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Que Son Las BPM
Que Son Las BPM
Buenas Prácticas de Manufactura (BPM), son un sistema integral de garantía que se implementa
para lograr la calidad de los productos alimentarios el cual se basa no solo en un sistema
confiable de procedimientos para autorizar el registro y la comercialización y en un análisis
independiente del producto acabado, sino también en la seguridad lograda mediante una
inspección independiente, de todas las operaciones de fabricación que se realizan sean de
conformidad con normas aceptadas.
Las BPM o normas GMP (Good Manufacturing Practice) son un conjunto de normas y
procedimientos a seguir en la industria alimentaria para conseguir que los productos sean
fabricados de manera consistente y acorde a ciertos estádares de calidad.
Este sistema se elaboró para minimizar errores en la manufactura de productos alimentarios que
no pueden ser eliminados al someter al producto a las pruebas finales, es decir, antes de ser
distribuido.
Es así que se hace necesario que la industria de los alimentos elabore productos alimenticios,
sujetándose a normas de BPM, las que facilitarán el control y garantía de la calidad de las
mismas, dado seguridad y confiabilidad para su uso, administración, expendio y dispensación a
las personas.
Las Buenas Prácticas de Manufactura son una herramienta básica para la obtención de
productos seguros para el consumo humanos, que se centralizan en la higiene y forma de
manipulación.
Son útiles para el diseño y funcionamiento de los establecimientos, y para el desarrollo
de procesos y productos relacionados con la alimentación.
Contribuyen al aseguramiento de una producción de alimentos seguros, saludables e
inocuos para el consumo humano.
Son indispensable para la aplicación del Sistema HACCP (Análisis de Peligros y Puntos
Críticos de Control), de un programa de Gestión de Calidad Total (TQM) o de un Sistema
de Calidad como ISO 9000.
Se asocian con el Control a través de inspecciones del establecimiento.
Las BPM son un sistema integral que garantíza la calidad de los productos alimentarios, por
medio de la implementacion de una serie de normas basicas la cuales proporcionan una
confiabilidad de los procedimientos para autorizar el registro y la comercialización, y en un
análisis independiente del producto acabado, sino también en la seguridad lograda mediante una
inspección independiente, de todas las operaciones de fabricación que se realizan sean de
conformidad con normas aceptadas.
Manipuladores
Baño corporal diario. Este es un factor fundamental para la seguridad de los alimentos.
La empresa debe fomentar tal hábito dotando los vestidores con duchas, jabón y toallas.
No se permite trabajar a empleados que no estén aseados.
Usar uniforme limpio a diario (incluye el calzado).
Lavarse las manos y desinfectarlas antes de iniciar el trabajo, cada vez que vuelva a la
línea de proceso especialmente si viene del baño y en cualquier momento que están
sucias o contaminadas.
Mantener las uñas cortas, limpias y libres de esmaltes o cosméticos. No usar cosméticos
durante las jornadas de trabajo.
Cubrir completamente el cabello, barba y bigote. Las redes deben ser simples y sin
adornos; los ojos de la red no deben ser mayores de 3 mm y su color debe contrastar
con el color del cabello que están cubriendo.
No fumar, comer, beber, escupir o mascar chicles o cualquier otra cosa dentro de las
áreas de trabajo. Esto solo podrá hacerse en áreas y horarios establecidos.
No se permiten chicles, dulces u otros objetos en la boca durante el trabajo, ya que
pueden caer en los productos que están procesando.
Por la misma razón no se permiten plumas, lapiceros, termómetros, sujetadores u otros
objetos desprendibles en los bolsillos superiores del uniforme o detrás de la oreja.
No se permite el uso de joyas, adornos, broches, peinetas, pasadores, pinzas, aretes,
anillos, pulseras, relojes, collares, o cualquier otro objeto que pueda contaminar el
producto; incluso cuando se usen debajo de alguna protección.
Evitar toser o estornudar sobre los productos; el tapaboca ayuda a controlar estas
posibilidades.
Las heridas leves y no infectadas, deben cubrirse con un material sanitario, antes de
entrar a la línea de proceso.
Las personas con heridas infectadas no podrán trabajar en contacto directo con los
productos. Es conveniente alejarlos de los productos y que efectúen otras actividades
que no pongan en peligro los alimentos, hasta que estén curados.
Es obligatorio que los empleados y operarios notifiquen a su jefe sobre episodios
frecuentes de diarreas, heridas infectadas y afecciones agudas o crónicas de garganta,
nariz y vías respiratorias en general.
Los refrigerios y almuerzos solo pueden ser tomados en las salas o cafeterías
establecidas por la empresa. No se permite que los empleados tomen sus alimentos en
lugares diferentes, o sentados en el piso, o en lugares contaminados.
Cuando los empleados van al baño, deben quitarse los delantales antes de entrar al
servicio y así evitar su contaminación y trasladar ese riesgo a la sala de proceso.
No se permite que los empleados lleguen a la planta o salgan de ella con el uniforme
puesto.
La Dirección de la empresa deberá ordenar las medidas necesarias para que todas las personas,
y especialmente las nuevas que ingresen, reciban los conocimientos de higiene personal e
higiene de procesos, para que de una manera clara y sencilla, aprendan y comprendan los
procedimientos señalados en los manuales de Buenas Prácticas de Manufactura y de
Saneamiento.
Históricamente las BPM surgen como una respuesta o reacción ante hechos graves (algunas
veces fatales), relacionados con la falta de inocuidad, pureza y eficacia de alimentos y/o
medicamentos. Los primeros antecedentes de las BPM datan de 1906 en USA y se relacionan
con la aparición del libro "La Jungla" de Upton Sinclair. La novela describía en detalle las
condiciones de trabajo imperantes en la industria frigorífica de la ciudad de Chicago, y tuvo como
consecuencia una reducción del 50 % en el consumo de carne. Se produjo también la muerte de
varias personas que recibieron suero antitetánico contaminado preparado en caballos, que
provocó difteria en los pacientes tratados.
La gran repercusión de estos hechos hizo que el presidente Roosevelt pidiera al Congreso la
sanción del Acta sobre Drogas y Alimentos, que en esencia trataba sobre la pureza de alimentos
y fármacos y la prevención de las adulteraciones. Varios años más tarde, un farmacéutico de
Tennessee que trataba de encontrar un diluyente adecuado para la sulfanilamida (un precursor
de los antibióticos), utilizó dietilenglicol, substancia altamente tóxica que recientemente, en
nuestro país, produjo la muerte de varias personas en un caso similar. El resultado fue la muerte
de más de cien personas. Por ello es que en 1938 se promulga el Acta sobre Alimentos Drogas y
Cosméticos, donde se introduce el concepto de Inocuidad.
El último episodio decisivo se produjo el 4 de Julio de 1962, cuando apareció la noticia de los
efectos producidos por la Talidomida (una droga eficaz, pero con terribles efectos secundarios
en la gestación). Este hecho impulsó el surgimiento de la enmienda Kefauver-Harris y se creó la
primera guía de Buenas Prácticas de Manufactura. Estas han tenido varias modificaciones y
revisiones posteriores hasta llegar a las actuales BPM para la Producción, Envasado y
Manipulación de Alimentos (CFR, cap. 21 sección 110; 1991) o las BPM para Productos
farmacéuticos y dispositivos médicos. En 1969, la F.A.O. inició la publicación de una serie de
Normas recomendadas (Series CAC/RS) que incluían los Principios Generales de Higiene de los
Alimentos que a partir de 1981 se transformaron en el Codex Alimentarius, publicado en su
versión completa en 1989 para ser distribuido a través de la FAO y la OMS.
Historia de las BPM
Suceso Acción
La Ley 100 de 1993, que reglamenta el Plan de Atención Básica -PAB- y crea el Instituto
Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos -Invima-, cuyo objeto es el control
de la calidad de insumos con impacto en la salud individual y colectiva.
Posteriormente surgen otras disposiciones que pretenden llenar los vacíos generados por las
reformas sanitarias, la descentralización y la distribución de competencias. Las principales son:
POES BPM