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Hacia una compresión del construccionismo Social

De Kenneth Gergen

Carlos Bravo Urzúa, Psicólogo

Material Utilizado en el Seminario de Psicología Social de la


Escuela de Psicología de la Universidad Bolivariana
Santiago de Chile, 2002

1. A modo de introducción

Para iniciar esta reflexión crítica en este seminario de psicología social, lo primero que hay que advertir es que
Kenneth Gergen es un optimista. Es optimista en cuanto a las posibilidades que abre el socio-construccionismo en el
marco de las transformaciones socioculturales. Es optimista en cuanto ve que la crisis de la psicología social empírica
y racionalista pueden aportar hacia la construcción de una nueva forma de psicología: una más allá de la psicología
individual, a saber, la psicología de la comunidad.

Los dioses de la psicología social clásica han muerto. Sus agonías le permitirán a Gergen hacer una propuesta que se
fundamentará en una vista panorámica de las críticas y emergencias en contra de la sociedad moderna “en
decadencia”. En su gesto reformista intentará construir una nueva formulación que tendrá incluso ciertos atisbos
revolucionarios en el sentido de mostrar una novedad. Novedad que debiera incluso replantear y re-construir nuevas
formas de sociabilidad.

Pero estas nuevas formas de sociabilidad, o se podría decir incluso nuevas formas de gobernabilidad están
planteadas desde el mundo disciplinar de la psicología y sus disciplinas afines como eje del cambio social.

Gesto ilustrado que intentará dar cuenta de la crisis de la modernidad para elevar al socioconstruccionismo como la
nueva ciencia de la crisis de la re-presentación del “mundo objetivo”.

Crisis de las subjetividades actuales, crisis de la ciencia en cuanto a su pretensión de validez pero más que todo,
crisis en cuanto a sus servicios y servilismos al capitalismo, a las formas de dominación de los cuerpos individuales.

Pero Gergen no se alejará mucho en su propuesta alternativa, su alteridad estará basada en el logro acomodaticio de
establecer una psicología social que se adecue a los nuevos tiempos. Intentará de no pecar de conservador dentro de
toda las discusiones transformacionales de la ciencia y de las subjetividades actuales y futuras.

Ante todo intentará situarse en la cima de las discusiones actuales en cuanto al déficit de la ciencia factual, de la
psicología individual en base a los aportes de la psicología crítica, de la sociología crítica, y de todos los que
imprequen a la ciencia en cuanto artefacto dominador basados en ideologías del poder unilateral.

Gergen intentará estar en el reverso, en lo alterno en tanto marginalidad emancipadora. Intentará situar su campo
teórico revelador de sus verdades en los intersticios disciplinarios que emergen de la homogeneidad cultural de la
ciencia fáctica.

Así las críticas retórico-literarias, la crítica ideológica de los trasnochados comunistas, las feministas acérrimas y las
no tanto como Helene Cixsoux, y todos los anti-empiristas lógicos, serán sus puntos de anclaje, de crítica subterránea
y alterna de los cuales tomará argumentos para demostrar una cultura en decadencia y lisa y llanamente muerta: la
cultura racional-empirista.

Gergen intentará socavar y destruir la cultura de la ilustración. Dará cuenta que la confianza en el individuo como ser
razonante y todas las tramitaciones de su alteridad actualmente están en decadencia.

Pero quizás sus gestos revolucionarios caigan en contradicción en cuanto define su nueva revolución científica se
base en las premisas ilustradas de la razón, esto es, en que la teoría determina el cambio social.
Este texto intentará realizar un recorrido de los principales tópicos de la obra de Kenneth Gergen a modo de
establecer un texto de trabajo para el seminario a fin de realizar una lectura crítica de los postulados del
socioconstruccionismo.

1.0 EL CONOCIMIENTO INDIVIDUAL

El construccionismo social tratará de establecer que el conocimiento es construido desde las prácticas socio-
culturales a diferencia del conocimiento construido desde el individuo visión que estaría actualmente en crisis.

Kenneth Gergen planteará que todo el conocimiento se ha erigido desde las ideas de un individuo libre, basado en las
determinaciones de su razón y la confianza en las instituciones de educación, de religiosidad, del derecho, de la
economía y de la familia. Ya esta tradición hegemónica occidental debe ser cuestionada a la luz de las
transformaciones socioculturales.

Si el conocimiento es individual, entonces se tendría que desconfiar de las decisiones del individuo respecto a la
moral, a la política, a la economía, etc. ya que estos son conocimientos culturalmente determinados.

La psicología se ha erigido como un lugar privilegiado para el estudio del conocimiento individual. Es ésta, más que
otra disciplina, la que se ha encargado de elevar a un carácter científico los procesos mentales individuales.

Gergen visualiza dos tradiciones en que la psicología se ha hecho heredera: el empirismo lógico de la cual su
expresión es la psicología conductual y el racionalismo de la cual su expresión es la psicología cognitiva.

Estas dos tradiciones estarían ya en un punto muerto, agotadas. Se tratará entonces de dar aire fresco al
conocimiento del funcionar humano así como también a las transformaciones de la práctica cultural.

1.1 Problemas críticos de la ciencia

1.1.1 Núcleos de integibilidad

Gergen situará todo su planteamiento en la dimensión del discurso en tanto práctica social para entender las
problemáticas abordadas por parte de la psicología y las críticas que han agotado sus prácticas.

Habría entonces un desarrollo de cambios de paradigmas en las propias comunidades que generan conocimiento.

Lo que estaría sucediendo son cambios en los núcleos de integibilidad entendidos estos como cuerpos de
proposiciones inter-relacionadas compartidas por los que participan en los diferentes enclaves científicos. Estos
sistemas son homólogos a las matemáticas. Tienen la características de ser auto-corroboradores. Pero también
poseen sus propios elementos para pasar a su defunción, esto es que existen proposiciones afirmativas que
establecen el núcleo de integibilidad y éstas mismas afirmaciones tienen su correlato negativo. Una compresión de
existencia supone la afirmación de su no ser o ausencia.

O en el plano del discurso, la realidad del significante se basa en una cadena de diferencias .

Por lo que un sistema de integibilidad está basado implícitamente en su negación. Todas las perspectivas de
conocimiento están basadas en lo que no son.

En este aspecto, Gergen hará una recusación de estas tradiciones en apariencia binarias. El mismo basará su
recusación colocandse en uno de los puntos dicotómicos respecto a las tradiciones anteriores para establecer el lugar
del construccionismo social.

Pero también, los enclaves de conocimiento institucionalizados formalmente servirán para las estrategias de
involución o exclusión. Los enclaves marginales posicionadas en la negatividad de la teoría dominante serán
expresiones críticas a éstas .
1.1.2 El elemento anómalo

A Gergen le importarán las transformaciones teóricas de la ciencia para poder situar ahí las transformaciones de la
psicología moderna.

Su principal crítica a va ha ser a Thomas Kuhn quien sostendría que el cambio de paradigma estaría basado en la
intrusión de un elemento anómalo. La intrusión de este elemento en el corpus de la teoría mediante nuevos núcleos
explicativos transformará la teoría en un nuevo conjunto de integibilidad.

Gergen dirá que es una contradicción el que la teoría haga reconocible un hecho anómalo desde sus propias
premisas ya que éstas no podrían reconocerlo.

Gergen derivará de esto su crítica en cuanto a que el discurso de la ciencia puede justificar todo en tanto su estatuto
político-social.

1.1.3 Transformaciones de la psicología conductual

En la psicología conductual existe una superposición entre la teoría conductista, su metodología empírica y su
perspectiva meta-teórica (empirismo lógico).

Estos corpus se sostienen mutuamente lo que trae las siguientes consecuencias:

A nivel de la teoría; las afirmaciones en el campo de la teoría conductista son explicaciones observables en la realidad
(la conducta). Lo teórico es lo observable.

A nivel de lo metodológico; existiría una distancia entre el experimento y el experimentador.

A nivel de la metateoría; existe un basamento empirista y racional de sus explicaciones (empirismo lógico).

A nivel general, el conductismo mediante los procesos de formulación de hipótesis, experimentación y corroboración
en que las explicaciones de conducta pueden ser explicadas científicamente, esto es, las formulaciones están
basadas en el método.

Para el conductismo radical se define la preeminencia del ambiente para la explicación de las conductas humanas. Su
figuración estaría dada en que “el hombre es un ser de hábitos”. La adaptación estaría basada por las influencias
recíprocas entre hombre y ambiente (Watson, Skinner).

En el Neo-conductismo la liberalización de la meta-teoría (empirismo lógico) que obligaba una correspondencia directa
entre el constructo teórico y lo observable de lo cual el conductismo radical se hizo participe, derivó en el desarrollo de
“constructos hipotéticos” que refieren a estados psicológicos que intervienen en la formula E - R (estímulo ambiental y
la respuesta conductual).

De este modo “la mente” entra al campo de la psicología científica como un constructo teórico y metodológico
(Thorndike, Bandura). El gran salto es la introducción de un elemento no observable en una disciplina que intenta
establecerse científica al igual que la biología o la física.

Así, la teoría del aprendizaje humano intentó ser una réplica de la teoría de la ciencia, esto es una sincronía entre la
metateoría y la metodología, entre la ciencia y la psicología.

La meta-teoría suponía un mundo ordenado de entidades mecánicamente relacionados. El método permitía un


trazado preciso de los vínculos causales, y la imagen resultante del funcionamiento humano eran aquellas en la que la
conducta dependía de sus condiciones antecedentes: “la metateoría, la teoría y el método, todo se desenvuelve en
una sola armonía .
Fase crítica

La meta-teoría (empirismo lógico) entró en una fase crítica en donde se tensionó la antes inseparable relación mundo-
objeto. La lógica de verificación entra en crisis en que ya la definición de las variables operacionales de sus
investigaciónes componían una serie de problemáticas entre lo definido teóricamente y lo que “realmente” se
estudiaba.

A la teoría conductista se le crítica su dimensión ideológica, a saber, la racionalidad del elemento entre el E y R. Su
crítica más radical va ha ser el cuestionamiento en que el lenguaje no puede ser explicado por los estímulos
medioambientales. Piaget establecerá que el desarrollo del lenguaje en el niño obedece a condiciones genéticas mas
que a condiciones medio-ambientales.

A nivel metodológico se crítica los sesgos del investigador y la dimensión ética de la manipulación experimental. Así
mismo la crítica a nivel ideológico está basada en que el conductismo es la réplica de los sistemas de dominación y
control social inherente a la sociedad capitalista.

Gergen intentará figurar la crisis de la tradición del empirismo lógico dentro de la psicología ya que aparecerán las
formulaciones más ligadas al racionalismo en tanto antagonista al empirismo en la cual es la mente la fuente del
conocimiento humano.

Las críticas del racionalismo hacia el empirismo, según Gergen, estarán basadas en prácticas rituales de
argumentación y contra-argumentación basadas en dos niveles: la crítica ideológica y la crítica social. Así, las
resoluciones a las críticas quedan en el vacío y no pueden salir de sus propias lógicas argumentales, ante esto esta
agonía teórica del racionalismo y el empirismo formarán el polo rechazado de una nueva dualidad: el racionalismo y el
empirismo están basados en la individualidad, en tanto el construccionismo social postulará que el conocimiento es
resultante de las relaciones comunitarias.

La incapacidad de los filósofos empíricos para montar una alternativa convincente a las críticas, los psicólogos se
trasladaron rápidamente a un período de transformación teórica. Así la conciencia y la intencionalidad como
elementos de la “mente” tomaron consistencia bajo la tradición mas bien racionalista.

Así, cuando Chomsky (y Piaget) critican que el desarrollo del lenguaje ocurre bajo modificaciones medioambientales,
se estaría basando en una ontología positiva. El racionalismo entenderán que la emergencia del lenguaje está
determinada por la estructura gramatical inherente a la mente humana.

En este contexto comienza a tener figura la psicología cognitiva y sus estudios se basarán en el procesamiento de la
información en un sistema nervioso materialmente comprobable, a saber, el sistema reticular de las neuronas.

El habla es producto de un sistema de códigos posibles a ser estudiados en tanto se sostienen en una estructura
universal de procesamiento de información.

Pero sin embargo, en el cambio de la metateoría (del empirismo al racionalismo) en la psicología cognitiva se aprecia
el espíritu de mantener a la psicología en el estatuto científico; permanece el recurso al método de tal modo de
establecer variables controladas y hacer del funcionar cognitivo una verdad generalizable.

El cambio estará basado en que las representaciones del mundo no están determinadas por la experiencia en el
contacto de lo que existe afuera sino que la realidad va ha ser resultado de los requisitos propios del sistema
cognitivo.

Si bien el conductismo poseía una metateoría que se correspondía a sus descubrimientos, la psicología cognitiva
carece de una metateoría y una metodología que garantice sus pretensiones de verdad.

A juicio de Gergen, la psicología cognitiva debe su credibilidad y verosimilitud a los ordenadores como metáfora del
funcionamiento del psiquismo humano.
Con esta base tecnológica la psicología cognitiva logra la comprobación empírica requerida para establecer su
estatuto científico.

Ante esto Gergen se pregunta si con esto ¿no se volverá al conductismo más radical?

1.1.4 La psicología social cognitiva y sus errores

En la revolución cognitiva de la psicología científica pone en la caja negra del conductismo un sistema cognitivo. Así,
la actividad humana sería producto de los procesos cognitivos de modo que no es el “mundo” o el ambiente lo que
determina la acción humana sino el modo en cómo se percibe éste.

Gergen argüirá que el fortalecimiento de esta revolución está dado por el aporte de elementos teóricos nuevos y sus
verificadores. Su comprobación empírica está radicado en la metáfora del ordenador.

Así, desde la perspectiva cognitivista el mundo se reduce a una proyección, a un subproducto del individuo que
conoce, esto es, que el mundo o la “realidad” es producto de procesos cognitivos (del propio funcionar de la
cognición). Ante estas premisas Gergen discutirá la pretendida objetividad del científico ya que si el mundo está
determinado por el funcionar cognitivo, entonces ¿cómo se puede exceptuar al científico del mismo argumento?, ¿no
están los científicos encerrados en sus propios sistemas perceptuales o conceptuales que expresan sus propios
subjetividades, y no la pretendida representación objetiva de cómo son las cosas? El autor refiere que cuando se
extiende el cognitivismo en el registro de sus propias premisas y consecuencias el cognitivismo caería en el
solipsismo.

Como anteriormente se desarrolló, el cognitivismo es heredero de una visión dualista, la mente reflejaría los
elementos materiales del mundo pero, para Gergen caben dudas respecto a los procesos cognitivos que configuran la
realidad. Por ejemplo cómo se explica la introducción de conceptos para entender lo exterior y diferenciarlo del mismo
sujeto. Si los esquemas mentales que progresivamente se van complejizando en última instancia, el sujeto se entera
de la estructura final mundo exterior. ¿Existiría en los seres humanos un conocimiento innato del lenguaje que le
permitiría generar un conjunto de oraciones bien construidas?

El socioconstruccionismo irá de una episteme dualista de una mente cognoscente que se enfrenta al mundo real al
desarrollo de una epistemología social. El lugar del conocimiento ya no es la mente individual sino más bien las
pautas de relación social. En vez de preguntarse cómo funcionan las “palabras” en la mente individual, para Gergen
sería más fructífero preguntarse por la función del lenguaje en el quehacer cotidiano en tanto éste ocurra en el
intercambio social.

Así, la pregunta de la epistemología dualista ¿cómo la mente llega a reflejar la naturaleza del mundo real? Lleva a
respuestas caducas en tanto pretendan establecer la verdad y objetividad en espacios donde no se puede responder
que unas afirmaciones son más “verdaderas” que otras como es en el construccionismo. Para éste, los conceptos de
verdad y objetividad se dan en los términos de la pragmática social.

2.0 CRISIS DE LA REPRESENTACIÓN

En la medida en que el conocimiento individual entra en un punto muerto surgen alternativas al conocimiento
individual: a saber, el enfoque del conocimiento que reside en la esfera de la conexión social.

La representación objetiva y verdadera está en crisis, aparecen las críticas ideológicas y literario-retóricas y sociales.

“El construccionismo social no abandona las empresas y empeños tradicionales, mas bien las sitúa en un marco
diferente con un cambio en el acento y las polaridades” .

2.1 Lenguaje como transmisor de verdad

Las ciencias transmiten el descubrimiento de sus verdades a través del lenguaje por lo que se ha de suponer que la
supervivencia de los humanos depende del funcionamiento del lenguaje.
Así, las relaciones univocas entre mundo-lenguaje, cosa-palabra, observación-comunicación pretendidas en el
empirismo lógico en su espíritu de comprobar sus enunciados a través de la observación van a ser criticados ya que
queda en entredicho la unidad pretendida entre los términos y los enunciados y sus objetos de la realidad que
pretenden dar cuenta.

Los nuevos movimientos teóricos como los pos-empiristas, los pos-estructuralistas o los pos-modernos ya no buscan
una base lógica racional para una relación precisa de la palabra y el mundo, lo que supone una crítica en la
suposición de que el lenguaje puede transmitir, retener, reflejar, representar o almacenar el conocimiento objetivo.

Estas críticas obligan a la reconsideración de la naturaleza del lenguaje y su lugar en lo social lo que fundamentaría
una base alternativa al conocimiento individual.

2.2 Críticas

2.2.1 Crítica ideológica.

La ciencia evita el debate moral ya que ella “muestra las cosas como son y no como debiera ser”.

Pero a partir de la escuela de Francfort, se tratará de criticar la idea de asepsia ideológica de la ciencia, ella constituye
al establecimiento del stablishment del capitalismo e incluso ayuda en el desarrollo de tecnologías de dominación.

Si bien, según Gergen, en un principio, estas críticas tenían un trasfondo marxista, la crítica ideológica se habría
ampliado de esas tradiciones y su forma general ha consistido en poner de manifiesto los sesgos valorativos que
subyacen a las afirmaciones de verdad.

Se destruye el estatuto del lenguaje como portador de verdad.

2.2.2 Crítica literario-retórica.

Una segunda fuente de críticas en torno a la capacidad de descripción y explicación del mundo gira en torno a la
teoría literaria.

Esta crítica se va a situar en torno a la suposición de que el lenguaje es portadora de la verdad en las descripciones
científicas.

El estructuralismo va a recusar las suposiciones en que el lenguaje es el espejo del la realidad.

Lo exterior [lo aparente, lo dado, lo observado] va a estar determinado por un interior [una estructura, fuerza o
proceso]. Así, existe un discurso (exterior) y una estructura o fuerza que determina sus configuraciones.

Entonces el lenguaje ya no será un sistema de codificación (al igual que las matemáticas) con el cual se podría
representar a la realidad objetiva, sino que para el estructuralismo importará revelar el sistema generativo que existe
al interior de la parole (Saussure), la exteriorización del sistema en términos de la combinatoria de sonidos que
transmiten un significado.

Según Gergen, este era el sentido freudiano al tratar de encontrar el contenido latente en el contenido manifiesto de la
palabra hablada.

Pero Derrida criticará esta estructura dual del lenguaje estructuralista, dirá “¿Porqué hemos de suponer que el
discurso es una expresión externa de un ser interno?”.

La búsqueda de las significaciones de las palabras lleva a un sin fin creciente de otros términos, de este modo las
disciplinas no existirían más allá de los textos plasmados en el ejercicio escritural.
Así, desde esta línea de pensamiento el debate entre los racionalistas y los empiristas sería un debate literario.
Gergen en este campo se pregunta entonces por la verdad; la verdad tendría una estructura de metáfora y metonimia
literaria que se desplaza constantemente por lo que la relación del significante con el significado nunca queda fijada
en la cadena.

2.2.3 Crítica social.

Otro asalto a la racionalidad y a la objetividad que aporta para el surgimiento del construccionismo social es la crítica
social.

Según Gergen, los orígenes de las teorías son sociales. Los grupos se organizan alrededor de determinadas teorías,
por consiguiente los desacuerdos teóricos son conflictos entre grupos. Lo que se considera conocimiento es algo
cultural e históricamente contingente.

Para esto véanse las críticas de Feyerabend (“Contra el método”), Kuhn (“La estructura de las revoluciones
científicas”) y Berger y Luckmann (“La construcción social de la realidad”).

“Así la filosofía de la ciencia ha quedado en la actualidad prácticamente eclipsada por los estados sociales de la
ciencia” .

3.0 DEL CONOCIMIENTO INDIVIDUAL AL CONOCIMIENTO COMUNITARIO

La discusión que pone en jaque el conocimiento empírico a través de las discusiones en torno a la crítica ideológica y
a la crítica literaria es lo que Gergen llamará el giro posmoderno de la erudición.

Si bien la crítica ideológica pone de manifiesto el auto-interés en la producción de conocimiento, la crítica literaria no
sustituye el lenguaje por la ideología sino que pone de relevancia el texto.

La crítica social va por un camino opuesto al del lenguaje; las concepciones de verdad son un proceso social.

La crítica ideológica en su proyecto emancipatorio no renuncia a la posibilidad de alcanzar la verdad a través del
lenguaje (por ejemplo, la verdad de la opresión de clases).

La crítica literaria sería su parangón en tanto la disciplina construida desde lo textual, su discusión se basaría en
gremios literarios en disputa lo cual reproduciría la lógica de las discusiones ideológicas.

Entonces, ante este panorama, Gergen se reflexiona: ¿Existe un punto de vista unificado de tal modo de combinar las
fuerzas críticas?

Así, se debe pensar de la deconstrucción a la reconstrucción lo que resultaría una síntesis positiva. Así, la crítica
social abre un camino prometedor a una ciencia reconstruida, a saber, el construccionismo social.

En cuanto a la crítica retórico-literaria Gergen dará cuanta que este pensamiento ubica como fuente de análisis a la
mera textualidad sin tomar noticia de la relación entre lenguaje (incluyendo todas las formas de texto) y el proceso
social, concebidos en términos de relaciones de poder.

Foucault dirá “que la mente es la superficie de inscripción para el poder, cuyo instrumento es la semiología”.

Lo que abre el socio-construccionismo son las consecuencias pragmáticas del discurso en sus correlatos
socioculturales.

3.1 De la crítica a la ciencia reconstruida: algunos supuestos para la ciencia del construccionismo social.

“Los términos con los que damos cuenta del mundo y de nosotros mismos no están dictados por los objetos
estipulados de este tipo exposiciones”.
No existe una relación univoca entre el significante y el significado.

“Los términos y las formas por medio de los que se consigue la comprensión del mundo y de nosotros mismos son
artefactos sociales, productos de intercambios situados históricamente y culturalmente y que se dan entre las
personas”.

Para los construccionistas las explicaciones derivan de la coordinación humana de la acción. Las palabras solo
adquieren su significado en el contexto de las relaciones actualmente vigentes. Alcanzar una inteligibilidad (núcleo de
conocimiento) es participar de una pauta reiterativa de relación. La relación al pasado define el sentido del mundo.

“De la relación social se arroja como subproducto la validez objetiva”.

Así, si los enclaves científicos no gestionan la referencia de sus objetos en el seno de la relación social, aquellos
objetos se convierten en puros formalismos. Solo en la práctica social se puede garantizar “los términos de referencia”
de la teoría.

“El grado en el que un dar cuenta del mundo o del yo se sostiene a través del tiempo y no depende de la validez
objetiva de la exposición sino de las vicisitudes del proceso social”.

“La significación del lenguaje en los asuntos humanos se deriva del modo cómo funciona dentro de las pautas de
relación”.

La referencia se deriva de la práctica social histórica, así la semántica es un derivado de la pragmática social, es solo
en la relación donde la semántica funciona.

“Estimar las formas existentes del discurso consiste en evaluar las pautas de vida cultural, tal evaluación se hace eco
de otros enclaves culturales”.

Para el socio-construccionismo se tratará de hacer evaluaciones críticas desde el propio enclave disciplinario en
relación a otros enclaves y a otras formas de práctica cultural: “el diálogo evaluativo puede constituir un peso
importante hacia una sociedad humana”.

4.0 CONSTRUCCIÓN SOCIAL Y LOS ÓRDENES MORALES

Gergen tomará el problema de la moral y su relatividad para introducir la multidimensionalidad de las construcciones
de la realidad. En este plano, el construccionismo se colige sin ningún compromiso particular, ni político ni moral. No
desmentiría los compromisos políticos e ideológicos que resultan de la teoría pero el socioconstruccionismo no puede
ser una ideología única porque sería contradictorio en sus propios argumentos fundacionales en tanto éste se propone
como una apertura a los enclaves teóricos hegemónicos de la modernidad.

Así, el relativismo construccionista, para Gergen, se erige como un potencial y se demostraría en los siguientes giros:

4.1 Del imperialismo a la colaboración

Desde una ética universalista, el relativismo socioconstruccionista sustituye esta pretensión de absolutismo por una
búsqueda colaborativa desde el significado otorgado por los sujetos en la relacionalidad. Así, las inteligibilidades se
dan en planos de colaboración y mutuo intercambio en el seno de las comunidades.

4.2 De la distribución a la reorganización.

Para Gergen, ante determinados hechos, los individuos son culpabilizados y por extensión se culpabiliza también a
alguna institución como por ejemplo a la familia, a la escuela, etc. Esta práctica de distribución de culpabilidades
debiera ser reemplazada prácticas de reorganización de tal modo de replantearse y establecer diálogos para que
emerja una realidad compartida y elaborar nuevas pautas de acción. Será necesario entonces hacer una mirada
histórica a los problemas.
4.3 De los principios a las prácticas.

Se tratará de cambiar la visión de las virtudes universales en mentes individuales. Se indagará en el seno de las
relaciones sociales las prácticas que son mutuamente satisfactorias.

De este modo, el construccionismo no intenta establecer un código único, mas bien, para Gergen, se intentará poner
entre paréntesis el “problema de los principios morales” favoreciendo en su lugar una exploración de aquellas
prácticas relacionales que permitan que las personas alcancen lo que entiendan por vida “moral”. La pregunta no
estaría situada en qué es el bien sino que, dada la heterogeneidad de los modos de vida de las personas, responder
la pregunta de cuáles son los medios relacionales con los que se puede llegar hacia condiciones mutuamente
satisfactorias que refuercen las pautas relacionales de los grupos. Por ejemplo, los intentos de generar principios
últimos en el seno de la comunidad dieron origen al nazismo.

Gergen no dejará de expresar sus esperanzas en que “en la medida en que el dialogo sigue y las construcciones
continúen abiertas, los significados locales tal vez se ramifiquen y quizás las personas lleguen a compartir o asimilar
los modos de vida de los demás. En este resultado descansa tal vez la mayor esperanza de lograr el bienestar
humano”.

5.0 LA AUTONARRACIÓN EN LA VIDA SOCIAL

Uno de los propósitos del socioconstruccionismo es enriquecer el alcance del discurso teórico con la esperanza de
expandir el potencial de las prácticas humanas. Así en cuanto a lo humano, le interesará dar cuenta de la acción
humana en términos de un proceso relacional. Se debiera ir más allá del individuo singular para conocer la realidad de
la relación.

Gergen indicará que en la autoconcepción, no interesará la estructura cognitiva privada y personal del individuo sino
más bien su relevancia estará dada por ser un discurso acerca del Yo. El yo será entendido para los construccionistas
como una narración que se hace inteligible en el seno de las relaciones vigentes, a saber, un relato de relatos en tanto
el sustrato del yo esté situado a partir de relatos de familiares (de ahí su relación con la terapia familiar sistémica), en
los relatos de cuentos de hadas en la infancia, los relatos populares, el relato cotidiano de los sucesos de una mañana
cualquiera, los relatos con un amigo, etc.

En consecuencia, serán los relatos los medios por los cuales el ser humano se hace inteligible hacia él mismo y hacia
los otros. Del mismo modo, las narraciones hacen que los hechos sociales, por un lado sean visibles y por otro
establecen particularmente expectativas para los acontecimientos futuros. En este plano, Gergen será enfático en
determinar que el relato no va a pertenecer a un sujeto particular sino que será producido en el seno del intercambio
social.

5.1 La autonarración

Para Gergen, la autonarración se refiere a la explicación que se presenta en un sujeto acerca de su relación entre
acontecimientos vitales o los suceso de su vida cotidiana. Así, la identidad presente de un sujeto es consecuente del
un resultado sensible de un relato vital. Será en la forma del relato donde el sujeto anudará sus vivencias y de la cual
obtendrá un sentido para ellas.

Gergen situará la autonarración no como una función individual interna sino como una forma social de dar cuenta de
sí mismo o en su extremo es en definitiva un discurso público o social.

5.2 La narración

Las narraciones son recursos conversacionales, construcciones abiertas a la modificación continuada en la medida en
que la interacción progresa. En este contexto, el sujeto no constaría de un guión interno, una estructura cognitiva o
una masa aperceptiva en busca de información o guía, no interpreta o “lee el mundo” a través de lentes cognitivas: no
son autores de sus propias vidas. La autonarración es una suerte de instrumento lingüístico incrustado en las
secuencias conversacionales de la acción. Serían en definitiva recursos culturales que cumplen con propósitos
sociales como es la autoidentificación, la autojustificación, la autocrítica, etc.
Las formas de la narrativa están determinadas histórica y culturalmente. En este ámbito, Gergen, intentará dar cuenta
de cuáles son los requisitos para contar un relato inteligible en la cultura occidental actual ya que si una narración
consigue aproximarse a las formas convencionales narrativas aquella puede aproximarse a la veracidades
socialmente aceptadas en cambio si se distancia mucho de las formas convencionales de la narración aquella práctica
puede transformarse en un absurdo.

5.3 Criterios en la construcción de una narración inteligible en la sociedad contemporánea.

Establecer un punto final apreciado.

Esto es que un relato debe ser dirigido hacia un punto que marque el hecho a relatar.

Seleccionar los acontecimientos relevantes para el punto final.

En la narración se deben seleccionar los hechos que den cuenta del punto final.

Ordenación de los acontecimientos.

Estabilidad de la identidad.

La narración bien formulada es característicamente aquella en que los personajes (o los objetos) del relato poseen
una identidad continua o coherente a través del tiempo.

Vinculaciones causales.

Gergen dirá que según los estándares contemporáneos las narraciones ideales son aquellas en que se proporcionan
una explicación del resultado.

Signos de demarcación.

Se refiere a las distinciones entre el mundo que es relatado y el mundo donde se efectúa el proceso del relato.

Según Gergen, al utilizar estas convenciones narrativas el sujeto genera un sentido de coherencia y de dirección en la
vida cotidiana pero el autor introducirá que a pesar de la existencia de los tipos de narración antes mencionados,
existe virtualmente una infinitud de posibles formas de relato. Serán las exigencias de coordinación social las que
favorecerán unas por sobre las otras. Así, al igual que las modas, las aspiraciones profesionales, las formas modales
de la autonarración cambian.

Pero además se indicará que existen 3 formas rudimentarias de narración: narración de la estabilidad, esto es las
formas narrativas que definen una estabilidad en el tiempo. La narración progresiva en donde existe una avance
ascendente en el tiempo y la narración regresiva en donde existe un avance descendiente en el tiempo.

Estas 3 formas rudimentarias prefigurarán narraciones de estructura más compleja, a saber, las narraciones
dramáticas las cuales serían: la narración de la tragedia (desde una narración progresiva a una regresiva), la
comedia-novela (desde una progresiva a una regresiva a una progresiva, “vivieron felices para siempre” (desde una
regresiva a una progresiva) y la epopeya heroica (alternancias entre narraciones progresivas y regresivas.

Estas formas de narración serán las estructuras que el sujeto confecciona para hacer una narración de sí mismo en la
relación.

Las construcciones narrativas de amplio uso cultural (las antes mencionadas) forman un conjunto de inteligibilidades
confeccionadas que ofrecen una gama de recursos discursivos para la construcción social del yo. Pero las
combinaciones son al infinitum en donde no existe una sola estructura narrativa que determinaría una sola identidad
sino que inducen a determinadas acciones y a desalentar otras en un momento determinado.
Así, Gergen sustituirá la autocognición privada por un proceso social que genera integibilidades mutuas, y a su vez no
son productos de acontecimientos de vida en sí mismas sino que se derivan ampliamente de convenciones narrativas
disponibles.

La narración primitiva de estabilidad permite al sujeto identificarse a sí mismo como unidades estables lo que permite
culturalmente hablar de pautas culturales instituciones, identidades individuales pero a menudo se satura de valor; su
racionalización a lo largo del tiempo.

En este aspecto Gergen indicará: desde el socioconstruccionismo no existe ninguna demanda inherente en cuanto a
que la identidad deba mantener coherencia y estabilidad. No se considera a la identidad producto del lugar de la
mente sino más bien de la relación.

Esta visión descorre al yo como una unidad. Existiría una multiplicidad de yoes en tanto distintas relaciones, esto es,
las personas pueden autonarrarse de muchas maneras dependiendo del contexto relacional.

Las adquisiciones para el sujeto en la autonarración es el potencial de comunicar y representar un yo más que
establecer un yo cada vez más perdurable y complejo. En este mismo nivel, las narraciones progresivas tienen utilidad
social en tanto permiten a los sujetos una variación subjetiva socialmente valorada en las relaciones. Así, el
autonarrarse como siempre el mismo y que seguirá mejorando muestra una yuxtaposición entre una narración de
estabilidad y una narración de progresiva.

5.4 Reticulación de identidades narradas.

Las narraciones están inmersas en procesos de intercambio efectivo, estos sirven para unir el pasado con el presente
y significar las trayectorias futuras. Este último ámbito se torna relevante ya que dispone el escenario para la
evaluación moral.

Por ejemplo, sustentar que se es una persona honesta (narración de estabilidad) implica un futuro de avance
continuado. Por otro lado, sostener que se que pierden las capacidades por envejecimiento (narración regresiva)
genera la expectativa de que será menos vigoroso en el futuro.

Las prácticas futuras estarán sujetas a la apreciación social por la narraciones predichas. Si una acción entra en
conflicto con una narración, pone en duda su validez y puede que aquellas acciones sean censuradas socialmente.
Por lo que la autonarración una vez utilizada establece las bases para el ser moral dentro de la comunidad. Así, la
realización de la autonarración garantiza el futuro relacional.

Otro rasgo fundamental que Gergen introducirá es la negociación continuada de la identidad narrativa. Los incidentes
tejidos en la narración involucran también acciones de otros que determinan la trayectoria de los demás, de este modo
las construcciones del yo requerirán de todo un reparto de participaciones de otros yoes por consiguiente, cuando se
utilizan acciones de los demás para hacerse inteligible, pasa a depender de su acuerdo. Esto es, que la validez
narrativa depende de la afirmación de los demás.

Así, se sitúa al yo en una posición de interdependencia “precaria” ya que del mismo modo que la autointeligibilidad
depende en que si los demás están de acuerdo o no sobre su lugar en el relato, también la identidad de los demás
depende de la afirmación que ellos hagan al sujeto.

Y aquello es lo que da a la vida social el carácter de “redes de identidades en relación de reciprocidad”.

Gergen indicará, “dado que la identidad de uno puede mantenerse sólo durante el espacio del tiempo que los otros
interpretan su propio papel de apoyo, y dado que uno a su vez es requerido para interpretar papeles de apoyo en las
construcciones de los otros, el momento en el que cualquier participante escoge faltar a su palabra, de hecho
amenaza a todo el abanico de construcciones interdependientes”.

Por ejemplo. Una amante puede decirle a su compañero que ya no le interesa como antes aplastando potencialmente
su narración de estabilidad; sin embargo, éste puede contestarle que hacía mucho tiempo que se aburría con ella y
que se siente contento de ser relevado de su papel de amante.
En estos casos, dirá Gergen, cuando dos partes en relación retiran sus papeles de apoyo, el resultado es una
degeneración general de las identidades. Las identidades en este sentido, nunca son individuales, cada una está
suspendida en una gama de relaciones precariamente situada.

5.5 El yo

Definir el yo es participar en el juicio implícito de la sociedad. Se designa los lugares y las prácticas de los individuos
al interior de la sociedad. La creencia de una individualidad independiente legitima un interés preeminente por la
condición de la vida privada, la consecución de las propias metas, necesidades y derechos.

Así mismo, acusa Gergen, la ideología del individualismo también genera sentidos de independencia o aislamiento
fundamental. Para el individuo, las personas son entidades limitadas que llevan vidas independientes, desde esta
visión la comunidad y la familia estarían amenazadas por la visión individualista la cual estaría en contra de la vida
pública y cívica. De esta forma de relación se va pasando a una vida privatizada y defensiva

5.6 Realidades relacionales.

Gergen indicará que existe una infinidad de descripciones teóricas acerca del yo individual su proyecto será generar
descripciones alternativas. La relacionalidad precede a la individualidad por lo que el punto construcionista será
moldear una realidad de cualidad relacional, inter-subjetividades lingüísticas y prácticas asociadas que ofrezcan un
nuevo potencial a la vida cultural.

Existe un gran vocabulario que caracteriza a los yoes individuales pero muy pocos desarrollados respecto a la
relacionalidad.

De este modo, el construccionismo intentará dilucidar no al yo individual sino cómo el yo aparece en la autonarración
en el marco de la relacionalidad. Para esto buscará metáforas que den cuanta de aquello a través de los recursos
culturales.

6.0 FORMAS DE EXPLORACIÓN DEL CONSTRUCCIONISTA

Gergen indicará ciertos elementos a ser considerados a la hora de investigar ya que la preocupación por verdad ha
sido sustituida por cuestiones relacionadas con la inteligibilidad, la utilidad social del conocimiento y su valor humano
asignado.

Las siguientes formas de investigación que demostrarían la potencialidad de una psicología social reconstruida.

6.1 La crítica social y reflexiva.

El socioconstruccionismo de Gergen invita a los psicólogos ha “hablar claro” respecto a los valores y la ideología en
contraposición a una postura científica que “habla de hechos y no de valores”. Por ejemplo, la escuela crítica muestra
los efectos de dominación y administración de los sujetos mediante teoría y sus prácticas técnicas y las psicólogas
feministas demuestran el uso excesivo del género univoco (el masculino) al tratar de retratar la subjetividad sin tomar
en cuenta las diferencias de género.

6.2 Formas de la construcción social.

En ésta dimensión se sitúan el campo de la construcción social, el análisis de discurso, la comprensión cotidiana, el
calculo social y etno-metodología.

Se tratará de documentar las realidades que se dan por sentadas de modo que sean integradas en las pautas de vida
social. Se tratará de caracterizar en cómo la gente así misma se narra y el mundo con el que tratan con el propósito
de que sus acciones sean inteligibles y justificables.
Esta empresa se asemeja a la investigación en las áreas de la cognición social. En el caso de la representación social
existe un énfasis cognitivo, en último caso las representaciones sociales se consideran formas de constitución mental
y las representaciones de la comunidad simplemente son una sumatoria de acciones individuales. Este tipo de
investigación, para Gergen, favorece “una estabilización” cultural, es decir, su meta es esencialmente, fijar o dar una
estructura definida al modo de pensamiento (una pauta societaria) que se considera y examina.

En cambio para el socioconstruccionismo, el objetivo de la investigación es la desestabilización. El construccionista


centra su atención en los “modos de decir las cosas” que las personas en general no consiguen reconocer como
construcciones y que el investigador quiere desafiar en tanto tenga compromisos con el socioconstruccionismo.

En lugar de aceptar los problemas sociales tal como vienen dados y precipitarse a las soluciones, estos deben
situarse en la perspectiva en que “los problemas sociales” no pueden abordarse como naturales. Se debe indagar
más bien en los modos en que definirse como problemas. Por ejemplo, en el caso del alcoholismo preguntar para
quién y en qué medida el alcoholismo es un problema.

Así, el socioconstruccionismo en lugar de “reflejar la verdad” intentará hacer de la investigación un instrumento para la
emancipación o a la intervención en la generación de una postura crítica en lo que se da por sentado. Por lo tanto,
este tipo de trabajo desafía el presupuesto tradicional de una psicología con un tema de estudio y una metodología
unificada. Lo que redunda en una reticulación de recursos compartidos que tendría por efecto un amplio
enriquecimiento de las teorías, los métodos, y las prácticas.

Así, para Gergen, queda claro que las preguntas que guían las investigaciones están formuladas en el ámbito de los
procesos de construcción social y no en los procesos psicológicos internos.

En definitiva, para Gergen dirá que “el objetivo del construccionismo no es eliminar todas las formas de investigación
que se muestren incoherentes con sus propias suposiciones. Si la primera función del lenguaje científico es la
pragmática, y no la de transportar la verdad, entonces hemos de ensalzar las metateorías, las teorías y los métodos
tradicionales, en todo aquello que aportan a los recursos de la cultura y hemos de criticarlas con propiedad cuando
sus consecuencias parezcan lesivas.

6.3 Desafíos a las realidades dominantes

Ante la recusación de las prácticas científicas de la psicología conductual y cognitiva, el socio-construccionismo


promete ser una vía de apertura positiva:

Es distinto pensar a un criminal como un individuo que decidió hacer el mal a pensar que es producto de una
contingencia cultural y la sanción está determinada por el devenir histórico.

El socio-construccionismo ofrece una base fundamental para desafiar las realidades dominantes.

6.4 Valores del socio-construccionismo:

6.4.1 Crítica a la cultura

6.4.2 Crítica interna

6.4.3 Erudición del desasosiego

Ataque a lo convencional para su debilitamiento pero no basado en valores de compromisos referidos a la igualdad y
a la justicia o a la reducción del conflicto ya que no se tratará de lograr la homeostasis social sino el cambio social.

De este modo la practica del desasosiego permite transformaciones culturales abriendo nuevas formas de relación.

La ciencia participará de ello en la medida que aporte nuevas teorías y nuevas metodologías, esto es, el cambio social
puede derivarse de las nuevas formas de inteligibilidad.
En cuanto a la expresión teórica; las nuevas exploraciones deben ser diversas y superar el gesto ilustrado del libro.

En cuanto a la metodología; hay un florecimiento de la expresiones de tipo cualitativo, investigación hermenéutica o


interpretativa, historia biográfica, investigación como intervención social, etc.

En cuanto a los profesionales; cambio de una práctica directiva y autoritaria a una práctica basada en la relación.

Así, el proceso sería:

Deconstrucción: en que todas las suposiciones y presupuestos acerca de la verdad, lo racional y el bien queda bajo
sospecha.

Democratización; e que la gama de voces que participan en los diálogos resultantes en una ciencia se amplifica.

Reconstrucción: en que las nuevas realidades y prácticas son novedosas para la transformación cultural.

7.0 CRÍTICAS AL CONSTRUCCIONISMO

Gergen responderá a una serie de críticas “recurrentes” al construccionismo arguyendo que una visión alternativa (el
construccionismo) a la objetividad, a la verdad, a los fundamentos racionales y al individualismo es por cierto una
amenaza y que las críticas surgen desde aquel lugar.

Una de las recurrentes críticas es que si el socioconstruccionismo ¿es realmente algo nuevo?

7.1 Raíces del construccionismo

Para Gergen, el construccionismo subvierte la lógica de la exploración en hitos “institucionales” de la teorías y las
disciplinas como puntos de origen, así mismo como la determinación de autores claves o “padres” de ellas.

El construccionismo pondría énfasis más en la bases contextual o socio-históricas del surgimiento del
construccionismo y su significado cultural (ver puntos anteriores).

Sus orígenes están en las exploraciones en el campo de la crítica ideológica, los procesos literarios y retóricos y en la
base social del conocimiento.

Existen otras tradiciones intelectuales con las que socioconstruccionismo dialoga y que mantiene una importante
relación intertextual. Una de ellas que porta especial relevancia es el constructivismo.

El constructivismo, para Gergen, tendría una clara naturaleza psicológica en la cual se hace hincapié en la
construcción psicológica que el individuo elabora del mundo en su experiencia.

El construccionismo, al igual que el constructivismo hacen hincapié en que no existen garantías fundamentadoras de
la ciencia y, además, las dos critican el enfoque de la mente individual, pero el constructivismo se hace participe de la
tradición del conocimiento individual en tanto que existe una ontología del sujeto que conoce y el mundo que es
construido.

En el construccionismo los conceptos con que se denominan tanto el mundo como la mente son constituidas desde
las prácticas discursivas, aquellas están integradas en el lenguaje por lo tanto son conceptos siempre en negociación.

Los aportes construccionistas, en general, serían contrarios a las formulaciones fijas y finales, inclusive aquellas que
ellos mismos elaboran.
Otra crítica asidua pregunta si el construccionismo ¿Niega la realidad de la experiencia personal?

7.2 El discurso de la experiencia personal

Gergen insistirá en que el construccionismo declina el acento en lo psicológico y pone relevancia en los procesos
sociales. La “mente individual” pierde su estatuto ontológico y sus constituyentes racionales; las emociones, el
pensamiento racional, los motivos, los rasgos de personalidad, las intenciones, la memoria, etc. todos los
constituyentes del yo se convierten en construcciones históricamente contingentes en la cultura.

Las experiencias no estarían referidas a la expresión subjetiva de una dato exterior particular, de un suceso o de un
hecho “real” en la que el sujeto exteriormente experimenta e interiormente vivencia.

El construccionismo va a abordar este problema desde la perspectiva del “discurso de la experiencias”. Ésta estará
alojada en el discurso en tanto no descanse en la capacidad de reflejar la realidad vivida sino más bien en su
capacidad de llevar a cabo relaciones ya que hablar de experiencia es participar de una de las prácticas culturales
más importantes, a saber, pautas de relación, compartir, confirmar, etc. el construccionismo no desafía los usos de
estas relaciones sino que las resitúa como una expresión de la autonarratividad como práctica relacional. Este punto
será abordado más adelante.

Otra pregunta recurrente es que si el construccionismo ¿abandona toda la preocupación por el mundo real?

7.3 El realismo

El socioconstruccionismo no negaría la existencia de un “afuera” pero tampoco la afirmaría. En palabras de Gergen,


“el socioconstruccionismo es ontológicamente mudo”.

Siguiendo las afirmaciones del autor, el socioconstruccionismo no parte de descripciones fundacionales de lo que hay
sino que más bien se centra en los procesos de intercambio social de narraciones de realidad definidos histórica y
culturalmente. Gergen utilizará el ejemplo de un estanque de gasolina al cual le es introducido un fósforo para dar
cuenta de la existencia de múltiples narraciones de los fenómenos. Alguien intentará describir cómo los átomos de
pólvora de la cerilla interactúan con los átomos de la gasolina, otros darán cuenta de la llamarada de fuego y humo
resultante otros describirán los matices de rojo, naranjo y amarillo que resplandecieron con la explosión y así
sucesivamente. En definitiva, las descripciones de la realidad que priman en lo social son convenciones en tanto
aquellas narratividades sean aceptadas unas más que otras.

Y a propósito del relativismo adjudicado al socioconstruccionismo, ¿no es acaso moralmente vacuo?

7.4 La moral individual

Este punto será abordado más adelante pero en un sentido más general, Gergen describirá que a causa de la
separación de la iglesia del estado, ésta pierde su hegemonía en cuanto a los dictámenes de la moral. Así, se tuvo
esperanzas en que la fundamentación de la moral tuviera raíces científicas. Pero el rechazo del
socioconstruccionismo a la hegemonía del saber invita a la deliberación moral que, a juicio Gergen, no debiera el
construccionismo defender de modo necesario un conjunto de suposiciones morales sobre otro.

Y por último, se le pregunta por la utilidad teórica del construccionismo

7.5 La utilidad teórica y el problema del progreso

Gergen afrontará esta pregunta respondiendo que una teoría generativa, está diseñada para socavar el compromiso
con los sistemas predominantes de la construcción teórica de tal modo de para generar nuevas opciones. La
teorización generativa empieza con críticas a las explicaciones existentes.

Así, el construccionismo intentará ser un campo múltiple en donde se alojen teorías generativas, esto es, una
metateoría de teorías generativas.
En palabras de Gergen, las teorías generativas pueden renunciar a la ontología común, reconstruir los modos de
expresión existentes, subvertir las dualidades comunes y articular nuevos dominios de la realidad.

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