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Cómo funcionan los circuitos cerebrales

Por: José Bargas

Las neuronas son células especiales: echan chispas, literal. Más técnicamente se dice
que generan espigas de voltaje. Hay mucha evidencia que apunta a que estos cambios
súbitos de voltaje son señales eléctricas que envían información desde los órganos de
los sentidos al cerebro y del cerebro a los músculos para ejecutar acciones. En la jerga
de los especialistas estas chispas o señales se llaman “potenciales de acción” (ver la
wikipedia (w) - o Galarraga y Bargas, 2010; Islas Suárez, 2009). Se transmiten como
impulsos a través de los axones de unas neuronas hacia otras. Acaso de aquí venga el
dicho de “no se me prendió la chispa” para decir “no se me ocurrió que hacer”.

Las sinapsis entre las neuronas permiten que los potenciales de acción pasen (sinapsis
excitadoras), o no pasen (sinapsis inhibidoras) de unas neuronas a otras (w- o Bargas y
Galarraga, 2009). Las sinapsis permiten a las neuronas del sistema nervioso
interconectarse y formar circuitos o redes neuronales para excitarse o inhibirse,
mutuamente, o en secuencia. Los procesos sumados de todos los microcircuitos
neuronales generan el funcionamiento cerebral. Las fallas en ese funcionamiento
producen las patologías neurológicas y psiquiátricas, esa es la visión científica actual.
Es por eso que nos importa saber como funcionan y si hay mecanismos generales que
comparten todos los circuitos del cerebro.

En el nivel de desarrollo tecnológico en que se encuentran las neurociencias actuales es


muy difícil registrar decenas o cientos de neuronas y al mismo tiempo correlacionar esta
actividad con el comportamiento. Si monitoreamos la conducta sólo podemos registrar
unas cuantas neuronas junto con el registro de la actividad poblacional (e.g.,
electroencefalograma o EEG, tomografía por emisión de positrones o PET, resonancia
magnética o MRI y otras técnicas) lo que nos da una idea muy gruesa de lo que hace
una población de neuronas a una escala temporal que las más de las veces es demasiado
lenta, además de que no podemos ver a las neuronas que se inhiben activamente como
parte del proceso estudiado. Nadie niega que estas técnicas sean herramientas poderosas
en la medicina moderna. Por otro lado, se pueden tener pedazos de cerebro (e.g.,
biopsias) o preparaciones de tejido in vitro, en las que podemos registrar decenas, y a
veces cientos de neuronas simultáneamente para ver qué hacen. En este caso perdemos
la correlación con la conducta del sujeto experimental, aunque a cambio podamos
probar la acción de fármacos y sustancias. Lograr todo: registrar la conducta así como
la actividad de cientos de neuronas con resolución de célula única, además de probar
sustancias de potencial uso terapéutico, al mismo tiempo, es una meta de las
neurociencias actuales. Lo que está generando tecnología cada vez más sorprendente.

Aun con las limitadas técnicas que tenemos ahora, ¿qué sabemos de los microcircuitos
cerebrales? Sabemos que se conforman y mantienen gracias a varios procesos, algunos
de ellos hipotetizados de tiempo atrás (Hebb, 1949), pero que hoy ya cuentan con
abundante evidencia experimental:

Plasticidad sináptica de largo plazo.


Así se llama la capacidad que tienen las sinapsis para cambiar su fuerza o “peso”.
Cuando la sinapsis se hace más fuerte decimos que hubo facilitación o potenciación
sináptica. Cuando la sinapsis se hace débil decimos que hubo depresión sináptica. La
fuerza de las sinapsis entre las neuronas se puede modificar de manera duradera o
temporal. Hay dos mecanismos de largo plazo:

LTP o “potenciación de largo plazo” por sus siglas en inglés (long term potentiation)
que aumenta o potencia la fuerza de las sinapsis entre dos neuronas (w -o Bennett,
2000). Esto sucede entre neuronas que disparan juntas, aquellas cuya actividad está
correlacionada, un verdadero chisporroteo, y así se ve en los experimentos de
imagenología celular: como cuando se lanzan fuegos artificiales. También está la LTD o
“depresión de largo plazo” por sus siglas en inglés (long term depression) que
disminuye o deprime la fuerza de la sinapsis entre dos neuronas (w -o Massey y Bashir,
2007). Sucede cuando la actividad de un grupo de neuronas no está correlacionada: se
debilitan sus conexiones.

Entre ambos procesos, LTP y LTD, se configura la estructura de los circuitos cerebrales.
El cambio en las fuerzas o pesos sinápticos relativos entre los elementos del circuito se
considera la base de la memoria.

Actividad correlacionada.

Las funciones cerebrales se realizan por grupos de neuronas disparando más o menos
juntas, formando agregados derivados de los cambios en los pesos sinápticos descritos
en el apartado anterior. Un grupo o agregado de neuronas recibe al mismo tiempo la
información por el hecho de que las conexiones entre ellas están reforzadas lo cual
soporta la llamada codificación poblacional o vectorial. A su vez, otro grupo de
neuronas puede estar activamente inhibido por las neuronas que en ese momento están
disparando y así, las diferentes tareas que ambos grupos realizan no se entremezclan y
se generan a su debido tiempo. Cuando esto no sucede hay por ejemplo movimientos
anormales, pensamientos obsesivos o depresión entre otras patologías. Pues una
hipótesis de las neurociencias es que estos agregados o grupos neuronales trabajando en
conjunto son los ladrillos o piezas para tener representaciones mentales o acciones
motoras: perceptos y movimientos. Las técnicas utilizadas para observar a estos grupos
neuronales funcionando en el tejido cerebral vivo mantenido bajo el microscopio son:
imagenología de calcio o de voltaje, electrofisiología celular, histología,
inmunocitoquímica, biología molecular y demás. Todas se usan en el laboratorio para
estudiar a los microcircuitos. A su vez, los datos se procesan utilizando mucha
programación, algoritmos, estadística y matemáticas. Es por eso que se habla de
neurociencias, científicos de todas las áreas tienen que llevar a cabo un trabajo
multidisciplinario para que se dé la investigación moderna (e.g., geociencias, ciencias
humanas, ciencias de los sistemas complejos, etc), lo que pone de cabeza y trastorna las
antiguas divisiones universitarias basadas en facultades, institutos y departamentos, así
como los currículos basados en “carreras”. Por ejemplo, recientemente aparecieron los
neurofilósofos, los neuroeconomistas y otros.
Al registro de la actividad eléctrica de un agregado neuronal en el tiempo le llamamos
un “estado funcional del microcircuito” o simplemente estado. Como no siempre está
disparando el mismo agregado neuronal, decimos que el microcircuito posee varios
estados. Estos estados se alternan la actividad neural llevándola, literalmente, de unos a
otros. Al ser la actividad correlacionada, recurrente y alternada, el registro poblacional
mediante un electrodo de campo (e.g., el EEG) muestra oscilaciones u ondas a
frecuencias y ritmos determinados. En suma, un agregado neuronal son aquellas
neuronas que se activan juntas dando un estado de actividad en la red.

Las secuencias de actividad de los agregados neuronales genera ensambles neuronales

Los “Ensambles Neuronales” (o Cell Assemblies en inglés, literalmente asambleas de


neuronas) tienen la posibilidad de formar una red neuronal escalable, pues están
formado por varios agregados neuronales, como los del apartado anterior, conectados
entre sí, de forma que el disparo recurrente y sincrónico de los grupos se alterna entre
un agregado y otro. La actividad neural que viaja por los circuitos del cerebro es la
actividad correlacionada de los agregados que, como están conectados unos con otros,
pueden generar secuencias de actividad (Carrillo-Reid y cols., 2008). Los estados se
suceden unos a otros de manera recurrente, alternada, muchas veces
estereotipada y con una frecuencia característica. Pensemos un momento en
las acepciones del sustantivo ensamble y del verbo ensamblar (diccionario de la RAE):
un ensamble de cuerdas, una ensambladura de piezas para formar una máquina, un
ensamble de rutinas o algoritmos para formar un programa de cómputo, etc. Ensamble
da la idea de algo que trabaja de manera coordinada siguiendo una secuencia, en este
caso, la secuencia de actividad neuronal sigue los circuitos preferentes derivados de la
plasticidad sináptica de largo plazo que se generó en las sinapsis de las neuronas que
conectan los agregados neuronales, dando la secuencia de estados funcionales del
microcircuito, tal como la melodía que podría surgir de un ensamble de cámara, o bien
de las subrutinas computacionales para un sintetizador.

Una hipótesis es que estas secuencias unitarias se encadenan entre sí siguiendo una
sintaxis, preferentemente de tipo cerrado o cíclico: “circuito recurrente”. Esto
tiene ventajas pues los constituyentes se alternan y pasan la actividad de uno al
otro formando patrones espacio-temporales que sostienen la entrada sensorial y los
mecanismos cognitivos internos como la memoria de trabajo (reverberancia), así
como las secuencias de comandos motores (programas), pero que pueden cambiar
si cambian las circunstancias. Como los ensambles pueden encadenarse unos a otros
a manera de palabras en frases y de frases en párrafos y así sucesivamente, ya tenemos
una hipótesis de trabajo para explicar como las redes neuronales del cerebro ejecutan,
por ejemplo, respuestas complejas, hábitos, programas o rutinas motoras (ej.: subir a un
árbol, lanzar una piedra, montar bicicleta, tocar el piano, etc.). Muchas secuencias
generan los mecanismos adaptativos a los estímulos del medio ambiente. Tienen como
característica principal su robustez, esto es, es difícil modificarlos con cualquier nuevo
estímulo que aparezca al azar una vez que han sido creados, sin cambiar las condiciones
iniciales. Además, la cadena de ensambles se activaría siguiendo un orden como en un
programa. La arquitectura modular y su sintaxis, hipotéticas ambas, genera varias
propiedades. Mencionamos algunas:

Los circuitos son escalables, como en el juego de LEGO los módulos se ensamblan
y disocian formando redes neurales más grandes o más chicas según se necesite.
Hay “ignición” o cebamiento: esto es, la activación de cualquiera de los módulos
(agregados) inicia la secuencia completa: basta ver una parte del percepto para
imaginarnos el todo (Gestalt). La hipótesis fuerte que subyace a esta propiedad es que si
sabemos las reglas generales de cómo funciona un microcircuito, inferimos que todos lo
demás son más o menos iteraciones del mismo diseño con sus detalles locales.

Esta propiedad subyace al problema de “Los Universales”, que persiste desde la edad
media, aunque ahora tengan propiedades formales que dan lugar a la Teoría de
Conjuntos. ¿Cómo es que podemos reconocer cualquier elemento del conjunto
(universal) “silla”, desde un trono hasta un banquito pasando por todas las modalidades
de sillas que se nos presenten? Platón habló de una dimensión donde el modelo de silla
se mantiene incólume y perfecto mientras que todas sus instancias terrenales eran
derivadas imperfectas de ese modelo. Los nominalistas decían que los conjuntos no
existían más que como abstracciones. Pero podría ser que el ensamble neuronal que
almacena el conjunto “silla”, al tener la propiedad de la ignición, se va a activar con
cualquiera de las instancias que presente una combinación de rasgos permanentes de los
elementos del conjunto silla: tener cuatro patas y un lugar para asentar el trasero, por
ejemplo. Este universal se guardaría en un ensamble neuronal.

Los circuitos poseen la propiedad de “composicionalidad”. Se le llama así a la


facultad de generar procedimientos complejos a partir de la actividad de
módulos simples o básicos, dependiendo de cómo se organicen y coordinen en
jerarquías. Con los mismos elementos pueden formarse diversos agregados y
por lo tanto diversos ensambles, por lo que las mismas neuronas pueden ser
empleadas en diversas tareas. Esta arquitectura hace que las capacidades
computacionales de las redes neurales sean muy grandes. Analogías para entender el
concepto de composicionalidad son: con las veinte y siete letras del alfabeto y unos
cuantos signos de puntuación se pueden escribir todas las novelas que se quieran y un
infinito número de novelas no existentes aun. Con las siete notas musicales se puede
escribir un sinnúmero de sinfonías y piezas musicales. Con los cuatro pares de bases del
DNA se construye un infinito número de genomas –y por lo tanto especies, etc.
(Bienenstock y Geman, 2005; Hammer, 2003). Esta propiedad es soportada por que la
secuencia de estados funcionales del circuito formando ciclos de actividad cerrados con
la posibilidad de recombinarse. Se ha intentando tener lo mismo con cadenas lineales de
conexiones pero estás se van arborizando sin cortapisas requiriendo cada vez más y más
elementos hasta hacerse inmanejables o fractálicas.

Plasticidad sináptica de corto plazo y modulación presináptica.

En todo lo dicho anteriormente hay una incoherencia: ¿Cómo tenemos circuitos estables
y robustos con pesos determinados (memoria) y al mismo tiempo decimos que los
diferentes agregados neuronales pueden recombinarse o re-arreglarse dando diferentes y
diversos ensambles neuronales para hacer diversas tareas utilizando los mismos
elementos? (composicionalidad). En la respuesta a este intrincado problema está el
secreto del poder de cómputo del cerebro de cualquier mamífero, infinitamente más
complejo que la computadora más poderosa a crearse en los próximos cien años con los
recursos de la nanotecnología. No en vano se ha dicho que el cerebro es la organización
de la materia más compleja del universo conocido.
Pero pudo demostrarse que los agregados neuronales pueden re-arreglarse para formar
diferentes ensambles neuronales con los mismos elementos (Carrillo-Reid y cols. 2009).
Independientemente de la existencia de la plasticidad sináptica de largo plazo para
formar ensambles robustos y estables, existe, de manera superpuesta, la plasticidad
sináptica de corto plazo, propia de cada tipo de sinapsis y modulable mediante
receptores situados en las terminales presinápticas, sitio estratégico para controlar
cuanto neurotransmisor se libera de la terminal, y por lo tanto, que tan fuerte es una
sinapsis en un momento dado. Esto quiere decir que aunque un ensamble sea robusto,
un transmisor modulador puede cambiar momentáneamente la fuerza de sus sinapsis
activando los receptores presinápticos de las mismas, y luego regresar al estado original.
Hay muchos neurotransmisores que son moduladores y están ampliamente distribuidos
en las redes neuronales del cerebro: noradrenalina, dopamina, acetilcolina, serotonina,
histamina, adenosina, más una cantidad enorme de péptidos y lípidos entre los que se
encuentran los opiáceos y los canabinoides endógenos. Dependiendo de cual
combinación de los mismos esté actuando en la red en un momento dado, dependerá el
tipo de ensambles que estemos observando. Esto es, para cada estado químico del
cerebro corresponde un grupo de ensambles que empujará al circuito a actuar de una u
otra forma. Hemos llegado al nivel de organización más complejo de todos, entrando de
lleno a la frontera hipotética que posee, todavía, poco asidero experimental.

Los transmisores que activan receptores presinápticos, esto es, los neuromoduladores,
cambian la fuerza de las sinapsis entre los agregados neuronales provocando la
conversión de un ensamble en otro. Las mismas neuronas pueden dar lugar a un
sinnúmero de configuraciones estables mientras esté circulando el modulador. Así,
logramos provocar que un ensamble con tres estados funcionales aumente el número de
sus estados, y por ende, la cantidad de información que maneja, todo ello con casi los
mismos elementos neuronales (ibid). No es casual entonces que la capacidad cognitiva
de nuestro cerebro esté asociada a las oscilaciones rápidas de tipo gamma generadas por
la presencia de la acetilcolina en las redes neuronales y que la ausencia de este
neuromodulador esté asociado a la enfermedad de Alzheimer.

Es común que cuando nos referimos a la memoria almacenada digitalmente hablemos


de memoria de bajo y alto nivel; una es más lábil que la otra. En este caso, la plasticidad
de largo plazo da la memoria de alto nivel y la de corto plazo la de bajo nivel. A su vez,
en los nuevos formatos de almacenamiento puede haber, en un pequeño espacio,
múltiples niveles o “pisos” para almacenar información de suerte que aunque los discos
sigan siendo del mismo tamaño, cada vez almacenan más.

De manera análoga, no sabemos cuantos “pisos” puede llegar a tener un microcircuito


cerebral. Cada piso estaría dado por un estado químico cerebral, dependiendo de qué
modulador es el dominante y cuáles otros moduladores hay en el espacio intersticial. Al
ocupar sus receptores presinápticos reconfiguran a la red. Así, dependiendo del estado
químico se usan unos ensambles y no otros. Sabemos que dependiendo de nuestro
estado de ánimo somos más o menos capaces de ejecutar una tarea.

Vivimos la era de adicción a las drogas. Las drogas recreativas son análogos químicos
de los neuromoduladores. El exceso en la concentración de uno de ellos puede empujar
a la red a estados alterados de conciencia. Luego la conciencia está dada por los estados
funcionales de la red.
La combinatoria para términos prácticos es infinita y creo que si regresamos a la
analogía de la composicionalidad del lenguaje debemos de pensar en algo así como la
poesía, que siempre tiene la manera de sorprendernos con nuevas imágenes y
significados a través del uso contextualizado del lenguaje. O la música. Es probable que
las personas educadas o cultas (entrenadas) sientan con la poesía o con la música
estados alterados de conciencia que significan una gran satisfacción. Lo cual sugiere
que la enseñanza de las artes y la cultura no debe de descuidarse so pena de tener un sin
fin de drogadictos.

Lo expresado arriba es una explicación simplificada de una parte de la teoría


actualmente en desarrollo de los circuitos neuronales biológicos, hay otra teoría que
abarca los circuitos neuronales artificiales y es una rama de la ingeniería. Cada cierto
tiempo hay una síntesis entre ambas dando así lugar a la neuroingeniería, que aun no se
cultiva en nuestro país, pero que muchos nos esforzamos en que así sea. Como toda
teoría en periodo de florecimiento hay muchas hipótesis contrapuestas y las personas
que defienden las unas o las otras suelen estar en pleito, así sea académico, pues la
ciencia se hace con pasión o no se hace. Hasta ahora los neurocientíficos se habían
preocupado del estudio de neuronas únicas; sus procesos moleculares y disparos ante un
estímulo. Mas ahora que se han sentado las bases celulares ha comenzado la era de los
circuitos, pues las enfermedades neurológicas y psiquiátricas se ven como alteraciones
en el funcionamiento de los mismos así sea por la ausencia o el defecto en una sola
molécula (Uhlhaas y Singer, 2006; Jaidar y cols. 2010).

Referencias

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Bennett MR. (2000) The concept of long term potentiation of transmission at synapses.
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Carrillo-Reid L, Tecuapetla F, Tapia D, Hernandez-Cruz A, Galarraga E, Drucker-Colin


R, Bargas J (2008) Encoding Network States by Striatal Cell Assemblies. Journal of
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Carrillo-Reid L, Tecuapetla F, Ibáñez-Sandoval O, Hernández-Cruz A, Galarraga E,


Bargas J (2009) Cholinergic input endows compositional properties to striatal cell
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Galarraga E, Bargas J (2010) Potencial de membrana y potencial de acción. Ch2. In:


Fisiología Humana. 4th Ed. Ed: Tresguerres JAF, Ariznavarreta C, Cachofeiro V,
Cardinali D, Escrich E, Gil-Loyzaga P, Lahera V, Mora F, Romano M, Tamargo J.
McGraw-Hill Interamericana. Mexico City DF. pp 63-73

Hebb DO. (1949). The Organization of Behavior. Wiley. NY.

Hammer B (2003) Compositionality in neural systems. In: The Handbook of

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Islas Suárez LD. Excitabilidad cellular. Cap. 1 de: “Biología Funcional de los Animales
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Jaidar O, Carrillo-Reid L, Hernandez A, Drucker-Colin R, Bargas J, Hernandez-Cruz A.


(2010) Dynamics of the parkinsonian striatal microcircuit: entrainment into a dominant
network state. J Neurosci 30: 11326-11336.

Massey PV, Bashir ZI. (2007) Long-term depression: multiple forms and implications
for brain function. Trends Neurosci 30: 176-184.

Uhlhaas PJ, Singer W. (2006) Neural synchrony in brain disorders: relevance for
cognitive dysfunctions and pathophysiology. Neuron 52: 155-168.

*Investigador del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM.

Tomado de :
http://www.jornada.unam.mx/2008/04/10/index.php?section=ciencias&article=a02n1cie
28nov15

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