Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
TRABAJO PRACTICO 1.
Marradi, Archenti y Piovani, Cap. 3 “Método, metodología, técnicas”.
Los autores realizaran una distinción entre las concepciones de método, metodología y técnicas. Por
“método” se entiende al camino para conseguir un fin. Tradicionalmente ha sido definido por diversos
autores como Descartes y Bacon como el conjunto de reglas y pasos inmodificables que de ser
practicados garantizan el conocimiento científico sobre cualquier argumento; actualmente tal idea
queda rezagada, ya que, se considera que cuanto más el investigador conciba al método como una
secuencia rígida de operaciones, más decisiones tomara sin reflexionar y sin darse cuenta. Es así que
el método es algo mucho más complejo: si bien se cree que el investigador procede de manera
metódica, este aplicara el mismo de manera original a sus problemas. Lo esencial del concepto de
método esta en la elección a las técnicas a aplicar, en la capacidad de modificar técnicas existentes
adaptándolas a los propios problemas, y de imaginar técnicas nuevas.
Por “metodología” se entiende el discurso, estudio, reflexión sobre el método. Se discute si ella debe
ser una disciplina descriptiva o prescriptiva; si es descriptiva se encargaría de la descripción del
método, y si es prescriptiva se encargará de determinar cuáles son los métodos más loables según un
área particular. Es una ciencia reconstructiva que supone reflexionar sobre la propia práctica, lo que
nos permitiría mejorar nuestra propia profesión; tal reconstrucción se realiza en base a dos supuestos:
ontológicos y epistemológicos.
Por último se entiende por “técnica” a los procedimientos específicos y regulares avalados por una
comunidad científica para acceder al conocimiento. Una técnica es tangible y disponible, y podemos
reconocer dentro de esta categoría a la observación, la entrevista, la encuesta, focus group, etc.
TRABAJO PRACTICO 2.
Sánchez Vazquez, “Puntualizaciones onto-epistemológicas y éticas vinculadas al abordaje
metodológico en ciencias de lo humano”.
La ciencia es una práctica social. En ese sentido, existen dos formas de entender la metodología como
disciplina: como normativa o como reconstructiva. Por un lado, autores pertenecientes al círculo de
Viena, el círculo de Berlín y el falsacionismo, suelen sostener que la metodología es una disciplina
básicamente normativa (o prescriptiva), es decir, que es la encargada de legislar y sancionar el
quehacer científico, su proceso y resultado de acuerdo a ciertos parámetros científicos regulatorios.
Así, existe la creencia de que es posible definir un programa estructurado que establezca de modo
anticipado las series de operaciones necesarias para arribar a un conocimiento científico justificado.
Por otra parte, y desde algunos representantes del postempirismo como Lakatos y Kuhn, se entiende
que la metodología es una disciplina reconstructiva, ya que supondría el dominio conciente de las
reglas que conducen la práctica investigativa, lo cual sería de suma utilidad para potenciar y manejar
con mayor libertad tal práctica. La reconstrucción implica poder revisar de modo crítico esa práctica,
examen que permite generar condiciones para su optimización y expansión.
Al investigar se mantienen opciones onto-epistemológicas no siempre evidentes ni manifiestas para
los investigadores. Es habitual que ciertas premisas tiendan a permanecer implícitas y acríticas
dificultando el análisis de los fundamentos del conocimiento.
En ambos niveles, el ontológico y el epistemológico, pueden distinguirse dos posturas extremas y
contrarias:
En el plano ontológico, el hombre de ciencia refiere lo que él cree que es el objeto que va a
indagar. En este primer campo encontramos dos extremos: a- el objeto como agregados,
conformado por una serie de elementos conectados entre sí (nivel físico, químico, biológico,
psicológico y sociocultural). Se manifiesta aquí una visión elementarista y seccionada del
elemento de estudio.
Y b- en donde el objeto se presenta como una totalidad organizada, con fuerte interacción entre
los componentes, por lo cual su estudio requiere la intelección de la estructura dinámica que lo
caracteriza.
En el plano epistemológico, se refiere a como se cree que el individuo puede conocer ese
objeto que estudia. Aquí las posiciones extremas tambien son dos: a- existe la suposición de
que fuera del sujeto existe un mundo acabado y objetivo. El individuo aparece aquí como una
tabula rasa, vacía, en quien se van imprimiendo los estímulos externos recibidos; la intervención
de este no parece ser muy activa, tan solo conlleva la tarea de “copiar bien”, por lo que la verdad
del conocimiento consistiría en la correspondencia de nuestra imagen interior con la realidad
exterior que representa.
Y b- en donde se supone un modelo holístico del conocimiento humano, se produce una relacion
dialéctica entre el sujeto cognoscente y el objeto de estudio.
El ubicarse en algunos de los polos extremos de estas opciones supone una pobreza de posiciones
ideológicas, difíciles de mantener hoy en día. Según nuestra postura toda epistemología es
inevitablemente personal, lo que indica que es el sujeto, siempre, quien conoce. En efecto no puede
haber experiencia objetiva puesto que el punto de vista es inevitable, ninguna experiencia puede ser
exterior al sujeto o como unidad científica que lo vivencia.
Cuando se trata de estudiar fenómenos o situaciones humanas es muy importante tener en cuenta la
temática de la ética. Existen diferentes modelos para llevar adelante un proceso investigativo: por un
lado, si se trata de diseños de campo, los enfoques adoptados determinarán el tratamiento
metodológico durante el proceso de recolección de datos: los estudios de corte cuantitativo relevan
datos en contextos artificiales, mientras que las investigaciones cualitativas tratan con los participantes
en sus contextos cotidianos o en ámbitos de mayor libertad.
Por otra parte, muchas veces se manipulan datos provenientes de diferentes documentos, donde el
contacto no es directo con la persona aunque la misma sí queda comprometida en la información
resultante. Finalmente, si la investigación está centrada en un diseño de tipo bibliográfico, las
investigaciones muchas veces incluyen datos individuales y/o de grupos donde se hace referencia a
sujetos particulares o comunidades humanas.
Una cuestión clave al investigar con humanos es tener en cuenta la situación disimétrica que todo
encuadre investigativo genera en función de los roles desempeñados. Las problemáticas de la
autonomía y la vulnerabilidad de los sujetos que están a cargo toman protagonismo. Denominamos
“ethos científico” a la configuración que toma en el hombre de ciencia su modo ético de proceder,
incluyendo tanto las cuestiones del deber ser (lo normativo) como las deliberativas (lo reflexivo). La
identificación del investigador con determinados modos morales de manejarse en su estudio le confiere
una caracterización ética singular como científico, valorando determinadas acciones y desestimando
otras.
¿De qué sujeto ético se trata en la investigación? El otro se convierte, en términos jurídicos, en un
sujeto de derechos y en términos morales, en un sujeto de estima y respeto. Ese otro tiene que ser
considerado en todo el proceso investigativo como un ser a la vez autónomo y vulnerable. La
autonomía debe ser siempre supuesta y respetada, mientras que la vulnerabilidad está presente en la
condición existencial de los seres humanos. esta última es entendida en relacion al posible ejercicio o
no de la autonomía, en tanto se la concibe como la incapacidad temporal o permanente de realizar
una evaluación valida de la relacion riesgo-beneficio en el contexto de una investigación. La condición
de vulnerabilidad ha sido tratada bajo el concepto de “poblaciones especiales”.
Es importante explicitar los elementos que aparecen en la condición de vulnerabilidad, para que el
investigador pueda visibilizarlos al tratar con estos tipos de poblaciones:
1. Situación de grupo: la vulnerabilidad se posee por ser parte de un grupo y puede ser en forma
permanente o transitoria.
2. Gravedad: el aumento de la gravedad de un estado de salud es un indicador ético respecto de
la no participación en una investigación mientras dure el mismo, ya que dicha gravedad
compromete la capacidad de ese sujeto de tomar decisiones.
3. Permanencia: define la presencia del estado de vulnerabilidad, el cual puede aparecer en un
momento dado y mantenerse o no, siendo entonces fijo o transitorio.
4. Fluctuación: refiere a los cambios que pueden darse dentro de la misma condición de
vulnerabilidad durante la investigación, afectando la participación del sujeto en su
consentimiento.
5. Situación legal: refiere al status de las personas frente al sistema judicial; éste puede cambiar
por diferentes situaciones y aumentar así la condición vulnerable en tanto se convierten en
subordinados de un sistema e impedidos de ejercer libremente su autonomía.
Para finalizar, sostener que lo ético es un proceso transversal a todo diseño y puesto en marcha de
una investigación. En la actualidad se habla de “cultura ética de la investigación” en referencia a la
adquisición de hábitos de los hombres de ciencia a fin de incluir los principios y reglas presentes en
los códigos de ética, a la vez que poder ser sensibles por los derechos de los sujetos participantes.
Sánchez Vazquez, “Cap. III: Responsabilidad ética del científico. Los principios y reglas éticas
en la investigación con participantes humanos”.
La disciplina psicológica se enfrenta con una importante paradoja: su objeto de estudio tiene un
carácter dual ineludible, material e ideal, de objetividad y subjetividad a la vez; y además, la condición
de ser humano es inherente al carácter de pluralidad. El investigador se encuentra con sujetos únicos,
y este encuentro en un encuadre de investigación supone posiciones diferentes y disimétricas: siempre
hay un sujeto que quiere, que desea conocer y otro sujeto al que se intenta conocer, desde algún
ángulo y que es objeto de la investigación.
Trabajar en estas condiciones nos lleva a sostener que la responsabilidad del científico y las prácticas
cuidadosas son innegables; en este sentido, lo ético atraviesa la investigación y no es un epifenómeno
ligado a ella. Desde la ética profesional, el concepto de “responsabilidad” gira en torno a cómo debería
manejarse un profesional, evaluando si su acción ha sido o no responsable. La responsabilidad ética
en cada disciplina supone anteponer al “ethos burocrático” (el mínimo legal) el “ethos profesional”
(atento a la excelencia en el trabajo con las personas concretas).
Por otra parte, ligadas a la responsabilidad profesional, encontramos un continuo de consecuencias
jurídico-legales. La estimación de las consecuencias de una acción que debiera ser responsable
determina muchas veces la imputación civil y penal al profesional con mala praxis. Cada disciplina
establece los parámetros de acción a tomar en consideración para el ejercicio de una práctica
profesional y de investigación regulada. Los análisis sobre una actitud responsable en el ejercicio de
un rol profesional incluyen la preocupación por el otro. Ese otro se convierte, en términos jurídicos, en
un sujeto de plenos derechos, y en términos morales, en un sujeto de estima, respeto y cuidado.
Con respecto a la actitud del científico en relación a la responsabilidad ética en su ejercicio profesional,
se evidenció en los últimos años un progresivo pasaje de un período hegemónico denominado “la
concepción heredada”, donde encontrábamos una neutralidad valorativa del investigador, hacia un
período de mayor compromiso ético y de mayor toma de conciencia respecto de su responsabilidad y
rol social:
Postura de la neutralidad valorativa. Se considera que el científico es neutral respecto a su
trabajo y las acciones y productos que produce: se establece una dicotomía entre la
construcción del conocimiento científico y la aplicación del mismo. Desde este argumento la
ciencia queda exenta de toda crítica ética; se entiende que la neutralidad otorga impunidad.
Este punto de vista acrítico evidencia ciertos matices, algunos de los cuales introducen la
cuestión de la responsabilidad pero bajo la convicción de que existe una responsabilidad interna
y otra externa; esta responsabilidad es heterónoma, es decir, es impuesta. Estos matices son:
1) La responsabilidad de la ciencia se relaciona con las decisiones internas de la comunidad
científica. Se considera que los científicos se caracterizan por poseer un código moral
autoimpuesto que no depende de sanción externa, desde donde el control político exterior se
presenta como deformante de la actividad científica que busca la verdad.
2) La responsabilidad del científico tiene una mirada hacia lo externo. En esta visión se considera
que la ciencia tiene un prestigio social por sus desarrollos y avances. Son reglas de desempeño
la obligación a difundir el conocimiento a la población de forma clara e informativa, pero también
la regla de qué difundir.
Postura de la responsabilidad crítica de los científicos. Los científicos revisan de modo
crítico su actividad según ciertas demandas e imperativos epocales, por lo que la división entre
responsabilidad interna y externa no tiene sentido. Éstos no son ajenos a las instituciones que
habitan, lo que no significa que sean autómatas, existe una responsabilidad subjetiva y colectiva
respecto al rol que desempeñan.
La ciencia posee una inevitable carga ética, lo que nos invita a pensar que el científico no solo
es responsable de su acción benéfica para la sociedad, sino también frente a la necesaria
reparación de acciones u omisiones no benéficas hacia los otros, y de la obligación de revisar
las acciones propias y de su comunidad científica.
TRABAJO PRACTICO 3.
Gómez, “Búsqueda de bibliografía científica en línea. Armado de referencias con Normas APA”.
Durante el proceso de investigación, el investigador se ve precisado a realizar una búsqueda
bibliográfica y a recuperar contenido académico con respecto al problema de investigación que ha
seleccionado. Es necesario que esta información científica se encuentre certificada, entendiendo por
ello un tipo de información que ha sido evaluada por pares especialistas en el área temática y que ha
sido reconocida como importante por una comunidad científica, y que además refleja el estado en que
se encuentran los trabajos de investigación (su avance y primeros resultados, sus conclusiones
teóricas y nuevas hipótesis, las nuevas prácticas de la comunidad científica y los ámbitos teóricos que
ha perdido interés). Según la autora hay tres tipos diferentes de fuentes de información, que se
distinguen según el nivel informativo o de contenido:
Referencias o fuentes primarias: son comunicaciones científicas de estudios empíricos que
proporcionan información de primera mano y original. Ejemplos de estas son: los libros, artículos
de revistas, monografías, tesis, etc.
Fuentes secundarias: contienen información ya conocida, elaborada y organizada gracias al
análisis bibliográfico de los documentos primarios originales. Ejemplos: revistas de resúmenes,
los libros o artículos que interpretan otros trabajos de investigaciones, las bases de datos, etc.
Fuentes terciarias: son repertorios de fuentes primarias y secundarias. Ejemplos: los
diccionarios y las guías de obras de referencia producto de la proliferación de fuentes
secundarias.
Para realizar el relevamiento de la literatura pertinente al planteamiento de un problema de
investigación, se deben desarrollar estrategias de búsqueda y selección de ciertos materiales. Una de
ellas puede consistir en consultar a expertos en el tema, mientras que otra podría ser la realización de
la búsqueda en bases de referencias y de información (bases de datos, metabuscadores, repositorios
de información académica, repositorios y memorias institucionales), filmotecas y hemerotecas. Otra
estrategia muy común es rastrear el tema en un buscador o navegador web; la desventaja de ello es
que se pueden recuperar indiscriminadamente cientos de artículos evaluados por especialistas y otros
elaborados por aficionados, de múltiples subtemas que se podrían desprender del mismo tema. Ante
ello es preciso que se realice una selección de los términos de búsqueda o descriptores a rastrear, lo
que implicaría realizar una identificación de los aspectos más relevantes del problema de investigación.
Los descriptores deben ser precisos para que la consulta tenga mayor enfoque y permita recuperar
bibliografía pertinente.
Para que la búsqueda sea aún más precisa, otra estrategia utilizable sería el uso de operadores
boléanos para realizar búsquedas combinando o descartando términos. Estas operaciones lógicas
permiten filtrar el número de registros recuperados y realizar rastreos más específicos. Dentro de ellos
reconocemos: AND (intersección: permite focalizar el área de búsqueda al recuperar registros que
contengan ambos términos a la vez), OR (unión: recupera los registros que tengan uno o ambos
términos de búsqueda. Permite realizar una búsqueda más extensa), y NOT (exclusión: recupera los
registros que tengan el término seleccionado y no el otro). Éstos pueden ser combinados con otras
estrategias más: uso de años y rangos de fechas, uso de comillas, uso de paréntesis, uso de bases
de datos sólo en español o inglés.
Para seleccionar la literatura, es recomendable consultar los resúmenes de los artículos recuperados
en los sistemas de información académica. Al analizar las referencias, se debe tener en cuenta:
cercanía o similitud al planteamiento del problema, es decir, su utilidad para interpretar el fenómeno
de estudio; semejanza al método y la muestra seleccionada; análisis de fecha de publicación, y el rigor
y calidad del estudio referenciado; y las referencias a investigaciones empíricas, es decir, que
presenten recolección y análisis de datos. Una vez seleccionadas las fuentes útiles para comprender
el problema de investigación, se analizan cuidadosamente y se extrae la información necesaria para
integrarla al marco conceptual y el estado de la cuestión; estas secciones conforman la
fundamentación de cualquier propuesta de investigación.
Villarreal, “El estado del arte o estado de la cuestión: su función y especificidad en las
investigaciones psicológicas”.
La ciencia reviste un ineludible carácter colectivo y público, donde los hallazgos y descubrimientos son
acumulativos. Dicho carácter está explicitado en un diseño de investigación en el estado del arte o el
estado de la cuestión, instancia de búsqueda de antecedentes científicos que contextualicen el tema
a investigar. El estado del arte consiste en un proceso recursivo donde la búsqueda bibliográfica
afinará el problema de investigación y redirigirá la búsqueda hacia áreas cada vez más específicas en
torno a dos criterios: afinidad temática y afinidad contextual. Cuanto más afín es el tema abordado y
más similar el contexto de una investigación precedente, más relevante resulta como antecedente del
problema en consideración.
Sin embargo, esta práctica suele ser desestimada debido a dos tipos de prejuicios muy presentes en
nuestras tradiciones científicas. En primer lugar, cierta “vulgata kuhniana” sustentada en la suposición
de que el avance científico se produce por revoluciones. En segundo lugar, la “posición radical del
científico cualitativo”, que consiste en creer que la investigación social y subjetiva no requiere de la
revisión de antecedentes, ya que éstos sesgarían la originalidad de la inversión en el campo. En contra
de esta visión, se pretende instaurar una perspectiva crítica sobre el quehacer científico, y para ello la
historia de las ciencias no puede reducirse a una mera sucesión de revoluciones esporádicas,
separadas entre sí por períodos normales de calma. Es necesario concebir al científico en una inmensa
red de discusiones cotidianas. Asimismo, la práctica del científico no se realiza a ciegas, es decir,
obviando los desarrollos previos en busca de una posición neutral que permita un libre acceso al
campo.
Deconstruyendo estos prejuicios se comprende la importancia del estado del arte: un paso
fundamental para desarrollar una investigación coherente y sustentada, que pueda inspirar otras
investigaciones en un circuito de retroalimentación constante. Es fundamental dejar de lado el
estereotipo del genio solitario, y retomar el desafío de una ciencia publica, siendo el estado del arte
una instancia fundamental que implica la responsabilidad y compromiso del científico con el colectivo
del que forma parte.
Es necesario realizar una distinción entre el estado del arte como escrito independiente y la
instancia de revisión bibliográfica propia de toda investigación de campo. Esta distinción es
meramente técnica en tanto depende del objetivo que se perciba. Cuando el estado del arte se redacta
como una revisión de determinado tema en alguna disciplina en particular, se sustenta así mismo.
Prevalece un enfoque histórico que señala las diferentes perspectivas de abordaje, en pos de
comprender las líneas actuales que sustentan la investigación en dicho tema. Aquí la estructura será
ensayística determinada por las siguientes partes:
Título: donde se condensa el tema y se explicita que se trata de un estado de la cuestión.
Introducción: donde se presenta el tema que será sometido a la revisión bibliográfica, se
contextualizan los desarrollos de investigaciones que sustentaran las líneas de análisis, se
señala la relevancia de la elección del tema.
Desarrollo: donde se exponen los aportes realizados al conocimiento.
Conclusión: donde se evalúa el estado actual del desarrollo del conocimiento respecto del tema
tratado, se señalan las áreas de vacancia y se proponen líneas inéditas de investigación
empírica.
Referencias bibliográficas: consisten en el listado alfabético de la bibliografía consultada y
utilizada.
Por el contrario, cuando el estado del arte consiste en el relevamiento necesario para delimitar y
conocer el campo a indagar en un diseño empírico, se caracterizara por una función más instrumental.
El foco de la revisión bibliográfica será mucho más específico, y las preguntas de investigación serán
el eje rector de la confección del estado del arte como una instancia fundamental para conocer y afinar
la investigación.
TRABAJO PRACTICO 4.
El problema de investigación es definido como una dificultad que no puede resolverse en base a la
experiencia común y para la cual no alcanzan los conocimientos disponibles, o los mismos carecen de
precisión. En la realidad se pueden encontrar numerosos problemas; la cuestión radica en cómo los
transformamos en un interrogante válido para ser investigado científicamente. La investigación se
orienta a la producción de conocimiento científico, y por ello, el problema de investigación es
esencialmente un problema de conocimiento.
Para comenzar a delimitar el problema de investigación el investigador debe hacerse la pregunta
necesaria de qué es particularmente lo que se quiere conocer sobre ese área/problema. En tal
delimitación se ponen en juego diferentes tipos de factores:
1. Factores ecológico-contextuales: aquí podemos ubicar al interés personal del investigador
ligado a aspectos subjetivos y biográficos, el interés grupal del espacio en el que trabaja este
investigador, las demandas de las instituciones u organizaciones sociales, etc. Este factor pone
de relieve el modo en que el contexto intelectual y profesional opera como un disparador de
intereses temáticos.
2. Factores actitudinales: ciertas actitudes intelectuales pueden contribuir a la delimitación de un
problema de investigación; entre ellas podemos reconocer el abandono por parte del
investigador de todo dogmatismo sobre los conocimientos adquiridos, poniéndolos en duda.
El proceso mental que debe seguir el investigador en los momentos iniciales del proceso de
investigación, se caracteriza por la procesualidad para delimitar y formular el problema de
investigación. El primer paso a realizar consiste en identificar el área problema: ésta se caracteriza por
su amplitud, por la multiplicidad de problemas de investigación que puede generar y por la variedad
de perspectivas teóricas disponibles para su análisis. Constituye el objeto general de estudio, es decir,
refiere a un aspecto de la realidad que puede conocerse. Para realizar tal identificación es necesario
que el investigador pueda preguntarse: ¿Cuál es el tema que me interesa investigar? y ¿sobre qué
fenómeno me gustaría indagar?; estas preguntas remarcan los aspectos subjetivos ligados a los
intereses personales del mismo.
El segundo paso consiste en identificar posibles preguntas del área/problema. Disponer de un conjunto
de posibles problemas es fundamental para luego poder seleccionar aquel que sea más relevante y
factible de resolver según los medios disponibles.
Como tercer paso se accede a la caracterización de la naturaleza y los alcances de cada una de las
posibles preguntas. El resultado de esto es la selección de una o dos preguntas de investigación,
específicas y contextualizadas en un enfoque particular.
El cuarto paso consiste en la revisión de la literatura y los antecedentes previos, lo cual es fundamental
para delimitar el problema y conceptualizarlo. El carácter acumulativo del conocimiento científico hace
que el punto de partida de un problema de investigación sea la revisión de los conocimientos
disponibles. Tal revisión incluye dos procedimientos diferenciados: la detección de fuentes informativas
válidas de las cuales se extraen conocimientos científicos, y el ordenamiento y procesamiento de la
información recopilada. Se considera que la importancia de esta tarea radica en diferentes razones:
permite conocer si otros investigadores ya han planteado previamente este problema, cuáles fueron
sus conclusiones, y evaluar si es conveniente plantearlo; brinda orientaciones sobre cómo ha de
llevarse a cabo el estudio, y cuáles han sido las principales líneas teóricas y metodológicas con las
que se abordó previamente el fenómeno; entre otras.
El quinto paso consiste en adoptar una perspectiva disciplinar y/o conceptual a partir de la cual se
construirá teóricamente el objeto de estudio. En esta instancia es importante que también se decida el
alcance que se le dará al problema. Ello es una exigencia que deviene de la multiplicidad y diversidad
de modelos teóricos mediante los cuales se describe y explica el mundo, y de la gran variedad de
técnicas y procedimientos para poder abordarlo. Ésta definición y posicionamiento lleva
necesariamente a que el investigador se sujete a las exigencias teórico-metodológicas que le impone
el modelo seleccionado.
Como sexto paso se arriba a la formalización provisional del problema, lo que implica la redacción del
mismo y su evaluación en función de toda una serie de criterios: ¿es factible y viable realizar una
investigación para resolver el problema? ¿hay disponibilidad de medios, recursos y tiempo? ¿se podrá
tener acceso a los datos? Esta evaluación tiene como objetivo que el investigador sea realista respecto
a las posibilidades de resolver el problema, respecto al valor teórico que este problema puede poseer
para hacer avanzar el conocimiento, entre otras cosas.
Y por último el séptimo paso consiste en redactar el problema de investigación de acuerdo a ciertos
requisitos formales de índole metodológico: la redacción del problema debe utilizar la forma
interrogativa, debe incluir las variables o categorías que se estudiarán, referir el tipo de unidades de
observación, y contextualizarse en un tiempo y espacio especifico.
TRABAJO PRACTICO 5.
TRABAJO PRACTICO 6.
Valles propone que “diseñar” supone tomar decisiones durante todas las fases o momentos del
proceso de investigación. El diseño no es un molde que se organiza de una vez y se plasma en toda
situación, sino que depende de las lecturas teóricas del investigador y la adopción de una perspectiva
disciplinar, del reconocimiento de distintos tipos de estrategias metodológicas y de la reflexión sobre
las implicancias éticas. Para este autor no habría un diseño tradicional (representante de un polo
cuantitativo) frente a un diseño emergente (representante de un polo cualitativo), sino un continuo
entre ambos.
El autor propone tres tipos de elementos diferentes del diseño: 1) Elementos del diseño I:
formulación del problema, implica pasar de las ideas e interrogantes iniciales a la formulación de un
problema investigable, e incluye la lectura bibliográfica para familiarizarse con el estado de la cuestión
y la puesta en forma de la experiencia personal y profesional para focalizar el problema y hacerlo
manejable; 2) Elementos del diseño II: decisiones muestrales, supone la selección de contextos, de
casos y de fechas para la realización del estudio; y 3) Elementos del diseño III: selección de
estrategias de obtención, análisis y presentación de los datos, que abarca la elección de estrategias
metodológicas y técnicas específicas, así como de los criterios de evaluación de calidad del estudio.
Marradi, Archenti y Piovani retoman la propuesta de Valles y definen al “diseño” como una
descripción o bosquejo de algo, como un proyecto o plan. Sin embargo, sostienen que el mismo no es
solo una simple descripción, sino que consiste en realizar una anticipación modélica y abstracta del
conjunto de decisiones y acciones a implementar. Estos autores sostienen que esta concepción del
diseño acarrea dos consecuencias importantes: la primera es que no es posible una actividad de
investigación no diseñada, y la segunda es que no se puede pensar en tipos cerrados sino en un
continuum de diseños posibles. Este continuo de diseños está limitado por dos polos ideales, ya que
no se dan de modo puro en la práctica; uno de ellos es el polo estructurado, en el que la investigación
sería la aplicación fiel al plan estipulado, y el otro es el polo emergente, donde ninguna decisión o
actividad estaría planificada al momento de iniciar y desarrollar el estudio.
En su lugar proponen la idea de diseños flexibles como una concepción más realista del diseño. Ellos
pueden ser más o menos estructurados, existiendo la posibilidad de que algunas decisiones varíen en
el proceso investigativo con el fin de adaptarse a diferentes situaciones imprevistas. Este mínimo de
diseño implica decisiones que se pueden agrupar en cuatro grandes conjuntos: decisiones relativas a
la construcción del objeto/delimitación del problema a investigar, decisiones relativas a la selección
(muestra), decisiones relativas a la recolección (técnicas) y decisiones relativas al análisis (resultados).
En relación con lo anterior, Maxwell también se encuentra cuestionando la idea de “diseño” como
una secuencia unidireccional de pasos o etapas para planear y desarrollar un estudio. En su lugar,
propone un tipo de diseño que nomina “modelo interactivo” en el que cada componente del diseño
puede necesitar ser reconsiderado o modificado en respuesta a nuevos desarrollos o a cambios en
alguno de los otros componentes. Encontramos cinco componentes claves del diseño: los propósitos,
el contexto conceptual, las preguntas de investigación, los métodos y la validez del estudio. Estos
elementos no son distintos a los reconocidos por otros metodólogos, y es por ello que señala que la
novedad en su propuesta radica en la relación que supone entre estos elementos: los mismos
conforman una totalidad integrada, donde cada elemento interactúa con los demás.
Maxwell sostiene que las preguntas de investigación se ubican en el centro, y que deben tener una
relación ineludible con los propósitos del estudio y con el contexto conceptual. Esto conforma lo que
denomina “aspectos externos del diseño”, es decir, las metas, los conocimientos, las experiencias que
se incorporan a la investigación. Por otro lado, las preguntas tienen que ser formuladas para tener en
cuenta la viabilidad de los métodos y técnicas, y a su vez, éstas últimas tender a dar información para
responder a los interrogantes y para enfrentar las amenazas a la validez. Esto conforma lo que se
llama “aspectos internos del diseño”.
Siguiendo estas líneas de reflexión metodológica, Mendizábal sostiene que los diseños articulan
lógicamente los elementos constitutivos de toda investigación. Para esta autora, la utilización de
diseños flexibles alude a la estructura subyacente de los elementos que gobiernan el funcionamiento
de un estudio; se refiere a la articulación interactiva de esos elementos que permite la posibilidad de
cambio durante el transcurso de la investigación. Este proceso se desarrolla en forma circular, opuesto
a la propuesta lineal unidireccional de los diseños estructurados.
TRABAJO PRACTICO 7.
- Manzini, F. (2013) la psicología experimental en los contextos artificiales de
investigación.
- Manzini, F. (2017) Diseño de caso único y su relación en neurociencias. Ficha de catedra.
TRABAJO PRACTICO 8.