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DOCTRINA EN MATERIA

CONSTITUCIONAL
EN LA REPUBLICA DOMINICANA

KARINA RAVELO-JOBELI PUJOLS- JOSE PAPATERRA


UNIVERSIDAD DE LA TERCERA EDAD
(UTE)

1
UNIVERSIDAD DE LA TERCERA EDAD (UTE)

DERECHO COMERCIAL

DOCTRINA EN MATERIA CONSTITUCIONAL EN LA REPUBLICA DOMINICANA

Sustentantes:
KARINA RAVELO-201700140
JOBELI PUJOLS-201700130
JOSE PAPATERRA-20148410

FACILITADOR:

Santo Domingo, D. N.
República Dominicana
Marzo 15, 2018

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ÍNDICE
Introducción 4
Planteamiento del Problema 5
Contextualización del Problema 5
Sistematización o Preguntas del Problema 6
Objetivos 6
General 6
Marco Teórico Conceptual 7
Antecedentes 8
CAPÍTULO I 9
CONCEPTOS DE LA DOCTRINA JURÍDICA Y ANÁLISIS DE LA CONSTITUCIÓN
COMO NORMA JURÍDICA 9
1.1 Definición de la Doctrina Jurídica 9
1.2 La Constitución como Norma Jurídica por Juan Manuel Pellerano Gómez.
9
1.4 En Cuanto Al Principio Monárquico 14
CAPITULO II 17
ENFOQUE CONSTITUCIONAL ORIGEN Y NATURALEZA FUNDAMENTAL DE LOS
DERECHOS EN LA CONSTITUCIÓN DOMINICANA17
2.1 Origen de los Derechos en la Constitución Dominicana. 17
ANÁLISIS DE LA SUPREMACÍA DE LA CONSTITUCIÓN Y LA CONVIVENCIA DEL
DERECHO INTERNO CON EL DERECHO INTERNACIONAL 20
3.1 Supremacía de la Constitución 20
3.4 Revisión Constitucional de Decisiones Jurisdiccionales 25
Conclusión: 27
Recomendaciones: 28
Bibliografía: 28

3
Introducción
En este trabajo de investigación pretendemos explicar de una manera resumida cual es
la doctrina en materia constitucional en la republica dominica, para una mejor
comprensión la información recopilada fue distribuida en varios capítulos ordenados de
una manera sistemática y coherente con el fin de lograr el objetivo de esta
investigación.

En el primer capítulo estaremos desglosando todos los conceptos y parámetros de la


doctrina judicial analizando cada uno de sus conceptos orígenes y aspectos
fundamentales en la republica dominicana. El segundo capítulo nos centraremos en
analizar cuales el enfoque constitucional y sus antecedentes dando así un detallado
informe de este enfoque y como es planteado en la república dominicana. En el tercer
capítulo nos trasladamos a una parte de suma importancia y que a nuestro parecer de
mucha relevancia y es la supremacía de la constitución y destacando como convive el
derecho interno con el derecho internacional.

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Planteamiento del Problema
¿Cómo es manejada la doctrina en materia constitucional en la republica dominicana, y
como incide en la dicha doctrina en los diferentes procesos judiciales?

Contextualización del Problema


La sociedad dominicana y otras como la nuestra, a pesar de tener constituciones
acordes con la realidad social imperante, son sometidas a constantes violaciones,
cuyos ciudadanos no cuentan con las garantías individuales establecidas en las
mismas. Esos derechos y garantías individuales son violados constantemente por
funcionarios de los distintos gobiernos y por instituciones represivas del orden, y hasta
por particulares, generándose periódicamente conflictos de orden constitucional, legal,
administrativo y otros.

La Republica Dominicana, hasta la promulgación de la ley 437-06 de fecha 30 del mes


de Noviembre del año 2006, la que fue derogada y sustituida por la ley 137-11,
Orgánica del Tribunal Constitucional y de los Procedimientos Constitucionales,
promulgada en fecha 13 del mes de Junio del año 2011, no contaba con una
legislación que estatuyera explícitamente sobre la acción de amparo por medio de la
cual se proteja a las personas que sean objeto de violaciones de sus derechos
constitucionalmente protegidos. Con la aprobación de estas leyes, se garantiza que el
ejercicio de esta acción fundamental para el fortalecimiento del estado de derecho, no
se convierta en un mecanismo de incidental los procesos ordinarios o de aumentar el
cúmulo de expedientes ante nuestros tribunales.

En el quehacer cotidiano habrán de presentarse múltiples casos concretos, en los que


susciten paralelamente cuestiones concernientes a las garantías individuales, las que
tienen que ser resueltas por medio de la acción de amparo, por ser esta, una de las
principales vías de preservación de nuestro medio constitucional.

Los derechos individuales y sociales especificados en los Arts. 68 y siguientes de la


nueva Constitución dominicana, han sido y son en la actualidad permanentemente
violados, lo que nos impulsa a poner en práctica el mecanismo más idóneo de evitar
estas violaciones por autoridades gubernamentales o particulares. La decisión debe
ser eficaz y rápida, siendo el objeto del ejercicio de la acción de amparo, la protección

5
o tutela de un derecho consagrado en la ley que regula el amparo y en la nueva
constitución, que procura su restablecimiento inmediato de la fuerza normativa que
contiene.

Después de la reforma a la constitución en el año 1994, fue ampliado el espectro de las


acciones tendentes a garantizar estos derechos, en ella se estableció la competencia
de la Suprema Corte de Justicia para conocer de los recursos de inconstitucionalidad
de las leyes por vía principal y directa, se creó la ley 437-06 de fecha 30 del mes de
Noviembre del año 2006, normativa que aunque en su momento jugó su papel como
reguladora de la acción constitucional de amparo, fue sustituida por la ley 137-11,
Orgánica del Tribunal Constitucional y de los Procedimientos Constitucionales,
promulgada en fecha 13 del mes de Junio del año 2011.

Sistematización o Preguntas del Problema


 ¿Cuáles son los aspectos fundamentales de la doctrina constitucional en la
republica dominicana?
 ¿Cuál es el enfoque constitucional y sus orígenes?
 ¿En qué consiste la supremacía de la constitución?
 ¿Cómo es la convivencia del derecho interno y el derecho internacional’

Objetivos

General
 Analizar los parámetros utilizados en la doctrina dominicana en materia
constitucional
Específicos
 Explicar los Aspectos Generales y Conceptos Doctrina Jurídica y Análisis de la
Constitución Como Norma Jurídica
 Describir El Enfoque Constitucional Origen Y Naturaleza Fundamental De Los
Derechos En La Constitución Dominicana
 Definir la Supremacía de la Constitución y la Convivencia del Derecho Interno
con el Derecho Internacional

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Marco Teórico Conceptual

-La Constitución es un documento jurídico que, entre otras cosas, organiza el


ejercicio del poder en el Estado, determina el ámbito de las funciones de quienes
ejercen actos de gobierno y, en general, sujeta los poderes públicos a ella. Por la
diversidad de los asuntos que trata, la Constitución también regula a todas las
personas bajo la Jurisdicción del Estado. Es la norma suprema y a la vez, el
fundamento del ordenamiento jurídico de los dominicanos. De acuerdo al artículo 6,
"todas las personas y los órganos que ejercen potestades públicas están sujetas a la
Constitución", lo cual es una aplicación particular del principio de la juridicidad que rige
la Constitución, que se desdobla en el principio de constitucionalidad y el principio de
legalidad, al primero de los cuales me referiré seguidamente.

El principio de constitucionalidad impone el respeto a la Constitución, bajo sanción de


la nulidad, de toda ley, decreto, resolución, reglamento o acto que le sean contrarios,
esto es: todos los actos legislativos que emanen del Congreso Nacional y los dictados
por otros órganos de la creación normativa: Junta Monetaria: Dirección General de
Impuestos Internos, Dirección General de Aduanas, etc. están sujetos al principio de
constitucionalidad. Por igual, los actos de los funcionarios encargados de la
Administración pública, son nulos de pleno derecho cuando son "contrarios" a la
Constitución.

Tribunal constitucional. Es el órgano supremo de interpretación y control de la


constitucionalidad. Es autónomo de los poderes públicos y de los demás órganos del
Estado. Tiene por objeto garantizar la supremacía de la Constitución, la defensa del
orden constitucional, el respeto a la dignidad humana y la protección efectiva de los
derechos fundamentales, para consolidar el Estado social y democrático de derecho.

Tribunales de la República. Conforme dispone el artículo 188 de la Constitución los


tribunales de la República componen la jurisdicción constitucional, por cuanto son
competentes para ejercer el control difuso, teniendo la atribución de conocer de la
excepción de constitucionalidad de los asuntos sometidos a su conocimiento.

7
Antecedentes
La justicia constitucional surgió con la Constitución de 1844, instaurándose como
facultad a los tribunales de la República declarar la inconstitucionalidad de las leyes
contrarias a la Constitución, mediante el sistema del control difuso de
constitucionalidad. Este sistema permitió la inaplicación de una ley contraria a la norma
suprema respecto del caso en concreto.

En el año 1924, en ocasión de la reforma constitucional se introdujo al sistema judicial


el mecanismo de control concentrado de la constitucionalidad, cuya competencia fue
atribuida de manera exclusiva a la Suprema Corte de Justicia para conocer en primera
y última instancia las acciones en inconstitucionalidad de las leyes, decretos,
resoluciones y reglamentos.

Más adelante, con la reforma del año 1927 el constituyente eliminó el control
preventivo y el control concentrado de la constitucionalidad, permaneciendo sólo el
control difuso hasta el año 1994 cuando mediante la reforma constitucional fue
instaurado nueva vez el control concentrado.

El pleno de la Suprema Corte de Justicia era competente para conocer de todas las
acciones en inconstitucionalidad de conformidad con la Ley No. 156-97, esta
competencia se extendió hasta el año 2011, ya que la reforma constitucional del 2010
creó el Tribunal Constitucional, y en consecuencia asumió competencias que otrora
poseía la Suprema Corte de Justicia.

De acuerdo con el artículo 184 de la Constitución de la República habrá un Tribunal


Constitucional para garantizar la supremacía de la Constitución, la defensa del orden
constitucional y la protección de los derechos fundamentales. Su creación respondió a
la necesidad y el consenso de que la Defensa del estado de derecho debe reposar en
una jurisdicción especializada, tal como ha ocurrido en otros países en los que se
relaciona el establecimiento de dichas jurisdicciones con la consolidación de las
democracias, en virtud del rol activo que juegan en el control del poder.

8
CAPÍTULO I

CONCEPTOS DE LA DOCTRINA JURÍDICA Y ANÁLISIS DE LA


CONSTITUCIÓN COMO NORMA JURÍDICA

1.1 Definición de la Doctrina Jurídica


Conjunto de pensamientos y trabajos que explican e interpretan el contenido de las
normas jurídicas.
El término doctrina (denominado “jurisprudencia” en países como Estados Unidos y
Canadá) significa literal y tradicionalmente “práctica sobre la ley”, la capacidad
intelectual para enmarcar y aplicar leyes de acuerdo con principios teóricos sólidos.
Hoy en día, el término tiene varios significados diferentes, todos descendientes de este
sentido clásico.
Conjunto de tesis y opiniones de los tratadistas y estudiosos del Derecho que explican
y fijan el sentido de las leyes o sugieren soluciones para cuestiones aún no legisladas.
Tiene importancia como fuente mediata del Derecho, ya que el prestigio y
la autoridad de los destacados juristas influyen a menudo sobre la labor del legislador e
incluso en la interpretación judicial de los
textos vigentes.

1.2 La Constitución como Norma


Jurídica por Juan Manuel
Pellerano Gómez.
La Constitución como conjunto de normas
que estructura el Poder en el Estado
Moderno al instituir los gobernantes,
determinar sus respectivas facultades y
competencias y que a la vez reconoce los
derechos de que son titulares los
individuos, aparece en América con la
emancipación de las colonias inglesas para fundamentar y fortalecer la unión de sus

9
estados, y en la Europa continental a raíz de la Revolución francesa como
consagración formal de las ideas del contrato social y de la soberanía popular que
enarbolaron los teóricos políticos de la revolución.
Mientras en América la Constitución surge como sostén de la organización de los
nuevos Estados con la instauración de un nuevo orden político: el de la libertad; en
Europa es la resultante de las luchas sociales protagonizadas por la burguesía, al
arrancar el poder político a la monarquía absoluta cimentada secularmente. A seguidas
trataré someramente dos aspectos del tema. Primero, la evolución de la idea de la
Constitución como norma jurídica en Norteamérica y en Europa y lo acontecido en la
República Dominicana. A seguidas, me referiré a algunos aspectos dominantes en la
interpretación de la constitución.

1.3 Evolución de la Idea


de Constitución
A.- Europa: No obstante, a
que en Europa como en
América la Constitución es
inicialmente la ley
fundamental de la que se
derivan las demás que dicta
el legislador, sin que puedan
contradecirla bajo sanción de su nulidad, la práctica que se va cimentando en el
transcurso del tiempo a causa de la ocurrencia de sucesos políticos y sociales
distintos, da características peculiares en ambos continentes a dos sistemas jurídicos
en los tiene desigual valoración. Mientras que Norte América ha estado regida por un
sólo régimen político, el que organiza su Constitución, la cual ha sido siempre
reconocida como norma superior del ordenamiento jurídico de la que dimana todo el
derecho vigente, en Europa, sufre las alteraciones provocadas por las aventuras
napoleónicas que llevan al colapso de la República y a la posterior restauración de los
regímenes monárquicos, con los cuales se establece el llamado "principio monárquico,"
que reconoce al rey un poder preconstitucional. Esos regímenes evolucionaron hasta la
instauración de la monarquía constitucional, la cual se fundamenta en un pacto en que
se fijan los límites de gestión del poder, pasando la monarquía a ser un organismo del
Estado al que transmite todas sus prerrogativas seculares. El rey fue entonces un
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simple representante de la unidad y de la personalidad del Estado cuyos poderes y
funciones pasaron al órgano legislativo que le sustituye en el ejercicio del poder.
Al asumir el órgano legislativo los poderes del rey, particularmente aquel que reconocía
que su voluntad estaba sobre la Constitución, tomó vigencia el criterio de que la ley es
la norma jurídica por excelencia, expresión de la voluntad del soberano. La exaltación
de la ley vino pareja con su desprecio como norma jurídica suprema de la que dimana
todo el orden jurídico, provocado por el movimiento de la izquierda hegeliana que
siguió a la famosa conferencia dictada en Berlín en el año de 1862, por Ferdinand
Lasalle "Sobre la esencia de la Constitución", la cual cimentó la idea de que ella es una
"mera hoja de papel", bajo el fundamento de que ella es lo que acontece en la
materialidad de los hechos en el ejercicio efectivo del Poder en determinado país.
Como el ámbito del ejercicio del poder legislativo y del poder ejecutivo es limitado a
causa de que existen excepciones expresas a su autoridad, el control de los límites del
ejercicio de esos poderes está confiados al poder judicial, que tienen la misión de
verificar la constitucionalidad de las leyes y de anular los actos del gobierno que sean
contrarios a la Constitución. En la primera sentencia en que se le evaluó como norma
jurídica, dictada por las cortes norteamericanas en el año de 1803 en el caso Macburry
vs. Madison, figura el famoso voto del Juez Marshall, quien expresa lo siguiente: “hay
sólo dos alternativas demasiado duras para ser discutidas, o la Constitución controla
cualquier ley contraria a ella, o la legislatura puede alterar la Constitución mediante una
ley ordinaria. Entre tales alternativas no hay
términos medios: o la Constitución es una ley
suprema inalterable por medios ordinarios o se
encuentra en el mismo nivel que las leyes y de
tal modo cualquiera de ellas puede reformarse o
dejarse sin efecto siempre que al Congreso eso
le plazca”. Si es cierta la primera alternativa,
entonces una ley contraria a la Constitución· no
es ley; si, en cambio, es verdadera la segunda,
entonces las constituciones escritas son
absurdos intentos del pueblo para limitar un
poder ilimitado por naturaleza".
Si una ley contraria a la Constitución es nula
¿obliga a los tribunales a aplicarla no obstante
11
su invalidez bien en otras palabras no siendo ley constituye una norma operativa como
lo sería una ley valida? Sin lugar a dudas la competencia y la obligación del Poder
Judicial es decidir que es la ley; si dos leyes entran en conflicto entre sí el Tribunal
debe decidir acerca de la validez y aplicabilidad, del mismo modo, cuando una ley está
en conflicto con la Constitución y ambas son aplicables al caso de modo que la Corte
debe decidir conforme a la ley desechando la Constitución o conforme a la Constitución
desechando la ley.
La Corte debe determinar cuál de las normas constituye la esencia misma del deber de
administrar Justicia. Luego, si los tribunales deben tener en cuenta la Constitución y
ella es superior a cualquier ley ordinaria, es la Constitución y no la ley la que debe regir
el caso al cual ambas normas se refieren".

El caso dominicano: Aun cuando las ideas y las conquistas sociales de la Revolución
francesa ejercieron gran influencia en. el proceso histórico que culminó con la
organización del Estado Dominicano, la consagración de la Constitución como norma
jurídica tiene sus raíces de los Estados Unidos de Norte América, más aún los textos
dominicanos consagran las ideas del juez Marshall. En efecto, la Constitución
proclamada en la villa de San Cristóbal el 6 de noviembre de 1844 lo confirma en los
artículos que se transcriben a seguidas:
"Art.35.- No podrá hacerse ninguna ley contraria ni a la letra ni al espíritu de la
Constitución; en caso de duda, el texto de la Constitución debe siempre prevalecer".
"Art.125.- Ningún tribunal podrá aplicar una ley inconstitucional, ni los decretos y
reglamentos de administración general, sino en tanto que sean conforme a las leyes"
El principio que ellos consagran figura hoy día en el artículo 46 de la Reforma
Constitucional de 1962, bajo distinta redacción, el cual reza así: Art.46.- Son nulos de
pleno derecho toda ley, decreto, resolución, reglamento o acto contrarios a esta
Constitución". Los textos acabados de transcribir proclaman lo que en doctrina se
denomina "lo fundamentalmente nuevo del Estado Constitucional frente a todo el
mundo del autoritarismo" que es la "fuerza vinculante de la norma", esto es, la ligazón
que crea la regla constitucional entre, de una parte, las autoridades y funcionarios del
Estado, y de la otra, los particulares. De acuerdo a esa concepción que la Constitución
introduce, el poder político desenfrenado es transformado en un poder legítimo de
derecho. Por lo que se ha afirmado con propiedad que el ejercicio arbitrario del poder
del goverment by men se transforma en la concepción jurídica del goverment by laws.
12
Además, los textos pre-transcritos consagran, de modo claro e inequívoco, el principio
de que ella es la ley suprema, la superior a todas, la que no admite ser contradicha en
su letra ni en su espíritu, bajo sanción de la nulidad, que de acuerdo al artículo 46
opera de pleno derecho, lo que vale decir, que esa sanción existe por el sólo hecho de
transgredir sus preceptos sin que sea necesario que tal nulidad sea pronunciada por
tribunal alguno.
La afirmación de la Constitución como norma jurídica no está solamente en los textos,
el principio que ellos consagran ha sido reiteradamente ratificado por la jurisprudencia.
Su vigencia como derecho directamente aplicable sin necesidad de que exista ley
alguna que así lo establezca está expresado en una sentencia dictada por la Suprema
Corte de Justicia el 9 de diciembre de 1968 que declara la inconstitucionalidad del
artículo 2, párrafo único de la Ley 603 del 3 de noviembre de 1941, modificado por la
Ley 3938 del 26 de diciembre de 1954, por ser contrarios a la parte in-fine del artículo
40 acápite 14 de la Constitución, según el cual "nadie es penalmente responsable por
el hecho de otro". En varias ocasiones la jurisprudencia del más alto tribunal ha
ratificado la fuerza de norma jurídica de la Constitución cuando ha dicho que: ''Todo
tribunal ante el cual se alegue la inconstitucionalidad de una ley, decreto, reglamento o
acto, como medio de defensa, tiene competencia y está en el deber de examinar y
ponderar dicho alegato como cuestión previa al resto del caso".
No obstante,la declaración abstracta del alto tribunal que acaban de ser transcritas, las
decisiones de la justicia constitucional dominicana son escasas, en número tal que no
corresponden a lo que han debido ser una vez que el· reconocimiento de la
Constitución como norma jurídica tiene lugar desde el nacimiento de la República.
¿Cuáles razones han trabado el desarrollo de la jurisprudencia constitucional
dominicana? A mi entender existen una multiplicidad de factores que han incidido
desfavorablemente, los cuales pueden ser agrupados en: a) la incidencia del "principio
monárquico" de la concepción europea de la Constitución, que ha estado presente a
través de la adopción y de la asimilación del derecho francés; y b) la ausencia de los
presupuestos políticos y sociales para el desarrollo de la justicia constitucional. A
seguidas me referiré someramente a ambos.

13
1.4 En Cuanto Al Principio Monárquico
Las generaciones de abogados y juristas dominicanos que se han sucedido en toda la
historia de la República han adquirido su formación intelectual en la doctrina y en la
jurisprudencia francesa. Al punto de que con alguna frecuencia se les acusa de
colonialismo intelectual.
Este apego a la ciencia jurídica francesa no es casual ni es simple colonialismo. Nació
y se desarrolló por la fuerza misma de los hechos. Me explico, en la República
Dominicana aconteció un hecho insólito que parece ser el único en la historia de la
humanidad, a su organización en Estado adoptó voluntariamente -el ordenamiento
jurídico francés contenido en sus códigos de derecho civil, comercial, penal, de
procedimiento civil y de procedimiento criminal. Al adoptarlos como leyes de la
República no eran textos inertes, descarnados, por el contrario, vinieron acompañados
de la abundante jurisprudencia de los tribunales franceses y de su doctrina, que era
modelo en la Época. La clausura de la Universidad con la ocupación haitiana en 1822
provocó la casi inexistencia de abogados y juristas científicamente formados al
momento del nacimiento de la República, vacío que fue llenado por el defensor público,
especie de lego designado como tal por la Suprema Corte de Justicia, quien debió
nutrirse, necesariamente, en la jurisprudencia y en la doctrina del país de origen de
nuestra legislación. De ahí la sumisión inicial de la jurisprudencia dominicana a las
decisiones de los tribunales franceses, lo que ha evolucionado poco a poco hacia
soluciones dominicanas deducidas de los mismos textos.
El derecho de los libros franceses en que han estudiado los dominicanos ha estado
dominado por el llamado principio monárquico que exalta la soberanía de la ley y no
admite a la Constitución como fuente del derecho, ni consecuencialmente, como norma
jurídica de aplicación inmediata. En la séptima edición del tomo primero de la obra
Leons de Droit Civil, de los hermanos Mazeaud, libro de texto por excelencia de
nuestras mejores universidades, se lee: "La Constitución determina la autoridad a la
que otorga calidad para hacer la ley y coloca en su "Preámbulo" los principios
superiores destinados a regir al legislador" y agrega más adelante·: "Nadie puede
invocar la inconstitucionalidad de la ley para rehusar someterse a ella. Ningún tribunal
judicial o administrativo tiene, en efecto, competencia para comprobar este vicio, en
razón de la concepción francesa según la cual el legislador es soberano"9.

14
1.5 En Cuanto a los Presupuestos Sociales y Políticos
La Constitución es el punto en que se conjugan la política y el derecho puesto que es
la expresión formal de la culminación de un proceso político: la independencia de la
República en el caso dominicano, y a la vez da inicio a la vigencia del ordenamiento
jurídico, cuyos efectos en la práctica están fuertemente ligados al ejercicio del poder en
el régimen político imperante, por lo que la sucesión de los distintos regímenes marcan
particularidades en la práctica del Derecho Constitucional y en la ciencia jurídica del
país.
El reconocimiento de la Constitución como norma jurídica es una resultante del
régimen democrático, una vez que ella dirime, fundamentalmente, los conflictos
provocados por la vulneración a los derechos de la persona humana, que cometen, en
su mayor parte, los funcionarios y agentes del Estado. Fuera del régimen democrático,
la práctica constitucional es yugulada por las arbitrariedades de los gobernantes. La
Constitución como norma jurídica que frena el ejercicio arbitrario del poder fue
inexistente en la práctica bajo los regímenes de los numerosos dictadores y tiranos que
han dirigido los destinos de la República en su siglo y medio de existencia. 12.- Otro
factor importante que limita la vigencia de la Constitución como norma jurídica es el
fenómeno de la des contitucionalización que se manifiesta en la abolición de la
Constitución por el hecho de las Armas.

La claudicación de jueces y
tribunales al papel central que les
corresponde en la instauración del
régimen de derecho que siempre
ha consagrado la Constitución, es
otra causa que ha impedido el
desarrollo de la justicia
constitucional dominicana. La
evolución del país, en los últimos
años, hacia una esperanza
democrática tampoco ha sido
propiciatoria de su desarrollo. La
garantía judicial de la Constitución
como norma jurídica se ha
manifestado en la práctica en unas pocas declaratorias de la inconstitucionalidad de la
ley por vicios de forma, que si bien es un modo de afirmar su imperio y su supremacía
no corresponden a la solución de conflictos sobre la vigencia de los derechos

15
fundamentales de la persona.
El hábeas corpus, como
garantía de la seguridad
individual, no ha provocado
abundantes soluciones de
fondo, al punto de que la
práctica actual viene
degenerando la institución con
los continuos reenvíos que
acuerdan los jueces, los
cuales desnaturalizan la
urgencia que es de la esencia
de esa acción o recurso.

1.6 Interpretación de la Constitución


La Constitución como norma suprema del ordenamiento jurídico al igual que como
fuente de derechos y obligaciones puede provocar controversias que deberán ser
dirimidas por los tribunales del orden judicial o por los del orden administrativo, tanto en
lo que se refiere a controlar la constitucionalidad de las leyes a causa de la sanción de
nulidad de toda norma o acto jurídico que le sea contraria que decreta el artículo 46,
como a causa de controversias que pueden suscitarse entre la administración del
Estado y los particulares, y aún en algunas hipótesis, entre estos. Por esa vocación de
norma inmediatamente aplicable a controversias jurídicas es necesario interpretarla
como acontece, de ordinario, con la ley.

Si bien la interpretación de la Constitución es una modalidad de la interpretación de las


normas jurídicas, no es menos cierto que reviste algunas particularidades resultantes
de que sus preceptos están más próximos a la idea de principios que de reglas que
rigen situaciones determinadas, por lo que muchas veces resultan ineficaces los
criterios comúnmente empleados en la interpretación de la ley, sobre todo cuando es
necesario tener en cuenta que a ella le sirven de base supremos principios escritos y
no escritos, conforme reza una sentencia de la Suprema Corte de Justicia del 20 de
enero de 1961. ¿Cuáles son esos principios escritos y no escritos? Se afirma que
algunos de ellos figuran expresa o implícitamente consignados en el texto de la
Constitución, tales como la forma republicana de gobierno y la democracia
representativa como sistema político que la informa (art.4), la libertad y la justicia
(art.8), la igualdad (art.1 00), el pluralismo político (arts.4, 88 y sigs.), la protección
efectiva de la persona humana y los medios que le permitan perfeccionarse

16
progresivamente (art.8): el Estado de Derecho. Mientras que otros son las
consecuencias de los expresados, tales como, los que se derivan de la democracia
como principio rector de la Constitución y por ende de todo el ordenamiento jurídico. 1
5.- La doctrina, principalmente la alemana, ha sostenido vivas polémicas en cuanto a
los criterios y métodos que deben fundamentar la interpretación de la Constitución.
Lo razonable es una noción que impregna todo el ámbito de lo jurídico, sirve para
evaluar la validez de las decisiones del Juez y los actos de los poderes públicos
cuando estos se fundamentan en la aplicación de una ley. La jurisprudencia así lo ha
entendido. Nuestro más alto tribunal ha dicho: "Que si el texto legal citado parece
conferir a la autoridad un poder sancionador incondicionado, es preciso declarar que,
conforme a la Constitución de la República en su reforma de 1966, toda ley debe ser
"justa y útil" (art.8, inciso Sto.) lo que confiere a los tribunales la facultad de exigir la
condición de razonabilidad en la aplicación de toda ley por los funcionarios públicos,
condición que debe alcanzar, sobre todo, a aquellas que impongan cargas y sanciones
de toda índole".

CAPITULO II

ENFOQUE CONSTITUCIONAL ORIGEN Y NATURALEZA FUNDAMENTAL DE LOS


DERECHOS EN LA CONSTITUCIÓN DOMINICANA

2.1 Origen de los Derechos en la Constitución Dominicana.


En el caso dominicano, los derechos fundamentales son producto de la comunidad
política y, por tanto, no pueden ser considerados como previos a ella. Una de las
discusiones más importantes en el Derecho Constitucional es el origen y naturaleza de
los derechos fundamentales. La concepción liberal tradicional –que es la que se ve
reflejada en las constituciones- tiende a asumir que los derechos fundamentales son
previos a la comunidad política y que, por lo tanto, ésta gira en torno a ellos y no hace
más que actuar sobre la base de lo que ya existe.

La diferencia es importante porque va al quid del problema constitucional. Si prevalece

17
la concepción iusnaturalista, entonces los derechos son el origen y fin último de la
comunidad política (el alfa y el omega, por usar otro término). Esto implica que la
capacidad de los seres humanos para decidir sobre la forma y contenido de los
derechos es limitada y que la progresiva democratización de las sociedades humanas
es un proceso de descubrimiento y no de creación. Bajo este supuesto, lo que gobierna
la sociedad humana es el conjunto de derechos decididos por un legislador supremo
del universo.

En el caso de la Constitución de la República Dominicana (CRD), independientemente


del énfasis que ésta hace en la concepción liberal de los derechos, es innegable que al
declarar el desarrollo de la “persona humana” como su fin último ha establecido un
punto de referencia axiológico sumamente importante. La Declaración Universal de los
Derechos Humanos, fuente de inspiración de la nueva redacción de la declaración de
derechos en la CRD, tiene la función de afirmar “el valor de la persona humana y de su
protección como fundamento de todo orden jurídico-político”. No quiere esto decir que
la CRD asume una posición iusnaturalista en lo relativo a los derechos fundamentales.

Tal como afirma Pérez Luño para el caso español, los derechos fundamentales sólo
son jurídicos cuando han sido adoptados de acuerdo con la CRD. Sólo entonces puede
afirmarse que son una manifestación de la voluntad soberana del pueblo dominicano.
No hay que olvidar que el contenido de estos valores no es estático, cambia con el
tiempo. Así que no puede afirmarse que dentro del sistema constitucional dominicano
ese concepto tiene fuerza jurídica. Lo que sí la tiene son los derechos fundamentales.
Lo contrario implicaría volver tan voluble el contenido de los derechos fundamentales
que terminaríamos no sabiendo cuáles son, con la consiguiente devaluación normativa.

Finalmente, la manifestación jurisprudencial más clara de esta doctrina se puede


encontrar en la Sentencia No. 1 del 4 de agosto de 2004. En esta sentencia, la SCJ
hace referencia a la resolución 1920-2003 donde expone que el bloque de
constitucionalidad está compuesto por dos fuentes: a) la interna, formada por la CRD y
las decisiones jurisprudenciales y b) la internacional, formada por los tratados
internacionales de derechos humanos y las decisiones de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos. Afirma sobre este bloque que: “Comprende entre sus principios y
normas una serie de valores como el orden, la paz, la seguridad, la igualdad, la justicia,
18
la libertad y otros que, al ser asumidos por nuestro ordenamiento jurídico, se
configuran como patrones de razonabilidad, principio establecido en el artículo 8,
numeral 5, de nuestra Constitución”.

La naturaleza de la “fundamentalidad” de la declaración de derechos de la CRD se


puede entender si analizamos el problema sobre la base de su “fundamentalidad
formal” y su “fundamentalidad material”.

El modelo kelseniano de las relaciones estáticas de las normas (“nomoestática”), en el


cual la Constitución contiene solamente normas de carácter material. De esta norma,
utilizando operaciones lógicas, sería posible deducir todas y cada una de las demás
normas del ordenamiento. Siguiendo este concepto, el resto de las normas del
ordenamiento son solamente desarrollos de las normas de carácter material (en este
caso los derechos fundamentales) previstos en la CRD.

Uno de los temas trascendentales del derecho constitucional contemporáneo lo


constituye, precisamente, la definición de la jerarquía del derecho internacional.
Específicamente, lo que preocupa es determinar si los tratados
internacionales debidamente ratificado por el órgano competente de cada país, tienen
rango de ley o rango constitucional. Inclusive, hay quienes se plantean si tienen mayor
jerarquía que la propia Constitución. Pero, más relevante que la cuestión planteada
en el párrafo anterior, es la relativa a la posibilidad de cuestionar la constitucionalidad
de los tratados internacionales después de haber sido debidamente aprobados por
los poderes correspondientes o si, por el contrario, la revisión de constitucionalidad
sólo puede hacerse vía el control previo o preventivo.

En el entendido de que cada Estado ha adecuado de manera particular, vía el


constituyente o vía la jurisprudencia, la doctrina de la supremacía de
la Constitución al nuevo paradigma, pretendemos examinar las experiencias
del Derecho Constitucional comparado, las cuales pueden servirnos para mejorar
nuestro sistema.

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CAPITULO III

ANÁLISIS DE LA SUPREMACÍA DE LA
CONSTITUCIÓN Y LA CONVIVENCIA DEL
DERECHO INTERNO CON EL DERECHO
INTERNACIONAL

3.1 Supremacía de la Constitución

El tema relativo a la supremacía de la Constitución está suficientemente estudiado,


razón por la cual no es necesario que abundemos mucho al respecto. Desde las aulas
universitarias se aprende que la Constitución está colocada en lo más alto de la
pirámide con la cual se representa el ordenamiento jurídico. Se trata de la norma
fundamental y en la cual se consagran los centros de producción de las demás
normas.

Durante todo el tiempo que la Constitución fue considerada como un programa

20
político, su carácter supremo se circunscribía a la prohibición de su modificación
siguiendo el procedimiento ordinario. La mayoría de las constituciones consagran un
procedimiento de reforma constitucional agravado, con la finalidad de garantizar su
vocación de permanencia y, sobre todo, para que sólo pueda ser modificada cuando
haya un consenso de los diferentes sectores sociales.
Pero, el carácter supremo de la Constitución no tenía relevancia ante los tribunales,
porque no se le reconocía fuerza normativa. Es con el surgimiento del
constitucionalismo norteamericano que la supremacía de la Constitución adquiere
verdadera eficacia. Con la sentencia Marbury v. Madison, dictada por el juez John
Marshall, en el año 1803, se inaugura la Era de la Constitución normativa y del control
judicial de la constitucionalidad de las leyes, esquema que impide al juez aplicar
normas contrarias a la Constitución. Es por ello que Vidart Campos sostiene que el
reconocimiento de la fuerza normativa de la Constitución complementa su carácter
supremo.
3.2 Convivencia del Derecho Interno con el Derecho Internacional
Los Estados no han seguido el mismo patrón en lo que concierne a la integración de
los tratados internacionales al derecho interno, aunque generalmente se admiten como
parte del derecho interno aquellos que han sido debidamente aprobados y ratificados
por los poderes correspondientes.

Lo anterior no presenta dificultades significativas. El problema se plantea al momento


de determinar la posición jerárquica de los tratados en el ordenamiento interno del
Estado parte. Particularmente, el choque se presenta con relación a la Constitución,
por ser la norma fundante de un Estado. Tanto la doctrina constitucional como la
jurisprudencia han fijado su posición al respecto. En los párrafos que siguen
analizaremos las distintas soluciones que se plantean.

Vidart Campos, refiriéndose al derecho argentino establece que conforme al artículo 75


inciso 22, de la Constitución de 1994, los tratados tienen rango supra legal, es decir,
que ocupan un lugar por encima de la legislación adjetiva, pero por debajo de
la Constitución, con la excepción de los tratados internacionales relativos a derechos
fundamentales, los cuales ocupan la misma posición jerárquica que la Constitución.

21
El citado artículo 75 inciso 22, menciona los tratados de derechos humanos que tienen
el mismo rango de la Constitución y prevé un mecanismo para la integración de otros
tratados de la misma naturaleza y que sean aprobados y ratificados en el futuro.

Como la Constitución y los tratados sobre derechos humanos tienen la misma


jerarquía, la solución a las contradicciones que puedan existir no pueden resolverse vía
el control de constitucionalidad, ya que es incongruente suponer la inconstitucionalidad
de una norma que tiene el mismo rango que la propia Constitución. Ante una evidente
contradicción, el remedio es, según Vidart Campos: “...la interpretación armonizarte y
congruente, en la que se busque seleccionar la forma que en su aplicación rinda
resultado más favorable para el sistema de derechos (integrados por la Constitución y
los instrumentos internacionales de jerarquía constitucional) debido a la mayor
valiosidad (pero no supremacía normativa) que el sistema de derecho ostenta respecto
de la organización del poder”.
La situación prevista en Costa Rica es similar a la de Colombia, toda vez que conforme
a los artículos 7 y 48 de la Constitución de ese país, los tratados
internacionales relativos a derechos fundamentales tienen rango constitucional y los
demás tienen rango supra legal. Al igual que en el caso argentino, en este sistema
puede presentarse la disyuntiva relativa a la determinar si se aplica la Constitución o el
tratado en caso de contradicción. Tal situación fue resuelta por la Sala
Constitucional de dicho país, mediante sentencia No. 3435-92, en la cual se estableció
que: “(...) los instrumentos de Derechos Humanos vigentes en Costa Rica, tienen no
solamente un valor similar a la Constitución Política, sino que en la medida en que
otorguen mayores derechos o garantías a las personas, priman sobre la Constitución”.
Con esta decisión la Sala Constitucional reafirma el principio de progresividad de
los derechos fundamentales, así como los principios pro-hominis y pro-libertatis.

En la Constitución dominicana no existe una normativa que de manera expresa


establezca la posición jerárquica de los tratados internacionales. Es en el Código
Procesal Penal donde se establece dicha jerarquía. En efecto, en el artículo 1, libro I ,
título I, relativo a los principios fundamentales se establece: “Los tribunales, al aplicar la
ley, garantizan la vigencia efectiva de la Constitución y de los Tratados
Internacionales y sus interpretaciones por los órganos jurisdiccionales creados por

22
éstos, cuyas normas y principios son de aplicación directa e inmediata en los casos
sometidos a su jurisdicción y prevalecen siempre sobre la ley”.

A partir del contenido del texto transcrito, se pueden sacar dos conclusiones: la
primera, que los tratados internacionales están ubicados en la misma posición de
la Constitución; y la segunda, consecuencia de la anterior, por encima de la ley.
Aunque el legislador no especifica el tipo de tratado al que se refiere, resulta evidente
que es a los relativos a derechos fundamentales, por tratarse de un texto que forma
parte del Código Procesal Penal.

Por otra parte, conforme al artículo 3 de la Constitución, el Estado dominicano


reconoce el derecho internacional general y el americano, en la medida en que sus
poderes lo hayan aprobado; mientras que según el artículo 10, la enumeración de
derechos y deberes hecha en los artículos 8 y 9 no es limitativa, por lo que se
reconocen otros derechos y deberes de igual naturaleza.

Según lo entiende Pellerano Gómez, en aplicación de los referidos textos


constitucionales, artículos 3 y 10, los tratados internacionales relativos a derechos
fundamentales forman parte de la Constitución a menos que: “contradijera los
supremos principios escritos y no escritos que sirven de base a la Constitución,
conforme lo reconoce la jurisprudencia”. Jorge Prats llega a la misma conclusión, con
la diferencia de que entiende que en caso de contradicción prevalece el tratado
internacional y no la Constitución.

La primera de las tesis coincide con la posición sustentada por la Suprema Corte de
Justicia en el año 1961; sin embargo, actualmente la jurisprudencia reconoce a
los tratados internacionales sobre derechos fundamentales la misma jerarquía que
tiene la Constitución.

Luego de haber analizado y expuesto la normativa constitucional, la jurisprudencia y la


doctrina sobre la jerarquía de los tratados internacionales, me inclino por la tesis que
ubica a los tratados internacionales sobre derechos humanos al mismo nivel de
la Constitución y, en caso de contradicción, entiendo que debe primar la norma que sea
más coherente con el principio de progresividad, pro hominis y pro libertatis.
23
3.3 Principio Constitucional de Favorabilidad y Nacionalidad por Jorge Prats
Ramírez.
Durante mucho tiempo, en República Dominicana “constitucionalista” no era sinónimo
de jurista especializado en Derecho Constitucional, sino que, con dicho término, uno se
refería más bien a los antiguos combatientes integrantes del movimiento político-militar
que, en 1965, frente a parte de las fuerzas armadas y los invasores norteamericanos,
luchó por el retorno del gobierno constitucional de Juan Bosch, derrocado en un golpe
militar en 1963. Por eso, cuando se hablaba de constitucionalistas, casi nadie se
refería a Milton Ray Guevara, Juan Manuel Pellerano Gómez, Adriano Miguel Tejada,
Julio Brea Franco, Juan Jorge o Augusto Sánchez Sanlley, que era el selecto grupo de
juristas que cultivó el Derecho Constitucional tras la transición a la democracia, al final
de la “democradura” o “dictablanda” de Balaguer.

Todo esto cambia con la proclamación de la Constitución de 2010. A partir de ese


momento, incluso muchos de los que se opusieron a la reforma constitucional
propulsada por el presidente Leonel Fernández y que llegaron hasta decir que la recién
proclamada Constitución no era la suya, y aun otros que no eran siquiera licenciados
en Derecho o que, si lo eran, se habían especializado en otras ramas del Derecho, de
repente se volvieron constitucionalistas. No es que esto es malo. Todo lo contrario: lo
que esto significa es que la comunidad jurídica y la ciudadanía se han empoderado y
apoderado de la nueva Constitución y que todo el mundo, experto o no, se ve reflejado
en el texto constitucional, en los derechos e instituciones que este consagra.
Podríamos decir que nunca una Constitución había sido discutida y debatida tanto
como la vigente, desde el momento mismo del inicio de la consulta popular para la
reforma constitucional como después de su proclamación.

La favorabilidad no es más que el deber que tienen los poderes públicos de interpretar
y aplicar “las normas relativas a los derechos fundamentales y sus garantías, en el
sentido más favorable a la persona titular de los mismos” (artículo 74.4 de la
Constitución). Esto solo puede ser exigido por los particulares al Estado: el Estado no
puede exigir una interpretación favorable al Estado.

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En base a ello, el Congreso Nacional puede perfectamente aprobar una ley general de
amnistía, de reconocimiento automático de nacionalidad o de naturalización expedita,
que solucione constitucionalmente este problema. La solución humana es la solución
constitucional pues nunca será inconstitucional una norma más favorable a la persona,
aunque se alegue que choca con la propia Constitución, pues la favorabilidad implica
siempre la aplicación preferente de la norma más favorable, aun sea de rango.

3.4 Revisión Constitucional de Decisiones Jurisdiccionales


El sistema judicial dominicano experimenta una transformación importante propiciada,
entre otros factores, por el auge del derecho constitucional, acentuado en la protección
a los derechos fundamentales de los ciudadanos y ciudadanas del Estado Social y
Democrático de Derecho. En la esfera del nuevo constitucionalismo aparecen en
escena nuevas figuras, entre estas la revisión constitucional de decisiones
jurisdiccionales.

Para muchos juristas esta figura jurídica está inspirada en la figura del derecho
anglosajón denominada como el “Judicial Review”, pero con la particularidad de que su
objeto va inclinado a la interpretación sobre la utilización efectiva de la norma
constitucional frente a las decisiones emanadas por un Poder Judicial con total
independencia. Partiendo de las disposiciones establecidas en la Ley No. 137-11, Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional y de los procedimientos constitucionales, este
recurso es aplicable a aquellas decisiones que hayan adquirido la autoridad de las
cosas irrevocablemente juzgada, con posterioridad al 26 de enero de 2010.

El proceso, tal y como establecen Glasson y Tissier, es una relación jurídica bilateral
que se establece entre litigantes, de una parte, y el Estado, de otra parte [F. Tavares
Hijo, Elementos de Derecho Procesal Civil Dominicano]. Conforme a esta definición, el
Estado juega un rol importante en el desarrollo del proceso, no solamente creando las
circunstancias necesarias para su regulación, sino también como garante de un debido
proceso, que es aquel conformado por las garantías mínimas constitucionalmente
establecidas [Constitución Dominicana proclamada el 13 de junio de 2015, Artículo 69],
como el caso del doble grado de jurisdicción.

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Nuestra Carta Magna establece que toda sentencia puede ser recurrida de
conformidad con la ley, o bien, en doble grado de jurisdicción. Analizando la
aplicabilidad de la revisión constitucional a aquellas decisiones que han adquirido la
autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada, podemos inferir que este recurso no se
incluye en el escalafón jurisdiccional.

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Conclusión:

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Recomendaciones:

Bibliografía:

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