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Leyenda del Estado de Oaxaca

Por: Dr. Evencio Isidro Cruz Cruz


En la primera calle de Morelos arranca en sentido diagonal y en
dirección a la última de Matamoros, un tortuoso y angosto callejón,
solitario y tétrico, que hace tiempo fue lugar de un misterioso asesinato
y a la vez de un espeluznante suceso registrado momentos después de
cometido aquel crimen, lo que motivo que se le conozca, desde
entonces, con el nombre de "El Callejón del Muerto".
Fue en aquel tiempo en que la ciudad se alumbraba con faroles de
aceite, los cuales se encargaban de encender los llamados "Serenos". Y
uno de estos personajes fue quien precisamente resultó víctima de
aquel crimen. Una noche profundamente oscura el "Sereno" estaba
haciendo su ronda; de repente, rasgado el silencio partió un "¡ay!"
prolongado y un penetrante grito de agonía; después volvió a reinar el
silencio.
Por la calle, un hombre con farol de mano caminó velozmente hacia el
templo del Marquesado; llegó hasta ahí y le dijo al párroco que había un
apuñalado que necesitaba confesión. Aquel se aprestó y sin más llego
hacia el agonizante sereno. A la mitad de aquel callejón, yacía el herido,
por lo que el cura procedió a confesarlo. Fue una confesión larga y
penosa.

Leyenda el callejón del muerto Oaxaca

Después de absolverlo el sacerdote se dirigió al sitio donde estaba su


acompañante y no encontró de éste más que su linterna. Intrigado la
tomó para ver a quien había confesado, y al acercarle la luz al rostro,
vio que era el mismo quien le había ido a llamar. Sobrecogido de terror
regresó al curato y se dice que muchos días después, el párroco quedó
completamente sordo del oído con que escuchó la confesión del muerto.
Leyenda La Princesa Donají
Leyenda del Estado de Oaxaca
Hace mucho tiempo nació en Zaachila, capital del pueblo zapoteca, la
princesa Donají, que creció rodeada de cariño a pesar de los tiempos
de guerra que enfrentaban a su pueblo con los mixtecos. Un día,
después de una batalla, encontró herido a Nucano, el príncipe rival de
los mixtecos, llevándolo a su habitación para cuidarlo. Durante ese
tiempo el amor floreció entre los dos jóvenes príncipes.
La guerra prosiguió y finalmente los mixtecos resultaron vencedores
sobre los zapotecas. Pidieron como señal de paz que el rey entregara a
la princesa Donají, que fue llevada ante Nucano. Sin embargo, Donají, a
pesar de su amor por Nucano, temía por la suerte de su pueblo, así que
le pidió a su padre que la rescatase en un descuido de los mixtecos.
El rescate resultó frustrado y se saldó con muchas víctimas mixtecas,
por lo que, en venganza, Donají fue asesinada por dos mixtecos sin el
consentimiento de Nucano.
Cuenta la leyenda que, al cabo del tiempo, un pastor encontró el cuerpo
de la princesa cerca del rio Atoyac. Insólitamente el cuerpo inerte de la
joven conservaba todo su esplendor, como si estuviera viva. De su oreja
había crecido una flor de lirio eterno que nunca moriría, quizás como
símbolo del amor sobre el odio, y de la valentía de la joven por proteger
a su pueblo.

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