 del Código Procesal Civil [...] dispone la obligación
de los juzgadores de valorar todas las pruebas de manera conjunta y

530
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

razonada, empero tal valoración es una que corresponde a cada Magistra-


do por ser independiente en el ejercicio de su función jurisdiccional, [...]
por lo cual otros Magistrados -aún sean superiores- no pueden imponer
determinada valoración de la prueba, siendo distinto que sancionen la
nulidad cuando alguno de los medios probatorios aportados al proceso
no hayan sido considerados o cuando, aún [sic] siendo valorados, el
razonamiento lógico - jurídico empleado resulte arbitrario, supuestos
en los que si cabe [sic -léase en los que sí cabe-] sanción de nulidad...”
(Casación Nro. 2727-2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-08-2007, págs. 20121-20122).
- “... Dentro de un sistema de libre valoración de la prueba, si la instancia
superior no está de acuerdo con la valoración de los medios probatorios
efectuados por la inferior, tiene expedita su atribución revocatoria del fallo
apelado, pero no puede disponer que éste varíe la convicción a la que haya
arribado, ni mucho menos ordenarle actuar pruebas de oficio por ser ésta
una función discrecional del Juez y siempre y cuando no haya arribado
a una convicción sobre los hechos materia de controversia” (Casación
Nro. 671-99 / Chincha, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
09-1999, pág. 3409).
- “... Denuncia [el recurrente] [...] que la Sala [Superior] habría revivido
procesos fenecidos cuestionando una sentencia que ha adquirido la calidad
de cosa juzgada con el fin [de] fundamentar su decisión; analizando la
recurrida se aprecia que el Colegiado ha valorado la sentencia dictada en
el proceso [...] sobre nulidad de acto jurídico seguido entre las mismas
partes [...], por cuanto fue admitida como prueba en el proceso, lo que
de ninguna manera se puede considerar como la revisión de un proceso
fenecido, sino como la valoración de una prueba en forma razonada, tal
como lo dispone el ordenamiento procesal...” (Casación Nro. 997-2003 /
Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2004, págs.
11564-11565).
- “... La sentencia aludida (sentencia expedida en sede penal) puede ser
valorada como documento que expresa una realidad concreta en mérito de
la sana crítica, sistema acogido por el ordenamiento procesal, por lo que
la valoración integral o tangencial de la misma constituye una facultad
orientada a conseguir convicción respecto de los puntos controvertidos,
salvo que se afecte la unidad de la sentencia, la que goza de inmutabilidad,
o se extraiga conclusiones que no derivan de su contenido...” (Casación
Nro. 1045-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 18-
08-2000, págs. 5985-5986).

531
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

6. JURISPRUDENCIA CASATORIA RELACIONADA CON LAS


PRUEBAS DE OFICIO
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a las pruebas de
oficio, ha establecido lo siguiente:
- “... La disposición contenida en el artículo ciento noventicuatro del
Código Adjetivo [C.P.C.], referido a la actuación de medios probatorios
de oficio, no es en modo alguno restrictiva, ya que su aplicación no está
limitada a determinado tipo de procesos...” (Casación Nro. 1664-2003 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-05-2005, págs.
14153-14154).
- “... El principio de actuación de pruebas de oficio se encuentra relaciona-
do a la visión solidarista de la carga de la prueba. En efecto, constituye
norma elemental de lógica jurídica en materia de probanza que todo aquel
que alega un hecho debe probarlo, conforme lo recoge el artículo 196 del
Código Procesal Civil. Con el advenimiento de las nuevas corrientes pro-
cesales, el principio clásico en materia de carga de la prueba previsto por
el artículo 196 del anotado Código Procesal se ha visto complementado
con una visión solidarista de la carga de la prueba [...]; de manera que, la
regla clásica consistente en que el demandante debe acreditar los hechos
constitutivos del derecho que invoca y el demandado acreditar los hechos
extintivos, impeditivos o modificativos que opone a los del demandante,
no hacen más que colocar en un nivel protagónico la voluntad e interés
de las partes, supuesto en el que la falta de cooperación para acreditar
los hechos que invocan, deja al juzgador en una situación de falta de
convicción o certeza cuando el demandante o el demandado en un caso
concreto, pese a encontrarse en mejores condiciones de traducir su coo-
peración al resultado trascendente de la justicia, se escuda en el principio
clásico detallado líneas arriba. Por ello, en aplicación del artículo 194 del
Código Procesal Civil, el juzgador puede ordenar la actuación de medios
probatorios adicionales, lo cual se presenta cuando las pruebas aportadas
son insuficientes para formar convicción...” (Casación Nro. 897-2003 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-11-2004, págs.
13003-13004).
- “... Para cumplir con su deber de verificación, el Juez cuenta con de-
terminados poderes inquisitivos para el esclarecimiento de la certeza
de los hechos controvertidos, poderes de iniciativa probatoria que son
independientes de la carga de la prueba que incumbe a las partes, y que
se encuentran previstas [sic -léase previstos-] en los artículos cincuenta y

532
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

uno inciso segundo y ciento noventa y cuatro del Código Procesal Civil.
La admisión de pruebas de oficio en un proceso encuentra su razón de ser
[en] el estado de insuficiencia de los medios probatorios que advierte el
Juzgador, al considerar que los ya incorporados no cumplen plenamen-
te su finalidad, que no es otra que producir certeza y crear convicción
respecto de los puntos controvertidos; por tanto, cuando un Magistrado
ejerce la potestad regulada en los artículos cincuenta y uno inciso segundo
y ciento noventa y cuatro acotados, ello no importa la desnaturalización
del proceso, sino que propende al cumplimiento de sus fines...” (Casación
Nro. 5170-06 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-05-2008, págs. 22145-22146).
- “... El Juez puede solicitar pruebas de oficio cuando las pruebas aportadas
por las partes no sean suficientes para crear convicción sobre la resolución
del conflicto sometido a sede judicial...” (Casación Nro. 2545-2000 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001,
pág. 6679).
- “... El Juez puede de oficio ordenar la actuación de medios probatorios
adicionales que considere necesarios, sin establecer limitación alguna,
medios probatorios que pueden servir para complementar la actividad
probatoria o para sustituirla por la adjuntada por las partes...” (Casación
Nro. 1435-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
03-2002, pág. 8486).
- “... De acuerdo con el artículo ciento noventicuatro del Código Procesal
Civil, los magistrados tienen la facultad de requerir medios probatorios
a las partes o a terceros, a fin de tener una visión clara y precisa de los
hechos discutidos y resolver, conforme a ellos, independientemente de la
decisión que adopten...” (Casación Nro. 166-2007 / Lambayeque, publi-
cada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs. 23636-23637).
- “... Si bien el artículo 194 de la Ley Adjetiva [C.P.C.] faculta a los jueces a
que puedan ordenar de oficio la actuación de medios probatorios, también
lo es, que dicha facultad tiene carácter discrecional...” (Casación Nro.
3105-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-
2001, págs. 6995-6996).
- “... La actuación de la prueba de oficio es una facultad discrecional del
Juzgador, la misma que es empleada cuando los medios probatorios ac-
tuados en un proceso no le producen suficiente convicción para decidir
la litis...” (Casación Nro. 2343-2008 / Ancash, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-12-2008, pág. 23427).

533
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... La prueba de oficio que permite el Artículo ciento noventicuatro del


Código Procesal Civil es una facultad que se otorga al Juez y no una
obligación...” (Casación Nro. 104 - 2000 / Tacna, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 09-04-2000, pág. 5057).
- “... De acuerdo al artículo 194 del Código Procesal Civil, la actuación
de pruebas de oficio es una facultad del Juzgador y no una obligación...”
(Casación Nro. 1791-2008 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Pe-
ruano el 04-09-2008, pág. 22981).
- “... El artículo ciento noventicuatro del Código Procesal Civil es una norma
de carácter facultativa que otorga al Juez la potestad de ordenar [...] la
actuación de medios probatorios adicionales; de ahí que no resulta viable
denunciar que tal norma procesal obliga al Juez a ordenar la actuación
de otras pruebas...” (Casación Nro. 2791-2000 / La Libertad, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, pág. 6798).
- “... La orden de actuar pruebas de oficio es facultativa de los Jueces y no
imperativa...” (Casación Nro. 3387-2000 / Lambayeque, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-08-2001, pág. 7694).
- “... La prueba de oficio es una facultad del juzgado (sic) y no hacer uso de
ella no afecta el proceso, más aún cuando a criterio del juzgador la prueba
actuada basta para acreditar el petitorio...” (Casación Nro. 878-98 / Ica,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 10-07-1998, pág. 1430).
- “... En cuanto a la prueba de oficio, ella es una facultad y no un deber del
Juzgador, por lo que su no uso no puede invocarse como contravención [de
las normas que garantizan el derecho a un debido proceso]...” (Casación
Nro. 2798-2000 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-03-2001, pág. 7027).
- “... La prueba de oficio es una facultad y no un deber del Juez, no conlle-
vando por tanto su omisión sanción de nulidad...” (Casación Nro. 40-2001 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, págs.
7460-7461).
- “... El juzgador de mérito no se encuentra obligado a suplir la actividad
probatoria de las partes...” (Casación Nro. 2042-00 / La Libertad, publi-
cada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág. 7170).
- “... Un Juez no está obligado a ordenar la actuación de las pruebas de
oficio, pues quienes tienen realmente la carga de la prueba son las par-
tes, según lo precisa el artículo ciento noventiséis del Código adjetivo

534
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

[C.P.C.]...” (Casación Nro. 3168-2000 / Lima, publicada en el Diario


Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7052).
- “... La prueba de oficio, que permite el artículo ciento noventicuatro del
Código Procesal Civil, es una facultad que se otorga al Juez y no una
obligación, por lo que no puede sustentarse una resolución [...] en dicha
norma, para la realización de una específica actividad jurisdiccional; por
ende, la regla procesal antes aludida resulta ser una excepción al principio
de la carga de la prueba, contenida en el artículo ciento noventiséis del
Código Procesal Civil, y que tiene por objeto permitir que el Juez tenga
actividad probatoria complementaria a la efectuada por las partes, las
mismas que no le hayan producido convicción acerca de los hechos con-
trovertidos...” (Casación Nro. 4700-2006 / Santa - Chimbote, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs. 22107-22108).
- “... La facultad probatoria de oficio que las normas procesales asignan al
Juzgador, constituye una potestad -y no una obligación-, que aquél ejerce
sólo cuando estime que los medios probatorios ofrecidos por las partes
resultan insuficientes para crearle convicción, [...] por lo que la parte
recurrente no puede compeler al órgano jurisdiccional a que se sustituya
en la obligación de probar los hechos que configuran su pretensión...”
(Casación Nro. 4774-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Pe-
ruano el 03-12-2008, págs. 23693-23694).
- “... La facultad de actuar pruebas de oficio es una potestad conferida al
juzgador, por ello, si considera no hacerlo, tal decisión no constituye un
vicio procesal conforme al artículo 194 del Código Procesal Civil...”
(Casación Nro. 1617-2008 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-10-2008, págs. 23250-23251).
- “... Dicha prueba [de oficio] constituye una facultad cuando el juzgador
-y no las partes- considere pertinente recurrir a ellas [sic] para formarse
convicción, de modo que su no utilización no puede justificar un pedido
de nulidad...” (Casación Nro. 1632-2008 / La Libertad, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-10-2008, pág. 23254).
- “... La actuación de medios probatorios de oficio constituye una facultad
cuando el juzgador así lo estime conveniente, por lo que su no utilización
no puede conllevar a una nulidad...” (Casación Nro. 2733-2007 / Santa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008, pág. 22371).
- “... Constituye un principio procesal que los medios probatorios deban
ser ofrecidos por las partes, tal como se aprecia del Artículo ciento

535
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

ochentinueve del Código Adjetivo, estableciendo dicho Código, además,


la posibilidad de la actuación de pruebas de oficio sólo cuando los demás
medios probatorios ofrecidos por las partes sean insuficientes para crear
convicción en el Juez, contrario sensu, si éstos le han bastado para sus-
tentar su decisión es innecesaria tal actuación de oficio” (Casación Nro.
2601-98 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 12-06-1999,
págs. 2987-2988).
- “... La actuación de un medio probatorio de oficio resulta ser facultad
del Juzgador, decisión que no sólo deberá de ser debidamente sustentada,
sino que también obedecerá a las exigencias probatorias del proceso...”
(Casación Nro. 467-2004 / Tacna, publicada en el Diario Oficial El Pe-
ruano el 30-06-2004, pág. 12256).
- “... El artículo 194 [del C.P.C.] prevé que cuando los medios probatorios
ofrecidos por las partes sean insuficientes para formar convicción, se en-
tiende sobre los hechos materia del litigio, el Juez, en decisión motivada
e inimpugnable, puede ordenar la actuación de los medios probatorios
adicionales que considere convenientes. Las únicas limitaciones que
tienen los Jueces -se infiere del dispositivo legal- es que esos medios
probatorios deben referirse a los hechos enunciados por las partes en la
etapa postulatoria del proceso y no a hechos ajenos, y que los medios
probatorios a actuarse son los que el Juez considere convenientes y
pertinentes a la controversia para formarse convicción sobre los hechos
materia de la litis...” (Casación Nro. 4025-2001 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-01-2003, págs. 9871-9872).
- “... Cuando los medios probatorios ofrecidos por las partes sean insuficien-
tes para formar convicción en el Juez, éste puede ordenar la actuación de
medios probatorios adicionales, según lo dispuesto por el numeral ciento
noventicuatro del Código Adjetivo. (...) Sin embargo, el Juez no puede
ordenar la actuación de un medio probatorio que no esté permitido en un
determinado proceso...” (Casación Nro. 551-97 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 15-09-1998, págs. 1589-1590).
- “... Cuando el Código Procesal Civil en sus Artículos ciento noventicuatro
e inciso segundo del Artículo cincuentiuno, faculta al Juez para actuar
pruebas de oficio y ordenar los actos procesales necesarios al esclareci-
miento de los hechos controvertidos, lo hace para que se fije con precisión
cuáles son los medios probatorios adicionales que deben actuarse, pero
no como lo ha hecho la resolución de vista, que no señala ninguna prueba
complementaria, sino que lo hace en forma genérica” (Casación Nro.

536
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

316-95 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 25-11-1996,


pág. 2427).
- “... Conforme al artículo 194 del Código Procesal Civil los medios pro-
batorios de oficio son actuados justamente después de la etapa probato-
ria, para resolver con mejor convicción...” (Casación Nro. 513-2007 /
Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-05-2007, págs.
19358-19359).
- “... La limitación de que los medios probatorios se refieran a hechos
nuevos sólo se aplica a los medios probatorios extemporáneos y no a
los ordenados de oficio por el Juez” (Casación Nro. 2405-97 / Callao,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 26-11-1998, pág. 2126).
- “... El artículo ciento noventicuatro del Código Procesal Civil concede
al Juez una facultad discrecional para ordenar la actuación de otros
medios probatorios; dicha norma legal no establece ninguna obligación
legal del Juez de analizar medios probatorios extemporáneos, ya que ello
conllevaría a vulnerar el derecho a un debido proceso de la otra parte...”
(Casación Nro. 3574-00 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-04-2001, págs. 7249-7250).
- “... El Colegiado Superior se encuentra plenamente facultado para dis-
poner la actuación de medios probatorios de oficio, ello en caso de que
luego de efectuada la revisión de los autos, llegue a la conclusión de que
los medios probatorios ofrecidos y actuados resultan insuficientes para
emitir un pronunciamiento válido sobre el fondo de la controversia...”
(Casación Nro. 1999-99 / Chincha, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-07-2002, pág. 9105).
- “... Si el colegiado consideró necesarios dichos medios probatorios (ex-
temporáneos) para formar convicción, debió hacer uso del Artículo ciento
noventicuatro del Código Procesal Civil, que permite ordenar pruebas de
oficio, facultad que puede utilizar en cualquier etapa del proceso” (Casa-
ción Nro. 1492-99 / Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-11-1999, pág. 4196).
- “... El Artículo ciento noventicuatro del Código Procesal Civil, es ter-
minante al permitir al Juez ordenar de oficio la actuación de los medios
probatorios adicionales que considere convenientes, sin establecer limi-
tación alguna; (...) es más si dicha decisión es inimpugnable, el superior
no puede cuestionar la actuación de dicha prueba y no tenerla en cuenta
al momento de sentenciar, soslayando lo dispuesto en el Artículo ciento

537
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

noventicuatro del Código Adjetivo, e incurriendo en la causal de nulidad


prevista en la primera parte del Artículo ciento setentiuno del Código
acotado” (Casación Nro. 1400-T-97 / Ucayali, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 07-07-1998, pág. 1406).
- “... En aplicación del principio de ‘Independencia Jurisdiccional’ (...),
ningún magistrado de instancia superior puede interferir en la actuación
de los magistrados de instancias inferiores y disponer que éstos actúen
tales o cuáles (sic) pruebas, las que pondrán ser actuadas de oficio siempre
y cuando de acuerdo a la función discrecional del juez éste las considere
necesarias...” (Casación Nro. 673-2000 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 04-08-2000, pág. 5722).
- “... La decisión de la Sala de mérito de ordenar que el A Quo actúe medios
probatorios complementarios [...] no contravienen [sic -léase no contravie-
ne-] las normas que garantizan el derecho a un debido proceso, por cuanto
los nuevos medios probatorios podrán ser objeto de cuestionamiento por
las partes, en ejercicio de su legítimo derecho de defensa...” (Casación
Nro. 1435-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
03-2002, pág. 8486).
- “... Se cuestiona que la Sala ha sancionado la nulidad para que se actúe
una prueba de oficio aún cuando ello no era materia de apelación; empero,
la Sala como Juzgadora que es, y atendiendo a la finalidad del proceso
consagrada en el artículo tres del Título Preliminar del Código Procesal
Civil, concordado con la facultad de la prueba de oficio del artículo cien-
to noventicuatro de ese mismo texto legal y con la garantía de la doble
instancia de los justiciables, puede sancionar la nulidad por entender que
un medio probatorio es relevante para resolver los autos, a fin de lograr
la finalidad de los actos procesales a que [se] refiere el artículo ciento
setentiuno del Código Adjetivo [C.P.C.]; y como Colegiado Superior
ordenar que el Juez actúe dicho medio probatorio...” (Casación Nro.
1128-03 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2004,
págs. 11738-11739).
- “... La prueba de oficio es una facultad con la que cuentan todos los juz-
gadores, por lo que al estimarla necesario el Ad quem, resulta ineludible
su remisión al juez para su actuación a fin de no vulnerar el derecho a la
doble instancia de las partes; máxime si se considera que el fin del proceso
es solucionar el conflicto de intereses, que es lo que se entiende pretende
el Colegiado Superior...” (Casación Nro. 2447-2003 / Puno, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-07-2004, pág. 12460).

538
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

- “... Cuando los medios probatorios resulten insuficientes para formar


convicción en el juzgador, en decisión motivada e inimpugnable puede
ordenar la actuación de los medios probatorios adicionales que considere
conveniente; por tanto, la Sala [Superior] al ordenar que el Juez actúe de
oficio prueba pericial, ha actuado conforme lo dispone el artículo 194 del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 5359-2007 / Santa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, pág. 22213).
- “... Los jueces pueden requerir, dentro de los alcances establecidos por
el artículo ciento noventicuatro del Código Procesal Civil [sobre pruebas
de oficio], que los documentos ofrecidos por las partes reúnan ciertos
requisitos que hagan irrefutable lo contenido en ellos...” (Casación Nro.
799-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001,
pág. 6707).
- “... No sólo el que invoca una norma extranjera tiene que exhibirla porque
así lo indica el inciso cuatro del artículo ciento noventa del Código Pro-
cesal Civil, sino que además, los jueces también se encuentran facultados
para disponer de oficio su obtención como lo prevé el artículo dos mil
cincuentitrés del Código Civil; [...] en tal sentido, con la facultad con-
templada en el artículo ciento noventicuatro del Código Procesal Civil y
siendo una labor que corresponde realizar al A-quo en primera instancia y
a partir del saneamiento probatorio y aún hasta antes de dictar sentencia,
por consiguiente deberá ejercitar dicha facultad antes del fallo...” (Casa-
ción Nro. 3536-2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-10-2003, págs. 11002-11003).
- “... Si bien el Artículo ciento noventicuatro del Código Procesal Civil,
faculta al Juez, en casos especiales y mediante decisión motivada e
inimpugnable, a ordenar de oficio la actuación de medios probatorios
adicionales, que le permitan formar convicción respecto de los hechos
materia de la controversia; empero, tal decisión no debe afectar el derecho
de defensa de las partes...” (Casación Nro. 235-95 / Ancash, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 19-07-1996, pág. 2249).
- “... Cuando los Jueces de mérito hacen uso de la facultad que la ley les
concede para actuar prueba de oficio, su decisión debe ser igualmente
puesta en conocimiento de las partes...” (Casación Nro. 1304-97 / Cono
Norte, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, págs.
6842-6843).
- “... Los juzgadores atendiendo a los fines del proceso consagrados en
el artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Civil, y acorde

539
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

con la facultad que establece el artículo 194 del mismo cuerpo legal, el
Juez puede incorporar al proceso los medios probatorios de oficio que
estime convenientes, con lo cual también es posible incorporar la prueba
extemporánea ofrecida por una de las partes, para lo cual debe emitir la
resolución correspondiente, la que debe notificar a las partes a efectos de
que éstas puedan hacer valer sus argumentos de defensa correspondien-
tes...” (Casación Nro. 3837-2007 / Piura, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 31-01-2008, págs. 21511-21512).
- “... Conforme a lo establecido en el artículo ciento noventicuatro del
Código Adjetivo [C.P.C.], el Juez puede admitir a trámite cualquier
medio probatorio con la finalidad de resolver el conflicto intersubjeti-
vo de intereses y es potestad suya disponer la actuación de los medios
probatorios adicionales si lo considera conveniente; sin embargo, tal
decisión debe ser expresada, como lo exige la norma, en una resolución
motivada, previa a la expedición de la sentencia, la misma que debe
estar puesta en conocimiento de las partes a fin de que puedan hacer
valer su derecho a cuestionar o asentir dicho medio de prueba; siendo
esto así, al no haberse procedido de este modo, se ha producido una
situación de indefensión que es menester tutelar, además, se contraviene
el artículo cuatrocientos veintinueve del acotado Código [C.P.C.], lo que
vicia de nulidad la sentencia impugnada...” (Casación Nro. 398-2004 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2005, págs.
15088-15089).
- “... El a-quo al expedir sentencia [...] decide incorporar el citado docu-
mento como prueba de oficio, aplicando el artículo 194 del Código Pro-
cesal Civil, valorándolo [...]; empero, tal documento no ha sido puesto
en conocimiento de la parte demandada para que pueda expresar lo que
a su derecho corresponde, afectándose su derecho al debido proceso y
particularmente su derecho de defensa [...]. [...] Que al incorporarse al
proceso dicho medio probatorio se ha incurrido en la causal de nulidad
contemplada en el artículo 171 del Código Procesal Civil; además, la
omisión señalada configura una infracción procesal que conlleva a la
indefensión para la parte contraria pues no se le ha puesto en conoci-
miento dicho medio probatorio para que pueda expresar lo que a su
derecho corresponda, afectando el principio de bilateralidad procesal;
por lo que al haber procedido de la manera indicada se ha contravenido
el artículo 139 inciso 5° de la Constitución Política y el artículo 122
inciso 3° del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 1723-2006 / El
Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-01-2007, págs.
18392-18393).

540
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

- “... La prueba de oficio es inimpugnable...” (Casación Nro. 994-99 / Lima,


publicada en el Diario Oficial El Peruano el 12-10-1999, pág. 3715).
- “... No hay nada que limite la facultad de un Juez de mérito de ordenar
pruebas de oficio, y la decisión es inimpugnable...” (Casación Nro. 2164-
99 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 21-11-1999,
pág. 4060).
- “... La inspección judicial con peritos fue ordenada de oficio [...], lo que
no es impugnable...” (Casación Nro. 2784-00 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7026).
- “... Con respecto a la falta de notificación a la recurrente de la resolución
[...] en que el A Quo ordena al Banco ejecutante presentar el contrato de
cuenta corriente, que obra en autos [...], dicha omisión no es merecedora
de sanción con nulidad, toda vez que no se configura el perjuicio a que
[...] hace referencia el artículo ciento setenticuatro del Código Procesal
Civil, ya que, de acuerdo al artículo ciento noventicuatro del mencionado
Cuerpo de Leyes, la decisión del Juez que ordena la actuación de una
prueba de oficio es inimpugnable; es decir las partes se encuentran im-
pedidas de impugnar dicha resolución así como la prueba de oficio cuya
actuación es ordenada por el Juez...” (Casación Nro. 3270-2000 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, pág. 7441).
- “... El Código Procesal Civil no contiene limitación alguna a la actuación
de medios probatorios de oficio en los procesos sumarísimos...” (Casación
Nro. 1259-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 09-11-
1999, pág. 3877).
- “... Estando a la naturaleza del proceso (de ejecución de obligación de
dar suma de dinero), no es admisible ordenar pruebas de oficio a que
se refiere el Artículo ciento noventicuatro del Código Procesal (Civil)
mencionado, tanto más si tampoco se precisa cuáles son esas pruebas
por actuar, por lo que se ha incurrido en la causal de nulidad prevista en
el Artículo ciento setentiuno de la mencionada Ley Procesal” (Casación
Nro. 466-98 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
12-01-1999, págs. 2455-2456).

7. JURISPRUDENCIA CASATORIA RELACIONADA CON LA PRUE-


BA TRASLADADA
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la prueba trasla-
dada, ha establecido lo siguiente:

541
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... El artículo ciento noventiocho del Código Procesal Civil [...] regula
lo que en doctrina se conoce como la prueba trasladada, que no es sino
aquella admitida y practicada en un proceso y hecha valer en otro...”
(Casación Nro. 3292-2006 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-09-2008, págs. 22648-22649).
- “... El artículo 198 del Código Procesal Civil [...] prevé que ‘Las prue-
bas obtenidas válidamente en un proceso tienen eficacia en otro. Para
ello, deberán constar en copia certificada por el auxiliar jurisdiccional
respectivo y haber sido actuadas con conocimiento de la parte contra
quien se invocan[.] puede [sic -léase Puede-] prescindirse de este último
requisito por decisión motivada del Juez’. Dicho numeral regula lo que
en doctrina se conoce como la prueba trasladada, la que es admitida y
practicada en un proceso y después hecha valer en otro; por lo que para
efectos de que tenga eficacia, el comentado artículo 198 [...] exige que
ésta deberá constar en copias certificadas por el auxiliar jurisdiccional
respectivo y haber sido actuada con conocimiento de la parte contra quien
se invocan...” (Casación Nro. 2847-2003 / La Libertad, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-03-2005, págs. 13763-13764).
- “... La eficacia de las pruebas obtenidas válidamente en un proceso a que
se refiere el Artículo ciento noventiocho del Código Adjetivo no está
condicionado (sic) a que las mismas hayan sido actuadas por las partes en
el proceso primigenio, como erróneamente alega el recurrente, sino que
para su actuación resulta imprescindible que se ponga en conocimiento
de la parte contra quien se invocan...” (Casación Nro. 2839-99 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 21-01-2000, pág. 4611).

8. JURISPRUDENCIA CASATORIA RELACIONADA CON LA AU-


DIENCIA DE PRUEBAS
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la audiencia de
pruebas, ha establecido lo siguiente:
- “... El Artículo cincuenta del Código Procesal Civil, prescribe, el Juez
que inicia la Audiencia de Pruebas concluirá el proceso, salvo que fuera
promovido o separado; el Juez sustituto continuará el proceso, pero
puede ordenar, en resolución debidamente motivada, que se repitan las
Audiencias, si lo considera indispensable, que, las razones que han dado
origen a esta norma se encuentran en el enunciado principio de inmedia-
ción, conforme al cual el Juez debe mantenerse en relación directa con
las partes y recibir personalmente las pruebas, lo que indefectiblemente

542
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

resulta de la mayor importancia; pues, sólo así tendrá la oportunidad de


conocer y apreciar las condiciones morales de los litigantes, cuando di-
cen la verdad o cuando se abstienen de hacerlo, para llegado el caso, (...)
valorar su conducta durante el proceso, adquiriendo los elementos que
le van a permitir formar convicción para un fallo justo, lo que no sería
posible si el Juez sentenciador es distinto al que ha dirigido el proceso
en la actuación de las pruebas, de ahí que conforme al principio conteni-
do en el Artículo Quinto del Título Preliminar del Código Procesal, las
audiencias y la actuación de medios probatorios se realizan ante el Juez,
siendo indelegables bajo sanción de nulidad, sin que pueda interferir el
carácter imperativo de esta norma el principio de elasticidad que prevé
el numeral doscientos uno de citado Código, por la trascendencia que
envuelve la necesidad de tener al Juez frente al material de conocimien-
to...” (Casación Nro. 270-T-97 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-04-1998, págs. 606-607).
- “... La citada Juez suplente se avocó al conocimiento de la causa indicando
que lo hacía por promoción de su titular. Notificada con dicha resolución,
la misma no ha sido impugnada por las partes, siendo por lo demás fa-
cultad de la Juzgadora renovar la audiencia de pruebas si lo consideraba
conveniente...” (Casación Nro. 3448-00 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág. 7237).
- “... En cuanto a la expedición de la sentencia por Juez distinto al que in-
tervino en las audiencias (de pruebas), no es causal de nulidad del trámite
o vicio in procedendo, pues puede hacerlo y depende de su exclusiva
decisión renovar dichas audiencias si lo juzgara necesario...” (Casación
Nro. 3082-99 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
08-04-2000, pág. 5014).
- “... Si bien la Juez que expidió sentencia no es la misma que inició la
audiencia única [...]; también lo es [...] que reasumiendo sus funciones
previo avocamiento en el conocimiento de los autos señaló día y hora
para continuar la audiencia de pruebas, según se advierte de la resolución
de fojas [...], la que fue notificada al recurrente [...], interviniendo según
acta [...], donde precisamente se actuaron los medios probatorios pen-
dientes, esto es, antes de la expedición de la sentencia, diligencia a la
que asistió el apoderado del demandado; por lo que siendo ello así, no
existe la infracción de las normas que garantizan el derecho a un debido
proceso...” (Casación Nro. 3356-2000 / La Libertad, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7065).

543
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... El juez que expidió la [resolución] apelada se avocó al conocimiento


de la causa [...], de acuerdo a lo previsto por el último párrafo del artí-
culo 50 del acotado Código Procesal [C.P.C.] del cual se advierte que,
excepcionalmente, puede sentenciar aquel juez que no inició la audiencia
de pruebas, y que constituye una facultad del juez avocado y no una
obligación el disponer la repetición de las audiencias...” (Casación Nro.
69-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001,
pág. 7603).
- “... El artículo cincuenta del Código Procesal Civil [...] permite al Juez
sustituto continuar el proceso y lo faculta a repetir o no la audiencia; [...]
sin embargo cuando los abogados de las partes haciendo uso del derecho
legítimo de defensa, solicitan el uso de la palabra, resulta evidente que si
el informe oral se ha realizado ante otro Magistrado, el Juez sustituto no
puede impedir que los Letrados expongan oralmente ante él las razones
que tienen en defensa de sus patrocinados...” (Casación Nro. 3524-
2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001,
pág. 7451).
- “... La sentencia de Primera Instancia ha sido expedida por (...) Juez
distinto al originario, pues en autos no obra ninguna constancia de la
promoción o separación del Juez primigenio que actuó la Audiencia de
Pruebas. (...) Que, en tal virtud, se ha afectado el derecho del justiciable
al Juez natural, al haber sido desviado del Juez que conforme a Ley le
correspondía sentenciar; derecho que se encuentra cautelado a través del
principio de legalidad contemplado en el último acápite del Artículo cin-
cuenta del acotado Cuerpo Legal; violación que importa la contravención
de las normas que garantizan el debido proceso” (Casación Nro. 2924-
98 / Cañete, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 21-09-1999,
pág. 3565).
- “... La audiencia de pruebas fue celebrada ante la Vocal Superior (...), y
sin embargo, dicha magistrada no intervino en la resolución de vista, no
verificándose que haya existido avocamiento alguno por parte de otro Vo-
cal; infringiéndose así el principio de inmediación recogido por el Artículo
quinto del Título Preliminar del Código Procesal Civil” (Casación Nro.
815-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-11-1999,
pág. 3844).
- “... Mediante la resolución de fojas [...] avocándose a la causa el Juez
[...] ordena que los autos se pongan para sentenciar; sin embargo, sin
notificar a las partes dicho avocamiento [...] el citado magistrado emite

544
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

la sentencia; [...] de esa manera se vulnera el último acápite del artículo


cincuenta del Código Procesal Civil cuando dispone que el Juez que
inicia la audiencia de pruebas concluirá el proceso, salvo que fuera
promovido o separado; en efecto, dicho precepto exige al Juez que ac-
tuó en la audiencia de pruebas expida la sentencia[,] lo que se sustenta
en el principio de inmediación procesal; y si bien el Juez que se avocó
al proceso señala que la hace [sic -léase que lo hace-] por disposición
superior, ocurre que dicho avocamiento no se notificó a las partes[,]
por lo tanto se ha afectado el derecho de defensa de la impugnante al
no haber tenido conocimiento de ello, quebrantándose de esa manera el
artículo ciento cincuenticinco del Código Adjetivo [C.P.C.]...” (Casación
Nro. 3224-00 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-07-2001, pág. 7439).
- “... De acuerdo al inciso quinto del artículo doscientos ochentinueve del
Texto Unico Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial los aboga-
dos de las partes tienen derecho a informar verbalmente en todo proceso
judicial, antes de que se ponga fin a la instancia; empero este derecho,
respecto del ejecutado recurrente, se ha visto conculcado ya que al no
habérsele notificado la resolución que dispuso el avocamiento del nuevo
Juez, se le recortó su posibilidad de ser escuchado por este nuevo magis-
trado, derecho que sí ejerció frente al anterior juzgador, vulnerándose de
esta manera el derecho de defensa que tiene toda persona y que se halla
recogido en el inciso veintitrés del artículo ciento treintinueve de nuestra
Carta Magna...” (Casación Nro. 866-2003 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-03-2004, pág. 11686).
- “... La resolución [...] por la que la Juez [...] se avocó al conocimiento
de la causa y dispone que no se repita la Audiencia Unica fue notificado
[sic -léase notificada-] a las partes después de expedida la sentencia de
primera instancia; [...] por ello se ha omitido en el proceso uno de los
medios de defensa permitidos, como es el informe oral, incurriéndose
en la causal de nulidad contemplada en el artículo ciento setentiuno del
Código Adjetivo [C.P.C.]...” (Casación Nro. 3524-2000 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, pág. 7451).
- “... Si bien, se permite que otro Juez pueda reemplazar al que inició
la audiencia, esta sustitución no resulta posible cuando este Juez an-
terior ha dado por concluida la audiencia, ha escuchado los informes
orales y ha señalado fecha para la sentencia” (Casación Nro. 1786-96 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-07-1998,
pág. 1394).

545
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... La Audiencia de pruebas tiene como finalidad la actuación de las


pruebas admitidas, en el orden que señala el Artículo doscientos ocho
del Código Procesal Civil, de tal manera que si las pruebas no requieren
de actuación, ésta carece de objeto, por lo que conforme a lo dispuesto
en el Artículo cuatrocientos setentitrés inciso primero del mismo Códi-
go, no habiendo necesidad de actuar medio probatorio alguno, el Juez
comunicará a las partes su decisión de expedir sentencia, sin admitir otro
trámite” (Casación Nro. 225-98 / Cusco, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 03-01-1999, pág. 2338).
- “... El hecho de prescindir de la realización de la Audiencia de Pruebas
constituye una facultad del Juez previsto [sic -léase prevista-] en el artículo
cuatrocientos setentitrés del Código Procesal Civil [sobre juzgamiento
anticipado del proceso]; más aún cuando han sido aportados al proceso
únicamente pruebas documentales...” (Casación Nro. 1302-2003 / La
Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2004, pág.
11650).
- “... Al haberse admitido las pruebas, consistentes en instrumentos; y, no
advirtiéndose medio probatorio alguno pendiente de actuación personal;
no resultaba necesario fijar fecha para la Audiencia de Pruebas; conse-
cuentemente, los autos quedaron expeditos para sentenciar...” (Casación
Nro. 2491-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
10-2002, pág. 9278).
- “... Las pruebas admitidas y no actuadas a que se refiere el recurrente
consisten en documentos, [...] que por su propio carácter documentario
no requieren de actuación previa sino de valoración directa; por tanto,
en la Audiencia de Pruebas el A Quo no ha desnaturalizado el proceso al
actuar únicamente medios probatorios que sí requerían actuación, tales
como las declaraciones de parte y la exhibición de documentos...” (Ca-
sación Nro. 820-2003 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-09-2003, pág. 10854).
- “... El Juez de Instancia tuvo por ofrecidas las copias certificadas,
que como medios probatorios fueron ofrecidos por el recurrente [...]
y admitidos por resolución firme [...] que dispuso sean apreciadas al
momento de sentenciar, no resultando exigible la convocatoria a una
Audiencia Complementaria de Pruebas, al tratarse de medios probatorios
de actuación inmediata, tal y conforme así se infiere de la interpretación
del artículo 208 del Código Procesal Civil; más aún si con arreglo al
principio de economía procesal, el Juez se encuentra facultado para

546
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

prescindir de aquellas actuaciones que puedan generar dilación en el


cumplimiento de la finalidad del proceso...” (Casación Nro. 298-2004 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2006,
págs. 15678-15679).
- “... el Artículo cuatrocientos sesenta del Código acotado (C.P.C.) permite
al juez, declarada la rebeldía y saneado el proceso expedir sentencia,
salvo las excepciones previstas en el Artículo cuatrocientos sesentiuno
(del C.P.C.); (...) como el proceso se encontraba en la excepción prevista
en el inciso cuarto del Artículo cuatrocientos sesentiuno antes referido
(esto es, la falta de convicción en el Juez sobre la verdad de los hechos
expuestos en la demanda), el juez no podía expedir sentencia, sino realizar
la audiencia de prueba” (Casación Nro. 532-95 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 20-12-1996, págs. 2550-2551).
- “... El defecto en el juramento [en la audiencia de pruebas] no puede cons-
tituir per sé [sic] causa suficiente para declarar la nulidad de lo actuado
en el presente proceso...” (Casación Nro. 2032-2006 / Puno, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 04-12-2006, págs. 18315-18316).
- “... Conforme lo prescribe el Artículo doscientos tres del citado cuerpo
legal adjetivo (C.P.C.), la fecha fijada para la audiencia de pruebas es
inaplazable, siendo facultad del juez autorizar a una de las partes, sólo
si prueba un hecho grave o justificado que impida su presencia, a actuar
mediante representante, mas no a suspender la misma...” (Casación Nro.
3211-99 / Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 22-02-2000,
pág. 4676).
- “... El fundamento de dar por concluido el proceso por la inasistencia de
las partes a la audiencia de pruebas no es otro que el de sancionar dicha
inasistencia, dada la trascendencia de este acto procesal, ya que sin la
actuación de pruebas no es posible lograr un pronunciamiento adecuado
sobre el fondo del conflicto de intereses o de la incertidumbre jurídica,
en consecuencia carece de objeto la prosecución del proceso” (Casación
Nro. 592-96 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-01-
1998, pág. 362).
- “... Conforme a la última parte del primer párrafo del Artículo doscientos
tres del Código Procesal Civil las partes y los terceros pueden concurrir
a la audiencia (de pruebas) con sus abogados lo que implica que la in-
observancia de este requisito no invalida el acto procesal...” (Casación
Nro. 2279-99 / Callao , publicada en el Diario Oficial El Peruano el 17-
09-2000, pág. 6299).

547
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... En el caso de autos, se tiene que no se fijó fecha (de continuación


de audiencia de pruebas) por no tenerse a la mano el rol de diligencias;
empero, este hecho no impedía que el Juez fije la fecha de oficio una vez
superada esta imposibilidad, teniendo en cuenta el principio de unidad
de la audiencia y el deber de impulso procesal, que en este caso no co-
rresponde a las partes al no ser un caso en el que expresamente se señale
que éstas tengan la obligación del impulso. (...) Que, siendo así, se ha
contravenido el principio de impulso procesal, expresado en el inciso
quinto del Artículo trescientos cincuenta del Código Procesal Civil como
causa impeditiva del abandono, por lo que la resolución que lo declara
es nula...” (Casación Nro. 339-98 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 28-04-2000, pág. 5236).
- “... La no concurrencia de los peritos a la Audiencia de Pruebas, por no
haber sido notificados, existiendo otras pruebas que actuar no invalida el
procedimiento y menos justifica la inasistencia de las partes previamente
notificadas para dicho acto procesal, mas aún [sic -léase más aún-] cuan-
do la diligencia de peritos se pueden actuar [sic -léase se puede actuar-]
en diligencias especiales como lo preceptuado en el artículo doscientos
sesenticinco del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 3546-01 /
San Román, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002,
pág. 8587).
- “... Como el Juzgado no dispuso la continuación de la Audiencia de Prue-
bas, para la explicación del dictamen pericial, resulta indudable que se le
restó al recurrente la posibilidad de observar el dictamen en la Audiencia,
afectando su derecho al debido proceso. (...) Que, en consecuencia se
ha incurrido en la causal de nulidad contemplada en el Artículo ciento
setentiuno del Código Procesal Civil” (Casación Nro. 310-99 / Huaura,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 18-10-1999, pág. 3768).
- “... Los artículos doscientos seis y doscientos ocho del Código Procesal
Civil establecen que la audiencia de pruebas es única y pública, y que
iniciada ella el Juez dispondrá la actuación de las pruebas según el orden
allí establecido, actuándose en primer lugar el dictamen pericial, en donde
los peritos resumirán sus conclusiones y responderán a las observacio-
nes hechas por las partes a sus informes escritos. [...] Que, en el caso de
autos, se advierte que en la continuación de la audiencia de pruebas, el
Juzgador omitió realizar el debate pericial conforme a lo ordenado en las
normas precedentemente citadas, y solo dispuso se tenga presente en su
oportunidad los informes presentados por la parte accionante y los peritos
nombrados. [...] Que, siendo ello así, la falta de actuación de dicho medio

548
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

probatorio, de acuerdo a las reglas establecidas por el Ordenamiento


Procesal Civil, constituye una clara contravención a las normas que
garantizan el derecho a un debido proceso...” (Casación Nro. 251-99 /
Puno - Juliaca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002,
págs. 8650-8651).
- “... Agotada tal diligencia judicial (audiencia de pruebas) no es pro-
cesalmente admisible actuar pruebas...” (Casación Nro. 1280-98 /
Ancash, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 27-09-1999, págs.
3586-3587).
- “... El pedido de informe oral fue declarado improcedente en virtud del
artículo doscientos diez del Código Procesal Civil ya que la Juez consideró
que había precluido la posibilidad de realizarse el informe ‘in voce’ por
lo que siendo ello una consecuencia del orden lógico y cronológico de los
actos procesales, no se restringe la defensa del impugnante...” (Casación
Nro. 460-01 / Cono Norte, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
31-07-2001, págs. 7483-7484).
- “... El pedido de informe oral fue presentado luego de emitida la sentencia
apelada, por lo que no podría haberse afectado el derecho de defensa del
recurrente, pues su pedido devino en extemporáneo...” (Casación Nro.
710-01 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2001,
págs. 7623-7624).
- “... Los alegatos sólo cumplen una función ilustrativa pero no determinante
en la decisión que pueda tomar el juzgador sobre el conflicto de intereses,
ya que su presentación no constituye un acto obligatorio impuesto a las
partes, por cuanto sólo es potestativo como se tiene de lo dispuesto por el
artículo 212 del citado cuerpo procesal [C.P.C.]...” (Casación Nro. 2491-
2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2002,
pág. 9278).
- “... Si de conformidad con el ordenamiento procesal, puede el juez, en
cualquier momento posterior a la audiencia de pruebas, emitir la sentencia,
no es necesario en modo alguno esperar la presentación de los alegatos
escritos para expedirla; en tal virtud, la emisión de la sentencia antes de
que las partes presenten alegatos escritos, no constituye manifiestamente
una infracción al debido proceso, por cuanto adicionalmente, con dicho
alegato escrito no pueden las partes aportar hechos ni nuevas pruebas o
diferentes a las que han sido materia de exposición y actuación por cada
una de éstas...” (Casación Nro. 439-96 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 17-06-1998, págs. 1326-1328).

549
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... Si bien es cierto que el A quo expidió sentencia antes de vencido el


plazo de cinco días para que los abogados de las partes presenten sus
alegatos escritos; ello no puede sancionarse con nulidad en tanto que
no se advierte el perjuicio sufrido por el [...] recurrente, toda vez que
de autos no aparece que haya presentado el alegato correspondiente en
el término de ley...” (Casación Nro. 2491-2001 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-10-2002, pág. 9278).
- “... Conforme lo prevé el numeral doscientos doce del Código Procesal
[Civil], en los procesos de conocimiento y abreviados, los abogados pue-
den presentar sus alegatos por escrito, dentro de un plazo común que no
exceda de cinco días, dicha norma no es imperativa sino facultativa, y el
hecho de que hagan uso de la palabra en la propia audiencia no afecta en
modo alguno la validez del trámite del proceso...” (Casación Nro. 2528-
01 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001, págs.
8171-8172).
- “... No existe dispositivo legal que obligue a consignar en la sentencia que
la demandada no concurrió a la audiencia de pruebas...” (Casación Nro.
440-96 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 09-10-1996,
pág. 2339).

9. JURISPRUDENCIA CASATORIA RELACIONADA CON LA PRUE-


BA DE DECLARACION DE PARTE
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la prueba de
declaración de parte, ha establecido lo siguiente:
- “... La ley procesal no contempla la declaración ficta pues todo medio
probatorio se valora mediante las reglas de la sana crítica...” (Casación
Nro. 691-2001 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-
2001, pág. 7955).
- “... La falta de declaración de parte [de la demandada] no implica presun-
ción relativa de verdad respecto de los hechos expuestos en la demanda,
ya que este es un efecto aplicable únicamente a la falta de contestación
de demanda...” (Casación Nro. 1740-02 / Lambayeque, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-10-2002, pág. 9356).
- “... La declaración de parte del demandante no es suficiente para me-
noscabar los principios de literalidad y formalidad de una cambial...”
(Casación Nro. 219-96 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-01-1998, pág. 350).

550
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

- “... El Juzgador puede adquirir pruebas derivadas de las afirmaciones


efectuadas por las partes en el proceso...” (Casación Nro. 3357-2006 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-12-2006, pág.
18197).
- “... Las afirmaciones de las partes pueden ser valorados [sic -léase valo-
radas-] por el Juzgador, pues según el artículo doscientos veintiuno del
Código Adjetivo [C.P.C.] son declaraciones asimiladas...” (Casación Nro.
3328-00 / Camaná, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-
2001, págs. 7607-7609).
- “... Esta Suprema Sala considera que se han contravenido las normas que
garantizan el derecho a un debido proceso, en tanto se ha obviado valorar
la declaración asimilada que proviene del documento...” (Casación Nro.
2984-01 / Tacna, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-05-2002,
págs. 8752-8753).
- “... El silencio importa manifestación de voluntad cuando la ley o el
convenio le atribuye ese significado, por lo que [...] no puede ser consi-
derada como declaración asimilada en tanto para la procedencia de ésta
[sic] figura procesal se requiere de afirmaciones que consten en actua-
ciones judiciales o escritos de las partes...” (Casación Nro. 1413-2005 /
Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 28-02-2006, págs.
15549-15550).
- “... En virtud al principio de confidencialidad recogido en [...] la Ley de
Conciliación Número veintiséis mil ochocientos setentidós, de lo expues-
to o manifestado por las partes intervinientes dentro de la conciliación
[extrajudicial] no puede extraerse declaraciones asimiladas con la que los
justiciables quieran sustentar su defensa...” (Casación Nro. 52-2004 / Piura,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2005, pág. 14096).
- “... Si bien es cierto una manifestación policial, por sí misma, no puede
ser tenida como una declaración asimilada, por no tratarse de una ac-
tuación judicial o un escrito presentado dentro de un proceso judicial,
conforme a los alcances que prevé el artículo doscientos veintiuno del
Código Procesal Civil, no es menos cierto que la manifestación policial
de fojas [...] constituye un medio probatorio que ha sido incorporado al
proceso, sin haber sido materia de tacha, y, como tal, se encuentra sujeta a
valoración por parte del A quo, la que [se] efectúa de forma conjunta con
los demás elementos probatorios admitidos en autos...” (Casación Nro.
188-02 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2002,
págs. 9295-9297).

551
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... El juicio lógico de deducción extraído de la afirmación de una de las


partes no puede ser por sí misma [sic -léase por sí mismo-] suficiente
para causar certeza de un hecho, pues será necesario que se observe ne-
cesariamente el principio de unidad de la prueba, es decir, el examen de
conjunto donde la afirmación del demandado se confronte con los demás
hechos y pruebas que obran en autos a fin de verificar la verosimilitud de
la afirmación para luego arribar a la certeza del hecho...” (Casación Nro.
3328-00 / Camaná, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-
2001, págs. 7607-7609).
- “... La demanda y su contestación son piezas principales del proceso y
el Juzgador no puede omitir considerar lo que las partes reconocen en
dichos escritos...” (Casación Nro. 3748-2000 / Ayacucho, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, pág. 7457).

10. JURISPRUDENCIA CASATORIA RELACIONADA CON LA PRUE-


BA DE DECLARACION DE TESTIGOS
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la prueba de
declaración de testigos, ha establecido lo siguiente:
- “... La actuación de un medio probatorio, como la declaración de testigos,
no es un elemento probatorio que dependa directamente del oferente, ya
que no domina los intereses ni voluntades de los testigos...” (Casación
Nro. 1298-2005 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-09-2005, pág. 14840).
- “... Las testimoniales deben actuarse ante el Juez de la causa y no ante
un Notario Público...” (Casación Nro. 2124-00 / La Merced, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, págs. 7012-7013).
- “... Los citados puntos controvertidos [...] son los que evidentemente van a
ser materia de prueba, por ende la declaración de los testigos ofrecida por
la parte demandada debe versar sobre los puntos o hechos controvertidos
fijados por el Juez...” (Casación Nro. 3246-02 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-03-2004, pág. 11664).
- “... Las testimoniales ofrecidas se relacionan con el punto controvertido
(...) fijado (...), por lo que la no admisión de esa prueba del actor, sin
fundamentación alguna, afecta su derecho al debido proceso, pues no se
le permite probar las preces de su demanda...” (Casación Nro. 1504-98
/ Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 06-10-1999, págs.
3685-3686).

552
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

- “... Para apreciar la declaración testimonial se debe utilizar la apreciación


razonada, que en doctrina, también se denominan (sic) ‘Reglas de la Sana
Crítica’...” (Casación Nro. 1916-99 / Chincha, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 18-12-1999, pág. 4342.).
- “... El Juez no puede aceptar unas respuestas y desechar otras, sino que
debe apreciarlas en su conjunto, por lo que en este caso es evidente que se
ha afectado el derecho al debido proceso al ignorar el Juzgado de Instancia
las respuestas de los testigos a las repreguntas” (Casación Nro. 1916-99 /
Chincha, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 18-12-1999, pág.
4342).

11. JURISPRUDENCIA CASATORIA RELACIONADA CON LA PRUE-


BA DE DOCUMENTOS
En los subpuntos que siguen veremos la jurisprudencia casatoria relacionada
con la prueba de documentos.

11.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con la prueba documental en


general
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la prueba docu-
mental en general, ha establecido lo siguiente:
- “... El ofrecimiento de este último [documento] se entiende realizado con
su sola presentación...” (Casación Nro. 3279-2001 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2003, págs. 9820-9821).
- “... Los documentos [...] a que hace referencia [el recurrente] no fueron
admitidos como medios probatorios, por lo que mal puede denunciarse
su falta de actuación...” (Casación Nro. 3589-2000 / Ucayali, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, págs. 7535-7536).
- “... Tratándose de documentos los medios probatorios ofrecidos por el
demandante no era necesaria su actuación, sino tan solo su valoración
al momento de sentenciar con arreglo a lo que prevé el artículo 197 del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2000-2007 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs. 22178-22179).
- “... Las pruebas a valorar eran documentos que no requieren de actuación
en audiencia...” (Casación Nro. 2980-2000 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7038).

553
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... No comporta violación del derecho de defensa ni del debido proceso


el hecho que se valoren medios probatorios consistentes en documentos,
sin necesidad de que se actúen en una audiencia, por cuanto, debido a su
naturaleza, lo trascendente en su valoración se encuentra en que deben
ser tomados en cuenta al momento de realizar la compulsación de los
medios probatorios aportados antes de emitir la sentencia. Lo contrario
[...] implicaría, inclusive, transgredir el principio de economía procesal
consagrado en el artículo V del Título Preliminar del Código Procesal
Civil, de acuerdo al cual el juez debe dirigir el proceso tendiendo a una
reducción de los actos procesales...” (Casación Nro. 5286-2006 / Loreto,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, pág. 23574).
- “... La prueba documental también está sujeta a la apreciación razonada”
(Casación Nro. 1916-99 / Chincha, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 18-12-1999, pág. 4342).
- “... Para establecer la prioridad de los documentos cuando concurran
determinadas circunstancias, no siempre es suficiente que el negocio
jurídico conste en instrumento público sino que requiere de otros factores
para demostrar su existencia real y con él su preferencia...” (Casación
Nro. 217-95 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 22-
11-1996, pág. 2403).
- “... Las facturas como instrumentos de pruebas no bastan por sí solas
para demostrar la existencia de una obligación, pues ellas deben estar
acompañadas de otros documentos que las sustenten, como pueden ser
las respectivas guías de remisión...” (Casación Nro. 346-2000 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2000, pág. 6370).
- “... La sustentación de la nulidad de un documento evidentemente debe
deducirse en vía de acción...” (Casación Nro. 2550-99 / La Libertad,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-06-2000, pág. 5446).

11.2 Jurisprudencia casatoria relacionada con la firma en los documentos


La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la firma en los
documentos, ha establecido lo siguiente:
- “... El que los documentos no hayan sido suscritos por los ejecutados se
explica porque prueban el desembolso efectuado por la actora, a favor
de éstos, y al ser un acto de la ejecutante, no requiere la firma de los
demandados...” (Casación Nro. 1696-99 / Ica - Nasca -sic, léase Nazca-,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 6955).

554
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

- “... El Notario como funcionario que esta [sic -léase está-] autorizado
para dar fe de los actos, le correspondía certificar la autenticidad del
documento a efecto de proceder a legalizar las firmas...” (Casación Nro.
3020-01 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-07-2002,
págs. 8938-8939).

11.3 Jurisprudencia casatoria relacionada con los documentos públicos en


general
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a los documentos
públicos en general, ha establecido lo siguiente:
- “... Tratándose de un documento público, aún cuando se afirme que el
mismo es un acto unilateral, por haber transferido los demandados un
inmueble que no les pertenecía, a una institución creada por ellos, dicho
documento mantiene su validez mientras no se declare judicialmente su
nulidad, la misma que no puede operar de oficio, [...] pues para ello se
requiere de una vía más lata en la que se cuente con los elementos de juicio
necesarios para establecer la configuración de alguna de las causales de
nulidad [del acto jurídico] previstas en el artículo doscientos diecinueve
del Código Civil...”(Casación Nro. 1682-06 / Lambayeque, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2007, pág. 19814).
- “... [Los] documentos públicos [...] no pueden ser objeto de nulidad en
la vía del proceso no contencioso...” (Casación Nro. 4500-2007 / La
Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs.
23678-23679).
- “... La escritura pública [...] es un documento público que surte todos sus
efectos mientras no sea declarada judicialmente su ineficacia...” (Casación
Nro. 226-07 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-
01-2008, pág. 21379).
- “... Una escritura pública es nula por defectos referidos al instrumento
público notarial o por causales de invalidez referidas al acto jurídico con-
tenido en dicho documento...” (Casación Nro. 2482-98 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 20-01-2000, págs. 4601-4602).
- “... Si bien el artículo 235 del Código Procesal Civil, que define lo que
constituye el documento público, dispone [...] que la copia del instru-
mento público tiene el mismo valor del original si está certificado por
la autoridad respectiva (Notario, auxiliar jurisdiccional o fedatario) no
es menos cierto que tal norma no puede ser entendida en forma aislada,

555
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

sino en forma sistemática, y en tal entendido, en lo que a pruebas se


refiere nuestro Código Procesal Civil no impone limitación a los medios
probatorios, y más bien de la concordancia de sus artículos 191 y 188
se infiere que todos los medios probatorios, aunque no estén tipificados,
son idóneos para lograr la finalidad que pretenden, como es acreditar los
hechos expuestos por las partes, y por ende debe considerarse que entre
ellos también se encuentran las copias simples, a los que el Juzgador
debe dar el mérito que corresponda en conjunto con las demás pruebas
que se encuentren incorporadas en el proceso conforme al artículo 197
del Código Procesal Civil, y en tal entendido el hecho en si de que se de
valor [sic -léase el hecho en sí de que se dé valor-] a copias simples aún
[sic] cuando sea de una escritura pública no constituye vicio, ni puede
concluirse que se afecte el artículo 235 precitado [del C.P.C.]...” (Casación
Nro. 1668-2006 / Ucayali, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
03-07-2007, pág. 20001).
- “La copia legalizada notarialmente del certificado de la partida matrimo-
nial, tiene el mismo mérito probatorio que éste, por haberlo establecido
así el Artículo doscientos treinticinco, in fine del Código Procesal Civil,
con carácter específico para trámites del proceso judicial...” (Casación
Nro. 1984-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 07-04-
2000, págs. 4972-4973).

11.4 Jurisprudencia casatoria relacionada con los expedientes


La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a los expedientes,
ha establecido lo siguiente:
- “... El recurrente no cumplió con su obligación de indicar si el expediente
se encuentra en giro o ha terminado, y tampoco acreditó su existencia
con documento emanado del Juzgado en que se encuentra, por lo que no
debió ser admitido” (Casación Nro. 2402-99 / Lambayeque, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 11-01-2000, págs. 4525-4526).
- “... Si bien es verdad, el Código Procesal Civil se refiere a los expedientes
entre los documentos, (...) es improcedente el ofrecimiento de expedientes
en trámite, y si se ofrece uno fenecido, se debe acreditar su existencia
con documento” (Casación Nro. 2402-99 / Lambayeque, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 11-01-2000, págs. 4525-4526).
- “... La [...] norma procesal citada [art. 240 del C.P.C.] no sanciona con
nulidad el ofrecimiento de copias simples de los actuados judiciales,
sino que se refiere a la improcedencia del ofrecimiento de expedientes

556
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

administrativos o judiciales en trámite, en cuyo caso la parte interesada


puede presentar copias certificadas de éste; como puede advertirse, se trata
de una potestad reservada al interesado en ofrecer tales pruebas, quien no
tiene impedimento para presentarlas en copias simples...” (Casación Nro.
318-07 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008,
págs. 22693-22695).
- “... La entidad impugnante [...] denuncia que en la sentencia de vista se
han contravenido las normas que garantizan el derecho al debido proceso,
aduciendo que se han distorsionado los alcances de los artículos 121, 198
y 240 del citado Código [C.P.C.], sosteniendo que la Sala Superior al
confirmar la sentencia apelada le ha otorgado efectos a un expediente en
trámite que aún no cuenta con sentencia de primera instancia, agregando
que su valoración es ilegal. El recurrente se refiere a las copias certificadas
del proceso sobre [...]; [...] Examinados los artículos mencionados en
ninguno de ellos hay prohibición de ofrecer como prueba actuados de un
proceso en trámite. El artículo 240 del Código Adjetivo [C.P.C.] prohíbe
el ofrecimiento de expedientes en trámite, lo que no es el caso de autos.
El Juez de mérito, en todo caso, es el que valora los medios probatorios
aportados al proceso para dirimir la controversia...” (Casación Nro.
2938-00 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001,
pág. 7036).
- “... El artículo doscientos cuarenta y tres del Código Procesal Civil [...]
está referido a la ineficacia probatoria de los documentos por ausencia de
una formalidad esencial para su validez, prevista bajo sanción de nulidad;
sin embargo, la falta de presentación de las consignaciones judiciales
en copia certificada [sino en copia simple] no se encuentra sancionado
con nulidad, por lo que los alcances de dicho artículo son inaplicables al
caso...” (Casación Nro. 318-07 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-09-2008, págs. 22693-22695).
- “... El Artículo doscientos cuarenta del Código Adjetivo, regula entre otras
cosas, que las partes interesadas puedan presentar copias certificadas de
procesos en trámite como medios probatorios, pero no establece que los
juzgadores no puedan merituar dichos medios probatorios, mientras no
exista sentencia firme en el proceso del que provienen dichas copias cer-
tificadas” (Casación Nro. 167-98 / Callao, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 21-11-1998, págs. 2077-2078).
- “... Para que tenga derecho la recurrente a que se actúe y valore el mérito
del expediente [...], corresponde en primer lugar que se admita dicho

557
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

medio probatorio...” (Casación Nro. 2152-00 / Piura, publicada en el


Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág. 7174).
- “... La impugnante en su escrito [...] que contiene su contradicción a la
solicitud de la actora, no ha ofrecido dicho medio probatorio [expediente],
por lo tanto, no puede alegar formal ni válidamente que se ha omitido
merituar dicho expediente a fin de acreditar su afirmación...” (Casación
Nro. 2152-00 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-
2001, pág. 7174).
- “... El Ad Quem ha omitido pronunciarse respecto del precitado medio
probatorio [expediente judicial], habiéndose transgredido el deber de
valorar íntegramente los medios probatorios actuados, contenido en el
artículo ciento noventisiete del Código Procesal Civil...” (Casación Nro.
04-2007 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2008,
pág. 23119).
- “... Se aprecia que la actora no fue quien ofreció como medio probatorio
los autos [expediente] que se aluden sino el codemandado ejecutante en
los de pago [...], el que efectivamente se admitió como tal [...] y en la
audiencia de Pruebas [...] se dispuso tener presente su mérito sin llegar
a ser tenido a la vista al sentenciar; [...] siendo así de dicha omisión sólo
podía haber cuestionado el oferente y no la recurrente, [...] siendo así no
existe [...] nulidad a declarar...” (Casación Nro. 2504-01 / Ica, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2002, pág. 8304).
- “... Al ser el expediente un documento no requería de una Audiencia para
su actuación, habiéndolo valorado el Juzgador al emitir su fallo...” (Casa-
ción Nro. 3868-2000 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-07-2001, pág. 7356).
- “... Tampoco existe afectación en perjuicio de la citada contradictora [...],
ya que si bien el expediente fue ofrecido por ella, no fue actuado ni
valorado toda vez que se prescindió de él conforme a la resolución de
fojas [...], al no haber sido remitido por el Juzgado de origen, decisión
que fuera consentida por quién [sic -léase por quien-] directamente se
perjudicaba con ella...” (Casación Nro. 2152-00 / Piura, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág. 7174).
- “... Si bien la demandante ofreció como medio probatorio el expediente [...],
dicho medio probatorio no fue remitido por el Juez correspondiente por
cuanto el número de expediente no correspondía a las partes; no habien-
do sido observado esa razón [...] por ninguna de las partes, por lo tanto

558
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

respecto de ese agravio ha operado la convalidación tácita prevista en el


tercer párrafo del artículo ciento setentidós del Código Procesal Civil...”
(Casación Nro. 3656-00 / Tacna, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-04-2001, pág. 7257).
- “... En cuanto se refiere a que el Colegiado solicitó el expediente (...)
ofrecido como prueba, únicamente para tenerlo a la vista, no constituye
una irregularidad...” (Casación Nro. 485-99 / Piura, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 17-08-1999, págs. 3205-3206).
- “... El recurrente ofreció en su demanda el mérito del expediente (...), el
mismo que fue admitido como medio probatorio (...). (...) Que, a pesar
de lo anterior, dicho expediente no ha sido actuado, puesto que no fue
solicitado y tampoco se prescindió de su actuación, consecuentemente,
se ha contravenido el debido proceso al haberse expedido las sentencias
inferiores con autos diminutos” (Casación Nro. 09-99 / Ucayali, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 24-11-1999, pág. 4134).
- “... Sin que se haya prescindido de una prueba admitida [...] y que pre-
cisamente ha servido de sustento para la sentencia de primera instancia,
la Sala Superior debió exigir la remisión del expediente para emitir su
fallo; [...] habiéndose emitido la sentencia de vista con autos diminutos,
se ha incurrido en la causal de nulidad contemplada en el artículo ciento
setentiuno del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 1646-2000 /
Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág.
7160).
- “... No sólo se ha infringido el Artículo ciento veintidós, inciso cuarto, del
Código Procesal Civil, sino también que (sic) se han violado las garantías
constitucionales del derecho a un debido proceso y la tutela jurisdiccional
efectiva, así como de no ser privado del derecho de defensa en ningún
estado del procedimiento, previstas en los incisos tercero y décimo cuarto
del Artículo ciento treintinueve de la Constitución, si se tiene en cuenta
que el fallo ha sido emitido sin tener a la vista ni haberse prescindido
del expediente glosado (expediente fenecido ofrecido y admitido como
prueba)” (Casación Nro. 3092-98 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 12-10-1999, págs. 3710-3711).
- “... El A Quo [...] procede a dictar sentencia sin tener a la vista el [...]
expediente o, en su defecto, haber expedido resolución motivada por la
cual disponga prescindir del mismo; dado que habiendo sido admitido por
el Juez, su valoración resultaba de obligatorio cumplimiento; omisión con
la cual evidentemente se afecta el derecho al debido proceso del recurrente

559
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

así como el de defensa...” (Casación Nro. 1956-2002 / Lima, publicada


en el Diario Oficial El Peruano el 03-02-2003, págs. 10054-10055).
- “... En el caso de autos el aludido expediente sí fue admitido a prueba;
sin embargo, pese a que se ofició su remisión nunca se tuvo a la vista
al resolver, ni tampoco se prescindió de su actuación. Por consiguiente,
no resulta posible convalidar tal omisión flagrante que tiene carácter
insubsanable y, por ende, la sentencia de vista se torna en nula por dicha
deficiencia procesal...” (Casación Nro. 3980-2006 / Piura, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2007, págs. 20387-20389).
- “... Corresponde al Juzgador agotar todos los medios posibles para la
ubicación del expediente admitido [como prueba], y sólo en caso de no
poder ubicarlo por pérdida o extravío, disponer se prescinda del mismo,
fundamentando su decisión, sin perjuicio de disponer las investigaciones a
que hubiere lugar a fin de determinar las responsabilidades pertinentes...”
(Casación Nro. 1210-03 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-10-2006, págs. 17061-17062).
- “... La nulidad propuesta no puede ser acogida a tenor de lo dispuesto en
el artículo ciento setentidós del Código Procesal Civil, según la cual no
hay nulidad si la subsanación del vicio no ha de influir en el sentido de la
resolución, siendo que en el presente caso el expediente indicado [sobre
alimentos seguido entre las partes] no constituye prueba determinante
para acreditar la acción demandada [sobre divorcio]...” (Casación Nro.
3416-2000 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-
2001, págs. 7234-7235).

11.5 Jurisprudencia casatoria relacionada con los informes


La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a los informes, ha
establecido lo siguiente:
- “... Sólo pueden referirse (los informes) a documentos o hechos positivos,
y no a hechos negativos...” (Casación Nro. 733-97 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 23-11-1998, pág. 2081).
- “... La presentación del informe no requiere de una audiencia especial para
su actuación...” (Casación Nro. 2857-99 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 21-01-2000, pág. 4627).
- “... Al haberse dado valor a un medio probatorio [informe] que ha sido
expedido por empresa distinta de la indicada en la resolución materia de
impugnación, ello también implica una contravención al debido proceso,

560
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

al sustentarse el fallo en hechos distintos a los que aparecen en autos...”


(Casación Nro. 498-02 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Pe-
ruano el 02-01-2003, págs. 9801-9802).
- “... La calidad de prueba preconstituida [que tienen los informes y dic-
támenes elaborados como resultado de una acción de control, emitidos
por cualquier órgano del Estado] no debe confundirse con una prueba
plena, sino que aquella debe ser evaluada y contrastada con el material
probatorio...” (Casación Nro. 180-2007 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-09-2008, pág. 23115).

11.6 Jurisprudencia casatoria relacionada con la prueba documental consis-


tente en cinta magnetofónica
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la prueba do-
cumental consistente en cinta magnetofónica, ha establecido lo siguiente: “... La
conducta omisiva de la juzgadora a continuar con la audición de la cinta mag-
netofónica ofrecida por la demandante, bajo el argumento de ser deficiente, sin
consignarse en el acta lo que se percibe por los sentidos y sobretodo [sic -léase
sobre todo-] sin contar con la presencia de expertos toda vez que se trata de un
medio probatorio especializado para el cual se requiere del concurso de peritos
en magnetofonía y audición, produce una infracción de las formas esenciales
para la eficacia y validez de los actos procesales al no actuar adecuadamente un
medio probatorio admitido por el Juzgado, infringiendo lo previsto en el artículo
188 del Código Procesal Civil en cuanto establece que la finalidad de los medios
probatorios es acreditar los hechos expuestos por las partes, producir certeza en
el Juez respecto de los puntos controvertidos y fundamentar sus decisiones. [...]
Asimismo, al dar por concluida la actuación de la aludida prueba [...] se afecta
también el principio de unidad del material probatorio por el cual los medios
probatorios aportados al proceso forman una unidad y como tal deben ser exa-
minados y valorados por el juzgador en forma conjunta, confrontando uno a uno
todos los diversos medios ofrecidos, sean de parte o de oficio; criterio jurídico
previsto en el artículo 197 del ordenamiento procesal civil, lo que no ha sido
tomado en cuenta por el Colegiado Superior al emitir la [resolución] recurrida...”
(Casación Nro. 2189-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
31-10-2002, págs. 9426-9427).

11.7 Jurisprudencia casatoria relacionada con los documentos privados en


general
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a los documentos
privados en general, ha establecido lo siguiente:

561
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... Entre los documentos cuya presentación autoriza nuestra ley procesal
se encuentran los documentos privados, es decir, todos aquellos que no
han sido otorgados por funcionarios ni notarios públicos en ejercicio
de sus funciones, y que pueden ser de las más variadas clases, como
son los escritos, impresos, fotocopias, facsímil o fax, planos, cuadros,
dibujos, fotografías, radiografías, cintas cinematográficas, microformas
tanto en la modalidad de microfilm como en la modalidad de soportes
informáticos, y otras reproducciones de audio o video, la telemática en
general y demás objetos que recojan, contengan o representen algún
hecho, o una actividad humana o su resultado...” (Casación Nro. 4354-
06 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008,
págs. 22083-22084).
- “... El Código Procesal Civil no distingue expresamente entre documentos
privados expedidos en el Perú y documentos privados expedidos en el
extranjero, por lo que no existiría fundamento razonable que conlleve a
los juzgadores a cautelar y privilegiar el mérito probatorio de los docu-
mentos que se expidan en este país, en detrimento de los que se expidan
en el extranjero...” (Casación Nro. 4354-06 / Arequipa, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs. 22083-22084).
- “... El nuevo Reglamento Consular del Perú, aprobado por Decreto
Supremo cero setenta y seis - dos mil cinco - RE, publicado el cinco de
octubre del dos mil cinco, estableció que en adelante tanto los documentos
públicos como los privados extendidos en el exterior, para surtir efectos
legales en el Perú, deben estar legalizados por los funcionarios consulares
peruanos competentes para hacerlo, y cuyas firmas deben ser autenticadas
por el área correspondiente de legalizaciones del Ministerio de Relaciones
Exteriores; [...] las normas citadas no se refieren propiamente a las facul-
tades notariales de los funcionarios consulares, [...] sino a los requisitos
que deben contener los documentos públicos o privados extendidos en el
exterior para surtir sus efectos dentro del territorio de la República; sin
embargo, esta disposición -a nivel estrictamente procesal- colisiona con
la inexigibilidad de tales requerimientos al momento de ofrecerse pruebas
para acreditar los hechos que alegan las partes al interior de un proceso;
[...] los documentos básicos que acreditarían los gastos realizados por la
demandante, cuyo cobro pretende repetir contra la demandada en este
proceso [sobre obligación de dar suma de dinero], no obstante no haber
sido legalizados por los funcionarios consulares peruanos [...] ni recono-
cidos judicialmente, surten sus efectos probatorios para el caso concreto,
por lo que corresponde a los magistrados valorarlos conforme a ley de
conformidad con lo dispuesto en el artículo ciento noventa y siete del

562
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 4354-06 / Arequipa, publicada


en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs. 22083-22084).

11.8 Jurisprudencia casatoria relacionada con la fecha cierta en los docu-


mentos privados
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la fecha cierta en
los documentos privados, ha establecido lo siguiente:
- “... La regla contenida en el artículo doscientos cuarenticinco del Código
Adjetivo [C.P.C.] no contiene precisamente un acto procesal con deter-
minada formalidad que sea necesaria para que se cumpla, sino criterios
valorativos que sirven para calificar cuando un documento es de fecha
cierta, por ello la infracción de dichos criterios no dan lugar [sic -léase
no da lugar-] a la infracción de alguna formalidad, sino de aquellas reglas
legales (procesales) que al aplicarse causan indefensión, lo que afectaría,
según sea el caso, el derecho a un debido proceso...” (Casación Nro. 606-
01 / San Román, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001,
págs. 7496-7497).
- “... La Sala Superior no dio cumplimiento a los dispositivos legales pre-
citados [arts. 245 y 535 del C.P.C.] relacionados a la fecha cierta de un
documento privado, por lo que la sentencia recurrida debe ser sancionada
con nulidad...” (Casación Nro. 3762-2001 / Huánuco, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-07-2002, págs. 9039-9040).
- “... Se acusa [...] que el documento privado [...] no cuenta con fecha cierta,
y que por tal razón no puede surtir eficacia jurídica al no cumplir con
los requisitos del artículo doscientos cuarenticinco del Código Procesal
Civil, empero tal afirmación carece de todo sustento jurídico, porque [...]
el artículo doscientos cuarenticinco lo que determina simplemente [es]
cuándo un documento adquiere fecha cierta y no le resta eficacia jurídica;
por al [sic -léase por el-] contrario, el juzgador conforme al artículo ciento
noventisiete del Código Procesal Civil, se halla obligado a valorar todos
los medios probatorios de manera conjunta, y ellos van a ser apreciados
conforme a su sana crítica...” (Casación Nro. 284-2003 / Piura, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2004, pág. 11671).
- “... La norma bajo comento [art. 245 del C.P.C.] [...] es una que regula la
denominada ‘fecha cierta’, es decir aquella que le da a un instrumento pri-
vado una reconocida fecha de celebración o por lo menos una presumida
fecha para determinados efectos (en caso de muerte por ejemplo se presume
que la fecha más próxima en que pudo ser otorgado el documento es la de la

563
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

muerte de su otorgante) y es a tal eficacia jurídica y no al valor probatorio


del documento al que refiere la norma, pues en nuestro sistema es el Juez
quien mediante su apreciación conjunta y razonada de la prueba se forma
convicción sobre los hechos que exponen las partes en base a las pruebas
aportadas y debidamente incorporadas, de modo que no necesariamente
por la existencia de una legalización el Juzgador debe concluir o estimar
probado un hecho, pues nuestro sistema no es uno de prueba tasada sino uno
que se rige por las reglas de la denominada ‘sana crítica’ por el cual [...] el
Juez debe valorar todas las pruebas de manera conjunta y con apreciación
razonada...” (Casación Nro. 567-2006 / Santa, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 31-08-2007, págs. 20114-20115).
- “... Los instrumentos privados [...] sólo se extienden a los terceros a partir
del momento en que adquieren fecha cierta...” (Casación Nro. 2213-2000 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2001, pág. 7712).
- “... La falta de impugnación de los contratos privados presentados por los
demandados no les dan a los mismos fecha cierta a la luz de los supuestos
del artículo 245 del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 211-2004 /
Cono Norte - Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-11-
2004, págs. 12989-12990).
- “... El certificado médico que aparece suscrito [...] por el médico que lo
expidió, adquirió fecha cierta el día de su visado...” (Casación Nro. 1580-
01 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-05-2002,
págs. 8691-8692).
- “... La sola colocación de un número de Kardex a una minuta no le con-
fiere al documento el carácter de fecha cierta, por no encontrarse este acto
dentro de los actos protocolares o extraprotocolares de los cuales puede
dar fe o intervenir un Notario...” (Casación Nro. 617-2005 / Cono Norte,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-03-2006, pág. 15869).
- “... Dicho documento [minuta de compraventa] carece de fecha cierta
toda vez que si bien presenta un sello del Notario [...], no aparece que
éste haya certificado la fecha o legalizado las firmas puestas en dicho do-
cumento, no dándose por tanto el supuesto contenido en el inciso tercero
del artículo doscientos cuarenticinco citado [del C.P.C.]...” (Casación
Nro. 3762-2001 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
31-07-2002, págs. 9039-9040).
- “... No puede otorgarse al documento indicado [minuta de compraventa] la
calidad de fecha cierta en base a una declaración testimonial de un notario

564
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

público, ya que tal supuesto no está contemplado en el artículo doscientos


cuarenticinco acotado [del C.P.C.]; máxime [...] si de la testimonial del
Doctor [notario] [...] no se advierte que éste haya autorizado la minuta
en cuestión confiriéndole fecha cierta...” (Casación Nro. 3762-2001 /
Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2002, págs.
9039-9040).
- “... Este Colegiado Supremo tampoco evidencia que se presente el su-
puesto previsto en el inciso cuarto de la citada norma procesal [art. 245
del C.P.C., sobre la adquisición de fecha cierta de un documento privado
en caso de su difusión a través de un medio público de fecha determina-
da o determinable], pues no se advierte que el contrato celebrado entre
las partes haya sido objeto de difusión a través de algún medio público,
como sería por ejemplo, la radio, la televisión, los periódicos y revistas,
entre otros; y en ese sentido, la conclusión a que arriban las instancias
de mérito al homologar la presentación de un documento privado a la
Autoridad Municipal, con su difusión a través de un medio público, por
aplicación de la analogía que autoriza el inciso quinto del mismo artículo,
no resulta acertada...” (Casación Nro. 1312-2006 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-04-2007, págs. 19251-19252).
- “... Se ha declarado fundada la tacha contra el documento de compra
venta, por la notoria falsedad de la legalización de las firmas por una
persona que no era Juez de Paz en la oportunidad de la legalización, lo
que determina que dicho documento no tiene fecha cierta...” (Casación
Nro. 1944-2001 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 05-11-2001, págs. 7878-7879).
- “... La determinación de fecha cierta de un documento a partir de medios
técnicos, es una facultad discrecional inherente a los organismos de fa-
llo...” (Casación Nro. 878-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-04-2007, págs. 19228-19230).

11.9 Jurisprudencia casatoria relacionada con el reconocimiento de docu-


mentos privados
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al reconocimiento
de documentos privados, ha establecido lo siguiente:
- “... El reconocimiento judicial de la firma es suficiente para que el cuerpo
del instrumento quede también reconocido...” (Casación Nro. 2322-98
/ Chincha, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001,
pág. 7818).

565
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... Si bien es cierto que ambas instancias de mérito no se pronunciaron


respecto al reconocimiento solicitado [reconocimiento de contenido y
firma de recibo], también lo es que tal reconocimiento en modo alguno
va a variar el sentido de lo resuelto en sede judicial, por cuanto dicho
documento en ningún momento fue tachado [...], en consecuencia no era
necesario efectuar el reconocimiento solicitado, tal como lo establece el
artículo doscientos cuarentiséis del Código Procesal Civil; [...] si bien ha
existido la nulidad antes anotada, sin embargo se ha producido la con-
validación de la misma, por cuanto el ejecutado ha logrado que el medio
probatorio referido sea valorado y por cuanto la subsanación del vicio
no ha de influir en el sentido de lo resuelto...” (Casación Nro. 3518-00
/ Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, págs.
7450-7451).

11.10 Jurisprudencia casatoria relacionada con el cotejo de documentos


La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al cotejo de docu-
mentos, ha establecido lo siguiente:
- “... Se alega que el cotejo sólo puede ser practicado por peritos, lo que
no se condice con lo normado en los Artículos doscientos cincuentiséis y
doscientos cincuentisiete del Código citado (Código Procesal Civil) que
faculta (sic) al Juez a realizar el cotejo, aplicando en forma supletoria la
normatividad prevista para la actuación de la prueba pericial” (Casación
Nro. 908-95 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-01-
1998, págs. 341-342).
- “... Las pericias grafotécnicas se deben practicar en instrumentos origina-
les, cuya exhibición debe ser ordenada por el juzgado, utilizando, de ser
necesario, los apremios de ley” (Casación Nro. 867-98 / Cusco, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 21-01-1999, págs. 2518-2519).

11.11 Jurisprudencia casatoria relacionada con las copias de los documentos


La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a las copias de los
documentos, ha establecido lo siguiente:
- “... El artículo doscientos treinta y cuatro del Código Procesal Civil [...]
permite a las partes ofrecer como pruebas documentos en fotocopias,
por lo que éstos surten sus efectos mientras no sean desconocidos o
tachados oportunamente por la otra parte...” (Casación Nro. 2362-
04 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-07-2006,
págs. 16425-16426).

566
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

- “... Parte de las copias a que alude la impugnante [de actuados judicia-
les] son certificadas, y aun cuando fuesen copias simples tienen valor
probatorio de conformidad con los artículos doscientos treinticuatro y
ciento noventidós del Código Procesal citado [C.P.C.], mas [sic -léase
más-] cuando no fueron objeto de tacha...” (Casación Nro. 2382-2001 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001,
págs. 8164-8165).
- “... Si bien es cierto que, no existe disposición legal que establezca la
exigencia procesal de ofrecer como pruebas que acompañan a la de-
manda, documentos certificados y no simples fotocopias de los mismos;
también lo es que, dada la naturaleza de lo pretendido, el Juez tiene la
atribución legal de solicitar una mayor certeza respecto a los documentos
que sustentan las pretensiones de los actores, sin que ello signifique una
contravención al derecho a un debido proceso o a (sic) un sobrecosto
procesal...” (Casación Nro. 3341-99 / Callao, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 11-04-2000, págs. 5080-5081).

11.12 Jurisprudencia casatoria relacionada con la exhibición de documentos


La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la exhibición de
documentos, ha establecido lo siguiente:
- “... La negación de la prueba de exhibición ofrecida [...] no contraviene
la finalidad del proceso, si se tiene en cuenta que conforme lo dispone el
artículo ciento noventiséis del Código Procesal Civil, la carga de probar
corresponde a quien afirma los hechos que configuren su pretensión o a
quien los contradiga alegando hechos nuevos...” (Casación Nro. 2082-
2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008,
pág. 22702).
- “... Nuestro ordenamiento procesal [...] establece (artículo doscientos
sesentiuno del Código Procesal Civil) que si una parte incumple con una
exhibición [de documento] que se le ha solicitado, ello no implica que lo
esté reconociendo tácitamente. En realidad, corresponde al Juez apreciar
tal hecho al momento de resolver...” (Casación Nro. 456-2007 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, pág. 23478).
- “... Que [...] no se haya aplicado una multa a la parte demandante por el
incumplimiento en la exhibición [de documentos], no origina la nulidad
del procedimiento, porque la subsanación del vicio no ha de influir en
el sentido de la resolución o en las consecuencias del acto procesal de
acuerdo con lo que establece el cuarto párrafo del artículo ciento setentidós

567
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

del Código Adjetivo [C.P.C.]...” (Casación Nro. 2692-2001 / La Libertad,


publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2002, pág. 8265).
- “... Pese a los reiterados pedidos del Colegiado para la exhibición, dicho
acto no se ha cumplido y la Sala de mérito emite sentencia sin que se
cumpla dicha exhibición, omitiendo dejarla sin efecto o haciendo refe-
rencia a esa falta en el texto de la sentencia; constituyendo ese proceder
la afectación al debido proceso” (Casación Nro. 1671-96 / Cajamarca,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-06-1998, pág. 1233).
- “... Las pericias grafotécnicas se deben practicar en instrumentos origina-
les, cuya exhibición debe ser ordenada por el juzgado, utilizando, de ser
necesario, los apremios de ley” (Casación Nro. 867-98 / Cusco, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 21-01-1999, págs. 2518-2519).
- “... La referida declaración jurada [declaración jurada notarial] importa una
declaración actuada sin las garantías de la ley procesal civil...” (Casación
Nro. 3174-00 / San Román, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-03-2001, págs. 7052-7053).

12. JURISPRUDENCIA CASATORIA RELACIONADA CON LA PRUE-


BA PERICIAL
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la prueba pericial,
ha establecido lo siguiente:
- “... La prueba pericial para que pueda tener eficacia probatoria debe cum-
plir ciertos requisitos, como es que sea un medio conducente para acreditar
el hecho que se pretende probar con dicha pericia, que sea correctamente
fundamentada, que no se haya demostrado alguna objeción formulada
contra dicho dictamen, que las conclusiones del dictamen sean claras,
consistentes, que exista consecuencia lógica en su motivación y que el
dictamen haya tenido la posibilidad de ser controvertido u observado...”
(Casación Nro. 1836-2004 / Chincha, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-07-2007, págs. 19651-19653).
- “... Constituye una facultad del juzgador designar los peritos necesarios
cuando la apreciación de los hechos controvertidos requiere de conoci-
mientos especiales...” (Casación Nro. 1109-99 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 13-10-1999, pág. 3727).
- “... Designar un número determinado de peritos es facultad del Juez a
efecto de que el caudal probatorio ofrecido le promuevan (sic) plena

568
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

convicción de los hechos afirmados por las partes...” (Casación Nro. 216-
96 / Huaura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-05-1998,
pág. 842).
- “... La Policía Nacional del Perú [...] efectuó la labor ordenada mediante
resolución [...]; siendo que [...] la labor realizada por esta institución no
puede ser sucedánea sino, en todo caso, resulta complementaria del exa-
men especializado que debe estar a cargo de los peritos que se encuentren
en la lista que el Consejo Ejecutivo de cada Distrito Judicial formula
anualmente conforme lo establece el artículo doscientos sesentiocho del
Código Procesal Civil. [...] Que, en este sentido, al haberse infringido
una norma procesal, al dictarse la resolución [...] en la parte final de la
misma que omite nombrar a los peritos de acuerdo a Ley, debe declararse
la insubsistencia de lo actuado a partir del señalamiento de la Audiencia
[...], y consecuentemente, declararse la nulidad de la sentencia de vis-
ta...” (Casación Nro. 2033-99 / Chincha, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-05-2002, pág. 8704).
- “... Los Artículos doscientos sesentiocho y doscientos sesentinueve del
Código Procesal Civil no son pertinentes a la prueba pericial actuada por
el Laboratorio de Criminalística de la Policía Nacional del Perú, la cual
es una entidad oficial del Estado para cumplir con este cometido, lo que
la distingue de las pericias evacuadas por especialistas independientes
propuestos por los Colegios Profesionales, cuya actuación sí se sujeta al
procedimiento establecido en tales normas” (Casación Nro. 649-95 / La
Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 21-04-1998, pág.
732).
- “... En el caso específico de informes periciales, el artículo doscientos
sesenticuatro del Código Procesal Civil establece claramente que[:] ‘Las
partes pueden, en el mismo plazo que los peritos nombrados por el Juez,
presentar informe pericial sobre los mismos puntos que trata el Artículo
doscientos sesentitrés [del C.P.C.], siempre que lo hayan ofrecido en la
oportunidad debida’; de cuyo texto se infiere: i) que la pericia de parte
debe ser previamente ofrecida en la demanda o contestación o en los
casos citados anteriormente [vale decir, cuando después de interpuesta la
demanda son ofrecidos medios probatorios referidos a hechos nuevos, y
cuando, tratándose de procesos de conocimiento y abreviados, las partes
o terceros legitimados presentan medios probatorios con su recurso de
apelación]; y, ii) una vez ofrecida, y por ende admitida expresamente por
el juzgador, presentar la pericia de parte, dentro del mismo plazo otorgado
por los peritos nombrados por el Juez...” (Casación Nro. 4820-2006 /

569
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs.


22135-22136).
- “... Se ha infringido la exigencia legal del debido proceso al dejarse de
actuar la pericia ofrecida por la parte demandada y admitida por el Juez,
infringiéndose lo dispuesto en el Artículo doscientos sesenticinco del
Código Procesal Civil” (Casación Nro. 1172-99 / Sullana, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 28-11-1999, págs. 4183-4184).
- “... La falta de cumplimiento de lo dispuesto en los Artículos doscientos
sesentitrés, doscientos sesenticinco y doscientos sesentiocho del Código
Procesal Civil relativos a la designación de peritos y a la forma en que
debe actuarse la prueba pericial constituye contravención de las normas
que garantizan el derecho a un debido proceso...”(Casación Nro. 449-
96 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-01-1998, págs.
348-349).
- “... El dictamen pericial presentado (...) sobre los extremos solicitados por
el demandante, debió ser actuado en la audiencia de pruebas con presen-
cia de los peritos, oportunidad en que las partes debían de formular las
observaciones y los reparos que creyeran por conveniente hacerlo, y que
serían dilucidados en dicha audiencia, tal como lo prescribe el Artículo
doscientos sesenticinco del Código adjetivo (...); no obstante lo cual no
se procedió en la forma prevenida por ese artículo, no se llevó a cabo
esa audiencia pertinente afectándose las garantías del debido proceso...”
(Casación Nro. 1172-99 / Sullana, publicada en el Diario Oficial El Pe-
ruano el 28-11-1999, págs. 4183-4184.).
- “... El artículo 264 del Código Procesal Civil señala que ‘las partes pueden,
en el mismo plazo que los peritos nombrados por el Juez, presentar informe
pericial sobre los mismos puntos que trata el artículo doscientos sesentitrés
[del C.P.C.], siempre que lo hayan ofrecido en la oportunidad debida. Este
perito podrá ser citado a la audiencia de pruebas y participará en ella con
sujeción a lo que el Juez ordene’. [...] Analizados los fundamentos en
que se sustenta el presente medio impugnatorio [casación], se constata
que, efectivamente, el peritaje emitido por el perito [...] no ha seguido el
trámite a que se refiere la acotada norma procesal, lo que evidentemente
infringe el principio de igualdad de las partes en el proceso. [...] En tal
virtud, a efectos de no afectar el derecho de las partes en el proceso y a
que las pruebas actuadas en el mismo tengan la posibilidad de ser contra-
decidas conforme a ley, es menester que de oficio se ordene la actuación
de una prueba pericial en la que debe precisarse puntualmente cuál va a

570
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

ser el objeto de la diligencia, haciéndose uso de la facultad prevista en


el artículo 194 del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 5183-2006
/ Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-07-2007, págs.
19935-19936).
- “... En el proceso la pericia realizada y presentada al Juzgado por los
señores peritos judiciales [...] no ha sido actuada en audiencia comple-
mentaria, ni ha sido explicada como señala el artículo 265 del Código
Procesal Civil, por tanto, no se ha dado la oportunidad prevista por ley
a las partes del proceso, para que en la audiencia respectiva puedan for-
mular las observaciones y reparos que creyeran por conveniente hacer,
y que de ser el caso serían dilucidadas por los mismos peritos, tal como
lo prescribe el referido artículo 266 del Código Procesal Civil, vicio que
alega la parte impugnante como sustento de su denuncia de afectación
del derecho al debido proceso, por lo que, la falta de cumplimiento de lo
dispuesto por dichos dispositivos legales, constituye una clara transgresión
al inciso 3 del artículo 139 de la Constitución Política del Estado [sobre
la observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional]...” (Casación
Nro. 1836-2004 / Chincha, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-07-2007, págs. 19651-19653).
- “... Los dictámenes periciales fueron en efecto observados por la im-
pugnante en la audiencia complementaria (...), apareciendo en el acta
mencionada las absoluciones de las observaciones planteadas por los
peritos, y en relación a la ampliación de las observaciones presentadas
por la demandada en su escrito de fojas (...), el mismo fue proveído
por resolución (...) que dispone tener presente en lo que fuere de ley;
cumpliéndose con las previsiones contenidas en el Artículo doscientos
sesentiséis del Código Procesal Civil, no estando establecido mandato
alguno de pronunciamiento a cargo del Juez...” (Casación Nro. 2459-99 /
Cono Norte, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 18-01-2000,
pág. 4588).
- “... De la constancia de notificación [...] se advierte que [...] la Juez de la
causa puso en conocimiento de las partes el dictamen pericial evacuado
[...], sin embargo, omitió convocar a una audiencia especial en la cual
debía explicarse el mismo, señalando en la sentencia que dicho dictamen
no fue observado, cuando las observaciones corresponden efectuarse en la
audiencia de ley según lo determina el artículo doscientos sesentiséis del
Código Procesal [Civil]; [...] por ello, aún cuando las partes no repararon
en dicha omisión, ello no significa que dicho vicio se haya convalidado, si
tenemos en cuenta que el Juez revisor en aplicación del artículo trescientos

571
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

sesenticuatro del Código Procesal Civil, está facultado a anular el fallo o


revocarlo luego de hacer el análisis respectivo, pro [sic] el cumplimiento
de los fines del proceso [...] en ejercicio del principio de dirección del
proceso...” (Casación Nro. 1593-02 / Chincha, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-09-2003, pág. 10906).
- “... La Corte Superior omitió citar a audiencia especial para la actuación de
la prueba pericial, pese a que la recurrente había formulado observaciones
al informe pericial (...). (...) Que al obrar de esa forma se ha vulnerado el
derecho a la defensa de la recurrente contenida en el inciso catorce del
Artículo ciento treintinueve de la Constitución” (Casación Nro. 563-99 /
Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 18-10-1999, pág. 3762).
- “... La pericia valorativa del inmueble fue puesta en conocimiento del
Banco recurrente (...), y si bien conforme al Artículo doscientos sesen-
ticinco del Código Procesal el dictamen pericial debe ser explicado en
la audiencia de prueba, el defecto de forma en la actuación de un medio
probatorio no invalida éste, si cumple su finalidad, tal como precisa el
Artículo doscientos uno del mismo Código, pues en todo caso el impug-
nante no observó el citado peritaje no obstante tener conocimiento de ello
oportunamente...” (Casación Nro. 803-99 / Piura, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 13-10-1999, pág. 3722).
- “... Se acusa como vicio que afecta el derecho de defensa que se ha or-
denado traer los autos para sentencias (sic) después de haberse expedido
el informe pericial (...) sin convocar a una audiencia especial en aplica-
ción extensiva del Artículo doscientos setenta del Código Adjetivo; (...)
según el precepto antes mencionado el dictamen pericial es materia de
una audiencia especial cuando los peritos retarden sin justificación la
presentación de su dictamen o no concurran a la Audiencia de Pruebas;
(...) el precitado dispositivo es impertinente para el caso, pues la fun-
damentación del medio impugnatorio no se sustenta en el retardo en la
presentación del informe pericial o la inconcurrencia de los peritos a la
Audiencia de Pruebas y -además- la sentencia impugnada no se apoya
en dicho dictamen, todo lo cual determina que no hay nexo causal entre
el vicio acusado y el fallo...” (Casación Nro. 1060-99 / Ica, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 13-10-1999, pág. 3725).
- “... En nuestro ordenamiento procesal no existe norma alguna que obli-
gue al Juez de la causa a ordenar la ampliación de un peritaje, mas aún
[sic -léase más aún-] cuando a criterio del juzgador las pruebas actuadas
eran suficientes para acreditar el petitorio...” (Casación Nro. 2917-2000 /

572
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001,


pág. 7071).
- “... La actuación de la pericia grafotécnica [...] (que comprende una
serie de actos: como la toma de firmas, la presentación de la pericia, la
formulación de observaciones y la explicación de éstas por los autores
del dictamen) debió estar orientada por el principio de inmediación y
evaluada por el Juez que sentencie la causa...” (Casación Nro. 1357-2003 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-05-2005, págs.
14250-14251).
- “... Las pericias grafotécnicas se deben practicar en instrumentos origina-
les, cuya exhibición debe ser ordenada por el juzgado, utilizando, de ser
necesario, los apremios de ley” (Casación Nro. 867-98 / Cusco, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 21-01-1999, págs. 2518-2519).
- “... La demandante sostiene [...] que era necesario que la codemandada
exhiba el contrato original para efectos de viabilizar la demanda. Cabe
señalar, sin embargo, que es a la parte actora, y no a la emplazada, a
quien corresponde acreditar los hechos que configuran su pretensión, tal
como lo dispone el artículo ciento noventa y seis del Código Procesal
Civil; para tal efecto, es cierto que la demandante ofreció como prueba
la exhibición del contrato original a cargo de la demandada, así como la
pericia grafotécnica que debía practicarse sobre el mismo, pero también
lo es que la demandada ha venido afirmando desde la contestación de
la demanda que no cuenta con el original, sino únicamente con la co-
pia legalizada que acompaña [...], circunstancia que tuvo en cuenta el
juez de la causa al ordenar se lleve a cabo la pericia grafotécnica, aún
a falta del indicado documento...” (Casación Nro. 1340-2007 / Lima
Norte, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs.
23534-23535).
- “... La prueba pericial grafotécnica ha sido valorada por la Juez en forma
conjunta con los demás medios probatorios y conforme a su apreciación
razonada, constituyendo ésta un medio de consulta técnica que la ilustra,
mas no la obliga, por lo que habiendo la magistrada motivado las razo-
nes por las cuales la prueba pericial no le causa convicción, pasando a
continuación a expresar las valoraciones que sustentan su decisión, de
conformidad con lo establecido en el artículo 197 del Código Procesal
citado [C.P.C.], no existe afectación al debido proceso...” (Casación Nro.
1095-2002 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-01-2003, págs. 9730-9731).

573
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... La Sala de Revisión [...] emitió el auto [...] que [...] dispone que el
A-quo admita y actúe la pericia grafotécnica ofrecida por el deudor prin-
cipal; pese a ello, la misma Sala, absolviendo la apelación de la sentencia,
señala que dicho deudor no ha probado la falsedad de la firma del aval
[...], lo cual implica una decisión arbitraria al no estar sujeta al mérito de
lo actuado, pues sin que se haya actuado la pericia grafotécnica concluye
que no se ha probado la falsedad de la firma; [...] tal decisión incurre en
dos infracciones insanables: primero, se afecta el derecho fundamental a
probar del ejecutado, ya que la Sala de Revisión dispuso que se admitiera
y actuara la referida pericia, no obstante, ello no ha ocurrido; y segundo,
la recurrida considera que no se ha probado la falsedad de la firma del
avalista pese a que la pericia no fue actuada, lo que supone que la sen-
tencia se sustenta en una arbitrariedad fáctica, es decir, se ha emitido una
conclusión que no tiene sustento probatorio ni deriva de un razonamiento
de lo actuado en el proceso, lo cual lesiona el derecho a un debido pro-
ceso del impugnante...” (Casación Nro. 3142-00 / Ucayali, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2001, págs. 7347-7348).
- “... Al tratarse de una acción causal, los medios probatorios ofrecidos por
las partes deben estar orientados a probar o contradecir, como demandante
o demandado, respectivamente, el origen de la obligación o cuál es el acto
que generó la emisión del título valor, pues la letra de cambio por si sola
[sic -léase por sí sola-] no acredita ninguna relación subyacente, razón por la
cual y conforme al principio de utilidad, sólo deben ser admitidos aquellos
medios probatorios que sean necesarios y adecuados para que el juzgador
alcance convicción sobre la existencia o inexistencia del hecho que se quiere
probar, por lo que la única pericia que fue debidamente ofrecida en la etapa
postulatoria, admitida y actuada es el dictamen pericial de grafotecnia [...]
carece de relevancia al no acreditar el acto jurídico que originó la emisión
del título valor...” (Casación Nro. 2533-2007 / La Merced - Junín, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2008, pág. 21417).
- “... En las instancias de mérito se ha procedido conforme a la facultad
establecida en la norma procesal aludida (art. 190 del C.P.C.), al haberse
considerado que el citado medio probatorio (pericia grafotécnica) no
resulta pertinente para acreditar que el título valor puesto a cobro haya
sido completado contrariamente a los acuerdos adoptados” (Casación Nro.
287-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 12-10-1999,
págs. 3703-3704).
- “... En cuanto a la pericia referida, [...] dicho medio probatorio no resulta
idóneo para acreditar el pago de la deuda cuya obligación se pretende...”

574
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

(Casación Nro. 2869-2007 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial


El Peruano el 30-06-2008, págs. 22377-22378).
- “... Es recién con motivo del resultado de la pericia oficial ordenada
por el Juez que el demandado presenta su pericia de parte [...], incluso
con posterioridad a la realización de la primera sesión de la Audiencia
de Pruebas [...], donde los peritos oficiales se ratificaron en su informe,
exponiéndolo a ambas partes y absolviendo las observaciones formula-
das por el demandado; no apreciándose tampoco que el Juez de la causa
haya emitido resolución disponiendo la admisión y valoración de dicha
pericia y mucho menos que se encuentre debidamente motivada; de tal
modo que ya sea a la luz de la norma general o por vía de excepción, la
pericia de parte presentada por el demandado y a la que el Juez de la causa
ha proveído simplemente con un téngase presente, ha violado, para su
ofrecimiento y consecuente valoración, los requisitos exigidos por la ley;
[...] en tal virtud, la valoración realizada tanto por el A Quo como por el
Ad Quem, respecto de un medio probatorio que ha violado los requisitos
exigidos por ley para su admisión, afecta el derecho al debido proceso...”
(Casación Nro. 664-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-04-2007, págs. 19208-19209).
- “... La denuncia referida al error en el nombre de la actora puesto en la
pericia grafotécnica no constituye un vicio procesal...” (Casación Nro.
1154-2001 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-10-2001, págs. 7757-7758).
- “... El peritaje es apreciado por el Juzgador de acuerdo a las reglas de
la sana crítica” (Casación Nro. 2194-98 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 15-06-1999, pág. 3008).
- “... El impugnante expresa que la Sala Superior otorga al peritaje prac-
ticado un carácter concluyente cuando sólo tiene un sentido ilustrativo
pero no determinante. Que sobre el particular cabe precisar que la referida
pericia [...] no tiene un carácter ilustrativo sino de importancia como los
demás medios probatorios para la resolución del conflicto de intereses...”
(Casación Nro. 2315-2000 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-11-2001, pág. 8061).
- “... Si bien la pericia fue ordenada de oficio, no debe perderse de vista
que la misma constituye un medio probatorio típico y que no puede ser
merituada aisladamente de los demás medios probatorios aportados al
proceso...” (Casación Nro. 1403-2008 / Santa, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 03-09-2008, pág. 22862).

575
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... Las tachas contra dichos documentos han sido objeto de dos pericias,
[...] siendo contradictorias entre sí; consecuentemente, todo magistrado
[...] que extraiga conclusiones de pericias contradictorias debe expresar,
en forma clara y precisa, cuales [sic -léase cuáles-] han sido los motivos
que lo han llevado a asumir una pericia y no la otra...” (Casación Nro.
3062-2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-
2003, págs. 10713-10714).
- “... No existe impedimento legal alguno para la formulación de una
denuncia (penal), por haberse resuelto la improcedencia de una pericia
en un proceso civil...” (Casación Nro. 2905-99 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 21-01-2000, págs. 4625-4626).

13. JURISPRUDENCIA CASATORIA RELACIONADA CON LA PRUE-


BA DE INSPECCION JUDICIAL
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la prueba de
inspección judicial, ha establecido lo siguiente:
- “... Al haberse realizado la inspección judicial (...) sin la notificación de
la parte demandada, máxime que ésta se ha realizado dentro del proceso,
se ha incurrido en causal de nulidad, por haberse privado del derecho de
defensa...” (Casación Nro. 2704-97 / Apurímac, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 21-03-2000, pág. 4839).
- “... El acta de inspección judicial practicada (...) no ha sido desvirtuado,
además su valor probatorio subsiste por el hecho de haberse declarado
la nulidad de los actos procesales que no tienen injerencia directa sobre
ella” (Casación Nro. 883-97 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-10-1999, pág. 3634).

14. JURISPRUDENCIA CASATORIA RELACIONADA CON LOS


SUCEDANEOS DE LOS MEDIOS PROBATORIOS (INDICIOS Y
PRESUNCIONES)
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a los sucedáneos
de los medios probatorios (indicios y presunciones), ha establecido lo siguiente:
- “... Conforme a lo establecido en el artículo doscientos setenticinco del
Código Procesal Civil, los sucedáneos son auxilios establecidos por la ley
o asumidos por el Juez para lograr la finalidad de los medios probatorios,
corroborando, complementando o sustituyendo el valor o alcance de éstos;
[...] tal como aparece de la lectura de la norma legal acotada se desprende

576
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

que los sucedáneos de los medios de prueba son auxilios establecidos


legalmente o, también, asumidos por el Juzgador, dirigidos a lograr la
finalidad de los medios probatorios (acreditar los hechos expuestos por las
partes, producir certeza en el Juez respecto de los puntos controvertidos
y fundamentar sus decisiones), de alguna de estas formas: a) corroboran-
do (confirmando) el valor de los medios de prueba; b) complementado
[sic -léase complementando-] (perfeccionando) el valor o alcance de los
medios de prueba; y, c) sustituyendo (desvirtuando) el valor o alcance
de los medios de pruebas [sic -léase prueba-]; [...] así expuesto, recurrir
a los sucedáneos de prueba constituye una facultad del Juzgador, con la
finalidad de corroborar o complementar el valor de los medios probatorios,
no siendo exigible acudir a ellos cuando se llega a la convicción sobre
un hecho con los medios que se tienen en el proceso...” (Casación Nro.
2990-2003 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-
2005, pág. 13836).
- “... Recurrir a los sucedáneos de prueba constituye una facultad del
juzgador, con la finalidad de corroborar o complementar el valor de los
medios probatorios, no siendo exigible acudir a ellos cuando se llega a
la convicción sobre un hecho con los medios que se tiene...” (Casación
Nro. 2783-99 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 17-01-2000, págs. 4567-4568. ).
- “... El Artículo doscientos setenticinco del Código Adjetivo faculta a
los Jueces para valerse de auxilios sucedáneos para lograr la finalidad
de los medios probatorios, corroborando o complementando el valor o
alcance de éstos; sin embargo, el recurrente pretende que el juzgador sólo
puede basarse en dichos medios sucedáneos cuando han sido actuados
u ofrecidos por una parte, posición errada que desconoce una potestad
del juzgador...” (Casación Nro. 2546-99 / Piura, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 15-01-2000, pág. 4538).
- “... Tal como lo prescribe el artículo 275 del Código Procesal Civil, los
sucedáneos corroboran, complementan o sustituyen el valor o alcance de
los medios probatorios. No hay, en nuestra legislación, nada que impida
que los indicios no puedan acreditar los hechos expuestos en la deman-
da; por el contrario, el artículo 276 del Código adjetivo menciona que
debidamente acreditados y en conjunto ‘conducen al Juez a la certeza en
torno a un hecho desconocido relacionado con la controversia’ porque
ellos sirven para ‘lograr la finalidad de los medios probatorios’, ‘finali-
dad’, que tal como se dice en el numeral 188 del Código Procesal Civil,
es la de ‘acreditar los hechos expuestos por las partes...” (Casación Nro.

577
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

1012-2013 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-


2014, pág. 53854).
- “... Tanto las presunciones legales así como las reglas que regulan la carga
de la prueba, son sucedáneos que sirven para lograr la finalidad de los
medios probatorios; por ende, son reglas que ayudan a la valoración de
las pruebas...” (Casación Nro. 3351-99 / Ucayali, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 11-04-2000, pág. 5081).
- “... La carga de la prueba así como las presunciones legales son sucedáneos
de los medios probatorios que sirven al Juez para una mejor valoración
de la prueba; en ese sentido, las reglas que regulan los citados sucedáneos
probatorios tiene (sic) un alcance limitado al caso concreto, que no resulta
compatible con los efectos generales y los fines de iure de la casación...”
(Casación Nro. 3237-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 22-02-2000, págs. 4670-4671).
- “... Si bien es cierto que los sucedáneos de los medios probatorios tienen
como finalidad, entre otros, sustituir el valor o alcance de los medios
probatorios, la presunción basada en la conducta procesal de una de las
partes requiere de un análisis de dicha conducta a lo largo del proceso y,
particularmente, cuando ésta manifiesta notoriamente la falta de coopera-
ción para lograr la finalidad de los medios probatorios u otras actitudes de
obstrucción, tal como lo establece el artículo doscientos ochenta y dos del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 1340-2007 / Lima Norte, publi-
cada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs. 23534-23535).
- “... Al invocar la Sala Revisora el artículo doscientos ochentidós del Có-
digo Procesal Civil [sobre la presunción basada en la conducta procesal
de las partes], y en consecuencia, extraer conclusiones en contra de los
intereses de la demandante [...], ha establecido un criterio de motivación
arreglado a derecho, por lo que no existe el denunciado vicio in cog-
nitando [sic -léase vicio in cogitando-]...” (Casación Nro. 3006-2006
/ Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2008, págs.
23112-23113).
- “... El cargo de contravención del artículo doscientos ochentidós del
Código Procesal Civil [sobre presunción referida a la conducta procesal
de las partes] tampoco puede prosperar, por cuanto la acotada norma
que regula los sucedáneos o auxiliares de los medios probatorios, no es
pertinente para el caso en el que el Juez se forma convicción en base a
las pruebas principales, no siendo necesario en este caso el auxilio de

578
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

los sucedáneos...” (Casación Nro. 2027-2002 / Huánuco, publicada en el


Diario Oficial El Peruano el 28-02-2003, pág. 10246).
- “... El Ordenamiento Jurídico Peruano establece, según el artículo mil
trescientos sesentiuno del Código Civil, que el contrato es el acuerdo de
dos o más partes para crear, regular, modificar o extinguir una relación
jurídica patrimonial; Siendo [sic] esto así, el contrato no requiere de
estar materializado en un documento, sino que éste, cuando se presenta
constituye una prueba del acto celebrado; [...] cuando no existe contrato
materializado en un soporte papel, los magistrados de mérito deben utilizar
los sucedáneos de los medios probatorios, los cuales son instrumentos
tendientes a resolver el conflicto intersubjetivo de intereses...” (Casación
Nro. 1010-2003 / Jaén, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-
03-2004, pág. 11643).

15. JURISPRUDENCIA CASATORIA RELACIONADA CON LA PRUE-


BA ANTICIPADA
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la prueba antici-
pada, ha establecido lo siguiente:
- “... El procedimiento de prueba anticipada por su naturaleza, busca que
en sede judicial se prepare la prueba pertinente a efecto que en el proceso
principal donde se discuta el conflicto de intereses derivados de la preten-
sión ejercitada el medio probatorio cumpla su finalidad de acreditar los
hechos expuestos por las partes; en consecuencia, la prueba anticipada
puede considerarse un proceso no contencioso que busca preconstituir
un medio probatorio para el futuro proceso contencioso a entablarse...”
(Casación Nro. 273-2002 / Loreto, publicada en el Diario Oficial El Pe-
ruano el 30-07-2003, págs. 10772-10773).
- “... El procedimiento de prueba anticipada por su naturaleza busca que en
sede judicial se prepare la prueba pertinente a efecto de que en el proceso
principal, donde se discuta el fondo del conflicto de intereses derivados
(sic) de la pretensión ejercitada y su oposición, el medio probatorio cum-
pla su finalidad de acreditar los hechos expuestos por las partes, producir
certeza en el Juez respecto de los puntos controvertidos y fundamentar
sus decisiones...” (Casación Nro. 627-99 / Cono Norte - Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 20-11-1999, pág. 4031).
- “... La actuación anticipada de una determinada prueba tiene por objeto,
por si (sic) misma o como parte del caudal probatorio, preparar los fun-
damentos que han de sustentar la causa petendi de la futura pretensión a

579
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

interponerse en el proceso correspondiente, por lo que en dicha actuación


anticipada no se resolverá en si (sic) el conflicto de intereses, sino en aquel
proceso en el que se discuta el fondo de la litis, mediante sentencia o auto
que en revisión ponga fin al proceso, que por ende, no es el caso de la
recurrida, la que por su naturaleza, no resuelve un conflicto de intereses o
una incertidumbre jurídica...” (Casación Nro. 1261-99 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 14-10-1999, pág. 3742).
- “... Este tipo de prueba [prueba anticipada] se actúa anteladamente para que
tenga eficacia en un futuro proceso...” (Casación Nro. 3537-2001 / Santa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2003, pág. 10402).
- “... La prueba anticipada puede considerarse un proceso no contencioso
que busca preconstituir un medio probatorio para el futuro proceso con-
tencioso a entablarse, en cuya medida es posible a su interior cuestionar
las irregularidades en su trámite...” (Casación Nro. 1080-98 / Callao,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 16-11-1999, págs. 3972-3973).
- “... Como lo establece el artículo doscientos noventidós del Código Adje-
tivo [C.P.C.], el reconocimiento de un documento privado sólo puede ser
efectuado por su otorgante o sus herederos, lo que ha sido reconocido en
la resolución expedida en la prueba anticipada, que admite la imposibi-
lidad jurídica de que el reconocimiento [...] sea efectuado por el curador
procesal...” (Casación Nro. 2640-2001 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-04-2002, pág. 8521).
- “... La resolución [...] de dicha prueba anticipada [reconocimiento de
documento privado] por la que se señala día y hora para la audiencia de
actuación y declaración judicial, [...] no fue notificada a dicha obligada [...],
habiéndose notificado solamente al curador procesal, que no podía practicar
el reconocimiento; [...] a pesar de ello se ha hecho efectivo el apercibimiento
y se ha tenido por reconocida la letra de cambio en su contenido y firma,
afectando la garantía constitucional del debido proceso, lo que determina
que la prueba anticipada no se ha tramitado con arreglo a ley y por lo tanto
no tiene mérito ejecutivo...” (Casación Nro. 2640-2001 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002, pág. 8521).
- “... La resolución que hace efectivos los apercibimientos en una prueba
anticipada, debe ser notificada por cédula (...), por lo que habiéndose
omitido en el presente caso dicha notificación, el recaudo acompañado
para la acción ejecutiva adolece de nulidad, por haberse incumplido esta
formalidad procesal” (Casación Nro. 802-95 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 23-12-1996, pág. 2598).

580
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

- “... Habiéndose tramitado el presente proceso en la vía abreviada, el re-


ferido medio probatorio (documento reconocido en prueba anticipada)
puede ser merituado conjuntamente con el resto del material probatorio,
de conformidad con el Artículo ciento noventisiete del Código Procesal
Civil, pues el nuevo modelo procesal no acoge el sistema de valoración
de la prueba tasada sino el de libre valoración o de sana crítica” (Casa-
ción Nro. 627-99 / Cono Norte - Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 20-11-1999, pág. 4031).
- “... De los fundamentos del recurso de casación, en [...] que el recurrente
alega la presunta falta de motivación del auto admisorio de la solicitud
de prueba anticipada, se advierte que el requisito de apercibimiento
expreso previo de tener por absueltas en sentido afirmativo las pregun-
tas del interrogatorio presentado, no constituye un mandato que, por
imperio del ordenamiento procesal, deba contener el auto admisorio en
ese tipo de procesos, pero sí constituye deber del juez declararlo si el
emplazado no cumpliera con actuar [el] medio probatorio para el que
fue citado, conforme lo establece el artículo doscientos noventiséis
inciso tercero del Código Procesal acotado [C.P.C.]...” (Casación Nro.
2992-03 / Loreto, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-
2005, págs. 13462-13463).
- “... La afirmación efectuada de que la prueba anticipada adquirió la calidad
de cosa juzgada carece de todo sustento legal, ya que ésta constituye tan
sólo la actuación de un medio probatorio antes del inicio de un proceso
a tenor de lo dispuesto en el artículo 284 del Código Adjetivo [C.P.C.]...”
(Casación Nro. 1937-2002 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Pe-
ruano el 31-01-2003, pág. 9940).

16. JURISPRUDENCIA CASATORIA RELACIONADA CON LAS


CUESTIONES PROBATORIAS (TACHA Y OPOSICION)
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a las cuestiones
probatorias (tacha y oposición), ha establecido lo siguiente:
- “... La falta de tacha de un medio probatorio no importa que los dichos que
con él [se] pretende sustentar se encuentren acreditados, pues conforme
al artículo 197 del Código Procesal Civil los medios probatorios deben
ser valorados de manera conjunta y razonada, por lo que no se evidencia
la afectación del artículo 300 del Código citado...” (Casación Nro. 2385-
2003 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-08-2004,
págs. 12486-12487).

581
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... La no formulación de tacha contra un medio probatorio, no importa


que éste cree definitivamente convicción en el Juzgador...” (Casación
Nro. 76-01 / Apurímac, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
07-2001, pág. 7366).
- “... Un tercero no puede interponer excepciones ni cuestiones probatorias
pues no es el titular de la relación jurídica sustancial...” (Casación Nro.
3060-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 08-04-2000,
pág. 5011).
- “... No es cierto que el artículo 301 del Código Adjetivo [C.P.C.] esta-
blezca que el auto que resuelve una cuestión probatoria sea una decisión
inimpugnable sino que, en realidad, lo que con toda claridad establece
dicha norma es que el Juez, en decisión fundamentada e inimpugnable,
puede disponer que el medio probatorio cuestionado a través de una tacha
no sea actuado...” (Casación Nro. 4797-2007 / Arequipa, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 29-02-2008, pág. 21571).
- “... Las tachas contra instrumentos no pueden incidir en aspectos de
fondo sino solo en aspectos formales...” (Casación Nro. 3118-02 / Are-
quipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-11-2004, págs.
12809-12811).
- “... La tacha contra un documento sólo puede sustentarse en la falsedad
o nulidad formal del mismo...” (Casación Nro. 2280-06 / Lambaye-
que, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2007, págs.
19715-19716).
- “... Los argumentos que se efectúan respecto a los documentos [...] no
versan sobre la falsedad o nulidad formal de éstos para restarles valor
probatorio sino sobre aspectos sustanciales de los mismos que no pueden
resolverse mediante una cuestión probatoria como la tacha...” (Casación
Nro. 927-2005 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-01-2006, págs. 15326-15327).
- “... La tacha de documentos sólo se refiere a defectos formales del mismo,
mas no a la pertinencia o idoneidad que como prueba pueda tener, ni a
la falsedad o nulidad de los actos que contiene...” (Casación Nro. 3303-
2000 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2001, pág.
7698).
- “... La Sala Civil de la Corte Suprema tiene resuelto en forma reiterada
que la tacha de documentos debe estar referida a los defectos formales

582
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

de los instrumentos presentados, y no a la nulidad o falsedad de los actos


contenidos en los mismos cuya nulidad o falsedad se debe hacer valer en
vía de acción. (...) Que en consecuencia la tacha basada en la alegación
de que el acto expresado en el documento presentado no coincide con la
voluntad de las partes no puede servir de fundamento para amparar una
tacha” (Casación Nro. 1357-96 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-05-1998, págs. 860-861).
- “... En vía de tacha no se puede decidir sobre la nulidad de un acto jurí-
dico...” (Casación Nro. 46 - 2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 08-04-2000, pág. 5050).
- “... El recurrente formuló tacha contra el documento de compraventa [...]
por ser supuestamente falso; sin embargo, las instancias de mérito la han
declarado improcedente, al advertir que éste pretendía la nulidad del acto
jurídico contenido en el documento, hecho que no puede realizarse a través
de la vía incidental sino en vía de acción...” (Casación Nro. 1832-2005 /
Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-04-2007, págs.
19169-19170).
- “... La nulidad de un acto administrativo debe ser solicitada en vía de
acción y no en vía de tacha...” (Casación Nro. 1346-96 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 17-02-1997, págs. 2846-2847).
- “... Una cuestión probatoria referida a la tacha de documento, tramitada
en una vía incidental no es la pertinente para buscar la declaración de
nulidad de un título que se ha adquirido mediante escritura pública y el
derecho que genera dicho instrumento...” (Casación Nro. 2875-2002 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2003, pág.
10646).
- “... De las pruebas extemporáneas se corrió traslado a la parte contraria [...],
siendo absuelto el trámite por la recurrente mediante escrito [...] formu-
lando tacha la cual no está referida a los defectos formales de los docu-
mentos presentados por lo que su cuestionamiento resulta improcedente...”
(Casación Nro. 0996-99 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-01-2002, págs. 8213-8214).
- “... La tacha de documentos debe incidir en los defectos formales de las
instrumentales presentadas, y no en defectos procesales que supone la
alegada presentación extemporánea de los mismos...” (Casación Nro.
3482-01 / Ica - Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
06-2004, págs. 12112-12113).

583
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... La tacha propuesta por la recurrente contra el plano perimétrico fue


correctamente desestimada por el A quo, en atención a que su actuación
como medio probatorio fue ordenado [sic -léase ordenada-] de oficio, y
por que [sic -léase porque-] además, la tacha propuesta no se refiere en
estricto a la nulidad o falsedad formal del aludido plano...” (Casación
Nro. 1904-2005 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
06-2006, pág. 16309).
- “... Tampoco resulta procedente formular tacha contra un instrumento
público consistente en una partida de nacimiento, la cual solamente pue-
de ser declarada ineficaz en vía de acción...” (Casación Nro. 3237-99 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 22-02-2000, págs.
4670-4671).
- “... Dicho instrumento público [partida de matrimonio] goza de plena
eficacia jurídica en tanto judicialmente no se declare su invalidez [...].
En todo caso, si la entidad demandante asume estar perjudicada en sus
derechos con el otorgamiento de la referida instrumental, queda expedito
su derecho para hacerlo valer en vía de acción, pues, dada la naturaleza
del referido documento no es posible que mediante una cuestión pro-
batoria -tacha- se declare su ineficacia...” (Casación Nro. 2333-2002 /
Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-07-2004, pág.
12411).
- “... La tacha de un documento público sólo puede sustentarse por la in-
observancia de la formalidad esencial, según interpretación del artículo
243 del Código Procesal Civil; otros supuestos, como la inexistencia de
la manifestación de la voluntad, incapacidad, etcétera, debe hacerse valer
en vía de acción...” (Casación Nro. 2949-2001 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-01-2003, págs. 9932-9933).
- “... En vía incidental de tacha no se puede cuestionar instrumentos públi-
cos, máxime cuando los mismos tienen la calidad de sentencia judicial
que sólo puede ser cuestionada vía acción de nulidad de cosa juzgada
fraudulenta, conforme al artículo 178 del Código Procesal Civil...” (Ca-
sación Nro. 3071-2005 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-08-2006, págs. 16964-16965).
- “... Al tratarse de un documento público que no ha sido tachado ni cues-
tionado oportunamente [...], el mismo surte todos sus efectos...” (Casación
Nro. 3892-06 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-01-
2008, págs. 21398-21399).

584
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA

- “... Independientemente del juicio de falsedad formal o inexactitud de


un documento cuestionado mediante una tacha, es también admisible
que mediante ella se enerve la eficacia probatoria al expedirse la sen-
tencia comparándola con otros medios probatorios...” (Casación Nro.
586-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-
2001, pág. 7620).
- “... La tacha deducida por la recurrente fue declarada inadmisible en virtud
a que los medios probatorios cuestionados por ella fueron rechazados
en la Audiencia Unica con arreglo al artículo ciento noventa del Código
Procesal Civil; por tanto, carecía de objeto el trámite de la misma, de tal
modo que dicho proceder, el mismo que no se encuentra prohibido en el
Código adjetivo [C.P.C.], no afecta en forma alguna el derecho al debido
proceso...” (Casación Nro. 4318-01 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 31-05-2002, pág. 8784).
- “... No es dable que se proceda a la valoración de medios probatorios que
han sido materia de tacha por las partes, sin que previamente se absuelva
las cuestiones probatorias formuladas contra los mismos...” (Casación
Nro. 1696-02 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 28-02-2003, págs. 10141-10142).
- “... La tacha planteada (...) se encuentra sin proveer y por tanto sin ser
admitida o rechazada, incumpliéndose lo dispuesto por el Artículo tres-
cientos uno del Código Procesal Civil e incurriéndose en la causal de
nulidad contemplada en el Artículo ciento setentiuno del Código acotado”
(Casación Nro. 1648-99 / Apurímac, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 18-12-1999, pág. 4336).
- “... El Juez de la causa, al tener en cuenta y valorar los documentos,
objeto de la tacha, se ha pronunciado sobre la eficacia de dichos medios
probatorios, lo que importa una desestimación de la tacha planteada, que
debió rechazar de plano (al no ser sustentada con prueba)” (Casación Nro.
620-99 / Ayacucho, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 19-10-
1999, págs. 3775-3776).
- “... El actor dedujo cuestiones probatorias de tacha y oposición, contra
dos de los medios probatorios ofrecidos en su escrito de contestación,
reservándose su pronunciamiento para la sentencia (...), no obstante
ello, no han merecido pronunciamiento, incurriéndose también en la
causal de invalidez que debe ser corregida” (Casación Nro. 846-99 /
Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 20-10-1999, pág.
3783).

585
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... La resolución de vista ha sido expedida sin resolver la tacha [...], en


clara contravención del debido proceso, más aún si se tiene en cuenta
que en el escrito de apelación [...] se ha cuestionado lo analizado por el
juez en la sentencia respecto de la tacha, por lo que [...] dicha resolución
de vista adolece de nulidad prevista en el inciso 4° del artículo 122 del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 1215-2007 / Cañete, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 29-02-2008, págs. 21639-21640).
- “... De autos se aprecia que el Juez omitió resolver la cuestión probatoria
referida [tacha contra documento], irregularidad que fue advertida por
la recurrente al interponer recurso de apelación contra la sentencia de
primera instancia, pese a ello la Sala de Revisión incurrió en la misma
omisión, lo que adquiere mayor importancia, puesto que dicho Colegia-
do fundamentó su decisión jurisdiccional, entre otros, en el cuestionado
medio probatorio, contraviniendo así lo establecido por el inciso cuarto
del artículo ciento veintidós del Código Procesal Civil; [...] habiéndose
infringido las normas que garantizan el derecho a un debido proceso...”
(Casación Nro. 2672-00 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-07-2001, pág. 7336).
- “... Por Resolución [...] se declara infundada dicha tacha [contra documen-
tos], pues la actora no ha acreditado la invalidez de los mismos, no siendo
suficiente la simple invocación, posteriormente dichos documentos han sido
adjuntados legalizados; en la misma Audiencia, el abogado de la accionante
formula apelación, concedida [...] sin efecto suspensivo y con la calidad de
diferida; [...] la sentencia de vista [...] omite pronunciarse sobre la apelación
concedida, incidiendo dicha tacha sobre la pretensión sustantiva, por lo que
es menester pronunciarse sobre la validez, invalidez o falsedad de dichos
instrumentos, para no afectar el derecho del debido proceso y la doble ins-
tancia de los justiciables...” (Casación Nro. 2600-00 / Ucayali, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs. 7200-7201).
- “... La resolución que confirmó el auto que declaró infundada la tacha lo ha
hecho de manera definitiva, por lo que no puede ser invocada nuevamente
en casación [...] los sustentos de la tacha...” (Casación Nro. 2902-2000 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, págs.
7034-7035).
- “... Al haber sido desestimada la cuestión probatoria [tacha] debió ha-
berse valorado esta prueba documental...” (Casación Nro. 4249-2006 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-04-2007, págs.
19127-19128).

586
CAPITULO XVIII
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION
DEL PROCESO: CONCILIACION

1. SISTEMAS DE CONCILIACION
Monroy Cabra enseña que la conciliación puede ser de varias clases:
“a. Conciliación extrajudicial voluntaria;
b. Conciliación como una etapa previa obligatoria antes de iniciar un proceso;
c. Conciliación como primera etapa obligatoria dentro del proceso, una vez
se haya constituido la relación jurídica procesal;
d. Conciliación como acto bilateral voluntario de las partes durante el curso
del proceso;
e. Conciliación para intentar resolver controversias de carácter interno, y
conciliación para facilitar la solución amigable de desavenencias comer-
ciales internacionales” (MONROY CABRA, 1995: 180).
En el ordenamiento jurídico peruano (en el ámbito del Derecho Procesal Civil)
existen los siguientes sistemas de conciliación:
A) Conciliación extrajudicial o previa o preprocesal: Se encuentra legis-
lada en la Ley Nro. 26872 y en su Reglamento: Decreto Supremo Nro.
014-2008-JUS.
B) Conciliación judicial o procesal o intraprocesal: Cuyo marco jurídico
lo constituye el Capítulo I del Título XI de la Sección Tercera del Código
Procesal Civil.

587
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

2. LA CONCILIACION EXTRAJUDICIAL O PREVIA

2.1 Configuración
Según Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar,
la conciliación, en general, es “… la actividad desplegada ante un tercero por las
partes de un conflicto de intereses, dirigida a lograr una composición justa del
mismo. En este sentido el nombre no hace referencia al resultado que se obtenga,
sino al camino para lograrlo; no al status termini, sino al conjunto de esfuerzos que
se realizan para lograr la composición, aunque no se alcance ésta” (MONTERO
AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA VILAR,
2003: 144). Tales autores agregan que “en sentido estricto la conciliación se de-
fine como la comparecencia necesaria o facultativa de las partes en un conflicto
de intereses, ante una autoridad designada por el Estado, para que en su presencia
traten de solucionar el conflicto que las separa, regulada por el ordenamiento
jurídico que atribuye determinados efectos, asimismo jurídicos, a lo en ella con-
venido” (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO;
y BARONA VILAR, 2003: 144-145).
La conciliación extrajudicial, llamada también previa o preprocesal, es el
sistema o método tendiente a lograr, con intervención de un tercero llamado con-
ciliador, la avenencia entre las partes para así eliminar el conflicto de intereses
existente entre aquéllas, aconteciendo en momento anterior al inicio del proceso (el
mismo que no llegará a promoverse de haber acuerdo conciliatorio en la totalidad
de las pretensiones).
Según Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín, la conciliación pre-
procesal “… es una forma de solucionar conflictos mediante la intervención de un
tercero que facilita la avenencia de las partes. El conciliador no decide, sino que
únicamente trata de propiciar una solución entre las partes” (GOMEZ DE LIAÑO
GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 314).
Para Manuel De la Plaza, la conciliación es “una verdadera actuación preli-
minar, con la que se pretende evitar el proceso, llegando por su medio a la com-
posición amistosa de la litis en proyecto” (DE LA PLAZA, 1943, Tomo II: 130).
La conciliación extrajudicial tiene naturaleza preventiva por cuanto se en-
camina a evitar la contienda procesal, y también extintiva, por dar término a la
situación de conflicto; por consiguiente, si el acuerdo conciliatorio extrajudicial
fuese total, resulta inviable la sustanciación del proceso.
La conciliación extrajudicial se configura, pues, en momento previo al proce-
so, tramitándose ante un Centro de Conciliación Extrajudicial. El procedimiento

588
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: CONCILIACION

en cuestión constituye un requisito de procedibilidad necesariamente previo a los


procesos que versen sobre materias conciliables, pudiendo el Juez competente, al
calificar la demanda, declararla improcedente por manifiesta falta de interés para
obrar, si antes de interponerse la demanda, el accionante no solicita la concilia-
ción extrajudicial ante un Centro de Conciliación Extrajudicial o no concurre a la
audiencia respectiva.
La conciliación extrajudicial en nuestro medio tiene como marco jurídico el
siguiente:
- La Ley de Conciliación (Ley Nro. 26872, del 12-11-1997).
- El Reglamento de la Ley de Conciliación (Decreto Supremo Nro. 014-
2008-JUS, del 29-08-2008).
La conciliación (extrajudicial) no constituye acto jurisdiccional, como clara-
mente lo establece el artículo 4 de la Ley Nro. 26872.
De acuerdo a lo normado en el artículo 5 de la Ley Nro. 26872, la conciliación
(extrajudicial), es una institución que se constituye como un mecanismo alterna-
tivo para la solución de conflictos, por el cual las partes acuden ante un Centro de
Conciliación extrajudicial a fin que se les asista en la búsqueda de una solución
consensual al conflicto.
Conforme lo indica el artículo 3 de la Ley Nro. 26872, la Conciliación (ex-
trajudicial) es una institución consensual, en tal sentido los acuerdos adoptados
obedecen única y exclusivamente a la voluntad de las partes.
La conciliación extrajudicial sólo se ejerce a través de los Centros de Con-
ciliación debidamente autorizados y acreditados ante el MINJUS (Ministerio de
Justicia) y los que la Ley (Nro. 26872) señale (art. 5 del Decreto Supremo Nro.
014-2008-JUS).

2.2 Materias conciliables extrajudicialmente


En relación a las materias conciliables extrajudicialmente, la Ley Nro. 26872
establece lo siguiente:
- Son materia de conciliación las pretensiones determinadas o determina-
bles que versen sobre derechos disponibles de las partes (art. 7 -primer
párrafo- de la Ley Nro. 26872).
- En materia de familia, son conciliables aquellas pretensiones que versen
sobre pensión de alimentos, régimen de visitas, tenencia, así como otras
que se deriven de la relación familiar y respecto de las cuales las partes

589
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

tengan libre disposición. El conciliador en su actuación deberá aplicar


el Principio del Interés Superior del Niño (art. 7 -segundo párrafo- de la
Ley Nro. 26872).
- La conciliación en materia laboral (conciliación ésta que, dicho sea de
paso, no resulta exigible a efectos de calificar la demanda en materia
laboral: Tercera Disposición Final del Decreto Legislativo Nro. 1070)
se llevará a cabo respetando el carácter irrenunciable de los derechos del
trabajador reconocidos por la Constitución Política del Perú y la ley (art.
7 -tercer párrafo- de la Ley Nro. 26872).
- La materia laboral será atendida por los Centros de Conciliación Gra-
tuitos del Ministerio de Justicia, Ministerio de Trabajo y Promoción del
Empleo y por los Centros de conciliación privados, para lo cual deberán
de contar con conciliadores acreditados en esta materia por el Ministerio
de Justicia. En la audiencia de conciliación en materia laboral las partes
podrán contar con un abogado de su elección o, en su defecto, deberá
de estar presente al inicio de la audiencia el abogado verificador de la
legalidad de los acuerdos (art. 7 -cuarto párrafo- de la Ley Nro. 26872).
- En materia contractual relativa a las contrataciones y adquisiciones del
Estado, se llevará a cabo de acuerdo a la ley de la materia (art. 7 -quinto
párrafo- de la Ley Nro. 26872).
Acerca de las materias conciliables extrajudicialmente, el Reglamento de la
Ley de Conciliación (Decreto Supremo Nro. 014-2008-JUS) prescribe que:
- Es materia de conciliación aquella pretensión fijada en la solicitud de
conciliación. No existe inconveniente para que en el desarrollo de la con-
ciliación, las partes fijen distintas pretensiones a las inicialmente previstas
en la solicitud (art. 7 -primer párrafo- del D.S. Nro. 014-2008-JUS).
- El acta de conciliación debe contener obligatoriamente las pretensiones
materia de controversia, que son finalmente aceptadas por las partes (art.
7 -segundo párrafo- del D.S. Nro. 014-2008-JUS).
- El conciliador en materia de familia, colaborará para que las partes
encuentren las mejores alternativas de solución al conflicto, privile-
giando el interés superior del niño (art. 7 -tercer párrafo- del D.S. Nro.
014-2008-JUS).
- Cuando se trate de derechos laborales, oponibles a terceros con derechos
inscritos en Registros Públicos, se procederá de conformidad a lo esta-
blecido en el segundo párrafo del artículo 15 del Decreto Supremo Nro.

590
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: CONCILIACION

014-2008-JUS, que dispone: A. que en caso el acuerdo al que pudieran


arribar las partes afecte el derecho de terceros, para continuar la audiencia
de conciliación, éstos deberán ser citados e incorporados al procedimiento
conciliatorio; y B. que en caso los terceros a pesar de estar válidamente
notificados no asistan a la audiencia convocada, las partes podrán llegar
a acuerdos sobre las materias que únicamente los afecte a ellos (art. 7
-último párrafo- del D.S. Nro. 014-2008-JUS).

2.3 Materias no conciliables extrajudicialmente


En lo que atañe a los supuestos y materias no conciliables extrajudicialmen-
te, la Ley Nro. 26872, en su artículo 7-A, señala que no procede la conciliación
en los siguientes casos:
a) Cuando se desconoce el domicilio de la parte invitada.
b) Cuando la parte invitada domicilia en el extranjero, salvo que el apoderado
cuente con poder expreso para ser invitado a un Centro de Conciliación.
c) Cuando se trate de derechos y bienes de incapaces a que se refieren los
artículos 43 y 44 del Código Civil. Al respecto, cabe indicar que el artículo
43 del Código Civil prescribe que son absolutamente incapaces (para el
ejercicio de sus derechos civiles): 1. los menores de dieciséis años, salvo
para aquellos actos determinados por la ley; y 2. los que por cualquier
causa se encuentren privados de discernimiento. Por su parte, el artículo
44 del Código Civil preceptúa que son relativamente incapaces (para el
ejercicio de sus derechos civiles): 1. los mayores de dieciséis y menores
de 18 años de edad; 2. los retardados mentales; 3. los que adolecen de
deterioro mental que les impide expresar su libre voluntad; 4. los pródi-
gos; 5. los que incurren en mala gestión; 6. los ebrios habituales; 7. los
toxicómanos; y 8. los que sufren pena que lleva anexa la interdicción
civil.
d) En los procesos cautelares.
e) En los procesos de garantías constitucionales.
f) En los procesos de nulidad, ineficacia y anulabilidad de acto jurídico, este
último en los supuestos establecidos en los incisos 1, 3 y 4 del artículo
221 del Código Civil (vale decir, en los casos de incapacidad relativa
del agente; simulación del acto jurídico, siempre que el acto real que lo
contiene perjudique el derecho de tercero; y declaración legal de anula-
bilidad del acto jurídico).

591
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

g) En la petición de herencia, cuando en la demanda se incluye la solicitud


de declaración de heredero.
h) En los casos de violencia familiar.
i) En las demás pretensiones que no sean de libre disposición por las partes
conciliantes.
Al respecto, el Reglamento de la Ley de Conciliación (Decreto Supremo Nro.
014-2008-JUS) dispone lo siguiente:
- Son materias no conciliables, la nulidad del acto jurídico, la declaración
judicial de heredero, la violencia familiar, las materias que se ventilan
ante el proceso contencioso administrativo y los procesos de impugnación
judicial de acuerdos (de la junta general de accionistas) a que se refiere
el artículo 139 de la Ley General de Sociedades (Ley Nro. 26887) y las
pretensiones de nulidad (de acuerdos de la junta general de accionistas)
a que se refiere el artículo 150 de la misma norma (L.G.S.), por ser ma-
terias indisponibles, y todas aquellas pretensiones que no sean de libre
disposición por las partes conciliantes (art. 8 del Decreto Supremo Nro.
014-2008-JUS).
- La conciliación (conforme al art. 9 del Decreto Supremo Nro. 014-2008-
JUS) no es obligatoria en los casos señalados en el artículo 7-A de la
Ley Nro. 26872 (numeral citado líneas arriba) según lo siguiente:
a) Supuestos de conciliación no obligatoria: Los previstos en los in-
cisos a) y b) del artículo 7-A de la Ley Nro. 26872 (numeral citado
anteriormente).
b) Materias de conciliación no obligatorias: Las previstas en los incisos
d), e), f), g), h) e i) del artículo 7-A de la Ley Nro. 26872 (precepto
legal éste que fuera citado líneas arriba).

2.4 Casos de inexigibilidad de la conciliación por ser facultativa


En lo que toca a los casos de inexigibilidad de la conciliación extrajudicial,
el artículo 9 de la Ley Nro. 26872 establece que, para efectos de la calificación de
la demanda judicial, no es exigible la conciliación extrajudicial en los siguientes
casos (en los que la conciliación extrajudicial tiene carácter facultativo):
a) En los procesos de ejecución.
b) En los procesos de tercería.

592
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: CONCILIACION

c) En los procesos de prescripción adquisitiva de dominio.


d) En el retracto.
e) Cuando se trate de convocatoria a asamblea general de socios o asociados.
f) En los procesos de impugnación judicial de acuerdos de Junta General
de Accionistas señalados en el artículo 139 de la Ley General de Socie-
dades (Ley Nro. 26887), así como en los procesos de acción de nulidad
(de acuerdos adoptados por la referida Junta General de Accionistas)
previstos en el artículo 150 de la misma Ley (L.G.S.).
g) En los procesos de indemnización derivados de la comisión de delitos y
faltas y los provenientes de daños en materia ambiental.
h) En los procesos contenciosos administrativos.
i) En los procesos judiciales referidos a pensión de alimentos, régimen de
visitas, tenencia, así como otros que se deriven de la relación familiar y
respecto de los cuales las partes tengan libre disposición.

2.5 Conciliación extrajudicial y procesos cautelares


En relación al tema, el inciso d) del artículo 7-A de la Ley Nro. 26872 cla-
ramente dispone que no procede la conciliación (extrajudicial) en los procesos
cautelares. Al respecto, se desprende del artículo 9 -literal b)- del Decreto Supremo
Nro. 014-2008-JUS que la conciliación extrajudicial no es obligatoria en el caso
señalado en el inciso d) del citado artículo 7-A de la Ley Nro. 26872.
Además, conforme al artículo 11 del Decreto Supremo Nro. 014-2008-JUS:
- Cuando el intento conciliatorio extrajudicial fuera necesario para la cali-
ficación judicial de procedencia de la demanda, éste deberá ser iniciado
dentro de los cinco días hábiles a la ejecución de la medida cautelar.
- En caso de concurrencia de medidas cautelares, el plazo se computará
a partir de la ejecución de la última medida, salvo pronunciamiento del
juez, como lo señala el artículo 637 del Código Procesal Civil, conforme
al cual: A. la solicitud cautelar es concedida o rechazada sin conocimiento
de la parte afectada en atención a los fundamentos y prueba de la solicitud;
B. procede apelación contra el auto que deniega la medida cautelar; C. en
este caso, el demandado no es notificado y el superior absuelve el grado
sin admitirle intervención alguna; D. en caso de medidas cautelares fuera
de proceso, el juez debe apreciar de oficio su incompetencia territorial;
E. una vez dictada la medida cautelar, la parte afectada puede formular

593
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

oposición dentro de un plazo de cinco (5) días, contado desde que toma
conocimiento de la resolución cautelar, a fin de que pueda formular la
defensa pertinente; F. la formulación de la oposición no suspende la
ejecución de la medida; G. de ampararse la oposición, el juez deja sin
efecto la medida cautelar; y H. la resolución que resuelve la oposición
es apelable sin efecto suspensivo.
- Si no se acude al Centro de Conciliación (extrajudicial) en el plazo indi-
cado, la medida cautelar caduca de pleno derecho, de conformidad con
el artículo 636 del Código Procesal Civil. Esta última norma legal pres-
cribe: A. que ejecutada la medida antes de iniciado el proceso principal,
el beneficiario debe interponer su demanda ante el mismo Juez, dentro
de los diez días posteriores a dicho acto; B. que cuando el procedimien-
to conciliatorio extrajudicial fuera necesario para la procedencia de la
demanda, el plazo para la interposición de ésta se computará a partir de
la conclusión del procedimiento conciliatorio, el que deberá ser iniciado
dentro de los cinco días hábiles de haber tomado conocimiento de la eje-
cución de la medida; C. que si no se interpone la demanda oportunamente,
o ésta es rechazada liminarmente, o no se acude al centro de conciliación
en el plazo indicado, la medida cautelar caduca de pleno derecho; y D.
que dispuesta la admisión de la demanda por revocatoria del superior, la
medida cautelar requiere nueva tramitación.
- El plazo para interponer la demanda se computará a partir de la conclusión
del procedimiento conciliatorio (extrajudicial), conforme al artículo 15
de la Ley Nro. 26872 (numeral que versa sobre los casos de conclusión
del procedimiento conciliatorio extrajudicial).

2.6 Mérito y ejecución del acta de conciliación


El Acta con acuerdo conciliatorio (extrajudicial) constituye título de ejecución.
Los derechos, deberes u obligaciones ciertas, expresas y exigibles que consten en
dicha Acta se ejecutarán a través del proceso de ejecución de resoluciones judi-
ciales. Así lo establece el artículo 18 de la Ley Nro. 26872.
El Decreto Supremo Nro. 014-2008-JUS, respecto del acta y el acuerdo con-
ciliatorio extrajudicial, dispone lo siguiente:
- El acta que contiene el acuerdo conciliatorio (extrajudicial) es un do-
cumento privado y puede ser ofrecido como medio de prueba en un
proceso judicial (art. 22 -primer párrafo- del Decreto Supremo Nro.
014-2008-JUS).

594
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: CONCILIACION

- El acuerdo conciliatorio (extrajudicial) subsiste aunque el documento


que lo contiene se declare nulo (art. 22 -segundo párrafo- del Decreto
Supremo Nro. 014-2008-JUS).
- El Acta de Conciliación se ejecutará a través del proceso único de ejecu-
ción (art. 22 -último párrafo- del Decreto Supremo Nro. 014-2008-JUS).

3. LA CONCILIACION JUDICIAL O INTRAPROCESAL

3.1 Definición
En opinión de Carnelutti, la conciliación “es la intervención de un tercero
entre los portadores de dos intereses en conflicto con objeto de inducirles a una
composición justa” (CARNELUTTI, 1944, Tomo I: 203).
Para Couture, la conciliación es el “acuerdo o avenencia de partes que, me-
diante renuncia, allanamiento o transacción, hacen innecesario el litigio pendiente
o evita el litigio eventual” (COUTURE, 1960: 171).
Fornaciari conceptúa a la conciliación como el “... acuerdo emergente de
una confluencia volictiva tendiente a eliminar un cierto estado de controversia...”
(FORNACIARI, 1988, Tomo II: 116). Y añade que “... es un acto complejo logrado
por la voluntad de las partes en confluencia con la actividad del juez, actividad ésta
que se configura en el estímulo del acercamiento y en la proposición de fórmulas
de avenimiento” (FORNACIARI, 1988, Tomo II: 119).
Eduardo Pallares aduce que la conciliación “... se lleva a cabo cuando un ter-
cero procura poner de acuerdo a las partes respecto a sus propias pretensiones, y
las dos ceden algo de ellas, o bien el demandado reconoce los derechos del actor,
o éste los de aquél. La conciliación no es un contrato procesal, aunque puede pro-
ducirlo. Es el resultado de la intervención susodicha cuando ella logra su objeto...”
(PALLARES, 1979: 111).
Enrique Falcón entiende a la conciliación como “... el avenimiento ami-
gable entre las partes, que arreglando sus diferencias ante el magistrado, y a
instancia de éste, extinguen las pretensiones antagónicas por haber acordado el
punto común de coincidencia de las distintas pretensiones aducidas” (FALCON,
1978: 250).
En palabras de Morello, la conciliación:
“a) Es un acuerdo de partes;
b) Que se celebra con la presencia e intervención del juez;

595
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

c) Necesita que sea homologada por el propio conciliador, o sea el juez”


(MORELLO, 1968: 71).
Dicho acto de concertación o avenencia entre los justiciables ante la presencia
de un tercero, si es llevado a cabo al interior del proceso -siendo el último de los
nombrados, por ende, un magistrado-, es conocido como conciliación judicial o
procesal o intraprocesal. Esta forma de conciliación puede presentarse también
cuando, habiendo proceso abierto o en trámite y las partes concilian fuera de éste
(ante un Centro de Conciliación Extrajudicial), el Juez aprueba la respectiva acta
de conciliación y declara concluido el proceso (art. 327 del C.P.C.).
La conciliación judicial se encuentra prevista en el Capítulo I del Título
XI de la Sección Tercera del Código Procesal Civil, en los artículos 323 al
328. Representa una forma especial de conclusión del proceso que adquiere
la calidad de cosa juzgada, es decir, es inmutable e irrevisable su contenido,
poniéndose de ese modo fin a toda controversia, siempre que no verse sobre
derechos indisponibles.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la conciliación,
ha establecido lo siguiente:
- “... La conciliación puede lograse [sic -léase puede lograrse-] mediante
un reconocimiento por parte del actor que evite el proceso [...] me-
diante un acuerdo de partes que lo haga innecesario, esto es mediante
una transacción, o porque el demandado comprende que el actor tiene
razón. La doctrina llama a esas formas de resolver el proceso actos
de auto composición [sic]. Cuando en nuestro régimen se habla de
la necesidad de la conciliación, como requisito previo al proceso, se
tiene en cuenta la posibilidad de la transacción. En consecuencia la
conciliación es el género y la transacción es la especie, pues siempre
que se transa [sic] se concilia...” (Casación Nro. 1463-2007 / Caja-
marca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs.
23409-23410).
- “... De acuerdo al artículo setenticinco del Código adjetivo [C.P.C.], [...]
las personas naturales que actúan como partes en un proceso judicial
pueden conciliar sobre derechos disponibles a través de apoderado con
facultades especiales para ello; [...] siendo ello así, se estaría ante una
situación contradictoria dado que, por un lado, la Conciliación arribada
dentro de un proceso judicial en la que actuaron las partes a través de
apoderados, debidamente aprobada por el Juez, tiene el efecto de sentencia
con autoridad de cosa juzgada, de conformidad con el artículo trescientos
veintiocho del Código Procesal Civil; mas la Conciliación previa a todo

596
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: CONCILIACION

proceso judicial conforme a la Ley veintiséis mil ochocientos setentidós,


en la que las personas naturales intervinientes actuaron también mediante
apoderados, y que igualmente tiene la calidad de cosa juzgada, conforme
al artículo dieciocho de la citada Ley, no tendría empero validez por que
[sic -léase porque-] las personas naturales, gozando del pleno ejercicio
de sus derechos civiles y domiciliando en el territorio nacional, no
actuaron de modo personal; [...] en tal virtud, no existiendo norma en
la ley especial veintiséis mil ochocientos setentidós que expresamente
prohíba la actuación de las personas naturales domiciliadas en el país y
con pleno ejercicio de sus derechos, mediante apoderados en la Audien-
cia de Conciliación, debe interpretarse que sí están facultados para ello;
máxime si conforme a la Primera Disposición Final del Código Procesal
Civil, las disposiciones de dicho Código se aplican supletoriamente
a los demás ordenamientos procesales...” (Casación Nro. 632-2002 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2002, págs.
9315-9316).
- “... Como lo ha indicado la propia recurrente, el cuestionamiento del acta
de conciliación vía nulidad de acto jurídico se está realizando en otro
proceso, y como ha concluido correctamente la Sala Superior, mientras
el acta de conciliación no haya sido objeto de invalidación o ineficacia
alguna tiene que surtir los efectos a que alude el artículo 328 del Código
Procesal Civil...” (Casación Nro. 2169-2012 / Cusco, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-01-2013, pág. 39396).
- “... El conciliador [extrajudicial] es un mero espectador cuya función es
propiciar el proceso de comunicación entre las partes y, eventualmente,
proponer fórmulas conciliatorias pero no obligatorias; por tanto, carece
de poder de decisión para que, en forma unilateral, altere el sentido del
acta de conciliación [extrajudicial] que contiene el acuerdo adoptado
por exclusiva voluntad de las partes...” (Casación Nro. 4031-2007 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2008, págs.
21688-21689).
- “... Cuando en las contrataciones con el Estado se incorpora una cláusula
estableciendo como vías de solución de conflictos la conciliación o el
arbitraje, no debe entenderse que aquellas son alternativas y excluyentes
entre sí, esto es, que al optar por la conciliación ya no cabe recurrir al
arbitraje, sino que debe entenderse que la vía arbitral se encuentra su-
bordinada al caso que la conciliación no pudiera concretarse o lo fuera
parcialmente...” (Casación Nro. 3084-06 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-10-2007, págs. 20664-20665).

597
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... Los actos conciliatorios tienen la calidad de sentencia adquiriendo la


calidad de cosa juzgada...” (Casación Nro. 488-98 / Ica, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 22-05-2000, pág. 5335).
- “... El juzgador ha modificado los términos del acuerdo al que llegaron las
partes en la conciliación, la que tiene calidad de cosa juzgada, argumen-
tando que es un error el hecho de que los importes aludidos que constan
en el Acta de conciliación se refieren a dólares y no a soles, lo que atenta
contra la estabilidad y permanencia del proceso y de sus decisiones fina-
les” (Casación Nro. 2043-98 / San Martín, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 15-06-1999, pág. 3005).
- “... El título de ejecución [entiéndase título ejecutivo en la actualidad]
está constituido, en este caso, por las copias certificadas de la conciliación
judicial y el auto que la aprueba...” (Casación Nro. 2960-2006 / Puno,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2007, pág. 20097).
- “... Del contexto del documento [acta de conciliación extrajudicial] se
aprecia que las partes debidamente determinadas, acordaron obligaciones
expresas, precisando el contenido, el alcance de las mismas, los términos
en que fueron pactadas así como el supuesto que establece cuando [sic]
la obligación asumida por una de las partes se torna en exigible, lo que
permite concluir que las instancias de mérito[,] al rechazar in limine la
demanda señalando erróneamente que previo al inicio del proceso se
determine el incumplimiento o no de los acuerdos contenidos en el título
de ejecución, incurrió [sic -léase incurrieron-] en un arbitrario análisis
de los supuestos de procedibilidad de la demanda de ejecución de reso-
luciones judiciales [...]; [...] en consecuencia[,] conforme a lo anterior-
mente expuesto[,] habiendo incurrido tanto el AQuo como el Ad Quem
en afectación al derecho a la tutela jurisdiccional efectiva de uno de los
justiciables, ello determina la afectación al debido proceso, adoleciendo
por ende sus pronunciamientos de nulidad insubsanable a tenor del ar-
tículo ciento setenta y uno del Código Procesal Civil, correspondiendo
reponer el proceso al estado que corresponde a tenor de la parte in fine
del artículo ciento setenta y seis del Código Procesal Civil...” (Casación
Nro. 1636-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
12-2008, págs. 23272-23273).

3.2 Naturaleza jurídica


La conciliación judicial es un acto jurídico procesal complejo, típico, nomi-
nado, bilateral, de libre discusión, conmutativo, oneroso y solemne, por el cual los
sujetos procesales (activo y pasivo), en presencia del Juez, quien la dirige, exponen

598
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: CONCILIACION

sus puntos de vista sobre la materia controvertida y llegan a un acuerdo con el


que ponen término al proceso en que se ventila (pudiendo también configurarse la
conciliación judicial si, habiendo proceso abierto o en trámite, las partes concilian
fuera del mismo ante un Centro de Conciliación Extrajudicial, y el Juez aprueba
la respectiva acta de conciliación y declara la conclusión del proceso).
Es un acto jurídico porque implica la expresión de voluntad de los justiciables
destinada a crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas.
Tiene carácter procesal la conciliación judicial porque emana de las partes,
acontece dentro del juicio y extingue la relación jurídica procesal conjuntamente
con el proceso. Se dice, además, que constituye un acto jurisdiccional porque para
la validez de la conciliación es indispensable la aprobación del Juez.
La conciliación es de naturaleza compleja porque puede contener un desisti-
miento, allanamiento, transacción, novación, mutuo disenso o también una mezcla
de tales figuras
Es la conciliación judicial un acto típico porque se encuentra prevista en la
ley: arts. 323 al 328 del Código Procesal Civil.
Es un acto nominado porque el ordenamiento procesal civil le ha otorgado
nombre o denominación: Conciliación -se entiende que es judicial- (Capítulo I del
Título XI de la Sección Tercera del Código Procesal Civil).
La conciliación judicial es bilateral, porque en virtud de ella las partes quedan
sujetas a prestaciones recíprocas (que no suponen su equivalencia). Sin embargo,
esa es la regla general que admite como excepción el hecho que una sola de las
partes asuma la prestación contenida en el acuerdo conciliatorio y renuncie a una
eventual contraprestación (a su pretensión). Se afirma, entonces, que la conciliación
puede ser de carácter unilateral.
La conciliación strictu sensu es un acto de libre discusión, porque los litigantes
exponen sus planteamientos, los discuten libremente sin presiones de ningún tipo
y establecen de mutuo acuerdo los extremos de la conciliación.
La conciliación judicial es conmutativa, porque las prestaciones a que se
obligan los litigantes son fijadas en ella expresamente.
La conciliación es onerosa, porque supone un enriquecimiento y empobre-
cimiento correlativos, una disminución patrimonial para cada uno de los sujetos
procesales. No habrá onerosidad tratándose de la conciliación unilateral, hipótesis
en la que existirá gratuidad para quien, conforme al acuerdo conciliatorio, no se
ha obligado a realizar ninguna prestación.

599
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Es solemne la conciliación judicial, porque está sujeta a diversas formalidades,


siendo la más importante la aprobación de la conciliación por el Juez.
Además, la conciliación judicial tiene carácter extintivo, porque está dirigida,
en forma directa, a lograr la solución del conflicto e, indirectamente, a dar por
finalizado el proceso como consecuencia del acuerdo al que han llegado las partes.
Esto último hace que sea considerada la conciliación judicial una forma especial
de conclusión del proceso.

3.3 Oportunidad
Fornaciari indica que “... desde que existe una relación procesal puede inten-
tarse la concreción del acuerdo...” (FORNACIARI, 1988, Tomo II: 125).
Por disposición del artículo 323 del Código Procesal Civil, “las partes pueden
conciliar su conflicto de intereses en cualquier estado del proceso, siempre que no
se haya expedido sentencia en segunda instancia”.
El acuerdo a que lleguen los litigantes en momento posterior al indicado
precedentemente significará un acto ulterior a la sentencia que no afecta la inmu-
tabilidad propia de su calidad de cosa juzgada.
Como se aprecia, la conciliación judicial podrá tener lugar desde el inicio del
proceso (a partir de la interposición de la demanda o de la expedición del auto ad-
misorio, si se quiere) hasta antes de pronunciarse la sentencia de segunda instancia.

3.4 Formalidad
En lo que atañe a las formalidades de la conciliación judicial, nuestro orde-
namiento jurídico procesal dispone lo siguiente:
- La conciliación se llevará a cabo ante un Centro de Conciliación elegido
por las partes; no obstante, si ambas partes lo solicitan, puede el Juez
convocarla en cualquier etapa del proceso (art. 324 -parte inicial del
primer párrafo- del C.P.C.).
- El Juez no es recusable por las manifestaciones que pudiera formular en
esta audiencia -conciliatoria- (art. 324 -parte final del primer párrafo- del
C.P.C.).
- Los Jueces, de oficio o a solicitud de ambas partes, podrán citar a una
audiencia de conciliación antes de emitir sentencia, salvo en los casos
de violencia familiar. Si la audiencia de conciliación fuera a petición de
ambas partes y cualquiera de ellas no concurre a la misma, se le aplica

600
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: CONCILIACION

una multa de entre tres y seis unidades de referencia procesal (art. 324
-in fine - del C.P.C.).
- Si habiendo proceso abierto, las partes concilian fuera de éste, presentarán
con un escrito el acta de conciliación respectiva, expedida por un Centro
de Conciliación Extrajudicial. Presentada por las partes el acta de conci-
liación, el Juez la aprobará previa verificación del requisito establecido
en el artículo 325 del Código Procesal Civil (conforme al cual el Juez
aprobará la conciliación que trate sobre derechos disponibles, siempre
que el acuerdo se adecue a la naturaleza jurídica del derecho en litigio) y
declarará concluido el proceso (art. 327 -primer y segundo párrafos- del
C.P.C.).

3.5 Requisito de fondo de la conciliación judicial


El artículo 325 del Código Procesal Civil está referido al requisito de fondo
de la conciliación judicial, estableciendo lo siguiente: “El Juez aprobará la conci-
liación que trate sobre derechos disponibles, siempre que el acuerdo se adecue a
la naturaleza jurídica del derecho en litigio”.
A pesar de ser la conciliación un acto eminentemente voluntario por el cual
los sujetos procesales pueden crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurí-
dicas, extinguiendo, por consiguiente, el proceso, la libertad de las partes no puede
exceder del marco fijado por el artículo 325 del Código Procesal Civil, porque se
iría en contra de intereses fundamentales tutelados por el Derecho. Es por ello que
“... el juez controla los presupuestos procesales y sustanciales que condicionan la
disponibilidad sobre el objeto y legalidad del contenido del acuerdo conciliatorio”
(MORELLO, 1968: 73). Así es “... la ley exige la necesidad de un auto homolo-
gatorio. En realidad la exigencia y su resultado implican una valoración judicial
sobre la conciliación, no sobre la litis. Realizada la evaluación de presupuestos,
se dicta una resolución que confiere eficacia al acuerdo, le da carácter de título
ejecutorio. A partir de allí se podrá exigir el cumplimiento por el procedimiento
de ejecución de sentencia...” (FORNACIARI, 1988, Tomo II: 134).
Se aprecia, entonces, que los derechos indisponibles no pueden ser objeto de
conciliación; de ser así, ésta sería nula. Son derechos indisponibles o irrenunciables
los que interesan al orden público o a las buenas costumbres (art. V del Título
Preliminar del Código Civil).
El artículo 325 del Código Procesal Civil, además de exigir como requisito
de fondo de la conciliación que trate sobre derechos disponibles, precisa que el
acuerdo debe adecuarse a la naturaleza jurídica del derecho en litigio. En otras
palabras, tal acuerdo no puede estar referido a relaciones jurídicas sustanciales

601
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

diversas de aquella de la cual deriva la materia litigiosa, vale decir, debe tener
vinculación estrecha con ésta. Ello se explica porque resultaría incongruente darle
término a un proceso en mérito a una conciliación que trata sobre pretensiones que
no son objeto del mismo. Si el Juez no puede ir más allá del petitorio ni fundar su
decisión en hechos diversos de los que han sido alegados por las partes (art. VII
del Título Preliminar del Código Procesal Civil), mucho menos podrá aprobar
una conciliación ajena al contenido de la litis, en salvaguarda de los derechos de
terceros y de la seguridad jurídica.

3.6 Acuerdo sobre costas y costos en la conciliación


Las partes deben convenir sobre el reembolso de las costas y costos cuando
el proceso concluye por transacción o conciliación. Dicho acuerdo no es oponible
para quienes no participan del mismo, quienes se someten a las reglas generales
(art. 415 -primer párrafo- del C.P.C.).
De omitirse el acuerdo sobre el reembolso de las costas y costos, se entiende
que cada parte asume las propias (art. 415 -segundo párrafo- del C.P.C.).

3.7 Efectos de la conciliación judicial o intraprocesal


Son efectos de la conciliación judicial o intraprocesal los siguientes:
- La conclusión del proceso (con declaración sobre el fondo: art. 322 -inc.
2)- del C.P.C.), si el Juez aprueba el acta de conciliación y el acuerdo
conciliatorio es total, es decir, abarca todas las pretensiones propuestas
(para ello el magistrado deberá verificar previamente si la conciliación
trata sobre derechos disponibles y si el acuerdo se adecua a la naturaleza
del derecho en litigio). Es de destacar que si la conciliación presentada al
Juez es parcial, y ella recae sobre alguna de las pretensiones o se refiere
a alguno o algunos de los litigantes, el proceso continuará respecto de
las pretensiones o de las personas no afectadas (excluyéndose de la litis
la pretensión o pretensiones objeto de conciliación), debiéndose tener en
cuenta en este último caso lo normado sobre intervención de terceros.
Todo ello se colige del artículo 327 del Código Procesal Civil.
- El mismo efecto que la sentencia que tiene la autoridad de cosa juzgada
(art. 328 del C.P.C.). Esto significa que la materia controvertida extin-
guida por el acuerdo conciliatorio se torna inmutable e irrevisable entre
las partes que intervinieron en él, pudiendo ser formulada con éxito la
excepción de conclusión del proceso por conciliación si se iniciara un
proceso idéntico a otro que terminó precisamente por conciliación (art.
453 -inc. 4)- del C.P.C.).

602
CAPITULO XIX
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION
DEL PROCESO: ALLANAMIENTO
Y RECONOCIMIENTO

1. ALLANAMIENTO

1.1 Concepto
Lorca Navarrete estima que “el allanamiento es un acto jurídico-procesal
por el que se produce la conformidad con las pretensiones del actor” (LORCA
NAVARRETE, 2000: 203).
Gimeno Sendra apunta que “el allanamiento es un acto del demandado, por el
que, manifestando su conformidad con la pretensión formulada por el demandante,
pone fin al proceso, provocando la emisión de una resolución con todos los efectos
de la cosa juzgada” (GIMENO SENDRA, 2007: 254).
A decir de Prieto-Castro y Ferrándiz, “el allanamiento es una manifestación
de conformidad con la petición contenida en la demanda, hecha por el demandado
al contestar a ella o en otro momento. Por el allanamiento, el demandado reconoce
la existencia del derecho pretendido por el demandante” (PRIETO-CASTRO Y
FERRANDIZ, 1980, Volumen 1: 220-221).
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar consideran
que el allanamiento “es un acto procesal del demandado por el que manifiesta su
voluntad de no oponerse a la pretensión del actor o de abandonar la oposición ya
interpuesta, conformándose con la misma, provocando la terminación del proceso con
sentencia no contradictoria de fondo en la que se le condenará” (MONTERO AROCA;
GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003: 369).
Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín definen al allanamiento de
esta manera: “... Comprende una declaración de voluntad aceptando la petición

603
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

concreta formulada por el demandante y que origina la conclusión del proceso


mediante sentencia estimatoria, salvo supuestos excepcionales” (GOMEZ DE
LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 469). Tales
autores añaden que son caracteres del allanamiento los siguientes:
“a) Constituye un acto dispositivo. Es un típico acto procesal que produce
efectos en el derecho material.
b) Es unilateral del demandado.
c) Sólo puede recaer sobre derechos disponibles.
d) Sólo origina la conclusión del proceso por sentencia cuando es total.
e) El allanamiento ha de ser expreso…” (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ;
y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 470).
El allanamiento se encuentra contemplado en el Capítulo II del Título XI de
la Sección Tercera del Código Procesal Civil, en los arts. 330 al 333, siendo con-
siderado normativamente como otra forma especial de conclusión del proceso. El
artículo 330 trata sobre él preceptuando que “El demandado puede expresamente
allanarse o reconocer la demanda [...]. En el primer caso acepta la pretensión
dirigida contra él...”.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al allanamiento,
ha establecido lo siguiente:
- “... El allanamiento regulado por el artículo 330 del Código Procesal
Civil constituye una institución procesal, unilateral, puro [sic] y simple,
y por su propia naturaleza no admite condiciones o modalidades, las que
son propias de los actos bilaterales, pues requieren aceptación de la con-
traparte y por tanto los alcances del allanamiento no pueden extenderse
más allá de los límites permitidos por la ley; es decir que, el allanamiento
consiste en el sometimiento a la pretensión del actor y sólo puede tenerse
como objeto las relaciones jurídicas disponibles; esto es que aquéllas sean
transigibles o renunciables, y en general que [...] en aquellas no estuviera
comprometido el orden público. Por tanto, estamos ante un acto jurídico
procesal que importa la sumisión expresa a las pretensiones formuladas
por la parte contraria, ya sea en vía de acción o de reconvención. De
manera que [...] quien se allana se somete a la pretensión planteada en
su contra, abandonando, en consecuencia, toda oposición o defensa po-
sible...” (Casación Nro. 2371-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 31-01-2008, págs. 21467-21468).

604
... CONCLUSION DEL PROCESO: ALLANAMIENTO Y RECONOCIMIENTO

- “... El allanamiento [...] es el sometimiento del demandado...” (Casación


Nro. 1811-2007 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-12-2008, págs. 23400-23401).
- “... Los requisitos del allanamiento son: a) debe ser expreso o explícito,
preciso y categórico, según lo establece el primer párrafo del artículo
330 del Código Adjetivo [C.P.C.]; b) debe ser incondicional, por tanto,
es un acto puro y no se sujeta a condición alguna; c) debe ser oportuno,
pues el demandado debe allanarse a la demanda en cualquier estado del
proceso, previo a la sentencia, según el primer párrafo del artículo 331 del
Código Procesal Civil; d) debe ser total; por consiguiente, será eficaz en
la medida que comprenda la integridad de la pretensión del actor, salvo
la excepción contenida en la parte in fine del artículo 331 del Código
acotado; y, e) el allanamiento no debe estar afectado por ninguna causal
de improcedencia contenida en el artículo 332 del mismo Código Procesal
Civil...” (Casación Nro. 2371-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 31-01-2008, págs. 21467-21468).
- “... El allanamiento en un litisconsorcio necesario tiene que darse de
todos los que la [sic -léase de todos los que lo-] integran...” (Casación
Nro. 985-2007 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-
08-2007, pág. 20174).
- “... La disposición del Derecho no es posible si no proviene de todos los
litisconsortes necesarios, por ejemplo el allanamiento, renuncia, transac-
ción[,] etc. …” (Casación Nro. 719-2006 / Puno, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-08-2007, págs. 20103-20104).
- “... Al admitirse el allanamiento formulado por la mencionada entidad
[litisconsorte necesario] [...] se ha afectado el debido proceso en atención
a que dicho allanamiento no proviene de todos los demandados, máxime
si el conflicto de intereses comprende derechos indisponibles, [...] siendo
evidente que de esta forma se ha infringido lo previsto en el numeral 332,
inciso [sic -léase incisos-] 5 y 6, del Código Procesal Civil...” (Casación
Nro. 2275-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
12-2002, pág. 9590).
- “... En el presente caso no existe litisconsorcio necesario para que sea
obligatorio que se allanen todos los demandados, sino que se presenta la
figura del litisconsorcio facultativo en la cual existen varios acreedores
alimentarios que no se encuentran en las mismas circunstancias, resul-
tando por ello factible que uno de los hijos mayores de edad se allane
a la demanda de exoneración de alimentos, continuando el proceso

605
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

con respecto a los demás demandados...” (Casación Nro. 2628-01 /


Ancash, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2002, pág.
8260).
- “... El segundo párrafo del precitado dispositivo [art. 68 del C.P.C.]
establece que: ‘No es válida la designación o actuación de apoderados
conjuntos, salvo para los actos de allanamiento, transacción o desisti-
miento’; disposición que, en armonía con lo establecido por el mismo
artículo sesentiocho, primer párrafo, de que: ‘Quien tiene capacidad para
comparecer por sí al proceso y disponer de los derechos que en él se discu-
ten, puede nombrar uno o más apoderados’; nos lleva a interpretar que la
prohibición de designación de apoderados conjuntos es aplicable cuando
existiendo más de un demandante o demando [sic -léase demandado-], se
nombran distintos apoderados por cada uno o grupo de demandantes o
demandados que se formen, pese a constituir, no obstante la pluralidad[,]
una misma parte, ya sea activa o pasiva; entendiéndose que lo que busca la
norma es mantener un orden para la correcta sustanciación del proceso...”
(Casación Nro. 3350-2006 / Moquegua, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-01-2008, págs. 21354-21355).
- “... Conforme al artículo setenticinco del Código Procesal Civil se requiere
otorgamiento de facultades especiales para realizar el allanamiento de
la pretensión; tal otorgamiento se rige por el principio de literalidad...”
(Casación Nro. 2324-2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-10-2007, págs. 20762-20764).
- “... El curador procesal se extralimitó en las funciones que le corresponden
al allanarse a la pretensión del demandante, por cuanto no existe norma
alguna que lo faculte expresamente a formular allanamiento; por tanto,
éste resulta improcedente. [...] Que, [...] la referida actuación del letrado
mencionado [que ejerce la representación legal de la codemandada en
calidad de curador procesal] no se condice con el deber [sic] de veracidad,
probidad, lealtad y buena fe, a que está obligado por mandato del artículo
ciento nueve del Código Procesal Civil, puesto que su actitud implica
una renuncia a la defensa de los intereses de su representada, aún antes
de la actuación de los medios probatorios [...]; por consiguiente, [...]
corresponde al Juez de la causa determinar la sanción correspondiente
al mencionado curador procesal, al amparo de lo preceptuado en los ar-
tículos cincuenta y cincuentiuno del Código Procesal Civil...” (Casación
Nro. 2324-2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-10-2007, págs. 20762-20764).

606
... CONCLUSION DEL PROCESO: ALLANAMIENTO Y RECONOCIMIENTO

- “... El allanamiento importa la aceptación de la pretensión que se dirige


contra quien lo formula, aceptación que sólo puede ser estimada y resuelta
por el magistrado a cargo del proceso, previo sometimiento al filtro de
procedencia previsto en el artículo trescientos treinta y dos del Código
Procesal Civil. Sólo cuando el allanamiento es amparado por el Juez,
se da lugar a la conclusión del proceso y a la expedición de la sentencia
inmediata (salvo que la misma no se refiera a todas las pretensiones de-
mandadas), en cuyo momento quedara [sic -léase quedará-] establecido
en el pronunciamiento quién es la parte vencida en el juicio, más aún si la
aceptación del allanamiento no importa necesariamente que la demanda
deba declararse fundada, pues el magistrado se encuentra obligado a
emitir un juicio de fundabilidad acerca de la pretensión demandada...”
(Casación Nro. 2976-06 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 03-01-2008, págs. 21326-21327).
- “... El hecho de haberse pronunciado la Sala Civil revocando la apelada,
con criterio distinto al emitido por el Juez, no obstante el reconocimiento
de los demandados, no basta para considerar que existe infracción de los
artículos trescientos treinta y trescientos treintitrés del Código Procesal
Civil y necesariamente tenga que ampararse la demanda, puesto que el
allanamiento prospera en tanto no concurran los casos de incompatibilidad
previstos en el artículo trescientos treintidós del acotado, de modo que
bajo este fundamento no puede alegarse la violación de las normas que
garantizan el derecho a un debido proceso...” (Casación Nro. 1854-00 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001,
págs. 7006-7007).
- “... En el caso subjúdice, no se ha realizado audiencia [única] porque la
parte demandada se allanó a la pretensión por lo que el A quo en virtud del
artículo trescientos treintitrés del Código Procesal Civil inmediatamente
expidió sentencia...” (Casación Nro. 2015-2000 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6659).
- “... La declaración de nulidad de la sentencia del A quo no desestima el
allanamiento del demandado puesto que son actos procesales independien-
tes...” (Casación Nro. 2015-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-01-2001, pág. 6659).
- “... Debe distinguirse la oportunidad del allanamiento como requisito de
eficacia del mismo, como se ha expuesto [al deber allanarse el demandado
en cualquier estado del proceso, previo a la sentencia] [...], con la opor-
tunidad en que debe producirse, a fin de que pueda ampararse quien se

607
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

allana en una exoneración de costas y costos; esto es, que debe allanarse
a la demanda dentro del plazo para contestarla, según la última parte del
artículo 413 del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2371-2007 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2008, págs.
21467-21468).
- “... Al no tenerse legalmente por allanado al emplazado, la condena al
pago de costas y costos resulta arreglada a ley...” (Casación Nro. 2523-
2000 / Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001,
págs. 6677-6678).
- “... El recurrente no ha cumplido con allanarse dentro del plazo para
contestar la demanda, y cuando lo hizo posteriormente no legalizó su
firma ante el auxiliar jurisdiccional; lo que acarrea la imposibilidad
de aplicar lo normado por el último párrafo del artículo 413° del
Código Procesal Civil, referente a la exoneración de costas y costos;
teniendo en cuenta que nuestras normas procesales son imperativas
y de obligatorio cumplimiento...” (Casación Nro. 2371-2007 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2008, págs.
21467-21468).
- “... Si partimos del hecho que las costas y costos se determinan sólo al
expedirse la resolución final, momento en el que se establece cuáles son
la parte ganadora y vencida del proceso, no puede afirmarse que la sola
presentación del pedido de allanamiento pueda dar lugar a que se hubiera
determinado, en dicho instante, la exoneración de la condena en costas y
costos [...], menos aún se puede señalar que la continuación del proceso
por efecto de la declaratoria de improcedencia del allanamiento no afecta
la exoneración ya ganada [...] pues [...] la sola presentación del escrito de
allanamiento resulta insuficiente para favorecer a la impugnante con la
citada exoneración si es que previamente no existe declaración judicial
expresa y motivada de su aceptación; [...] una interpretación contraria a
la que se desarrolla daría lugar a que en todos los procesos donde exista,
por ejemplo, litisconsorcio necesario en la parte procesal pasiva, alguno
de sus integrantes pueda presentar un escrito de allanamiento [...], aun
a sabiendas que el mismo será rechazado, para efectos de gozar de la
exoneración que prevé la ley y burlar así la condena en costas y costos
que regula el artículo cuatrocientos doce del anotado Código [C.P.C.]...”
(Casación Nro. 2976-06 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 03-01-2008, págs. 21326-21327).
- “... La sentencia recurrida ha considerado que el allanamiento [...] es
improcedente en aplicación del inciso 6° del artículo 332 del Código

608
... CONCLUSION DEL PROCESO: ALLANAMIENTO Y RECONOCIMIENTO

Procesal Civil, pues dicho allanamiento se declaró improcedente mediante


resolución [...], y al no existir allanamiento válido no resulta procedente
exonerar del pago de costas y costos a la parte vencida, pues se ha con-
tinuado con la tramitación del proceso hasta emitir sentencia. [...] Que,
en efecto, al no existir un allanamiento válido se ha continuado con el
desarrollo del proceso; por ende, se han generado las respectivas costas
y costos, las cuales son de cargo de la parte vencida según el artículo 412
del Código Adjetivo [C.P.C.]; consecuentemente no se puede pretender
estar exento de su condena por el sólo [sic] hecho de allanarse a la preten-
sión...” (Casación Nro. 2023-2005 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 04-07-2006, págs. 16542-16543).

1.2 Requisitos
Son requisitos del allanamiento los siguientes:
A) Debe ser expreso.
El allanamiento no se presume sino que tiene que ser explícito, preciso
y categórico, esto es, que de la declaración que se haga se desprenda
indubitablemente la voluntad de someterse a la pretensión planteada
en contra de quien lo practica. La necesidad de que el allanamiento sea
expreso está prevista en la primera parte del artículo 330 del Código
Procesal Civil.
B) Debe ser incondicional.
El allanamiento tiene que ser un acto puro y no sujetarse a condición algu-
na. “... No debe contener reservas, ni limitaciones, ni reparos procesales...”
(FALCON, 1978: 248). De lo contrario, dicho acto se desnaturalizaría al
carecer de sus notas peculiares de sometimiento y renuncia.
C) Debe ser oportuno.
El demandado puede allanarse a la demanda en cualquier estado del pro-
ceso, previo a la sentencia. Así lo establece el primer párrafo del artículo
331 del Código Procesal Civil.
Hay que distinguir la oportunidad del allanamiento como requisito de
eficacia del mismo, representada en el momento indicado en el párrafo
precedente, de la oportunidad en que debe producirse el allanamiento
para fundar una exoneración de costas y costos, que es, en este último
caso, hasta antes de que venza el plazo para contestar la demanda.

609
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

D) Debe ser total.


“... El allanamiento será eficaz en la medida en que comprenda la
integridad de la pretensión del actor. Si hubiere acumulación objetiva
de pretensiones, podrá haber allanamiento total y por ende eficaz
si cumple los demás requisitos, con relación a una de ellas, en la
medida en que la comprenda plenamente; respecto a las restantes,
las mismas mantendrán su incolumidad. Desde este punto de vista
el allanamiento habrá sido total respecto de una pretensión parcial
en cuanto al conjunto...” (FORNACIARI, 1987, Tomo I: 137).
Si es total el allanamiento, el Juez expedirá sentencia inmediata. Si fuese
parcial, el proceso seguirá su curso en cuanto a las pretensiones que no
fueron comprendidas en el allanamiento.
E) Debe el sujeto procesal que se allana legalizar su firma ante el auxiliar
jurisdiccional.
Esta es una formalidad exigida por el artículo 330 -primer párrafo- del
Código Procesal Civil.
F) No debe estar afectado el allanamiento por alguna causal de improcedencia.
El artículo 332 del Código Procesal Civil prevé determinados casos
(como la falta de capacidad, la afectación del orden público o las buenas
costumbres, la presunción de existencia de fraude o dolo procesal, etc.)
que generan la declaración judicial de improcedencia del allanamiento
(y la continuación forzosa del proceso), los mismos que serán vistos más
adelante.

1.3 Sujetos participantes


Participan del allanamiento aquellos contra quienes se formula alguna preten-
sión. Pueden, entonces, allanarse tanto el demandado como el demandante (este
último tratándose de la reconvención), el denunciado (en caso de denuncia civil:
art. 102 del C.P.C.), el sucesor procesal (art. 108 del C.P.C.) y, en fin, todo aquel
que actúe como parte en un proceso.
Tienen potestad para allanarse a la pretensión las personas susceptibles de
comparecer por sí mismas a un proceso (que pueden disponer de los derechos que
en él se hacen valer) o sus representantes (convencionales, legales o judiciales),
siempre que éstos cuenten con facultades especiales o expresas para ello o estén
autorizados normativa o judicialmente para hacerlo. Es de destacar que es válida

610
... CONCLUSION DEL PROCESO: ALLANAMIENTO Y RECONOCIMIENTO

la designación o actuación de apoderados judiciales conjuntos para el acto de


allanamiento (art. 68 -último párrafo- del C.P.C.).
En el litisconsorcio facultativo (que -según el art. 94 del C.P.C.- es aquel en
el que sus integrantes son considerados como litigantes independientes, por lo
que los actos de cada uno de ellos no favorecen ni perjudican a los demás, sin que
por ello se afecte la unidad del proceso) cualquiera de los litisconsortes puede
allanarse a la pretensión, produciendo efectos el allanamiento sólo respecto a él.
En este caso no se expedirá sentencia inmediata, sino que proseguirá el proceso
en relación a todos los litisconsortes, es decir, incluyendo también al que se alla-
nó. Esto obedece a cuestiones de orden procesal y al hecho de que una sentencia
dictada aisladamente para uno de los que integran la relación procesal afectaría la
unidad del proceso, produciéndose su desarticulación. Si bien el allanamiento de un
litisconsorte facultativo pone fin al estado de controversia respecto de su persona,
la sentencia respectiva se dictará una vez concluido el proceso, en salvaguarda de
la unidad de éste.
En el litisconsorcio necesario (que -según el art. 93 del C.P.C.- es aquel en
el que la decisión a recaer en el proceso afecta de manera uniforme a todos los
litisconsortes) el allanamiento debe provenir de todos los litisconsortes (art. 332
-inc. 6)- del C.P.C.).

1.4 Oportunidad
Por ser el allanamiento una postura típica frente a la demanda, se acostumbra
realizarlo al tiempo de contestarse aquélla, dentro del escrito correspondiente de
contestación. Constituye así una de las respuestas posibles del demandado.
No obstante lo expresado, por el contenido mismo del acto es admisible el
allanamiento en momento posterior al señalado precedentemente y anterior al
dictado de la sentencia. Precisamente, el artículo 331 -primer párrafo- del Códi-
go Procesal Civil dispone que “el demandado puede allanarse a la demanda en
cualquier estado del proceso, previo a la sentencia”. La oportunidad a que hace
referencia dicho numeral tiene que ver con el límite temporal máximo para que
sea eficaz el allanamiento, porque, a efecto tan sólo de la exoneración de costas y
costos, puede el sujeto allanarse a la pretensión dentro del plazo para contestar la
demanda (art. 413 -parte final- del C.P.C.).

1.5 Alcances
Según Gimeno Sendra, “… dicho acto de disposición (allanamiento) puede
ser total o parcial. Es total, cuando el demandado reconoce todas las pretensio-
nes, declarativas y de condena, del actor y manifiesta su disposición a cumplir

611
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

voluntariamente con todas las prestaciones. Es parcial, cuando dicho reconoci-


miento se limita a determinadas pretensiones (así, ante una pretensión mixta,
el demandado reconoce la declarativa, pero no la de condena) y no a otras o
cuando existiendo una sola pretensión la conformidad se circunscribe a un solo
pronunciamiento (así a la principal de condena, pero no a la de pago de intereses
y costas)…” (GIMENO SENDRA, 2007: 255). “Tan solo el allanamiento total
produce la finalización anormal del procedimiento (…), debiendo, en el parcial,
continuar el procedimiento contra los demás” (GIMENO SENDRA, 2007: 255).
El allanamiento puede ser total o parcial, ya sea desde el punto de vista ob-
jetivo o subjetivo.
Habrá allanamiento parcial desde el ángulo objetivo cuando, existiendo acu-
mulación de pretensiones, el sujeto pasivo de la relación procesal renuncia expre-
samente a oponerse a alguna o algunas de ellas, persistiendo el litigio en cuanto a
las demás. (El art. 331 -último párrafo- del C.P.C. permite el allanamiento parcial).
Es preciso señalar que se hace referencia a la totalidad o parcialidad del
acto en su confrontación con el conjunto de pretensiones y no como una de las
características que lo informan. Es decir, cuando se habla de allanamiento total
se hace en relación a la abdicación del derecho de oposición frente a cierta pre-
tensión, pero, si las pretensiones llegan a ser varias por efecto de la acumulación,
entonces, el allanamiento será total en cuanto a una de ellas y parcial respecto
al conjunto.
En el plano subjetivo, será parcial el allanamiento siempre y cuando, estando
ante un litisconsorcio facultativo activo, el demandado se allane a la pretensión
planteada por alguno de los demandantes, o, si mediando un litisconsorcio facul-
tativo pasivo, alguno de los sujetos que lo conforman se allana a la pretensión del
demandante.

1.6 Improcedencia
Existen casos en que el allanamiento resulta ineficaz, sobre todo cuando la
renuncia al derecho de oposición pone en peligro intereses ajenos o superiores a
los de las partes.
El allanamiento no es vinculante para el Juez, quien lo declarará procedente o
no, para lo cual tendrá que examinar o tener en cuenta si se observaron las forma-
lidades de ley, la renunciabilidad del derecho y el eventual perjuicio a terceros, ya
sea en el ámbito meramente privado o en su más amplia significación. El análisis
que efectúe el magistrado acerca del allanamiento se extiende a la conducta de los
sujetos procesales, tratando así de determinar si existe simulación de por medio,

612
... CONCLUSION DEL PROCESO: ALLANAMIENTO Y RECONOCIMIENTO

dolo o fraude procesal. En resumen, debe el Juez merituar la procedencia del


allanamiento y decidir en consecuencia, bien admitiéndolo o bien rechazándolo.
El artículo 332 del Código Procesal Civil está referido a la improcedencia del
allanamiento y establece que:
“El Juez declara improcedente el allanamiento y ordena la continuación del
proceso cuando:
1. El demandado no tiene capacidad para disponer del derecho en conflicto;
2. El apoderado o representante del demandado carece de facultad para
allanarse;
3. Los hechos admitidos requieren ser probados por otros medios, además
de la declaración de parte;
4. El conflicto de intereses afecta el orden público o las buenas costumbres;
5. El conflicto de intereses comprende derechos indisponibles;
6. Habiendo litisconsorcio necesario, el allanamiento no proviene de todos
los demandados;
7. Presume la existencia de fraude o dolo procesal;
8. Advierte que la sentencia a dictarse va a surtir efecto frente a tercero no
emplazado; o
9. El demandado es el Estado u otra persona de derecho público, salvo que
su representante tenga autorización expresa”.

1.7 Efectos
El allanamiento, como acto unilateral de disposición que es, se perfecciona
sólo con la declaración de voluntad de quien lo realiza, sin que se precise del
consentimiento de la contraparte (lo cual no obsta que la última pueda observarlo,
especialmente si no reúne los requisitos para su configuración o por otras conside-
raciones que lo desnaturalizan y, por ende, la perjudican en vez de beneficiarla).
En consecuencia, producido el allanamiento y no encontrándose afecto a ninguna
causal de improcedencia (por lo que es declarado procedente), se afecta el estado
de controversia, el mismo que desaparece, correspondiendo la expedición inme-
diata de la sentencia. “... Ese acto volitivo (allanamiento) tenderá a eliminar el
contraste de voluntades y obviamente incidirá en el contenido de la sentencia”
(FORNACIARI, 1987, Tomo I: 113).

613
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Realizado el allanamiento, quien lo hizo abdicó a su derecho de contradicción,


sometiéndose a la pretensión planteada por el demandante. Declarada la proce-
dencia de dicho acto dispositivo, ello no significa la extinción de la pretensión, la
que se mantiene intacta, aunque tiene ahora mayor consistencia debido a la falta
de oposición. La pretensión no resulta afectada con el allanamiento, por haberse
eliminado con él únicamente el estado de controversia entre las partes. Será im-
prescindible la emisión de la sentencia para que se logren los efectos deseados
por el actor al plantear su pretensión, estando él interesado en la declaración de
certeza y la condena respectiva, y también, claro está, en la obtención de la cosa
juzgada con la imposibilidad que ella conlleva de revisar el asunto nuevamente.
El allanamiento, una vez declarado procedente, carece, pues, de fuerza decisoria
y, además, no exime al magistrado de dictar sentencia.
El artículo 333 del Código Procesal Civil preceptúa al respecto que “declarado
el allanamiento, el Juez debe expedir sentencia inmediata, salvo que éste no se
refiera a todas las pretensiones demandadas”. Esto último significa que el proceso
seguirá su curso en caso de allanamiento parcial (lo que incluye la hipótesis del
allanamiento del actor respecto de la reconvención). Dicho numeral es concordante
con el inciso 3) del artículo 322 del Código adjetivo, el cual señala que concluye el
proceso con declaración sobre el fondo cuando el demandado se allana al petitorio.

1.7.1 Exoneración de costas y costos en el allanamiento


El sujeto procesal que se allana se somete a la pretensión formulada en su
contra, lo cual implica que sea considerado como parte vencida en el juicio,
siempre y cuando así lo estime el magistrado en la sentencia, pues, reiteramos,
el allanamiento, aun el declarado procedente, no vincula al Juez, quien resolverá
conforme a ley, no teniendo que coincidir necesariamente con el planteamiento
del actor, máxime si no le asiste derecho alguno.
Ahora bien, teniendo en cuenta lo expuesto, debe aplicarse para el caso del
allanamiento total el principio general de la condena en costas y costos (que defiende
al litigante que legítimamente busca y obtiene a través del proceso la actuación
de la ley), contemplado en el primer párrafo del artículo 412 del Código Procesal
Civil que establece lo siguiente:
“La imposición de la condena en costas y costos no requiere ser deman-
dada y es de cargo de la parte vencida, salvo declaración judicial expresa
y motivada de la exoneración”.
Si el allanamiento fuese parcial y se hubiesen desestimado en la sentencia
las pretensiones no comprendidas en él, entonces, la condena al pago de costas y
costos incide únicamente sobre aquellas pretensiones que hayan sido acogidas para

614
... CONCLUSION DEL PROCESO: ALLANAMIENTO Y RECONOCIMIENTO

el vencedor (es decir, las que fueron objeto de allanamiento), correspondiendo su


pago al vencido. Ello se desprende del tercer párrafo del artículo 412 del Código
Procesal Civil.
Además de la exoneración del pago de costas y costos por declaración judicial
expresa y motivada (a que hace referencia la parte final del primer párrafo del art.
412 del C.P.C.), existe otra excepción a la regla general, cual es, en el caso particular,
la exoneración del pago de costas y costos de quien se allana a la demanda dentro
del plazo para contestarla (art. 413 -último párrafo- del C.P.C.). Tal exoneración
estimula la pronta conclusión del proceso con la sentencia a expedirse inmediata-
mente después de producido el allanamiento dentro de la etapa postulatoria.
Sobre el particular, Enrique Falcón expresa que “... las costas del allanamien-
to las soporta quien se allana, pero no se impondrán costas al vencido cuando se
hubiese reconocido oportunamente como fundadas las pretensiones del adversario
allanándose a satisfacerlas (...). Para que proceda la exención de costas, el alla-
namiento debe ser real, incondicionado, oportuno total y efectivo...” (FALCON,
1978: 249).

2. RECONOCIMIENTO

2.1 Configuración
El reconocimiento strictu sensu es el instituto procesal mediante el cual el
sujeto que lo practica declara expresamente que acepta no sólo la pretensión, sino
también la certeza o autenticidad de los hechos y la fundamentación jurídica en
que dicha pretensión se sustenta.
Según Gelsi Bidart, “... sería un acto declarativo del demandado, reconociendo,
señalando su conformidad o indicando que entiende fundada (fundabilidad de) la
pretensión. Un acto declarativo de la conformidad, de hecho y de derecho, de ésta,
con la realidad y con el orden jurídico que le es aplicable...” (GELSI BIDART,
1975: 501).
Para Fornaciari, “... el reconocimiento implica siempre admitir la existencia
de una determinada relación jurídica...” (FORNACIARI, 1987, Tomo I: 155).
Como bien sostiene Fornaciari, “... aunque el allanamiento sea continente del
reconocimiento, éste no será siempre configurativo de aquél...” (FORNACIARI,
1987, Tomo I: 155). En efecto, es posible que el sujeto procesal reconozca o ad-
mita como ciertos los hechos en los que se funda la pretensión, pero decide no
someterse a ésta por considerar que existen fundamentos jurídicos para oponerse a
ella, lo cual se da, por ejemplo, cuando se alega la no exigibilidad de la prestación

615
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

debido al beneficio de excusión, la prescripción de la acción o la caducidad del


derecho (que afectan indudablemente la relación jurídica obligacional), etc. Se
puede, entonces, reconocer los hechos y desconocer el derecho oponiéndose a la
pretensión por cuanto la certeza acerca del hecho constitutivo alegado por el actor
en su escrito de demanda no significa necesariamente que la norma legal invocada
como fundamento de su pretensión sea la que en realidad corresponda aplicar ni
que tenga el precepto normativo el alcance que el demandante le asigna. De esta
manera el sujeto pasivo de la relación jurídica procesal reconoce los hechos como
ciertos, pero les confiere una significación jurídica distinta a la del actor. El ejemplo
más claro de esto lo constituyen las denominadas causas de puro derecho (en que
el debate se circunscribe a cuestiones de orden jurídico).
El Código Procesal Civil, en el primer párrafo de su artículo 330, establece
al respecto que el demandado puede expresamente reconocer la demanda, en
cuyo caso, “... además de aceptar la pretensión, admite la veracidad de los hechos
expuestos en la demanda y los fundamentos jurídicos de ésta”. Como se puede
observar, dicho numeral dispone como elementos tipificantes del reconocimiento
los siguientes:
- Aceptación de la pretensión.
- Admisión de los hechos expuestos en la demanda.
- Admisión de los fundamentos jurídicos de la demanda.
El reconocimiento debe hacerse mediante una declaración expresa, no pu-
diendo ser manifestado tácitamente. Además de ser expreso, el reconocimiento es
un acto formal que precisa de la legalización de firma de quien lo practica ante el
auxiliar jurisdiccional (primera parte del art. 330 del C.P.C.). El reconocimiento es
un acto unilateral, pues no precisa del consentimiento de la parte contraria. Puede
tener lugar hasta antes de expedirse la sentencia de primera instancia (luego de
ella simplemente se producirá su acatamiento) y tiene como principales efectos
eliminar el estado de controversia y acelerar, por ende, la expedición del fallo
(siempre que el reconocimiento fuese procedente).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al reconocimiento,
ha establecido lo siguiente:
- “... La demanda y su contestación son piezas principales del proceso y
el Juzgador no puede omitir considerar lo que las partes reconocen en
dichos escritos...” (Casación Nro. 3748-2000 / Ayacucho, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, pág. 7457).

616
... CONCLUSION DEL PROCESO: ALLANAMIENTO Y RECONOCIMIENTO

- “... Siendo el allanamiento o reconocimiento de la demanda un acto


expreso no se puede considerar que el mismo pueda ser procedente de
modo tácito, de lo contrario se estaría contraviniendo el texto expreso
del artículo 330 del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 1263-
2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-07-2002,
pág. 9016).

2.2 Oportunidad
El reconocimiento puede representar una posición típica que el demandado
puede adoptar frente a la demanda (o que el actor puede tener en relación a la
reconvención), por lo que suele acontecer en la etapa postulatoria del proceso,
al tiempo de contestarse aquélla (o la reconvención, tratándose del demandante).
Sin embargo, por el contenido mismo del acto, se admite el reconocimiento
producido en momento posterior al indicado líneas arriba y anterior a la expedi-
ción del fallo. Al respecto, el primer párrafo del artículo 331 del Código adjetivo
establece que “el demandado puede allanarse a la demanda en cualquier estado
del proceso, previo a la sentencia”. Si tenemos en cuenta que el último párrafo del
artículo 330 del Código Procesal Civil señala que “el reconocimiento se regula
por lo dispuesto para el allanamiento”, entonces, podemos colegir que la oportu-
nidad que prevé el ordenamiento procesal para la realización del allanamiento es
la misma para el reconocimiento.
La oportunidad aludida en el numeral 331 -primer párrafo- del Código Pro-
cesal Civil tiene que ver con el límite temporal máximo para que sea eficaz el
reconocimiento, porque, a efecto tan sólo de la exoneración de costas y costos,
puede el sujeto reconocer la demanda dentro del plazo que tiene para contestarla
(art. 413 -parte final- del C.P.C.).

2.3 Alcances
Se dice que el reconocimiento puede ser completo o incompleto, cuando
conjuntamente con él se da cumplimiento a la prestación exigida o no se cumple
ésta en forma simultánea, respectivamente.
El reconocimiento, considerado en sí mismo, es, por lo general, total, al
comprender no sólo a la pretensión formulada en contra de quien lo realiza, sino
también los hechos expuestos en la demanda y la fundamentación jurídica, los
cuales son admitidos expresamente. Pese a ello, nada obsta que pueda producirse
un reconocimiento parcial, que se materializará cuando el reconocimiento de
los hechos y de su fundamento legal esté referido a una o más pretensiones (no
a todas), también reconocidas o aceptadas. Esto último se desprende de la parte

617
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

final del artículo 331 del Código Procesal Civil, el cual dispone que “procede el
allanamiento respecto de alguna de las pretensiones demandadas”. Dicho numeral
es aplicable para el caso del reconocimiento por mandato del último párrafo del
artículo 330 del Código Procesal Civil que establece que “el reconocimiento se
regula por lo dispuesto para el allanamiento”.

2.4 Improcedencia
La aceptación de las pretensiones, así como de los hechos y fundamentos
jurídicos contenidos en la demanda, en que consiste el reconocimiento, no le
vincula al Juez, quien se encuentra obligado a examinarlo y rechazarlo, si se está
ante alguna de las causales de improcedencia contempladas en el artículo 332 del
Código Procesal Civil. Según este numeral (referido al allanamiento y aplicable
al reconocimiento por regularse éste de acuerdo a las normas de aquél: art. 330
-último párrafo- del C.P.C.), el reconocimiento será declarado improcedente por
el Juez (continuándose con el proceso) cuando:
1. El demandado no tiene capacidad para disponer del derecho en conflicto.
2. El apoderado o representante del demandado carece de facultad para
allanarse (léase practicar el reconocimiento).
3. Los hechos admitidos requieren ser probados por otros medios, además
de la declaración de parte.
4. El conflicto de intereses afecta el orden público o las buenas costumbres.
5. El conflicto de intereses comprende derechos indisponibles.
6. Habiendo litisconsorcio necesario, el allanamiento (reconocimiento) no
proviene de todos los demandados.
7. Presume la existencia de fraude o dolo procesal.
8. Advierte que la sentencia a dictarse va a surtir efecto frente a tercero no
emplazado.
9. El demandado es el Estado u otra persona de derecho público, salvo que
su representante tenga autorización expresa.

2.5 Efectos
El reconocimiento, como acto unilateral de disposición que es, se perfecciona
sólo con la declaración de voluntad de quien lo realiza, sin que sea necesaria la
anuencia de la parte contraria (lo cual no impide que la última pueda hacer reparos,

618
... CONCLUSION DEL PROCESO: ALLANAMIENTO Y RECONOCIMIENTO

sobre todo si no reúne los requisitos para su configuración o contiene innovaciones


respecto del planteamiento fáctico y jurídico expresado en la demanda). Por lo
tanto, realizado el reconocimiento, si no le afectase causal alguna de improcedencia,
desaparecerá el estado de controversia, expidiéndose la sentencia inmediatamente
después de la resolución que lo declara procedente.
El reconocimiento no extingue la pretensión, manteniéndose ésta intacta aun-
que adquiere mayor fundamento a causa precisamente no sólo de su aceptación
sino también de la de los hechos y de la normatividad alegados en la demanda. El
reconocimiento -aun si es declarado procedente- no tiene carácter imperativo o
decisorio, siendo imprescindible la expedición de la sentencia para la adquisición de
los efectos deseados por el actor al formular su demanda, vale decir, la declaración
de certeza y la condena respectiva, y, también, la obtención de la cosa juzgada que
hará irrevisable el asunto debatido en juicio.
Asimismo, el reconocimiento (o su declaración de procedencia) no pone
término a la relación jurídica procesal, extinguiéndose ésta con la sentencia
correspondiente.
El artículo 333 del Código Procesal Civil dispone sobre el particular que
“declarado el allanamiento, el Juez debe expedir sentencia inmediata, salvo que
éste no se refiera a todas las pretensiones demandadas”. Dicho numeral se entiende
aplicable para el reconocimiento por así establecerlo el último párrafo del artículo
330 del citado Código que señala que “el reconocimiento se regula por lo dispuesto
para el allanamiento”.
De la lectura del artículo 333 del Código Procesal Civil se puede apreciar que,
de haber reconocimiento total por parte del demandado, se pondrá fin al proceso
inmediatamente con la sentencia respectiva. Ello es concordante con el inciso 3)
del artículo 322 del Código adjetivo, el cual señala que concluye el proceso con
declaración sobre el fondo cuando el demandado reconoce la demanda. Del artículo
333 del Código Procesal Civil se desprende, además, que en caso de reconoci-
miento parcial (lo que incluye la hipótesis del reconocimiento de la reconvención
que pueda hacer el actor), es decir, cuando no comprende a todas las pretensiones,
el proceso seguirá su curso.

2.5.1 Exoneración de costas y costos en el reconocimiento


Resulta evidente que el sujeto que reconoce la demanda (es decir, la pretensión
y sus fundamentos fácticos y jurídicos contenidos en aquélla) sea visto como parte
vencida en el juicio. Naturalmente, ello deberá constar en la sentencia respectiva,
pues, como se sabe, el reconocimiento (aun el declarado procedente) no tiene
carácter imperativo o decisorio.

619
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Considerando lo indicado debe aplicarse para el caso del reconocimiento total


el principio general de la condena en costas y costos (que defiende al litigante que
legítimamente busca y obtiene a través del proceso la actuación de la ley), previsto
en el primer párrafo del artículo 412 del Código Procesal Civil que a continua-
ción citamos: “La imposición de la condena en costas y costos no requiere ser
demandada y es de cargo de la parte vencida, salvo declaración judicial expresa
y motivada de la exoneración”.
Al igual que para el allanamiento, si el reconocimiento fuese parcial y se
hubiesen desestimado en la sentencia las pretensiones no comprendidas en él,
entonces, la condena al pago de costas y costos incide únicamente sobre aquellas
pretensiones que hayan sido acogidas para el vencedor (que fueron objeto de re-
conocimiento), correspondiendo su pago al vencido. Ello se desprende del tercer
párrafo del artículo 412 del Código Procesal Civil.
Además de la exoneración del pago de costas y costos por declaración judicial
expresa y motivada (a la que alude la parte final del primer párrafo del art. 412
del C.P.C.), existe otra salvedad a la regla general, cual es, en el caso particular,
la exoneración del pago de costas y costos de quien reconoce la demanda dentro
del plazo para contestarla (art. 413 -último párrafo- del C.P.C.).

620
CAPITULO XX
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION
DEL PROCESO: TRANSACCION

1. CONCEPTO
Monroy Cabra conceptúa a la transacción como “... el acto dispositivo en que
una de las partes cede cierta porción del derecho que cree tener. Pero es natural
que la transacción no puede referirse sino a cuestiones dudosas o controvertidas...”
(MONROY CABRA, 1979: 391).
En palabras de Devis Echandía, “la transacción es un contrato por el cual las
partes convienen en resolver un litigio de común acuerdo y en forma definitiva,
antes o después de iniciado el proceso civil...” (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo
II: 651).
Eduardo Pallares define a la transacción como “... un contrato bilateral, one-
roso, consensual y conmutativo, por medio del cual se pone fin a un juicio o se
previene uno futuro...” (PALLARES, 1979: 111).
Para Lino Palacio, “la transacción opera como acto extintivo no sólo de la
obligación y del correlativo derecho litigioso, sino también del proceso promovido
a raíz del litigio” (PALACIO, 1979, Tomo V: 552).
Según Fornaciari, “... la transacción es un contrato, que si bien puede extinguir
obligaciones, tendrá por finalidad principal dirimir controversias” (FORNACIARI,
1988, Tomo II: 5). Señala, además, dicho autor que “... habrá transacción cuando
exista un estado de controversia al que las partes, mediante la concreción de un acto
jurídico de naturaleza contractual, pondrán fin haciéndose concesiones recíprocas”
(FORNACIARI, 1988, Tomo II: 5). Fornaciari, como se aprecia, concibe a la tran-
sacción como un contrato de implicancias procesales, sobre todo cuando afirma
que “un contrato es siempre un acuerdo de voluntades destinado a crear, modificar
y extinguir derechos. Pero también es la conducta que cumplen las partes y que
estaba prevista en dicho acuerdo, es un proyecto existencial. Desde este punto de

621
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

vista, la programación de conductas será siempre un contrato independientemente


de su incidencia procesal” (FORNACIARI, 1988, Tomo II: 10). Concluye el citado
autor diciendo que “... en su esencia, la transacción será siempre un contrato, sea
que se produzca en el ámbito del proceso o fuera de él. No habrá diferencia estruc-
tural. Las disimilitudes se producirán en los actos realizados para su inserción en
el proceso. Así, serán diferentes las diferentes conductas que conceptualicen las
normas, lo que se traducirá en la realización de distintos actos procesales, algunos
de obtención tendientes a una finalización mediata de la relación procesal, tales
el acta o el escrito con que se aneje la transacción, otro de causación, es decir, el
contrato mismo” (FORNACIARI, 1988, Tomo II: 19).
La transacción (judicial y extrajudicial) está normada en el Título VII de la
Sección Segunda (“Efectos de las obligaciones”) del Libro VI (“Las obligaciones”)
del Código Civil, en los artículos 1302 al 1312.
El Código Procesal Civil regula este instituto en el Capítulo III (“Transac-
ción judicial”) del Título XI (“Formas especiales de conclusión del proceso”)
de la Sección Tercera (“Actividad procesal”), en los artículos 334 al 339. Pun-
tualizamos que la normatividad civil es supletoria de la procesal en materia de
transacción, de conformidad con lo preceptuado en el artículo 338 del Código
Procesal Civil.
El artículo 1302 del Código Civil define a la transacción de la siguiente manera:
“Por la transacción las partes, haciéndose concesiones recíprocas, deci-
den sobre algún asunto dudoso o litigioso, evitando el pleito que podría
promoverse o finalizando el que está iniciado.
Con las concesiones recíprocas, también se pueden crear, regular, modifi-
car o extinguir relaciones diversas de aquellas que han constituido objeto
de controversia entre las partes.
La transacción tiene valor de cosa juzgada”.
El Código Procesal Civil, sin definir expresamente a la transacción, la considera
una forma especial -en relación a la sentencia- de conclusión del proceso, y la
encierra bajo la denominación de transacción judicial. Sin embargo, es de anotar
que, además de ésta, trata sobre la transacción extrajudicial (que se convierte en
judicial cuando es introducida al proceso), la misma que requiere ser homologada
por el Juez para que genere la conclusión del proceso y adquiera la autoridad de
cosa juzgada (arts. 335 -segundo párrafo- y 337 del Código Procesal Civil).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la transacción,
ha establecido lo siguiente:

622
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: TRANSACCION

- “... La transacción [...] es el acuerdo, un negocio jurídico bilateral y


consensual, en el que las partes, haciéndose concesiones recíprocas
deciden algún asunto dudoso o litigioso, evitando el pleito que podría
promoverse o finalizando el ya iniciado...” (Casación Nro. 1811-2007
/ Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008,
págs. 23400-23401).
- “... La regulación de la transacción se encuentra prevista en el Código
Civil (artículo 1302 y siguientes), de donde se establece que aquélla pue-
de ser judicial (cuando hay un proceso en curso) o extrajudicial (aunque
de manera propia debería denominarse prejudicial, para abarcar sólo
a la transacción celebrada cuando, habiendo un conflicto de intereses,
aún no existe un proceso en curso)...” (Casación Nro. 1807-2007 / Ca-
jamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2008, págs.
21702-21704).
- “... De acuerdo al artículo 321 inciso 1 del Código Procesal Civil, concluye
el proceso sin declaración sobre el fondo cuando se sustrae la pretensión
del ámbito jurisdiccional, esto es, cuando la materia que involucra a las
partes deja de ser litigiosa por alguna razón ajena al proceso y a ellas
mismas, por lo tanto la transacción extrajudicial en referencia no encaja
bajo esta figura procesal...” (Casación Nro. 3284-2007 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2008, pág. 23177).
- “... Para que exista transacción válida dentro del proceso se requiere de la
concurrencia de los siguientes requisitos: a) Una relación jurídica litigiosa
preexistente; b) La intención de las partes de componer el conflicto; y c)
Las recíprocas concesiones de las partes...” (Casación Nro. 1409-2002 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2004, pág.
11384).
- “... Para que se configure la transacción se requiere que las concesiones
recíprocas o sacrificios económicos de las partes deben estar referidas a
los derechos cuestionados, es decir, supone el reconocimiento parcial de
la pretensión del derecho ajeno y la renuncia parcial de la pretensión o el
derecho propio, la transacción persigue, pues, transformar una situación
jurídica insegura, discutible y litigiosa, por otra segura; si las partes evi-
taran o concluyeran un pleito sin que medien concesiones recíprocas, el
acto jurídico respectivo no podrá denominarse transacción, sino renuncia
de deuda, compensación, allanamiento a la demanda o novación, dándose
los efectos inherentes a cada una de las citadas figuras, pero no los de la

623
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

transacción...” (Casación Nro. 2900-2004 / Lima, publicada en el Diario


Oficial El Peruano el 04-12-2006, págs. 18227-18229).
- “... De análisis del artículo mil trescientos tres del Código Civil se tiene
que dicha norma exige, la renuncia de las partes a cualquier posibilidad de
iniciar alguna acción a su contraparte, con respecto al objeto sobre el que
transa (sic -léase transige-), condición que tiene repercusiones procesales
y el requisito que establece no es de carácter AD SOLEMNITATEM...”
(Casación Nro. 646-98 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-10-2000, págs. 6421-6422).
- “... El documento de transacción, por contener renuncia expresa de los
derechos de las partes que lo suscriben, debe reunir no sólo los requisitos
que le son propios para su validez, sino además los elementos suficientes
que creen convicción en el juzgador respecto de la aceptación indubita-
ble de ambas partes de la renuncia que éstas efectúan...” (Casación Nro.
3684-01 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2002,
pág. 9035).
- “... El artículo mil trescientos cuatro del Código Civil establece con
precisión que la transacción debe hacerse por escrito, bajo sanción de
nulidad; ello importa que no sólo los términos que acuerden las partes
deban constar por escrito, sino que también debe ser plasmada de esa
forma la voluntad de los intervinientes; en tal sentido, un contrato de tran-
sacción no puede materializarse a través de actitudes o comportamientos
positivos que revelen el conocimiento de su existencia, sino a través de
una manifestación expresa que confluya en un acuerdo de voluntades...”
(Casación Nro. 1744-06 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-07-2007, págs. 19706-19707).
- “... La sola impresión digital que a manera de suscripción aparece en la
misma [transacción extrajudicial] no es suficiente para crear convicción
respecto de la aceptación de los términos que contiene, más aún si no se
ha solicitado reconocimiento del citado documento por parte del deman-
dante...” (Casación Nro. 3684-01 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 31-07-2002, pág. 9035).
- “... La transacción constituye un mecanismo de autocomposición de in-
tereses, lo cual supone que las partes haciéndose concesiones recíprocas,
deciden sobre un asunto dudoso o litigioso, evitando el pleito que podría
promoverse o finalizando el que está iniciado, conforme lo establece el
artículo 1302 del Código Civil. [...] Que, de la definición dada, se debe
prestar atención al efecto que tiene la transacción al interior de un conflicto

624
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: TRANSACCION

de intereses: evita el pleito que podría promoverse (refiriéndose eviden-


temente al momento anterior al inicio de un proceso judicial o arbitral)
o finaliza el proceso judicial o arbitral que está iniciado...” (Casación
Nro. 1807-2007 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-03-2008, págs. 21702-21704).
- “... Las normas de derecho material denunciadas [arts. 5 y 1305 del C.C.]
se refieren a los derechos de la persona, tales como la vida, la integridad
física, la libertad, el honor y los demás inherentes, que son irrenunciables
y por lo tanto no pueden ser objeto de transacción...” (Casación Nro.
735-2007 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-
01-2008, págs. 21473-21474).
- “... La mencionada transacción extrajudicial atenta contra el orden pú-
blico, pues contraviene la norma imperativa contenida en el artículo mil
trescientos cinco del Código Civil la que establece que sólo los derechos
patrimoniales pueden ser objeto de transacción; en contrario sensu, los
derechos personales no pueden ser objeto de transacción, siendo así,
esta norma sustantiva es obviamente prohibitiva, porque su observancia
interesa al orden público...” (Casación Nro. 1732-03 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-08-2004, págs. 12506-12507).
- “... De acuerdo a nuestro ordenamiento civil todos los daños patrimo-
niales y extra patrimoniales, se reparan patrimonialmente, es decir con
una indemnización, conforme lo preceptúa el artículo 1985 del Código
Civil, siendo que dicha indemnización puede ser un pago de dinero o un
compromiso de asumir ciertos gastos. Que si bien es cierto, el daño puede
ser extrapatrimonial, toda indemnización por si misma [sic -léase por sí
misma-] se configura como un derecho patrimonial, respecto del cual sí
es posible transigir...” (Casación Nro. 705-2007 / Cajamarca, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2008, págs. 21663-21665).
- “... Los daños ocasionados tiene [sic -léase tienen-] la particularidad de
generar una relación jurídica entre el causante del daño y el afectado,
originando el derecho de éste a recibir una indemnización [por respon-
sabilidad extracontractual], la cual evidentemente tiene un contenido
patrimonial, y por ello susceptible de poder ser regulado (en cuanto a
su ‘quantum’) por las partes, a través de algunos de los mecanismos de
autocomposición de intereses, entre ellos la transacción extrajudicial...”
(Casación Nro. 1807-2007 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 31-03-2008, págs. 21702-21704).

625
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... La disposición del Derecho no es posible si no proviene de todos los


litisconsortes necesarios, por ejemplo el allanamiento, renuncia, transac-
ción[,] etc. …” (Casación Nro. 719-2006 / Puno, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-08-2007, págs. 20103-20104).
- “... El segundo párrafo del precitado dispositivo [art. 68 del C.P.C.]
establece que: ‘No es válida la designación o actuación de apoderados
conjuntos, salvo para los actos de allanamiento, transacción o desisti-
miento’; disposición que, en armonía con lo establecido por el mismo
artículo sesentiocho, primer párrafo, de que: ‘Quien tiene capacidad para
comparecer por sí al proceso y disponer de los derechos que en él se discu-
ten, puede nombrar uno o más apoderados’; nos lleva a interpretar que la
prohibición de designación de apoderados conjuntos es aplicable cuando
existiendo más de un demandante o demando [sic -léase demandado-], se
nombran distintos apoderados por cada uno o grupo de demandantes o
demandados que se formen, pese a constituir, no obstante la pluralidad[,]
una misma parte, ya sea activa o pasiva; entendiéndose que lo que busca la
norma es mantener un orden para la correcta sustanciación del proceso...”
(Casación Nro. 3350-2006 / Moquegua, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-01-2008, págs. 21354-21355).
- “... El Código Civil ha optado por regular la institución de la transacción
como una modalidad de extinguir obligaciones; así lo señala el artículo
1302 del propio texto legal, el que en su párrafo final determina que ‘la
transacción tiene valor de cosa juzgada’. [...] El mencionado artículo 1302
del Código Civil, concordado con el numeral 337 del Código Procesal Ci-
vil, que señala que la transacción judicial que pone fin al proceso adquiere
la autoridad de cosa juzgada, permite afirmar que nuestro ordenamiento
jurídico otorga a toda transacción (judicial o extrajudicial) el valor de la
cosa juzgada, lo cual impide que aquello que fue transigido, inmutable
conforme lo previene el artículo 123 in fine, del Código Adjetivo [C.P.C.],
pueda ser revisado en sede judicial...” (Casación Nro. 1811-2007 / Ca-
jamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs.
23400-23401).
- “... Teniendo la transacción extrajudicial el valor de cosa juzgada, lo
que importa es que lo que aparece de dicha transacción no puede ser
revisado en sede judicial; resultando pues, un impedimento para que el
Juez pueda pronunciarse sobre el fondo de la controversia...” (Casación
Nro. 1811-2007 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-12-2008, págs. 23400-23401).

626
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: TRANSACCION

- “... Si bien el derecho de ejecución de las resoluciones judiciales que han


pasado en autoridad de cosa juzgada, ergo también de la transacción con
tal calidad, es una manifestación del derecho a la tutela jurisdiccional,
reconocido en el inciso tercero del artículo ciento treinta y nueve de la
Constitución Política del Estado, y también se encuentra aludido en el
segundo párrafo del inciso segundo de la norma alegada, cuando se pre-
cisa que ‘ninguna autoridad puede (...) dejar sin efecto resoluciones que
han pasado en autoridad de cosa juzgada (...) ni retardar su ejecución’.
El segundo párrafo del inciso segundo del artículo ciento veintitrés del
Código Procesal Civil [...] establece que la cosa juzgada sólo alcanza a
las partes y a quienes de ellas deriven sus derechos; [...] En el presente
caso, si bien es cierto [...] estamos frente a una transacción judicial que
tiene la calidad de cosa juzgada, sin embargo, no se puede pretender
que dicho acuerdo sea obligatorio para los terceros poseedores del bien
materia de litis, que no han participado en el proceso ni en el acuerdo
transaccional; no siendo por tanto esta vía [de ejecución de resolución
judicial] la idónea para lograr el lanzamiento de los terceros poseedores
de dicho inmueble...” (Casación Nro. 1768-2007 / Arequipa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs. 23695-23696).
- “... La decisión de la Sala infringe la autoridad de la cosa juzgada ya que
las transacciones [judiciales] anuladas de oficio se han dado en el curso
de los procesos a los que pusieron fin de modo especial, de conformidad
con el artículo trescientos treintisiete segundo párrafo del Código Procesal
Civil en concordancia con el artículo ciento veintitrés del mismo cuerpo
legal...” (Casación Nro. 1864-00 / San Román, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-07-2001, págs. 7430-7432).
- “... Una transacción judicial [...] tiene la autoridad de cosa juzgada, la
cual solamente puede ser dejada sin efecto mediante la acción de nulidad
de cosa juzgada fraudulenta conforme a lo dispuesto en el artículo ciento
setentiocho del Código Procesal Civil, lo cual no se ha producido en el
presente caso, resultando por ello que mientras no sea anulada conforme
a ley el acuerdo de transacción judicial, esta produce todos sus efectos...”
(Casación Nro. 3194-00 / San Román, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-10-2001, págs. 7777-7778).
- “... De conformidad con el artículo trescientos treintinueve del Código
Procesal Civil, el convenio que realicen las partes, en momento posterior
al pronunciamiento de una sentencia que queda firme, regulando o modi-
ficando el cumplimiento del fallo definitivo no configura una transacción;
por lo que no se altera lo resuelto, conservando la calidad de cosa juzgada,

627
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

incidiendo tan sólo en su consumación material o ejecución, es decir, lo


que las partes convengan podrá modificar el mandato judicial, pero la
sentencia como acto permanecerá inalterable...” (Casación Nro. 2154-03 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2004, págs.
11792-11793).
- “... De conformidad con lo dispuesto por el Artículo mil trescientos dos
del Código Civil, por la transacción las partes, haciéndose concesiones
recíprocas deciden sobre algún asunto dudoso o litigioso, evitando el
pleito que podría promoverse o finalizando el que está iniciado, situación
que no se da en el presente caso, puesto que el convenio celebrado fue
respecto a un juicio en estado de ejecución de sentencia y establecen
que de no respetarse, quedará sin valor la escritura en todas sus partes,
volviéndose al estado de ejecución de sentencia” (Casación Nro. 422-96 /
Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 13-10-1998, págs.
1899-1900).
- “... La excepción de transacción se presenta como un mecanismo procesal
de defensa que se configura cuando se pretende variar los efectos de un
proceso ya resuelto, mediante un acuerdo transaccional, definitivamente,
en otro...” (Casación Nro. 2734-2003 / Apurímac, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-01-2005, págs. 13398-13399).
- “... Para la configuración de esta excepción [de conclusión del proceso
por transacción] se requiere de la concurrencia de tres presupuestos, los
cuales son: a) la identidad de las partes; b) la identidad de la pretensión
procesal; y, c) la identidad del interés para obrar; [...] no será fundada la
excepción de transacción que no reúna los requisitos de identidad que
establece la ley...” (Casación Nro. 2734-2003 / Apurímac, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2005, págs. 13398-13399).
- “... La transacción podría realizarse antes de interponerse una demanda
y con ello evitar el inicio de un proceso (transacción extrajudicial), y si a
pesar de ello se demanda e inicia un proceso, quedará expedita la excep-
ción correspondiente como medio de defensa de forma. De manera que,
con la transacción extrajudicial es posible evitar el inicio de un proceso, lo
cual responde a su propia naturaleza jurídica y razón de ser...” (Casación
Nro. 1807-2007 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-03-2008, págs. 21702-21704).
- “... Si bien es cierto que la transacción extra-judicial no se encuentra
dentro de los cuatro supuestos del artículo 453 del Código Procesal Ci-
vil, también lo es que participa de la misma naturaleza de la transacción

628
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: TRANSACCION

celebrada dentro de un proceso, pudiéndosele conceptuar como similar,


dado que las dos oportunidades de transacción extinguen obligaciones
mediante concesiones recíprocas y, en cuanto a que las dos hacen perder
el interés para obrar. [...] De otro lado, si bien los artículos 446 y 453 el
Código Adjetivo [C.P.C.] no mencionan expresamente a la transacción
extrajudicial como excepción oponible, también es verdad que el artículo
1302 y siguientes del Código Civil son de naturaleza procesal. [...] Sien-
do esto así, podemos afirmar que el demandado también puede deducir
excepciones alegando que antes del proceso o durante el transcurso de
uno anterior, llegó con el demandante a un acuerdo sobre sus diferen-
cias, dándose ambos concesiones recíprocas, es decir, transigiendo. [...]
Resulta evidente que si alguna de las dos situaciones antes señaladas se
ha producido, no cabe ninguna duda que no podrá iniciarse otro proceso
para discutirse las pretensiones que ya fueron transigidas...” (Casación
Nro. 1811-2007 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-12-2008, págs. 23400-23401).
- “... La Transacción extrajudicial no homologada judicialmente puede ser
opuesta como Excepción procesal conforme a lo regulado por el inciso
10 del artículo 446° e inciso 4 del artículo 453 del Código Procesal Civil,
por interpretación sistemática de dichas normas con las que contiene el
Código Civil sobre la Transacción.
Entendiéndose que las transacciones extrajudiciales homologadas por el
Juez, se tramitan de acuerdo a las reglas del Código Procesal Civil, al tener
regulación expresa. Ocurriendo lo mismo en cuanto a las transacciones
celebradas con relación a derechos de menores de edad, las mismas que
deben ser autorizadas por el juez competente conforme a ley...” (Casación
Nro. 1465-2007 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 21-04-2008, págs. 21982-22036). Nota: El presente extracto se en-
cuentra exactamente en las páginas 22008-22009, y ha sido establecido
como doctrina jurisprudencial vinculante (entiéndase, en la actualidad,
precedente judicial vinculante) por el primer pleno casatorio civil reali-
zado por la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia de la República
(correspondiente a la casación cuyo número y datos de su publicación en
el Diario Oficial El Peruano han sido señalados líneas arriba).
- “... El actor promueve proceso ejecutivo [entiéndase proceso único de
ejecución en la actualidad] en mérito al título ejecutivo consistente en el
documento privado que contiene una transacción extrajudicial [...]; por
ende, se trata de un acto jurídico bilateral y consensual donde al hacerse
mutuas y recíprocas concesiones, las partes extinguen obligaciones du-
dosas o litigiosas; constituyendo el aludido documento privado un título

629
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

ejecutivo, el cual establece por sí solo el hecho relevante para fundar


la petición...” (Casación Nro. 3697-2006 / La Libertad, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-02-2007, págs. 18825-18826).
- “... La transacción extrajudicial [...] constituye el título ejecutivo del
presente proceso y equivale al documento en el que consta un derecho
reconocido y cuya cualidad (ejecutiva) la declara la ley...” (Casación Nro.
3697-2006 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-02-2007, págs. 18825-18826).
- “... El artículo 1312 del Código Civil dispone que la transacción judicial
se ejecuta de la misma manera que la sentencia; y la extrajudicial en la
vía ejecutiva, otorgando así a la transacción extrajudicial la presunción de
certeza que contiene todo título ejecutivo...” (Casación Nro. 1811-2007 /
Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008,
págs. 23400-23401).
- “... Es procedente la ejecución del título ejecutivo denominado tran-
sacción extrajudicial, por cuanto la obligación contenida en él, es
cierta por ser conocida como verdadera e ineludible, es expresa porque
manifiesta claramente una intención o voluntad, y es exigible porque
se refiere a una obligación pura, simple, con un plazo vencido y no
sujeta a condición; por lo tanto, la vía del proceso ejecutivo [entiéndase
proceso único de ejecución en la actualidad], por la cual se tramita la
cobranza de dicho título ejecutivo es la adecuada, y no mediante un
proceso cognoscitivo (de conocimiento)...” (Casación Nro. 3697-2006
/ La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-02-2007,
págs. 18825-18826).
- “... Si se quiere dar cumplimiento a lo acordado (transigido) [...], resulta
viable que la transacción extrajudicial pueda ser ejecutada según las
reglas del proceso ejecutivo [entiéndase proceso único de ejecución en
la actualidad], siendo suficiente para ello la presentación del documento
privado que contenga la respectiva transacción, no requiriéndose para
ello que previamente un Juez haya homologado tal transacción dentro de
otro proceso judicial. [...] Que, [...] una transacción extrajudicial puede
ser ejecutada sin necesidad de acreditar que deriva de un proceso previo,
[...] supuesto bajo el cual no se requiriere [sic -léase no se requiere-] que
la transacción extrajudicial sea aprobada (que el artículo 337 del Código
adjetivo [...] lo circunscribe al momento de la homologación) por un
Juez, sino la calificación del acto jurídico en sí, a fin de determinarse si
se está ante una transacción extrajudicial...” (Casación Nro. 1807-2007 /

630
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: TRANSACCION

Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2008,


págs. 21702-21704).
- “... El documento [...] no contiene los requisitos esenciales para ser
considerados como una transacción extrajudicial, pues en él no se mani-
fiesta el animus de transigir prestaciones litigiosas, ni mucho menos se
señala a que acciones legales se renuncia; [...] siendo así, el documento
denominado certificado de pago del saldo no cumple con los requisitos
para ser considerado como una transacción judicial [sic -léase extrajudi-
cial-], por lo que no tiene mérito ejecutivo, debiéndose por tanto exigir
el cumplimiento de la obligación en la vía del proceso de cognición...”
(Casación Nro. 2406-01 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-11-2001, págs. 8166-8167).
- “... No puede atribuirse mérito ejecutivo a un documento [transacción
extrajudicial] que no contiene concesiones recíprocas...” (Casación Nro.
2242-03 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
09-2004, págs. 12739-12740).
- “... Formalmente, el título ejecutivo que se apareja a la demanda cumple
con el requerimiento que establece el artículo mil trescientos cuatro del
Código Civil, toda vez que la transacción [extrajudicial] se ha celebrado
por escrito, con intervención de las partes que efectúan las concesiones
recíprocas. Los cuestionamientos sobre si tales concesiones se encon-
traban o no dentro de la esfera de los derechos disponibles de las partes
corresponde ser discutido no en la vía ejecutiva [entiéndase vía de proceso
único de ejecución en la actualidad], sino en un proceso más lato en el
que se absuelva los cuestionamientos sustantivos que se dice afectarían
la validez de la transacción...” (Casación Nro. 2078-05 / Cajamarca,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2006, pág. 17494).

2. ELEMENTOS
Son elementos de la transacción los siguientes:
- Relación jurídica dudosa o litigiosa.
- Intención de las partes de eliminar el conflicto de intereses.
- Concesiones recíprocas.
2.1 Relación jurídica dudosa o litigiosa
Para que haya transacción es necesario que exista previamente un conflicto
de intereses entre las partes basado en una relación jurídica dudosa o litigiosa.

631
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

La calidad de dudosa de una relación jurídica implica determinado grado


de incertidumbre acerca de si aquélla es regulada o no por el derecho, y, en
caso que estuviere contemplada positivamente, de sus alcances. Los sujetos
participantes tienen dudas sobre si sus pretensiones se encuentran o no tuteladas
jurídicamente.
Fornaciari, sobre el particular, señala que “... el carácter de dudosa de deter-
minada cuestión debe ser apreciado de manera subjetiva, es decir, en el sentido
que seria y razonablemente le atribuyen los otorgantes con abstracción de la
interpretación que le daría un jurisconsulto o el propio juez de la causa...” (FOR-
NACIARI, 1988, Tomo II: 28).
La naturaleza litigiosa de una relación jurídica presupone un conflicto de
intereses calificado por la pretensión -fundada o infundada- de una de las partes
y la oposición de la otra. Existen así voluntades contrarias que se exteriorizan y
dan lugar al litigio.

2.2 Intención de las partes de eliminar el conflicto de intereses


La intención de las partes de eliminar el conflicto de intereses constituye otro
elemento configurante de la transacción. Precisamente, la esencia de ésta es poner
fin a tal conflicto, extinguiendo toda duda o situación litigiosa que pudiera haber y
generando un nuevo estado jurídico. Y, para que ello ocurra, es preciso la voluntad
de las partes dirigida a eliminar el conflicto de intereses.

2.3 Concesiones recíprocas


Las concesiones recíprocas a que se comprometen realizar las partes repre-
sentan el tercer elemento de la transacción.
“La transacción supone sacrificios o concesiones mutuos: si es uno solo de
los litigantes quien cede o accede, habrá desistimiento o allanamiento, parciales
o totales, pero no transacción...” (ALCALA-ZAMORA Y CASTILLO, 1947: 84).
“Cuando en esta materia se habla de concesiones recíprocas, se está diciendo
de lo que cada contratante sacrifica de sus derechos o pretensiones, o bien de la
prestación que cada uno de ellos realice o se obliga a realizar en beneficio del otro”
(FORNACIARI, 1988, Tomo II: 26).
Las concesiones recíprocas deben versar sobre los derechos pretendidos y
controvertidos, en el caso de la transacción judicial (art. 337 -último párrafo- del
C.P.C.-), pudiéndose con ellas, tratándose de la transacción extrajudicial (por cuanto
la judicial se rige principalmente por el C.P.C.), y de acuerdo al segundo párrafo

632
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: TRANSACCION

del artículo 1302 del Código Civil, crear, regular, modificar o extinguir relaciones
diversas de aquellas que han constituido objeto de controversia entre las partes.
En la transacción las partes confieren una nueva regulación de fondo al objeto
controvertido, terminando así el conflicto existente. Transmutan una decisión incier-
ta, por la que se enfrentan y de la cual no podrán estar de acuerdo ambas a la vez,
en un contrato que implicará la conformidad de las partes y una situación cierta.
Para ello, cada una de ellas sobre la base de su posición inicial deberá conceder
algo a cambio. Las concesiones recíprocas representan justamente el sacrificio
-en mayor o menor medida- de las pretensiones invocadas por los sujetos o de los
derechos alegados por éstos en los que se fundan aquéllas.
La exigencia de concesiones recíprocas para configurar la transacción no
significa que ellas deban ser equivalentes o proporcionales, pudiendo ser las pres-
taciones disímiles en demasía e implicar mayor sacrificio para una de las partes
en relación a la otra.

3. OBJETO
Constituye objeto de la transacción la situación o relación jurídica sustantiva
materia de controversia.
La transacción debe recaer sobre un objeto cierto. Este tiene que ser, además,
real o posible, es decir, que exista al tiempo de su celebración o que sea susceptible
de existir en el futuro. El objeto de la transacción debe ser también lícito, esto es,
no tiene que ser indisponible, ni estar fuera del comercio, ni ser contrario al orden
público o a las buenas costumbres. Por último, debe ser determinado o determinable.
El artículo 1305 del Código Civil establece que “sólo los derechos patrimo-
niales pueden ser objeto de transacción”.
El Código Civil agrega, en su artículo 1306, que “se puede transigir sobre la
responsabilidad civil que provenga de delito”.

4. CONTENIDO
El artículo 1303 del Código Civil se refiere al contenido de la transacción en
los siguientes términos: “La transacción debe contener la renuncia de las partes a
cualquier acción que tenga una contra otra sobre el objeto de dicha transacción”.
Es evidente que la transacción debe contener, además, en detalle, todo lo
relacionado al convenio y sus alcances, razón por la cual dicho precepto omite
su mención.

633
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

5. INDIVISIBILIDAD
El artículo 1310 del Código Civil trata sobre la indivisibilidad de la transac-
ción señalando que:
“La transacción es indivisible y si alguna de sus estipulaciones fuese nula
o se anulase, queda sin efecto, salvo pacto en contrario.
En tal caso se restablecen las garantías otorgadas por las partes pero no
las prestadas por terceros”.
Es, pues, indivisible la transacción. La invalidez de alguna de sus cláusulas
acarrea la nulidad de aquélla, salvo que las partes convengan lo contrario. El artí-
culo 1310 del Código Civil (citado precedentemente) constituye una excepción a
lo dispuesto en el artículo 224 del citado cuerpo de leyes, referido a los efectos de
la nulidad parcial del acto jurídico, que no lo invalida en los casos allí señalados.

6. TRANSACCION DE OBLIGACION NULA O ANULABLE


Si la obligación dudosa o litigiosa fuera nula, la transacción adolecerá de nu-
lidad. Si fuera anulable y las partes, conociendo el vicio, la celebran, tiene validez
la transacción. Así lo determina el artículo 1308 del Código Civil, que regula dicha
clase de transacción.

7. TRANSACCION SOBRE NULIDAD O ANULABILIDAD DE OBLI-


GACION SUJETA A LITIGIO
El artículo 1309 del Código Civil trata sobre este punto y señala que “si la
cuestión dudosa o litigiosa versara sobre nulidad o anulabilidad de la obligación,
y las partes así lo manifestaran expresamente, la transacción será válida”.

8. OPORTUNIDAD DE LA TRANSACCION
Como se dijera, la transacción extrajudicial es la que acontece fuera del pro-
ceso. Ahora bien, puede tener lugar antes de su inicio, cuando las partes deciden
sobre algún asunto dudoso o litigioso evitando el pleito que podría promoverse, o
durante su trámite, transigiendo los interesados fuera del juicio, es decir, sin inter-
vención del Juez. Para este último supuesto -siempre que el acuerdo transaccional
se incorpore a los autos- y para la transacción judicial es de aplicación el artículo
334 del Código Procesal Civil, referido a la oportunidad de la transacción, que
establece lo siguiente: “En cualquier estado del proceso las partes pueden transigir
su conflicto de intereses, incluso durante el trámite del recurso de casación y aún
cuando la causa esté al voto o en discordia”.

634
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: TRANSACCION

Se puede apreciar que la transacción podrá llevarse a cabo hasta antes que
quede firme la sentencia. Una vez producida tal situación no procede su realización.
El eventual acuerdo al que lleguen las partes, posterior al fallo final, no afecta su
inmutabilidad (influyendo tan sólo en su cumplimiento) y no tendrá, por lo demás,
la calidad de transacción (art. 339 del C.P.C.).

9. FORMALIDAD DE LA TRANSACCION
La transacción es un contrato solemne que reviste las siguientes formali-
dades:
- Debe ser realizada por las partes (que tengan plena capacidad dispositiva
sobre el objeto de la transacción) o quienes en su nombre tengan facultad
expresa para hacerlo, pudiendo actuar los últimos individual o conjunta-
mente (primera parte del art. 335 del C.P.C. y último párrafo del art. 68
del C.P.C.). Los representantes de ausentes o incapaces pueden transigir
con aprobación del Juez, quien para este efecto oirá al Ministerio Público
y al consejo de familia cuando lo haya y lo estime conveniente (art. 1307
del C.C.). Los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, el Ministerio Pú-
blico, los órganos constitucionales autónomos, los Gobiernos Regionales
y Locales y las universidades, sólo pueden transigir previa aprobación
expresa de la autoridad o funcionario competente (primer párrafo del art.
336 del C.P.C.).
- Debe hacerse por escrito, bajo sanción de nulidad, o por petición al
Juez que conoce el litigio (art. 1304 del C.C.). Asimismo, los intervi-
nientes tienen que precisar su contenido y legalizar sus firmas ante el
Secretario respectivo (última parte del primer párrafo del art. 335 del
C.P.C.).
- En caso de haber proceso abierto y los litigantes transigieran fuera de
éste (transacción extrajudicial), presentarán el documento que contiene la
transacción (convirtiéndose así en transacción judicial), legalizando sus
firmas ante el Secretario respectivo en el escrito en que la acompañan,
requisito que no será necesario cuando la transacción conste en escritura
pública o documento con firma legalizada (de acuerdo a lo dispuesto en
el segundo párrafo del art. 335 del C.P.C.).

10. HOMOLOGACION DE LA TRANSACCION


“La transacción ha de ser contrastada como acto de disposición de las partes
[bilateral] sobre el proceso y sobre sus pretensiones” (LORCA NAVARRETE,
2000: 208).

635
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Homologar la transacción representa el acto realizado por el Juez mediante el


cual aprueba, confirma o solemniza lo convenido por las partes.
“La homologación de la transacción judicial la realiza el órgano judicial
que esté conociendo del proceso transaccionado” (LORCA NAVARRETE,
2000: 209).
“La resolución que acepta la transacción es una resolución integrativa con
efecto de definitiva...” (FALCON, 1978: 249). “... El auto homologatorio tiene
por finalidad inmediata la creación de un título ejecutorio y por finalidad mediata
poner fin al litigio extinguiendo la relación procesal” (FORNACIARI, 1988,
Tomo II: 91).
El artículo 337 del Código Procesal Civil trata lo concerniente a la homolo-
gación de la transacción en los siguientes términos:
“El Juez aprueba la transacción siempre que contenga concesiones recí-
procas, verse sobre derechos patrimoniales y no afecte el orden público
o las buenas costumbres, y declara concluido el proceso si alcanza a la
totalidad de las pretensiones propuestas. Queda sin efecto toda decisión
sobre el fondo que no se encuentre firme.
La transacción que pone fin al proceso tiene la autoridad de la cosa juz-
gada. El incumplimiento de la transacción no autoriza al perjudicado a
solicitar la resolución de ésta.
Si la transacción recae sobre alguna de las pretensiones propuestas o se
relaciona con alguna de las personas, el proceso continuará respecto de
las pretensiones o personas no comprendidas en ella. En este último caso,
se tendrá en cuenta lo normado sobre intervención de terceros.
Con la transacción judicial no se puede crear, regular, modificar o extinguir
relaciones materiales ajenas al proceso”.

11. ACUERDO SOBRE COSTAS Y COSTOS


Por mandato del artículo 415 -primer párrafo- del Código Procesal Civil, las
partes deben convenir sobre el reembolso de las costas y costos cuando el proceso
concluye por transacción. Dicho acuerdo no es oponible para quienes no participan
del mismo, quienes se someten a las reglas generales.
De omitirse el acuerdo sobre el reembolso de las costas y costos, se entiende
que cada parte asume las propias (art. 415 -in fine- del C.P.C.).

636
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: TRANSACCION

12. EFECTOS Y EJECUCION DE LA TRANSACCION


Alvarez Juliá, Neuss y Wagner afirman que la transacción produce los si-
guientes resultados:
“a) Extingue los derechos y obligaciones que las partes hubiesen renunciado.
b) Tiene para con ellos la autoridad de cosa juzgada.
c) Extingue la acción y es un sustituto de la sentencia pero no tiene la au-
toridad plena de ésta.
d) Si se instaurare el mismo juicio (mismas partes, objeto y causa) autoriza
la oposición de la excepción mencionada (de transacción)” (ALVAREZ
JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990: 303).
La transacción extrajudicial tiene como efecto evitar el proceso que podría
promoverse a causa del asunto dudoso o conflictivo, o ponerle fin, siempre que,
en este último caso, se haya incorporado posteriormente a los autos y haya sido
homologada por el Juez. En virtud de ella se puede crear, regular, modificar o
extinguir relaciones que fueron objeto de controversia y también las ajenas a
ellas.
La transacción judicial homologada deja sin efecto toda decisión sobre el fondo
que no se encuentre firme y da lugar, además, a la creación, regulación, modifi-
cación o extinción de relaciones materiales. Una vez aprobada por el magistrado,
adquiere la calidad de cosa juzgada (en relación a las partes que la celebraron). En
consecuencia, extingue el proceso, si alcanza al conjunto de pretensiones propuestas
y a todas las partes; de no ser así, continuará aquél respecto de las pretensiones o
personas no comprendidas en la transacción.
La transacción judicial, en razón de poner fin al proceso (concluyendo éste
con declaración sobre el fondo: art. 322 -inc. 4)- del C.P.C.) y tener la autoridad
de cosa juzgada, se ejecuta ante el Juez que la aprobó (se entiende en el mismo
proceso del que deriva). Se considera, entonces, a esta clase de transacción (en
realidad a la resolución que la homologa) como un título ejecutivo de naturaleza
judicial y rige para ella lo normado en el artículo 1312 del Código Civil, el cual
preceptúa que “la transacción judicial se ejecuta de la misma manera que la sen-
tencia...” En consecuencia, la transacción judicial, de incumplirse, puede ser eje-
cutada siguiéndose el trámite previsto en el Capítulo I (“Disposiciones generales”)
y en el Capítulo III (“Ejecución de resoluciones judiciales”), ambos del Título V
(“Proceso único de ejecución”) de la Sección Quinta (“Procesos contenciosos”)
del Código Procesal Civil.

637
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

En lo que respecta al cumplimiento de la transacción extrajudicial, éste puede


ser exigido en la vía ejecutiva (entiéndase vía de proceso único de ejecución en la
actualidad), conforme a lo ordenado en los artículos 1312 del Código Civil y 688
-inciso 8)- del Código Procesal Civil. Se seguirá así el trámite contemplado en el
Capítulo I (“Disposiciones generales”) del Título V (“Proceso único de ejecución”)
de la Sección Quinta (“Procesos contenciosos”) del Código Procesal Civil. Es de
subrayar que, pese a considerar el artículo 688 -inciso 8)- del Código Procesal Civil
como título ejecutivo al documento privado que contenga transacción extrajudicial,
nada obsta que ésta pueda constar en documento público y ser exigible también
en la vía del proceso único de ejecución.

13. TRANSACCION Y ACTO JURIDICO POSTERIOR A LA SEN-


TENCIA
El convenio que realicen las partes en momento posterior al pronunciamiento
de una sentencia que queda firme, regulando o modificando el cumplimiento del
fallo definitivo, no configura una transacción y, se deja en claro, no altera lo re-
suelto, incidiendo tan sólo en su consumación material o ejecución.
Precisamente el artículo 339 del Código Procesal Civil trata sobre el acto
jurídico posterior a la sentencia estableciendo que: “Aunque hubiera sentencia
consentida o ejecutoriada, las partes pueden acordar condonar la obligación que
ésta contiene, novarla, prorrogar el plazo para su cumplimiento, convenir una
dación en pago y, en general, celebrar cualquier acto jurídico destinado a regular
o modificar el cumplimiento de la sentencia. Sin embargo, dicho acto jurídico no
tiene la calidad de transacción ni produce los efectos de ésta”.

638
CAPITULO XXI
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION
DEL PROCESO: DESISTIMIENTO

1. SIGNIFICADO
El desistimiento como acto jurídico procesal representa una manifestación de
voluntad unilateral encaminada a dejar sin efecto algún acto procesal o el proceso o
a renunciar a la pretensión. Advertimos que la declaración de quien se desiste es de
carácter unilateral, presentándose en el desistimiento una nota de bilateralidad sólo
en lo concerniente a su eficacia (como cuando se exige la conformidad del adver-
sario o, al menos, su silencio -rebeldía-, tratándose del desistimiento del proceso,
o cuando se requiere que sea convencional el desistimiento de la pretensión, si se
hubiera expedido ya sentencia de primera instancia, operando esta última forma
de desistimiento siempre que tal resolución no hubiese quedado firme todavía, en
razón de la inmutabilidad derivada del instituto de la cosa juzgada que no puede
ser afectada ni siquiera por acuerdo de las partes).
El desistimiento implica el apartamiento voluntario y expreso (no hay desis-
timiento tácito) que uno de los sujetos procesales hace del proceso o también la
renuncia a algún acto procesal o, inclusive, a la pretensión. Prácticamente se tiene
por equivalentes los términos desistimiento y renuncia.
El Código Procesal Civil considera al desistimiento (del proceso y de la pre-
tensión) como una forma especial -en relación a la sentencia- de conclusión del
proceso, regulándolo en el Capítulo IV (“Desistimiento”) del Título XI (“Formas
especiales de conclusión del proceso”) de su Sección Tercera (“Actividad proce-
sal”), en los artículos 340 al 345.

2. CLASES
Del artículo 340 del Código Procesal Civil se desprenden tres clases o tipos
de desistimiento, a saber:

639
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

A) Desistimiento del proceso.


B) Desistimiento de actos procesales.
C) Desistimiento de la pretensión.

2.1 Desistimiento del proceso

2.1.1 Definición
El desistimiento del proceso, denominado también desistimiento o renuncia
al estado de litispendencia (según la doctrina alemana) o renuncia a los actos del
juicio (según cierto sector de la doctrina italiana) o desistimiento de la acción o
de la instancia o de la demanda, es aquel acto jurídico procesal a través del cual
el demandante manifiesta expresamente su voluntad de apartarse del proceso
(quedando incólume su pretensión), terminando de este modo la relación jurídica
procesal (siempre que reúna dicho acto los requisitos de ley y sea declarado eficaz
por el Juez, y, además, que no haya de por medio reconvención formulada por el
demandado). Dicha clase de desistimiento podrá provenir también del demandado
si el actor se desistió del proceso y, subsistiendo la relación jurídica procesal en
virtud de la reconvención planteada por el demandado, éste posteriormente expresa
su voluntad de desistirse del proceso.
En opinión de Monroy Gálvez, por el desistimiento del proceso “... el actor
renuncia a todos los derechos que haya obtenido en el curso de la relación jurídica
procesal, es decir, en lo que va de recorrido el proceso...” (MONROY GALVEZ,
1987: 163).
Fairén Guillén anota que “el desistimiento del actor es un abandono, hecho
por él, de su demanda y, con ella, de la primera instancia judicial que produjo,
sin que por esto se extinga su derecho de acceder a los tribunales ulteriormente
formulando la misma pretensión” (FAIREN GUILLEN, 1990: 201).
Goldschmidt denomina desistimiento de la demanda (o del proceso) a “... la
declaración de la voluntad de terminar la litispendencia...” (GOLDSCHMIDT,
1936: 377).
Alvarez Juliá, Neuss y Wagner entienden al desistimiento de la acción (o del
proceso) como “... un modo anormal de terminación de los procesos cuando ambas
partes manifiestan su voluntad de darlo por extinguido, o el actor requiere al juez
que lo dé por terminado” (ALVAREZ JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990: 300).
Finalmente, Gómez de Liaño González le da al instituto en análisis esta sig-
nificación: “Es un acto procesal del demandante, por el cual abandona el proceso

640
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: DESISTIMIENTO

iniciado, originando la conclusión del mismo sin resolverse sobre la acción ejer-
citada que puede ser interpuesta en un proceso ulterior...” (GOMEZ DE LIAÑO
GONZALEZ, 1992: 205).

2.1.2 Legitimación
“¿Quién puede desistir? El titular de aquello que se desiste o a lo que se renun-
cia: derecho, acción, ejercicio de la acción ante determinado Juez, acto realizado.
Parece claro que lo unilateral predomina cuando se trata del derecho sustantivo del
que es titular exclusivo el renunciante, o si se trata de la acción, que obviamente
en su dirección y sentido peculiar sólo corresponde al propio titular (a menos que
resulten ésta o aquél indisponibles por decisión legal); o, en el otro extremo, si
se renuncia a un acto unilateral del proceso, siempre que éste no haya proseguido
y se encuentre en una etapa de superación del acto, de tal modo que renunciar al
mismo carezca de trascendencia” (GELSI BIDART, 1975: 499).
Tiene legitimidad para desistirse del proceso la parte demandante o su
representante (convencional, legal o judicial). Por tratarse dicho instituto
procesal de un acto de disposición (así no elimine la pretensión), deberá el
último de los nombrados contar con facultades especiales (de conformidad
con el artículo 75 del Código Procesal Civil) o estar autorizado legal o judi-
cialmente para hacerlo.
Es de destacar que para el acto de desistimiento del proceso será válida la
actuación conjunta de los apoderados judiciales que hubiesen sido designados por
quien tiene capacidad para comparecer por sí mismo al proceso (esto es, la persona
que puede disponer de los derechos que en él se hacen valer), si éste así lo dispuso
(ello de acuerdo a lo previsto en el artículo 68 -último párrafo- del Código Procesal
Civil). Esto significa que, de haber ordenado el interesado la actuación conjunta
de apoderados judiciales en caso de desistimiento del proceso y producirse, no
obstante, la actuación individual de alguno de ellos, dicho acto procesal no surtirá
ningún efecto, siendo a todas luces ineficaz.
Los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, el Ministerio Público, los
órganos constitucionales autónomos, los Gobiernos Regionales y Locales y las
universidades (en realidad sus representantes), sólo podrán desistirse del proceso
previa autorización expresa de la autoridad o funcionario competente. Así lo es-
tablece el artículo 336 del Código Procesal Civil.
También se encuentra legitimada la parte demandada para desistirse del
proceso. Esta situación se da cuando, habiendo ella formulado reconvención, el
actor se desiste del proceso, el mismo que continúa respecto de la pretensión re-
convencional. Así, si el demandado renuncia a esta última, se estará configurando

641
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

el desistimiento del proceso, pero provocado por el sujeto pasivo de la relación


jurídica procesal.

2.1.3 Oportunidad
Aun si no se hubiera producido el traslado de la demanda será factible el
desistimiento del proceso, si es propuesto por el actor una vez presentada dicha
demanda y antes de que se corra su traslado, porque, si bien no está conformada
plenamente la relación procesal, con la interposición de aquélla se da comienzo a tal
relación, representando así la presentación de la demanda su primera manifestación.
Similar parecer tiene Fornaciari cuando dice que “... se puede desistir de
los actos del proceso (es decir, del proceso) desde que existe, aun en su mínima
expresión, relación procesal. Si ésta no está integrada totalmente, bastará la mani-
festación del actor. Si medió traslado de la demanda se requerirá la conformidad
del demandado” (FORNACIARI, 1987, TOMO I: 35).
Luego de haber visto el momento a partir del cual puede formularse el desis-
timiento del proceso, toca determinar hasta cuando resulta oportuno este último.
El primer párrafo del artículo 342 del Código Procesal Civil, referido pre-
cisamente a la oportunidad del desistimiento, preceptúa que el desistimiento del
proceso “... se interpone antes que la situación procesal que se renuncia haya
producido efecto”. Esto significa que será posible proponer el desistimiento del
proceso hasta antes que éste concluya, pues una vez finalizado será ostensiblemente
extemporáneo.
Es de subrayar que lo expuesto no significa que podrá acontecer el desisti-
miento del proceso únicamente en momento inmediatamente anterior al de aquel
en que la sentencia quede firme, sino que la regla se hace extensible a toda reso-
lución que pueda poner fin al proceso ya que éste no es susceptible de terminar
tan sólo con la sentencia.

2.1.4 Formalidad
Todo tipo de desistimiento (incluyéndose el del proceso) tiene que ser expre-
so y no tácito. Es preciso en el desistimiento una expresión de voluntad cierta y
categórica (que no deje dudas) en un determinado sentido. El desistimiento es un
acto formal, además, por cuanto se requiere de la legalización de firma de quien
lo practica ante el auxiliar jurisdiccional. En él no debe haber ningún condicio-
namiento u otra modalidad propia de los actos jurídicos de orden sustantivo por
tratarse de un acto procesal estrictamente puro. La exigencia legal de formalidades
obedece al carácter dispositivo (al implicar una renuncia) del desistimiento.

642
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: DESISTIMIENTO

En relación al tema, Bourguignon pone énfasis en que “... el desistimiento


debe ser efectuado por escrito, debe ser claro, incondicionado, de interpretación
restrictiva no necesariamente fundado” (BOURGUIGNON; citado por FORNA-
CIARI, 1987, Tomo I: 41).
El artículo 341 del Código Procesal Civil establece al respecto lo siguiente:
“El desistimiento no se presume. El escrito que lo contiene debe precisar
su contenido y alcance, legalizando su firma el proponente ante el secre-
tario respectivo.
El desistimiento es incondicional y sólo perjudica a quien lo hace”.

2.1.5 Efectos
El desistimiento del proceso constituye una renuncia de consecuencias
eminentemente procesales al incidir casi de manera exclusiva sobre la relación
procesal y no sobre el derecho material que se ventila en juicio. Sin embargo,
dicho derecho puede ser afectado a causa del desistimiento del proceso en lo que
concierne al plazo de prescripción extintiva o liberatoria. Ello es así si se tiene
en cuenta que el emplazamiento válido con la demanda produce como efecto
-entre otros- la interrupción de la prescripción extintiva (art. 438 -inc. 4)- del
C.P.C.) y que, por disposición del artículo 439 -inc. 1)- del Código Procesal Civil
(concordante con el art. 1997 -inc. 2)- del C.C.), queda sin efecto la interrupción
de la prescripción cuando el demandante se desiste del proceso. El desistimiento
del proceso representa, entonces, una causal de ineficacia de la interrupción de
la prescripción.
Alvarez Juliá, Neuss y Wagner aseguran que “formulado el desistimiento de
la acción (o del proceso), el juez debe disponer la extinción del proceso y el archi-
vo de las actuaciones, imponer las costas en la forma que corresponda y regular
los honorarios de los profesionales que hayan intervenido” (ALVAREZ JULIA;
NEUSS; y WAGNER, 1990: 300). Concluyen Alvarez Juliá, Neuss y Wagner
diciendo que “... esta clase de desistimiento no obsta a que la cuestión de fondo
sea planteada nuevamente en un proceso posterior, salvo que se haya operado la
prescripción” (ALVAREZ JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990: 300).
A la misma conclusión llega Prieto-Castro y Ferrándiz cuando afirma que “...
el efecto del desistimiento es dar por terminado el proceso sin sentencia; pero
la acción no se consume, de suerte que puede ejercitarse de nuevo, a menos que
mientras tanto haya prescrito o caducado el derecho. Todos los efectos de la litis-
pendencia extinguida desaparecen (...), y como consecuencia obvia el actor debe
asumir las costas” (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1980, Volumen 1: 217).

643
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

El primer párrafo del artículo 343 del Código Procesal Civil versa sobre los
efectos del desistimiento del proceso al establecer que “el desistimiento del pro-
ceso lo da por concluido sin afectar la pretensión. Cuando se formula después de
notificada la demanda, requiere la conformidad del demandado expresada dentro
de tercer día de notificado, o en su rebeldía. Si hubiera oposición, el desistimiento
carecerá de eficacia, debiendo continuar el proceso”.
En el artículo 321 -inciso 6)- del Código Procesal Civil se precisa que con-
cluye el proceso sin declaración sobre el fondo cuando el demandante se desiste
del proceso (o de la pretensión).
El desistimiento del proceso no es sólo una forma especial -en relación a la
sentencia- de conclusión del proceso sino que constituye, además, un caso de
conclusión anticipada del mismo, con arreglo a lo dispuesto en el artículo 474 del
Código Procesal Civil.
Si acaso hubiera pluralidad de demandantes y no se desistieran del proceso
todos ellos, continuará éste su trámite respecto de quienes no participaron de di-
cho acto de renuncia, pues, conforme a la parte final del artículo 341 del Código
Procesal Civil, el desistimiento “sólo perjudica a quien lo hace”.

2.2 Desistimiento de actos procesales

2.2.1 Noción
El desistimiento de actos procesales no está referido a la totalidad de éstos
sino sólo a alguno o algunos de ellos, porque de lo contrario estaríamos ante el
“desistimiento de los actos del juicio”, expresión con que suele denominarse tam-
bién al desistimiento del proceso.
El desistimiento de actos procesales viene a ser una subdivisión del desisti-
miento estrictamente procesal por cuanto nuestro ordenamiento jurídico lo legisla
conjuntamente con el último (art. 340 -inc. 1)- del C.P.C.). Desistirse de un acto
procesal supone la manifestación de voluntad dirigida a renunciar o dejar sin efecto
un recurso u otro medio impugnatorio, excepción, cuestión probatoria, etc. De esto
puede inferirse que dicha clase de desistimiento no está reservado al actor sino que
opera también en cuanto al demandado y a los terceros legitimados.
Para Casarino Viterbo, el desistimiento de un acto del procedimiento (o acto
procesal) “... sólo significa la extinción del derecho a que el acto se refiere, pu-
diendo, incluso, el desistimiento de un acto procesal emanar tanto del demandante
como del demandado...” (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 322).

644
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: DESISTIMIENTO

El desistimiento de actos procesales es una declaración de voluntad expresa


y concreta, no pudiendo ser manifestada tácita o genéricamente. Es también un
acto puro porque no admite condición alguna u otra modalidad (como el plazo
y el cargo) aplicable a los actos jurídicos de naturaleza sustantiva. Es, finalmen-
te, unilateral, no sólo por tratarse el desistimiento de actos procesales de una
declaración de origen individual o emanada de un sujeto procesal considerado
aisladamente, sino, además, por no requerir (a diferencia del desistimiento del
proceso) de la conformidad del adversario (esto no significa que no pueda ser
impugnado).

2.2.2 Legitimación
Cuentan con legitimidad para desistirse de actos procesales las partes o sus
representantes (convencionales, legales o judiciales). Por configurar dicho instituto
procesal un acto dispositivo, quien represente a la parte que se desiste de algún
(algunos) acto (s) procesal (es) deberá tener facultades especiales (con arreglo al
artículo 75 del Código Procesal Civil) o estar autorizado legal o judicialmente
para hacerlo.
Puntualizamos que en el desistimiento de algún (algunos) acto (s) procesal (es)
será válida la actuación conjunta de los apoderados judiciales que hubieren sido
designados por el poderdante para obrar de esa forma (de acuerdo a lo contemplado
en el artículo 68 -último párrafo- del Código Procesal Civil). Esto quiere decir que
si hubiese dispuesto el interesado la actuación conjunta de apoderados judiciales
para desistirse de un determinado acto procesal (o de varios) y se produjera, pese
a ello, la actuación aislada de alguno de los apoderados, tal acto de disposición
resultará ineficaz, no surtiendo, en consecuencia, ningún efecto.

2.2.3 Oportunidad
El artículo 342 -primer párrafo- del Código Procesal Civil versa sobre la
oportunidad del desistimiento de un acto procesal (y del proceso), estableciendo
que puede interponerse éste “antes que la situación procesal que se renuncia
haya producido efecto”. Así, por ejemplo, se podrá desistir: a) de un recurso
presentado hasta tanto no quede firme la resolución que se impugna (porque, de
ser así, adquiriría la calidad de cosa juzgada y, por ende, de inmutable, siendo
el desistimiento notoriamente inútil o ineficaz); b) de la reconvención planteada,
hasta que no quede firme la sentencia que la resuelva; c) del allanamiento formu-
lado, si aún no es declarado; d) de la excepción deducida, mientras no se sanee
la relación procesal o no se suspenda o anule lo actuado y se dé por concluido
el proceso (según el caso); e) de un medio de prueba ofrecido, mientras no se
produzca su actuación; etc.

645
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

2.2.4 Formalidad
Por ser un acto de renuncia o disposición se exige para el desistimiento de
actos procesales una serie de formalidades. Así, según el artículo 341 del Código
Procesal Civil:
- El desistimiento no se presume (es decir, la manifestación de voluntad
en ese sentido tiene que ser expresa).
- Debe constar por escrito, debiéndose precisar el contenido y alcance del
desistimiento (esto es, la declaración no debe ser genérica sino específica
y categórica, determinando claramente cuál es el acto al que se renuncia).
- El proponente debe legalizar su firma ante el secretario respectivo.
- El desistimiento es incondicional. (Siendo aquél un acto esencialmente
puro, no resultará eficaz si está sujeto a alguna modalidad).

2.2.5 Efectos del desistimiento de actos procesales


El segundo párrafo del artículo 343 del Código Procesal Civil versa sobre los
efectos del desistimiento de actos procesales, disponiendo que “el desistimiento
de algún acto procesal, sea medio impugnatorio, medio de defensa u otro, deja
sin efecto la situación favorable a su titular. Si el desistimiento es de un medio
impugnatorio, su efecto es dejar firme el acto impugnado, salvo que se hubiera
interpuesto adhesión”.
De dicho precepto se desprende que la clase de desistimiento que nos ocupa
-una vez aprobado judicialmente, se entiende- produce la ineficacia de la situa-
ción procesal favorable únicamente a su titular y no la de aquella que beneficia al
adversario o que eventualmente pueda hacerlo. Esto explica que no sea necesaria
la anuencia de la parte contraria respecto del desistimiento del acto procesal al no
afectarle éste de modo alguno, según lo prevé el citado artículo, concordante con
la parte final del numeral 341 del Código Procesal Civil, en la cual se señala que
el desistimiento sólo perjudica a quien lo hace. “... Si el acto procesal de que se
quiere renunciar (...) produce efectos favorables a la parte contraria, tal renuncia
no puede ser unilateral” (FAIREN GUILLEN, 1990: 210). En esta hipótesis se
requerirá, entonces, la conformidad del interesado.
Por otro lado, del artículo 343 -segundo párrafo- del Código Procesal Civil se
infiere, además, que el desistimiento de un medio impugnatorio hace que el acto
impugnado adquiera firmeza, siempre y cuando no se hubiera interpuesto adhe-
sión. Esta salvedad se sustenta también en el hecho que el desistimiento de algún
acto procesal deja sin efecto tan sólo la situación favorable a su titular y perjudica

646
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: DESISTIMIENTO

únicamente a quien lo efectúa, no pudiéndose, entonces, vulnerar el derecho de la


parte contraria -que formuló adhesión al medio impugnatorio- a la revisión del acto
impugnado. Sin embargo, de haber adhesión quedará firme el acto impugnado por
efecto del desistimiento del medio impugnatorio si éste fuese conjunto, es decir, si
proviene tanto del impugnante como del adherente. Por último, el desistimiento de
un medio impugnatorio deberá ocurrir antes que el acto impugnado quede firme
porque, de lo contrario, ya no tendría objeto alguno que sea propuesto al devenir
en inútil o irrelevante.

2.3 Desistimiento de la pretensión


2.3.1 Configuración
El desistimiento de la pretensión es denominado también renuncia o desisti-
miento del derecho o, inclusive, de la acción.
Dicha clase de desistimiento constituye una manifestación expresa de voluntad
dirigida no sólo a apartarse del proceso sino también a abdicar de la pretensión
del proponente.
El desistimiento de la pretensión es una forma especial -en relación a la senten-
cia- de conclusión del proceso que, además de poner término a la relación procesal,
afecta la cuestión de fondo (enmarcada en la pretensión del sujeto), la misma que,
una vez renunciada -y aprobada por el Juez-, no puede ventilarse nuevamente en
otro juicio. Así, el derecho sustancial en que reposa la pretensión no puede ser
luego debatido judicialmente si se hizo renuncia de él en un proceso previo.
Prieto-Castro y Ferrándiz sostiene que la “renuncia a la pretensión del actor
(y correspectivo objeto del proceso) es una manifestación formulada por éste,
con la que él quiere argüir que hace dejación de dicha pretensión, la abandona o
se desentiende de ella, en todo o en parte, bien sea porque estime que no existe o
porque sea infundada, o por mediar una causa jurídica o moral cualquiera subya-
cente” (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1980, Volumen 1: 222).

2.3.2 Legitimación
Tiene legitimidad para desistirse de la pretensión la parte demandante o su
representante (convencional, legal o judicial). Por ser dicha clase de desistimiento
un acto dispositivo, deberá el último de los nombrados contar con facultades espe-
ciales (a que se contrae el artículo 75 del Código Procesal Civil) o estar autorizado
legal o judicialmente para hacerlo.
Es de subrayar que para el acto de desistimiento de la pretensión será válida
la actuación conjunta de los apoderados judiciales que hubiesen sido designados

647
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

por quien tiene capacidad para comparecer por sí mismo al proceso (es decir, la
persona que puede disponer de los derechos que en él se hacen valer), si éste así
lo dispuso (de conformidad con lo señalado en el artículo 68 -último párrafo- del
Código Procesal Civil). Esto supone que, de haber establecido el poderdante la
actuación conjunta de los apoderados judiciales en caso de desistimiento de la
pretensión y producirse, sin embargo, la actuación individual o aislada de alguno
de ellos, tal acto procesal no surtirá ningún efecto.
Los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, el Ministerio Público, los
órganos constitucionales autónomos, los Gobiernos Regionales y Locales y las
universidades (en realidad sus representantes), sólo podrán desistirse de la preten-
sión previa autorización expresa de la autoridad o funcionario competente. Así lo
ordena el numeral 336 del Código Procesal Civil.
La parte demandada, al igual que el actor, se encuentra legitimada para desis-
tirse de la pretensión. Esta situación tiene lugar cuando, habiendo ella planteado
reconvención, se desiste precisamente de la pretensión reconvencional dirigida
contra el accionante.

2.3.3 Oportunidad
Por tratarse el desistimiento de la pretensión de un acto típicamente procesal,
tendrá lugar sólo a partir del momento en que el actor interpone su demanda y no
antes, porque antes de presentada ésta no existirá todavía el proceso que posibilitará
la realización del indicado acto de renuncia. Como bien sostiene Fornaciari, “...
la dejación del derecho sustancial en el ámbito del proceso puede hacerse desde
que éste existe en su mínima expresión...” (FORNACIARI, 1987, Tomo I: 77-
78). Sobre esto, Fairén Guillén afirma que “... en cualquier tipo de proceso, para
‘renunciar’ -y ya se entiende, al derecho de pretender- será necesario que ya se
haya ejercitado el derecho de pretender con todos los elementos de lo pretendido
en la demanda...” (FAIREN GUILLEN, 1990: 203).
Procede la formulación del desistimiento de la pretensión hasta antes de que
se expida la sentencia de primera instancia (según lo contemplado en el último
párrafo del artículo 342 del Código Procesal Civil). Será, entonces, extemporáneo
-y, por ende, improcedente- el desistimiento de la pretensión que se produzca luego
de emitido el fallo de primera instancia.
Sin embargo, el numeral citado líneas arriba establece una salvedad respecto de
la oportunidad en que puede acontecer el desistimiento de la pretensión. En efecto,
el artículo 342 -último párrafo- del Código Procesal Civil permite que la renuncia
a la pretensión pueda ser planteada después de expedida la sentencia de primera
instancia, pero siempre y cuando dicho acto de disposición fuese convencional,

648
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: DESISTIMIENTO

vale decir, que medie acuerdo en ese sentido entre ambas partes. Naturalmente, de
ser convencional el desistimiento de la pretensión podrá este acto ser propuesto
hasta antes que la sentencia quede firme, caso contrario, ni siquiera el acuerdo de
los justiciables dirigido a la renuncia de la pretensión puede afectar la inmutabi-
lidad propia de la cosa juzgada que adquiere el fallo definitivo. Advertimos que
el desistimiento convencional de la pretensión puede darse hasta antes que quede
firme la sentencia final, entendiéndose que ésta no es únicamente la de primera
instancia sino que, además, puede tratarse de la resolución de vista o de segundo
grado e, inclusive, de la que resuelve el recurso de casación, pues, existiendo im-
pugnación de por medio, nada obsta que pueda renunciarse convencionalmente a
la pretensión mientras no adquiera la resolución judicial de que se trate la calidad
de cosa juzgada.
El artículo 345 del Código Procesal Civil está referido al caso del desistimiento
de pretensión no resuelta y señala que “el titular de una pretensión no resuelta en
primera instancia, puede desistirse de la misma antes que el proceso sea decidido
por el superior”. Como se aprecia, estamos ante el supuesto de una sentencia de
primera instancia incompleta, es decir, que omite el pronunciamiento sobre deter-
minada pretensión que ha sido materia de apelación, lo que no impide manifestar
expresamente en segunda instancia la voluntad dirigida a desistirse de la pretensión
no resuelta por el inferior jerárquico siempre y cuando el órgano jurisdiccional
superior no resuelva aún el recurso de apelación respectivo. Por cierto, no habrá
necesidad en este caso de que el desistimiento sea convencional.

2.3.4 Formalidad
Todo tipo de desistimiento (lo que incluye al de la pretensión) debe ser ex-
preso y no tácito. No se presume. Se requiere en el desistimiento una expresión de
voluntad referida cierta e indubitablemente a renunciar algo (en el caso particular
a la pretensión). El desistimiento es un acto formal, además, porque debe constar
por escrito y legalizarse la firma del proponente ante el auxiliar jurisdiccional
(artículo 341 del Código Procesal Civil). En él no se admite como contenido nin-
guna condición u otra modalidad que sí puede estipularse en los actos jurídicos
sustantivos ya que se trata de un acto enteramente puro.

2.3.5 Rol del Juez en el desistimiento de la pretensión


“... La renuncia del derecho formulada en el proceso no es vinculante para
el juez. Este deberá examinar la procedencia del acto atendiendo a la naturaleza
del derecho cuestionado. La disponibilidad del derecho determinará que sea o no
viable la renuncia” (FORNACIARI, 1987, Tomo I: 81).

649
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

En la parte final del primer párrafo del artículo 344 del Código Procesal Civil
se establece que el desistimiento de la pretensión no requerirá la conformidad del
demandado, debiendo el Juez revisar únicamente (además del cumplimiento de
las formalidades de ley como, por ejemplo, la legalización de firma ante el auxiliar
jurisdiccional y el no señalamiento de condición alguna) la capacidad de quien lo
realiza y la naturaleza del derecho que sustenta la pretensión (el cual no debe ser
indisponible o irrenunciable), teniendo en cuenta lo dispuesto sobre la improce-
dencia del allanamiento en lo que corresponda. El artículo 332 del Código Procesal
Civil versa precisamente sobre la improcedencia del allanamiento, preceptuando
que el Juez declarará improcedente el allanamiento y ordenará la continuación
del proceso cuando:
1. El demandado no tiene capacidad para disponer del derecho en litigio.
2. El apoderado o representante del demandado carece de facultad para
allanarse (léase desistirse de la pretensión).
3. Los hechos admitidos requieren ser probados por otros medios, además
de la declaración de parte. (Este inciso es prácticamente inaplicable al
desistimiento de la pretensión).
4. El conflicto de intereses comprende derechos indisponibles.
6. Habiendo litisconsorcio necesario, el allanamiento (léase desistimiento de
la pretensión, en el caso particular) no proviene de todos los demandados.
7. Presume la existencia de fraude o dolo procesal.
8. Advierte que la sentencia a dictarse va a surtir efecto frente a tercero no
emplazado.
9. El demandado es el Estado u otra persona de derecho público, salvo que
su representante tenga autorización expresa.
Para el objeto de nuestro estudio y en el caso particular, toda alusión al (a los)
demandado (s) que se hace en el artículo 332 del Código Procesal Civil debe enten-
derse hecha a quien se desiste de la pretensión, es decir, al (a los) demandante (s),
siendo de aplicación al (a los) demandado (s) tratándose del desistimiento de la
pretensión reconvencional.

2.3.6 Efectos del desistimiento de la pretensión


El desistimiento de la pretensión, por ser una forma especial -en relación a la
sentencia- de conclusión del proceso, pone fin (una vez aprobado por el Juez) a
la relación jurídica procesal, afectando, además -en lo que respecta a su reclamo

650
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: DESISTIMIENTO

judicial-, la cuestión litigiosa o asunto de fondo que constituye el marco de la


pretensión, así como el derecho en que ésta se sustenta.
Por disposición del artículo 321 -inciso 6)- del Código Procesal Civil (con-
cordante con el numeral 474 del C.P.C. referido a la conclusión anticipada del
proceso), concluye el proceso sin declaración sobre el fondo cuando el demandante
se desiste de la pretensión (o del proceso).
El desistimiento de la pretensión no afecta directamente la cuestión de fondo
(litigiosa) que no sufre en realidad mayor modificación, porque únicamente trae
como consecuencia la privación -a quien afirmó ser titular del respectivo derecho
y que se desistió de la pretensión- de un nuevo ejercicio de la acción, vale decir,
se impide al renunciante reclamar posteriormente en sede judicial la pretensión
desistida en anterior proceso. Es por ello que a causa del desistimiento de la pre-
tensión el proceso concluye sin declaración sobre el fondo (art. 321 -inciso 6)- del
C.P.C.), porque efectivamente no puede haberla.
El desistimiento de la pretensión -una vez aprobado- extingue el proceso,
si es total (y no hubiera reconvención). En cambio, si fuese parcial, esto es, si
el desistimiento no se refiere a todas las pretensiones o si sólo es deducido por
uno de los demandantes, el proceso continuará respecto de las pretensiones y
personas no comprendidas en él. En este último caso, debe tenerse presente lo
dispuesto sobre litisconsorcio necesario (art. 344 -penúltimo párrafo- del C.P.C.).
El artículo 93 del Código Procesal Civil trata justamente sobre el litisconsorcio
necesario, preceptuando que, “cuando la decisión a recaer en el proceso afecta de
manera uniforme a todos los litisconsortes, sólo será expedida válidamente si todos
comparecen o son emplazados, según se trate de litisconsorcio activo o pasivo,
respectivamente, salvo disposición legal en contrario”. Se desprende del numeral
citado que no será factible el desistimiento de la pretensión si no proviene de todos
los litisconsortes necesarios
El desistimiento de la pretensión no obsta el trámite de la reconvención, que
continuará ante el mismo Juez, cualquiera que fuese su cuantía (último párrafo del
artículo 344 del Código Procesal Civil). Contrario sensu, si dicho acto dispositivo
se dirige hacia la pretensión reconvencional, extinguiéndola, el proceso seguirá su
curso respecto de la (s) pretensión (pretensiones) del actor.

3. JURISPRUDENCIA CASATORIA RELACIONADA CON EL


DESISTIMIENTO
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al desistimiento,
ha establecido lo siguiente:

651
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... El desistimiento es el apartamiento que hace el litigante de manera


expresa de su petitorio, o medio impugnatorio, y se distingue: el desis-
timiento del proceso, que lo da por concluido sin afectar la pretensión,
como establece el Artículo trescientos cuarentitrés del Código Procesal
Civil, y el desistimiento de la pretensión, que produce los efectos de una
demanda infundada con la autoridad de la cosa juzgada, como estipula
el Artículo trescientos cuarenticuatro del mismo Código” (Casación Nro.
1782-96 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-07-1998,
págs. 1392-1393).
- “... El desistimiento [de la pretensión] [...] es el abandono del actor, un
acto abdicativo de la pretensión...” (Casación Nro. 1811-2007 / Caja-
marca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs.
23400-23401).
- “... El desistimiento siempre será una manifestación unilateral, y la
conformidad del demandado que se solicita en el caso del desistimiento
del proceso, es en razón, a que el demandado también tiene una expec-
tativa de una sentencia favorable, por ello, se le concede la oportunidad
procesal para meditar sobre ello y de ser el caso oponerse a que el actor
le desposea unilateralmente dicha expectativa. (...) Que no obstante lo
dicho, aquella excepción resumida en la frase ‘salvo que sea convencional’
sobre la oportunidad de plantear el desistimiento de la pretensión, tiene
como finalidad regular el caso por el que el accionante pueda someter en
segunda instancia al Juzgador Colegiado la propuesta del desistimiento
de su pretensión y en tal situación el demandado deberá convenir en
ello, ya sea presentando la concurrencia de ambas voluntades en un solo
escrito o como también podrá correrse traslado de ella, para que exprese
la conformidad respectiva” (Casación Nro. 1653-97 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 17-11-1998, págs. 2048-2049).
- “... Si el legislador ha establecido que cuando uno se desiste del proceso,
tiene que correrse traslado al demandado, y si éste se opone, continua
[sic -léase continúa-] el proceso, quiere decir que no existe nada que los
jueces de mérito tengan que resolver; los jueces, en este caso, no resuel-
ven la oposición, sino simplemente ejecutan la oposición, continuando
el proceso; [...] efectivamente, el proceso judicial civil responde a dos
intereses, el primero es el de la parte actora, que con su demanda [...]
mueve la maquinaria judicial y, por otro lado, el interés también recae
en la parte demandada, quien puede pretender que su situación procesal
se esclarezca; [...] por ello, el legislador ha sido bastante claro con la
institución procesal del desistimiento, señalando que si existe oposición

652
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: DESISTIMIENTO

el proceso continúa...” (Casación Nro. 2786-2005 / Lima, publicada en


el Diario Oficial El Peruano el 04-12-2006, págs. 18261-18263).
- “... La oposición al desistimiento formulada por la recurrente no fue
admitida por extemporánea, lo que implica el tácito consentimiento...”
(Casación Nro. 2870-98 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 13-01-1999, pág. 2477).
- “... La ejecutante es la titular de las pretensiones demandadas, por lo que,
de acuerdo con lo dispuesto por el artículo trescientos cuarentiuno del
Código Procesal Civil, en concordancia con el artículo trescientos cuaren-
ticuatro, segundo párrafo, del Código Adjetivo [C.P.C.], puede desistirse
de parte de sus pretensiones contenidas en la demanda...” (Casación Nro.
2440-01 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-
2002, págs. 8242-8243).
- “... Es principio de derecho que lo accesorio sigue la suerte de lo prin-
cipal; en tal sentido, habiéndose determinado en la demanda, que la
acumulación de pretensiones es de tipo objetivo originario accesorio, al
haberse desistido de la pretensión autónoma, comprende también a las
pretensiones accesorias...” (Casación Nro. 3774-2000 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2001, págs. 7784-7785).
- “... El segundo párrafo del precitado dispositivo [art. 68 del C.P.C.]
establece que: ‘No es válida la designación o actuación de apoderados
conjuntos, salvo para los actos de allanamiento, transacción o desisti-
miento’; disposición que, en armonía con lo establecido por el mismo
artículo sesentiocho, primer párrafo, de que: ‘Quien tiene capacidad para
comparecer por sí al proceso y disponer de los derechos que en él se discu-
ten, puede nombrar uno o más apoderados’; nos lleva a interpretar que la
prohibición de designación de apoderados conjuntos es aplicable cuando
existiendo más de un demandante o demando [sic -léase demandado-], se
nombran distintos apoderados por cada uno o grupo de demandantes o
demandados que se formen, pese a constituir, no obstante la pluralidad[,]
una misma parte, ya sea activa o pasiva; entendiéndose que lo que busca la
norma es mantener un orden para la correcta sustanciación del proceso...”
(Casación Nro. 3350-2006 / Moquegua, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-01-2008, págs. 21354-21355).
- “... Al no haberse resuelto respecto del desistimiento indicado [desis-
timiento de excepción de convenio arbitral], se ha configurado una
real afectación al derecho a acceder a un debido proceso y a la tutela

653
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

jurisdiccional efectiva...” (Casación Nro. 2476-2000 / Lima, publicada


en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág. 7187).
- “... Si bien es cierto que de acuerdo con el Artículo cuatrocientos dieciséis
del citado Código ritual (C.P.C.) quien se desiste de la pretensión o del
proceso está obligado al pago de las costas y costos del proceso, lo que
implicaría una colisión con lo dispuesto por la disposición exonerativa
de la parte actora en pretensiones alimenticias, también es cierto que tal
conflicto no resulta siendo más que una aparente contradicción por cuanto
la sanción por los gastos del proceso para quien se desiste es de carácter
general, es decir que regula los casos de desistimiento cualquiera sea la
materia discutida en el proceso y/o la correspondiente vía procedimental
de éste, siempre y cuando el desistimiento esté de acuerdo con lo regulado
al respecto por la ley procesal; en cambio, cuando el desistimiento versa
sobre la pretensión alimenticia, la condena genérica no es aplicable pues
en este caso corresponde emplear la norma especial que exonera de todo
gasto procesal al demandante alimentista, por consiguiente, siendo esta
última norma una de carácter especial, sus efectos deben primar sobre la
general” (Casación Nro. 3049-99 / Ica, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 19-08-2000, pág. 6009).
- “... La excepción de desistimiento de la pretensión (...) tiene que susten-
tarse en un claro desistimiento de la pretensión y no sólo del proceso, y
además, como mandan los Artículos cuatrocientos cincuentitrés y cua-
trocientos cincuentidós del acotado (C.P.C.), que se haya formulado en
un proceso idéntico anterior al interpuesto, lo que requiere que las partes,
el petitorio y el interés para obrar, sean los mismos en ambos procesos”
(Casación Nro. 1782-96 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 05-07-1998, págs. 1392-1393).
- “... La prueba idónea para resolver la excepción de desistimiento, es evi-
dentemente, el proceso en que se sustenta...” (Casación Nro. 1782-96 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-07-1998, págs.
1392-1393).

654
CAPITULO XXII
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION
DEL PROCESO: ABANDONO

1. CONCEPTO DE ABANDONO, CADUCIDAD O PERENCION DE


INSTANCIA
El abandono es denominado también caducidad o perención de la instancia,
aunque, en el fondo, las dos últimas (que implican un mismo concepto) no son
sino efecto del primero.
El abandono implica dos factores combinados: el tiempo y la inactividad. Así,
vendría a ser aquel instituto procesal que provoca la culminación de la instancia
(y, por ende, del proceso) sin declaración sobre el fondo en razón de la inactividad
procesal de ambas partes y no de una sola (o también en caso de actividad inidónea
para impulsar el proceso), no imputable a causas insuperables o ajenas a ellas y
que tiene lugar durante un determinado lapso de tiempo prefijado normativamente.
A decir de Fairén Guillén, la caducidad de la instancia “es la extinción de
un proceso ‘por omisiones de actuar’ de las partes y no por ‘actuaciones’ de las
mismas” (FAIREN GUILLEN, 1986: 494).
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar refieren
que “la caducidad supone la terminación del proceso por inactividad de las partes
durante el lapso de tiempo previsto por la ley. Su fundamento se halla en la idea
de que la litispendencia no puede prolongarse indefinidamente” (MONTERO
AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA VILAR,
2003: 365).
Enrique Falcón se ha formado la siguiente idea acerca de la perención de la
instancia: “Es una institución procesal aplicable a los procesos dispositivos, en
virtud de la cual, ante la inactividad de la parte sobre quien pesa la carga de operar
el procedimiento, durante determinado lapso, de oficio o a pedido de parte contraria,
el tribunal puede declarar el cese del curso de la instancia...” (FALCON, 1989: 11).

655
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Alvarez Juliá, Neuss y Wagner consideran a la caducidad de la instancia


como “... una institución que produce la extinción del proceso, debido a la falta
de diligencia o actividad de las partes, evitándose la prolongación innecesaria de
la causa” (ALVAREZ JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990: 304). Añaden dichos
autores que “es una consecuencia del incumplimiento de la carga procesal, que
incumbe a las partes cuando el proceso no está legítimamente inmovilizado por
causas jurídicas o fácticas que resulten insuperables para ellas...” (ALVAREZ
JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990: 304).
Casarino Viterbo estima que “... el abandono de la instancia es la extinción
o pérdida total del procedimiento, que se produce cuando todas las partes que
figuran en el juicio han cesado en su prosecución durante un determinado espacio
de tiempo” (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 327).
Fornaciari califica a la caducidad de la instancia como “... la extinción de un
proceso (principal o incidental) o de alguna de sus instancias, producida por la
ausencia de actividad impulsoria idónea para su desarrollo, durante los términos
que establece la ley” (FORNACIARI, 1991, Tomo III: 12).
El abandono es un modo excepcional o alternativo -en relación a la senten-
cia- de conclusión de la litis. El Código Procesal Civil así también lo considera
al incluirlo dentro del grupo de las formas especiales de conclusión del proceso,
normándolo en el Capítulo V (“Abandono”) del Título XI (“Formas especiales
de conclusión del proceso”) de su Sección Tercera (“Actividad procesal”), en los
artículos 346 al 354.

2. PRESUPUESTOS
Son presupuestos del abandono o caducidad de instancia los que a continua-
ción se indican:
A) Existencia de una instancia.
B) Inactividad procesal.
C) Transcurso del plazo legal del abandono.
D) Resolución judicial declarativa.

2.1 Existencia de una instancia


Resulta evidente que debe preexistir la instancia para que se produzca su ca-
ducidad (la ausencia de aquélla le priva a la última de objeto), vale decir, tiene que
haberse dado inicio al proceso, y esto ocurre, naturalmente, con la interposición
de la demanda respectiva (o de la solicitud cautelar, si fuese anticipada).

656
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: ABANDONO

En la caducidad de la instancia no se extingue determinadas actuaciones


consideradas en forma aislada (aun si se trata de varias) sino toda la secuen-
cia o sucesión de actos, el contenido procesal, en fin, el procedimiento visto
globalmente.
Cuando se hace referencia a la existencia de la instancia como requisito de su
caducidad no sólo debe estimarse su momento inicial (presentación de la deman-
da), sino que debe tenerse en cuenta también que no haya fenecido por cualquier
otra causa (sentencia, transacción, conciliación, declaración de inadmisibilidad o
improcedencia de la demanda, etc.), porque de ser así sería inviable el instituto
que analizamos. Se precisa, entonces, el inicio y subsistencia de la instancia para
que sea susceptible de terminar a causa del abandono.
No podemos dejar de mencionar que el abandono únicamente se produce en
primera y no en ulterior instancia, conforme se desprende del artículo 346 -primer
párrafo- del Código Procesal Civil

2.2 Inactividad procesal


“... En el abandono de la instancia, su causa generadora (...) es un simple he-
cho, cual es la paralización del proceso por un determinado tiempo” (CASARINO
VITERBO, 1983, Tomo III: 327).
La inactividad procesal “configura uno de los presupuestos de la caducidad;
puede consistir no solamente en una conducta negativa, o sea la abstención de
realizar actos procesales, sino también en una conducta positiva ineficaz, como es
la ejecución de aquellos que carecen de idoneidad para impulsar el procedimiento”
(MAURINO, 1991: 35).
La inactividad procesal implica la ausencia de actos que hagan evolucionar
al proceso o que permitan su desarrollo, es decir, de actos interruptivos de la
caducidad, si acontecen en momento anterior al vencimiento del plazo legal de
caducidad, o de actos de subsanación o purga del abandono, si se efectúa luego de
transcurrido dicho plazo. Esto significa que la inactividad procesal debe permane-
cer invariable durante el plazo de caducidad, porque si antes de que éste venza se
realiza un acto de impulso procesal, ya no se producirá la perención de la instancia
por haberse interrumpido el plazo de caducidad, a no ser que en tiempo posterior
llegue a cumplirse un nuevo plazo de tal naturaleza. Si la inactividad procesal se
extiende hasta después de haber vencido el plazo de caducidad y practica el be-
neficiado con ella un acto de impulso procesal luego de transcurrido dicho plazo,
resulta ineficaz la caducidad, empezando a correr un nuevo plazo a partir de la
realización del indicado acto.

657
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

La omisión en que incurren los sujetos procesales, y en que consiste la inactivi-


dad procesal, debe ser injustificada. El simple transcurso del tiempo no es suficiente
para producir la caducidad de la instancia, requiriéndose que la paralización del
proceso sea voluntaria y no autorizada por el Juez. Si la paralización obedece a
causas extrañas al designio de los litigantes, no opera la caducidad de la instancia.
Suele afirmarse que la inactividad debe provenir de todos los sujetos proce-
sales incluyendo al Juez y a los auxiliares jurisdiccionales, en razón de que los
actos interruptivos del plazo de caducidad de la instancia son susceptibles de ser
llevados a cabo por las partes, el magistrado y sus auxiliares. Se dice así que la
inactividad procesal debe comprender a todos ellos, pues resulta suficiente que se
produzca un acto interruptivo o de impulso procesal realizado por cualquiera de
los nombrados líneas arriba para que no se genere la perención de la instancia, a
menos que llegue a vencerse un nuevo plazo de caducidad contado desde que se
efectuó el último acto interruptivo.
La inactividad procesal que acarrea la perención de la instancia puede ocurrir
en cualquier estado de la primera etapa o grado del proceso, a partir de la inter-
posición de la demanda.

2.2.1 Actos de impulso procesal e interpretación restrictiva en materia


de perención de la instancia
En principio, debe tenerse presente que “se denomina impulso procesal al
fenómeno por virtud del cual se asegura la continuidad de los actos procesales y
su dirección hacia el fallo definitivo” (COUTURE, 1985: 172). Kisch entiende
por impulso procesal “... la actividad que es necesaria para poner en movimiento
el procedimiento y conducirlo hasta su fin...” (KISCH, 1940: 144).
Para Maurino, el acto interruptor del plazo de caducidad “... es todo acto pro-
cesal, no necesariamente válido, emanado de las partes, del órgano jurisdiccional o
de los auxiliares de unos y otros, con idoneidad específica para impulsar el proceso
hacia su fin, con prescindencia de su resultado o eficacia, adecuado al estado de
la causa y realizado temporáneamente” (MAURINO, 1991: 36). Añade el citado
autor que “... la ruptura de la inactividad procesal, impeditiva de la caducidad, no
se produce por meras intenciones de las partes. Deben ser actos positivos, que tra-
duzcan a través de actuaciones, en forma cierta y efectiva, la voluntad de impulsar
el proceso hacia su destino final” (MAURINO, 1991: 37).
Por disposición del artículo 348 -último párrafo- del Código Procesal Civil,
“no se consideran actos de impulso procesal aquellos que no tienen por propó-
sito activar el proceso, tales como la designación de nuevo domicilio, pedido de
copias, apersonamiento de nuevo apoderado y otros análogos”. Tampoco pueden

658
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: ABANDONO

ser considerados actos de impulso procesal aquellos que tienen lugar dentro de un
trámite incidental independiente del cuaderno principal (incluyéndose en este caso
al procedimiento cautelar). Tales actos no influyen o afectan la relación jurídica
procesal al sustanciarse en forma autónoma en relación a la cuestión principal.
La perención de la instancia debe ser interpretada con criterio restrictivo, por
lo que en caso de duda debe elegirse la no aplicación de aquélla y la continua-
ción del proceso, dando por válidos o eficaces los actos procesales cuyo carácter
interruptivo no es del todo claro. Ello no significa, como se dijera, que cualquier
acto que se produzca en el proceso conlleve la suspensión del plazo de caducidad
porque para que esto se dé tiene que tratarse de un acto de impulso procesal. “... La
caducidad es una medida de excepción, que opera con sentido restrictivo, debiendo
privar el criterio de razonabilidad, ya que la caducidad no tiene un fin en sí mismo,
por lo que queda excluida la interpretación analógica” (FALCON, 1989: 21). La
valoración de los actos de impulso procesal no puede hacerse de un modo general
sino que habrá que considerar las circunstancias que rodean al caso concreto.
Representa una cuestión de hecho el verificar cada situación que se presente a fin
de establecer el carácter de acto interruptivo de la perención de la instancia. Ante
la duda acerca de la naturaleza del acto, debe estimarse como positivo para anular
el plazo extintivo inherente a la perención de la instancia, ya que así se preserva la
existencia del derecho que la caducidad se inclina a dar por fenecido.

2.3 Transcurso del plazo legal del abandono


El transcurso del plazo legal del abandono es otro de los presupuestos de la
caducidad de la instancia. Ferrer Martín subraya que “... elemento fundamental de
la caducidad de la instancia es el tiempo cuyo transcurso determina la producción
de sus peculiares efectos...” (FERRER MARTIN, 1953: 617).
Couture califica a los plazos como “... los lapsos dados para realización de
los actos procesales” (COUTURE, 1985: 174). Añade que “durante ellos deben
satisfacerse las cargas si no se desea soportar las consecuencias enojosas del in-
cumplimiento...” (COUTURE, 1985: 174).
El plazo legal de caducidad de la instancia comienza a contarse a partir del día
siguiente a aquel en que tiene lugar el último acto de impulso procesal (constitu-
yendo el día siguiente a la interposición de la demanda -o a la presentación de la
solicitud cautelar, si fuese anticipada- el primer momento a tenerse en considera-
ción). Resulta irrelevante para el inicio del cómputo del plazo legal de caducidad
que el día siguiente sea hábil o no.
En lo concerniente a los momentos que conforman el cómputo del plazo legal
de caducidad, es de destacar que se toman en cuenta tanto los días hábiles como

659
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

los inhábiles. Lo propio no ocurre respecto del período durante el cual el proceso
hubiera estado paralizado convencionalmente mediando autorización del Juez o
cuando la paralización obedece a causas de fuerza mayor insuperables para las
partes. Tampoco se computará el tiempo durante el cual no se produjo el acto de
impulso procesal que corresponde realizar al Juez, sus auxiliares, Ministerio Público
o a otra autoridad o funcionario público requerido por el órgano jurisdiccional para
llevar a cabo el acto en mención.
El momento final del plazo legal de caducidad, que es señalado por meses en
nuestro ordenamiento jurídico procesal (art. 346 -primer párrafo- del C.P.C.), se
cumple en el mes de vencimiento y en el día de éste correspondiente a la fecha
del mes inicial. Si en el mes de vencimiento falta tal día, el plazo se cumple el
último día de dicho mes.
El artículo 346 del Código Procesal Civil hace referencia al plazo legal del
abandono en los siguientes términos:
“Cuando el proceso permanezca en primera instancia durante cuatro meses
sin que se realice acto que lo impulse, el juez declarará su abandono de
oficio o a solicitud de parte o de tercero legitimado.
Para el cómputo del plazo de abandono se entiende iniciado el proceso
con la presentación de la demanda.
Para el mismo cómputo, no se toma en cuenta el período durante el cual
el proceso hubiera estado paralizado por acuerdo de partes aprobado por
el juez”.
Además de lo indicado en el último párrafo del numeral citado, podemos
inferir una especie de suspensión del plazo de abandono de la hipótesis
contenida en el artículo 349 del Código Procesal Civil, el cual preceptúa
que “no opera el abandono cuando la paralización del proceso se debe a
causas de fuerza mayor y que los litigantes no hubieran podido superar
con los medios procesales a su alcance”.

2.4 Resolución judicial declarativa


La resolución judicial declarativa del abandono es otro de sus presupuestos.
Sin ella dicho instituto no está totalmente definido, pese a no tener tal resolución
carácter constitutivo sino esencialmente declarativo.
En efecto, si bien el abandono opera por el solo transcurso del plazo respectivo
(art. 348 -primer párrafo- del C.P.C.), es posible que no llegue a darse si luego de
vencido el plazo de ley el beneficiado con él realiza un acto de impulso procesal

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FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: ABANDONO

(art. 348 -segundo párrafo- del C.P.C.). Será entonces la resolución judicial que lo
declare la que conferirá al instituto que analizamos su plena eficacia.
Es de resaltar que la resolución judicial que declara el abandono puede expe-
dirla de oficio el Juez que conozca del proceso o a solicitud de parte o de tercero
legitimado (art. 346 -primer párrafo- del C.P.C.).

3. LEGITIMIDAD PARA SOLICITAR LA DECLARACION DE


ABANDONO
Tienen legitimidad para peticionar la declaración del abandono las partes y los
terceros legitimados. Además, tal declaración podrá ser expedida por el Juez sin que
le haya sido solicitado, es decir, procede de oficio. Ello se desprende del artículo
346 -primer párrafo- del Código Procesal Civil. Advertimos que la declaración
oficiosa del abandono no es una facultad del magistrado sino que constituye un
deber de él que no puede dejar de cumplir si hubiese transcurrido el plazo legal de
caducidad (salvo si antes de expedir la resolución correspondiente el beneficiado
con el abandono realiza un acto de impulso procesal, lo que vuelve ineficaz aquél.

4. MODOS EN QUE PUEDE OPERAR LA PERENCION DE LA


INSTANCIA
Dos son los principales modos en que puede operar la perención de la ins-
tancia, a saber:
A) De pleno derecho (“ope legis”).
“... Opera de pleno derecho cuando la perención se produce por el solo
transcurso del tiempo; es decir, si durante el plazo de caducidad ha existido
inactividad procesal, al vencimiento del plazo se produce automáticamente
la perención de la instancia respectiva...” (LOUTAYF RANEA; y OVE-
JERO LOPEZ, 1986: 10). Esto supone que las consecuencias jurídicas
que acarrea la perención de la instancia se producen por ministerio de la
ley, al vencer el plazo que ella fija y sin que se precise de la conformidad
de los sujetos procesales o de alguno de ellos, ni de resolución judicial
que la declare.
B) Por declaración judicial (“ope iudicis”).
Según este modo de operar, para que la perención de la instancia se
concrete se requiere la expedición de una resolución judicial declarán-
dola. Así, el mero transcurso del plazo legal de caducidad no genera ésta
por constituir elemento fundamental de la caducidad de la instancia la

661
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

resolución declarativa. Esta tiene, entonces, naturaleza constitutiva por


cuanto antes de su expedición el vencimiento del plazo de caducidad
no origina efecto alguno, siendo eficaces, por lo tanto, los actos que se
hubieren realizado luego de transcurrido el plazo legal de caducidad y
antes de emitirse la resolución que declara la perención de la instancia.
Nuestro ordenamiento procesal se inclina por el primer modo de operar de la
perención de la instancia, aunque no es tan rígido porque contiene el supuesto de la
declaración judicial sin efecto constitutivo y permite expresamente la convalidación o
purga de la caducidad (generada tácitamente mediante un comportamiento activo del
beneficiado con el abandono). Así es, el primer párrafo del artículo 348 del Código
Procesal Civil prescribe que “el abandono opera por el solo transcurso del plazo (el
resaltado es nuestro) desde la última actuación procesal o desde notificada la última
resolución”. Sin embargo, el Código adjetivo establece, además, en su artículo 346
-primer párrafo-, que “cuando el proceso permanezca en primera instancia durante
cuatro meses sin que se realice acto que lo impulse, el Juez declarará (el resaltado
en nuestro) su abandono de oficio o a solicitud de parte o de tercero legitimado”.
Tal declaración, puntualizamos, no tiene efecto constitutivo sino declarativo (y, por
qué no, retroactivo al tiempo en que operó la caducidad de la instancia), pues el
abandono se produce si la inactividad procesal (injustificada) se mantiene durante el
plazo legal de caducidad sin que sea necesario para su materialización la resolución
declarativa, la misma que resulta importante únicamente en lo que respecta a asig-
narle al instituto que estudiamos su plena eficacia, pues, si bien el abandono opera
al transcurrir el plazo respectivo, ello no quiere decir que surta en dicho momento
procesal todos sus efectos ya que bien puede darse el caso de la convalidación o
purga de la caducidad, hipótesis a la que se contrae el segundo párrafo del artículo
348 del Código Procesal Civil el cual preceptúa que “no hay abandono si luego de
transcurrido el plazo, el beneficiado con él realiza un acto de impulso procesal”.
Para concluir, esta convalidación (tácita) no será posible si se hubiese emitido la
resolución declarando el abandono (por eso es que decimos que dicha declaración
le da a la caducidad de la instancia plena eficacia).

5. CONVALIDACION O PURGA DE LA CADUCIDAD DE LA


INSTANCIA
Según Enrique Falcón, “llámase convalidación, subsanación, rehabilitación
o purga de la caducidad, a la actividad de las partes o del tribunal que tiene por
efecto neutralizar la caducidad de la instancia” (FALCON, 1989: 199).
En nuestro ordenamiento jurídico, que sigue el sistema de la caducidad de
pleno derecho, aunque con una regulación más flexible, se permite la convalidación
de la caducidad de la instancia al disponer el segundo párrafo del artículo 348 del

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FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: ABANDONO

Código Procesal Civil que “no hay abandono si luego de transcurrido el plazo,
el beneficiado con él realiza un acto de impulso procesal”. Como se aprecia, se
trata de una convalidación tácita de la caducidad, pues se presume la intención
del favorecido con ella de no oponer sus efectos y de proseguir con el desarrollo
del proceso. Tal presunción reposa en la conducta activa del beneficiado con el
abandono que realiza un acto interruptivo de la caducidad de la instancia.
Es de destacar que, así como puede manifestarse tácitamente la convalidación
de la caducidad, también es posible que ésta adopte una forma expresa, lo que
ocurre cuando el sujeto (favorecido con el abandono) declara estar conforme con
la realización de los actos procesales (que no sean los suyos) acontecidos luego
de vencido el plazo de caducidad. Advertimos, sin embargo, que producidos tales
actos en tiempo posterior al vencimiento del plazo correspondiente de caducidad
y corrido traslado de ello al beneficiado con el abandono, no habrá convalidación
si éste no se pronuncia al respecto, vale decir, si guarda silencio. La convalida-
ción tácita de la caducidad está referida únicamente a la presunción (basada en la
realización de un acto impulsorio por parte del favorecido con aquélla) del interés
en continuar con el proceso.
No podemos dejar de mencionar que podrá convalidarse la caducidad de la
instancia hasta antes de expedirse la resolución que declara el abandono, mo-
mento en el cual éste surte todos sus efectos (quedando a salvo la hipótesis de su
impugnación).
De lo expuesto se puede colegir que la convalidación o purga de la caducidad
de la instancia tiene como requisitos los siguientes:
A) El vencimiento del plazo legal de caducidad.
B) La realización de actos de impulso procesal en momento posterior al
vencimiento del plazo legal de caducidad por parte del beneficiado con
ella o consentimiento expreso de éste referido a la validez de los actos
-extemporáneos- de impulso procesal realizados por el órgano jurisdic-
cional o el contrario.
C) La no expedición de la resolución judicial que declara el abandono (porque
ella da lugar a la plena eficacia del mismo).

6. SUSPENSION DEL PLAZO DE CADUCIDAD DE LA INSTANCIA


El Código Procesal Civil establece en su artículo 349 que “no opera el aban-
dono cuando la paralización del proceso se debe a causas de fuerza mayor y que
los litigantes no hubieran podido superar con los medios procesales a su alcance”.

663
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Dicho ordenamiento procesal dispone, además, en el último párrafo de su ar-


tículo 346 que para el cómputo del plazo de abandono “... no se toma en cuenta el
período durante el cual el proceso hubiera estado paralizado por acuerdo de partes
aprobado por el Juez”. El indicado numeral es concordante con lo preceptuado
en el artículo 319 del mismo Código (que versa precisamente sobre la suspensión
convencional), el cual preceptúa que “la suspensión acordada por las partes requiere
aprobación judicial. Se concede sólo una vez por instancia y no puede ser mayor
de dos meses en cada caso”.
El artículo 320 del Código adjetivo trata sobre la suspensión legal y judicial
del proceso en los siguientes términos:
“Se puede declarar la suspensión del proceso, de oficio o a pedido de
parte, en los casos previstos legalmente o cuando a criterio del Juez sea
necesario.
El Juez a pedido de parte, suspende la expedición de la sentencia en un
proceso siempre que la pretensión planteada en él dependa directamente
de lo que debe resolver en otro proceso en el que se haya planteado otra
pretensión cuya dilucidación sea esencial y determinante para resolver la
pretensión planteada por él. Para ello es necesario que las pretensiones
sean conexas, a pesar de lo cual no puedan ser acumuladas, caso contrario,
deberá disponerse su acumulación”.

7. IMPROCEDENCIA DEL ABANDONO


El artículo 350 del Código Procesal Civil establece cuáles son las causales de
improcedencia del abandono, señalando así lo siguiente:
“No hay abandono:
1. En los procesos que se encuentran en ejecución de sentencia;
2. En los procesos no contenciosos;
3. En los procesos en que se contiendan pretensiones imprescriptibles;
4. En los procesos que se encuentran para sentencia, salvo que estuviera
pendiente actuación cuya realización dependiera de una parte. En este
caso el plazo se cuenta desde notificada la resolución que la dispuso;
5. En los procesos que se encuentran pendientes de una resolución y la
demora en dictarla fuera imputable al Juez, o la continuación del trá-
mite dependiera de una actividad que la ley le impone a los Auxiliares

664
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: ABANDONO

jurisdiccionales o al Ministerio Público o a otra autoridad o funcionario


público que deba cumplir un acto procesal requerido por el Juez; y,
6. En los procesos que la ley señale”.
Debe tenerse presente que el abandono no procede más que en la primera
instancia siendo notoriamente improcedente su invocación respecto de ulterior
instancia. Ello según lo dispuesto por el primer párrafo del artículo 346 del Código
Procesal Civil. Esto significa que apenas expedida (y no notificada) la sentencia de
primera instancia se cierra toda posibilidad de que se produzca el abandono. Ello
resulta correcto porque sino se darían simultáneamente dos situaciones contrarias
y excluyentes entre sí: la conclusión del proceso de un modo normal, a través de
la sentencia, y la extinción del mismo, esta vez a causa de una forma especial o
excepcional de conclusión como es el abandono.

8. EFECTOS DEL ABANDONO


Consecuencias congénitas de la caducidad de la instancia son la conclusión
del proceso (o la del procedimiento cautelar si la medida preventiva se solicitó en
forma anticipada y no se hubiera ejecutado -por causas imputables al peticionante-
durante el plazo de caducidad) y la ineficacia de los actos procesales realizados
(o por realizarse en el juicio si fuesen posteriores a la caducidad), vale decir, la
eliminación de los efectos que éstos han originado o que van a generar. Natural-
mente que no en todos los casos se anularán los efectos producidos (como, por
ejemplo, tratándose de los elementos probatorios).
Para Monroy Cabra, el abandono “... cuando obra en primera instancia, el
proceso termina, pero no se extingue el derecho sustancial, y puede proponerse
un nuevo juicio...” (MONROY CABRA, 1979: 399).
Rafael Gallinal entiende que la perención de la instancia “... deja a salvo la
acción y anula únicamente el procedimiento; o en otros términos, que una vez
consumada la perención, no es posible seguir adelante la instancia, pues debe
tenérsela como inexistente, como si nunca hubiera sido promovida, sin que ello
impida volver a intentar la acción...” (GALLINAL, s/a, Tomo II: 73).
Fornaciari estima que “... lo que se aniquila en gracia a la caducidad es sola-
mente el proceso en su aspecto dinámico, son los actos que le dan vida, pero no
se afectan éstos u otros actos que conllevan la eficacia de producir la modifica-
ción, transferencia o extinción de derechos...” (FORNACIARI, 1991, Tomo III:
245-246). Añade dicho autor que, “... operada la caducidad, el derecho en litigio
permanece incólume y podrá ser sometido a una nueva confrontación religiosa...”
(FORNACIARI, 1991, Tomo III: 247).

665
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

En relación a los efectos del abandono, el artículo 321 -inciso 3)- del Código
Procesal Civil dispone que concluye el proceso sin declaración sobre el fondo
cuando se declara el abandono del proceso. Dicho numeral es concordante con el
artículo 474 del mismo cuerpo de leyes, referido a la conclusión anticipada del
proceso en el supuesto de haberse producido el abandono (u otros casos previstos
en el art. 321 y 322 -incisos 2), 4) y 5)- del C.P.C.).
El artículo 351 del Código Procesal Civil precisa que:
“El abandono pone fin al proceso sin afectar la pretensión. Sin embargo,
su declaración impide al demandante iniciar otro proceso con la misma
pretensión durante un año, contado a partir de la notificación del auto
que lo declare. Asimismo, restituye las cosas al estado que tenían antes
de la demanda.
Si por segunda vez, entre las mismas partes y en ejercicio de la misma
pretensión, se declara el abandono, se extingue el derecho pretendido y
se ordena la cancelación de los títulos del demandante, si a ello hubiera
lugar”.
En cuanto al material probatorio, éste no resulta afectado a causa del aban-
dono del proceso, conservando su mérito si es suministrado en otras contiendas
judiciales. El artículo 352 del Código Procesal Civil versa precisamente sobre los
medios probatorios en el proceso abandonado, estableciendo que “las pruebas ac-
tuadas en un proceso extinguido por abandono son válidas y pueden ser ofrecidas
en otro proceso”. Aquí estamos frente a la figura de la prueba trasladada regulada
específicamente por el artículo 198 del Código Procesal Civil, el cual dispone lo
siguiente: “Las pruebas obtenidas válidamente en un proceso tienen eficacia en
otro. Para ello, deberán constar en copia certificada por el auxiliar jurisdiccional
respectivo y haber sido actuadas con conocimiento de la parte contra quien se in-
vocan. Puede prescindirse de este último requisito por decisión motivada del Juez”.
Por otro lado, consentida o ejecutoriada la resolución que declara el abandono
del proceso, quedan sin efecto las medidas cautelares, y se archiva el expediente.
Así lo ordena el artículo 347 del Código Procesal Civil, que, en nuestra opinión,
resulta innecesario por ser innegable que toda cuestión accesoria sigue la suerte del
principal; por consiguiente, caducada la instancia todo trámite incidental existente
también fenece conjuntamente con ella.
En lo que respecta a la prescripción extintiva, producida su interrupción a
causa del emplazamiento válido con la demanda (art. 438 -inciso 4)- del C.P.C.)
queda sin efecto aquélla cuando se produce el abandono del proceso (art. 439 -in-
ciso 2)- del C.P.C.). Así es, declarado el abandono, la prescripción interrumpida

666
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: ABANDONO

sigue transcurriendo, tal como si la interrupción no se hubiese producido. Ello de


conformidad con el artículo 354 del Código Procesal Civil.
En lo relativo al pago de las costas y costos del proceso, el último párrafo del
artículo 416 del Código Procesal Civil establece que “el abandono del proceso
determina la condena en costas y costos del demandante”.

9. LA IMPUGNACION EN MATERIA DE ABANDONO


Por mandato del artículo 353 del Código Procesal Civil, referido a la impug-
nación en materia de abandono, “la resolución que declara el abandono es apelable
con efecto suspensivo. El recurso sólo puede estar fundamentado en la existencia
de un error de cómputo o en causas de fuerza mayor. La resolución que desestima
un pedido es apelable sin efecto suspensivo”.
Advertimos que el artículo 353 del Código Procesal Civil contiene graves
omisiones en lo que concierne a las causales que fundan la impugnación de la re-
solución que declara el abandono. En efecto, no sólo puede sustentarse el recurso
de apelación correspondiente en un error de cómputo o en causas de fuerza mayor,
sino que, además, puede estar fundado el acto impugnatorio:
- En el acuerdo de suspensión al que han llegado las partes y que ha
sido autorizado por el Juez, si el período al que se refiere la suspensión
convencional hubiera sido tomado en cuenta -indebidamente, como es
obvio- para el cómputo del plazo de caducidad de la instancia.
- En la improcedencia del abandono, si ha sido declarado contraviniendo
lo dispuesto por el artículo 350 del Código Procesal Civil, que versa
justamente sobre las causales de improcedencia de dicha figura procesal.

10. JURISPRUDENCIA CASATORIA RELACIONADA CON EL


ABANDONO
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al abandono, ha
establecido lo siguiente:
- “... El abandono es una institución procesal que provoca la culminación
del proceso sin declaración sobre el fondo de la controversia, en razón de
la inactividad procesal de ambas partes, no imputable a causas insupera-
bles o ajenas a ellas y que tiene lugar durante un determinado lapso de
tiempo, fijado por el ordenamiento procesal...” (Casación Nro. 2806-2002
/ Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2004, págs.
12252-12253).

667
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... El abandono es la institución procesal que provoca la culminación de


la instancia y por ende del proceso, figura que se sustenta en la concu-
rrencia de los factores de inactividad procesal y transcurso del tiempo,
y que se encuentra regulada por el artículo trescientos cuarentiséis del
Código Procesal Civil, que establece que cuando el proceso permanezca
en primera instancia durante cuatro meses sin que se realice acto que lo
impulse, el Juez declarará su abandono de oficio o a solicitud de parte o
de tercero legitimado, agregando en su segundo párrafo que en el cóm-
puto del referido plazo, no se toma en cuenta el período durante el cual
el proceso hubiera estado paralizado por acuerdo de las partes aprobado
por el Juez...” (Casación Nro. 128-2007 / Tacna, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-09-2008, págs. 22699-22700).
- “... El instituto del abandono opera cuando el justiciable activo abandona
el proceso sin impulsarlo o promover actuación alguna por escrito durante
plazo determinado, contado el plazo desde la notificación de la última
resolución o desde la última diligencia realizada en el proceso, conforme
lo establece el artículo 346 del Código Procesal Civil; por lo tanto, la
perención o el abandono es una sanción al litigante moroso, y responde
a un principio de economía procesal y de certeza jurídica para impulsar
el proceso...” (Casación Nro. 5297-2007 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-06-2008, págs. 22458-22459).
- “... El abandono [...] importa una sanción contra el litigante desinteresado
en la prosecución del proceso o su negligencia...” (Casación Nro. 3531-
2000 / Ancash, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001,
pág. 7558).
- “... El abandono es una de las formas especiales de conclusión del proceso
que extingue la relación procesal y que se produce después de transcurrido
un período de tiempo en virtud a la inactividad de las partes...” (Casación
Nro. 2412-02 / Moquegua, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
28-02-2003, pág. 10149).
- “... El abandono es un instituto jurídico procesal que permite la conclusión
anticipada del proceso ante la inactividad de los sujetos procesales [...],
sobre la base de la aplicación del principio dispositivo que informa al
proceso civil...” (Casación Nro. 563-2000 / Tacna, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6703).
- “... El abandono es la consecuencia de la paralización del proceso por el
tiempo señalado en la ley, a partir del último acto procesal que tenga un
efecto de procuración, esto es que el proceso marche hacia su fin, que

668
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: ABANDONO

no es otro que la composición de la litis...” (Casación Nro. 2461-2002 /


Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-05-2005, págs.
14038-14039).
- “... El artículo trescientos cuarentiséis del Código Adjetivo [C.P.C.] regula
la figura procesal del abandono, señala que cuando el proceso permanezca
en primera instancia durante cuatro meses sin que se realice acto que lo
impulse, el Juez declarará su abandono de oficio o a solicitud de parte
o de tercero legitimado. En esta perspectiva el abandono es un modo de
terminar el proceso a causa de la inactividad de los sujetos procesales
después de transcurrido el plazo legal, mediante resolución judicial que así
lo decida, con las características de no extinguir, en principio, la pretensión
que se hizo valer en juicio, la que nuevamente podrá ser planteada...”
(Casación Nro. 1786-2005 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-12-2006, págs. 18047-18048).
- “... El abandono es la institución procesal que origina la culminación de
la instancia y por ende del proceso, figura que se sustenta en la concu-
rrencia de los factores de inactividad procesal y transcurso del tiempo,
y que se encuentra regulada por el artículo trescientos cuarentiséis del
Código Procesal Civil, que establece que cuando el proceso permanezca
en primera instancia durante cuatro meses sin que se realice acto que lo
impulse, el Juez declarará su abandono de oficio o a solicitud de parte o de
tercero legitimado...” (Casación Nro. 2962-2002 / La Libertad, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2005, pág. 14499).
- “... La declaración de abandono del proceso o perención [de la instancia]
es uno de los modos de terminación del proceso, sin pronunciamiento
sobre el fondo, según lo prescribe el artículo 321 inciso 3° del Código
Procesal Civil...” (Casación Nro. 4941-2007 / La Libertad, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs. 22944-22945).
- “... El término para declarar el abandono de la instancia se computa a
partir de la fecha de la última actuación que activa el proceso” (Casación
Nro. 1399-97 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 15-09-1998, pág. 1590).
- “... Al haber señalado el artículo 346 del Código Procesal Civil el plazo de
‘cuatro meses’ para que se produzca el abandono del proceso, resulta de
aplicación también, en concordancia, la previsión que contiene el inciso
2° del artículo 183 del Código Civil, el cual establece que el plazo seña-
lado por meses se cumple en el mes del vencimiento y en el día de éste
correspondiente a la fecha del mes inicial...” (Casación Nro. 4955-2007 /

669
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008,


pág. 22230).
- “... El abandono opera por el solo transcurso del plazo desde la última
actuación procesal o desde notificada la última resolución, y para ello se
tiene en cuenta el cómputo por meses y no por días hábiles...” (Casación
Nro. 1821-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
04-2001, pág. 7280).
- “... Efectuado el cómputo del plazo de abandono en el presente caso se
tienen [sic -léase se tiene-] que [...] no había transcurrido el plazo de
abandono, [...] en consecuencia, al haberse declarado el abandono del
proceso en el presente caso se ha incurrido en [...] contravención de las
normas que garantizan el derecho a un debido proceso...” (Casación Nro.
164-2004 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-
2005, págs. 14537-14538).
- “... En la referida norma (art. 346 del C.P.C.) se establece expresamente
que para el cómputo del plazo no se considera el período en el que el
expediente estuvo paralizado por acuerdo de las partes aprobado por el
juez, lo que implica necesariamente que ese plazo se reanuda, esto es se
vuelve a iniciar el cómputo para el abandono, desde la fecha en que cesan
los efectos de dicha suspensión” (Casación Nro. 957-96 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 23-04-1998, pág. 753).
- “... El Artículo trescientos cuarentiséis de la ley procesal que establece que
cae en abandono el proceso cuando transcurra el plazo de cuatro meses
sin que realice acto que lo impulse debe ser concordado con el texto claro
e inequívoco del Artículo ciento veinte del mismo ordenamiento legal
que indica cuáles son los actos procesales a través de los que se impulsa
el proceso, los mismos que pueden ser decretos, autos y sentencias...”
(Casación Nro. 769-96 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 12-12-1996, pág. 2489).
- “... El acto que tiene como propósito el impulso del proceso, debe ser
propuesto con un criterio de razonabilidad, esto es, adecuar el acto pro-
cesal al estado en que se encuentra el proceso, ya que de admitirse como
válida la premisa de que tan solo bastara [sic -léase bastará-] la intención
de impulsarlo, se estaría propiciando un desorden procesal, pues podría
presentarse el caso de que en un proceso de conocimiento se solicitare
que se fije fecha para la audiencia de pruebas cuando aún no se ha dictado
el auto de saneamiento...” (Casación Nro. 2180-01 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002, pág. 8510).

670
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: ABANDONO

- “... El presunto vicio no contraviene el derecho al debido proceso desde


que el impulso de parte al que se refiere la Ley Procesal y sin el cual se
sanciona con la declaración de abandono, no es el que se refiere a un
incidente de relativa trascendencia procesal sino a uno sustancial en la
resolución de la litis...” (Casación Nro. 1779-2000 / Cusco, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6647).
- “... Sí resulta atendible el argumento del recurrente en el sentido que
se ha declarado el abandono pese a que éste no ha existido. En efecto,
el Colegiado Superior sustentó su decisión de declarar el abandono en
que la resolución [...] es una resolución de mero trámite y, por tanto, no
impulsaba ni activaba el proceso. [...] Que, el mencionado razonamiento
del ad quem resulta errado porque del tenor de la aludida resolución [...]
se advierte que ésta sí tuvo por finalidad impulsar el proceso ya que a
través de ella se ponía en conocimiento de la parte demandante la devo-
lución de la cédula de notificación dirigida al demandado [...], lo cual
debía motivar una absolución de traslado de la parte accionante. [...] Que,
por tanto, la decisión de declarar el abandono no observó lo establecido
en el artículo 346 y último párrafo del artículo 348 del Código Procesal
Civil, por lo que la decisión del ad quem debe ser anulada...” (Casación
Nro. 3933-2007 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-03-2008, págs. 21683-21684).
- “... Si bien la figura del abandono importa inactividad procesal de las partes
litigantes, su declaración no puede obviar la obligación del Juzgador de
impulsar el proceso, aun sin necesidad de que las partes lo insten a hacerlo,
y cuando el estado del mismo corresponda, ello en razón de la imperati-
vidad y cumplimiento de las normas legales que lo regulan, tal como así
lo prescriben los artículos segundo y noveno del Título Preliminar del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 128-2007 / Tacna, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, págs. 22699-22700).
- “... Si bien el artículo Segundo del Título Preliminar del Código Procesal
Civil prevé el Principio de Dirección e impulso procesal por sí mismo,
siendo responsable de cualquier demora ocasionada por su negligencia;
tal disposición en modo alguno autoriza a que el órgano jurisdiccional
se sustituya en los derechos y obligaciones de las partes; pues en el pro-
ceso civil la iniciativa procesal está dejada al interés de las partes, de tal
modo que la tramitación y culminación del proceso interesa básicamente
a los justiciables; esto quiere decir, que sí por decisión [sic -léase que
si por decisión-] de las partes el proceso permanece inactivo, no exis-
te razón jurídica válida para que el Juez lo impulse como si estuviera

671
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

sustituyéndose en el derecho de los justiciables; [...] en consecuencia,


habiéndose establecido en las instancias de mérito que el proceso ha
permanecido paralizado por más de cuatro meses, de conformidad a lo
previsto en el artículo trescientos cuarentiséis del Código Procesal Civil
es deber del órgano jurisdiccional declarar de oficio, o a petición de parte,
el abandono del proceso, sin que por ello se incurra en contravención del
debido proceso...” (Casación Nro. 1210-2006 / La Libertad, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2006, pág. 18174).
- “... La publicación por Edictos constituye una forma de notificación, te-
niendo por ende la calidad de acto procesal que surta sus efectos dentro
del proceso, denotando ello un acto de impulso procesal que interrumpe
de esta manera el plazo para que opere el abandono del proceso a que se
refiere el artículo trescientos cuarentiséis del Código Procesal Civil...”
(Casación Nro. 164-2004 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-08-2005, págs. 14537-14538).
- “... Si bien existen disposiciones que permiten el impulso del proceso
por el Juez también hay que tener en consideración que tratándose del
cumplimiento de la entrega de las copias respectivas para emplazar a
los litisconsortes que le había sido ordenado a la demandante, ha debido
cumplir con dicho mandato e impulsar por su cuenta el trámite del proceso
por lo que al no hacerlo ha incurrido en negligencia procesal que no puede
impedir la declaración de abandono...” (Casación Nro. 1515-2006 / Cono
Norte de Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-10-2006,
págs. 17243-17244).
- “... En el caso de autos, se tiene que no se fijó fecha (de continuación
de audiencia de pruebas) por no tenerse a la mano el rol de diligencias;
empero, este hecho no impedía que el Juez fije la fecha de oficio una vez
superada esta imposibilidad, teniendo en cuenta el principio de unidad
de la audiencia y el deber de impulso procesal, que en este caso no co-
rresponde a las partes al no ser un caso en el que expresamente se señale
que éstas tengan la obligación del impulso. (...) Que, siendo así, se ha
contravenido el principio de impulso procesal, expresado en el inciso
quinto del Artículo trescientos cincuenta del Código Procesal Civil como
causa impeditiva del abandono, por lo que la resolución que lo declara
es nula...” (Casación Nro. 339-98 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 28-04-2000, pág. 5236).
- “... Estamos frente a un proceso de divorcio por causal tramitado al
amparo del artículo 480 del Código Procesal Civil, que [...] dispone que

672
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: ABANDONO

esta clase de procesos se impulsa a pedido de parte, motivo por el cual


era obligación de las partes solicitar se señale fecha para la audiencia
correspondiente y no siendo así, y habiéndose paralizado el proceso por
más de cuatro meses éste cayó en abandono, motivo por el cual no se
evidencia contravención a las normas que garantizan el derecho a un
debido proceso...” (Casación Nro. 3379-2002 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-10-2003, pág. 10922).
- “... El pedido de abandono debe hacerse valer oportunamente, porque el
tiempo transcurrido se cuenta desde la última actuación impulsante del
proceso, y no puede hacerse valer, en forma extemporánea, con relación
a un lapso de tiempo que ha quedado recluso [sic -léase precluso-] dentro
de la tramitación del proceso, porque con posterioridad se han expedi-
do resoluciones que lo activan. [...] Si así no fuera, significaría que un
pedido de abandono del proceso podría reservarse para hacerlo valer a
conveniencia, cuando por principio procesal, éste como los pedidos de
nulidad deben hacerse valer en la primera oportunidad...” (Casación Nro.
2461-2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-05-
2005, págs. 14038-14039).
- “... Cuando ya había transcurrido el plazo de cuatro meses establecido
en el artículo 346 del Código Procesal Civil [...] el demandado [...] ha
comparecido por ante el Juzgado reconociendo como ciertos los hechos
referidos en la demanda; lo que desde luego evidencia la intención del
demandado de no acogerse a los beneficios del abandono del proceso, por
lo que [...] resulta de aplicación lo previsto en el artículo 348 del Código
Procesal citado que prevé que no hay abandono si luego de transcurrido
el plazo, el beneficiado con él realiza un acto de impulso procesal...”
(Casación Nro. 2579-2007 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-09-2008, págs. 22778-22779).
- “... En el presente caso el auto, de saneamiento se encuentra consenti-
do y por consiguiente existía una relación jurídica procesal válida a la
que no se puede poner fin, mediante un pedido de abandono producido
posteriormente, relativo a una paralización del proceso, antes de que se
declare saneado el mismo” (Casación Nro. 314-2000 / Callao, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 25-08-2000, págs. 6100-6101).
- “... El abandono es un instituto procesal que opera en base al cómputo
de los plazos, que incluso puede ser determinado y declarado de oficio,
sin que sea necesario correr traslado a la parte accionante; en ese senti-
do, la recurrente no puede alegar contravención de su derecho al debido

673
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

proceso...” (Casación Nro. 254-02 / Junín, publicada en el Diario Oficial


El Peruano el 01-07-2002, pág. 8963).
- “... El abandono opera por el solo transcurso del plazo desde la última
actuación procesal o desde notificada la última resolución; [...] las va-
caciones judiciales no pueden ser consideradas como causa de fuerza
mayor, desde que se encuentran contempladas en el artículo doscientos
cuarentiséis de la Ley Orgánica del Poder Judicial...” (Casación Nro.
2624-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-
2001, pág. 7203).
- “... Las vacaciones judiciales [...] no es un supuesto de caso fortuito,
porque son programadas con antelación...” (Casación Nro. 3933-2001 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-10-2002, pág.
9436).
- “... De conformidad con el artículo trescientos cuarentinueve del Código
Procesal Civil: ‘No opera el abandono cuando la paralización del proceso
se debe a causas de fuerza mayor y que los litigantes no hubieran podido
superar con los medios procesales a su alcance’; [...] una circunstancia
que puede ser calificada como de paralización por fuerza mayor imposible
de superar por los litigantes lo constituye [sic -léase la constituye-] una
huelga de los trabajadores de este Poder del Estado [Poder Judicial]; por
tanto, el período en que ésta duró no puede ser computado para el plazo
del abandono...” (Casación Nro. 2266-2006 / Arequipa, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-07-2007, pág. 19863).
- “... El supuesto fallecimiento del abogado de una de las partes no interrum-
pe el término del abandono y el tercer acápite del artículo setentinueve
del Código Procesal Civil [...] no es aplicable al presente caso, porque la
representación conferida al referido letrado fue con arreglo a los artículos
setenticuatro y ochenta del Código acotado, que se refieren a las facul-
tades generales del poder y a la representación judicial del abogado...”
(Casación Nro. 1238-2003 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 01-12-2003, pág. 11170).
- “... El Código Adjetivo no otorga ningún privilegio al Estado con res-
pecto al abandono, por lo que el Estado se encuentra en igual situación
que cualquier litigante” (Casación Nro. 892-98 / Loreto, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-10-1998, págs. 1726-1727).
- “... Estando a los fines concreto y abstracto del proceso, contemplados
en el Artículo tercero del Título Preliminar del Código Procesal Civil,

674
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: ABANDONO

perpetuarlo por la negligente actividad de una de las partes, resultaría


contradictorio, por lo que el abandono como una de las formas especiales
de conclusión del proceso, resulta también aplicable para el propio Estado,
en aras del favorecimiento de la seguridad jurídica, pues caso contrario
todo derecho subjetivo permanecería incierto...” (Casación Nro. 836-
98 / Loreto, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-06-2000,
pág. 5459).
- “... Para amparar dicha solicitud (de declaración de abandono del proceso)
el juzgador no sólo debe limitarse a la verificación del plazo de paraliza-
ción del proceso, sino también a lo que es materia de contienda, para los
efectos de establecer si se encuentra incursa en alguna de las causales de
improcedencia previstas en el Artículo trescientos cincuenta del Código
glosado (C.P.C.)” (Casación Nro. 756-99 / Cusco, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 19-10-1999, págs. 3779-3780).
- “... De conformidad con el artículo 350 inciso 1° del Código Procesal
Civil, el abandono resulta improcedente en los procesos que se encuentran
en ejecución de sentencia, en este caso en la etapa de remate judicial,
esto es, cumpliéndose el apercibimiento contenido en el mandato de
ejecución...” (Casación Nro. 1397-2008 / Puno, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 03-09-2008, pág. 22952).
- “... En los procesos que se encuentren en ejecución de sentencia no pro-
cede la declaración del abandono, lo cual es lógico, en la medida en que
contiene la sentencia la declaración de los derechos sustanciales ponién-
dose fin al conflicto de intereses o a la incertidumbre jurídica suscitada
entre las partes del litigio, por consiguiente, desaparece en la ejecución
de la sentencia el impulso procesal que al vigor del principio disposi-
tivo las partes están normalmente obligadas” (Casación Nro. 962-97 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 17-11-1998,
pág. 2044).
- “... Al estar en etapa de ejecución no procede declarar el abandono, el
cual al haber sido dispuesto, se ha incurrido en un supuesto de nulidad
procesal previsto en el primer párrafo del artículo 171 del Código adje-
tivo [C.P.C.] [...], en concordancia con el primer párrafo del artículo IX
del Título Preliminar del mismo Código...” (Casación Nro. 1839-2006 /
Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2006, págs.
17403-17404).
- “... No hay abandono cuando se trata de pretensiones imprescriptibles
según el inciso tercero del Artículo trescientos cincuenta del Código

675
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Procesal Civil, y al declararse el abandono se ha contravenido ese dis-


positivo que garantiza el debido proceso; afectándose incluso el derecho
a la tutela jurisdiccional” (Casación Nro. 2982-98 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 21-09-1999, pág. 3565).
- “... Tal como lo dispone el inciso tercero del artículo trescientos cincuenta
del Código Procesal Civil, es improcedente el abandono en los procesos en
que se contiendan pretensiones imprescriptibles. [...] el presente proceso
versa sobre una acción reivindicatoria, la misma que a tenor del artículo
novecientos veintisiete del Código Civil es una acción imprescriptible;
en consecuencia, resulta improcedente la declaración de abandono del
proceso...” (Casación Nro. 2123-99 / Ica, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-05-2002, pág. 8674).
- “... Si bien el plazo de paralización venció con notable exceso; también
lo es, que estando a la naturaleza de la pretensión acumulada de reivin-
dicación, no procedía amparar un pedido de abandono por la naturaleza
imprescriptible de su pretensión, de conformidad con lo que dispone el
Artículo novecientos veintisiete del Código Civil. (...) Que, siendo ello así,
y al haberse inaplicado la norma sustantiva antes aludida se ha incurrido
en la causal de nulidad prevista en el Artículo ciento setentiuno del Código
Adjetivo, debiendo procederse a continuar el proceso hasta el momento
en que se cometió el vicio...” (Casación Nro. 756-99 / Cusco, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 19-10-1999, págs. 3779-3780).
- “... La prescripción adquisitiva de dominio tiene carácter imprescripti-
ble y, como tal, satisface el presupuesto de hecho previsto en el inciso
tercero del artículo trescientos cincuenta del Código Procesal Civil; en
consecuencia, no procede la declaración de abandono en esta clase de
procesos [...]; [...] el carácter imprescriptible de la pretensión demandada
constituye motivo suficiente para que el Juzgador se encuentre impedido
de declarar el abandono del proceso...” (Casación Nro. 2340-06 / La
Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2007, págs.
19716-19717).
- “... La pretensión de Prescripción Adquisitiva de Dominio que se dirige
básicamente contra el original propietario de un bien, tiene carácter
imprescriptible; y como tal, por tanto, satisface el presupuesto de hecho
previsto en el inciso tercero del artículo trescientos cincuenta del Código
Procesal Civil; luego no procede la declaración de abandono como equi-
vocadamente han dispuesto las instancias inferiores, afectando el derecho
al debido proceso de la parte recurrente...” (Casación Nro. 2792-2002 /

676
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: ABANDONO

Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-08-2004, págs.


12491-12492).
- “... El inciso tercero del artículo trescientos cincuenta del Código Procesal
Civil establece que no hay abandono en los procesos en que se contiendan
pretensiones imprescriptibles. [...] Que, sin embargo, en el caso de autos
se advierte que la demanda no contiene una pretensión imprescriptible,
pues, conforme al artículo quinientos treinticuatro del Código Procesal
Civil, la tercería de derecho preferente puede interponerse en cualquier
momento antes que se realice el pago a acreedor. [...] Que, en conclusión,
el petitorio contenido en la incoada no es imprescriptible y, por tanto,
no es de aplicación la excepción prevista en el inciso tercero del artículo
trescientos cincuenta del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 3364-
2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-01-2008,
págs. 21360-21361).
- “... Al configurarse el abandono de la pretensión principal, la propuesta en
forma subordinada y sus accesorias siguen igual suerte, sin ser relevante
que una de éstas accesorias [sic -léase estas accesorias-] sea imprescrip-
tible...” (Casación Nro. 1606-2002 / San Román, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 03-02-2003, pág. 9970).
- “... Presentada la demanda y expedido el auto admisorio es obligación
jurisdiccional correr traslado de la misma a fin de poner en conocimiento al
emplazado, para que se entable plenamente una relación jurídica procesal.
[...] Que, en consecuencia, no le es imputable al recurrente - demandante
los cuatro meses que tardó el juzgado en notificar al demandado [...]. [...]
Que, tampoco podría utilizarse la fecha de interposición de la demanda
como argumento para declarar el abandono de la instancia, puesto que
[...] era obligación jurisdiccional y no del recurrente correr traslado de
la demanda al emplazado para que se entable la relación jurídica...” (Ca-
sación Nro. 563-2000 / Tacna, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-01-2001, pág. 6703).
- “... Por resolución [...] el Juzgado declara el abandono del proceso advir-
tiendo que [...] no se realizaron actos procesales orientados a impulsarlo.
[...] Que sin embargo, el artículo cuatrocientos sesenticinco del Código
Procesal Civil establece que el Juez de oficio y aún cuando el emplazado
haya sido declarado rebelde expedirá resolución declarando la existencia
de una relación jurídico procesal válida y consecuentemente saneado el
proceso, por lo que era el Juez quien de oficio debió impulsar el proceso
y al no haber actuado de acuerdo a lo dispuesto en dicha norma y por el

677
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

contrario haber declarado el abandono del proceso se ha contravenido


el derecho al debido proceso que alega el recurrente...” (Casación Nro.
347-2000 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-
02-2003, págs. 10065-10066).
- “... El inciso quinto del artículo trescientos cincuenta del Código Adjetivo
[C.P.C.], dispone que no hay abandono en los procesos que se encuentran
pendientes según la resolución y la demora en dictarla fuera imputable al
juez; [...] no procediendo el abandono en este caso, se infringe el artículo
primero del Título Preliminar del Código acotado, porque se está negando
al [...] ejecutante [el] derecho a la tutela jurisdiccional efectiva; [...] por
ello, la resolución de vista ha incurrido en la causal de nulidad contem-
plada en el artículo ciento setentiuno del Código Adjetivo [C.P.C.]...”
(Casación Nro. 2160-2001 / Jaén, publicada en el Diario Oficial El Pe-
ruano el 02-05-2002, págs. 8737-8738).
- “... Si bien la figura del abandono importa inactividad procesal, su de-
claración no puede obviar la obligación del Juzgador, en su condición de
director del proceso, de impulsarlo aún sin necesidad de que las partes
lo soliciten, y cuando el estado del mismo corresponda, ello en razón no
sólo de la obligación contenida en el artículo cincuenta del Código Pro-
cesal Civil, sino también por el carácter imperativo de las normas legales
que lo regulan, tal como lo prescriben los artículos segundo y noveno
del Título Preliminar del Código Procesal Civil, razón por la que en el
caso de autos, el Juzgador se encontraba en la obligación de adoptar las
medidas convenientes para impedir su paralización, conforme el deber
que le impone el inciso primero del artículo cincuenta de la citada norma
procesal. [...] Que en consecuencia, debe concluirse que la resolución
impugnada, no sólo contraviene los artículos segundo y noveno del Tí-
tulo Preliminar del Código Procesal Civil y el inciso primero del artículo
cincuenta del citado Código, sino también el inciso quinto del artículo
trescientos cincuenta del Código señalado, norma última que precisa
que no hay abandono en los procesos que se encuentran pendientes de
resolución y la demora en dictarla fuera imputable al Juez, preceptos que
guardan estricta concordancia con el numeral tercero del artículo ciento
treintinueve de la Constitución Política del Estado, y cuya observancia
[sic -léase inobservancia-] acarrea la nulidad de lo actuado...” (Casación
Nro. 2962-2002 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-08-2005, pág. 14499).
- “... De no solicitarse en su oportunidad el nombramiento de curador
procesal el proceso seguirá inactivo, no solo porque el Juez no podrá

678
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: ABANDONO

hacerlo de oficio, sino también porque de realizarse alguna actividad


procesal soslayándose la pérdida de una de las partes de la titularidad
del derecho discutido por muerte, resultará nula, de conformidad con
el artículo ciento ocho del Código Procesal Civil [...]; [...] tratándose
entonces de un proceso inactivo con anterioridad al transcurso del plazo
para la declaración de abandono, dicha sanción procesal carecía de objeto
dado que la paralización del mismo por prematuro y no renovado pedido
de nombramiento de curador procesal sería no solo imputable a la parte
interesada sino también al Juzgador que ante tal defecto conduce a la
paralización del proceso [...]; [...] siendo así, [...] el Juez está facultado a
nombrar inmediatamente curador procesal una vez transcurrido el plazo
para que se apersonen los sucesores sin que éstos lo hayan hecho, siempre
y cuando así se le haya solicitado ya sea antes o después de la publica-
ción de los edictos; de tal modo que la sola presentación de un pedido
prematuro ya sea inmediato o diferido, según sea el caso, y la demora en
dictarla será imputable a su persona; [...] en el presente caso, uno de los
co demandados [sic] solicitó [...] el nombramiento de curador procesal,
pedido que si bien [fue] prematuro, dado que aún no vencía el plazo de
treinta días, dada la última fecha de publicación de los edictos, obligaba
al Juez a su pronunciamiento, en esta oportunidad de modo diferido,
es decir, que se pronunciará o lo ordenará una vez vencido el plazo sin
apersonamiento de los sucesores; en tal virtud, al no haber procedido así,
se configura la causal de improcedencia del abandono previsto [sic -léase
prevista-] en el inciso quinto del artículo trescientos cincuenta del Código
adjetivo [C.P.C.]...” (Casación Nro. 2952-2001 / Lambayeque, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-07-2002, págs. 8937-8938).
- “... El artículo cuatrocientos cincuentiocho del Código Procesal Civil
dispone que, si transcurrido el plazo para contestar la demanda, el deman-
dado no lo hace, se le declarará rebelde; como puede advertirse, dicha
norma no establece expresamente que el Juez deba declarar la rebeldía
de oficio sino que se limita a señalar un presupuesto para la declaración
de rebeldía, como es la falta de contestación de la demanda. La verifica-
ción del estado del proceso para la declaración de rebeldía no puede ser
imputada únicamente al Juez, sino que corresponde ser incoado también
a la parte interesada, a cuyo mérito e interés se ha iniciado y viene tra-
mitando la causa para dar solución a sus pretensiones; en consecuencia,
junto al deber de impulso oficial corre el deber de impulso a instancia
de las partes y -particularmente en este último- la carga procesal del de-
mandante de impulsar la evolución del proceso a través de sus diversas
y sucesivas etapas; y siendo esto así, no corresponde aplicar lo dispuesto

679
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

en el inciso quinto del artículo trescientos cincuenta del Código Procesal


citado [sobre improcedencia del abandono en caso de que la demora en
dictar resolución sea imputable al Juez], desde que al A quo no le puede
ser imputada la falta de expedición de la resolución que declare la rebeldía,
pues correspondía a la parte interesada coadyuvar en la preclusión de las
etapas procesales...” (Casación Nro. 1066-2007 / Arequipa, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs. 23579-23580).
- “... Si bien existen varias disposiciones que permiten el impulso del pro-
ceso por el juez también hay que tener en consideración que tratándose
de la declaración de rebeldía, nada impedía a la parte a impulsar por su
cuenta el trámite del proceso por lo que al no hacerlo ha incurrido en
negligencia procesal, que no puede impedir la declaración de abandono”
(Casación Nro. 2130-97 / Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 06-08-1998, pág. 1527).
- “... No puede atribuirse un desinterés a la [...] accionante de impulsar el
proceso, cuando el retraso en la continuación del trámite obedeció a un
error del auxiliar de justicia...” (Casación Nro. 2180-01 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002, pág. 8510).
- “... El argumento expresado por el Colegiado [Superior] de haber operado
el abandono del proceso, es incorrecto porque la remisión del exhorto
vía consular, no es un hecho atribuible al justiciable, sino al personal
encargado, encontrándose el caso de autos en el supuesto normativo que
recoge el inciso quinto del artículo 350 del Código Procesal Civil; [...]
resulta necesario establecer que en virtud al principio de celeridad pro-
cesal [...] corresponde al juzgador actuar en forma diligente y dentro de
los plazos establecidos en la ley, debiendo a través de los auxiliares bajo
su dirección tomar las medidas necesarias para lograr una pronta y eficaz
solución del conflicto de intereses e incertidumbre jurídica, aspectos a
tomar en cuenta por el Juez para la continuación del presente proceso...”
(Casación Nro. 2740-2006 / Ayacucho, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-10-2007, págs. 20798-20799).
- “... Encontrándose acumuladas las pretensiones demandadas no cabe
declarar la improcedencia del abandono de una pretensión y el abandono
de las otras pretensiones...” (Casación Nro. 3215-2007 / Junín, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, págs. 22818-22819).
- “... El cuaderno de medida cautelar se encuentra vinculado directamente
al proceso principal; [...] por ello, cuando la medida cautelar se encuentra
en trámite, no se puede declarar el abandono del proceso, aún cuando el

680
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: ABANDONO

expediente principal se encuentre paralizado por más de cuatro meses; [...]


al haberse declarado el abandono del proceso principal, sin tener a la vista
el cuaderno cautelar, que podía impedir el abandono, por encontrarse en
trámite, se ha incurrido en la causal de nulidad contemplada en el artículo
ciento setentiuno del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 544-2003 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2003, pág.
11118).
- “... En el caso de autos, se advierte que una de las partes del proceso so-
licitó, expresamente, se lleve a cabo la audiencia respectiva [...], lo cual
fue proveído por el propio Juez y notificado a las partes; no obstante ello,
el A Quo declara el abandono, atribuyéndole la capacidad de impulso
procesal [...] únicamente al actor, cuando la legislación procesal no le
atribuye dicha responsabilidad sólo a demandante sino a cualquiera de
las partes, dado que, el proceso judicial, como instrumento de declaración
de derechos, les pertenece a estos, siendo de interés de ellos [...] su reso-
lución, por ende, el uso -como fecha de referencia para la configuración
del abandono- desde el último acto procesal del demandante es manifies-
tamente discriminatorio...” (Casación Nro. 128-2007 / Tacna, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, págs. 22699-22700).
- “... En lo tocante a la afirmación de que la declaración de abandono sólo
opera en los procesos de cognición y no en un proceso de Ejecución de
Garantías, dicho extremo no ha sido demostrado ni fundamentado, pues
no se encuentra prevista [sic -léase previsto-] en ninguna de las causales
de procedencia [sic -léase improcedencia-] del abandono [...] ni existe
norma legal alguna que señale la improcedencia del abandono para el
proceso de autos [sobre ejecución de garantías]...” (Casación Nro. 1364-
2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2003,
pág. 9784).
- “... Si bien el proceso de ejecución de garantías presenta semejanzas con
la ejecución de sentencias, se trata de un proceso autónomo en el que la
parte ejecutada puede contradecir el mandato de ejecución, fijándose así
la controversia a ser resuelta por el juzgador, a diferencia de la ejecución
de sentencias en donde ya no existe controversia sino únicamente la eje-
cución de lo resuelto judicialmente; por ende, al proceso de ejecución
de garantías le son aplicables, en cuanto no alteren su naturaleza, las
normas procesales de carácter general como es el caso del abandono,
no existiendo disposición legal expresa que prohíba su aplicación a este
tipo de procesos...” (Casación Nro. 2646-2007 / Arequipa, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, págs. 22734-22735).

681
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... Es el principio de legalidad procesal, el que gobierna al abandono, ya


que el legislador al instituir la figura procesal en comentario, ha diseñado
una regulación ‘numerus clasus’ (sic) y no ‘numerus apertus’, es decir,
prevé de forma cerrada los casos en que procede la declaración del aban-
dono del proceso, no habiéndose previsto en la norma antes acotada (art.
350 del C.P.C.) el caso de improcedencia de abandono en los procesos de
ejecución de garantías tal (sic) es así, que la propia norma mencionada
(art. 350 del C.P.C.) en su inciso sexto señala que hay improcedencia de
la figura sub exámine, en aquellos procesos en que la ley así lo señale”
(Casación Nro. 962-97 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 17-11-1998, pág. 2044).
- “... El Juez de la causa ordenó sacar a remate el bien inmueble dado en
garantía (...), siendo así la orden de remate (en proceso de ejecución de
garantías) sí se adecua al supuesto de improcedencia del abandono pre-
visto en el inciso primero del Artículo trescientos cincuenta del Código
Adjetivo (ejecución de sentencia), lo que cabe en tanto ello involucra la
ejecución del mandato...” (Casación Nro. 962-97 / Lambayeque, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 17-11-1998, pág. 2044).
- “... El otro proceso ha sido declarado en abandono y [...] en tal situa-
ción se extinguen todas las resoluciones que se hayan expedido en él,
incluyendo las medidas cautelares o los efectos de la interrupción de la
prescripción...” (Casación Nro. 2197-98 / Huaura, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág. 7141).
- “... Conforme lo establece el artículo trescientos cincuentiuno del Código
Procesal Civil, el abandono pone fin al proceso sin afectar la pretensión;
sin embargo, su declaración impide al demandante iniciar otro proceso
con la misma pretensión durante un año, contado a partir de la notificación
del auto que lo declare. Como puede advertirse, la norma procesal no
hace alusión alguna a la calidad con la que la pretensión que se demanda
nuevamente deba ser incoada, esto es, si es subordinada, alternativa o
accesoria, ni tampoco discrimina que tal acumulación resulte improce-
dente; por lo que, no es factible hacer distinciones donde la ley no las
hace, tanto más si el accionante ha planteado sus pretensiones sin hacer
uso de la facultad de calificarlas, prevista en el artículo ochentisiete del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 1240-02 / Ica, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-02-2003, págs. 9992-9993).
- “... Atendiendo a que el instituto procesal en cuestión [abandono del
proceso] está encaminado a liberar a los órganos de justicia de aquellos

682
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: ABANDONO

asuntos en que es manifiesto el desinterés de las partes, y esa falta de


interés se infiere de la falta de actividad procesal; que, la ley otorga dos
tipos de efectos: (i) sancionatorio y (ii) restitutivo. Por el efecto sanciona-
torio, la declaración del abandono impide que el pretensor inicie la nueva
acción en otro proceso invocando la misma pretensión sino solo hasta
cuando haya transcurrido un determinado plazo; [...] En tal sentido, el
artículo [...] trescientos cincuentiuno del acotado Código Procesal [C.P.C.]
acoge el efecto sancionatorio cuando indica que la declaración impide
al demandante iniciar otro proceso con la misma pretensión durante un
año, contado a partir de la notificación del auto que lo declare; además
crea adicionalmente un efecto restitutivo consistente en restituir las cosas
al estado que tenían antes de la demanda. Este efecto sancionatorio se
instrumentaliza en un impedimento procesal, no de la acción sino de la
pretensión, en tal sentido, cabe oponer a la pretensión una defensa de
forma, es decir, una defensa previa contemplada en la ley procesal, que
exige que transcurra por lo menos un año para promover una pretensión
en cuyo proceso anteriormente fue declarado en abandono...” (Casación
Nro. 1786-2005 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-12-2006, págs. 18047-18048).

683
CAPITULO XXIII
ASPECTOS GENERALES SOBRE
LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS

1. LA ACTIVIDAD IMPUGNATIVA
Según Kielmanovich, “... los actos procesales de impugnación, son aquellos
que están dirigidos directa e inmediatamente a provocar la modificación o susti-
tución -total o parcial- de una resolución judicial, en el mismo proceso en el que
ella fue dictada” (KIELMANOVICH, 1989: 16).
Para Satta, “el término de impugnación es la calificación genérica de los múlti-
ples remedios que se dan contra los actos jurídicos: en efecto, impugnar no significa
otra cosa, latinamente, que contrastar, atacar...” (SATTA, 1971, Volumen I: 397).
Liebman concibe a las impugnaciones como “... los remedios que la ley pone
a disposición de las partes para provocar por medio del mismo juez o de un juez
superior un nuevo juicio inmune del defecto o del error de la sentencia anterior”
(LIEBMAN, 1980: 440).
La actividad impugnativa emana de la facultad del mismo orden inherente
a las partes. Dicha potestad procesal constituye un derecho abstracto cuyo
ejercicio no se encuentra supeditado a la existencia de un vicio o defecto que
invalide el acto, siendo suficiente la invocación de tal facultad para que se
desarrolle la actividad impugnativa, al término de la cual se acogerá o des-
estimará la petición, dependiendo de la existencia o no de un acto viciado o
defectuoso, o, también, de la observancia o no de las formalidades exigibles
para el trámite impugnatorio.

2. FUNDAMENTO DE LA IMPUGNACION
La impugnación representa la forma idónea de procurar (a través de la co-
rrespondiente revisión por el mismo o por otro órgano jurisdiccional) suprimir los

685
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

vicios que afectan a los actos procesales a fin de lograr su corrección y restablecer
su legalidad, eliminándose así el agravio inferido al impugnante.
La impugnación reposa, entonces, en el derecho vulnerado con el acto viciado,
el cual se pretende sea restablecido mediante el perfeccionamiento del acto im-
pugnado que puede alcanzar de esa manera su finalidad. Como el vicio o defecto
supone una transgresión del ordenamiento jurídico la impugnación tiende a la
correcta actuación de la ley.
La impugnación se funda en la necesidad de disminuir la posibilidad de in-
justicia basada, principalmente, en el error judicial, el cual, si no es denunciado,
da lugar a una situación irregular e ilegal que, por lo mismo, causa agravio al
interesado. La revisión de los actos afectados de vicio o error, en que consiste la
impugnación, obedece, pues, a un perjuicio inferido al impugnante derivado de la
inobservancia de las reglas procesales o de una errónea apreciación al resolver o de
una decisión arbitraria o de una conducta dolosa. Por ello, a fin de garantizar una
resolución justa y la estricta aplicación de la ley, es que resulta indiscutiblemente
necesaria la impugnación de los actos procesales y la instancia plural.

2.1 La instancia plural


Al dividirse el proceso en dos instancias o grados jurisdiccionales, se atribuye
competencia a un órgano jurisdiccional para conocer en la primera instancia, y a
otro órgano (generalmente colegiado) para conocer en la segunda instancia. Existe
así un doble grado de jurisdicción o pluralidad de instancias. La función de los
órganos jurisdiccionales de segunda instancia es la de revisar las decisiones de los
magistrados de primera instancia, siempre y cuando alguna de las partes hubiese
interpuesto el correspondiente medio impugnatorio. “En sentido jurídico estricto
cuando se habla de doble grado o de doble instancia se hace referencia a un sistema
de organizar el proceso en virtud del cual se establecen dos sucesivos exámenes y
decisiones sobre el tema de fondo planteado, por obra de dos órganos jurisdiccio-
nales distintos, de modo que el segundo debe prevalecer sobre el primero. El doble
grado o instancia permite dos pronunciamientos sobre el objeto del proceso y sobre
el objeto del debate” (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON
REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 415-416).
Morales Molina manifiesta al respecto que la doble instancia “representa una
garantía para los asociados desde tres puntos de vista: a) En cuanto un juzgamiento
o juicio reiterado hace por sí posible la corrección de los errores del inferior; b)
En cuanto las dos instancias están confiadas a jueces diferentes, lo que propicia
la imparcialidad; c) En cuanto el superior se considera más idóneo que el inferior
por su preparación y experiencia, pues debe reunir mayores requisitos para ejercer
el cargo” (MORALES MOLINA, 1978, Tomo I: 542).

686
ASPECTOS GENERALES SOBRE LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS

En nuestro medio, el principio de la doble instancia tiene rango constitucional


al estar contemplado en el artículo 139 -inciso 6)- de la Constitución Política de
1993. También se encuentra contenido en el artículo 11 de la Ley Orgánica del
Poder Judicial (Decreto Supremo Nro. 017-93-JUS) y en el artículo X del Título
Preliminar del Código Procesal Civil. Este último dispositivo legal -del Código
adjetivo- establece que “el proceso tiene dos instancias, salvo disposición legal
distinta”.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al principio de doble
instancia o del doble grado de jurisdicción, ha establecido lo siguiente:
- “... Una de las garantías constitucionales más importantes es la de la
‘pluralidad de instancias’, la cual es un derecho público - subjetivo,
inscrito dentro del principio de la libertad de la impugnación; mediante
el cual el interesado puede cuestionar una sentencia o un auto dentro el
propio organismo que administra justicia; [...] para que el derecho a la
instancia plural se encuentre cumplido bastan dos decisiones judiciales
expedidas en un mismo procedimiento por autoridades judiciales de di-
ferente jerarquía. Este principio constitucional ha sido reconocido como
Principio General del Derecho Procesal Civil, en el artículo décimo del
Título Preliminar del Código Adjetivo [C.P.C.], que establece: ‘el proceso
tiene dos instancias...’...” (Casación Nro. 182-2004 / Cajamarca, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-08-2005, págs. 14411-14412).
- “... El inciso 6° del artículo 139 de la Constitución Política del Estado
vigente, concordante con el artículo 11 del Texto Unico Ordenado de la
Ley Orgánica del Poder Judicial, consagran el derecho a la pluralidad de
instancias, el cual constituye una de las garantías del debido proceso y se
materializa cuando el justiciable tiene la posibilidad de poder impugnar
una decisión judicial, ante un órgano jurisdiccional de mayor jerarquía
y con facultades de dejar sin efecto lo originalmente dispuesto, tanto en
la forma como en el fondo; por lo tanto constituye un derecho público-
subjetivo incorporado dentro del principio de la libertad de la impugna-
ción. [...] Que, para que el derecho a la instancia plural se cumpla, bastan
dos decisiones judiciales expedidas en un mismo proceso por órganos
jurisdiccionales de diferente jerarquía...” (Casación Nro. 185-2004 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2006, pág. 16953).
- “... Uno de los principios y derechos de la administración de justicia lo
constituye la pluralidad de la instancia, previsto en el artículo 139 inciso
6 de la Constitución Política del Estado. El derecho a la pluralidad de
instancias es una garantía consustancial del derecho al debido proceso

687
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

jurisdiccional. Mediante dicho derecho se persigue que lo resuelto por un


juez de primera instancia pueda ser revisado por un órgano funcionalmen-
te superior, y de esa manera permitir que lo resuelto por aquél, cuando
menos, sea objeto de un doble pronunciamiento jurisdiccional. La exigen-
cia constitucional de establecerse funcional y orgánicamente una doble
instancia de resolución de conflictos jurisdiccionales está directamente
conectada con los alcances que el pronunciamiento emitido por la última
instancia legalmente establecida es capaz de adquirir: la inmutabilidad
de la cosa juzgada...” (Casación Nro. 420-2006 / Tumbes, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 31-05-2007, págs. 19568-19569).
- “... El principio de la doble instancia consagrado en el artículo X del
Título Preliminar del Código Procesal Civil, está referido a la instancia
plural a través de la cual se obtiene una mayor seguridad jurídica con el
control que ejercen los diferentes órganos jurisdiccionales, viene a ser
una garantía que se logra con la fiscalización de los actos procesales im-
pugnados que lleva a cabo el órgano jerárquicamente Superior, el mismo
que se pronuncia sobre su validez o invalidez, confirmando o revocando
lo resuelto por el órgano de menor jerarquía...” (Casación Nro. 215-2005 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-07-2007,
págs. 20091-20092).
- “... El principio de la doble instancia se encuentra consagrado en el inciso
6° del artículo 139 de la Constitución Política, siendo importante indicar
al respecto, que el fundamento de la doble instancia se encuentra ligado
a lo falible de la conducta humana y a la idea de un posible error en la
resolución judicial; de allí que [...] este principio constituye una garantía
para los ciudadanos, ya que la decisión judicial cuyo error se denuncia
es llevada ante un Colegiado especializado, a fin de ser analizada nue-
vamente...” (Casación Nro. 1795-2008 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-12-2008, pág. 23459).
- “... El derecho a la doble instancia, previsto en el inciso 6 del artículo
139 de la Constitución Política del Estado, constituye una de las garantías
del debido proceso y se hace efectivo con el pronunciamiento del órgano
superior sobre la resolución que es objeto de impugnación, con la finalidad
que la decisión judicial cuyo error se denuncia, sea analizada nuevamente
por un colegiado especializado...” (Casación Nro. 2541-2007 / Ayacucho,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, págs. 22778).
- “... Al haberse denegado el recurso de apelación que es materia de análi-
sis, pese a que éste ha sido ejercido conforme a los preceptos del Código

688
ASPECTOS GENERALES SOBRE LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS

Procesal Civil, se ha vulnerado el principio de la instancia plural, y con ello


se [...] está recortando el derecho de defensa...” (Casación Nro. 182-2004 /
Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-08-2005,
págs. 14411-14412).
- “... La tutela jurisdiccional efectiva tiene un contenido de derechos,
principios y garantías procesales que la integran, cuya infracción podrá
ocurrir de múltiples formas, siendo una de ellas, la aplicación de exce-
sivos formalismos que impiden el acceso a la jurisdicción a través de
la restricción del derecho a la doble instancia; claro está que las formas
procesales no son valores autónomos con sustantividad propia, sino que
sólo sirven en cuanto que son instrumentos dirigidos a lograr la finalidad
legítima de establecer las garantías procesales necesarias para los litigan-
tes...” (Casación Nro. 1211-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-01-2001, págs. 6691-6692).
- “... La recurrida [resolución de vista] analiza los errores de hecho y derecho
expuestos en la mencionada impugnación [apelación] así como todo el
proceso conforme a su facultad ex novo [del Ad quem], constituyendo ello
garantía del derecho a la doble instancia...” (Casación Nro. 2447-2006 /
La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2007,
pág. 20890).
- “... Las instancias de mérito aprecian prueba y establecen el juicio de
hecho, sobre el cual aplican el Derecho que estiman pertinente, con lo que
se satisface la pluralidad de instancias garantizada en la Constitución...”
(Casación Nro. 2765-2008 / Ancash, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-12-2008, págs. 23464-23465).
- “... El Juez se pronunció sobre la improcedencia de la demanda, sin em-
bargo el Colegiado, al declararla fundada, ha emitido pronunciamiento
sobre el fondo de la controversia materia de autos, violando el principio
de instancia plural consagrado en el inciso sexto del artículo ciento trein-
tinueve de la Constitución Política del Estado, porque al no constituir las
Salas Casatorias de la Corte Suprema, instancias de mérito sólo existiría,
en el presente caso, una instancia judicial que se habría pronunciado sobre
el fondo de la controversia...” (Casación Nro. 2800-00 / Santa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág. 7217).
- “... La Sala Superior [...] [que] ha revocado la sentencia apelada que
declaró improcedente la demanda y reformándola la declaró infundada,
no ha tenido en cuenta que la resolución de primera instancia fue una
sentencia inhibitoria, que no se ha pronunciado sobre el fondo de la

689
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

controversia, esto es no ha efectuado un análisis de los hechos y pruebas


aportados al proceso, los cuales le permitan establecer fehacientemente
si la pretensión formulada por la demandante merece ser amparada;
por tanto el Organo Superior al emitir pronunciamiento revocando la
sentencia de primera instancia ha vulnerado el derecho a la pluralidad
de instancia [sic -léase instancias-] consagrado por el artículo 139 inciso
6) de la Constitución Política del Estado; motivo por el cual debe orde-
narse expresamente que sea el Juez de Primera instancia el cual emita
nuevo pronunciamiento respecto al fondo de la controversia; configu-
rándose la afectación al debido proceso...” (Casación Nro. 615-2008 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008,
págs. 23300-23301).
- “... El Colegiado al haber fundado su decisión jurisdiccional en hechos
no alegados por las partes ha transgredido el principio de congruencia
procesal, y al haber sido la única instancia en haberse pronunciado
sobre tal situación ha dejado en indefensión a la parte accionante
violando el principio de instancia plural...” (Casación Nro. 3692-00 /
La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001,
pág. 7455).

3. OBJETO DE IMPUGNACION
Objeto de impugnación es el acto procesal que adolece de vicio o defecto. Por
lo general -no siempre-, se trata de resoluciones, las mismas que son revisadas por
el órgano superior jerárquico a fin de determinar si procede o no su impugnación.
El acto procesal puede ser impugnado en su integridad o de modo parcial.
Según Véscovi, “la impugnación del acto, por regla general, será total, esto es,
se referirá a su totalidad, pues generalmente constituirá dicho todo” (VESCOVI,
1988: 39). Sin embargo -continúa Véscovi-, “... es posible la impugnación parcial
cuando no todo el objeto sea impugnado o no lo sea por todos aquellos a quienes
alcanza (o afecta). Es decir que podría haber una limitación objetiva en cuanto
se impugne una parte del acto (de una sentencia, por ejemplo) y otra subjetiva
cuando los impugnantes no son todos los afectados por el acto (por ejemplo, la
nulidad la pide uno solo de los litisconsortes)” (VESCOVI, 1988: 40). Añade el
autor citado que “lo mismo si se trata de otro acto: una audiencia, una inspección
judicial, etc., cabe que se impugne una parte de dicho acto o que la impugnación
la realicen ambas partes o una sola y, aun, dentro de ésta, alguno de sus integran-
tes” (VESCOVI, 1988: 40). Concluye Véscovi diciendo que en este caso “... la
impugnación podría tener un efecto reflejo, afectando inclusive a quienes no la
formularon...” (VESCOVI, 1988: 40).

690
ASPECTOS GENERALES SOBRE LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS

4. CAUSALES DE IMPUGNACION
Las causales de impugnación pueden ser clasificadas en:
- Vicios (o errores) in procedendo.
- Vicios (o errores) in iudicando.
Los vicios (o errores) in procedendo, llamados también vicios de la actividad
o infracción en las formas, constituyen irregularidades o defectos o errores en el
procedimiento, en las reglas formales.
El vicio in procedendo supone la inaplicación o aplicación defectuosa de las
normas adjetivas que afecta el trámite del proceso y/o los actos procesales que lo
componen.
Los errores in procedendo -sostiene Escobar Fornos- “... se dan en la aplica-
ción de la ley procesal, la cual impone una conducta al juez y a las partes en el
desenvolvimiento del proceso...” (ESCOBAR FORNOS, 1990: 241). Agrega el
autor citado que “los errores de procedimiento producen la nulidad del proceso
y se pueden dar en la constitución del proceso (presupuestos procesales), en su
desenvolvimiento, en la sentencia y en su ejecución” (ESCOBAR FORNOS,
1990: 241).
Los vicios (o errores) in iudicando, denominados también vicios del juicio
del tribunal o infracción en el fondo, configuran así irregularidades o defectos o
errores en el juzgamiento, esto es, en la decisión que adopta el magistrado.
Escobar Fornos destaca que los errores in iudicando “... se dan en la aplicación
de la ley sustantiva, que es la que resuelve el conflicto de derecho planteado en el
proceso” (ESCOBAR FORNOS, 1990: 241).
El vicio in iudicando es aquel que afecta el fondo o contenido y está re-
presentado comúnmente en la violación del ordenamiento jurídico (sustantivo)
que tiene lugar cuando se aplica al asunto controvertido una ley que no debió
ser aplicada, o cuando no se aplica la ley que debió aplicarse, o cuando la ley
aplicable es interpretada y -por ende- aplicada deficientemente. A la violación
del derecho (denominada también error de derecho) se suma el error de hecho
que afecta indiscutiblemente el fondo, formando también así parte del vicio in
iudicando. El último tipo de error tiene que ver con la apreciación de los hechos
por el órgano jurisdiccional, la cual, de ser deficiente (como cuando no se valora
apropiadamente un medio probatorio), afecta la decisión del Juez (esto es, la
declaración de certeza sobre los hechos) y causa, por consiguiente, agravio al
interesado.

691
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

5. PRESUPUESTOS DE LA IMPUGNACION
Son presupuestos de la impugnación:
A) El agravio.
El agravio o gravamen es el daño causado al impugnante derivado del
vicio (in procedendo o in iudicando) producido. Constituye una situación
de injusticia que provoca un perjuicio al interés de alguna de las partes.
Enrique Falcón define al agravio como “... la injusticia, ofensa, perjuicio
material o moral entendido por quien fue condenado en todo o en parte o
se ha rechazado su pretensión, es decir el litigante a quien la resolución
perjudica, que acude al superior para expresar los agravios que la misma
le causa” (FALCON, 1978: 290).
B) La legitimidad.
Gozaíni señala al respecto que “... para poder impugnar un acto deter-
minado resulta necesario haber tenido intervención directa o mediata
en él, o, en su caso, ser alcanzado por sus disposiciones de manera tal
que justifique el interés jurídico” (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen
2: 746).
Reimundín indica que “es de la esencia de los recursos y remedios
procesales, el que éstos funcionen por iniciativa de las partes a quienes
corresponde la carga de la impugnación. Son las partes las que deben
decidir si existe o no una anomalía procesal o si la sentencia es injusta”
(REIMUNDIN, 1957, Tomo II: 76).
C) El acto impugnable.
Por lo general, los actos procesales son susceptibles de ser impugnados,
salvo en contados supuestos previstos expresamente por el ordenamiento
jurídico. Por consiguiente, es presupuesto de la impugnación que el acto
comprendido en ella no esté calificado por la ley como inimpugnable,
caso contrario, deberá ser desestimada de plano.
D) La formalidad.
La impugnación precisa de una serie de requisitos formales como el plazo
en que debe plantearse (de carácter perentorio), el pago de la tasa judicial
correspondiente, la adecuación del recurso al acto que se impugna, la
indicación expresa del agravio, la sustentación de la pretensión impug-
natoria, etc., los mismos que, si no se cumplen, originan su rechazo.

692
ASPECTOS GENERALES SOBRE LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS

E) El plazo.
“... Las impugnaciones, para que puedan surtir sus efectos y cumplir con
la finalidad para la cual han sido instituidas, han de tener límites tempo-
rales en su proposición, que se llaman plazos para las impugnaciones”
(ROCCO, 1976, Volumen III: 319).
“El plazo para la impugnación de las sentencias es un espacio de tiempo,
establecido por ley, dentro del cual debe ser propuesta la impugnación,
y transcurrido el cual no se la podrá proponer útilmente por haberse
verificado la decadencia” (ROCCO, 1976, Volumen III: 319).
F) La fundamentación.
Otro presupuesto de la impugnación es su fundamentación. Así es, no
resulta suficiente que se denuncie algún vicio o error (ya sea in procedendo
o in iudicando), sino que es exigible, además, señalar los fundamentos de
hecho y de derecho que permitan llegar a esa conclusión y que justifiquen
la declaración de ineficacia o invalidez, o sea, que persuadan al órgano
jurisdiccional revisor de la existencia del vicio, de su trascendencia y del
agravio ocasionado al impugnante.

6. ACLARACION Y CORRECCION DE RESOLUCIONES


La aclaración y corrección de resoluciones constituye el objeto del de-
nominado recurso de aclaratoria existente en otros sistemas procesales. (En
nuestro ordenamiento jurídico no se emplea la vía impugnativa para obtener
dicha finalidad).
Levitán, refiriéndose al objeto de la aclaratoria, explica, respecto de los erro-
res materiales, la aclaración de conceptos oscuros y las cuestiones omitidas, lo
siguiente:
“a) ERRORES MATERIALES. Los errores materiales son de nombre, de
partes en juicio o de cuentas.
1) Son de nombres, cuando se cambia el nombre de pila o el patroními-
co de alguna de las partes del proceso. El equívoco haría imposible
ejecutar la sentencia.
2) Son de partes, cuando de acuerdo con los fundamentos de la sentencia,
corresponde condenar a la demandada y absolver a la actora y en la
parte dispositiva, en cambio, se condena a la actora y se absuelve a
la demandada.

693
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

3) Finalmente son de cuentas, cuando hay errores aritméticos en la parte


dispositiva de la sentencia, que no condicen con los fundamentos.
Es tan evidente este modo de desacierto material, que hasta se lo
puede corregir durante el trámite de ejecución de la sentencia. En
estos casos hay una verdadera incongruencia entre lo que se dice en
la parte dispositiva y lo que se quiso decir, según los fundamentos.
b) ACLARACION DE CONCEPTOS OSCUROS. La aclaración de concep-
tos oscuros se produce cuando, en el lenguaje, el juez o tribunal no usa
los términos adecuados, dando origen a confusiones sobre lo que quiso
decir verdaderamente.
c) CUESTIONES OMITIDAS. Las cuestiones omitidas tienen que consis-
tir en pretensiones deducidas oportunamente en el litigio y discutidas
en él, o dicho de otro modo, las pretensiones deben haberse planteado
oportunamente, en el sentido de constituir cuestión litigiosa, por darse
traslado en forma, para posibilitar la controversia. Si corrido el traslado,
no se impugna la petición, igualmente se la debe considerar ‘discutida’.
No es necesario que se haya contestado el traslado; lo esencial, es que se
hubiese dado el traslado en forma de ley. Es la bilateralidad del proceso
lo que hay que resguardar.
De tal manera que si existen omisiones, la sentencia es incompleta, puesto
que es esencial un pronunciamiento preciso y categórico al respecto.
En cuanto a los límites, (...) no se pueden cambiar las fundamentaciones de
la sentencia. Ello no impide, en manera alguna, que si en la parte disposi-
tiva se deslizó un error material, consignando, por ejemplo, que se revoca
la sentencia, en vez de decir que se la confirma, la aclaratoria sea válida,
aunque modifique sustancialmente la decisión” (LEVITAN, 1986: 6-8).
Nuestro ordenamiento procesal no considera a la aclaración y corrección de
resoluciones como un medio impugnatorio, regulándola así en un título aparte:
Título XIII (“Aclaración y corrección de resoluciones”) de la Sección Tercera (“Ac-
tividad procesal”) del Código Procesal Civil. Los numerales 406 y 407 de dicho
Código se refieren a la aclaración y corrección de resoluciones, respectivamente.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la aclaración y
corrección de resoluciones, ha establecido lo siguiente:
- “... El artículo cuatrocientos seis y cuatrocientos siete del Código Pro-
cesal Civil prescribe [sic] que la corrección, al igual que la aclaración,
son remedios procesales que otorgan tres facultades a los magistrados:

694
ASPECTOS GENERALES SOBRE LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS

corregir errores, suplir omisiones y clarificar las resoluciones que ellos


expidan...” (Casación Nro. 4876-2006 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-10-2007, págs. 20693-20694).
- “... El artículo cuatrocientos seis del Código Procesal Civil señala que
antes que la resolución cause ejecutoria, el Juez puede, de oficio o a pedido
de parte, aclarar algún concepto oscuro o dudoso expresado en la parte
decisoria de la resolución o que influye en ella, lo que no conlleva una
alteración o anulación del contenido o sustancia de la decisión tomada
por el Organo Jurisdiccional, sino que persigue corregir defectos en el
modo de expresarlos...” (Casación Nro. 48-2003 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-12-2003, págs. 11148-11149).
- “... El artículo cuatrocientos seis del Código Procesal Civil establece
que[:] ‘El Juez no puede alterar las resoluciones después de notificadas.
Sin embargo, antes que la resolución cause ejecutoria, de oficio o a pe-
dido de parte, puede aclarar algún concepto oscuro o dudoso expresado
en la parte decisoria de la resolución o que influya en ella. La aclaración
no puede alterar el contenido sustancial de la decisión. El pedido de
aclaración será resuelto sin dar trámite. La resolución que lo rechaza es
inimpugnable’[.] [...] En virtud de la norma glosada, se desprende que
mediante la aclaración se pretende por parte del juzgador aclarar alguna
expresión ambigua, oscura o contradictoria contenida en una resolución
cuestionada, pues éste [sic] pedido debe ceñirse al aspecto formal o verbal
y no extenderse al juicio o razonamiento del juez, pues no constituye un
medio impugnatorio porque con ello, en esencia, no se pretende modificar
en su [sic] sentido ni sustituir la resolución dictada...” (Casación Nro.
2412-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-
2008, pág. 21246).
- “... El plazo para interponer el recurso que proceda contra la resolución
aclarada se contará desde la notificación del auto en que se haga o de-
niegue la aclaración. Esto es, producida la aclaración -que es cuando la
resolución tiene efecto y no antes- o denegado el pedido, el plazo para
recurrir comienza no desde aquel en que se notificó la resolución acla-
rada, sino que se reabre, a partir de la resolución que se pronuncia sobre
la aclaración...” (Casación Nro. 48-2003 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-12-2003, págs. 11148-11149).
- “... El juzgador tiene la facultad de corregir las resoluciones y completar
la misma (sic) respecto a los puntos controvertidos pero no resueltos”

695
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

(Casación Nro. 1595-97 / Huaura, publicada en el Diario Oficial El Pe-


ruano el 12-10-1999, pág. 3707).
- “... Señala [el recurrente] que la Sala Superior actuó de oficio en forma
indebida al corregir el error material en que incurrió al dictar la sentencia
de vista, ya que la misma debió ser cuestionada mediante los recursos
pertinentes y a instancia de parte; sin embargo, se advierte que parte de
un argumento equivocado, pues resulta inobjetable que la mencionada
Sala ejerció la facultad de corregir cualquier error material, prevista
en el artículo cuatrocientos siete de la Ley adjetiva [C.P.C.], ya que
la recurrida no había causado ejecutoria...” (Casación Nro. 1693-99 /
Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001,
págs. 6951-6952).
- “... Los errores materiales no modifican el contenido sustancial de la
resolución en mérito del artículo 407 del Código Procesal Civil [sobre
la corrección de resoluciones]...” (Casación Nro. 3151-2006 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-12-2006, pág. 18189).
- “... El error ortográfico es un error material que no varía el sentido de la
decisión final; lo que no constituye una afectación del derecho al debido
proceso...” (Casación Nro. 2979-2006 / Ica, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-11-2006, pág. 17813).
- “... El efecto del error material, conforme lo establece el artículo cuatro-
cientos siete del Código Procesal Civil, es proceder a su corrección, sea
de oficio o a pedido de parte, pero su denuncia no puede dar lugar a que
se anule la sentencia recurrida, pues es evidente que la subsanación del
vicio no ha de influir en el sentido de la resolución o en las consecuencias
del acto procesal, tal como se estipula en el cuatro [sic -léase cuarto-]
párrafo del artículo ciento setentidós del Código Procesal Civil...” (Ca-
sación Nro. 3892-06 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
03-01-2008, págs. 21398-21399).
- “... La corrección al igual que la aclaración, son remedios procesales que
otorgan tres facultades a los magistrados: corregir errores, suplir omisio-
nes y clarificar las resoluciones que ellos expidan; [...] estas facultades
podrían considerarse que son de orden menor, esto es, que por ninguna
razón, se podrían [sic -léase se podría-] anular un acto procesal, como
lo es una sentencia, argumentando una corrección en ella; en este caso,
la Sala Revisora está cambiando la resolución que resuelve el conflicto
intersubjetivo de intereses, esto es, esta [sic -léase está-] afectando la
sustancia de la decisión judicial; además, este hecho se agrava debido a

696
ASPECTOS GENERALES SOBRE LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS

que la propia Sala notificó a las partes la sentencia que luego, el propio
Colegiado, anularía; [...] en consecuencia, se ha configurado expresamente
la transgresión al derecho a un debido proceso del recurrente, al expedirse
una resolución en flagrante violación a las disposiciones procesales que
generan la nulidad insalvable de la resolución [...] y la renovación del
acto procesal, con las consecuencias que ello genere...” (Casación Nro.
3954-2001 / Santa - Chimbote, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-07-2002, págs. 9043-9044).
- “... Para que proceda la corrección [de resoluciones] debe cumplirse con
los requisitos que establece el artículo cuatrocientos siete del Código
Procesal Civil, situación que no se presenta en el caso anotado [...], pues
en él no se corrige ningún error material, sino que por el contrario se
emite un pronunciamiento de fondo que importa la modificación del fallo,
debiendo por tanto declararse su nulidad [de la resolución que resuelve
corregir la de vista]...” (Casación Nro. 2662-2000 / Tacna, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2001, pág. 7335).
- “... En cuanto a la alegación formulada a que en la resolución [sentencia]
de vista se ha consignado un nombre que no le corresponde a la recurrente,
debe indicarse que dicho error mecanográfico de ningún modo acarrea la
nulidad de los presentes autos, por cuanto la subsanación del mismo no
ha de influir en el sentido del fallo...” (Casación Nro. 133-2002 / Canchis
- Sicuani, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2002, pág.
9539).
- “... El supuesto error en la consignación del nombre de una de las de-
mandantes [en la sentencia de primera instancia], además de que por sí
no constituye una afectación del derecho al debido proceso, es un defecto
ajeno al recurrente que no le agravia, por lo que no está facultado a in-
vocarlo...” (Casación Nro. 2214-2002 / Sicuani, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-12-2002, pág. 9624).

7. LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS Y SU CLASIFICACION


Los medios impugnatorios son actos procesales que se caracterizan por ser
formales y motivados. Representan manifestaciones de voluntad realizadas por
las partes (y aun por los terceros legitimados) dirigidas a denunciar situaciones
irregulares o vicios o errores que afectan a uno o más actos procesales, y a so-
licitar que el órgano jurisdiccional revisor proceda a su revocación o anulación,
eliminándose de esta manera los agravios inferidos al impugnante derivados de
los actos del proceso cuestionados por él.

697
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

“Los medios de impugnación son (...) los instrumentos procesales ofrecidos a


las partes para provocar aquel control sobre la decisión del juez, y este control es,
en general (...), encomendado a un juez no sólo diverso de aquél que ha emitido el
pronunciamiento impugnado o gravado, sino también de grado superior, aun cuando
no esté en relación jerárquica verdadera y propia con el primero. No se excluye, sin
embargo, que en ciertos casos, en consideración al tipo de control invocado, este
último sea ejercitado por el mismo juez que ha pronunciado la sentencia, objeto
del control...” (MICHELI, 1970, Volumen II: 266).
Enrique Falcón señala que “los medios de impugnación son una serie de actos
tendientes a atacar y modificar actos procesales y procedimientos. Generalmente
estos medios de impugnación se refieren al ataque sobre la sentencia y las resolu-
ciones judiciales” (FALCON, 1978: 285).
En nuestro ordenamiento jurídico, los medios impugnatorios están regu-
lados en el Título XII (“Medios impugnatorios”) de la Sección Tercera (“Ac-
tividad procesal”) del Código Procesal Civil, siendo definidos aquéllos en el
artículo 355 de dicho cuerpo de leyes, el cual prescribe que: “Mediante los
medios impugnatorios las partes o terceros legitimados solicitan que se anule
o revoque, total o parcialmente, un acto procesal presuntamente afectado por
vicio o error”.
De acuerdo a nuestro ordenamiento procesal, los medios impugnatorios pueden
ser clasificados de la siguiente manera:
A) Remedios (art. 356 -primer párrafo- del C.P.C.):
A.1) Oposición (art. 356 -primer párrafo- del C.P.C. y otros).
A.2) Tacha (art. 356 -primer párrafo- del C.P.C. y otros).
A.3) Nulidad (arts. 356 -primer párrafo- y 171 al 178 del C.P.C.).
B) Recursos (art. 356 -último párrafo- del C.P.C.):
B.1) Reposición (arts. 362 y 363 del C.P.C.).
B.2) Apelación (arts. 364 al 383 del C.P.C.).
B.3) Casación (arts. 384 al 400 del C.P.C.).
B.4) Queja (arts. 401 al 405 del C.P.C.).

698
ASPECTOS GENERALES SOBRE LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS

7.1 Los remedios

7.1.1 Concepto
Los remedios son medios impugnatorios dirigidos a lograr que se anule o
revoque o reste eficacia, ya sea en forma parcial o total, a actos procesales que no
se encuentren contenidos en resoluciones. Así, a través de los remedios es posible
impugnar el acto de la notificación, oponerse a la actuación de un medio de prue-
ba, pedir la nulidad del remate, de la sentencia dictada en un proceso fraudulento
(este último es un caso especial de nulidad que opera en vía de acción), etc. Por
lo general, son resueltos los remedios por el mismo Juez que conoció del acto
procesal materia de impugnación.
Gozaíni sostiene que “... son remedios las impugnaciones que decide el mismo
tribunal cuestionado...” (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 2: 777).
Reimundín cataloga a los remedios procesales como aquellos que “... tienden
a la corrección de una anomalía procesal por el mismo órgano jurisdiccional...”
(REIMUNDIN, 1957, Tomo II: 75).
El artículo 356 del Código Procesal Civil, que versa sobre las clases de me-
dios impugnatorios, contempla prácticamente la concepción de los remedios en
la parte inicial de su primer párrafo, estableciendo así que: “Los remedios pueden
formularse por quien se considere agraviado por actos procesales no contenidos
en resoluciones...”

7.1.2 Requisitos de admisibilidad


En principio, cabe señalar que, de acuerdo a lo dispuesto en la segunda
parte del primer párrafo del artículo 356 del Código Procesal Civil, los remedios
sólo se interponen en los casos expresamente previstos en dicho ordenamiento
procesal.
Ahora bien, son requisitos de admisibilidad de los remedios los que a conti-
nuación se indican:
- Su interposición dentro del tercer día de conocido el agravio, salvo
disposición legal distinta (parte final del primer párrafo del art. 356 del
C.P.C.).
- Su interposición ante el órgano jurisdiccional que cometió el vicio o
error, salvo disposición en contrario. Así lo establece la primera parte
del art. 357 del C.P.C., que trata sobre los requisitos de admisibilidad
de los medios impugnatorios. (Puntualizamos que el planteamiento de

699
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

algún remedio no siempre obedecerá a vicio o error atribuible al órgano


jurisdiccional, como cuando se trata de la oposición a la actuación de un
medio probatorio, por lo que, en casos como el indicado, la expresión
correcta es la siguiente: su interposición -del remedio- ante el órgano
jurisdiccional que conoce del litigio en donde se produjo el acto procesal
cuestionado).
- La observancia de las formalidades previstas en el Código adjetivo
para cada medio impugnatorio (léase remedio). Ello de conformidad
con lo normado en la parte final del artículo 357 del Código Procesal
Civil.
El incumplimiento de alguno de los requisitos determina la declaración de
inadmisibilidad del medio impugnatorio (remedio), mediante resolución debi-
damente fundamentada. Así lo prescribe la primera parte del artículo 359 del
Código Procesal Civil. Este numeral es concordante con el artículo 128 -parte
inicial- del Código Procesal Civil, según el cual “el Juez declara la inadmisibili-
dad de un acto procesal cuando carece de un requisito de forma o éste se cumple
defectuosamente ...”

7.1.3 Requisitos de procedencia


Los requisitos de procedencia de los medios impugnatorios, entre los que se
encuentran los remedios, están regulados en el artículo 358 del Código Procesal
Civil, el mismo que establece lo siguiente: “El impugnante fundamentará su pedido
en el acto procesal en que lo interpone, precisando el agravio y el vicio o error
que lo motiva. El impugnante debe adecuar el medio que utiliza al acto procesal
que impugna”.
El incumplimiento de alguno de los requisitos de procedencia a que se contrae
el numeral citado determina la declaración de improcedencia del medio impugna-
torio (remedio), mediante resolución debidamente fundamentada. Ello con arreglo
a lo prescrito en la primera parte del artículo 359 del Código Procesal Civil. Este
último precepto guarda concordancia con la parte final del artículo 128 del indicado
Código, conforme a la cual el Juez declara la improcedencia de un acto procesal
si la omisión o defecto es de un requisito de fondo.

7.1.4 Clases de remedios


Si bien el primer párrafo del artículo 356 del Código Procesal Civil enuncia
únicamente de un modo expreso a la oposición, de la definición de los remedios
contenida en dicho numeral podemos colegir que aquéllos son los siguientes (vistos
anteriormente en otros apartados de esta obra):

700
ASPECTOS GENERALES SOBRE LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS

- La oposición.
- La tacha.
- La nulidad de actos procesales.

7.2 Los recursos

7.2.1 Definición
A decir de Alsina, “... llámanse recursos, los medios que la ley concede a
las partes para obtener que una providencia judicial sea modificada o dejada sin
efecto...” (ALSINA, 1961, Tomo IV: 184).
Goldschmidt asegura que “... recursos son los medios jurídicos procesales
concedidos a las partes, a los afectados inmediatamente por una resolución judicial
y a los intervinientes adhesivos para impugnar una resolución judicial que no es
formalmente firme, ante un Tribunal superior (efecto devolutivo), y que suspenden
los efectos de la cosa juzgada de la misma (efecto suspensivo)...” (GOLDSCH-
MIDT, 1936: 398-399).
En opinión de Ramos Méndez, “... el concepto de recurso responde a aquellos
actos procesales de impugnación de una resolución judicial gravosa para la parte...”
(RAMOS, 1992, Tomo II: 705). Ramos Méndez subraya que el recurso “... es un
medio de pasar de uno a otro grado de la jurisdicción, sin romper la unidad del
proceso” (RAMOS MENDEZ, 1992, Tomo II: 706).
Enrique Falcón sostiene que “recursos son medios de atacar resoluciones
judiciales para que el tribunal superior los revoque o los modifique total o parcial-
mente...” (FALCON, 1978: 286).
En palabras de Lorca Navarrete, “el recurso puede ser definido como un
acto procesal de parte por el que se procede a la apertura de la instancia pro-
cesal ad quem con la finalidad, de que una vez que la instancia procesal a quo
ha terminado, un tribunal distinto pueda llevar a cabo un nuevo examen del
enjuiciamiento en justicia verificado en la instancia procesal a quo mediante
una nueva resolución judicial en esa instancia procesal ad quem” (LORCA
NAVARRETE, 2000: 1019).
Lino Palacio apunta que los recursos son “... aquellos actos procesales en cuya
virtud quien se considera agraviado por una resolución judicial pide, en el mismo
proceso y dentro de determinados plazos computados desde la notificación de
aquélla, que un órgano superior en grado al que la dictó, o en su caso este mismo,
la reforme, modifique, amplíe o anule” (PALACIO, 1979, Tomo V: 29).

701
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Gimeno Sendra refiere que “bajo el término de recursos cabe entender el


conjunto de actos de postulación, a través de los cuales la parte perjudicada por
una determinada resolución judicial, impugnable y que no haya adquirido firmeza,
puede obtener su revisión, bien por el mismo órgano judicial autor de la misma,
bien por otro superior con la finalidad de garantizar, en general, que todas las
resoluciones generales se ajusten al Derecho y, en particular, que la Sentencia sea
respetuosa con las exigencias del derecho a la tutela judicial efectiva o derecho
a la obtención de una Sentencia motivada, razonada en la prueba, fundada en el
Derecho aplicable al objeto procesal y congruente” (GIMENO SENDRA, 2007,
Tomo I: 551).
El artículo 356 del Código Procesal Civil, referido a las clases de medios
impugnatorios, contempla en su último párrafo a los recursos, estableciendo que
“... pueden formularse por quien se considere agraviado con una resolución o
parte de ella, para que luego de un nuevo examen de ésta, se subsane el vicio o
error alegado”.

7.2.2 Características
Según Casarino Viterbo, los recursos tienen las siguientes características
generales:
“a) Por regla general, se interponen ante el mismo tribunal que dictó la
resolución recurrida; por excepción, se entabla ante el tribunal que va a
conocer de ellos (...);
b) Por regla general, se interponen para que conozca de ellos el tribunal
inmediatamente superior en grado jerárquico a aquél que dictó la reso-
lución recurrida; por excepción, el conocimiento y fallo corresponde al
mismo tribunal que dictó la resolución recurrida (...);
c) Por regla general, se interponen en contra de resoluciones que no tienen
el carácter de firmes o ejecutoriadas, a fin de invalidarlas o anularlas; por
excepción, el recurso de revisión se entabla para invalidar una sentencia
firme o ejecutoriada;
d) Por regla general, se interponen dentro de un término fatal, cuyo venci-
miento extingue el derecho a deducirlo, por el solo ministerio de la ley;
por excepción, hay recursos que, por su propia naturaleza, no tienen
plazo, como los recursos de inconstitucionalidad y de amparo; y
e) Por regla general, se interponen sin que sea necesario depositar suma
alguna en arcas fiscales; por excepción, hay recursos que necesitan de

702
ASPECTOS GENERALES SOBRE LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS

este depósito para ser admitido a tramitación...” (CASARINO VITERBO,


1984, Tomo IV: 222-223).
Gimeno Sendra estima que las notas esenciales de los recursos son las que
enuncia a continuación:
“a) Como regla general sólo la parte perjudicada por la resolución ostenta
legitimación para recurrirla, esto es, sólo en ella concurre el interés
para recurrir. Dicha legitimación, procedente del ‘gravamen’ que genera
la resolución impugnada, suele coincidir con quien ostenta el ‘derecho de
conducción procesal’ (…), es decir, la parte formal gravada por la reso-
lución, si bien el ordenamiento puede conferir también (…) legitimación
a quien no ostente este último requisito.
b) La interposición de un recurso no afecta a la subsistencia de los efectos
procesales de la litis, permaneciendo durante su tramitación los efectos
de la litispendencia. Pero, si el recurso es devolutivo, la jurisdicción
pasa a ostentarla el tribunal ‘ad quem’, con independencia de que el
‘a quo’ pueda mantener su competencia para la adopción de determinadas
medidas provisionales.
c) La posibilidad de utilización de los recursos es independiente de la posi-
ción que las partes ostenten en el litigio, pudiendo ser recurrente, tanto el
demandante, como el demandado, siempre y cuando (…) experimenten
un gravamen por la resolución impugnada.
d) A través de los recursos no cabe alterar los elementos esenciales del objeto
procesal que queda delimitado en los escritos de alegaciones.
e) Los recursos han de ser interpuestos en los plazos y con las formalidades
en cada caso contemplados en la Ley. Si un determinado recurso se inter-
pusiera fuera del plazo preestablecido, la resolución adquirirá ‘firmeza’ y
gozará de plenos efectos de cosa juzgada, pudiéndose instar su ejecución
definitiva” (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 554).

7.2.3 Legitimación
Tienen legitimidad para interponer recursos los sujetos que integran la relación
jurídica procesal, es decir, las partes (demandante y demandado) e, inclusive, los
terceros legitimados (coadyuvantes o excluyentes).
Pero la legitimidad para recurrir no se configura tan sólo con la calidad de
parte o de tercero legitimado del sujeto impugnante, sino que es indispensable,
además, que el recurrente cuente con interés (material o moral), el cual deriva

703
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

precisamente del agravio (total o parcial) inferido por la emisión de una resolución
desventajosa, máxime si ésta es contraria a derecho. El agravio o perjuicio que
causa la decisión judicial injusta hace nacer, pues, un interés dirigido a la corrección
del fallo y que se traduce en la interposición del recurso correspondiente. Como
bien dice Devis Echandía, “puede aceptarse como regla general que sin interés
no procede recurso. Se trata del interés especial por resultar perjudicado con la
providencia” (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 633). Añade Devis Echandía
que “ese perjuicio puede ser material o moral, así como puede serlo el interés
para obrar en el proceso, pero concreto y actual respecto del asunto materia de la
providencia. No es suficiente un interés teórico en la recta aplicación de la ley...”
(DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 633).
Couture subraya que los recursos “... son medios de fiscalización confiados a
la parte; el error de procedimiento o el error de juicio, sólo se corrigen mediante
requerimiento o protesta de la parte perjudicada...” (COUTURE, 1985: 350). Pre-
cisa dicho autor que “... los recursos no son propiamente medios de subsanación a
cargo de la parte, sino que son medios de subsanación que funcionan por iniciativa
de la parte y a cargo del mismo juez (reposición) o de otro juez superior...”
(COUTURE, 1985: 350).
El Código Procesal Civil trata genéricamente de la legitimidad para recurrir
al señalar en el segundo párrafo de su artículo 356 que “los recursos pueden for-
mularse por quien se considere agraviado con una resolución o parte de ella...”

7.2.4 Requisitos
Son requisitos de los recursos los siguientes:
A) Existencia de una resolución judicial previa.
Los recursos únicamente proceden contra las resoluciones judiciales
(conforme al art. 356 -segundo párrafo- del C.P.C.), estando excluida su
interposición respecto de otros actos procesales (para los cuales operan
los remedios).
Las resoluciones judiciales que pueden ser objeto de impugnación a través
de los recursos son los decretos, autos y sentencias.
B) Que la resolución judicial no tenga la calidad de cosa juzgada.
Los recursos -ordinarios o extraordinarios- no pueden ser planteados
contra resoluciones que han adquirido la calidad de cosa juzgada, esto
es, que son inmutables e irrevisables.

704
ASPECTOS GENERALES SOBRE LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS

C) Que el recurrente integre la relación jurídica procesal.


Se requiere para la interposición de un recurso que el sujeto proponente
sea parte en el proceso o tenga la calidad de tercero legitimado (coadyu-
vante o excluyente).
D) La existencia de gravamen o perjuicio.
Para que un recurso sea admisible debe la persona que lo formula contar
con interés, el mismo que surge del gravamen impuesto en la resolución
o del perjuicio total o parcial que ella supone para el recurrente. Sobre
el particular, Gimeno Sendra refiere que “… sólo podrá interponer un
recurso quien haya sufrido un gravamen por la resolución impugnada,
bien porque no le otorgue la tutela judicial de sus derechos o intereses
materiales, bien porque no la otorgue en la medida solicitada, con lo
que el presupuesto del gravamen como habilitante del recurso, es lo que
hace nacer el interés en la eliminación o sustitución del contenido de la
resolución que se impugna” (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 555).
E) La observancia del plazo para recurrir.
Los recursos deben ser interpuestos dentro de los plazos que el ordena-
miento jurídico prevé para ellos, caso contrario, serán rechazados por
extemporáneos. Es de destacar que su no interposición en tiempo oportuno
da lugar a que las resoluciones contra las que iban dirigidas adquieran
la calidad de cosa juzgada, siendo, entonces, irrevisables. El plazo para
interponer un recurso se caracteriza por ser perentorio, lo cual implica que
una vez transcurrido aquél fenece el derecho para plantear dicho medio
de impugnación.
F) La competencia del órgano que emitió la resolución cuestionada y la del
revisor.
El recurso debe interponerse ante el órgano jurisdiccional competente,
vale decir, ante el que expidió la resolución materia de cuestionamiento, el
cual lo elevará al superior jerárquico (salvo en lo que respecta al recurso
de reposición que es resuelto por aquél). Esta regla general se quiebra:
a) en caso que el interesado opte por interponer el recurso de casación
ante la Corte Suprema de Justicia y no ante el órgano jurisdiccional que
emitió la resolución impugnada; y b) tratándose del recurso de queja, que
es formulado directamente ante el órgano judicial que lo resolverá.
Asimismo, el órgano revisor no puede ser cualquiera sino que debe estar
autorizado para conocer de la impugnación y pronunciarse al respecto,
de acuerdo a las reglas sobre competencia contenidas en la ley.

705
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

G) La adecuación del recurso.


La adecuación del recurso consiste en hacer uso del medio impugnatorio
previsto en el ordenamiento procesal (reposición, apelación, casación o
queja) para atacar determinada resolución. No puede el interesado plantear
un recurso distinto al dispuesto por la legislación adjetiva, sino que debe
-para que prospere su impugnación- interponer el que corresponde de
acuerdo a la naturaleza de la resolución cuestionada y a lo ordenado en
la norma procesal. Por ejemplo, el recurrente está impedido de formular
apelación contra un decreto que afecta sus intereses, pues para impugnar
dicha clase de resolución el derecho positivo concede especialmente el
recurso de reposición.
H) La fundamentación.
Es requisito del recurso su fundamentación -ya sea en el escrito que lo
contiene o en otro posterior-. Para tal efecto, el interesado debe preci-
sar el agravio y el vicio o error que lo motiva, así como consignar el
respectivo sustento normativo (y su interpretación, sobre todo si es que
el recurso se funda en la deficiente aplicación de la ley por parte del
magistrado).
Como se observa, “… la admisibilidad de los recursos queda (…)
condicionada a que la parte que lo interpone lo fundamente. El que la
fundamentación se corresponda con la realidad de los hechos o con la
aplicación del derecho es algo que deberá decidirse en la resolución que
resuelve el recurso, pero la admisión del mismo se condiciona a la que (sic
-léase a que la-) fundamentación exista” (MONTERO AROCA; GOMEZ
COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo
II: 404).
I) El pago de la tasa judicial correspondiente.
Es requisito de admisibilidad de determinados recursos el pago de una
tasa judicial, siendo declarado inadmisible el recurso que no acompañe
el recibo correspondiente. Los recursos para los cuales se exige el pago
de dicha tasa son:
- El recurso de apelación (contra autos y sentencias).
- El recurso de casación.
- El recurso de queja.

706
ASPECTOS GENERALES SOBRE LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS

J) Que no se haya interpuesto otro recurso contra la resolución que se


impugna.
De conformidad con lo establecido en el artículo 360 del Código Proce-
sal Civil, “está prohibido a una parte interponer dos recursos contra una
misma resolución”. En consecuencia, puede considerarse como requisito
de un recurso el que previamente no se haya interpuesto otro contra la
misma resolución a la que está dirigido.
Los artículos 357 y 358 del Código Procesal Civil están referidos a los re-
quisitos de admisibilidad y de procedencia de los medios impugnatorios (estando
incluidos, por ende, los recursos), por lo que pasamos a citarlos a continuación:
“Artículo 357°.- Requisitos de admisibilidad de los medios impug-
natorios.- Los medios impugnatorios se interponen ante el órgano ju-
risdiccional que cometió el vicio o error, salvo disposición en contrario.
También se atenderá a la formalidad y plazos previstos en este Código
[C.P.C.] para cada uno”.
“Artículo 358°.- Requisitos de procedencia de los medios impugna-
torios.- El impugnante fundamentará su pedido en el acto procesal en
que lo interpone, precisando el agravio y el vicio o error que lo motiva.
El impugnante debe adecuar el medio que utiliza al acto procesal que
impugna”.
Con arreglo al artículo 359 del Código Procesal Civil, el incumplimiento de
alguno de los requisitos determina la declaración de inadmisibilidad o de impro-
cedencia del medio impugnatorio, mediante resolución debidamente fundamen-
tada. Esta resolución sólo es recurrible en queja en los casos del artículo 401 del
mencionado cuerpo de leyes. Los casos a que se contrae el último numeral son
los siguientes:
- Declaración de inadmisibilidad de un recurso de apelación.
- Declaración de improcedencia de un recurso de apelación.
- Concesión de apelación en efecto distinto al solicitado. (La apelación,
dicho sea de paso, puede ser concedida: a. con efecto suspensivo; b. sin
efecto suspensivo; y c. sin efecto suspensivo y con la calidad de diferida).

7.2.5 Finalidad
Para Rafael De Pina, “los recursos judiciales se establecen para garantizar
un doble interés: el de las partes y el general o público, vinculado a la necesidad

707
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

social de que la Justicia se administre con el máximo de seguridades de acierto en


los fallos” (DE PINA, 1940: 214).
Alvarez Juliá, Neuss y Wagner manifiestan al respecto que “... el objeto del
recurso, en general, no es otro que el de asegurar el mayor acierto en la solución
de los litigios sin eternizarlos...” (ALVAREZ JULIA; NEUSS; y WAGNER,
1990: 314).
Casarino Viterbo opina que “... los recursos procesales tienden a evitar que
las resoluciones judiciales adquieran el carácter de firmes e inmutables, mientras
exista la posibilidad de subsanar cualquier error o injusticia que puedan contener,
por haberse desviado el juez de los medios y de los fines previstos por el legislador,
al confiar el ejercicio de la jurisdicción a los órganos judiciales” (CASARINO
VITERBO, 1984, Tomo IV: 220).
La finalidad de los recursos puede hallarse en el Código Procesal Civil, en el
segundo párrafo de su artículo 356, según el cual “los recursos pueden formularse
por quien se considere agraviado con una resolución o parte de ella, para que
luego de un nuevo examen de ésta, se subsane el vicio o error alegado” (el
resaltado es nuestro).

7.2.6 Clases de recursos en el Código Procesal Civil


Los recursos que podemos encontrar en el Código Procesal Civil son los
siguientes:
- Reposición (Capítulo II del Título XII de la Sección Tercera del C.P.C.
Arts. 362 y 363).
- Apelación (Capítulo III del Título XII de la Sección Tercera del C.P.C.
Arts. 364 al 383).
- Casación (Capítulo IV del Título XII de la Sección Tercera del C.P.C.
Arts. 384 al 400).
- Queja (Capítulo V del Título XII de la Sección Tercera del C.P.C. Arts.
401 al 405).

8. RENUNCIA A RECURRIR
El Código Procesal Civil prevé la renuncia de los sujetos procesales a recurrir
en su artículo 361, el cual preceptúa que:
“Durante el transcurso del proceso, las partes pueden convenir la renuncia
a interponer recurso contra las resoluciones que, pronunciándose sobre el

708
ASPECTOS GENERALES SOBRE LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS

fondo, le ponen fin. Esta renuncia será admisible siempre que el derecho
que sustenta la pretensión discutida sea renunciable y no afecte el orden
público, las buenas costumbres o norma imperativa”.
De renunciar las partes expresamente a interponer medios impugnatorios
contra una resolución (ya sea que ponga o no fin al proceso), ésta adquiere la au-
toridad de cosa juzgada. Así lo establece el inciso 2) del artículo 123 del Código
Procesal Civil.

9. JURISPRUDENCIA CASATORIA RELACIONADA CON ASPEC-


TOS GENERALES DE LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a los aspectos
generales de los medios impugnatorios, ha establecido lo siguiente:
- “... El derecho a la impugnación [...] constituye uno de los medios que
tienen las partes de controlar la legalidad de las Resoluciones Judiciales,
sin embargo, su ejercicio está delimitado por la ley, sin que esto signifique
un recorte del mismo, sino que más bien se apunta a proteger la seguridad
jurídica que debe ofrecer todo ordenamiento legal; [...] es por ello, que
además de las exigencias de carácter formal que se imponen al ejercicio
de un medio impugnatorio, se unen otras sin cuya concurrencia [...] no
es posible su procedencia...” (Casación Nro. 3436-00 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág. 7236).
- “... Se permite al justiciable un adecuado ejercicio de su derecho de defensa
a través del cuestionamiento idóneo de aquellos fundamentos esbozados
por las instancias de mérito, que a su parecer, no son correctos, en con-
secuencia el derecho de impugnación como plasmación del derecho de
defensa, solo estará adecuadamente garantizado en tanto y en cuanto las
resoluciones judiciales se encuentren tanto fáctica como jurídicamente
motivadas...” (Casación Nro. 2758-01 / Arequipa, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-07-2001, pág. 7337).
- “... Los medios impugnatorios son los instrumentos con los que se provee
a las partes a fin de que puedan cuestionar la validez de un acto procesal
que presuntamente contiene vicio o error que lo afecta...” (Casación Nro.
2662-2000 / Tacna, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-
2001, pág. 7335).
- “... El instituto procesal de los medios impugnatorios puede definirse
como el instrumento que la ley concede a las partes o terceros legitimados
para que soliciten al juez que el (sic) mismo u otro de jerarquía superior

709
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

realicen un nuevo examen del acto procesal o de todo el proceso, a fin


de que se anule o revoque éste, total o parcialmente...” (Casación Nro.
709-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 23-11-1999,
pág. 4118).
- “... La utilización de los medios de impugnación tiende a satisfacer el
derecho fundamental a la tutela judicial efectiva, que es a su vez uno de
los principios pilares sobre los que reposa el debido proceso” (Casación
Nro. 2212-99 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
07-04-2000, pág. 4977).
- “... El recurrente ha hecho uso de su derecho de defensa e interpuesto
medio impugnatorio, por lo que la sola circunstancia de que el fallo no
le favorezca, no importa contravención al debido proceso...” (Casación
Nro. 2650-99 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
11-01-2000, pág. 4532).
- “... Para que una resolución judicial sea modificada, revisada o revocada
tiene que ser objeto de impugnación por quien se siente afectado por
la misma en su pretensión o derecho...” (Casación Nro. 1145-99 / La
Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 20-11-1999, pág.
4028).
- “... En materia de impugnación rige el principio dispositivo, según el cual
el Juez Superior solamente puede conocer los agravios que han sido objeto
de debate y pronunciamiento en las etapas pertinentes...” (Casación Nro.
2687-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-
2001, pág. 6792).
- “... En virtud del Principio Dispositivo en materia de impugnación, los
jueces solamente pueden conocer los agravios que fueron invocados opor-
tunamente por las partes y que fueron objeto de debate contradictorio...”
(Casación Nro. 92-2001 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-07-2001, pág. 7368).
- “... En virtud al principio dispositivo de la impugnación la Sala no tenía
la obligación de pronunciarse respecto de un extremo no recurrido...”
(Casación Nro. 1640-01 / Camaná, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 05-11-2001, pág. 7861).
- “... En vía de impugnación no pueden alegarse hechos nuevos no dis-
cutidos en las instancias inferiores puesto que la absolución del grado
respectivo solamente está referido a lo que es materia del proceso; ello

710
ASPECTOS GENERALES SOBRE LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS

en aplicación de los principios dispositivo y de preclusión en materia


procesal civil...” (Casación Nro. 2749-99 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 21-01-2000, pág. 4622).
- “... Los recursos impugnatorios son actos voluntarios de los justiciables
y, por lo tanto, el órgano jurisdiccional no puede sustituirse en defensa de
una de las partes en litis...” (Casación Nro. 300-2006 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-02-2007, págs. 18761-18762).
- “... Las instancias de mérito no están impedidas de corregir omisiones
o irregularidades que adviertan al revisar los procesos, para preservar
la validez del procedimiento como la eficacia de los actos procesales,
aún (sic) cuando no hayan sido denunciadas...” (Casación Nro. 882-
99 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 19-08-1999,
pág. 3246).
- “... El artículo trescientos cincuentiséis del Código Procesal Civil clasi-
fica los medios impugnatorios en remedios, que proceden contra actos
procesales no contenidos en resoluciones, y los recursos que proceden
contra resoluciones judiciales, en ambos tipos de medios impugnatorios
rige el principio dispositivo de la impugnación, en virtud del cual sola-
mente puede conocerse y resolverse una impugnación si es que las partes
lo solicitan...” (Casación Nro. 2730-00 / Callao, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-07-2001, págs. 7336-7337).
- “... Aquel acto procesal que no sea objeto de cuestionamiento mediante
un recurso impugnatorio se presume consentido, pues la no objeción
se entiende como conformidad...” (Casación Nro. 2662-2000 / Tacna,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2001, pág. 7335).
- “... El declarar inadmisible cualquier recurso impugnativo por falta del
requisito de la tasa judicial, concediendo un plazo razonable para la sub-
sanación resulta un acto Constitucional que guarda concordancia con el
derecho de defensa, derecho de acceso a los tribunales y a la instancia
plural, los que forman parte del principio Constitucional del debido
proceso y el derecho a la tutela jurisdiccional que tiene categoría de
derecho fundamental, ello en razón de que la omisión de presentar tasa
o presentar arancel judicial diminuto es subsanable...” (Casación Nro.
667-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-10-2003,
págs. 11050-11051).
- “... Es principio de la Teoría General de los Recursos consagrado en
el artículo 358 del cuerpo legal aludido [C.P.C.], la declaración de

711
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

improcedencia de los medios impugnatorios que no estén fundamentados


a la luz de la ley, de la doctrina y de la jurisprudencia...” (Casación Nro.
945-2002 / Chincha, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-10-
2002, pág. 9432).
- “... La característica principal para recurrir es que la resolución impugnada
perjudique al recurrente, es decir, que éste padezca un gravamen, de lo que
se colige que la legitimidad para impugnar requiere de un interés estric-
tamente procesal que se deriva de la resolución recurrida; en tal sentido,
podemos definir el agravio como el perjuicio derivado de la resolución
cuestionada...” (Casación Nro. 502-2004 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 28-02-2006, pág. 15415).
- “... Definir el contenido del gravamen o agravio [...] sí ha motivado opi-
niones dispares que se han visto reflejadas en dos teorías, básicamente.
Por un lado, la teoría formal del gravamen propone cotejar lo formulado
por las partes en sus escritos dispositivos con lo que se haya concedido
en la resolución impugnada; de otro lado, la teoría material, considera
que lo relevante es el perjuicio de los intereses derivados de la posición
jurídica del recurrente en la realidad material...” (Casación Nro. 502-2004 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 28-02-2006,
pág. 15415).
- “... El agravio expresa la inconformidad de quien interpone un medio
impugnatorio contra el fallo que le es desfavorable...” (Casación Nro.
793-2002 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
31-01-2005, págs. 13545-13546).
- “... Un requisito de fondo de todo medio impugnatorio es el agravio, no
existiendo éste cuando se sustenta en un error en la cita de la norma jurí-
dica...” (Casación Nro. 3242-2000 / Junín, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-04-2001, pág. 7229).
- “... El letrado [...] ha intervenido como abogado [...], lo cual lo faculta para
interponer recursos en nombre de su patrocinado, sin que sea necesario
que exhiba poder especial...” (Casación Nro. 3780-2006 / Junín, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs. 23322-23323).
- “... No se ha atentado contra el debido proceso ni el derecho de defensa,
pues los abogados para el ejercicio de su profesión tienen que observar
las normas contenidas en los Estatutos del Colegio Profesional al que
pertenecen así como las de la Ley Orgánica del Poder Judicial y del Có-
digo Procesal Civil; que al haber sido el abogado del recurrente declarado

712
ASPECTOS GENERALES SOBRE LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS

hábiles (sic) en fecha posterior a la que suscribieron los recursos impug-


natorios, de modo alguno subsana la deficiencia anotada por la Sala en
la oportunidad en que se dicta la resolución que se impugna, la misma
que se emitió en mérito a las certificaciones expedidas por el decano
del Colegio de Abogados de La Libertad...” (Casación Nro. 1515 - 97
/ La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 07-05-1998,
págs. 915-916).
- “... Si bien es cierto los terceros legitimados pueden interponer medios
impugnatorios, ellos también deben satisfacer los requisitos de admi-
sibilidad y procedencia de los mismos...” (Casación Nro. 3388-2000 /
Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001,
pág. 7232).
- “... La facultad de las instancias que tramitan los medios impugnatorios,
para evaluar las condiciones de admisibilidad y procedencia que estos
deben reunir, es propia del procedimiento y su ejercicio no constituye
infracción alguna a la Ley Adjetiva...” (Casación Nro. 3163-2000 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2001, pág. 7695).
- “... Los requisitos de admisibilidad se aprecian en el momento de la im-
pugnación, y si bien el Juez no puede prorrogar el término para interponer
el recurso, porque equivaldría a conceder aquello que la ley ha querido
limitar, tampoco puede agregar otros requisitos de forma” (Casación
Nro. 2063-97 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 26-11-1998, pág. 2131).
- “... Permitir la mejora o la posibilidad de subsanación no prevista expre-
samente en la Ley efectuada después de vencido el plazo para la interpo-
sición del recurso implica una violación al principio de la inmutabilidad
de la cosa juzgada...” (Casación Nro. 1580-01 / Arequipa, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-05-2002, págs. 8691-8692).
- “... El incumplimiento de requisito formal al interponer medio impugnatorio
determina la improcedencia de éste...” (Casación Nro. 3247-99 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 22-02-2000, pág. 4670).
- “... Es principio y regla procesal que todos los vicios acontecidos dentro
de una audiencia se impugnan en ella, por los que asistieron o dentro
del plazo de Ley de haber sido notificado [sic -léase notificados-] del
contenido de la misma, para los sujetos que no estuvieron presentes...”
(Casación Nro. 346-2005 / Moquegua, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-08-2005, pág. 14560).

713
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... La resolución judicial es un acto de naturaleza procesal, y [...] el


Derecho Procesal, por el hecho de referirse a una de las funciones esen-
ciales del Estado (la función jurisdiccional), es un derecho público, con
todas las consecuencias que ello acarrea; es decir sus normas son de or-
den público; no pueden derogarse por acuerdo de las partes interesadas.
Distinta es la naturaleza de las normas que informan el Código Civil, y
específicamente las comprendidas en el Libro Segundo, es decir, Acto
Jurídico, puesto que en este caso se trata de normas de Derecho Priva-
do, que tienen que ver con el principio de autonomía de las partes. En
consecuencia, resulta manifiestamente improcedente pretender atacar la
eficacia de una resolución judicial mediante normas que están reservadas
para regular las relaciones de carácter privado. En todo caso, tal como ha
sido establecido en las instancias de mérito, existen medios adecuados
para impugnar un acto del tipo de resolución judicial de adjudicación...”
(Casación Nro. 2380-2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-09-2007, págs. 20303-20304).

714
CAPITULO XXIV
MEDIOS IMPUGNATORIOS:
RECURSO DE REPOSICION

1. SIGNIFICADO
El recurso de reposición (denominado también recurso de retractación o de
reforma o de revocación o de reconsideración o de súplica -en este último caso, si
la resolución impugnada fue dictada por un Tribunal u órgano colegiado-) es aquel
medio impugnatorio dirigido contra una resolución de mero trámite (decreto) con
el objeto de lograr que sea modificada o revocada por el mismo órgano jurisdic-
cional que la expidió o que conoce de la instancia en que aquélla tuvo lugar (si es
que hubiere sido emitida por el auxiliar jurisdiccional).
Levitán cataloga al recurso de reposición como “... un remedio (...) en virtud
del cual las partes de un proceso pueden pedir al juez o tribunal que dictó una
resolución judicial, que la deje sin efecto” (LEVITAN, 1986: 15).
Enrique Falcón le da al recurso de reposición esta significación: “... Es un
remedio procesal por el cual se tiende a obtener la modificación de una providencia
simple, por el mismo juez que la dictó, cause ésta o no gravamen...” (FALCON,
1978: 286).
Ramos Méndez señala al respecto que “el recurso de reposición es un recurso
ordinario, no devolutivo (remedio), contra las resoluciones interlocutorias dictadas
por un órgano jurisdiccional unipersonal. Mediante este remedio se persigue la
revocación de la resolución recurrida y su sustitución por otra, sin limitaciones en
cuanto a los motivos de impugnación” (RAMOS MENDEZ, 1992, Tomo II: 717).
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar consideran
al recurso de reposición como “… un recurso no devolutivo, es decir, que se atri-
buye su conocimiento al mismo tribunal que dictó la resolución que se impugna,
y procesal, esto es, que procede sólo contra resoluciones interlocutorias, que son

715
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

aquéllas por medio de las que, aplicando normas procesales, el tribunal ejerce sus
facultades de dirección del proceso” (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER;
MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 409).
Alvarez Juliá, Neuss y Wagner anotan que “... contra aquellas providencias
dictadas sin sustanciación previa, en las que puede haberse deslizado algún error
se acuerda el recurso de reposición o de revocatoria” (ALVAREZ JULIA; NEUSS;
y WAGNER, 1990: 318). Dichos autores añaden que este recurso “... se deduce
frente al mismo tribunal que expidió la providencia para que la revoque a contrario
imperio” (ALVAREZ JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990: 318).
Para Lino Palacio, “... el recurso de reposición o revocatoria constituye el
remedio procesal tendiente a obtener que, en la misma instancia donde una reso-
lución fue emitida se subsanen, por contrario imperio, los agravios que aquélla
pudo haber inferido” (PALACIO, 1979, Tomo V: 51).
En nuestro ordenamiento jurídico, el recurso de reposición se encuentra re-
gulado en el Capítulo II (“Reposición”) del Título XII (“Medios impugnatorios”)
de la Sección Tercera (“Actividad procesal”) del Código Procesal Civil, en los
arts. 362 y 363.

2. PROCEDENCIA
El recurso de reposición procede únicamente contra las resoluciones de mero
trámite (decretos). El artículo 362 del Código Procesal Civil versa precisamente
sobre la procedencia de este medio impugnatorio preceptuando que “el recurso de
reposición procede contra los decretos a fin de que el Juez los revoque”.
Mediante los decretos se impulsa el desarrollo del proceso, disponiendo actos
procesales de simple trámite (art. 121 -primer párrafo- del C.P.C.). Se caracterizan,
entonces, los decretos por la simplicidad de su contenido y la carencia de moti-
vación. Son expedidos por los auxiliares jurisdiccionales, siendo suscritos con su
firma completa, salvo aquellos que se expidan por el Juez dentro de las audiencias
(art. 122 -último párrafo- del C.P.C.).
En relación a este punto, Véscovi nos explica lo siguiente:
“La resoluciones recurribles mediante el recurso de reposición no son
todas, sino solamente algunas; podríamos decir las de menor importancia
en la escala, porque, justamente, este medio impugnativo se da, general-
mente, en lugar de la apelación, o cuando no corresponde la apelación.
Y este último (...) corresponde, justamente, contra las resoluciones más
trascendentales: las sentencias.

716
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE REPOSICION

La procedencia de la reposición o revocatoria aparece, generalmente


entonces, por exclusión, y referida a las resoluciones no susceptibles de
apelación.
Así, hay una primera exclusión que todos los códigos adoptan, y es la
sentencia definitiva, contra la cual no cabe la reposición. Tampoco se
admite, en general, contra las sentencias (o autos) interlocutorias.
O sea que se reserva la reposición para los autos o decretos de trámite,
de sustanciación, ordenatorios (según las diversas denominaciones).
Y por éstos se entiende, en general, las providencias simples, los llamados
autos ordenatorios, es decir, aquellos que no tienen otra finalidad que
el mero impulso procesal. No los que resuelven una incidencia, que
esencialmente deben considerarse sentencias (autos) interlocutorias”
(VESCOVI, 1988: 89-90).

3. LEGITIMACION
Tanto el demandante como el demandado se encuentran facultados para for-
mular dicho medio impugnatorio, teniendo, además, los terceros legitimados en
el proceso la potestad de presentar el recurso de reposición.
Alvarado Velloso anota que “... puede deducir el recurso cualquiera de ellas
(las partes), con la única condición de encontrarse legitimada sustancialmente
(ad causam) para hacerlos” (ALVARADO VELLOSO, 1969: 18). Añade el autor
citado que “... frente a la interposición de la reposición, debe mediar siempre un
interés genérico...” (ALVARADO VELLOSO, 1969: 18).
Como bien sostiene De Santo, “... sólo se hallan legitimados para interponer
este recurso aquellos que han recibido un agravio del pronunciamiento impugna-
do...” (DE SANTO, 1987, Tomo VIII-A: 212). Así es, el aspecto de la legitimación
para plantear el recurso de reposición no se completa solamente con la calidad
de parte o de tercero (legitimado en el proceso) que ostenta el impugnante, sino
que es indispensable, además, que tenga interés en recurrir, el mismo que deriva
del agravio que le provoca la resolución de simple trámite sobre la cual recae el
recurso. Es por ello que será desestimado el recurso de reposición dirigido contra
un decreto que no causa agravio alguno al recurrente. En ese sentido se pronuncia
Véscovi al cuando asevera que “conforme a los principios generales, como para
todo recurso, debe existir el agravio (gravamen) por la decisión impugnada. Por
eso se ha dicho que las providencias (simples), que acceden a los petitorios de las
partes, no pueden ser recurridas por quienes así lo han peticionado” (VESCOVI,
1988: 92).

717
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

4. MOTIVACION DEL RECURSO


Al igual que con los demás recursos, el de reposición requiere ser sustentado
por el impugnante. Para tal efecto, éste debe fundamentar -seria y concretamen-
te- su pedido en el acto procesal en que lo interpone, precisando el agravio y
el vicio o error que lo motiva, de conformidad con el artículo 358 del Código
Procesal Civil, que trata sobre los requisitos de procedencia de los medios im-
pugnatorios en general y que, por ende, resulta de aplicación al recurso objeto
de nuestro estudio.
El recurso de reposición debe ser fundamentado, entonces, en el escrito en que
se interpone, a no ser que la resolución de simple trámite recurrida fuese expedida
en el curso de una audiencia en cuyo caso, interpuesto dicho medio impugnatorio
verbalmente (de acuerdo al art. 363 -segundo párrafo- del C.P.C.), la fundamenta-
ción -esto es, indicación del agravio y del vicio o error que lo motiva- debe hacerse
de igual forma (oralmente).
Según Lino Palacio, la razón por la cual el impugnante tiene la carga de
fundar el recurso de reposición reside en “... el hecho de que debiendo ser
resuelto el recurso por el mismo órgano que dictó la providencia cuestiona-
da, éste no se hallaría en condiciones de emitir pronunciamiento si no se le
suministraran los argumentos que sustentan la impugnación” (PALACIO,
1979, Tomo V: 59).

5. ORGANO JURISDICCIONAL COMPETENTE


Por tratarse de un recurso horizontal -y atendiendo a su fundamento-, el órgano
jurisdiccional competente para resolver la reposición es el mismo que expidió la
resolución impugnada o que conoce de la instancia en la cual dicha resolución
fue emitida (en este último caso, si el acto procesal en cuestión fue expedido por
el auxiliar jurisdiccional).
Ramos Méndez afirma que los recursos de reposición “... se interponen ante
el propio órgano jurisdiccional que ha dictado la resolución y este mismo es el
encargado de admitir el recurso y sustanciarlo” (RAMOS MENDEZ, 1992, Tomo
II: 718).
Lino Palacio indica que “... destinatario del recurso es (...) el mismo órgano
judicial que dictó la resolución cuya revocatoria o modificación se requiere...”
(PALACIO, 1979, Tomo V: 53). Advierte Lino Palacio que “el principio enunciado,
sin embargo, no debe entenderse en el sentido de que se requiere identidad física
entre el juez que pronunció la resolución y aquél a quien corresponde resolver el

718
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE REPOSICION

recurso. Carece en efecto de incidencia, en lo que atañe a la admisibilidad de la


reposición, la circunstancia de que durante el lapso que transcurre entre el dictado
de la providencia y la sustanciación de aquélla se opere un cambio en la persona
del juez...” (PALACIO, 1979, Tomo V: 53-54).
El órgano jurisdiccional competente para conocer el recurso que nos ocupa
puede ser determinado apreciando el contenido el artículo 363 del Código Proce-
sal Civil, referido al trámite del recurso de reposición, del cual se desprende que
éste no es un recurso de alzada al no disponer dicho numeral la elevación de los
actuados al superior jerárquico. En consecuencia, no admite dudas la competencia
del mismo órgano jurisdiccional que dictó -o conoció- la resolución impugnada
para conocer del recurso de reposición.

6. TRAMITACION

El trámite del recurso de reposición, de acuerdo al artículo 363 del Código


Procesal Civil, es el siguiente:

- El plazo para interponerlo (por escrito y debidamente fundamentado) es


de tres días, contado desde la notificación de la resolución.

- Una vez interpuesto el recurso de reposición, si el Juez advierte que


dicho medio impugnatorio es notoriamente inadmisible o improcedente,
lo declarará así sin necesidad de trámite.

- Interpuesto el recurso de reposición, si el Juez advierte que el vicio o


error de la resolución es evidente, la revocará.

- No habiendo declarado (liminarmente) inadmisible o improcedente el


recurso de reposición, y si lo considera necesario, el Juez conferirá tras-
lado del recurso a la contraparte por tres días.

- Absuelto o no el traslado y vencido el plazo a que se refiere el acápite


anterior, el Juez resolverá el recurso de reposición.

- Si la resolución impugnada (decreto) se expidiera en una audiencia, el


recurso debe ser interpuesto verbalmente (lo que no excluye su funda-
mentación) y se resuelve de inmediato, previo traslado a la parte contraria
o en su rebeldía.

- El auto (motivado por su naturaleza) que resuelve el recurso de reposición


es inimpugnable.

719
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

7. EFECTOS DE LA RESOLUCION QUE RESUELVE EL RECURSO DE


REPOSICION
Acerca de la resolución que se pronuncia sobre el recurso de reposición,
Véscovi hace notar que “la resolución que recae causa ejecutoria, según la más
autorizada doctrina...” (VESCOVI, 1988: 96). Añade dicho autor que “es indudable
que no se puede admitir que se siga recurriendo, por razones de abreviación, siendo
suficiente garantía la de admitir el planteo del recurso por una vez. Obviamente,
porque se trata de cuestiones no trascendentales, pues para éstas se otorgan los
recursos de apelación...” (VESCOVI, 1988: 96).
Nuestro ordenamiento jurídico consagra de manera terminante como efecto
de la resolución recaída en un recurso de reposición el de causar ejecutoria en lo
concerniente a la cuestión planteada. Así es, el último párrafo del artículo 363
establece claramente que “el auto que resuelve el recurso de reposición es inim-
pugnable”. Por consiguiente, no podrá recurrirse la decisión judicial que confirma
(declarando inadmisible o improcedente la reposición) o revoca (declarando pro-
cedente la reposición) el decreto materia de impugnación, la misma que surtirá
desde su notificación plena eficacia.

720
CAPITULO XXV
MEDIOS IMPUGNATORIOS:
RECURSO DE APELACION

1. CONCEPTO
Según Alsina, “... el recurso de apelación es el medio que permite a los liti-
gantes llevar ante el tribunal de segundo grado una resolución estimada injusta,
para que la modifique o revoque, según el caso...” (ALSINA, 1961, Tomo IV: 207).
En opinión de Eduardo Pallares, “el recurso de apelación es el que se inter-
pone ante el juez de primera instancia para que el tribunal de segunda modifique
o revoque la resolución contra la cual aquél se hace valer...” (PALLARES, 1989:
451).
Ramos Méndez sostiene que “el recurso de apelación es un recurso ordinario,
devolutivo, que procede contra las sentencias definitivas de todo negocio y los
autos resolutorios de excepciones dilatorias e incidentes (...) y autos resoluto-
rios de un recurso de reposición contra providencias y autos (...). Es el recurso
devolutivo por excelencia, mediante el cual el Tribunal ad quem examina la
corrección y regularidad de la resolución dictada por el tribunal a quo, según
los motivos de gravamen que aduzca el apelante” (RAMOS MENDEZ, 1992,
Tomo II: 722).
Micheli se ha formado la siguiente idea del recurso materia de nuestro estudio:
“La apelación es el medio de impugnación mediante el cual se puede hacer valer
cualquier vicio de la sentencia (...). La función de la apelación es, pues, la de abrir
una nueva fase procesal del mismo juicio, en la cual puede continuar el proceso
precedente y en la que se ve de nuevo cuanto el juez ha decidido...” (MICHELI,
1970, Volumen II: 305-306).
Kielmanovich califica al recurso de apelación como “... el acto procesal
de impugnación mediante el cual la parte que se considera agraviada por una

721
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

resolución judicial entendida como injusta, solicita de un órgano jerárquicamente


superior al que la dictó, la deje sin efecto o la modifique, total o parcialmente”
(KIELMANOVICH, 1989: 25).
Casarino Viterbo define a la apelación como “... aquel recurso ordinario que
la ley concede al litigante que se siente agraviado por una resolución judicial, para
recurrir al tribunal superior inmediato, a fin de que la revoque o modifique, dic-
tando al efecto la que considere más justa, con pleno conocimiento de la cuestión
controvertida” (CASARINO VITERBO, 1984, Tomo IV: 225).
Gimeno Sendra apunta que “el recurso de apelación es un medio de impug-
nación ordinario, devolutivo y, por lo general, suspensivo, por el que la parte,
que se crea perjudicada por una Sentencia o auto, por lo general, definitivo, lleva
a conocimiento de otro órgano judicial, jerárquicamente superior, la cuestión o
cuestiones de orden procesal o material, surgidas en el proceso anterior y resueltas
en la resolución recurrida, con el objeto de que dicho órgano ‘ad quem’ examine
la adecuación de la resolución impugnada al Derecho, confirmando o revocándola,
en todo o en parte, por otra que le sea más favorable y delimitada por el contenido
del propio recurso y del objeto de la primera instancia” (GIMENO SENDRA,
2007, Tomo I: 569).
En nuestro ordenamiento jurídico, este recurso se encuentra regulado en el
Capítulo III (“Apelación”) del Título XII (“Medios impugnatorios”) de la Sección
Tercera (“Actividad procesal”) del Código Procesal Civil, en los numerales 364
al 383. Precisamente el artículo 364 del mencionado cuerpo de leyes establece
claramente que: “El recurso de apelación tiene por objeto que el órgano juris-
diccional examine, a solicitud de parte o de tercero legitimado, la resolución
que les produzca agravio, con el propósito de que sea anulada o revocada, total
o parcialmente”.

2. OBJETO
Las resoluciones judiciales (autos y sentencias) constituyen el objeto del re-
curso de apelación. Este es un acto procesal de impugnación dirigido a poner en
evidencia el error o vicio en que incurrió el órgano jurisdiccional y que se halla
contenido en una resolución, la misma que se espera sea modificada o dejada sin
efecto por el Juez ad quem.
Es objeto, pues, del recurso de apelación toda resolución judicial (auto o
sentencia) que adolece de vicio o error y que, por lo tanto, causa agravio a alguno
de los justiciables. Y aquélla puede ser apelada en todo o en parte, sujetándose
la impugnación a lo expresamente manifestado por el agraviado en su recurso
respecto de los alcances del vicio o error alegados por él.

722
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

Puntualizamos que cuando se habla de la resolución como objeto de la ape-


lación debe entenderse que se hace referencia no a sus partes expositiva y consi-
derativa, sino únicamente a la dispositiva o resolutiva, por cuanto el pretendido
agravio (concreto y justificante del recurso) no puede hallarse en la motivación
de la resolución sino en la decisión contenida en ella, que es la que establece o
fija el derecho de las partes. Se apela así lo ordenado en la resolución y no el ra-
zonamiento lógico, jurídico y de hecho que opera como antecedente y sustento de
tal conclusión. Pese a lo señalado, advertimos que el tema se presta a discusión,
sobre todo en aquellos casos excepcionales en que para determinar con exacti-
tud la decisión contenida en la resolución es preciso acudir a sus considerandos,
existiendo así una suerte de nexo directo, inmediato y subordinado entre ambas
partes de la resolución.

3. PROCEDENCIA
El artículo 365 del Código Procesal Civil trata sobre la procedencia del recurso
de apelación en los siguientes términos:
“Procede apelación:
1. Contra las sentencias, excepto las impugnables con recurso de casa-
ción y las excluidas por convenio entre las partes;
2. Contra los autos, excepto los que se expidan en la tramitación de una
articulación y los que este Código excluya; y
3. En los casos expresamente establecidos en este Código [C.P.C.]”.
Mediante la sentencia el Juez pone fin a la instancia o al proceso en definitiva,
pronunciándose en decisión expresa, precisa y motivada sobre la cuestión contro-
vertida declarando el derecho de las partes, o excepcionalmente sobre la validez
de la relación procesal (art. 121 -último párrafo- del C.P.C.).
Por otro lado, mediante los autos (o resoluciones interlocutorias) el Juez resuelve
la admisibilidad o el rechazo de la demanda o de la reconvención, el saneamiento,
interrupción, conclusión y las formas de conclusión especial del proceso; el con-
cesorio o denegatorio de los medios impugnatorios, la admisión, improcedencia o
modificación de medidas cautelares y las demás decisiones que requieran motivación
para su pronunciamiento (art. 121 -segundo párrafo- del C.P.C.).

4. COMPETENCIA DEL ORGANO JUDICIAL REVISOR


El recurso de apelación hace que el órgano judicial revisor asuma la competen-
cia respecto de las cuestiones objetadas, teniendo plena potestad para resolverlas,

723
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

salvo en situaciones excepcionales y expresamente previstas en el ordenamiento


jurídico en que dicha potestad sufre limitaciones, como aquella referida al impe-
dimento del Juez ad quem de modificar la resolución recurrida en perjuicio del
impugnante (a no ser que la otra parte hubiese también recurrido la resolución o
formulado adhesión a la apelación o se trate de un menor de edad). Tampoco puede
el órgano judicial revisor apartarse del objeto del proceso (que fuera conocido en
primera instancia) e inobservar el principio de congruencia, estando impedido,
entonces, de ir más allá del petitorio o de fundar su decisión en hechos distintos
de los que han sido invocados por las partes, por lo que debe descartar todo asunto
extraño al contenido de la relación procesal y al de los escritos constitutivos del
proceso (salvo en supuestos excepcionales -previstos en la ley- en que se admite
la alegación de hechos nuevos acaecidos en momento posterior a la fase postula-
toria). Asimismo, el órgano judicial revisor se encuentra impedido de examinar
las cuestiones sobre las cuales ha precluido la posibilidad de recurrir y que han
adquirido firmeza (como aquellas no apeladas en su momento por voluntad del
justiciable o las que no fueron comprendidas al expresarse los agravios).
Se puede apreciar que la competencia del órgano judicial revisor no implica
la renovación de todos los elementos introducidos en la primera instancia, limitán-
dose prácticamente a lo expuesto en el recurso de apelación (o en la adhesión, si la
hubiera) y a los concretos agravios en él consignados (y también, por qué no, a su
absolución), sin que ello signifique que no pueda hacer uso de los elementos del
proceso necesarios para decidir la causa, especialmente aquellos que conforman
el material probatorio.
Como bien apunta Loutayf Ranea, por la apelación “... el tribunal de segunda
instancia se encuentra circunscripto por lo que ha sido objeto de apelación y de
agravios; y para el conocimiento de aquello a que está habilitado por la apelación,
el tribunal ad quem está limitado por lo que ha sido sometido a decisión del juez
de primera instancia. No puede conocer (...) de las cuestiones definitivamente
juzgadas, es decir, que han quedado firmes al haber precluido la posibilidad de
impugnación. Pero están sometidos implícitamente a su consideración las defensas
y argumentos planteados oportunamente por el apelado en la instancia en grado, que
han sido rechazados o no considerados por el a quo, y de los que no pudo apelar el
interesado por haberle resultado en definitiva favorable la resolución impugnada”
(LOUTAYF RANEA, 1989, Volumen 1: 79). Concluye Loutayf Ranea señalando
que “en todo lo que está habilitado para entender el tribunal de segunda instancia,
tiene plenitud de conocimiento como la tenía el juez en grado. Al tener el tribunal
de alzada la plenitud de jurisdicción, al igual que el juez de primera instancia, para
conocer de aquello que fue sometido por la apelación, puede examinar lo que ha
sido materia de apelación en todos los aspectos; es decir, asume competencia ple-
na sobre todo el material litigioso” (LOUTAYF RANEA, 1989, Volumen 1: 79).

724
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

El artículo 370 del Código Procesal Civil versa sobre la competencia del Juez
superior en la apelación estableciendo simplemente que:
“El juez superior no puede modificar la resolución impugnada en per-
juicio del apelante, salvo que la otra parte también haya apelado o se
haya adherido o sea un menor de edad. Sin embargo, puede integrar la
resolución apelada en la parte decisoria, si la fundamentación aparece en
la parte considerativa.
Cuando la apelación es de un auto, la competencia del superior sólo
alcanza a éste y a su tramitación”.

5. E L P R I N C I P I O “ TA N T U M D E V O L U T U M Q U A N T U M
APELLATUM”
“Dentro del principio dispositivo se incluye éste que se menciona como el de
‘tantum devolutum quantum appellatum’, puesto que significa que el efecto
devolutivo, que traslada los poderes de decisión al tribunal superior, está limitado
por la apelación. También se expresa diciendo que el agravio es la medida de la
apelación” (VESCOVI, 1988: 159).
En relación a lo expuesto, Loutayf Ranea afirma que “... el tribunal de segunda
instancia sólo puede conocer y decidir aquellas cuestiones a las que ha limitado la
apelación el recurrente. No tiene más facultades de revisión que aquellas que han
sido objeto del recurso; sólo puede ser revisado lo apelado: tantum devolutum
quantum apellatum. No puede dar más de lo pedido por el apelante; pero tampo-
co puede resolver en perjuicio del apelante si no existe recurso de la contraparte”
(LOUTAYF RANEA, 1989, Tomo 1: 117).
Máximo Castro estima que “... la regla tantum apellatum quantum devolu-
tum, no puede interpretarse en la forma restrictiva y estricta con que la sostenían
los romanistas, pues cuando se ha apelado, se entiende que vuelven a ser puestos en
tela de juicio la totalidad de las razones, argumentos o motivos que se han aducido
en el pleito, es decir, tanto los que el juez ha invocado como fundamento de su
sentencia, como los que desechó por no creer que debía tomarlos en consideración”
(CASTRO, 1927, Tomo II: 233).
De la Rúa opina al respecto que el principio de congruencia “... tiene en se-
gunda instancia manifestaciones específicas; más limitantes y rigurosas, porque el
juicio de apelación tiene un objeto propio, que son las pretensiones impugnativas de
los recurrentes, y la voluntad de éstos limita o condiciona más al juez del recurso.
Sus agravios constituyen el ámbito exclusivo sobre el cual debe resolver: tantum
devolutum quantum apellatum. Su competencia funcional está determinada por

725
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

los motivos invocados por el recurrente en función de los agravios por el perjuicio
ocasionado por el fallo... Esto significa que para habilitar al tribunal de alzada debe
existir un recurso válido y deducido por parte legítima que padezca un perjuicio
e invoque un agravio, lo mantenga y no lo desista, y verse sobre cuestiones pro-
puestas en la instancia inferior...” (DE LA RUA; citado por LOUTAYF RANEA,
1989, Tomo 1: 116).
El principio “tantum devolutum quantum apellatum” guarda relación con
el de plenitud de la jurisdicción por cuanto ésta resulta afectada al restringirse
el conocimiento del órgano judicial revisor al marco de la apelación. En lo
concerniente a esto, Alsina señala que “... el principio de la plenitud de la juris-
dicción sufre una limitación en los casos en que el recurso se interpone contra
una parte de la sentencia, pues, entonces, el tribunal no puede pronunciarse
sino sobre lo que es materia del mismo. Es lo que se expresa con el aforismo
tantum devolutum quantum apellatum o sea que los poderes del tribunal de
apelación se hallan limitados por la extensión del recurso” (ALSINA, 1961,
Tomo IV: 416).

6. LA PROHIBICION DE LA “REFORMATIO IN PEIUS”


Escobar Fornos cataloga al principio que niega la reformatio in peius como
“... la prohibición del tribunal superior de empeorar la situación del apelante, si
no existe apelación o adhesión por parte del apelado...” (ESCOBAR FORNOS,
1990: 224).
Couture estima que “la reforma en perjuicio (reformatio in pejus) consiste
en una prohibición al juez superior de empeorar la situación del apelante, en los
casos en que no ha mediado recurso de su adversario” (COUTURE, 1985: 367).
Agrega Couture que “el principio de la reforma en perjuicio es, en cierto modo,
un principio negativo: consiste fundamentalmente en una prohibición...” (COU-
TURE, 1985: 368).
Según De la Rúa, “... esta prohibición significa que con motivo del recurso y
a falta de recurso contrario no se puede agravar, perjudicar o empeorar la situación
obtenida por el recurrente, de modo que se contraríe el objeto defensivo del recurso
y se lo prive de su finalidad específica de obtener una ventaja o un resultado más
favorable del proceso...” (DE LA RUA; citado por LOUTAYF RANEA, 1989,
Tomo 1: 144).
Para De Santo, “la prohibición de la reformatio in peius (reforma en perjui-
cio) significa que el órgano ad quem al conocer, no puede modificar el fallo del
inferior en perjuicio del propio recurrente, si la contraparte a su vez no se alzó
también contra el fallo” (DE SANTO, 1987, Tomo VIII-A: 126-127). De Santo

726
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

considera que “este principio procesal halla su justificación en cuanto quien ataca
un pronunciamiento procura mejorar su situación en el juicio y no empeorarla,
cosa que ocurriría si mediante su propia impugnación dicho pronunciamiento se
alterara en su contra, máxime si el adversario lo consintió” (DE SANTO, 1987,
Tomo VIII-A: 127). De Santo pone de relieve que la prohibición de la reformatio
in peius “... reconoce su fundamento en el principio dispositivo e implica, en
definitiva, una señalada reducción de los poderes de los jueces superiores, que no
pueden alterar el pronunciamiento sometido a su revisión en perjuicio del propio
recurrente” (DE SANTO, 1987, Tomo VIII-A: 135).
“La prohibición de reformatio in peius constituye también una aplicación
del principio de ‘congruencia’; este principio alude a la correlación que debe
existir entre las resoluciones judiciales y las pretensiones o peticiones de las
partes. La medida de la apelación está determinada por los agravios (tantum
devolutum quantum apellatum) y el tribunal de alzada no puede ir más allá de
los límites marcados por el recurso y los agravios; por ello no puede modificar
la resolución en grado en perjuicio del único apelante, siendo que no ha existido
apelación de la otra parte tendiente a buscar tal resultado. Sería incongruente y
violaría el principio dispositivo la resolución del tribunal ad quem que perjudi-
cara al apelante en beneficio de la otra parte que no apeló; si esta última hubiera
querido o hubiera hallado motivos para apelar y procurar la modificación en su
favor de la resolución en grado, hubiera debido utilizar el medio idóneo que el
ordenamiento legal le concede para procurarlo; pero ello depende de la inicia-
tiva privada, y en caso de faltar esta iniciativa, el tribunal de alzada no puede
suplirla so riesgo de caer en violación del principio dispositivo...” (LOUTAYF
RANEA, 1989, Tomo 1: 148).
En relación al principio de la prohibición de la reformatio in peius, el Código
Procesal Civil, en el primer párrafo de su artículo 370, establece con precisión que:
“El juez superior no puede modificar la resolución impugnada en per-
juicio del apelante, salvo que la otra parte también haya apelado o se
haya adherido o sea un menor de edad. Sin embargo, puede integrar la
resolución apelada en la parte decisoria, si la fundamentación aparece en
la parte considerativa”.

7. MOTIVACION DEL RECURSO DE APELACION


La motivación del recurso de apelación implica la exposición de los fun-
damentos fácticos y jurídicos que ameritan, a juicio del recurrente, la anula-
ción o revocación de la resolución impugnada. La motivación del recurso de
apelación exige un análisis crítico, exhaustivo y razonado, punto por punto,

727
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

de los vicios o errores advertidos en la resolución que se objeta, ya sea en la


apreciación de los hechos, la interpretación del material probatorio o en la
aplicación del derecho.
De Gregorio Lavié asegura que el concepto de crítica concreta y razonada del
fallo recurrido debe interpretarse así:
“a) La indicación, punto por punto, de los errores, omisiones y demás defi-
ciencias que se atribuyan a la sentencia;
b) Una demostración de los motivos que se tienen para considerarla errónea,
analizando la prueba, señalando los errores de apreciación y la aplicación
del derecho, demostrando que está equivocada;
c) Una pieza jurídica en la cual se puntualizan los errores de hecho y de de-
recho y la injusticia de las conclusiones del fallo, mediante articulaciones
fundadas y objetivas sobre los errores de la resolución recurrida...” (DE
GREGORIO LAVIE; citado por VESCOVI, 1988: 161-162).
La motivación del recurso constituye un requisito de procedencia del mismo.
Su ausencia o deficiencia (al no precisarse el agravio) faculta al Juez (de primera
instancia) a declarar de plano improcedente la apelación (art. 367 -segundo pá-
rrafo- del C.P.C.).
El artículo 366 del Código Procesal Civil establece claramente al respecto lo
siguiente: “El que interpone apelación debe fundamentarla, indicando el error de
hecho o de derecho incurrido en la resolución, precisando la naturaleza del agravio
y sustentando su pretensión impugnatoria”.

8. LEGITIMIDAD EN LA APELACION
Atendiendo al principio dispositivo que rige en materia recursiva, la apelación
procede a iniciativa de parte, constituyendo una facultad de los sujetos procesales
(demandante, demandado y terceros legitimados) o de sus representantes o de sus
abogados patrocinantes (si cuentan, estos últimos, con facultades generales de
representación), quienes pueden ejercitarla o no.
La legitimidad para apelar no implica tan sólo reunir la condición de parte
o de tercero legitimado o de representante o de abogado patrocinante, sino que
es indispensable, además, que el impugnante tenga interés para apelar, el cual,
insistimos, deriva del agravio o perjuicio efectivamente producido por la reso-
lución recurrida. Es por ello que una resolución es susceptible de ser apelada
por una o por ambas partes, pues el agravio puede afectar a una sola de ellas o
también a las dos.

728
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

Para Couture, “... sujetos titulares del recurso de apelación son las partes...”
(COUTURE, 1985: 360). El indicado jurista hace notar que “... estando subordi-
nada la facultad de apelar al hecho de no haber visto satisfechas las pretensiones
deducidas en juicio, se llega naturalmente a la conclusión de que sólo puede hacer
valer el recurso el que ha visto insatisfecha alguna de sus aspiraciones. Si la sen-
tencia rechaza totalmente una pretensión, es apelable íntegramente; si la acoge
sólo en parte, es apelable en cuanto desecha; si la acoge totalmente, es inapelable”
(COUTURE, 1985: 361).
Tendrá legitimidad activa el apelante o apelantes (sea demandante o demanda-
do o tercero legitimado o sus representantes o abogados patrocinantes), contando,
en cambio, con legitimidad pasiva el o los apelados (el sujeto procesal a quien
favorece la resolución judicial recurrida, ya sea el actor o su adversario o el tercero
legitimado); nunca el Juez que emitió la resolución materia de reclamo. En cuanto
a la legitimidad para apelar es indiferente la posición procesal de demandante,
demandado o tercero legitimado que ostente el impugnante en el litigio porque a
todos ellos se les reconoce facultades impugnatorias.
La calidad de parte o de tercero legitimado necesarias para interponer un
recurso de apelación se hallan previstas en el artículo 364 del Código Procesal
Civil, el mismo que preceptúa que “el recurso de apelación tiene por objeto que
el órgano jurisdiccional examine, a solicitud de parte o de tercero legitimado
(el resaltado es nuestro), la resolución que les produzca agravio...”.

9. LA ADHESION A LA APELACION
La adhesión a la apelación, llamada también apelación adhesiva o derivada,
es aquel instituto procesal que tiene lugar cuando una resolución judicial produce
agravio a ambas partes por lo que, planteado, concedido y corrido traslado del
recurso de apelación correspondiente, la otra parte o su representante se adhiere
a él dentro del plazo que tiene para absolver dicho traslado, no coadyuvando a
los intereses de quien interpuso tal recurso ni simplemente contradiciendo los
fundamentos o alegaciones contenidas en él (lo que supondría su absolución),
sino solicitando, al igual que el apelante, que se modifique o revoque la reso-
lución cuestionada en lo que resulte agraviante o perjudicial para el adherente
y en base a la propia fundamentación del último o, inclusive, a la invocada por
el apelante.
Monroy Cabra dice de la impugnación adhesiva que se da “cuando quien
impugna se adhiere y hace suyos los motivos de la apelación, en cuanto la pro-
videncia le fuere desfavorable respecto de la impugnación principal o incidental
propuesta por la otra parte” (MONROY CABRA, 1979: 333).

729
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

A juicio de Kielmanovich, “... en la apelación adhesiva se pide un pronuncia-


miento en favor del apelado que se suma al que ya fue materia de estimación por
parte del juez de la instancia anterior, colocando a aquél en cierta medida en un
mismo plano de igualdad que el apelante: es, si se nos permite la expresión, como
si ambas partes hubiesen apelado” (KIELMANOVICH, 1989: 64). El apelado
-prosigue Kielmanovich- “... intenta aquí obtener la modificación de la sentencia
que en lo principal le fue favorable, en aquello que le es perjudicial, aprovechando
el recurso del contendiente derrotado” (KIELMANOVICH, 1989: 64).
Según Casarino Viterbo, “adherirse a la apelación es pedir la reforma de la
sentencia apelada en la parte en que la estima gravosa el apelado...” (CASARINO
VITERBO, 1984, Tomo IV: 252). “Se trata, en consecuencia, de una nueva y ver-
dadera apelación interpuesta por el apelado, que no dedujo apelación en tiempo y
forma, y utilizando el recurso deducido por su contrario” (CASARINO VITERBO,
1984, Tomo IV: 252). “La adhesión a la apelación supone, pues, que el fallo de
primera instancia agravia en parte al apelado, y que éste, prima facie, se contentó
con él; pero que, posteriormente, al ver que su contrario ha apelado, desea también
que dicho fallo sea enmendado en conformidad a derecho en aquella parte o partes
en que lo perjudica” (CASARINO VITERBO, 1984, Tomo IV: 252).
La adhesión en referencia no se trata de otro recurso de apelación (formulado
por el apelado), pese a ser exigible también el pago de la tasa judicial respectiva
y la motivación de aquélla (que supone la indicación del agravio, del vicio o error
de la resolución que -se alega- lo provoca y la sustentación debida), porque:
A) El examen de segundo grado es iniciado por la apelación interpuesta y
no por la adhesión del apelado.
B) No se produce dentro del plazo legal para apelar sino en momento posterior
(dentro del plazo para absolver el traslado del recurso de apelación).
C) No se dirige al Juez a quo: el destinatario de la adhesión a la apelación
es el Juez ad quem (pues es éste el que confiere traslado del recurso de
apelación y que conoce de la apelación a partir del concesorio del mismo
y elevación de los actuados correspondientes).
La adhesión a la apelación representa otra oportunidad para el apelado de
impugnar la resolución que le causa agravio. Es por eso que dicha figura jurídica
es cuestionada, afirmándose que atenta contra la igualdad de las partes el hecho de
que se conceda al litigante que dejó transcurrir el plazo para apelar una resolución
otra vía o modo para impugnarla, dándosele así mayores facilidades y/o ventajas
a las que tiene el justiciable que sí observó el plazo legal para recurrir la resolu-
ción que le produce gravamen. El adherente no impugna, entonces, la resolución

730
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

por propia iniciativa sino que se aprovecha de la del apelante para cuestionar la
decisión judicial aunque con otros argumentos y en procura de salvaguardar sus
intereses personales.
En lo concerniente a los requisitos de la adhesión a la apelación, Casarino
Viterbo asevera que “... dos requisitos (...) deben concurrir para que pueda tener
lugar la adhesión a la apelación: que la sentencia de primera instancia cause agra-
vios al apelado; y que exista una apelación contraria pendiente” (CASARINO
VITERBO, 1984, Tomo IV: 253).
El legitimado para formular adhesión a la apelación es el (los) apelado (s), o
sea, la contraparte de quien planteó el recurso de apelación. De ninguna manera
el litisconsorte del apelante puede adherirse a la apelación por encontrarse en la
misma posición procesal (activa o pasiva) que él.
Es materia de discusión el determinar si la adhesión a la apelación es autónoma
o subordinada respecto del recurso del mismo nombre. Para unos dicho instituto
procesal reúne las características de todo recurso de apelación sin serlo, por lo que,
en consecuencia, es autónomo; su naturaleza adhesiva supone que requiere de la
apelación para poder emerger, lo que no le resta autonomía en la medida que, una
vez producida la adhesión, su eficacia no está condicionada a la subsistencia del
trámite correspondiente al recurso de apelación. Para otros, en cambio, la adhesión
no es una figura independiente por cuanto se halla subordinada a la apelación y,
precisamente por ser accesoria de ella, sigue su suerte. A nuestro parecer, la primera
de las posiciones descritas es la más acertada, máxime si se tiene en cuenta que,
por ejemplo, el desistimiento del recurso de apelación no afecta el trámite de la
adhesión a dicho medio impugnatorio.
El Código Procesal Civil, acerca de la adhesión al recurso de apelación, es-
tablece lo siguiente:
- En los procesos de conocimiento y abreviado, al contestar el traslado del
escrito de apelación contra la sentencia (que se confiere por el plazo
de diez días), la otra parte podrá adherirse al recurso, fundamentando
sus agravios, de los que se conferirá traslado al apelante por diez días. Si
hubo adhesión, con la absolución del apelante el proceso queda expedi-
to para ser resuelto, con la declaración del Juez superior en tal sentido,
señalando día y hora para la vista de la causa (art. 373 -tercer, cuarto y
quinto párrafos- del C.P.C.).
- En los procesos de conocimiento y abreviado el plazo para adherirse
a la apelación de autos con efecto suspensivo y para su contestación
es de tres días de conferido el traslado del recurso o de la adhesión,

731
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

respectivamente. El Secretario de Juzgado enviará el expediente al su-


perior dentro de cinco días de concedida la apelación o la adhesión -si
la hubo-, bajo responsabilidad (de acuerdo a lo previsto en el art. 376
-inciso 1) y cuarto párrafo- del C.P.C.).
- En los procesos sumarísimos, de ejecución y no contenciosos la adhesión
a la apelación concedida con efecto suspensivo, se sujeta a lo dispuesto
por el artículo 376 del Código Procesal Civil (de conformidad con los
arts. 558, 691 -segundo párrafo- y 756 del C.P.C.). Por consiguiente, el
plazo para adherirse y para su contestación, si la hubiera, es de tres días
de corrido el traslado del recurso o de la adhesión, en ese orden. El Se-
cretario de Juzgado enviará el expediente al superior dentro de cinco días
de concedida la apelación o la adhesión -si la hubo-, bajo responsabilidad
(art. 376 -inciso 1) y cuarto párrafo- del C.P.C.).
- La adhesión a la apelación de autos sin efecto suspensivo (en toda
clase de procesos) debe tener lugar dentro de tercero día de notificado el
concesorio de la apelación, pudiendo el adherente, de considerarlo, pedir
al Juez que agregue al cuaderno de apelación los actuados que estime
conveniente, previo pago de la tasa respectiva (art. 377 -segundo párrafo-
del C.P.C.).
- La adhesión (a la apelación) que no acompañe el recibo de la tasa, se
interponga fuera del plazo, no tenga fundamento o no precise el agravio,
será de plano declarada inadmisible o improcedente, según sea el caso
(art. 367 -segundo párrafo- del C.P.C.).
- El desistimiento de la apelación no afecta a la adhesión. Puntualizamos
que, no obstante estar incluida esta disposición dentro del artículo 373
-último párrafo- del Código Procesal Civil, que versa sobre el plazo y
trámite de la apelación de sentencias, resulta aplicable no sólo para la
adhesión al recurso de apelación dirigido contra una sentencia, sino que
además lo es tratándose de la adhesión a la apelación de autos con o
sin efecto suspensivo. La inclusión de dicha regla de carácter general
en el citado artículo obedece simple y llanamente a un error de técnica
legislativa.

10. TRAMITE DEL RECURSO DE APELACION

10.1 Interposición del recurso


En palabras de Jaime Guasp, la interposición del recurso de apelación “tiene
como contenido fundamental el de dar vida al proceso de apelación, o segunda

732
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

instancia, del asunto judicial resuelto en la primera por el juez o tribunal de cuya
resolución se recurre. Es, pues, un auténtico acto de iniciación procesal al que cabe
llamar demanda, si a este término se le da el significado amplio que verdaderamente
merece. E incluso cabe observar que se trata de una demanda pura y simple, y no
mixta o compleja, porque el escrito de interposición del recurso contiene la simple
petición de que el proceso de apelación dé comienzo y no encierra la pretensión
procesal de fondo, de eliminación y sustitución de la resolución recurrida, la cual
queda reservada para un momento ulterior de la tramitación” (GUASP, 1968,
Tomo I: 739-740).
La interposición del recurso de apelación resulta ser entonces la declaración
expresa de voluntad de quien se siente perjudicado con alguna resolución dirigida
a introducir el indicado medio impugnativo al proceso a fin de obtener la modi-
ficación de aquélla. Dicho acto procesal de introducción del recurso, que adopta,
por lo general, la forma escrita, inicia, pues, el procedimiento de revisión de una
resolución y se plantea ante el mismo órgano jurisdiccional que la expidió. El re-
curso debe observar los requisitos de ley porque sino su interposición sería inútil
al devenir en ineficaz dicho medio impugnatorio.
El escrito que contiene el recurso de apelación debe comprender el pedido
claro y expreso de revocación y/o anulación de una resolución judicial, así como
la fundamentación de hecho y de derecho correspondiente (de conformidad con
el art. 358 del C.P.C.), a no ser que la resolución recurrida se trate de un auto
expedido en una audiencia, en cuyo caso la apelación se interpone de inmediato
(verbalmente), pero su motivación y demás requisitos pueden ser cumplidos en
momento posterior y por escrito.
La apelación contra las sentencias se interpone dentro del plazo previsto en
cada vía procedimental, contado desde el día siguiente a su notificación (art. 373
-primer párrafo- del C.P.C.). Así tenemos que:
- En los procesos de conocimiento, el plazo para apelar la sentencia es de
10 días (art. 478 -inc. 13)- del C.P.C.).
- En los procesos abreviados, el plazo para apelar la sentencia es de cinco
días (art. 491 -inc. 12)- del C.P.C.).
- En los procesos sumarísimos, el plazo para apelar la sentencia es de tres
días (art. 556 -primera parte- del C.P.C.).
- En los procesos únicos de ejecución, el plazo para apelar el auto que
resuelve la contradicción, poniendo fin a tales procesos (por lo que dicha
resolución se homologa a una sentencia), es de tres días (art. 691 -primer
párrafo- del C.P.C.).

733
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- En los procesos no contenciosos, el plazo para apelar la resolución final


es de 3 días (arts. 756 y 376 del C.P.C.).
La apelación contra los autos a ser concedida con efecto suspensivo o sin
él se interpone dentro de los siguientes plazos:
- Tres días si el auto es pronunciado fuera de audiencia (arts. 376 -inc. 1)- y
377 -parte inicial del primer párrafo- del C.P.C.).
- En la misma audiencia, si el auto fuera expedido en ella, pero su funda-
mentación y demás requisitos serán cumplidos en el mismo plazo que el
acápite anterior (arts. 376 -inc. 2)- y 377 -parte inicial del primer párrafo-
del C.P.C.).

10.2 Admisibilidad y procedencia del recurso


Antes de que haya un pronunciamiento sobre la fundabilidad o no de un recurso
debe examinarse si éste reúne los presupuestos de admisibilidad y procedencia
exigidos por ley. El análisis de tales presupuestos corresponde al Juez a quo, es-
tando facultado también para ello el Juez ad quem.
La admisibilidad y procedencia del recurso de apelación suponen el cumpli-
miento de los requisitos legales por parte del impugnante que hacen posible el
conocimiento de la cuestión de fondo formulada en el recurso por el órgano superior
en grado, quien deberá decidir si resulta fundado o infundado. La admisibilidad
y procedencia del recurso de apelación están sujetas a la observancia de determi-
nados requisitos o presupuestos como son: el pago de la tasa judicial respectiva,
su interposición dentro del plazo legal de impugnación, que la resolución pueda
ser objeto de apelación, que dicha resolución haya causado agravio al recurrente,
que quien planteó el recurso se encuentre facultado para hacerlo, que el recurso
esté debidamente fundamentado y que contenga la petición concreta de anulación
o reforma -en todo o en parte- de la resolución impugnada.
Kielmanovich indica que “el juicio de admisibilidad del juez de la primera
instancia es (...) provisorio y no vinculante para la Alzada, quien incluso de oficio
puede declarar su inadmisibilidad por ser ella el ‘juez del recurso” (KIELMANO-
VICH, 1989: 35).
Al respecto, señala Loutayf Ranea que “el tribunal de alzada es el juez del
recurso; es el que debe hacer el análisis definitivo de la admisibilidad; puede
conceder un recurso denegado (si el recurrente ha seguido las más legales para
llegar a la alzada) o denegar un recurso concedido; puede modificar la forma o
los efectos con que se ha concedido un recurso; puede analizar el trámite seguido.
En esta tarea puede actuar de oficio o a petición de parte, según sea el caso; y

734
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

(...) en esta tarea no se encuentra vinculado ni por la voluntad de las partes ni por
resolución del juez en grado por más que se encuentre consentida” (LOUTAYF
RANEA, 1989, Tomo 2: 6). Añade Loutayf Ranea que “cuando el recurso es in-
admisible por darse circunstancias que impedían su concesión, si el juez en grado
no lo ha denegado, lo debe hacer el tribunal de apelaciones; y en tal caso, como
está frente a un recurso concedido -aunque no debía haberlo sido-, la declaración
de inadmisibilidad se hace generalmente mediante una resolución que, expresando
los fundamentos, declara ‘mal concedido’ el recurso (sin perjuicio de que también
sería correcto utilizar la expresión genérica de declarar ‘inadmisible’ el recurso). En
este caso, la resolución del tribunal de apelaciones que declara mal concedida una
apelación tiene efecto de revocatoria de la providencia del juez que la concedió”
(LOUTAYF RANEA, 1989, Tomo 2: 7-8).
El artículo 367 del Código Procesal Civil trata precisamente sobre la admi-
sibilidad e improcedencia del recurso de apelación en los siguientes términos:
“La apelación se interpone dentro del plazo legal ante el Juez que expi-
dió la resolución impugnada, acompañando el recibo de la tasa judicial
respectiva cuando ésta fuera exigible.
La apelación o adhesión que no acompañen el recibo de la tasa, se in-
terpongan fuera del plazo, que no tengan fundamento o no precisen el
agravio, serán de plano declaradas inadmisibles o improcedentes, según
sea el caso.
Para los fines a que se refiere el Artículo 357° [del C.P.C., según el cual
los medios impugnatorios se interponen ante el órgano jurisdiccional que
cometió el vicio o error, salvo disposición en contrario; y se atenderá a
la formalidad y plazos previstos en el Código adjetivo para cada uno], se
ordenará que el recurrente subsane en un plazo no mayor de cinco días, la
omisión o defecto que se pudiera advertir en el recibo de pago de la tasa
respectiva, en las cédulas de notificación, en la autorización del recurso
por el Letrado Colegiado o en la firma del recurrente, si tiene domicilio
en la ciudad sede del órgano jurisdiccional que conoce de la apelación.
De no subsanarse la omisión o defecto, se rechazará el recurso y será
declarado inadmisible.
Si el recurrente no tuviera domicilio procesal en la ciudad sede del órgano
jurisdiccional que conoce de la apelación, tramitará la causa de manera
regular y será el Juez quien ordene la correspondiente subsanación del error.
El superior también puede declarar inadmisible o improcedente la apela-
ción, si advierte que no se han cumplido los requisitos para su concesión.
En este caso, además, declarará nulo el concesorio”.

735
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

10.3 Concesión del recurso


Si el recurso de apelación reúne los requisitos de admisibilidad y procedencia
exigidos por el ordenamiento jurídico procesal, el Juez a quo expedirá el auto que
lo concede precisando su efecto. En la hipótesis de que aquél rechace el medio
impugnatorio interpuesto (declarándolo inadmisible o improcedente) puede el Juez
ad quem conceder el recurso de apelación si declara fundado el recurso de queja
correspondiente, dirigido precisamente a lograr el reexamen y posterior revocación
de la resolución que se pronunció sobre la inadmisibilidad o improcedencia de la
apelación (de conformidad con los arts. 401 y 404 -segundo párrafo- del C.P.C.).

10.3.1 Efectos en que se concede el recurso


El recurso de apelación puede ser concedido:
- Con efecto suspensivo.
- Sin efecto suspensivo.
- Sin efecto suspensivo y con calidad de diferido.
El efecto suspensivo impide la ejecución o cumplimiento de la resolución
recurrida, quedando así suspendida su eficacia hasta tanto no quede firme la decisión
del Juez ad quem. Tal efecto hace que le esté vedado al inferior jerárquico innovar
la situación existente por lo que se encuentra impedido de exigir el cumplimiento
de la decisión sujeta al examen del órgano jurisdiccional de alzada. El magistra-
do que emitió la resolución impugnada puede, sin embargo, seguir conociendo
de aquellos asuntos no comprendidos en la reclamación como los tramitados en
cuaderno aparte, así como ordenar medidas cautelares destinadas a impedir que
pueda tornarse ilusorio el derecho del interesado.
Para Couture, el efecto suspensivo de la apelación “... consiste en el enerva-
miento provisional de los efectos de la sentencia, una vez introducido el recurso
de apelación” (COUTURE, 1985: 370). Interpuesto el recurso -continúa Couture-
“... no sólo se opera el envío al superior para la revisión de la sentencia, sino que
también, como complemento necesario, sus efectos quedan detenidos. Según el
precepto clásico, appellatione pendente nihil innovandum” (COUTURE, 1985:
370). Esta consecuencia -destaca Couture- “... fluye directamente de la esencia
misma de la segunda instancia. Si ésta es (...) un procedimiento de revisión sobre
los vicios posibles de la sentencia, lo natural es que tal procedimiento sea previo a
la ejecución y no posterior, cuando la sentencia se ha cumplido y sus efectos sean,
acaso, irreparables” (COUTURE, 1985: 370). Concluye Couture afirmando que “el
efecto suspensivo depara a la sentencia apelada la condición de expectativa (...).
Pendiente el recurso, no es una sentencia sino un acto que puede devenir sentencia:

736
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

mera situación jurídica a determinarse definitivamente por la conclusión que se


admita en segunda instancia” (COUTURE, 1985: 371).
El recurso de apelación concedido sin efecto suspensivo supone el mante-
nimiento de la eficacia de la resolución recurrida, o sea, que resulta exigible su
cumplimiento. Así es, tal efecto implica la ejecución provisional de la resolución
recurrida, sin perjuicio de lo que el superior jerárquico resuelva al final. En con-
secuencia, si éste confirma lo decidido por el inferior en grado, la ejecución de
la resolución dejará de ser provisional y se convertirá en una actuación procesal
firme; por el contrario, si se revocara la resolución impugnada ejecutada provi-
sionalmente en mérito del efecto aludido, se anulará todo lo actuado en relación
al cumplimiento de dicha resolución, retrotrayéndose el proceso al estado inme-
diatamente anterior a su expedición.
La apelación concedida sin efecto suspensivo y con calidad de diferida
significa que su trámite es reservado por el Juez a quo con la finalidad de que el
indicado medio impugnativo sea resuelto por el superior en grado conjuntamente
con la sentencia u otra resolución que el Juez debe señalar con dicho objeto.
“El efecto diferido corresponde (...) sólo cuando la ley así lo dispone, e im-
plica la postergación de la etapa de fundamentación y resolución del recurso a
un momento ulterior desvinculado del de la interposición, ya que precisamente
tal efecto está dirigido a evitar la interrupción de los procedimientos de primera
instancia y su elevación a la Alzada, consecuencia diríamos ‘normal’ del recurso
de apelación” (KIELMANOVICH, 1989: 46).
El artículo 368 del Código Procesal Civil versa sobre los efectos del recurso
de apelación estableciendo así lo siguiente:
“El recurso de apelación se concede:
1. Con efecto suspensivo, por lo que la eficacia de la resolución recurrida
queda suspendida hasta la notificación de la que ordena se cumpla lo
dispuesto por el superior.
Sin perjuicio de la suspensión, el Juez que expidió la resolución impug-
nada puede seguir conociendo las cuestiones que se tramitan en cuaderno
aparte. Asimismo, puede, a pedido de parte y en decisión debidamente
motivada, disponer medidas cautelares que eviten que la suspensión
produzca agravio irreparable.
2. Sin efecto suspensivo, por lo que la eficacia de la resolución impugnada
se mantiene, incluso para el cumplimiento de ésta.

737
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Al conceder la apelación, el Juez precisará el efecto en que concede el


recurso y si es diferida, en su caso”.
El artículo 369 del Código Procesal Civil está referido a la apelación diferida
y preceptúa que:
“Además de los casos en que este Código [C.P.C.] lo disponga, de oficio
o a pedido de parte, el Juez puede ordenar que se reserve el trámite de una
apelación sin efecto suspensivo, a fin de que sea resuelta por el superior
conjuntamente con la sentencia u otra resolución que el Juez señale. La
decisión motivada del Juez es inimpugnable.
La falta de apelación de la sentencia o de la resolución señalada por el
Juez determina la ineficacia de la apelación diferida”.
Procede la apelación con efecto suspensivo contra las sentencias y autos que
dan por concluido el proceso o impiden su continuación, y en los demás casos pre-
vistos en el Código Procesal Civil (art. 371 del C.P.C.). Advertimos, sin embargo,
que en el caso de la sentencia expedida en el proceso sumarísimo de alimentos la
apelación es concedida sin efecto suspensivo. Ello se desprende del primer párrafo
del artículo 566 del Código adjetivo el cual dispone que “la pensión de alimentos
que fije la sentencia debe pagarse por período adelantado y se ejecuta aunque
haya apelación. En este caso, se formará cuaderno separado...” (El resaltado
es nuestro).
Las apelaciones sin efecto suspensivo proceden en los casos expresamente
establecidos en la ley y en aquellos en que no procede apelación con efecto sus-
pensivo (art. 372 -primer párrafo- del C.P.C.).
Cuando el Código Procesal Civil no haga referencia al efecto o a la calidad
en que es apelable una resolución, ésta es sin efecto suspensivo y sin la calidad de
diferida (art. 372 -último párrafo- del C.P.C.).
Una vez concedida con efecto suspensivo la apelación contra la sentencia, se
elevará el expediente dentro de un plazo no mayor de veinte días, contado desde
la concesión del recurso, salvo disposición distinta del Código Procesal Civil.
Esta actividad es de responsabilidad del Auxiliar jurisdiccional (art. 373 -segundo
párrafo- del C.P.C.).
Apenas sea concedida con efecto suspensivo la apelación contra algún
auto (en los casos en que la ley autoriza dicho efecto), el Secretario de Juzgado
enviará el expediente al superior dentro de cinco días de concedida la apelación
o la adhesión, en su caso, bajo responsabilidad (art. 376 -cuarto párrafo- del
C.P.C.).

738
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

Concedida sin efecto suspensivo y sin la calidad de diferida la apelación contra


algún auto (en los casos en que la ley dispone dicho efecto), en la misma resolución
que concede la apelación se precisa los actuados que deben ser enviados al superior,
considerando los propuestos por el recurrente al apelar, sin perjuicio de que la ins-
tancia que resuelva pueda pedir los documentos que considere necesarios. Dentro
del tercer día de notificado el concesorio, la otra parte puede adherirse a la apelación
y, de considerarlo, pedir al Juez que agregue al cuaderno de apelación los actuados
que estime conveniente, previo pago de la tasa respectiva. El auxiliar jurisdiccional,
dentro de cinco días de notificado el concesorio, bajo responsabilidad, remite a la
instancia correspondiente las piezas indicadas por el Juez, debidamente escaneadas,
formando un cuaderno de apelación virtual, además del oficio de remisión firmado
por el Juez, agregando el original al expediente principal que eleva en cd y otro
medio magnético y dejando constancia de la fecha del envío. En los casos en que
los órganos jurisdiccionales no cuenten con la posibilidad de escanear, el auxiliar
jurisdiccional remite las fotocopias de las piezas procesales. En los casos que una
misma resolución haya sido apelada por varias partes o personas, se formará un
solo cuaderno de apelación, bajo responsabilidad. Así lo establece el artículo 377
-parte pertinente - del Código Procesal Civil.
El concesorio del recurso de apelación que fija un efecto distinto al solicitado
por el recurrente puede ser impugnado a través del recurso de queja a fin de que el
superior jerárquico conceda el recurso con el efecto pedido por el apelante. Ello de
acuerdo a lo previsto en la parte final del artículo 401 del Código Procesal Civil.

10.4 Procedimiento en segunda instancia


El procedimiento de apelación en segunda instancia se desarrolla -según el
Código Procesal Civil- de la siguiente manera:
a) Reexamen del concesorio por el Juez ad quem.
Recibidos los actuados por el superior jerárquico, éste, al igual que el
inferior en grado, puede declarar inadmisible o improcedente la apelación,
si advierte que no se han cumplido los requisitos para su concesión. En
este caso, además, declarará nulo el concesorio (art. 367 -último párrafo-
del C.P.C.).
b) Apelación de sentencias en los procesos de conocimiento y abreviados.
- En los procesos de conocimiento y abreviados, el superior conferirá
traslado del escrito de apelación por un plazo de diez días (art. 373
-tercer párrafo- del C.P.C.).

739
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- Al contestar el traslado, la otra parte podrá adherirse al recurso, fun-


damentando sus agravios, de los que se conferirá traslado al apelante
por diez días (art. 373 -cuarto párrafo- del C.P.C.).
- Con la absolución de la otra parte o del apelante si hubo adhesión,
el proceso queda expedito para ser resuelto, con la declaración del
Juez superior en tal sentido, señalando día y hora para la vista de la
causa (art. 373 -penúltimo párrafo- del C.P.C.).
- La designación de la fecha para la vista de la causa se notifica a las
partes diez días antes de su realización (art. 375 -primer párrafo- del
C.P.C.).
- Dentro del tercer día de notificada la fecha de la vista, el Abogado
que desee informar lo comunicará por escrito, indicando si la parte
informará sobre hechos. La comunicación se considera aceptada
por el solo hecho de su presentación, sin que se requiera citación
complementaria. No se admite aplazamiento (art. 375 -penúltimo
párrafo- del C.P.C.).
- Contra las sentencias de segunda instancia sólo proceden el pedido de
aclaración o corrección y el recurso de casación (art. 378 del C.P.C.).
- Resuelta la apelación, se devolverá el expediente al Juez de la deman-
da, dentro de diez días de notificada la resolución, bajo responsabili-
dad del auxiliar de justicia respectivo (art. 383 -primer párrafo- del
C.P.C.).
c) Apelación de sentencias en los procesos sumarísimos y no contenciosos.
- En los procesos sumarísimos y no contenciosos el trámite de la ape-
lación de sentencias se sujeta a lo dispuesto por el artículo 376 del
Código Procesal Civil, referido al plazo y trámite de la apelación de
autos con efecto suspensivo (arts. 558 y 756 del C.P.C.).
- Dentro de cinco días de recibido, el superior comunicará a las partes
que los autos están expeditos para ser resueltos y señalará día y hora
para la vista de la causa (art. 376 -antepenúltimo párrafo- del C.P.C.).
- Es inadmisible la alegación de hechos nuevos (art. 376 -penúltimo
párrafo- del C.P.C.).
- La designación de la fecha para la vista de la causa se notifica a las
partes con anticipación de cinco días (art. 375 -segundo párrafo- del
C.P.C.).

740
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

- Dentro del tercer día de notificada la fecha de la vista, el Abogado


que desee informar lo comunicará por escrito, indicando si la parte
informará sobre hechos. La comunicación se considera aceptada
por el solo hecho de su presentación, sin que se requiera citación
complementaria. No se admite aplazamiento (art. 375 -penúltimo
párrafo- del C.P.C.). Es de subrayar que en los procesos sumarísimos
no proceden los informes sobre hechos, de acuerdo a lo preceptuado
en el artículo 559 -inciso 2)- del Código Procesal Civil.
- La resolución definitiva se expedirá dentro de los cinco días siguientes
a la vista de la causa (art. 376 -último párrafo- del C.P.C.).
- Resuelta la apelación, se devolverá el expediente al Juez de la deman-
da, dentro de diez días de notificada la resolución, bajo responsabili-
dad del auxiliar de justicia respectivo (art. 383 -primer párrafo- del
C.P.C.).
d) Apelación de autos con efecto suspensivo.
- En toda clase de procesos (procesos de conocimiento, procesos
abreviados, procesos sumarísimos, procesos únicos de ejecución y
procesos no contenciosos), tratándose de la apelación de autos con
efecto suspensivo, dentro de cinco días de recibido, el superior comu-
nicará a las partes que los autos están expeditos para ser resueltos y
señalará día y hora para la vista de la causa (art. 376 -antepenúltimo
párrafo- del C.P.C.).
- Es inadmisible la alegación de hechos nuevos (art. 376 -penúltimo
párrafo- del C.P.C.).
- En los procesos de conocimiento y abreviados, la designación de la
fecha para la vista de la causa se notifica a las partes diez días antes
de su realización. En los demás procesos, se notifica con anticipación
de cinco días (art. 375 -primer y segundo párrafos- del C.P.C.).
- Dentro del tercer día de notificada la fecha de la vista, el Abogado
que desee informar lo comunicará por escrito, indicando si la parte
informará sobre hechos. La comunicación se considerará aceptada
por el solo hecho de su presentación, sin que se requiera citación
complementaria. No se admite aplazamiento (art. 375 -penúltimo
párrafo- del C.P.C.). En los procesos sumarísimos -reiteramos- es
improcedente los informes sobre hechos, con arreglo a lo previsto
en el artículo 559 -inciso 2)- del Código Procesal Civil.

741
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- La resolución definitiva se expedirá dentro de los cinco días siguientes


a la vista de la causa (art. 376 -último párrafo- del C.P.C.).
e) Apelación de autos sin efecto suspensivo.
- Tratándose de apelación de autos sin efecto suspensivo, recibido el
cuaderno por la instancia que resuelve la apelación, esta comunica
a las partes que los autos están expeditos para ser resueltos. En este
trámite no procede informe oral, ni ninguna otra actividad procesal.
Sin perjuicio de ello, el Superior podrá de oficio citar a los Abogados a
fin que informen o respondan sobre cuestiones específicas contenidas
en la resolución apelada (art. 377 -último párrafo- del C.P.C.).
- Resuelta la apelación, el secretario del superior notifica la resolución
a las partes dentro de tercer día de expedida. En el mismo plazo, bajo
responsabilidad, remite al Juez de la demanda copia de lo resuelto,
por facsímil o por el medio más rápido posible. El cuaderno de
apelación con el original de la resolución respectiva, se conserva en
el archivo del superior, devolviéndose con el principal sólo cuando
se resuelva la apelación que ponga fin al proceso (art. 383 -último
párrafo- del C.P.C.).
- En lo que atañe a los procesos únicos de ejecución, se desprende
de la parte final del artículo 691 del Código Procesal Civil que si la
apelación es concedida sin efecto suspensivo, tendrá la calidad de
diferida, siendo de aplicación el artículo 369 de dicho Código en lo
referente a su trámite. Este último precepto legal establece: A. que,
además de los casos en que el Código Procesal Civil lo disponga,
de oficio o a pedido de parte, el Juez puede ordenar que se reserve
el trámite de una apelación sin efecto suspensivo, a fin de que sea
resuelta por el superior conjuntamente con la sentencia u otra reso-
lución que el Juez señale, siendo inimpugnable la decisión motivada
del Juez en ese sentido; y B. que la falta de apelación de la sentencia
o de la resolución señalada por el Juez determina la ineficacia de la
apelación diferida.
En cuanto al procedimiento en segunda instancia, ya sea ante la Corte Suprema
o Cortes Superiores, debe tenerse en consideración lo normado en los artículos
129 al 137 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

10.4.1 La prueba en segunda instancia


Véscovi apunta que “... en la mayoría de las legislaciones que siguen nuestros
sistemas se admite, en forma excepcional, la apertura a prueba en segunda instancia

742
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

(y tercera donde existe), especialmente las referidas a hechos nuevos y a aquellas


probanzas que la parte no hubiera podido procurársela pese a su diligencia. Diría-
mos: que sin culpabilidad no pudo agregar al proceso” (VESCOVI, 1988: 151).
En todos estos casos -prosigue Véscovi- “... cabe referirse a hechos relevantes
o circunstancias decisivas; no se admite el diligenciamiento de lo que se puede
calificar de pruebas superfluas” (VESCOVI, 1988: 151). “... En la mayoría de
los códigos que admiten la solicitud de pruebas en segunda instancia, se acepta
la apertura de un período probatorio que se rige por las normas generales (de
la primera instancia)” (VESCOVI, 1988: 152). “En algunos países se admite que
la prueba se solicite con la misma expresión de agravios; en otros, se debe hacer
el petitorio en escrito separado, dentro del mismo término” (VESCOVI, 1988:
153). “Admitido un período de prueba, en algunos sistemas se realiza la expresión
de agravios; en otros, se convoca a una audiencia final (en algunos sistemas esta
audiencia es obligatoria, aunque no haya prueba) donde las partes hacen sus ex-
posiciones (o informan in voce, según el antiguo sistema que mantienen muchos
códigos latinoamericanos)” (VESCOVI, 1988: 153).
La prueba en segunda instancia se encuentra regulada en el artículo 374 del
Código Procesal Civil, referido a los medios probatorios en la apelación de sen-
tencias, el cual preceptúa que:
“Las partes o terceros legitimados pueden ofrecer medios probatorios en
el escrito de formulación de la apelación o en el de absolución de agravios,
únicamente en los siguientes casos:
1. Cuando los medios probatorios estén referidos a la ocurrencia de
hechos relevantes para el derecho o interés discutido, pero acaecidos
después de concluida la etapa de postulación del proceso; y
2. Cuando se trate de documentos expedidos con fecha posterior al inicio
del proceso o que comprobadamente no se hayan podido conocer y
obtener con anterioridad.
Es inimpugnable la resolución por la que el superior declara inadmisibles
los medios probatorios ofrecidos. Si fueran admitidos y los requiriese, se
fijará fecha para la audiencia respectiva, la que será dirigida por el Juez
menos antiguo, si el superior es un órgano colegiado”.

10.4.2 La decisión de segunda instancia


“... La manera normal y corriente como puede terminar o extinguirse
el recurso de apelación es mediante la dictación del fallo de segunda
instancia” (CASARINO VITERBO, 1984, Tomo IV: 259).

743
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

La decisión de segunda instancia debe contener: a) la mención del lugar y


fecha; b) la referencia a las partes del litigio; c) la relación de las cuestiones que
representan el objeto del procedimiento de revisión; d) la fundamentación del caso
-fáctica y jurídica- respecto de lo que es materia del recurso y de la decisión adopta-
da (en lo que fuere suficiente y decisivo para dar solución al asunto); e) la solución
expresa y precisa del recurso (declarando el derecho de las partes o anulando la
resolución impugnada y ordenando al inferior jerárquico que decida conforme
a los considerandos del órgano revisor y/o que renueve los actos procesales que
correspondan); f) el pronunciamiento sobre la condena en costas y costos; y g)
la firma o firmas del Juez o Jueces que emiten la decisión de segunda instancia.
Loutayf Ranea señala que, “tratándose de la sentencia de alzada que decide un
recurso de apelación, pueden presentarse dos situaciones: una, cuando el tribunal
de segunda instancia rechaza el recurso de apelación por considerar infundados
los agravios del recurrente; en este caso la decisión debe limitarse a declarar tal
circunstancia, quedando firme la sentencia en grado. La otra situación se presenta
en el supuesto de que el tribunal de alzada hace lugar a la apelación (total o par-
cialmente); en este caso, si el acogimiento de la apelación significa el rechazo de
la demanda, la sentencia debe hacer ambas declaraciones, es decir, hacer lugar
a la apelación, y en su consecuencia, rechazar la demanda instaurada; pero si el
acogimiento de la apelación implica también el acogimiento de la demanda, el
tribunal de segunda instancia debe dictar la sentencia dando todas las pautas rela-
tivas a la demanda que se acoge (la declaración sobre el derecho que se reconoce,
o la condena que se establece, el monto, plazo para su cumplimiento, etc.); si el
acogimiento de la apelación significa solamente la modificación de algunos de
los puntos de la sentencia en grado, debe indicar en qué sentido se modifica la
sentencia de primera instancia...” (LOUTAYF RANEA, 1989, Tomo 2: 293-294).
El órgano judicial revisor (unipersonal o colegiado) al resolver no puede mo-
dificar la resolución impugnada en perjuicio del apelante, salvo que la otra parte
también haya apelado o se haya adherido o sea un menor de edad. Sin embargo,
puede integrar la resolución apelada en la parte decisoria, si la fundamentación
aparece en la parte considerativa (art. 370 -primer párrafo- del C.P.C.).
Si la apelación fuese de un auto, la decisión de segunda instancia estará referida
sólo a él y a su tramitación, de conformidad con lo dispuesto en el último párrafo
del artículo 370 del Código Procesal Civil.
Hacemos notar que la nulidad o revocación de una resolución apelada sin
efecto suspensivo, determina la ineficacia de todo lo actuado sobre la base de su
vigencia, debiendo el Juez de la demanda precisar las actuaciones que quedan sin
efecto, atendiendo a lo resuelto por el superior (art. 380 del C.P.C.).

744
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

Acerca de la decisión de segunda instancia, es necesario tener en cuenta, ade-


más, lo prescrito por la Ley Orgánica del Poder Judicial en los artículos 133 al 149.

10.4.2.1 Actos contra la sentencia expedida en segunda instancia


Contra las sentencias de segunda instancia sólo proceden el pedido de aclara-
ción o corrección y el recurso de casación, siempre que se cumplan los requisitos
de forma y fondo para su admisión. Ello de acuerdo a lo previsto en el artículo
378 del Código Procesal Civil.

10.4.2.2 Cumplimiento de la sentencia de segunda instancia


Consentida la sentencia de segunda instancia que contiene un mandato y,
devuelto el expediente al Juez de la demanda, la sentencia adquiere la calidad de
título de ejecución judicial, procediéndose conforme a lo regulado en el Capítulo
V (“Ejecución forzada”) del Título V (“Proceso único de ejecución”) de la Sección
Quinta (“Procesos contenciosos”) del Código Procesal Civil. Así lo determina el
artículo 379 del mencionado cuerpo de leyes.

10.4.2.3 Fijación de costas y costos en segunda instancia


En principio, las costas están constituidas por las tasas judiciales, los hono-
rarios de los órganos de auxilio judicial y los demás gastos judiciales realizados
en el proceso (art. 410 del C.P.C.).
Son costos del proceso el honorario del Abogado de la parte vencedora, más un
cinco por ciento destinado al Colegio de Abogados del Distrito Judicial respectivo
para su Fondo Mutual y para cubrir los honorarios de los Abogados en los casos
de Auxilio Judicial (art. 411 del C.P.C.).
Ahora bien, cuando la sentencia de segunda instancia confirma íntegramente
la de primera, se condenará al apelante con las costas y costos. En los demás casos,
se fijará la condena en atención a los términos de la revocatoria y la conducta de
las partes en la segunda instancia. Ello conforme a lo preceptuado por el artículo
381 del Código Procesal Civil.

11. ELEVACION EN CONSULTA POR FALTA DE APELACION

11.1 Concepto de consulta


La consulta es un instrumento procesal de control de resoluciones judiciales por
el cual la instancia superior conoce en ciertos casos expresamente contemplados en
la ley lo resuelto por el inferior jerárquico, que no ha sido objeto de impugnación

745
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

por parte de los justiciables o sus representantes. Para tal efecto son elevados los
autos de oficio por el Juez a quo.
La consulta constituye un trámite obligatorio en los supuestos que determina
el ordenamiento jurídico y está dirigida a desterrar la posibilidad del error judicial,
que resultaría significativa si la cuestión litigiosa se debatiera en una sola instancia.
Opera en situaciones sumamente relevantes (como cuando se aplican normas de
rango constitucional) o en procesos en los que puede producirse indefensión u otra
situación grave para los intereses de alguna de las partes.
Para Loutayf Ranea, “... la ‘consulta’ es una institución sui generis, es decir,
que tiene entidad propia; a través de ella se impone el deber al juez a quo de elevar
el expediente al tribunal ad quem, y a éste de efectuar un control de la sentencia
dictada en la instancia anterior, en los supuestos específicamente señalados por la
ley” (LOUTAYF RANEA, 1989, Tomo 2: 401-402).
Según Devis Echandía, “tiene lugar la consulta de la sentencia cuando el
legislador dispone que sea necesaria y oficiosamente revisada por el superior, sin
lo cual no se ejecutoría...” (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 641).
Peyrano refiere que “... la ‘consulta’ la formula un tribunal a su alzada res-
pectiva con el objeto de que ésta revise lo resuelto por el a quo, medie o no,
concomitantemente, un recurso de apelación interpuesto por parte interesada.
Es decir que emitido un cierto tipo de pronunciamiento, el tribunal emisor debe
elevar -por voluntad de la ley y no de las partes- lo actuado al superior para que
éste decida -en definitiva- sobre el mantenimiento o modificación de lo resuelto
por el inferior. Ahora bien, ¿qué tipo de pronunciamientos justifica tal flagrante
apartamiento de los principios comunes en materia de apertura de la instancia de
alzada (que habitualmente, se abre única y exclusivamente mediante la deducción
de los recursos de apelación y nulidad)? Pues tales pronunciamientos son aquellos
en los cuales no obstante haberse respetado formalmente la garantía del ‘debido
proceso’, de todos modos se corre el riesgo de que en la realidad de los hechos
resulte menoscabado el principio de marras...” (PEYRANO; citado por LOUTAYF
RANEA, 1989, Tomo 2: 402-403).
La consulta se encuentra regulada en el Título XIV de la Sección Tercera
(“Actividad procesal”) del Código Procesal Civil, en los arts. 408 y 409.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la consulta, ha
establecido lo siguiente:
- “... La consulta es un medio impugnatorio cuya procedencia está espe-
cíficamente prevista en la ley y se aplica en aquellos casos en los que

746
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

esté de por medio el orden público o las buenas costumbres, así como la
propia eficacia del sistema jurídico en los casos en que el Juzgador ejerce
las funciones de contralor de la constitucionalidad de las leyes. (...) Que
por tal razón, la consulta es de uso restrictivo, obligatorio y se promueve
de oficio” (Casación Nro. 230-96 / La Libertad, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 12-05-1998, pág. 1008).
- “... La consulta es un mecanismo legal obligatorio destinado a la revisión
de oficio de determinadas resoluciones judiciales cuya finalidad es la de
aprobar y desaprobar el contenido de ellas previniendo el cometer irre-
gularidades, malas prácticas legales o erróneas interpretaciones jurídicas,
toda vez que la finalidad abstracta del proceso es la de lograr la paz social
en justicia...” (Casación Nro. 2279-99 / Callao, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 17-09-2000, pág. 6299).
- “... El Artículo trescientos sesenticuatro del Código Procesal Civil, esta-
blece que el recurso de apelación tiene por objeto que el órgano jurisdic-
cional superior examine, a solicitud de parte o de tercero legitimado la
resolución que le produzca agravio, con el propósito de que sea anulada
o revocada, total o parcialmente. (...) Que, la situación de la consulta es
diferente, porque se eleva el expediente para que la sentencia de primera
instancia sea aprobada o desaprobada” (Casación Nro. 3154-98 / La
Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 21-09-1999, págs.
3567-3568).
- “... La consulta de una resolución procede cuando el legislador dispone,
en atención a determinados supuestos, que ella sea necesaria y oficiosa-
mente revisada por el Superior, sin lo cual no se ejecutaría...” (Casación
Nro. 1167-2000 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-01-2001, pág. 6691).
- “... Representa (la consulta) el último acto procesal de aquellos procesos
que por mandato de la ley deben ser susceptibles de revisión ante el
Colegiado...” (Casación Nro. 2279-99 / Callao, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 17-09-2000, pág. 6299).
- “... La consulta implica la revisión del fallo, la cual no se limita al aspecto
procesal y [...] procede de oficio en los casos que la ley lo establece...”
(Casación Nro. 1405-2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Pe-
ruano el 31-01-2003, pág. 9929).
- “... Si bien la elevación en consulta debe generar en principio la apro-
bación o desaprobación de la resolución consultada, no existe ningún

747
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

impedimento para que se sancione una nulidad cuando exista un vicio o


defecto que la sustente de acuerdo al artículo 171 del Código Procesal
Civil, resultando distinto el hecho de que el vicio en que se sustente la
resolución de vista no se configure o carezca de apoyo legal, siendo im-
portante considerar al respecto el principio de trascendencia...” (Casación
Nro. 249-2006 / Cañete, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
31-08-2007, págs. 20112-20113).
- “... Los autos deben elevarse en consulta al Superior (de no apelarse la
sentencia que declara el divorcio), tal como la norma antes acotada (art.
359 del C.C.) indica, debiéndose advertir que esta consulta responde al
acatamiento de una norma de carácter imperativo que no persigue la ab-
solución del grado porque no hay grado que absolver sino simplemente
su examen o conformidad con lo resuelto por el Juez inferior” (Casación
Nro. 230-96 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
12-05-1998, pág. 1008).
- “... El Artículo trescientos cincuentinueve del Código Civil dispone que
si no se apela de la sentencia que declara el divorcio será consultada. (...)
Que, esa es la situación del proceso, porque al no ser apelada la senten-
cia que declaró fundada la demanda de divorcio se elevó en consulta al
superior. (...) Que, a pesar de ello la Sala Civil que conoció la consulta,
desnaturalizando el proceso consideró que se trataba de una apelación y
resolvió como tal, revocó la apelada y reformándola declaró infundada la
demanda” (Casación Nro. 3154-98 / La Libertad, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 21-09-1999, págs. 3567-3568.).
- “... De la revisión de lo actuado se advierte que mediante resolución [...]
se ordena que se eleve en consulta la sentencia de primera instancia a la
Sala Especializada de Familia de la Corte Superior de Justicia [...] quien
[sic] sólo debió aprobar o desaprobar dicha sentencia en razón de apre-
ciarse o no alguna infracción legal procesal o sustantiva, en tanto que, la
consulta tiene como fundamento la protección del matrimonio y la familia,
por ende, no se requiere del interés privado sino del interés social; sin
embargo la Sala de Familia declaró nula la aludida sentencia de primera
instancia como si hubiese sido elevado [sic -léase elevada-] en grado
de apelación en el cual sí se puede pronunciar sobre los extremos de la
sentencia, confirmándola, revocándola y hasta anularla de conformidad
con el artículo 364 del Código Procesal Civil [...]; incurriéndose de esta
forma en [...] contravención de las normas que garantizan el derecho a
un debido proceso...” (Casación Nro. 1637-2004 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 04-07-2006, págs. 16524-16525).

748
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

- “... El artículo cuatrocientos ocho del Código Procesal Civil establece


expresamente cuales [sic -léase cuáles-] son las resoluciones de primera
instancia contra las que procede la consulta en el caso de no ser apeladas,
entre las cuales no se encuentra la sentencia [...] que declaró fundada una
demanda de reconocimiento de derechos. [...] Que, debido a ello, la resolu-
ción [...] ha infringido lo dispuesto por la norma acotada al ordenar se eleve
en consulta la sentencia aludida...” (Casación Nro. 1167-2000 / Huánuco,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6691).
- “... Los Magistrados Superiores que conocieron de la causa en consulta
han estimado que es necesario solicitar un informe al Registro Nacional
de Identificación y Estado Civil (RENIEC) para verificar el domicilio de
los demandados, esto a fin de no vulnerar su derecho de defensa, lo que
constituye un criterio válido dentro de su independencia como Juzgadores
encargados de la dirección del proceso conforme a los artículos 50 inciso
2 y 51 inciso 2 del Código Procesal Civil, concordado con el artículo 16
del Texto Unico Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, según
el cual los magistrados son independientes en su actuación jurisdiccional
dentro de su competencia. [...] Que, en tal sentido la resolución de vista
en dicho extremo no padece de vicio alguno que la anule...” (Casación
Nro. 249-2006 / Cañete, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-
08-2007, págs. 20112-20113).

11.2 Procedencia
El artículo 408 del Código Procesal Civil norma la procedencia de la consulta
en estos términos:
“La consulta sólo procede contra las siguientes resoluciones de primera
instancia que no son apeladas:
1. La que declara la interdicción y el nombramiento de tutor o curador;
2. La decisión final recaída en proceso donde la parte perdedora estuvo
representada por un curador procesal;
3. Aquella en la que el Juez prefiere la norma constitucional a una legal
ordinaria; y
4. Las demás que la ley señala.
También procede la consulta contra la resolución de segunda instancia
no recurrida en casación en la que se prefiere la norma constitucional.
En este caso es competente la Sala Constitucional y Social de la Corte
Suprema”.

749
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

11.3 Trámite
El trámite de la consulta se halla previsto en el artículo 409 del Código Pro-
cesal Civil, el cual preceptúa que:
“Cuando proceda la consulta, el expediente es elevado de oficio.
El Auxiliar jurisdiccional enviará el expediente al superior dentro de cinco
días, bajo responsabilidad.
La resolución definitiva se expedirá dentro de los cinco días siguientes a
la vista de la causa. No procede el pedido de informe oral.
Durante la tramitación de la consulta, los efectos de la resolución quedan
suspendidos”.

12. JURISPRUDENCIA CASATORIA RELACIONADA CON EL RECUR-


SO DE APELACION
En los subpuntos que siguen procederemos a citar la jurisprudencia casatoria
relacionada con el recurso de apelación.

12.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con los casos en que el recurso de


apelación contiene intrínsecamente el de nulidad
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a los casos en
que el recurso de apelación contiene intrínsecamente el de nulidad (vale decir,
cuando los vicios están referidos a la formalidad de la resolución impugnada), ha
establecido lo siguiente:
- “... Con arreglo a lo prescrito en el artículo ciento setentiséis del Código
Procesal Civil, cuando se haya sentenciado el proceso en primera instan-
cia, el pedido de nulidad [...] sólo puede ser alegado expresamente con
el escrito sustentatorio del recurso de apelación, que es la vía correcta
para impugnar sentencias; [...] al no haberse actuado así, se ha vulne-
rado también el principio de preclusión...” (Casación Nro. 1999-2000 /
Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, págs.
6813-6814).
- “... Dicha articulación [nulidad de actuados] recién fue planteada por la
recurrente mediante escrito [...] cuando el Juez ya había perdido com-
petencia al haber concedido el recurso de apelación, y cuando ya había
transcurrido el plazo previsto por el artículo quinientos cincuentiséis del
Código Adjetivo [C.P.C.], razón por la que carece de base real sostener

750
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

que la recurrente planteó válidamente la nulidad de actuados, en ese sen-


tido no cabría admitir su tramitación ni pronunciamiento al respecto...”
(Casación Nro. 404-01 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-07-2001, págs. 7477-7478).
- “... El artículo ciento setentiséis del Código Procesal Civil, dispone en
su segundo párrafo, que las nulidades por vicios ocurridos en segunda
instancia, serán formuladas en la primera oportunidad que tuviera el inte-
resado para hacerlo, debiendo la Sala resolverlas de plano u oyendo a la
otra parte; es decir, que la Sala no tiene la obligación de correr traslado a
la otra parte de la nulidad deducida, puesto que puede, incluso, resolver la
nulidad de plano, ello sin oír a la otra parte; [...] siendo esto así, al haber
resuelto la Sala Civil [...] la nulidad deducida [...] respecto de la Resolu-
ción de Vista [...], que anula la Sentencia de Primera Instancia por vicios
procesales, sin correr traslado al demandante, no se han contravenido las
normas que garantizan el derecho a un debido proceso...” (Casación Nro.
2984-01 / Tacna, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-05-2002,
págs. 8752-8753).

12.2 Jurisprudencia casatoria relacionada con el objeto de apelación


La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al objeto de apela-
ción, ha establecido lo siguiente:
- “... Se discute [...] si la apelación es un proceso distinto al de primera
instancia (tesis renovadora) o si, por el contrario, se trata del mismo
proceso dividido en distintos grados (tesis revisora). La tesis renovadora
confiere mayor amplitud a la apelación, admitiendo pruebas y el ejercicio
de distintas pretensiones en la segunda instancia; mientras que la tesis
revisora limita estas posibilidades partiendo de la idea que en la alzada
no se debe modificar la sustancia que sirvió de base para la decisión pri-
mera, ni resolver en perjuicio del apelante. Nuestro sistema jurídico sigue
la tesis revisora, como así resulta de lo dispuesto en el artículo 370 del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2781-2005 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 03-10-2006, págs. 17190-17191).
- “... [El recurso de apelación] importa una revisión de todo el material de
hecho como de las cuestiones de derecho contenidas en la sentencia de
primera instancia...” (Casación Nro. 558-01 / Apurímac, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-07-2002, pág. 8909).
- “... A diferencia del recurso de apelación, que provoca un nuevo examen
del caso por parte del A Quem, tanto del aspecto fáctico como del aspecto

751
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

jurídico, el de casación únicamente admite la posibilidad de llevar a cabo


una revisión jurídica de la sentencia de mérito, limitándose a la revisión
del juicio de derecho contenido en ella, lo cual determina que las con-
clusiones a que el tribunal de mérito han llegado [sic -léase ha llegado-]
sobre las cuestiones de hecho y la valoración de los medios probatorios,
no pueden ser alteradas mediante este recurso...” (Casación Nro. 3280-
2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001,
pág. 7229).

12.3 Jurisprudencia casatoria relacionada con las resoluciones contra las


que no procede la apelación por ser inimpugnables
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a las resoluciones
contra las que no procede la apelación por ser inimpugnables, ha establecido lo
siguiente:
- “... La resolución que incorpora a un tercero en la relación procesal no es
impugnable, salvo que se deniegue su apersonamiento según lo dispone
el artículo ciento uno segundo párrafo [del] Código Procesal Civil...”
(Casación Nro. 2488-03 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-04-2004, págs. 11863-11864).
- “... El otorgamiento de auxilio judicial resulta ser una facultad discrecional
atribuida al Juez, la cual no resulta ser impugnable, menos aún en sede
de casación...” (Casación Nro. 1917-2004 / Cajamarca, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-03-2005, pág. 13798).
- “... La inspección judicial con peritos fue ordenada de oficio [...], lo que
no es impugnable...” (Casación Nro. 2784-00 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7026).
- “... Con respecto a la falta de notificación a la recurrente de la resolución
[...] en que el A Quo ordena al Banco ejecutante presentar el contrato de
cuenta corriente, que obra en autos [...], dicha omisión no es merecedora
de sanción con nulidad, toda vez que no se configura el perjuicio a que
[...] hace referencia el artículo ciento setenticuatro del Código Procesal
Civil, ya que, de acuerdo al artículo ciento noventicuatro del mencio-
nado Cuerpo de Leyes, la decisión del Juez que ordena la actuación de
una prueba de oficio es inimpugnable; es decir las partes se encuentran
impedidas de impugnar dicha resolución así como la prueba de oficio
cuya actuación es ordenada por el Juez...” (Casación Nro. 3270-2000 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001,
pág. 7441).

752
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

- “... Si bien es cierto, el Código Procesal Civil no lo dispone expresamen-


te, la doctrina se ha encargado de establecer [...] que el auto admisorio
[de la demanda] no resulta apelable. [...] Que, dicha falta de regulación
por parte de la citada norma adjetiva no impide establecer que este auto
es inimpugnable y en todo caso vigente...” (Casación Nro. 1561-98 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs.
7143-7144).
- “... Dicho auto [admisorio de la demanda] es inimpugnable por las
siguientes razones: a) el emplazamiento válido ya produjo los efectos
que establece el artículo cuatrocientos treintiocho del Código Procesal
Civil; b) la parte demandada puede utilizar contra la demanda admitida
por el juzgado las defensas previas o excepciones [...]; y c) de admitirse
el recurso de apelación, como ha ocurrido en este caso, resulta que el
juzgador de Primera Instancia no se ha pronunciado por la improcedencia
de la demanda, sino que la ha calificado positivamente, por lo que solo
existiría como única instancia la resolución de vista y como la Corte
Suprema no es una tercera instancia, no se produciría la pluralidad de
instancia que garantiza el inciso sexto del artículo ciento treintinueve de
la Carta Magna, máxime si el artículo cuatrocientos veintisiete del Código
Adjetivo [C.P.C.] establece la doble instancia para la improcedencia de
la demanda...” (Casación Nro. 3248-02 / Lambayeque, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-05-2003, pág. 10584).
- “... Nuestro ordenamiento procesal civil contiene una excepción a la
situación procesal de que el auto admisorio de la instancia [demanda] es
inapelable y es la contemplada en el artículo seiscientos noventisiete del
Código Procesal Civil, que dispone que el mandato ejecutivo es apelable
sin efecto suspensivo, lo que importa que únicamente dicho auto admisorio
[de la demanda] es apelable...” (Casación Nro. 3248-02 / Lambayeque,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2003, pág. 10584).
- “... Al no ser susceptible de recurso de apelación el auto admisorio [de la
demanda], la Sala Superior ha cometido error in procedendo [al pronun-
ciarse sobre el recurso de apelación interpuesto contra el auto admisorio
de la demanda]...” (Casación Nro. 1561-98 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs. 7143-7144).
- “... Sustenta su recurso [de casación] en la afirmación que hace el recu-
rrente en el sentido de que en la sentencia de vista no se ha resuelto la
apelación concedida [...] sin efecto suspensivo y con el carácter de dife-
rido [sic -léase diferida-], si bien dicho recurso ha debido ser objeto de

753
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

pronunciamiento en la sentencia de vista, empero, dicho concesorio, por


su naturaleza, no ha debido concederse, en atención a que no es admisible
la apelación contra el auto admisorio de la instancia [demanda], por lo que
carece de trascendencia en este proceso. Declarar procedente el recurso
[de casación] por esta motivación sería atentatorio contra el principio de
celeridad procesal. Razones por las cuales el recurso [de casación] debe
desestimarse...” (Casación Nro. 3649-2000 / San Román, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, pág. 7559).

12.4 Jurisprudencia casatoria relacionada con el plazo para interponer el


recurso de apelación
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al plazo para inter-
poner el recurso de apelación, ha establecido lo siguiente:
- “... Cuando el recurrente conoció por los edictos que se había expedido
sentencia y dentro del tercer día solicitó se le notifique el texto íntegro de
la sentencia, el Juzgado accedió a dicha petición y notificó la sentencia
completa [...]; al haber interpuesto el recurso de apelación [...] dentro
del término que establece el artículo seiscientos noventiuno del Código
Adjetivo [C.P.C.], lo ha hecho en tiempo hábil, porque el término debe
contarse desde el día en que el Juzgado notificó por cédula el texto ínte-
gro de la sentencia...” (Casación Nro. 426-2001 / Piura, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-10-2001, pág. 7731-7732).
- “... Es principio y regla procesal que todos los vicios acontecidos dentro
de una audiencia se impugnan en ella, por los que asistieron o dentro
del plazo de Ley de haber sido notificado [sic -léase notificados-] del
contenido de la misma, para los sujetos que no estuvieron presentes...”
(Casación Nro. 346-2005 / Moquegua, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-08-2005, pág. 14560).
- “... Si bien la recurrente interpuso recurso de apelación contra el auto
que desestimó las excepciones en el acto de Audiencia Unica no corre en
autos el respectivo concesorio del citado medio impugnatorio, y ello es
así por cuanto el Juez condiciono [sic -léase condicionó-] a la impugnante
a que cumpla previamente con los demás requisitos del recurso, y al no
haber satisfecho los mismos, mal puede alegar la omisión que denuncia
[omisión de pronunciamiento sobre el recurso de apelación interpuesto
en la audiencia única], lo que revela la infracción del deber de veracidad
con el que debe actuar...” (Casación Nro. 3728-00 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs. 7264-7265).

754
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

- “... No se advierte la afectación al derecho de defensa de los recurrentes,


toda vez que las tachas formuladas por la demandante respecto de los
medios probatorios ofrecidos en la contestación han sido declaradas
fundadas en audiencia [única] [...], la que se encuentra firme al no haber
sido apelada por los recurrentes, debiéndose acotar que es en la audiencia
mencionada donde los recurrentes debieron ejercer su derecho de impug-
nación respecto a la aludida resolución, a tenor del segundo párrafo de
artículo quinientos cincuentiséis del Código Procesal Civil...” (Casación
Nro. 2138-2001 / Huaura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
05-11-2001, págs. 7890-7891).

12.5 Jurisprudencia casatoria relacionada con el requisito del pago de la tasa


judicial por concepto de apelación
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al requisito del pago
de tasa judicial por concepto de apelación, ha establecido lo siguiente:
- “... El pago de la tasa judicial es un requisito formal de inexorable cum-
plimiento para viabilizar el recurso de apelación de sentencias...” (Casa-
ción Nro. 3384-01 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-02-2002, pág. 8374).
- “... El recibo del pago del arancel hace referencia al acto procesal por el
cual se ha hecho el abono; [...] cuando se trata de recurso de apelación el
recibo debe contener la precisión de que el pago se hace por dicho con-
cepto...” (Casación Nro. 1700-01 / Lambayeque, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-04-2002, págs. 8565-8566).
- “... No se satisface la exigencia de forma del artículo trescientos sesenti-
siete del Código Procesal Civil respecto a la apelación de una sentencia
cuando no se acompaña el recibo de la tasa respectiva, sino se acompa-
ñan tasas expedidas por conceptos distintos a la apelación del referido
acto...” (Casación Nro. 2343-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-01-2001, pág. 6665).
- “... No ha cumplido [la recurrente] con un requisito de admisibilidad del
recurso de apelación [consistente en adjuntar la tasa judicial] que legitima
la revisión de la resolución por la instancia superior, por lo que no resulta
admisible la afirmación en el sentido de que la resolución anulatoria del
recurso infringe la garantía procesal de la instancia plural...” (Casación
Nro. 2900-00 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-
2001, págs. 7221-7222).

755
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... No se da por satisfecho el requisito de admisibilidad a que se refiere


el artículo trescientos sesentisiete del Código Procesal Civil cuando no
se adjunta un recibo que acredite el pago del íntegro de la tasa respectiva
por cada una de las personas que hacen valer tal derecho...” (Casación
Nro. 2311-2000 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-01-2001, pág. 6663).
- “... No existe afectación al debido proceso, cuando se exige que cada
apelante individualmente pague su tasa judicial, pues su exigencia emana
de la interpretación del artículo octavo del Título Preliminar del Código
Procesal Civil [...], concordante con el artículo trescientos sesentisiete
del precitado Código...” (Casación Nro. 1998-2000 / La Libertad (C-
26050), publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs.
7168-7169).
- “... El número de apelantes se determina en el recurso y no en el conceso-
rio, y [...] el requisito de la tasa se entiende para cada uno de los apelantes
con prescindencia [de] si los recurrentes integran una sola parte o sean
litisconsortes [...], salvo el caso de los cónyuges...” (Casación Nro. 2154-
2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001,
pág. 6859).
- “... Los recurrentes cuando menos han litigado como litisconsortes nece-
sarios pues siendo avalistas de la ejecutada principal [...] tienen un interés
común en el resultado de la litis [...]. Que por consiguiente, estando a
ese interés común de haber actuado como una sola parte en este proceso,
cabe admitir que estén obligados al pago de una sola tasa judicial, inter-
pretación que en cada caso concreto debe hacerse conforme a la luz de
los preceptos establecidos en la Constitución Política del Estado, en el
sentido de entender los requisitos y presupuestos procesales en el modo
más favorable a la plena efectividad del derecho a obtener una resolución
sobre el fondo, en este caso, a obtener la posibilidad de que el superior
pueda conocer de la sentencia apelada en virtud del principio de la doble
instancia...” (Casación Nro. 1211-2000 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-01-2001, págs. 6691-6692).
- “... Los cónyuges demandados [...] conforman una misma parte, teniendo
derecho e interés común respecto del bien que defienden (patrimonio
autónomo) y [...] actúan en forma conjunta, representando a la sociedad
conyugal, de acuerdo a lo dispuesto en los artículos doscientos noventidós
y trescientos quince del Código Civil; [...] asimismo, el artículo sesenticin-
co del Código Procesal Civil determina que la sociedad conyugal y otros

756
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

patrimonios autónomos es representada por cualquiera de sus partícipes


si son demandantes y si son demandados la representación recae en la
totalidad de los que la conforman; siendo así, no se puede exigir que se
recaude una tasa judicial [por concepto de apelación] por cada cónyuge,
pues el hacerlo constituiría un exceso de parte de la administración de
justicia, al exigir mayores requisitos que los que la Ley señala...” (Casa-
ción Nro. 1835-99 / Junín - Huancayo - Pampas, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-01-2002, pág. 8198).
- “... El monto de las tasas [por concepto de recurso de apelación] se fija
en atención a la cuantía de la pretensión contenida en la demanda...” (Ca-
sación Nro. 2457-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-01-2001, págs. 6672-6673).
- “... Habiendo la recurrente pagado una tasa diminuta de arancel para in-
terponer el recurso de apelación, no ha cumplido con el requisito formal
que exige el artículo trescientos sesentisiete del mencionado Código
[C.P.C.], por lo que no hay afectación al legítimo derecho de acción ni a la
tutela jurisdiccional efectiva...” (Casación Nro. 2796-2000 / La Libertad,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7027).
- “... Refiere [el recurrente] que el auto de vista se ha emitido transgrediendo
el artículo trescientos sesenticuatro del acotado Código [C.P.C.] ya que
procesalmente es posible apelar sólo parte de la sentencia o un extremo de
ella; [...] sin embargo, la Ley Procesal no prevé el caso de pago parcial de
la tasa [por concepto de recurso de apelación] en caso de impugnarse sólo
un extremo de la sentencia emitida...” (Casación Nro. 2733-2000 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, pág. 6831).
- “... Si bien en principio la cuantía de la pretensión se determina con la
demanda, mediante la suma del valor de todas las pretensiones que ella
contenga, como resulta del artículo once del Código Adjetivo [C.P.C.],
no es menos cierto que con la desestimación de la pretensión acumulada
de Indemnización en Primera Instancia tal extremo en el proceso dejó
de ser materia de pronunciamiento al no haber sido impugnado por el
demandante, razón por la que no resulta coherente que se exija el monto
de una tasa [por concepto de apelación] por una cuantía o monto que ya
no va a constituir materia de debate, menos aún si la fijación de las tasas
judiciales y su graduación tienen por sustento la trascendencia económica
del asunto en litigio, el que reiteramos ya no se presenta...” (Casación
Nro. 1762-2001 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-01-2002, págs. 8235-8236).

757
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... La Sala de Revisión declaró nulo e insubsistente el concesorio de


apelación e inadmisible el recurso de su propósito por considerar que los
apelantes habían pagado una tasa diminuta atendiendo a la cuantía de la
pretensión sobre pago de frutos, pese a que [...] dicha pretensión ya no
constituía punto controvertido revisable por la instancia superior; [...]
habiéndose contravenido las normas que garantizan el derecho al debido
proceso al haberse evitado irregularmente emitir pronunciamiento sobre
el fondo de la litis...” (Casación Nro. 3010-00 / La Libertad, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2001, págs. 7344-7345).
- “... El Juez de la causa, al expedir la sentencia apelada [...], declaró
Fundada en parte la demanda interpuesta por el recurrente sólo contra
el codemandado [...] y ordeno [sic -léase ordenó-] que éste indemnice
al demandante [...]; en ese sentido, se advierte que la pretensión econó-
mica de la demanda quedó reducida a dicho monto, razón por la que,
al apelar, el codemandado sólo tenía la obligación de recaudar una tasa
judicial equivalente a la pretensión reevaluada...” (Casación Nro. 1678-
02 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2003, págs.
10310-10311).
- “... La recurrente cumplió con acompañar el recibo de la tasa judicial,
observando el artículo trescientos sesentisiete del Código Procesal Civil, y
si ésta era diminuta, para que pueda ser declarado Improcedente el recurso
[de apelación] y Nulo el concesorio por la Sala de Mérito, se tenía que
haberla requerido otorgándole un plazo perentorio [...] para que cumpla
con reintegrar el monto faltante, lo que no sucedió, y siendo esto así, se
han afectado sus derechos a la tutela jurisdiccional efectiva y al debido
proceso, lo que debe ser saneado en aras de una correcta administración
de justicia...” (Casación Nro. 2174-2001 / La Libertad, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-12-2003, pág. 11218).
- “... La presentación de la tasa judicial para la interposición de un recurso
de apelación constituye sólo un requisito de admisibilidad del mismo, cuya
omisión no puede motivar la nulidad de lo actuado sino sólo la subsanación
de la omisión recurrida...” (Casación Nro. 2058-07 / Huánuco, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, págs. 22701-22702).
- “... El tercer párrafo del artículo 367 del Código adjetivo [C.P.C.] establece
que: ‘Para los fines a que se refiere el artículo 357 -del acotado cuerpo
de leyes- se ordenará que el recurrente subsane en un plazo no mayor
de cinco días, la omisión o defecto que se pudiera advertir en el recibo
de pago de la tasa respectiva...’. Por lo tanto, se trata de una norma de

758
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

observancia obligatoria e ineludible cumplimiento por ser una norma de


orden público y una garantía de la administración de justicia; ya que el
concesorio del recurso de apelación se encuentra íntimamente ligado al
principio constitucional del derecho de defensa, pues en virtud de él se
permite que las partes puedan impugnar las resoluciones judiciales con
arreglo a un debido proceso. Por lo que, se contraviene el derecho a la
tutela judicial efectiva cuando se omite conceder un plazo no mayor de
cinco días, para subsanar la omisión o defecto que se pudiera advertir
en el recibo de pago de la tasa respectiva...” (Casación Nro. 2813-2003 /
Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-05-2005, págs.
14043-14044).
- “... El A-quo al otorgar el plazo de un día a efectos de que la impugnan-
te cumpla con presentar la constancia del pago del arancel judicial ha
procedido con arreglo a lo que dispone el artículo 367 párrafo tercero;
y al conceder la apelación luego de verificar el cumplimiento de dicha
omisión, ha procedido con arreglo a derecho; no incurriendo por tanto en
la causal de nulidad declarada por la Superior Sala. [...] Que, siendo así la
resolución de vista, mediante la cual se declara nulo el auto [...], impro-
cedente el recurso de su propósito [apelación], y nulo el concesorio [...],
restringe el derecho a impugnar que le asiste a la actora, vulnerándose con
ello el derecho al debido proceso; lo que acarrea nulidad insalvable que
es necesario declarar, de conformidad con lo previsto en el artículo 171
del Código Procesal Civil, al no haberse observado como corresponde
la disposición contenida en el artículo 367 del citado Código Adjetivo
[C.P.C.], específicamente en su párrafo tercero...” (Casación Nro. 561-
2005 / Camaná - Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
31-01-2007, págs. 18669-18670).
- “... Al no haberse cumplido con regularizar el pago de la tasa judicial,
conforme [a] lo dispuesto por el A Quo, bajo apercibimiento de no
admitirse la apelación, no corresponde a la Sala de mérito pronun-
ciarse respecto de una apelación no concedida...” (Casación Nro. 039-
2000 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001,
pág. 7289).
- “... Por recurso [...] la recurrente planteó a la Sala Superior la inadmisibi-
lidad del recurso de apelación interpuesto por el demandante, sustentado
en haber pagado una tasa diminuta [...]; [...] la Sala Superior al emitir la
sentencia de vista [...] no se ha pronunciado sobre este pedido de inad-
misibilidad del recurso de apelación, incurriendo en la causal de nulidad
contemplada en el artículo ciento setentiuno del Código Procesal Civil,

759
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

porque de accederse a su petición, la sentencia de primera instancia


quedaría firme, lo que importa que era un aspecto procesal que merecía
pronunciamiento...” (Casación Nro. 318-2001 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-10-2001, págs. 7730-7731).

12.6 Jurisprudencia casatoria relacionada con las personas que pueden


interponer recurso de apelación
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a las personas que
pueden interponer recurso de apelación, ha establecido lo siguiente:
- “... El recurrente dejó consentir la resolución apelada; [...] quien interpuso
el recurso de apelación fue su codemandante, y no el recurrente; [...] en
el presente caso, la parte accionante formó un litisconsorcio facultativo,
razón por la cual los efectos de la apelación sólo beneficia a quien lo
interpuso...” (Casación Nro. 3321-2001 / Madre de Dios, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 01-07-2002, pág. 8996).
- “... Se advierte que se trata de un típico caso en el cual habiendo plurali-
dad de demandados, estos actúan en forma conjunta; por tanto, estamos
ante un supuesto de litisconsorcio facultativo, ello quiere decir que las
actuaciones individuales de cada litisconsorte no favorecen ni perjudican
a los demás. [...] en el presente caso, la sentencia materia del recurso [de
casación] evidentemente se ha pronunciado de manera extra petita, sobre
extremos que no han sido objeto del recurso de apelación, y aún más so-
bre el derecho de sujetos procesales que no han interpuesto el recurso de
apelación en contra de la sentencia [...], vulnerándose de este modo [...]
lo previsto en el artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal
Civil en cuanto a la prohibición de los Jueces de fundar sus decisiones
en hechos diversos de los que han sido alegados por las partes y de ir
más allá del petitorio; por lo que [...] el recurso extraordinario [...] debe
ser amparado por esta causal; toda vez que se ha pronunciado en forma
extrapetita otorgando el derecho a quienes no han hecho uso del recurso
de apelación...” (Casación Nro. 2477-2003 / Chimbote - Santa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-09-2005, págs. 14679-14680).
- “... El artículo 290 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, dispone que en
los procesos en general el abogado, sin necesidad de la intervención de
su cliente puede presentar, suscribir y ofrecer todo tipo de escritos, con
excepción de aquellos para los que se requiere poder especial con arreglo
a ley, precisando que no se requiere de poder especial para interponer
medios impugnatorios, en representación de su cliente. [...] Que leída así
la norma debe comprenderse que, para que el abogado pueda interponer

760
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

apelación por su cliente debe contar con las facultades generales de re-
presentación del artículo 74 del Código Procesal Civil que pueden ser
otorgadas extrajudicial o judicialmente conforme a los artículos 72 y
80 del mismo cuerpo legal, pues sólo así se encontrarán comprendidas
dentro de sus facultades la de impugnación conforme al artículo 290 de
la Ley Orgánica del Poder Judicial. [...] Que contra tal razonamiento no
incide el artículo 364 del Código Procesal Civil, que regula el objeto de la
apelación señalando que tal medio [impugnatorio] puede ser interpuesto
a solicitud de parte o tercero legitimado, pues [...] el artículo 290 de la
Ley Orgánica del Poder Judicial tan sólo precisa que la facultad de apelar
por el abogado se comprende dentro de las generales de representación
que se otorguen conforme al artículo 74 del Código Procesal Civil. [...]
Que en el caso sub-examine no se advierte delegación de facultades al
abogado conferidas conforme al artículo 80 del Código Procesal Civil,
ni se aprecia que extrajudicialmente se hayan otorgado dichas faculta-
des, de modo que el letrado que suscribe la apelación no se encontraba
facultado para ello...” (Casación Nro. 3811-2002 / San Martín, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2004, pág. 12682).
- “... Del artículo 364 del Código Formal [C.P.C.] no se desprende que
el acto de apelación sea uno de disposición de derechos sustantivos y
de acuerdo con el artículo 290 de la Ley Orgánica del Poder Judicial,
el abogado no requiere poder especial para impugnar por su cliente...”
(Casación Nro. 2683-2003 / Sullana, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 28-02-2005, págs. 13694-13695).
- “... Por resolución expedida por la Sala Civil [...] se declaró nulo el
concesorio de apelación [...] e inadmisible el recurso de su propósito
[...] por considerar que el abogado [...] no se encontraba facultado para
impugnar la sentencia expedida en primera instancia por no contar con
poder especial para interponer el respectivo recurso de apelación; [...] el
artículo setenticinco del Código Procesal Civil no dispone que para la
interposición de medios impugnatorios se requiera del otorgamiento de
facultades especiales; [...] la Sala al haber declarado Nulo el concesorio
de apelación e inadmisible el recurso de su propósito vulneró el derecho
de defensa del recurrente al imposibilitarlo de acceder a la instancia su-
perior...” (Casación Nro. 2674-2000 / Ica, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-04-2001, pág. 7208).
- “... Pese a que en efecto, en materia de representación procesal rige el
principio de literalidad del poder por el cual las facultades especiales no
se presumen sino deben conferirse expresamente, debe considerarse que

761
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

el apoderamiento de quien tuvo a cargo la interposición del recurso de


apelación y que la Sala inferior reputa como defectuosa o insuficiente
(sic) para conseguir los efectos de la impugnación, es un fenómeno ju-
rídico dentro del proceso judicial orientado a perseguir la realización de
un acto procesal (impugnar la sentencia) en nombre de su representada,
por consiguiente, el defecto del acto de apoderamiento no hace ineficaz
el acto impugnativo del apoderado cuando la propia representada, en este
caso, la empresa demandada (...), ratifica el medio impugnatorio, tal como
prescribe el Artículo ciento sesentidós del Código Civil, norma aplicable
al caso, por su carácter supletorio respecto de la representación procesal
regulado (sic) por el ordenamiento procesal” (Casación Nro. 2483-99 /
Amazonas, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 19-08-2000, págs.
6007-6008).
- “... De los actuados en segunda instancia, es decir luego de que el A quo
concede el recurso de apelación interpuesto por la empresa demandada
a través de su apoderado (...), a quien la Sala inferior considera no tener
facultades para impugnar, otorga al letrado (...) y otro un poder para jui-
cio con las facultades generales y especiales de representación judicial,
entre éstas, la de interponer recurso de apelación, lo que significa que está
ratificando en forma clara y directa su voluntad de impugnar la sentencia
de primera instancia, ratificación que de acuerdo al segundo párrafo del
Artículo ciento sesentidós del Código sustantivo tiene efecto retroactivo”
(Casación Nro. 2483-99 / Amazonas, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 19-08-2000, págs. 6007-6008).
- “... La representación procesal es un acto procesal que tiene una forma, y
como tal, para el caso concreto, la forma requerida para que la impugna-
ción del representante se repute eficaz es que en el poder se precise que
está facultado también a apelar, sin embargo, dicha forma no constituye
un fin en sí mismo sino se explica en la medida en que el acto procesal
alcance su finalidad, siendo así, con el acto de ratificación de la empla-
zada de su voluntad de apelar de la sentencia a través de un apoderado
con poder insuficiente se ha alcanzado el fin querido...” (Casación Nro.
2483-99 / Amazonas, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 19-08-
2000, págs. 6007-6008).
- “... Si el Abogado que autorizó el recurso de apelación no estuvo habilitado
para el patrocinio judicial por falta de pago de cuotas gremiales, ello no es
razón suficiente para anular el acto procesal y los efectos que de él hayan
derivado aún cuando el vicio resulta manifiestamente reprochable por
la conducta del letrado, resulta de mayor interés considerar que la parte

762
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

procesal o patrocinado (sea actor o demandado) no se vea perjudicada


en su derecho a la doble instancia por la irregularidad administrativa
anotada, pues, el objeto o fin del medio impugnatorio referido es que
el juez (Colegiado) superior revise el fallo apelado, pues pese a que el
recurso es defectuoso al estar autorizado por el letrado inhabilitado, ha
cumplido con satisfacer la vigencia o tutela del derecho a impugnar las
resoluciones judiciales consagrado en la Constitución Política del Esta-
do como principio del debido proceso...” (Casación Nro. 1332-2003 /
Ucayali, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2004, págs.
11751-11752).
- “... Si bien es cierto los terceros legitimados pueden interponer medios
impugnatorios, ellos también deben satisfacer los requisitos de admisibi-
lidad y procedencia de los mismos...” (Casación Nro. 3388-2000 / Piura,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág. 7232).
- “... El segundo párrafo del artículo 11 del Texto Unico Ordenado de la Ley
Orgánica del Poder Judicial dispone que la interposición de un medio de
impugnación constituye un acto voluntario del justiciable, de lo que se des-
prende que para que el tercero coadyuvante pueda impugnar válidamente
una resolución, que a su criterio le causa agravio, ésta previamente debe
ser recurrida por la parte a quien coadyuva y, no habiéndose verificado
dicha condición, la recurrente no se encuentra legitimada para recurrir
vía casación de la sentencia de vista...” (Casación Nro. 1729-2003 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2004, pág.
12259).

12.7 Jurisprudencia casatoria relacionada con la fundamentación del recurso


de apelación
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la fundamentación
del recurso de apelación, ha establecido lo siguiente:
- “... Es principio de la Teoría General de los Recursos consagrado en el
artículo 358 del cuerpo legal aludido [C.P.C.], la declaración de improce-
dencia de los medios impugnatorios que no estén fundamentados a la luz
de la ley, de la doctrina y de la jurisprudencia...” (Casación Nro. 945-2002 /
Chincha, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-10-2002, pág.
9432).
- “... Si bien es cierto el artículo 366 del Código Procesal Civil [...] impone
al apelante la carga de fundamentar su apelación, indicando el error de
hecho o de derecho en que incurre la impugnada, precisando la naturaleza

763
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

del agravio y sustentando su pretensión impugnatoria, esta obligación


no puede interpretarse estrictamente, de tal manera que implique una
privación al derecho a la tutela jurisdiccional efectiva y al de la instancia
plural. [...] Es del caso precisar [...] que la exigencia contenida en el citado
artículo 366 del Código Procesal Civil [...] no puede ser asimilada a la
contenida en el artículo 388 de dicha norma procesal [sobre los requisitos
de procedencia del recurso de casación], en la que expresamente se le
impone al recurrente la obligación de encausar su pretensión impugnato-
ria dentro de ciertos parámetros predeterminados [...] fijadas [entiéndase
fijados] taxativamente en el artículo 386 del mismo Código [sobre las
causales de casación]...” (Casación Nro. 2541-2007 / Ayacucho, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, pág. 22778).
- “... Los agravios para ser considerados como tales, deben ser formulados
indicando el error de hecho o de derecho, precisando su naturaleza y
sustentando la pretensión impugnatoria...” (Casación Nro. 3780-2006 /
Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs.
23322-23323).
- “... La exigencia de la fundamentación del recurso de apelación obedece
a que ello determina el thema decidentum [sic], la materia que el im-
pugnante desea que el Ad Quem revise y resuelva, estableciendo así la
competencia de la función jurisdiccional del Juez Superior; de allí que es
necesario que el impugnante indique el error de hecho o de derecho incu-
rrido en la resolución impugnada que le producen agravio; estableciendo
en ese sentido el artículo trescientos sesenticuatro del Código Adjetivo
[C.P.C.], que el recurso de apelación tiene por objeto que el órgano juris-
diccional superior examine, a solicitud de parte o de tercero legitimado, la
resolución que les produce agravio, con el propósito de que sea anulada
o revocada, total o parcialmente; [...] ante el incumplimiento de dicha
fundamentación, que comporta la incertidumbre jurídica de conocer ca-
balmente cuál es la competencia del Juez Superior, el Código Procesal
Civil ha regulado en su artículo trescientos sesentisiete una sanción que
consiste en la improcedencia del recurso interpuesto, a ser declarada ya
por el Juez de la causa o por el Superior, siendo que en éste [sic -léase
este-] último caso debe declararse también la nulidad del concesorio del
recurso; sanción que en modo alguno comporta la violación del princi-
pio constitucional [...] [de] pluralidad de instancias [...], sino que por el
contrario, garantiza el debido ejercicio del mismo, que es por igual para
ambas partes y no sólo del impugnante...” (Casación Nro. 2420-2003 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2005,
pág. 13436).

764
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

- “... El artículo trescientos sesentiséis del Código Procesal Civil, cuando


establece que quien interpone la apelación debe fundamentar el agravio,
no señala que tal fundamentación debe referirse exclusivamente a hechos
descritos y pruebas merituadas en la sentencia recurrida; tal interpreta-
ción efectuada en la sentencia recurrida [resolución de vista] introduce
requisitos no previstos expresamente en la norma y limita el derecho de
defensa de la parte agraviada; por ende, resulta contraria a las normas que
garantizan el derecho al debido proceso. [...] la simple interpretación de
la norma no puede amparar la arbitrariedad del Juzgador, más aún cuando
prohíbe o limita el acceso a la justicia, pues es contraria a los fines del
proceso...” (Casación Nro. 659-99 / Santa, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 01-04-2002, pág. 8654).

12.8 Jurisprudencia casatoria relacionada con la concesión del recurso de


apelación
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la concesión del
recurso de apelación, ha establecido lo siguiente: “... El retardo en el concesorio
de la apelación [...] no origina [la] nulidad de actuados, sino en todo caso proceso
administrativo...” (Casación Nro. 2666-2002 / Huaura, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-01-2003, págs. 9757-9758).

12.9 Jurisprudencia casatoria relacionada con la declaración de nulidad del


concesorio de la apelación por el órgano judicial revisor
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la declaración
de nulidad del concesorio de la apelación por el órgano judicial revisor, ha esta-
blecido lo siguiente:
- “... La facultad de las instancias que tramitan los medios impugnatorios,
para evaluar las condiciones de admisibilidad y procedencia que estos
deben reunir, es propia del procedimiento y su ejercicio no constituye
infracción alguna a la Ley Adjetiva...” (Casación Nro. 3163-2000 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2001, pág. 7695).
- “... El Superior también puede declarar inadmisible o improcedente
la apelación, si advierte que no se han cumplido los requisitos para su
concesión, en este último caso, declarará nulo el concesorio. [...] Que,
en consecuencia, la facultad de las instancias que tramitan los medios
impugnatorios, para evaluar las condiciones de admisibilidad y proce-
dencia que estos deben reunir, es propia del procedimiento y su ejercicio
no constituye infracción alguna a la Ley Procesal...” (Casación Nro.

765
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

3573-2000 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el


31-07-2001, pág. 7595).
- “... No se contravienen las normas que garantizan el derecho a un debido
proceso cuando se declara nulo el concesorio e inadmisible un recurso de
apelación por no haberse dado cumplimiento a la exigencia de forma del
artículo trescientos sesentisiete del Código Procesal Civil...” (Casación
Nro. 2457-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
01-2001, págs. 6672-6673).
- “... El Juez de la causa concedió el recurso de apelación [...] y el expe-
diente fue elevado ante la [...] Sala Civil [...], la que, mediante resolución
[...] declaró nulo el concesorio de la apelación e improcedente el citado
recurso, considerando que dicho medio impugnatorio no tiene la firma
del apelante ni la autorización de abogado [...]. [...] Que, el Colegiado
de mérito procedió a declarar improcedente el recurso de apelación sin
tener en cuenta que las referidas omisiones son subsanables conforme
a lo preceptuado en el artículo 367 del Código Procesal Civil [...], no
habiendo concedido el plazo previsto en la norma citada para efectos
de que se subsanen las referidas omisiones, ni tenido en cuenta que los
citados requisitos son de carácter subsanable, por cuanto se trata de re-
quisitos de admisibilidad. [...] Que, el artículo 132 del Código Procesal
Civil y el artículo 288 inciso 10° de la Ley Orgánica del Poder Judicial
establecen el requisito de la autorización del escrito por abogado, pero
dichas normas no prevén el citado requisito como uno de procedencia del
recurso, sino que la norma especial que regula el recurso [de apelación]
contenida en el artículo 367 del Código Procesal Civil considera dicho
requisito como uno de admisibilidad y por tanto materia de subsanación.
[...] Que, en consecuencia, [...] se ha infringido los alcances de la norma
procesal anteriormente señalada, al no haberse concedido un plazo para
que la parte recurrente subsane las omisiones señaladas, contraviniéndose
el derecho a un debido proceso [...], así como la finalidad del recurso de
apelación destinada a que el recurrente tenga la oportunidad de subsanar
las omisiones señaladas y se absuelva el grado de apelación con el objeto
de garantizar el derecho a la pluralidad de la instancia. [...] Que, siendo
así, corresponde declarar nula la resolución de vista...” (Casación Nro.
3349-2006 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
31-01-2007, págs. 18703-18704).
- “... El acto procesal de que la causa se encuentre al voto no significa que
se hayan subsanado los vicios procesales [sobre requisitos para la con-
cesión de la apelación], puesto que la Sala [Superior] en su resolución,

766
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

de acuerdo a nuestra legislación adjetiva, se puede pronunciar sobre


ellos...” (Casación Nro. 2379-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-01-2001, pág. 6667-6668).
- “... Son recurribles en casación las resoluciones expedidas por las Salas
Civiles de las Cortes Superiores por las que declaran nulo el concesorio
de apelación, homologándolas a una resolución definitiva por sus efectos
prácticos que conducen necesariamente a tener por concluido el proce-
so...” (Casación Nro. 2900-00 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-04-2001, págs. 7221-7222).

12.10 Jurisprudencia casatoria relacionada con la apelación concedida con


efecto suspensivo
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la apelación
concedida con efecto suspensivo, ha establecido lo siguiente:
- “... El impugnante sustenta su recurso [de casación] [...] manifestando que
se ha vulnerado las normas que regulan el derecho al debido proceso, por
cuanto [...] se ha sustanciado la apelación del auto definitivo como si fuera
sin efecto suspensivo debiendo de haberse tramitado como una apelación
con efecto suspensivo. Que, el hecho de que se haya substanciado como
cuaderno aparte no implica en forma alguna que no se haya tenido a la
vista las piezas esenciales del proceso, y que el hecho de que subsane
las mismas no implica que se vaya a variar la decisión, por lo que se ha
producido la convalidación en la forma de obtener la finalidad deseada
del acto procesal, como lo establece el artículo 172 del Código Procesal
Civil...” (Casación Nro. 4149-2001 / Cono Norte - Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2002, pág. 9557).
- “... De conformidad con el artículo 368 del Código Procesal Civil, cuando
el recurso de apelación se concede con efecto suspensivo, la resolución
de la resolución recurrida queda suspendida hasta la notificación de la
que ordena se cumpla lo dispuesto por el Superior; por ende, el Colegiado
Superior debió resolver el recurso de apelación [de auto] pendiente [...],
antes de haber emitido pronunciamiento de fondo sobre la cuestión contro-
vertida mediante la sentencia de vista; pues dicha conducta puede alterar
sustancialmente los fines abstracto y concreto del proceso y la decisión
que en él va a recaer. [...] Que, los hechos antes expuestos configuran [...]
contravención del derecho al debido proceso, debiendo ser sancionada
ordinariamente con la nulidad procesal...” (Casación Nro. 4937-2006 /
Pasco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-07-2007, págs.
19959-19960).

767
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

12.11 Jurisprudencia casatoria relacionada con la apelación concedida sin


efecto suspensivo
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la apelación con-
cedida sin efecto suspensivo, ha establecido lo siguiente: “... De conformidad con
el artículo cuatrocientos noventicuatro del Código Procesal Civil en la tramitación
de los procesos abreviados tendrá efecto suspensivo la apelación de la resolución
que declara improcedente la demanda, la que declara la invalidez de la relación
procesal con carácter insubsanable, la que declara fundada una excepción o defensa
previa, y de la sentencia, estableciéndose de manera expresa que las demás apela-
ciones se concederán sin efecto suspensivo y tendrán la calidad de diferidas, salvo
que el Juez decida su trámite inmediato, por resolución debidamente motivada,
constituyendo esta última parte uno de los casos de excepción a que se refiere el
segundo párrafo del artículo trescientos setentidós del mismo cuerpo legal [C.P.C.];
[...] de lo expuesto anteriormente, se aprecia que el Juez tiene la facultad de decidir
la tramitación inmediata de apelaciones concedidas sin efecto suspensivo, para
lo cual debe fundamentar esta decisión debidamente...” (Casación Nro. 1657-98 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, págs. 7532-7533).

12.12 Jurisprudencia casatoria relacionada con la apelación concedida sin


efecto suspensivo y con la calidad de diferida
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la apelación conce-
dida sin efecto suspensivo y con la calidad de diferida, ha establecido lo siguiente:
- “... La apelación interpuesta [...] fue concedida sin efecto suspensivo y
con la calidad de diferida ordenándose se formase el cuaderno corres-
pondiente, en consecuencia, la eficacia del auto impugnado se mantiene
incluso para el cumplimiento de éste, tal como lo establece el inciso
segundo del artículo trescientos sesentiocho del Código Procesal Civil,
por lo que mal puede alegarse que el Juez debió esperar el resultado de
la apelación sin efecto suspensivo para dictar sentencia, máxime si el
Colegiado resolvió dicha apelación antes de expedir la sentencia que
puso fin a este proceso...” (Casación Nro. 2425-2000 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, págs. 6670-6671).
- “... Si bien dentro de las obligaciones del auxiliar jurisdiccional esta el
de [sic -léase está la de-] formar el cuaderno de apelación cuando esta se
ha concedido sin efecto suspensivo y con la calidad de diferida; también
lo es, que esta situación no exonera a la recurrente de interesarse remo-
viendo los obstáculos hasta dejar expedita su apelación...” (Casación
Nro. 2178-2000 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-01-2001, pág. 6861).

768
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

- “... Obra la resolución [...] por la que se concede el recurso de apelación


interpuesto por los codemandados [...], sin efecto suspensivo y sin la
calidad de diferida, disponiéndose la formación del cuadernillo corres-
pondiente [de apelación] con copias certificadas de las piezas procesales
pertinentes a fin que sean elevadas al Superior, debiendo la parte apelante
facilitar las copias en referencia. [...] Que, los citados apelantes no cum-
plieron con realizar el trámite del pedido de copias de las piezas procesales
para la formación del aludido cuadernillo [de apelación] [...]. Que siendo
así, la inercia procesal en que ha incurrido la parte recurrente no puede
servir de sustento para alegar un vicio que este mismo propició, a tenor
de lo establecido en el inciso primero del artículo ciento setenticinco del
Código Procesal Civil, máxime [...] cuando uno de los deberes de las
partes es concurrir ante el Juez cuando este lo cite y acatar sus órdenes
en las actuaciones judiciales, conforme lo establece el inciso quinto del
artículo ciento nueve del mismo cuerpo legal. [...] Que, por consiguiente,
al emitirse la sentencia recurrida no se ha incurrido en la afectación al
debido proceso que invoca el recurrente...” (Casación Nro. 949-2000 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, págs.
6841-6842).
- “... Las apelaciones diferidas únicamente se encuentran en estado de sus-
pensión y la activación del trámite se produce con la sola existencia de una
sentencia apelada o de la resolución que el juez señale, con prescindencia
de la parte que ha planteado el medio impugnatorio; [...] dicho criterio
se corrobora cuando en el último párrafo del artículo trescientos sesenti-
nueve del Código adjetivo [C.P.C.] se señala únicamente que la falta de
apelación de la sentencia determina la ineficacia de la apelación diferida,
sin precisar o distinguir la falta de apelación de qué sujeto procesal, esto
es, no señala que la falta de apelación de la sentencia de la parte a quien
se le concedió la apelación diferida sea la que produzca la ineficacia de
ésta [sic -léase esta-] apelación, la norma simplemente establece la au-
sencia de apelación de sentencia de modo genérico; [...] por consiguiente
cuando la sentencia de primera instancia ha quedado consentida porque
ninguna de las partes la ha impugnado, devendrá recién en ineficaz la
apelación diferida; empero, cualquiera que apele de la sentencia activa el
trámite suspendido de la apelación diferida y obliga al Organo Revisor a
pronunciarse sobre ella, conforme ha procedido el Superior Colegiado al
dictar la resolución de vista, sin que con ello se haya afectado el derecho
al debido proceso del recurrente...” (Casación Nro. 1228-02 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2003, pág. 9791).

769
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... Del análisis del primer párrafo del artículo 369 del Código Adjetivo
[C.P.C.], se puede inferir que las apelaciones diferidas comportan simple-
mente la reserva de su trámite a fin de que, en lugar de formar el cuaderno
de apelación sin efecto suspensivo y elevarlo inmediatamente a la instancia
superior, sea resuelto por dicha instancia conjuntamente con la sentencia
u otra resolución que el Juez señale, en aplicación de los principios de
Celeridad y Economía Procesal, lo que significa que las dichas apelacio-
nes -las diferidas- únicamente se encuentran en estado de suspensión y la
activación del trámite se produce con la sola existencia de una sentencia
apelada o de la resolución que el Juez señale, con prescindencia de la
parte que ha planteado el medio impugnatorio; criterio que se corrobora
cuando en el último párrafo de la norma procesal ya glosada, se señala
que únicamente la falta de apelación de la sentencia o de la resolución
señalada por el Juez determina la ineficacia de la apelación diferida, sin
distinguir una parte procesal, esto es, no señala que la falta de apelación
de la sentencia de la parte a quien se concedió la apelación sea la que
produzca la ineficacia de la apelación diferida...” (Casación Nro. 2591-
2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-01-2007,
pág. 18371).
- “... El artículo trescientos sesentinueve del [...] Código Procesal Civil, es-
tablece que en el caso de las apelaciones que tienen la calidad de diferidas,
la falta de apelación de la sentencia determina la ineficacia de la apelación
diferida, por lo que [...] apreciándose que [...] mediante resolución [...] se
ha declarado consentida la sentencia expedida en el expediente principal
por no haber sido impugnada, en consecuencia la apelación concedida
[...] devino en ineficaz, por lo que el superior jerárquico no podía pro-
nunciarse respecto de ella, dado que la condición para ello no había sido
observada por la recurrente con arreglo a Ley...” (Casación Nro. 1657-98 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, págs.
7532-7533).
- “... Del análisis del artículo 369 del Código Procesal Civil [...] se
aprecia que la única causa para declarar la ineficacia de la apelación
concedida sin efecto suspensivo, y por tanto diferida, es que no se
haya apelado de la sentencia, porque evidentemente el pronuncia-
miento de primera instancia no será revisado por el superior; mas no
puede considerarse motivo de ineficacia de dicho concesorio cuando
la sentencia es apelada por la parte contraria, ya que evidentemente
no corresponde apelar de un fallo favorable...” (Casación Nro. 3003-
2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2007,
págs. 18624-18625).

770
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

- “... La sentencia recurrida ha declarado nula la sentencia apelada, por lo


que no cabe pronunciamiento sobre las apelaciones concedidas con el
carácter de diferidas, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo trescientos
sesentinueve del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2724-2001 /
Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2002, págs.
8266-8267).
- “... En el trámite de la apelación sin efecto suspensivo en calidad de di-
ferida el superior jerárquico debe pronunciarse sobre ella conjuntamente
con la sentencia y [...] su omisión acarrea la nulidad...” (Casación Nro.
2191-2007 / Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-
2007, pág. 20835).
- “... Al emitirse la sentencia de vista no se ha resuelto la apelación con-
cedida sin efecto suspensivo y con la calidad de diferida, incumpliendo
con lo dispuesto por el artículo ciento veintidós inciso cuarto del Código
Procesal Civil, e incurriendo en la causal de nulidad contemplada en el
artículo ciento setentiuno del Código acotado [C.P.C.]...” (Casación Nro.
1409-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-
2001, págs. 6696-6697).
- “... Conforme es de verse de la resolución de vista [...], el Colegiado Su-
perior no se ha pronunciado sobre la apelación concedida [...] sin efecto
suspensivo y con la calidad de diferida, [...] por lo antes anotado, se
advierte que el Tribunal Superior no ha resuelto la apelación interpuesta
por el ejecutado, infringiéndose de este modo el artículo 369 del Código
Procesal Civil, afectando el derecho al debido proceso del ejecutado...”
(Casación Nro. 2191-2007 / Puno, publicada en el Diario Oficial El Pe-
ruano el 30-10-2007, pág. 20835).
- “... Puede verificarse de autos que, habiéndose emitido la resolución [...]
dicho pronunciamiento fue impugnado en apelación [...] concedido [sic]
por resolución [...] sin efecto suspensivo y con la calidad diferida, con
lo cual correspondía ser resuelto conjuntamente con la apelación de la
sentencia de acuerdo al artículo 369 del Código Procesal Civil. [...] No
obstante, en la sentencia de vista, que confirma la apelada, se omite todo
pronunciamiento respecto a la apelación [...] incurriendo así en vicio
que debe ser sancionado de conformidad con el artículo 122 inciso 4 del
Código Procesal Civil, concordado con su artículo 171 de ese mismo
texto legal, por afectar los derechos de impugnación, a la doble instancia
y a obtener una resolución motivada del impugnante...” (Casación Nro.

771
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

2295-2007 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-09-2008,


págs. 22490-22491).
- “... Conforme lo establece el artículo 369 del Código Procesal Civil,
tal medio impugnatorio [apelación concedida sin efecto suspensivo y
con la calidad de diferida] debió haber sido resuelto en la resolución de
vista, antes de resolverse el fondo del asunto, lo cual no se produjo por
lo que se ha incurrido en un vicio que acarrea su nulidad, conforme a
lo dispuesto por el numeral 3 del artículo 122 y artículo 171 del Código
Procesal acotado...” (Casación Nro. 1795-2008 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, pág. 23459).
- “... Ambas impugnaciones [apelaciones] fueron concedidas sin efecto
suspensivo y con la calidad de diferidas, [...] sin embargo, el Juez omi-
tió pronunciarse sobre la elevación de dichas apelaciones a fin de que
sean resueltas conjuntamente con la sentencia impugnada. [...] Que, ese
error del Juez ha ocasionado que la Sala Superior no se pronunciara en
la sentencia de vista sobre las apelaciones interpuestas [...], lo cual ha
originado un vicio procesal que no solamente infringe lo dispuesto en
el artículo ciento veintidós inciso cuarto del Código Procesal Civil, sino
también la norma contenida en el artículo trescientos sesentinueve del
mismo Código que establece que las apelaciones con la calidad de di-
feridas serán elevadas conjuntamente con la sentencia u otra resolución
a fin de que sean resueltas por el Superior. [...] Que, en consecuencia,
al haberse incurrido en infracción de normas de carácter procesal se ha
configurado la causal por vicios in procedendo, por lo que en virtud a lo
dispuesto en el artículo ciento setentisiete del Código adjetivo [C.P.C.]
deben renovarse los actos procesales afectados, de modo tal que el Juez de
la causa debe pronunciarse sobre la concesión y elevación de los recursos
de apelación interpuestos [...] de acuerdo a lo establecido en el artículo
trescientos sesentinueve del Código Procesal acotado [C.P.C.]...” (Casa-
ción Nro. 1271-2000 / Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-01-2001, pág. 6693).
- “... La Sala Superior al emitir la [resolución] impugnada no resuelve las
apelaciones formuladas [concedidas sin efecto suspensivo y con la cali-
dad de diferidas] [...], lo que conlleva a la transgresión del artículo 122
inciso 4 del Código Procesal Civil, que establece que las resoluciones
deberán contener la expresión clara y precisa de lo que se decide u ordena,
respecto de todos los puntos controvertidos. [...] Que, en consecuencia,
se concluye que al expedirse la sentencia de vista se ha incurrido en un
fallo infra petita, es decir, se ha concedido menos de lo pedido, lo cual

772
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

necesariamente acarrea la sanción de nulidad de la referida resolución,


de acuerdo con la facultad prevista por el artículo 171 del mencionado
cuerpo legal...” (Casación Nro. 3651-2000 / Piura, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-02-2002, pág. 8385).
- “... En la audiencia correspondiente, se declara infundada dicha articu-
lación [nulidad] y remedios procesales [excepciones], contra la cual los
demandados impugnaron interponiendo apelación que fuera concedida en
dicha audiencia en calidad de diferida; [...] al dictarse la sentencia de vista,
no se pronuncia sobre esta apelación e incidiendo dichas articulaciones
sobre la relación jurídica procesal, debió ser materia de pronunciamiento
en la instancia superior, omisión que acarrea una indefensión a los de-
mandados, afectando el derecho a un debido proceso al privársele de la
doble instancia...” (Casación Nro. 2322-2000 / Moquegua, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, págs. 7432-7433).
- “... La Sala Superior, al expedir la sentencia impugnada, no se ha pro-
nunciado respecto de la apelación de la recurrente [concedida sin efecto
suspensivo y con la calidad de diferida], toda vez que ha considerado que
no cabe emitir pronunciamiento en razón a que la actora no ha apelado de
la sentencia, habiendo quedado ineficaz dicha apelación, de conformidad
con el artículo trescientos sesentinueve del Código Procesal Civil; [...] si
bien es cierto el citado artículo [...] establece que la falta de apelación de
la sentencia o de la resolución señalada por el Juez determina la ineficacia
de la apelación diferida; sin embargo, en el presente caso, se advierte que
la impugnante no apeló de la sentencia de primera instancia, por cuanto
ésta le fue favorable, no pudiéndosele exigir que impugnara la misma, por
cuanto esta exigencia contravendría el principio [del derecho] a la tutela
jurisdiccional efectiva, así como la instancia plural y la revisibilidad de
los fallos, [...] en consecuencia, [...] se advierte que la Sala Revisora ha
transgredido el derecho al debido proceso de la recurrente, por lo que
la misma [sentencia de vista impugnada] debe ser sancionada con nuli-
dad, conforme a lo previsto por el artículo ciento setentiuno del Código
Procesal Civil...” (Casación Nro. 1712-03 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 03-05-2004, pág. 11956).
- “... La resolución de vista [...] declaró improcedente el recurso de apela-
ción y nulo el concesorio por haber sido interpuesto el recurso en forma
extemporánea, por lo que no estaba obligada a resolver la apelación
concedida con la calidad de diferida, porque a falta de apelación el
artículo trescientos sesentinueve del Código Procesal Civil, en su parte
final dispone que ello determina la ineficacia de la apelación diferida...”

773
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

(Casación Nro. 2516-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Pe-


ruano el 30-04-2001, pág. 7191).
- “... Si bien es verdad que la Sala de mérito no se ha pronunciado sobre la
apelación concedida sin efecto suspensivo y con la calidad de diferida [...],
el aludido vicio procesal no es de tal trascendencia que vaya a influir de
manera decisiva en el sentido de lo resuelto por las instancias de mérito,
modificando o alterándolo; no evidenciándose violación al principio del
debido proceso...” (Casación Nro. 5094-2006 / La Libertad, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs. 23606-23607).
- “... Mediante Ejecutoria Suprema [...] la Sala [Suprema] declaró la nulidad
de la sentencia de vista [...] y ordenó al Tribunal Superior emita un nuevo
fallo con arreglo a Ley; [...] tal pronunciamiento se sustentó en que la im-
pugnada no había resuelto la apelación concedida con calidad diferida [...];
[...] no obstante lo ordenado por esta Sala [Suprema], la Corte Superior
emite la sentencia que se viene impugnando sin emitir pronunciamiento
respecto a la citada apelación, reiterando el vicio por el que ya en la anterior
oportunidad hubiera conocido esta Corte [Suprema], causando la dilación
del proceso en perjuicio de las partes intervinientes; [...] si bien en el fallo
que se recurre aparece fundamentación respecto a la aludida apelación en
la parte considerativa, esta Sala Casatoria se ve impedida a integrar el fallo
al no ser una instancia de trámite [...]; [...] por lo anterior se tiene que la
sentencia de vista no ha expresado la decisión respecto a todos los puntos
controvertidos, produciéndose la vulneración del artículo ciento veintidós
inciso cuarto del Código Adjetivo [C.P.C.]; debiendo sancionarse la nulidad
a tenor de lo dispuesto en el artículo ciento setentiuno del acotado Código
[C.P.C.]...” (Casación Nro. 1114-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 01-03-2001, págs. 7000-7001).
- “... Por Resolución [...] se declara infundada dicha tacha [contra docu-
mentos], pues la actora no ha acreditado la invalidez de los mismos, no
siendo suficiente la simple invocación, posteriormente dichos documentos
han sido adjuntados legalizados; en la misma Audiencia, el abogado de la
accionante formula apelación, concedida [...] sin efecto suspensivo y con
la calidad de diferida; [...] la sentencia de vista [...] omite pronunciarse
sobre la apelación concedida, incidiendo dicha tacha sobre la pretensión
sustantiva, por lo que es menester pronunciarse sobre la validez, invalidez
o falsedad de dichos instrumentos, para no afectar el derecho del debido
proceso y la doble instancia de los justiciables...” (Casación Nro. 2600-00 /
Ucayali, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs.
7200-7201).

774
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

12.13 Jurisprudencia casatoria relacionada con la apelación de autos expe-


didos en audiencias
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la apelación de
autos expedidos en audiencias, ha establecido lo siguiente:
- “... Si bien el inciso 2° del artículo 376 del Código Procesal Civil [...]
establece que la apelación contra los autos expedidos en la audiencia, debe
ser interpuesta en la misma audiencia; debe entenderse que esto es así
en los casos en que el impugnante se encuentra presente en la audiencia.
[...] Que, a mayor abundamiento, no existe prohibición alguna en nuestro
ordenamiento procesal que impida notificar al justiciable ausente con las
resoluciones expedidas en la audiencia...” (Casación Nro. 4963-2007 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs.
22906-22907).
- “... La garantía de la pluralidad de instancia debe ser adecuadamente pre-
servada y, si bien la recurrente no concurrió a la audiencia en que se emitió
la decisión contra la que interpuso recurso de apelación, ello no significa
que no pueda impugnar lo que se haya resuelto en dicha audiencia, pues,
lo normado en los artículos 376 y 377 del Código Procesal Civil debe ser
interpretado sistemáticamente con lo establecido en el artículo 155 del
glosado Código Adjetivo. [...] Que, bajo dicha línea de razonamiento, es
de concluir que si la recurrente no concurrió a la audiencia mencionada,
es legalmente posible que pueda impugnar cualquier actuación realizada
en la referida audiencia luego de haber sido notificada con el contenido
del acta correspondiente...” (Casación Nro. 3515-2007 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2008, págs. 21423-21424).
- “... La [...] recurrente ante el agravio producido por la referida resolución
dictada dentro de la Audiencia Unica interpone recurso de apelación
[...], por lo que la Sala [Superior] considera que ha sido interpuesta de
forma extemporánea por lo que deviene en improcedente, y declara nulo
el concesorio, toda vez que debió impugnarse en la misma audiencia, a
la que no asistió pese a que fue correctamente notificada; [...] el artículo
trescientos setentiséis inciso segundo del Código Procesal Civil [...] señala
expresamente lo siguiente: ‘La apelación contra los autos a ser concedi-
da con efecto suspensivo, se interpone dentro de los siguientes plazos:
(...) 2.- En la misma audiencia, si el auto fuera expedido en ella, pero su
fundamentación y demás requisitos serán cumplidos en el mismo plazo
que el inciso anterior’; es decir en el plazo de tres días; [...] sin embargo,
lo vertido [...] sólo podrá ser exigido si la parte apelante se encuentra

775
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

presente en dicho acto procesal, caso contrario se estaría vulnerando y


recortando su derecho de defensa y a la doble instancia [...], por lo tanto,
el cómputo de los tres días deberá hacerse desde el día siguiente de la
notificación de la resolución materia de cuestionamiento [...]. En conse-
cuencia, el recurrente ha interpuesto su recurso de apelación dentro del
plazo establecido por el propio ordenamiento procesal, lo que debe ser
materia de un nuevo pronunciamiento por parte de la Sala [Superior];
[...] por las razones precedentes, se demuestra que en el presente caso
se ha infringido el debido proceso...” (Casación Nro. 1148-2004 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-06-2006, pág. 16067).
- “... Acusa [la recurrente] la infracción del inciso tercero del artículo ciento
veintidós del Código adjetivo [C.P.C.], pues la recurrida ha omitido con
pronunciarse sobre el [...] punto de su escrito de apelación, referido a que
no se le notificó de la inadmisibilidad de sus pruebas, y que fuera resuelta
en la Audiencia Unica; [...] la oportunidad para apelar de los autos que
se emitan dentro de una Audiencia, se realiza dentro de ésta, pero [...]
su fundamentación y demás requisitos se cumplirán dentro del tercer día
de realizada ésta, según lo prescriben los artículos trescientos setentiséis
y trescientos setentisiete del Código Procesal Civil; en consecuencia,
no hay afectación al debido proceso cuando la recurrente no asistió a la
Audiencia Unica, donde se declaró inadmisible la admisión de sus medios
probatorios...” (Casación Nro. 3370-2000 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7066).

12.14 Jurisprudencia casatoria relacionada con el ofrecimiento de medios


probatorios en la apelación
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al ofrecimiento de
medios probatorios en la apelación, ha establecido lo siguiente:
- “... El artículo trescientos setenticuatro [del C.P.C.] permite a las partes
que, en vía de apelación o en absolución de la misma, cuando se advierta
un hecho nuevo ocurrido con posterioridad a la etapa postulatoria, o un
hecho que, siendo contemporáneo a la citada etapa, recién puede ser cono-
cido por el interesado con posterioridad a la misma, ofrezcan los medios
probatorios pertinentes a fin de sustentarlo...” (Casación Nro. 3764-06 /
Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-01-2008, págs.
21385-21386).
- “... El ordenamiento procesal permite que las partes procesales ofrezcan
medios probatorios con motivo de la interposición del recurso de apela-
ción a fin de sustentar la ocurrencia de hechos nuevos, sea mediante un

776
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

medio probatorio propio, que acontece cuando una circunstancia fáctica


ocurre con posterioridad al inicio de un proceso y que tiene relevancia
para resolver la litis, o mediante un medio probatorio impropio, que
acontece antes del inicio del proceso pero que recién pudo ser conocido
por el interesado con posterioridad, conforme lo establece el artículo
trescientos setenticuatro del Código Adjetivo [C.P.C.]...” (Casación Nro.
2726-01 / Tacna, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-07-2002,
pág. 8934).
- “... Tratándose el presente incidente de una apelación sin efecto suspen-
sivo, ésta se tramita de conformidad con lo dispuesto por el artículo 377
del Código Procesal Civil, el cual no prevé el ofrecimiento de pruebas
en segunda instancia, toda vez que tal circunstancia está reservada sólo
a las apelaciones de sentencias...” (Casación Nro. 2695-2002 / Callao,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-08-2004, pág. 12469).
- “... Los documentos anexados al escrito de apelación [...] no reúne [sic
-léase no reúnen-] las formalidades del artículo 374 del Código Procesal
Civil, ya que no fueron ofrecidos como medios probatorios...” (Casación
Nro. 791-2001 / Tacna, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
11-2001, pág. 8008).
- “... Tratándose de medios probatorios extemporáneos ofrecidos con el
recurso de apelación, el último párrafo [del] [...] artículo trescientos
setenticuatro del Código Procesal Civil [...] establece que si el Superior
los admite, se fijará fecha para la audiencia respectiva, la que será di-
rigida por el Juez menos antiguo si el superior es un órgano colegiado;
lo que significa que debe existir primero una resolución que califique
la procedencia del ofrecimiento extemporáneo de medios probatorios
con el recurso de apelación, tornándose entonces una obligación de
ineludible cumplimiento por parte del órgano jurisdiccional superior la
emisión de dicha resolución de calificación ya sea en sentido negativo o
positivo pero debidamente fundamentada...” (Casación Nro. 4062-2006
/ La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2008,
pág. 23198).
- “... La Sala Civil omitió calificar la procedencia o improcedencia de tal
ofrecimiento probatorio [ofrecimiento de pruebas en el escrito de abso-
lución de la apelación], decisión [que] ha traído como consecuencia que
los instrumentos ofrecidos no sean debidamente incorporados al proceso,
contraviniéndose así normas de carácter imperativo cuyo incumplimiento
acarrea nulidad, de conformidad con lo dispuesto en el primer párrafo

777
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

del artículo ciento setentiuno del Código Procesal Civil, pues se trata
de un acto procesal que carece de los requisitos indispensables para la
obtención de su finalidad; siendo así, la sentencia de vista ha sido expe-
dida transgrediendo el debido proceso y, particularmente, el derecho de
prueba del demandante [...], pues no se admitió o desestimó formalmente
la prueba ofrecida...” (Casación Nro. 3764-06 / Junín, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-01-2008, págs. 21385-21386).
- “... La actora al apelar de la sentencia del a-quo también ofreció los
medios probatorios que a su derecho corresponde. En tal virtud, aten-
diendo a la naturaleza del proceso y en estricta armonía a lo previsto en
el artículo 374 del Código Procesal Civil, es tarea de la Sala Superior
evaluar la pertinencia de dichos medios probatorios para dirimir la litis.
En el presente caso no existe ningún pronunciamiento de la indicada
Sala Superior sobre la pertinencia o impertinencia de dichas pruebas,
pese a que las mismas fueron ofrecidas conjuntamente con el recurso
de apelación. [...] Consecuentemente, habiéndose determinado que la
decisión impugnada contraviene el debido proceso e infringe la norma
procesal antes enunciada, el presente medio impugnatorio [recurso de
casación] debe declararse fundado y casarse la sentencia impugnada,
ordenándose que se emita una nueva resolución...” (Casación Nro. 875-
2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2008,
págs. 21421-21422).
- “... La mencionada norma [art. 374 del C.P.C., sobre ofrecimiento de
medios probatorios en la apelación de sentencias] establece que en caso
de que dichos medios probatorios sean admitidos, es decir sean recep-
cionados por el Colegiado, declaración que no implica una calificación
de los mismos, se fijará fecha para una audiencia especial probatoria...”
(Casación Nro. 650-2001 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 05-11-2001, págs. 7906-7907).
- “... En aplicación del principio de contradicción o de bilateralidad, el cual
implica que todos los actos procesales deben realizarse con el conocimien-
to previo y oportuno de las partes, los medios probatorios que se ofrezcan
con el escrito de apelación y que sean admitidos por el Colegiado, deben
ser puestos en conocimiento de la otra parte, a fin de garantizar su derecho
de defensa, en virtud del cual puede plantear las cuestiones probatorias
que estime pertinentes o cuestionar la eficacia probatoria de los mismos
en la misma audiencia especial [probatoria]...” (Casación Nro. 650-2001 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001,
págs. 7906-7907).

778
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

- “... No obstante no existir pronunciamiento expreso a la admisión o no


de los medios probatorios ofrecidos por la demandada en su escrito de
apelación, y al no haberse llevado a cabo la audiencia especial de pruebas,
el Colegiado los valoró y fueron tomados en cuenta a efectos de sustentar
su decisión jurisdiccional, infringiendo evidentemente el derecho a un
debido proceso...” (Casación Nro. 650-2001 / Lambayeque, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001, págs. 7906-7907).
- “... La Sala [Superior] declaró improcedente los medios probatorios sobre
copias del diligenciamiento de la prueba anticipada [...] ofrecidas en se-
gunda instancia a través del escrito de fojas [...], toda vez que no fueron
ofrecidos en el recurso de la apelación de la impugnante, por tal razón
tampoco puede alegarse falta de valoración de la prueba ofrecida, cuando
ésta no fue admitida...” (Casación Nro. 460-01 / Cono Norte, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, págs. 7483-7484).
- “... Se denuncia [...] la afectación del derecho al debido proceso y que no
se proveyó ni se convocó a la Audiencia Complementaria a que se refiere
el artículo trescientos setenticuatro del acotado ordenamiento procesal
[C.P.C.] en virtud a los medios probatorios nuevos presentados con su
recurso de apelación; empero, debe tenerse presente [...] que tratándose
éstos sólo de documentos, su valoración no requiere necesariamente de
Audiencia Complementaria y habiéndolos valorado la Sala Revisora sin
considerarlos enervantes del pronunciamiento del A-quo, en realidad no
existe afectación alguna del derecho al debido proceso...” (Casación Nro.
0093-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001,
pág. 6783).
- “... La solicitud de intervención [en el proceso] de la recurrente fue acep-
tada en segunda instancia por parte de la Sala Superior, siendo que no
es necesaria la actuación de los medios probatorios que acompaña por
tratarse de documentos...” (Casación Nro. 3642-2006 / Junín, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2008, pág. 21199).
- “... Pese a que los citados medios probatorios no habían sido admitidos
formalmente, la Sala de mérito en [...] la sentencia de vista ha proce-
dido a valorarlos, incumpliendo lo dispuesto en el artículo trescientos
setenticuatro del Código Procesal Civil [sobre ofrecimiento de medios
probatorios en la apelación de sentencias] que exige que previamente los
medios probatorios sean admitidos conforme a ley; [...] en consecuencia,
se ha incurrido en causal de nulidad al haber valorado el Ad quem medios
probatorios que no han sido admitidos conforme a ley...” (Casación Nro.

779
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

430-01 / Cañete, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001,


págs. 7903-7904).
- “... En el presente proceso se ha incurrido en contravención de normas
que garantizan el derecho al debido proceso, por haber omitido [...] el
Colegiado Superior merituar los medios probatorios ofrecidos en el
recurso de apelación, conjuntamente con los demás medios probatorios
actuados en el proceso...” (Casación Nro. 2188-06 / Nasca, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 29-02-2008, págs. 21623-21624).
- “... No obstante dicho ofrecimiento extemporáneo [ofrecimiento de medios
probatorios con el recurso de apelación], la [...] Sala Civil de la Corte
Superior [...] no emitió resolución de calificación alguna, violando así
flagrantemente el artículo trescientos setenticuatro, in fine, del Código
Procesal Civil, lo que acarrea la nulidad de la sentencia de vista y todo lo
actuado en segunda instancia...” (Casación Nro. 4062-2006 / La Libertad,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2008, pág. 23198).
- “... En el presente caso, las pruebas que inicialmente fueron desestimadas
por el Juzgado han sido incorporadas por la Sala Superior sin citación de
la entidad recurrente, restringiéndose de esta forma el derecho de defensa
de las partes. Siendo que dicha deficiencia procesal torna en inválida la
resolución impugnada...” (Casación Nro. 290-2006 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 31-05-2007, págs. 19565-19566).

12.15 Jurisprudencia casatoria relacionada con las facultades del órgano


judicial revisor respecto de las pruebas de oficio
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a las facultades del
órgano judicial revisor respecto de las pruebas de oficio, ha establecido lo siguiente:
- “... El Colegiado Superior se encuentra plenamente facultado para dis-
poner la actuación de medios probatorios de oficio, ello en caso de que
luego de efectuada la revisión de los autos, llegue a la conclusión de que
los medios probatorios ofrecidos y actuados resultan insuficientes para
emitir un pronunciamiento válido sobre el fondo de la controversia...”
(Casación Nro. 1999-99 / Chincha, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-07-2002, pág. 9105).
- “... La decisión de la Sala de mérito de ordenar que el A Quo actúe medios
probatorios complementarios [...] no contravienen [sic -léase no contravie-
ne-] las normas que garantizan el derecho a un debido proceso, por cuanto
los nuevos medios probatorios podrán ser objeto de cuestionamiento por

780
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

las partes, en ejercicio de su legítimo derecho de defensa...” (Casación


Nro. 1435-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
03-2002, pág. 8486).
- “... Se cuestiona que la Sala ha sancionado la nulidad para que se actúe
una prueba de oficio aún cuando ello no era materia de apelación; empero,
la Sala como Juzgadora que es, y atendiendo a la finalidad del proceso
consagrada en el artículo tres del Título Preliminar del Código Procesal
Civil, concordado con la facultad de la prueba de oficio del artículo cien-
to noventicuatro de ese mismo texto legal y con la garantía de la doble
instancia de los justiciables, puede sancionar la nulidad por entender que
un medio probatorio es relevante para resolver los autos, a fin de lograr
la finalidad de los actos procesales a que [se] refiere el artículo ciento
setentiuno del Código Adjetivo [C.P.C.]; y como Colegiado Superior
ordenar que el Juez actúe dicho medio probatorio...” (Casación Nro.
1128-03 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2004,
págs. 11738-11739).
- “... La prueba de oficio es una facultad con la que cuentan todos los juz-
gadores, por lo que al estimarla necesario el Ad quem, resulta ineludible
su remisión al juez para su actuación a fin de no vulnerar el derecho a la
doble instancia de las partes; máxime si se considera que el fin del proceso
es solucionar el conflicto de intereses, que es lo que se entiende pretende
el Colegiado Superior...” (Casación Nro. 2447-2003 / Puno, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-07-2004, pág. 12460).

12.16 Jurisprudencia casatoria relacionada con la vista de la causa y el in-


forme oral
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la vista de la causa
y el informe oral, ha establecido lo siguiente:
- “... La vista de la causa constituye una audiencia, más aún cuando se ha
solicitado el uso de la palabra...” (Casación Nro. 3306-2000 / La Libertad,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, pág. 7443).
- “... Ni en la Ley Orgánica del Poder Judicial ni en el Código Procesal
Civil se ha contemplado norma alguna que disponga que las partes deben
ser previamente notificadas con la relación de los miembros integrantes
del Colegiado Superior que va a tener a su cargo la vista de la causa y
la consiguiente resolución del recurso de apelación...” (Casación Nro.
186-07 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
05-2008, págs. 22188-22189).

781
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... La vista de la causa es un acto trascendental que por su naturaleza debe


ser, inexorablemente, notificada a las partes a fin de que en el ejercicio
de su constitucional derecho de defensa previsto en el artículo ciento
treintinueve inciso catorce de la Constitución Política del Estado, solicite
y realiza [sic -léase soliciten y realicen-] el informe oral correspondien-
te...” (Casación Nro. 268-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-09-2008, págs. 22705-22706).
- “... El artículo trescientos setenticinco cuarto párrafo del Código Procesal
Civil establece que: ‘Dentro del tercer día de notificada la fecha de la vista,
el Abogado que desee informar lo comunicará por escrito, indicando si
la parte informará sobre hechos. La comunicación se considera acep-
tada por el solo hecho de su presentación, sin que se requiera citación
complementaria...’; lo que significa que se entenderá por garantizado el
derecho a ser oído y por ende a la defensa cuando el órgano jurisdiccional
ha notificado válidamente a las partes con la fecha para la vista de la causa
y permitido el uso de la palabra al abogado de la parte que lo peticionó
oportunamente...” (Casación Nro. 1332-2007 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs. 23538-23539).
- “... El artículo trescientos setenticinco del Código Procesal Civil [...] dispone
que en los procesos de conocimiento y abreviados la designación de la fecha
para la vista de la causa en segunda instancia se notifica a las partes diez
días antes de su realización y en los demás procesos con una anticipación
de cinco días y que dentro del tercer día de notificada la fecha de la vista,
el abogado que desee informar lo comunicará por escrito, indicando si la
parte informará sobre hechos; [...] a pesar de esta clara disposición legal
y tratándose de un proceso de conocimiento, la vista de la causa [...] se
notificó al recurrente [...] solamente dos días antes de la vista de la causa;
[...] resulta así que se ha infringido el artículo trescientos setenticinco del
Código Procesal Civil, afectando el derecho de defensa del recurrente, el
que ya no podía solicitar el uso de la palabra para su abogado, por haberse
vencido el término para hacerlo; e incurriéndose en la causal de nulidad
contemplada en el artículo ciento setentiuno del Código acotado [C.P.C.]...”
(Casación Nro. 4382-2001 / Ucayali, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-07-2002, págs. 9048-9049).
- “... Habiéndose omitido notificar al recurrente con el día señalado para
la vista de la causa, se ha incurrido en la causal de nulidad contemplada
en el artículo ciento setentiuno del acotado Código [C.P.C.]...” (Casación
Nro. 1132-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
11-2001, págs. 8126-8127).

782
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

- “... Se advierte que no fue notificada [la demandante] para la vista de


la causa, [...] de modo que la Sala Civil [Superior] absuelve el grado
y expide la sentencia [...], declarando nula la apelada y nulo todo lo
actuado hasta realizar una nueva calificación de la demanda, sin oír al
abogado de la recurrente como lo había solicitado; [...] en esta forma se
ha configurado la [...] contravención de normas que garantizan el derecho
a un debido proceso, puesto que sin justificación alguna la demandante
ha sido privado [sic -léase privada-] de ejercer su defensa por violación
de la norma contenida en el artículo ciento cincuenticinco del Código
Procesal Civil...” (Casación Nro. 1972-2000 / Moquegua, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, págs. 7008-7009).
- “... La falta de notificación de las resoluciones antes indicadas [la re-
solución que señala fecha para la vista de la causa, la resolución que la
reprograma y la resolución que concede el uso de la palabra al abogado
de la parte contraria], afecta sustancialmente el derecho de defensa de la
parte ejecutada, toda vez que lo sitúa [sic -léase la sitúa-] en una posición
de indefensión, afectando el derecho de toda persona de acceder a un
debido proceso, que constituye en sí mismo garantía constitucional...”
(Casación Nro. 2058-2000 / Sullana, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-03-2001, págs. 7010-7011).
- “... Del cargo de notificación [...], que contiene la transcripción de la
resolución [...], mediante la cual se señala fecha y hora para la vista de
la causa, se advierte que en la misma no se ha tomado nota de los datos
identificatorios de la persona que recepciona la cédula, ni se la ha hecho
firmar dicha cédula, mucho menos [...] se ha dejado constancia de la ne-
gativa de éste [sic -léase de ésta-] a firmarla, toda vez que sólo existe el
sello de un abogado que no patrocina a ninguna de las partes procesales
así como la suscripción del notificador encargado de dicha diligencia;
[...] bajo dicho contexto, es evidente que el acto de notificación deviene
en ineficaz por cuanto dicha omisión afecta el derecho de defensa de la
recurrente...” (Casación Nro. 754-2004 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-09-2005, págs. 14789-14790).
- “... El concesorio para informe oral de las partes no conlleva a que
el Colegiado deba pronunciarse obligatoriamente respecto al fondo
de la cuestión de litis, en tanto la función jurisdiccional implica el
examen minucioso de la resolución venida en grado considerando
tanto el extremo formal como [el] de fondo...” (Casación Nro. 2987-
2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001,
pág. 6989).

783
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... Una de las manifestaciones de este derecho [al debido proceso], es


el derecho de defensa en la modalidad del uso de la palabra en todas
las instancias del proceso, conforme a Ley. [...] Que, bajo ese contexto
dogmático, el sustento legislativo jurídico se encuentra en el artículo 375
del Código Procesal Civil, que establece, entre otros aspectos procesales,
que sólo procede informe oral cuando la apelación se ha concedido con
efecto suspensivo, para lo cual, dentro del tercer día de notificada la fecha
de la vista, el Abogado que desee informar lo comunicará por escrito,
indicando, además, de darse el caso, si la parte informará sobre hechos; y
que la comunicación se considera aceptada por el sólo [sic] hecho de su
presentación, sin que se requiera citación complementaria...” (Casación
Nro. 1529-2008 / Cañete, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-12-2008, págs. 23395-23397).
- “... El artículo 131 de la mencionada Ley Orgánica [del Poder Judicial]
señala textualmente que: ‘el Presidente de la Sala hace citar con setenta
y dos horas de anticipación a los abogados que hayan solicitado el uso de
la palabra para informar, así como a las partes que hayan pedido informar
sobre hechos, precisando el tiempo que tienen para hacerlo. El aboga-
do de la parte que no solicitó la palabra es igualmente citado si señaló
domicilio en la sede de la Corte. En los demás casos no es necesario
citar a los abogados o a las partes para la vista de la causa’. [...] En este
sentido, es necesario señalar cuáles son los demás casos que la citada
norma considera y, según el análisis de la misma, se tiene que éstos están
referidos a los siguientes: cuando el abogado no ha solicitado el uso de
la palabra; cuando las partes no han pedido informar sobre los hechos y
cuando el abogado de la parte que solicitó la palabra no señaló domicilio
en la sede de la Corte Superior [...]. [...] Asimismo, el tercer párrafo del
artículo 375 del Código Adjetivo [C.P.C.] indica que dentro del tercer
día de notificada la vista de la causa, el abogado que desee informar lo
comunicará por escrito y que dicha comunicación se considera aceptada
por el sólo hecho de su presentación; por lo que se concluye que el derecho
de informar del abogado de las partes están reconocidos [sic -léase está
reconocido-] legalmente y no puede ser denegado por el juzgador, menos
aún sin motivación alguna que sustente dicha decisión...” (Casación Nro.
3871-2000 / Amazonas, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-
05-2002, págs. 8834-8835).
- “... La concesión del derecho a informe oral fuera del plazo previsto en el
artículo trescientos setenticinco del Código Procesal Civil, no está previs-
ta como causal de nulidad debiendo tenerse en cuenta que la nulidad se
sanciona sólo por causal establecida en [la] ley [...]; no evidenciándose

784
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

por ende la contravención al debido proceso...” (Casación Nro. 780-2003 /


Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-09-2003,
pág. 10852).
- “... Si se ha omitido citar para informar oralmente al abogado de los
ejecutados para la audiencia de la vista de la causa, resulta indudable
que se ha afectado el derecho al debido proceso, [...] incurriéndose en la
causal de nulidad contemplada en el artículo ciento setentiuno del mismo
Código [C.P.C.]...” (Casación Nro. 3306-2000 / La Libertad, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, pág. 7443).
- “... La secuencia de los hechos [...] evidencian una flagrante vulneración
al debido proceso y, particularmente, al derecho de defensa del codeman-
dado [...], quien no pudo tomar conocimiento oportuno de las resoluciones
expedidas en segunda instancia, tal como lo establece el artículo ciento
cincuenta y cinco del Código Procesal Civil, sobre todo de la que disponía
señalar fecha para la vista de la causa [...], toda vez que los actos proce-
sales venían siendo notificados en un domicilio procesal que ni la Sala
Civil o la Sala Civil Transitoria autorizaron, lo que igualmente restringió
su acceso al uso de la palabra para efectos de informar oralmente ante
el Colegiado Superior, conforme a lo previsto en el artículo trescientos
setenta y cinco del Código Procesal Civil, lo que acarrea la nulidad de la
sentencia emitida por contravenir, además, el derecho constitucional de
defensa reconocido en el inciso catorce del artículo ciento treinta y nueve
de la Carta Política vigente...” (Casación Nro. 864-07 / Huaura, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs. 23504-23506).
- “... No se está frente a una válida notificación de la fecha de la vista de la
causa ni, consecuentemente, ante una arreglada a ley desestimación del
pedido de palabra, violándose el derecho a la defensa y al debido proceso
del demandado recurrente...” (Casación Nro. 1332-2007 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs. 23538-23539).
- “... El mismo día de la notificación de la resolución que fija la fecha de la
vista de la causa, la recurrente solicitó se le conceda el uso de la palabra
a su abogado para que informe oralmente; [...] aún encontrándose dentro
del término de ley, la Sala [Superior] por resolución [...] declaró sin lugar
el pedido de informe oral, por estar fuera del plazo previsto en el tercer
párrafo del artículo trescientos setenticinco del Código Procesal Civil;
[...] en consecuencia, la Sala Revisora ha contravenido las normas que
garantizan el derecho de la recurrente a un debido proceso mermando su
legítimo derecho de informar oralmente y alegar a favor suyo...” (Casación

785
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Nro. 3630-00 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-


2001, pág. 7454).
- “... En el caso sub materia el recurrente [...] y su codemandada, fueron
notificados con la resolución que fijó fecha para la vista de la causa [...],
según se advierte de los cargos de notificación [...], realizándose la vista
de la causa [...] al tercer día hábil de notificados para la vista, sin que
hubiera transcurrido el plazo [...] a que se refiere el artículo trescientos
setenticinco del Código Procesal Civil, concordante con el artículo ciento
cuarentisiete del acotado Código, en cuanto establece que el cómputo de
los plazos procesales se efectúa en días hábiles; [...] en ese sentido, se ha
infringido lo dispuesto en el artículo trescientos setenticinco del Código
Procesal Civil, habiéndose incurrido en afectación del derecho de defen-
sa del recurrente por cuanto el abogado del mismo [...] no ha tenido la
oportunidad de solicitar el informe oral correspondiente, conforme a lo
dispuesto en la norma anteriormente acotada; contraviniéndose lo dispues-
to en el inciso catorce del artículo ciento treintinueve de la Constitución
Política del Estado, en cuanto establece el principio que nadie puede ser
privado del derecho de defensa en ningún estado del proceso; [...] siendo
así, se ha configurado la [...] contravención de las normas que garantizan
el derecho a un debido proceso...” (Casación Nro. 1230-2004 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 28-02-2006, pág. 15444).
- “... Respecto al punto [de que se le ha privado al abogado del recurrente
del derecho de informar oralmente al creer que primero debía resolverse
el pedido de aclaración antes de solicitarse dicho informe oral] no se le
ha transgredido su derecho a la defensa porque si el recurrente se abs-
tuvo de que su abogado informe oralmente es un hecho atribuible única
y exclusivamente a su conducta procesal y no a los magistrados, ya que
de acuerdo con el artículo cuatrocientos seis del Código Procesal Civil
el recurso de aclaración no modifica las resoluciones emitidas sino que
sólo se limita a precisar conceptos oscuros y dudosos...” (Casación Nro.
108-01 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2001,
pág. 7370).
- “... En las apelaciones sin efecto suspensivo, resulta improcedente el
informe oral, y si bien el artículo trescientos setentisiete del Código
Procesal Civil [...] faculta al Superior para que excepcionalmente cite a
los abogados para que informen oralmente, ello constituye una facultad
del juzgador, y en modo alguno una obligación; por lo que [...] la falta
de citación para informar oralmente en el presente caso [...] no constitu-
ye afectación del derecho a la defensa del recurrente...” (Casación Nro.

786
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

30-2004 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-


05-2005, págs. 14186-14188).
- “... Dicho informe [oral] fue evacuado por el propio codemandado [...],
quien según lo informado por Relatoría, también es Letrado y por lo tanto,
no resulta viable restringirle su derecho a la defensa, pues, ello contra-
vendría lo previsto en el artículo 139, inciso 14° de la Carta Magna...”
(Casación Nro. 5279-2006 / Cañete, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-07-2007, págs. 19936-19937).

12.17 Jurisprudencia casatoria relacionada con los poderes del órgano judicial
que resuelve la apelación
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a los poderes del
órgano judicial que resuelve la apelación (lo que abarca, en resumidas cuentas, lo
atinente a su competencia, al principio tantum apellatum cuantum devolutum, al
principio de plenitud, al principio de la prohibición de la reforma en perjuicio del
apelante, a la potestad del órgano judicial revisor de integrar la resolución recurrida
en caso de omisión de pronunciamiento sobre algún punto controvertido, etc.), ha
establecido lo siguiente:
- “... La calidad revisora del Juzgador Superior supone la facultad para
analizar los hechos, el material probatorio y el derecho aplicado y en su
caso exponer los que en su perspectiva están acreditados y que [sic -léase
qué-] normatividad legal es aplicable, no encontrándose obligado por los
argumentos que desde su óptica parcializada invoca el apelante...” (Ca-
sación Nro. 2940-01 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-02-2002, pág. 8321).
- “... En virtud al principio dispositivo en materia de impugnación los Jueces
Superiores solamente pueden conocer los agravios que fueron invocados
oportunamente por las partes y que fueron objeto de debate contradictorio;
no siendo posible por ende que en vía de apelación se conozcan hechos
nuevos por cuanto ello implicaría una vulneración de lo previsto en el
artículo sétimo del Título Preliminar del Código adjetivo, que establece
que el Juez no pude [sic -léase no puede-] ir más allá del petitorio ni fun-
dar su decisión en hechos diversos de los que han sido alegados por las
partes...” (Casación Nro. 2647-2000 / Arequipa, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-01-2001, pág. 6789).
- “... La Sala Revisora, al amparo del artículo trescientos sesenticuatro del
Código Procesal Civil, tiene la obligación de examinar y pronunciarse en si
[sic -léase en su-] sentencia, respecto del recurso de apelación interpuesto

787
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

contra la resolución de primera instancia; y no así [...] de los argumentos


extemporáneos que deduzcan las partes...” (Casación Nro. 2958-2002 /
Jaén, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2003, pág. 9949).
- “... La revisión que efectúa [el Colegiado Superior] no implica un ‘novum
iudicium’, más bien sus poderes se encuentran limitados en función a la
pretensión impugnatoria, es decir, que el Tribunal no puede conocer fuera
de los puntos recurridos, siendo esa la razón por la cual al apelante se le
exige que sustente su pretensión impugnatoria, indicando el error de hecho
y de derecho en que se habría incurrido y precisando la naturaleza del
agravio, lo que viene a constituir el ‘thema decidendum’ del Colegiado,
ya que el agravio constituye la base objetiva del recurso [de apelación],
determina los alcances de la impugnación y los poderes de los que goza
la Instancia Superior para resolver el tema...” (Casación Nro. 3353-2000 /
Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2002, pág. 8448).
- “... Para los efectos del pronunciamiento sobre los agravios puntualizados
en un recurso de apelación, el respeto al principio de la congruencia pro-
cesal se encuentra concatenado con la atención al denominado ‘tantum
devolutum quantum appellatum’ [...]; de manera que el Colegiado revisor
deberá resolver en función a los agravios, errores de hecho y derecho,
así como el sustento de la pretensión impugnatoria que haya expuesto el
recurrente en su escrito de apelación. En ese orden de ideas, es indispen-
sable que el recurso de apelación contenga una adecuada fundamentación
del agravio, indicando el error de hecho o de derecho incurrido en la
resolución impugnada, y precisando su naturaleza, de tal modo que el
agravio u ofensa fija el thema decidendum -la pretensión- de la Sala de
revisión; pues la idea del perjuicio debe entenderse como base objetiva
del recurso [de apelación]; por ende, los alcances de la impugnación de
la resolución recurrida determinará los poderes de este órgano Colegiado
Superior para resolver de forma congruente la materia objeto del recurso
[de apelación]...” (Casación Nro. 611-2008 / La Libertad, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs. 22878-22880).
- “... De acuerdo a los principios procesales recogidos en el artículo 370 del
Código adjetivo [C.P.C.], el contenido del recurso de apelación establece
la competencia de la función jurisdiccional del Juez Superior; toda vez
que [...] aquello que se denuncie como agravio comportará la materia que
el impugnante desea que el Ad Quem revise, dando así a entender que se
encuentra conforme con los demás puntos o extremos (no denunciados)
que contenga la resolución impugnada, en caso de existir; principio éste
expresado en el aforismo tamtun [sic] appellatum, quantum devolutum.

788
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

[...] Que, lo anterior significa también que el Organo Jurisdiccional Su-


perior está obligado a pronunciarse sobre el o los agravios denunciados,
sea a favor o en contra o desestimarlos in límine por su improcedencia;
obligación que se asimila al principio de motivación escrita de las re-
soluciones...” (Casación Nro. 3120-2007 / La Libertad, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs. 22826-22827).
- “... En virtud al principio de congruencia procesal, el Juez debe dictar
sus resoluciones de acuerdo con el sentido y alcances de las peticiones
formuladas por las partes, y en el caso de la apelación, corresponde al
Superior resolver [...] en función a los agravios, los errores de hecho
y de derecho que sirven de sustento a la pretensión impugnatoria que
haya expuesto el recurrente, ya que de lo contrario no sólo infringirá el
deber de motivación, sino también el derecho de defensa, el principio de
congruencia y la doble instancia que asiste al apelante...” (Casación Nro.
4686-06 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2008,
págs. 23147-23148).
- “... La Sala Superior sólo está obligada a pronunciarse sobre las preten-
siones expuestas en los actos postulatorios o los agravios que contiene la
pretensión impugnatoria (la apelación), pero no sobre los consignados en
un escrito presentado con posterioridad a la vista de la causa y menos aún
sustentar su fallo en medios probatorios no ofrecidos oportunamente por
las partes...” (Casación Nro. 3558-2006 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-01-2008, págs. 21198-21199).
- “... Si bien la Corte Superior al absolver el grado de apelación de una
sentencia [...] conoce como instancia de todo el proceso, también lo es
que su facultad revisora se encuentra limitada a la expresión de agravios
formulados por los impugnantes, y únicamente [podrá] pronunciarse de
oficio cuando las nulidades procesales sean insubsanables, por lo que no
se configura el agravio relativo a que en la recurrida se ha efectuado una
apreciación parcial del proceso...” (Casación Nro. 3377-2000 / Ica, pu-
blicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, págs. 7591-7592).
- “... La sentencia de vista [...] al revocar la apelada declarándola impro-
cedente, [...] [ha] resuelto extremos que ya no eran materia del proceso
ni de competencia del Ad-quem, yendo más allá de lo que las partes en
conflicto alegan e incluso resolviendo en contra de la autoridad de cosa
juzgada que adquirió la sentencia cuando la parte demandada renunció
expresamente a interponer recurso impugnatorio contra los otros extremos
de la misma, [...] incurriendo en causal de nulidad...” (Casación Nro.

789
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

1880-98 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001,


pág. 7820).
- “... En atención al principio quantum apellatum, tantum devolutum, los
organismos revisores se pronuncian sólo [sobre] lo que es objeto de la
apelación...” (Casación Nro. 2413-2007 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 03-09-2007, págs. 20381-20382).
- “... El principio ‘tantum devolutum, quantum appellatum’, [...] [consiste]
en que el Colegiado deberá resolver en función a los agravios, errores de
hecho, de derecho y el sustento de la pretensión impugnatoria que haya
expuesto el recurrente en su escrito de apelación...” (Casación Nro. 3551-
2007 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2008,
pág. 21469).
- “... En virtud del principio tantum apellatum quantum devolutum el
órgano judicial revisor que conoce de la apelación sólo debe avocarse
sobre aquello que le es sometido en virtud del recurso, siendo en segunda
instancia que la pretensión del apelante al impugnar la resolución es la
que establece los extremos sobre los que debe versar la revisión que [va a]
realizar el Superior, no pudiendo conocer extremo [sic -léase extremos-]
que han quedado consentidos por las partes...” (Casación Nro. 5353-2006 /
Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008, págs.
22385-22387).
- “... En virtud del principio tantum appellatum quantum devolutum, el
órgano judicial revisor que conoce de la apelación al absolver el grado
solo incide sobre aquello que le es sometido en virtud del recurso [de
apelación], no pudiendo avocarse al conocimiento de cuestiones que han
quedado firmes al no haber sido impugnadas por las partes...” (Casación
Nro. 4665-2006 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
28-02-2007, págs. 18900-18901).
- “... Conforme a lo dispuesto por el artículo 364 del Código Procesal Civil,
el juez superior tiene la facultad de poder revisar y decidir sobre todas las
cuestiones propuestas y resueltas por el juez inferior; empero, la extensión
de sus poderes esta [sic -léase está-] presidida por un postulado que limita
su conocimiento, recogido en el aforismo ‘tantum appelatum quantum
devolutum’, en virtud del cual, el tribunal de alzada sólo puede conocer
mediante la apelación los agravios que afectan al apelante...” (Casación
Nro. 2399-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
09-2008, págs. 22495-22496).

790
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

- “... El recurso de apelación [...] tiene una pretensión impugnatoria [...]


apoyada en concretos fundamentos de hecho y de derecho. [...] En sede
del recurso de apelación, la importancia de señalar cuál es el contenido de
la pretensión impugnatoria radica en que los fundamentos que se exponen
en el respectivo recurso, son los que deberán de dar mérito a la confirma-
ción, revocación o nulidad de la decisión sometida a revisión. [...] Así, los
fundamentos del recurso de apelación deben ser acordes al contradictorio
realizado, y en base a éste se dictará la sentencia respectiva; siendo que
el juzgador debe sentenciar en base a los argumentos de defensa que se
exponen en el referido medio impugnatorio; límite que supone el respeto
al ‘principio de congruencia’; principio que implica el límite del conteni-
do de una resolución judicial, debiendo ésta ser dictada de acuerdo con
el sentido y alcances de la pretensión impugnatoria. [...] Entonces, en el
caso concreto del pronunciamiento de un recurso de apelación, el respeto
al principio de congruencia se encuentra concatenado con el respeto al
principio denominado ‘tantum devolutum quantum appellatum’ [...]; de
manera que [...] el Colegiado deberá resolver en función a los agravios,
errores de hecho y derecho y sustento de la pretensión impugnatoria que
haya expuesto el recurrente en su escrito de apelación...” (Casación Nro.
2051-2008 / Loreto, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-
2008, págs. 23473-23474).
- “... La [resolución] recurrida ha infringido el principio aludido [princi-
pio tantum apellatum cuantum devolutum] acerca de la incongruencia
incurrida, al pronunciarse sobre un agravio que no era el impetrado en el
recurso de apelación...” (Casación Nro. 717-2000 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6704).
- “... Las decisiones jurisdiccionales deben versar sobre las cuestiones
controvertidas y alegadas por las partes, en ese sentido, en el caso de un
recurso de apelación los agravios formulados en este medio impugna-
torio constituyen el marco o límite para el pronunciamiento del órgano
revisor, pues, de lo contrario nos encontraríamos con [...] una sentencia
incongruente por exceso (al pronunciarse más de lo pedido) o por defecto
(al omitir pronunciamiento sobre lo pedido) violándose de este modo el
principio antes aludido, que en el recurso de apelación aparece estable-
cido en el aforismo tantum appellatum quantum devolutum, recogido
en nuestro Código Procesal Civil en el artículo 370...” (Casación Nro.
1917-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-
2008, págs. 22849-22850).

791
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... La Corte Superior al absolver el grado [apelación] conoce ex-novo,


es decir, conoce de todo el proceso como instancia, no estando limitada
en su conocimiento a los fundamentos que sirven de sustento al recurso
de apelación respectivo, sin embargo, no puede modificar la resolución
impugnada en perjuicio del apelante conforme lo dispone el artículo tres-
cientos setenta del Código Procesal acotado [C.P.C.]...” (Casación Nro.
1123-2000 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001,
pág. 6689).
- “... El ordenamiento procesal ha adoptado como principio la prohibición
de la ‘reformatio in peius’, prevista en el artículo 370 del Código Procesal
Civil, de acuerdo al cual el Juez Superior no puede modificar la resolu-
ción impugnada en perjuicio del apelante, salvo que la otra parte también
hubiera recurrido...” (Casación Nro. 1942-2007 / La Libertad, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008, págs. 22355-22356).
- “... Es principio procesal recogido en nuestro Código Adjetivo [C.P.C.] el
principio de la prohibición de la ‘reformatio in peius’ y que se encuentra
contenido en el primer párrafo del artículo trescientos setenta del citado
Código Adjetivo [C.P.C.], norma que señala [...] que el Juez Superior no
puede modificar la resolución impugnada en perjuicio del apelante, salvo
que la otra parte también haya apelado o se haya adherido. Sin embargo
puede integrar la resolución apelada en la parte decisoria, si la fundamen-
tación aparece en la parte considerativa; [...] conforme a lo que establece
tal principio de ‘reformatio in peius’, el Juez Superior está prohibido de
empeorar la situación del apelante, en los casos en los que no ha mediado
recurso de su adversario; siendo que la instancia Superior, al resolver la
apelación, no tiene más poderes que los asignados en el propio recurso,
no encontrándose autorizado a modificar el extremo de la sentencia no
recurrida [sic -léase no recurrido-]...” (Casación Nro. 314-2004 / Loreto,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-06-2006, pág. 16059).
- “... El principio NON RENORMATIO [sic -léase NON REFORMATIO-]
IN PEIUS, referente a la prohibición de la reforma en peor, tiene como
sustento el principio dispositivo del proceso civil, por el cual, el proceso
civil se inicia o promueve sólo a iniciativa de parte, y en el caso materia
de la impugnación, dicho principio se aplica en el sentido de que el juez
superior tiene conocimiento del proceso por iniciativa del impugnante,
por lo que [...] solamente puede pronunciarse sobre los extremos de la
apelación, no siendo viable emitir pronunciamiento sobre extremos no
impugnados en perjuicio del apelante. En ese sentido, el artículo 370
del Código Procesal Civil [...] recoge el principio de la prohibición de la

792
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

reforma en peor o ‘reformatio in peius’, estableciendo que el juez superior


no puede modificar la resolución impugnada en perjuicio del apelante,
salvo que la otra parte también haya apelado o se haya adherido...” (Ca-
sación Nro. 5507-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 03-09-2008, págs. 22846-22848).
- “... El presupuesto que justifica los medios impugnatorios contra las
resoluciones judiciales, es la posibilidad de la existencia del error huma-
no, lo que exige instancia de la parte que se considera agraviada. Quien
esta [sic -léase está-] conforme con lo resuelto no lo impugna, en otros
términos consiente lo resuelto. Por tanto, el Juez superior, de revisión,
debe respetar tal conducta procesal y no puede resolver en perjuicio del
apelante. Tal proceder se denomina [...] como la reformatio in Peius...”
(Casación Nro. 633-2008 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 03-09-2008, pág. 22966).
- “... Se ha resuelto en perjuicio de la apelante, infringiendo lo dispuesto
por el artículo trescientos setenta del Código Procesal Civil e incurriendo
en la causal de nulidad contemplada en el artículo ciento setentiuno del
Código acotado...” (Casación Nro. 192-2000 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs. 7151-7152).
- “... La contravención de la ‘prohibición de la reforma en peor’ afecta el
derecho al debido proceso, toda vez que dicha institución tiene enorme
importancia en el recurso de apelación, ya que el Juez Superior debió
limitarse a los fundamentos del agravio del recurrente que han sido ex-
puestos en el escrito de apelación [...], esto es, revisar el extremo que lo
era [sic -léase que le era-] desfavorable tal como expresamente [...] era
solicitado; [...] estando a lo considerado se ha configurado la contraven-
ción de las normas que garantizan el derecho a un debido proceso; por
lo que la resolución recurrida es merecedora a la sanción con nulidad...”
(Casación Nro. 36-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-07-2001, pág. 7460).
- “... La resolución de mérito transgrede el proceso, toda vez que resuelve
en peor; estando prohibido al Ad-quem dictar sin iniciativa de parte in-
teresada una resolución que grave al recurrente más aún que la apelada,
debiendo limitarse a los extremos de la resolución impugnada que resul-
tan desfavorables al apelante; [...] en consecuencia se afecta el derecho
al debido proceso, conforme al artículo trescientos setenta del Código
Procesal Civil...” (Casación Nro. 4224-01 / Cajamarca, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-09-2002, pág. 9221).

793
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... El artículo 370 del Código Procesal Civil [...] determina la competencia
del Juez Superior, señalando que éste no puede modificar la resolución
impugnada en perjuicio del apelante, salvo que la otra parte también haya
apelado o se haya adherido. [...] Que, en el caso de autos, [...] el deman-
dante interpuso recurso de apelación contra la sentencia expedida por el
Juez de Primera Instancia; no habiendo la parte demandada apelado contra
la misma ni tampoco presentado el recurso de adhesión; resultando de
aplicación al caso sub litis el principio que establece ‘que sólo conoce el
Tribunal de apelación aquello que el apelante plantea’. Que, siendo esto
así, habiendo el organismo Superior modificado la resolución impugnada
en perjuicio del apelante, se ha contravenido el derecho del actor a un
debido proceso...” (Casación Nro. 2705-2005 / Cajamarca, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 03-10-2006, pág. 17189).
- “... Se advierte que ciertamente se ha infringido el artículo trescientos
setenta del Código adjetivo [C.P.C.], que consagra la reformatio in pejus,
que es inmanente del principio dispositivo, pues el Superior no puede
modificar la resolución impugnada en perjuicio del apelante, salvo que la
otra parte también haya apelado o se haya adherido, lo que no ha ocurrido
en el presente caso...” (Casación Nro. 1906-2000 / Cuzco, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs. 7165-7166).
- “... El Colegiado Superior tiene plenitud de poder revisar, conocer y decidir
sobre todas las cuestiones propuestas y resueltas por el juez inferior, sin
embargo, cabe precisar que la extensión de los poderes de la instancia de
alzada está presidida por un postulado que limita el conocimiento del supe-
rior, recogido históricamente en el aforismo: tantum appellatum quantum
devolutum, en virtud del cual el Tribunal de alzada solo puede conocer
mediante la apelación de los agravios que afectan al impugnante; [...] el
postulado referido funciona como una limitación al tema objeto de la alzada
que se manifiesta concretamente en el principio denominado ‘reformatio
in peius’ por el cual no se puede modificar la resolución impugnada en
perjuicio del apelante, el mismo que se encuentra recogido en el artículo
trescientos setenta del Código Procesal Civil, norma que se funda en la
presunción iure et de iure que quien no recurre consiente lo desfavorable
de la resolución dictada, aun cuando lo resuelto por el inferior le sea bene-
ficioso en líneas generales...” (Casación Nro. 36-2001 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, pág. 7460).
- “... Por el principio procesal [de] ‘reformatio in peius’, se prohíbe toda
posibilidad de reforma de la situación jurídica definida en primera ins-
tancia que no sea consecuencia de una pretensión frente a la cual, aquél

794
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

[sic] en cuyo daño se produce tal reforma, no haya tenido ocasión de


defenderse, por tanto, en la reformatio in peius [la] sentencia de apela-
ción podrá ‘empeorar’ la situación de alguien [...] siempre que lo haga
dentro de un debate en el cual el apelante hubiera ejercido su derecho
a la defensa en forma irrestricta, liberando al Superior en grado de los
límites establecidos por lo ya acordado en primera instancia...” (Casación
Nro. 754-2004 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-03-2006, pág. 15690).
- “... En este caso solamente el recurrente apeló de la sentencia, por lo que
no era legalmente válido que el fallo se modificara en su perjuicio, de
improcedente a infundado, afectando con ello su derecho a un debido
proceso...” (Casación Nro. 1942-2007 / La Libertad, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008, págs. 22355-22356).
- “... Cabe analizar si la reforma de la sentencia de improcedente a infundada
implica una modificación que perjudica al apelante, ahora recurrente; [...]
la sentencia de primera instancia fue inhibitoria, dado que el A-Quo al
declarar improcedente la demanda no proveyó el fondo de la litis, por su
parte, la sentencia de vista, modificando la apelada, sí contiene un fallo de
mérito, relacionado con el derecho pretendido; [...] aparentemente, ambas
sentencias -tanto la apelada como la de vista- son desfavorables al recu-
rrente pues en ninguna de las dos instancias obtuvo un fallo que responda
a las preces de su demanda; [...] sin embargo la impugnada al fallar sobre
el fondo del asunto conlleva que una vez consentida y ejecutoriada, ésta
adquiera la santidad de cosa juzgada y ello, a su vez, tiene como efecto que
la parte favorecida -para el caso la parte demandada- tenga certeza de la
inmutabilidad del fallo que ésta contiene; [...] por su parte la declaración
de improcedencia al ser inhibitoria no afecta el derecho del recurrente a
solicitar nuevamente tutela jurisdiccional respecto a las mismas peticiones
de su demanda; de modo tal que, efectivamente la modificación que contiene
la impugnada es favorable a la parte demandada y por ende desfavorable
al recurrente...” (Casación Nro. 3464-2001 / Cusco, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-07-2002, pág. 8951).
- “... La prohibición de la reforma en peor se encuentra regulada en el
artículo trescientos setenta del Código Procesal Civil, que dispone
que el Juez Superior no puede modificar la resolución impugnada en
perjuicio del apelante, salvo que la otra parte también haya apelado o
se haya adherido; debiendo entenderse la citada norma en el sentido
que la prohibición de la reforma en peor está referida al fondo del
asunto, pero no a situaciones de índole procesal en cuyo caso el Juez

795
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Superior está facultado para declarar la nulidad de los actos procesales


conforme a la facultad conferida en el artículo ciento setentiséis del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2383-2001 / Camaná - Are-
quipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-06-2004, págs.
12067-12068).
- “... Si bien es cierto que únicamente la entidad impugnante apeló de lo
resuelto por el a-quo y la Sala Superior absolviendo el grado declaró la
nulidad de la recurrida; también lo es [...] que en virtud del principio de
plenitud, consagrado en el artículo 364 del Código Procesal Civil, el citado
órgano jurisdiccional está facultado a declarar la nulidad de la resolución
materia de revisión si considerase que en ella se ha incurrido en vicios
procesales insubsanables; por consiguiente, no se verifica la infracción
del principio procesal [de la reformatio in peius]...” (Casación Nro. 2039-
2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2007,
págs. 20377-20378).
- “... [Se] acusa la contravención de los artículos 370 y 376 del Código
Procesal Civil, señalando que la Sala Superior ha transgredido el Prin-
cipio de ‘Reforma in Pejus’ [...]. Examinado el contenido del recurso se
aprecia, que, en cuanto al artículo 370 del referido Código Procesal, no
puede ser amparado, por cuanto se advierte que el Superior Jerárquico
ha expedido una resolución que declara nula la sentencia [apelada], por
lo que se observa que no se ha perjudicado al apelante...” (Casación Nro.
4259-2001 / San Román, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-01-2003, pág. 9826).
- “... La sentencia de vista en modo alguno viola el principio de prohibi-
ción de reformatio in pejus contemplado en el artículo trescientos setenta
del Código Adjetivo [C.P.C.], debido a que sencillamente no reforma la
sentencia apelada en ningún modo, sino que la confirma...” (Casación
Nro. 580-2005 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-
08-2005, pág. 14474).
- “... El numeral 370 del Código Procesal Civil, recoge en su primer pá-
rrafo el principio de la reformatio in pejus, en el sentido que el Superior
no puede modificar la resolución impugnada en perjuicio del apelante;
asimismo, tal principio constituye una limitación que tiene el Colegiado
encargado de la revisión de la resolución impugnada, [...] limitación que
incluso alcanza a las nulidades de oficio, como facultad del Juez esta-
blecida en el segundo párrafo del artículo 220 del Código Civil, ya que
afectaría el principio de la doble instancia...” (Casación Nro. 2529-2000 /

796
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

Sullana, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001, págs.


8072-8073).
- “... La instancia Superior tiene las mismas facultades que el inferior para
examinar la demanda en todos sus aspectos...” (Casación Nro. 1837-2007 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008,
págs. 22330-22331).
- “... El artículo 364 del citado Código Formal [C.P.C.] [...] recoge el lla-
mado principio de plenitud en virtud del cual, el órgano jurisdiccional
superior examina la solicitud [sic -léase examina a solicitud-] de parte
o de tercero legitimado, la resolución que le produzca agravio, con el
propósito de que sea anulada o revocada total o parcialmente. Siendo
evidente [...] que la aplicación del citado principio procesal supone que el
órgano revisor [de la apelación] examine adecuadamente los fundamentos
de hechos [sic -léase fundamentos de hecho-] y derecho, así como los
agravios expresados por el impugnante...” (Casación Nro. 4301-2007 /
Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2008, págs.
21704-21705).
- “... La Sala Superior por el Principio de Plenitud tiene la facultad de re-
visar todos y cada uno de los hechos y pruebas admitidas en el proceso,
y excepcionalmente pronunciarse sobre la validez de la relación jurídica
procesal si el aquo no lo advirtió en su oportunidad, salvo que el apelante
haya limitado su recurso impugnando sólo un extremo de la sentencia...”
(Casación Nro. 3675-2007 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-01-2008, pág. 21415).
- “... El recurrente denuncia la contravención a las normas que garantizan el
derecho a un debido proceso respecto al artículo 466 del Código Procesal
Civil, bajo el argumento que cuando se interpuso la demanda, el Juez no
observó ningún requisito de procedencia aceptando que existía legitimidad
para obrar y declarando saneado el proceso, por lo que después de ello
precluye toda petición referida directa o indirectamente a la validez de
la relación y por ende el Organo Jurisdiccional carece de facultad para
declarar improcedente una demanda. Que analizada la denuncia se ad-
vierte que el recurrente cuestiona las facultades [de las] que está investido
el Colegiado para resolver una controversia; sin embargo se debe dejar
establecido que por el principio de plenitud el Organo Superior tiene las
mismas facultades que el inferior, de tal manera que puede examinar la
demanda en todos sus aspectos, incluso analizar cuestiones no conside-
radas por el inferior, motivo por el cual al declararse la improcedencia de

797
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

la demanda no se ha contravenido en forma alguna el debido proceso...”


(Casación Nro. 457-2003 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Pe-
ruano el 01-03-2004, pág. 11554).
- “... En virtud del principio de plenitud, consagrado en el artículo 364 del
citado Código Formal [C.P.C.], la [...] Sala Superior esta facultada a de-
clarara [sic -léase está facultada a declarar-] la nulidad de la [resolución]
apelada si considera [...] la existencia de un vicio procesal determinante
para la solución del conflicto sub litis...” (Casación Nro. 1725-2007 /
La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-07-2007,
pág. 20040).
- “... Elevados los autos a la segunda instancia, la [...] Sala Superior está
ampliamente facultada a declarar la nulidad de oficio si considera [...] que
existe un vicio procesal de carácter insubsanable, lo que no implica atentar
contra el debido proceso...” (Casación Nro. 3157-2006 / Callao, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 03-07-2007, págs. 19932-19933).
- “... De acuerdo a nuestra normatividad, el recurso de apelación contiene
intrínsecamente el de nulidad, como señala el artículo 382 del Código
Adjetivo [C.P.C.], lo que permite al juez de revisiones [...] declarar
una nulidad sustancial, si fuera el caso...” (Casación Nro. 2781-2005
/ Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-10-2006, págs.
17190-17191).
- “... Concedida la apelación, el Superior por el principio de plenitud, tiene
las mismas facultades que el inferior, de tal manera que puede examinar
la demanda en todos sus aspectos, analizando nuevamente la prueba y
aún [sic] admitir y analizar cuestiones no consideradas por el inferior.
[...] Empero, esa regla general queda limitada en casos en que el recurso
se interpone contra una parte determinada de la sentencia, pues entonces,
el revisor sólo puede pronunciarse sobre lo que es materia del mismo,
lo que se expresa en el aforismo latino tantum devolutum quantum ape-
llatum, circunscribiendo el debate a los extremos apelados...” (Casación
Nro. 2251-2007 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-06-2008, págs. 22356-22357).
- “... El Superior al momento de absolver el grado [en apelación] si bien
debe respetar dicho principio [de congruencia], al igual que el inferior,
está facultado a examinar la demanda en todos sus aspectos, analizando
nuevamente la prueba y aún [sic] admitir y analizar cuestiones no con-
sideradas por el inferior al amparo del principio de plenitud, siendo la
única limitación afectar al apelante, debiendo acotarse que ello se produce

798
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

cuando el juzgador expide una sentencia de fondo, esto es, pronuncián-


dose sobre el derecho de las partes...” (Casación Nro. 118-2007 / La
Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, págs.
22703-22704).
- “... Cuando la Corte Superior absuelva el grado de apelación de las sen-
tencias, conoce ex novo, como instancia, por lo que su conocimiento no se
limitará únicamente a los agravios invocados en el recurso de apelación,
pues de advertir alguna nulidad que revista el carácter de insubsanable,
la declarará de oficio; del mismo modo, si advierte que no puede expedir
un pronunciamiento de mérito por encontrarse la demanda incursa en
algunos de los supuestos de improcedencia que prevé el artículo cuatro-
cientos veintisiete del Cuerpo de Leyes procesales [C.P.C.], rechazará
la demanda sin declaración sobre el fondo...” (Casación Nro. 2720-01 /
Chincha, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002, págs.
8582-8583).
- “... Si bien el trámite que se dio al recurso de apelación fue como si [se]
tratara [de] uno sin efecto suspensivo, cuando lo era con efecto suspen-
sivo en virtud de la queja amparada por la Sala, tal vicio no ha permitido
que se lleve la vista de la causa con la posibilidad de que la recurrente
pueda realizar el informe oral, sin embargo, de subsanarse el cargo no
va a cambiar el sentido de la resolución ya que [...] las alegaciones de la
impugnante en el recurso de apelación están referidas a aspectos que no
se formularon en la etapa correspondiente, de los cuales, al realizarse el
informe oral no podría apartarse la defensa, tampoco la Sala, en virtud
del principio ‘tantum devolutum quantum appellatum’, es decir, que
tanto el informante con el [sic -léase como el-] ad-quem deben incidir
sobre aquello que es sometido en virtud del recurso, siendo así, pese
al defecto anotado éste es subsanable de conformidad con el artículo
ciento setentidós del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 178-01 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2001,
pág. 7374).
- “... En virtud del principio de plenitud el A quem está facultado a integrar
la resolución del juez cuando omita algún punto principal y accesorio;
con dicha actuación en modo alguno se ha vulnerado el derecho de de-
fensa...” (Casación Nro. 1705-2008 / Piura, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-12-2008, págs. 23415-23418).
- “... La integración [de la resolución] se puede efectuar ante la omisión del
pronunciamiento respecto a algún punto controvertido...” (Casación Nro.

799
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

1681-2005 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-07-2006,


pág. 16510).
- “... Por el principio de integración procesal, no es que se falle sobre
extremos no cuestionados o apelados sino más bien se completa un acto
procesal que ha sido desarrollado, pero que el operador de justicia ha
omitido pronunciarse en la parte resolutiva de su sentencia...” (Casación
Nro. 4162-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-
12-2008, pág. 23629).
- “... El artículo trescientos setenta del Código Procesal Civil, permite al
Juez Superior integrar la resolución apelada en la parte decisoria, si la
fundamentación aparece en la parte considerativa, lo que no ocurre en este
caso; [...] todo esto determina [...] que se ha incurrido en la sentencia de
vista en la causal de nulidad contemplada en el artículo ciento setentiuno
del acotado Código...” (Casación Nro. 2146-2000 / Lambayeque, publi-
cada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, págs. 7013-7014).
- “... De conformidad con el artículo trescientos setenta del Código Adjetivo
[C.P.C.], el superior puede integrar la resolución apelada en la parte deci-
soria, solamente si su fundamentación aparece en la parte considerativa,
circunstancia que no ocurrió en el presente caso y por ello no pudo hacer
uso de esta facultad, como se aprecia en la parte resolutiva de la [reso-
lución] recurrida, por lo que debió declarar nula la apelada disponiendo
que el Juez de la causa emita pronunciamiento expreso respecto de todos
los puntos controvertidos, por lo que siendo ello así, la sentencia de vista
incurrió en causal de nulidad del artículo ciento veintidós inciso cuatro
del Código Adjetivo [C.P.C.]...” (Casación Nro. 2050-98 / Ica, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2001, pág. 7321).
- “... Si bien el Juez Superior tiene capacidad para integrar la resolución
apelada en la parte decisoria cuando la fundamentación se hace en la
parte considerativa; empero, no puede integrar una resolución contravi-
niendo normas sustantivas de caducidad...” (Casación Nro. 3754-2000 /
Huaura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2001, págs.
7612-7613).
- “... La sentencia de mérito [de vista] incurre en causal de nulidad por
resolver contra el texto expreso de la ley que expresamente determina
que no se puede modificar una sentencia, en todo caso debió declarar la
nulidad de la misma por no ser clara ni precisa la parte resolutiva; [...] por
las razones expuestas, la sentencia de mérito ha contravenido el artículo
trescientos setenta del Código Procesal Civil, al alterar los considerandos

800
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

de la sentencia recurrida, incurriendo en causal de nulidad prevista por


el artículo ciento setentiuno del mismo Cuerpo Legal...” (Casación Nro.
3754-2000 / Huaura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-
2001, págs. 7612-7613).
- “... Conforme a lo dispuesto en el segundo párrafo del artículo trescientos
setenta del Código Procesal Civil, cuando señala que ‘Cuando la apela-
ción es de un auto, la competencia del superior sólo alcanza a éste y a su
tramitación’, el órgano judicial revisor está limitado a lo que es objeto
de cuestionamiento a través de los agravios denunciados en el medio
impugnatorio interpuesto, así como [...] a ejercer, por las instancias de
mérito, de manera excepcional la revisión del proceso en caso de advertir
nulidades trascendentes e insubsanables que determinen la nulidad del
proceso...” (Casación Nro. 900-2004 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 28-02-2006, pág. 15422).

12.18 Jurisprudencia casatoria relacionada con la decisión del recurso de


apelación
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la decisión del
recurso de apelación, ha establecido lo siguiente:
- “... Cuando la sentencia deriva de un órgano o tribunal, son las normas
de derecho público las que regulan el modo como se forma y producen
sus efectos; así, de acuerdo a la Ley Orgánica del Poder Judicial, se
pueden advertir dos niveles de formación de sentencia de un órgano co-
legiado: a) aquella emitida en el mismo día de la votación o vista de la
causa, conforme prevé el artículo ciento treintitrés de la citada norma, y
b) cuando es emitida una vez que el Colegido [sic -léase el Colegiado-]
decide dejar al voto en otro momento para mayor estudio del caso de
acuerdo al artículo ciento treintinueve de la misma ley; [...] en ambos
casos, se puede producir el acto de discordia por el cual un miembro del
Colegiado estima no estar de acuerdo con el voto del ponente, expone su
voto y las razones que lo motivan, el mismo que según el artículo ciento
cuarenticuatro de la citada Ley se notifica el punto que determina la
discordia y en la misma resolución se llama al vocal dirimente expedito
y se señala día y hora para la vista de la causa que será conocido [sic]
por bajo su dirección; [...] en tal sentido, las normas citadas describen el
iter formativo de la decisión de un órgano Colegiado, así los actos que
se desarrollan en dirección al nacimiento de la sentencia se promueven
en una dinámica concatenada de actos vinculados el uno al otro (lógico),
en un espacio temporal (cronológico) y orientado a [un] fin (teleológico):

801
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

el nacimiento de la decisión a través de la cual ésta sólo será válida si


observa el iter descrito que, por el significado social que tiene al resolver
el conflicto de intereses y asegurar la paz social en justicia[,] es de interés
público...” (Casación Nro. 678-2005 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-10-2006, págs. 17436-17437).
- “... El artículo 141 de la Ley Orgánica del Poder Judicial [...] establece
que en las Cortes Superiores tres votos conformes hacen resolución,
tratándose de las resoluciones que ponen fin a la instancia; mientras
que en los demás casos, bastan dos votos conformes. El artículo 121 del
Código Procesal Civil, en su parte principal señala que, mediante los
autos, el juez resuelve la admisibilidad o el rechazo de la demanda o de
la reconvención, el saneamiento, la interrupción, la conclusión en general
y las demás formas de conclusión especial del proceso. La doctrina juris-
prudencial, en su orientación mayoritaria, asume que debe distinguirse
los autos que no deciden el fondo de la contradicción [sic], de aquellos
que, resolviendo un conflicto de intereses, de orden jurídico, ponen fin
al proceso; y que, por ende, en las Cortes Superiores se requiere de tres
votos conforme [sic -léase conformes-] cuando se trata de resoluciones
que ponen fin a la instancia; en cambio, los dos votos que hacen resolu-
ción por mayoría relativa, son suficientes cuando se trata de las demás
situaciones incidentales o de trámite procesal relevante, sin perjuicio de
la motivación correspondiente en cada caso...” (Casación Nro. 5619-2007
/ Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs.
23359-23360).
- “... Resulta evidente que la resolución de vista recaída en autos ha puesto
fin a la instancia, por consiguiente, resulta de ineludible cumplimiento que
la misma contenga tres votos conformes, pues de no ser así, la decisión
se torna en inválida...” (Casación Nro. 4557-2007 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs. 22898-22899).
- “... El A’quo declara infundada la contradicción [...], resolución que es
apelada [...] y la [...] Sala Civil [...], vista la causa [...], dos vocales se
pronuncian porque se confirme la [resolución] apelada y uno porque se
declare nula. [...] Conforme a lo dispuesto por el artículo 141 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial se requiere de tres votos conformes para hacer
resolución [tratándose de resoluciones que ponen fin a la instancia]. [...]
En consecuencia, [...] la resolución impugnada de vista debe ser declarada
nula...” (Casación Nro. 5455-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-12-2008, pág. 23438).

802
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

- “... La sentencia [de vista] representa la decisión del Colegiado inte-


grado por los tres Vocales; [...] los considerandos contenidos en el voto
dirimente no son parte integrante de los fundamentos de la resolución
impugnada, por lo que no existe la contradicción o incoherencia aludida
por la recurrente...” (Casación Nro. 2256-2000 / Callao, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, pág. 6866).
- “... El Vocal Dirimente se adhiere al voto de los señores [Vocales] [...],
conforme se aprecia en la sentencia [...], haciendo suyos los fundamen-
tos que contiene la citada resolución [...]; [...] la Ley Orgánica del Poder
Judicial en sus artículos ciento cuarenticuatro y ciento cuarenticinco, no
exige una nueva motivación para la adhesión al voto de otro Vocal...”
(Casación Nro. 1396-2007 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-12-2008, págs. 23533-23534).
- “... El voto del doctor [Vocal] [...] no forma parte de la sentencia de
vista, sino es un voto singular...” (Casación Nro. 2732-2000 / Ayacu-
cho, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs.
7213-7214).
- “... De acuerdo al artículo ciento cuarentiuno del Texto Unico Ordenado
de la Ley Orgánica del Poder Judicial, en las Cortes Superiores tres
votos conformes hacen resolución, tratándose de las que ponen fin a la
instancia, y en los demás casos bastan dos votos conformes; estable-
ciendo el artículo ciento veintidós quinto párrafo del Código Procesal
Civil, que cuando los órganos jurisdiccionales colegiados expidan autos,
sólo será necesaria la conformidad y firma del número de miembros
que hagan mayoría relativa; preceptos estos de los cuales se concluye
indubitablemente que en las Salas Civiles de las Cortes Superiores se
requieren de tres votos conformes para arribar a una sentencia; [...] en
ese orden, el artículo ciento cuarenticuatro de la misma Ley Orgánica
[...] prescribe que: ‘Si resulta discordia, se publica y notifica el punto
que la motiva, bajo sanción de nulidad. En la misma resolución se llama
al Vocal dirimente expedito y se señala día y hora para la vista de la
causa por él’; lo que significa que la discordia se puede producir sobre
uno [o] más puntos de lo resuelto en la sentencia impugnada; y si ello
es así, la discordia en uno de dichos puntos puede ser superada si se
produce un voto conforme con otros dos anteriores, haciendo resolu-
ción en ese punto o extremo, sin perjuicio de continuar con la discordia
respecto del otro u otros puntos hasta que la discordia desaparezca en
definitiva...” (Casación Nro. 1758-2005 / Ica, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-12-2006, págs. 18046-18047).

803
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... En cuanto al voto discordante del Vocal [...], tal voto no es susceptible
de dejar sin efecto la votación en mayoría que ha dado lugar a la reso-
lución cuestionada [resolución de vista]...” (Casación Nro. 3224-2006 /
Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-01-2008, págs.
21372-21373).
- “... Conforme lo establece el penúltimo párrafo del artículo ciento trein-
tiocho de la [...] Ley Orgánica del Poder Judicial, en las resoluciones que
emitan las Salas deben consignarse expresamente los votos discordantes
y los singulares. Tal mandato legal, sin embargo, no se ha cumplido en
autos, [...] en ese orden de ideas, se concluye que la sentencia impug-
nada [sentencia de vista] se encuentra viciada de nulidad, en atención a
lo dispuesto en el artículo ciento setentiuno del Código Procesal Civil,
toda vez que ha sido emitida en forma incompleta, con transgresión de
las formas esenciales para su validez y eficacia; siendo así no cumple con
su finalidad, como es el de [sic -léase como es la de-] otorgar garantías
mínimas que aseguren un juzgamiento imparcial y justo...” (Casación Nro.
1554-04 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-06-2006,
págs. 16085-16086).
- “... Se aprecia que por resolución [...] se corrigieron los votos discordan-
tes [...] pero sin sustento alguno, toda vez que de lo actuado no aparecen
los fundamentos de dichos votos, más aún si se tiene en cuenta que ésta
resolución [sic -léase esta resolución-] no ha sido notificada a ninguna
de las partes procesales; [...] se debe agregar a ello, que el artículo cien-
to cuarentitrés, segundo párrafo, del Texto Unico Ordenado de la Ley
Orgánica del Poder Judicial señala que: ‘Una vez emitidos los votos, no
pueden ser modificados salvo que el voto discordante concuerde con el
voto del ponente, antes que emita su voto el dirimente, de lo que se deja
constancia en autos’; empero, en el presente caso no se advierte que se
haya presentado dicha situación a fin de que se justifique la alteración
de los votos tantas veces citados; [...] en tal sentido, se concluye que las
graves irregularidades incurridas por la Sala Superior importan afectación
al derecho de defensa y al debido proceso de la recurrente, los que deter-
minan la nulidad de la resolución...” (Casación Nro. 2924-2004 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2006, pág. 18036).
- “... En el presente caso no se trata de que hay dos sentencias, sino que
al haber coincidido los señores vocales respecto de uno de los extremos
de la demanda y habiendo discordia sobre el otro extremo, cuando se
resuelve esta discordia, se complementa el fallo y constituye uno sólo
y en él se han resuelto todos los puntos controvertidos, por lo que no

804
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

existe infracción a las formas esenciales para la eficacia y validez de los


actos procesales...” (Casación Nro. 4024-2001 / Arequipa, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 01-07-2002, págs. 8951-8952).
- “... Los artículos 141 y 144 de la Ley Orgánica del Poder Judicial [...]
señalan que en las Cortes Superiores tres votos conformes hacen resolu-
ción, precisando que en caso de existir discordia, se pública [sic -léase
se publica-] y notifica el punto que la motiva, bajo sanción de nulidad,
llamándose al vocal dirimente. [...] Que, en el caso de autos, se aprecia que
con la expedición del voto suscrito por el Doctor [Vocal] [...] la opinión
de confirmar la sentencia apelada en el extremo que declaraba infundada
la demanda de nulidad de acto jurídico, contaba con tres votos válidos
que hacían resolución, de conformidad con el artículo 141 de la Ley Or-
gánica del Poder Judicial. [...] Que, sin embargo al subsistir la discordia
en cuanto al extremo de la reconvención formulada por la recurrente, el
vocal llamado por Ley para dirimir dicho aspecto, omitió pronunciarse
sobre dicho punto, y contrariamente se adhirió a la opinión de que la
apelada sea declarada nula, lo que trajo consigo que se expidieran dos
resoluciones con decisiones contradictorias. [...] Que, siendo ello así, es
evidente que la Sala de mérito ha incurrido en infracción de las formas
esenciales contenidas en los artículos 141 y 144 de la Ley Orgánica del
Poder Judicial...” (Casación Nro. 1389-2001 / Callao, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-03-2002, págs. 8485-8486).
- “... La expedición de la sentencia [de vista] impugnada se encuentra
viciada de nulidad, en atención a lo dispuesto en los artículos ciento
setentiuno y ciento veintidós inciso séptimo del Código Procesal Civil,
toda vez que ha sido suscrita por un Vocal que no ha intervenido en la
vista de la causa ni escuchado los argumentos de defensa de la parte
demandada, con transgresión de las formas esenciales para su validez
y eficacia; siendo así no cumple con su finalidad, como es el de otorgar
garantías mínimas que le aseguren un juzgamiento imparcial y justo...”
(Casación Nro. 2448-03 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-11-2004, págs. 13118-13119).
- “... Como es de verse de autos, se tiene que el doctor [Vocal] [...] ha
emitido su voto sin haber escuchado el Informe Oral [...], siendo esto
así la Sala Superior debió haber declarado nula dicha vista de la causa y
señalar con ello nueva fecha con los Vocales conformados [...], lo que no
ocurrió; por lo que se estaría vulnerando el Principio de Inmediatez, que
tiene por objeto que el Juez, quien en definitiva va a resolver el conflicto
de intereses o la incertidumbre jurídica tenga mayor contacto posible con

805
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

todos los elementos subjetivos (partes, terceros) y objetos (documentos,


lugares), que conformen el proceso, por esta razón el Juez puede parti-
cipar en la realización de todos los actos procesales y es que la cercanía
puede proporcionar mayores y mejores elementos de convicción; [...]
en consecuencia [...] se [...] estaría recortando el derecho de defensa...”
(Casación Nro. 2848-2003 / Amazonas, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-01-2005, págs. 13459-13460).
- “... El llamamiento de un Juez de Primera Instancia para completar Sala
Superior, aun cuando sea temporal, es una promoción...” (Casación Nro.
5941-2007 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-
2008, pág. 21764).
- “... El artículo ciento cuarentiuno del Texto Unido [sic -léase Unico-]
Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial establece que en las
Cortes Superiores tres votos conformes hacen resolución, tratándose de
las resoluciones que ponen fin a la instancia, estableciendo ese mismo
artículo que todos los votos se emiten por escrito, máxime cuando se trata
de la ponencia del Vocal Ponente que a tenor de lo previsto en el artículo
ciento treintiocho in fine de la acotada ley debe constar por escrito, con
la fecha de emisión, de entrega y la firma respectiva; [...] en ese sentido,
si bien el artículo ciento cuarentinueve del Texto Unico Ordenado de la
Ley Orgánica del Poder Judicial establece que no será necesaria la firma
del Vocal en la resolución respectiva, ello es siempre y cuando obre en el
expediente el voto por escrito del Vocal respectivo, toda vez que será ese
voto el que formará parte de la resolución a emitir, no siendo necesario
en este caso nuevamente la firma del Magistrado referido...” (Casación
Nro. 1660-01 / Amazonas, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-02-2002, págs. 8338-8339).
- “... Si bien es cierto que la sentencia de vista no ha sido suscrita por el Vocal [...],
sin embargo, en la misma resolución se deja constancia que tal situación
responde a que dicho Magistrado fue trasladado a la Corte Superior de [...],
pero es el caso que cumplió con emitir su voto escrito, en consecuencia se ha
cumplido con lo establecido por el artículo ciento cuarentinueve de la Ley
Orgánica del Poder Judicial, consecuentemente no existe la irregularidad
denunciada...” (Casación Nro. 2835-2000 / San Román, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, pág. 6801).
- “... De los actuados y de las copias solicitadas por este Supremo Tribunal
[...] se advierte que [...] el señor vocal [...] dejó su voto escrito y firmado en
el sentido de que se confirme la sentencia apelada que declara infundada

806
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

la demanda en donde se advierte también los votos de los señores vocales


[...], en donde se adhieren al voto del aludido magistrado; con lo que se
evidencia que se dio cumplimiento a lo estipulado en el artículo 141 de la
Ley Orgánica del Poder Judicial. [...] Que, el hecho que el señor vocal [...]
no firmara la resolución que hace sentencia final por motivo de su falleci-
miento, no la invalida por cuanto la Sala de mérito al sobrevenir tal hecho,
dio estricto cumplimiento a lo normado en el artículo 149 primer párrafo
del Texto Unico Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial. [...] Que,
además, es de acotar que los votos de los señores vocales son archivados
en Relatoría, votos que sólo son consignados en el expediente principal
hasta que se dirima la causa, luego de lo cual son sacados los originales
y archivados; por lo que la Relatora cuando señala que el señor vocal [...]
ha dejado suscrito su voto se encuentra de acuerdo a los hechos [...]. [...]
Siendo así, la resolución [...] se encuentra de acuerdo a ley y al proceso,
no siendo susceptible de causal de nulidad prevista en el numeral 7 del
artículo 122 del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 1621-2004 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2006, págs.
17329-17330).
- “... La resolución de vista [...] que pone fin a la instancia tiene la calidad
de sentencia y se pronuncia sobre el fondo de la pretensión controverti-
da; sin embargo aparece suscrita solamente por dos magistrados [...]; no
apareciendo el voto del Vocal Ponente [...], tal como lo exige el artículo
ciento treintiocho de la Ley Orgánica del Poder Judicial que establece
que la ponencia debe estar escrita y firmada por el vocal designado; asi-
mismo el artículo ciento cuarentinueve del Texto Unico Ordenado de la
Ley Orgánica del Poder Judicial precitada establece que aún en el caso
de impedimento, traslado, licencia, vacaciones, cese o promoción, los
Vocales tienen la obligación de emitir su voto por escrito en las causas
que hubieren intervenido el que forma parte de la resolución, no siendo
necesario la firma de ésta por el Vocal referido, supuesto que tampoco se
produce en el caso de autos en el que no obra agregado a sus antecedentes,
el voto escrito del Vocal [Ponente] [...]. [...] Que, bajo dicho aspecto, la
sentencia de vista no cumple con el requisito esencial que establece el
artículo ciento veintidós, inciso sétimo, del Código Procesal Civil con-
cordado con el artículo ciento cuarentiuno de la Ley Orgánica del Poder
Judicial; [...] en consecuencia, se ha incurrido en las causales de nulidad
previstas en los incisos cuarto y sétimo del artículo ciento veintidós del
Código Procesal Civil; por lo que siendo así y en virtud a lo preceptuado
en el artículo ciento setentiséis, in fine, del acotado Código Adjetivo,
debe declararse la nulidad de la sentencia de vista y renovarse el proceso

807
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

a fin de que la Sala Superior emita nueva resolución con arreglo a ley
subsanando los vicios procesales incurridos...” (Casación Nro. 1547-00 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2003, págs.
10459-10460).
- “... La sentencia de vista no cumple con la exigencia de contener el nú-
mero de firmas necesarias para hacer resolución, incurriéndose por tanto
en causal de nulidad prevista en el artículo ciento veintidós del Código
Procesal Civil, por lo que corresponde declarar la nulidad de la citada
resolución a pesar de no haber sido alegada por el recurrente, ello en virtud
a que se trata de una nulidad insubsanable que atenta contra las normas de
orden público, siendo por ello aplicable la facultad de declarar de oficio
las nulidades insubsanables a que se contrae el artículo ciento setentiséis
in fine concordante con el artículo noveno del título Preliminar del Código
Adjetivo [C.P.C.]...” (Casación Nro. 1660-01 / Amazonas, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2002, págs. 8338-8339).
- “... El hecho de no hacerse público el nombre el Magistrado sobre el
cual recae la ponencia de la sentencia [de vista] impugnada no implica
la transgresión del artículo ciento treintiocho de la Ley Orgánica del
Poder Judicial, pues esta norma no lo exige y tampoco se considera como
causal de nulidad; aún más, la carencia de tal publicidad no impide a
la recurrente iniciar las acciones que crea conveniente contra el Vocal
ponente de la mencionada sentencia...” (Casación Nro. 3674-2002 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2003, págs.
10324-10325).
- “... Mediante resolución [...] se señaló nueva fecha para la vista de la causa
por haber sido devuelto el proceso sin resolver por el Vocal Ponente que
fue rotado a otra Sala, [y] ello no es mérito suficiente para declarar vía
casación la nulidad de la sentencia expedida, pues si bien dicha irregu-
laridad origina la aplicación de sanciones disciplinarias contra el Vocal
que omitió expedir su voto conforme a ley, el proceso no se supedita a la
voluntad del Vocal que incumple sus obligaciones, pues ante tal omisión
el Presidente de la Sala está facultado a integrar el Colegiado con los
llamados por ley, conforme lo establece el segundo párrafo del artículo
ciento cuarentinueve del Texto Unico Ordenado de la Ley Orgánica del
Poder Judicial...” (Casación Nro. 1330-99 / Tumbes, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-05-2002, págs. 8665-8666).
- “... Formulada la apelación el Superior puede anular, revocar o confirmar
la resolución materia de grado de acuerdo a lo que señala el artículo 364

808
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2735-2006 / Lima, publicada


en el Diario Oficial El Peruano el 30-07-2007, págs. 20087-20088).
- “... La Sala Superior al resolver en grado de apelación conoce de la causa
ex novo, y puede según el caso confirmar, revocar o anular la [resolución]
apelada...” (Casación Nro. 1431-2007 / Arequipa, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-10-2007, pág. 20885).
- “... Las Salas Superiores cuando conocen la apelación de un fallo, deben
confirmarlo, cuando están de acuerdo con lo resuelto en primera ins-
tancia, o revocarlo y reformándolo cuando no coinciden con el fallo[,]
o declararlo nulo, pudiendo extender la nulidad hasta el folio que se
considere pertinente, pudiendo llegar inclusive a declarar nulo todo lo
actuado e improcedente la demanda...” (Casación Nro. 3132-2000 /
Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2001,
pág. 7607).
- “... Cuando la Sala [Superior] conoce en grado de apelación puede anular,
revocar o confirmar la resolución impugnada como resulta del artículo
364 del Código Procesal Civil, que regula el objeto de la apelación, pro-
nunciamientos que respectivamente dependerán de la existencia de un
vicio que motive la anulación, de la discrepancia con el pronunciamiento
emitido por el a-quo o de su concordancia con él, aún cuando se cuente
con distinta motivación...” (Casación Nro. 2309-2003 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 28-02-2005, pág. 13702).
- “... Por mandato del artículo trescientos sesenticuatro del Código Adjetivo
[C.P.C.] el objeto del recurso de apelación es el reexamen de la resolución
que le produzca agravio al apelante con el objeto de anularla o revocarla,
total o parcialmente; pero nunca hacer declarar las dos cosas a la vez...”
(Casación Nro. 308-01 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-07-2001, pág. 7468).
- “... Se constata de la resolución impugnada que su parte resolutiva con-
traviene flagrantemente el [...] principio de plenitud, pues, es un hecho
incuestionable que el impugnante apeló contra la totalidad de la senten-
cia [de] primera instancia por no encontrarla conforme y no sólo sobre
algunos aspectos de la misma, como equívocamente ha considerado la
Sala Superior al absolver el grado. Es que [...] de la parte resolutiva de la
sentencia de vista no aparece que se haya confirmado, revocado o anulado
la sentencia apelada, no bastando para ello que se declare la improcedencia
del recurso de apelación para concluir en que el organismo revisor ha
emitido una resolución en plena observancia de lo prescrito en el artículo

809
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

122 inciso 4° del Código Procesal Civil. [...] la resolución impugnada se


ha tornado en nula por la deficiencia procesal antes anotada, no existiendo
pronunciamiento válido...” (Casación Nro. 4301-2007 / Puno, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2008, págs. 21704-21705).
- “... La sentencia de vista [...] no ha confirmado, ni revocado ni declarado
nula la sentencia apelada, sino que pronunciándose como si se tratara
de un Juzgado especializado en lo Civil ha declarado improcedente la
demanda, ni tampoco ha citado el artículo cuatrocientos veintisiete del
Código Adjetivo [C.P.C.], ni el inciso pertinente de dicho dispositivo,
incurriendo en la causal de nulidad contemplada en el artículo ciento
setentiuno del Código acotado [C.P.C.]...” (Casación Nro. 3132-2000 /
Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2001,
pág. 7607).
- “... Los magistrados revisores tienen la facultad legal de confirmar la
sentencia venida en grado, modificando total o parcialmente [...] las
consideraciones utilizadas por el magistrado inferior...” (Casación Nro.
2004-01 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001,
págs. 8139-8140).
- “... La Sala [Superior] resuelve confirmar la sentencia apelada de pri-
mera instancia; en consecuencia ambas sentencias se integran jurídica
y fácticamente en lo que sea pertinente...” (Casación Nro. 1020-2001 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2001,
pág. 7747).
- “... Si se revoca una sentencia, como la que es materia de autos, en la
parte que declara infundada la demanda, en la sentencia de vista ha de-
bido de precisarse la parte de la resolución que se revoca e imponerse
la decisión que corresponda si la posición de la Sala Superior es la de
decidir en sentido contrario al del Juez...” (Casación Nro. 2185-2000 /
Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2001, págs.
7701-7702).
- “... Nuestro ordenamiento procesal civil recoge el sistema de la libre
valoración de la prueba, si la Instancia Superior no está de acuerdo con
la valoración de los medios probatorios efectuados por el Inferior Jerár-
quico, [...] le corresponde su atribución revocatoria del fallo apelado, pero
no puede disponer que éste varíe la convicción a la que haya arribado,
pues ello implicaría contrariar su independencia...” (Casación Nro. 2653-
2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001,
pág. 8060).

810
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

- “... Si bien la Sala [Superior] considera que no se ha cumplido con com-


pulsar en forma conjunta los medios probatorios, ello no puede originar
la nulidad de la sentencia, desde que en virtud de la instancia plural
consagrada en nuestra Carta Política en el numeral precitado [art. 139],
inciso sexto[,] debió emitir pronunciamiento de fondo resolviendo el con-
flicto de intereses de las partes previa compulsa conjunta de los medios
probatorios y, en su caso, haciendo uso de la facultad que le confiere el
artículo ciento noventicuatro del Código Procesal Civil, lo que no fue
así, atentando de dicho modo contra el principio de celeridad procesal al
declarar nula la apelada por consideraciones que pudo haber corregido
en virtud de la instancia plural, puesto que la Sala Superior de mérito
constituye una segunda instancia y no una Sala de Casación...” (Casación
Nro. 2394-2001 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-
2002, pág. 8577).
- “... Con el recurso de apelación el impugnante pretende que la instancia
superior anule o revoque la resolución porque ésta le causa agravio.
Más [sic -léase Mas-], [...] la Sala debe ‘anular’ o ‘revocar’ (confirmar
de estimar carente de sustento legal y/o fáctico lo alegado), por lo que el
pronunciamiento dependerá de si lo atacado constituye una formalidad
en la resolución impugnada o si más bien se cuestiona la decisión...”
(Casación Nro. 1846-2000 / Tacna, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-03-2001, pág. 7005).
- “... Entre otras, es facultad del Tribunal de mérito la valoración jurídica
del hecho y de las pruebas aportadas al proceso, en virtud de lo cual puede
emitir un pronunciamiento concordante, en todo o en parte, o discordante
con el emitido por el Juez de primera instancia, asimismo, puede declarar
la nulidad de éste cuando concurran las causales previstas para ello en
la norma adjetiva...” (Casación Nro. 1798-2000 / Tacna, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7004).
- “... Si el Colegiado Superior advertía prueba que desvirtuara el derecho
de la demandante, lo que le correspondía era emitir un pronunciamien-
to de fondo y no sancionar una nulidad...” (Casación Nro. 257-2005 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2006, págs.
18014-18015).
- “... Si el Colegiado Superior considera que la conclusión a la que arribó el
Juez de la causa es errada, pues debe resolver conforme a lo que indique
su criterio jurisdiccional y a lo que aparezca de las pruebas incorporadas
al proceso, pero no es viable declarar la nulidad de una resolución por

811
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

el hecho de tener una apreciación diferente de los hechos...” (Casación


Nro. 3672-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-
01-2008, págs. 21395-21396).
- “... La argumentación de la sentencia de vista [...] tiende a desvirtuar la
decisión tomada por la [resolución] apelada y por ello su fallo debió estar
dirigido a revocarla si lo consideraba pertinente y no a anularla, por no tra-
tarse de una cuestión de formalidad...” (Casación Nro. 1846-2000 / Tacna,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7005).
- “... La sentencia apelada tiene fundamentos de hecho y de derecho y
realiza la valorización de las pruebas de acuerdo al criterio del juez y
si la Sala Superior no está de acuerdo con dicha valoración, ni con el
criterio del Juez, estaba facultada a revocar la sentencia apelada, con su
propia valoración y criterio, pero no para anular el fallo apelado, que no
contenía ninguna causal de nulidad; [...] todo esto determina que en la
resolución de vista se ha incurrido en la causal de nulidad contemplada
en el artículo ciento setentiuno del Código Procesal Civil...” (Casación
Nro. 584-2002 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
10-2002, pág. 9314).
- “... En la resolución de vista aparece que la Sala [Superior] anula la sen-
tencia apelada [...], pero en vez de anular los actos procesales se pronuncia
sobre el fondo del asunto [...]; en el presente caso la Sala Superior [...]
ha confundido la nulidad con la revocación. [...] Que, en consecuencia,
la resolución de vista ha infringido [...] el artículo ciento veintidós inciso
cuarto del Código Adjetivo [C.P.C.] en la parte que exige que las resolu-
ciones judiciales deben ser claras y precisas respecto de lo que deciden
u ordenan...” (Casación Nro. 1193-2000 / Moquegua, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6691).
- “... Como se puede ver de la sentencia de vista la Sala [Superior] emite
pronunciamientos de fondo para declarar la nulidad de la apelada, soste-
niendo que el A Quo no ha resuelto de acuerdo al mérito de lo actuado ni
al derecho como lo dispone el inciso tercero del artículo ciento veintidós
del Código Procesal Civil; [...] dicha argumentación [...] corresponde a
un pronunciamiento de fondo, pues resulta un atentado contra la lógica
jurídica y contra la argumentación jurídica que se utilicen fundamentos
de fondo para anular una resolución cuando lo correcto es que se dicte
la resolución correspondiente de acuerdo a la apreciación de la Sala
revisora; [...] siendo ello así, la segunda instancia, al momento de dictar
la sentencia inhibitoria ha vulnerado el Principio de Congruencia, pues

812
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

existe una fractura lógica entre lo considerado y lo resuelto por la Sala


Superior, incurriendo por su parte en infracción del inciso tercero del
artículo ciento veintidós del Código Procesal Civil, en consecuencia se
debe reponer el proceso al estado en que se cometió el vicio...” (Casación
Nro. 2054-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
04-2002, pág. 8509).
- “... Existe una afectación del debido proceso, cuando indebidamente la
Sala [Superior] pretende anular una sentencia cuyos defectos son sub-
sanables...” (Casación Nro. 1466-2005 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-11-2006, págs. 17897-17898).
- “... La sentencia de vista al pronunciarse conforma en un extremo y anula
en otro la apelada mandando a expedir un nuevo fallo, lo que constituye
una aberración jurídica pues genera una duplicidad de sentencia que atenta
contra toda lógica afectando el deber de expresión claro y preciso que
sobre todos los puntos controvertidos debe contener una resolución...”
(Casación Nro. 1846-2000 / Tacna, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-03-2001, pág. 7005).
- “... El Colegiado Superior, pese a señalar en la sentencia de mérito que
el Juez de la causa no ha llevado a cabo un examen profundo para de-
terminar el monto de los intereses moratorios y compensatorios que se
reclaman, no revoca la sentencia de primera instancia en cuanto a dicho
extremo y la reforma convenientemente, sino que más bien la declara nula
y ordena que el Juez de la causa expida un nuevo pronunciamiento al
respecto, confirmando los demás extremos de la apelada; [...] conforme a
lo señalado precedentemente, el Tribunal de mérito estaba facultado para
llevar a cabo una nueva valoración de los hechos y pruebas, por lo que
carece de sustento el declarar la nulidad parcial de la sentencia apelada,
como ocurre en el presente caso...” (Casación Nro. 1798-2000 / Tacna,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7004).
- “... La Sala de revisión al haber revocado una sentencia que ya no era
objeto de apelación y que aun más había sido anulada por la propia Sala
Superior, ha infringido lo dispuesto en los incisos tres y cuatro del artículo
ciento veintidós del Código Adjetivo [C.P.C.], concordado con el artículo
trescientos sesenticuatro del mismo código, pues la sentencia de vista no
se sujeta a mérito [sic -léase al mérito-] de lo actuado en el proceso; [...]
en consecuencia debe ampararse el recurso de casación [...], debiéndose
declararse nula la sentencia de vista [...] a fin de que la Sala Superior
expida nueva resolución con arreglo a ley...” (Casación Nro. 3028-00 /

813
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Tumbes, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, págs.


7434-7435).
- “... El juzgador al expedir la nueva sentencia no está constreñido a seguir
el mismo criterio de la sentencia anulada, ya que ésta ha quedado sin
efecto alguno para el proceso, y al hacerlo nuevamente es procedente
que la dicte en un sentido distinto al anulado o puede incluso coincidir
con éste, dependiendo de la posición que asuma luego de la valoración
de la prueba fijando los hechos y aplicando el derecho...” (Casación Nro.
1883-2000 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
01-2001, págs. 6654-6655).
- “... Las anteriores resoluciones emitidas por la [...] Sala Civil [...] no
resultan vinculantes para los Magistrados que suscriben la [resolución]
recurrida, en razón de [...] tratarse de diferentes miembros de dicho órgano
jurisdiccional...” (Casación Nro. 1321-07 / Lambayeque, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-01-2008, págs. 21256-21257).
- “... La sentencia de vista analizando los medios probatorios ha llegado
a la conclusión de que la demanda es infundada y con ello no se afecta
la tutela jurisdiccional efectiva, porque es una de las formas de definir
un proceso...” (Casación Nro. 3182-2000 / La Libertad, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7053).
- “... La Sala Civil como instancia de mérito tiene dentro de sus facultades
de revisión, anular, confirmar o revocar los fallos apelados y la existencia
de la doble instancia no significa resoluciones conformes, por lo que en
tanto quede modificada la resolución impugnada, siempre se asumirá una
decisión nueva como de primer grado y la garantía de la instancia plural
no queda afectada por la opción del recurso extraordinario de casación...”
(Casación Nro. 2278-00 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-01-2001, pág. 6868-6869).
- “... No se ha resuelto uno de los extremos de la apelación, incurriéndose
en la causal de nulidad contemplada en el artículo ciento setentiuno del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 1112-2001 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001, pág. 8126).
- “... Ha existido sólo un pronunciamiento parcial en cuanto a los agravios
formulados por el apelante, lo que determina una motivación deficiente
de parte del Ad quem al no circunscribirse a los alcances del recurso de
apelación interpuesto, lo que constituye contravención de lo dispuesto en
el artículo ciento treinta y nueve inciso quinto de la Constitución Política

814
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

del Estado, [...] en consecuencia [...] habiéndose expedido la sentencia de


vista sin observarse lo dispuesto en el artículo ciento treinta y nueve inciso
quinto de la Constitución Política del Estado [...], la citada resolución ado-
lece de nulidad insubsanable conforme al artículo ciento setenta y uno del
glosado dispositivo procesal [C.P.C.], correspondiendo en consecuencia
declarar su nulidad...” (Casación Nro. 514-2007 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs. 23560-23561).
- “... La resolución de vista ha omitido pronunciarse respecto de los agravios
contenidos en el recurso de apelación; por tanto, queda claro que se ha
incurrido en [...] contravención de las normas que garantizan el derecho
a un debido proceso...” (Casación Nro. 2638-2007 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, págs. 22813-22814).
- “... Es nula la sentencia [de vista] que no se pronuncia sobre todos los ex-
tremos que son materia de apelación, de conformidad con el inciso 4° del
artículo 122 del Código adjetivo [C.P.C.]...” (Casación Nro. 1441-2001 /
La Merced, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2002,
pág. 8463).
- “... No obstante los argumentos expuesto [sic -léase expuestos-] por el co
ejecutado en su recurso de apelación, el Colegiado al absolver el grado,
ha omitido pronunciarse sobre todos los extremos allí indicados, [...]
lo que evidencia una afectación del derecho de defensa como principio
y garantía de la tutela jurisdiccional, que conlleva la nulidad del fallo
conforme establece el segundo párrafo del artículo ciento veintidós en
concordancia con el numeral ciento setentiuno del Código Adjetivo citado
[C.P.C.]...” (Casación Nro. 3670-2006 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-09-2008, págs. 22653-22654).
- “... En cuanto a los poderes de la instancia de alzada, estos están preci-
sados en el artículo 370 [del C.P.C.], de tal manera que al pronunciar la
sentencia superior no es obligatorio referirse y refutar todos los argumen-
tos formulados en la apelación, a la manera de un ejercicio dialéctico...”
(Casación Nro. 2888-2006 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 31-08-2007, págs. 20096-20097).
- “... La apelada se pronuncia sobre los puntos controvertidos, y el grado, la
instancia de apelación los ha absuelto, como se aprecia de la [resolución]
de vista [...]. La recurrente exige que la fundamentación de la vista rebata
uno por uno los argumentos de [la] apelación. Tal planteamiento carece
de sustento legal...” (Casación Nro. 381-2006 / Cono Norte, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2007, págs. 18616-18617).

815
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... Si bien el artículo ciento noventisiete del Código Procesal Civil im-
pone al Juzgador la obligación de valorar en forma conjunta todos los
medios probatorios, utilizando su apreciación razonada, también lo faculta
a que en su resolución exprese únicamente las valoraciones esenciales
y determinantes que sustentan su decisión, consecuentemente, el hecho
de que la sentencia no haga mención a los fundamentos que sustentan el
recurso de apelación no significa que estos no hayan sido analizados; en
consecuencia, no existe recorte del derecho de defensa del demandado...”
(Casación Nro. 18-2002 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-05-2002, págs. 8794-8795).
- “... La Sala [Superior] al dictar sentencia en grado de apelación no puede
sustituir la vía procedimental, por cuanto cada vía exige determinados
requisitos; y [...] en el presente caso reúne lo previsto en el artículo
cuatrocientos veinticinco del Código Procesal Civil...” (Casación Nro.
2736-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-
2001, pág. 7214).
- “... No siempre la falta de mención de los argumentos expuestos en el
recurso de apelación puede significar la falta de pronunciamiento sobre
los mismos, cuando de los considerandos que sustentan un fallo [...] sub-
yace inexorablemente la expresión de lo que decide, consecuentemente,
no es exacta la afirmación que en la recurrida no se han merituado los
fundamentos del recurso de apelación...” (Casación Nro. 1123-2000 / Ica,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6689).

12.19 Jurisprudencia casatoria relacionada con la adhesión a la apelación


La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la adhesión a la
apelación, ha establecido lo siguiente:
- “... La figura de la adhesión a la apelación [...] es aquel instituto que tiene
lugar cuando se expide una resolución que produce agravio a ambas par-
tes, por lo que, planteado el recurso correspondiente, la otra parte puede
adherirse a él solicitando, al igual que el apelante, que se pronuncie sobre
extremos omitidos por el A Quo o revoque la resolución cuestionada en lo
que resulte agraviante o perjudicial para el adherente...” (Casación Nro.
2187-2006 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-07-2007,
págs. 20074-20075).
- “... La figura procesal de la adhesión a la apelación es aquel instituto que
tiene lugar cuando se expide una resolución judicial que produce agravio
a ambas partes, por lo que planteado y concedido el recurso de apelación

816
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION

correspondiente, la otra parte o su representante pueden adherirse a él, so-


licitando al igual que el apelante que se modifique o revoque la resolución
cuestionada en lo que resulte agraviante o perjudicial para el adherente y
en base a la propia fundamentación del último o, inclusive, a la invocada
por el apelante...” (Casación Nro. 3032-2003 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 28-02-2006, pág. 15398).
- “... La adhesión a la apelación tiene una fundamentación autónoma, pues
obviamente el agravio que la sustenta difiere del que ampara a la apelación;
[...] además, la autonomía de aquélla se expresa en que el desistimiento
de la apelación [...] no la afecta...” (Casación Nro. 3114-2000 / Huaura,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7048).
- “... La ley concede mediante la adhesión [a la apelación] una nueva
oportunidad a la parte que ha sido vencida parcialmente o que ha vencido
parcialmente, que no apeló de la sentencia del A Quo pero su parte contra-
ria sí, de cuestionar también la sentencia apelada en los extremos que la
agravian y que lógicamente difieren de los del impugnante [apelante]; lo
que significa [...] que la Sala Revisora está en la obligación de pronunciarse
no sólo de los agravios expuestos por el impugnante [apelante] sino tam-
bién de los introducidos por el adherente...” (Casación Nro. 1066-2006 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2007, págs.
20746-20748).
- “... En este caso, el recurrente interpuso recurso de apelación, el que fue
declarado inadmisible de plano por haber acompañado una tasa judicial
diminuta con relación a la cuantía y vía procedimental; [...] a pesar de
ello el recurrente se adhirió [...] al recurso de apelación interpuesto por
la parte demandante; [...] resulta así que el recurrente ha interpuesto dos
recursos de apelación contra la sentencia dictada de primera instancia;
[...] el artículo trescientos sesenta del Código Procesal Civil prohíbe a
una parte interponer dos recursos contra una misma resolución; [...] en
consecuencia existe norma procesal que impide al que interpuso recurso
de apelación y se declaró inadmisible el mismo [...] adherirse posterior-
mente al recurso de apelación presentado por la otra parte...” (Casación
Nro. 3624-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-
07-2001, pág. 7454).

817
CAPITULO XXVI
MEDIOS IMPUGNATORIOS:
RECURSO DE CASACION

1. CONCEPTO
El recurso de casación es aquel medio impugnatorio vertical y extraordinario
procedente en supuestos estrictamente determinados por la ley y dirigido a lograr
que el máximo tribunal (Corte Suprema de Justicia) revise y revoque o anule las
resoluciones expedidas por las Salas Superiores como órganos de segundo grado
(que pongan fin al proceso), que infringen la normatividad material o procesal a
tal punto que la referida infracción incide directamente en la parte decisoria de
la resolución de que se trate, provocando así un fallo ilegal, irregular, indebido o
injusto.
A través del recurso de casación se fiscaliza, por un lado, el quehacer judi-
cial en la aplicación de la ley, y, por otro, se salvaguarda la uniformidad de ésta
y la de la jurisprudencia nacional, resultando un instrumento de gran utilidad
para lograr la seguridad jurídica y la igualdad de las personas ante la ley. Sirve,
entonces, el recurso de casación, no para cautelar simplemente intereses parti-
culares y específicos de las partes, sino principalmente para velar por la correcta
aplicación del derecho objetivo y la integridad del ordenamiento jurídico y de
la jurisprudencia nacional vinculante, cumpliendo así una función protectora
del interés público.
Gómez de Liaño González sostiene que la casación “es un recurso extraordi-
nario de carácter jurisdiccional que cabe exclusivamente por motivos determinados
frente a resoluciones definitivas, también determinadas dictadas por los Tribunales
de instancia. No se trata de una tercera instancia, y en consecuencia para poder ser
utilizado precisa no sólo la lesividad o gravamen de la resolución recurrida, sino la
presencia de unos motivos determinados...” (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ,
1992: 525).

819
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar refieren


que “… el recurso de casación controla el correcto entendimiento y aplicación de
las normas o jurisprudencia aplicables al fondo de litigios concretos, al tiempo que
unifica los criterios a seguir en la interpretación de aquéllas cuando hubieran de
aplicarse a situaciones similares” (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER;
MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 445).
Mariano Arbonés cataloga al recurso de casación como “... un instituto
jurídico-procesal destinado a lograr una interpretación uniforme de la legis-
lación uniforme (error in iudicando) o el ejercicio de la función de superin-
tendencia jurídica sobre la administración de justicia (error in procedendo),
pero siempre limitado exclusivamente a la cuestión jurídica” (ARBONES,
1990: 49).
Este medio impugnatorio se encuentra regulado en el Capítulo IV (“Casa-
ción”) del Título XII (“Medios impugnatorios”) de la Sección Tercera (“Actividad
procesal”) del Código Procesal Civil, en los arts. 384 al 400.

2. FINES
En opinión de Devis Echandía, la casación persigue principalmente un doble
fin: “... la defensa del derecho objetivo contra el exceso de poder por parte de los
jueces o contra las aplicaciones incorrectas que de la ley hagan y la unificación de
su interpretación, es decir, de la jurisprudencia, necesaria para la certidumbre
jurídica y para que exista una verdadera igualdad de los ciudadanos ante la ley.
Sólo secundariamente tiene como fin otorgarle a la parte agraviada con la sentencia
o con el vicio de procedimiento, una oportunidad adicional para la defensa de sus
derechos” (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 644).
Escobar Fornos afirma que “la casación se da con la finalidad de defender a
la ley contra las sentencias que la infrinjan. También tiende a uniformar la juris-
prudencia. Estos dos fines se complementan” (ESCOBAR FORNOS, 1990: 234).
“En esta forma se pretende cumplir el principio de igualdad ante la ley, a aplicarse
a todos con el mismo alcance. Pero no debe desconocerse el interés secundario de
reparar el agravio del recurrente” (ESCOBAR FORNOS, 1990: 234).
Para Reimundín, “la casación como todos los recursos está destinada a man-
tener la exacta observancia de la ley, pero lo que se busca es la uniformidad en
la aplicación de la ley por la decisión de un organismo superior” (REIMUNDIN,
1957, Tomo II: 82).
Monroy Cabra asegura que la casación tiene dos fines: “... a) Un fin de interés
público, que es la tutela del derecho objetivo y la unificación de la jurisprudencia

820
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

nacional; y b) un interés privado, que es la enmienda del agravio o perjuicio inferido


a la parte por la sentencia” (MONROY CABRA, 1979: 350).
El artículo 384 del Código Procesal Civil versa sobre los fines del recurso de
casación, infiriéndose de dicho numeral que tales fines son los siguientes:
A) La adecuada aplicación del derecho objetivo al caso concreto.
B) La uniformidad de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de
Justicia.

3. RESOLUCIONES OBJETO DE CASACION


El Código Procesal Civil, en el inciso 1) del artículo 387, norma las resolucio-
nes contra las que puede interponerse el recurso de casación, desprendiéndose del
citado precepto legal que dicho medio impugnatorio únicamente procede contra:
A) Las sentencias expedidas por las Salas Superiores que, como órganos de
segundo grado, ponen fin al proceso.
B) Los autos expedidos por las Salas Superiores que, como órganos de se-
gundo grado, ponen fin al proceso.
Sobre el particular, cabe señalar que discrepamos de lo señalado en el inciso 1)
del artículo 387 del Código Procesal Civil, por cuanto restringe injustificadamente
el recurso de casación a aquellas resoluciones (sentencias o autos) expedidas en
segundo grado por las Salas Superiores. A nuestro modo de ver, la procedencia de
dicho medio impugnatorio debe abarcar las decisiones que en revisión sean dictadas
por los órganos jerárquicamente inferiores a las Salas Superiores y que pongan fin
al proceso porque: A. los asuntos tratados por aquéllos no son menos importantes
(especialmente para las partes) que los que llegan a ser conocidos por las últimas;
y B. la posibilidad de infracción al derecho objetivo o de apartamiento inmotivado
del precedente judicial, que motivaría la interposición del recurso de casación, es
aún mayor en los procesos ventilados ante los órganos de inferior grado al de las
Salas Superiores. Por consiguiente, en salvaguarda de los fines, sobre todo los de
interés público, que persigue el recurso extraordinario en cuestión, y que pueden
verse frustrados por la exclusión, como objeto del recurso de casación, de las reso-
luciones judiciales dictadas en revisión (o segundo grado o segunda instancia) por
órganos jurisdiccionales distintos a las Salas Superiores y que ponen fin al proceso,
somos de la opinión que debe efectuarse la correspondiente reforma legislativa
y hacerse extensiva la impugnación en vía de casación a aquellas resoluciones
emanadas de Jueces de inferior grado al de las Cortes Superiores y que disponen la
conclusión de la litis. Creemos, además, que el hecho de no ser la Corte Suprema

821
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

de Justicia el órgano inmediatamente superior a aquellos cuyas resoluciones se


encuentran excluidas en nuestra legislación de ser conocidas en casación, no obsta
la reforma que postulamos, dado lo importante que resulta el cumplimiento de los
fines asignados al recurso de casación.
Es de destacar que, dentro del ámbito civil, el recurso de casación también
puede ser interpuesto contra:
A) Las resoluciones expedidas por las Cortes Superiores que se pronuncien
sobre los recursos de anulación dirigidos contra laudos arbitrales, anu-
lándolos en forma total o parcial (art. 64 -inc. 5)- del Decreto Legislativo
que norma el Arbitraje: Decreto Legislativo Nro. 1071).
B) Las resoluciones expedidas por las Cortes Superiores que se pronuncien
sobre el reconocimiento de un laudo emitido en el extranjero, cuando no
se hubiera reconocido en parte o en su totalidad el referido laudo (art. 76
-inc. 4)- del Decreto Legislativo que norma el Arbitraje: Decreto Legis-
lativo Nro. 1071).
No podemos dejar de mencionar que si no se cumple con el requisito de
admisibilidad del recurso de casación consistente en que se interponga contra
las sentencias y autos expedidos por las Salas Superiores que, como órganos de
segundo grado, ponen fin al proceso, requisito previsto en el inciso 1) del artículo
387 del Código Procesal Civil, la Corte (Suprema) rechazará de plano el recurso
de casación e impondrá al recurrente una multa no menor de diez ni mayor de
cincuenta Unidades de Referencia Procesal en caso de que considere que su in-
terposición tuvo como causa una conducta maliciosa o temeraria del impugnante
(art. 387 -penúltimo párrafo- del C.P.C.).

4. CAUSALES DE CASACION
El artículo 386 del Código Procesal Civil contempla las causales de casa-
ción, desprendiéndose de dicho numeral que tales causales son las que se indica
seguidamente:
A. Infracción normativa que incida directamente sobre la decisión contenida
en la resolución impugnada, pudiendo ser la norma de que se trate de
naturaleza material (sustantiva) o procesal (adjetiva).
B. Apartamiento inmotivado del precedente judicial (siendo éste lo que se
conocía antes como doctrina jurisprudencial). En nuestra opinión, dado el
carácter vinculante del precedente judicial respecto de todos los órganos
jurisdiccionales de la República, el apartamiento del precedente judicial

822
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

sólo podría configurarse cuando la hipótesis de que trata dicho precedente


no se subsume o encuadra con exactitud dentro del caso concreto que
es materia de juzgamiento (lo que, en puridad, no constituye un aparta-
miento del precedente judicial sino un supuesto de no aplicación -total
o parcial- del mismo por no corresponder ello); por lo tanto, la causal
casatoria de apartamiento inmotivado del precedente judicial tendrá lugar
si la Sala Superior respectiva, por error o arbitrariedad, considera que el
precedente judicial no se adecua al caso concreto, cuando en realidad
sí ocurre tal adecuación. Otro supuesto (aunque poco probable de que
acontezca) en que operaría la causal casatoria de apartamiento inmoti-
vado del precedente judicial estaría representado por el hecho de que la
Sala Superior respectiva aplique al caso concreto un precedente judicial
que fue posteriormente modificado por otro vía el pleno casatorio de ley.
Acerca del precedente judicial, el artículo 400 del Código Procesal Civil
prescribe: a) que la Sala Suprema Civil puede convocar al pleno de los
magistrados supremos civiles a efectos de emitir sentencia que constituya
o varíe un precedente judicial; b) que la decisión que se tome en mayoría
absoluta de los asistentes al pleno casatorio constituye precedente judicial
y vincula a los órganos jurisdiccionales de la República, hasta que sea
modificada por otro precedente; c) que los abogados podrán informar
oralmente en la vista de la causa, ante el pleno casatorio; d) que el texto
íntegro de todas las sentencias casatorias y las resoluciones que declaran
improcedente el recurso se publican obligatoriamente en el Diario Oficial,
aunque no establezcan precedente; y e) que la publicación se hace dentro
de los sesenta días de expedidas, bajo responsabilidad.

5. REQUISITOS DEL RECURSO DE CASACION


La admisión y procedencia del recurso de casación se halla condicionada a la
observancia de determinados requisitos que serán vistos en los puntos que siguen.

5.1 Requisitos de admisibilidad


Los requisitos de admisibilidad del recurso de casación están regulados en
los incisos 1) al 4) del artículo 387 del Código Procesal Civil y son los siguientes:
1. La interposición del recurso de casación contra las sentencias y autos
expedidos por las Sala Superiores que, como órganos de segundo grado,
ponen fin al proceso.
Es de resaltar que, en el ámbito civil, también procede plantear recurso
de casación contra las resoluciones expedidas por las Cortes Superiores

823
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

que se pronuncien sobre los recursos de anulación dirigidos contra lau-


dos arbitrales, anulándolos en forma total o parcial (art. 64 -inc. 5)- del
Decreto Legislativo Nro. 1071), y contra las resoluciones expedidas por
las Cortes Superiores que se pronuncien sobre el reconocimiento de un
laudo emitido en el extranjero, cuando no se hubiera reconocido en parte
o en su totalidad el referido laudo (art. 76 -inc. 4)- del Decreto Legislativo
Nro. 1071).
2. La interposición del recurso de casación ante el órgano que emitió la
resolución impugnada o ante la Corte Suprema, acompañando copia de
la cédula de notificación de la resolución impugnada y de la expedida
en primer grado, certificada con sello, firma y huella digital, por el abo-
gado que autoriza el recurso de casación y bajo responsabilidad de su
autenticidad.
Debe tenerse presente que en el caso de que el recurso de casación sea
presentado ante la Sala Superior, ésta deberá remitirlo (junto con el ex-
pediente del proceso, se entiende) a la Corte Suprema sin más trámite
dentro del plazo de tres días. También debe tenerse en consideración
que, en caso de que el recurso de casación haya sido presentado ante la
Sala Suprema, la parte recurrente deberá poner en conocimiento de la
Sala Superior este hecho dentro del plazo de cinco días de interpuesto el
recurso de casación, bajo responsabilidad (art. 393 -in fine- del C.P.C.).
Además, si el recurso de casación fue interpuesto ante la Sala Suprema,
ésta oficiará a la Sala Superior ordenándole que remita el expediente en
el plazo de tres días, debiendo la Sala Superior poner en conocimiento de
las partes su oficio de remisión del expediente, a fin de que se apersonen
y fijen domicilio procesal en la sede de la Corte Suprema (art. 391 -parte
pertinente del inc. 2)- del C.P.C.).
3. La interposición del recurso de casación dentro del plazo de diez días,
contado desde el día siguiente de notificada la resolución que se impugna,
más el término de la distancia cuando corresponda.
4. La interposición del recurso de casación adjuntando el recibo de la tasa
respectiva.
Si no se cumple con los requisitos de admisibilidad del recurso de casa-
ción previstos en los numerales 1) y 3) del artículo 387 del Código Procesal
Civil (referidos, como se viera líneas arriba, a las resoluciones contra las que
puede interponerse dicho recurso y al plazo dentro del cual debe ser plantea-
do), la Corte (Suprema) rechazará de plano el recurso de casación e impondrá
al recurrente una multa no menor de diez ni mayor de cincuenta Unidades de

824
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

Referencia Procesal en caso de que considere que su interposición tuvo como


causa una conducta maliciosa o temeraria del impugnante (art. 387 -penúltimo
párrafo- del C.P.C.).
Si el recurso de casación no cumple con los requisitos previstos en los nume-
rales 2) y 4) del artículo 387 del Código Procesal Civil (referidos, como se señalara
anteriormente, al órgano ante el cual se interpone dicho recurso y los anexos que
debe acompañarse al mismo, así como al recibo de pago de la tasa por concepto
de recurso de casación), la Corte (Suprema) concederá al impugnante un plazo
de tres días para subsanarlo, sin perjuicio de sancionarlo con una multa no menor
de diez ni mayor de veinte Unidades de Referencia Procesal si su interposición
tuvo como causa una conducta maliciosa o temeraria. Vencido el plazo sin que
se produzca la subsanación, se rechazará el recurso de casación (art. 387 -último
párrafo- del C.P.C.).
Es de destacar que, conforme se desprende del primer párrafo del artículo 391
del Código Procesal Civil, la Corte Suprema declarará la inadmisibilidad del recurso
de casación si se ha incumplido con los requisitos de admisibilidad previstos en el
artículo 387 de dicho cuerpo de leyes. Y, en caso de que tales requisitos hayan sido
cumplidos, la Corte Suprema se pronunciará a continuación sobre la procedencia
o improcedencia del mencionado medio impugnatorio.

5.2 Requisitos de procedencia


Los requisitos de procedencia del recurso de casación están previstos en el
artículo 388 del Código Procesal Civil y son los siguientes:
1. Que el recurrente no hubiera consentido previamente la resolución adver-
sa de primera instancia, cuando ésta fuere confirmada por la resolución
objeto del recurso.
2. Que se describa con claridad y precisión la infracción normativa (ya sea
de naturaleza material o procesal) o el apartamiento (inmotivado) del
precedente judicial (antes conocido como doctrina jurisprudencial), vale
decir, que se describa en qué consiste la causal de casación que se invoca.
3. Que se demuestre la incidencia directa de la infracción normativa (ya
sea de naturaleza material o procesal) sobre la decisión impugnada, lo
cual implica que la referida infracción normativa (o incluso el preceden-
te judicial del cual se ha apartado -en forma inmotivada- la resolución
recurrida) debe revestir un grado tal de trascendencia o influencia que su
corrección va a traer como consecuencia inevitable que se modifique el
sentido del fallo o de lo decidido en la resolución que se impugna.

825
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

4. Que se indique si el pedido casatorio es anulatorio o revocatorio (el


primer caso, de estimarse, da lugar al reenvío a la instancia o instan-
cias inferiores, dependiendo del alcance de la nulidad que declare la
Corte Suprema; el segundo caso, de ser acogido, origina que la Corte
Suprema resuelva, en forma directa y sin reenvío alguno, el conflicto
de intereses o incertidumbre jurídica según corresponda). Si el pedido
casatorio fuese anulatorio, se precisará si es total o parcial, y si es este
último, se indicará hasta donde debe alcanzar la nulidad (recuérdese que,
en aplicación del art. 172 del C.P.C., que versa sobre la extensión de la
nulidad, la declaración de nulidad de un acto procesal no alcanza a los
anteriores ni a los posteriores que sean independientes de aquél, y que
la invalidación de una parte del acto procesal no afecta a las otras que
resulten independientes de ella, ni impide la producción de efectos para
los cuales el acto es idóneo, salvo disposición expresa en contrario). Si
el pedido casatorio fuera revocatorio, se precisará en qué debe consistir
la actuación de la Sala Suprema (vale decir, qué es lo que debe resolver
exactamente la Sala Suprema o cuál debe ser el sentido del fallo de este
órgano jurisdiccional con relación al caso concreto). Si el recurso de
casación contuviera ambos pedidos (anulatorio y revocatorio), deberá
entenderse el pedido anulatorio como principal y el pedido revocatorio
como subordinado.
Según se infiere del primer párrafo del artículo 391 del Código Procesal Civil,
la Corte Suprema declarará la procedencia o improcedencia del recurso de casación
si se ha cumplido o incumplido con los requisitos de procedencia previstos en el
artículo 388 de dicho Código adjetivo, conforme corresponda. El artículo 392 del
Código Procesal Civil prescribe al respecto que el incumplimiento de cualquiera
de los requisitos (de procedencia) previstos en el artículo 388 de dicho Código da
lugar a la improcedencia del recurso de casación.
Puntualizamos que, tal como se desprende del artículo 392-A del Código
Procesal Civil:
A) Aun si la resolución impugnada no cumpliera con algún requisito de
procedencia del recurso de casación previsto en el artículo 388 del Có-
digo Procesal Civil (requisitos señalados líneas arriba), la Corte Suprema
puede conceder el citado recurso excepcionalmente si considera que al
resolverlo cumplirá con alguno de los fines previstos en el artículo 384
de dicho cuerpo de leyes (cuales son la adecuada aplicación del derecho
objetivo al caso concreto y la uniformidad de la jurisprudencia nacional
por la Corte Suprema de Justicia). A nuestro modo de ver, la concesión
excepcional del recurso de casación por la Corte Suprema sólo sería viable

826
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

en lo que tenga que ver con una fundamentación insuficiente o defectuosa


de la causal casatoria que se invoque o con errores u omisiones referidos
al carácter anulatorio o revocatorio del pedido casatorio y a lo que se
exige legalmente en uno y otro caso. Así es, creemos que, tratándose del
requisito contemplado en el inciso 1) del artículo 388 del Código Procesal
Civil (vale decir, que el recurrente no hubiera consentido previamente la
resolución adversa de primera instancia, cuando ésta fuere confirmada por
la resolución objeto del recurso), la concesión excepcional del recurso de
casación por la Corte Suprema, pese a no cumplirse con dicho requisito, no
es posible, pues al no haberse impugnado oportunamente el vicio o agravio
contenido en la resolución adversa de primera instancia, se ha producido
la respectiva convalidación tácita (en caso de vicios procesales: art. 172
-tercer párrafo- y 175 -inc. 4)- del C.P.C.) o ha operado la preclusión. Por
otro lado, en caso del requisito de procedencia del recurso de casación
previsto en el inciso 2) del artículo 388 del Código Procesal Civil (cual
es que se describa con claridad y precisión la infracción normativa o el
apartamiento -inmotivado- del precedente judicial -antes llamado doctrina
jurisprudencial-), consideramos que no es viable la concesión excepcional
del citado medio impugnatorio por la Corte Suprema, porque este órgano
jurisdiccional ni ningún otro puede sustituirse a la voluntad de las partes
y afectar los principios de iniciativa de parte y de congruencia procesal,
yendo más allá del petitorio (incluyendo la pretensión impugnatoria) y
fundando su decisión en hechos diversos de los que han sido alegados
por aquéllas, lo que ocurriría si el máximo Tribunal de Justicia concede
el mencionado recurso en base a una causal casatoria no invocada por el
recurrente sino por el propio Tribunal, situación ésta que resulta inadmi-
sible desde todo punto de vista. En efecto, lo mínimo que se puede exigir
al casante es que señale la infracción normativa o el precedente judicial
cuyo apartamiento inmotivado denuncia, por lo que si no lo hace, la Corte
Suprema de Justicia no podría suplir tal deficiencia y alegar de oficio una
causal casatoria, atentando, si así lo hiciere, contra la imparcialidad que
deben tener los Jueces al resolver y contra el principio de igualdad de las
partes en el proceso.
B) Atendiendo al carácter extraordinario de la concesión del recurso de
casación, la Corte Suprema motivará las razones de la procedencia.

6. TRAMITE DEL RECURSO DE CASACION


En los subpuntos que siguen veremos lo relativo al trámite del recurso de
casación.

827
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

6.1 Interposición del recurso de casación


El recurso de casación se interpone dentro del plazo de diez días, contado
desde el día siguiente de notificada la resolución que se impugna, más el término
de la distancia cuando corresponda, adjuntando el recibo de la tasa respectiva (art.
387 -incs. 3) y 4)- del C.P.C.).
El recurso de casación se interpone ante el órgano jurisdiccional que emitió la
resolución impugnada o ante la Corte Suprema, acompañando copia de la cédula
de notificación de la resolución impugnada y de la expedida en primer grado,
certificada con sello, firma y huella digital, por el abogado que autoriza el recurso
de casación y bajo responsabilidad de su autenticidad (art. 387 -parte inicial del
inc. 2)- del C.P.C.).
Conforme a nuestro ordenamiento jurídico, la interposición del recurso de
casación suspende los efectos de la resolución impugnada (art. 393 -primer párrafo-
del C.P.C.). Sobre el particular, ponemos de relieve que, en caso de que el recurso
de casación haya sido presentado ante la Sala Suprema, la parte recurrente deberá
poner en conocimiento de la Sala Superior (que emitió la resolución impugnada)
este hecho dentro del plazo de cinco días de interpuesto el recurso de casación,
bajo responsabilidad (art. 393 -in fine- del C.P.C.).

6.1.1 Consulta por no interposición del recurso de casación


La consulta es un instrumento procesal de control de resoluciones judiciales por
el cual la instancia superior conoce en ciertos casos expresamente contemplados en
la ley lo resuelto por el inferior jerárquico, que no ha sido objeto de impugnación
por parte de los justiciables o sus representantes. Para tal efecto son elevados los
autos de oficio por el Juez a quo.
El artículo 408 del Código Procesal Civil prevé determinados casos en que
procede la consulta, mereciéndose destacar lo dispuesto en el último párrafo de
dicha norma, conforme al cual:
- También procede la consulta contra la resolución de segunda instancia no
recurrida en casación en la que se prefiere la norma constitucional (no
siendo, pues, materia de consulta otras resoluciones de segunda instancia
ajenas a la hipótesis a que se hace referencia).
- En este caso es competente la Sala Constitucional y Social de la Corte
Suprema.
En cuanto al trámite de la consulta, el artículo 409 del Código Procesal Civil
establece que:

828
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

- Cuando proceda la consulta, el expediente es elevado de oficio.


- El Auxiliar jurisdiccional enviará el expediente al superior dentro de cinco
días, bajo responsabilidad.
- La resolución definitiva se expedirá dentro de los cinco días siguientes a
la vista de la causa.
- No procede el pedido de informe oral.
- Durante la tramitación de la consulta, los efectos de la resolución quedan
suspendidos.

6.2 Admisibilidad e inadmisibilidad del recurso de casación


Según se colige del primer párrafo del artículo 391 del Código Procesal Civil,
la admisibilidad del recurso de casación estará supeditada al examen que la Corte
Suprema de Justicia haga de los requisitos de admisibilidad previstos en el artí-
culo 387 del Código Procesal Civil, los cuales, en caso de cumplirse, dará lugar
a la verificación subsiguiente por dicho órgano jurisdiccional de los requisitos de
procedencia del recurso de casación. Si no se han observado los requisitos de ad-
misibilidad contemplados en el artículo 387 del Código Procesal Civil, ello acarrea
la declaración de inadmisibilidad del citado medio impugnatorio.
Como se señalara anteriormente, los aludidos requisitos de admisibilidad del
recurso de casación (regulados en el art. 387 del C.P.C.) son los que se indica a
continuación:
1. La interposición del recurso de casación contra las sentencias y autos
expedidos por las Sala Superiores que, como órganos de segundo grado,
ponen fin al proceso.
2. La interposición del recurso de casación ante el órgano que emitió la
resolución impugnada o ante la Corte Suprema, acompañando copia de
la cédula de notificación de la resolución impugnada y de la expedida
en primer grado, certificada con sello, firma y huella digital, por el abo-
gado que autoriza el recurso de casación y bajo responsabilidad de su
autenticidad.
En caso de que el recurso de casación sea presentado ante la Sala Superior,
ésta deberá remitirlo (junto con el expediente del proceso, se entiende) a
la Corte Suprema sin más trámite dentro del plazo de tres días (art. 387
-parte final del inc. 2)- del C.P.C.). En caso de que el recurso de casación
haya sido presentado ante la Sala Suprema, la parte recurrente deberá

829
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

poner en conocimiento de la Sala Superior este hecho dentro del plazo


de cinco días de interpuesto el recurso de casación, bajo responsabilidad
(art. 393 -in fine- del C.P.C.).
3. La interposición del recurso de casación dentro del plazo de diez días,
contado desde el día siguiente de notificada la resolución que se impugna,
más el término de la distancia cuando corresponda.
4. La interposición del recurso de casación adjuntando el recibo de la tasa
respectiva.
Si no se cumple con los requisitos de admisibilidad del recurso de casación
previstos en los numerales 1) y 3) del artículo 387 del Código Procesal Civil
(referidos, como se viera precedentemente, a las resoluciones contra las que
puede interponerse tal recurso y al plazo dentro del cual debe ser formulado),
la Corte Suprema rechazará de plano el recurso de casación e impondrá al
recurrente una multa no menor de diez ni mayor de cincuenta Unidades de
Referencia Procesal en caso de que considere que su interposición tuvo como
causa una conducta maliciosa o temeraria del impugnante (art. 387 -penúltimo
párrafo- del C.P.C.).
Si el recurso de casación no cumple con los requisitos previstos en los nume-
rales 2) y 4) del artículo 387 del Código Procesal Civil (referidos, como se seña-
lara líneas arriba, al órgano jurisdiccional ante el cual se interpone el mencionado
recurso y los anexos que debe acompañarse al mismo, así como al recibo de pago
de la tasa por concepto de recurso de casación), la Corte Suprema concederá al
impugnante un plazo de tres días para subsanarlo, sin perjuicio de sancionarlo con
una multa no menor de diez ni mayor de veinte Unidades de Referencia Procesal
si su interposición tuvo como causa una conducta maliciosa o temeraria. Vencido
el plazo sin que se produzca la subsanación, se rechazará el recurso de casación
(art. 387 -in fine- del C.P.C.).

6.3 Procedencia e improcedencia del recurso de casación


Según se infiere del artículo 391 -primer párrafo- del Código Procesal Civil,
una vez que la Corte Suprema de Justicia haya examinado lo atinente a la ad-
misibilidad del recurso de casación por cumplirse con los requisitos respectivos
contemplados en el artículo 387 de dicho cuerpo de leyes, procede a verificar los
requisitos de procedencia previstos en el artículo 388 del Código Procesal Civil y
a declarar la procedencia o improcedencia del indicado recurso, dependiendo de
si se han observado o no los referidos requisitos de procedencia, los cuales, dicho
sea de paso, son los que se cita seguidamente:

830
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

1. Que el recurrente no hubiera consentido previamente la resolución adver-


sa de primera instancia, cuando ésta fuere confirmada por la resolución
objeto del recurso.
2. Que se describa con claridad y precisión la infracción normativa (ya sea
de naturaleza material o procesal) o el apartamiento (inmotivado) del
precedente judicial (denominado antes doctrina jurisprudencial), o sea,
que se señale claramente en qué consiste la causal de casación que alega
el recurrente.
3. Que se demuestre la incidencia directa de la infracción normativa (ya
sea de naturaleza material o procesal) sobre la decisión impugnada, lo
cual presupone que dicha infracción normativa (y también el precedente
judicial del cual se ha apartado la resolución recurrida) debe revestir
un grado tal de trascendencia o influencia que su corrección acarrea de
manera ineludible la modificación del sentido del fallo o de lo decidido
en la resolución recurrida.
4. Que se indique si el pedido casatorio es anulatorio o revocatorio (el pri-
mer caso, de ampararse, ocasiona el reenvío a la instancia o instancias
inferiores, lo que depende del alcance de la nulidad que declare la Corte
Suprema; el segundo caso, si fuera estimado, da lugar a que la Corte
Suprema resuelva, directamente y sin reenvío, el conflicto de intereses
o incertidumbre jurídica conforme corresponda). Si el pedido casatorio
fuese anulatorio, se precisará si es total o parcial, y si es este último, se
indicará hasta donde debe alcanzar la nulidad (al respecto, debe tenerse
en consideración que, de acuerdo a lo normado en el art. 172 del C.P.C.,
que trata acerca de la extensión de la nulidad, la declaración de nulidad
de un acto procesal no alcanza a los anteriores ni a los posteriores que
sean independientes de aquél, y la invalidación de una parte del acto
procesal no afecta a las otras que resulten independientes de ella, ni
impide la producción de efectos para los cuales el acto es idóneo, salvo
disposición expresa en contrario). Si el pedido casatorio fuera revocato-
rio, se precisará en qué debe consistir la actuación de la Sala Suprema
(o sea, debe precisarse qué es lo que debe resolver exactamente la Sala
Suprema o cuál debe ser el sentido del fallo de dicha Sala con relación
al caso concreto). Si el recurso de casación contuviera ambos pedidos
(anulatorio y revocatorio), deberá entenderse el pedido anulatorio como
principal y el pedido revocatorio como subordinado.
El artículo 392 del Código Procesal Civil señala claramente que el incumpli-
miento de cualquiera de los requisitos (de procedencia) previstos en el artículo 388

831
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

de dicho Código (y vistos líneas arriba) da lugar a la improcedencia del recurso


de casación. No obstante lo señalado en el artículo 392 del Código Procesal Civil,
este cuerpo de leyes regula en su artículo 392-A lo relativo a la declaración de
procedencia excepcional del recurso de casación, disponiendo así lo siguiente:
- Aun si la resolución impugnada no cumpliera con algún requisito de pro-
cedencia del recurso de casación previsto en el artículo 388 del Código
Procesal Civil (los que fueran vistos anteriormente), la Corte Suprema
puede conceder el citado recurso excepcionalmente si considera que al
resolverlo cumplirá con alguno de los fines previstos en el artículo 384 de
dicho cuerpo de leyes (fines que consisten en la adecuada aplicación del
derecho objetivo al caso concreto y la uniformidad de la jurisprudencia
nacional por la Corte Suprema de Justicia). Sobre el particular, somos de
la opinión que la concesión excepcional del recurso de casación por la
Corte Suprema sólo sería posible en lo que se refiera a una fundamentación
insuficiente o defectuosa de la causal casatoria que se alegue o a errores
u omisiones concernientes a la naturaleza anulatoria o revocatoria del
pedido casatorio y a lo exigido por ley en uno y otro caso. Consideramos
que, respecto del requisito previsto en el inciso 1) del artículo 388 del
Código Procesal Civil (cual es que el recurrente no hubiera consentido
previamente la resolución adversa de primera instancia, cuando ésta fuere
confirmada por la resolución objeto del recurso), no opera la concesión
excepcional del recurso de casación por la Corte Suprema en caso de
incumplimiento, pues al no haberse impugnado oportunamente el vicio
o agravio contenido en la resolución adversa de primera instancia, ha
tenido lugar la respectiva convalidación tácita (en caso de vicios proce-
sales: art. 172 -tercer párrafo- y 175 -inciso 4)- del C.P.C.) o ha operado
la preclusión. Por otro lado, tratándose del requisito de procedencia del
recurso de casación regulado en el inciso 2) del artículo 388 del Código
Procesal Civil (consistente en que se describa con claridad y precisión
la infracción normativa o el apartamiento -inmotivado- del precedente
judicial -denominado antes doctrina jurisprudencial-), afirmamos que no
es posible la concesión excepcional del indicado recurso por la Corte Su-
prema, porque este órgano jurisdiccional ni ningún otro puede sustituirse
a la voluntad de las partes y afectar los principios de iniciativa de parte
y de congruencia procesal, yendo más allá del petitorio (incluyéndose
aquí a la pretensión impugnatoria) y fundando su decisión en hechos
diversos de los que han sido alegados por aquéllas, lo que acontecería
si la Corte Suprema concede el recurso en cuestión en base a una causal
casatoria no alegada por el recurrente sino por la propia Corte Suprema,
hipótesis ésta que resulta obviamente inconcebible. Así es, lo mínimo que

832
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

se puede pedir al justiciable es que indique en su recurso de casación la


infracción normativa o el precedente judicial cuyo apartamiento inmo-
tivado denuncia, por lo que si no lo hace, la Corte Suprema de Justicia
estaría impedida de subsanar tal omisión y alegar ella misma una causal
casatoria, atentando, si así lo hiciere, contra la imparcialidad que deben
tener los Jueces al resolver y contra el principio de igualdad de las partes
en el proceso.
- Atendiendo al carácter extraordinario de la concesión del recurso de
casación, la Corte Suprema motivará las razones de la procedencia.

6.4 Tramitación del recurso de casación


Recibido el recurso de casación, la Corte Suprema procederá a examinar el
cumplimiento de los requisitos previstos en los artículos 387 y 388 del Código
Procesal Civil (referidos, respectivamente, a los requisitos de admisibilidad y
procedencia del recurso de casación) y resolverá declarando inadmisible, proce-
dente o improcedente el recurso de casación, según sea el caso (art. 391 -primer
párrafo- del C.P.C.).
Declarado procedente el recurso de casación, la Sala Suprema actuará de la
siguiente manera (conforme al artículo 391 -incisos 1) y 2)- del C.P.C.):
1. En caso de que el recurso de casación haya sido interpuesto ante la Sala
Superior, fijará fecha para la vista de la causa. Al respecto, cabe recordar
que si el recurso de casación fue presentado ante la Sala Superior, ésta
deberá remitirlo a la Corte Suprema sin más trámite dentro del plazo de
tres días (art. 387 -parte final del inciso 2)- del C.P.C.).
2. En caso de que el recurso de casación haya sido interpuesto ante la Sala
Suprema (supuesto en el cual, dicho sea de paso, la parte recurrente
deberá poner en conocimiento de la Sala Superior este hecho dentro
del plazo de cinco días de interpuesto el recurso de casación, bajo res-
ponsabilidad: art. 393 -in fine- del C.P.C.), oficiará a la Sala Superior
ordenándole que remita el expediente en el plazo de tres días. La Sala
Superior pondrá en conocimiento de las partes su oficio de remisión, a
fin de que se apersonen y fijen domicilio procesal en la sede de la Corte
Suprema. Recibido el expediente, la Sala Suprema fijará fecha para la
vista de la causa.
Las partes podrán solicitar informe oral dentro de los tres días siguientes de
la notificación de la resolución que fija fecha para la vista de la causa (art. 391
-parte final del inciso 2)- del C.P.C.).

833
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

6.5 Actividad procesal de las partes durante el trámite del recurso de casación
Lo que atañe a la actividad procesal de las partes durante el trámite del recurso
de casación es objeto de regulación legal en el artículo 394 del Código Procesal
Civil cuyo texto es el siguiente:
“Durante la tramitación del recurso, la actividad procesal de las partes se
limita a la facultad de presentar informes escritos y un solo informe oral
durante la vista de la causa.
El único medio de prueba procedente es el de documentos que acrediten
la existencia del precedente judicial, o de la ley extranjera y su sentido,
en los procesos sobre derecho internacional privado.
Si se nombra o cambia representante procesal, debe acreditarse tal
situación”.
Como se puede apreciar del texto de la norma citada precedentemente, durante
el trámite del recurso de casación las partes sólo pueden desarrollar la siguiente
actividad procesal:
A. Presentación de informes escritos.
B. Informar oralmente por una sola vez y en el curso de la vista de la causa.
C. Ofrecer prueba documental que demuestre la existencia del precedente judi-
cial (antes denominado doctrina jurisprudencial, y que consiste en aquellas
decisiones jurisdiccionales adoptadas, después de un examen minucioso
y sujeto a ciertas formalidades previstas expresamente en el art. 400 del
C.P.C., por los magistrados supremos civiles reunidos en el pleno casatorio,
cuyas líneas directrices deben ser rigurosamente observadas por todos los
órganos judiciales del país, siempre y cuando se adecuen al caso concreto
que estos últimos estuvieren conociendo en ejercicio de sus funciones).
D. Ofrecer prueba documental que demuestre la existencia de la ley extran-
jera y su sentido (e incluso su vigencia), en los procesos que versen sobre
asuntos de derecho internacional privado.
E. Nombrar representante procesal (en la forma dispuesta legalmente).
F. Sustituir al representante procesal (en la forma contemplada por la ley).

6.6 Expedición de la sentencia que resuelve el recurso de casación


La Sala respectiva de la Corte Suprema de Justicia de la República debe
expedir la correspondiente sentencia en casación, amparando o desestimando el

834
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

recurso extraordinario interpuesto, dentro del plazo previsto en el artículo 395


del Código Procesal Civil, vale decir, dentro de los cincuenta días de realizada la
vista de la causa.

7. SENTENCIA QUE DESESTIMA EL RECURSO DE CASACION


Conforme a nuestro ordenamiento jurídico (art. 397 -primer párrafo- del
C.P.C.), la sentencia debe motivar los fundamentos por los que declara infundado
el recurso de casación cuando no se hayan presentado ninguna de las causales
previstas en el artículo 386 del Código adjetivo. Dichas causales son las siguientes:
a) la infracción normativa que incide directamente sobre la decisión contenida en
la resolución impugnada; y b) el apartamiento inmotivado del precedente judicial
(antes conocido como doctrina jurisprudencial).
Es de destacar que la sentencia del órgano de casación que declara infundado
el recurso de casación supone la firmeza de la resolución recurrida al adquirir ésta
la calidad de cosa juzgada. En consecuencia, alcanza plena eficacia, por lo que ya
nada obsta su ejecución.
Tratándose de la resolución de la Corte Suprema de Justicia que declara in-
admisible el recurso de casación, cabe indicar que, de acuerdo a lo normado en
el artículo 387 del Código Procesal Civil:
- Si no se cumple con los requisitos de admisibilidad del recurso de casación
previstos en los numerales 1) y 3) del artículo 387 del Código Procesal
Civil (referidos a las resoluciones contra las que puede interponerse tal
recurso y al plazo dentro del cual debe ser formulado), la Corte Suprema
rechazará de plano el recurso de casación e impondrá al recurrente una
multa no menor de diez ni mayor de cincuenta Unidades de Referencia
Procesal en caso de que considere que su interposición tuvo como causa
una conducta maliciosa o temeraria del impugnante (art. 387 -penúltimo
párrafo- del C.P.C.).
- Si el recurso de casación no cumple con los requisitos previstos en los
numerales 2) y 4) del artículo 387 del Código Procesal Civil (referidos al
órgano jurisdiccional ante el cual se interpone el mencionado recurso y
los anexos que debe acompañarse al mismo, así como al recibo de pago
de la tasa por concepto de recurso de casación), la Corte Suprema conce-
derá al impugnante un plazo de tres días para subsanarlo, sin perjuicio de
sancionarlo con una multa no menor de diez ni mayor de veinte Unidades
de Referencia Procesal si su interposición tuvo como causa una conducta
maliciosa o temeraria. Vencido el plazo sin que se produzca la subsanación,
se rechazará el recurso de casación (art. 387 -in fine- del C.P.C.).

835
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

En lo que concierne a la resolución de la Corte Suprema de Justicia que de-


clara improcedente el recurso de casación, cabe señalar que, en aplicación del
artículo 387 del Código Procesal Civil, el incumplimiento de cualquiera de los
requisitos de procedencia previstos en el artículo 388 de dicho Código da lugar
a la improcedencia del citado recurso (a no ser que la Corte Suprema de Justicia
conceda el recurso de casación excepcionalmente, aun cuando no se cumpliera
con alguno de los requisitos a que se hace mención, como lo autoriza el art. 392-A
del C.P.C.). Los aludidos requisitos son los siguientes:
1. Que el recurrente no hubiera consentido previamente la resolución adver-
sa de primera instancia, cuando ésta fuere confirmada por la resolución
objeto del recurso.
2. Que se describa con claridad y precisión la infracción normativa (ya sea
de naturaleza material o procesal) o el apartamiento (inmotivado) del
precedente judicial (denominado antes doctrina jurisprudencial).
3. Que se demuestre la incidencia directa de la infracción normativa (ya sea
de naturaleza material o procesal) sobre la decisión impugnada.
4. Que se indique si el pedido casatorio es anulatorio o revocatorio. Si el
pedido casatorio fuese anulatorio, se precisará si es total o parcial, y si es
este último, se indicará hasta donde debe alcanzar la nulidad. Si el pedido
casatorio fuera revocatorio, se precisará en qué debe consistir la actuación
de la Sala Suprema. Si el recurso de casación contuviera ambos pedidos
(anulatorio y revocatorio), deberá entenderse el pedido anulatorio como
principal y el pedido revocatorio como subordinado.

7.1 Corrección de resolución erróneamente motivada cuya parte dispositiva


se ajusta a derecho
De acuerdo a nuestra legislación adjetiva (art. 397 -segundo párrafo- del
C.P.C.), la Sala (Suprema) no casará la sentencia por el solo hecho de estar erró-
neamente motivada, si su parte resolutiva se ajusta a derecho, debiendo hacer, sin
embargo, la correspondiente rectificación. Sobre el particular, no se debe pasar
por alto el hecho de que la aludida reforma de los considerandos de la resolución
impugnada será posible siempre y cuando éstos no tengan una influencia sustan-
cial o un nexo directo respecto de la parte dispositiva de la resolución (es decir,
que repercutan en la interpretación de su parte resolutiva o, en otras palabras, en
su determinación); de lo contrario, el máximo tribunal deberá casar la resolución
porque, en este caso, al ser errónea la motivación también lo será la parte dispo-
sitiva de la resolución recurrida en casación.

836
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

8. LA SENTENCIA CASATORIA
Si el Tribunal Supremo no desestima el recurso extraordinario, se está ante la
sentencia casatoria que no es otra sino aquella que declara fundado el indicado medio
impugnatorio, reformando o anulando, en consecuencia, la resolución que adolece
de vicio o error in iudicando o in procedendo contra la cual se planteó la casación.
Véscovi, acerca de la sentencia de acogimiento del recurso (o sentencia ca-
satoria), señala lo siguiente:
“En este caso (sentencia que casa o anula la resolución impugnada) hemos
sostenido que se trata de una sentencia constitutiva. Esto es, indepen-
diente de que, cuando se casa sobre el fondo (...) la Corte debe, a su vez,
sustituir, la sentencia del tribunal por la que corresponde dictar. Es decir
que se trata, en este caso, de una sentencia compleja. La primera (o la
primera parte, digamos, dado que se realiza en un solo acto, aun cuando
se trata en puridad de dos), que anula, es la constitutiva; la segunda será
declarativa, constitutiva o de condena, según el contenido.
En el primer caso el objeto del juicio ha sido el error de derecho (la norma
violada, mal interpretada...); en el segundo, el objeto del juicio es el del
principal (...).
No olvidemos que originalmente la casación supuso reenvío a otro tribunal
similar al que dictó la primera sentencia (la casada), para que pronuncie
una nueva, respetando el derecho declarado por la Corte de Casación,
lo que no implica que pudiera reiterar la primera sentencia (por otro
fundamento).
Al adoptarse el sistema español (...) sólo se permite el reenvío en caso
de casación en la forma, mientras que si hay casación en el fondo es la
propia Corte de casación (...) la que, anulada la primera sentencia, dicta
otra en su lugar (...).
Si por acaso el recurso invocara un error de fondo (in iudicando) y otro
de forma (in procedendo), primero se pronuncia sobre este último. Y
solamente si se rechaza la infracción formal (si no hay que reenviar, sin
pronunciarse sobre el fondo), la Corte entra a pronunciarse sobre el fondo,
en la forma prevista...” (VESCOVI, 1988: 290-291).

8.1 Efectos de la sentencia casatoria


Conforme se desprende del artículo 396 del Código Procesal Civil (que trata
acerca de la sentencia que ampara el recurso de casación y sus efectos):

837
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

A) Si la Sala Suprema declara fundado el recurso de casación por infracción


de una norma de derecho material (o sustantivo), la resolución impugna-
da deberá revocarse, íntegra o parcialmente, según corresponda (en este
caso no se produce el reenvío de los actuados a la instancia de mérito
respectiva, desarrollando el Tribunal de casación actividad jurisdiccional,
sin que por ello se le considere una tercera instancia).
B) Si la Sala Suprema declara fundado el recurso de casación por infracción
de una norma procesal que, a su vez, es objeto de la decisión impugnada,
deberá revocar ésta, íntegra o parcialmente, según corresponda (en este
caso no se produce el reenvío de los actuados a la instancia de mérito
respectiva, desarrollando el Tribunal de casación actividad jurisdiccional,
sin que por ello se le considere una tercera instancia).
C) Si la Sala Suprema declara fundado el recurso de casación por aparta-
miento inmotivado del precedente judicial (antes doctrina jurisprudencial)
cuya naturaleza es de derecho material, la resolución impugnada deberá
revocarse, íntegra o parcialmente, según corresponda (en este caso no se
produce el reenvío de los actuados a la instancia de mérito respectiva,
desarrollando el Tribunal de casación actividad jurisdiccional, sin que
por ello se le considere una tercera instancia).
D) Si la Sala Suprema declara fundado el recurso de casación por aparta-
miento inmotivado del precedente judicial (antes doctrina jurispruden-
cial) cuya naturaleza es de derecho procesal y es, a su vez, objeto de la
decisión impugnada, deberá revocar ésta, íntegra o parcialmente, según
corresponda (en este caso no se produce el reenvío de los actuados a
la instancia de mérito respectiva, desarrollando el Tribunal de casación
actividad jurisdiccional, sin que por ello se le considere una tercera
instancia).
E) Si la infracción de la norma procesal produjo la afectación del derecho
a la tutela jurisdiccional efectiva o del debido proceso del impugnante
(siendo el primero, el derecho de que goza todo justiciable para acceder
a los órganos judiciales respectivos con el objeto de que brinden éstos
una solución a sus reclamos o pretensiones, en tanto que el derecho al
debido proceso es aquel derecho a un procedimiento legal y que tiene
como pilares fundamentales la observancia de la jurisdicción y la com-
petencia predeterminada legalmente, la defensa en juicio, la producción
y valoración de la prueba, la motivación de las resoluciones judiciales
y la pluralidad de la instancia), la Corte Suprema casará la resolución
impugnada y, además, según corresponda:

838
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

1. Ordenará a la Sala Superior que expida una nueva resolución (es


decir, se produce la figura del reenvío, pues la Sala Suprema manda
a la correspondiente Sala Superior que emita una nueva resolución
-sentencia o auto-, lo que se da cuando el vicio o error in procedendo
que vulnera el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva o el debido
proceso del impugnante afecta únicamente la resolución recurrida
dictada por la Sala Superior); o
2. Anulará lo actuado hasta la foja que contiene la infracción normativa
de carácter procesal inclusive o hasta donde alcancen los efectos de
la nulidad declarada, y ordenará que se reinicie el proceso (aquí se
produce la figura del reenvío sólo para efectos de la prosecución del
trámite del proceso desde el acto procesal que se haya determinado
en la sentencia casatoria); o
3. Anulará la resolución apelada y ordenará al Juez de primer grado
que expida otra (es decir, se produce la figura del reenvío, pues la
Sala Suprema manda al correspondiente Juez de primer grado que
emita una nueva resolución, lo que presupone que el vicio o error in
procedendo que vulnera el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva o
el debido proceso del impugnante se halla contenido en la resolución
dictada por el magistrado de primera instancia, quien debe emitir una
nueva, entendiéndose que todos los actos procesales posteriores a la
resolución apelada anulada han sido también anulados); o
4. Anulará la resolución apelada y declarará nulo lo actuado e improce-
dente la demanda. Aquí se está ante una situación de improcedencia
de la demanda que vicia todo el proceso; en consecuencia, resulta
nulo en su integridad (tal como es declarado por la Sala Suprema),
por lo que, efectuado el reenvío del caso al Juez de primer grado,
debe éste proceder al archivamiento del expediente.
En cualquiera de los casos señalados líneas arriba, en que se declara fundado
el recurso de casación, la sentencia casatoria tendrá fuerza vinculante (obligatoria)
para el órgano jurisdiccional respectivo (vale decir, para la instancia o instancias
de mérito inferiores, e incluso para los demás órganos jurisdiccionales a efecto de
la observancia del principio de la cosa juzgada). Así lo determina el artículo 396
-último párrafo- del Código Procesal Civil.

9. EL PRECEDENTE JUDICIAL
Según nuestro ordenamiento jurídico, el precedente judicial (llamado antes
doctrina jurisprudencial) está conformado por aquellas decisiones jurisdiccionales

839
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

adoptadas, luego de un examen detenido y sujeto a ciertas formalidades, por los


magistrados supremos civiles, cuyas líneas directrices son de estricto cumplimiento
para todos los órganos judiciales, siempre que se ajusten al caso particular que
se esté ventilando en juicio, vale decir, que el precedente judicial verse sobre la
materia controvertida o se adecue -perfectamente- a ella.
Precisamente, el artículo 400 del Código Procesal Civil establece sobre el
precedente judicial (denominado antes doctrina jurisprudencial) lo siguiente:
“La Sala Suprema Civil puede convocar al pleno de los magistrados
supremos civiles a efectos de emitir sentencia que constituya o varíe un
precedente judicial.
La decisión que se tome en mayoría absoluta de los asistentes al pleno
casatorio constituye precedente judicial y vincula a los órganos jurisdic-
cionales de la República, hasta que sea modificada por otro precedente.
Los abogados podrán informar oralmente en la vista de la causa, ante el
pleno casatorio.
El texto íntegro de todas las sentencias casatorias y las resoluciones que
declaran improcedente el recurso, se publican obligatoriamente en el
Diario Oficial, aunque no establezcan precedente. La publicación se hace
dentro de los sesenta días de expedidas, bajo responsabilidad”.
No podemos dejar de mencionar que:
- Con arreglo a lo previsto en el artículo 386 del Código Procesal Civil,
constituye causal para interponer recurso de casación el apartamiento
inmotivado del precedente judicial.
- De acuerdo a lo normado en el segundo párrafo del artículo 394 del Có-
digo Procesal Civil, la prueba documental que acredite la existencia del
precedente judicial, o de la ley extranjera y su sentido (en los procesos
sobre derecho internacional privado), es la única procedente durante el
trámite del recurso de casación.

10. JURISPRUDENCIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA


REPUBLICA EN RELACION AL RECURSO DE CASACION
En los subpuntos que siguen citaremos la jurisprudencia de la Corte Suprema
de Justicia de la República relacionada con el recurso de casación.

840
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

10.1 Jurisprudencia relacionada con el recurso de casación en general


La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al recurso de casa-
ción en general, ha establecido lo siguiente:
- “... El recurso de casación es uno extraordinario que tiene por objeto pre-
servar el interés público de una correcta interpretación o aplicación de la
norma material como de la uniformidad de la jurisprudencia, centrando
la litis en un debate jurídico; o bien cuando se han violado las garantías
del derecho a un debido proceso, antes que el interés privado; a diferencia
del recurso de apelación que importa una revisión de todo el material de
hecho como de las cuestiones de derecho contenidas en la sentencia de
primera instancia...” (Casación Nro. 558-01 / Apurímac, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-07-2002, pág. 8909).
- “... A diferencia del recurso de apelación, que provoca un nuevo examen
del caso por parte del A Quem, tanto del aspecto fáctico como del aspecto
jurídico, el de casación únicamente admite la posibilidad de llevar a cabo
una revisión jurídica de la sentencia de mérito, limitándose a la revisión
del juicio de derecho contenido en ella, lo cual determina que las con-
clusiones a que el tribunal de mérito han llegado [sic -léase ha llegado-]
sobre las cuestiones de hecho y la valoración de los medios probatorios,
no pueden ser alteradas mediante este recurso...” (Casación Nro. 3280-
2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001,
pág. 7229).
- “... El recurso extraordinario de casación tiene un carácter restrictivo, pues
en primer lugar sólo se provocara [sic -léase sólo se provocará-] la apertura
de esta Sede Casatoria si se configuran [...] algunas de las causales que
se encuentran predispuestas en la ley, vale decir, las preceptuadas en el
artículo trescientos ochentisiete del Código Procesal Civil [sic -en realidad
es el art. 386 del C.P.C.], siendo que tal criterio se agudiza por no actuar
este Supremo Tribunal como una tercera instancia[;] y en segundo lugar,
por cuanto [...] este recurso tiene por principal finalidad, en el sistema puro
u ortodoxo, la correcta observación del derecho positivo en las decisiones
judiciales y, complementariamente[,] la unificación de dichas decisiones
en casos similares...” (Casación Nro. 452-2007 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs. 23269-23270).
- “... La Constitución Política del Estado, la Ley Orgánica del Poder Judicial
y el Código Procesal Civil exigen que la sentencia sea motivada, lo que
constituye una garantía que debe cumplirse y que es fundamental para la
casación, puesto que ésta examina el proceso constructivo de la sentencia,

841
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

su fundamentación y la interpretación judicial de las normas...” (Casación


Nro. 2535-2007 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
06-2008, pág. 22397).
- “... El recurso de casación, conforme a su estructura legislativa, se limita
al análisis de normas y no de textos normativos íntegros...” (Casación
Nro. 3388-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
12-2008, págs. 23559-23560).
- “... Tampoco resulta atendible el argumento de la vulneración de los
principios de equidad y justicia, pues estos son principios generales que
tienen naturaleza abstracta, de manera tal que no pueden ser examinadas
[sic -léase examinados-] a través de este recurso excepcional [recurso
de casación]...” (Casación Nro. 1007-2008 / Apurímac, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 04-09-2008, pág. 23093).
- “... La legitimidad para recurrir en casación no sólo se encuentra referida
a la producción del agravio por parte de la resolución que se impugna
sino también a que la parte recurrente forme parte del proceso principal
en el cual se discute la o las pretensiones demandadas, constituyendo
ésta [sic -léase esta-] última apreciación respecto de la legitimidad un
requisito formal...” (Casación Nro. 875-2003 / Callao, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-05-2004, pág. 12054).
- “... La adhesión [...] sólo se aplica en caso de recurso de apelación de
conformidad con el artículo 373 del Código Procesal citado [C.P.C.], en
virtud del cual, al absolver el traslado, la otra parte podrá adherirse al
dicho medio impugnatorio. [...] Que, atendiendo a lo expuesto anterior-
mente la adhesión al recurso de casación formulada por la [...] recurrente
deviene en manifiestamente improcedente...” (Casación Nro. 39-2006 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2006, págs.
16977-16978).

10.2 Jurisprudencia relacionada con los fines del recurso de casación


La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a los fines del
recurso de casación, ha establecido lo siguiente:
- “... La doble finalidad del recurso de casación [es la] de actuar como
garante de la legalidad y como encargado de establecer la forma correcta
de actuar el derecho positivo...” (Casación Nro. 1479-2000 / Lamba-
yeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, págs.
6807-6809).

842
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

- “... Conforme se infiere de lo previsto en el artículo 384 del Código


Procesal Civil, entre los fines del recurso de casación se ubica el control
del cumplimiento del derecho objetivo, así como la uniformidad de la
jurisprudencia por razones inmanentes del proceso...” (Casación Nro.
4197-2007 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
31-03-2008, págs. 21689-21690).
- “... La finalidad del recurso extraordinario [casación] no estriba en revalo-
rar la prueba actuada, siendo su finalidad esencial el control jurídico de las
resoluciones judiciales con el propósito de lograr la correcta observancia
y aplicación del derecho objetivo material o procesal...” (Casación Nro.
2001-2008 / Apurímac, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
12-2008, págs. 23388-23389).
- “... El recurso de casación, constituye un medio impugnatorio de natura-
leza formal y extraordinario; donde lo extraordinario del recurso resulta
de los limitados motivos en los que procede, en tal sentido el artículo
384 del Código Procesal Civil, ha previsto que los fines del recurso ex-
traordinario de casación, vienen a ser la adecuada aplicación del derecho
objetivo al caso concreto y la uniformidad de la jurisprudencia nacional;
de ésta definición se persuade que el recurso de casación, tiene una fun-
ción esencialmente nomofiláctica, función que resulta ajena la revisión
de los hechos y la actividad probatoria desplegada en las instancias de
mérito; por ello, el recurso de casación sólo procede por la ilegalidad en
la decisión y no con la finalidad cuestionar el criterio de los Magistrados
y la valoración del caudal probatorio y el aspecto fáctico del proceso; lo
que es ajeno al debate casatorio...” (Casación Nro. 1558-2012 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2013, pág. 39383).
- “... Una de las finalidades del recurso de casación es que ejerce la función
nomofiláctica, pues controla la correcta observancia de la norma jurídica,
lo cual equivale a la defensa de la Ley contra las arbitrariedades de los
jueces en su aplicación y propender a la justicia del caso concreto, esto es
la función dikelógica...” (Casación Nro. 3501-2001 / Cajamarca, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2004, págs. 11404-11405).
- “... La casación es un recurso que tiene las siguientes finalidades: a)
Nomofiláctica, esto es, juzga el derecho material y procesal; b) Unifor-
madora, es decir, tiende a la unificación de la jurisprudencia nacional; y,
c) Dikelógica, vale decir, la aplicación de la justicia al caso concreto...”
(Casación Nro. 4361-2001 / San Martín, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 31-03-2003, págs. 10406-10407).

843
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... El artículo 384 del Código Procesal Civil reconoce que el recurso
de casación persigue como fines esenciales la correcta aplicación e
interpretación unívoca del derecho objetivo (finalidad nomofiláctica)
y la unificación de los criterios jurisprudenciales por la Corte Suprema
de Justicia (finalidad uniformizadora), no obstante, la doctrina contem-
poránea también le atribuye una finalidad denominada dikelógica, que
se encuentra orientada a la búsqueda de la justicia al caso concreto...”
(Casación Nro. 615-2008 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-12-2008, págs. 23300-23301).
- “... Tiene [el recurso de casación] una finalidad nomofiláctica, es decir,
lo que busca es la determinación de la exacta observancia y significado
abstracto de las leyes...” (Casación Nro. 2636-2000 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs. 7204-7205).
- “... La casación tiene una finalidad nomofiláctica, es decir, lo que busca
es la determinación de la exacta observación y significado exacto de las
leyes...” (Casación Nro. 4950-2007 / La Libertad, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-12-2008, pág. 23283).
- “... La finalidad dikelógica del recurso de casación implica la necesidad
de que el indicado medio impugnatorio también tenga por finalidad la
obtención de la justicia en el caso concreto, procurando la protección del
litigante...” (Casación Nro. 1313-2007 / Ayacucho, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-10-2007, págs. 20628-20629).
- “... Si bien es cierto que excepcionalmente la Corte [Suprema] podría
entrar a ejercer [...] una función dikelógica en casos en los que exista
arbitrariedad manifiesta, esta función sólo será ejercida cuando le haya
sido propuesta adecuadamente por el recurrente bajo una denuncia in
procedendo en al que [sic -léase en la que-] se invoque expresamente
lo que se conoce como la doctrina de la arbitrariedad o del absurdo; y,
que el defecto revista tal gravedad que amerite que esta Sala se aparte de
los cánones formales del recurso...” (Casación Nro. 1417-2000 / Lam-
bayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2003, págs.
10666-10667).
- “... El recurso de casación tiene entre otras finalidades, la observancia
de la norma jurídica y el control de la logicidad en las resoluciones judi-
ciales...” (Casación Nro. 1619-2008 / Moquegua, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs. 22869-22870).

844
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

- “... En sede casatoria no cabe el análisis de institutos jurídicos sino de


precisar el desarrollo de estos institutos, a través de la correcta aplicación
de la norma...” (Casación Nro. 638-2001 / Lambayeque, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-08-2001, pág. 7621).
- “... Siendo la finalidad de la casación [...] el análisis jurídico de las nor-
mas y de la doctrina jurisprudencial [entiéndase precedente judicial en
la actualidad], a fin de lograr su correcta interpretación y aplicación, así
como la unificación de la jurisprudencia, éste debe cumplir con las forma-
lidades especiales establecidas en el Código Adjetivo [C.P.C.], de modo
que no puede pretenderse su interposición en los términos requeridos para
cualquier otro medio impugnatorio...” (Casación Nro. 1188-99 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6788).
- “... El objeto de la casación es denunciar las infracciones jurídicas en
los casos establecidos en la ley, por lo que el Tribunal Supremo es Juez
del derecho aplicado y nunca Juez de los hechos, a los cuales no puede
extender su conocimiento...” (Casación Nro. 2245-98 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 24-11-1998, pág. 2092).
- “... Conforme al Artículo trescientos ochenticuatro del Código Procesal
Civil uno de los fines del Recurso de Casación es la unificación [entién-
dase uniformidad en la actualidad] de la jurisprudencia nacional. [...] Esta
función uniformizadora de la casación persigue proporcionar seguridad
jurídica evitando la existencia de fallos que resuelvan una misma situación
jurídica de forma contradictoria” (Casación Nro. 387-99 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 29-08-1999, págs. 3371-3372).

10.3 Jurisprudencia relacionada con la casación como recurso extraordinario


La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la casación como
recurso extraordinario, ha establecido lo siguiente:
- “... El Recurso de Casación constituye un recurso extraordinario, que
se caracteriza por su formalismo...” (Casación Nro. 726-96 / Huaura,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 12-12-1996, pág. 2515).
- “... De conformidad con lo establecido en el artículo 384 del Código
Procesal Civil, el recurso de casación se constituye como un medio
impugnatorio de carácter extraordinario y de derecho, el cual se puede
hacer valer contra determinadas resoluciones judiciales, por los motivos
tasados en la ley; de donde lo extraordinario del recurso, resulta de los
limitados casos y motivos en los que procede, y lo de derecho, porque

845
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

permite la revisión por el Tribunal de casación de la adecuada aplicación


del derecho nacional hecha por los jueces de mérito...” (Casación Nro.
2770-07 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
09-2008, pág. 22797).
- “... El recurso de casación es un medio impugnatorio de carácter extraor-
dinario y formalista, que sólo puede fundarse en cuestiones eminente-
mente jurídicas y no en cuestiones fácticas o de revaloración probatoria
o en cuestiones distintas a lo controvertido y la naturaleza de la litis, es
por ello que éste [...] tiene como fines esenciales la correcta aplicación e
interpretación del derecho objetivo y la unificación de la jurisprudencia
nacional por la Corte Suprema; en ese sentido su fundamentación debe
ser clara, precisa y concreta indicando la causal pertinente y el requisito
de fondo en que se sustenta el recurso, la que debe guardar coherencia
con lo evaluado y lo decidido por las instancias de mérito...” (Casación
Nro. 2455-2008 / Moquegua, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-12-2008, pág. 23441).
- “... El recurso de casación [...] es un medio impugnatorio extraordinario,
limitado y formal por excelencia, que lo diferencia de los otros medios
impugnatorios. Es un recurso extraordinario por cuanto su viabilidad
sólo es factible en casos extraordinarios, especialmente cuando se ha
infringido la norma positiva en las resoluciones expedidas por los or-
ganismos que evalúan los hechos y los medios probatorios, esto es, por
los órganos judiciales de mérito. Es un recurso limitado, por cuanto la
ley señala contra qué resoluciones es admisible su interposición; que el
propio ordenamiento prevé las causales o las motivaciones que pueden
invocarse al proponer el recurso; que el mismo Código Procesal Civil
establece cómo debe fundamentarse el recurso. Es formal, por cuanto
dicho cuerpo procesal señala los requisitos para su admisibilidad, que
tienen que ver con el plazo para su interposición, con la tasa judicial, con
el tipo de resolución impugnable en casación y con el organismo ante el
cual debe plantearse...” (Casación Nro. 1227-2001 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001, pág. 8091).
- “... El recurso de casación es un medio impugnatorio de naturaleza ex-
cepcional que se utiliza para corregir los errores procesales o sustantivas
[sic -léase sustantivos-] en los que incurren los magistrados...” (Casación
Nro. 1887-2000 / San Román, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-01-2001, pág. 6655).

846
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

- “... El recurso de casación es un medio impugnatorio de naturaleza excep-


cional que se utiliza para corregir los errores procesales o sustantivos en
los que incurren los Magistrados; [...] siendo ello así, la Corte casatoria
no puede pronunciarse sobre un error en que haya incurrido el justicia-
ble...” (Casación Nro. 1857-2000 / Piura, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-01-2001, pág. 6653).

10.4 Jurisprudencia relacionada con las causales de casación


La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a las causales de
casación, ha establecido de modo general lo siguiente:
- “... Las causales del recurso de casación son taxativas...” (Casación Nro.
2537-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-
2001, pág. 6679).
- “... El recurso de casación es un medio impugnatorio de naturaleza excep-
cional que se circunscribe a las causales expresamente contenidas en el
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 3648-00 / Cajamarca, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág. 7257).
- “... Es responsabilidad (carga procesal) de los justiciables saber adecuar
idóneamente los agravios a las causales de casación...” (Casación Nro.
2981-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-
2001, pág. 6988).
- “... No basta con señalar cuáles son los errores que el recurrente estima se
habrían cometido, si no que [sic -léase sino que-] debe relacionarse estos
errores con las causales o motivos que permiten la apertura de la etapa
de casación...” (Casación Nro. 2631-2000 / Lambayeque, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6685).
- “... Las reglas previstas por el Código Procesal Civil, respecto al recurso
de casación, no facultan a las Salas de Casación encontrar oficiosamente
causales del recurso no denunciadas...” (Casación Nro. 1449-2008 / Puno,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2008, pág. 23243).
- “... En el recurso de casación civil, a diferencia de los recursos de instan-
cia, no rige el principio Iura novit curia, por lo que las denuncias deben
ser puntuales, esto es precisando la causal o causales que se invoca...”
(Casación Nro. 735-2008 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-06-2008, págs. 22455-22456).

847
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... No constituye función de la Sala Casatoria [...] interpretar la voluntad


del justiciable respecto a los fundamentos que sustentan su denuncia...”
(Casación Nro. 150-2008 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 04-09-2008, pág. 23068).
- “... Al denunciar las causales [casatorias] previstas por el artículo tres-
cientos ochentiséis del Código Procesal Civil, el recurrente debe cumplir
con señalar y argumentar en forma separada cada causal...” (Casación
Nro. 3456-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
09-2008, págs. 23185-23186).
- “... Las causales de casación al ser autónomas merecen una argumentación
propia y no compartida con las demás causales denunciadas...” (Casación
Nro. 2226-2007 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-05-2008, págs. 22192-22193).
- “... Cada causal de casación es autónoma e independiente por lo que
se merece un fundamento propio y diferente al de las demás causales
denunciadas...” (Casación Nro. 2612-2007 / Arequipa, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, pág. 22738).
- “... Cuando se propone más de una denuncia casatoria debe precisarse
puntualmente cada una de las causales observando a plenitud lo pre-
visto en el artículo 388 del Código Adjetivo [C.P.C.]. Siendo el caso
que, cuando una denuncia casatoria verse sobre diversos agravios se
debe discriminar correctamente cada uno de los puntos en que se haga
consistir el medio impugnatorio propuesto...” (Casación Nro. 841-2008
/ Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008, págs.
22465-22466).
- “... Atendiendo a la diferente naturaleza jurídica entre la causal por vicios
in procedendo y la causal por errores in iudicando, corresponde pronun-
ciarse previamente por la primera de ellas, pues en caso de ampararse
el recurso [de casación] por esta causal acarrea la nulidad del proceso
y debe efectuarse el reenvío, careciendo de objeto pronunciarse por la
causal sustantiva por errores in iudicando...” (Casación Nro. 2028-01 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002, págs.
8569-8570).
- “... Esta Sala Suprema ha establecido que cuando se invocan diversos
agravios en el recurso de casación, debe resolverse primero el agravio in
procedendo, toda vez que de declararse fundado trae como consecuencia
la nulidad de la [resolución] recurrida y se ordena emitir un nuevo fallo,

848
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

resultando por ello innecesario pronunciarse respecto a los demás agravios


denunciados...” (Casación Nro. 2088-2000 / Cajamarca, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, págs. 7011-7012).
- “... Cuando se declara procedente el recurso de casación [...] por una
causal sustantiva y por una adjetiva, es menester resolver primero ésta
última [sic -léase esta última-], toda vez que de resultar fundado el
agravio in procedendo conllevará a una nulidad de actuados, resultando
innecesario emitir pronunciamiento de fondo...” (Casación Nro. 1482-
2000 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001,
pág. 7158).
- “... Cuando se declara la procedencia de causales sustantivas y adjetivas
de casación, primero se debe examinar las segundas, pues de resultar
fundadas acarrearán la nulidad de lo actuado y la reposición de la causa
al estado en que se cometió el vicio; y cualquier apreciación sobre las
causales sustantivas podría significar un adelanto de opinión” (Casación
Nro. 3218-98 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 18-10-
1999, págs. 3763-3764).
- “... Cuando se invocan motivos por quebrantamiento de forma y por
infracción de ley, se impone examinar primero aquellos porque su aco-
gimiento exime del conocimiento de éstos, ya que sería inútil entrar en
los motivos de fondo cuando el resultado de la casación obliga a reponer
los autos al estado en que se encontraban antes de cometerse el defecto
procesal, anulándose todos los actos posteriores, incluida la resolución
impugnada” (Casación Nro. 675-98 / Amazonas, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 20-11-1998, págs. 2069-2070).
- “... Habiéndose formulado [en el recurso de casación] una pluralidad
de denuncias de orden procesal, bastará analizar una de ellas, cuya tras-
cendencia sea susceptible de afectar la eficacia de la decisión recurrida
[en casación], para que no venga al caso analizar las demás denuncias
formuladas, pues, atendiendo al efecto que tendría esta decisión, sería
innecesario su análisis...” (Casación Nro. 1701-2006 / Arequipa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2006, pág. 17403).
- “... Corresponde examinarse los cargos procesales de acuerdo a la magni-
tud o potencialidad del vicio denunciado o de la naturaleza de la infracción
que pueda invalidar la sentencia recurrida...” (Casación Nro. 1664-02
/ Amazonas, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-02-2003,
pág. 10015).

849
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

10.5 Jurisprudencia relacionada con las resoluciones recurribles o no en


casación
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a las resoluciones
recurribles o no en casación (o a lo que es o no objeto de casación), ha establecido
lo siguiente:
- “... La recurrente cuestiona la resolución de vista [...] resolución que
evidentemente no pone fin al proceso; en consecuencia, la resolución
cuestionada en casación no es susceptible de ser revisada en esta sede,
por lo que debe ser rechazado el recurso de su propósito...” (Casación
Nro. 2870-2012 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
05-2014, pág. 51196).
- “... El recurso de casación debe estar dirigido contra lo resuelto por la
sentencia impugnada y no respecto a otras resoluciones...” (Casación
Nro. 2731-2000 / Cañete, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-01-2001, págs. 6830-6831).
- “... La resolución que se impugna en casación es la sentencia de vista y no
la de primera instancia...” (Casación Nro. 2151-2007 / Callao, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2007, pág. 20651).
- “... Respecto a la denuncia [...], la recurrente cuestiona lo resuelto en
primera instancia, lo cual resulta improcedente, pues siendo el objeto
del recurso de casación el examen de la denuncia de las partes a partir
de lo decidido en segunda instancia, no resulta procedente analizarse lo
resuelto en primera instancia al haber precluido dicha etapa...” (Casación
Nro. 87-2006 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-
2006, págs. 18017-18018).
- “... Los cuestionamientos a efectuarse en casación corresponden ser efec-
tuados a la sentencia Superior y no a los argumentos del voto de uno de
los vocales...” (Casación Nro. 2592-03 / Callao, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 03-05-2004, págs. 11875-11876).
- “... Los argumentos expuestos en el voto discordante en minoría no son
objeto de examen en sede casatoria por no integrar la decisión jurisdiccio-
nal que resuelve la controversia jurídica...” (Casación Nro. 4134-2007 /
La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008,
pág. 23625).
- “... Esta Sala [Suprema] en concordancia con lo dispuesto en el artículo
123 del Código acotado [C.P.C.] y atendiendo a sus efectos, se pronuncia

850
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

respecto de la posibilidad de ejercer control casatorio sobre las resoluciones


que anulan el concesorio de la apelación...” (Casación Nro. 2541-2007 /
Ayacucho, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, pág.
22778).
- “... Son recurribles en casación las resoluciones expedidas por las Salas
Civiles de las Cortes Superiores por las que declaran nulo el concesorio
de apelación, homologándolas a una resolución definitiva por sus efectos
prácticos que conducen necesariamente a tener por concluido el proce-
so...” (Casación Nro. 2900-00 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-04-2001, págs. 7221-7222).
- “... Se pretende se analice una resolución judicial que ha sido dictada por
otro Juzgado, lo cual no es posible de ser efectuado a través de un recurso
de casación...” (Casación Nro. 2775-2001 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-03-2002, pág. 8472).
- “... Las resoluciones [...], al resolver aspectos incidentales del proceso,
tales como la nulidad procesal e improcedencia de admisión de sus medios
probatorios, no resultan ser pasibles de impugnación en vía de casación,
de conformidad con lo dispuesto en el artículo 387 del Código Procesal
Civil...” (Casación Nro. 985-2006 / Ica, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-10-2006, págs. 17215-17216).
- “... La denuncia [...] debe ser rechazada porque el recurrente [...] preten-
de cuestionar la razonabilidad de la decisión del a quo de prescindir del
medio probatorio [...], decisión que no puede ser objeto de un recurso
de casación...” (Casación Nro. 2565-07 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-10-2007, págs. 20657-20658).
- “... El recurso así sustentado, no puede resultar viable en sede de casación,
pues de sus fundamentos [...] resulta evidente que lo que se cuestiona
no es la sentencia de vista, que en revisión ha sido expedida por la Sala
Superior, sino la resolución de vista que revocando la apelada declara
improcedente la tacha de nulidad de la Escritura Pública de compraventa
[...]; resolución contra la que no es posible interponer recurso de casa-
ción...” (Casación Nro. 1700-2008 / Arequipa, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-12-2008, pág. 23313).
- “... El pedido de sucesión procesal efectuado por la accionante, no resulta
procedente en sede de casación atendiendo a lo establecido en el artículo
384 del Código Adjetivo [C.P.C.], debiendo la parte hacer valer su derecho
en la instancia de mérito correspondiente...” (Casación Nro. 149-2001 /

851
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Cañete, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2002, págs.


9518-9519).
- “... No cabe recurrir en vía de casación contra la facultad discrecional del
Juez, prevista por el artículo 407 del Código Procesal Civil para corregir
una resolución a pedido de parte [...] [o] de oficio, con la finalidad de
garantizar el derecho a un debido proceso y a las formalidades para la
validez y eficacia de los actos procesales...” (Casación Nro. 1473-2003 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2004,
págs. 12615-12616).
- “... La resolución que desestima las excepciones deducidas por la impug-
nante, no constituye una resolución final [...], por lo que no resulta pro-
cedente conocer en casación...” (Casación Nro. 1709-2001 / Cajamarca,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-05-2002, pág. 8687).
- “... La resolución superior del mencionado Cuaderno de Excepción no
es recurrible en casación por no ser un auto que en revisión ponga fin
al proceso...” (Casación Nro. 5346-2006 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 03-01-2008, págs. 21347-21348).
- “... Las medidas cautelares no son materia revisable en sede casatoria...”
(Casación Nro. 823-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-11-2001, pág. 8017).
- “... Si la Sala de mérito revocó la decisión del a-quo desestimando la me-
dida cautelar [...], la resolución que así lo ha determinado no es recurrible
en casación porque no pone fin a la instancia...” (Casación Nro. 2649-
2005 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-07-2006,
pág. 16554).
- “... Si bien es cierto que esta Corte tiene establecido que no cabe el Recurso
de Casación contra las resoluciones que expedidas en revisión resuelven
las solicitudes relativas a medidas cautelares, se ha pronunciado por la
procedencia del presente recurso en atención a que la materia controver-
tida importa una pretensión de tercería preferente de pago tramitada con
infracción a las normas procesales...” (Casación Nro. 1035-96 / Ucayali,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 25-04-1998, págs. 764-765).
- “... La recurrente pretende la nulidad del auto [mandato] de ejecución
[expedido en proceso de ejecución de garantías], supuesto no contem-
plado para el recurso de casación...” (Casación Nro. 3265-2000 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2001, pág. 7677).

852
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

- “... Si bien la resolución que resuelve la contradicción tiene la calidad


de auto, como la pretensión versa sobre ejecución de garantía tal resolu-
ción se homologa a los efectos de una sentencia; por lo tanto se trata de
una resolución impugnable en casación...” (Casación Nro. 1799-2000 /
Chincha, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001,
pág. 6649).
- “... Esta Corte [Suprema] en reiteradas ejecutorias ha homologado los
autos que declaran fundada o infundada la contradicción al mandato
ejecutivo como uno que pone fin al proceso [de ejecución de garantías]
y por ende recurrible vía Recurso de Casación...” (Casación Nro. 2959-
99 / Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-02-2000,
pág. 4640).
- “... Esta Sala [Suprema] ha establecido como principio que contra resolu-
ciones que se dictan en ejecución de sentencias no es viable el recurso de
casación...” (Casación Nro. 267-2005 / Arequipa, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-09-2005, pág. 14687).
- “... La resolución recurrida en el caso de autos es una que ha sido expedida
en un procedimiento no contencioso, del cual no emerge un conflicto de
intereses posible de dirimirse en un proceso contencioso previsto por el
Código Procesal Civil, por lo que no se encuentra dentro de las resolucio-
nes que son objeto de casación...” (Casación Nro. 523-2004 / Cono Norte,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2004, pág. 13297).
- “... Si bien esta Sala [Suprema] ha establecido que las resoluciones fi-
nales emitidas en procedimientos no contenciosos no son impugnables
en casación por considerar que ellas en rigor no son el producto de un
proceso contencioso, también es verdad que, en el presente caso, dada la
naturaleza de la pretensión procesal planteada en la solicitud (extinción
del patrimonio familiar) y habiéndose formulado contradicción [...], la
materia propuesta [...] se ha convertido en una de naturaleza contenciosa,
por lo que las resoluciones de mérito [...] son homologadas por esta Sala
[Suprema] como aquellas que ponen término al proceso...” (Casación
Nro. 2829-2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
05-2003, págs. 10495-10496).
- “... No son recurribles en casación las resoluciones expedidas en pro-
cesos no contenciosos sobre prueba anticipada...” (Casación Nro. 433-
2003 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2004,
pág. 11407).

853
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... Regularmente en los procesos no contenciosos no es procedente el


Recurso de Casación en tanto no subyace un típico conflicto de intereses
(pretensión de un sujeto, resistida por otro), tal es así, que posteriormente
en sede contenciosa y amplia puede discutirse o contradecir el conflicto
que derive del proceso no contencioso; sin embargo, resulta que en el
presente proceso [no contencioso de convocatoria a Junta General de
Accionistas] la empresa emplazada ha manifestado su resistencia a la
pretensión incoada desconociendo la calidad de accionista del solicitante,
promoviéndose un conflicto de intereses de naturaleza contenciosa cuya
resolución de vista que le pone fin puede ser recurrible en casación...”
(Casación Nro. 1323-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Pe-
ruano el 17-09-2000, pág. 6260).
- “... Contra lo resuelto por la Corte Superior solo procede recurso de
casación cuando el Laudo hubiera sido anulado en forma total o parcial.
En el caso de autos, el pedido de nulidad de Laudo Arbitral ha sido decla-
rado infundado, por tanto el requisito de procedencia indicado, no se ha
verificado, lo que determina la improcedencia del recurso de casación...”
(Casación Nro. 1954-2012 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Pe-
ruano el 30-11-2012, pág. 38483).

10.6 Jurisprudencia relacionada con el plazo para interponer el recurso de


casación
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al plazo para inter-
poner el recurso de casación, ha establecido lo siguiente:
- “... El recurso de casación ha sido presentado excediendo el plazo de diez
días que prevé el [...] artículo trescientos ochentisiete [...] del Código
Adjetivo [C.P.C.], siendo inadmisible pretender lograr indirectamente un
plazo adicional a base de una articulación de interrupción del proceso...”
(Casación Nro. 1580-01 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-05-2002, págs. 8691-8692).
- “... Mediante escrito [...] [se] dedujo la nulidad de la sentencia de vista,
articulación que fue declarada infundada [...], procediendo a interponer
recurso de casación [...] contra dicha resolución [...]. [...] Que de confor-
midad con el [...] artículo 387 del Código Procesal Civil, es requisito de
forma del recurso de casación que este se interponga dentro del plazo de
diez días contados desde el día siguiente de notificada la resolución que
se impugna. [...] Que siendo ello así, y no mereciendo la interposición
de la nulidad promovida por el recurrente, la suspensión del plazo a que
hace referencia el artículo 387 citado, es de concluir que [...] dicho plazo

854
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

venció en exceso...” (Casación Nro. 173-2005 / Ayacucho, publicada en


el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2005, pág. 14754).
- “... El recurso de casación es perentorio y no es susceptible de subsana-
ción...” (Casación Nro. 018-2000 / Junín, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-04-2001, pág. 7281).
- “... El recurrente ante esta instancia [casatoria], amplía su recurso de ca-
sación; el mismo que resulta improcedente, toda vez que de conformidad
con el artículo trescientos cincuentisiete y trescientos cincuentiocho del
Código Adjetivo [C.P.C.], dicho medio impugnatorio se interpone ante
el Organo Jurisdiccional que cometió el vicio o error, dentro del plazo
previsto, fundamentando su pedido y precisando el agravio que lo motiva,
en el acto procesal en que lo interpone...”(Casación Nro. 3226-2001 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2002, pág.
8364).
- “... No cabe la ‘ampliación’ del recurso casatorio, porque la oportunidad
de presentarlo y sustentarlo es preclusiva...” (Casación Nro. 2630-2000 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001,
págs. 7020-7021).
- “... La ampliación del recurso de casación sólo puede ser presentada den-
tro del término legal para su interposición...” (Casación Nro. 800-2004 /
Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2004, pág.
12663).
- “... El recurso de casación debe presentarse indicando las causales com-
prendidas en los artículos trescientos ochentiséis y trescientos ochentiocho
del Código Procesal Civil, dentro del plazo de diez días contados desde
el día siguiente de notificada la resolución que se impugna, por lo que
cualquier ampliación de la fundamentación, vencido el plazo para inter-
poner el recurso resulta extemporánea...” (Casación Nro. 1742-2002 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2002, págs.
9356-9357).
- “... Las pretendidas aclaraciones contenidas en los escritos de los recu-
rrentes presentados [...] ante el Colegiado Superior y ante este Supremo
Tribunal, [...] a fin de ‘aclarar’ las causales invocadas en el recurso de ca-
sación, no resultan atendibles, pues, la aceptación de dichas ‘precisiones’
[...] implicaría extender el plazo de interposición del recurso de casación
más allá de lo previsto en el inciso segundo del artículo trescientos ochen-
tisiete del Código Procesal Civil [actualmente es el inciso 3) del art. 387

855
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

del C.P.C.], generando un trato especial para los recurrentes, situación


inaceptable a partir de lo establecido en el inciso segundo del artículo
segundo de la Constitución Política del Estado...” (Casación Nro. 420-
2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2008,
págs. 21204-21205).
- “... Corresponde emitir pronunciamiento respecto del recurso [de casa-
ción] [...] y sobre la única causal denunciada, toda vez que si bien [se]
concedió un plazo adicional al recurrente, este fue con el objeto de que
subsane la omisión referida al arancel judicial, no resultando procedente
efectuar nueva denuncia o modificar las formuladas dentro del plazo de
Ley...” (Casación Nro. 1770-2005 / La Libertad, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-01-2006, pág. 15370).

10.7 Jurisprudencia relacionada con el requisito del recurso de casación


consistente en la tasa para interponerlo
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al requisito del recur-
so de casación consistente en la tasa para interponerlo, ha establecido lo siguiente:
- “... El recurso de casación ha sido interpuesto en nombre de dos personas
que conforman la parte demandante, alegando su condición de poseedores
del inmueble materia de litis, por lo que debió cumplirse con el pago de
dicha tasa [tasa judicial por concepto de recurso de casación] por cada
una de ellas...” (Casación Nro. 2076-99 / Ucayali, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-03-2001, pág. 7087).
- “... El declarar inadmisible cualquier recurso impugnativo por falta del
requisito de la tasa judicial, concediendo un plazo razonable para la sub-
sanación resulta un acto Constitucional que guarda concordancia con el
derecho de defensa, derecho de acceso a los tribunales y a la instancia
plural, los que forman parte del principio Constitucional del debido pro-
ceso y el derecho a la tutela jurisdiccional que tiene categoría de derecho
fundamental, ello en razón de que la omisión de presentar tasa o presentar
arancel judicial diminuto es subsanable...” (Casación Nro. 667-2000 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-10-2003, págs.
11050-11051).
- “... De conformidad con el artículo trescientos ochentisiete inciso segundo
del Código Procesal Civil [actualmente es el inciso 4) del art. 387 del
C.P.C.], uno de los requisitos de admisibilidad para la interposición del
recurso de casación es que se acompañe el recibo de pago de la tasa res-
pectiva; recibo de pago que esta Suprema Sala entiende debe corresponder

856
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

al expediente en el que se quiere hacer valer el referido recurso, a fin de


evitar aprovechamientos indebidos o mal uso de los mismos...” (Casación
Nro. 2330-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
09-2008, págs. 22719-22720).
- “... En el presente caso la tasa por concepto del recurso de casación re-
sulta diminuta, pues para fijar la misma debe tenerse en consideración el
monto del petitorio consignado en el escrito de la demanda; por lo que de
conformidad a lo previsto en el artículo trescientos noventiuno del Código
Procesal Civil [en la actualidad es el art. 387 -in fine- del C.P.C.] debe
disponerse la subsanación correspondiente por parte de la impugnante...”
(Casación Nro. 2426-2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-02-2007, pág. 18799).

10.8 Jurisprudencia relacionada con el no consentimiento de la resolución


adversa de primera instancia como requisito de procedencia del recurso
de casación
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación al no consentimiento
de la resolución adversa de primera instancia como requisito de procedencia del
recurso de casación, ha establecido lo siguiente:
- “... El recurrente se encuentra legitimado para interponer el recurso sub
examen [recurso de casación], pues no consintió la apelada...” (Casación
Nro. 2368-2000 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
03-2001, págs. 7018-7019).
- “... El recurrente se encuentra legitimado para interponer el recurso ca-
satorio, pues no consintió la resolución adversa de primera instancia...”
(Casación Nro. 3114-2000 / Huaura, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-03-2001, pág. 7048).
- “... El recurrente no consintió la resolución de primera instancia que le
fue desfavorable en parte, lo que satisface el requisito del inciso 1° del
artículo 388 del Código acotado [C.P.C., sobre no consentir la resolución
adversa de primera instancia confirmada por la resolución objeto de
casación]...” (Casación Nro. 2249-2008 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-12-2008, pág. 23414).
- “... Uno de los requisitos de fondo exigidos por el artículo trescientos
ochentiocho inciso primero del Código Procesal Civil para la procedibi-
lidad del recurso de casación es que el recurrente no hubiera consentido
previamente la resolución adversa de Primera Instancia, cuando ésta fuere

857
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

confirmada por la resolución objeto del recurso; [...] en el caso sub - exa-
mine se aprecia que emitida la resolución de Primera Instancia [...] que
declara infundada la contradicción formulada por la curadora procesal
de los co-demandados [...] y ordena el remate del inmueble en pública
subasta, aquélla no apeló de dicha resolución; [...] el hecho de que la
precitada resolución, de conformidad con el artículo cuatrocientos ocho
inciso segundo del Código Procesal Civil hubiera sido elevada en consulta
a la Sala Superior de mérito, la que la confirmó, no enerva la exigencia
legal señalada [...], en consecuencia, el recurso [de casación] carece de
los requisitos de fondo previstos por el artículo trescientos ochentiocho
del Código Procesal Civil, para establecer su procedencia...” (Casación
Nro. 1950-2001 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-11-2001, pág. 8137).
- “... Para que se cumpla con el requisito de fondo de no haber consentido
la resolución adversa de primera instancia, no basta identificar si se ha
interpuesto recurso de apelación, sino además, que de los fundamentos
del citado recurso se denuncie también el vicio que ahora es materia de
denuncia en vía de casación, ello atendiendo a que la recurrida ha confir-
mado la apelada, con lo demás que la contiene, de lo contrario esta [sic
-léase está-] consintiendo el vicio que se denuncia...” (Casación Nro.
57-2001 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-
2001, pág. 7538).
- “... Los vicios argumentados por el recurrente no fueron denunciados
como errores de derecho en su recurso de apelación [...], más aún si la
resolución de vista ha confirmado la de primera instancia con lo demás
que la contiene, por lo que no se cumple con el artículo 388 inciso 1° del
Código Procesal Civil, ya que no basta con interponer recurso de apela-
ción y luego de casación, si es que no se denuncian los mismos vicios,
por que [sic -léase porque-] de lo contrario se está consintiendo con los
vicios que pudiera tener la resolución adversa de primera instancia...”
(Casación Nro. 3193-2000 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 31-08-2001, pág. 7686).
- “... La recurrente ha consentido la sentencia adversa de primera instancia,
razón por la cual no está legitimada para interponer el recurso casatorio...”
(Casación Nro. 2720-2000 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-03-2001, pág. 7023).
- “... El artículo trescientos ochentiocho del Código Procesal Civil señala
que son requisitos de fondo del recurso de casación: i. Que el recurrente

858
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

no hubiera consentido previamente la resolución adversa de primera


instancia, cuando ésta fuere confirmada por la resolución objeto del re-
curso; [...] siendo esto así, la recurrente en casación consintió la sentencia
adversa de primera instancia, que fue confirmada por la Sala Revisora
[...], por lo que no está legitimada para interponer recurso de casación,
deviniendo este en improcedente...” (Casación Nro. 3856-2007 / Pasco,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, pág. 23604).
- “... Es requisito de fondo del presente recurso [de casación] que el recu-
rrente no haya consentido la resolución de primera instancia que le fue
adversa, cuando ésta haya sido confirmada en la instancia superior; [...]
el recurrente consintió la primera resolución que le fue adversa, por lo
que carece de interés para interponer el presente recurso [de casación]...”
(Casación Nro. 2030-00 / Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-04-2001, pág. 7170).
- “... Uno de los requisitos de fondo para la viabilidad del presente medio
impugnatorio [...] exige que el recurrente no hubiera consentido previamente
la resolución adversa de primera instancia, cuando ésta fuere confirmada
por la resolución objeto del recurso. [...] Que, verificando los requisitos
de fondo previstos en el artículo 388 del Código Procesal Civil, específi-
camente el señalado en el inciso 1°, se evidencia que la [...] recurrente no
cumple con el indicado requisito, por cuanto, ha consentido -no apeló- la
resolución adversa de primera instancia, la misma que fue confirmada por
la Sala de mérito. Siendo ello así, de conformidad con lo previsto por el
artículo 392 del Código Procesal Civil, declararon IMPROCEDENTE el
recurso de casación...” (Casación Nro. 925-2008 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, pág. 22921).
- “... En cuanto a los requisitos de fondo, es necesario manifestar [...] que el
recurso de casación importa un riguroso formalismo para el cumplimiento
de sus fines, siendo esta nota su característica esencial. En este orden de
ideas, el inciso primero del numeral trescientos ochentiocho del precitado
Código [C.P.C.] exige, como requisito de procedibilidad, que el recurrente
tenga que haber impugnado la resolución de primera instancia que le ha
sido adversa, en el caso que la resolución de vista (impugnada) confirme
aquélla (la de primera instancia). [...] Que, en tal sentido examinados los
autos se advierte [...] que el recurrente no ha cumplido con impugnar,
mediante recurso de apelación, la resolución [...], por lo cual no satisface
el requisito de procedencia anteriormente glosado, razón por la cual debe
desestimarse el recurso...” (Casación Nro. 4632-2007 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, pág. 23692).

859
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... La recurrente no ha cumplido con el requisito de fondo señalado en


el inciso 1 del artículo 388 del Código Procesal Civil, en tanto que no
impugnó la resolución adversa de primera instancia [...], por lo que el
recurso [de casación] merece ser desestimado de manera liminar...” (Ca-
sación Nro. 1692-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-09-2008, págs. 22480-22481).
- “... El inciso primero del artículo trescientos ochentiocho del Código
Procesal en referencia [C.P.C.] establece como primer requisito de fondo
que [...] el recurrente no debe haber consentido previamente la decisión
adversa de primera instancia cuando ésta fuera confirmada por la resolu-
ción objeto del recurso de casación. [...] Que, conforme se advierte [...], el
recurso de apelación contra la decisión adversa de primera instancia [...]
fue rechazado y declarado inadmisible, según auto consentido, por tanto,
el recurso de casación debe ser declarado improcedente, al no cumplir
con la exigencia contenida en el inciso primero del artículo trescientos
ochentiocho del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 326-2007 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, pág.
22073).
- “... El inciso primero del artículo trescientos ochentiocho del Código
Procesal Civil exige que el recurrente no hubiera consentido previamente
la resolución adversa de primera instancia, cuando ésta fuera confirmada
por la resolución objeto del recurso; en el caso de autos no se ha dado
cabal cumplimiento al requisito mencionado, puesto que el recurrente no
impugnó el auto [...], pese a que le fue adverso [...]; [...] si bien es cierto
que [...] interpuso recurso de apelación contra dicha resolución; empero,
la Sala revisora con la facultad prevista por el artículo trescientos sesen-
tisiete del Código Procesal acotado [C.P.C.] declaró nulo el concesorio
[...] e inadmisible el recurso de apelación, por lo que el auto [...] quedó
firme; [...] siendo esto así, la resolución recurrida no varió el sentido de
la resolución dictada por el Juez Civil, por lo que el recurrente carece de
legitimidad para interponer recurso de casación...” (Casación Nro. 2561-
2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001,
págs. 6680-6681).
- “... El artículo 388 inciso 1° del Código Procesal Civil establece como
requisito de procedencia del recurso de casación ‘que el recurrente no
hubiere consentido previamente la resolución adversa de primera instan-
cia, cuando ésta fuere confirmada por la resolución objeto del recurso’.
[...] En el presente caso, de autos se aprecia que el recurso de apelación
interpuesto por la recurrente contra la sentencia de primera instancia

860
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

que le fuera desfavorable fue rechazado por extemporáneo, quedando


así consentida la citada resolución. [...] Que, siendo así, no se ha dado
cumplimiento al requisito de procedencia referido [...], motivo por el cual
resulta inviable el análisis de las denuncias casatorias que se hubieren
formulado en el presente medio impugnatorio, teniendo en cuenta el
carácter extraordinario y formal del recurso de casación. Por las razones
anotadas y en estricta aplicación del artículo 392 del Código Procesal Ci-
vil: Declararon IMPROCEDENTE el recurso de casación...” (Casación
Nro. 2153-2004 / Ucayali, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-09-2005, pág. 14660).
- “... El recurrente no se encuentra legitimado para interponer el recurso
casatorio, porque su recurso de ‘adhesión’ a la apelación fue declarado
improcedente [...] y la Sentencia recurrida [sentencia de vista] ha confir-
mado en todos sus extremos la resolución apelada; consecuentemente no
se cumple el requisito previsto en el inciso primero del artículo trescien-
tos ochentiocho del Código adjetivo [C.P.C.]...” (Casación Nro. 3430-
2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001,
pág. 7236).
- “... El Juez de Familia ha emitido sentencia declarando fundada la presente
demanda y por consiguiente disuelto para los efectos civiles el vínculo
matrimonial, con lo demás que contiene, y disponiendo que se eleve en
consulta esta sentencia en caso de no ser apelada; [...] siendo el caso
que contra la referida sentencia no se interpuso recurso impugnatorio
de apelación, la misma fue elevada en consulta a la Sala de Familia [...],
habiendo dicho Colegiado aprobado la sentencia consultada mediante
resolución [...]; [...] a su vez, [...] se aprecia que la demandada [...] ha
interpuesto recurso de casación contra la sentencia emitida por el Cole-
giado Superior, lo que no satisface el requisito de fondo del recurso de
casación que prevé el inciso primero del artículo trescientos ochentiocho
del Código Procesal Civil, en cuanto establece que el recurrente no debe
de consentir la sentencia adversa de primera instancia, cuando ésta fuera
confirmada por la resolución objeto del recurso, y al no haberse cumplido
con un requisito necesario para la procedencia del recurso de casación
corresponde declarar su improcedencia...” (Casación Nro. 1384-2005 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-06-2006, págs.
16305-16306).
- “... Entre los requisitos de procedibilidad (fondo), el artículo trescientos
ochenta y ocho, inciso primero [del C.P.C.], exige que le recurrente [sic
-léase que el recurrente-] no hubiera consentido la resolución adversa

861
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

de primera instancia, cuando ésta fuera confirmada por la resolución de


vista. Ello implica que las cuestiones no apeladas no pueden ser materia
de casación; es decir, no se puede plantear como agravio (en casación)
aquello que no se reclamó en apelación. En tal sentido, del examen del
recurso de apelación formulado [...] oportunamente por la recurrente,
[...] se aprecia que ninguno de los agravios que sustentan el recurso de
casación sub examine fueron denunciados en aquél [sic] recurso; por
consiguiente, no se satisface la exigencia del glosado artículo trescientos
ochenta y seis, inciso primero [sic -en realidad es el art. 388 -inciso 1)-
del C.P.C.]...” (Casación Nro. 4994-2007 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs. 23280-23281).
- “... Por Principio General no procede interponer recurso de casación por la
parte que ha consentido con la resolución de primera instancia que le era
desfavorable, situación que se da en el caso de autos ya que contra la sen-
tencia de primera instancia que declaró fundada la demanda, la recurrente
no interpuso recurso alguno. [...] Que, bajo este mismo sustento, no puede
pretender impugnar la sentencia de vista que revoca la de primera instancia
y declara infundada la demanda, lo cual favorece a la recurrente en su con-
dición de parte demandada, toda vez que el hecho de esgrimir fundamentos
que coinciden con la pretensión demandada no enerva su condición procesal
de parte demandada...” (Casación Nro. 159-2001 / Huánuco, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, pág. 7563).

10.9 Jurisprudencia relacionada con la fundamentación del recurso de


casación
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la fundamentación
del recurso de casación, ha establecido lo siguiente:
- “... Es deber procesal del recurrente señalar clara y explícitamente en qué
consiste el vicio, haciendo una análisis razonado y crítico de los motivos
de la decisión del Juez, y luego explicar la propuesta que se hace para
corregirlo, fundamentándolo con los debidos argumentos a fin de hacer
ver cómo todo ello modificaría el sentido del fallo...” (Casación Nro.
2065-2002 / Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-
2004, págs. 12533-12534).
- “... Su fundamentación [del recurso de casación] debe ser clara, precisa y
concreta, indicando la causal pertinente y el requisito de fondo en que se
sustenta, debiendo guardar[,] además, coherencia con lo debatido y decido
[sic -léase y decidido-] durante el proceso...” (Casación Nro. 1867-2008 /

862
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-09-2008,


pág. 22983).
- “... Su fundamentación [del recurso de casación] debe ser clara, precisa y
concreta, indicando la causal pertinente y el requisito de fondo en que se
sustenta, en el recurso de casación no [debe] hacerse referencia a lo que
la demandante considera probado, sino debe partirse sobre la base de lo
determinado por las instancias de mérito...” (Casación Nro. 991-2008 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs.
22924-22925).
- “... Para cumplir con el requisito de la debida fundamentación del recurso
el recurrente debe acreditar la existencia de un agravio producido por la
sentencia recurrida, que tal agravio se produjo como consecuencia directa
de uno de los motivos taxativamente contemplados en la ley y no por
otros, y que entre el agravio denunciado y las conclusiones de la senten-
cia recurrida se dé una precisa relación de causalidad...” (Casación Nro.
637-95 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 22-11-1996,
págs. 2398-2399).
- “... Constituye carga procesal del recurrente adecuar correctamente las
denuncias que correspondan a las causales invocadas, pues el Recurso
de Casación es de carácter formal y su formulación exige cumplir con
la fundamentación clara y precisa por cada una de las causales que se
invoquen...” (Casación Nro. 1419-99 / Ayacucho, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 06-10-1999, pág. 3677).
- “... Los argumentos del Recurso de Casación deben dirigirse directa y
concretamente a los conceptos que estructuran la construcción jurídica
en que se asienta la sentencia, y deviene en insuficiente el recurso que
deja en pie, sin impugnación ni objeción, uno de los motivos del fallo
que, por sí solo, da sustento suficiente al pronunciamiento pues no cabe
casación cuando se invoca defecto en la motivación ‘obiter dicta’ o ‘ex
abundantia’ ya que por principio no trascienden el fallo, el que se seguiría
manteniendo en atención a sus fundamentos jurídicos principales” (Ca-
sación Nro. 2162-98 / Loreto, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 16-04-1999, págs. 2906-2907).
- “... Dicho requisito [señalar el grado de trascendencia o influencia que
la aplicación de la norma traería en el sentido del fallo o de lo decidido
en la resolución que se impugna] debe entenderse en el contexto de un
binomio indesligable, que comprende no sólo la cita de la norma sino la
sustentación fáctica que de manera razonada pueda expresar en conjunto,

863
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

razón suficiente para que al momento de resolver se varíe el sentido de


lo decidido o indicar cuál es la incidencia directa de la infracción sobre
la decisión impugnada...” (Casación Nro. 3600-2012 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2014, pág. 46227).
- “... Las alegaciones descritas por la recurrente, incumplen con el requi-
sito fundamental para la procedencia del recurso de casación al que se
refiere el inciso tercero del artículo antes citado [art. 388 del C.P.C.], lo
cual implica que debe demostrar con claridad la incidencia directa de la
infracción sobre la decisión impugnada; es decir precisar en qué consis-
tió el error al aplicar o interpretar los preceptos legales que a su parecer
fueron vulnerados y cómo éstos deben repercutir en la parte resolutiva
de la sentencia recurrida y no referirse a hechos y pruebas...” (Casación
Nro. 1707-2012 / Tacna, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-11-2012, pág. 38343).
- “... No ha cumplido [la recurrente] con demostrar la incidencia directa
de las infracciones alegadas sobre la decisión impugnada, lo que implica
desarrollar el modo en que se han infringido las normas y cómo deben
ser aplicadas correctamente, pues no basta invocar la norma o normas
cuya aplicación al caso concreto se pretende, sino que debe demostrar
la pertinencia de las mismas a la relación fáctica establecida y cómo su
aplicación modificaría el resultado del juzgamiento ...” (Casación Nro.
248-2012 / Moquegua, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
05-2013, pág. 40958).
- “... El recurso de casación presentado se sustenta en hechos falsos, falsedad
que fluye con claridad incontrastable; [...] habiéndose determinado que
el recurso de casación presentado se sustenta en argumentos falsos (pues
la alegada falta de fundamentación jurídica de la resolución de vista no
existe), debe precisarse que si bien el artículo trescientos ochentiocho
[del C.P.C.] enumera los requisitos de fondo para la procedencia de di-
cho recurso, sancionándose su inobservancia con la improcedencia del
mismo, el hecho que dentro de ellos no se encuentre alguno que sancione
la improcedencia en razón de haberse basado en hechos evidentemente
ficticios, no puede ser impedimento para que este Supremo Colegiado lo
rechace de plano, toda vez que conforme al artículo segundo del Título
Preliminar del Código Civil, la ley no ampara el ejercicio ni la omisión
abusivos de un derecho, fundamentos por los cuales, siendo indiscutible
que el recurso de casación se sustenta en hechos falsos: Declararon IM-
PROCEDENTE el recurso de casación interpuesto...” (Casación Nro.

864
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

1143-04 / Chincha, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-01-


2005, pág. 13329).
- “... La sola enumeración y transcripción de las normas que se estiman
violadas no satisface el requisito de la debida fundamentación [...], pues
es menester que se demuestre la existencia de agravio respecto de cada
una de ellas...” (Casación Nro. 1128-96 / Callao, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 20-12-1996, pág. 2566).
- “... Los agravios denunciados por el recurrente no son idóneos para recurrir
de la sentencia impugnada, pues debe existir una relación de causalidad
entre los vicios denunciados y los fundamentos del fallo impugnado...”
(Casación Nro. 899-96 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 21-12-1996, pág. 2590).
- “... Los fundamentos del recurso de casación debe guardar una relación
de causalidad entre los vicios que se denuncian y el contenido de la reso-
lución que se impugna...” (Casación Nro. 2360-2006 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2007, pág. 20300).
- “... Debe existir un nexo lógico entre las causales invocadas por los re-
currentes y la materia que es controvertida en la litis...” (Casación Nro.
1020-96 / Huaura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 20-12-
1996, pág. 2572).
- “... Del texto de la sentencia recurrida no aparece mención alguna a la
norma que es objeto del Recurso de Casación, por lo que no existiendo
relación causal entre lo resuelto y los fundamentos del recurso interpuesto
corresponde declarar su improcedencia...” (Casación Nro. 1683-99 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-06-2000, pág. 5468).
- “... El recurrente en su demanda no argumentó lo expuesto en el recurso
de casación, por lo que no constituyendo materia controvertida, no puede
invocarse como sustento de la casación...” (Casación Nro. 2434-2001 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001, pág.
8169).
- “... La denuncia in-iudicando no resulta amparable, por cuanto los ar-
gumentos señalados en el recurso de casación son distintos a los puntos
que son materia de controversia...” (Casación Nro. 3159-2000 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 6997).
- “... Cuando la demanda se ha declarado improcedente por una razón
procesal, no se puede sustentar la casación en normas materiales que no

865
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

tienen contenido procesal...” (Casación Nro. 2572-2001 / Lima, publicada


en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2002, pág. 8252).
- “... El recurso extraordinario de casación, como así lo reconocen la
jurisprudencia establecida y la doctrina, es uno de debate netamente ju-
rídico, pues el debate fáctico ha culminado con la sentencia objeto de la
impugnación. Por lo tanto, es deber del impugnante expresar y demostrar
que esa decisión judicial, de la cual discrepa, es violatoria del derecho
tanto procesal como sustantivo. Por consiguiente, la denuncia casatoria
tiene que satisfacer a cabalidad las exigencias legales establecidas para el
recurso, tanto para su admisibilidad como para su procedencia. El cum-
plimiento de estos requisitos se explica por la necesidad de determinar
objetivamente el sentido y alcance de la impugnación en la cual ha de
expresarse y demostrarse no sólo la presencia de los errores in iudicando
o in procedendo, según sea el caso, sino también su incidencia en la de-
cisión objetada...” (Casación Nro. 1545-2007 / Lambayeque, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008, págs. 22343-22344).
- “... Los requisitos de procedencia del recurso de casación contemplados en
el artículo trescientos ochentiocho del Código Procesal Civil, incluyen la
obligación de los justiciables de sustentarlos con probidad y buena fe, con
un mínimo de verosimilitud, toda vez que no puede distraerse y abultarse
la carga procesal del Organo Supremo del Poder Judicial con fundamentos
forzados, inconsistentes o inexistentes que al ser calificados procedentes
se desvanecen instantáneamente al momento de analizarse el fondo del
recurso en la etapa de dictarse la sentencia casatoria correspondiente...”
(Casación Nro. 768-2007 / Moquegua, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-04-2008, pág. 21937).
- “... La Sala Civil se ha pronunciado reiteradamente en el sentido que el
error material en la cita de un dispositivo legal cuando éste es plenamente
identificable no puede servir de fundamento casatorio” (Casación Nro.
1106-95 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 13-05-1998,
pág. 1012).
- “... Toda causal [casatoria] al ser autónoma merece una fundamentación
propia...” (Casación Nro. 2798-2001 / Arequipa, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-01-2002, pág. 8272).
- “... Para el debate en casación no sólo las causales [casatorias] deben ser
indicadas en forma precisa, sino también la fundamentación debe ser
clara e independientemente expuesta...” (Casación Nro. 372-00 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7000).

866
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

- “... Siendo el recurso de casación eminentemente formal, no es permisible


estimar lo propuesto por la recurrente [...] al haberse limitado a expresar
que hace suyos los fundamentos del recurso de su codemandado, lo que no
se condice con los fines de la casación ni con lo establecido en la norma
acotada [art. 388 del C.P.C.]...” (Casación Nro. 1340-2007 / Lima Norte,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2007, pág. 20884).
- “... El vicio denunciado por el recurrente carece de base cierta, [...] por
ende, no puede argumentarse un hecho impreciso, sin que se afecte y
sancione al casante, conforme lo exige el artículo ocho de la Ley Orgánica
del Poder Judicial...” (Casación Nro. 3880-2007 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, pág. 23605).
- “... Respecto al escrito presentado por el impugnante ante la Sala Superior
[...], con la sumilla ‘Fundamentación Recurso de Casación’, lo expuesto
en dicho escrito no resulta atendible, ya que siendo el recurso de casa-
ción un medio impugnatorio de carácter extraordinario y formalísimo,
la fundamentación debió exponerse cuando se interpuso el recurso de
casación [...], la cual conforme a la norma procesal debe satisfacer ade-
cuadamente los requisitos de admisibilidad y procedencia que señala la
ley...” (Casación Nro. 3536-2012 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 31-01-2013, pág. 39474).

10.10 Jurisprudencia relacionada con los agravios o vicios que no se pueden


plantear en vía casatoria
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a los agravios o
vicios que no se pueden plantear en vía casatoria, ha establecido lo siguiente:
- “... El recurso de casación también se sirve del principio de preclusión
procesal, razón por la cual no resulta viable trasladar al debate casatorio
[...] el cuestionamiento de vicios que no fueron objeto de un planteamiento
de nulidad en la primera oportunidad que se tuvo para hacerlo, produ-
ciéndose así la inexorable convalidación tácita a que hace referencia el
tercer párrafo del artículo 172 del Código Procesal Civil...” (Casación
Nro. 1339-2001 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-03-2002, pág. 8485).
- “... El recurso de casación se sirve del Principio de Preclusión Procesal,
instituto que ha operado en el presente caso, pues el vicio que se denun-
cia no fue oportunamente impugnado por el recurrente en su recurso de
apelación...” (Casación Nro. 3051-2000 / Ucayali, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 6993).

867
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... El recurso de casación se sirve del Principio de Preclusión Procesal;


[...] en tal sentido, el cuestionamiento a la validez de la relación procesal
instaurada en autos no resulta procedente efectuarlo en sede de casación,
toda vez que dicho tema no fue objeto de mecanismo de impugnación
alguno en las instancias inferiores, habiendo precluido el derecho a cual-
quier intento de impugnación posterior...” (Casación Nro. 3479-2000 /
Loreto, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, págs.
7576-7577).
- “... No resulta idóneo denunciar al amparo del recurso casatorio [...] cues-
tiones precluidas donde ya se ha cumplido con la garantía de la instancia
plural...” (Casación Nro. 4802-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 03-09-2007, págs. 20346-20347).
- “... No se puede plantear en casación como agravio [...] aquello que no
fue objeto de apelación ante la instancia respectiva...” (Casación Nro.
3011-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-
2008, págs. 23376-23377).
- “... Lo no denunciado como agravio en apelación no puede ser materia de
debate en sede casatoria...” (Casación Nro. 3445-2012 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2013, pág. 39469).
- “... No se puede plantear en casación como agravio [...] aquello que no
se reclamó en la apelación. Ello, porque no se puede analizar en casación
aquello que no ha sido visto en la instancia de revisión...” (Casación Nro.
3396-2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
09-2008, págs. 23111-23112).
- “... Los agravios [...] deben desestimarse, toda vez que tales cuestionamien-
tos al no haber sido realizados en la etapa procesal prevista para ello [...],
no pueden servir de sustento del recurso [de casación]...” (Casación Nro.
2257-2000 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-01-2001, pág. 6661).
- “... No pueden traerse en sede casatoria agravios que han sido consentidos
por quien supone estar perjudicado...” (Casación Nro. 2301-2000 / Tacna,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6663).
- “... No es posible denunciar en vía de casación vicios con los que se ha
consentido previamente en las instancias del proceso” (Casación Nro.
1609-96 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-06-
1998, pág. 1230).

868
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

- “... No puede recurrirse en vía de casación por vicios subsanables que


hubieran quedado consentidos en instancias inferiores...” (Casación Nro.
220-95 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 19-10-1995,
págs. 9-10).
- “... No puede [el recurrente] vía recurso de casación, suplir las deficien-
cias de su recurso de apelación; pretendiendo artificiosamente, y en claro
abuso del derecho, la declaración de nulidad de actuados por vicios que
no fueron válidamente denunciados en su oportunidad...” (Casación Nro.
744-2008 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-09-
2008, pág. 23081).
- “... Resulta contrario a las normas procesales contenidas en el citado
Código Adjetivo [C.P.C.], que en casación se intente la nulidad de actos
procesales que ya han pasado a la autoridad de cosa juzgada [...] por no
haber sido impugnados oportunamente por la propia [...] impugnante...”
(Casación Nro. 3208-2006 / Santa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-05-2007, pág. 19614).
- “... Quien argumenta una contravención al debido proceso debe acreditar
haber efectuado el reclamo diligente y oportuno cuando ésta se produ-
jo...” (Casación Nro. 134-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 09-04-2000, pág. 5059).
- “... Respecto de los vitium in procedendo, es necesario que ante éstos
la parte afectada haya realizado una protesta previa, lo cual implica un
reclamo oportuno y diligente de su parte y que no haya prestado aquies-
cencia al acto viciado...” (Casación Nro. 84-2000 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 09-04-2000, pág. 5055).
- “... No puede admitirse la casación fundada en la limitación del derecho
de defensa, cuando el recurrente ha consentido en la resolución que
prescinde de la prueba...” (Casación Nro. 1042-96 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 19-12-1996, pág. 2542).
- “... La falta de apelación oportuna en la audiencia única respecto de las
resoluciones que admiten los medios probatorios ofrecidos por las partes
precluye la posibilidad de denunciar el mismo agravio en casación...”
(Casación Nro. 934-96 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 20-12-1996, pág. 2557).
- “... No puede constituir materia casatoria, extremo que no ha sido objeto
de discusión en el proceso, toda vez que el recurrente ha consentido

869
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

desde un inicio respecto a la supuesta acumulación indebida, sin que


utilizara los medios procesales que la ley le concede para cuestionarla,
por lo que no reúne las condiciones de procedencia...” (Casación Nro.
2222-98 / Tacna, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-06-
2000, pág. 5468).
- “... Tratándose de cuestiones ya resueltas en sede judicial no resulta pro-
cedente denunciarlas a través del presente medio impugnatorio [recurso
de casación]...” (Casación Nro. 2329-2000 / Huánuco, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6664).
- “... En sede casatoria no es posible hacer valer una cuestión que ha que-
dado firme...” (Casación Nro. 79-2008 / Huaura, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-05-2008, pág. 22230).
- “... No es posible denunciar [en casación] supuestos vicios procesales que
ya merecieron pronunciamiento por las instancias de mérito...” (Casación
Nro. 2683-2008 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-
2008, pág. 23457).
- “... El recurso de casación interpuesto [...] no puede sustentarse nueva-
mente en lo que ya fue resuelto en definitiva en su oportunidad, pues
de hacerlo se estaría transgrediendo la prohibición del doble recurso
establecido [sic -léase establecida-] en el artículo trescientos sesenta del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 1612-2006 / Ica, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 31-05-2007, págs. 19601-19602).
- “... La nulidad, a que se hace referencia en el recurso de casación[,]
fue declarada improcedente por [...] resolución [...], la que quedó con-
sentida, porque no se interpuso medio impugnatorio contra ella, lo que
determina que no puede invocarse nuevamente en el recurso de casación
[...] fundamentos que ya han sido desestimados...” (Casación Nro. 2564-
2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001,
pág. 7197).
- “... No puede sustentarse el recurso de casación en una nulidad que ha sido
resuelta definitivamente...” (Casación Nro. 3266-2000 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, págs. 7059-7060).
- “... Tampoco [...] se puede alegar en casación vicios en interés ajenos [sic
-léase en interés ajeno-] al proceso...” (Casación Nro. 2413-2008 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, pág. 23436).

870
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

10.11 Jurisprudencia relacionada con la actividad procesal de las partes


durante el trámite del recurso de casación
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la actividad
procesal de las partes durante el trámite del recurso de casación, ha establecido
lo siguiente:
- “... No son atendibles en casación aquellas defensas que no se formularon
con la contradicción, ni es posible apreciar alguna, menos admitir prueba
nueva como establece el Artículo trescientos noventicuatro del Código
Procesal acotado (C.P.C.)...” (Casación Nro. 1160-99 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 26-10-1999, pág. 3824).
- “... Resulta incongruente que la impugnante [...] haya ofrecido medios
probatorios con su recurso [de casación] que solicita sean considerados
de oficio, lo que resulta ajeno a la naturaleza del presente medio impug-
natorio...” (Casación Nro. 3253-2000 / La Libertad, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-08-2001, pág. 7692).

10.12 Jurisprudencia relacionada con la competencia o facultades de la Sala


de casación
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la competencia
o facultades de la Sala de casación, ha establecido lo siguiente:
- “... La Sala de Casación es una Sala de Jurisdicción de Derecho y no de
mérito, como lo son las instancias anteriores, por lo que su labor consiste
en examinar la adecuada aplicación del derecho objetivo al caso concre-
to y la uniformidad de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema
conforme dispone el artículo 384º del Código Procesal Civil, y no las
cuestiones de hecho, como sería revalorar la prueba aportada [...] y las
conclusiones a la que han llegado los jueces inferiores al analizarla...”
(Casación Nro. 4697-2012 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Pe-
ruano el 31-07-2013, pág. 42573).
- “... Mediante el control de logicidad, este Supremo Tribunal [...] puede
examinar el razonamiento que realizaron los jueces inferiores para conocer
si fue formalmente correcto desde el punto de vista lógico...” (Casación
Nro. 297-2008 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
12-2008, págs. 23371-23373).
- “... El recurso de casación se rige por el principio de rogación por el
cual sólo los recurrentes son quienes impetran el contenido sobre el cual
la Corte [Suprema] ejercerá sus funciones casatorias conforme a la ley

871
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

procesal...” (Casación Nro. 1797-2000 / Puno, publicada en el Diario


Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6649).
- “... En atención al agravio formulado y de conformidad con el principio
de rogación o limitación del grado, la actuación de esta Sala Casatoria
[...] se limitará a los fundamentos del recurso [de casación] planteado...”
(Casación Nro. 152-2008 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-12-2008, pág. 23302).
- “... Es doctrina pacífica y además, asumida por las Salas que conforman
este Supremo Tribunal, que las Cortes de Casación encuentran restringida
su actuación en aplicación del principio de rogación conocido también
como principio de limitación del grado; [...] que, en mérito al principio
antes enunciado, la actuación de las Salas de Casación debe restringirse
única y exclusivamente al análisis de las existencia de infracción de la
ley sólo respecto de las causales que han sido admitidas como tales por
el auto que declara la procedencia del recurso...” (Casación Nro. 439-96 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 17-06-1998, págs.
1326-1327).
- “... En virtud del principio de rogación procesal que gobierna la inter-
vención de la Corte, ésta se limita a ejercer la función casatoria sobre
las resoluciones que la ley señala que contengan un error de derecho
congruente con los cargos esgrimidos por los impugnantes y calificados
por el Tribunal positivamente mediante la resolución de procedencia.
[...] Que no obstante, la regla antes descrita puede variar en cuanto a su
observancia y aplicación, pues se pueden prever algunas hipótesis en
las que es imposible que la sentencia casatoria alcance sus fines clásicos
(nomofiláctico y uniformizador) e incluso su contemporáneo fin llamado
dikelógico, cuando en el proceso que se conoce, verbigracia, existen vicios
procesales insalvables que están por encima de los intereses de las partes,
al advertirse que tales infracciones distorsionan el orden jurídico y sus
valores (orden público, seguridad jurídica, certeza, justicia y equidad)...”
(Casación Nro. 2197-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 17-09-2000, págs. 6270-6271).
- “... El recurso de casación se circunscribe al análisis de las causales in-
vocadas por la recurrente, no siendo procedente revisar temas ajenos al
mismo...” (Casación Nro. 1036-99 / Cono Norte, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-05-2002, pág. 8668).
- “... La Sala de Casación no puede pronunciarse sobre causales no invo-
cadas por un impugnante, pues su competencia queda enmarcada en los

872
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

extremos del recurso...” (Casación Nro. 3192-2000 / Ica, publicada en el


Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7054).
- “... La Corte de Casación no puede pronunciarse sobre una causal no
invocada, según el principio de iniciativa de parte...” (Casación Nro.
2838-2000 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-
2001, pág. 7218).
- “... No corresponde a la Sala de Casación interpretar el recurso [de casa-
ción] ni actuar de oficio...” (Casación Nro. 2324-00 / Arequipa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, pág. 6872).
- “... No corresponde a este Tribunal [casatorio] interpretar o buscar de
oficio cuales puedan ser los defectos jurídicos de la resolución impugna-
da, con el agregado de que el relato fáctico resultante de la instancia no
es modificable en vía de casación...” (Casación Nro. 2128-00 / Callao,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, pág. 6858).
- “... Este Supremo Tribunal no puede suplir de oficio los defectos en la
formulación del recurso [de casación], por el contrario, debe observar que
se cumpla cada uno de los requisitos establecidos en la ley...” (Casación
Nro. 2218-98 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 24-03-
2000, pág. 4854).
- “... La competencia de la Corte de Casación se encuentra limitada a las
cuestiones que le son sometidas a su consideración, no pudiendo conocer
oficiosamente de las cuestiones que no se le hayan planteado concretamen-
te, de modo tal que toda conclusión contenida en la resolución recurrida
que no sea materia de impugnación está intangible para esta Corte...”
(Casación Nro. 4309-2007 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-05-2008, págs. 22201-22202).
- “... No es función de la Sala Casatoria interpretar la voluntad de los justicia-
bles respecto a qué causal quisieron invocar...” (Casación Nro. 2404-00 /
La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001,
pág. 6878).
- “... Cuando el Ordenamiento Procesal señala estrictos requisitos de forma
y de fondo que tiene que cumplir todo recurso de casación, lo hace así
en razón de que este medio impugnatorio es uno especialísimo a través
del cual la Corte Suprema va a ejercer su facultad casatoria a la luz de lo
que estrictamente se denuncie como vicio o error en el recurso, y no va
a actuar como una instancia final de fallo en el que se analiza primero el

873
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

proceso y luego del recurso...” (Casación Nro. 1454-99 / Puno, publicada


en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6773).
- “... La función casatoria de esta Corte [Suprema] está limitada a la causal
por la cual se ha estimado procedente [el recurso de casación], permane-
ciendo intangible los extremos no recurridos...” (Casación Nro. 1431-2000 /
Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001,
pág. 6697).
- “... La actividad casatoria tiene que circunscribirse estrictamente en
torno a los fundamentos expuestos por el recurrente, los que deben estar
específicamente previstos por la ley, no resultando factible pronunciarse
sobre denuncias que han sido desestimadas en la calificación de la casa-
ción...” (Casación Nro. 117-2001 / Cusco, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-02-2002, pág. 8456).
- “... Los poderes de la Sala de Casación están delimitados por los extremos
del recurso que conoce y por las causales invocadas que se declararon
procedentes en la calificación [...]. En otras palabras, la Sala [de Casa-
ción] sólo se pronuncia sobre lo que es puntual materia de denuncia en
el recurso de casación. El recurso de casación es la causa petendi que
enmarca la intervención de la Corte Suprema y se asemeja al petitorio de
una demanda que el Juez no puede exceder. Los fundamentos del recurso
de casación, no son otra cosa que una propuesta de fundamentación para la
Sentencia de casación que se desea obtener...” (Casación Nro. 297-2006 /
Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 29-02-2008, págs.
21562-21563).
- “... En materia casatoria, a diferencia de las instancias de mérito, la Corte
Suprema sólo conoce lo que es materia puntual de denuncia en el recurso
de casación, en razón a que su competencia queda determinada en los
extremos del recurso; de esto se desprende que no tiene competencia
para pronunciarse sobre aspectos que no han sido reclamados, ni aplicar
el derecho de oficio. Así, el recurso de casación es la causa petendi [...]
que enmarca la intervención de la Corte Suprema, pudiéndose afirmar
que tiene semejanza al petitorio de la demanda, que el Juez no puede
exceder...” (Casación Nro. 1260-07 / Piura, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-06-2008, págs. 22336-22338).
- “... La actividad casatoria tiene que circunscribirse estrictamente en
torno a los fundamentos expuestos por el recurrente en su recurso [de
casación], los que deben estar específicamente previstos por ley, no pu-
diendo examinar todo el proceso para encontrar el quebranto de normas

874
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

no denunciadas, ni menos cambiar los fundamentos del recurso planteado,


pues ello implicaría una labor netamente jurisdiccional...” (Casación Nro.
1482-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-
2007, págs. 20753-20754).
- “... No obstante la intervención de esta Corte [Suprema] debe limitarse a
ejercer la función casatoria únicamente sobre los cargos calificados como
procedentes, dicha regla puede variar en los casos en que se observe la
existencia de vicios procesales insalvables y en aplicación del fin dike-
lógico de la casación...” (Casación Nro. 857-2000 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, págs. 6708-6709).
- “... En virtud del principio de rogación procesal que gobierna la inter-
vención de esta Corte [Suprema],la función casatoria es ejercida sobre
las resoluciones que la ley señala que contengan un error de derecho
congruente con los cargos precisados por los impugnantes y calificados
por el Tribunal positivamente, mediante la resolución de procedencia;
sin embargo, excepcionalmente, resultaría imposible que la sentencia
casatoria alcance su fin nomofiláctico, uniformizador y dikelógico si en el
proceso que se conoce, existen vicios procesales insalvables que estén por
encima de los intereses de las partes, al advertirse que tales infracciones
originan nulidades procesales insubsanables que afectan el derecho al
debido proceso. [...] Que frente a un vicio de tal consideración, el órga-
no jurisdiccional tiene la potestad nulificante del Juzgador, que ha sido
acogida en el último párrafo del artículo 176 del Código Procesal Civil,
entendida como aquella facultad de declarar una nulidad, aún [sic] cuando
no haya sido solicitada, si se considera que el acto viciado puede alterar
sustancialmente los fines [...] abstracto y concreto del proceso, y [...] la
decisión que en él va a recaer, a fin de salvar la naturaleza pública del
proceso...” (Casación Nro. 707-2007 / Arequipa, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-10-2007, págs. 20644-20646).
- “... El recurso de casación debe bastarse así mismo [sic -léase a sí mismo-],
lo que significa que no pueden suplirse sus omisiones con reenvíos a otros
escritos o piezas de autos...” (Casación Nro. 1268-01 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001, pág. 7918).
- “... Si bien los recurrentes denuncian un supuesto de infracción normativa
también lo es que no demuestran que la misma incida directamente en el
fallo no estando facultada esta Sala Suprema a sustituir a las partes por
las omisiones en que incurran correspondiendo precisar al respecto que
el recurso extraordinario de casación es estrictamente formal exigiéndose

875
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

que el mismo cumpla con los requisitos establecidos en el artículo 388 del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2430-2012 / Arequipa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2012, pág. 38363).
- “... La casación es un recurso extraordinario que está regido por el principio
dispositivo del proceso civil, en virtud de la cual [sic -léase del cual-] la
Sala [Suprema] solamente puede conocer las causales que expresamente
invocan las partes y que expresamente están contenidas en el artículo
trescientos ochentiséis del Código Adjetivo [C.P.C.], no siendo por ello
factible que se pueda corregir los errores u omisiones en que incurren las
partes al fundamentar sus recursos...” (Casación Nro. 3586-00 / San Román,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág. 7251).
- “... Quien recurre en recurso de casación debe satisfacer adecuadamente
los requisitos de fondo no pudiendo esta Sala Suprema suplir los defectos
de formulación del recurso, pues ello implicaría la violación del principio
de la igualdad de las partes en el proceso...” (Casación Nro. 1008-04 /
Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-11-2004, págs.
12934-12935).
- “... En los procesos civiles el margen de acción de esta Suprema Sala se
encuentra limitado a lo expresado en el recurso de casación, encontrándose
prohibido, por disposición expresa del artículo VII del Título Preliminar
del Código Procesal Civil, el analizar aspectos que no hayan sido propues-
tos por las partes...” (Casación Nro. 1382-2006 / Lima Norte, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs. 23570-23573).
- “... En casación no es de aplicación el principio ‘Iura Novit Curia’ recogido
en el artículo VII del Título Preliminar del Código Civil, y no es posible
exceder la causa ‘petendi’ del recurso...” (Casación Nro. 1815-2006 /
Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-05-2007, págs.
19400-19402).
- “... Las omisiones o errores en que incurren las partes al fundamentar sus
recursos no pueden ser subsanadas o corregidas por esta Sala [Suprema]
debido a la naturaleza extraordinaria del recurso de casación que no admite
la aplicación del aforismo ‘jura novit curia’...” (Casación Nro. 2443-
2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001,
pág. 6671).
- “... La deficiencia en la fundamentación del recurso no puede ser corre-
gida por esta Sala [Suprema], ello por cuanto la casación es un recurso
extraordinario cuyo conocimiento está circunscrito a las causales que

876
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

expresamente invocan las partes, no siendo por ende de aplicación el


aforismo ‘Iura novit curia’...” (Casación Nro. 2719-2000 / Huaura, pu-
blicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, pág. 6794).
- “... La Corte Suprema, tratándose del recurso de casación, no puede suplir
de oficio las citas legales que debió hacer el impugnante o inferirlas por
interpretación, ni está llamada a buscar de oficio cuáles pueden ser los
defectos jurídicos de la resolución impugnada; tampoco puede realizar
averiguaciones de hecho, alterar el relato fáctico resultante de la instancia
ni valorar los hechos...” (Casación Nro. 427-2006 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2006, pág. 16985).
- “... En aplicación del principio de que el Juez aplica el derecho que corres-
ponde a los hechos, previsto en el artículo Sétimo del Título Preliminar
del Código Procesal Civil concordado con el artículo ciento treintinueve
inciso octavo de la Carta Fundamental, las Salas Casatorias, al momento
de calificar el recurso de casación, en casos notorios de grave injusticia,
deben suplir las deficiencias o error en el que haya incurrido el recurren-
te, siempre que se hayan expuesto argumentos suficientes para el fin del
recurso; ésta [sic -léase esta-] orientación tiene por objeto resolver el
conflicto acertadamente y hacer efectivo la tutela ‘judicial’ efectiva [sic]
que constituye derecho fundamental de toda persona...” (Casación Nro.
911-2001 / Chimbote - Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-05-2002, págs. 8673-8674).
- “... Conforme al inciso octavo del artículo ciento treintinueve de la
Constitución Política del Estado, concordado con el artículo VII del Tí-
tulo Preliminar del Código Procesal Civil, el juez aplica el derecho que
corresponde a los hechos y las Salas casatorias al momento de calificar
el recurso [de casación] y en su momento al revisar el fondo del mismo
deben suplir las deficiencias o errores en los que haya incurrido el re-
currente siempre que se hayan expuesto argumentos suficientes para el
fin del recurso, con el objeto de resolver el conflicto acertadamente...”
(Casación Nro. 3682-02 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-10-2003, págs. 11005-11006).
- “... La motivación de las resoluciones que pueden ser objetos [sic -léase
objeto-] de Casación constituyen [sic -léase constituye-] un objeto de
control, de esta Suprema Corte, debiendo comprenderse en el análisis
[...] el examen de la forma y contenido de las mismas...” (Casación Nro.
1922-00 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
03-2001, pág. 7007).

877
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... Este Tribunal al actuar como Corte de Casación está impedido de


juzgar la motivación que contiene la sentencia objeto de casación, por
lo que al contener el recurso de casación fundamentos similares a los
contenidos en el recurso de apelación [...] dirigido contra la sentencia de
primera instancia, esto es, al no cuestionar de modo directo la sentencia
dictada por la Sala Civil de la Corte Superior [...], resulta siendo, este
hecho, un motivo [...] para que el recurso de casación devenga en im-
procedente...” (Casación Nro. 757-2001 / Tacna, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-05-2002, pág. 8667).
- “... Las expresiones de la recurrente sobre los considerandos de la sen-
tencia del Ad-quem no son un asunto sobre el que éste [sic -léase este-]
Tribunal Casatorio tenga competencia, al no ser una instancia revisora
mas [sic -léase más-]; salvo cuando éstos son incoherentes, ilógicos y
carecen de fundamentación normativa...” (Casación Nro. 3674-2002 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2003, págs.
10324-10325).

10.13 Jurisprudencia relacionada con la exclusión de las cuestiones de hecho


en la casación y las excepciones a dicha regla
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la exclusión de las
cuestiones de hecho en la casación y las excepciones a dicha regla, ha establecido
lo siguiente:
- “... En vía de casación sólo se tratan de cuestiones de iure con exclusión
de las de hecho...” (Casación Nro. 2401-2000 / Tacna, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6669).
- “... El recurso de casación tiene naturaleza de iure, por lo tanto, no resulta
factible el reexamen de los hechos aducidos en el desarrollo del proce-
so...” (Casación Nro. 1901-2008 / Ica, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-12-2008, pág. 23382).
- “... Son fines del recurso de casación el control de la debida observancia de
la norma jurídica y la unificación de la jurisprudencia, razón por la cual se
encuentra vinculado con las cuestiones de derecho, por lo que, no resulta
procedente efectuar un análisis en los términos planteados en el recurso,
esto es, sobre cuestiones de hecho...” (Casación Nro. 1080-99 / Cusco,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 6979).
- “... No puede ser materia del recurso casatorio [...] el cuestionamiento
de los hechos establecidos en el proceso por las instancias de mérito o

878
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

el criterio del juzgador, pues como ha sostenido éste [sic] Colegiado


[Supremo] en reiteradas ocasiones tal posibilidad resulta contraria a la
naturaleza y fines del recurso extraordinario de casación...” (Casación
Nro. 2897-2007 / Ancash, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-09-2008, págs. 22783-22784).
- “... Resulta contrario a la naturaleza y fines del recurso extraordinario de
casación cuestionar los hechos que fueron establecidos en las instancias
de mérito, pues el recurso de casación no constituye una tercera instancia
en la que se deba efectuar una nueva revisión de lo establecido en las
instancias de origen...” (Casación Nro. 1892-07 / Lambayeque, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008, pág. 22331).
- “... En casación [...] no es posible modificar la relación de hecho estable-
cida, en virtud de la finalidad nomofiláctica de este recurso, esto es, que
se juzga solo el Derecho y no los hechos...” (Casación Nro. 2765-2008 /
Ancash, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs.
23464-23465).
- “... El recurso de casación tiene carácter de extraordinario [...], no siendo
por tanto una tercera instancia; y en ese sentido cabe precisar que [...]
quedan excluidas las cuestiones de hecho, pues, a diferencia de las de
derecho -que establecen el significado que se debería dar a una cierta
norma no solo en la relación concreta controvertida, sino también en todas
las relaciones similares que se presentasen en el porvenir-, no contienen
nunca una afirmación general cuya eficacia sea idónea para ser extendida
a otras relaciones que tengan algún carácter común con la decidida. De
ello se desprende que solo son recurribles en casación aquellos vicios
que lesionan el interés colectivo de la exacta interpretación de la ley...”
(Casación Nro. 1215-2007 / Cañete, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 29-02-2008, págs. 21639-21640).
- “... En la instancia se ha establecido el juicio de hecho en base a la
apreciación probatoria y [...] en casación no es posible modificarlo, en
atención a su finalidad nomofiláctica y al principio de la doble instan-
cia...” (Casación Nro. 2803-2008 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-12-2008, págs. 23467-23468).
- “... Examinada la argumentación propuesta, se constata que la misma
está orientada al reexamen de los hechos aducidos en el juicio con el
claro propósito de que esta Sala Casatoria recalifique jurídicamente tales
hechos y varíe la decisión impugnada, lo que resulta inviable en casa-
ción, en atención a la naturaleza de iure del presente medio impugnatorio

879
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

[casación]...” (Casación Nro. 1093-2008 / Lambayeque, publicada en el


Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, pág. 22845).
- “... El análisis casatorio debe partir de los supuestos de hecho contenidos
en la sentencia de vista por estar el mismo referidos [sic] a aspectos ex-
clusivamente legales, esto con el objeto de concretar los fines del Recurso
de Casación...” (Casación Nro. 1977-97 / Lambayeque, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 21-04-2000, pág. 5185).
- “... Al interponerse el recurso de casación debe partirse de la base fáctica
determinada por las instancias de mérito, y no de lo que considera probado
el casante, dado que el recurso de casación es un medio impugnatorio de
puro derecho...” (Casación Nro. 2683-2008 / Ica, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-12-2008, pág. 23457).
- “... En la Corte de Casación sólo se analizan las cuestiones de iure, perma-
neciendo firme el correlato fáctico de la causa como ha sido establecido
por las referidas instancias [de mérito]...” (Casación Nro. 889-2008 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, pág. 22914).
- “... La casuística ha determinado que el recurso de casación es un recurso
esencialmente formal, el cual únicamente debe versar sobre cuestiones
de iure, con exclusión de las aseveraciones y fundamentaciones sobre
cuestiones de hechos [sic -léase de hecho-] y el cuestionamiento de la
prueba...” (Casación Nro. 1003-99 / Ica, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-01-2001, pág. 6787).
- “... La apreciación de los hechos no es susceptible de ser revisada en
casación pues la corte [casatoria] no actúa como tercera instancia...”
(Casación Nro. 2507-2000 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-01-2001, pág. 6676).
- “... Quedan excluidas [en sede casatoria] las cuestiones de hecho, ya que a
diferencia de las [de] derecho que establecen el significado de una norma
no sólo en relación a una circunstancia o suceso concreto sino a todos
aquellos que resulten similares, las de hecho no contienen una afirmación
que igualmente pueda aplicarse a otras situaciones semejantes...” (Casa-
ción Nro. 2743-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
17-01-2000, pág. 4566).
- “... La aplicación del derecho objetivo debe hacerse sobre los hechos que
se dicen acreditados y que sirven de base a la decisión sentencial de las

880
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

instancias de mérito” (Casación Nro. 1623-96 / Arequipa, publicada en


el Diario Oficial El Peruano el 28-05-1998, págs. 1192-1193).
- “... La Corte de Casación no constituye una instancia más en la que se
pueda provocar un nuevo examen crítico de los hechos que han quedado
establecidos en las sentencias, los cuales son inmutables y no pueden ser
revisados ni cuestionados a través del presente recurso [de casación]...”
(Casación Nro. 2435-2008 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-12-2008, pág. 23440).
- “... La argumentación del recurso [de casación] está dirigida a cuestionar
los hechos que han quedado establecidos en la sentencia de mérito, los
cuales son inmutables y no pueden ser cuestionados a través del presente
recurso...” (Casación Nro. 352-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 01-06-2000, pág. 5433).
- “... A través del recurso de casación no se puede realizar un examen judicial
de la relación sustancial o de fondo debatida en el pleito, por cuanto los
hechos de la relación material controvertida establecidos por los jueces
de instancia no pueden ser alterados por su intermedio...” (Casación Nro.
583-2001 / Ancash, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-
2001, págs. 8010-8011).
- “... Al ser el recurso de casación un medio para denunciar las infracciones
jurídicas establecidos [sic] en la Ley, la intervención del Supremo Tri-
bunal es como juez del derecho aplicado y no como juez de los hechos,
de ahí que los hechos de la relación material controvertida no puedan
ser alterados con su intervención, sino que debe aceptar lo establecido
por los jueces de instancia...” (Casación Nro. 516-2001 / San Martín -
Moyobamba, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2003,
págs. 11180-11181).
- “... El recurso de casación no provoca un nuevo examen del aspecto fáctico
del proceso, ya que únicamente admite la posibilidad de llevar a cabo una
revisión jurídica de la sentencia de mérito, limitándose a la revisión del
juicio de derecho contenido en ella, lo cual determina que las conclusiones
a que el tribunal de mérito ha llegado sobre las cuestiones de hecho, no
pueden ser alteradas mediante este recurso...” (Casación Nro. 090-2000
/ Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2001, pág.
7427).
- “... La entidad impugnante [...] lo que pretende es que esta Sala Casatoria
realice un nuevo análisis de lo concluido, lo que constituye una facultad de

881
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

los Jueces de mérito que no puede ser ejercida vía recurso de casación, por
no corresponder a los fines de dicho recurso...” (Casación Nro. 26-2014 /
Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2014, pág. 53780).
- “... Dada su naturaleza y fines, el recurso de casación no provoca un
nuevo examen de los aspectos fáctico y probatorio del proceso, ya que
el error de hecho, es decir, la discordancia entre la verdad histórica y su
reconstrucción contenida en la sentencia, no pueden ser alegados en vía
de casación, el cual admite únicamente la posibilidad de llevar a cabo un
control jurídico de la sentencia de mérito, limitándose a la revisión del
juicio de derecho contenido en ella...” (Casación Nro. 16-2004 / Callao,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2004, pág. 12550).
- “... No son susceptibles de denunciarse en casación la incorrecta aprecia-
ción de los hechos, conducente a la determinación de la premisa menor
del silogismo judicial, pues del error en la determinación de los hechos
no se pueden extraer conclusiones que sean de aplicación a la generalidad
de casos semejantes...” (Casación Nro. 591-96 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 12-12-1996, págs. 2481-2482).
- “... A diferencia del error de derecho, el error de hecho se circunscribe al
caso singular, no pudiendo extraerse [...] consecuencia [sic -léase conse-
cuencias-] que pudieran ser de aplicación a otros casos que tengan alguna
semejanza con el resuelto...” (Casación Nro. 2567-2000 / La Libertad,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6681).
- “... Conforme a los fines del presente recurso [de casación], la Sala de
Casación no puede llevar a cabo un nuevo examen de los hechos, modi-
ficarlos, completarlos o desconocerlos, debiendo respetar los fijados en la
sentencia de mérito; esta limitación que impide efectuar un reexamen de
los hechos se extiende, asimismo, a la valoración de los medios probato-
rios, la cual no es objeto de control casatorio...” (Casación Nro. 268-2004
/ Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2004, pág.
12563).
- “... El recurrente pretende cuestionar las conclusiones a las que arriban
las instancias de mérito sobre la base de la actuación de los medios pro-
batorios, materia que resulta ajena a los fines del recurso [de casación]...”
(Casación Nro. 2265-2000 / Tumbes, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-01-2001, pág. 6661).
- “... En sede casatoria no pueden invocarse cuestiones nuevas que no
han sido materia de debate jurídico...” (Casación Nro. 3071-2001 / La

882
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2003, págs.


10477-10478).
- “... La facultad del iura novit curia está limitada a subsanar o corregir la
omisión o defecto al invocar una norma de derecho material, mas no para
[...] invocar hechos nuevos en sede casatoria...” (Casación Nro. 3071-2001 /
La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2003,
págs. 10477-10478).
- “... No se puede invocar en la casación lo que no es materia controver-
tida, porque ello afectaría el derecho de defensa de la otra parte que no
ha podido argumentar sobre el particular...” (Casación Nro. 3562-2000 /
Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág.
7248).
- “... En vía de casación no se pueden denunciar cuestiones que no han sido
objeto de debate en el proceso por no haberse hecho valer oportunamente
en el proceso, conforme a los artículos VII del Título Preliminar y 146 del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 3517-2000 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, pág. 7594).
- “... No puede traerse como agravio en casación lo que no fue tema del
proceso en la etapa postulatoria...” (Casación Nro. 1101-07 / Cañete, publi-
cada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2007, págs. 20461-20462).
- “... No resulta procedente que esta Corte [de casación] conozca hechos
que no fueron alegados por las partes en sus actos postulatorios, pues ello
afectaría el principio dispositivo en materia de impugnación en virtud
del cual el Juez Superior solamente puede hacer conocer los hechos que
han sido alegados y debatidos por las partes en las etapas respectivas...”
(Casación Nro. 3826-00 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-07-2001, págs. 7353-7354).
- “... Los argumentos en que sustenta [el recurrente] su recurso [de casación]
no fueron discutidos en las respectivas instancias, por lo que deviene en
inviable el recurso al no sujetarse al Principio Dispositivo, según el cual
el juez solamente puede conocer los agravios que han sido objeto de
debate y pronunciamiento en las etapas correspondientes...” (Casación
Nro. 470-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-
07-2001, pág. 7485).
- “... Las denuncias [...] deben ser rechazadas porque a través de ellas la
recurrente pretende promover un nuevo debate probatorio en relación a

883
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

argumentos que no fueron expuestos oportunamente por su defensa; es


decir, recién en sede casatoria se exponen hechos nuevos no mencionados
al contestar la demanda, lo que resulta improcedente en atención a la na-
turaleza jurídica del recurso de casación y a lo establecido en el artículo
384 del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 5053-2007 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2008, pág. 21698).
- “... La denuncia formulada supone una nueva evaluación de la prueba a
efectos de fijar unos hechos que por otro lado no fueron alegados en la
contestación [de demanda] y que no pueden ser objeto de pronunciamiento
atendiendo a lo dispuesto en el artículo sétimo del Título Preliminar del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2339-2000 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6665).
- “... Si bien la caducidad puede ser declarada de oficio, ello constituye
un tema fáctico el cual no es materia del recurso de casación [...], de
conformidad con los fines asignados al referido recurso por el artículo
trescientos ochenticuatro del Código Adjetivo [C.P.C.]...” (Casación Nro.
3742-2006 / Tacna, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-07-
2007, págs. 19883-19884).
- “... En casación no es factible el control de la calificación jurídica de los
hechos que las instancias de mérito hayan efectuado al emitir sus decisio-
nes para cambiar el sentido de la decisión por esta Suprema Corte, pues el
ordenamiento procesal vigente no lo faculta de acuerdo a lo dispuesto en
el artículo 384 del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2353-2004 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-01-2006, pág.
15269).
- “... En casación no es posible revisar los hechos establecidos en la instan-
cia, pero se puede controlar la calificación jurídica dada por los jueces de
instancia a los hechos que previamente han constatado. Este es un control
de Derecho que entra de lleno en el oficio casatorio. La subsunción es
siempre quaestio iuris...” (Casación Nro. 2725-2005 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2006, págs. 17030-17031).
- “... Si bien la actividad casatoria debe circunscribirse estrictamente a los
fundamentos expuestos por el recurrente, no menos cierto es que tal exi-
gencia formal no impide al juzgador a verificar una correcta calificación
de los hechos denunciados en uso de la facultad que le confiere el inciso
1) del Artículo 50 del Código Procesal Civil” (Casación Nro. 20-94 /
Ayacucho, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 21-03-1995, pág.
1899).

884
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

- “... La aplicación del Derecho a los hechos, en el silogismo que contiene


la sentencia, se denomina subsunción y se admite en doctrina que el error
puede viciar a la premisa de Derecho, la premisa de hecho y a la subsun-
ción, por lo que se llama error de derecho a la primera y tercera hipótesis,
y error de hecho el que se refiere a la segunda, correspondiendo al Tribu-
nal Supremo, a través del Recurso de Casación, controlar la calificación
jurídica dada por los jueces de instancia a los hechos que previamente
han constatado, apreciado y valorado, lo que no implica control fáctico
de ningún género, sino un control de Derecho” (Casación Nro. 1713-96 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 15-10-1998, págs.
1932-1933).
- “... A través del control ejercitado sobre la motivación fáctica, el Tribunal
de casación fiscaliza la existencia de elementos suficientes para llevar a
cabo su control de derecho, ya que la subsunción tiene como premisa la
base proporcionada por un juicio fáctico completo. Esto en modo alguno
significa un control directo de los hechos, o una revaloración probatoria,
que se evidencia cuando el Tribunal de casación, para atender la justicia
del caso concreto, no se limita a poner de manifiesto los defectos del
juicio de hecho y mandar que se corrijan, sino que efectúa la corrección
él mismo. [...] Sin los hechos, las normas abstractas girarían en el vacío,
sin aplicación posible. El juicio de hechos [sic] es por lo tanto la base,
el asiento, el terreno donde el derecho se materializa y se hace realidad,
de allí también la necesidad de controlar, jurídicamente, el cómo se ha
establecido esa relación fáctica, que confrontada con el derecho se hace
sentencia. Ese control se activa con la denuncia de sentencia arbitraria...”
(Casación Nro. 1225-2004 / Callao, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-07-2006, págs. 16369-16370).
- “... No es posible alcanzar una decisión justa si ésta se sustenta en una
deficiente apreciación de los hechos, puesto que no se puede perder de
vista que hay violación o falsa aplicación de la ley cuando se invoca
una norma a un hecho inexistente como lo hay también cuando se niega
su aplicación a un hecho existente” (Casación Nro. 1948-98 / Huaura,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-01-1999, pág. 2361).
- “... Cabe señalar puntualmente que la mención de un hecho no denunciado,
en la resolución que declara la procedencia del recurso [de casación], no
obliga a esta Sala [Suprema] a pronunciarse en torno a ello, a menos que
se trate de un error sustancial que influya definitivamente en la validez
de los actos procesales...” (Casación Nro. 272-95 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 21-12-1996, págs. 2581-2582).

885
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... La Corte de Casación analizará o valorará jurídicamente los hechos


establecidos en las instancias de mérito poniéndolos en relación con las
normas de derecho que hayan sido aplicadas al caso o cuya aplicación se
reclame, ya que el Tribunal de Casación carece de facultades para fijar los
hechos del proceso; así, solo se podrá amparar una alegación vinculada
al aspecto fáctico del proceso cuando la sentencia haya sido expedida
apartándose del mérito de lo actuado y del derecho...” (Casación Nro.
16-2004 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2004,
pág. 12550).
- “... El control casatorio se limita a los aspectos de derecho con pres-
cindencia de las [sic -léase de los-] de hecho, salvo que haya ocurrido
un error en la calificación jurídica del hecho, o que la prueba haya sido
valorada infringiendo los principios que la regulan, y por último, que
exista manifiestamente errores en la argumentación del razonamiento
jurisdiccional...” (Casación Nro. 376-01 / Huánuco, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-07-2001, pág. 7383).
- “... [La] arbitrariedad o absurdo manifiesto en el razonamiento del juz-
gador, [es el] único supuesto en que cuestiones de indudable contenido
fáctico pueden ser revisadas en Casación...” (Casación Nro. 2900-2004
/ Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-12-2006, págs.
18227-18229).
- “... Esta Sala [Suprema] jurisprudencialmente ha venido declarando
procedente el recurso [de casación] en relación de los hechos cuando ha
advertido en su determinación o en su calificación jurídica un absurdo...”
(Casación Nro. 3695-2001 / Huaura, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-09-2002, pág. 9149).
- “... Frente a los postulados rígidos de la finalidad nomofiláctica del re-
curso de casación que recoge nuestro ordenamiento procesal; cabe seña-
lar, que hay casos en que el control fáctico es indispensable para lograr
enmendar el absurdo, la arbitrariedad y para llegar a la justicia del caso
concreto, y por consiguiente, el control casatorio de los hechos depende
de la finalidad que se le quiere atribuir al recurso [de casación]. [...] Que,
la fijación judicial de los hechos tiene que ser el resultado de la descrip-
ción objetiva de los hechos ocurridos, descripción que debe referirse a
los hechos realmente sucedidos; dado que como el juez nunca ha tenido
acceso directo a los hechos descritos y alegados, sé tiene que recurrir
[sic -léase se tiene que recurrir-] a los medios probatorios que han sido
utilizados para acreditar los hechos enunciados por las partes. [...] Que,

886
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

reconociendo que los jueces de grado son los juzgadores de los hechos y,
por tanto, soberanos en esa materia [...] la Sala de Casación necesariamen-
te debe revisar la demanda, la contestación, los medios probatorios, las
sentencias inferiores, para conocer precisamente los hechos enunciados
y probados; y, en base a esa revisión determinar los hechos materia de
la controversia, los que a veces no coinciden con los relatados por los
jueces de mérito. [...] Que, los hechos así fijados por la Sala de Casación
son los que se toman en cuenta para determinar si la causal invocada en
el recurso [de casación] es atendible o no; encontrando la oportunidad
de corregir errores de hecho que generan vicios del absurdo y, por tanto,
decisiones arbitrarias...” (Casación Nro. 2057-2007 / Santa, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 29-02-2008, págs. 21552-21554).

10.14 Jurisprudencia relacionada con la exclusión del análisis de los estatutos


de personas jurídicas en la casación
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la exclusión del
análisis de los estatutos de personas jurídicas en la casación, ha establecido lo
siguiente:
- “... Los artículos de los estatutos no constituyen materia revisable en
casación...” (Casación Nro. 2434-2000 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág. 7185).
- “... No es posible en casación valorar un Estatuto Social por ser norma
privada...” (Casación Nro. 4077-2006 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-01-2007, pág. 18683).
- “... La interpretación del Estatuto de una persona jurídica no es materia
casatoria, por ser una norma privada, que rige la vida interna de una so-
ciedad particular...” (Casación Nro. 1605-2008 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, pág. 22962).
- “... No se puede efectuar un análisis de normas [estatutarias] que no
constituyen normas de derecho objetivo, deviniendo en inviable este ex-
tremo del Recurso [de casación]...” (Casación Nro. 1567-99 / Huánuco,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 6968).
- “... Los estatutos de las personas jurídicas no pueden ser sometidos al control
del Supremo Tribunal por tratarse de normas jurídicas nacidas de la voluntad
privada, estando reservadas [sic] la interpretación de dichas declaraciones
de voluntad, así como el análisis de sus posibles transgresiones a los jue-
ces de instancias [sic] a través de la apreciación de los medios probatorios

887
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

actuados en el proceso...” (Casación Nro. 3273-99 / Lima, publicada en el


Diario Oficial El Peruano el 11-04-2000, pág. 5071).
- “... Los Estatutos de las Personas Jurídicas no pueden ser sometidas
[sic -léase no pueden ser sometidos-] al control casatorio por tratarse de
normas nacidas de la voluntad privada, toda vez que constituyen la ma-
nifestación privada de los miembros de la Asociación con la finalidad de
autorregular su vida social, por consiguiente no tiene efectos generales,
siendo del caso indicar que la actividad casatoria se circunscribe a normas
de derecho objetivo y no a las normas de derecho privado...” (Casación
Nro. 92-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-
2007, pág. 19653).

10.15 Jurisprudencia relacionada con la exclusión del análisis de los contratos


en la casación
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la exclusión del
análisis de los contratos en la casación, ha establecido lo siguiente:
- “... El agravio denunciado implica efectuar una interpretación del contrato,
de sus cláusulas, de la conducta de la recurrente y la del demandado, las
cuales tienen como origen la voluntad de las partes y por ende no son
objeto de este medio impugnatorio [recurso de casación]...” (Casación
Nro. 2479-2000 / Cono Norte, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-01-2001, pág. 6674).
- “... La determinación de la naturaleza del contrato que vincula a las partes
y del sentido de sus cláusulas constituye un acto de valoración de la prueba
lo que implica a su vez el reexamen de conclusiones fácticas, cuestiones
que son ajenas a la naturaleza del recurso [de casación], el mismo que se
restringe al control casatorio de aspectos de derecho con prescindencia de
las [sic -léase de los-] de hecho...” (Casación Nro. 2243-2000 / Trujillo,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6660).
- “... La [...] denuncia persigue una nueva interpretación del contrato [...],
siendo que la interpretación de los actos jurídicos singulares es materia
ajena a los fines del recurso de casación...” (Casación Nro. 2281-2000 /
Cono Norte, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001,
pág. 6662).
- “... De la interpretación de los contratos no pueden extraerse conclusiones
de alcance general que permitan alcanzar los objetivos del recurso de
casación pues ellos sólo contienen la voluntad privada de las partes que

888
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

los vinculan...” (Casación Nro. 2085-2000 / Lima, publicada en el Diario


Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6659).
- “... El agravio denunciado implica efectuar una interpretación del contrato,
de sus cláusulas y de la conducta del demandante y del demandado, las
cuales tienen como origen la voluntad de las partes y por ende no son
objeto del recurso de casación al no tener efectos generales aplicables a
otros actos jurídicos...” (Casación Nro. 2265-2000 / Tumbes, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6661).
- “... No es objeto del Recurso de Casación el análisis de las cláusulas de un
acto jurídico contenido en un contrato por cuanto ellas derivan de la vo-
luntad particular de las partes y consecuentemente carecen del elemento de
generalidad propio del Recurso de Casación...” (Casación Nro. 2639-98 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-12-1998, págs.
2304-2305).
- “... La casación tiene fines de alcance general que no resultan compati-
bles con los efectos limitados que produce la revisión del contenido de
los contratos...” (Casación Nro. 3235-99 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 22-02-2000, pág. 4671).
- “... No son recurribles en vía de casación los agravios relativos a viola-
ciones de normas privadas fijadas contractualmente...” (Casación Nro.
489-96 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 22-11-1996,
pág. 2395).
- “... Lo que pretende la recurrente es una interpretación de las cláusulas
contractuales, lo cual resulta inviable en cede Casatoria [sic -léase en sede
Casatoria-]...” (Casación Nro. 452-2007 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs. 23269-23270).
- “... No es posible en materia de casación examinar las cláusulas con-
tractuales, en virtud de la finalidad nomofiláctica que tiene este recurso
extraordinario...” (Casación Nro. 159-2008 / Arequipa, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, pág. 22235).
- “... Esta Sala [Suprema] ha sostenido reiteradamente que la interpretación
efectuada en las instancias del proceso respecto de los alcances de las
cláusulas contractuales no puede ser llevada a Casación, pues de ella no
se puede derivar consecuencias de aplicación a una generalidad de casos”
(Casación Nro. 130-96 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 04-01-1998, pág. 360).

889
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... La impugnante pretende que esta Corte [Suprema] realice una in-
terpretación de las cláusulas de la escritura de constitución de garantía
hipotecaria sub-materia, lo cual resulta ajeno a los fines del extraordina-
rio recurso de casación porque implica un examen de la voluntad de las
partes acordada en el título de ejecución...” (Casación Nro. 2969-2000 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág.
6987).
- “... Los artículos ciento sesenta y ocho a ciento setenta [del C.C.] regu-
lan las reglas de interpretación [de los actos jurídicos] correspondiendo
a los Jueces de mérito -primera y segunda instancia- interpretar los
contratos, lo que escapa al control de la Corte de Casación, pues esta
sólo puede intervenir cuando se infringe una Ley en [el] caso que se
desnaturaliza el contrato al interpretarlo...” (Casación Nro. 452-2007 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs.
23269-23270).
- “... La interpretación de los contratos -en línea de principio rector- es
tarea confiada a la cordura del juzgador de mérito, pues ello [sic] son
cuestiones de hecho reservados [sic -léase reservadas-] a [los] jueces de
instancia, y la decisión que al respecto ellos produzcan, sólo será atacable
en Casación por denuncia de error de calificación del contrato, error éste
de derecho...” (Casación Nro. 452-2007 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs. 23269-23270).
- “... La calificación jurídica de un contrato, la determinación del reves-
timiento jurídico de un pacto privado, constituye un control de derecho
que entra de lleno en el oficio casatorio...” (Casación Nro. 2083-2006 /
Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2008, págs.
21246-21248).

10.16 Jurisprudencia relacionada con la costumbre o norma consuetudinaria


a efecto de la casación
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la costumbre o
norma consuetudinaria a efecto de la casación, ha establecido que “... si bien es
cierto la costumbre en el derecho comercial es obligatoria, ésta no constituye norma
de derecho material, razón por la cual no puede recurrirse de ella vía casación...”
(Casación Nro. 2753-98 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 08-
01-1999, pág. 2433).

890
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

10.17 Jurisprudencia relacionada con la casación y las cuestiones atinentes a


la prueba
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la casación y las
cuestiones atinentes a la prueba, ha establecido lo siguiente:
- “... El Recurso de Casación consiste en el examen de las cuestiones de
derecho de la resolución impugnada, descartándose las razones de hecho
o sea el análisis de las pruebas aportadas o de las conclusiones a que han
llegado las instancias inferiores al analizarlas...” (Casación Nro. 178-94 /
Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 22-10-1995, pág. 12).
- “... El Recurso de Casación es de derecho, esto es que sólo versa sobre la
aplicación del derecho a los hechos que se han establecido por los Jueces
de mérito, de tal manera que toda alegación sobre los hechos y la aprecia-
ción probatoria es ajena a su finalidad...” (Casación Nro. 1746-99 / Junín,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 09-11-1999, pág. 3884).
- “... Con relación a los agravios denunciados, se evidencia el claro propó-
sito del recurrente de pretender una nueva calificación de los hechos y una
nueva valoración de los medios probatorios ya efectuada por las instancias
de mérito, pretensión que colisiona frontalmente con la naturaleza y fines
del recurso extraordinario de casación, previstos en el artículo 384 del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 3097-2012 / Junín, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2014, pág. 47511).
- “... El recurso de casación por ser un medio impugnatorio de naturaleza
formal y extraordinario; donde lo extraordinario del recurso resulta de
los limitados motivos en los que procede; por lo que es ajeno al debate
casatorio la revisión de los hechos y la actividad probatoria desplegada en
las instancias de mérito; por ello, el recurso de casación sólo procede por
la ilegalidad en la decisión y no con la finalidad cuestionar el criterio de
los Magistrados y la valoración del caudal probatorio y el aspecto fáctico
del proceso...” (Casación Nro. 1269-2012 / Lima-Norte, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-01-2014, pág. 47031).
- “... No constituye función de la Sala Casatoria interpretar o modificar
la voluntad del justiciable respecto a los fundamentos que sustentan su
denuncia, por lo que debe inferirse que la recurrente pretende un reexa-
men de la prueba y la modificación de los hechos establecidos, lo que no
se condice con los fines de la casación...” (Casación Nro. 3954-2013 /
Lima-Norte, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2014,
pág. 53895).

891
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “...El impugnante en realidad está cuestionando el criterio asumido por la


instancia de mérito, es decir, lo que en el fondo pretende es el re-examen
de la prueba, lo cual no está permitido en sede casatoria...” (Casación
Nro. 1110-2012 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
11-2012, pág. 38456).
- “... Se advierte de los fundamentos del recurso, que la empresa recurrente
pretende cuestionar el criterio jurisdiccional asumido por las instancias de
mérito, a partir de un reexamen de las cuestiones probatorias, lo que no es
viable a nivel de esta instancia extraordinaria, dado el carácter formal del
recurso de casación... “ (Casación Nro. 36-2012 / La Libertad, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2013, pág. 38846).
- “... En la Corte de Casación queda excluido de su labor todo lo referente
al reexamen del caudal probatorio y el aspecto fáctico del proceso...”
(Casación Nro. 2739-2008 / San Martín, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-12-2008, págs. 23461-23462).
- “... Los medios probatorios son ofrecidos en la etapa postulatoria co-
rrespondiente, no siendo factible que en casación se pretenda aperturar
nuevamente el debate probatorio...” (Casación Nro. 463-2008 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008, pág. 22434).
- “... Lo que pretende el recurrente es el reexamen de los elementos proba-
torios, lo cual es totalmente ajeno al debate casatorio...” (Casación Nro.
1741-2000 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-
2001, pág. 6645).
- “... Todos los extremos del recurso [de casación] pretenden el reexamen
de los elementos probatorios, por lo que no son susceptibles de ser
revisados por la instancia casatoria...” (Casación Nro. 1781-2000 / La
Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, págs.
6647-6648).
- “... La Corte de Casación no constituye una instancia más en la que se
pueda provocar un nuevo examen crítico de los medios probatorios que
han dado base a la sentencia recurrida...” (Casación Nro. 1267-2008 / La
Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs.
22852-22853).
- “... Dentro de las funciones casatorias de esta Sala [Suprema] no se en-
cuentra la de revalorar los medios probatorios actuados por no constituir
una instancia de mérito...” (Casación Nro. 1815-2000 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6649).

892
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

- “... Los agravios formulados están referidos al caudal probatorio y a


las alegaciones ya planteadas y respondidas por la Sala de mérito; ad-
virtiéndose que en realidad está cuestionando el criterio asumido por la
instancia de mérito, es decir, lo que en el fondo pretende es el re-examen
de la prueba, lo cual no está permitido en sede casatoria, más aún si nos
encontramos ante un proceso de ejecución y no uno declarativo de dere-
chos...” (Casación Nro. 894-2012 / Loreto, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-11-2012, pág. 38440).
- “... No es actividad constitutiva de la Sala de Casación revalorar la prueba
ni juzgar los motivos que formaron la convicción del Tribunal de mérito,
de ahí que también son excluidos aquellos hechos que en forma unila-
teral el recurrente estima probados...” (Casación Nro. 379-2008 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008, pág. 22422).
- “... No está en la esfera de las facultades de la Corte de Casación pro-
vocar un nuevo examen crítico de los medios probatorios que dan base
a la sentencia, ni revalorar las pruebas que formaron la convicción del
tribunal de mérito...” (Casación Nro. 264-2000 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 26-05-2000, pág. 5421).
- “... No es actividad constitutiva del recurso de casación revalorar la prue-
ba, los hechos, ni juzgar los motivos que formaron convicción en la Sala
Superior, lo que es ajeno al debate casatorio...” (Casación Nro. 164-2014 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2014, pág. 53920).
- “... En sede casatoria, no es posible la revaloración de medios proba-
torios, por cuanto su labor está estrictamente determinado [sic -léase
determinada-] a cuestiones de derecho...” (Casación Nro. 5545-2007 /
Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs.
23360-23361).
- “... El recurso de casación no tiene por objeto la revaloración de la prueba
actuada en el desarrollo del proceso, en atención a su naturaleza de iure,
por consiguiente, no es tema del debate casatorio la reevaluación del
caudal probatorio...” (Casación Nro. 2209-2008 / Cusco, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs. 23408-23409).
- “... Se pretende el reexamen de la prueba [...], cuestiones que no caben
fijarse en sede casatoria pues su función se restringe al control de los
errores de iure con prescindencia de las [sic -léase de los-] de hecho...”
(Casación Nro. 2357-2000 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-01-2001, pág. 6666).

893
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

- “... No resulta viable cuestionar en casación la validez jurídica de los


medios probatorios actuados y valorados por las instancias de mérito,
en atención a la naturaleza de iure del presente medio impugnatorio...”
(Casación Nro. 3545-2007 / Huaura, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-10-2007, pág. 20862).
- “... La argumentación del recurso de casación se refiere a cuestiones de
probanza, pretendiendo reabrir la etapa del caudal probatorio y fáctico
que ha servido de convicción a las instancias de mérito, lo que no cabe
en esta sede extraordinaria, por no ser una tercera instancia ordinaria, ni
tratarse de un recurso de nulidad...” (Casación Nro. 5103-2007 / Are-
quipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs.
23364-23365).
- “... Las conclusiones de mérito a las que ha arribado la Sala Superior
en relación a la prueba actuada en el desarrollo de la litis no puede ser
cuestionada en casación, en atención a que el presente medio impugna-
torio tiene, entre otras finalidades, la observancia de la norma jurídica y
el control de la logicidad en las resoluciones judiciales...” (Casación Nro.
43-2008 / Pasco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008,
págs. 22871-22872).
- “... Tales apreciaciones [...] pretenden discutir el sentido crítico de la
decisión que encuentra sustento en la valoración de la prueba aportada
al proceso, lo que es inviable mediante la interposición del recurso de
casación, por su naturaleza de derecho...” (Casación Nro. 990-2012 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2012, pág. 38448).
- “... El recurrente cuestiona la valoración de los hechos y pruebas realizadas
[sic -léase realizada-] por las instancias de mérito, lo que no puede ser
materia del recurso de casación, toda vez que aquella tiene una función
nomofiláctica, esto es, lo que se busca es la determinación de la exacta
observación y significado de las leyes, no siendo una instancia más de
mérito, donde se puedan valorar los elementos fácticos del caso...” (Ca-
sación Nro. 4820-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-12-2008, pág. 23344).
- “...Las alegaciones de los recurrentes están dirigidas a cuestionar la va-
loración de lo actuado por las instancias de mérito lo que implica que se
estaría utilizando la casación como una vía para reexaminar lo decidido
lo que desnaturaliza los fines del presente recurso extraordinario; más aún
cuando, la Corte Suprema no constituye una instancia más...” (Casación

894
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

Nro. 331-2012 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-


01-2013, pág. 39355).
- “... El recurrente trata de enervar la valoración de pruebas efectuadas por
las instancias inferiores, situación que excede a las atribuciones que la
norma procesal antes citada [C.P.C.] ha designado al recurso de casación
puesto que este se dedica al estudio de temas netamente legales...” (Ca-
sación Nro. 0759-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-01-2001, pág. 6786).
- “... La valoración de las pruebas no es objeto de control del Recurso
de Casación, de allí que no se puede pretender llevar a cabo a través de
éste un nuevo examen crítico de las pruebas aportadas al proceso y que
en su oportunidad sirvieron para fundar la convicción del juzgador y la
demostración de los hechos alegados...” (Casación Nro. 3192-99 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 08-04-2000, pág. 5027).
- “... Analizada la denuncia [...] se advierte que la argumentación está
referida a situaciones de hecho y probanza, pretendiéndose un reexamen
de los medios probatorios, lo cual no resulta permisible; pues la Corte de
Casación no constituye una instancia más en la que se pueda provocar
un nuevo examen crítico de los medios probatorios, ni de los hechos que
han quedado establecidos en las sentencias, los cuales son inmutables y
no pueden ser revisados ni cuestionados a través del presente recurso [de
casación]...” (Casación Nro. 2475-2008 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-12-2008, pág. 23437).
- “... La inadecuada valoración de las pruebas no es materia de Recurso
de Casación...” (Casación Nro. 2265-98 / Huaura, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 03-06-2000, págs. 5465-5466).
- “... La denuncia relativa a una deficiente valoración de los medios pro-
batorios es una cuestión de hecho que no resulta recurrible en casación
por la naturaleza jurídica del recurso...” (Casación Nro. 1841-2000 /
Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, págs.
6651-6652).
- “... La denuncia in procedendo tampoco puede prosperar, ya que ella
se encuentra destinada a cuestionar la apreciación de las pruebas que
se ha hecho en las instancias de mérito, lo cual no puede ser materia de
casación por ser ajena a sus fines consagrados en el artículo trescientos
ochenticuatro del Código Procesal acotado [C.P.C.]...” (Casación Nro.

895
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

2333-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-


2001, pág. 6664).
- “... En casación no es posible la revisión de la valoración de los medios
probatorios, en virtud de su finalidad nomofiláctica y del principio de la
doble instancia...” (Casación Nro. 735-2008 / Lambayeque, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008, págs. 22455-22456).
- “... No se puede pretender mediante este recurso [de casación], orientar
la función valorativa del juez ni asignar un valor probatorio a determi-
nados medios probatorios...” (Casación Nro. 3373-2007 / Arequipa,
C-124517-67, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2007,
págs. 20854-20855).
- “... La actividad lógico-jurídica llevada a cabo por la Sala [Superior], en
cuanto a pruebas, no puede ser reexaminada en vía casatoria...” (Casación
Nro. 107-2007 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
31-05-2007, págs. 19391-19392).
- “... El recurrente no está denunciado [sic -léase denunciando-] la falta de
valoración de los medios probatorios, sino [...] el sentido que han extraído
los magistrados de dichos medios probatorios, lo cual es una afrenta directa
al criterio jurisdiccional y al principio de libre valoración de los medios
probatorios que rige el sistema jurídico nacional, el mismo que no es sus-
ceptible de ser revisado en sede casatoria...” (Casación Nro. 4132-2007 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, pág. 23539).
- “... En Sede Casatoria no puede controvertirse ni cuestionar el criterio
utilizado por los magistrados para desestimar un medio de prueba porque
ello atentaría contra la libertad que tiene todo juzgador...” (Casación Nro.
108-01 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-2001,
pág. 7370).
- “... En esta instancia [casatoria] no se puede recurrir a ningún elemento
probatorio independientemente que se haya probado o no determinado
hecho dentro del proceso con el referido medio...” (Casación Nro. 1761-
2000 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-
2001, págs. 6646-6647).
- “... El recurso extraordinario de casación sólo versa sobre cuestiones de
derecho, siendo ajeno a sus fines la valoración de pruebas, aún cuando se
arguya que son instrumentos públicos...” (Casación Nro. 2349-2001 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2002, pág. 8457).

896
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

- “... En sede de casación no resulta procedente denunciar y menos conocer


cuestiones probatorias [tachas], dado el carácter de articulaciones que
estas tienen; más aún si se pretende cuestionar el aspecto probatorio de las
mismas...” (Casación Nro. 1233-2002 / Camaná, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-03-2003, págs. 10363-10364).
- “... La carga de la prueba así como las presunciones legales son sucedáneos
de los medios probatorios que sirven al Juez para una mejor valoración
de la prueba; en ese sentido, las reglas que regulan los citados sucedáneos
probatorios tiene [sic] un alcance limitado al caso concreto, que no resulta
compatible con los efectos generales y los fines de iure de la casación...”
(Casación Nro. 3237-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 22-02-2000, págs. 4670-4671).
- “... El recurso de casación no puede sustentarse en la improbanza de la
pretensión puesto que no está en la esfera de las facultades de la Corte
de Casación provocar un nuevo examen crítico de los medios probatorios
que dan base a la sentencia, ni valorar las pruebas que formaron la con-
vicción de las instancias de mérito...” (Casación Nro. 1127-2003 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2004, pág. 11565).
- “... Sustentando [sic] el recurso [de casación] [...] en la valoración arbi-
traria de las pruebas, nos remite necesariamente a la dimensión fáctica
que no es propia de la actividad casatoria, por lo que [se] debe desestimar
en tal extremo...” (Casación Nro. 614-04 / Santa, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-08-2004, págs. 12592-12593).
- “... Esta Sala Casatoria no puede ordenar la actuación de una prueba...”
(Casación Nro. 2128-2002 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 28-02-2003, pág. 10163).
- “... La recurrente pretende que se ordene la actuación de medios pro-
batorios adicionales, lo cual resulta improcedente, dado que esa no
es la finalidad del recurso de casación...” (Casación Nro. 2470-2005 /
Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2006, págs.
16648-16649).
- “... Siendo la decisión que ordena la actuación de medios probatorios de
oficio inimpugnable y dependiendo ésta de la apreciación del Juez que
la dispone, no es posible en esta vía [casatoria] revisar la necesidad de
actuar el medio probatorio por la Corte Superior. [...] Que, sin embargo,
la Corte sí puede revisar la forma en que dicho medio probatorio debe
actuarse a fin de cautelar que no se viole [sic] disposiciones procesales

897
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

de orden público” (Casación Nro. 1819-98 / Lima, publicada en el Diario


Oficial El Peruano el 29-08-1999, pág. 3369).
- “... En vía de casación no se puede volver a hacer un análisis de la prueba
actuada en el proceso, pues la competencia de la Sala se reduce a conocer
de las cuestiones de iure o de derecho y de los vicios in procedendo que
le sean planteados en la forma prevista en la Ley procesal...” (Casación
Nro. 1695-99 / San Román, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
09-11-1999, págs. 3882-3883).
- “... La casación, en su finalidad principal, de ser un medio del control
nomofiláctico de las resoluciones judiciales, también comprende el control
para evitar la violación de normas y principios que regulan lo relativo a los
medios probatorios, cumpliendo así el recurso con la finalidad dikelógica
que la doctrina casatoria viene impulsando...” (Casación Nro. 3889-2000 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2002, págs.
9145-9146).
- “... La Corte de Casación no constituye una instancia mas [sic -léase más-]
en la que se pueda provocar un examen crítico de los medios probatorios
que dan base a la sentencia recurrida, quedando excluido de su labor lo
referente a la valoración del caudal probatorio y los aspectos fácticos del
proceso, salvo casos específicos, determinados taxativamente en la ley,
o que se alegue y evidencie actividad contraria a las reglas de la lógica
y faltas a la sindéresis...” (Casación Nro. 705-2008 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008, págs. 22450-22451).
- “... Si bien es cierto que en materia de casación no corresponde a la Sala
[Suprema] analizar las conclusiones a que llegan las instancias de mérito
sobre las cuestiones de hecho, ni las relativas a la valoración de la prueba
examinada en instancia; sin embargo, es factible el control casatorio tra-
tándose de la infracción de las reglas que regulan la actividad probatoria,
entre ellas, las que establecen que el Juez tiene la obligación procesal
de valorar todos los medios probatorios en forma conjunta, utilizando su
apreciación razonada...” (Casación Nro. 487-2008 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 04-09-2008, págs. 23090-23091).
- “... La presencia de una valoración de los medios probatorios que de modo
evidente incumpla las reglas previstas por el Ordenamiento Procesal
Civil comporta la afectación del derecho al debido proceso y puede ser
denunciada como tal, vía recurso de casación; empero, de un lado, debe
de indicarse expresa y rigurosamente cuáles son los elementos de dicha
indebida valoración, dado que [...] la Sala de Casación no es una instancia

898
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

de fallo; y, de otro lado, dicha Sala se limitará, en caso de configurarse el


agravio, a observar la existencia de dicho incumplimiento disponiendo
la renovación del acto procesal afectado y serán las instancias de fallo
que saneando la deficiencia, les lleve de acuerdo a una mejor valoración
a concluir de modo distinto o a ratificar la decisión anterior en todo o en
parte...” (Casación Nro. 1600-2002 / Amazonas, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 03-02-2003, págs. 10053-10054).
- “... El error en el significado jurídico de una prueba, entra de lleno en
el oficio casatorio...” (Casación Nro. 880-2000 / Cusco, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-10-2000, págs. 6375-6376).
- “... El valor de las pruebas [...] sólo pueden someterse al control casatorio
si se demuestra que ha sido el resultado de un razonamiento absurdo...”
(Casación Nro. 2900-2004 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Pe-
ruano el 04-12-2006, págs. 18227-18229).
- “... Los errores de la apreciación de la prueba pueden denunciarse [en
casación] a través de los errores in cogitando invocando la infracción de
los principios lógicos del razonamiento judicial o de los principios del
derecho probatorio...” (Casación Nro. 2553-2000 / Huaura, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6680).
- “... Atribuir un sentido determinado a un hecho conforme al mérito proba-
torio que se extraiga de una determinada prueba constituye una facultad
del juzgador prevista en la ley procesal que se hace de acuerdo al sistema
de valoración conjunta y razonada de la prueba (sana crítica o de libre
valoración) que ha sido adoptado por nuestro ordenamiento procesal, por
lo que la conclusión fáctica a que arriba el juzgador sobre los hechos no
pueden (sic) ser reexaminada en esta sede por no ser actividad constitu-
tiva del Recurso de Casación, de ahí que también son excluidos aquellos
hechos que los impugnantes estiman probados, salvo que se denuncie en
la forma técnicamente apropiada, la infracción del proceso de formación
del razonamiento judicial llamada también (errores in cogitando) [sic], lo
que sí constituye una cuestión de derecho pasible de control casatorio...”
(Casación Nro. 137-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-06-2000, pág. 5454).
- “... La Corte Suprema puede en determinadas situaciones (cuando se fijan,
por ejemplo, de manera equivocada los hechos por valoración equivocada
de la prueba) revisar la razonabilidad de la apreciación de la prueba sin
que por ello se constituya en una tercera instancia dado que debe quedar
establecido que los jueces de grado son soberanos en la actividad judicial

899
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

probatoria...” (Casación Nro. 75-2008 / Cajamarca, publicada en el Diario


Oficial El Peruano el 30-10-2008, págs. 23209-23210).
- “... La Sala de Casación debe incursionar en el control casatorio de la
valoración probatoria por razones de defensa de la corrección con que
deben actuar los jueces en el ejercicio de su función; en defensa de los
principios y de las reglas que regulan la apreciación y valoración probato-
ria; y en defensa de los principios de veracidad, probidad, lealtad y buena
fe que rigen en los procesos judiciales...” (Casación Nro. 2057-2007 /
Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 29-02-2008, págs.
21552-21554).
- “... En materia de casación por regla general, no es posible reexaminar la
valoración de los medios probatorios, salvo cuando exista una sentencia
arbitraria...” (Casación Nro. 785-2003 / Lambayeque, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-12-2003, pág. 11331).
- “... La arbitraria evaluación de la prueba por el inferior ha originado
un fallo que se caracteriza por presentar una motivación aparente que
no corresponde a los criterios legales ni para la selección del material
fáctico ni para la apreciación lógica y razonada de la prueba, caso en el
que la Sala de Casación no puede estar impedido de revisar la actividad
procesal en materia de prueba cuando se ignoran o deforman los hechos
relevantes de la controversia” (Casación Nro. 1948-98 / Huaura, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 04-01-1999, pág. 2361).
- “... Si bien es cierto que la Sala de Casación, atendiendo a las finalida-
des dikelógica y axiológica de este recurso extraordinario [casación],
excepcionalmente, revisando caso por caso, puede entrar al reexamen de
las pruebas, ello sólo es posible cuando hubiese un error patente o una
decisión arbitraria...” (Casación Nro. 839-2003 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-03-2004, pág. 11559).
- “... Se denuncia casatoriamente haberse infringido el principio procesal
relativo a la libre valoración de la prueba. Dicho principio recogido en
el [...] artículo ciento noventa y siete del citado Código Procesal [C.P.C.]
preconiza que ‘todos los medios probatorios son valorados por el Juez en
forma conjunta, utilizando su apreciación razonada’. Es que los medios
probatorios actuados dentro de un proceso conforman una unidad y como
tales deben ser revisados y merituados en forma conjunta, confrontándose
los que apoyan la pretensión reclamada frente a los que la contradicen, para
que a partir de dicha evaluación el Juzgador se forme una cabal convicción
respecto del asunto en litis. Nada obsta a los operadores jurisdiccionales

900
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

realizar tal discernimiento, pues, si únicamente se valorasen los medios


probatorios de una de las partes y se soslayase las pruebas actuadas por
la otra parte, no sólo se afectaría la norma procesal antes enunciada, sino
que se atentaría flagrantemente el principio constitucional según el cual
nadie puede ser privado del derecho de defensa en ningún estado del
proceso (artículo 139 inciso 14° de la Constitución Política del Estado).
Por consiguiente, sólo será posible la infracción de tal precepto legal si
la valoración probatoria resulta absurda, arbitraria, carente de racionali-
dad e ilógica, todo ello con el fin de evitar en su permisibilidad o en su
regulación la distorsión de los objetivos del recurso [de casación] y la
desnaturalización de la finalidad uniformadora del recurso de casación...”
(Casación Nro. 3815-2007 / Callao, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-03-2008, págs. 21679-21680).
- “... En sede casatoria, la denuncia referida a la arbitrariedad en la valora-
ción de la prueba solo puede estar referida a la exclusión inmotivada de
un medio probatorio, más no [sic -léase mas no-] al valor probatorio que
les otorga el Juzgador...” (Casación Nro. 2956-2004 / Piura, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-08-2005, págs. 14429-14430).
- “... En cuanto a la valoración conjunta de la prueba, no puede ser materia
de casación el cuestionamiento respecto del grado de convicción o el
valor probatorio que le atribuye el juzgador a los medios probatorios,
ya que éstos deben ser valorados conforme a su íntima convicción; sólo
es posible cuestionar la actividad probatoria, en tanto se advierta que se
han soslayado arbitrariamente algunos medios de prueba cuya valoración
hubiese sido trascendental para la resolución de la causa...” (Casación
Nro. 636-2005 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-08-2005, págs. 14478-14479).
- “... En sede de casación, lo relativo a la valoración de la prueba ha que-
dado configurado como una cuestión de derecho [...], en la medida en
que la posibilidad de control se encuentra referida a determinar si se han
respetado los criterios legales que disciplinan la valoración, en los que se
establecen los parámetros que gobiernan la tarea y por otro lado, cuando
se presentan desvíos del raciocinio del juicio lógico del sentenciante...”
(Casación Nro. 1163-2008 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Pe-
ruano el 03-09-2008, págs. 22888-22889).
- “... La sentencia emitida sobre la base de una indebida valoración de al-
gún medio de prueba o la ausencia de valoración de los mismos, pueden
ser recurridas en casación por constituir modalidades de la denominada

901
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

sentencia arbitraria. Al respecto, es del caso señalar que el operador


de justicia puede incurrir en dos situaciones al momento de valorar la
prueba, las cuales son [...] su falta de valoración o su indebida valora-
ción que es la contraparte a la valoración razonada [...]. El supuesto de
falta de valoración de la prueba se presenta por falta de percepción o
la omisión de valorar la prueba admitida y considerada como dirimente
o esencial para el esclarecimiento de los hechos, lo que puede generar
errores en la logicidad que repercuten en la garantía del debido proceso,
lo que constituye además un atentado contra el principio de igualdad
de las partes, especialmente, al vulnerar el derecho subjetivo de probar.
En el caso de la indebida valoración de la prueba, las pruebas que sus-
tentan la pretensión y la oposición de las partes tiene su correlativo en
el deber del Juez de escuchar, actuar y merituar de manera conjunta la
carga probatoria aportada en virtud de los principios de razonabilidad
y equidad. Esta actividad valoradora en los aspectos de prueba - valo-
ración - motivación, no deben ser expresados como simples agregados
mecánicos sino ligados por un sustento racional dentro de las reglas de
la sana crítica (los principios lógicos: de no contradicción, de identidad,
tercero excluido, razón suficiente; y la experiencia)...” (Casación Nro.
5376-2006 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-
2008, págs. 22692-22693).
- “... Se habrían infringido las reglas relativas a la valoración de las pruebas,
previstas por el numeral ciento noventisiete del Código Procesal Civil, al
haber incurrido en una falta de valoración de las pruebas; por tal razón,
el presente recurso [de casación] debe ser amparado...” (Casación Nro.
5376-2006 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-
2008, págs. 22692-22693).
- “... Si bien es cierto, en materia de la prueba, nuestro Código Adjetivo
[C.P.C.] ha adoptado el sistema de la libre valoración de la misma, seña-
lando que los medios probatorios deben ser valorados por el Juzgador en
forma conjunta y merituados en forma razonada, ello no significa que el
órgano jurisdiccional, al momento de expedir sentencia deberá señalar
la valoración otorgada a cada medio probatorio actuado, sino que única-
mente lo hará respecto a los medios probatorios que de forma esencial y
determinada le han formado convicción o han condicionado su decisión;
lo que no importa una arbitraria omisión de examen de la prueba por parte
del Juzgador; pues de lo contrario se expediría un fallo con una motivación
aparente, lo que no corresponde a los criterios legales ni para la selección
del material fáctico ni para la apreciación lógica y razonada de la prueba;
razón más que suficiente para que la Corte de Casación no pueda estar

902
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

impedida de revisar la actividad procesal en materia probatoria, cuando


se ignoran hechos relevantes de la controversia...” (Casación Nro. 4809-
2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008,
págs. 22390-22392).
- “... Se incurre en contravención al debido proceso cuando se realiza una
arbitraria evaluación de la prueba por el inferior, originando un fallo que
se caracteriza por presentar una motivación aparente que no corresponde
a los criterios legales ni para la selección del material fáctico ni para la
apreciación lógica y razonada de la prueba, caso en el que la Sala de Ca-
sación debe revisar la actividad procesal en materia de prueba cuando se
ignoran o deforman los hechos relevantes de la controversia...” (Casación
Nro. 4221-2001 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-06-2003, págs. 10676-10677).
- “... La doctrina reconoce la posibilidad de que la violación de las reglas
que regulan la carga de la prueba sea objeto de casación, siempre y cuan-
do se configure la incorrecta aplicación, desconocimiento, vulneración,
violación o alteración indebida de las reglas sobre el onus probando o
cuando no se tenga en cuenta la regla distributiva prevista en la ley...”
(Casación Nro. 903-2007 / Pasco, publicada en el Diario Oficial El Pe-
ruano el 31-03-2008, págs. 21719-21720).
- “... El debido proceso es una garantía constitucional de la administración
de justicia por la que, dada una repercusión al interior del proceso [...]
puede evaluarse como agravio aún cuando no haya sido denunciado,
dado que si el proceso está afectado de vicio o inobservancia probatoria
que influirían sustancialmente en el sentido del fallo, éste será inválido
o ineficaz si estos resultan insalvables por el hecho de estar por encima
de las partes...” (Casación Nro. 1968-2003 / La Libertad, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 31-05-2005, págs. 14154-14155).
- “... El cargo de indebida apreciación de las pruebas, para ser admitida
[sic -léase admitido-] se requiere que el recurrente demuestre la arbitra-
riedad en la apreciación de éstas y cómo la supuesta prueba admitida y
no apreciada puede modificar la relación de hecho a la que ha arribado
el juez...” (Casación Nro. 1500-03 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-04-2004, págs. 11826-11827).
- “... La omisión en la apreciación de la prueba, para ser admitida como
motivo de casación, requiere que el recurrente demuestre la arbitrariedad
en la apreciación del material probatorio y cómo la supuesta prueba ad-
mitida y no apreciada podría modificar la relación de hecho, o el sentido

903
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

del fallo...” (Casación Nro. 3192-2003 / Lambayeque, publicada en el


Diario Oficial El Peruano el 02-08-2004, pág. 12532).
- “... La denuncia en casación de la violación del principio de valoración
conjunta y apreciación razonada de los medios probatorios, exige el seña-
lamiento claro y concreto del acto de valoración incorrecto desarrollado
por los juzgadores y la presentación de fundamentación que desvirtúe el
presunto criterio errado de éstos, toda vez que la Sala de Casación no es
una instancia de fallo que de oficio deba revisar todos los medios pro-
batorios sino que se limitará a lo denunciado en casación...” (Casación
Nro. 4662-2006 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 03-09-2007, pág. 20341).
- “... La presencia de una valoración de los medios probatorios que incum-
pla las reglas previstas por el Ordenamiento Procesal Civil comporta la
afectación del derecho al debido proceso y puede ser denunciada como
[...] tal vía recurso de casación; empero, la Sala de Casación se limitará,
en caso de configurarse el agravio, a observar la existencia de dicho
incumplimiento disponiendo la renovación del acto procesal afectado
y serán las instancias de fallo que saneando la deficiencia, les lleve de
acuerdo a una mejor valoración a concluir de modo distinto o a ratificar
la decisión anterior en todo o en parte...” (Casación Nro. 3056-2002 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2003, págs.
11134-11135).

10.18 Jurisprudencia relacionada con la decisión sobre el recurso de casación


y sus efectos
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la decisión sobre
el recurso de casación y sus efectos, ha establecido lo siguiente:
- “... La resolución de la Sala Civil [Suprema] Permanente que declaró
improcedente el recurso de casación no es una sentencia, sino un auto,
porque no se pronuncia sobre el fondo de la materia controvertida, sino
sólo [por] el cumplimiento de los requisitos de forma y de fondo de la
casación, y solamente cuando se declara procedente dicho recurso se
expide sentencia...” (Casación Nro. 286-2001 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001, págs. 7902-7903).
- “... El error en la motivación de la sentencia [recurrida] no da lugar a la
casación sino a la correspondiente rectificación en la parte que lo con-
tiene...” (Casación Nro. 2884-2006 / Lima Norte, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-10-2007, pág. 20455).

904
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

- “... Si bien es cierto el principio de motivación de resoluciones judiciales


comprende tanto el aspecto fáctico del proceso como el jurídico norma-
tivo, debiendo cumplir toda sentencia con las exigencias de ser expresa,
clara y lógica, constituyendo la motivación de derecho una calificación
jurídica del hecho, no resulta procedente nulificar la sentencia de mérito
mediante el recurso casatorio por el hecho de carecer de la cita expresa
de la normatividad legal aplicada cuando su parte resolutiva se ajusta a
derecho, a tenor de lo dispuesto por el artículo 397 del Código Procesal
Civil...” (Casación Nro. 664-2003 / Canchis - Sicuani, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-05-2005, pág. 14070).
- “... Conforme al artículo trescientos noventisiete del Código Procesal
Civil, si el Tribunal de Casación considera que lo resuelto por el órgano
Superior está ajustado a derecho, pero los fundamentos de la resolución
impugnada son erróneos o insuficientes, es deber del Colegiado Supre-
mo hacer las rectificaciones correspondientes y resolver el recurso [de
casación] sin casar la impugnada...” (Casación Nro. 784-2006 / Aya-
cucho, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-02-2007, págs.
18781-18782).
- “... No obstante que las sentencias de mérito contienen un pronuncia-
miento inhibitorio al haber declarado improcedente la demanda en todos
sus extremos, su fundamentación se basa en el análisis de hechos y en
la aplicación de normas sustantivas que corresponden a una decisión de
fondo, por lo que es factible que este tribunal casatorio se pronuncie en
sede de instancia...” (Casación Nro. 427-2005 / Ancash, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-07-2007, págs. 20081-20082).
- “... Tratándose de sentencias inhibitorias, es decir aquellas que declaran
improcedente la demanda conforme atribución contenida en el artículo
ciento veintiuno in fine del Código Procesal Civil, concordante con el
artículo cuatrocientos veintisiete del mismo Código, el órgano jurisdic-
cional Supremo que resuelve la casación al declarar fundado el recurso
y en consecuencia nula la resolución, deberá ordenar al Juez un nuevo
fallo y pronunciarse sobre el fondo, ya que no puede pronunciarse sobre
el conflicto de intereses sin el requisito de pronunciamiento judicial en
doble instancia sobre las pretensiones procesales...” (Casación Nro. 1094-
2005 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2007, págs.
20232-20233).
- “... La sentencia casatoria expedida en un proceso tiene fuerza vinculato-
ria para el órgano jurisdiccional inferior...” (Casación Nro. 1338-2007 /

905
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs.


23628-23629).
- “... Habiéndose amparado la causal in procedendo, carece de objeto emitir
pronunciamiento respecto de la denuncia in iudicando, pues el Colegiado
al emitir nuevo fallo deberá analizar la aplicabilidad de las normas cita-
das en el recurso” (Casación Nro. 405-99 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 20-01-2000, pág. 4607).
- “... Cuando una Resolución, como es la Ejecutoria Suprema [...] falla de-
clarando nula la resolución impugnada [resolución de vista] [...] ordenando
que se expida nuevo fallo, lo que está señalando es que en la elaboración
de la sentencia cuestionada se ha configurado un error in procedendo, por
lo que el juzgador de mérito debe limitarse a realizar un nuevo examen
de la apelada a fin de subsanar el vicio o error in procedendo alegado, y
así cumplir con absolver debidamente el grado...” (Casación Nro. 2798-
99 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 07-04-2000,
págs. 4996-4997).
- “... Si bien es cierto que la Ejecutoria Suprema [...] declaró fundado el
Recurso de Casación por haber omitido la Sala consignar los fundamentos
de derecho; también lo es, que la sentencia expedida por el inferior fue
declarada nula, y como tal inexistente; que, desde este punto de vista, al
disponer la Sala de casación que se expida un nuevo fallo no disponía que
éste debiera expedirse en un determinado sentido, sino, que simplemente
expida nueva resolución con arreglo a Ley; que, por ello al haberse emitido
nueva sentencia en sentido diferente a la anterior no se han contravenido
las garantías que asiste [sic] a un debido proceso, tanto más si la referida
resolución ha sido expedida por una Sala conformada por otros Vocales,
distintos, a los que expidieron la resolución anulada, haciendo uso de la
facultad discrecional que la Ley otorga a los órganos jurisdiccionales
como instancias de mérito...” (Casación Nro. 2353-99 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 11-01-2000, pág. 4525).
- “... Cuando el juzgador de instancia [...] dispone actuaciones procesales
diferentes a las ordenadas por el superior, no sólo está desconociendo las
funciones que cumple el Recurso de Casación y la labor desempeñada por
la Sala Casatoria, sino también está demostrando desconocimiento de los
principios que rigen el proceso civil -como es el principio dispositivo-,
pues está actuando de oficio sobre aquello que no fue materia de impug-
nación oportuna y ya quedó convalidado o precluido, lo que configura
una afectación al derecho al debido proceso que tiene el justiciable...”

906
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

(Casación Nro. 2798-99 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El


Peruano el 07-04-2000, págs. 4996-4997).
- “... La Sala [Superior] de mérito ha resuelto en abierta contradicción a lo
que ya había sido establecido en sede casatoria, vulnerando el principio
vinculatorio establecido en el primer considerando de esta resolución
[principio vinculatorio de las sentencias dictadas en casación para el órga-
no jurisdiccional inferior] originando una violación del principio de con-
gruencia jurisdiccional que debe existir en las decisiones jurisdiccionales
de los diferentes órganos que administran justicia, debiendo el Colegiado
pronunciarse respecto a los argumentos expuestos por la recurrente en su
escrito de apelación...” (Casación Nro. 1974-2001 / Moquegua, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2002, págs. 8296-8297).
- “... Conforme lo establece el último párrafo del artículo trescientos noventa
y seis del citado Código Procesal [C.P.C.], la sentencia casatoria tendrá
fuerza obligatoria [fuerza vinculante en la actualidad] para el órgano ju-
risdiccional inferior. Asimismo, el primer párrafo del artículo cuarto del
Texto Unico Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, dispone
que toda persona y autoridad está obligada a acatar y dar cumplimiento
a las decisiones judiciales o de índole administrativa, emanadas de au-
toridad judicial competente, en sus propios términos, sin poder calificar
su contenido o sus fundamentos, restringir sus efectos o interpretar sus
alcances, bajo la responsabilidad civil, penal o administrativa que la ley
señala; [...] en tal sentido, se advierte que la sentencia recurrida, lejos de
dar cumplimiento a lo ordenado por este Supremo Tribunal para, poste-
riormente, expedir sentencia resolviendo el fondo de la controversia, tal
como estaba dispuesto en la ejecutoria suprema [...], dispone el reenvío
del proceso al Juez de la causa, [...] no obstante que la norma procesal
citada [...] proscribe la interpretación de los alcances o calificación del
contenido o los fundamentos de una decisión judicial; [...] en conclusión,
el Colegiado Superior ha omitido pronunciarse sobre la incongruencia
advertida por este Supremo Tribunal respecto de los términos en que fue
resuelta la pretensión demandada, así como también no ha dado cum-
plimiento estricto al trámite previo dispuesto en la ejecutoria suprema
[...] todo lo cual vicia de nulidad la decisión recurrida, [...] pues el acto
procesal carece de los requisitos indispensables para la obtención de su
finalidad; [...] como quiera que los señores Vocales Superiores no han
dado cabal cumplimiento al deber de motivación que les impone el inciso
seis del artículo cincuenta del Código Procesal anotado [C.P.C.], y para
efectos de garantizar la imparcialidad del juzgamiento, el Colegiado de
la Sala Superior que emita la nueva resolución y, por consiguiente, el

907
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

juicio de fundabilidad respectivo, deberá integrarse con otros magistra-


dos, para lo cual la Sala [Superior] deberá completarse con los señores
vocales llamados por ley...” (Casación Nro. 2752-06 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2007, págs. 20799-20800).
- “... Si bien la resolución de la Corte Suprema [...] ordenó que el Superior
precise las normas materiales en que apoyó su sentencia desfavorable al
accionante, tiene que considerarse que habiendo variado tal Colegiado,
éste, por el contrario amparó la acción -vía confirmación de la apela-
da- haciendo uso de su facultad de tener libre criterio jurisdiccional...”
(Casación Nro. 774-2003 / San Román, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-10-2003, págs. 11025-11026).
- “... Al ampararse el Recurso de Casación respecto de la pretensión prin-
cipal, ya no cabe pronunciamiento sobre las pretensiones subordinarias
[sic]” (Casación Nro. 1666-97 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 10-07-1998, pág. 1435).

10.19 Jurisprudencia relacionada con el precedente judicial (doctrina


jurisprudencial)
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la doctrina juris-
prudencial (conocida en la actualidad como precedente judicial), ha establecido
lo siguiente:
- “... La doctrina jurisprudencial [entiéndase precedente judicial en la
actualidad] está referida a aquellas ejecutorias que fijan principios ju-
risprudenciales que han de ser de obligatorio cumplimiento en todas las
instancias judiciales...” (Casación Nro. 2431-2000 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6671).
- “... Los plenos jurisdiccionales no son de carácter vinculatorio, sino sólo la
doctrina jurisprudencial [entiéndase precedente judicial en la actualidad],
que debe ser emanada según lo prescrito en el artículo cuatrocientos del
Código adjetivo [C.P.C.]...” (Casación Nro. 3330-2000 / Lambayeque,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág. 7231).
- “... Los plenos jurisdiccionales, celebrados por las Cortes Superiores de
Justicia del Perú, no tienen efectos vinculantes sino ilustrativos respecto
de la aplicación del Derecho...” (Casación Nro. 836-02 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2002, pág. 9077).
- “... Si bien es cierto se hace alusión al precedente de observancia
obligatoria en materia registral, dichos criterios no son de obligatorio

908
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION

cumplimiento para el Organo Jurisdiccional, pues el Poder Judicial es in-


dependiente en lo jurisdiccional, con sujeción a la Constitución, conforme
lo señala el artículo 2 y 16 del Texto Unico Ordenado de la Ley Orgánica
del Poder Judicial...” (Casación Nro. 638-2008 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-10-2008, págs. 23207-23208).
- “... Las resoluciones expedidas por un tribunal administrativo [Tribunal
Registral en el caso particular] de ninguna manera vinculan a este Poder
del Estado [Poder Judicial]...” (Casación Nro. 2846-07 / Arequipa, pu-
blicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, pág. 22745).
- “... Para que la doctrina jurisprudencial [entiéndase precedente judicial en
la actualidad] vincule a los órganos jurisdiccionales del Estado se requiere
el cumplimiento del trámite que establece el artículo cuatrocientos del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 468-2002 / Ucayali, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-07-2002, pág. 8982).
- “... La atribución de dictar principios jurisprudenciales corresponde a las
Salas Especializadas de la Corte Suprema de Justicia, quienes a través
de ejecutorias fijan criterios jurisprudenciales de observancia obligatoria,
estando reservada esta facultad a la Corte Suprema por ser el órgano de
mayor jerarquía en el país, y además por ser el encargado de ejercer la
función uniformadora de la jurisprudencia nacional a través del recurso
de casación tal como lo preceptúa el artículo 384 del Código Procesal
Civil...” (Casación Nro. 2241-2003 / Ica, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-01-2006, pág. 15353).
- “... El artículo 22 de la Ley Orgánica del Poder Judicial [...] establece que
los principios jurisprudenciales deben ser invocados por los Magistrados
de todas las instancias como precedente de obligatorio cumplimiento. En
caso que por excepción decidan apartarse de dicho criterio, están obligados
a motivar adecuadamente su resolución dejando constancia del precedente
obligatorio que desestiman y de los fundamentos que invocan. [...] el
contenido esencial del dispositivo legal anotado, se encuentra básicamente
referido a la exigencia social de seguridad jurídica, introduciéndose el
obligatorio cumplimiento de la jurisprudencia declarada como tal, bajo
un concepto que tampoco es absoluto ni totalitario, sino que siempre está
imbuido de esa flexibilidad que la conducta y el desarrollo social imponen,
en concordancia con la independencia jurisdiccional que permite a los
jueces expresar su propio criterio sobre determinado conflicto, siempre
que esta expresión crítica sea debidamente sustentada con argumentos
fácticos y jurídicos solvente [sic -léase solventes-], condición que según

909
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

el segundo parágrafo del texto legal prenotado hace atendible el aparta-


miento de los principios jurisprudenciales...” (Casación Nro. 2239-00 /
Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-07-2003, págs.
10755-10756).
- “... La congruencia procesal implica la obligación de los magistrados de
guardar coherencia con lo resuelto por ellos mismos en casos similares,
salvo que medie fundamentación que sustente el apartamiento del criterio
ya adoptado, coherencia que también debe existir al momento de revisar
los argumentos de las resoluciones impugnadas...” (Casación Nro. 3409-
2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2008,
págs. 21537-21538).
- “... La invocación que hace la Sala de mérito del artículo veintidós de la
Ley Orgánica del Poder Judicial no resulta pertinente en el caso de autos,
toda vez que la norma acotada se aplica cuando los magistrados deciden
apartarse de un precedente establecido en otro proceso, pero dicha norma
no rige para el mismo proceso en el que las resoluciones que se emiten
causan estado y vinculan a las partes del proceso...” (Casación Nro.
2513-2003 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2005,
pág. 14086).

910
CAPITULO XXVII
MEDIOS IMPUGNATORIOS:
RECURSO DE QUEJA

1. CONFIGURACION
El recurso de queja, denominado también directo o de hecho, es aquel medio
impugnatorio dirigido contra la resolución que declara inadmisible o improcedente
un recurso de apelación o que concede apelación en efecto distinto al peticionado,
con el fin de que el órgano jurisdiccional superior en grado a aquel que expidió el
acto procesal cuestionado -y ante el cual se interpone directamente el recurso- lo
examine y lo revoque (en el supuesto que declare fundada la queja), concediendo,
además, el recurso de apelación denegado en un principio por el inferior jerárquico
o la apelación en el efecto solicitado por el impugnante, según sea el caso, para
que sea sustanciado dicho medio impugnativo conforme a ley, sin pronunciarse,
de ningún modo, a través de la resolución que acoge la queja, sobre el asunto de
fondo, vale decir, lo que es materia de apelación.
Casarino Viterbo reputa al recurso de hecho como aquel que “... tiene por
objeto obtener del tribunal superior que enmiende en conformidad a derecho los
agravios que causa el inferior al pronunciarse sobre un recurso de apelación...”
(CASARINO VITERBO, 1984, Tomo IV: 265).
Alvarez Juliá, Neuss y Wagner expresan sobre el particular que “el ordena-
miento procesal prevé un recurso denominado de queja, de hecho, que debe dedu-
cirse ante el tribunal de alzada y tiene por objeto que éste, mediante una revisión
del juicio de admisibilidad formulado por el juez o tribunal inferior, revoque la
resolución denegatoria del recurso, lo declare, por lo tanto, admisible, y disponga
sustanciarlo” (ALVAREZ JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990: 334).
En opinión de Ramos Méndez, “el recurso de queja es un recurso ordinario,
devolutivo, que en el ámbito civil viene concebido en función de otro recurso, al ob-
jeto de evitar que el Tribunal ad quem no tenga conocimiento de una impugnación

911
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

planteada ante el Tribunal a quo” (RAMOS MENDEZ, 1992, Tomo II: 720). “Es
por lo tanto un recurso instrumental que persigue la admisión o preparación de
otro recurso” (RAMOS MENDEZ, 1992, Tomo II: 720).
Gómez de Liaño González conceptúa a la queja como un “... recurso ordi-
nario devolutivo susceptible de interponerse frente a resoluciones que denieguen
la admisión de un recurso de apelación (...), presentando en consecuencia un ca-
rácter instrumental al atacar la inadmisión de otro recurso” (GOMEZ DE LIAÑO
GONZALEZ, 1992: 514).
Kielmanovich considera que “... el recurso de queja por apelación denegada,
‘directo’ o de ‘hecho’, es el remedio procesal dirigido a alcanzar que el órga-
no superior al que dictó la providencia denegatoria del recurso de apelación,
la revoque y la conceda, mandando tramitarlo en la forma y con los efectos
que correspondan; o bien revise el efecto con que se ha concedido el recurso”
(KIELMANOVICH, 1989: 49). El recurso de queja -continúa Kielmanovich-
“... importa reconocer en la Alzada el juicio definitivo de admisibilidad de los
recursos ordinarios que en su función negativa apareja la facultad de declarar
la inadmisibilidad del recurso de apelación indebidamente concedido, y en su
función positiva, la de otorgar el indebidamente denegado” (KIELMANO-
VICH, 1989: 50).
Lino Palacio concibe al recurso de queja como “... el remedio procesal ten-
diente a obtener que el órgano judicial competente para conocer en segunda o
tercera instancia ordinarios, tras revisar el juicio de admisibilidad formulado por
el órgano inferior, revoque la providencia denegatoria de la apelación, declare a
ésta, por consiguiente, admisible y disponga sustanciarla en la forma y efectos que
correspondan” (PALACIO, 1979, Tomo V: 127).
Gimeno Sendra dice del recurso de queja lo siguiente:
“Por recurso de queja cabe entender el medio de impugnación a través
del cual se pretende corregir el error padecido por el tribunal ‘a quo’,
consistente en declarar indebidamente inadmisible un recurso, que ante
él se prepara, para su resolución por el superior jerárquico.
Del precedente concepto se infiere que dicho medio de impugnación no es
procedente en los supuestos de inadmisión de un recurso no devolutivo,
como es el caso del recurso de reposición. Su fundamento descansa en la
necesidad de evitar que el órgano, que haya dictado la resolución, cuya
impugnación se pretende, adquiera plena facultad en orden a la inadmisión
del recurso, con lo que vedaría al superior jerárquico toda posibilidad de
conocimiento del asunto. Mediante su ejercicio se le confiere, pues, al

912
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE QUEJA

tribunal ‘ad quem’ la posibilidad de controlar la aplicación de los requi-


sitos de admisibilidad del recurso efectuada por el órgano ‘a quo’.
Nos encontramos, pues, ante un recurso accesorio o instrumental de otro
recurso principal, por cuanto su existencia no tiene sentido independiente,
sino en cuanto subordinado a la inadmisión de otro recurso, de apelación
(…), cuyos presupuestos y requisitos que condicionan su admisibilidad
viene a garantizar, permitiendo su control judicial por el tribunal superior”
(GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 655-656).
El recurso de queja se encuentra regulado en el Capítulo V (“Queja”) del Tí-
tulo XII (“Medios impugnatorios”) de la Sección Tercera (“Actividad procesal”)
del Código Procesal Civil, en los arts. 401 al 405. El numeral 401 del indicado
cuerpo de leyes establece claramente que: “El recurso de queja tiene por objeto el
reexamen de la resolución que declara inadmisible o improcedente un recurso de
apelación. También procede contra la resolución que concede apelación en efecto
distinto al solicitado”.
El citado precepto legal es concordante con el artículo 359 del Código Procesal
Civil, el cual dispone que “el incumplimiento de alguno de los requisitos determina
la declaración de inadmisibilidad o de improcedencia del medio impugnatorio,
mediante resolución debidamente fundamentada. Esta resolución sólo es recurrible
en queja en los casos del artículo 401” (el resaltado es nuestro).

2. REQUISITOS
De conformidad con nuestro ordenamiento procesal, son requisitos (de admi-
sibilidad y de procedencia) para plantear el recurso de queja los que a continuación
se indican:
A) Que sea interpuesto ante el superior del que denegó la apelación o la
concedió en efecto distinto al pedido. Así lo establece la parte inicial del
primer párrafo del artículo 403 del Código Procesal Civil.
B) Que la queja se formule dentro del plazo de tres días, contado desde el
día siguiente a la notificación de la resolución que deniega el recurso de
apelación o de la que lo concede en efecto distinto al solicitado (parte
final del primer párrafo del art. 403 del C.P.C.).
C) Que al escrito que contiene el recurso -de queja- se acompañe el recibo
que acredita el pago de la tasa correspondiente (art. 402 -primer párrafo-
del C.P.C.).

913
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

D) Que al escrito que contiene el recurso -de queja- se acompañe (de acuer-
do al art. 402 -primer párrafo- del C.P.C.) copia simple con el sello y la
firma del Abogado del recurrente en cada una, y bajo responsabilidad de
su autenticidad, de los siguientes actuados:
a) Escrito que motivó la resolución recurrida -en apelación- y, en su
caso, los referentes a su tramitación (art. 402 -numeral 1)- del C.P.C.).
b) Resolución recurrida -en apelación- (art. 402 -numeral 2)- del C.P.C.).
c) Escrito en que se recurre -en apelación- (art. 402 -numeral 3)- del
C.P.C.).
d) Resolución denegatoria -del recurso de apelación, o del efecto en
que se solicita sea concedida la apelación- (art. 402 -numeral 4)- del
C.P.C.).
E) Que el escrito en que se interpone la queja contenga los fundamentos para
la concesión del recurso denegado -de apelación- (parte inicial del último
párrafo del art. 402 del C.P.C.). Debe entenderse aquí que, en el supuesto
de haberse concedido apelación con efecto distinto al peticionado, la
fundamentación debe versar sobre la viabilidad de dicho efecto.
F) Que en el escrito en que se interpone la queja se precise:
a) La fecha en que se notificó la resolución recurrida -en apelación-
(parte final del último párrafo del art. 402 del C.P.C.).
b) La fecha en que se interpuso el recurso -de apelación- (parte final
del último párrafo del art. 402 del C.P.C.).
c) La fecha en que quedó notificada la denegatoria del recurso -de
apelación- (parte final del art. 402 del C.P.C.). O, si fuere el caso, la
fecha en que se notificó la apelación concedida con efecto distinto
al solicitado.

3. LEGITIMIDAD
Tiene legitimidad para interponer recurso de queja la parte o el tercero le-
gitimado agraviado con una resolución que declara inadmisible o improcedente
un recurso de apelación o que concede la apelación en efecto distinto al peticio-
nado, siendo justificado su interés en recurrir, por cuanto se le está negando su
derecho a impugnar y a la pluralidad de instancias o se le coloca en un estado
de indefensión.

914
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE QUEJA

Sostiene Loutayf Ranea, en relación a la legitimidad para recurrir en queja,


que “... todo aquel sujeto que ha interpuesto un recurso de apelación, que ha sido
denegado puede deducir la queja” (LOUTAYF RANEA, 1989, Tomo 2: 379).
Véscovi indica al respecto que “para interponer la queja el impugnante tiene
que haber sido parte en el proceso; la intervención, sólo en esta etapa, como
tercero es de excepción. Pero en todo caso se rige por los principios generales...”
(VESCOVI, 1988: 189). “Naturalmente (...), si la negativa se funda justamente
en su calidad, que resulta discutible, será el superior quien deberá resolver y co-
rresponderá la queja” (VESCOVI, 1988: 189). Véscovi concluye diciendo que “el
presupuesto objetivo no requiere sólo la calidad de parte, sino, como todo recurso,
el agravio...” (VESCOVI, 1988: 190).

4. ORGANO JURISDICCIONAL COMPETENTE


Resulta competente para conocer del recurso de queja el superior jerárquico
de aquel que expidió la resolución que deniega un recurso de apelación o que
concede la apelación en un efecto distinto al solicitado.
Coincide con lo expuesto Loutayf Ranea al sostener que “... la queja por
apelación denegada debe presentarse ante el tribunal que por virtud de la dis-
tribución de la competencia en razón del grado, resulte ser el superior respecto
del que denegó la concesión de la apelación...” (LOUTAYF RANEA, 1989,
Tomo 2: 382).
Puntualizamos que al órgano jurisdiccional que conoce de la queja no le
compete, al resolver ésta, pronunciarse sobre la cuestión de fondo o materia a
que se contrae el recurso denegado (de apelación), sino que debe centrarse única
y exclusivamente sobre el juicio de admisibilidad o de procedencia (negativo)
referido al recurso de apelación que se desestimara. Sólo en caso de declararse
fundada la queja y admitirse el medio impugnatorio rechazado en un inicio es
que conocerá dicho órgano jurisdiccional de los extremos de éste, pues será ante
él que se sustancie la apelación planteada cuyo examen es posible en virtud del
acogimiento de la queja.

5. MOTIVACION DEL RECURSO


“... La queja debe presentarse por escrito, con la fundamentación que la mo-
tiva. En este sentido constituye un verdadero memorial, una verdadera expresión
de agravios, contra la resolución denegatoria” (LEVITAN, 1986: 115).
Levitán subraya que el escrito de interposición de la queja “... requiere una
fundamentación autónoma, autosuficiente; de manera que de su lectura surja la

915
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

viabilidad de la queja. Es menester que consten todos los agravios que ocasiona la
denegatoria (...), consignándolos uno a uno, detalladamente...” (LEVITAN, 1986:
172). Se requiere -continúa Levitán- “... la explicación pormenorizada del caso,
al mismo tiempo que se expresen los agravios de la medida que se impugna, indi-
cando el interés en que se haga lugar a la queja, para obtener la reparación de sus
agravios...” (LEVITAN, 1986: 172). “... La queja debe ser un recurso autónomo
y bastarse a sí misma; debidamente fundamentada, trayendo una impugnación
de la denegatoria, a manera de expresión de agravios. Debe acreditarse en ella la
ilegitimidad de la denegatoria. No basta invocar genéricamente la procedencia del
recurso; tiene que acreditárselo, censurando críticamente la fundamentación de la
denegatoria” (LEVITAN, 1986: 354).
De acuerdo a nuestro ordenamiento procesal, la queja, como todo recurso,
requiere de la fundamentación correspondiente. Justamente, la primera parte del
artículo 358 del Código adjetivo establece que “el impugnante fundamentará su
pedido en el acto procesal en que lo interpone, precisando el agravio y el vicio o
error que lo motiva...”
El Código Procesal Civil dispone, además, en la parte inicial del último párrafo
de su artículo 402 que “el escrito en que se interpone la queja debe contener los
fundamentos para la concesión del recurso denegado...”

6. TRAMITACION DEL RECURSO


Con arreglo a lo previsto en nuestro ordenamiento Procesal, el trámite del
recurso de queja es como sigue:
- La queja se interpone ante el superior del que denegó la apelación o la
concedió en efecto distinto al pedido, según se desprende de la parte
inicial del primer párrafo del artículo 403 del Código Procesal Civil, en
donde encontramos un error de técnica legislativa al señalarse que “la
queja se interpone ante el superior que denegó la apelación o la concedió
en efecto distinto al pedido...”, cuando en realidad debió consignarse en
dicha norma que “la queja se interpone ante el superior del que denegó
la apelación o la concedió en efecto distinto al pedido...”, porque no es el
superior jerárquico el que rechazó la apelación o la concedió con efecto
distinto, sino el Juez a quo. Debe, pues, tenerse presente lo expuesto a
fin de interpretar correctamente la disposición anotada.
- El plazo para interponer la queja es de tres días contado desde el día
siguiente a la notificación de la resolución que deniega el recurso (de
apelación) o de la que lo concede (el recurso de apelación) en efecto

916
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE QUEJA

distinto al solicitado. Así lo prevé la parte final del primer párrafo del
artículo 403 del Código Procesal Civil.
- Tratándose de distritos judiciales distintos a los de Lima y Callao, el pe-
ticionante puede solicitar al Juez que denegó el recurso, dentro del plazo
anteriormente señalado, que su escrito de queja y anexos sea remitido
por conducto oficial. El Juez remitirá al superior el cuaderno de queja
dentro de segundo día hábil, bajo responsabilidad (art. 403 -segundo y
tercer párrafos- del C.P.C.).
- Interpuesto el recurso, el Juez superior puede rechazarlo si se omite algún
requisito de admisibilidad o de procedencia. De lo contrario, procederá
a resolverlo sin trámite (art. 404 -primer párrafo- del C.P.C.).
- No obstante lo indicado en el acápite anterior el superior jerárquico puede
solicitar al Juez inferior, copia, por facsímil u otro medio, de los actuados
que estime necesarios, pero en ningún caso el envío de los autos princi-
pales. Las copias serán remitidas por el mismo medio (art. 404 -primer
párrafo- del C.P.C.).
- Si se declara fundada la queja, el superior concede el recurso (de apela-
ción denegado inicialmente) y precisa el efecto si se trata de la apelación,
comunicando al inferior su decisión para que envíe el expediente o eje-
cute lo que corresponda. Esta comunicación se realiza sin perjuicio de la
notificación a las partes (art. 404 -segundo párrafo- del C.P.C.).
- El cuaderno de queja se mantendrá en el archivo del Juez superior, agre-
gándose el original de la resolución que resuelve la queja con la constancia
de la fecha del envío (art. 404 -tercer párrafo- del C.P.C.).
- Si se declara infundada la queja, se comunicará al Juez inferior y se no-
tificará a las partes (en la forma prevista en el acápite precedente). Adi-
cionalmente se condenará al recurrente al pago (reembolso, en puridad)
de las costas y costos del recurso y al pago de una multa no menor de
tres ni mayor de cinco Unidades de Referencia Procesal (art. 404 -último
párrafo- del C.P.C.).

7. EFECTOS EN RELACION AL RECURSO DE QUEJA


Loutayf Ranea señala que “... la interposición de la queja no suspende el
cumplimiento de la resolución recurrida; recién la concesión del recurso por el
tribunal ad quem determinará la suspensión del proceso...” (LOUTAYF RANEA,
1989, Tomo 2: 377). Dicho autor resalta que “el propósito perseguido por la ley

917
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

de forma al negar efecto suspensivo a la interposición de la queja por apelación


denegada, es el de evitar que la parte a quien no le favorece una sentencia pueda
retardar su ejecución mediante este arbitrio; se infiere de ello que el principio
consagrado ha sido establecido en favor del apelado y no del apelante a quien el a
quo le denegó la apelación; debe tenerse en cuenta que si bien el juez del recurso
es el tribunal de alzada y es el que en definitiva decidió la cuestión, al momento de
deducir la queja ya existe un pronunciamiento jurisdiccional (el del juez a quo),
el que, mientras no sea modificado por el tribunal ad quem, debe ser respetado...”
(LOUTAYF RANEA, 1989, Tomo 2: 378).
Para Levitán, “... mientras no se haga lugar a la queja y se notifique de ello
al juez apelado, continúa el curso de la causa. Sólo se suspenderá su trámite a
partir de la notificación, al juez de primera instancia, de la recepción de la queja”
(LEVITAN, 1986: 355).
Véscovi nos informa, respecto de los efectos de la queja, que “la introducción
del recurso de queja no produce, por sí solo, efecto suspensivo. Naturalmente que
la suspensión del procedimiento puede provenir, de hecho, al solicitarle el superior
el envío de los autos, lo cual se prevé en la mayoría de los regímenes” (VESCOVI,
1988: 192). Agrega Véscovi que “... concedida la queja, lo que implica admitir el
recurso de apelación erróneamente denegado, corresponde continuar con el trá-
mite de éste, según los diversos sistemas. Es decir que corresponderá retomarse el
procedimiento (de apelación o de recurso extraordinario) que fuera interrumpido
con la negativa del tribunal a quo y, por consiguiente mandar expresar agravios,
si correspondiere, o decretar lo que al estado del juicio corresponda” (VESCOVI,
1988: 193).
En relación a los efectos del recurso de queja, nuestro ordenamiento procesal
dispone que:
- La interposición del recurso no suspende la tramitación del principal, ni
la eficacia de la resolución denegatoria (de la apelación o del efecto en
que se solicita ésta). Así lo establece el artículo 405 -primer párrafo- del
Código Procesal Civil.
- Excepcionalmente, a pedido de parte y previa prestación de contracautela
fijada prudencialmente, el Juez de la demanda puede suspender el proceso
principal, a través de resolución fundamentada e irrecurrible (art. 405
-último párrafo- del C.P.C.).
- Si se declara fundada la queja, el superior concede el recurso (de apela-
ción denegado en un inicio) y precisa el efecto si se trata de la apelación,
comunicando al inferior su decisión para que envíe el expediente o ejecute

918
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE QUEJA

lo que corresponda, sin perjuicio de la notificación a las partes (segundo


párrafo del art. 404 del C.P.C.).
- Si se declara infundada la queja (lo cual supone la no concesión del
recurso de apelación o del efecto en que se solicita ésta), se comunicará
al Juez inferior y se notificará a las partes. Adicionalmente se condenará
al recurrente al pago (léase reembolso) de las costas y costos del recurso
y al pago de una multa no menor de tres ni mayor de cinco Unidades de
Referencia Procesal (art. 404 -último párrafo- del C.P.C.).

919
INDICE GENERAL
Presentación............................................................................................ 5

CAPITULO I
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES
1. Jurisdicción...................................................................................... 7
2. Organos judiciales............................................................................ 11
2.1 Concepto de Juez u órgano judicial........................................ 11
2.2 Clases de órganos judiciales................................................... 13
2.2.1 Jueces de Paz (no letrados)....................................... 14
2.2.2 Jueces de Paz Letrados.............................................. 15
2.2.3 Jueces Civiles........................................................... 16
2.2.4 Jueces de Familia...................................................... 16
2.2.5 Jueces Comerciales................................................... 19
2.2.6 Salas Civiles de las Cortes Superiores....................... 20
2.2.7 Salas de Familia........................................................ 20
2.2.8 Salas Comerciales..................................................... 21
2.2.9 Salas Civiles de la Corte Suprema de Justicia............ 22
2.2.10 Jueces titulares......................................................... 22
2.2.11 Jueces provisionales.................................................. 22
2.2.12 Jueces supernumerarios............................................ 22
2.2.13 Candidatos en reserva.............................................. 23
2.3 Competencia de los órganos judiciales................................... 23
2.4 Poderes del Juez..................................................................... 32
2.5 Facultades del Juez................................................................. 33
2.5.1 Facultades genéricas................................................. 36
2.5.2 Facultades disciplinarias........................................... 37
2.5.3 Facultades coercitivas............................................... 38
2.6 Derechos del Juez.................................................................. 39

921
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

2.7 Deberes del Juez.................................................................... 41


2.8 Prohibiciones impuestas a los Jueces...................................... 46
2.9 Responsabilidad del Juez........................................................ 47
2.10 Actos procesales del Juez........................................................ 50
2.10.1 Decretos................................................................... 51
2.10.2 Autos........................................................................ 51
2.10.3 Sentencias................................................................ 53
2.10.3.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con
la sentencia en general............................. 55
2.10.3.2 Jurisprudencia casatoria relacionada con
la sentencia de vista................................. 59
2.10.3.3 Jurisprudencia casatoria relacionada con
las resoluciones inhibitorias..................... 70
2.10.4 Contenido y suscripción de las resoluciones............. 78
2.10.5 Resoluciones con autoridad de cosa juzgada............. 87
2.11 Impedimento del Juez............................................................ 97
2.12 Excusación del Juez............................................................... 101
2.13 Recusación del Juez............................................................... 102
2.14 Abstención del Juez................................................................ 106
3. Auxiliares jurisdiccionales................................................................. 108
3.1 Secretarios de Sala................................................................. 109
3.2 Relatores................................................................................ 110
3.3 Secretarios de Juzgado........................................................... 111
3.4 Oficiales auxiliares de justicia................................................. 114
3.5 Organos de auxilio judicial.................................................... 114
3.5.1 Perito....................................................................... 115
3.5.2 Depositario.............................................................. 115
3.5.3 Custodio.................................................................. 116
3.5.4 Interventor............................................................... 117
3.5.5 Martillero público.................................................... 118
3.5.6 Curador procesal...................................................... 119
3.5.7 Policía judicial.......................................................... 120
3.5.8 Traductor................................................................. 120
3.5.9 Intérprete................................................................. 121
3.6 Recusación y deber de abstención de los auxiliares jurisdiccio-
nales...................................................................................... 121

922
ÍNDICE GENERAL

CAPITULO II
EL MINISTERIO PUBLICO
1. Concepto de Ministerio Público....................................................... 125
2. Funciones del Ministerio Público...................................................... 126
3. Facultades y atribuciones del Ministerio Público en el proceso civil.. 128
4. Responsabilidad del Ministerio Público............................................ 134
5. Excusación y abstención del Ministerio Público................................ 134

CAPITULO III
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO
1. Parte demandante............................................................................. 137
2. Parte demandada.............................................................................. 139
3. Comparecencia al proceso................................................................ 139
4. Capacidad para ser parte del proceso................................................ 140
5. Capacidad procesal o “legitimatio ad processum”............................. 142
6. La “legitimatio ad causam”............................................................... 143
7. El Estado como parte procesal.......................................................... 149
8. Sustitución procesal.......................................................................... 149
9. Curadoría procesal........................................................................... 150
10. Representación procesal................................................................... 155
10.1 Representación legal o necesaria en el proceso....................... 156
10.2 Representación de personas jurídicas en el proceso................ 157
10.3 Representación procesal del patrimonio autónomo................ 163
10.4 Representación convencional o voluntaria en el proceso........ 169
10.4.1 El mandato y el apoderado judicial........................... 170
10.4.2 El poder................................................................... 172
10.4.3 Facultades generales de representación..................... 174
10.4.4 Facultades especiales de representación.................... 174
10.4.5 Nombramiento de apoderado común o unificación
de la personería........................................................ 177
10.4.6 Terminación del mandato judicial............................. 178
10.5 Representación judicial por abogado...................................... 180
10.6 Supletoriedad de la representación civil................................. 186
11. Procuración oficiosa......................................................................... 186
12. Patrocinio de intereses difusos.......................................................... 188

923
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

13. Actos procesales de las partes............................................................ 191


14. Deberes y responsabilidades de las partes, de sus abogados y de sus
apoderados en el proceso.................................................................. 192

CAPITULO IV
ACUMULACION DE PRETENSIONES Y DE PROCESOS
1. Definición de acumulación............................................................... 195
2. Conexidad que justifica la acumulación............................................ 196
3. Clases de acumulación...................................................................... 197
3.1 Acumulación objetiva............................................................. 198
3.1.1 Acumulación objetiva originaria............................... 199
3.1.2 Formas o modalidades de acumulación de pretensio-
nes........................................................................... 200
3.1.2.1 Acumulación simple................................. 202
3.1.2.2 Acumulación subsidiaria o condicional..... 202
3.1.2.3 Acumulación de pretensiones accesorias... 208
3.1.3 Requisitos de la acumulación objetiva....................... 211
3.1.4 Acumulación objetiva sucesiva.................................. 213
3.2 Acumulación subjetiva........................................................... 214
3.2.1 Definición................................................................ 214
3.2.2 Clases....................................................................... 215
3.2.3 Requisitos................................................................. 216
3.3 Acumulación de procesos o de autos...................................... 217
3.4 Desacumulación de procesos.................................................. 219

CAPITULO V
LITISCONSORCIO
1. Concepto de litisconsorcio................................................................ 221
2. Litisconsorcio necesario u obligatorio............................................... 224
2.1 Noción.................................................................................. 224
2.2 Integración de oficio del contradictorio................................. 226
2.3 Actuación del litisconsorte necesario...................................... 228
2.4 Efectos del litisconsorcio necesario........................................ 228
2.5 Jurisprudencia casatoria relacionada con el litisconsorcio ne-
cesario u obligatorio.............................................................. 230

924
ÍNDICE GENERAL

3. Litisconsorcio facultativo o voluntario.............................................. 237


3.1 Definición.............................................................................. 237
3.2 Características del litisconsorcio facultativo........................... 238
3.3 Actuación del litisconsorte facultativo.................................... 240
3.4 Efectos del litisconsorcio facultativo...................................... 241
3.5 Jurisprudencia casatoria relacionada con el litisconsorcio fa-
cultativo o voluntario............................................................. 242

CAPITULO VI
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION
Y SUCESION PROCESAL
1. Concepto de intervención de terceros............................................... 245
2. Requisitos de la intervención de terceros.......................................... 247
3. Trámite común de las intervenciones de terceros.............................. 249
4. Intervención de terceros: clasificación.............................................. 249
5. Intervención voluntaria de terceros................................................... 250
5.1 Definición.............................................................................. 250
5.2 Clases.................................................................................... 252
5.2.1 Intervención coadyuvante o adhesiva simple............ 252
5.2.2 Intervención litisconsorcial o adhesiva autónoma..... 257
5.2.3 Intervención excluyente o principal.......................... 260
5.2.4 Intervención excluyente de propiedad: el proceso abre-
viado de tercería de propiedad................................. 264
5.2.5 Intervención de derecho preferente: el proceso abre-
viado de tercería de derecho preferente.................... 267
6. Intervención provocada, coactiva u obligada de terceros................... 269
6.1 Concepto............................................................................... 269
6.2 Clases.................................................................................... 270
6.2.1 Intervención de terceros a instancia de parte............ 271
6.2.2 Intervención de terceros por orden del Juez............. 272
6.2.3 Litisdenunciación..................................................... 273
6.2.3.1 Denuncia civil o citación del colegitimado
pasivo...................................................... 274
6.2.3.2 Llamamiento en garantía o aseguramiento
de pretensión futura................................. 278
6.2.3.3 Llamamiento posesorio o “laudatio o no-
minatio auctoris”..................................... 280

925
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

6.2.3.4 Llamamiento ex officio en caso de fraude


o colusión................................................ 283
6.2.3.5 Llamamiento en causa del tercero preten-
diente...................................................... 284
7. Extromisión...................................................................................... 286
8. Sucesión procesal.............................................................................. 286

CAPITULO VII
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES
1. Concepto de nulidad procesal........................................................... 295
2. Vicios que dan origen a la nulidad procesal...................................... 298
3. Fundamento de la nulidad procesal................................................... 300
4. Interpretación de la nulidad procesal................................................ 300
5. Finalidad de la nulidad procesal........................................................ 301
6. Principios que rigen la nulidad procesal............................................ 301
6.1 Principio de especificidad....................................................... 302
6.2 Principio de finalidad incumplida........................................... 304
6.3 Principio de trascendencia...................................................... 306
6.4 Principio de protección.......................................................... 307
6.5 Principio de conservación...................................................... 308
6.6 Principio de convalidación..................................................... 310
6.7 Principio de la declaración judicial......................................... 313
6.8 Principio de independencia.................................................... 315
7. Formas en que puede ser peticionada la declaración de nulidad pro-
cesal................................................................................................. 315
8. Requisitos para solicitar la declaración de nulidad procesal............... 316
8.1 Alegación del perjuicio sufrido............................................... 317
8.2 Acreditación del perjuicio...................................................... 319
8.3 Interés jurídico para formular nulidad.................................... 319
9. Declaración de oficio de la nulidad procesal..................................... 321
10. Efectos de la declaración de nulidad procesal.................................... 323
11. Jurisprudencia casatoria relacionada con la nulidad procesal............ 326
11.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con la nulidad procesal
en general.............................................................................. 327
11.2 Jurisprudencia casatoria relacionada con los principios que ri-
gen a las nulidades procesales................................................. 330

926
ÍNDICE GENERAL

11.2.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con el principio


de legalidad o especificidad en la nulidad procesal... 331
11.2.2 Jurisprudencia casatoria relacionada con el principio
de finalidad incumplida............................................ 332
11.2.3 Jurisprudencia casatoria relacionada con el principio
de trascendencia en la nulidad procesal.................... 333
11.2.4 Jurisprudencia casatoria relacionada con el principio
de conservación en la nulidad procesal..................... 336
11.2.5 Jurisprudencia casatoria relacionada con el principio
de convalidación en la nulidad procesal.................... 337
11.2.6 Jurisprudencia casatoria relacionada con el principio
de protección en la nulidad procesal......................... 339
11.3 Jurisprudencia casatoria relacionada con los requisitos en ge-
neral de la nulidad procesal.................................................... 341
11.3.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con la exigibilidad
de perjuicio al solicitante de la nulidad procesal.......... 341
11.3.2 Jurisprudencia casatoria relacionada con la oportuni-
dad para deducir las nulidades procesales (en prime-
ra y segunda instancia)............................................. 344
11.4 Jurisprudencia casatoria relacionada con la potestad nulifi-
cante (declaración de oficio de la nulidad) del órgano juris-
diccional................................................................................ 346
12. La nulidad de cosa juzgada fraudulenta............................................. 350
12.1 Concepto de nulidad de cosa juzgada fraudulenta.................. 350
12.2 Vías para solicitar la nulidad de cosa juzgada fraudulenta....... 351
12.3 Causales de nulidad de cosa juzgada fraudulenta.................... 352
12.3.1 El fraude procesal..................................................... 353
12.3.2 La colusión............................................................... 354
12.4 Objeto de impugnación en la nulidad de cosa juzgada fraudu-
lenta...................................................................................... 356
12.5 Competencia.......................................................................... 356
12.6 Vía procedimental.................................................................. 356
12.7 Plazo para interponer la demanda.......................................... 357
12.8 Legitimidad............................................................................ 358
12.9 Medidas cautelares admisibles................................................ 359
12.10 Efectos de la nulidad de cosa juzgada fraudulenta.................. 359
12.11 Jurisprudencia casatoria relacionada con la nulidad de cosa juz-
gada fraudulenta.................................................................... 360

927
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

12.11.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con aspectos ge-


nerales de la nulidad de cosa juzgada fraudulenta..... 360
12.11.2 Jurisprudencia casatoria relacionada con el fraude y
la colusión procesal.................................................. 363
12.11.3 Jurisprudencia casatoria relacionada con el objeto de
debate en el proceso de nulidad de cosa juzgada frau-
dulenta..................................................................... 365
12.11.4 Jurisprudencia casatoria relacionada con el objeto de
impugnación (sentencia, acuerdo conciliatorio o tran-
saccional) en el proceso de nulidad de cosa juzgada
fraudulenta............................................................... 369
12.11.5 Jurisprudencia casatoria relacionada con la legitima-
ción (activa y pasiva) en el proceso de nulidad de cosa
juzgada fraudulenta.................................................. 372
12.11.5.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con el
carácter residual de la nulidad de cosa juz-
gada fraudulenta...................................... 375
12.11.6 Jurisprudencia casatoria relacionada con el plazo u
oportunidad para demandar la nulidad de cosa juz-
gada fraudulenta....................................................... 377
12.11.7 Jurisprudencia casatoria relacionada con la acumula-
ción en el proceso de nulidad de cosa juzgada frau-
dulenta..................................................................... 386
12.11.8 Jurisprudencia casatoria relacionada con la prueba en
el proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta.... 386
12.11.9 Jurisprudencia casatoria relacionada con los efectos
del amparo de la acción de nulidad de cosa juzgada
fraudulenta............................................................... 390
12.11.10 Jurisprudencia casatoria relacionada con la impug-
nación en el proceso de nulidad de cosa juzgada frau-
dulenta..................................................................... 391

CAPITULO VIII
ASPECTOS GENERALES SOBRE LA PRUEBA
1. Definición de la prueba.................................................................... 393
2. Distinción entre prueba y medio probatorio..................................... 394
3. Naturaleza jurídica de la prueba....................................................... 395
4. El objeto de la prueba en el proceso civil.......................................... 395
4.1 Los hechos como objeto de la prueba..................................... 396

928
ÍNDICE GENERAL

5. Finalidad de la prueba...................................................................... 399


6. Pertinencia de la prueba.................................................................... 400
7. Oportunidad de la prueba................................................................. 401
8. La carga de la prueba........................................................................ 401
9. La valoración de la prueba................................................................ 403
9.1 Criterios de valoración........................................................... 404
9.1.1 La prueba tasada...................................................... 404
9.1.2 La libre valoración de las pruebas por el juzgador.... 405
9.1.3 Sistema adoptado en nuestro ordenamiento jurídico.... 406
10. Los medios probatorios en el Código Procesal Civil.......................... 406

CAPITULO IX
MEDIOS PROBATORIOS: DECLARACION DE PARTE
1. Concepto.......................................................................................... 407
2. Requisitos......................................................................................... 408
3. Posiciones e interrogatorio: generalidades........................................ 410
3.1 Contenido del interrogatorio................................................. 410
3.2 Sujetos procesales del interrogatorio...................................... 411
3.3 Redacción de las preguntas.................................................... 411
3.4 Formalidades del interrogatorio............................................. 412
3.5 Preguntas de oficio................................................................. 413
3.6 Forma de las respuestas.......................................................... 414
3.7 Declaración ficta o presunta................................................... 414
3.8 Exención de respuestas.......................................................... 415
4. La retractación en la declaración de parte......................................... 415
5. Valor probatorio de la declaración de parte...................................... 416

CAPITULO X
MEDIOS PROBATORIOS: DECLARACION DE TESTIGOS
1. Noción............................................................................................. 419
2. Objeto.............................................................................................. 420
3. La declaración testimonial como obligación procesal........................ 420
4. Requisitos de la declaración de testigos............................................. 421
5. Prohibiciones para prestar declaración testimonial............................ 421
6. Limitación al número de testigos...................................................... 422

929
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

7. Citación del testigo y apercibimientos............................................... 422


8. Desarrollo del interrogatorio............................................................ 423
9. Forma de las preguntas..................................................................... 424
10. Valoración judicial de la declaración de testigos................................ 424

CAPITULO XI
MEDIOS PROBATORIOS: DOCUMENTOS
1. Definición........................................................................................ 427
2. Características.................................................................................. 428
3. Requisitos de la prueba documental.................................................. 428
4. Ofrecimiento de la prueba documental............................................. 429
5. Clases de documentos....................................................................... 429
5.1 Documentos públicos............................................................. 431
5.2 Documentos privados............................................................ 432
6. Disponibilidad y exhibición de un documento.................................. 433
7. Reconocimiento de documentos....................................................... 434
8. El cotejo en la prueba documental.................................................... 436
9. Valor probatorio de los documentos................................................. 438
9.1 Valor probatorio de los documentos públicos......................... 439
9.2 Valor probatorio de los documentos privados........................ 440
10. Ineficacia probatoria del documento................................................. 441
10.1 Ineficacia por falsedad del documento................................... 441
10.1.1 Falsedad o inexistencia de la matriz.......................... 442
10.2 Ineficacia por nulidad del documento................................... 442
10.3 Ineficacia por su obtención ilícita........................................... 442

CAPITULO XII
MEDIOS PROBATORIOS: PERICIA
1. Noción............................................................................................. 443
2. Características de la prueba pericial.................................................. 444
3. Requisitos de la prueba pericial......................................................... 445
4. El perito........................................................................................... 447
4.1 La función o cargo de perito.................................................. 447
4.2 Obligaciones.......................................................................... 448
4.3 Responsabilidades.................................................................. 449
4.4 Número de peritos................................................................. 449

930
ÍNDICE GENERAL

5. Ofrecimiento de la prueba pericial.................................................... 450


6. Actuación de la prueba pericial......................................................... 451
7. Valoración judicial de la pericia........................................................ 452

CAPITULO XIII
MEDIOS PROBATORIOS: INSPECCION JUDICIAL
1. Concepto.......................................................................................... 455
2. Características.................................................................................. 456
3. Requisitos de la inspección judicial................................................... 456
4. Ofrecimiento de la prueba de inspección judicial.............................. 458
5. Actuación de la inspección judicial.................................................... 459
6. Valor probatorio de la inspección o reconocimiento judicial............. 460

CAPITULO XIV
SUCEDANEOS DE LOS MEDIOS PROBATORIOS
1. Concepto y clases de sucedáneos...................................................... 461
2. Los indicios...................................................................................... 462
2.1 Definición.............................................................................. 462
2.2 Requisitos de los indicios....................................................... 462
2.3 Valor probatorio de los indicios............................................. 463
3. Las presunciones............................................................................... 464
3.1 Noción.................................................................................. 464
3.2 Clases de presunciones........................................................... 466
3.2.1 Presunción legal....................................................... 466
3.2.1.1 Presunción legal absoluta......................... 467
3.2.1.2 Presunción legal relativa.......................... 468
3.2.1.3 Ficción legal............................................. 469
3.2.2 Presunción judicial................................................... 469
3.2.2.1 Presunción basada en la conducta procesal
de las partes............................................. 471

CAPITULO XV
CUESTIONES PROBATORIAS

1. Concepto y formas........................................................................... 473


1.1 La tacha................................................................................. 473

931
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

1.1.1 Definición................................................................ 473


1.1.2 Tacha de testigos...................................................... 473
1.1.3 Tacha de documentos............................................... 474
1.1.4 Tacha de medios probatorios atípicos....................... 474
1.1.5 Tramitación de la tacha............................................ 475
1.1.6 Conocimiento sobreviniente de la causal de
tacha........................................................................ 475
1.1.7 Efectos de la tacha formulada maliciosamente.......... 475
1.2 La oposición.......................................................................... 476
1.2.1 Concepto................................................................. 476
1.2.2 Oposición a la actuación de una declaración de
parte........................................................................ 476
1.2.3 Oposición a la actuación de una exhibición.............. 476
1.2.4 Oposición a la actuación de la prueba pericial.......... 477
1.2.5 Oposición a la actuación de una inspección judicial.. 477
1.2.6 Oposición a la actuación de medios probatorios atí-
picos........................................................................ 477
1.2.7 Tramitación de la oposición...................................... 478
1.2.8 Conocimiento sobreviniente de la causal de oposi-
ción.......................................................................... 478
1.2.9 Efectos de la oposición formulada maliciosa-
mente....................................................................... 479

CAPITULO XVI
LA PRUEBA ANTICIPADA
1. Definición........................................................................................ 481
2. Requisitos......................................................................................... 482
3. Competencia y trámite..................................................................... 483
4. La citación del emplazado................................................................. 483
5. Habilitación de día y hora para la actuación de la prueba anti-
cipada............................................................................................... 484
6. La absolución anticipada de posiciones............................................. 484
7. La declaración testimonial anticipada............................................... 484
8. Reconocimiento anticipado de documentos...................................... 485
9. Exhibición anticipada de documentos y otros bienes muebles........... 485
10. Actuación anticipada de la prueba pericial........................................ 485

932
ÍNDICE GENERAL

11. Actuación anticipada de la inspección o percepción judicial.............. 486


12. Regulación supletoria aplicable a la prueba anticipada...................... 486
13. Oposición a la actuación anticipada de un medio probatorio............ 486
14. Actos procesales improcedentes en la prueba anticipada................... 486
15. La prueba anticipada: sus apercibimientos y valor probatorio........... 487
16. Conclusión de la prueba anticipada.................................................. 488

CAPITULO XVII
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA
1. Jurisprudencia casatoria relacionada con la prueba en general.......... 489
2. Jurisprudencia casatoria relacionada con los principios en materia
probatoria........................................................................................ 495
3. Jurisprudencia casatoria relacionada con la carga de la prueba.......... 502
4. Jurisprudencia casatoria relacionada con la oportunidad de los me-
dios de prueba.................................................................................. 505
5. Jurisprudencia casatoria relacionada con la valoración de la
prueba.............................................................................................. 513
6. Jurisprudencia casatoria relacionada con las pruebas de oficio.......... 532
7. Jurisprudencia casatoria relacionada con la prueba trasladada.......... 541
8. Jurisprudencia casatoria relacionada con la audiencia de pruebas..... 542
9. Jurisprudencia casatoria relacionada con la prueba de declaración de
parte................................................................................................. 550
10. Jurisprudencia casatoria relacionada con la prueba de declaración de
testigos............................................................................................. 552
11. Jurisprudencia casatoria relacionada con la prueba de documentos.... 553
11.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con la prueba documen-
tal en general......................................................................... 553
11.2 Jurisprudencia casatoria relacionada con la firma en los docu-
mentos................................................................................... 554
11.3 Jurisprudencia casatoria relacionada con los documentos pú-
blicos en general.................................................................... 555
11.4 Jurisprudencia casatoria relacionada con los expedientes....... 556
11.5 Jurisprudencia casatoria relacionada con los informes............ 560
11.6 Jurisprudencia casatoria relacionada con la prueba documen-
tal consistente en cinta magnetofónica................................... 561
11.7 Jurisprudencia casatoria relacionada con los documentos pri-
vados en general.................................................................... 561

933
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

11.8 Jurisprudencia casatoria relacionada con la fecha cierta en los


documentos privados............................................................. 563
11.9 Jurisprudencia casatoria relacionada con el reconocimiento de
documentos privados............................................................. 565
11.10 Jurisprudencia casatoria relacionada con el cotejo de documen-
tos......................................................................................... 566
11.11 Jurisprudencia casatoria relacionada con las copias de los do-
cumentos............................................................................... 566
11.12 Jurisprudencia casatoria relacionada con la exhibición de do-
cumentos............................................................................... 567
12. Jurisprudencia casatoria relacionada con la prueba pericial............... 568
13. Jurisprudencia casatoria relacionada con la prueba de inspección ju-
dicial................................................................................................ 576
14. Jurisprudencia casatoria relacionada con los sucedáneos de los me-
dios probatorios (indicios y presunciones)........................................ 576
15. Jurisprudencia casatoria relacionada con la prueba anticipada.......... 579
16. Jurisprudencia casatoria relacionada con las cuestiones probatorias
(tacha y oposición)........................................................................... 581

CAPITULO XVIII
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION
DEL PROCESO: CONCILIACION
1. Sistemas de conciliación.................................................................... 587
2. La conciliación extrajudicial o previa................................................ 588
2.1 Configuración........................................................................ 588
2.2 Materias conciliables extrajudicialmente................................ 589
2.3 Materias no conciliables extrajudicialmente........................... 591
2.4 Casos de inexigibilidad de la conciliación por ser facul-
tativa...................................................................................... 592
2.5 Conciliación extrajudicial y procesos cautelares..................... 593
2.6 Mérito y ejecución del acta de conciliación............................ 594
3. La conciliación judicial o intraprocesal............................................. 595
3.1 Definición.............................................................................. 595
3.2 Naturaleza jurídica................................................................. 598
3.3 Oportunidad.......................................................................... 600
3.4 Formalidad............................................................................ 600
3.5 Requisito de fondo de la conciliación judicial......................... 601

934
ÍNDICE GENERAL

3.6 Acuerdo sobre costas y costos en la conciliación..................... 602


3.7 Efectos de la conciliación judicial o intraprocesal................... 602

CAPITULO XIX
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO:
ALLANAMIENTO Y RECONOCIMIENTO
1. Allanamiento.................................................................................... 603
1.1 Concepto............................................................................... 603
1.2 Requisitos.............................................................................. 609
1.3 Sujetos participantes.............................................................. 610
1.4 Oportunidad.......................................................................... 611
1.5 Alcances................................................................................. 611
1.6 Improcedencia....................................................................... 612
1.7 Efectos................................................................................... 613
1.7.1 Exoneración de costas y costos en el allanamiento.... 614
2. Reconocimiento................................................................................ 615
2.1 Configuración........................................................................ 615
2.2 Oportunidad.......................................................................... 617
2.3 Alcances................................................................................. 617
2.4 Improcedencia....................................................................... 618
2.5 Efectos................................................................................... 618
2.5.1 Exoneración de costas y costos en el reconoci-
miento...................................................................... 619

CAPITULO XX
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION
DEL PROCESO: TRANSACCION
1. Concepto.......................................................................................... 621
2. Elementos......................................................................................... 631
2.1 Relación jurídica dudosa o litigiosa........................................ 631
2.2 Intención de las partes de eliminar el conflicto de inte-
reses....................................................................................... 632
2.3 Concesiones recíprocas.......................................................... 632
3. Objeto.............................................................................................. 633
4. Contenido........................................................................................ 633

935
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

5. Indivisibilidad................................................................................... 634
6. Transacción de obligación nula o anulable........................................ 634
7. Transacción sobre nulidad o anulabilidad de obligación sujeta a
litigio................................................................................................ 634
8. Oportunidad de la transacción.......................................................... 634
9. Formalidad de la transacción............................................................ 635
10. Homologación de la transacción....................................................... 635
11. Acuerdo sobre costas y costos........................................................... 636
12. Efectos y ejecución de la transacción................................................. 637
13. Transacción y acto jurídico posterior a la sentencia........................... 638

CAPITULO XXI
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION
DEL PROCESO: DESISTIMIENTO
1. Significado........................................................................................ 639
2. Clases............................................................................................... 639
2.1 Desistimiento del proceso...................................................... 640
2.1.1 Definición................................................................ 640
2.1.2 Legitimación............................................................ 641
2.1.3 Oportunidad............................................................ 642
2.1.4 Formalidad............................................................... 642
2.1.5 Efectos..................................................................... 643
2.2 Desistimiento de actos procesales........................................... 644
2.2.1 Noción..................................................................... 644
2.2.2 Legitimación............................................................ 645
2.2.3 Oportunidad............................................................ 645
2.2.4 Formalidad............................................................... 646
2.2.5 Efectos del desistimiento de actos procesales............ 646
2.3 Desistimiento de la pretensión............................................... 647
2.3.1 Configuración.......................................................... 647
2.3.2 Legitimación............................................................ 647
2.3.3 Oportunidad............................................................ 648
2.3.4 Formalidad............................................................... 649
2.3.5 Rol del Juez en el desistimiento de la pretensión...... 649
2.3.6 Efectos del desistimiento de la pretensión................. 650
3. Jurisprudencia casatoria relacionada con el desistimiento................. 651

936
ÍNDICE GENERAL

CAPITULO XXII
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION
DEL PROCESO: ABANDONO
1. Concepto de abandono, caducidad o perención de instancia............. 655
2. Presupuestos..................................................................................... 656
2.1 Existencia de una instancia..................................................... 656
2.2 Inactividad procesal............................................................... 657
2.2.1 Actos de impulso procesal e interpretación restrictiva
en materia de perención de la instancia.................... 658
2.3 Transcurso del plazo legal del abandono................................ 659
2.4 Resolución judicial declarativa............................................... 660
3. Legitimidad para solicitar la declaración de abandono...................... 661
4. Modos en que puede operar la perención de la instancia.................. 661
5. Convalidación o purga de la caducidad de la instancia...................... 662
6. Suspensión del plazo de caducidad de la instancia............................. 663
7. Improcedencia del abandono............................................................ 664
8. Efectos del abandono........................................................................ 665
9. La impugnación en materia de abandono.......................................... 667
10. Jurisprudencia casatoria relacionada con el abandono...................... 667

CAPITULO XXIII
ASPECTOS GENERALES SOBRE
LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS
1. La actividad impugnativa.................................................................. 685
2. Fundamento de la impugnación........................................................ 685
2.1 La instancia plural.................................................................. 686
3. Objeto de impugnación.................................................................... 690
4. Causales de impugnación.................................................................. 691
5. Presupuestos de la impugnación........................................................ 692
6. Aclaración y corrección de resoluciones............................................ 693
7. Los medios impugnatorios y su clasificación..................................... 697
7.1 Los remedios......................................................................... 699
7.1.1 Concepto................................................................. 699
7.1.2 Requisitos de admisibilidad...................................... 699
7.1.3 Requisitos de procedencia........................................ 700

937
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

7.1.4 Clases de remedios................................................... 700


7.2 Los recursos........................................................................... 701
7.2.1 Definición................................................................ 701
7.2.2 Características.......................................................... 702
7.2.3 Legitimación............................................................ 703
7.2.4 Requisitos................................................................. 704
7.2.5 Finalidad.................................................................. 707
7.2.6 Clases de recursos en el Código Procesal Civil.......... 708
8. Renuncia a recurrir........................................................................... 708
9. Jurisprudencia casatoria relacionada con aspectos generales de los me-
dios impugnatorios........................................................................... 709

CAPITULO XXIV
MEDIOS IMPUGNATORIOS:
RECURSO DE REPOSICION
1. Significado........................................................................................ 715
2. Procedencia...................................................................................... 716
3. Legitimación..................................................................................... 717
4. Motivación del recurso..................................................................... 718
5. Organo jurisdiccional competente.................................................... 718
6. Tramitación...................................................................................... 719
7. Efectos de la resolución que resuelve el recurso de reposición.......... 720

CAPITULO XXV
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION
1. Concepto.......................................................................................... 721
2. Objeto.............................................................................................. 722
3. Procedencia...................................................................................... 723
4. Competencia del órgano judicial revisor........................................... 723
5. El principio “tantum devolutum quantum apellatum”....................... 725
6. La prohibición de la “reformatio in peius”........................................ 726
7. Motivación del recurso de apelación................................................. 727
8. Legitimidad en la apelación.............................................................. 728
9. La adhesión a la apelación................................................................ 729
10. Trámite del recurso de apelación....................................................... 732

938
ÍNDICE GENERAL

10.1 Interposición del recurso........................................................ 732


10.2 Admisibilidad y procedencia del recurso................................ 734
10.3 Concesión del recurso............................................................ 736
10.3.1 Efectos en que se concede el recurso........................ 736
10.4 Procedimiento en segunda instancia....................................... 739
10.4.1 La prueba en segunda instancia................................ 742
10.4.2 La decisión de segunda instancia.............................. 743
10.4.2.1 Actos contra la sentencia expedida en se-
gunda instancia........................................ 745
10.4.2.2 Cumplimiento de la sentencia de segunda
instancia.................................................. 745
10.4.2.3 Fijación de costas y costos en segunda ins-
tancia....................................................... 745
11. Elevación en consulta por falta de apelación..................................... 745
11.1 Concepto de consulta............................................................. 745
11.2 Procedencia........................................................................... 749
11.3 Trámite.................................................................................. 750
12. Jurisprudencia casatoria relacionada con el recurso de apelación...... 750
12.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con los casos en que
el recurso de apelación contiene intrínsecamente el de
nulidad.................................................................................. 750
12.2 Jurisprudencia casatoria relacionada con el objeto de apela-
ción....................................................................................... 751
12.3 Jurisprudencia casatoria relacionada con las resoluciones con-
tra las que no procede la apelación por ser inimpugnables..... 752
12.4 Jurisprudencia casatoria relacionada con el plazo para inter-
poner el recurso de apelación................................................. 754
12.5 Jurisprudencia casatoria relacionada con el requisito del pago
de la tasa judicial por concepto de apelación.......................... 755
12.6 Jurisprudencia casatoria relacionada con las personas que pue-
den interponer recurso de apelación...................................... 760
12.7 Jurisprudencia casatoria relacionada con la fundamentación
del recurso de apelación......................................................... 763
12.8 Jurisprudencia casatoria relacionada con la concesión del re-
curso de apelación................................................................. 765

939
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

12.9 Jurisprudencia casatoria relacionada con la declaración de nu-


lidad del concesorio de la apelación por el órgano judicial re-
visor....................................................................................... 765
12.10 Jurisprudencia casatoria relacionada con la apelación concedi-
da con efecto suspensivo........................................................ 767
12.11 Jurisprudencia casatoria relacionada con la apelación concedi-
da sin efecto suspensivo......................................................... 768
12.12 Jurisprudencia casatoria relacionada con la apelación concedi-
da sin efecto suspensivo y con la calidad de diferida............... 768
12.13 Jurisprudencia casatoria relacionada con la apelación de autos
expedidos en audiencias......................................................... 775
12.14 Jurisprudencia casatoria relacionada con el ofrecimiento de
medios probatorios en la apelación........................................ 776
12.15 Jurisprudencia casatoria relacionada con las facultades del ór-
gano judicial revisor respecto de las pruebas de oficio............ 780
12.16 Jurisprudencia casatoria relacionada con la vista de la causa y
el informe oral....................................................................... 781
12.17 Jurisprudencia casatoria relacionada con los poderes del órga-
no judicial que resuelve la apelación...................................... 787
12.18 Jurisprudencia casatoria relacionada con la decisión del recur-
so de apelación...................................................................... 801
12.19 Jurisprudencia casatoria relacionada con la adhesión a la ape-
lación..................................................................................... 816

CAPITULO XXVI
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION
1. Concepto.......................................................................................... 819
2. Fines................................................................................................. 820
3. Resoluciones objeto de casación........................................................ 821
4. Causales de casación......................................................................... 822
5. Requisitos del recurso de casación.................................................... 823
5.1 Requisitos de admisibilidad.................................................... 823
5.2 Requisitos de procedencia...................................................... 825
6. Trámite del recurso de casación........................................................ 827
6.1 Interposición del recurso de casación..................................... 828
6.1.1 Consulta por no interposición del recurso de casa-
ción.......................................................................... 828

940
ÍNDICE GENERAL

6.2 Admisibilidad e inadmisibilidad del recurso de casación......... 829


6.3 Procedencia e improcedencia del recurso de casación............. 830
6.4 Tramitación del recurso de casación....................................... 833
6.5 Actividad procesal de las partes durante el trámite del recurso
de casación............................................................................ 834
6.6 Expedición de la sentencia que resuelve el recurso de casa-
ción....................................................................................... 834
7. Sentencia que desestima el recurso de casación................................. 835
7.1 Corrección de resolución erróneamente motivada cuya parte
dispositiva se ajusta a derecho................................................ 836
8. La sentencia casatoria....................................................................... 837
8.1 Efectos de la sentencia casatoria............................................. 837
9. El precedente judicial........................................................................ 839
10. Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la República en re-
lación al recurso de casación............................................................. 840
10.1 Jurisprudencia relacionada con el recurso de casación en ge-
neral...................................................................................... 841
10.2 Jurisprudencia relacionada con los fines del recurso de casa-
ción....................................................................................... 842
10.3 Jurisprudencia relacionada con la casación como recurso ex-
traordinario........................................................................... 845
10.4 Jurisprudencia relacionada con las causales de casación......... 847
10.5 Jurisprudencia relacionada con las resoluciones recurribles o
no en casación....................................................................... 850
10.6 Jurisprudencia relacionada con el plazo para interponer el re-
curso de casación................................................................... 854
10.7 Jurisprudencia relacionada con el requisito del recurso de ca-
sación consistente en la tasa para interponerlo....................... 856
10.8 Jurisprudencia relacionada con el no consentimiento de la re-
solución adversa de primera instancia como requisito de pro-
cedencia del recurso de casación............................................ 857
10.9 Jurisprudencia relacionada con la fundamentación del recur-
so de casación........................................................................ 862
10.10 Jurisprudencia relacionada con los agravios o vicios que no se
pueden plantear en vía casatoria............................................ 867
10.11 Jurisprudencia relacionada con la actividad procesal de las par-
tes durante el trámite del recurso de casación......................... 871
10.12 Jurisprudencia relacionada con la competencia o facultades de
la Sala de casación.................................................................. 871

941
MANUAL DEL PROCESO CIVIL

10.13 Jurisprudencia relacionada con la exclusión de las cuestiones


de hecho en la casación y las excepciones a dicha regla.......... 878
10.14 Jurisprudencia relacionada con la exclusión del análisis de los
estatutos de personas jurídicas en la casación......................... 887
10.15 Jurisprudencia relacionada con la exclusión del análisis de los
contratos en la casación......................................................... 888
10.16 Jurisprudencia relacionada con la costumbre o norma consue-
tudinaria a efecto de la casación............................................. 890
10.17 Jurisprudencia relacionada con la casación y las cuestiones ati-
nentes a la prueba.................................................................. 891
10.18 Jurisprudencia relacionada con la decisión sobre el recurso de
casación y sus efectos............................................................. 904
10.19 Jurisprudencia relacionada con el precedente judicial (doctri-
na jurisprudencial)................................................................. 908

CAPITULO XXVII
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE QUEJA
1. Configuración.................................................................................. 911
2. Requisitos......................................................................................... 913
3. Legitimidad...................................................................................... 914
4. Organo jurisdiccional competente.................................................... 915
5. Motivación del recurso..................................................................... 915
6. Tramitación del recurso.................................................................... 916
7. Efectos en relación al recurso de queja.............................................. 917

Indice general.......................................................................................... 921

942

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