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Las neuronas son células especiales: echan chispas, literal. Más técnicamente se dice
que generan espigas de voltaje. Hay mucha evidencia que apunta a que estos cambios
súbitos de voltaje son señales eléctricas que envían información desde los órganos de
los sentidos al cerebro y del cerebro a los músculos para ejecutar acciones. En la jerga
de los especialistas estas chispas o señales se llaman “potenciales de acción” (ver la
wikipedia (w) - o Galarraga y Bargas, 2010; Islas Suárez, 2009). Se transmiten como
impulsos a través de los axones de unas neuronas hacia otras. Acaso de aquí venga el
dicho de “no se me prendió la chispa” para decir “no se me ocurrió que hacer”.
Las sinapsis entre las neuronas permiten que los potenciales de acción pasen (sinapsis
excitadoras), o no pasen (sinapsis inhibidoras) de unas neuronas a otras (w- o Bargas y
Galarraga, 2009). Las sinapsis permiten a las neuronas del sistema nervioso
interconectarse y formar circuitos o redes neuronales para excitarse o inhibirse,
mutuamente, o en secuencia. Los procesos sumados de todos los microcircuitos
neuronales generan el funcionamiento cerebral. Las fallas en ese funcionamiento
producen las patologías neurológicas y psiquiátricas, esa es la visión científica actual.
Es por eso que nos importa saber como funcionan y si hay mecanismos generales que
comparten todos los circuitos del cerebro.
Aun con las limitadas técnicas que tenemos ahora, ¿qué sabemos de los microcircuitos
cerebrales? Sabemos que se conforman y mantienen gracias a varios procesos, algunos
de ellos hipotetizados de tiempo atrás (Hebb, 1949), pero que hoy ya cuentan con
abundante evidencia experimental:
LTP o “potenciación de largo plazo” por sus siglas en inglés (long term potentiation)
que aumenta o potencia la fuerza de las sinapsis entre dos neuronas (w -o Bennett,
2000). Esto sucede entre neuronas que disparan juntas, aquellas cuya actividad está
correlacionada, un verdadero chisporroteo, y así se ve en los experimentos de
imagenología celular: como cuando se lanzan fuegos artificiales. También está la LTD o
“depresión de largo plazo” por sus siglas en inglés (long term depression) que
disminuye o deprime la fuerza de la sinapsis entre dos neuronas (w -o Massey y Bashir,
2007). Sucede cuando la actividad de un grupo de neuronas no está correlacionada: se
debilitan sus conexiones.
Entre ambos procesos, LTP y LTD, se configura la estructura de los circuitos cerebrales.
El cambio en las fuerzas o pesos sinápticos relativos entre los elementos del circuito se
considera la base de la memoria.
Actividad correlacionada.
Las funciones cerebrales se realizan por grupos de neuronas disparando más o menos
juntas, formando agregados derivados de los cambios en los pesos sinápticos descritos
en el apartado anterior. Un grupo o agregado de neuronas recibe al mismo tiempo la
información por el hecho de que las conexiones entre ellas están reforzadas lo cual
soporta la llamada codificación poblacional o vectorial. A su vez, otro grupo de
neuronas puede estar activamente inhibido por las neuronas que en ese momento están
disparando y así, las diferentes tareas que ambos grupos realizan no se entremezclan y
se generan a su debido tiempo. Cuando esto no sucede hay por ejemplo movimientos
anormales, pensamientos obsesivos o depresión entre otras patologías. Pues una
hipótesis de las neurociencias es que estos agregados o grupos neuronales trabajando en
conjunto son los ladrillos o piezas para tener representaciones mentales o acciones
motoras: perceptos y movimientos. Las técnicas utilizadas para observar a estos grupos
neuronales funcionando en el tejido cerebral vivo mantenido bajo el microscopio son:
imagenología de calcio o de voltaje, electrofisiología celular, histología,
inmunocitoquímica, biología molecular y demás. Todas se usan en el laboratorio para
estudiar a los microcircuitos. A su vez, los datos se procesan utilizando mucha
programación, algoritmos, estadística y matemáticas. Es por eso que se habla de
neurociencias, científicos de todas las áreas tienen que llevar a cabo un trabajo
multidisciplinario para que se dé la investigación moderna (e.g., geociencias, ciencias
humanas, ciencias de los sistemas complejos, etc), lo que pone de cabeza y trastorna las
antiguas divisiones universitarias basadas en facultades, institutos y departamentos, así
como los currículos basados en “carreras”. Por ejemplo, recientemente aparecieron los
neurofilósofos, los neuroeconomistas y otros.
Al registro de la actividad eléctrica de un agregado neuronal en el tiempo le llamamos
un “estado funcional del microcircuito” o simplemente estado. Como no siempre está
disparando el mismo agregado neuronal, decimos que el microcircuito posee varios
estados. Estos estados se alternan la actividad neural llevándola, literalmente, de unos a
otros. Al ser la actividad correlacionada, recurrente y alternada, el registro poblacional
mediante un electrodo de campo (e.g., el EEG) muestra oscilaciones u ondas a
frecuencias y ritmos determinados. En suma, un agregado neuronal son aquellas
neuronas que se activan juntas dando un estado de actividad en la red.
Una hipótesis es que estas secuencias unitarias se encadenan entre sí siguiendo una
sintaxis, preferentemente de tipo cerrado o cíclico: “circuito recurrente”. Esto
tiene ventajas pues los constituyentes se alternan y pasan la actividad de uno al
otro formando patrones espacio-temporales que sostienen la entrada sensorial y los
mecanismos cognitivos internos como la memoria de trabajo (reverberancia), así
como las secuencias de comandos motores (programas), pero que pueden cambiar
si cambian las circunstancias. Como los ensambles pueden encadenarse unos a otros
a manera de palabras en frases y de frases en párrafos y así sucesivamente, ya tenemos
una hipótesis de trabajo para explicar como las redes neuronales del cerebro ejecutan,
por ejemplo, respuestas complejas, hábitos, programas o rutinas motoras (ej.: subir a un
árbol, lanzar una piedra, montar bicicleta, tocar el piano, etc.). Muchas secuencias
generan los mecanismos adaptativos a los estímulos del medio ambiente. Tienen como
característica principal su robustez, esto es, es difícil modificarlos con cualquier nuevo
estímulo que aparezca al azar una vez que han sido creados, sin cambiar las condiciones
iniciales. Además, la cadena de ensambles se activaría siguiendo un orden como en un
programa. La arquitectura modular y su sintaxis, hipotéticas ambas, genera varias
propiedades. Mencionamos algunas:
Los circuitos son escalables, como en el juego de LEGO los módulos se ensamblan
y disocian formando redes neurales más grandes o más chicas según se necesite.
Hay “ignición” o cebamiento: esto es, la activación de cualquiera de los módulos
(agregados) inicia la secuencia completa: basta ver una parte del percepto para
imaginarnos el todo (Gestalt). La hipótesis fuerte que subyace a esta propiedad es que si
sabemos las reglas generales de cómo funciona un microcircuito, inferimos que todos lo
demás son más o menos iteraciones del mismo diseño con sus detalles locales.
Esta propiedad subyace al problema de “Los Universales”, que persiste desde la edad
media, aunque ahora tengan propiedades formales que dan lugar a la Teoría de
Conjuntos. ¿Cómo es que podemos reconocer cualquier elemento del conjunto
(universal) “silla”, desde un trono hasta un banquito pasando por todas las modalidades
de sillas que se nos presenten? Platón habló de una dimensión donde el modelo de silla
se mantiene incólume y perfecto mientras que todas sus instancias terrenales eran
derivadas imperfectas de ese modelo. Los nominalistas decían que los conjuntos no
existían más que como abstracciones. Pero podría ser que el ensamble neuronal que
almacena el conjunto “silla”, al tener la propiedad de la ignición, se va a activar con
cualquiera de las instancias que presente una combinación de rasgos permanentes de los
elementos del conjunto silla: tener cuatro patas y un lugar para asentar el trasero, por
ejemplo. Este universal se guardaría en un ensamble neuronal.
En todo lo dicho anteriormente hay una incoherencia: ¿Cómo tenemos circuitos estables
y robustos con pesos determinados (memoria) y al mismo tiempo decimos que los
diferentes agregados neuronales pueden recombinarse o re-arreglarse dando diferentes y
diversos ensambles neuronales para hacer diversas tareas utilizando los mismos
elementos? (composicionalidad). En la respuesta a este intrincado problema está el
secreto del poder de cómputo del cerebro de cualquier mamífero, infinitamente más
complejo que la computadora más poderosa a crearse en los próximos cien años con los
recursos de la nanotecnología. No en vano se ha dicho que el cerebro es la organización
de la materia más compleja del universo conocido.
Pero pudo demostrarse que los agregados neuronales pueden re-arreglarse para formar
diferentes ensambles neuronales con los mismos elementos (Carrillo-Reid y cols. 2009).
Independientemente de la existencia de la plasticidad sináptica de largo plazo para
formar ensambles robustos y estables, existe, de manera superpuesta, la plasticidad
sináptica de corto plazo, propia de cada tipo de sinapsis y modulable mediante
receptores situados en las terminales presinápticas, sitio estratégico para controlar
cuanto neurotransmisor se libera de la terminal, y por lo tanto, que tan fuerte es una
sinapsis en un momento dado. Esto quiere decir que aunque un ensamble sea robusto,
un transmisor modulador puede cambiar momentáneamente la fuerza de sus sinapsis
activando los receptores presinápticos de las mismas, y luego regresar al estado original.
Hay muchos neurotransmisores que son moduladores y están ampliamente distribuidos
en las redes neuronales del cerebro: noradrenalina, dopamina, acetilcolina, serotonina,
histamina, adenosina, más una cantidad enorme de péptidos y lípidos entre los que se
encuentran los opiáceos y los canabinoides endógenos. Dependiendo de cual
combinación de los mismos esté actuando en la red en un momento dado, dependerá el
tipo de ensambles que estemos observando. Esto es, para cada estado químico del
cerebro corresponde un grupo de ensambles que empujará al circuito a actuar de una u
otra forma. Hemos llegado al nivel de organización más complejo de todos, entrando de
lleno a la frontera hipotética que posee, todavía, poco asidero experimental.
Los transmisores que activan receptores presinápticos, esto es, los neuromoduladores,
cambian la fuerza de las sinapsis entre los agregados neuronales provocando la
conversión de un ensamble en otro. Las mismas neuronas pueden dar lugar a un
sinnúmero de configuraciones estables mientras esté circulando el modulador. Así,
logramos provocar que un ensamble con tres estados funcionales aumente el número de
sus estados, y por ende, la cantidad de información que maneja, todo ello con casi los
mismos elementos neuronales (ibid). No es casual entonces que la capacidad cognitiva
de nuestro cerebro esté asociada a las oscilaciones rápidas de tipo gamma generadas por
la presencia de la acetilcolina en las redes neuronales y que la ausencia de este
neuromodulador esté asociado a la enfermedad de Alzheimer.
Vivimos la era de adicción a las drogas. Las drogas recreativas son análogos químicos
de los neuromoduladores. El exceso en la concentración de uno de ellos puede empujar
a la red a estados alterados de conciencia. Luego la conciencia está dada por los estados
funcionales de la red.
La combinatoria para términos prácticos es infinita y creo que si regresamos a la
analogía de la composicionalidad del lenguaje debemos de pensar en algo así como la
poesía, que siempre tiene la manera de sorprendernos con nuevas imágenes y
significados a través del uso contextualizado del lenguaje. O la música. Es probable que
las personas educadas o cultas (entrenadas) sientan con la poesía o con la música
estados alterados de conciencia que significan una gran satisfacción. Lo cual sugiere
que la enseñanza de las artes y la cultura no debe de descuidarse so pena de tener un sin
fin de drogadictos.
Referencias
Bennett MR. (2000) The concept of long term potentiation of transmission at synapses.
Prog Neurobiol. 60: 109-137.
Brain Theory and Neural Networks, Second edition Edition (Arbib MA,
ed). Cambridge, MA: The MIT Press.
Islas Suárez LD. Excitabilidad cellular. Cap. 1 de: “Biología Funcional de los Animales
Vol. 2”, 2a. Ed. por: Fanjul ML, Hiriart M. Siglo XXI eds. México DF.
Massey PV, Bashir ZI. (2007) Long-term depression: multiple forms and implications
for brain function. Trends Neurosci 30: 176-184.
Uhlhaas PJ, Singer W. (2006) Neural synchrony in brain disorders: relevance for
cognitive dysfunctions and pathophysiology. Neuron 52: 155-168.
Tomado de :
http://www.jornada.unam.mx/2008/04/10/index.php?section=ciencias&article=a02n1cie
28nov15