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Adolfo López
Mateos”
Asignatura: ESPAÑOL.
LEYENDAS MEXICANAS
DE TERROR
Ana María.
Ana Michelle.
Leonardo.
Adrián.
Dulce.
Prologo
El propósito de esta antología es hablar sobre las
leyendas mexicanas de terror, porque son muy
entretenidas, son cortas, son interesante, tienen final
inesperado y personajes fuera de este mundo, entre
estas podrás encontrar:
- La planchada.
- El jinete sin cabeza.
- La nahuala.
- La llorona.
- Entre otras.
Nosotros escogimos este tema porque tienen
contenidos muy interesantes, son conocidas, y
algunas están basadas en hechos reales.
Creemos que estas leyendas, se han ido
transmitiendo a través de los años, se modificaron
depende de las regiones y algunas otras son
clásicas, que todo mexicano sabe, pero siguen
siendo entretenidas y aterradoras.
Nosotros recomendamos estas leyendas porque
tienen lenguaje sencillo, son cortas, te harán temblar
de miedo, las puedes leer con quien tu quieras y en
donde quieras.
Índice
Prologo……………………………………………… 3
El jinete sin cabeza………………………………… 4
La llorona………………………………………….... 6
EL niño de la pelota……………………………….. 8
El callejón del muerto…………………………….. 9
La descarnada……………………………………. .10
La mulata de
córdoba…………………………………………….. 13
La planchada……………………………………… 15
La niña de la mina………………………………... 17
La isla de las muñecas…………………………... 19
El jinete sin cabeza
El jinete sin cabeza, una leyenda que cuenta sobre un cliente
habitual de la cantina, llegó aquel día pidiendo a sus amigos
unos pesos para llevar a su hijo enfermo con el doctor. Pero
aquellos bribones encontraron en la desgracia de su
compañero, un motivo para seguirse divirtiendo, uno de ellos
le dijo: -No tenemos ni un peso, pero le comparto un secreto.
Dicen que si monta al caballo negro que corre por la loma y
logra domarlo, lo llevará a la cueva de su antiguo amo, que
está llena de oro. Y puede agarrar lo que quiera para su
chamaco.
Por supuesto aquello era mentira, lo habían inventado en ese
momento, para burlarse de su amigo. Pero el otro andaba tan
desesperado que se enfiló a la loma, y sobre la rama de un
árbol, esperó al caballo y se dejó caer sobre él. Con tanto
relinchido y movimiento, la cabeza del hombre quedó
colgada en aquella misma rama y su sangre cubrió completo
los ojos del animal. La bestia emprendió la carrera, con el
cuerpo del hombre a cuestas, sus manos habían quedado
bien sujetas al pelaje y en unos segundos ambos cayeron por
el despeñadero. Hombre y bestia estaban ahora unidos
por un lazo de sangre y muerte, no se sabía cuál era uno y
cual el otro.
La sangre corría como un rio salvaje, haciendo grietas en la
tierra seca, que la succionaba como si estuviera sedienta, se
llenó de burbujas y en un momento comenzó a arder, entre el
fuego intenso, ambos cuerpos fueron tragados por la tierra.
Los sujetos no hablaron de lo sucedido a nadie, pero; en el
amanecer de cada siguiente día, encontraron sobre alguna
puerta la quemadura de una herradura.
La séptima noche después de lo ocurrido, entre las rocas de
la cañada, un eco insistente les crispaba los nervios.
Parecían cascos de caballo, que avanzaba a trote lento,
dando tiempo a que todos lo escucharan, alcanzaron a divisar
a lo lejos, una bola de fuego que bajaba por la loma, así que
todos se fueron a refugiar a sus casas. Desde alguna
pequeña grieta entre las paredes, los mirones vieron un
inmenso caballo negro, cuyas patas y crin eran solamente
llamas y exhalaba fuego y obedecía las ordenes de un jinete
sin cabeza, que lo llevó a través de todas las puertas
marcadas, y salieron cargando seis cabezas, con las que
luego alimentó a la gran bestia, dejando atrás solamente los
cuerpos calcinados de los impertinentes bromistas.
Dicen desde entonces en aquel pueblo: “Quien no tenga
intención de ayudar a un alma en desgracia, será decapitado
por el jinete sin cabeza y su cuerpo convertido en cenizas
por el fuego del infierno, que el caballo negro lleva consigo”.
La llorona
Se dice que la historia nace en el Lago Texcoco, cuando una
mujer de origen indígena se enamora de un español muy
guapo -según diferentes versiones-. Él era un hombre muy
fuerte, con cabello oscuro y con una sonrisa con la que podía
conquistar a todo mundo si éste quisiera. La mujer era muy
bella, tenía el cabello oscuro, una sonrisa que hacía sonrojar
a más de uno, también tenía un rosto angelical y un cuerpo
muy bien formado, todo hombre del pueblo quería lograr
conquistarla.
Un día, mientras que la llorona, como hoy la conocemos, se
encontraba en las orillas del río lavando la ropa, el misterioso
hombre del que ella se enamoró apareció de la nada
lanzando destellos de felicidad mientras se dirigía a ella. A lo
que ella respondió con una dulce y tierna sonrisa. Hablaron y
cayó presa del amor. Varios meses después de tener un
romance apasionado tuvieron tres hijos que la mujer cuidaba
con mucho amor y cariño, tal y como una madre lo haría con
sus propios hijos.
Pero resulta ser que el español del que se había enamorado
la llorona era una persona infiel y que le gustaba enamorar a
las mujeres con su sonrisa de oro. La mujer deseaba que su
relación se formalizara y que se casaran de inmediato así que
muchas veces habló con él y siempre evadía la pregunta,
recordemos que ambos vivían juntos. Así que después de
que se fue, pasaron varias semanas antes de que volviera a
escuchar de él.
La mujer escuchó de muchas voces que el español se había
comprometido con una mujer española de la alta sociedad y
que dentro de unos meses se casaría. Después de escuchar
esto, la llorona llevó a sus hijos que inocentemente la
siguieron, y los ahogó a las orillas de río. Viendo lo que había
hecho por despecho, la mujer tomó su vida y se convirtió en
lo que hoy conocemos como la llorona.
Se dice que todavía se puede escuchar los lamentos de esta
mujer arrepentida por siempre, un alma en pena que jamás
logra descansar y que todavía pregunta por sus hijos en las
calles más oscuras de la ciudad de México. Los que corren la
mala fortuna de toparse con esta mujer aseguran que está
vestida completamente de blanco y los lamentos se escuchan
más cerca de lo que parece.
“Ay, mis hijos, ay mis hijos” …
Si te ha gustado esta la leyenda de la llorona te invito a
leer otras versiones, agradecería mucho que la compartieras
por tus redes sociales y con tus mejores amigos. Si gustas de
las leyendas tanto como yo, entonces no olvides seguirnos y
estar pendiente de nuestras próximas entradas.
El niño de la pelota.
La planchada.
La Planchada Fue una leyenda de las más populares del siglo
XX, también es conocida como “La Enfermera Visitante”.
Se dice que, en el Hospital Juárez, de la Ciudad de México,
en las noches circula por los pasillos una enfermera con
vestido largo, blanco, perfectamente almidonado, entra a los
cuartos y atiende a los enfermos. Cuando estos reciben la
visita de la encargada en turno, argumentan haber sido
atendidos por una joven de buena presencia vestida con una
blancura impecable, una mujer hermosa, de pelo corto y
rubio, seria, pero, sobre todo, estricta, con el uniforme
almidonado y bien planchado. Según se cuenta,
tal enfermera es el fantasma de una joven llamada Eulalia,
que trató mal a los enfermos, y su espíritu vaga ahora en el
viejo inmueble, cuidando que los enfermos se encuentren
bien, en castigo a la crueldad que tuvo con ellos cuando vivía.
Hay ocasiones en que las enfermeras del turno nocturno, al
hacer guardia se han quedado dormidas, y precipitadamente
les han propinado una palmada en sus cabezas. Estas al
despertar, no ven a nadie a su alrededor, solo
sienten escalofríos y ven los largos y viejos pasillos quietos
en la mitad de la noche.
Una de las versiones de cómo ocurrieron los hechos narra
que la enfermera de nombre Eulalia formaba parte del
personal del hospital, era entregada a su vocación, amable y
querida por los pacientes. Se enamoró de un médico recién
egresado que entró también al hospital, que a diferencia de
ella era un tipo orgulloso y envanecido. En poco tiempo se
hicieron novios, aunque la relación no era equitativa: ella le
entregaba todo su amor y él era fanfarrón, coqueteaba con
otras enfermeras. Pasado más de un año, el Doctor le dijo
que se casarían. Y la joven comenzó a ilusionarse con la
boda.
Cierto día el Doctor le comentó que tendría un seminario al
norte del país y tardaría al menos dos semanas, la joven le
deseo buen viaje y esperando su regreso para planear la
boda empezó a extrañarlo demasiado. Había transcurrido
apenas una semana, cuando recibió la invitación de uno de
sus compañeros para asistir a una fiesta, a lo cual ella se
negó argumentando que no podía aceptar su invitación por
estar comprometida con el Doctor Joaquín su amigo un poco
desconcertado le dijo: -Como van a estar comprometidos si él
se acaba de casar, está en su viaje de bodas y renuncio
porque se va de la ciudad-.
Tras esta decepción Eulalia no pudo evitar sumirse en una
profunda depresión por el engaño del que había sido víctima.
Comenzó a llegar tarde al trabajo, descuidó a algunos
enfermos, algunos murieron por su falta de interés. Pasó el
tiempo, y ella cayó en cama por una enfermedad que la llevó
más tarde a la tumba, en el mismo hospital donde trabajaba.