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Grupo de Espiritualidad Ignaciana

(GEI)

DICCIONARIO
DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA
(A-F)

Director
José García de Castro

Editores
Pascual Cebollada
J. Carlos Coupeau
Javier Melloni
Diego M. Molina
Rossano Zas Friz

Ediciones #i f f 9 Mensajero
Sal Terrae
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© Compañía de Jesús, Provincia de España, Madrid.


© 2007 Ediciones Mensajero, S.A. - Sancho de Azpeitia, 2 - 48014 Bilbao /
Apartado 73 - 48080 Bilbao
ISBN: (volumen I / A-F): 978-84-271-2852-1
ISBN: (Obra completa): 978-84-271-2854-5
© 2007 Editorial Sal Terrae - Polígono de Raos - Parcela 14 - 39600 Maliaño
(Cantabria) / Apartado 77 - 39080 Santander
ISBN: (volumen I / A-F): 978-84-293-1708-4
ISBN: (Obra completa): 978-84-293-1707-7

Depósito Legal: BI-1003-07


Fotocomposición: Rico Adrados, Burgos
Printed in Spain

Impreso en Grafman, S.A


A los diez primeros compañeros jesuítas:
Jean Codure, Paschase Bro'ét, Claude Jay,
Alfonso N. de Bobadilla, Simao Rodrigues,
Alfonso Salmerón, Diego Lainez,
Francisco Javier, Pierre Favre e
Ignacio de hoyóla:
escucharon, amaron, sirvieron
SUMARIO

Prólogo (R. P. Peter-Hans Kolvenbach, SJ) 11

Introducción (José García de Castro, SJ) 15

Agradecimientos 29

Colaboradores 31

Abreviaturas 41

Propuesta de lectura sistemática Q. Carlos Coupeau, SJ).. 49

Diccionario de Espiritualidad Ignaciana 65

Mapas conceptuales (J. Carlos Coupeau, SJ) 1801

índice General 1805


PRÓLOGO

En el año 1996, el papa Juan Pablo II exhortaba a la vida con-


sagrada -esa apostólica vivendi forma- a nutrirse "en las fuentes de
una sólida y profunda espiritualidad", que consiste en cada caso
en "un proyecto preciso de relación con Dios y con el ambiente
circundante, caracterizado por peculiares dinamismos espiritua-
les y por opciones operativas que resaltan y representan uno u
otro aspecto del único misterio de Cristo". Y añadía a continua-
ción: "La vida espiritual, por tanto, debe ocupar el primer lugar
en el programa de las Familias de vida consagrada, de tal modo
que cada Instituto y cada comunidad aparezcan como escuelas de
auténtica espiritualidad evangélica" (Vita consecrata, 93). El Santo
Padre también animaba a "una irradiación activa de la espirituali-
dad más allá de las fronteras del Instituto" {Ibid., 55). Asimismo,
en 1995, nuestra Congregación General 34 manifestaba su deseo
de "estimular una vigorosa formación espiritual e intelectual de
nuestros jóvenes y la formación permanente, intelectual y espiri-
tual, de todo jesuita" (d. 16, n° 3), así como de proveer "programas
de capacitación de los laicos en orden a proporcionarles un mayor
conocimiento de la tradición y espiritualidad ignacianas" (d. 13,
n° 12).
Este Diccionario de Espiritualidad Ignaciana se inscribe plena-
mente, por tanto, en estos objetivos: conocer y amar mejor esta espi-
ritualidad, tanto los jesuítas como toda la "familia ignaciana". Nu-
merosos testimonios y escritos de unos y otros confirman la necesidad
actual de redescubrir y actualizar las fuentes y ejemplos del desa-
rrollo de nuestra espiritualidad a lo largo de la historia, como un
servicio a nosotros mismos, a la Iglesia y a la sociedad contemporá-
nea. Esta obra aparece poco después de la publicación del Dicciona-
rio Histórico de la Compañía de Jesús, editado por el Instituto Histórico
de Roma, cuya elaboración ha contribuido notablemente a estos
mismos fines. Un diccionario es útil para quienes, en un momento
dado, buscan información sobre tal o cual concepto ignaciano. Pero,
además de cumplir un propósito de divulgación, es también un ins-
12 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

trumento de primera mano para todos aquellos que quieran for-


marse sistemáticamente y con rigor en nuestra espiritualidad.
El equipo editor es el Grupo de Espiritualidad Ignaciana, consti-
tuido por seis jesuitas de la Asistencia de Europa Meridional. Todos
son profesores e investigadores de la espiritualidad ignaciana en Fa-
cultades de Teología de España e Italia, dos de las naciones en las
que se gestaron la Compañía de Jesús y muchos de los escritos de
sus primeros miembros. Desde el año 2000, en que fueron convoca-
dos desde sus respectivas provincias a pensar y trabajar juntos como
"amigos en el Señor", han llevado a cabo -especialmente en la re-
vista Manresa- una labor de estudio y publicación de aspectos de es-
ta espiritualidad. Ahora, esta obra colectiva e internacional del Dic-
cionario permite que la sabiduría de otras muchas personas vea la
luz conjuntamente, unificada en este volumen. El Diccionario rinde
así tributo a tantos ignacianistas que desde hace varias décadas vie-
nen contribuyendo con generosidad y competencia a la renovación
espiritual a la que apeló el Concilio Vaticano II. Llena también un
hueco en nuestro panorama bibliográfico, acierto que sin duda mu-
chos agradecerán.
La obra aparece con motivo del año jubilar de 2006, en el que la
Compañía y toda la familia ignaciana recuerdan y desean seguir ins-
pirándose en los dones recibidos por nuestros predecesores. De la
mano de Ignacio -experto en las "internas noticias, consolaciones y
divinas inspiraciones" que muestren a cada uno "el medio que le
conviene" [Ej 213]- y sus Ejercicios Espirituales, la Iglesia recibe des-
de el siglo XVI un nuevo aliento suscitado por el Espíritu. Por medio
de Javier y Fabro, esa espiritualidad naciente se extiende pronto a
numerosas personas que, como ellos, desean buscar y encontrar a
Dios y vivir según Él. Javier, contra viento y marea, persigue "traer
las gentes en conocimiento de su criador, redentor y salvador Jesu-
cristo nuestro Señor" (5.11.1549). Por su parte, Fabro, el conversador,
actúa convencido de que "quien busca y encuentra el Espíritu de
Cristo en las buenas obras, aprovecha más sólidamente que quien
solo lo busca en la oración" (4.10.1542). Con el tiempo, la herencia de
Ignacio y estos dos compañeros de camino, ambos "misioneros iti-
nerantes" por Europa y Asia, se encarnará en lugares y circunstan-
cias bien diversas, por todo el mundo, como una via quaedam, entre
otras muchas, de ayudar a "obrar al Criador con la criatura, y a la
criatura con su Criador y Señor" [Ej 15]. De esta acción divina y su
respuesta humana brotarán, a lo largo de más de 460 años, abun-
dantes iniciativas marcadas por el "modo de proceder" propio de
Ignacio y sus primeros compañeros. Ellos forman parte de la histo-
ria de la Iglesia de la que no ha estado ausente el Señor, quien "siem-
pre viene a nuestro encuentro a través de los hombres en los que Él
se refleja" (Benedicto XVI, Deus caritas est, 17).
PRÓLOGO 13

Al mismo tiempo, esta obra aparece en el contexto del aniver-


sario del nacimiento de los Padres Jerónimo Nadal (en 1507) y Pe-
dro Arrupe (en 1907). Ambos fueron en sus épocas respectivas ex-
celentes intérpretes y transmisores del mensaje ignaciano. Mi
deseo es que, con tan buen patrocinio, este Diccionario de espiri-
tualidad ignaciana sea una ayuda provechosa para todos aquellos
que, en el siglo XXI, deseen referirse a Ignacio y su carisma para su
vida y misión.
Que Santa María Virgen, Madre de la Compañía, ilumine y
acompañe este camino.

Peter-Hans Kolvenbach, S. J.
Prepósito General de la Compañía de Jesús
Roma, 22 de abril de 2006
INTRODUCCIÓN

1. La "Espiritualidad ignaciana". No resulta fácil integrar en


un único núcleo de sentido el componente más relevante que pueda
dar identidad y ofrecer una definición de la espiritualidad ignacia-
na: Loyola, Manresa, el Cardoner, París, la Storta... son términos
que remiten a experiencias "epifánicas" del itinerario místico de Ig-
nacio; cada una parece asumir la anterior, al tiempo que ofrece algún
nuevo elemento a la configuración de un carisma abierto y dinámi-
co. Podríamos también acudir a las "máximas ignacianas" tan cono-
cidas como "en todo amar y servir", "a mayor gloria de Dios" o
"contemplativo en la acción" (ésta última de J. Nadal) como propo-
siciones en las que vienen a confluir no pocos ecos de la espirituali-
dad ignaciana. Junto a una sincera satisfacción por decir en verdad
algo profundamente ignaciano experimentamos también el límite
de la semántica, pues algo, si no mucho, ha quedado también sin ex-
presarse.
Ya con cierta madurez en su seguimiento personal de Jesucristo,
después de veintiséis años de haber salido de Loyola, aparece la pri-
mera publicación de los Ejercicios Espirituales (Roma 1548), que recogen
la experiencia de Ignacio y la ofrecen lingüísticamente para poder ser
actualizada, vivida por otros. En ellos, en los Ejercicios, se hace pre-
sente en gran medida, el carisma, el don, la gracia ofrecida por Dios a
Ignacio para el bien y la "ayuda de las ánimas". Sabiendo que toda de-
finición pretende iluminar diáfana o transparentemente alguna parce-
la del mundo, pero lúcidos al tiempo con sus límites expresivos, pode-
mos aceptar la siguiente como "marco compartido" para saber de qué
hablamos y a qué nos referimos cuando pronunciamos "espiritualidad
ignaciana":
"Una forma religiosa de vida en relación al Misterio de Dios
inspirada y fundamentada en el modo de seguir a Jesucristo que nos
ha llegado a través de la experiencia de Ignacio de Loyola (tl556) y
sus compañeros tal y como nos lo han transmitido sus escritos, en
los que destacan, preferentemente, el método y la mística de los Ejer-
cicios Espirituales".
16 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

Este Diccionario pretende, por tanto, ofrecer un conjunto de ar-


tículos que "den razón" de esta manera peculiar de entender tal for-
ma de vida, esta presencia religiosa en la Historia. En consecuencia,
la lectura de cada una de sus páginas y voces debería iluminar al
lector, en alguna medida, en esta forma cristiana de vivir. ¿Cuáles
son, pensamos, los elementos que han ido confluyendo en el sistema
teológico-místico de Ignacio de Loyola para ir así tejiendo la espiri-
tualidad ignaciana?
a) Jesús de Nazaret, Jesucristo el Señor. Desde sus comienzos más
cristianos en Loyola, animado por las lecturas del Vita Christi de Lu-
dolpho de Saxonia, vivir comienza a significar para Ignacio buscar y
seguir a su Señor, e intentar proceder al estilo de los apóstoles [Au
64]. Jesús se le aproxima en su humanidad en Manresa [Au 29] y se le
aparece camino de Venecia [Au 41]. En Jerusalén insiste en quedarse
allí con un "propósito muy firme" [Au 46] y en medio de la dificultad
"le parecía que veía a Cristo sobre él siempre" [Au 48]. Con Jesús tra-
ta amistosamente en París [Au 75] hasta el punto que los compañe-
ros, en sus votos en Montmartre, vuelven a proyectar su ida a Jeru-
salén [Au 85]. Por fin, Ignacio recibe su condición e identidad de
servidor de Jesús, pobre y humilde, en la visión de La Storta, camino
de Roma donde, después de haber rogado mucho a María, "vio tan
claramente que Dios Padre le ponía con Cristo su Hijo" [Au 96].
Jesús configuró a Ignacio, le formalizó internamente y así quiso
reflejarlo en su propuesta sistemática de acceso al Misterio, los Ejerci-
cios Espirituales, donde la petición del "conocimiento interno del Se-
ñor, que por mí se ha hecho hombre, para que más le ame y le siga"
[Ej 104 passim] vertebra y estructura el proceso del ejercitante. Tal
proceso irá siendo verdadero si la cristología de la kénosis y del aba-
jamiento va configurando el corazón del ejercitante. La Majestad de
Cristo es su sencillez, su humildad, su pobreza y su obediencia in-
condicional al Padre, como quedará reflejado en la elección en torno
a "dos Banderas" [Ej 146], "tres Maneras de Humildad" [Ej 167] o en
el "examen" para quien ya está en proceso de determinarse [Co 101]
para ingresar en la Compañía de Jesús.
Pero Ignacio desea también objetivar este amor por su Señor;
los Primeros Compañeros llaman al grupo naciente "Compañía de
Jesús", a quien tenían como única cabeza y "a quien solo deseaban
servir" (FN I, 203-204); así pasará a la Fórmula del Instituto y al co-
mienzo de las Constituciones [Co 1]. Tal convicción tuvo Ignacio so-
bre el nombre de Jesús que "pensaría ir contra Dios y ofenderle, si
dudase que este nombre convenía" (FN I, 204).
La presencia de Jesús aparece en la vida de Ignacio desde sus
comienzos íntimamente vinculada al sacramento de la Eucaristía en
Manresa [Au 29], en Montmartre [Au 85] o en Roma, donde celebra
su primera Misa y es la puerta de acceso al Misterio de la Trinidad
INTRODUCCIÓN 17

que se nos revela de manera privilegiada a lo largo de todo el Diario


espiritual. En Jesús adquiere rostro de Amigo y Señor [Ej 54] el Mis-
terio del Dios Trino, meta última hacia la cual el Espíritu suavemen-
te le irá conduciendo.
b) El origen y desarrollo de este carisma ofrecido a la persona
de Ignacio cobra vida en el seno de la Iglesia y se proyecta en su ser-
vicio. La experiencia de intimidad con el Señor (Loyola, Manresa),
sale de sí para ir objetivándose y reconociéndose en el marco eclesial
(Jerusalén, París, Roma). Es interesante notar la trayectoria que la
Autobiografía nos ofrece al mostrar el itinerario espiritual de Ignacio.
Partiendo de un desbordado interés por la humanidad de Cristo no
ausente de cierto mimetismo más propio de "un ánima que todavía
estaba ciega" [Au 14], donde la "devota historicidad" de Pedro y Je-
rusalén son referentes incuestionables, Ignacio será suavemente con-
ducido hacia Roma, sede del Vicario de Cristo.
El proceso fue lento pero constante. Al tener que abandonar Je-
rusalén (1523) ante la autoridad de las bulas "que le podían desco-
mulgar" [Au 47], Ignacio empieza a iluminar su subjetividad con la
mediación eclesial como medio donde buscar y hallar la voluntad
divina. Once años más tarde, la liturgia de Montmartre (1534) im-
plica la confianza en el Vicario de Cristo, donde radica el funda-
mento de la misión: si no pueden permanecer en Jerusalén, irán al
Vicario de Cristo "para que los emplease en lo que juzgase ser de
más gloria de Dios y utilidad de las almas" [Au 85].
En la visión de La Storta (noviembre 1537) parece confirmarse,
entre otras cosas, este "giro geográfico-místico" de Ignacio, que to-
davía por interpretar, ve en Roma la nueva sede de las "sinagogas,
villas y castillos" [Ej 91] por donde discurrir siguiendo a su Señor:
"os seré propicio en Roma" (FNII, 133). Esta dimensión "romana"
del carisma ignaciano quedará expresada en el "voto de obedien-
cia", "siendo la tal promesa nuestro principio y principal funda-
mento" [MCo 1,162] que recogerá más tarde la Fórmula del Instituto
dando razón de ella: "por mayor devoción a la obediencia de la Se-
de Apostólica y mayor abnegación de nuestras voluntades, y por
una cierta dirección del Espíritu Santo" (FIII).
Ignacio, en plena crisis de tránsito de unos esquemas antropo-
lógicos bajomedievales a un despuntar del humanismo autónomo
que busca y ansia nuevas fórmulas de libertad, integra armónica-
mente la subjetividad del sujeto religioso como lugar teológico y po-
sibilitador de una elección [Ej 169-189], con un marco referencial ob-
jetivo que ilumina y alienta toda decisión [Ej 170], la "Iglesia, su
Esposa" (FI,1) y "nuestra sancta madre" [Ej 353].
c) Así iluminada la voluntad de Dios, el carisma incorpora la
impronta misionera: una Compañía fundada "para atender principal-
18 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

mente a la defensa y propagación de la fe y al provecho de las al-


mas" (FI I) por medio de numerosos y variados ministerios que en
permanente dinamismo irán adaptándose a las necesidades de cada
momento "según personas y lugares" [Co 462]. La larga parte VII de
las Constituciones fija el sustrato teológico y la metodología adecua-
da para incidir ignacianamente en el mundo, en donde el magisterio
de Ignacio sobre la discreción (discretio) como modo de dejarse guiar
por el Espíritu, adquiere una relevancia notable. La CG 34 (1995)
abría así los documentos "marco" para interpretar la misión de la
Compañía en el mundo hoy: "Unidos con Cristo en la misión" (di)
y "Servidores de la misión de Cristo" (d2). ¿Qué descubre el carisma
ignaciano en el mundo y en la historia que atraiga tanto su atención
y su vivir?
d) Enviados al mundo de Dios para encontrar al Dios del Mun-
do. La conocida como "Contemplación para alcanzar Amor" cierra
la última de las etapas (Cuarta Semana) del proceso propuesto en
los Ejercicios. En esta contemplación el sujeto religioso, una vez re-
corrido el itinerario previo del método, es invitado a "mirar cómo
Dios habita en las criaturas" [Ej 235], a "considerar cómo Dios tra-
baja y labora por mí en todas las cosas criadas" [Ej 236] y a "mirar
cómo todos los bienes y dones descienden de arriba" [E; 237].
Desde esta propuesta mistagógica podemos afirmar que nada
de lo que acontece en los procesos del Mundo es ajeno a la mirada
religiosa del ser humano. Ignacio de Loyola nos ha dejado un méto-
do para ir configurando evangélicamente este mirar y poder ir des-
cubriéndose en el mundo felizmente ajustado en condición de cria-
tura "así como en los cielos, elementos, plantas, frutos, ganados" [Ej
236], donde Dios se me da y tanto "desea dárseme" [Ej 234].
La llegada de Francisco Javier a Goa (India) el 6 de mayo de
1542 es símbolo de la amplitud de miras y horizontes de esta espiri-
tualidad y va a poner para siempre la impronta de la universalidad a
este nuevo carisma en la Iglesia para el mundo; nada sobre "la haz
de la tierra" quedaba fuera de la intención redentora de la Trinidad
al mirar el mundo.
Esta "mundaneidad" de la espiritualidad ignaciana, y esta lla-
mada irrenunciable a salir a la búsqueda de Dios en la Historia ("su"
Historia) no sólo legitimiza, sino que reclama, la inclusión en el Dic-
cionario de artículos que tal vez no encontraran su sitio en otro tipo
de proyectos. El DEI recoge la espiritualidad (la vida en el Espíritu)
de aquellas funciones, trabajos y misiones más significativas que la
Compañía de Jesús ha ido desplegando en su historia como un ca-
mino, un medio para buscar y hallar a Dios en todas las cosas.
Hacer "experiencia de Dios" en clave ignaciana es ir siendo in-
sertado en el Mundo; Dios "trabaja" en el hombre y la eficacia de Su
INTRODUCCIÓN 19

trabajo se transparenta en el ser humano en su propio verterse en el


tiempo a favor de los hermanos; el hombre "ignaciano" se une a su
Dios, sin duda trabajando su mundo interno, pero también y no me-
nos, "haciendo redención" [Ej 107] con Él porque ha sido alcanzado
y habitado por Él. La espiritualidad ignaciana toca y abraza el Mun-
do haciéndose Pedagogía, Teología, Historia, Ciencia ... Humanidad.

2. La renovación de la Espiritualidad Ignaciana. Después de


ya más de un siglo de investigación y cualificada divulgación de la
Historia, la Teología, la Espiritualidad y la Mística ignacianas, la
aportación de este Diccionario es un eslabón más que viene a prolon-
gar la larga cadena de otro mucho saber acumulado y recibido ge-
nerosamente de tanta gente que, a través del método y la experien-
cia de Ignacio de Loyola, ha pretendido acercarse y comprender un
poco mejor el Misterio de Dios. Este interés por profundizar en las
fuentes del carisma adquirió especial relieve a lo largo de la segun-
da mitad del siglo XX, cuando, animados por el espíritu del Concilio
Vaticano II, numerosos Institutos y Congregaciones religiosas des-
cubrían nuevos rasgos de su propia identidad mirando hacia el fu-
turo con un conocimiento más "místico" de su pasado.
Desde este contexto, y participando de esta motivación eclesial,
la Compañía de Jesús dedicó no pocos esfuerzos y afectos a profun-
dizar en el conocimiento crítico de la persona del fundador Ignacio
de Loyola, y en la actualización teológica y pastoral del método ig-
naciano por excelencia de acceso al Misterio de Dios: los Ejercicios
Espirituales. Junto con el estudio de los Ejercicios, se despierta el inte-
rés también por conocer y divulgar el texto conocido como Autobio-
grafía (el relato de la vida de San Ignacio), el original y todavía, en
parte, enigmático Diario Espiritual, el corpus jurídico conocido como
las Constituciones, así como el amplísimo epistolario (unas 7.000 cartas
y documentos) todavía tan sin explorar. El deseo de volver y reto-
mar la fidelidad al carisma primero para así orientar y alentar en lo
posible las tareas apostólicas según dicha fidelidad era una motiva-
ción suficiente y dinamizadora.
Con el fin de poder organizar de manera más eficaz estas ini-
ciativas y favorecer su despliegue en el tiempo, comenzaron a surgir
diversos centros de investigación, institutos y publicaciones por di-
versas partes del mundo con el objetivo común de continuar la tarea
investigadora y favorecer una cualificada divulgación de la espiri-
tualidad ignaciana.
En España se retoma la labor extraordinaria de una generación
de "iñiguistas" e ignacianólogos que dejó para la historia nombres
como José Calveras, Pedro de Leturia, Ignasi Casanovas, Ignacio A.
Codina, Iparraguirre o Cándido de Dalmases, por citar sólo, tal vez,
los más relevantes y cuya colaboración en la publicación de las fuen-
20 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

tes primeras (la colección de Monumenta Histórica Societatis lesu, Ma-


drid 1894-) nunca agradeceremos suficientemente. Con su labor,
continuada más tarde por otros muchos hasta el día de hoy, se posi-
bilitaba que toda investigación posterior naciera arraigada en una
edición crítica y rigurosa de los primeros textos.
También en España aparecía la revista Mantesa (Manresa 1925) y,
con motivo de las celebraciones del V Centenario del nacimiento de
San Ignacio de Loyola (1991), veía la luz la llamada "Colección Man-
resa" (Bilbao-Santander 1991) dedicada exclusivamente a temas histó-
rico o teológico-espirituales relacionados con la espiritualidad igna-
ciana y que cuenta en 2006 con 37 volúmenes de reconocido prestigio.
Complementando esta labor investigadora, se potenció el Secretaria-
do Interprovincial de Ejercicios desde donde se coordina toda la acti-
vidad pastoral y de divulgación de los Ejercicios ignacianos en Espa-
ña. Es claro que el interés por la espiritualidad ignaciana aparecía y
sigue apareciendo de manera más esporádica en otras revistas y pu-
blicaciones como Miscelánea Comillas, EIDES, Estudios Eclesiásticos, Ra-
zón y Fe, Proyección...
En Italia, crea el P. Arrupe en 1969 el Centrum Ignatianum Spi-
ritualitatis (OS) que pronto comienza a desplegar una notable acti-
vidad en la organización de simposios, encuentros, congresos, cuyas
aportaciones han venido publicándose en la revista CIS (Roma
1970), Revista de Espiritualidad Ignaciana desde 1997. Su aparición en
tres idiomas revelaba su interés por llegar a todos los rincones y me-
jor divulgar así los avances en el conocimiento de la espiritualidad
ignaciana. Vinculada a la Pontificia Universitá Gregoriana, la revis-
ta Gregorianum (Roma 1920) da cabida de forma esporádica a artícu-
los ignacianos de alto nivel académico. Por su parte, el Instituto His-
tórico de la Compañía de Jesús (Roma 1930) ya venía haciendo una
labor de alta cualidad científica en torno a los más variados aspectos
históricos de la espiritualidad ignaciana. En Roma surgía también
Appunti di Spiritualitá (1972), publicación centrada en temas de Ejer-
cicios, Constituciones y otros aspectos del carisma ignaciano. No po-
demos olvidar el trabajo de difusión de esta espiritualidad en pers-
pectiva laical en torno a la revista Progressio (Roma 1968) que
retomaba la trayectoria anterior de Acies ordinata y de Stella Maris,
plataforma privilegiada de comunicación y formación permanente
para las Comunidades de Vida Cristiana (CVX). Un poco más al sur,
vinculada a la Pontificia Facoltá Teológica deH'Italia Meridionale, se-
zione San Luigi, encontramos también Rassegna di Teología (Ñapóles
1959) que no pierde de vista los temas ignacianos en el curso de sus
publicaciones.
En Francia, la Revue d'Ascétique et de Mystique (RAM) (Toulouse
1920), animada por la figura del P. J. de Guibert, dio cabida a nume-
rosos trabajos de alta investigación, algunos de los cuales son toda-
INTRODUCCIÓN 21

vía hoy referencia obligada para un primer "estado de la cuestión"


sobre numerosos temas ignacianos. También en Francia Christus (Pa-
rís 1954), con pretensión más divulgativa, centrará su atención en te-
mas ignacianos, que hoy se hacen presentes en cada número en la
sección "Études ignatiennes".
En Inglaterra surge The Way (Londres 1961) con sus suplemen-
tos (The Way Supplement 1965) mientras que Geist und Leben -conti-
nuadora de Zeitschrift für Aszese und Mystik (Innsbruck 1925) y Ko-
rrespondenz zur Spiritualitat der Exerzitien (Augsburgo 1951) cubrían
el campo en el ámbito de lengua alemana. De más reciente aparición
en Europa son las revistas Cardoner (Brussel 1981), Zycie Duchowe
(Cracovia 1994), así como la benjamina Polanco (Ryssby-Suecia
2005), todas ellas índice de un interés que permanece despierto.
En Estados Unidos, ya desde 1942 e impulsada por tres jesuitas
norteamericanos, Reviewfor Religious venía ofreciendo en su publi-
cación secciones de contenido ignaciano. Casi veinte años más tarde,
George E. Ganss funda en San Louis (Missouri 1961) el Institute of
Jesuit Sources, que comenzó a concentrar gran parte de la actividad
investigadora y editorial en el campo ignaciano en este país nortea-
mericano, erigiéndose Studies in the Spirituality ofjesuits (St. Louis
1969) como principal elemento de divulgación que recogía los deba-
tes y conversaciones del "seminario sobre espiritualidad ignaciana"
y que cuenta hoy con más de 140 números. Más tarde, en Canadá,
surgían los Cahiers de Spiritualité Ignatienne (Québec 1976) a los que
vendrían a sumarse los Suppléments dos años después (1978).
También los años 70 son creativos en Latinoamérica donde co-
mienzan a surgir numerosos "Boletines" y "Cuadernos": Boletín de
Espiritualidad (Buenos Aires 1968), los Cuadernos de Espiritualidad (Li-
ma 1977), los Apuntes Ignacianos (1991) -antes Reflexiones CIRE- (Bo-
gotá 1975), Diakonia (Panamá 1977) o los Cuadernos de Espiritualidad
-antes Cuadernos de Espiritualidad Ignaciana- (Santiago de Chile
1980). En Guadalajara (México) nació el Boletín de Espiritualidad
(1986), más tarde Revista de espiritualidad (1992) y recientemente Mi-
rada (2002). En lengua portuguesa, aparecía en Brasil, vinculada al
Centro de Espiritualidad, Itaici (Itaici 1989) y en ese mismo año veía
la luz el primer número del Boletín de Espiritualidad (Asunción 1989).
Se trata de publicaciones con una alta preocupación pastoral, siem-
pre procurando ayudar a la comprensión y transmisión de la expe-
riencia de Ignacio de Loyola y los Ejercicios, y ofreciendo herra-
mientas e instrumentos prácticos.
Por su parte, en India se empieza a fomentar la aproximación a
la espiritualidad ignaciana a través de la revista Ignis (Bombay 1972)
con una especial preocupación por inculturar la herencia de Ignacio
de Loyola en la religiosidad del Oriente.
22 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

¿Es posible abarcar tanta difusión y publicación? Ha habido


sus intentos. La gran recopilación y sistematización de la bibliogra-
fía ignaciana es fruto de la labor realizada por el P. László Polgár
(IHSJ, Roma 1981-1990, 3 vols.). De manera más sintética han ido
apareciendo breves repertorios anuales en la revista Manresa desde
1948, realizados en un principio por el P. Iparraguirre (1948-1967),
retomados por el P. Ruiz Jurado (1986-1999) y, finalmente elabora-
dos por el Grupo de Espiritualidad Ignaciana (2000-2006), equipo
editor del presente Diccionario. A todos estos esfuerzos dedicados a
investigar y divulgar la historia y la espiritualidad ignaciana, hay
que sumar las recientes páginas "web" que se han ido multiplican-
do con los años y los nuevos métodos de publicación y difusión a
través de las posibilidades que ofrece internet. Destaca como cuali-
ficada plataforma de publicación la reciente www.ignaziana.org (Ña-
póles 2006).

3. Un Diccionario de Espiritualidad Ignaciana (DEI). En este


amplísimo espectro de investigación y divulgación que ahora sólo
hemos podido enumerar con brevedad, aparece este Diccionario con
la pretensión de ofrecer una primera, y sin duda limitada, síntesis de
integración de los elementos y las herramientas fundamentales de la
espiritualidad ignaciana tan repartida y divulgada por todos los rin-
cones del planeta. La inexistencia de un libro de estas características
en el panorama bibliográfico internacional parecía ser razón sufi-
ciente para comenzar a andar el camino, pues entre la muy abun-
dante bibliografía ignaciana a la que más arriba nos hemos referido,
se echaba en falta un "manual cualificado", una amplia síntesis que
ofreciera lo más significativo de la espiritualidad ignaciana y que al
mismo tiempo abriese caminos para quien deseara seguir apren-
diendo y estudiando por su propia cuenta.
Por esta razón, un grupo recientemente formado de seis je-
suítas de España e Italia (el "Grupo de Espiritualidad Ignaciana",
GEI) comenzó a dar los primeros pasos para la elaboración de es-
te Diccionario: estableció criterios, confeccionó listados y conversó
con posibles autores. Tras casi seis años de reuniones periódicas y
un sin fin de contactos ve la luz este primer diccionario de dichas
características.
Bien es cierto que, aunque de formato y alcance diverso, contá-
bamos hasta ahora con algunos títulos "afines", como el Vocabulario
de Ejercicios Espirituales de Ignacio Iparraguirre (Roma 1978) de in-
dudable valor filológico y teológico, y que el lector encontrará cita-
do en no pocas páginas de este Diccionario. Además y sirviéndose
con competencia de las posibilidades informáticas, aparecía hace
ahora diez años la Concordancia Ignaciana (Bilbao-Santander 1996)
que venía a completar las sencillas Concordancias de los Ejercicios Es-
INTRODUCCIÓN 23

pirituales de Seppo A. Teinonen (Helsinki 1981), hasta entonces, el


escaso material de que disponíamos sobre los textos y contextos ig-
nacianos. La obra preparada por I. Echarte nos ofrece todas las pala-
bras de los escritos ignacianos (con excepción lógica del epistolario)
con sus contextos localizados; no cabe duda de que muchos estudios
sobre teología, espiritualidad, historia... se han visto facilitados y
enriquecidos tras la consulta de esta obra, pues la frecuencia y los
contextos, si no de forma definitiva, ayudan en gran medida a valo-
rar y precisar el significado de cada uno de los términos.
Poco después de la Concordancia apareció, en cuatro bellos y
gruesos volúmenes, y tras poco más de 20 años de laboriosa prepa-
ración, el fabuloso Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús (C. O'-
Neill / J. M.a Domínguez, dirs., Roma-Madrid 2001), una obra única
en su género y de presencia obligada en toda biblioteca "ignaciana".
El formato de esta reciente aportación, así como su marcado carácter
histórico favorecían también la aparición de un texto más manejable
que ofreciese los contenidos fundamentales de la espiritualidad igna-
ciana al lector interesado. Más modesto en su pretensión, no pode-
mos olvidar el Aus Liebe zur Wirklichkeit. Grundworte ignatianischer
Spiritualitat de Willi Lambert (Mainz 52000,197 pp.) cuya traducción
en lengua castellana ha visto la luz muy recientemente (Vocabulario
de espiritualidad ignaciana, Bilbao 2006).
Quién pueda ser el hipotético lector, condiciona, sin duda, la
composición y estructura de toda obra. El DEI ha sido diseñado y
construido pensando en un determinado destinatario que podría-
mos definir como "iniciado e interesado en la espiritualidad igna-
ciana". Este receptor del texto ha sido de crucial importancia a la
hora de establecer los criterios de composición. El Diccionario de-
sea recorrer el camino intermedio que podemos hallar entre "una
introducción básica y elemental" para un "lector distante", y el
otro extremo que podría quedar configurado por un conjunto de
nuevas y originales investigaciones sobre la figura de Ignacio de
Loyola o su espiritualidad, de interés exclusivo para la comunidad
de "científicos ignacianos". La obra va, pues, dirigida a toda per-
sona interesada en Ignacio de Loyola, su carisma y su espirituali-
dad, los Ejercicios Espirituales... ; a todo aquel que desee continuar
su formación en espiritualidad ignaciana: son los jesuitas, sacerdo-
tes, religiosos y religiosas de la familia ignaciana; son las laicas y
laicos de tantas comunidades ignacianas en las que va creciendo el
interés por el saber y la divulgación de los Ejercicios espirituales, y
por toda propuesta de acercamiento al Misterio de Dios en pers-
pectiva ignaciana. A todos ellos, es posible que algunos artículos
les resultarán ya conocidos, otros más novedosos, otros, tal vez,
sorprendentes... Confiamos en que todos puedan ser útiles para
"el fin que se pretende".
24 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

Debido a la gran difusión de la espiritualidad ignaciana, tanto


en el ámbito pastoral como en el académico, el equipo editor estimó
que una obra de estas características se vería muy enriquecida si pu-
diera contar con los enfoques de autores de diversos lugares y con-
textos. Esta diversidad de autores ha tenido en cuenta tres aspectos:
amplia geografía, variada procedencia y diversidad de disciplinas. En el
DEI han confluido valiosas aportaciones de 156 autores de cinco
continentes integrando la colaboración de jesuitas, religiosas, sacer-
dotes seculares y laicos y laicas dedicados en verdad al estudio y al
"saber ignaciano".
Además, teniendo en cuenta que el hilo conductor y aglutina-
dor de la obra era la "espiritualidad", la diversa formación y espe-
cialidad de los autores ha favorecido que otras ciencias y disciplinas
estén presentes en esta obra. El Diccionario es un buen ejemplo de
obra de diálogo e integración de saberes, donde cada una de las dis-
ciplinas ha ofrecido lo mejor de sí para hablar en su artículo, en cla-
ve ignaciana, sobre la experiencia del Dios que se da bajo cada térmi-
no, en cada palabra. En el DEI han colaborado teólogos del ámbito
espiritual, dogmático, litúrgico, bíblico, moral; así como canonistas,
psicólogos y psiquiatras, historiadores, filólogos, pedagogos, filóso-
fos, antropólogos, científicos.
Algunos artículos cuentan con dos o más autores cuyas apor-
taciones enriquecen un concepto semántica y teológicamente muy
denso; es el caso, por ejemplo, de los términos "Compañía de Jesús",
"Desolación", "Discurrir", "Ejercicios Espirituales", "Loyola", "Ma-
gis". Asimismo aunque en la mayoría de los casos los artículos apa-
recen firmados por un solo autor/a, es importante constatar el tra-
bajo compartido y los numerosos contactos que se fueron
produciendo entre los autores con el fin de armonizar el contenido
de sus respectivos artículos.
Expuesto más arriba el panorama bibliográfico ignaciano, hay
que constatar la "deuda" del DEI con tanta investigación preceden-
te. Sin renunciar a su originalidad, el Diccionario también selecciona,
condensa y sistematiza gran cantidad de información ya publicada
en los últimos cien años. Alrededor de 3.400 títulos de bibliografía
cuidadosamente seleccionada se ofrecen al lector para poder conti-
nuar su estudio o sana curiosidad acerca de algún punto concreto de
la espiritualidad ignaciana; junto a esta bibliografía secundaria, el
DEI recoge también un importante esfuerzo para acercar al lector las
fuentes editadas en las diversas series de Monumenta Histórica Socie-
tatis lesu, no siempre de fácil acceso, rescatando así los textos de los
primeros testimonios con el fin de establecer vínculos entre la expe-
riencia ignaciana de hoy y el eco carismático de ayer.
El listado de artículos o "voces" que configuran este Diccionario
es el resultado de un largo proceso de búsqueda y discusión en co-
INTRODUCCIÓN 25

mún. El índice definitivo que aparece al final del libro ofrece 370 ar-
tículos seleccionados de las siguientes fuentes: Ejercicios Espirituales,
Autobiografía (con sus respectivos prólogos), Constituciones, Diario
Espiritual, Deliberaciones de 1539, la Deliberación de la Pobreza, las Bu-
las (1540 y 1550), así como los Directorios de Ejercicios más vinculados
a Ignacio (el llamado "autógrafo", el "dado de palabra", el "alte-
rum" o "procedente de San Ignacio" y el "dictado al P. Vitoria"). La
Concordancia Ignaciana, que ofrece el listado completo de los escritos
ignacianos (no sólo "de Ignacio"), a excepción de las cartas, ha sido
herramienta de referencia de primera importancia.
Por lo que respecta a los términos más propios de las cartas
(MHSI, 12 vols.), proceden de una selección de términos y de lista-
dos confeccionados por los miembros del Equipo Editor. Con la in-
clusión de estos últimos quedaba cerrado el conjunto de términos de
documentos "primeros o fundacionales".
Pero pronto se vio que la "espiritualidad ignaciana" trasciende
aquello que el mismo Ignacio y sus primeros compañeros pudieron
vivir e interpretar desde la fecha de la primera conversión de Igna-
cio (Loyola 1521) hasta sus últimos días en Roma (julio 1556). Las
mismas Constituciones, por ejemplo, quedaban todavía abiertas el
día del fallecimiento de Ignacio y no se cerrarían definitivamente
hasta 1594, en la V Congregación General. Por otra parte, ¿cómo no
considerar "espiritualidad ignaciana" el Magisterio de las Congre-
gaciones Generales o cierta terminología introducida por los últimos
Padres Generales (P. Arrupe y P.-H. Kolvenbach) que ha ido contri-
buyendo a releer o reinterpretar en nuestros tiempos la centenaria
herencia ignaciana? Voces como "Cultura", "Mujer", "Comunidades
de Solidaridad", "Fe-Justicia", "Islam", "Hinduismo", "Zen", "In-
creencia", "Sexualidad", "Psicología", "Comunidad de Vida Cristia-
na (CVX)" o "casas de Ejercicios" son algunos ejemplos de términos
que, aunque no así percibidos en la mente de Ignacio y sus compa-
ñeros, han ido tejiendo en los últimos años el lenguaje y la interpre-
tación de la experiencia espiritual ignaciana; nos pareció que no po-
dían faltar en una obra como ésta. En este sentido, los documentos
de las cuatro últimas Congregaciones Generales (31-34) y los índices
de sus ediciones castellanas han resultado de gran utilidad para la
configuración del índice definitivo de las entradas del DEL
Aceptado el primer listado, las voces se fueron jerarquizando en
función de la importancia concedida, que habría de reflejarse después
en una mayor o menor extensión del artículo. Así, junto a los términos
más propios y conocidos de la espiritualidad ignaciana, tales como,
discretio, los "Ejercicios Espirituales", las "dos Banderas", los "tres Bi-
narios", "discernimiento", Autobiografía... aparecen otros más breves
y secundarios, pero que vienen a enriquecer, sin duda, el conocimien-
to y la experiencia de la propuesta ignaciana. Nos referimos, por
26 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

ejemplo a los "anhélitos", los "cómodos e incómodos", la "estimati-


va" o la "sindéresis", "embolumar", la "locuela" o la "moción", "co-
legir" o "suadir" o, en fin, los "tocamientos" o toques místicos de Ig-
nacio presentes estos últimos tanto en la "aplicación de sentidos",
como en su Diario espiritual... Son sólo unos ejemplos.
Dado que tan variados términos han de ser abordados desde
diversas perspectivas y saberes, además de una extensión, a cada
uno de los artículos le fue asignada una determinada disciplina, lo
cual condicionaba, en parte, la asignación del autor. Nuestra inten-
ción era dotar al conjunto de la obra de una cierta interdisciplinarie-
dad que pudiera quedar sanamente integrada bajo la perspectiva de
la espiritualidad. Optar por una determinada disciplina implica deci-
dirse por un enfoque y una aproximación al término y experiencia
subyacente muy concretos. En más de una ocasión la elección no fue
fácil, pues no pocos términos se prestaban a ser abordados desde en-
foques diversos. En el DEI conviven, pues, disciplinas diversas: Teo-
logía Espiritual, Teología Bíblica, Teología Dogmática, Teología Mo-
ral, Filología, Historia, Antropología-Psicología, Ciencia, Derecho,
Sociología, Filosofía.
Tras una deliberación en común, se decidió incluir ciertos tér-
minos que podrían considerarse más propios de la Historia que de
la espiritualidad. Éstos corresponden a dos ámbitos: lugares y per-
sonas. El primero da cuenta de lo que supusieron para la experien-
cia personal de Ignacio los lugares históricos más significativos por
los que la vida le fue llevando: Loyola, Manresa, Montserrat, Barce-
lona, Jerusalén, Alcalá, Salamanca, París, Londres-Brujas-Amberes,
Venecia, la Storta, Roma. Hablar de esos lugares es hablar de expe-
riencia y de la construcción del itinerario interno y místico de Igna-
cio. Aproximarse a ellos, por tanto, posibilita también un mejor co-
nocimiento de la persona en su tiempo y en su lugar.
El segundo de los ámbitos (personas) incluye a los primeros
compañeros de Ignacio. Desde su larga estancia en París (1528-1534)
la "conversión" al grupo de Ignacio fue para él un punto que no tu-
vo vuelta atrás. A partir de esos años, Ignacio ya no será nunca más
el peregrino solitario y sin rumbo fijo. Al contrario, pasará a conce-
birse y entenderse "en grupo", en "sociedad" y será su vida en el
grupo lo que irá conduciendo "suavemente" el destino hacia la fun-
dación de la Compañía de Jesús.
Por eso, decidimos incluir los artículos correspondientes a los
nueve compañeros de París (P. Fabro, F. Javier, D. Laínez, A. Sal-
merón, S. Rodríguez, N. Bobadilla, C. Jayo, P. Broét y J. Codure),
así como los nombres de F. de Borja, J. A. de Polanco y J. Nadal, tal
vez los tres jesuítas más influyentes en la configuración y la inter-
pretación primera del carisma de la Compañía y de la espirituali-
dad ignaciana.
INTRODUCCIÓN 27

El criterio de presentación de los artículos es el alfabético, el más


común entre los diccionarios. Ahora bien, los términos guardan en-
tre sí afinidades y relaciones más estrechas cuya lectura "en conjun-
to" favorece un aprendizaje más completo de un determinado as-
pecto de la espiritualidad. Con el fin de ayudar a descubrir estas
relaciones internas y posibilitar lecturas temáticas del DEI ofrece-
mos al final de cada artículo un breve listado de términos afines así
como una "propuesta de lectura sistemática" y siete "mapas con-
ceptuales" que, a modo de apéndices, cierran el Diccionario. Estas
herramientas pretenden ofrecer posibilidades de "lecturas orienta-
das", de tal manera que el lector pueda percibir "en un golpe de vis-
ta" la conexión interna y las "redes de sentidos y significados" que
existen entre los 370 términos del Diccionario.
Como el lector puede intuir, las posibilidades de combinación
correcta de los términos son amplísimas. José Carlos Coupeau nos
ofrece "una posible", muy cuidada, construida tras haber estudiado
detenidamente las referencias cruzadas que aparecen al final de ca-
da artículo. Esperamos que ayuden a "navegar internamente" por
las páginas del DEI, como brújula que pueda seguir la estela de al-
gún tema particular que despierte nuestro interés.

Durante su estancia en Trento (verano de 1546) junto con Al-


fonso Salmerón, Diego Laínez escribe una carta a Simón Rodríguez
en la que le informa del fallecimiento del común amigo, Pedro Fa-
bro, quien, aunque enfermo en Roma, todavía se esperaba que pu-
diera acudir al Concilio. Laínez escribe: "Maestro Fabro se halla en
otro mejor concilio porque pasó de esta vida el primero de agosto"
(MLain I, 52). En estas líneas finales, deseamos "traer a la memoria
agradecida" al grupo de colaboradores que han fallecido a lo largo
de estos últimos años de gestación del DEL Probablemente para al-
gunos las páginas escritas para el Diccionario hayan sido su última
aportación al conocimiento de la espiritualidad ignaciana. Junto con
Fabro están también en el "concilio definitivo", donde comprender
el Misterio ya no requiere artículo alguno.
Con la aparición de este Diccionario se concluye un proyecto de
varios años de trabajo y dedicación a la Espiritualidad Ignaciana. Pero
el proyecto, aunque concluido, no está ni quiere permanecer cerrado.
Al contrario, serán, sin duda, numerosas y valiosas las aportaciones y
sugerencias que nos permitan seguir trabajando para conocer mejor
un carisma recibido, una experiencia que no deja de desplegarse en el
tiempo y un Espíritu que continúa dinámica y novedosamente reno-
vando "lo ignaciano" para "provecho de las ánimas".
"Que Él se digne favorecer estos nuestros débiles comienzos a
gloria de Dios Padre" (FI, 1).
José García de Castro, SJ
AGRADECIMIENTOS

Este Diccionario de Espiritualidad Ignaciana ve la luz gracias a la


colaboración generosa de no pocas personas que han apoyado este
proyecto con eficacia y amabilidad. El Equipo Editor desea expresar
con estas líneas el agradecimiento a todos ellos.
A los provinciales de la Provincia de España de la Compañía
de Jesús, PP. Isidro González Modroño y Elias Royón Lara, que ani-
maron y financiaron su elaboración durante estos seis años de tra-
bajo dedicados al Diccionario.
A José Antonio García, director de la colección "Manresa" de
espiritualidad ignaciana, por su confianza y apoyo.
A todos los colaboradores que han dedicado su tiempo y su sa-
ber; a los jesuítas y compañeros que se han prestado a traducir los tex-
tos recibidos; a los voluntarios que han trabajado en la preparación
definitiva del texto para ser entregado a la imprenta.
Gracias también al Instituto Universitario de Espiritualidad de
la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, que puso a disposi-
ción del proyecto del Diccionario sus instalaciones y recursos. Desea-
mos que este agradecimiento alcance de manera especial al personal
del Servicio de Biblioteca, así como a los responsables del Servicio
de Sistemas y Tecnologías de Información y Comunicación (STIC)
de dicha Universidad por su amabilidad y ayuda competente.
Otros muchos amigos y compañeros han leído numerosos bo-
rradores, han aportado sugerencias y nos han acompañado en estos
años. A todos ellos, por su apoyo e interés, muchas gracias.

EQUIPO EDITOR - GEI


EQUIPO EDITOR
Grupo de Espiritualidad Ignaciana

DIRECTOR

José GARCÍA DE CASTRO, SJ

EDITORES

Pascual CEBOLLADA, SJ
J. Carlos COUPEAU, SJ
Javier MELLONI, SJ
Diego M. MOLINA, SJ
Rossano X. ZAS FRIZ, SJ

COLABORADORES

AIZPÚN, José J. SJ: Teologado San José, Buenos Aires - ARGENTINA.


Voz: Sadhana.
ALBURQUERQUE, Antonio SJ: Colegio Máximo San Estanislao, Sala-
manca - ESPAÑA. VOCES: Binarios, Fabro R, Laínez D., Memo-
ria.
ALEMANY, Carlos SJ: Universidad Pontificia Comillas, Madrid - ESPA-
ÑA. VOCES: Cuerpo, Psicología y Ejercicios (B. Ejercicios y Focusing).
ALEMANY, J. JOAQUÍN (t) SJ: Universidad Pontificia Comillas, Madrid
- ESPAÑA. VOZ: Diálogo Interreligioso.
ALONSO ROMO, Eduardo J. CVX: Universidad de Salamanca, Sala-
manca - ESPAÑA. VOCES: Javier F.r Rodríguez S.
ALPHONSO, Herbert SJ: Pontificia Universitá Gregoriana, Roma - ITA-
LIA. VOCES: La Storta, Obediencia.
32 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

ÁLVAREZ BOLADO, Alfonso SJ: Universidad Pontificia Comillas, Ma-


drid - ESPAÑA. VOZ: Cuerpo Apostólico.
ÁLVAREZ DE LOS MOZOS, Feo. Javier SJ: Fundación Alboan, Bilbao -
ESPAÑA. VOZ: Comunidades de Solidaridad.
ARANA, Germán SJ: Pontificia Universitá Gregoriana, Roma - ITALIA.
VOCES: Coloquios, Descanso, Paciencia, Santidad.
ARRANZ, íñigo: Fundación Santa María, Madrid - ESPAÑA. VOCES:
Arévalo, Enseñar a los niños, Hospitales, Socorro.
ARRONDO, J. Francisco SJ: Juniorado Diego Laínez, Salamanca - ES-
PAÑA. Voz: Juniorado.
ARRÚE, Manuel SJ: Parroquia San Ignacio, Portugalete - ESPAÑA.
Voz: Parroquias.
ARZUBIALDE, Santiago G. SJ: Universidad Pontificia Comillas, Ma-
drid - ESPAÑA. VOCES: Discretio, Enfermedad.
BALANZÓ, Estanislau de SJ: Cova Sant Ignasi, Manresa - ESPAÑA.
Voz: Entrevista en los Ejercicios.
BALLESTER, Mariano SJ: Collegio Internazionale del Gesú, Roma -
ITALIA. VOCES: Anhélitos, Psicología y Ejercicios (D. Ejercicios y Me-
ditación profunda y Autoconocimiento).
BARRY, William A. SJ: Instructor de Tercera Probación, Weston, M A -
EE UU. VOCES: Búsqueda de Dios, Encontrar a Dios, Oración igna-
ciana.
BEGHEYN, Paul SJ: Netherlands Institute of Jesuit Studies, Amster-
dam - PAÍSES BAJOS. VOZ: Amberes-Brujas-Eondres.
BERISTÁIN, Antonio SJ: Instituto Vasco de Criminología, San Sebas-
tián - ESPAÑA. VOZ: Cárceles.
BLANCH, Antoni SJ: Universidad Pontificia Comillas, Madrid - ESPA-
ÑA. VOCES: Cultura, Deseo.
BOJORGE, Horacio SJ: Colegio Máximo S. Miguel, Buenos Aires - AR-
GENTINA. Voz: Operaciones.
BONET, José V SJ: Centro Arrupe, Valencia - ESPAÑA. VOZ: Psicología
y Ejercicios (A. Ejercicios y Diario intensivo de Progoff).
BORRAS I FELIU, Antoni SJ: San Cugat del Valles, Barcelona - ESPAÑA.
Voz: Barcelona.
BUCKLEY, Michael J. SJ: Boston College, Boston, MA - EE UU. VOCES:
Contemplación para alcanzar Amor, Discernimiento.
BURKE-SULLIVAN, Eileen: Creighton University, Omaha (NE) - EE
UU. Voz: Mujer.
CACHO, Ignacio SJ: Universidad de Deusto, San Sebastián - ESPAÑA.
Voz: Ignacio de Eoyola.
CALLAGHAN, Brendan SJ: Heythrop College, Londres - REINO UNIDO.
VOCES: Conformación con Cristo, Muerte, Vergüenza.
EQUIPO EDITOR 33

CALVEZ, Jean Yves SJ: Centre Sévres, París - FRANCIA. VOCES: Dispo-
nibilidad, Universalidad.
a
CASTILLO, José M. SJ: Facultad de Teología, Granada - ESPAÑA. V O -
CES: Opción preferencial por los pobres, Seguimiento de Cristo.
CÁTALA, Vicent A. SJ: Centro Arrupe, Valencia - ESPAÑA. VOCES: Con-
fianza, Fe.
CEBOLLADA, Pascual SJ: Universidad Pontificia Comillas, Madrid -
ESPAÑA. VOCES: Ejercitador/a, Impedimento, Liberalidad, Manda-
mientos! Preceptos, Penitencia.
CHARRY, Jeanne de (t) RSCJ: Voz: Institutos religiosos femeninos.
CHÉRCOLES, Adolfo M.a SJ: Comunidad Almanjáyar, Granada - ESPA-
ÑA. VOCES: Conocimiento interno, Examen de conciencia, Inserción,
Reflectir.
CODINA, Gabriel SJ: Curia Generalizia SJ, Roma - ITALIA. VOZ: Peda-
gogía ignaciana.
CODINA, Víctor SJ: Universidad Católica Boliviana, Cochabamba -
BOLIVIA. Voz: Jesucristo.
CONWELL, Joseph F. SJ: St. Aloysius Church, Spokane, WA - EE UU.
Voz: Deliberaciones 1539.
CORELLA, Jesús (t) SJ: Colegio Máximo San Miguel, Buenos Aires -
ARGENTINA. VOCES: Consolación, Fórmula del Instituto, Proemio de
las Constituciones.
CORRAL, Carlos SJ: Universidad Pontificia Comillas, Madrid - ESPA-
ÑA. Voz: Informes, Representante.
COSTA, Maurizio SJ: Pontificia Universitá Gregoriana, Roma - ITALIA.
VOCES: Banderas, Venecia.
COUPEAU, J. Carlos SJ: Pontificia Universitá Gregoriana, Roma - ITA-
LIA. VOCES: Agitación, Consolar (ministerio), Constituciones, Dese-
dificación, Edificación, Ejercitar(se), hoyóla, Ministerios, Operario,
Pacificar, Reconciliación, Sujeto, Viña.
CUESTA, José Domingo SJ: Noviciado S. Ignacio de Loyola, Panamá -
PANAMÁ. VOZ: Acompañamiento.
DECLOUX, Simón SJ: Centre Manresa, Kimwenza, Kinshasa - R. D.
CONGO. VOZ: Letras.
DELGADO, Feliciano (t) SJ: Universidad de Córdoba, Córdoba - ES-
PAÑA. VOCES: Compañía de Jesús (A), Jesuíta.
a
DÍAZ MORENO, José M. SJ: Universidad Pontificia Comillas, Madrid
- ESPAÑA. VOCES: Admisión, Decreto, Dimisión, Incorporación, Rec-
tor, Renuncia, Superior.
DIEGO, Luis de SJ: Instructor de Tercera Probación, Caracas - VENE-
ZUELA. VOCES: Magis (Más) (A, C), Sacerdocio.
34 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

DOMÍNGUEZ MORANO, Carlos SJ: Facultad de Teología, Granada - ES-


PAÑA. VOCES: Confusión, Engaño, Maneras de Humildad, Turba-
ción.
ECHARTE, Ignacio SJ: Delegación para las Casas Internacionales, Ro-
ma - ITALIA. VOCES: Asistente, Fundación de la Compañía de Jesús.
EMONET, Pierre SJ: Revista Choisir, Ginebra - SUIZA. VOCES: Indiferen-
cia, Primera Semana.
ENDEAN, Philip SJ: Campion Hall, Oxford - REINO UNIDO. VOZ: Apli-
cación de sentidos.
ESTRADA, Juan A. SJ: Universidad de Granada, Granada - ESPAÑA.
VOCES: Evangelizarían, Increencia.
ETXEBERRIA, Juan J. SJ: Universidad de Deusto, Bilbao - ESPAÑA. V O -
CES: Corrección, Escolar, Votos.
FALKNER, Andreas SJ: Offene Tur, Mannheim - ALEMANIA. VOZ:
Cartuja.
FERNÁNDEZ FRANCO, Fernando SJ: Curia Generalizia SJ, Roma - ITA-
LIA. Voz: Fe-Justicia.
a
FERNÁNDEZ-MARTOS, José M. SJ: Universidad Pontificia Comillas,
Madrid - ESPAÑA. VOZ: Sexualidad.
FLEMING, David L. SJ: Revista Reviewfor Religious, San Luis, MO - EE
UU. Voz: Reino.
FLIPO, Claude SJ: Chemins Ignatiens, Nantes - FRANCIA. VOCES: Abo-
rrecimiento, Abstinencia, Ofrecimiento.
FONT, Jordi SJ: Fundación Vidal i Barraquer, Barcelona - ESPAÑA. V O -
CES: Culpa, Desolación (A), Tibieza, Tristeza.
FRICK, Eckhard SJ: Hochschule für Philosophie, Munich - ALEMANIA.
Voz: Imaginación.
FULLAM, Lisa A.: Jesuit School of Theology, Berkeley, CA - EE UU.
Voz: Humildad.
a
GARCÍA DOMÍNGUEZ, Luis M. SJ: Universidad Pontificia Comillas,
Madrid - ESPAÑA. VOCES: Afección desordenada, Afecto, Magisterio
(etapa deformación), Noviciado, Orden/desorden.
GARCÍA ESTÉBANEZ, Albino SJ: Centro de Espiritualidad San Ignacio,
Salamanca - ESPAÑA. VOCES: Ejercicios Espirituales (B), Tercera Se-
mana.
GARCÍA HIRSCHFELD, Carlos SJ: Facultad de Teología, Granada - ES-
PAÑA. VOCES: Espíritus, Oblación, Oración preparatoria, Preámbu-
los, Repetición.
GARCÍA JIMÉNEZ, J. Ignacio SJ: Instituto Nevares de Empresarios
Agrícolas, Valladolid - ESPAÑA. VOZ: Sacramentos.
GARCÍA MATEO, Rogelio SJ: Pontificia Universitá Gregoriana, Roma -
ITALIA. VOCES: Acatamiento-Reverencia, Amadis de Gaula, Flos Sanc-
torum, Honor, Humanidad de Cristo, Imitación de Cristo, hoyóla.
EQUIPO EDITOR 35

GARCÍA RODRÍGUEZ, J. Antonio SJ: Revista Mantesa, Madrid - ESPAÑA.


VOCES: Amor, Dolor, Servicio/Servir.
GARCÍA DE CASTRO, José SJ: Universidad Pontificia Comillas, Madrid
- ESPAÑA. VOCES: Ángel, Broét P, Calor, Cartas, Codure ]., Cogna-
ción, Colegir, Cómodo, Comunidad, Confesión (B), Conjetura, Consi-
deración, Consolación sin causa precedente, Delectación, Discurrir
(A), Divertir, Dulzura, Ejercitante, Embolumar, Estimativa, Jayo C,
Mirar, Moción, Momento, Obstinación, Persuadir, Polanco J.A., Pri-
meros Compañeros, Sapiencia, Sólito/a, Suasión, Tacto, Teología (eta-
pa deformación).
GARCÍA-MONGE, José A. SJ: Universidad Pontificia Comillas, Madrid
- ESPAÑA. VOCES: Distracción, Psicología y Ejercicios (C. Ejercicios
y Gestalt).
GELPI, Donald L. SJ: Jesuit School of Theology, Berkeley, CA - EE
UU. VOCES: Conversión, Gracia.
GERVAIS, Pierre SJ: Instituí d'Etudes Théologiques, Bruselas - BÉLGI-
CA. VOCES: Provecho, Segunda Semana.
GIMÉNEZ, Josep SJ: Facultat de Teologia de Catalunya, Barcelona -
ESPAÑA. VOZ: Salvación.
GONZÁLEZ MAGAÑA, J. Emilio SJ: Pontificia Universitá Gregoriana,
Roma - ITALIA. VOCES: Anotaciones, Apartamiento, Descenso, En-
tendimiento, Modo y orden, Sujeto.
GONZÁLEZ-QUEVEDO, Luis SJ: Centro Itaici, Itaici - BRASIL. VOZ: Mu-
danza.
GRAY, Howard J. SJ: John Carroll University, Cleveland, OH - EE
UU. VOCES: Provincial, Tercera Probación.
GUERRERO, Juan A. SJ: Noviciado de la Compañía de Jesús, San Se-
bastián - ESPAÑA. VOZ: Mundo.
GUEVARA, Junkal RJM: Facultad de Teología, Granada - ESPAÑA. VOZ:
Misterios de la Vida de Cristo.
a
GUIBERT, José M. SJ: Universidad de Deusto, San Sebastián - ESPA-
ÑA. Voz: Estudio.
GUILLEN, Antonio T. SJ: Revista Manresa, Madrid - ESPAÑA. VOCES:
Contemplación, Desolación (B), Reglas "distribuir limosnas", Reglas
"ordenarse en el comer".
HOLLWECK, Thomas SJ: Gemeinschaft Christlichen Lebens. National-
sekretariat, Augsburgo - ALEMANIA. VOZ: Castidad.
HORTAL, Augusto SJ: Universidad Pontificia Comillas, Madrid - ES-
PAÑA. VOCES: Determinación, Sindéresis.
HYLMAR, Frantisek SJ: Provincial de Bohemia, Praga - REPÚBLICA
CHECA. VOZ: Unión de ánimos.
IGLESIAS, Ignacio SJ: Residencia Sagrado Corazón, Valladolid - ESPA-
ÑA. VOCES: Cuarto Voto, Discreta Caritas, Modo de proceder.
36 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

ILBOUDO,Jean SJ: Curia Generalizia SJ, Roma - ITALIA. VOZ: Ayuno.


a
IZUZQUIZA, Daniel SJ: Comunidad "S. José M. Rubio", Madrid - ES-
PAÑA. Voz: Exclusión.
KEENAN, James F. SJ: Boston College, Boston, MA - EE UU. Voz:
Moral.
KIECHLE, Stefan SJ: Noviziat Rupert-Mayer-Haus, Nuremberg - ALE-
MANIA. VOCES: Cruz, Mortificación, Vencerse a sí mismo.
KNAUER, Peter SJ: Foyer Catholique Européen, Bruselas - BÉLGICA.
VOCES: Cosa, Obra.
LABRADOR, Carmen: Universidad Pontificia Comillas, Madrid - ES-
PAÑA. Voz: Ratio Studiorum.
LADARIA, Luis F. SJ: Pontificia Universitá Gregoriana, Roma - ITALIA.
VOCES: Creador, Redención.
LEACH, Javier SJ: Universidad Complutense, Madrid - ESPAÑA. VOZ:
Ciencias naturales.
LÉCRIVAIN, Philippe SJ: Centre Sévres, París - FRANCIA. VOCES: Mont-
martre, Varis.
LEGAVRE, Paul SJ: Revista Christus, Paris - FRANCIA. VOCES: Circuns-
tancias, Instrumento.
a
LERA, José M. SJ: Universidad de Deusto, Bilbao - ESPAÑA. VOCES:
Espíritu Santo, Inspiración.
LEWIS, Mark A. SJ: Archivo de la Provincia de Nueva Orleáns, Spring-
field College, Mobile, AL - EE UU. Voz: Ayuda a las ánimas.
LIBÁNIO, Joáo B. SJ: Facultad de Teología, Belo Horizonte, MG - BRA-
SIL. Voz: Ecología.
LOP, Miquel SJ: Fundación Lluis Espinal, Barcelona - ESPAÑA. VOZ:
Directorios.
LÓPEZ GALINDO, Adrián SJ: Centro de Espiritualidad San Ignacio, Sa-
lamanca - ESPAÑA. VOCES: Apetito, Candidato, Carnal, Carne.
a
LUCCHETTI BINGEMER, M. Clara: Pontificia Universidad Católica de
Río de Janeiro, Río de Janeiro - BRASIL. VOZ: María.
MADIGAN, Dan SJ: Pontificia Universitá Gregoriana, Roma - ITALIA.
Voz: Islam.
MADRIGAL, Santiago SJ: Universidad Pontificia Comillas, Madrid -
ESPAÑA. VOCES: Jerarquía, Reglas "sentir la Iglesia".
a
MANCHO DUQUE, M. Jesús: Universidad de Salamanca, Salamanca -
ESPAÑA. VOZ: Lenguaje ignaciano.
MARTÍN-MORENO, Juan M. SJ: Universidad Pontificia Comillas, Ma-
drid - ESPAÑA. VOZ: Jerusalén.
MARTÍNEZ-GAYOL, Nurya ACI: Universidad Pontificia Comillas, Ma-
drid - ESPAÑA. VOCES: Gloria, Magis (Más) (B), Vanagloria.
EQUIPO EDITOR 37

MARTÍNEZ, Julio L. SJ: Universidad Pontificia Comillas, Madrid - ES-


PAÑA. Voz: Virtudes.
MARTÍNEZ DE LA ESCALERA, José SJ, Universidad Pontificia Comillas,
Madrid -ESPAÑA. VOCES: Borja F., Congregaciones, Coro, Plática,
Roma, Salamanca.
MARTINI,Cario María, SJ Card.: Pontificio Istituto Biblico, Jerusalén
- ISRAEL. VOCES: Apariciones, Biblia y Ejercicios.
MARYKS, Robert A.: Yeshiva University, Nueva York, NY - EE UU.
VOCES: Confesión (A), Nadal ].
MASÍA, Juan SJ: Universidad Pontificia Comillas, Madrid - ESPAÑA.
Voz: Silencio.
MELLONI, Javier SJ: Cova Sant Ignasi, Manresa - ESPAÑA. VOCES: Ale-
gría, Cardoner, Contento, Ejercicios Espirituales (A), Elevación, Es-
férico, Gustar, Hilaridad, ígneo, Manresa, Mistagogía, Montserrat,
Sentir, Suavidad, Todo.
MENÉNDEZ, Valentín SJ: Curia Generalizia SJ, Roma - ITALIA. VOZ:
Compañía de Jesús (B).
MERCIECA, Edward SJ: Secretariado para la Espiritualidad Ignaciana,
Roma - ITALIA. VOZ: Discernimiento comunitario.
MOLINA, Diego M. SJ: Facultad de Teología, Granada - ESPAÑA. V O -
CES: Beneficio, Iglesia, Magisterio.
MURPHY, Laurence J. SJ: Manresa House, Dublín - IRLANDA. VOCES:
Escucha, Juicio.
NÚÑEZ, Alberto SJ: Universidad de Deusto, Bilbao - ESPAÑA. VOZ:
Padre.
O'DONNELL, John J. (t) SJ: Pontificia Universitá Gregoriana, Roma -
ITALIA. VOZ: Trinidad.
O'MALLEY, John W. SJ: Weston Jesuit School of Theology, Cambrid-
ge, MA - EE UU. Ministerios de la palabra.
O'REILLY, Terence: University College, Cork - IRLANDA. VOZ: Temor.
OLIVARES, Estanislao SJ: Facultad de Teología, Granada - ESPAÑA.
VOCES: Colateral, Grados, Hermano Coadjutor, Profeso.
a
OLLER, M. Dolors: Centre Cristianisme i Justicia, Barcelona - ESPA-
ÑA. Voz: Laicado.
OSUNA, Javier SJ: CIRE, Bogotá - COLOMBIA. VOZ: Amigos en el Señor.
PADBERG, John W. SJ: The Institute of Jesuit Sources, San Luis, MO -
EE UU. Voz: Papa.
PAINADATH, Sebastian SJ: Sameeksha Center for Indian Spiritua-
lity, Kalady, Kerala - INDIA. VOZ: Hinduismo y espiritualidad ig-
naciana.
PALACIO, Carlos SJ: Facultad de Teología, Belo Horizonte, MG - BRA-
SIL. VOCES: Divina Majestad, Experiencia de Dios, Mal espíritu.
38 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

PALLIN, Raphaela: Pontificia Universitá Gregoriana, Roma - ITALIA.


Voz: Abnegación.
PÁRENTE, Ulderico: Institutum Historicum SJ, Roma - ITALIA. VOCES:
Bobadilla N.A., Salmerón A.
PECKLERS, Keith E SJ: Pontificia Universitá Gregoriana, Roma - ITA-
LIA. Voz: Liturgia.
PÉREZ ORTIZ, Daniela MCI, Curia Provincial Misioneras Cruzadas de
la Iglesia Madrid - ESPAÑA. VOZ: Institutos religiosos femeninos.
QUIJANO, Avelino SJ: Centro de Espiritualidad San Ignacio, Sala-
manca - ESPAÑA. VOZ: Disposición.
a
RAMBLA, Josep M. SJ: EIDES, Barcelona - ESPAÑA. VOCES: Autobio-
grafía, Examen de conciencia.
RESTREPO, Darío SJ: Universidad Javeriana, Bogotá - COLOMBIA. VOZ:
Conversación.
REVUELTA, Manuel SJ: Universidad Pontificia Comillas, Madrid - ES-
PAÑA. Voz: Colegios.
RIERA, Francesc SJ: Fundación Lluis Espinal, Barcelona - ESPAÑA.
Voz: Ejercicios Espirituales (C).
RIVAS, Fernando: Universidad Pontificia Comillas, Madrid - ESPAÑA.
Voz: Locos por Cristo.
ROYÓN, Elias SJ: Provincial de España, Madrid - ESPAÑA. VOZ: Prin-
cipio y Fundamento.
RUI-WAMBA, Miguel Á. SJ: Centro Pedro Arrupe, Quito - ECUADOR.
Voz: Escrúpulos.
Ruiz JURADO, Manuel SJ: Pontificia Universitá Gregoriana, Roma -
ITALIA. VOCES: Carisma, Perfección, Teología Espiritual.
Ruiz PÉREZ, Francisco J. SJ: Provincial de la provincia Bética, Sevilla -
ESPAÑA. VOCES: Alma, Camino, Discurrir (B), Hombre.
RUPNIK, Marko I. SJ: Centro Aletti, Roma - ITALIA. VOCES: Contrición,
Pensamientos, Tentación.
SALGADO, Alfonso CVX: Universidad de Salamanca, Salamanca - ES-
PAÑA. VOCES: Comunidad de Vida Cristiana (CVX), Familia.
SALÍN, Dominique SJ: Centre Sévres, Paris - FRANCIA. VOCES: Buscar,
Libertad, Voluntad.
SALVAT, Ignasi SJ: Fundación Lluis Espinal, Barcelona - ESPAÑA. VOZ:
Misión.
SAMPAIO COSTA, Alfredo SJ: Pontificia Universitá Gregoriana, Roma
- ITALIA. VOCES: Compasión, Confirmación, Elección, Intención.
SÁNCHEZ-GIRÓN, José L. SJ: Universidad Pontificia Comillas, Madrid
- ESPAÑA. VOCES: Cuenta de conciencia, Representación.
EQUIPO EDITOR 39

a
SANZ DE DIEGO, Rafael M. SJ: Universidad Pontificia Comillas, Ma-
drid - ESPAÑA. VOCES: Alcalá de Henares, Alumbrados, Inquisición
y San Ignacio.
SARIEGO, Jesús M. SJ: Universidad Centroamericana, Managua - N I -
CARAGUA. VOCES: Examen de candidatos, Formación, Perseverancia.
SCHIAVONE, Pietro SJ: Chiesa del Gesú Nuovo, Ñapóles - ITALIA. V O -
CES: Alabanza, Misa, Trabajo.
SENÉCAL, Bernard SJ: Sogang University, Seúl - COREA DEL SUR. VOZ:
Zen y Ejercicios Espirituales.
SHORE, Paul: Saint Louis University, San Luis, MO - EE UU. Voz:
Ludolfo de Sajonia.
SIEVERNICH, Michael SJ: Philosophisch-Theologische Hochschule
Sankt Georgen, Francfort - ALEMANIA. VOCES: Ciudad, Pecado.
TEJERA, Manuel SJ: Instructor de Tercera Probación, Salamanca - ES-
PAÑA. VOCES: Adiciones, Cuarta Semana, Dinero, Estipendio.
TEJERINA, Ángel SJ: Centro de Espiritualidad San Ignacio, Salamanca
- ESPAÑA. VOCES: Corazón de Jesús, Modos de orar.
TETLOW, Joseph A. SJ: Montserrat Retreat House, Lake Dallas, TX -
EE UU. VOCES: Casas de Ejercicios, Ejercicios Espirituales (C),
Meditación.
THIÓ, Santiago SJ: Residencia Pere Favre, Gerona - ESPAÑA. VOCES:
Devoción, Diario espiritual, Lágrimas, Locuela.
UDÍAS, Agustín SJ: Universidad Complutense, Madrid - ESPAÑA.
Voz: Ciencias naturales.
URÍBARRI, Gabino SJ: Universidad Pontificia Comillas, Madrid - ES-
PAÑA. VOCES: Escatologia, Vocación.
VALERO, Urbano SJ: Curia Generalizia SJ, Roma - ITALIA. VOCES: Am-
bición, Avaricia, Consejeros, Gobierno, Normas Complementarias,
Pobreza, Prepósito General, Privilegios, Reglas de la Compañía.
VERCRUYSSE, JOS E. SJ: Pontificia Universitá Gregoriana, Roma - ITA-
LIA. Voz: Ecumenismo.
VERD, Gabriel M.a SJ: Facultad de Teología, Granada - ESPAÑA. V O -
CES: Anima Christi, Tomad Señor.
WITWER, Antón SJ: Pontificia Universitá Gregoriana, Roma - ITALIA.
Voz: Contemplativo en la Acción.
ZAS FRIZ, Rossano X. SJ: Pontificia Facoltá Teológica dellTtalia Me-
ridionale, Ñapóles - ITALIA. VOCES: Composición de Lugar, En-
carnación, Esperanza, Espiritualidad Ignaciana, Mediador, Mística
Ignaciana.
40 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

TRADUCTORES

Del alemán: Patricia ALONSO, Ramón PUIG MASSANA SJ.


Del francés: Patricia ALONSO, Josep BUADES SJ, Isabel GAR-
CÍA DE CASTRO, Paz SEVILLA.
Del inglés: Ignacio ECHÁNIZ SJ, Almudena GONZÁLEZ DEL
VALLE, Juan ITURRIAGA, Antonio MALDONADO
SJ, Francisco SOLÍS SJ.
Del italiano: Diego ALONSO-LASHERAS SJ, Daniela PERSIA,
Carlos R. DEL VALLE SJ, José Luis VÁZQUEZ SJ
Del portugués: Filipe MARTINS SJ.

COLABORADORES EN LA EDICIÓN DEL TEXTO


a
Beatriz BLANCO, Santiago CANEVÁ SJ, José M. FABIÁN SJ, Isabel
GARCÍA DE CASTRO, Fátima GIL, Javier GÓMEZ SÁNCHEZ SJ, Ignacio
GONZÁLEZ SEXMA SJ, Almudena GONZÁLEZ DEL VALLE, Antonio LÓPEZ
MARCA, Geovanni MORENO, Paz SEVILLA, Sonsoles URZÁIZ, Carlos R.
a
DEL VALLE SJ, José M. VALVERDE SJ.
ABREVIATURAS

1. FUENTES

1.1. DE LOS ESCRITOS IGNACIANOS


[entre paréntesis los números de los volúmenes de la serie general de MHSI]

Au: Autobiografía. Acta Patris Ignatii scripta a P. Lud. González


de Cámara 1553 /1555, FN I, Roma 1943, 354-507 (66).
Co Constituciones. Monumenta Constitutionum 11, Roma
1936 (64).
De: Diario Espiritual. Monumenta Constitutionum I, Roma
1934, 86-158 (63).
Ej: Ejercicios Espirituales. Exercitia Spiritualia, Roma 1969
(100).
Epp: Cartas. Sancti Ignatii de hoyóla Societatis lesu fundatoris
epistolae et instructiones (12 vols.), Madrid 1903 - 1911
(reimp. 1964-1968) (22, 26, 28, 29, 31, 33, 34, 36, 37, 38,
40, 42).
FI: Fórmula del Instituto (sin fecha, se refiere a la Exposcit
Debitum, de Julio III).
F39 Fórmula del Instituto de 1539: aprobada "viva voz" por
Paulo III.
F40 Fórmula del Instituto de 1540: Confirmación de la Com-
pañía de Jesús en la bula Regimini Militantis Ecclesiae
(RME) del Papa Paulo III, Monumenta Constitutionum
I, Roma 1934.
F50 Fórmula del Instituto de 1550: nueva confirmación en
la bula Exposcit Debitum (ED) del Papa Julio III, Monu-
menta Constitutionum I, Roma 1934, 375-382.
42 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

1.2. DE OTRAS FUENTES IGNACIANAS

Chron: Vita Ignatii Loiolae et rerum Societatis lesu historia (Ch-


ronicon de J. A. de Polanco) (6 vols.), Madrid 1894 -
1898 (1, 3, 5, 7, 9,11).
D: Los Directorios de Ejercicios (1540-1599) (Lop, M., ed.),
Mensajero-Sal Terrae, Bilbao-Santander, 2000.
Epp Mixtae: Epistolae mixtae ex variis Europae locis ab auno 1537 ad
1556 scriptae (5 vols.), Madrid 1898 -1901 (12,14,17,
18,20).
FD: Fontes Documentales de S. Ignatio de hoyóla, Roma
1977 (115).
FN: Fontes Narrativi de S. Ignatio de hoyóla et de Societatis
lesu initiis (4 vols.), Roma 1943 -1965 (66, 73, 85, 93).
hitt Quad: hitterae Quadrimestres ex universis praeter Indiam et Bra-
siliam locis, in quibus aliqui de Societate lesu versabantur
(6 vols.), Madrid 1894 -1932 (4, 8,10,59, 61, 62).
MBob: Monumenta Bobadillae, Madrid 1913 (reimp. 1970) (46).
MBor: Monumenta Borgia (5 vols.), Madrid 1894 - 1911 (2,
23, 35, 38, 41).
MBr: Epistolae PP. Paschasii Broéti, Claudii Jaji, Joannis Co-
duri et Simonis Roderici Societatis lesu, Madrid 1903
(reimp. 1971) (24).
MCo: Monumenta Constitutionum (I Praevia; II Textus Hispa-
nus; III Textus latinus), Roma 1934 -1938 (63, 64,65).
Mem: Memoriale seu diarium Patris hudovici González de Cá-
mara, FN I, Roma 1943, 508-752 (66).
MEx I: Monumenta Exercitiae (I Exercitia spiritualia, Textus),
Roma 1969 (100).
MEx II: Monumenta Exercitiae (II, Directoría 1540 -1599), Ro-
ma 1955 (76).
MFab: Monumenta Beati Petri Fabri. Epistolae, Memoriale et
processus, Madrid 1914 (reimp. 1972) (48).
MHSI: Monumenta Histórica Societatis lesu.
Mhain: Monumenta hainii. Epistolae et acta Patris Jacobi hainii
(8 vols.), Madrid 1912 - 1917 (44, 45, 47, 49, 50, 51,
53, 55).
MMiss: Monumenta Missionum.
MPaed: Monumenta Paedagogica (7 vols.), Roma 1965 - 1992
(92,107,108,124,129,140,141).
MNad: Monumenta Natalis. Epistolae Hieronymi Nadal Socie-
tatis lesu ab anno 1546 ad 1577 (et alia scripta) (5 vols.),
Madrid - Roma 1898 -1962 (13,15, 21, 27, 90).
ABREVIATURAS 43

MRib: Monumenta Ribadeneira. Patris Petri de Ribadeneira So-


cietatis lesu sacerdotis. Confessiones, epistolae aliaque
scripta inédita (2 vols.), Madrid 1920 - 1923 (58, 60).
MSah Epistolae P. Alphonsi Salmeronis Societatis lesu (2
vols.), Madrid 1906 - 1907 (30, 32).
MScripta: Scripta de Soneto Ignacio de hoyóla (2 vols.), Madrid
1904-1918(25,56).
MXav: Monumenta Xaveriana. Epistolae S. Francisci Xavierii
aliaque eius scripta (2 vols.), Roma 1944 -1945 (67,68).
PoCo.: Polanci Complementa (2 vols.), Madrid 1916 - 1917
(52, 54).
Summ Hisp: Sumario de las cosas más notables que a la institución y
progreso de la Compañía de Jesús tocan. Auctore P. loan-
ne de Polanco, FN I, Roma 1943,146-256 (66).
Summ Ital: Breve Sommario del origine et progresso de la Compagnia
di Gesú sin all'anno 1548. Auctore P. loarme de Polanco
(1549 -1551), FN I, Roma 1943,256-298 (66).

2. REVISTAS

AAS: Acta Apostolicae Sedis. Ciudad del Vaticano.


AHSI: Archivum Historicum Societatis lesu. Roma.
ApSp: Appunti di Spiritualita. Ñapóles.
AR: Acta Romana Societatis lesu. Roma.
ATG: Archivo Teológico Granadino. Granada.
BolEsp: Boletín de Espiritualidad. México.
CCist: Collectanea Cisterciensia. Godewaersvelde.
CIS: Centrum Ignatianum Spiritualitatis. Roma.
CSIg: Cahiers de Spiritualité Ignatienne. Québec.
EEc: Estudios Eclesiásticos. Madrid.
GuL: Geist und Leben. Colonia.
Greg: Gregorianum. Roma.
InfSJ: Información S]. Madrid.
KSEx: Korrespondenz zur Spiritualitát der Exerzitien. Augs-
burgo.
Man: Manresa. Madrid.
MCom: Miscelánea Comillas. Madrid.
NRTh: Nouvelle Revue Théologique. Bruselas.
PI: Promotio Iustitiae. Roma.
RAH: Real Academia de la Historia. Madrid.
44 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

RAM: Revue d'Ascétique et de Mystique. Toulouse.


RdT: Rassegna di Teología. Ñapóles.
RLAT: Revista Latinoamericana de Teología. San Salvador.
RR: Reviewfor Religious. San Luis.
RSR: Revue de Sciences Religieuses. Estrasburgo.
RyF: Razón y Fe. Madrid.
SalTer: Sal Terrae. Santander.
SSJ: Studies in the Spirituality ofjesuits. San Luis.
StZ: Stimmen der Zeit. Munich.
The Way: The Way. Oxford.
The Way Sup. The Way Supplement. Oxford.
TS: Theological Studies. Washington.
VieCon: Vies Consacrées. Bruselas.
WL: Woodstock Letters. Washington.
ZAM: Zeitschrift für Aszese und Mystik. Innsbruck.
ZKTh: Zeitschñft für Katholische Theologie. Innsbruck.

3. D I C C I O N A R I O S Y OBRAS M Á S CITADAS

ASTRAIN: ASTRAIN, A., Historia de la Compañía de Jesús en la Asis-


tencia de España, Razón y Fe, Madrid 1905 -1925.
CG 31: CONGREGACIÓN GENERAL 31 DE LA COMPAÑÍA DE JE-
SÚS, Hechos y Dichos, Zaragoza 1966.
CG 32: CONGREGACIÓN GENERAL 32 DE LA COMPAÑÍA DE JE-
SÚS, Razón y Fe, Madrid 1975.
CG 33: CONGREGACIÓN GENERAL 33 DE LA COMPAÑÍA DE JE-
SÚS, Mensajero, Bilbao 1984.
CG 34: CONGREGACIÓN GENERAL 34 DE LA COMPAÑÍA DE JE-
SÚS, Mensajero - Sal Terrae, Bilbao - Santander 1995.
Concordancia: ECHARTE, I. (ed.), Concordancia Ignaciana, Mensajero -
Sal Terrae, Bilbao - Santander 1996.
DiccAut: Diccionario de Autoridades (3 vols.), Gredos, Madrid
1990.
DCECH: COROMINAS, J. / PASCUAL, J. A. (colab.), Diccionario
Critico Etimológico Castellano e Hispánico (6 vols.),
Gredos, Madrid 1980 (reimp. 1991).
DH: DENZINGER, H. / HÜNERMANN, R, El Magisterio de la
Iglesia. Enchiridion Symbolorum, Definitionum et De-
clarationum de rebusfidei et morum, Herder, Barcelona
2000.
ABREVIATURAS 45

DHCJ: Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús (O'NEILL,


Ch. E. / DOMÍNGUEZ, J. M.a, dirs.) (4 vols.), IHSI -
UPComillas, Roma - Madrid 2001.
DRAE: Diccionario de la Real Academia Española, Real Acade-
mia Española, Madrid 2001.
DSp: Dictionnaire de spiritualité, ascétique et mystique, Beau-
chesne, París 1937-1995.
DTE: Diccionario de Teología Fundamental (FISICHELLA, R./
LATOURELLE, R. eds.), Paulinas, Madrid 1992.
DTVC: Diccionario Teológico de la Vida Consagrada (APARICIO
RODRÍGUEZ, A./ CANALS CASAS, J. M. a , dirs.), Publi-
caciones Claretianas, Madrid 32000.
El: LETURIA, P. de, Estudios Ignacianos, IHSI, Roma 1957.
Ejercicios: ARZUBIALDE, S., Ejercicios Espirituales de San Ignacio.
Historia y análisis, Mensajero - Sal Terrae, Bilbao -
Santander 1991.
ET: RAHNER, K., Escritos de Teología, Taurus, Madrid 1961
-1967.
La identidad: ARRUPE, R, La identidad del Jesuita en nuestros tiempos,
Sal Terrae, Santander 1981.
NC: Normas complementarias [de las Constituciones de
la Compañía de Jesús], Curia del Prepósito General,
Roma 1995; Mensajero - Sal Terrae, Bilbao - Santan-
der 1996.
PG: Patrologiae cursus. Series Graeca, París 1857-1880.
PL: Patrologiae cursus. Series Latina, París 1844-1865.
Psicología: Psicología y Ejercicios ignacianos. La transformación del
yo en la experiencia de Ejercicios espirituales (2 vols.)
(ALEMANY, C./ GARCÍA MONGE, J. A., eds.), Mensaje-
ro - Sal Terrae, Bilbao - Santander 1991.
SC: Sources Chrétiennes, París 1941-.
Selección: KOLVENBACH, P. H., Selección de escritos del P. Peter
Hans Kolvenbach (1983 -1990), Provincia de España
de la Compañía de Jesús, Madrid 1992.
Sommervogel: SOMMERVOGEL, C, Bibliothéque de la Compagnie de Je-
sús (10 vols., Supplément, Tables, Histoire), París -
Bruxelles, 1890-1932.
STh: Summa Theologiae.
TLC: COVARRUBIAS, S. de, Tesoro de la Lengua Castellana
(1611), Altafulla, Barcelona 1987.
46 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

4. OTRAS
A A . VV.: Autores Varios
AGS: Archivo General de Simancas. Simancas - Valladolid
AHN: Archivo Histórico Nacional. Madrid
AHPVa: Archivo Histórico Provincial de Valladolid. Valladolid
ARSI: Archivum Romanum Societatis Iesu
AT: Antiguo Testamento
BAC: Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid
Bíbl.: Bibliografía
BIHSI: Bibliotheca Instituti Historici Societatis Iesu
BTC: Biblioteca Teológica Comillas. Madrid
BUS Biblioteca Universidad de Salamanca. Salamanca
CAÁ: Contemplación para alcanzar amor
cap.: capítulo
CCGG: Congregaciones Generales
CEC: Catecismo de la Iglesia Católica
cf.: confer (véase)
CG: Congregación General
CIC: Código de Derecho Canónico
CiJ: Cristianisme i Justicia
CIS: Centrum Ignatianum Spiritualitatis (ed.)
CJ: Compañía de Jesús
col.: columna
colab.: colaborador
ConcVat. II: Concilio Vaticano II
CONEDSI: Comisión Nacional de Educación SI
coord.: coordinador
CTI: Comisión Teológica Internacional
d: decreto
dd: decretos
DDB: Desclée De Brouwer. Bilbao
dir.: director
DV: Dei Verbum. Constitución dogmática del Concilio
Vaticano II
ed.: editor
eds.: editores
ED: Exposcit Debüutn (Bula Julio III)
fol.: folio
FUE: Fundación Universitaria Española. Salamanca
ABREVIATURAS 47

GS: Gaudium et Spes. Constitución pastoral del Concilio


Vaticano II
IHSI: Institutum Historicum Societatis Iesu. Roma
IJS: Institute of Jesuit Sources. San Luis
LG: Lumen Gentium. Constitución dogmática del Conci-
lio Vaticano II
MC: Monte Carmelo. Burgos
M-ST: Mensajero - Sal Terrae. Bilbao - Santander
MJP: Manual Jurídico Práctico
ms.: manuscrito
n.: número
NT: Nuevo Testamento
PDB: Pastores dabo vobis (Juan Pablo II).
PF: Principio y Fundamento
PÍOS: Pontificium Istitutum Orientalium Studiorum. Roma
PO: Presbyterorum ordinis
PUG: Pontificia Universitá Gregoriana. Roma
r: recto (folio)
RAH: Real Academia de la Historia. Madrid
RAE: Real Academia de la Lengua Española. Madrid
reimp.: reimpresión
RME: Regimini Militantis Ecclesiae (Bula Paulo III)
S.: San
SC: Sacrosanctum Concilium. Constitución sobre la Sa-
grada Liturgia
SJ / SI: Societatis Iesu
ST: Sal Terrae (editorial). Santander
Sta.: Santa
Sup: Suplemento / Supplement
s.v.: sub voce
tr.: Tratado
trad.: traducción
UNED: Universidad Nacional de Educación a Distancia.
Madrid
UPComillas: Universidad Pontificia Comillas. Madrid
UPS: Universidad Pontificia de Salamanca. Salamanca
v: verso (folio)
VFC: La Vida Fraterna en Comunidad. "Congregavit nos in
unum Christi amor" (Febrero 1994). Documento de la
Congregación para los Institutos de Vida Consagra-
da y Sociedades de Vida Apostólica.
PROPUESTA DE LECTURA SISTEMÁTICA

ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

1. Santísima Trinidad
[Dios]
2. La Iglesia
[una cultura / un Pueblo]
3. Ignacio de Loyola
[un icono y un itinerario arquetípico]
4. Compañía de Jesús
[una sociología]
5. Hombre / Sujeto
[una antropología]
6. Ejercicios Espirituales
[un método espiritual hacia Dios]

1. TRINIDAD/DIVINA MAJESTAD

Padre
Creador
Sapiencia

Jesús / Cristo
Misterios Vida de Cristo
Encarnación
Descenso
Cruz
Vita Christi
50 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

Resurrección
Humanidad de Cristo
Seguimiento
Conformación
Imitación
Corazón de lesús

Espíritu Santo
Inspiración
Espiritualidad Ignaciana

Criatura
Ángel
Hombre / mujer
Mediador
María
Principio y Fundamento
Alabanza
Reverencia
Servicio
Indiferencia
[Ver también: Salvación y Redención]

2. LA IGLESIA

Universalidad
Santidad
Jerarquía
Papa / Romano Pontífice / Vicario de Cristo
[Ver también: Misión]
Prepósito General
Cuarto Voto
Profeso
Mediador
Magisterio de la Iglesia
Mandamientos
Inquisición
Moral y Jesuitas
PROPUESTA DE LECTURA SISTEMÁTICA

Servicio/Fruto
Carisma
Contemplativo en la acción
Laicado
Comunidad de Vida Cristiana (CVX)
Familia
Institutos religiosos femeninos
Compañía de Jesús
Fundación
Cuerpo apostólico
Comunidad
Gobierno
Congregaciones
Prepósito General
Asistente
Provincial
Rector
Superior
Consejero
Colateral
Misión
Ministerios
Fórmula del Instituto
Constituciones
Votos
Pobreza
Castidad
Obediencia
Grados
Hermano Coadjutor
Sacerdocio
Profeso
Reglas CJ
Normas Complementarias
Privilegios
Estipendios-beneficios
Discurrir
Sacerdocio
Sacramentos
Confesión
Misa
52 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

Liturgia
Coro
Alabanza
Ministerios de la palabra
Ejercicios Espirituales
Acompañamiento
Enseñar a los niños
Colegios
Conversación
Consolar
Hospitales
Cárceles
Pacificar
Reconciliación
Parroquias
Formación
Operario
Edificación / desedificación
Ejemplo

Evangelización
Viña
Ecología
Mundo
Ciudad
Ciencias naturales
Ecumenismo
Diálogo interreligioso
Islam
Hinduismo
Zen
Cultura
Inserción
Opción preferencial por los pobres
Fe - Justicia
Comunidades de inserción
Exclusión
Increencia
PROPUESTA DE LECTURA SISTEMÁTICA

3. I G N A C I O

Cultura
Flos Sanctorum
Vita Christi
Ludolpho de Saxonia
Anima Christi
Amadís de Gaula
Honor

Peregrino
Autobiografía
Loyola
Conversión
Imitación
Cartuja
Arévalo
Manresa
Cardoner
Montserrat
Jerusalén
Barcelona
Alcalá de Henares
Alumbrados
Inquisición
Salamanca
Cárcel

Amigos en el Señor
París
Estudios
Amberes / Brujas / Londres
Cartuja
Montmartre
Fabro, R
Javier, F.
Laínez, D.
Bobadilla, A. N.
Rodríguez, S.
Salmerón, A.
54 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

Codure, J.
Broét, R
Jayo, C.
Venecia
Roma
La Storta
Deliberaciones 1539

Lenguaje Ignaciano
Ejercicios Espirituales
Momento / nonada
Formula del Instituto
Diario Espiritual
Locuela / cosa / esférico
Constituciones
Proemio
Autobiografía
Locos por Cristo
Cartas

Mística Ignaciana
Cardoner
Manresa
La Storta
Diario Espiritual
Misa
Calor
Suavidad
Tibieza
Tacto
Dulzura
Claridad
Aplicación de sentidos
Discernimiento
Mistagogía
Todo
Contemplativo en la acción
PROPUESTA DE LECTURA SISTEMÁTICA 55

4. C O M P A Ñ Í A DE JESÚS

Amigos en el Señor / Primeros compañeros


Fabro, R
Javier, F.
Lainez, D.
Bobadilla, A. N.
Rodríguez, S.
Salmerón, A.
Codure, J.
Broét, R
Jayo, C.

Polanco, J. A. de
Nadal, J.

Borja, F.
Comunidad

Carisma
Fundación
Ayuda a las ánimas
Contemplativo en la acción
Modo de proceder
Discreta Caritas
Privilegios
Discretio
Comunidades de Solidaridad
Instituto
Formula del Instituto
Constituciones
Proemio
Normas Complementarias
Reglas de la C]

Admisión - Formación - Incorporación


Candidato
Examen de candidatos
Impedimento
Despedir
Discreta caritas
56 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

Noviciado
Votos
Dimisión
Renuncia
Estipendios-Beneficios
Pobreza / Castidad / Obediencia
Juniorado
Escolar-Letras
Estudios
Colegios
Ratio Studiorum
Pedagogía Ignaciana
Magisterio (etapa de formación)
Teología (etapa de formación)
Tercera Probación
Jesuíta

Misión-Cuerpo apostólico
Ayuda a las ánimas
Discurrir
Disponibilidad
Universalidad
Compasión
Sacerdocio
Sacramentos
Liturgia
Misa
Confesión
Ministerios
Ministerios de la Palabra
Conversación
Ejercicios Espirituales
Acompañamiento
Enseñar a los niños
Ciencias naturales
Consolar
Cárcel
Hospitales
Parroquias
PROPUESTA DE LECTURA SISTEMÁTICA

Unión de los ánimos


Amigos en el Señor
Cartas
Comunidad
Familia

Gobierno
Discretio
Cómodos
Circunstancias
Deliberaciones 1539
Congregaciones
Decreto
Discernimiento comunitario
Obediencia
Cuenta de Conciencia
Representación
Disponibilidad
Prepósito General
Asistente
Provincial
Consejeros
Rector
Superior
Colateral

5. H O M B R E / S U J E T O

Ser humano
Hombre
Criatura
Sujeto
Mundo
Cultura
Iglesia
Circunstancias

Cuerpo
Carne
Dolor
Enfermedad
58 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

Apetito
Placer
Ayuno
Sentidos
Sensualidad
Calor
Suavidad
Tibieza
Tacto
Claridad
Dulzura
Escucha
Gustar
Sexualidad
Muerte

Vida Afectiva
Afecto
Deseo
Edificación / Desedificación
Contricción
Escrúpulo
Afección desordenada
Agitación
Ambición
Codicia
Avaricia
Vanagloria
Soberbia
Binarios
Culpa
Temor
Amor
Compasión
Descenso
Alegría
Consolación
Consolación sin causa precedente
Delectación
Devoción
Contento
Quietud
Vergüenza
PROPUESTA DE LECTURA SISTEMÁTICA 59

Repugnar
Aborrecimiento

Alma / Libertad
Memoria
Entendimiento
Pensamientos
Confusión
Persuasión / Suasión
Engaño
Cogitación
Conjetura
Consideración
Estimativa
Sindéresis
Reflectir
Colegir
Certeza
Conocimiento interno
Meditación y autoconocimiento
Voluntad
Virtudes
Humildad
Maneras de Humildad
Abnegación
Vencerse a sí mismo
Confianza
Perseverancia
Descanso
Dinero
Pobreza
Acompañamiento / Corrección
Disponibilidad
Obediencia
Fe-Esperanza-Caridad
Santidad
Castidad / Celibato
Discreta caritas
Penitencia
Pecado
Trabajo / obra
Santidad
60 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

Espíritu
Devoción
Discernimiento / Discretio
Consolación
Alegría
Consolación sin causa precedente
Desolación
Delectación
Tibieza
Tristeza
Mal Espíritu
Teología Espiritual
Oración
Tomad Señor y Recibid / Anima Christi
Examen
Anhélitos
Meditación
Coloquios
Contemplación
Composición de Lugar
Aplicación de sentidos
Contemplación para alcanzar Amor
Buscar y Hallar
Contemplativo en la acción
Principio y Fundamento

Experiencia de Dios
Encontrar a Dios
Camino
Discurrir
Buscar
Discernimiento
Contemplativo en la acción
Sentir
Todo

6. EJERCICIOS ESPIRITUALES

Principio y Fundamento
Criatura
Alabanza
PROPUESTA DE LECTURA SISTEMÁTICA 61

Reverencia
Servicio
Indiferencia
Afección desordenada
Libertad
Anotaciones
Apartamiento
Casas de Ejercicios
Liberalidad
Gustar
Ejercitador / a-ejercitante
Presupuesto
Entrevista
Plática
Modo y orden
Oración: [Ver en las otras Semanas: Oración]
Anima Christi

Primera Semana
Pecado
Penitencia
ayuno
Contrición
Culpa
Oración: [Ver en las otras Semanas: Oración]
Modos de orar
Oración preparatoria
Preámbulo
Examen
Distracción
Divertir
Composición de Lugar
Meditación
Imaginación
Memoria
Entendimiento
Voluntad
Coloquios
Escatología
Lágrimas
Confesión
62 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

[Ver también: Experiencia de Dios]

Segunda Semana
Examen
Discernimiento
Mal espíritu
Rey Temporal
Servicio
Oblación
Encarnación
Trinidad
María
Elección
Banderas
Binarios
Maneras de Humildad
Oración: [Ver en las otras Semanas: Oración]
Oblación [de mayor estima]
Carnal
Contemplación
Aplicación de Sentidos
Repetición
Reflectir
Coloquios
Seguimiento
Pobreza
Conocimiento interno
Humanidad de Cristo
Misterios de la Vida de Cristo
[Ver también: Jesús / Cristo]

Tercera Semana
Cruz
Maneras de Humildad
Confirmación
Misterios de la Vida de Cristo
Dolor
Lágrimas
Oración: [Ver en las otras Semanas: Oración]
Contemplación
Aplicación de Sentidos
PROPUESTA DE LECTURA SISTEMÁTICA 63

Repetición
Coloquios
Reglas "ordenarse en el comer"

Cuarta Semana
Apariciones
Contemplación para alcanzar Amor
Encontrar a Dios
Tomad, Señor...
Todo
Buscar
Salvación
Oración: [Ver en las otras Semanas: Oración]
Contemplación
Aplicación de Sentidos
Repetición
Coloquios

Ayudas
Anotaciones
Adiciones
Silencio
Cosas de Ejercicios
Reglas
Discernimiento / Discretio
Consolación
Consolación sin causa precedente
Desolación
Tristeza
Turbación / Agitación
Tentación
Temor
Espíritus
Mal espíritu
Moción
Mudanza
Reglas para sentir Iglesia
Reglas "distribuir limosnas"
Reglas ordenarse comer
Escrúpulo
64 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

Directorios
Biblia y Ejercicios

Modalidades / Adaptación / Aplicación / Métodos


Modalidades / Adaptación
Ejercicios en la Vida Ordinaria
Ejercicios y Diario Intensivo de Progoff
Ejercicios y Focussing
Ejercicios y Gestalt
Sadhana
Zen
A
\ ABNEGACIÓN a sí mismo, tome su cruz y síga-
me". En [Ej 135], la a. caracteriza el
texto del Maestro Juan 155 frente al

I
2 . El término y sus contextos. El tér-
mino a. no se encuentra de mo-
do explícito en el Autógrafo de los
Autógrafo ampliando el estado de
la "perfección evangélica": "que
I Ejercicios, ciertamente, pero sí en está en la abnegación y en dejar pa-
I las primeras adaptaciones y textos rientes, amigos, facultades y todo
I latinos. En [Ej 87], el texto Helyar 67 lo que poseemos".
I menciona la a. como el segundo de Hay otros términos próximos a
I los tres motivos por los que se ha- la palabra a.: "vencer a sí mismo" [Ej
I cen las "penitencias externas"; en 21.87]; "abajarse, bajeza propia" [Ej
I el Autógrafo aparece la expresión 116.165.258.289.324]; "humillarse"
I "por vencer a sí mismo". En [Ej 16], [Ej 75.108.165-168]; "diminuirse" [Ej
i el texto Exercitia Magistri Ioannis 58] (la Vulgata traduce mei contemp-
I (del Maestro Juan) 17 va más allá tum)', "despreciarse, aborrecer sus
I que el Autógrafo, cuando la súplica propias operaciones" [Ej 63]; "ha-
i a Dios ("que el afecto sea inclinado cer/afectarse contra su propio..." [Ej
I al lado opuesto") la explica: "pues 16.97.157; cf. 164.168]; "hacernos in-
I eso es abnegarse a sí mismo" (hoc diferentes" [Ej 23; cf. 155.179]; "qui-
I est enim abnegare semetipsum), y pro- tar el afecto" [Ej 153-155]; salir de su
1 sigue: "y lo que antes sumamente propio "amor/querer/interés" [Ej
I apreció, lo repute por basura, para 189] (esta formulación recuerda ex-
i ganar a Cristo", que evoca a Flp 3, presiones de la Imitatio Christi I, 25;
i 7. En [Ej 95], dos textos citan direc- III, 32, 56 sobre la a.); también en la-
I tamente en la alocución de Jesu- tín exinanire semetipsum [Ej 53] según
I cristo la exigencia de la a. de Mt 16, Helyar 12 y Versio Prima; abicere/con-
i 24 o Me 8, 34: el Maestro Juan 112: temnere (semetipsum) [Ej 58] según la
I "el que quiera seguirme, niegúese Vulgata, [Ej 142] según Helyar 38 y la
I a sí mismo, tome su cruz y siga- Vulgata, [Ej 147] según la Vulgata; ver
I me"; y el Martinensis 55: "el que también [Ej 167] según la Vulgata. Es-
I quiera venir en pos de mí, niegúese tos conceptos concuerdan además
abnegación 66

con la contraposición agustiniana de que lo que es de Cristo y la plena


"orgullo y desprecio del prójimo/de abnegación de sí mismos" (MCo I,
Dios" frente a "humildad y amor de 6). Y positivamente se añade que
Dios/del prójimo". Cercanas a la a. tiene un mérito heroico quien está
están las temáticas de la disposición dispuesto a obedecer en todo, "ne-
para la voluntad de Dios (cf. [Ej gando el juicio propio y a toda su
1.5.135]); del humillarse ("desho- voluntad" (MCo I, 7).
nor", "injurias", "oprobios", "me- La Fundación de Colegios de for-
nosprecios") (cf. [Ej 23.116.146.147. mación se fundamenta en 1541 en
167]); del desear sufrir y del segui- que los candidatos ya formados di-
miento e imitación de Cristo (cf. [Ej fícilmente estarán dispuestos a
98.109.168]); así como de los sufri- aceptar el modo de vida de la CJ ca-
mientos y trabajos en su servicio (cf. racterizada por la obediencia en la
[Ej 116]). La a. tiene su correspon- misión "así por los grandes trabajos
dencia en la humildad; y su contra- que se requieren en ella, como por
rio, en el rechazo de Dios/del próji- la mucha abnegación de sí mismos,
mo por la soberbia o por un falso y estando aparejados para caminar y
aislado amor propio. trabajar hasta en cabo de todo el
2. La abnegación en los textos ig- mundo" (MCo 1,50; cf. [Co 308]). La
nacianos. 2.1. La Autobiografía. En formación científica, que para "el
la Autobiografía, donde el término escopo que derechamente pretende
a. no se encuentra explícitamente, la Compañía, ayudar a las ánimas
puede manifestarse en la vida de suyas y de sus próximos a conse-
Ignacio un progresivo desarrollo guir el último fin para que fueron
de la apertura a la concreta volun- criadas", es muy útil, necesita sin
tad de Dios en la agradecida y li- embargo "el fundamento debido de
bre aceptación de sí mismo y en la la abnegación de sí mismos y apro-
amante entrega de sí mismo (cf. vechamiento en las virtudes" [Co
García de Castro, 333-355). 307]. En sus Consideraciones sobre la
pobreza insiste Ignacio en la impor-
En los textos fundacionales de tancia de un estilo pobre de vida
la CJ surge pronto el término a., so- para el apostolado: "teniendo, no
bre todo en reflexivo o referido a la serían tanto diligentes para ayudar
"propia" voluntad y juicio, al "amor a los prójimos, ni tanto dispuestos
propio" un amor egoísta que no es para peregrinar y pasar adversida-
ordenado según el amor de Dios y des, y no se puede tan bien persua-
carece de indiferencia y discerni- dir a los próximos a la vera pobreza
miento espiritual. Es significativo el y abnegación propia" (MCo I, 79).
cambio de "perfecta" a. (F40) a "ma- El voto especial de obediencia
yor" a. (F50; [Co 81.103.258]), que respecto de las misiones ante Dios y
traslada la a. a la dinámica del magis por tanto también ante el Papa como
del seguimiento. Vicario de Cristo, que en las Consti-
2.2. Los primeros documentos. tutiones circa Missionibus (1544-1545)
Las Deliberaciones de los Primeros es designado como "nuestro princi-
Compañeros de 1539 expresan el te- pio y principal fundamento" (MCo I,
mor de que la aceptación de la obe- 162), en la Formula Instituti de 1540
diencia religiosa pudiera retraer a es designado como medio, añadien-
algunos candidatos de su ingreso, do "para una mayor humildad de
porque "muchos [...] más persi- nuestra Compañía y una perfecta
guen lo suyo y la voluntad propia, mortificación de cada uno y abnega-
67 abnegación

don de nuestras voluntades" (F40). De acuerdo con su estilo de vi-


En 1547-1548 se considera "si será da, la CJ insiste en la a. a lo largo de
bien mudar la causa dada en la bula toda la formación: la alimentación,
del voto especial del papa (mayor vestido y alojamiento de los novi-
humildad y abnegación perfecta y cios "será como cosa propia de po-
mortificación) porque no pareciese bres, persuadiéndose que será lo
que se tienen por perfectamente ab- peor de la casa por su mayor abne-
negados etc. los que son de la CJ; y gación y provecho espiritual y por
si podrían tocarse las causas si- venir a una igualdad y medida en-
guientes: primera, la devoción de tre todos; que donde los primeros
obediencia a la sede apostólica; se- de la CJ han pasado por estas nece-
gunda, mayor abnegación de la sidades y mayores penurias corpo-
voluntad propia, sin decir perfec- rales y los otros que vinieren para
ta; tercera, más cierta dirección del ella deben procurar por llegar
Espíritu Santo" (MCo 1,323; cf. 301). cuanto pudieren a donde los prime-
Y así indica luego la Formula Institu- ros llegaron o más adelante en el
ti de 1550 la motivación: "por una Señor nuestro" [Co 81]. El contenta-
mayor devoción a la obediencia de miento con el vestido pobre se exi-
la Sede Apostólica y mayor abnega- ge y fundamenta: "Porque hacien-
ción de nuestras voluntades y por do muchas y diversas probaciones
una más cierta dirección del Espíritu humillando y abnegando a sí mis-
Santo [...]" (F50). mos, y haciéndose amadores de lo
2.3. Las Constituciones. La obe- sano de dentro, y de lo roto de fue-
diencia en la CJ se basa en la obe- ra, se hallen más aprovechados en
diencia de la misión: la obediencia espíritu y con mayores fuerzas in-
de ejecución, de voluntad y de en- ternas a mayor gloria divina" (MCo
tendimiento ("negando con obe- I, 254). "Se ayuden en los vestidos
diencia ciega todo nuestro parecer para la mortificación y abnegación
y juicio contrario en todas cosas de sí mismos y poner debajo de los
que el superior ordena, donde no se pies el mundo y sus vanidades; y
pueda determinar [...], que haya al- esto cuanto, mirada la natura y
guna especie de pecado, haciendo usanza y oficio y otras circunstan-
cuenta que cada uno de los que vi- cias de las personas, se sufriere" [Co
ven en obediencia se debe dejar lle- 297]. Pero, junto a toda probación y
var y regir de la divina providencia ejercicio de un estilo pobre de vida,
por medio del superior") sirve al se recalca el debido cuidado de
alegre servicio en favor de todo el conservación de la salud: "Procúre-
cuerpo de la CJ de acuerdo con la se con la divina ayuda que, aunque
voluntad de Dios, "teniendo por tenga en qué probarse la virtud y
cierto, que se conforma en aquello abnegación de sí mismos, no falte
con la divina voluntad, más que en con que se sustente y conserve la
otra cosa que él podría hacer si- natura para su servicio y alabanza,
guiendo su propia voluntad y juicio teniendo la consideración de las
diferente" [Co 547]. Abnegación y personas que conviene en el Señor
obediencia se encuentran también nuestro" [Co 296].
unidas en la "Dubiorum series alte- De acuerdo con las "oblaciones
ra": "obedezcan en cuanto prome- de mayor estima y mayor momen-
tieron y cuanto sin pecado y sin ir to", "aun haciendo contra su propia
contra la regla se pudiere, que es sensualidad y contra su amor car-
mayor abnegación" (MCo I, 281). nal y mundano" [Ej 97] se ejercitan
abnegación 68

los novicios en los servicios humil- 258]) y contra la ambición de pues-


des: "se requiere en las probaciones tos honrosos (cf. [Co 117]) es una ta-
de humildad y abnegación de sí rea de abnegación. En el noviciado
mismo, haciendo oficios bajos y se ejercita la actitud de obediencia
humildes, [...] tomar más pronta- correspondiente a [Ej 97] y [Co 547]:
mente aquellos en los cuales halla- "se esfuercen en lo interior de tener
re mayor repugnancia, si le fuera la resignación y abnegación verda-
ordenado que los haga" [Co 83]. De dera de sus propias voluntades y
acuerdo con la elección de vida, to- juicios conformando totalmente el
dos los esfuerzos en el noviciado se querer y sentir suyo con lo que su
dirigen a la aceptación del estilo de superior quiere y siente en todas
vida de Cristo (cf. [Co 101-102]): cosas, donde no se viese pecado, te-
"para mejor venir a este tal grado niendo la voluntad y juicio de su
de perfección tan precioso en la vi- superior por regla del propio, para
da espiritual, su mayor y más in- más al justo conformarse con la pri-
tenso oficio debe ser buscar en el mera y suma regla de toda buena
Señor nuestro su mayor abnegación voluntad y juicio, que es la eterna
y continua mortificación en todas bondad y sapiencia" [Co 284]. Pues-
cosas posibles; y el nuestro ayudar- to que primeramente hay que pre-
le en ellas cuanto el Señor nuestro parar para las ciencias su necesario
nos administrare su gracia para "fundamento de humildad y vir-
mayor alabanza y gloria suya" [Co tud", eso vale para el estudio en el
103]); especial influencia adquiere noviciado: "les ayuda para lo dicho
esta exigencia por su inclusión en el de su abnegación y para más crecer
Summarium Constitutionum 12. Asi- en la virtud y devoción" [Co 289].
mismo, se anima expresamente a la Finalmente, acabados los estu-
a. (cf. [Co 280]; Mem 295). Ignacio dios, en la Tercera Probación debe
considera el fundamento de la a. darse especial importancia a la "es-
como más decisivo que largos ratos cuela del afecto, ejercitándose en
de oración o que las penitencias, tal cosas espirituales y corporales, que
como informa González de Cáma- más humildad y abnegación de to-
ra: "el Padre dijo que nunca le mu- do amor sensual y voluntad y juicio
darían de bastar una hora a los es- propio y mayor conocimiento y
tudiantes, presupuesta la morti- amor de Dios N. S. pueden causar-
ficación y abnegación, la cual hace le; para que habiéndose aprovecha-
que fácilmente en un cuarto de ho- do en sí mismos, mejor puedan
ra haga más oración, que otro no aprovechar a gloria de Dios N. S."
mortificado en dos horas [...]. Aña- [Co 516]; en este texto resuenan las
dió, que de 100 hombres que se die- consideraciones de Ignacio sobre la
sen a largas oraciones y largas peni- pobreza. Antes de la admisión defi-
tencias, los más de ellos venían nitiva no solo ha de examinarse la
ordinariamente a grandes inconve- suficiente formación científica: "de-
nientes; máxime, tocaba el Padre, ben esperar los que en la abnega-
de dureza de entendimiento; y así ción de sí mismos y virtudes reli-
el Padre, todo el fundamento ponía giosas no tuviesen el testimonio
en mortificación y abnegación de que conviene enteramente" [Co 518];
voluntad" (Mem 256). sean admitidas solamente "personas
La lucha contra el amor desor- escogidas en espíritu y doctrina, y
denado a los parientes (cf. [Co 61]), muy a la larga ejercitadas y conoci-
a los valores mundanos (cf. [Co das en varias pruebas de virtud y
69 abnegación

abnegación de sí mismos, con edifi- La motivación cristológico-


cación y satisfacción de todos" [Co apostólica de la a. marca también
819]. Tras la admisión apenas se decisivamente las instrucciones
menciona ya la a. -no porque ya no para los jesuitas enviados a nue-
tenga importancia, sino porque se la vas fundaciones: "cada uno, ha-
presupone como fundamento y evi- ciendo recta su intención de modo
dente actitud básica del jesuita. Así que totalmente quaerat non quae
también puede exigirse del Superior sua sunt, sed quae Jesu Xpi, se es-
general: "debe también ser libre de fuerce en hacer grandes propósi-
todas pasiones, teniéndolas doma- tos y deseos de ser verdadero y
das y mortificadas, porque interior- fiel siervo de Dios, y dar buena
mente no le perturben el juicio de la cuenta de sí en toda cosa que le se-
razón" [Co 726]. rá encomendada, con verdadera
2 A. El Epistolario. En el Epistola- abnegación de la propia voluntad
rio se encuentra el término a. ya y juicio, sometiéndose totalmente
desde 1545 en las cartas escritas ex al gobierno de Dios por medio de
commissione y a partir de 1551 tam- la santa obediencia, ora sean em-
bién en las cartas redactadas perso- pleados en grandes cosas, ora en
nalmente por Ignacio. "Abne- cosas bajas; y hagan oraciones fer-
gar" / "abnegación" son utilizados vientes cuanto puedan para obte-
sobre todo reflexivamente o referi- ner esta gracia del dador de todo
do a voluntad propia, juicio pro- bien" [Epp III, 543; cf. IV, 409; X,
pio I amor sui. Conceptos cercanos 694; XI, 364; XI, 366; XI, 533].
son "obediencia", "resignación de A un jesuita, que se siente so-
sí mismo" y "recta intención". Igna- brecargado en su trabajo, le reco-
cio ve lo peculiar de la vida religio- mienda Ignacio la a. como una de
sa en vivir según el modelo y la las "virtudes sólidas": "se cuide de
"instrucción" de Cristo, que "sien- querer humillarse tanto, que sea
do en gloria de tanto poder, de tan- dar lugar al espíritu de la pusilani-
ta sabiduría y de tanta bondad, no midad. Los dones de Dios no se de-
obstante se sometió a la potestad, al ben estimar en poco, aunque las
juicio y a la voluntad del hombre propias imperfecciones se despre-
tanto ínfimo (cf. Flp 2ss)" [Epp I, cian, como es el deber [...] y sobre
124]. Dios regala su consolación "a todo V. R. recuerde que Dios busca
las ánimas dedicadas a su divino las virtudes sólidas en nosotros, co-
servicio, las cuales abnegando el mo son la paciencia, humildad,
amor propio, han hecho oblación obediencia, abnegación de la vo-
de sí mismas íntegramente a su cre- luntad propia, caridad, id est, buena
ador" [Epp VI, 216; cf. Epp XI, 185]. voluntad de servirlo, y por él a los
La a. es implorada como "gracia" prójimos" [Epp VI, 110; cf. VIII, 148].
del seguimiento en la vida religio- Obediencia y a. son para Igna-
sa: "todo religioso debe estar dis- cio característica decisiva de la
puesto a hacer cuanto le será enco- Compañía. En una carta de Polanco
mendado con toda abnegación del sobre la obediencia se dice: "Heme
propio amor y juicio, [...] estad extendido en hablar de esta santa
siempre de buen ánimo, y procurad virtud, [...] por la comisión dicha
todos impetrar la gracia de Dios N. de N. P. que, aunque en todas reli-
S. de abnegaros totalmente para giones la tiene por necesaria, en es-
que podáis serle verdadero discípu- ta muy especialmente, y en ella de-
lo" ([Epp V, 202]; cf. Mt 16, 24). sea en el Señor nuestro que los que
abnegación 70

son de la Compañía se señalasen; fáciles de observar sino para varo-


porque ni en austeridad de vesti- nes espirituales" [Epp XII, 620].
dos, ni ayunos, ni otras mortifica- La a. marca la vida toda en la
ciones en nuestro común modo de CJ. A candidatos que entran en esa
vivir igualamos el de otros mu- actitud se refieren algunas cartas
chos; pero en esta obediencia y ab- para edificación: "[un caballero ita-
negación verdadera de voluntades liano] entra tan por la puerta que
y juicios desea mucho en el Señor pocos creo han estado con tal resig-
nuestro que todos de veras nos nación y abnegación muchos años
aprovechásemos y señalemos" ha" [Epp X, 515; cf. I, 332; II, 259; IV,
[Epp II, 63; cf. I, 615]. La obediencia 535; XI, 182; XI, 246); sobre Nadal,
y a. están ordenadas exclusivamen- se dice en su profesión: "en letras
te al servicio de Dios: "Cuanto al [estudios] de toda suerte, mucho
vivir religioso y conforme al insti- más en la abnegación de sí mismo,
tuto santo de la Compañía, se tiene es muy raro, y en toda virtud" [Epp
también mucho cuidado, atendién- IV, 208]. En la admisión se pone es-
dose a la mortificación y a. y ejerci- pecial atención a la a.: "Por lo que
cios de humildad y obediencia; la respecta a aquel hombre de 40 ó 45
cual obediencia especialmente se años, aun cuando por lo demás fue-
procura hacer que sea entera en los se muy apto, no resignándose libre-
sujetos de esta Compañía, no se su- mente para cada ministerio que la
friendo en casa propios juicios ni obediencia le ordenase, no está ma-
voluntades, sino toda sujeción y ab- duro para la Compañía. Se le podrá
negación de ellos, y conformidad exhortar a hacer el bien, y aún a pa-
con el juicio y voluntad del que en sar adelante en la vía de la abnega-
lugar de Cristo nuestro Señor se to- ción del amor propio; y cuando esté
ma por guía para acertar en su divi- preparado para entrar por la puer-
no servicio" [Epp II, 641]. El propio ta, su R.V. nos avisará" [Epp IX,
Ignacio subraya: "En otras religio- 173]. Los candidatos son informa-
nes podemos sufrir que nos hagan dos claramente: "Convendrá que
ventaja [en ayunos] y vigilias, y entienda que las probaciones que
otras asperezas que, según su insti- usa la Compañía y las cosas más di-
tuto, cada una santamente observa; fíciles de aquella, especialmente
pero en la puridad y perfección de respecto a la obediencia y abnega-
la obediencia, con la resignación ción de su propia voluntad y juicio;
verdadera de nuestras voluntades y y cuando todas estas cosas le agra-
abnegación de nuestros juicios, mu- dasen, V. R. nos avisará" [Epp XI,
cho deseo, hermanos carísimos, que 237; cf. VIII, 148; XII, 559s.]. En la
se señalen los que en esta Compa- renuncia a los bienes, libre del amor
ñía sirven a Dios nuestro Señor, y desordenado a parientes, se elogia
que en esto se conozcan los hijos la "abnegación mayor de la carne y
verdaderos de ella; nunca mirando sangre" [Epp VII, 158; cf. VI, 500],
la persona a quien se obedece, sino "porque además de ser este modo
en ella a Cristo nuestro Señor, por más conforme a la debida abnega-
quien se obedece" [Epp IV, 671]. ción y resignación, también es con-
Una presentación de la CJ recalca: veniente para la mejor dispensa-
"Tenemos leyes y constituciones ción" [Epp VI, 500].
que, así como disponen a gran per-
fección y exigen vera abnegación En cuanto a las misiones, se re-
del amor propio y del juicio, no son calca especialmente la "disciplina"
de la a. (cf. [Epp II, 288; VII, 344]).
71 abnegación

t o s jesuitas descontentos de su des- una general indiferencia, etc.; y así,


tino son exhortados frecuentemente presupuesta la obediencia y abne-
a la abnegación. Un jesuita preocu- gación de la parte del subdito, yo
! pado excesivamente por su salud, me tengo hallado mucho bien de
oye: "aquel deberías ciertamente seguir las inclinaciones" (Mem
imitar quien por ti 'se hizo obedien- 114.115.117; cf. [Epp VII, 34]). A la a.
te hasta la muerte, y muerte de cruz' corresponde en el que manda la
(Flp 2, 8), aun si con Él, por no per- "circunspección, que busca la dis-
der la obediencia, perdieras la vida. creta caridad" [Epp V, 202].
[...] ¿O haces tan valiosa esta mísera Ante todo en los oficios bajos y
y breve vida, que habrás que dejar estudios se exhorta a la a.: "exhor-
\ de todos modos, que no estás prepa- tarlos a la abnegación de sí mismos,
rado a cambiarla por la felicísima y les ayudará para proceder alegre-
eterna, oyendo Cristo que dice: mente en el divino servicio" [Epp
'quien ama su alma, la pierde; y VI, 215; cf. IV, 344; V, 49; V, 579; VI,
, quien la odia, la custodiará para la 216; XI, 441; XI, 477]; "esforzaos en
t vida eterna' Qn 12, 25)? [...] No dar buen ejemplo de obediencia
) pienso detenerme en hacerte presen- perfecta y humildad a los nuevos; y
te la caridad y prudencia de tu pre- puesto que sois veteranos en la
pósito, con la cual dirige aquellos, Compañía, mostradlo en la abnega-
que Dios ha confiado a su cuidado, ción de todo amor propio, y en la
y según las fuerzas y el talento y la verdadera y perfecta obediencia"
inclinación de ánimo de cada uno [Epp IX, 233]. La fijación en las pro-
los distribuye en varios empeños de pias inclinaciones debilita la a. y la
| nuestro Instituto, siempre que ha- indiferencia en el servicio de Dios
yan abnegado su voluntad propia" (cf. [Epp IX, 247]). En la conclusión
[Epp II, 84-85; cf. II, 147]. de una carta, se dice: "Dénos a to-
El Memorial informa cuánto tie- dos su espíritu y gracia Cristo N. S.
ne Ignacio en cuenta como superior para acabar de abnegar este hom-
las inclinaciones de los particulares: bre viejo, y sentir y cumplir siem-
"Suele N. P. mucho cooperar con pre su santísima voluntad" [Epp IX,
las inclinaciones velut concurrien- 505]. Con rigor son reprendidos los
do, es decir, no hace nunca, en escolares, que instigan contra la
cuanto se puede, violencia a ningu- obediencia, "haciéndose grandes
no; [...]. Todo lo que en este lugar intérpretes y limitadores de la obe-
se dice del cuidado que nuestro Pa- diencia, a cada paso diciendo que
dre tenía con las inclinaciones de no quieren ser homicidas de sí mis-
los subditos, lo entienda (y así eje- mos, etc. Esta es la peor doctrina y
cutaba) de quienes eran verdaderos más perniciosa para la unión que
hijos suyos y de la Compañía: quie- pretendemos en la Compañía, y la
ro decir, de los perfectos obedientes perfección de la obediencia forma-
y meramente resignados en el pare- da de caridad, que podría usarse;
cer y la voluntad del superior. Por- [...] Ese espíritu es propiamente de
que los que no tenían esta indife- soberbia de juicio, y estraga toda la
rencia y abnegación propia, o no simplicidad y magnanimidad de la
descansaba hasta verlos del todo obediencia, [...] vea de reconocerse
muertos a las inclinaciones del jui- y enmendarse [...]; y a no tomar el
cio y voluntad, o finalmente los espíritu y modo de proceder de la
despedía de la Compañía. [...] N. P. Compañía, muy mejor sería estar
dijo [...]: "Yo deseo mucho en todos fuera de ella [...] Plega a Cristo N.
abnegación 72

S. de darnos verdadera humildad y una misión libremente aceptada y


abnegación de nuestras voluntades reconocida como voluntad concreta
y juicios para que merezcamos co- de Dios para la propia vida.
menzar a ser sus discípulos [cf. Mt Mientras que en los primeros
16, 24]. Amén" [Epp XI, 277]. tiempos de la Iglesia la interpreta-
En la muerte de dos jesuítas es- ción de la a. se hacía preferente-
cribe Ignacio: "Tenemos más envi- mente como martirio, en la obra ig-
dia que compasión a los dos, porque naciana se refiere a la vida toda en
dado que han conversado en nues- obediencia para la misión.
tra Compañía con gran pureza, obe- "Abnegación" se aplica casi
diencia y abnegación de sí mismos y como sinónimo de "mortifica-
deseo de servir y glorificar a Dios N. ción", pero hay que distinguir es-
S., no dudamos los haya tomado co- tos términos: "Mortificación" se
mo frutos maduros, no queriendo usa también en plural, es decir
diferirles más el inenarrable e inesti- aplicado a los hechos singulares,
mable premio que tiene preparado generalmente para corrección de
para los fieles y verdaderos siervos
inclinaciones desordenadas o pe-
suyos" [Epp X, 322].
caminosas. Puede ser egocéntrica
3. Aclaración teológico-espiritual, y exagerada; debe aplicarse tras
histórica, exegética y psicológica. La in- lúcido discernimiento con la debi-
vitación bíblica a "negarse a sí mis- da moderación; puede también
mo" (Me 8, 34 par.) aparece con sufrirse pasivamente. "Abnega-
(avp?arne,omai "(ab-) negar, desechar, ción" sólo se usa en singular como
rechazar", un término que designa el una actitud básica y activa, aun-
"rechazo" de una relación de segui- que también otros pueden incitar
miento. Es neutral, de entrada, y re- a ella. Lo decisivo no es cuánto, si-
cibe su valor moral del objeto al que no si uno se niega a sí mismo,
se aplica: Dios, Jesucristo, la fe, los donde la a. encuentra su medida
ídolos, el ateísmo, las ambiciones en amar "sin medida", y donde és-
mundanas. {ájt)aQvéo¡iai, es lo con- ta es impulsada por el magis de la
trario de ófiokoyéa) "profesar". La in- voluntad concreta de Dios en la
vitación a un nuevo seguimiento en misión. La a. es el lado doloroso
Me 8, 34-par., exige, "rechazarse a sí de la libre entrega personal en
mismo", es decir, todo seguimiento amor.
de sí mismo en el seguimiento confe-
so de Cristo; la a. pasa, pues, por el Como realización referida a sí
abandono de los bienes materiales o mismo, la a. degenera en intento
de la posición social (cf. Mt 10,37; Le egocéntrico de arrogante autolibe-
14,26.33). Este paso decisivo en el se- ración; como resignación que se
guimiento no es condición previa, si- abandona a un destino exterior de-
no consecuencia dentro de una pree- genera en desprecio de los dones
xistente relación de seguimiento de de Dios con falsa humildad. Ambas
libre decisión personal. La a., como actitudes erróneas están en relación
la cruz, no es el fin, sino la dimen- con tendencias psicopatológicas o
sión dolorosa pero aceptada del se- trastornos de la persona o de la co-
guimiento conforme a la voluntad munidad. A causa de estos dos fa-
de Dios, por cuya dimensión el hom- llos, por un lado, en la historia de
bre participa, por la gracia, en la vida las espiritualidades cristianas o no
gloriosa. En ese horizonte, la a. resul- cristianas se analiza la a. crítica-
ta la amorosa entrega de sí mismo en mente, y con razón; otras veces, y
"73 abnegación

con frecuencia, se la rechaza cate- clinaciones desordenadas impiden


górica e injustamente, especialmen- esa disposición, "debe afectarse al
te fe en las tendencias de exigencias contrario [...] pidiendo a Dios
| categóricas de "autorrealización". nuestro Señor el contrario" [Ej 16].
Movimientos filosóficos, psicológi- La a. no es un acto ascético de fuer-
cos, ecológicos, y espirituales po- za de voluntad para destrucción de
: drían mostrar de nuevo el rostro li- la propensión al pecado por el pro-
berador de la a. cristiana para el pio poder o para destrucción de sí
desarrollo humano, unido a la crea- mismo como pecador, sino una li-
ción entera bajo términos como bre autoentrega por virtud de la
"autotranscendencia", "autolimita- gracia y en agradecimiento por la
I ción" o "solidaridad". misericordia de Dios en el crucifi-
I La a. tiene su fundamento teo- cado, que "de Criador es venido a
| lógico en la kenosis de Cristo, en la hacerse hombre y de vida eterna a
1 decisión trinitaria (cf. [Ej 102]) de li- muerte temporal y así morir por
I bre autoentrega del Hijo - e n la en- mis pecados" [Ej 53]. Incluso los
carnación, trabajos de la vida te- actos exteriores de penitencia sólo
rrestre y pasión hasta la muerte-, se ejercitan "por vencer a sí mis-
ordenada a la glorificación. Cristo, mo", se emplean como medios pa-
en su vaciamiento de sí mismo (cf. ra aumentar la actitud básica inter-
Flp 2, 7; 2Cor 8, 9; [Ej 53]) "para ins- na de la a. en calidad de libertad
trucción nuestra" [Epp I, 124], es para el seguimiento: "por vencer a
modelo ([Ej 344]: "dechado y regla sí mismo y ordenar su vida sin de-
nuestra") de toda vida cristiana, cu- terminarse por afección alguna que
yo fin es la gloria de Dios y la salva- desordenada sea" [Ej 21].
i ción que comporta de la creación En escuchar la llamada de Cris-
entera (cf. [Ej 23.230-237]). También to a su seguimiento está la respues-
elfiat de María -humillándose (cf. ta a la misericordia experimentada
[Ej 108])- es base y modelo de res- de Dios, la "oblación de mayor esti-
puesta libre a la llamada y obra de ma" en la que el ejercitante "aun
{ Dios en apertura a la voluntad de haciendo contra su propia sensuali-
í Dios que se manifiesta nuevamente dad y contra su amor carnal y mun-
; y para siempre. A esta llamada de dano" [Ej 97], se dispone para la vi-
* libre entrega de sí mismo, en agra- da concreta otorgada por Dios en la
decida acogida de sí mismo, Cristo imitación y comunión del segui-
invita a todos los hombres (cf. Me 8, miento de Cristo: incluso en pobre-
34ss.;[E; 95-98.146-147]. za, trabajos y padecer desprecios en
Desde ahí parece claro hasta la vida terrena, pero con la promesa
qué punto la a. es una actitud acti- de la gloria de la vida eterna. Antes
va y básica de la libertad en el se- de la elección de vida se medita el
guimiento personal. El que entra descenso acordado por una trini-
en Ejercicios, "sea tal que pueda dad acorde de voces, descenso del
determinar de su persona etiam pa- Hijo desde la eternidad divina a la
ra estado" para en ellos "preparar pobreza, trabajos y desprecios de la
y disponer el ánima para quitar de vida terrestre, cuya meta es la sal-
sí todas las afecciones desordena- vación del hombre (cf. [Ej 102ss.]);
das y, después de quitadas, para expresamente se considera la hu-
buscar y hallar la voluntad divina mildad, en sus "tres maneras" "pa-
en la disposición de su vida para la ra hombre afectarse a la vera doctri-
salud del ánima" [Ej 1]. Cuando in- na de Cristo nuestro Señor" [Ej
abnegación 74

164]. No el ejercicio del poder o las sus límites allí donde una orden de
grandes realizaciones, sino la libre obediencia es reconocida claramen-
y humilde entrega de Cristo en su te como contraria a la voluntad de
misión, que respeta la libertad del Dios. En materia de órdenes de
hombre y nuevamente la constituye obediencia de los superiores, vale
por amor, es el modelo de la vida para Ignacio su propia praxis: "no
cristiana. La elección de vida debe hace nunca, en cuanto se puede,
hacerse "con entera resignación de violencia a ninguno" (Mem 114); en
su voluntad; y si es posible, que lle- eso y en los frecuentemente men-
gue al tercer grado de humildad, en cionados límites de la obediencia
que de su parte esté más inclinado, quedan también incluidos la liber-
si fuese igual servicio de Dios, a lo tad, ausencia de coacción y la esti-
que es más conforme a los consejos ma de la persona, tan básicas para
y ejemplo de Cristo nuestro Señor. la abnegación. Y así las NC recuer-
Quien no está en la indiferencia del dan a los superiores que dejen
segundo grado, no está para poner- "convenientes espacios a la libertad
se en elecciones" (MEx II, 74ss.). El individual. Deben ampliarse estos
disponerse -el constante esfuerzo espacios de libertad en el Señor, se-
por la indiferencia y, más aún, la gún las muestras dadas de asimila-
preferencia por el "modo de proce- ción del espíritu de la Compañía y
der" de Cristo- es "salir de su pro- de actitudes de humildad y abne-
pio amor, querer e interés" [Ej 189] gación" (NC 354 §3). La "abnega-
y requiere la discreción espiritual y ción propia, fruto del gozo que pro-
la elección personal y responsable cede de la presencia del Reino y de
de aquello que "más nos conduce la progresiva identificación con
para el fin que somos criados" [Ej Cristo" (NC 223 §4), es necesaria
23]. El "más" (magis) no es aquí un para la praxis del discernimiento
criterio abstracto, sino don y pro- espiritual personal y comunitario,
mesa del amor que en el encuentro en la escucha y respuestas al llama-
personal con Cristo siempre de miento de Dios. La a. no debe anu-
nuevo revive. Ignacio aconseja: lar la persona en su propia respon-
"Plega a la divina y suma bondad sabilidad, sino liberarla con los
de mover eficazmente el corazón dones que le vienen de Dios para
de V. merced, para que suavemente un servicio solidario y amoroso
se incline y aficione a lo que más dentro de la comunidad del segui-
agradable ha de ser en su santo aca- miento de Cristo, para la entrega en
tamiento" [Epp VIII, 18]. la misión recibida. En eso todos los
Toda a. en la CJ se basa en la "trabajos" se ofrecen a Dios "mi-
misión. La praxis propia de Ignacio rando que por su amor los acepta-
muestra cómo él pone su vida total- mos, posponiendo nuestros gustos,
mente al servicio de Dios dentro de para que en algo a su majestad sir-
la Iglesia y, por eso, defiende con vamos, ayudando aquellos por cu-
vigor contra las tentativas de cam- ya vida él murió" [Epp III, 510].
bio de dentro o fuera de la CJ, la Frente al exagerado énfasis ascético
manera propia de seguimiento de del esfuerzo humano -exigido a sí
Cristo, recibida y sentida en un dis- mismo o a otros-, Ignacio insiste
cernimiento espiritual siempre nue- con frecuencia en "conservar" la sa-
vo. La a., como la obediencia, sirve lud, la naturaleza, "el subyecto", la
únicamente al sometimiento bajo la persona, el cuerpo todo de la CJ pa-
dirección de Dios y ambas tienen ra mayor duración y fruto en el ser-
75 aborrecimiento

I vicio divino (cf. [Epp VI, 370; IX, del mundo, con el fin de aborrecer
I 170; XI, 190; Co 296]). mi pecado, el desorden de mis ope-
raciones y las cosas mundanas y
I Raphaela PALLIN
vanas. Triple repetición de la pala-
bra: "aborrecimiento", "aborrecien-
f / Cruz, Humildad, Mortificación, Obstina- do", "aborreciendo". La expresión
I ción, Penitencia, Soberbia, Vencer a sí mismo
1 Virtudes. se vuelve a encontrar en [Au 14]: "Y
i él tenía un aborrecimiento tan gran-
I BibL: CEBOLLADA, R, "Del amor propio al de a sus pecados pasados...", y en
I amor de Dios: La abnegación en los Ejerci- [Co 101]: "Cuánta ayuda y beneficio
1 dos Espirituales", Man 73 (2001) 357-370; es para la vida espiritual aborrecer,
1 COUPEAU, J. C, "Del 'yo' al 'nosotros': De
H una abnegación individual a la abnegación totalmente y no en parte, todo lo
I corporativa", Man 73 (2001) 371-386; DA- que el mundo ama y abraza...",
I ESCHLER, R., "Abnégation", en DSp, 88-90; donde se vuelve a encontrar el ter-
i GARCÍA DE CASTRO, ]., "El lento camino de la cer punto del coloquio: aborrecer
B lúcida entrega (itinerario personal de Igna- del mundo para apartar de sí las co-
Jg do de Loyola hacia la abnegación)", Man 73
I (2001) 333-355; HAUSHERR, I., "Abnégation, sas mundanas y vanas.
i renoncement, mortification", Christus 6 De este sentimiento interior de
I (1959) 182-195; MARTÍNEZ, J. L., "Salir del
B 'amor propio' para hallar el 'sí mismo'. Un a., fruto de las meditaciones de la
It estudio de ética teológica", MCom 55 (1997) Primera Semana, nace una moción
H 157-200; MARYKS, R. A., "Abnegación e de la voluntad que arroja con fuer-
H identidad del jesuita en Jerónimo Nadal za su objeto; aquí, el mal en sus tres
• (1507-1580)", Man 73 (2001) 387-396; MELLO- modalidades: el pecado, el desor-
j| Ni,}., "La abnegación, una alternativa para
ij; nuestro tiempo", Man 73 (2001) 419-427; den, el mundo. El a. obliga no sólo
H MOLLA, D., "Espiritualidad ignaciana y sóli- a la conversión, sino a la penitencia,
ta daridad con los excluidos", Man 65 (1993) y lleva a su contrario: "Desear con
i; 169-182; OSUNA, }., "Ascética y disciplina en todas sus fuerzas todo lo que Cristo
H la espiritualidad ignaciana", CIS 25 (1994) nuestro Señor ha querido y abraza-
j 25-46; PALMES, C, "La voluntad de Dios y
¡I la abnegación en la espiritualidad ignacia- do" [Co 101]. En la formación es ne-
i> na", en La obediencia religiosa ignaciana, E. cesario "haber visto" de antemano
I; Subirán, Barcelona 1963, 7-54; WULF, E, lo que concierne a los vicios, lo que
í "Selbstverleugnung und Abtótung ais conduce a detestarlos y los reme-
i; Übungen der Nachfolge Christi und ais dios que se aportan, para que la
I Kennzeichen des neuen Lebens in Chris-
1' tus", en Geistliches Leben in der heutigen Welt. predicación sea diferente de la en-
i" Geschichte und Übung der christlichen Fróm- señanza escolar (cf. [Co 404]).
i migkeit, Herder, Freiburg 1960, 34-98. El Concilio de Trento hablará
de manera similar del modo de pre-
paración para la justificación: "[Los
i ABORRECIMIENTO hombres] se disponen para la justi-
cia misma [cuando] [...] empiezan
1 T a principal referencia a este tér- a amarle [a Dios] como fuente de
I JL/mino y su verbo correspondien- toda justicia y, por ende, se mueven
I te "aborrecer" es el tercer ejercicio contra los pecados por algún odio y
i; de la Primera Semana [Ej 63], repe- detestación, esto es, por aquel arre-
lí tición de los dos primeros, con su pentimiento que es necesario tener
I> triple coloquio para obtener conoci- antes del bautismo" (DH 1526). Lo
R miento y sentimiento interior: pri- propio de Ignacio es extender este
I: mero de mis pecados, segundo del a. al desorden de la actividad y al
H desorden de mi actividad y tercero espíritu del mundo.
abstinencia 76

¿Odio a sí mismo o amor a sí sos de Ignacio en este terreno en los


mismo? El debate sigue siendo ac- comienzos, cuando quería ir a Jeru-
tual. La traducción de la Versio pri- salén "con tantas disciplinas y tan-
ma de los Ejercicios insinúa una po- tas abstinencias, cuantas un ánimo
sible desviación: ut meipsum odio generoso, encendido de Dios, suele
habens. S. Pablo habla de un modo desear hacer" [Au 9]. En Manresa
más preciso del conflicto entre la hizo falta la orden de su confesor
carne y el espíritu (Gal 5, 16ss). Si para que aceptara romper una a. to-
todo amor propio estuviera muerto tal prolongada [Au 25]. Sólo a tra-
en nosotros -escribía G. Bernanos vés del discernimiento espiritual se
al final del Diario de un cura rural-, puede llegar al justo medio.
"la gracia de las gracias sería amar- Su experiencia se refleja en la
se humildemente a uno mismo co- Regla cuarta: haciendo un esfuerzo
mo uno más de los miembros su- por suprimir lo que es normal, se
frientes de Jesucristo". llegará al justo medio que es nece-
A este respecto se pueden leer sario guardar en la comida y en la
las directrices -llenas de discerni- bebida, porque "así ayudándose y
miento ignaciano- en la carta a disponiéndose, muchas veces senti-
Francisco de Borja el 20 de septiem- rá más las internas noticias, conso-
bre de 1548 sobre la moderación en laciones y divinas inspiraciones pa-
la ascesis: "porque al cuerpo tanto ra mostrársele el medio que le
debemos querer y amar, cuanto conviene" [Ej 213]. Lo que él acon-
obedece y ayuda al ánima" [Epp II, seja está conforme con las reglas del
235]. discernimiento de espíritus: deci-
diendo de antemano la medida de
Claude FLIPO, SJ la a. que nos proponemos hacer (cf.
D3,15) y manteniendo informado a
Z1 Conversión, Cuerpo, Mundo, Pecado, Pe- su confesor. Dios, "que nos conoce
nitencia, Primera Semana. mejor que nosotros mismos", nos
Bibl.: IPARRAGUIRRE, I., "Aborrecimiento" ayuda a encontrar el equilibrio gra-
en Vocabulario de Ejercicios Espirituales. En- cias a ensayos.
sayo de hermenéutica ignaciana, OS, Roma
1978, 4-7. El fin de esta a. es "vencer todo
apetito desordenado" [Ej 217] y lle-
gar a la templanza, para que los
sentidos obedezcan a la razón y pa-
ABSTINENCIA ra que "con más lumbre se proceda
y más se glorifique Dios nuestro Se-

L a palabra pertenece al vocabula-


rio de las "Reglas para ordenar-
se en el comer para adelante" [Ej
ñor en nuestras ánimas y cuerpos"
[Co 300; cf. también Epp II, 233-237].
Este equilibrio, el justo medio, la
210-217] que están situadas al final justa medida perseguida por Igna-
de la Tercera Semana de los Ejerci- cio, se expresa en la moderación,
cios Espirituales. Se refiere a la rela- mediocritas, que es el ejercicio de la
ción del ejercitante con el cuerpo y virtud de la prudencia para no caer
especialmente con la comida, cuyo en un rigor excesivo o en un relaja-
uso, para Ignacio, no es irrelevante miento demasiado grande (cf. [Co
para la vida espiritual: "porque el 822]), que aplica esta mediocritas a
régimen del comer influye mucho los trabajos del espíritu y del cuer- :
en la elevación o depresión del áni- po, así como a la práctica de las;
mo" (D3, 15). Conocemos los exce- constituciones. El impulso ilimita-
77 acatamiento-reverencia

do del magis se encuentra incluido ACATAMIENTO-REVERENCIA


así en los límites de lo razonable, de
la vida común y de la discreta caritas
en la ayuda de las almas.
En la vida de Ignacio la a. vo-
S on dos términos muy caracterís-
ticos de la espiritualidad igna-
ciana y, en gran parte, con un cam-
luntaria permanece, sin embargo, po semántico coincidente, lo que
ante la oscuridad o la indecisión hace oportuno tratarlos juntos.
que paralizan; de esta forma, se "Acatamiento", derivado de ca-
convierte en una ofrenda que se tar que a su vez viene del verbo lati-
dispone a encontrar lo que se de- no captare, significa "tratar de co-
sea: "Vistiéndome con pensamiento ger". Originariamente, a. significó
de abstenerme en tres días por ha- "mirar con atención, admirar, con-
llar lo que deseaba, viniendo un co- templar"; después, hacia el siglo
nocimiento, que aun el tal pensa- XIV, se usa también con el sentido
miento era de Dios" [De 45]. de "tributar homenaje de sumisión",
Las costumbres de la sociedad y se amplía posteriormente a la acti-
de consumo no favorecen el sentido tud de reconocer la autoridad de al-
de la abstinencia. Sin embargo, la a. guien con respeto y veneración.
es conforme a la antropología de las "Reverencia", del latín reveren-
Ciencias Humanas: la única medi- tiare, significa la acción de reveren-
da educativa -decía Freud- es la ciar, respeto o veneración que tiene
privación. Porque la privación que- una persona por otra, acatamiento
rida con intención permite al deseo profundo; asimismo se llama r. la
crecer: "Llegará un día en que les inclinación del cuerpo en señal de
arrebaten el novio y entonces ayu- respeto y el tratamiento a las perso-
narán" (Mí 9, 15). Pero Ignacio no nas de alta dignidad religiosa o so-
obliga a los otros a la vía, a veces cial. En la mitología romana, r. es el
excesiva, que él mismo ha recorri- nombre de una divinidad que es hi-
do: "El Señor no os manda que ha- ja del Honor y de la Majestad. En
inglés reverence, en francés révéren-
gáis cosas, que en trabajo ni detri-
ce, en italiano riverenza y en alemán
mento de vuestra persona sean,
Verehrung se emplean con significa-
mas antes quiere que en gozo en Él
do similar al español.
viváis, dando las cosas necesarias al
cuerpo" [Epp I, 72]. Ambos términos son usados
tanto en la literatura profana como
Claude FLIPO, SJ en la religiosa, siendo muy frecuen-
tes en los ambientes cortesano-ca-
/ Ayuno, Carne, Cuerpo, Discretio, Medio- ballerescos, que tanto marcaron la
critas, Penitencia, Primera Semana, Reglas pa- vida del joven Iñigo, como reveren-
ra ordenarse en el comer. te acatamiento de los subditos al
BibL: CEBOLLADA, R,"'Venir al medio'. La rey (cf. [Ej 92]) o del caballero a la
Adición décima y la ascesis en los Ejerci- dama. Sin embargo, en los escritos
cios Espirituales [82-90]", Man 69 (1997) ignacianos llegados a nosotros, a.
131-145; KOLVENBACH, P.-H., "Locos por no aparece en sentido verdadera-
Cristo (sabiduría y locura en Ignacio)", CIS mente relevante hasta que no nos
20 (1990) 63-64, 72-89; también en: Decir...
encontramos con el Diario espiritual,
al Indecible' (IGLESIAS, I. ed.), M-ST, Bilbao-
Santander 1999, 115-131; RAHNER, HV Gé- escrito en 1544-45, cuando Ignacio
nesis y Teología del libro de los Ejercicios, ya era, desde algunos años antes,
Apostolado de la Prensa, Madrid 1966. superior general de la nueva orden.
acatamiento-reverencia 78

Aquí hallamos a. por primera vez penas eternas me ayude para no


el día 27 de febrero de 1544, en el venir en pecado" [Ej 65].
contexto de una visión trinitaria: "a El contexto pneumatológico
la Santísima Trinidad un respecto del a. es sin duda el don de temor
de acatamiento y más allegado a de Dios, el cual, lejos de ser miedo
amor reverencial que al contrario al castigo, temor servil [Ej 370], es el
alguno" [De 83]. En un contexto temor a fallar, a defraudar al amor
análogo se vuelve a encontrar el 3 del ser divino. El verdadero temor
de marzo, al terminar la celebra- de Dios no se puede separar del
ción eucarística, "con tanto intenso don de piedad ni del de sabiduría,
amor, sollozos y lágrimas, termi- como desarrolla Tomás de Aquino
nándose a Jesú, y consequenter pa- (cf. STh II-II, q.19), y lleva a la ado-
rando en la santísima Trinidad, con ración. En este sentido se usa a. en
un cierto acatamiento reverencial" la contemplación de la natividad
[De 103]. Resulta, pues, evidente uniéndolo de nuevo a reverencia:
que la actitud del a. pertenece esen- "haciéndome yo un pobrecito y es-
cialmente al conjunto de experien- clavito indigno [...] con todo acata-
cias que constituyen la mística ig- miento y reverencia" [Ej 114].
naciana, produciéndole profundos
sentimientos de aceptación incon- En el vocabulario ignaciano, r.
dicional amorosa de la voluntad es conocido sobre todo por el Prin-
divina. cipio y Fundamento de los Ejercicios
Espirituales que comienza enun-
De las más de treinta veces que
ciando: "El hombre es criado para
sale el término a. en el Diario, unas
alabar, hacer reverencia y servir a
veinte va acompañado de reveren-
Dios nuestro Señor" [Ej 23]. No de-
cia, reverencial o reverenciar. Va tam-
ja de ser significativo que se halle
bién unido a la idea de "humil-
entre alabar y servir a Dios, como
dad", unas once veces; y a la de
diciendo que se trata de una actitud
"amor", unas nueve veces. Aunque
de veneración en sumo grado a
estos términos no son estrictamente
Dios por su santidad, propia del ac-
sinónimos, se hallan, sin embargo,
en los textos ignacianos en estrecha to de adoración. Dios se debe reve-
relación. Los más próximos son sin renciar por su grandeza y gloria.
duda a. y r., como aparece en un De la r. hay una descripción
texto del 4 de abril: "No hallando muy clara en los Ejercicios. Cuando
reverencia o acatamiento amoroso, se habla del examen de la palabra
se debe buscar acatamiento temero- se explica que "entiendo reveren-
so, mirando las propias faltas, para cia, cuando en el nombrar de su
alcanzar el que es amoroso" [De Criador y Señor, considerando aca-
187]. Aquí aparece además que, ta aquel honor y reverencia debi-
aunque en la concepción ignaciana da" [Ej 38]. Se trata, pues, de una
a. incluye siempre el amor, es posi- actitud que manifiesta profundo
ble, sin embargo, un a. temeroso, respeto, honor y adoración a Dios,
digno de desearse, como ocurre por ser El quien es. Todo lo que
también en la meditación del infier- Dios hace es para su adoración y
no, en la que se pide "interno senti- gloria, pues El es el único Dios.
miento de la pena que padecen los "Adorarás al Señor tu Dios, y a él
dañados, para que si del amor del sólo servirás" (Mí 4, 10). Ahora
Señor eterno me olvidare por mis bien, es evidente que Dios no tiene
faltas, a lo menos el temor de las necesidad de recibir la a. o la glori-
mm

79 acompañamiento

ficación de los seres creados, pues to, Palabra, Madrid 1983; Ruiz JURADO, M.,
esto lo haría depender de sus cria- "En torno a la gracia de acatamiento amo-
roso", Man 35 (1963) 145-154.
turas; por tanto, a. y r. a Dios, lejos
de significar una imposición exter-
na, proviene, en su modo más au-
téntico, del libre ejercicio del ser ACCIÓN: / Trabajo
humano cuando se confronta con
el misterio divino. En su presencia ACOMPAÑAMIENTO
surge en el hombre la actitud del
amor que adora y hace reverencia,
al percibir que es en Dios donde
encuentra su plena felicidad, la to-
E l tema del a. espiritual tal y co-
mo lo entendemos hoy está más
presente en la práctica de S. Ignacio
tal realización de su salvación. En que en sus escritos. ¿Qué significó
este sentido, el Principio y Funda- para Ignacio acompañar? ¿En qué
mento dice: "El hombre es criado consistió su estilo de acompaña-
para alabar, hacer reverencia y ser- miento? Para responder a estas pre-
vir a Dios nuestro Señor y median- guntas tenemos que hacer una in-
te esto salvar su ánima" [Ej 23]. cursión por la Autobiografía, así
En cuanto a la práctica de la r. como por los testimonios que nos
en los Ejercicios, nótense pasajes co- presentan Ignacio y los testigos de
mo: al entrar en la oración, puesto su vida. Hay un texto clave que ex-
en pie por espacio de un Pater nos- presa el sentido de este ministerio
ter, hacer una reverencia o humilla- en la vida de Ignacio: "Cierto hallo,
ción (cf. [Ej 75]). Siempre se resalta y regla general es para mí, que
en la oración la r. debida a la divina cuando me junto con alguno, aun-
majestad, incluso con actos exter- que mucho pecador, para comuni-
nos (cf. [Ej 125]). car las cosas de Dios nuestro Señor,
El sentido reverencial se extien- yo soy el que gano y hallo en mí
de además a las relaciones interper- provecho; cuánto más cuando con
sonales, particularmente entre sa- personas siervas y elegidas de Dios
cerdotes y laicos, profesores y Nuestro Señor yo soy el que ganar
discípulos, superiores y subditos, debo con mucha parte en todo"
"haciendo todas las cosas por su di- [Epp l 96].
vino amor y reverencia" (cf. [Co Interesa ver tanto cómo Ignacio
111.118.130.250.284.640.701]). se fue convirtiendo en acompañan-
te por la necesidad que tenía de
Rogelio GARCÍA MATEO, SJ
buscar ayuda para su persona, co-
mo, sobre todo, el modo que tenía
Z1 Creador, Diario espiritual, Divina Majes-
tad, Examen, Humildad, Obediencia, Oración, de acompañar a las personas con
Principio y Fundamento, Servicio, Temor. quienes se relacionaba. D. Laínez
decía que P. Fabro, con ser un hom-
Bibl.: ALONSO, M., Enciclopedia del Idioma, bre tan versado en la dirección espi-
a
Aguilar, Madrid 1984; MARTINI, C. M ,
Hombres y mujeres del Espíritu. Meditaciones ritual, comparado con Ignacio, era
sobre los dones del Espíritu Santo, Sal Terrae, como un niño al lado de un hombre
Santander 1998; NEBREDA, A., "El camino sabio (cf.FNH 86).
de Ignacio. Estudio del acatamiento en los Para entender al Ignacio acom-
Ejercicios Espirituales", Man 32 (1960) 45-66;
ID., "El acatamiento en la Primera Semana pañante y este rasgo en la espiritua-
de los Ejercicios", Man 32 (1960) 127-138; lidad ignaciana, hay que acudir pri-
PHILIPON, M. M., Los dones del Espíritu San- meramente a lo que fue su vida, a su
acompañamiento 80

Epistolario y al libro de los Ejercicios volcado a los otros. Desde su con-


Espirituales en lo que se refiere a la versión se ha iniciado en él una ne-
relación individual tanto del que da cesidad de comunicar su mundo in-
los Ejercicios como del que los hace. terior, con un fuerte impulso hacia
En gran parte gracias al libro de Ig- la conversación espiritual. La expe-
nacio, la dirección espiritual o el riencia le había enseñado muy
consejo espiritual comenzó a surgir pronto que, hablando con las perso-
con nueva fuerza en el catolicismo, nas, les hacía bien, y que comuni-
como una relación formal y perma- cando lo que había recibido no dis-
nente entre las dos personas impli- minuía, sino que aumentaba, su
cadas (O'Malley 1995, 67). Así como propia vida interior. Es al final de
los Ejercicios van más allá de una este período de Manresa cuando
experiencia de un mes o unos días, nos dice que: "Y a este tiempo ha-
también el papel del que acompaña bía muchos días en que él era muy
a otro: es un itinerario que toca al ávido de platicar de cosas espiritua-
conjunto de la vida misma. Uno de les y de hallar personas que fuesen
los rasgos más innovadores de los capaces de ellas" [Au 34].
Ejercicios fue precisamente el papel La Autobiografía nos hace des-
que en ellos se asigna al acompa- cubrir que Ignacio buscaba a las
ñante. Si este resultaba muy útil du- personas para hablar de las cosas
rante los Ejercicios, podría ser tam- de Dios. Encontramos un nexo en-
bién beneficioso durante la vida, en tre ese conversar con las personas
confesión o fuera de ella. de "las cosas de Dios" y el buscar a
1. La "conversación espiritual": la Dios. De palabra y por escrito, con
Autobiografía. La Autobiografía per- sus hijos y con los extraños, era
mite entender no sólo cómo Dios siempre el hombre dominado por
dirigió y acompañó a Ignacio du- una idea: acercar los hombres a
rante su vida, sino también cómo él Dios. No lo hacía desde teorías,
dirigió y acompañó a muchas per- principios o ideas, sino desde su
sonas en su encuentro con Dios. propia experiencia interior vivida y
También nos muestra cómo fue asimilada.
aprendiendo de los otros en esa 2. Un modo particular de acompa-
búsqueda incansable de la volun- ñamiento: el Epistolario. Después de
tad de Dios. La Autobiografía abre el la conversación, la correspondencia
camino y da paso a los Ejercicios Es- fue el medio de comunicación del
pirituales, a las Cartas, a las Constitu- que más se valió Ignacio. Su activi-
ciones y a la CJ toda. dad epistolar fue intensa. Llama la
Si Ignacio sintió desde un prin- atención el cuidado que ponía en
cipio el deseo de buscar ayuda espi- escribir las cartas, sobre todo cuan-
ritual en otros, mucho más fuerte do trataban de asuntos graves o
fue su necesidad de ayudar a otras iban destinadas a personas de im-
personas; necesidad que brota de portancia. En ellas se tratan temas
su propia experiencia de haber sido económicos, familiares, políticos,
ayudado. Es ciertamente en la ilus- de vida religiosa, etc., y la mayoría
tración del Cardoner donde hay responden a una situación concreta.
que situar la conciencia ignaciana En las cartas se nos hace pre-
de su vocación apostólica: el paso sente cómo el Ignacio acompañante
del penitente solitario al apóstol se vale fundamentalmente de su
81 acompañamiento

propia experiencia para guiar a recibe los ejercicios", "el que se ejer-
otros en su encuentro con Dios. cita", "el que toma ejercicios". En
Ayuda y da pautas sobre cómo se las Constituciones, por su lado, se
han de superar los "escrúpulos y habla de un "superintendente" de
tentaciones" y cómo discernir los las cosas espirituales: el superior, el
espíritus y sus diversas mociones confesor, el maestro de novicios (cf.
en la persona; todo ello desde una [Co 431]). Este último sería el proto-
relación cercana y afectiva con estas tipo ignaciano del "padre espiri-
personas, intentando que ellas lo- tual" (cf. [Co 263]).
gren clarificarse desde lo que pasa Inicialmente, cuando él perso-
en su interior. Así mismo, en su nalmente daba a otro "modo y or-
epistolario, Ignacio no sólo guía a den" de meditar o contemplar, fue
personas, sino que aconseja el a. es- para Ignacio de gran importancia
piritual. Por ejemplo, le escribe a diseñar la actitud ideal del indivi-
Bartolomé Romano: "sólo cambián- duo que deseaba ponerse "total-
dose interiormente se curará. Des- mente" en manos de Dios (cf. [Ej
cúbrase al superior; pídale ayuda. 5]). Más tarde trató de perfilar di-
Si no, será siempre el mismo" [Epp cha actitud un poco más: las dispo-
VIII, 328]. En la misma línea insisti- siciones que se requieren de parte
rá a otra persona: "no se deje llevar del que se ejercita. Posteriormente,
de sus propios impulsos, no sea cuando sus primeros compañeros
que comprometa su constancia; comenzaron a dar los Ejercicios a
guíese por personas ejercitadas" otros estudiantes, Ignacio se vio
[Epp IV, 246]. precisado a instruirles sobre el mo-
do de darlos, sobre el papel "del
Resalta la importancia que Ig- que los da" y sobre el modo y la
nacio concede al discernimiento es- materia de la entrevista; e incluso
piritual en el a., cuando intenta des- se vio obligado a redactar para ellos
cubrir la voluntad de Dios en las un pequeño directorio. De ahí que
personas acompañadas. Son de im- en los veinte primeros números de
portancia las "cartas espirituales" las Anotaciones prevalezca la parte
que Ignacio escribió a Teresa Reja- del maestro.
dell, a Isabel Roser, y a Francisco de
Borja (cf. [Epp I, 83-88.101.102; II, O'Malley (1995, 167-168), por
233-237]); el santo les enseña a dis- su parte, ve la génesis de la función
cernir el sentido providencial que del "director" en la praxis de Igna-
las enfermedades y las contradic- cio y de los primeros compañeros.
ciones tienen para la vida espiri- Su función era variada: a) actuar
tual. El discernimiento aparece como maestro, por ejemplo, ofre-
siempre como criterio básico de su ciendo diversos métodos de ora-
a. espiritual. ción; b) entregarse a conversaciones
espirituales escuchando atenta-
3. El acompañamiento sistemati- mente y luego dando consejo espi-
zado: Anotaciones e Instrucciones. ritual, atendiendo especialmente a
3.1 Las Anotaciones: en orden a la las mociones internas, y c) propo-
relación con Dios. ner puntos para la oración. Debido
3.1.1 El término "director". Igna- a su frecuente experiencia en dar
cio nunca usa esta palabra u otra los Ejercicios, los primeros compa-
semejante. Él habla siempre de "el ñeros dieron origen a la palabra
que da los ejercicios", del mismo "director" y así quedó como térmi-
modo que el ejercitante es "el que no tradicional a través de los siglos.
acompañamiento 82

3.1.2 Necesidad de un acompa- nos del que los da, sino en manos
ñante. Un aspecto esencial en los de Dios.
Ejercicios es la presencia de al- 3.1.3 Su función con relación al
guien que acompañe el proceso. El proceso. Se ha hablado de una triple
"director" es quien propone los te- función del "director" de Ejercicios
mas de oración, garantiza el debi- (Iparraguirre 1955, 174): a) propo-
do carácter y desarrollo del retiro ner la materia de meditación; b) di-
y guía al ejercitante mediante el rigir al ejercitante en el camino de
ejercicio del discernimiento espiri- perfección; c) instruirle sobre las
tual. Su necesidad es por tanto ob- pautas indicadas en el libro. En fin,
via e imprescindible. De los Direc- tiene que limitarse a preparar y dis-
torios se deduce claramente la poner al ejercitante, para que sea
absoluta primacía de Dios en la di- Dios mismo el que le hable y mue-
rección de los Ejercicios. ¿Y el di- va. Es el encargado de educar en la
rector humano? Toda la práctica oración y ser guía en el proceso del
antigua demuestra que los Ejerci- retiro. Se trata de una relación com-
cios no se hacían sin alguien que plementaria. El que da los Ejerci-
los diese. Es precisamente en la in- cios está al servicio del que los ha-
troducción de esta presencia hu- ce, y éste reconoce en aquél a un
mana donde encontramos la origi- intermediario activo que le ayuda a
nalidad de Ignacio con relación a descubrir el plan de Dios sobre él.
sus precursores. De la habilidad y El que acompaña en los Ejerci-
destreza en dar los Ejercicios de- cios da "modo y orden". Se trata de
pende, en buena medida, el resul- facilitar un proceso que se supone
tado de los mismos. De aquí que conoce bien. De él depende el éxito
la razón misma de la necesidad de la experiencia, supuesta la gracia
del "director" esté en el carácter de Dios. Un proceso que tiene que
del libro de los Ejercicios, que es estar en función del sujeto, y no al
un camino que no recorre uno so- revés. Supone no hablar excesiva-
lo, sino que supone la presencia de mente y dejar que el Espíritu Santo
alguien que los proponga y guíe. haga su trabajo. Dar "modo y or-
Ignacio, por consiguiente, estima den" de las meditaciones y contem-
que los Ejercicios no se hacen sino placiones. Narrar brevemente y dar
bajo la dirección de otra persona. las explicaciones que se necesiten,
Por tanto, la relación entre el sin pretender sustituir a Dios.
que da los Ejercicios y el que los re- 3.2 Instrucciones: relación con los
cibe es necesaria para el fin que se hombres. Dentro del Epistolario ig-
pretende con dichos Ejercicios. Y naciano, las Instrucciones son docu-
sin embargo, Ignacio asigna al faci- mentos que tratan de orientar mo-
litador un papel extrínseco a la mis- dos y pautas de comportamiento
ma experiencia fundamental. Por- de un grupo de personas. En ellas
que, en definitiva, lo fundamental podemos observar, de forma es-
no es la relación, ni el diálogo, ni la tructurada, muchos elementos refe-
comunicación -mucho menos la rentes a la comunicación y al diálo-
persona- entre quien da los ejerci- go, centro del a., sobre todo en lo
cios y quien los hace. Lo más im- que toca a la escucha y a la forma
portante es la comunicación directa de hablar, ver la psicología del suje-
entre Dios y su criatura. El que hace to al que se está ayudando y tener
los Ejercicios no se entrega en ma- presente siempre al otro [Epp 1,179-
83 acompañamiento

181]. Además, la necesidad de ha- discernimiento espiritual. Nunca


blar bien, prepararse y la evalua- habló en sus obras de dirección
ción al final del proceso [Epp I, 386- y / o a. espiritual. Para él, el verda-
389]. dero "director" es sólo el Espíritu
La conversación espiritual se Santo, porque "la suma providen-
muestra como parte del ministerio cia y dirección del Espíritu Santo
apostólico de la Compañía. Por sea la que eficazmente ha de hacer
ello, Ignacio escribe en las Constitu- acertar en todo" [Co 624], dado que
ciones: "cuanto a lo exterior, es de eso "sólo la unción del Espíritu
desear la gracia de hablar, tan nece- Santo pueda enseñarlo..." [Co 414].
saria para la comunicación de los Por ello, el a. responde a la necesi-
prójimos" [Co 157], "gracia de con- dad de que tanto el que acompaña
versar" [Co 624] y "forma de tratar como el sujeto que es acompañado
y conversar con las gentes" [Co "más se ayuden y se aprovechen"
814]. Él mismo hizo de la conversa- [Ej 22]. Ambos tratan de descubrir
ción un arma de su apostolado, y la acción del Espíritu Santo.
los primeros jesuitas lograron una Como síntesis de todo lo di-
intimidad y comunicación con sus cho, descubrimos dos aspectos que
oyentes que hoy impresiona (Ipa- expresan la actitud fundamental
rraguirre 1959,11). del acompañante: el respeto y la
Saber escuchar y saber acom- adaptación a la persona que se
pañar al otro en su proceso perso- quiere ayudar, y la discreción de
nal, parece ser la intuición de Igna- espíritus. Con Ignacio empieza una
cio en estas Instrucciones. Mucha espiritualidad de la sospecha, cen-
atención al principio, medio y fin trada en el individuo mismo y en
de la conversación. Se trata de lle- la voluntad de Dios para él. Ignacio
gar más al oyente para acercarle a fue personalmente un maestro en
Dios. El fin siempre es hacer fruto el arte del a. espiritual. De él dirá
en el otro para la mayor gloria de Pedro Arrupe: "Ignacio pone al
Dios. hombre ante el problema funda-
mental de la vida: que es el de 'dis-
Conclusión. El sentido del a. lo
cernir' en cada momento la volun-
encontramos tanto en la vida como
tad de Dios, para cumplir
en los escritos de Ignacio de Loyo-
personalmente su propio fin y para
la. Él fue aprendiendo de Dios y de
que, por medio de Él, alcancen
su experiencia con los hombres y
también su fin todas las criaturas
mujeres de su época que convenía,
que lo rodean" (Arrupe 1981, 483).
a veces, para gloria de Él, abrir su
La idea de Ignacio sobre el a. no es
corazón y su conciencia a otros. Ig-
otra que la de un guía que, respe-
nacio no dudó en abrir su interiori-
tando la conciencia de su acompa-
dad para buscar el a. espiritual de
ñado, le orienta por los caminos
otros; pero también lo hizo para
que enseña el Espíritu, sirviéndose
acompañar y ayudar a los demás,
de la discreción de los diversos es-
orientándoles y animándoles en su
píritus que mueven su alma.
vida espiritual. La experiencia que
previamente tuvo de Dios fue la José Domingo CUESTA, SJ
que le permitió ponerse al servicio
de los prójimos. Ignacio, basado
Z1 Conversación, Directorios, Discernimiento,
principalmente en los Ejercicios Es- Ejercicios, Ejercitador, Ejercitante, Elección,
pirituales, fundamentó el a. en el Entrevista, Escucha, Espíritus, Mociones.
adiciones 84

Bibl.: AA. VV., "Laccompagnement spiri- ADAPTACIÓN DE EJERCICIOS:


tuel", Christus 153 (hors serie) (1992); ARE- / Ejercicios Espirituales (C. Modali-
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New York 1982; BARRY, W., "La dirección
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el vocabulario ignaciano sólo en
los Ejercicios y en los Directorios. El
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Direction", RR (1988); ID., "Models of Spiri- mejor todo el conjunto. El D3 pro-
tual Direction", RR 34 (1975) 351-357; GAR- pone que se dé el primer día el Fun-
CÍA HIRSCHFELD, C., "Qué acompañamos damento, el Examen particular, el
cuando acompañamos 'ignacianamente'", Examen general y el cotidiano y, si
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es posible, se le proponga el primer
tas a la correspondencia de San Ignacio con
los laicos de su tiempo", Man 59 (1987) 243- ejercicio para que lo haga por la no-
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cios, BIHSJ VII, Roma 1955; ID., "La conver- do, tercero y cuarto ejercicios y
sación como táctica apostólica de San "después de cenar, se declaren las
Ignacio", RyF 160 (1959) 11-24; LEWIS, J., "El adiciones, para que con ellas co-
Director de ejercicios como factor de inte- mience el tercer día" (D3, 2). Se le
gración de lo psicológico y de lo espiritual ha dejado así dos días de Ejercicios
para el ejercitante", Man 51 (1979) 77-84;
MARROQUÍN, M., "El acompañamiento espi- sin instruirle sobre las a., pero aho-
ritual como pedagogía de la escucha", en ra se le ofrecen estas ayudas para
Psicología 1,182-194; NICOLÁS, A., Directrices que "mejor" pueda continuar en la
espirituales de Ignacio en sus cartas a los nues- experiencia.
tros, Alcalá de Henares 1960; O'MALLEY, J.,
Los primeros Jesuítas, M-ST, Bilbao-Santan- Las a. son complementos "para
der 1995,142-148; RIERA, E, "Notas para un mejor hacer los Ejercicios y para me-
'Directorio' del acompañamiento en Ejerci- jor hallar lo que [se] desea" [Ej 73].
cios", Man 76 (2004) 161-175; RODRÍGUEZ Los Ejercicios guardan una profunda
OSORIO SJ, H., "El acompañamiento en los unidad. La totalidad del conjunto,
Ejercicios Espirituales según san Ignacio de cada Semana y cada día tienen su
Loyola", CIS 36 (2005) 73-90; SHELDRAKE,
PH., "St Ignatius Loyola and Spiritual Di- unidad. Ignacio, gran conocedor del
rection", en Traditions of Spiritual Guidance espíritu humano, pretende que no
(BYRNE, L. ed.), Geoffrey Chapman, Lon- esté "el entendimiento partido en
don 1990; SPIDLÍK, T, "Ignacio, padre espiri- muchas cosas". Las a. van a favore-
tual", Man 69 (1997) 19-32; ID., El "starets" cer al ejercitante para tener su espíri-
Ignacio. Un ejemplo de paternidad espiritual, tu centrado en lo que tiene entre ma-
Monte Carmelo, Burgos 2005; TEJERINA, A., nos. Por eso, se han de hacer "todas
"Anotación 17. La entrevista", Man 61
las diez adiciones con mucho cui-
(1989) 337-342; ID., "El diálogo en los Ejerci-
cios de San Ignacio. La Entrevista (II)", Man d a d o " [Ej 130]. Se les presta la im-
72 (2000) 277-292; THIÓ DE POL, S., "Ignacio, portancia debida y cuando en el
padre espiritual de mujeres", Man 66 (1994) ejercitante no se dan mociones espi-
417-435. rituales ni es agitado de diversos es-
85 adiciones

píritus, Ignacio considera que tal vez los primeros pensamientos del día
no esté haciendo con diligencia las a. tienen no pequeña incidencia a lo
y, por tanto, el que da los Ejercicios largo de la jornada. También aquí
debe interrogar cómo las hace (cf. [Ej no se trata sólo de recordar, sino de
6]). En uno de los Directorios proce- excitar el deseo. La segunda a. cam-
dente de Ignacio y de texto original bia sucesivamente la materia según
latino, se dice: "Si no halla plena- las Semanas (cf. [Ej 130.206.229]).
mente lo que se busca, entonces debe La primera y segunda a. se ha-
interrogarle diligentemente [el que cen antes del sueño y al levantarse.
da los Ejercicios] sobre las agitacio- Por eso aclara Ignacio: "es de ad-
nes y adiciones" (D3, 7). En el texto, vertir que la primera y segunda
las a. [Ej 73-90] están situadas des- adición se han de hacer para los
pués del último ejercicio de la Pri- ejercicios de la media noche y en
mera Semana, pero a lo largo de las amaneciendo, y no para los que se
Semanas se irán mostrando las va- harán en otros tiempos" [Ej 88]. Y
riaciones convenientes. en el cuerpo de la Segunda Sema-
Las cinco primeras están enca- na, se dice: "en todos los ejercicios,
minadas directamente a cada ejerci- dempto [salvo] en el de la media
cio de oración. De ellas, las dos pri- noche y en el de la mañana, se to-
meras se refieren a la preparación mará el equivalente de la segunda
inmediata para la oración y ayudan adición, de la manera que se sigue:
al proceso de concentración de la luego en acordándome que es hora
mente y tratar así de evitar la dis- del ejercicio que tengo de hacer,
persión. Se crea un clima interior, antes que me vaya, poniendo de-
porque el diálogo con Dios requiere lante de mí a dónde voy y delante
una gran capacidad de atención y de quién, resumiendo un poco el
escucha. Con la intuición de que los ejercicio que tengo de hacer, y des-
últimos pensamientos del día tie- pués haciendo la tercera adición,
nen su influjo en el inconsciente, se entraré en el ejercicio" [Ej 131]. Es-
pide al ejercitante que dirija su últi- tamos en el campo de la prepara-
ma mirada ("ya que me quiera dor- ción anímica y espiritual para en-
mir") a lo que va a contemplar trar en la oración.
cuando se levante [Ej 73]. Lo prime- La tercera y cuarta a. marcan la
ro que sugiere es determinar la ho- entrada misma en la oración. La
ra para levantarse, sin dejarse do- tercera [Ej 75] tiene como fin situar-
minar por la pereza: "pensar a la se en la presencia viva de Dios, in-
hora que me tengo de levantar y a terlocutor del orante. Por eso, se ha
qué", suscitando el deseo del en- de alzar el entendimiento "arriba",
cuentro con Dios cuando al día si- palabra que no expresa sólo una si-
guiente comience la jornada. Para tuación espacial, sino el misterio
mejor poderlo realizar, sugiere el trinitario de Dios. Ese Dios "me mi-
texto resumir "el ejercicio que ten- ra" y la mirada de Dios es siempre
go de hacer". mirada de amor y misericordia. El
También en los primeros pen- texto de la Vulgata ve en ese Dios a
samientos de la mañana, al desper- Jesucristo (Dominum meum lesum)
tarse, ha de poner su atención en lo (MEx I, 206). En cualquier caso, el
que va a meditar o contemplar, sin misterio ante el que uno se sitúa es
dar lugar a otros pensamientos (cf. Dios y el misterio de Dios requiere
[Ej 74]). Este primer acto del día tie- reverencia y por eso se añade: "ha-
ne especial importancia. Y es que cer una reverencia o humiliación".
adiciones 86

La oración requiere una postura sexta [Ej 78] invita a mantener la


corporal adecuada (cf. [Ej 76]), por- unidad del día, de manera que los
que ora el hombre entero, cuerpo y pensamientos de la jornada vayan
espíritu. Ignacio enumera hasta cin- acordes con lo que se medita en la
co posturas: de rodillas, postrado en oración. El ejercitante está en Ejerci-
tierra, supino rostro arriba, asenta- cios todo el día, no solamente en los
do, en pie. Todas ellas son posturas momentos en que trata de aden-
de quietud; la quietud corporal ayu- trarse en la oración. Por eso, cam-
da a la quietud interior, porque el biará el contenido de la a. según los
cuerpo condiciona y expresa el misterios que se meditan o contem-
mundo interno. Cada uno, desde su plan. Los pensamientos de la Pri-
situación, tendrá que encontrar la mera Semana, en que se medita so-
postura que se le acomoda para en- bre el pecado en sus diversos
tablar el contacto con Dios. Quizá aspectos, no dejan lugar para la ale-
variando hasta encontrar la postura gría y la resurrección. Todo tiene su
adecuada encontrará lo que desea, momento. Ahora se pretende aden-
pero una vez encontrado, ahí se de- trarse en los sentimientos de dolor
tendrá: "En el punto en el cual halla- y pena y en esa onda deben mover-
re lo que quiero, ahí me reposaré sin se los pensamientos del día. En
tener ansia de pasar adelante hasta cambio, en la Segunda Semana, en
que me satisfaga" [Ej 76]. Estas pala- que se contemplan los misterios de
bras sugieren también la pausa en la la vida de Cristo, ayuda "traer en
oración, necesaria en el diálogo con memoria frecuente la vida y miste-
Dios. Cuando en la siguiente a. ha- rios de Cristo nuestro Señor, co-
ble del examen de la oración, dirá menzando de su encarnación hasta
que puede hacerse "quier asentado el lugar o misterio que voy contem-
quier paseándome", porque ya no plando" [Ej 130]. Durante la con-
estamos en el ejercicio de oración templación de los misterios de la
propiamente tal. pasión propone Ignacio que, para
En la oración ocurre algo. Por inducir al dolor y pena, se traigan a
eso, "después de acabado el ejerci- la "memoria los trabajos, fatigas y
cio, por espacio de un cuarto de ho- dolores de Cristo nuestro Señor que
ra, quier asentado quier paseándo- pasó desde el punto que nació has-
me, miraré cómo me ha ido en la ta el misterio de la pasión en que al
contemplación o meditación" [Ej presente me hallo" [Ej 206]. Toda la
77]. Esta cuarta a. tiene en la diná- vida de Cristo se ve ahora desde la
mica de los Ejercicios un papel muy pasión. Por el contrario, durante la
importante. Porque no se trata sólo contemplación de las apariciones
de ver la formalidad con que se ha de Cristo resucitado, el mundo de
realizado el ejercicio, sino lo que ha sentimientos que se suscitan cam-
acaecido en el interior. El examen es bia y por eso lo propio ahora será
lugar de discernimiento de las mo- "traer a la memoria y pensar cosas
ciones sentidas en la oración. Igna- motivas [que mueven] a placer, ale-
cio está convencido de que Dios se gría y gozo espiritual, así como de
comunica a su criatura (cf. [Ej 15]) y gloria" [Ej 229].
es necesario examinar si realmente También la luz juega su papel en
esa comunicación experimentada el intento de guardar la unidad del
es voz de Dios. día. En la Primera Semana ayuda
Las a. sexta a novena miran al privarse de "toda claridad" [Ej 79].
ambiente del conjunto del día. La Una cierta penumbra y oscuridad
87 adiciones

ambiental parece que son más con- fasadas con respecto a nuestra cul-
formes al contenido de la oración de tura. Pero el sentido profundo es de
la Primera y Tercera Semanas. En siempre. El cuerpo también ora, de-
cambio, en la Segunda Semana se cíamos en la cuarta adición. El cuer-
buscará oscuridad o claridad, condi- po también se ejercita. De las tres
ciones climáticas agradables ("bue- maneras en que, según se expresa
nos temporales o diversos") en la el texto, se hace penitencia -en el
medida en que el ejercitante "sintiere comer, en el dormir y en cilicios y
que le puede ayudar para hallar lo flagelos-, las dos primeras pueden
que desea" [Ej 130]. En la Cuarta Se- y deben recobrar su sentido profun-
mana se pretende afectarse y ale- do, en un mundo donde el culto al
grarse del gozo y la alegría de Cristo cuerpo y una buena dosis de hedo-
resucitado. Para ello se ha de "usar nismo invade la cultura. Sentir el
de temporales cómodos, así como en hambre -el ayuno- ayuda a sentir
el verano de frescura, y en el invier- la vaciedad propia y la vaciedad de
no de sol o calor, en cuanto el ánima un mundo donde falta mucha soli-
piensa" que le ayuda [Ej 229]. daridad. Sentir el sueño ayuda a si-
tuarse de manera vigilante en la vi-
La octava a. es invariable en las
da. Siempre, por supuesto, se
cuatro Semanas: "no reír ni decir
impondrá el sentido común y la
cosas motivas a risa" [Ej 80]. Por- adecuada moderación y el estar
que si en la Cuarta Semana se ha- atento para que "no se corrompa el
bla, en la sexta a., de "pensar cosas subyecto". El texto nos dice tam-
motivas a placer, alegría y gozo", bién la razón por la que se hacen las
hay un adjetivo que determina esos penitencias externas: en primer lu-
sentimientos: "espiritual". gar, por satisfacción de los pecados
Algunos detalles de lo que nos pasados, porque la penitencia inter-
muestran las a., pueden resultarnos na conviene que vaya acompañada
contraculturales, aunque muchas por una penitencia externa, de ma-
de estas técnicas son hoy emplea- nera que el cuerpo registre la di-
das en ambientes no religiosos. En mensión interna de la penitencia;
la novena a. hay un ejercicio de re- segundo, para vencimiento propio
frenarse, que supone un cierto do- y para que la sensualidad obedezca
minio de sí mismo. Habla la a. de a la razón, porque se necesita ejerci-
"refrenar la vista, excepto al recibir tar el cuerpo para superar la debili-
o despedir de la persona con quien dad humana; y por último para ob-
hablare" [Ej 81]. El sentido profun- tener "alguna gracia o don que la
do es la necesidad de evitar la dis- persona quiere y desea" [Ej 87]. La
persión. Y, por ello, también la vista penitencia tiene así un carácter de
tiene que estar atenta para ayudar a oración gesticular. La penitencia,
la coordinación de todo el ser, im- además, tiene que ser discernida,
buido en Ejercicios. haciendo cambios en el comer, dor-
Más contracultural aún puede mir y otras formas penitenciales,
resultar la décima y última a. de to- buscando lo que la persona desea.
do este grupo [Ej 82-89], porque la Dios "muchas veces, en las tales
misma titulación ya resulta chocan- mudanzas da a sentir a cada uno lo
te: "la décima adición es peniten- que conviene" [Ej 89]. La penitencia
no debe verse sólo como un gesto
cia". Algunas de las formas en que
negativo, como podría interpretar-
se manifiesta la penitencia, son cier-
se si uno se fija sólo en algunas de
tamente más de la época y más des-
adiciones 88

las palabras empleadas: "castigo", Ignacio está convencido de que


"quitar", dar "dolor sensible", "las- Dios se comunica, pero no olvida
timarse". Toda ascesis, también la la necesidad de que el hombre se
deportiva o cualquiera otra que no disponga a la comunicación. "Dis-
sea de componente religioso, hay poner" y "disponerse" son verbos
que considerarla desde una pers- muy queridos en el conjunto de los
pectiva positiva, de crecimiento, Ejercicios. Y sobre los dos polos de
aunque comporta una dosis de re- la comunicación de Dios y la dis-
nuncia. La ascesis no se asume por posición del hombre se apoya el
sí misma, es para algo. diálogo entre ambos. Son dos li-
Esta décima a. se ha de aplicar bertades que, desde el abismo de
también distintamente según la ma- la desigualdad, mutuamente se
teria de la semana. En la Segunda abren una a otra.
Semana se dice que "el que se ejerci- Todavía queda otra serie de
ta se debe haber según los misterios Adiciones. En el Examen particular
que contempla; porque algunos pi- propone "cuatro adiciones para
den penitencia, y otros no" [Ej 130]. más presto quitar aquel pecado o
Y en la Cuarta Semana, "en lugar de defecto particular" [Ej 27]. Examen
la penitencia mire la temperancia y particular que se deberá hacer tam-
todo medio" [Ej 229]. bién durante los Ejercicios y que
¿Cuándo deben explicarse las tendrá como materia precisamente
adiciones? Un Directorio ignaciano, las Adiciones: "El examen particu-
de texto original latino (D3), dice lar se haga para quitar defectos y
que el segundo día, "después de la negligencias sobre ejercicios y adi-
cena" (D3, 2), pero añade que, si ve ciones" [Ej 90]. Y así durante las
que no se aprovecha mucho, "de- cuatro Semanas.
clárense con mayor diligencia las Las a., todas ellas, no hay que
adiciones" (D3, 3). entenderlas como un ceremonial li-
túrgico, ni como algo mágico que ne-
Pero las diez a. comentadas no
cesariamente va a dar el fruto que
son las únicas. Tras la Contempla-
uno pretende. La libertad de Dios en
ción para alcanzar Amor, figuran
su comunicación es insobornable.
en el texto "tres modos de orar" [Ej
Pero la persona ha de estar atenta
238]. Y se hará la misma a. en los
con todo el ser, dispuesta siempre a
tres modos: "Primeramente, se ha-
acoger al Dios que viene. En expre-
ga el equivalente de la segunda
sión del P. Casanovas, son "un des-
adición de la segunda semana, es a
pertador que nos acompaña a todas
saber, antes de entrar en la oración
horas, impulsándonos de continuo a
repose un poco el espíritu, asen-
que no perdamos de vista el fin que
tándose o paseándose, como mejor
buscamos"; nos sirven para que no
le parecerá, considerando a dónde
se apodere de nosotros la somnolen-
voy y a qué; y esta misma adición
cia, la negligencia o la rutina.
se hará al principio de todos mo-
dos de orar" [Ej 239]. Dos elemen- Manuel TEJERA, SJ
tos se pueden destacar: primero, la
necesidad de reposar el espíritu, / Apartamiento, Cuerpo, Disposición, Ejerci-
de pacificarse interiormente. Y tante, Examen, Modo y orden, Modos de orar,
además, considerar "a dónde voy Oración, Penitencia, Preámbulos, Silencio.
y a qué". Se trata de disponerse Bibl.: ALEIXANDRE, DV "Prepárate para ma-
para el encuentro con Dios. Porque ñana. Una sabiduría de los dos primeros
89 admisión

días", en Psicología II, 17-21; ARZUBIALDE, dimentos que pueden ser obstácu-
S., Ejercicios, 195-214; BALLESTER, MV "Ya los para la admisión (cap. 2 y 3 [Co
que me quiera dormir", en Psicología II, 22-
34; CALVERAS, ]., "Comentario a la quinta
22-52]).
adidón", Man 8 (1932) 3-27; CASANOVAS, L, 2. La normativa especifica acerca
Ejercicios de San Ignacio II, Balmes, Barcelo- de la a., la encontramos perfecta y
na 1954, 385-423; CEBOLLADA, R, "'Venir al claramente establecida en la Primera
medio'. La Adición décima y la ascesis en Parte de las Constituciones, titulada
los Ejercicios Espirituales [82-90]", Man 69
(1997) 131-145; GARCÍA-MONGE, J. A., "Los "Del admitir a probación" [Co 138-
Ejercicios corporalmente espirituales", en 203]. En esta parte Ignacio sigue la
Psicología I, 294-301; GONZÁLEZ BUELTA, B., forma usual en el derecho de religio-
"Las adiciones de los Ejercicios en la cultu- sos. En consecuencia divide toda la
ra actual", Man 74 (2002) 206-217; GUILLEN, materia en cuatro capítulos: 1) "Del
A., "Las adiciones en los Ejercicios en la vi- que recibe"; 2) "De los que deberían
da ordinaria", Man 69 (1997) 147-155; RES-
TREPO, A., "Hacer mudanza: un aspecto recibirse"; 3) "De lo que impide para
más del discernimiento ignaciano. La adi- recibir en la Compañía"; 4) "Del mo-
dón décima, nota 3a [89]", Reflexiones CIRE do que se ha de tener con los que se
5 (1979) 21-53; TEJERA, M., "Para adentrarse admitieren". Una lectura de estos
en la experiencia de Ejercicios: las adicio- cuatro capítulos, desde una vertiente
nes [Ej 73-81]", Man 69 (1997) 117-130. prevalentemente jurídica, pone de
relieve las siguientes notas como ca-
racterísticas del modo de pensar, de
ADMISIÓN actuar y de legislar de Ignacio: I a ) De
hecho y de derecho, descentraliza la
. La normativa del derecho -particu- facultad de admitir, ya que, aunque
Íbrelarla deadmisión
la Compañía de Jesús so-
de los candidatos
afirma que esa facultad reside en el
General, la extiende también a aque-
que solicitan el ingreso en la mis- llos en quienes la delegue "para ma-
ma, ofrece una importante singula- yor servicio de Dios nuestro Señor"
ridad, en relación con otros dere- (cf. [Co 138.141]) y, con un acusado
chos particulares. Nos referimos al sentido realista y práctico, indica el
libro que precede a las Constitucio- modo más idóneo de poner al candi-
nes y que se titula Examen Primero y dato en contacto con el Superior más
General que se ha de proponer a to- cercano. 2a) Establece la obligatorie-
dos los "que pidieran ser admitidos dad del examen que debe realizarse
en la Compañía de Jesús". En él se "en las lenguas que comúnmente
encuentran una serie de criterios, suelen ser necesarias", con el fin de
normas y modos de proceder en el que se apliquen unas pautas comu-
momento de admitir o de negar la nes en toda la CJ, cerrando el paso a
a. a quien solicita el ingreso, tanto posibles diferencias de criterios. 3a)
de forma general (cuatro primeros Distingue con claridad las cualida-
capítulos), como de modo particu- des exigidas según el grado para que
larizado (cuatro últimos capítulos), se admita en la Compañía. 4a) La ex-
según el grado en el que pide o posición de los impedimentos para
puede ser admitido el candidato. Se ser admitidos es muy completa y es
trata de unas adecuadas pautas de precisada mediante las oportunas
información mutua entre el Supe- declaraciones, tanto en lo que se re-
rior que admite y el candidato que fiere a los impedimentos que harían
pide la admisión. Pero no faltan as- nula la a. ("excluyen del todo" [Co
pectos típicamente normativos, so- 164]), como de los que sólo la harían
bre todo, en relación con los impe- ilícita ("hacen que sea menos idóneo
admisión 90

quien desea ser recibido" (cf. [Co gislado por Ignacio, sino que se tra-
177]). De los primeros afirma que "ni ta, más bien, de necesarias puntua-
el General ni toda la Compañía pue- lizaciones e interpretaciones de al-
de dispensar", pero admite la posibi- gunas de las normas establecidas
lidad de que, en algún caso excepcio- en las Constituciones (cf. Coll. 22,3 o ).
nal, pueda pedirse la dispensa a la 2a) En el Epítome 36-62, dentro de su
Santa Sede (cf. [Co 176]). 5a) Aparece peculiar fuerza legal (Coll. 8), se re-
en toda esta parte una neta distin- ordena esta materia, teniendo en
ción entre la consulta y la decisión. cuenta obviamente los cánones 338-
La consulta se hace para lograr un 352 del Código de Derecho Canónico
adecuado conocimiento del candida- (CIC) de 1917, en cuanto reforma-
to y es amplia en personas y medios. ban o derogaban algunas normas
La decisión última no es colegial, co- de nuestro derecho particular. Los
mo era en otras órdenes religiosas, impedimentos para la a. se enume-
sino personal del Superior facultado ran en dos capítulos. En el primero
para admitir o rechazar (cf. [Co 142- (impedimenta primaria) se enumeran
143]). 6a) De una lectura global de es- los que harían inválida la a., tanto
ta parte de las Constituciones, se de- por derecho común (Epítome 46),
duce la válida intuición ignaciana como por derecho de la Compañía
sobre la necesidad de lograr, aun an- (Epítome 47). El segundo capítulo
tes de admitir al noviciado, un cono- enumera los impedimentos secun-
cimiento suficiente y bastante, tanto darios que sólo afectarían la licitud
del candidato por parte de quien de- de la a., tanto por derecho común,
be admitirle a probación, como del como por derecho de la Compañía
candidato sobre la CJ en la que pre- (Epítome 48-50). A éstos se añade un
tende servir a Dios. Está aquí insi- nuevo tipo de impedimentos que
nuado, y hasta substancialmente de- "hacen al candidato menos idóneo"
lineado, lo que más adelante se y hasta pueden "excluirlo totalmen-
denominará en el derecho de la vida te", pero que pueden estar compen-
consagrada el "postulantado" (cf. sados por otras cualidades (Epítome
CíC-27, can. 539-541) y en la actuali- 51). De manera prácticamente igual
dad "prenoviciado", a tenor de los se ordena esta materia en el Compe-
derechos particulares respectivos (cf. dium Practicum luris de 1977.
Instrucción Renovationis causa, 10-12 4. Derecho vigente. La primera
y Can. 597 §2). 7a) Llama la atención parte de las NC demuestra el acier-
la insistencia de S. Ignacio en lo que to legislativo que suponen, en
hoy llamaríamos "discernimiento es- cuanto dejan intacto, al menos en
piritual" en la a. de los candidatos. cuanto fuente legal, lo establecido
Hay una correspondencia lógica con en las Constituciones y sólo las dero-
lo que establecerá en la Parte X de las gan o modifican en determinados
Constituciones para que la CJ se con- puntos, a tenor del derecho común
serve y mantenga en su "buen ser" vigente desde 1983. Entre estos
[Co 142-144]. puntos anotamos los siguientes: Io)
3. Evolución de la normativa. Nos el n. 24 explícita la indeterminación
basten como notas puramente indi- en que las Constituciones dejaban
cativas las siguientes: I a ) Las CC quiénes, en concreto, tienen la fa-
GG 7,13,29 y 30, entre otras, dieron cultad de admitir (cf. [Co 138]). 2o)
normas sobre la a., sin que esas nor- en el n. 40 queda modificada la po-
mas supongan, a nuestro juicio, sibilidad de admitir en una casa no
ningún cambio substancial a lo le- constituida legítimamente como
91 afección desordenada

noviciado, a tenor del can. 647. 3o) pero engañándola respecto a la vo-
El CIC vigente exige como edad mí- luntad de Dios sobre él, pues se
nima 17 años cumplidos, pero el P. presenta a sus ojos como un bien y
General, por privilegio, puede ad- encubre lo que tiene de mal real pa-
mitir antes de esa edad (NC 24 §3). ra quien la experimenta y para los
4o) Quizás la modificación más im- demás. Dice Ignacio que "común-
portante sea la oportuna desapari- mente, el enemigo de natura huma-
ción de los impedimentos invali- na tienta más debajo de especie de
dantes por derecho de la Compañía bien cuando la persona se ejercita
(NC 27); sólo quedan algunos que en la vida iluminativa, que corres-
sin licencia del P. General harían ilí- ponde a los ejercicios de segunda
cita la admisión (NC 28). El nuevo semana, y no tanto en la vida pur-
Compedium Practicum Iuris (Roma gativa, que corresponde a los ejerci-
1997) recoge la normativa canónica, cios de primera semana" [Ej 10]. El
general y particular, en los números tema del engaño espiritual (dentro
20-31. De especial interés práctico del cual se inscribe la a.) recorre to-
! resulta el capítulo cuarto (nn. 27- da la tradición cristiana desde el
29), sobre quién puede dispensar NT (2Cor 11,14) hasta hoy; Juan de
de los impedimentos. Ávila o Juan de la Cruz, contempo-
ráneos de nuestro autor, hablarán
José Ma DÍAZ MORENO, SJ también de este engaño del demo-
nio "debajo de especie de bien". S.
* Candidato, Dimisión, Examen de candida- Ignacio encuentra este concepto en
tos, Impedimento, Noviciado, Vocación. los textos espirituales de la Devotio
! Bibl.: ALDAMA, A. M. DE, Iniciación al estu- moderna que conoce y aprecia, muy
\ dio de las Constituciones, CIS, Roma 1981; especialmente en La Imitación de
ARREGUI, A. M., Annotationes ad Epitomem Cristo (III, 11, 2; III, 15,1; cf. I, 15, 2;
Instituti, Oeconomum Generalem, Romae II, 5,1; III, 7, 2; III, 54,1).
1934; FINE, EV IUS regulare quo regitur Socie-
tas Iesu, Giachetti, Prati 1909; IPARRAGUIRRE, La expresión completa y literal
I., Orientaciones bibliográficas, IHSI, Roma "afección desordenada" (en sin-
1973; NADAL, ]., Scholia in Constitutiones SJ gular o plural) aparece en los Ejer-
(Ruiz JURADO, M. ed.), Facultad de Teolo- cicios siete veces, en seis números
gía, Granada 1976; Societatis Iesu constitu-
tiones et epitome instituti, apud curiam Prae-
del texto, de las que dos veces se
positi Generalis, Roma 1962. refieren al conjunto del libro [Ej
1.21], cuatro a las elecciones [Ej
169.172.179], y otra a las Reglas de
distribuir limosnas [Ej 342]. Otras
ADVERSARIO: / Mal espíritu expresiones que expresan el mis-
mo concepto, aunque con otros
AFECCIÓN DESORDENADA términos, se encuentran en con-
texto de elección: en la anotación

1 . La afección desordenada en los tex-


tos ignacianos. La a. es un concep-
to importante en el texto y en el
16 [Ej 16], el ejercicio de Binarios
[Ej 150.153-155.157] y las Reglas en
el ministerio de distribuir limosnas
proceso espiritual de los Ejercicios, [Ej 338; cf. Ej 184]. Por lo cual se
pero no se explica directamente en puede afirmar que en el libro de
ninguna parte. Se trata de un caso los Ejercicios esta expresión parece
particular del afecto, el de un apego constituir un verdadero término
o inclinación que orienta decisiva- técnico, cuyo ámbito preciso es la
mente la elección del ejercitante, Segunda Semana, y que impide la
afección desordenada 92

actitud de indiferencia necesaria puro y recto de servicio de Dios o


para la recta elección de estado o ayuda de las almas [Epp VII, 436].
para cualquier reforma de vida; Ig- También se habla en estos términos
nacio es rotundo: en esta coyuntu- del cariño natural de unos padres
ra decisiva de la elección muchos que estorban la vocación consagra-
"no van derechos a Dios, mas da de su hijo [Epp VII, 672].
quieren que Dios venga derecho a 2. Características. No se alude
sus afecciones desordenadas" [Ej con esta expresión a una a. altera-
169]. El discernimiento específico da desde el punto de vista psíqui-
de la a. se ofrece principalmente en co; ni se identifica simplemente
las reglas números tres a seis de la con la pasión o concupiscencia, en
Segunda Semana, concretamente cuanto movimiento involuntario
las referidas a la ambivalente con- de la naturaleza o inclinación invo-
solación con causa [Ej 331-334]; luntaria al mal; ni equivale al "de-
aunque en los otros textos citados sorden de las operaciones" [Ej 63].
aparecen sugerencias para su dis- Tampoco parece que se refiera di-
cernimiento y manejo.
rectamente al pecado grave ni le-
Fuera de los Ejercicios, la expre- ve, ni a tendencias advertidas y
sión no aparece literalmente en las consentidas contra Dios que fue-
Constituciones, ni en el Diario espiri- ran de menor importancia o mate-
tual, ni en la Autobiografía, sino en al- ria. Las características ignacianas
gunas cartas ignacianas (cf. [Epp VI, de la a. parecen las siguientes, se-
63.110; VII, 672; XI, 408ss.436ss.]). gún los textos citados:
En el libro de los Ejercicios se 2.1 Se produce una atracción afec-
presentan como a. algunas situacio- tiva hacia un algo que atrae (perso-
nes, como la de elegir matrimonio nas, poblaciones, oficio u ocupa-
antes de preguntarse por la volun- ción, situación, objeto material,
tad de Dios, o cuando un oficio o etc.), que implica una valoración
beneficio eclesiástico es preferido a
positiva del mismo. Será una incli-
una vida de pobreza actual [Ej 169];
nación patente y apasionada, o un
también el apego a un dinero lícito
apego más sutil, tamizada por el
(podemos imaginar algo como una
uso de mecanismos defensivos que
herencia, una renta, un sueldo o es-
racionalizan y enmascaran la a. a
tipendio, un negocio productivo,
los ojos del sujeto. Pero cuando se
etc.) cuando no fue recibido o ini-
mantiene la a., la gratificación indi-
ciado "pura o débitamente por
recta de una pulsión no vocacional
amor de Dios" y que actualmente
interfiere con una elección de esta- muy probablemente produce agita-
do diferente [Ej 150]. En la corres- ción y quita la "paz, tranquilidad y
pondencia ignaciana aparece como quietud que antes tenía" [Ej 333],
a. el apego a poblaciones o perso- incluso con eventual apasiona-
nas en un sacerdote jesuita en vida miento intransigente y agresividad,
apostólica [Epp XI, 408]; el miedo radicalidad de planteamientos y
personal en otro jesuita formado, tensión interior.
que le genera insatisfacción y pusi- 2.2 Este objeto de la afección es en
lanimidad, aunque el sujeto la in- sí mismo bueno o indiferente, y no lo
terpreta como desolación espiritual constituye nada malo o pecamino-
[Epp VI, 110]; incluso un proyecto so; pues el desorden de la a. se en-
lícito de formación intelectual en cuentra en lo que, de forma oculta
un jesuita, por razones distintas del e inadvertida, se espera disfrutar o
r!
í

| §3 afección desordenada

I aicanzar juntamente con la cosa. pero últimamente trata de traer a


I Recordemos que en Segunda Se- Dios a su a. [Ej 169]. La a. impide la
k mana no suele haber tentación de pura intención del divino servicio,
! algo "grosera y abiertamente" con- pues mezcla dos intenciones; y no
íí trario a Dios [Ej 9], sino que apare- busca recta, sino oblicuamente, lo
y ce el mal espíritu sub angelo lucís, que Dios quiere.
| trayendo "pensamientos santos Desde el punto de vista antro-
1 conforme a la tal ánima justa" [Ej pológico, la a. es una motivación
I 332;cf.£;329]. afectiva determinante en algún tema
I 2.3 Esta atracción se vive como con- central de la vida de una persona, en
1 solación espiritual, aunque siempre función de la cual ésta toma decisio-
1 con causa; pues la cosa es deseada nes importantes. Es una poderosa
i no sólo por un amor de Dios que vinculación afectiva que no obedece
1 desciende de arriba [Ej 338], sino fácilmente a las leyes de la racionali-
¡I también por otro amor, de modo que dad, pues es un apego simbólica-
i confluyen dos motivaciones entre- mente cargado de significados ocul-
|| mezcladas y se buscan dos fines últi- tos a los ojos del implicado; y así, por
I mos, uno de ellos con intencionali- ejemplo, una tarea apostólica deter-
|j dad oculta a los ojos del afectado. La minada (y no otra) puede significar
1 a. es desordenada por el "mal fin a para alguien la fuente principal de
1 que induce" [Ej 334], porque termina su identidad personal, que sin di-
|l en una "cosa mala, distractiva, o me- cha misión pierde su seguridad; la
I ¡i ' ' renuncia a un cargo eficientemente
i nos buena" [Ej 333]. Y en el desarro- desempeñado puede significar la
ti lio de la misma el entendimiento es pérdida de una relevancia social (de-
|¡ engañado por el afecto, y así, al decir masiado extrínseca) que el sujeto, sin
II de J.A. Polanco, en su Directorio en- embargo, necesita para mantener la
I i cuentra razones para obrar según di- propia estima; un proyecto de for-
¡ cha a. (D20, 78): con razones falsas, mación personal se identifica (ideali-
I aparentes [Ej 315.329.351]. zadamente) con la clave que elimina-
i 2.4 La afección se refiere a algo cen- rá todas las frustraciones personales
tral y determinante [Ej 1.21] de la di- arrastradas desde antiguo.
! rección de una vida, que impide de- Una interpretación actual de la
cisivamente optar según Dios; de a. parece que la explica mejor si se
' modo que no se alude con esta ex- incluye el carácter inconsciente no
presión a los innumerables apegos tanto de la a. misma, que es la emo-
que el ser humano experimenta, ción sentida, sino de las causas que
aunque no sean siempre ordenados, la suscitan y de los mecanismos que
r
- pues generalmente no determinan la sostienen y procesan. De este mo-
la dirección de la vida. do, el sujeto reconoce su justo deseo,
I 2.5 Por todo ello, la a. determina incluso percibe su fuerza o despro-
i realmente la dirección de la voluntad porción [Ej 16.157], pero ignora ge-
; del sujeto, que así busca principal- neralmente el nombre preciso que
¡ mente, aunque sin saberlo, su pro- su deseo tiene, la necesidad psíquica
I pió amor, querer e interés [Ej 189] a que responde y la centralidad que
\ en vez de elegir lo mejor y lo que tiene. Y por eso las razones con que
k más conduce, o tanto cuanto le con- discierne su inclinación serán fuer-
| viene (según Ej 23). Como el segun- tes racionalizaciones en forma de
p do Binario [Ej 154], quiere al mismo discurso espiritual, y no podrá con-
| tiempo dos cosas incompatibles, siderar los verdaderos condiciona-
afección desordenada 94

mientos de esa opción, quizá origi- e importancia, mediante el examen


nada en antiguas experiencias de minucioso [Ej 338.342].
frustración o carencias. El sujeto 3.3 La afección se confronta, vi-
tampoco puede reconocer que, para niendo al contrario. Tras reconocer
pensar y contar las cosas desde su esa presencia, se propone "afectarse
perspectiva, utiliza mecanismos de al contrario" [Ej 16], disponerse a
defensa tales como la represión, el renunciar a lo apetecido hasta el
aislamiento, la compensación, la for- punto de cambiar la decisión, al
mación de la reacción, la racionali- menos metodológicamente, en la
zación, la identificación, incluso el dirección contraria a la de la a., ha-
uso defensivo de la sublimación. ciendo que la indiferencia afectiva
3. "Quitar de sí toda afección de- sea manifestada en la libertad efec-
sordenada". El texto ignaciano y la tiva respecto al objeto de la a., aun-
práctica de los Ejercicios reiteran que siga la afección misma [Ej 155].
que no es posible hacer elección 3.4 La afección se pone en manos
recta con previa a., por lo que hay de Dios. Es Dios quien ordena el de-
que "quitar" toda afección de este seo, cambiando la centralidad de la
tipo antes de elegir estado o refor- motivación [Ej 16], pero con la coo-
mar la propia vida [Ej 1]. Pero este peración necesaria del ejercitante,
propósito puede encontrarse con que puede "pedir en los coloquios
dos problemas: por un lado, la re- (aunque sea contra la carne) que el
sistencia enorme que opone la a. a Señor le elija" [Ej 157]. La atracción
la comprensión intelectual y a la in- de los valores divinos (el afecto y
diferencia afectiva; por otro lado, amor ordenado) hacen llevadera la
que parece se origina por necesida- renuncia humana, pues "en el tiem-
des psíquicas naturales que pare- po de la consolación es fácil y leve"
cen irrenunciables. El libro de los todo [Ej 13].
Ejercicios ofrece una pedagogía de- 3.5 La afección puede ordenarse
terminada para esta tarea, propues- sin desaparecer. No depende del ejer-
tas que quizá hoy se pueden enri- citante sentir o no sentir la atrac-
quecer con la mirada o sabiduría ción; quizá no es posible, ni siem-
que nos ofrece la antropología. pre necesario, hacer desaparecer un
3.1 La afección se discierne sólo apego. El ejercitante que se sabe
con ayuda de otra persona. El que da vulnerable a una imagen no realista
al ejercitante "modo y orden" le de sí [Ej 58-60], y pide durante to-
puede impedir entrar en eleccio- dos los Ejercicios ordenarse en todo
nes cuando no reconozca en él las [Ej 46], podría reconocer sus pulsio-
disposiciones adecuadas de indi- nes sin darles entero crédito. La
ferencia y segundo grado de hu- fuente del desorden, que está en las
mildad (DI, 17). El que acompaña tendencias o necesidades humanas
usa el consejo y sugerencia [Ej radicalmente centrípetas, no desa-
7.14], la interpretación de sus re- parece; pero sí puede cambiar el
sistencias y engaños [Ej 10], e in- crédito que se les da, puede dismi-
cluso algún grado de confronta- nuir su valor simbólico, y por eso
ción [Ej 6]. su importancia motivacional.
3.2 La afección se reconoce y se Ignacio busca favorecer la li-
examina. Se requiere la conciencia bertad interna del ejercitante ante la
de a., sentir su fuerte presencia, pa- elección; pero no imagina en modo
ra examinarla y verificar su fuerza alguno, ejercitantes desafectados.
95 afecto

i La solución ignaciana a la afección espiritual. El a. hace referencia a la


I desordenada no será principalmen- facultad volitiva, una parte o poten-
[ te la de disciplinar los movimientos cia del alma humana sede de la
l sensitivos y afectivos, sino más bien afectividad y de las pasiones, pero
\ la de integrar y ordenar a la perso- también lugar de la decisión libre y
[. na entera para que "pueda en todo de la práctica de la virtud. S. Igna-
j amar y servir a su divina majestad'' cio desea en el Prepósito General de
j [Ej 233], pues cualquier cosa que la CJ este a. en el grado más perfec-
I nos puede afectar es susceptible de cionado posible [Co 724]; y procura
| ser amada en el Creador de todas que los estudiantes jesuitas, al ter-
i ellas [Ej 316]. minar su larga y árida formación
a
académica, "insistan en la escuela
I Luis M GARCÍA DOMÍNGUEZ, SJ del afecto" durante su tercera pro-
bación, ejercitándose en la virtud
I /Afecto, Binarios, Deseo, Discernimiento, mediante obras espirituales y cor-
1 Engaño, Libertad, Orden/Desorden, Operacio- porales de humildad y caridad [Co
| nes, Pecado, Primera Semana, Voluntad.
516].
t Bibl.: BOJORGE, Hv "¡Absalón, hijo mío! El Esta facultad humana de la
I duelo de David como ejemplo de afección sensibilidad afectiva y de la voli-
I desordenada", Boletín de Espiritualidad 147
I (1994) 8-15; CALVERAS, ]., "Tecnicismos ex- ción, por lo tanto, se puede y se de-
I planados I. Quitar de sí todas las afecciones be implicar en la relación con Dios
I desordenadas", Man 1 (1925) 25-42; 118-128; (más bien que los razonamientos),
¡ 307-320; Man 2 (1926) 21-34; 119-132; 201- de modo que la tradición espiritual
1 215; 322-332; Man 3 (1927) 12-29; 112-129; ha entendido muchas veces en este
i Man 5 (1929) 124-141; CORELLA, ]., "Dinámi- sentido (por ejemplo Francisco de
K- ca del deseo y afecciones desordenadas en el
J| proceso de los Ejercicios Espirituales", Man Sales o Vicente de Paúl) las "afec-
I 66 (1994) 147-160; DOMÍNGUEZ MORANO, C, ciones" espirituales como oración
H "Ordenación de la afectividad y mecanis- afectiva y directa. Es claro que San
• mos de defensa", en Psicología I, 109-140; Ignacio invita al ejercitante, concre-
¡I Psicodinámica de los Ejercicios ignacianos, M- tamente en las meditaciones con
I ST, Bilbao-Santander 2004,139-235; ID., GAR- las tres potencias de la Primera Se-
|| CÍA DOMÍNGUEZ, L. Ma, Las afecciones desorde-
K nadas. Influjo del subconsciente en la vida
mana, a orar y ejercitarse "movien-
I espiritual, M-ST, Bilbao-Santander 1992; ID., do los afectos con la voluntad" [Ej
¡j "Qué son las afecciones desordenadas para 50], y procurando llegar a una "ex-
¡j Ignacio y cómo leerlas hoy desde la psicolo- clamación admirative con crecido
1 gía", en Psicología 1,94-107; MEURES, E, "Sich afecto" por la misericordia que
U frei machen von alien ungeordneten Anhán- siente de parte de las criaturas y de
I glichkeiten", en KSEx 35 (1985) 2-69.
Dios mismo [Ej 60]. Un a. que bro-
tará del mismo ejercitante al termi-
nar sus Ejercicios, "ponderando
I AFECTO con mucho afecto" cuánto ha he-
cho Dios por él y cuánto desea aún
comunicársele, por lo que le res-
1. Afecto y afectar en los textos igna-
danos. Un recorrido por los tex-
1 tos ignacianos nos permite una pri-
ponderá generosamente, "afectán-
dose mucho" [Ej 234].
i mera aproximación a este concepto. Esto es lo que Ignacio mismo
i El sustantivo a. aparece diecisiete hace en su oración particular, tal y
jf veces en los textos recogidos en la como queda reflejada en el Diario
I Concordancia ignaciana, diez de ellas espiritual; en él, por ejemplo, apare-
I en los Ejercicios y cuatro en el Diario ce su a. hacia nuestra Señora, o a.
afecto 96

agradecido por su elección confir- cio. Pero el verbo aparece más fre-
mada, a. en la "loqüela", así como cuentemente en un segundo sentido
lo experimentará con lágrimas o sin activo de "afectarse", de usar los ac-
ellas (cf. [De 3.47.286.224]). De mo- tos de la voluntad en la oración (cf.
do que el alma humana llena de a. [Ej 3; De 63]), de a. en la dirección
se puede dirigir a Dios con más li- contraria a la mala inclinación (cf.
bertad y generosidad en su oración [Ej 16]), de a. a la indiferencia (cf. [Ej
y en sus obras; y hay autores que 166]), a la persona o la "vera doctri-
favorecen este movimiento interior, na" de Jesucristo [Ej 97.169], o a. en
como los "doctores positivos", de el ofrecimiento libre de la propia
los que es propio "mover los afec- persona a Dios (cf. [Ej 234]). En este
tos para en todo amar y servir a mismo sentido de amor activo hacia
Dios nuestro Señor" [Ej 363]. Las personas aparece en el Epistolario el
pocas citas encontradas en el epis- verbo "afectar" (cf. [Epp 1,80; II, 252;
tolario ignaciano con este sustanti- XII, 398]). De modo que el uso ordi-
vo suelen tener este sentido del a. nario de este verbo en sentido espi-
puesto en el servicio de Dios, en la ritual es el de un a. empleado y
predicación o en el "afecto de cari- puesto en la dirección ordenada; y
dad" hacia personas [Epp 1,163; IX, únicamente en un pasaje, en una
525; XII, 386]. anotación de los Ejercicios, se utiliza
Pero en el mismo Epistolario este verbo tres veces describiendo a
aparece alguna vez aludiendo a la persona "afectada y inclinada a
esa facultad humana que se puede una cosa desordenadamente", lo
engañar y llevar tras de sí al enten- que equivale a estar "mal afectada",
dimiento en ese engaño (cf. [Epp por lo que se la invita a "afectarse al
XII, 641]); pues, ciertamente, al tra- contrario" [Ej 16].
tarse de la operación de una poten- "Afición" es un sustantivo que
cia o facultad humana, el a. puede no se usa en los Ejercicios, aunque sí
desordenarse. Y en ese sentido de aparece seis veces en las Constitu-
"afecto desordenado" lo utiliza Ig- ciones y dos en la Autobiografía. Pa-
nacio en seis citas, todas ellas en la rece tener el sentido de atracción
meditación de tres Binarios [Ej espontánea y natural, como la "afi-
153.154.155.157]. ción carnal" a la familia, o la afición
Por lo que hace a la forma ver- a otras personas, al estudio, a luga-
bal, "afectar" aparece dieciséis ve- res, a lecturas. Los textos utilizan
ces en los textos de la Concordancia esta palabra en el contexto del de-
ignaciana, de las cuales doce en los sorden que se puede producir pos-
Ejercicios, dos en la Autobiografía, teriormente en el que experimenta
una en el Diario espiritual y ninguna tal atracción, si no es capaz de cam-
en las Constituciones-, también he- biarla de cualidad. Eso es lo que ha-
mos encontrado tres citas en el Epis- ce el mismo Ignacio peregrino, que
tolario. Puede tener un primer senti- renuncia a llevar compañía alguna
do más bien pasivo de verse una porque la natural afición que le sus-
persona inclinada a algo, sea desor- citaría "la quería tener en solo
denadamente (cf. [Ej 16]), sea orde- Dios" [Au 35]. Por lo tanto, las
nadamente como es a comulgar con Constituciones invitan a cambiar
más frecuencia (cf. [Ej 18]); en la Au- aquella "afición carnal" hacia la fa-
tobiografía se emplea en sentido de milia en una afición "espiritual"
personas movidas o tocadas inter- [Co 61]; previenen contra la afición
namente por el testimonio de Igna- a autores poco apropiados (cf. [Co
97 afecto

359.465]); alertan respecto al candi- de también tener un sentido positi-


dato a hermano jesuita que, por su vo de inclinación hacia la religión o
afición al estudio o al sacerdocio, la Compañía (cf. [Epp VIII, 501.666;
quizá a la larga no estará sosegado X, 487; XII, 453]); pero la expresión
en su primera vocación (cf. [Co "afección ordenada" no aparece
150]). También se podría "descen- nunca en Ignacio.
der con una terneza de afición a lu- 2. Importancia y ambivalencia de
gares particulares" en la aplicación la afectividad. La importancia antro-
, de los bienes renunciados [Co 258], pológica y espiritual de estas dos
, o tener la inclinación desordenada palabras en Ignacio parece relativi-
I a dimitir a alguno de la Compañía zarse un tanto si consideramos que
¡ (cf. [Co 222]). Por lo tanto, "afición" utiliza otras muchas expresiones
! es un amor o inclinación natural para referirse al mundo afectivo.
i que se puede desordenar, pero que Pero, por otro lado, el sentido de
I se puede también reconducir. "afecto-afectarse" adquiere peso al
| * Parecida ambivalencia encon- considerar la enorme importancia
: tramos en el uso del verbo "aficio- que la afectividad tiene en la antro-
i fiar" (dos veces en Ejercicios, dos pología y espiritualidad ignacianas
I en Constituciones, dos en la Auto- y, concretamente, en el momento de
í biografía, una en un Directorio igna- toda decisión. Efectivamente, son
I ciano), que puede significar la muchas las expresiones con que Ig-
atracción legítima a sus lecturas nacio se refiere a aspectos afectivos
devotas (cf. [Au 6]), el interés de o volitivos de cualquier persona;
• personas buenas hacia Ignacio pe- palabras que Ignacio utiliza y que
regrino (cf. [Au 43]), el sentimiento nosotros debemos tener de alguna
favorable hacia el Instituto de la CJ manera presentes, pues nos indican
en sus candidatos a hermanos (cf. que la terminología ignaciana en
[Co 148.156]). Pero estar aficionado torno a la afectividad es muy rica y
también alerta sobre la inclinación variada; que cada expresión puede
sospechosa hacia personas a las acentuar registros distintos de la
que uno quiere favorecer, y que experiencia interior; y que solamen-
por lo mismo es necesario discer- te mirando al conjunto podremos
nir con mucho cuidado mediante percibir los matices y acentos de ca-
el uso de las Reglas de limosna (cf. da una de las expresiones de un Ig-
[Ej 338.342]). nacio que pule sus escritos y busca
"Afección" parece bastante se- la expresión más adecuada para ca-
mejante a "afición"; se refiere al da matiz.
amor que se tiene a una cosa o per- Vocabulario rico y también im-
sona, amor particular que mueve a portante. Este mundo afectivo, en
elegir o a favorecer, es un interés, sentido amplio, tiene un enorme
inclinación o impulso. La palabra peso en el conjunto de la antropolo-
aparece once veces en los Ejercicios, gía ignaciana subyacente en los
una en la sección italiana de la Au- Ejercicios o las Constituciones. Como
tobiografía, y dos en el Epistolario; el tiene una fuerza que admira al lec-
verbo "affeccionarse" no existe en tor su presencia en la vida interior
S. Ignacio. El sustantivo "afección" del mismo Ignacio, tal y como nos
se usa casi siempre adjetivado co- es mostrada en el Diario espiritual. Y
mo "afección desordenada" [Ej es que Ignacio, que está muy lejos
1.16.21.150.155.169.172.179.342; Epp de tener un mundo interior insensi-
V, 418], aunque en otros textos pue- blemente frío y cerebral, utiliza en
afecto 98

su pedagogía espiritual muchos re- ferentes, de los que deriva su po-


cursos afectivos, riqueza afectiva tencial ambivalencia: en modo or-
que desea y educa en la persona denado al fin de la persona y al
comprometida apostólicamente. Y, plan divino, o en modo contrario (o
por lo que respecta más directa- más sutilmente desordenado) a di-
mente a nuestras dos palabras cho proyecto de Dios.
("afecto"-'7afectarse"), esta impor- Decíamos que es en el análisis
tancia de la afectividad se acrecien- antropológico de la decisión huma-
ta al percibir la enorme influencia na (de su situarse ante Dios) donde
del a. en toda decisión humana, sea se percibe mejor la fuerza e impor-
ordenada o desordenada espiritual- tancia de la afectividad. En la vi-
mente. Es en el análisis del proceso sión ignaciana (escolástica) de la
de la decisión humana donde se en- mente humana, que hoy entende-
tiende mejor cada expresión y la mos más complejamente aún, hay
función de cada operación humana, un procesamiento antropológica-
incluidas las afectivas, en su cami- mente complejo de los datos de los
no hacia Dios. sentidos y de la percepción interior
Nos hemos referido a una an- hasta que son respondidos en la ac-
tropología ignaciana subyacente, ción humana. La psicología de hoy
que los estudiosos perciben refleja- entiende mucho mejor la compleji-
da en sus escritos y que deriva, sin dad de los diversos momentos y
duda, de las diversas influencias operaciones, pero puede aceptar
culturales recibidas por S. Ignacio a fundamentalmente el esquema tra-
través de la catequesis y predica- dicional.
ción que él escuchó antes de su con- De modo que la persona hu-
versión, de sus lecturas espirituales mana está ante las cosas externas
tan representativas de la Devotio -como son objetos, personas y si-
Moderna, de sus conversaciones con tuaciones-, pero también ante su
otras personas espirituales, y final- mundo interior en forma de imagi-
mente, de la aportación teórica y nación, recuerdo, etc. Inmediata e
sistemática (aunque ideológica- imperceptiblemente empieza algu-
mente plural) de sus estudios uni- na reacción ante esos estímulos has-
versitarios. Según el resultado de ta responder de alguna manera a
su síntesis personal, que él no pre- ellos; es el funcionar de las opera-
senta sistemáticamente en ningún ciones internas y externas. Y aquí se
escrito, el mundo afectivo es abso- inscriben aquellas palabras y expre-
lutamente constitutivo del sujeto siones ignacianas a que nos hemos
humano y como tal irrenunciable; y, referido antes. El proceso arranca
aunque es fuente de posible desor- con la percepción, que sucede a
den en las personas, en definitiva partir de las puertas de los sentidos
no sólo es necesario, sino perfeccio- o del mundo interno (por la memo-
nador de las otras operaciones y ac- ria, por ejemplo) y que suscita una
ciones humanas. La dimensión primera impresión de las cosas que
afectiva y volitiva (sentimental, es fuertemente afectiva, pero tam-
emotiva, tendencial) es por eso bién intuitivamente cognoscitiva; la
muy característica de la antropolo- persona que percibe empieza a sen-
gía y de la espiritualidad ignaciana; tir y a conocer. Y el impacto puede
pero de hecho se puede insertar en producir diversas emociones y sen-
la relación humana con las cosas (y timientos, como alegría, contento,
con Dios mismo) en dos modos di- gozo; o tristeza, temor, agitación.
afecto

I Podemos decir que se produce una incluso uno mismo puede producir
rimera moción, muchas veces esa imágenes o recuerdos que le mue-
llprimera moción natural que es la van afectivamente [Ej 74.78-81].
¡ftfeacción del alma humana sin que Pero con la nueva valoración se
¡ftpueda utilizar todavía la libertad desencadenan de nuevo las fuerzas
jipara decir que escoge o deja, ni si- conativas hacia lo que uno desea,
guiera la reflexión para entender lo una inclinación afectiva y conativa
pque pasa; todavía no ha empezado que dirige las fuerzas de la voluntad
í|l|l discernimiento propiamente di- en una dirección. El corazón se suele
|<Üto. De estas emociones surge un tornar más activo al ser tocado por el
Iprimer tipo de deseo, que puede discurso verdadero de la razón y de
feer muy ordenado en la persona es- la fe y, a su vez, mueve a la persona a
piritual (S. Ignacio usa esta palabra "procurar", a "pretender", a "prefe-
¡principalmente en este sentido), rir" alguna cosa, quizá relativizando
Jfpnque también puede tratarse de las primeras emociones o, al menos,
¡%n deseo o a. desordenado o malo; ordenándolas en la dirección mejor.
llésta irrupción del a. espontáneo Y la persona "quiere" y "desea", se
¿|previo a la libertad humana mues- propone usar activamente su "vo-
|%a la fuerza que tiene lo tendencial luntad" para elegir y decidir. Este es
f^sn el apetecer humano, punto de el proceso ordinario, el de "gustar
l^arranque de la ambivalencia del a. con el afecto y ejecutar con suavidad
iC Tras esta primera elaboración lo que la razón dicta que es a mayor
afectiva del impacto perceptivo ini- servicio y gloria divina", y es cómo
cial puede la persona hacer una ela- el Espíritu Santo suele hacerse pre-
boración segunda, en la que inter- sente; "aunque es verdad que, para
vienen elementos racionales y seguir las cosas mejores y más per-
libres, conscientes y reflexivos. En fectas suficiente moción es la de la
el pensar y reflexionar, en el acabar razón" inicialmente [Epp XI, 184-
considerando opciones preferibles, 185], ya que no siempre el afecto se
en el emitir juicios sobre la verdad enciende con la sola contemplación
o valor de las cosas con las que en- de esas cosas mejores.
tra en contacto, el ser humano pue-
Y ya no como acto solo de la
de confirmar su primera respuesta
voluntad, sino como estado y resul-
(valorativa y operativa) a aquella
tado de una vida referida a Dios, se
intuición, viendo que era buena.
habla en los escritos de Ignacio del
Pero también ocurre que otras ve-
"amor"; y aunque no falten algunas
ces la corrige, pues no todo lo que
adjetivaciones del amor como sen-
parece apetecible es sano, ni todo lo
sual, carnal, natural, propio, y amor
que da gusto hace bien [Ej 211.217].
desordenado a parientes, por ejem-
Y al deliberar y juzgar sobre la ver-
plo (cf. [Ej 89.97.150.189]; [Co
dad de las cosas puede generarse
62.258.288.516.671]), en los textos ig-
una nueva afección, al comprender
nacianos es mayoritario (casi diez
verdades con más profundidad, y
veces más) la referencia a las múlti-
por eso se pueden producir nuevos
ples expresiones del amor ordena-
sentimientos, tales como el dolor o
do: de Dios al hombre o del hombre
aborrecimiento por los pecados me-
a Dios, de Jesús al discípulo y del
jor conocidos [Ej 44.63], la compun-
ejercitante (o de Ignacio) a Jesús o a
ción, la generosidad gozosa ante el
las personas divinas; amor a los su-
que me ha salvado [Ej 53], el mayor
periores, o amor de los superiores a
amor ante el más conocido [Ej 104];
los subditos; amor del que da Ejercí-
afecto 100

cios, amor al corregir o amonestar, do, incluso elaborado racional-


amor a la virtud, amor de caridad mente como valor humano; o bien
ordenada, amor universal, etc. se trata de un a. realmente discer-
De modo que el a. que estu- nido a partir de la valoración ra-
diamos sucede en el mundo emoti- cional, por la consideración de las
vo de múltiples sentimientos hu- verdades de fe. Descubiertas las
manos; la afectividad humana es cuales, y como fruto de un ejerci-
un componente complejo que cio libre de la voluntad, puede la
aporta vitalidad a cualquier reali- persona " afectar se" en la dirección
dad humana, llena de colorido las que ve como verdadera y mejor.
formas frías, ayuda a manifestar De modo que, en cualquiera de
los propios sentimientos y a perci- sus modalidades, el afecto en S.
bir la riqueza de los ajenos en for- Ignacio suele influir en las decisio-
ma de alegría, cariño, confianza, nes que se tomen, sean éstas im-
ilusión. Pero hay algo de pasivi- portantes y decisivas, como es la
dad antropológica en la emoción, elección de estado de vida, sean
de sobrevenido y no controlable, más pequeñas o coyunturales, co-
que inquieta al que siente su pro- mo sería todo lo referido a la re-
pia afectividad; su fuerza incontro- forma de vida. El corazón inclina-
lable se manifiesta a veces en re- do y afectado siempre influirá
percusiones fisiológicas que sólo sobre los razonamientos, decisio-
se aceptan en paz cuando se saben nes y actuaciones siguientes.
fruto del amor ordenado, como ex- Pero si el afecto forma parte del
perimenta S. Ignacio en su oración apego natural y de la inclinación que
íntima (cf. [De 6.8.11.47.51 etc.]). Y se puede desordenar, también el
también es cierto que otro tipo de afecto es imprescindible en las posi-
emociones pueden desasosegar bilidades de su renovación; la orde-
notablemente, como cuando senti- nación del ser humano es ante todo
mos la agresividad y el rencor, la afectiva. La afectividad es mucho
envidia y los celos, la tristeza y el más que un componente normal de
abatimiento. Y es que estos u otros la vida, que S. Ignacio supone y reco-
sentimientos nos hacen sentir po- noce; puesto que sólo "afectándose"
bres y carentes de lo que apetece- puede la persona caminar en liber-
mos, o malos, o incapaces. tad y elegir lo que Dios quiere de ella
3. Afectarse en todo para bien. y, de este modo, realizarse a sí mis-
Después de considerar el contexto ma (cf. [Ej 23]). Por eso Ignacio y
más amplio de la afectividad en la otros compañeros son vistos por sus
antropología y espiritualidad ig- interlocutores como auténticos "ma-
nacianas, volvemos más directa- estros del afecto"; Pedro Canisio tes-
mente a nuestros conceptos. Las timoniará por experiencia propia
palabras "afecto"-"afectar" no pa- que los Ejercicios bien practicados
recen referirse tanto a la emoción transforman el espíritu y los senti-
primera y espontánea (con las ex- mientos, de modo que constituyen
cepciones dichas), sino al apego una auténtica pedagogía del deseo
subsiguiente y más estable que ha- ambivalente hasta convertirlo en a.
bita al sujeto cuando ha dado por ordenado. Lo vemos, por ejemplo,
buena una valoración primera. Pe- en la implicación afectiva que se pi-
ro siempre con esa ambivalencia de al ejercitante, en las gracias que
que indicamos: puede tratarse de pide en las peticiones de cada ejerci-
un a. natural todavía no discerni- cio, y en los tiempos de elección.
101 afecto

La experiencia de los Ejercicios la Contemplación para alcanzar


es impensable sin la fuerte implica- Amor, que pide la gracia de una vi-
ción afectiva del ejercitante; se le pi- da integrada, con un conocimiento
de el uso no sólo del entendimiento creyente que lleve a ser capaz de
sobre el recuerdo o la historia de amar y servir en todo (cf. [Ej 233]);
salvación, sino también se busca el vivir el amor operativo de la prime-
cambio de su afectividad y sensibi- ra nota del ejercicio (cf. [Ej 230]), la
lidad. Tras la ilustración del enten- relación afectiva de unión con Dios
dimiento el ejercitante tiene la tarea y la relación discipular de segui-
de buscar la devoción; en las diver- miento en servicio.
sas Semanas se va pidiendo al ejer- La necesaria presencia del mun-
citante " afectar se" de diferentes do afectivo en la vida cristiana ante
modos: doliéndose y culpándose Dios se pone en evidencia también
de los propios pecados (cf. [Ej en el acto central de "ordenar su vi-
25.54.82]); moviendo los afectos ha- da" en los Ejercicios, que es la elec-
cia lo contemplado [cf. Ej 50]; se le ción; ésta se hace en tres "tiempos",
pide dolerse con la cruz y gozarse que son ocasiones de la gracia y dis-
con la resurrección (cf. [Ej 199]); y cernimiento que sucede en tres dis-
afectarse mucho en la Contempla- tintas instancias antropológicas: se
ción para alcanzar Amor (cf. [Ej percibe la atracción divina de la vo-
234]). El sentimiento espiritual pue- luntad (cf. [Ej 175]), o bien se discier-
de mover la afección sensible, y la nen los sentimientos de consolación
virtud no puede darse sin pasión. y desolación (cf. [Ej 176]), o se usa la
En las meditaciones de la Pri- razón iluminada por la fe (cf. [Ej
mera Semana se piden sentimientos 177-187]). En todo caso, no es la bue-
de vergüenza, confusión y dolor (cf. na aquella elección apoyada sola-
[Ej 48.55]), y no sólo el conocimiento mente en la tercera racional manera,
de la historia de salvación que va su- la cual se ha de complementar siem-
cediendo en el ejercitante; también pre con la oblación y su confirma-
en la repetición (cf. [Ej 63]), junto al ción afectiva (cf. [Ej 183.188]).
conocimiento, se pide el aborreci- El ideal ignaciano de creyente
miento del pecado y del desorden supone una afectividad integrada y
propio. En las contemplaciones de ordenada en todo, un afecto inclina-
Segunda Semana, el objeto de la pe- do, una implicación afectiva libre en
tición es triple: conocimiento, amor la oración y en la contemplación cre-
y seguimiento (cf. [Ej 104]), que yente de las cosas. No es extraño,
apunta al cambio integral de la per- por lo mismo, que Ignacio prefiera
sona en su entender, sentir y hacer. ver a los jesuitas en formación llenos
Las peticiones de la Tercera Semana de fervor en las letras y en el estudio
tienen un sentido predominante- más bien que remisos o tibios, aun-
mente afectivo y empático -dolor que reconozca la posibilidad del fer-
con, sentimiento, confusión (cf. [Ej vor indiscreto (cf. [Ejrp I, 495-510]).
193.203])-, hechos por quien ya tie- Pero a Ignacio no le inmoviliza la
ne el suficiente conocimiento de la amenaza de la afección, y de hecho
persona de Jesús. Las peticiones de usa su propio afecto ordenado en las
la Cuarta Semana, de nuevo, inciden relaciones humanas que establece,
en pedir una experiencia afectiva manifestando libremente en sus car-
(alegrar y gozar intensamente) apo- tas el afecto que siente por sus fami-
yada en una verdad conocida por la liares o benefactores [Epp IV, 268-
fe ("de tanta gloria y gozo de Cristo" 269] y deseando respecto a sus
[Ej 221]). Y los Ejercicios terminan en compañeros dispersos darles "placer
agitación 102

en todo" y no "desplacer a ninguno Bibl.: CALVERAS, JV "Tecnicismos explanados


sin provecho" en lo que manda o I. Quitar de sí todas las afecciones desor-
denadas", Man 1 (1925) 25-42;118-128;307-
avisa [Epp I, 281]. Confiesa a Teresa 320; Man 2 (1926) 21-34;119-132;201-214;322-
Rejadell que Dios le da "deseos de 332; Man 3 (1927) 12-29;112-129; Man 5
hacer todo placer que yo pueda a to- (1929) 124-141; ID., Qué fruto se ha de sacar de
dos y a todas que en su voluntad los Ejercicios de San Ignacio, Librería Religio-
buena y beneplácito caminan" (cf. sa, Barcelona 1941; CORELLA, ]., "Los gran-
[Epp 1,99ss.]). Y sabemos que su sen- des deseos en los Ejercicios y sus traduccio-
nes para el momento presente", Man 66
sibilidad afectiva se desborda en la (1994) 297-310; CHÉRCOLES, A., La afectividad
abundancia de internas mociones es- y los deseos en los Ejercicios Espirituales, CiJ,
pirituales en su oración como al ser Barcelona 1995; DOMÍNGUEZ MORANO, C V
informado del fruto apostólico de la Psicodinámica de los Ejercicios ignacianos, M-
CJ (cf. [Epp I, 390]). Y últimamente, ST, Bilbao-Santander 2003,139-235; DELGA-
Ignacio cree que el a. puede ser ins- DO, R, "Afectarse, afectar, afección, afecto,
aficionado", Man 64 (1992) 111-120; GARCÍA
trumento de servicio apostólico, co- DOMÍNGUEZ, L. Ma, Las afecciones desordena-
mo dice a sus compañeros enviados das. Influjo del subconsciente en la vida espiri-
a Alemania: "tengan y muestren a tual, M-ST, Bilbao-Santander 1992; IPARRA-
todos afecto de sincera caridad [...]. GUIRRE, L, "Afección", Vocabulario de
Con obras y verdad muestren el Ejercicios Espirituales. Ensayo de hermenéutica
amor, y sean benéficos con muchas ignaciana, CIS, Roma 1978,7-11; LEWIS, }., "La
place de l'afectivité chez Saint Ignace", CSIg
personas [...]. Háganse amables [...] Sup. 44 (1997) 23-37; MELLONI, J., La Mistago-
y no dejen ir a nadie triste en lo posi- gía de los Ejercicios, M-ST, Bilbao-Santander
ble" [Epp XII, 239ss.]. 2001, 71-103;185-188; MURPHY, L., "Psycho-
La pedagogía ignaciana, den- logical Problems of Christian Choice", The
Way Sup 24 (1975) 26-35; OLIVEIRA, P. R. de,
tro y fuera de los Ejercicios, es ini- "Exercícios Espirituais e ordenagáo dos afe-
cialmente una pedagogía del si- tos: como mover os afetos que nos movem",
lencio y del desprendimiento, del Itaici 14 (2004) 7-33; POURRAT, R, "Affec-
despojo y de la austera indiferen- tions", DSp I, 235-240; Ruiz JURADO, M.,
cia, de la conversión y de la peni- "L'antropología di Sant'Ignazio di Loyola",
en Vantropología dei maestri spirituali (BER-
tencia. Pero el ideal que tiene Ig- NARD, Ch. A. ed.), Piemme, Torino 1991,239-
nacio del cristiano (sea seglar, 256; RULLA, L. Ma, "Discernimiento de espí-
consagrado en retiro, o sacerdote ritus y antropología cristiana", Man 51
en vida apostólica) no es tanto la (1979)41-64.
abnegación cuanto el ejercicio ple-
no de la virtud; no es tanto el mie-
do o control de las emociones,
AGERE CONTRA: / Abnegación
cuanto el despliegue de los a. y la
libertad afectiva en la predicación
y en las relaciones para siempre AGITACIÓN
testimoniar y hacer presente la mi-
sericordia de un Dios que, "si a "Inquietud", "turbación", "mo-
nosotros conviniese, más se incli- vimiento violento", son sinónimos
naría de su parte a tenernos siem- de "agitación". En un sentido inte-
pre consolados que afligidos, aun lectual-espiritual, la a. y la turbación
en este m u n d o " [Epp VI, 161]. expresan un movimiento extraordi-
nario. La RAE destaca que la a. trata
Luis Ma GARCÍA DOMÍNGUEZ, SJ de un movimiento con carácter pro-
longado e irregular, mientras que
/* Afección desordenada, Amor, Deseo, Moción, define la "turbación" como una alte-
Orden/Desorden, Sentir-Sentimiento, Voluntad. ración del orden o equilibrio pre-
103 agitación

; vios. El término, que no es frecuente to a la a. como a las consolaciones y


en el NT, se aplica a Juan Bautista desolaciones. Debe interpretar que
con una ironía que hace destacar aquella, siendo de menor entidad,
aún más la solidez que un carácter indica que se avecinan éstas casi
poseído por el Espíritu presenta an- con certeza (cf. [Ej 6; D3, 7]). Al ejer-
I te las tentaciones: ¿acaso pensaban citante le pide que resista.
|l los israelitas ver una "caña agitada La a. es una situación excep-
jj por el viento" (Mt 11, 7)1 cional. Precisamente porque el al-
En el uso ignaciano, la a. perte- ma se siente privada parcial y tran-
nece al ámbito de las realidades del sitoriamente de sus potencias, el
alma, mientras que la turbación ejercitante deberá evitar hacer elec-
1 también se extiende al mundo de ción durante la a. (cf. [Ej 177]). Ig-
las realidades exteriores. La que se nacio interpreta la a. en términos
'agita es el alma; se agita ante los di- de la teología escolástica y los di-
versos espíritus. La a. puede ser, versos tipos de gracias. Mientras
por tanto, afín a las mociones espi- que el ejercitante debe comprender
I rituales, pero se diferencia de la di- que nunca le faltará la gracia para
I mensión noética (la diversidad de la salvación, debe interpretar su
| pensamientos) con la que puede ser malestar como la ausencia de una
O no simultánea. El texto de los gracia transitoria, la de la paz. En
¿ejercicios Espirituales hace uso con- el tiempo ordinario el ejercitante
sistente del término "agitación". A tiene una paz que ha recibido gra-
1 Continuación, resumimos las carac- tis, pero que no le pertenece. Du-
1 ferísticas generales de la misma. rante la a., privado del don de la
I1' La a. es un fenómeno que afec- paz, el ejercitante debe reconocer
I ta al alma. Es propio del tiempo de su indigencia y dependencia de
I la desolación. Consiste en un esta- Dios. Ignacio invita al ejercitante a
I do transitorio del alma donde ésta resistir contra la tal agitación.
I i§e ve disminuida para hacer un uso Debemos distinguir la a. espiri-
I Ordinario de sus potencias natura- tual vista para los Ejercicios de
1 les (memoria, entendimiento y vo- otras dos agitaciones. De la primera
I juntad). La a. es inducida ante los nos da noticia el documento Delibe-
1 diversos espíritus. Sucede cuando raciones de 1539; de la segunda tene-
1 ésta se convierte en el campo de ba- mos noticia por la Autobiografía.
I talla para la lucha entre ellos. Du- Ambas reproducen usos del térmi-
I rante la a., el alma se debate por al- no que son contemporáneos a los
1 canzarlapaz. de Ignacio pero seguramente me-
1 Ignacio considera el tiempo nos ignacianos.
I gue dura la a. como un periodo de Las Deliberaciones registran el
rueba espiritual (cf. [Ej 4.320]). primer uso de "agitación". P. Fabro,
? !onsecuentemente, no tiene un va-
lí lor negativo. Ignacio avisa a quien
J. Codure o quien fuera el autor de
estas páginas utilizó el verbo agita-
[j."da los Ejercicios y exhorta al que los re, agitavimus en tres ocasiones para
I j.Mace para que se aprovechen de referirse a la actividad de los pri-
jj ella. Al director avisa proponiéndo- meros compañeros. En el proceso
ifte varias Anotaciones acerca de la a. de sus deliberaciones, "agitarse"
IMEcf. [Ej 4.6.17]) y Reglas al final de parece significar ocuparse, empe-
[ I D S Ejercicios (cf. [Ej 317.320]). El que ñarse, atarearse y aplicarse a la la-
IjUa los Ejercicios debe estar tan aten- bor de determinar la voluntad de

1
agitación 104

Dios para este grupo de amigos. Es- que durante su oración acostumbra-
ta actividad intelectual y espiritual da y prolongándose durante la cele-
probablemente supuso un combate bración de la misa, Ignacio percibió
espiritual, pero el documento no el 12 de febrero de 1544 las a. que
menciona una "diversidad de espí- procedían unas de la sala, fuera de la
ritus". Sí menciona diversos me- capilla, y otras de quien junto a él es-
dios y sugiere la intensidad con que cuchaba la misa, probablemente
los compañeros se aplicaron a ellos. siendo aquellas las causantes de és-
Para encontrar una solución a las tas. Ignacio -afirma primero- man-
preguntas que se hacían sobre si tuvo la calma; en el párrafo inmedia-
permanecerían unidos y, a partir de tamente posterior, sin embargo,
un momento, sobre si se someterían Ignacio reconoce que ha perdido la
por la obediencia a uno de ellos, los concentración y compostura precisa-
compañeros empezaron días de mente cuando se sentía en presencia
oración intensa (oraciones, sacrifi- de la Trinidad: "Conociendo haber
cios y meditaciones), se comprome- faltado mucho en dejar a las perso-
tieron a mantener en silencio sus nas divinas al tiempo de dar gracias
opiniones sobre estos temas para el día pasado..." [De 23].
no influir a los compañeros, preten-
Consistente con este carácter
dieron no dejarse llevar por afectos
intermedio, el pasaje también es in-
propios y opinar y juzgar "como si
teresante por otro motivo. Aquellas
fuesen extraños". En el contexto de
agitaciones nos introducen a la
las deliberaciones, además, agitarse
imaginación ignaciana. Ignacio
parece referirse a la acción de sope-
imagina la a. en términos del medio
sar alternativamente los "pros" y
interno-externo y compara la a. con
los "contras" según el método de
discernimiento que aparece detalla- un viento de fuera que viene a en-
do en el tercer tiempo de elección friar su devoción interna: "un pare-
en el libro de los Ejercicios y según cer que el calor de dentro pugnaba
fue practicado por Ignacio en las con el viento de fuera, pareciendo
Deliberaciones de la pobreza. claro lo bueno de dentro y lo malo
de fuera, y en este medio de la misa
La Autobiografía contiene el se- con calor y alguna devoción no
gundo ejemplo de agitación. L. frialdad, mas agitaciones de los de
González de Cámara refiere que Ig- la sala y de quien oía misa" [De 22].
nacio llegó a interpretar cierta expe- Quizá la holgura de las maderas en
riencia espiritual como a. (cf. [Au aquella casa descompuesta o quizá
17]). Tiempo después de haber su- el rumor de la conversación en la
cedido, Ignacio habría llegado a sala de visitas, muy próxima a la
comprender "la diversidad de espí- capilla, son la causa exterior que in-
ritus que se agitaban" durante su dujo la agitación. Ignacio requeriría
convalecencia en Loyola. Nótese el silencio en la casa años después
que, como sucedía para las Delibera- en las "Reglas comunes".
ciones, el uso en esta cita no con-
cuerda exactamente con el de los La a. ignaciana refleja el males-
Ejercicios, donde el alma es quien se tar, la inquietud y el aumento de ac-
agita y no los espíritus. tividad con ansiedad.
En el Diario espiritual, Ignacio re- José Carlos COUPEAU, SJ
conoce otras a. intermedias. Se trata
de a. exteriores pero que irrumpen /" Confusión, Desolación, Espíritus, Inquie-
en la vida mística. El Diario registra tud, Moción, Tentación, Turbación.
105 alabanza

ALABANZA alabanza y gloria y ninguna otra


cosa" [Epp IX, 626]; "alabar sienpre
su santísimo nombre" [Epp I, 282];
P ara Ignacio Dios es el "autor de
todo bien" (cf. [Epp VIII,
362.363.583.585; X, 5.7] etc.), "quien
"para cuyo servicio, alabanza y glo-
ria, la vida y todas las cosas deben
da y puede todo bien" [Epp II, 236], ordenarse" [Epp 111,17.19].
es "divina y suma bondad y cari- Es lo que hizo él mismo recu-
dad" y "sapientísimo padre celes- rriendo a inflamadas expresiones:
tial" [Epp VI, 160.162], es "amor "Sea para siempre su sumo nombre
eterno con que guía sus escogidos a alabado y ensalzado en todas y por
la felicidad perpetua" [Ibid.], "tan todas las creaturas, a esto tan justo
benigno padre nuestro y tan ama- y debido fin ordenadas y criadas"
dor de todo nuestro mayor bien" [Epp I, 339.343]; "De todo sea siem-
[Epp VII, 409.411], y aún más, pre bendito y alabado el criador y
"nuestra mayor gloria" [Epp I, redentor nuestro, de cuya liberali-
274.276]. dad infinita mana todo bien y toda
Creados a su imagen y semejan- gracia" [Epp I, 496.510]; "Jesucristo
za, sentimos una profunda nostalgia N. S. sea alabado sin fin por todas
las criaturas" [Epp VIII, 308.311].
de Él y hemos de comenzar un ca-
mino de retorno hacia esta nuestra 1. "Alabar" y "Alabanza" en los
matriz. Es más, a partir "de la gran- Ejercicios. Antes de continuar, vea-
deza y hermosura de las criaturas" mos qué lugar ocupan en los Ejer-
somos llevados a descubrir "por cicios Espirituales el verbo "alabar"
analogía, a su autor" (Sab 13, 5), a y el sustantivo "alabanza". El pri-
glorificarle y darle gracias (cf. Rom 1, mero aparece quince veces: cuatro
20-22; Sab 13-15). Si recorremos en- referidas a Dios y una vez unido a
tonces la historia de la salvación y "reverenciar y servir" [Ej 23], una
sopesamos las bendiciones del Pa- vez a "servir" [Ej 20], dos veces a
dre creador, del Hijo redentor y del "salvar el alma" [Ej 177.179]. Once
Espíritu santificador, no podemos veces tiene como complemento el
no dar espacio a la admiración, no culto y se repite en trece de las die-
pasar a una convencida proclama- ciocho Reglas para sentir con la
ción y a una gozosa celebración de Iglesia. Hay que a. la confesión y la
la grandeza y de la magnificencia, comunión [Ej 354], la misa [Ej 355],
de la potencia y de la sabiduría, de la vida religiosa [Ej 356], los votos
la justicia y de la santidad de la bie- religiosos [Ej 357], las reliquias, las
naventurada Trinidad. estaciones, las peregrinaciones, las
indulgencias, etc. [Ej 358], las dis-
No podemos no imitar a la Vir- posiciones sobre ayunos y absti-
gen del Magníficat y entonamos el nencias [Ej 359] (como había hecho
canto de la a. de las magnolia Dei (Le Ignacio: "los ayunos con tanta abs-
1,46-55). tinencia y con tanto quitarle de
Estos sentimientos caracteriza- manjares comunes yo laudé mu-
ron la vida y la enseñanza de Igna- cho" [Epp II, 233-237]), los orna-
cio. Y todavía más, pues aprovechó mentos y los edificios sagrados [Ej
toda ocasión para remachar que es 360], los preceptos de la Iglesia [Ej
"lo que siempre debéis hacer ante- 361], las disposiciones, recomen-
poniendo la alabanza del Señor so- daciones y comportamientos de
bre todas las cosas" [Epp I, 71.73]; los superiores [Ej 362], la doctrina
"deseando en todas cosas su mayor positiva y escolástica [Ej 363], y
alabanza 106

también el temor de Dios [Ej 370]. querer y amar, cuanto obedece y


De tal tipo de a. fue objeto el mis- ayuda al ánima, y ella, con la tal
mo Ignacio cuando, a la vuelta de ayuda y obediencia, se dispone más
Jerusalén, algunos compañeros de al servicio y alabanza" del Señor.
viaje pidieron a un rico veneciano Téngase presente incluso que en [Ej
que lo embarcase en su nave: "mu- 214] el Santo sugiere a quien come
chos se lo rogaron, alabándole, "como que vea" al Señor "comer
etc." [Au 49]. Asimismo, en Sala- con sus apóstoles, y cómo bebe, y
manca, Ignacio hablaba "cuándo cómo mira y cómo habla; y procure
de una virtud, cuándo de otra y es- de imitarle"; en [Ej 248] invita a
to alabando" [Au 65]. En el Diario "imitar en el uso de sus sentidos a
espiritual (6 de febrero de 1544) en- Cristo nuestro Señor" y también, en
contramos que también Dios "tan- [Ej 248], "a nuestra Señora". "Imi-
to alaba" la pobreza. tar" significa "hacer como" y los
El sustantivo a. se repite dieci- Evangelios nos cuentan que Jesús,
nueve veces y se refiere siempre al en la mesa "pronuncia la bendi-
Señor: una vez aparece solo [Ej ción" (Le 24,30) y da gracias (Mt 26,
369]; una vez está unido al amor [Ej 27; cf. Jn 6,11).
15]; nueve veces a "servicio" [Ej Es verdad -y lo veremos- que
46.98.155.157.168.137.183.316.322]; el servicio (las obras) garantiza la
seis veces a "gloria" [Ej 167.180. autenticidad de la a. y de la reve-
189.240]; siete veces a "salvación": rencia ("No entones las alabanzas
[Ej 169.181]; una vez a "servicio y de Dios sólo con tu voz, sino que
salvación" [Ej 169]; dos veces a tus obras concuerden con tu voz. Si
"gloria y salvación" [Ej 179.189]. Fi- cantas con la voz, terminarás ca-
nalmente, quisiera señalar que, la llándote; canta, al contrario, con la
mayor parte de las veces, "alabar" vida, de modo que no calles nunca.
y "alabanza" aparecen en el contex- Si, por lo tanto, alabas, no cantes
to de las elecciones que hay que sólo con la lengua, sino con el salte-
tomar. rio de las obras buenas" (S. Agus-
"Alabar, hacer reverencia y ser- tín, In ps. 146; PL 37, 1899), pero es
vir" [Ej 23] constituye el fin del la a. la que da fundamento (cf. De-
hombre. "Tomando el verbo "ala- nis 1891,132ss) a la una y la otra: si
bar" en el sentido más general de no se tiene el sentido de Dios, no se
dar gloria a Dios, podemos decir le podría amar tiernamente ni ser-
que el hombre ha sido creado para virlo filialmente. Es interesante,
glorificar a Dios de dos maneras, además, tener en cuenta que, en un
haciéndole reverencia y sirviéndo- manuscrito (Watrigant 1907) ante-
le, es decir, con actos de culto y de rior a la impresión de los Ejercicios,
servicio" (Ponlevoy 1888, 56s.). Y nos topamos con esta formulación:
recuérdese la conocida distinción "El hombre es creado por Dios para
entre laus oris (boca), coráis (cora- conocer, y amar, y hacer reverencia,
zón) y operis (obras). También el y servir a Dios Señor nuestro".
cuerpo tiene su parte. Después de (Clara referencia a Jn 17, 3: "Esta es
haber hablado de la necesidad de la vida eterna: que te conozcan a ti,
cuidar el cuerpo buscando "todos el único Dios verdadero").
modos que pudiese para esforzar- No es menos interesante obser-
le", en una carta a Francisco de Bor- var que, según parece, Ignacio ha-
ja [Epp II, 233.237], Ignacio escribe: bía condensado primeramente el
"porque al cuerpo tanto debemos fin del hombre en la expresión Ho-
107 alabanza

mo creatus ad laudem Domini et ad sa- vación de mi ánima" [Ej 169];


iutem animae suae (MEx I, 429). Así "Considerando primero para qué
lo leemos en Helyar (París, ca. 1535), es nacido el hombre, es a saber, pa-
uno de los textus accommodati (cf. ra alabar a Dios nuestro Señor y sal-
MEx 1,418-454). var su ánima" [Ej 177]; "Conside-
Los padres José Calveras y rar, raciocinando, cuántos cómodos
Cándido Dalmases, encargados del [...] para sola la alabanza de Dios
volumen de MHSI sobre los Exerci- nuestro Señor y salud de mi ánima"
J; tía, proponen la hipótesis de que, [Ej 181].
I? cuando Helyar lo transcribió, el 2. Una definición descriptiva. A
Principio y Fundamento tenía for- decir verdad, debemos reconocer
: mam simpliciorem, quam Ignatius pos- que todo proviene de Dios y es de
tea perpolivit. En esta importantísi- Dios. Así glorificaremos al Señor,
||-ttia página (maximi momenti), la dado que "gloria", según la defini-
formulación del fin pone de relieve ción clásica de S. Agustín (cf. Contra
cuatro veces sólo la a. de Dios y la Maximianum Arianum II, 13; PL 42,
salvación propia: "Homo est crea- 770) es "clara cum laude notitia":
|j. tus ad laudem Domini et ad salutem convencido y consciente (clara) co-
animae suae... creata sunt propter nocimiento (notitia) de Dios que lle-
hominem, ut ipse laudet Deum et sal- va a proclamar su bondad con ad-
vet seipsum... quantum poterit miración, valentía y gratitud (cum
|íy adiuvare ad laudem Domini et ad sa- laude).
lutem animae suae... nisi in quantum Sor Teresa Rejadell se considera-
iudicavero hoc vel illud esse mihi ba "del todo inútil", y por temor a
melius ad laudem Domini et ad salu- caer en la vanagloria no hablaba de
tem animae meae...". los dones de Dios. Así le seguía el
Quisiera precisar todavía que juego al diablo, "el enemigo que pro-
el texto de Helyar comienza con la cura de traernos en falsa humildad".
quinta anotación "Primo, debemus Una prueba de ello tenemos en el
ingredi ad laudem Domini [...], modo en que se expresaba: "soy una
magno et liberali animo" (MEx I, pobre religiosa, paréceme deseosa de
429) y que la fórmula se repite en el servir a Cristo N. S.". No se atreve a
tercer modo de hacer elección "... decir: "Soy deseosa de servir a Cristo
propter laudem Domini et salutem N. S., o el Señor me da deseos de ser-
nostram..." (MEx I, 445). Sólo una virle", sino que, al contrario, dice:
vez recurre Helyar a otra expresión: "paréceme deseosa de servir". Si
"...id quod magis erit ad gloriam bien miráis -responde Ignacio (cf.
divinae maiestatis et salutis animae [Epp I, 99-107])- "bien entendéis que
meae" (MEx I, 444). Pero esto -a mi aquellos deseos de servir a Cristo. N.
parecer- demuestra que la gloria S. no son de vos, mas dados por el
coincide con la a. y viceversa. Señor. Y así hablando, el Señor me
Y hay más; Puiggrós anota que da crecidos deseos de servirle al mis-
la fórmula también ha permaneci- mo Señor. Le alabáis, porque su don
do idéntica en aquellos pasajes del publicáis y en él mismo os gloriáis,
texto Autógrafo en los que se enun- no en vos, pues a vos misma aquella
l| cia el fin de manera explícita y di- gracia no atribuís".
|{ recta: "solamente mirando para lo Esta definición descriptiva la
1 í que soy criado, es a saber, para ala- encontramos también en el segun-
banza de Dios nuestro Señor y sal- do preámbulo de la Contemplación
alabanza 108

para alcanzar Amor: "Pedir conoci- mayor servicio, alabanza y gloria.


miento interno de tanto bien recibi- Amén" [Epp I, 627-628]. ¿Va bien el
do, para que yo, enteramente reco- estudio? "Dios N. S. sea loado"
nociendo, pueda en todo amar y [Epp IX, 552-553]. ¿Se debe recibir
servir a su divina majestad" [Ej un beneficio? Se ore para que se
233]. El adjetivo "interna" y el ad- tenga "en todo el mayor servicio y
verbio "internamente" tienen, en el la alabanza de Dios N. S." [Epp I,
vocabulario ignaciano, una signifi- 354.356]. ¿La reconciliación de Jua-
cación especial. Piénsese en el "sen- na de Aragón con su marido Asca-
tir y gustar de las cosas interna- nio Colonna? "Daría grande edifi-
mente" [Ej 2; cf. Ej 322] y en el cación y causa de alabar a Dios N.
"conocimiento interno" [Ej 104; cf. S." [Epp IV, 506-511]. ¿Ignacio expo-
Ej 63.65.203]. Todo se juega sobre el ne su pensamiento sobre la obe-
perfil del conocimiento "de tanto diencia? Se acoja "para el mejor
bien" (los dones de Dios) y sobre el progreso espiritual de los estudian-
consiguiente, personal y sentido re- tes de la Compañía que hay actual-
conocimiento que, como otra con- mente, a mayor servicio, alabanza
secuencia lógica, conduce al servi- y gloria de Dios N. S." [Epp I,
cio amoroso.
331.338].
Es más, téngase presente que el 3. "En todo y por todo". Es pará-
conocimiento y reconocimiento de metro dentro del que moverse, cri-
las mirabilia Dei, que al término de terio único [Ej 155] y necesaria
los Ejercicios se han hecho más ri-
"condición" [Ej 157] para toda elec-
cas y convincentes, debe implicar
ción: nada "me debe mover" a to-
también el nivel afectivo. De hecho,
mar o dejar "sino sólo el servicio y
Ignacio quiere que se ponderen los
alabanza de Dios" [Ej 169] y, si se
dones de Dios "con mucho afecto"
[Ej 234] y que, "afectándose mu- quiere que la elección sea "pura y
cho" [Ej 234], se alabe al Señor ofre- limpia" [Ej 172], "sincera y bien or-
ciéndole todo, contentándose sola- denada" [Ej 174], "sana y buena"
mente con ser poseídos por el [Ej 175.178.184], hay que "mirar so-
Espíritu de amor (cf. [Ej 234]). "Se lamente para lo que soy criado, es a
dice que alaba a Dios -escribe Sto saber, para alabanza de Dios nues-
Tomás- quienquiera que reflexiona tro Señor y salvación de mi ánima"
con afecto sobre las maravillas de [E/169].
Dios" (STh II-II, q. 91 a.l ad.2). En el primer Modo de hacer
Es una verdad que nuestro au- elección se debe tener "por objeto el
tor remacha en sus cartas. Ha teni- fin para que soy criado, que es para
do un hijo (¿Juan III?) y Dios se ha alabar a Dios nuestro Señor" [Ej
mostrado "en ello (como lo es) pa- 179], cultivar la libertad para que
dre de misericordia y Dios de toda pueda "seguir aquello que sintiere
consolación. Él sea bendito sin fin" ser más en gloria y alabanza de
[Epp VI, 570-571]. ¿Se goza de bue- Dios" [Ej 179], pedir al Señor que
na o mala salud? "Sea bendito el obremos de modo que seamos con-
que con su sangre y vida nos la ad- ducidos a elegir lo que "más su ala-
quirió eterna [...] y él dé gracia có- banza y gloria sea" [Ej 180], tener
mo la temporal disposición, buena presente en todo "sola la alabanza
o mala, de nuestros cuerpos, y todo de Dios" [Ej 181], orar para que se
lo demás, que él en sus criaturas ha confirme la elección "siendo de su
puesto, siempre se emplee en su mayor servicio y alabanza" [Ej 183].
109 alabanza

f ducirá "en la vía de su mayor servi-


L, La "gloria y alabanza de Dios"
cio y alabanza'' [Co 618], ayudará a
f¿Ej 189] deben animar también la
quien está en formación "para ma-
i Reforma de vida. Es más, aquí -es-
yor alabanza y gloria suya" [Co
I ,$amos en la conclusión de la Segun-
103], procurará que se conserve "la
f Ja Semana- Ignacio aprovecha la natura para su servicio y alabanza"
I ocasión para introducir un princi- [Co 296], discernirá si conviene que
I pió general: "No queriendo ni bus- uno permanezca en la CJ para "ma-
I $ando otra cosa alguna sino, en to- yor gloria y alabanza de Dios" [Co
\¡ JJJLO y por todo, mayor alabanza y 202]. También quien es llamado a
tvfloria de Dios" [Ej 189]. examinar una vocación debe proce-
firí La "mayor gloria y alabanza" der teniendo en cuenta la "mayor
I Je Dios es el motivo por el que se gloria y alabanza de Dios" [Co 52].
| # i d e "perfecta inteligencia" de los "Todas las buenas obras", incluida
pmandamientos [Ej 240]. Las lágri- la prueba de pedir limosna f Co 82],
Ptpas son un don de Dios si tienen su deben ser "para su mayor servicio
lyíausa en "otras cosas derechamente y para su más grande alabanza"
jpkdenadas en su servicio y alaban- [Co 161; cf. Co 114.133.152].
p i a " [Ej 316]. La consolación en ge-
4. El santo de la concreción. Estas
•meral se da para avanzar "en su ser-
últimas citas nos hablan de la prefe-
Iffficio y alabanza" [Ej 322]. En fin, se
rencia de Ignacio por la laus operis.
IMfrontarán delicados discursos de
Dios debe ser alabado con y en la
ireología "para mayor alabanza de
vida. Según la enseñanza de Pablo:
l||a su divina majestad" [Ej 369].
"Os exhorto [...] a que os ofrezcáis
mí También las Constituciones se a vosotros mismos como un sacrifi-
I adaptan al ritmo de esta insistencia cio vivo, santo, agradable a Dios:
i «ya en las Deliberaciones de la cua- tal será vuestro culto espiritual"
l;ii}esma de 1539 tenemos que todo y (Rm 12, 1-2). Creados por y para
I siempre debe ser por la "alabanza, Dios, debemos servirnos de la crea-
I Jfionor y gloria" de Dios (MCo I, 2)). ción para conseguir este fin y elegir
1 jEl fundador se había decidido a es- siempre "aquello que más nos con-
1 i^ribirlas "para el honor y alabanza duce al fin" [Ej 23].
I ;Suya" [Co 135] y trata de las distin-
Ignacio no excluye la posibili-
I ibas actividades apostólicas "a ma-
dad de la oración y del canto de a.
I yor gloria y alabanza suya" [Co
en pureza de amor y gratuidad.
1 §07]. La "gloria y alabanza de Dios" Por otra parte, es lo que haremos
I es "el fin que todos pretendemos" en el paraíso cuando, totalmente
I [Co 137], el "fin que la Compañía inmersos en Dios, nos unamos al
I pretende" [Co 266], seguros de que coro de los santos. Pero, hombre de
I ésta será conservada y promovida la concreción, atento a la enseñan-
I por el Señor "para su servicio y ala- za de Jesús sobre la necesidad de
1 J?anza" [Co 812] y de que de él reci- no limitarse a recitar fórmulas, sino
í 'Juremos lo necesario para la CJ por- de cumplir la voluntad divina, para
I $ue "mandará proveer en todo evitar engaños fáciles y fracturas
I ¡¿llanto pudiere ser en su mayor ala- siempre posibles entre teoría y prác-
I fcanza y gloria" [Co 555]. tica, el santo privilegia la a. que se
m ei Con ocasión de la CG se orará traduce en hechos de vida. Baste
¡pipara "que todo sea como conviene pensar que a partir de 1536 y hasta
Rifara su mayor servicio y alabanza y el último de sus días (31 de julio de
p gloria" [Co 693]. El superior se con- 1556) (cf. [Epp XII, 169.200]) en las
alabanza 110

conclusiones de sus cartas se repite más actualmente a Cristo" [Ej 167],


la fórmula "estereotipada": "Ceso "si igual o mayor servicio y ala-
rogando [a Dios], por la su bondad banza fuere a la su divina majes-
infinita, nos dé gracia complida para tad" [Ej 168]; ofrecer la elección
que su santísima voluntad sintamos para que sea confirmada, sólo si
y aquella enteramente cumplamos" "es para su mayor servicio y ala-
[Epp I, 99] cf. De Guibert (1992, 56). banza" [Ej 183].
Ignacio sabe, además, que la vida es- Que la a. deba ser ofrecida con
piritual presenta sus dificultades, la vida aparece también en la ora-
que siempre es posible encontrarse ción que Ignacio pone al inicio de
con tiempos de tentación y de re- cada ejercicio: "Pedir gracia a Dios
pliegue sobre uno mismo, que no es nuestro Señor, para que todas mis
fácil caminar siempre en altas cotas intenciones, acciones y operaciones
de puro amor. Lo había experimen- sean puramente ordenadas en servi-
tado personalmente: "No hallando cio y alabanza de su divina majes-
reverencia o acatamiento amoroso, tad" [Ej 46]. También son significati-
se debe buscar acatamiento temero- vas las indicaciones del "Preámbulo
so, mirando las propias faltas, para para hacer elección": "Cualquier co-
alcanzar el que es amoroso" [De sa que yo eligiere debe ser a que me
187]. Fortalecido por esta experien- ayude para el fin" [Ej 169] y la invi-
cia, al final de la Primera Semana
tación que se hace sea para ofrecer la
propone la meditación del infierno:
elección "para que su divina majes-
"para que si del amor del Señor eter-
tad la quiera recibir y confirmar,
no me olvidare por mis faltas, a lo
siendo su mayor servicio y alaban-
menos el temor de las penas me
za" [Ej 183], sea para poner "crea-
ayude para no venir en pecado" [Ej
ción, vida y estado para gloria y ala-
65]. Es un concepto que vuelve a
banza de Dios" [Ej 189].
evocar incluso en las últimas líneas
de los Ejercicios: hay que tener en "Buscar y hallar la voluntad di-
grande estima el "servir mucho" al vina" [Ej 1] significa ver dónde y
Señor "por puro amor", pero tam- cómo vivir para conseguir el fin de
bién debemos "mucho alabar el te- la existencia; significa, en un último
mor de la su divina majestad" [Ej análisis, historizar el servicio y la a.
370]. Tanto uno como otro son "cosa que debemos a Dios (cf. Royón
pía y santísima". Aunque hay que 1992, 288).
hacer todo lo que se pueda para lle- Alabar con la vida es una insis-
gar "al temor filial, que es todo acep- tencia que también emerge de las
to y grato a Dios". Constituciones. Refiero sólo dos
La a., por lo tanto, va unida al ejemplos: los hermanos coadjutores
servicio del Señor. Y quien hace los deben estar contentos de servir al
Ejercicios debe manifestar que está Señor en los oficios humildes y ba-
disponible a la más radical de las jos "persuadidos de servir y alabar
oblaciones y a la apertura total a así" al Señor [Co 118.132]; todos los
Dios, con un único límite: "sólo jesuítas deben adoptar un estilo de
que sea vuestro mayor servicio y vida que implique la guarda de los
alabanza" [Ej 98]; debe pedir tam- sentidos, el silencio o el diálogo se-
bién cuanto es "contra la carne" [Ej gún los casos, la modestia y la com-
157], pero "sólo que sea servicio y postura, la estima y el respeto, con-
alabanza de la su divina bondad" vencidos de que "de tal modo,
[Ej 157]; elegir "de imitar y parecer considerando los unos a los otros,
111 alabanza

Crezcan en devoción y alaben a solación sin causa, Dios atrae toda


Dios nuestro Señor" [Co 250]. el alma además de "en el amor"
Alabanza, por lo tanto, y servi- también en la a. "de su divina ma-
cio. Nunca, sea como fuere, servicio jestad" [Ej 330]? ¿Quién nos prohi-
sin alabanza. El utilitarismo y el efi- be que pidamos ser inundados de
cientismo no son criterios avalados sentimientos y de arrebatos de a.
por la espiritualidad ignaciana. El para empezar a cantar: "Al que está
ideal de Ignacio es realizar un ser- sentado en el trono y al Cordero,
vicio que, preñado de amor, es ex- alabanza, honor, gloria y poder por
presión concreta de alabanza: "En los siglos de los siglos" (Ap 5,13)?
todo amar y servir a su divina ma- Aunque, para ser fieles a la es-
jestad", pero después de haber co- piritualidad ignaciana, no pode-
nocido y reconocido "tanto bien re- mos dejar de subrayar que el Espí-
cibido" [Ej 233]. Es la a. la que da al ritu Santo, que entra con ímpetu
servicio aquel suplemento de alma en nuestras vidas y nos hace cantar
que se necesita para pasar del te- las a. de Dios (piénsese en la invo-
mor servil al temor filial. cación del salmista: "Señor, abre
mis labios y mi boca proclamará tu
5. La alabanza como don de Dios.
alabanza" (Sal 51,17) y en la ense-
Ofrecer "culto espiritual" y alabar a
ñanza de Pablo: "Llenaos más bien
Dios no sólo de palabra, sino con del Espíritu. Recitad entre vosotros
hechos de vida, animado por el Es- salmos, himnos y cánticos; cantad
píritu de amor a imitación del Se- y salmodiad en vuestro corazón al
ñor Jesús es el ideal que podemos Señor" (Ef 5, 16-20); recuérdese
realizar con la ayuda de la divina que en cuanto se derrama el Espí-
gracia. Dios -asegura Ignacio- no ritu también los paganos hablan en
defrauda nunca: "El Señor Nuestro lenguas y glorifican al Señor (Hch
ayudando y en todo obrando, para 10, 45-46), lo hace para un mejor
que en todas cosas su divina majes- servicio: Dios abraza o inflama "en
tad sea alabada y glorificada" (MCo su amor y alabanza", pero para
II, 125, en De Guibert 1992, 107- disponer ("abrazándola y dispo-
108). En las Anotaciones, Ignacio niéndola", sabemos que el gerun-
presenta al Creador que abraza "en dio indica simultaneidad) "por la
su amor y alabanza" [Ej 15]. Se tra- vía en que [el alma] mejor podrá
ta de indudable lenguaje nupcial: el servirle adelante" [Ej 15]. El amor
Señor abraza (o incendia y hace y la a. son dones de gran valor de
consumirse) no sólo infundiendo los que se puede gozar sumergién-
amor (cf. Rm 5, 5 y [Ej 330]), sino dose en la contemplación de Dios.
también animando a la a. (cf. 2Cor En la concepción de Ignacio, sin
4/ 15). Piénsese en la Virgen que embargo, no son dones sólo para
canta "mi espíritu se alegra en Dios la contemplación, son para la con-
mi salvador" {Le 1,47) y también en templación en la acción, para el
el Señor Jesús, que "se llenó de ale- servicio, para el compromiso apos-
gría en el Espíritu y dijo: Yo te ben- tólico, para dar fuerza al realizar la
digo..." (Le 10, 21). voluntad divina.
Si además se considera que la 6. "No cederé a otro mi gloria". Vi-
consolación nos viene dada tam- vimos en un mundo en el que todos
il t>ién para que se pueda avanzar "en tenemos la experiencia del desor-
Jf m servicio y alabanza" [Ej 322], den, tanto fuera como dentro de no-
|por qué no suponer que, en la con- sotros (cf. Daniélou 1969), y debe-

I
alabanza 112

mos tener el coraje de reconocer que Son temas recurrentes también


"los desequilibrios que sufre el en el NT (cf. ICor 8, 6; E/4, 5-6; lTm
mundo contemporáneo se conectan 2, 5; 6, 14-16) y todos hemos de
con aquel desequilibrio más profun- "dar gracias siempre y por todo a
do que está enraizado en el corazón Dios Padre" (Ef5, 18-20). Lo hace-
del nombre" (GS 10), que "rechazan- mos en las celebraciones litúrgicas
do a menudo reconocer a Dios como y, de modo especial, en la Eucaris-
su principio, el hombre ha infringi- tía, el sacramento que es, por natu-
do el orden debido en relación con raleza, acción de gracias.
su fin último y, al mismo tiempo, to- Es el orden esencial y salvífico
da su orientación hacia sí mismo o a que atenerse. Ignacio, caballero
hacia los otros hombres y hacia to- que había tenido un alto sentido del
das las cosas creadas" (GS 13). honor, estratega que sabía prever y
6.1 Reconocer a Dios. Tiene que planificar, organizador pero tam-
ver con nuestro tema. Por lo tanto, es bién activo trabajador, ha inculcado
urgente poner orden en la propia siempre, y con la fuerza propia de
vida y, sobre todo, en el propio co- los enamorados, sentimientos de
razón. Es la finalidad de los Ejerci- viva gratitud y hasta de pasión por
cios. "Preparar y disponer el ánima la "mayor gloria y alabanza de Dios
para quitar de sí todas las afeccio- N. S." [Ej 189].
nes desordenadas" [Ej 1] para que
podamos sintonizar con la volun- Es el significado de la medita-
tad paterna y "disponer la vida" [Ej ción de Dos Banderas [Ej 137-148]:
1] en orden al fin para el cual he- el diablo que intenta llevarnos a la
mos sido creados: "alabar, hacer re- soberbia, a la autosuficiencia y a la
verencia y servir" [Ej 23]. adoración de los ídolos (cf. Mt 4, 9),
y Cristo que quiere promover la hu-
Por esto, después de haber pre- mildad y el sentido de Dios. A Él,
sentado una panorámica del pro- Creador, Redentor, Santificador, se
yecto del Padre (Principio y Funda- le reserva siempre el primer puesto,
mento) y después de haber llevado a Él solo hay que amar con todo el
a re-celebrar la Alianza (Primera corazón, con toda el alma y con to-
Semana), Ignacio nos introduce en das las fuerzas (cf. Me 12, 30), y a Él
el seguimiento de Cristo, el hom- solo hay que adorar (cf. Mt 4,10).
bre-Dios que revela el inimaginable
amor trinitario y glorifica al Padre 7. Conclusión. La a. ha sido el
realizando toda su voluntad. Siervo ideal de Ignacio, como también se
de Yahvé "obediente hasta la muer- extrae de una carta a su hermano
te, y una muerte de cruz" (Flp 2, 8), Martín García de Oñaz [Epp I, 77-
que ha demostrado que hay que 83]. Después de haber declarado
alabar a Dios con la vida, que siem- que no le había escrito antes por
pre y en todo hay que reservar a "no tener probabilidad o conjeturas
Dios el primer puesto. "Yo, Yahvé, suficientes para pensar que mis car-
ése es mi nombre, mi gloria a otro tas podrían causar algún servicio y
no cedo, ni mi prez a los ídolos" (Is alabanza a Dios N. S.", el santo pre-
42, 5-8), leemos en los Cantos del cisa: "tanto puedo en esta vida
Siervo. Y aún más: "Yo, yo soy Yah- amar a persona, cuanto en servicio
vé, y fuera de mí no hay salvador" y alabanza de Dios N. S. se ayuda".
(Is 43,11.13); "Yo, Yahvé lo he hecho Es lo que desea intensamente ("de-
todo" (Is 44, 24); "No cederé a otro seo mucho y más que mucho")
mi gloria" (Is 48,11). también para los parientes y para
• 113 Alcalá de Henares

II todos: "cupiese [en ellos] impense Espirituales y mundo de hoy. Congreso Inter-
|| {intensamente] este tal y tan verda- nacional de Ejercicios hoyóla, 20-26 septiembre
de 1991 (GARCÍA-LOMAS, J. M. ed.), M-ST,
|¡ dero amor" por Dios y crezcan sus
Bilbao-Santander 1992, 279-298; VIARD, C,
p fuerzas "en servicio y alabanza de "Créés pour louer", Christus 26 (1979) 213-
|j Dios N. S.". Es su oración constan- 223; WATRIGANT, H., "La 'Méditation fun-
if te: "Plega a la suma bondad todo se daméntale' avant saint Ignace. (Essai histo-
|í ordene en su santo servicio y conti- rique et critique)", Bibliothéque des Exercices
m nua alabanza". 9 (1907).
•i ; Mejor, como ha escrito en otra
U parte [Epp I, 72]: "Plegué a nuestra
1[ Señora, que entre nosotros pecado- ALCALÁ DE HENARES
I; res y su Hijo y Señor nos interceda,
H¡ y nos alcance gracia, con nuestro la-
•p bor y trabajo, nuestros espíritus fla-
•; eos y tristes nos los convierta en
C on certeza Ignacio llegó a A. en
1526, probablemente hacia mar-
zo. Permaneció en esta ciudad uni-
m\ fuertes y gozosos en su alabanza". versitaria hasta el 21 de junio de
B:. Pietro SCHIAVONE, SJ 1527, es decir, poco más de un año:
"quasi año y medio'' apunta la Auto-
j | : / Acatamiento/Reverencia, Creador, Divina biografía [Au 57], la fuente primaria
M- Majestad, Gloria de Dios, Magis, Oración, para conocer datos de esta estancia.
•; Principio y Fundamento, Reglas "sentir con la Fue allí, sin duda, para proseguir los
n Iglesia", Servicio, Sólita. estudios iniciados en Barcelona,
K ,Biblib.: ABRAHAM, J. M., "Praise in Igna- concretamente para estudiar Artes,
i ¡ ; tian Spirituality", Ignis 34/1 (2005) 19-32; por consejo de su maestro Jerónimo
K ID., "Praise in Ignatian Spirituality II", Ig- Ardévol y de un doctor en Teología.
m nis 34/11 (2005) 5-24; BREEMEN, P. VAN, Con toda probabilidad lo que movió
m-[ '"Homo creatus est...' Essai de traduction
a ambos a guiar a Iñigo a la ciudad
I en langage actuel de quelques éléments du
m Principe et Fondement", CSIg 5 (1981) 147- del Henares fue la Universidad crea-
• 157; DANIÉLOU, J., "Signification du Trinci- da por el Cardenal Cisneros, que
K pe et fondement' dans le contexte actuel de abrió sus puertas en 1508. Era un
m la visión de l'homme et du monde d'au- centro nuevo por su metodología

I
jord'hui", en II Cursus Internationalis Exer- positiva (la atención a la Escritura
citiorum spiritualium in hodierna luce Eccle-
siae (Romae 6 oct-6 dec. 1969), Curia estaba apoyada por la Políglota Com-
Societatis Iesu, Roma 1969; DENIS, A., Com- plutense, aparecida en 1517) y por su
mentarii in Exercitia Spiritualia S. P. N. Igna- sano eclecticismo y apertura a to-
tii, Godenne, Mechliniae 1891; GUIBERT, J. das las corrientes ortodoxas: to-
DE, La espiritualidad de la Compañía de jesús. mismo, escotismo y nominalismo.
i; Bosquejo histórico, Sal Terrae, Santander
j 1955; LEWIS, J, "Le Principe et Fondament Para Cisneros esta universidad era
i des Exercices", CSIg 6 (1982) 187-203; ID., un instrumento de reforma de la
i Conocimiento de los Ejercicios Espirituales de Iglesia a través de un clero ilustrado.
j | ; San Ignacio, Sal Terrae, Santander 1987; Ignacio llegó a A. con 35 años,
•|1 MARCHETTI, O., Gli esercizi spirituali di S. Ig- ya que había comenzado tarde sus
|fc nazio I, II pensiero ignaziano, La Civiltá Cat-
\h tolica, Roma 1945; PONLEVOY, A. DE, Corn- estudios. Hizo más difícil su apro-
il mentaire sur les Exercices Spirituels de Saint vechamiento el hecho de que posi-
[ív Ignace, Imprimerie de l'Eure, Évreux 1888; blemente -al menos al principio-
I PUIGGRÓS, L., "El hombre es criado para no se matriculara, sino que siguiera
I alabar, hacer reverencia y servir a Dios N. clases por libre, y sobre todo, quizá
[ S. y mediante esto salvar su ánima", Man 3
I (1927) 3-11; ROYÓN, E., "La 'misión' en la con el deseo de ganar tiempo, la
|| dinámica de los Ejercicios", en Ejercicios acumulación de materias difíciles y

Ife
Alcalá de Henares 114

dispersas: "Términos de [Domingo] (sobre su vida tras separarse de Ig-


Soto [Lógica], la Física de Alberto nacio después de los meses pasa-
[Magno] y el Maestro de las Senten- dos en Salamanca en los que tam-
cias [Pedro Lombardo, Teología]" bién le acompañaron [Au 80]). A
[Au 57]. El resultado fue que apren- ellos se añadió en A. Juan Rey nal-
dió poco y con poco fundamento de, paje francés del Virrey de Nava-
[Au 64]. rra - D . Martín de Córdoba-, que
Fueron además muchas las estaba convaleciendo de una herida
ocupaciones de Ignacio, al margen en Antezana, al que por su corta
de las académicas. Es significativo edad llamaban "Juanico" (cf. [Au
que en los números de la Autobio- 58]); tras dejar a Ignacio se hizo
grafía en los que narra su estancia fraile (cf. [Au 67]). Los tres primeros
en A. [Au 56-63] dedica poco más compañeros vivieron algún tiempo
de una línea a sus estudios y el res- en casa de D. Diego de Eguía, sa-
to a otras actividades. En un primer cerdote navarro, más tarde jesuita,
momento vivió en el Hospicio de que les ayudó con limosnas. Los
Santa María la Rica, fundado en el Anuales Complutenses (f. 850) infor-
siglo XIII por D. Pascual Pérez y su man que durante algún tiempo Cá-
mujer D a Antonia. Pronto fue admi- ceres y Arteaga se alojaron en casa
tido en el Hospital de Nuestra Se- del escudero Hernando de Parra y
ñora de la Misericordia, conocido Calixto y Juan en la del panadero
como "Hospital de Antezana" por Andrés de Ávila.
haber sido fundado en 1483 por D. Ignacio y sus compañeros ves-
Luis de Antezana y D a Isabel de tían un sayal, por lo que en A. eran
Guzmán y aprobado por Bula de conocidos como "los ensayalados".
Sixto IV (23-5-1484). Por la fecha de Inicialmente Ignacio al menos iba
su fundación (cf. [Au 56]) le llama descalzo (cf. [Au 59]). Juntos o sepa-
"hospital nuevo". Aquí le admitió rados explicaban el catecismo por
el prioste [mayordomo de una her- las calles a los niños y atendían a un
mandad o cofradía, DRAE] Lope de público variado en el patio de Ante-
Deza (aunque el P. Fidel Fita cree zana. La Autobiografía resume así la
que fue D. Juan Vázquez) para que actividad apostólica de Ignacio en
atendiese a los pobres del hospital, Alcalá: "se ejercitaba en dar ejerci-
dándole a cambio alojamiento y co- cios, en declarar la doctrina cristia-
mida. Tras el segundo de los proce- na y con esto se hacía fruto a gloria
sos que sufrió en A., Ignacio se tras- de Dios" [Au 57]. A esto añade el in-
ladó a una casa (cf. [Au 59]), cuyo flujo de las conversaciones que Ig-
emplazamiento desconocemos. Al nacio sostenía y los diversos espíri-
ser puesto en libertad tras el tercer tus que se manifestaban: "gusto de
proceso, Ignacio se alojó en casa de cosas espirituales" y "tentaciones".
Da Mencía de Benavente, (cf. Anua- Era también variado su auditorio.
les Complutenses 855-856, compues- Durante los meses alcalaínos fre-
tos por un prebendado de la Iglesia cuentaron su trato algunos profeso-
de San Justo en 1562 y editados por res de la Universidad (los Doctores
la Institución de Estudios Complu- Jorge Naveros, Manuel Miona, Ber-
tenses en 1990). nardino Ripalda, padre del autor
Más tarde le acompañaron a A. del Catecismo, entre otros); perso-
los tres compañeros que había reu- nas nobles como D a Leonor de Mas-
nido en Barcelona: Calixto de Sa, carenhas (dama de la Emperatriz y
Lope de Cáceres y Juan de Arteaga más tarde aya de Felipe II) y D a Te-
115 Alcalá de Henares

resa Enríquez, "la loca del Sacra- mercedes como me has hecho y es-
mento", esposa del Contador Ma- pero me has de hacer. Suplicóte por
yor del Reino - D . Gutierre de Cár- los méritos de tu pasión me des gra-
denas- y madre del Duque de cia para que sepa examinar bien mi
Maqueda, D. Bernardino de Cárde- conciencia".
nas y Pacheco (en la [Au 60] se la En ninguno de los tres procesos
llama Teresa Cárdenas); los herma- se pudo probar a Ignacio alguna he-
nos Diego y Miguel de Eguía, im- terodoxia. Le obligaron a cambiar su
presor que introdujo las obras de atuendo, tiñendo primero de diver-
Erasmo en España y mujeres del sos colores el sayal que vestían él y
pueblo: Isabel Sánchez, "la rezade- sus compañeros y obligándoles des-
ra", y María de la Flor, que había pués a vestir como los demás estu-
ejercitado la prostitución con estu- diantes. Lo más decisivo fue que
diantes, entre otras. prohibieron a Ignacio hablar de co-
No ha de extrañar lo que ocu- sas de fe hasta que hubiese estudia-
rrió: "hacían rumores en el pueblo, do tres años. La sentencia le dejó
máxime por el mucho concurso que insatisfecho y decidió apelar al arzo-
se hacía donde quiera que él [Igna- bispo de Toledo - D . Alonso Fonse-
cio] explicaba la doctrina" [Au 57]. ca- de quien eclesiásticamente de-
Tampoco es raro que despertase pendía A., entonces en Valladolid
sospechas en la autoridad eclesiásti- para bautizar a Felipe II. Fonseca no
ca la similitud de las reuniones en el rectificó la sentencia y encaminó a
patio de Antezana con los conventí- Ignacio hacia Salamanca, ofrecién-
culos de los alumbrados: el secretis- dole plaza en el Colegio del Arzobis-
mo con que asistían a ellas algunas po, fundado por él y dándole cuatro
mujeres, los fenómenos externos escudos (cf. [Au 63]). Así terminó la
que acompañaban a algunas (rap- etapa alcalaína del peregrino.
tos, desvanecimientos) y algunas cíe Sin duda Ignacio no consiguió el
las enseñanzas de Ignacio (por objetivo que le llevó a Alcalá. Acadé-
ejemplo, la afirmación de que no to- micamente aprendió poco. Al menos
do pecado contra el sexto manda- esta experiencia y los meses poste-
miento era mortal). Todo ello origi- riores en Salamanca le convencieron
nó que Ignacio fuese procesado tres de que el estudio requiere al hombre
veces en sus meses alcalaínos. Los entero [Co 340] y por eso en París or-
procesos nos permiten conocer me- ganizó su vida de otra manera. En la
jor la actividad apostólica de Igna- capital francesa no se dedicará a mu-
cio en A. y concretar lo que signifi- jeres de poca cultura (que abunda-
caba "dar ejercicios" (cf. [Au 57]): ron, aunque no ocuparon todo su
instrucción sobre los mandamien- apostolado alcalaíno) con aparien-
tos, confesión y comunión semanal, cias de alumbradismo, sino se cen-
los artículos de la fe, oración con los trará en universitarios a los que pro-
cinco sentidos y las tres potencias pondrá los Ejercicios en su versión
del alma, es decir, lo básico de los íntegra. La experiencia alcalaína le
Ejercicios para rudos de que habla la enseñó que mendigar diariamente y
anotación 18. Quizá no era muy vivir en hospitales no es lo más útil
exacta teológicamente alguna de las para estudiar, de ahí que decidiese
oraciones que enseñaba, pero cier- vivir en Colegios de lo mendigado
tamente no era heterodoxa: "Dios en verano (cf. [Au 74-76]). Puesto
mío, Padre mío, Creador mío, gra- que en A. le impidieron "hacer bien
cias y alabanzas te hago por tantas a los prójimos" por no tener estu-
Alcalá de Henares 116

dios, vio que su primera ocupación Fueron muchas y variadas las


debía ser capacitarse, estudiando, relaciones que entabló en Alcalá.
para el apostolado sacerdotal, voca- Además de las ya mencionadas, en
ción que quizá se le aclaró en Alcalá. estos meses coincidió (con algunos
En estos meses creció en tres di- tuvo más trato; con otros, mera
recciones. Creció, en primer lugar, coincidencia local y temporal) con
en conocimiento del mundo al que varios futuros jesuítas: Laínez. Sal-
quería ayudar. Tuvo su primer con- merón, Bobadilla, Nadal, Manuel
tacto con la universidad, con movi- Miona, los hermanos Diego y Este-
mientos religiosos nuevos (mesia- ban de Eguía (hermanos de Miguel,
nismo, erasmismo, alumbradismo) el impresor), Martín de Olave y S.
y con la Iglesia jerárquica a través de Francisco de Borja.
la Inquisición. En segundo lugar, En A. dejó buenos amigos y A.
maduró su proyecto apostólico. dejó buen recuerdo en Ignacio. Por
Aunque ya en Manresa hablaba de
eso, ya General de la CJ, quiso que
cosas espirituales con algunas per-
allí abriese la Orden su primer cole-
sonas (cf. [Au 26.34]), en A. comien-
gio (1545). Colocó al frente de él a
za a dar Ejercicios, aunque limitados
por el auditorio que se le acerca. Francisco Villanueva, aún no sacer-
También había vivido antes en hos- dote. En los primeros 55 años de
pitales (cf. [Au 18.19]), pero en A. existencia de este colegio ingresa-
fueron su morada la mayor parte ron en la CJ 770 vocaciones univer-
del tiempo. Aunque luego abando- sitarias, entre ellas un Rector y va-
nará esta costumbre para poder es- rios catedráticos. Los frutos de los
tudiar, ésta será una de las pruebas meses alcalaínos de Ignacio se pro-
de los novicios (cf. [Co 66.67.74]), longaron en el tiempo.
una de las finalidades de la CJ según Rafael Ma SANZ DE DIEGO, SJ
la Fórmula de Julio III y una de las
consignas que dará a Laínez, Jayo y
Z1 Alumbrados, Cárceles, Ejercicios Espiritua-
Fabro cuando vayan a "la jornada les (Historia), Hospitales, Ignacio de hoyóla,
de Trento" (1546). A Alcalá le siguie- Inquisición, Letras.
ron los compañeros de Barcelona,
que en estos meses van vestidos con Bibl.: ESCANDELL BONET, B., "La Reforma
un hábito específico. Aunque luego de Cisneros y su influencia en el pensa-
miento de Ignacio" en San Ignacio de hoyó-
Ignacio no querrá hábito para los je- la en Alcalá de Henares (SANZ DE DIEGO, R.
suitas, esta decisión de sus primeros Ma ed.), Institución de Estudios Complu-
años (que no había tomado antes) tenses (CSIC) y Provincia de Toledo de la
indica que en A. tiene ya en mente Compañía de Jesús, Madrid 1991, 13-50;
crear un grupo apostólico que conti- FITA, R, "San Ignacio de Loyola en Alcalá
núe su camino. Creció finalmente en de Henares: Discusión crítica", Archivo Ca-
tólico [Barcelona] 4 (1998-1999) 82-85; 110-
su evolución personal. Quizá se con- 111; 171-175; 211-216; GONZÁLEZ NAVARRO,
cretó en estos meses su vocación es- R., "Ignacio de Loyola y el Colegio Mayor
pecíficamente sacerdotal al compro- de San Ildefonso: dos realidades coinci-
bar que sólo así podría ayudar a las dentes en los albores del Siglo de Oro
almas como él quería, con misión Complutense", en o. c. (SANZ DE DIEGO, R.
eclesial. Y ciertamente pasó "opro- Ma ed.), 73-125; LONHURST, J. E., "Saint Ig-
bios y menosprecios" [Ej 146], tan natius at Alcalá", AHSI 26 (1957) 252-256;
MARCHÁMALO MAIN, M./ MARCHÁMALO
centrales en su forma de seguir a Je- SÁNCHEZ, A. / SANZ DE DIEGO, R. Ma, Guía
sús. Ignacio salió de A. más hecho ignaciana de Alcalá de Henares, Institución
espiritual y humanamente, ya que de Estudios Complutenses (CSIC) y Pro-
no intelectualmente. vincia de Toledo de la Compañía de Jesús,
117 alegría

Madrid 2001; MARTÍNEZ DÍAZ, G., "De nue- dos en la Autobiografía [Au 8] y
vo en Castilla: De Alcalá a Valladolid", en otras dos en las Constituciones [Co
San Ignacio de Loyola y la Provincia jesuítica 547.621]. A estas referencias hay
de Castilla (GARCÍA VELASCO, J. I. ed.), Pro-
vincia de Castilla SJ, León 1991, 99-112; que añadir las del gozo ("gozar" y
ROTSAERT, M., Ignatius van Loyola te Alcalá "gozoso"), términos muy cercanos
(1526-1527), en de vroomheidsstromingen in que aparecen más veces que la ale-
Castilié, Katholieje Universiteit te Leuven, gría: en los Ejercicios, diez veces co-
Leu ven 1974; ROYÓN, E., "Ignacio de Loyo- mo sustantivo y cuatro como verbo;
la en Alcalá: algo más que un estudiante", en el Diario, siete veces como verbo
en o. c. (SANZ DE DIEGO, R. Ma ed.), 127-144;
SANZ DE DIEGO, R. Ma; "Un momento en la
y una vez como sustantivo; en las
gestación del proyecto apostólico de Igna- Constituciones, sólo una vez y como
cio: Alcalá de Henares (1526-27)", CON- sustantivo.
FER 114 (1991) 195-211; SANZ DE DIEGO, R. 2. La alegría como principal carac-
I Ma, "San Ignacio de Loyola en Alcalá de terística de la consolación. En una pri-
:
Henares (1526-1527). Andanzas de un uni-
\ versitario atípico", en Ignacio de Loyola y su mera aproximación, la a. es una vi-
s tiempo. Congreso Internacional de Historia (9- vencia afectiva que se experimenta
¡, 13 de septiembre de 1991) (PLAZAOLA J. ed.), como un ensanchamiento existen-
f • Mensajero-Universidad de Deusto, Bilbao cial y que penetra todos los ámbitos
| 1992,883-900; SERRANO SANZ, M., San Igna- de la persona, incluso afectándola
\ ció de Loyola y Alcalá de Henares. Estudio his- físicamente, en tanto que vigoriza y
: tóxico, Imprenta de Juan Iglesias, Madrid
¡ 1895; SUQUÍA GOICOECHEA, Á., "Loyola'ko
agiliza su mismo organismo. En la
( Iñigo eta Alkala-ko Unibersitatea" en o. c. a., todo aparece como con una aure-
\ < (PLAZAOLA J. ed.), 179-197. ola de claridad y resplandor. Su
fuerza impulsora parece ensanchar
f a la persona y hacerla salir al en-
cuentro de los demás y de los acon-
j ALEGRÍA tecimientos de un modo positivo y
esperanzador. Desde el punto de

1. Liso del término. Estamos ante


un tema de la espiritualidad ig-
naciana más recurrente de lo que se
vista espiritual, es una de las mani-
festaciones más claras de la conso-
lación ignaciana, y forma parte de
podría pensar. El término a. apare- su dinamismo como una de las re-
ce seis veces en los Ejercicios, seis sonancias integrales del paso de
veces en la Autobiografía, una vez en Dios por la persona y de su perma-
el Diario espiritual y otra en el Direc- nencia en ella. En la primera regla
torio autógrafo. De estas catorce ve- de discernimiento de Segunda Se-
ces, la mayoría de ellas aparece mana aparece como la primera ca-
acompañada de otra palabra: cuatro racterística de la consolación: "Pro-
veces con "gozo" [Ej 78.229.329]; pio es de Dios y de sus ángeles en
dos con "consolación" [Ej 329; Au sus mociones dar verdadera alegría
33]; dos con "placer" [Ej 78.229]; y gozo espiritual" [Ej 329]. En con-
í dos con el adjetivo "espiritual" [Au traposición, lo propio del mal espí-
29; DI, 18]; y una con "interior" [De ritu "es militar contra tal alegría y
55]. En la definición de consolación consolación espiritual" [Ej 329]. Así
aparece latinizado, "leticia" [Ej pues, S. Ignacio identifica práctica-
316]. Como verbo, aparece dos ve- mente la consolación con la a., aun-
ces en los Ejercicios [Ej 221.229] y que sin limitarla a ésta, ya que la
. una en el Diario espiritual [De 63]; y consolación es una inflamación de
como adjetivo ("alegre"), aparece amor en Dios que puede tener dife-
una vez en los Ejercicios [Ej 206], rentes manifestaciones, tal como la
alegría
118

emoción con lágrimas, "todo au- hace descubrir que hay estados de
mento de fe, esperanza y caridad", ánimo que provienen de Dios y
así como la paz y la quietud [Ej otros que no, es precisamente la
316]. También aparece en otra de perdurabilidad de la alegría: des-
las definiciones de consolación que pués de haberse deleitado en hacer
se da en el Directorio autógrafo: hazañas mundanas, que se queda-
"Débase declarar qué cosa sea con- ba "seco y descontento" [Au 8],
solación, que es tanto como alegría mientras que cuando pensaba en
espiritual, amor, esperanza de las imitar a los santos y aún después
cosas de arriba, lágrimas y todo de tales pensamientos, "quedaba
movimiento interior que deja el contento y alegre" [Au 8]. Más ade-
ánima en el Señor nuestro consola- lante, la a. está ligada a momentos
da" (DI, 18). La a., pues, forma par- de revelación: "Se le presentó en el
te de una constelación de manifes- entendimiento con grande alegría
taciones de un estado interior que espiritual el modo con que Dios ha-
está atraído y ensanchado por Dios. bía creado el mundo" [Au 29]. Esta
En definitiva, se trata de un senti- revelación del acto originante acti-
miento interno que es no sólo ex- va en Ignacio un estremecimiento
pansivo sino incluso extático, en de gozo. La creación como expre-
tanto que saca de sí "llamando y sión del goce de Dios ad extra pro-
atrayendo a las cosas celestiales". duce como respuesta el gozarse de
Por otro lado, observamos que las la criatura. La a. aparece en otros
diversas definiciones de a. son cua- episodios ligados a la experiencia
lificadas con un adjetivo: "alegría de sentir la alteridad de Jesús. Así,
interna", "alegría espiritual", "ale- estando en Jerusalén, cuando el
gría verdadera"... Es decir, la con- guardián de Getsemaní fue a bus-
solación es a., pero no cualquier ti- carle de malos modos porque se ha-
po de alegría. ¿Cuál es la diferencia bía separado del grupo de peregri-
entre una auténtica y una falsa ale- nos, sintió la a. de ser maltratado
gría? Dos son los criterios ignacia- como Jesús en aquellos mismos lu-
nos para discernirlo: por un lado, gares [Au 48]. Tuvo la misma expe-
que la causa de la a. no sea la grati- riencia en Italia cuando fue deteni-
ficación que provocan las cosas, las do por unos soldados sospechando
personas o las situaciones por sí que fuera un espía: "En esta ida tu-
mismas, sino que conduzcan a más vo el peregrino como una represen-
allá de ellas mismas, esto es, a Dios, tación de cuando llevaban a Cristo,
y, por otro, la referencia a la alteri- aunque no fue una visión como las
dad, con el consiguiente descentra- otras. Y fue llevado por tres gran-
miento de sí. Ambos rasgos los ha- des calles; y él iba sin ninguna tris-
llamos tanto en la experiencia de teza, antes con alegría y contenta-
Ignacio (Autobiografía y Diario espi- miento" [Au 52].
ritual) como en el proceso de los
Entre las diversas causas de a.
Ejercicios.
que tuvo Ignacio a lo largo de su vi-
3. La alegría en la experiencia de da, las que tal vez llaman más la
Ignacio. En el relato autobiográfico, atención son las que están relacio-
la a. aparece con más frecuencia de nadas con el desvelamiento del
lo que se podría pensar. En el dis- misterio trinitario. Los primeros
cernimiento que Ignacio empezó a atisbos los tuvo estando en Manre-
hacer por primera vez en su lecho sa: todas las cosas se le iluminaron
convaleciente de Loyola, lo que le bajo esta clave trinitaria "y esto con
119 alegría

tantas lágrimas y sollozos, que no munión. La relación recíproca de


se podía valer. Y yendo aquella ma- las tres Personas, perijoresis, com-
ñana en una procesión que de allí porta un movimiento de comunión
salía, nunca pudo retener las lágri- y de expansión que contiene los
mas hasta el comer, ni después de rasgos extáticos de la a., como un
comer podía dejar de hablar sino en salir de sí comulgante y confiado
la santísima Trinidad; y esto con hacia lo otro de sí. En esta a. experi-
muchas comparaciones y muy di- mentada por Ignacio encontramos,
versas, y con mucho gozo y conso- pues, los dos rasgos que mencioná-
lación" [Au 28]. Veintidós años más bamos al comienzo: vivir todas las
tarde, en Roma, tiene una experien- cosas desde Dios y el descentra-
cia similar que le desborda de ale- miento hacia la alteridad. Tanto es
gría: "Conocía, sentía o veía que, al así, que se le había oído decir que,
hablar al Padre, veía que era una pensando un día en qué cosas po-
persona de la santísima Trinidad, drían causarle tristeza, se le ocurrió
me afectaba a amar toda ella, cuán- que sólo podría ser que el papa
to más que las otras personas eran aboliese la CJ, "y aun con esto, yo
en ella esencialmente; otro tanto pienso que si en un cuarto de hora
sentía en la oración del Hijo; otro me recogiese en oración, quedaría
tanto en el Espíritu Santo, gozándo- tan alegre y más que antes" (Mem
me de cualquiera en sentir consola- 182).
ciones, atribuyendo y alegrándome 4. La alegría en la persona de Ig-
en ser de todas tres" [De 63]. Dos nacio. No se suele identificar a S. Ig-
días antes, el martes 18 de febrero nacio como una persona alegre. Sin
de 1544, también tuvo una expe- embargo, los primeros compañeros
riencia honda de la Trinidad, que mencionan la a. que desprendía su
no se limitó al tiempo de oración, mirada. Así lo atestigua González
sino que se extendió durante toda de Cámara: "Tenía por naturaleza
la jornada, incluso cuando salió a la unos ojos tan alegres, que, según
calle: "Este día, andando por la ciu- me contó el Padre Laínez, querien-
dad con mucha alegría interior, un do un endemoniado de Padua
representárseme la santísima Trini- identificarlo por algunas señales
dad en ver cuándo tres criaturas ra- exteriores y diciendo grandes ala-
cionales, cuándo tres animales, banzas de él, empleó esta paráfra-
cuándo tres otras cosas, y así a la sis: 'Un españolito pequeño, algo
larga" [De 55]. Se trata, pues, de cojo, que tiene los ojos alegres'"
una experiencia de resonancia inte- {Mem 180). Pero también dice Cá-
gral, de abundancia y de desborda- mara que S. Ignacio contenía su mi-
miento en la que participa todo su rar y llevaba los ojos siempre bajos,
ser y en la que "conocer", "sentir" y algo que también exigía a los de-
"ver" el misterio intratrinitario le más. Con todo, muchas veces no
llena de una plenitud indecible, podía retener esta alegría: "Solía
tanto más porque viene de días de nuestro Padre de ordinario, cada
tristeza y de aridez. El fenómeno de vez que encontraba a algún Herma-
las lágrimas es exponente de que no, considerar en él el precio de su
también el cuerpo participa de esta alma y a Cristo Nuestro Señor que
conmoción. La Trinidad, revelando la redimió; y recibía con este pensa-
el fondo de Dios, revela el fondo miento tanta consolación, que siem-
del ser humano: un máximo de per- pre la exteriorizaba con la sonrisa y
sonalización en un máximo de co- alegría exterior" {Mem 25). Y tam-
alegría 120

bien: "Cuando quería agasajar a al- viene a salvar del infierno creado
guien, le manifestaba una alegría por el propio autocentramiento:
tan grande, que parecía meterlo "exclamación admirative con creci-
dentro de su alma" (Mem 180). En do afecto [...] cómo la tierra no se
1548 Ignacio escribía al melancólico ha abierto para sorberme" [Ej 60],
y austero Francisco de Borja, toda- agradeciendo la experiencia de sen-
vía entonces Duque de Gandía, que tirse salvado y perdonado [Ej 61].
buscara los dones espirituales más Esta contención se distiende
que las penitencias corporales. Y en Segunda Semana y se convierte
después de mencionar la intensifi- en gozo ante la irrupción de la al-
cación de la fe, la esperanza y la ca- teridad de Dios por la encarnación,
ridad, habla del "gozo y reposo es- y prosigue en la contemplación de
piritual, lágrimas y consolación los misterios de la infancia y otros
intensa, elevación de la mente [...], pasajes evangélicos, que sirven pa-
sin los cuales todas nuestras cogita- ra educar en la verdadera a. a tra-
dones, palabras y obras van mez- vés de la pobreza y la humildad de
cladas, frías y turbadas, para que Jesús [Ej 144], donde la ausencia
vayan calientes, claras y justas para de posesiones y la pérdida de au-
el mayor servicio divino" [Epp II,
toimagen permiten arraigar en la
237]. Así pues, la a. es considerada
verdadera a. de las bienaventuran-
por Ignacio compañera indispensa-
zas [Ej 278] y estar a la escucha de
ble del camino hacia Dios.
la llamada de Dios.
5. La pedagogía de la alegría en los
Durante la Tercera Semana se
Ejercicios. Los Ejercicios son una pe-
vuelve a decir que "se evitarán tra-
dagogía para alcanzar la "verdade-
er pensamientos alegres, aunque
ra alegría", en cuanto que hacen pa-
sean buenos y santos, como son de
sar del solipsismo de una falsa
resurrección y de gloria" [Ej 206].
satisfacción centrada en la posesivi-
dad de las cosas o en la autocom- Se trata de experimentar a fondo el
placencia de falsas imágenes sobre fracaso de los propios proyectos, de
uno mismo, a una a. que tiene su participar de la pérdida y soledad
fuente y su destino en Dios y en el de Jesús en Getsemaní, así como de
bienestar de los demás. Para lograr- empatizar con la tristeza y soledad
lo, las cuatro Semanas proponen un de María y los discípulos tras su
ritmo alterno de sobriedad y entu- muerte. En la pedagogía hacia la
siasmo, en un crescendo de conten- "verdadera alegría", hay que pasar
ción y de expansión en función de por el vacío de toda causa munda-
los temas que se van presentando. na de a. y sostenerse en él.
Durante la Primera Semana hay que Este radical despojo prepara el
dominar los pensamientos de a., estallido de la Cuarta Semana, con
"no queriendo pensar en cosas de la irrupción de lo Totalmente Otro.
placer ni alegría, como de gloria, re- En ella se pide "gracia para me ale-
surrección, etc.; porque para sentir grar y gozar intensamente de tanta
pena, dolor y lágrimas por nuestros gloria y gozo de Cristo nuestro Se-
pecados impide cualquier conside- ñor" [Ej 221]. Esta a. por Cristo re-
ración de gozo y alegría" [Ej 78]. La sucitado, la radical Alteridad, in-
a. no puede ser ingenuidad ni eva- cluye también el gozo por la a. de
sión inconsciente de la propia ver- María [Ej 299] y del resto de los
dad, sino resultado de la experien- primeros discípulos. Todo ello es
cia del amor gratuito de Dios que el efecto del descentramiento lo-
121 alma

grado a lo largo de los Ejercicios: ALMA


no se trata de una euforia causada
por algún éxito personal, sino que
está radicalmente referida a la alte-
ridad y crece con el contemplar to-
E n la antropología ignaciana "al-
ma" o "ánima" representa mu-
cho de lo que se significa con
da la realidad desde Dios, como "hombre". De todos modos, no son
don recibido [Ej 233]. La a. se con- totalmente sinónimos. "Ánima" de-
vierte en el clima de toda la Sema- signa la realidad humana desde el
na, como el movimiento espontá- lado de su interioridad y se contra-
neo del corazón que el mismo pone en esa acepción a "cuerpo".
organismo también está llamado a Aunque con las matizaciones co-
gozar, rodeándose de claridad, de rrespondientes, puede decirse que,
frescura en verano y de calidez en en general, el a. es equiparable a lo
invierno [Ej 229]. Dicho de otro que se etiqueta como "subjetivi-
modo, la a. de la Cuarta Semana es dad". Ánima es el hombre en tanto
una a. empática y participativa, no que sujeto, es la instancia interior
proyeccionista, evasiva o aislacio- que hace del hombre una realidad
nista, que lleva los signos del Es- personal y, por lo tanto, responsa-
píritu: "amor, alegría {jara), paz, ble. Es verdad que la espiritualidad
paciencia, benignidad, bondad, fi- ignaciana tiende a ser particular-
delidad, suavidad y domino de mente introspectiva y muestra vir-
uno mismo" (Gal 5, 22-23). Es ella tudes en su comprensión del esce-
la que permite participar del oficio nario dinámico intrapsíquico. Pero,
mismo del Resucitado, que es el de más allá de lo exhaustivo en su mo-
consolar [Ej 224], esto es, alegrar a do de abordar la complejidad de la
los demás. No se trata de otra cosa subjetividad humana, se cumple
que de introducirse en la reciproci- aquí lo que es extensible a toda la
dad de la Contemplación para al- antropología ignaciana: lo subjetivo
canzar Amor, donde la gratitud del está abocado necesariamente a la
don recibido [Ej 233] se convierte experiencia de Dios. El a. es capaz
en ofrenda [Ej 234], circularidad de Dios, le es posible como gracia la
que sella y da veracidad al carácter posibilidad de la comunicación con
extático de la a., expresión de la so- el Misterio. La expectativa de los
breabundancia del corazón que Ejercicios es, en efecto, que "el mis-
participa del carácter expansivo mo Criador y Señor se comunique a
del ser de Dios. la su ánima devota, abrazándola en
su amor y alabanza y disponiéndo-
Javier MELLONI, SJ la por la vía que mejor podrá ser-
virle adelante" [Ej 15]. No se duda
* Consolación, Contento, Cuarta Semana, Es- de que se dé el encuentro; en todo
periencia de Dios, Hilaridad, Tristeza. caso, lo que la espiritualidad igna-
ciana pretende es potenciarlo, por-
Bibl.: BUSTO, J. R., '"Alegraos según com-
partís los padecimientos de Cristo' (IPe 4, que "cuanto más nuestra ánima se
13)", Man 65 (1992) 139-152; CALVERAS, ]., halla sola y apartada, se hace más
Qué fruto se ha de sacar de los Ejercicios Espi- apta para se acercar y llegar a su
rituales, Biblioteca de Ejercicios "Manresa", Criador y Señor, y cuanto más así
Barcelona 1950; MILLER, ]., "La quatriéme se allega, más se dispone para reci-
semaine des Exercices", Christus 51 (2004) bir gracias y dones de la su divina y
100-107; THIÓ DE POL, S., "Demandar lo que
quiero". Peticiones del libro de los Ejercicios, suma bondad" [E/20]. "Ánima" de-
EIDES 36, Barcelona 2003, 26-27. signa aquel espacio donde acontece
alma 122

la experiencia de fe y donde, como denar su vida, sin determinarse por


fruto de ella, se elabora interna- afección alguna que desordenada
mente la proyección hacia la histo- sea" [Ej 21]. Si lo humano tiene po-
ria y el mundo que el discernimien- sibilidades diversas de expresión,
to de esa experiencia sugiere. Va a la libertad es una de las de mayor
ser en el a. donde se realice la asi- calado para la espiritualidad igna-
milación del horizonte de gracia al ciana. Por eso, lo que queda "fuera"
que apunta el encuentro del Crea- es apelación a esa libertad, es inter-
dor con su creatura, según lo ade- pelación. La existencia humana está
lantaba, a modo de bosquejo, el así marcada por la necesidad de
Principio y Fundamento. Constitu- responder. El a. ha de elegir, es ra-
ye, en síntesis, la dimensión espiri- dicalmente respondiente.
tual humana. Con este significado, Sin embargo, el dilema espiri-
a. es uno de los términos de mayor tual se plantea también antes: en la
presencia en los textos ignacianos, disposición para elegir, en el "des-
como es evidente en los Ejercicios
de dónde" y en el "cómo" realizar
(cf. [Ej 1.2.6.15-18.20.23.25.38.40.41.
la elección. El a. ha de hallar esa
43.47.124.152.166.169.175.177.179-
disposición, porque carece de ella.
181.185.189.229.238.313.316.317.
De ahí que tenga que ejercitarse.
326.330-333.335.336.339.348-
Precisa de una ejercitación espiri-
351.365.367]). A ello hay que sumar,
tual que le permita transparentarse
también en los Ejercicios, las apari-
a Dios. La espiritualidad ignaciana
ciones más esporádicas de dos
entiende que el a., en su ejercitarse,
"cuasi-sinónimos": "ánimo" [Ej 12.
216.353.361] y "subyecto" [Ej 14.15. ha de respetar algunos principios:
18.83. 84.89]. 1. Dialéctica entre lo objetivo y lo
subjetivo de la experiencia. Los Ejerci-
El a., en tanto que subjetividad
cios están elaborados como un pro-
abierta a lo trascendente, está siem-
ceso espiritual que bascula entre
pre presente a una encrucijada, re-
dos planos, uno objetivo y otro sub-
sultado de los "tres pensamientos"
jetivo, de modo que el a. desplegará
que según [Ej 32] coexisten dentro
su experiencia por relación a am-
de ella. Por un lado, "mi mera liber-
bos. Tales planos aparecen insinua-
tad y querer" es la instancia de la
cual brota el pensamiento que es dos en la anotación segunda de
"propio mío". Por otro, "de fuera" Ejercicios. A un lado está el "modo y
proceden dos pensamientos contra- orden" al que se debe ceñir el que
puestos: "el uno que viene del buen da los Ejercicios, su "narrar fiel-
espíritu y el otro del malo". He ahí mente", su discurrir "solamente
una síntesis del dilema espiritual por los puntos con breve y sumaria
humano para Ignacio. En esta des- declaración"; en una palabra, "el
criptiva básica de la subjetividad se fundamento verdadero de la histo-
erige la libertad como la máxima ria". A otro, el "discurriendo y ra-
manifestación interior del hombre. ciocinando por sí mismo" del ejer-
Al fin y al cabo, la libertad es la que citante, su "alguna cosa que haga
posibilita la respuesta a la voluntad un poco más declarar o sentir la
de Dios. Los Ejercicios, de hecho, historia" (cf. [Ej 2]). El resto de los
pretenden que la libertad del ejerci- Ejercicios es coherente con el encua-
tante no acabe en alienación -así lo dre que aquí se ha establecido.
indica el título: "Ejercicios espiri- 1.1 El componente objetivo de la
tuales para vencer a sí mismo y or- experiencia. La objetivación de la ex-
123 alma

periencia del a., en efecto, se realiza- crucificado desenmascara la identi-


rá a través de insistencias como la de dad del pecado y catapulta al ejerci-
adecuarse al método. La consigna tante a la pregunta por un qué hacer
dada al ejercitador, como se ha reco- totalmente nuevo. La respuesta, cu-
gido, es que proporcione "modo y yo tono será marcadamente crístico,
orden". Los Ejercicios heredan el empieza a esbozarse en la Segunda
gusto por la "metodización" de la Semana. El ejercitante accede a los
vida espiritual característica de los hitos de la historia de la salvación,
siglos XV y XVI, procedente de la se interna en el misterio de Cristo y
Devotio Moderna, y se suman al in- trata de elegir la forma de su colabo-
terés por la praxis estructurada y re- ración en el proyecto de Jesús. La
glada de la espiritualidad. Ejemplos Pasión y la Resurrección, como pun-
próximos a Ignacio eran las obras de to focal de la obra salvífica de Dios,
García de Cisneros y Gómez García, facilitan una profundización de esa
el Exercitatorio de la vida espiritual y el decisión. En la Cuarta Semana la
Carro de dos vías, publicadas en 1500. elección personal del ejercitante
Pero la objetivación de la experien- queda incrustada en la misión de la
cia espiritual se logra también a tra- Iglesia.
vés de la presentación al ejercitante 1.2 El componente subjetivo de la
de contenidos concretos sobre los experiencia. Con lo anterior no es eli-
que tener la experiencia. Se trata de minado, ni mucho menos, el lado
la "historia de tal contemplación o subjetivo de la experiencia del áni-
meditación", copada fundamental- ma. Ignacio no renunció a él por
mente por la temática del pecado y muy reales que fueran en el contex-
por el evangelio, con una concatena- to religioso europeo de principios
ción cuaternaria de Semanas. Éstas, del siglo XVI los riesgos de malin-
aunque son propiamente para Igna- terpretársele. Lo subjetivo se mues-
cio variables en su duración, no se tra ya en la atención que ponen los
prolongan ilimitadamente. Se prevé Ejercicios al capital motivacional
para todas ellas juntas la frontera con el que cuenta el ejercitante al
temporal de "treinta días". La inicio de los Ejercicios. En efecto,
Semana representaría una etapa, para Ignacio es determinante "en-
autónoma en sus contenidos (peca- trar en ellos con grande ánimo y li-
do e hitos fundamentales de la vida beralidad" [Ej 5]: la implicación
pública de Jesús junto con su pasión, subjetiva es ya entonces determi-
resurrección y ascensión) y en sus nante para el resto de la experien-
objetivos (la búsqueda de "las cosas cia, aunque nunca la forzará. El
según la materia subyecta", tal y co- ejercitante pone sobre el tapete "to-
mo aparecen especificadas en las pe- do su querer y libertad" en una dis-
ticiones de cada Semana). La subjeti- ponibilidad que llega a abarcar su
vidad queda referida así a un núcleo realidad histórica, esto es, "su per-
cristológico. Acorde con [Ej 135], lo sona como de todo lo que tiene".
cristológico representa en Ignacio no Pues bien, lo así comenzado conti-
sólo un modelo ético, inspirador de nuará teniendo registros subjetivos.
virtudes. Es algo más: se trata de un Han de surgir consolaciones y de-
principio estructurante de la propia solaciones, y agitación de espíritus
experiencia teologal. Las eventuali- (cf. [Ej 6]). La experiencia espiritual
dades del encuentro persona-gracia se desarrollará en el área de "el sen-
son iluminadas desde las eventuali- tir y gustar de las cosas interna-
dades de la propia vida de Jesús. El mente" [Ej 2]. El ejercitante entrará
alma 124

en dos fases críticas. En la anota- ha ido en la contemplación o medi-


ción novena se insinúa la primera: tación". De la inmediatez se pasa
el estar "tentado grosera y abierta- consiguientemente a la "mediatez",
mente". En la décima, en cambio, se al distanciamiento. Todo en el exa-
habla de ser "batido y tentado de- men se basa, por lo tanto, en una
bajo de especie de bien" [Ej 9.10]. mirada a lo orado desde la lejanía.
El a. está emplazada entre esos Sin embargo, esa mirada no es una
dos planos objetivo y subjetivo. Lo retrospectiva neutral, un atestado
objetivo servirá de inductor y de que recoge puntualmente hechos
hermenéutica de lo subjetivo; lo del pasado. El ejercitante no sólo
subjetivo se mostrará como el direc- observa el "cómo me ha ido", sino
tor, el que imponga el ritmo de apli- que también sopesa la evolución
cación y de asimilación de lo objeti- del ejercicio para, en último térmi-
vo. El encuentro con la gracia estará no, establecer un puente con el fu-
sometido a esa polarización osci- turo, con el "adelante", por medio
lante entre ambos planos. Con un de la corrección o de la confirma-
resultado: la experiencia final de ción de lo realizado en la contem-
Ejercicios consistirá ni más ni me- plación o meditación. Así que, en
nos que en la "posibilitación" de un vez de retrospectiva, habría que ha-
seguimiento (no cualquiera, sino el blar de "perspectiva". Sobre todo
de Cristo: polo de la objetividad), por efecto del examen, el ejercitante
que es asumido como proyecto accede paulatinamente a una con-
existencial (no cualquiera, sino el ciencia de sí en la que pasado, pre-
mío: polo de la subjetividad). sente y futuro están encadenados,
forman una sucesión lineal. Sólo
2. Temporalidad y significado. Es
con perspectiva es posible acceder
muy propio de la espiritualidad ig-
al sentido auténtico de la experien-
naciana el valor que le concede al
cia y, por ende, a la que más tarde
tiempo en la experiencia espiritual
se realizará a partir de la Segunda
del ánima. Lo que acontece espiri-
Semana: la elección.
tualmente en el a. no es comprensi-
ble en el presente inmediato a la ex- Dos corroboraciones de que es-
periencia. Más bien, la experiencia te modo de concebir la experiencia
cobra perfil y significado en el del a. es algo más que un momento
transcurso del tiempo, en el des- esporádico en los Ejercicios. Una de
pués de su acontecer. A esa eviden- ellas se recaba en el examen parti-
cia llegó el mismo Ignacio en el dis- cular de la Primera Semana [Ej
cernimiento aún tosco que realiza 24.31]. Dado que su práctica no se
en los primeros pasos de su conver- ciñe exclusivamente a los Ejercicios,
sión en Loyola (cf. [Au 8]). No ex- sino que los traspasa, y dado que
traña, por eso, que Ignacio intro- fue frecuentemente realizada por
duzca en los Ejercicios el examen de Ignacio, bien se puede decir que el
la oración (cf. [Ej 77]). Una vez que examen constituye casi un talante
la meditación o contemplación co- espiritual. La propuesta es la reali-
rrespondiente ha sido realizada, se zación de un ritmo diario de dos
invita al ejercitante a que abandone evaluaciones en tres momentos su-
la actitud -tenida hasta entonces- cesivos (mañana, mediodía, des-
de protagonista inmediato. Se inicia pués de cenar), de tal manera que
así el tiempo del "después", en el no son independientes la una de la
que el ejercitante asume el papel de otra, sino englobantes. Así es: "El
un observador que mira "cómo me tercero tiempo, después de cenar se
125 alma

hará el segundo examen, asimismo Esa "situación en perspectiva"


de hora en hora, comenzando des- es de otro talante en las reglas cuar-
de el primer examen hasta el se- ta, quinta y sexta de la Segunda Se-
gundo presente" [Ej 26]. Incluso es mana. Ahora no se hace una "pers-
preciso comparar un día con el pre- pectiva" de toda la vida, sino de la
vio, o una Semana con la preceden- experiencia concreta, localizada en
te (cf. [Ej 29.30]). Este seguimiento, el ahora. La descriptiva practicada
efectuado desde diferentes puntos allí de la acción del ángel malo es
de auto-observación distanciados una descriptiva que sólo es factible
en el tiempo, redundará en "guar- desde una visión en perspectiva.
darse con diligencia de aquel peca- Ignacio se refiere a la acción del
do particular o defecto, que se quie- "ángel malo" mostrándola como
re corregir y emendar" [Ej 24], pero un "entrar" y un "salir", como un
también en algo más. A través del "traer pensamientos" y -"después,
examen emerge un sujeto que se ha- poco a poco"- un "salirse trayendo
ce presente al tiempo -a su pasado, al ánima" [Ej 332]. La captación en
a su presente, a su futuro-. A ese su- instantánea de esta sucesión de per-
jeto no le preocupa un punto aisla- cepciones es una tarea de observa-
do del presente, sino le importa más ción: "Debemos mucho advertir el
el desde dónde del pasado y el ha- discurso de los pensamientos; y si
cia dónde del futuro. En una pala- el principio, medio y fin es todo
bra: al ejercitante se le enseña a mi- bueno, inclinado a todo bien, señal
rarse interiormente en perspectiva. es de buen ángel; mas si en el dis-
La segunda corroboración se curso de los pensamientos que trae,
apoya en el discernimiento. Si en acaba en alguna cosa mala, o distra-
alguna práctica de los Ejercicios tiva, o menos buena [...], clara se-
queda patente la importancia de la ñal es proceder de mal espíritu,
"perspectivación", precisamente es enemigo de nuestro provecho y sa-
en el discernir. La realización del lud eterna" [Ej 333]. Ignacio maneja
discernimiento depende para Igna- una analítica del "discurso", del
cio, acorde con lo que nos presenta "principio, medio y fin" de los pen-
en las reglas de Primera y Segunda samientos. Es la propia de un es-
Semana (cf. [Ej 313.336], de la capa- pectador al que se manifiesta en
cidad de enfocar en perspectiva la procesión su experiencia. Es una
experiencia propia. Tal capacidad observación en perspectiva. Y sólo
varía de una a otra Semana. Para la la perspectiva parece ayudar al a. a
aplicación de las reglas de Primera realizar el desciframiento del signi-
Semana es decisivo que se pueda ficado de los "espíritus".
distinguir entre "personas que van En esa tarea de "adoptar pers-
de pecado mortal en pecado mor- pectiva" se genera un saber decisi-
tal" y "personas que van intensa- vo para el discernimiento. Los sa-
mente purgando sus pecados, y en beres son conocimientos derivados
el servicio de Dios nuestro Señor de de la praxis, no apriorísticos, acu-
bien en mejor subiendo" [Ej mulados después de contrastes y
314.315]. Esta percepción dinámica evaluaciones. Si Ignacio desarrolla
hará factible la semántica de las un logos sobre la gracia en su acceso
mociones. Sólo así se hallará una al a., lo elabora desde los datos que
clave de interpretación, al menos en han ido surgiendo en el avatar de
lo que importa al discernimiento de ese acontecimiento, no antes. Es un
Primera Semana. conocimiento que brota del estar en
alma 126

movimiento. Por lo tanto, no esta- traste y la consiguiente evaluación


mos ante una versión gnóstica de la es lo que permite la orientación ha-
evolución espiritual. Hay que re- cia el futuro (cf. [Co 147]).
cordar que Ignacio deja con los 3. La singularidad de la experien-
Ejercicios una guía para una aventu- cia. El a. es sujeto de una experien-
ra espiritual que exige, por princi- cia espiritual que es captada por la
pio, la implicación en ella. Los Di- espiritualidad ignaciana respetando
rectorios, al menos en el sentido más su singularidad al máximo. Ese
estricto que les quería dar Ignacio, principio está presente tanto en los
eran manuales de uso, no teoriza- Ejercicios como esporádicamente en
ciones sobre la gracia. El ejercitante otros escritos ignacianos. En Igna-
accede a un saber que fluirá de su cio la convicción fuerte es que la
práctica del examen, de la distin- gracia se adecúa al a., de que aqué-
ción entre consolaciones y desola- lla reconoce su individualidad (cf.
ciones, y de la discreción de espíri- [Ej 18.89.252]). De ahí que la per-
tus. Se genera así un acervo de cepción ignaciana de lo que es la
experiencia, una de cuyas funcio- providencia esté estrechamente re-
nes principales será el hacer posible lacionada con la noción de una pe-
al ejercitante su propia orientación. dagogía: Dios es un pedagogo que
Que el a. acceda a la experiencia su- impele a hacer pasos proporciona-
pone para Ignacio, por eso, una ca- dos al hombre. Los Ejercicios dejan
pacitación, una autonomización ca- entrever en qué medida se ha de ju-
da vez mayor. Al fin y al cabo, los gar constantemente con una varia-
Ejercicios se componen de "algunas ble independiente para llevarlos a
cosas que observaba en su alma y buen puerto. Esa variable no es otra
las encontraba útiles, le parecía que que el ejercitante y sus circunstan-
podrían ser útiles también a otros" cias. Uno de los empeños más insis-
[Au 99]. Lo "útil" no pretende ser tentes de Ignacio fue recordar justa-
un modelo de perfección concreto mente eso al que da los Ejercicios: es
ante el que sólo quepa el esfuerzo necesario sopesar la singularidad
de una imitación a la letra. Lo "útil" del ejercitante, la constelación de
es más bien una ayuda que posibili- sus determinantes. El instructor no
te dar cauce a la experiencia. En es- puede desentenderse de los presu-
te sentido, conviene subrayar que, puestos biográficos del ánima. Co-
cuando Ignacio accede por fin a ela- mo indica [Ej 18], "según la disposi-
borar su Autobiografía, no anida en ción de las personas que quieren
él la intención de dejar un patrón, tomar ejercicios espirituales, es a sa-
un modelo específico de perfección, ber, según que tienen edad, letras o
extrapolable sin más en sus supues- ingenio, se han de aplicar los tales
tas fases y nudos de desarrollo a ejercicios". Ignacio tiene en cuenta
cualquier potencial futuro jesuíta. tipologías personales que respon-
Ese fue su descubrimiento personal den a capacidades diferentes de
en el tiempo aún primerizo de su asimilación experiencial, de apro-
conversión. Las "lecciones" que re- vechamiento. La razón es que fun-
cibe de Dios suponen para él un ciona algo así como la intuición de
acervo de experiencia que le ayuda que el ejercitante vive un determi-
a dar solución a las encrucijadas del nado momento procesual en su his-
presente. Precisamente una de las toria de fe cuando accede a los Ejer-
líneas directrices de la formación je- cicios. Se atiende no al tiempo físico,
suíta era la probación; sólo el con- sino al kairós individual. Los Ejercí-
127 alma

cios no suplen en ningún momento la alabanza, reverencia y servicio


al ejercitante, sino que arrancan allí para con Dios. Persiguen más bien
donde el a. está procesualmente dar rienda a la elaboración de una
ubicada. La atrapan en movimiento, respuesta propia, conformada al in-
en una determinada constelación. dividuo y en consonancia con su fin
Los Ejercicios muestran la capaci- teocéntrico. Lo objetivo ha de ser
dad de constituirse en catalizadores proporcional a lo subjetivo. La obra
de ese proceso y de facilitarle su ignaciana subraya así la necesidad
propio desarrollo. Que esto es esen- de que la historia de la salvación
cial lo prueba la preocupación por tenga una retraducción, un acopla-
determinar el punto de partida del miento a la individualidad. J. A. de
ejercitante. El doble factor tipolo- Polanco lo resumía en su Directorio
gía/motivación, que tan delicada- proponiendo una proporcionalidad
mente debe tener en cuenta el ins- fundamental: el proyecto definitivo
tructor, es justo el que hay que del seguimiento por el que opte el
ponderar para descubrir el desde ejercitante no debería ser asumido
dónde del candidato. Así es, "no se en función de su valor absoluto, si-
den [los Ejercicios] a quien es rudo o no en función de su valor relativo y
de poca complisión cosas que no proporcionado al ejercitante. En
pueda descansadamente llevar y concreto, "si se trata del estado de
aprovecharse de ellas" [Ej 18]. Pieza vida, proponga [el instructor] en
maestra de ese sentido de la ade- primer lugar si es que le conviene al
cuación son las Adiciones referentes mismo que se ejercita abrazar el ca-
a la práctica de la penitencia (cf. [Ej mino de los consejos (pues lo que es
82.89; De 23.45]; D26,54). Ignacio no simplemente mejor, no es lo mejor
tiene reparo alguno en recordar al para cada cual)" (D20, 82). El mis-
instructor lo obvio de la extremosi- mo principio está más explicitado
dad de una ascesis mal entendida: en el Directorio de Pereyra, cuando
nunca "se corrompa el subyecto" entiende que "cuando nuestro Se-
[Ej 83]. En cualquier caso, parece te- ñor ha dado esta indiferencia, co-
ner una confianza plena en que la múnmente llama a la tal alma a lo
proporción entre sujeto y ascesis en- más perfecto; y a esto comúnmente
contrará su equilibrio cuando afir- le mueve la razón, aunque es ver-
ma que "como Dios nuestro Señor dad que no se sigue: 'esto es mejor y
en infinito conoce mejor nuestra na- más perfecto, luego mejor para mí',
tura, muchas veces en las tales mu- si no interviene la vocación del Se-
danzas da a sentir a cada uno lo que ñor; porque aquel estado es mejor al
le conviene" [Ej 89]. hombre a que Dios le llama, aunque
en sí no sea más perfecto; y con esto
Algunos de los Directorios ad-
respirará el que se veía apretado"
vierten del peligro que se corre
(DIO, 97). Gagliardi insistía en lo
cuando se obvia una visión así. Se-
mismo al apuntar que "cuantas son
gún su interpretación, los Ejercicios
las almas, tantos son los varios do-
no absolutizan valores, sino que
nes de la vocación y de los influjos
aseguran el equilibrio entre la orde-
divinos. Es, pues, suma habilidad y
nación trascendente del hombre y
prudencia dirigir el espíritu de cada
su realización inmanente. Por eso,
uno con el único fin y modo de que,
los Ejercicios no se resumen en un
unido directamente con Dios,
acopio planificado de postulados de
aprenda de Él lo que de cada uno
la revelación, en un catecismo que
quiere" (D46, 51).
expusiera sin más la objetividad de
alma 128

Detrás de este planteamiento las atribuciones del P. General resal-


hay una sensibilidad particular por ta precisamente la de que "como al
la individualidad. En una Instruc- general toca mirar que las Constitu-
ción anónima sobre los Ejercicios ya ciones de la Compañía en todas par-
se indicaba que "el modo de dar los tes se observen, así el mismo podrá
Ejercicios es múltiple y [depende de] dispensar en los casos particulares
las diversas clases de personas" que requieren dispensación, atentas
(D12,17). Muchos Directorios más se las personas, lugares y tiempos y
alinean en este sentido. Son frecuen- otras circunstancias, con la discre-
tes en ellos las taxonomías de tipos ción que la luz eterna le diere, mi-
de ejercitantes, que en algunos casos rando el fin de ellas, que es el ma-
eran realmente pormenorizadas. Ex- yor servicio divino y bien de los que
haustivo es el listado de Hoffeo, en viven en este instituto. Y esto así en
el cual llega a considerar ni más ni lo que toca a las experiencias de los
menos que nueve condiciones de que están en probación, como en las
potenciales ejercitantes (cf. DI 7, 2- otras cosas donde se juzgare ser tal
11); véase también (D12,16-20; D18, la intención de los que ordenaron
19-27; D43,68-83). Polanco resumirá las Constituciones, a gloria de Dios
los tipos de ejercitantes en cuatro y nuestro Señor." [Co 746]. En absolu-
formula con mayor precisión su cri- to sorprende tampoco lo indicado
terio de clasificación. Atiende muy en el así llamado "proemio de las
especialmente al momento en el que Declaraciones y avisos sobre las
se encuentra el ejercitante y no habla 'Constituciones'" (cf. [Co 136]). Ig-
para nada, como si se tratara de una nacio contempla allí la necesidad de
frontera por sobrepasar obligada- elaborar, en consonancia con las
mente, de la necesidad de la elección Constituciones, algunas ordenanzas
(D20,9-19). "que se pueden acomodar a los
La diferenciación de tipos ve- tiempos, lugares y personas, en di-
nía acompañada también del análi- versas Casas y Colegios y oficios de
sis de otro factor que hay que tener la Compañía, aunque reteniendo,
en cuenta: el potencial motivador en cuanto es posible, la uniformi-
del ejercitante. Todo apuntaba a re- dad entre todos" [Co 136; cf. Co 91.
conocer de qué manera se sopesa- 63.79.142.395.455].
ban las circunstancias del que iba a En suma, en la espiritualidad
hacer los Ejercicios. Al que los da se ignaciana, el Dios pedagogo que
le exige que no generalice. Ha de opera de acuerdo al principio de que
ponderar lo concreto y particular "aquella parte es mucho mejor para
del aquí y el ahora del que los va a cualquier individuo, donde Dios N.
recibir. La labor de acompañamien- S. más se comunica mostrando sus
to nunca se podrá desentender en- santísimos dones y gracias espiri-
tonces de individuar. tuales" [Epp II, 236] y que sabe lo
En las Constituciones se corrobo- que necesita su criatura, insinúa de
ra lo mismo a propósito de la com- nuevo el grado de irrepetibilidad
prensión que Ignacio tiene del supe- con la que es necesario comprender
riorato. Sobre éste era proyectado, al a. y su experiencia espiritual. Ésta
de hecho, el modo de desenvolverse evolucionará por un derrotero que
propio del que da los Ejercicios. El básicamente es inédito, según una
gobierno se rige por el principio de medida y una cadencia en sí intrans-
la adaptación máxima a las necesi- feribles. El P. Valentino, cuando pro-
dades y ritmo del subdito. De entre ponía a los ejercitantes que contras-
129 alma

taran conjuntamente su experiencia, felicidad eterna, para alcanzar la


observaba "la múltiple operación cual ha sido creado" (D31, 53).
del Espíritu, que en la meditación de El Directorio oficial zanja la cues-
una misma materia conduce por di- tión de la aplicabiíidad a los Ejercicios
versos caminos al mismo fin, como del modelo clásico de las vías. Con
por diversas líneas al mismo centro, eso realzaba la idiosincrasia de su es-
acertando todos en el blanco de la tructuración interna. Si es verdad
verdad y la virtud" (D16, 43). que en los Ejercicios se dan fases
Al mismo tiempo, Ignacio tras- concatenadas, también es cierto que
vasa al a. una responsabilidad que tales fases están siempre potencial-
no puede tener paliativos. Con todo mente abiertas a una revisión y pro-
el derecho puede afirmarse que Ig- fundización, que inducen la capaci-
nacio es hijo de la pregunta soterio- tación y la autonomía del ejercitante
lógica fundamental de su época y le para que se pueda situar en los retos
concierne sobremanera, "salvar el propios de cada estadio espiritual
ánima". Toca a la libertad ir optando clásico, y que se subordinan radical-
bajo la gracia para asumir un pro- mente a la acción imprevisible del
yecto de vida, cuyo valor soterioló- Espíritu. Los Ejercicios, por lo tanto,
gico para el individuo es único. Al pueden llegar a ser una plataforma
individuo se le abre la tarea de ati- válida para situaciones de crecimien-
nar con aquella cristalización con- to espiritual diversas. Son un instru-
creta de salvación que le es propia. mento polivalente con el que, como
4. La experiencia abierta y plural indica Doménech, "las diversas per-
del ánima. La espiritualidad ignacia- sonas perciben frutos diferentes de
na es reacia a fijar excesivamente una misma meditación y de un mis-
las vicisitudes de la experiencia es- mo punto, según le place al Espíritu
piritual del ánima. El hecho lo resu- conceder a cada cual; y así, uno cose-
me aquella apreciación de Polanco chará el principiante, otro el aventa-
de que "de acuerdo con la medida jado, otro en fin el perfecto" (D14,9).
del fin (consideradas también las Es decir, los Ejercicios asisten al ejer-
otras circunstancias) convendrá dar citante, acuden allí donde realmente
en cada semana mayor o menor nú- se encuentra y le posibilitan su avan-
mero de Ejercicios, y dedicar más o ce. No quieren adelantarse a su ex-
menos días en cada una de ellas" periencia. El ritmo del proceso es fi-
(D20, 41). Los Ejercicios son dúcti- jado por la asimilación que realiza el
les. Su proceso es elástico. Es el ejer- que los hace, no por un programa
citante quien comanda el ritmo de (cf. [Ej 17.76]). Y, en ese sentido, pue-
progresión en ellos. Las Semanas de admitirse que en la concepción fi-
muestran tener, por eso, una natu- nal ofertada por el Directorio oficial,
raleza esencialmente pedagógica y los Ejercicios son asimilados a un
propedéutica. Fue González Dávila instrumento, que induce procesos
quien se guardaba de prometer a abiertos de finales en cierto modo
los ejercitantes que iniciaban los imprevisibles. Cada ejercitante se en-
Ejercicios "en tan breve tiempo una frenta no a una homogenización, si-
absoluta santidad"; más bien confe- no a la resolución particular e irrepe-
saba que "abrimos sólo el camino, tible de su propio andar. Ahora bien,
por el cual puede el hombre cono- Ignacio deja claro que la pluralidad
cerse a sí mismo, y con el auxilio de no se equipara a un campo de opcio-
la divina gracia entablar aquella vi- nes infinito, en el que cada opción,
da, que le conduzca rectamente a la vista desde el sujeto, es equipolente
alma 128

Detrás de este planteamiento las atribuciones del P. General resal-


hay una sensibilidad particular por ta precisamente la de que "como al
la individualidad. En una Instruc- general toca mirar que las Constitu-
ción anónima sobre los Ejercicios ya ciones de la Compañía en todas par-
se indicaba que "el modo de dar los tes se observen, así el mismo podrá
Ejercicios es múltiple y [depende de] dispensar en los casos particulares
las diversas clases de personas" que requieren dispensación, atentas
(D12,17). Muchos Directorios más se las personas, lugares y tiempos y
alinean en este sentido. Son frecuen- otras circunstancias, con la discre-
tes en ellos las taxonomías de tipos ción que la luz eterna le diere, mi-
de ejercitantes, que en algunos casos rando el fin de ellas, que es el ma-
eran realmente pormenorizadas. Ex- yor servicio divino y bien de los que
haustivo es el listado de Hoffeo, en viven en este instituto. Y esto así en
el cual llega a considerar ni más ni lo que toca a las experiencias de los
menos que nueve condiciones de que están en probación, como en las
potenciales ejercitantes (cf. DI 7, 2- otras cosas donde se juzgare ser tal
11); véase también (D12,16-20; D18, la intención de los que ordenaron
19-27; D43, 68-83). Polanco resumirá las Constituciones, a gloria de Dios
los tipos de ejercitantes en cuatro y nuestro Señor." [Co 746]. En absolu-
formula con mayor precisión su cri- to sorprende tampoco lo indicado
terio de clasificación. Atiende muy en el así llamado "proemio de las
especialmente al momento en el que Declaraciones y avisos sobre las
se encuentra el ejercitante y no habla 'Constituciones'" (cf. [Co 136]). Ig-
para nada, como si se tratara de una nacio contempla allí la necesidad de
frontera por sobrepasar obligada- elaborar, en consonancia con las
mente, de la necesidad de la elección Constituciones, algunas ordenanzas
(D20,9-19). "que se pueden acomodar a los
La diferenciación de tipos ve- tiempos, lugares y personas, en di-
nía acompañada también del análi- versas Casas y Colegios y oficios de
sis de otro factor que hay que tener la Compañía, aunque reteniendo,
en cuenta: el potencial motivador en cuanto es posible, la uniformi-
del ejercitante. Todo apuntaba a re- dad entre todos" [Co 136; cf. Co 91.
conocer de qué manera se sopesa- 63.79.142.395.455].
ban las circunstancias del que iba a En suma, en la espiritualidad
hacer los Ejercicios. Al que los da se ignaciana, el Dios pedagogo que
le exige que no generalice. Ha de opera de acuerdo al principio de que
ponderar lo concreto y particular "aquella parte es mucho mejor para
del aquí y el ahora del que los va a cualquier individuo, donde Dios N.
recibir. La labor de acompañamien- S. más se comunica mostrando sus
to nunca se podrá desentender en- santísimos dones y gracias espiri-
tonces de individuar. tuales" [Epp II, 236] y que sabe lo
En las Constituciones se corrobo- que necesita su criatura, insinúa de
ra lo mismo a propósito de la com- nuevo el grado de irrepetibilidad
prensión que Ignacio tiene del supe- con la que es necesario comprender
riorato. Sobre éste era proyectado, al a. y su experiencia espiritual. Ésta
de hecho, el modo de desenvolverse evolucionará por un derrotero que
propio del que da los Ejercicios. El básicamente es inédito, según una
gobierno se rige por el principio de medida y una cadencia en sí intrans-
la adaptación máxima a las necesi- feribles. El P. Valentino, cuando pro-
dades y ritmo del subdito. De entre ponía a los ejercitantes que contras-
129 alma

taran conjuntamente su experiencia, felicidad eterna, para alcanzar la


observaba "\a múYtipYe o^etac\6xv CU&YV\A sido exeado" (£&!, 53¡V
del Espíritu, que en\a meditación de El Directorio oficial zanja la cues-
una misma materia conduce por di- tión de la aplicabilidad a los Ejercicios
versos caminos al mismo fin, como del modelo clásico de las vías. Con
por diversas líneas al mismo centro, eso realzaba la idiosincrasia de su es-
acertando todos en el blanco de la tructuración interna. Si es verdad
verdad y la virtud" (D16, 43). que en los Ejercicios se dan fases
Al mismo tiempo, Ignacio tras- concatenadas, también es cierto que
vasa al a. una responsabilidad que tales fases están siempre potencial-
no puede tener paliativos. Con todo mente abiertas a una revisión y pro-
el derecho puede afirmarse que Ig- fundización, que inducen la capaci-
nacio es hijo de la pregunta soterio- tación y la autonomía del ejercitante
lógica fundamental de su época y le para que se pueda situar en los retos
concierne sobremanera, "salvar el propios de cada estadio espiritual
ánima". Toca a la libertad ir optando clásico, y que se subordinan radical-
bajo la gracia para asumir un pro- mente a la acción imprevisible del
yecto de vida, cuyo valor soterioló- Espíritu. Los Ejercicios, por lo tanto,
gico para el individuo es único. Al pueden llegar a ser una plataforma
individuo se le abre la tarea de ati- válida para situaciones de crecimien-
nar con aquella cristalización con- to espiritual diversas. Son un instru-
creta de salvación que le es propia. mento polivalente con el que, como
4. La experiencia abierta y plural indica Doménech, "las diversas per-
del ánima. La espiritualidad ignacia- sonas perciben frutos diferentes de
na es reacia a fijar excesivamente una misma meditación y de un mis-
las vicisitudes de la experiencia es- mo punto, según le place al Espíritu
piritual del ánima. El hecho lo resu- conceder a cada cual; y así, uno cose-
me aquella apreciación de Polanco chará el principiante, otro el aventa-
de que "de acuerdo con la medida jado, otro en fin el perfecto" (D14,9).
del fin (consideradas también las Es decir, los Ejercicios asisten al ejer-
otras circunstancias) convendrá dar citante, acuden allí donde realmente
en cada semana mayor o menor nú- se encuentra y le posibilitan su avan-
mero de Ejercicios, y dedicar más o ce. No quieren adelantarse a su ex-
menos días en cada una de ellas" periencia. El ritmo del proceso es fi-
(D20, 41). Los Ejercicios son dúcti- jado por la asimilación que realiza el
les. Su proceso es elástico. Es el ejer- que los hace, no por un programa
citante quien comanda el ritmo de (cf. [Ej 17.76]). Y, en ese sentido, pue-
progresión en ellos. Las Semanas de admitirse que en la concepción fi-
muestran tener, por eso, una natu- nal ofertada por el Directorio oficial,
raleza esencialmente pedagógica y los Ejercicios son asimilados a un
propedéutica. Fue González Dávila instrumento, que induce procesos
quien se guardaba de prometer a abiertos de finales en cierto modo
los ejercitantes que iniciaban los imprevisibles. Cada ejercitante se en-
Ejercicios "en tan breve tiempo una frenta no a una homogenización, si-
absoluta santidad"; más bien confe- no a la resolución particular e irrepe-
saba que "abrimos sólo el camino, tible de su propio andar. Ahora bien,
por el cual puede el hombre cono- Ignacio deja claro que la pluralidad
cerse a sí mismo, y con el auxilio de no se equipara a un campo de opcio-
la divina gracia entablar aquella vi- nes infinito, en el que cada opción,
da, que le conduzca rectamente a la vista desde el sujeto, es equipolente
alumbrados 130

a las otras. El reto de la libertad es CSIg 13 (1989) 108-119; GARCÍA, L., El hom-
que tiene que encontrar aquella posi- bre espiritual según San Ignacio, Razón y Fe,
Madrid 1961; KUNZ, E, "'Bewegt von Gottes
bilidad de opción que corresponda Liebe'. Theologische Aspekte der ignatia-
defacto a la persona. Con ello nace el nischen Exerzitien und Merkmale jesui-
imperativo del acertar. tischer Vorgehensweise", en Ignatianisch.
La apertura y la pluralidad de Eigenart und Methode der Gesellschaft Jesu
(SIEVERNICH, M./ SWITEK, G. eds.), Herder,
la experiencia espiritual del a. son Freiburg 1990, 75-95; MELLONI, ]., La mista-
explicables, dado que, según el gogía de los Ejercicios, M-ST, Bilbao-Santan-
marco que le asignan los Ejercicios, der 2001; RAHNER, KV Meditaciones sobre los
el acontecimiento del encuentro en- Ejercicios de San Ignacio, Herder, Barcelona
tre el Creador y su criatura está ve- 1971; RAMBLA, J. Ma, "El hombre de las
dado al que los da. No puede in- Constituciones como prolongación del
hombre de los Ejercicios", Man 69 (1997)
miscuirse en su interior, sino en 359-372; Ruiz JURADO, M., "L'antropologia
todo caso permanecer en la antesa- di SantTgnazio di Loyola", en L'antropolo-
la. Su función consistirá en facilitar gia dei maestri spirituali (BERNARD, CH, A.
la hermenéutica de los términos en ed.), Edizioni Paoline, Milano 1991, 239-
que ese encuentro se ha desarrolla- 256; VERHEECKE, M., "Réflexions théologi-
ques et anthropologiques sur les exercices
do. Pues bien, al desplazar Ignacio de Saint Ignace (suite)", CSIg 11 (1987)
hacia un espacio en sí inexpugnable 219-232.
para extraños el acontecimiento
persona-gracia, le está preservando
de cualquier manipulación y, al
mismo tiempo, reconoce que se de- ALUMBRADOS
senvolverá libremente. Posibilita
así la aparición de una respuesta de
seguimiento que no es única en su
formato final, sino plural. Y ello
E l alumbradismo es un fenóme-
no religioso exclusivamente es-
pañol. Fue distinto del begardismo,
porque en su base hay una palabra del erasmismo y del luteranismo,
soberana de Dios dirigida a la liber- aunque en su momento fue confun-
tad soberana de su criatura. De am- dido con estas corrientes espiritua-
bas nacerá una respuesta sellada les por el vulgo e incluso por algu-
por una índole singular. En definiti- nos inquisidores. La razón de la
va, a pesar de su referente funda- confusión es la coincidencia de al-
mental cristológico, la experiencia gunas de sus manifestaciones. Sin
espiritual es genuina para cada áni- embargo, sus características básicas
ma. Con ello se muestra hasta qué le diferencian de ellas.
punto es impracticable una visión Hasta 1523 fue un camino o vía
única, uniforme de la evolución del de perfección, nacido en el ámbito
encuentro persona-gracia. cisneriano, que no despertó sospe-
chas. Se situaba en la onda de los
Francisco J. Ruiz PÉREZ, SJ
recogidos franciscanos, pero estos
1
se separaron de este camino en el
Z Consolación, Creadorfcreatura, Discerni- capítulo provincial de 1524. En líne-
miento, Ejercitante, Espíritus, Pensamientos,
Examen, Hombre, Liberalidad, Operaciones, as generales puede describirse co-
Pensamientos, Sujeto. mo un movimiento religioso, que
afectaba a creyentes poco o nada le-
Bibl.: BAKKER, L, Libertad y experiencia. His- trados -aunque hay algunas excep-
toria de la redacción de las Reglas de discreción
de espíritus de Ignacio de Loyola, M-ST, Bil- ciones- que aspiraban a un ideal de
bao-Santander 1995; BIERNATZKI, W. E., un amor puro, se apartaban de toda
"U Anthropologie des exercices spirituels", manifestación de interés o de temor
131 alumbrados

y rechazaban las formas religiosas gaban la perfección de la vida mo-


externas, al mismo tiempo que pro- nástica y exaltaban el matrimonio.
piciaban la oración personal. Más En pocas palabras: propugnaban la
tarde, los diferentes grupos que experiencia religiosa personal, di-
surgieron fueron añadiendo otras recta e inmediata como clave de su
características. Destacan entre ellas religiosidad por encima de la auto-
las desviaciones sensuales y sexua- ridad de la Iglesia y de la misma
les bajo el pretexto de que ya esta- Escritura.
ban "dejados" o entregados y aban- La primera noticia fidedigna de
donados a Dios. ellos se tiene en 1523. El movimiento
No se trata de una doctrina fija, se extendió en vida de Ignacio por el
mantenida por todos los que la se- Reino de Toledo y más tarde -ya
guían con formulaciones idénticas. muerto el santo- por Extremadura,
Su primer perseguidor, el inquisi- Alta Andalucía y Sevilla.
dor Alonso de la Fuente, los califi- El amplio resumen anterior
caba como "secta escurridiza".
pretende enmarcar las posibles rela-
Además, lo que sabemos de ella tie-
ciones de Ignacio con los alumbra-
ne como origen fundamentalmente
dos. En Arévalo, Nájera y Alcalá, Ig-
las acusaciones que se dirigieron a
nacio se relacionó con personas que
algunos alumbrados. Con estas sal-
más tarde fueron acusadas de ser
vedades, de forma más sistemática
alumbrados. Puesto que Ignacio no
se puede describir este movimiento
conocía su relación con el alumbra-
basándose en lo que negaban (más
dismo, puede afirmar, en carta a
claro) y en lo que afirmaban.
Juan III de Portugal (15-3-1545), que
Negaban, en general, las me- "a estos [a los alumbrados] nunca
diaciones humanas entre Dios y sus les conversé ni conocí" [Epp I, 297]
criaturas y más en concreto, la ora- (cf.FNI,51-54).
ción vocal, el culto a las imágenes,
los votos, las penitencias y la obe- Cuando Ignacio llegó a Alcalá
diencia a los superiores eclesiásti- (1526) estaba muy reciente el "Edicto
cos. También parece que negaban contra los Alumbrados del Reino de
los méritos de las obras buenas, la Toledo", publicado el año anterior.
licitud de las Órdenes religiosas y Era inevitable que su género de vida
el temor al infierno. Afirmaban (era un seglar devoto, sin estudios
dogmáticamente pocas cosas y no teológicos y bastante atípico en sus
sistemáticamente ligadas, aunque costumbres y en su porte), su apos-
esta impresión puede deberse a las tolado (las reuniones con mujeres
fuentes que se manejan. Entre estas devotas, tan semejantes a los con-
afirmaciones estaba la encarnación ventículos de los a.) y algunas de sus
del Padre junto con el Hijo, la nece- enseñanzas (especialmente impulsar
sidad de la muerte de Jesús para a una vida de contacto personal con
que los hombres puedan ir al cielo Dios) despertasen sospechas prime-
(aunque Adán no hubiese pecado) ro en Alcalá y luego en Salamanca.
y la necesidad de fe incluso en el Sin embargo, los procesos contra Ig-
cielo. En lo moral sostenían que, nacio evidenciaron que el camino ig-
una vez alcanzada por la oración de naciano se apartaba en muchas cosas
quietud la experiencia de Dios y del alumbradismo. Pese a todo la po-
una vez llegados al "dejamiento" sición de Ignacio (pobre e iletrado) y
en Él, ya no contaban méritos, ten- las difusas fronteras del alumbradis-
taciones ni pecados. Junto a esto ne- mo indujeron a confusión.
alumbrados 132

Más tarde, ya desde Salaman- al libro de los Ejercicios iban por es-
ca, despertó sospechas el libro de te camino. Por eso el P. Aquaviva
los Ejercicios. Los motivos eran va- encargó al P. Francisco Suárez de-
riados. Por un lado se dudaba de la fenderlos y defender a la CJ de es-
ortodoxia de alguna distinción tas acusaciones. El resultado fue su
acerca de lo que es pecado mortal y obra De religione Societatis lesu.
venial en los pensamientos contra El alumbradismo fue una here-
el sexto mandamiento. Preocupaba jía cristiana, que estimuló buena
también a los inquisidores el térmi- parte de las respuestas y controver-
no "indiferencia", que veían como sias de la literatura espiritual del Si-
cercano a la quietud y "dejamien- glo de Oro. Coincidió en el tiempo
to" de los a., con los que nada tiene con el luteranismo y el erasmismo.
que ver. Era también motivo de sos- Aunque hoy distinguimos con pre-
pecha la insistencia en la discreción cisión sus semejanzas y diferencias,
de espíritus y la aspiración a que la en su tiempo fue inevitable la con-
criatura se encontrase directamente fusión. Tampoco era fácil comprobar
con el Creador. Puesto que las obje- si los diferentes grupos iluministas
ciones no tenían más fuerza que las que fueron apareciendo pertenecían
apariencias y era claro que los Ejer- a un mismo movimiento. No es ex-
cicios se apartaban sin duda de
traño que con tantas indefiniciones
Erasmo, Lutero, los begardos y los
se diesen sospechas de puntos de
a., las sentencias fueron siempre fa-
contacto de Ignacio con los a., pese
vorables a Ignacio.
a ser dos caminos de vida cristiana
Pese a todo, las sospechas de y de reforma de la Iglesia sensible-
alumbradismo no se diluyeron mente diferentes. Aunque les unie-
completamente. El Inquisidor do- sen el anhelo de unión con Dios y
minico Alonso de la Fuente, en su de vida interior personal, los dife-
empeño por acabar con el alumbra- renciaban sin duda la aceptación de
dismo, veía relación entre a. o ilu- la autoridad eclesiástica, central en
minados con los jesuitas (llamados Ignacio.
a veces "teatinos") y con el libro de
los Ejercicios. Esta relación se pudo Rafael Ma SANZ DE DIEGO, SJ
deber a la inexperiencia o ingenui-
dad en algunos directores de Ejerci- /* Alcalá de Henares, Arévalo, Ejercicios Espi-
cios o en algunos directores espiri- rituales (Historia), Inquisición, Salamanca.
tuales, tanto en España como en Bibl.: AA. VV., Trabajos del Segundo Congre-
Perú (cf. el proceso en torno a Ma- so de Espiritualidad de Salamanca, Juan Flors,
ría Pizarro en 1570). También en la Barcelona 1963; ANDRÉS, M., LOS recogidos:
oposición de Melchor Cano a la CJ nueva visión de la mística española (1500-
y a los Ejercicios entraban ingre- 1700), FUE, Madrid 1975; ID., "Corrientes
dientes de alumbradismo, que sal- teológicas y erasmistas en la primera mi-
tad del siglo XVI", en Ignacio de hoyóla y su
picaron asimismo a S. Juan de Ávi- tiempo. Congreso internacional de historia
la, S. Juan de Ribera (pretendidos (PLAZAOLA, J. ed.), Mensajero - Universidad
inspiradores del iluminismo) y a S. de Deusto, Bilbao 1992, 305-328; ID., Histo-
Francisco de Borja, Fray Luis de ria de la mística de la Edad de Oro en España y
Granada, Sta. Teresa, S. Juan de la América, BAC, Madrid 1994; BATAILLON,
Cruz y Bartolomé de Carranza. M., Erasmo y España, FCE, México, 1996,
Fueron también acusados Juan de 166-176; CARO BAROJA, }., Las formas comple-
jas de la vida religiosa (religión, sociedad y ca-
Valdés y el editor Miguel de Eguía. rácter en la España de los siglos XVI y XVII),
Parte de los ataques que se hicieron Sarpe, Madrid 1985; FERNÁNDEZ, L., "íñigo
133 Amadís de Gaula

de Loyola y los Alumbrados'', Hispania Sa- considerar el tema caballeresco en


cra 35 (1983) 585-680; GARCÍA-VILLOSLADA, la vida de Ignacio. Si bien es cierto
R., "La Iglesia en la España de los siglos
XV y XVI en Historia de la Iglesia en España,
que las lacras y las vanidades del
111/2, BAC, Madrid 1980,146-159; HUERCA, mundo cortesano-caballeresco mar-
A., Historia de los Alumbrados 1570-1630 (5 caron la vida del joven íñigo (cf.
vols.), FUE, Madrid 1978-1994; LLORCA, B., [Au 1]), no se podrá decir, sin em-
La Inquisición Española y los Alumbrados bargo, que el mundo caballeresco
(1509-1667), UPS, Salamanca 1980; MÁR- era sólo violencia o ansia de fama y
QUEZ, A., "Alumbrados o iluminados" en
Diccionario de Historia Eclesiástica de España
prepotencia. Las Siete Partidas, que
I (ALDEA, Q./ MARÍN, T./ VIVES, J. eds.), era el código fundamental de los te-
Instituto Enrique Flórez-CSIC, Madrid rritorios de la Corona de Castilla,
1972, 47-50; ID., LOS Alumbrados, orígenes y describen las cualidades que deben
filosofía (1525-1559), Taurus, Madrid 1980; poseer los caballeros: "entendidos,
ORTEGA COSTA DE EMMART, M., "San Igna- sabidores, bien acostumbrados,
cio en el 'Libro de los Alumbrados'. Nue-
vos datos sobre su primer proceso", Arbor
mañosos, leales, mesurados, conos-
107 (1980) 163-174; ROTSAERT, M., Ignace de cer los caballos e las armas" (Parti-
Loyola et les renouveaux spirituels en Castille da II, título XXI). Además, las Órde-
au debut du XVI siecle, CIS, Roma 1982; nes caballerescas, como la de
SUÁREZ, R, LOS Ejercicios Espirituales de San Santiago o la de Calatrava, mues-
Ignacio, una defensa (GIMÉNEZ MELIÁ, J. ed.), tran los grandes ideales cristianos
M-ST, Bilbao-Santander 2003.
que puede albergar el mundo de la
caballería. Cuando éste se vive con
autenticidad, se constata enseguida
AMADÍS DE GAULA una base religiosa y ascético-espiri-
tual, hasta el punto de encontrarse
estrechamente relacionado con el
I ñigo fue un apasionado lector,
"muy dado a leer libros munda-
nos y falsos, que suelen llamar de
ideal monástico. La Regla benedic-
tina llama al monje "guerrero de
caballerías" [Au 5]. Este juicio tan Dios" y la Regla se entiende como
negativo de este tipo de literatura ordenamiento de guerra (espiri-
contrasta, sin embargo, con lo que tual) a la que el monje se obliga. El
se dice más adelante en el mismo inspirador de esta unión entre lo
relato autobiográfico, camino del cristiano y lo guerrero es ciertamen-
monasterio de Montserrat, donde te la imagen paulina del miles Chris-
deseaba consagrarse a María: "Y ti (cf. 2Tim 2, 3; E/6,10-20).
como tenía todo el entendimiento La cristianización del mundo
lleno de aquellas cosas, Amadís de caballeresco supuso no sólo la de-
Gaula y de semejantes libros, ve- fensa de la cristiandad frente al po-
níanle algunas cosas al pensa- der musulmán, desplegada en las
miento semejantes a aquellas; y así cruzadas, sino también la protec-
se determinó de velar sus armas ción del débil frente al fuerte, del
toda una noche, sin sentarse ni huérfano y de la viuda. El caballero
acostarse, mas a ratos en pie y a cristiano tenía muy viva la imagen
ratos de rodillas, delante del altar del "buen samaritano". Todo ello
de Nuestra Señora de Monserrate" ha contribuido a hacer del ideal ca-
[Au 17]. Es decir, que no eran li- balleresco un arquetipo de nobleza
bros tan perniciosos como la pri- y de cortesía, alrededor del cual va
mera cita sugiere. a surgir un modo de ser y una cul-
Dentro de la ambivalencia que tura, reflejada hasta hoy en el caba-
aquí se constata es donde hay que llero y en el gentleman modernos.
Amadís de Gaula 134

Esto muestra, a la vez, el error que muchas cosas vanas que se le ofre-
supone identificar la formación cor- cían, una tenía tanto poseído el co-
tesano-caballeresca del joven íñigo razón, que se estaba luego embebi-
con la de un soldado profesional, do en pensar en ellas dos y tres y
como se ha hecho generalmente, cuatro horas sin sentirlo, imaginan-
llamándolo incluso "capitán", íñigo do lo que había de hacer en servicio
fue sólo soldado de ocasión. de una señora, los medios que to-
Al desarrollo del mundo caba- maría para poder ir a la tierra don-
lleresco contribuyeron obras litera- de ella estaba, los motes, las pala-
rias como Los cuatro libros del esfor- bras que le diría, los hechos de
zado y muy virtuoso caballero Amadís armas que haría en su servicio" [Au
de Gaula de Garci Rodríguez de 6]. En efecto, el amante caballero se
Montalvo (Zaragoza 1508). Las di- esforzaba por sobresalir en torneos
vergencias narrativas, ideológicas y y cacerías para agradar a su dama.
lingüísticas, constatadas en el texto, Se ponía a su servicio, sometiéndo-
llevan a la conclusión de que el au- se a ella de modo semejante a como
tor utilizó un material que por el un vasallo lo hace con su señor. An-
año 1350 ya circulaba en Castilla. te un ser de naturaleza tan superior,
La refundición de Montalvo distri- "porque la señora no era de vulgar
buyó los materiales preexistentes nobleza; ni condesa ni duquesa,
en cuatro libros, eliminando o abre- mas era un estado más alto que nin-
viando algunos episodios y agre- guno destas" [Au 6], el amante no
gando la última parte de las Sergas puede sino rendirle un culto de ser-
de Esplandián, hijo de Amadís, en vicio y humildad, exaltando sus
las que aparece claramente el ideal perfecciones.
del caballero en sentido cristiano. Cierto, dos amores se enfrenta-
En su reelaboración, Montalvo se ron en el corazón de íñigo: el de los
enfrenta, al recoger la tradición ar- santos y el de los caballeros. Con
túrica, céltica y germánica, a temas todo, esta alternativa de elección no
dispares: la caballería mítica centro- se ha de entender como si el prime-
europea y la cristiana, lo cortesano ro, en todo, fuese contrario al se-
y lo religioso; un conjunto de seres gundo. Se hallan entre ellos, pese a
extraordinarios en tensión que se sus grandes diferencias, actitudes
manifiestan a través de sueños, comunes como el servicio, la humil-
profecías, combates de monstruos, dad, la reverencia o el acatamiento.
etc.; y, en particular, la experiencia No cabe duda de que expresiones
del "amor cortés". En la cortesía como "en todo amar y servir a su
amorosa ya no se combate por los divina majestad" [Ej 233], arrancan
débiles, ni por la religión, sino por de actitudes y comportamientos
la amada, ese "dios" que más o me- que proceden del amor cortés, y
nos es Oriana para Amadís; así, por que con la conversión y las expe-
ejemplo, cuando el héroe pierde, riencias místicas recibirán una
debido a los celos, la cordura, opta orientación espiritual.
por hacer penitencia (tema que se Otro momento que encuentra
halla también en Don Quijote de la un contexto caballeresco en el A. es
Mancha, penitente por amor a Dul- el conocido episodio del moro;
cinea en la cueva de Montesinos). cuando íñigo, convertido en pere-
En el contexto del "amor cor- grino, se acerca al monasterio de
tés" se encuadra igualmente lo que Montserrat para consagrarse a la
cuenta el convaleciente íñigo: "Y de Virgen, pero no muy lejos de allí se
135 Amadís de Gaula

encuentra con un moro que le nega- Hijo, que le ayudase y enderezase


ba la virginidad de María [Au 14- en tal manera, que siendo su servi-
16], es decir, cometía un insulto tal cio, pudiese cumplir con aquella tan
que, según el código del honor ca- grande honra que tomaba, y le diese
balleresco, debería repararse con la gracia por la su infinita bondad"
sangre. Dos modos de entender la {Amadís de Gaula, libro 4, CXXXIII).
fe cristiana se enfrentan en su inte- Apenas puede dudarse que el
rior: el común de aquel tiempo, que pasaje de la Autobiografía aluda a
impone la fe con la fuerza de las ar- este episodio del Amadís. Se trata,
mas, y el que acababa de descubrir pues, de un acto profundamente
a la manera de un Francisco de religioso y de grandes exigencias,
Asís. No pudiendo salir de la duda una ceremonia de consagración de
de cuál de ellos era el más correcto, toda la vida. La investidura caba-
dejó suelta la muía; si ella se diri- lleresca era ciertamente un rito de
giese por donde se fue el moro, él lo iniciación según el cual el caballero
buscaría "y le daría de puñaladas". novel comenzaba una vida nueva,
Según la mentalidad caballeresca de hombre escogido, para realizar
de entonces, el instinto del animal los ideales caballerescos de liberali-
manifiesta en determinadas cir- dad, grandeza, heroísmo, justicia,
cunstancias lo que Dios quiere. Así, lealtad. íñigo, que ya en el periodo
por ejemplo, Don Quijote dejaba de su convalecencia había determi-
también suelto a Rocinante, para nado hacer una "gran mutación"
que él lo condujese a las aventuras [Au 12], rubrica ahora este cambio
más importantes. y lo profundiza en sentido cristia-
Una vez llegado al monasterio no. "Y así se determinó de velar
de Montserrat, hace en modo priva- sus armas toda una noche, sin sen-
do el ritual de la investidura caba- tarse ni acostarse, mas a ratos en
lleresca: la vela de armas ante el al- pie y a ratos de rodillas, delante del
tar de la Virgen [Au 17-18]. En el A. altar de Nuestra Señora de Monse-
se encuentra la investidura del ca- rrate, adonde tenía determinado
ballero en varios lugares, pero es al dejar sus vestidos y vestirse las ar-
final del libro cuarto, en la investi- mas de Cristo" [Au 17]. Con esta
dura de Esplandián, cuando se des- clara referencia a la metáfora pauli-
cribe con más detalles. La escena na del revestimiento de Cristo (cf.
tiene lugar, como en el caso de Igna- Col 3, 9-10; E/4, 22-24), Ignacio ex-
cio, en un lugar mariano. La prince- presa cómo su vida, ya desde aho-
sa Urganda viste las armas a Es- ra, quiere ser una conformación
plandián. Otras princesas hacen lo plena a Cristo.
mismo con los cuatro donceles que
le acompañan. Viene enseguida la Rogelio GARCÍA MATEO, SJ
vela nocturna. 'Todos tenían las
manos y las cabezas desarmadas, y Z1 Acatamiento, Autobiografía, Gloria, Honor,
Esplandián estaba entre ellos tan Ignacio de hoyóla, hoyóla, Montserrat, Servi-
cio, Vanagloria.
hermoso, que su rostro resplandecía
como los rayos del sol, tanto que ha- Bibl.: CACHO BLECUA, J. M, "Del gentil-
cía mucho maravillar a todos aque- hombre mundano al caballero 'a lo divi-
llos que le veían fincado de hinojos no7: los ideales caballerescos de Ignacio de
con mucha devoción e grande hu- Loyola" en Ignacio de hoyóla y su tiempo
(PLAZAOLA, J. ed.), Mensajero, Bilbao 1992,
mildad, rogándola [a María] que 129-159; GARCÍA MATEO, R., "El mundo ca-
fuese su abogada con el su glorioso balleresco en la vida de Ignacio de Loyola.
Amberes-Brujas-Londres 136

Revisión de la imagen militarista" en Igna- tamos seguros tan sólo de unas


cio de hoyóla. Su espiritualidad y su mundo cuantas personas con las que Igna-
cultural, Mensajero, Bilbao 2002, 30-48; LE-
TURIA, R DE, El gentilhombre Iñigo de hoyóla
cio se encontrara verdaderamente.
en su patria y en su siglo. Labor, Barcelona No obstante, los viajes a Flan-
1949, 57-102; RODRÍGUEZ DE MONTALVO, G., des y a Inglaterra en los años 1529-
Amadís de Gaula (2 vols.). Cátedra, Madrid 1531 podrían haber sido uno de los
1988. orígenes en la decisión de Ignacio
de incluir la peregrinación en las
seis experiencias probatorias prin-
AMBERES-BRUJAS-LONDRES cipales para los candidatos a la
Compañía de Jesús [Co 67]. Cierta-
mente Ignacio consideraba que la
C uando siendo estudiante en Pa-
rís Ignacio necesitó dinero para
pagar sus estudios, un fraile espa-
peregrinación "sin dinero e incluso
pidiendo de puerta en puerta" era
ñol del que no se sabe el nombre le un medio excelente de formación.
aconsejó ponerse en contacto con
los mercaderes españoles de Brujas, Amberes
Amberes y Londres que estaban de-
Durante tres años consecuti-
seosos de ayudar con limosnas a los vos, de 1529 a 1531, Ignacio fue
estudiantes de su nación. Viendo el huésped de Juan de Cuellar
éxito de esta primera vez en Flan- (t 1580), un mercader de Segovia y
des, viajó Ignacio de nuevo un se- su mujer, Clara, que era flamenca,
gundo y tercer año. Estos viajes tu- en una casa alquilada en la esquina
vieron lugar en 1529 el primero, y oeste de Lange Nieuwstraat y Ei-
en agosto y septiembre de 1530 y de kenstraat, en Amberes. Juan de
1531 el segundo y tercero respecti- Cuellar murió en 1580 en Saint-
vamente. A partir de entonces no Omer y fue enterrado enfrente de
fueron ya necesarios estos viajes su casa en la Jacobskerk (iglesia de
para recaudar fondos puesto que Santiago), en donde una desgasta-
sus benefactores españoles en Flan- da lápida de mármol guarda viva
des "le enviaban desde allá la li- su memoria. No se sabe nada sobre
mosna..., con la cual vino a tener otras personas a las que Ignacio co-
comodidad de entretenerse a sí y a noció en Amberes.
ayudar aun a otros" (Summ. Hisp.,
FNl, 179). La casa de Juan de Cuellar fue
comprada en 1652 por el alcalde Jan
Estas tres ciudades son mucho van Weerden, quien cambió su
menos importantes en la vida de nombre original Den Roosencrans
Ignacio y en su espiritualidad que (El Rosario) por Sint Ignatius. En
Manresa, Paris, Jerusalén, Venecia y 1660 colocó una estatua de Ignacio
Roma. La razón principal es que Ig- en la fachada, junto a la inscripción
nacio pasó poco tiempo en Ambe- S. Ignatio - S.I.F. - in hac domo - olim
res, Brujas y Londres, posiblemente hospitato - Sac. (Al sacerdote San Ig-
no más de unos cuantos días en ca- nacio, fundador de la Sociedad de
da una de ellas. La segunda razón Jesús, quien en un tiempo se hospe-
es que son muy escasos los datos dó en esta casa). Cuando en 1736
históricos fiables de su estancia en compró la casa el calvinista Albert
Flandes y en Inglaterra. Excepto en Stier (t 1759), de Ámsterdam, retiró
el caso de Amberes no se conoce en la estatua y la inscripción y convir-
casa de quién estuvo Ignacio, y es- tió la fachada en una de estilo Luis
137 Amberes-Brujas-Londres

XV. Después de la muerte de su úl- forzado a volver al continente sin


timo dueño el Conde Charles della su pensión anual. Por esta razón no
Faille de Leverghem (t 1902), un estaba en situación de dar dinero al
empresario alemán compró la casa, estudiante de Paris. Pero le invitó a
la demolió y la remplazó por un feo comer en su casa en donde habla-
edificio de oficinas. El 29 de mayo ron de las reglas eclesiásticas res-
de 1993 los jesuítas de Amberes co- pecto al ayuno y a la abstinencia:
locaron una sencilla placa conme- "Una comida sin carne, bien prepa-
morativa en la callejuela que con- rada, puede ser tan sabrosa como
duce a la entrada de la Jacobskerk a una con carne/' En esto Vives com-
través de la torre. partía la opinión de Erasmo, quien
cuestionaba la sabiduría de dichas
Brujas reglas. Pero a Ignacio no le gustaba
la postura de su contemporáneo Vi-
En Brujas Ignacio conoció al ves que parecía degradar la contri-
mercader español Gonzalo de Agui- ción y la penitencia, aunque estaba
lera (ca. 1510-1595), quien llegó a es- de acuerdo con él en otros puntos.
ta ciudad flamenca alrededor de No obstante, Ignacio prohibió a los
1529. Se hizo amigo de Ignacio, vio miembros de su orden leer las
en él a un pobre de Cristo y se ocupó obras de Vives y también las de
de él. A pesar de las varias conjetu- Erasmo. Los primeros historiadores
ras no se sabe a ciencia cierta en jesuitas redactaron su propia ver-
dónde vivió este Gonzalo, quien sión de este encuentro y lo fecharon
más tarde se casó con Ana de Cas- en Cuaresma, lo cual parece poco
tro, aunque su casa le fue señalada probable ya que las fechas de las
al bollandista Jan Pien (1678-1749) clases de Paris no le habrían permi-
en 1731, el cual desgraciadamente tido ir a Flandes en esa época. Vives
no escribió la localización exacta. consideraba a Ignacio como un
Muy probablemente el joven merca- hombre santo y posiblemente le
der español era todavía un inquilino proporcionara los nombres y direc-
sin su propia casa cuando conoció a ciones de benefactores potenciales
Ignacio. Entre 1531 y 1534 Gonzalo en Inglaterra.
bajó a Paris a visitar a Ignacio. Mu-
chos años después se encontraba en-
tre los que promovieron la funda- Londres
ción de una casa de jesuitas en En 1531 Ignacio cruzó el Canal
Brujas, lo que ocurrió en 1570. en dirección a Inglaterra, tal como
Durante la estancia de Ignacio lo menciona en su Autobiografía:
en Brujas Gonzalo le presentó a "Una vez fue él [Ignacio] incluso a
Juan Luis Vives (1492-1540) y a su Inglaterra y se trajo más limosnas
mujer Margarita Valldaura. El hu- de las que normalmente traía otros
manista y educador de Valencia ha- años" [Au 76]. Jerónimo Nadal y
bía llegado a Brujas en 1521, des- Juan de Polanco especificaron más
pués de haber estado enseñando tarde que este viaje tenía como des-
durante dos años en la universidad tino Londres. Los historiadores de
de Lo vaina. Entre 1523 y 1528 vivió los siglos XIX y XX, mostrando de-
en Inglaterra, en donde fue profe- masiada imaginación, cuentan que
sor de Mary, hija de Enrique VIII y Ignacio visitó el monasterio de los
de Catalina de Aragón. Al no apro- frailes agustinos de Austin, la Aba-
bar Vives el divorcio del Rey se vio día de Westmister, la Chesterhouse
ambición 138

de Londres, e incluso que llegó a jeto (poder, dignidades y fama,


conocer a Tomás Moro en Chelsea y puesto que las riquezas serían más
a Richard Witford en el monasterio bien el objeto de la avaricia o codi-
de Syon cerca de Isleworth. Sin em- cia) y el deseo de él, en el que, si es
bargo, no existe ninguna evidencia ardiente, consiste precisamente
para estas pretensiones. aquélla. El objeto, como tal, no es,
en sí mismo, ni bueno ni malo; es
indiferente. Pero, al ser especial-
Paul BEGHEYN, SJ mente apetecible por ser el medio,
por excelencia, de satisfacer el im-
/* Autobiografía, Ignacio de Loyola, Varis. pulso fundamental del ser humano
Bibl.: BEGHEYN, R, "Ignatius op bezoek in
a la autoafirmación y al predominio
Antwerpen", SJ [Holanda] 24 (1993) 191; sobre los demás, para lograrla es,
BROUWERS, L., "Sint Ignatius te Brugge", en también en sí mismo, sospechoso;
Dejezuíeten te Brugge 1570-1773, 1840-he- puesto que puede generar un deseo
den, Mechelen 1986, 1-16; MCCOOG, T. M., desordenado de él, capaz de llevar,
The Society of Jesús in Ireland, Scotland, and por su propia fuerza, si no es dis-
England 1541-1588, Leiden - New York - cernida y encauzada, a estimarlo
Koln 1996,12-13; MEDINA, R de B., "íñigo
de Loyola y los mercaderes castellanos del por encima de otros bienes, incluso
Norte de Europa. La financiación de sus objetivamente superiores. Por ello,
estudios en la Universidad de París", His- Ignacio lo enumera, concentrado en
pania Sacra 51 (1999) 159-206; MORENO GA- la palabra "honor", entre las cosas
LLEGO, V., "Notas historiográficas al en- criadas a las cuales "es menester
cuentro de Loyola y Vives" en Ignacio de hacernos indiferentes [para poder
Loyola y su tiempo (PLAZAOLA, J. ed.), Men-
desear y elegir] lo que más nos con-
sajero, Bilbao 1992, 901-907; PETERS, W. A.
M. "Richard Whitford and St. Ignatius' vi- duce para el fin que somos criados"
sit to England", AHSI25 (1956) 328-350. [Ej 23]. La indiferencia respecto del
objeto es condición indispensable
para poder moderar adecuadamen-
te el deseo del mismo y ordenarlo
AMBICIÓN positivamente a este fin y para po-
der ser libres para elegir lo más
1. Delimitación del término. De conducente a él. Si esta moderación
raigambre latina (ambitio, ambire, y ordenación no se dan, el deseo ar-
que significa dar vueltas en torno a diente de honor, de poder y de fa-
algo con el deseo de conseguirlo), ma, en que consiste la a., llevará a
la a. es el "deseo ardiente de conse- buscarlos, sin reparar en medios, lí-
guir poder, riquezas, dignidades o citos o ilícitos, para ello, ni en las
fama" (DRAE). Alude, por tanto, consecuencias, beneficiosas o daño-
al deseo -calificado como ardien- sas, que su consecución puede im-
t e - de sobresalir y dominar sobre plicar para el sujeto mismo del de-
los demás, apoyado en la acumula- seo: haciéndole esclavo de éste, y
ción de riquezas y coronado con la para los demás con quienes se rela-
proyección social del prestigio an- ciona: subordinándolos al propio
te los demás por la ocupación de interés. A ese nivel, además, el mis-
cargos y dignidades, con la conse- mo deseo, si no es dominado, lleva
cuencia de fama o notoriedad reco- irremediablemente, por su propia
nocida que de todo ello deriva. fuerza, a la vana y deformada esti-
mación de sí mismo, la soberbia,
l.Enun análisis conceptual de la que, a su vez, es la plataforma des-
a., es preciso distinguir entre su ob-
139 ambición

de la que la persona se proyecta, to- profético, por insólito y totalmente


talmente descontrolada, hacia todos impropio de parte de quien está por
los desórdenes o, en el lenguaje ig- encima, de lavar los pies a sus discí-
naciano, "a todos los vicios" [Ej 142]. pulos, en señal de servicio humilde
2. Base escriturística. La Sagrada de amor fraterno, "para que tam-
Escritura culmina su valoración del bién vosotros hagáis como yo he he-
deseo desordenado de poder y de cho con vosotros", de forma que
fama, como valoración del mismo "sabiendo esto, dichosos seréis si lo
Dios, en la frase lapidaria de María cumplís" (Jn 13, 1-17). A esta ense-
en el canto del Magníficat: "Derribó ñanza y modo de actuar de Jesús se
[el Señor] a los potentados de sus remite Pablo cuando exhorta a los
tronos y exaltó a los humildes" (Le 1, cristianos de Filipos: "No hagáis na-
52). Todo el canto de María hace eco da por ambición, ni por vanagloria,
al de Ana, la madre de Samuel sino con humildad, considerando a
(lSatn 1-10). En ambos resuenan los demás como superiores a uno
otros muchos pasajes del AT, espe- mismo, sin buscar el propio interés
cialmente de los profetas y los sal- sino el de los otros" (Flp 2,3-4). Pero
mos, en los que aparece la preferen- se remite, sobre todo a su ejemplo,
cia declarada del Señor por los para fundamentar esta recomenda-
humildes y desvalidos, los despro- ción: "el cual [Cristo], siendo de con-
vistos de poder e influencia (anawin) dición divina no codició el ser igual
que ponen su confianza exclusiva- a Dios, sino que se despojó de sí
mente en Él, y su rechazo de los en- mismo, tomando condición de escla-
greídos y confiados en sí mismos y vo", y "por eso Dios lo exaltó y le
en su propia fuerza y poder. Jesús, otorgó el Nombre que está sobre to-
por su parte, acuña en su enseñanza do nombre" (Flp 6-7, 9).
sobre la a. de poder y honores la fra- 3. Aproximación ignaciana. En
se "todo el que se enaltece será hu- esta enseñanza ("vera doctrina de
millado y el que se humilla será en- Cristo nuestro Señor" [Ej 164]), y en
salzado" (Mt 23,12; Le 14,11; 18,14); este modo de ser y de proceder de
y enseña, en consecuencia, a sus dis- Jesús funda Ignacio el núcleo de su
cípulos: "el mayor entre vosotros se- concepción del seguimiento de
rá vuestro servidor" (Mt 23,11) y "si Cristo: a saber, en la identificación
uno quiere ser el primero, debe ser con Él en su "condición de escla-
el último de todos y el servidor de vo", apartándose, por tanto, de to-
todos" (Me 9, 35), "pues el más pe- do tipo de ambición; y queriendo y
queño entre vosotros, ése es mayor" eligiendo, por el contrario, "por
(Le 9, 48). Ambicionar los primeros imitar y parecer más actualmente a
puestos es declaradamente opuesto Cristo nuestro Señor, [...] más po-
a la enseñanza de Jesús (cf. Le 14, 8). breza con Cristo pobre que riqueza,
Él mismo, pasando de las palabras a oprobios con Cristo lleno de ellos
las obras, se situó en medio de sus que honores, y desear más ser esti-
discípulos, no ya como uno más en- mado por vano y loco por Cristo,
tre ellos, sino "como el que sirve" que primero fue tenido por tal, que
(Le 22, 27). Por eso, en el momento por sabio ni prudente en este mun-
cumbre de su vida mortal, "sabien- do" [Ej 167]. Para Ignacio, ésta es
do que había llegado su hora de pa- "la verdadera vida que muestra el
sar de este mundo al Padre", y "sa- sumo y verdadero capitán [Cristo]"
biendo que el Padre le había puesto [Ej 130] o, en palabras muy seme-
todo en sus manos", realizó el gesto jantes, "la vía que lleva a los hom-
ambición 140

bres a la vida" [Co 101]. Llegar a de hacer en los Ejercicios. Este de-
"este tal grado de perfección tan seo sincero y la disposición espiri-
precioso en la vida espiritual" [Co tual fundamental que de él surge,
103] que Ignacio propone, como opuestos derechamente al deseo
posible horizonte de vida, a cuan- de poder, dignidades y suprema-
tos hacen los Ejercicios completos, cía sobre los demás, en que consis-
no es algo que se pueda conseguir te la a., no son objeto de elección;
con fuerzas humanas, ni tampoco son absolutamente necesarios para
por propia elección. Es Dios quien quien, en cualquier estado y con-
llama a Él y "recibe" en Él. Por eso, dición de vida, quiera de verdad
es gracia singular, que Ignacio seguir a Cristo y asemejarse a Él.
aconseja pedir intensamente en el Son también absolutamente nece-
triple coloquio de la meditación de sarios para poder usar de los ho-
Dos Banderas [Ej 147], que se ha de nores y del poder que realmente se
repetir en la consideración de las pueda tener en la vida, de modo
Tres Maneras de Humildad, "pi- que se haga de ellos medios de
diendo que el Señor nuestro le servicio a los demás y no de domi-
quiera elegir en esta tercera mayor nio o supremacía sobre ellos ni de
y mejor humildad, para más le imi- encerramiento en el propio interés.
tar y servir, si igual o mayor servi- Así, en la espiritualidad ignaciana,
cio y alabanza fuere a la su divina la superación de la a., como deseo
majestad" [Ej 168]. Quien pide, se de poder y de gloria, pasa de ser
abre a recibir gratuitamente, como un problema moral a ser una op-
un don y gracia, lo que pide: en es- ción a fondo por el modo de ser de
te caso, la libertad de toda a. de po- Cristo en la condición de esclavo,
der, dignidades y honores, "por su por la que él optó. Esta opción
debido amor y reverencia". fundamental e incondicional, reci-
En el modo de ver las cosas, bida como gracia, es necesaria,
propio de Ignacio, en esta materia, "para venir en perfección en cual-
es necesario distinguir, como él quier estado o vida que Dios nues-
distingue, entre: primero, el deseo tro Señor nos diere para elegir" [Ej
fundamental de identificación con 135]. Su concreción en la vida de
Cristo en este punto y la disposi- cada uno depende de la elección
ción espiritual básica que de él de- de Dios para él, que hay que tratar
riva; y, segundo, el grado o moda- de descubrir humildemente en la
lidad de vida que Dios quiere para oración, especialmente en la con-
cada uno, en un esquema semejan- templación de la vida de Jesús, pa-
te al del binomio "pobreza espiri- ra asemejarse más a Él [Ej 135].
tual-pobreza actual". El sincero 4. En la espiritualidad de la Com-
deseo y la disposición fundamen- pañía de Jesús. En la espiritualidad
tal de identificarse plenamente de la CJ, como concreción privile-
con Cristo en su condición de es- giada de la espiritualidad ignaciana
clavo son comunes a todos los que genérica, la exclusión de la a. "con
quieren seguirle, como lo es la exi- grande diligencia" [Co 478.817]
gencia de la pobreza espiritual. La -"cerrarle la puerta" es la expresión
medida y el modo de la identifica- consagrada- está intensamente pre-
ción real con Cristo en esa su con- sente. Más aún, la a. llega a ser con-
dición es cosa que Dios determina siderada como la "peste", en lo que
para cada uno, y es precisamente se refiere al deseo de cargos y como
el objeto de la elección que se ha "madre de todos los males en cual-
141 ambición

quiera comunidad o congregación" tera señal de sí, que de todo el mun-


[Co 720.817] en general, en su fun- do y de sus pompas y vanidades se
cionamiento ordinario. parten, para servir en todo a su Cria-
4.1 Del candidato que llama a dor y Señor crucificado por ellos"
las puertas de la CJ se espera que [Co 66] y en casa, a ejercitarse "con
sea "persona ya deshecha del mun- entera diligencia y cuidado en di-
do" [Co 53]; es decir, de aquéllas versos servicios bajos y humildes"
que, al contrario de "los mundanos [Co 68] -"así como la cocina, limpiar
que siguen al mundo, aman y bus- la casa y todos los demás servicios"
can con tanta diligencia honores, fa- [Co 83]-, "donde se ejercita más la
ma y estimación de mucho nombre humildad y caridad" [Co 282].
en la tierra, como el mundo los en- 4.2 Por ser algo que puede ser
seña [lo que constituye precisamen- muy próximo a la a. o estar conec-
te la ambición]; [...] aman y desean tado con ella, y para cerrarle com-
intensamente todo lo contrario: es a pletamente la puerta, en todo el
saber, [...] pasar injurias, falsos tes- proceso del discernimiento voca-
timonios, afrentas, y ser tenidos y cional, en el momento de la admi-
estimados por locos (no dando sión, y en la determinación del gra-
ellos ocasión alguna de ello), por do de cada uno en la CJ, ésta trata
desear parecer e imitar en alguna de depurar y asegurar en el candi-
manera a nuestro Criador y Señor dato las actitudes radicales de hu-
Jesucristo" [Co 101]. Y, por eso, se le mildad e indiferencia, que eviten
pregunta, ya antes de ser admitido, que pretenda (ambicione) en ella
"si se halla en tales deseos tan salu- grados estimados como signos de
dables y fructíferos para la perfec- superioridad sobre los demás (cf.
ción de su alma" [Co 101]; y "donde [Co 111.116-118.130.132]). Insiste
por la nuestra flaqueza humana y además, con el mismo fin, en que
propia miseria no se hallase en tales "después que uno hubiere sido in-
deseos en el Señor nuestro, sea de- corporado en la Compañía en un
mandado si se halla con deseos al- grado, no debe pretender pasar a
gunos de hallarse en ellos" [Co 102]. otro, sino procurar perfeccionarse
Se le pregunta también al candidato en el primero" [Co 542; cf. Co 116].
por su disposición de aceptar las La razón que se da para justificar
señales típicas de la humillación y estas disposiciones se expresa con
abajamiento en sus diversas mani- palabras prácticamente idénticas y
festaciones, vengan de dentro o de recurrentes en diversos lugares:
fuera de la Compañía (cf. [Co 102]). "creyendo en esto servir y alabar a
Se requiere pues, en él, que en lo su Criador y Señor, haciendo todas
profundo de su deseo, sea persona cosas por su divino amor y reveren-
que ha cerrado la puerta a toda am- cia" [Co 114.118.132].
bición. Por eso, "su mayor y más 4.3 En el curso de los estudios,
intenso oficio debe ser buscar en el que, después de haber puesto "el
Señor nuestro su mayor abnegación fundamento debido de la abnega-
y continua mortificación en todas ción de sí mismos y aprovechamien-
cosas posibles; y el nuestro ayudar- to en las virtudes que se requiere",
le en ellas" [Co 103]. En cumpli- se toman para "ayudar las ánimas
miento de este "nuestro" oficio, la propias y de sus prójimos a conse-
CJ lo pone, en el tiempo de la pro- guir el último fin para que fueron
bación, a servir en hospitales, "por criadas" [Co 307], se pueden tomar
más se abajar y humillar, dando en- los grados académicos correspon-
ambición 142

dientes. Pero al hacerlo, "por apar- no pretenderla jamás y de descu-


tarse de toda especie de ambición o brir a los superiores a quien vean
deseos no bien ordenados", no se que la pretende, siendo incapaz e
ocuparán lugares preferentes [Co inhábil para prelación alguna
390; cf. Co 478] en señal de ostenta- aquél a quien se pudiese probar
ción, como estaba entonces en boga que la ha pretendido. Del mismo
en los usos universitarios. modo, harán voto "de no preten-
4.4 Momento en que la a. se der fuera de la Compañía prela-
puede desatar con especial fuerza y ción o dignidad alguna, ni consen-
efectos más perniciosos es la elec- tir a la elección de su persona para
ción del prepósito general. Por ello, semejante cargo, en cuanto depen-
y para cerrarle aquí especialmente la den de ellos, si no fuesen obliga-
puerta, prescriben las Constituciones dos por obediencia de quien puede
que, en el tiempo de preparación in- mandarlos bajo pena de pecado"
mediata para la elección, "cada uno, [Co 817]. Corresponde al General
bajo pena de excomunión latae sen- dar su permiso y aprobación para
tentiae, sea obligado a manifestar al que alguno pueda aceptar digni-
vicario, o a alguno de los más anti- dades fuera de la Compañía; pero
guos profesos (que lo comunicará no los dará, si la obediencia de la
con él), si supiese que alguno ha pre- Sede Apostólica no le obliga a ello
tendido este cargo o le pretende, di- (cf. [Co 756]). Es sabido con qué
rectamente o indirectamente, procu- energía se opuso siempre Ignacio
rando o dando señales para ello. Y al nombramiento de algunos de
quien fuese convencido de ello, sea sus compañeros como obispos, y a
privado de voz activa y pasiva como la intención papal de nombrar car-
inhábil para elegir y ser elegido, y denal a Francisco de Borja. Sola-
no se admita en congregación [gene- mente en el caso del nombramien-
ral] esta ni otra vez alguna" [Co to de jesuítas para el patriarcado y
695.696]. El riesgo de la posibilidad obispado de Etiopía, "no se pu-
de a. en esa elección es, además, una diendo resistir, [...] se ha pensado
de las razones que movieron a Igna- en esta ayuda para aquella empre-
cio a establecer el carácter vitalicio sa y otras semejantes cuando no
del cargo del prepósito general, ya hubiese modo de resistir" [Co 818].
que "se apartarán más lejos los pen- Para dar cumplimiento a lo
samientos y ocasiones de la ambi- dispuesto por las Constituciones, en
ción, que es la peste de semejantes cuanto a estos votos que han de
cargos, que si a tiempos ciertos se hacer los profesos, ya la CG 1
hubiere de elegir" [Co 720]. (1558) aprobó una fórmula para
4.5 Finalmente, considerando ellos (y otros dos más), para ser
que "será también de suma impor- emitidos como votos simples, des-
tancia para perpetuar el bien ser pués de la profesión y en ceremo-
de la Compañía excluir de ella con nia distinta. El papa Pablo V, en
grande diligencia la ambición, ma- 1618, declaró reservada al Sumo
dre de todos males en cualquiera Pontífice la dispensa de estos vo-
comunidad o congregación, ce- tos; reserva, que fue confirmada y
rrando la puerta para pretender renovada después por Urbano
dignidad o prelación alguna direc- VIII, en 1632. La CG 34 (1995) hizo
ta o indirectamente dentro de la algunas puntualizaciones sobre el
Compañía" [Co 817]; en este núme- voto de no ambicionar ni aceptar
ro las Constituciones establecen que prelaturas fuera de la CJ, limitando
todos los profesos harán voto de su extensión a los cargos de obispo
143 amigos en el Señor

y de vicario general y vicario epis- puestos y aun admitirlos, si no es


copal, y excluyendo del voto los por orden de quien lo puede legíti-
cargos de vicario judicial (u oficial) mamente mandar.
y de juez diocesano (por implicar
más trabajo y servicio que digni- Urbano VALERO, SJ
dad), así como todas las prelaturas
laicales. Recogió y confirmó una / Avaricia, Dos Banderas, Candidatos, Exa-
disposición anterior de la CG 27, men de las Constituciones, Mundo, Pobreza,
Tres Maneras de Humildad, Vanagloria, Votos.
según la cual los actos de a., inclui-
dos en estos votos, son solamente
los actos externos (es decir, no los
pensamientos y deseos puramente AMIGOS EN EL SEÑOR
internos). Estableció también el
modo de proceder en la práctica,
cuando a un jesuita se le propone
autorizadamente un nombramien-
E scrita quizás desprevenidamen-
te, la expresión se encuentra en
una carta de íñigo -como firma en
to episcopal, tratando de conjugar esos días: "de bondad pobre, íñi-
armónicamente todos los elemen- go"-, a Juan de Verdolay, antiguo
tos que pueden entrar en juego en conocido suyo en Barcelona, el 24
tal circunstancia. Finalmente, reco- de julio de 1537.
gió la facultad concedida por el pa-
1. Origen de esta expresión. Igna-
pa al prepósito general de la CJ,
pocos años antes, de dispensar de cio está en Venecia, donde se ha re-
su voto a los profesos para poder encontrado con sus compañeros, lle-
aceptar los cargos de vicario gene- gados de París en enero de ese año,
ral y vicario episcopal, por motivos y donde ha sido ordenado sacerdote
importantes. un mes antes con otros seis de ellos.
En su carta quiere informar a su
Todos estos pormenores y con- amigo Verdolay y ponerlo al tanto
creciones jurídicas no deben ocultar acerca del grupo de sus compañeros
la razón fundamental dada por Ig- y de los proyectos que tienen entre
nacio para que los miembros de la manos. Han estado todos durante
CJ se mantengan alejados de toda ese año esperando la oportunidad
prelación o dignidad fuera de ella. para ir a Jerusalén, pero "no ha habi-
Tal razón arraiga en un rasgo muy do nave ninguna, ni la hay, por esta
característico de la espiritualidad armada que el turco hace"; así que
propia de la CJ y deriva de él: a sa- han acordado, entre tanto, repartirse
ber, "mirando cada uno por servir a por Italia hasta el año siguiente para
las almas conforme a nuestra profe- trabajar, predicando, enseñando, in-
sión de humildad y bajeza" [Co 817; terpretando la Escritura, confesan-
cf. Co 63.577.580]. Esta "profesión do, etc. La frase con que íñigo pre-
de humildad y bajeza", que afecta a senta al grupo es ésta: "De París
todo el modo de ser y de vivir del llegaron aquí, mediado enero, nueve
miembro de la Compañía, pide que amigos míos en el Señor, todos
su vida entera y especialmente su maestros en artes y asaz versados en
servicio apostólico sean realizados teología, los cuatro de ellos españo-
desde abajo, en humildad, y no les, dos franceses, dos de Saboya y
desde puestos o situaciones de pre- uno de Portugal" [Epp 1,119]. La ex-
eminencia en la Iglesia o en la so- pectativa y la incertidumbre sobre
ciedad. Nada más contrario a ella, su futuro, debida a la dificultad de
por tanto, que ambicionar tales encontrar manera de viajar a Tierra
amigos en el Señor 144

Santa, prevalece en el grupo de los En su carta a los Padres y Her-


compañeros. "No sé adelante lo que manos de Padua sobre la pobreza, S.
Dios N. S. ordenará de mí" [Epp XII, Ignacio utiliza una expresión pareci-
321], le confía a su amigo. Sin embar- da para afirmar que la amistad con
go, al día siguiente partirán de dos los pobres, preferidos de Dios, nos
en dos para trabajar en lo que cada hace "amigos del Rey eterno" (cf.
uno pueda; entre tanto, permanecen [Epp I, 572-577]); y en el texto de los
todos firmes en sus propósitos: "En Ejercicios podríamos también descu-
lo que comienzan irán adelante". brir una referencia lejana en la medi-
La expresión a. no se vuelve a tación de Dos Banderas, cuando Je-
encontrar en ningún otro escrito de sús hace un sermón "a todos sus
Ignacio, ni en las Constituciones, ni siervos y amigos, que a tal jornada
en su Diario, ni en su abundante co- envía" [Ej 146]; como si recordase
rrespondencia. Tampoco la recogió Ignacio el pasaje del evangelio de
la naciente CJ como fórmula para Juan donde Jesús llama a sus discí-
expresarse a sí misma. Pero algún pulos "mis amigos" (Jn 15,15).
uso debió de tener en el ambiente 2. Recuperación actual: mística de
familiar de los primeros jesuitas, la amistad. Pero la expresión a., utili-
como nos lo da a suponer una nota zada para referirse a los primeros
fechada el 1 de agosto de 1546, con compañeros y cofundadores de la
la que el entonces secretario de la CJ, se perdió, olvidada entre los vo-
CJ comunica el regreso de P. Fabro lúmenes de MHSI, durante casi
a Roma y su inesperada, muerte: cuatrocientos cincuenta años. La re-
"Siendo llamado por ordenación de cuperó el P. Pedro Arrupe, que la
su Santidad y de la Compañía para dio a conocer a la CJ y la consagró
venir al Concilio de Trento el sobre- como fórmula, en la práctica, a tra-
dicho Mtro. P. Fabro, habiendo vés de continuas referencias en su
ocho años circum circa que fuera de copioso magisterio. Las CC GG 32 y
Roma peregrinaba en santa obe- 34 la adoptaron luego, para descri-
diencia por diversas partes; entran- bir a la CJ: "el jesuita realiza su mi-
do en Roma sano [...], cayendo ma- sión en 'compañía 7 . Pertenece a una
lo de unas tercianas dobles, el comunidad de amigos en el Señor,
primero de agosto, domingo y día que, como él, han pedido ser recibi-
de S. Pedro, siendo confesado y co- dos bajo la bandera de Cristo Rey"
mulgado, y tomado la extremaun- (CG 32, d2,15). "Los jesuitas de hoy
ción, al mediodía, presentes mu- nos unimos porque cada uno de
chos amigos en el Señor y la nosotros ha escuchado la llamada
Compañía, con muchos signos de de Cristo, Rey Eternal. De esta
la su vida pasada y de la que espe- unión con Cristo fluye necesaria-
raba eterna, dio la ánima a su mente el amor mutuo. No somos
Criador y Señor" (MFab 481-482). meramente compañeros de trabajo;
¿Quiénes eran esos a. que rodearon somos amigos en el Señor" (CG 34,
el lecho de Fabro? Probablemente d26,11). Esta cita de la CG 34, en su
no eran jesuitas, pues estos parecen decreto sobre las "Características
ser mencionados a continuación co- de nuestro modo de proceder", está
mo "la Compañía". Pero es por lo fundamentada teológicamente co-
menos significativo que de manera mo "la gracia fundamental que nos
tan espontánea se llame así a un une a Jesús y entre nosotros mis-
grupo de personas muy ligadas al mos" (Ibid., 4); unión y comunión
Padre Fabro y a la Compañía. con la persona de Jesús, de la que
145 amigos en el Señor

fluye necesariamente el amor mu- comunicación con la Orden a través


tuo. "Desde los primeros años de de documentos, cartas y homilías,
su conversión, Ignacio se sintió se refiere constantemente a la CJ co-
fuertemente llamado a 'ayudar a mo una comunidad de "amigos en
los prójimos', a emplearse 'en todo el Señor". De manera muy especial
servicio de su Rey eterno y Señor lo hizo en su carta del 12 de marzo
universal'. Al grupo de compañe- de 1988 sobre la vida comunitaria,
ros, 'amigos en el Señor', les fue da- en la que reflexiona acerca de "las
da a sentir en su discernimiento la exigencias que comporta el vivir
forma concreta de vivir en la Iglesia unidos como hermanos, como ami-
su vocación apostólica: fundar una gos en el Señor enviados en misión,
orden religiosa" (CG 34, d7, 3). a la manera de los apóstoles" (Kol-
Finalmente, la expresión que- venbach 1998, 125). Después de
dó oficialmente asumida en diver- constatar que se percibe por do-
sos números de las Normas Comple- quier como si a la CJ se le hubiera
mentarias de las Constituciones de la estado preparando para una toma
Compañía de Jesús, aprobadas y de conciencia de la necesidad de
promulgadas por la CG 34: "El je- una vida comunitaria apostólica
suita realiza su misión en 'Compa- más explícita, afirma que "todo
ñía', pues se vincula a una comu- parece llamarnos a revivir la expe-
nidad de amigos en el Señor que, riencia comunitaria de aquellos
como él, han deseado ser recibidos primeros compañeros que nos pre-
bajo la bandera de Cristo Rey" cedieron en la voluntad de crecer
(NC 311 §1). "Lo que más ayuda a compartiendo una misma misión,
crear y aumentar la comunión en- la de Cristo, asumiéndola a una co-
tre todos los miembros de la Com- mo amigos que tienen al Señor por
pañía es la actitud mental y afecti- compañero común" (Ibid., 125).
va con que nos estimemos y "No somos funcionarios o volunta-
aceptemos mutuamente como her- rios de una organización multina-
manos y amigos en el Señor; por- cional, ni huéspedes más o menos
que también aquí 'la interior ley de contribuyentes de nuestras casas
la caridad y amor que el Espíritu -dice crudamente y agrega-: La úl-
Santo escribe e imprime en los co- tima Congregación General descar-
razones ha de ayudar para ello ta incluso el calificativo de 'compa-
más que ninguna exterior constitu- ñeros de trabajo': somos amigos en
ción'" (NC 313 §2). "Foméntense el Señor (CG 34, d26, 11)" (Ibid.,
comunidades compuestas de Sa- 130). Anota, en verdad, que es una
cerdotes, Hermanos y Escolares en expresión procedente de la pluma
las que, compartiendo la fe, los tra- de Ignacio verosímilmente una sola
bajos domésticos, el descanso, la vez y hasta anterior a la fundación
oración, el discernimiento apostó- de la CJ; y que sometida a todas las
lico, la Eucaristía, los Ejercicios Es- comunidades de la CJ, para com-
pirituales, etc., nos hagamos au- probar hasta qué punto se recono-
ténticos 'amigos en el Señor' y nos cen en ella, la reacción no ha resul-
sintamos corresponsables unos de tado en modo alguno unánime, ya
otros en el seguimiento común de que un número importante de je-
Jesús, y complementarios en la suitas comparte el pudor de Ignacio
misma misión" (NC 326 §3). respecto al término "amigo" -aun-
que él viviera en amistad auténtica
El actual P. General, Peter- con sus compañeros-. Sin embargo,
Hans Kolvenbach, en su continua
amigos en el Señor 146

el P. General no duda en afirmar: dad de Ignacio en sus expresiones,


"Nada nos impide llamarnos 'her- resulta difícil descifrar tanto las ca-
manos', 'compañeros', incluso 'ami- racterísticas como las notas afecti-
gos'; basta con que esos términos vas de aquella amistad que ligó a
signifiquen para nosotros, como pa- los compañeros fundadores duran-
ra el Maestro Ignacio, 'las muchas te el tiempo de gestación de la
formas de presencia y prestación Compañía; con todo, podemos in-
mutuas', en cuanto 'mediadores, tuirlas si acudimos a otras memo-
unos a otros, de la presencia del Se- rias más expresivas de aquella épo-
ñor' (CG 34, d8, 21)" (Ibid., 131). Y ca fundacional.
concluye bellamente, refiriéndose a Fabro, en su Memorial, recuerda
la celebración eucarística: "Al hacer cómo llegó a una relación muy es-
memoria de Cristo Jesús, celebra- trecha con Ignacio. Debido a las di-
mos un misterio, porque es cierto ficultades que él tuvo al comienzo
que 'en Él somos amigos', en Él for- de sus estudios de filosofía. Fabro
mamos comunidad. Nuestra mane- fue encargado por Juan de la Peña,
ra de celebrar (elección de lugar, ac- tutor de ambos, de servirle como
titud corporal, respeto litúrgico que repetidor. Rápidamente sintoniza-
nos hace vivir al ritmo de los miste- ron, e Ignacio se fue convirtiendo
rios de la vida de Cristo) debe ser tal poco a poco en el consejero y maes-
que confiese el misterio de 'comu- tro espiritual de Pedro. Comenzó
nión' que celebramos" (Ibid., 133). un intercambio que habría de iden-
Es, por lo demás, sorprendente tificar más tarde, la comunión de
que una frase utilizada solamente los compañeros de Jesús. Cada uno
una vez por el fundador y antes de daba al otro lo que tenía, recordará
la constitución oficial de la CJ -co- más tarde Fabro: "Habiendo orde-
mo constata el P. General- haya ad- nado [Peña] que yo instruyese al
quirido recientemente tan gran sig- varón santo, ya mencionado, conse-
nificación y se haya introducido guí gozar de su conversación en lo
ampliamente en el lenguaje ordina- exterior y muy pronto también de
rio de la CJ. Cabe atribuirlo a una la interior; viviendo juntos en el
lúcida intuición del P. Arrupe, que mismo aposento, participando de
desentrañó de ella una invaluable la misma mesa y de la misma bolsa;
riqueza para expresar la dimensión y siendo él mi maestro en las cosas
afectiva del vínculo de comunión del espíritu, dándome manera de
con que Ignacio quiso consolidar ascender en el conocimiento de la
vigorosamente el cuerpo de la CJ voluntad divina y en el conocimien-
mediante la "unión de los ánimos". to propio, terminamos por ser uno
El fundador, con la mayor esponta- en los deseos, en la voluntad y en el
neidad, había expresado lapidaria- firme propósito de elegir esta vida
mente en aquella carta la vivencia que ahora llevamos los que somos y
de sus años en París, cuando se iba los que serán de esta Compañía, de
conformando el grupo en torno a la que no soy digno" (MFab 493).
Jesucristo y su servicio, bajo la ins- Años más tarde, el mismo Fa-
piración evangélica del deseo de bro, al llegar a Évora, de paso para
imitar y reproducir en el siglo XVI Roma, a donde lo había llamado Ig-
el "colegio apostólico" de Jesús con nacio para ir al Concilio de Trento,
sus discípulos. encontró a Simón Rodrigues y a
3. Los primeros: jesuítas y amigos. Araoz, a quienes no había visto por
Dada la sobriedad y aparente frial- años, y pasaron juntos algunos días
147 amigos en el Señor

evocando los recuerdos comunes. Muchos otros pasajes y anéc-


Enternecedor es el recuento que ha- dotas podrían recogerse para des-
ce Fabro del momento en que se cribir las expresiones concretas de
despidió de Araoz, en carta dirigi- la amistad en el Señor que unía a
da al mismo desde Ratisbona en los primeros jesuítas, para quienes
1546, a dos meses escasos de su el amor personal a Jesucristo consti-
muerte: "Después de que corporal- tuía "el vínculo principal" [Co 671]
mente nos apartamos y despedi- que los unía y conservaba a todos
mos el uno del otro, yo noté y sentí en un entrañable cuerpo apostólico.
aquella parada que vos hicisteis es- D. Laínez, Polanco y Ribadeneira
tando cerca del ganado de las ove- relatan la manera como se mantení-
jas, esperando a que pudiésedes an los compañeros firmes en sus
despedir vuestra vista de mí. Yo de propósitos mientras adelantaban
mi parte, aunque caminase, no dejé sus estudios en París asistidos por
algunas veces y muchas de mirar el Señor, tanto en su aprovecha-
atrás, pero yo no hice parada hasta miento académico "como en tener-
que vi el tiempo de absconderme nos especial amor los unos a los
de vos cum impetratione divinae bene- otros, y ayudarnos etiam temporal-
dictionis, quo tempore, id est, post- mente en lo que podimos" (FN I,
quam ab te abstractos fui ['durante 104; cf. 1,184; IV, 233-235).
ese tiempo, es decir, después de Más tarde, en los primeros
que me separé de vos'] no dejé de años de la naciente CJ, Ignacio ex-
ver cómo vos dejastes de parar" hortaba a todos los compañeros
(MFab 422). dispersos por razón de sus estudios
La amistad entre Ignacio y Ja- o de las misiones apostólicas a que,
vier no podría ser más expresiva- habiéndose ligado entre sí con tan
mente descrita que en aquella frase apretado lazo para gloria de Jesu-
que aquel escribió a Javier y que le cristo, aunque por él tuvieran que
hizo derramar lágrimas, como el estar separados corporalmente y vi-
mismo Javier lo recuerda en su res- vir bajo distinto techo, se esforza-
puesta: "Verdadero Padre mío: Una ran para que el amor al Señor, como
carta de vuestra santa caridad reci- un aglutinante, los mantuviese
bí en Malaca ahora cuando venía siempre unidos y bien entrelazados
de Japón; y en saber nuevas de tan (cf. [Epp I, 295-296.659-660]).
deseada salud y vida, Dios nuestro En resumen, a. expresaba algo
Señor sabe cuan consolada fue mi que se había hecho connatural entre
ánima; y entre otras muchas santas los compañeros de París: "Habien-
palabras y consolaciones de su car- do experimentado la amistad que
ta, leí las últimas que decían: 'todo les regalaba el Señor y que los había
vuestro, sin poderme olvidar en entrelazado a todos en una sor-
tiempo alguno, Ignacio7; las cuales, prendente comunión, aprendieron
así como con lágrimas leí, con lágri- un singular modo de proceder [...]
mas las escribo, acordándome del y así llegaron a ser diez, todos, aun-
tiempo pasado, del mucho amor que de tan diferentes naciones, de
que siempre me tuvo y tiene, y tam- un mismo corazón y voluntad [...].
bién considerando cómo de los mu- Y el voto que tenían hecho (el cual
chos trabajos y peligros del Japón renovaban cada año) de perpetua
me libró Dios nuestro Señor por la pobreza, el verse y conversarse ca-
intercesión de las santas oraciones da día familiarmente, el conservar-
de vuestra caridad" (MXav I, 668). se en una suavísima paz, concordia
amor 148

y amor, comunicación de todas sus Z1 Amor, Compañía de Jesús, Comunidad,


cosas y corazones, los entretenía y Cuerpo apostólico, París, Primeros Compañe-
animaba para ir adelante en sus ros, Unión de los ánimos, Venecia, Viña.
buenos propósitos" (Ribadeneira, Bibl.: CABARRÚS, C, "La espiritualidad ig-
FNIV, 233-235). "Y así se alimenta- naciana es laical. Apuntes sobre 'ignaciani-
ba y crecía entre ellos la amistad en dad'", Diakonía 94 (2000) 17-43; ID., "'Ami-
Cristo" (Polanco, FN II, 567). gos en el Señor' ¿Fuente o espejismo para
la misión?", Man 66 (1994) 265-281; FLA-
4. Valoración final Por más que HERTY, K., "Una afectividad para 'los ami-
sea difícil realizar hoy esta amistad gos en el Señor'", Cuadernos de Espirituali-
en un cuerpo universal tan numero- dad 84 (1998) 27-38; GRAY, H. J., "Jesuitas
so, diversificado y extendido por el contemporáneos como amigos en el Se-
ñor", CIS 29 (1998) 43-58; KOLVENBACH, P.
mundo, podemos, sin embargo, ha- H., "Sobre la Vida Comunitaria. Carta del
blar de una predisposición, de una P. General a toda la Compañía", AR 22
amistad potencial, que se actúa (1998) 276-289 (InfSJ 30 [1998] 124-137); LÉ-
cuando coinciden los jesuitas en una CRIVAIN, PH., "Caridad en unión de corazo-
nes. Exploración hermenéutica del tiempo
comunidad o en un grupo de traba- de Acquaviva", CIS 29 (1998) 76-100; MEU-
jo apostólico. Porque el amor perso- RES, R, "Identidad Corporativa SJ. Promo-
nal entre el Señor Jesús y cada jesuí- ver la unión y la cohesión en la Compañía
ta -amor que de la suma Bondad de Jesús", Man 76 (2004) 243-258 (antes en
desciende y se extiende a todos pró- CIS 89 [1988]); OSUNA, J., Amigos en el Señor.
Unidos para la dispersión, M-ST, Bilbao-San-
jimos y en especial al cuerpo de la tander 1998; ID., "¿ES exacto hablar de 'co-
CJ, como lo expresan las Constitucio- munidad ignaciana'?", Apuntes Ignacianos
nes en el texto sobre la comunión de 28 (2000) 34-56; ID., "Nueve amigos míos
los ánimos (cf. [Co 671])- es la fuerza en el Señor...", CIS 29 (1998) 59-75; TE-
con la que "fácilmente lograremos", TLOW, J. A. (ed.), "Buenos amigos y gran-
des deseos -amor vertical y amor horizon-
en expresión de Ignacio, unirnos es- tal", CIS 29 (1998) 3-12.
trechamente como verdaderos "ami-
gos en el Señor". Es también la fun-
damentación teológica que legitima
hoy el uso de esta expresión como AMOR
una manera densa y comprehensiva
de reengendrar el ideal de comu-
nión que los primeros compañeros
vivieron. Ideal que quisieron perpe-
L a experiencia de caballero mun-
dano antes de entregarse al Señor
y el proceso espiritual que siguió a
tuar cuando en las Deliberaciones de su conversión le dieron a Ignacio un
1539 determinaron que no deberían conocimiento exacto y penetrante de
romper la unión y congregación he- la centralidad del a. humano en la vi-
cha por Dios, sino más bien confir- da espiritual, a la vez que de su temi-
marla y asegurarla cada día más, ble ambigüedad. El a. es el "peso del
agrupándose en un cuerpo, tenien- alma"; iremos hacia donde ese peso
nos lleve. De ahí que amar a Dios
do cuidado y comprensión unos de
signifique para Ignacio "que a Él so-
otros para mayor fruto de las almas;
lo vaya todo el peso de nuestro
y para estar en el futuro de tal modo
amor" [Epp I, 514]. Todo afecto de-
unidos o ligados entre ellos forman- sordenado será "gravedad e impedi-
do un solo cuerpo, que ninguna di- mento" que impide percibir el a. de
visión corporal, por grande que fue- Dios y devolverle el nuestro.
se, los separara (cf. MCo 1,1-7).
S. Ignacio no teme entrar a fon-
Javier OSUNA, SJ do en la dinámica del a. humano.
149 amor

Negarse a hacerlo equivaldría a ción dependa claramente de París,


merodear por las capas periféricas la experiencia que sustenta esa letra
del ejercitante y del jesuita sin tocar es probablemente de Manresa. Allí
su auténtico centro. Sabe, sin em- se le fue iluminando a Ignacio toda
bargo, qué terreno pisa, y por esa la realidad creada como diafanía de
razón su discurso sobre el a. -prin- Dios, como "medio divino", como
cipalmente sobre el a. humano a lugar de encuentro, adoración, a. y
Dios, a los hombres y a la cosas- se servicio a Dios, "devoción" en la
cargará de realismo y de sabiduría, que no cesaría de crecer hasta su
de des-velamiento de sus posibles muerte (cf. [Au 99]). Así pues, si la
falsificaciones y trampas. No se tra- CAÁ pretende trasmitir al ejercitan-
ta, por tanto, de bloquear por mie- te esta misma experiencia suya, no
do el ejercicio del a.; pero tampoco estaríamos ante una contemplación
de que la ingenuidad nos haga olvi- más del proceso de los Ejercicios, si-
dar su radical ambigüedad. Se trata no ante un modo permanente de
únicamente de "ordenar" el a. hu- ser, estar y actuar en el mundo, ante
mano según el modelo del a. de un intento humano, en "synergia"
Dios. con una gracia suplicada, de con-
naturalizar en nosotros una actitud
¿Cuál es la diferencia entre a. y
de a. y servicio a Dios en todo. Es la
caridad para Ignacio? "Caridad" misma finalidad de la oración pre-
parece referirse más bien a la "vir- paratoria que atraviesa los Ejercicios
tud" del a., mientras que a. designa [Ej 46], sólo que más cordialmente
el "acto" de amar. De ahí que, cuan- expresada y también más instru-
do se trate de una motivación o de mentada.
un movimiento, S. Ignacio utilice la
palabra "amor". De ahí también ¿De qué a. se trata en la CAÁ?
que cuando el a. falla, no siempre la Empecemos diciendo que el verbo
caridad desaparezca con él (cf. Pe- "alcanzar" tiene dos posibles sig-
ters 1967,154-155). nificados: el de "obtener", con
acento en el dador, y el de "conse-
1. El amor en los Ejercicios. Pues- guir", con acento en el ejercitante y
to que es en la Contemplación para en el esfuerzo humano que el don
alcanzar Amor [Ej 230-237] donde requiere. Parece claro que en la ex-
S. Ignacio aborda más directamente presión "alcanzar amor" es este se-
el tema del a. en los Ejercicios, pare- gundo significado el que ha de en-
ce lógico centrar inicialmente nues- tenderse en primera instancia, por
tro comentario en ella. ¿Cuál es la más que ese esfuerzo humano sea
finalidad específica de esta contem- él mismo obra de la gracia, (cf. Pe-
plación dentro del fin más general ters 1967, 154). Se trata, por otra
de los Ejercicios, y si se dice que es parte, de un a. que San Ignacio no
una contemplación "para alcanzar deja a la libre imaginación de cada
amor", de qué a. se trata? cual, sino al que describe con tra-
Parece claro que la intención de zos netos, realistas y fuertes que
Ignacio en esta contemplación es la no dejan lugar a equívocos. ¿Cuá-
de re-enviar al ejercitante al mundo les son estos rasgos?:
en una determinada y permanente 1.1 Todos los comentaristas re-
clave espiritual: la de encontrar a saltan la sobriedad ignaciana en el
Dios en todo para así poderle amar uso de la palabra "amor" en los
y servir en todo. En este sentido, Ejercicios, sobre todo cuando se dice
aunque la letra de dicha contempla- del a. del hombre a Dios. Es como si
amor 150

a Ignacio le pesara demasiado su labras de amor" tan significativas y


propia historia como para utilizarla necesarias en toda relación humana
alegremente. Después de converti- y divina. Lo que descalifica es el a.
do, a. es para él un término sagrado palabrero, vano, mentiroso, des-
que no admite ningún tipo de tri- comprometido, inconsecuente, al
vialización. que tan proclives somos los huma-
Se trata, por otra parte, de una nos. Es una primera precisión que
sobriedad calculada al servicio de tener en cuenta.
una mística cuya dimensión unitiva Un segundo malentendido de
toma la forma de elección, es decir, la afirmación ignaciana consiste en
de co-laboración con Dios en el distinguir entre a. afectivo y a. efec-
mundo, al modo de Jesús. Así se ex- tivo para dar seguidamente la prio-
plica que, de las aproximadamente ridad a este segundo. No es ésa la
25 veces que aparecen en los Ejerci- mente de S. Ignacio. "No se trata de
cios las voces a. y "amar" (excluyen- elegir entre amor afectivo y amor
do la CAÁ que comentamos y las efectivo, ya que todo amor es por
citas obligadas del NT), sólo en dos naturaleza afectivo. Se trata de si-
ocasiones se refieran a un acto del tuar la expresión efectiva del amor
ejercitante hacia Dios: en la medita- afectivo menos en las palabras que
ción del infierno y en la petición de en las obras" (Coathalem 1987, 235).
Segunda Semana (cf. [É; 65.104]). Tal es la razón de que Ignacio junte
Una ausencia más notable aún si se con tanta frecuencia las palabras
tiene en cuenta que los Ejercicios "amar y servir", "amar y seguir",
están llenos de decisiones del ejerci- "en todo amar y servir a su divina
tante que sólo su a. a Jesucristo es majestad" [Ej 233], "para que más le
capaz de poner en marcha. Así su- ame y le siga" [Ej 104], hasta formar
cede, por ejemplo, en pasajes de "fi- con ellas una verdadera endíadis cu-
bra recia" como la oblación al Rey yo sentido global sería el de a. servi-
Eternal, los coloquios de Banderas, cial o servicio amoroso, a. de segui-
Binarios y tres Maneras de humil- miento o seguimiento amoroso de
dad, etc. O en contemplaciones que Jesús.
por su "fibra tierna" parecen estar
"Esta observación -que el amor
reclamando el empleo de la pala-
se debe poner más en las obras que
bra, como la del nacimiento (cf. [Ej
en las palabras- resulta muy opor-
114]), la conversión de la Magdale-
tuna para quien desea ser contem-
na (cf. [Ej 282]), la pasión y resu-
plativo en la acción, porque su
rrección del Señor, etc. (cf. Casano-
amor contemplativo no se tiene que
vas 1948, 205-207).
expresar a través de palabras o de
1.2 Esa cautela tiene su explica- pensamientos que dificultarían la
ción formal en la primera de las dos atención requerida por la acción; si-
advertencias con que Ignacio intro- no en obras, es decir, en la acción y
duce la CAÁ: "el amor se debe po- en el trabajo. En el servicio a Dios y
ner más en las obras que en las pala- en la colaboración a su obra, cum-
bras" [Ej 230], afirmación expuesta a pliendo en ello su divina voluntad"
interpretaciones equivocadas que (González 1987, 397; cf. Casanovas
merece la pena aclarar. 1948, 209, quien a palabras y pensa-
En efecto, que el a. haya de po- mientos añade incluso los afectos:
nerse "más" en obras que en pala- "el amor se debe poner más en la
bras no descalifica sin más las "pa- obras que en los afectos").
151 amor

1.3 La segunda advertencia de co consistente, al que no sólo el pe-


la CAÁ nos recuerda que "el amor cado, sino también las faltas pue-
consiste en comunicación de las den llevar al olvido (cf. [Ej 65]).
dos partes, es a saber, en dar y co- 1.4.2 Ese a. que se quiere alcan-
municar el amante al amado lo que zar es el de la entrega a Cristo, el
tiene o de lo que tiene o puede, y del deseo de seguimiento e identifi-
así, por el contrario, el amado al cación con él, nacidos del agradeci-
amante" [Ej 231]. Con esta segunda miento por lo que Cristo ha hecho
nota quedamos advertidos de que por nosotros (cf. [Ej 98]). Es, por eso
para Ignacio todo a. -el divino y el mismo, un a. orientado al servicio a
h u m a n o - consiste en un mutuo la vez que decididamente unilate-
"dar y comunicar". Un acto de "au- ral, ya que su impulso interno le lle-
totrascendencia" por el que el suje- va a la identificación con Cristo po-
to sale de sí y entrega su yo con to- bre, humilde y humillado "por
do lo que es, tiene y puede, a la nada", sólo por a. a su Señor y Sal-
persona amada, y un acto de "re- vador (cf. [Ej 167]).
ceptividad" de un tú que a su vez
se nos entrega, con todas sus cosas. 1.4.3 Es, en definitiva, el a. que,
al encontrar a Dios, porque Dios le
1.4 Estas dos advertencias, sin ha encontrado a él primero, nos lle-
embargo, no lo dicen todo. Si a pesar va a descender con Él al mundo, en
de ser tan precavido en el uso de la
Cristo y por la Iglesia, para hallarle
palabra a., no tiene empacho en de-
en todo y en todo amarle y servirle
finir la contemplación con que remi-
(cf. [Ej 233]), conscientes de que
te al ejercitante al mundo precisa-
"sólo logra experimentar la trans-
mente como "contemplación para
parencia divina de las cosas quien
alcanzar amor", es porque confía
encuentra a Dios, no sólo donde él
que, al final del proceso de las cua-
quisiera tenerlo, sino donde él ha
tro Semanas, el ejercitante no podría
bajado a lo más espeso, lo más ce-
ya engañarse con respecto a qué a.
se trata. Lo ha vivido y discernido a rrado a lo divino [...] la Cruz de
lo largo de treinta largos días en Cristo" (Rahner 1979, 259-260).
cuanto un determinado y concreto a. 1.5 Tal es el a. que el ejercitante
de Dios recibido y en cuanto un a. a pide y quiere alcanzar como forma
Dios ofrecido. No hay equivocación permanente de ser, estar y actuar en
posible. Por eso, aparte de la luz que el mundo. Pero, ¿a través de qué
arrojan esas dos advertencias de la proceso espiritual le será dado?
CAÁ, sabemos más cosas sobre la ¿Qué habrá de poner él en juego co-
calidad del a. a Dios que el ejercitan- mo colaboración al a. de Dios que
te desea "alcanzar". Sabemos, por se le entrega en sus dones? La peti-
ejemplo que: ción de la CAÁ (cf. [Ej 233]) y los
1.4.1 La fuente de ese a. está en cuatro puntos de su desarrollo se-
el a. con que el Criador y Señor ñalan la ruta espiritual de ese pro-
abraza (y abrasa) al ánima devota ceso y el precio de esa gracia. Tres
(cf. [Ej 15]). Un a., por otra parte, detalles merece la pena tener en
que al pasar por la Primera Semana cuenta en esta petición:
se conoce a sí mismo como caído y 1.5.1 El primero es en torno al
perdonado, como incapaz de man- verbo "reconocer", auténtico quicio
tenerse a sí mismo si no se recibe de la petición. Reconocer es más
continuamente del a. y el perdón de que conocer. Significa caer en la
Dios (cf. [Ej 45-64]). Un a. débil, po- cuenta que los dones tienen como
amor 152

dador a Dios, y que Dios mismo se sentimiento o como palabra salida


nos da en ellos. Reconocer significa del alma. Más importante que ofre-
también agradecer, un agradeci- cerle nuestro a. a Dios es suplicarle
miento que supone la virtud y ca- el suyo, un A. que pondrá en mar-
pacidad humana de la gratitud pe- cha las obras de nuestro a. y, por su-
ro que no se reduce a ella. Al puesto, nuestro a. mismo en ellas.
contemplar y reconocer a Dios dán- 2. Desde los Ejercicios, una mira-
dosenos en los dones, el agradeci- da hacia atrás: la Autobiografía. No
miento humano se transforma en deberíamos olvidar que los Ejerci-
virtud teologal que moviliza todo cios nacen fundamentalmente de
nuestro ser y nuestra libertad hacia una experiencia previa de Ignacio.
Dios y su reino. ¿Qué papel juegan los términos a. y
1.5.2 ¿Cómo? La segunda ob- "caridad" en ella?
servación tiene que ver con el acto La sobriedad en el uso de la
de // reflectir ,/ , mediación esencial palabra a. que hemos notado en
de esta gracia. S. Ignacio espera los Ejercicios es típica también de la
que, al reflejarse en nuestro corazón
Autobiografía. Seis veces aparece el
la amorosa y agradecida contem-
sustantivo a. en el relato referido al
plación del "cuánto ha hecho Dios
a. de Ignacio a Dios (cf. [Au 14.17.
nuestro Señor por mí y cuánto me
32.60.69.69]) y ninguna la forma
ha dado de lo que tiene, y conse-
verbal "amar". En cuanto al térmi-
quenter el mismo Señor desea dár-
no "caridad", la Autobiografía lo
seme" [Ej 234], el modo de ser, exis-
utiliza sólo en dos ocasiones (cf.
tir y actuar de Dios con nosotros
[Au 14.35]): la primera para afir-
vaya con-naturalizándose en noso-
tros, se vaya convirtiendo en un mar que el peregrino no sabía por
"hábito del corazón". Por eso invita aquel entonces nada sobre la dis-
al ejercitante a "reflectir [...], consi- creción en la práctica de las virtu-
derando con mucha razón y justicia des, y en concreto de la caridad, y
[como quien ofrece afectándose la segunda para razonar su negati-
mucho] lo que yo debo de mi parte va a aceptar ninguna compañía en
ofrecer y dar [...], es a saber, todas su viaje a Jerusalén "porque él de-
mis cosas y a mí mismo con ellas" seaba tener tres virtudes: caridad,
[Ej 234]. El punto decisivo para que fe y esperanza".
esto suceda es "estar en uno con el En la Autobiografía Ignacio se
amor divino" [Ej 370], palabras con recuerda a sí mismo no sólo como
las que sintomáticamente concluye peregrino geográfico, sino sobre to-
el libro de los Ejercicios. do en peregrinación interior. Una
1.5.3 Llama la atención final- peregrinación desde "el deseo tan
mente que en la oración del "Tomad vivo de hacer cosas grandes por
Señor y recibid" con que termina ca- amor de Dios" [Au 14], "pensando,
da uno de los cuatro puntos de la como siempre solía, en las hazañas
contemplación, lo que el ejercitante que había de hacer por amor de
ofrece a Dios, en línea con la sobrie- Dios" [Au 17], decidido a vivir úni-
dad ignaciana, no es formalmente camente del a. de Dios sin apoyos
su a., sino toda su libertad, su me- humanos (cf. [Au 35]), hasta el gra-
moria, su entendimiento, su volun- dual descubrimiento de que su a. a
tad. .. Se trata, una vez más, de ofre- Dios está lleno de decisión perso-
cer a Dios las decisiones del a. y sus nal pero carente de "humildad, ni
obras más que el a. mismo como caridad, ni paciencia ni discreción
153 amor

para reglar ni medir estas virtu- Dios causa en él, su propio a. de res-
des" [Au 14]. puesta. Una cosa sigue siendo cier-
En el diálogo entre Dios e Igna- ta, sin embargo, y es importante su-
cio, es Ignacio quien lleva las rien- brayarla. Toda esa efusión amorosa
das, no el interlocutor divino. Poco de Ignacio está al servicio de un dis-
a poco Dios le irá enseñando, "co- cernimiento apostólico que resulta
mo un maestro de escuela a un ni- vital para él: el de la pobreza. Nin-
ño" [Au 27], que las cosas no son guna autocomplacencia en la expre-
así. Y poco a poco Ignacio irá en- sión de su a. a Dios. Lo que busca en
trando en esa "pasiva divina" del a. ella es una señal, la confirmación de
de Dios que suscita en nosotros el lo que Dios quiere de la CJ en el
deseo de identificación con Jesús. punto crucial de la pobreza apostó-
"Ser puesto con el Hijo" [Au 96] se- lica.
rá, como respuesta a esa enseñanza 3. Y otra mirada hacia adelante:
de Dios, la máxima aspiración de las Constituciones y las Cartas. Si su-
Ignacio, el a priori de todas sus dila- mamos las veces que aparece en las
tadas empresas humanas empren- Constituciones el término "amor"
didas por a. a Dios. No se trata de (58) con las distintas formas del
matar los impulsos del a., pero sí de verbo "amar" (14) y la palabra "ca-
ordenarlos según el modelo de ridad" (56), nos encontramos con
Amor que nos ha sido dado, Cristo un mínimo de 128 alusiones a
Jesús. nuestro tema. La apelaciones al a. y
En el Diario espiritual la aludida la caridad en las Cartas son, igual-
sobriedad de Ignacio en el uso de la mente, innumerables ¿Admite al-
palabra a. como movimiento afecti- gún intento de síntesis todo este
vo del hombre hacia Dios se rompe amplio material? Creemos que sí.
estrepitosamente. En efecto, la pala- Esa síntesis ya la trazó, por ejem-
bra "amar" aparece solamente dos plo, el R Ignacio Iparraguirre, en
veces, una referida al a. de Ignacio cuyo trabajo apoyaremos esta parte
a la Trinidad y otra al a. de Dios a de nuestro comentario.
Ignacio, pero el término a. lo hace 3.1 El amor de Dios nos precede y
hasta en 39 ocasiones y todas ellas, acompaña siempre. Él está en el ori-
con una excepción tal vez [De 105], gen de nuestro a. a Dios y es el mo-
referido al a. de Ignacio a Jesús, a delo de nuestro a. a las criaturas.
Dios nuestro Señor, a la Trinidad, La Bondad de Dios, en la que he-
etc. Un a. que el propio Ignacio cali- mos de hacer "asiento", es princi-
fica de "intenso, reverencial, creci- pio, medio y fin de todo el bien
do, todo, lúcido, excesivo, interno, que pueda haber y podamos hacer
etc.". nosotros.
Cuando habla o escribe para los A la entraña del cristianismo
demás -especialmente en la Autobio- pertenece esta doble afirmación:
grafía y los Ejercicios- S. Ignacio se que "él nos amó primero" (IJn 4,
comporta como un sobrio mistago- 19) y que hemos de amarnos unos a
go. Su vocabulario está muy medi- otros "como él nos amó" (Jn 15,12).
do y siempre al servicio de la místi- Pues bien, desde el proemio de las
ca que quiere trasmitir. Cuando, por Constituciones a su parte X, Ignacio
el contrario, escribe sólo para él, no parte de esta convicción: es Dios sa-
tiene reparo en expresar una y otra bio y bondadoso quien está en el
vez los movimientos que el a. de origen, la conservación y progreso
amor 154

de la Compañía; por lo que toca a momentos 'su don, como fuéramos


nosotros, "la ley de la caridad y el acariciados' [Epp IX, 429]. San Igna-
amor que el Espíritu santo escribe e cio se complace en recordar las ma-
imprime en los corazones" es la nifestaciones especiales de a. a las
que ayudará para esa conservación personas 'que especialmente ama',
y progreso [Co^ 134]. De ahí que sea a los que llama como colaboradores
"menester en Él sólo poner la espe- de su reino [...]. A éstas 'nunca cesa
ranza" [Co 812], y de ahí también de visitar, instruir y consolar, ma-
que "los medios que juntan al ins- yormente [...] en tiempo de tanta
trumento con Dios y le disponen urgente necesidad y suma impor-
para que se rija bien de su divina tancia" [Epp I, 300]. Estas muestras
mano, sean más eficaces que los de amor 'acostumbra dar a las áni-
que le disponen para con los hom- mas que hacen asiento en ella [en
bres, como son los medios de bon- su infinita bondad], como en prin-
dad y virtud, y especialmente la ca- cipio, medio y fin de todo nuestro
ridad y pura intención del servicio bien' [Epp I, 339]" (Iparraguirre
divino y familiaridad con Dios 1978,19-20).
nuestro Señor" [Co 813].
3.2 "Hacerlo todo por amor".
La fuente de donde dimana esa Siendo, así pues, el amor de Dios
caridad apostólica, y el espejo en el que genera en nosotros el amor
que ha de mirarse y ordenarse, no a Dios y a su Sueño sobre nosotros
es otro que el a. de Dios. De ahí que y sobre el mundo, hacerlo todo
en muchas de sus Cartas vaya seña- "por amor a Dios" será para Igna-
lando el modo como Dios nos ama cio el principio inspirador y rector
para inspirar el nuestro en él. de la vida cristiana, al igual que de
"Lo de menos es -comenta el P. la vida del jesuita. Así lo propone
Iparraguirre- que se complace en insistentemente en sus Cartas y
llamar a Dios 'Divina y suma Bon- Constituciones.
dad' [Epp IX, 297.553.668.728, etc.],
Al hablar de los Ejercicios vi-
'Infinita y suma Bondad' [Epp I,
mos cómo el a. que el ejercitante
302; IV, 85; IX, 274.553.627; XII, 34,
devuelve a Dios en todo es un a.
etc.). Lo importante es que capta el
"descendente". Para que una elec-
modo con que Dios muestra su
ción sea "sana y buena", Ignacio
amor [...]. Él 'ama siempre, habi-
tualmente'. Está, podríamos decir, plantea igualmente la necesidad
como una madre a su hijo pequeño, previa de que el "amor que me
'mirando con infinito amor como mueve y me hace elegir la tal cosa,
Criador a su criatura' [Epp I, 193]. descienda de arriba del amor de
No tiene miedo de afirmar que Dios" [Ej 184]. Una poderosa y efi-
Dios aprisiona al hombre, porque caz vinculación entre el a. recibido
esta prisión es la fuente de la verda- y el a. ofrecido recorre toda la mís-
dera libertad. Pide que uno sea tica de los Ejercicios. Ignacio es
'preso de su amor y gracia [para enemigo de la "gracia barata": si
que] sea suelto de todas las criatu- la confianza en Dios y el a. recibi-
ras del mundo [Epp 1,92]. Dios ama do no suscita un a. concreto de
aun 'cuando castiga'. En estas oca- respuesta es que no ha sido acep-
siones lo hace 'como a hijo que tado como tal a. (cf. Fessard 1956,
ama' y le castiga 'en lo que se de- 305ss).
sordenó' [Epp III, 10] [...]. En conse- No es extraño, por tanto, que al
cuencia debemos reconocer en esos concebir a la CJ como "un camino
155 amor

hacia Dios", como un cuerpo para bísima muerte", "por amor de Cristo
el Espíritu (el mismo Espíritu de los nuestro Señor", etc.- son innumera-
Ejercicios Espirituales), apele S. Igna- bles en su Cartas. La insistencia de
cio constantemente a ese a. de res- Ignacio en calificar la palabra a. me-
puesta, tanto a la hora de cohesio- diante el añadido de otro sustantivo
nar las relaciones hacia dentro de (a. y reverencia, servicio, gloria, etc.
ese cuerpo como su misión hacia -otra vez la endíadis ignaciana) es
afuera. sintomática. Es como si, fiel a los
Ejercicios, quisiera huir de toda con-
"El vínculo principal de en-
cepción aérea e inconcreta del a. hu-
trambas partes, para la unión de
mano mediante su calificación como
los miembros entre sí y con la ca-
a. servicial, a. reverente, a. glorifica-
beza, es el amor de Dios nuestro
dor de Dios. Sintomático resulta
Señor. Porque, estando el Superior
también el hecho de que muchísimas
y los inferiores muy unidos con la
de sus cartas comiencen por el cono-
su divina y suma Bondad, se uni-
cido estribillo "la suma gracia y el
rán más fácilmente entre sí mis-
amor eterno de Cristo nuestro Señor
mos, por el mismo amor que de sea siempre en nuestro favor y ayu-
ella descenderá y se extenderá a da" para terminar con aquel otro
todos próximos, y en especial al "que su voluntad sintamos y aquella
cuerpo de la Compañía" [Co 671]. enteramente cumplamos". Lo pri-
Al P. General podrán faltarle algu- mero como aquello que hace posible
na de las cualidades pedidas por él lo segundo.
mismo, pero no debería faltarle
"bondad mucha y amor a la Com- En una mirada de conjunto,
pañía" [Co 735]. Para crear ese vín- parece claro que la secuencia igna-
culo, unió animorum, existen tam- ciana del a. en sus Cartas y Consti-
bién otros medios a los que aludirá tuciones sería la siguiente: a) todo
la parte VIII de las Constituciones, comienza en el a. y la bondad de
pero el principal -afirmará Igna- Dios nuestro Señor hacia nosotros
cio- es éste. y hacia el mundo -"Él nos amó
primero"; b) ese a. primero de Dios
Todo el intento de Ignacio se hace brotar en nosotros el a. a Dios
dirigirá a que el jesuita se polarice y su Reino, a la vez que lo purifica
totalmente en ese a. para que en él y ordena; c) la autenticidad de ese
pueda ordenar el suyo. En sus pro- a. humano se verifica en su orien-
pias palabras, a que proceda en to- tación al cumplimiento de la vo-
do "por amor de Dios nuestro Se- luntad de Dios -"el amor debe po-
ñor", "por su divino amor y nerse más en las obras que en las
reverencia"... [Co 67.111.118.130. palabras", e incluso que en los
132.240.569.610.640 etc.]. afectos.
Esta centralidad del a. a Dios es 3.3 Los impedimentos humanos al
un principio general para Ignacio, es amor divino. Lo que impide que el
decir, válido para toda vocación cris- amor de Dios resuene en el corazón
tiana. El testimonio de sus Cartas, di- humano y genere amor a Dios y a
rigidas a todo tipo de personas, es sus criaturas son, según S. Ignacio,
masivo a este respecto. Expresiones las afecciones desordenadas: el amor
como las citadas anteriormente propio y la absolutización del amor a
-"por amor de Dios nuestro Señor", las criaturas. Por su concentración
"amor y reverencia", "amor y servi- temática en torno al a. y sus enemi-
cio", "amor y gloria", "amor y acer- gos, y por su belleza expresiva, a [Co
amor 156

288] se le ha llamado la "perla" de la suele desordenarse el amor propio,


parte tercera de las Constituciones. enemigo principal de esta unión y
Aquí es, en el tema del a. pro- bien universal" [Co 671] (cf. Iparra-
pio y de las afecciones desordena- guirre 1978,18).
das a las criaturas, donde más se No cabe duda que expresiones
repite Ignacio a sí mismo y con ex- como las citadas disuenan profun-
presiones más similares. Y ello tan- damente a nuestra sensibilidad ac-
to en los Ejercicios y las Cartas tual, sobre todo si se pierde de vista
cuando se dirige a todos en gene- el polo imantador que las provoca y
ral, como en las Constituciones la finalidad hacia la que se orien-
cuando piensa en los jesuítas. ¿Por tan. Para una comprensión cabal de
qué la misma convicción y la mis- ambas cosas, nada mejor que leer
ma enseñanza en todos los casos? detenidamente [Co 288]. ¿Qué afir-
Las afecciones desordenadas si- ma Ignacio en ese pasaje?
guen actuando en el interior de to- a) La vida del jesuíta se orienta
do hombre y en cualquiera de sus y tiene como meta "buscar en todas
estados de vida; de ahí que a todos cosas a Dios nuestro Señor, siempre
nos sea necesario reordenarlas pretendiendo en ellas puramente
continuamente siguiendo procesos servir y complacer a la divina Bon-
espirituales y pautas comunes (cf. dad". Resuenan aquí los ecos del
Iparraguirre 1978,18). Principio y Fundamento, de la ora-
En el caso del jesuíta, Ignacio in- ción preparatoria [Ej 46], de la
sistirá una y otra vez, de todas las CAÁ... "En todas cosas" compren-
formas posibles, en su convicción de de no sólo la elección del estado de
que sin pureza de intención y sin la vida sino "todas cosas particula-
abnegación de nuestros deseos más res", es decir, todo.
arcaicos no es posible ni el a. a Dios b) El motor que pone en mar-
ni un auténtico a. a las criaturas cha tal orientación y meta no es
-"porque piense cada uno que tanto otro que el agradecimiento teologal
se aprovechará en todas cosas espi- a Dios: "por sí mismo -por ser Dios
rituales, cuanto saliere de su propio quien es y como e s - y por el a. y be-
amor, querer y interese" [Ej 189]. He neficios tan singulares en que nos
aquí algunos ejemplos. En las Cons- previno". Añade S. Ignacio que esta
tituciones: el jesuíta ha de amar a sus motivación ha de prevalecer sobre
padres "del amor que la caridad or- otras como puedan ser las de pre-
denada requiere, como quien es mios o castigos, "aunque de éstas
muerto al mundo y al amor propio, deban también ayudarse".
y vive a Cristo nuestro Señor sola- c) Esa orientación y meta de
mente" [Co 61]. Ha de ponderar en- todo jesuíta está continuamente
carecidamente "delante de nuestro amenazada desde dentro y desde
Criador y Señor, en cuánto grado fuera. Desde fuera por la solicita-
ayuda y aprovecha en la vida espiri- ción de las criaturas, desde dentro
tual, aborrecer en todo y no en parte por las tendencias arcaicas de
cuanto el mundo ama y abraza" [Co apropiación del yo. Una pinza con-
101]. Lo cual exige "abnegación de vergente que amenaza con distor-
todo amor propio" [Co 258], "de to- sionar y subvertir la vocación más
do amor sensual y voluntad y juicio honda del ser humano y del jesuí-
propio" [Co 516], "menosprecio de ta, su Principio y Fundamento. De
las cosas temporales, en las cuales ahí la necesidad del esfuerzo per-
157 ángel

sonal -"todos se esfuercen"- y de los Ejercicios, o el que esbozan las


una frecuente exhortación, "y sean Constituciones, esa via quaedam ad
exhortados a menudo". Deum que es la Compañía.
d) Ese esfuerzo personal y ex- J. Antonio GARCÍA RODRÍGUEZ, SJ
hortación interna -la colaboración
humana con la obra de Dios- se di- Z1 Acatamiento, Afecciones desordenadas, Afec-
rigen a dos frentes. El primero es la tos, Amigos en el Señor, Contemplación para al-
rectitud de intención, actitud y as- canzar Amor, Cristo, Deseo, Devoción, Servicio,
cesis contraria a todo a. propio, a Tres Maneras de Humildad, Virtudes.
toda forma de curvación y replie- Bibl.: CASANOVAS, I., Ejercicios de S. Ignacio
gue in-trascendente del yo sobre sí V-VI, Balmes, Barcelona 1948; COATHALEM,
mismo. El segundo se refiere a la H., Comentario del libro de los Ejercicios,
relación con las criaturas, "apartan- Apostolado de la Oración, Buenos Aires
do, cuanto es posible, de sí el amor 1987; FESSARD, G., La dialectique des Exerci-
ces spirituels de Saint Ignace de hoyóla, I:
de todas las criaturas por ponerle Temps, Liberté, Gráce, Aubier, París 1956;
en el Criador de ellas, a Él en todas GARCÍA, J. A., "'Mi Padre trabaja siem-
amando y a todas en Él, conforme a pre'. El 'Trabajo de Dios por mí' en la
la su santísima y divina voluntad". Contemplación para alcanzar Amor",
Man 68 (1996) 47-60; GONZÁLEZ, L., "Con-
En la mente de S. Ignacio no se templativos en la acción. En la escuela de
trata ni de alejarse de las criaturas los Ejercicios de San Ignacio", Man 59
ni de negarles nuestro amor. Tene- (1987) 389-403; GUERRERO, P, "Tara que yo
mos que convivir con ellas, amar- enteramente reconociendo' (Una contem-
las. De lo que nos alerta S. Ignacio plación teilhardiana para alcanzar amor)",
Man 66 (1994) 191-200; IPARRAGUIRRE, L, Vo-
es de la absolutización de esa cer- cabulario de los Ejercicios Espirituales. Ensayo
canía a las cosas, de un a. a ellas, de hermenéutica ignaciana, CIS, Roma 1978;
que las convierta en ídolos, corto- PETERS, W. A. M., The Spiritual Exercices of
circuitando así nuestra relación con St Ignatius, Exposition and Interpretation, Jer-
Dios y con su Sueño sobre ellas. sey City, New York 1967; RAHNER, K., Me-
"Para amar bien a todos y a todo ditaciones sobre los Ejercicios de San Ignacio,
Herder, Barcelona 1979, 258-265; VANHOYE,
hay que amar a Alguien sobre to- A., "Ejercicios Espirituales para la 'civiliza-
das las cosas". De lo contrario, el a. ción del amor' en Ejercicios Espirituales y
humano tiende irremediablemente mundo de hoy (GARCÍA-LOMAS, J. M. ed.), M-
a pervertirse, es decir, a ejercerse ST, Bilbao-Santander 1992, 299-310.
contra la creación.
Así pues, porque las cosas todas
existen en Dios, cuando nos relacio- ÁNGEL
namos con ellas hemos de encontrar
y amar en ellas a su Creador y Señor,
y cuando nos encontramos con
Dios, en él hemos de encontrarlas y
E s relativamente frecuente en los
escritos ignacianos encontrarse
con referencias a los ángeles. Si ex-
amarlas a ellas. Tal es la síntesis ig- ceptuamos las Cartas y las Instruc-
naciana que sitúa el a. a las criaturas ciones, Ignacio se refiere en 36 oca-
en el a. a Dios ofreciéndoles así su siones a los ángel /es, de las cuales
máximo de realidad y consistencia, 28 aparecen en los Ejercicios, con lo
no al revés. Tal es también el proceso que da a entender su relación con la
psico-espiritual de lo que el hombre experiencia espiritual. Antes de en-
ha de poner en juego para entrar y trar en el valor y función de los á.
progresar en ese camino espiritual. para Ignacio de Loyola y para lo-
Bien sea el que abren a todas y todos grar una mejor comprensión, acer-
ángel 158

quemónos brevemente a la tradi- sus límites y posibilidades: "el án-


ción heredada. gel está en nosotros sugiriéndonos
1. La tradición heredada. Para el bien, no haciéndolo, está exhor-
Dionisio Areopagita (cf. La Jerarquía tándonos al bien, no creándolo [...].
celeste, cap. IV) los á. ocupan un lu- El ángel está como un invitado del
gar intermedio entre la teología alma, pero Dios como vida" (Ibid. V,
misma como la vida de Dios, y la 12, 203).
Iglesia como realización de la teolo- Pedro Lombardo (1100ca-1160),
gía en la tierra. Hacen accesible a los una de las grandes figuras de la
hombres la revelación divina y por teología de París, y por tanto euro-
ellos la jerarquía humana puede ele- pea, desde el siglo XII, desarrolla su
varse a Dios. Para él son inteligen- angelología en el libro II de sus Sen-
cias "que más íntima y ricamente tencias (1-11). Defiende que los á.
participan de Dios, y a su vez son fueron creados en un momento an-
las primeras y más abundantes en terior al resto de la creación, están
transmitir a los demás los misterios localizados en el tercer cielo y los
escondidos de la Deidad". El Areo- define como esencias simples, indi-
pagita insiste en su inmaterialidad visibles, e inmateriales, dotados de
corporal, siendo esencias inmateria- inteligencia, memoria y voluntad y
les, celestes, intelectuales. Son los con capacidad para elegir entre el
primeros en recibir la iluminación bien y el mal. Los á. pueden avan-
de Dios y por medio de ellos se nos zar en conocimiento y saber en rela-
transmiten las revelaciones. Reco- ción a los acontecimientos, porque
noce que los "teólogos" llaman á. a están sometidos al tiempo, pero en
todos los seres del orden celeste; sin relación al amor de Dios son perfec-
embargo, aunque todos tienen en tos, confirmados de una vez para
común la participación en la luz de siempre. Los á. buenos son envia-
la Divinidad, son claras las diferen- dos a la tierra para defender a los
cias entre ellos. Dionisio retoma la hombres de las tentaciones de los
clasificación de la Escritura (nueve demonios y pueden adoptar for-
nombres), estructurada en tres jerar- mas corpóreas visibles para realizar
quías de tres órdenes cada una. su misión. Por su parte, los á. malos
San Bernardo (t 1153) incluye (daemones, angelí malí) no pueden
al espíritu angélico entre uno de los ser salvados porque, debido a su
cuatro espíritus, junto al "animal, el pecado, se les ha retirado la gracia
nuestro y el que creó a los tres". Les necesaria para ello. Lombardo des-
atribuye una naturaleza corporal taca su radical orientación hacia el
para poder comunicarse con los de- mal, su jerarquía, su manera de en-
más, si bien distinta de la de los se- trar en contacto con los hombres a
res corpóreos mortales (cf. Obras, través de la tentación y la incitación
Cántica, Sermón 5.111.115). Pueden al mal con el fin de impedir que se
adquirir conocimiento, no por sen- cumpla la voluntad de Dios. Fue-
sación, sino por contemplación di- ron enviados al infierno y desde allí
recta de Dios. Los á. "nos instruyen pueden ir a la tierra para tentar a
con sus revelaciones, nos previenen los hombres. Con el manual de P.
con sus sugerencias, y consuelan Lombardo la angelología entra con
con su asistencia" (De Consideratio- pleno estatus en el saber teológico y
ne V, 10, 201). Punto importante es se incorpora a una de las materias
la descripción del tipo de relación de presencia y de estudio obligados
que establece el á. con el hombre, para los alumnos.
159 ángel

San Buenaventura (1221-1274) con los hombres, deben servirse de


fue uno de los teólogos que más las mediaciones de los sentidos y
desarrolló la angelología (Brevilo- pueden, por medio de la persua-
quio, parte II, caps. VI-VIII). Fue co- sión, provocar cambios en la volun-
nocido como el "Doctor Seráfico". tad, si bien ésta conserva la libertad
Defiende que Dios creó a los á. en suficiente para consentir o para re-
los primeros momentos de la Crea- sistir dicha emoción. Tanto los á.
ción. Son seres aeviternus (con prin- buenos como los malos pueden
cipio por haber sido creados, pero provocar representaciones en la
sin fin); de naturaleza incorpórea imaginación sea en el sueño o sea
fueron situados en la esfera más al- en el tiempo de vigilia. Expone
ta y noble de toda la creación, des- también que en ocasiones una ima-
de donde descienden para comuni- gen puede venir acompañada de
carse con los hombres. Quedan una iluminación del entendimiento
definidos por cuatro atributos prin- por la cual se comprende su signifi-
cipales: simplicidad de esencia, dis- cado; cuando esto ocurre, nunca
tinción personal, facultad racional y hay engaño.
libertad de albedrío para elegir en- 2. Angelología ignaciana. Inserta-
tre el bien y el mal; a los que se aña- do en esta corriente teológica, Igna-
den la eficacia en el obrar, oficiosi- cio de Loyola concibe al ser huma-
dad en servir, perspicacia en el no como una estructura abierta en
conocer e inmutabilidad después la que pueden coincidir fuerzas o
de la elección, sea en el bien o en el energías que no proceden directa-
mal (Breviloquio II, VII). Pueden ad- mente de él: "presupongo ser tres
quirir cuerpos compuestos princi- pensamientos en mí, es a saber, uno
palmente de aire, para comunicarse propio mío, el cual sale de mi mera
con los hombres, y son capaces de libertad y querer, y otros dos, que
experimentar emociones, sobre to- vienen de fuera: el uno que viene
do alegría y felicidad. La organiza- del buen espíritu y el otro del ma-
ción jerárquica de los á., en la cual lo" [Ej 32]. Así, con frecuencia se re-
cada orden obedece al superior, ins- fiere Ignacio a "diversos" o "varios
pira la jerarquía de la Iglesia. espíritus" que agitan al ejercitante
Santo Tomás retoma el saber de [Ej 4.6.8.9.17.176.177.318. 328.335.
Lombardo y lo profundiza. Desa- 336]. Los á. buenos son para Igna-
rrolla su angelología en Summa The- cio seres espirituales criados por
ologiae I, q.50-64.106-113. Parte del Dios (cf. [Ej 50]), personificados (cf.
alma humana como "la menos no- [Ej 102.106.107.108]), situados jerár-
ble de las naturalezas intelectua- quicamente entre Dios y los santos
les", por lo que entre la simplicidad (cf. [Ej 58.60.232]), con la función de
absoluta de Dios y la complejidad servir de mensajeros o de interme-
de los seres terrestres media toda diarios entre Dios y los hombres (cf.
una serie de intermediarios entre [Ej 60.108]). "Infinitas gracias la den
los que se encuentran los ángeles. sus ángeles y todas las almas santas
No tienen cuerpo, aunque puedan que en el cielo le gozan" [Epp I,
adquirir uno de aire condensado 442]: así saluda Ignacio a Francisco
para relacionarse con los hombres. de Borja mostrándole el agradeci-
En el á. no cabe el engaño y posee miento por su vocación a la Com-
una voluntad ordenada hacia el pañía.
amor de Dios, a quien ama más que Según las claves teológico-espi-
a sí mismo. Para entrar en relación rituales de la época, los á. aparecen
ángel 160

jerarquizados como garantía de un pensamientos acaba en alguna cosa


orden en el cual los inferiores obe- mala o distrativa o menos buena que
decen a los superiores, tal y como la que el ánima antes tenía propuesta
escribe a los compañeros de Coim- de hacer" [Ej 333]; y, en segundo lu-
bra (14 de enero de 1548) al exhor- gar, por el estado anímico-emocional
tarles a la perfecta obediencia: "je- del alma; así si "la enflaquece o in-
rarquías de los ángeles [...] que con quieta o conturba a la ánima quitán-
la subordinación se unen, conser- dola su paz, tranquilidad y quietud
van y rigen" [Epp I, 689]; o "la san- que antes tenía" [Ej 333]. Para reco-
ta subordinación de una jerarquía a nocer la entrada del mal á. en la áni-
otra" [Epp II, 56; cf. IV, 680]; dividi- ma recomienda Ignacio "mirar luego
dos en malos y buenos. Su relación en el discurso de los buenos pensa-
con el ser humano a través de su mientos que le trajo, y el principio
ánima busca proponer una deter- dellos" y observar "cómo poco a po-
minada orientación de la libertad, co procuró hacerla descender de la
"por contrarios fines" [Ej 331], aho- suavidad y gozo espiritual en que
ra sea hacia Dios nuestro Señor estaba hasta traerla a su intención
(buen á.), ahora sea hacia el contra- depravada" [Ej 334].
rio (mal á.). En este sentido, los á. 2.2. Los ángeles buenos. Varias son
sugieren, invitan, pero no tienen el las funciones que Ignacio atribuye a
poder de intervenir directamente los ángeles: 1. Dar gloria a Dios: "en-
en la libertad del ser humano: "Por- tre los ángeles no se hallan más no-
que así como no me tengo de salvar bles ejercicios que el glorificar al cria-
por las buenas obras de los á. bue- dor suyo y reducir las criaturas
nos, así no me tengo de dañar por suyas a él" [Epp I, 498]. 2. Servir de
los malos pensamientos y flaquezas intermediario entre Dios y el hom-
que los á. malos, el mundo y la car- bre; es mensajero, "legado" [Ej 108]
ne me representan" [Epp 1,109]. de Dios según presentan los relatos
2.1. El ángel malo. Los á. malos, bíblicos: como San Gabriel "enviado
después de haber sido "criados en a nuestra Señora" [Ej 102.106.108] o
gracia, no se queriendo ayudar con como narra Ignacio en los misterios
su libertad para hacer reverencia y de la Vida de Cristo (cf. [Ej 262.265.
obediencia a su Criador y Señor, ve- 266.269.270.274.300.312]). 3. El á.
rtiendo en superbia, fueron converti- bueno entra también en relación con
dos de gracia en malicia y lanzados el ser humano (Reglas de discerni-
del cielo al infierno" [Ej 50]. El á. ma- miento de Segunda Semana). Se le
lo es capaz de consolar a la ánima conoce porque da consolación a la
"para traerla a su dañada intención y ánima, siempre con causa (cf. [Ej
malicia" [Ej 331], para lo cual "se for- 331]), que consiste en "verdadera
ma sub angelo lucis" para "traer pen- alegría y gozo espiritual, quitando
samientos buenos y santos conforme toda tristeza y turbación que el ene-
a la tal ánima justa, y después poco a migo induce" [Ej 329]; la consolación
poco procura de salirse, trayendo a será la experiencia clave a la hora de
la ánima a sus engaños cubiertos y discernir la presencia de los espíritus
perversas intenciones" [Ej 332]. Su y de los á. en el ánima. Su entrada en
presencia en el ánima se conoce se- la ánima que procede "de bien en
gún Ignacio por dos motivos: por el mejor" se produce "dulce, leve y
resultado final de los pensamientos suavemente, como gota de agua que
en los que ha ido entreteniendo a la entra en una esponja" [Ej 335] y el
persona, así "si el discurso de los "discurso de los pensamientos" es
161 anhélitos

todo bueno, en su "principio, medio Bibl.: ARZUBIALDE, SV Ejercicios, 136-140;


y fin, inclinado a todo bien" [Ej 333]. COLISH, M. L., "Early Scholastic Angelo-
Los á. están presentes en momentos logy", Recherches de Théologie Ancienne et
Médievale 62 (1995) 80-109; ID., "The Lom-
clave de la vida espiritual: su perfec- bard on angels" en Peter Lombard (2 vols.),
ción ayuda al ejercitante a descubrir EJ. Brill, Leiden 1994, 347-353; DUHR, J.,
su propio pecado considerando "qué "Anges", DSp I, 580-625; GARCÍA DE CAS-
cosa son los hombres en compara- TRO, J., El Dios emergente. Sobre la consola-
ción de todos los ángeles y santos del ción sin causa, M-ST, Bilbao-Santander
paraíso" [Ej 58]; junto con los santos, 2001,49-62; IPARRAGUIRRE, I., "Espíritu", en
Vocabulario de Ejercicios. Ensayo de una her-
los á. interceden por mí ante Dios se-
menéutica ignaciana, CIS, Roma 1972, 102-
gún propone la composición de lu- 106; KECK, D., Angels and Angelology in the
gar de la CAÁ [Ej 231] e interceden Middle Ages, Oxford University Press, New
por todo hombre: "que haga como el York 1998; MADRIGAL, S., "Et factum est
ángel [recomienda a Laínez] que, sin magnum proelium in coelo", EEc 72 (1997)
afligirse, hace lo que puede por el 271-308 (esp. "Angelología como protolo-
hombre" [Epp IV, 469]; junto con Ma- gía" 281-291); TAVARD, G., "LOS ángeles",
en Historia de los dogmas (GRILLMEIER, A./
ría acompañan la oblación de Igna-
SCHEFFCZYK, L . / SCHMAUS, M. eds.) II,
cio [De 38] e interceden ante el Padre cuad. 2b, Madrid 1973, 44-46.
para la confirmación de tal oblación
junto con los santos Padres, apósto-
les, discípulos y todos los santos y
santas [De 47]. 4. Los á. son también ANHÉLITOS
líderes o cabeza, vinculado al térmi-
no ignaciano "prepósito": "y en las
siete iglesias de Asia, los siete prepó-
sitos, que llama 'ángeles' S. Juan en
E l término "anhélitos" (del latín
anhelitus) aparece en el texto de
los Ejercicios citado en la explica-
el Apocalipsis" [Epp I, 554]. 5. Los á. ción del tercer Modo de Orar [Ej
son modelo de conductas humanas 258.260] y en el Diario espiritual [De
como perfecta castidad, "procuran- 49]. En relación con la oración, el a.
do imitar en ella [la castidad] la puri- tiene sobre todo un carácter afecti-
dad angélica" [Co 547], o modelo de vo. Se ha indicado el posible con-
unión y de relación entre "los subdi- texto originario de oración afectiva
tos y [de estos] con su Prepósito in- en donde S. Ignacio pudo inspirar-
mediato", que compete al Colateral se para su tercer Modo de Orar
actuando como "ángel de paz" (cf. (Melloni 2001, 266). Por otra parte,
[Co 661]); son también modelo de el uso que Ignacio hace del térmi-
presencia "para el oficio de decir mi- no en el Diario espiritual está tam-
sa" [De 141] y modelo de mayor per- bién relacionado con una intensa
fección en la "interna devoción y moción afectiva [De 49]. Calcagno
amor" [De 176]. Por último, cabe (Calcagno 1936) comenta el tercer
destacar el uso figurado que hace Ig- Modo de Orar por a. en este senti-
nacio de á. para referirse a "protec- do, dando a este método una prio-
tor": "aunque el provincial de Casti- ridad afectiva sobre las reflexiones
lla quisiese ser muy ángel de su mentales y elevándolo a la catego-
provincia" [Epp VII, 140]. ría de oración contemplativa de
simplicidad, dado su exiguo conte-
José GARCÍA DE CASTRO, SJ
nido esencialmente repetitivo. Es
interesante recordar en este con-
Z1 Castidad, Consolación, Desolación, Discer- texto cómo Sta. Teresa de Jesús usa
nimiento, Engaño, Escatologia, Espíritus, Fa-
bro, Falacia, Mal espíritu, Mediación. el término "resolgar" (S. Ignacio
anhélitos 162

dice "anhélito o resolló" [Ej 258]) Un moderno resurgir de la ora-


precisamente en una descripción ción repetitiva "respirada" pode-
de la oración de quietud: "No osa mos también encontrarlo en los
bullirse ni menearse [dice refirién- monjes que siguen la trayectoria
dose a la persona inmersa en la iniciada por el autor anónimo in-
quietud] que de entre las manos glés del siglo XIV en su obra La nu-
parece se le ha de ir aquel bien, ni be del nosaber. En esta perspectiva
resolgar algunas veces no querría" se sitúan los monjes benedictinos
(Vida XV, 1). Ciertamente aquí no John Main y Laurence Freeman, el
se trata de oración ignaciana por cisterciense Basil Pennington (cf.
a., pero sí de una clara alusión al a. Pennington 1986) y su sucesor el
en un contexto contemplativo. Cal- trapense Thomas Keating (cf. Kea-
cagno cita además al P. Lancicio ting 2002).
(De causis et remedís ariditatis in ora- La oración por a. puede ser una
tione), a S. Francisco de Asís, S. importante ayuda para introducir a
Agustín y otros muchos santos co-
los ejercitantes en una sencilla vida
mo ejemplo de la práctica de la
contemplativa-afectiva. Con la flexi-
oración afectiva repetitiva (Calcag-
bilidad y creatividad sugerida por el
no 1936, 231-241).
mismo Directorio (D33.34.43, 267) y
El uso metodológico de la res- con el estímulo de los modernos mé-
piración en la oración en clima todos contemplativos de inspiración
afectivo-contemplativo nos lleva, oriental y neo-hesicasta, los ejerci-
casi espontáneamente, a una rela- tantes podrán encontrar en esta mo-
ción con el hesicasmo. Irénée dalidad de oración un horizonte
Hausherr (cf. Hausherr 1954) ha abierto hacia la comunión con Dios
tratado con amplitud el tema del por medio del continuo deseo y
hesicasmo en relación con el tercer afecto incesantemente repetido. El
Modo de Orar; sin embargo, no se método de meditación zen tan aten-
muestra demasiado entusiasta en to al ritmo respiratorio de los medi-
encontrar semejanzas entre los dos tantes, ha sido también adaptado a
métodos. Más bien subraya las de- los Ejercicios por algunos jesuítas en
semejanzas, indicando que el único diálogo con la tradición budista ja-
punto común entre el hesicasmo y ponesa. B. Senécal propone un retiro
la oración enseñada por S. Ignacio llamado "Zazen y Ejercicios Espiri-
está en la participación del cuerpo tuales" (cf. Senécal 2002), insistiendo
en la psicología de la oración. Con sobre todo en la concentración del
todo, en la tradición ascética de la ejercitante en el ritmo respiratorio y
CJ no faltan practicantes fervientes en la disciplina corporal exigida por
del tercer Modo de Orar, llevado a el método zen; Juan Catret ofrece
un nivel repetitivo casi inverosí- Ejercicios personalmente guiados
mil. Ya en el siglo XX, el jesuita Wi- por medio de koans o breves frases
lliam Doyle "respiraba" cien mil paradójicas tomadas de la Sagrada
veces al día su oración-jaculatoria. Escritura, para ser repetidas, respi-
Más recientemente aún, Juan Bau-
radas y meditadas en cada medita-
tista Reus - u n jesuita muerto en
ción (cf. Catret 1993).
1947- recomendaba "volar a Dios
con frecuentes aspiraciones" y él Mariano BALLESTER, SJ
mismo repetía diariamente doce
mil veces la jaculatoria "Jesús, José P Contemplación, Cuerpo, Modos de Orar,
y María". Oración, Sadhana, Zen.
163 Anima Christi

Bibl.: BALLESTER, M., ''Métodos orientales yola, al que muchos se la han atri-
del control respiratorio y tercer modo de buido equivocadamente, pese a que
orar ignaciano", Man 54 (1982) 167-174;
es varios siglos anterior.
CALCAGNO, F. SV Ascética Ignaziana I, "Do-
cumenta", Marrietti, Torino-Roma 1936, 1. Orígenes y autor. Consta su
231-241; CATRET, ]., "¿Dar Ejercicios Espi- existencia en el siglo XIV, al menos
rituales con 'paradojas bíblicas'?", Man 65 en una docena de manuscritos. El
(1993) 63-77; FIGARI, L. E, "La oración del más antiguo de ellos parece ser un
Nombre de Jesús", Revista Vida y Espiri-
tualidad 5 (1989); HAUSHERR, I., "Les Exer- códice del British Museum (ms.
cices Spirituels de Saint Ignace et la mét- Harley 2253) de hacia 1314-20. Ya
hode d'oraison hésychaste", Orientalia en el mismo siglo XIV aparece tra-
Christiana Periódica 20 (1954) 7-26; KEA- ducido al francés, al alemán, al ho-
TING, T., Foundations for Centering Prayer landés y al italiano. De entre los tes-
and the Christian Contemplative Life: Open tigos de ese siglo podemos señalar
Mind, Open Heart; Invitation to Love; The
Mystery ofChrist, Continuum Press, New a la mística dominica Margarita Eb-
York 2002; MELLONI, J., La mistagogía de los ner (1291-1351), que rezaba nuestra
Ejercicios, M-ST, Bilbao-Santander 2001; oración; un testimonio singular de
PENNINGTON, BV La oración centrante: reno- España: una inscripción de hacia
vación de una antigua manera de orar, Nar- 1364 en el Patio de las Doncellas del
cea, Madrid 1986; SENÉCAL, B., "Une re- Alcázar de Sevilla, en el que se re-
traite Zazen-Exercices Spirituels", CSIg 26
(2002) 75-86; TEJERINA, A., "Tres modos de produce el A. (con errores textuales,
orar", Man 69 (1997) 63-66. atribuibles al artesano mudejar).
El primer manuscrito conoci-
do coincide cronológicamente con
el pontificado del Papa de Avig-
ÁNIMA: / Alma
non y Juan XXII (1316-1334), y así
en diversos manuscritos antiguos
ANIMA CHRISTI se le atribuyen a Juan XXII la auto-
ría de la oración y la concesión de

E l texto del A. es el del Misal Ro-


mano actual. Es el mismo que se
encuentra en los misales anteriores,
numerosas indulgencias. Los auto-
res descartan lo primero, puesto
que se le asignan otras oraciones y
pues no ha variado desde el siglo preces que ciertamente no compu-
XVI. Se puede decir que el A. es la so, y la atribución viene probable-
oración más popular a Cristo, y está mente por una confusión entre el
traducida a numerosos idiomas. Lo que concedió las indulgencias y el
que sería la Salve Regina respecto a autor. Sí es más posible que la in-
la Virgen María, es el A. respecto a dulgenciara, aunque también se le
Cristo. Aparte de su contenido y de atribuyeron indulgencias apócrifas.
sus entrañables jaculatorias, su Los Libros de Horas, que conte-
fuerza reside primero en que es una nían los Oficios de la Virgen y de
oración muy personal, con sus re- los Difuntos y eran los manuales
currentes me, y segundo en que es de piedad por excelencia en los si-
rítmica y rimada, un Rhythmus au- glos XIV al XVI, añadían frecuen-
téntico (Cecchetti 1948; Walz 1964). temente el A., demostrando que
Pues el verso tiene un gran poder era entonces una de las oraciones
para penetrar en el corazón y la más populares. Los oracionales
imaginación. (que contenían oraciones, no ofi-
Por otra parte, es una oración cios) también se enriquecían con el
muy vinculada a S. Ignacio de Lo- A. (Leturia 1948, 7-8). Y la llegada
Anima Christi 164

de la imprenta contribuyó a difun- gica eran el A., el Adoro te devote y


dirlo en todo libro de devoción el Ave verum (Dumoutet 1931; Cec-
(Baesten 1883, 640-644). chetti 1950). En efecto, en los ma-
2. Contexto y orientación. Aun- nuscritos y libros antiguos se trans-
que desconocemos su autor, sí en- cribía el A. como una oración para
tra de lleno en la devoción a la hu- la elevación de la Misa, o bien para
manidad y a la pasión de Cristo, la comunión. Después de la Edad
tan propia de aquellos siglos, cal- Media, ha seguido vinculado a la
deada en los monasterios y entre el Eucaristía, principalmente como
pueblo por S. Bernardo y S. Fran- oración de acción de gracias des-
cisco de Asís. Otra devoción que pués del santo Sacrificio, como se
impregnaba la vida cristiana de en- puede ver en el Misal Romano. En
tonces era la de la Eucaristía, po- los aún recientes enquiridiones de
tenciada por la reciente institución indulgencias era la primera oración
de la fiesta del Corpus Christi por de la sección Ad lesum in Sanctissi-
Urbano IV en 1264. Aunque pare- mo Sacramento. Por fin, cuando se
cen distintas, se suele relacionar la musicaliza, es un motete eucarísti-
devoción a la Eucaristía de enton- co o canto para la comunión.
ces con la de la humanidad de Es decir, en la Edad Media los
Cristo, especialmente en la fiesta fieles llegaban a la Misa con su de-
del Corpus, puesto que se focaliza voción tierna y compasiva a la hu-
en el Cuerpo y Sangre de Cristo. manidad sufriente del Salvador, de
De hecho ambas devociones están tal modo que al acercarse a la Euca-
unidas históricamente en el Anima ristía entreveían su pasión, su cruz,
Christi. su sangre, sus llagas. Al mismo
Primero, porque el A. resumía tiempo realizaban un profundo ac-
perfectamente esta espiritualidad to de fe y de amor en la presencia
medieval, al dirigirse expresamen- real de Cristo, con su cuerpo, su
te a la sagrada humanidad de Cris- sangre, su alma y su divinidad,
to: su alma, su cuerpo, su sangre, mostrando también una fe profun-
sus llagas..., y con un claro enfo- da en la eficacia redentora de la Eu-
que hacia la Pasión. Pero, además, caristía ("santifícame, sálvame../ 7 ).
en la Edad Media era sobre todo Era un acto de comunión espiritual,
una oración vinculada a la Santa cuando aún no se practicaba la co-
Misa y a la elevación de la hostia y munión frecuente.
el cáliz. La elevación fue la innova-
ción más importante de la Misa en Esta es su historia en sus co-
la Edad Media, pues hizo de la mienzos, pero el A. no es una ora-
consagración su punto culminante. ción temáticamente eucarística (co-
Por otra parte, los fieles sentían mo lo es el Adoro te devote), y sirve
una gran devoción en ver la sagra- para cualquier momento de la vida.
da hostia, a la que saludaban con Por eso S. Ignacio la propone en los
invocaciones privadas. Se conocen Ejercicios.
51 fórmulas, generalmente rítmi- 3. Texto. Naturalmente, en los
cas, de invocación, fe y amor al manuscritos medievales se encuen-
Santísimo Sacramento para el mo- tran diferencias en el texto, el cual
mento de la elevación, conservadas no quedó fijado hasta el siglo XVI.
en los oracionales y en los Libros de Copio (García-Villoslada 1979,125)
las Horas. Las tres fórmulas más fa- el del primer manuscrito que se co-
mosas de esta literatura semilitúr- noce (el ms. Harley 2253), pues es
165 Anima Christi

muy sobrio (podría ser el original) vocaciones dirigidas al Corazón de


y su texto contiene el núcleo de to- Jesús (García-Villoslada 1979, 140-
dos los posteriores: "Anima Christi 144; Verd 1987).
sanctifica me. / Corpus Christi sal- Volviendo al texto primitivo,
va m e . / Sanguis Christi inebria fuera de detalles menores (como "Et
me./ Aqua lateris Christi lava me./ non me permitías separari a te"; "in
Passio Christi conforta me. / O bo- hora mortis", sin "meae"), las prin-
ne Jhesu exaudi m e . / Et non me cipales diferencias de los textos más
permitías separari a te./ Ab hoste antiguos respecto al textus receptus
maligno defende me. / In hora mor- actual son las tres siguientes: la falta
tis voca m e . / Et pone me iuxta t e / del verso 7 con el "Intra tua vulnera
Ut cum angelis tuis laudem t e / in absconde me"; en el verso 11 se dice
sécula seculorum. Amen/ 7 . "Et pone me iuxta te", en lugar de
Esporádicamente se encuentran "Et iube me venire ad te"; y en el pe-
multitud de variantes que no llega- núltimo verso: "cum angelis tuis",
ron a cuajar: la añadidura de invoca- en vez de "cum sanctis tuis".
ciones: a la lanza, la cruz..., y sobre
De estas tres variantes, la terce-
todo al sudor ("Sudor Christi, sana
ra es la menos importante, aunque
me"; "Mors Christi, vivifica me",
feliz. Ya entre las glosas encontra-
etc.); las paráfrasis ("Anima Christi
mos "Ut cum angelis et archangelis
sanctissima sanctifica me", "Corpus
Christi sacratissimum salva me", tuis laudem te"; "Ut cum angelis et
etc.; o con el adjetivo antepuesto: "O sanctis tuis laudem te"; o bien, "Ut
beatissima Anima Christi, sanctifica cum sanctis angelis tuis laudem te".
me"; también en nuevas invocacio- La doble mención rompía la simpli-
nes, como "O benedicta sepultura cidad tan acertada de esta oración.
Christi, accipe me in te"). Hay que Por otra parte, los que rezaban es-
reconocer que todas estas barroqui- tas paráfrasis no conocían natural-
zaciones diluyen la fuerza de las ja- mente el original, y al final se de-
culatorias, les quitan eficacia y las cantaron por los santos en lugar de
hacen menos penetrantes. los ángeles. En mi opinión fue una
solución afortunada, por ser senci-
Una invocación que se ha echa- lla y más universal.
do de menos es la del corazón, falta
que se quiso suplir. En un antiguo Pero los dos cambios más im-
manuscrito italiano se encuentra portantes son los de los versos 7 y
"Amor Christi purifica me", en otro 11. Todos los autores consideran
alemán del siglo XV se dice "In dei- muy afortunada la añadidura del
nem góttlichen Herzen berge mich" verso 7, una de sus más encendi-
("En tu divino corazón me pongo a das, místicas y entrañables jaculato-
salvo"). Pero será sobre todo a par- rias: "Intra tua vulnera absconde
tir de la nueva devoción al Corazón me". Se añadió en el siglo XV, aun-
de Jesús, cuando la intercalación que la devoción a las cinco llagas y
del corazón se hizo frecuente. Se pi- el deseo de refugiarse en ellas, prin-
de que el Corazón de Jesús me reci- cipalmente en la del costado de
ba (el tema tan tradicional del Cora- Cristo, es anterior. Aunque es difícil
zón de Jesús como morada) y, sobre datar los manuscritos, se encuentra
todo, que me inflame: "Cor Christi, esta jaculatoria en algunos del siglo
accende me" ("Corazón de Cristo, XV, y, ya en la época de la imprenta,
inflámame"). También se hicieron aparecía en el Hortulus animae, un
imitaciones del A. con todas las in- devocionario que tuvo muchas edi-
Anima Christi 166

ciones, desde su primera impresión sos antes de la muerte de S. Ignacio,


comprobada en 1498. Esta obra tu- ninguno tiene esa jaculatoria. Por
vo una gran importancia para nues- otra parte, esos 12 ejemplares ma-
tra oración, como vamos a ver. nuscritos y todos los impresos an-
Sin embargo, la sustitución del tes de la muerte del santo, tienen
"Et pone me iuxta te" por "Et iube sólo el "Pone me iuxta te". Esta va-
me venire ad te" ha sido mal apre- riante era mayoritaria fuera de Es-
ciada por la crítica. Scheppens se- paña. Además, ningún ejemplar
ñala que, mientras el texto original pone solo "cum sanctis tuis", aun-
es progresivo: "In hora mortis me- que algunos pocos tienen la doble
ae voca me./ Et pone me iuxta te." mención de los ángeles y los santos.
("en la hora de mi muerte llámame, En suma, el texto común en España
y ponme junto a ti"), el textus recep- era el primitivo (Leturia 1948,38, lo
tus es tautológico: "In hora mortis transcribe y lo fotografía tomándo-
meae voca me./ Et iube me venire lo del Libro de Horas de Carlos V).
ad te." ("en la hora de mi muerte Aunque el A. faltara en la ma-
llámame, y mándame ir a ti"). Se yoría de los Libros de Horas españo-
dice lo mismo dos veces. Otros les (como también en la mayoría de
contrastan el vigoroso original ("Et los extranjeros), era bien conocido
pone") con la débil y descolorida en España. Pues, además de la tem-
sustitución ("Et jube"). Las dos in- prana inscripción del Alcázar de Se-
vocaciones "Et jube me venire ad te villa de 1364, se hizo otra, medio si-
/ Et pone me iuxta te" se yuxtapo- glo después, en 1412, en una sala del
nían a veces en manuscritos (cf. Alcázar de Segovia, como descubrió
Thurston 1937, 671) e impresos (Lí- Leturia (Leturia 1948, 40-42). Nues-
ber sacerdotalis, Venecia 1523). Pero tra oración se mencionaba hasta en
lo que más sienten los autores je- las comedias (Torres Naharro, Gil
suítas es que así se ha perdido una Vicente), como conocida de los la-
idea central y una expresión muy bradores, las mozas, los caballeros y
querida de S. Ignacio. Lo veremos los condenados a muerte al prepa-
al final. rarse para bien morir (Leturia 1948,
4. Elección del texto definitivo. 40). Todo esto implica que también
Estas tres variantes principales si- se transmitía por otros medios ade-
guieron siendo minoritarias hasta más de los Libros de Horas: constaba
que se creó el textus receptus. Su in- en devocionarios. La más antigua
clusión se debe a la influencia de traducción española que conoce y
los jesuítas. Algunos autores se han reproduce el P. García-Villoslada
preguntado si es que S. Ignacio pre- (García-Villoslada 1979,133), está en
fería esta redacción o si es que era el manuscrito 6539 de la Real Acade-
la usual en España, echando de me- mia de la Historia, de fines del siglo
nos un estudio de los Libros de Ho- XV o principios del XVI.
ras españoles. Este estudio lo reali- Por tanto, S. Ignacio conoció el
zó el P. Leturia: examinó 57 Libros A. en España, donde era popular:
de Horas manuscritos españoles y usaba desde Manresa un Libro de
21 ediciones impresas en España. Horas (libro que solía pertenecer al
De los manuscritos 12 tienen el A., ajuar de un caballero) para rezar las
de ellos sólo dos traen el "Intra tua de Nuestra Señora (cf. [Au 28]; otros
vulnera absconde me" y, de estas testimonios en Leturia 1948, 3,16-
dos, una como un añadido al mar- 20). Pero el texto que rezaba S. Igna-
gen. De los Libros de Horas, impre- cio en su patria no era el que se con-
167 Anima Christi

vertiría en el textus receptus. Este lo da la oración, pero no la transcri-


pudo conocer en París, en Venecia, be, por suponer que era casi tan
en Roma, pero intentar precisarlo es conocida como el Ave María. Ade-
un ejercicio de imaginación. más, hay una razón en contra: fal-
4.1 La fijación del texto. En las ta el verso "Et pone me iuxta te",
primeras ediciones del libro de los tan conforme a su espiritualidad.
Ejercicios, realizadas bajo S. Ignacio Fuera de este cambio discutible, el
y sus dos sucesores españoles, no texto que eligieron los jesuitas en
se incluía el A., igual que faltaba en 1576, en medio de aquella maraña
el original del santo. La primera de variantes, fue el mejor, por su
vez que se imprimió en el libro de concisión y por la inclusión del
los Ejercicios fue en la edición de "intra tua vulnera", así como de
1576, hecha en el Colegio Romano, dos pequeñas pero afortunadas
en el generalato del P. Everardo variantes: "in hora mortis meae vo-
Mercuriano. Desde entonces se to- ca m e " y "ut cum sanctis tuis lau-
mó la costumbre de incluirlo en el dem te".
libro. 5. S. Ignacio y la Compañía de je-
El texto incluido en 1576 (cf. Le- sús. San Ignacio recomienda cuatro
turia 1948, 37) es exactamente el veces el A. en el libro de los Ejerci-
mismo que se ha convertido en el cios: en los triples Coloquios (cf. [Ej
textus receptus y aparece en el Misal 63.147]), poniéndolo al nivel del
actual. Lo cual muestra que, pasada Ave María y del Padre Nuestro, y
la época de los Libros de Horas, fue el en el segundo y tercer Modo de
libro de los Ejercicios Espirituales su Orar (cf. [Ej 253.258]), también jun-
principal difusor por todo el mun- to al Credo y la Salve. S. Ignacio
do. Ahora bien, ¿de dónde tomaron consiguió que Paulo III concediera
esa versión los editores jesuitas de indulgencias para quienes rezaran
1576, siendo así que las tres varian- esta oración (Scheppens 1935, 703
tes principales seguían siendo mi- nota 2; Leturia 1948, 36).
noritarias? Probablemente de un El Beato Pedro Fabro fue devo-
devocionario muy popular en Ale- tísimo de esta oración (Leturia
mania, Francia, Flandes e Italia (pe- 1948, 36), y el P. Fabiano Quadranti-
ro no en España), el Hortulus anirnae, ni la llamaba en 1591, una oración
ya mencionado, pues, como han ad- propia de la CJ: "devota oratio, nos-
vertido distintos autores, su A. coin- traeque Societatis propria" (D35,
cide sílaba por sílaba con el de los 15; MEx II, 760). Los devocionarios
Ejercicios de 1576. El P. García-Vi- de las Congregaciones Marianas la
lloslada (García-Villoslada 1979, difundían (Baesten 1883, 642-643).
137) reproduce el texto que aparece Sin duda es una oración que encaja
en la edición de Estrasburgo 1500 totalmente en la espiritualidad ig-
(aún un incunable) y, fuera de un naciana y en el libro de los Ejerci-
"et", es exactamente el mismo. De cios, tan cristocéntricos ambos.
modo que el camino parece haber Como a partir del siglo XVI se
sido éste: Del Hortulus anirnae pasó a difundía principalmente a través
las ediciones de los Ejercicios desde de los Ejercicios Espirituales, no es
1576 y de ahí al textus receptus. de extrañar que fuera de la CJ se le
¿Era este el texto preferido de atribuyera a S. Ignacio; aunque se
S. Ignacio? No hay argumentos ve claro en el libro de los Ejercicios
que lo apoyen. El santo recomien- que S. Ignacio la recomienda como
Anima Christi 168

una oración de uso común, como gar a Roma, en una iglesia, y ha-
el Credo o el Ave María. Pero esa ciendo oración, sintió tal mutación
atribución estaba tan difundida en su alma y vio tan claramente que
que llegó hasta los mismos libros Dios Padre le ponía con Cristo, su
litúrgicos oficiales bajo el título de Hijo, que no tendría ánimo para
"Aspirationes S. Ignatii ad Sanc- dudar de esto, sino que Dios Padre
tissimum Redemptorem", como le ponía con su Hijo" [Au 96]. Y en
en el Breviario (desde mediados su Diario espiritual lo recuerda como
del siglo XIX hasta la edición típi- una gracia especialísima: "Y pare-
ca de San Pío X) y en el mismo Mi- ciéndome en alguna manera ser
sal Romano (comprobado hasta obra de la Santísima Trinidad el
1951). Después se quitó justamen- mostrarse o el sentirse de Jesús, vi-
te la atribución al santo. Con todo, niendo en memoria cuando el Pa-
esta atribución sigue reaparecien- dre me puso con el Hijo." [De 67].
do esporádicamente, y, por su- S. Ignacio no especifica el senti-
puesto, en Internet. do de su petición a la Virgen, pero
6. S. Ignacio y el 'Tone me iuxta podemos recurrir al libro de los Ejer-
te". Alguno ha pensado que la invo- cicios. "Ponerle" con su Hijo equiva-
cación "Et pone me iuxta te" se le a "ser recibido" por Cristo. Es lo
cambió porque pudo parecer pre- que pide a María, "ser recibido" por
tenciosa. Pero ya señala Fischer Cristo, en el coloquio de las Dos
(Fischer 1985,191) que coincide con Banderas: "Un coloquio a nuestra
una antífona del Oficio divino del Señora por que me alcance gracia de
tiempo de Pasión, ya en uso en su Hijo y Señor, para que yo sea reci-
aquel tiempo: "Libera me, Domine, bido debajo de su bandera, y prime-
et pone me iuxta te". Es, pues, una ro en suma pobreza espiritual, y si
petición completamente normal. su divina majestad fuere servido y
Para el mismo Fischer (Fischer me quisiere elegir y recibir, no me-
1951, 194) resulta evidente que se nos en la pobreza actual; en pasar
apoya en el consedere de E/2,6: "nos oprobrios y injurias por más en ellas
con-resucitó y nos con-sentó en los le imitar" [Ej 147]. En la oblación al
cielos en Cristo Jesús" (véase tam- Rey eternal había pedido lo mismo,
bién Ap 3, 21)". De cualquier modo, ser recibido por Cristo para imitarle
parece claro por el contexto que el en su abajamiento: "que yo quiero y
"Pone me iuxta te" tiene en esta deseo y es mi determinación delibe-
oración un sentido escatológico. El rada, solo que sea vuestro mayor
orante le pide al Señor que "le lla- servicio y alabanza, de imitaros en
me en la hora de su muerte y le pasar todas injurias y todo vituperio
ponga junto a sí". Un punto final de y toda pobreza, así actual como es-
intimidad y de amor eternos junto a piritual, queriéndome vuestra santí-
su Señor. sima majestad elegir y recibir en tal
En S. Ignacio esta expresión te- vida y estado" [Ej 98]. Lo que se re-
nía un sentido místico. Se encuen- pite en el tercer grado de Humildad:
tra en la importantísima visión de "quiero y elijo más pobreza con
La Storta: "Había determinado, Cristo pobre que riqueza, oppro-
después que fuese sacerdote, estar brios con Cristo lleno dellos que ho-
un año sin decir Misa, preparándo- nores" [Ej 167]. Es estar con Jesús
se y rogando a la Virgen que le qui- con una imitación e identificación
siese poner con su Hijo. Y estando plenas con él, lo que se expresa en el
un día, algunas millas antes de lle- "conmigo" del 2.1 punto de la medi-
169 Anima Christi

tación del Rey temporal: "quien qui- lamenten hoy que en el A. se haya
siere venir conmigo [...] ha de traba- perdido el "Pone me iuxta te", que
jar conmigo [...] porque así después está tan en consonancia con la mís-
tenga parte conmigo en la victoria tica de S. Ignacio. No se puede pen-
como la ha tenido en los trabajos" sar en quitar el "Et iube me venire
[Ej 93]. ad te", tras tantos siglos de tradi-
S. Ignacio pedía que se hiciera ción, pero se le podría añadir el "Et
una realidad su aceptación por pone me iuxta te", como se hacía
Cristo (ser recibido por Cristo, es- antiguamente en algunos manus-
tar con Él bajo su bandera) y su critos e impresos, no sólo por llevar
identificación con él ("imitar y pa- la petición del orante a su culmina-
recer más actualmente a Cristo ción escatológica, sino por respeto
nuestro Señor" [Ej 167]). Pero esa al original.
imitación era precisa y concreta- Gabriel Ma VERD, SJ
mente en su pobreza, sus vitupe-
rios e ignominias. Es la identifica- Z1 Coloquios, Corazón de Jesús, Cuerpo, Hu-
ción total con Cristo doloroso manidad de Cristo, Modos de Orar, Oración.
("dolor con Cristo doloroso" [Ej
Bibl.: AA. VV., "Quel est l'auteur de la prié-
203]), al estilo de S. Pablo: "Estoy re Anima Christi?", Collection de la Bi-
crucificado con Cristo, y ya no vi- bliothéque des Exercices de St. Ignace 43
vo yo sino que Cristo vive en mí" (1913); BAESTEN, V., "Une inscription latine
(Gal 2, 19-20); "porque habéis a Séville et la priére 'Anima Christi' dans
muerto, y vuestra vida está oculta les Livres d'heures du Moyen Age", Précis
Historiques 32 (1883) 630-647; CARAMAN, P.,
con Cristo en Dios" (Col 3, 3). "Anima Christi", en DHCJ I, 176; CECCHET-
El santo le pedía a la Virgen TI, I., "Anima Christi, sanctifica me", en
ser puesto con Cristo, para poder Enciclopedia Cattolica I, Cittá del Vaticano
1948,1341-1342; ID., "Elevazione", en Enci-
celebrar dignamente su primera clopedia Cattolica V, Cittá del Vaticano 1950,
Misa, a cuya preparación dedicó 226-228; DREVES, G. M., "Wer hat das Ani-
más de un año. El resultado fue ma Christi verfafit?", Stimmen aus Maria-
mayor de lo que podía esperar, Laach 54 (1898) 493-504; DUMOUTET, E.,
pues fue el mismo Padre el que le "Aux origines des saluts du Saint-Sacre-
ment", Revue Apologétique 52 (1931) 409-
pidió a su Hijo, con la Cruz a cues- 431; FISCHER, B., "Das Trierer Anima Chris-
tas, que recibiera a S. Ignacio como ti" en Trierer Theologische Zeitschrift 60
servidor suyo: "Quiero que tomes (1951) 189-196; ID., "Pone me iuxta te - Set-
a este como servidor tuyo"; pues ze mich zu dir. Ein velorengegagenes Mo-
"nadie puede venir a mí, si el Pa- tiv aus dem ursprünglichen Text des Ani-
ma Christi", Trierer Theologische Zeitschrift
dre que me ha enviado no lo trae" 94 (1985) 188-196; GARCÍA VILLADA, Z.,
(Jn 6, 44). Y es el Hijo, quien lo to- "Nota sobre el origen y el autor del 'Ani-
ma como servidor: "Quiero que tú ma Christi'", EEc 1 (1922) 376-379; GARCÍA-
nos sirvas" (cf. FNII, 133). San Ig- VILLOSLADA, R., "'Anima Christi'. Origen y
nacio queda asociado a Cristo, pe- evolución de esta plegaria medieval", Man
51 (1979) 119-144; LETURIA, P. DE, "Libro de
ro concretamente a Cristo con la Horas, Anima Christi y Ejercicios Espiritua-
Cruz a cuestas (pobreza, vitupe- les de San Ignacio", AHSI 17 (1948) 3-50
rios, injurias...). De esta forma Ig- (reed. en ID., El II, Roma 1957, 99-148); NA-
nacio puede afirmar con Pablo que TALINI, T., "Nuove fonti per la preghiera
"para mí vivir es Cristo y morir Anima Christi", Divinitas 8 (1964) 284-295;
OLDENBOURG, M. C, Hortulus animae
una ganancia" (Flp 1, 21). [1494J-1523. Bibliographie und Illustration,
Visto todo lo anterior, se com- Ernst Hauswedell, Hamburg 1973; PASTÉ,
prende que los estudiosos jesuitas R., "Quis es auctor invocationis 'Anima
anotaciones 170

Christi'?", Ephemerides Liturgicae 41 (1927) últimos años de París, entre 1534 y


306-313; POLGAR, L., Bibliographie sur l'his- 1535 (Leturia 1941, 21; Calveras
toire de la Compagnie de Jésus 1901-1980 I,
Roma 1981, 294-295; SCHEPPENS, R, "Pour 1962, 71; Watrigant 1897, 69-71; Co-
l'histoire de la priére Anima Christi", dina 1926,133-147). Probablemente
NRTh 62 (1935) 699-710; THURSTON, H., en Roma sufrieron un proceso de
"Anima Christi", en DSp I (1937) 670-672; acomodación semejante a otros tex-
ID., El origen de las oraciones, Barcelona tos. Nosotros nos inclinamos tam-
1956, 49-66; VERD, G. Ma, "Cor Christi.
Adaptaciones del 'Anima Christi' al Cora- bién por esta tesis.
zón de Cristo", Man 59 (1987) 3-28; VILLER, Las veinte a. [Ej 1-20] forman
M v "Aux origines de la priére 'Anima un pequeño Directorio con el cual se
Christi'", RAM 11 (1930) 208-209; WALZ, abre el libro de los Ejercicios (Gon-
A., "La plegaria 'Alma de Cristo'", Teología
Espiritual 8 (1964) 125-134. zález 2002, 75). Forman un bloque
completo con una apertura y un
cierre que define lo que son los
Ejercicios y su finalidad.
ANOTACIONES 2. Etapas redaccionales. Este blo-
que fue objeto de cuatro etapas re-
2. Dónde y cuándo. Sobre la fe- daccionales sucesivas (Arzubialde
cha y lugar de redacción de las a. 1991, 35):
hay diferentes opiniones. V. Larra-
2.2. En el texto de Helyar y an-
ñaga distingue claramente el cuer-
tes de los exámenes y ejercicios de
po de los Ejercicios y los materiales
la Primera Semana, se había pues-
que o le preceden o le siguen (La-
to la a. quinta, que describía la dis-
rrañaga 1956, 152). En su opinión,
posición ideal de quien quería en-
las a. forman un grupo de docu-
contrarse con Dios y hacía los
mentos nuevos con que se abren la
Ejercicios (MEx I, 429). Por la lite-
Versio Prima y el Autógrafo [Ej 1-20]
(cf. MEx I, 140-163) y forman parte ralidad de la traducción y las hue-
de las innovaciones que hizo Igna- llas de un latín deficiente, se supo-
cio a su llegada a Roma, cuando co- ne que fue la obra de un primer
menzó a instruir a sus compañeros traductor, quizá el mismo Ignacio,
para que fuesen directores de Ejer- que vio la necesidad de realizar
cicios. Se apoya en que están ausen- una traducción decente para que
tes en el texto de Helyar (MEx I, pudiera circular entre los estu-
425), a no ser por una alusión a lo diantes y profesores de la presti-
que podría ser el origen de la a. giosa Universidad de París. Sobre
quinta y, además, en que en el texto este punto se ha comentado que el
de Pedro Fabro no aparecen al prin- latín de la primera traducción pre-
cipio del texto sino al final, entre los sentaba serias deficiencias que Ig-
tres Modos de Orar y las Reglas de nacio no p u d o superar, aun des-
discreción de espíritus (MEx I, 492- pués de sus dos años de cursar
496). En favor de esta opinión aña- Humanidades. Todo parece indi-
de que, en este texto, su número es car que fueron obra de este primer
de dieciocho y no de veinte, así co- traductor las a. 3, 5, 11, 12, 13,16 y
mo que en el texto de la número 18a 20 (cf. Calveras 1962, 71).
se insertan textos incompletos de 2.2. La segunda etapa redaccio-
las a. décima y vigésima. En cam- nal se reconoce por el latín del pri-
bio, según Leturia, Watrigant y Co- mer colaborador que bien pudo ha-
dina, debemos fijar la fecha de com- ber sido Pedro Fabro, que regula la
posición de las veinte a. en los intervención del que da los Ejerci-
171 anotaciones

cios (Bernard-Maítre 1926, 86-87). refiere precisamente a la a. 18 sobre


Este primer colaborador de Ignacio la forma de dar los Ejercicios leves,
tuvo que corregir el latín de la pri- hasta la confesión del que es de po-
mera traducción con palabras más ca capacidad natural y de quien no
adecuadas y un estilo más elegante. se espera mucho fruto. El texto Co-
Para ello es probable también que loniense [Ej (C) 69-88] no registra
haya intervenido Salmerón, quien los cambios: las a. son 18, con la a.
tachó todo lo llamativo y lo sustitu- 19 formando parte de la 18 y una
yó con formas correctas y elegantes. nota que más tarde pasó a ser la a.
En favor de que pudo haber sido 20. Cuando Ignacio revisó el con-
Fabro el primer colaborador en la junto de los Ejercicios debió de me-
traducción está también el conoci- jorar la redacción de esta última se-
miento imperfecto del castellano, rie de a. que completaban las notas
ya que en varias ocasiones su inter- internas -que el P. Calveras llama
vención desfiguraba el sentido "acomodaciones"-, y probablemen-
exacto del texto ignaciano (Calve- te se las dio a traducir al primer co-
ras 1962, 78-79). Por otra parte, este rrector, quien hizo una muy buena
primer colaborador de Ignacio de- traducción.
bió de haber permanecido con él en 3. Valor y función. Para Arzu-
Roma cuando se preparaba la tra- bialde (Arzubialde 1991, 37), el
ducción definitiva. La obra de este texto de las a. responde finalmente
traductor contiene concretamente a dos necesidades sentidas por Ig-
la 6, 7, 8, 10 y 17. En éstas se citan nacio: según la primera, cuando él
las dos series de Reglas para discer- daba personalmente el "modo y
nir espíritus, por lo que se supone orden" de los Ejercicios, descubría
que son posteriores a la redacción la necesidad de delinear claramen-
de las Reglas. En cambio, la 2, la 14 te la actitud del ejercitante para
y la 15, relacionadas con la práctica ponerse en manos de Dios. Así, las
de las elecciones, son más moder- a. que tratan de las "disposiciones
nas, pues hay un grado superior de que se requieren de parte del que
//
clausulación /, / con el empleo del se ejercita", que corresponden al
estilo periódico. Lo mismo vale pa- tipo de texto que R. Barthes ha lla-
ra las a. primera y cuarta (Arzubial- mado "alegórico" (Barthes 1971,
de 1991, 36; Calveras 1962, 72). 48-49), describen las disposiciones
23. Las a. 8 y 19, que tratan de que debe tener el que se ejercita en
las aplicaciones de los Ejercicios a su proceder ante Dios. La segunda
diversas clases de personas, presen- necesidad sentida por Ignacio sur-
tan un latín correcto y elegante lo gió en el momento en que tuvo
que indica que son la obra de otro que instruir a sus compañeros so-
traductor (Calveras 1962, 72). En el bre el modo de dar los Ejercicios a
texto de Colonia (MEx I, 454-505) otros, en concreto sobre el modo y
aparecen también los números so- la materia de la entrevista. De esta
bre la confesión general con la co- necesidad surgió una especie de
munión (cf. [Ej 44]) y la segunda Directorio que contiene indicacio-
parte de la a. vigésima que no apa- nes prácticas sobre el papel del
recen en el texto de Helyar y que que da los Ejercicios en relación
presentan un estilo bien distinto. con quien los hace. Este sería, en
2.4. Uno de los últimos añadi- lenguaje de Barthes, el texto "lite-
dos del primer corrector latino con- ral" (Barthes 1971, 47), que es el
vertido en traductor fue el que se que Ignacio dirige a los directores.
anotaciones 172

Según Arzubialde (Arzubialde 1991, el de "ayudarse", es decir, tomar en


37-38), las a. responden a esta ne- consideración lo que el ejercitante
cesidad. ha de hacer para colaborar con Dios
El libro de los Ejercicios se pue- en la obra que se ha de comenzar
de dividir en tres partes: un prólo- en conjunto. La obra del Espíritu
go, el cuerpo de la obra y los apén- será primordial, la más importante;
dices. Las "Anotaciones para sin embargo, el ejercitante necesita-
tomar alguna inteligencia en los rá poner mucho de su parte para
ejercicios espirituales que se si- que, con la ayuda del acompañante,
guen, y para ayudarse, así el que la obra común llegue a buen térmi-
los ha de dar como el que los ha de no. Se trata de aportar los princi-
recibir" [Ej 1] forman un conjunto pios orientadores para que, en una
de veinte disposiciones [Ej 1-20] obra de tres -Dios, el ejercitante y el
(cf. MEx I, 140-163) que propia- que da "modo y orden"-, se obten-
mente no son todavía el cuerpo de gan los fines para los cuales ha sido
los Ejercicios, sino que forman una prevista.
especie de prólogo del libro. Con- Las a. indican lo que ha de ha-
siste en una sección introductoria o cerse en común para que la obra se
de avisos para orientar, como Igna- lleve a cabo con docilidad y fideli-
cio mismo lo dice, tanto a quien ha dad a los planteamientos previs-
de hacer los Ejercicios como a tos, a la organización tal y como
aquél que los ha de dar. Las a. está planeada, a los pasos progre-
constituyen un directorio sumario sivos que h a n de darse en su mo-
perfectamente delineado que se mento preciso, etc. Todas estas in-
inicia con la a. 1, con la explicación dicaciones deben llevarse en un
del contenido del libro, y se cierra plano dual, es decir, el que da los
con la número 21, con una defini- Ejercicios deberá dar determina-
ción de lo que son los Ejercicios y das indicaciones; el ejercitante, por
su finalidad. En su Directorio, el P. su parte, deberá recibirlas con do-
Miró, contemporáneo de Ignacio, cilidad y un respeto disciplinado y
mencionaba que las a. se habían responsable.
añadido para evitar malos entendi- En la primera a. el autor expli-
dos entre el que da los Ejercicios y ca qué es lo que entiende por
el ejercitante (D22-23, 6-8). "Ejercicios Espirituales", esto es,
Las a. están destinadas funda- un período de entrenamiento aná-
mentalmente al acompañante de logo en su orden a los períodos de
Ejercicios con el objeto de propor- entrenamiento físico, recordando
cionarle un doble tipo de ayuda: a quizá las palabras paulinas que
sí mismo en su papel de acompa- comparan el itinerario espiritual
ñante y una orientación para quien con las competiciones en el estadio
ha de hacer la experiencia de ora- y con los períodos de preparación
ción. Su objetivo es teórico-práctico. intensiva (cf. ICor 9, 24ss). Un de-
Teórico en cuanto que dan una serie portista pasea, camina, corre para
de principios, algunos de valor ge- ponerse en forma y competir dig-
neral y permanente y otros de ca- namente; un ejercitante hará lo
rácter limitado, que tanto el que da mismo con todo el complejo de sus
los Ejercicios como quien los hace facultades superiores puestas al
deberán tener en cuenta para alcan- servicio de la Gracia. El acompa-
zar "inteligencia" del fin de los ñante de Ejercicios será el entrena-
Ejercicios. El objetivo práctico será dor; el acompañado, quien se en-
173 anotaciones

trena para alcanzar la meta. Quien vitales para favorecer una elección
quiera encontrar la voluntad de y para la santificación del alma
Dios no puede ser eximido del tra- (Fessard 1956, 303). Los Ejercicios
bajo de poner lo mejor de sí para son, asimismo, una "escuela o taller
descubrir lo que Dios quiere de él; de conversión" (González 2002 y
para quien quiere apartar de su vi- 2002a), que se ofrece a todos aque-
da toda afección desordenada, será llos que estén sedientos de encon-
imprescindible hacer el trabajo trar un camino mejor para sí y los
personalmente. De la misma ma- demás. Las a. guían en ese camino
nera que el deportista que se entre- y llevan por senda segura al ejerci-
na ha de competir, el ejercitante no tante que, siguiendo los pasos de
puede ser suplido por nadie, tiene Jesús al estilo de Ignacio, se aventu-
que hacer el mayor esfuerzo y, se- ra en un camino de búsqueda para
gún sus propias capacidades y dar respuesta a sus necesidades
fuerzas, dar la batalla. El ejercitan- más íntimas y personales, a sus de-
te bien dispuesto y preparado se seos de vivir en comunión con el
dejará llevar por las inspiraciones Señor y los hermanos (González
divinas; lo hará con la ayuda y 2002, 275ss). Las a. son una expre-
consejo de un buen acompañante sión pedagógica concreta de esa es-
espiritual que le ayude a discernir cuela de conversión.
las mociones que el Espíritu le ins- La a. quinta nos indica que los
pire, en soledad, en íntima comu- Ejercicios son para quienes tengan
nicación y contacto con el Señor, realmente deseos de entregarse sin
ante quien implora que le dé a co- reservas, con magnanimidad abso-
nocer la voluntad sobre sí y sobre luta, que quieran dejarse hallar por
su vida. la voluntad de Dios y convertirse a
En los Ejercicios se lleva a cabo una vida totalmente dirigida por Él
una lucha por apartar de sí aque- y donde Él sea el único absoluto.
llos aspectos negativos que impi- Los Ejercicios son para quienes
den a la persona relacionarse me- quieran optar por el "más", para
jor con el Señor y con los hermanos quienes estén dispuestos a dar lo
y trabajar por un Reino común. mejor de sí en la búsqueda de idea-
Por tanto, el ejercitante se esfuerza les y utopías dignos de mayor esti-
en hacer consciente y desechar to- ma y momento, tanto en la elección
do aquello que le impide vivir en de su estado de vida o en la refor-
plenitud. Asimismo, intenta bus- ma de cómo vive y actúa. Se diri-
car y hallar la voluntad de Dios so- gen a aquellos que quieran y acep-
bre sí, sobre su vida, sus cosas, su ten arriesgarse "para venir en
entorno y así encontrar la felicidad perfección en cualquier estado o vi-
y su propia salvación, realización, da" [Ej 135] y, al término del entre-
liberación. namiento espiritual, estén dispues-
A lo largo de los años, algunos tos para que puedan "en todo amar
acompañantes han visto los Ejerci- y servir a su divina majestad" [Ej
cios como una "escuela de perfec- 233].
ción"; otros, en cambio, los ven co- Escuela de conversión y escue-
mo una "escuela de elección". la de elección se juntan en un solo
Fessard recoge lo dicho por varios propósito buscado por los Ejerci-
autores y se inclina por afirmar que cios. Ambos aspectos permitirán al
los Ejercicios bien pueden dirigirse ejercitante ordenar su vida y con-
con las dos tendencias, es decir, son formarla con la voluntad de Dios.
anotaciones 174

La búsqueda se da de lleno en el re- cualquier tipo de promesa o voto,


tiro pero no termina con él, sino siempre en consideración a la per-
que ha de continuar en la vida de sona que se ejercita, pues viendo
modo que se logre descubrir la vo- su "subyecto" se ha de discernir lo
luntad divina en todas las cosas y a que le pueda servir de ayuda o es-
todas las cosas en Dios por medio torbo (cf. [Ej 14-15]). Haciendo én-
del amor lúcido, que sabe elegir, la fasis en la libertad, quien da los
"discreta caridad" ignaciana. Ejercicios no ha de pretender saber
4. Estructura. Las a. segunda, los pensamientos y pecados de
tercera y cuarta elaboran un modo quien los hace, sino solamente ha
general de proceder. A partir de la de ser informado de las "agitacio-
segunda se dan una serie de indica- nes y pensamientos que los varios
ciones al ejercitador sobre la manera espíritus le traen" para que, de
como ha de conducirse con el ejerci- acuerdo con su situación, se le den
tante. Estas indicaciones se distribu- unos u otros ejercicios [Ej 17]. Ig-
yen en grupos o bloques (González nacio se está refiriendo a los "tres
2002a, 104). pensamientos" a que hace men-
ción en el Examen general de cons-
4.1. El primer bloque está consti-
ciencia. Aunque todos los pensa-
tuido por las a. 2, 4, 6, 7, 8, 9, 10,
mientos están en mí, sólo uno es
12,14,15 y 17, que especifican cuál
"propio mío" [Ej 32], y los otros
debe ser el papel de quien acom-
dos vienen de fuera, uno del buen
paña los Ejercicios. En este bloque
espíritu y otro del malo.
sobresale la mención de que "no el
mucho saber harta y satisface al 4.2. Un segundo bloque, las a. 6 y
ánima, mas el sentir y gustar de las 17 (González 2002a, 115) se refiere a
cosas internamente" [Ej 2]. Ignacio la forma como el ejercitante se ha
habla de la persona que "da modo de conducir con el ejercitador. En
y orden", explica la distribución este bloque se insiste en la impor-
del tiempo de los Ejercicios en cua- tancia de que el ejercitante informe
tro Semanas y la conveniencia de al acompañante sobre las consola-
que hagan las adaptaciones nece- ciones y desolaciones a que le mue-
sarias en beneficio de quien se ejer- ven los diferentes espíritus que en
cita, de manera que el retiro termi- su ánima se causan. Asimismo, ha
ne aproximadamente en treinta de informar de cómo cumple las
días [Ej 4]. Se introducen las pala- Adiciones, y si hace los Ejercicios
bras "consolación", "desolación" y en el tiempo previsto y de la forma
"adiciones" [Ej 6], y se dan las in- como le ha sido indicada, si con di-
dicaciones para comprender al ligencia y orden, etc. (cf. [Ej 6]). De-
ejercitante y acercarse a él según berá informar al que da los Ejerci-
su naturaleza, a fin de que pueda cios de las diferentes mociones que
descubrir las trampas del "enemi- se originan en su interior, asumien-
go de natura humana" [E; 7]. Nos do que no está obligado a relatar
previene contra las tentaciones con sus pecados o pensamientos más
apariencia de bien, que es cuando profundos a quien dirige los Ejerci-
procede aplicar las Reglas de dis- cios, porque es mejor que se confie-
cernimiento de la Segunda Semana se con un sacerdote diferente al
(cf. [Ej 10]). Además, si el ejercitan- acompañante.
te vive momentos de consolación y 4.3. En el tercer bloque (Gonzá-
gozo, el ejercitador debe estar lez 2002a, 118), a. 2,11,12,13,16 y
atento para evitar que se haga 17, encontramos las indicaciones
175 anotaciones

concernientes al ejercitante y su quiere cuando "usamos del enten-


comportamiento consigo mismo. dimiento entendiendo" [Ej 3]. Se in-
Se dice que el ejercitante discurri- siste en el importante hecho de que
rá la historia que le sea propuesta mucho aprovechará el ejercitante si
por el que da los Ejercicios, "racio- entra a los Ejercicios "con grande
cinando por sí mismo, y hallando ánimo y liberalidad con su Criador
alguna cosa que haga un poco más y Señor, ofreciéndole todo su que-
declarar o sentir la historia, quier rer y libertad, para que su divina
por la raciocinación propia, quier majestad, así de su persona como
sea en cuanto el entendimiento es de todo lo que tiene, se sirva con-
ilucidado por la virtud divina, es forme a su santísima voluntad" [Ej
de más gusto y fruto espiritual" 5]. Esto se logrará si el que da los
[Ej 2]. Será necesario que trabaje Ejercicios se dispone para dejar que
en la Primera Semana para alcan- el Señor obre más ciertamente en su
zar la cosa que busca, sin querer criatura y todo se haga para su ma-
pasar a la Segunda como si en ésta yor gloria [Ej 16]. Y algo básico: pa-
ninguna cosa buena esperase ha- ra que el ejercitante encuentre la
llar (cf. [Ej 11]). Por otra parte, el voluntad de Dios y aproveche en
que da los Ejercicios ha de ser fir- todo lo posible, será mejor cuanto
me en pedir que se cumpla el ho- más sólo y apartado se encuentre,
rario dispuesto para cada bloque ya que el alma se hace más apta pa-
de oración. Del mismo modo, si el ra acercarse y llegar a Dios y más se
ejercitante se siente tentado por el dispone para recibir sus dones y
enemigo con la intención de que- gracias (cf. [E/20]).
rer disminuir la hora, se ha de pe- 4.4. Un último bloque (González
dir más que la hora normal (cf. [Ej 2002, 127), con las a. 18, 19 y 20,
12]). Se requiere "alguna cosa más contempla las diferentes clases de
de la hora complida; porque no personas que desean hacer los Ejer-
sólo se avece a resistir al adversa- cicios, las diversas disposiciones en
rio, mas aun a derrocalle" [Ej 13]. que se encuentran, los varios mo-
El "hacernos indiferentes a todas mentos en que pueden vivir la ex-
las cosas criadas" es condición periencia de oración y búsqueda de
existencial para que se dé la indis- la voluntad de Dios, así como los
pensable disposición del ejercitan- distintos tipos de Ejercicios en que
te de encontrar sólo a Dios y su pueden lograrlo. Estas tres a. son la
voluntad. Se buscará sólo "su di- máxima expresión de la idea de S.
vina majestad, ordenando sus de- Ignacio sobre la universalidad de
seos [haciendo que ahora brote] sus Ejercicios, es un instrumento
sólo servicio, honra y gloria de la para amplios sectores cristianos de-
su divina majestad" [Ej 16]. seosos de una conversión profun-
Las actitudes del ejercitante da. Las a. 18 y 19 expresan la adap-
respecto a Dios, nuestro Señor, ocu- tación de los Ejercicios en función
pan otra sección de las Anotacio- de los ejercitantes. La 20, en cam-
nes; como un cuarto bloque (Gon- bio, expresa la adaptación de los
zález 2002a, 123) están agrupadas la ejercitantes a los Ejercicios, con el
3, 5, 16 y 20. Aquí se recomienda propósito de obtener el mayor fruto
que al hablar con Dios o con sus posible.
santos, ya sea vocal o mentalmente, La a. 18 busca la adaptación en
el ejercitante deberá hacerlo con la razón de una mayor fecundidad
mayor reverencia de la que se re- apostólica, de modo que se respon-
apariciones 176

da a todos y que se obtenga un ma- historia de fracasos?, Sistema Educativo


yor fruto para Dios. La a. 19 prevé UIA-ITESO, México 2002; ID., LOS Ejercicios:
Una oferta de Ignacio de Loyola para los jóve-
el caso de aquellas personas idóne-
nes, Sistema Educativo UIA-ITESO, Méxi-
as para los Ejercicios completos que co 2002a; GUIDETTI, A., "La Anotación 18;
no pueden apartarse de los nego- Método olvidado de Ejercicios Ignacia-
cios de su vida. A este modo de nos", en Los Ejercicios de San Ignacio a la luz
Ejercicios el P. González de Cámara del Vaticano 11. Congreso Internacional de
llamó "abiertos'' (FN 1,708), toman- Ejercicios. Loyola 1966 (ESPINOSA, C. ed.),
BAC, Madrid 1968, 620-630; IGLESIAS, L,
do en consideración que pueden
"'...se han de aplicar los tales Ejercicios'
practicarlos aquellos que, a pesar [EE. 18] (Anotación 18 y evangelización
de sus buenos deseos y disposición hoy), Man 65 (1993) 251-268; LARRAÑAGA,
adecuada, no pueden desembara- V., San Ignacio de Loyola. Estudios sobre su vi-
zarse de sus ocupaciones habitua- da, sus obras, su espiritualidad, Hechos y Di-
les. La a. 20, por su parte, estipula chos, Zaragoza 1956; LETURIA, P. DE, "Géne-
sis de los Ejercicios de San Ignacio y su
una acomodación del ejercitante a
influjo en la Compañía de Jesús (1521-
los Ejercicios: quienes deseen vivir- 1540)", AHSI 10 (1941) 16-59; WATRIGANT,
los en forma completa han de acep- H., La genése des Exercices de Saint Ignace de
tar los requisitos establecidos para Loyola, Yvert et Tellier, Amiens 1897.
que el retiro sea efectivamente ig-
naciano y siga fielmente las líneas
heredadas de Ignacio. APARICIONES
J. Emilio GONZÁLEZ MAGAÑA, SJ

/ Apartamiento, Ejercicios Espirituales (c),


Ejercicios en la vida corriente, Ejercitados
A lo largo de todos los Ejercicios,
Jesús aparece siempre como el
Señor, el Resucitado y el Viviente,
Ejercitante, Liberalidad, Modo y orden, Si- en particular en las meditaciones
lencio. fundamentales como la llamada
Bibl.: AA. VVV "La anotación 18 hoy", C1S del Rey eternal [Ej 91-98] y Dos
11 (1980) 97-109; ARZUBIALDE, S., Ejercicios Banderas [Ej 136-148]. La oración
23-54; BARTHES, R., Sade, Fourier, Loyola, en los Ejercicios se basa en la pre-
Éditions du Seuil, Paris 1971; BERNARD- misa de que ésta se dirige a Aquél
MAÍTRE, HV Essai historique sur les Exercises
de Saint Ignace de Loyola depuis la conversión que ha resucitado y que vive ahora
d'lgnace (1521) jusqu'a la publication du Di- glorioso junto a Dios y junto a su
rectoire (1599), Museum Lessianum, Lovaí- Iglesia. Además, los Ejercicios dedi-
na 1926; CALVERAS, ]., "Estudios sobre la re- can un tiempo especial a la con-
dacción de los textos latinos de los templación de Jesús Resucitado y
Ejercicios anteriores a la Vulgata", AHSI31
(1962) 3-99; CODINA, A., Los orígenes de los
en particular a sus apariciones: la
Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyo- Cuarta Semana expresamente hace
la. Estudio histórico, Barmes, Barcelona mención de la gloria y del gozo de
1926; DALMASES, C. DE, "LOS Ejercicios da- Jesús y del oficio de consolar que
dos según la Anotación 18; historia y mé- trae apareciéndose a sus amigos
todo", CIS 10 (1980) 11-21; DOMÍNGUEZ, C, [Ej 221-224].
"Las Anotaciones a los EE. EE. y el psicoa-
nálisis (II)", Man 60 (1988) 115-134; FES- 1. El material de las a. que se
SARD, G., La Dialectique des Exercices Spiri- propone para la contemplación se
tuels de Saint Ignace de Loyola I, Aubier, presenta en dos momentos: algu-
Paris 1956; GARCÍA HIRSCHFELD, C,
"¿Apostamos, o no, por una espiritualidad nas a. se mencionan brevemente
para los laicos? Otra lectura de la Anota- en la exposición de la Cuarta Se-
ción 18a", Man 67 (1995) 27-36; GONZÁLEZ mana [Ej 218-229]; otras se tratan
MAGAÑA, J. E., íñigo López de Loyola ¿Una detalladamente en los "misterios
177 apariciones

de la vida de Christo Nuestro Se- mente en el retablo "del Espíritu


ñor" [Ej 299-312]. En la lista de los Santo" de la Seu de Manresa (pinta-
misterios de Cristo nuestro Señor do por Pere Serra en 1393-94), el
se señalan trece a. más la Ascen- cual dedica una escena a la apari-
sión: en total catorce contempla- ción de Cristo a su madre. Tampoco
ciones. Estas proponen sucesiva- tiene base bíblica la a. que presenta
mente la a. a la Virgen María [Ej en duodécimo lugar, a José de Ari-
229], a María Magdalena [Ej 300], a matea, para la cual apela a la pía re-
las mujeres junto al sepulcro [Ej flexión y a la mención de la vida de
301], a los dos discípulos de Ema- los santos [Ej 310]. Ignacio lo leyó
ús [Ej 303], a los discípulos reuni- en el Flos Sanctorum (fol. 56) y en la
dos con excepción de Tomás y la a. Vita Christi (II, cap.75,2). Todas las
a Tomás [Ej 304], la a. a siete discí- demás a. tienen una clara referencia
pulos que están pescando en el la- bíblica. Se añade la noticia de la a.
go, en la que encomienda a S. Pe- de Jesús "en ánima a los padres
dro las ovejas [Ej 306], la a. en la sanctos del limbo" y se recuerdan
que Jesús manda a los discípulos a otras muchas veces en que se apa-
predicar por todo el mundo [Ej reció a los discípulos después de
307], la a. a quinientos hermanos haber vuelto a tomar su cuerpo.
que recoge 1 Cor [Ej 308], la a. a Aquí S. Ignacio se basa en alusiones
Santiago que recoge también 1 Cor que se encuentran en los textos bí-
[Ej 309], la a. a José de Arimatea [Ej blicos y en antiguas tradiciones.
310], la a. a S. Pablo después de la
Ascensión [Ej 311], y por fin, los Todo esto manifiesta que S. Ig-
cuarenta días durante los cuales nacio ha querido remitirse a un ma-
Jesús se aparece a los apóstoles terial lo más extenso posible en lo
después de la resurrección y la As- que toca a las a. del Resucitado, refi-
censión en el Monte de los Olivos riéndose incluso a fuentes extrabí-
[Ej 312]. blicas. De esto se puede deducir la
importancia que da a la Cuarta Se-
2. Eas referencias bíblicas de estas mana, para introducir al ejercitante
apariciones. La de María no se men- en lo que es la vida ordinaria de la
ciona en los evangelios y S. Ignacio Iglesia, la vida con Cristo resucitado
es bien consciente de ello. Dice que y en la fuerza de Cristo resucitado.
si bien ésta no se menciona en la Es-
critura es como si lo fuera, dado Es sabido que los exegetas han
que la Escritura menciona que Je- discutido desde hace ya tiempo so-
sús se apareció a muchos otros y la bre la cronología de las a. y han en-
Escritura supone que nosotros tene- contrado dificultades a la hora de
mos entendimiento suficiente para establecer un orden preciso y cohe-
comprender ciertas cosas. Aquí se rente. A S. Ignacio no parece preo-
cita la pregunta hecha por Jesús a cuparle este problema y ordena las
los discípulos en Mt 15,16: "¿Tam- a. más o menos según la secuencia
bién vosotros estáis sin entendi- Jerusalén-Galilea, mencionando a
miento?" [Ej 299]. Ignacio se nutre continuación algunas a. particula-
de la piedad medieval. En los libros res no localizadas (los quinientos
que leyó al inicio de su conversión hermanos, Santiago, José de Arima-
es mencionado, tanto en la Vita Ch- tea) y después la de Pablo, en la que
risti (II, cap.70) como en el Ejercita- advierte expresamente que ocurrió
torio de García de Cisneros (cap.60). después de la Ascensión y por últi-
También lo pudo contemplar larga- mo, la Ascensión.
apariciones 178

3. La historicidad de las aparicio- donde se le podía ver, oír y tocar,


nes. Meditando estas a., natural- sino una progresión hacia un esta-
mente surgirá la pregunta sobre su do de vida todavía por conocer. En
historicidad. Desde hace al menos este sentido, se puede decir que to-
tres siglos, los exegetas discuten das las a. están marcadas por el
acerca del carácter histórico de las "no me retengas" dicho por Jesús a
a. y sobre su naturaleza. No parece María Magdalena (Jn 20,17). La ex-
necesario que el ejercitante entre teriorización de la aparición debe
en este tipo de reflexiones. Éste de- convertirse en una interiorización
be participar de la certeza que los de la vida del Resucitado, hasta lle-
primeros testigos han tenido de en- ga a poder decir como S. Pablo que
contrar Resucitado al crucificado y "ya no soy yo quien vivo, sino
gozar de su alegría. Esta certeza Cristo quien vive en mí" (Gal 2,20).
llena todo el NT más allá de las pá- De ahí que en esta Cuarta Semana
ginas que relatan las apariciones. S. Ignacio no explicite casi las con-
Por ello sería oportuno introducir templaciones que hay que hacer ni
en las contemplaciones los pasajes, las desarrolle, porque a medida
especialmente de las cartas pauli- que se avanza en el itinerario de los
nas, en los que se habla de la vida Ejercicios, las pautas disminuyen
del Resucitado y de la vitalidad ya que los ejercitantes han ido inte-
que comunica al creyente (p.ej. riorizando el método. La propia
Rom 1, 4; 6, 4-11; 8,10-11 etc; Col 3, contemplación necesita de menos
1-4 etc). Pero estas consideraciones mediaciones, ya que se alcanzan
hacen insustituible dejarse impac- zonas más hondas donde son me-
tar por la plasticidad imaginativa nos necesarias las palabras y las
de los relatos. Las imágenes tienen imágenes.
su propia capacidad de evocación Por último, caigamos en la
y de actualización de los misterios cuenta de que Ignacio no incluye el
que narran. acontecimiento de Pentecostés. Con
4. El espíritu con el que se deben la Ascensión termina la última con-
meditar estos eventos. Se trata de templación de los pasajes del NT.
contemplar a Cristo, su gozo, su De aquí que la CAÁ haya sido lla-
gloria, su capacidad de consolar [Ej mada por algunos autores el "Pen-
221-224]. Ello acontece de un modo tecostés ignaciano".
diferente en cada aparición: en el
Cario Maria MARTINI, SJ
pasaje con María Magdalena [Ej
300] tiene un marcado acento afec-
/ Biblia y Ejercicios, Contemplación, Cuarta
tivo; en el pasaje de los discípulos Semana, Imaginación, María, Misterios de la
de Emaús [Ej 303], un carácter cog- Vida de Cristo, Oración ignaciana.
nitivo; en el lago de Tiberíades [Ej
306], un matiz activo... Al mismo Bibl.: ARZUBIALDE, S., "Una lectura teoló-
tiempo, hay que caer en la cuenta gica de la aparición del Resucitado a Ntra.
Sra. sobre dos traducciones castellanas del
de la importancia de la alternancia s. XVI", Man 64 (1992) 71-86; CORKERY, ].,
de a. y desapariciones, ya que en "Apparitions and experience", The Way
ello se manifiesta la pedagogía di- Sup 99 (2000) 88-97; DEMOUSTIER, A., "La
vina: cada a. es un paso hacia de- Contemplation et Tapparition du Christ a
lante que incluye la evanescencia Notre Dame", Christus 33 (1986) 101-113;
EDWARDS, R, "The Resurrection narratives
de la misma aparición. El reen-
today", The Way Sup 58 (1987) 47-55; ENDE-
cuentro con el Señor Resucitado no AN, R, "'Our Lady' and the graces of the
es una regresión a su vida anterior, Fourth Week", The Way Sup 99 (2000) 44-
179 apartamiento

60; GUY, J.C., "I/apparition á Notre Da- Los Directorios se encargan de


me", Christus 47 (2000) 236-242; KOLVEN- indicar una serie de condiciona-
BACH, P.-H., "La Pascua de Nuestra Seño-
ra", CJS 19/2-3, nn.58-59 (1988) 143-159; mientos requeridos para que la ex-
LEPERS, E., "1/Ascensión dans les Exerci- periencia sea del todo fructífera.
ces", Christus 28 (1981) 98-109; RUFFING, J. Para que haya una verdadera co-
Kv "Resurrection faith in the midst of municación entre el Señor y su
grief: where is the one that I love?" The creatura hay que cuidar algunos
Way Sup 99 (2000) 98-108; TEJERA, MV "La
cuarta semana en la dinámica de los Ejerci- detalles, sumamente importantes
cios Espirituales", Man 59 (1987) 315-324. para propiciar y favorecer el am-
biente de oración y meditación.
Éstos se refieren a un ambiente de
soledad y silencio exterior que
APARIENCIA: / Engaño conduzca a un silencio más impor-
tante: el interior. Nos invitan a una
APARTAMIENTO correcta elección del lugar en el
que ha de llevarse a cabo el retiro,

F orma parte de los requisitos esta-


blecidos por la anotación vigési-
ma para vivir en mayor profundidad
en un sitio donde se "encierre
[aquel] de quien se tenga concepto
de que no será poco fructuoso en
los "Ejercicios completos", dados la casa del Señor" (D4, 1).
"exactamente" y "de modo perfec- En el Directorio Autógrafo, S. Ig-
to". Hay una marcada insistencia en nacio insiste en que el lugar para
que "en los cuales, por vía ordenada, quien haga exactamente los Ejerci-
tanto más se aprovechará cuanto
cios debe favorecer que "cuando
más se apartare de todos amigos y
menos pueda ser visto, ni platicar
conocidos y de toda solicitud terre-
con ninguno" (DI, 2). Acordes con
na; así como mudándose de la casa
esa idea ignaciana, los Directorios
donde moraba, y tomando otra casa
o cámara, para habitar en ella cuanto dan especial importancia a la sole-
más secretamente pudiere; de mane- dad exterior para que el ejercitante
ra que en su mano sea ir cada día a logre lo que pretende en la oración.
misa y a vísperas, sin temor que sus Los Ejercicios hechos "exactamen-
conocidos le hagan impedimento" te" requieren un lugar apartado de
[E/20]. los sitios en los que la persona se
desenvuelve habitualmente (cf. D7,
De ese a. se siguen tres prove-
19; D29, 38). Para hacerlos como se
chos principales para quien hace los
requiere, es necesario un lugar "re-
Ejercicios: el primero, apartarse de
cogido" (D4, 4), "separado" (D12,
muchos amigos y conocidos y nego-
19; D29, 38), más aún, "remoto"
cios no bien ordenados, por servir y
alabar a Dios nuestro Señor; el se- (D22.23, 9; D33.34.43, 50) y "solita-
gundo, porque estando así aparta- rio" (D20, 26).
do, y no teniendo el entendimiento Se pide, sobre todo, que el ejer-
partido en muchas cosas, más se citante no tenga contacto con ami-
aprovecha en el servicio a su Cria- gos (cf. D29, 38) y conocidos de tal
dor para buscar con diligencia lo forma que sus conversaciones y
que tanto desea; y el tercero, el alma asuntos lo puedan llenar de solici-
se hace más apta para acercarse a su tud por cosas ajenas a aquellas en
Criador a la vez que se dispone para las que debe centrar todo su cora-
recibir gracias y dones de su divina zón y atención (cf. D33.34.43,21.81).
y suma bondad (cf. [Ej 20]). El alejarse de amigos y conocidos,
apartamiento 180

sobre todo de familiares, y retirarse casas de la Q, siempre y cuando


a un sitio alejado donde el que se se favorezca que pueda hacer có-
ejercita pueda disfrutar de la sole- moda y fructuosamente los Ejerci-
dad (cf. D20,8) favorece igualmente cios, que esté alejado de los sitios
que la atención se concentre en un comunes y no p u e d a ver lo que
solo punto. Propicia que no haya hacen los jesuitas (cf. D4, 4-5). Hay
varios focos de interés en la perso- que tomar en consideración que
na, sino que el mismo alejamiento en los inicios de la práctica apostó-
permite al ejercitante caer en la lica de los Ejercicios todavía no
cuenta que ha cambiado su activi- había casas expresamente dedica-
dad normal para buscar una mejor das a ese tipo de ministerio.
que le puede producir grandes fru-
Los Directorios insisten funda-
tos. El retiro tiene su pleno sentido
en tanto que la persona deja a un la- mentalmente en que el sujeto haga
do los intermediarios ordinarios y los Ejercicios en un lugar que favo-
se dedica, sin ellos, a su Creador, rezca la oración y la interioriza-
para recibir de Él los dones de su ción; en un sitio en el que no tenga
gracia (cf. D12,14). interrupciones y del que pueda,
asimismo, trasladarse con poca di-
La soledad exterior es sólo un
ficultad a oír Misa (cf. D4, 1). Se
medio para alcanzar una soledad
deja libre la asistencia al oficio ves-
más digna y valiosa a los ojos de
pertino, pues menciona las pala-
Dios (cf. D28,18; D46, 73; D47, 43),
bras "si gusta acudir", así como
así como también es un medio efi-
caz para favorecer un ambiente en pasear y realizar libremente algu-
el que quien se ejercita pueda escu- nas actividades que le apetezcan
char sólo al Señor, Dios eterno (cf. durante los días que dure el retiro.
DI, 2). Antes de iniciar el retiro se Parece que sería más oportuno en
debe cortar cualquier negocio que "una habitación apartada en algu-
esté en proceso o, en su defecto, na casa separada, lo cual sería me-
nombrar una persona que se haga jor que en nuestro colegio", o, de la
cargo de él hasta que esté conclui- misma forma, "mucho más venta-
do. Asimismo, se establece la con- joso resultaría si pueden retirarse a
veniencia de que no exista ningún alguna finca o convento, como lo
tipo de contacto epistolar con el hizo N. P Ignacio en Monte Casino
exterior, que no se lean libros (cf. [cuando dio los Ejercicios al Doc-
D20, 57) y que todo el esfuerzo se tor Ortiz en 1538)]" (D34.43, 80).
concentre en los pensamientos y El a. en que se debe vivir los
afectos necesarios para purificar la Ejercicios se complementa con el si-
conciencia y experimentar la libe- lencio estricto. Quien hace Ejerci-
ralidad de Dios (cf. D12,14). cios "no debe platicar con ningu-
La elección del sitio en el que no" (DI, 2). El silencio debe ser
ha de llevarse a cabo el retiro es de "perpetuo y estricto" (D17, 58). Pa-
suma importancia para que se ra Polanco, el a., la soledad y el si-
cumplan los objetivos previstos. El lencio constituyen los principales
sitio debe estar apartado del con- medios para cooperar con la gracia
curso y aún de la vista de los hom- divina y nos dispone a recibir gran-
bres, sobre todo de los familiares, des dones (cf. D20, 5.8).
y si no se encuentra u n o mejor, se
puede alojar el ejercitante en las J. Emilio GONZÁLEZ MAGAÑA, SJ
181 apetito

/ Anotaciones, Casas de Ejercicios, Ejercitan- otra desde la antropología psicoló-


te, Silencio. gica actual.
Bibl.: ARZUBIALDE, S., Ejercicios, 23-54; GON- 2. Aproximación ignaciana. La pa-
ZÁLEZ MAGAÑA, J. E., El taller de Conversión labra "sensualidad" en Ignacio está
de los Ejercicios I. Iñigo López de hoyóla ¿ Una muy lejos de tener exclusivamente
Historia de fracasos?, Sistema Educativo el significado peyorativo que hoy le
UIA-ITESO, México 2002; ID., El taller de podemos atribuir. Aunque lo tiene
Conversión de los Ejercicios II. Los Ejercicios:
Una oferta de Ignacio de hoyóla para los jóve-
también (cf. [Ej 97.157]), Ignacio usa
nes, Sistema Educativo UIA-ITESO, México "sensualidad" principalmente en el
2002; LOP, M., "Clases de Ejercicios y de sentido de potencia sensitiva o sen-
Ejercitantes según los Directorios", Man 36 sibilidad (cf. [Ej 87.182]). Se contra-
(1964a) 55-74; ID., hos Directorios de Ejerci- pone entonces a razón o parte supe-
cios 1540-1599, M-ST, Bilbao-Santander rior. Y se distingue también de la
2000.
carne o área periférica, como el sen-
tido quinestésico, ejercicios corpora-
les, etc. (cf. [Ej 210]). El a. sensitivo
APETITO es una parte de la sensualidad, junto
con la imaginación, las sensaciones,
1. Definición. El a. es, primero, el las emociones y las pasiones. Los a.
impulso instintivo que nos lleva a sensitivos, en sí mismos, no son mo-
satisfacer deseos o necesidades. Or- ralmente ni buenos ni malos. El va-
dinariamente entendemos que se re- lor y signo moral provienen del ob-
fiere a las ganas de comer o al deseo jeto, de la intención, conciencia y
sexual, pero puede tener un sentido voluntad libre.
más genérico: lo que excita el deseo El bloque de textos ignacianos
de alguna cosa. Hay un a. sensitivo donde más se concentra la palabra
y un a. racional. El a. sensitivo pone a. es en las Reglas para ordenarse
en movimiento las tendencias y en el comer. En el a. hay un orden y
emociones sensibles, se acompaña un desorden, por ejemplo, la gula.
de reacciones corporales en la emo- El enemigo puede instigar el apeti-
ción y se guía por la valoración de to. Para ordenar la sensualidad ha-
los sentidos e imaginación y por la brá que empezar por quitar fuerza
razón particular. El a. racional dina- al a. por medio de ayunos, absti-
miza los afectos espirituales, con la nencias y otras penitencias corpora-
voluntad y las tendencias y senti- les. La mortificación del a., más que
mientos espirituales, guiados por el con la cantidad de los alimentos bá-
conocimiento intelectual. Los movi- sicos, se podrá realizar con la abs-
mientos del a. sensitivo -llamados tención de los manjares delicados:
en otros tiempos "pasiones"- en su "La primera regla es que del pan
actuación espontánea pueden llegar conviene menos abstenerse, porque
a arrastrar consigo al a. racional, no es manjar sobre el cual el apetito
apoderándose así de toda la perso- se suele tanto desordenar o a que la
na. También pueden detenerse en el tentación insista como a los otros
puro a. sensible, tocando sólo una manjares" [Ej 210].
parte de la afectividad, ya sea por su El a. es causa del desorden en
poca intensidad o porque la volun- el comer: el a. viene de dentro; la
tad les opone resistencia. tentación viene de fuera. Las Reglas
Abordamos el término a. desde para ordenarse en el comer tratan
dos perspectivas: una ignaciana, y de objetos a los que no se puede re-
apetito 182

nunciar enteramente, y por eso valoración inmediata del objeto


pueden ser medio de desorden y -según criterios ligados sólo al
tentación para cualquiera: "La ter- aquí y ahora- basada en el "me
cera, acerca de los manjares se debe a g r a d a / n o me agrada". El objeto
tener la mayor y más entera absti- es evaluado como deseable o inde-
nencia; porque así el apetito en de- seable, en un cierto momento y lu-
sordenarse como la tentación en gar, porque es intuitivamente con-
instigar son más prontos en esta siderado capaz de satisfacer o no
parte" [Ej 212]. una necesidad. Si el objeto es valo-
El a. puede polarizarnos en los rado como agradable, viene un im-
alimentos, absorbiéndonos y acele- pulso hacia él. Si es evaluado inde-
rándonos impulsivamente sobre seable, viene u n a tendencia a huir
ellos: "La séptima, sobre todo se de él.
guarde que no esté todo su ánimo En todo querer o desear emoti-
intento en lo que come, ni en el co- vo hay un primer paso que es la
mer vaya apresurado por el apetito, percepción. La percepción capta la
sino que sea señor de sí" [Ej 216]. cosa en sí, independientemente de
También el comer puede ordenarse toda reacción emotiva que ella sus-
conforme al valor que es Cristo (cf. cita en el sujeto. Es la simple apre-
[Ej 214]) o, al menos, conformarse a hensión de un objeto (elemento
la razón, haciéndose uno "señor de cognoscitivo). Pero, para tener la
sí". El a. sensitivo puede provocar estima de ello, se necesita una acti-
ciertas reacciones como la "delecta- vidad ulterior a la percepción que
ción y sentimiento en el manjar cor- no se puede reducir al ejercicio de
poral" [Ej 215]. Estas reacciones uno de los sentidos o a la suma de
pueden disminuir en intensidad si ellos. Es el paso de la "evaluación
nos centramos en otras considera- inmediata o intuitiva". La percep-
ciones espirituales mientras come- ción se refuerza con la memoria
mos. Para quitar el desorden, mu- afectiva acumulada en relación
cho aprovecha que después de con ese objeto, o con las imagina-
comer o cuando no sienta a., "por ciones referentes al futuro en rela-
más vencer todo apetito desordena- ción con el mismo objeto. En la
do [...], si es tentado a comer más, evaluación intuitiva no nos situa-
coma menos" [Ej 217]. mos todavía en el nivel de la refle-
3. Aproximación antropológico- xión, sino de una función sensitiva
psicológica. Para entender correcta- inte gr ador a. Es el nivel de la atrac-
mente el término a. es necesario ción-repulsión hacia un objeto o si-
también adentrarnos en dos claves tuación. Apenas se siente que un
de antropología psicológica: el de- objeto vale la pena que se obtenga
seo emotivo y el deseo racional. o se rechace, de inmediato nace la
Antes de actuar es necesario expe- tendencia a acercarse o alejarse de
rimentar, evaluar y juzgar. El pro- ese objeto considerado como bue-
ceso de la decisión se inicia siem- no o malo para mí. La evaluación
pre con un deseo emotivo, al cual sensitiva suscita una tendencia o
puede seguir el deseo racional. El impulso hacia ese objeto o contra
primer impacto con la realidad es él. Es una atracción-repulsión in-
siempre emotivo. Aquello que nos voluntaria (elemento afectivo).
toca y nos envuelve, antes es senti- Se da por esto la secuencia: per-
do y después, eventualmente, ra- cepción-evaluación intuitiva-emo-
zonado. El deseo emotivo es una ción. La emoción es una tendencia
183 apetito

sentida hacia cualquier cosa intuiti- racional es consciente y su objeto es


vamente valorada como buena, o el entero proceso del juicio instinti-
bien un alejamiento de cualquier co- vo revisado a la luz del criterio "me
sa intuitivamente valorada como ayuda/no me ayuda", en relación a
mala (elemento conativo). En ella la consecución de valores y objeti-
hay un elemento estático (la disposi- vos que al hombre se le presentan
ción favorable-desfavorable hacia el como ideales. El deseo racional es,
objeto) y un elemento dinámico (el por tanto, capaz de trascender la si-
impulso hacia lo que agrada y la tuación y el interés inmediato al
repulsión hacia lo que no agrada). momento presente para evaluar a
Todo esto viene con frecuencia la luz de criterios más universales.
acompañado de un conjunto de re- Para la valoración emotiva, lo bue-
acciones físicas (el miedo hace no-malo-para mí del objeto es sen-
temblar, el placer excita, el a. se- tido como placentero-incómodo,
grega saliva...). Propiamente, el a. agradable-desagradable. Para la va-
corresponde más al impulso, al ele- loración racional el objeto no es só-
mento dinámico de las emociones. lo agradable, sino también digno
Una emoción que dura se transfor- para la persona; también el objeto
ma en un sentimiento. La emoción puede ser dañino para la persona,
como tendencia no lleva necesaria- aunque sea emotivamente agrada-
mente a la acción. ble. El "me ayuda" va más allá del
El deseo racional es una evalua- interés parcial del aquí y ahora. Es-
ción secundaria y reflexiva basada te es el acto de voluntad: una ten-
en el "me ayuda/no me ayuda". Se dencia a la acción puesta en movi-
trata de una evaluación que va mu- miento por un juicio intuitivo, pero
cho más allá del interés inmediato y que exige también una decisión de-
sensitivo por el objeto, porque se liberada antes de llegar a la acción.
inspira en los valores y objetivos que El producto de esta valoración
el sujeto desea realizar. La racionali- reflexiva es una emoción (tendencia
dad sigue criterios de universalidad a la acción), esta vez de naturaleza
y de no contradicción: pide com- racional. Por ejemplo, una paz y li-
prender, correlacionar, evaluar a la bertad interior que nace del conoci-
luz de valores abstractos. Una ten- miento de haber hecho aquello que
dencia apetitiva producida por la ayuda y es digno, y de realizarse
evaluación inmediata conducirá a la como criaturas racionales y libres.
acción impulsiva, a menos que inter- O bien, en el caso negativo, un sano
venga el deseo racional: proceso ul- sentido de culpa reflexiva. Sin em-
terior de verificación que criba el bargo, no toda valoración racional
producto hasta ahora elaborado por se transforma en emoción. La emo-
el deseo emotivo. El hombre, ade- ción sigue sólo al juicio de que "es-
más del querer emotivo, es capaz, ta cosa particular es buena o mala
de modo único y en contraste con para mi, aquí y ahora", ya sea que
los animales, de formular otro juicio este juicio sea intuitivo o reflexivo.
reflexivo o intelectual. El deseo racional incluye, pues, esta
La evaluación intuitiva del de- secuencia: el juicio reflexivo que
seo emotivo no es experimentada juzga el precedente proceso del de-
en forma consciente, sino como una seo emotivo; la emoción típicamen-
predisposición favorable-desfavo- te humana; la acción deliberada.
rable hacia una cosa que agrada-no El horizonte de contenidos al
agrada. En cambio, la evaluación que se dirige el deseo emotivo son
aplicación de sentidos 184

elementos o necesidades de la natu- los Ejercicios Espirituales (Vulgata)


raleza psicofisiológica o psicosocial. da a un modo de oración. Se trata
El horizonte de contenidos al que se de la oración que los Ejercicios
abre el deseo racional es aquel de prescriben para el período final del
los elementos del nivel racional-es- día durante la Segunda, Tercera y
piritual, valores naturales y auto- Cuarta Semanas. Se discuten di-
trascendentes. También hay un a. versas interpretaciones de esta for-
racional como tendencia sentida ha- ma de oración.
cia estos valores. Hay una apetencia El hecho que la Vulgata le dé un
y gusto por buscar y hallar la volun- nombre distinto, applicatio sensuum
tad de Dios. El hombre maduro -en [Ej (Vg) 121], gramaticalmente sus-
clave cristiana- busca la unificación tantivo, puede hacernos pensar que
del a. (naturaleza) y de la libertad, Ignacio está introduciendo en este
en la libre disposición de sí frente a momento un modo fundamental-
la voluntad divina. Un hombre or- mente nuevo de orar, y por eso el
denado y libre es aquél cuya espon- debate se ha centrado con frecuen-
taneidad e inmediatez (del a.) han cia en lo específico de esta propues-
quedado asumidas, atraídas y unifi- ta ignaciana. El mismo Ignacio, sin
cadas por el acto de la libre disposi- embargo, introduce el tema de ma-
ción de sí, para volcarse en la bús- nera discreta y no da explícitamen-
queda y adhesión a lo que Dios te a este ejercicio un título propio.
desea de él. Donde habríamos esperado un títu-
lo, en cambio, escribe: "La quinta
Adrián LÓPEZ GALINDO, SJ [contemplación] será traer los cinco
sentidos sobre la primera y segun-
P Abnegación, Afección desordenada, Ayuno, da contemplación"; y, después de
Carne, Cuerpo, Deseo, Desorden, Mortifica- precisar la sólita oración preparato-
ción, Penitencia, Reglas para ordenarse en el
comer, Voluntad.
ria y los preámbulos, nos introduce
a este ejercicio con las palabras
Bibl.: ARNOLD, M. B., Emotion and persona- "aprovecha el pasar los cinco senti-
lity, Columbia University Press, New York dos". Ignacio nos anima después a
1960; ID., "Human emotion and aetion", en
trabajar con cada uno de los cinco
Human aetion: conceptual and empirical issues
(MISHEL, T. ed.), Academic Press, New York sentidos en la materia de las dife-
1969; CALVERAS, J., "Ordenación del amor y rentes contemplaciones. En los cua-
los demás sentimientos en los Ejercicios", tro puntos (puesto que unifica los
Man 32 (1960) 243-262; LONERGAN, B., In- sentidos del olfato y del gusto en
sight. Estudio sobre la comprensión humana, un solo punto) nos dice: "ver las
a
Sigúeme, Salamanca 1999; RULLA, L. M ,
Antropología de la vocación cristiana I. Bases
personas con la vista imaginativa,
interdisciplinares, Atenas, Madrid 1990. meditando y contemplando en par-
ticular sus circunstancias"; "oír con
el oído lo que hablan o pueden ha-
blar"; "oler y gustar con el olfato y
APLICACIÓN DE EJERCICIOS: con el gusto la infinita suavidad y
/ Ejercicios (C. Modalidades) dulzura de la divinidad del ánima
y de sus virtudes y de todo" (frase
APLICACIÓN DE SENTIDOS que la Vulgata modera así: auanta sit
suavitas et dulcedo animae, divinis do-
1. Planteamiento y 'problemática. nis ac virtutibus imbutae) [Ej (Vg)
"Aplicación de sentidos" traduce 124]; "tocar con el tacto, así como
el título que la traducción latina de abrazar y besar los lugares donde
185 aplicación de sentidos

las tales personas pisan y se asien- que "pueden" hablar [Ej 123]. En
tan". El ejercicio acaba "con un co- los tempranos Ejercicios del Maestro
loquio, como en la primera y se- Juan (Coduri), es precisamente en
gunda contemplación, y con un la a. donde quien da los Ejercicios
Pater noster" [Ej 121-126]. alienta al ejercitante a ensancharse
Hay desde luego una diferen- acerca de sus deseos, mientras que
cia estructural entre esta oración fi- en el primer y segundo ejercicios el
nal de los sentidos y la primera y que da los Ejercicios era mucho
segunda contemplación al princi- más reticente (MEx I, 574.579).
pio del día. Mientras que en éstas La oración en la cual "se traen
últimas se había pasado del ver y o se pasan los sentidos" tiene lugar
del oír a una consideración de lo al fin del día ignaciano, antes de ce-
que las personas de la escena esta- nar (cf. [Ej 129.133.159]); se extien-
ban haciendo para continuar luego de por toda la Tercera Semana (cf.
con el coloquio, en la a. se nombran [Ej 204.208]) y se adentra en la
todos los sentidos, los cinco. La aso- Cuarta Semana (cf. [Ej 226]). Hay,
ciación del olfato y el gusto con la sin embargo, un misterioso pasaje
"divinidad del ánima" y la intensi- en las Adiciones para la Cuarta Se-
dad afectiva de "abrazar y besar", mana: "trayendo los cinco sentidos
junto con tocar, puede estar sugi- sobre los tres ejercicios del mismo
riendo de hecho que Ignacio quiere día" [Ej 227] en términos que se
apuntar a un tipo de concentración aproximan mucho más a sus re-pe-
emocional mayor, cuando se com- ticiones y re-visiones: "notando y
para con las contemplaciones que haciendo pausa en las partes más
preceden en el día. Sería un error, principales y donde haya sentido
sin embargo, interpretar esta inten- mayores mociones y gustos espiri-
sificación de las contemplaciones tuales" [Ej 227] (y, al contrario, la
en términos de meras polaridades: expresión "los tres ejercicios" en es-
sean de la cabeza frente al corazón, te texto sugiere que Ignacio pudo
del entendimiento frente a la afecti- haber deshecho la repetición de la
vidad, menos aún, del ascetismo contemplación transformándola en
frente al misticismo y, mucho me- otro ejercicio diferente, el tercero).
nos, de la humanidad frente a la di- Algunos han sugerido que el papel
vinidad. Pues la continuidad que que juega el quinto ejercicio de la
existe entre los ejercicios es notable: Primera Semana, la Meditación del
el coloquio del quinto ejercicio es Infierno, tiene su análogo en la a.
"como en la primera y segunda para las semanas sucesivas.
contemplación" [Ej 126]; cada uno 2. Los Directorios y discusiones
de los puntos nos induce a "sacar modernas. La a. es uno de varios mo-
algún provecho". Finalmente, in- mentos en los Ejercicios cuando Ig-
cluso el punto que trata los sentidos nacio quizá esté tratando de lo que
del gusto y del tacto imagina un ha querido ser denominado formas
ejercitante "refletiendo" sobre sí de oración "más elevadas" por los
mismo. En realidad, es posible que comentadores que piensan en tér-
esta forma de oración sea incluso minos de grado y jerarquía. Entre
más discursiva que las contempla- estas formas "más elevadas" se en-
ciones al comienzo del día: sola- cuentran la "Consolación sin causa
mente aquí somos invitados explí- precedente", el "Primer tiempo de
citamente no solo a escuchar lo que la elección" y las peticiones de la
las personas "hablan" sino hasta lo Tercera y Cuarta Semanas. Con res-
aplicación de sentidos 186

pecto a todas ellas, la evidencia que vida contemplativa" (D20, 65). La


Ignacio nos ha dejado es escasa y preocupación de Polanco es con-
ambivalente, por razones que sólo vencer al lector de que este texto no
pueden ser objeto de especulación. encierra grandes dificultades. Los
Quizá Ignacio sintió la necesidad de "menos ejercitados" tienen que ser
ser cauto con respecto a la Inquisi- prevenidos contra cualquier impli-
ción; quizá el número de ejercitan- cación de tipo erótico -se puede to-
tes a quienes, según la propia expe- car y besar las huellas y vestidos de
riencia de Ignacio, se podrían haber Cristo, pero moderadamente. Por
aplicado tales textos era pequeño e su parte, la segunda manera de en-
Ignacio simplemente carecía de la tenderlo, referida a la razón "más
experiencia para saber cómo resul- elevada" no difiere mucho de aque-
taría con diferentes ejercitantes (Po- lla usada por S. Buenaventura en el
lanco mismo nos dice que la mayo- Itinerario de la mente hacia Dios, pero
ría de aquellos a quienes se les tal explicación debe darse solamen-
daban los ejercicios eran "menos te en la medida que la prudencia
ejercitados en la meditación" (D20, del instructor dictará "hasta qué
65). O quizá aquí Ignacio, motivado punto [...] convenga tocar o expli-
por su profundo respeto a la liber- car estas cosas" (D20, 66). Polanco
tad con que el Espíritu opera en los presenta las dos propuestas como
individuos, se mostró tan reservado posibles y legítimas.
como de costumbre. Las sutiles dis- Dos afirmaciones de Polanco
tinciones entre la a. y la contempla- han sido debatidas o desarrolladas
ción ignaciana simpliciter, además, por los comentaristas a partir de en-
probablemente dejaron de ser inteli- tonces. La primera se refiere a la na-
gibles una vez que los Ejercicios turaleza precisa de la interpretación
predicados se convirtieron en la for- "más elevada". Dada la tersura del
ma normativa. texto de Ignacio, cualquier interpre-
El comentario más antiguo y tación deberá hacer uso de una teo-
significativo que tenemos de la a. ría que no aparece en el texto. Polan-
aparece en el Directorio de J.A. de co se apoya en S. Buenaventura: los
Polanco. Este comentario pudo ha- "sentidos mentales" se refieren a los
ber surgido con la percepción de "sentidos del alma, en la cual la ima-
que el texto de Ignacio necesitaba gen de Dios ha sido reformada por
ser, de alguna manera, explicado la fe, la esperanza y la caridad con la
más que con una reflexión total- gracia de Dios" (D20, 66). Aquí hay
mente madura, a partir de una tra- problemas obvios. ¿Qué es eso de
dición vivida de la práctica. Sin em- "sentido mental"? ¿Cómo está rela-
bargo, los términos empleados por cionado con cualquier otra clase de
Polanco sobre la a. han dominado sentidos? ¿Qué decir de la contra-
la discusión posterior (D20, 65-66). dicción entre la doctrina ordinaria
Para Polanco, el texto puede del bautismo y la implicación de
ser entendido tanto de una manera que solamente se les puede llamar
como de otra: bien refiriéndolo a renacidos en Cristo a los experimen-
los "sentidos imaginativos" -y ésta tados en la contemplación? Más o
sería más idónea para los menos menos conscientes de tales proble-
ejercitados-, bien refiriéndolo a los mas, los autores posteriores -com-
sentidos de la razón superior o prensiblemente- ampliaron el texto
mentales -y ésta conviene mejor "a de Ignacio de otros modos. Achule
los aprovechados y versados en la Gagliardi presenta la a. como una
187 aplicación de sentidos

profundización en la meditación de res" (D31, 14). El texto preliminar


tipo discursivo; después de una fase del Directorio oficial (D34), producto
en que nuestro entendimiento pasa de 1591, mencionaba la interpreta-
de una idea a otra, éste "suele ser ción "más elevada" y señalaba que
iluminado más plenamente por una había sido aprobada por "varones
cierta intuición en la misma materia espirituales" y que "el ejercicio de
como si la tuviera presente, y sin los sentidos espirituales es signo de
ningún movimiento o agitación de vida espiritual". Sin embargo, di-
la mente, ve toda la cosa en un ins- suadía claramente del uso de esta
tante, como si la tuviese ante sus interpretación, y sugería que la a.
ojos'' (Gagliardi 1882, 22-23). Anto- (el término se usa corrientemente
nio Cordeses, sin reparo alguno, re- para estas alturas) permaneciese
crudece el texto de Polanco: "Estos como un ejercicio puramente ima-
sentidos espirituales [...] son la ginativo: la concepción "más eleva-
mente misma, en cuanto que con da" excita a una vana curiosidad y
ella contemplamos el resplandor de no produce efectos sólidos. Las in-
Cristo, no corpóreo, sino espiritual." terpretaciones espirituales deberían
(D32, 87), como si el Cristo glorioso ser dejadas a un lado y, en cambio,
no tuviera ya cuerpo. Las discusio- a imitación de Ignacio deberíamos
nes durante el siglo XX incluyen un concentrarnos en "cosas más sóli-
amplio espectro de variantes. das como son las acciones de la per-
La otra afirmación de Polanco sona y otras cosas así" (D34, 154).
debatida posteriormente (por lo ge- En su explicación de la interpreta-
neral para rechazarla) es su pru- ción "inferior", el Directorio de 1591
dente admisión de las dos interpre- sostenía que la meditación, en
taciones como legítimas. Cuando el cuanto que más "intelectual" y más
directorio oficial fue madurando, la implicada con el razonamiento, es
interpretación "más elevada" fue "en todos respectos más elevada".
suprimida poco a poco. Los comen- La meditación trata de los "atribu-
tarios de Gil González Dávila, pre- tos de Dios", tales como la bondad,
sidente de la comisión que elaboró sabiduría, caridad, etc. La a., en
el Directorio oficial, son reveladores cambio, no discurre, sino que sola-
respecto a la explicación de Polan- mente se detiene en las cosas sensi-
co. Las ideas de S. Buenaventura bles" (D34, 156). La a. puede ser
-afirma- "están más alejadas del utilizada para preparar al ejercitan-
sentido común de los hombres y te a la meditación o alternativa-
son más indiscretas de las que ordi- mente como una especie de descan-
nariamente convendría transmitir a so y de interrupción luego que ha
rudos e inexpertos". Y añade que conocido "aquellos elevados miste-
"tales (rudos e inexpertos) son casi rios" (D33.34.43,157). Cuando apa-
siempre los que se acercan a hacer reció la versión definitiva del Direc-
ejercicios". Para tales gentes todo lo torio en 1599, la supresión de la
que se requiere con respecto a la in- lectura apoyándose en S. Buena-
terpretación "más elevada" es una ventura llegó a su término último,
indicación de la fuente donde se en- en cuanto que toda referencia a la
cuentra en S. Buenaventura; su misma había desaparecido. Por tan-
verdadera necesidad consiste en la to, mientras que Polanco había per-
explicación de la interpretación "in- mitido la coexistencia de las dos in-
ferior", "más clara y acomodada a terpretaciones, una al lado de la
la práctica de los hombres vulga- otra, el Directorio oficial claramente
aplicación de sentidos 188

prefirió la "inferior". Por contraste, momento de respiro respecto al tra-


gran parte de la discusión en el si- bajo más intenso hecho en los otros
glo XX, encabezada por hombres ejercicios. Más en general, toda in-
como Joseph Maréchal y Hugo terpretación convincente debe res-
Rahner, ha querido rehabilitar la petar las claras semejanzas entre lo
"más elevada" y considerar el Di- que Ignacio dice acerca de "traer los
rectorio de 1599 como equivocado. sentidos" y la contemplación igna-
3. Elementos para avanzar. Hay ciana estándar, así como las suge-
importantes consideraciones de tipo rentes referencias al gusto y olfato. A
exegético, teológico y práctico que falta de más evidencias acerca de la
no parecen haber influido significati- propia comprensión y práctica de
vamente a los intérpretes más autori- Ignacio, los problemas exegéticos re-
zados de la a. de sentidos. sultan insolubles. Nos enfrentamos
a un texto enigmático, no tenemos
3.2 Desde el punto de vista exegéti-
pruebas adecuadas en que apoyar
co tenemos que señalar, en primer
una afirmación detallada acerca de
lugar, que Polanco no se inventó la
lo que pudiera significar.
doble interpretación, sino que ésta
refleja indicaciones del texto que es- 3.2 Replanteamientos teológicos y
tán en conflicto. La doctrina de los cristológicos. Hay algo, no obstante,
Ejercicios sobre la "re-petición" su- que podemos obtener desafiando a
giere que el telón de fondo que los la teología de la oración y del creci-
puntos de Ignacio proporcionan, de- miento espiritual que parece man-
be abandonarse cuando alcanzamos tener cautivos a Polanco y sus suce-
"el punto en el cual hallare lo que sores. La explicación de dos niveles
quiero" [Ej 76]; y, como hemos visto, de oración diferentes en que se de-
en un momento incluso la a. es des- sarrolla toda la discusión clásica,
crita en términos que parecen asimi- está atravesada por la herejía teoló-
larla a la re-petición [Ej 227]. Uno es- gica y la incoherencia filosófica y
peraría una mayor concentración e debe más al gnosticismo platónico
intensidad afectiva al final del día, y, que al NT. Hay que cuestionar los
en parte, el lenguaje de Ignacio su- supuestos que se esconden tras la
giere esto precisamente. Ignacio, sin idea de que cualquier interpreta-
embargo, también parece animarnos ción seria de la a. de Ignacio se tie-
a adoptar una estructura nueva y ne que referir a un modo de oración
más compleja para nuestra oración, de alguna manera elevado y extra-
en torno a los cinco sentidos. Incluso ordinario, que sobrepasa los estilos
si interpretamos la oración de "traer de fe y de oración comunes aun en
los sentidos" estrictamente a la luz los que pueden hacer los Ejercicios.
de [Ej 76], parece extraño que las in- El marco adoptado en la corriente
dicaciones de Ignacio para un proce- principal de la discusión está domi-
so que se concentra en puntos de nado con las dificultades filosóficas
consolación y desolación terminen y teológicas bien conocidas de una
con algo tan esquemático y com- teología "extrinsecista" de la gracia
prensivo. La regresión aquí da, con e implícitamente con cristologías
toda seguridad, base ignaciana (en docetistas que sugieren que la for-
contra del consentimiento virtual- ma del cuerpo de Jesús es un dis-
mente unánime de los comentaristas fraz preparatorio para lo que real-
modernos) a que, después de todo, mente importa en él: la divinidad.
haya algo de verdad en el Directorio Las convencionales distincio-
oficial cuando afirma que la a. es un nes entre ascetismo y misticismo,
189 aplicación de sentidos

meditación y contemplación im- evitan enfrentarse con la confronta-


plican una concepción de la rela- ción. Los que siguen el Directorio de
ción Dios-mundo que de hecho es 1599 admiten la cualidad sensorial
insostenible para un cristiano. El del ejercicio, y por ello se ven obli-
objeto de la oración pertenece, ri- gados a presentarlo como trivial; los
gurosamente, a otro mundo, so- que arguyen a favor de una com-
brenatural en sentido crudo. Por prensión "más elevada" acaban ol-
eso, el contacto con Dios se esta- vidando que el texto afirma clara-
blece generalmente bien a través mente que la imaginación se aplica
de razonamientos sobre fragmen- a sucesos concretos.
tos de información, sobre proposi- Sí se toma con seriedad el axio-
ciones, o bien a través de lo que es, ma cristiano de que la acción divina
de hecho, un tránsito paranormal y humana son más bien comple-
a otra esfera. Para la mayoría de mentarias que excluyentes, y si re-
los cristianos, la oración mental conocemos que el único Dios que
tiene que ser sobre verdades abs- realmente existe ha asumido nues-
tractas y, primordialmente, una tra humanidad en el mismo ser di-
cuestión de reflexión; tiene que ser vino, podemos permitirnos pensar
meditativa y ascética, una activi- de un modo diferente. No gustamos
dad humana soportada por la gra- y olemos a divinidad simplemente
cia divina. Sin embargo, por una (a pesar de la puntuación adoptada
gracia especial y extraordinaria, en la traducción latina del P. Root-
algunos son elevados a una esfera haan, y a pesar de los textos de P.
contemplativa y mística, en la que Fabro y de J. Coduri, por importan-
Dios asume el control, de forma tes y antiguos que sean), sino, más
que la oración ya no es nuestra. bien, gustamos y olemos la divini-
Personalidades como Michel de dad "del alma y de sus virtudes" [Ej
Certeau han sugerido que la idea de 124]; una divinidad que se puede
lo místico como algo extraordinario, encontrar en otros, además de en
fuera del curso normal de la vida Cristo ("según fuere la persona que
cristiana, se introdujo en la concien- se contempla" [Ej 124], ¿podría este
cia católica sólo hacia 1600; la pala- último verbo ser verdaderamente
bra "misticismo", con la connota- reflexivo además de pasivo?). La ac-
ción de que la vida mística lleva tividad discursiva e imaginativa de
consigo algo substancialmente dife- los sentidos, que nos dirige a "sacar
rente al cristianismo como tal, se provecho", a nuestro "reflectir" y a
acuña en este periodo. Aunque tales los coloquios, nos proporciona ma-
teorías deben ser de alguna manera teria prima para distinguir entre los
conjeturas, ofrecen alguna explica- deseos que constituyen el segundo
ción, desde la sociología y la histo- Tiempo de la Elección y pueden nu-
ria de las ideas, al por qué las teolo- trir e informar el tercer Tiempo. El
gías espirituales modernas parecen mismo Ignacio "reflictió" (tanto "re-
con frecuencia plasmarse en térmi- flejó" como "reflexionó") sobre S.
nos anticristianos. Sea como fuere, Francisco y Sto. Domingo en modos
la oración ignaciana cuestiona radi- que le llevaron a un nuevo sentido
calmente tales supuestos. El texto del propósito, a una nueva percep-
de la a. implica que una forma ele- ción de cuáles eran los deseos más
vada de oración requiere concentra- profundos en él. Aunque los Ejerci-
ción en un objeto sensorial imagina- cios completos pueden presuponer
do. Las dos líneas de interpretación una actitud más desarrollada de in-
aplicación de sentidos 190

diferencia que la del Ignacio conva- posible de "internamente" [Ej 2] o


leciente en Loyola, la dinámica del de "interno" [Ej 104]).
deseo, de la reflexión y de la elec- 4. Hacia una solución. La a. igna-
ción quizá pudiera remontarse a es- ciana tiene que permanecer opaca.
te periodo. Las interpretaciones ofrecidas son
33 Desde el punto de vista prácti- vulnerables a la objeción teológica,
co podemos suponer que, sencilla- a la exegética y, en la mayoría de los
mente, Ignacio jamás explicó lo que casos, a ambas. Los teólogos pue-
quería significar de modo comple- den y deberían interpretar el senti-
tamente inteligible para generacio- do de lo que leen en el texto de la
nes sucesivas, especialmente si te- aplicación de sentidos. Así Pietro
nemos en cuenta que, en cualquier Schiavone, que sigue a Brou, une la
caso, el proceso de los Ejercicios ge- enseñanza acerca del oler y el gus-
neralmente implica tanto al director tar con el "sentir y gustar de las co-
de los Ejercicios como al ejercitante sas internamente" (entendido aho-
en niveles más profundos que la ra de modo más convencional) que
consciencia refleja. Es posible que menciona el texto [Ej 2]: "oliendo y
las anotaciones que Ignacio tomó embriagándose, saboreando y gus-
sobre la a. sólo reflejen una com- tando todo Cy de todo') lo que con-
prensión esquemática y sean como cierne a la persona de Jesús, se inte-
un esbozo de la realidad en cues- rioriza y se asimila siempre más; se
tión, quedando necesitada doloro- verifica el sentir en el sentido más
samente de un desarrollo y refor- pleno del término" (Schiavone (ed.)
mulación a la luz de la práctica real. 1995, 203). Más interesado en justi-
Y quizá se podría decir aún más ra- ficar las referencias al "sacar prove-
dicalmente. La verdad ignaciana es cho" y al coloquio, Philip Endean
interactiva. Con la recuperación de especula que la a. puede ser inter-
los Ejercicios personalizados en pretada en términos de cómo el
nuestros días, podemos estar (en Evangelio, según lo interiorizamos
un sentido que, desde luego, tiene cada vez más profundamente, pue-
que ser manejado con cautela) por de cambiar el modo como percibi-
descubrir el significado de este tex- mos el mundo (igual que nuestra
to en la experiencia de los que aho- percepción de cualquier realidad
ra hacen Ejercicios en algo así como externa puede ser transformada
una forma auténtica. Existe la expli- por nuevas informaciones). A me-
cación que la exégesis histórica nos dida que uno profundiza en el
puede dar (o, para la a., que no nos Evangelio, se imagina sus escenas
puede dar); está también el signifi- menos como hechos simples, y más
cado que sucede a medida que los en términos de su significado como
espíritus trabajan a lo largo del tex- etapas de la autodonación amorosa
to sagrado en la experiencia en cur- de Dios (lo cual no quiere decir que
so del pueblo de Dios. El texto de la uno se mueva más allá de los meros
a. es solo un "fundamento", un detalles sensoriales hacia la reali-
"modo y orden"; el verdadero sig- dad interna de la divinidad). Gra-
nificado es lo que sucede cuando la dualmente, uno deja de parecerse a
gente halla "alguna cosa que haga aquellos lectores, nada perceptivos,
un poco más declarar o sentir la de la narración de la Pasión según
historia" [Ej 2], y llega a conocer la S. Juan que sólo alcanzan a ver el
historia como quien participa "des- crimen judicial que conduce a la
de dentro" (un sentido totalmente muerte, a la expiración en un senti-
191 aplicación de sentidos

do meramente físico. Uno llega, en enigmático da lugar a que puedan


cambio, a ser como quienes alcan- suceder cosas profundas.
zan a comprender el significado au- Puede parecer extraño que un
téntico: la Hora del Hijo, su entroni- artículo académico termine con un
zación en la Cruz, su consumación informe sobre la estrategia pedagó-
de la voluntad del Padre entregan- gica de su autor, pero quizá sea
do el Espíritu, el ritual de entroni- también adecuado. El método de
zación que se va realizando a medi-
Ignacio existe para llevarnos más
da que el Hijo se acerca a su hora.
allá de las construcciones religiosas
Una percepción así transformada
convencionales, para explorar nue-
afecta los deseos que emergen de la
oración y así prepara la Elección. vas fronteras en nuestro compro-
miso, áreas donde el lenguaje segu-
Las interpretaciones de este ti- ro del discurso más académico se
po tienen cabida, aunque no pue- viene abajo (podemos mantener es-
den pretender sin ambigüedad ser ta afirmación solamente apelando
ignacianas, porque están ignorando
a la experiencia, ya que son preci-
algunos rasgos del texto (en estos
samente los presupuestos que dan
dos casos, su estructura relativa-
mente elaborada) y porque están forma a expresiones más elabora-
importando una teología externa al das los que están cuestionados).
texto. En la práctica, tales interpre- Haya significado lo que haya signi-
taciones son probablemente tan ficado para su autor, Ignacio, el
buenas o tan malas como la teolo- texto de la a. funciona hoy como
gía que importan. indicador de lo que cuente como
punto culminante de crecimiento
Una interpretación más prag-
espiritual, aquí y ahora, para quie-
mática e informal prescinde de las
preguntas sin respuesta sobre lo nes se confían al proceso de Igna-
que pretendía Ignacio, y sencilla- cio (precisamente por su reserva y
mente procede a partir del hecho capacidad para sugerir, precisa-
de que los ejercitantes contemporá- mente en la incertidumbre sobre su
neos a partir de la Segunda Semana significado). Esta lectura "expe-
se enfrentan al final de cada día con riencial" quizá no sea fácil de sos-
algunas pistas sugerentes y elusi- tener con una exégesis del texto.
vas, que apuntan hacia cierta cali- Sin embargo, en su pluralismo ra-
dad de oración diferente. Si aque- dical y en su sensibilidad a la liber-
llos con alguna experiencia en tad propia con que el Espíritu tra-
Ejercicios hablan simplemente acer- baja, puede ser una interpretación
ca de lo que la a. les ha significado, bastante próxima a la intención ori-
la experiencia muestra que empie- ginal de Ignacio. Quizá también los
zan a expresarse en términos muy efusivos fervores {fervorini), fre-
diferentes, a veces próximos a cuentes en las discusiones moder-
aquellos usados por Ignacio, a ve- nas sobre la a., deban ser leídos a la
ces lejanos, frecuentemente de mo- luz de esta interpretación, de ma-
do inarticulado e incompleto (cf. [Ej nera que lo importante en ellas no
22]), pero no obstante en modos sean sus expresiones inadecuadas,
que sugieren que están creciendo, aún materialmente heréticas, sino
que están siendo requeridos por la intensidad del compromiso a la
"mociones espirituales" [Ej 6] de que apuntan.
un tipo que impone profundo res-
peto y atenta escucha. Este texto Philip ENDEAN, SJ
Arévalo 192

P Contemplación, Encarnación, Mística igna- nadas. En A. y sus alrededores na-


ciana, Oración, Repetición, Sensualidad, Senti- cieron, vivieron y murieron reyes,
miento. reinas y otros personajes de la fami-
Bibl.: AA. VV., "Application des sens", en lia real. Aún hoy conserva la imagen
DSp I, 810-828; ALARCÓN, M., "Aplicación señorial dominada por su recio cas-
de sentidos", Man 65 (1993) 33-46; CALVE- tillo. Castillos altivos, en especial el
RAS, J., "Los cinco sentidos de la imagina- de Medina del Campo y éste de A.,
ción en los Ejercicios de San Ignacio", Man que nos evocan la estancia de la rei-
20 (1948) 47-70; 125-136; COATHALEM, H., na Isabel, la Corte y sus servidores
Comentario del libro de los Ejercicios, Aposto-
lado de la Oración, Buenos Aires 2005,163- en dichas tierras y señoríos.
167; ENDEAN, PH., "The Ignatian Prayer of El esplendor político y comer-
the Senses", Heythrop Journal 31 (1990) 391- cial de A. transcurrió en la segunda
418; GAGLIARDL A., Commentarii seu Expla- mitad del siglo XV. En A. convocó
nationes in Exercitia spiritualia Sancti Patris
Ignatii de hoyóla, Constantinus van Aken, Cortes Enrique IV; allí vivió Isabel,
DDB, Bruges 1882, 22-24; IGNAZIO DI LUYÓ- la futura reina, nacida en la vecina
LA, Esercizi Sspirituali. Ricerca sulle fonti Madrigal de las Altas Torres. En es-
(SCHIAVONE, P. ed.), San Paolo, Milano ta villa se firmó en 1494 el famoso
1995; IPARRAGUIRRE, L, "Aplicación de sen- Tratado de Tordesillas. Isabel la Ca-
tidos", Vocabulario de Ejercicios Espirituales. tólica estuvo 16 veces en A. durante
Ensayo de una hermenéutica ignaciana, CIS,
Roma 1978, 150-151; LEPERS, E., "UAppli- su reinado.
cation des sens: Exercices nn. 121-126", La expulsión de numerosos ju-
Christus 11 (1980) 83-94; MARÉCHAL, }., "Un díos que allí habitaban, los aconte-
essai de méditation orientée vers la con- cimientos políticos de comienzos
templation", en Études sur la psychologie des
mystiques II, Édition universelle, Bruxelles del XVI y, sobre todo, la preferencia
1937, 365-382; RAHNER, H., "Die 'Anwen- de los primeros Austrias por Valla-
dung der Sinne' in der Betrachtungsmet- dolid y Madrid, la fueron relegan-
hode des Ignatius von Loyola", en Ignatius do a un segundo plano. Un informe
von Loyola ais Mensch und Theologe, Herder, del Corregidor de la villa en 1592
Freiburg 1964, 344-69 (trad. ing., "Trie Ap- avisa del estado ruinoso del casti-
plication of the Senses", en Ignatius the The-
ologian, Geoffrey Chapman, London 1968, llo. Se conservan restos de la mura-
181-213); RENDINA, S., "La dottrina dei lla que circunvala el casco antiguo
'sensi spirituali' negli Esercizi Spirituali", de la villa con seis puertas-arco. La
Servitium 29-30 (1983) 55-72; SOLIGNAC, A., estrecha loma que la villa ocupa co-
"L'Application des sens", Nouvelle Revue bija un total de dieciocho iglesias,
Théologique 80 (1958) 726-738. conventos y monasterios.
2. Las personas: Juan Velázquez
de Cuéllar y su familia. Algunas cró-
ARÉVALO nicas contemporáneas como las de
A. Gómez de Castro, R de Sando-

1 . El lugar: Arévalo, corazón de Cas-


tilla. La situación estratégica en el
corazón de Castilla -en el límite de
val, G. de Ayora, G. Fernández de
Oviedo, junto con alguna referen-
cia aislada de los primeros relatos
las provincias de Ávila y Segovia, a jesuíticos de Polanco, Ribadeneira,
medio camino entre las principales González de Cámara, Guzmán y A.
villas comerciales y ciudades de Va- Lárez, ofrecen noticias puntuales
lladolid, Ávila, Segovia y Salaman- sobre la casa, el ambiente y los per-
ca- le conferían una importancia ca- sonajes principales de esta villa a
pital en aquellos tiempos en que las comienzos del siglo XVI. El perfil
distancias se medían en leguas y jor- del Contador Mayor de Castilla, su
193 Arévalo

casa y su familia, en la que íñi eo se refinada ostentación (Aldea 1993,


"hizo un hombre" han sido exhaus- 125). Los objetos comprados en la
tivamente estudiados desde 1980 almoneda de la Reina Isabel ador-
por el R Luis Fernández Martín. naban regiamente la casa-palacio,
Juan Velázquez de Cuellar, se- incluyendo la capilla doméstica
ñor de A., Olmedo y Madrigal de donde el capellán Gonzalo Gómez
las Altas Torres, fue Contador Ma- reunía a toda la familia, amos y
yor del Reino de varios reyes, inclu- criados, para celebrar la Misa. Pro-
yendo a los Reyes Católicos y a su tocolo palaciego y cortesano, prácti-
hija Juana, casada con Don Felipe el ca administrativa y contable, devo-
Hermoso. Según Iturrioz (Fernán- ciones y vida religiosa, además del
dez Martín 1989, 52) fue el testa- sentido caballeresco del honor, fue-
mentario de la Reina Isabel. Fer- ron los aprendizajes vitales básicos
nando el Católico, Gobernador de de la etapa castellana de íñigo. El
Castilla en nombre de su hija Juana de Loyola nunca fue paje directo
desde el 21 de agosto de 1507, se del Rey, sino de Juan Velázquez, ni
hospedó hasta siete veces en la casa tuvo nombramiento ni quitación
de Velázquez de Cuellar (en varias (dotación) de tal, aunque tal vez re-
ocasiones -1508, 1510, 1511 y 1515- cibiera alguna prebenda remunera-
junto a su segunda esposa, Doña da como "continuo comensal". La
Germana de Foix). Su nieto, Don intención de Velázquez de "ponelle
Fernando, futuro Rey de Romanos en la casa real" debe entenderse en
y Emperador de Austria, también el sentido de llegar a ser oficial de
se crió en A v en la misma casa que la Casa Real con cargo de gobierno.
moró Iñigo de Loyola. El Contador Deben rehuirse Jos dos extremos de
acompañaría y visitaría al Rey y a considerarle un "militar" o un "bu-
su Corte itinerante con frecuencia: rócrata" (cf. FN 1,154).
Sevilla (1508 y 1511), Valladolid Doña María de Guevara, sobri-
(1509), Madrid (1510), Segovia na del Condestable de Castilla, ma-
(1514), Medina del Campo, Tordesi- dre de María Velasco, emparentaba
llas, Burgos, Córdoba, etc. Junto con Doña Marina Sáenz de Licona,
con su esposa, Doña María de Ve- madre de íñigo, que era hija del
lasco, el uno por razón de su cargo, Doctor Martín García de Licona,
la otra por amistad, visitarían con Auditor de la Cnancillería de Valla-
frecuencia a la reina Juana y a su hi- dolid y Consejero de los Reyes Ca-
ja, la Infanta Catalina de Austria, tólicos. Así pues, lazos de amistad y
recluidas en Tordesillas, que apenas parentesco posibilitaron que hacia
dista 60 Km. de Arévalo. 1506-1507 los Velázquez invitaran a
La familia de Juan Velázquez uno de los hijos menores de Don
contaba con doce hijos, seis varones Beltrán de Loyola y de Doña Mari-
y seis mujeres. De los varones, los na para que viviera en su casa con
tres mayores sirvieron en la admi- sus propios hijos, preparándole así
nistración pública y en la milicia, un futuro en la Corte como Conta-
los tres pequeños como clérigos. ble o Secretario Real. Aunque Vi-
Miguel, Agustín, Juan y Arnao, jun- lloslada (García-Villoslada 1986,
to con algún otro servidor como 77), siguiendo el escueto relato del
Alonso de Montalvo, constituyeron P Lárez, sitúa en vida de D. Beltrán
el círculo íntimo de íñigo. En la ca- Yáñez de Oñaz (t 23 de agosto de
sa se guardaba con escrúpulo la eti- 1507) la ida a A. de íñigo, no parece
queta palaciega y un ambiente de que ésta pudiera tener lugar antes
Arévalo 194

de finales del año 1507 o comienzos tal y los años de conversión espiri-
de 1508 (cf. Medina 1998, 400-404). tual y peregrinaje; de hecho, los
Testimonios jesuíticos, razones fa- biógrafos antiguos y modernos pa-
miliares y, sobre todo, la anarquía recen olvidar estos años que resul-
política junto con la peste que se tan fundamentales para la psicolo-
desataron en Castilla en 1507, ava- gía de Ignacio. Hoy no podemos
lan esta hipótesis. Parece que íñigo entender las futuras decisiones y
López de Loyola llegaría a A., experiencias del fundador de la CJ
"siendo ya mancebo de alguna sin los aprendizajes vitales de este
edad", es decir, con no menos de periodo.
15-16 años. La caída en desgracia Nos consta que el primer capí-
de los Velázquez en 1516, por moti- tulo de la Autobiografía, relatado
vos de lealtad política y también por el propio Ignacio a Luis Gonzá-
por la progresiva enemistad entre lez de Cámara, relataría con detalle
María de Velasco y Doña Germana y sin rubor sus "travesuras de man-
de Foix (cf. Fernández 1980), preci- cebo clara y distintamente con to-
pitarían la salida de Iñigo hacia las das sus circunstancias" [Au 2] du-
tierras del duque de Nájera, parien- rante su estancia en A., Rioja y
te de Doña María, en octubre de Navarra. Deliberadamente censu-
1517 y su cambio de rumbo hacia el rado este periodo de su vida en los
servicio como hombre de armas. años posteriores a su muerte el 31
3. Arévalo en la historiografía ig- de julio de 1556 y resumido en un
naciana. El estudio biográfico de Ig- escueto "hasta los 26 años de edad
nacio de Loyola recorre tres fases fue un hombre dado a las vanida-
históricas (cf. Aldea 1993, 79-102): des del mundo" [Au 1], permanece
edificante, como modelo renacen- oculto hasta 1980, fecha en la que
tista de virtudes y buen gusto lite- las investigaciones de Luis Fernán-
rario; ejemplo claro es la Vita Ignatii dez, a partir de las fuentes docu-
(1572) de Ribadeneira. De la mano mentales directas internas y sobre
de los bolandistas y las Acta Sancto- todo civiles (AGS, AHN, AHPVa),
rum la hagiografía de Ignacio entra van desvelando progresivamente el
en una fase crítica a finales del siglo ambiente en que vivió íñigo y algu-
XVII y comienzos del XVIII; busca- nos episodios ocultos de su estancia
ban un conocimiento más exacto y en tierras castellanas, como su
riguroso de las fuentes, para hacer amistad con Alonso de Montalvo
del héroe un ser más humano y re- (cf. Fernández 1990), los sucesos en
al. El proyecto ejemplar de la Mo- los carnavales de Azpeitia (1515), la
numenta Histórica (MHSI) abre el solicitud de permiso para portar ar-
paso hacia una comprensión holís- mas de 1518 (Fernández 1975,136),
tica y científica de la biografía y el sus frecuentes visitas a Valladolid,
perfil psicológico de Ignacio de Lo- etc. Este hito historiográfico ha su-
yola con más de 70 volúmenes de- puesto renovación y estímulo para
dicados a la persona y al contexto muchas y novedosas investigacio-
histórico del santo. nes en dos líneas fundamentales:
Los años pasados por íñigo en una sobre el análisis y comproba-
A. son una de las partes menos co- ción exhaustiva de fuentes docu-
nocidas de su vida. Este periodo de mentales de primera mano, y otra
aproximadamente diez años (1507- destinada a buscar los paralelismos
1517) parecía un paréntesis olvida- e influjos entre la literatura contem-
do entre la infancia en su tierra na- poránea religiosa y caballeresca con
195 Arévalo

el fin de recrear el humus cultural nos hábitos de su infancia: el rigor


que vivió íñigo de Loyola. R de B. metódico y el orden sistemático
Medina, R. García Mateo, J. Delu- que luego traslucen sus cartas e
meau o A. Borromeo son buenos instrucciones. El valor otorgado a
exponentes de todo ello. la correspondencia epistolar lo
4. Significado espiritual; lugar ig- aprendió tanto en A. como junto a
naciano por excelencia. La estancia en su padre y a su hermano Martín
A. de Iñigo al servicio de la casa de García de Oñaz, buen administra-
Juan Velázquez y sus frecuentes via- dor de un vasto patrimonio. El es-
jes acompañándole en la Corte itine- píritu de precisión y cálculo unido
rante por las principales ciudades a una finura de juicio poco común
de Castilla, supusieron un caudal de y el ejercicio constante de escritura
aprendizajes vitales tan importantes y asiento tanto en A. como en los
o más que los literarios. Tal vez se frecuentes desplazamientos a la
ha insistido más en el i n ñ u p de las Corte, caracterizan la claridad, la
lecturas, "pocas y de puro entreteni- jerarquía de ideas, el rigor y la pro-
miento" (García-Villoslada 1986, 91; piedad del lenguaje del futuro fun-
FN I, 370.386) que en la experiencia dador de la CJ. El tenor de vida en
histórica personal de Iñigo (cf. Me- la casa-palacio arevalense, teñido
dina 1994,45). Su talante y biografía por hábitos piadosos frecuentes no
nos hacen pensar más en el hombre incompatibles con ciertos excesos
práctico que adquiere experiencias mundanos propios de su época y
y conocimientos como servidor del estado: el lujo, la ostentación, fre-
Contador Mayor y miembro del cuentes correrías y banquetes. Un
Consejo Real entre los 17 y los 26 ideal cortesano-caballeresco, el ho-
años. Las revueltas políticas presen- nor y la lealtad junto con la prácti-
ciadas, su estancia en Sevilla acom- ca habitual de la monta a caballo, la
pañando al Rey Fernando y su Cor- destreza con las armas y también
te en 1508 y 1511, pudieron quedar las normas de la cortesía palaciega,
reflejadas en meditaciones centrales le confieren al futuro Ignacio
de los Ejercicios Espirituales como la "aquel fondo de cortesía y señoril
meditación de los pecados (cf. [Ej elegancia" (Leturia 1949, 74). La ex-
74]), el llamamiento del Rey tempo- periencia y la apertura a lo univer-
ral (cf. [Ej 92]); en el contexto de la sal con frecuentes viajes desde el
empresa africana (1511) podemos centro de la Corona de Castilla,
encuadrar Tres Binarios (cf. [Ej 146]) "configuradora de historia".
e incluso la presencia del Anima La caída en desgracia de los
Christi a lo largo del proceso de Velázquez (1516) y el posterior fra-
Ejercicios (cf. Medina 1994; 1997). caso como leal hombre de armas y
Su reencuentro y apoyo futuro en gentilhombre al servicio del Virrey
comerciantes y armadores vascos de Navarra (1521), le hizo conocer
no fue fortuito. A muchos de ellos el significado de los reveses de la
pudo conocerlos personalmente en
fortuna, de la fragilidad vital y de
la Casa de Contratación de Sevilla:
la vanidad humana (cf. Fernández
Ochoa de Isasaga, Juan López de
1991).
Recalde y sobre todo Alonso de Or-
tuondo (cf. [Au 72]) eran viejos co- íñigo ARRANZ
nocidos de él y su familia.
En los años en que íñigo resi- Z1 Contemplación, Amadis de Gaula, Honor.
dió en A. adquirió y consolidó bue- Loyola.
asistente 196

Bibl.: ALDEA, Q. (ed.), Ignacio de Loyola en la a". Asimismo es también una fun-
gran crisis del siglo XVI. (Congreso Internacio- ción prevista en todas las Congre-
nal de Historia. Madrid, 19-21 nov. 1991), gaciones religiosas, con funciones
M-ST, Bilbao-Santander 1993; ARRANZ ROA,
í., "El Colegio de Santiago de Arévalo (1579- semejantes aun cuando pueda va-
1767): problemas de su fundación", en Estu- riar la denominación (definidor,
dios sobre la Compañía de Jesús: Los jesuítas y su consejero...).
influencia en la cultura moderna (siglos. XVI- Con todo, el oficio de a. en la
XVIII) (VERGARA CIORDIA, J. coord.), UNED,
Madrid 2003, 559-621; ARSI Cast. 35 L; FER- CJ encierra dos funciones bien dis-
NÁNDEZ MARTÍN, LV "Un episodio descono- tintas: la autoridad de la Compa-
cido de la juventud de Ignacio de Loyola", ñía ante el Padre General (cf. [Co
AHSI 44 (1975) 131-138; ID., "El hogar donde 767]) y el consejo en su gobierno
íñigo de Loyola se hizo hombre (1506- (cf. [Co 803-805]). La CG, que es la
1517)", AHSI 49 (1980) 21-94; ID., "Alonso de máxima autoridad en la CJ, ejerce
Montalvo, amigo íntimo de íñigo de Loyo-
la", AHSI 59 (1990) 75-94; ID., "Iñigo de Lo- su autoridad o providencia sobre
yola en Arévalo y Valladolid (1506-1517)", el P. General por medio de los a.
en San Ignacio de Loyola y la Provincia jesuíti- elegidos para esta función. Con es-
ca de Castilla (GARCÍA VELASCO, J. I. ed.) Pro- ta figura las Constituciones ofrecen
vincia Castilla SJ, Santander 1991, 63-80; un medio que evite el hipotético
FERNÁNDEZ MARTÍN, L./ GARCÍA MATEO, R./
subjetivismo del Padre General en
ITURRIOZ, J. / LETURIA, R, Ignacio de Loyola en
Castilla. Juventud-Formación-Espiritualidad, su gobierno. A los a. les correspon-
Caja de Ahorros, Valladolid 1989; GARCÍA den las funciones que el derecho
MATEO, R., "La formación castellana de Ig- común otorga a los consultores del
nacio de Loyola y su espiritualidad", Man General cuando es requerido su
58 (1986) 375-383; ID., "Formación adminis- voto deliberativo o consultivo. Pa-
trativa de Ignacio de Loyola en Castilla y su ra desarrollar la dimensión de con-
personalidad, Man 59 (1987) 279-288; ITU-
RRIOZ, J., "Años juveniles de San Ignacio en sejo en el gobierno, las Constitucio-
Arévalo (1506-1517)", Man 53 (1981) 257- nes prevén la distribución de la CJ
276; MARTÍNEZ DE TODA, J., íñigo de Loyola en en cuatro regiones (Alemania-
Arévalo (Ávila) y Valladolid (1506-1517). Itine- Francia, España, Italia y Portugal),
rario para una visita a Arévalo (inédito), Roma situando al frente de cada una de
2003; MEDINA, F. DE B., "íñigo López de Lo- ellas a un Asistente.
yola: probable estancia en Sevilla (1508 y
1511) y su reflejo en los Ejercicios"', AHSI 63 La CG 1 (1558) eligió cuatro a.
(1994) 3-75; ID., "Vivencias de íñigo López que desarrollaban las dos funcio-
de Loyola en la corte del Rey Católico y su nes de providencia y consejo. Las
reflejo en los Ejercicios", en Las fuentes de los
Ejercicios Espirituales de San Ignacio. (Simposio
sucesivas divisiones de las Asis-
Internacional. Loyola 1997) (PLAZAOLA. J. ed.), tencias, particularmente en el si-
Mensajero-Universidad de Deusto, Bilbao glo XX, crearon gran confusión so-
1998,399-428. bre esta doble función, de ahí que
la CG 31 (1965-1966) estableciera
una distinción entre los Asistentes:
Generales (en número de cuatro y
ASISTENTE con función de ejercitar la provi-
dencia ante el Padre General) y

E s el jesuita que acompaña al


Padre General de la CJ en el
ejercicio de su gobierno ordinario.
Regionales (en número suficiente
y con la función de consejo). Am-
bas figuras podían coincidir en las
Asimismo es también una figura mismas personas. Finalmente, la
prevista en las Constituciones y cu- CG 34 (1995) determinó la consti-
ya función principal viene defini- tución de un Consejo del Padre
da por el nombre: es "quien asiste General formado por los cuatro a.
197 autobiografía

ad providentiam, los a. regionales y iba a ser fundación de la CJ, porque


los Consejeros generales encarga- quienes leyesen e hiciesen suyo el
dos de determinados temas de la texto transmitido por Ignacio po-
Compañía universal. drían reconocer mejor la acción del
Espíritu en sus corazones y, de este
Ignacio ECHARTE, SJ
modo, ser iluminados para progre-
sar por sendas personales en el se-
/* Consejeros, Constituciones, Cuerpo apostóli- guimiento de Cristo.
co, Gobierno, Padre General.
La pugna con las resistencias
Bíbl.: ECHARTE, L, "Gobierno universal del santo a comunicar su vida ínti-
de la CJ. 1. Asistente", DHCJ II, 1751-
1752; VALERO, U V "Introducción a la No-
ma fue larga e intensa, pero al final
na Parte principal 'de lo que toca a la ca- cedió y determinó quién sería la
beza y gobierno que della desciende"' en persona a quien dictaría el relato de
Constituciones de la Compañía de Jesús (AR- su vida desde la conversión. Por-
ZUBIALDE, S./ CORELLA, J./ GARCÍA-LOMAS, que lo que los compañeros espera-
J. M. eds.), M-ST, Bilbao-Santander 1993, ban era precisamente esto: "cómo el
305-318.
Señor le había dirigido desde el co-
mienzo de su conversión" (FN I,
356). El designado como confidente
AUTOBIOGRAFÍA fue Luis González de Cámara, un
portugués colaborador cercano de
Ignacio cuya excelente memoria era
2 . Testamento, enseñanza, fundación.
Los compañeros más íntimos de
Ignacio, deseosos de tener bien vi-
proverbial. La decisión de Ignacio
no era simplemente fruto de una re-
vo el recuerdo de su magisterio es- flexión serena y profunda, sino de
piritual, y al ver que su obra de la un serio discernimiento, que mos-
CJ iba consolidándose, pedían al traba ya el carácter estrictamente
santo una confesión personal que espiritual que iba a tener la relación
les ayudase a avanzar, detrás de él, ignaciana.
en el camino emprendido a su lado 2. El relato. Según nos cuenta el
desde hacía tiempo. 'Testamento", mismo Cámara, Ignacio solía na-
"enseñanza" y "fundar la Compa- rrar, con precisión de palabras y de
ñía" son tres expresiones que apa- detalles, aquello que él juzgaba que
recen en los prólogos a la a. que Je- hacía comprender mejor la peda-
rónimo Nadal y Luis González de gogía que Dios había seguido con
Cámara nos han dejado y que defi- él, y el confidente tomaba inmedia-
nen la naturaleza de la petición he- tamente nota de lo escuchado, sin
cha a Ignacio. Efectivamente, antes poner ni quitar nada e incluso sin
de la muerte, Ignacio debería legar poner aclaraciones en puntos que
a su descendencia espiritual el teso- él mismo creía que pedían alguna
ro de bienes espirituales que su in- explicación. Así, con esta exactitud,
tensa vida de fe, su vida espiritual, Cámara dictaba la narración igna-
habían acumulado. Este testamento ciana a un amanuense para trans-
sería una enseñanza, una doctrina cribirlo. Las confidencias del santo
espiritual que ayudaría a sus hijos tuvieron lugar en una serie de con-
de la CJ y a aquellas personas que versaciones tenidas durante tres
eventualmente se acercasen a este períodos: agosto de 1553, marzo de
legado, a avanzar en la vida cristia- 1555, septiembre y octubre de 1555.
na. Además, para los jesuitas sobre El texto que nos ha llegado se halla,
todo, el relato espiritual de Ignacio en su gran parte, en castellano, me-
autobiografía 198

nos una última parte, en italiano, dos sus deslices morales de la ju-
ya que, debido a una salida preci- ventud y, en cambio, el relato em-
pitada de Roma y hallándose en pieza con la somera afirmación de
Genova, Cámara no pudo encon- que "fue hombre dado a las vani-
trar un amanuense que escribiese dades del mundo y principalmente
en castellano. se deleitaba en ejercicio de armas
De la fidelidad del redactor nos con un grande y vano deseo de ga-
dan fe, no sólo su explícita confe- nar honra" [Au 1]. ¿Fue un malen-
sión de la más escrupulosa exacti- tendido deseo de no perjudicar la
tud, sino también el crédito de su figura del santo o de no dar pábulo
persona y la aceptación del relato a los detractores de la Compañía
por las personas que habían conoci- naciente lo que impulsó a Cámara
do al santo o incluso convivido o a suprimir las confidencias ignacia-
colaborado con él. Por esto, no creo nas? En este caso, ¿por qué dejó in-
suficientemente fundadas las du- tacto el prólogo en el que nos co-
das suscitadas recientemente, en munica que Ignacio fue tan prolijo
una obra por otra parte de valor en narrar sus pecados? ¿Fueron je-
muy notable, que sugieren una in- suítas posteriores - e n concreto el
General S. Francisco de Borja- los
tervención personal e intencional
que, llevados por semejantes prin-
de Cámara en el texto (cf. García de
cipios, realizaron la supresión? Es
Castro 2001, 322-329).
muy posible, dado que el texto de
3. El texto. Ignacio no es cierta- la a. estuvo retenido en los archi-
mente un literato o un artista y, sin vos romanos durante varios siglos
embargo, su capacidad expresiva y y retirados todos los ejemplares
su dominio del lenguaje le han he- con la prohibición de leerlo y pro-
cho objeto de estudios modernos pagarlo, a fin de potenciar la bio-
atraídos por esta cualidad comuni- grafía de Pedro Ribadeneira y con
cativa. Así ha sido considerado un la excusa de que la a. era "cosa im-
"creador de lenguaje" (R. Barthes); perfecta". De hecho, sólo fue publi-
se ha visto en sus escritos "una pis- cado, en traducción latina, a me-
ta de ilimitadas posibilidades de diados del siglo XVIII y en su
creación de lenguaje" (G. de Gen- original, a principios del XX. En
naro). Ya notó Cámara que el santo cualquier caso, hay que conceder
narraba "con tanta claridad, que que los códices que se conservan
parece que hace al hombre presente no dejan traslucir ningún signo de
todo lo que es pasado" (FN I, 358). que el texto haya sido truncado.
Y esta viveza, despojada de consi-
A pesar de la precisión igna-
deraciones más o menos teóricas o
ciana al referir hasta los detalles
afectos y basada en cosas que "no
de las cosas más importantes y la
las orna con palabras, sino con las portentosa memoria y fidelidad
mismas cosas" (FN I, 585), persua- de Cámara, nos encontramos con
den e invitan al lector a entrar en el evidentes errores cronológicos en
mismo dinamismo espiritual de su la Autobiografía. Ya en las primeras
relato. líneas (cf. [Au 1]) aparece que íñi-
Una pregunta que se hacen los go tiene 26 años cuando es herido
críticos es si el texto está truncado en Pamplona en 1521, lo cual nos
en su comienzo. Porque, por un la- haría suponer que nació en 1495.
do, Cámara afirma en su prólogo Pero, más adelante (cf. [Au 30]) di-
que el santo le contó con detalle to- ce que en 1555, cuando está na-
199 autobiografía

rrando la iluminación del Cardo- bro (Récit écri par le Pére Louis
ner, tiene 62 años, lo cual haría su- Gonqalves aussitót qu'il Veut recueilli
poner que nació en 1493. Sin em- de la bouche...). De hecho, se ha dis-
bargo, después de investigaciones cutido la propiedad de considerar
convincentes, se fijó la fecha de el texto ignaciano como autobiogra-
nacimiento en 1491. Estos errores fía. Efectivamente, dejando aparte
dan la razón a lo que nos dice Ri- consideraciones estilísticas, puede
badeneira sobre la forma de narrar afirmarse que el relato ignaciano no
de Ignacio, que "aunque en la es una autobiografía en sentido es-
substancia fue fidelísimo, en los tricto, ya que no pretende narrar su
particulares de algunas cosas es vida, sino cómo Dios le guió desde
corto, y en la relación de los tiem- su conversión y, para esto, seleccio-
pos a la postre de su vejez le falta- na unos hechos, dejando de lado
ba memoria" (MNad III, 540). otros muchos, y los presenta y or-
4. Discernimiento y mistagogia. dena de modo que iluminen la pe-
La a., texto un tanto tosco, pero de dagogía divina experimentada en
gran fuerza expresiva y persuasiva, su vida. Por tanto, aunque no es
viene a responder a la pregunta so- inapropiado acomodarse al uso ya
bre cómo Dios le había conducido a corriente de llamar a. a este relato
Iñigo desde su conversión. La na- ignaciano, ya que, sin ningún lugar
rración se extiende, por tanto, des- a duda, es también un relato auto-
pués de las líneas alusivas a la vida biográfico, este uso no debería lle-
disoluta anterior, desde 1521, año varnos a un desenfoque, al acercar-
de la herida en Pamplona, hasta nos al texto ignaciano para tratar de
1538, antes de la fundación de la CJ comprenderlo en su riqueza y apro-
(1540). Sin embargo, a continuación, vecharnos de su fuerza. Porque, co-
siguen unas brevísimas alusiones a mo decíamos más arriba, la a. es
actividades sociales promovidas una enseñanza y fundación y, para
por Ignacio en los primeros años de transmitir esta enseñanza y funda-
la vida de la Orden y termina el re- ción, Ignacio realiza un discerni-
lato con las respuestas a una serie miento de su vida, lo que podría
de preguntas de Cámara, en una de llamarse la radiografía espiritual de
las conversaciones de 1555, sobre la su existencia cristiana.
elaboración de los Ejercicios Espiri- Nos hallamos, pues, ante un
tuales y las Constituciones y una con- documento no propiamente históri-
fesión impresionante del santo so- co, sino espiritual, el discernimien-
bre su facilidad de hallar a Dios en to espiritual de una vida. Además,
todo momento y en cualquier lugar. este mismo texto tiene un carácter
Como es natural, un texto co- mistagógico, ya que mueve a la
piado a partir de una conversación persona que se acerca a él y entra
no suele llevar título. La edición crí- en su movimiento interior a recono-
tica lleva el título latino de Acta. Las cer la acción de Dios en la propia
distintas ediciones y traducciones vida y a vivir una experiencia se-
presentan el texto con títulos como mejante a la de Ignacio, aunque sea
a., el más corriente y que figura casi en un grado menos elevado. En
siempre como subtítulo, "Memo- efecto, el modo de narrar de Igna-
rias", "Testamento", "Confesio- cio -según Cámara- es "sin ningu-
nes", "Relato del Peregrino", "El na reflexión sobre las cosas, sino co-
Peregrino" o el francés, que más mo símplice narración; y de esta
que título es una descripción del li- manera deja a los que oyen que
autobiografía 200

ellos hagan la reflexión y saquen las buena cuenta de este espíritu pronto
conclusiones de las premisas" (FN y dispuesto a lo que Dios le pida. Pe-
I, 659). Este modo ignaciano de na- ro, además, la peregrinación expresa
rrar es una cierta aplicación de ía también todo un proceso o itinerario
forma breve y sumaria de exponer interior: en Loyola se da un cambio
al ejercitante las orientaciones para de sentido en su vida, que a partir de
su meditación o contemplación, en este momento se orienta hacia Dios y
orden a que él haga su propia y su servicio. En Montserrat se inicia
personalísima experiencia espiri- un paso hacia una vida de fe más ilu-
tual (cf. [Ej 2]). Por tanto, "este rela- minada y metódica, ya que hasta es-
to no ahorrará al lector el esfuerzo te tiempo el alma de Iñigo era "ciega,
de transponer la historia a su pro- aunque con grandes deseos" de ser-
pio horizonte intelectual para com- vir a Dios [Au 14]. Manresa represen-
prenderla realmente" (K. Rahner), ta un momento de experiencia fun-
es decir, para comprenderla revi- dante, ya que la "iluminación del
viéndola. Cardoner" (río que atraviesa la ciu-
5. Peregrinación. La compren- dad), donde se abre a un Dios que
sión del mensaje espiritual del rela- ama el mundo y que le llama a "ayu-
to ignaciano requiere la considera- dar a las ánimas", será en el futuro
ción de su geografía espacial y su una referencia espiritual para todos
geografía espiritual. Porque, a la sus discernimientos (cf. [Au 30]). Tie-
verdad, el contenido de la a. es una rra Santa, donde se expansiona su
peregrinación en este doble senti- devoción hacia el Señor, pero donde
do. No es algo insignificante el he- también descubre que no debe fijar
cho de que Ignacio fuese un santo su devoción y su ayuda los demás en
andariego, un peregrino no a lo ro- un lugar, será para él la apertura a la
mero, sino un hombre dinámico, dimensión histórica de su vida. Los
siempre en busca del lugar y la for- tiempos de estudios, de apostolado y
ma en que debía realizar la volun- de búsqueda de compañeros (Barce-
tad de Dios. De hecho, la movilidad lona, Alcalá, Salamanca, París, don-
de Ignacio es excepcional y resalta de cuaja un primer proyecto de co-
al contemplar algunos de los luga- munidad apostólica) serán la larga
res más destacados de su itinerario: peregrinación del explorador de las
Loyola, Montserrat, Manresa, Bar- mediaciones necesarias para realizar
celona, Tierra Santa, Barcelona, Al- la voluntad de Dios de "ayudar a las
calá de Henares, Salamanca, París, ánimas". Los últimos años de París,
Flandes, Londres, París, Loyola y la estancia en el norte de Italia y la
algunas ciudades españolas, Vene- llegada a Roma serán para Ignacio,
cia, Roma. Por esto, la palabra con sus compañeros, la elección defi-
"peregrino", con la cual se autode- nitiva de un modo concreto de servir
nomina el mismo Ignacio, es un tér- al Señor. Esta elección tiene su con-
mino de una densidad especial, firmación mística en la visión de La
muy en continuidad con la tradi- Storta, unos kilómetros antes de lle-
ción bíblica y cristiana, que define gar a Roma: el santo, mediante la in-
de algún modo el sentido del relato. tercesión de María a la que no cesaba
En primer lugar, Ignacio es un de invocar, es regalado con la visión
hombre libre y disponible para ir ha- de Jesús con la cruz y el Padre que le
cia donde Dios le llama, sin apegarse llama a su servicio (cf. [Au 96]). Toda
a ningún lugar o circunstancia. La esta peregrinación va poniendo al
expresión reiterada de "se partió" da descubierto la manera de hacer de
201 avaricia

Dios, que le guía de modo parecido a "consolación sin causa", M-ST, Bilbao-San-
como lo hacía ya en Manresa: "le tra- tander 2001, 303-308; 322-329; IGNATIUS OF
LOYOLA, A pilgrim's journey: the Autobio-
taba Dios de la misma manera que graphy ofSt. Ignatius of Loyola, San Francis-
trata un maestro de escuela a un ni- co 2001; IGNACE DE LOYOLA, Récit écrit par le
ño, enseñándole" [Au 27]. Pére Louis Gongalves aussitót qu'il Veut re-
De este modo, la imagen de Ig- cueilli de la bouche mime du Pére Ignace, sui-
nacio, que se va dibujando a lo lar- vi d'une lettre du Pére Jacques Lainez S.L
(1547) (DHÓTEL, J.C. ed.), DDB, París 1988;
go de las páginas de la a., rompe la LARRAÑAGA, V., "Autobiografía", en Obras
imagen que una iconografía y lite- Completas de San Ignacio de Loyola I, BAC,
ratura espiritual predominantes Madrid 1947, 1-580; ID., "La Autobiografía
durante siglos había destacado, de de San Ignacio de Loyola (II). Supuestos
una figura ascética, ordenancista, yerros e inexactitudes", Man 19 (1947) 122-
de aires un tanto oscuros y de ta- 142; RAMBLA, J. Ma, El Peregrino. Autobiogra-
fía de San Ignacio de Loyola, M-ST, Bilbao-
lante severo. La difusión de la a. Santander 42003.
desde hace unos setenta años, y so-
bre todo desde hace unos veinticin-
co, ha ayudado a desvelar la figura
de un Ignacio pobre y humilde, AUTORIDAD: / Gobierno
siempre en búsqueda de la volun-
tad de Dios y dócil a sus impulsos AVARICIA
interiores que -según Nadal- "se-
guía al Espíritu que le guiaba, no le
precedía" (FN II, 252). Así, la a. es
un documento que para los jesuitas
E s el afán desordenado de poseer
y adquirir riquezas para ateso-
rarlas. Su afín, la codicia, es el afán
funda una manera de buscar la vo- excesivo de riquezas, sin más (cf.
luntad de Dios, de dejarse trabajar DRAE). La primera tendría como
por él y así hacerse mejores servi- finalidad específica el atesorar, es
dores de los demás ("ayudar a las decir, el afán de tener por tener y
ánimas"). Y, para todo cristiano, la retener, y su desorden estaría preci-
a. ofrece una pedagogía narrativa samente en esta fijación obsesiva
de cómo Dios transforma el cora- en la riqueza poseída; mientras que
zón humano y lo conduce hacia la segunda estaría abierta a otras fi-
una manera personal de realizar su nalidades, como la seguridad en la
voluntad en el mundo y al servicio vida, la comodidad y el disfrute, el
del prójimo. dominio, la ostentación, el vano
honor del mundo.
Josep Ma RAMBLA, SJ
En el lenguaje ignaciano, el tér-
Z1 Alcalá, Arévalo, Barcelona, Ignacio de hoyó- mino "codicia" aparece una sola
la, Jerusalén, Manresa, Montserrat, París, Ro- vez en los Ejercicios Espirituales (cf.
ma, Salamanca, Venecia. [Ej 142]), en la meditación de Dos
Banderas; aparece otra vez en una
Bibl.: Fuentes: Acta Patris Ignatii 1553-
1555, FN I, 323-507. Secundaria: COLEMAN, "Instrucción del modo de proce-
G., Walking with Iñigo, Gujarat Sahitya Pra- der" (13 de junio de 1551) enviada
kash, Anand 2002; DALMASES, C. DE, "Auto- a jesuitas de varios lugares de Italia
biografía", en Obras Completas de San Igna- (cf. [Epp III, 542-550]). El término
cio de Loyola, BAC, Madrid 1984, 65-165; a., por el contrario, aparece varias
Du BRUL, P., Ignatius: sharing the pilgrím
veces en la Fórmula del Instituto y
story, a reading ofthe Autobiography ofSt. Ig-
natius, Gracewing, Leominster 2003; GAR- en las Constituciones. No es fácil es-
CÍA DE CASTRO, ]., El Dios emergente. Sobre la tablecer si Ignacio usa esos térmi-
avaricia 202

nos como sinónimos o les atribuye "Como hemos experimentado que


significados específicos distintos. es más feliz, más pura y más apta
Parecería que se habrían de enten- para la edificación del prójimo la vi-
der, más bien, como sinónimos; en da que se aparta lo más posible de
todo caso, ambos coincidirían en todo contagio de avaricia, y se ase-
su referencia al afán desordenado meja lo más posible a la pobreza
de riquezas. evangélica..." (Fí, IV). Es de notar
La tentación de codicia, en que este texto aparece ya, con el te-
cuanto afán desordenado de rique- nor citado, en el primer esbozo de la
za, aparece en el primer punto del Fórmula (1539) y se mantiene inalte-
programa de "Lucifer, mortal ene- rado en todas sus redacciones suce-
migo de nuestra humana natura" sivas. En él aparece la a. como obje-
[Ej 136], como primer escalón hacia to de "contagio", es decir, como
el vano honor del mundo y la creci- algo dañoso y peligroso para la sa-
da soberbia y, de ahí, a todos los lud (espiritual, se entiende), en clara
otros vicios (cf. [Ej 142]); camino congruencia con la visión del afán
diametralmente opuesto al que de riquezas presentada ya en los
propone el "sumo y verdadero ca- Ejercicios Espirituales. Por contraste,
pitán, que es Cristo nuestro Señor" la vida que se aleja lo más posible
[Ej 143]. Aun cuando el uso de este de ella aparece, por experiencia de
término se diera solamente en esta los Primeros Compañeros, como la
ocasión en el lenguaje ignaciano, el más feliz, la más pura, la más apta
significado y la importancia del para la edificación del prójimo y la
concepto son fundamentales, ya más semejante a la pobreza evangé-
que sobre él se funda toda la visión lica. Hay aquí, implícitamente, un
ignaciana del afán por la riqueza y breve y denso comentario positivo,
su papel decisivo en el seguimiento gozoso y entusiasta, nacido de la
de Cristo o en su desviación de él. propia experiencia, de "la vida ver-
En congruencia con este modo de dadera que muestra el sumo y ver-
ver las cosas, en la instrucción cita- dadero capitán" [Ej 139]; una pre-
da Ignacio recomienda a los jesuí- sentación positiva de la pobreza
tas, "para conservar mejor la con- como gracia, como fuente de felici-
veniente autoridad en las cosas dad y de fecundidad apostólica y
espirituales, procúrese [...] que los como forma privilegiada del segui-
amigos y no nosotros mismos, pi- miento del Señor. Era necesario de-
dan y traten nuestros asuntos tem- cirlo así para fundamentar adecua-
porales [...] de tal manera que no damente y de modo convincente el
se vea especie mala de codicia" exigente régimen de pobreza actual
[Epp III, 548], procurando así, como de la CJ, que es propuesto en la Fór-
tan frecuentemente recomienda en mula. En él, no queriendo tener "co-
las Constituciones, la "edificación sa cierta", es decir, bienes algunos
del prójimo". estables y sus productos o rendi-
mientos fijos y seguros, "se confun-
Por lo que se refiere a la a., en de más toda avaricia mundana"
relación ya con la CJ, hay en la {MCo I, 79), y se pone la confianza
Fórmula del Instituto un texto fun- enteramente en el Señor.
damental, que podría bastar por
todos. Exponiendo el motivo princi- De ahí derivan algunas aplica-
pal para que la C] no tenga bienes ciones concretas, formuladas por
estables propios ni viva de sus ren- las Constituciones, para desterrar de
dimientos fijos y asegurados, dice: la CJ toda especie de avaricia. Así,
203 ayuda a las ánimas

en una particularización muy con- AYUDA A LAS ANIMAS


creta, en el contexto de la gratuidad
de los ministerios, "por evitar toda 1. "Ayuda a las ánimas en la vida
especie de avaricia, especialmente de Ignacio". Es el término que usó
en los píos ministerios que para S. Ignacio de Loyola para describir
ayudar las almas usa la Compañía, sus intenciones casi inmediata-
no haya caja [cepillo o alcancía] en mente después de su conversión
la iglesia, en que suelen poner sus en 1522. Ciertamente lo utilizó pa-
limosnas los que vienen a los ser- ra expresar sus objetivos durante
mones o misas o confesiones etc." su peregrinación a Tierra Santa, en
[Co567]. 1523 (cf. [Au 11.45]). Pero la índole
Con mayor alcance y profundi- exacta de esta ayuda no la articuló
dad, en el contexto de los medios ni inmediata ni totalmente. En
para contribuir a la conservación y Manresa, por ejemplo, "se ocupaba
progreso de la CJ en su buen ser, en ayudar algunas almas que allí
"porque la pobreza es como baluar- le venían a buscar, en cosas espiri-
te de las Religiones, que las conser- tuales." [Au 26]. Al menos en los
va en su ser y disciplina y las de- inicios, el principal medio que Ig-
fiende de muchos enemigos, y así el nacio usaba para ayudar a las al-
demonio procura deshacerle por mas consistía en las conversacio-
unas o por otras vías, importará pa- nes espirituales. Gran parte de sus
ra la conservación y aumento de to- problemas con las autoridades en
do este cuerpo que se destierre muy España y Francia parecen provenir
lejos toda especie de avaricia, no de este medio de ayudar a las al-
admitiendo renta o posesiones al- mas (cf. [Au 43.44.57-61.65-70.77.
gunas o salarios por predicar o leer 78.81]). "Y a este propósito, una
o por misas o administración de sa- vez le dijo el Doctor Frago que se
cramentos o cosas espirituales, [...] maravillaba de que anduviese tan
ni convirtiendo en su utilidad la tranquilo, sin que nadie le moles-
renta de los colegios" [Co 816; cf. Co tase. Y él respondió: -La causa es
287.533]. Hay en este párrafo una porque yo no hablo con nadie de
síntesis apretada del régimen de la las cosas de Dios; pero, terminan-
pobreza de la CJ, expuesto anterior- do el curso, volveremos a lo de
mente en las Constituciones, y un siempre." [Au 82].
eco inconfundible del párrafo de la La determinación de Ignacio de
Fórmula antes citado. estudiar tras su vuelta de Jerusalén,
El párrafo de la Fórmula y estos la tomó expresamente para aumen-
dos últimos de las Constituciones tar su habilidad para ayudar a las al-
son, además, una muestra del paso, mas (cf. [Au 50]), y su partida para
hecho por Ignacio mismo, de la ex- París fue consecuencia de la misma
clusión de toda a., como actitud intención. Sus enfrentamientos con
personal, característica de su espiri- la Inquisición también confirmaron
tualidad, al ámbito institucional de su deseo de más estudios en cuanto
laCJ. que eran un requisito necesario que
se le imponía, si pensaba continuar
Urbano VALERO, SJ en su a. (cf. [Au 70]). Así el estudio se
convirtió en un instrumento necesa-
/ Afecciones desordenadas, Ambición, Bande- rio para conseguir las capacidades
ras Dos, Dinero, Estipendios, Liberalidad, necesarias para ayudar a las almas
Magnanimidad, Pobreza, Votos. en el propio camino de Ignacio.
ayuda a las ánimas 204

Los Ejercicios Espirituales, sin precedencia sobre las obras de cari-


duda, surgieron como el instru- dad corporal. Varias alusiones, par-
mento por excelencia para "prepa- ticularmente en la parte Cuarta de
rar y disponer el ánima, para quitar las Constituciones, justifican la im-
de sí todas las afecciones desorde- plicación jesuíta en la educación co-
nadas, y después de quitadas para mo cosa necesaria para preparar a
buscar y hallar la voluntad divina los futuros jesuitas "en la doctrina
en la disposición de su vida para la que es necesaria, [...] y en los otros
salud del ánima" [Ej 1]. De esta ma- medios de ayudar las ánimas" [Co
nera, las menos estructuradas "con- 307]. En este sentido, "las Letras de
versaciones espirituales" fueron Humanidad de diversas lenguas"
sustituidas por una experiencia es- [Co 351] encuentran un lugar junto
piritual más desarrollada, ideada a la Filosofía y la Teología como ba-
para promover el objetivo de la ses para los que se preparan para
ayuda a las almas. ayudar a las almas. La adopción de
2. Elemento carismático. A pesar los studia humanitatis por Ignacio y
del desarrollo de los Ejercicios Espi- los primeros jesuitas implicaba la
rituales, los medios para ayudar a aceptación de su principio: incluso
las almas se mantienen muy am- los antiguos autores paganos podrí-
plios e indeterminados incluso has- an utilizarse para inspirar y prepa-
ta el tiempo de las Deliberaciones rar a los estudiantes a fin de ayudar
de los Primeros Padres (abril-mayo a otros en el progreso de sus almas.
1539). La Fórmula del Instituto, que La a., ciertamente, no comenzó
oficialmente estableció la CJ, descri- con los jesuitas ni se quedó en algo
be el fin principal de la CJ: "atender exclusivo de la CJ. Los primeros je-
principalmente al provecho de las suitas, como otras congregaciones de
almas en la vida y doctrina cristia- sacerdotes reformados del siglo XVI,
na, por medio del ministerio de la pusieron su mirada en la época
palabra, de ejercicios espirituales, y apostólica en busca de modelos para
de obras de caridad, y concreta- sus actividades. Vieron la a. como un
mente por medio de la educación elemento constitutivo de la misma
en el Cristianismo de los niños e ig- Iglesia. Desde el mandato evangélico
norantes" (F39,1). La revisión de la de amarse unos a otros (cf. Jn 13, 34-
Fórmula, en 1550, añadía más minis- 35) y la atención a los necesitados (cf.
terios a la lista: "... por medio de Mt 25, 31-46) surgieron las tradicio-
predicaciones públicas, lecciones, y nales "obras de misericordia", a las
de la consolación espiritual de los que ya alude el mismo San Gregorio
fieles cristianos, oyendo sus confe- Magno (cf. Regula Pastoralis 3, 21).
siones, y administrándoles los de- Estas obras, tanto las corporales co-
más sacramentos" (F50, I). Este mo las espirituales, llevan alivio a los
añadido de medios específicos para necesitados, pero también producen
ayudar a las almas reflejaba la nue- contactos personales y directos con
va práctica jesuítica y, claramente, la persona de Jesús que habita en
indicaba una creciente preferencia ellos. En el listado tradicional de la
por la palabra y los sacramentos. obras de misericordia, docere ignaros
Aunque }. O'Malley en Los primeros ("enseñar a los ignorantes") mantie-
jesuítas identifica "alma" con "la ne un lugar preeminente en la mi-
persona entera" en el pensamiento sión de la CJ de ayudar a las almas.
de los primeros jesuitas, es claro F. Courel concluía que este "fin
que el ministerio espiritual ganó único de la Compañía de Jesús" (cf.
205 ayuda a las ánimas

Courel 1966), provee los únicos me- 3. Elemento institucional La


dios ascéticos para la santificación "ayuda de las ánimas " en la historia de
del jesuita en la vida religiosa. Cita la Compañía. Los primeros sucesores
la carta de Ignacio a los escolares de de Ignacio en el cargo de General de
Coimbra sobre la obediencia y su la CJ, Diego Laínez, Francisco de
perfección espiritual para mostrar Borja, y Everardo Mercuriano, tu-
que la a., el único fin del jesuita pa- vieron que afrontar las variaciones
ra dar gloria y servir a Dios, exige que empezaban a surgir sobre la
la propia perfección espiritual del oración formal en la CJ que, con fre-
jesuita mientras le provee también cuencia, pedían un mayor conven-
de los medios principales para al- tualismo que el que Ignacio había
canzarla. J. de Guibert repite la mis- delineado al principio. Estudios re-
ma conclusión cuando describe la cientes del generalato de Mercuria-
espiritualidad de la C] (tal como la no sugieren que sus conflictos con
articuló S. Ignacio), como "una mís- Antonio Cordeses y Baltasar Álva-
tica de servicio". Pero esta priori- rez tuvieron lugar no tanto en opo-
dad de la ayuda apostólica a las al- sición a la práctica de la contempla-
mas, por encima de las disciplinas ción mística por parte de los
religiosas del coro o la oración con- jesuitas, sino a fin de que este tipo
templativa, no fue inmediata o um- de oración permaneciese subordi-
versalmente seguida por todos en nado al carisma fundacional de la
la joven CJ. CJ, el progreso de las almas en la vi-
da cristiana (cf. Endean 2004, 393).
Uno de los primeros jesuitas
que comentaron las Constituciones y No nos sorprende que el suce-
la espiritualidad de Ignacio, Jeróni- sor del General E. Mercuriano,
mo Nadal, subrayó la a. como el fin Claudio Aquaviva, escribiera un li-
característico de la CJ y de todas bro, Ayudas para la cura de las enfer-
sus obras. Este fin primario obliga- medades espirituales para uso de los
ba no sólo a los miembros plena- Superiores de la Compañía de Jesús, en
mente incorporados en la Orden, si- el que, junto con una carta anterior
no a todos de los otros grados de a toda la CJ, se esforzaba por clarifi-
pertenencia "que es el estado ya car la relación entre contemplación
conforme al fin de la Compañía pa- y acción para el jesuita formado. A
ra ayudar a las ánimas; lo que [aun- pesar de su énfasis en la formación
que] a veces obiter lo hagan los no- espiritual y la disciplina externa re-
vicios en probación, y los escolares queridas durante la Tercera Proba-
también por enseñarse y prepararse ción, en contraposición al tradicio-
bien para el fin que pretenden." nal acento en el compromiso
(Nicolau 1945, 14,2). También aquí, apostólico con los necesitados de
la espiritualidad jesuítica, particu- ayuda corporal y espiritual, Aqua-
larmente su sobriedad y abnega- viva claramente aconsejaba a sus
ción, debían contribuir a liberar al subditos subordinar su oración a la
jesuita para una mayor actividad necesidad de prestar servicio apos-
apostólica. Nadal perseveró en su tólico. El fuerte énfasis en el desa-
defensa de la prioridad de la activi- rrollo de una práctica espiritual as-
dad apostólica frente a una crecien- cética durante la Tercera Probación
te tendencia entre algunos jesuitas, no iba dirigido a fomentar prácticas
especialmente en España, hacia monásticas o eremíticas en la vida
una vida y una espiritualidad más posterior, sino a construir una sóli-
eremíticas. da base de oración en el jesuita que
ayuno 206

tendría que volver a un ministerio dor de la CJ: "El apostolado social,


activo de la ayuda a las almas. como cualquier forma de nuestro
Tras la restauración de la CJ en apostolado, fluye de la misión 'en
1814, se hizo un gran esfuerzo por defensa y propagación de la fe y pa-
recuperar los carismas originales de ra provecho de las almas en la vida
la Orden en el contexto del mundo y doctrina cristiana/" (NC 299 §1).
moderno. A pesar de la decidida Mark A. LEWIS, SJ
vuelta al apostolado de la educación,
los PP. Generales animaron a los je- Z1: Amor, Ánima, Carisma, Escucha, Gloria de
suítas a escoger también campos de Dios, Ministerios, Misión, Servicio.
trabajo en consonancia con la cre-
ciente implicación de la Iglesia con la Bibl.: ANTONCICH, R., "San Ignacio y la
'ayuda a los prójimos'. Proyecciones para
justicia social. El decreto cuarto de la los tiempos actuales", Man 63 (1991) 341-
CG 34, "El servicio de la fe y la pro- 356; CEBOLLADA, R, "La espiritualidad ig-
moción de la justicia,/, refleja la cul- naciana: 'ayudar a las ánimas'", Communio
minación de esta implicación con las 16 (1994) 218-232; COUREL, R, "La fin uni-
prioridades de la Iglesia tras el Con- que de la Compagnie de Jésus", AHS1 35
cilio Vaticano II y con la finalidad ge- (1966) 186-211; ENDEAN, PH., "'The strange
style of Prayer': Mercurian, Cordeses, and
neral de la CJ de ayudar a las almas. Álvarez", en The Mercurian Project. Forming
En la década de los años 60, el Jesuit culture: 1573-1580 (MCCOOG, T. ed.),
P. General Juan Bautista Janssens IHSI-IJS, Rome - St. Louis 2004, 351-397;
GUIBERT, }. DE, La espiritualidad de la Compa-
animó a los jesuítas dedicados al ñía de Jesús. Bosquejo histórico, Sal Terrae,
apostolado de la educación a que Santander 1955; NICOLAU, M. (ed.), Pláticas
hicieran de sus colegios un ejemplo espirituales del P. Jerónimo Nadal S.J. en
en el "cuidado personal" de las ne- Coimbra (1561), Facultad de Teología, Gra-
cesidades espirituales, así como de nada 1945; O'MALLEY, J. W., Los Primeros Je-
suítas, M-ST, Bilbao-Santander 1995.
las necesidades académicas y físi-
cas de sus alumnos. En 1973, el P.
General Pedro Arrupe volvió a for-
mular la preocupación inicial de Ig- AYUNO
nacio por la educación. La llamada
de Arrupe a los colegios de la CJ a ntroducción. En los escritos de S.
que preparasen "hombres para los
demás" está estrechamente vincu-
Í Ignacio no hay un tratado sobre
el ayuno. Ni los Ejercicios Espiritua-
lada a la intención de Ignacio de es- les, ni las Constituciones, las Cartas e
tablecer colegios que prepararan a Instrucciones o la Autobiografía dan
los futuros jesuítas para su misión un desarrollo importante sobre el
de ayudar a las almas. ayuno. Ignacio hace alusión a me-
Las Normas Complementarias nudo a la penitencia, que puede to-
(NCIV) enumeran los ministerios a mar diferentes formas: interior y
través de los que la CJ lleva a cabo exterior. El a. pertenece a esta se-
su misión hoy. Dentro del apostola- gunda categoría. De esta forma, Ig-
do intelectual, "el oficio de escritor nacio es realmente hijo de su tiem-
debe estimarse como un ministerio po en cuanto al a. y su práctica, y
muy provechoso para las almas y entra plenamente en lo que propo-
muy propio de la Compañía" (NC ne la Iglesia de su época.
296). Pero en la descripción del Por esto, escribe en los Ejercicios
apostolado social es en donde mejor Espirituales: 'Tara el sentido verda-
se actualiza la intención del funda- dero que en la Iglesia militante que
207 ayuno

debemos tener, se guarden las reglas una comida al día al ponerse el sol
siguientes" [Ej 352]. "Alabar consti- hacia las 18 h. El siglo IX verá un
tuciones cerca ayunos y abstinen- cambio importante, que fue intro-
cias, así como de cuaresmas, cuatro ducido por el emperador Carlo-
témporas, vigilias, viernes y sábado; magno. Durante la Cuaresma, Car-
asimismo, penitencias no solamente lomagno se acostumbró a tomar
internas, mas aun externas" [Ej 359]. esta única comida a las 15 h, des-
"Alabar finalmente todos preceptos pués de recitar vísperas, no hacién-
de la Iglesia, teniendo ánimo pronto dolo ya a la caída del sol. Esta cos-
para buscar razones en su defensa, y tumbre se expandió por el Imperio.
en ninguna manera en su ofensa" En el siglo XII la práctica del a.
[E/361]. fue de nuevo suavizada y algunos
En este artículo veremos suce- monjes y fieles, durante la Cuares-
sivamente cómo Ignacio es fiel a la ma, empezaron a tomar una única
tradición de la Iglesia en todo lo re- comida a mediodía. Se acordaron
ferente al ayuno. En un segundo numerosas dispensas en las comu-
momento, veremos cómo él mismo nidades de monjes y entre los indi-
hizo la experiencia del a. en el viduos, y poco a poco el a. fue len-
transcurso de su vida y finalmente, tamente desapareciendo a causa de
cómo a partir de la experiencia de la pérdida de su sentido, mientras
Ignacio, la CJ hoy puede vivir el a. la predicación y a no ofrecía sus mo-
como medio para vencerse a sí mis- tivaciones adecuadas ni señalaba
mo, como camino de pobreza espi- sus grandes beneficios. La Iglesia
ritual y con vistas a la unión y la fa- continuará imponiendo la ley del a.
miliaridad con Dios. a los cristianos con sanciones seve-
1. Ignacio, fiel auna tradición que ras a todo fiel que osara atentar en
se remonta a los primeros siglos de el tiempo de Cuaresma comiendo
la historia de la Iglesia. A diferencia carne. Una cierta insistencia sobre
de los judíos, que ayunaban los lu- el aspecto jurídico ha vaciado al a.
nes y jueves, los cristianos en la de su significación profunda.
Iglesia primitiva ayunaban los Con ocasión del Concilio Vati-
miércoles y viernes. Esta práctica cano II, el episcopado expresó el
está todavía en vigor en la Iglesia deseo de ver revisada la ley de abs-
oriental de nuestros días. Además tinencia y del a. con el fin de adap-
de estos dos días de a., la comuni- tarla a las circunstancias actuales,
dad tenía la costumbre de ayunar pero no hubo tiempo de abordar es-
antes de la elección de los ministros ta cuestión, y Pablo VI fue quien
de Dios (cf. Hch 13, 2-3). publicó la Constitución Poenitemi-
El Concilio de Nicea (325 d.C.) ni el 17 de febrero de 1966, en la
en su canon 5 menciona la santifica- que el soberano Pontífice expresa,
ción a través del a. de 40 días. Sólo para toda la Iglesia, el sentido y el
a partir del siglo IV se encuentra es- valor cristiano de la penitencia y
ta mención de la práctica del a. de del ayuno. Se afirma además en es-
40 días como preparación a la cele- te documento que las conferencias
bración pascual. episcopales pueden sustituir las
A partir del siglo VI la práctica formas antiguas por algunas otras
del a. se extiende a toda la Iglesia, y formas de penitencia.
monjes y fieles ayunan durante la El ayuno de los Cuatro Tiempos y
Cuaresma no tomando más que de las Vigilias. Tres días del año
ayuno 208

(miércoles, viernes y sábado) esta- mo. Ignacio no ve a la CJ como un


ban prescritos al comienzo de cada cuerpo apostólico de ayunadores;
una de las cuatro estaciones del el a. está subordinado a la misión.
año. En el caso de las Vigilias, se En la carta sobre la obediencia, no
trataba de una jornada de a. antes vacila en escribir a los compañeros
de las fiestas más importantes del de Portugal el 26 de marzo de 1553:
año litúrgico, por ejemplo, antes de "En otras religiones podemos sufrir
la fiesta de Pascua, de Pentecostés, que nos hagan ventaja en ayunos y
de la Epifanía, la Asunción y de las vigilias y otras asperezas que, se-
diferentes fiestas de los Apóstoles. gún su Instituto, cada uno santa-
2. S. Ignacio y la práctica del ayu- mente observa" [Epp IV, 671].
no. En Loyola, a partir de las lectu- 3. El ayuno como camino de pobre-
ras de la vida de los santos Tíos za espiritual y de unión y familiaridad
sanctorum del dominico Jacobo de con Dios. ¿Por qué Ignacio recomien-
Vorágine, Ignacio fue introducido da el a. al ejercitante que desea obte-
en diferentes expresiones de asce- ner una gracia que quiere y desea de
tismo y principalmente en las expe- todo corazón? Ignacio no lo explica,
riencias de a. de los Padres del de- pero conviene saber que en el a., el
sierto y de los santos de la Edad creyente suplica a Dios en cuerpo y
Media. alma, y al ayunar confiesa que él so-
En Manresa, mientras atraviesa lo no puede nada y que depende to-
una crisis de escrúpulos y no sa- talmente de la ayuda de Dios. El a.
biendo cómo salir de ella, se acuer- lleva aparejado un movimiento de
da de la historia de un santo que desposesión de sí mismo, de aban-
"para alcanzar de Dios una cosa dono en Dios. Con el a. es como si la
que mucho deseaba, estuvo sin co- persona disminuyera voluntaria-
mer muchos días hasta que la alcan- mente su energía vital para sentirse
zó". Ignacio se decidió a hacer esta débil, humillarse y expresar así su fe
experiencia, ayunó una semana en- en el socorro de Dios (cf. Esd 8, 21-
tera y obtuvo de Dios la gracia que 23). Al ayunar, el creyente reconoce
pedía. Fue liberado de los escrúpu- que no puede defenderse por sus
los [Au 24-25]. Ignacio conoce bien propias fuerzas, que depende total-
los frutos del a. y por esto, en los mente de Dios; es el camino de la
Ejercicios Espirituales recomienda a pobreza espiritual (cf. 2Cro 20,12).
quien quiera obtener cierta gracia Por el a., la confianza en Dios se
que desee, consagrarse al a. o hacer agranda porque quien ayuna se
algunos ajustes en su vida respecto siente impotente y entonces puede
al alimento o el sueño. Sin embargo, abrirse totalmente a la misericordia
Ignacio no propone una lección so- divina.
bre el ayuno; él invita más bien a su S. Atanasio, en su cuarto ser-
práctica con el fin de obtener los món de Cuaresma dirigido a los
frutos siguientes: el a. es percibido monjes, escribe lo siguiente: "Voy a
como una penitencia exterior para deciros alguna cosa que compren-
satisfacer los pecados pasados, para deréis fácilmente y que habéis vivi-
vencerse a sí mismo y para buscar y do a menudo, si no me equivoco. El
encontrar alguna gracia que se de- ayuno alienta la oración y la vuelve
sea mucho [Ej 82-89]. más ardiente. La oración obtiene la
Claramente para Ignacio, el a. fuerza de ayunar y el ayuno confie-
es un medio y no un fin en sí mis- re la gracia de rezar".
209 ayuno

Cuando Ignacio habla de la virtudes. Como afirma claramente


oración y de la unión con Dios in- el P. de Guibert, esta lucha valiente
siste generalmente en dos puntos: e incesante contra sí mismo, es de
la abnegación, que es la mortifica- hecho, uno de los rasgos más des-
ción de las pasiones desordenadas, tacados de los santos y de los servi-
y la práctica de la oración mental, dores de Dios que han expresado
de la meditación como camino que mejor el ideal del jesuíta, se trate
conduce a la unión con Dios y a la de Luis Gonzaga, de Juan Berch-
familiaridad con él. mans, de Francisco de Borja o de
Para Ignacio, las disposiciones Claudio de la Colombiére, y más
interiores de la persona que reza, cercanos a nosotros, del P. Olivaint,
son de una gran importancia con del P. Ginhac, del P. Tarín o del P.
respecto a la duración de la oración Friedl. En ellos siempre encontra-
mos, bajo unas formas evidente-
para alcanzar esta unión con Dios.
mente diversas, la misma victoria
En el caso de una persona verdade-
sobre las fuertes pasiones (cf. De
ramente mortificada, de una perso-
Guibert 1955).
na desprendida de las criaturas y
de las pasiones terrenales, un cuar- El a. auténtico hace al hombre
to de hora es de sobra suficiente pa- humilde y lo dispone a la unión con
ra alcanzar esta unión con Dios. Es Dios. Por último, hay que subrayar
ahora cuando interviene el a., un que en la perspectiva ignaciana el a.
medio de lucha contra las pasiones como esfuerzo ascético debe ser
y los vicios y contra todo lo que po- siempre visto como un medio y no
ne trabas a la persona en su bús- como un fin. El a. puede ser uno de
queda de unión con Dios. los medios de renovación espiritual
en una sociedad de consumo y en
La práctica del ayuno para ven-
un mundo que no sabe pasar ham-
cerse a sí mismo. Los Ejercicios Espiri-
bre y que tiene dificultades para
tuales 'Vencer a sí mismo y ordenar
abrirse a otra realidad: la realidad
su vida, sin determinarse por afec-
del ser y no la del tener.
ción alguna que desordenada sea"
[Ej 21]. La reforma de vida, este or- Jean ILBOUDO, SJ
den para introducir en su vida, está
condicionado por la victoria sobre /* Abnegación, Abstinencia, Adiciones, Morti-
sí mismo, lo cual supone un esfuer- ficación, Penitencia, Reglas Ordenarse Comer.
zo, un combate, una lucha ascética.
Bibl.: DE GUIBERT, ]., La espiritualidad de la
Aquí puede intervenir el a. que
Compañía de Jesús. Bosquejo histórico, Sal Te-
permite así vencerse a sí mismo, rrae, Santander 1955; GRÜN, A., Le jeüne,
luchar contra la gula, la lujuria, la prier avec le corps el Vesprit, Mediaspaul, Pa-
avaricia y el orgullo. El a., se pre- rís 1997; ILBOUDO, ]., II digiuno cristiano, Ro-
senta como una forma de ascetis- ma 2003; LEJEUNE, R., Jeüner, guérison etféte
mo para la reforma de la vida y pa- du corps et de Vesprit, Parvis, Hauteville
1989; POURRAT, P., La spiritualité chrétienne II
ra alcanzar la perfección por un y III, Libraírie Victoire Lecoffre, París 1927;
esfuerzo que ayuda a eliminar las REGAMEY, P. R., Redécouverte du jeüne, Cerf,
faltas y los vicios y a cultivar las París 1959.
<5-'&m£$2^^>

BANDERAS la meditación de las b. basta referir-


se, más que a cada uno de los dife-
rentes testimonios extrínsecos, al
2 . Importancia. La importancia de
la meditación de las b. es un da-
to indiscutible tanto para los Direc-
estudio de las experiencias históri-
cas que han generado la // letra ,/ del
torios antiguos como para los co- texto, al análisis de las fuentes lite-
mentadores y estudiosos más rarias de la meditación y, más direc-
recientes. A la hora de subrayar es- tamente, al texto mismo de la medi-
tación tal y como se inserta en los
ta importancia destacan, por un la-
Ejercicios. Esto nos permite poner
do, los testimonios de personas sig-
en evidencia como las b., junto a la
nificativas como Jerónimo Nadal
meditación del Reino, constituye la
(cf. FN I, 307; MNad V, 40.220- clave de toda la experiencia espiri-
488.789-790; Nicolau 1945, 78-84) y tual de los Ejercicios y el eje en torno
de Oliverio Manareo (MEx I, 21) se- al cual todo en ellos cobra significa-
gún los cuales la meditación de las do y valor.
b., junto con la del Reino, pertenece
al núcleo originario de los Ejercicios 2. Fundamento histórico, expe-
riencias fundamentales y fuentes lite-
que vio la luz en Manresa (25 de
rarias de la meditación. Es necesario
marzo de 1522-principio de febrero
comenzar por las reflexiones de Ig-
de 1523); y, por otro, el estrecho nacio de Loyola sobre la Vita Chris-
vínculo de dichas meditaciones ti y el Flos Sanctorum: "Todo lo que
con la vocación y el Instituto de la él lee en sus dos predilectos libros,
CJ, varias veces atestiguado y afir- durante la enfermedad" (Rahner
mado a lo largo de la historia pluri- 1955, 40). Sin embargo será en
secular de la orden a partir, una Manresa y más concretamente en
vez más, de las enseñanzas de Na- la visión del Cardoner cuando la
dal (cf. MNad V, 35-104; Dalmases meditación toma cuerpo. Fue allí
1948, 311-320). donde Ignacio se sintió enviado a
Sin embargo, para comprobar difundir la doctrina del Evangelio
la importancia y trascendencia de para ayuda de las ánimas, en una
banderas 212

situación de lucha por mantenerse Ejercicios; el Cuarto día. La impor-


completamente unido a Cristo y tancia de la meditación de las b. re-
bajo su bandera y así poder supe- sulta clara incluso cuando, abor-
rar las ambigüedades de la vida y dando directamente el texto en sí
vencer al enemigo de la natura hu- mismo, consideramos su colocación
mana. Quince años después será dentro de los Ejercicios y a la luz de
cuando verá confirmada y cumpli- su finalidad. Estamos en el cuarto
da la oración, quién sabe cuantas día, en el núcleo de la Segunda Se-
veces formulada, del coloquio de mana de los Ejercicios. En los días
b. de ser "recibido debajo de su [de precedentes el ejercitante ha con-
Cristo] bandera" [Ej 147]. Con ma- templado a Jesús Rey Eterno y ha
yor verdad podemos decir con H. optado por él con un amor prefe-
Rahner (1955, 35-36) que la fuente rencial propio de quien quiere se-
literaria inspiradora es el Flos Sanc- guirlo hasta el final jugándose la vi-
torum (La leyenda dorada): "Allí se da por él. Además, para hacer
refiere que Agustín escribió su madurar cada vez más esta opción
grande obra De Civitate Dei para por la persona de Jesús, a través de
declarar por la historia la lucha las contemplaciones de su vida pri-
por la salvación entre Cristo y Sa- vada y ayudado de la gracia de
tanás: 'trata San Agustín de dos Dios insistentemente pedida, él ha
ciudades, de Jerusalén y de Babilo- pretendido conocerlo cada vez más
nia y de sus reyes. Y rey en Jerusa- interiormente para seguirle y amar-
lén es Cristo, rey en Babilonia es el lo [Ej 104]. Hasta ahora ha elegido
diablo. Y dos amores son los que el por "quién" jugarse la vida y el
han edificado estas ciudades: la "cómo" seguirlo e imitarlo. Ahora
ciudad del diablo procede del se trata de elegir más concretamen-
amor propio, que llega hasta el te "qué" hacer para ser gratos a
desprecio de Dios, la ciudad de Dios; se trata de dar un rostro y un
Dios procede del amor de Dios, cuerpo cada vez más preciso en la
que llega hasta el desprecio de sí propia historia concreta a la elec-
mismo 7 (Flos Sanctorum [124], cf. ción del "quién" y del "cómo" para
Vorágine 1982, 540)". Resulta su- que la libertad pueda crecer y ma-
perfluo intentar demostrar que Ig- durar. Ha llegado el momento para
nacio haya acudido a otras fuentes, el ejercitante de dejarse educar para
como por ejemplo el Pseudo-Ber- saber tomar en lo concreto decisio-
nardo o Werner de San Blas o in- nes que sean sacramento (signo ex-
cluso otros. Para H. Rahner basta presivo y eficaz) de la elección ante-
la referencia a la lectura orante del riormente hecha, para intensificarla
Flos Sanctorum en Loyola para jus- y reforzarla cada vez más, siendo a
tificar el inicio de las reflexiones la vez sacramento de libertad.
que ocupaban el ánimo de Ignacio
Ha llegado el momento de po-
"cuando -según Manareo- se acer-
nerse enfrente y de prepararse más
có a Montserrat y después conti-
directamente al punto central de los
nuó a un lugar solitario (léase
Ejercicios, la elección, es decir, la
Manresa)" y que desembocaron en
elección de la voluntad de Dios co-
la redacción de la meditación de
nocida y amada en la situación
las Dos Banderas.
existencial concreta de la propia vi-
3. Contexto próximo y remoto: co- da. Esta conlleva una capacidad de
locación de la meditación de las bande- discernimiento espiritual y, aun an-
ras en la Segunda Semana y en los tes que ésta, una especial educación
213 banderas

para el mismo. Precisamente por- el discernimiento, a la voluntad para


que se debe realizar a través de un examinar la eficacia de la decisión, y
atento discernimiento, para la elec- a la afectividad para enfocar la inten-
ción se requieren particulares dis- sidad del amor auténtico por Cristo.
posiciones y actitudes interiores, Pero otros comentadores (Corella
además de criterios que permiten 1992, 156-157; Rendina 1999, 147-
una lectura de la propia historia a la 148) más sabiamente, difuminan la
luz de la Palabra Eterna de Dios. rigidez de esta correspondencia, po-
Las contemplaciones del Evangelio niendo en evidencia que existe una
han comenzado ya a asegurar dis- estrecha unidad entre estos tres ejer-
posiciones, actitudes interiores y cicios y que el hombre es un todo
criterios pero estas realidades de- unitario. Por consiguiente, más que
ben ser aún precisadas y clarifica- insistir en la diversidad, la separa-
das mejor para que en la madura- ción y la multiplicidad de las faculta-
ción de la elección de la voluntad des y las verificaciones a realizar
de Dios se comprometa toda la per- -como si por ejemplo la meditación
sona del ejercitante. El discerni- de las b. no conllevase una participa-
miento para la elección de la volun- ción también de la voluntad y de la
tad de Dios en la concreción de la afectividad o la consideración de las
historia particular exige una purifi- Tres maneras de Humildad no con-
cación y un aguzar las fuerzas inte- llevara también un empeño del en-
riores del entendimiento, de la vo- tendimiento y de la voluntad-, se de-
luntad y de la afectividad, que bería subrayar ]a unidad de todo el
lleven más allá de cualquier condi- sujeto humano en el cual convergen
cionamiento que provenga del y se integran las diferentes verifica-
error, del apego al propio yo o de ciones sugeridas en los tres ejercicios
afectos desordenados, aunque sean y una visión de los mismos sintética
inconscientes. Al mismo tiempo es y personalista. Los tres ejercicios no
necesaria la luz del Espíritu de Dios son para diseccionar al hombre: es la
y la docilidad a éste, que es Espíritu persona la que es tomada en consi-
de verdad y de amor. deración, antes que nada desde el
Por tanto, en este punto de los punto de vista o bajo el perfil de la
Ejercicios, en el cuarto día, de cara a inteligencia y después, sucesivamen-
la elección y para poner a punto las te, bajo el de las otras facultades. En
disposiciones internas requeridas, todo caso, el hecho de que Ignacio
san Ignacio interrumpe la serie de coloque estos tres ejercicios en el
contemplaciones de la vida de Jesús mismo día nos hace pensar que
y propone al ejercitante dos medita- constituyen un todo que muchos co-
ciones -precisamente las b. y los Tres mentadores modernos llaman opor-
Binarios- y una consideración que tunamente "Tríada".
debe acompañarle a lo largo de todo Así pues, la meditación de las
el iter de maduración de la elección, b. aparece conectada, por una par-
la de las Tres maneras de Humildad. te, con la meditación del Reino y
Los comentadores modernos (Ipa- con las contemplaciones del Evan-
rraguirre 1991, nota 90, 254; nota gelio de la vida privada que le pre-
99, 256; nota 105, 258; Coathalem ceden y, por otra, con el proceso de
1987, 171-172.178-179.184-185) ge- elección del cual constituye un mo-
neralmente señalan que estos tres mento decisivo de preparación y
ejercicios se dirigen respectivamente base. Más en particular, está ligada
al entendimiento para poner a punto a la meditación de los Tres binarios
banderas 214

y a la consideración de las Tres ma- lativo atribuido a Satanás, "enemi-


neras de Humildad Se podría decir go de nuestra natura humana". El
así que esta última consideración y, término bandera designa hoy un
más en concreto, el Tercer grado de "lienzo, tafetán u otra tela, de figu-
Humildad, entendido como afecto ra comúnmente cuadrada o cuadri-
a la mejor y mayor humildad/po- longa, que se asegura por uno de
breza, la de Cristo pobre y humilla- sus lados a un asta o una driza, y se
do, verdadero centro integrador de emplea como insignia o señal. Sus
toda la experiencia de los Ejercicios, colores o el escudo que lleva, indi-
es la cima a la que tiende la medita- can la potencia o nación a que per-
ción de las Dos banderas (cf. D31, tenece el castillo, la fortaleza, la em-
105-108; Corella 1992,159-164). barcación, etc., en que está izada"
4. Estructura, contenido y fin de (DRAE 1992). Por extensión, la ban-
la meditación. Al anunciar la medita- dera es un símbolo que se refiere a
ción de las b. como primer paso pa- un ideal, a una opinión o a un valor
ra introducirse en el camino de la que sirven de una inspiración o por
elección, el Preámbulo para consi- los que se lucha. En los tiempos de
derar estados [Ej 135] la presenta S. Ignacio, y para él mismo en los
sintéticamente como ejercicio en el Ejercicios, la bandera se refiere a
cual "veremos la intención de Cris- una persona, aquélla del jefe que
to nuestro Señor y, por el contrario, enrola y en torno al cual se reúnen
la del enemigo de natura humana". las tropas. De hecho aquí se habla
Ya de inmediato se enfoca una con- de dos banderas porque dos son las
traposición. Ésta atraviesa toda la personas que quieren enrolar bajo
estructura de la meditación y cada su bandera al ejercitante y que reú-
uno de sus puntos. Sobre ella se nen sus tropas en el campo propio
construye el título de la meditación para el combate: Cristo y Satanás.
[Ej 136], los tres preámbulos [Ej Éste último no es designado como
137-139] y el cuerpo de la medita- adversario y enemigo de Cristo, si-
ción [Ej 140-146]. Esta contraposi- no "de la natura humana". La con-
ción, además de en el Preámbulo traposición entre las dos banderas
[Ej 135], está subrayada lingüística- se da radicalmente en el hecho de
mente por la expresión "por el con- que, mientras Cristo "summo capi-
trario" también en el primer preám- tán y Señor" quiere la realización
bulo [Ej 137] y en el texto [Ej 143] del hombre, Satanás quiere su des-
que sirve de correa de transmisión trucción. Está en juego la vida de la
entre las dos partes que constituyen humanidad entera y de cada uno
el cuerpo de la meditación, opo- de los hombres, campo por cuya
niéndolas entre sí. Sólo el coloquio posesión los dos jefes se enfrentan
final [Ej 147] no se ve afectado por (Demoustier 2000, 97).
esta contraposición: ésta ya ha cu- 4.2 Los preámbulos [Ej 137-139].
bierto su objetivo y al final de la El preámbulo histórico [Ej 137] ex-
meditación no queda sino la bande- plícita la contraposición que ya se
ra de Cristo bajo la cual el ejercitan- dejó ver en el título. Es interesante
te pide ser recibido. señalar que para Ignacio esta contra-
4.1 El titulo [Ej 136]. La contra- posición es una historia, una reali-
posición atañe a las b.: la de Cristo dad que forma parte de la historia.
y la de Satanás. En este breve texto Ausente en las meditaciones de la
son dignas de consideración, sobre Primera Semana, el preludio históri-
todo el término "bandera" y el ape- co en los Ejercicios, además de en las
215

b. y los Tres Binarios, está presente troduce cada vez más en el proceso
sólo en las contemplaciones. No está de discernimiento. Ciertamente se
presente ni siquiera en el Reino. ¿Es pide la gracia de imitar y seguir a
posible que el ejercicio de las b. ade- Cristo, pero el fin apropiado a la
más de cómo "meditación" sea de- meditación y el fruto que se quiere
signado por el mismo Ignacio como conseguir de ella no parece que sea
"contemplación" [Ej 156] justo por el de madurar el deseo y la deci-
este realismo histórico y, por consi- sión de ponerse de parte de Cristo
guiente, para enfocar bien esta situa- o de parte del enemigo de la natura
ción concreta de partida que exige humana, como si el ejercitante aún
un discernimiento? La fluctuación no estuviera seguro de que valga la
de los términos "meditación" y pena confiar en Cristo. Esto ya se
"contemplación" atribuidos al ejerci- ha elegido en la meditación de la
cio de las b. en los "textos arqueti- Llamada del Rey Se trata más bien
pos" se encuentra presente también de elegir cómo encarnar esta elec-
en los "textos adaptados": el texto ción ya realizada al inicio de la Se-
Helyaris usa el genérico "exerci- gunda Semana y a través de qué
tium"; el texto Coloniensis usa sólo el medios concretos expresarla.
término "meditatio"; los Exercitia S. Ignacio hace desear y pedir la
Magistri Ioannis usan "meditatio" en gracia del conocimiento a quien se
el título, pero "contemplaberis" en el encuentra frente a la necesidad de
texto paralelo al [Ej 143]; el texto Itali- realizar una elección entre personas,
cus, al revés que los "textos arqueti- lugares, medios y situaciones diame-
pos", usa "contemplazione" en el tí- tralmente opuestas. Al ejercitante se
tulo [Ej 136] y en el texto [Ej 145], le impone la necesidad de un discer-
pero "meditazione" en [Ej 156]. nimiento. Sin embargo la meditación
El preámbulo de composición de las b. no pretende introducir un
de lugar [Ej 138] presenta la contra- discernimiento cualquiera sino el tí-
posición entre Jerusalén y Babilo- pico de la Segunda Semana. No se
nia: en estos dos espacios y lugares trata aquí solamente de distinguir en
antitéticos se sitúan la historia y las un plano puramente moral aquello
personas, Cristo el sumo capitán que está claramente bien de aquello
de los buenos y el caudillo de los que está claramente mal. La situa-
malos llamado Lucifer. Estos dos ción concreta se presenta para el ejer-
lugares simbólicos, en los cuales se citante ambivalente. Bajo la aparien-
translucen los criterios de Cristo y cia de neutralidad o incluso de
los de Satanás y se prepara el com- bondad se pueden mover en el ejer-
bate, más que realidades externas citante sentimientos y pensamientos
al ejercitante son realidades inter- que conducen veladamente a resul-
nas a su propia persona. La línea tados malignos. Para desenmascarar
de demarcación entre Jerusalén y el engaño de Satanás que se presenta
Babilonia está dentro de cada hom- como ángel de luz, que actúa con en-
bre, además de dentro de la Iglesia gaños, fraudes, seducciones e ilusio-
y de la historia del mundo entero. nes y que tienta sub specie boni, se im-
Es sobre todo en el corazón del pone la necesidad de una especial
ejercitante donde se juega la bata- gracia de discernimiento. "Se trata
lla. Sin embargo es particularmente de entrar en un mejor conocimiento
significativo el tercer preámbulo interior de Cristo y, para poder optar
[Ej 139]. Este nos ilumina sobre la por él en cada elección concreta,
finalidad de la meditación y nos in- aprender a descubrir a la luz de Cris-
banderas 216

to la presencia escondida de Satanás de claridad y de realidad de Sata-


y sus engaños" (Demoustier 2000, nás se opone la inmediatez y con-
99), "superando las oposiciones se- creción de Cristo. La caracteriza-
cretas, espontáneas o inconscientes" ción de las dos figuras se ahonda
(Chapelle 1990,241). aún más con la designación de los
4.3 El cuerpo de la meditación [Ej dos personajes que entran en jue-
140-146]. Todo el cuerpo de la me- go, Satanás "el caudillo de todos
ditación se ordena a que nazca en el los enemigos" [Ej 140] y Cristo
ejercitante una sed de discerni- "summo y verdadero capitán" [Ej
miento, justo a partir de la toma de 144], y con los símbolos de los lu-
conciencia más exacta de esta ambi- gares en los que Ignacio les pone en
güedad presente en su vivencia, y a continuidad con cuanto ya ha aflo-
favorecer la iluminación de la inte- rado en el segundo preámbulo [Ej
ligencia y la individuación de la 138]. Por una parte, Satanás se ca-
táctica y la lógica de Satanás distin- racteriza por elegir "Babilonia", la
guiéndolas de aquellas de Cristo. ciudad de la confusión y del caos,
En esto una vez más Ignacio juega es decir, de aquello que se opone
la carta de la contraposición y se diametralmente al orden de la pro-
sirve de ella casi como instrumento pia vida que pretende conseguir to-
pedagógico para la formación de la da la experiencia de los Ejercicios; y
capacidad de discernir. De ésta, de por otra parte, la "cátedra", el lu-
hecho, emergen los criterios que gar donde uno se siente maestro y
deben colocar al ejercitante en la superior a los otros, en que se sien-
verdad y así guiarlo a la libertad Ig- te digno y en grado de ser honrado,
nacio pone en estrecho paralelismo y que debería ser lugar de verdad
y contraposición la figura de la per- pero que, en este caso, está ocupa-
sona, la acción y el discurso de los do por el enemigo de la verdad -y
jefes: Satanás y Cristo. Las dos par- por ello de la libertad y de la natu-
tes se mantienen separadas en el ra h u m a n a - porque se trata de una
texto [Ej 143] que explícitamente cátedra de "fuego" -símbolo de in-
pone en evidencia la oposición irre- quietud- y "humo" -símbolo de
ducible entre cada uno de los pun- confusión, oscuridad, aproxima-
tos de una y otra parte que se pre- ción, falta de claridad y de preci-
sentan en perfecta correspondencia: sión-; y, por fin, las "figuras horri-
al [Ej 140] corresponde el [Ej 144], bles y espantosas" califican a
al [Ej 141] el [Ej 145] y al [Ej 142] el Satanás no sólo como enemigo del
[E/146]. verum, sino también del pulchrum.
Por otra parte, Cristo se presenta
4.4 Las figuras de Satanás y de
en Jerusalén (la ciudad santa de
Cristo [Ej 140] y [Ej 144]. Ya en el
Dios), "en lugar humilde, hermoso
plano literario y lingüístico no debe
y gracioso". No es difícil que esta
escapar la contraposición entre el
presentación de Satanás y de Cristo
"imaginar" del [Ej 140], cuando se
nos haga recordar las Reglas de
trata de acercarse a la figura de Sa-
discernimiento de espíritus, sobre
tanás, y el "considerar" del [Ej 144]
todo la segunda [Ej 315], cuarta [Ej
en el caso de Cristo; y, más aún,
317], duodécima [Ej 325], décimo
aquella entre el hipotético e incier-
tercera [Ej 326] y la décimo cuarta
to "como si" del [Ej 140] que rige
[Ej 327] de la primera serie y la pri-
subjuntivo y el más directo y con-
mer [Ej 329], cuarta [Ej 332], quinta
creto "cómo" del [Ej 144] que rige
[Ej 333] y séptima [Ej 335] de la se-
indicativo. A la ambigüedad y falta
MHH

217 banderas

gunda serie en lo que toca a Sata- de mociones directas e interiores.


nás, y la tercera [Ej 316] de la pri- Sin embargo, éstas deben ser objeto
mera serie y la séptima [Ej 335] de de un discernimiento que para ser
la segunda serie en lo que toca a auténtico no puede dejar de confron-
Cristo. tarse con la Palabra de Dios confiada
4.5 La acción de Satanás y de a la Iglesia. Esta esencial mediación
Cristo [Ej 141] y [Ej 145]. Acerca de parece trasparentarse en el texto
estos segundos puntos de las dos por la especificación de las perso-
partes se ha señalado con razón que nas que Cristo escoge y envía:
la "oposición entre los términos es "apóstoles, discípulos, etc." [Ej 145].
menos neta que en los primeros En concreto, para el ejercitante, la
puntos" (Demoustier 2000, 103). La mediación está asegurada y enco-
contraposición o diferencia eviden- mendada al que da los Ejercicios.
te entre los dos textos es la que se Todavía una vez más, el parangón
da en el hecho de que mientras Sa- entre la situación de Satanás y la de
tanás "hace llamamiento de innu- Cristo ofrece al ejercitante criterios
merables demonios" [Ej 141], Cris- para poder llegar a advertir la am-
to "escoge tantas personas" [Ej bigüedad de la realidad concreta,
145]. El primero, conforme a su esti- para discernir "los engaños del mal
lo de proceder de modo solapado y caudillo" y "la vida verdadera que
como a escondidas, pero eficaz, se muestra el summo y verdadero ca-
sirve de emisarios potentes que es pitán" y para disponerse a recibir la
difícil desenmascarar porque son gracia que desea y pide [Ej 139].
invisibles. Si se sirviese de hombres 4.6 El sermón de Satanás y de
estos aparecerían de inmediato Cristo [Ej 142] y [Ej 146]. General-
identificables y por ello más fácil- mente es ésta la parte que más de-
mente rechazables por quien, como sarrollan los comentadores y los
el ejercitante en este momento de que orientan la experiencia de los
los Ejercicios, puede ser tentado más Ejercicios. De hecho los sermones
fácilmente bajo especie de bien y "pi- de los dos jefes, de Satanás y Cristo,
de conocimiento de los engaños del ponen en evidencia no tanto la si-
mal caudillo" [Ej 139]. El "Señor de tuación de lucha en la que se en-
todo el mundo" [Ej 145], por el con- cuentra el ejercitante -todo lo que
trario, se vale de personas huma- precede contribuye a tomar con-
nas, de seres visibles a los que con- ciencia de ella, a "sentirla" y adver-
fía su doctrina, una enseñanza tirla en la propia vida, así como, en
objetivamente verdadera e históri- consecuencia, a tener sed de verdad
camente conocida en torno a la cual y de realizar un discernimiento-,
es posible crear unidad No se dice cuanto más bien una profundiza-
en el texto del segundo punto de la ción de su estilo de proceder y, so-
primera parte [Ej 141] qué es lo que bre todo, de su proyecto educativo
deben comunicar y enseñar los y su estrategia pedagógica. Más
emisarios de Satanás. Queda la im- que nunca se pone en evidencia en
presión de una dispersión y de un este momento de los Ejercicios su
espíritu subjetivista y de autorrefe- carácter esencialmente pedagógico
rencia que expone a engaños e ilu- y, por tanto, la centralidad en ellos
siones. Claramente también Cristo de la meditación de las Dos bande-
puede valerse de ángeles, de seres ras. Una vez más, casi para reforzar
invisibles y comunicar verdades en el ejercitante la sed de verdad y
particulares y personales a través hacer cada vez más viva en él la ne-
banderas 218

cesidad de realizar un discerni- posición. El fin del proyecto de Sata-


miento para salir de la situación de nás es volver al hombre similar a sí,
ambigüedad que genera la lucha y que es el príncipe de este mundo, fal-
afán, los dos discursos se presentan so y mentiroso, causante de división,
en comparación y en neto contraste homicida. Le quiere volver soberbio
entre ellos. y desde esta posición sabe que deri-
4.6.2 Acerca del estilo de proceder van todos los demás vicios. Es el
de los dos jefes, no puede dejarse de punto crítico y decisivo porque es
advertir la oposición entre Satanás, el punto de quien llega a la absolu-
que enviando a sus demonios "los tización de sí mismo y de la propia
amonesta para echar redes y cade- conciencia y por tanto a la plena
nas", y Cristo, que envía a sus sier- independencia moral. Con esto se
vos y amigos "encomendándoles destruye la naturaleza humana por-
que a todos quieran ayudar [...]". De que se reniega de la libertad humana
esta contraposición el ejercitante que, como libertad, es "autonomía"
puede claramente captar cómo todo pero que, en cuanto creada, perma-
aquello que suena a constricción, nece siempre "dependiente". El iti-
violencia, atadura, a coaccionar la li- nerario pedagógico para alcanzar es-
bertad lleva el sello del enemigo de te objetivo prevé dos pasos o etapas
la natura humana y es por tanto con- fundamentales que se suceden: la
trario a la propia realización según el "codicia de riquezas", que lleva a
plan de Dios; y cómo, por el contra- confundir el ser con el tener, conside-
rio, el espíritu de Cristo que quiere rando que se es más porque se tiene
educar para la libertad impulsa a más, y el "vano honor del mundo",
"ayudar". Es éste un término "mági- que lleva a confundir el ser con el pa-
co" en la espiritualidad ignaciana. recer, considerando que se es más
Ignacio ha captado la acción educati- porque se es más apreciado por los
va de Dios respecto a él como ayuda otros. Ignacio se las propone al ejer-
y, en consecuencia, quiere que el citante para descubrir si acaso sin
"ayudar" marque la acción del ejer- que se dé cuenta se encuentra impli-
citante que siempre deberá ser un cado en una dinámica pedagógica
servicio en colaboración con Dios de falsedad que genera esclavitud y
para el bien propio y de los demás lo aleja por consiguiente de la ver-
en pleno respeto de la libertad de to- dad y de la libertad.
dos, incluso de la propia, para que Por el contrario, Cristo tiene un
todos encuentren la voluntad de objetivo bien preciso: hacer al hom-
Dios, la verdad de la propia existen- bre humilde. Ignacio claramente sa-
cia. "Ayudar" comporta una percep- be que la caridad es la reina de todas
ción atenta y discreta de las necesi- las virtudes, pero subraya la humil-
dades, como ha actuado y actúa dad porque sabe que es el punto de-
Cristo, que quiere que el hombre me- cisivo, es "la reina que da jaque mate
rezca aquel don gratuito que él es el al rey" (Teresa de Avila, Camino de
primero en ofrecer. perfección 16, 1-2). De hecho, la hu-
4.6.2 El proyecto educativo y la es- mildad es verdad porque induce a
trategia pedagógica. Incluso en la des- apreciarse por aquello que se es, a no
cripción de los fines pretendidos res- despreciar a ninguno, a considerar
pectivamente por Satanás y por aquello que se tiene como don recibi-
Cristo y de los medios usados por do y educa el sentido del límite y la
ellos para conseguirlos, Ignacio pro- medida. El verdadero humilde no
cede de modo paralelo y por contra- confunde el ser ni con el tener ni con
219 banderas

el parecer y, sobre todo, no vive el nera que resulte para el ejercitante


"poder" de modo autorreferencial si- una rejilla o clave interpretativa de
no con espíritu de servicio. Por ello la Palabra de Dios en la propia vida
el hombre alcanza el objetivo de y pueda ser asimilada por él con los
Cristo sí pasa sucesivamente a través diversos criterios que sugiere y los
de las dos etapas de su estrategia pe- procesos interiores que suscita. Pa-
dagógica: "la suma pobreza espiri- ra algunos podrá resultar más fruc-
tual, y si su divina Majestad fuere tífero el recurso a un sesgo bíblico
servida y los quisiere elegir, no me- (Lyonnet y Le Blond) y en particu-
nos la pobreza actual" y el "deseo de lar, al relato de las tentaciones de
oprobios y menosprecios". Éstas, a la Jesús en el desierto según la redac-
vez que lo purifican de ataques y ción de Mt 4, al texto de las Biena-
afectos desordenados que le pueden venturanzas según la redacción de
llevar a plegarse sobre sí mismo Le 6 o quizás a Gal 5. Para otros, por
abriendo el camino al servicio, le in- el contrario, podrá ser más útil una
dican si el movimiento de su alma presentación con un sesgo más teo-
lleva el sello de Satanás o el de Cristo lógico-existencial que resalte las ri-
y, por lo tanto, bajo la bandera de quezas antropológicas, y especial-
qué jefe se encuentra en su itinerario mente aquellas psicológicas, que la
espiritual, en general o en relación a meditación sugiere (entre otros, se
un caso particular de elección a reali- pueden consultar con fruto, ade-
zar. Codicia de riquezas, vano honor más de los estudios ya citados de
del mundo y soberbia, así como sus Rendina, Demoustier, Corella y
paralelos: pobreza, deseo de opro- Chapelle, los trabajos de Giuliani,
bios o menosprecios y humildad, no Imoda y Decloux, cf. Bibliografía).
son sólo respectivamente vicios de Sin embargo, cualquiera que
los que huir o virtudes que practicar sea el sesgo particular elegido para
y poner por obra, sino sobre todo lu- la presentación de la meditación, pa-
ces y criterios fundamentales de dis- rece que siempre y en cualquier caso
cernimiento para individuar el espí- se debe evitar la prisa y la impacien-
ritu de Satanás y el espíritu de Cristo cia. Sin lugar a dudas el primer
en nuestra vida concreta, para captar puesto se debe dar al tercer momen-
en qué dinámica se encuentra uno o to, sea de los puntos -el del discurso
hacia cuál se siente empujado. Por [Ej 142.146], respecto al de la figura
esto, elegir pobreza, desprecio y hu- del jefe [Ej 140.144] y de su manera
mildad es elegir el criterio de la mis- de actuar [Ej 141.145]-, sea de los
ma elección de Cristo llevada hasta tres escalones opuestos en paralelo,
la cruz, es militare sub vexillo crucis, es es decir el de humildad /soberbia
encontrarse bajo la bandera de Cris- respecto al de pobreza/riqueza y al
to victorioso independientemente de de humillaciones/honores vanos.
cualquier éxito o resultado apostóli- Con todo, sería arriesgado acelerar
co estratégicamente verificable, es vi- los tiempos y empezar a considerar
vir las b. que para Ignacio son el caso inmediatamente el discurso saltán-
arquetípico de una perfección que dose los primeros puntos. Se olvi-
construye el Reino. daría que son precisamente éstos
5. Modos de proponer la medita- los que permiten evitar una com-
ción. Los modos a través de los cua- prensión puramente conceptual e
les transmitir el contenido de esta intelectual del mismo discurso, ase-
meditación pueden ser diversos. gurando con ello una comprensión
Siempre se deberá realizar de ma- más completa de su significado y
banderas 220

de la verdad de su mensaje (De- los Ejercicios. Este modo de orar fue


moustier 2000,110). De igual modo siempre muy familiar para S. Igna-
sería arriesgado, además de iluso- cio como atestiguan varios párrafos
rio y erróneo, pensar que es posible de su Diario espiritual [De 7-9.39-
llegar a ser inmediatamente humil- 42.65-70]. Con todo, parece que el
de sin pasar por el escalón de la po- sentido profundo de la petición de
breza y de las humillaciones. Los "ser recibido debajo de su bandera
Ejercicios se traducirían automáti- [la de Cristo]" que se dirige sucesi-
camente en una experiencia racio- vamente a María, al Hijo y al Padre,
nalista o voluntarista que pondrían está sobre todo iluminada por la vi-
las premisas para peligrosas caídas sión de La Storta cuando "rogando a
en el futuro. la Virgen que le quisiese poner con
6. El triple coloquio [Ej 147], En su Hijo [...] sintió tal mutación y vio
el momento de mayor síntesis y tan claramente que Dios Padre le
simplicidad, en el coloquio final, ponía con Cristo, su Hijo, que no
desaparece completamente la con- tendría ánimo para dudar de esto,
traposición entre Cristo y Satanás, sino que Dios Padre le ponía con su
entre la bandera de Cristo y la de Hijo" [Au 96]. No es Ignacio el que
Satanás. A esta altura, el ejercitante se pone con Cristo que lleva la cruz
debería haber ya individuado las sino que es puesto allí por el Padre.
b. y haber captado la diferencia en- Él es pasivo: recibe el ser puesto bajo
tre ellas. Sin embargo, ese discerni- la bandera de la cruz llevada por
miento se quedaría en un puro da- Cristo. Ahora está claro que su ora-
to intelectual, y su actuación un ción ha sido aceptada pero también
mero hecho voluntarista, si no in- que la bandera bajo la cual el ejerci-
terviniese la gracia de Dios. La tante pide ser reclutado es la perso-
elección a la que se orienta la me- na misma de Cristo que lleva la
ditación de las b. no alcanzaría su cruz. En sentido estricto no se trata
objetivo si el Señor no concediese ya de pedir pobreza y humillacio-
al ejercitante el don de "ser recibi- nes; más bien, a partir de Cristo cru-
do" bajo la bandera de Cristo. Al cificado y de la cruz, es decir, de la
final queda sólo esta bandera, pero bandera de Cristo, y casi como con-
frente a ella el ejercitante ha com- secuencia del don de entrar en la ló-
prendido que no puede conquis- gica de Cristo pobre y humillado del
tarla o tomarla o, incluso, colocar- himno cristológico de Filp 2, el sumo
se de su parte por mucho que lo y verdadero capitán (como vida ver-
desee o quiera si no se lo regala dadera que es) permite discernir
Dios. No queda más que pedirlo. "los engaños del mal caudillo" y da
la gracia y "ayuda para dellos me
La importancia de esta petición guardar" [Ej 139].
se expresa también en la particular
forma del triple coloquio que apare- Ignacio no quiere que el más
ce siempre en los momentos decisi- mínimo atisbo de voluntarismo
vos y más significativos de los Ejerci- ofusque la verdad de la elección de
cios, por ejemplo, en el tercer la pobreza y de las humillaciones
ejercicio de la Primera Semana [Ej por parte del ejercitante; su deseo
63]. Llama además la atención la fi- más profundo, más allá de la repug-
gura de María a la que se dirige el nancia por cuanto ha pedido, es que
primer coloquio. También su pre- sea Dios el que lo elija. Sin embargo,
sencia viene a expresar el valor que acoger este regalo exige un largo
Ignacio atribuye a este momento de trabajo de interiorización. No basta
221 Barcelona

comprender abstractamente la con- tad para eligir", en o. c. (GARCÍA-LOMAS, J.


traposición entre dos proyectos edu- M. ed.), 125-137; DEMOUSTIER, A., Lecture du
texte des Exercices Spirituels d'Ignace de Loyo-
cativos opuestos ni tampoco una
la. La proposition des Exercices, Cahier II,
elección voluntarista de seguir a Médiasévres, París 2000, 95-114; GARCÍA DE
Cristo y su táctica pedagógica. Tam- CASTRO, ]., "Éranse una vez Dos banderas.
bién se requiere la participación de Observaciones lingüísticas al texto ignacia-
toda la persona, incluso de su afecti- no [EE 136-147]", Man 67 (1995) 149-164;
GIULIANI, M., "Las meditaciones funda-
vidad espiritual más profunda. Para
mentales de la Segunda Semana", en Bib-
reavivar ésta se requiere tiempo. Por bia, Teología ed Esercizi, CIDE III, Roma
ello Ignacio sugiere que esta medita- 1972, 30-40; GROGAN, B., "Presenting the
ción se articule en cuatro ejercicios Two Standards II" The Way Sup 55 (1986)
de los cuales dos son repeticiones 34-40; IMODA, F., Esercizi spirituali e psicolo-
gía: L'altezza, la larghezza e la profondita (Ef3,
[Ej 148]. Además, hará repetir el
18), PUG, Roma 1994; LE BLOND, J. M.,
mismo triple coloquio de las b. tam- "Deux etendards", Christus 9 (1962) 78-96;
bién en los Binarios. Esto nos hace LOSADA, J., "El contenido teológico de la
comprender una vez más cómo, por meditación de 'Dos Banderas', combate es-
una parte, es reduccionista ligar las piritual y combate escatológico", Man 58
(1986) 41-55; LYONNET, Sv "La méditation
b. sólo a la facultad del entendi-
des deux etendards et son fondement
miento y, por otra, como ésta está scripturaire", Christus 3 (1956) 435-456; Ni-
orientada a través de los Tres Bina- COLAU, M., (ed.), Platicas espirituales del P.
rios a la consideración de las Tres Jerónimo Nadal S. I. en Coimbra (1561), Univ.
maneras de Humildad con la cual Granada 1945, 78-84; RAHNER, H., Ignacio
forma un único bloque ordenado al de Loyola y su histórica formación espiritual,
Sal Terrae, Santander 1955; RAHNER,
proceso de elección. K./'Las Dos Banderas", en Meditaciones so-
bre los Ejercicios de san Ignacio, Herder, Bar-
Maurizio COSTA, SJ celona 1971,136-147; ID., "Sobre el concep-
to teológico de concupiscencia", ET I,
Z1 Binarios Cristo, Elección, Enemigo, Humil- Taurus, Madrid 1963,379-416; RENDINA, S.,
dad, Imaginación, Mal espíritu, Maneras de Litinerario degli Esercizi, ADP, Roma 1999,
Humildad, Meditación, Pobreza, Riqueza, Se- 141-155; VIARD, C, "La Méditation des
gunda Semana, Soberbia, Vanagloria, Virtud. Deux Etendards", Christus 47 (2000) 135-
145; VORÁGINE, S. DE LA., "Capítulo CXXIV
Bibl.: ARZUBIALDE, S., "Raíces de la teolo- San Agustín", en La leyenda dorada, Alian-
gía espiritual en las Dos Banderas [EE. 136- za, Madrid 1982, 531-546.
148]", Man 56 (1984) 291-319; AYERRA, J./
KENNEDY, P., "Banderas, Binarios y Mane-
ras de Humildad", en Los Ejercicios de San
Ignacio a la luz del Vaticano II. Congreso In-
ternacional de Ejercicios. Loyola 1966, BAC, BARCELONA
Madrid 1968, 276-295; CHAPELLE, AV "La
méditation des Deux Etendards", en Les
Exercices Spirituels d'Ignace de Loyola, IET,
Bruxelles 1990, 233-243; COATHALEM, H.,
I gnacio residió tres veces en Barce-
lona. Excepto la segunda, las res-
tantes fueron de corta duración. Su
Comentario del libro de los Ejercicios, Aposto-
lado de la Oración, Buenos Aires 1987,172- vida espiritual se manifestará en
177; CORELLA, ]., "Dos Banderas y maneras ellas de manera diferente.
de Humildad como experiencia unitaria 1. Primera estancia. A mediados
de pobreza de espíritu", en Ejercicios espiri- de febrero (el 7 u 8) de 1523 llegó a
tuales y mundo de hoy (GARCÍA-LOMAS, J. M.
la ciudad con su hábito de peregri-
ed.), M-ST, Bilbao-Santander 1992,155-164;
DALMASES, C. DE, "Las meditaciones del no y con una gran cruz colgando
Reino y de Dos Banderas y la vocación a la de su cuello; sobre su corazón, una
Compañía de Jesús, según el P. Nadal", imagen de la Dolorosa. Le acompa-
Man 20 (1948) 311-320; DECLOUX, S., "Liber- ñaba Antoni Pujol, sacerdote, her-
Barcelona 222

mano de Inés Pascual, una de sus Uno de los criados no tardó en loca-
bienhechoras en Manresa. Conoce- lizarle. Después de la comida, Igna-
mos el itinerario dentro de la ciu- cio les habló de temas espirituales
dad que le condujo a la casa-tienda que conmovieron a los comensales
de algodón, que los Pascual tenían y les aficionaron. Preguntado qué
en la calle Cotoners. Le aposentó pensaba hacer, escondiendo su per-
en una pequeña habitación del des- sonalidad, tan sólo les comunicó su
ván. En todas sus estancias viviría próxima partida que ya tenía con-
Ignacio en ella, en la que Jesús le certada con el capitán de un ber-
dispensó numerosas gracias espiri- gantín. Sabiendo el nombre del bar-
tuales que conocemos por el testi- co, Isabel le disuadió de hacerlo ya
monio del pequeño Juan que le es- que conocía su mal estado. Consejo
piaba a través de la cerradura y de providencial, ya que poco tiempo
las que testificó en el proceso de después de zarpar se hundió. Igna-
beatificación. cio consideró siempre a Isabel co-
Ignacio, que escondió su ori- mo su salvadora y le profesó, como
gen noble, actuaba como un pere- lo atestiguan sus cartas, un profun-
grino en espera de su cercano viaje. do afecto.
Durante aquellos veinte días vivió El segundo ocurrió en el za-
como lo había hecho en Manresa: guán del palacio que los Sapila te-
desaliñado, comiendo muy poco y nían en la calle Ancha, al que Igna-
multiplicando sus oraciones y peni- cio acudió en búsqueda de limosna.
tencias. Su deseo de alternar con La señora Eleonor, al reconocer bajo
personas espirituales que pudieran aquel pose descuidado a un anti-
ayudarle (cf. [Au 37]) le llevó a visi- guo caballero, proyectó en él la do-
tar los monasterios de los Jeróni- lorosa experiencia de haber perdi-
mos del Valle de Hebrón y el de do recientemente a un hijo que les
Santa María de Jesús, ambos a las había abandonado, y le increpó por
afueras de la ciudad. En el último, haber vivido tan mal y caído tan
se confesó con Fray Diego de Al- bajo. Ignacio aceptó la reprensión y
cántara. Visitaba también monaste- le confesó que era un gran pecador.
rios de monjas, cada día el de las Respuesta inesperada que modificó
monjas jerónimas de San Matías, a la actitud de la dama, la cual se
cuya hermana tornera Antonia Es- convirtió a partir de aquel momen-
trada llevó de Jerusalén una arqui- to en una de las admiradoras y
lla de reliquias. bienhechoras del santo. Isabel Ro-
Dos acontecimientos le entrea- ses y Eleonor Sapila constituyeron
brieron nuevas posibilidades. Un el núcleo de las familias que tanto
día, mientras escuchaba un sermón ayudaron después, espiritual y eco-
sentado en las gradas del altar ma- nómicamente, a Ignacio durante su
yor de la iglesia de San Justo y Pas- segunda estancia y vida posterior.
tor, la señora Isabel Roses (de soltera Pero en aquel momento el peregri-
Ferrer) quedó impresionada por el no abandonó la ciudad con la segu-
recogimiento de aquel pobre (fuen- ridad de no volver nunca más.
tes posteriores rodearán la cabeza 2. Segunda estancia. Ignacio no
del santo con un halo de luz). Tal se- pudo quedarse en Tierra Santa co-
ñora vivía frente por frente de esta mo era su intención. Además com-
iglesia, y terminado el sermón pre- prendió que, si quería hacer bien a
guntó a su marido, que era ciego, si las almas, necesitaba de un rodri-
podía invitar a tal persona a comer. gón científico en que estructurar
223 Barcelona

sus experiencias místicas. El primer curso precedente hay que acudir a


paso era el estudio del latín. Creyó otra figura docente, que aparece en
él que podía aprenderlo con la ayu- la misma Ordenado, la del maestro
da de un monje que había conocido repetidor. Esto solventaba el pro-
en el monasterio de San Pablo a las blema del pago, ya que l'Estudi Ge-
afueras de Manresa (cf. [Au 54]). Al neral era gratuito, no así para los
llegar allí conoció su defunción y repetidores. Reflejaría también lo
regresó a Barcelona. Isabel Roses le que tanto la Autobiografía como el P.
propuso una alternativa: que conti- Polanco nos comunican (con lige-
nuara residiendo en la casa de Inés ras variantes): que viendo Ignacio
Pascual y ella correría con todos sus que el demonio quería impedirle el
gastos y le presentaría a Jerónimo estudio con abundancia de conso-
Ardévol para que fuera su maestro. laciones espirituales (cf. [Au 55]),
Estamos en la cuaresma de 1524. acudió a Ardévol y, sentados en un
Su vida debía tomar un nuevo banco de Santa María del Mar (a
rumbo; podríamos calificarla como pocos metros de la casa del maes-
la de una persona normal: abando- tro), le prometió acudir siempre a
nar su desaliño, moderar sus peni- sus clases y le rogaba que le casti-
tencias y alternar la oración con el gase "como haría con el más pe-
estudio. Poco tiempo antes de lle- queño muchacho que tuviese". Ig-
gar a la ciudad, la instancia oficial nacio tenía entonces 33 años. Las
de enseñanza de B., l'Estudi General, fuentes relativas a este periodo se
había visto reforzada su autoridad limitan casi exclusivamente a este
con la supresión de las escuelas pri- aspecto del estudio del latín. Pero
vadas, por una parte, y con la pu- el interés de Ignacio era más gene-
blicación de unas sucesivas Ordena- ral y sus amistades le facilitaron un
cions que establecieron el programa mayor conocimiento del mundo
docente, las materias que enseñar y cultural de Barcelona. En B. existí-
el profesorado. Especialmente im- an círculos de inspiración lulista,
portante fue la del 1508, vigente enriquecidos posteriormente con
durante la estancia de Ignacio en las doctrinas de Síbiuda. Paralela-
Barcelona. Por ella vemos substituir mente surgieron círculos humanis-
el Doctrinóle puerorum de Alejandro tas; entre ellos, la Academia de hu-
de Villa, que había servido de ma- manistas, del que era miembro el
nual para aprender latín en toda maestro Ardévol. Quizás a través
Europa, por las Introductiones in lati- de estos últimos entró Ignacio en
nam grammaticam de Antonio Ne- contacto con el Enchiridion militis
brija, varias veces editadas en la christiani de Erasmo. Las fuentes
Condal. Se proponían otras obras, coetáneas a Ignacio se contradicen:
entre ellas la Eneida de Virgilio y el mientras Ribadeneira y Polanco (cf.
Contemptus de Catón (composición FNII, 543) afirman que el santo le-
poética atribuida por aquel enton- yó a Erasmo ya en B., otros, basán-
ces a San Bernardo y actualmente a dose en González de Cámara (cf.
Bernardo de Cluny o de Morías). FN I, 584-595), aseguran que su pri-
La Autobiografía y otras fuentes mer contacto lo tuvo en Alcalá. Va-
contemporáneas nos afirman que rios historiadores modernos han
tuvo por maestro a Jerónimo Ardé- pretendido explicar esta discrepan-
vol (cf. [Au 54]). Pero hoy sabemos cia que aquellas fuentes no podían
que sólo fue catedrático de latín el ignorar. Probablemente la solución
curso escolar de 1526-27; para el nos la daría el diverso Sitz im Leben
Barcelona 224

de ambos momentos históricos con brado maestro racional y que espo-


el trasfondo del cambio de mentali- só a Guiomar de Hostalrich, ambos
dad de la curia romana respecto a favorecedores de Ignacio. Una de
Erasmo. Lo que no puede negarse sus hijas se casó con Francisco de
es que Ignacio tuvo la posibilidad Monteada, hijo del primer conde
de leer algunas partes de la obra, de Aytona que heredó de su madre
quizás más por motivos lingüísti- el afecto a Ignacio y que logró pos-
cos que no precisamente religiosos. teriormente que la CJ pudiera po-
Las muchas coincidencias entre seer la Cueva de Manresa. Estefa-
expresiones utilizadas por Ignacio nía de Requesens que, durante la
y por Ramón Llull y Sibiuda, espe- estancia de Ignacio se casó con
cialmente en el Art de contemplado y Juan de Zúñiga, ayo de Felipe II.
en el Blanquerna del primero y en el Visitó su palacio y en su biblioteca
Scientia libri Creaturarum seu naturae pudo ver y utilizar algunos de los
et Scientia de homine (o el resumen libros de que hablaremos. Esta rela-
de esta obra, el Viola animae de Pie- ción de los Requesens con Ignacio
ter Dorland) entre los del segundo, explica el constante deseo de la CJ
no pueden explicarse sin acudir al de poder adquirir aquel palacio co-
hecho de que Ignacio los hubiera mo residencia o colegio. Deseo que,
conocido ya en Barcelona. No se aunque nunca abandonado, no pu-
trata sólo de algunas expresiones, do lograrse hasta principios del s.
sino algo más profundo, como el XX, con la aceptación de su iglesia
uso de las tres potencias del alma, y una adyacente casa, restos de
el del discernimiento de los espíri- aquel entonces enorme edificio. La
tus, el del fin del hombre y de las amistad y favor de estas familias
criaturas, y la estructuración de dos perdurará. Financiarán sus estu-
meditaciones fundamentales: la del dios en París y ayudarán a la inci-
PF y la CAÁ. Los estudios de Bat- piente CJ. La correspondencia cru-
llori lo han demostrado suficiente- zada entre Ignacio y algunas de
mente. estas bienhechoras fue publicada y
comentada por Hugo Rahner. Isa-
Recordemos los nombres de las
bel de Roses y sus compañeras
personas que ayudaron principal-
Francisca de Bradina y Francisca
mente a Ignacio a integrarlo, de al-
Cruílles ingresarán en la CJ la Navi-
guna manera, en este mundo reli-
dad del 1545; pero esto último es un
gioso-cultural de Barcelona. Hemos
acontecimiento posterior que no ca-
citado a Isabel Roses y a Eleonor
be tratarse aquí.
Sapila; a ellas se deben añadir a Isa-
bel de Josa (llamada también de Sus años de estancia en Catalu-
Cardona), muy conocedora de la fi- ña posibilitaron al santo la lectura
losofía de Escoto, la cual pudo ex- del catalán, y sus incipientes cono-
poner en una reunión de cardenales cimientos de latín, la comprensión
en Roma. Sus conocimientos teoló- de las obras piadosas escritas en es-
gicos también le permitieron predi- ta lengua. Ya fuera en casa de los
car en la catedral de Barcelona. Ana Requesens o en las bibliotecas de
de Rocaberti, nieta de Eleonor Sapi- los Sapila, pudo ver las Horas de
la, testigo de la reprimenda de su Meditación, en latín, castellano y ca-
abuela a Ignacio en su casa-palacio talán, o los famosos Libros de Horas,
de la calle Ancha; Isabel de Reque- Hores de Nostra Dona, Hores en pía,
sens i Boxadors; Manuel Juan de El testament de Jesucrist; también las
Gralla, que en el año 1518 fue nom- Vidas de Jesús (de Isabel de Villena y
225 Barcelona

de Ludovicio de Sajonia), además En otra ocasión, regresando del


del Flos Sanctorum. Otro libro que mismo convento, observó una gran
tuvo mucha difusión en aquellos multitud apiñada frente a un portal
años fue el Brevísimo atajo e arte de de la calle de Benlloch. Dos herma-
amar a Dios, con otro arte de contem- nos habían discutido por la herencia
plación e algunas otras reglas breves paterna, y uno de ellos, Lisardo, op-
para ordenar la piensa en el amor de tó por ahorcarse. Ignacio subió al pi-
Dios. Y junto a los textos, las imáge- so, descolgó al ahorcado y con cari-
nes. Era frecuente colocar sobre las ño lo depositó en el suelo colocando
puertas de las casas estampas im- sobre él la cruz que siempre llevaba
presas con escenas de la vida de Je- y, en voz alta, le llamó varias veces
sús, de María y de los Santos. Ca- "Lisardo". Recobró el sentido y pu-
bría pensar que le sugirieron iniciar do confesarse para poder morir re-
algunas de sus meditaciones con conciliado con Dios. Hechos como
las "composiciones de lugar". estos aumentaron su fama de santi-
El proceso de beatificación nos dad y daban a su acción pastoral
habla de dos acontecimientos no una fuerza especial. Parece que a
recogidos en la Autobiografía del partir de este momento empezó a
santo. Los dos muestran el afán dar "Ejercicios Espirituales" a quie-
apostólico de Ignacio. A las afueras nes se lo solicitaban. Algunos jóve-
de la ciudad existía el convento de nes quisieron unirse a él y participar
Nuestra Señora de los Ángeles, de su labor pastoral. Conocemos
vulgarmente conocido con el nom- tres nombres: Calixto de Sa, Juan de
bre de Els Ángels vells. Muchas de Arteaga y Lope de Cáceres. Grupo
sus religiosas llevaban una vida que se disolvió. Ignacio se encontra-
muy poco edificante: no sólo aban- ba bien en B., pero el Estudi General
donaban la clausura sino que reci- poca cosa más podía enseñarle. Pen-
bían en ella a unos jóvenes liberti- só en trasladarse a otra ciudad; lo
nos. Ignacio quiso ayudar a la mismo le aconsejó el maestro Ardé-
reforma del convento; lo visitó va- vol, el cual le indicó las Universida-
rias veces y su fervor movió a las des de Alcalá y Salamanca. Abando-
religiosas a cambiar de vida. Esto nó la ciudad en julio de 1526.
irritó a quienes vieron cerrarse las 3. Tercera estancia. Año y medio
puertas del convento. Encargaron después, desengañado del ambien-
a un sicario que se deshiciese del te de Alcalá y Salamanca, decidió
estorbo. Un día, regresando del trasladarse a París. De paso recaló
convento y cerca de la puerta de en B.; se reencontró con sus amista-
San Daniel, Ignacio fue bárbara- des incondicionales. Sabía que po-
mente apaleado y abandonado co- día contar con ellas para asegurar
mo muerto. Unos molineros lo re- sus futuros estudios. En París po-
cogieron y lo llevaron a casa de dría dedicarse plenamente al estu-
Inés Pascual. Durante 53 días lu- dio y a la formación del futuro nú-
chó entre la vida y la muerte y fue cleo de la CJ. También de este
visitado por sus amistades, que no periodo han llegado hasta nosotros
tuvieron reparo en entrar en una la correspondencia con sus amista-
casa tan distinta de sus palacios. des barcelonesas. Permaneció en la
Admiraron su resignación y su Ciudad condal un mes y medio,
perdón y el deseo de continuar su partiendo de ella en enero de 1528.
apostolado. Se hizo amigo de Con esta estancia finalizó el contacto
quien había pretendido matarle. físico con B., a no ser que -como ere-
beneficio 226

en algunos autores- se detuviera en nace avec l'erasmisme espagnol", Revue


ella en 1535, cuando Ignacio volvió d'Histoire de la Spiritualité 49 (1973) 443-464;
RUBIO, ]., "Notas sobre los libros de lectura
una temporada a España. Pudo ir a
espiritual en Barcelona entre 1500 y 1530",
Valencia para embarcarse hacia Gae- AHSI 25 (1956) 317-327; SABATER, J., "Ana-
ta o dirigirse a B. para hacerlo desde logías doctrinales entre S. Ignacio y R.
su puerto. El problema que se cernía Llull", Man 28 (1956) 371-384.
sobre la posible entrada de algunas
barcelonesas en el primer grupo de
compañeros hace más plausible esta BENEFICIO
segunda ruta. Ignacio conservó un
inolvidable recuerdo de la ciudad.
l término //beneficio,/ aparece en
En una carta a Jaime Cassador afir-
mó: "Me parece y no dudo que más E el corpus ignaciano con dos sen-
tidos fundamentales: a) uno más
cargo y deuda tengo a esa población
de Barcelona que a ningún otro pue- genérico, referido al bien que uno
blo de esta vida/' [Epp 1,96]. hace a otro [Co 111.118.132.258.
740.743], o el bien que Dios nos ha-
Antoni BORRAS, SJ ce [Ej 43.234; Co 288; De 21]; y b) un
sentido técnico, derivado del signi-
/* Alcalá de Henares, Ejercicios Espirituales ficado genérico, referido al ámbito
(A. Historia), Flos Sanctorum, Ignacio de ho- eclesial, que no es otra cosa que las
yóla, Letras, Manresa, Montserrat. rentas eclesiásticas que estaban
Bibl.: BATLLORI, M., "Sobre l'Humanisme aparejadas a un oficio y que se des-
a Barcelona durant els estudis de Sant Ig- tinaban a la sustentación del titular
nasi: Nebrija i Erasme. 1524-1526", Obra de dicho oficio [Ej 16.169.171.178;
Completa, vol. V, 145-169; ID., "Cenacles Co 59]. Recibían el nombre de b.,
LuHians i Cenacles erasmistes a la Barcelo-
na del Renaixement", Ibid., 171-190; ID.,
porque eran gracias concedidas por
"Sibiuda, Loiola i Montaigne. En les refor- los Romanos Pontífices (cf. TLC, sv.
mes religioses al segle XVI", Obra completa, Beneficio). Es a este segundo senti-
vol. VI, Editorial 3 i 4, Valencia 1996, 207- do al que se refería el Código de De-
220; BORRAS, A., Ignasi de hoyóla i la ciutat de recho Canónico del año 1917 como
Barcelona. Conferencia pronunciada en el "una entidad jurídica constituida o
ayuntamiento de Barcelona en el quinto ani-
versario del nacimiento de San Ignacio, Com- erigida a perpetuidad por la com-
panyia de Jesús, Barcelona 1991; CEBOLLA- petente autoridad eclesiástica, que
DA, R, "Loyola y Erasmo. Aportaciones al consta de un oficio canónico y del
estudio de la relación entre ambos", Man derecho a percibir las rentas de la
62 (1990) 49-60; CREIXELL, J., San Ignacio de dotación del oficio" (canon 1409),
hoyóla. Estudio critico y documentado de los
hechos ignacianos, relacionado con Montserrat, del que tratamos en este lugar.
Manresa y Barcelona, E. Subirana, Barcelona El siglo XVI presenta una Igle-
1922, 216-271 y 282-307; HERNÁNDEZ, R, ha sia necesitada de reforma a muy di-
casa de San Ignacio de hoyóla en Barcelona,
noticia histórica de ella y su estado actual,
versos niveles, también en el ámbi-
Imp. Barcelonesa, Barcelona 1917; LOP, M., to de los b. eclesiásticos, cuya
Recuerdos ignacianos en Barcelona, EIDES, concesión había ido quedando re-
CiJ, Barcelona 2005; MADURELL, J. Ma / servada al papado a lo largo del si-
DALMASES, C. DE, "Jerónimo Ardévol, Ma- glo XIV. Los abusos eran llamativos
estro de San Ignacio, y la enseñanza de las en este campo: acumulaciones in-
humanidades en Barcelona de 1508 a
1544", AHSI37 (1968) 370-407; RAHNER, H., gentes de b., descuidos de los ofi-
Ignace de hoyóla. Correspondence avec lesfem- cios que iban aparejados al disfrute
mes de son temps, DDB, París 1963; ROTSA- de las rentas..., y la necesidad de
ERT, M., "Les premiers contacts de saint Ig- poner freno a dichos abusos era
227 beneficio

sentida por todos aquellos que se los elementos que deben ser teni-
interesaban por la reforma de la dos en cuenta a la hora de la elec-
Iglesia. De hecho, el tema aparece ción. Ignacio subraya en [Ej 169]
en el Libellus ad Leonem X, que los que el tomar b. es secundario con
camaldulenses Pablo Giustiniani y respecto a lo primario que es el ser-
Vicente Quirini enviaron al Papa en vicio divino. De igual manera en [Ej
el contexto del Quinto Concilio La- 171] se señala el carácter de elec-
teranense, en el que piden que sea ción mudable que tiene el poseer
desposeído del b. aquel que no beneficios, por lo que no extraña
cumple con el oficio, y hasta que que se ponga de nuevo como ejem-
sea encarcelado; por su parte, el plo en [Ej 178], al tratar del primer
Consilium de Emendanda Ecclesia de modo de hacer elección por el ter-
1537, nombrado por Pablo III, hace cer tiempo ("el primer punto es
una exposición detallada de todos proponer delante la cosa sobre que
los abusos, entre los que se destaca quiero hacer elección, así como un
la manera como se conceden los b. oficio o beneficio para tomar o de-
eclesiásticos que llevan aparejados jar, o de otra cualquier cosa que cae
la cura de almas: se busca en esos en elección mutable").
casos, a su entender, más favorecer c) Ignacio intenta conseguir
a los individuos que reciben dichos del papa la unión de b. a favor de
beneficios, que a los fieles para los obras de la CJ (colegios). Su insis-
cuales, en último término, se insti- tencia en este punto, a pesar de la
tuyeron los oficios... El Concilio de oposición papal a la idea, se debe
Trento trató de poner coto a las des- sencillamente a ía importancia de
viaciones introducidas en los b. la misión para Ignacio. Frente a
eclesiásticos: el decreto sobre la Re- unos b. eclesiásticos, que en mu-
forma de la sesión XXIII establece chos casos no servían más que pa-
una serie de condiciones para po- ra posibilitar una vida cómoda a
der gozar de un beneficio eclesiásti- los beneficiados, S. Ignacio preten-
co, entre Jas que destacaba la edad de rentabilizar los recursos exis-
mínima de catorce años. tentes en la Iglesia para conseguir
un mayor aprovechamiento apos-
Éste es el contexto, en el que S. tólico. Esto le parecía tan impor-
Ignacio funda la CJ, por lo que no tante a Ignacio que desarrolló una
es de extrañar la prevención que le verdadera estrategia para lograr
causaba el tema de los beneficios. dichas uniones, y con ellas, el
Tres son las "actuaciones" de Igna- mantenimiento de los Colegios, tal
cio en torno a esta cuestión: y como la presenta en una carta a
a) Ignacio establece claramente Araoz [Epp II, 694].
que los jesuitas no pueden gozar de A partir de la publicación en
beneficios eclesiásticos [Co 59], re- 1983 del nuevo Código de Derecho
cogido de nuevo en las Normas Canónico, Jos b. eclesiásticos en
Complementarias (NC 32 §4). La ra- sentido propio apenas existen (cf.
zón no es otra que el ejercicio de la CIC 1272); el espíritu que prohibía
pobreza en la CJ, que prohibe la po- dicha posesión a los miembros de
sesión de rentas. la CJ, espíritu que tiene que ver
b) Los b. eclesiásticos aparecen con la manera de entender la po-
como ejemplo de afección desorde- breza y el seguimiento de Jesucris-
nada (cf. la anotación 16 de los Ejer- to, continúa, sin embargo, vigente
cicios Espirituales), y como uno de en toda la legislación actual de la
biblia y ejercicios 228

Orden (también para el caso, ya Escritura, bien a las etapas del ca-
poco probable, de que todavía en- mino de los Ejercicios y a su relación
trase en la misma un candidato con los itinerarios bíblicos.
que tuviera un beneficio eclesiásti- En particular, es cada vez más
co -cf. N C 32, §4). claro el papel de las meditaciones
Diego M. MOLINA, SJ
fundamentales en los Ejercicios,
meditaciones y contemplaciones
que se remiten unas a otras. Pién-
/ Elección, Pobreza.
sese en el PF, en las meditaciones
Bibliografía: FORNÉS, J., "Régimen jurídi- sobre el pecado y sobre el desor-
co-patrimonial y financiación de la Iglesia den, en la meditación del Reino
desde la perspectiva de la libertad religio- [Ej 91-109] y en la de las Dos Ban-
sa", Ius Canonicum 71 (1996) 13-61; IGLE-
SIAS, L, "Cincuenta años de itinerario sobre deras [Ej 136-148]. Fruto de esa in-
la pobreza en la Compañía de Jesús (1938- terrelación, ha quedado de mani-
1987)", Man 59 (1987) 289-307; SWITEK, G., fiesto más claramente la relación
"Praedicare in paupertate": Estudios sobre el entre la dinámica propia de la Re-
concepto de pobreza según Ignacio de hoyóla, velación bíblica y la de los Ejerci-
CIS, Roma 1972. cios. San Ignacio tuvo el don de
captar lo esencial de esta dinámica
bíblica, que en una síntesis apreta-
BIBLIA Y EJERCICIOS da se puede encontrar en pasajes
como Flp 2, 5-11, en el que se rela-
ta la humillación y exaltación de
D esde el principio de la historia
de los Ejercicios Espirituales, re-
sultaba claro que éstos se componí-
Jesús (cf. [Ej 95.98]).
De aquí se deduce que estos
an, en gran parte, de referencias a la pasajes se pueden proponer al ejer-
Escritura. El breve de Paulo III de citante de varios modos. Uno es el
1548 los presenta como "documenta clásico que sigue el texto de S. Igna-
ex Sacris Scripturis et vitae spiritualis cio y valora las frecuentes alusiones
experimentis elicita" ("Documentos a las Escrituras, enseñando así a
que se apoyan en la Sagrada Escri- meditarlas y nutriendo con ellas la
tura y en la experiencia de la vida oración y las elecciones del ejerci-
espirituar). Pero en los últimos cin- tante. Piénsese también en la nota
cuenta años han ocurrido hechos de la Segunda Semana que invita a
importantes: por una parte, el Con- leer durante el día algo de los libros
cilio Vaticano II, en la constitución de la Imitación de Cristo, de los
dogmática Dei Verbum, ha invitado evangelios y de las vidas de los san-
a todos los fieles a tener una fami- tos (cf. [Ej 100]). En este caso, se de-
liaridad orante con la Escritura, es bería tener presente la indicación
decir, a aprender a orar desde las de S. Ignacio en la anotación segun-
páginas bíblicas (cf. DV 25). Por da -"la persona que da a otro modo
otra parte, se ha mirado, conside- y orden para meditar o contemplar
rándola con mayor atención, a la debe narrar fielmente la historia de
"Historia de la Salvación", en el la tal contemplación o meditación"
ámbito de la misma Escritura (cf. [Ej 2 ] - con un mínimo de reflexio-
particularmente los estudios de Os- nes y aclaraciones breves. De he-
ear Cullmann). Se ha prestado cada cho, quien contempla es el que, par-
vez más atención bien a los cami- tiendo del "fundamento verdadero
nos e itinerarios espirituales que se de la historia" narrada, debe buscar
proponen de modos diversos en la algo que le haga comprender mejor
229 biblia y ejercicios

el sentido de ésta, bien porque ra- todas las riquezas contenidas en los
zone con la propia inteligencia, textos bíblicos, a fin de que la pala-
bien porque su entendimiento sea bra de Dios pueda ser siempre y ca-
iluminado por la potencia divina. da vez más, el alimento espiritual
Sin embargo, es también posi- de los miembros de su pueblo, la
ble presentar los Ejercicios toman- fuente para ellos de una vida de fe,
do como referencia libros (por de esperanza y de amor, y una luz
ejemplo uno de los evangelios) o para toda la humanidad (cf. DV
personajes de la Escritura (como 21)" (Ibid., Introd. B). De esta forma,
Abraham, Moisés, Samuel, David, los Ejercicios expresarán mejor su
Jeremías, Pedro, Pablo). En este ca- fuerza, que consiste en ayudar a
so, es importante entrar en el itine- buscar la voluntad de Dios orde-
rario espiritual de estos personajes, nando la propia vida, haciéndose
en la dinámica de cada libro elegi- uno sensible a la acción del Espíritu
do para la reflexión y en los puntos Santo en el propio corazón.
clave de los Ejercicios, expresados ¿Una lectura más amplia del
en las meditaciones fundamentales, AT? Hay que reconocer que, aun-
y hacer notar este paralelismo. No que el libro de los Ejercicios se base
se trata de que el que da los Ejerci- en gran parte en la Escritura, no se
cios haga una lección exegética de citan más que pocas páginas de la
un libro bíblico (aunque esto sea Antigua Alianza. Se trata sobre to-
una experiencia siempre útil). Pero, do del relato de la creación y del
para hacer verdaderamente los pecado de los primeros padres (Gn
Ejercicios, hace falta que el ejerci- 1-3), junto con algunas otras pocas
tante capte las etapas fundamenta- páginas bíblicas o extrabíblicas so-
les de un camino de conversión y bre el pecado de los ángeles. Faltan,
búsqueda de la voluntad de Dios y sin embargo, muchas otras páginas
se confronte con ellas. posteriores que hacen comprender
Es importante, en cualquier ca- la dinámica perversa del pecado y
so, que el recurso a las páginas bí- las vías con las que la sabiduría de
blicas a la hora de dar los Ejercicios Dios, sobre todo a partir de Abra-
no se convierta en una exégesis ham, prepara la revelación de la
científica, sino que permita al ejerci- Salvación.
tante encontrarse con la fuerza de Por ello, algunos directores
la Palabra y leer la propia vida des- cuando dan el Mes de Ejercicios en
crita en cada página bíblica, llegan- diferentes etapas y momentos (espa-
do incluso a sentir la interpelación ciándolo incluso a lo largo de varios
directa que parte de las páginas de años), han encontrado útil hacer una
la Escritura y lo toca íntimamente. lectura de muchas páginas del AT
Como enseña la Pontificia Comi- que tienen buena cabida entre la Pri-
sión Bíblica en su documento La in- mera y la Segunda Semanas. Esta
terpretación de la Biblia en la Iglesia práctica, si bien no es necesaria para
(1993), muchos y diversos son los hacer los Ejercicios, se revela muy
métodos y aproximaciones inter- útil para un conocimiento de las di-
pretativas, cada uno con sus posibi- námicas de la revelación que están
lidades y sus límites. El que da los destinadas a ser asimiladas por el
Ejercicios debe conocer bien estos ejercitante en las Semanas Segunda,
métodos y tener una buena base Tercera y Cuarta.
exegética. Pero deberá, sobre todo,
preocuparse por "poner de relieve Cario Maria MARTINI, SJ
binarios 230

Z1 Apariciones, Contemplación, Ejercicios BINARIOS


(Modalidades), Lenguaje, Misterios de la Vida
de Cristo, Vita Christi.
Bibl.: AA.VV., Gli esercizi ignaziani e la Bib-
1 . Dificultades y sentido del término.
El término "binario" es de com-
pleja definición. Los distintos textos
bia, CIS, Roma 1977; ALEIXANDRE, DV "El
deseo y el miedo. Reflexiones desde la Bi- de los Ejercicios no ayudan dema-
blia y desde la espiritualidad ignaciana", siado a aclararla. El Autógrafo y la
Man 66 (1994) 121-129; ALONSO, J., "El Versio Prima 1 (1541) hablan de "bi-
misterio de la Transfiguración en el Plan narios". La Vulgata sustituye b. por
de los Ejercicios (Paralelismo entre los dis- "Clases de hombres". En el título
cípulos y el Ejercitante respecto a la de la meditación leemos: De tribus
cruz)", Man 62 (1990) 325-336; ID V "El hominum classsibus seu differentiis.
misterio de Getsemaní en los Ejercicios Es-
La Versio Prima 2 (1547) prefiere el
pirituales", Man 64 (1992) 43-63; ID., "El
Misterio de la 'cruz' dentro de la teología término " dispositiones" \ Meditatio
y del Plan de los Ejercicios (Introducción a trium dispositionum hominum. En
los misterios de Tercera Semana), Man 65 ella se ha tachado expresamente la
(1993) 183-204; ALONSO SCHOKEL, L., "Re- palabra "binarius", que iba en cada
lación recíproca entre exégesis de Salmos uno de los tres puntos, aunque en
y Ejercicios Espirituales" en GARCÍA-LOMAS, cuatro ocasiones la conserva.
J. M. (ed.), Ejercicios Espirituales y mundo
de hoy, M-ST, Bilbao-Santander 1992, 117- Gran parte de los comentaris-
123; ID., Contempladlo y quedaréis radiantes: tas de Ejercicios supone que b. era
Salmos y Ejercicios, ST, Santander 1996; un término empleado con frecuen-
BUSTO, J. R., "Exégesis y contemplación", cia en los tratados de moral de los
Man 64 (1992) 15-23; BYRNE, B., "'TO see siglos XV y XVI. Pedro Leturia
with the eyes of the imagination.. /: Scrip- piensa que era "de uso común en el
ture in the Exercises and recent interpreta- lenguaje de dialécticos y sumulis-
tion", The Way Sup 72 (1991) 3-19; CUSSON, tas para significar el compuesto de
G., Pédagogie de l'expérience spirituelle per-
sonnelle. Bible et Exercices Spirituels, DDB-
alma y cuerpo o simplemente gru-
Bellarmin, Paris-Montréal 1968; EDMONDS, pos de a dos". El DRAE define b.
R, "The "History" in Ignatian Contempla- como "compuesto de dos elemen-
tion: From the Last Supper to the Car- tos, unidades o guarismos". De bi-
den", The Way 44 (2005) 21-36; GABEL, H. nas de hombres hablan, entre otros,
"Ignatian Contemplation and Modern Bi- Peeters y Hummelauer. Pinard de
blical Studies", The Way 44 (2005), 37-49; La Boullaye (1944, 164) se pregun-
IGLESIAS, M. E., "La novedad evangélica ta: ¿por qué tres binas y no tres in-
de los Ejercicios", Man 43 (1971) 173-180;
Rossi DE GASPERIS, R, La roca que nos ha en-
dividuos? Porque llevamos dos
gendrado (Dt 32,18): Ejercicios en Tierra hombres dentro de nosotros. La an-
Santa, Sal Terrae, Santander 1996; ID., Sen- tropología de los maestros espiri-
tieri di vita: La dinámica degli Esercizi igna- tuales era binaria: hombre carnal,
ziani nell'itinerario delle Scritture. 1. Princi- hombre espiritual; hombre exterior,
pio e Fondamento e Prima Settimana, hombre interior; hombre sensible,
Paoline, Milano 2005; Rossi DE GASPERIS hombre racional; hombre viejo,
R/ CARFAGNA, A., Prendí il libro e mangial, hombre nuevo. Hasta podría decir-
EDB, Bolonia 1997-2002; SIVATTE, R. DE/
se que un hombre son dos hom-
TUÑÍ, J. O., Biblia y Ejercicios Espirituales,
Eides, Barcelona 2004; STANLEY, D., "The bres, un binario. En cada uno de
Cali to Discipleship: the Spiritual Exerci- los puntos de esta meditación po-
ses with the Gospel of St Mark", The Way demos ver al hombre dividido en
Sup 43/ 44 (1982) 5-198; TUÑÍ, J. O., "El "dos hombres". En el primer punto
uso de los Evangelios en los Ejercicios", [Ej 153], se presenta a un hombre
Man 55 (1983) 99-118. espiritual que quiere quitar la afee-
231 binarios

ción desordenada que tiene al di- la salud corporal y espiritual. Él di-


nero, pero tropieza con la resisten- rá la salud in utroque homine, aun-
cia del hombre carnal que deja las que sus deseos vayan dirigidos a
decisiones para la hora de la muer- personas determinadas o a comuni-
te. También hay división en los dades enteras. A Ignacio le pudo
"dos hombres" del segundo punto quedar el vocablo b. como una re-
[Ej 154]: el hombre carnal se impo- miniscencia de sus lecturas y estu-
ne al espiritual en la medida en que dios de París. Por la antropología
no toma la decisión más apta para de los autores espirituales y por el
quitar la afección desordenada y lenguaje del mismo Ignacio, puede
opta por quedarse con el dinero. concluirse que el término b. indica
En el tercer punto [Ej 155] se impo- al hombre dividido, escindido.
ne el hombre espiritual y su opción 2. Los Tres Binarios como parábo-
es la acertada. la. Estamos ante una parábola y na-
J. Taulero (tl361) hablaba de die ha estudiado tanto las parábo-
hombre ternario: "El hombre, de las como los escrituristas. Las
hecho, es como si fuese tres hom- parábolas de Jesús se presentan co-
bres, aun siendo un solo hombre. El mo un método activo, nos dirán.
primero es el hombre exterior, ani- Hacen entrar en juego al oyente. El
mal, sensible; el segundo es el hom- oyente de la parábola se siente in-
bre racional, con sus facultades in- terpelado. Se espera de él un cam-
telectuales; el tercero es el que bio en su manera de actuar. No es
corresponde a este fondo del alma una pura información. Lo que im-
que se repliega sobre sí misma, a la porta es hacer caer en la cuenta al
parte más elevada del alma, el ins- destinatario de la parábola de qué
tinto profundo (gemuete) del alma. posturas o comportamientos, hasta
Todos juntos no hacen sino un solo ahora quizá ocultos, no resisten la
hombre". Y más brevemente: "El abrumadora luz de los elementos
hombre es como si fuese tres hom- simples presentados en ella. Un
bres: un hombre animal en cuanto ejemplo clásico es la parábola del
vive según los sentidos; un hombre hombre rico (2Sam 12, 1-14) que
racional y por fin un hombre supe- Natán cuenta a David. David ve en
rior, deiforme, hecho a imagen de el otro sus propios desatinos. Ha
Dios". llegado a este descubrimiento, casi
En el lenguaje de Ignacio, el sin sentirlo, por el uso adecuado de
hombre está dividido, es "binario". la parábola.
Hay en nosotros un hombre viejo y Ignacio propone la parábola de
un hombre nuevo. "Acaece que por los b. al final del día cuarto. El ejer-
crucificar al hombre viejo, se cruci- citante acaba de hacer dos veces la
fica al nuevo" [Epp I, 585]. Por la meditación de Dos Banderas acom-
obediencia, la persona se ofrece to- pañada de dos repeticiones. Como
da entera al Señor y deja de estar las parábolas evangélicas, ésta va a
dividida: "Y es cierto que, si obe- ser muy simple. Se trata de tres
diencia es un holocausto, en el cual hombres. Cada uno de ellos está en
el hombre todo entero, sin dividir posesión de una gran cantidad di-
nada de sí [...] y una resignación nero: diez mil ducados, la renta
perfecta de sí mismo, por la cual se anual de un conde o duque de
desposee de sí todo" [Epp II, 57]. aquellos tiempos. No encuentran la
Unas 49 veces aparece en sus cartas felicidad en la posesión de ese dine-
el desear con delicadeza a los suyos ro. No lo han adquirido de malas
binarios 232

maneras, pero tampoco por puro bien va a ser el objeto de su petición


amor de Dios, lo cual equivale a (cf. Ej [152]). "Desear conocer lo
amar el dinero de manera desorde- que es más grato a Dios" [Ej 151]
nada. Esto no les da paz. Echan de "para abrazar el mejor" [Ej 149], se
menos la experiencia de la salva- dice en la presentación de la medi-
ción como paz y comunicación con tación. Y se pide la gracia de "elegir
Dios, cuya voluntad desean hacer lo que más a gloria de su divina
en todo momento. Quieren abrazar majestad y salud de mi ánima sea"
"la vida verdadera" y deben traba- [Ej 152], una salud del alma experi-
jar por quitar el afecto desordenado mentada desde ahora como paz y
que tienen al dinero (cf. [Ej 150]). El sosiego espiritual que habrán de se-
ejercitante que llega hasta aquí tam- guir al desprendimiento de la afec-
bién ha apostado por la vida verda- ción desordenada.
dera. En la meditación precedente, 3. Desarrollo de la parábola. Los
ha pasado lentamente de uno a otro puntos que siguen a continuación
mediador pidiendo en los colo- son también parábola. Se trata de
quios ser recibido debajo de la ban- ver lo que eligen los otros para
dera de Cristo: en suma pobreza es- ubicarse uno mismo. Se trata de
piritual primero, y en pobreza que el ejercitante se percate de que
actual si el Señor los quisiere elegir, no sólo hay elecciones dispares, si-
y en pasar oprobios y menosprecios no que alguna es disparatada. La
(cf. [Ej 147]). Así cuatro veces y qui- parábola habrá alcanzado su co-
zá a ratos durante el día. Ahora hay metido cuando el ejercitante entre
que dar un paso más. No se trata de en juego, cuando sienta en sí mis-
prometer la pobreza o desearla de mo su personal disparate e incon-
manera general, si no más bien de secuencia, con el deseo de corre-
ver lo que se está dispuesto a hacer girse y elegir bien de ahora en
en un caso concreto. Se desvanecen adelante, como elige el tercer hom-
los sueños ante la realidad que se bre, el tercer binario.
impone para quitar el afecto desor- 3.1 "El primer binario querría
denado a mis ducados particulares. quitar el afecto que a la cosa adqui-
El ejercitante oye el plantea- sita tiene, para hallar en paz a Dios
miento general de la parábola con nuestro Señor y saberse salvar, y no
interés, no sabiendo aún por qué pone los medios hasta la hora la
especiales derroteros va a prose- muerte" [Ej 153]. No falta ni sobra
guir. La composición de lugar es to- nada en la sobriedad de la exposi-
talmente nueva: "Ver a mí mismo, ción. Se enuncia el fin: "Quitar el
cómo estoy delante de Dios nuestro afecto que a la cosa adquisita tie-
Señor, y de todos sus santos, para ne". Se habla de los medios: "No
desear y conocer lo que sea más pone los medios hasta la hora de la
grato a su divina bondad" [Ej 152]. muerte". Pero dejar los medios has-
Los santos gozan ahora de la pre- ta la hora de la muerte es no querer
sencia de Dios porque supieron ele- eficazmente el fin. Por eso querría
gir bien en su momento. Deseando quitar el afecto. Está todo dicho: es-
y conociendo lo que es más grato a te hombre, de hecho, no quiere qui-
Dios, el ejercitante podrá elegirlo tar el afecto, "querría". Tiene bue-
ahora, mientras que espera un día nas intenciones, pero no logran
verse en la presencia de Dios y de sacarlo de su inoperancia. Seguirá
los santos, lo cual en estos momen- durante su vida apegado a aquello
tos solamente imagina. Saber elegir de que querría despojarse y se le es-
233 binarios

capa la paz presentida como salva- mente por amor al Señor, hacer so-
ción y gozo en el desprendimiento lamente la voluntad de Dios. Y lo
afectivo. La fuerza de la parábola que está haciendo es que Dios se
está en su fácil comprensión por la acomode a su interesada voluntad.
ausencia de artificio. Así, el ejerci- El ejercitante, al ver la inconse-
tante se apoderará de ella, sin ape- cuencia de este segundo hombre,
nas notarlo. La vive desde el otro. puede descubrir su personal incon-
Pudiera ser que sus grandes quere- secuencia. Si fuera así, es señal de
res y deseos sean vistos ahora sim- que ha entrado en el juego de la pa-
plemente como un "querría". rábola y de que ha llegado a descu-
3.2 "El segundo quiere quitar el brir en él mismo lo torcidas que son
afecto, mas así le quiere quitar que algunas de sus actuaciones, a pesar
quede con la cosa adquisita, de ma- de haber hecho la meditación del
nera que allí venga Dios donde él Reino [Ej 91-99] y el triple coloquio
quiere, y no determina de dejarla de las dos meditaciones y repeticio-
para ir a Dios, aunque fuese el me- nes de dos Banderas. En ellas ha
jor estado para él" [Ej 154]. Aparece pedido el conocimiento de los en-
el verbo "querer", como antes, pero gaños (cf. [Ej 139]). Ahora puede
ahora en indicativo: "quiere", se- descubrir, en la parábola de los b.,
guido del mismo complemento que los engaños son sutiles y escu-
verbal: "quitar el afecto". Lo que rridizos. Cuando creemos conocer
sucede es que la "cosa adquisita" se todo sobre ellos y haberlos descu-
desplaza. Ya no es quitar el afecto, bierto, vemos que todavía nos que-
sino quedarse con la cosa. Este da mucho por descubrir. No se po-
hombre quiere poner algunos me- ne en duda la sinceridad de la
dios, pero, como primera medida, petición constante o el conocimien-
se queda con la posesión de lo que to amoroso durante todo el proceso
es objeto de su desordenada afec- contemplativo de los ejercicios de
ción. Ni siquiera se plantea la posi- los tres primeros días de la Segun-
bilidad de dejarlo: "no determina da Semana. Sólo se pretende ayu-
de dejarla para ir a Dios", para ha- dar al ejercitante a que vea que no
llar a Dios en paz, aunque fuera "el se pueden fijar límites al amor. Si el
mejor estado para él", la mejor ma- ejercitante está siendo tocado por la
nera de desligarse de la afección parábola, y llega a ver como suya la
desordenada. Este segundo hombre inoperancia del primer hombre y,
de la parábola se mueve en un en- sobre todo, la peligrosa trampa en
gaño mayor que el primero al pre- que se mete el segundo, experimen-
tender que "allí venga Dios donde tará en sí mismo una llamada a la
él quiere". El engaño aparece al lucidez y a proceder con acierto. Se
descubierto desde el momento en prepara así para ver el comporta-
que quedarse con los ducados se miento del tercer b., que podrá ser
identifica con la pretensión de que en el futuro su personal comporta-
Dios bendiga, se acomode a la vo- miento, si desea de veras no enga-
luntad de quien así elige. Es todo lo ñarse y hallar a Dios en paz. Las pa-
contrarío de lo que los tres hombres labras del Directorio Oficial nos
pretendían según el enunciado ini- parecen demasiado severas: "Toda
cial de la parábola. Este segundo esta meditación tiende a descubrir
hombre quiere, como los otros dos, lo vergonzoso y perverso que es no
liberarse del afecto del dinero, ha- sólo el no ponerse a arrancar los de-
llar a Dios en paz, proceder pura- seos desordenados, sino también el
binarios 234

querer arrancarlos como a uno le gundo b. que no se sentía libre para


guste y no como Dios quiera, sin re- tener o no tener los ducados; éste
signarse en las manos de Dios" decide, ante todo, tenerlos, quedar-
(D43, 213). En Ignacio todo es sua- se con ellos. El tercero no. No tiene
vidad. El primero "pone" los me- afección a tener el dinero o no te-
dios a la hora de la muerte. Claro nerlo. Es la disposición previa nece-
que eso no es querer poner los me- saria para caminar hacia el querer,
dios. Esto mismo y otras cosas po- de manera, eficaz, quitar la afección
día haber dicho Ignacio. Lo que im- desordenada al dinero y hallar a
porta es poner de relieve lo nada Dios en paz. Por eso, a continua-
razonable de esa actitud y que el ción añade Ignacio que "quiere so-
ejercitante vea hasta qué punto lamente quererla o no quererla, se-
puede verse retratado en ese pri- gún que Dios nuestro Señor le
mer hombre. Pero Ignacio todo lo pondrá en voluntad". Es el Señor
envuelve en una piadosa compren- quien le mostrará su voluntad por
sión. Dígase lo mismo sobre el se- uno u otro extremo. Para ello ten-
gundo binario. No se juzgan las in- drá que discernir cuál es la volun-
tenciones ni la manera de actuar. Se tad de Dios. Pero este hombre está
respetan. Solamente se presta una en disposición de hacer un buen
ayuda respetuosa para desenmas- discernimiento. Porque solamente
carar el posible engaño. se discierne bien cuando dejamos
3.3 "El tercero quiere quitar el de poner condiciones, cortapisas, es
afecto, mas así le quiere quitar que decir, cuando uno se ha hecho indi-
también no le tiene afección a tener ferente, o según la expresión de los
la cosa adquisita o no la tener, sino Directorios, cuando se está total-
quiere solamente quererla o no mente "resignado" en las manos de
quererla, según que Dios nuestro Dios para aceptar lo que Él quiera
Señor le pondrá en voluntad, y a la mostrarnos ser su voluntad. Es cla-
tal persona le parecerá mejor para ro que este hombre no deja el dine-
servicio y alabanza de su divina ro en el acto, de manera precipita-
majestad; y, entre tanto, quiere ha- da. Toma su tiempo para descubrir
cer cuenta que todo lo deja en afec- lo que Dios nuestro Señor le pondrá
to, poniendo fuerza de no querer en voluntad. Tiempo de oración de
aquello ni otra cosa ninguna, si no discernimiento y, si necesario fuere,
le moviere sólo el servicio de Dios de consulta que le llevará aceptar
nuestro Señor; de manera que el de- en libertad lo que a él "le parecerá
seo de mejor poder servir a Dios mejor para servicio y alabanza de
nuestro Señor le mueva a tomar la su divina majestad". Tiempo, como
cosa o dejarla" [Ej 155]. No tiene decimos, de búsqueda orante de la
afección a tener el dinero o no te- voluntad de Dios, pidiendo el don
nerlo. Quiere solamente quererlo o de Dios de "elegir lo que más a glo-
no quererlo, según que Dios nues- ria de su divina majestad y salud
tro Señor le pondrá en voluntad. de mi ánima sea" [Ej 152]. No es el
Poniendo fuerza de no querer aniquilamiento del deseo. Le puede
aquello "ni otra cosa ninguna". El gustar el dinero. Pero este gusto no
deseo de mejor servir a Dios nues- es tal que le impida abrirse a la vo-
tro Señor le mueve a tomar la cosa luntad de Dios si ésta fuere que de-
o dejarla. El punto de partida marca berá prescindir del dinero.
ya una diferencia cualitativa con re- "Y entre tanto". Hasta que des-
lación a las disposiciones del se- cubre la voluntad de Dios, que es lo
235 binarios

único que le importa, se hace a la te al verdadero amor a Cristo. Una


idea de que "todo lo deja en afec- disposición de tercer b. es la piedra
to". No sólo está indiferente, sino de toque para identificar si este
que, en cuánto de él depende, se in- amor a Cristo se ha sobrepuesto a
clina a dejar el dinero mientras no cualquier otro afecto desordenado,
se oponga al servicio de Dios nues- de manera que el ejercitante esté
tro Señor. dispuesto para elegir bien. Nadal,
"Poniendo fuerza". No es vo- en su apología de los Ejercicios con-
luntarismo. Ha pedido la gracia y tra Pedroche, se detiene en la indi-
podrá pedirla con más insistencia ferencia por ser uno de los puntos
en los coloquios (cf. [Ej 157]). Ve- combatidos por el dominico. Lo
mos que pone fuerza, especial em- que se pretende -argumenta Na-
peño, para "no querer aquello ni d a l - con el hacerse indiferente ha-
otra cosa ninguna". Se amplía el cia las cosas, es el adherirse a la vo-
objeto del desasimiento afectivo. luntad de Dios, y desde ella y de su
No se trata sólo de no querer los amor nace nuestro amor y elección
ducados, sino de no querer aquello de las cosas (cf. MNad IV, 828). Des-
ni ninguna otra cosa movido sola- de el amor a la voluntad de Dios se
mente por el servicio y alabanza de puede amar y elegir bien las cosas.
Porque el amor, la razón de elegir,
Dios nuestro Señor. Es el hacerse in-
desciende de arriba (cf. [Ej 184]).
diferente "a todas las cosas criadas"
del PF [Ej 23]. Pero no hemos de ol- En este bloque descriptivo de
vidar que las fuerzas para dejarse las disposiciones del tercer b., for-
guiar exclusivamente por lo que el mado por escasez de elementos lin-
servicio de Dios nuestro Señor exi- güísticos repetidos y debidamente
ge, son dadas por el mismo Señor: dispuestos hasta lograr una bien
"Propio es del buen espíritu dar elaborada formulación, el ejercitan-
ánimo y fuerzas..." [Ej 315]. te comprende a dónde tendría que
haber llegado en su itinerario perso-
"De manera que el deseo de nal, desde que comenzó su expe-
mejor poder servir a Dios nuestro riencia de Ejercicios. Ahora relee la
Señor le mueva a tomar la cosa o consideración del PF y la acoge, no
dejarla". Sólo le mueve en su elec- sólo como un principio intelectual-
ción el deseo de mejor poder servir mente aceptado y creído, sino afec-
a Dios. Se rige en su vida por el fin tivamente asimilado. Lo que allí se
que tiene muy claro: servir a Dios. anunciaba como un principio del
Lo demás es relativo. Hacerse indi- orden -usar de las cosas tanto cuan-
ferente a todo, no querer aquello ni to le ayuden para su fin-, insistien-
otra cosa alguna. Esta indefinición do en la necesidad de "hacernos in-
no es una actitud negativa para de- diferentes a todas las cosas criadas"
tenerse en ella, sino una condición [Ej 23], se hace realidad en el tercer
previa para el "deseo de mejor po- b. de la parábola "sin querer aquello
der servir a Dios nuestro Señor". ni otra cosa ninguna" porque sólo le
Como en el PF: "solamente dese- mueve el fin: servir lo mejor posible
ando lo que más conduce para el a Dios nuestro Señor.
fin que somos criados" [Ej 23]. 4. La nota de Binarios [Ej 157].
Hemos de tener presente que la Ignacio manda hacer los mismos
persona humana sólo se mueve con coloquios que se hicieron en la
éxito llevada del amor. Lo que ha meditación de Dos Banderas (cf.
hecho Ignacio es llevar al ejercitan- [Ej 156]). Y a continuación añade
binarios 236

la siguiente nota: "Es de notar que carne", convencido que pide un


cuando nosotros sentimos afecto o gran don, el don de la verdad y de
repugnancia contra la pobreza ac- la libertad que vislumbra en el
tual, cuando no somos indiferen- buen hacer del tercer binario. Y ha-
tes a pobreza o riqueza, mucho rá el coloquio libremente. Ignacio
aprovecha, para extinguir el tal no le dice que lo haga. Sólo le indi-
afecto desordenado, pedir en los ca, como en otras ocasiones, que
coloquios (aunque sea contra la "mucho aprovecha". A este ejerci-
carne) que el Señor le elija en la tante que ha comenzado su expe-
pobreza actual; y que él quiere, pi- riencia de Ejercicios como quien
de y suplica, sólo que sea servicio "en todo lo posible desea aprove-
y alabanza de la su divina bon- char" [Ej 20] y que puede pensarse
dad" [Ej 157]. Esta nota ha sido continúa con deseos aún mayores,
para algunos desconcertante y h a n se le proponen estos coloquios,
visto bien el cambio introducido asegurándole que "mucho aprove-
en la Vulgata hasta diluirla: "ser- cha" . Ahora, mientras el Señor no
vabimus tamen interea desiderii le manifieste claramente su volun-
nostri libertatem, qua liceat conve- tad, y en el supuesto de sentirse
nientiorem servitio divino viam desordenadamente afectado a la
invadere". riqueza, se le aconseja pedir en los
Tengamos en cuenta lo que ha coloquios que el Señor "le elija en
sido el procedimiento ignaciano. la pobreza actual" [Ej 157]. El que
Hemos asistido a la puesta en esce- da los Ejercicios tendrá entonces
na de una parábola para descubrir buenos motivos para esperar que
en otros las ocultas motivaciones se le conceda al ejercitante la gra-
que pueden enturbiar nuestros cia de llegar a la disposición del
mejores deseos y decisiones. Ha si- tercer binario. Es una condición in-
do un método sumamente respe- dispensable para que éste pueda
tuoso con la persona del ejercitan- proseguir su experiencia y aden-
te. Quien haya ponderado con trarse en las elecciones.
detenimiento el comportamiento Se ha de leer esta nota a la luz
de los hombres de la parábola, ha- de la anotación 16 [Ej 16]. En ella se
brá podido percatarse de sus pro- le pide al ejercitante que, "para que
pios desajustes, pero no tiene mo- el Criador y Señor obre más cierta-
tivo para que se apodere de él la mente en su criatura", ésta ha de
angustia. Más bien lo tiene para buscar el equilibrio, y se le indica la
encarar el futuro esperanzado y manera de lograrlo: ha de inclinar-
con ilusión. Con delicadeza se le se a lo contrario de lo que se siente
ha ayudado a verse con ojos nue- desordenadamente inclinada. La
vos. Ha sido bueno para el ejerci- afección desordenada a un oficio o
tante descubrir, tal vez, su situa- beneficio es un serio impedimento
ción de primero o segundo binario. para hallar la voluntad de Dios y
Lo peor de todo es seguir descami- discernir lo que el Señor pondrá en
nado sin saberlo. Los coloquios de voluntad y elegir bien. El desorden
la nota final se ponen para ejerci- puede provenir de motivaciones in-
tantes lúcidos. Quien ha descu- teresadas: "no por el honor y gloria
bierto su error y es alguien capaz de Dios nuestro Señor, ni por la sa-
de dar mucho fruto, hará el colo- lud espiritual de las ánimas, mas
quio propuesto, no sin dolor pro- por sus propios provechos e intere-
bablemente, "aunque sea contra la ses temporales". Mientras la afee-
237 binarios

ción desordenada persista, el ejerci- a la tal persona le parecerá mejor


tante que desea acomodarse a lo para servicio y alabanza de su di-
que prescribe esta anotación se es- vina majestad" [Ej 155].
fuerza por inclinarse a lo contrario, Por otro lado, hay que tener en
mientras el Señor "ordenando sus cuenta que los coloquios de b. y la
deseos, no le mudare su afección nota comentada se harán en los cin-
primera". co ejercicios -o en los que haga el
Podemos preguntarnos por ejercitante (cf. [Ej 162])- de los días
qué a una meditación tan impor- restantes de la Segunda Semana. A
tante como ésta le señala Ignacio Ignacio le gustaría que al ejercitante
solamente una hora. Tengamos en se le concediera el don de la tercera
cuenta que es presentada a un ejer- manera de humildad: "Y si es posi-
citante lleno de deseos y con enor- ble, que llegue al tercer grado de
mes ganas de aprovecharse. El ar- humildad" (DI, 17). Para quien de
tificio de la parábola, con la simple veras desea que le sea concedida
disposición de sus materiales, pre- esta humildad "perfectísima" le di-
tende descubrir las larvadas moti- ce Ignacio que "mucho aprovecha"
vaciones que pueden estar enquis- hacer los coloquios de b. (cf. [Ej
tadas en un determinado modo de 168]). Sigue recomendando estos
actuar, envuelto en los mejores de- coloquios en la Tercera Semana:
seos. Para este descubrimiento no "puede hacer un solo coloquio a
se necesita demasiado tiempo. No Cristo nuestro Señor o, si la materia
fue muy larga la historia que Na- y la devoción le conmueve, puede
tán le contó a David sobre el hom- hacer tres coloquios, uno a la Ma-
bre rico y la oveja del pobre. Pero dre, otro al Hijo, otro al Padre, por
fue suficiente para que David la misma forma que está dicho en la
abriese los ojos. Lo que importa, en segunda semana, en la meditación
un principio, es el deslumbramien- de los dos [tres] binarios, con la no-
to eficaz del hallazgo, la salida a ta que se sigue a los binarios"
flote de las intenciones desviadas y [Ej 199].
ocultas. J.A. de Polanco indica en su Di-
Una hora es suficiente para rectorio que podrá ser conveniente
descubrir engaños si ha estado en algunos casos, que se repitan los
ayudada de la gracia que se ha pe- ejercicios de b. (cf. D20, 78). Tene-
dido a lo largo de muchas horas mos un ejemplo de cómo Ignacio y
de búsqueda amorosa en contem- sus compañeros, en sus conocidas
plación y coloquios. Pero es una Deliberaciones, aplicaron lo que se
hora para no olvidar ya. La som- dice en la nota de b.: "Lo segundo
bra del segundo b. aparece en el que comenzamos a conferir para
"preámbulo para hacer elección" hallar camino a la resolución, fue
[Ej 169]. La disposición del tercero proponer a todos y a cada uno las
se formula en la segunda manera tres preparaciones del ánimo si-
de humildad [Ej 166]; será indis- guientes. La primera: cada cual de
pensable para seguir adelante y tal ánimo se preparase, y de tal
poder elegir bien (cf. [Ej 179]). La suerte se diese a la oración, medita-
petición del primer modo del ter- ción y sacrificios, que procurase
cer tiempo de elección (cf. [Ej 180]) conseguir el gozo y paz en el Espí-
nos recuerda la espera del tercer b. ritu Santo acerca de la obediencia, y
para elegir "según que Dios nues- tener cuanto fuese de su parte más
tro Señor le pondrá en voluntad, y inclinada la voluntad a obedecer
Bobadilla, Alfonso N. 238

que a mandar, donde se hubiese de po se dedicó también al estudio de


seguir igual gloria y alabanza de su la Teología. Volvió a Valladolid y
Majestad" (MCo I, 5). permaneció allí cuatro años, hasta
el otoño de 1533, cuando un vivo
Antonio ALBURQUERQUE, SJ deseo de un saber más profundo y
de perfeccionarse en las lenguas la-
Z1 Afecto, Afección desordenada, Banderas, tina, griega y hebrea lo impulsó a
Elección, Maneras de humildad, Meditación,
dirigirse a París.
Indiferencia.
Con la ayuda de Ignacio de Lo-
Bibl.: ALBURQUERQUE, A., "La Parábola de yola consiguió obtener una plaza co-
'Tres-binarios de hombres' (EE 149-157)",
Man 67 (1995) 165-180; BERTRAND, D., "La
mo docente de Filosofía en el colegio
liberté de notre désir. Les trois classes d'- de Calvi, cerca de la Sorbona, donde
hommes", Christus 25 (1978) 362-371; CODI- estudió teología positiva y escolásti-
NA, A., "¿En afecto o en efecto?", Man 10 ca con los dominicos Benoít y Ory y
(1934) 193-203; COATHALEM, H., "Tres bina- con el franciscano De Cornibus.
rios de hombres", en Comentario del libro de Después de hacer los Ejercicios Espi-
los Ejercicios, Apostolado de la Oración, rituales, decidió unirse a Ignacio co-
Buenos Aires 1987, 178-184; IGLESIAS, E.,
"Algunas consideraciones sobre el Libro de mo el sexto de sus compañeros; el 15
los Ejercicios. Tres Binarios. Tres maneras de agosto de 1534 en la capilla de
de Humildad", Man 8 (1934) 193-203; IGLE- Montmartre pronunció el voto de
SIAS, L, "Los tres binarios de Hombres: pobreza y castidad perpetuas, con el
texto y forma de exposición y reflexión bí- propósito de ir a Tierra Santa. El 15
blico-teológicas", Man 58 (1986) 57-67; de noviembre de 1536 salió de París
MARTINS, D., "Notas a la psicología de los
binarios", Revista de espiritualidad 3 (1944)
en dirección a Venecia con otros
82-102; PINARD DE LA BOULLAYE, H, Exercices ocho compañeros. Allí fue ordenado
Spirituels selon la méthode de Saint Ignace I, sacerdote el 24 de junio de 1537.
Beauchesne, Paris 1944; RAHNER, K., "LOS Desde entonces comenzó para él
tres binarios de hombres", en Meditaciones una vida de intenso peregrinar de
sobre los Ejercicios de San Ignacio, Herder, un lugar a otro, ilustrada por él mis-
Barcelona 1971,179-187; VIARD, C, "Se lais- mo en su Autobiografía: el principal
sez disposer. Les trois types d'hommes",
Christus 124 hors-série (1984) 133-136. escenario de sus numerosísimos via-
jes fue Italia, pero no faltaron largas
incursiones en otros países de Euro-
pa. En 1542, después de predicar en
BOBADILLA, Alfonso N. Viterbo, estuvo en Alemania y en
Austria, colaborando con los nun-
cios papales Giovanni Morone y Gi-
1 . Vida. Alfonso Nicolás B. nació
en la diócesis de Patencia, en el
pueblo de Bobadilla del Camino, a
rolamo Verallo. Asistió a siete dietas
imperiales: dos en Espira, dos en
principios de 1509. Tras estudiar Nuremberg y una en Worms, Ratis-
gramática en su lugar natal, a los bona y Augsburgo. Estuvo también
once años fue enviado a Valladolid, en Viena y en Praga. Estaba destina-
donde estudió Lógica y Retórica. do a Polonia, pero no pudo ir. Su ac-
De allí pasó a la Universidad de Al- tividad en estas misiones era la de
calá, donde obtuvo un puesto en el predicar y disputar con los protes-
colegio de Santa Librada como es- tantes, leyendo y refutando sus
tudiante pobre. Allí siguió los cur- obras. Cuando en 1548 Carlos V
sos de Artes y Filosofía, consi- promulgó el ínterim, B. protestó tan
guiendo el bachillerato el 20 de fuertemente contra las concesiones
junio de 1529; durante algún tiem- hechas a los protestantes que el em-
239 Bobadilla, Alfonso N.

perador le conminó a abandonar mor: "yo no sé en la Compañía nin-


Alemania. De 1559 a 1561 estuvo gún hipócrita, si no es Salmerón y
también en Dalmacia. Bobadilla" (FN I, 730), y soportaba
Sus principales campos de ac- sus intemperancias, a veces rayanas
ción en Italia fueron las regiones de en el descaro, como cuando B. le
la Italia meridional, con especial "sugería" que escribiera con más
dedicación a las desoladas diócesis brevedad, evitando todo lo super-
de Calabria, donde fue llamado por fluo, con lo cual se habrían podido
varios cardenales y obispos. Allí escribir otras dos cartas más (cf.
predicó no pocos sermones y tuvo [£/7/? I, 277-279]).
lecciones sacras, se ocupó de la re- Tras la muerte del fundador,
forma de monasterios, promovió la que había sabido canalizar positiva-
fundación de varios colegios, no mente sus intemperancias, B. se
siempre dotados de sólidas bases opuso vigorosamente tanto al nom-
económicas, y vigiló cuidadosa- bramiento de un vicario en el inter-
mente contra la penetración de ide- valo previo a la primera CG como a
as heréticas. Estuvo también en Si- las mismas Constituciones, que con-
cilia, donde, entre otras cosas, sideraba excesivamente prolijas y
fundó la casa profesa de Palermo. confusas. A causa de esta franqueza
suya, B. entró en una fuerte sintonía
Viajó siempre a pie, como él
con Pablo IV, a quien tuvo el valor
mismo afirma: "El camino lo hizo
de enviar en 1555 un proyecto de re-
siempre a pie. Todo el tiempo que
forma de la Iglesia, en el que afir-
pudo, es decir, más allá de los se-
maba que era necesario comenzar la
senta años". El último de los com-
renovación de la Iglesia desde la ca-
pañeros de Ignacio moría el 23 de
beza, combatiendo sobre todo el ne-
septiembre de 1590 en Loreto.
potismo. Fueron precisamente las
2. Personalidad y carácter. Su críticas del jesuíta español a las
celo apostólico, además de mos- Constituciones las que suscitaron las
trarse en las misiones internas, en- famosas intervenciones del pontífi-
caminadas a la revitalización del ce, que estuvieron a punto de sub-
catolicismo en territorios periféri- vertir algunos principios funda-
cos con respecto a los grandes cen- mentales del instituto ignaciano.
tros eclesiásticos, estuvo caracteri- Bobadilla tuvo una gran com-
zado también por una vigorosa y petencia teológica y un celo apos-
severa acción de oposición a los tólico verdaderamente extraordi-
fermentos protestantes en Italia, nario. Canisio ha subrayado "su
contra los cuales combatió, ya con singular penetración de espíritu y
confrontaciones directas, ya con el vigor de la exposición". Escri-
métodos más sutiles e inquisitoria- biendo sobre sí mismo, a propósito
les, como demuestra claramente el del celo apostólico, p u d o afirmar:
asunto de fray Sixto de Siena, a "Ha predicado diez cuaresmas y
quien hizo "espiar" y cuya predi- doce advientos, ha predicado los
cación cuaresmal denunció des- domingos y los días de fiesta du-
pués al Santo Oficio. rante años enteros. Los arzobispos
De carácter independiente y di- y los obispos que ha visitado as-
fícil, que más de una vez lo llevó a cienden a setenta y siete; las ciuda-
enfrentarse con sus superiores, ac- des, todas juntas, llegan a ciento
tuaba a menudo de modo excéntri- cincuenta y ocho. Laus Deo Virgini-
co. Ignacio de Loyola decía con hu- que Matri". La lista de sus obras fue
Bobadilla, Alfonso de 240

redactada por el mismo B. (cf. MBob intrigas referentes a las misiones, la


667-669). tendencia a la conversación supér-
Sus escritos cubren, de modo flua y a la animosidad en el dispu-
no sistemático, un amplio abanico tar, la inclinación a las riñas, la im-
de temas. Hay entre ellos comenta- prudencia en la correspondencia, la
rios a algunos capítulos del Génesis libertad de trato con los extraños y
y a otros libros o partes del AT y del el nerviosismo en las disputas (cf.
NT; hay anotaciones sobre los Evan- MSal I, 20-22), Bobadilla describía
gelios; tratados sobre la predestina- su acción en estos términos, eri-
ción, sobre los sacramentos y con giéndose prácticamente en jesuíta
frecuencia, contra los luteranos; ca- ejemplar: "Y en suma, no hay otra
sos de conciencia; una defensa del palabra en la boca de esta corte, si-
Concilio de Trento contra Melanch- no que, si toda nuestra Compañía
ton y Calvino, etc. fuese como Bobadilla, sería felicísi-
ma, dándome sobre todos las pri-
3. Escritos. Entre sus escritos de
meras partes, y de algunos de noso-
carácter más propiamente espiritual
tros murmurando a la larga. En
debe recordarse el Libellus sobre la
esto cuánto se engañen los hombres
comunión frecuente y cotidiana,
bien lo sabe, pero doy gracias a
que fue escrito a raíz de una duda
Cristo, porque me comporto sin dar
planteada por el arcipreste de Luni,
motivo de queja y así mi modestia
Virgilio Zinquino: ¿puede un obis-
y talento sea conocido de todos. Ro-
po limitar, por propia decisión, el
gad a Cristo me dé perseverancia
número de comuniones de sus dio-
en todo, y paciencia para soportar
cesanos? B. respondió manifestando
trabajos, máxime estos de la guerra,
su posición favorable a la comunión
que son otros que estar en el huerto
frecuente y cotidiana, y demostraba
o en la cocina, dentro la ciudad de
esta tesis recurriendo a un número
Roma. Así que puedo gloriarme en
extraordinario de citas de Padres de
la cruz de Cristo nuestro Señor, no
la Iglesia y de Doctores. Su razona-
menos que todos. Y así no tengo
miento es claro y simple: sólo el pe-
que dar cuenta, ni parte, a los com-
cado mortal supone un obstáculo a
pañeros de Trento, ni de otra parte,
la comunión, y hay que recordar
haciendo lo que me mandará Far-
que la eucaristía es un alimento y
nesio, que es mi inmediato supe-
un remedio para las debilidades hu-
rior. Esto todo escribo, no para exal-
manas. El autor, por otra parte, no
tarme, sino para humillarme, y dar
se detiene en la prescripción de la
gracias a Dios, y confusión de los
comunión semanal, sino que propo-
que de mí piensan mal, como hacía
ne que sea diaria. El pasaje más esti-
S. Pablo" {MBob 102).
mulante del escrito es el capítulo
séptimo, en el que el autor describe Ulderico PÁRENTE
el diálogo entre un fiel que desea
comulgar y el pastor que le niega la / Amigos en el Señor, Ignacio de hoyóla, París,
comunión. Primeros Compañeros, Unión de los ánimos,
Venecia.
Jesuíta difícil de encuadrar,
quizá su mejor retrato lo ha dado él Bibl.: BOERO, G., Vita del Servo di Dio P. Ni-
mismo. En una carta del 16 de julio colb Bobadiglia della Compagnia di Gesú, uno
dei primi compagni di S. Ignazio di hoyóla, Fi-
de 1546 al doctor Miguel Torres, de- renze 1879; DALMASES, C DE., "Bobadilla,
fendiéndose de un memorial de Nicolás (Alonso) de", en DHCJ I, 463-465;
Salmerón que le imputaba ciertas FISCHER, A., "A Study in early Jesuit Go-
241 Borja, Francisco de

vernment: The Nature and Origins of the denales y un arzobispo de Zarago-


dissent of Nicolás Bobadilla", Viator 10 za); de las hijas, cinco ingresaron en
(1979) 397-431; GILMONT, J. R, Les écrits spi- Santa Clara de Gandía, donde esta-
rituels des premiers jésuites: inventaire com-
menté, IHSI, Roma 1961, 159-162; LEWIS, ban ya la tía Isabel, la abuela, María
M. A., "The Rehabilitation of Nicolás Bo- Enríquez, y entrarían tres nietas.
badilla, S.J., during the Generalate of Eve- Salido de la niñez, se forma en
rard Mercurian", en MCCOOG, T. M. (ed.), Zaragoza con su abuelo el arzobis-
The Mercurian Project, IJS, St. Louis 2004,
437-459; PAOLI, U., "La Congregazione Sil- po, y pasa unos años como paje de
vestrina dalla fine della commenda alia la Reina Juana "la Loca" y de su hi-
visita di Nicoló B. (1544-1556)", ínter Fra- ja Catalina, futura Reina de Portu-
tres 28 (1978) 11-60; PÁRENTE, U., "Nicolás gal, en Tordesillas. En 1528 entró al
Bobadilla (1509-1590)", AHSI 59 (1990) servicio del Emperador. Su padre el
323-344; ID., "Nicoló Bobadilla e gli esordi Duque lo acompañó, con cartas de
della Compagnia di Gesú in Calabria", en
SIBILIO, V., (ed.), / Gesuiti e la Calabria. Atti recomendación a éste y a todos los
del Convegno di Reggio Calabria 27-28 feb- personajes de relieve en la Corte, y
braio 1991, Reggio Calabria 1992, 19-56; unas instrucciones para el hijo, en
ID., "Sul preteso giudaismo di fra Sisto da las que no se olvida nada de lo con-
Siena davanti all'Inquisizione Romana cerniente al cristiano y al caballero.
(1551-1553)", en ACCADEMIA NAZIONALE
Negoció su boda con la hija de los
DEI LINCEI, Le inquisizioni cristiane e gli
ebrei. Tavola rotonda nell'ámbito della Confe- Duques de Cardona, y rechazó en
renza annuale della Ricerca (Roma, 20-21 di- un primer momento -con espíritu
cembre 2001), Roma 2003, 375-405; SALCE- regionalista, pensaba su hijo- a la
DO, M., Un gran palentino frente a la dama portuguesa de la emperatriz,
Reforma. El P. Nicolás Bobadilla, Caja de Dña. Leonor de Castro y Meneses.
Ahorros de Patencia, Palencia 1982; SCA- Ante la decisión del Emperador, se
DUTO, M, Uépoca di Giacomo Laínez. II go-
verno (1556-1565), La Civiltá Cattolica, Ro- celebró en 1529 la boda en el Palacio
ma 1964, 31-47; SOMMERVOGEL 1,1553-1555. Real de Valladolid, y quedó realzada
con la concesión del Marquesado de
Llombai (antes Baronía) y los nom-
bramientos de Caballerizo Mayor
BORJA, Francisco de -segunda dignidad de la corte- y
Camarera Mayor de la Emperatriz.

1 . El Duque y la familia. Francisco


de Borja y de Aragón nació en
Gandía el 28 de octubre de 1510.
Los ocho hijos del matrimonio
vinieron al compás de los desplaza-
mientos de la Corte, entre 1530 y
Era hijo primogénito del Duque, D. 1539, los dos primeros apadrinados
Juan (tl492) y de su esposa, Dña. por la familia real. Borja acompañó
Juana de Aragón (tl493). El padre al Emperador a la campaña de Pro-
era nieto de Rodrigo de Borja, lue- venza (1536) y a las cortes de Mon-
go Papa Alejandro VI; la madre era zón y Toledo. La vida de intimidad
hija de D. Alonso de Aragón, Arzo- con los soberanos se quebró con la
bispo de Zaragoza, y nieta por línea muerte de la Emperatriz Isabel en
también ilegítima del rey D. Fer- 1539. En el Diario Espiritual (Ruiz
nando de Aragón. El matrimonio Jurado 1997) del religioso, veintisie-
tuvo siete hijos; muerta la Duquesa te años más tarde, se recordará ese
en 1522, el Duque contrajo segun- primero de mayo (no el 17 del sepe-
das nupcias con Francisca de Cas- lio en Granada) como día de "con-
tro de So y de Pinos, que le dio solación con la Emperatriz, gozan-
otros doce. De los diecinueve hijos, do de lo que el Señor obra en ella y
cinco fueron eclesiásticos (dos car- en mí por su muerte". Un mes des-
Borja, Francisco de 242

pues es nombrado lugarteniente Su primera preocupación fue la


general o virrey de Cataluña. Sus consolidación del colegio de Gan-
principales preocupaciones como día (pensado inicialmente para mo-
gobernante fueron remediar la es- riscos), convertido en Universidad
casez, en ocasiones angustiosa, de Pontificia en 1547. En ella recibió B.
trigo, la persecución del bandoleris- el doctorado en Teología en 1550.
mo, la defensa de las fronteras pire- En esos años intervino activamente
naica y marítima, y las reformas de en dos cuestiones de importancia
los monasterios, especialmente de capital para la nueva Orden: la
religiosas. aprobación pontificia y publicación
(a costa de B.) del texto latino de los
En enero de 1543 falleció en
Ejercicios Espirituales, atacados o
Gandía el Duque Juan. Desde enton-
discutidos en varios ambientes teo-
ces B. se dedicará al gobierno de sus
lógicos; y el encauzamiento de la
Estados, en los que la población era
crisis suscitada en Gandía por los
mayoritariamente morisca. De este PP. Andrés de Oviedo y Francisco
tiempo son algunos tratadillos espi- Onfroy, al pretender dedicarse a
rituales y diversas piezas corales. una vida de recogimiento y oración
2. La Vocación a la Compañía de durante siete años, que era incom-
Jesús. En marzo de 1546 falleció la patible con la equilibrada orienta-
Duquesa Leonor, En mayo hizo los ción apostólica de la CJ. La funda-
Ejercicios Espirituales bajo la direc- mental docilidad de los implicados
ción del R Andrés de Oviedo, rector y las firmes instrucciones del fun-
del colegio de Gandía, y el 2 de ju- dador aclararon la situación. Y para
nio, al elegir estado de vida, hizo combatir el ambiente de credulidad
voto de castidad y obediencia (de- en materia de visiones y profecías
bía conservar en uso y administra- (decían que B. sería el Papa Angéli-
ción de sus bienes hasta colocar a co que purificaría la Iglesia) envió
sus hijos) y de entrar en la CJ, "que- una larga Instrucción [Epp XII, 632-
riéndome recibir para cualquier ofi- 654], en la que juzga con amplia vi-
cio de portero o cocinero, etc.". sión eclesial los casos de "profetis-
Desde ese momento se consideró mo" de los últimos siglos.
jesuíta. El saboyano P. Pedro Fabro, El Año Santo de 1550 pareció
de paso para Roma, llevó la noticia la ocasión más oportuna para hacer
a Ignacio de Loyola; es conocido el público su cambio de vida lejos del
comentario de éste: "El mundo no ambiente provinciano de Gandía.
tiene orejas para oír tal estampido" Otras circunstancias lo aconseja-
[Epp II, 444]. El fundador le contes- ban. El fundador había convocado
tó aceptándolo "como hermano" y a todos los profesos para comuni-
dándole normas para situar a sus carles el texto de las Constituciones
hijos y emprender los estudios teo- y recibir sus observaciones; se aña-
lógicos. Año y medio más tarde le día el motivo secreto de presentar
concedió la profesión solemne se- su renuncia al cargo por motivos
creta, previa dispensa pontificia pa- de salud, que sería rechazada. Bor-
ra poder conservar la administra- ja necesitaba conocer a su General
ción de sus estados por un trienio. y someterse a su magisterio. Pensa-
¿Por qué tan pronto? Quizá para ba también en su contribución a la
prevenir el posible nombramiento construcción de la iglesia del Gesü
de ayo y mayordomo mayor del y al proyectado Colegio Romano.
Príncipe D. Carlos. Pospuesta la ordenación sacerdo-
243 Borja, Francisco de

tal, para la que contaba ya con li- nacio desde París. Una vez más se
cencia, y redactado el testamento, logró evitar el cardenalato, que
se puso en camino con un séquito muchos en Roma deseaban para él.
de veinticinco personas. Por suge- Desde 1554 se entregará decidi-
rencia del R Ignacio, visitó en Par- damente a cumplir con su cargo de
ma a la hija del Emperador, Marga- comisario, superior a los provincia-
rita de Austria, gran favorecedora les peninsulares. No tenía residen-
de la Orden; trató con el Arzobispo cia fija; "ando hecho gitano, de co-
de Genova sobre la fundación de legio en colegio", escribía en 1557.
un colegio y lo mismo con los Du- En esos años se multiplican los co-
ques de Florencia; y visitó en Ferra- legios (ante todo para estudiantes
ra a los Duques sus parientes. En jesuitas, a los que pronto se añadie-
Roma fue recibido por los cardena- ron externos), algunas casas de pro-
les y el embajador español, que le fesos, y los noviciados de Granada
ofrecían hospedaje, y lo mismo hi- y Simancas, más tarde trasladado a
zo el Papa Julio III; pero no aceptó Villagarcía de Campos; era también
otro que el modesto de Santa María el único proveedor de rentas para el
de la Strada, separado del de la co- Colegio Romano, que llegó a ser co-
munidad por un patio o huerto. En nocido como "Colegio Borja". Al
enero de 1551, poco antes de su sa- mismo tiempo, reanudó sus relacio-
lida para España, comunicó B. al nes con la familia real. Cuando la
Emperador su propósito "de entrar Princesa Juana, viuda a los 19 años,
en la religión de Jesús", como se regresó a Castilla en 1554 para ser
expresa éste al darle su licencia y regente del Reino en ausencia de su
acceder a las peticiones que le ha- padre y hermano, le convocó a Tor-
bía hecho. Lo mismo comunicó al desillas, y reanudado conversacio-
Príncipe Felipe. nes anteriores en Lisboa, le pidió
En febrero emprendió el regre- que fuese su confesor. Ante la resis-
so. ¿Por qué no esperó la autoriza- tencia de éste, el P. Ignacio le obligó
ción del Emperador, ni publicó su a aceptar. A finales de ese año, B.
propósito, ni recibió la ordenación trasmitió a Roma una sorprendente
sacerdotal? Se ignora; pero parece petición de la princesa-regente:
que corría el rumor de su eleva- quería hacer los votos de la Compa-
ción al cardenalato. Se retiró a ñía, conmutando el voto francisca-
Oñate (Guipúzcoa), en la ermita de no que había hecho al quedar viu-
la Magdalena con una pequeña co- da. El fundador y sus consejeros
munidad de jesuitas. En mayo fue romanos se encontraron ante un
ordenado sacerdote, y sus prime- doble problema: pedir a la Santa
ras misas y predicaciones atrajeron Sede la conmutación (ocultando el
grandes multitudes en campo nombre del solicitante), y conceder,
abierto. En los meses siguientes se tras el período habitual de prueba
movió por el país vascongado y se de dos años, los votos simples, dis-
alojó con especial devoción en Lo- pensables por parte de la Orden
yola. En 1553 visitó Portugal, en con causa proporcionada. Se quería
donde fue recibido con extraordi- prevenir la posibilidad de un se-
nario afecto por los reyes y por las gundo matrimonio político. En to-
comunidades jesuíticas, conmocio- da la correspondencia de este tiem-
nadas por la reciente deposición po se designa a la Princesa como
del P. Simón Rodríguez, fundador "Mateo Sánchez" o "Montoya".
de la Provincia y compañero de Ig- Hasta su muerte en 1573, su devo-
Borja, Francisco de 244

ción y apoyo en todo lo referente a la Suprema sobre la prisión preven-


los jesuitas fue constante. tiva de Borja. Una oportuna invita-
Visitó en Tordesillas a la infeliz ción del Cardenal-Infante de Portu-
Reina Juana "la Loca" en varias gal para que visitase la Universidad
ocasiones, consiguió que volviese a de Evora, encomendada a los jesuí-
la práctica de los sacramentos y la tas, le proporcionó la excusa de una
asistió en su última enfermedad y retirada, que muchos interpretaron
muerte en 1555. Significativas fue- como fuga. La enfermedad le llevó
ron las visitas a Carlos V en Yuste, hasta Lisboa, por especial interés de
invitado por éste, y la misión secre- la Reina Catalina, y a retirarse lue-
ta con que le envió a Portugal, para go al antiguo monasterio de San
prevenir el posible fallecimiento del Fins, dependiente del colegio de
rey niño D. Sebastián y la unión de Coimbra. Después de largas delibe-
las dos coronas en la cabeza del In- raciones, se creyó lo más oportuno
fante D. Carlos. El Emperador le conseguir un breve del Papa que lo
nombró albacea testamentario, lo llamase a Roma, a donde llegó,
que B. se creyó obligado a aceptar. atravesando la península, en 1561.
La Inquisición no retiró su nombre
No asistió, a causa de sus en-
del índice, pero en el del Cardenal
fermedades, a la primera Congre-
Quiroga (1583) se mencionó su
gación General en 1558, pero envió
nombre entre los autores "de gran
un extenso memorial de recomen-
cristiandad y muy conocidos en to-
daciones, que tenía por tema fun-
do el mundo".
damental la intangibilidad de las
Constituciones ignacianas y su fiel 3. Prepósito General. Hasta la
puesta en práctica. El nuevo Gene- muerte del P. Laínez desempeñó
ral, R Laínez, lo confirmó en su car- los cargos ocasionales de vicario y
go. Cuando en 1559 Felipe II regre- asistente de España. Elegido Vica-
só a España, pidió un informe a B. rio (1565), se ocupó de convocar la
sobre las personas más aptas para Congregación General, que lo de-
los puestos claves del Estado. La signó como sucesor el 2 de julio. En
franqueza con que se expresó, le adelante su actividad se concentra
acarreará futuros disgustos. Pronto en la aplicación de los decretos de
se encontraría con la gran cruz de la Congregación, el gobierno ordi-
su vida, la menos imaginada y de- nario y las relaciones con Pío V. Re-
seada. En 1559 se publicó el Catha- visó y publicó las Reglas Generales
logus librorum qui prohibentur del In- y de los Oficios; regularizó el tiem-
quisidor General Valdés. En él se po diario de oración, fomentó la
incluían unas Obras del cristiano, fundación de noviciados, promo-
compuestas por (el) Duque de Gandía, vió la primera Ratio Studiorum
edición pirata sacada en Baeza en (1569), envió visitadores a las di-
1550 de los Seis tratados muy devotos versas provincias. Con ocasión de
y útiles (Valencia 1548), a los que el las primeras Congregaciones de
editor Brocar de Alcalá había añadi- Procuradores (1568 y 1571) pensó
do otros de varios autores. La In- seriamente en renunciar a su cargo.
quisición se negó a rectificar o dar El Papa Pío V mostró su benevo-
explicaciones. El clima de descon- lencia encomendando a la CJ la Pe-
cierto y sospecha era general (habí- nitenciaría de la Basílica de S. Pe-
an sido prohibidas también obras dro, nombrando predicadores
de Fray Luis de Granada y el Maes- apostólicos a los PP. Palmio y Tole-
tro Ávila). Parece que se deliberó en do, aceptando la sugerencia bor-
245 Borja, Francisco de

giana de una comisión cardenalicia cio de Azevedo. De ellos, cuarenta


para las misiones (germen de la fueron martirizados por los calvi-
Congregación de Propaganda Fide), nistas frente a Sta. Cruz de La Pal-
comunicando a la Orden los privi- ma (Tenerife); otros doce, refugia-
legios de las órdenes mendicantes, dos en Madeira y arrojados por las
pidiendo capellanes militares para tempestades hasta Cuba, regresa-
el socorro de Malta y la armada de ron a las Azores, y en un segundo
Lepanto. En dos puntos quiso el intento, fueron sorprendidos por
Papa modificar las Constituciones: los piratas cerca de las Canarias e
imponer el oficio coral (sólo para igualmente martirizados.
los sacerdotes y aun en forma re- Todo el Oriente estaba com-
ducida y simbólica), y exigir la pro- prendido en la provincia de la In-
fesión solemne antes del sacerdo- dia. A ella atendió enviando un vi-
cio. Su sucesor Gregorio XIII anuló sitador y recomendando especial
ambas imposiciones. cuidado con el Japón. En 1572 esta-
Gloria del tercer generalato se- ban en la isla diez sacerdotes y cin-
rá la fundación y primer desarrollo co hermanos. En el continente ha-
de las misiones americanas. El Ade- bía una casa con escuela en Macao.
lantado de la Florida, Pedro Menén- De ella partirán a fin de siglo los PP.
dez de Aviles, pidió en 1565 al Rey Ruggieri y Ricci hacia Pekín. Toda
que derogase la norma del Consejo la provincia de la India constaba
de Indias sobre la exclusiva conce- en 1572 de ciento ochenta y cinco
dida a las cuatro órdenes mendican- jesuitas.
tes. En 1566 tres jesuítas llegaron a En 1571, cuando estaban lle-
la Florida; el P. Martínez fue asesi- gando a Roma los Procuradores de
nado en 1567. Otras dos expedicio- las provincias, Pío V ordenó a B.
nes se sucedieron; pero en 1571, que acompañase al Cardenal Ale-
ocho de ellos murieron a manos de jandrino, sobrino-nieto del Papa, en
un apóstata. Los supervivientes se su legación a las Cortes de Madrid,
unieron a los 15 que en 1572 habían Lisboa, Blois y Turín. El Legado te-
llegado a la Nueva España. Proceso nía orden del Pontífice de consultar
semejante y coetáneo siguió la mi- todos los asuntos importantes con
sión del Perú, que gozó de la protec- el Padre Francisco. Se trataba de
ción del virrey, D. Pedro de Toledo; conseguir la adhesión de Portugal y
pero la renuencia de los jesuitas a Francia a la Liga Santa contra el
encargarse de las "doctrinas" o pa- turco, concluida entre la Santa Sede
rroquias con cura de almas (aun es- y Venecia; y también promover el
tando dispuestos a ser coadjutores matrimonio del rey D. Sebastián
de los párrocos) no fue del agrado con Margarita de Valois, para evitar
del virrey. Sólo se mantuvo la doc- el de ésta con el protestante Enri-
trina de Santiago del Cercado, cerca que de Navarra. En diez meses, el
de Lima. En 1573 los misioneros achacoso General recorrió más de
eran cincuenta y dos. 6.000 Km. Muy quebrantado por el
La misión del Brasil había sido invierno y la enfermedad, que le re-
fundada en tiempos de S. Ignacio. tuvo en Ferrara cuatro meses, llegó
Al comenzar B. su gobierno eran a Roma el 28 de septiembre (1572) y
treinta y tres los jesuitas; en 1571 falleció santamente en la noche del
llegaban a ciento uno, sin contar la 30. En el cuadro clínico destacan,
expedición de setenta y tres lleva- entre otras dolencias, la artritis reu-
dos por su superior, el Beato Igna- matoide y una pleuresía seca, que
Broét, Pascasio 246

había invadido los pulmones. El 1500 en Bertrancourt (Somme),


primer promotor de su causa fue su Francia. No conocemos el nombre
nieto, el Duque de Lerma, ministro de su madre. Su padre era Fréderic
favorito de Felipe II. Urbano VIII de Brovay (Brouet o Broét), agricul-
procedió a la beatificación el 23 de tor suficientemente acomodado; el
noviembre de 1624. La canoniza- cual tuvo cinco hijos e hijas, entre
ción llegó en 1671. Sus restos fueron ellos Pascasio. Broét cursó estudios
trasladados a Madrid en 1617 por en Amiens, se ordenó el 12 de mar-
iniciativa del Duque de Lerma. zo de 1524 y allí mismo desarrolló
Después de varios traslados a las su actividad pastoral antes de ir a
sucesivas iglesias de los jesuítas en París a finales de 1532. Entre 1532 y
Madrid, perecieron en el incendio 1533 comenzó estudios en la Facul-
por las turbas revolucionarias el 11 tad de Artes de la Universidad de
de mayo de 1931. París mientras residía en el Colegio
de Calvi, donde posteriormente lle-
José MARTÍNEZ DE LA ESCALERA, SJ garía Nicolás Bobadilla. El 14 de
marzo de 1536 recibe, junto con Si-
? Alumbrados, Conversión, Gobierno, Peni- món Rodríguez y Juan Coduri, el tí-
tencia, Prepósito General. tulo de "licenciado en Artes". Aun-
Bibl.: Fuentes: MBor (6 vols.V Madrid-Ro- que con frecuencia recibe el trato de
ma, 1894-1911; BORJA, R DE, Tratados Espiri- "Maestro" por parte de los compa-
tuales (DALMASES, C. DE, ed.), Barcelona ñeros, no consta que recibiera tal
1964. Secundaria: ALBURQUERQUE, A., "Ig- graduación ni que continuara con
nacio decide por el segundo tiempo de más estudios de Teología; tal vez
elección estorbar el cardenalato de Borja",
Man 63 (1991) 501-524; BATLLORI, M., "El eran suficientes los que había reci-
ambiente familiar de San Francisco de Bor- bido antes de la ordenación. Ya lle-
ja", RF186 (1972) 393-403; DALMASES, C. DE, vaba once años ordenado cuando
"Generales 3. Borja, Francisco de", DHCJII se junta al grupo de París. Allí co-
1605-1611; ID., El Padre Francisco de Borja, noció a P. Fabro, con quien hizo los
BAC, Madrid 2002; GARCÍA HERNÁN, E., F
Ejercicios Espirituales que le incli-
de Borja, Grande de España, Valencia 1999;
ID., La acción diplomática de Francisco de Bor- narían a unirse al grupo y pronun-
ja al servicio del Pontificado, Valencia 2000; ciar los votos de Montmartre el 15
GARCÍA-LOMAS, J. M., Con temor y amor. La de agosto de 1536.
fisonomía espiritual de San Francisco de Borja,
CIS, Roma 1979; NICOLAU, M., "Espirituali- Con el mismo grupo, cinco his-
dad litúrgica y eucarística de San Francisco panohablantes y cuatro francoha-
de Borja", Man 44 (1972) 171-182; Ruiz JU- blantes, parte hacia Venecia en no-
RADO, M. (ed.), San Francisco de Borja. Diario viembre de 1536, dos meses antes de
Espiritual, M-ST, Bilbao-Santander 1997; lo previsto debido a la guerra entre
ID., "La entrada del Duque de Gandía en la
Compañía de Jesús", Man 44 (1972) 121-
Francisco I de Francia y el Empera-
144; SOMMERVOGEL 1,1808-1817. dor Carlos V. El viaje, según testimo-
nio de Simón Rodríguez (MBr 462-
474), lo hicieron entre tantas
consolaciones que "parecía que sus
BROÉT, Pascasio pies no tocaban el suelo". Llegaron a
Venecia el 8 de enero de 1537. Allí
les estaba esperando Ignacio. En
2 . Formación y vocación a la Compa-
ñía. Pascasio (Paschase) Broét fue
uno de los diez primeros compañe-
marzo B., junto con el grupo, a ex-
cepción de Ignacio, va a Roma a pe-
ros del que podemos llamar el "se- dir permiso al Papa para ir a Jerusa-
gundo grupo de París". Nació hacia lén. La buena impresión recibida
247 Broét, Pascasio

favoreció que les concediera licen- cia Irlanda. De este tiempo son las
cias para predicar y confesar en siete correcciones que ofrece al tex-
cualquier parte, sin necesidad del to "Versio prima" de los Ejercicios,
permiso del obispo local. En julio de que habría de ser revisado total-
1534, una vez ordenados sacerdotes mente por Salmerón. El 10 de sep-
los que todavía no lo eran, deciden tiembre [Epp I, 184] parte junto con
dispersarse y dedicar un tiempo a la Alfonso Salmerón y Francisco Za-
soledad y el retiro antes de sus pri- pata, un candidato a la CJ, a Irlanda
meras misas. El 25 de julio, B. parte (cf. Chron I, 96-99). Partieron con
con Bobadilla a Verona, donde se una detallada instrucción de Igna-
dedica sobre todo a la predicación. cio (cf. [Epp I, 174-179]). El 18 de
Afínales de septiembre de 1537 todo marzo, Ignacio escribía a Simón Ro-
el grupo se reúne en Vicenza y de dríguez comentándole: "De los
ahí, esperando ir a Jerusalén, deci- nuncios de Hibernia [B. y Salme-
den de nuevo separarse y distribuir- rón], aunque entraron en la mar, no
se por diversos centros universita- tenemos nuevas que sean pasados
rios de Italia. Broét fue esta vez con o llegados allá" [Epp I, 195]; el 1 de
Salmerón a Siena. De este tiempo es junio Ignacio informa a los jesuitas
la descripción física que de él con- de Italia acerca de la situación de
servamos: "francés, de alta estatura los "dispersos" por Europa y co-
y bello rostro, de bella barba pelirro- menta de los de Irlanda: "no espe-
ja y de agradable presencia" (MBr rándose fruto, han regresado a Es-
197), así como el testimonio laudato- cocia sanos y salvos" [Epp I, 203].
rio de Rafael Cristóforo llano, Secre- Esta misión quedó recogida en la
tario de la Curia Episcopal de Siena, carta de B. y de Salmerón a Marcelo
en el que describe los buenos frutos Cervini escrita desde Edimburgo
de la estancia de B. y de Salmerón en con fecha de 9 de abril de 1542
su ciudad. En 1538, convocados por (MBr 23-31). Provistos de una larga
Ignacio, regresa a Roma junto con carta de recomendación del Papa
Javier, Jayo y Bobadilla, a donde lle- Paulo III y todas las licencias conce-
garon durante la Semana Santa. didas (cf. MBr 213-216), llegaron a
Hasta la primavera del año siguien- Edimburgo el 3 de diciembre. Des-
te estuvo en Roma; allí participó en pués de pasar por Glasgow, B. vol-
las Deliberaciones de 1539 para la vió a encontrarse con Salmerón en
fundación de la CJ. Broét fue el pri- Ulster el 23 de febrero de 1542. La
mero en recibir la misión de Paulo misión fue dura. En testimonio de
III, quien en marzo de 1539 le envió B. sus habitantes eran "hombres
a Siena a pacificar una comunidad muy rudos, bárbaros e incapaces de
de religiosas benedictinas. Resuelto cualquier disciplina" (MBr 25). La
el problema, B. regresa a Roma en mayor parte de los hombres impor-
febrero de 1541. El 2 de abril partici- tantes de Irlanda se habían someti-
pa en la elección de Prepósito Gene- do a Enrique VIII, reconociéndolo
ral; B. da su voto a Ignacio (MBr 23) como cabeza suprema de la Iglesia
y el 22 pronuncia sus últimos votos en Irlanda. Los obispos que perma-
ante Ignacio ya General en S. Pablo necieron fieles a Roma fueron de-
"no sin mucha devoción, sentido y puestos de sus sedes y obligados a
lágrimas" (FN 1,21). retirarse y esconderse. Ante una si-
tuación adversa en la que los mis-
2. Misión de Irlanda y apóstol en mos líderes espirituales y seculares
Italia. Entre junio y agosto de 1541 "eadem lepra infecti sunt" (MBr 28) y
está en Roma esperando partir ha-
248 Broét, Pascasio

sin poder realizar otro apostolado Desde Roma se le anima a que bus-
que escuchar algunas confesiones, que financiación para la fundación
decidieron volver a Roma. Francis- del Colegio de Bolonia (cf. [Epp II,
co Zapata quedó en París para rea- 685]). En Faentia puso en práctica
lizar estudios de Teología, y B. y algo tan propio de la CJ como el
Salmerón siguieron hacia Roma no "reconciliar desavenidos" cuando
sin antes ser detenidos en Lyon, ba- en 1545 reunió a más de cien hom-
jo sospecha de ser espías españoles. bres en la catedral y en una "litur-
Entraron en la ciudad en el otoño gia penitencial" les movió a la re-
de 1542. A comienzos de 1543 está conciliación (cf. Chron I, 152).
en Roma, donde firmó junto con Ignacio da noticia de la llegada a
otros cinco las "Constituciones Cir- Roma de un muchacho de 14 años
ca Muchachos" [Epp I, 246]. Conti- enviado por B. "por ser cosa de ad-
nuó con una labor pastoral dando miración el juicio que tiene y por-
Ejercicios y predicando por Monte- que quiere servir a Dios en la Com-
pulciano, Foligno, Regio y Faenza. pañía" [Epp I, 377]. Un poco más
Se dedicó también de forma espe- tarde se le recordará "que no envíe
cial al apostolado de los enfermos y acá niños sin avisar primero" [Epp
fundó la Compagnia della Carita a IV, 221]. En Bolonia trabaja por la
su servicio {MBr 34); trabajó por la conversión de luteranos (cf. Chron I,
reinserción de prostitutas (Ibid. 36) 276.403), y tal vez por esto le envía
y por la reconciliación entre vecinos en mayo de 1551 "una patente de
y familias (Ibid. 37.39). Cuenta la casi herejía" [Epp III, 488]. La activi-
conversión de una musulmana y su dad en Bolonia le impide acudir a
catequesis para recibir el bautismo Roma para la aprobación de las
(Ibid. 40), así como el fracaso de un Constituciones en 1550 (cf. Chron II,
hebreo convertido que decidió en- 15). A partir de junio de 1551 desde
trar en "religión franciscana" (Ibid. Roma le dirigen las cartas a Ferrara
41), o ya tal vez desde Bolonia la (cf. [Epp III, 554]).
conversión de "ocho o diez lutera- Fue confesor de Marcelo Cervi-
nos" (Ibid. 43). En 1544, en una car- ni, futuro Marcelo II, y dedicó mu-
ta a Ignacio de Loyola, cuenta lo en- cho tiempo a dar los Ejercicios adap-
fermo que estuvo "quasi alia tados (MBr 62), especialmente la
morte". Entre 1545 y 1551 B. está en Primera Semana, reformar monaste-
Faventia, en Bolonia y Ferrara. Lo rios y "oír confesiones", así como a
que conservamos en el epistolario atender a los estudiantes de la Com-
ignaciano son en su gran mayoría pañía en Bolonia. Salmerón, que
extractos de las cartas enviadas. compartió con B. su estancia en Bo-
Destacó por su trabajo con los nece- lonia, comenta a Ignacio: "Mtro.
sitados, los niños, la reforma de las Paschasio está tan bien ocupado por
"malas costumbres" así como por gracia de nuestro Señor, como nunca
sus lecciones sobre casos de con- estuvo: está casi desde la mañana a
ciencia con los sacerdotes de la dió- la noche asentado en su silla en San-
cesis y por las explicaciones de la ta Lucía dando ejercicios y confesan-
Summa Theologica de Sto. Tomás a do" (MSal 1,59). Broét fue propuesto
canónigos y sacerdotes (cf. Chron I, por sus compañeros como patriarca
150-152.176.490), así como por con- de Etiopía (cf. [Epp I, 482]), respon-
fesiones y ejercicios a nobles (Ibid. diendo así a la petición de Juan III
217) y grupos de mujeres "doce o interesado en que dicho cargo lo
trece al mismo tiempo" (Ibid. 489). ocupase un jesuita. Ignacio lo tenía
Broét, Pascasio 249

claro: "no elegiría a otro" -le escribe 244.247]. La primera carta que sale
a Simón Rodríguez ([Epp 1,599]; Gi- para B. en París Jleva fecha del 19 de
rón I, 171)- y tiene sus razones para septiembre.
pensar en él: "Primeramente así es El 26 de junio de 1552, B. escri-
bueno que nosotros le tenemos por be a Ignacio ya desde París para co-
un ángel en la Compañía; segundo, municarle que ha llegado a la capi-
con las letras que tiene, tiene mucha tal del Sena el día 15 "con l'agiuto
experiencia en visitar y reformar et gratia del Signore Dio, sano et
obispados y monasterios [...] des- salvo" (MBr 67). En París habría de
pués tiene asaz buena persona, fuer- permanecer los últimos diez años
zas y salud y de edad de cuarenta de su vida; entonces no preveía las
años, poco más o menos" [Epp I, dificultades que le esperaban. Vivía
599-600]. Pero tanto el mismo B. co- en París desde 1540, en una comu-
mo el Rey lo rechazaron: "Mtro. Pas- nidad de estudiantes, entre los cua-
chasio y otro de la Compañía no han les, en el primer grupo se encontra-
querido tomar dos obispados que ban Pedro de Ribadeneira, Andrés
les daban" [Epp 1,430.452]. Oviedo o el mismo Everardo Mer-
La variedad de ministerios rea- curiano, futuro cuarto P. General de
lizados en esta época quedan recogi- la Compañía. Desde su asentamien-
dos en la carta 19 escrita a Ignacio de to en Francia la CJ tuvo que vérse-
Loyola el 9 de mayo de 1551 (MBr las con la oposición del parlement y
61-65). El 9 de noviembre de ese de la facultad de Teología, imbui-
mismo año se le avisa de que "N. P. dos de galicanismo y que miraban
quiere que sea provincial" [Epp III, con recelo los privilegios que la
739] y en menos de un mes Ignacio Santa Sede había otorgado a la re-
lo nombró primer provincial de Ita- ciente Compañía. La oposición se
lia, el 5 de diciembre (cf. [Epp IV, extendió a las otras congregaciones
4.25]; Chron I, 217), sin moverle de religiosas. Broét tuvo que emplear-
Ferrara. se a fondo en la defensa de la CJ (cf.
3. Parts: misión definitiva. Poco Chron III, 288-295; IV, 316-328). El
después, al suspenderse las sesiones 27 de octubre de 1552 Ignacio le co-
del Concilio de Trento, Ignacio re- munica la facultad de ser praeposito
pensó la situación y designó a Laí- societatis in universitate parisiense et
nez como provincial de Italia y deci- in tota Gallia. Mediado 1553 le reco-
dió enviar a B. a París (cf. [Epp IV, miendan desde Roma que sería
234]). La salida de B. de Ferrara no bueno "dar comienzo al colegio",
fue fácil; hubo quien rezaba para "al modo itálico" [Epp V, 157.469].
que Ignacio no le destinase a París: El 1 de diciembre de 1554 la Fa-
"Alexander Fiaschus escribió largas cultad de Teología hace pública una
cartas al P Ignacio y rezaba para que condena de la CJ, acusada de ser un
dejara en Ferrara al P. Paschasio" peligro para la fe, una amenaza para
(Chron II, 497), aunque B. dio mues- la paz en la Iglesia, destructiva para
tras de saber obedecer: "se loa la vida monástica y más causa de con-
prontitud de obedecer en ir a París" fusión que de edificación (cf. Chron
se escribe desde Roma el 21 de ma- IV, 328-329). En agosto de 1555 se hi-
yo de 1552 [Epp IV, 243] y se le envía zo pública una nota de la diócesis de
"una obediencia de partirse el mis- París por la cual se amenazaba con la
mo día o el siguiente después de re- excomunión a cualquier miembro de
cibida, estando sano" permitiéndole la CJ que realizase cualquier ministe-
llevar "al que le pareciere" [Epp IV rio en París. Ignacio, antes de acudir
buscar 250

al Papa -entonces Paulo IV 0. P. Ca- En julio de 1562 la peste entra


raffa), que simpatizaba con las críti- en París. Ya el 30 de enero de 1554
cas parisinas antijesuíticas-, pidió in- se había escrito desde Roma dando
formes a universidades y obispos las condolencias por la presencia de
europeos donde se encontraban je- la peste en París (cf. [Epp VI, 259]).
suítas trabajando y no tardaron en En este caso B. envía fuera de la
llegar de Austria, Portugal, Toscana ciudad a los escolares y se queda
y Baviera (cf. [Epp VII, 642]). El mis- con dos hermanos cuidando de la
mo B. acude a la corte del rey "per casa. Atendiendo a Ottone Bria-
impetrare letere di favore da S. M. mont, joven jesuíta que había esta-
per il vescovo de Parigi" {MBr 104). do cuidando a los afectados, B. se
La provincia de Francia se desarrolló contagia de la peste. Poco antes de
notablemente durante su gobierno. morir deja escrita una breve y emo-
Intervino en la fundación de los cole- cionante nota haciendo saber las
gios de Billom, Pamiers y Touron, así cosas de su habitación que ha toca-
como el de Clermont en Paris, con do, pidiendo oraciones a los herma-
ayuda de su obispo. En medio de nos y confiándose a la misericordia
tantas dificultades, surgían vocacio- de Dios (cf. MBr 194). Hombre de
nes, lo cual "parecía ser del Espíritu "santa simplicidad" {Chron VI, 485),
de Dios Nuestro Señor" {[Epp VIII, murió a consecuencia de la peste en
168]; Chron IV, 327). En febrero de la misma ciudad de París el 14 de
1557, B. parte hacia Roma para asis- julio 1562, culminando así una vida
tir a la Primera Congregación Gene- y una vocación de servicio y de fe.
ral; llega el 12 de abril. Debido a con-
flictos entre Paulo IV y Felipe II, la José GARCÍA DE CASTRO, SJ
CG no comenzó hasta mayo del año
siguiente. Broét permaneció en Ro- /* Amigos en el Señor, Deliberaciones, Ignacio
ma estos doce meses. Finalmente, la de hoyóla, París, Primeros Compañeros, Venecia.
CG eligió a Diego Laínez como Ge- Bibl.: Fuentes: Epistolae PP. Paschasii Broeti,
neral; B. obtuvo un voto, al igual que Claudii Jaji, Joannis Codurii et Simonis Roderi-
Francisco de Borja y Nicolás Lanoy. cii, Matriti 1903,22-254; Secundaria: BOERO,
AB., por ser el profeso más veterano, G., Vita del Servo di Dio P. Broét, Florencia
le correspondió promulgar el decre- 1877 (trad. Vida del P. P. Broet, nono y último
to de elección de Laínez. En noviem- de los primeros compañeros de San Ignacio de
hoyóla, Barcelona 1887); COLPO, M., "Pas-
bre de 1558 B. volvía a París. Aunque chase Broét, C. 1500-1562", AHSI 89 (1990)
el estatuto de la CJ no estaba resuel- 239-256; DONNELLY, J. R, "Broét (Brouay),
to, los jesuitas continuaron trabajan- Paschase", DHCJ I, 552; PADBERG, J. WV
do dentro y fuera de la capital. Las "The Three forgotten Founders of the So-
vocaciones aumentaban y B. siguió ciety of Jesús", SS/29/ 2 (1997); SOMMERVO-
GEL II, 200.
trabajando silenciosamente en los
colegios de Pamiers, Tournon y
Mauriac. En 1561, la Iglesia en Fran-
cia estaba preocupada por el avance BRUJAS: / Amberes
del calvinismo y favorablemente im-
presionada por la participación de BUSCAR
D. Laínez en el Coloquio de Poissy
(1561). A finales de este año, B. acude
a Billom para reunirse con Nadal,
quien venía de Roma para explicar E n los escritos de S. Ignacio el ver-
bo "buscar" (unos sesenta casos)
tiene raramente un valor trivial. Se
las Constituciones de la Compañía.
trata casi siempre de una búsqueda
251 buscar

de naturaleza espiritual. Lo que lle- éstos que comienzan por buscarlo.


va a b. es un deseo profundo del al- Esta es la razón por la que la oración
ma, tenaz, a menudo vehemente. de los estudiantes jesuítas, candida-
"Corazón generoso y entusiasmado tos a ser ellos también "contemplati-
por Dios" [Au 9]. Ignacio, después vos en la acción", consistirá en esta
de su conversión, está lleno de búsqueda: dado que no pueden de-
grandes deseos. Al b. se encuentran dicarse a largas oraciones, puesto
frecuentemente asociados, además que la prioridad se encuentra en los
del desear, el querer, el pedir y, so- estudios, los escolares "pueden ejer-
bre todo, el encontrar. citarse en buscar la presencia de
El que busca es tanto el que ha- nuestro Señor en todas las cosas, por
ce los Ejercicios, como el jesuita que ejemplo conversando con alguien,
configuran las Constituciones, como yendo y viniendo, viendo, saborean-
el Ignacio que aparece en la Auto- do, escuchando, pensando, final-
biografía y sobre todo en el Diario. mente en todas nuestras acciones,
Es en este último escrito donde b. puesto que es verdad que su divina
Majestad está en todas las cosas con
aparece -y con m u c h o - con mayor
su presencia, su poder y su esencia.
frecuencia. Esto no sorprende: esas
Esta manera de meditar, que consis-
páginas testimonian la intensidad
te en encontrar a Dios nuestro Señor
con la que Ignacio ha buscado la
en todas las cosas, es más fácil que
voluntad de Dios durante la redac-
elevarse hasta las cosas divinas más
ción de las Constituciones.
abstractas..." [Epp III, 506-513]. Res-
La impetuosidad en la búsque- pecto a los jesuitas admitidos, "se les
da se explica por su carácter exis- exhortará a menudo a buscar a Dios
tencia!, vital: "Del mismo modo nuestro Señor en todas las cosas"
que los mundanos, que se ocupan [Co 288]. Como si el b. fuera ya una
del mundo, aman y buscan con tan- forma de hallar, conforme a la tradi-
to celo los honores, la reputación y ción agustiniana.
la estima [...], estos que quieren se-
2. El honor y la gloria de Dios, el
guir a Cristo nuestro Señor aman y
servicio divino. La búsqueda del ho-
desean intensamente todo lo con-
nor y de la gloria de Dios aparece
trario" [Co 101]. ¿Qué buscan "estos
sobre todo en los escritos institucio-
que quieren seguir a Cristo"? Pue-
nales, como las Constituciones. El Ad
de ser Dios mismo, o la gloria y el
majorem Dei gloriam caracteriza la
honor de Dios, o la voluntad de
identidad apostólica de la CJ más
Dios, o incluso "la gracia", es decir,
aún que la búsqueda espiritual del
la consolación. Es claro que la in- jesuita individualmente considera-
vestigación sobre el b. hace que do, suponiendo que se pudiera dis-
aparezcan la mayoría de las pala- tinguir entre ellas. En los Ejercicios,
bras claves de la mística ignaciana. esta búsqueda no se menciona más
1. Dios en todas las cosas. "Encon- que a Ja hora de enmendar y refor-
trar a Dios", "ver a Dios en todas las mar la propia vida y estado: "no
cosas": la fórmula resume la mística queriendo ni buscando otra cosa al-
ignaciana. San Ignacio tenía este guna sino en todo y por todo mayor
don, como confió a Luis González alabanza y gloria de Dios nuestro
de Cámara (cf. [Au 99]). La CAÁ in- Señor" [Ej 189]. En las Constituciones
vita al ejercitante a abrirse (cf. [Ej la búsqueda de la gloria de Dios está
235.236]). Ahora bien, parece ser que asociada habitualmente al deseo de
este don no es otorgado más que a ayudar a las almas. Así, en el es tu-
buscar 252

dio de las letras, que se presta a tan- adelante insiste todavía sobre la
tos desórdenes, los escolares velarán "inmediatez" de la relación busca-
por la pureza de su intención, "no da, y posible, entre el Creador y su
buscando sino la gloria divina y criatura: "deje inmediate obrar al
bien de las ánimas" [Co 360]. Criador con la Criatura, y a la cria-
Respecto a los profesores, en tura con su Criador y Señor". Para
estas materias que "disponen los Ignacio, como para la tradición bo-
ingenios para la Teología", "se bus- naventuriana, no se sabría hablar
cará sinceramente en todo la honra verdaderamente de distinción entre
y gloria de Dios nuestro Señor" [Co Dios y su voluntad. Pero Dios y su
450]. En lo que toca a la misión, y voluntad no se manifiestan más
más exactamente en la elección de que raramente en "la inmediatez".
las regiones por evangelizar, los je- Se dan a conocer habitualmente en
suítas que discurren por el mundo los movimientos de espíritus.
deberán "buscar la mayor gloria de 4. La gracia, la consolación. Es
Dios nuestro Señor y ayuda de las evidente en los Ejercicios, y más aún
almas" [Co 605]. Del mismo modo, en el Diario, que la búsqueda de la
en los cambios de destino de los su- voluntad de Dios se expresa con
jetos, los superiores vigilarán para mayor insistencia en el discerni-
que todo el mundo sea "persuadi- miento de espíritus.
do de que en todo se busca el honor 4.1. Los Ejercicios Espirituales.
y gloria divina y bien universal" Quien hace los Ejercicios se sitúa en
[Co 626]. Una expresión típicamen- un contexto de retiro con el fin "de
te ignaciana resume esta búsqueda usar de sus potencias naturales más
de la gloria de Dios durante y para libremente, para buscar con dili-
el apostolado: el "servicio divino". gencia lo que tanto desea" [Ej 20].
Por ejemplo, en la admisión o no a Ha venido a "buscar y hallar la vo-
la CJ, la primera preocupación para luntad divina" en la manera de
hacerlo debe ser, más allá de la con- conducir su vida [Ej 1]. Ahora bien,
sideración de las personas, el "bus- la voluntad divina se manifiesta de
car sinceramente el servicio divino" ordinario por la alternancia de las
[Co 212]. mociones espirituales (consolacio-
3. La voluntad de Dios. Los Ejer- nes y desolaciones), como Ignacio
cicios no tienen otro fin más que el había descubierto desde Loyola y
de ayudar a "buscar y hallar la vo- Manresa. La genialidad ignaciana
luntad divina en la disposición de consiste sin duda en haber puesto
su vida para la salud del ánima", en relación la búsqueda de la vo-
como lo anuncia la primera Anota- luntad divina con la interpretación
ción [Ej 1]. La empresa no tiene na- de los afectos espirituales, así como
da que ver con un ejercicio de adi- haber codificado esta interpretación
vinación. Además, la búsqueda de con una gran claridad. Los Ejercicios
la voluntad de Dios no se diferencia construyen la caja de resonancia
casi de la búsqueda de Dios mismo. donde se producen y se amplifican
Ignacio mismo lo subrayó al co- con tiempo las mociones espiritua-
mienzo de la Anotación 15a: "en los les, que pueden pasar desapercibi-
tales ejercicios espirituales, más das en la vida ordinaria. Lo que
conviene y mucho mejor es, bus- busca el ejercitante a lo largo de los
cando la divina voluntad, que el días y las oraciones es la consola-
mismo Criador y Señor se comuni- ción, que sostendrá su deseo y lo
que a la su ánima devota"; y más iluminará a la espera de Dios. El
253 buscar

ejercitante no pide directamente la accedido a la demanda de consola-


consolación: pide, al comienzo de ción que buscaba. Le hizo falta tiem-
cada oración, "Ja gracia" unida al po a Ignacio para comprender que
misterio contemplado o al momen- la ausencia de consolación, la decep-
to de la búsqueda en que se en- ción y la pobreza espiritual que él
cuentra. Esta gracia consoladora e experimentaba eran la manera que
iluminadora toma de ordinario la tenía Dios de atenderle: Ignacio que-
forma de un afecto espiritual: "ver- ría la pobreza, y Dios se la daba a sa-
güenza y confusión", "pena, lágri- borear de ese modo. Es fascinante
mas y tormento", "alegría", "cono- asistir a la progresiva aparición de
cimiento interior", etc., según los esta toma de conciencia del 11 de fe-
casos. Es este afecto el que es busca- brero al 14 de marzo. Recordemos
do, con una insistencia y una repe- los momentos decisivos. El 11 de fe-
tición notable, en la convicción de brero, Ignacio consideraba el asunto
que sólo Dios puede darlo. Las concluido: "Grande tranquilidad
Anotaciones y Adiciones insisten [...] para no buscar ni querer buscar
en la necesidad y las modalidades cosa alguna, teniendo la cosa por
de la búsqueda de la moción conso- acabada, si no fuere por dar gracias"
ladora. Así el ejercitante debe "tra- [De 19]. Pero, durante los días y las
bajar para alcanzar la cosa que bus- semanas siguientes, Ignacio se deba-
ca" [Ej 11], "buscar las cosas según te entre su "disposición" para no b.
la materia subyecta" [Ej 4], tenien- más la confirmación y el deseo de b.,
do en cuenta que "unos son más no obstante, a Nuestra Señora, a la
tardos para hallar lo que buscan" Trinidad, o al ser divino: "de ahí a
[Ej 4]; la elección de una posición un rato, buscando arriba, como a
determinada del cuerpo en el tiem- Nuestra Señora no hallaba" [De 30];
po de oración debe estar siempre "No demandando ni buscando con-
ordenada por "la búsqueda de lo firmación, mas deseando reconcilia-
que quiero" [Ej 76]; y las peniten- ción con las tres personas divinas"
cias que se impongan tienen como [De 76]; "Y no queriendo ni buscan-
fin "buscar y hallar alguna gracia o do más ni mayor confirmación de lo
don que la persona quiere y desea" pasado" [De 80]. La jornada del 6 de
[E/87]. marzo está sucesivamente marcada
4.2. El Diario Espiritual. Esta por la ausencia del "trabajo de bus-
búsqueda constante de la consola- car devoción" [De 117], por la hipó-
ción como revelación o confirma- tesis de que "por ventura sin visita-
ción de la voluntad de Dios se mani- ciones de lágrimas me quería hacer
fiesta en el Diario Espiritual más aún contento, sin ser ávido o desordena-
que en los Ejercicios. El verbo b. apa- do a ellas" [De 119], después por la
rece allí con más frecuencia (vein- evidencia "lúcida y mucho lúcida
tiún casos frente a catorce). Conoce- [d]el mismo ser o esencia divina, en
mos el punto preciso a propósito del figura esférica" [De 121] y por fin,
cual Ignacio, redactando las Consti- por la imposibilidad de "hallar lo
tuciones, buscaba la confirmación di- primero" cuando lo "buscaba" [De
vina en su oración durante los me- 124]. Pero es el 12 de marzo cuando
ses de febrero y marzo de 1544: la Ignacio es definitivamente ilumina-
elección de la ausencia de rentas pa- do [De 144ss]. Se da cuenta de que
ra las iglesias. Ahora bien, lo que re- "quería buscar demasiados signos";
gistra el Diario es el fracaso de esta que "daría más placer a Dios nues-
búsqueda apasionada: Dios no ha tro Señor, que concluyera sin espe-
buscar 254

rar más ni buscar más pruebas"; que con ellas" [Au 37], "después de par-
"buscar o diferir hasta el medio día, tido de Barcelona, perdió totalmente
era todavía querer buscar, cuando esta ansia de buscar personas espiri-
no había razón". La decisión de "dar tuales" [Ibid.].
por concluida" y de poner fin a toda Quizá Ignacio se ha dejado
búsqueda de consolación se ve aho- desposeer por Dios de todo lo que
ra seguida de intensas consolacio- podía tener de obsesivo y de excesi-
nes. Los días siguientes Ignacio vo en su búsqueda de seguridad es-
comprende que no tiene que "bus- piritual. Para estar unido a Dios,
car las lágrimas" [De 155], sino "re- quizá haya que aceptar el perderlo
verencia y acatamiento" [De 156]. todo, incluso lo que nos ha condu-
Esta actitud de respeto, que impone cido hasta Él.
silencio y moderación en sus peti-
ciones espontáneas, incluso las más Dominique SALÍN, SJ
santas, caracterizará a partir de aho-
ra la actitud de Ignacio: "acatamien- / Consolación, Contemplación para Alcanzar
to amoroso" o, en su defecto, "acata- Amor, Desolación, Diario Espiritual, Discerni-
miento temeroso" que es necesario miento, Elección, Encontrar, Gloria de Dios,
"buscar, mirando las propias faltas, Moción.
para alcanzar el que es amoroso"
[De 187]. Bibl.: ANTONCICH, R. "La espiritualidad ig-
naciana como búsqueda de libertad", en
Esta lección de sobriedad y de Psicología II, 437-445; BARRY, W. A., "Hallar
despego en la búsqueda de la conso- a Dios en todas las cosas: las dimensiones
lación confirmatoria parece añadirse de la experiencia" en Ibid., 430-436; BEIRNA-
ERT, Lv "Une lecture psychanalytique du
a la experiencia que había tenido Ig- Journal spirituel d'Ignace de Loyola", en
nacio después de su conversión. En Auxfrontiéres de l'acte analytique, Seuil, Pa-
efecto, cuando en Manresa "buscaba rís 1987, 205-218; HAUB, R., Ignatius von Eo-
algunos hombres espirituales que le yola: Gott in alien Dingenfinden, Topos Plus,
remediasen de estos escrúpulos" Kevelaer 2006; MEJÍA SALDARRIAGA, R., Bus-
car y hallar a Dios en todas las cosas según San
[Au 22] y en Barcelona "según su Ignacio de Eoyola, OS, Roma 1980; THIÓ DE
costumbre, buscaba todas las perso- POL, S., Ea intimidad del peregrino. Diario es-
nas espirituales, aunque estuviesen piritual de San Ignacio de Eoyola, M-ST, Bil-
en ermitas de la ciudad, para tratar bao-Santander 1990.
CALOR rasgo de la mística ignaciana. Otros
aspectos místicos del Diario han
centrado el interés de los estudios,
1 . Tres notas previas. 1.1 Nos apro-
ximamos en este artículo a la voz
calor y sus adjetivos correspondien-
como el de la loqüela, la devoción,
el acatamiento, la reverencia y, por
tes "caliente" y "caloroso" desde la supuesto, las lágrimas, el don místi-
perspectiva de la experiencia reli- co más evidente a lo largo del texto
giosa mística propia de Ignacio de ignaciano.
Loyola tal y como nos narra sobre Recurrir al c. como imagen
todo en su Diario espiritual; no con- que expresa un estado o una sensa-
sideraremos, por tanto, los contex- ción del alma, de la persona, en su
tos en los que dichos términos alu- experiencia espiritual ha sido muy
den a la realidad física que significa recurrente en la tradición mística
una alta temperatura corporal o cristiana.
ambiental (cf. [Ej 116.229]). 2. Aproximación general. Ignacio
1.2 "Calor" es un término que no se separa en este sentido de la
actualmente admite los dos géneros tradición a la que pertenece y recu-
gramaticales castellanos, masculino rre también a este elemento gráfico
y femenino. Hoy "el empleo como y expresivo para aludir a la acción
femenino es rústico o arcaico" (Seco del Espíritu en el ser humano. Si ex-
1998, 93). Ignacio utiliza casi siem- ceptuamos los dos contextos arriba
pre el masculino ("el calor"), pero aludidos de los Ejercicios Espiritua-
en alguna ocasión también el feme- les, uno de las Constituciones que se
nino: "mucha calor interior" [De refiere al "calor del estudiar" [Co
197]. 340] y otros dos de la Autobiografía
1.3 Esta cualidad del sentir de referidos también al calor atmosfé-
lo Divino ha sido ignorada en los rico [Ag 4: Au 66], este término apa-
estudios que conocemos sobre el rece 22 veces, todas ella en el Diario;
Diario espiritual, texto que, como ve- el adjetivo "caloroso", trece veces,
remos, es el que mejor recoge este todas ellas en el Diario y "caliente",
calor 256

dos veces, una en Ejercicios, para rales" que van tejiendo la experien-
aludir al estado anímico-espiritual cia del Diario.
en que queda el alma después de la 3.2 Carácter interno. En segundo
peculiar experiencia de la consola- lugar, dados los contextos en los
ción sin causa precedente [Ej 336], y que aparece, se trata de una sensa-
otra, de nuevo, en el Diario [36]. ción interna, pero no podemos des-
Plenamente inmerso en un pro- cartar que, junto al sentir interno,
ceso de búsqueda de la voluntad de en ocasiones pudiera tener también
Dios acerca del tipo de pobreza que su repercusión externa, es decir,
debían tener las casas profesas de la que, efectivamente, durante el tiem-
CJ, Ignacio redacta durante trece po cronológico de la experiencia es-
meses (desde el 2 de febrero de piritual acontecida principalmente
1544 hasta el 27 de febrero de 1545) en la oración o durante el antes o
un diario en el que va registrando después de la liturgia (contextos a
escuetamente los movimientos in- los que se ciñe casi exclusivamente
ternos, sensaciones, mociones que el Diario), durante ese tiempo Igna-
le puedan servir como código para cio sintiera efectivamente calor. De
interpretar desde ellos lo que Dios hecho, Ignacio distingue entre c.
pueda estar intentando comunicar. "interior" [De 22] y c. "esterior" [De
Una de estas sensaciones-mociones 139] y también "calor de dentro"
es el calor. Ignacio exprime hasta el [De 22] para unirlos finalmente en
colmo de lo posible las posibilida- [De 139]: "con mucha calor interior
des semánticas de este término y y esterior". No es el único ejemplo
sus afines para " afinar" con detalle en el que explícita este matiz; tam-
en el lenguaje de Dios con él. Vea- bién en el Diario constata Ignacio la
mos algunas de estas posibilidades. presencia de una "loqüela interna"
o "interior" [221.222.224.225...] y
3. Rasgos del calor en la experien- otra "loqüela externa" [221.222].
cia mística ignaciana.
3.3. Carácter durable. En tercer
3.1 Carácter corporal. En primer lugar, más que de una sensación
lugar, esta sensación se enmarca puntual y ambigua, se trata de una
dentro del valor y la función que moción percibida con claridad y
Ignacio concede al cuerpo en su ex- durable en el tiempo. En ocasiones
periencia mística. El Diario es un dura "todo el día" [De 6] y otras
clarísimo ejemplo, y en esto muy "después de levantado me duraba
moderno y contemporáneo, de la -dice Ignacio- el calor interior" y,
integración del cuerpo y de todas después de salir de casa a hacer una
sus posibilidades expresivas en la visita "andando a D. Francisco, ...
experiencia religiosa: lágrimas (cf. si perder el calor" [De 22]. El c. apa-
[De 1-453]), sollozos (cf. [De rece en distintos momentos del día,
16.24.27.30.31.36...]), música (cf. pero tiene especial relevancia du-
[De 224]), voces - loqüela (cf. [De rante la celebración de la Eucaristía,
22.222...]), c, 'levantárseme los ca- en sus oraciones previas preparato-
bellos" [De 8], ardor (cf. [De 8]), sa- rias y en las oraciones finales de ac-
bor (cf. [De 39.40]), pérdida de ha- ción de gracias. Veamos: nada más
bla (cf. [De 77]); claridad (cf. [De levantarse [De 22]; en la oración
92])... El c. y los términos afines del "sólita" (acostumbrada); (cf. [De
ámbito semántico de "la tempera- 39.92.104.111]); en la oración matu-
tura" vienen a sumarse a esta "sin- tina (cf. [De 11.76]); vistiéndose pa-
fonía de sensaciones místico-corpo- ra la Misa (cf. [De 45]); al comienzo
257 calor

de la Misa (cf. [De 77.136]); durante 56.88.134.143.144]; "claridad caloro-


la Misa (cf. [De 22.377]); durante la sa": cf. [De 60]) (cf. Ga Palacios
liturgia de la Palabra en la Misa (cf. 1991); de la suavidad ("devoción
[De 40]); al terminar la Misa (cf. [De calorosa o lúcida y suave": cf. [De
139]); por la noche, releyendo las 49.56.126]); de la dulzura ("devo-
notas (cf. [De 36]) o poco antes de ción calorosa y mucho dulce": [De
acostarse (cf. [De 39]). 71; cf. De 30.105]).
3.4 Carácter graduable. Ignacio También aparece el c. en con-
es sensible a la cantidad de su pre- textos muy próximos a las lágrimas
sencia y va estableciendo una cierta (cf. [De 11.22.36.39.40.45.136]), ilus-
gradación en la percepción del c: trando el carácter afectivo y somáti-
hay "algún calor" [De 43.104]; "ca- co de la experiencia espiritual.
lor y devoción notable" [De 6]; "ca- En alguna ocasión es el c. el
lor y amor intenso" [De 22]; "asaz que mueve a llorar o "lacrimar" [De
[bastante] sabor y calor" [De 39] y 11], de la misma manera que mue-
otras veces unido al "amor intensí- ve también a devoción: "calor moti-
simo y sabor grande" [De 40]. Por vo a devoción" [De 139].
su cualidad ya vimos que puede ser
"interior o exterior"; además lo cali- Un solo día, el domingo 17 de
fica Ignacio de c. "espiritual" [De febrero de 1544, relaciona el c. di-
136] o c. "asistente" [De 111], un c. rectamente con sabor: primero sien-
que viene a apoyar y confirmar la te "asaz sabor y calor" y después
experiencia. tiene "mucha abundancia de lágri-
mas llenas de calor y sabor inte-
3.5 Carácter relativo. El c. apare- rior" [De 39], para después en la
ce como una experiencia "en rela- Misa vivir un "amor intensísimo,
ción"; casi nunca aparece solo. Es- calor y sabor grande a las cosas di-
tos "contextos de experiencia" nos vinas" [De 40]. Y una sola vez, en
aclaran que se trata siempre de una
fin, el c. mueve a "hilaridad de
moción del buen espíritu. 3.5.1 Fre-
mente" [De 139].
cuentemente lo experimenta junto
con la devoción (cf. [De 6.22.36. Cercana es también la presen-
43.45.76.77.92.104.111.136.139]), que, cia de la consolación y el fervor: "El
si nos atenemos a la definición de que camina con este fervor, calor y
Cámara sobre "devoción" como consolación interior, no hay tan
"facilidad para encontrar a Dios" grande carga, que no le parezca li-
[Au 99], el c. vendría a confirmar la gera" [Epp 1,104]. Calor unido tam-
experiencia de encuentro con el Se- bién a celo, para significar ánimo y
ñor en el Diario. Que la devoción y entusiasmo (cf. [Epp 1,151]).
el c. forman una "unidad de expe- El c. puede ser también don de
riencia" nos lo confirman las veces lo alto, de "Dios N. S." y entonces
que Ignacio las une en una misma es santo: "Aumente Dios, suma y
"lexía": "devoción calorosa" [De perfecta caridad, la que ha comuni-
49.56.71.114.133.134.143.144]; en es- cado a V. Sría., cuyo calor santo
tos momentos Ignacio está expre- cause siempre sed insaciable de su
sando un tipo de experiencias en gloria y alabanza" [Epp IV, 250]; o
las que la sensación y la referencia a "cuyo santo calor [de Dios N. S.] le
Dios de todo un sentir interno ocu- da aún a los que no le tienen" [Epp
pa un lugar preeminente, pues jun- X, 31; XII, 302, "santo calore"]. En
to con el c. viene la experiencia de otros casos, c. parece más asociado
la luz ("devoción lúcida": cf. [De a ánimo, "aliento", como los jesui-
calor 258

tas que emprenden la fundación 3.6.2 Ardor. Una sola vez apare-
del colegio de Ñapóles "con mucho ce este término en los escritos igna-
calor" [Epp III, 414] o el ánimo del cianos: "y moción como ardor nota-
arzobispo de Rahusa "que parece bilísimo en todo el cuerpo" [De 36];
que llevaba mucho calor para hacer se trata de dos líneas de profundo
allí un colegio" [Epp X, 517]; con calado místico del viernes 8 de fe-
ánimo parece que trabajan los jesuí- brero de 1544, por venir este "ardor
tas en Trento: "Del concilio tenemos notabilísimo" precedido de un "le-
aviso que va adelante con calor" vantárseme los cabellos" debido a
[Epp III, 678]; y c. se pide a Francis- "al sentir en mí un ir o llevarme de-
co Javier en su relación con el Rey: lante del Padre" [De 8]; una vez más
"pienso daríades calor al rey para aparece con claridad la vinculación
lo de Etiopía" [Epp V, 150]. estrecha entre c. y presencia de Dios.
En esta misma línea del ánimo 3.6.3 Fuego. De los doce contex-
el c. aparece vinculado a los estu- tos en los que aparece este término
dios: "tratar con calor aquellos es- (cf. Concord 549), dos nos resultan
tudios [de las tres lenguas]" [Epp ahora relevantes. Tienen un cierto
VII, 599], o como escribe Polanco a matiz metafórico e Ignacio los utili-
Araoz (el 29 de mayo de 1555), "Los za para expresar el combate interno
estudios de todas las facultades lle- que está experimentando en su pro-
van mucho calor" [Epp IX, 89]. El c. ceso de toma de decisión acerca del
de los estudios así lo reflejan las tipo de pobreza para las casas de la
Constituciones: "es de advertir que CJ, objeto éste del Diario espiritual.
con el calor del estudiar no se enti- Así, en el primero, "la gracia caloro-
bien [los escolares] en el amor de sa [...] parecía batallar, como fuego
las verdaderas virtudes y vida reli- con agua, con algunos pensamien-
giosa" [Co 340]. tos" [De 64], es decir, la sensación de
3.6 Términos afines: 3.6.1 Calien- consolación ante la posibilidad de
te. Junto con el sustantivo "calor" y "no tener nada" (que las casas de la
el adjetivo "caloroso/a" encontra- CJ no tuvieran rentas), combate in-
mos también "caliente" sólo en dos ternamente con pensamientos que
contextos. En el primero se refiere "le vienen" en sentido contrario. El
Ignacio al estado en que queda la agua y el viento son los elementos
ánima después de una experiencia contrarios al c. "el calor de dentro
espiritual intensa de la presencia de pugnaba con el viento de fuera" [De
Dios, como es la que describe en la 22], entendiendo aquí por "viento"
CSCP: "la ánima queda caliente y "cualquier cosa que mueve o agita
favorecida con el calor y reliquias el ánimo con violencia y variedad"
de la consolación pasada" [Ej 336]; (DiccAut, s.v. Viento). Un poco más
este pequeño párrafo nos da a en- adelante en su diario, el viernes 7 de
tender que la experiencia del c. es marzo, se sirve de la misma metáfo-
una experiencia de Dios, del buen ra: al no ver con la claridad espera-
espíritu: el paso de Dios provoca da, describe el sentimiento interno
calor. El segundo de los contextos de confusión y tal vez de ansiedad
describe una situación del ánimo como "a tiempos contrariando el
de Ignacio una noche que hace exa- fuego grande con el agua, por no
men sobre las mociones del día: hallar al Sacramento" [De 129].
"después, luego así caliente, pi- 3.6.4 Abrasar, derretir. No encon-
diendo gracia para discurrir..." [De tramos otros términos más espera-
36], es decir, en presencia de Dios. dos en místicas de tipo "nupcial",
259 calor

como podrían ser "quemar" o "abra- 33]; que no aparezca más en los es-
sar". Sobre éste último, "abrasar", se critos de Ignacio nos facilita pensar
ha discutido si la expresión "que el que es, más bien, término introduci-
mismo Criador y Señor se comuni- do por el jesuita portugués.
que a la su ánima devota abrazándo- 3.6.5 Tibieza y frialdad. Según
la en su amor y alabanza" [Ej 15] po- descendemos en la temperatura, nos
dría leerse como "abrasándola", vamos alejando de la presencia de
lectura de la que era partidario el P. Dios. El estado de "tibieza", lo vin-
Fernández Zapico. Iparraguirre cula estrechamente Ignacio con la
(1963,210, n. 12) comenta que en las desolación, esto es, con la distancia o
"primitivas copias y traducciones lejanía de Dios. Cuando define la
existen las dos lecturas". Nosotros desolación, comenta: "hallándose [el
nos inclinamos por la primera inter- alma] toda perezosa, tibia y triste"
pretación "abrazándola", más en [Ej 317]; y al explicar las causas "por
consonancia con otros contextos tan- las que estamos desolados" añade:
to de los Ejercicios "para abrazar el "la primera por ser tibios, perezosos
mejor [binario]" [Ej 149], como de las y negligentes en nuestros ejercicios
Constituciones, "lo que el mundo ama espirituales" [Ej 322]. Así mismo, las
y abraza" [Co 101] o "cuanto Cristo Constituciones hablan de entibiar pa-
nuestro Señor ha amado y abraza- ra referirse a la pérdida de fervor
do" [Co 101; cf. Co 163.307.401.823]; ("no se entibien") en las virtudes y
el "abrazo" parece ser expresión más en la vida religiosa [Co 340]. Por lo
propia de la espiritualidad y expe- que respecta a la frialdad, Ignacio la
riencia ignacianas que el "abrasa- menciona dos veces en su Diario y
miento". "Esta lectura [abrasándola] las dos en contexto negativo: "algu-
parece que deforma el significado na devoción, no frialdad" [De 22] y
del texto Autógrafo" (Arzubialde "sin sentir los mediadores, sin frial-
1991, 29, n [15.4]). Además, que en dad ni tibieza" [De 32].
las primitivas redacciones se conser-
ven las dos versiones (con "z" y con José GARCÍA DE CASTRO, SJ
"s") no es argumento definitivo,
pues en el siglo XVI no estaba ni mu- /* Consolación, Devoción, Diario espiritual,
cho menos resuelto el problema de la Gloria, ígneo, Lagrimas, Mística Ignaciana,
oposición fonológica en el sistema de Moción.
las sibilantes del castellano (s, z, g, ss)
Bibl.: ARZUBIALDE, Ejercicios; FUTRELL, J. C,
y puede ser frecuente encontrar gra- 'The Mystical Vocabulary of Ignatius in
fías de la misma serie que alternan the Diario", Dossier "Constituciones" A,
en el uso en el mismo término, pero CIS, Roma 1972, 143-178 (esp. 161-165);
sin valor fonológico distintivo, esto GARCÍA DE CASTRO, ]., "Semántica y místi-
es, sin que altere el significado de la ca: el Diario espiritual de Ignacio de Loyo-
palabra; otra cosa sería si en esas pri- la", MCom 59 (2001) 211-254 (esp. 233-238);
GARCÍA PALACIOS, ]., "Léxico de 'luz y ca-
mera copias y redacciones encontrá- lor' en Llama de amor viva", en San Juan de
semos doble "s" (ss-, abrassándola), la Cruz, espíritu de llama (STEGGINK, O., ed.),
refiriéndose ya, por tanto a nuestro Institutum Carmelitanum-Kok Pharos Pu-
actual "abrasar". Por lo que respecta blishing House, Roma-Países Bajos 1991,
a "derretir", lo utiliza una vez Cáma- 383-412; GUIBERT, J. DE, "Mystique igna-
tienne. Á propos du 'Journal Spirituel' de
ra en la Autobiografía, para indicar la Saint Ignace", RAM 19 (1938) 3-22.113-140;
reacción afectiva de Ignacio cuando LARRAÑAGA, I. (ed.), Obras completas de San
éste pensaba "en haber de morir, que Ignacio de Loyola I, BAC, Madrid 1947;
se derretía todo en lágrimas" [Au THIÓ DE POL, S. (ed.), La intimidad del pere-
camino 260

grino. Diario espiritual de San Ignacio de ho- 313] y con "espíritus" [Ej 328]. Un
yóla, M-ST, Bilbao-Santander 1990. panorama de este porte sólo lo ex-
plica la inestabilidad con la que el
hombre asume su estatuto ontoló-
CAMINO gico respecto a Dios. El acceso a las
cosas desde la actitud del "tanto he
de usar de ellas cuanto para mi fin
L a literatura reciente ha reparado
en el carácter dinámico con el
que la espiritualidad ignaciana
me ayudan", como propone el PF,
precisa de continua revisión, dado
que el fin y los medios mantienen
comprende la experiencia de la gra-
entre sí un dilema constante. La ex-
cia. El hecho se ha traducido en el
periencia que proponen los Ejerci-
rescate de la iconografía del Ignacio
cios avanza, como consecuencia, a
de Loyola peregrino y en la com-
un ritmo cadente de buscar y ha-
prensión de la espiritualidad igna- llar, de disponerse y recibir. Todo
ciana desde el paradigma del pro- ello es fruto de la tensión espiritual
ceso, del camino. Dos han sido las inherente a la realidad humana: la
constataciones que avalan la consis- de responder a la obligación de si-
tencia de este paso: tuarse siempre ante su fin trascen-
1. La comprensión dinámica del dente. El ejercitante tiene que
acontecimiento de la gracia. El en- aventurarse a abrirse a "la volun-
cuentro Creador/creatura es capta- tad divina en la disposición de su
do por la espiritualidad ignaciana vida para la salud del ánima" [Ej
como un juego activo y complejo 1]: ha de buscar una voluntad aje-
de movimientos, como un ámbito na a él, en aproximación constante,
donde nunca se notan estáticos ni para que una vez descubierta sea
al hombre ni a la gracia. Avisa de acatada. El encuentro persona-gra-
ello el PF y su lenguaje activo: "El cia tiene así en Ignacio un punto
hombre es criado 'para 7 alabar, ha- de fuga, es centrífugo. Los Ejerci-
cer reverencia y servir a Dios nues- cios inducen efectivamente a un
tro Señor [...]", las cosas "son cria- descentramiento, quieren descolo-
das 'para 7 el hombre y 'para' que le car al hombre y ponerlo en movi-
ayuden [...]" [Ej 23]. Hombre y miento. Así lo confirma el princi-
mundo son definidos no por sus pio ignaciano de que "piense cada
"qués", sino por sus "paras": es de- uno que tanto se aprovechará en
cir, por su referencialidad creatural todas cosas espirituales, cuanto sa-
entre sí y con respecto a Dios. La liere de su propio amor, querer e
visión espiritual ignaciana prefiere interés" [Ej 189]. Lo contrario a ese
así resaltar la estructura relacional descentramiento, a ese salir de sí,
de la realidad. En ella el hombre es es lo que muestra la actitud del Se-
percibido en direccionalidad, en gundo Binario, que "quiere quitar
tensión-hacia, enfrentado inevita- el afecto, mas así le quiere quitar,
blemente con la pregunta por "lo que quede con la cosa adquirida;
que más nos conduce para el fin de manera que allí venga Dios,
que somos criados" [Ej 23]. La res- donde él quiere; y no determina de
puesta a esa pregunta no se limita dejarla, para ir a Dios, aunque fue-
a un instante, sino que se prolonga se el mejor estado para él" [Ej 154].
sin término en un "solamente dese- En definitiva, la espiritualidad ig-
ando y eligiendo" [Ibid.], en un ne- naciana apuesta por resaltar en el
gocio continuo con "mociones" [Ej hombre su apertura radical a una
261 camino

gracia que siempre le invitará a la de la vida de Cristo, hasta la "consi-


intemperie de la búsqueda. deración o amor" de la Trinidad. El
2. El recurso a un lenguaje meta- acceso a cualquiera de ellos, incluso
fórico del camino. Las fuentes -direc- a los menos excelsos, es siempre vá-
ta o indirectamente- ignacianas lido, porque "aquella parte es mu-
permiten una lectura que pone de cho mejor para cualquier indivi-
manifiesto Ja existencia de un dis- duo, donde Dios nuestro Señor más
curso sobre la textura dinámica del se comunique mostrando sus santí-
encuentro persona-gracia, articula- simos dones y gracias espirituales"
do con el lenguaje metafórico del [Epp II, 236]. Lo razona así: "...por-
camino. Expresamente ya se atisba que [Dios N.S.] ve y sabe lo que
algo de ese lenguaje en algunos más le conviene, y como quien todo
momentos de los Ejercicios. Así es sabe, le muestra la vía; y nosotros
en el caso de la conocida anotación para hallarla, mediante su gracia
decimoquinta, la cual pondera po- divina, ayuda mucho buscar y pro-
sitivamente, que "el mismo Criador bar por muchas maneras para "ca-
y Señor se comunique a la su ánima minar" por la que le es más declara-
devota, abrazándola en su amor y da, más feliz y bienaventurada en
alabanza y disponiéndola por la vía esta vida, toda guiada y ordenada
que mejor podrá servirle" [Ej 15]. O para la otra sin fin, abrazados y
en el de la quinta regla de discerni- unidos con los tales santísimos do-
miento de Primera Semana, en la nes". Dios propone una vía, el
que se desestima la desolación, hombre reacciona caminando. Da-
"con cuyos consejos no podemos do el tono generalizador del texto,
tomar camino para acertar" [Ej es lícito entender la vía como algo
318]. Pero, sin duda, es en el Episto- más que una resolución concreta a
lario donde se confirma la presen- la problemática particular de la
cia del lenguaje metafórico del ca- práctica ascética de Borja. Es más
mino. Demuestra que no se trata de bien una orientación, abierta al
una ocurrencia pasajera, ni de un hombre, que quiere ponerlo en la
recurso feliz a uno de los motivos tesitura de enrolarse en un dina-
religiosos de mayor tradición en la mismo, en un caminar. Ignacio no
literatura bíblica y espiritual. La parece hablar de un punto, sino de
metáfora del c. adopta más bien el un trazado. De ahí entonces que
papel de un núcleo estructurador pueda afirmarse que estamos ante
de la teología de la gracia, implícita una metaforización que afecta de
en Ignacio. Un texto de 1548, de su lleno a la manera de concebir el
intercambio epistolar con Francisco acontecimiento de la gracia en el
de Borja, resume bien hasta qué hombre.
punto ese lenguaje metafórico está La metáfora del c. se esparce
incorporado con naturalidad. En su así por otros momentos del episto-
carta, Ignacio aconseja al duque lario. En una misiva dirigida a Leo-
que abandone en su práctica ascéti- nora de Toledo sobre el joven Tar-
ca "todo aquello que pueda parecer quinio, se interpreta que el padre
a gota alguna de sangre". Es prefe- de éste, Cesare Reinaldi, pretendía
rible que busque los "santísimos "desviarle de la vía en que Dios N.
dones" de Dios. Estos tienen una S. le había puesto para servirse de
escala cualitativa para Ignacio: des- él" [Epp V, 506]. Algo semejante es
de las lágrimas a causa de los peca- lo que se sentencia en otra carta a
dos, pasando por la contemplación Everardo Mercuriano: "A todos
camino 262

conceda Dios gracia de caminar en jesuíta portugués, lo demuestra


sinceridad de corazón por la vía de una de las cartas a Inés Pascual, en
su servicio" [Epp VI, 455]; o a Ale- la que Ignacio se autodenomina
xio Fontana: "...esperando que "pobre peregrino" [Epp I, 73]. Cá-
Dios N. S. por el consejo de V. mer- mara, además, logró recoger una
ced querrá mostrar a los nuestros el impresión de Ignacio que bien pue-
camino que han de llevar en algu- de ayudar a explicarnos la predilec-
nas cosas importantes que se pre- ción por ese título. Cuando se le in-
tenden para su divino servicio" quiere por el sentido de la práctica
[Epp X, 63]. Polanco indicará, por de las peregrinaciones, Ignacio res-
comisión de Ignacio, a Juan de Vito- ponde que "en mí mismo había ex-
ria que es Dios quien concede "su perimentado cuánto aprovechaba,
santa luz y amor para que veamos y porque me había bien hallado en
y sigamos siempre la vía de su ser- ello" (Mera 137). El hecho es que las
vicio" [Epp V, 306]. Es lo que, en ediciones recientes de la Autobiogra-
definitiva, Ignacio acostumbra a fía han preferido el título de Relato
resumir condensadamente en el del peregrino (Dhótel, Schneider,
Epistolario, casi en la forma de un Knauer, Rambla, etc.).
moño, con su "Dios encamine en to-
do lo que fuere más su servicio" En textos señeros para la iden-
[Epp II, 443] o "para el bien de su tidad de la CJ, también emerge el
santa Iglesia" [Epp VII, 532; cf. Epp lenguaje metafórico del camino. La
V, 6; VII, 9; VII, 39]. La metaforiza- Fórmula así lo manifiesta: el jesuíta
ción se aplica también a Jesús -"la tiene que procurar en su vida "po-
vía más segura y más derecha a la ner delante de sus ojos ante todo a
su divina majestad" [Epp I, 341]- o Dios, y luego el modo de ser de este
a realidades distintas a las persona- su instituto, que es camino para ir a
les, como son las obras apostólicas. Él, y alcanzar con todas sus fuerzas
El Colegio Romano -valga el caso- el fin que Dios le propone, aunque
preocupó mucho a Ignacio; una cada uno según la gracia con que le
carta por comisión a Francisco de ayudará el Espíritu Santo y según
Borja lo confiesa: "Esperamos que el propio grado de su vocación" (Fí
presto descubrirá Dios N. S. alguna 50).
vía, cómo esta obra vaya adelante" 3. La Teología del Camino. Ahora
[Epp X, 124]. Sinónimo de vía o c. es bien, c. y peregrinación son los tér-
"curso", aunque no es de los térmi- minos más explícitos de un campo
nos preferidos de Ignacio: la Com- semántico con otros registros deri-
pañía lleva un "curso" en su creci- vados, que se dispersa por todas las
miento (cf. [Epp VIII, 531]), el fuentes ignacianas. La coherencia
"curso del divino servicio" (cf. [Epp interna de ese lenguaje permite ha-
IX, 149; V, 506; XI, 146]). blar de la existencia en la espiritua-
En la Autobiografía de Ignacio el lidad ignaciana de una "teología
tema metafórico recurrente es el de del camino". La metáfora se pone
la peregrinación. Cuando menos, aquí al servicio de un discurso teo-
esa es la interpretación a la que in- lógico elaborado. Éstas podrían ser
duce Cámara desde que en [Au 15] sus premisas fundamentales:
inserta por primera vez la denomi- 3.1 La dinámica de la gracia. Dios
nación de "peregrino" y se atiene a "es el que mueve" [Epp IX, 701]. Es-
ella hasta el final de sus notas. Que ta afirmación, contenida en una car-
no es una simple ingeniosidad del ta de Ignacio de Loyola a Alexio
263

Fontana, es la síntesis no tanto de en finales de cartas como ésta: "Ple-


qué es la gracia para Ignacio, cuan- ga a Jesu Cristo, Dios y Señor nues-
to de su manifestación más patente tro, de acrecentar en nuestras áni-
en el acontecimiento de su encuen- mas la fábrica de las virtudes y
tro con el hombre. De ese tenor, en dones suyos espirituales para su
efecto, parece ser una de las expre- mayor servicio, alabanza y gloria"
siones típicas del Epistolario: la de [Epp II, 645; cf. Epp 1,528; II, 297; III,
que Dios quiera "mover eficazmen- 64; IV, 127; VII, 12; VIII, 334; IX,
te el corazón" [Epp VIII, 18; cf. Epp 139]. La gracia apunta hacia un
VI, 721; VII, 137; VII, 308; VIII, 106; "más" y un "mayor", como así lo
X, 130; XI, 29; XI, 88; XI, 296; XII, sugiere Ignacio, por ejemplo, cuan-
121; XII, 332]. La aceptación de la do aboga por la C] ante Juan III de
gracia equivale entonces a la incor- Portugal, en contra de los rumores
poración a una andadura. El c. es antijesuíticos que pudieran llegar al
una peregrinación, y uno se ha de rey: "Que cuanto mayor deseo al-
contentar "en la peregrinación en canzáramos de nuestra parte, sin
que Dios N. S. nos ha puesto para ofensa de prójimos, de vestirnos de
que caminemos a la celestial patria" la librea de Cristo nuestro Señor,
[Epp VI, 523]. que es de oprobrios, falsos testimo-
Que "Dios mueve", es subra- nios y de todas otras injurias, tanto
yado por Ignacio de otra manera. más nos iremos aprovechando en
Para él la gracia es generativa. Es espíritu, ganando riquezas espiri-
decir, la acción de Dios es una ac- tuales, de las cuales, si en espíritu
ción en despliegue, internamente vivimos, desea nuestra ánima en
impulsada por una finalidad. La todo ser adornada" [Epp I, 298]. En
gracia tiene un inicio, un punto de fin, la gracia nos lleva para "ade-
arranque: en terminología ignacia- lante" (cf. [Ej 9.315; Epp I,
na, "comienza". Sirva como mues- 71.244.458.546; II, 325; XI, 117, etc.]).
tra un texto extraído de la conocida Por eso, incluso cuando Ignacio
"Carta de la perfección" a los estu- concreta y cosifica la gracia, nunca
diantes de Coimbra: "De todo sea pasa a ser una posesión estabiliza-
siempre bendito y alabado el cria- da; está en una expansión sin inte-
dor y redentor nuestro, de cuya li- rrupción; se encuentra impregnada
beralidad infinita mana todo bien y de promesa. Inaugura en el hombre
gracia; y a él plega cada día abrir un desarrollo, un proceso. Lo habi-
más la fuente de sus misericordias lita como caminante.
en este efecto de aumentar y llevar 3.2 La importancia del deseo. A la
adelante lo que en vuestras ánimas gracia motriz se le asocia el "de-
ha comenzado" [Epp 1,496]. En esta seo", otro de esos términos de par-
cita aparece uno de los verbos sobre ticular valor en las fuentes ignacia-
los que insiste repetidamente Igna- nas. En la conjunción de Ja gracia
cio para abundar en lo mismo: la con el deseo reside la condición de
gracia "aumenta". Su presencia en posibilidad, por medio de la cual el
el Epistolario, por ejemplo, es muy sujeto acaba constituyéndose en ca-
notable. Sólo en el primer volumen minante. En efecto, la aparición del
de Epistolae et Instructiones se detec- deseo traza un puente entre el aquí
ta en las pp. 117, 276, 358, 363, 427, y ahora del presente deficiente, por
472, 490, 495, 528, 529, 563, 564. La una parte, y el "en otro sitio y en
gracia efectivamente "crece". Es lo otro momento" del futuro pleno,
que se expresa con cierta frecuencia por otra. Ese trazado está ahí para
camino 264

ser recorrido, para ser peregrinado. saparecer; desempeña un papel in-


Como consecuencia, desde el mis- sustituible en el desenvolvimiento
mo instante en que ha emergido el dinámico de la experiencia de Ejer-
deseo se incoa un movimiento. En cicios y en la gestación de un pro-
la emergencia del deseo está activa, yecto en el ejercitante. Al fin y al ca-
pues, una disyuntiva del todo o na- bo, la afectividad es la energía que
da. En tanto que exista, Ignacio ve hace mover al peregrino. De eso es-
factible el que el sujeto acceda, de tá más que apercibido Polanco
hecho, a un encuentro persona-gra- cuando, en la temática de la elec-
cia dentro de las coordenadas por ción y ante la alternativa preceptos-
él concebidas. En tanto que no exis- consejos, advierte sobre la nucleari-
ta, queda abortado el inicio de un dad del conflicto que genera una
camino. Por ese motivo, el deseo es afectividad mal enfocada: "Porque
un presupuesto exigido al ejercitan- si se observa que la voluntad tiende
te para que se active y se desarrolle más bien hacia los preceptos y
la experiencia de Ejercicios. Lo de- rehuye el camino de los consejos,
cisivo del deseo está subrayado ya [el ejercitante] no está bien dispues-
al comienzo de los Ejercicios Espiri- to, ni habría que esperar que hiciera
tuales, según se trasluce en aquella buena elección; pues aquel afecto
petición al ejercitante de que ofrez- alejado del camino más perfecto e
ca "todo su querer y libertad" [Ej inclinado hacia el más imperfecto,
5]. O más explícitamente en otra de arrastraría al entendimiento a pen-
las Anotaciones, cuando son alaba- sar razones de acuerdo con el dicho
das las ventajas que reportaría al afecto" (D20, 78). Es precisa enton-
ejercitante un retiro estricto, puesto ces una transformación del sujeto
que "estando así apartado, no te- que dé de lleno en su afectividad.
niendo el entendimiento partido en De ahí que se realicen observacio-
muchas cosas, mas poniendo todo nes como la que se encuentra en un
el cuidado en sola una, es a saber, Directorio escrito "al estilo de Fabio
en servir a su Criador, y aprovechar de Fabi": según la tercera anotación
a su propia ánima, usa de sus po- de los Ejercicios, ha de considerarse
tencias naturales más libremente, que éstos "no deben ser dirigidos
para buscar con diligencia lo que tanto al conocimiento y especula-
tanto desea" [Ej 20]. Ese aspecto ción, como al afecto y acción de la
crucial del deseo se confirma en el voluntad, esto es, a la caridad y
"deseando y eligiendo" propuesto amor de la virtud, deseo y empeño,
en [Ej 23]. Ahí aparece el deseo co- es decir, a que el alma se sienta en-
cendida en el deseo de agradar y
mo el ámbito al que, de una u otra
servir a Dios" (D26, 24). Se da así
manera, ha de acceder el ejercitante
con la condición de posibilidad pa-
para, desde él, efectuar la elección.
ra que surja un proyecto de misión
Los Directorios tampoco se can-
y, por lo tanto, un camino.
san de insistir en lo mismo y pri-
man una antropología dinámica, Eso es lo que precisamente se
preocupada por lo pulsional y res- observa cuando asistimos a los pri-
petuosa con los niveles no única- meros pasos de la singladura igna-
mente racionales del sujeto. No de- ciana en la Autobiografía. Allí, en el
jan de estar atentos a la tensión origen, tomaba forma una concien-
adecuada que han de mantener la cia de "santos deseos" [Au 10]; a
racionalidad y la afectividad en los partir de entonces, lo desiderativo
Ejercicios. Lo afectivo no puede de- está siempre presente en el peregri-
265 camino

naje de Ignacio. Reflejo de la con- mente. Como Ignacio mismo ad-


vicción de la importancia del deseo vierte cuando introduce en la me-
son, sin duda, las Constituciones, a ditación de Dos Banderas, en ese
través, por ejemplo, de su preocu- ejercicio se trata de "cómo nos de-
pación por perfilar la vocación del bemos disponer para venir en per-
candidato. Se le tiene que pregun- fección en cualquier estado o vida,
tar "cuánto tiempo puede haber que Dios nuestro Señor nos diere
que así fue determinado en gene- para eligir" [Ej 135]. El deseo alen-
ral de dejar el mundo. Después de tado por la gracia -"disponer para
la tal determinación, si se ha en venir en perfección"- y el don
ella aflojado, y hasta qué término. mostrado por Dios -el "estado o
Cuánto tiempo sería que los deseos vida, que Dios nuestro Señor nos
de dejar el século y seguir los con- diere"- han de confluir en un acto
sejos de Cristo nuestro Señor le co- de libertad -el "eligir"-. La elec-
menzaron a venir, o con qué señales ción es, por consiguiente, inevita-
o motivos le vinieron" [Co 50]. En ble. Sobre el tapete está la necesi-
esta misma línea de insistencia se dad de que el hombre emita una
sitúa, también, el estilo de gobierno respuesta en obediencia; de esa ne-
del Ignacio General de la Orden, tal cesidad está impelido el encuentro
y como lo testimonia el Memorial de persona-gracia.
Cámara en sus observaciones sobre Muy especialmente en la Auto-
el tratamiento de las inclinaciones biografía se hace patente que Igna-
(cf. Mem 171). cio enfila sus pasos hacia encrucija-
3.3 La libertad en peregrinación. das sucesivas (cf. [Au 15.40.42]). Su
En la concepción ignaciana, al libertad está continuamente puesta
hombre se le abre una tarea ingen- en juego ante los nudos decisiona-
te, en la que tendrá que enrolarse les que emergen en el camino. Ig-
desde el momento en que accede a nacio experimenta que queda con-
la gracia. Dicho de otra forma: la frontado con la necesidad de tomar
pregunta primigenia que el creyen- "determinaciones". En ellas, el es-
te se formula, según Ignacio, de- tado de la "duda", de la incerti-
semboca en la acción, en el movi- dumbre ante la perentoriedad de
miento. Se trata de encontrar, de una decisión, es continuamente re-
dar cauce a una disposición activa currente. El verbo "determinar"
que ha de animar a buscar aquello cruza, con el sentido que hemos re-
propuesto como fin por el PE Se señado, prácticamente toda la Auto-
trata de discernir. La voluntad de biografía (cf. [Au 4.10.14.16-19.24.
Dios no obvia jamás al hombre 27.29.36.40.50.59.63.71.74.84.100]).
mismo. El c. es siempre la cristali- La pedagogía divina se hace espe-
zación de un encuentro, no la de- cialmente diáfana en esas ocasiones
signación unilateral de uno de los en las que surge el cuestionamiento
interlocutores. Por eso, "elegir" es total de la orientación del c. y en las
precisamente, junto con "desear", que desaparece el sentido del an-
la actividad irrenunciable que tie- dar, facilitando una salida.
ne que ejercer el hombre si quiere Sin embargo, no se está ante
adecuarse a su fin doblemente una libertad que tenga ante sí alter-
transcendente e inmanente. En la nativas que percibe como equipo-
elección, la gracia y el deseo des- lentes. Más bien es una libertad
pertado por ella encuentran una practicada en el marco global de
posibilidad de articularse mutua- una búsqueda guiada bajo la gra-
camino 266

cia. Ignacio aceptaría que el sujeto das las cosas nuevas" [Au 30]. Pero
no se define porque elige. Lo que le ahí no sólo habría que hablar de
importa es que "acierte". El espacio con-versión, sino también de la
de la libertad abierto al hombre no aparición de una a-versión, de un
es un campo de opciones infinito. cambio de sensibilidad, de una
Al hombre se le presenta -según Ig- nueva configuración de los senti-
nacio- una posibilidad como la más dos. Es claro que ya, a partir de la
aproximada a la voluntad divina conversión en Loyola, la asunción
que está buscando. Se trata de "que de la pobreza se constituye en un
todos finalmente nos conformemos presupuesto al que Ignacio nunca
con lo que sentimos querer de no- querrá renunciar, si bien es verdad
sotros Dios nuestro Criador y Se- que la fundamentación de su prác-
ñor" [Epp VIII, 363]. La verdad es tica irá modificándose con el tiem-
que el periplo ignaciano esbozado po. Los pasos del peregrino están
en la Autobiografía sigue en todo su dados en una pobreza asumida y
trazado un ritmo alternativo de op- desde ella quiere acceder a las cir-
ción y consecuente "confirmación" cunstancias que se le van presen-
(cf. [Au 42.71.99]). Ignacio busca la tando. El momento simbólico, en el
confirmación de sus pasos. Como a que se hace patente la nueva reali-
todo caminante, le importa como dad que ha emergido en la peregri-
ninguna otra cosa el saberse orien- nación de Ignacio, viene dado con
tado, el disponer de referencias. Ese su vuelta a Loyola, forzada por ra-
ritmo opción-confirmación, pone zones de salud (cf. [Au 87-89]).
las bases de una tensión que irá li- Frente a la casa-torre de su familia,
gada necesariamente a la realiza- es ahora el hospital de la Magdale-
ción del camino: a saber, sólo en la na, donde se hospeda, el lado dis-
medida en que se opta será posible tinto y el nuevo paradigma de la re-
acceder a la confirmación. El bene- alidad desde el que quiere Ignacio
plácito de Dios no ahorra en ese entender y ser entendido: mendiga,
punto ningún esfuerzo a la libertad. catequiza a los niños, predica, paci-
3.4 La realidad peregrinada. En fica, reordena costumbres, organiza
la Autobiografía es especialmente una asistencia social.
patente que Ignacio, en tanto que Ignacio incorporó a los Ejerci-
peregrina, accede a una realidad cios la conexión entre su compren-
cualitativamente nueva. El tramo sión dinámica del encuentro perso-
Loyola-Roma no es u n a simple na-gracia con el fortalecimiento de
traslación de escenarios. En la ma- una sensibilidad kenótica. El cami-
nera en que tales escenarios van nante, según él, no puede instalarse
sucediéndose, puede verse, tam- en cualquier perspectiva para per-
bién, cómo Ignacio transforma su cibir teologalmente la realidad. Es
modo de acceder a la realidad, su únicamente la de la kénosis de Cris-
modo de moverse entre las cosas y to la que le va a permitir llenar de
las circunstancias. esperanza su propia existencia y
Ignacio dio un salto desde una sumergirse así en un movimiento
realidad para él fracasada en su peregrinante. De ahí que anime a
oferta de sentido, poblada de "va- una cristificación que se manifiesta
nidades" y sustentada por "un en el nivel primario de los sentidos.
grande y vano deseo de ganar hon- Así parece ser cuando recuerda que
ra" [Au 1], a otra traspasada de es- el objetivo de orar "sobre los cinco
peranza en la que "le parecían to- sentidos corporales" es "imitar en
267 camino

el uso de sus sentidos a Cristo y en continuo desafío, no impide


nuestro Señor" [Ej 248]. que el c. sea un espacio dialógico
3.5 Dios caminante. El tema del en el que se dé ya una panifica-
c. incide también en la pregunta te- ción. Ignacio no parece estar ope-
ológica, la pregunta por Dios. Para rando con una visión teologal que
Ignacio, el c. no es sólo la singladu- posponga el fin del c. a un margen
ra de un hombre, singladura en la y a un tiempo extratemporal y ex-
que Dios de alguna manera partici- trahistórico. La CAÁ ofrece la ima-
paría como un inductor lejano. gen de la apertura dialógica de
Cuenta con que Dios realiza igual- Dios al hombre, con lo que llena
mente una singladura en su aproxi- este espacio y este tiempo de la
mación al hombre. plenificación del encuentro. Es de-
cir, a aquel deseo primigenio que
Al encuentro persona-gracia,
se detectaba en los albores de la
según la concepción ignaciana, le es
constitución del peregrino corres-
muy característico, por un lado, el
ponde otro, el de Dios. Ignacio
estar activado por una fuerza cen-
analógicamente asigna a Dios la
trífuga. Ignacio no clausura en nin-
iniciativa del amante (cf. [Ej 231]).
gún momento el encuentro perso-
El ofrecimiento total al que se in-
na-gracia; al contrario, lo proyecta
vita al ejercitante es el reflejo de
hacia el futuro y hacia situaciones
que "el mismo Señor desea dárse-
inéditas. Todo en él tiene el tono de
me en cuanto puede según su or-
una "conformación" asintótica, pe-
denación divina" [Ej 234]. La reali-
ro nunca de una unión estática. La
dad está iluminada por un Dios
asunción del fin teologal propuesto
que también ha emprendido un c.
en el PF tiende para Ignacio a tra-
hacia el hombre. El ser peregrino
ducirse en una expresión existen-
por parte del hombre corresponde
cial cada vez superior. En este senti-
al ser peregrino por parte de Dios.
do, es sintomático lo que se le
Los pasos de Dios que le condu-
indicaba a Ascanio Colona: "Como
cen al hombre se especifican en el
el objeto sea infinito [el Señor nues-
conocido coloquio de misericor-
tro], a la potencia finita no falta lu-
dia, cuando Ignacio ve en el cruci-
gar para pasar adelante" [Epp I,
ficado "cómo de Criador es veni-
254]. Esto puede parecer, en cierto
do a hacerse hombre" [Ej 53].
modo, frustrante e, incluso, dema-
Después de reconocer el c. incoa-
siado exigente.
do ya por Cristo, la reacción del
Da la impresión de que se es- ejercitante es el titubeo de quien
boza una experiencia teologal en está por emprender la marcha, y
la que, a costa de asegurar la ten- de quien, finalmente, se anima a
sión de su dinamicidad, se niega hacerla preguntándose por "lo
al mismo tiempo casi la posibili- que debo hacer por Cristo" [Ej 53].
dad de un encuentro pleno, de un El c. se convierte entonces en c.
remanso, en medio del frenesí del hacia un encuentro mutuo, un en-
estar en camino. Sin embargo, al cuentro de dos peregrinos.
encuentro persona-gracia, dibuja-
do por Ignacio, también le es muy Francisco José Ruiz PÉREZ, SJ
característico, por otro lado, una
fuerza centrípeta. Ese horizonte Z1 Autobiografía, Buscar, Deseo, Discurrir,
siempre abierto al que se abre el Elección, Gracia, Hombre, Ignacio de hoyóla,
peregrino, en esencia imprevisible Libertad, Sujeto, Vocación.
candidato 268

Bibl.: IPARRAGUIRRE, I., Vocabulario de Ejerci- en sentido global: seglares que aún
cios Espirituales. Ensayo de hermenéutica igna- no han entrado en el noviciado.
ciana, C1S, Roma 1972; LOP, M. (ed.), Los Di-
rectorios de Ejercicios 1540-1599, M-ST, Aunque en la CJ no existe el
Bilbao-Santander 2000; MEJÍA SALDARRIAGA, "postulantado" como etapa intro-
R., La dinámica de la integración espiritual. ductoria formal, la experiencia ha
Buscar y hallar en todas las cosas, CIS, Roma mostrado la importancia de estable-
1980; RAMBLABLANCH, J. M.a, "Del 'peregri-
no' a la 'mínima' Compañía de Jesús", Man
cer un proceso de preparación para
54 (1982) 5-23; Ruiz PÉREZ, F. J., "El camino, la admisión al noviciado. Este proce-
un modo ignaciano de concebir la identi- so es llamado "prenoviciado", y tie-
dad cristiana", CEI112 (1998) 3-14; ID., Teo- ne como objetivos: ayudar al discer-
logía del camino. Una aproximación antropoló- nimiento vocacional del joven que
gico-teológica a Ignacio de Loyola, M-ST, quiere discernir su posible vocación
Bilbao-Santander 2000; VERHEECKE, M., L'i-
tinéraire du chrétien d'aprés les Exercices Spiri- a la CJ; conocerlo y valorar su proce-
tuels d'lgnace de Loyola et ses présupposés so de crecimiento humano, cristiano
anthropologiques, Diffusion Centre Cerfaux- y vocacional; ofrecerle los medios
Lefort, Louvain-la-Neuve 1984. necesarios para que conozca la CJ; y
establecer un camino vocacional pa-
ra que pueda ir consiguiendo estos
CANDIDATO fines.
El prenoviciado es un tiempo
en el que los c. e interesados en la
E ntendemos por candidato la
persona que ha solicitado in-
gresar en la CJ y que prepara y
CJ confirman su decisión y se pre-
paran para el noviciado. Normal-
discierne su vocación. Puede ha- mente dura entre seis meses y un
ber pasado u n a etapa anterior en año. Se trata de un tiempo dedica-
la que se sentía cuestionado, de do al conocimiento mutuo entre la
forma más amplia, ante una posi- CJ y el c, a la experiencia de ora-
ble vocación sacerdotal o religiosa. ción y de acompañamiento espiri-
Etapa en la que va clarificando su tual, al conocimiento y vivencia de
discernimiento vocacional hasta la fe católica y a la verificación de
concluir con u n a cierta seguridad las verdaderas motivaciones espiri-
que el Señor le llama a seguirle en tuales y de las cualidades humanas
la vida religiosa y, dentro de ella, y psicológicas necesarias.
como vocación específica, ser je- 1. Modelos de prenoviciado. Hoy
suíta. No siempre el itinerario del día existen cuatro modelos funda-
discernimiento vocacional es tan mentales de prenoviciado:
metódico y lineal. Hay c. que sien- 1.1 Los c. viven juntos, acom-
ten u n a atracción espiritual fuerte pañados por dos o tres jesuítas, de
y directa a seguir al Señor en la CJ, los cuales uno es el responsable
sin tener resuelta de entrada su inmediato. En este tiempo los pre-
vocación sacerdotal. novicios terminan sus estudios
Se distingue entre c. y "preno- universitarios o realizan alguna
vicio", siendo el primero el joven actividad profesional, mientras es-
que está en una fase inicial de su peran el momento de entrar al no-
deseo de entrar, y el segundo, el viciado.
que ha manifestado una mayor ex- 1.2 Los c. viven en una comuni-
plicitación de entrar y se ha com- dad jesuítica y trabajan en una obra
prometido más establemente con el de la Compañía. Un jesuíta de la co-
itinerario vocacional. Los dos son c. munidad es el acompañante espiri-
269 candidato

tual. Durante este tiempo los preno- 2. Requisitos para hacer el preño-
vicios hacen ocho días de Ejercicios viciado. Además de otros que son
Espirituales y se reúnen periódica- obvios, los requisitos mínimos que
mente para compartir su experien- se deberían pedir a un c. que quiera
cia vocacional, acompañados por el iniciar el prenoviciado se pueden
responsable del prenoviciado. reducir a los siguientes: que no sea
1.3 Los c. viven en sus propias flojo ni inconstante, sino generoso y
familias, fuera de casas y obras de la con capacidad de tomar decisiones
CJ, terminando sus estudios o traba- y de llevarlas a cabo sin desanimar-
jando. El responsable del prenovicia- se; que no tenga doblez, sino sea
do los visita y reúne periódicamente transparente, veraz y con rectitud
para acompañarles en su discerni- de intención; que sea suficiente-
miento. Los prenovicios se encuen- mente inteligente; que no esté psí-
tran frecuentemente para compartir quicamente enfermo; que no tenga
su experiencia personal. Normal- una gran inmadurez afectiva y se-
mente, hacen Ejercicios Espirituales xual; que haya adquirido una expe-
durante este tiempo, para confirmar riencia del Dios de Jesús; que tenga
su llamada a la Compañía. deseos y capacidad de servir a los
demás; que tenga una auténtica de-
1.4 La forma tradicional para cisión vocacional; que sea un hom-
admitir a la CJ: los c. son examina- bre que crea en la comunión, una
dos por cuatro jesuitas "examina- persona de diálogo y de contacto,
dores", quienes dan su informe al que quiera vivir con otros y para
Provincial, y éste toma finalmente otros.
la decisión. Este modelo se da en
El conjunto de estos elementos
países donde es difícil hacer el
nos permite hablar de idoneidad
acompañamiento o hay pocos o vocacional. Son requisitos esencia-
ningún jesuita. No es un verdadero les de la vocación. Sin embargo, es-
prenoviciado. Tiende a transfor- te conjunto es únicamente condi-
marse en un prenoviciado más o ción necesaria de la vocación, pero
menos formal, por la necesidad que no es suficiente. Para tener voca-
se siente en todas partes de una ción no basta ser humana y cristia-
mayor preparación inmediata para namente maduro; falta la llamada
el noviciado. del Señor, que siempre es gratuita y
Nadie puede ser admitido al libre: "llamó a los que El quiso"
noviciado sin la adecuada prepara- (Me 3,13).
ción (cf. NC 25; CIC 597 §2). El pre- Los requisitos anteriores serían
noviciado es una etapa de forma- los mínimos necesarios para hacer
ción y de crecimiento personal. el prenoviciado. Para pasar al novi-
Debe preparar al c. para que pueda ciado se requiere que exista un
ingresar en el noviciado. Es el perí- avance en algunos de estos puntos.
odo de transición entre la vida se- Sin querer ser exhaustivos, es posi-
cular y la experiencia inicial de la ble citar otros requisitos para pasar
vida en el Instituto. Para hacer el del prenoviciado a la etapa siguien-
prenoviciado se debe pedir a los c. te: que se haya mostrado abierto y
un mínimo indispensable, mientras receptivo en el acompañamiento y
que para ingresar al noviciado esto formación; que dé signos suficien-
no basta; se requiere la adecuada tes de querer seguir un proceso de
preparación que les dará el preno- crecimiento integral; que haya mos-
viciado. trado capacidad de una conviven-
candidato 270

cia fraterna con sus compañeros; cionales. Los jesuitas delegados de


que haya logrado una adecuada pastoral juvenil y vocacional pue-
formación cristiana y una cierta fi- den encontrar que un c. a la CJ está
delidad en la oración y la eucaristía; preparado o no para iniciar la eta-
que haya tenido, en la práctica, una pa que llamamos prenoviciado. Le
actitud de servicio y de pertenencia animarán o le harán esperar o de-
eclesial; que haya sabido realizar sistir según se desarrolle su itinera-
adecuadamente las rupturas que rio vocacional.
exige el seguimiento de Cristo; que La admisión al noviciado es
haya logrado un conocimiento sufi- una fase claramente institucional.
ciente de la CJ, etc. Es el superior Provincial el que ad-
El c. ideal no existe. Existen só- mite después de entrevistar al c. o
lo c. con buenos y santos deseos prenovicio y después de oír a los je-
que, como todos los seres humanos, suitas examinadores de la vocación.
son sujetos débiles y limitados, En algunos casos, se habrá realiza-
marcados por una personalidad y do previamente una valoración psi-
una historia concreta. No se pide a codiagnóstica.
un c. que cumpla enteramente to- Sobre el admitir a los c. al novi-
dos estos requisitos de entrada, pe- ciado, podemos recoger algunos
ro sí que sea capaz de acercarse presupuestos ignacianos generales:
progresivamente a ellos. El c. debe - Se debe, como es natural, " co-
mostrar que su madurez humana y operar a la moción y vocación divi-
espiritual está en proceso de creci- na", pero a la vez "no admitir sino
miento. Debe mostrar su madurez a los que tienen las cualidades que
vocacional en el amor a Jesucristo, se requieren para este Instituto" [Co
en el deseo de imitarlo en todo; 144], evitando el deseo exagerado
también en la austeridad de vida, de admitir gente.
en la libertad frente a las cosas y al
dinero, en la libertad frente a las re- - "Cuantos más dones uno tu-
laciones afectivas y al sexo, en la viese de Dios nuestro Señor, natu-
disponibilidad de sí mismo y en el rales e infusos, [...] y cuanto más
deseo del magis ignaciano (más ab- experiencia de ellos hubiese, tanto
negación, más oración, más celo sería más idóneo para ser recibido
apostólico...). en ella" [Co 147].
3. Selección y admisión. La selec- - "El admitir personas muy di-
ción del c. es el proceso que se desa- fíciles o inútiles a la Congregación,
rrolla en continuidad con el camino aunque a ellos no fuese inútil ser
vocacional que está siguiendo la admitidos [...], nos persuadimos en
persona, a través del acompaña- el Señor nuestro no convenir [...]"
miento individual y grupal y del [Co 152].
discernimiento vocacional, y que - Cuando no se vea claro el ad-
resulta en la admisión o no del c. al mitir a alguno, "difiérase la respues-
prenoviciado o al noviciado. Supo- ta y resolución última por algún
niendo que el c. está confirmado en tiempo" [Co 193] para examinar más
su vocación y con ánimo de seguir a fondo el caso y encomendar a Dios
adelante, el proceso de la selección y probar más al sujeto.
se puede dar, en un momento ini- - Los dones externos (nobleza,
cial, no institucional, por los signos riqueza, fama...) no son decisivos
que encuentran en el itinerario vo- para admitir en la CJ (cf. [Co 161]).
cacional los acompañantes voca- Se deben buscar más bien las dotes
271 candidato

naturales del individuo (cf. [Co 151- contenta de personas de mala pre-
159]). sencia exterior, si no tuviesen otros
- En el admitir se debe tener raros dones de Dios con que recom-
más presente el bien de la CJ que el pensasen éste";
bien de la persona. Por lo tanto, la - "Personas duras de cabeza, y
CJ no debe admitir "sino los que se que inquietan a otros y los pertur-
juzguen útiles para el fin que se ban, aun en cosas mínimas, no los
pretende" [Co 163], Hay que mirar suele sufrir";
"que la caridad particular no perju- - "Personas que no son hechas,
dique a la universal, que siempre como mancebos, no quiere aceptar-
debe preferirse" [Co 189]. los si son mal sanos corporalmente.
- Las personas que se acepten Con letrados y personas de especial
para la CJ "no solamente sean pro- prudencia sufre más la falta de sa-
badas a la larga antes de incorpo- lud; porque los tales, medio muer-
rarse a ella, pero aun sean mucho tos ayudan" [Epp III, 499-503].
conocidas antes de admitirse a la Otros rasgos más espirituales
probación" [Co 190]. que se recogen en la misma carta,
- "Cuanto con mayor claridad en los ya admitidos y hacia los que
se procede, tanto más firme esté ca- debe mirar el c, son: la plena obe-
da uno en su vocación, y la Compa- diencia de ejecución y entendi-
ñía, asimismo pueda mejor discer- miento; la abnegación interior de la
nir si conviene que el tal quede en honra y estima de sí mismos más
ella para mayor gloria y alabanza que la mortificación externa; procu-
de Dios nuestro Señor" [Co 202]. rar hallar a Dios en todas las cosas;
4. Cualidades de los c. e impedi- resignación de sus propias volunta-
mentos para entrar en la Compañía. En des; indiferencia para todo lo que
diversos textos se recogen rasgos o les fuere ordenado; intención recta
cualidades que deben tener los que de buscar la gloria de Dios y la ayu-
son admitidos para jesuítas. En da de las ánimas; más importante
ellos podemos ver reflejada la ima- es que se aprovechen en las virtu-
gen que debe tener el candidato. En des que en las letras, cuando hay
una carta escrita por Polanco, por colisión entre las dos (cf. [Ibid]).
comisión de S. Ignacio, al P. Urbano Antes de presentar la descrip-
Fernández, en junio de 1551, señala ción de las cualidades requeridas
que de lo que ha podido entender en el c. para ser admitido a la CJ, se-
de la mente de nuestro Padre y de gún las Constituciones, es conve-
su modo de proceder: niente recordar dos preámbulos:
- ".. .desea sujetos que sean pa- uno, sobre el fin de la CJ y otro, so-
ra algo, con vigor y aptitud natural, bre los diversos modos de ser reci-
o para letras y ejercicios de ellas, o bido. Por un lado, "el fin de esta
para ayudar en obras pías exterio- Compañía es no solamente atender
res, y que no les falte industria para a la salvación y perfección de las
lo uno o lo otro"; ánimas propias con la gracia divi-
- "Querría que fuesen salidos na, mas con la misma intensamente
de niños [...] y que fuesen común- procurar de ayudar a la salvación y
mente de honesta apariencia exte- perfección de las de los prójimos"
rior, por la conversación que en [Co 3]. La vocación a la CJ es una
nuestro Instituto y modo de vivir se vocación apostólica; en ella se entra
requiere con prójimos; y así no se "para bien y fielmente sembrar in
candidato 272

agro dominico y evangelizar su divi- y pueden a veces compensarse con


na palabra" [Co 30]. Por otro lado, "algunas singulares virtudes y do-
una singularidad de la CJ es que no nes de Dios" (cf. [Co 186-187.178]).
todas las personas que en ella en- Las normas particulares co-
tran se reciban de la misma manera. mienzan refiriéndose a los c. que se
Unas se admiten para hacer, des- admiten como coadjutores tempo-
pués de la probación, la profesión rales (cf. [Co 148-151]) y pasan des-
solemne de cuatro votos (cf. NC pués a los que se admiten para el
119), otras para coadjutor espiritual ministerio espiritual (cf. [Co 153-
o temporal, otras para ser escolares, 162]). Las cualidades de los que se
y finalmente otras indiferentemente reciben por coadjutores en cosas
para lo que después se vea que son temporales están determinadas por
más idóneas (cf. NC 6; [Co 10-15]). el fin que mueve a admitirlos, que
Hoy no se admite a nadie para ha- es "la necesidad de que sean alivia-
cer los votos de coadjutor formado dos para ejercitarse en cosas de ma-
inmediatamente después de hacer yor servicio de Dios nuestro Señor
las pruebas de noviciado. los que trabajan en su viña, o estu-
Podemos presentar al mismo dian para después trabajar en ella"
tiempo las cualidades positivas re- [Co 149]. Estas cualidades deberían
queridas en los c. y los impedi- ser: "cuanto al ánima, de buena
mentos y defectos, ya que se ilumi- conciencia, quietos, tratables, ama-
nan mutuamente. Y para ello, las dores de la virtud y perfección, in-
Constituciones distinguen dos cla- clinados a devoción, edificativos
ses de criterios o normas: genera- con los de casa y fuera de ella, con-
les y particulares. tentos de la suerte de Marta en la
La norma general es que, cuan- Compañía y aficionados al Instituto
do se trata de incorporar a la CJ, la de ella y deseosos de ayudarla a
caridad exige que no se admitan gloria de Dios nuestro Señor" [Co
más que los que se juzguen útiles al 148]. Ignacio aconseja no admitir
fin del Instituto (cf. [Co 163]). En la por coadjutor temporal a quien tu-
idoneidad para el fin del Instituto viese afición al estudio o al sacerdo-
puede haber grados. "Cuantos más cio. Estaría toda la vida inquieto (cf.
dones uno tuviese de Dios nuestro [Co 150]). Esto hay que entenderlo
Señor, naturales e infusos, para declarado conforme a las Normas
ayudar en lo que la Compañía pre- Complementarias sobre la formación
tende de su divino servicio", más de los hermanos, para que adquie-
idóneo será [Co 147], y "más conve- ran la conveniente formación teoló-
niente para esta Compañía" [Co gica y la formación adecuada en su
161]. Es verdad que algunos impe- oficio (cf. NC 81.98.243). El coadju-
dimentos "excluyen del todo" (cf. tor temporal debe tener la salud,
[Co 164-175]) o "necesariamente" fuerzas y habilidad que exigen los
(cf. [Co 146]). Los impedimentos oficios (cf. [Co 150.305]). Aunque en
que se consideraban invalidantes esto pueda haber variedad según
en las Constituciones, ahora son los oficios (cf. [Co 433.591]).
prohibiciones de admitir sin licen-
cia del P. General (cf. NC 27-28). Pe- 5. Criterios particulares para la
ro no todos los impedimentos tie- admisión.
nen ese carácter absoluto. Otros Se dan también unos criterios
impedimentos hacen sólo que el c. particulares con las cualidades de
sea menos idóneo (cf. [Co 177-189]); los que se reciben para que "sirvan
273 candidato

en las cosas espirituales" [Co 153], durante tal sospecha" [Co 24]. Si no
es decir, para ayudar espiritual- hubiese hecho aún sus estudios, de-
mente a los prójimos: berá al menos tener las dotes inte-
5.1 El candidato debe tener in- lectuales y la habilidad necesaria
tención recta, "no mezclada con hu- para conseguir una tal doctrina (cf.
manos diseños" [Co 180], y deseos [Co 154-155.183]).
"de toda virtud y perfección" [Co 5.6 En la vida apostólica, sin
156]. embargo, no basta el saber, "es de
5.2 El carácter misionero del desear la gracia de hablar, tan nece-
Instituto requiere fortaleza y cons- saria para la comunicación con los
tancia para llevar adelante, a pesar prójimos" [Co 157].
de las dificultades, Jas empresas del 5.7 Otra exigencia de la vida
divino servicio (cf. [Co 156]), y no es apostólica es la prudencia. A la
para ánimos inconstantes, débiles o ciencia especulativa del c. debe
apocados (cf. [Co 181]). La incons- añadirse la discreción en la vida
tancia que puede suponer el aban- práctica. Si se trata de jóvenes inex-
donar una orden religiosa para en- pertos, deben al menos mostrar
trar en otra, es una de las razones "buen juicio" con que puedan ir ad-
por la que no se admiten a los que quiriendo esa discreción (cf. [Co
han sido religiosos (cf. [Co 27.171- 154]).
172]; cf. modificaciones según NC 5.8 El oficio de evangelizar con
27-28); porque "cada buen cristiano la divina palabra exige también la
debe estar firme en la su primera credibilidad. Ésta es la que hace ex-
vocación" [Co 30]. cluir a Jos que "por algún tiempo se
5.3 La conversación que los de han apartado del gremio de la Igle-
la CJ tienen con los prójimos, exige sia" por apostasía de la fe, herejía o
un ánimo "quieto" [Co 156], es de- cisma (cf. [Co 22.165-167]; NC 27-
cir, no agitado por "pasiones que 28) y a los que han sido homicidas
parezcan indomables, o hábitos de o tienen mala fama por haber co-
pecado de que no se espere mucha metido "pecados enormes" (cf. [Co
enmendación" [Co 179]. 25.168-170]; NC 28).
5.4 Los trabajos del apostolado 5.9 En la misma línea de la ma-
itinerante exigen también salud y yor aceptación de parte de aquellos
fuerzas corporales (cf. [Co 159.185]) que son evangelizados, hay que po-
y edad conveniente, que no sea, al ner la cualidad de la "honesta apa-
entrar, ni muy tierna, ni m u y carga- riencia" [Co 156]. Sin exagerarla y
da (cf. [Co 160.185.187]; NC 28.24). viéndola en contraste con los defec-
Hoy se entienden estos extremos tos que excluyen, no se trata más
entre los diecisiete y cincuenta que de evitar que se admitan perso-
años. nas con "fealdades o faltas nota-
5.5 El fin de la CJ (cf. [Co 30]) bles, como son corcovas y otras
requiere "suficiencia de buenas le- monstruosidades", porque estas co-
tras" ([Co 109]; cf. NC 26.91). El c. sas pueden ser inconvenientes para
debe tener "doctrina" (o saber teo- el sacerdocio, y no ayudan a la edi-
lógico), y doctrina que sea "sana" ficación del prójimo [Co 186]. La
(u ortodoxa) [Co 154]. "Quien fuese irregularidad por defecto de quie-
sospechoso de alguna opinión erró- nes por alguna deformidad física
nea en cosa que toca a la fe católica, no podían decentemente desempe-
cierto es que no debe ser admitido ñar su ministerio, ya no existe en el
candidato 274

nuevo Código de Derecho Canóni- a cuantos vienen con deseos de ser


co (CIC 1041). jesuitas. Pero no es así, ya que se
5.20 La misma edificación y puede recibir a los que "claramente
"miramiento que no se tome oca- se viesen ser idóneos para servir a
sión de escándalo" es lo que impide Dios nuestro Señor en esta Compa-
que se admita a los que tengan deu- ñía" [Co 192]. Si, al contrario, se ve
das u otras obligaciones civiles (cf. que no lo son, se habrán de despe-
[Co 185.188]). dir, aunque "ayudándolos con con-
5.11 Los dones externos de no- sejo, y lo más que la caridad dicta-
bleza, riqueza y semejantes, aunque re" [Co 192].
no son necesarios, hacen más idóneo 5.23 Los casos dudosos. Estos
al que tiene las otras cualidades; no se han de recibir en seguida en
porque el haber dejado todo eso por la Primera Probación. Después de
el Evangelio hace más claro el testi- ver si existe alguno de los impedi-
monio de la fe y de la vocación. mentos, y de presentar al c. "la
5.12 Vivir la vida apostólica sustancia de nuestro Instituto y ex-
desde el cuerpo de la CJ es lo que periencias y dificultades" -prácti-
determina que no se reciba a ningu- camente los capítulos primero y
no que sufra de enfermedad mental cuarto del Examen general-, se de-
(cf. [Co 29.175]), pues "sería notable be diferir por algún tiempo la res-
perjuicio de la misma Compañía" puesta de admitirle o no. Y esto,
[Co 30]; y el que sean menos idóne- aunque él muestre voluntad eficaz
os para ella los duros de cabeza, de entrar en la CJ, "para vivir y
porque "la dureza notable en el pro- morir en ella", sin la cual nadie de-
pio sentir, que en todas Congrega- bería admitirse a la primera proba-
ciones es muy trabajosa" [Co 184]. ción [Co 193].
La selección de los c. requiere, El motivo de la dilación de la
además del conocimiento de estas respuesta es doble. Primero, que se
normas o criterios con que se ha de pueda mirar la cosa y se pueda en-
hacer, el conocimiento concreto de comendar a Dios nuestro Señor y
los individuos que han de ser selec- hacerse diligencias convenientes
cionados. Hay que "entender sus para conocer mejor la vocación del
partes [cualidades] y vocación" [Co candidato. Segundo, que se pruebe
142]. Es un conocimiento de la vo- su constancia (cf. [Co 193]).
cación que no se obtiene sin una Las diligencias que se pueden
mutua información: el c. se informa tomar para conocer mejor la voca-
de las cosas de la CJ, y ve si respon- ción del c. son varias: un examen
den a sus íntimas aspiraciones espi- sumario (cf. [Co 146.196]); que, ade-
rituales, y la CJ toma información más del examinador, traten con el c.
de él en el Señor nuestro (cf. [Co otros señalados por el superior; in-
190]). Este es el objetivo de la Pri- formarse de personas de fuera que
mera Probación, antes del novicia- lo conozcan; frecuentar libremente
do propiamente, que dura entre do- la confesión para que el confesor
ce y veinte días, y en la que los pueda confirmarle o disuadirle en
candidatos de la CJ viven en un su propósito; ponerle en Ejercicios
cierto "apartamiento" de los demás Espirituales (cf. [Co 196]).
(cf. [Co 190-191]; NC 31). 6. Examen de la vocación. La CJ,
Se podría pensar que se reciben antes de admitir al c, tiene que co-
en la Primera Probación fácilmente nocerlo. Después de haber pregun-
275 candidato

tado al c. por sus datos personales Hay tres claves espirituales en


(cf. [Co 34]) se le pide información las que Ignacio insiste en el examen
en torno a tres puntos principales: de la vocación: claridad, indiferencia
6.1 La familia: reputación moral, y estabilidad. Ignacio quiere que se
ambiente cristiano, condición so- proceda con sinceridad absoluta y
cial, necesidad que eventualmente claridad. Claridad de parte de la CJ
tenga de él, número de hermanos... con el c, y de parte del c. con la
(cf. [Co 36-39]). Compañía: "porque de una parte y
de otra se proceda con mayor clari-
6.2 El mismo c. y las circunstan-
dad y conocimiento en el Señor
cias de su vida: posibles vínculos de
nuestro" [Co 18]. La disposición de
promesa de matrimonio (cf. [Co 40-
ánimo que principalmente requiere
41]), o de deudas u otras obligacio- Ignacio en los que entran es la indi-
nes (cf. [Co 42]), instrucción y habi- ferencia. No quería que la CJ tomase
lidades (cf. [Co 43]), salud (cf. [Co una determinación en la admisión
44]), si tiene órdenes eclesiásticas de los c. a las diversas acepciones de
(cf. [Co 45]), vida de piedad (cf. [Co la misma vocación y misión, hasta
46]), disposición a dejarse guiar en ver claro y conocer sus dones natu-
materia de opiniones propias, de rales, sus carismas o gracias sobre-
escrúpulos y dificultades espiritua- naturales (cf. [Co 15]; NC 6). Tam-
les (cf. [Co 47-49]). bién, otro motivo más importante
6.3 La vocación: deseos de dejar que apoya esa indiferencia, es "la
el m u n d o y de determinación de mayor humildad y perfección" del
entrar en la CJ (cf. [Co 50-52]). En el candidato [Co 111). La tercera nota
examen de la vocación se procede relevante en el examen de la voca-
de lo más general a lo más particu- ción es la estabilidad. Quiere Ignacio
lar, de la vocación a la vida religiosa que ya al entrar, venga el c. con "de-
a la vocación específica a la Compa- terminación deliberada de vivir y
ñía. Se pregunta sobre la determi- morir [...] con esta y en esta Compa-
nación a abrazar la vida religiosa en ñía de Jesús" [Co 51].
general, que se define así: "dejar el
sáculo, y seguir los consejos de Adrián LÓPEZ GALINDO, SJ
Cristo nuestro Señor" [Co 50]. Se le
pregunta por las señales de tal de- ? Admisión, Determinación, Dimisión, Dis-
terminación, constancia y motivos. cernimiento, Elección, Examen de candidatos,
Sobre la vocación específica a la Formación, Fórmula del Instituto, Impedimen-
CJ se hacen al c. tres preguntas: 1) to, Noviciado, Vocación.
"Si tiene determinación deliberada Bibl.: AA. VV., Guia Vocacional da Companhia
de vivir y morir in Domino con esta y de Jesús no Brasil. Orientagdes e subsidios, ho-
en esta Compañía de Jesús, nuestro yóla, Sao Paulo 1986; ALDAMA, A. Ma DE, Ini-
Criador y Señor"; 2) de cuándo acá ciación al estudio de las Constituciones, CIS, Ro-
ma 1981; ARRUPE, P, "Sobre la promoción de
tiene esta determinación; 3) por vocaciones (11.VII.73)" en La identidad, 319-
quién ha sido movido. Si el c. hubie- 326 (AR XVI [1973] 102-109); CONGREGACIÓN
se sido movido a entrar por alguno GENERAL 34, "La promoción de vocaciones
de la CJ, pide Ignacio que se le dé (d.10)"; CORELLA, ]., "Introducción a la Pri-
tiempo para reflexionar más ante mera Parte de las Constituciones", en Cons-
Dios sobre su vocación. De lo con- tituciones de la Compañía de Jesús. Introducción
y notas para su lectura (ARZUBIALDE, S. / CORE-
trario, en tiempo de tentación fácil- LLA, ]./ GARCÍA-LOMAS, J. M. eds.), M-ST, Bil-
mente podría dudar de su autentici- bao-Santander 1993, 93-104; ID., "¿Una pas-
dad (cf. [Co 51]). toral vocacional en las Constituciones?", CIS
cárceles 276

22 (1991) 104-111; CURIA PROVINCIAL DE ESPA- 650]. El Epitome traduce al latín es-
ÑA, Orden Nacional de Formación, Compañía tas líneas, casi literalmente (cf. Epi-
de Jesús, Madrid 2001, 24-37; D'SOUZA, L.,
"Características ideales de un candidato se-
tome 679). El Provincial, cuando vi-
gún los documentos de la Compañía", InfSJ sita anualmente las casas de su
63 (1997) 147-153; IPARRAGUIRRE, I., Espíritu provincia, en la cuenta de concien-
de San Ignacio de hoyóla, Mensajero, Bilbao cia debe preguntar a los subditos
1958; KOLVENBACH, P.-H., "Sobre la promo- (Reglas, cap. XIV, n° 25) si visitan y
ción de vocaciones (29.IX.1997)", AR 22 atienden regularmente a los presos
(1997) 158-161; ROYÓN, E., "El prenoviciado:
una experiencia de selección, discernimien- en las cárceles.
to y preparación de candidatos", CIS 12 Varias cartas escritas desde Ro-
(1981)86-99. ma, por Ignacio o en su nombre, pi-
den que se ayude a los privados de
libertad. Por ejemplo, Ignacio escri-
CÁRCELES be en este sentido a Fabro en el año
1545 (cf. [Epp XII, 221]). También a
los jesuitas que van a Alemania:
2 . San Ignacio preso y "legislador"
pionero de la ayuda a los presos.
Ignacio de Loyola, desde los
"empléense en las obras piadosas
que más se ven, como de hospitales
primeros tiempos de su conversión, y cárceles y socorro de otros po-
padeció persecuciones e incluso es- bres" [Epp XII, 239-242] y a Juan Pe-
tuvo preso en Alcalá de Henares y lletier S.J. (cf. [Epp III, 542-550]), etc.
en Salamanca. Estas experiencias y En estas cartas muestra su afecto
el mensaje evangélico en favor de hacia los presos por ver en ellos a
los presos y los pobres (Mt 25, 26- los pobres, como también los PP.
27) influyeron en la postura que él Arrupe y Kolvenbach en nuestros
adoptó y quiso adoptasen los jesuí- días (Beristáin/Martini 1993,13.76).
tas respecto a los condenados a pri- La CG 31 pide "que los jesuitas,
vación de libertad. Ya la primera cuando se presente ocasión, hagan lo
Fórmula del Instituto, aprobada por posible para [...] ofrecer ayuda espi-
Paulo III en 1540, incluye una refe- ritual a los hospitales y a las cárceles
rencia a este campo de trabajo [...]" (CG 31, d l l , 3). La siguiente
apostólico: "Todo el que quiera mi- CG recuerda la FI de Julio III (cf.
litar para Dios bajo el estandarte de F50): "la Compañía es instituida pa-
la cruz en nuestra Compañía [...], ra socorrer y servir con obras de cari-
se emplee en la pacificación de los dad a los presos de las cárceles..."
desavenidos, el socorro de los pre- (CG 32, d4, 17). Las dos últimas CC
sos y de los enfermos en los hospi- GG repiten las citas y formulaciones
tales [...]" (FI, MCo I, 375-382.373- tradicionales a favor de nuestros tra-
383). Las Constituciones, al hablar de bajos con los pobres y los presos, pe-
los ministerios preferentes, precep- ro omiten las palabras "presos" y
túan: "En las obras de misericordia "cárceles" (cf. CG 33, di, 31.41; CG
corporales también se emplearán, 34, d26,12.29).
cuanto permitieren las espirituales 2. Los jesuitas atienden a los pre-
que más importan, y cuanto sus sos y humanizan las prisiones. Desde
fuerzas bastaren, como en ayudar los inicios de la CJ, en todos los
los enfermos [...]; así mismo en ha- tiempos y países, muchos jesuitas
cer por los pobres y prisioneros de se han dedicado en atender -espiri-
las cárceles lo que pudieren por sí, tual y materialmente- a los priva-
y procurando otros lo hagan" [Co dos de libertad (y a los condenados
277 cárceles

a muerte). Ya en vida de S. Ignacio, México (Islas Marías), Paraguay y


sus compañeros prestaban especial Reino Unido. Actualmente, en nu-
importancia a ese ministerio, por merosos países hay jesuítas que
ejemplo, Pedro Canisio y J. A. de atienden a los presos y presas ma-
Polanco (cf. Chron I, 577-579) Litt terial y espiritualmente (confesio-
Quad 1,574, II, 114-117). Durante los nes, sermones, ejercicios espiritua-
siglos siguientes, muchas cartas an- les, etc.) y escriben para criticar y
nuas a Roma informan del gran fru- humanizar el sistema penitenciario
to espiritual que obtienen los dedi- en general. Por ejemplo, los espa-
cados a asistir a los condenados a la ñoles José Agustín Pérez del Pul-
última pena y a los internados en gar y Ramírez de Arellano (DHCJ
prisiones, galeras, colonias penales, III, 3094), F. J. Peiró (DHCJ III,
etc. En Roma, Genova, Sevilla y 3073) y Jaime Garralda (con sus co-
otras ciudades, insignes jesuítas laboradores de Horizontes Abier-
fundaron y dirigieron asociaciones tos); los franceses J. Vernet y Stép-
de seglares que se preocupaban de hane Lesaffre; el alemán Eugen
las necesidades de los presos y re- Wiesnet, así como los norteameri-
cogían limosnas para atenderles canos (Anderson/Hogan/Kane
(Pagua 93ss.167.182ss.193). Entre 1985). También actualmente, en
los muchos jesuítas que trabajaban muchos países, centros docentes
en este campo merecen especial (Bogotá, Madrid, México, Valencia,
mención: en España, Pedro de Le- etc.) y revistas de la CJ colaboran
ón, que atendió desde 1578 hasta su con las capellanías en prisiones
muerte (en 1632) a centenares de in- (Klein 2003, 237).
ternos e internas en la cárcel Real 3. Prisioneros en las casas de la
de Sevilla y escribió su libro Gran- Compañía de Jesús. Hoy se empieza a
deza y miseria en Andalucía; en Ale- conocer públicamente (aunque to-
mania, Friedrich von Spee (1551- davía sólo en ámbitos reducidos)
1635), capellán penitenciario, autor que ha habido c. para algunos jesuí-
de su Cautio criminalis (1631), que tas, dentro de nuestras casas. Hasta
tanto convulsionó la sociedad y hace pocos años, generalmente se
tanto contribuyó a mejorar radical- negaba esta realidad. Modernas in-
mente el futuro sistema penitencia- vestigaciones constatan y hacen pú-
rio y derecho penal; y en Italia, Pie- blica su existencia (cf. Ruiz Jurado,
tro Ferraguto (1586-1656), que se DHCJ, I, 649 s. y Rivera Vázquez
esforzó para evitar los malos tratos 1989, 553).
a los presos, atendió a los condena-
dos a muerte y fundó la Congrega- Ya en tiempos de S. Ignacio, y
ción de los Abogados para defen- más después de su muerte, había
der gratuitamente a los presos jesuítas privados de libertad ambu-
carentes de recursos económicos. latoria en nuestras casas, sometidos
a un régimen parecido al de los
Sobre estos logros de numero- sancionados en las tradicionales
sos jesuítas durante los siglos instituciones religiosas. La primera
XVIII, XIX y XX, brinda selecta in- CG (Roma, 1558) planteó al recién
formación el libro Capellanías peni- elegido General, Diego Laínez, la
tenciarias (cf. Beristáin/Martini existencia de c, pero dejando el
1993), que refleja los ministerios de asunto a su arbitrio (Institutum S.I.
los jesuítas en África, Argentina, 2: 183, 528). Dos años después, el
Bélgica, España, EE.UU., Francia, Provincial de Andalucía, Bartolomé
Holanda, Italia, Jamaica, Japón, Bustamante, escribió a Laínez que
cárceles 278

ante algunos jesuítas desobedientes nan a p a n y agua, que fueron gran


podría fácilmente curarse su deso- parte del tiempo que estuvo preso
bediencia "con tenerle dos horas en Juan Solano, dos cada semana [...]
un cepo, y aun con solo saber que le desde el primer día que le prenden
hay [...]" {ARSÍ Hisp 141 54V). El [...] comienzan con ayunos, con
año 1564 Laínez respondía a Anto- disciplinas, con quitarle la cama,
nio Araoz que cuando se juzgare comida y vestido [...] a algunos se
convenir se hiciese "en una cámara, les dan estos tormentos de hambre
sin grillos ni nombre de cárcel, co- y sed por días [...] es tormento ri-
mo acá se usa" (Ibid. 7: 588). Los guroso, y dañoso a la salud, como
Generales Mercuriano, Aquaviva y se vio que Cristóbal y Solano am-
Vitelleschi escribieron cartas que bos enfermaron". Hoy, esta severi-
respondían a jesuítas encarcelados dad puede extrañar a algunos, pero
por largo tiempo, acusados de in- no tanto si se cae en la cuenta de la
fracciones graves, como escándalo, cultura de aquel tiempo y que qui-
agresión a un superior, fuga, etc. zá el Rector de Granada exagera en
Hasta bien entrado el siglo XVÍ1 se algún aspecto.
sabe de un buen número de jesuítas 4. Evolución progresiva, humani-
encarcelados en distintos lugares taria y victimólogica. En resumen,
de las provincias de Portugal (1570- desde su inicio, la CJ ha escuchado,
1572), Andalucía (1575-1579), Casti- comprendido y atendido a los po-
lla (1630-1653). Desde el siglo XVffl bres, a las víctimas y, en concreto, a
no hay resto alguno de estas penas los presos, con notable aprovecha-
carcelarias, ni en la legislación ni en miento espiritual pues -como ex-
el uso de la Compañía. plica K. Rahner- la prisión, a pesar
Pocas fuentes informan acerca de su inhumanidad, puede ser un
del régimen en estas nuestras pri- camino para encontrar a Dios. Hoy,
siones. Copiamos a continuación no pocos jesuítas, atentos a la im-
algunas líneas del "Memorial del parable evolución humanitaria (cf.
uso y modo de Cárceles que hay en CG 32, dl2, 4), estudian e introdu-
esta Provincia y de los inconvenien- cen en sus obras de misericordia la
tes que pueden tener", escrito por innovadora ciencia victimológica
Agustín de Quirós, S.J., Rector que (cf. Beristáin 2000 y Sobrino 1999).
era en Granada, el año 1608 (Juan Así, Philippe Landenne (interno
de Mariana 1768, 281): "El modo voluntario tres meses en la prisión
que algunos superiores usan con al- suiza de Bellechasse) argumenta la
gunos en este género de Cárceles, urgencia de atender más radical y
es, quitarles la sotana y bonete y generosamente a las víctimas de
medias calzas, para que los grillos, los delincuentes presos (cf. Lan-
que suelen ser pesados, como los denne 1999, 212-232); y, de modo
de Córdova, estén a raíz de la car- semejante, nuestra colaboradora en
ne, la cama con alguno ha sido una el Centro Social de los Jesuítas de
tabla o zarzo con alguna frezada la Sophia University (Tokio), Sister
[...] la comida y bebida por tasa, Helen Prejean, confiesa avergonza-
con algún medio pan bazo a medio da -como describe en su libro Pena
día, media porción de carne de las de muerte, que sirvió de base para la
piltrafas que sobran; un poco de película de igual título- su incons-
agua: a la noche el mismo pan con ciente olvido de las víctimas direc-
menos carne, y el pan es mas mode- tas e indirectas (cf. Prejean 1996,
rado a la noche. Los días que ayu- 362.373-379).
279 Cardoner

Cada día más jesuitas saben la Compañía de Jesús, II, Blass y Cía, Ma-
que para atender cristianamente a drid 1919-1932, 795-797; ANDERSON, G.,
Who is the Prisoner? A Better Christian Res-
los presos urge asignar más prota- ponse (Hogan, E./ Kane, J., eds), New Or-
gonismo a las víctimas en política leans 1985; ID., "Jesuits in Jail, Ignatius to
criminal, social y penitenciaria. the Present", SSJ 27 (1995); BAUMGARTEN,
Hoy resulta exigible que nuestro R M., Ordenszucht und Ordensstrafrecht:
modo de proceder supere la pará- Beitrage zur Geschichte der Gesellschaft Jesu
bola del Buen Samaritano (la mera besonders in Spanien, I, Traunstein 1932;
BERISTÁIN, A., "Jesuiten und Dienst an Ge-
asistencia médica, económica, fangenen" en Ignatianisch. Eigenart und
etc.), avance un paso adelante y Methode der Gesellschaft Jesu (SIEVERNICH,
acoja el mensaje vétero y neotesta- M./ SWITEK, G. eds.), Herder, Freiburg
mentario que glorifica al Siervo 1990, 404-424; ID., Victimología Nueve pala-
Sufriente -a la víctima- (cf. CG 34, bras clave, Tirant lo Blanch, Valencia 2000;
BERISTÁIN, A./ MARTINI, C./ NEUMAN, E.,
d2, 13), le ensalza por sus sufri- Capellanías penitenciarias. Congreso Interna-
mientos-victimaciones (cf. Is 51ss.) cional de jesuitas y colaboradores, Instituto
y le exalta por su abatimiento (Flp Vasco de Criminología, San Sebastián
2, 9). De acuerdo con esta herme- 1993; FERNÁNDE2>MARTOS, J. Ma, 'Tejiendo
néutica bíblica y victimológica, se reconciliaciones en las cárceles", Man 77
ha de atender preferencialmente a (2005) 153-160; KLEIN, N., "Seelsorger für
die Bedrángten", Orientierung 67 (2003)
las víctimas más que a los victima- 237-238; LANDENNE, PH., Résister en prison.
rios presos (Beristáin 2001). Se ha Patiences, Passions, Passage, Lumen Vitae,
de reconocer a aquéllas su rol de Bruxelles 1999 ; LEÓN, P. DE, Grandeza y
agentes sociales axiológicos, tam- miseria en Andalucía. Testimonio de una en-
bién en las instituciones privativas crucijada histórica (1578-1616) (Herrera Pu-
ga ed.), Granada 1981; MIR, M., Historia
de libertad (en Bélgica, equipos de interna documentada de la Compañía de Je-
especialistas facilitan la entrevista, sús, Jaime Ratés Martín, Madrid 1913; PA-
dentro de la prisión, de algunas GUA, V., La Pietá dei carcerati. Confraternite
víctimas con sus victimarios, con e societa a Roma nei secoli XVI-XVII, Edi-
miras a lograr la mediación y otros zioni di Storia e Lett., Roma 1980; PREJE-
fines humanitarios). También, en AN, H., Pena de muerte, Ed. B, Barcelona
1996; RIVERA VÁZQUEZ, E., Galicia y los je-
este sentido, las Naciones Unidas suitas. Sus colegios y enseñanza en los siglos
proclaman la insuficiencia de in- XVI al XVIII, Fundación Pedro Barrié de
demnizar a las víctimas y la nece- la Maza, Conde de Fenosa, La Coruña
sidad de homenajear a muchas de 1989; SOBRINO, J., La fe en Jesucristo. Ensayo
ellas, sobre todo cuando se trata desde las víctimas, Trotta, Madrid 1999;
WOLFF, P., "Ignace en prison", Christus 30
de terrorismo y sus macrovícti- (1983) 368-373.
mas. Son pebeteros ígneos que
abren caminos de nuevos dere-
chos humanos. Son prototipo de
las "personas para los demás" que CARDONER
deseaba Pedro Arrupe.
Antonio BERISTÁIN, SJ 2 . Fuentes y contexto. El Cardoner es
el nombre de un pequeño río de
régimen exaltado (seco en verano y
/ Alcalá de Henares, Consolar, Fe-Justicia, caudaloso en otoño) que pasa por
Fórmula del Instituto, Inserción, Marginación- la ciudad de Manresa, poco antes
exclusión, Ministerios, Salamanca, Socorro. de juntarse al Llobregat, del que es
Bibl.: Fuentes: MCo I, 267; MI Scripta I, afluente. Su recorrido desde las
418; MNad V, 88.863; Secundaria: AICAR- montañas prepirenaicas hasta per-
DO, J. M., Comentario a las Constituciones de der su nombre es de 89 km. Sus
Cardoner 280

aguas acaban desembocando en el pone en evidencia que S. Ignacio


Mediterráneo, en los limítrofes de habló de él en su círculo más ínti-
Barcelona. El nombre parece prove- mo y los primeros compañeros su-
nir del verbo "cardar", que es el tra- pieron captar su trascendencia.
bajo de airear la lana recién esquila- Así, Laínez lo menciona en sus
da. Pero no es por este trabajo breves notas sobre la vida de Igna-
hecho a sus orillas, ni por sus aguas cio: "Al cabo de cuatro meses [de
caudalosas, que son escasas, ni llegar a Manresa], repentinamente,
tampoco por la belleza de sus fuen- si bien me acuerdo, cabo un agua o
tes, que son pocas, por lo que es co- río o árboles, estando sentado, fue
nocido, sino por otro "negocio que especialmente ayudado, informa-
le sucedió allí" {FN 1,610) a Ignacio, do e ilustrado interiormente de su
haciendo que otras aguas y otras divina Majestad, de manera que
fuentes brotaran de su interior comenzó a ver con otros ojos todas
mientras lo contemplaba. las cosas, y a discernir y probar es-
Sabemos ciertos detalles de es- píritus buenos y malos, y a gustar
ta experiencia porque está narrada de las cosas del Señor, y a comuni-
en el texto autobiográfico de Gon- carlas al próximo en simplicidad y
zález de Cámara: "Una vez iba por caridad, según que de El las reci-
su devoción a una iglesia que esta- bía" (Carta a Polanco de 1547, FN
ba poco más de una milla de Man- I, 80).
resa, que creo yo que se llama San También lo menciona Polanco
Pablo, y el camino va junto al río; y (cf. FN II, 526), siguiendo muy de
yendo así en sus devociones, se cerca el texto de Laínez, y Nadal va-
juntó un poco con la cara hacia el rias veces se refiere a él en sus pláti-
río, el cual iba hondo. Y estando cas (cf. FN II, 152-153.240). Sin em-
allí sentado, se le empezaron a bargo, varía en ellos el momento de
abrir los ojos del entendimiento; y situar tal experiencia en el proceso
no es que viese alguna visión, sino espiritual vivido por Ignacio en
entendiendo y conociendo muchas Manresa. En la Autobiografía (relato
cosas, tanto de cosas espirituales de González de Cámara), la llamada
como de cosas de la fe y de las le- "Iluminación del Cardoner" es colo-
tras; y esto con una ilustración tan cada como culminación de todo un
grande, que le parecían todas las proceso de transformación desde su
cosas nuevas. Y no se puede decla- primera conversión en Loyola y su
rar los particulares que entendió llegada en estado bruto a Manresa.
entonces, aunque fueron muchos, En cambio, los textos de Laínez y
sino que recibió una grande clari- Polanco la sitúan sólo en el cuarto
dad en el entendimiento; de mane- mes de su estadía en Manresa, antes
ra que en todo el discurso de su de la crisis de los escrúpulos. Estas
vida, coligiendo todas cuantas ayu- diferencias tienen su importancia a
das haya tenido de Dios y todas la hora de comprender los dinamis-
cuantas cosas ha sabido, aunque mos del Espíritu. El énfasis que se
las junte todas en uno, no le parece pone en el carácter transformador
haber alcanzado tanto como de en el texto autobiográfico, hace que
aquella vez sola" [Au 30]. podamos identificarla con esa cate-
Este episodio también está re- goría de experiencias calificadas de
ferido por algunos de los jesuítas "fundantes", en cuanto que marcan
de la primera generación, lo cual un antes y un después en la vida de
281 Cardoner

las personas que las han vivido. La peregrino llega a Manresa con el
explicitación de ello es palpable: "Le peligroso fervor del neoconverso.
parecían todas las cosas nuevas". El relato autobiográfico hace notar
Precisamente esto es lo propio de las "cómo nuestro Señor se había con
experiencias fundantes: su capaci- esta ánima que aún estaba ciega,
dad de engendrar un nuevo estado aunque con grandes deseos de ser-
de conciencia. El mismo Cámara hi- virle en todo lo que conociese" [Au
zo una anotación al margen: "Y esto 14]. Se mencionan dos episodios
fue en tanta manera de quedar con que manifiestan esta ceguera en los
el entendimiento ilustrado, que le comienzos de su conversión: su en-
parecía como si fuese otro hombre y cuentro con un musulmán con el
tuviese otro intelecto que antes te- cual discuten sobre la virginidad
nía". Según esto, no cabe que a con- postpartum de María (cf. [Au 15.16]),
tinuación de tal experiencia Ignacio y los vestidos que dará a un mendi-
pasara por la noche de los escrúpu- go tras su vela de armas en Montse-
los, tal como parecen sugerir los es- rrat (cf. [Au 18]). En los dos casos,
critos de Laínez y Polanco, porque Ignacio actúa desde su propio im-
pertenece a un estadio más primiti- pulso autocentrado, sin tener en
vo ya superado. cuenta el punto de vista ni situa-
Cuando nos limitamos a subra- ción del otro. En el caso del musul-
yar el carácter repentino y disconti- mán, su encuentro con el peregrino
nuo de una experiencia de Dios te- podría haberle costado la vida,
nemos la impresión de que la mientras que al segundo le valió
fenomenología mística es anárqui- unos bastonazos por parte de los al-
ca. Que sea gratuita no significa guaciles porque pensaron que
que sea arbitraria, sino que respon- aquellos ricos vestidos los había ro-
de a ocultos procesos que se han bado. Cuando llega a Manresa, si-
fraguado previamente y que en un gue marcado por esta euforia auto-
momento determinado tienen su centrada, precipitándose en darse a
eclosión. De aquí que nos incline- grandes penitencias y largas oracio-
mos por la cronología que aparece nes, comportamiento probablemen-
en la Autobiografía, donde se pue- te ligado al período más eremítico.
den distinguir tres etapas de un Se dejó crecer los cabellos y las
proceso de transformación: una pri- uñas, ayunaba, no comía carne ni
mera, de purificación activa y que- bebía vino (cf. [Au 19]), hacía siete
rida, en clima de consolación; una horas diarias de oración, levantán-
segunda, de purificación pasiva, en dose a medianoche (cf. [Au 23])...
clima de desolación; una tercera, de Toda su energía psíquica estaba
carácter iluminativo-unitivo, en cu- concentrada en conquistar una ima-
ya culminación se sitúa la experien- gen de santidad que él mismo se
cia del Cardoner. había trazado.
2. Etapas del proceso de transfor- 2.2 La noche de los escrúpulos.
mación. 2.1 Euforia autocentrada. La Pero pronto entrará en una segun-
primera etapa del tiempo de Man- da fase, la crisis de los escrúpulos,
resa comienza con gran entusiasmo que se podría identificar como una
y alegría, pero con ceguedad. Am- "noche oscura del espíritu", en
bas (euforia y ceguedad) van jun- cuanto no es una purificación acti-
tas, en una fase primitiva e inma- va ni elegida, sino padecida invo-
dura de autocentramiento. El luntariamente. La obsesión del pe-
Cardoner 282

regrino de haber confesado mal sus receptividad y acogida, opuesta a


pecados pasados (cf. [Au 22.25]) no la autosuficiencia. Ignacio fue de-
es más que el reverso autoacusador sarmando su ego, pasando del
de su propio narcisismo. Su auto- "hacer" al "dejarse hacer", de ca-
centramiento le atenaza por delan- ballero conquistador a criatura
te forzándole a desproporcionadas conquistada. Todo ello evoca la
penitencias, y al mismo tiempo le condición evangélica para recibir
acusa por detrás recriminándole la revelación: "Te bendigo, Padre,
por su pasado. Encerrado en su porque has ocultado estas cosas a
propio infierno, querrá liberarse, los sabios y entendidos y las has
hasta el punto de que "le venían revelado a los pobres y sencillos"
muchas veces tentaciones, con (Mí 11, 25), o a la niñez que es
grande ímpetu, para echarse de un puerta para entrar en el reino de
agujero grande que su cámara tenía los Cielos (cf. Me 10,15).
y estaba junto del lugar donde ha- Asentado este estado de re-
cía oración" [Au 24]. Sólo cuando es ceptividad, el relato autobiográfico
capaz de rendirse y abandonarse, señala cuatro gracias místicas an-
siendo capaz incluso de humillarse tes de llegar a la experiencia ma-
yendo "en pos de un perrillo para yor del Cardoner. En primer lugar
que me dé remedio" [Au 23], Dios se menciona una comprensión de
podrá actuar en él. Algo de este gri- la Trinidad: "Se le empezó a elevar
to desgarrador -que es, a su vez, li- el entendimiento, como que veía la
berador- está recogido en el proce- Santísima Trinidad en figura de
so de los Ejercicios, cuando al final tres teclas, y esto con tantas lágri-
de la Primera Semana se propone mas y tantos sollozos, que no se
considerar: "con exclamación ad- podía valer" [Au 28]; en segundo
mirativa y crecido afecto [...] cómo lugar, una comprensión imaginati-
todas las criaturas me h a n dejado va de la Creación: "Se le presentó
con vida y conservado en ella [...]; en el entendimiento con grande
cómo los cielos, sol, luna, estrellas y alegría espiritual el modo con que
elementos, frutos, aves, peces y ani- Dios había criado el mundo, que le
males; y la tierra cómo no se ha parecía ver una cosa blanca, de la
abierto para sorberme, criando cual salían unos rayos, y que de
nuevos infiernos para siempre pe- ella hacía Dios lumbre" [Au 29]; en
nar en ellos" [Ej 60]. Sólo abando- tercer lugar, la percepción espiri-
nándose de este modo, en este esta- tual de la presencia de Jesucristo
do de radical agradecimiento y en la Eucaristía [íbid.]; el cuarto
obertura, Ignacio podía acceder al don consiste en la visión interior
siguiente estado. de la humanidad de Cristo, acom-
2.3 Periodo de "invasión místi- pañada con frecuencia de una fi-
ca". El tercer tiempo del peregrino gura "que le parecía era como un
en Manresa ha sido calificado de cuerpo blanco, no muy grande ni
"invasión mística" (cf. de Guibert muy pequeño, mas no veía ningu-
1955, 40). La descripción de las na distinción de miembros" [Ibid.].
gracias recibidas viene precedida Tras la enumeración de estas cua-
por un comentario: "En este tiem- tro gracias, Ignacio hace una afir-
po le trataba Dios de la misma ma- mación que en su momento podía
nera que un maestro de escuela a haber sido tachada de herética o
un niño, enseñándole" [Au 27]. La iluminista: "Estas cosas que ha vis-
niñez representa la disposición de to le confirmaron entonces y le die-
283 Cardoner

ron tanta confirmación siempre en del espíritu" se abre como fruto de


la fe, que muchas veces ha pensa- todo un proceso de transparenta-
do consigo: si no hubiese Escritura ción de la mirada. Frente a las ante-
que nos enseñase estas cosas de la riores visiones más imaginativas,
fe, él se determinaría a morir por que tocaban puntos particulares y
ellas, solamente por lo que ha vis- fundamentales de la fe (el dogma
to" [Au 29]. Es decir, se está indi- de la Trinidad; la Creación; la hu-
cando que su experiencia mística manidad de Cristo y el misterio de
trasciende la mediación de las Es- la Eucaristía), la iluminación del C.
crituras. Con ello, el texto autobio- los abarca a todos y todavía se ex-
gráfico está otorgando a Ignacio la tiende a otros ámbitos: "entendien-
misma autoridad moral y espiri- do y conociendo muchas cosas, tan-
tual que a los primeros discípulos to de cosas espirituales como de la
de Jesús, los cuales, precisamente fe y de letras" [Au 30]. Por "cosas
por "haber visto" (Le 1, 2; Jn 21, espirituales" podemos interpretar
24), fueron convertidos en "servi- los dinamismos de la experiencia
dores de la palabra", esto es, en espiritual y el discernimiento de es-
apóstoles. píritus, tal como hace explícita
3. La experiencia del Cardoner. El mención el texto de Laínez ("co-
relato de González de Cámara ha menzó a discernir y probar los espí-
ido preparando el clima para pre- ritus buenos y malos"); por "cosas
sentar la más alta experiencia de las de la fe" podemos interpretar una
tenidas por Ignacio, no sólo en captación interior de aspectos del
Manresa, sino a lo largo de toda su credo y de los dogmas cristianos,
vida. La certeza y definición de las en el clima de las gracias preceden-
anteriores visiones adquieren un tes; y por "cosas de letras", enten-
carácter diferente en la iluminación deríamos una nueva comprensión
del Cardoner. Remitiéndonos al del ámbito cósmico-profano. En la
texto autobiográfico, de esta expe- tradición del monacato de Oriente,
riencia llaman la atención varios as- este triple desvelamiento puede
pectos: por un lado, su carácter identificarse como el conocimiento
marcadamente cognitivo. Aparecen de las "razones (logoi) de las cosas",
repetidas expresiones referidas ex- terminología tomada de la filosofía
plícitamente al ámbito del intelecto: estoica, según la cual todas las co-
"se le abrieron ojos del entendi- sas tienen una esencia interna que
miento"; "entendiendo y conocien- les da su consistencia, una estructu-
do muchas cosas"; "ilustración"; ra inmanente a ellas que los estoi-
"intelecto"; dos veces más "enten- cos llamaron su "logos". Esta pene-
dimiento". En la tradición mística tración de la esencia interna de la
medieval (particularmente en los realidad es considerada en el mo-
Canónigos de S. Víctor), esta expe- nacato oriental como uno de los
riencia está relacionada con el des- signos del crecimiento espiritual.
pertar del "ojo del espíritu", algo Así escribe Máximo el Confesor (s.
que en las tradiciones orientales se VII): "El Reino de los Cielos es la
identifica como "el tercer ojo". El comprensión del puro conocimien-
"ojo del espíritu" se distingue del to de los seres según sus propias ra-
"ojo de la carne" y del "ojo de la ra- zones {logoi), este conocimiento que
zón", el primero correspondiente a está en Dios antes de los siglos"
la percepción sensitiva y el segun- (Centurias Teológicas y económicas, II,
do a la reflexión intelectual. El "ojo 90); y Elias el Ecdicos (siglos XI-XII)
Cardoner 284

escribe: "Las razones (logoi) de lo acabar la experiencia, sino que su


incorporal son como el armazón luz se prolongó en los aconteci-
óseo que está recubierto por la piel mientos inmediatos que se suce-
de lo sensible. Nadie que no se ha- dieron. El texto autobiográfico
ya liberado de su inclinación apa- prosigue diciendo: "Y después que
sionada por lo sensible podrá ver- esto duró un buen rato, se fue a
las [...]. En los incorporales se hincar de rodillas a una cruz que
revela la razón (logos) más alta que estaba allí cerca, a dar gracias a
el ser, la cual el alma ferviente trata Dios. Y allí le apareció aquella vi-
de alcanzar" (Phüocalie 1986, 153). sión que muchas veces le aparecía
Tal es el trasfondo teológico-espiri- y nunca la había conocido, es a sa-
tual que hay detrás del modo que ber, aquella cosa que arriba se dijo
tiene Nadal de explicar la experien- que le parecía muy hermosa, con
cia de Ignacio, en sus Dialogi pro So- muchos ojos (cf. [Au 19]). Mas bien
cietate: "Como si hubiera captado vio, estando delante de la cruz,
allí las razones y causas de las cosas que no tenía aquella cosa tan her-
[...], como si le hubieran desvelado moso color como solía; y tuvo un
los fundamentos de todas las co- muy claro conocimiento, con gran-
sas" (FNII, 240). de asenso de la voluntad, que
aquél era el demonio; y así des-
Pero, al mismo tiempo, el texto pués, muchas veces por mucho
autobiográfico tiene un carácter tiempo le solía aparecer, él, a mo-
apofático. A la vez que todo es luz, do de menosprecio, lo desechaba
hay un desbordamiento de conoci- con un bordón que solía traer en la
miento que se torna oscuridad: "No mano" [Au 31].
se puede declarar los particulares
que entendió entonces, aunque fue- La auténtica luminosidad reci-
ron muchos". La experiencia, pues, bida en el C. le posibilita detectar
se expresa en términos paradójicos. lo que hasta el momento no había
Dentro de una fenomenología de la identificado: la tentación del mal
mística comparada, el carácter lu- espíritu. La figura serpentina con
minoso y, a la vez, paradójico de es- unos ojos brillantes que se le había
ta experiencia se puede poner en aparecido con frecuencia anterior-
relación con el satori ("despertar") mente [Au 19] y que se le seguiría
apareciendo, la p u d o identificar a
del budismo Zen.
partir de ese momento como una
4. Efectos de la experiencia. En nin- proyección narcisista de necesitar
guna tradición espiritual una expe- ser mirado y admirado. Ello pone
riencia mística vale por sí misma. Lo de relieve que la auténtica expe-
que la autentifica son los efectos pos- riencia de Dios ayuda a discernir
teriores que deja. Ellos son los que la las que son inauténticas. Es decir,
acreditan. En concreto, se pueden el cambio de nivel de conciencia
identificar cuatro rasgos: una nueva que provoca no enajena a la perso-
lucidez, la unificación que produce na que la recibe sino que, al con-
en la persona que la ha experimenta- trario, otorga un mayor grado de
do, una obertura a la alteridad y su lucidez para lo menor y cotidiano.
perdurabilidad. Todo ello lo encon- 4.2 Unificación. Tras la expe-
tramos en Ignacio tras la iluminación riencia del C., Ignacio ha aumenta-
del Cardoner. do la capacidad de integrar y ar-
4.1 Lucidez. Los efectos de la monizar los diversos ámbitos de su
iluminación no se extinguieron al persona. Conocimiento y voluntad
285 Cardoner

van al unísono en el descubrimien- taba por cuestiones importantes o


to de la tentación y en su venci- por el modo del instituto de la
miento: "tuvo un m u y claro cono- Compañía, o cuando debía decidir
cimiento" y "con grande asenso de sobre algo, solía remitirse a aquella
la voluntad". La dimensión cogni- gracia y a aquella luz" (FNII, 240).
tiva y afectiva ya no andan disloca- Y también en las Pláticas a los de
das, sino que colaboran en el mis- Coimbra: "El Padre Maestro Igna-
mo cometido. cio había entendido entonces todas
4.3 Descentramiento. El que pu- las cosas en una claridad y luz muy
diera desasirse de esa alucinación subida, a lo cual se solía referir des-
narcisista va a la par con el hecho pués dando razón de las cosas que
de que empezó a estar más atento acontecía demandarle, así de la
a los demás. De nuevo, el texto de Compañía como otras espirituales"
Laínez nos sirve de referencia: "co- (FN II, 152-153).
menzó a comunicar al próximo las 5. La experiencia del Cardoner, cla-
cosas del Señor en simplicidad y ve del carisma ignaciano. En la ilumi-
caridad" (FNl, 80). La iluminación nación del C. se da una intensifica-
del C. marca el tránsito entre el pe- ción y revelación del ideal ignaciano
ríodo eremítico-narcisista de Man- de "ser contemplativos en la ac-
resa, en el que estaba pendiente de ción". Tuvo tal experiencia mientras
su propia santidad, y la nueva eta- iba de camino, en un momento y lu-
pa, en la que Ignacio estará más gar inesperados. De pronto, todo se
atento a los habitantes de la ciu- Je tornó transparente: el río, el puen-
dad. Así mismo lo explícita el texto te, la ciudad, la cueva, la montaña,
autobiográfico: "Después que em- el cielo abierto... Esta diafanía de
pezó a ser consolado de Dios y vio las cosas desborda la presencia de
el fruto que hacía en las almas tra- Dios más allá de los momentos y lu-
tándolas, dejó aquellos extremos gares reconocidos oficialmente co-
que de antes tenía; ya se cortaba mo sagrados y revela que todo está
las uñas y cabellos" [Au 29]. Tal contenido en Dios y que Dios está
"trato con las almas" se transfor- presente en todas las cosas. Del ca-
mará en "la ayuda de las ánimas", rácter fundante de este don fue
una expresión que se repetirá con consciente Nadal cuando dijo: "Y
frecuencia a partir de ese momento así le quedó una actuación de con-
en la Autobiografía y también en las templación y unión con Dios, que
Constituciones. Al percibir que el sentía devoción en todas las cosas y
don no lo había de conquistar él, en todas partes muy fácilmente"
sino que le era entregado, p u d o (FN II, 153). Se puede decir que Ig-
empezar a estar pendiente de los nacio transpuso su propia experien-
demás. cia en la CAÁ: "Mirar cómo Dios
4.4 Perdurabilidad. Lo sucedido habita en sus criaturas: en Jos ele-
a las orillas del C. dejó en Ignacio mentos dando ser, en las plantas ve-
una memoria imborrable. A tal ex- getando, en los animales sensando,
periencia volvió una y otra vez a lo en los hombres dando a entender"
largo de su vida, no como una nos- [Ej 235]. El mismo ideal es propues-
talgia, sino como una referencia to como experiencia espiritual en Jas
fundante y originante que suscitaba Constituciones de Ja CJ, como un ho-
continua novedad. Así lo atestigua rizonte que puede ser aJcanzado to-
Nadal en la obra arriba citada: do jesuíta: "Sean exhortados a me-
"Cuando alguna vez se le pregun- nudo a buscar en todas cosas a Dios
carisma 286

nuestro Señor, apartando, cuanto es Roma 1957, 6-19; ID., Loyola, Montserrat,
posible, de sí el amor de todas las Manresa, tres instantáneas sobre el origen de
los Ejercicios, en El II, IHSI, Roma 1957,
criaturas por ponerle en el Criador 401-404; MELLONI, } . , "El conocimiento in-
de ellas, a Él en todas amando y a terno en la experiencia del Cardoner", Man
todas en Él, conforme a la su santísi- (1999) 5-18; RAMBLA, J. Ma, El peregrino.
ma y divina voluntad" [Co 288], Autobiografía de San Ignacio de Loyola, M-
Al final de su vida, Ignacio pu- ST, Bilbao-Santander 1991,47-48 (n 23)120-
121; SILOS, R., "Cardoner in the Life of Ig-
do decir que había estado " siempre natius of Loyola", AHSI 33 (1964) 3-43.
creciendo en devoción, esto es, en
facilidad de encontrar a Dios y aho-
ra más que en toda su vida. Y siem-
pre y a cualquier hora que quería CARIDAD: / Amor
encontrar a Dios, lo encontraba"
[Au 99]. En definitiva, la experien- CARISMA
cia del C. no fue sólo fundante para
S. Ignacio, sino para la constitución
futura de la C] y para la configura-
ción del carisma ignaciano, más allá
L a palabra "carisma" aplicada a
un Instituto religioso es un tér-
mino teológico, puesto particular-
del marco institucional, como un mente en boga después del Conci-
caudal abierto en el seno de la tra- lio Vaticano II. Tiene el significado
dición cristiana de Occidente. de gracia o don gratuito con que el
Espíritu Santo dispone a los fieles a
Javier MELLONI, S]
realizaciones "provechosas para la
renovación y más amplia edifica-
/ Carisma, Contemplación, Contemplativo en ción de la Iglesia" {LG12). En cuan-
la acción, Ejercicios Espirituales, Manresa, to estos dones son para beneficio de
Mística ignaciana, Todo, Zen. la Iglesia en su conjunto, se pueden
Bibl.: Fuentes: FN II, 6 [12] .66 [40 y nota llamar c. de la Iglesia, ya que re-
131.100 [113].152-153 [11].192-193 [101.239- dundan en ella los dados directa-
240 [81; MNad IV, 652; MNad V, 165 [911, mente a las personas.
276 [43], 277 [43], 611-612.625 y nota 41; Se-
cundaria: AA. VV., Philocalie des Peres Nepti- En un modo similar, se puede
ques VII, Abbaye de Bellefontaine 1986; hablar de c. de un Instituto y, en
BOYLE, M. O'ROURKE, "The flying Serpent", concreto, de la CJ, en cuanto sus
Loyola's Acts. The rhetoric ofthe Self, Univ. of miembros están llamados por Dios
California Press, Berkeley, Los Angeles a hacer fructificar en la Iglesia el
1997,100-146; CANTIN, R., "L'illumination
du Cardoner", Sciences Ecclésiastiques 7 don particular concedido por el Es-
(1955) 23-56; CALVERAS, J., "La ilustración píritu a su fundador al realizar este
del Cardoner y el Instituto de la Compa- Instituto. El c. es propiamente del
ñía de Jesús según el P. Nadal", AHSI 25 fundador del Instituto: un don del
(1956) 27-54; ENOMIYA LASSALLE, H. M., Espíritu que se manifiesta en "una
"La iluminación" 111.2, Zen y mística cristia-
na, Paulinas, Madrid 1991,366-388; GARCÍA
experiencia espiritual vivida pro-
DE CASTRO, ].,El Dios emergente, M-ST, Bil- fundamente por él y transmitida a
bao-Santander 2001, 309-329; GUIBERT, J. sus seguidores o discípulos" (Mu-
DE, La espiritualidad de la Compañía de Jesús, tuae relationes, 11), como un camino
ST, Santander 1955, 7-12; JIMÉNEZ OÑATE, concreto para la santificación perso-
A., El origen de la Compañía de Jesús. Carisma nal y bien de la Iglesia, una vez que
fundacional y génesis histórica, IHSJ, Roma
1966, 81-174; LETURIA, P. DE, Génesis de los ésta lo ha reconocido con su autori-
Ejercicios de San Ignacio y su influjo en la fun- dad como auténtico. En el caso de la
dación de la Compañía de Jesús, en El II, IHSI, CJ, por tanto, habrá que referirse
287 carisma

propiamente al c. de S. Ignacio y, se- Compañía, hecha de los principios


gún la definición dada a la experien- evangélicos y de la experiencia y
cia espiritual del Santo, transmitida sabiduría del santo Padre Ignacio
a sus seguidores con la fundación y de sus compañeros bajo el influjo
de la Compañía. En cuanto que esa de la gracia". Esta misma expe-
experiencia manifiesta su eficacia y riencia quedó más ampliamente
fecundidad en la Iglesia, mediante explicada en las Constituciones y
la fidelidad de sus seguidores al Ins- dio lugar a un estilo peculiar de es-
tituto a que dio lugar, se puede ha- piritualidad y apostolado, de orga-
blar, aunque menos propiamente, nización de la vida religioso-apos-
de c. de la Compañía. tólica y a un modo de vivir la vida
1. Según Jerónimo Nadal, cuya ordinaria, que constituyen el ca-
explicación hace tradición en la CJ rácter peculiar de la Compañía.
y tiene sus raíces en Ignacio, éste 3. El punto de referencia para
condensó y vivenció la experiencia caracterizar el servicio particular
religiosa, que está a la base y ori- que ofrece a la Iglesia la CJ se en-
gen de la CJ, en particular en las cuentra enraizado en la experiencia
meditaciones del Llamamiento del espiritual del fundador. Como tal,
Rey y de las Dos Banderas de sus subraya con particular énfasis algu-
Ejercicios. El mismo Ignacio llama nos aspectos del misterio total de
"nuestra profesión" al ir debajo de Cristo: el servicio apostólico en obe-
la bandera de Cristo (que es de po- diencia perfecta, por la búsqueda
breza y humildad) para predicar y constante de la voluntad de Dios en
exhortar (L2, 13). Y en la Fórmula todo, para su mayor gloria. De aquí
del Instituto la describe como un es- el celo intenso, activo, la disponibili-
tar enrolado bajo la bandera de la dad para acudir a donde mayor sea
cruz, en servicio apostólico y sacer- la necesidad de cada tiempo o en
dotal, disponible a ser enviado a donde se puedan esperar mayores
cualquier parte del mundo en obe- resultados -inmediata o mediata-
diencia al Romano Pontífice y a los mente- en constante actitud de dis-
superiores de la CJ, sus delegados. cernimiento espiritual, en adhesión
Se diría que todo procede de la ex- personal a Jesucristo y según su esti-
periencia del Rey y las Dos Bande- lo de pobreza y humildad.
ras, complementada por determi- El estilo de vida espiritual está
naciones específicas posteriores en ligado a su índole apostólica, es de-
la misma línea y confirmada espe- cir, de contemplativos en la acción,
cialmente en la gracia de La Storta, basados en una experiencia interior
en las cercanías de Roma, donde intensa y abiertos a la encarnación
Ignacio se sintió puesto con Jesús en el orden práctico. Persuadidos
para servirle. que son instrumentos en la mano
2. La experiencia de vida de Dios, han de velar por su prepa-
evangélica, transmitida por el fun- ración, unión y disponibilidad a las
dador a sus compañeros, quedó re- manos del Artífice, atentos a un dis-
cogida en la Fórmula del Instituto, cernimiento constante y con una vi-
aprobada y confirmada por la San- sión de fe actuada a través de las
ta Sede en la bula Exposcit debitum mediaciones divinas sensibles (sa-
de Julio III (21 de julio de 1550). cramentales y eclesiales). Sólo la in-
Así lo reconoció, recientemente, la sistencia en una abnegación radical
CG 31 (1965), en su decreto cuarto: y una visión sobrenatural de la
"la estructura fundamental de la existencia, centrada en el amor per-
carnal 288

sonal a Cristo, pueden mantener la nes, Roma 1978; WITWER, T., Die Gnade der
libertad de espíritu para elegir los Berufung, Echter, Würzburg 1995.
medios naturales y sobrenaturales
más adecuados en cada momento y
encontrar a Dios en todas las cosas. CARNAL
Estas son las posiciones y actitu-
des religiosas, ligadas particular-
mente al don especial de esta voca-
ción, que brillaron de modo esplen-
P uede tener un sentido peyorati-
vo, equivalente a "sensualidad
carnal", que es la propensión exce-
dente en la experiencia espiritual del siva a los placeres de los sentidos, y
fundador de la CJ y que él transmitió más en particular, estar relacionada
a sus compañeros. con el placer carnal (cf. [Co 774]). Y
Manuel Ruiz JURADO, SJ
puede tener un sentido más neu-
tral, aunque no por eso menos de-
sordenado, como en "afición car-
/ Ayuda a las ánimas, Compañía de Jesús, nal", que es el amor natural a los
Espiritualidad Ignaciana, Fórmula del Institu- parientes (filia), fácilmente desor-
to, Iglesia, Instituto, Ministerios, Misión, Mo- denaba.
do de proceder, Vocación.
Ignacio considera la elimina-
Bibl.: ARRUPE, R, "El modo nuestro de pro- ción de los afectos desordenados
ceder (18.1.1979)" en La identidad, 49-82
tan importante, que insiste sobre
(AR XVII [1979] 653-690); ID., "La misión
apostólica, clave del carisma ignaciano ello en los puntos más estratégicos
(7.IX.1974)" en La identidad, 105-124; ID., de los Ejercicios, por ejemplo, en la
"Sobre la disponibilidad (19.X.1977)" en La meditación de los Binarios y en
identidad, 239-246 {AR XVI [1977] 944-ss); aquellos momentos, cuando ya
ID., "Inspiración trinitaria del Carisma Ig- hay que resolverse en la acertada
naciano (8.II.1980) en La identidad, 391-435
(AR XVIII [1980] 67-114); BAENA, G., "El ca- orientación de la vida. En esta eli-
risma ignaciano y su institucionalización", minación de todo afecto desorde-
Theologica Xaveriana 41 (1991) 287-310; nado insiste también varias veces
CLANCY, T. H., "The Proper Grace of the Je- en las Constituciones, principal-
suit Vocation according to Jerome Nadal", mente cuando el candidato o el es-
WL 86 (1957) 107-118; CONWELL, J. R, Impe-
lling Spirit: Revisiting a Founding Experience:
tudiante se encuentra en el mo-
1539. Ignatius of Loyola and His Companions, mento de renunciar o hacer la
Loyola University Press, Chicago 1997; cesión definitiva de sus propios
GARCÍA MADARIAGA, J. M., "Carisma fun- bienes: "Y así debe procurar de
dacional de Ignacio de Loyola y obedien- perder toda la afición carnal y con-
cia especial al papa en la Compañía de Je- vertirla en espiritual con los deu-
sús", PUG, Roma 1981 (Diss.); JIMÉNEZ
OÑATE, A., El origen de la Compañía de Jesús. dos" [Co 61]. Comúnmente los no-
Carisma fundacional y génesis histórica, IHSI, vicios pueden tener más peligro de
Roma 1966; NICOLAU, M., "Jerónimo Nadal algún desorden en el "amor natu-
y sus Comentarios al Instituto de la Com- ral" [Co 62].
pañía", Man 37 (1965) 173-176; Ruiz JURA-
DO, M., "Vida consagrada y carisma de los Despegarse de la "afición car-
fundadores", en Vaticano II. Balance y pers- nal" es algo necesario no solamente
pectivas, Sigúeme, Salamanca 1989, 801- para los que están en la CJ, sino
815; ID., "Espiritualidad ignaciana en la también aplicable a todo el que
'Fórmula del Instituto S. I/", Man 48 (1976)
309-321; ID., "La pobreza en el carisma fun-
quiera llevar una vida espiritual y
dacional ignaciano", Man 202 (1980) 47-64; buscar con sinceridad la voluntad
SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LOS RELIGIO- divina: "Lo cual pienso que verá V.
SOS E INSTITUTOS SECULARES, Mutuae relatio- Sría. muy fácilmente, si se despoja
289 carne

del afecto natural al cual muchas La inclinación natural de la car-


veces es contrario el amor verdade- ne o amor carnal, clasifica como
ro de caridad, con que se debería bueno y agradable la comodidad y
amar a los hijos" [Epp V, 326]. Vivir el bienestar corporal, y como malo
para Cristo solamente es lo que ha y molesto el trabajo, la fatiga, el
de ordenar el afecto que se tiene a hambre, la sed, el calor, el frío y
las personas y a la primacía de unas otras dificultades parecidas.
sobre otras (cf. [Co 288]). Es desordenado usar de las
También carnal aparece unido a cosas que nos rodean para otro ob-
amor: "... haciendo contra su pro- jeto o en otra medida que no co-
pia sensualidad y contra su amor rrespondan al fin para el que han
carnal y mundano" [Ej 97]. El amor sido creadas: será bueno, razona-
carnal no brota exclusivamente del ble y ordenado trabajar para pro-
estrato ontológico inferior (sensi- veer las necesidades básicas, dis-
ble) del ser humano, ni se dirige tan poner del descanso conveniente o
sólo a los bienes sensibles, sino que procurar el mejor rendimiento en
es la manifestación fenomenológica el trabajo. Cuando estas acciones
de la concupiscencia en cuanto di- no son razonables o están desor-
visión interna y resistencia interior denadas, debemos movernos al
de todo el ser a la voluntad de Dios. contrario, pidiéndoselo a Dios, pa-
No coincide necesariamente la línea ra corregir la atracción o repug-
de la división interior del hombre nancia, hacernos indiferentes, sa-
con la línea metafísica que separa lo biendo que el objetivo auténtico
sensible (inferior) de lo espiritual del orden es la tercera manera de
(superior). humildad, imitar en todo a Cristo
Nuestro Señor.
La sensualidad es la potencia
sensitiva o sensibilidad con un sig- Adrián LÓPEZ GALINDO, SJ
nificado amplio y no precisamente
sexual (cf. [Ej 87.97]). Pero, junto a Z1 Afección desordenada, Afecto, Amor, Car-
esto, hay que añadir aquellas ten- ne, Cuerpo.
dencias e inclinaciones naturales
que experimenta el hombre "según Bibl.: Adrián LÓPEZ GALINDO, SJ; CALVE-
RAS, } . , Ejercicios, Directorio y Documentos de
la carne" a la emancipación de Dios. San Ignacio. Glosa y vocabulario de los Ejerci-
J. Calveras (1958) afirma que cios espirituales, Balmes, Barcelona 1958;
con frecuencia, en los Ejercicios, se RAHNER, KV "Sobre el concepto teológico
de concupiscencia", ET I, Madrid 1963.
toman indistintamente "carne" y
"amor carnal", "sensualidad" y
"amor sensual". Él distingue entre
"amor carnal" o interés por la como- CARNE
didad y bienestar corporal; "amor
sensual", interés por las satisfaccio-
nes de los sentidos externos e inter-
nos; y "amor mundano", afán de os-
P arece que hablar de la condición
carnal del hombre es, para algu-
nos, hablar de algo humillante y
tentación e interés por la honra hasta de un mal. Este pensamiento
vana. Los tres se refieren al amor de depende sólo muy indirectamente
sí mismo, porque creemos que con- de la Palabra de Dios. La Biblia no
siste en ellos nuestra felicidad y esti- considera la c. como intrínsecamen-
ma, a la que aspiramos por el amor te mala. La c. fue creada por Dios,
que a nosotros mismos nos tenemos. asumida por el Hijo de Dios y
carne 290

transfigurada por el Espíritu de as de la vida terrena de Jesús se di-


Dios. ce que tomó c. y sangre (Heb 2,14).
1. La noción de carne en la Biblia. Jesucristo "nació de la descenden-
La c. designa la condición de criatu- cia de David según la carne" (Rm 1,
ra a lo largo de toda la Escritura; 3). Ésta es la condición terrena que
pero con Pablo, la c. adquiere otro quiso asumir el Hijo de Dios: "El
sentido, la condición pecadora del Verbo se hizo carne" (]n 1,14).
hombre. Para el AT y el NT el hom- Para Pablo, la palabra c. desig-
bre es carnal porque se expresa a na la condición pecadora del hom-
través de esta c. que es su cuerpo, y bre. Algunos textos significativos
esto caracteriza a la persona huma- de la doctrina paulina sobre la c.
na en su condición terrena. La c. tie- son: Gal 5, 13-24; IGor 2, 14; 3, 1-4;
ne dignidad porque es formada por Rm 7,15-25. La c. es una tendencia
Dios como por un tejedor (]b 10,11) de la vida del hombre, y éste tiene
o por un alfarero (Gn 2, 7; ]r 1, 5), y que cuidar de no vivir según la car-
por esta razón es digna de nuestra ne. La c. tiene sus apetitos (cf. Rm
admiración (Ecl 11, 5). Ezequiel ha- 13, 14; Gal 3, 3), sus deseos (cf. Rm
ce un elogio de la c. cuando anun- 8, 5ss) y obras contrarios al Espíri-
cia que Dios dará a Israel un cora- tu: ésta es la existencia según la c.
zón de c. (Ez 36, 26), maleable y (cf. Rm 7, 5), hasta tal punto que el
acogedor. Carne puede designar un entendimiento se hace carnal (cf.
elemento de nuestro cuerpo: c. y Col 2,18; ICor 3, 3). En los seguido-
sangre (Ecl 14, 18; Mt 16, 17), hue- res de Jesús la c. está como muerta,
sos y c. (Gn 2,23; Le 24,39), corazón porque está crucificada en Cristo.
y c. (Sal 84, 3); o el conjunto del Los que son de Cristo, con la ayuda
cuerpo, por ejemplo, cuando está del Espíritu no permiten que los
enfermo (Sal 38,4). apetitos y deseos de la c. se traduz-
La c. tiene una dignidad mayor can en obras y no viven según la c.
cuando refleja al hombre en su tota- resistiendo a sus malas inclinacio-
lidad. La Biblia habla de "toda car- nes y concupiscencias.
ne", todo ser, todo mortal, para re-
Las obras de la c, a las que se
ferirse a toda la creación animada
refiere Pablo en Gal 5,19-21, repre-
(cf. Gn 6,17; Sal 136, 25) o humani-
dad (cf. Le 3, 6). A veces indica el sentan toda la dimensión pecadora
fondo de la persona y un sentido de del hombre, sea que el pecado pro-
comunión profunda, como cuando ceda del apetito sensitivo o nazca
dice Adán: "Ésta es hueso de mis del propio orgullo, desviando al
huesos y carne de mi carne" (Gn 2, hombre de su fin último, que es
23). Y a veces, c. refleja actividades Dios. "Obras de la carne" es todo lo
de la persona con matices psicoló- que proviene del desordenado
gicos: la c. sufre (]b 14, 22), tiene amor de sí mismo. Vive según la c.
miedo (Sal 119,120), desfallece (Sal quien vive centrándose sólo en sí
63,2) o grita de júbilo (Sal 84,3). Es- mismo, al margen de Dios. "Carne"
tá incluso dotada de voluntad (cf. es todo el hombre incluyendo su di-
Jn 1, 13). Presentar al hombre con- mensión corporal, sensible, afecti-
creto por su c. es manifestar su con- va, racional, volitiva y espiritual.
dición terrenal y su fragilidad de Con el término "carne" se toma la
criatura. No hay nada ofensivo en parte por el todo.
calificar "según la carne" a Abra- En la teología paulina, c. no es
ham (Rm 4,1). Para designar los dí- una parte del hombre, ni sólo lo in-
291 carne

ferior del hombre, sino todo él, in- porque es carnal toda confianza en
cluida también su dimensión espi- uno mismo que no atribuya sólo a
ritual. Podemos decir que es el Dios el bien y pretenda otorgarse a
hombre al que le falta la gracia, por sí mismo la salvación. Esos pensa-
la ausencia del Espíritu Santo. Tam- mientos y sentimientos tienen que
poco pneuma es para él la parte es- ver fundamentalmente con la con-
piritual del hombre, sino el Espíritu fianza en uno mismo y con la des-
de Dios que tiene que redimir y confianza en Dios. A veces nos em-
santificar también la parte superior pujan a desviarnos o a dejar el
del hombre para que ésta no sea só- camino emprendido, acentuando la
lo sarx. Sarx para Pablo es también tristeza y / o los inconvenientes;
fuente de pecado espiritual. Toda otras nos hacen sentir que Dios se
voluntad de perfección ética caren- ha olvidado de nosotros; otras ve-
te de gracia es carnal. El hombre, ces reducen a la nada el valor de la
dejado a sus solas fuerzas natura- persona y de sus obras en la colabo-
les, es simplemente sarx, debilidad ración con la gracia divina; otras, al
radical necesitada e incapaz para fin, acentúan demasiado las pro-
obrar el bien. El hombre según la c, pias fuerzas y flaquezas, empuján-
dominado por la concupiscencia, donos al desencanto y a la desilu-
todo él es sarx, una vez perdida la sión. La tendencia a la huida y al
comunión con Dios. abandono, la ceguera y oscuridad,
La concupiscencia de la c. pue- la impaciencia, la tendencia a la la-
de hacer referencia, en parte, a la in- xitud moral, el acento excesivo de
clinación a las cosas bajas y terre- la propia miseria y fragilidad, pue-
nas, entendiendo esta inclinación, den ser manifestaciones de la con-
no como una mera apetencia de co- cupiscencia de la c. que brotan de la
sas sensibles, ni tampoco como una vivencia de la desolación.
mera sublevación de la parte sensi-
2. La noción de carne en el corpus
ble contra la espiritual, sino como la
ignaciano. En los textos ignacianos,
tendencia a establecer una relación
el término c. se presenta con una
desordenada con uno mismo, con
variedad rica de significados:
los demás y con las cosas, prescin-
diendo de Dios. En este sentido, po- 2.1 Carne como alimento, manjar:
demos aceptar que la soberbia, en- "No comía carne, ni bebía vino"
vidia, el engreimiento y el egoísmo [Au 19]. "Y perseverando en la abs-
espiritual, a pesar de ser por su mis- tinencia de no comer carne, y estan-
ma estructura inclinaciones sutiles y do firme en ella [...], cuando fue le-
refinadas propias del espíritu, son vantado, se le representó delante
también tendencias carnales. carne para comer [...]; y aunque se
Puede haber dos tipos de con- acordaba de su propósito de antes,
cupiscencia: una que nace del con- no podía dudar de ello, sino deter-
suelo del espíritu y de las buenas minarse que debía comer carne"
obras, y otra que nace de la desola- [Au 27].
ción y del pecado. Pensamientos, 2.2 Carne como cuerpo: castigar
sentimientos, deseos y actitudes la carne. Ignacio, al hablar de la pe-
que podemos llamar carnales, pue- nitencia externa en las Adiciones,
den apoyarse tanto en la consola- dice que se toma en tres maneras:
ción como en la desolación, aunque "La tercera, castigar la carne, es a
parecen más consistentes y persis- saber, dándole dolor sensible, el
tentes después de la desolación; cual se da trayendo cilicios o sogas
carne 292

o barras de hierro sobre las carnes, 87]. Pero las "partes inferiores"
flagelándose o llagándose, y otras (distintas de la sensualidad como
maneras de asperezas" [Ej 85]. Tam- potencia sensitiva, y distintas de la
bién el cuerpo ayuda para hacer moción sensual, como la inclina-
mal y bien: "El cuerpo bueno en ción de la sensualidad), entendidas
gran manera ayuda para hacer mu- como c, cuerpo, es lo restante del
cho mal y mucho bien; mucho mal a área exterior o periférica, incluyen-
los que tienen la voluntad deprava- do las sensaciones de los cinco sen-
da y hábitos malos; mucho bien a tidos (cenestesia, sentimientos difu-
los que tienen la voluntad toda a sos, movimientos de los miembros).
Dios N. S. aplicada y en buenos há- 2.6 La carne afecta y repercute en
bitos acostumbrada" [Epp 1,108]. la razón, produce malos pensamien-
2.3 Carne como una parte del tos. En una carta de Ignacio a Teresa
cuerpo, la parte muscular contra- Rejadell le dice que no nos condena-
puesta al hueso. Puede aparecer en remos por las imaginaciones de la c.
singular o plural: "Y cortada la car- no consentidas: "Porque así como
ne y el hueso que allí sobraba" [Au no me tengo de salvar por las bue-
5]. "Lo que parece más cómodo y nas obras de los ángeles buenos, así
más seguro de la penitencia es que no me tengo de dañar por los malos
el dolor sea sensible en las carnes, y pensamientos y flaquezas que los
que no entre dentro en los huesos" ángeles malos, el mundo y la carne
[E/86]. me representan" [Epp 1,109],
2.4 La expresión "cosas de carne" 2.7 Carne como inclinación natu-
parece referirse a la sensualidad ral a rechazar las molestias corpora-
carnal en un sentido amplio, a los les que acompañan a la pobreza.
placeres de los sentidos y, en parti- Dice Ignacio al final de Tres Bina-
cular, al placer carnal. Ignacio, en rios: "Es de notar que cuando noso-
su Autobiografía, nos relata que, es- tros sentimos afecto o repugnancia
tando una noche despierto, vio una contra la pobreza actual, cuando no
imagen de Nuestra Señora con el somos indiferentes a pobreza o ri-
queza, mucho aprovecha, para ex-
Niño Jesús y recibió una gran con-
tinguir el tal afecto desordenado,
solación, "y quedó con tanto asco
pedir en los coloquios (aunque sea
de toda la vida pasada, y especial-
contra la carne) que el Señor le elija
mente de cosas de carne, que le pa-
en pobreza actual" [Ej 157]. "Con-
recía habérsele quitado del ánima
tra la carne" es contra la inclinación
todas las especies que antes tenía
natural a buscar la comodidad y
en ella pintadas. Así desde aquella
bienestar corporal y a huir de las
hora [...] nunca más tuvo ni un mí-
privaciones y molestias de la pobre-
nimo consenso en cosas de carne" za. Es la inclinación natural que
[Au 10]. tiende a la seguridad de la pose-
2.5 También podemos entender sión, pero no por eso mala. La natu-
por carne las partes inferiores. Es ver- raleza nos lleva instintivamente a
dad que las partes inferiores se huir de toda fatiga, cansancio, do-
pueden referir al hombre entero en lor, sufrimiento e insatisfacción que
cuanto que no está guiado por la el trabajo corporal y mental produ-
recta razón, la razón según Dios: cen. Y nos causan molestia las nece-
"La sensualidad obedezca a la ra- sidades y privaciones físicas de
zón y todas partes inferiores estén hambre, sed, calor y frío. De todo
más subyectas a las superiores" [Ej esto huye la inclinación natural que
293 carne

llamamos "carne". También, pedir el novicio no exagere su agere contra


contra la c, pedir contra la afección. con sus propios padres, y que se
La voluntad se pone toda ella al valga de más liberalidad de espíritu
servicio del valor de la indiferencia cuanto más confirmado en la voca-
a la voluntad de Dios y trata de ción se vea, y menos peligro corra
cambiar sus disposiciones afectivas "de enternecerse demasiado con
pidiendo a Dios que su voluntad si- sus deudos según la carne" [Epp VI,
ga lo contrario a lo que tiende su 474]. Hablando de la caridad con
afecto (latente o impulsivo). Por los pobres, dice Ignacio en otra car-
eso, la fórmula "aunque sea contra ta: "Sobre los bienes temporales les
la carne" expresa que la tendencia diré lo que me parece y es que V. R.
espontánea a la emancipación y al haga un amigable convenio con sus
bienestar, propia del deseo, debe hermanos, dejándoles la parte que
quedar iluminada por el misterio le parecerá no como a hermanos, si-
de Cristo, a cuya luz el hombre ha- no como a personas que tienen ne-
brá de desplazar intensamente sus cesidad de ser ayudados; para lo
afectos, en virtud del amor de amis- que se les deje, proceda más de la
tad que le une a su Señor, hacia caridad que del amor de la carne y
aquello que le es natural, ajeno y de la sangre, siguiendo los consejos
contrario. Deberá comprometer el de Cristo" [Epp X, 42].
mundo de sus deseos con todo el 2.9 Carne como pasión o afección
amor de que es capaz, en una direc- desordenada que afecta a la elección:
ción diametralmente opuesta a la "porque toda vocación divina es
inclinación desordenada que expe- siempre pura y limpia, sin mixtión
rimenta. Pedirá en la oración que de carne ni de otra afección alguna
Dios se sirva elegir para él lo con- desordenada" [Ej 172]. Cuando las
trario de aquello que su naturaleza afecciones desordenadas, en el pro-
sensible espontáneamente apetece: ceso de la elección, afectan el juicio
la identificación con el camino mis- o los procesos que llevan a él, resul-
terioso de su Hijo Jesús. ta una elección desordenada, no
2.8 Carne como inclinación natu- recta, e inválida como vocación. Si
ral a familiares y amigos. Cuando Ig- en la elección de la vocación divina
nacio se refiere al modo de distri- la libertad actúa sin mezcla de c,
buir los bienes de los que entran en actúa según Dios. Hay también
la CJ, dice: "Con esto si hubiese du- cierta clase de afectos que Ignacio
da, si sería de más perfección dar o llama "mixtos", porque en ellos lo
renunciar a los parientes estos bie- puramente humano pretende mez-
nes que a otros, por su igual o ma- clarse con lo que viene de Dios (cf.
yor necesidad [...], todavía por el [Epp XI, 409]). En toda buena elec-
peligro que hay de que la carne y ción se requieren tres cosas: mirar
sangre no les haga errar" [Co 55]. al fin último, mirarlo directamente,
Vemos que la fuerza de la c. puede y mirarlo únicamente. Si no se mira
afectar al juicio, iluminado por la únicamente, la elección es mixta. Y
fe, y a la decisión de llevar a la al contrario, es debida, sincera y
práctica lo juzgado como voluntad recta cuando se mira directamente
de Dios. Ignacio escribe una carta al fin; es buena, bien ordenada, pu-
sobre un novicio que, llevado por ra y limpia, cuando se mira única-
un fervor y desprendimiento extre- mente al fin. "Si alguno ha hecho
mos, apenas escribía a sus padres. elección debida y ordenadamente
En ella aconseja a su Provincial que de cosas que están debajo de elec-
cartas 294

ción mutable, y no llegando a carne CARTAS


ni a mundo, no hay para qué de
nuevo haga elección, más en aque-
lla perfeccionarse cuanto pudiere"
[Ej 173]. Aquí, "no llegando a carne
1 . El contexto cultural de la carta: Hu-
manismo. "Advertid que no hay
otro saber en el mundo todo, como
ni a mundo" significa sin mezcla al- escribir una carta" (Baltasar Gracián,
guna de la resistencia propia de la El Criticón). La epistolografía (ars dic-
concupiscencia que manipula y tamini) en el siglo XVI era uno de los
desvía la rectitud de la intención. modos de aparecer de la retórica jun-
También, sin mezcla de amor carnal to con la predicación {ars praedicandi)
o mundano. El motivo último que y la oratoria secular {ars arengandi).
determina la elección es el peso y la El saber escribir con corrección una
calidad evangélica de las razones c. era índice del nivel cultural y so-
(moción racional) en dialéctica opo- cial de su autor; era el género litera-
sición con la "moción sensual" de rio preferido de los humanistas cuya
las afecciones desordenadas naci- reputación descansaba en gran me-
das del amor propio o de la tenden- dida en la capacidad de escribir bien
cia ególatra que tiende a independi- una carta (Rice 1983, 339). Muchos
zarse de Dios y su racionalización. humanistas ocupaban cargos oficia-
Éste es el resultado de la pérdida de les. Para ello, debían saber componer
comunión con Dios y la manifesta- documentos, c. y discursos públi-
ción de la escisión interior, propia cos. El entusiasmo de los humanis-
de la concupiscencia. tas por el género epistolar así como
el desarrollo de instituciones como
2.10 En un pasaje del Diario espi-
la Inquisición, El Consejo de In-
ritual no fácil de entender, Ignacio re-
dias, los Virreinatos, hicieron de la
fleja en la palabra c. la experiencia
comunicación por las letras uno de
espiritual de la unión del cuerpo de
los medios de expresión más recu-
Cristo con María. Siente a María co-
rrentes del siglo XVI. Los manuales
mo puerta de tanta gracia recibida
sobre cómo escribir bien una c. apa-
en la consagración. Siente que el sí
recieron pronto: Opus de conscribendis
de María al sí de Dios ha engendra-
epistolis de Erasmo de Rotterdam
do la c. que se hace presente en este (Basilea 1522) o el De conscribendis
momento entre sus manos. Los mis- epistolis (Basilea 1536) de Juan Luis
terios de la encarnación y del naci- Vives a nivel europeo o el Manual de
miento se unen en la consagración: escribientes de Antonio de Torquema-
"Al consagrar me mostraba que esta- da (1574).
ba su carne en la de su Hijo" [De 31].
2. El Epistolario ignaciano. 2.1
Adrián LÓPEZ GALINDO, SJ Ignacio y su formación epistolar. El
benjamín de los Loyola no fue aje-
/ Afección desordenada, Afecto, Apetito, no a esta cultura epistolar. Ya des-
Ayuno, Carnal, Cuerpo, Desorden, Encarna- de su formación administrativa en
ción, Hombre, Sensualidad. Arévalo (1506-1517) bajo la tutela
de D. Juan Velázquez de Cuellar,
Bibl.: CALVERAS, JV ¿Quéfruto se ha de sacar Contador Mayor del Rey de Casti-
de los Ejercicios de San Ignacio?, Balmes, Bar- lla, se relacionó con estas prácticas
celona 1951; ID., Ejercicios, Directorio y Do-
epistolares. Allí desarrollaría las
cumentos de San Ignacio. Glosa y vocabulario
de los Ejercicios espirituales, Balmes, Barcelo- tareas de Oficial de péñola, ayu-
na 1958; GRANERO, J. MV Espiritualidad igna- dante de los escribanos (García
ciana, PPC, Madrid 1987. Mateo 1987, 284). Sabemos por la
295 cartas

Autobiografía que "era buen escri- muy frecuentemente por encargo


bano" [Au 11]. Mucha de la labor "ex commissione"); 2. Dónde: el lu-
desarrollada en Roma (1540-1556) gar donde esa c. se escribe; 3. Cuan-
como General de la CJ bien p u d o do: la fecha (día, mes y año) o en su
tener sus cimientos en cuanto a sus caso aproximada, como por ejem-
características formales en estas plo, "mense Augusto" [1,123], "me-
primeras etapas de su formación dio anno" [I, 206], "declinante an-
castellana. Los capítulos posterio- no" [I, 313]; 4. Resumen breve de los
res de este relato son índice de la contenidos de la c. (en cursiva y en
afición y del interés de Ignacio por latín); 5. Qué: texto completo en
este medio de comunicación. transcripción original; 6. Variantes:
2.2 La edición del Epistolario. Los anotaciones marginales o posibles
documentos ignacianos están edita- modificaciones: "eadem manu: Se
dos en 12 volúmenes de MHSI, en la harán dos copias" [I, 211]; 7. Expli-
serie primera de Monumenta Ignacia- caciones: dos series de notas, la pri-
na bajo el título Sancti Ignatii de hoyó- mera, con letras, ofrece las varian-
la Epistolae et Instructiones (Madrid tes textuales; la segunda, con
1903-1911); se trata de una edición números, ofrece información histó-
crítica, rigurosamente anotada en rica, referencias cruzadas...
sus aspectos crítico-textuales e histó- El epistolario ignaciano es uno
ricos. En total suman 9.240 pp. de de los más numerosos conservados
documentos, de las cuales 862 for- en la historia de las letras europeas.
man un fabuloso índice de incalcula- La cifra que ofrecen los diversos es-
ble valor histórico. La recopilación tudiosos varía un poco en función,
realizada por los editores de MHSI tal vez, de si se incluyen, por ejem-
ha reunido un total de 106 códices plo las respuestas que se han inclui-
"non solum libros manu scriptos, do algunas veces u otros documen-
sed fascículos epistolarum, et alias tos presentes en la edición pero no
similes monumentorum collectio- de Ignacio de LoyoJa. Comprende
nes" [1,27], reunidos en tres grandes un total de 6.742 documentos ("Son
apartados de 45,39 y 42 códices cada exactamente, contando también las
uno. En el último volumen de la se- incluidas en los apéndices, 6.799"
rie encontramos seis apéndices que (Granero 1984, 323), de las cuales
incluyen c. que fueron apareciendo 5.301 van dirigidas a jesuitas y
durante la publicación de los prime- 1.514 a no jesuitas, según el cómpu-
ros tomos, 66 c. escritas a S. Ignacio to de Bertrand (38). De la época de
(3 setiembre 1539 - 7 junio 1556), un Ignacio son los epistolarios de Eras-
"Elenchus epistolarum Sti Ignatii mo, con 3.145 cartas, de Lutero con
quae non existan!" [Epp XII, 694-708] 4.337, o Calvino con 4.271 (Ber-
y en último lugar una valiosa "Colla- trand, 47). Hay que tener en cuenta
tio diversarum editionum epsitola- que de otros autores tan prolíficos,
rum Sti Ignatii" [XII, 724-734] que como la misma Sta. Teresa, sólo se
ofrece unas tablas de corresponden- ha conservado una "mínima expre-
cias con las anteriores ediciones de sión" de unas 440 c. pero que "pu-
las c. (Madrid 1710 y 1874-1889; Paris do haber escrito lo mismo unas
1870; Bolonia 1804; Innsbruck 1848). 10.220 ... que unas 25.550" (Rodrí-
Los editores nos ofrecen las si- guez/ Egido 1978, 427.433).
guiente información de cada docu- El criterio clasificador de MHSI
mento: 1. Quién: autor material o ha sido el cronológico; el primer
escribano (Ignacio o su Secretario, documento lleva fecha del 6 de di-
cartas 296

ciembre de 1524 y es una c. escrita hasta 1538, que llega a Roma, con-
desde Barcelona a Inés Pascual [I, servamos 12 documentos, de los
71]; el último es el número 6.742 cuales 7 pertenecen a los meses de
[XII, 205] y es una c. de Polanco a Venecia (diciembre 1536 - noviem-
toda la CJ ("Societatis Iesu Univer- bre 1537). Desde la llegada a Roma
sae") de los primeros días de agos- hasta 1546 (antes de la llegada de
to de 1556, pocos días después de Polanco) conservamos 151, una me-
haber fallecido Ignacio. De los ma- dia de 14.5 c. al año, poco más de
teriales que conservamos, tenemos una al mes (¡). El impulso que dará
noticia de las c. de Ignacio desde J.A. Polanco es notable en impara-
1521, cuando abandona Loyola y se ble ascenso: de 1547 se conservan
cierra el corpus ignaciano pocos 87 c , de 1548 - 302; 1549 - 464; 1550
días de su muerte, en julio de 1556. - 512; 1551 - 802; 1552 - 838; 1553 -
Hasta su llegada definitiva a Roma 893; 1554 - 1035; 1555 - 1010 y en
(1537) son 13 los documentos de 1556 hasta el fallecimiento de Igna-
que disponemos [Epp I, 71-125]. Es cio (31 de julio), 677.
legítimo pensar que otras c. se ha- Las c. están escritas en 3 len-
yan perdido, pues la Autobiografía guas principales: latín (390 docu-
refiere a documentos no conserva- mentos), castellano (3.404 docs.) e
dos: estando en Tierra Santa [se- italiano (3.048 docs.). Hay además
tiembre - octubre 1523] "empezó a dos documentos en portugués [Epp
escribir cartas para Barcelona para VIII, 690-696] y uno en francés es-
personas espirituales. Teniendo ya crito "ex commissione" por P. de
escrita una y estando escribiendo la Ribadeneira [Epp XII, 201-205]. En
otra ..." [Au 46]. Y más tarde, cuan- algunos casos se cruzan las lenguas
do Ignacio está en Ruán "consoló al y se escribe una parte en castellano
enfermo y ayudó a ponerlo en una y otra en italiano [II, 370; III, 667]; o
nave para ir a España, y le dio car- en castellano y en latín. La expre-
tas dirigiéndole a los compañeros sión lusitanizante se deja caer en c.
que estaban en Salamanca [...] a destinatarios portugueses, como
mientras que el peregrino estaba en Simón Rodríguez [1,192-195; 1,302]
París, les escribía con frecuencia se- o en la famosa a los jesuítas de
gún el acuerdo que habían toma- Coimbra [I, 687-693] que, tal vez
do" [Au 79]. con la intención de aproximarse a
Una vez en Roma (1537) la si- su interlocutor, no duda en lusitani-
tuación cambia necesariamente; no zar algunos de los términos: verda-
obstante, también Polanco anima deira, pouco, pouca, pegonha...
en algún caso a hacer desaparecer 2.3 Valor y función. La dinámica
la carta: "Las cartas de que no se expansión de un colectivo humano
debe hacer cuenta, después de leí- vigoroso por toda Europa y parte
das y notado lo que se ha de res- de las Indias, necesitaba canales y
ponder, desembarácese de ellas, vías de comunicación que conser-
rasgando, etc [...] después de la varan la homogeneidad del grupo;
respuesta y sacar de ellas lo que es la c. aparece como el medio único y
menester [...] se podrían quemar" privilegiado para conservar y au-
(Scaduto 1960, 314-315). La produc- mentar la relación. La originalidad
ción de c. en Roma sube notable- del epistolario ignaciano es múlti-
mente con la llegada de J. A. de Po- ple. No surge motivada por la nece-
lanco a la Secretaría de la Curia. sidad de un intercambio personal
Desde 1532 (Ignacio está en París) cultural propio de los humanistas
297 cartas

(compartir saber); tampoco con el la demanda del rey de Portugal


fin de mantener una amistad inicia- Juan III. El tercero en ocupar el
da tiempo atrás; tampoco participa puesto, a partir de 1544, fue Jeróni-
de los intereses de la epístola ensa- mo Doménech (t 1592), del que só-
yística en los que la disertación filo- lo conservamos 5 documentos [I,
sófica ocupa un lugar relevante, ni 285-296] escritos entre 1544 y 1545;
tampoco como un medio para con- éste se presenta por escrito a los
tarse o narrarse al modo autobio- compañeros diciendo: "ha parecido
gráfico. La epístola ignaciana es an- a algunos aliviarle [a Ignacio] de es-
te todo pragmática, mensajes con te trabajo que tenía de escribir, el
vocación de acción, para "ser he- cual, no poco le agravaba, más de
chos", actos de habla (escrita) en lo que parecía" [I, 285]. Con fecha
terminología de J. L. Austin, actos del 21 de noviembre de 1545 apare-
en gran medida orientados a ir cre- ce la primera carta de Bartolomé
ando una autoconcepción corporati- Ferráo (o Ferronio) (t 1548), cuarto
va, a entenderse como partes de un Secretario de la Compañía; su últi-
"cuerpo" mayor y trascendente al mo documento lleva fecha del 21
sujeto y su subjetividad que el siglo de marzo de 1547; Ferráo destacó
XVI defendió con tanta intensidad y también por haber realizado una
fuerza. La c. era el medio para re- copia del texto "Autógrafo" de los
cordar al sujeto su vinculación con Ejercicios.
un centro "fuera de sí", en este caso La Secretaría de Roma adquiere
Roma, al que se mantenía fielmente gran impulso con la llegada de Juan
unido a través de la obediencia cu- A. de Polanco en marzo de 1547. El
ya expresión, muy frecuentemente, primer documento escrito por él es
se visualizaba a través de la carta. del 21 de mayo. Poco después escri-
2.4 El Secretario y las cartas. be el Offigio del Secretario (julio 1547),
Cuando las primeras misiones del reflejo de su deseo de sistematizar y
Papa Paulo III comienzan a disper- ordenar las tareas burocráticas de
sar al grupo por diversos puntos de una oficina que veía aumentar im-
la geografía europea y las Indias parablemente su trabajo. "Inteligen-
(primavera 1539) deciden que cia viva y clara, instinto del orden y
aquél o aquellos que permanezcan de la precisión, habilidad organiza-
en Roma mantengan la unión del tiva, experiencia humana, gran ca-
grupo a través de las c, una por se- pacidad de trabajo" (Scaduto 1960,
mana. El primero en tomar esta res- 328). Con Polanco parece que se em-
ponsabilidad (semanario o hebdo- pieza a trabajar en la Secretaría de
madero) fue Pedro Fabro, hasta que una forma más colegiada: "pruden-
el 20 de junio de ese año 1539 tuvo te invención de las cosas que se es-
que partir con Laínez para Parma. criben, y buena disposición para or-
La frecuencia semanal respondía denarlas, y conveniente modo de
casi con toda seguridad a que una exprimirlas [expresarlas] y diligen-
vez por semana partían los correos cia y buen recaudo para enviarlas"
de Roma para los principales pun- (Scaduto 1960, 316). Ignacio refiere
tos de la península (Delumeau con frecuencia a Polanco con estas u
1975, 16). Francisco Javier sucedió otras palabras: "A Mtro. Polanco he
en el cargo al saboyano durante po- dado orden de escribiros [...] de
co tiempo, pues el 15 de marzo otras cosas remítome a Mtro. Polan-
"sustituía" a Bobadilla en las misio- co" [IV, 18] también [VIII, 195; VIII,
nes de las Indias, complaciendo así 225; IX, 163...]. En sentido inverso
cartas 298

son muy numerosas las veces que Junto con los disgustos, también
Polanco alude a "Mtro. Ignacio" o a hay alegrías: "Muy bien hace este
"N. R Ignacio" para autorizar su oficio de escribir el P. Bustamante
mensaje; unas veces transmite su [...] Dios N.S. tenga su nombre es-
parecer "parécele a en Xto. a Mtro. crito en el cielo" [VI, 150].
Ignacio" [II, 493], otras su clara deci- No todo el trabajo de escribir
sión "se ha determinado" [V, 111], o recaía directamente en el Secretario,
"N.P. Mtro. Ignacio ordena a V.R." que tenía su equipo: "son necesarios
[V, 330]; hay veces que, aunque elementos vivos que sean coadjuto-
quien pone por escrito es Polanco, res [...] Su primero oficio es escribir
el mensaje es de Ignacio: "Esta [car- cuando les fuere dictado, y copiar
ta] tome V. Md. como firmada por así cartas como nuevas", pues de to-
N.P., pues es en su nombre..." [V, do se guardaba copia: "las letras de
595], y debido a la salud de Ignacio importancia vayan duplicadas"
"por no poder escribir de su mano (Scaduto 1960, 322) [I, 459; II, 308;
nuestro P. Mtro. Ignacio, yo, Juan de VI, 204], a veces se pedían o envia-
Polanco la he escrito en su nombre" ban por triplicado [III, 363; VI, 204;
[VII, 151]. En otras ocasiones el Se- VIII, 634], e incluso "por cuadrupli-
cretario hace de mero transmisor: cadas, porque no se pierda" [IV,
"Esto es lo que N.P. me ha ordena- 321]; cuando en Roma, por falta de
do" [V, 325] y otras, en fin, escribe a tiempo, no se ha podido hacer co-
Laínez "lo que he podido sacar de pia, pide que se haga en el lugar de
la mente de nuestro Padre" [VII, destino" [II, 637]. Su tarea principal
337]; con prudencia, en ocasiones es escribir "principal y casi solo
no entra en temas que tratará Igna- ejercicio" [I, 540]. Los coadjutores
cio [VII, 287] y, en alguna ocasión, del Secretario también han de llevar
para ayudar a Doménech en su ne- las cartas a la posta, hacer extractos,
gligencia al escribir a Roma, aunque ordenar los materiales (Scaduto
"no tengo comisión de nuestro en 1960, 328). Pese a las dificultades de
Xto. Padre Mtro. Ignacio no dejaré la tardanza, de la pérdida de docu-
de escribir [...] para le avisar, que mentos o negligencias personales el
está nuestro Padre muy quejoso" sistema de comunicación fue alta-
[XII, 223]. El mismo Secretario insis- mente eficaz. A modo de ejemplo,
te: "2 o Que no me enderece cartas a un correo entre Roma y Bolonia po-
mi, sino al Padre" [II, 451] o "que día tardar entre 5 y 8 días, y entre
enderecen a N. P. las letras principa- Roma y Madrid unos 26 o 28 (más
les" [II, 469]. El Secretario vivía así datos sobre tiempos, distancias y
lo que era su oficio: "persona que le precios en Rodríguez / Egido, 454;
sea [al General] memoria y manos Braudel, 485-490).
para todo lo que se ha de escribir y
Por lo que respecta al género,
tratar" [Co 800]. Es tarea del Secreta-
encontramos diferentes tipos de
rio atender al orden en el escribir:
documentos: avisos, breves, bulas,
da "capelos" a Doménech [XII, 223]
c, cédulas (zedulones), citaciones,
y a M. Nóbrega [V, 329] por escribir
cláusulas, compulsoriales, decla-
tarde; a Nadal [II, 439], a Simón Ro-
raciones, derogaciones, despa-
dríguez [II, 618] por escribir con
chos, dispensas, duplicaciones, es-
mala letra; a D. Mirón por falta de
crituras, exenciones, expediciones,
orden [IV, 438] y a D. Laínez para
extractos, fórmulas, hijuelas (mos-
que mejore su presentación con
trables y no mostrables), inclusas,
márgenes y renglones [VII, 162].
instancias, instrucciones, obedien-
299 cartas

cias, patentes, pólizas, poderes, re- famosa carta a N. de Bobadilla [I,


comendaciones, salvoconductos, 277].
sinaturas, testimonios. Los más 2.5.2 Forma y estructura de las
abundantes son las cartas (2.016, cartas. Resulta imposible establecer
más 1.852 "Ex comm."); los extrac- un único patrón que pueda incluir
tos (2.570) y, por su valor, las ins- todas las cartas. Durante los casi 32
trucciones (17). años que comprende el epistolario
2.5 La teoría epistolar 2.5.1 Pru- ignaciano la c. va variando en for-
dencia. La primera c. oficial "sobre ma y estructura, tanto por la evolu-
el escribir" es del 27 de julio de ción de estilo del propio Ignacio co-
1547 [I, 536]; en ella, tras valorar la mo por los diferentes destinatarios
importancia de la comunicación, que a veces condicionan su redac-
Polanco enumera veinte razones ción. Por lo que respecta a su exten-
que justifican el hecho de escribir: sión, ésta varía de unas dos líneas
la fortaleza de la CJ, el amor mutuo, que tiene el mensaje enviado a A.
la esperanza y la humildad, ayuda Araoz el 24 de julio de 1545 [I, 312]
al discernimiento y a los que están hasta las largas epístolas enviadas a
solos o turbados... crece la gloria y los jesuitas de Gandía el 29 de julio
alabanza de Dios. Ese mismo día de 1547 de 11 páginas en la edición
escribe a la universal CJ las "Reglas de MHSI [1,551-562] o la enviada al
que deben observar acerca del es- Emperador de Etiopía de 16 pági-
cribir los de la Compañía que están nas [VIII, 460-476] del 23 de febrero
esparcidos fuera de Roma" [I, 542- de 1555; entre estos dos extremos,
549]. Han de escribir sobre el estado la longitud media de la c. ignaciana
del negocio espiritual y sobre las tiene entre las 40 y 50 líneas.
personas, tanto los nuevos como
los que "han dejado la Compañía". Por lo que respecta a su estruc-
Han de diferenciar lo que va en c. tura, la c. consta de las siguientes
principal de lo que ha de ir en hi- partes: a. Invocatio: la cruz (t) y el
juela. Los de fuera de Italia han de jhs. Significa que se encomienda el
escribir cada mes y "los que [están] mensaje a Dios o a Jesús. Ignacio lo
en las Indias cada año" [I, 550] y si incorpora desde el primer docu-
los asuntos son de importancia, han mento [I, 71] y lo sitúa siempre al
de escribirse por duplicado o tripli- comienzo y en el centro, primero la
cado. La prudencia ha de ser el cri- cruz y debajo el Jhs, éste último de
terio común en todo escrito: "Cuan- variadas formas (Jhvs, IHS, JHUS,
do [Ignacio] escribía cartas de Yhus, Jhs o Jesús). En alguna ocasión
negocios graves era tan mirado y omite el jhs y conserva la cruz (I,
remirado en leerlas y enmendarlas, 437.450.) y en otras, por el contra-
y gastaba tanto tiempo en esto, que rio, aparece Ihus pero sin la cruz (I,
nos ponía admiración" (Ribadenei- 471); hay casos también en los que
ra 1960, 631) y "gastaba mucho omite los dos (I, 494).
tiempo en considerar lo que escri- b. Salutatio, que a su vez consta
bía [...] y examinar cada palabra de una fórmula de tratamiento y
borrando y enmendando lo que le una fórmula de saludo. La del trata-
parecía ..." (Ibid 1951, 494); esto miento recoge expresiones estipula-
que recuerda Ribadeneira lo refiere das en los formularios de la época y
el mismo Ignacio a Fabro ya en di- que reconocía el grupo social del
ciembre de 1542 [I, 236] y vuelve destinatario (Trueba 1996,36). Cuan-
sobre el tema con humildad en una do se dirige al Papa utiliza "Beatisi-
cartas 300

mo Padre" [VI, 443] mientras que riable en función del número de te-
con obispos y arzobispos lo común mas que aborde, por lo general uno
es "Mi señor en el Señor nuestro" en cada párrafo.
con sus respectivas variantes latinas e. Conclusión. La c. comienza a
o italianas que a veces amplifica: "li- cerrarse con una "fórmula de transi-
mo, et Rmo. et protector nostro in ción" en la que se encomiendan ora-
Xto. Observandissimo" al Cardenal ciones, se dan saludos a conoci-
de Lorena. Cuando se trata de no- dos..., y sigue una "fórmula de
bles o príncipes utiliza también "Mi despedida" bastante fija en Ignacio
señor en el Señor nuestro", y con el desde fecha muy temprana: "A
Rey de romanos "Serenissime rex ac quien quedo rogando por su infinita
domine clementissime" [V, 716]. y suma Bondad nos dé gracia para
Con los jesuitas emplea por lo gene- que su santísima voluntad sintamos
ral "Muy rvdo. Padre mío en el Se- y aquella enteramente cumplamos"
ñor nuestro" o "Charisimo Padre en (finales de junio de 1532) [I, 82], con
Jesucristo"; en alguna situación es- muy numerosas variantes en mati-
pecial, como en el caso de Simón Ro- ces, pues la gracia puede ser "Su
dríguez, "Maestro Simón, amado hi- gracia", "tanta gracia", "eterna y so-
jo en el Señor nuestro" [V, 189]. Al lita" ...; o la bondad "infinita", "divi-
escribir a mujeres suele utilizar "Mi na", "divina" y "eterna"... La des-
señora en el Señor nuestro" y, más pedida retóricamente más elaborada
sencillamente, "Doña Leonor" [II, la hemos encontrado en la carta al P.
189]. La fórmula de saludo, con nu- Juan N. Barreto del 17 de febrero de
merosas pequeñas variantes, queda 1555 [VIII, 436] (cf. Kolvenbach
fijada en fecha temprana: "La gracia 1992, 76-79). En pocos casos se su-
y amor de Christo N.S. sea siempre prime y se cierra la c. brevemente
en nuestro favor y ayuda" [1,90]. En "Sea Ihu Xto. en nuestras ánimas"
ocasiones aparece la paz o se añade [VII, 691].
algún adjetivo (summa gracia o ayu-
/. Signatio. Consta de los si-
da continua) y alguna vez se da una
guientes elementos: lugar y fecha:
amplificatio notable construyendo
muy estereotipado "De Roma, 22
así un pórtico solemne para la c. co-
de agosto de 1545" [1,315]; prefirma:
mo la enviada al Cardenal Marcello
expresión de humildad o disposi-
Cervini [I, 300-301] o a B. Díaz de
ción; evoluciona con el paso del
Luco [1,313].
tiempo: su primera carta "El pobre
c. Exordio. Antes de entrar en la peregrino" (1,73) o "De bondad po-
materia, esta parte tiene dos objeti- bre" [I, 75.83. 152.156] que aparece
vos: situar la c. en el momento de la por última vez en c. a Teresa de Re-
relación epistolar haciendo breve jadell el 15 de noviembre de 1543 [I,
memoria de las precedentes y ex- 276]. La pobreza y la humildad de-
presar buenos deseos al receptor, a jan paso al servicio y la disponibili-
modo tal vez, de captatio benevolen- dad: "Vuestro en el Señor nuestro"
tiae. "Por una de V. Sría del pasa- será lo más común a partir de 1542,
do.. ." [VI, 44] o "Por la letra del 27 también con algunas variantes:
del pasado de V. Sría ..." [VI, 185]. "perpetuo y humülimo siervo en el
d. Narratio. Es la parte central Señor nuestro [1,246.273.472]...; fir-
de la c, donde se tratan los temas ma: también evoluciona. Comienza
del contenido. El tono puede ser di- con íñigo (y sus variantes Iñigo, Ig-
verso (informativo, exhortativo, nigo, Iñigo, Iñigo). Ignacio aparece
instructivo), su extensión muy va- por primera vez el 28 de julio de
301 cartas

1536 en c. a T. De Rejadell, pero no 290.315; IV, 52.211.441; V, 75.98; VI,


de forma definitiva, pues los dos 96.98.570; VII, 72.296.310.480.518; IX,
nombres se alternan hasta el 24 de 550.565; XII, 343]; con Fernando I,
junio de 1543, donde lo más fre- hermano de Carlos V, "Rey de Ro-
cuente y casi exclusivo es ya Ignacio manos" [I, 450; IX, 75.78; X,
con sus variantes (Ignatio, Ygnatio, 254.324.357.497.672]; con el príncipe
Ygnacio, Inacio). Felipe [1,299.360.455; II, 149; IV, 268].
2.5.3 Estilo. "La elocución sea Cabe destacar también la correspon-
pura, cuanto a la lengua; pero sin dencia con Alberto V, duque de Ba-
afectación y demostración de mu- viera [III, 143.656; VII, 208; X, 538;
cho trabajo. El modo de decir claro XI, 521] o con el duque de Ferrara
y resoluto cuanto se puede y con [III, 56.228]. Hay también no pocas c.
los amigos más simple...; y cuando a mujeres nobles, como Margarita
se trata de negocios, breve [...] No de Austria, hija de Carlos V [I, 271;
se muestre en las letras [cartas] nin- III, 146.222 (no conservada); V, 699;
gún afecto desordenado, sino píos y IX, 397]; Juana de Aragón [II, 311], la
buenos y con modestia y gracia [...] condesa de Luna [V, 661], la condesa
La letra sea buena, a lo menos legi- de Ribagorza [V, 368] o la duquesa
de Florencia [V, 505].
ble, distinta y correcta" (Scaduto
1960, 321) y también "el latín sea 2.6.3 La Jerarquía eclesiástica. La
cuan bueno y puro se podrá, pero primera c. destinada a un miembro
sin afectación; y finalmente se ten- de la jerarquía eclesiástica es de ma-
drá para este propósito por mejor la yo de 1547, a Paulo III, en la que se le
elocuencia sobria, madura y religio- pide encarecidamente que libere a la
sa que redundante y juvenil", para CJ de la "rama femenina" que la de-
terminar apelando a la brevedad: vota Isabel Roser había logrado ins-
"cuanto serán más breves, porque ni taurar en la Navidad de 1545 [1,515].
será necesario acá tanto tiempo para Con cardenales, obispos y arzobis-
copiarlas, ni en donde se envían pos, la cuestión de los colegios es el
para leerlas" [IV, 563]. punto central de la correspondencia:
se solicita ayuda al Cardenal Pío de
2.6 Los destinatarios. Cuatro son Carpió para la erección del Colegio
los grandes grupos de destinatarios. Germánico [IV, 339] y más tarde al
2.6.1 familiares y amigos. A ellos van Cardenal J. Moroni, informándole
dirigidas las primeras c. de Ignacio (IV, 652). Escribe al Obispo de Cler-
desde su salida de Loyola. Destacan mont sobre el colegio de París (VI,
aquí las mujeres bienhechoras, de- 294), al cardenal de Burgos sobre el
votas y seguidoras de Ignacio: Inés colegio de Córdoba [VI, 444] o al de
Pascual [I, 74.90], Isabel Roser [I, Sigüenza, Pedro Pacheco [VIII, 497].
137.186.424], Teresa Rejadell [I, Ante las numerosas peticiones es fre-
99.107.274.627; II, 374.412] o Magda- cuente también el tema del envío de
lena de Araoz [1,151.170]. De la pri- jesuítas a las diferentes diócesis euro-
mera época son también las c. a fa- peas; hay c. con el obispo de Perugia
miliares, a sus hermanos Martín [I, sobre Laínez [1,577], con el Cardenal
77] y Beltrán [1,148.155.188], a los se- de Augusta sobre C. Jayo y P. Cani-
ñores de Loyola [1,145] y los vecinos sio [II, 587; III, 59]; con el obispo de
de Azpeitia [1,161]. Verona sobre Salmerón [II, 231]; con
2.6.2 Los miembros de la nobleza. el obispo de Clermont sobre Broét
Destaca la correspondencia con Juan [IV, 244] o con el de Malta sobre Bo-
II, rey de Portugal [I, 243.296.323; II, badilla [IV, 149]. Hay también c. de
cartas 302

pésame al cardenal de Lorena [III, nuestra interior y exteriormente";


139], de recomendación al cardenal varios pueden ser los criterios para
de Inglaterra [XI, 26]; en algunos ca- este tipo de documento: geográfico
sos la correspondencia deja entrever (a los jesuítas de una ciudad o zona):
algún conflicto previo como con D. se escribe a los jesuítas de Barcelona
Fernando Vasconcelhos, Arzobispo sobre la selección de candidatos [I,
de Lisboa [VII, 327] o con el Arzobis- 624], a los de Sicilia sobre el admitir
po de Toledo [IV, 263], ante quienes en la Compañía [V, 114], a los de Co-
Ignacio muestra la disponibilidad y lonia sobre la importancia de la
sumisión oportunas. unión de ánimos [I, 295] o a los de
2.6 A Cartas a Jesuítas. Desde Ro- Gandía sobre la importancia de tener
ma se mantiene el contacto con los un superior en la comunidad [1,551].
compañeros dispersos. A N. de Bo- Criterio del cargo: se escribe a los
badilla sobre el modo y estilo de es- Provinciales pidiéndoles que cuiden
cribir [I, 277] y sobre su destino a la selección de los escolares que
Malta [VI, 263]. También se reprende manda a Roma [XII, 282], o a los rec-
a Fabro sobre su tardanza en escribir tores de colegios, que unifiquen los
[I, 236] y sobre su manera de llevar planes de estudio [VII, 587]; en fin,
adelante la reforma de monasterios hay circulares "a toda la Compañía"
en Barcelona [1,333]. Muy interesan- para comunicar la elección de Juan
te es la correspondencia con el enig- Pedro Caraffa como Paulo IV y pi-
mático Simón Rodríguez: sobre el diendo oraciones por él [IX, 75], para
posible envío de estudiantes a Portu- ordenar que no se intente influir en
gal [I, 206.235], sobre la actuación de el General a través de terceros para
la Inquisición en ese país [I, 220.346. destinos o misiones particulares [X,
349.411] o sobre su posible vuelta a 353].
Portugal, de donde había salido por 2.7 Otros documentos. 2.7.1 Las
obediencia [IV, 537.557; VIII, 63.173; instrucciones. Ante la rápida expan-
IX, 707]; el caso de S. Rodríguez lo sión de la Compañía a comienzos
seguirá tratando Ignacio con el P. del siglo XVI y todavía sin Constitu-
Diego Mirón, nuevo Provincial de ciones aprobadas, las instrucciones
Portugal, de modo claro y directo [V, pretenden orientar modos y pautas
233.270]. Menos numerosa de lo es- de comportamiento en situaciones
perado, tal vez a causa de la distan- nuevas. Pretenden también contri-
cia, más breve y oficial (6 documen- buir a la formación de un estilo co-
tos en latín) es la correspondencia m ú n y universal. Precedida de la
con Francisco Javier [I, 267; II, cruz y el jhs, la instrucción consta
292.569.619; III, 106; IV, 128.129; V, de una serie de instrucciones sobre
148]. Muy frecuente es la correspon- cómo proceder concretamente en
dencia con el resto de los compañe- una determinada situación. Carente
ros ya dispersos por Europa; a conti- de recursos estilísticos, busca clari-
nuación sólo podemos dar una dad y precisión. No tiene, por tan-
botón de muestra: Laínez [I, 227. to, fórmula de saludo ni de despe-
519.598; II, 33]; Salmerón [1,174.199. dida; son de aparición tardía (1 de
655; II, 114]; Jayo [I, 343.568.733; II, junio de 1551), el tono es imperso-
38.138]; Bobadilla [I, 227]; Broét [I, nal y su extensión muy variable,
174; II, 115.140]. desde un único punto ("Instrucción
2.6.5 Las circulares o de destina- para los que han ido a Florencia"
tario colectivo, destinadas a mante- [III, 735]) hasta los 16 puntos, "Per
ner la "uniformidad en la Compañía quelli che vanno a Fiorenza, Bolog-
303 cartas

na, Padua et Trento" [III, 717] o los 2.7.4 Hijuelas. Un tipo de docu-
60 puntos (¡) sistemáticamente or- mento de carácter privado e infor-
ganizados para los que son envia- mal en el que se incluía informa-
dos a Ingolstadt [XI, 530]. Los te- ción valiosa pero no oficial, y que,
mas que abordan son variados: por tanto, no pasaría a formar parte
sobre la vida de los escolares (ora- de los archivos. En palabras de Po-
ción, confesión, estudios...) [III, lanco, va en hijuela información
507]; "sobre el modo de tratar o ne- privada, porque "no es todo para
gociar con el superior" [IX, 90]; so- todos" e insiste en que se escriba en
bre cómo organizar un colegio [V, hijuelas separadas lo que va para
373 (Santiago de Compostela); X, destinatarios distintos [I, 543; II,
689 (colegio de Praga)]; sobre las 407.544]; las referencias a las hijue-
obras de misericordia y el "enseñar las son abundantes [II, 215.335.
a los niños" [III, 715]; sobre la im- 400.672.767]; hay referencias tam-
portancia de los ministerios [IV, bién a hijuelas "mostrables" [II,
301]; en alguna ocasión se particu- 584; IX, 510].
lariza lo que debe hacer cada uno 2.7.5 Extractos. MHSI edita un
de los enviados, como en el caso de total de 2.570 extractos o resúmenes
los enviados a Praga [X, 697] o a breves y precisos (38% del total de
Ñapóles [XI, 231]. Es interesante el documentos) del contenido de las c.
acento que se pone en el ministerio que se envían o reciben; el objetivo
de la "conversación espiritual" y en es hacer memoria de toda la infor-
las pautas que se dan sobre cómo mación que se va dispersando por
tratar con la gente, como en el caso todo el mundo por donde se expan-
de la Instrucción al P. Poncio Co- de la CJ: "Tómese copia o saqúese
gordano [VIII, 395]. extracto de lo que en las letras im-
2.7.2 Recomendaciones. En ocasio- porta para la edificación" (Scaduto
nes se llaman "Recuerdos". Cercanas 1960, 315). El primero aparece en
a las instrucciones, carecen de su octubre de 1547, una vez que Po-
contenido normativo; se trata, más lanco ha llegado a Roma. Los hace
bien, de sugerencias introducidas él mismo o alguno de los coadjuto-
por fórmulas del tipo: "si yo allá me res "cuando los hubiere rayado el
hallase", con abundante uso de los secretario". Su extensión puede ser
condicionales: "procuraría", "daría muy variable desde uno o dos
los ejercicios", "convendría", "será enunciados: "Barcelona. Una de co-
bien"... [V, 153; XII, 293; X, 505]. sas comunes, de edificación" [III,
2.7.3 Fórmulas. Caracterizadas 341] hasta los 20 puntos [IV, 548] o
por la presencia de un "verbo reali- los 25 [IV, 550], y la lenguas son el
zativo" (absuelvo, apruebo, confiero, castellano y el italiano.
creo, declaro, dispenso, depongo...) 3. El contenido de las cartas. En
encontramos, a) De votos [II, 551; VII, un número de documentos tan am-
685 (de "Mateo Sánchez", Juana de plio, los temas abordados son abun-
Austria)] o de "absolución de votos" dantísimos; sólo podemos apuntar
[VI, 560]. b) Patentes por las que se algunos: 3.1 Temas de Iglesia: la esci-
confiere autoridad a un superior; sión de Inglaterra con sus conse-
hay patentes de Provincial [1,584 (A. cuencias en Irlanda y Escocia [I,
Araoz); II, 557 (F. Javier); IV, 48 (D. 174]; sobre la Inquisición [1,214.216-
Mirón); V, 182 (M. Nóbrega)]; de Co- 220.221], la reforma de los monaste-
misario [V, 7 (J. Nadal); VIII, 436 (J. rios [I, 333.380.417.426.636.715]; el
Nadal); X, 117 (F. de Borja)]. Concilio de Trento [I, 386-389.412.
cartas 304

435.733; III, 449; 518.678; IV, 41; suítas de Portugal" [IV, 669-681], ex-
74.135.158.187; VI, 598]; la cuestión presión del pensamiento de Ignacio
religiosa en Alemania [III, 518; V, sobre la obediencia en su funda-
691-692; VI, 483.559; VII, 62.399.618; mento cristológico, sus grados y sus
VIII, 50.82.112-114; IX, 62; X, medios. Vinculada a la obediencia
233.256.319.689-693; XII, 239-247] o aparece la representación o la exposi-
sobre las dignidades eclesiásticas ción al Superior de un parecer dife-
para los de la Compañía como el rente [II, 57; III, 510; IV, 680; VII; 570].
Obispado de Trieste para C. Jayo [I, En el núcleo del carisma igna-
451.460], el de Viena para P. Canisio ciano se encuentra la abnegación y la
[V, 309.323.394; VII, 246.517.630.658; virtud del "vencer a nosotros mis-
VIII, 81.114.162.279.403; IX, 414; X, mos, donde se halla el mayor prove-
281.567.575; XII, 263]; o los cardena- cho" [I, 97; cf. Ej 21.189]); la abnega-
latos para Francisco de Borja [IV, ción de juicio y voluntad a través de
256.260.283; VI, 713] y D. Laínez la obediencia [III, 501; XI, 366] es el
(FN II, 372) [Epp X, 310-311.353. primer punto de la instrucción so-
374.381.394.464.471.516], dignidades bre el modo de proceder en Ferrara
ante las que Ignacio mostró siempre [III, 543], que se repetirá nueve me-
un fuerte rechazo [VIII, 320]. ses después a los de Módena [IV,
3.2 Vida espiritual. Hay en el 409]; la abnegación aparece vincula-
epistolario documentos de alto valor da a la resignación [III, 502; X, 500],
teológico-espiritual que ofrecen un afecta al propio amor [IX, 173], al
magisterio inspirado en los Ejercicios amor y juicio [V, 202; XII, 620], a la
Espirituales y en las Constituciones. Se voluntad [VII, 344], a la voluntad y
anima a la indiferencia en [I, 511], el juicio [X, 694; XI, 237.277] o al jui-
mientras que la CAÁ aparece en [I, cio y al entendimiento [XII, 660].
339.511; IV, 263]. Una exposición del Gran impedimento para una expe-
horizonte e ideal últimos de la voca- riencia ignaciana de la obediencia es
ción del jesuita se encuentra en la lla- la obstinación, reflejo con frecuencia
mada "carta de la perfección" (7 de de una escondida soberbia [XII, 642]
mayo de 1547) a los estudiantes de y una "dureza de juicio" que Igna-
Coimbra [1,495-510], donde expone, cio combatió con insistencia [I, 615].
ante posibles peligros de indiscre- Por la abnegación se llega a la
ción entre los jóvenes, cuál ha de ser discreción, al justo medio, "reducirse
el ideal de perfección del jesuita. a la mediocreidad de la discreción"
El tema de la obediencia, aunque [I, 507] como camino para buscar y
de forma indirecta, aparece tempra- hallar a Dios en todo [XI, 375], supe-
namente en Ignacio en c. desde Pa- rando así rigorismos peligrosos [II,
rís a Inés Pascual [I, 75] y se percibe 234] para "tener libertad en lo uno y
como un pilar fundamental en la en lo otro" [IX, 168]. Todo esto re-
Compañía [I, 211]. Más sistemática quiere del discernimiento de espíritus
y teológicamente se aborda en la c. a ante prácticas de devoción despro-
los jesuítas de Gandía (julio de porcionadas como las que pedían
1547) [I, 551-562; XII, 331-338], a los desde Gandía los PP. Onfroy y de
de Coimbra (enero de 1548) [I, 687- Oviedo [XI, 43], ante extrañas "re-
693], en los 35 puntos de la c. al P. velaciones" [XII, 632], ante la ver-
Andrés Oviedo, rector en Gandía dad o la apariencia [XII, 280] o an-
(marzo de 1548) [II, 54-65], que cul- te situaciones como el deseo del
minará con el valioso documento Papa de nombrar cardenal a Feo.
del 26 de marzo de 1553 "A los Je- de Borja [IV, 283-284].
305 cartas

Así se posibilita un ordenado dez [IX, 193.298.449]. Estos aspectos


celo apostólico que nace en Ignacio demandaban un determinado sujeto,
desde m u y temprano [I, 80; III, posible candidato a la Compañía: se
589.599; IV, 125; XII, 662], busca la dan, por tanto, instrucciones sobre
salvación de la ánima [I, 313.432. cómo proceder con los muy jóvenes
503; X, 690] y va unido a la "lumbre [VII, 725], con los indios que quieren
de la razón" [IV, 354-355]; así sopor- ser jesuitas [II, 570; X, 177], con aque-
ta las contrariedades [VIII, 381; X, llos que pertenecen ya a otra congre-
269] haciendo como los ángeles que gación pero piden ser jesuitas [VII,
sólo miran "conformarse con la vo- 687; VIII, 198] o con los que, habien-
luntad de Dios" [V, 207]. do dejado la CJ, piden ser readmiti-
Todo esto se consigue con ora- dos [II, 472].
ción, encaminada a llegar a ser con- Por último, un tema poco cono-
templativos en la acción: "endere- cido es el reflejo de la vida diaria en
zándolo todo al divino servicio, todo el epistolario; la penuria económica
es oración" [VI, 91]. Hay que orar y la necesidad de limosnas [IV, 611],
para no desfallecer [XII, 252], para la compra de alimento y sustento
ayudar a los prójimos [I, 509; X, (queso y antorchas [III, 54], huevos
507.690]; los estudiantes no más de y leche [II, 214], grano [VII, 489;
una hora [1,585; VI, 90] (véanse tam- VIII, 44; IX, 367]; vinos latinos [VIII,
bién los consejos a Francisco de Bor- 303]) de lo que se queja Ignacio
ja [II, 234]), pues "entre las acciones y "que demasiado nos dan que hacer
estudios se puede elevar a Dios la estas mercaderías" [VIII, 303]. Nos
mente" [VI, 91], haciendo de "todos habla también de "usos y costum-
los ejercicios oración continua" [I, bres": "que no traigan barbas ni
509; III, 309] para "hallar a Dios" en usen manteos [II, 546; IV, 641] o que
todo lo que el hombre hace [III, 502]. no se usen zapatillas [IV, 78]; se pro-
Otras veces las indicaciones sobre la hibe entrar en la cámara de otro [II,
oración son muy prácticas, como las 430] y se recomienda a los provin-
indicaciones sobre el canto en el coro ciales de España y Portugal no tener
[XII, 197-98], la prohibición de rezar cabalgadura para evitar caer en la
después de comer o cenar, o los ayu- ambición [V, 152].
nos [XII, 46] o sobre cómo velar a los 4. La importancia de las cartas en la
difuntos por las noches [III, 278]. Compañía de Jesús. El valor de las c. se
Junto con la oración está tam- refleja en las Constituciones por el
bién la animación a los sacramentos, bien que realiza entre los jesuitas "la
la confesión y la comunión frecuente comunicación de letras misivas [...]
[1,170.275.341; V, 369; VI, 92.225.327- para consolación y edificación mu-
328.524; XII, 218.631], tema entonces tua" [Co 673] y lo necesario que re-
polémico por la oposición de "perso- sulta para el sano gobierno de la ins-
nas tenidas por espirituales" [VII, titución [Co 674-675]; con el fin de
169]. La CJ animaba una vez por se- mejor "regir todo el cuerpo de la
mana a los estudiantes de la Compa- Compañía a gloria de Dios nuestro
ñía [III, 281.376.486.647; IV, 133; V, Señor" se pide que todas las casas y
274; VI, 327; IX, 121; XII, 250] y laicos colegios escriban al Provincial "ana-
[VI, 269], aunque se podría diferir a lista breve duplicada de todos los
los 15 días si se estimase convenien- que hay en tal Casa [...] Y el Provin-
te [VIII, 281]. Sobre este tema A. Sal- cial de la misma manera enviará al
merón escribió un pequeño tratado General cada cuatro meses la copias
[VII, 219] que se difundió con rapi- de las listas" [Co 676]. Todos los pri-
cartuja 306

meros compañeros jesuitas valora- dad. Notas a la correspondencia de san Ig-


ron enormemente la corresponden- nacio con los laicos de su tiempo", Man 59
(1987) 243-256; GRANERO, ]., Espiritulidad ig-
cia (MXav I,29; II, 287) y de cada uno naciana, Razón y Fe, Madrid 1984, 323-388;
de ellos se conserva la correspon- KOLVENBACH, P.-H., "Las cartas de San Igna-
diente edición crítica de sus c. en la cio. Su conclusión", CIS 22 (1992), 73-86; LE-
colección de MHSI. Conservamos WIS, J., "Ignace épistolier", CSpI 22 (1998) 23-
además los cinco volúmenes de la 36; RICE HENDERSON, J., "Erasmus on the Art
of Letter - Writing", Renaissance Eloquence.
serie "Epistolae Mixtae" de la misma Studies in the Theory and Practice of Renaissan-
colección que recoge una amplísima ce Rhetoric, University of California Press,
documentación de correspondencia Los Angeles 1983,331-355; RAHNER, H., Saint
cruzada entre los compañeros de la Ignace de Loyola et lesfemmes de son temps, (2
primera generación. El sistema pe- vols.), DDB-Christus, Paris 1963; RAVÍER, A.,
"Die Vorgehensweise des Ignatius in seinem
dagógico de los jesuitas, la Ratio Stu- Briefwechsel" en Ignatianisch. Eigenart und
diorum: "Díctese el argumento para Methode der Gesellschaft Jesu (SIEVERNICH, M. /
la composición, en el primer semes- SWTTEK, G. eds.), Herder, Freiburg 1990,169-
tre en lengua vulgar, y palabra por 182; RODRÍGUEZ, L. / EGIDO, X, "Epistolario"
palabra, a modo de carta" (Gil 1992, Introducción a la lectura de Santa Teresa, EdE,
Madrid 1978, 427-472; SCADUTO, M., "La co-
227). La reconocida voz del historia- rrispondenza dei primi gesuiti e le poste ita-
dor J. Delumeau comenta que las c. liane", AHSI 19 (1950) 237-253; ID., "Uno
ignacianas revelan el espíritu metó- scritto ignaziano inédito: II "Del offigio del
dico del de Loyola; de una singular Secretario" de 1547", AHSI 29 (1960) 305-
unidad, contienen todas una preocu- 328; STTERLI, J., "Apostolische Wegleitungen.
Die Instruktionen des Ignatius von Loyola"
pación fundamental, el mayor servi- en Ignatianisch. Eigenart und Methode der Ge-
cio de Dios (Delumeau 1961, 191- sellschaft Jesu (SIEVERNICH, M./ SWITEK, G.
192). eds.), Herder, Freiburg 1990,149-168; TRUE-
BA LAWLAND, J., "El arte epistolar en la Edad
José GARCÍA DE CASTRO, SJ Media", El Arte epistolar en el Renacimiento
Español, Támesis, Madrid 1996,35-41.
/ Amigos en el Señor, Gobierno, Polanco,
Primeros Compañeros, Unión de ánimos.
Bibl.: Fuentes: Epistolae et Instructiones Sanc- CARTUJA
ti Ignatii Loyolae (12 vols.), MHSI, Madrid
1903-1911; RIBADENEIRA, P. DE, Dicta et jacta
Sancti Ignatii, FNII, Roma 1951; ID., Tractatus
de modo gubernandi, FN III, Roma 1961. Se-
1 . Cartuja/Cartujos. Cartuja: Nom-
bre que se da a una residencia de
cartujos. Cartujos: Monjes eremitas
cundaria: AICARDO, J. M., "Correspondencia
epistolar", Comentario a las Constituciones de contemplativos. Los inicios de la or-
la Compañía de Jesús V, Madrid 1919, 950- den de los cartujos (Ordo Cartusien-
1.025; BERTRAND, D., "La correspondance de SÍS) se encuentran en la vida riguro-
Saint Ignace: une facón de conduire les affai- samente eremítica de S. Bruno
res", Christus 141 (1989), 84-93; BERTRAND, (tllOl) y de sus seis compañeros
Dv La política de San Ignacio de Loyola. El aná- que, en 1084, se retiraron al valle sel-
lisis social, M-ST, Bilbao-Santander 2003;
BRAUDEL, R, El Mediterráneo y el mundo medi- vático de La Grande Chartreuse (lat.
terráneo en la época de Felipe 11, FCE, Madrid Cartusia = Cartuja). Las costumbres
1980; DELUMEAU, J., Recensión a Lettres (Du- de la Grande Chartreuse que Guigo
meige, G. ed.) Paris 1958, en Revue Historique 1, su quinto prior, había puesto por
226 (1961) 191-192; ID., Rome au XVIe siécle, escrito, fueron adoptadas por otros
Hachette, Paris 1975; GIL, E. (ed.), El sistema eremitarios erigidos según el patrón
educativo de la Compañía de Jesús, UPCom,
de la Grande Chartreuse. En 1133
Madrid 1992; GILMONT, J. R, Les écrits des pre-
miers Jésuites. Inventaire commenté, IHSI, Ro- Inocencio II aprobó las "Consuetu-
ma 1961; GONZÁLEZ, L., "Incentivos de santi- dines domus Chartusiae". El primer
307 cartuja

capítulo general las adoptó como dolfo." (Geyer 1991). Antes de par-
ley en 1142. El peculiar carácter de tir en peregrinación a Tierra Santa,
esta orden, entregada exclusivamen- Ignacio se planteó entrar en la C. de
te al ideal de la contemplación, sur- Sevilla a su regreso y recabó infor-
ge de la singular unión de la vida mación para este fin (cf. [Au 12]).
eremítica y cenobítica. El floreci- En el círculo de sus compañeros es-
miento de la mística favoreció el de- tos planes no eran desconocidos.
sarrollo de la orden, que alcanzó su Diego Laínez dice por qué no llega-
esplendor en los siglos XIV y XV. En ron a llevarse a cabo: Ignacio se dio
1510 existían 195 c. repartidas por 17 cuenta de que su vocación era ayu-
provincias. En 1997 sólo quedaban dar a las almas (cf. FNU, 135.137).
18 monasterios de monjes, 16 en Eu- 2.2 Junto a la Cartuja Vauvert en
ropa, uno en Estados Unidos y otro las cercanías de Paris. En el curso de
en Brasil. De los muchos autores es- los años que pasó en París (1528-
pirituales surgidos de las filas de los 1535), Ignacio, carente de medios
cartujos, cuya influencia sobre la vi- económicos (cf. [Au 73]), pidió a un
da espiritual de la Iglesia en el um- tal Juan Castro y a un cartujo, cono-
bral de la Edad Moderna fue de cido en los círculos universitarios,
gran importancia, mencionaremos a que le buscaran un amo; tenía la es-
Ludolfo de Sajonia ( t i 308) y su obra peranza de que, paralelamente a se-
Vita Jesu Christi. "Ningún otro devo- mejante servicio, le quedaría tiem-
cionario estaba tan extendido en la po para estudiar. Además, Ignacio
Edad Media" como éste. Ludolfo es pensaba que podía considerar este
"uno de los maestros de la contem- servicio como una especie de ingre-
plación cristológica de más éxito al so en la comunidad de los apósto-
final de la Edad Media, una de las les: "[...] imaginando que el maes-
fuentes más importantes del libro de tro sería Cristo, y a uno de los
los Ejercicios de Ignacio de Loyola escolares ponía nombre San Pedro,
(según su propia confesión) y, con y a otro San Juan, y así cada uno de
ello, se convirtió en el principal mar- los apóstoles; y cuando me manda-
capasos del desarrollo de los méto- re el maestro, pensaré que me man-
dos espirituales de la época moder- da Cristo; y cuando me mandare
na" (Karrer 1926, 340 ss.). otro, pensaré que me manda San
2. Ignacio y los cartujos. Pedro" [Au 75]. Este plan no llegó a
2.1 El Cartuxano. Al dar cuenta realizarse. Un monje español le en-
de cómo Dios le había guiado, Ig- señó cómo salir de su precaria si-
nacio menciona la Vita Jesu Christi tuación. No es casualidad que en la
de Ludolfo de Sajonia, llamado a Autobiografía se mencione a Juan
menudo El Cartuxano en la España Castro, quien había recibido de Ig-
medieval. A falta de otra cosa, le nacio los Ejercicios de 30 días, a la
habían llevado este libro, junto con vez que uno de los cartujos (cf. [Au
la Legenda áurea, a su lecho de enfer- 77.78]). Poco después ingresó Cas-
mo (cf. [Au 5]). Empezó a leerlo, lo tro en la C. Valí de Cristo, en las
estudió, se aficionó a él y copió ex- cercanías de Segorbe en España y,
tractos del mismo en el libro que en 1542, se convirtió en prior de la
siempre llevaba consigo, de 300 pá- C. Porta Coeli en Valencia. Ignacio
ginas "de cuarto" [Au 11]. "Para Ig- lo visitó a él y a otros dos monjes
nacio la Vita Christi se convirtió en que conocía, en Valí de Cristo en el
el libro de su conversión. Sus Ejerci- año 1535 y, de esta forma, se despi-
cios muestran que aprendió de Lu- dió de España; su estancia duró
cartuja 308

ocho días (cf. FN I, 33), clara señal ro y ajuntar algunos del mismo pro-
de la fraternidad que existía. pósito [...]" [Au 71], equivalía a los
Compañeros de Ignacio de la Ejercicios leves (cf. [Ej 18]). En los es-
época de París hablan de reuniones critos de Pedro Fabro (1506-1546), el
espirituales que tenían lugar con re- primer compañero de Ignacio, no
gularidad en la C. de París en do- hay testimonios de la fraternidad
mingos y días festivos. Nicolás Bo- existente con los cartujos de las cer-
badilla cuenta de sí mismo que "iba canías de París. Pero, aunque sólo
a menudo a la Cartuja en domingos sea a causa de su procedencia, es
y festivos para confesarse y comul- probable que recorriera el corto ca-
gar allí con frecuencia, junto con mino que llevaba del barrio estu-
otros amigos estudiantes piadosos, diantil a la Cartuja. En su pueblo na-
entre ellos los compañeros y herma- tal se llegaba a la C. Reposoir tras
nos de la Compañía de Jesús [...]" medio día de marcha; aquí, mientras
(MBob 615). Jerónimo Nadal escribe él vivió, ostentaron sucesivamente el
en su Chronicon del año 1535 que, a cargo de prior un hermano de su pa-
pesar de sus reparos respecto a Igna- dre (1508-1522) y un hermano de su
cio, se dejó convencer para acudir madre (1522-1546) (cf. Bienheureux
"con los hermanos a reuniones san- 1960, 107.109). Sin duda, iba reco-
tas en la Cartuja los domingos y fes- mendado a la C. de Vauvert cuando
tivos" (MNad 1,2). Simón Rodríguez fue a estudiar teología a París. Ade-
no menciona dónde tuvieron lugar más, Fabro, que gozaba de gran
los encuentros (MRod 460). Otra no- prestigio dentro del grupo de los
ticia segura acerca de las reuniones compañeros de Ignacio, conocía per-
espirituales la aporta Pedro de Riba- sonalmente mucho de lo que Igna-
deneira en su Vida de Ignacio (cf. FN cio había leído en El Cartuxano. To-
IV, 221ss.), aunque sin mencionar el dos estos datos hacen suponer que
lugar de los encuentros. Estas reu- Fabro debió de haber acompañado
niones -dice- alteraban el curso de también a Ignacio en estas visitas a
los estudios. Por ello, Ignacio debía la Cartuja.
ser azotado públicamente como al- 2.3 La relación con las Cartujas a
borotador de los estudiantes, castigo orillas del Rin. En el curso de su se-
que consiguió evitar (cf. [Au 78]). Ri- gunda estancia en Alemania (1542-
badeneira averiguó lo que condujo a 1543), Pedro Fabro se reunió con los
esta amenaza de un castigo deshon- cartujos en Maguncia y en Colonia
roso sobre el terreno, cuando en y conoció, asimismo, a los priores
1542 fue enviado a estudiar a París. de Hildesheim y de Tréveris. Se le
Así, refirió acerca del efecto que ha- acogió como a un buen amigo, co-
bía tenido esta discusión sobre el nocido desde hace tiempo, cuya
principal del Colegio de Santa Bár- vinculación con el grupo en torno a
bara, el doctor Gouveia, y sobre el Ignacio se aceptaba, incluso se
prestigio creciente del que gozaba apreciaba (cf. Falkner 1998,448). En
Ignacio, quien, con la acción que ha- poco tiempo, Pedro Fabro conquis-
bía dado lugar a las amonestaciones, tó para sí, y para la joven CJ, el co-
sólo pretendía la salvación de las al- razón del prior de la C. de Colonia,
mas y la gloria de Dios. El programa Gerhard Kalckbrenner de Ham-
espiritual diseñado para acompañar mond. Como señal de aprecio hay
a aquellos estudiantes elegidos para que interpretar el hecho de que en-
el objetivo "de aprovechar a las áni- comendara a Pedro Canisio, de un
mas, y para el efecto estudiar prime- talento excepcional, a su amigo Fa-
309 cartuja

bro, al que hasta ese momento solo (1549) prohibía pasarse a una orden
conocía de oídas. Aparte de toda la más rigurosa, la CJ quería y debía
ayuda prestada en ocasiones con- seguir abierta al Soli Deo de los car-
cretas, sin duda alguna, los jesuítas tujos, aunque esto creara problemas
no habrían podido abrir su residen- en los casos en que jesuítas, que se
cia en Colonia en el año 1544 sin el habían pasado a los cartujos, se da-
apoyo económico de la C. de Santa ban cuenta de que el camino de la
Bárbara de Colonia, el monasterio contemplación pura no era para
más rico de la ciudad, y sin la ayu- ellos (cf. Charles van de Vorst 1954,
da de dos piadosas mujeres. El ca- 11). Ya bajo la dirección de Francis-
pítulo general de los cartujos, en el co de Borja, la CJ insistía en que los
año 1544, aceptó la proposición del jesuítas sólo podían solicitar el in-
prior de Colonia, que no cabía en sí greso en la C. previo permiso de su
de elogios hacia la orden fundada Prepósito General. También hay
por Ignacio, de que éste y su orden que mencionar que -según Nadal-
participaran de todos los bienes es- no se hizo uso a menudo de esta
pirituales de los cartujos (cf. [Epp posibilidad (cf. Charles van de Vorst
XII, 483ss.]; Charles van de Vorst 1954,13.18).
1954, 7). Ignacio expresó su profun- 2.4 Las consecuencias de la frater-
do agradecimiento y rogó a Dios nidad. Los primeros cartujos se re-
que hiciera partícipes a los cartujos gían, principalmente, por sus im-
de todo aquello que la CJ llevara a pulsos y por la inspiración que
cabo, por la voluntad de Jesucristo, habían recibido de S. Bruno; el
para agradar a Dios (cf. [Epp I, Evangelio jugaba un papel decisivo
526ss.]). Después de que en 1549 se para ellos (cf. Epistulae Cartusianae
publicara por primera vez el librito 25). El Cartuxano y los cartujos en-
de los Ejercicios Espirituales, se le pi- señaron a Ignacio a abordar los
dió a Adríen Adriessén, que volvía misterios de la vida de nuestro Se-
a Lovaina procedente de Roma, que ñor; así, el haber realizado Ejerci-
entregara un ejemplar al prior Ger- cios Espirituales creó la disposición
hard Kalckbrenner: "un modesto necesaria para los acontecimientos
regalo para el agrado de Vuestra de La Storta (cf. [Au 96]), que final-
Señoría" [Epp II, 369]. Bruno Loher, mente condujeron al modo de pro-
otro cartujo de Santa Bárbara, dedi- ceder de la Compañía. Sus maes-
có a Ignacio y a la CJ la traducción tros le abrieron los ojos sobre cómo
al latín del Spieghel der Volcomenheit se realiza el plan de salvación divi-
de Herp (cf. FN I, 753-761; Charles no de "que la segunda persona se
van de Vorst 1954, 7). haga hombre para salvar al género
Como si los cartujos hubieran humano" [Ej 102] hasta el punto en
leído en los Ejercicios Espirituales el que se trata de "considerar cómo
"que el amor se debe poner más en Dios trabaja y labora por mí en to-
las obras que en las palabras" [Ej das cosas criadas sobre la haz de la
230], la C. de Colonia prestó un tierra" [Ej 236] y "todo esto por
apoyo económico considerable a mí" [Ej 116]. Los mismos Ejercicios
los dos Colegios de Roma (cf. Char- Espirituales ponen de manifiesto
les van de Vorst 1954, 6). que Ignacio se había sumergido
Aun en vida de Ignacio, Ja mu- profundamente en la manera de
tua simpatía encontró una nueva manejar los Evangelios, y la Sagra-
forma de expresión. A pesar de que da Escritura en general, que era ha-
la Bula Licet debitum de Pablo III bitual antes de la exégesis de la
cartuja 310

época moderna, centrada en el tex- gir en esta tercera, mayor y mejor


to de la Biblia (cf. García Mateo humildad, para más le imitar y ser-
2000, 292). El objetivo del hombre, vir, si igual o mayor servicio y ala-
tal y como se lee en el PF (cf. [Ej banza fuere a la su divina majes-
23]), está presente en cada uno de tad" [Ej 168] y, preparados de esta
los ejercicios de la oración prepara- forma, tomen su decisión.
toria (cf. [Ej 46]). Esto corresponde El deseo inicial de Ignacio de
a la "anagogía", uno de los pasos convertirse en cartujo ya llevaba en
del método del cuádruple sentido sí la gracia que lo caracterizaba pro-
de la Biblia, por medio del cual se fundamente a él y a su orden: querer
interpretaba la Sagrada Escritura "ser soldado para Dios bajo la ban-
desde los orígenes hasta el final de dera de la Cruz, y servir al solo Se-
la Edad Media. La contemplación ñor [...] Y procure tener ante los ojos
de los Misterios de la vida de Cris- siempre primero a Dios, luego el
to nuestro Señor debe arrancar de modo de ser de su Instituto, que es
lo que sucede (cf. [Ej 2.102.111...]), camino hacia Él" (F40,1). Ignacio y
es decir, de la littera o de la histo- sus compañeros no debían vivir el
ria. Los Ejercicios Espirituales de- Soli Deo en la soledad de la c, sino
penden en gran medida de las en medio del mundo, llevando a ca-
"mociones espirituales" [Ej 6]. Ig- bo contemplativamente el servicio
nacio está plenamente convencido apostólico. Ecos del carácter inicial
de que la contemplación de los de la vocación de Ignacio suenan
Misterios de la vida de Cristo nues- también en las Constituciones, sobre
tro Señor son causa de consolacio- todo en la Novena Parte, donde se
nes o desolaciones, y condición habla del perfil del Superior General
previa "para hacer sana y buena de la CJ, y en la Décima Parte, que
elección" [Ej 175]: "[...] y se toma trata de la preservación y del creci-
asaz claridad y conocimiento por miento de la misma, (cf. [Co 671.
experiencia de consolaciones y de- 723.790.813]; Beyer 1956, 944ss.) "El
solaciones y por experiencia de dis- Soli Deo de los cartujos planea sobre
creción de varios espíritus" [Ej 176] su vida e Ignacio siempre seguirá
(cf. H. Rahner 1964, 252-256). Eso siendo un cartujo en su corazón".
es precisamente lo que significa la Esta provocativa opinión de Jean Be-
alegoría del cuádruple sentido de yer (cf. Beyer 1956, 938) se hace mu-
la Biblia. Por último, Ignacio reco- cho más plausible al examinar la
mienda al que da los Ejercicios, cuestión en detalle.
comportarse de forma que "el que
los da no se decante ni se incline a Andreas FALKNER, SJ
la una parte ni a la otra" [Ej 15].
Con ello, al que da los Ejercicios se /* Biblia y Ejercicios, Fabro, Ignacio de hoyó-
le retira el sensus moralis. Aquello la, Monacato, París, Vita Christi.
que deba suceder en la vida pre-
sente tiene que surgir de la relación Bibl.: Fuentes: ANALECTA CARTUSIANA, Ja-
entre el Creador y la criatura y vi- mes Hogg (ed.), Berlin-Salzburg 1970; EPIS-
TULAE CARTUSIANAE (Frühe Kartáuserbrie-
ceversa. fe): Bruno, Guigo, Antelm, Ubres und
En la disposición de sus Ejerci- eingeleitet von, Gisbert Greshake (edL),
(Fontes Christiani Bd. 10), Herder, Freiburg
cios Espirituales, ejercicio tras ejerci- 1992. Secundaria: AA. VV., "Chartreux",
cio, Ignacio pretende que quienes DSp II, 706-776; ALBURQUERQUE, A. (ed.), En
se ejercitan maduren hasta rogar el corazón de la Reforma: "Recuerdos espiritua-
"que el nuestro Señor le quiera ele- les" del Beato Pedro Fabro, SJ, M-ST, Bilbao-
311 casas de ejercicios

Santander 2000; BERNARD-MAITRE, H., "Un de remediar la injusticia y aliviar la


théoricien de la contemplation á la char- opresión" (Plater 1912,248).
treuse Parisienne de Vauvert - Pierre Cous-
turier dit Sutor", RAM 32 (1956) 174-195; 2. Los Ejercicios predicados. En
BEYER, J., "Saint Ignace de Loyola char- 1922, en la constitución apostólica
treux...", NRTh 78 (1956) 937-951; FALKNER, Summorum Pontificum, el papa Pío
A., "Relaciones de San Ignacio con los car- XI afirmó que los Ejercicios tenían
tujos como causa del influjo de la tradición una eficacia única contra las mayo-
cartujana sobre los Ejercicios Espirituales",
res dificultades que encontraba la
en Las Fuentes de los Ejercicios Espirituales de
San Ignacio. Actas del Simposio Internacional sociedad de su tiempo, especialmen-
(Loyola, 15-19 septiembre 1997) (PLAZAOLA, J. te la clase trabajadora (cf. también
ed.), Mensajero-Univ. de Deusto, Bilbao Mens nostra, 12.18). En 1923, la CG
1998, 431-454; GARCÍA MATEO, R., "La Vita 27 decretó que se dieran los Ejerci-
Christi de Ludolfo de Sajonia y los misterios cios no sólo a los eclesiásticos, sino
de Cristo en los Ejercicios ignacianos", Greg "también a los trabajadores y a los
81 (2000) 287-307; GEYER, L, "Ludolf von
Sachsen", Theologische Realenzyklopadie 21, pobres" (CG 27, d221), y las dos
479-481; KARRER, O., Die grofie Glut. Die Congregaciones siguientes, en 1938
Mystik im Mittelalter, München 1926; RAH- y 1946, insistieron en los Ejercicios
NER, H., Ignatius von Loyola ais Mensch und como vehículo de transmisión de la
Theologe, Herder, Freiburg 1964; RAVIER, A., Doctrina Social de la Iglesia (CG 28,
"Ignace de Loyola et la Chartreuse de Pa- d29,2;CG29,d29,3).
rís", Christus 42 (1995) 228-235; VORST, CH.
VAN DE, "La Compagnie de Jésus et le passa- Los Padres congregados se ba-
ge á l'Ordre des Chartreux (1540-1694)", saban en lo que practicaban los je-
AHSI23 (1954)2-34. suitas en retiros predicados en sus
casas. Por ejemplo, en Notre-Dame
du Haut-Mont, en Mouvaux (Fran-
cia), entre 1890 y 1910, recibieron
CASAS DE EJERCICIOS
cerca de 36.000 hombres. Tras acep-
tar una c. edificada por seglares en
. Orígenes. La primera c. la abrió Venlo (Holanda), los jesuitas predi-
en 1579 Francisco de Borja, Duque caron a más de 4.000 hombres sólo
de Gandía (cf. Iparraguirre 1948). en 1911. A lo largo de estos años, la
Desde el comienzo los jesuitas die- CJ abrió c. en Alemania, España, Ita-
ron los Ejercicios en sus propias ca- lia e Inglaterra, y más tarde en Asia
sas y colegios; después, en los siglos y en las Américas. En 1921, los jesui-
XVI y XVII promovieron en Europa tas dirigían 86 c. en todo el mundo y
específicamente casas para ejercitan- a mediados de siglo, más de cien.
tes. Todo esto se perdió con la supre- Ofrecían retiros de ocho, cinco, y
sión de la Orden. La CJ restaurada tres días (todavía no se daban los
prefirió los Ejercicios predicados a Ejercicios de treinta días). Estos ha-
los dirigidos, y la c, tal como se co- bían adquirido una forma típica: el
noce hoy, creció gracias a iniciativas director concentraba todos los temas
jesuíticas de fines del siglo XIX. Je- de los Ejercicios Espirituales en char-
suitas de Bélgica, Holanda y Francia las, que se daban cuatro o cinco ve-
fomentaron un "movimiento de ces al día, llegando a hablar hasta
Ejercicios" que juntaba a ricos y po- una hora cada vez. En 1928, el P. Le-
bres, capitalistas y trabajadores en dóchowski defendió el retiro predi-
Ejercicios de fin de semana. Estos re- cado, incluso el de tres días, a la vez
tiros no sólo profundizaban en la es- que insistía en que lo más importan-
piritualidad personal, sino que desa- te que distinguía "dar" los Ejercicios
rrollaban "el sentido social, un deseo de simplemente "predicarlos" era
casas de ejercicios 312

adaptarlos a las capacidades y situa- ción 20a (promovida por el P. Arru-


ciones de los ejercitantes (cf. Ledó- pe) cambiaron la práctica de mu-
chowski [Schmidt, ed.] 1945, 746). chas c. de jesuitas de dos maneras.
Ni siquiera el corte de la Segun- En primer lugar, desde alrededor
da Guerra Mundial perjudicaría al de 1970 en adelante, las c. abando-
movimiento de Ejercicios. En Espa- naron el tipo de retiro predicado,
ña, Italia, Estados Unidos y Filipinas, prefiriendo retiros de "puntos". El
había miles de ejercitantes, cantidad director hablaba brevemente dos o,
que no dejaba de aumentar. Los je- a lo sumo, tres veces al día, expre-
suitas dirigían muchos retiros a reli- samente preparando a los ejercitan-
giosas en conventos y casas de for- tes para orar por su cuenta. Y en se-
mación. En Iberoamérica, en 1954, gundo lugar, las casas, al mismo
los jesuitas dieron Ejercicios a varios tiempo, empezaron a ofrecer Ejerci-
centenares de miles; un jesuita co- cios personalizados, esto es, dirigi-
lombiano predicó a 9.419 en un solo dos a cada ejercitante en particular.
año. Pero las c. jesuíticas en gran par- En el año 2000 los jesuitas en varias
te del mundo abrieron sus puertas casas de Europa y las Américas, ha-
cada vez más a religiosos / as y sacer- bían abandonado del todo la moda-
dotes durante los años 60 y 70 del si- lidad de retiro predicado y ofrecían
glo XX, especialmente en verano. La sólo retiros personalizados.
escasez de buenos directores de Ejer- Estas dos novedades se vieron
cicios continuó siendo, entre otros, intensificadas por los cambios cul-
un problema serio. turales ocurridos en la Iglesia y en
su entorno, así como en los recursos
Siempre se exhortaba a los pre- humanos de la Compañía. Después
dicadores jesuitas a atenerse a la ma- de que el Concilio Vaticano II de-
teria de los Ejercicios Espirituales. Si se cretara la "era de los laicos" y de las
comparan los temas tratados en San- reformas litúrgicas, el número de
tiago de Chile en 1955 con los que religiosos bajó precipitadamente y
predicaban en Aragón en 1873, se la vida parroquial que había soste-
observa un estrecho paralelismo: en nido el retiro de fin de semana se
cuatro o cinco charlas al día, el direc- debilitó considerablemente. La cul-
tor de Ejercicios jesuita solía exponer tura de la movilidad y el consumis-
las principales meditaciones y con- mo cambió los estilos de vida, y las
templaciones de los Ejercicios. Estos comunicaciones electrónicas afecta-
retiros predicados y en silencio natu- ron al tiempo libre disponible para
ralmente respondieron a una amplia el culto y los retiros. Todos estos
necesidad en la Iglesia durante la se- acontecimientos mermaron la asis-
gunda mitad del siglo XX, incluso tencia a los retiros de ocho, cinco y
contando con que las misiones pa- tres días, hasta el punto de que al-
rroquiales y otros ejercicios de pie- gunas casas se cerraron. Hacia
dad eran frecuentes y populares. 1990, todas las c. jesuíticas se vieron
Bastante antes de fin de siglo, la CJ obligadas a empezar a cambiar su
dirigía unas 250 casas. programación y sus prácticas.
3. El Concilio Vaticano II y la En el comienzo del siglo XXI, los
Anotación 20. Sin embargo, durante resultados de todos estos cambios
los años del postconcilio hubo han conformado lo que ofrece hoy la
grandes cambios. La disminución c. de jesuitas, cómo dan los Ejerci-
del monocorde retiro predicado y la cios, quiénes las dirigen, y cómo se
apropiada aplicación de la Anota- relacionan con su entorno eclesial.
313 casas de ejercicios

Probablemente, lo que las c. un determinado evangelio, o bien te-


ofrecen actualmente está más cerca mas como Jesús de Nazaret y los ar-
de la práctica original que lo que ha- quetipos.
bían ofrecido en el tiempo anterior Casi todas las c. ofrecen ahora fi-
al Concilio. Muchas casas, probable- nes de semana de oración y forma-
mente la mayor parte de las 260 ción no necesariamente basadas en
existentes, ofrecen los treinta días de los Ejercicios. El "Campion Retreat
Ejercicios personalizados. Estos Center", en Australia, por ejemplo,
Ejercicios de Mes ya no se ofrecen ofrece un amplio programa basado
sólo a religiosos; la inmensa mayoría en temas como "Doce-Pasos" (Twel-
de los ejercitantes de mes en casas ve-Step), o espiritualidad de la mitad
como "Villa Mater Dei" en Várese de la vida. Muchas casas organizan
(Italia) son hombres y mujeres segla- retiros para jóvenes, y algunas como
res. Los directores reconocen que es- la "Rumah Retret Girisonta", en In-
tos Ejercicios llevan a una reforma donesia, reúnen a cientos y hasta a
de vida (cf. [Ej 189]) más que a una miles cada año. La mayoría ofrece
elección, y están atentos a los resul- programas de formación espiritual
tados del Mes de Ejercicios dado a de adultos y organizan varios talle-
personas en grupo. res y seminarios sobre desarrollo hu-
Por otra parte, las c. introducen mano y liderazgo eclesial. Un núme-
novedades en dos aspectos: primero, ro creciente, de los que ha sido
especialmente en Europa, las c. ofre- pionero el centro canadiense de
cen los Ejercicios completos en eta- Guelph (que ya formaba directores
pas o fases; más o menos, tres pe- en 1964), organiza programas para
ríodos de diez días separados por preparar y cualificar a seglares y reli-
meses e incluso por un año, como giosos como acompañantes espiri-
hace la "Domus Exercitiorum SPN tuales y directores de Ejercicios. En
Ignatii" en Czestochowa (Polonia). Y los últimos años, unas cuantas casas
en segundo lugar, por todo el mun- han comenzado a programar Ejerci-
do, las casas ofrecen Ejercicios de cios en la vida corriente (Santiago de
treinta y de ocho días, en la modali- Chile, Salamanca).
dad de // puntos ,/ , durante los cuales Al haber menos jesuitas y más
el director habla a todos una o dos trabajo de Ejercicios, los jesuitas han
veces al día, al tiempo que los ejerci- venido incorporando religiosas y
tantes tienen un acompañamiento laicos como directores de Ejercicios.
personal. Lugares tan "ignacianos" Los programas de muchas casas son
como Loyola, Manresa o Salamanca organizados ahora por un equipo
cuidan especialmente de esta expe- mixto. En algunos casos, particular-
riencia del Mes de Ejercicios. En mente en Santos Mártires (Para-
cuanto a la materia, las c. ofrecen guay), el equipo de trabajo en sí tie-
Ejercicios de ocho días, tal como re- ne una mayor disposición
comendaba el Directorio Oficial de comunitaria (Manresa); en otras, los
1599 (cf. D33.34.43,84-96), dando to- seglares acuden a la c. sólo para diri-
da la materia de los Ejercicios Espiri- gir un retiro o un taller. Esta prácti-
tuales a los menos experimentados, y ca, comenzada en la mayoría de los
en cambio sólo lo que es provechoso sitios en la década de los años no-
a los más experimentados. A veces, venta del siglo pasado, ha llevado a
los directores no se valen en absoluto un cambio ulterior. Siguiendo una
del texto mismo de los Ejercicios, sino evolución similar a la de los colegios
que imparten la materia siguiendo y universidades jesuíticas, los pro-
castidad 314

vinciales han entregado la dirección dan cierto parecido: Dollymount,


de algunas c. a seglares. Esto es más en Dublín (Irlanda), Mwangaza en
frecuente en Norteamérica y en Eu- Nairobi (Kenia) y Mount St. Joseph
ropa Occidental, donde las provin- en Malta. Los jesuítas dedicados a
cias prefieren no cerrar las casas. este ministerio estudian cómo res-
Francia y Estados Unidos, por ejem- ponder a nuevas necesidades espi-
plo, tienen ahora varias c. dirigidas rituales por medio de los Ejercicios
por seglares. Este experimento co- Espirituales, especialmente con los
menzó con el milenio y hasta ahora "Ejercicios leves" y formas adapta-
está dando buen resultado. das de espiritualidad ignaciana, y
Finalmente, la evolución post- se esfuerzan por seguir construyen-
conciliar más reciente y extendida do c. más grandes y adecuadas pa-
es la del "Centro de Espirituali- ra darles cabida.
dad". El centro consiste a veces sólo Joseph A. TETLOW, SJ
en un despacho y un lugar de en-
cuentro situado en plena ciudad, o
S1 Anotaciones, Apartamiento, Ejercicios Es-
incluso una página web, como es el
pirituales, Ejercitador, Ejercitante, Laicado.
caso de "Seseragi" en Tokio (Ja-
pón). El centro lo lleva un equipo Bibl.: BURKE, T. A., (ed.), "Loyola Con-
de jesuítas, normalmente junto con gress: The Six Major Addresses Tanslated
seglares, que van a las parroquias u into English", Program to Adapt the Spiritual
Exercises, Jersey City 1966; CORBISHLEY, TH.,
otros lugares para dirigir progra- 'The annual retreat: past and present", The
mas de Ejercicios y de formación Way Sup 16 (1972) 89-95; ESPINOSA, CV Pro-
espiritual de adultos. Unos cuantos blemática de los Ejercicios Espirituales hoy:
centros han sido expresamente fun- Resultados de una encuesta internacional,
dados -como es el caso del de Glas- AHSI, Roma 1966; GONZÁLEZ, L., "Apuntes
gow (Reino Unido)- y unos pocos para la historia de los Ejercicios (1965-
1980)", CIS 11 (1980) 9-26; IPARRAGUIRRE, L,
han surgido tras el cierre de una c, "Las Casas de Ejercicios en el siglo XVI",
como el "Centre Spirituel" de Tou- Man 20 (1948) 321-342; ID., Historia de la
louse (Francia) y el "Loyola Institu- práctica de los Ejercicios Espirituales de San
te of Spirituality" en California (Es- Ignacio de Loyola I, Mensajero-IHSI, Bilbao-
tados Unidos). Roma 1946; LEDÓCHOWSKI, W., "Letter to
the Provincials of the Assistence of France
Sin embargo, es mucho más fre- (17.XII.1928)", The Selected Writings ofFat-
cuente que estos centros sean el últi- her Ledóchowski, en SCHMIDT, A. G. (ed.), Lo-
mo estadio de la evolución de las c, yola University Press, Chicago 1945, 744-
747; PLATER, CH., Retreats for the People:
como respuesta a las necesidades ac- Sketch of a Great Revival, B. Herder, St.
tuales de la Iglesia. Un buen número Louis and London 1912; Rossi DE GASPERIS,
de los actuales centros fueron antes R, Esercizi Spirituali per immetersi nell'itine-
noviciados o casas de formación, co- rario della Pede Bíblica, CIS, Roma 1984; TE-
mo "Vila Kostka", en Brasil. Unas TLOW, J. A., "Lo Primero. (Introducción al
Directorio de Casas y Centros SJ. 2002)",
cuantas c. colaboran con Facultades CIS 33 (2002) 4-15.
de Teología o con universidades,
que dan valor académico a sus estu-
dios, tal como el "Centro de Espiri-
tualidad San Ignacio" de Salamanca CASTIDAD
es reconocido por la Universidad
Pontificia Comillas, en España. . El término. La palabra latina cae-
Sin embargo la inmensa mayo- libatus puede traducirse en prin-
ría de las c. de la CJ hoy día guar- cipio por "soltería" o más sencilla-
315 castidad

mente por "celibato". Caelebs -céli- cidad y su necesidad de amar, todo


b e - es quien no está casado y vive el ámbito de la afectividad, como
solo. En sentido general, en el con- conjunto de todas las pulsiones,
texto de la vida religiosa se habla emociones y sentimientos, además
tanto de "castidad" como de vida de aspectos como la distinción, de-
celibataria o "celibato", aunque este cisión y responsabilidad, confianza
término resulte poco adecuado, ya y fidelidad, proximidad y distancia,
que la vida religiosa presupone cuerpo y sentidos. La c. de un reli-
normalmente la vida común y un gioso cristiano es, por tanto, aquella
proyecto también común. En senti- actitud fundamental, disposición y
do más estricto, celibato significa la capacidad para vivir todas estas di-
unión entre sacerdocio y renuncia mensiones citadas de manera cons-
al matrimonio, prescrita obligato- ciente, responsable y progresiva-
riamente en la Iglesia romano-cató- mente integrada; y, a diferencia de
lica a más tardar desde el Concilio la c. requerida a cualquier otro cris-
Lateranense de 1123 (cf. DH 711). tiano, bajo el sello de un voto espe-
Debe distinguirse de la vocación y cial en una congregación religiosa y
opción libre y basada en la fe por como elemento esencial de un pro-
una vida con voto de c, al margen yecto de vida específico y positivo,
del sacerdocio. Con Ignacio debe- orientado exclusivamente a Dios y a
mos dar la preferencia terminológi- su Reino, al servicio del hombre. Es-
ca al concepto de "castidad". ta c, que no puede vivirse felizmen-
2. El concepto ignaciano del voto te si se toma y vive como un ele-
de castidad. El decreto octavo de la mento aislado, afecta en último
CG 34 de la CJ representa la mani- término a toda la vida de un hom-
festación más completa, hasta aho- bre y forma un compuesto insoluble
ra, de la Orden respecto al voto de con los votos de pobreza y de obe-
castidad. Allí se dice: "Por su voto diencia, por los cuales cada uno se
de castidad, el jesuita se entrega al obliga totalmente a Cristo, para se-
Señor y a su servicio con un amor guirle e imitarle y así obtener con Él
tan único que excluye el matrimo- -que también ha vivido pobre, obe-
nio y cualquier otra relación huma- diente y casto- aquella libertad que
na de tipo exclusivo, así como la ex- posibilita a todos los hombres exis-
presión y satisfacción genital de su tir libremente (cf. CG 32). Gracias a
sexualidad" (GG 34, d8,13). Ésta es este lazo de libre entrega y liberta-
la definición más elemental del vo- dor de unión a Cristo, los diversos
to de c, que cita como característi- miembros de la CJ se transforman
cas esenciales el amor y servicio al en un cuerpo apostólico común.
Señor, expresando ciertamente de Ignacio -igual que varias gene-
manera limitada la vocación especí- raciones posteriores- ha escrito po-
fica y el proyecto positivo de vida co sobre la castidad. Tan sólo en la
mediante la doble negación que los segunda mitad del s. XX el tema lo-
evoca: el no a las relaciones exclusi- gró mayor atención, gracias al cam-
vas y el no a la satisfacción genital. bio de situación social y del concep-
Una expresión positiva de la c. to de la sexualidad y también, en
en la vida consagrada debe tener en último término, a causa de la dismi-
cuenta, como lo hace ampliamente nución de vocaciones y de aumento
el citado decreto, un extenso círculo de salidas de la Orden, que no en
de tensiones de la realidad humana: pequeña parte estaban y siguen es-
la sexualidad del hombre, su capa- tando asociadas con dificultades en
castidad 316

el terreno del voto de castidad. Es muy vigente en tiempos de S. Igna-


cierto que el fundador de la Orden cio, y que se corresponde con la je-
halló la c. profundamente anclada rarquía eclesiástica sobre la tierra.
en la tradición eclesiástica. El mo- "Jerarquía" significa etimológica-
delo de Jesús y el ejemplo de María, mente "origen o principio sagra-
las expresiones de S. Pablo acerca do". Todo procede de Dios como
de la virginidad, la institución de de su fuente y está orientado hacia
las Vírgenes, mencionada ya en el él, hallando en él su fin. Este con-
NT y bien establecida a más tardar cepto está, por tanto, íntimamente
desde el s. II, así como la subsi- relacionado con orden y sociedad.
guiente historia del monacato y vi- Como puede verse en diversos
da religiosa, han otorgado repetida- textos de Ignacio, se considera a los
mente a este voto un lugar de ángeles con todo su ser y poder
preferencia sobre el sacramento del orientados hacia Dios, al mismo
matrimonio. Además, tanto Ignacio tiempo que son enviados continua-
como sus primeros compañeros, sin mente hacia los hombres para ser-
excepción, deseaban ordenarse sa- virles en su encuentro con Dios, de
cerdotes, lo que incluía obviamente modo que se establezca y consolide
la opción por el celibato. Por otra la comunidad. Precisamente en esto
parte, en el tiempo de la Reforma, son para el jesuita un modelo "celes-
había muchos religiosos que echa- tial" que debe imitar sobre la tierra.
ban por la borda su voto de c, lo re- Cuando Ignacio habla de "puridad"
chazaban explícitamente y se casa- no debe asociarse primariamente
ban. Por tanto, en los años de la con una intangibilidad corpóreo-se-
fundación de la CJ se daba, como xual, sino que más bien se refiere a
hoy, una minusvaloración de este una mayor limpieza interior y la ac-
voto. No habría sido nada sorpren- titud de un corazón no dividido. En
dente, y muy deseable en nuestros este mismo sentido habla S. Ignacio
días, si Ignacio hubiera añadido al- en otros contextos de la limpieza en
gunas palabras laudatorias más. la obediencia (cf. [Co 89]) o de la pu-
En las Constituciones se hallan reza en la pobreza (cf. [Co 572]). El
algunas expresiones esenciales: "Y jesuita, como miembro de la Iglesia
porque lo que toca al voto de casti- y precisamente en lo referente a su
dad no pide interpretación, cons- c, debe vivir claramente convencido
tando cuan perfectamente deba de aquella polaridad especial propia
guardarse procurando imitar en de los ángeles y que posteriormente
ella la puridad angélica con la lim- halló su expresión en la típica fór-
pieza del cuerpo y mente" [Co 547]. mula ignaciana contemplativus in ac-
La idea central es la imitación de la tione. Uno de los polos es la inque-
pureza de los ángeles. Ante todo brantable orientación hacia Dios. Es
debemos referirnos al concepto de el fundamento de la vocación, el ori-
Iglesia Jerárquica formulado por gen de la misión, la meta ante los
Ignacio, el cual abarca la universa- ojos. El otro polo, inseparable de és-
lidad de la Iglesia con todos sus te, es la orientación al servicio de los
miembros. Esto presupone la re- hombres, hacia los cuales es enviado
presentación de la jerarquía angéli- el jesuita, alimentado y llevado por
ca, procedente de la teología neo- la ineludible mirada hacia Dios, en
platónica del s. V, en particular del libertad interior y libre de lazos ex-
Pseudo Dionisio Areopagita, soste- clusivamente humanos. La expre-
nida por la teología medieval y sión de que la c. de los jesuítas es
317 castidad

esencialmente apostólica (cf. CG 34, perder la relación con Él. No existen


d8,9) no debe entenderse, por tanto, sustancias milagrosas. Pero, ¿cuáles
de manera meramente funcional, si- son las condiciones normales que
no en el contexto de esta polaridad. posibilitan alcanzar de manera fide-
Misión implica a la vez un "desde digna este modo de vida?
dónde" y un "hacia dónde". No La respuesta a la pregunta de la
puede reducirse el carácter apostóli- posibilidad de vivir el voto de c, es-
co de la c. a que así podemos dispo- to es, un proyecto de vida saludable
ner de más tiempo y energía para que no niega ni reprima la sexuali-
nuestras diversas tareas. Más bien dad, depende de la comprensión de
debemos dirigir la mirada al Reino la sexualidad. Una concepción nega-
de Dios, que el casto Jesús ha anun- tiva y restringida de la c. que se re-
ciado como mensaje central de su dujera o fijara exclusivamente en el
Evangelio y al que ha relacionado aspecto de evitar la satisfacción ge-
toda la realidad. De este Reino de nital y el aparejamiento exclusivo,
Dios da testimonio el jesuíta a los conduce fácilmente, en el día a día, a
hombres, más con obras que con pa- un callejón sin salida o a una diná-
labras. Esta c. es un signo profético y mica individual que aparta rápida-
escatológico, en cuanto expresa que
mente del ideal de vida que se ha
en este Reino toda plenitud y todo lo
elegido libremente como orientación
que los hombres ahora pueden es-
de todas las dimensiones de la per-
perar y cuanto al fin se ha de reali-
sona, privándola de su fuerza vital.
zar, sólo procede de Dios.
Un punto de vista reducido de la c.
Observemos que Ignacio no ha- va unido igualmente al punto de
bla de la "castidad semejante a los vista de los "fallos" inherentes que
ángeles". Castidad es una virtud hu- se harán sentir como consecuencia,
mana que los ángeles no necesitan. mucho más tarde. "Fallos" y "fallas"
Tampoco significa que el jesuíta deba que a menudo conducen a una im-
poseer la pureza de los ángeles, sino portante crisis vocacional. Las con-
que debe procurar imitarla. Es la me- diciones determinantes laten con
ta inalcanzable en la tierra, pero que, frecuencia desde mucho antes, pero,
a pesar de las dificultades, debemos por desgracia, no se tienen en cuen-
proponernos siempre ante los ojos. ta ni se relacionan críticamente -ni
Tanto cada jesuíta como la CJ la tie- en la vida personal ni comunitaria-
nen como guía de camino. con los síntomas que hacen proble-
3. Sobre la posibilidad de vivir el mática la castidad.
voto de castidad en compañía. Desde
los principios de su fundación, los El decreto octavo de la CG 34
jesuítas se ganaron la fama de ser abarca muchos aspectos relevantes
muy fieles y eficaces en el cumpli- para la c. en nuestros tiempos. En
miento del voto de castidad. Pronto primer lugar, la relación con Dios.
y hasta las más elevadas esferas po- La confianza en Él debe ser la preo-
líticas se difundió incluso la fama de cupación más urgente, pues el
que tomaban una hierba especial amor hacia Dios y la pasión por su
que les ayudaba a ello. Enseguida se Reino son el verdadero motivo de
cuidaron de aclararlo, indicando una vida que ha elegido libremente
que esta hierba no era más que el el voto de castidad.
"timor Dei" (cf. Orlandino 1614, 62) o El otro punto de vista es la plu-
sea, el respetuoso amor de Dios, cu- ralidad y conjunto de relaciones
yo único temor es herir su amor y humanas propias de un jesuíta:
castidad 318

compañeros, amigos y amigas, y, cuando surgen dificultades, a re-


"profesionales", relaciones civiles. solverlo como cosa privada, es in-
Para orientarlas positivamente de compatible con la idea ignaciana de
acuerdo con la propia vocación, se misión y cuerpo apostólico.
requiere una afectividad muy ma- Puede ayudar a la consagra-
dura tanto como fuerza básica de ción religiosa aplicar a la c. estos
orientación hacia otras personas co- tres interrogantes: ¿Cuál es el ideal
mo don de discreción de espíritus. ignaciano? ¿Cuál es mi ideal perso-
Pues todo el hombre se halla pre- nal? ¿Y cuál es la vida que en reali-
sente con su sexualidad en todas dad se está viviendo? Es cierto que
sus relaciones humanas, consciente las tres respuestas nunca coincidi-
y decididamente o inconsciente- rán plenamente, pero grandes di-
mente y con fuerza latente. vergencias entre ellas reclamarían
La pregunta por la c. y el "pe- una seria reflexión o una "conver-
cado" contra ella debe proponerse, sión". En tiempos no muy lejanos,
por tanto, de manera mucho más hablar de sexualidad y c. era un ta-
fundamental, ya que debe situarse bú. Hoy, en cambio, muchas cultu-
en el fondo de la polaridad a la que ras se abren a una respetuosa refle-
hemos aludido en el amplio espec- xión personal y social. Resulta más
tro de todos los aspectos esenciales fehaciente tratar ciertos problemas
de la vida religiosa: ¿Cómo se vive claramente, que encerrarlos entre
la relación con Dios? ¿Qué compor- paréntesis u ocultarlos bajo un velo
tamientos se dan en la comunidad? de silencio. El diálogo es lo más
¿Cómo acontecen las relaciones adecuado: el testimonio de una vi-
pastorales? ¿Cómo va creciendo la da vivida en castidad; cómo reali-
madurez afectiva y qué consciencia zarla hoy y cómo fortalecerla en el
se da de posibles ayudas? ¿Cómo futuro. La mejor aportación es en-
se va integrando en el día a día el tender positivamente la c. y así co-
discernimiento de espíritus? Si en municarla, sobre todo como expre-
estos puntos falta la preocupación sión de un proyecto de vida que
por la "pureza de los ángeles", esto vale la pena para sí y para otros.
significa que el esfuerzo sincero
por llevar a cabo consecuentemen- Thomas HOLLWECK, SJ
te este proyecto de vida que apun-
ta a una vitalidad total, amenaza /* Afectos, Amor, Ángeles, Carnal, Carne,
olvidar la c. y puede comenzar a Deseo, Iglesia, Pureza, Sensualidad, Sexuali-
debilitarse. dad, Votos.
Actualmente es de gran impor- Bibl.: AA. VV., "Afectivity and Sexuality:
tancia redescubrir qué significa el their Relationship to the Spiritual and
que alguien se vincule a una comu- Apostolic life of Jesuits", SSJ 10 (1978) 45-
nidad por el voto de castidad. Este 164; BUZKE, R A., "Os Exercícios Espiri-
tuais: a experiencia de um teólogo lutera-
voto no es tan sólo una pregunta de no", Itaici 14 (2004) 45-51; CUSSON, Gv
la "carne propia" y de su "capaci- Chasteté consacrée - vie sexuelle et affective,
dad de resistencia contra las tenta- CIS 7 (1973); FERNÁNDEZ-MARTOS, J. Ma,
ciones", sino más bien y ante todo, "La castidad en la Compañía de Jesús", en
una pregunta del "cuerpo apostóli- Congregación General 34 de la Compañía de
co" que se ha dejado coger por el Jesús, M-ST, Bilbao-Santander 1995, 203-
209; FUCHS, ]., "Chastity as a vow in the Je-
servicio a Dios y los hombres. La suit life-project", The Way Sup 19 (1973) 98-
tendencia a relegar el tema de la c. 104; GARCÍA MATEO, R., "Mujeres en la vida
al campo de lo individual e íntimo de Ignacio de Loyola", Man 66 (1994) 339-
319 ciencias naturales

353; GONZALEZ-QUEVEDO, L., "Um amor fía. Fueron los profesores de estas
para toda a vida: Jesús e a castidades Itai- cátedras los que contribuyeron al
ci 14 (2004) 58-77; HOLLWECK, T., El voto de
castidad en la Compañía de Jesús: con especial
desarrollo de las c. modernas. En
consideración del decreto octavo de la CG 34 los cerca de seiscientos cincuenta
(1995), M-SX Bilbao-Santander 2001; Kou- colegios y universidades que la CJ
BETCH, B., "Exercícios Espirituais Inacia- tenía en Europa hacia mediados
nos. Capacitacáo ao ecumenismo", Itaici 14 del siglo XVIJI, antes de su supre-
(2004) 40-44; MEISSNER, W. W„ Ignacio de ho- sión, había casi cien cátedras de
yóla. Psicoanálisis de un santo, Anaya/Mario
Muchnik, Madrid 1995; ORLANDINO, N.,
matemáticas. Además se habían
Historia Societatis Jesu V, Roma 1614. instalado en ellos unos treinta ob-
servatorios astronómicos, casi una
tercera parte de los que entonces
existían en Europa. Figuras como
CELIBATO: / Castidad Clavius, que participó en la refor-
ma del calendario Gregoriano y cu-
CIENCIAS NATURALES yo apoyo buscó Galileo; Christop-
her Scheiner, que descubrió al
tiempo que Galileo las manchas so-
2 . La tradición científica en la Com-
pañía de Jesús. La CJ nace preci-
samente en el siglo XVI cuando es-
lares y con el que mantuvo una
animada controversia; Francesco
taban comenzando también las c. M a . Grimaldi, que describió por
modernas. Era, por lo tanto, natu- primera vez la difracción de la luz
ral que en los colegios y universi- y es citado por Isaac Newton y Ru-
dades que fundó la CJ desde los ter Boscovic, que propuso una con-
primeros de Mesina y Roma, hacia cepción moderna del atomismo,
1550, se establecieran cátedras de son solo una mínima muestra.
matemáticas, donde, además de es- En países de misión, la activi-
ta nueva ciencia, se enseñaba astro- dad científica de los jesuítas no estu-
nomía, mecánica, óptica, hidráuli- vo ausente. En China, Ricci fue ca-
ca e ingeniería militar. La figura paz de llegar hasta la corte del
clave en este proceso es Cristopher emperador, precisamente a través
Clavius, profesor de matemáticas de la astronomía y las matemáticas.
del Colegio Romano. Clavius era Unos años después Johann von
consciente de que estaban nacien- Schall llevó a cabo Ja reforma del ca-
do nuevas c, distintas de la tradi- lendario chino, fue nombrado direc-
cional ciencia aristotélica, enseña- tor del Observatorio Imperial de Pe-
da en las universidades desde la kín y mandarín de primera clase.
Edad Media. Las dos característi- Los jesuitas mantuvieron el puesto
cas de la nueva ciencia eran su fun- de directores del observatorio hasta
damentación en los experimentos y la supresión de la Compañía. Ferdi-
observaciones, y su formulación nand Verbiest, uno de los más famo-
matemática. Mientras los profeso- sos y que además ocupó cargos de
res jesuítas de física continuaron la responsabilidad en la corte imperial,
doctrina tradicional aristotélica, los afirmaba que la fe cristiana había en-
profesores de matemáticas adopta- trado en China de la mano de la as-
ron los principios de la nueva cien- tronomía. Cuando en la India el Ra-
cia. Por esta razón Clavius insistió ja de Jaipur crea un observatorio
en la existencia de cátedras de ma- astronómico en el siglo XVIII, llama
temáticas en todos los colegios de a los jesuitas Stanislaus Boudier y
la CJ en los que se enseñaba filoso- Andre Strobl para que participen en
ciencias naturales 320

las observaciones. Los jesuitas ha- en Manila. Esta labor en Manila fue
bían establecido por su cuenta dos continuada por Charles Depper-
observatorios en Pondicherri y mann desde 1926, quien aplicó a los
Chandernagore. Ni siquiera en las tifones las ideas modernas del aná-
Reducciones del Paraguay faltó la lisis de frentes. Director del obser-
presencia de jesuitas científicos, vatorio de Zikawei fue Pierre Lejay,
pues en la de S. Cosme y Damián pionero en el estudio del campo
Buenaventura Suárez instaló un gravimétrico de la tierra y de la
pequeño observatorio astronómico propagación de ondas electromag-
desde 1706 a 1750. néticas en la atmósfera. Los obser-
La CJ moderna no olvidó esta vatorios no fueron la única activi-
tradición, que se reflejó en la crea- dad científica, pues también fueron
ción de nuevos observatorios, em- numerosos los profesores de cien-
pezando por el del Colegio Roma- cias jesuitas en colegios y universi-
no en 1824, donde Angelo Secchi dades. Esta labor en la Compañía
llevó a cabo sus estudios de espec- moderna ha sido poco estudiada.
troscopia solar y estelar. Su clasifi- Entre ellos se puede citar a Theodor
cación de los espectros de las es- Wulf, quien fue, entre 1895 y 1920,
trellas se utiliza todavía hoy. El el autor de varios libros de texto de
número de observatorios se exten- física, uno de ellos dedicado a la te-
dió rápidamente de forma que lle- oría de la relatividad.
garon a ser unos setenta por todo el La labor científica de los jesui-
mundo. Varios de ellos estaban en tas continúa hoy viva, como por
países de misión -como los de Ma- ejemplo en el Observatorio Vatica-
nila (Filipinas), Zikawei (China), no, que sigue siendo llevado hoy
Tananarive (Madagascar), Bulawa- por los jesuitas, a quienes el Papa se
yo (Zimbabwe) y Ksara (Líbano)- y lo encomendó en 1906. Un grupo
contribuyeron al desarrollo de estos de jesuitas diseminado por todo el
países. En Europa destaca la labor mundo continúa manteniendo viva
de Stephen Perry en Stonyhurst, so- esta tradición en campos tan diver-
bre geomagnetismo, uno de los sos de las c. como la biología y las
cuatro jesuitas miembros de la Ro- matemáticas. De vez en cuando sus
yal Society de Londres, y Gyula nombres afloran a los medios de
Fenyi en Hungría, que entre 1885 y comunicación, como el del jesuíta
1917 estudió la actividad solar. En americano que recogía meteoritos
los Estados Unidos los jesuitas, di- en la Antártida o los que han sido
rigidos por Frederick Odenbach, pioneros de la bioética en España,
crearon en 1911 la primera red sis- pero en general se trata de una la-
mológica a nivel continental. James bor callada y oculta. En esta labor
B. Macelwane, el continuador del los jesuitas científicos se enfrentan
trabajo de Odenbach, estudió el in- hoy a un nuevo reto. Esparcidos
terior de la Tierra por métodos sís- por universidades y centros de in-
micos y publicó en 1936 el primer vestigación de todo el mundo, los
libro de texto de sismología en Nor- jesuitas científicos se esfuerzan hoy
teamérica. Los jesuitas fueron tam- en establecer un diálogo constructi-
bién de los primeros en estudiar los vo entre las c. y la fe. El enorme
ciclones tropicales y de predecir su avance de las c. y la tecnología y su
curso, como lo hizo a partir de 1875 influencia en la sociedad hacen ne-
Benito Viñes en la Habana y desde cesario hoy establecer este diálogo.
1879 Federico Faura y José Algué La fe y la teología no pueden aislar-
321 ciencias naturales

se del enorme influjo que las c. tie- y acción la expresó Jerónimo Nadal,
nen en el mundo actual, sin correr compañero de Ignacio, diciendo
el riesgo de hacerse incompresibles que el jesuíta está llamado a ser
e irrelevantes. La Iglesia sigue mi- "contemplativo en la acción".
rando hoy a la CJ para llevar ade- La relación entre la espirituali-
lante este tan necesitado diálogo. dad ignaciana y las c. no es simétri-
Los jesuítas científicos siguen bus- ca. Las c. modernas son autónomas
cando hoy, con empeño, nuevos ca- e independientes de cualquier reli-
minos de diálogo entre las c. y la fe, giosidad y en particular de la espiri-
como los buscaron en su tiempo, tualidad ignaciana. Sin embargo,
entre otros, Ricci y Teilhard de para la espiritualidad ignaciana las
Chardin. c. son una realidad de la que nunca
2. Las ciencias naturales y la espiri- ha prescindido, ni puede prescindir.
tualidad ignaciana. Varios autores han Hay científicos que prescinden de
indicado que la espiritualidad apos- Dios o que niegan su existencia,
tólica de la CJ está a la raíz de la de- mientras que para otros Dios está
dicación de un número considerable presente en su vida personal. El ma-
de jesuítas al trabajo científico (cf. terialismo científico se ha basado en
Harris 1989). Si desde los comienzos una visión de las c. para negar la
de la vida de la CJ las c. modernas existencia de Dios o al menos para
han presentado un reto apostólico prescindir de su existencia. Frente a
para los jesuítas, el desarrollo y la esta negación de Dios, los jesuitas
evolución actuales de las c. y sus han encontrado en el pasado razo-
aplicaciones tecnológicas presentan nes apologéticas de defensa de la fe
ahora nuevos desafíos. para motivar su trabajo científico. La
2.1 Las ciencias naturales como consideración, más actual, de los
reto apostólico. Integración de fe y vida. enunciados científicos como aproxi-
Es propio de la espiritualidad igna- maciones a la realidad observada
ciana Ja unión de la vida humana hace que la relación de las c. con la
en todas sus dimensiones con Ja religión se vuelva menos polémica o
plenitud de la fe cristiana. La inte- apologética. Cualquiera que sea la
gración entre fe y vida, entre ora- visión filosófica que tuvieran de las
ción y trabajo, entre contemplación c, los jesuitas siempre han buscado
y acción, tan importante en la tradi- integrar, con una actitud unas veces
ción cristiana, es central en la espi- más apologética y otras más bien de
ritualidad ignaciana. Esta integra- diálogo creativo, las c. en su vida
ción se busca a lo largo del proceso apostólica.
de los Ejercicios. En el PF [Ej 23] se 2.2 Retos actuales de las ciencias
propone la aceptación gratuita y re- naturales. Desarrollo y evolución de las
verente de todas las cosas creadas ciencias naturales. Desde comienzos
como don de Dios y la transforma- del s. XVII se han desarrollado las c.
ción del uso de ellas, orientándolo como el resultado de la observación
hacia Dios, su Señor y Creador. En de datos empíricos públicamente
Ja Contemplación para alcanzar contrastables y la formulación de
Amor [Ej 233-55] se propone acoger estas observaciones en un lenguaje
la presencia amorosa de Dios en to- formal y público. Se puede decir
das y cada una de las cosas del que esta concepción de las c. se ha
mundo, respondiendo a esa presen- mantenido, pero ha evolucionado
cia con una entrega incondicional. en dos direcciones: hacia la provi-
La integración entre contemplación sionalidad de los enunciados cientí-
ciencias naturales 322

fieos y hacia la creciente importan- cia del científico y que son ajenos a
cia de las aplicaciones tecnológicas. la ciencia. Las c. atienden al signifi-
Los enunciados científicos como cado público del lenguaje; la con-
provisionales. Hay un modo de ver ciencia de los individuos y de las
las c. según el cual los enunciados comunidades, en cuanto tales indi-
científicos tienen valor único y de- viduos y comunidades atienden
finitivo, pero esta visión no es hoy también al sentido y valor interno
la más extendida. Actualmente es que este lenguaje tiene para ellos.
más frecuente considerar que, par- 3. El conocimiento interno de los
tiendo del hecho de que a veces las Ejercicios y los retos de las ciencias na-
mismas observaciones científicas turales. El conocimiento interno de
son interpretadas consecutivamen- Jesucristo que se pide en los Ejerci-
te por diversas teorías, y en algu- cios no es público, sino que está ra-
nos casos por teorías incompatibles dicado en lo que el ejercitante quiere
entre sí (cf. Kuhn 1970), los enun- y desea: "Demandar lo que quiero;
ciados científicos necesitan ser rei- [...] conocimiento interno del Señor,
teradamente comprobados y no que por mí se ha hecho hombre, pa-
tienen carácter definitivo (cf. Pop- ra que más le ame y le siga" [Ej 104].
per 1972). Son siempre aproxima- Pero, por otra parte, no es subjetivo,
ciones a la realidad observada. hace referencia a la totalidad de las
cosas del mundo (cf. [Ej 102-103]).
Importancia de la aplicación tecno- Todos los datos empíricos pública-
lógica. Las teorías científicas siempre mente contrastables son importan-
han sido aplicables a la tecnología. tes. El conocimiento interno en los
Sin embargo, el desarrollo tecnológi- Ejercicios no es una mera percepción
co ha sido tan importante en los últi- personal de la realidad referida sólo
mos decenios que ha condicionado a la conciencia del que conoce y a la
el trabajo del hombre y ha encauza- comunidad a la que pertenece. Nace
do y determinado en muchos casos de la unión entre fe y vida, entre
su relación con el mundo. oración y trabajo, acción y contem-
Retos de la ciencia ajenos a la cien- plación. Es decir, nace de la unión
cia. La perspectiva histórica de la entre el conocimiento propio de las
evolución científica y la explosión c. y la conciencia. El conocimiento
cuantitativa de comunidades cientí- del Señor tal como se busca en los
ficas autónomas que avalan la in- Ejercicios es una percepción de to-
vestigación científica, han puesto das y cada una de las cosas de la
de manifiesto que los métodos y globalidad del mundo, referidas to-
forma de actuar de las comunida- das ellas al sentir y gustar interno
des científicas están condicionados del ejercitante y a su pertenencia a la
por valores y motivaciones ajenos a comunidad universal de la Iglesia.
los métodos científicos. Por otra En los últimos años se ha desa-
parte, el desarrollo de las aplicacio- rrollado una importante actividad
nes tecnológicas ha ligado el desa- académica, sobre todo en países an-
rrollo científico al progreso y / o a glosajones, acerca de las interrelacio-
las catástrofes de nuestro mundo. nes entre la espiritualidad cristiana
Todas estas consideraciones han y las ciencias naturales (cf. Russell
llevado a confrontar el sentido y 2005). En este contexto, generalmen-
valor de los resultados del trabajo te interconfesional cristiano, se en-
científico con valores culturales y cuentran explícitas y significativas
religiosos que afectan a la concien- referencias a la espiritualidad igna-
323 circunstancias

ciana (cf. Murphy 1993) y al pensa- Earth: the history of fesuit observatories, Klu-
miento de Teilhard de Chardin (cf. wer Academic Publ., Dordrecht 2003.
Barbour 1997). La búsqueda actual
de una respuesta a la pregunta del
valor y del sentido del trabajo cientí- CIRCUNSTANCIAS
fico es un nuevo reto para los jesuí-
tas y todos los cristianos que viven
la espiritualidad ignaciana.
Javier LEACH, SJ/
E ste término significativo del len-
guaje ignaciano, empleado casi
siempre en plural, tiene, sin embar-
Agustín UDÍAS, SJ go, un número pequeño de aplica-
ciones. Pertenece a la madurez del
Z1 Colegios, Compañía de Jesús, Conocimien- lenguaje de Ignacio y aparece sobre
to interno, Espiritualidad Ignaciana, Estudios, todo en la época en que escribió las
Letras, Ministerios, Misión, Mundo. Constituciones.
1. Contemplar en detalle las cir-
Bibl.: BARBOUR, I. G., Religión and Science,
Harper Collins Publishers, New York 1997 cunstancias. Se encuentra un sólo
(trad. Religión y Ciencia, Trotta, Madrid caso de la palabra en el texto caste-
2004); MACDONELL, ]., fesuit Geometers. A llano Autógrafo de los Ejercicios. Es
Study ofFifty-six Prominent fesuit Geometers utilizado en el contexto de la Con-
during the First Two Centuries of fesuit His- templación: "Ver las personas con
tory, IJS-The Vatican Observatory Publica-
tions, St. Louis- Cittá del Vaticano 1989;
la vista imaginativa, meditando y
FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, J./ VITA, E. DI, Pre- contemplando en particular sus c. y
senta dos jesuítas no mundo científico, Loyola, sacando algún provecho de la vis-
Sao Paulo 2004; HARRIS, S. ]., 'Transposing ta" [Ej 122]. Ignacio anima al ejerci-
the Merton Thesis: Apostolic Spirituality tante a avanzar en la contempla-
and the Establishment of the Jesuit Scienti-
fic Tradition", Science in Context 3 (1983) 29-
ción, con la ayuda de la Aplicación
65; KUHN, T. S., The Structure ofScientific Re- de Sentidos, al término de una jor-
volutions, University of Chicago Press, nada de retiro consagrada a la con-
Chicago 1970 (trad. La estructura de las revo- templación de los misterios de la
luciones científicas, FCE, México 1971); vida de Cristo. La invitación a "me-
MURPHY, N., Theology in the Age ofScientific
Reasoning, Cornell University Press, Ithaca-
ditar y contemplar en detalle las
London 1993; O'CONNELL, D., "Jesuit men circunstancias" remite a la segunda
of science", Studies 45 (1956) 307-318; OÑA- anotación para dar los Ejercicios [Ej
TE-GUILLÉN, C, "LOS jesuítas y la ciencia 2] y "al fundamento verdadero de
moderna (siglos XVÍ al XVIII)", Letras de la historia" que debe ser contado
Deusto 21 (1991) 297-324; POPPER, K R., The
Logic ofScientific Discover, Hutchinson, Lon-
fielmente al ejercitante, pero sólo
don 1972 (La lógica de la investigación científi- con una breve y somera explica-
ca, Tecnos, Madrid 1962); RUSSELL, R. ]., ción, con el fin de que éste se en-
"Spirituality and Science", en The New cuentre por sí mismo con la gracia
SCM Dictionary of Christian Spirituality de Dios. En la aplicación de senti-
(SHELDRAKE, Ph., ed.), SCM Press, London
2005,55-61; SMOLARSKI, D. C, "Jesuits on the
dos, hay que regresar a la realidad
Moon: Seeking God in All Things ... Even de la escena contemplada, con vis-
Mathematics!", S5/37/1 (2005) 1-42; STEIN, tas a una interiorización más pro-
J., "La Compagnia di Gesü e le scienze físi- funda. Esta realidad aunque en pa-
che e matemariche", Vita e Pensiero ser. 5,19 re se escapa, se deja representar
(1941) 1-23; TOOHIG, T., "Phisics Research, a
aquí y ahora por la libertad del ejer-
Search for God", SSf 31 (1999) 1-26; UDÍAS,
A., "Contribución de los jesuitas a la ciencia citante, en el punto en el que se en-
en los siglos XVI al XVIII", Arbor 167 (2000) cuentra de su itinerario espiritual.
207-228; ID., Searching the Heavens and the No se trata de Ja facticidad de lo real.
circunstancias 324

Las c. no pueden separarse del hori- lugares, es necesario remitirse al


zonte de la contemplación que per- discreto celo de los que tienen tal
mite interiorizarlas en una determi- cargo" [Co 211]. Obsérvese cómo las
nada dirección para sacar algún c. son a menudo precisadas como c.
provecho, en la búsqueda "de lo de tiempos, lugares y personas.
que quiero y deseo". Esta atención a En estos veinte casos, se trata
las c. está ordenada así a un fin, el de la acogida en la Compañía (c.
conocimiento interno de Cristo. significa entonces "condiciones");
2. Necesidad de considerar las de la imposibilidad de recibir a un
circunstancias. En la Autobiografía, hombre casado (cf. [Co 30.174]); de
Ignacio cuenta que siendo joven, las condiciones de la dimisión (cf.
recién convertido, quería imitar a [Co 208.211.238]). Diferentes emple-
los santos: "Y aquí se le ofrecían os conciernen a los jesuítas en pro-
los deseos de imitar los santos, no bación (cf. [Co 256.297]), en los cole-
mirando más circunstancias que gios o en las universidades (cf. [Co
prometerse así con la gracia de 351.382.395.462]); igualmente la po-
Dios de hacerlo como ellos lo breza (cf. [Co 581]). El uso más co-
habían hecho" [Au 9]. Este deseo nocido concierne a las misiones da-
que le pone en movimiento es cier- das por el Prepósito General de la
tamente decisivo, pero Ignacio alu- Compañía (cf. [Co 618.623]), así co-
de a lo que tenía de imperfecto el mo a la definición de poderes de es-
hecho de no considerar las c. parti- te último (cf. [Co 746.747.754]) y fi-
culares. Tener "un corazón genero- nalmente, el oficio de secretario.
so, encendido de Dios" [Au 9] no 4. La observancia de las Constitu-
es suficiente, porque su deseo no ciones. El párrafo "más logrado" en
estaba referido u ordenado a un la utilización de la palabra es sin
fin: "toda su intención era hacer de duda el de los números [746] y
estas obras grandes exteriores, [747]: "Como al General toca mirar
porque así las habían hecho los que las Constituciones de la Com-
Santos para gloria de Dios, sin mi- pañía en todas partes se observen,
rar otra ninguna más particular [D] así el mismo podrá dispensar en
circunstancia" [Au 14]. Para sacar los casos particulares que requieren
provecho de esta etapa de su vida, dispensación, atentas las personas,
Ignacio tendrá que pagar un alto lugares y tiempos y otras circuns-
precio a lo largo de su retiro en tancias, con la discreción que la luz
Manresa para que Dios purifique y eterna le diere, mirando el fin de
ordene este deseo que le puso pre- ellas, que es el mayor servicio divi-
cisamente en camino. no y bien de los que viven en este
3. Una evolución significativa en Instituto. Y esto [E] así en lo que to-
las Constituciones. La palabra se em- ca a las experiencias de los que es-
plea a partir de ese momento en un tán en probación, como en las otras
sentido jurídico, para significar y cosas donde se juzgare ser tal inten-
encuadrar las derogaciones a la re- ción de los que ordenaron las Cons-
gla dictada. Así, "hasta qué término tituciones, a gloria de Dios nuestro
se deban tolerar algunos defectos Señor." [746]. "[D] Por sí mismo de-
de los que se dicen ser contra el ho- be ejercitar el General esta autori-
nor divino, y los que son contra el dad, y podrálo por otro hacer en ca-
bien de la Compañía, pendiendo sos urgentes, donde sin notable
esto de muchas circunstancias par- inconveniente no se pueda esperar,
ticulares de personas y tiempos y o donde él diese especial comisión a
325 circunstancias

alguno de quien como de sí se fiase, continuación en el ejercicio de las


máxime en lugares remotísimos co- letras, así también alguna remisión.
mo las Indias. Y entiéndase que Cuánta deba ser ésta y en qué tiem-
puede dispensar donde juzgase en pos, quedará a la discreta conside-
el Señor nuestro ser la intención de ración del Rector, atentas las cir-
las Constituciones tal, atentas las cunstancias de personas y lugares"
circunstancias particulares, no de [Co 462].
otra manera." [747]. Por la dimensión jurídica del
Para Ignacio, lo que importa, es texto se indica quién es el que da la
el espíritu de las Constituciones, no autorización. "Insistiendo con más
su letra (cf. [Co 134]), que puede diligencia en la parte que para el fin
volverse en contra de lo que era es- dicho más conviene, atentas las cir-
perado. Tener en cuenta las c. ayu- cunstancias de tiempos y lugares y
da a resolver la contradicción que personas etc., según en el Señor
nace, por una parte, de la atención nuestro parezca convenir a quien el
de Ignacio al detalle de las situacio- cargo principal tuviere" [Co 351].
nes, y por otra parte, de la imposi- Tener en cuenta las c. no es algo ais-
bilidad de prever todo. Sobre todo, lado en sí, sino que tiene un hori-
se trata de salvar la libertad de jui- zonte, un fin que es necesario y que
cio de los sujetos: "Cuando lo dicho se perfila a lo largo de los textos:
todo fuese igual, habiendo algunas
"se haga siempre lo que es a mayor
ocupaciones de más universal bien
servicio divino y bien universal"
y que se extienden a la ayuda de
[Co 618]; "téngase la misma regla
más prójimos, como el predicar o
ante los ojos de mirar el divino ho-
leer, y otras más particulares como
el confesar o dar ejercicios; no pu- nor y bien universal mayor" [Co
diéndose hacer las unas y las otras, 623]; "poniendo a cada uno en
antes se entienda en las primeras, si aquello que juzgare en el Señor
algunas circunstancias no hubiese nuestro ser más conveniente para el
por donde se juzgase convenir más divino servicio y bien de las áni-
las segundas/' [Co 623]. mas" [Co 749].
5. Un discernimiento realizado Paul LEGAVRE, SJ
por quien ejerce la autoridad. La pala-
bra no se circunscribe, en principio, Z1 Contemplación, Cultura, Discernimiento,
al ámbito de lo permitido y de lo Ejercicios Espirituales (modalidades), Gobier-
prohibido, sino que abre más bien no, Inserción, Meditación, Obediencia.
un espacio a la soberana libertad
del Creador, que de ninguna mane- Bibl.: AA.VV., "Ignatian spiritualiíy in ecu-
ra puede ser limitada. En esta sobe- menical context", The Way Sup 68 (1990);
BERTRAND, DV La política de San Ignacio de
rana libertad se origina y se enraiza hoyóla. El análisis social, M-ST, Bilbao-San-
la libertad de la criatura ante Dios. tander 2003; GARCÍA MATEO, R., "Ignacio de
Interviene aquí el principio ignacia- Loyola y el humanismo", Greg 72 (1991)
no del PF y el magis, que es su ener- 261-288; O'MALLEY, J. W., "Renaissance Hu-
gía y dinamismo. Si son las c. lo que manism and the First Jesuits", en Ignacio de
matiza y concreta la regla general, Loyola y su tiempo. Congreso Internacional de
con todo el peso de lo real, ellas re- Historia (9-13 Septiembre 1991) (PLAZAOLA, J.
ed.), Mensajero-Univ. Deusto, Bilbao 1992,
claman y remiten a un discerni- 381-403; VALERO, U., "Del espíritu a la letra:
miento, a menudo conocido con la de la letra al espíritu. La renovación de las
expresión "estar atento a las cir- Constituciones de la Compañía de Jesús",
cunstancias" o "como es menester Man 68 (1996) 115-131.
ciudad 326

CIUDAD tius, con una formación extraordi-


naria, de establecerse en Roma.
Aquí, la joven CJ debía asentarse en
A primera vista, el término ciu-
dad parece no tener ninguna
propiedad espiritual, pero en el ca-
medio de la c. y desarrollar su acti-
vidad urbi et orbi.
so de Ignacio de Loyola, las cosas La primera c. de estudio es Bar-
son diferentes. Un conocido dicho celona, donde con el apoyo mate-
lo expresa así: Bernardus valles, mon- rial de Isabel Roser adquirió los co-
tes Benedictus amabat, oppida Francis- nocimientos lingüísticos necesarios
cus, magnas Ignatius urbes ("Bernar- (1524-1526). La siguiente estación
do amaba los valles, Benito las de su estudio fue la antigua c. de
montañas, Francisco las ciudades Alcalá de Henares, en la que el car-
pequeñas e Ignacio las ciudades denal Jiménez de Cisneros, con es-
grandes"). La inclinación de Ignacio píritu humanista, había fundado
de Loyola por las grandes c. se de- una nueva universidad. Aquí íñigo
duce de la trayectoria de su vida, estudió sobre todo filosofía. Acusa-
que le llevó como "peregrino" por do de "alumbrado" e implicado en
los centros urbanos de la Europa de algún proceso debido a su activi-
la época. Debido a estas experien- dad espiritual (Ejercicios), abando-
cias y a la espiritualidad de los Ejer- nó esta c. y marchó a Salamanca pa-
cicios, desarrolla una opción urbana ra continuar sus estudios, donde
que finalmente determina el progra- sin embargo apenas llegó a estu-
ma pastoral, espiritual y social para diar, porque le esperaban los proce-
la "edificación" de las ciudades. sos de la Inquisición y la prisión
1. "Peregrino" por las ciudades. (1527). Estas adversidades y su fir-
En su Autobiografía, Ignacio relata me voluntad de estudiar le llevaron
los viajes del peregrino íñigo por a París (1528-1535), la mayor c. eu-
numerosas c. europeas. Al comien- ropea en aquella época, que con su
zo de este itinerario por diferentes c. barrio latino y sus aproximadamen-
está la peregrinación a Jerusalén, te cuatro mil estudiantes, al mismo
hacia donde se encamina tras las ex- tiempo brillaba como capital inte-
periencias espirituales de Loyola, lectual. Concluyó su estancia de es-
Montserrat y Manresa, para, movi- tudio de ocho años en París con el
do por su devoción, visitar los san- grado académico de magister. Des-
tos lugares y ayudar a las ánimas de París emprendió también viajes
(cf. [Au 45]). Al final de estos viajes (mendigando) a Gante y Amberes y
por diferentes c. está Roma, la c. del probablemente también a Londres
Vicario de Cristo, a cuya disposi- (1531).
ción se pusieron Ignacio y los pri- En París, íñigo había consegui-
meros compañeros. La etapa forma- do un círculo internacional de ami-
tiva de la opción urbana ignaciana gos y se habían citado en 1537 en
abarca el periodo desde el viaje a Je- Venecia para cumplir la promesa de
rusalén en el año 1523 hasta la llega- viajar a Jerusalén. Como no se ofre-
da definitiva a Roma en 1537. Co- cía ninguna travesía a Jerusalén,
mienza tras el regreso de Jerusalén debido a la guerra con los turcos, se
con la pregunta existencial: "Quid ejercitaron en la pastoral urbana en
agendum" [Au 50] y la intuición de c. del norte de Italia como Padua,
la necesidad de estudiar para poder Siena, Venecia, Vicenza y Ferrara.
ayudar mejor a las ánimas; conclu- Con sus predicaciones callejeras
ye con la decisión del Magister Igna- causaron "mucho ruido en la ciu-
327 ciudad

dad" y no pocas personas se con- te setenta y cinco casas (un 60% de


virtieron [Au 95]. Al final, aplicaron ellas colegios), vemos que casi to-
la "cláusula papal" incluida en los das las c. más significativas de la
votos de Montmartre y tras las deli- Europa católica fueron tenidas en
beraciones de Vicenza, en las que se cuenta. Entre ellas estuvieron Ro-
pusieron el nombre de "Compañía ma, París, Lisboa, Lovaina, Padua,
de Jesús", viajaron en pequeños Colonia, Valladolid, Bolonia, Sala-
grupos a Roma por Siena. La visión manca, Mesina, Palermo, Venecia,
de La Storta confirma a Ignacio en Viena, Ñapóles, Genova, Sevilla,
su camino a Roma, aunque allí ha- Praga, Siena. Pero también se le-
bían de esperarle "ventanas cerra- vantaron casas en c. de ultramar co-
das" [Au 97]. Según expresión del mo Goa (India), Salvador de Bahía
Papa Paulo III, Roma debía conver- (Brasil) y Bungo (Japón). Roma no
tirse en la Jerusalén de los "amigos era sólo una c. más, sino que "in al-
en el Señor" (cf. FNIII, 327). ma Urbe Roma" [Epp I, 449] estaba
El apostolado urbano que desa- el centro de todas las actividades de
rrollaron los preti riformati en la Ro- la CJ en Europa y en ultramar. En
ma de los Papas del Renacimiento se una carta del 31 de octubre de 1547
refiere sobre todo al ámbito pastoral -que Juan de Polanco escribió en
y pedagógico. El programa pastoral nombre de Ignacio al provincial de
de los "ministerios habituales" {con- España, Antonio de Araoz- se dice
sueta ministerio) se componía de la de Roma y sus instituciones jesuíti-
tríada del servicio de la palabra (pre- cas: "como es cabeza en cuanto se
dicación, Ejercicios, publicaciones, rige y mueve desde aquí la Compa-
misiones populares), del servicio de ñía toda, y estómago en cuanto des-
los sacramentos (misas, confesión, de aquí se despensa y distribuye a
oración) y de las obras de caridad sus miembros lo que mantienen el
(cuidado de enfermos, presos, mori- bien ser y fructuoso proceder de
bundos, jóvenes). A estas actividades ellos, así se puede llamar corazón"
pastorales en la c. de Roma para to- [Epp I, 609].
dos los estratos sociales se añaden 2."Edificación" pastoral de las
los trabajos en el campo académico y ciudades. La elección de las c. como
pedagógico, para los que los miem- lugares para las actividades de la
bros de la CJ resultaban especial- CJ no es casual, sino que se debe a
mente idóneos debido a su alto gra- una opción de Ignacio por la c. que
do de formación. Así, Pedro Fabro y éste puso por escrito en la ley fun-
Diego Laínez enseñaron en la Uni- damental de la Orden (Fórmula del
versidad de Roma. Bajo la dirección Instituto). En la Parte Séptima de las
del francés Jean Pelletier, se inaugu- Constituciones Ignacio establece
ró en 1551 el Collegium Romanum, do- dentro de la finalidad general de la
tado generosamente por el duque de CJ -el "mayor servicio divino y
Gandía, Francisco de Borja. bien universal"- los criterios nor-
Según el modelo romano, la mativos para la elección de las acti-
doble actividad pastoral y pedagó- vidades y los lugares. Según ellos,
gica se desarrolló también en otras se debe ayudar preferentemente "a
c. de Europa. A ello se añadió la ac- gentes grandes como a las Indias, o
tividad misionera en ultramar. Si a pueblos principales o a universi-
observamos los lugares en que los dades, donde suelen concurrir más
jesuítas -todavía en vida de Igna- personas" [Co 622]. Esta preferencia
cio- fundaron sus aproximadamen- por c. especialmente significativas
ciudad 328

determina la estrategia pastoral de los Ejercicios Espirituales, el cuida-


Ignacio y de la Compañía. do de los presos y los enfermos, así
Para Ignacio, la lucha escatoló- como las buenas obras al servicio
gica entre el Bien y el Mal, que la re- del prójimo (cf. [Epp III, 542-548]).
velación de Juan concreta en las Se cubre así todo el espectro de una
imágenes de Jerusalén y Babilonia pastoral urbana, en la que se ha de
(cf. Ap 17,18; 21, 22), es una inspira- tener siempre presente el mayor
ción espiritual decisiva para la op- servicio a Dios, el bien común y el
ción por la ciudad. Ignacio recoge buen nombre de la Compañía. En
estas imágenes en la meditación de otras instrucciones encontramos
las Dos Banderas en la Segunda Se- disposiciones similares para una
mana de Ejercicios, que debe dispo- pastoral urbana, por ejemplo, a los
ner para la elección vital en el se- jesuitas de Praga o Ingolstadt
guimiento de Cristo [Ej 136-148]. El (1556), que además exhortan a pre-
envío a las c. del mundo vive en Ig- dicar y dar catequesis en la lengua
nacio de la esperanza de que noso- del país correspondiente (cf. [Epp X,
tros como "peregrinos en la tierra" 689-693; XI, 530-542]).
tenemos nuestra "ciudad perma- Los colegios, que como el Cole-
nente" en el reino celestial [Epp gio Romano han de ser un "muy
VIII, 632]. gran ornamento desta ciudad", de-
La opción concreta por las c. se sempeñan un papel especial en la
muestra en las cartas e instruccio- "edificación" de las ciudades [Epp
nes en las que Ignacio habla a me- IX, 609]. Desde la confirmación pa-
nudo del "bien común" de la c. (cf. pal de la CJ en el año 1540 hasta la
[Epp II, 354]) o más frecuentemente muerte de Ignacio en 1556 se funda-
aún de la "edificación" de la c. co- ron una media de casi tres colegios
mo estereotipos (cf. [Epp II, 274; IV, por año, en total cuarenta y seis, si
408; V, 658; VII, 554; X, 215]). Varias exceptuamos los planes no llevados
instrucciones, en las que explica la a cabo de establecer colegios en Je-
edificación de las c. y el especial rusalén, Constantinopla y Chipre.
modo de proceder (modus proceden- Una carta en latín al rey Fernando I
di) en el espacio urbano, muestran sobre los planes de fundación de un
lo importante que resulta esta idea colegio en la importante c. de Praga,
para Ignacio. Así, en una instruc- que tras la Reforma sólo contaba con
ción dirigida al padre Jean Pelletier un 15% de católicos, proporciona
y pensada para Ferrara, Florencia, más información sobre el papel de
Ñapóles y Módena (1551), escribe un colegio jesuítico en la c: un cole-
que se trata sobre todo "de atender gio era sumamente útil para ayudar
a la edificación y fruto espiritual de a la gente de Praga y a los que solían
la ciudad". A ello corresponde la confluir en la c, mediante el ejemplo
enseñanza de las lenguas clásicas a y la enseñanza, el ministerio de la
los estudiantes, la instrucción cris- Palabra y los sacramentos (cf. [Epp
tiana y la educación para los niños, VIII, 78]).
la predicación los domingos y festi- Sin embargo, Ignacio no vincu-
vos, la formación continua del clero la la CJ a c. concretas. Precisamente
en Sagrada Escritura y casos de lo contrario: establece el principio
conciencia, la controversia con las de movilidad de la Orden, que hace
herejías, la administración de los depender su presencia del signifi-
sacramentos, las conversaciones y cado del lugar, de la protección de
329 Codure, Jean

las autoridades eclesiásticas y del Bibl.: BLAKE, R. A., "City of the living
Estado y de los beneficios espiritua- God. The Urban Roots of the Spiritual
Exercises", SSJ 34/1 (2002); CEBOLLADA,
les esperados. "De modo que el es- R, "La espiritualidad ignaciana: 'ayudar a
píritu de la Compañía es [así justifi- las ánimas'", Communio 16 (1994) 218-232;
ca Ignacio la negativa al rey LETURIA, P. de, "Jerusalén y Roma en los
Fernando I de que Claudio Jayo designios de San Ignacio de Loyola", en
El I, PUG, Roma 1957, 181-200; LUCAS, T.
fuera obispo de Trieste] en toda M., Landmarking. City, Church and Jesuit
simplicidad y bajeza pasar adelante Urban Strategy, Loyola Press, Chicago
de ciudad en ciudad, y de una par- 1997; O'MALLEY, J. W., Los primeros jesuí-
te en otra, no atacarnos en particu- tas, M-ST, Bilbao-Santander 1995; PAD-
lar lugar" [Epp I, 451]. Un obispo BERG, J. W., "How we Kve where we live",
SSJ 20/2 (1988); SIEVERNICH, M., "La
estaba limitado a su diócesis, un P. Evangelización de la gran ciudad. La vi-
Jayo "podría por muchas ciudades sión urbana de Ignacio de Loyola", CIS
[...] hacer gran fruto en el Señor" o 26/3(1995)31-50.
seguir su camino, si esto no salía
bien [Epp I, 463].
Ignacio desarrolló, en vista del CODURE, Jean
desafío urbano de su tiempo, una
opción preferencial por la c. y fo-
mentó una pastoral orientada a la
idea de la "edificación" que une
espiritualidad y bien común. Co-
mo destinatarios, tenía en la mente
J uan (Jean) Codure fue uno de
los diez primeros compañeros
}
rimi Patres) de la CJ, y probable-
mente el más desconocido del gru-
po; son m u y escasas las referen-
en primer lugar a los necesitados cias que a él encontramos en los
de ayuda espiritual y material y a escritos de sus nueve compañeros
los jóvenes en cuanto a su educa- y son también escasas las páginas
ción y formación. En esto se le que tenemos de sus propios escri-
puede valorar como descubridor tos, que los editores de MHSI han
espiritual del espacio urbano y for- publicado junto con las de P.
jador de una espiritualidad mo- Broét, C. Jayo y S. Rodríguez. De
derna y urbana. las 886 páginas (excluidos los índi-
En 1995 la CG 34 de la CJ seña- ces) del volumen de MHSI (Ma-
ló de nuevo su significado cuando drid 1903) sólo 19 pertenecen a C.
manifestó: "'Ignacio tenía preferen- (415-433). Recogen un total de 13
cia por las grandes ciudades 7 por- documentos de los cuales 5 es co-
que veía en ellas el lugar donde se rrespondencia con el Papa Paulo
fraguaba la transformación de la III. Los editores de MHSI comen-
comunidad humana y quería que tan: "Ac primo, quidem epístolas
sus hombres estuvieran comprome- Codurii propie dictas millas habe-
tidos en este proceso. La 'ciudad' mus, siquidem unicae ad Paulum
puede simbolizar nuestros esfuer- III, pontificem máximum die 5
Novembris 1540" (MBr 409). Som-
zos para llevar a cumplimiento la
mervogel no lo incluye en su mo-
cultura humana" (CG 34, d4, 26).
numental Bibliothéque...
Michael SIEVERNICH, SJ Poco sabemos de sus primeros
años hasta que llega a Paris a com-
Z1 Alcalá, Ayuda a las ánimas, Barcelona, Ca- pletar estudios de Teología. Nació
risma, Colegios, Ignacio de hoyóla, Ministe- el 24 de junio de 1508 en Seyne
rios, Roma, Venecia. -Provenza (Francia). En 1534 se
Codure, Jean 330

matriculó en la universidad parisi- momentos de su muerte: "quiso la


na y se hospedó en el colegio de Divina Providencia premiar sus
Lisieux, próximo al de Santa Bár- muchos trabajos" (MBr 492, De ori-
bara, donde se hospedaban Fabro, gine...) y continúa Simón Rodrí-
Javier e Ignacio. Obtuvo el grado guez contando la visión-intuición
de licenciado en Artes en marzo de Ignacio al ver entrar en el cielo
de 1536 y seis meses más tarde, el a Diego Hoces: "Oriundo de Mala-
de Maestro (MFbr 4). Debido a la ca, muy ferviente de espíritu,
amistad con Pedro Fabro, hace los siempre buscaba como don divi-
Ejercicios Espirituales y se incor- no, la salvación de los prójimos"
pora "oficialmente 7 ' al grupo al (Ibid, 492-493).
hacer los votos el 15 de agosto de El 21 de abril de 1538 los com-
1536 en la capilla de los mártires pañeros se juntaban de nuevo en
de Montmartre. Simón Rodríguez Roma, de donde C. ya no saldría
cuenta que es el décimo en sumar- más. Laínez ("Epístola", FN 1,124)
se al grupo, después de P. Broét y da noticia de los lugares donde
así se completó el grupo de diez predican los compañeros, pero cu-
que se presentó al Papa (MBr 456). riosamente se "olvida" de C. y de
En noviembre viajó con el resto de Broét. Codure tuvo un papel im-
compañeros hacia Venecia (MBr portante en la elaboración y redac-
462-463; MFbr 39-40), para encon- ción de los primeros documentos
trarse con Ignacio, que regresaba de la naciente Compañía. Participó
de España para esperar la embar- y firma ("Jo. Codurj") en las Delibe-
cación para Jerusalén. En junio de raciones de la cuaresma de 1539
1537 se ordenaban siete de los (MCo 1,15) y firma el "Voto de obe-
compañeros: "Así, venidos aquí diencia" el 15 de abril de 1539
en Venecia, el día de San Juan bau- (MCo I, 8) junto con otros diez,
tista acabamos de tomar órdenes, pues en aquellos comienzos toda-
incluso el sacerdocio; y los que vía dio su voto, al igual que el res-
nos ordenamos fuimos siete", es- to de sus compañeros, a Ignacio de
cribe Ignacio a Juan Verdolay el 24 Loyola para ser el primer General
de julio de 1537 [Epp XII, 322]. Con de la CJ: "Al honorable Padre Don
fecha del 5 de julio de 1537, Jeróni- Ignacio de Loyola [...] porque
mo Ver alio, "auditor sacri palatii siempre le conocí celador de la
apostolici causarum", le otorga en honra de Dios y lleno de ardor por
Venecia las Facultades para admi- la salvación de las almas..." Desde
nistrar los sacramentos (MBr 415). el 24 de junio hasta el 16 de julio
Durante este tiempo de espera fue está en Velitro, donde predica con
a Treviso con Diego de Hoces gran éxito y aceptación (MBr
(MBr 489); C. interrumpió su es- 411.417). El viernes de Pascua de
tancia en Treviso y se acercó a Vi- 1541 hizo su profesión solemne en
cenza, donde estaban Ignacio, Fa- la basílica de San Pablo, parece
bro y Laínez: los cuatro ejercieron que fue el primero en leer su fór-
el ministerio de la predicación por mula de votos. El relato de Ribade-
las plazas de la ciudad y más tar- neira se detiene de manera espe-
de, después de haber sido congre- cial en la consolación profunda de
gados por Ignacio en Vicenza, par- Codure (Fn IV, 371):
tió con el mismo Hoces a Padua; a Asimismo uno de los primeros
este compañero le asistió en los documentos, Determinatio Societatis
331 Codure, Jean

(4 de marzo 1540) pertenece a Co- cios llamado Exercitia Magistri Ioan-


dure. Su nombre lo encontramos nis. Según cuenta Ribadeneira, Ig-
también, junto con el de los nueve nacio intuyó su muerte en Roma y
compañeros, en la bula de confir- así se lo comunicó a su compañero
mación de la CJ (MCo I, 25), de Pau- Juan Bautista Viola. Fue el primero
lo III también en la segunda de 1541 de los diez compañeros en recibir el
y en la tercera de 1544 (Ibid., 71, 81). abrazo definitivo del Padre. En una
Fue el encargado, junto con Igna- carta del entonces Secretario de la
cio, de redactar las llamadas Consti- CJ, Bartolomé Ferrao a los jesuitas
tuciones de 1541 (MCo I, 33-48), en de Coimbra leemos: "Mtro, Codu-
las que entonces intervinieron Igna- re, primer ferrier, murió su día tam-
cio, Laínez, Jayo, Broét, Salmerón y bién, es de saber del señor san Juan
el mismo C: "Et dúo nomina ti Degollado, cuias animas [de C. y de
sunt, dominus Ignatius et ego Joan- Fabro] estando en el cielo juntas,
nes Coduri" (Ibid., 34). Su firma es sus cuerpos en santa María de la
la que aparece como redactor del Estrada acompañados, aquí noso-
documento Para fundar collegios tros en Roma, asimismo nos hacen
(1541) (MCo I, 49-65, firma en 65) y compañía" [Epp I, 406-407]. De la
a ese mismo año pertenece el docu- muerte de C. informa también Si-
mento de su profesión solemne, món Rodríguez a Francisco Javier
que firma junto con Jayo, Broét, en carta escrita desde Portugal (24
Laínez y Salmerón (Ibid, 68). A prin- de marzo de 1547) y le informa
cipios de este año fue designado también que "ambos [Fabro y C]
por el Papa Paulo III a las misiones yacen y descansan en la iglesia de
de Irlanda (Hibernia), junto con Al- nuestras casas de Roma, que se lla-
fonso Salmerón. Ya el mismo C. nos ma Santa María de la Estrada"
da noticia de dicha misión el 5 de (MBr 560). Codure tuvo un herma-
marzo de 1540 (MBr 418); C. no pu- no jesuita, Guillermo, al parecer en-
do ir y fue sustituido por Paschasio viado a Portugal y subdito de Si-
Broét. Codure murió el 29 de agos- món Rodríguez, del cual nos da
to de 1541. breve noticia en carta a Ignacio (24
Destacó en los ministerios de la de enero de 1543) (MBr 533).
conversación y la confesión. El tes-
timonio de Jerónimo Aretino es sig- José GARCÍA DE CASTRO, SJ
nificativo: "sin poder dudar hace-
mos constancia de que el Rdo. P. M. S1 Montmartre, París, Primeros Compañeros,
Giovanni Coduri, 'hebredunensis Roma, Venecia.
diócesis', [...] ha predicado la pala- Bibl.: COLPO, M., "Jean Codure", AHSI 59
bra de Dios con gratísima audien- (1990) 315-322; DALMASES, C. de, "Juan Co-
cia, no solo una o dos veces, sino dure, autor probable de la explanación de
cada día" (MBr 417). Una hija de los Ejercicios atribuida a Polanco", AHSI 37
Carlos V, Margarita de Austria, se (1968) 145-151; ID., "Coduri (Codure), Je-
contaba entre sus "penitentes" y an", DHCfl, 833; PADBERG, W., "The Three
Forgotten Founders of the Society of Jesús:
con él comenzó a frecuentar más Paschase Broét, Jean Codure, Claude Jay",
los sacramentos de lo que entonces SS/29/2 (1997); SCHURHAMMER, R, Francis-
se acostumbraba [Epp I, 182, n. 2]. co Javier. Su vida y su tiempo, Mensajero, Bil-
Fue el autor de un texto de Ejerci- bao 1992, 343-344.
cogitación 332

COGITACIÓN amplior locus" ("durante media


parte del día nos dedicaremos cada
uno a nuestro asunto a través de la
E ste cultismo latinizante es poco
frecuente en la obra ignaciana.
DCECH sv. "cuidar" lo documenta
meditación, de la cogitación y de la
oración") (4, pr. 5) y, más adelante,
en castellano en 1438. Sebastián de "vacando exercitiis solitis orationis,
Covarrubias en su TLC no lo regis- meditationis, cogitationis" ("dedicán-
tra y el DiccAut ofrece: "Pensamien- donos en medio de las actividades
to detenido y premeditado o el acto cotidianas a la oración, la medita-
mismo de estar meditando y pen- ción y la cogitación"). En este mis-
sando alguna cosa, u discurriendo mo documento encontramos el ver-
interiormente sobre ella". Es térmi- bo cogitare (pr. 2), cogitaremus (pr. 5),
no escolástico. Pedro Lombardo lo cogitando (pr. 7).
trata en En el libro de las Sentencias Ya en castellano Ignacio lo uti-
{Líber II, dist. 24,4,9-12 y dist 42,4). liza sólo en las cartas: a Sor Teresa
Las c. pueden ser buenas o malas. Rejadell (11 de septiembre de
Las buenas preceden a la fe, pero 1536), le insiste en que responda al
no son suficientes para la salvación Señor "con el mismo amor, no ha-
{"non sufficit ad salutem")', por su ciendo caso alguno de cogitaciones
parte, las malas pueden ser la puer- malas, torpes o sensuales" [Epp I,
ta para el pecado. Lombardo anali- 109]. A Francisco de Borja, a finales
za el proceso hacia el pecado que de 1545, le comenta: "Bien me per-
comienza por la delectación que suado, que cuanto más una perso-
produce la mala cogitación. Este es- na será versada y experimentada
quema puede verse en Sto. Tomás de humildad y caridad, que cuanto
(I-II, q.72, a.7). A este proceso de pe- más sentirá y conocerá hasta las co-
cado se refiere también Ignacio gitaciones mucho menudas y otras
cuando describe los tres modos po- cosas delgadas" [Epp I, 340]; y en
sibles de pecar, de pensamiento, pa- otra al mismo destinatario escribe:
labra y obra {cogitatu, verbo, opere), "mas conociendo en nosotros que
esquema tripartito que pasará a los sin ellos [santísimos dones] todas
Ejercicios como propuesta de "Exa- nuestras cogitaciones, palabras y
men general de consciencia para obras van mezcladas, frías y turba-
limpiarse y para mejor se confes- das" [Epv II, 236]; y en un contexto
sar" [Ej 32]; curiosamente en este casi idéntico: "sin ellas [cosas ende-
apartado referido al "Pensamiento" rezadas a la gloria divina], todas
[Ej 33-37], Ignacio no utiliza nunca nuestras cogitaciones, palabras y
el término c, sino "pensamiento". obras son muy tibias, perezosas y
En los textos ignacianos encon- de poco o de ningún valor" [Epp II,
tramos c. en las Deliberaciones de 260], donde, atendiendo a la tríada
1539, redacción latina {MCo I, 1-7), de términos que ofrece la c, apare-
el sustantivo cogitatio, en relación ce estrechamente vinculada con el
estrecha a oratio y meditatio, como pensamiento o la idea. Parece tra-
uno de los ejercicios "espirituales" tarse de un ejercicio espiritual de
que los compañeros hacían durante cierto carácter intelectual vinculado
el día en relación al objeto de la deli- a los pensamientos, pero sin des-
beración que les ocupaba: "mediam cartar un posible contenido imagi-
diei partem huic uni nostro negotio nativo, como indica en la carta a Te-
applicaremus, ut mediationi, cogita- resa Rejadell. Su carácter puede ser
tioni et orationi esset commodior et activo, provocado, de ahí su estre-
333 colateral

cha relación con "oración y medita- sible, los subditos entre sí y con su
ción" y pasivo, aludiendo tal vez a prepósito inmediato, como ángel de
los pensamientos que "vienen de paz andando entre ellos, y procu-
fuera" [Ej 32] y, por tanto, involun- rando tengan el concepto y amor
tarios. que conviene de su prepósito, que
tienen en lugar de Cristo nuestro Se-
José GARCÍA DE CASTRO, SJ ñor". 6 "Debe también avisar al su-
perior suyo General o Provincial de
/ Entendimiento, Imaginación, Inteligencia, las cosas que él le encomendará, y
Oración, Pecado, Pensamiento. de las que le encomendase la perso-
na a quien se da por colateral. Y aun
de suyo debe suplir por él, avisando
COLATERAL cuando por indisposiciones u ocu-
paciones o alguna otra causa él [en
algo] faltase".
E l oficio de c. se describe en la
Parte Octava de las Constitucio-
nes, capítulo Io [659] y en la corres-
Y son también seis los deberes
del superior con su colateral: 1.
pondiente Declaración D [661]. En "Viendo que no se le dan como sub-
ésta, desde el texto B, hacia 1556 dito, sino como ayuda y alivio, de-
[MCo II, 608], se describen las carac- be tenerle y mostrarle especial
terísticas del oficio en sí mismo y en amor y respeto, conversándole fa-
su relación con el superior al que se miliarmente, para que tenga más
le ha dado el colateral. ánimo y comodidad de decirle su
parecer, y mejor vea en qué cosas le
Seis son los deberes del colate- pueda ayudar". 2. "Procure tam-
ral: 1. "Aunque el colateral no esté a bién acreditarle y hacer que sea
obediencia del prepósito o persona a amado de los que están a su cargo;
quien se da [como colateral], debe porque tanto le será más útil instru-
interior y exteriormente tenerle re- mento para con ellos". 3. "Las cosas
verencia, y en esto dar ejemplo a los en que le parecerá haber dificultad,
otros que están debajo de la obe- será bien las trate con él, deman-
diencia de él". 2. "Debe asimismo dándole lo que le parece, y exhor-
con la diligencia que podrá, ayudar tándole a decirle lo que siente, aun
al que tiene el cargo en todas las co- cuando no le fuese demandado, y
sas de su oficio en que será de él re- darle recuerdo de lo que ocurriere
querido". 3. "Y aunque no le fuese que conviene a su persona u oficio.
nada preguntado, cuando viese que Y oyendo lo que su colateral dice,
algo cumple decirle acerca de su mejor se determinará después por
persona o cosas que son de su oficio, sí mismo". 4. "En lo que toca a la
debe fielmente informarle y decirle ejecución de su oficio para el go-
su parecer con libertad y modestia bierno de los que tiene a su cargo,
cristiana". 4. "Pero, representadas use del colateral como de fiel ins-
sus razones y motivos, si estuviese trumento en las cosas que más im-
de contrario parecer el prepósito, portan, ahora sean universales de
debe el colateral someter su propio las casas, ahora particulares de ca-
juicio y conformarse con él, cuando da uno de los hermanos". 5. "En lo
no tuviese mucha claridad de que que toca al superior general y se le
yerra; y en tal caso debe avisar al debe, asimismo se ayude [del cola-
superior". 5. "Procure asimismo el teral]", 6. "y en todo le tenga y se
colateral de acordar, cuanto sea po- confíe de él como de sí mismo, fue-
colateral 334

ra de la autoridad, en unión de es- Como indica A. M a de Aldama:


píritu en el Señor Nuestro" [Co "La figura del colateral tiene carac-
661]. terísticas tan singulares que nos pa-
El c. se da, ante todo, a los su- rece del todo original. No hemos
periores, pero también "a quien se encontrado nada parecido en otras
enviase con algún cargo, se le podrá legislaciones religiosas. El colateral
dar un [D] colateral, si al superior es, por una parte, compañero, ami-
pareciere que así dará mejor razón go, confidente de aquel a quien se
de lo que se le ha encomendado" da por colateral. Pero es también su
[Co 659]. Más concretamente, en dos consultor habitual, su informador, y
casos principalmente se debe dar aun su admonitor. Y al mismo tiem-
colateral: "El primero es cuando se po es su secretario, el instrumento
desease muy mayor ayuda del que de que se sirve para la ejecución, y
se envía con el cargo principal: [a] (algo muy interesante) el interme-
por no ser tanto ejercitado y experi- diario entre superior y subditos, y el
mentado en semejante gobierno, [b] pacificador de unos y otros. Figura
compleja, sin duda. Pero lo más ori-
o por otras causas, aunque sus dese-
ginal de ella queda aún por decir, y
os y vida sean muy aprobados a
es que el colateral no está sometido
mayor gloria divina. El segundo,
a la obediencia del superior de
cuando alguno de los que Ka de te-
quien es colateral. S. Ignacio ideó
ner en su compañía fuese tal que se
probablemente este rasgo para que
pensase que no se ayudaría tanto en
pudiese más libre y eficazmente
estar a obediencia del que tiene el
cumplir su oficio de consejero, ad-
cargo, como en serle compañero, y
monitor y mediador. El superior po-
tuviese partes para ayudarle" [Co drá más fácilmente valerse del cola-
661]. teral, que no es subdito suyo, sino
El primer caso sería el de un compañero y ayudante, dado por el
superior joven, de muy buenas cua- superior mayor" (Aldama 1976, 29-
lidades, pero inexperto en el go- 30).
bierno; le facilitaría el ejercicio de S. Ignacio siguió, hasta su muer-
su cargo un hombre de experiencia, te, convencido de la utilidad del co-
que no fuese subdito suyo, sino su lateral. Ocho meses antes de morir, el
consejero, y pacificador si surgen 14 de noviembre de 1555, escribía
dificultades en sus relaciones con Polanco a Francisco de Borja, comi-
su comunidad. Un ejemplo del se- sario de España: "Es intención de
gundo caso sería el de Pedro de Ri- nuestro Padre que tengan [colateral]
badeneira, enviado en 1555 como c. todos los prepósitos provinciales, y
y no subdito del superior de los je- aun los rectores, aunque no todos
suítas de Bruselas, a fin de que pu- tengan necesidad" [Epp X, 129].
diese tratar con más libertad los ne-
Pero no faltaron dificultades en
gocios para los que era enviado e
el ejercicio de este cargo de colate-
informar de ellos a S. Ignacio y al ral. Nadal las reconoce en sus Esco-
mismo tiempo ayudase también al lios (1576, 448 [661]): "Porque ape-
superior (cf. [Epp X, 11]). nas es posible que el colateral,
El contenido sustancial de es- gozando de tanta libertad, no se
tos párrafos de las Constituciones se arrogue algo indebidamente, ni
encuentra en un documento de perjudique en algo la unidad y la
1551, firmado por S. Ignacio [MCo I, obediencia. Por su parte, el supe-
387ss.]. rior tiene que ser un varón esforza-
335 colegios

do para que no le altere ni la autori- tengan el concepto y amor que con-


dad ni la necesaria exención del c, viene de su prepósito, que tienen
ni el ejercicio de esta autoridad y en lugar de Cristo nuestro Señor".
exención".
Estanislao OLIVARES, SJ
Pero añade: "La institución del
colateral se puede actuar de diver-
sas maneras, y con esto atenuar las Z1 Cuerpo apostólico, Gobierno, Obediencia,
dificultades de esta constitución. Superiores.
Libre es el Prepósito General de de- Bibl.: ALDAMA, A. DE, Unir a los repartidos.
signar un colateral con plenos po- Comentario a la Octava Parte de las Constitu-
deres; pero puede implantarse, co- ciones de la Compañía de Jesús, OS, Roma
mo uso más ordinario, el que se dé 1976, 29-46; AIXALA, ]., "Colateral", en
DHCJII, 1761; COEMANS, A., "Collatéral et
a un superior un colateral que sea surintendent", AHS1 5 (1936) 293-295; DE-
independiente de él solo en lo que CLOUX, S., "Introducción a la Octava Parte
propiamente pertenece a su oficio, Principal", en ARZUBIALDE, S./ CORELLA,
y en lo demás esté sometido a la J./ GARCÍA-LOMAS, J. M. (eds.), Constitucio-
obediencia del superior. Así hay nes de la Compañía de Jesús, M-ST, Bilbao-
puntos en que los Asistentes no de- Santander 1993, 277-288; NADAL, }., Scholia
in Constitutiones S.I., (Ruiz JURADO, M. ed.),
penden del General, ni los consul- Facultad de Teología de Granada, Granada
tores dependen de sus superiores". 1976, 448.
En algún caso así procedió alguna
vez S. Ignacio: en 1555 en Genova,
Gaspar Loarte era c. de Juan B. Vio-
la, y estaba sometido a su obedien- COLEGIOS
cia [Epp X, 316ss].
Esta parece que es la práctica
actual, pues, como advierte tam-
bién Aldama, en gran parte el oficio
L os c. destinados a la formación
de jóvenes no jesuitas no apare-
cen en las bulas fundacionales de la
de c. sigue actuándose con otros CJ, pero enseguida se aceptaron co-
nombres, por ejemplo, en el oficio mo un ministerio prioritario, ante el
de socio del Provincial, que es tam- convencimiento de que la forma-
bién su secretario, consejero y ad- ción de la juventud era un medio
monitor, y su instrumento fiel en lo indispensable para conseguir la
que toca a la ejecución de las cosas mayor gloria de Dios y el bien de
de su oficio, y el principal informa- las almas. En Gandía, en 1546, co-
dor del General. Y en cuanto a los menzaron a asistir alumnos segla-
superiores locales, participan algo res a las clases que recibían los
del oficio de c. los admonitores. En alumnos jesuitas. En 1548, se fundó
este sentido, Aldama alude a una en Mesina el primer c. para jóvenes
indicación de Polanco en 1565, que no destinados al sacerdocio. Desde
apunta la conveniencia de aumen- entonces no cesó la fundación de
tar las atribuciones de los admoni- estos c, pues, como decía Ignacio,
tores para que, al menos en las co- "de la multiplicación de colegios sí-
munidades grandes, procurasen miles siempre esperaré se haya de
-como dice la Declaración D [661], seguir mucho fruto a gloria divi-
ya citada, de las Constituciones- na". A su muerte se habían abierto
"acordar, cuanto sea posible, los treinta y tres c, más otros seis que
subditos entre sí y con su prepósito ya estaban aprobados.
inmediato, como ángel de paz an- En la antigua CJ, la red de c. se
dando entre ellos, y procurando extendió rápidamente por todas
colegios 336

partes, hasta llegar a seiscientos discípulos, por su parte, han de ad-


veintiuno al tiempo de la extinción. quirir "no menos las virtudes y la
También la CJ restaurada se dedicó integridad de vida que las letras y
con entusiasmo a la educación de la doctrinas".
juventud, ministerio que la bula de Esta fusión, de la formación re-
restablecimiento (7 de agosto de ligiosa con la formación humana,
1814) encargaba a los jesuitas de reaparece, con toda naturalidad, en
manera expresa como tarea indis- los prospectos de los c. restaurados
pensable para la recuperación cris- en el siglo XIX, cuyo fin es "formar
tiana de la sociedad. Las estadísti- no menos el corazón que la inteli-
cas confirman la perseverancia de gencia de los jóvenes en virtud y
la CJ en esta misión educadora. En ciencia, por medio de una esmera-
1994, la Orden dirigía 1.865 centros da y sólida educación" (Prospecto de
educativos en sesenta y seis nacio- Carrión, 1881), o impartir "la ense-
nes, con un número total de alum- ñanza religiosa, civil y científica de
nos cercano a los dos millones. la juventud" (Prospectos de la Provin-
Unas instituciones tan numerosas, cia S. ]. de Toledo). La educación reli-
extendidas y duraderas, son un po- giosa, intelectual y moral, procura-
deroso medio de difusión del men- ba ofrecerse de manera armónica,
saje cristiano, a través de la educa- en una formación que integrara los
ción, desde unas formas peculiares
conocimientos y las creencias, los
de espiritualidad.
comportamientos y las actitudes.
1. La educación en la fe integrada
Este ideal se repite en los docu-
en la formación humana. La educa-
mentos más recientes. Las Caracte-
ción cristiana de la juventud, ha si-
rísticas de la educación de la Compañía
do siempre aceptada por la CJ co-
de Jesús (1986), afirman la dimen-
mo un medio de apostolado que
sión religiosa de toda la educación:
favorece la formación de la persona
"la formación religiosa y espiritual
en beneficio de la sociedad. Los tex-
tos clásicos de la pedagogía de los es parte integral de la educación je-
jesuitas reflejan el empeño por la suíta; no es algo añadido al proceso
formación integral de la persona. El educativo o separado de él" (n° 34).
alumno debe ser un hombre capaz Las Normas Complementarias de la
de desarrollar sus facultades perso- CG de 1995 dicen que los c. y escue-
nales, con apertura hacia Dios y pa- las deben ser "centros de cultura y
ra servicio de los demás. En las fór- de fe" (NC 288 §1), y que las uni-
mulas pedagógicas jesuíticas, se versidades deben distinguirse "por
alude al binomio de la formación sus programas de formación huma-
humana y religiosa, característica na, social, espiritual y moral" (NC
del humanismo cristiano. En las 289 §5).
Constituciones se manda que los Esta espiritualidad intregrado-
alumnos de los c. "con las letras to- ra de los valores humanos requiere
men también las costumbres dignas una pedagogía que siempre ha teni-
del cristiano" [Co 395]. En la Ratio do raíces ignacianas, aunque se ha
Studiorum, se acuña la expresión expresado en formas diferentes. Po-
clásica de "virtud y letras". El pro- demos distinguir tres períodos en
fesor ha de procurar que sus alum- los que la herencia común ignacia-
nos "junto con las letras vayan na se ha transmitido con formas de
aprendiendo también las costum- espiritualidad influidas por los ca-
bres dignas de un cristiano"; y los racteres peculiares de cada época.
337 colegios

2. Los c. de la antigua Cf (siglos en todos los c, y servía de excelente


XVI-XVIII). Los c. antiguos estaban complemento educativo por la di-
afincados en una sociedad en la que mensión cultural y comunitaria que
los valores religiosos se admitían infundía a la vida espiritual, pues los
como algo natural. La religión se vi- congregantes formaban parte de las
vía y practicaba en ellos como algo Academias y ejercitaban actos de ca-
cotidiano. Así se explica que en las ridad. El teatro jesuítico está empa-
escuelas de la CJ la religión no sólo pado de esa espiritualidad intensa y
se enseñaba en teoría (catecismo) si- gloriosa, lo mismo que el arte de las
no que se practicaba como elemento iglesias barrocas.
integrante de la vida escolar. En la 3. Los colegios de la Cf restaurada.
Ratio Studiorum se refleja muy bien Desde la restauración de 1814 hasta
esta espiritualidad connatural y ar- Ja Congregación General de 1965,
moniosa. Se enseñaban, en unidad que empalma con el Vaticano II, la
perfecta, doctrina y vida, catecismo, CJ, en general, ha mantenido un es-
piedad y conducta. Los maestros je- tilo espiritual restauracionista y de-
suítas de las clases inferiores eran al fensivo. En todos los países la socie-
mismo tiempo catequistas y conse- dad se iba emancipando de la
jeros espirituales. Eran maestros y Iglesia y surgían por todas partes
religiosos en una pieza, pues ade- movimientos anticlericales y hasta
más de enseñar Gramática o Hu- irreligiosos. Precisamente para
manidades, eran profesores de re- mantener y propagar la fe, en me-
ligión, tenían que orar por sus dio de una sociedad descreída, se
alumnos, vigilarles con discreción, inculcaba en los c. una piedad in-
darles buenos consejos, exhortarles tensa y totalizante, que impregnaba
a las prácticas devotas y ser un mo- por entero la vida escolar. Los c. pa-
delo de virtudes cristianas {Ratio, recían invernaderos y fraguas, por
"Regias comunes de clases inferio- la manera en que comunicaban las
res 1, 6, 8 y 10"). vivencias religiosas. Por una parte,
Las prácticas espirituales, apare- los jóvenes vivían como protegidos
cen en la Ratio perfectamente ensam- dentro de "los tutelares muros",
bladas con el régimen de los estu- aislados de la impiedad exterior.
dios, de manera que todo el tiempo Por otra parte, se intentaba fraguar
quedaba penetrado de espirituali- su carácter con acciones y actitudes
dad: los días, las semanas, los meses. que los prepararan para conservar
Cada día todos los colegiales asistían su fe cuando dejaran el colegio. Las
a misa (Reglas comunes, 3), y todas prácticas religiosas de la antigua
las clases comenzaban con una breve Ratio se quedaron cortas para los c.
oración (regla 2). Cada mes los alum- de la CJ restaurada. En ellos la vida
nos debían confesarse (regla 9), lo religiosa se refuerza con la institu-
que suponía que participaban en la ción de los Padres Espirituales y
comunión mensual. Cada semana con la intensificación de Jos actos
los alumnos debían recitar y apren- de piedad.
der la doctrina cristiana (regla 4), re- El cargo de Padre Espiritual de
cibir una plática espiritual o catequé- los alumnos, no figura en la Ratio. A
tica (regla 5) y recitar las letanías lo largo del siglo XIX se fue impo-
(regla 7). Los días de fiesta y dos días niendo, de manera desigual, hasta
a la semana, durante la cuaresma, te- admitirse en todas partes a instan-
nían que asistir al sermón. La Con- cias del P. Luis Martín. Los Padres
gregación Mariana estaba instalada Espirituales, liberados de clase, di-
colegios 338

rigían las conciencias de los alum- Las devociones se centraban en


nos y les orientaban con sus pláti- modelos de imitación: Cristo y la
cas. Solían ser, además, directores Virgen, ante todo. El culto al Cora-
de la Congregación. Su cargo se zón de Jesús encauzaba la devoción
consideraba de capital importancia, a Jesucristo, mientras la advocación
pues de él dependía la orientación de la Inmaculada concentraba la
de la piedad, la organización de los devoción a la Virgen, con menosca-
actos de caridad y el fomento de las bo tal vez de otros misterios de la
vocaciones. Madre de Dios. El culto a Nuestra
La espiritualidad de los c. man- Señora se caldeaba con el entusias-
tenía los valores esenciales. Era una mo por la Virgen del Colegio, que
espiritualidad cristocéntrica (que los antiguos alumnos evocaban co-
culminaba en la recepción de los sa- mo "dulcísimo recuerdo". S. José
cramentos), mañana (con toda la recibía también un culto especial
tradición de las Congregaciones), (dolores y gozos, siete domingos).
eclesial (con fidelidad al magisterio Entre los santos de la CJ, los jóve-
pontificio) e ignaciana (con la prácti- nes S. Estanislao de Kostka y S.
ca de los Ejercicios Espirituales, la Luis Gonzaga despertaban más de-
convivencia con los numerosos je- voción que S. Ignacio. Y lo mismo
suítas de la comunidad y la venera- puede decirse de S. Francisco Ja-
ción a los santos de la Compañía). vier, que inflamaba el espíritu mi-
Sobre estos fundamentos se añadie- sionero de los chicos y recibía las
ron otras características espirituales peticiones más difíciles en la nove-
muy condicionadas por las corrien- na de la gracia. Pero todas esas de-
tes de la religiosidad de la época: de- vociones conducían siempre a Jesu-
vocionismo, sentimentalismo, fervor cristo y a la unión con él en los
apologético y cierto paternalismo en sacramentos. Este contenido sacra-
las acciones de caridad. mental daba autenticidad a todas
las prácticas devotas. Cualquier
La vivencia interna de la reli- programa de cultos, celebraciones o
gión se fomentaba en la sacraliza- devociones culminaba siempre en
ción del tiempo y la pleamar de las la celebración eucarística. La confe-
devociones. Había misa, rosario y sión y comunión se practicaban pri-
pláticas diarias y obligatorias. Expo- mero cada semana, y desde la encí-
sición del Santísimo los domingos. clica de Pío X (Sacra Tridentina
Grandes liturgias y predicaciones en synodus, 20.12.1905) era habitual la
los días de fiesta. Tiempos de devo- comunión diaria.
ción más intensa durante la cuares-
ma y los meses de mayo y junio. La formación religiosa no que-
Ofrecimiento de obras por la maña- daba encerrada en la vivencia per-
na, oraciones al principio y fin de las sonal, pues también se inculcaban
clases, visita al Santísimo y examen los valores solidarios y comunita-
de conciencia antes de acostarse. Se rios. La Congregación Mariana en-
hacían bastantes novenas, triduos y señaba a vivir la fe en grupo. Las
otras celebraciones, un retiro al vol- crónicas de los c. cuentan, con fre-
ver de vacaciones y tres o cuatro días cuencia, acciones o campañas de
de Ejercicios Espirituales en silencio, caridad ejercidas muchas veces me-
a mitad del curso. No exageraban al- diante el acercamiento personal a
gunos al comparar el ritmo espiri- los necesitados (limosnas, comidas
tual de algunos c. con el de un semi- a los pobres, visitas a enfermos, en-
nario o noviciado. señanza del catecismo en los ba-
339 colegios

rrios, etc.). Estos episodios demues- que jesuítica, en un intento de bus-


tran que la espiritualidad no se re- car inspiración en las fuentes origi-
ducía a puro pietismo, sino que se narias de la espiritualidad ignacia-
prolongaba en actos de amor al na, hasta el punto de amoldar las
prójimo. Los actos de caridad se Anotaciones para el director de los
realizaban en los esquemas benéfi- Ejercicios al perfil pedagógico dese-
cos y paternalistas, propios de la able en un buen profesor de cual-
sociedad clasista; pero al menos te- quier asignatura.
nían la ventaja de golpear la con- La vida religiosa de los c, no es-
ciencia y acortar distancias sociales. tá ya regulada por normas obligato-
El ejemplo más fehaciente de rias (ha cesado la misa diaria y otras
los resultados de aquella espiritua- prácticas de devoción), porque se
lidad se encuentra, seguramente, prefiere que las actitudes religiosas
en las abundantes vocaciones sacer- sean el resultado de opciones libres
dotales y religiosas que salieron de y conscientes. "Los alumnos han de
los colegios. Las vocaciones, espe- ser gradualmente preparados para
cialmente para la CJ, era uno de los hacer en plenitud de conciencia y
frutos, nunca disimulados, que se responsabilidad una opción progre-
esperaba obtener de los c, hasta el sivamente libre, personal, explícita
punto de utilizarse como baremo y madura de la fe cristiana, valora-
para deducir la buena marcha de da por sí misma como miembros de
éstos. Las numerosas vocaciones re- la Iglesia de Cristo" (Ideario de la
flejan una pedagogía de alta cali- Comisión Nacional de Educación,
dad espiritual, capaz de provocar 1974).
decisiones de "mayor estima y mo- Ahora se insiste más en la di-
mento" (cf. [Ej 97]), aunque tam- mensión social que en devoción par-
bién demasiado alejada de los com- ticular. El decreto 4 o de la CG 32 ha
promisos con el mundo. potenciado una espiritualidad que
4. Los colegios actuales y la espiri- pretende corregir antiguas carencias
tualidad renovada. El cambio de sociales mediante una apuesta deci-
rumbo de la CJ, a partir del genera- dida por la solidaridad, la justicia y
lato del P. Arrupe, se ha dejado sen- la cercanía al mundo de los pobres.
tir en la pedagogía de los c, y den- "El servicio de la Fe y la promoción
tro de ella en la manera de realizar de la Justicia, que ello lleva consigo,
la educación en la fe. Las últimas es el fundamento del humanismo
CC GG y las numerosas alocucio- cristiano contemporáneo. Y está en el
nes de los dos últimos Padres Gene- núcleo de la tarea educativa católica
rales, han mantenido la educación y de la Compañía en nuestros días"
como misión prioritaria, abierta a la (P. Kolvenbach, La pedagogía ignacia-
renovación que piden los tiempos. na hoy, 121). Al hilo de estas nuevas
Los principios y las aplicaciones corrientes se explican no pocos cam-
prácticas han quedado perfecta- bios. En lugar de un Padre Espiritual
mente explicados en las Característi- responsable, se pretende que toda la
cas de 1986 y el Paradigma {Pedago- comunidad educativa se integre en
gía ignaciana) de 1993. La educación la misión apostólica de la CJ y parti-
religiosa se sigue manteniendo, pe- cipe en su tarea evangelizadora: "co-
ro con una espiritualidad más acor- mo profesores de los colegios de la
de con el ambiente que rodea a los Compañía, además de ser profesio-
jóvenes de nuestro tiempo. Hoy se nales cualificados de la educación,
habla de pedagogía ignaciana, más debéis ser hombres y mujeres del Es-
colegir 340

píritu" (Ibid. n° 143). La sustitución COLEGIR


en muchos centros de la Congrega-
ción Mariana por la Comunidad de
Vida Cristiana encaja mejor con una
espiritualidad seglar inmersa en el
E sta palabra ya casi en desuso
en el castellano actual es fami-
liar al léxico ignaciano. Este senti-
mundo. Han podido cambiar los do, próximo a "concluir" es el que
acentos de la espiritualidad, pero se ofrece DiccAut: "vale también infe-
mantiene su objetivo esencial: "En la rir, deducir, hacer argumento o
educación de la Compañía los valo- consecuencia de una cosa a otra,
res del Evangelio, tal como se con- por lo que se ha visto, leído u oí-
templan en los Ejercicios Espirituales, do". Se trata de un término culto
son las normas orientadoras de un de tardía aparición en el castella-
desarrollo integral humano" (Ibid., no, ya en el siglo XV en la obra del
n° 151). Marqués de Santillana. Es signifi-
cativo que no lo recojan ni Alfonso
Manuel REVUELTA, SJ
de Patencia ni Lebrija en sus res-
pectivos vocabularios.
/ Ciencia, Enseñar a los niños, Estudios, Le-
tras, Ministerios de la palabra, Pedagogía, Ra- Ignacio lo utiliza dos veces en
tio Studiorum. Ejercicios, ambas en la Regla 13 de
discreción de espíritus de Primera
Bibl.: BELTRÁN-QUERA, M., La pedagogía de
los jesuitas en la Ratio Studiorum. La funda-
Semana, para aludir a la intención y
ción de los colegios. Orígenes, autores y evolu- modo de proceder del mal espíritu,
ción histórica de la Ratio. Análisis de la educa- quien se da cuenta {collige) del fraca-
ción religiosa, caracterológica e institucional, so de su empresa cuando el ejerci-
San Cristóbal-Caracas 1984; CONEDSI, Di- tante descubre "sus engaños y ma-
mensión evangelizadora del Centro. 25 jorna- licias" a "su buen confesor o a otra
das educativas S. J. Salamanca 6,7 y 8 de julio
de 1999, CONEDSI, Madrid 1999; HERAS,
persona espiritual que conozca sus
E., La vocación religiosa en nuestros colegios. engaños" [Ej 326]. Este significado,
Estudio teológico-histórico, Imp. Altes, Barce- muy próximo a "concluir" (en su
lona 1918; JACAS, H., Manual del colegial. acepción de "sacar conclusión", no
Devocionario para uso de los jóvenes que se de "finalizar"), está presente tam-
educan en los colegios, Barcelona 1897; LAN- bién en algunas cartas: "Cuanto a la
GE CRUZ SJ, I., Carisma ignaciano y mística de
la educación, Universidad Pontificia Comi-
necesidad de personas en Córdoba,
llas - Conedsi, Madrid 2005; MARTÍNEZ que en la de Octubre apuntáis, se-
HERNÁNDEZ, A., Areneros. 1940-1960. La gún por otras más frescas puede co-
educación espiritual en un colegio de jesuitas, lligirse, se habrá en parte remedia-
ICAI, Madrid 1983; NUTÓ, R, Avisos prácti- do" [Epp IX, 145]; "Finalmente,
cos para el novel maestro de la Compañía de Je- cuanto yo pude colegir en el Señor
sús, Valencia 1909; Reglas de la Congregación
de la Anunciación de Nuestra Señora estableci-
nuestro, la conclusión de todo con-
da en los Colegios de la Compañía de Jesús pa- sistía en tres partes" [Epp I, 221];
ra el aprovechamiento espiritual de los jóvenes "De donde se colige que no se han
que asisten a sus Estudios, S. 1. s. a.; CONED- de dar oídos ni crédito a aquellos
SI, Pedagogía hoy. Un planteamiento práctico, que dijeren y sustentaren cosas aje-
Madrid 1993; REVUELTA GONZÁLEZ, M., LOS nas del sentido de la Iglesia Católi-
colegios de jesuitas y su tradición educativa,
1868-1906, UPComillas, Madrid 1998; Ruiz
ca" [Epp VIII, 475]; "Os envío [...]
SAURAS, R, La educación religiosa en los Cole- también un volumen de Exercitios,
gios de la Compañía de Jesús según los docu- que se collige de esta letra que ha-
mentos oficiales de la misma, Blass, Madrid béis demandado por otra" [Epp IV,
1917. 589].
341 coloquios

Con otro significado, más pró- en las cartas se usa a veces como si-
ximo a "reunir, sumar", aparece en nónimo de conversación espiritual,
las Constituciones: "podrán ayudar- dentro del repertorio de los instru-
se [los escolares] de las anotacio- mentos pastorales por excelencia
nes del Maestro y de las cosas no- que usa el jesuíta (Ejercicios, conver-
tables que han colegido" [Co 389], saciones, confesiones, predicacio-
y en la Autobiografía, en el comen- nes. ..) (cf. [Epp I, 388; XII, 244.246]).
tario a la ilustración del Cardoner: En los Ejercicios tiene el signifi-
"coligiendo [Ignacio] todas cuan- cado de un término técnico. Se re-
tas ayudas haya tenido de Dios, y fiere al modo conversacional de
todas cuantas cosas ha sabido, concluir siempre cada ejercicio de
aunque las ayunte todas en uno, oración. Pertenece a la parte esen-
no le parece haber alcanzado tanto cial de la estructura del modo de
como de aquella vez sola" [Au 30]. hacer cada ejercicio u hora de ora-
Estos últimos contextos inclinan el ción que permanece inalterada de
significado de este término hacia
principio a fin. Cada ejercicio "con-
"reunir, juntar o sumar", como
tiene en sí, después de una oración
ofrece TLC: "De muchas cosas que
preparatoria y dos preámbulos, tres
hemos visto, oído o leído hacemos
puntos principales y un coloquio"
una suma y aquello es colegir o de
[Ej 45; cf. Ej 65.101.190.246].
ello hacemos argumento para infe-
rir otra cosa". S. Ignacio no fuerza artificio-
samente el camino espiritual. El
José GARCÍA DE CASTRO, SJ "modo y orden" [Ej 21] recoge la
lógica interna del mismo. Si el
/* Cognación, Discurrir, Entendimiento. ejercitante practica el método de
un modo confiado y comprometi-
do, suele tener una experiencia
COLOQUIOS creciente de libertad. Además, la
experiencia tiene una "forma"
precontenida en el método. La
E ste sustantivo y su correspon-
diente verbo, tanto en su forma
latina, como en las diferentes varian-
prueba de eso es que el proceso
del ejercitante tiene elementos an-
ticipadores que apuntan en la mis-
tes ortográficas castellanas, son de ma dirección de las propuestas del
uso bastante frecuente en la literatu- mismo método. Por eso resulta tan
ra ignaciana. En el Epistolario apare- útil, porque pone la atención en el
cen treinta y cinco veces. En el resto
paso que conviene dar en cada
de su obra, treinta y ocho, de las cua-
momento. Si Ignacio propone la
les treinta y cinco corresponden a los
conclusión de la oración en un cli-
Ejercicios Espirituales (Concordancia
ma más espontáneo de conversa-
169-170). Etimológicamente significa
ción con el Señor, es sencillamente
acción de "hablar con" (cum toqui).
porque ésta es su desembocadura
San Ignacio lo usa como un latinis-
más connatural.
mo culto sinónimo de conversación.
Con el tiempo la forma latina "con- El modo eminente de comuni-
versación", o la griega "diálogo" co- cación entre las personas es aquel en
brarán mayor uso para designar la el que se da una mutua actualidad
dinámica de la interlocución; es inte- de Ja presencia, y por lo mismo un
resante notar que este término no modo de comunicación en el que to-
aparece en el TLC (1611). De hecho, da la persona se expresa, con gestos
coloquios 342

y palabras, y tiene un carácter alter- anotación no es nada casual. Se re-


nativo de recepción y de manifesta- fiere nada menos que a la forma de
ción respectiva. De análoga manera, entablar la relación con Jesucristo.
el modo eminente de la oración es lo No olvidemos que este primer c.
que S. Ignacio llama el ''coloquio'', tiene una extraordinaria densidad.
es decir el modo conversacional. Por Se pronuncia ante el Crucificado.
eso el camino orante deriva por sí San Ignacio, desde este primer mo-
mismo en ese modo eminente de es- mento nos pone de rodillas ante la
tar ante Dios: un modo profunda- forma acabada de la manifestación
mente libre, en el que el nombre se histórica del Amor de Dios, en su
manifiesta desde lo más "suyo" de Verbo, humillado hasta el extremo.
sí; un modo profundamente íntimo, Concernido por la actualidad de
donde en la mutua presencia, el ese amor, el ejercitante es llamado
orante derrama el sagrario arcano a devolver una palabra suya de
de sus sentimientos, pensamientos y amor comprometiendo en ella su
deseos; un modo profundamente futuro.
comunicativo, donde cada uno reci- Además de la "ocasión" de es-
be y entrega. te c, esa anotación tiene en S. Ig-
Lo que S. Ignacio entiende por nacio un carácter formalmente
c, lo define con, toda claridad, cristológico. La experiencia auto-
cuando lo propone practicar por biográfica de Cristo tuvo para S.
vez primera al término del primer Ignacio un carácter esencialmente
ejercicio con las tres potencias so- bipolar. Y dejó temáticamente re-
bre el primero, segundo y tercer flejado en el método el rastro de
pecado: "El coloquio se hace pro- este modo de relacionarse con
piamente hablando, así como un Cristo, Amigo y Señor. Bipolar en
amigo habla a otro, o un siervo a su tanto que se trata, por una parte,
Señor; cuándo pidiendo alguna de una relación cordial, tierna, in-
gracia, cuándo culpándose por al- mediata, verdaderamente amical;
gún mal hecho, cuándo comuni- y de otra parte absorbente, totali-
cando sus cosas, y queriendo con- zadora, como a quien se le rinde
con plena disponibilidad la com-
sejo en ellas, y decir un Pater
pleta autonomía del propio ser y
noster" [Ej 54].
de su destino. Cristo es para Igna-
"Propiamente hablando": El c, cio, al mismo tiempo, y en indiso-
por decirlo sencillamente, es hablar luble unidad, Amigo y Señor. De
de lo que nos sale de dentro sin cor- suerte que se relaciona con El en
tapisas ni formalidades. Hasta ese cuanto amigo y siervo [Ej 146].
momento la oración ha discurrido El llamamiento del Rey Eternal
por unos cauces bastante discipli- y las Dos Banderas contienen los
nados. Llegado a este punto, el ejer- elementos fundamentales de esa
citante "afectado" por lo que ha experiencia cristológica bipolar. El
considerado -en un contexto siem- Cristo, Cabeza, Capitán, Señor del
pre dialogal ante Dios- se pronun- universo y de la historia, es al mis-
cia a su modo desde el hontanar de mo tiempo el Amigo cercanísimo,
su corazón. Como el salmista, de- que todo lo comparte, y convoca a
rrama el cofre de su intimidad ante una dulce intimidad. Este Amigo y
Dios (Sal 142, 3). Señor, llama a sus amigos y siervos,
"Así como un amigo habla a a la "jornada", que no es otra cosa
otro, o un siervo a su Señor". Esta que la misión de la Iglesia.
343 coloquios

Concluyendo, el c. para Ignacio amor Redentor, que regala un nuevo


es la maduración del diálogo con futuro, siempre que uno se convier-
Cristo, que por una parte manifiesta ta a ese modo de ser redimido y a
el grado de nuestra configuración sus consecuencias.
con él, y por otra tiene un efecto Esta respuesta tiene las si-
transformante hacia dicha configura- guientes características: 1) Petición,
ción, toda vez que dispone a lo que a resultas de lo que uno siente que
el Señor quiere en nosotros. le conviene. 2) Manifestación de
Ese diálogo tiene una forma bi- arrepentimiento sobre la propia
polar: vehicula las ternuras de un culpa, reinterpretada. 3) Un sentido
universo afectivo fundamentalmen- más espontáneo de comunicación,
te amical, y por otro expresa el com- a modo de "desahogo", pero unida
promiso histórico de quien se ha he- a una actitud de "consulta", de
cho plenamente disponible a su quien asume una dependencia
Señor. No hace falta decir, por lo amorosa para rehacer su vida.
que respecta a esto último, que el En la práctica ignaciana, el c, si
término "siervo" tiene para Ignacio bien personal y espontáneo, nada
el contenido de una parábola evan- tiene que ver con una especie de
gélica y tardomedieval. No tiene na- charla intrascendente, o errabunda,
da que ver con un sometimiento o parcialmente desligada de lo que
despótico: se trata de la radical dis- "procede". Porque también con
ponibilidad que asume libremente Dios, nos podemos entregar a esa
el que sirve frente a un Señor mag- incontinencia verbal propia de al-
nánimo y humilde. gunos modos de conversar, que no
Tocamos aquí lo nuclear de la es más que la desordenada satisfac-
experiencia de los Ejercicios y de la ción del narciso que quiere simple-
experiencia cristiana: todo se resu- mente mostrarse, pero de un modo
me en una relación de amor con desligado del compromiso de cons-
nuestro Señor Jesucristo. Una rela- truirse y de construir a los otros. Es-
ción por una parte llena de intimi- ta es la aparente paradoja del c. que
dad y conmoción afectiva, y por Ignacio enseña: Es la palabra más
otra, comprometida históricamente "suya" del sujeto, y sin embargo,
en la tensión de verificar ese amor presupone una "forma"que define
en una existencia configurada lo su autenticidad.
más posible a la de Cristo. Ignacio define este carácter
"Cuándo pidiendo alguna gra- formal del c. con un término técni-
cia, cuándo culpándose por algún co: colloquio según subiecta materia.
mal hecho, cuándo comunicando La expresión según "subiecta ma-
sus cosas, y queriendo consejo en teria" se aplica a otros elementos
ellas, y decir un Pater noster". Como estructurales de la oración, sobre
puede notarse, el c. es la expresión todo a aquellos que tienen un ca-
de una palabra ya pronunciada. rácter flexible, adaptable al mo-
Más concretamente es la respuesta mento del proceso y / o a la perso-
amorosa, de un amor que ya se ha nalidad del sujeto (cf. [£; 48.49.74.
manifestado previamente. El orante 105.199.204.225.226.243]). Define lo
responde siempre a una Palabra pre- que podríamos llamar lo pertinen-
via de amor. El Crucificado resume tes que son dichos modos de pro-
el contenido de esa Palabra en la Pri- ceder con su requerimiento de or-
mera Semana de los Ejercicios. Es un den formal. Probablemente esta
coloquios 344

expresión alcanza su mayor signi- de Dios en nuestra propia psicolo-


ficado cuando se aplica al c. (cf. [Ej gía. Él discernimiento, y sólo él,
199.225.243]), precisamente porque explica el modo atípico "analógi-
allí se da la mano la expresión más co" de nuestro diálogo con Dios.
original del sujeto con el mayor re- La angustia atormentada de mu-
querimiento formal. Donde mejor chos es que puestos a orar sólo se
lo encontramos expresado es al re- perciben a sí mismos: no hay "alte-
tomar el significado del c. al co- ridad" comunicante. Y a la postre
mienzo de la Tercera Semana: "Es la cantinela monótona de sus que-
de advertir, como antes y en parte jas y de sus anhelos les hastía con
está declarado, que en los colo- su continuo retorno. Percibir a
quios debemos de razonar y pedir, Dios, es una cuestión de discerni-
según la subiecta materia, es a sa- miento, porque de hecho se perci-
ber según que me hallo tentado o be, y con una inmediatez de tal ca-
consolado, y según que deseo ha- lidad, que se hace autoluminosa, y
ber una virtud o otra, según que por tanto indudable. Aprender a
quiero disponer de mi a una parte captar el lenguaje de Dios en los
o a otra, según que quiero dolerme movimientos de nuestra propia
o gozarme de la cosa que contem- afectividad. Aprender a captar el
plo, finalmente pidiendo aquello lenguaje propio de Dios: la alegría
que más eficazmente cerca algunas de recibirse el hombre amado por
cosas particulares deseo; y de esta Dios, en el deseo de vivir para
manera p u d e hacer un sólo colo- amar. Aprender a captar su len-
quio a Cristo nuestro Señor, o si la guaje impropio, su silencio y su
materia o la devoción le conmue- condición inasible. Aprender a
ve, puede hacer tres coloquios, captar la calidad de una experien-
uno a la Madre, otro al Hijo, otro al cia trascendente por su densidad
Padre, por la misma forma que es- inmanente. Aprender a discernir
tá dicho en la Segunda Semana, en los frutos en el compromiso de una
la meditación de los dos binarios, vida para los demás.
con la nota que se sigue a los bina-
2. Pidiendo lo que el Espíritu
rios" [Ej 199] .
reclama en mi interior: "según que
Con esta catequesis precisa y deseo haber una virtud o otra, se-
clara sobre el c, Ignacio recoge el gún que quiero disponer de mi a
sentido propio de un diálogo que una parte o a otra, según que quie-
fluye en un contexto contemplativo ro dolerme o gozarme de la cosa
practicado durante toda la Segunda que contemplo, finalmente pidien-
Semana. Y a la vez orienta el propio do aquello que más eficazmente
de las semanas siguientes, en las cerca algunas cosas particulares
que la doble experiencia de autoim- deseo". Es decir, la acción inme-
plicación afectiva del sujeto y de la diata del Espíritu, deja un espíritu
comunión con Cristo, alcanzan co- inmanente en forma de atracción o
tas muy superiores. ¿Cómo se hace tendencia afectiva, que, acogido
el coloquio?: por la libertad del orante y hecho
1. Teniendo en cuenta la dis- suyo, se transforma en nuevo de-
creción de espíritus o mociones in- seo y en nueva disponibilidad a
ternas: según que me hallo tentado esa gracia. El primer registro de la
o consolado. La alusión al discer- gracia particular es hacerse desea-
nimiento es de gran alcance, por- ble, para constituirse así en preám-
que se trata de captar el lenguaje bulo de una alianza más plena de
345 coloquios

Dios con el hombre desde su pro- modo" del tesoro de las bienaven-
pia libertad. turanzas. Es más, en ese segundo,
3. "Puede hacer un sólo colo- el hombre descubre que su liber-
quio a Cristo nuestro Señor". El in- tad está constituida por ese deseo,
terlocutor primero y principal del por su actualización y por su ex-
orante es Jesucristo. La persona del pansión en nuestro interior y en
Verbo Encarnado es el lugar del en- nuestros actos.
cuentro de Dios con el hombre. En El c. tiene forma de oblación al
su rostro amigo se nos revela el Se- final del ejercicio de la llamada del
ñor del universo, y en diálogo con Él Rey Eternal [Ej 98] y en la CAÁ [Ej
crecemos continuamente en nuestra 234]. Aquí la oración no acaba en
condición de siervos y a amigos. Só- conversación sino en holocausto.
lo a través del misterio de nuestra Aquí el diálogo alcanza su máxima
configuración con el Hijo, se nos re- significación. Aquí la palabra es un
gala la misma autodonación de pronunciamiento de amor. El hom-
Dios: El acceso amical e íntimo al bre descubre la máxima verdad en
Padre, en el Espíritu (no citado por la recepción del amor que le consti-
Ignacio, porque su inmanencia en tuye, y la pronuncia de nuevo de
nosotros es la misma experiencia de un modo máximamente autoimpli-
intimidad con las divinas personas). cativo en la oblación de sí mismo.
María..., también: aledaña de la Tri- ¿Quién es Cristo? La Palabra, que
nidad, aurora de la salvación actua- ha descendido para hacerse obla-
lizada en los momentos más tras- ción. ¿Quién soy yo? Misterio hu-
cendentes de nuestra vida de fe, y mano de libertad "para" Dios y
madre propicíadora que nos allega "para" los demás.
al único mediador. Por este carácter cristológico
Notemos por último que el c. de la petición y de la oblación se
tiene una doble forma oracional: explica un hecho singular que ha
de petición y de oblación. Tiene quedado hasta ahora implícito. En
forma de petición en los textos los momentos clave de los Ejerci-
que acabo de citar. También en el cios S. Ignacio invita a hacer c. ya
apunte del c. en la contemplación formulados. Se trata de los ya cita-
propia de la Segunda Semana: "pi- dos: El triple c. de la Primera Se-
diendo según que en sí sintiere, mana, la oblación al Rey Eternal, el
para más seguir e imitar al Señor c. de las Dos Banderas y la obla-
nuestro" [Ej 109]. ción que se va intercalando en ca-
También tiene forma de peti- da punto de la CAÁ. ¿Por qué, en
ción el triple c. de la Primera Se- estos momentos, S. Ignacio sugiere
mana [Ej 63] y el c. de las Dos Ban- el empleo de fórmulas tan concre-
deras [Ej 147]. ¿Qué diferencia tas, cercenando a primera vista la
existe entre este tipo de c. y la "pe- originalidad de lo que hemos indi-
tición" propia de Jos preámbulos? cado como cualidad "a su modo"
Pues lo que media entre los dos: el de hablar con Dios en el coloquio?
haber sido afectado por el ejerci- Desde luego los patrones de
cio. En el primero el ejercitante se oración son tan antiguos como el
fía de la caridad de la Iglesia, que mismo cristianismo. El Señor mis-
le incita a pedir lo que le conviene. mo nos enseñó a orar con una for-
En el segundo, su corazón afecta- ma canónica: El "Padre nuestro"
do, se convierte en reclamo "a su (Mt 6, 9-15; Le 11, 2-4). Un canon de
cómodo 346

oración al que Ignacio le da tal encuentran en el corazón los que


importancia que lo recomienda co- dialogan: Dios en la kénosis del
mo broche de todo encuentro ora- Verbo, y el hombre reconstruido en
cional. Dígase lo mismo de aquellas su capacidad de amar.
fórmulas oracionales, mezcla de
inspiración bíblica y de devoción Germán ARANA, SJ
tradicional que la piedad de gene-
raciones y generaciones nos ha en- / Afecto, Amor, Ejercicios, Modo y orden,
tregado como signos de identidad Oración ignaciana.
del corazón orante de la Iglesia. Bibl.: FERNÁNDEZ DE LA CIGOÑA, J. R., "LOS
Si S. Ignacio establece unos c. grandes coloquios de los Ejercicios Espiri-
"canónicos" en los momentos cru- tuales", Man 48 (1976) 73-88; FONT, ]., "Al-
ciales, es precisamente para asegu- gunos aspectos psicológicos del 'Tercer
Ejercicio... haciendo tres coloquios' [EE
rar la forma plenamente cristológica 62-63]", Man 55 (1983) 87-89; GIULIANI, M.,
en la forma de nuestra conversión. "Cristo en la experiencia de la Primera Se-
Es el recurso a lo que podríamos lla- mana", Man 68 (1996) 227-231; IPARRAGUI-
mar una suerte de "orto-logia". Di- RRE, I., "Coloquio" en Vocabulario de Ejerci-
cha ortología constituiría el correla- cios Espirituales. Ensayo de Hermenéutica
to en el campo de la piedad, a la Ignaciana, C1S, Roma 1978, 49-58; ITURRIOZ,
]., "Coloquio del 'Primer Ejercicio' y 'Con-
ortodoxia en el campo de la teolo- templación para alcanzar Amor' [53] y
gía, y a la ortopraxis en el terreno [230-237]", Man 51 (1979) 165-171.
moral, y consiste precisamente en
aprender a decir y a pedir lo que
conviene en nuestro diálogo con
Dios. CÓMODO
Bien puede decirse, que todos
los Ejercicios en su conjunto son, en-
tre otras cosas, un manual de orto- A l presentar Ignacio el cuarto
punto del "primer modo para
hacer una buena y sana elección"
logía, un manual de dialogar con
propiedad ante Dios. El núcleo de [Ej 181] propone "considerar, ra-
ello se encuentra en el c. de las Dos ciocinando, cuántos cómodos o
Banderas [Ej 147]. Precisamente ahí provechos se me siguen con el te-
coincide con el núcleo de la ortodo- ner el oficio o beneficio propuesto"
xia (kerygma de Jesucristo humilla- y, más adelante, "otro tanto ha-
do, muerto y resucitado), y de la or- ciendo en la segunda parte, es a sa-
topraxis (la forma servicial del ber, mirar los cómodos y prove-
amor cristiano). Allí se pide vivir chos en el no tener".
del modo más semejante a Cristo. El DCECH sv. "modo", es la
Allí se alcanza por fin el hombre a única vez que cita a Ignacio de Lo-
sí mismo en la libre expresión de su yola como autoridad en alguna de
vocación escatológica. Allí se recibe sus documentaciones léxicas: "In-
la humanidad humillada del Verbo cómodo [éste y cómodo como sus-
como la plenitud de su amor por tantivos ya en Ignacio de Loyola
nosotros. Allí se incoa la beata co- 11556.]". Este término, presente en
munión con Cristo y con los hom- Ignacio, está ausente en autores cul-
bres a través de una existencia con- tos castellanos de la época como Al-
vertida toda ella en oblación. Allí se fonso de Palencia, o Nebrija (este
despoja la palabra humana de toda último prefiere provechoso) y apare-
frivolidad, de toda enajenación, y cerá más tarde en Cervantes o Lope
de todo engaño idolátrico. Allí se de Vega. TEC: "Vale provecho".
347 Compañía de Jesús

DiccAut: "Utilidad, provecho, con- COMPAÑÍA DE JESÚS


veniencia (Cerv. Quix. I, 42)". Juan
de Valdés, en su Diálogo de la Len- A. EL TÉRMINO Y SU HISTORIA
gua (Espasa Carpe, Madrid 1976,
139.5) lo considera italianismo: "De Juan Alfonso de Polanco, Secre-
la lengua italiana desseo poderme tario General de la CJ con los prime-
aprovechar para la lengua castella- ros tres Prepósitos Generales, en un
na de los siguientes vocablos: [...] escrito sumarial sobre el origen y
cómodo e incómodo". Es muy po- progreso de la CJ escribe: "Cuanto al
sible que Ignacio lo tomase del ita- nombre de la Compañía y modo có-
liano. Tiene en nuestro autor el sen- mo se hizo y confirmó etc., lo que de
tido de "provechos", cuando es información y escrituras de los mis-
utilizado como sustantivo en los mos padres de la Compañía he podi-
contextos ya vistos de [Ej 181] y do saber, es lo siguiente. El nombre
otras veces parece acercarse más a es la Compañía de Jesús, y tomóse
"conveniente", y aparece como ad- este nombre antes que llegasen a Ro-
jetivo en referencia a un sustantivo ma, que tratando entre si cómo se
cercano: "Lo que parece más cómo- llamarían a quien les pidiese qué
do y más seguro de la penitencia" congregación era esta suya, que era
[Ej 86]; "acerca del beber parece de nueve o diez personas, comenza-
más cómoda la abstinencia" [Ej ron a darse a la oración y pensar qué
211] y cuando Ignacio recomienda nombre sería más conveniente; y vis-
"usar de claridad o temporales có- to que no tenían cabeza ninguna en-
modos, así como en el verano de tre sí, ni otro prepósito sino a Jesu-
frescura o en el invierno de sol y cristo, a quien sólo deseaban servir,
calor" [Ej 229]; "más cómodo en el parecióles que tomasen nombre del
Señor nuestro pareciere" [Co 69]. que tenían por cabeza, diciéndose la
Como sustantivo en las Deliberacio- Compañía de Jesús" (FN I, 203-204).
nes sobre la pobreza, está muy vincu- Paulo III, recoge la Fórmula del Insti-
lado a su contrario incómodo: "Los tuto de S. Ignacio en su Bula Regimini
incómodos al tener son los cómo- militantis Ecclesiae (1540): "Cualquie-
dos al no tener cosa alguna". ra que en nuestra Compañía, que de-
seamos que se distinga con el nom-
No es extraño encontrarse el bre de Jesús, quiera ser soldado para
término en las cartas: "he hallado Dios bajo la bandera de la Cruz". Lo
este cómodo para escribir esta letra, mismo se repite en Exposcit debitum
deseando verme con Vtra. Señoría" de Julio III. Al comienzo de las Cons-
[Epp II, 159]; al Rey de Sicilia le in- tituciones, en el Examen, se precisa:
forma de la licencia de S.S. "para "Esta mínima Congregación que por
profanar y vender el monasterio la Sede Apostólica en su primera ins-
viejo [de la Ascensión] para ayudar titución fue llamada la Compañía de
del nuevo y más cómodo" [Epp VI, Jesús" [Co 1].
186]; y al P. Bartolomé Hernández
"acá buscaremos si habrá cómodo Frente a las órdenes y congre-
para asegurar y asentar los 50 duca- gaciones medievales anteriores a
dos de pensión para la capellanía" Ignacio, lo que él constituía repre-
[Epp IX, 160]. sentaba una ruptura con la tradi-
ción monástica: movilidad frente a
José GARCÍA DE CASTRO, SJ estabilidad, sin atarse a un monas-
terio, convento ni territorio; rezo
/* Elección, Impedimento. privado frente a coro. La continui-
Compañía de Jesús 348

dad temporal determinada por el gótico. En esa lengua hay dos tér-
corte en el tiempo de las horas ca- minos para designar a los soldados,
nónicas, se convierte en personal e ga-drahts, 'quien comparte la amis-
interior. En el cristianismo hay tad' y ga-hlaiba, 'quien comparte el
siempre una tensión entre la Iglesia pan", de halaiba, 'pan' y ga, kom
como institución y entre la Iglesia 'compañía'. Dice Benveniste que
como cuerpo formado por los cre- "parece evidente que entre el gótico
yentes. El monacato medieval era ga-hlaiba y el latín companio hay una
fundamentalmente institución; S. estrecha relación. Uno de los dos es
Ignacio apuesta por el otro extremo calco del otro. Es probable que gah-
dialéctico. El monacato medieval se laiba sea el original y companio la
asentaba en unas reglas fundacio- imitación" (Benveniste 1969, 111).
nales y en una dirección colegial, En la Edad Media, se suele emplear
representada por la mayoría capitu- para designar no los que comen del
lar, con capacidad legislativa. S. Ig- mismo pan, sino lo que se comía
nacio rechaza ese esquema y esta- juntamente con el pan: "Quid habe-
blece el liderazgo renacentista rent frates ad companium, scilicet
personal. ad piscem ad ova, etc" (Gesta abba-
Estas novedades explican que tum Trudonensium, siglo X). De esta
papas como Pablo IV, Pío V y Sixto etimología originaria pasó a la sig-
V o teólogos como Melchor Cano nificación más generalizada de
tuvieran sus dificultades para acep- "persona o personas que se unen a
tar las novedades ignacianas. No se otras para algún fin" y la acción de
podía llamar con nombre antiguo realizarlo como "acompañar". La
una cosa tan nueva, porque podría primera vez que aparece la palabra
parecer que se innovaba el ser de en español es en Berceo: "Porque
antiguas instituciones. Mejor era vinie tal omne entre sue compan-
nombrar lo nuevo con nombre nue- nia" (Gonzalo de Berceo, Vida de san
vo y esa puede ser la razón del Millón, 303b).
nombre que encuentran con la ayu- Según la acción que se realiza
da de Dios. Cuando Ignacio y los entre los que se han juntado, entre
primeros compañeros eligen el los compañeros, la compañía pudo
nombre de "compañía", ¿qué signi- ser para realizar acciones comercia-
ficado tenía la palabra? les, festivas o para realizar conjun-
La evolución del significado de tamente acciones de guerra. Con
la palabra sería el siguiente. El pun- esa última utilización la palabra
to de partida de su significación, su "compañía" llega a designar, sin
etimología, parece ser que es una necesidad de ninguna adjetivación
palabra de una forma "companio", una forma de organización dentro
[cum + pane] 'quien come el pan con del vocabulario de la milicia, "cuer-
otro', aplicado a los soldados, de la- po de guerra mandado por un capi-
tín muy tardío, que sólo se docu- tán". Cuando Ignacio y sus prime-
menta en un texto de la Ley Sálica, ros compañeros eligen la palabra
pero que sólo aparece en la recesión "compañía" ¿están pensando en el
Pippina (763-798); por eso el TLL significado específico militar de la
(en curso de publicación) lo acepta palabra y quienes la escuchaban re-
con una interrogación y el Oxford cibían la misma información? En la
Latín Dictionary (1994) no incluye el interpretación militarista de la pala-
término. Si ese era su significado se bra ha intervenido, por una parte la
trataría de un calco semántico del imagen del soldado íñigo herido en
349 Compañía de Jesús

Pamplona y la obra de la CJ contra tulus" (Horacio, £/?. 1,2,67). Lo mis-


el protestantismo en Europa, como mo acaece con la palabra "bandera",
si se tratara de una nueva guerra de paño cuadrangular más largo que
religión. De la experiencia personal ancho, para indicar con sus colores a
de Ignacio y varios términos y sig- quien pertenecía la nave, el palacio o
nos interpretados posteriormente la fortaleza donde se izaba. "E a esta
con una significación que parece seña llaman algunos bandera" (Al-
ser que no era la que exactamente fonso el Sabio, Partidas, Segunda, tit.
tenían en el uso de Ignacio y de sus 22, ley, 14). El uso militar de agrupa-
primeros compañeros, se ha cano- ción de soldados será más tardío y
nizado por algunos la significación no exclusivo. Podrá significar sim-
militarizante de esos términos. plemente grupo, opinión, como en
íñigo fue un cortesano y un La Celestina: "La muerte nos sigue y
"soldado desgarrado y vano" (FN rodea [...] y hacia su bandera nos
IV, 78) lleno de los últimos ideales acostamos" (DiccAut, 16).
medievales que culminan en su ve- Es casi cierto que la palabra
la de armas de Montserrat, con un "compañía" no tiene sentido militar
gesto absolutamente caballeresco en S. Ignacio y ciertamente no el que
(Leturia 1957). Cuando Ignacio se luego tomará. Los argumentos pue-
decide por la carrera militar, es den ser los siguientes: las traduccio-
cuando se interrumpe su carrera nes latinas coetáneas siempre tradu-
cortesana por la muerte del conta- cen compañía por societas, palabra
dor Juan Velázquez, entonces "de- que ni en la literatura clásica, ni en la
seó mucho seguir la soldadesca y medieval, ni en el latín humanista
[...] partió a Pamplona". Soldades- tiene sentido militar alguno. Sólo en
ca era el "ejercicio o profesión de un texto del P. Olave aparece cohors
soldado" (DRAE, edición de 1739). junto a societas, pero se trata de un
Aún esa profesión de soldado no se texto de defensa de llamarse "de Je-
parecía en nada a lo que sería un si- sús", frente a acusaciones de la Sor-
glo después.
bona y no de la traducción de un
En la Fórmula del Instituto (1540) término: "ut solet appelationem sus-
aparecen dos expresiones que podrí- cipere societas vel cohors a suo du-
an entenderse militarmente, "solda- ce" (Aicardo 1930,10).
do" y "bandera": "Cualquiera que
en nuestra compañía [...] quiera ser El término "compañía", como
soldado para Dios bajo la bandera división militar de conjunto organi-
de la cruz". El DiccAut dice que zado de soldados bajo un mando
"metafóricamente se dice del Chris- específico, comienza a parecer en
tiano, entra en la Iglesia Militante, y Castilla en el siglo XIV, por posible
como que sienta plaza debaxo de las influencia francesa y con referencia
banderas de Christo". Pero el uso a grupos armados franceses que en-
había roto la antigua metáfora. Ya tran en Aragón y Castilla en el rei-
Pablo, en la versión latina de la Vul- nado de Pedro I: "Que avía nuevas
gata, dice "labora sicut bonus miles que una grand compañía que anda-
Christi Jesús" (2 Tm 2,3), sin sentido va en Francia faziendo guerra que
específico militar. Ya había sucedido decían la Compañía Blanca" (Cróni-
lo mismo en latín con la palabra mi- ca de don Pedro 1,1362,13, VIII).
lites: "mihi nunc adiutores sunt [dei] La primera organización y re-
et mecum militant" (Plauto, Epid, glamentación de la compañía como
676), "venaticus militat in silvis ca- unidad militar, especificando el nú-
Compañía de Jesús 350

mero y armamento, aparece en la hace a la compañía "escuadrón y


reglamentación de la Santa Her- compañía de soldados" y atribuye
mandad de los Reyes Católicos. Es- la expresión a S. Ignacio, "como él
ta organización es la que emplea mismo decía", sin que conste la
Fernández de Córdoba en las gue- atribución (4a edición revisada por
rras de Italia (Álvarez de Morales el autor, Sevilla, 1615, Parte, 3 a , tr. I,
1974, 36). En el Discurso sobre la for- cap. I, pag. 2).
ma de reducir la disciplina militar a
mejor y antiguo estado de Londoño, Feliciano DELGADO, SJ
publicado en 1568, queda fijada la
organización para los ejércitos de / Cuerpo apostólico, Fundación, Jesuíta, La
Flandes. Esta especificación espe- Storta.
cializada no se ha impuesto absolu- Bibl.: AICARDO, J. M., Comentario a las Cons-
tamente, ni se ha convertido en de- tituciones de la Compañía de Jesús V, Madrid
finición exclusiva. 1930; ÁLVAREZ DE MORALES, A., Las herman-
dades, expresión del movimiento comunitario,
Cuando S. Ignacio emplea el Universidad de Valladolid, Valladolid
término "compañía", esa palabra 1974; BAUMANN, TH., "Compagnie de Je-
todavía no fija su especialización sús. Origine et sens primitif de ce nom",
posterior. Pertenece ya a una orga- RAM 37 (1961) 47-60; 38 (1962) 52-63; BEN-
nización concreta que determinan VENISTE, E., Le vocabulaire des institutions in-
do-européennes I, De Minuit, Paris 1969;
los Reyes Católicos, para un cuerpo BOYD-BOWMAN, R, Léxico hispano-americano
determinado y se emplea en las del siglo XVI, Tamesis Books Limited, Lon-
guerra de Italia, pero en el habla dres 1971; DELGADO, R, "Compañía de Je-
usual española se emplea todavía sús, análisis filológico del término", Man
con sentido generalizado. La prue- 61 (1989) 249-256; ITURRIOZ, J., "Compañía
ba más fuerte es que la palabra con de Jesús, sentido histórico y ascético de es-
te nombre", Man 27 (1955) 43-53; LETURIA,
sentido militar no pasa al español R DE, "Vida-Milicia de Loyola", en El,
de América. En los documentos de 395-396.
1510-1600, nunca aparece compañía
con sentido militar (Boyd-Bowman
B. LA INSTITUCIÓN Y SU CARISMA
1971, 204b). La connotación milita-
rista será una lectura de la genera- HOY
ción siguiente. El catolicismo de la 1. Cambio de época. ¿Cómo resu-
Contrarreforma, desarrollará una mir el ConVat. II, el acontecimiento
lucha armada de defensa en las que marca para la Iglesia el final de
Guerras de Religión y una lucha la época iniciada por el Concilio de
ideológica. Era normal que se rele- Trento en el siglo XVI? La interpre-
yera la palabra compañía con una tación de K. Rahner es la más acep-
lectura militar profesional, por tada: Por primera vez, en su histo-
ejemplo, en un escrito del siglo ria, la Iglesia, trascendiendo su
XVIII defendiendo a la C], se dice forma predominantemente occi-
de ella que son "soldados del mis- dental, se configura ahora como
mo Señor", "guerreando las bata- Iglesia mundial, aunque las virtua-
llas de Dios" (Madrid, Biblioteca lidades de ese cambio exigirán lar-
Nacional, Mss. 11.363, f. 3v). gos tiempos históricos para hacerse
La vulgarización y extensión sentir.
de esta connotación militar se debe Entre sus muchas tareas, el
a un libro de fortuna editorial, el Concilio orientó también la renova-
Ejercicio de Perfección y Virtudes Cris- ción de la vida religiosa. Y para ello
tianas, de Alonso Rodríguez, que expresó un criterio fundamental
351 Compañía de Jesús

que al P. Arrupe le gustaba repetir: ma fe exige" (CG 32, d2, 2); y la CG


por una parte "un retorno constan- 34 en 1995 de manera más articula-
te a las fuentes de toda vida cristia- da y compleja: "la fe que busca la
na (el Evangelio) y a la primigenia justicia es, inseparablemente, la fe
inspiración de los Institutos (docu- que dialoga con las otras religiones
mentos fundacionales)"; y por otra y la fe que evangeliza las culturas"
"adaptación de éstos a las cambian- (CG34,d2,21).
tes condiciones de los tiempos" ¿Qué ha pasado en la CJ en es-
{PC, 2). La Iglesia quiere al mismo tos años? Que su misión ha asumido
tiempo conservar la identidad de la los retos apostólicos del mundo en-
vida religiosa sin perder su relevan- tero. Primero, el reto inmenso de la
cia histórica, pues se trata de ser fiel pobreza y de la justicia, del que ya
al carisma del Espíritu, pero logran- se había hecho eco pocos años antes
do que este carisma siga resonando el Sínodo de los Obispos de 1971 y
a los hombres de hoy. del que en aquellos años era porta-
Ese es el gran reto que se ha voz el continente latinoamericano. Y
planteado todos estos años la CJ: posteriormente, también las exigen-
conservar su identidad profunda cias de la evangelización de las que
sin perder la relevancia histórica en son portadoras África y Asia: el pro-
el ejercicio de su misión. ceso de inculturación de la fe y la ne-
2. La reformulación de la misión cesidad de dialogar con las grandes
de la Compañía: Esta ambiciosa y di- religiones. Todo el mundo ha entra-
fícil empresa la han abordado las do ya en el corazón de la Iglesia y en
últimas CC GG, de la 31 a la 34, la misión de la Compañía. La misión
coincidiendo con los generalatos de de la CJ se ha "globalizado".
los PP. Pedro Arrupe y Peter-Hans ¿Sería legítimo pensar que la
Kolvenbach. Prescindiendo de sus CJ, al formular así su misión, se ha
primeros años, la CJ cambió más en podido apartar no sólo de su misión
estos últimos cuarenta años que en como orden religiosa sino, también,
los cuatrocientos años anteriores, de la misión de la Iglesia? En este
manteniendo al mismo tiempo la contexto merece la pena citar el do-
pretensión de haber sido fiel al es- cumento, quizá más recordado, de
píritu de su fundador. Pablo VI: la encíclica Evangeli Nun-
La simplicidad con la que la tiandi, publicada precisamente el 8
Fórmula del Instituto expresaba, en de diciembre de 1975, al final del
1550, la finalidad de "una Compa- mismo año que se publicó la CG 32.
ñía fundada ante todo para atender Pablo VI declara no sólo que la
a la defensa y propagación de la fe "evangelización constituye la misión
y al provecho de las almas en la vi- esencial de la Iglesia" (14), sino que
da y doctrina cristiana", la reformu- esta misión quiere "convertir la con-
laba la CG 32 en 1975 de manera ciencia personal y colectiva de los
"profética" -como la calificaba el R hombres [...] su vida y ambientes
Kolvenbach en la Universidad de concretos" (18). Por eso al hablar de
Santa Clara el año 2000-: "¿qué sig- la misión de la Iglesia hay que men-
nifica ser hoy compañero de Jesús? cionar también "la evangelización de
Comprometerse bajo el estandarte las culturas" (20) y el "mensaje de li-
de la cruz en la lucha crucial de beración" (30) y de "promoción hu-
nuestro tiempo: la lucha por la fe y mana" (31) anexos necesariamente a
la lucha por la justicia que esta mis- ella.
Compañía de Jesús 352

3. Universalidad y Laicado. Pero obras educativas de la CJ había


este proceso de reformulación de 4.561 jesuítas, mientras los laicos
la misión de la CJ ha ido acompa- llegaban a 124.000. Esto es debido
ñado de dos hechos que aunque no sólo a la disminución de los je-
no han sido pretendidos explícita- suítas -también-, sino a un "signo
mente sí conviene resaltarlos con de los tiempos", a una llamada del
fuerza: la disminución y desplaza- Espíritu por la que muchos laicos
miento demográfico de la CJ que se sienten "llamados" a participar
ha llevado -sin que ninguno lo no solo del trabajo, sino de la "mi-
pretendiera explícitamente- a la sión de Cristo" en la Compañía de
mayor universalidad de sus voca- Jesús. Con eso de ninguna manera
ciones y a un creciente protagonis- se quiere decir que todos los que
mo de los seglares. trabajan en nuestras obras, ni si-
Los números son evidentes y quiera la mayoría, lo hacen por
no dejan lugar a muchas dudas. En una vocación cristiana de servicio.
las estadísticas de la CJ del año Pero tampoco se puede negar el
2004, de 574 novicios, 407 son de hecho de la creciente participación
América Latina, Asia y África; y de de los laicos en actividades de for-
los 193 ordenados solo ya 70 son de mación cristiana, en misiones de
Europa y América del Norte. En voluntariado en todas las partes
vísperas del cambio de siglo, año del mundo, en cursos de pedago-
1999, la asistencia más numerosa -y gía ignaciana, en dirección de
además la más joven- de la CJ ya Ejercicios, en asunción de respon-
no era EEUU sino la India. sabilidades, en identificación con
la misión jesuítica.
El ConcVat. II, en la Constitu-
ción Lumen Gentium, había situado Cuando en la etapa apostólica
proféticamente en un lugar prefe- la pequeña Iglesia cristiana salió de
rente -el capítulo II- al Pueblo de la sinagoga y se encarnó en el mun-
Dios, afirmando la igualdad funda- do grecorromano de su tiempo, se
mental de todos los cristianos -lai- abrió a un futuro inmenso. ¿Sería
cos, sacerdotes y religiosos-, la mis- exagerado pensar que el abrir a los
ma exigencia de la caridad y la laicos la misión y formación de la
participación en la misma misión CJ no puede significar también
de dilatación del Reino de Dios (9). -mutatis mutandis- una enorme po-
Son precisamente los años postcon- tenciación de la "misión de Cristo"
ciliares los que han visto un creci- que ella es llamada a continuar
miento insospechado de los movi- hoy?
mientos laicales en toda la Iglesia. E 4. Rasgos fundamentales de la mi-
incluso -en el Documento de los sión de la CJ hoy.
Obispos Latinoamericanos de San- 4.1 De la simplicidad a la comple-
to Domingo- se llega a hablar del jidad. Lo experimentan masas in-
"especial protagonismo" (293) de mensas que hoy día se desplazan
los laicos en la evangelización. por el mundo, normalmente del
Paralelamente en la CJ se ha campo a la ciudad o de sociedades
experimentado un crecimiento ex- más sencillas a otras más sofistica-
traordinario de la presencia de los das: se sienten perdidas en un
laicos en todas las obras apostóli- mundo cada vez más complejo y
cas. Bastará sólo con dar un dato: plural. De ahí la típica fragmenta-
en las estadísticas del 2003, en las ción interior del hombre posmo-
353 Compañía de Jesús

derno. Y por otra parte esta es la ropa que algunos caracterizan ya


realidad de la que nadie puede es- de postcristiana!
capar. Se trata de mantener la co- Esto apunta a una redefinición
herencia e identidad personal en del rol de los jesuítas, como ya se-
un m u n d o cada vez más complejo ñalaba la CG 34: "desplazar cada
y plural. vez más el centro de nuestra aten-
Y éste es también el reto de la ción del ejercicio de nuestro propio
CJ al pasar de una misión "clara y apostolado directo a la potencia-
distinta" de "defensa y propaga- ción del laico en su misión. Esto re-
ción de la fe" a una misión articula- querirá discernimiento para encau-
da por la fe-justicia-cultura-diálo- zar los carismas de los laicos,
go. Misión que primero se tiene que animarlos, inspirarlos" (CG 34, d i 3 ,
integrar bien personalmente. Y des- 19). Este proceso se está dando qui-
pués deberá encontrar las formas y zá demasiado lentamente. No se
medios de trasmitirse con convic- acaba de imponer el convencimien-
ción, claridad y calidad. to de que hay más futuro para to-
El reto no es sólo para la forma- dos en el hecho de que los jesuitas
ción del evangelizados sino para la sean más formad ores de personas
selección de ministerios y puesta en que administradores de obras, sin
práctica de las prioridades. ¿Cómo llevar esta disyunción naturalmen-
ser relevante cristianamente hoy en te al extremo.
el mundo, con toda la relevancia 4.3 Expansión de la espiritualidad
que exige una fe en Jesucristo que ignaciana. Hay autores que afirman
sigue pretendiendo traer la salva- que nuestro tiempo es un tiempo
ción a este mundo? de agnosticismo religioso, mientras
42 De la autonomía a la participa- otros creen que es un tiempo de
ción. El reto cristiano que la CJ tiene despertar religioso y por ello de
entre manos, es de tal magnitud "retorno de los brujos". Las dos co-
que sólo es posible abordarlo multi- sas pueden ser ciertas, sobre todo si
plicando los evangelizadores, los consideramos los continentes por
participantes en la misión. Durante separado.
siglos la CJ ha dado la impresión de En este tiempo en el que la
bastarse a sí misma, sin mucha ne- "historia se ha terminado" y se lu-
cesidad de ayuda, ni siquiera en la cha por "escapar a la soledad y re-
Iglesia. Estos tiempos de "autar- encontrarse consigo mismo" los
quía" han quedado atrás. El clásico Ejercicios de S. Ignacio y toda la es-
lema de "hombre para los demás" piritualidad que fluye de ahí están
se convierte en "hombre para y con experimentando una primavera
los demás". Hoy se tiene la expe- eclesial. No solo ha crecido estos
riencia creciente de ser "mínima años la reflexión teórica y las nue-
Compañía", lo que es una experien- vas formas de hacer los Ejercicios,
cia dura pero oxigenadora y muy sino que la mística ignaciana se ha
fiel a la realidad de un mundo del ampliado insospechadamente a
que dice Juan Pablo II que necesita otras áreas como por ejemplo la de
una "Nueva Evangelización" (Re- la educación y la pedagogía.
demptoris missio, 3). ¡Hay que co- Se abre aquí otro campo in-
menzar de nuevo! Y cómo se em- menso a la misión de la CJ y a la
pieza a sentir eso en todos los participación en ella. Más de uno se
continentes,; sobre todo en una Eu- ha lamentado que la CJ sólo se pre-
Compañía de Jesús 354

ocupa de formar laicos que trabajen clima de tolerancia. Muchos profe-


con ella en sus obras, pero que no sores no cristianos se sientan parte
se entrega a la tarea todavía más ur- integrante del proyecto educativo
gente y necesaria de formar perso- de la CJ.
nas con recia espiritualidad, "con- Todo esto no quiere decir que
templativos en la acción ,, / que sean no quede un inmenso trabajo por
fermento evangélico en las estruc- hacer. Sobre todo despunta estos
turas del mundo según su carisma años la preocupación por la identi-
laico específico (LG 39). dad de las instituciones educativas
4.4 Creatividad educativa. Entre de la CJ: ¿podrán mantener en el
1998 y 2003 ha crecido en un futuro no solo su calidad académi-
25,75% el total de alumnos de las ca sino su carácter evangelizador
Instituciones educativas de la CJ, propio?
pasando de 1.583.555 a 2.132.664. 4.5 ¿Descenso en el compromiso
Es verdad que estos años se han de fe y justicia? En la carta del año
cerrado algunos centros, pero se 2000 Sobre el Apostolado Social, el P.
han abierto otros nuevos, especial- Kolvenbach, llega a expresar el pe-
mente dedicados a los pobres, no ligro de que el sector social pierda
sólo en las escuelas de "Fe y Ale-
su vigor. Si esto ocurriera entonces
gría" en América Latina, sino tam-
la misión de Fe y Justicia se reduci-
bién en las "De Nobili Schools" en
ría a "unas pocas frases obligato-
la India, o en las "Nativity Scho-
rias pero retóricas, dejando hueca
ols" y "Cristo Rey Schools" en los
la opción por los pobres" (Kolven-
Estados Unidos.
bach 2000b).
Pero más importante que el nú-
La realidad es compleja, pues
mero se debe valorar el crecimiento
al mismo tiempo que es indudable
cualitativo de la educación. En un
campo de actividad bastante com- que ha disminuido el número de
petitivo las instituciones de la CJ en centros especializados en lo social,
su conjunto mantienen una recono- ha crecido el número de Institutos
cida calidad. Dos aspectos son sig- sociales en las Universidades que
nificativos: se ha iniciado un proce- hacen investigación y tienen pro-
so de creatividad educativa y yección social. Y si es verdad que
pedagógica a partir del documento ha habido descenso en el número
de las Características de la Educación de comunidades de inserción entre
de la Compañía de Jesús (1987) y de la los pobres, también lo es que hoy
Pedagogía Ignaciana (1993) que pone día en la CJ uno de los sectores de
en movimiento todo el sector y más vitalidad es el sector de las
constituye un acicate para la forma- parroquias populares que evange-
ción permanente de sus profesores. lizan a los pobres, les ofrecen cau-
Además, todas las dimensiones de ce de participación en la labor de
la misión de la CJ encuentran en la evangelización de la Iglesia, y les
educación un campo fértil de reali- comprometen en su promoción
zación: la dimensión social comien- humana (CG 34, dl9).
za a ser nota característica también Ante un reto social, que se ha
de las instituciones educativas, el hecho mucho más incierto después
diálogo inter-religioso es una reali- de la caída de los gobiernos así lla-
dad en continentes de mayoría no mados de "socialismo real", se está
cristiana, sobre todo en Asia, en realizando un gran esfuerzo de cla-
donde los centros destacan por su rificación de objetivos y de medios
355 Compañía de Jesús

que devuelvan de nuevo al sector también un desarrollo nuevo: la in-


su dinamismo típico. Entre estos clusión de la promoción vocacional
proyectos destacan los siguientes: dentro del sector de formación mis-
la reflexión sobre la espiritualidad mo, preguntándose al mismo tiempo
del apostolado social; la creación cómo es posible que contando con
de una "Task Forcé" para estudiar plataformas juveniles tan amplias el
la realidad de la globalización; el contagio vocacional de la CJ sea rela-
comienzo del trabajo con emigran- tivamente limitado. Sin hablar de la
tes en América-Europa y Asia problemática que plantea la nueva
Oriental, como obra aparte del Ser- cultura en relación con la formación
vicio Jesuita a los Refugiados 0RS); afectivo-sexual de las personas. Es
la organización en África de una claro que el futuro de la CJ depende-
conferencia sobre el tema guerra- rá de su capacidad en formar perso-
paz; la puesta en marcha del Servi- nas que sean verdaderos hombres de
cio Africano Jesuita contra el SIDA Dios y con la preparación de exce-
(AJAN); la presencia activa del sec- lencia que el mundo de hoy exige.
tor social en los foros internaciona- 4.7 Tensión entre encarnación y
les de los nuevos movimientos so- universalidad. Durante estos años
ciales (Mumbai 2004, Porto Alegre hemos pasado de la exigencia de
2005). Pero quizá la labor más ur- inculturación en la realidad local a
gente es la de impulsar un pensa- la preocupación por el descuido de
miento social creativo respondien- retos más regionales y universales
do a los retos de la realidad: de ahí que escapan a la estructura clásica
la organización de una serie de "ta- "provincial" demasiado estrecha
lleres avanzados", el primero de ya. El decreto 21 de la CG 34 trata
los cuales se inicia en el 2005 abor- de la cooperación supraprovincial
dando el tema de "Guerra, conflic- e internacional para abordar preci-
to y terrorismo: intereses culturales samente este reto que hace cada
(religiosos) y económicos". vez más urgente el proceso de glo-
Todavía es grande el potencial balización que estamos viviendo.
social de la CJ: 323 centros sociales La CJ se pregunta hoy cuál es la es-
con 700 jesuítas y 9.500 laicos traba- tructura organizativa que, supe-
jando en ellos. El trabajo en equipo rando (y respetando) las provin-
que se está haciendo a nivel mun- cias y sin debilitar la unidad
dial con los coordinadores de las universal esencial de ella, mejor se
Asistencias está siendo exitoso. Sin acomoda a los retos apostólicos de
embargo queda mucho por hacer: un m u n d o "uno pero diverso". Se
uno de los retos que más preocupa quiere aprovechar mejor la reali-
es el de la preparación de jóvenes dad "multinacional" de la orden.
en ciencias sociales y la búsqueda Seguramente éste será también
de recursos económicos cada vez uno de los temas de una futura
más difíciles de conseguir para los Congregación General.
proyectos sociales. 4.8 Bajo el estandarte de la cruz.
4.6 Claridad creciente en la priori- Continúa así la CJ, en los comien-
dad de la formación. Hay que destacar zos de este siglo XXI, su empeño
el hecho de que el P. Kolvenbach ha- por mantener la tensión dinámica
ya tenido particular empeño en pu- entre fidelidad a la identidad origi-
blicar el marco orientador completo nal y relevancia histórica de una
de toda la formación: La Formación misión que responda a los signos
del Jesuita (Roma 2003). Se apunta de los tiempos. Pero una relevancia
356
compasión

q u e n o coincide s i e m p r e con l a d e COMPASIÓN


este mundo, pues quienes preten-
den ser fieles al carisma de ser
"compañeros de Jesús" no pueden
olvidar nunca que lo realizan "bajo
1 . Descripción de la compasión.
"Compasión" literalmente pro-
viene del latín compatior que quiere
el estandarte de la cruz", y por ello decir "sufrir con". El término he-
tienen que estar siempre dispuestos braico rahamim etimológicamente
a participar en el misterio pascual indica las entrañas, el seno materno
de Cristo, única fuente de auténtica (IRe 3, 26), la relación física íntima
fidelidad y de verdadera relevancia de la madre con su neonato. Expre-
histórica. sa así la capacidad de ser atraído y
conmovido por la fragilidad, debili-
Valentín MENÉNDEZ, SJ
dad o sufrimiento del otro. Es la ca-
pacidad de hacerse vulnerable a
/ Carisma, Cuerpo apostólico, Espiritualidad
ignaciana, Fe-Justicia, Formación, Fórmula del punto de sufrir el riesgo y el daño
Instituto, Iglesia, Misión Mística ignaciana. personal por el bien del otro (Dow-
ley 2003). En su uso en las Escritu-
BibL: ÁLVAREZ BOLADO, A., "La Compañía ras, el término, muchas veces, se
de Jesús. Misión abierta al futuro", Man 63
(1991) 525-556; ARRUPE, R, "El modo nues-
acerca de otros como "misericor-
tro de proceder (18.1.1979)" en La identidad, dia" y "piedad". Cuando la miseri-
49-82 (AR XVII [1979] 653-690); ID., "Carta cordia brota de un corazón que
sobre la inculturación" en Ibid., 95-102; ID., ama y que es capaz de reconocer e
"Reengendrar cada día la Compañía" en identificarse con los sentimientos y
Ibid., 486-496; BARRY, W. G./ DOHERTY, R. experiencias del otro, se acerca al
G., Contemplativos en la acción. La espirituali-
dad jesuítica, ST, Santander 2004; CAMACHO,
sentido de la c. (Corita Clarke
I., "La opción fe-justicia como clave de 1978). La c. es un vivir para los de-
evangelización en la Compañía de Jesús y más, reconociendo su riqueza, su
el Generalato del Padre Arrupe", Man 62 individualidad, participando de su
(1990) 219-246; DÍAZ BAIZÁN, }., "Nuestro vida (Scheler 1954). Implica una vi-
modo de proceder: crear cultura jesuítica da vivida en comunidad, en solida-
hoy", Man 76 (2004) 275-287; GONZÁLEZ
BUELTA, B., "Identidad corporativa: ¿Dón-
ridad, en conciencia existencial de
de estamos? ¿Adonde queremos ir?", Man ser parte de la misma humanidad
76 (2004) 213-230; GUERRERO, J. A., "La es- (Nouwen 1977). La c. es una "emo-
piritualidad ignaciana y el 'hombre' que ción", una experiencia que nos
estrena milenio", Man 72 (2000) 5-27; IGLE- mueve para fuera de nosotros mis-
SIAS, L, "¿Qué significa ser jesuíta hoy?", mos, en la dirección de un otro, ha-
Man 76 (2004) 81-96; KOLVENBACH, P.-H.,
Fieles a Dios y al hombre: los jesuítas, una van- ciendo que nos unamos a su sufri-
guardia obediente frente a los desafíos de la mo- miento y compartamos de su
dernidad. Entrevista de Renzo Giacomelli, condición (Basset 2002). "El otro no
Paulinas, Madrid 1991; ID., "Fidelidad cre- es sencillamente uno que es cercano
ativa en la misión", CIS 31 (2000) 27-43; ID., de mí en el espacio o como un pa-
"Sobre el apostolado social", Promotio lus- riente; pero pasa a ser mi prójimo
titiae 73 (2000); ID., La formación del jesuíta.
Documentos del Padre General, Curia Gene- cuando y en cuanto yo me siento
ral de la Compañía de Jesús, Roma 2003; -por que lo soy- responsable por
ID., En la calle del Espíritu Santo: conversa- él" (Levinas 1982).
ción con Jean-Luc Pouthier, ST, Santander 2. La compasión como actitud fun-
2005; MENÉNDEZ, V., "Eclesialidad desde la
experiencia de la Congregación General damental de Dios: Jesucristo, la compa-
XXXIV", Man 67 (1995) 249-262; RAHNER, sión de Dios. Nuestro Dios es un
K., Palabras de san Ignacio a un jesuíta de hoy, Dios compasivo (O'Shea 1975).
ST, Santander 1990. Cuando Moisés preguntó a Dios
compasión
357

por su nombre, el recibió esa res- identificarse y unirse cada vez más
puesta: "Yahvé, Yahvé, Dios miseri- con Cristo (las demás Semanas), lle-
cordioso [compasivo] y clemente" gando a ser capaz de encontrar a
(Ex 34, 6). Todo el AT proclama la c. Dios en todas las cosas (CAÁ).
de Dios por su pueblo (Ex 3, 7ss), las Es en la Primera Semana, don-
ternuras del corazón de Dios (fer 31, de rezamos delante de Cristo en la
20; cf. Is 49,14s; 54, 7). La c. en Dios Cruz, y en la Tercera Semana, don-
se manifiesta siempre en acciones de lo seguimos en su pasión, que
en favor de su pueblo (Sal 103, 85s). tenemos que buscar el sentido de la
Con la Encarnación, la c. de Dios se compasión. En Ignacio el vocabula-
revela en plenitud (McNeil, Morri- rio de la c. se muestra principal-
son, Nouwen 1982): Dios se hace mente en dos grupos de expresio-
hombre, Dios-con-nosotros -Emma- nes: "padecer por" y "dolor con",
nuel (Mt 1, 23)- ven "hacer morada "seguir en". El primer grupo de ex-
entre nosotros" (fn 1, 14). En los presiones expresa mucho más los
Evangelios nos encontramos con la dolores que Cristo padece por no-
expresión técnica "ser movido de sotros en su humanidad: su triste-
compasión" (splagchnizomai) que za, sus tormentos, su dolor, su pe-
significa "ser movido desde las en- na (Cf. [Ej 3-5.53.87.116.195.197.
trañas, desde lo más íntimo del ser, 199.193.203.206.290]). El segundo
allá donde las intenciones más ínti- grupo de expresiones, ilustra la res-
mas son plasmadas". Esta expresión puesta del hombre a la pena y a la
es aplicada sólo a Dios y principal- pasión de Dios, en favor de la hu-
mente a Jesús: cuando Jesucristo manidad: La inmensidad del amor
mira la multitud cansada y sin pas- de Cristo entregado, hasta morir en
tor (Mt 9,27.36), se encuentra con el la cruz por los nombres, promueve
leproso, el ciego, el paralítico (Mt una respuesta. El ejercitante al con-
14,14; Mt 9,27; Me 1,41), con la viu- siderar cómo Cristo "padece todo
da de Naím, enterrando su hijo (Le eso por sus pecados", se pregunta-
7,13). Jesús habla de Dios como pa- rá "gué debo yo hacer y padecer
dre misericordioso (Le 15, 11-32) y por El" [Ej 197]. En Cristo crucifica-
emblemáticamente en la parábola do, el Padre ha asumido y ha hecho
del Samaritano compasivo (Le 10, suyo los problemas y sufrimientos
25-37). Jesús nos pide tener c. del de cada hombre (García-Murga
otro, así como también Dios tiene c. 1993). Aquí se pueden reconocer
de nosotros (Mt 18, 23-25). dos grupos de expresiones: unas
3. La compasión en la vida y en los que se mantienen en el nivel de la
escritos de S. Ignacio. En los Ejercicios intencionalidad: "lo que debo hacer
sólo una vez aparece la palabra c; por Cristo" [Ej 53]; "comenzar con
en el misterio de la circuncisión del mucha fuerza a dolerme..." [Ej
niño Jesús, Ignacio afirma que "la 195]; "qué debo hacer y padecer
Madre tenía compasión de la san- por..." [Ej 197]; y otras que apun-
gre que de su Hijo salía" [Ej 266]. tan principalmente a la unión e
Pero eso no quiere decir que la c. no identificación con y en Él, en su Pa-
forme parte de la dinámica de los sión ("dolor, pena y quebranto" [Ej
Ejercicios. Todos los Ejercicios quie- 206], "tormento con" [Ej 48], "que-
ren llevar al ejercitante a experi- branto y pena interna" [Ej 203]) y
mentar en su vida el Amor miseri- en su obra de salvación por la hu-
cordioso y compasivo de Dios (PF y manidad: "trabajar con" [Ej 93.95],
Primera Semana), para que pueda "tener parte con Él" [Ej 93], "venir
compasión 358

con" [Ej 95], "seguir en la pena" [Ej los Superiores de la CJ a la hora de


95] (González 1982). despedir a uno [Co 229] y como
En la petición de los Ejercicios cualidad necesaria al Superior Ge-
"Pedir lo que quiero: lo apropiado neral: "Sepa mezclar de tal manera
en la Pasión es pedir dolor con la rectitud y severidad necesaria
Cristo doloroso, quebranto con con la benignidad y mansedumbre,
Cristo quebrantado, lágrimas, pena que ni se deje declinar de lo que
interna de tanta pena que Cristo juzgare más agradar a Dios nuestro
pasó por mí" [Ej 203], el ejercitante Señor ni deje de tener la compasión
no pretende solamente copiar los que conviene a sus hijos..." [Co
rasgos dolorosos de la pasión de 727].
Cristo, sino parecerse efectivamen- 4. Los Ejercicios Espirituales, es-
te a Cristo crucificado, comulgar cuela de compasión. La dinámica de
plenamente con quien antes se los Ejercicios es toda una mistago-
compadeció de la humanidad peca- gía para llegar a conocer y sentir el
dora y sufriente, asumiendo nues- Dios Compasivo, el Dios "por mí"
tra carne para darnos la Redención. [Ej 53.104.203], que mira el mundo
La Tercera Semana es el lugar de la marcado por el pecado y decide de
c. (Viard 1981), donde el ejercitante encarnarse para hacer la redención
pide la gracia de la c, de sufrir con de esa humanidad. Ignacio condu-
Cristo sufriente, estar ahí, ser pre- ce al ejercitante a pasar de un "ver"
sente en los acontecimientos, acom- -"viéndole tal, y así colgado en la
pañar al Cristo que es llevado de cruz" [Ej 53]- a una contemplación
un sitio a otro, y dejarse asociar a de Cristo que conduce a un "sentir"
Él, en una c. que se hace comunión. internamente [Ej 2.4], a un senti-
La Autobiografía nos relata una miento de amor hacia el Señor [Ej
experiencia de Ignacio, cuando él 104], amor que crece rumbo a una
derramó lágrimas de c. por el pobre identificación con el dolor de Cristo
a quien había dado sus ropas, por (cf. [Ej 193.195.203]). De esa expe-
entender que por su culpa lo veja- riencia brota el deseo de dar una
ban [Au 18]. Comenta al respecto respuesta personal. La c. implica
Laínez: "Viendo que con su limosna también un "hacer" algo: "lo que
había puesto en trabajo a ese pobre, debo hacer" (cf. [Ej 53.197]), hacer
fueron la primeras lágrimas que llo- que es al mismo tiempo un "pade-
ró, después que partió de su tierra" cer", ser capaz de padecer por las
{FN I, 76). Esa profunda sensibili- personas que sufren las consecuen-
dad del Santo ante las necesidades cias de la injusticia (Rambla 1989).
ajenas, explica otra de las preocupa- La c. vivida implica un partici-
ciones centrales de la experiencia par de la vulnerabilidad del otro, pe-
espiritual de Ignacio a partir de netrar desde dentro su experiencia
Manresa: el deseo de "ayudar a las de incertidumbre y de debilidad. In-
almas" [Au 26]. Ignacio no sólo ex- cluye necesariamente participar en el
perimenta el deseo de ayudar, mas mismo camino de Jesús, participar
ese deseo es fruto de su experiencia de su kénosis, humillación y entrega
espiritual de unión con Cristo com- de vida (cf. Me 8,34-35; Mt 18,4; Mt
pasivo y solidario con las necesida- 5, 3-10; Fil 2). La c. humana no es
des del hombre (Rambla 1989). más que una participación y un re-
En sus Constituciones, recomen- flejo de la c. divina (Nouwen 1977):
dará siempre la c. como actitud de Jesús nos pide ser compasivos como
359 composición de lugar

nuestro Padre es compasivo (cf. Le 6, "composición de lugar" se indica el


36). Toda la vida espiritual es un cre- primer preámbulo de las medita-
cer en la c, en unión cada vez más ciones de la Primera Semana y el
estrecha con Cristo, deseando com- segundo preámbulo de las contem-
partir del dolor de los demás, en una placiones de la Segunda Semana.
confianza profunda en Dios, con En ambos casos se trata de un tér-
mansedumbre y alegría. mino técnico que aparece en los
Ejercicios Espirituales sólo en este
Alfredo SAMPAIO COSTA, SJ contexto [Ej 47.55.65.91.103.112.138.
151.192.220.232]. En las Constitucio-
/ Amor, Caridad, Humildad, Imitación de nes [Co 380.381.383.455] la palabra
Cristo, Opción preferencial por los pobres, Pri- "composición" sirve para designar
mera Semana, Tercera Semana. un ejercicio literario, una "composi-
Bibl.: ARZUBIALDE, S., '"Dolerse de' y 'pade- ción" literaria en la cual los estu-
cer por' en la mente de San Ignacio", Man diantes se deben ejercitar y la única
65 (1993) 107-138; BASSET, LV "La Compas- vez que es mencionada en el Direc-
sion, une Re-connaissance d'Autrui et de torio del P. Vitoria (D7,12) es para in-
Soi", Revue d'Éthique et de Théologie Mor ale,
Sup 222 (2002) 53-68; CORITA CLARKE, M.,
dicar la compostura y apariencia de
"Compassion: A Spirituality for Today", RR la persona, es decir, su "composi-
37 (1978) 516-532; DOWNEY, MV "Compas- ción" personal.
sione", Nuovo Dizionario di Spiritualita En los Ejercicios la c. es asocia-
(DOWNEY, M. dir.), Librería Editrice Vatica- da siempre a la "vista imaginativa"
na, Cittá del Vaticano 2003, 126-128; GAR-
CIA-MURGA, J. R., '"Dolor con Cristo doloro- con la cual el ejercitante se prepara
so' como revelación y fuente de gracia", a realizar su ejercicio espiritual. En
Man 65 (1993) 153-168; GONZÁLEZ, J. A., la tradición cristiana occidental el
'"Dolor con Cristo doloroso'. Estudio teoló- recurso a la imaginación como ayu-
gico-espiritual de la Tercera Semana de los da para la meditación y contempla-
Ejercicios Espirituales de San Ignacio", Ex- ción de la vida del Señor era un re-
cerpta ex dissertatione, PUG, Roma 1982; LE-
curso conocido antes de Ignacio.
VINAS, E., Éthique et Infini, Fayard, París
1982; MORRISON, D. A./ MCNEIL, D./ NOU- Elredo de Rievaux, Luis Balbo, el
WEN, H., Compassion. A Reflection on the Ch- Pseudo-Buenaventura ya lo utiliza-
ristian Life, Garden City, New York 1982; ban, pero probablemente S. Ignacio
NOUWEN, H., "Compassion: The Core of encuentra mayor afinidad con los
Spiritual Leadership", Worship Jubilee autores de la Devotio Moderna (Juan
(1977) 13-21; O'SHEA, K., "Enigma and Ten- Mombaer, Gerardo de Zutphen).
derness", Spiritual Life 21 (1975); RAMBLA, J.
Ma, "'Hacer y padecer...'. Aportación de
Sin embargo, cabe señalar que el
los Ejercicios a una pedagogía de la solida- uso que hace Ignacio de la imagina-
ridad", Man 61 (1989) 195-208; SCHELER, M., ción en el preámbulo para "compo-
The Nature of Sympathy, Yale University ner" el ejercicio, como paso previo
Press, New Haven, Conn. 1954; VIARD, C, a su realización, significa una nove-
"Le lieu de la compassion. La troisiéme se- dad en el "método" de oración, por
maine des Exercices spirituels", Christus 28
cuanto los autores precedentes uti-
(1981) 361-371.
lizaban la imaginación come medio
para desarrollar el cuerpo de la ora-
ción y no como paso previo a ella.
COMPOSICIÓN DE LUGAR 2. Función en el ejercicio. Con la
c. Ignacio muestra una aportación
. El término y sus antecedentes. En original a la estructura del modo de
la tradición ignaciana de los Ejer- orar, por lo cual se puede afirmar
cicios Espirituales con el término que es uno de los elementos origi-
composición de lugar 360

nales de sus Ejercicios. Y por esta ra- ingeniárselas para darle un contex-
zón es importante no confundir el to "físico".
rol de la c. preparatoria con el que "Componer el lugar" quiere
desempeña la imaginación en la re- decir que el ejercitante, sabiendo
alización del cuerpo de la oración. el contenido de su oración, le da
En modo especial hay que distin- con su imaginación un marco con-
guirla de la ignaciana "aplicación creto, sensible, y se coloca él mis-
de sentidos", que es un modo de mo en el interior de su creación
meditar utilizando la imaginación a subjetiva, como parte integrante
partir de las sensaciones corporales de la escena. No se trata de entrar
de los cinco sentidos espirituales, en detalles geográficos o en mati-
como en el caso de la meditación ces arquitectónicos o en sutilezas
del infierno. En ella el ejercitante históricas, sino que el ejercitante
debe "ver con la vista de la imagi- se "sitúe" espacialmente con el fin
nación los grandes fuegos, y las de que tenga un punto de referen-
ánimas como en cuerpos ígneos", cia concreto para el desarrollo de
"oír con las orejas llantos, alaridos, la oración.
voces, blasfemias contra Cristo
nuestro Señor y contra todos sus Desde los tiempos de S. Ignacio
santos", "oler con el olfato humo, se ha considerado la c. sobre todo
piedra azufre, sentina y cosas pútri- como una técnica para evitar las
das", "gustar con el gusto cosas a distracciones en la oración. Pero es-
amargas, así como lágrimas, triste- ta concepción no hace justicia a su
za y el verme de la consciencia", importancia, la cual se debe medir
"tocar con el tacto, es a saber, cómo más bien en la perspectiva dada
los fuegos tocan y abrasan las áni- por S. Ignacio a la imaginación.
mas" [Ej 66-70]. Pero se trata de No hay que ver en la c. un sim-
"puntos" de la oración, no de "pre- ple medio para mantener entreteni-
ámbulos" a ella. da la imaginación, porque de lo
En los preámbulos la función contrario provocaría serías distrac-
de la imaginación es dar un cuadro ciones y entorpecería notablemente
de referencia sensible al desarrollo el curso de la meditación o de la
del ejercicio espiritual. O mejor di- contemplación. Se trata más bien
cho, parafraseando a Ignacio, se de un recurso positivo para ser uti-
trata de dar "cuerpo" al contenido lizada creativamente en la realiza-
del ejercicio. Así, por ejemplo, la ción del fin propuesto en cada ejer-
primera vez que introduce el térmi- cicio. No hay que olvidar que la c.
no c. se refiere a ella en estos térmi- va siempre aparejada con la gracia
nos: "la composición será ver con la particular que se pide en cada ejer-
vista de la imaginación el lugar cor- cicio y que estos dos preámbulos
póreo donde se halla la cosa que van señalando durante las cuatro
quiero contemplar. Digo el lugar semanas de los Ejercicios el ritmo
corpóreo, así como un templo o del deseo y de la voluntad, ayuda-
monte, donde se halla Jesucristo o dos precisamente de la imagina-
Nuestra Señora, según lo que quie- ción. Esos dos preámbulos son co-
ro contemplar" [Ej 47]. Aunque S. mo las cuentas del rosario que van
Ignacio distingue entre composi- marcando en modo concreto y sin-
ción visible (de cosas históricas) e gular en cada momento, pero de
invisible (de verdades abstractas) modo diverso, la mistagogía de los
en ambos casos el ejercitante debe Ejercicios.
361 composición de lugar

Para evaluar la importancia de en la creación de un marco imagi-


la c. en la estructura de la oración nativo subjetivo, del progresivo
hay que señalar que, si la gracia desarrollo pedagógico de la gracia
particular que se pide en cada ejer- que lo lleva a la meta de los Ejerci-
cicio orientan el deseo y la volun- cios, paso a paso. La imaginación
tad del ejercitante a un fin particu- expresa la interioridad del ejerci-
lar, que está en sintonía pedagógica tante, manifiesta sus actitudes bá-
con el fin de los ejercicios expresa- sicas y profundas respecto de sí
do en la oración preparatoria [Ej mismo, de los otros, de Dios, etc. Y
46], entonces la c, en cuanto pre- es significativo no sólo lo que al-
ámbulo imaginativo que da "con- canza a imaginar, sino también las
texto físico", posibilita al ejercitante dificultades para imaginar deter-
la personalización de la petición minados escenarios, sus repug-
particular y del contenido de la ora- nancias y rechazos. Desde un pun-
ción usando su imaginación. Ha- to de vista espiritual, y no sólo
ciendo esto el ejercitante en reali- psicológico, las tensiones que se
dad "encarna" la oración, para manifiestan como mociones espi-
evitar que se convierta en un ejerci- rituales (sensaciones, emociones,
cio "hetéreo" y sin referencia algu- sentimientos), sea en las represen-
na. Así como el Verbo se hizo carne, taciones imaginativas, sea en las
así mediante la c. la escena o la ver- dificultades para obtenerlas, se
dad considerada se hace "carne" en convierten también en materia
el ejercitante. prima sobre la cual ejercer el dis-
En efecto, con la c. el ejercitan- cernimiento de los espíritus.
te construye su "escenario" en el Teológicamente se podría afir-
cual "se" expresa en las represen- mar que la imaginación "compone"
taciones de su imaginación, que el "lugar" del encuentro "afectivo" y
sin duda reflejan su experiencia e "efectivo" entre Dios y el ejercitante,
historia personales. Pero en reali- en el sentido de que la imaginación
dad así no sólo da un marco de re- ofrece un escenario vivo y personal
ferencia "corporal" al ejercicio "es- a la auto-comunicación de Dios que
piritual", sino que en ese marco en se vehicula en ella, la cual no es me-
el que expresa su propia vida, al nos viva y personal. Ciertamente la
"representarse" el escenario de la densidad real que este tema pueda
oración, permite que la revelación adquirir en al vida y en la práctica
se haga presente en "su" m u n d o de la oración de cada ejercitante de-
personal, y simultáneamente, el penderá de la personal dimensión
ejercitante se introduce con su de fe en la cual éste viva y de la den-
"mundo" y su "historia" en el es- sidad de la gracia que Dios quiera
cenario de la revelación, verificán- otorgarle.
dose de este modo un "tiempo" y En la medida en que la c. sirve
un "lugar" para el encuentro entre al ejercitante para "representarse"
ambos, es decir, entre Dios y el las verdades de fe y las escenas de la
ejercitante. vida del Señor, lo introduce "como
Así, la c. no es la simple es- si se hallase presente" en ellas, ha-
tructuración de un marco de refe- ciéndoselas experimentar en modo
rencia sensible para el desarrollo "holístico". De esta manera no sólo
de una meditación o de una con- se evita el riesgo siempre presente
templación, sino la acogida inte- de convertir la oración en un ejerci-
rior del ejercitante, que se expresa cio "intelectual" sobre las verdades
comunidad 362

y los gestos salvíficos, sino que me- sólo de la imaginación, sino de cual-
diante la imaginación el ejercitante quier mediación imaginable.
por una parte manifiesta su mundo
afectivo, y por otra, la revelación en- Rossano ZAS FRIZ, SJ
cuentra en ese mundo la puerta de
entrada al mundo interior del ejerci- P Disposición, Ejercicios, Imaginación, Mis-
terios de la Vida de Cristo, Modo y orden, Ora-
tante (y no sólo a su inteligencia). ción ignaciana, Preámbulos.
Queda claro que la c. es un me-
dio importante para la realización Bibl.: BARRERA, T., "La composición de lu-
gar. Explicación de la misma según la
de los Ejercicios ignacianos de ma- doctrina de Santo Tomás", Man 11 (1935)
nera personalizada. Por un lado, en 158-168; FIORITO, M. A., "Memoria - imagi-
el caso de personas sin especiales nación - historia en los Ejercicios de San Ig-
dotes "imaginativas", no hay que nacio de Loyola", Ciencia y Fe 14 (1958) 211-
ver en ello un impedimento insal- 236; GIL, D., "Imaginación y localización.
vable para hacer los Ejercicios, pues Algo más sobre la composición de lugar en
los Ejercicios", Man 43 (1971) 225-244; HERE-
se puede paliar con el uso de me- DIA, C, Composición de lugar, México 1941;
dios audiovisuales, iconos, imáge- LIUJMA, A., "Composición de lugar", en Dic-
nes, etc. Por otro lado, al ser la c. un cionario de espiritualidad I (ANCILLI, E. ed.),
medio y no un fin, debe quedar cla- Herder, Barcelona 1983, 428-430; OLEZA, J.
ro, especialmente para las personas M. DE, A propósito de la meditación del Reino de
que tienen una gran facilidad para Cristo. La composición de lugar según el método
de San Ignacio, Barcelona 1942,395-423; OLP-
la ficción, que no hay que detenerse HE-GALLIARD, M., "Compositíon de lieu", en
en ella más de lo debido, pues basta DSp II, 1321-1326; ROSENBERG, A., Die chris-
ejercer la imaginación lo suficiente tliche Bildmeditation, Kósel, München 1955;
como para fijar "físicamente" la es- THURN, H., "Bildbetrachtung", GuL 24
cena para la oración: se trata de un (1951) 454-461; WULF, FR„ "Die Bedeutung
preámbulo, aun cuando muchas der schópferischen Phantasie für die Be-
trachtung nach Ignatius von Loyola", GuL
veces para estas personas basta esto 22 (1949) 461-467; ID., "Die Wiedererobe-
para entrar en oración. rung des Bildes für die Frómmigkeit", GuL
El uso de la imaginación, y de 28 (1955) 220-222.
otros medios que la facilitan, es más
propio de los principiantes. Su im-
portancia práctica decrece poco a COMUNIDAD
poco con el ejercicio constante de la
oración. En cuanto preámbulo que
ayuda a ponerse en la presencia de
Dios a partir de un contexto imagi-
nativo que sirve de referencia para
J esús convocó y "llamo a los que
quiso para que estuvieran con Él
y para enviarlos a predicar". La c.
reunida fue desde los comienzos un
el desarrollo de la oración, la c. es
sustituida por una progresiva y es- signo de la presencia del Señor (Hch
pontánea facilidad para "estar" en 2,42.47; 4, 32-35; 5,12-16; cf. "La Vi-
la presencia de Dios al inicio de la da Fraterna en Comunidad" [VFC]
oración formal. Por esta razón cada 26). Desde la renovación que el
vez más disminuye el recurso a este Concilio Vaticano supuso para toda
medio para "entrar" en oración. la Iglesia, la Vida Religiosa se vio
Además, en la medida que se pro- redimensionada dentro de la gran
gresa en la vida espiritual normal- c. eclesial (cf. VFC 2).
mente la oración se simplifica y es El término "comunidad" es
sabido que las comunicaciones divi- muy escaso en los escritos ignacia-
nas más altas se realizan más allá no nos. Ya el P. Arrupe notaba: "no hay
363 comunidad

en ellas [las Constituciones] nada que Salmerón, Simón Rodríguez, Nico-


pueda considerarse como una teoría lás de Bobadilla. Estos primeros sie-
o espiritualidad de la comunidad. Se te compañeros supieron ir forman-
habla más bien de las Casas, se ha- do una atmósfera comunitaria en la
bla de la unión../' (Arrupe, "Inspi- que compartían estudios, bolsa
ración...", 1981, 429). La Concordan- (MFab 493), descanso, oración... vi-
cia (1996, 200) sólo ofrece cuatro da: "de tantos a tantos días nos íba-
contextos, todos ellos en Jas Consti- mos con nuestras porciones a co-
tuciones (cf. [Co 316.628.719.817]); mer a casa de uno, y después a casa
dos equivalen a "congregación" de otro. Lo cual, con el visitarnos a
[719.817]. Tal vez Jo que hoy enten- menudo y escalentarnos, creo que
demos como "comunidad" se en- ayudase mucho a mantenernos"
cuentra, en parte, en los escritos ig- (Laínez, "Epístola ...", FN I, 102;
nacianos bajo los conceptos "casa", Polanco, "Summ. Hisp.", FNI, 184).
"colegio" e incluso "iglesia"; las "ca- Con todo esto, fueron logrando se-
sas" aluden, unas veces, a las c. gún Fabro "tener los mismos dese-
"profesas" y otras a las casas de for- os y el mismo querer" (MFab 493).
mación; los "colegios" aluden a las Esta primitiva estructura comunita-
c. de escolares o estudiantes y las ria se vio reforzada con el vínculo
"iglesias" a las c. que atienden un establecido en los votos de Mont-
lugar de culto. Además, en no pocas martre (15 de agosto de 1534), por
ocasiones, "casa" y "colegio" pare- el que vertían sus deseos particula-
cen términos intercambiables (cf. res para el futuro en un destino co-
Concordancia 134-141 y 164-168). mún: peregrinar a Jerusalén y, si no
1. Orígenes y primera experiencia fuese posible, presentarse al Vicario
carismática. 1.1 París. El primer ám- de Cristo para que los enviase don-
bito comunitario de "aire ignacia- de fuese más necesario [Au 85]. En
no" que se formó antes de que la CJ Montmatre además del sentido y
fuera aprobada por Paulo III (de vi- proyecto "misionero" de este gru-
va voz) en 1539, fue en la Universi- po, se ponen los fundamentos del
dad de París, cuando a partir del 2 vínculo primero de toda futura c,
de febrero de 1534 Ignacio de Loyo- la Eucaristía.
la, procedente de Alcalá y Salaman- 1.2 Venecia - Roma. Así mismo,
ca, llegaba a la ciudad del Sena [Epp la peregrinación compartida desde
I, 174] dispuesto a llevar adelante, noviembre de 1536 hasta comien-
con rigor y método, sus estudios de zos de 1537 en su viaje desde París
Teología. Al trasladarse Ignacio del a Venecia (dificultades, adversida-
rígido colegio de Montaigu (dirigi- des, austeridades, y la consolación
do por Juan Standock) al más hu- de saberse en medio de todo esto,
manista de Santa Bárbara, va a en manos del Señor) fue estrechan-
coincidir con dos estudiantes bien do y fortaleciendo los vínculos en-
distintos pero con el horizonte de la tre los primeros diez compañeros,
carrera eclesiástica en sus corazo- futuros jesuítas. De especial impor-
nes: Pedro Fabro (Saboya) y Fran- tancia para la futura concepción de
cisco Javier (Navarra). Por la con- la c. fue el tiempo transcurrido en-
versación y los ejercicios Ignacio tre Venecia y Roma, cuando ya en
ganó la amistad de Fabro y poco 1539 deben abandonar la idea de ir
después a otros compañeros que a Jerusalén y van a ofrecerse al Pa-
iban llegando a la Sorbona para pa para que disponga de ellos. Fue
completar estudios: Diego Laínez, éste un tiempo de reuniones y dis-
comunidad 364

persiones. En Venecia compartieron dio de una intensa "dispersión apos-


la experiencia de las órdenes con tólica"; "amigos en el Señor", ade-
gran consolación y más tarde se más de una bella formulación en bo-
dispersaron por distintos lugares ca de Ignacio [Epp I, 119] era una
de Italia (julio de 1537); desde Vi- experiencia vivida con intensidad; el
cenza Ignacio convocó al grupo (se- tiempo así lo confirmó.
tiembre de 1537) para dispersarse 2. La formulación del carisma.
de nuevo más tarde por centros "Hay diversos tipos de comunida-
universitarios de Italia. De nuevo des religiosas, que han venido
Ignacio volvió a convocar en Roma existiendo a través de los siglos,
al grupo (abril de 1538) para pensar como la monástica, la conventual,
definitivamente qué hacer; juntos y la comunidad religiosa activa o
deliberaron (abril-junio de 1539) y 'diaconal'" {VFC 59b). La disper-
concluyeron que debían permane- sión apostólica que este grupo de
cer "juntos" como grupo, y obede- convocados experimentó desde sus
cer a uno de ellos elegido por el res- primeros orígenes pasó a ser un ele-
to que tuviera la responsabilidad mento carismático del nuevo grupo
de cuidar y velar por la unión y el religioso (cf. [Co 92.304.588.636]),
cuidado de todos. Así quedó expre- considerándola una c. de vida acti-
sado en las "actas" que conserva- va. Era necesario generar estructu-
mos de aquellas deliberaciones: "Ya ras que posibilitasen la vinculación
que Dios clementísimo y piadosísi- afectiva en la distancia y ayudasen
mo se ha dignado unirnos y consa- a su conservación [Co 655]. Así es-
grarnos, siendo nosotros tan dé- cribe Ignacio a los compañeros dis-
biles y de diversas regiones y persos por Colonia (Roma, 1544):
costumbres, no deberíamos romper "con vuestra dedicación voluntaria
esta unión y congregación hecha a los estudios, con vuestro propósi-
por Dios, sino confirmarla y agran- to de vida, y con los votos debida-
darla cada día más. Por eso convie- mente ofrecidos, os habéis ligado
ne que nos reduzcamos a un cuer- con tan apretado lazo entre voso-
po, y cuidemos los unos de los tros para gloria de Jesucristo. Con
otros y nos entendamos para ma- cuyo amor, como aglutinante, con-
yor fruto de las ánimas" (MCo I, 3- viene que toda esta familia sea
4). Esta primera conclusión es muy aglutinada y bien trabada" [Epp I,
importante: el fundamento religio- 295-296]; tema en el que insistirá
so del grupo estaba presente desde más tarde a los estudiantes de
los comienzos; lejos de una congre- Coimbra [Epp I, 507]. A la recién
gación casual y "azarosa" era Dios formada c. de Lovaina, escribe Ig-
nuestro Señor quien había ido te- nacio: "Espero que también a voso-
jiendo y construyendo la relación. tros os será útilísima vuestra convi-
A partir del 20 de junio de 1539, vencia, para que el hermano
día en el que Fabro y Laínez salen levante al hermano desfallecido,
hacia Parma, enviados por Paulo III, sostenga al vacilante, estimule al
comienza la dispersión y la itineran- perezoso con la palabra y el ejem-
cia imparable del grupo. Sólo Igna- plo" [Epp I, 659-660; cf, Chron I,
cio habría de permanecer en Roma 245]. Pero, más allá de una relación
hasta el final de sus días. Los lazos interpersonal afectiva y constructi-
humanos, afectivos y espirituales va, la conciencia de proximidad y
eran suficientes como para mante- cercanía en Cristo venía dada por la
ner la "vinculación mística" en me- "pertenencia" a un grupo humano
365 comunidad

con conciencia de trabajar en la pañía es muy importante la comu-


misma viña, en la misión del Señor; nicación y el "saber a menudo unos
así escribe Polanco "a la Universal de otros" a través de la conversa-
Compañía": "Aunque de vista no ción, las cartas o letras misivas (cf.
haya conocimiento de una parte ni [Co 673-674]). Para la construcción
de otra, mucho tiempo ha que me del Cuerpo y su enraizamiento en
tiene estrechamente juntado con V. Cristo, Polanco recomienda viva-
R. Jesucristo nuestro redentor y se- mente el amor mutuo, la santa esti-
ñor, apretando el vínculo de la cari- mulación en las virtudes, la humil-
dad común con que nos une en sí dad y con ello las letras que otorgan
mismo, como miembros de su cuer- gran "consuelo y alegría" y "ani-
po [...] y los mismos deseos de en man los amigos que ayudan las co-
él buscar su mayor servicio y glo- sas de la Compañía, conservándose
ria. Y así no será razón que yo me y creciendo en afección de ella"
tenga nada por extraño o excuse co- [Epp I, 539].
mo poco conocido para escribir a V. 3. La Comunidad en la Compañía
R. pues me ha de tener por cosa contemporánea. En los últimos 40
muy suya en Jesucristo Señor nues- años, la reflexión y la construcción
tro" [Epp I, 536]. Son muy numero- de la "vida comunitaria" dentro de
sos los testimonios que conservamos la CJ ha sido un interés y preocupa-
en las cartas de los compañeros del ción constante, que se ha reflejado
vínculo afectivo que iba formándo- en los documentos y decretos de las
se en la distancia y en la dispersión últimas CC GG y escritos de los Pa-
(cf. MFab 87.179; Epp Mixt I, 76), en- dres Generales. Así, el P. Kolven-
tre los que destacan los testimonios bach, ante la amenaza creciente de
de Francisco Javier (MXav 29.78. un individualismo acuciante, desta-
201.280, etc.). ca como un signo de la CJ actual "la
El capítulo 1 de la VIII parte de toma de conciencia de la necesidad
las Constituciones se llama "De lo de una vida comunitaria apostólica
que ayuda para la unión de los áni- más explícita" (Kolvenbach 1998,
mos". La c. se construye "en gran 276-289), volviendo así sobre el ma-
parte con el vínculo de la obedien- gisterio de la CG 34: "Cuando flore-
cia" [Co 659], con la figura del Pre- ce la vida de comunidad, se conso-
pósito General [Co 666-670] que lida toda la vida religiosa y se
anima, trabaja y ora por la unión de refuerzan la unidad y disponibili-
todo el Cuerpo, con su crédito y au- dad, la universalidad y plenitud de
toridad, con su amor y cuidado "de entrega y la libertad evangélica"
manera que los sujetos se puedan (NC316§1).
disponer a tener siempre mayor 3.1 El fundamento divino. 3.1.1 La
amor que temor" [Co 667], pero so- Trinidad y Jesús. El fundamento de to-
bre todo con el amor de Dios, "vín- da estructura comunitaria en la CJ es
culo principal para la unión de los el amor de Dios. Ignacio quiso fun-
miembros entre sí y con la cabeza" dar una "compañía de Jesús", una
[Co 671]: "Así que la caridad, y en "societas Iesu", un grupo de compa-
general toda bondad y virtudes ñeros cuya razón de estar y ser uni-
con que se proceda conforme al es- dos era su común amor por Cristo y
píritu, ayudarán para la unión de de Cristo hacia ellos, en cualquier
una parte y otra". Asimismo, para momento y circunstancia, "en la pe-
la conservación y aumento de la na y en la gloria" [Ej 95]. "Para Igna-
unión de los miembros de la Com- cio, la Compañía, como comunidad
comunidad 366

global de cuantos se han reducido a necesidad de expresarse en una ple-


un cuerpo, tiene como fundamento garia común y de confiar su plena
el amor que liga las tres divinas per- existencia a la liturgia eucarística" de
sonas [...]. La unión que entre noso- donde, al hacer memoria de Jesús,
tros se da, es según un designio divi- puede hacerse realidad lo que para
no. La vinculación que el Espíritu el hombre es imposible en un mun-
opera en una comunidad procede de do "desgarrado por los odios y las
la misma unidad que el amor opera divisiones" (Kolvenbach 2006). Ya en
en el seno de la Trinidad" (Arrupe, el último de los decretos (d26: "Ca-
"La inspiración ...", 1981, 430; Kol- racterísticas de nuestro modo de
venbach 1998, 282). La dimensión proceder") se vuelve a esta unión de
trinitaria de La Storta asume a Igna- los primeros compañeros (d26, 10)
cio y con él esta dimensión del caris- para desde ahí afirmar: "los jesuítas
ma, de una "koinonia, una comuni- de hoy nos unimos porque cada uno
dad, para el servicio". 3.1.2 La de nosotros ha escuchado la llamada
Eucaristía hace la Iglesia, construye la de Cristo, Rey Eternal. De esta unión
comunidad. La comunión entre los con Cristo fluye necesariamente el
hombres y, por tanto, la vida de la c. amor mutuo" (d26,11). Este amor es
se construye en la Eucaristía (Kol- por sí mismo apostólico, testimonio
venbach 1992, 34; 1998, 285; VFC "a los ojos de nuestros contemporá-
12.14). La CG 32, releyendo las Cons- neos, sobretodo cuando desarrolla
tituciones, recuerda el fundamento de un amor fraterno y la unidad por la
la comunión fraterna en "nuestra cual todos pueden reconocer que so-
unión con Dios en Cristo" (dll, 6) a mos los discípulos de Cristo" (NC
la que dedica la primera parte del ci- 316 §2).
tado decreto 11, "La unión de los áni- 3.2 Hoy "Amigos en el Señor". En
mos": "Toda comunidad jesuítica es la Vida Religiosa de los últimos
comunidad de Fe, y es precisamente años se han producido una serie de
en la Eucaristía donde los que creen cambios (nuevas demandas, menor
en Cristo se reúnen para celebrar su número, nueva concepción de la
común fe" siendo así que "la mesa persona...) que han ido afectando a
del Señor es lo que "más nos une en la configuración de la comunidad.
un sola Compañía" (CG 32 d l l , 12; La c. de hermanos es "testimonio
cf. d2,18; Arrupe, 19); por eso la CG de la presencia de Dios entre los
exhorta a todos los jesuítas a que sea hombres" y las relaciones interper-
el "centro de su vida religiosa y sonales "dentro de la comunidad
apostólica" (dll, 35), expresión que tienen también una dimensión
retoma la CG 34 (cf. d8, 39; NC 315). apostólica" (CG 32, d l l , 15) pues
"Esta comunión ha de concretarse "somos compañeros de Jesús y
en un intercambio mutuo de valo- compañeros los unos de los otros"
res religiosos en la vida cotidiana, (CG 32, d l l , 17). En verdad, "en la
que alcancen en la celebración de la comunidad se está juntos no por-
liturgia el ritmo propio de la comu- que nos hemos elegido los unos a
nidad" (CG 34 d8,22); "la comunión los otros, sino porque hemos sido
eucarística nos capacita para lograr elegidos por el Señor" (VFC 41; cf.
la unión de ánimos prevista en la 44). La CG 32 animó a la comunica-
parte VIII de nuestras Constitucio- ción con "sinceridad y confianza"
nes" (CG 34 d i , 11). En su reciente (dll, 19; cf. VFC 32-33) dentro de la
carta, el P. Kolvenbach afirma que c. y de las c. entre sí, recordando
"nuestras comunidades sienten la que son c. para la misión en las que
367 comunidad

"hombres entregados al servicio munidades apostólicas para las que


apostólico puedan crecer gradual- se forma (NC 76-77); asimismo, la c.
mente hasta la altura de su voca- debe favorecer la oración en común
ción" ( d l l , 18). Los decretos de la y la celebración de la Eucaristía;
CG 34 aluden al comienzo y al final durante estos años la vida en c. es
a la dimensión "amistosa y corpo- tiempo de probación y formación
rativa" de la CJ. Ya desde los co- serias, "presupuesto necesario de la
mienzos, la CG reconoce que en los vida apostólica de la Compañía"
últimos años "nos hemos hecho (NC 77 §3). Crecer en c. es aprender
una comunidad de amigos en el Se- a buscar juntos y a discernir juntos
ñor, apoyándonos mutuamente con como ayuda para la búsqueda de la
la libertad que proporciona el amor voluntad de Dios (CG 31, dl7, 6) en
cristiano" (d2,1), una vida comuni- la puesta en práctica de lo que P.
taria que transparenta "cómo el vi- Arrupe, teniendo de fondo la acti-
vir en Cristo puede hacer felices y tud "que animaba a nuestros pri-
sanos a los hombres" (CG 34 d i , meros Padres en 1539" (1981, 250)
11). De igual manera, el decreto so- llamó un "verdadero discernimien-
bre el sacerdocio insiste: "somos to o deliberación espiritual en co-
una comunidad de 'amigos en el mún" que, reunidas las condiciones
Señor7 enviados en misión por necesarias, haga de la comunidad
Cristo y juntos formamos un cuer- una instancia "capaz de llegar a un
po apostólico complejo" (CG 34, dó, acuerdo suficientemente unánime
6); en este aspecto la CG 34 vuelve en orden a la acción comunitaria se-
ya al final de sus documentos: "no rena y coordinada" (Ibid., 248).
somos meramente compañeros de 3.3.2 La obediencia o el quererse en
trabajo; somos amigos en el Señor. Cristo como "vínculo de unión" y
La comunidad a la que pertenece- fundamento de la misión: "porque
mos es el cuerpo entero de la Com- esta unión se hace, en gran parte con
pañía, por muy distribuida que esté el vínculo de la obediencia, mantén-
sobre la faz de la tierra" (d26,11; cf. gase ésta siempre en su vigor" ([Co
Kolvenbach 1998, 282); la CG hace 659]; cf. CG 32, d l l , 27). La autoridad
eco de aquellas palabras de P. Arru- es vínculo de fraternidad y ha de fa-
pe: "vivimos en una casa y pertene- vorecer la construcción de la c. traba-
cemos a una provincia, pero nues- jando por "el progreso espiritual de
tra verdadera comunidad es el cada uno y de la edificación de la vi-
cuerpo universal de la Compañía" da fraterna" (VFC 49). Las figuras
(Arrupe, "La sencillez ..." 1981, del Superior local (CG 32, d l l , 28), y
170; cf. NC 314 §2). el medio de la cuenta de conciencia
3.3 Medios para la unión y la (Id., 30-32) son mediaciones para
amistad. 3.3.1 Aprender y crecer en la conservar y aumentar este vínculo.
vida comunitaria: aprender a vivir en Asimismo, por la obediencia la c. se
esta "Schola amoris" (VFC 35) que constituye como c. en misión y para
es la vida en c. es también tarea pa- la misión de Cristo, de quien todo Je-
ra toda la vida y de manera especial suíta es siervo y colaborador (CG 34,
en el tiempo de la formación, ya d2). "La comunidad local ignaciana
desde el noviciado (NC 43 §2). Du- no es una comunidad cerrada, si no
rante los estudios la vida comunita- abierta al servicio de la misión que le
ria debe "ayudar a la participación ha sido confiada, pero además abier-
en el cuerpo apostólico de la Com- ta a la comunidad universal del cor-
pañía", teniendo como meta las co- pus societatis [...] A su vez el corpus
comunidad 368

societatis está abierto a la comunidad como ellos" (CG 34 d9, 16; cf. d3,
de la Iglesia y a su servicio" (Arrupe, 6.9.10.19.22). Con el fin de animar y
"La misión..." 1981,114-115). Ya el P. objetivar estos deseos, la c. cuenta
Arrupe, manteniendo la afirmación con un "proyecto comunitario que
"las comunidades de la Compañía refleje sus aspiraciones a vivir de
son esencialmente apostólicas", ex- forma sencilla y solidaria y sea pe-
presó la tensión entre la koinonia y la riódica y fácilmente evaluable" (d9,
diakonia, para concluir: "no debe ser 12; cf. NC 321-323).
una unión tal que impida la necesa- 3.3.4 La sencillez y el estilo evangé-
ria dispersión apostólica ni una dis- lico. Este deseo de vivir y permane-
persión tal que destruya la unión" cer en la pobreza y sencillez de vida
(Arrupe, "La misión...", 1981, 114; tiene también su arraigo teologal en
cf. VFC 59c). la experiencia de "pequenez" y de
3.3.3 Pobreza y la libertad de los pobreza de los primeros compañe-
lazos. La vida en c. en la CJ ha parti- ros que se autoconocieron y definie-
cipado y participa de la sensibili- ron al decidir constituirse en un
dad en la Iglesia hacia los sectores "grupo" (Roma, abril-junio 1539) co-
más deprimidos de la sociedad y mo "frágiles y enfermos" {MCo I, 3-
del mundo, convirtiéndose en testi- 4); Laínez explicará más adelante
monio de esperanza en situaciones por qué la institución es, en verdad,
de dolor y de injusticia (VFC 63). La una "mínima compañía de Jesús"
c. ha de interpelar de alguna mane- (FNII, 131-132). Esta sencillez de vi-
ra la cultura en la que se inserta, da requiere que todos estén dispues-
siendo "testimonio creíble de los tos a "construir la vida de comuni-
valores contraculturales del Evan- dad, dedicándole el tiempo y las
gelio" (CG 34 d4, 28.2). La c. es un energías suficientes para crear un
lugar privilegiado para vivir con fi- clima en el que la comunicación sea
delidad la pobreza: "la vivencia co- posible y a nadie se descuide o mar-
munitaria de una pobreza compar- gine" (NC 325). La c. es así lugar de
tida es fuente de gozo, y, a su vez, reconciliación y perdón, para aque-
la unidad de corazones se robuste- llos que saben y viven que la comu-
ce por la misma comunidad de bie- nidad ideal no existe (Kolvenbach
nes". Este estilo de c. construido 1998, 285); sus miembros se saben
desde la "sencillez y la sobriedad perdonados por Dios y por eso ca-
de vida puede ser un motivo para paces de perdonar al prójimo y ex-
despertar en algunos de los que nos presarlo, incluso, comunitariamente
visitan el deseo de ser también (cf. NC 236). Este perdón y com-
compañeros de Jesús" (CG 34 d9, prensión mutuos implica el aceptar-
8); asimismo, la "hospitalidad cris- se "mutuamente como somos" y
tiana" ha de ser una nota distintiva permanecer atentos a la pregunta de
de las c. de la Compañía de Jesús, la primera comunidad de hermanos
abiertas "a los nuestros y también a "¿Qué has hecho de tu hermano?".
otros, especialmente a los religiosos Vivir en c. implica también descu-
y a nuestros colaboradores, según brir que uno por sí mismo es inca-
las costumbres de diversas regio- paz de amar plenamente y en todo
nes" (NC 327 §3). La CG subrayó momento y que el otro se me ofrece
también con satisfacción el aumen- "tal y como es", asumiendo sus "de-
to de c. que se localizan en "zonas bilidades, sus problemas, sus difi-
de pobreza y marginación [...] tra- cultades" (VFC 21), respetándose
bajando con los pobres y viviendo (ICo 11, 33), confortándose (ITes 5,
369 comunidades de solidaridad

11), amándose (Rm 12,10): "Todas la 1998, 281). Retomando con Kolven-
comunidades deben destacar, sobre bach el salmo 133, la c. ha de ser la
todo, por su fraternidad, por la sen- expresión de la vida que brota del
cillez de vida, por la misión en nom- amor entre los hermanos, alegría de
bre de la comunidad" (VFC 64; cf. poder vivir juntos, dejándose "im-
Kolvenbach 1998,287). pregnar" de la unción de Dios y de
3.3.5 Castidad y amor transparen- su Espíritu "para el servicio de la
te. En el decreto sobre "La Castidad misión de Cristo a imagen y por la
en la Compañía de Jesús" la CG 34 intercesión de Nuestra Señora"
dedica varios párrafos a la c. como (Kolvenbach 1998, 289).
plataforma de vida que favorece y
alienta la vida entregada en casti- José GARCÍA DE CASTRO, SJ
dad. Con realismo y lucidez se afir-
ma que el jesuita es "un hombre sin /* Amigos en el Señor, Comunidad de Vida
Cristiana, Comunidades de Solidaridad, Cuerpo
familia" (cf. d8, 16) y que la c. no Apostólico, Discernimiento comunitario, Fami-
puede sustituir a la familia (cf. Kol- lia, Misión, Primeros Compañeros, Superior.
venbach 1998, 283). "A través de Unión de ánimos.
muchas formas de presencia y pres-
tación mutuas, nos hacemos media- Bibl.: ARRUPE, R, "La misión, clave del ca-
risma ignaciano", en La identidad, 105-124
dores, unos a otros de la presencia (esp. 113-115); ID., "Sobre la sencillez de vi-
del Señor a quien nos consagramos da", en Ibid., 161-172; ID., "La inspiración
por el voto de castidad [...] como trinitaria del caris tria ignaciano", en Ibid.,
don apostólico, la castidad apostóli- 391-435 (esp. 429-ss) (AR XVIII [1980] 67-
ca debe llevarle a la comunión con 114); CG 32, dll; CG 34; CONGREGACIÓN PA-
sus hermanos y con las personas a RA LOS INSTITUTOS DE VIDA CONSAGRADA Y
LAS SOCIEDADES DE VIDA APOSTÓLICA, "La
las que sirve" (d8, 21); por eso la c.
Vida Fraterna en Comunidad. 'Congrega-
ha de ser el contexto donde los vit nos in unum Christi amor'" (Exhorta-
miembros se reúnan "para la ora- ción apostólica 2 de febrero de 1994); COS-
ción, el recreo y las comidas" (d8, TA, M., "Misión y Comunidad apostólica
22). La vida en c. es un constante re- en la Compañía de Jesús", Man 49 (1977)
cuerdo del paso del "yo al noso- 195-213; GARCÍA HIRSCHFELD, C, "Origen
tros", de la búsqueda de "mis cosas" de la Comunidad en la Compañía de Jesús:
una experiencia humana y espiritual en un
a la "búsqueda de las cosas de Cris- grupo de universitarios del siglo XVI",
to" (VFC 39). Cuidar la c. es cuidar Man 63 (1991) 393-410; KOLVENBACH, R H.,
del hermano y ayudarle en tiempos "En el 450 aniversario de los votos de
de dificultad y de crisis a perseverar Montmartre", en Selección 33-36 (AR XIX
en el seguimiento de "su" Señor, del [1985], 76-79); ID., "Sobre la vida comunita-
"Señor de todos". La c. de hermanos ria", AR XXII (1998) 276-289; ID., "Sobre la
que se quieren es por sí misma signo Eucaristía" (Carta del 15 de febrero de
2006); NORMAS COMPLEMENTARIAS 314-330.
en la Iglesia y ante el mundo; el vín-
culo del amor (Col 3,14) da credibili-
dad al mensaje (VFC 55).
En este sentido, la vida comu- COMUNIDADES DE
nitaria se enriquece y anima tam- SOLIDARIDAD
bién en relación con las c. vecinas,
con aquellas que le hace sentir más
de cerca su "dimensión de" y perte-
nencia a un cuerpo: "ninguna vida
E l término "Comunidad de Soli-
daridad" concita bajo una mis-
ma combinación dos conceptos ins-
comunitaria puede considerarse co- piradores de la vida cristiana:
mo una isla aislada" (Kolvenbach comunidad, con sus largas resonan-
comunidades de solidaridad 370

das eclesiales y de vida religiosa y menos, su pretensión. Según la CG,


solidaridad, rostro actual de la eterna son el instrumento que lleva la sal-
caridad cristiana. Ello le otorga una vación a los pobres, pues las c. lu-
poderosa capacidad de sugerencia; chan por su causa, y a todos noso-
de modo que, primariamente, con- tros, por el hecho de vivir dentro
siste en un término fuerza que, por la de ellas. Son trabajo y vida renova-
elocuencia de las dos palabras que da a un tiempo. No son sólo traba-
lo componen, posee en sí mismo ca- jo, como sucediera en la estela del
pacidad de estimular nuestras pre- decreto cuarto de la CG 32, tiempo
sencias apostólicas. Por si esta capa- en el que muchas instituciones de
cidad intrínseca de sugerir no fuera la CJ se volcaron en el trabajo por
suficiente y a fin de dotarle de con- la justicia descuidando las dimen-
tenido material, se ha de rastrear los siones más celebrativas y promoto-
orígenes de dicho término, acotar su ras de sentido de la existencia: el
alcance, definir sus perfiles y mos- acompañamiento, la amistad, la
trar sus últimas pretensiones. Para fiesta. Pero tampoco son sólo vida
todo esto se ha de acudir a la CG 34 interior, que podría discurrir olvi-
de la Compañía. dada de los sufrimientos de los po-
1. Orígenes del término. Apare- bres. En la conjunción de ambas co-
ció por primera vez en la tercera sas, vida y trabajo, se define su
versión del decreto 3 de la CG 34 capacidad de operar la liberación
"Nuestra misión y la justicia", en del pobre y de todos nosotros. Así
concreto en sus números 10 y 18 pues, la existencia de las c, al en-
(este último quedaría como número tender de la CG 34, es decisiva en
19 en la versión definitiva hoy edi- orden a la liberación.
tada). Bien podría considerarse di- Las c. deben ser creadas en
cho n° 10 como el texto que acuña el "cada uno de nuestros diversos
término y que más se acerca a pro- campos apostólicos" (CG 34, d3,
porcionar una definición de las 19). Las c. están orientadas princi-
mismas. Posteriormente fue intro- palmente hacia los sectores apostó-
ducido en otros decretos de dicha licos, es decir hacia obras, algunas
Congregación (CG 34, d2, 9; d3, tal vez pequeñas, sencillas de ma-
6.10.19,22). Las Normas Complemen- nejar y con elevado conocimiento
tarias no contienen este término, entre sus miembros, como parro-
aun cuando una cita literal de la CG quias, medios de comunicación,
34, d.3,19 está incluida en NC 249, casas de Ejercicios, pero también
§3, en la cual, sorprendentemente, hacia las grandes y complejas ins-
han desaparecido las palabras "de tituciones, como colegios, univer-
solidaridad". Lo que no cabe duda sidades... Los sectores apostólicos
es que el término en cuestión fue podrán contribuir a la defensa de
introducido por la CG 34 con un la fe que busca la justicia si se con-
contenido propio y que a ella hay vierten en c, es decir, en la medida
que acudir como fuente de sus pri- en que trabajar, compartir visio-
meros trazos. nes, amistad, celebración y sentido
2. Alcance de las comunidades de en ellas sea causa de consolación
solidaridad. La CG 34 afirma que "la sincera, así como en la medida en
plena liberación del pobre y de to- que su tarea guarde relación con la
dos nosotros" se basa en el desa- solidaridad con los pobres. Todos
rrollo de comunidades de solidari- los sectores apostólicos están lla-
dad (CG 34, d3, 10). Esa es, nada mados a constituir una comunidad
371 comunidades de solidaridad

fraterna que trabaja por el proyec- medios de comunicación platafor-


to de Jesús. mas privilegiadas; la movilización
De la creación de c. es de don- social puede ser promovida por una
de hoy se puede esperar mayor fru- multiplicidad de plataformas apos-
to en el apostolado de la C] (cf. CG tólicas y agentes sociales.
34, d3, 22). Las instituciones que 3.3 Por su forma. La forma de
puedan constituir c. son las que las comunidades de solidaridad es
más aportarán a la misión de la CJ múltiple (cf. CG 34, d3, 10): c. de
de defender la fe que busca la justi- rango popular, es decir, comuni-
cia. Así, el alcance de las c. es enor- dades que comparten vida, como
me, pues procuran la liberación del una comunidad inserta o una pa-
pobre y de todos nosotros, y por rroquia, una comunidad de base,
ello todos los sectores apostólicos etc.; c. no gubernamentales, como
deben trabajar por fomentarlas. por ejemplo instituciones educati-
3. Perfiles de las comunidades de vas u otras que trabajan por la me-
solidaridad. jora de las condiciones de los po-
3.1 Por su inspiración. Lo que bres; c. de nivel político, que
mueve a formar una c. es "el amor buscarán un reconocimiento jurí-
preferencial que Cristo tiene a sus dico de los derechos de los exclui-
pobres" (CG 34, d2, 9). Este amor dos y un cumplimiento efectivo de
de Cristo es la fuerza que anima a los compromisos adquiridos por
las c. a ofrecer ese mismo amor soli- las autoridades.
dario con los pobres. No son una Es esta multiplicidad de perfi-
estrategia social de lucha contra la les propuestos para las c. lo que ha-
injusticia, sino que constituyen un ce más complicada su definición,
proyecto evangelizados en el que la dejando un largo trabajo de cons-
defensa de la fe y la promoción de trucción práctica, aplicado a cada
la justicia permanecen insepara- situación y circunstancias. Quedan
bles. Algunas de ellas podrán expli- en todo caso dos columnas insosla-
citar esa fe en palabras; otras ten- yables para su existencia: la presen-
drán que hablar el lenguaje cia de una comunidad y la de una
universal del Dios de Jesús que no acción exterior que pueda ser com-
es otro que el del amor solidario. prendida como verdadero ejercicio
3.2 Por su acción. Su tarea de de solidaridad con los últimos.
promoción de la solidaridad puede 4. Pretensiones últimas. Las c. as-
ser llevada a cabo por medio de una piran y trabajan por la transforma-
enorme variedad de acciones (cf. CG ción de los valores y actitudes so-
34, d3,19): acompañamiento directo cioculturales, así como de las
a los pobres, concienciación y sensi- estructuras políticas y económicas
bilización, participación en la movi- (cf. CG 34, ¿3, 10). Conjugan cam-
lización social. Por ello, el posible bio cultural y estructural. Sólo unas
perfil de las c. se dilata, pues el décadas antes se habría considera-
acompañamiento directo a los po- do que el cambio sociocultural era
bres puede realizarse desde una pa- una excusa para no asumir el es-
rroquia, desde una comunidad o tructural. En este momento históri-
desde una ONG; la concienciación y co se entiende que ambos cambios
sensibilización puede encontrar en se realimentan mutuamente y que
las instituciones educativas, en un no puede pretenderse uno, sin
centro de reflexión social o en los atender a los dos. Las c. no renun-
comunidades de solidaridad 372

cian a la transformación estructu- otros... Esta creación de grandes


ral, un avance alcanzado en la CG ámbitos de cultura de la solidaridad
32, pero aspiran también al cambio únicamente puede alcanzarse en
cultural. Y se entiende que no hay colaboración con otros, es una tarea
mejor manera de modificar la cul- para la que las c. necesitan unas de
tura que introducir comunidades otras.
que inauguran nuevos modos de Por último, el proyecto de tra-
vivir. bajar por la solidaridad debe atender
Las c. contribuyen a "construir a las tres dimensiones de la solida-
un orden mundial basado en genui- ridad: personal, ético-política y cul-
na solidaridad" (CG 34, d3, 7). Son tural. Estas tres dimensiones no
una respuesta pequeña y humilde pueden ser habitualmente aborda-
al problema de la globalización ex- das por una única institución, sino
cluyente y creadora de injusticia en que necesitan de una multiplicidad
el mundo. En el trasfondo de la de ellas. Algunas estarán especiali-
construcción de las c. se encuentra zadas en el cuidado cercano de los
un proyecto global de solidaridad excluidos y serán mejores promoto-
para el mundo. ras de la solidaridad personal, otras
5. Configuración de las comunida- trabajarán por cambios políticos, es
des de solidaridad. Las c. deben en- decir, por la dimensión ético-políti-
tenderse como una red de células ca, y algunas más serán capaces de
que trabajan por este proyecto glo- generar espacios de opinión, movi-
bal de solidaridad. No son mera- lización social..., fomentando me-
mente unidades separadas, sino jor la dimensión cultural de la soli-
que están llamadas a colaborar en- daridad. Todas ellas, involucradas
tre sí, de manera que puedan multi- en red en un mismo proyecto, son
plicar la influencia de unas con necesarias para promover una au-
otras. Los motivos que justifican téntica solidaridad.
que las c. deben ser células de una La CJ está especialmente dota-
red son los siguientes: da para trabajar en la construcción
Por un lado, en la actual confi- de estas redes de c, por el tipo de
guración del mundo, caracterizado instituciones con el que cuenta, ac-
por la globalización, las cuestiones tivas en las tres dimensiones de la
sociales locales tienen repercusio- solidaridad, y por su presencia in-
nes y causas globales. Lo local y lo ternacional. Al mismo tiempo, y
global han quedado intrínsecamente re- dado que las c. no son patrimonio
lacionados. De tal manera que el de- exclusivo de la CJ, sino que ya
seo de influir en cuestiones locales existen otras muchas fuera de ella,
no puede descuidar la presencia en está llamada a colaborar con otras
las globales, algo que sólo puede c. en este mismo proyecto (cf. CG
realizarse en forma de red. 34, d3, 6).
Por otro lado, las c, en la medi- 6. Áreas de trabajo que todas las
da que aspiran a transformar la cul- comunidades de solidaridad deben cul-
tura y sus valores, influyen en la tivar. Si bien hasta aquí hemos seña-
cultura cuando crean ámbitos don- lado la enorme variedad que pue-
de los valores de la solidaridad se den tener las c, debemos mencionar
hacen presentes y plausibles: la ter- ahora algunos rasgos que con los
nura, la compasión, el servicio, la que todas ellas deben contar para
cercanía, la preocupación por los que puedan ser tenidas por tales.
373 comunidad de vida cristiana

Nos referiremos a estos rasgos co- da por una fuerza que trabaja en fa-
mo áreas de trabajo que las c. deben vor de la solidaridad.
cuidar: Estas tres áreas sólo podrán ser
61 La vida interior: en ella se re- trabajadas impulsando la participa-
fleja con especial elocuencia que la ción y el diálogo. Son estas dos he-
c. ha hecho de la solidaridad la acti- rramientas las que generan un es-
tud básica que la identifica como pacio comunitario del que pueden
comunidad. Sólo de ese modo ten- surgir los consensos básicos y Jos
drá también capacidad para pro- compromisos personales. La parti-
yectarla hacia el exterior y conta- cipación suele asustar a los líderes
giarla. No todo es trabajo, sino de una organización, pero no pue-
renovación de la vida, nuevos valo- de lograrse una comunidad sin ella.
res, nuevos espacios de sentido. Participación y liderazgo deben al-
Una institución donde las personas canzar un equilibrio, pero ambos
que la forman no comparten visio- elementos han de estar presentes.
nes, sentido, ilusiones, amistad, ce- Así, el camino por el que una
lebración... no es una comunidad institución puede alcanzar el esta-
de solidaridad. tus de c. es: 1) la promoción de la
6.2 La actividad exterior desarro- vida interior en participación, im-
llada: si toda institución ofrece un plicación mutua y diálogo; 2) la
servicio hacia fuera, las c. deberán formulación y reorientación de su
poder expresar ese servicio en clave acción en clave de solidaridad, fo-
de solidaridad con los excluidos. mentando los lazos con otras comu-
No será lo mismo una labor de aco- nidades de solidaridad; y 3) el cui-
gida a excluidos, o una tarea educa- dado de su papel social, de tal
tiva, o gestionar una institución cer- manera que sea reconocida como
cana a la marginación, o luchar por una institución que trabaja por la
incluir determinados cambios en solidaridad.
las leyes. La actividad que desarro-
lle la c. podrá variar mucho en fun- Francisco Javier ÁLVAREZ DE LOS
ción de en qué esfera social se en- Mozos, SJ
cuentre, pero para ser c. deberá
poder mostrar la relación entre Z1 Compasión, Comunidad, Fe-justicia, Inser-
ción, Laicos, Misión, Opción preferencia! por
aquello que hace y la solidaridad los pobres, Parroquias, Pobreza.
con los últimos. Una actividad exte-
rior fundamental será la de crea- BibL: ANTONCICH, R., "San Ignacio y la
ción de lazos con otras comunida- ayuda a i o s prójimos'. Proyecciones para
los tiempos actuales", Man 64 (1992) 341-
des de solidaridad. No se trata de 356; MOLLA, D., "Espiritualidad ignaciana,
una actividad más. Si la cultura de misión obrera y marginación", Man 64
solidaridad a la que las c. aspiran (1992) 121-133; ID., "Espiritualidad ignacia-
sólo puede conseguirse en red, las na y solidaridad con los excluidos", Man
c. habrán de cultivar las relaciones 65 (1993) 1969-181.
con otras c. en su trabajo de promo-
ción de la solidaridad.
6.3 El papel social que desempe- COMUNIDAD DE VIDA
ñan: las instituciones proyectan en CRISTIANA (CVX)
su entorno una imagen. Toda c. de-
berá cuidar su presencia social de
tal manera que pueda ser reconoci- L a C. es una asociación interna-
cional pública de fieles cristia-
comunidad de vida cristiana 374

nos -hombres y mujeres, adultos y respuesta a la llamada universal


jóvenes, de todas las condiciones del Señor a todos los hombres y
sociales- que desean seguir más de mujeres. Ser miembro de C. no im-
cerca a Jesucristo y trabajar con Él plica tanto participar de su activi-
en la construcción del Reino, y que dad común y sus proyectos apos-
han reconocido en la c. su particu- tólicos o desarrollar en mayor o
lar vocación en la Iglesia (Principios menor medida un sentido de per-
Generales de la Comunidad de Vida tenencia a una determinada aso-
Cristiana - P G - 4). La vida de la C. ciación cuanto saberse llamado a
está centrada en Cristo y en la par- este particular modo de ser Iglesia.
ticipación del Misterio Pascual en el La C. es, ante todo, la comunión
seno de la Iglesia universal y reco- espiritual y en cuerpo apostólico
noce en los Ejercicios Espirituales de de las personas que encuentran en
S. Ignacio la fuente específica y el su compromiso común con la C. y
instrumento característico de su es- en su común estilo de vida la ma-
piritualidad (PG 5). nera de vincularse a Cristo y a la
Iglesia (PG 7). Esta personal voca-
La C. es heredera de las anti-
ción se define por sus tres caracte-
guas Congregaciones Marianas rísticas particulares: vocación ig-
iniciadas por J. Leunis SJ, y que re- naciana, comunitaria y laical.
montan su historia hasta los pri-
meros grupos de laicos que desde El discernimiento de esta voca-
1540 se desarrollaron en diversas ción personal supone un periodo de
partes del mundo por iniciativa de formación y acompañamiento du-
S. Ignacio y sus compañeros (PG rante el cual el candidato, cualquie-
3). La confirmación de C. como ra que sea el modo en que ha tenido
asociación pública de fieles y la lugar su admisión, es iniciado en el
aprobación de sus Principios Ge- estilo de vida de la C. (PG 10) y
nerales por el Pontificio Consejo ayudado por la Comunidad para
para los Laicos, tuvo lugar en 1990. asimilarlo y decidir si desea y es ca-
paz de vivirlo, identificándose con
La tradición espiritual y su ac- la C. más allá del grupo local inme-
tualización en los procesos de for- diato que acompañó este proceso
mación personal y en la práctica inicial (Normas Generales de la Comu-
cotidiana de la oración, el discerni- nidad de Vida Cristiana [NG] 2). Este
miento, el examen de conciencia y periodo de tiempo permite al candi-
el acompañamiento espiritual co- dato y a la Comunidad discernir su
mo herramientas vinculadas con vocación por medio de la iniciación
los Ejercicios Espirituales hacen de la y profundización en los medios co-
C. una Comunidad formada por tidianos de crecimiento en el Espíri-
personas que se definen por su vo- tu propios de la C, entre los que no
cación personal, ignaciana, comu- puede faltar una experiencia de los
nitaria y laical (PG 5). Ejercicios, acompañamiento, ora-
1. Vocación personal. Ser miem- ción, participación frecuente en la
bro de la C. presupone una voca- Eucaristía, discernimiento y exa-
ción personal (PG 10) como mane- men de conciencia diario (Nuestro
ra específica de actualizar el Carisma CVX). Una vez tomada la
"llamamiento del Rey Eternal que decisión y aprobada por la Comu-
a cada uno en particular hace" [Ej nidad, el nuevo miembro asume un
95]. Ante todo, C. es la definición compromiso temporal, iniciando
de una identidad personal como así una experiencia profunda de
375 comunidad de vida cristiana

participación en la vida de la Co- cianos. Los Ejercicios Espirituales


munidad y de comunión con un es- de S. Ignacio constituyen la fuente
tilo de vida compartido. Pasado un específica de este carisma y el ins-
tiempo adecuado de participación trumento característico de esta es-
comunitaria, confirmación del estilo piritualidad (Nuestro Carisma CVX,
de vida personal y profundización 18). La vocación C. llama a sus
en los medios de espiritualidad miembros a vivir esta espirituali-
ignaciana incluida la experiencia dad que les abre y les dispone a
completa de Ejercicios Espirituales cualquier deseo de Dios en cada si-
en una de sus varias modalidades, tuación concreta de la vida diaria
se asume el compromiso perma- (PG 5). Los Principios Generales de la
nente (NG 4). CVX, que constituyen la definición
Si el compromiso temporal con esencial de C, refuerzan su carácter
la C. está vinculado al camino de for- ignaciano con expresiones que re-
mación y discernimiento, el compro- corren todo el texto y remiten a la
miso permanente corresponde, en el experiencia de Ejercicios o al caris-
proceso vocacional del miembro de ma ignaciano. Hacen resaltar la
C, a la etapa apostólica en plenitud, centralidad de Jesucristo y explici-
cuando la vocación personal es vivi- tan la referencia a los orígenes igna-
da como misión apostólica (NG 4) y cianos del camino y el modo de
la persona experimenta una necesi- proceder C, subrayando la impor-
dad más apremiante de unir todas tancia del discernimiento apostóli-
las dimensiones de su vida con la co -personal y comunitario- como
plenitud de la fe según este carisma medio ordinario para tomar deci-
(PG 4). Por tanto, el compromiso siones (Nuestro Carisma CVX, 19) y
permanente supone identificar la descubrir la mejor manera de hacer
propia vida vinculada con la CVX. presente a Cristo en el mundo (PG
De esta manera, llegan al compromi- 12b). Los rasgos de la cristología ig-
so permanente aquellas personas naciana configuran el estilo de vida
que, habiendo completado el discer- propio de la C. y de cada uno de
nimiento vocacional, han compro- sus miembros: austeridad, senci-
metido su libertad abrazando el esti- llez, solidaridad con los más pobres
lo de vida de la Comunidad, lo que y con los marginados, integrando
está necesariamente asociado con el contemplación y acción y en todo
discernimiento apostólico como ele- amando y sirviendo a la Iglesia.
mento indispensable (Nuestro Caris- Esta cristología brota de la contem-
ma CVX, 190). Toda la vida personal plación de la Encarnación (PG 1,
-y aun las más humildes ocupacio- inspirado directamente de la con-
nes de la vida diaria (PG 8c)- es in- templación de la Encarnación [Ej
terpretada como un decidido com- 101-109]) y de contemplar a Cristo,
promiso con la misión y el servicio enviado por el Padre para salvar al
(PG 11). Al tratarse de un compromi- mundo, que escoge y llama perso-
so público y poner como testigo a la nalmente a colaborar con Él de en-
Comunidad, esta oblación interna tre aquellos que se reconocen débi-
para vivir la vida en misión siguien- les y pecadores, llevando su misma
do a Cristo pobre y humillado tiene vida de pobreza y humillaciones y
un carácter, en cierto sentido, sacra- uniéndose con Él en su pasión y re-
mental (Nuestro Carisma CVX, 197). surrección (cf. [Ej 95.98.203.221]).
2. Vocación ignaciana. El carisma A la luz de la experiencia fun-
de C. y su espiritualidad son igna- dante de los Ejercicios, la C. tiene
comunidad de vida cristiana 376

como objetivo la integración de la compartir su fe y su vida y asegu-


fe con la vida en todas sus dimen- ran el compromiso con la misión y
siones: personales, familiares, so- el servicio (Nuestro Carisma CVX,
ciales, profesionales, políticas y 27). De esta forma la vinculación
eclesiales (Nuestro Carisma CVX, personal de cada miembro con la
22). Por ello mismo, la vocación C. única Comunidad Mundial en-
es marcadamente apostólica, y cuentra su expresión a través de
puesto que la Comunidad pretende una comunidad particular libre-
trabajar con Cristo en la anticipa- mente escogida (PG 7). Esa comuni-
ción del Reino de Dios, todos sus dad particular, compuesta de no
miembros están llamados a partici- más de doce personas, en general
par activamente en el vasto campo de condición semejante y próximas
del apostolado, a participar respon- geográficamente, es la concreción
sablemente de la vida social y polí- local de la C, tanto en los procesos
tica y a desarrollar sus cualidades de formación, discernimiento y re-
humanas y sus capacidades profe- forma de vida de sus miembros co-
sionales para ser un trabajador más mo en la actualización de las opcio-
competente y un testigo más con- nes apostólicas preferentes de la
vincente (PG 12c). Cada uno de los Comunidad Mundial, a través del
miembros de C. es urgido al apos- proyecto apostólico comunitario lo-
tolado personal y a participar en el cal (Nuestro Carisma CVX, 135-140).
apostolado organizado, sea a través
La C. como comunidad de vida
de la acción grupal iniciada o soste-
y comunidad en misión implica la
nida por la Comunidad por medio
doble dirección, de participación y
de estructuras adecuadas o a través
responsabilidad de cada miembro
de la presencia activa en organiza-
en la vida de una comunidad local
ciones y esfuerzos seculares o reli-
y de vida personal desde una op-
giosos ya existentes (PG 8), con es-
ción comunitaria, que implica la
pecial interés en la colaboración
con la CJ y con otras personas, co- disponibilidad de cada uno para
munidades o instituciones que dar y recibir consejo y ayuda como
comparten la tradición ignaciana amigos en el Señor para el mayor
(NG 14). El carácter ignaciano de C. crecimiento espiritual y mayor efi-
y de sus miembros se expresa tam- cacia apostólica (PG 12c).
bién por el uso habitual de los me- El carácter comunitario de C.
dios ignacianos de oración, exa- implica la organización de la C. co-
men, evaluación, discernimiento mo cuerpo apostólico, con su co-
apostólico y la participación fre- rrespondiente estructura y distribu-
cuente en los sacramentos {Nuestro ción de funciones.
Carisma CVX, 27). 4. Vocación laical. La C. no es una
3. Vocación comunitaria. Los agrupación de seglares, sino una
miembros de C. viven personal- asociación de fieles, aunque en la
mente la espiritualidad ignaciana etapa de madurez personal y forma-
teniendo como referencia la Comu- tiva, y a partir del compromiso per-
nidad. Como un medio cotidiano manente, la vocación C. es laical,
privilegiado de formación y creci- asumiendo los postulados, sugeren-
miento continuos, los miembros de cias y directrices de la Iglesia univer-
la C. se reúnen regularmente en co- sal para la misión de los laicos en Lu-
munidades locales estables que men Gentium: "A los laicos pertenece
permiten a todos los miembros por propia vocación buscar el Reino
377 comunidad de vida cristiana

de Dios tratando y ordenando los bros de la Comunidad Mundial que


asuntos temporales [...] A ellos co- en un determinado país se esfuerzan
rresponde iluminar y organizar to- por vivir el estilo de vida y la misión
dos los asuntos temporales a los que C. de manera que sus objetivos son
están estrechamente vinculados" asegurar las estructuras y programas
(LG 31). De este modo, el ser y actuar de formación necesarios para res-
en el mundo son para los fieles laicos ponder eficazmente a lo que pide el
no sólo una realidad antropológica y desarrollo armónico de toda la Co-
sociológica, sino también, y específi- munidad, y para una participación
camente, una realidad teológica y efectiva de la C. en la misión de la
eclesial (Christifideles Laici 15). Iglesia (PG 13).
El carácter ignaciano de la C. En este contexto concéntrico, el
-en medios y fines personales y co- corazón de la vida cotidiana de la C.
munitarios-, su conformación como es la pequeña comunidad local, que
cuerpo apostólico que define a cada reúne regularmente a los miembros
miembro y constituye a la comuni- de la Comunidad para compartir
dad entera como asociación de lai- profundamente su fe y su vida si-
cos organizados y su carácter emi- guiendo la dinámica generada por
nentemente seglar, tanto por el la experiencia de los Ejercicios y
estado de sus miembros como por la les dispone para el discernimiento
asunción de su campo de misión, apostólico personal y comunitario
permiten afirmar que C. es la princi- (PG 11). De esta manera, la vida dia-
pal concreción histórica de la actua- ria de la comunidad local -y espe-
ción laical de la espiritualidad apos- cialmente sus estructuras de forma-
tólica de S. Ignacio ("Carta del P. ción, acompañamiento y gobierno-
Kolvenbach sobre CVX", julio-agos- está al servicio de la verificación co-
to de 1991,11-15); "[...] la razón pro- munitaria del crecimiento espiritual
funda que justifica y exige la asocia- y apostólico de cada miembro y de
ción de los fieles laicos es de orden la actualización en el ámbito más
teológico, es una razón eclesiológica, próximo de las prioridades apostóli-
un signo de comunión y de unidad cas y líneas de acción determinadas
de la Iglesia en Cristo" (Christifideles por la Asamblea General y las asam-
Laici 25.29). Esta condición comple- bleas nacionales (NG 39a). El diseño
menta y actúa como referencia de de las estructuras y las pautas de ac-
comunión y distinción con la CJ y tuación que asume la comunidad lo-
otras familias religiosas de espiritua- cal para actualizar la misión común
lidad ignaciana. de toda la C. se concretan en el Pro-
5. La Comunidad de Vida Cristiana yecto Apostólico Comunitario Local.
como cuerpo apostólico. La Comuni- 6. La misión CVX. La vida de la
dad es gobernada por la Asamblea C. y de cada uno de sus miembros
General, que determina las políticas es esencialmente apostólica, por lo
y normas, y nombra al Consejo Eje- que el campo de misión de la Co-
cutivo para asegurar la ejecución de munidad no se circunscribe a unos
las mismas (cf. PG 13a y NG 15). Esa ámbitos concretos y asume la dis-
misma forma de gobierno y gestión ponibilidad para partir a servir allí
se traduce en las comunidades na- donde las necesidades de la Iglesia
cionales y locales, que son concrecio- pidan su presencia, sintiendo con
nes particulares de la única Comuni- particular urgencia la necesidad de
dad Mundial. Así, cada comunidad trabajar por la justicia desde una
nacional incluye a todos los miem- opción preferencial por los pobres
confesión 378

(PG 8.6.4). Esta dimensión sustan- BAIZÁN, } . , "Integración y solidaridad: el


cial de la vocación personal C. y de camino ignaciano para los seglares", Man
61 (1989) 209-230; FORTÍN, C, "Les Consti-
la identidad de la C. como cuerpo tutions de la Compagnie de Jésus et les
se concreta en la "misión indivi- Principes généraux de la Communauté de
dual" de cada miembro en su ámbi- vie chrétienne: lieux et distinctions" CSIg
to familiar, laboral, político, diocesa- 103 (2002); GARCÍA, C, Comunidad de Vida
no, etc.; la "misión grupal" propia Cristiana, ST, Santander 1984; GONZÁLEZ
de la comunidad local como res- HERNÁNDEZ, L., "Incentivos de santidad.
Notas a la correspondencia de San Ignacio
puesta asociativa a las necesidades con los laicos de su tiempo", Man 59 (1987)
percibidas en su contexto concreto 243-256; LEACH, J., "Las CVX. Reflexión so-
y la "misión común" de C. como bre una experiencia", Man 57 (1985) 297-
encargo que Cristo le encomienda 320; LOSER, W., "Das Ígnatianische Erbe in
como asociación de Iglesia en cada den Gemeinschaften christlichen Lebens"
en Ignatianisch. Eigenart und Methode der
momento histórico (Nuestro Caris- Gesellschaft Jesu (SIEVERNICH, M./ SWITEK,
ma CVX, 97-103). La misión común G., eds.), Herder, Freiburg 1990, 527 - 542;
se concreta en determinadas priori- O'SULLIVAN, P., "Comunidades de Vida
dades apostólicas y líneas de ac- Cristiana (CVX)", en DHCJ I, 890-893;
ción, que permiten diversificar las RAMBLA, J. Ma, "Ignacio de Loyola y la vo-
tareas pero mantener unidad de cación laical", Man 67 (1995) 5-19.
orientación en la promoción y reali-
zación de objetivos y líneas de ac-
tuación. Las líneas prioritarias para CONFESIÓN
la C. como misión común son el
campo de la realidad social, la cul- A. HISTORIA Y MINISTERIO
tura y la vida diaria {Nuestra Misión
Común 75-82).
Alfonso SALGADO, CVX
L os primeros jesuitas pusieron la
c. sacramental en el centro de sus
ministerios, y el carácter explícita-
mente consolatorio de ésta, en línea
Z1 Comunidad, Familia Laico, Misión, Segui- con una tradición tardo-medieval
miento, Vocación. representada -entre otros- por la
Bibl.: BALANZÓ, E./ IRIBERRI, J. L., El caris- Imitatio Christi. Esto fue subrayado
ma de la Comunidad de Vida Cristiana, Men- en la Formula Instituti y repetida-
sajero, Bilbao 1996; BAQUER, J./ FERNÁN- mente enfatizado en las exhortacio-
DEZ-DÍAZ, J., "Una espiritualidad laical nes de Jerónimo Nadal. Pedro Fabro
nacida de los EE: La comunidad de Vida
Cristiana (CVX)", Man 77 (2005) 23-47; BA- llamaba a los confesores 'Vicarios
RANDA, B./ CORNEJO, L., "Jesuitas y lai- del dulce Cristo ,/ y Gaspar de Loarte
cos/as ignacianos: las experiencias perso- escribía que el confesor jesuita no
nales de una vocación común", Man 77 era solamente juez y médico (según
(2005) 49-54; BINGEMER, EINARDO AND MA- la terminología del IV concilio de
RÍA CLARA., "CLC: Lay poeple called to ho-
liness in an ignatian style", The Way Sup 70
Letrán y de Trento), sino ante todo
(1991) 33-39; COMITÉ EJECUTIVO CVX-ESPA- padre, que derrama con discreción
ÑA, Un camino ignaciano, Mensajero, Bilbao el vino del reproche y el aceite de la
1986; ID., Dossier Asistentes CVX, Mensaje- consolación, según la condición del
ro, Bilbao 2003; COMUNIDAD DE VIDA CRIS- penitente. Esta actitud se hizo tan
TIANA., Principios Generales de la Comunidad característica de los primeros jesui-
de Vida Cristiana y Estatutos CVX-España,
Mensajero, Bilbao 1990; ID., Nuestro Caris- tas que, según el testimonio de Juan
ma CVX. Nuestra Misión Común, Mensaje- A. de Polanco en el Chronicon, eran
ro, Bilbao 1998; CÓRDOBA, J. A., Formación llamados "Compañía del Espíritu
para la misión, Mensajero, Bilbao 1989; DÍAZ Santo" (consolador).
379 confesión

La importancia de la "pía y sa- sistencia y sospechas en la Iglesia


ludable costumbre" de la c. para los por promoverla, porque era consi-
primeros jesuitas hunde sus raíces derada -según el testimonio de Po-
en la dinámica de los Ejercicios. La lanco (Chronicon)- "cosa insólita,
Primera Semana está dedicada a la nueva y desagradable". Sin embar-
reflexión sobre el pecado y termina go, se convirtió en norma, especial-
con la c. general, que es una c. de to- mente en los nacientes colegios, co-
da la vida (por eso se llama "gene- fradías y asociaciones.
ral"), también de los pecados ya El ministerio de la c. estaba in-
confesados, con el objetivo de co- trínsecamente ligado al pulpito,
menzar una nueva vida. Este tipo de pero no limitado a éste. La invita-
c, experimentada por el mismo Ig- ción a la c. se lanzaba en las plazas
nacio con su confesor benedictino en de las ciudades y de los pueblos,
Montserrat (donde había sido intro- en las cárceles y en los hospitales,
ducida por el abad Francisco Cisne- en las conversaciones (tenidas no
ros, influido por Jean Mombaer, de sólo por los jesuitas sacerdotes, si-
la Devotio Moderna), se convirtió en no también por los escolares y los
el medio de conquista espiritual de hermanos no ordenados) y, por úl-
los primeros compañeros en París. timo, en las obras impresas. Desde
Los primeros jesuitas son responsa- 1554, cuando Polanco publicó, a
bles de la transformación de esta petición de Ignacio, el primer ma-
práctica monástica tardo-medieval nual para confesores y penitentes,
en un medio apostólico presente en que se hizo predominante en las
todo su ministerio. No sólo se con- cuatro décadas siguientes hasta
virtió en una práctica piadosa entre 1650, se escribieron cerca de sesen-
los jesuitas (los estudiantes jesuitas ta libros distintos sobre el tema,
eran invitados a realizarla cada seis que alcanzaron, en conjunto, al
meses "por muchas utilidades que menos setecientas setenta y cinco
en esto hay" [Co 98]), sino también ediciones. El mayor éxito editorial
en el punto de llegada de sus misio- correspondió al Breve directorium
nes rurales y urbanas, cuyo objetivo confessarii de Polanco (setenta y
era dar, no todos los Ejercicios, sino seis ediciones), la Instructio sacerdo-
solamente la Primera Semana. La c. tum (1596) de Francisco Toledo
general fue promovida también por (ciento sesenta y seis ediciones) y
la literatura devocional jesuítica, cu- los Aphorismi (1592) de Manuel Sa
yo ejemplo más eximio es el Exerci- (ochenta ediciones), pero no me-
cio de la vida christiana de G. Loarte. nos importantes fueron las obras
Característico del ministerio de G. Loarte (Conforto de gli afflitti,
"típico" de la c. en la CJ era el fuer- 1574), Juan Azor (Institutiones mo-
te acento puesto en la mayor fre- rales, 1600), Valere Regnault [Regi-
cuencia de la c. (mensual o incluso naldus] (Praxis fori poenitentialis,
semanal) y la consiguiente comu- 1616), Hermán Busen[m]baum
nión frecuente, que iba mucho más (Medulla theologiae moralis, 1616),
allá de la c. ritual anual exigida por Vincenzo Filliucci (Quaestiones mo-
Omnis utriusque del IV concilio de rales, 1621) y P. Laymann (Theologia
Letrán (1215). Para Nadal la fre- moralis, 1625).
cuente administración y recepción Contemporáneamente a este
del sacramento era el modo de re- gran número de libros publicados
formar el cristianismo. Los prime- circulaban algunos textos manus-
ros jesuitas encontraron mucha re- critos, como De modo audiendi con-
confesión 380

fessiones de Diego Laínez y Mónita ta línea, Ignacio instigó al pontífice


área confessiones de P. Fabro, y los Pablo III a dar una disposición, pa-
acreditados manuales de la época ra el territorio de Roma, avisando a
procedentes de fuera de la CJ, co- los médicos de que no debían visi-
mo Summula peccatorum de Caye- tar a los enfermos que no se confe-
tano (Tomás de Vio, tl534), Sum- sasen.
ma quae Áurea Armilla inscribüur En el ministerio jesuítico de la
de Bartolomeo Fumo y Manual de c. se puede observar un progresivo
confessores et penitentes de Martín acentuarse de los elementos relati-
de Azpilcueta, conocido como vos a la formación interior del fiel
"Navarro". (examen de conciencia, consejo es-
Es interesante la particular piritual, c. general), pero que no va
conjunción del ministerio de la c. en detrimento de la función regula-
con el de la palabra propuesta por dora de las relaciones sociales (sa-
J. Nadal {MNad V, 850-861). Este tisfacción y restitución, que eran
pedía a los confesores jesuitas que parte integrante de una buena con-
dirigieran a los penitentes durante fesión la quasi materia del sacramen-
la c. una especie de predicación en- to según la aceptada doctrina del
caminada a suscitar una contrición concilio de Florencia de 1439). Die-
verdadera, el propósito constante go Laínez fue famoso por su riguro-
de evitar todos los pecados y de sa posición con respecto a la usura,
cambiar de vida para mejor. Con que expuso en su Disputatio de usu-
esta actitud ante la c, convertida ra (1554), la obra más completa so-
también en lugar de devota con- bre el tema en el siglo XVI, la cual
versación y de consejo espiritual, sin duda influyó en la sensibilidad
los primeros jesuitas le dieron una social de los jesuitas en su ministe-
nueva forma que desde entonces rio de la confesión. Sobre la sexua-
los caracterizarían. lidad los primeros jesuitas fueron
A la c. estaba también ligado el ignacianamente lacónicos, usando,
ministerio de la unción de los enfer- no obstante, el lenguaje tradicional-
mos. Los jesuitas, con la Iglesia de mente negativo y deprecatorio.
su tiempo, afirmaban que el fin de Desde finales del siglo XVI se ad-
la c. sacramental era "absolver de vierte la creciente preocupación -y
los pecados y reconciliar con Dios a veces la obsesión- por los peca-
para recuperar su gracia, de donde dos sexuales.
viene la liberación de las penas del
infierno" (Polanco). Su inflexible y La literatura penitencial jesuíti-
aerifica fe en esta afirmación doctri- ca expresaba la preocupación por la
nal era la fuente de su fuerte preo- cualificación necesaria para que un
cupación por no dejar morir a nadie jesuita pudiese administrar el sa-
sin confesión. Quien moría en peca- cramento. Polanco, en su acredita-
do mortal no podía salvarse. De do manual, exigía, además del po-
aquí viene también la insistencia en der de las llaves, la bondad, la
la necesidad -a veces obsesiva- de prudencia y, ante todo, la ciencia de
saber distinguir los pecados morta- distinguir los pecados mortales de
les (cuya c. era necesaria para la sal- los veniales. En caso de duda, el
vación) de los veniales, preocupa- confesor debía posponer la absolu-
ción presente en los Ejercicios y que ción y pedir consejo a otros.
impregna una buena parte de la li- Pese al tuciorismo de Polanco
teratura penitencial jesuítica. En es- (seguidor especialmente de Antonio
381 confesión

de Florencia), que fue predominante con frecuencia motivo de conflicto


en la segunda mitad del siglo XVI, con la jerarquía y con las órdenes
había una gran consideración de las mendicantes, las cuales contaban
circunstancias del pecador y del pe- con una larga tradición al respecto,
cado. Esta adecuación a las circuns- ya desde la Edad Media.
tancias, junto con la "inclinación hu- La literatura y la historiografía
mana" del Directorium, típica de atribuyen con razón a los jesuítas el
Polanco, alimentó fácilmente el de- importante papel del confesor de
sarrollo del probabilismo (definido corte, que tuvo desarrollos positi-
por el dominico Bartolomé de Medi- vos pero también negativos para la
na, pero desarrollado con los princi- Iglesia y para la Compañía. El pri-
pios de posesión y de promulgación mer jesuita confesor real fue pro-
por el jesuita Francisco Suárez), que puesto por el mismo Ignacio en la
dominará la moral jesuítica del siglo persona de Diego Mirón, y después
XVII, provocando enfrentamientos en la de Luis Goncalves, a la corte
con los rigoristas y probabilioristas, de Juan III de Portugal. Pese a las
tanto dentro de la CJ (Tirso Gonzá- resistencias de Mirón, Ignacio insis-
lez de Santalla) como fuera de ella tió en la validez de este ministerio.
(jansenistas). La cuestión, con el tiempo, se hizo
El retórico principio de adecua- tan importante que el general Clau-
ción a las circunstancias estaba en el dio Acquaviva escribió a este pro-
centro del sistema de razonamiento pósito la Instrucción sobre los confeso-
ético llamado casuística, que los je- res de los príncipes, que ratificó la CG
suítas heredaron de la tradición me- VI (1608). El documento exigía la
dieval y desarrollaron ulteriormen- residencia de los confesores en las
te. Por eso fueron requeridos cada casas de la CJ y no en la corte y no
vez más para dar lecciones de casos, permitía que asumieran cargos de
internas y públicas, cuya estructura gobierno. La siguiente CG (1615)
se puede trazar, por ejemplo, en las especificó qué tipo de actividades
Instituciones de Toledo. Estas leccio- estaban prohibidas a los confesores
nes contribuyeron al desarrollo de la de corte.
teología moral. En algunos autores
Hay pocos testimonios, por
se observa, sin embargo, la creciente
parte de los penitentes, sobre los
preocupación escolástica de definir
confesores jesuítas; entre ellos, el Li-
toda posible situación de pecado y
bro de la Vida de Teresa de Jesús con-
de resolver toda posible duda (véase
firma autoritativamente su calidad.
el principio estructurante de la duda
La prueba indirecta del éxito de los
en la Medulla de Busembaum), acti-
jesuítas como confesores es la fre-
tud que fue objeto de fuertes críticas
cuencia con la que han sido busca-
por parte de Blaise Pascal {Cartas
Provinciales). dos, tanto en sus iglesias y colegios
como en sus misiones rurales y ur-
La autoridad de los confesores banas, tanto en las cárceles y hospi-
jesuítas fue confirmada por los pa- tales como en las cortes reales y
pas, que, empezando por Pablo III principescas.
en 1545, concedieron a la CJ mu-
chos privilegios de absolución re- Robert A. MARYKS
servada a la Santa Sede o a los obis-
pos como, por ejemplo, en el caso /* Consolación, Examen general, Inquisición,
de herejía, concedido por Julio III Ministerios, Moral y jesuítas, Reconciliación,
en 1552. Tales privilegios fueron Sacramentos.
confesión 382

Bibl.: ANGELOZZI, G., "Interpretazioni della tras lentamente se recuperaba de la


penitenza sacraméntale in etá moderna", herida recibida en Pamplona [Au 3].
Religioni e Societa 2 (1986) 73-87; BROCKEY, Imbuido en una intensa vida y prác-
L. M., "Between the Middle Kingdom and
the Lord of Heaven: The Jesuits and Con- tica penitencial en Manresa, íñigo,
fession in Seventeenth-Century China", tras haberse "confesado general-
AHS174 (2005) 119-154; INSTITUTUM SOCIE- mente" (confesión general) [Au 17]
TATIS IESU I, Bullarium et compendium privile-integró esta práctica en su ritmo es-
giorum, Florentiae 1892; JONSEN, A. / TOUL- piritual, pues "perseveraba siempre
MIN S. The Abuse of Casuistry: A History of en sus sólitas confesiones" [Au 21].
Moral Theology, The University of Califor-
nia Press, Berkeley 1988; LUALDI, K. ]./ El papel del confesor fue de vital
THAYER A. T. (eds.), Penitence in the Age of importancia para él en un tiempo
Reformations, Burlington, Ashgate, 2000; de tormenta interior, de dudas, es-
MARYKS, R. A., "Census of the Books Writ- crúpulos e inseguridades [cf. Au
ten by Jesuits on Sacramental Confession 17.22.23.25.27.36].
(1554-1650)", Annali di storia moderna e con-
temporánea X (2004) [415]-519; ID., "'Conso- El tema del "pecado" preocupó
lado' nel ministero di confessione dei pri- verdaderamente a Ignacio. El tér-
mi Gesuiti," en The ]esuits and the Education mino es de alta frecuencia en su
of the Western World XVIth-XVUIth centu- aparición: 94 veces en los Ejercicios,
ries, Bulzoni, Roma 2004, 211-227; ID.,
"From Medieval Tutiorism to Modern Pro-
30 en las Constituciones y 14 en la
babilism: 'Spoils of Egypf and the Making Autobiografía. Su experiencia perso-
of the Jesuit Conscience between Loyola nal, reconocida como válida, fue in-
and Pascal", Fordham University, New tegrada al comienzo de la propues-
York 2006; MYERS, W. D., "Poor, Sinning ta universal de los Ejercicios para
Folk." Confession and Conscience in Counter- "quien voluntarie la quisiere hacer"
Reformation Germany, Cornell University
Press, Ithaca and London 1996; O'MALLEY,
[Ej 44] y la propone Ignacio "inme-
]., Los primeros jesuítas, M-ST, Bilbao-San- diate después de los ejercicios de
tander 1995; PÁRENTE, U., "Aspetti della primera semana" [Ej 44].
confessione dei peccati nella Compagnia ¿Cómo se procede hoy en la
di Gesú a Napoli tra XVI e XVII secólo", en
Ricerche sulla confessione dei peccati a Napoli práctica pastoral de los ejercicios?
tra '500 e '600 (ULIANICH, B. ed.), La cittá Se reconoce umversalmente el pro-
del solé, Napoli 1997, 131-156; POLANCO fundo respeto por la situación y el
JUAN A. DE, Breve directorium ad confessarü ritmo personal de cada uno de los
ac confitentis munus recte obeundum, apud ejercitantes a la hora de proponer o
Antonium Bladum, Romae 1554; ID., Chro- animar la práctica de la c. en la di-
nicon, en MHSI, Vita Ignatii Loyolae et rerum
Societatis ]esu historia V, Matriti 1897. námica de los ejercicios. Varios fac-
tores conviene tener en cuenta.
1. El mal y la Primera Semana. Es
B. ESPIRITUALIDAD Y PRAXIS
frecuente y esperable que la expe-
La decisión de íñigo de Loyola riencia de Primera Semana ponga
de confesarse con un compañero delante de los ojos del ejercitante su
(admitido en caso de necesidad ante propio desorden formulado tam-
la ausencia de sacerdote) al intuir la bién como "pecado", esto es, como
posibilidad de muerte cercana en la consecuencia del distanciamiento
defensa de la fortaleza de Pamplona voluntario y libre del plan de Dios,
[Au 1] muestra el conocimiento y la de su propio Principio y Funda-
devoción de Iñigo por esta práctica mento. La c. puede ser un medio
sacramental (cf. Calveras 1948). He- apropiado y eficaz para contribuir a
rido de gravedad "fue aconsejado la reconstrucción de un orden inter-
que se confesase" en Loyola mien- no y a la reorientación del proyecto
383 confesión

de la persona en armonía con el del Creador, y desea reconstruir su


plan de Dios. vida conforme al amor de Dios que
2. El origen y contexto vital del le ofrece el perdón incondicional.
ejercitante. Según sociedades y for- En el primer caso "el que da los
maciones personales (familia, edu- ejercicios" deberá guiar al ejerci-
cación-colegio, círculos religiosos tante hacia una previa purificación
como la parroquia o asociaciones) en el modo de autopercibirse y
la práctica de la c. puede tener sig- "autojustificarse", tratando de fa-
nificados muy distintos para el ejer- vorecer en él la experiencia de reli-
citante. Conviene, pues, conocerlo gación o trascendencia: vincular su
para que el valor de la práctica con- experiencia de mal y de culpa con
serve en lo posible todo el significa- la misericordia y bondad de Dios
do y sentido que puede tener en el como salida consoladora y definiti-
proceso interior del seguimiento de va; puede resultar contraproducen-
Cristo. te acudir a la c. (ya sea pedida por
3. La interpretación de la propia el propio ejercitante, ya favorecida
limitación. Es muy importante pres- por el que da los ejercicios) si el
tar cuidada atención al modo como ejercitante no vive y siente su mal
el ejercitante va viviendo, sobre to- cometido y su sentido, como una
do en Primera Semana, su relación posibilidad para profundizar su
con el mal producido y, por tanto, amistad con Cristo. Lejos de una
con su sentimiento de culpa. Es ta- experiencia de liberación cristiana,
rea del "que da los ejercicios" ob- puede incluso reafirmar un yo nar-
servar y discernir qué tipo de expe- cisista, cerrado sobre sí mismo que
riencia pueda ir dándose en el se crea que "venga Dios allí donde
ejercitante ante la contemplación él quiere" [Ej 154].
de su propio yo fragmentado y, 4. Posibles prácticas de la liturgia
muy probablemente, dolido ante la sacramental durante los Ejercicios.
experiencia de fracaso que ilumina Teniendo siempre en cuenta los rit-
la experiencia de la misericordia y mos personales de los ejercitantes,
bondad infinita del Crucificado [Ej la práctica pastoral de los últimos
53]. Partiendo de la convicción del años viene dando como válidas y
valor sanador y liberador de la c. provechosas varias fórmulas.
como momento privilegiado para
"sentir y gustar" el perdón de Dios, 4.1 Ejercitantes más jóvenes y me-
"el que da los ejercicios" tendrá nos experimentados. Puede ayudar
que permanecer atento para obser- dentro del proceso de Ejercicios de-
var si la posible experiencia de dicar un tiempo, al final de la Pri-
"fracaso" procede del dolor produ- mera Semana, a una liturgia peni-
cido ante una imagen rota del "yo" tencial en la que se favorezca un
que se viene abajo y que desvela ambiente de oración en torno a la
posible procesos de narcisismo ca- reconciliación. En los comienzos,
muflado (y por tanto todavía no se también el grupo tiene una función
trata de experiencia religiosa en "de apoyo" y de "compañía" y si
cuanto tal), o si, por el contrario, el bien la práctica es personal, el sano
ejercitante experimenta su situa- ambiente comunitario puede ani-
ción de finitud y limitación (peca- mar y dar sentido eclesial al sacra-
do) como una radical desorienta- mento del perdón.
ción con respecto al Principio y 4.2 Ejercitantes más avanzados,
Fundamento, el proyecto amoroso puede ser conveniente recordar
confesión 384

personalmente el valor y el sentido El Directorio Oficial así lo recomien-


del sacramento de la reconciliación da, aunque no le da mucha impor-
en la dinámica del trabajo personal tancia: "pero si el que los recibe
con el propio pecado. Sin pretender prefiriese confesarse con él [con el
forzar ritmos personales pero sin que los da], nada impediría que
perder de vista el proceso interior, también con él la pudiese hacer"
el que da los ejercicios debe estar (D33, 34-43, 138) (cf. D15, 13; D17,
atento para favorecer, si fuera con- 97; D20, 56; D22-23,48). Ahora bien,
veniente, la densidad del encuentro que quien da los ejercicios no sea
con Dios en Cristo mediado por el confesor, no quiere decir que no
sacramento. No conviene olvidar ayude a la celebración del sacra-
que el "mal espíritu" o "enemigo" mento para hacerlo bien, dándole
también trabaja para impedir de orden (D4, 29) o "indicación metó-
mil maneras toda circunstancia que dica" (D33, 34-43, 136) (cf. D18, 25;
pueda llevar a favorecer dicho en- D26, 31; D48, 30), o, incluso, ani-
cuentro; discernir su presencia y mándole (D26, 58).
sus "falacias o razones aparentes" 5. La incorporación de la práctica.
no siempre es tarea fácil. La c. general en los ejercicios de
4.3 Circunstancias, a) El momento mes se pide al candidato a la CJ (cf.
más esperable sería, como dice el [Co 65.98]) y se recomienda cada
mismo Ignacio, "después de los ejer- ocho días al jesuíta en formación
cicios de primera semana" [Ej 44] [Co 342]. Asimismo, durante la for-
que reitera en el Directorio autógrafo mación debe el jesuíta, siendo sa-
(D3, 10-11) así como en el Oficial cerdote, incorporar el ministerio de
(D33, 34-43, 92,134) (cf. D4, 29; D l l , la c. como medio de "comunicar"
9; D17, 97-98; D20, 56; D21, 7; D22- con los prójimos [Co 437]. La c. fue
23, 47; D25, 22). No obstante, no se uno de los primeros ministerios
puede generalizar. Pueden darse ca- que los primeros jesuítas incorpora-
sos en los que el ejercitante experi- ron a su vida y a su apostolado. Ya
mente con mayor ¡fuerza su "negli- en la etapa de París confirmaban su
gencia" o su desorden ante la unión y su deseo de ir a Jerusalén
propuesta tan generosa del Rey [Ej con "la oración, la confesión y la co-
98], ante algún momento de su elec- munión frecuente" (Laínez, FN I,
ción [Ej 175-188], o ante la contem- 102) y de camino hacia Venecia (no-
plación de los misterios de la Pasión viembre 1536) "los otros que éra-
de nuestro Señor [Ej 190-208]. mos escolares nos confesábamos y
b) Por lo que respecta al confe- comulgábamos" (Ibid. 106). Ya en la
sor Ignacio no da pauta alguna en ciudad de las lagunas, hospedados
los Ejercicios, pero recomienda en la en diversos hospitales, "el maestro
anotación decimoséptima "el que Fabro especialmente se ocupaba en
da los ejercicios, no queriendo pe- confesiones, y así mismo el bachi-
dir ni saber los propios pensamien- ller Hozes" (Ibid. 110), al igual que
tos ni pecados del que los recibe" hicieron en Ferrara y Siena (Ibid.
[Ej 17], dando a entender que pue- 122). La práctica de la c. la mantu-
de ser conveniente que sea otro, y vieron también camino de Roma
no el que da los ejercicios, quien es- (Ibid. 112). Este ministerio pasó
cuche en c. al ejercitante. En el Di- pronto a la FI (1540) que introduce
rectorio Autógrafo es parco: "mejor el oír la confesiones como el medio
es, pudiendo, que otro le confiese y para "la consolación espiritual de
no el que da los ejercicios" (DI, 4). los fieles cristianos" (F40).
385 confianza

En la reciente actualización del cia, que ésta me basta" [£;' 234]. El


derecho de la CJ, las NC han vali- ejercitante ha llegado a la profunda
dado este espíritu de las Constitu- persuasión que sólo con la gracia
ciones, animando a todo jesuita a la del Señor le basta, porque todos los
confesión frecuente y a la participa- bienes y dones no se pueden referir
ción en las liturgias penitenciales al yo posesivamente, "mi", sino
comunitarias (NC 227§3), así como que todo es "don y todo es gracia".
a realizar una c. general antes de La última petición que se le propo-
ser incorporado definitivamente a ne al ejercitante es poderlo vivir to-
la Compañía (Ibid. 128). do como don: "será aquí pedir co-
nocimiento interno de tanto bien
José GARCÍA DE CASTRO, SJ
recibido, para que yo enteramente
reconociendo, pueda en todo amar
Z1 Liturgia, Penitencia, Sacramentos. y servir a su divina majestad" [Ej
Bibl.: CALVERAS, ]., "Los 'Confesionales" y 233]. Se trata de vivir confiadamen-
los Ejercicios", AHSI17 (1948) 51-101. te en manos de la Fuente de todo
don y gracia. La acción de gracias
no es agradecer una posesión sino
CONFIANZA reconocer un don.
1. Confianza en Dios. En dos mo-
mentos aparece S. Ignacio en la Au-
E n S. Ignacio aparece la c. en tres
ámbitos o contextos en los que
podemos percibir su relevancia, así
tobiografía refiriéndose explícitamen-
te a la c. en Dios: cuando la c. radical
como su dinámica en el progreso la contrapone a no querer tomar
espiritual: c. en Dios (Autobiografía) ningún bien ni medio humano para
y en los Compañeros (Constitucio- llevar adelante su viaje a Jerusalén
nes), que se arraiga y se nutre de su (1.1) y cuando la c. se le presenta co-
experiencia espiritual más íntima y mo fortaleza para soportar "afrentas
genuina, la c. y amor en la "Santísi- e injurias" en su posible entrada en
ma Trinidad" (Diario espiritual). El religión "estragada" (1.2).
progreso que va de la contraposi- 1.1 S. Ignacio desea viajar a Je-
ción entre c. en Dios y medios hu- rusalén y para este viaje no quiere
manos (Autobiografía) a su conjun- ni "compañía" ni "provisión", re-
ción y cooperación (Epístolas y chaza todo apoyo humano y mate-
Constituciones). rial por "que esta confianza y afi-
Aunque en los Ejercicios no ción y esperanza la quería tener en
aparece el término c. como tal, con- solo Dios" [Au 35]. En este momen-
viene referirse al proceso de los to de su vida no acepta ninguna
mismos, que se puede leer como mediación ni apoyo "pues toda su
una conversión, como un paso de la cosa era tener a solo Dios por refu-
afirmación del propio yo a la c. ra- gio", incluso pasa escrúpulos al te-
dical en Dios. ner que aceptar embarcar con la
En la CAÁ se condensa este provisión del "biscocho", condición
proceso vital. El ejercitante le da al indispensable para poder viajar,
Señor todo lo suyo, "mi libertad, mi pues lo siente como falta de fe y c.
memoria, mi entendimiento y toda en "solo Dios".
mi voluntad, todo mi haber y mi 1.2 S. Ignacio se determina a ir
poseer" [Ej 234], y tan sólo pide la a París para estudiar. En esta deter-
gracia, "dadme vuestro amor y gra- minación está en juego su deseo de
confianza 386

"aprovechar a la ánimas" y es con- que adentra en el corazón de Dios,


secuencia de la decisión tomada an- en la Fuente de todo don, es un
teriormente en Barcelona. Cuando confiar que orienta los deseos y
Ignacio decide estudiar no sabe si que en las necesidades "ocurren-
ese "aprovechar" lo hará entrando tes" los dirige a su origen. En el
en religión o viviendo "a la apostó- Diario espiritual se explicitará cómo
lica". En caso de entrar en religión esta c. tiende al interior de la Trini-
lo quiere hacer en religión "estraga- dad Santa.
da y poco reformada [...] para po- 2.2 Confiar en los compañeros es
der más padecer en ella [...] y dába- la característica del gobierno de S.
le Dios una grande confianza que Ignacio. La c. en los compañeros
sufriría bien todas las afrentas y in- atraviesa todas las Constituciones, es
jurias que le hiciesen" [Au 71] En el modo de estructurar un gobierno
este momento S. Ignacio tiene un fraternal. Confiar en todos los mo-
gran c. en que no le faltará fortale- mentos e instancias en los que la CJ
za, "sufriría bien", para pasar
tiene que cuidar el "conservarse y
"oprobios y injurias por más en
aumentar".
ellas le imitar" [Ej 147].
a. Para admitir. La admisión de
2. Confianza en los compañeros.
coadjutores formados y escolares
Fundada la CJ, S. Ignacio basará
aprobados, bien por parte del P. Ge-
su modo de gobernar en la c. en y
neral o "persona que él ordenare"
entre los compañeros. Confiar es
supone siempre, en el sujeto, ade-
el término que aparece en las
más del buen ejemplo, talento en
Constituciones. "Confiar mucho en
cosas espirituales o "exteriores" y
el Señor" en (2.1) "De lo que ayu-
letras, c. en el "juicio y bondad que
da al Prepósito General para bien
hacer su oficio", y confiar (2.2) co- Dios nuestro Señor le haya dado"
mo relación entre compañeros, [Co 522-523]. Puestos los medios
tanto entre superiores y subditos formativos la admisión supone con-
como entre superiores y colabora- fiar en los dones que Dios nuestro
dores. Se trata de un confiar basa- Señor concede. Lo mismo cuando
do en la transparencia, comunica- se trata de admitir a profesión por
ción, discreción, bondad, b u e n "tercia persona", el P. General pue-
juicio y unión de espíritus. de delegar en alguno "de quien co-
mo de sí mismo se confiase, de ad-
2.1 "De lo que ayuda al Prepósito mitir a quien le pereciese" [Co 737].
General para bien hacer su oficio", S. Ignacio está diseñando un modo
oficio que consiste en "gobernar la de gobierno en el que el confiar,
Compañía para que se conserve y tanto en el que va a ser admitido co-
aumente", S. Ignacio señala junto mo en el que admite, es la clave pa-
el ejemplo de su vida, el amor a la ra construir, conservar y aumentar
CJ y la oración el "confiar mucho la Compañía.
en el Señor nuestro" [Co 790]. Esta
c. es "coloquial", dialogal, al igual b. Acompañar en formación. Para
que los coloquios en Ejercicios, acompañar a los que están en pro-
pues es una c. en el Señor que "es bación es necesaria una persona
eficacísimo para impetrar gracia que sea capaz de "amonestar amo-
de la su divina Majestad, de la cual rosamente" y a quien puedan acu-
procede lo que se desea, y esto en dir "confiadamente esperando de él
especial haciendo en las necesida- en el Señor nuestro, consuelo y
des ocurrentes" [Co 790]. Es una c. ayuda" [Co 263]. Confiar es estable-
387 confianza

cer relaciones basadas en el amor, "amadores de la Compañía", por


consuelo, ayuda. eso se pide al "socio" "sobre todo
c. Para el gobierno de colegios. S. que fuese persona de confianza y
Ignacio pide personas capaces de amador de la CJ en el Señor nues-
establecer relaciones de c. y comu- tro, para que mejor se pueda servir
nicación, "de quien se puedan con- y ayudar de él el Prepósito General
fiar y a quien puedan comunicar a gloria divina" [Co 802]. Confianza
seguramente su autoridad los Pre- que surge de un mismo amor com-
pósitos Superiores" [Co 423]. Rela- partido a la CJ, porque como bien
ciones basadas en la transparencia dice S. Francisco Javier "por me pa-
y la lealtad que es el modo "segu- recer que Compañía de Jesús quiere
ro" de fundamentar la autoridad. decir Compañía de amor".
d. Para colaterales, provinciales y e. Para el envío en misión "a cosas
secretarios. En cuanto al colateral, de más importancia y donde más va
dejando aparte los avatares históri- en no errar [...] se deben enviar per-
cos de esta figura, la intención de S. sonas más escogidas y de quienes se
Ignacio es la de una persona que: tenga más confianza" [Co 624].
"En lo que toca al Superior General /. Confianza y experiencia trinita-
y se le debe [...] en todo le tenga y ria. En el Diario espiritual la c. esta
se confíe de él como de sí mismo referida a la experiencia del Dios
[...] en unión de espíritu en el Se- Comunidad de Amor que, al mirar
ñor nuestro" [Co 661]. La c. se basa el mundo, se ha implicado compa-
en la "unión de espíritu", no es me- sivamente para hacer redención: la
ra empatia, se trata de compartir la Santísima Trinidad [Ej 107]. En el
misma vocación, la misma configu- Diario aparece una c. anclada ya en
ración espiritual, la misma percep- las experiencias fundantes de Igna-
ción del modo de proceder de la cio en Manresa, "de modo que toda
Compañía, participar de un mismo su vida le ha quedado esta impre-
amor por el Señor Jesús que llama sión de sentir grande devoción ha-
y convoca. ciendo oración a la santísima Trini-
El Padre General necesita per- dad" [Au 28]. Confianza que surge
sonas de su c. para gobernar la pro- de un intenso amor, "quietándome
vincias, "y así mismo en cada Pro- y regocijándome en gran manera,
vincia tenga personas de tanta hasta apretarme en los pechos por
confianza por provinciales, como el intenso amor que en la Santísima
quien entiende que en gran parte Trinidad sentía, así tomando con-
consiste en ellos y en los locales el fianza y determinado de decir misa
buen gobierno de la Compañía" [Co de la Santísima Trinidad, para des-
797], c. en los provinciales en cuan- pués ver lo que haría" [De 51] S. Ig-
to de ellos depende, en gran parte, nacio siente un intenso amor en el
el buen gobierno, no son meros seno de la Trinidad Santa, este
portavoces o eslabones de una ca- amor le mueve a c, a pedir, esperar
dena sino compañeros que compar- y buscar confirmación.
ten confiadamente la misión enco- S. Ignacio ruega a Jesús que le
mendada al P. General de velar por alcance perdón de la Trinidad y en-
el buen ser del cuerpo apostólico. tonces siente "confianza grande pa-
Los colaboradores inmediatos no ra impetrar" [De 74], esta c. que le
son "secretarios", son compañeros lleva a la petición es la que hace
en los que se confía porque son "demandar y suplicar a Jesús para
confianza 388

conformarme con la voluntad de la "Mirando a Dios nuestro Señor


Santísima Trinidad por la vía que en todas las cosas, como le place
mejor le pareciese" [De 80.128]. Es que yo haga, y teniendo por error
en el ámbito trinitario en donde confiar y esperar en medios algu-
surge la petición y la búsqueda en nos o industrias en sí solas; y tam-
S. Ignacio, es un ámbito "colo- bién no teniendo por vía segura
quial", dialogal, Jesús es el que in- confiar el todo en Dios nuestro Se-
tercede para adentrarlo en el Amor. ñor, sin quererme ayudar de lo que
Este Amor se expresa honda y me ha dado, por parecerme en el
bellamente cuando S. Ignacio expe- Señor nuestro que debo usar de to-
rimenta "nuevas mociones interio- das dos partes, deseando en todas
res, sollozos y lágrimas, todo en cosas su mayor alabanza y gloria, y
amor de Jesús, hablando y deseando ninguna otra cosa, ordené que los
más morir con él que vivir con otro, principales de la casa se juntasen en
no sintiendo temores, y tomando uno para en más en el Señor se vie-
cierta confianza y amor en la Santísi- se lo que se debería hacer cerca el
ma Trinidad" [De 95]. S. Ignacio está Colegio y escolares de él según que
en búsqueda, pero al estar arraigada veréis lo que allí escriben [...] La 2a,
que aquel medio o medios que pe-
en el Amor, es una búsqueda espe-
recieren mejores en el Señor me pa-
ranzada "con asaz confianza en Je-
recieran a mí en todo tales, de mo-
sús, tirándome a esperar en la Santí-
do que todo lo que os pareciere en
sima Trinidad" [De 98].
la su divina Majestad, me parecerá
Es el ámbito de la Trinidad en mejor y más acertado en todo" [Epp
donde S. Ignacio, "terminándose a IX, 626-627].
Jesús, y consequenter parando en la Poniendo la mirada en "su ma-
Santísima Trinidad" donde encuen- yor alabanza y gloria" y siempre
tra "entera confianza de hallar en que el parecer lo sea "en su divina
aumento gracia, amor y mayor sa- majestad" S. Ignacio conjuga la c. y
ciamiento en la su divina majestad" los medios. Esta conjunción es el
[De 103]. desarrollo práctico de la experien-
3. Confianza en Dios y medios hu- cia de que todo desciende de arriba,
manos. S. Ignacio ha ido pasando, y que todos los bienes son dones.
en su proceso de conversión y Se trata de desarrollar en el trabajo
ahondamiento en experiencia hu- y la misión las consecuencias de los
mana y espiritual, de no querer beneficios recibidos de la "creación,
apoyarse en ningún bien ni medio redención y dones particulares" [Ej
humano a "saber que no es camino 234]. Si todo es don, todo se puede
seguro negar de antemano el ayu- utilizar para el divino servicio. La
darse con aquello que el Señor nos única condición es la gloria y ala-
da". En la carta a S. Francisco de banza de su Divina Majestad.
Borja, del 17 de septiembre de 1555, Una vez que se está persuadido
en la que comunica las dificultades que la c. sólo se puede poner en
del Colegio Romano, sabiendo S. Dios, se puede y se deben utilizar
Ignacio que escribe a un hombre "los medios naturales". Sobre el fun-
que ha dejado todos los bienes, pre- damento de que la CJ no se ha cons-
senta las razones teológicas que lle- tituido con medios humanos: "los
van a "usar de la dos partes", tanto medios naturales que disponen el
la c. en Dios como usar de los "me- instrumento de Dios nuestro Señor
dios e industrias": para con los próximos, ayudarán
389 confirmación

umversalmente para la conserva- tro Señor Jesucristo (Althabégoíty


ción y aumento de todo este cuerpo 1979, 84-92).
[...] no para confiar en ellos, sino pa- Ya otros autores estudian mu-
ra cooperar a la divina gracia, según cho más el problema de cómo la de-
la orden de la suma Providencia de cisión que se ha tomado será puesta
Dios nuestro Señor, que quiere ser en cuestión, tentada y confirmada
glorificado con lo que Él da como en el transcurso de la vida espiri-
Criador, que es lo natural, y con lo tual (Certeau 1957, 187-205).
que da como Autor de la gracia, que Ignacio, en sus Ejercicios, toca
es lo sobreña tura 1" [Co 814]. Lo na- la cuestión de la c dentro de los lí-
tural, lo que está en el orden de la mites del proceso de la elección. Se
creación, S. Ignacio lo vive como trata del último punto del tercer
don del Creador y hay que acogerlo tiempo: "Ofrecerle [a Dios] la tal
y lo sobrenatural se acoge como don elección para que su Divina Majes-
del Autor de la gracia. No caben tad la quiera recibir y confirmar"
dualismos en S. Ignacio: "todo es [Ej 183J.
don y todo es gracia".
2. ¿Es siempre necesario buscar
VicentA. CÁTALA, SJ una confirmación? Si nos fijamos en
el texto ignaciano de los Ejercicios
Z1 Amigos en el Señor, Contemplación para al- que acabamos de citar, parece obvio
canzar Amor, Esperanza, Fe, Gobierno, Modo que cuando se utiliza el Tercer
de proceder. Tiempo de elección se debe buscar
Bibl.: GELABERT, M., "Fe, confianza", en El con diligencia la c. de la elección: el
Dios cristiano: diccionario teológico (PIKAZA, ejercitante debe suplicar a Dios que
X./ SILANES, N. eds.), Secretariado Trinita- le haga experimentar que la elec-
rio, Salamanca 1992, 533-539; NOBLE, H. ción hecha le es agradable. La nece-
D./ VILLER, M, "Confiance", en DSp 11/2, sidad de la c. procedería más de la
1405-1412; PAUVILLEZ, A. DE, Confianza, Fax,
persona humana como tal que por
Madrid 1968; PIGNA, A., "Confianza", en
Diccionario de Mística, (BORRIELLO, L./ CA- ser razón y afectividad no se satisfa-
RUANA, E./ GENIO, M. R. DEL/ SUFFI, N. ce plenamente con un proceso de
eds.), San Pablo, Madrid 2002, 438-440; elección fuertemente racional; por
ZOLLNER, H., Trost-Zunahme an Hoffnung, eso busca "sentir" también una re-
Glaube und Liebe: zum theologischen Ferment percusión en el campo afectivo (Jua-
der ignatianischen "linterscheidung der Geis-
nes 1980, 124-125). La c. sería así co-
ter", Tyrolia, Innsbruck-Wien 2004.
mo una recompensa gratuita que
Dios da a quien hace un hondo es-
fuerzo por buscarla (Giuliani 1957,
CONFIRMACIÓN 182). Dios puede -si lo considera
necesario- dar c. al alma, manifes-
tando de modo perceptible su apro-
1 . Introducción. El sentido del tér-
mino "confirmación" no se utili-
za de manera unívoca por parte de
bación para que la decisión se pon-
ga en práctica (Ibid). Al pedir
los diversos autores. Hay autores humilde e insistentemente que la
que cuando hablan de c. se refieren determinación tomada sea aceptada
a cómo la decisión tomada en la y confirmada, el ejercitante demues-
elección se verá confirmada a lo lar- tra que su orientación fundamental
go de la Tercera y Cuarta Semanas permanece firmemente orientada
de los Ejercicios, al verse confronta- por el mismo fin y la disposición
da con el Misterio Pascual de nues- para seguir su camino en la busque-
confirmación 390

da y el cumplimiento de la volun- ción de Dios sobre nuestra afectivi-


tad de Dios sobre él (Juanes 1980, dad ("afecto", "moción") o median-
124-125). te una ilustración de la inteligencia
S. Ignacio mismo ha gastado (D20, 90). Polanco analiza el caso
muchos días en busca de c. de la que nos interesa más de cerca: el de
voluntad de Dios con respecto a la una persona que hace su elección y
decisión que debería tomar para la acude al Señor en oración para que
pobreza de las casas profesas, como la confirme, pero parece que no
se puede ver en los folios del Diario ocurre nada. La ausencia en ese ca-
espiritual que han llegado hasta no- so de una consolación que confirme
sotros. La intensidad de tal búsque- la elección tiene que ser juzgada co-
da se hace sentir en su oración: mo si Dios quisiera que se encon-
"Después, al preparar el altar, un trara su voluntad por el discurso de
venirme: Padre eterno, confirma la razón: "Pero si en la oración que
me; Hijo eterno, confirma me, con se hace en último lugar, nada nota-
tanto ímpetu y devoción y lágri- ble ocurre hacia ninguna parte, ni
mas, y tantas veces esto diciendo, y en el afecto ni en el entendimiento,
tanto íntimamente eso sintiendo, y y la voluntad del que elige, movida
con esto un decir: y al Padre Eterno, por las razones, persevera en la
elección de la cosa propuesta en
¿no me confirmareis? como que te-
una parte, no hay que cambiar la
nía por sí, y así al Hijo y al Espíritu
elección, sino que hay que juzgar
Santo" [De 48],
que Dios quiso que se encontrara
3. ¿De que tipo de confirmación se su voluntad mediante el discurso
trata? Cuando se habla de recibir la de la razón" (D20, 90). El Directorio
c. de la elección ¿se entiende que tal oficial seguirá a Polanco (D33.34.43,
c. debe darse por medio de una 206).
consolación espiritual? ¿Debe ser
La experiencia de Ignacio en su
siempre así o existen otros modos
Diario espiritual también confirma
de recibir una c? Tal cuestión no ca-
lo mismo: aunque es la consolación
rece de importancia, pues si lo que
el modo más común de experimen-
decide el tercer tiempo es una con-
tar la c, si nos fijamos atentamente
solación, parecería que el Tercer
veremos que existen otras señales:
Tiempo no sería autónomo y termi- Ignacio deja escapar una frase muy
naría por reducirse al Segundo significativa cuando escribe en el
Tiempo. día 23 de febrero: "Pareciendo una
Que la consolación no es siem- confirmación, aunque no recibiese
pre necesaria como señal de la c. ya consolaciones sobre eso..." [De 67].
se puede ver claramente en la carta Habla también de "razones" e "in-
de Ignacio al Dr. Alfonso Ramírez teligencias" recibidas [De 15] -el
de Vergara, que buscaba exacta- término "inteligencias" aparecerá
mente una consolación e Ignacio le también en otras partes del Diario
dice que no se trata de estar bus- [De 21.27.33.51.52.183.187]-, de un
cando consolaciones, pues "para "argumento poderoso" que le vino
seguir las cosas mejores y más per- a la mente [De 66], de una "mayor
fectas, suficiente moción es de la ra- moción de la voluntad" [De 8] en
zón" [Epp XI, 184-185]. dirección de una de las alternativas
Polanco, en su Directorio, afir- que siente como la que Dios quiere.
ma que la c. se podría dar igual- Por tanto, no siempre se da
mente bien por medio de una ac- una c. por medio de una consola-
391 confirmación

ción espiritual. El Señor es libre de de ser tomada; pero eso no se da.


conceder o no la consolación con- Solamente cuando Ignacio renun-
firmatoria, y a nosotros nos toca cia a la exigencia de visitas y se en-
ofrecer nuestra decisión y suplicar trega totalmente en las manos de
su aprobación, ya la experimente- Dios tiene lugar, no sólo la c, sino
mos sensiblemente, o se manifieste también la consolación y la satis-
por otros medios que el Señor facción, en una medida mucho ma-
quiera: "Podrá ocurrir que el Se- yor de lo que él esperaba alcanzar
ñor muestre su aprobación o desa- [De 152]. No hay que ir en busca
probación con mociones interiores de consolaciones, ni exigir señales
de consolación y desolación que de Dios para la propia satisfacción,
hagan referencia a los tiempos y a sino que es mucho más necesario
las circunstancias precedentes. Pe- alcanzar esa actitud de profunda
ro nada de ello es necesario: la vo- indiferencia y libertad interior, de
luntad, sin esas señales directas reverencia y de acatamiento amo-
del beneplácito divino, aunque no roso y estar abierto para recibir del
sienta una inclinación o moción Señor la c. del modo que Él juzgue
actual hacia la cosa elegida, se po- más oportuno.
drá mover para realizar lo que le 6. ¿Cuánta confirmación es nece-
pareció ser para el mayor servicio saria? Tocará a quien guía al ejerci-
divino, contando solamente con la tante evaluar con él cuánto tiempo
ayuda de la gracia que nunca le deberá esperar para ver si el Señor
faltará" (carta al Dr. Alfonso Ramí- le confirma. Eso dependerá de va-
rez de Vergara, 30 de marzo de rios factores variables: de la impor-
1556 [Epp XI, 184-185]). tancia de la decisión y su relevancia
4. ¿Confirmación también exter- para los demás, del tiempo disponi-
na? Muchas veces serán circunstan- ble para efectuar la decisión, y tam-
cias exteriores a la persona que fun- bién de las fuerzas y salud del ejer-
cionarán como una c. de la decisión citante. Cuanto mas importante y
ya hecha anteriormente; principal- trascendente sea una decisión, más
mente cuando se trate de ponerla c será necesaria.
en práctica. La c. podrá ser, además, La dificultad que Ignacio expe-
a la luz de la fe en la Providencia, rimenta para decidir si la c. que ha-
una circunstancia externa que cam- bía recibido era suficiente hay que
bia la situación y torna posible la entenderla en el sentido de que Ig-
ejecución de la decisión o también nacio buscaba una sensación de se-
la c. por parte de la autoridad legíti- guridad, y que para él se manifesta-
mamente competente, aprobando y ba exactamente en la desaparición
asumiendo la decisión tomada por del deseo de buscar más confirma-
la persona (Rendina 2001, 38; Toner ción" (cf. [De 13.19.151]). Se trata de
1991, 216-232). la experiencia de que Dios aceptó la
5. ¿Cómo se debe buscar esa con- decisión ofrecida, experiencia de
firmación? La búsqueda de la c. certeza que da a Ignacio una gran
tendrá lugar en un ambiente de seguridad de haber encontrado la
meditación y contemplación (Gra- voluntad de Dios. Es entonces
ta 1989, 466). El Diario espiritual cuando Ignacio puede dejar de bus-
nos muestra a Ignacio en busca de car una confirmación. Ignacio reci-
esa c, en un primer momento pi- be la c. de su decisión exactamente
diendo al Señor una consolación cuando renuncia a esperar señales
que le confirme la decisión que ha que la confirmen. Sólo llega a esa
confirmación con Cristo 392

certeza pasando por la ausencia de CONFORMACIÓN CON CRISTO


todo lo que sería una señal para los
sentidos (Beirnaert 1964, 207). No
es necesario identificar apresurada-
mente ese sentimiento de seguri-
L a Segunda Semana de los Ejerci-
cios ha sido caracterizada de
muchas maneras, pero la más senci-
dad con la consolación espiritual: lla y directa es quizá la del P. Theo-
"Hay una paz y seguridad de men- dore Hesburgh CSC, quien descri-
te y conciencia iluminadas por la fe, be la oración de dicha semana como
sostenidas por la esperanza y cari- 'Versando sobre [...] la conforma-
dad de la gracia ordinaria, que no ción de la persona reformada con el
son específicamente la consolación modelo de Cristo" (Hesburg 2004).
espiritual, y que pueden ser la señal Esta formulación es más senci-
de la confirmación de Dios sobre el lla y a la vez más rica de lo que la
punto puesto a elección, cuando frase conformación con Cristo puede
con esta disposición la persona se parecer a primera vista. Michael
pone en su presencia serenamente" Ivens lo expresa como sigue: "En la
(Ruiz Jurado 1994, 274). Segunda Semana, el crecimiento en
la vida verdadera de Cristo se pro-
Alfredo SAMPAIO COSTA, SJ mueve profundizando e intensifi-
cando el amor personal del ejerci-
P Diario espiritual, Discernimiento, Elección. tante a Cristo y enfocando su mente
Bibl.: ALTHABÉGO'ÍTY, JV "Confirmation: la y voluntad en ciertas actitudes, o
Trosiéme e la Quatriéme Semaines", CIS 32 posturas vitales, implícitas en ese
(1979) 84-92; BEIRNAERT, L., "De l'incertitu- amor" (Ivens 1998).
de á la totale assurance chez Saint Ignace", Lo que aquí entra en juego no
Christus 11 (1964) 195-208; BOTTEREAU, GV
es simplemente un modelo de con-
"La confirmación divine d'aprés le Journal
Spirituel de Saint Ignace de Loyola", RAM ducta, ni una "conformidad" con
43 (1967) 35-51; CALVERAS, }., "Buscar y ha- una serie de reglas, mucho menos
llar la voluntad divina por los tiempos de una "imitación" superficial, como
elección de los Ejercicios de S. Ignacio", en la forma de vestir o de hablar. El
Man 15 (1943) 252-270 y 324-340; CERTEAU, elemento clave está expresado en el
M. DE, "Les lendemains de la decisión. La tercer preámbulo [Ej 104]: "pedir
'confirmation'dans la vie spirituelle", Ch- conocimiento interno del Señor,
ristus 4 (1957) 187-205; DUCHARME, A., "La
confirmation de l'élection", CSIg 9 (1985)
que por mí se ha hecho hombre, pa-
31-34; GIULIANI, M., "Se décider sous la ra que más le ame y le siga".
motion divine", Christus 4 (1957) 165-186; El jesuíta canadiense J. Veltri
ID., "Confirmer la decisión", CSIg 13 (1989) afronta el tema: "Conocimiento pro-
268-275; GRATA, H./'La confirmation de fundamente sentido quiere decir ex-
l'Election, ou comment Dieu fait sienne ma
periencial y real en cuanto que se
decisión", Christus 36 (1989) 469-470; HER-
NÁNDEZ GARCÍA, E., "La elección en los
opone al meramente nocional, tan
Ejercicios de San Ignacio", MCom 25 (1956) real como el que un padre tiene de
119-173; JUANES, B., La elección ignaciana por su hijo, el de los enamorados, o ínti-
el segundo y tercer tiempo, CIS, Roma 1980; mos amigos. Es afectivo y efectivo;
RENDINA, S., "II discernimento operativo o es un conocimiento profundamente
elezione", ApSp 53 (2001); Ruiz JURADO, M., sentido que se expresa en las decisio-
El Discernimiento espiritual Teología. Histo- nes de la vida y en las acciones que
ria. Práctica, BAC, Madrid 1994; TONER, J. ].,
Discerning God's Will. Ignatius ofLoyola's Te-
se derivan de éstas (Veltri 1998).
aching in Christian Decisión Making, IJS, Algunos idiomas han desarro-
Saint Louis 1991. llado parejas de términos para ma-
393 conformación con Cristo

tizar distintos tipos de "conocer": ta forma de conocer: "Uno puede


connaitre y savoir, kennen y wissen, encariñarse con un río en cuanto lo
conocer y saber. Desde el punto de ve; puede tener rasgos que encajan
vista de la psicología cognitiva el instantáneamente con el concepto
tipo de conocimiento del que aquí que tiene de la belleza, o evocar las
se trata se puede considerar como cualidades de algún otro río, muy
"implicativo" más que "propositi- conocido y profundamente amado.
vo ". Abundan las pruebas de la De la misma manera se puede sen-
existencia de seres humanos que tir la misma afinidad con un hom-
poseen dos sistemas diferentes pa- bre o mujer e intuir que hay placer
ra procesar estas dos formas de co- y calor y el fundamento de una pro-
nocimiento, así como del creciente funda amistad. En ambos casos no
predominio del conocimiento pro- se desatan inmediatamente todas
positivo, a expensas del conoci- las riquezas del descubrimiento, no
miento implicativo, conforme los pueden; sólo las pueden desatar el
individuos se van desarrollando. conocimiento y la experiencia ínti-
ma. Los ríos, supongo yo, son muy
Saber-acerca-de o saber-que [=
distintos de los seres humanos, pe-
conocimiento propositivo] es una
ro es posible hacer comparaciones
forma valiosa de conocimiento que
válidas, y ésta es una: la compren-
nos ha servido para trasformar el sión, bien sea instintiva e inmedia-
entorno. El conocimiento-de, como ta, desarrollada naturalmente con
en el conocer a una persona [= co- el tiempo, o cultivada con esfuerzo
nocimiento implicativo] es una for- consciente, es un preludio necesa-
ma de conocimiento que puede rio para el amor. La comprensión
"trasformarnos". No es un saber de otro ser humano nunca puede
acerca del Señor el que Ignacio quie- ser completa, pero conforme crece
re cultivar en la Segunda Semana, hacia su plenitud, se convierte en
sino el conocimiento del Señor. amor casi inevitablemente" (Haig-
Una "conformación" superfi- Brown 1946).
cial con Cristo se puede cultivar sa- Ésta es la "comprensión de
biendo de él, y hay muchos ejem- otro ser humano" que Ignacio tra-
plos en la vida de la Iglesia en que ta de promover. Esta clase de co-
se ha hecho patente este tipo de co- nocimiento, se trate de Jesús o de
nocimiento y conformación. Pero el cualquier otro, no se produce de
conocimiento de Cristo, conocer repente, sino que, como indica
profundamente a Cristo, conduce a Haig-Brown, "conforme crece ha-
una c. más profunda. Los ejemplos cia su plenitud, se convierte en
citados arriba por Veltri apuntan a amor casi inevitablemente". La Se-
paralelos: el conocimiento que los gunda Semana ofrece al ejercitante
padres tienen de su hijo trasforma oportunidades para esa "experien-
tanto a los padres como al hijo; el cia íntima" a que se refiere tam-
conocimiento que un enamorado bién Haig-Brown: Ignacio no nos
tiene de la persona que ama trasfor- pide que "meditemos sobre" Je-
ma a las dos, igual que el conoci- sús, sino que "contemplemos" a
miento de un amigo trasforma tam- Jesús en y a través de los hechos
bién al otro. de su vida. Ivens nos presenta una
Otro escritor canadiense, em- vez más un comentario claro sobre
plea una analogía poderosa, si bien la contemplación ignaciana del
insólita, para ilustrar e iluminar es- evangelio: "Como método, consis-
conformación con Cristo 394

te en entrar con la imaginación en cuanto más me conformo con Jesús,


los recuerdos de fe que la Iglesia más descubro quién soy de verdad.
tiene de Jesús de forma que nos Paradójicamente, al profundizar mi
sintamos presentes a la situación y relación con el que es el Señor de
episodios del Evangelio, y en ellos toda la creación, no me siento anu-
encontremos a Jesús y a los otros lado, sino que me convierto más en
personajes evangélicos como per- mí mismo de lo que lo sería en cual-
sonas de carne y hueso. Pero si la quier otra relación trasformativa. El
contemplación del Evangelio es poeta jesuíta Gerard Manley Hop-
un ejercicio de la imaginación, es kins lo capta en una imagen en uno
también mucho más que eso. La de sus sermones: "Esta [c] saca a
clave para su pleno rendimiento relucir la naturaleza del hombre co-
está en el hecho de que los evan- mo la inscripción en una vela o la
gelios son palabra de Dios. Por eso enseña de una bandera se ven me-
los acontecimientos contemplados jor cuando están henchidas".
no pertenecen sólo al pasado sino
Veltri contextualiza esto al ha-
al presente de cada creyente, a
blar del conocimiento interno de
quien suministran los materiales
otra persona: "Este conocimiento
para una relación interpersonal
profundamente sentido implica una
con el Cristo de ahora. Contem-
intimidad que se manifiesta por un
plando un relato evangélico, el
profundo respeto a las mutuas dife-
creyente sinceramente busca a
rencias pero en un contexto de reci-
Dios y su voluntad se encuentra
procidad" (Veltri 1998).
con el Cristo viviente, que llega
hasta estas personas a través de La paradoja sigue en pie cuan-
estos relatos, llevándolas a la do reconocemos que la intimidad
unión con él y compartiendo con con Dios a que estamos llamados
ellas su propia visión y deseos" incluye el profundo respeto que tie-
(Ivens 1998, 90). ne Dios de nuestras diferencias, de
nuestra individualidad.
Y este encuentro trasforma, co-
mo comenta Ivens al hablar del nú- Para Ignacio, esta trasforma-
mero [104] de los Ejercicios, en el que ción, esta c, es sobre todo para el
se formula la gracia que se debe pe- servicio, para el seguimiento de Je-
dir durante la mayor parte de la Se- sús, servicio y seguimiento en el
gunda Semana:"Conocer mejor para mundo real del aquí y ahora. J. Vel-
amar mejor, amar mejor para seguir tri comenta: "El seguimiento de Je-
más de cerca, clásico resumen de la sús no es el seguimiento de un ide-
finalidad de toda contemplación del al histórico del pasado, sino el
Evangelio. El amor lleva a -y sólo se seguimiento del Jesús que vive aho-
realiza plenamente e n - el 'segui- ra por obra del Espíritu en el con-
miento7 o discipulado" (Ivens 1998, texto de la historia presente del
91). ejercitante. Este seguimiento se tra-
Este seguimiento o discipula- duce en sus decisiones discernidas
do, precisamente porque es segui- y en las acciones que de ellas flu-
miento de Jesús, no implica una ne- yen" (Veltri 1998).
gación de la propia identidad, ni Michael Ivens habla de "enfo-
una inmersión en la personalidad car mente y voluntad en ciertas ac-
del otro, como puede a veces ocu- titudes, o posturas vitales, implíci-
rrir cuando uno acepta el liderazgo tas en este amor" (Ivens 1998). Esto
de otro ser humano. Al contrario, nos lleva al corazón de la visión ig-
395 confusión

naciana de la c. con Cristo: al que mil lugares,/ Bello en sus miem-


responde al llamamiento de Jesús bros y bello a otros ojos que los su-
lo asociará el Padre con Jesús en su yos/ Ante el Padre en los rasgos de
obra salvadora. Ignacio no visuali- todo rostro humano]" (Hopkins, As
za ni una "simple" unión con Dios kingfishers cathfire).
en Jesús, ni una "simple" dedica- Finalmente, el General de la CJ
ción al servicio de Dios y de su rei- Peter-Hans Kolvenbach, describe la
no, sino una manera de ser que tarea de los llamados por Jesús en
consiste siempre en estar con Jesús un texto recogido por la CG 34:
en su misión. "Ayudar a los hombre y mujeres a
Comentando el llamamiento desprenderse de la imagen defor-
de Jesús en el ejercicio del Reino [Ej mada y confusa que tienen de sí
93], Ivens lo expresa así: "[...] oír mismos para descubrirse, a la luz
esta invitación directa y sencilla es de Dios, totalmente semejantes a
comenzar a absorber los principios Cristo" (CG 34, d2, 6).
teológicos básicos que subyacen en
el concepto ignaciano de la unión Brendan CALLAGHAN, SJ
con Cristo en la labor del Reino.
Cristo resucitado, Señor del univer- /* Conocimiento interno, Diario espiritual,
so, trabaja a través de la historia lle- Discernimiento, Elección, Imitación de Cristo,
Reflectir.
vando a cumplimiento el proyecto
iniciado en los días de su vida, el Bibl.: HAIG-BROWN, R. L., "A River Never
establecimiento del Reino de Dios Sleeps", William Morrow and Company,
en el mundo y la conquista de todo New York 1946; HOPKINS, G. M., "AS king-
fishers catch fire ", Poemas completos (trad.
poder que se le oponga. Cristo rea- Linares Megías, Mv Mensajero, Bilbao
liza esta obra por medio de sus dis- 1988); IVENS, M, Understanding the Spiritual
cípulos, y compartiendo la obra de Exercises, Gracewing - Iñigo Enterprises,
Cristo, el discípulo comparte el su- Wiltshire BA 1998, 9-75; RAHNER, K., "La
frimiento que le es inseparable. imitación de Cristo", en Meditaciones sobre
'Conmigo' es una expresión clave. los Ejercicios de san Ignacio, Herder, Barcelo-
na 1971, 113-123; VELTRI, J., Orientations
El discípulo trabaja y sufre no ya (vol.II), Loyola House, Guelph 1981.
'por' Cristo sino 'con' él". (Ivens
1998, 83).
Hay una asombrosa paradoja
final en este tema de conformidad CONFUSIÓN
con Cristo. Hopkins la expresa co-
mo sigue: "I say more: the just man
justices;/Keeps grace: that keeps all
his goings graces;/Acts in God's
E l término "confusión" aparece
íntimamente ligado, particular-
mente en el texto de los Ejercicios
eye what in God's eye he is - / C h - Espirituales, al sentimiento de culpa
rist - for Christ plays in ten thou- que se genera por la consideración
sand places, / Lovely in limbs, and del pecado (cf. [Ej 50.74.193]). El
lovely in eyes not his/ To the Fat- uso que hace S. Ignacio del término
her through the features of men's implica un sentimiento de vergüen-
faces. [Digo más: el hombre justo za que, en ocasiones, es explicitado
hace justicias; / Guarda la gracia; en el mismo texto por su ligazón
esto convierte todos sus actos en con el quedar confundido: "deman-
gracias; / Realiza a los ojos de Dios dar vergüenza y confusión de mí
lo que él es a los ojos de Dios -/ mismo" [Ej 48]; "por más me aver-
Cristo - porque Cristo juega en diez gonzar y confundir" [Ej 50]; o,
confusión 396

cuando a propósito de la corrección Manresa, sabe también que ese tipo


fraterna se dice: "se confundan con de movimiento interno de vergüen-
vergüenza" [Co 270]. Tanto el texto za y c. puede poseer una carga au-
como el contexto manifiestan así todestructiva que hay que saber
claramente el carácter "de culpa" evitar. Por ello, el sentimiento de
que subyace al término c. en la espi- culpa que necesariamente se tendrá
ritualidad ignaciana. que movilizar en la consideración
El término (del latín confundere, del pecado, tendrá que ser situado
defundere, "fundir") pone de relie- posteriormente en un contexto rela-
ve una situación interna en la que cional, coloquial, de misericordia,
existe un sentimiento penoso por la de confianza y de perdón, para que
pérdida de la propia dignidad per- posea un carácter constructivo y un
sonal. "Quedar confundido" parece auténtico sentido cristiano.
remitir así a un estadio psíquico La herida al orgullo que supo-
muy primitivo de culpabilidad, en ne percibir la propia realidad per-
el que es la propia imagen la que sonal, tan alejada del proyecto de
queda afectada dolorosamente. La Dios, induce una situación anímica
c. y vergüenza parecen, en efecto, de abajamiento y abatimiento inte-
poner de relieve un deseo de desa- rior. Pero esa situación de "quedar
parecer de la vista de los otros, de- confundido", encontrará una salida
bido a la penosa imagen en la que vivificadora en la misericordia y el
el sujeto se percibe a sí mismo. perdón que Dios concede. Tras la
"vergüenza" y "confusión", que se
La c, como término asociado a experimenta en la consideración
la vergüenza, suscita toda la pro- del pecado, sucede un diálogo en el
blemática sobre el alcance que los que se habla "como un amigo habla
sentimientos de culpabilidad pue- a otro amigo" [Ej 53]. Es decir, la c.
dan o deban jugar en el proceso de por el pecado hay que considerarla
Ejercicios. El tema en la actualidad como el momento de un proceso in-
cobra una nueva significación, ha- terno de cierta disolución de sí mis-
bida cuenta de lo que la psicología mo que ha de culminar en la recom-
contemporánea y, particularmente posición personal que viene por la
el psicoanálisis, nos han hecho ver misericordia y el perdón que Dios
sobre el carácter sano o patológico concede. La c, pues, necesita salir
que esos sentimientos de culpabili- del círculo narcisista de la propia
dad puedan comportar en la diná- imagen manchada, para abrirse a la
mica general de los individuos. El consideración del otro que ha sido
carácter inconsciente y, por ello mu- ofendido, a la recomposición de la
chas veces autodestructivo, que ta- alianza y el vínculo que el pecado
les sentimientos pueden conllevar rompió. Si ese segundo momento
podría, en efecto, bloquear el proce- del proceso no tiene lugar, la c. que-
so e, incluso, pervertir seriamente daría en un peligroso movimiento
el sentido de los Ejercicios. autodestructivo, falto de sentido
Pero es un hecho, que S. Igna- cristiano.
cio no duda en suscitar este tipo de Ese carácter evolucionado y
sentimiento "culposo" como instru- maduro de la c. es el que se deja ver
mento de transformación y cambio, en la Autobiografía, cuando al relatar
sobre todo en la Primera Semana. la situación desesperada vivida en
Al mismo tiempo y, probablemente, el naufragio cuando viajaba de Va-
a partir de su propia experiencia en lencia a Italia: "preparándose para
397 congregaciones

morir, no podía tener temor de sus "Confesar la culpa: ¿conversión o destruc-


pecados, ni de ser condenado; mas ción?", Cuadernos de Oración 78 (1990) 4-10;
tenía grande confusión y dolor, por KLEIN, MV Amor, odio y reparación, Hormé,
Buenos Aires 1973; ORAISON, M., La culpabi-
juzgar que no había empleado bien lité, Ed. du Seuil, París 1974; RICOEUR, R, Fi-
los dones y gracias que Dios nues- nitud y culpabilidad, Taurus, Madrid 1969;
tro Señor le había comunicado' 7 [Au TORNOS, A., "Identidad, culpabilidad, au-
33]. La c. aparece aquí una vez más toestima", en Psicología I, 35-43.
ligada a la culpa por los pecados,
pero se trata de un sentimiento de
culpa maduro, que no considera CONGREGACIONES
tanto su propio daño, sino la ingra-
titud con la persona amada. Del
mismo modo se deja ver en la Ter-
cera Semana, cuando se pide dolor,
C omo cauce de su actividad apos-
tólica, los jesuitas han promovi-
do varias c, de las que la más exten-
''sentimiento y confusión, porque
dida y conocida es la Congregación
por mis pecados va el señor a la pa-
mañana, con diversas advocaciones
sión" [Ej 193]. La c. tiene su origen
particulares, según la edad o condi-
en el daño que se ha causado al otro
ción social de sus componentes.
y no tanto, o por lo menos no tan
Aquí sólo se trata de las c. tempora-
sólo, en la pérdida de la propia dig-
les para el gobierno de la Orden.
nidad personal.
1. Congregación General. Desde
En otros momentos, el término la primera Fórmula del Instituto, pre-
c. está relacionado con una situa- sentada a Paulo III en 1539, se pre-
ción de oscuridad en la que no se vio un órgano colectivo que eligiera
acierta a tener la luz que se busca. al General y le diera normas para
Así por ejemplo, cuando en el dis- su actividad futura. La CG es, por
cernimiento sobre la cuestión de la consiguiente, la suprema instancia
pobreza Ignacio afirma: "hallándo- de gobierno, en cuanto tiene el po-
me así confuso con varios pensa- der legislativo, y en su caso tam-
mientos" [De 145]. Estar "confuso" bién el judicial y administrativo. Su
adquiere un significado diferente al competencia son los asuntos de ma-
de "quedar confundido". yor trascendencia, como -además
En algún momento, el término de la elección del nuevo General-
puede tener el sentido de dejar aba- elegir los consultores o asistentes y
tido, dejar sin argumento, como es admonitor del General, declarar los
en el caso de la deliberación sobre puntos esenciales de la Fórmula del
la pobreza: "en no querer cosa cier- Instituto, pero no cambiarlos; refor-
ta se confunde más toda avaricia mar las Constituciones en puntos no
mundana" (MCo I, 79). esenciales, acomodar los Decretos y
Reglas de anteriores CC GG, y ce-
Carlos DOMÍNGUEZ MORANO, SJ
rrar casas o colegios. Convocada y
1
presidida por el Vicario del General
Z Desolación, Pecado, Primera Semana, Tur- difunto (si lo ha dejado nombrado,
bación, Vergüenza.
lo que se le recomienda; o en caso
Bibl.: AA. VV., "Honte et culpabilité", Re- contrario, elegido por los profesos
vue Franqaise de Psychanalyse 67 (2003); presentes en la casa donde hubiera
CORDERO PANDO, ]., Psicoanálisis de la culpa- fallecido -lo que ha ocurrido en seis
bilidad, Verbo Divino, Estella 1976; DOMÍN-
GUEZ, C, Psicodinámica de los Ejercicios Igna-
ocasiones; también en el caso de fa-
' danos, M-ST, Bilbao-Santander 2003; ID., llecimiento del Vicario nombrado, o
congregaciones 398

cuando el General se vea impedido las Normas complementarias de las


por tiempo indeterminado), está Constituciones, editadas insepara-
compuesta por los electores o dipu- blemente con éstas (1995). Los de-
tados, previamente elegidos por las cretos, no derogados o modifica-
c. provinciales; y además, por razón dos, conservan su respectivo valor.
de su cargo, los Consejeros y Asis- A la CG puede presentar cual-
tentes generales y regionales, y los quier jesuita un "postulado" o pro-
Provinciales en ejercicio. Desde puesta de deliberación sobre cual-
1983 se estableció un baremo en quier asunto; normalmente se hace
cuanto al número (de uno a seis) de a través de la Congregación Pro-
electores. Las provincias cuyos vincial, pero no se excluye el envío
efectivos no lleguen al 0,5 % de to- directo.
da la CJ, elegirán un solo elector,
Todas las CC GG se reunieron
que puede no ser el Provincial.
en Roma, salvo la de 1892, que eli-
Otros cargos generales de la Curia
gió en Loyola (España) al Vicario
participan para tratar de los asun-
que la presidía, el P. Luis Martín,
tos que tienen encomendados.
antiguo provincial de Castilla.
La periodicidad de las CC GG 2. Congregación de Procurado-
nunca se acomodó a lo tradicional- res. Es la reunión de los Procura-
mente establecido para las Órdenes dores de las provincias (y desde
anteriores. Prescindiendo de las 1957 también los de las vice-pro-
modificaciones temporales impues- vincias independientes), elegidos
tas por algunos Sumos Pontífices, por las c. provinciales, para tratar
se ha mantenido lo dispuesto por juntamente con el Padre General y
las Constituciones ignacianas como los Asistentes generales y regiona-
motivos de convocación: elección les sobre el estado y los asuntos
del General y la determinación de que afectan a toda la Compañía.
asuntos de especial importancia, a Desde la CG 2 (1565) se reúne ca-
los que el General sólo puede dar da tres años. Su primera obliga-
solución temporal de gobierno. ción es decidir sobre la convoca-
La Fórmula de procedimiento ción o no de la Congregación
señala un tiempo prudente para la General. Desde 1967 se alternaban
elección y reunión de los electores; por trienios la Congregación de
para el estudio, mediante una Di- Procuradores y la de Provinciales;
putación elegida al efecto, del esta- de estas últimas sólo se celebró
do de la CJ, y la selección de los una en Loyola (1990). La CG 34
postulados enviados por las pro- decretó su abolición, y quedó sus-
vincias y que se han de discutir co- tituida por una reunión, aproxi-
legialmente o remitir al futuro Ge- madamente cada seis años, de to-
neral; la fijación del día de la dos los Provinciales, convocados
elección o elecciones, siempre pre- por el P. General, para tratar del
cedidas de varios días de informa- estado, problemas e iniciativas de
ción para los electores. la CJ universal; desde 1975 debe
Las determinaciones de las CC presentar una relación sobre el es-
GG se expresan en "decretos", que tado de la Compañía.
sólo pueden ser modificados o de- Por circunstancias políticas, de
rogados por otra CG; reunidos y ac- guerra o peste, o de enfermedad
tualizados en 1923, formaron la Co- del Padre General o por otras razo-
llectio Decretorum; hoy constituyen nes coyunturales, dejaron de reu-
399 congregaciones

nirse varias Congregaciones de voto deliberativo del coetus praevius,


Procuradores. Dos de ellas (1606 y puede designar a cinco o tres nue-
1693) votaron la convocación de la vos miembros, según que el total de
CG; la de 1693, por duda de la vali- los sujetos de la provincia supere o
dez del voto, ante la diferencia de no el 0,5 % del total de la Compañía.
uno solo, fue anulada la convoca- El socio del Provincial participa en la
ción por la Santa Sede. Las Congre- Congregación Provincial ex officio.
gaciones de Procuradores de 1886 y Hay además otras determinaciones
1889 se reunieron en Fiésole (Flo- sobre la participación.
rencia), residencia temporal de la
Curia generalicia. La función de la Congregación
Provincial es meramente la elec-
3. Congregación de Provincia o
Provincial. Según las Constituciones ción de los electores, con un máxi-
la forman, bajo la presidencia del P. mo de seis, para la CG, y del pro-
Provincial, los profesos de la pro- curador. Terminada la elección, el
vincia, los superiores de las casas y P. Provincial tratará de los temas
rectores de colegios, y los procura- que la provincia desea proponer a
dores de la provincia. A fines del si- la CG o al Padre General; y en pri-
glo XVI, para hacerla más efectiva, mer lugar, las razones para convo-
se limitó el número de participan- car o no la CG, y emitir un voto so-
tes a cuarenta o cincuenta, según bre este extremo. Tal voto no es
que precediera a una Congregación vinculante para el procurador en-
de procuradores o a una CG. Se for- viado a Roma. La Congregación
maba este número con los superio- Provincial debe seleccionar, me-
res locales, el procurador de la pro- diante una Diputación elegida al
vincia, los rectores de los colegios y efecto, los postulados que se deben
los profesos de cuatro votos según estudiar y su posible envío a la CG
su antigüedad, necesarios para o al Padre General. Está en estudio
completar el número requerido. la modificación de la norma, hasta
Los profesos serían al menos dos ahora vigente, de presentar las ac-
tercios del total. Más adelante se tas y postulados en latín.
amplió el derecho de participación
a los antiguos provinciales y asis- José MARTÍNEZ DE LA ESCALERA, SJ
tentes, el secretario, procurador y
ecónomo generales, y los superio- P Cuerpo apostólico, Gobierno, Instituto,
res de casas dependientes del Ge- Unión de los ánimos.
neral y nombrados por él.
Bibl.: ARROYO, ]., "La Congregación Gene-
Desde 1966 se estableció una ral de la Compañía de Jesús, como Compa-
elección previa, que en 1975 ha sido ñía en discernimiento, Man 55 (1983) 211-
objeto de nuevas precisiones. En esa 223; EGAÑA, F. ]., Los orígenes de la
elección tienen voz activa todos los Congregación General en la Compañía de Jesús,
que lleven cinco años en la Compa- IHSJ, Roma 1972; ECHARTE, L, "Congrega-
ñía; y voz pasiva, los que lleven ciones", DHCJ I, 907-914; OSUNA, ]., Amigos
ocho. El número total de congrega- en el Señor, M-ST, Bilbao-Santander 1998;
PADBERG, J. W./ O'KEEFE, M. D„ For Matters
dos no pasará de cuarenta; la mitad
ofGreater Moment. The First Thirty Jesuit Ge-
serán profesos y el ochenta por cien-
neral Congregations. A brief History and a
to, miembros formados; los Herma- Translation ofthe Decrees, IJS, St. Louis 1994;
nos formados no pasarán de cinco, Ruiz JURADO, M., "La espiritualidad de la
lo mismo que los escolares y herma- Compañía de Jesús en sus Congregaciones
nos aprobados. El Provincial, con Generales", AHSI45 (1976) 233-290.
conocimiento interno 400

CONJETURA CONOCIMIENTO INTERNO

S e trata de un término culto que se


incorpora al castellano en el siglo
XV. DCECH sv. Abyecto: "[h. 1440 A.
P ocos términos tienen tanto cala-
do en la espiritualidad ignaciana
como el de "conocimiento interno".
Torre 345 (C.C. Smith), APaL; conyec- Si bien "conocer" y "conocimiento"
tura e n H . Núñez 1499]". TLC: "vale aparecen treinta y dos veces, la fór-
discurso con fin de acertar alguna mula compuesta que en este diccio-
cosa incierta". DiccAut: "El juicio nario se presenta, tan sólo se en-
que se hace de las cosas por las seña- cuentra en tres ocasiones: dos como
les que se ven ü observan en ellas; figura en el lema y una invertidos
ya sean por lo presente o por lo que los términos: "interno conocimien-
denotan en lo futuro". Con este sen- to". Su escasa utilización podría ha-
tido para nosotros hoy "indicio" o cerlo irrelevante. Sin embargo, se
"razón frágil" lo emplea Ignacio en puede plantear la pregunta de por
un solo contexto [Ej 41]: "cuando el
qué la simple matización que, en un
pecado cubierto se descubre a algu-
principio, supondría la palabra in-
na persona para que ayude al que
está en pecado a levantarle, tenien- terno, cualifica hasta tal punto c.
do también algunas coniecturas o que justifique ser destacado aquí.
razones probables que le podrá ayu- Evidentemente, la formulación
dar". Sta. Teresa rara vez lo usa; así, tiene suma importancia debido, por
en Vida 26,1 afirma: "mas por gran- lo pronto, a dos razones: los mo-
des conjeturas siente el alma en sí, si mentos en los que aparece y la diná-
le ama de verdad". mica a la que abren (las cosas tienen
El término entra pronto en el lé- importancia por su trascendencia,
xico de Ignacio. Ya en 1532 escribe es decir, por el contexto que las
Ignacio desde París a Martín García acompaña y el horizonte o tarea a
de Oñaz: "La otra [cosa] en no tener que abren). Los tres contextos en los
probabilidad ó coniecturas suficien- que S. Ignacio recurre a esta voz
tes para pensar que mis cartas podrí- son: la Primera Semana (pecado:
an causar algún servicio y alabanza a problema de la propia negatividad),
Dios N. S" [Epp I, 80]; a Juan Pedro la Segunda Semana (seguimiento
Caraffa pocos años después, en 1536, de Cristo: problema de la propia li-
"pienso tener asaz argumentos con bertad) y la CAÁ (vuelta a la reali-
razones probables y coniecturas sufi- dad: en todo amar y servir). Ade-
cientes de temer o pensar, en verda- más aparece siempre en un contexto
dera paz amor y caridad hablando de petición: en el primer caso lo que
[...]" [Epp 1,115]; al Rey de Portugal, se pide está enmarcado en el triple
Juan III, "con pocas coniecturas y se- coloquio, y en los otros dos forma
ñales, el Señor nuestro lo sabe, me parte de la "petición", donde S. Ig-
persuado que, si no han llegado, lle- nacio plantea "lo que quiero y de-
garán a oydos de V.A. [...]" [Epp I, seo" [Ej 48], es decir, lo que la perso-
296]; "si por alguna coniectura sin- na debe pretender en el ejercicio. Es
tiésedes que por la parte del Sr. Juan importante este dato: su aparición
de Vega o de la Sra. Doña Leonor se en una petición quiere decir que la
hubiese alguna mínima señal de des- persona está convencida que dicho
contentamiento. .." [Epp II, 283]. c. ni lo tiene ni puede alcanzarlo con
José GARCÍA DE CASTRO, SJ
el propio esfuerzo, ha de ser un
don. No es asunto de voluntarismos
1
Z Pensamientos. ni estrategias personales.
401 conocimiento interno

Las tres citas de los Ejercicios dado vida hasta agora"), sino la re-
son las siguientes: [Ej 63]: "[...] que cuperación ("proponiendo enmien-
sienta interno conoscimiento de da con su gracia") [Ej 61]).
mis peccados y aborrescimiento de- La repetición, que retoma to-
llos"; [Ej 104]: "[...] será aquí de- dos estos sentimientos que han sur-
mandar conocimiento interno del gido en las dos meditaciones, ha de
Señor, que por mí se ha hecho hom- culminar con el coloquio en el que
bre, para que más le ame y le siga"; se pide gracia "para que sienta in-
[Ej 233]: "[...] será aquí pedir cono- terno conocimiento de mis pecados
cimiento interno de tanto bien reci- y aborrecimiento dellos" [Ej 63],
bido, para que enteramente recono- que al parecer, no equivale ni a la
ciendo, pueda en todo amar y "vergüenza de mí mismo", ni al
servir a su divina majestad". "intenso dolor y lágrimas". Cabe
El objetivo es analizar cada una preguntarse qué es aquello que la
de las formulaciones en sus contex- repetición añade.
tos para intentar descubrir su diná- Por lo pronto, es algo que se
mica y ver a qué conducen. tiene que sentir. Y aquí se ha de ad-
La primera cita aparece en la vertir que el verbo "sentir", en Ig-
primera repetición después de dos nacio, debe ser ligado más a la sen-
meditaciones: sobre el primero, se- sibilidad que al afecto: en la
gundo y tercer pecado (el pecado anotación 2, "S. Ignacio contrapone
fuera de mí) y sobre el proceso de al "mucho saber", el "sentir y gus-
los pecados (el pecado propio). Los tar"; la culminación del día de Ejer-
tres pecados que presenta la prime- cicios es una "aplicación de senti-
ra meditación no son propios, sino dos"; y lo más llamativo, en el
el de los ángeles, el de Adán y Eva, Primer modo de orar, en la nota al
y el del que se condena por un solo punto cuarto sobre los cinco senti-
pecado. Es decir, se intenta hacer dos corporales, dice: "Quien quiere
caer en la cuenta de que el pecado imitar en el uso de sus sentidos
es algo real, que se da fuera de no- [corporales] a Christo nuestro Se-
sotros (pero que rechazamos visce- ñor o a nuestra Señora" [Ej 248]. Tal
ralmente con expresiones como vez hubiese sido más importante
"¡No le dará vergüenza!"), que sugerir esta "imitación" en el punto
coincide con lo que S. Ignacio quie- segundo ("Sobre pecados morta-
re que el ejercitante pida: "vergüen- les"), cuando alude a las siete virtu-
za y confusión de mí mismo". des a ellos contrarias [Ej 245]. S. Ig-
Una vez que se ha alcanzado nacio sabe que la culminación de
"vergüenza de mí mismo" al verse todo conocimiento se da cuando
uno implicado en una realidad de nuestra sensibilidad se incorpora.
pecado, pasa al proceso de los peca- La praxis está ligada a la pro-
dos propios, considerados como al- pia sensibilidad. Un ejemplo puede
go que realmente genera "fealdad y aclarar esto: el que acaba de apro-
malicia", y que debe provocar en bar el examen para adquirir el per-
uno mismo "crecido y intenso do- miso de conducir, en teoría, es el
lor y lágrimas" que lleven al en- momento en que más 'sabe', sin
cuentro (coloquio de misericordia) embargo, aún no sabe conducir.
agradecido con Dios (dando gra- Tendrá que pasar tiempo practican-
cias) porque no quiere la destruc- do para que su sensibilidad se in-
ción (culpabilidad) ("porque me ha corpore y sus respuestas sean las
conocimiento interno 402

correctas, hasta tal punto que si ha conocimiento para que sea "inter-
de conducir un vehículo diferente no" es que tenga que ver con la pro-
al suyo, no tendrá el menor proble- pia persona: el c. tiene que ser de
ma para adaptarse al nuevo, cosa "mis pecados", no del "pecado". La
que no sería posible el día que abstracción no puede cambiar la
aprobó el carné de conducir. sensibilidad. Este paso al cambio de
Es decir, S. Ignacio sabe que la sensibilidad está ligado a la repeti-
estabilidad de nuestros comporta- ción. Sin repetición no se puede re-
mientos en la vida depende de la estructurar la sensibilidad.
estructuración de nuestra sensibili- La segunda formulación, la de
dad. El pianista que un día se le- [Ej 104], reza como sigue: "conoci-
vanta sin ganas de interpretar nada miento interno del Señor, que por
(emotivamente no está motivado), mí se ha hecho hombre, para que
no por ello se le ha olvidado tocar más le ame y le siga". De nuevo, es
el piano. Esto quiere decir que la ac- algo que se pide, no depende del
titud que apunta a la praxis, depen- esfuerzo o voluntad de cada uno.
de más de la estructuración de la Por otro lado, el conocimiento del
propia sensibilidad que de la emo- Señor que se demanda es interno,
tividad (muy cambiante y que no se es decir, debe tener que ver con la
controla), como tampoco depende propia realidad del ejercitante, no
del interés ni del entusiasmo. es "saber" cosas sobre el Señor, sino
Esto supuesto, ahora se puede de un Señor que por mí se ha hecho
entender la formulación citada: hombre.
"que sienta interno conocimiento Hasta aquí coincide con dos de
de mis pecados y aborrecimiento las características del término c, pe-
dellos". Por aborrecimiento se en- ro falta explicar todavía cómo se in-
tiende un cambio radical en la corpora a la sensibilidad. Esta in-
orientación de nuestra sensibilidad: corporación parece estar asociada a
que lo que antes atraía, termina re- la "repetición", algo que aquí se ve
chazándose instintivamente. Algo claramente ya que esta petición
que es "aborrecido" no podrá en aparece encabezando la primera
adelante "tentar". Es decir, lo que S. contemplación de la Segunda Se-
Ignacio empieza pidiendo en este mana; dicha petición acompañará a
triple coloquio es que los senti- lo largo de dicha semana, incluidas
mientos que debieron suscitar en las "repeticiones" y las "aplicacio-
mí el pecado en sí (primera medita- nes de sentidos". Es decir, se trata
ción) y los míos propios (segunda de una petición que se repite, que
meditación) no se queden en algo abre al ejercitante a una dinámica
meramente afectivo. Es decir, ni la más que a un logro inmediato.
vergüenza y confusión, ni el dolor y Esa dinámica es para que más
lágrimas de mis pecados, por muy le ame y le siga. El "más" expresa
intenso que sea, cambiarán la vida que lo que se pretende es suscitar
si la orientación de la sensibilidad una dinámica, y para que algo se
no lo hace también. Sólo sintiendo considere dinámico ha de encerrar
un c. de mis pecados que provoque un "más". El conformismo es para-
su aborrecimiento, me abrirá a su lización. San Ignacio percibe siem-
rechazo espontáneo. pre al ser humano dinámicamente:
Un segundo dato que hay que o va "de bien en mejor subiendo"
tener en cuenta, y que acompaña al [Ej 315] o "de pecado mortal en pe-
403 conocimiento interno

cado mortal" [Ej 314], "de bien en ciones), en la que se ha de traer los
mejor o de mal en peor" [Ej 335]. La cinco sentidos, apunta a esta trans-
persona es "biografía" y por tanto formación de nuestra sensibilidad.
historia, tiempo y proceso. Es el ejercicio más pasivo. Es com-
La dinámica que debe suscitar plejo describir en qué consiste este
este c. es, por lo pronto, este "más "traer" los sentidos (que por otro
le ame". Ninguna vivencia humana lado han estado presentes desde el
es más dinámica y dinamizadora principio en la contemplación: "ver
que el amor. Un amor no abierto al las personas, oír lo que hablan, mi-
"más" está muerto. Ahora bien, el rar lo que hacen") y sobre todo
amor parece sugerirnos algo afecti- "pasarlos". Sin embargo, si se está
vo. Sin embargo, ya se aludió que de acuerdo en que el c. que pedi-
para S. Ignacio no bastan los afectos mos ha de culminar en la incorpo-
(que es lo primero que surge en ración de la sensibilidad, es eviden-
nuestra experiencia). Los senti- te que su primera presencia no
mientos de "vergüenza", "dolor y tiene nada que ver con esta culmi-
lágrimas" por los propios pecados nación. La primera presencia en la
no satisfacían a Ignacio, y pedía en contemplación, que posibilitó la
el triple coloquio de las repeticiones emotividad, no parece bastar para
un c. que llevase al aborrecimiento S. Ignacio, y están llamados a ha-
de los pecados propios. cerse presentes "los cinco sentidos"
(no únicamente la vista y el oído) y
El paso a la transformación de de una forma permanente y activa.
la sensibilidad se produce a través
Es decir el c. del Señor que pe-
de la repetición de esta petición que
dimos, de nada servirá si se reduce
estará presente en todas las con-
a un entusiasmo emotivo, sino que
templaciones, con sus repeticiones
el "para que más le ame" ha de tra-
y aplicaciones de sentidos, a lo lar-
ducirse en un mayor seguimiento o
go de toda la Segunda Semana.
en una praxis. Por tanto, no habría
La misma estructura de la peti- que decir que la aplicación de senti-
ción: el "conocimiento interno del dos necesita del c, sino lo contrario,
Señor, que por mí se ha hecho hom- el c. necesita de la "aplicación de
bre" apunta a dinamizar al que vi- sentidos" para que llegue a ser tal.
ve la experiencia de Ejercicios como La ingeniosa comparación para
persona: "para que más le ame". el alcance de la palabra "interno"
Pero, un amor que se traduce en se- añadida a "conocimiento" de que
guimiento. S. Ignacio avisa que "el "todos podríamos escribir un apó-
amor ha de ponerse más en las crifo sobre las personas que mejor
obras que en las palabras" [Ej 230]. conocemos" resulta corta. No basta
Si se trata de una petición, conocer mucho a una persona hasta
quiere decir que no es logro, sino el punto de poder escribir un cohe-
horizonte que se vislumbra como rente apócrifo. Los fariseos, según
don, pero que se concreta en tarea: muestran los Evangelios, conocían
contemplaciones, repeticiones y, so- a Jesús perfectamente: sabían cuál
bre todo, "aplicaciones de senti- podía ser su comportamiento y
dos", que se irán sucediendo e irán acertaban (por ejemplo, en Me 3, 2,
trasformando la propia sensibili- están esperando que cure al hom-
dad en la de Jesús (cf. [Ej 248]). En bre que tiene "la mano seca", y en
efecto, la aplicación de sentidos fn 8, 5 aparece que están seguros
(que viene después de dos repeti- que no va a apedrear a Ja mujer sor-
conocimiento interno 404

prendida en adulterio), y sin em- refirió a la propia negatividad (mis


bargo, ni le amaron y, menos aún, le pecados), a la persona del "Señor en
siguieron. cuanto por mi se ha hecho hombre",
Un conocimiento, por lo tanto, ahora se trata de "tanto bien recibi-
según S. Ignacio no es "interno" si do" (personalmente). No consiste
no se expresa en una praxis, en cier- en una contemplación estética, que
to sentido estabilizada y asegurada. considera la belleza-bondad de lo
La interpretación que un pianista que nos rodea y que posibilita nues-
afamado hace de una composición tra existencia. La experiencia benéfi-
habría que decir, en terminología ca a la que aquí alude es personal.
ignaciana, que se basa en un "cono- No es algo que está al alcance y de
cimiento interno". Su destreza no lo que uno puede disponer, o (lo
es algo mecánico, y cada interpreta- que estaría aún más lejos de lo que
ción tendrá su expresividad parti- pretende esta petición) algo que de-
cular, pero el dominio del instru- bo exigir porque me pertenece.
mento (su c.) asegura la ejecución Si este c. ha de ser "don" es que
gozosa de cada obra. En S. Ignacio, ante todo es sorpresa y regalo per-
esto se concretaría en la palabra sonal. En este sentido, así como el
"suavemente". Ribadeneira, entre "interno conocimiento" que pedía-
las muchas cosas que dejó que ayu- mos en Primera Semana era "de
dan a desvelar la original personali- mis pecados", y el "conocimiento
dad de Ignacio, en el "Modo de go- interno" del Señor de Segunda Se-
bierno de N. P. S. Ignacio", comenta mana se basaba en "que por mí se
a propósito de su interés por cono- ha hecho hombre", aquí se está pi-
cer las "inclinaciones" de sus sub- diendo percibir la realidad benéfica
ditos "para gobernarlos conforme a que me rodea como regalo personal
ellas, y llevarlos más suavemente a que me ha de llevar a una respuesta
toda perfección" (FN III, 618). Es agradecida.
decir, la "perfección" en el actuar
está ligada a la "suavidad", pero és- Este "conocimiento interno de
ta no es posible mientras la sensibi- tanto bien recibido" me abre a per-
lidad no se haya incorporado al cibir cristianamente esa presencia
mismo. divina pagana a la que S. Pablo alu-
de en su discurso en el Areópago:
Por tanto, la segunda cita en la "[...] a fin de que buscasen la divi-
que aparece el término c. tiene la nidad, para ver si a tientas la busca-
misma dinámica que encontrába- ban y hallaban; por más que no se
mos en la de Primera Semana: afec- encuentra lejos de cada uno de no-
ta personalmente al que lo alcanza; sotros; pues en él vivimos, nos mo-
y lo dinamiza a una praxis gozosa vemos y existimos como han dicho
en la que se pone en juego toda su algunos de vosotros: Porque somos
realidad, que culmina con la incor- también de su linaje[...]". Pero este
poración de su sensibilidad. "tanteo" de la divinidad, se con-
La tercera y última cita de c. vierte en revelación sorprendente
aparece en la CAÁ. Como las otras en Cristo: "Dios, pues [...] ha fijado
dos, ésta también aparece en una el día en que va a juzgar al mundo
petición. Es algo que esperamos re- según justicia, por el hombre que
cibir como don y que va más allá de ha destinado, dando a todos una
todo posible esfuerzo o capacidad garantía al resucitarlo de entre los
propia. Si en los casos anteriores se muertos [...]" (Hch 17, 27-31).
405 conocimiento interno

En efecto, el resucitado es ga- tro, ansí nuevamente encarnado"


rantía, pues "si el Espíritu de Aquel [Ej 109], ha cambiado su sensibili-
que resucitó a Jesús de entre los dad hasta el punto de abrirse a este
muertos habita en vosotros [...] y nuevo c. que le posibilita estar ante
todos los que son guiados por el Es- la realidad (personal y no personal)
píritu de Dios son hijos de Dios [...] con una actitud agradecida, "de
y [...] nos hace exclamar ¡Abba, Pa- tanto bien recibido" [Ej 233].
dre! El mismo Espíritu se une a Quizá para entender el alcance
nuestro espíritu para dar testimo- de este último c. en el que culmina
nio de que somos hijos de Dios [...] el proceso de Ejercicios, habría que
Pues sabemos que la creación ente- sumarse a Aloysius Pieris, cuando
ra gime hasta el presente y sufre se lamenta de "la perniciosa doctri-
dolores de parto. Y no sólo ella, na de que se han de usar las criatu-
también nosotros, que poseemos ras para llegar a Dios (la teoría ins-
las primicias del Espíritu, nosotros trumental de la creación) por la
mismos gemimos en nuestro inte- que allí se aboga, diametralmente
rior anhelando el rescate de nuestro
opuesta a la postura de los budistas,
cuerpo [...]. Por lo demás, sabemos
procede también de un escolasticis-
que en todas las cosas interviene
mo decadente y contrasta con la te-
Dios para bien de los que le aman
oría sacramental de la creación que
[...]" (Rom 8, 11.14-16.22-23.28).
emerge claramente en el Ejercicio
Más aún, "dándonos a conocer el
culminante, la Contemplación para
Misterio de su voluntad [...] para
Alcanzar Amor [Ej 230-237]" (Pieris
realizarlo en la plenitud de los
2001, 306).
tiempos: hacer que todo tenga a
Cristo por cabeza, lo que está en los Sólo la vivencia de "una pre-
cielos y lo que está en la tierra." (Col sencia sacramental" de Dios en la
1, 9-10). creación, posibilita la dinámica de
este último conocimiento interno.
Hay que enmarcar la CAÁ en
Para la comprensión del sentido de
este contexto teológico. La vivencia
esta afirmación se deben analizar
de c. que ahora se pide es culmina-
las dos advertencias con que se en-
ción de las dos anteriores. El "inter-
cabeza el Ejercicio: "La primera es
no conocimiento de mis pecados"
sensibilizó al ejercitante negativa- que el amor se debe poner más en
mente hasta experimentar "aborre- las obras que en las palabras, la 2 a ,
cimiento dellos" [Ej 63] por la "feal- el amor consiste en comunicación
dad y malicia que cada pecado de las dos partes, es a saber, en dar
mortal cometido tiene en sí" [Ej 57], y comunicar el amante al amado lo
y lo abrió a la sorpresa ("exclama- que tiene o de lo que tiene o puede,
ción admirative con crescido affec- y así, por el contrario, el amado al
to"), ante una creación agredida amante [...]" [Ej230-231].
por sus abusos ("discurriendo por En estas advertencias S. Igna-
todas las criaturas"), y que sin em- cio anuncia que esta contemplación
bargo, posibilita su existencia y me pretende "alcanzar amor", y ad-
sustenta ("cómo me han dexado en vierte que el amor debe ser, por un
vida y conservado en ella") [Ej 60]. lado, praxis y, por otro, reciproci-
Por otro lado, el "conocimiento in- dad. Pero la sorpresa es que en esta
terno del Señor que por mí se ha "reciprocidad" aparece modificada
hecho hombre" [Ej 104] "[...] para cualitativamente nuestra experien-
más seguir e imitar al Señor nues- cia de la realidad (personal y no
conocimiento interno 406

personal). Así mientras a lo largo positivamente a un Jesús pobre y


del proceso de Ejercicios dicha rea- humillado, desde el amor y segui-
lidad ha sido conflictiva y se ha vi- miento. Estos dos c. son los que ha-
vido como inconveniente de cara a cen posible percibir ahora toda la
nuestra búsqueda de Dios, ahora se realidad (personal y no personal)
muestra como oportunidad: la contemplativamente, no desde la
"ciencia", pero sobre todo las "ri- codicia y el narcisismo, sino como
quezas" y los "honores" se convier- don.
ten en oportunidad de donación, La frase que recoge este cambio
cuando antes las vivíamos como en la sensibilidad es "... pedir lo
ocasión de aislamiento (codicia y que quiero: será aquí pedir conoci-
narcisismo). Si algo ha estado en miento interno de tanto bien recibi-
primer plano a lo largo del proceso do, para que yo, enteramente reco-
ha sido el salir de uno mismo, diná- nociendo, pueda en todo amar y
mica que S. Ignacio deja plasmada servir a su divina majestad" [Ej
al final de la Segunda Semana: 223]. El "reflectir" es la clave de la
"Porque piense cada uno que tanto contemplación. La actitud contem-
se aprovechará en todas cosas spiri- plativa, definida negativamente,
tuales, quanto saliere de su propio consiste en poder estar ante algo de
amor, querer e interesse" [Ej 189]. manera no depredadora ni mani-
Este proceso es el descentramiento puladora. Sólo entonces puede dar-
del propio yo que ha debido ir sus- se la reciprocidad que el amor lleva
citando el amor-seguimiento a un consigo y traducirse en una praxis.
Jesús pobre y humillado. Según el Aborrecido el aislamiento de mi yo
método de los Ejercicios, todas las (pecado), atento al llamamiento del
contemplaciones y aplicaciones de Rey eternal, que abre a la vida ver-
sentido de esta Segunda Semana dadera (Dos Banderas), saliendo de
han tenido el mismo final: "acaban- mí mismo, de la única forma que
do con los tres coloquios de los tres puede hacerse (una adhesión per-
binarios [¿de Dos Banderas?], o se- sonal), es decir, desde el c. del Se-
gún la nota que se sigue, después ñor, que por mí se ha hecho hom-
de los binarios" [Ej 159]. En dicho bre, para que más le ame y le siga
coloquio se van afrontando las dos [Ej 104], puedo contemplar la reali-
dinámicas que encierran al hombre dad para alcanzar amor.
en su yo: la codicia y el narcisismo.
Esta tarea no consiste en un volun- La realidad sigue siendo la
tarismo, sino en una adhesión per- misma, pero no lo es el yo del ejer-
sonal, es decir, está enmarcada en el citante, ya 'preparado y dispuesto'.
"conocimiento interno del Señor Ahora la misma realidad puede ser
que por mí se ha hecho hombre pa- percibida como lo que es, puro don
ra que más lo ame y lo siga". ("somos pura deuda", se ha dicho
acertadamente) y tal vivencia per-
Los dos conocimientos inter- sonal (c.) suscita en mi totalidad
nos que se piden en la Primera y (enteramente) un eco agradecido
Segunda Semana posibilitan abrirse (reconociendo). Sólo entonces será
al de la CAÁ: el primero sensibili- posible la reciprocidad desde la pra-
zando negativamente a un pecado xis en la que se expresa el amor: "pa-
que aisla y desarraiga el "ánima ra que yo [...] pueda en todo amar y
(encarcelada y desterrada)" y que servir a su divina majestad". Ésta se-
abocaba al vacío del infierno; y el rá la estructura de cada uno de los
segundo, sensibilizando al "ánima" cuatro puntos que siguen: constata-
407 conocimiento interno

ción de que todo es don personal de La "canción XXVIII" de su Cántico


Dios (c.)/ sorpresa agradecida (re- espiritual dice así: "Mi alma se ha
flectir en mí mismo = enteramente empleado, / y todo mi caudal en su
reconociendo), respuesta agradecida servicio;/ ya no guardo ganado,/
de toda la persona y en todo (tomad, ni ya tengo otro oficio,/ que ya sólo
Señor, y recibid toda...), que es pura en amar es mi servicio". En su co-
reciprocidad agradecida. mentario a esta canción apunta:
Al final del proceso de Ejerci- "[...] Y todo este caudal de tal ma-
cios, jalonado por los dos c. en los nera está ya empleado y endereza-
que culminan las cuatro semanas, do a Dios, que aun sin advertencia
el ejercitante se abre este último que del alma, todas las partes que habe-
consiste en la actitud contemplativa rnos dicho de este caudal, en los
ante una realidad, recapitulada en primeros movimientos se inclinan a
Cristo, en la cual Dios mismo se le obrar en Dios y por Dios. Porque el
da: "y consequenter el mismo Se- entendimiento, la voluntad y la me-
ñor desea dárseme en quanto pue- moria se van luego a Dios, y los
de" [Ej 234], pues "Dios habita en afectos, los sentidos, los deseos, los
las criaturas [...] dando ser, [...] ve- apetitos, la esperanza, el gozo y to-
jetando, [...] sensando, [...] dando do el caudal luego de primera ins-
entender [...]; haciendo templo de tancia se inclina a Dios; aunque, co-
mí seyendo criado a la similitud y mo digo, no advierta el alma que
imagen de su divina majestad" [Ej obra por Dios. De donde esta tal al-
235]. "Dios trabaja y labora por mí ma muy frecuentemente obra por
en todas cosas criadas [...] conser- Dios, y entiende en Él y en sus co-
vando, vejetando y sensando, etc" sas, sin pensar ni acordarse que lo
[Ej 236] y "todos los bienes y dones hace por Él; porque el uso y hábito
descienden de arriba [...] así como que en la tal manera de proceder
del sol descienden los rayos, de la tiene ya, le hace carecer de la adver-
fuente las aguas" [Ej 237]. tencia y cuidado, y aun de los actos
fervorosos que a los principios del
Esta experiencia totalizante lle- obrar solía tener [...]" (CB 28.5).
va a una praxis que no tiene nada
Toda la persona queda dinami-
que ver con ningún tipo de volun- zada, hasta tal punto que se puede
tarismo u obligación, sino que ha decir con toda razón que en esta
de considerarse como actitud. Por descripción lo que aparece es una
eso, esta praxis apunta a "en todo actitud en el sentido más pleno del
amar y servir [...]". "En todo", es la término, algo que va más allá de to-
condición sine qua non para com- da conciencia "narcisista" o "volun-
probar que Dios concede este últi- tarista" y que se puede equiparar
mo c, que es culminación-conse- con lo que a nivel popular defini-
cuencia de los anteriores. Esta mos como actitud.
actitud "contemplativa" que lleva a
"alcanzar amor", en cuanto actitud Por su parte A. Pieris, en alu-
que es, no deja nada fuera: todo es- sión al budismo, otra gran espiri-
tualidad, en este caso no cristiana,
tá llamado a convertirse en oportu-
que según él coincide con el plante-
nidad de amor y servicio a su Divi-
amiento ignaciano, critica (en un
na Majestad.
apartado titulado significativamen-
Puede ser ilustrativo para la te "¿Contemplación o conciencia?")
comprensión de este término en S. una tendencia nunca cuestionada
Ignacio acudir a S. Juan de la Cruz. de que el término "contemplación"
consejeros 408

funcione como sinónimo de espiri- /* Aplicación de los sentidos, Conformación


tualidad. Esta identificación no con Cristo, Ejercicios, Gestalt y Ejercicios Espi-
concuerda con el "concepto típica- rituales, Imitación de Cristo, Modo y orden,
mente ignaciano de contemplación Oración ignaciana, Petición, Repetición, Sentir.
[...] que se indica mediante frases Bibl.: ARZUBIALDE, SV "El conocimiento in-
como buscar a Dios en todas las co- terno del Señor [104]", en Ejercicios, 279-
sas y todas las cosas en Dios" o "en- 289; CHÉRCOLES, A., "El conocimiento inter-
no en el proceso de los Ejercicios", Man 71
contrar a Dios en todas las cosas" y (1999) 19-29; DIVARKAR, P, La senda del co-
que recogería la expresión acuñada nocimiento interno, ST, Santander 1984, 31-
por Nadal de "Contemplativo en la 37; ESTRADA, J. A., "Conocimiento interno
Acción", corriéndose de esta forma del mundo para que más le ame y le sir-
el riesgo de malinterpretar el pen- va", Man 71 (1999) 46-63; MELLONI, ) . , "El
conocimiento interno en la experiencia del
samiento ignaciano de contempla- Cardoner", Man 71 (1999) 5-18; PALACIO,
ción. Para avalar su teoría, Pieris re- C, "[...] 'Ansí nuevamente encarnado' (A
mite al Memorial de Fabro, del cual propósito del 'conocimiento interno del
podemos deducir que "el encuen- Señor')", Man 71 (1999) 31-44; PIERIS, A., Li-
tro efectivo con Dios (poseer a Cris- beración, inculturación, diálogo religioso. Un
nuevo paradigma para Asia, Verbo Divino,
to, como dice él) consiste en hacer Pamplona 2001; TEJERINA, A., "Petición de
la voluntad de Dios, en la obedien- la contemplación de la Encarnación", Man
cia, en el compromiso con la misión 71(1999)45-61.
de Jesús sobre la tierra, en la activi-
dad apostólica, en las obras de
amor y justicia [...]," para concluir: CONSEJEROS
"Tenemos en primer lugar la ten-
dencia helenística a ver a Dios como
belleza suprema que hemos de con-
templar, a la vez que se minusvalo-
E ntre los medios que las Constitu-
ciones de la CJ arbitran para ayu-
dar al Padre General [Co 803] y a los
ra la acción como algo secundario, demás Superiores [Co 810] a desem-
como una mera preparación para la peñar bien su oficio, está el "aviso"
visión beatífica. Es un enfoque aje- o "consejo" de personas deputadas
no a la Biblia. Por el contrario, el para ello, a las que uno y otros pue-
piadoso activista que fue Ignacio dan recurrir en los asuntos que ten-
quería que sus hijos miraran la ac- gan que resolver, debiendo tomar
ción (apostólica) como el contexto y las decisiones por sí mismos, des-
el objetivo de la oración" (Pieris pués de haberlos oído [Co 805]. En
2001, 310-314). el mismo sentido se expresa la F50
Se puede considerar el c. la al decir que "en otros asuntos que
pieza clave del proceso de Ejerci- no son de tanta importancia [como
cios, que culmina en la CAÁ, lla- hacer Constituciones y disolver ca-
mada a convertirse en la actitud sas y colegios], el Prepósito, ayuda-
básica del jesuita en su tarea misio- do por el consejo de sus hermanos
nera: ser Contemplativo en la Ac- en cuanto lo juzgará oportuno, ten-
drá pleno derecho de ordenar y
ción. Sólo una observación final:
mandar por sí mismo lo que en el
convendría recordar que de cara a
Señor le parezca conveniente a la
este reto el único instrumento que
mayor gloria de Dios y al bien co-
S. Ignacio dejó al jesuita fue el exa- mún" (2). Este consejo de personas
men de conciencia. deputadas, además de contribuir al
Adolfo Ma CHÉRCOLES, SJ acierto en las decisiones [Co 667],
409 consejeros

servirá también para dar a estas res los asuntos concretos sobre los
"más autoridad" [Co 804]. que conviene que consulten, y, una
Sobre esta base y en fidelidad a vez sentado el principio general de
toda la tradición histórica de la CJ, la conveniencia de tomar consejo
las Normas Complementarias estable- para el buen gobierno, solamente
cen que, "para hallar más fácilmen- especifican, a modo de ejemplo, al-
te la voluntad de Dios, todos los gunos en particular, como la deci-
Superiores deben tener sus Consul- sión sobre la dimisión de los miem-
tores, consultarlos con frecuencia, bros [Co 221], la aceptación de
de ordinario reunidos en consulta, Universidades [Co 441], el régimen
y recurrir a la ayuda de expertos de estudios de Jos admitidos en
cuando haya que decidir asuntos ellas [Co 460], la colación de alguna
complejos" (NC 355 §1). Y, entre los misión o tarea [Co 618]. Para mayor
medios que fomentan Ja vida co- claridad en este punto, existe un
munitaria, mencionan (NC 319) "la principio en la legislación tradicio-
consulta, en la que se solicita la opi- nal de la CJ, basado en la índole
nión de los expertos y se fomenta la institucional de su gobierno, según
activa participación de todos en la el cual, "en la Compañía no se re-
promoción y coordinación del quiere nunca el consentimiento ni
apostolado y de cuanto contribuye el consejo de los Consultores para
al bien de la comunidad". En este actuar válidamente, fuera de los
mismo contexto, ya la CG 31 (1965- casos exceptuados en el derecho;
66) había dispuesto: "Con facilidad con todo, los Superiores no obren
y frecuencia pidan consejo los Su- contra el parecer unánime de los
periores a sus hermanos y óiganlos Consultores, si no es con la aproba-
por separado o en grupo, e incluso ción de su Superior inmediato"
a todos juntos reunidos" (CG 31, (NC 355 §2). Este principio no des-
di7, 6). Un modo privilegiado de virtúa la necesidad y obligación bá-
realizar la consulta es el discerni- sica de que los Superiores se sirvan
miento espiritual en común; por lo efectivamente del consejo de sus
que, "si se trata de cosas de impor- Consultores en el gobierno. Para
tancia y, de hecho, se dan los requi- más asegurarse de ello, tanto las
sitos necesarios, es recomendable el Directrices para los Provinciales como
uso del discernimiento espiritual en las Directrices para los Superiores lo-
común, como cauce peculiarmente cales, que sustituyen actualmente a
apropiado para buscar la voluntad las antiguas Reglas de los respecti-
de Dios" (NC 151 §2), bien entendi- vos oficios, insisten claramente en
do que "en la Compañía la comuni- esa necesidad y obligación.
dad que discierne no es un cuerpo Los c, salvo el régimen espe-
deliberativo o capitular, sino única- cial para los Consejeros del Gene-
mente consultivo, cuya función, ral, son nombrados por el Superior
bien comprendida y plenamente inmediato de aquél del que son c,
aceptada, consiste en ayudar al Su- previa la información adecuada
perior, de forma que éste pueda de- (NC256).
terminar lo que debe hacerse para Por largo tiempo existieron en
mayor gloria de Dios y ayuda de la CJ sendos cuerpos de Reglas pa-
las almas" (NC 151 §3). ra los c. de Provincia y de Casa, hoy
Las Constituciones y la Fórmula abolidas, que describían bien el
del Instituto dejan a la discreción perfil del cargo y las cualidades re-
del Padre General y de los Superio- queridas en las personas llamadas a
consideración 410

desempeñarlo y daban indicaciones tar y advertir alguna cosa con cui-


y consejos prácticos útiles para dado, atención y vigilancia". Pese a
cumplir con él adecuadamente. Al- tratarse de un término de especial
go queda de ello hoy en la tradición importancia y alta frecuencia en la
viva de la CJ, gracias a la práctica dinámica de los Ejercicios, Iparra-
de la consulta, que se mantiene, y al guirre no lo consideró en su Vocabu-
interés de los Superiores mayores lario (1978) ni Arzubialde lo integró
en el buen funcionamiento de las en el índice de su documentado co-
Consultas. mentario a los Ejercicios Espirituales
Del cuadro presentado queda (1991). Desde sus orígenes, vincula-
claro que, según el modo de gober- do a la contemplación de los astros
nar de la CJ, los Superiores deben y las estrellas (siderus), c. aparece co-
mo una acción del entendimiento
recurrir al consejo de sus c, y que
entre contemplativa y meditativa
éstos deben prestarlo lealmente.
no exenta tampoco de cierto com-
Queda igualmente claro que la de-
ponente afectivo, "una función ex-
cisión corresponde al Superior, que
ploradora de sentidos, mensajes
debe asumirla personalmente, sin [...], ocultos en la realidad conside-
atribuirla ni dejarla atribuir a las rada [...] de la que deriva un ramal
Consultas, que tienen una función con mayor carga contemplativa y
necesaria, pero meramente auxiliar. 'mocional'" (Iglesias 1995, 354). Tal
Urbano VALERO, SJ vez esté en relación con un término
de muy escasa presencia en los Ejer-
/* Asistente, Colateral, Cuerpo apostólico, Go- cicios Espirituales, pero de significa-
bierno, Modo de proceder, Reglas de la Compa- do muy afín, como es ruminar: "vale
ñía de Jesús, Superiores. considerar despacio, pensar con re-
flexión y madurez alguna cosa"
Bibl.: Fuentes: Directrices para los Provincia-
(DiccAut, sv. Rumiar). La c. aparece
les, Curia del Prepósito General de la Com-
pañía de Jesús, Roma 2003; Directrices para unida también a esta rara acción
los Superiores locales, AR XXII (1998) 397- propuesta en los Ejercicios, con la
421. Secundaria: ARREGUI, A. Mv Annota- que aparece unida, en pareja de tér-
tiones ad Epitomen Instituti Societatis lesu, minos: "mucho considerar y rumi-
apud Oeconomum Generalem, Roma nar por los ejercicios y modos de
1934. elegir" [Ej 189], forma verbal ésta
que indica atención y cuidado: "se
detenga y rumine las cuatro reglas
CONSIDERACIÓN sobredichas [sentir la Iglesia]" [Ej
342]. La c. recoge también ecos del
segundo modo de orar "contem-
1 . Aproximación semántica. Cuando
Ignacio maneja este término
''considerar/consideración" es de
plando la significación de cada pa-
labra de la oración" [Ej 249-257] así,
cada término considerado se abre a
reciente incorporación al castellano.
otras realidades, con las que está en
El DCECH sv. "Sideral" lo docu-
sintonía, la capacidad de gustar y
menta a finales del siglo XIV, en un
saborear, es decir, de encontrar gus-
autor llamado Pedro López de Aya-
to en esta armonía de palabras que
la: "examinar los astros en busca de revelan el misterio del Verbo encar-
agüeros". El TLC de Sebastián de nado (Kolvenbach 1994,13).
Covarrubias (1611) dice: "pensar
bien las cosas, reparando en ellas" y 2. Consideración precede e ilumi-
el DiccAut: "pensar, discurrir, medi- na la acción. Así, la c. refleja una
411 consideración

manera cuidada de proceder y de [Co 91.333]. Asimismo, es la forma


pensar las cosas y las situaciones. de hablar habitual que se pide al es-
Con este sentido aparece en alguna colar en las Constituciones ("en la
ocasión en el Epistolario: "se debe consideración y edificación de sus
hacer esta mudanza de espacio y palabras" [Co 252]). En esta misma
con mucha consideración", reco- línea la c. es un breve acto de cons-
mienda Ignacio a Francisco de Bor- ciencia: "considerar a dónde voy y
ja aconsejándole cómo proceder a qué" [Ej 239], otras veces vincula-
con su "cambio de vida" antes de do con la memoria, o con el ver in-
entrar en la CJ [Epp I, 443]. De for- terno: "en considerar, en acordar-
ma parecida recomienda a Diego me, y otras veces en ver lo mismo"
Mirón "tened amor y ocupar vues- [De 121].
tra consideración en el bien univer-
3. Consideración, "operación espi-
sal de vuestra provincia" [Epp IV,
559]. En alguna ocasión tiene tam- ritual" f búsqueda de Dios. La c. es la
bién un cierto matiz de recogimien- gran operación intelectual de los
to: "por andar derramados fuera Ejercicios, "considerar con el enten-
de sí, y no entrar casi nunca con la dimiento", dice el Diario espiritual
consideración debida dentro de sí", [De 122]. El índice de frecuencia en
escribe Polanco a Antonio Enrí- los escritos ignacianos es alto; sólo
quez [Epp VI, 523]; la falta de c. en los Ejercicios aparece cuarenta y
puede llevar a la indiscreción, aun- siete veces, sí lo comparamos con
que tenga "buen zelo" [Epp VII, otras actividades del mismo ámbito
580]. Es una actividad relacionada semántico {meditar, ocho veces; orar,
con la prudencia y la ponderación veintitrés veces; reflectir, trece veces;
de los elementos y las circunstan- o examinar, siete veces, por poner só-
cias. En algunas ocasiones aparece lo unos ejemplos ilustrativos). Es un
muy unida a la discreción: "discre- acto de reflexión sobre un objeto de-
ta consideración" [Co 193.462]; o a terminado, de pretensión ponderati-
la prudencia "prudente considera- va queriendo llegar a la importancia
ción" [Co 471]. de tal objeto por su observación, con-
templación, meditación. La conside-
Las Constituciones vinculan
ración es un ejercicio de personaliza-
también la c. con la meditación y en
ción y de crítica a través del cual el
el Examen pide que se le pregunte
ejercitante integra y asume para sí
al candidato acerca de la experien-
cia en la "meditación o considera- mismo el objeto que le es propuesto
ción de cosas espirituales" [Co 46] para ser considerado. Acerquémo-
así como que se tenga "mucha con- nos a su espectro semántico.
sideración para no admitir" sino Ya dentro del contexto de los
aquellos que reúnan las condicio- Ejercicios Espirituales y en tanto que
nes para este Instituto [Co 144] y actividad espiritual, el proceso invi-
que "se proceda con mucha consi- ta a "considerar" el nombre del Se-
deración" a la hora de despedir [Co ñor [Ej 38], la presencia del Criador
204]. De igual manera, el candidato en toda criatura, como hacen los
a la CJ ha de considerar "las bulas perfectos [Ej 39]. Se considera la
del Instituto" y las Constituciones condición esclava del ánima encar-
[Co 18.98]. Esta prudencia y discre- cerada en el cuerpo [Ej 47] y por el
ción se explícita también con la ex- contrario "quién es Dios, contra
presión ignaciana que acompaña a quien he pecado" [Ej 59] y cómo el
considerar "en el Señor nuestro" mismo Dios "me mira" [Ej 75].
consideración 412

La c. es el eje de los grandes mana Ignacio insta a considerar,


ejercicios del manual ignaciano. La "cuanto más frecuente podrá",
meditación del Rey temporal es "cómo el sacratísimo cuerpo de
una c, donde hay que considerar nuestro Señor quedó desatado y
"qué deben responder los buenos apartado del ánima" [Ej 208], y a
subditos al rey" [Ej 94.95] y a Cris- considerar la soledad de nuestra
to nuestro Señor, rey eterno, delan- Señora y la de los discípulos [Ibid.].
te de él todo el universo mundo" Por fin, la Cuarta Semana invita a
[Ej 95]. En el ejercicio de las Dos considerar cómo "la divinidad pa-
Banderas hay que considerar por rece y se muestra ahora tan miracu-
una parte, el llamamiento que Lu- losamente" [Ej 223]; ahora la divini-
cifer hace de innumerables demo- dad aparece porque en Tercera
nios [Ej 141], el sermón que les ha- Semana ya se vio cómo "la divini-
ce [Ej 142] y por otra cómo Jesús se dad se esconde" [Ej 196]. En el lla-
pone en un gran campo de batalla mamiento de los discípulos [Ej 275]
[Ej 144], considerar cómo "escoge se propone un ejercicio de c. en seis
tantas personas" [Ej 145], "el ser- puntos, tres de contemplación-con-
món que hace a todos sus siervos" sideración de la llamada y otros
[Ej 146], todo el ejercicio, compues- tres ("también tres otras cosas se
to el lugar a través de la imagina- han de considerar") de c. sobre su
ción, es un ejercicio de considera- ruda y baja condición, sobre la dig-
ción. En fin, el ejercicio de las Tres nidad a la que fueron llamados y
Maneras de humildad es un ejerci- sobre su elevación sobre todos los
cio de "considerar y advertir" que padres del Nuevo y Viejo Testa-
se ha de hacer "considerando a ra- mento.
tos por el día" [Ej 164]. Pero también la c. enriquece a
La c. está en estrecha relación la meditación: el tercer tiempo de
con la contemplación, implica una elección empieza "considerando
profundización en alguno de sus primero para qué es nacido el hom-
aspectos: "considerar la longura, la bre" [Ej 177] y en su primer modo
anchura del camino de Nazaret a invita a "considerar, raciocinando,
Belén" [Ej 112], o "mirar y conside- cuántos cómodos o provechos [...]
rar lo que hacen" (María, José y el y considerando asimismo los incó-
Niño) [Ej 116]. Hay que considerar modos y peligros..." [Ej 181]. El se-
también el camino de Betania a Je- gundo modo también se basa en la
rusalén [Ej 192] y el del "monte consideración: "considerar qué le
Sión al Valle Josafat" [Ej 202]. El diría yo a un hombre que nunca he
primer ejercicio de la Tercera Sema- visto" [Ej 185]; considerar qué habría
na, hecha la contemplación [Ej 194], elegido estando en el momento de
pasa a ser un ejercicio de c. acerca mi muerte [Ej 186], considerar que
de "lo que Cristo nuestro Señor pa- estoy en el día del juicio para valo-
dece en su humanidad" [Ej 195], so- rar qué me habría gustado elegir [Ej
bre "cómo la divinidad se esconde" 187]. Considerar "lo que más con-
[Ej 196] y cómo esto lo "padece por viene a gloria de Dios N. S", escribe
mis pecados" [Ej 197], todo ello, J. A. Polanco a Feo. de Borja [Epp
ejercicios de consideración. En la Ce- IX, 168].
na, Pedro considera "la Majestad La CAÁ [Ej 230-237], lejos de
del Señor y su propia bajeza" y por un ejercicio de mística de tendencia
eso no quiere consentir a ser lavado extática, primando los contenidos
[Ej 289]. Al final de esta Tercera Se- maravillosos de la creación, inten-
413 consolación

tado ver o descubrir cosas nuevas / Contemplación, Meditación, Oración igna-


en lo real, consiste, en gran parte, ciana.
en un ejercicio de c. sobre mi pro-
Bibl.: GARCÍA DE CASTRO, ) . , "¿Qué hace-
pia implicación existencial en mi mos cuando hacemos Ejercicios? La activi-
relación personal con el Señor, co- dad del ejercitante a través de sus verbos",
mo está presente en los cuatro pun- Man 74 (2002) 11-40; IGLESIAS, L, "... consi-
tos en su propuesta de "reflectir en derando a ratos por el día", Man 67 (1995)
mí mismo considerando con mu- 353-363; KOLVENBACH, P.-H., "Maestro Ig-
cha razón y justicia lo que yo debo nacio, hombre de palabra", CIS 25 (1994) 5-
24 (también en Decir... al Indecible [IGLE-
de mi parte ofrecer y dar a la divina SIAS, I. ed.], M-ST, Bilbao-Santander 1999,
Majestad" [Ej 234] e implícitamente 15-31).
en [Ej 235-237], donde se propone
la misma manera de reflectir; se ha
de "considerar cómo Dios trabaja y
labora por mí en todas cosas cria- CONSOLACIÓN
das sobre la haz de la tierra" [Ej
236]. El resto del ejercicio consiste ntroducción. En S. Ignacio la c.
en "traer a la memoria" y ponderar Ínespertenece al género de las mocio-
espirituales, que dentro de las
en [Ej 234] y en mirar [Ej 235.237].
La actividad del ejercitante está tres clases de pensamientos que él
precisada y delimitada. distingue [Ej 32], vienen siempre
"de fuera", causadas por Dios mis-
La c. constituye el núcleo del
mo, por el buen espíritu o por el
ejercicio del primer modo de orar
malo. Dios y sus ángeles consuelan
"donde conviene considerar y pen-
de verdad, el mal espíritu consuela
sar en el primer mandamiento..."
falsamente, pero nadie puede darse
[Ej 241], y donde se aconseja "más o
c. a sí mismo; es puro don gratuito
menos detenerse en la considera-
de Dios y el mal espíritu puede si-
ción y escrutinio del [del manda-
mularla. Por eso la c. se diferencia
miento correspondiente]" [Ej 242].
de otras gracias espirituales, cono-
En el modo sobre los sentidos cor-
cimientos, sentimientos gozosos,
porales, se alude explícitamente a
satisfacciones, que pueden ser cau-
la c. sobre cada uno de los sentidos
sados por el propio ejercicio de las
de Jesús o de María [Ej 248].
facultades de la persona, sin que
En definitiva, esta operación necesariamente sean c. propiamen-
intelectual es la que más aparece en te dicha. La c. verdadera, de la que
el texto ignaciano y la más propues- trata este artículo, es signo sensible
ta como método de oración en los de la presencia de Dios comunicán-
Ejercicios. Es la operación que con dose a su criatura. Se diría que la c.
frecuencia concede operatividad y es el lenguaje propio de Dios.
"eficacia" a los ejercicios de con-
templación y de meditación; prece- 1. La consolación como aconteci-
dida por ellos, es durante la c. don- miento en la vida de S. Ignacio. En la
de se realiza lo nuclear del ejercicio Autobiografía, dictada por él mismo
de la oración y donde se espera que al final de su vida, de las veinticua-
ahí acontezcan las mociones que tro veces que aparece la palabra c,
más tarde habrá que discernir para o el verbo consolar, diecinueve per-
"buscar y hallar" en ellas la volun- tenecen al tiempo anterior a la vuel-
tad de Dios. ta de Jerusalén. Son c. más puntua-
les. Quizás el hecho de tener que
José GARCÍA DE CASTRO, SJ volverse propició en Ignacio una
consolación 414

etapa de realismo y aún de incerti- Jesús, mirar el cielo y las estrellas,


dumbre respecto del futuro, no tan oír la misa mayor y las vísperas
favorecedor de esos momentos de cantadas, la contemplación de la
c. tan sensible. Esta c. va más vincu- Trinidad, la visión interior de la hu-
lada con la época de los grandes de- manidad de Cristo, el descubri-
seos a partir de la convalecencia en miento del divino servicio como
Loyola. En ningún pasaje se explica sentido central de su vida, la ayuda
lo que es la c, sino que solo se nos a personas necesitadas enfermas, la
da a conocer el motivo o el suceso identificación con la persona de Je-
histórico que la ocasiona. sús, el sacerdocio y la Primera Mi-
También hay fuertes c. poste- sa, el pensamiento de la muerte cer-
riores a la vuelta de Jerusalén: en el cana (en la enfermedad del año
camino a Ruán para visitar a aquel 1550). Hay también experiencias de
amigo suyo español que le había c. falsas. Por ejemplo la producida
gastado sus dineros; en Vicenza, por esa "cosa [...] muy hermosa
donde se reproduce un tipo de vida [...] que le parecía que tenía forma
bastante semejante al de Manresa, de serpiente que resplandecía con
con muchas visiones espirituales, y muchos como ojos" [Au 19] aun-
muchas {"quasi ordinarie") c. [Au que no lo eran. Esta extraña cuasi-
95]. Se produce aquí, al contrario aparición, o sensación de presencia
que en París, donde predominan cercana de esa cosa fue muy fre-
los estudios, una especie de estado cuente en la vida de Ignacio. La
de c. que abarca la época de Vicen- ilustración del Cardoner fue el mo-
za y de Venecia y que tiene como mento de luz que le permitió atri-
núcleo de contenido la preparación buir definitivamente al mal espíritu
a la ordenación sacerdotal y la pri- esta visión [Au 31]. Es de notar que
mera Misa. Así como en Manresa, la Autobiografía vincula este senti-
el tercer período de grandes c, tie- miento de c. falsa con palabras que
ne como cumbre la ilustración del aluden a cierta sensualidad difusa:
Cardoner, este período de grandes "era muy hermosa en grande ma-
visitaciones espirituales, en torno a nera [...] él se deleitaba mucho, y le
Vicenza, (pero que llega hasta el es- desplacía cuando desaparecía", y el
tablecimiento en Roma), tiene su placer estaba muy ligado a "cuanto
punto álgido en la visión de La más veces la veía", creándole como
Storta [Au 96] y conecta con la vida una dependencia física. Como fal-
mística descrita en el Diario. No son sas o al menos no de fiar, son des-
ya hechos puntuales o aislados, si- cubiertas asimismo las c. que se le
no que hay como un estado de c, o producen a la hora de ir a dormir
de experiencia mística, que precede [Au 26] o a la hora de estudiar en
o sigue a acontecimientos místicos Barcelona [Au 54.55]. Estas c. no de
centrales en la vida de Ignacio (Car- fiar están en la base de algunas de
doner-Storta), acontecimientos que las "reglas de discernimiento" de la
a su vez se encuentran en íntima Segunda Semana, y prueban que la
coherencia entre sí. El soporte cau- c. en Ignacio guarda siempre una
sal de este tipo de c. en la vida de coherencia con el todo de la vida,
Ignacio presenta una evolución: el que es dónde está Dios consolador;
pensamiento de hacer las peniten- no es una c. distractiva, ni aislada
cias que habían hecho los santos, la de un contexto al menos de forma
visión nocturna de la imagen de ordinaria, ni menos aún contradice
Nuestra Señora con el Santo Niño decisiones realistas discernidas an-
415 consolación

teriormente, v. gr. la de estudiar, o do de secuencia, de enumeración se-


la de dormir lo necesario. guida. En lo segundo sucede igual
2. Teología espiritual de la consola- que en lo primero. En este caso, el
ción ignaciana. En los Ejercicios se pa- sentido sería: cuando hay este tipo
sa ya de la historia de las c. en Igna- de c, de igual manera que el alma
cio a una descripción más teologal o se inflama toda en amor del Cria-
espiritual de lo que es la consola- dor, "asimismo" nada puede amar
ción. Ignacio quiere que el que hace sino en Él. Así entiende esta expre-
Ejercicios identifique bien sus conso- sión el P. José Calveras en su edi-
laciones. Por eso en los Directorios ción de los Ejercicios (Calveras 1958,
ignacianos se insiste mucho en la ne- 119). 2) En el sentido de consecuen-
cesidad de explicarle al ejercitante lo cia: lo segundo que se afirma suce-
que es la c. y la desolación, como de derivándose de lo primero, co-
materia prima del discernimiento. mo consecuencia suya. En este
caso, el sentido sería: cuando hay
2.1 Estudio exegético del n° [316] este tipo de c, el amor explosivo
de los Ejercicios. Es el lugar donde que la persona experimenta por el
Ignacio describe con mayor ampli- Criador hace que nada pueda ser
tud y profundidad la c. espiritual. amado sino en Él. La intensa c. sen-
Esta regla tercera de discernimiento tida actúa como unificadora de to-
para la Primera Semana forma par- da la afectividad; todos los afectos
te de una catequesis ignaciana, que quedan como polarizados, transi-
podríamos llamar "anagógica" por- dos de ese intenso amor al que es
que identifica y describe experien- base y origen de toda la capacidad
cias de fe, impactos divinos en el de amar que hay en nosotros; todo
ser humano. Poco entenderá quien se reordena, la persona queda unifi-
la lea sin haber experimentado algo cada en su amor, que con esa expe-
de lo que ahí se dice. Hay en esta riencia crece en ella, haciéndose
regla tres niveles de c, marcados más universal y más entero. Es de-
por tres "cuandos", que son tres cir, más como Dios ama. Los obje-
modalidades del lenguaje de Dios. tos de los afectos se transcienden a
Coinciden con los tres párrafos en sí mismos y entran en una profun-
que está redactada la regla, y co- da armonía, en la que adquieren su
mienzan con las expresiones: "Lla- pleno sentido, su más entera razón
mo c. [...]", "Asimismo [...]" y "Fi- de ser amados: "en su Criador", es
nalmente [...]". decir, en su verdad original.
a. La primera forma de c. sugiere b. La segunda forma de c. es
algo repentino, explosivo, caracteri- cuando la persona consolada "lan-
zado por la palabra "inflamarse". za lágrimas". Diríamos que así co-
Como consecuencia de este estalli- mo en la primera forma lo repre-
do de amor, se produce en el alma sentativo está referido al fuego
una real imposibilidad de amar al- (inflamarse), aquí la representación
go con independencia de ese amor: está referida al agua (lágrimas). Es-
ninguna cosa sobre la haz de la tie- te lanzamiento de lágrimas puede te-
rra puede amarse "en sí", como tér- ner diversos motivos: el dolor de los
mino final, sino que todo se ama pecados, los dolores de la pasión de
"en el Criador de todas ellas". La Jesús, u otras cosas directamente or-
palabra latina " consequenter" que denadas a su servicio y alabanza.
emplea Ignacio puede entenderse Las lágrimas de la experiencia espi-
en un doble sentido: 1) En el senti- ritual se caracterizan por la emoción
consolación 416

creciente, más serena, totalizante y de amor, y vividas por nosotros en


llena de paz estable. También aquí, clave de respuesta (de alabanza y
es el resultado de una unificación servicio), pero ya en el espíritu del
interior de la persona, siempre cau- "Tomad, Señor, y recibid" de la
sada por una emergencia sentida de CAÁ, que es el final del proceso al
la presencia de Dios en el interior de que tiende toda consolación. En
la persona. efecto, la c. ignaciana podría definir-
c. La tercera forma de c. consiste se como un momento significativo
en todo aumento de las tres virtu- del proceso de recuperación de las
des teologales, esperanza, fe o cari- "cosas" puestas por el Creador so-
dad, si seguimos el orden en que bre la haz de la tierra y en nosotros
las coloca S. Ignacio. Más en gene- mismos, que fueron sometidas a la
ral todavía, en el aumento de la ale- vanidad por un uso inadecuado por
gría interna. La c. está relacionada parte del hombre, pero que nos son
precisamente con estas virtudes, no devueltas en virtud de la Resurrec-
con otras, por ejemplo las cardina- ción de Jesús (Cuarta Semana), co-
les, que más bien serían consecuen- mo regalo de amor [Ej 234], lugar de
cia de esa c, a la vez que del esfuer- presencia divina [Ej 235-236], y co-
zo humano. Pero nadie puede darse mo participación real del ser mismo
a sí mismo un crecimiento en la fe o de Dios [Ej 237]. Gracias a esta for-
en la caridad. Por eso ellas son como ma de poderlas vivir crece el Reino
formas de presencia de Dios en no- de Dios entre nosotros. Cuando cre-
sotros, que así nos infunde su propia cemos en este proceso de recupera-
vida, y actúa configurando de algu- ción e integración personal, senti-
na manera, a su estilo, nuestras fa- mos consolación. De nada nos
cultades y operaciones. Uno se sien- valdría una c. que exigiera una sepa-
te "habitado", y ello produce una ración de la realidad, esa realidad
fuerte sensación de quietud plena. muchas veces tan dura. Sería una
Al menos a primera vista, este tipo falsa c. alienante, no destinada a im-
de c. parece menos notorio, más or- plantar el Reino, sino a dejar las co-
dinario y más genérico en cuanto a sas como están, bajo capa de resig-
la forma de producirse. Tiende a pa- nación, o salvación individual. Las
recerse mucho al tono vital en el que "cosas celestiales" no deben llevar-
se encuentra la persona que cultiva nos a ningún tipo de espiritualismo.
y mantiene actualizada su fe, con Juan nos dice que Jesús es buen
una presencia básica de Dios como transmisor del Padre y consolador
centro referencial de su vida. En esta precisamente en cuanto "venido en
forma de c, Dios se transparenta carne" {IJn 4, 2).
con cierta facilidad en aquello que Por lo demás, la c. es siempre
vivimos, poniendo en el centro de una moción. El gozo de la presencia
nuestra mirada las "cosas" pertinen- consoladora de Dios siempre será
tes a su reinado en el mundo. Estas un designio de su voluntad, para
son las "cosas" que Ignacio llama nosotros, más o menos personal o
aquí "celestiales". No tienen que ser comunitario, concreto o genérico,
otras cosas distintas o separadas de más o menos místico o comprome-
las "cosas sobre la haz de la tierra", tido. Pero siempre estarán presen-
de las que habla el PF. Son esas mis- tes los dos elementos. Gozo y mo-
mas cosas tal como salen de la mano ción hacia algún compromiso o
del Criador y Señor (creación), cuan- elección, son los dos componentes
do son recibidas como regalo, signo de la c. ignaciana. Precisamente en
417 consolación

esto consiste la novedad pedagógi- tensidad creciente. La forma tercera


ca de Ignacio: en hacer de la c, no es más serena en el crecimiento de
solo un momento de reposo en el las virtudes teologales y de la ale-
camino, que preludie la c. definitiva gría interior.
final sino además de eso, un robus- Pero no es ésta la única forma
tecimiento que se nos da para asu- de ordenar los tres tipos de c. reco-
mir compromisos propios de este gidos en [Ej 316]. Otro criterio -qui-
mundo, mediante la elección. Por zá más fundamental- podría ser
ella es importante la c: 'Tara bus- contemplarlos en su origen desde
car y hallar la voluntad divina en la Dios, en su mayor o menor puridad
disposición de su vida" [Ej 1]. en cuanto experiencia de Dios. Para
La palabra "interior", aplicada comprender mejor esta idea se po-
aquí al sustantivo "moción", es cla- dría comparar la imposibilidad de
rificadora. Porque en S. Ignacio, el amar alguna cosa criada en sí, sino
mal espíritu actúa siempre desde en el Criador y Señor, de la primera
fuera, y su influjo no va más allá de forma de c, con el final de la terce-
la periferia del ser humano: imagi- ra, en que el ánima queda quieta y
nación, sensibilidad, entendimien- pacificada en su Criador y Señor.
to... Mientras que en el núcleo de la La presencia de las cosas criadas en
persona, en lo más hondo de sí mis- la primera forma está más en pri-
ma no actúa sino el Creador y Se- mer plano: ellas son las que se
ñor. Esa es la moción interior, que es aman de manera emocionada, en
percibida por la persona como bro- su Criador y Señor.
tando de zonas profundas del ser,
con independencia de motivaciones En la segunda forma no apare-
externas, o al menos sin proporción cen ya las cosas, sino que la rela-
con lo que ellas dan de sí. La mo- ción con Dios se establece a partir
ción interior tiende a ser más esta- de la conversión, que es un nego-
ble y prolongada, algo así como una cio que acontece entre la persona y
especie de reflejo de la vida misma Dios, con un cambio provocado
de Dios dentro de nosotros. Reflejo por la Pasión y Muerte de Jesús y
que es más interior en nosotros que que consiste en el dolor por mis
nuestros mismos sentimientos. pecados. Se pasa de una situación
de pecado a una situación de servi-
Las tres formas descritas de c. cio y alabanza, y las cosas que
por S. Ignacio se ordenan en fun-
vehiculan la c. son ahora solamen-
ción de su intensidad sensible. En
te "otras cosas [parecidas al dolor
este sentido la gradación es descen-
de los pecados o a la Pasión]
dente: en primer lugar se encuentra
derechamente ordenadas" a ese
la explosión de amor, como irrum-
servicio y a esa alabanza. Es una
piendo en el ánima de improviso.
mediación más restringida, centra-
En segundo lugar están las lágri-
da en la Historia de la Salvación
mas, que cuando están causadas
que acontece entre Dios que salva
por la c. suelen manifestar una
emoción más lenta, creciente, inclu- y el hombre que se convierte, de
so arrolladora, pero tomándose una relación más interpersonal en-
más tiempo, como si el ánima se tre Dios y cada persona.
fuera llenando de esa emoción, has- Si nos fijamos con detención en
ta desbordarse misteriosamente la tercera forma de c, ella presenta
por los ojos; esta segunda vivencia caracteres de una mayor inmedia-
es quizá la más armónica en su in- tez: las virtudes teologales, cuyo
consolación 418

objeto directo es Dios, la alegría que a. La primera va vinculada al


brota de lo interior, la llamada, la impacto fuerte afectivo que el Cria-
atracción totalizante a las "cosas ce- dor y Señor, y consecuentemente la
lestiales", que casi es una cita implí- creación como obra suya, causan en
cita de Pablo (Col 1,1-3) cuando ha- el alma. La creación como obra es-
bla de buscar las cosas de arriba, y pecialmente atribuida al Padre, que
sobre todo ese "quietarse y pacifi- en este pasaje sería preferentemen-
carse en el Criador y Señor", que te el Criador y Señor. El Criador y
nos evoca de nuevo el mismo pasa- su creación son abrazados en un
je paulino, cuando habla de nuestra mismo amor, que desciende de la
vida "escondida con Cristo en fuente original hasta el ejercitante
Dios". El alma reposa en su Dios, en forma de consolación. En las
los dos en unión estable, en la que Constituciones de la CJ aparece el
Él es lo único, sin intermediarios, mismo pensamiento, referido a la
mediaciones ni mensajeros. Esta es vida ordinaria: "A Él en todas [las
la plenitud de la c, su punto criaturas] amando y a todas en Él"
culminante: solo Él, todo mi Dios, [Co 288]. Dios se nos autoentrega en
el único. La escala de ascenso que la creación, y eso consuela hasta
conduce a Él, contenida en esta or- provocar nuestra propia autoentre-
denación más profunda de la regla ga a Él, "consecuentemente" en la
[Ej 316] consta de tres escalones: co- misma creación, es decir, en la reali-
sas criadas, cosas ordenadas, cosas dad y en la historia humana.
celestiales. El descenso a la realidad b. La segunda manera de c. está
histórica vendrá consecuentemen- claramente referida a la obra salví-
te, si la c. es verdadera, y el com- fica de Jesús. La motivación o causa
promiso con nuestra historia será de la c. está ejemplificada preferen-
tan fuerte que incluso nos llevará a temente en el dolor de la pasión de
poner la vida entera en su servicio. Cristo, el cual provoca el dolor de
Se ha llegado a la verdadera liber- los pecados. Pero la c. aquí puede
tad, y nada se interpondrá ame- provocarse también por otras cosas
drentándonos. En el fondo es lo que derechamente ordenadas en su ser-
aconteció con Jesús de Nazaret. vicio y alabanza (lógicamente, de
2.2 Estructura trinitaria de la Cristo nuestro Señor). El impacto
consolación. La descripción de la c. que ahora consuela está producido
que Ignacio hace [Ej 316] se puede por esa obra de Jesús, que nos apar-
leer desde una clave más primor- ta de nuestros pecados, y nos lleva
dial, la clave trinitaria. La c. está al Padre de una forma más admira-
referida, en principio, al "Criador ble aún que como nos lleva a Él la
y Señor", fórmula que aparece dos creación. Porque la creación nos lle-
veces, al principio y al fin del tex- va a Dios como criaturas, eso sí, in-
to, aparte de otras dos veces que finitamente amadas. Pero Jesús nos
emplea la palabra "Señor" referi- lleva al Padre como hijos, lo cual
da claramente a Cristo. En las supone ya una inmersión en la vida
otras, la referencia es a Dios en su trinitaria.
unicidad y totalidad. Pero lo que c. Extrañamente, y como en
parece indudable es que las tres otros lugares de los Ejercicios, se
formas de c. están referidas, al me- echa de menos la presencia del Es-
nos preferentemente, a cada una píritu Santo en esta regla de la con-
de las tres divinas personas en su solación. En realidad su ausencia es
propiedad. solo aparente. Él está incorporado a
419 consolación

nosotros. Está en nuestras operacio- la Elección. En ese Directorio se dice


nes, dándonos capacidades cada que c. es "paz interior, gaudium spi-
día mayores ("todo aumento" dice rituale [gozo espiritual], esperanza,
Ignacio) de amar sin límite, de es- fe, amor, lágrimas y elevación de
perar contra toda esperanza, de cre- mente que todos son dones del Es-
er con una firmeza que incluso a píritu Santo" [DI, 11]. En el [DI, 18]
uno mismo puede extrañarle. El Es- Ignacio la describe como "alegría
píritu Santo es el que aumenta y fa- espiritual, amor, esperanza de las
cilita las tres virtudes teologales, es cosas de arriba, lágrimas, y todo
el que gime en nosotros y con noso- movimiento interior que deja el
tros con el deseo de que las "cosas" ánima en el Señor nuestro consola-
se ordenen y desciendan como "ce- da". Quizá lo más destacable es que
lestiales" para este mundo, el que la llama "elevación de mente",
nos atrae hacia ellas, llenándonos usando una expresión que pertene-
de una inefable alegría interna, por- ce al lenguaje típico de la teología
que ya las poseemos en alguna me- mística. Habría que hablar de una
dida, si estamos creciendo en el intervención divina que capacita a
amor. El Espíritu Santo es el que la mente para captar y dejarse im-
nos "quieta y pacifica en el Criador presionar por cosas pertenecientes
y Señor". Diríamos que esta mane- al mundo de la fe. En lugar de ser
ra de c. consiste en que Él, el Espíri- algo que acontece en nosotros, vi-
tu Santo, nos da a sentir inefable- niendo de fuera, aquí se habla de
mente que está consumando la un cambio cualitativo de una facul-
obra de llevarnos al Hijo, y desde el tad nuestra, el entendimiento.
Hijo y con el Hijo, al Padre, como si 2.3.2. Las Cartas. Las Cartas de
Padre e Hijo se citaran dentro de dirección espiritual contienen tam-
nosotros para abrazarnos en su bién descripciones más o menos va-
amor, que es el propio Espíritu San- riables de la c, dentro de la concep-
to. Esta tercera manera de c. es más ción fundamental que no varía. La
propia del Espíritu Santo, y culmi- carta a Teresa Rejadell de 18 de ju-
na todo el proceso. En una palabra, nio de 1536 es el mejor comentario
la c. ignaciana es siempre trinitaria, ignaciano a las reglas de discerni-
tanto en su origen como en el tér- miento, y en concreto, a las dos lec-
mino final hacia el que, más o me- ciones que Dios da: una es la c, que
nos mediata o inmediatamente, con Dios da; otra es la desolación, que
causa o sin ella, siempre impulsa. Dios "permite". A la c. la llama Ig-
2.3 Otras descripciones comple- nacio aquí, "interior". Ella "echa to-
mentarias de la consolación ignaciana. da turbación, y trae a todo amor del
Además de la descripción más im- Señor; y a quiénes ilumina [...] a
portante de [Ej 16], existen otros lu- quiénes descubre muchos secretos,
gares ignacianos en que se habla de y más adelante. Finalmente con es-
la consolación. ta divina c, todos trabajos son pla-
2.3.1. Los Directorios. El docu- cer, y todas fatigas descanso [...].
mento más cercano es el Directorio Ésta nos muestra y nos abre el ca-
ignaciano, que insiste en la necesi- mino de lo que debemos seguir, y
dad de hablar pronto al ejercitante huir de lo contrario. Ésta no está
de lo que es c. y desolación, y de siempre en nosotros, mas camina
preguntarle acerca de ellas, porque siempre sus tiempos ciertos, según
desde el principio se busca la orien- la ordenación divina, y todo es para
tación divina que vaya llevando a nuestro provecho" [Epp I, 104]. Se
consolación 420

destacan sobre todo tres efectos de personas divinas. Se advierte el pa-


la c. en la vida corriente: la ilumina- ralelismo con la segunda forma de
ción y el descubrimiento de mu- c. [Ej 316], pero hay una evolución
chos secretos, lo cual pertenece a enriquecedora: la atención a los pe-
una comunión intelectiva propia de cados ajenos, a los Misterios no sólo
una relación entre amante y amado; de la Pasión, sino a los de esta vida
la fuerza de la c. para superar las o de la otra, es decir, posteriores a la
dificultades de la vida, sin perder el Resurrección, y el aditivo impor-
camino elegido; y la exclusiva de- tante de la consideración o amor de
pendencia de Dios y su providen- las divinas personas. La motivación
cia. Lo demás que trata la carta está no limitada a cada uno, sino
acerca de la c. pertenece más bien al que es más universal y más eleva-
tema de la c. sin causa precedente. da, puesta en las divinas personas.
Francisco de Borja recibió di- Los tres motivos están ordenados
rección espiritual de S. Ignacio ya por Ignacio de menor a mayor per-
antes de su ingreso en la CJ. En una fección, aunque cada uno debe in-
carta, del 20 de septiembre de 1548 sistir más en uno u otro según el Se-
(Borja era ya en secreto profeso de ñor se lo conceda. Lógicamente,
la CJ) Ignacio le orienta acerca de la está escribiendo a un hombre muy
oración y de las penitencias. Vivía iniciado en el espíritu, como era ya
Borja una etapa parecida a la igna- Borja. Conociendo sus preferencias
ciana de Manresa, en cuanto a ellas por una vida contemplativa y peni-
se refería. Lo más interesante es ver tente, no cabe duda de que Ignacio
en la carta la evolución interior de insiste en poner más de relieve el
Ignacio, gracias a la cual puede valor de los santísimos dones reci-
ayudar a Borja. La búsqueda de bidos que el valor de obras hechas
Dios y sus santísimos dones por en- por uno mismo, aunque sean ora-
cima de todo, el saber recibir más ción y penitencias de un hombre
que merecer, la búsqueda de la c. santo. Esos dones son "aquellos
que transforma el alma más que las que no están en nuestra propia po-
penitencias y largas oraciones, la testad para traerlos cuando quere-
discreción entre estudio y oración, mos, mas que son puramente da-
entre el cuidado del alma y del dos de quien da y puede todo bien,
cuerpo, todo para el servicio divi- así como son [...]: intensión de fe,
no: he aquí el fondo de esta precio- de esperanza y de caridad, gozo y
sa carta del discernimiento en ac- reposo espiritual, lágrimas, c. inten-
ción. "En lugar de buscar o sacar sa, elevación de mente, impresiones
cosa alguna de sangre [antes le de- y iluminaciones divinas, con todos
cía que debería quitar todo lo que los otros gustos y sentidos espiri-
fuere gotas de sangre por las peni- tuales ordenados a los tales dones
tencias], buscar más inmediata- [...]" [Epp II, 236]. Suave y firme di-
mente al Señor de todos, es a saber, rección espiritual para ayudar a
sus santísimos dones, así como una Borja a pasar de lo puramente ascé-
infusión o gotas de lágrimas [...]" tico al ámbito de lo místico. Quizá
[Epp II, 235-236] y enumera los mo- para quitarle temores propios de
tivos para ellas, que aquí son estos aquel tiempo sobre todo en España,
tres: 1) por los pecados propios o le advierte Ignacio que todo ello de-
ajenos, 2) por los misterios de Cris- be ser vivido en humildad y "reve-
to N. S. en esta vida o en la otra, 3) rencia a nuestra santa madre Iglesia
por la consideración o amor de las y gobernadores y doctores puestos
421 consolación

por ella. Cualquiera de todos estos La resonancia básica se produ-


santísimos dones se debe preferir a ce con el PF y con la CAÁ. El PF es
todos actos corpóreos, los cuales, quizás el documento de todos los
tanto son buenos cuanto son orde- Ejercicios en que más sintonías pue-
nados para alcanzar los tales dones den detectarse con la consolación.
o parte de ellos" [Epp II, 236]. Es Creación como proceso creciente y
claro que estos dones o son c, o es- c. (aumento) van en la misma línea.
tán íntimamente relacionados con Es el recuerdo de la relación origi-
ella. Estamos en una época poste- nal y originante con Dios. Es la refe-
rior al Diario espiritual, en la que Ig- rencia al primer momento, el que
nacio vive un verdadero estado de está más en la base de la propia
c. interna, es decir, muy indepen- identidad: el hombre es criado. Él
diente de acontecimientos o mo- es punto "alfa" de nuestra vida, y
mentos o motivos particulares. estuvimos muy cerca de Dios en
3. El discernimiento de las consola- aquel momento. Por eso consuela
ciones. La c. es el lenguaje de Dios. cuando se nos actualiza en medio
Pero para saber si es verdadera c, ha de la vida. La segunda manera de c.
de ser sometida a un discernimiento se vive en clave de amor traducido
espiritual. No es suficiente el sentir- en "cosas derechamente ordenadas
se alegre, sino que hay que aplicar en su servicio y alabanza". Es otra
las "reglas de discernimiento", para referencia explícita al PF. El servi-
asegurarnos de que lo vivido es real- cio y la alabanza son las formas co-
mente c. verdadera, en el sentido mo se realiza y vive ya desde aho-
arriba descrito. S. Ignacio dejó en los ra nuestro último fin. Es como si la
Ejercicios una verdadera pedagogía persona tuviera la experiencia de
hacia la c. y su discernimiento. estar consiguiendo su último fin,
no sólo como objeto de esperanza,
3.1 Los Ejercicios como pedagogía
sino día a día. En la tercera manera,
espiritual hacia la verdadera consola-
las "cosas sobre la haz de la tierra"
ción. En la descripción de la c, en
son ya "cosas celestiales", que, en
[Ej 316] se reflejan los Ejercicios en-
contraposición con las primeras, no
teros como proceso de la pedagogía
son ya solo un don recibido para
ignaciana hacia la consolación. Los
ayuda, sino un don prometido, de-
Ejercicios tienden a hacer al ejerci-
seado y atractivo hacia el futuro.
tante más sensible a la c, como im-
Llevan vinculada muy de cerca "la
pulso divino hacia una elección en
propia salud de su ánima", otra
concordancia con la obra creadora
alusión explícita al "salvar su áni-
que Dios va llevando a cabo en él.
ma" del PF. Cuando éste se encarna
Ponerse de acuerdo con el Creador
en un ser humano, y en él se hace
para organizarse la vida es algo que
vida, se está en situación de c. muy
produce gran consolación. Y al con-
saludable. Uno queda orientado a
trario: la c. verdadera induce a po-
su fin absoluto, y esto es lo que sen-
nerse muy de acuerdo con el Crea-
timos en la consolación. En resu-
dor y Señor respecto del futuro de
men, la c. es la señal de que la crea-
la vida. Todo el proceso de los Ejer-
ción, -y cada ser humano en ella-
cicios está programado para recibir
se encamina derechamente hacia su
mociones, y en principio mociones
pleno desarrollo en su último fin
consolatorias. No es, pues, de extra-
que es la unión con Dios en una re-
ñar que, al hablar de la c, y al in-
lación de amor definitiva. Es adon-
tentar describirla, todo el proceso
de nos lleva la CAÁ: el punto
resuene.
consolación 422

"omega". Por eso la c. es, en defini- en las mediaciones. En la c. sin cau-


tiva, amor; por eso la c. está tan im- sa no hay mediaciones "objetables"
pedida en un mundo tan roto y fal- por medio de las cuales venga la
to de sentido transcendente como consolación. Por eso sólo puede ser
el actual; por eso necesitamos de la de Dios (cf. artículo "Consolación
c. para casi todo en nuestra vida sin causa"). En la c. con causa exis-
cristiana, sobre todo para la toma ten mediaciones, a través de las
de decisiones, aunque sean peque- cuales Dios nos consuela, pero pre-
ñas y ordinarias en la vida: saber la cisamente a causa de ellas, este tipo
pedagogía de cómo Dios nos con- de c. puede esconder engaños. Ha-
suela y hacia dónde quiere llevar- brá que discernir para no errar. Pa-
nos, a cada uno y a las diversas co- ra S. Ignacio estas c. pueden ser
lectividades que formamos porque verdaderas o falsas (cf. ejemplos
hay también una c. -y una desola- vistos en la Autobiografía).
ción- colectiva. También existen ejemplos en la
Entre estos dos puntos límites, historia de cada persona. A veces
conocemos mejor lo que es c. a lo las c. pueden contener impulsos di-
largo de las cuatro semanas de los vinos, con los cuales se mezclan su-
Ejercicios. Los pasos previstos en es- gerencias del mal espíritu, por lo
ta pedagogía espiritual que nos fa- que las matizaciones son importan-
cilita el hecho de ser consolados, tes. En general las c. experimenta-
son más o menos éstos: el dolor de das al comienzo de la conversión,
los pecados, la conversión a Cristo, aunque están muy cargadas de
su llamada a la construcción del afectos, pueden estar todavía muy
Reino y la respuesta rendida, el co- referidas al propio sujeto, son más
nocimiento interno de un Jesús que egocéntricas, y corren el peligro de
misteriosamente crece en el interior endurecer al sujeto en sus pensa-
de la persona, la clarificación de mientos consolados y de atarlo en
Banderas y Binarios, la cumbre del exceso al gusto que experimenta.
amor a la que lleva Jesús como Ma- Solo poco a poco, con el crecimien-
estro en Maneras de Humildad, y el to en la vida espiritual van centran-
misterio Pascual que nos identifica do con mayor puridad en Dios,
con Él para poder acceder al Padre. aunque no sean tan emotivas. Las c.
A lo largo de este itinerario, el ejer- nos van haciendo salir de nosotros
citante sentirá c, según la gracia de mismos y nos van adentrando en la
Dios, que tendrá una coherencia órbita divina, hasta reposar en Él,
entre sí, en la medida en que él se sin que eso signifique olvido de la
va unificando y abriendo al amor. realidad mundana. Se trata del pro-
3.2 Las reglas para discernir las ceso de purificación de las consola-
varias consolaciones que en la ánima se ciones: Dios las da, en la esperanza
causan. Aquí radica la suave peda- de que sean discernidas adecuada-
gogía de Ignacio, ya desde las pri- mente, y así le busquemos con ma-
meras Anotaciones, acerca de la yor puridad.
consolación. Hay que ir paso a pa- Las Cartas ofrecen diversos
so, día a día a lo largo de los Ejerci- ejemplos de este discernimiento. En
cios, y "según la necesidad que sin- una, escrita cuatro meses antes de
tiere en el que los recibe" [Ej 8]. su muerte, Ignacio ayuda a discer-
Ignacio distingue dos clases de con- nir c. al Dr. Alfonso Ramírez de Ver-
solación. La sin causa [Ej 330] y la gara, siempre dudoso entre entrar
con causa [Ej 331]. La diferencia está en la CJ, como parecía ver con clari-
423 consolación

dad, o quedarse fuera, empleando que Dios venga a sus queridas fun-
sus bienes en favor de los estudian- daciones de colegios para los esco-
tes de la CJ. En este último pensa- lares de la Compañía. Lo primero
miento Dios le consuela muy sensi- produce c. verdadera (es la actitud
blemente. La moción de entrar es del tercer binario de hombres [Ej
una c. más puramente racional. Ig- 155]); lo segundo puede producir
nacio asienta dos principios: 1) "pa- c, "turbia" que hay que abnegar.
ra seguir las cosas mejores y más Dos son los indicios que pue-
perfectas, suficiente moción es la de den llevar a descubrir los engaños.
la razón"; 2) El Espíritu Santo es El primero y principal es el fin al
quien enseña mejor que nadie dón- que llevan: Dios consuela hacién-
de está la verdadera c. afectiva. donos crecer en la totalidad del ser
Hay que esperar que Dios la dé "re- (cf. [Ej 331]), hacia la plenitud de la
munerando [...] la confianza que edad de Cristo, diríamos con Pablo,
en su providencia se tiene, y la re- mientras que el mal espíritu tiende
signación de sí mismo entera y ab- a destruir. La c. divina es pura en el
negación de sus propias consolaciones comienzo, en el medio y en el fin. Si
con mucho contentamiento y gusto, el "discurso de los pensamientos"
y tanto mayor abundancia de espi- acaba en algo malo, o distractivo o
ritual consolación cuanto menos se menos bueno en el plano objetivo, o
pretende [la espiritual c] y más pu- en el terreno de la interioridad deja
ramente se busca su gloria y bene- a la persona enflaquecida, inquieta,
plácito". Hay una clara corrección sin paz, sin la quietud del momento
de los sentimientos consolatorios anterior, clara señal es del mal espí-
de D. Alfonso: existe una c. racio- ritu [Ej 333]. Hay que atender al fin,
nal, es decir, motivada en razones, porque en el comienzo de su activi-
y otras c. "de la voluntad" (aquí dad el mal espíritu puede solaparse
claramente en el sentido de c. afec- en los planes y sentimientos más
tiva, sentimental). No es necesario devotos. Incluso puede entrar con
que ésta última se dé "para seguir motivo de la c. divina [Ej 332.336].
las cosas mejores y más perfectas", No es ahí advertido. Solo con el
pero es m u y de desear, e Ignacio la tiempo es posible percibir que
desea para D. Alfonso. Sólo que a arrastra consigo a la persona a ba-
veces ella no precede a la determi- se de consuelos recortados y enga-
nación y ejecución de lo sugerido ñosos.
por la c. racional, sino que se da
después, a modo de remuneración El mal espíritu suele ser repeti-
de Dios según queda dicho. Las c. tivo en sus engaños con cada perso-
más nítidas van vinculadas a la re- na. Es posible descubrir su táctica
lación directa e integral entre Dios para estar preparados en adelante
y la persona. No son tan de fiar las [Ej 334], Cómo, cuándo y dónde co-
ligadas a planes más parciales que menzó el "desvío". No esperar un
dejan a la persona la capacidad de ataque de frente y llamativo, sino
decisión. Son "sus propias consola- contar con el "poco a poco", lo no
ciones" peligrosamente abiertas a la perceptible de cada momento. En
actitud más propia del segundo bi- esa inconsciencia del sujeto está su
nario. Ignacio, sin decirlo, está que- fuerza.
riendo ayudar a D. Alfonso a dis- El segundo indicio para conocer
cernir si es él quien está yendo a engaños es algo que pertenece más
Dios, o al contrario, está queriendo finamente a la cualidad misma de la
consolación 424

consolación. Es una forma de pro- trándose más en la Segunda Sema-


ducirse y de sentirse la c. que no es na, y la desolación esté un poco más
propia de Dios, sino que suena a superada, vendrá el momento de co-
imitación, a remedo, pero que deja nocer que hay c. más o menos lim-
un sabor sospechoso, que la expe- pias, incluso falsas o aparentes. El
riencia espiritual continuada puede mal espíritu intentará apartar a tra-
llegar a captar. Este tipo de c. enga- vés de ellas, y siempre bajo capa de
ñosas suelen exagerarlo todo, llevar- bien, del camino que más nos con-
lo al extremo, tienen un "ruido" in- duce a cada uno hacia el Reino de
terior disonante. S. Ignacio lo Dios. Conocer estos engaños, que
describe preciosamente en la regla normalmente se presentan muy per-
[Ej 335]. El mal espíritu deja ver su sonalizados y con buenas razones
"cola serpentina" indisimulable [Ej espirituales, es importantísimo a la
334]. Puede sugerir propósitos irre- hora de comprometerte en la elec-
prochables, incluso con cierta sensa- ción "de lo que más nos conduce".
tez humana. Es el modo de entrar, la
tan repetida connaturalidad con la Jesús CORELLA, SJ
situación espiritual de la persona, lo
que le descubrirá. Los espíritus en- / Alegría, Consolación sin causa precedente,
tran "con estrépito, con sentidos, Consolar (ministerio de), Discernimiento, De-
perceptiblemente" en personas que solación, Elección, Encontrar a Dios, Engaño,
llevan una dirección opuesta a la su- Espíritus, Moción, Tristeza.
ya en la vida. Por eso, en una perso- Bibl.: ARZUBIALDE, S., "De la consolación
na que va "de bien en mejor subien- espiritual", en Ejercicios, 617-624; BAKKER,
do", el mal espíritu no sabe producir L., Libertad y experiencia. Historia de la redac-
ese toque dulce y suave que entra en ción de las Reglas de discreción de espíritus en
el alma como el agua en la esponja, Ignacio de hoyóla, M-ST, Bilbao-Santander
1995; CALVERAS, ]., Ejercicios Espirituales,
o como el dulce huésped del alma Directorio, y Documentos de S. Ignacio de ho-
en su casa. Se hace presente de for- yóla, Balmes, Barcelona 1958; CÁTALA, T.,
ma, llamativa, desproporcionada, "Cuando sentimos que es Dios quien nos
fruto de una mala imitación, inquie- mueve. Discernir la consolación", Man 75
tante... Lo contrario sucederá en (2003) 221-234; CORELLA, J., "La consola-
una persona que va decayendo en ción en los Ejercicios de S. Ignacio
[EE.316]", Man 71 (1999) 319-337; GARCÍA,
su vida espiritual. En ella el buen es- J. A., "Oficio de consolar: recibir y transmi-
píritu tendrá que entrar producien- tir la consolación de Dios", Man 75 (2003)
do alerta, como gota de agua que in- 269-285; GARCÍA DE CASTRO, J., El Dios emer-
tenta taladrar la piedra endurecida. gente. Sobre la 'consolación sin causa', M-ST,
Todo depende de la orientación ge- Bilbao-Santander 2001,111-135; GUERRERO,
neral de la vida en una determinada J. A., "La práctica del discernimiento espi-
ritual en la carta de Ignacio de Loyola a Te-
época en la que nos encontremos. resa Rejadell del 18 de junio de 1536", Man
Lógicamente esto se aprende 73 (2001) 187-210; IGLESIAS, L, "La consola-
ción espiritual; una lectura desde la envi-
despacio. En Primera Semana, de dia", Man 75 (2003) 253-267; MENDIBOURE,
ordinario, habrá que cuidar la c. pro- B., "La tentation sous couleur de bien," Ch-
curando sobre todo que no interfiera ristus 49 (2002) 229-238; MURPHY, L., "Con-
negativamente la desolación. Antes solation", The Way Sup 27 (1976) 35-47; O'-
de alertarle con los posibles enga- LEARY, B., "Consoler and Consolation" The
ños, es bueno que el que recibe los Way Sup, 99 (2000) 61-69; ORLANDIS, R„
"índole y diversidad de consolaciones es-
Ejercicios goce, incluso un poco in- pirituales en Sta. Teresa y S. Ignacio", Man
genuamente, de la c, aunque no sea 9 (1933) 318-335; ID., "La consolación de ín-
tan perfecta. Cuando vaya aden- dole ascética en S. Ignacio", Man 10 (1934)
425 consolación sin causa precedente

15-31; PIKAZA, X., "Oficio de consolar del blemente a la dulzura del deseo di-
Resucitado, y las cuaresmas de sus segui- vino en una disposición de una
dores", SalTer 86 (1998) 209; POULLIER, L.,
"Consolation", DSp II, Beauchesne, París
simplicidad absoluta" (caps. 33 y
1953,1617-1634; Ruiz PÉREZ, K J., "El placer 34, en Obras Completas, Ciudad
en los Ejercicios espirituales ignacianos: al- Nueva, Madrid 1999, 94-95).
gunas consideraciones", Man 75 (2003) 1.2. San Bernardo (f 1153) "Pero
235-251. sí debéis saber qufe ningún espíritu
creado puede acercarse inmediata-
mente al nuestro [...] ningún ángel
CONSOLACIÓN SIN CAUSA ni ánima alguna [...] Reservemos,
PRECEDENTE por tanto, esta prerrogativa al Espí-
ritu Supremo e ilimitado, el único
que educa al ángel e instruye al
L a expresión "consolación sin
causa precedente" es original y
extraña en los escritos de Ignacio.
hombre, sin necesidad de recurrir a
nuestro oído para que le escuche-
Aparece sólo una vez en la segun- mos, ni a su boca para hablarnos.
da regla de Segunda Semana de Se infunde por sí mismo y por sí
sus "Reglas de para en alguna ma- mismo se da a conocer"; y más ade-
nera sentir y conocer [...]" de los lante, estableciendo la misma dife-
Ejercicios [Ej 330], pero no la en- rencia entre la potestad del ángel y
contramos en el resto de los escri- la del Espíritu que hace Ignacio al
comienzo de las reglas I a [Ej 329] y
tos ignacianos, incluida la enorme
2 a [Ej 330] de Segunda Semana de-
documentación del epistolario. Ig-
clara: "porque el ángel está dentro
nacio evita esta formulación inclu-
de nosotros sugiriéndonos el bien,
so en la carta a Teresa de Rejadell
no haciéndolo [...] Por el contrario,
(18 de junio de 1536) [Epp I, 99-107]
Dios está dentro de nosotros, de tal
donde explica el fenómeno pero
modo que afecta al alma, le infunde
con otras palabras. Parece que se
el bien, o, mejor, él mismo se difun-
trata de un tecnicismo que Ignacio
de en ella y la hace partícipe de sí
reserva para ese momento de los mismo" ("Sobre la Consideración",
Ejercicios. Obras Completas, II, 203).
Si bien la expresión parece ser
1.3. Santo Tomás (f 1274). En la
muy ignaciana, no así la experien-
Suma se pregunta: "¿Mueve a la vo-
cia, ya presente en otros autores.
luntad Dios solo como principio ex-
1. Antecedentes. terno?" y responde: "Ja causa de la
1.1. Diadoco de Fotice (t 486?). voluntad sólo puede ser Dios, y esto
En su obra Cien Capítulos gnósticos es claro por dos razones. La primera
leemos: "Si por un movimiento ine- porque la voluntad es una potencia
quívoco y sin imaginaciones, el al- de un alma racional, que sólo es
ma se inflama arrastrada por el causada por Dios mediante crea-
amor de Dios [...] no pensando en- ción. La segunda porque la volun-
tonces absolutamente en nada más tad está ordenada al bien universal.
que en esto, hacia lo cual es movi- Por eso ninguna otra cosa puede ser
da, hay que reconocer que es la ac- causa de la voluntad, sólo Dios mis-
ción del Espíritu Santo"; y más ade- mo, que es el bien universal" (I-II, q.
lante: "El otro [amor, que viene del 9, a, 6; y también: "Por lo tanto, Sólo
Espíritu Santo] hace arder al alma Dios puede mover la voluntad co-
con un tal amor de Dios, que todas mo agente [per modus agentis] [...]
la partes del alma son unidas inefa- Sólo es de Dios [...] él sólo puede
consolación sin causa precedente 426

inclinar nuestra voluntad hacia al- conocida como una pieza clave
go" (Contra Gentiles, III, 88). dentro del sistema espiritual de Ig-
1.4. Dionisio Cartujano (t 1471). nacio de Loyola y de sus escritos
Retoma en parte la doctrina y el sobre discernimiento. Para L. Bak-
lenguaje del Aquinate: "Es propio ker (1995, 137) son la "segunda y
de Dios actuar en la voluntad afec- octava reglas sobre la consolación
tiva superior [...] en lo más profun- sin causa precedente [...] las únicas
do de la voluntad [apicem volunta- del segundo grupo, las que consti-
tis\"; {De Discretione Spirituum, tuyen el núcleo de las reglas de dis-
273D, Opera Omnia, vol, 40, 261- creción de espíritus". Para H. D.
319); "ninguna causa creada puede, Egan (1976, 31) "un estudio de la c.
pues, actuar en la voluntad, si no es ofrece una excelente introducción
por vía de la persuasión" (DDS al horizonte místico ignaciano. La c.
300C); "Solamente es de Dios incli- no sólo constituye la base del dis-
nar la voluntad hacia algo" "por- cernimiento ignaciano, sino que
que propio es de Dios actuar inme- también domina totalmente su
diatamente en la voluntad creada y perspectiva". Para J. Gouvernaire
encenderla para lo que sea, según su (1980,11) la regla de la c. "es capital
complacencia" (DDS, 300D y A; porque nos permite recibir con se-
301A). guridad las indicaciones dadas por
Dios sin intermediario". Para K.
2.5. García Jiménez de Ckneros Rahner (1963, 140) se trata del
(f 1510). Ignacio entró en contacto "primer principio de la lógica so-
con este autor durante su etapa en brenatural", mientras que para S.
Manresa (marzo 1522-enero 1523), Arzubialde (1991, 718) la c. es "la
donde pudo leer el Compendio breve evidencia primigenia de la vida
de su Exercitatorio. E1 capítulo 28 espiritual".
lleva por título: "Como nuestro
pensamiento se levanta en Dios por 2.2. El texto: [Ej 316.330.336]. La
vivo y ardiente amor, sin algún co- definición la recoge el párrafo cita-
nocimiento del entendimiento ni de do: "Sólo es de Dios nuestro Señor
otra cosa alguna"; "la mente se le- dar consolación a la ánima sin causa
vanta en Dios sin ninguna obre del precedente, porque propio es del
entendimiento ni de ninguna otra Criador entrar, salir hacer moción en
cosa y se ayunta con él [...] tal ella trayéndola toda en amor de su
ayuntamiento y sentimiento es obra divina Majestad" y explica después
de solo Dios [...] sin exercicio de qué quiere decir "sin causa": "Digo
sin causa, sin ningún previo senti-
nuestro entendimiento [...] sintién-
miento o conocimiento de algún ob-
dolo [a su Creador y Señor] sin se-
jeto, por el cual venga a la ánima la
mejanza alguna de cosa corporal y
tal consolación mediante sus actos
entendiéndolo inexplicablemente,
de entendimiento o voluntad" [Ej
de forma que contra la manera na-
330]. A diferencia de otras experien-
tural antes es amado que entendido
cias de consolación que pueden te-
[...] porque aquí solamente obra
ner su causa en los ángeles, como
nuestro Señor Dios por sí mismo"
mediadores [Ej 329], para Ignacio se
(Exercitatorio de la vida espiritual, trata de un tipo peculiar de comuni-
Montserrat 1965, 256, 258). carse Dios, y "sólo Dios", con el ser
2. Reflexión Teológica. humano (Criador con la criatura) de
2.1. Importancia. Esta regla que modo in-mediato, esto es, no media-
recoge la experiencia de la c. es re- do, sin que preceda nada mensura-
427 consolación sin causa precedente

ble como causa al estado de consola- en esta definición se refieren a la


ción que se experimenta. El empeño consolación sin causa precedente. 1.
de Ignacio por hacer constar este va- Ausencia de causa: no debemos con-
cío mediático se condensa en el adje- fundir la forma verbal en forma im-
tivo precedente, que otorga a la causa personal (3 a persona del singular)
un valor histórico y temporal aleján- que aparece "se causa" con el sus-
dola de otro posible intencional. La tantivo "causa" al que alude en la
ausencia de causa se refiere al objeto definición de la consolación sin cau-
que pudiera mediar para provocar sa precedente. En esta definición de
la consolación y por tanto, algo per- la primera parte del [316.1] no hay
ceptible como precedente en el tiem- mediación, sencillamente la consola-
po a la consolación. El que sea "sin ción se da, y, por la imagen que ofre-
causa precedente" aleja pues el sen- ce Ignacio, de manera inmediata:
tido de Ja expresión de otras posi- "viene a inflamarse". 2 consiste en la
bles interpretaciones como "sin ra- experiencia del ser más propio de
zón" o "sin motivo", equivalentes a Dios, que es el amor, tal y como apa-
"porque Dios quiere" o "porque sí" rece en la regla de la c: "trayéndola
tan frecuente como erróneamente toda en amor". 3 Dios aparece como
interpretado. Esta consolación está Criador, tal y como aparece también
causada (verbo no adjetivo), en la en la definición de la c. ("es propio
fuente de la libertad de Dios para del Criador [...]"). 4 Ignacio califica
con el ser humano y por eso es pura esta moción de "moción interior",
gratuidad. Dios expresa su libertad tal y como la denominará en la carta
en tanto que Criador con la potestad a Teresa de Rejadell que comentare-
exclusiva de "entrar, salir y hacer mos más adelante.
moción trayéndola toda en amor". Directamente vinculada con es-
Lo propio del Criador es relacionar- ta regla de la c. está la regla octava de
se así con la criatura, dando consola- segunda semana [Ej 336] en la que
ción y en tal estado la persona alcan- Ignacio previene acerca de los pensa-
za su máximo de ser, sintiéndose mientos que puedan venir una vez
criatura. Ahora bien, esta libertad de pasada la experiencia, el "tiempo si-
Dios no tiene que ser entendida co- guiente", cuando todavía la ánima
mo un apetecer aleatorio, sino en queda "caliente y favorecida con el
consonancia y armonía con una dis- calor y reliquias" de la consolación.
posición fundamental del sujeto que Es un tiempo en el que se deben mu-
recibe la experiencia. Por ser atribuí- cho "examinar y discernir los propó-
ble a Dios y solo Dios la experiencia sitos y pareceres que no son dados
sólo puede ser cierta, no cabe posibi- inmediatamente de Dios nuestro Se-
lidad de engaño. ñor" que pueden ser causados ya
¿En qué consiste esta experien- por "mi propia libertad y querer, ya
cia? Ignacio la describe en [Ej 316] por el buen o el mal espíritu".
cuando ofrece la primera definición 2.3. La carta a Teresa Rejadell (Ve-
de consolación: "Llamo consolación necia, 18 de junio 1536; Epp 1,99-107).
cuando en la ánima se causa alguna Los estudios sobre la c. dan por
moción interior con la cual viene la aceptado que Ignacio trata este tema
ánima a inflamarse en amor de su en esta carta (Rahner 1963,162; Bak-
Criador y Señor y, consequenter, ker 1995, 33-58; Egan 1976, 46-51;
cuando ninguna cosa criada puede García de Castro 2001, 147-150). Di-
amar en sí sino en el Criador de to- cho documento habla de "consola-
das ellas". Son varios los puntos que ción interior" y "consolación divi-
consolar (ministerio de) 428

: na"; experiencia que "trae todo amor / Consolación, Discernimiento, Elección, Ejer-
f del Señor"; "abriendo nuestra ánima cicios, Espíritus, Experiencia de Dios, Sentir.
. hablando dentro de ella", "sin ruido
Bibl.: ARZUBIALDE, S., Ejercicios, 707-719;
¿ ; alguno de voces", "alzándola toda a BAKKER, L., Libertad y experiencia. Historia de
|t- su divino amor", que reflejan un cla- la redacción de las reglas de discreción de espí-
* ro paralelismo con el párrafo [Ej 330] ritus en Ignacio de Loyola, M-ST, Bilbao-San-
1^ de los Ejercicios Espirituales. En estas tander 1995; EGAN, H. DV The Spiritual
* formulaciones puede subyacer una Exercises and the Ignatian Mystical Horizon,
IJS, St. Louis 1976, 31-65; GARCÍA DE CAS-
í: influencia de la Imitación de Cristo de TRO, J., El Dios Emergente. Sobre la consola-
Tomás de Kempis: "Cómo la verdad ción sin causa precedente, M-ST, Bilbao-San-
habla dentro del alma sin sonido de tander, 2001; ID., "Dios, dador y don: la
palabras", "mas callando Tú, no en- consolación sin causa precedente", Man 75
cienden el corazón" y, más adelante, (2003) 37-50; GIL, D., La consolación sin cau-
sa precedente. Estudio hermenéutico-teológico
en boca de Jesús: "Yo enseño sin rui- sobre los nn. 330 y 336 de los Ejercicios Espiri-
do de palabras" (Imitación, III, cap. 2 tuales de San Ignacio, PUG, Roma 1971; ID.,
y 43). En la carta, Ignacio previene a "Algunas reflexiones sobre la consolación
Teresa acerca del segundo tiempo, el sin causa", Man 41 (1969) 39-64; ID., "Algu-
que sigue a la consolación, donde nas reflexiones sobre la consolación sin
causa" (II), Man 41 (1969) 121-140; GOUVER-
"es menester más advertencia que NAIRE, } . , Quand Dieu entre a l'improviste.
en todas las otras cosas", porque L'énigme ignatienne de la "consolation sans
"después de la tal consolación o es- cause", DDB, Paris 1980; MENDIBOURE, BV
piración, como el ánima queda gozo- "La consolation sans cause precedente",
sa, allégase el enemigo todo debajo Christus 33 (1986) 71-384; RAHNER, K., "La
lógica del conocimiento existencial en San
de alegría y de buen color, para ha- Ignacio de Loyola", en Lo dinámico en la
cernos añadir lo que hemos sentido Iglesia, Herder, Barcelona 1963, 93-181;
de Dios N. S., para hacernos desor- SAMPAIO, A., LOS tiempos de elección en los Di-
denar y en todo desconcertar". rectorios de Ejercicios, M-ST, Bilbao-Santan-
der 2004, 265-287; TONER, J., A Commentary
Es interesante comprobar la au- on Saint Ignatius' Rules for the Discernment
sencia del comentario de la c. en los o/Spirits, IJS, Saint Louis 1982, 291-313.
Directorios de Ejercicios. Al plantear,
por ejemplo, el tema de la elección
los autores pasan directamente al
comentario del segundo tiempo de CONSOLAR (MINISTERIO de)
elección, por discernimiento de con-
solaciones o desolaciones [Ej 176] o
al tercero, en tiempo tranquilo [Ej
177], pero sin hacer mención del pri-
1 . Introducción. El influjo del Ro-
manticismo puede dificultar
nuestra comprensión de esta voz.
mero, el que, en principio, podría Así, por ejemplo, se ha dicho que la
guardar cierta relación con la Con- mejor filosofía sería falsa si no pre-
solación sin causa precedente. El Di- tendiese consolar al hombre de sus
rectorio de Polanco es ilustrativo: "y lamentaciones (H. D. Thoreau, Win-
declarando brevemente el primero ter Memories 1.1-8), que c. es el mi-
[tiempo de elección] pasará al 2o, a nisterio de los poetas, "quienes [...]
saber, que se averigüe la voluntad sustentan el pensamiento con ideas
y la imaginación con imágenes ca-
de Dios acerca de- lo que debe deli-
paces para sacar a los hombres de
berar, por la experiencia de consola-
este mundo de maíz y dinero, y
ciones y desolaciones" (D20,161).
consolarlos por la escasez de cada
José GARCÍA DE CASTRO, SJ día" (R. W. Emerson, "The Mystic",
429 consolar (ministerio de)

Representative men 1850, IILl). Para cordia 1). Su misericordia queda


el romanticismo y el existencialis- simbolizada por el consuelo en el
mo, la muerte y su ruptura son el duelo o en la tribulación (cf. Is 61, 2;
desconsuelo principal del hombre 2Cor 1, 4). Dios, además, mueve a
y, en su medida, también lo son la sus elegidos a que consuelen a su
mayor o menor amenaza que la vez (";Consolad! ¡Consolad a mi
muerte representa; es decir: la en- Pueblo!" Is 40, 1). Por eso, a la pre-
fermedad, el envejecimiento y el gunta que el humilde se hace sobre
hambre, la pobreza o la condición quién le consolará y cuándo (Is 51,
humilde. Secundariamente, tam- 13; Sal 119, 82), la fe cristiana res-
bién corresponde c. por la pérdida ponde ahora con la esperanza vuel-
o el alejamiento del amigo o perso- ta al Padre misericordioso, en el Es-
na querida. La visión romántica del píritu Santo que ha sido entregado
siglo XIX nos impide alcanzar di- por el Hijo en la cruz: "Bendito sea
rectamente la comprensión teológi- el Dios y Padre de Nuestro Señor
ca que Ignacio, Francisco Javier y Jesucristo [...] el cual nos consuela
los primeros compañeros tuvieron en todas nuestras tribulaciones"
del ministerio de c. en el siglo XVI. (2Cor 1, 3-4; cf. Is 51, 12; 66, 13).
Por eso, procederemos aclarando el Consuela el Padre enviando al Hijo
verbo c. acercándonos brevemente (cf. Le 4, 14-19) y, por su muerte y
al lenguaje que heredó Ignacio. resurrección, también el Espíritu
El uso castellano y las Escritu- Santo que prolongará el ministerio
ras nos introducen a esta voz. La consolador del Hijo (cf. Jn 14,16.26;
voz "consolar" está relacionada con 15, 26; 16, 7).
la voz "consolación" pero es dife- Antes de seguir adelante, con-
rente de ella. Ambas proceden del viene recapitular lo ya dicho aña-
sustantivo latino solacium (consue-
diendo que c. es una acción divina:
lo), cuyo verbo solari ha vertido el
la consolación no se obtiene, se reci-
significado en "consolar, reconfor-
be. La acción consoladora del resu-
tar, aliviar". El verbo c. aparece ya
citado, sin embargo, es expansiva,
en el Cantar del mió Cid (cf. Rufino J.
tiende a difundirse; no se detiene
Cuervo, Diccionario de Construcción
en los discípulos sino que, convir-
y Régimen de la lengua castellana,
tiéndolos en apóstoles, les urge a
vols. 1 y 2, París 1886-93. II, 421-
comunicar su consuelo con otros
423). En el siglo XVI, Juan de Val-
des señala en el Diálogo de la lengua (Emaus, Le 24, 13-33). Así, la expe-
que el significado de "placer o re- riencia de haber sido consolados se-
gocijo" había quedado anticuado; rá comunicada especialmente por
E. A. de Nebrija confirma la conso- apóstoles como Judas, Silas y Pablo
lidación del significado "consola- (cf. Hch 15, 32; 16, 40). Ellos encon-
ción con obra". Finalmente, el TLC trarán, precisamente en la tribula-
de Sebastián de Covarrubias afirma ción, la abundancia del consuelo
que "consolar al pobre es hacerle li- (2Cor 7, 4). De los tres, Pablo es el
mosna, la cual, a veces, por esta canon para entender el ministerio
causa se llama consolación" (TLC, de c, después de Jesús (cf. YTes 2,
sv. "consolar"). 11).
2. Fundamento bíblico. Tanto pa- 3. Consolar, ministerio ignaciano.
ra el AT como para el NT, c. es una 3.1. Los primeros testimonios. El
acción característica de la miseri- pasaje de los discípulos de Emaús y
cordia de Dios (cf. Dives in miseri- la acción apostólica de Pablo nos
consolar (ministerio de) 430

adentran en la experiencia espiri- mera CJ hizo de este ministerio.


tual ignaciana. La espiritualidad ig- Comparativamente, Francisco Ja-
naciana piensa el ministerio de c. vier fue quien más netamente pen-
como apostolado sacramental, de la só su apostolado en categorías de
palabra, abierto, como figura en la consolación. Sus cartas nos enseñan
Fórmula y como acompañamiento mucho sobre como comprendió es-
(aprendido en Ejercicios). Pretendi- ta acción apostólica (usa 30 veces el
damente o no, el encuentro de verbo y 45 el participio) que los
Emaús aparece como el esquema Ejercicios. Javier practicó este minis-
que Nadal utilizó para explicar los terio como una de las siete Obras
ministerios de consolación de los je- Espirituales de Misericordia (MXav
suítas (MNad V, 524-574). El modelo 1,113): a) Enseñar a los simples sin
apostólico paulino, lo encarna Fran- doctrina, b) dar buen consejo, c)
cisco Javier. El Chronicon de }. A. de castigar a quien necesita del casti-
Polanco muestra que las cartas de go, d) consolar a los tristes, e) perdo-
Javier se hacían más eco de la con- nar a quien ha errado, f) sufrir las
solación, sea como experiencia sea injurias, g) rogar a Dios por los vi-
ministerio, que las cartas de ningún vos y por los difuntos.
otro compañero (cf. Chron I, 88,126, 3.2. Consolar y experiencia. La
146, 166, 200-207, 452, etc.). La pri- experiencia de ser consolado, una
mitiva CJ practicó el ministerio co- vez recibida, tiende a ser comparti-
mo había sido tradicional entendi- da con otros. Solo en parte, sin em-
do: consolaba por la muerte, la bargo, puede comunicarse. Se ma-
enfermedad, la ansiedad. También nifiesta en la esperanza, la fe y la
practicó un ministerio de c. nuevo, caridad, en la iluminación del en-
más espiritual, que derivaba del mi- tendimiento y, especialmente, en la
nisterio de acompañar en Ejercicios. alegría y en el "esfuerzo espiritual"
En los Ejercicios encontramos el uso para proseguir en el servicio de
específico del término y el comien- Dios (cf. [Epp I, 104; Au 79]; Arzu-
zo incipiente de la espiritualidad bialde 1991, 624-625). El ministerio
consoladora que desde ellos se de- de c. requiere la virtud teologal de
sarrolla. Ignacio pide al ejercitante la esperanza. Javier lo ejemplifica
"mirar el oficio de consolar" que ca- como ninguno: "nunca me acuerdo
racteriza la presencia gloriosa del haber tenido tantas y tan continuas
resucitado, durante la Cuarta Sema- consolaciones espirituales, como en
na. Para ello, le invita a considerar estas islas, con tan poco sentimien-
cómo los amigos se consuelan unos to de trabajos corporales; andar
a otros [Ej 224]. Con excepción de continuamente en islas, cercadas de
unas pocas referencias, sin embar- enemigos, y pobladas de amigos no
go, Ignacio habla más de la consola- muy fijos, y en tierras que de todos
ción y no amplifica su comprensión remedios para las enfermedades
de consolar. El verbo c. ocurre tan- corporales carecen [...]. Mejor es
tas veces en los Ejercicios como en llamarlas islas de esperar en Dios"
las Constituciones, el Diario o la Au- (MXav I, 380). La esperanza hace
tobiografía juntos (ocho veces). Por que Javier halle "placer y consola-
todo lo anterior, remitimos a la voz ción en tanta tribulación" (Ibid.,
consolación y decidimos recurrir a 394). Jayo, por ejemplo, dice sentir
una fuente alternativa. también que Cristo plenifica a su
El Chronicon refleja no ya la apóstol con la consolación durante
doctrina, sino la práctica que la pri- la persecución (Chron I, 100). Es,
431 consolar (ministerio de)

por tanto, una esperanza funda- tud de la cruz, viéndola así sola y
mentada, donde las consolaciones con tanta Vitoria entre tanta more-
son mayores que el temor a la ría" (MXav I, 122). Sobre las peque-
muerte. Siguiendo el ejemplo de S. ñas cruces, aquella gran cruz donde
Pablo, el ministro del c. vive las tri- ya no está el crucificado simboliza-
bulaciones como ocasión para rea- ba la esperanza de Francisco Javier
vivar la gratitud y renovar su obla- y le daba fuerzas renovadas para su
ción y deseo de un mayor servicio misión. Consistente con esta mira-
de Dios. da fija sobre el horizonte de la con-
3.3. Consolar en el horizonte de la solación del más allá, Francisco Ja-
consolación eterna. El ministerio de c. vier se acuerda de P. Fabro y los
está íntimamente asociado con la difuntos de la Compañía que ya
muerte propia y de los demás. Ante "reinan en el cielo", con el resucita-
la muerte, uno prueba su fe. Ni Ra- do en el Reino de Dios (MXav I,
quel en el AT, ni María en el NT 394; comparar con Ibid. I, 470-473;
pueden ser consoladas sino por II, 160).
Dios (Jer 31,15; Jn 11,31). Teológica- 3.4. Consolar y caridad. A la luz
mente, el ministerio de c. está car- de la fe escatológica y la esperanza
gado de significado escatológico- en que todos somos llamados a la
salvífico. En último término, la Consolación del espíritu, se com-
Consolación es el efecto que el hori- prende mejor la dimensión caritati-
zonte de la visto Del abre ante el va del c. como ministerio apostóli-
hombre. Francisco Javier afirma: co. Lo expresa la Fórmula del
"Es tanta pena vivir sin veros, des- Instituto. Comienza afirmando que
pués que tanto os comunicáis inte- la CJ nació para un apostolado "por
riormente a las criaturas" (MXav I, medio de predicaciones públicas,
7). T. M. Lucas ha reconocido el po- lecciones, y todo otro ministerio de
der consolador y fortificador que, la palabra de Dios, de ejercicios es-
consecuentemente, poseen las imá- pirituales y de la educación en el
genes en la fe católica y ha iniciado cristianismo de los niños e ignoran-
el estudio de cómo los jesuítas apo- tes", y concluye: "y de la consola-
yaron esta "visión" (Lucas 2003, 3- ción espiritual de los fieles cristia-
16; cf. [Au 10]). Por antonomasia, c. nos, oyendo sus confesiones, y
es el ministerio del Hijo de Dios, administrándoles los demás sacra-
que ve constantemente al Padre. mentos" ([F50 3] en MCo I, 376).
Para consolar a los allegados de al- Nadal nos ha dejado un comentario
gún difunto, Ignacio escribe en va- a este pasaje: estos ministerios "no
rias ocasiones [Epp I, 71-73.274; III, deben ser orientados a obtener el
13-15.219-220, etc.]). Javier refiere solo fruto necesario, sino que debe-
cómo los cristianos en la udad de mos esforzarnos de tal manera que
Milinde eran enterrados entre los primero busquemos lo que es nece-
moros y las pequeñas cruces de sario para la salvación de las almas,
aquellos cementerios testimonia- y que sin embargo no quedemos
ban silenciosamente la resurrec- contentos sino pretendiendo [ade-
ción: "Junto con esta ciudad hicie- más] la perfección y consolación de
ron los portugueses una cruz las almas" (MNad V, 862). El viejo
grande de piedra, dorada, muy her- texto de F39 incluía, además, un
mosa. En verla, Dios nuestro Señor fragmento que luego quedó supri-
sabe cuánta consolación recibimos, mido. Aquel fragmento nos ayuda
conociendo cuan grande es la vir- ahora a conocer la inspiración de
consolar (ministerio de) 432
J

este ministerio: "según nuestra vo- te (Lynn 1996, 177) o las calamida-
cación, tenemos que estar frecuen- des. Silvestre Landino, por ejemplo,
temente ocupados, aparte de otros se sirvió de los sacramentos de la
oficios indispensables, en consolar reconciliación y la eucaristía para c.
a los enfermos de cuerpo y alma a la población de Magrato, afligida
durante gran parte del día e incluso por la terrible tempestad que había
de la noche" ([F39 6] en MCo 1,16). dejado sin árboles ni viñas la co-
3.5. Consolar ¿a quién? Los pri- marca en 1546, una catástrofe que
meros jesuitas solían emplearse a acarrearía hasta cuatro años de
fondo en los hospitales y en las cár- grandes privaciones (Chron I, 233).
celes. En estos lugares, c. significa- 3.7. Consolados en la tribulación.
ba predicar y confesar frecuente- En efecto, la tensión en que el cris-
mente a los incurables, no fuera tiano vive no es indiferente a la in-
que la muerte los sorprendiera. Asi tensidad de la consolación. Javier
actuaron Laínez en el hospital de reconoce consolado que él sigue
Santiago en Ñapóles y C. Helmio y llegando ileso "cuando de cuatro
A. Galvanello en Venecia (cf. Chron navios los dos se salvan" y, por
II, 168.212). En las cárceles, el mi- ello, alcanzar puerto es un gran lo-
nisterio consistía en redimir con li- gro (MXav II, 12). Ante el hecho de
mosnas a los presos por endeuda- la muerte de los próximos, Javier
miento. Muchos enfermaban y vive su propia vida como un don
hasta morían por las malas condi- cada vez que Dios le saca de un
ciones de las prisiones. Lamenta- nuevo peligro. Cada vez, muestra
blemente, algunos jesuitas como el su gratitud y confianza con el es-
belga H. Julián fallecieron en el ser- fuerzo recrecido por servir a Dios.
vicio a estas poblaciones desconso- Diríamos que renueva la oblación
ladas (cf. Chron II, 37, 231). de sus votos y no esconde su vida
3.6. Consolar sacerdotalmente. La ante la inminencia de una muerte
F39 concebía una CJ que se ocupa- entre gentiles.
ba del ministerio de c. el cuerpo (de
3.8. Palabras consoladoras. Al c.
los enfermos) y el ministerio de c. el
vicario propio de los sacramentos
ánima (sacramentos). En analogía
se debe añadir el c. por la palabra,
con el ministerio del Hijo de Dios,
sea "por presencia", o "por carta".
bautizar a los no cristianos y espe-
Sólo el regreso del amigo consuela
cialmente a los niños, y confesar y
dar la comunión a los ya bautiza- por la pérdida de su presencia. Ja-
dos, funcionaban como viático has- vier visita a sus compañeros despi-
ta la Consolación eterna (cf. [Au diéndolos y consolándolos antes
79.83.95]). Si bien los jesuitas no de partir al Japón (Chron I, 452). La
fueron los primeros en concebir la palabra y (presencia) consoladora
trascendencia de c, sí fueron los contribuye a sostener a quien la es-
primeros en querer proporcionarla cucha y le anima a perseverar has-
mediante la confesión (Maryks ta que llegue la consolación. Esta
2004, 227). En consonancia con el promesa de consolación puede
carisma expresado mediante la For- convertirse ella misma en ministe-
mula, los jesuitas practicaron sus rio, como sucede con quien da los
ministerios espirituales como mi- Ejercicios.
nisterios para c. de amenazas carac- 3.8.1. Polanco registró cómo las
terísticas de aquel siglo. Amenazas predicaciones de A. Araoz, R Fabro,
de muerte fulminante como la pes- D. Laínez, respectivamente, conso-
433 consolar (ministerio de)

laron a Reyes y príncipes en Portu- le ayudaran a ello, solicitó de ellos


gal y Castilla, a damas nobles en dos colegios {Chron 1,183).
Colonia, y a unos cinco mil oyentes 3.8.2. Conversaciones. También
en la catedral de Florencia (Chron I, pertenecen al ministerio de la pala-
139.138. 228). La actividad incesante bra las conversaciones. Jayo debía
de Laínez en Gobbio y Florencia du- de ser muy bueno en este modo
rante el adviento y Navidad en 1547 más íntimo de consolar {Chron I,
ejemplifica el ministerio por la pala- 92.226). Con su conversación, P. Fa-
bra. Predicaba los domingos y festi- bro y F. Estrada llegaron a ganar
vos y junto con su compañero, J. nueve estudiantes de la universi-
Otello, encontraba personal conso- dad de Lovaina para la Compañía.
lación en ello. Delante de grandes Habiéndose corrido el rumor de
multitudes, en cambio, aclaraba los que Fabro marchaba para Portugal,
casos de moral dudosos y consolaba decidieron seguirle en 1544 {Chron
las conciencias atormentadas. Sus 1,136-137). Cuando Ignacio se acer-
palabras producían lágrimas de có al Papa para pedir, "si a Su San-
consolación. Hasta la soldadesca es- tidad parecía" conveniente, la gra-
pañola asentada en aquella ciudad cia del jubileo de 1550 para sus
le escuchaba y acudían luego a con- compañeros dispersos por los cua-
fesarse en el día de la Concepción tro continentes y para los cristianos
de María. Finalmente, Laínez y Ote- a quienes servían, Julio III accedió
llo escuchaban las confesiones de con gusto. Cuando a continuación
los enfermos, que los llamaban para Ignacio añadió lo que la CJ hacía en
ser consolados de este modo {Chron tales partes para la gloria de Dios y
I, 227-229). También C. Jayo se pro- bien de las almas, el Papa no pudo
digó entre los enfermos, en sus do- contener las lágrimas, movido por
micilios y en los hospitales de Faen- la consolación que le producía {Ch-
za en 1541. Allí llegaría P. Bróet ron II, 50).
cinco años después para también
oír las confesiones de los enfermos Los Ejercicios fueron un medio
y consolarlos, armándolos de pa- característico para c. las ánimas. De
ciencia y logrando, de paso, que el ellos se trata más en extenso en la
personal mostrase más solicitud y voz consolación. Baste aquí recordar
caridad con ellos {Chron I, 151-152). algún ejemplo de ello como Fran-
Jayo reconocerá en el hospital de cisco de Borja y el obispo de Eichs-
Sta. Ana (Ferrara) que vivía con más tadt, que reconoció haber encontra-
gozo entre el hedor y la miseria de do la mayor consolación espiritual
los enfermos que en el mejor perfu- durante los mismos. Los Ejercicios
me de la corte {Chron 1,226). Los pa- también consolaron a otras perso-
dres enviados a Trento, otro ejemplo nas como el procurador de Ferrara,
de los primeros años, recogían li- quien después de haberlos hecho
mosnas de los legados, prelados y encontró gran consolación y deci-
oradores para distribuirlas entre los dió entrar en la Cartuja {Chron I,
pobres a quienes, reuniéndoles, les 185.132-133; II, 191).
predicaban a continuación con com- 3.8.3. Palabra escrita. Además
prensible consolación de los oyen- de la palabra y la presencia que la
tes. En aquel contexto, el obispo de hace eficaz, también la palabra es-
Clermont identificó c. con la acción crita puede consolar. En un caso
reformadora que quería para la único, Borja experimenta una gran
Iglesia. Esperando que los jesuítas consolación al recibir la sola firma
consolar (ministerio de) 434

de Ignacio en una carta en blanco. radores de la ciudad en contra del


Siendo Borja en 1547 todavía des- mal espíritu, bajo la bandera de Cris-
conocedor de la Compañía, com- to (cf. [Ej 145-146]).
prende así la absoluta confianza 3.9. Compañeros del consolador.
que Ignacio ponía en él. Aquella Curiosamente, los ministerios de c.
firma le daba plenos poderes para por servir a Dios reportan la conso-
tratar la concesión para la CJ de lación del ministro. Tal es su jornal.
colegios en Zaragoza y Sevilla Por un lado, el ministro de c. se
(Chron I, 249). Un caso diferente: siente inadecuado para la misión.
Javier repetidamente escribe su Por el otro, Ignacio le invita a en-
deseo de ver a sus compañeros je- contrar a Dios laborando donde él
suítas; y ante la imposibilidad de no llega (cf. [Ej 236; Co 288]). Lo que
verlos, se consuela con las cartas siente que se le pide es, ante todo,
que éstos le envían y que guardará fe y esperanza: "En la otra vida se-
junto al pecho; "pues no tenemos remos compañeros en las consola-
mayor consolación", hasta el día ciones, si aquí lo somos en las pe-
de la gran Consolación, se entien- nas" (cf. 2Cor 1, 7; [Ej 95]; MXav I,
de (MXav I, 280). Javier se despide 71). Conocer los frutos contribuiría
de su compañero Manshilas: a esta consolación tan necesaria y
"Dios nuestro Señor os dé tanta humana. Pero Javier afirma, "el fru-
consolación en esta vida, y en la to que se hace, Dios lo sabe, pues él
otra cuanta para mí deseo" (MXav lo hace todo" (MXav I, 92). Por eso
I, 192.196). Sus lágrimas, como las y consistente con la oración del
de Ignacio, testimonian del carác- Examen, Javier exhorta a compren-
ter ambiguo de la consolación que der, al menos, el valor enorme de
no es definitiva (cf. [Au 98]; Mc- los pocos y pequeños frutos apostó-
Clure 1991, 41). licos: "mirad que más fruto hacéis
Espiritualidad: vivir consolados, vi- de lo que pensáis" (MXav I, 466; cf.
vir atentos. De los Ejercicios se desa- II, 194). También advierte contra el
rrolla una espiritualidad atenta tanto riesgo que es la desconsolación (ex-
a la necesidad personal de ser conso- presión característica de Javier que
lado como a esta misma necesidad contrasta con el uso esperable, "de-
en tantos desconsolados. Muchos solación", y refleja una apropiación
creen vivir "consolados" pero no co- personal de los Ejercicios). "Descon-
nocen la verdadera consolación (cf. solarse" es la respuesta del pusilá-
Le 6,24). Si no, no permanecerían tan nime a la acción del demonio (cf.
pasivos. Una vida descansada no es [Ej 325]). Dios lo permite en quie-
síntoma de la verdadera consola- nes dejan de confiar en su Creador,
ción. Lo es, en cambio, el coraje para inquietándolos, dándoles a enten-
tomar trabajos "por amor y servicio der que no se hace fruto y que se
de Dios" (MXav I, 166-167). En el pierde el tiempo. "Consolaos ha-
fundamento de esta espiritualidad ciendo lo que podáis", aconseja Ja-
está la motivación que los Ejercicios vier (MXav I, 203).
ofrecen; el deseo de c. otros nace del 4. Conclusión. Complementa-
amor a Dios: "Tomados estos traba- ria con la voz "consolación", el
jos por quien se deberían tomar, son verbo c. nos asoma a una dimen-
grandes refrigerios y materia para sión experiencial del apostolado
muchas consolaciones" (MXav I, ignaciano. Junto con los datos del
127-128). Los jesuítas se convierten texto de los Ejercicios o la corres-
en "medios" para consolar a los mo- pondencia ignaciana, más doctri-
435 Constituciones

nales, las cartas de Francisco Ja- CONSTITUCIONES


vier y el Chronicon nos ofrecen una
visión de cómo los primeros com-
pañeros reaccionaron con gratitud
y disponibilidad a la consolación
I . Introducción. Reconocidamente
las c. autorizadas por Ignacio de
Loyola ostentan un lugar central en
recibida. Cuando el lector reflexio- el cuerpo legislativo de la CJ, pero
na sobre la mayoría de los ejem- ¿ocupan también un lugar propio
plos citados más arriba, tomados en la espiritualidad ignaciana?, ¿có-
en su mayoría de las primeras mo describirlo? Evitando caer tanto
trescientas páginas del primer vo- en el historicismo como en el esplri-
lumen del Chronicon, comprende tualismo, esta voz responde a estas
la trascendencia que la correspon- preguntas afirmativamente según
dencia de la naciente CJ concedió el triple discurso de la espirituali-
al c. las ánimas dentro de la voca- dad. Toma por fuentes la santidad
ción a servirlas. de la persona, la santidad de la pa-
Las palabras que cierran estas labra y la santidad de la comunidad
columnas son de Javier. Su celo es y mantiene que las c. son expresión
elocuente; ante la difícil realidad de canónica de la espiritualidad igna-
la India, enciende a los estudiantes ciana: a) por motivo de su autor
de "París a que se dispongan" para (San Ignacio); b) por motivo de su
conocer y sentir dentro en sus áni- lector (como palabra y alimento es-
mas la voluntad divina, conformán- piritual para el lector de hoy); c)
dose más con ella que con sus pro- por causa del texto, en sí mismo (un
prias afecciones, diciendo: Señor, clásico preservado por una tradi-
aquí estoy, ¿qué quieres que yo ha- ción o sensus fidelium eclesial).
ga? Envíame adonde quieras; y si La cuestión del autor nos re-
conviene, aun a los indios, j Cuánto monta a la experiencia originante y
más consolados vivirían, y con gran a su formulación; la cuestión del
esperanza de la misericordia divina lector, en cambio, nos devuelve a la
a la hora de la muerte" (MXav 1,166- búsqueda espiritual (spiritual quest)
167). hoy y constituye un momento re-
José Carlos COUPEAU, SJ flejo. Como nexo entre ambas cues-
tiones, la pregunta por las caracte-
/* Consolación, Encarnación, Gracia, Hospi- rísticas del texto guía su desarrollo.
tales, Ministerios, Ministerios de la Palabra, En efecto, el texto es la realidad
Misión. más analizable al instrumental de
la espiritualidad positiva y encar-
Bibl.: LUCAS, T. M., "Virtual Vessels, Mysti-
cal Signs: Contemplating Mary's Images in nacionista.
the Jesuit Tradition" SSJ 35/5 (2003) 1-46; Además de justificar la pre-
MARTIN, A. L., Plague? Jesuit Accounts of sencia de la voz "constituciones"
Epidemic Visease in the I6th Century, Sixte-
enth Century Studies, XXVIII, Sixteenth en un diccionario de espirituali-
Century Journal Publishers, Kirksville, dad, esta introducción quiere ha-
MO 1996; MARYKS, R. A., "La Consolatio nel cerse eco de un cambio de actitud
ministero della confessione dei primi ge- en los comentaristas de las c, los
suiti," en / gesuití e la Ratio Studiorum cuales se han distanciado de una
(HINZ, M./ RIGHI, R./ ZARDIN, D. eds.),
interpretación legalista, caracterís-
Bulzoni, Roma 2004, 211-227; MCCLURE, G.
W., Sorrow and Consolation in Italian Huma- tica de la CJ restaurada, y han pro-
nism, Princeton Universíty Press, Prince- piciado una lectura carismática del
ton,NJ1991. mismo.
Constituciones 436

Desde la CG 31, los comenta- riza la espiritualidad ignaciana co-


ristas de las c. coinciden en destacar mo espiritualidad del servicio.
el primer párrafo del Proemio. Dice 2. La actitud del autor: El discer-
así: "más que ninguna exterior nimiento.
constitución, la interior ley de la ca- La edición crítica en MHSI
ridad y amor que el Espíritu Santo transcribe un dossier de documen-
escribe e imprime en los corazones tos en que rastrear la génesis del
ha de ayudar [a proceder en la vía texto y la actitud del autor durante
comenzada del divino servicio]". ella. A. de Jaer divide el periodo a
[Co 134]. Para muchos jesuítas en el lo largo del cual se produjo esta
pasado, las c. funcionaron como un documentación (1540-1556) en tres
código a observar. De hecho, los je- etapas: fundación, experimenta-
suítas se rigieron por las Reglas del ción, constitución. Durante la fun-
Sumario, resumen demasiado parco dación sucede la experiencia de
en forma, contenido y contexto de amistad en el Señor que congregó a
todo el tesoro espiritual de las Cons- los primeros jesuítas; juntos experi-
tituciones. Recientemente, las c. han mentaron la pobreza, el gozo y los
sido redescubiertas. Cada vez más, primeros ministerios. Durante esta
los jesuítas de hoy encuentran en etapa se redactan dos esbozos del
ellas el testimonio escrito de una modo de vida jesuíta: las Fórmulas
experiencia fundante y un ejemplo de 1539 y 1540; concluye con la de-
de discernimiento. Ven en la expe- legación que el grupo hizo en Igna-
riencia de aquella primera genera- cio y J. Codure para escribir consti-
ción de jesuítas una respuesta acer- tuciones. Esta etapa adolece de
tada a la crisis espiritual de su textos que reflejen aquella expe-
tiempo; una respuesta armoniosa riencia como nos gustaría. Al co-
capaz de atraer una segunda gene- mienzo de la segunda etapa o expe-
ración de hombres como J. Nadal, rimentación, Ignacio fue elegido
F. de Borja y P. Canisio o de formar superior del grupo. Desde enton-
otra generación como la de M. Ricci ces, la intensa actividad en que se
y F. Suárez al inicio de la Edad Mo- vio envuelto retrasó la elaboración
derna. Dicha respuesta se caracteri- de las c, que, no obstante, se iban
zó por su dimensión apostólica y nutriendo con su oración en temas
colectiva. como la pobreza y la misión. Otros
Esta voz a) presupone que las materiales útiles para escribirlas
c. describen la espiritualidad igna- fueron las notas recogidas cuando
ciana en la medida que interpretan Ignacio iba resolviendo nuevas si-
la experiencia originante para tuaciones planteadas en Roma, es-
otros. Tal experiencia late en el pro- pecialmente, pero también en los
yecto formativo (Partes I-IV); b) lugares por donde se dispersaron
eventualmente ilustra la continui- los jesuítas. En este periodo escribió
dad de esta experiencia con la expe- un embrión del Examen o texto pro-
riencia de los Ejercicios, pero la dis- tocolo para seguir antes de admitir
tingue de ésta; c) busca, además, los en casa a los interesados en este
principios de tipo teológico en que modo de vida. Tercero, la etapa
se fundamenta (gracia y natura), la constituyente comienza con el acce-
doctrina espiritual con la que se so a las labores secretariales de J. A.
compromete (ecléctica) y, no menos de Polanco, verdadero gestor del
importante, el modo de abrazarla y dossier y autor de borradores que
presentarla. Finamente, d) caracte- integraron los materiales, hasta en-
437 Constituciones

tonces dispersos, en lo que asemeja aprobación. Como el texto recono-


un texto a partir de entonces. Al ce constantemente, la adaptación
menos en dos ocasiones, Ignacio so- de los preceptos generales resulta
metió diversos borradores a la críti- esencial al espíritu de las Constitu-
ca de los primeros compañeros, ciones. Otro tipo de consulta delegó
cuando éstos pasaban por Roma. A en los peritos materias más perti-
partir de 1553, además, hombres de nentes al derecho canónico. Una
la segunda generación, como J. Na- consulta sorprendente por sus re-
dal, P. Ribadeneira o A. Cuadros sultados, en fin, es aquella de casi
presentaron borradores del texto en todas las reglas y c. de otras órde-
sus visitas a comunidades distantes nes religiosas precedentes que sir-
de Roma. Ignacio continuó traba- vió para verbalizar un carisma
jando sobre un último borrador nuevo.
que, sin embargo, dejó abierto a su Los manuscritos reflejan que
muerte. Después de pequeñas adi-
los borradores fueron sensibles a
ciones, sólo la primera Congrega-
estas consultas y, precisamente, en
ción General aprobaría el texto de
el orden arriba indicado. Ejemplo
las Constituciones.
de ello son la restricción del régi-
Podemos identificar como dis- men de pobreza para las sacristías,
cernimiento espiritual la actitud bá- a partir de 1544 o la admisión de
sica que estas tres etapas revelan. colegios, a pesar de las intenciones
Revelan el esfuerzo por, posponien- originales. Podemos ver una ilus-
do el propio interés, mendigar la- tración de la búsqueda de confir-
boriosamente hasta hallar la volun- mación, que los Ejercicios proponen,
tad de Dios. El procedimiento en que Ignacio renunciase a su car-
recuerda vagamente aquel otro que go en 1551, cuando pensaba que la
Ignacio siguió para elaborar los CJ ya podía aprobar el texto borra-
Ejercicios. En esta ocasión, los impli- dor o, después, cuando aún viendo
cados son más y la complejidad próximo el momento de su muerte
mayor. Materializan esta actitud de no se preocupó de cerrarlo.
búsqueda deliberaciones en grupo,
oraciones en solitario, la prudencia 3. La resolución de la tarea espiri-
del autor, que revisa los borradores tual: un fin y dos órdenes.
constantemente, las consultas con- El fin que pretenden las c. es
tinuas, etc. Ante todo, Ignacio con- espiritual en sentido estricto. Bus-
sulta con Dios en un modo de ora- can la sinergia o cooperación con la
ción eucarístico y personalísimo. gracia. Pretenden "ayudar [a] todo
Este modo de consulta fue subraya- el cuerpo de la Compañía y parti-
do por los comentaristas hasta el si- culares de ella a su conservación y
glo XX, a veces con detrimento de aumento", donde por "conserva-
los detalles prácticos que ilustran ción" debemos entender la custo-
otro discernimiento de lo cotidiano dia de un don valioso recibido [Co
nada gratuito y sin el cual no hu- 790]. En efecto, las c atribuyen a la
biese sido posible el texto. Sigue de acción providente del Señor [Co
cerca otra consulta, a Polanco y los 812] la institución de la CJ y se
compañeros de primera hora. Ello a ocupan de cooperar con la provi-
pesar de la actitud desabrida de al- dencia a mantenerla y aumentarla
guno. A continuación, también es [Co 134].
consulta la puesta en práctica ad ex- El tema del fin pretendido, en
perimentum del texto, previa a su realidad, ilustra la solución particu-
Constituciones 438

lar que las c. dan a la tensión clásica ciente ("es menester" [Co 812], "de-
de la espiritualidad. Se ha esquema- be procurarse" [Co 813.814], "mu-
tizado mediante el adagio "sic Deo cho ayudará" [Co 815], "importará"
fide, quasi rerum successus omnis a [Co 816], "será también de suma im-
te, nihil a Deo penderet; ita tamen portancia" [Co 817], etc.).
iis operam omnem admove, quasi La espiritualidad de las c. se
tu nihil, Deus omnia solus sit factu- desarrolla por el solapamiento de
rus". Las c. armonizan la tensión estos dos órdenes de medios. Según
entre el orden natural y el orden so- una analogía, el fin netamente espi-
brenatural de modo ideológico y ritual de la "conservación" y "au-
pragmático. Bajo diversas modula- mento" de la CJ, de su espíritu, de
ciones, es posible localizar aquí la "lo que [Cristo, Dios y Señor nues-
matriz de otras tensiones por las tro] se dignó comenzar", de su
que se ha criticado a la CJ en la his- "buen ser", en fin, se edifica sobre
toria. Ejemplos donde repercute es- la "conservación" de la salud, fuer-
ta tensión los tenemos en temas co- zas y cuerpo -res extensa- de los in-
mo la obediencia representada, el dividuos y su "pasar adelante"; so-
laxismo moral, el modelo propio de bre la conservación de las cosas
pobreza o el modo de defender la fe exteriores, como los colegios, y "su
y promover la justicia. Las c. resuel- administración"; sobre la conserva-
ven estas tensiones introduciendo la ción de la puridad de la pobreza, y
distinción de una doble aproxima- el "estrecharla" aún más.
ción al único fin. Un primer orden
"según la intención" mantiene el fin Los medios según el orden de
espiritual en el horizonte perma- la ejecución ejemplifican lo que
nentemente; las c. lo aceptan dog- queremos decir. En el Examen de
máticamente. Después, en función candidatos, las c. presentan inme-
del mismo, introducen los medios diatamente los tres votos religiosos
espirituales. Un segundo orden "se- y el voto particular para ir donde-
gún la ejecución" constituye, sin quiera que el Papa les envíe [Co
embargo, el pacto con la realidad 3.5] como el horizonte final. El pro-
natural. Este orden nace del conoci- ceso de formación que a partir de
miento experiencial y se ocupa de entonces comienza, sin embargo,
los medios prácticos. Dispone éstos constituye una triple formación
comenzando por lo particular y que tiene por objeto las virtudes
avanzando hacia lo general, comen- sólidas (Parte III), la formación aca-
zando por lo que concierne al indi- démica en humanidades-teología
viduo y hasta lo que concierne al (Parte IV) y la formación de la afec-
cuerpo, desde lo menos hasta lo tividad (Parte V). Consecuentes
más perfecto. Tal orden rige la arti- con la indiferencia del PF de los
culación y progresión de las Partes Ejercicios, las c. disponen toda una
I-IX (cf. Infra). Por el contrario, el pedagogía para consolidarla. Más
marco para estas nueve partes (Pro- allá de la oblación de una elección,
emio y Parte X) presenta e ilustra esta mistagogía apunta a la obla-
respectivamente la organización te- ción de la persona entera en la ce-
leológica de los medios. Lo refleja su remonia de la profesión religiosa.
ascética particular o los verbos de 4. Una antropología ecléctica: la
las oraciones principales en (cf. [Co acción como servicio. Como ya queda
812-817]). La acción ha sido ordena- dicho, el principio de cooperación
da según un tono imperativo decre- con la gracia enmarca el diseño de
439 Constituciones

las c. (cf. [Co 134.814]). De hecho, para describir al hombre la imagen


las c. se distinguen de otras reglas de "instrumento" en las manos de
como las de S. Agustín, S. Benito o Dios [Co 814]. Como el instrumento
S. Francisco por su formulación te- responde al artesano, la acción hu-
ológica según el modelo escolástico mana responde a la misteriosa ini-
de que "la gracia presupone y per- ciativa divina [Co 812-813]. La res-
fecciona la naturaleza". puesta será tanto más fiel cuanto
Conviene aclarar quién es este más unido con la mano de Dios es-
Dios y el hombre a quien invita a té el instrumento. Porque los jesuí-
cooperar. Las c. se refieren a Dios tas descubrieron a Dios a través del
de diversos modos. El más reitera- prisma de su acción (una mano
do entre ellos es "Dios Nuestro Se- misteriosa), las c. consideran la san-
ñor" o sus abreviaturas. El segundo tificación humana como coopera-
apelativo utilizado es "Cristo". Sus ción y servicio. No es en la justicia,
atributos son "Señor" y "Creador". la belleza o la misericordia, en pri-
"Señor" especifica la divinidad en mer término, sino en la acción crea-
relación al hombre siervo y "Crea- dora y salvadora donde las c. ven al
hombre en relación a Dios, como
dor" especifica su acción por anto-
ministro de su salvación. En efecto,
nomasia. Ambos atributos son co-
tal es el significado del nombre de
herentemente aplicados a las dos
Jesús (YHWH salva) que la CJ lleva
primeras Personas de la Trinidad.
como colectivo y que la convierte
Las menciones al Espíritu Santo,
en un cuerpo apostólico frente al
por el contrario, son contadísimas.
opus Dei monacal o la itinerancia
Las c. apenas se refieren al Es- mendicante.
píritu Santo; lo ven vinculado es- Las c. consideran un hombre in-
pecialmente con la caridad y la tegrado. Pero no se comprometen
discreción (cf. [Co 134.219]). Las c. con una antropología consistente-
regresan constantemente, sin em- mente bimembre o trimembre. El es-
bargo, al ámbito espiritual por dos píritu forma con el cuerpo un único
avenidas complementarias: Por todo (cf. [Co 298]). Entre la solicitud
una, los "dones," "gracias" y "bie- extrema y el abandono del cuerpo o
nes" del Espíritu, por la otra los su castigo, las c. abrazan la discreta
"trabajos," "ejercicios," y "obliga- caritas, una vía media. Esta vía o mo-
ciones" del hombre. Dios y hom- do de proceder no dejará que la in-
bre se encuentran especialmente moderación presente aborte el bien
en el ámbito de lo espiritual y esto futuro mayor. Así, las c. son excesi-
por designio de Dios que "quiere vamente parcas respecto al voto de
ser glorificado con lo que él da" castidad y en general, disponen que
como Criador y como don mismo las potencias superiores del alma-es-
[Co 814]. De la mayor o menor do- píritu rijan el cuerpo.
cilidad a la mociones del Espíritu Las c. enseñan al jesuita a glori-
se sigue el aprovechamiento y cre- ficar al Señor con el cuerpo (cf. [Co
cimiento espirituales o santifica- 300]). A pesar de las apariencias,
ción. Esto nos lleva a la antropolo- aprecian el orden natural. Es cierto
gía de las Constituciones. que el Examen presupone que el
La visión de la Trinidad enmar- candidato habrá renunciado al
ca la comprensión del hombre. mundo. Lo presupone inicialmente,
Complementaria con las imágenes no obstante, para probar la volun-
de "siervo" y "criatura", las c. usan tad firme que de seguir a Cristo y
Constituciones 440

compartir su vida tiene el candida- obedecer a sus ministros {Regla bu-


to: mientras que quienes "siguen al llata, cap. 4 y 10). Francisco empeñó
mundo, aman y buscan con tanta su propia autoridad entrando en su
diligencia honores, fama y estima texto: yo "mando firmemente a to-
de mucho nombre en la tierra, co- dos los frailes," "amonesto y exhor-
mo el mundo les enseña, así los que to", "firmemente les mando". El
van en espíritu y siguen de veras a modo como el autor se dirige a los
Cristo Nuestro Señor, aman y dese- jesuítas refleja una actitud bien dife-
an intensamente todo lo contrario" rente en las Constituciones.
[Co 101]. Si se confirmara en su op- Un estudio atento del capítulo
ción por Cristo, sin embargo, y con 2 de la Parte VI "De lo que toca a la
la asistencia de la Compañía, el pobreza" reconocerá la firme acti-
candidato llegará a ver el mundo tud del autor. Explica al lector la
de otra manera. Luego del Examen, función defensiva que la pobreza
las c. desarrollan una visión opti- tiene para su vida consagrada: la
mista de la realidad donde un espí- pobreza disuade y protege contra
ritu formado en la indiferencia será el "enemigo" de las almas consa-
capaz de hallar a Dios "en todas gradas a Dios que, por tal consa-
[las cosas] amando y a todas [las gración pueden salvarse. Compara
cosas amando] en él" [Co 288]. Las esta función defensiva con un
c. por tanto, ponen el mundo "bajo "muro", imagen que participa del
sus pies" [Co 297] y no sólo en sen- fin ya visto que las c. tienen de con-
tido figurado, porque para la CJ servar. Después de esta introduc-
formada de la Parte VII, el mundo ción, el autor adopta un tono neta-
es el lugar donde está llamado a mente prescriptivo. Dispone que
discurrir y servir. quienes vayan a profesar "prome-
La pobreza ilustra el estado de tan" no alterar el modo de pobreza
indiferencia y, ceteris paribus, de ma- propio.
yor vinculación con Cristo. Las c. A continuación, las c. que si-
abrazan una pobreza que no es re- guen describen este modo de pobre-
chazo de los bienes, sino test y de- za propio. Es notable, casi la totali-
fensa de aquella vida consagrada a dad de las constituciones de este
Cristo en mitad del mundo. Excep- capítulo, sin contar sus declaraciones,
cionalmente, citan textualmente el formulan prohibiciones tajantes (cf.
evangelio precisamente para hablar [Co 555.557.561.564.565.567.568. 570.
de la pobreza (cf. [Co 53]). Junto con 572573.575]. Prohiben que las casas
la obediencia, la pobreza es la gran e iglesias de la CJ sean capaces de
virtud apostólica que transforma herencias, tengan rentas o posesio-
humildad y abnegación en disponi- nes, y, dado que los colegios y uni-
bilidad para el apostolado. versidades están sujetos a otro régi-
5. La actitud humanista: ante men de pobreza, que los jesuítas
hombres unificados e integrados. Tam- profesos tengan cargo ordinario que
bién el modo como el autor se diri- les permita favorecerse de ellas. Res-
ge al jesuíta ayuda a describir la es- pecto de los bienhechores, prohiben
piritualidad de las constituciones. La que los jesuítas les hagan regalos o
pobreza y la obediencia ignacianas visitas interesadas, que induzcan en
nos ilustrarán este punto. Es de so- ellos las limosnas, o, peor aún, dere-
bra conocido que la Regla francisca- chos civiles que permitan exigirlas
na no sólo prohibe a los hermanos un día. Prohiben que los jesuítas
aceptar dinero, sino que les ordena puedan pedir viático, pidan o acep-
441 Constituciones

ten estipendios u otras recompensas vigor) y el de las devociones y otras


por los ministerios sacerdotales, ten- materias respecto al uso contempo-
gan cepillos en las iglesias, propie- ráneo de otros religiosos (con argu-
dades en manos de tenedores, cabal- mentación convincente); en el capí-
gadura o vistan "paños finos". tulo 1, Ignacio ofrece un discurso
Este modo tan imperativo y ne- sobre la obediencia original. En lu-
gativo es excepcional en las Consti- gar de denegar y prohibir como aca-
tuciones. Lo explica con la pequeña bamos de ver, Ignacio exhorta a los
introducción a la pobreza, una vir- jesuitas a "proceder con espíritu de
tud de la vida evangélica. No obs- amor y no turbados por temor; de
tante, las c. reconocen en seguida modo que todos nos animemos para
que no añaden disposiciones coer- no perder punto de perfección" en la
citivas para imponer sus preceptos. virtud de la obediencia [Co 547]. Una
A diferencia de la Regla de Benito o vez más, el fin es conservar el don re-
las Constituciones del Carmelo, cibido. El discurso, sin embargo, se
etc., simplemente no existe un apa- ha hecho manifiestamente hortato-
rato coercitivo en las Constituciones. rio. En realidad, esta constitución in-
Por supuesto, las c. son para cum- cluye un mensaje sencillo: que hasta
plirse en su totalidad pero, "pensa- allí donde llegue la obediencia que
mos en el Señor nuestro" -dicen permanece subordinada a la caridad
se obedezca y que se obedezca como
usando la primera persona plural,
se obedecería a Cristo mismo. Lo
que tanto contrasta con el tono de
ilustra reinterpretando tres imágenes
la regla franciscana- que por sí mis-
tomadas de la tradición ascética. Pri-
mas "no obligan a pecado." El tex-
mero, el acto del escritor que inte-
to, más bien, exhorta a que en lugar
rrumpe la "letra comenzada" y que
del temor sea "el amor y deseo de
significa la presteza de la obediencia
toda perfección" lo que mueva a los
que pospone toda otra tarea inme-
jesuitas a actuar [Co 602].
diatamente. Segundo, la obediencia
Por todo lo anterior, más intere- "ciega", que significa la abnegación
sante resulta el tono que descubri- plena del propio juicio -salvo el caso
mos en el capítulo 3 de esta misma de la objeción de conciencia- siem-
Parte VI. Las c. vienen introducidas pre confiando en la asistencia del Es-
por un periodo explicativo que des- píritu. Tercero, el "bastón de hombre
cribe la mente del autor sobre el te- viejo", que significa la disponibili-
ma. Explican los motivos que le lle- dad del individuo a favor del cuerpo
van, por ejemplo, a rehusar dar entero de la CJ, a través de sus supe-
reglas sobre el modo de orar, o a re- riores. Por si fuera poco, se esboza
nunciar al coro y oficio cantado; ex- aquí una doctrina original ignaciana
plican porqué no se aceptará la cura que presenta tres niveles creciente-
animorum ni la responsabilidad de mente elevados de obediencia, se-
decir misas a perpetuidad. Explican gún se obedezca en el nivel de la eje-
por qué no se aceptarán cargos se- cución, en el nivel de la decisión o
glares o tomar parte en procesos tes- incluso en el nivel del afecto por la
tamentarios, civiles, o criminales. cosa mandada.
Finalmente, volvamos al capítu- La doctrina sobre la obediencia
lo que inicia esta Parte VI y que trata se mantiene en el discurso exhorta-
de la obediencia. Los capítulos 2 y 3 torio porque, en su nivel más alto,
distinguían el modo propio de los je- es fruto de la caridad. Como virtud
suitas en el tema de la pobreza (con teologal, la caridad es un don de
Constituciones 442

Dios y la obediencia perfecta, tam- diencia de ejecución no levanta el


bién. No es el voluntarismo, sino la vuelo del texto, la obediencia de
caridad quien madura los afectos juicio en la Parte VI presupone la
haciéndolos dóciles al Espíritu San- oblación de la persona entera (Parte
to. En cuanto que don, una obe- V) (cf. Infra).
diencia así de perfecta es deseable, La estructura de las c. en cons-
pero exigible sólo a aquellos en tituciones strictu sensu y declaracio-
quien está reconocida. nes sirve al propósito de la adapta-
Con su estilo, Ignacio define al ción. Los borradores de las c.
interlocutor a quien se dirige con reflejan que Ignacio concibió desde
las constituciones. Escribe para una el principio separar grandes seccio-
persona libre y racional. Con tal nes del texto a modo de párrafos
persona comparte sus argumentos. declaratorios. No es una medida
Más que la observancia impersonal, original. Existían precedentes de de-
diríamos, busca que se afecte libre e claraciones, por ejemplo, en las c.
inteligentemente; quiere la adhe- dominicas. Las declaraciones de las
sión de las voluntades al proyecto c, sin embargo, quieren instruir en
común (de cuya adhesión, por cier- cómo particularizar las constitucio-
to, le cabe esperar un cumplimiento nes. La aparición de las declaracio-
más perfecto). La actitud funda- nes reunidas en volumen aparte de
mental libre explica el uso de me- las c. en la primera impresión seña-
diadores tan imperfectos. El jesuíta la, además, a un lector diferente.
acepta superiores y Papa en lugar Las declaraciones están pensadas
de Cristo y vor adhesión a Él. Los para guiar la discreción particular
acepta como vínculo de unión y de "los que tienen cargo de los
promesa de eficacia. Lúcidamente, otros" [Co 136] en la aplicación del
sin embargo, sabe que no son Cris- texto [Co 2]. En parte debido a la
to. Son sólo un examinador, un ma- flexibilidad que las declaraciones
estro, un superior, un compañero, permiten, se ha llamado a las c. un
en fin, en el ministerio temporal de "documental sapiencial" ["wisdom
liderarle en su asentimiento libre document"\.
para la construcción del cuerpo La articulación de las c. según
apostólico. el Examen y las Constituciones no
6. El corazón del texto: vida consa- responde al propósito inicial. Un
grada a Jesucristo. La cuestión de la breve comentario, sin embargo,
oblación del propio juicio nos trae ilustra a fortiori la articulación de
al corazón de las c. y de su espiri- las diez partes como una mistago-
tualidad. Esta sección estudiará la gía. Por mistagogía entendemos el
articulación del texto en un antes y proceso por el que un individuo se
un después. Señala al gozne del integra espiritualmente y se incor-
apostolado. La doctrina de tres gra- pora a la CJ y, últimamente, me-
dos de obediencia no es ajena a la diante esta vocación, al Cristo total.
hermenéutica de todas las constitu- El Examen presenta, in nuce, la expe-
ciones. Confeccionadas por Ignacio riencia que el candidato tendrá si
y reconocidas por la CJ, el uno y la persiste en sus deseos de "vestirse
otra demandan la obediencia fiel a de la misma vestidura y librea de
sus preceptos. Lo cual no descarta su Señor" por amor de Cristo. La
sino que exige la adaptación de és- estructura del Examen en capítulos
tos, como veremos al hablar de las reproduce sólo imperfectamente la
declaraciones. Mientras que la obe- articulación del diálogo que Ignacio
443 Constituciones

quería establecer entre el candidato La Parte V actúa como gozne


y el representante de la CJ que lo entre las dos mitades. Entre la for-
examinaba. Partiendo de la presen- mación del sujeto apostólico y su
tación de la CJ al candidato progre- consolidación material y espiritual
sa hasta su manifestación de con- para la misión, la Parte V contem-
ciencia ante el superior, la confesión pla la oblación del sujeto. La obla-
general y la comunión sacramental ción había sido ya presentada co-
(cap. 4). mo un deseo, al final del Examen
Ahora bien, la articulación de General, venía ejercitada mediante
las diez partes sigue en su primera virtudes "sólidas" afines, como la
mitad un esquema parecido. Las abnegación, la humildad y la obe-
Partes I-IV detallan el proceso de diencia, era sostenida racionalmen-
admisión (o dimisión), instrucción te con los estudios. Más importan-
te, sin embargo, la Parte V busca el
espiritual, humanista y teológica
asentimiento de los afectos como
del candidato. Él es el objeto de
una corona sobre el proceso entero.
quien se ocupan estas partes, en
Las c. alcanzan aquí su humanis-
cuanto que posible miembro del
mo, cuando esperan de los afectos
Cuerpo societario. Aún cuando esta libres el asentimiento final de aquel
mitad trate de otros asuntos, lo ha- hombre deseoso de "vestir la mis-
ce en relación con el "admitir", ma vestidura y librea" de Cristo. El
"aprovechar" y "conservar" voca- trabajo sobre aquellos deseos ini-
ciones individuales [Co 243.307]. ciales revela el profundo significa-
La segunda mitad (Partes VI- do de "conservar y aumentar". En
IX), por el contrario, se ocupa del último término, cuando se conser-
Cuerpo de la Compañía. Por eso, van y educan los deseos que puso
incluso cuando regrese sobre la po- el Creador en la criatura para bus-
breza o la obediencia, que en cuan- carlo y entrar en comunión con él,
to al cumplimiento conciernen a las aumenta la Compañía.
personas, la perspectiva ya no es En resumen, las c. crecen y se
ascética, sino societaria. La unión articulan en torno a un núcleo
entre los miembros y de éstos con el oblativo y preservativo, individual-
prepósito general (referido como mente, primero, y corporativa-
"la cabeza") ahonda en lo corpora- mente, después. Como espirituali-
tivo. Finalmente, la Parte X reasu- dad oblativa, contemplan la consa-
me el gran tema de la conservación gración personal. No es otra la
y aumento del Cuerpo y espíritu de condición de posibilidad para la
esta sociedad. En esta mitad, la Par- acción apostólica corporativa, el
te VII considera el modo que la CJ fin. Como espiritualidad preserva-
como cuerpo tiene de re-partirse (ab tiva, construyen un edificio que
invicem separan). Es decir, trata de la albergue y conserve el don inicial
dimensión ad extra a que sirve todo de la gracia, previenen los volun-
lo ya visto hasta aquí. Incluso en el tarismos y conducen a la comu-
capítulo 3 (sobre "el moverse por sí nión con Dios providente a través
de una parte a otra" y la elección de la comunión en un cuerpo
que el individuo haga de los me- apostólico. Tal es esta via quaedam.
dios apostólicos) el horizonte es la Lo celebran, precisamente, en la
indiferencia personal, las orienta- presencia sacramental de Jesús, en
ciones del superior y los medios la eucaristía. Consuman el acto ra-
propios de este Cuerpo. dical de la vida con la comunión.
Constituciones 444

7. Las Constituciones presupo- cios. En el texto de las c. apunta un


nen los EE e institucionalizan su res- componente nuevo: el jesuítico. En
puesta. Las c. son consistentes con efecto, nace de una experiencia
los Ejercicios. Las c. presuponen la constitutivamente corporativa, ins-
Iglesia. Presuponen que el cristia- pirada por la recreación de una
no responde agradecido a la expe- imagen, la vida "a la apostólica"
riencia espiritual del amor de Dios del grupo de amigos. En su mayor
en Jesucristo, propia de los Ejerci- extensión prescribe un cambio de
cios. Elaboran sobre la Elección en vida pensado como proceso de in-
ellos y particularizan la respuesta tegración personal e incorporación
de amor servicial, que era inci- social. Consecuentemente acentúa
piente en el ejercitante. P. Arrupe la experiencia espiritual de proba-
definió las c. como una "versión ción sobre aquella otra mística a la
institucional" de los Ejercicios y cual, sin embargo, prepara y con-
describió su espiritualidad en tér- duce según una via quaedam. Pone
minos del amor cristiano, la cari- el climax en la consagración que,
dad. La espiritualidad de las c. a) aceptada por la Compañía, señala
es conservativa porque prescribe el el momento de la incorporación,
cuidado del cuerpo, porque con- pero lo prepara mediante el ejerci-
serva y aumenta el don de la cari- cio de la consagración personal a
dad (ley interna); b) es dinámica, través de la cuenta de conciencia, la
sin embargo, ya que robustece este confesión y comunión. Pretende al-
espíritu mediante el ejercicio de canzar un objetivo eminentemente
las virtudes, el entendimiento y práctico, el servicio más universal,
los afectos según un proceso en- al que reiteradamente se refiere me-
carnativo; también lo es porque diante el binomio "la mayor gloria
dispersa y congrega a sus miem- de Dios y el servicio de los hom-
bros buscando la mayor gloria de bres," según criterios solo aparente-
Dios; c) está ordenada porque per- mente cuantificables.
sigue un fin común desde el prin-
cipio y, consecuentemente, exige José Carlos COUPEAU, SJ
que los miembros mantengan una
intención recta; d) es sostenible en / Carisma, Compañía de Jesús, Espirituali-
el tiempo si los superiores apren- dad ignaciana, Ejercicios, Examen de Candida-
tos, Fórmula del Instituto, Jesuíta.
den a adaptar con amor sus prin-
cipios a los casos particulares, en Bibl.: ARRUPE, R, "Arraigados y cimenta-
los superiores descansa el equili- dos en la caridad" En La identidad 727-764
brio entre el bien de cada miembro (AR XVIII [1981] 431-471); CÁTALA, A.,
y el bien del cuerpo; e) es, como "Cristología y Constituciones", Man 66
(1994) 5-18; DECLOUX, S., "Las Constitucio-
complemento a lo anterior, unitiva nes, manual de formación", Man 66 (1994)
hasta un tercer grado, cuando la 19-34; GRANERO, J. M, "Las Constituciones
acción de gracias a Dios se trans- de la Compañía", Man 39 (1967) 235-244;
forma en colaboración con media- IGLESIAS, I., "Constituciones para hacer
dores; f) es netamente apostólica en constituciones. Elementos dinamizadores
su gratitud y expansiva de sí, opti- para una observancia responsable", Man 69
(1997) 157-170; ITURRIOZ, J., "LOS 'Scholia in
mista; g) es entregada a la caridad, Constitutiones' de Jerónimo Nadal. En el
hasta la oblación. IV centenario de su redacción", Man 49
(1977) 169-176; JAER, A. DE, Faire corps pour
En cualquier caso, la espiritua- la mission: Une lecture sapientielle des Consti-
lidad de las c. es ignaciana en el tutions de la Compagnie de Jésus, Lessius,
mismo sentido que lo son los Ejerci- Bruxelles 1998; RAMBLA, J. Ma, "El hombre
445 contemplación

de las Constituciones como prolongación para expresar eJ clima afectivo in-


del hombre de los Ejercicios", Man 69 tenso que el orante descubre al rela-
(1997) 359-372; Ruiz JURADO, MV "El Espíri-
cionarse con Dios. Contemplar, por
tu Santo en las Constituciones de la Com-
pañía de Jesús", Man 56 (1984) 219-228; ID., eso, significa mirar, pero también
"Constituciones" en DHSI I, 928-935; SAL- amar.
VAT, L, Servir en misión universal M-ST, Bil- La oración de c. es el prototipo
bao-Santander 2002; VALERO, U., "Del Espí- de la oración afectiva, y por eso
ritu a la letra: de la letra al espíritu. La
renovación de las Constituciones de la Com- también es conocida como "oración
pañía de Jesús", Man 68 (1996) 115-131. del corazón", para distinguirla de
los otros modos de oración, vocal
(centrada en los labios) o mental
(centrada en la mente). Supera a
CONSULTOR / Consejero. ambas, por cuanto ningún orante se
siente feliz de limitarse a sólo nom-
CONTEMPLACIÓN brar y pensar a su Dios. Su aspira-
ción máxima está, sobre todo, en

1 . La oración de contemplación. La
búsqueda de Dios ha movilizado
a hombres y mujeres en todos los
contemplarlo y amarlo.
En el cristianismo, la c. ha cre-
cido, como es lógico, muy unida a
tiempos y culturas. Para salir de sí la consideración de la humanidad
mismos y elevarse hasta Él, los de Cristo, confesada como el acceso
orantes se han servido de instru- revelado a Dios. Sin perder su sen-
mentos y medios diferentes, y han tido trinitario, la oración de c. se ha
puesto, de este modo, en marcha centrado en la persona de Jesús,
una multitud de técnicas y formas presentada en los relatos evangéli-
diferentes de oración. La aspiración cos. Contemplar es, para el cristia-
a contemplar ya en esta vida la glo- no, "mirar y considerar" las dife-
ria de Dios se ha revelado como un rentes escenas de la vida de Jesús
camino fecundo, teñido de conno- transmitidas por los Evangelios.
taciones especulativas, morales y Ello ha significado, cada vez
sobre todo afectivas. más, una relación estrecha y directa
Uno de los lenguajes utilizados entre la oración de c. y la imitación
para expresar la inmediatez desea- de la persona de Jesús. Se contem-
da de Dios ha sido la apelación ex- pla su vida para amarle y para imi-
plícita a los sentidos corporales tarle más. Imposible ya pensar en
(ver, oir, tocar, sentir y gustar), si una c. sin evocar y aceptar las con-
bien, con una lectura obviamente secuencias prácticas que ella sugie-
alegórica cuando se les pone como re en la vida cotidiana del cristiano.
objeto la divinidad. Se habla enton- Imposible también pretender el se-
ces de los sentidos espirituales, pa- guimiento a Cristo sin alimentarse
ra evitar interpretaciones indebi- de aquella historia contemplada.
das. Para la forma de orar que los En esta dialéctica se ha movido y se
utiliza está consagrado el término mueve, con los matices propios de
//
contemplación ,, . cada escuela de espiritualidad, la
Los sentidos corporales son oración contemplativa.
también los instrumentos exteriores 2. La contemplación en Ejercicios.
de la afectividad (mirar, escuchar, La c. es, junto con el discernimiento,
abrazar, acariciar y besar), y por la base fundamental de los Ejercicios
eso, resultan igualmente válidos ignacianos. Ambos elementos se
contemplación 446

condicionan y reclaman mutuamen- zón", más allá de los labios y la


te. En efecto, se contemplan los mis- mente, y por tanto, no centrada
terios de la vida de Cristo "para que únicamente en el proceso discursi-
más le ame y le siga" [Ej 104], y a su vo de los pensamientos, sino en la
vez, el discernimiento se realiza figura cordialmente "sentida y gus-
"juntamente contemplando su vida" tada" de Jesús. Se sitúa en clave de
[Ej 135]. En realidad, c. y discerni- amistad, de gratuidad, de fascina-
miento son los raíles paralelos sobre ción cercana al enamoramiento.
los cuáles discurre y avanza el pro- Siendo un acto conjunto de fe y de
ceso completo de los Ejercicios. amor, este último componente es el
Ignacio presenta la c. al co- principal. Porque se trata más de
mienzo de la Segunda Semana [Ej una actitud afectiva que de una téc-
101-117] y ya no va a dejar de pro- nica estudiada de oración.
ponerla, salvo el ligero paréntesis Toda la presentación ignaciana
de los Tres Binarios, hasta el final de la c. va en esta dirección de posi-
de los Ejercicios. Incluso la repeti- bilitar claramente una actitud afec-
ción y el traer los cinco sentidos es- tiva. La propuesta es "mirar" las es-
tán presentados también como con- cenas de la vida de Jesús para
templaciones, así como el ejercicio "conocerle internamente" y, en de-
que propone como corona y resu- finitiva, para "amarle y seguirle
men de todo el proceso, la Contem- más" [Ej 104]. A partir de este obje-
plación para alcanzar Amor. tivo, la serie de "preámbulos",
En la tradición monástica, la c. "puntos" y "coloquios" cobra todo
era la mediación privilegiada para su sentido práctico.
alcanzar la unión con Dios. Fiel al 3. Los pasos de la contemplación.
objetivo de los Ejercicios, Ignacio la La c. no es un lugar de reflexión te-
propone de una manera específica ológica o exegética. Opera por im-
para "más seguir e imitar al Señor" presión afectiva o connaturalidad,
[Ej 109] y la acerca lo más posible como por osmosis o como la gota
al orante de la Segunda Semana. de agua que entra en una esponja.
Por ello, prescinde claramente de De ahí que los pasos previstos en
la distinción escolástica entre la c. ella estén lejos del "discurrir con el
activa y la c. infusa o pasiva, ("la per- entendimiento", propio de la medi-
sona que contempla, quier por la tación, y en su lugar se propongan
raciocinación propia, quier sea en acciones mucho más sensibles, re-
cuanto el entendimiento es ilucida- ceptivas o pasivas: "ver las perso-
do por la virtud divina,..." [Ej 2] y nas, oir lo que hablan y mirar lo
simplifica al máximo la enseñanza que hacen". Se trata, obviamente,
metódica propia de la Devotio Mo- de un uso alegórico de los sentidos
derna en materia de oración. Para él corporales.
no se trata de dar razón de un nue- Al acercarse a las explicaciones
vo método de oración, sino sobre ignacianas puede desconcertar un
todo de facilitar "entrar" en ella (cf. poco la meticulosidad con la que
[Ej 5.76.131]). son expuestas, pero no es porque Ig-
La c. es, para Ignacio, un mirar nacio pretenda presentar la c. como
a Jesús afectivamente, un dejar que una técnica, ni tampoco porque esté
mis afectos, mis sentimientos y así garantizando así la recepción de un
toda mi persona, queden invadidos don. Si hace la propuesta de unos
por Jesús. Es una "oración del cora- pasos ("preámbulos" y "puntos") en
447 contemplación

la oración es para ayudar al orante a pretende expresar una verdad evan-


ser más consciente de la experiencia gélica de salvación. En ambos casos,
que está recibiendo, y para dejarla siempre es una escena en acción y
emerger mejor, sin ponerle obstácu- nunca un discurso, porque no se va
los. Una vez aprendidos, todos los a pedir que la historia sea discurrida
pasos se recorren con fluidez y sin con el entendimiento, sino preferen-
discontinuidades, bajo la luz del Es- temente vista, escuchada y mirada.
píritu que ora dentro de cada uno y Bien entendido que la historia
a cada uno da oración. siempre es realidad interpretada
A los "preámbulos" que Igna- desde la fe cristiana. Porque los tex-
cio ya propuso para los ejercicios de tos nunca son aducidos como obras
la meditación con las tres potencias históricas o literarias, sino como
("la composición, viendo el lugar" transmisores de la fe. Es su sentido
y "demandar lo que quiero") añade teológico lo que se convierte en ma-
y antepone ahora, para la c, el "tra- teria de c, por obra y gracia del Es-
er la historia". Estos tres "preámbu- píritu Santo que ora en nosotros. El
los" van a aparecer ya en todos los único objetivo esencial y básico de
ejercicios de la Segunda, Tercera y la c. es la persona de Jesús. La histo-
Cuarta Semanas, incluidos las Dos ria sólo es la ocasión para encon-
Banderas y los Tres Binarios, detrás trarle y contemplarle a Él. En ese
de la "sólita oración preparatoria", sentido, la c. nos evangeliza, y el
que resume y actualiza el Principio que contempla un misterio de la vi-
y Fundamento. da de Cristo se está dejando delibe-
3.1 Primer preámbulo: "traer la radamente evangelizar más honda-
historia". Cada ejercicio de oración mente por la palabra encarnada de
comienza con un acto de voluntad Dios. De alguna manera, contem-
firme, deliberado y determinante plar es entonces acceder a la dimen-
(semejante a la "determinada deter- sión "sacramental" de la Escritura
minación" de Santa Teresa), que Ig- (cf. Busto 1992).
nacio expresa muy gráficamente En todas las ocasiones, la histo-
con el verbo "traer". "Traer la me- ria es pieza clave de la contempla-
moria", en el caso de las meditacio- ción. Su papel esencial va a quedar
nes; "traer la historia", en el caso de m u y enfatizado desde el comienzo
las contemplaciones. En las prime- del proceso de Ejercicios, tanto para
ras, la oración se pone en marcha "el que da modo y orden para con-
"considerando" lo recordado; en templar", como para el ejercitante
las segundas, poniendo "delante de que contempla. Así, el primero de-
mí" la escena elegida, "resumiendo be limitarse a "narrar fielmente la
un poco la contemplación que quie- historia de la tal contemplación",
ro hacer" [Ej 130-131.206.229]. evitando "declarar y ampliar mu-
La historia no significa en la c. cho el sentido de la historia" [Ej 2].
historia ocurrida, sino escena o na- El segundo, en cambio, "tomando
rración de una verdad salvífica. La el fundamento verdadero de la his-
mayoría de las veces expresada me- toria", debe discurrir y raciocinar
diante un texto evangélico, pero no "hallando alguna cosa que haga un
siempre. En unos pocos casos excep- poco más declarar o sentir la histo-
cionales (Banderas, Binarios y el ria" [Ej 2].
contexto de la Encarnación), la "his- "Narrar la historia" equivale
toria" es una parábola que también generalmente a contextualizar so-
contemplación 448

briamente el texto que la recoge. despertar la actividad orientada de


"Tomar el fundamento verdadero los sentidos, que a perfilar una bus-
de la historia" está sugiriendo cen- cada escenografía. Es más un telón
trarse en lo esencial de su mensaje y de fondo que un dibujo, más una
evitar perderse en los detalles que vista lejana que una visión. Con fre-
ha aportado, como ayuda, el que la cuencia, una vez cumplida su fun-
ha traído. Las tareas personales del ción inicial, desaparece del proceso
facilitador de la oración y del oran- contemplativo. Es evidente que só-
te están así cuidadosamente defini- lo es un preámbulo.
das por Ignacio respecto al buen o En este punto, la propuesta ig-
mal uso que ambos pueden hacer naciana entronca claramente con la
de la historia. Quizá porque él con- espiritualidad franciscana centra-
sidera que, bien utilizada, la histo- da en la humanidad de Cristo el
ria es factor decisivo para la eficacia Señor. La Devotio Moderna encon-
de la contemplación (Iglesias 1989). tró muy válido el recurso de "ha-
En los Ejercicios, la historia váli- cerse presente a todas las cosas
da para las c. viene propuesta en que hizo y dijo el mismo Señor"
"los misterios de la vida de Cristo para centrar la afectividad en la
nuestro Señor" [Ej 261-312], estruc- persona de Jesús. Ignacio leyó este
turados conforme a los relatos consejo en el proemio de la Vita
evangélicos (desde la "Anunciación Christi de Ludolfo de Sajonia y lo
de nuestra Señora" hasta la "Ascen- incorporó a su propuesta contem-
sión de Cristo nuestro Señor"), pero plativa ("como si presente me ha-
no literalmente ceñida a ellos. La llase, con todo acatamiento y reve-
secuencia completa recoge la vida rencia posible" [Ej 114]).
entera de Jesús entre nosotros y, en Pero una prueba de que el moti-
definitiva, repasa y presenta la gran vo básico para hacer tal sugerencia
historia del mensaje de la salvación. imaginativa era estimular la afectivi-
3.2 Segundo preámbulo: "la compo- dad, y no otra cosa, la da el mismo
sición, viendo el lugar". La "composi- Ignacio en las pocas ocasiones en las
ción, viendo el lugar" no es algo ge- que propone contemplaciones no
nuino y específico de la c, aunque es sustentadas en una escena evangéli-
cierto que en ésta desempeña un pa- ca [Ej 151.232]. La "composición,
pel más relevante que en la medita- viendo el lugar", en estos casos, qui-
ción. Precisamente la mayor o menor zá no resulta fácilmente imaginable
facilidad para aportar una composi- ("ver cómo estoy delante de Dios
ción de lugar es lo que fundamenta nuestro Señor, de los ángeles y de
la distinción ignaciana entre la "me- los santos"), pero tiene una carga
ditación visible o contemplación", afectiva, clara y pretendida, de aco-
más sensible, y la "meditación invisi- gida, aceptación y protección en ma-
ble", más especulativa [Ej 47]. nos de Dios.
En ninguno de los casos ha de En todos los casos, la "compo-
entenderse como un esfuerzo des- sición de lugar" facilita y recoge la
mesurado de imaginación, porque sensibilidad afectada. Desde su pa-
no se le está pidiendo a ésta la re- pel de telón de fondo, hace más fá-
construcción o fabricación de la es- cil mantener la fascinación por la
cena, sino su implicación afectiva persona de Jesús, y ayuda a "infla-
en ella. Su papel está más dirigido a marse en amor de su Criador y Se-
eliminar imágenes extrañas, y a ñor" [Ej 316] y a sentir su seducción
449 contemplación

generadora de entregas entusiastas plación [Ej 130.206]. En el pórtico


[£/95.102.104]. de la Segunda Semana está presen-
Si la c. recurre a la imaginación tado como un acto explícito del
es por su capacidad evocadora de propio querer y libertad ("yo quie-
personas y situaciones queridas. El ro y deseo y es mi determinación
papel de ésta, limitado y secunda- deliberada, de imitaros, queriéndo-
rio en todo ejercicio contemplativo, me vuestra santísima majestad ele-
no es otro que el de hacernos cons- gir y recibir en tal vida y estado" [Ej
cientes de las cargas afectivas que 98]), como un ejercicio consciente
llevamos dentro. Y esto se consi- de interiorización y personalización
gue, ordinariamente, al identificar- de la fe del orante.
nos con uno u otro personaje de la A éste le aprovecha preguntar-
escena o al descubrirnos con reac- se y responderse a sí mismo, antes
ciones m u y semejantes a ellos. Pa- de comenzar la o, a quién busca,
ra, desde ahí, mirar con todo afecto qué desea, cuánto apuesta. Pues el
a Jesús, el único modelo a seguir. momento de oración que va a ini-
3.3 Tercer preámbulo: demandar lo ciar representa un fuerte proceso de
que quiero. "Demandar lo que quiero humanización, si sabe situarse en
y deseo" es la pieza central de todas su justo lugar de criatura ante su
las meditaciones y contemplaciones Creador y Señor.
de los Ejercicios. Ella encauza la tarea Al expresar la petición, al oran-
y los esfuerzos de la oración, vuelve te le surge enseguida la confesión
a recuperar ésta cuando el que con- de la propia incapacidad para cen-
templa se distrae y, en definitiva, trarse en su deseo y apostar por él
orienta todas las accidentalidades de con sus solas fuerzas. Por eso, no
la oración hacia lo esencial [Ej 76]. Se tiene más remedio que pedir ("de-
le suele llamar "petición", porque re- mandar") lo que tan fuertemente
almente se plantea como una peti- desea. Ello orienta la c. en un senti-
ción de gracia que va a ocupar todo do que nunca puede estar ausente
el ejercicio de oración. Por eso, es de ella: la petición. Se pide un don,
bien lógico que la materia propuesta aunque se trabaja facilitando lo que
para el coloquio [Ej 109] sólo sea una se pide. Se mira al Salvador, aun-
reiteración o glosa de lo ya manifes- que colaborando con Él en el man-
tado en este "tercer preámbulo" de tenimiento vivo del deseo. He aquí,
la contemplación. como tantas veces, el equilibrio de
Su papel en todo ejercicio de c. esfuerzo y regalo, ejercitarse y reci-
es esencial, porque ilumina la "his- bir, ascética y mística, predicado
toria traída" y justifica la "composi- por Ignacio como básico de su espi-
ción de lugar". Típica sinergia de ritualidad.
Ignacio para el fin que se pretende, Por supuesto, no se trata de pe-
que es actualizar, reiterar y estimu- dir cosas, como un niño pide cara-
lar el deseo de buscar a Jesús, cen- melos, sino de pedir intimidad con
trarse en El, "conocerle interna- Él. Es decir, sed de Dios desde el re-
mente, para que más le ame y le conocimiento humilde de la propia
siga" [Ej 104]. indigencia y su deseo conocido de
Es éste un deseo demandado y satisfacerla ("Quien tenga sed, que
concienciado con fuerza creciente se acerque a mí", Jn 7, 38). "Deman-
según avanza el proceso de los Ejer- dar lo que quiero y deseo" no es
cicios, como ayuda para la contem- otra cosa que dejar al Espíritu pedir
contemplación 450

en mí lo que Dios quiere y desea mente a partir de la Segunda Sema-


para mí. na, hasta el final de los Ejercicios.
Desde cualquier perspectiva, De los dos principales senti-
este "tercer preámbulo" es el princi- dos corporales, y a diferencia de
pal de los tres. En la tradición agus- otras escuelas espirituales, la c. ig-
tiniana, en la que se inserta gustosa- naciana da preferencia al ver sobre
mente Ignacio, el deseo actualizado el oír, porque Ignacio tiene la in-
constituye y realiza la oración. Por tención clara de simplificar y de-
eso, este "demandar lo que quiero", sintelectualizar la contemplación.
más que la "historia" o la "composi- Alegóricamente, ver significa no
ción de lugar", es lo que hay que tener que hacer esfuerzo alguno;
volver a "traer" a la c. cada vez que simplemente ponerse delante y
las distracciones sacan al orante de abrir los ojos. Propone así al orante
ella. Es el factor recurrente de cual- algo mucho más sencillo e inme-
quier momento de oración. diato que aquello otro que se for-
A lo largo de las siguientes se- mula como "escuchar".
manas, el ejercitante quo ha pedi- Un paso más se propone inme-
do primero el "conocimiento in- diatamente después, al sugerir "mi-
terno" de Jesús, y después la rar lo que hacen las personas" pre-
identificación con su dolor y su viamente vistas y oídas. "Mirar"
alegría [Ej 193.203.221] va experi- refuerza el carácter afectivo de la ac-
mentando, a través de este deseo ción, porque conlleva implicarse
concedido, a "encontrar a Dios en aún más en la realidad que se ha
todas las cosas". Contempla a Je- puesto y visto delante. Sólo cuando
sús y, en el Espíritu, recibe al Pa- se mira, lo entrevisto nos afecta inte-
dre. La teología confesada se hace riormente.
entonces vida. La Palabra escucha- En definitiva, la c. permite acce-
da con fe va pasando así de la ca- der a los misterios de la historia de
beza al corazón. la salvación de una manera más
3.4 Los "puntos": "ver, oír y mirar afectiva, intuitiva y unitaria que el
las personas". La oración contempla- discurso racional propio de la medi-
tiva recurre alegóricamente a los tación. La inmediatez de los senti-
sentidos corporales como un medio dos corporales evita el escollo de las
idóneo para hacer salir al orante elucubraciones y de los moralismos
afectivamente fuera de sí. En un pri- a los que tan propenso es, con fre-
mer momento sólo hace referencia a cuencia, el creyente intelectualizado.
los dos sentidos principales, "ver" y De algún modo, la c. pide del
"oír", pero en su propuesta comple- orante mayor humildad que la me-
ta para cada día sugiere después ditación. En ésta resulta más gratifi-
"repetir" dos veces lo ya sentido [Ej cante constatar lo aprendido de la
118] y, a última hora, traer también vida y doctrina de Jesús, y de sus
el resto de los sentidos sobre lo ya aplicaciones para la vida ordinaria
contemplado [Ej 121]. Ignacio se ha del orante. Usar sólo los sentidos,
hecho consciente, a través de su pro- sin discurrir ni archivar aprendiza-
pia experiencia, de que sentir y gus- jes, deja más tentada la confianza
tar son operaciones mucho más en la acción del Espíritu y parece
transparentes al afecto que discurrir exigir también un mayor esfuerzo
y raciocinar [Ej 2]. De ahí, su insis- en el examen posterior de la ora-
tencia en recomendar la c. continua- ción, para no engañarse manipu-
451 contemplación

lando a su interés la ambigüedad mirar, escuchar y callar. En la c. es


de lo sensible. El contemplativo necesario dejarse llevar, reprender,
arriesga más, necesita confiar tam- animar e interpelar libremente por
bién más, recibe por eso más. las mismas escenas contempladas
3.5 El significado de "reflectir pa- (Arzubialde 1991). Al orante no se
ra sacar algún provecho". El carácter le pide razonar y sacar conclusio-
intuitivo y receptivo de la c. viene nes de un pasaje de la vida de Je-
fuertemente marcado por el térmi- sús, sino sólo "ver las personas,
no "reflectir", de infrecuente uso en oír lo que hablan y mirar lo que
el castellano actual. hacen; [...] y después reflectir para
"Reflectir" es dejar que se refle- sacar algún provecho de cada cosa
je la luz de otro cuerpo. Lo hace la de éstas" [Ej 106-108.114-116.122-
luna respecto al sol. En el uso del 125.194].
término que hace Ignacio en los No es casualidad que Ignacio
Ejercicios, significa abrirse como un deje una y otra vez deliberadamen-
espejo a la luz que brota del Espíri- te indeterminado el fruto de cual-
tu. Repetido siempre y sólo al final quier ejercicio contemplativo. La
de las contemplaciones, el requeri- expresión "algún provecho" sólo la
miento a "reflectir en mí mismo" usa al hablar de la contemplación.
está claramente dirigido a transpo- A diferencia de lo que propone en
ner a uno mismo lo que se contem- la meditación, el autor de los Ejerci-
pla, a dejarse empapar la cabeza, el cios recomienda entrar ahora en la
corazón y las entrañas por el mis- oración sin pretender determinar
terio de Cristo contemplado. previamente cuál ha de ser el pro-
Se designa y reconoce asila acti- vecho de ella. Desde el silencio ex-
vidad del Espíritu, reconociendo co- tasiado del orante, la c. es sobre to-
mo regalo suyo la transformación do un diálogo abierto, en el que el
que va operando en el orante al refle- Espíritu frecuentemente termina
jarle ("nosotros, que llevamos todos hablando de lo que el contemplati-
la cara descubierta y reflejamos la vo menos se esperaba.
gloria del Señor, nos vamos transfor- La eficacia sorprendente y ex-
mando en su imagen con resplandor ternamente imperceptible de la c.
creciente; tal es el influjo del Espíritu sólo es percibida por quien, con ge-
del Señor", 2Cor 3,18). Esta relación nerosidad y honradez, se toma el
profunda va haciendo adoradores en tiempo suficiente para esperar al Se-
espíritu y en verdad, y conduce al ñor, fijar en Él su mirada y "malgas-
contemplativo a sentirse cuidado, tar" las horas con Él. Éste tal queda-
llevado y mimado por el mismo Se- rá transformado por la c. de los
ñor contemplado. misterios de la vida de Jesús, aun
La c. representa un modo de cuando no sea directamente cons-
oración mucho menos directiva ciente de ello (Van Bremen 1988).
que Ja meditación (de ahí que Ig- 3.6 El coloquio final, "según que en
nacio no se atreva a llamar c. a los sí sintiere". El coloquio es un diálogo
ejercicios que propone en la medi- de amistad [Ej 54] añadido por el
tación de los Tres Binarios). A la c. autor de los Ejercicios, tanto a la me-
no se le p u e d e conducir, ni forzar, ditación como a la contemplación.
ni manipular con la petición, ni Pero en ésta, la importancia que su-
tampoco con el propio pensamien- giere darle Ignacio, y el énfasis que
to teológico. Lo suyo sólo es un pone en recordarlo, parecen todavía
contemplación para alcanzar amor 452

mayores ("al acabar ha de hacerse Bibl.: ARZUBIALDE, S., Ejercicios, 271-278;


un coloquio" [Ej 109.117.118.126]). ASCHENBRENNER, G., "Becoming whom we
contémplate", The Way Sup 52 (1985) 30-42;
Dado el interés con el que ha BARRY, W. A., Dejar que el Creador se comuni-
propuesto antes los "preámbulos", a que con la criatura, DDB, Bilbao 1999; BREE-
nadie puede extrañar que el paso fi- MEN, P. VAN, El nos amó primero, Sal Terrae,
nal de la c. sea como una glosa del Santander 1988; BUSTO, J. R., "Exégesis y
tercer preámbulo o 'petición' del contemplación", Man 64 (1992) 15-23; GAR-
CÍA-LOMAS, Sv "Contemplación y discerni-
ejercicio, quizá redactada de un mo- miento en los Ejercicios de S. Ignacio de
do todavía más afectivo, si cabe Loyola", Man 57 (1985) 91-102; GUILLEN, A.
("pensando y pidiendo según que en T., "La contemplación según San Ignacio",
sí sintiere, para más seguir e imitar al Man 65 (1993) 19-31; IGLESIAS, L, "Contem-
Señor nuestro, así nuevamente -re- plación y disponibilidad en la espirituali-
cién- encarnado" [Ej 109]). La espon- dad ignaciana", Man 50 (1978) 213-232; ID.,
"La historia en los Ejercicios (el primer
taneidad del diálogo amistoso al fi- preámbulo es la historia)", Man 61 (1989)
nal de la oración, a partir de lo ya 121-130; IPARRAGUIRRE, L, "Contemplación"
sentido y gustado a lo largo de ella, en Vocabulario de Ejercicios Espirituales. En-
da sentido y encauza todos los "pre- sayo de hermenéutica ignaciana, CIS, Roma
ámbulos" y pasos anteriores. Con ra- 1978; LEWIS, ]., Conocimiento de los Ejercicios
zón el coloquio está llamado a ocu- Espirituales de San Ignacio, ST, Santander
1987; LONSDALE, D., Ojos para ver, oídos para
par más y más espacio de la oración oír. Introducción a la espiritualidad ignaciana,
cuando ésta se hace progresivamen- ST, Santander 1992; ODONNEL, G., "Con-
te más afectiva. Consiguientemente, templation", The Way Sup 27 (1976) 27-34.
también más silenciosa y quieta.
El coloquio termina siempre
con la propuesta de una oración vo- CONTEMPLACIÓN PARA
cal ("decir un Pater noster"), que ALCANZAR AMOR
tiene probablemente para Ignacio
la utilidad de un soporte, en el que
conservar para el futuro el recuerdo
de los sentimientos recibidos en la
1 . Importancia del Ejercicio. Si la
elección es el fin y el punto culmi-
nante de los Ejercicios Espirituales, la
meditación o en la contemplación. CAÁ es su síntesis y consumación.
A lo largo de todos los pasos re- Joseph de Guibert arguye contra es-
corridos en el camino, desde los pre- ta interpretación, defendiendo que
ámbulos hasta el final del coloquio, la CAÁ no forma parte necesaria-
la oración contemplativa aparece mente de la conclusión de las cuatro
marcada por la dimensión afectiva semanas y debería más bien ser en-
que le ha acompañado en todo el tendida "al mismo nivel que los tres
proceso. El contemplativo desembo- modos de orar" (Guibert 1964). La
ca así en una experiencia, sentida y mayoría de los estudios más recien-
gustada en silencio, de amor y de tes, sin embargo, están más bien de
confianza, de fascinación, de regalo acuerdo con el juicio de Ignacio Ipa-
y de agradecimiento. rraguirre, de que la CAÁ "condensa
en una forma superior trascendente
Antonio T. GUILLEN, SJ lo más vital de los Ejercicios" (Iparra-
guirre 1949, 59). Hace ya siglos que
/ Afecto, Aplicación de sentidos, Coloquio, Antoine Le Gaudier había estimado
Composición de lugar, Imaginación, Medita-
ción, Misterios de la vida de Cristo, Modo y or-
que la CAÁ no era solamente una
den, Oración ignacíana, Petición, Preámbulo, síntesis de "todos los Ejercicios Es-
Reflectir, Sentidos. pirituales, sino de la perfección en
453 contemplación para alcanzar amor

sí" (Iparraguirre 1964, 62). George marse en amor de su Criador y Se-


Ganss ha presentado con acierto el ñor, y consequen ter cuando ninguna
parecer unánime contemporáneo: cosa criada sobre la haz de la tierra
"que esta Contemplación pertenece puede amar en sí, sino en el Criador
a la vía unitiva y forma parte de la de todas ellas" [Ej 316].
Cuarta Semana, si bien puede exten- Esta tríada que atraviesa los
derse a lo largo de los misterios de la Ejercicios forma la finalidad que da
Semana o hacerse como el ejercicio su unidad a la contemplación. En
final de la semana". Este mismo au- la petición del segundo preámbulo,
tor constata el paralelismo con Jeró- el ejercitante pide lo que desea ob-
nimo Nadal, Juan Polanco, Gil Gon- tener de esta contemplación: a sa-
zález Dávila y el Directorio de 1559. ber, un conocimiento interno que
2. Conocer, amar, servir en todo. desemboca en amor y servicio. Co-
En la Anotación 15, Ignacio había nocimiento interno de la bondad
aconsejado al que da los Ejercicios que Dios ha derrochado en su vida.
no mover al ejercitante a un modo Esta fase inicial de la finalidad de
concreto de vida evangélica porque la CAÁ es la asimilación experi-
"en los tales ejercicios espirituales mental de cuanto bueno hay en la
más conveniente y mucho mejor es, vida, pero bueno como interperso-
buscando la divina voluntad, que el nal, como venido de Dios y para
mismo Criador y Señor se comuni- mí. Esto es experimentar lo bueno
que a la su ánima devota". Son tres de la vida como don y crecer en esa
los elementos que constituyen esta conciencia.
auto-comunicación: la experiencia
de Dios "abrazándola [al alma] en De este reconocimiento viene
su amor y alabanza y disponiéndola orgánicamente la gratitud y el
por la vía que mejor podrá servirle amor: gratitud por el don y el amor
adelante". Ello es para que el Cria- que hay detrás del don; amor por la
dor trabaje "inmediate" con la cria- bondad de Dios manifestada en el
tura "y la criatura con su Criador y don. El término final del dar de
Señor" [Ej 15]. Conocimiento experi- Dios está en el amor de los seres
mental, el amor que se produce, el humanos; el producto de las pasivi-
servicio que sigue: esta tríada apare- dades del ejercitante ante Dios es su
ce analógicamente a lo largo de los actividad para con Dios en amor y
Ejercicios. En la contemplación de los servicio. El aumento de la concien-
misterios de la vida de Cristo, el cia afectiva da paso naturalmente a
ejercitante ruega continuamente que una intensificación del amor. El
se le conceda "conocimiento interno amor no se fuerza, se despierta. La
del Señor para que más le ame y le persona humana es atraída a Dios
siga" [Ej 104]. Este es el amor que por la experiencia que viene de arri-
hace posible el segundo Modo para ba; se le enseña a amar solamente
hacer elección, un amor que viene de con ser amado, y este esquema de
arriba "de forma que el que elige la experiencia ordinaria repite los
sienta primero en sí que aquel amor modelos más profundos de la vida
más o menos que tiene a la cosa que interior con Dios.
elige, es sólo por su Criador y Se- Pero este amor y este servicio
ñor" [Ej 184]. Esta tríada perdura co- están en todo: en todas las cosas, en
mo el primer elemento análogo de la todo lugar, en todo tiempo. Uno ha
consolación: una "moción interna sido amado en todas las cosas, y así
con la cual viene la ánima a infla- se vuelve a Dios en servicio en to-
contemplación para alcanzar amor 454

das las cosas. La finalidad de la subrayan la importancia de cuanto


CAÁ no es simplemente la contem- ha ocurrido en los Ejercicios y la de
plación, sino un amor que se pone los puntos de la misma Contempla-
"más en obras que en palabras". La ción para alcanzar Amor.
unidad de estos tres momentos -el 3. Integración de todo el proceso
conocimiento interior o experimen- anterior. En sí mismas, las notas no
tal, amor y afectividad, servicio o dejan de ser formales y abstractas.
acción en todo- constituye el objeti- Se deben entender, pero no contem-
vo completo de la contemplación plar. Su objetivo es suministrar un
de la bondad de Dios. Como un co- nuevo contexto en el que todo en
nocimiento que no culmine en los Ejercicios ha de ser recuperado
amor no es ni interior ni auténtico, explícitamente en términos del
un amor que no tome cuerpo en el amor de Dios. Cada uno de ellos se
servicio es engañoso. Así como el desplaza del exitus del dar de Dios
amor no condiciona el conocimien- al reditus del ofrecimiento y entrega
to pero lo llena, así la actividad no humana. Y cada uno de ellos realiza
vacía el amor contemplativo, sino este movimiento retomando una de
que lo completa con una experien- las semanas de los Ejercicios. Cada
cia humana total. Este segundo pre- consideración de lo que "Dios ha
ámbulo, pues, explica el título com- hecho por mí" evoca en el ejercitan-
pleto de la contemplación, que no te el ofrecer como respuesta todo su
es ganarse el amor de Dios -que está "haber y poseer" [Ej 234].
siempre presente a los seres huma- La Primera Semana va desde
n o s - sino más bien recibirlo tan los dones de la creación hasta la sal-
conscientemente, con tal conoci- vación personal. El PF se abre con la
miento interior, que el amor del creación y el destino dado a la per-
ejercitante se evoca y desarrolla en sona humana y la Primera Semana
una afectividad incluyente e inte- se desarrolla de las meditaciones so-
grada abarcando todos los aspectos bre el pecado al reconocimiento del
de la vida. En todo: la naturaleza in- perdón y la redención [Ej 23ss]. El
cluyente del tema refleja la integri- primer coloquio de la Primera Se-
dad incluyente de su finalidad: co- mana contempla lo que Cristo ha
nocimiento, amor y servicio. hecho por mí y lo que debería ser mi
Dentro de esta interpretación de respuesta, mientras que el coloquio
las integridades convergentes de la final de la Primera Semana es una
CAÁ, la importancia de las dos no- acción de gracias porque Dios me ha
tas previas resulta obvia. Para com- mostrado en toda mi vida "tanta
prender el amor con que Dios rodea piedad y misericordia" [Ej 53.71].
al ejercitante, éste debe entender el Concomitantemente, uno lo entien-
significado del dar: primero, el amor de todo: en un principio, como dado
verdadero tiene hechos concretos co- al hombre para ayudarle a alcanzar
mo expresión necesaria y como crite- el objetivo de la vida humana; lue-
rio final; segundo, el hecho que es go, como pensamientos, palabras y
expresión y criterio del amor es el obras con que se rehusa ese servicio;
dar y recibir mutuo: una comunica- por último, uno se admira en alta
ción, un intercambio en el que los voz de que las criaturas todas hayan
dos se hacen uno. Esta segunda nota seguido manteniendo a quien ha
insiste en que el amor no sólo se ex- optado por rechazar a Dios (cf. [Ej
presa dando, sino que " consiste en" 23.32-43.60]). Del mismo modo, el
esta comunicación. Estas dos notas primer punto de la CAÁ recorre los
455 contemplación para alcanzar amor

dones de creación, redención y to- Pasión [Ej 195] "trayendo en memo-


das las gracias personales recibidas. ria frecuente los trabajos, fatigas y
A Dios se le vive primariamente co- dolores de Cristo nuestro Señor" [Ej
mo el que "tanto ha hecho por mí", 206]. Este tema de la Tercera Semana
pero por encima de todo como el se retoma en la CAÁ como Dios que
Dios que desea dárseme. Todo, has- trabaja en todas las cosas, de las que
ta el mismo Dios, es don. Esto es el la Pasión de Cristo es paradigmática
exitus de Dios, y el reditus humano y en la que todas ellas, las cósmicas
está en el ofrecimiento y entrega del y las subatómicas, se ven como he-
ejercitante, una oración que sola- chos o momentos en los que Dios
mente pide que se produzca la auto- trabaja para la salvación humana [Ej
comunicación de Dios en su amor y 236]. También aquí el movimiento
gracia. interno es obvio: Dios que da todas
En la Segunda Semana, Dios no las cosas, Dios que habita en todas
queda fuera de lo que ha creado, si- las cosas, y ahora, Dios que trabaja
no que entra dentro. Vive vida hu- en todas las cosas. Al mismo tiempo
mana como hombre, contenida en el se da el ahondar de la visión de to-
tiempo y el espacio. Al mismo tiem- das las cosas: todas las cosas son
po, todas las cosas se convierten en don; todas las cosas son sagradas;
el mundo que contempla la Trini- todas las cosas están providencial-
dad y en el que se encarna la segun- mente recogidas en la historia de la
da Persona. El significado y valor salvación humana.
de las cosas se altera en el grado en La Cuarta Semana de los Ejer-
que Cristo está presente en ellos, cicios vuelve del Jesús de la histo-
obrando un cambio en el valor con- ria, que vive su vida y muerte tem-
cedido a la pobreza, los insultos y el porales, al Jesús que ahora es Señor
desprecio asumidos por Cristo, de y Cristo. La divinidad se manifiesta
forma que se llega a preferir ser po- en la humanidad y Jesús llega a ser
bre con Cristo pobre, etc. El segun- y permanece como la fuente huma-
do punto de la CAÁ es "mirar cómo na de la consolación que consiste en
Dios habita en las criaturas", ha- atraer la afectividad hacia Dios [Ej
ciendo que sean lo que son por su 224]. De esta manera, el gozo de
presencia, que abarca desde la partí- Cristo produce el gozo del ejerci-
cula más pequeña de vida, la vida tante. El cuarto punto de la CAÁ se
subatómica, hasta la presencia divi- mueve ahora de las acciones de
na en lo más íntimo del ser humano Dios a su fuente. Lo que se ve no es
que convierte al hombre en su tem- simplemente indicativo del amor
plo. La encarnación es el ejemplo de Dios, sino de él mismo. No sólo
histórico más alto de este descenso expresan su solicitud sino lo que es.
al mundo, pero es analógicamente Lo vocean porque no son dados si-
ilustrativo de lo que Dios está ha- no que descienden de él "como del
ciendo en toda la creación. sol descienden los rayos y de la
En la Tercera Semana contem- fuente las aguas". Lo que somos
plamos a Cristo en lo que Ignacio desciende de lo que Dios es, y así
llamó "sus trabajos", el gran precio todas las cosas hablan de lo que
y sufrimiento anunciado por el lla- Dios es. Lo que encontramos en y a
mamiento del Rey [Ej 95]. La cruz es través de ellas es el Dios en el que
a dónde este llamamiento conduce y participan. La Cuarta Semana se
al ejercitante se le insta por primera desplaza al Jesús de ahora; el cuar-
vez a trabajar por los misterios de la to punto se mueve al Dios que es:
contemplación para alcanzar amor 456

aquel que nos da, que habita, que más "ofrecen y dan a la su divina
trabaja y labora por la salvación de majestad" [Ej 234].
los humanos.
Michael J. BUCKLEY, SJ
La transición del cuarto punto,
de las acciones de Dios a la realidad
de Dios en sí mismo, un desplaza- /* Amor, Cardoner, Contemplación, Contem-
plativo en la Acción, Cuarta Semana, Mística
miento hecho posible porque todas
ignaciana, Placer, Todo, Tomad Señor y recibid.
las cosas son no sólo dones suyos,
santos y providenciales, sino partici- Bibl.: BUCKLEY, M. J., "The Contemplation
pación de su naturaleza. El último to Attain Love," The Way Sup 24 (1975) 93-
paso del conocimiento interior es 104; FAGAN, G., "Contemplation to Attain
llegar al interior de Dios: llegar, pero Love: AParadigm for Apostolic Prayer/' RR
no asir; percibir, pero no compren- 60/2 (2001) 152-161; GANSS, G., The Spiritual
Exercises of Saint Ignatius. A Translation and
der. Esta transición en la visión corre
Commentary, IJS, Saint Louis 1992; GARCÍA
paralela con la transición en la afec- RODRÍGUEZ, J. A., "Mi Padre trabaja siem-
tividad y el amor. En los puntos an- pre'. El trabajo de Dios por mí en la contem-
teriores, el enfoque estaba en Dios, plación para alcanzar amor", Man 68 (1996)
que es tan bueno conmigo. Ahora el 47-60; GUERRERO, R, "Tara que yo entera-
enfoque está en Dios, que es bon- mente reconosciendo' (Una contemplación
dad, justicia, piedad, compasión. teilhardiana para alcanzar amor)", Man 66
Hace eso porque eso es lo que es. En (1994) 191-200; GUIBERT, J. DE, The Jesuits:
los puntos anteriores, el amor podía Their Spiritual Doctrine and Practice, IJS-Lo-
identificarse con la gratitud que se yola University Press, Chicago 1964; IGLE-
producía "con tanta razón y justicia" SIAS, I., "La contemplación para alcanzar
amor en la dinámica de los Ejercicios Espiri-
[Ej 234]. Ahora el amor de los huma-
tuales", Man 59 (1987) 373-387; IPARRAGUI-
nos es en mucho mayor grado el go- RRE, L, Lineas directivas de los ejercicios igna-
zo -amor en su realización- simple- cianos, Mensajero, Bilbao 1949; IVENS, M.,
mente en lo que Dios es. Understanding the Spiritual Exercises, More-
4. Conclusión. El gozo es la reali- house Group, Londres 2000,169-178; KRÓLI-
zación del amor, es decir, el amor KOWSKI, W., Contemplación para alcázar
cuando se posee al que es amado, amor". 11 suo posto e senso negli Esercizi spiri-
tuali. Prospettive attuali, PUG, Roma 2005;
igual que el deseo o la nostalgia es el
LERA, J. Ma, "La Contemplación para alcan-
amor cuando no hay posesión o ésta zar amor: el Pentecostés ignaciano", Man 63
es inadecuada. La dinámica de la (1991) 163-190; ID., "Influjos patrísticos en la
CAÁ puede exponerse muy sencilla- contemplación para alcanzar amor de los
mente: en último término Dios no Ejercicios de San Ignacio", en Las Puentes de
debe ser amado porque Dios es bue- los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Sim-
no conmigo, aunque esta gratitud se posio Internacional (Loyola 15-19 setiembre
evoca en un ejercicio tras otro. Dios 1997) (PLAZAOLA, J. ed.) Mensajero-Univer-
debe ser amado finalmente por la sidad de Deusto, Bilbao 1998,207-222; MUE-
bondad o justicia que es en sí mismo. LLER, J., "The Suscipe Revisited," RR 53
En la Cuarta Semana de los Ejercicios, (1994) 534-543; PETERS, W. A. M.f The Spiri-
tual Exercises of St. Ignatius, Exposition and
al ejercitante se le identifica por pri- Interpretation, CIS, Roma 1978; RAHNER, K.,
mera vez como amigo de Cristo [Ej "Contemplación para alcanzar Amor" en
224]. El amor consiste en este inter- Meditaciones sobre los Ejercicios de San Ignacio,
cambio de conocimiento personal, y Herder, Barcelona 1971, 258-265; VÁZQUEZ
la CAÁ alcanza su objetivo en la en- MORO, U., A contemplacao para alcancar amor,
trega del amor perfecto -el amor de Edicpes Loyola, Sao Paulo 2005; WARNKE,
Dios por lo que Dios es. Y es en ese O., "The Contemplation to Attain Divine
amor donde los ejercitantes una vez Love", The Way Sup 58 (1987) 74-85.
457 contemplativo en la acción

CONTEMPLATIVO EN LA ser humano radicaban en lo espiri-


ACCIÓN tual. Para Platón y Aristóteles, el
ser humano no encuentra la perfec-
ción en la acción mundana, sino en
D ebemos esta formulación, que
caracteriza la "oración de Igna-
cio" y puede ser también considera-
el reconocimiento intelectual de lo
general y lo necesario. También pa-
da la expresión clásica del ideal de ra Plotino, que tuvo una gran in-
perfección específicamente ignacia- fluencia en la patrística, la perfec-
no, al padre Jerónimo Nadal (1507- ción está en la contemplación
1580). Se encuentra en sus Anotacio- espiritual y, por el contrario, toda
nes al examen, escritas en 1557, en las acción sigue siendo una etapa pre-
que dice que Ignacio "sentía y con- via e inferior.
templaba a Dios tanto en todas las En la valoración de acción y
cosas, actividades, conversaciones, a contemplación, los Padres de la Igle-
la manera de in actione contemplati- sia siguen en gran parte los ejem-
va, lo cual solía explicar: que en- plos griegos, aunque abordan nue-
contraba a Dios en todas las cosas" vas interpretaciones. Para ellos,
(MNadV, 162). acción significa no sólo una activi-
dad externa artesanal o política, sino
1. La formulación y sus concep-
igualmente también los esfuerzos
tos. Por el contexto, se desprende
ético-ascéticos y la lucha por la vir-
que la intención de Nadal con esta
tud y la perfección, que son la con-
fórmula, utilizada sólo aquí, no dición previa para la contemplación,
era dar una definición esencial y la unión del alma con Dios. En efec-
exacta, sino que con esta enseñan- to, el concepto de contemplación
za espiritual buscaba más bien ex- cambia frente a los filósofos griegos,
plicar lo que pensaba con concep- pero sigue admitiendo varias inter-
tos de la tradición. El valor de esta pretaciones: su significado abarca
fórmula estriba en que introduce desde el conocimiento puramente
la espiritualidad ignaciana en la intelectual hasta una relación con
tradición histórica viva de los con- Dios en la oración que determina la
ceptos de actio y contemplatio, pero vida entera. La tríada de la vía pur-
al mismo tiempo, mediante la gativar iluminativa, unitiva, que entró
nueva definición de la relación en- en la teología a través del Pseudo-
tre estos conceptos, diferencia cla- Dionisio Areopagita, refleja la jerar-
ramente lo específicamente igna- quía que proviene de Orígenes, en la
ciano de toda la tradición. Sin que la contemplación tiene una clara
embargo, la utilización de ambos preeminencia. El esfuerzo ascético
términos significa también un lí- sigue estando subordinado a la "vi-
mite, pues la fórmula sólo admite sión de Dios" y, con pocas excepcio-
su resolución completa en el plano nes, el valor del apostolado apenas
histórico de éstos y, precisamente se detecta hasta la Edad Media. Así,
por ello, puede ser interpretada de también Gregorio Magno se atiene a
manera errónea. la jerarquía tradicional, pero consi-
1.1 Aproximación histórica. Tanto dera que una vida apostólica que
la oposición conceptual de "acción" auna acción y contemplación (vita
y "contemplación" como la preemi- mixta) está por encima de una vida
nencia de la contemplación tienen "sólo" contemplativa.
su origen en la filosofía griega, para Esta más alta consideración de
la cual la esencia y la dignidad del la vita mixta se encuentra también
contemplativo en la acción 458

en Tomás de Aquino, aunque éste ciones faltan los conceptos acuñados


no cuestiona la preeminencia de la históricamente de actio y contemplatio
contemplación frente a la acción. y apenas se encuentran otros que se
En la argumentación sobre esta pre- correspondan con ellos. La pareja de
eminencia, Tomás permanece arrai- conceptos oratio-actio utilizada en la
gado en el pensamiento griego descripción del examen general se
cuando define la contemplación co- aplica a la "unión íntima con Dios",
mo conocimiento de la verdad (di- suprimiendo así la aparente oposi-
vina) y, así, la describe como con- ción: "...que él sea muy unido con
templación puramente intelectual; Dios nuestro Señor y familiar en la
la idea determinante en la que se oración y todas sus operaciones..."
apoya la demostración es para él [Co 723]; esta "unidad con Dios" de
que el intelecto es la facultad más la que Ignacio habla a menudo, ha
alta y característica del ser humano. de reunir acción y contemplación de
La idea propiamente cristiana de la misma manera. El amor debe ins-
que la perfección reside en el amor pirar todas las acciones humanas co-
todavía no se manifiesta totalmen- mo actitud interior y orientarlas ha-
te, aunque Tomás trata de incorpo- cia Dios. La aspiración a la pura
rarla asociando la vida contempla- intención y la búsqueda de Dios en
tiva del amor de Dios y la vida todas las cosas [Co 288] se convierten
activa del amor al prójimo con la así en el criterio que determina la vi-
cuestión del valor del mérito. Sin da espiritual.
embargo, el concepto de contem- En la fórmula de Nadal, actio no
plación sigue siendo indetermina- significa sólo, como para los Padres
do e intelectualmente limitado de- de la Iglesia, las acciones ético-ascé-
bido a la falta de una distinción ticas como etapa previa a la contem-
clara entre contemplación intelec- plación y así a la perfección, sino
tual y religiosa. todos los trabajos espirituales y cor-
1.2. Aportación ignaciana. De este porales y todas las formas de activi-
enfoque y esta jerarquización históri- dad apostólica que se pueden reali-
cos de los conceptos se diferencia zar para glorificar a Dios. Para
claramente no sólo la formulación de Ignacio, la propia acción es el espa-
Nadal, sino sobre todo también el cio en el que se alcanza la perfección
ideario ignaciano: se subordina radi- y se penetran mutuamente acción y
calmente el "elemento contemplati- contemplación. En el pensamiento
vo" a la vida activa-apostólica y la de Ignacio, la contemplatio no tiene ni
perfección está en el acto guiado y el significado de la contemplación
realizado con amor. La Fórmula del intelectual como en la antigüedad,
Instituto habla de "militar bajo la ni significa simplemente la contem-
bandera de la cruz" y de todas las plación religiosa en el sentido de la
formas de actividad sacerdotal, pero oración interior formal, sino que co-
no de "contemplación". La "perfec- rresponde más bien a lo que él ex-
ción de la propia vida", que se men- presa con "la unión íntima y la fami-
ciona como meta del "examen gene- liaridad con Dios" [Co 723] en las
ral" junto con la "consagración al que también se incluyen las accio-
prójimo" [Co 3], no ha de anteceder a nes. Con el contemplativus in actione
ésta en el sentido del contemplata aliis Nadal expresa, por un lado, la unión
tradere tomista, sino que ambas for- íntima de Ignacio con Dios que de-
man una unidad y tienen que pene- termina toda su vida -su oración y
trarse mutuamente. En las Constitu- su acción- y, por otro, explica el ide-
459 contemplativo en la acción

al al que ha de ir dirigida la aspira- enseñó que la comunión con Dios


ción ignaciana a la perfección: bus- no se puede forzar mediante largas
car incansablemente a Dios en todo oraciones y ejercicios de penitencia,
y la unión íntima con él en toda sino que es sobre todo un regalo de
nuestra vida y nuestra actividad. su gracia: la "visión de Dios" no es
2. La formulación en el contexto fruto de su "oración contemplati-
de su génesis. va", sino resultado de las visiones
que se le presentaron [Au 28-30].
2.1 En su desarrollo espiritual,
"Le parecía como si fuese otro hom-
Ignacio fue siempre, seguramente
bre y tuviese otro intelecto, que te-
por su temperamento, un "hombre
nía antes" [Au 30]. El esfuerzo per-
de acción", es decir, alguien que
sonal por Ja relación con Dios sigue
quiso distinguirse y destacarse so- siendo importante, pero recibe una
bre todo por sus hechos. Esta dis- nueva orientación: se convierte en
posición no cambió de manera de- el esfuerzo por estar abierto a Dios
cisiva por su convalecencia en en todo y orientar la vida entera ha-
Loyola y su conversión. Allí refle- cia él. La lucha por la "intención
xiona más bien sobre si debería recta" y por ordenar la propia vida
"hacer" lo mismo que hicieron los según Dios [Ej 21] se convierte así
santos [Au 7] y desde el principio le en la meta espiritual
anima el deseo de realizar grandes
cosas en servicio de Dios: "Y así de- Las experiencias espirituales
terminó de servir a nuestro Señor que tuvo con sus lecturas en Loyo-
como él mejor pudiese, y hazer co- la, y sobre todo más tarde en Man-
sas para mayor gloria suya. Y esto resa, le llevaron a darse cuenta cada
fue su primer principio" (MNad V, vez más profundamente de la nece-
270). sidad de conocer e imitar a Jesús
para vivir la vocación. Ignacio esta-
El afán de un servicio creciente ba pues decidido no sólo a "dejar
en medio de la experimentación de sus vestidos y vestirse las armas de
sus limitaciones le hizo ver cada Cristo" [Au 17], sino también a ro-
vez más claro que requería dejarse gar fervientemente ser recibido de-
guiar por Dios y convertirse así en bajo de su bandera [Ej 147]. Así, no
una "herramienta" en sus manos. es de extrañar que la oración con-
¡En este conocimiento, que se desa- templativa sea en él sobre todo una
rrolló internamente sobre todo en "contemplación de Cristo" y la pa-
Manresa, está la verdadera razón labra contemplatio sólo aparezca, en
de la nueva interpretación de los el libro de los Ejercicios. Sin embar-
conceptos y de la preeminencia de go, el "conocimiento de Cristo" no
la actio sobre la contemplatio! Así, la es la última meta en la que se en-
actio es para Ignacio no sólo un es- cuentra la perfección y en la que el
fuerzo ético-ascético que prepara ser humano puede descansar y
para la contemplatio, sino más bien quedarse, por decirlo así, "contem-
la "respuesta" dada a la llamada de plando a Dios", sino más bien el ca-
Dios. En esta "respuesta" -vivien- mino y la condición previa para
do su vocación-, el ser humano tie- que la vida se convierta realmente
ne que ver su perfección y aspirar a en una respuesta de amor, es decir,
ella. tengo que "demandar conocimien-
Tras su conversión, Ignacio pa- to interno del Señor, que por mí se
só a buscar apasionadamente a ha hecho hombre, para que más le
Dios. La experiencia en Manresa le ame y le siga" [Ej 104].
contemplativo en la acción 460

La contemplación está así al y la diferencia de otras. También


servicio de la acción que, al mirar a habla de ella en las Anotaciones al
Jesucristo, hay que revisar constan- examen, donde se refiere sucesiva-
temente. Ignacio descubrió que só- mente al nombre de la CJ, a su fina-
lo por la relación viva con Cristo es lidad, al significado de los votos, a
posible servir a Dios de la manera su modo de vivir y a las personas
correcta y dejarse guiar por él. Así, en ella.
sólo se puede comprender acerta- Con respecto al mayor servicio
damente el ideal de perfección de a Dios, el modo de vivir es "co-
Ignacio al que se alude con la for- mún" y está obligado a la vida acti-
mulación contemplativus in actione va, pero también ha de estar marca-
si no se desliga de esta relación con do por el esfuerzo en favor de la
Jesucristo. Para Ignacio, está en perfección interior. Como se trata
juego el ser humano, que en toda de la "intención recta" y la actitud
su acción contempla incansable- interior en todas las acciones, es im-
mente a Cristo y, siguiendo su portante la perfección en todas las
ejemplo, trata de revisarla y rectifi- virtudes, pero corresponde a la
carla constantemente. obediencia un significado especial.
2.2 En su vida y en sus escritos Puesto que hoy se ha de ver a Jesu-
Nadal acuñó la formulación con- cristo en los superiores, ante los
templativus in actione en el año 1557; cuales ha de rendirse exteriormen-
entonces no le movió la aflicción te, se refieren finalmente a él y a
por la muerte de Ignacio, sino más Dios mismo. La contemplación de
bien una enorme gratitud interior la presencia de Jesucristo en el su-
por todo lo que Dios ha regalado y perior lleva después a Nadal en su
seguirá regalando a la CJ a través exposición a la oración, que se re-
de él (MNad 1,345). Profundamente fiere a la contemplación de los Mis-
marcado por el espíritu de Ignacio, terios de Cristo y a través de la cual
Nadal había recibido de éste la ta- tratamos luego de experimentarlo
rea de exponer las constituciones interiormente de manera cada vez
en España, y así hacer comprensi- más profunda como camino, ver-
ble la espiritualidad de la Compa- dad y vida, según nos enseña el li-
ñía. Se sintió obligado a esta misión bro de los Ejercicios.
también después de su muerte, Nadal aborda primero el tema
cuando escribió las Anotaciones al de la gracia especial de la oración
examen en las que se encuentra el de Ignacio y su contemplación de la
contemplativus in actione. Santísima Trinidad; después, su fa-
Dado que Nadal considera a cilidad para estar siempre en unión
Ignacio la causa exemplaris et instru- con Dios y encontrarlo en todo y, fi-
mentalis de la vocación de los jesuí- nalmente, la claridad y la seguri-
tas y está profundamente conven- dad de su acción en Cristo, que nos
cido de la gracia recibida a través llena de admiración y consuelo: de
de él, concede un gran significado admiración porque para nosotros
tanto a la caracterización de su mo- es el ejemplo que hemos de seguir,
do especial de "relación con Dios" y de consuelo porque creemos que
como a la exposición de "nuestro esta gracia especial de la oración y
modo de proceder" (noster modus de la contemplación -la gracia del
procedendi). En constante referencia contemplativus in actione- es uno de
al ejemplo de Ignacio, explica lo los dones para toda la CJ de Jesús y
que distingue la vocación de la CJ la espiritualidad ignaciana.
461 contemplativo en la acción

3. El significado filosófico-teológi- cuentran en el dualismo filosófico de


co de la formulación. espíritu y materia con importantes
3.1 Consecuencias filosófico-teoló- consecuencias para el pensamiento
gicas. El cambio en la interpretación cristiano en forma de "esplritualis-
de los conceptos, y sobre todo la re- mo". Para éste, el alma está ligada a
lativización de la contemplatio a tra- la materia como puro espíritu sólo
vés del acento en la actio, han identi- exteriormente y encuentra su perfec-
ficado aquellas fuentes históricas de ción al liberarse lo más posible de és-
donde proceden interpretaciones ta; el cuerpo humano y todas las ac-
erróneas ya desde la antigüedad y ciones humanas pierden así su valor.
con efectos en la patrística y la esco- Esta interpretación está superada, en
lástica: intelectualismo, espiritualis- principio, por la doctrina cristiana de
mo e individualismo. Reconocerlas la creación, pero no siempre se sacan
no sólo parece importante, porque las últimas consecuencias para la de-
han permanecido vivas hasta hoy en finición de la relación entre // dentro ,/
grupos aislados, sino sobre todo y "fuera". No puede haber una "pu-
porque sus respectivos puntos de ra intimidad" si el alma está referida
vista pueden llevar a interpretacio- principalmente al cuerpo. El ser hu-
nes inexactas del contemplativus in mano no sólo acoge el mundo exte-
actione y así a una presentación erró- rior en el interior de su espíritu, sino
que éste, en su volición ética también
nea del ideal ignaciano.
está orientado hacia fuera para con-
Para el intelectualismo, que formar activamente este mundo.
considera que el entendimiento es Desde el punto de vista cristiano, es-
la facultad humana más sobresa- to no es válido sólo para el amor al
liente y el conocimiento intelectual prójimo, sino también para el amor a
de la verdad eterna el acto más su- Dios, que asimismo "se debe poner
blime al que hay que aspirar, la pu- más en las obras que en las palabras"
ra contemplación es superior a [Ej 230]. La búsqueda de una pura
cualquier servicio emprendido a intimidad no puede desterrar el peli-
causa de Dios. Sin embargo, olvida gro existente de la alienación, pero sí
que el conocimiento no existe aisla- puede hacerlo la lucha infatigable
do y en la consumación de la vida del ser humano por la "recta inten-
nunca representa algo definitivo, si- ción" en la búsqueda de la voluntad
no que se realiza en la acción ética de Dios y en la acción según ella.
del ser humano. El conocimiento es
El individualismo está estrecha-
necesario como factor parcial y
mente vinculado al intelectualismo
complementario del esfuerzo acti-
y al espiritualismo; para ambos, la
vo; conocer y querer se comple-
aspiración a la perfección es sólo
mentan y ambos pertenecen por una cuestión del individuo, que pa-
igual y esencialmente a la propia ra ello busca desvincularse en lo po-
consumación del ser humano. No sible de todas las ataduras y relacio-
obstante, el mayor conocimiento de nes. Este individualismo contradice
Dios permanece vacío y no tiene profundamente el espíritu del cris-
ningún valor desde el punto de vis- tianismo, pero también pasa por alto
ta cristiano si no va seguido de la li- el inquebrantable vínculo del indivi-
bre entrega a Dios en actos de fe y duo con la comunidad, pues el ser
amor. humano se desarrolla desde el co-
Las raíces de la valoración clási- mienzo en comunidad y sigue nece-
ca de acción y contemplación se en- sitando el contacto con ésta; es decir,
contemplativo en la acción 462

en principio, no puede vivir sin ella. presión del amor de Dios y dones
Además, los individuos reciben gra- de los que el ser humano ha de ser-
cia y salvación a través de la comu- virse para alabar a Dios y servir al
nidad de la Iglesia que, como cuerpo prójimo [Ej 23]. Pero no sólo las
místico de Cristo ya antes de su criaturas proceden "de Dios", sino
constitución, está salvada y ha reci- que también el propio Dios se hu-
bido la gracia; sin embargo, vivien- milla en su amor para habitar en
do la responsabilidad mutua y la ellas [Ej 235]. Este amor de Dios in-
contribución activa a la santificación vita al ser humano a descubrir la
de otros, los mismos individuos tie- creación como lugar de encuentro
nen que concretar esta comunidad con él y alimentarla a través de la
de salvación y hacer que otros la acción activa por y en su Dios.
puedan experimentar. En el esfuer- Aún más profundamente que
zo por la santificación de los próji- en los dones de la creación, Ignacio
mos, Cristo vive no sólo el amor al reconoció el amor del Dios trinitario
prójimo, sino también la mayor con- en la encarnación del Hijo (cf. [Au
sumación del amor de Dios cuando, 29; Ej 101-109]): en Jesucristo, Dios
en actitud de servicio, se entrega a se inclina hacia la humanidad perdi-
los planes de Dios para contribuir da para liberarla de su pecado y lle-
como instrumento suyo a su obra de varla de nuevo al amor del Padre.
salvación en el mundo. Ignacio no veía esta "acción" de
3.2 Sus fundamentos y repercusio- Dios sólo como algo que debe ser
nes teológicos. El contemplativus in ac- una y otra vez objeto de su "oración
tione es fácilmente malinterpretado contemplativa", sino que la sentía
si se considera sólo una fórmula sobre todo como invitación y misión
aislada y no se entiende e interpreta a la misma acción, o más exactamen-
realmente a partir de la imagen de te: a implicarse en la obra salvadora
Dios y de la relación de Ignacio con de Jesús. Las experiencias de Manre-
Él. No sólo es una descripción de su sa le hicieron descubrir el significa-
oración, sino también la expresión do de la "acción apostólica" en la
de toda su relación con Dios, que que ha de realizarse el amor a Dios y
alcanzó su carácter definitivo en la a los seres humanos y a la que, por
visión del Cardoner. Hasta aquellas tanto, hay que subordinar todo lo de
visiones espirituales que se le pre- más. La posición de preeminencia
sentaron en Manresa, Ignacio esta- de la actio está fundada en la rela-
ba aún en la estela de la tradición ción de Ignacio con Cristo.
espiritual precedente y buscaba la La profunda admiración inter-
perfección en la oración contempla- na por el hecho de que Jesucristo se
tiva, para la que debían disponerle abandonó y se humilló hasta la
sus severos ejercicios de penitencia. muerte en la cruz y por amor a no-
La profunda experiencia de la Trini- sotros se hizo instrumento de salva-
dad y las otras visiones teológicas ción en manos del Padre movió a
dieron a su vida y su oración una Ignacio a pedir un amor así, peti-
dirección totalmente nueva y le ción que fue escuchada de la mane-
convirtieron en un instrumento en ra más clara en la visión de La Stor-
manos de Dios. ta, cuando el Padre le dio por
El conocimiento de que "hay compañero al Hijo que lleva la cruz
que encontrar a Dios en todas las [Au 96]. Este amor que se deja to-
cosas" refleja la nueva óptica de la mar incondicionalmente para im-
creación: las cosas creadas son ex- plicarse en la salvación de todos los
463 contemplativo en la acción

seres humanos, se convierte en el círculo: y es con tener perfección de


distintivo determinante de su vida; oración y ejercicios espirituales y
¡se convierte en la expresión visible ayudar al prójimo, y luego con ello
de su "mística del servicio"! adquirir más perfección en la ora-
Ignacio experimentó que la ción para más ayudar al prójimo"
"búsqueda" arbitraria de Dios no (Nicolau 1945, 75ss).
lleva a su conocimiento, sino que Sin embargo, precisamente co-
Dios mismo le busca y le lleva de la mo perífrasis del "encontrar a Dios
misma manera que "un maestro de en todas las cosas", el contemplati-
escuela a un niño, enseñándole" vas in actione tampoco se debe ma-
[Au 27]. Así se le manifiesta que en linterpretar de manera panteísta:
la relación con Dios se trata de la las cosas no son "divinas" en sí
"perfección del discípulo" que mismas, sino que sólo el amor de
"oye" las palabras del maestro y Dios las hace valiosas a todas. Por
después "actúa". Viendo su debili- un lado, la formulación ha de verse
dad humana, y consciente de que como expresión de la sensibilidad
debe ir "a la escuela de Dios", Igna- hacia el amor del Dios trinitario
cio, que siempre había rechazado que no sólo penetra y da vida a to-
con desprecio la medianía, aprende da la realidad creada con su amor,
a reconocer "su medida" y com- sino que también, redimiendo y sal-
prende que como pecador está lla- vando, entra en la realidad de peca-
mado a trabajar en el Reino de Dios do -y por eso "no divina"- del ser
[Ej 59]. La meta no puede ser una humano. Por otro lado, significa
perfección que se ha desprendido también la actitud del amor con el
de esta realidad humana, sino sólo que hay que tratar a los seres hu-
el magis de un servicio obediente. El manos y las cosas y portarse con
discernimiento de espíritus y el ellos, es decir, es expresión de la
continuo esfuerzo por la "intención "discreta caridad" con la que hay
recta" en toda acción constituyen que servir al ser humano pecador y
los pilares para su realización. a la Iglesia, humanamente llena de
Puesto que ambas, contempla- errores. El contemplativus in actione
ción y acción, están obligadas a este no sólo desafía a amar todas las co-
magis en el sentido de una disposi- sas en Dios, sino también a amarlas
ción interior al servicio en la mayor a todas como Él.
entrega posible al "Rey eternal" [Ej 4. Repercusiones y consecuencias
91-98], no se pueden separar una de para la espiritualidad. El contemplati-
otra, sino que están esencialmente vus in actione se encuentra con muy
relacionadas entre sí. La contempla- poca frecuencia en el título de las
ción de la vida de Jesús y de su publicaciones; encontramos mucho
amor incita al "Tomad Señor y reci- más a menudo la perífrasis "buscar
bid" y exige la respuesta activa, pe- y hallar a Dios en todas las cosas" o
ro todo ser activo queda remitido a también el "en todo amar y servir".
medirse tomando como ejemplo la Estos títulos subrayan sin duda as-
vida de Jesús y ante todo a recibir pectos esenciales de la formulación
ayuda y fuerza de Él, porque "mi de Nadal, pero, al mismo tiempo,
medida potencia" desciende "de la suponen una interpretación de ésta
suma y infinita de arriba" [Ej 237], que no tiene por qué corresponder a
como todos los dones. En sus Plati- su intención y desde el punto de vis-
cas de Coimbra, Nadal p u d o decir: ta espiritual puede señalar fácilmen-
"Porque nuestra perfección anda en te en una dirección equivocada.
contemplativo en la acción 464

El contemplativus in actione co- nes deben incluirse en la contemplatio


rresponde a un camino espiritual y unirse con ésta todo lo posible, pe-
recorrido por Ignacio y que de for- ro el esfuerzo del novicio o del esco-
ma parecida han de recorrer los je- lar ha de ir dirigido muy esencial-
suitas y los cristianos que desempe- mente a la práctica de la "intención
ñan el apostolado: es el camino que recta" en la obediencia vivida, en la
siguió Ignacio desde la propia "bús- fidelidad en el estudio y en todos los
queda activa de Dios" a la experien- demás servicios. Así, también se po-
cia llena de gracia del "encontrar a ne el acento en la mortificación, que
Dios en todas las cosas" y que le ca- ha de llevar a una mayor libertad in-
pacitó cada vez más, desde la fami- terior para con Dios y su voluntad.
liaridad interior recibida, para ser En la formación, actio y contemplatio
un "hombre que actúa en y para to- se relacionan sin duda una con otra,
do enteramente desde Dios". Sin pero esto se ha de ver como la intro-
embargo, este camino, a pesar de ducción a una vida y una acción ver-
estar claramente orientado por el daderas en el sentido del contempla-
objetivo final, no se debe malinter- tivus in actione. Se trata aquí, igual
pretar como una calle de dirección que en el camino vital de Ignacio, de
única, sino que invita a volver al una etapa de la "búsqueda de Dios"
punto de partida y recorrerlo, en con la que se sienta el fundamento,
cierto modo, siempre de nuevo. y de la petición ferviente de que
Puesto que el contemplativus in Dios colme la vida de esta gracia.
actione no es sólo resultado de una Una interpretación del contem-
decisión o un empeño, y con ello al- plativus in actione limitada a la
go que el ser humano puede produ- "búsqueda de Dios" da la impre-
cir por sí mismo, sino una gracia y sión de que se trata sólo, o al me-
fruto de una profunda unión íntima nos sobre todo, de una actividad
interior con Dios, no se trata de una del ser humano; sin embargo, así
descripción general de la oración no se tiene en cuenta la gracia, la
ignaciana, sino, en sentido propio, actuación de Dios, que Nadal su-
de la gracia y la forma especiales de braya precisamente con el contem-
oración que han de caracterizar la plativus: el ser humano es llamado
vida del jesuita formado. Sin em- a actuar e implicarse activamente
bargo, como ideal de "nuestro mo- en la obra salvadora de Dios, pero
do de proceder", es al mismo tiem- siempre recibe y ha de ponerse an-
po un reto y un mandato para que te Dios como el que pide. Con el
cada uno trabaje con todas sus fuer- Deum esse in ómnibus rebus invenien-
zas y desde el principio para con- dum se aborda la visión interior
vertirse cada vez más en un ser hu- que Ignacio experimentó como "re-
mano que vive y actúa desde Dios. galo": Dios se ha de hallar en todas
Por eso, en el noviciado y en la las cosas, y se deja encontrar. Este
ulterior formación del jesuita, la con- "hallar a Dios en todas las cosas"
templatio constituye una parte inte- subraya la gracia de la familiaridad
grante irrenunciable y ha de servir con Dios, fundamental para una vi-
para la búsqueda viva de Dios, co- da como "instrumento en manos
mo también todos los Ejercicios van de Dios", mientras que el "buscar a
dirigidos a dicha búsqueda y a Dios en todas las cosas" es señal de
orientar la vida hacia Dios para lo- la actuación humana y expresión
grar una familiaridad más profunda del amoroso agradecimiento por la
con Él. Desde el principio, las actio- vocación recibida.
465 contento

La meta del contemplativus in cia, reflexión, opciones, acción'; to-


actione es el amor activo y la acción do ello en una constante interrela-
en unidad con el Dios trinitario, y ción según el ideal del 'Contempla-
para animar este amor el jesuita ha tivo en la Acción ,,, (CG 34, d26, 8).
de esforzarse en todo (CG 31, dl4,
4). Su capacidad de entrega, que re- Antón WITWER, SJ
cibe de la certeza interior de la pre-
sencia de Dios, debe unirse siempre /* Amor, Buscar, Contemplación para alcan-
zar Amor, Discretio, Encontrar, Espiritualidad
a la mirada atenta a la vida y las ignaciana, Mística ignaciana, Modo de proce-
obras de Jesús para encontrar la der, Servicio, Todo.
"discreta caridad" y así estar real-
mente en situación de amar al crea- Bibl.: ALPHONSO, H., "La vida diaria como
oración" en Ejercicios Espirituales y mundo
dor "en todas las cosas y a todas en
de hoy. Congreso Internacional de Ejercicios
él, según su santa y divina volun- (hoyóla 20-26 set. 1991) (GARCÍA-LOMAS, J.
tad" [Co 288]. M. ed.), M-ST, Bilbao-Santander 1992, 265-
Esta referencia al ejemplo de 278; ARRUPE, R, "Inspiración trinitaria del
Jesús para vivir del amor explica carisma ignaciano, 8.II.80", en Ea identidad,
391-435 (AR XVIII [1980] 67-114); BARRY, W.
que el contemplativus in actione no A., "Jesuit Spirituality for the Whole life",
sólo requiere la oración para cuidar SSJ 35 (2003); BARRY, W. A. / DOHERTY, R. GV
la familiaridad con Dios, sino que Contemplativos en la acción. Ea espiritualidad
también ha de ser contemplación jesuítica, ST, Santander 2004; CORETH, E.,
de la vida de Jesús en el espíritu de "Contemplativus in actione", ZkTh 76
los Ejercicios (CG 32, d l l , 8; [Ej (1954) 55-82; DECLOUX, SV "En todo amar y
servir. Para una comprensión del lema ig-
206]). En este sentido el regreso per- naciano", Man 63 (1991) 7-31; GARCÍA DE
manente a la "búsqueda de Dios", CASTRO, ]., "La mística de Ignacio: cultura y
es decir, al comienzo del camino costumbre", Man 76 (2004) 333-353; GON-
mencionado, es decisivo para que ZÁLEZ HERNÁNDEZ, L., "Contemplativos en
la acción sea y siga siendo realmen- la acción. En la escuela de los Ejercicios ig-
nacianos", Man 59 (1987) 389-403; JALICS, R,
te una acción según el modo de
"The contemplative phase oí the Ignatian
pensar de Jesucristo. Sin la escucha Exercises", The Way Sup 103 (2002), 25-42;
atenta de Dios y sin conversión no MEJÍA, R., "Buscar y hallar a Dios en todas
podemos "ser realmente 'contem- las cosas. La integración espiritual según
plativi in actione 7 " (CG 33, d i , 40). san Ignacio de Loyola", Apuntes Ignacianos
La CG 34 describe así lo que la 31 (2001) 1-85; NICOLAU, M., Pláticas espiri-
tuales del P. Jerónimo Nadal S.L en Coimbra
formulación de Nadal nos exige (1561), Facultad de Teología, Granada 1945,
hoy: "Para el jesuita, por lo tanto, no 75ss; REHG, W., "Chrístian Mindfulness: A
sería adecuada una respuesta cual- Path to Finding God in A1I Things", SSJ
quiera a las necesidades de los hom- 34/3 (2002) 1-32; SUDBRACK, J., "yGott fin-
bres y las mujeres de hoy. La inicia- den in alien Dingen'. Christliche Kontem-
tiva debe venir del Señor que labora plation und ignatianische Exerzitien", GuL
71(1998)362-375.
en los acontecimientos y en las per-
sonas aquí y ahora. Dios nos invita
a unirnos a Él en sus trabajos, con
sus condiciones y a su manera. Des- CONTENTO
cubrir al Señor y unirnos a Él, traba-
jando para llevarlo todo a plenitud,
i
i
es central en el modo de proceder
de la Compañía. Es el método igna-
E l c. tiene, por lo menos, tres sig-
nificados: por un lado, es sinó-
nimo de alegría, aunque más ate-
jf ciano de discernimiento orante, que nuada o contenida; por otro, se
I puede ser descrito como 'experien- puede entender como agrado o sa-
contento 466

tisfacción; por último, indica acep- que se quiere ayudar para se ins-
tación o conformidad. En los tres truir y para llegar hasta cierto grado
sentidos es utilizado en los escritos de contentar su alma, se puede dar
ignacianos. Como sustantivo, apa- el examen particular..." [Ej 18]. Este
rece diecinueve veces en las Consti- mismo sentido de armonía y agra-
tuciones y ocho veces como verbo, y do aparece como signo de un dis-
dos veces en el Diario espiritual. cernimiento bien hecho. Así, en el
Además, aparece ocho veces bajo la Examen de las Constituciones se dice
variable de contentamiento, seis de que, si conviene, hay que diferir el
ellas en el Diario, cinco como sinó- tiempo de la probación "hasta en
nimo de "alegría" (cf. [De 81.124. tanto que todas las partes [el candi-
140.155.222]) y una como "acepta- dato y la Compañía] sean contentas
ción" [De 383]. y satisfechas en el Señor nuestro"
1. Contento como sinónimo de ale- [Co 100]. Este quedar c. es más que
gría. Es uno de los términos que apa- simplemente satisfecho. Importante
rece en el primer discernimiento que es también la explicitación "en el
hizo S. Ignacio en el lecho de Loyola. Señor nuestro", porque no se trata
Fue su resonancia lo que le permitió de alcanzar un acuerdo o un pacto
darse cuenta de que unos pensa- entre las dos partes, sino de un dis-
mientos venían de Dios y otros no: cernimiento. Con tales palabras
cuando se imaginaba haciendo ás- acaba el apartado del Examen: el
peras penitencias, se consolaba mu- candidato, "siendo así enteramente
cho con tales pensamientos, y no só- contento de todo lo que está dicho
lo mientras estaba en ellos, sino en el Señor nuestro, podrá ser ins-
"aun después de dejados, quedaba truido y examinado de lo demás
contento y alegre" [Au 8]; en cam- por algunos de los exámenes dichos
bio, "cuando pensaba aquello del o todos ellos, según pareciere más
mundo, se deleitaba mucho; mas conveniente; porque todas las par-
cuando después cansado lo dejaba, tes sean contentas y satisfechas, en
hallábase seco y descontento" [Au todo procediendo con mayor clari-
8]. Aparece, pues, junto con la ale- dad; siendo todas las cosas guiadas
gría, como una de las características y ordenadas para mayor servicio y
de la consolación. Por el contrario, el alabanza de Dios nuestro Señor"
"descontento" es una insatisfacción, [Co 133]. El contentamiento es un
una zozobra, un desagrado respecto criterio de discernimiento para es-
del estado en el que uno se encuen- cuchar las mociones ante una deci-
tra (D4 3). Estamos ante la polaridad sión. Así, no sería justo enviar fuera
ignaciana fundamental de la conso- de la CJ a un candidato que, entran-
lación / desolación: alegría / tristeza, do sano, se enfermara estando en el
contento/descontento, gusto/se- servicio de la Compañía: "Si no es
quedad. Polaridad que es esencial contento él mismo, no sería justo
en el proceso de todo discernimien- enviarle fuera de la Compañía por
to cristiano. sola tal causa" [Co 213]. Nótese que
esta atención a que haya contento
2. Contento como satisfacción. El "de todas partes" se trata de una
segundo significado es simplemen- unanimidad que es fruto de la ac-
te el de agrado. Con este sentido ción del Espíritu.
aparece en la decimoctava anota-
ción, a propósito de las adaptacio- 3. Contento como aceptación y
nes de los Ejercicios según las cir- conformidad. Donde el c. adquiere
cunstancias y disposición. Así, "al una mayor densidad espiritual es
467 contrición

en su tercera acepción: como una contentos y quietos de servir a su


serena aceptación de una situación, Criador y Señor en los oficios y mi-
fruto de la disponibilidad. En el nisterios bajos y humildes, en bene-
Diario espiritual, aparece como la ficio de la Casa y Compañía, cual-
actitud con la que se debe aceptar quiera que sean, aparejados para
el modo como Dios quiera manifes- acabar en ellos todos los días de su
társele, contrapuesto a su avidez e vida, creyendo en esto servir y ala-
impaciencia: "Sin lágrimas, ni creo bar a su Criador y Señor, haciendo
así, deseo desordenado de haber- todas las cosas por divino amor y
las, contentándome con la voluntad reverencia" [Co 118; cf. Co 13]. En se-
del Señor" [De 114]. "Con mucha gundo lugar, a la hora de renunciar
quieta devoción [...] pensaba qué a los bienes, hay que dejar en manos
quería hacer la santísima Trinidad de otras personas adecuadas su des-
de mi, por qué vía quería llevarme, tinación, y quedarse contentos en lo
y yo [...] pensaba que por ventura que ellas juzgasen ser más perfecto
sin visitaciones de lágrimas me y a mayor gloria de Cristo nuestro
quería hacer contento, sin ser ávido Señor [Co 55]. También se les pre-
o desordenado de ellas" [De 119]. guntará si "hallarán contento en
Hacia el final de los cuarenta días, que todos los errores y faltas, y cua-
el 8 de marzo, siente mucha devo- lesquiera cosas que se notaren y su-
ción interna y no desea alzar la mi- pieren suyas, sean manifestadas a
rada hacia arriba "para procurar sus Mayores por cualquier perso-
ser contento de todo" [De 136]. na", es decir, estar "contento de
Acabado el largo período de los ayudar a corregir y ser corregido"
cuarenta días de combate contra su [Co 63]. Finalmente, se dice que "en
propia avidez, la aceptación (con- las enfermedades todos procuren
tentamiento) de no tener lágrimas sacar fruto de ellas, no solamente
aparece como uno de los signos de para sí, sino para la edificación de
que acepta el modo como Dios tie- los otros; no siendo impacientes ni
ne de mostrársele: "Parecía que yo difíciles de contentar, antes tenien-
debería estar tan contento cuando do y mostrando mucha paciencia"
no era visitado con lágrimas" [De [Co 272].
184]; cuestión que se confirma más
tarde: "Acabada la misa, me halla- En definitiva, el c. remite a un
ba más contento sin ellas [las lágri- estado espiritual ligado a la indife-
mas], y con afecto, juzgando que rencia que contiene una connota-
Dios nuestro Señor lo hacía por mi ción de gozo que no tiene ésta.
mejor" [De 186].
Javier MELLONI, SJ
Esta aceptación alegre es la dis-
posición que se pide en diferentes Z1 Alegría, Consolación, Discernimiento, Dis-
lugares para los candidatos a la CJ y ponibilidad, Indiferencia, Tristeza.
durante los años de formación para
los estudiantes (cf. [Co 100.121.125.
133]). En primer lugar, se trata de
un estado de indiferencia positiva y CONTRICIÓN
de disponibilidad respecto al grado
o estado que se le quiera otorgar en
la Compañía: "Demándese a los ta-
les Coadjutores [temporales], como
I * Contexto. En los Ejercicios Espiri-
tuales Ignacio hace ver que todo
el hombre es interpelado y salvado
cosa propia de su vocación, si serán por Dios, y por tanto todo él está
contrición 468

llamado a relacionarse con Dios. En para el tema de la c, ya que pone


el proceso de personalización de la de relieve que el proceso de purifi-
salvación, el núcleo central es el cación no puede empezar de mane-
perdón de los pecados. La Primera ra artificial, abstracta, es decir con
Semana de los E/ercicios se centra enfoques moralistas. El examen
enteramente en la toma de concien- particular significa tomar en cuenta
cia de ser pecador, para que por la vivencia concreta teniendo como
medio de oraciones y exámenes el telón de fondo la relación con Dios,
ser humano se prepare y camine como se indica en el PF. Esto signi-
hacia la reconciliación con el Señor. fica percibir algo que en la persona
Aunque en los textos ignacia- no es según el plan de Dios: cada
nos el término "contrición" aparece cual tiene una espina en el costado,
una sola vez, según Ignacio ocupa y el examen particular lleva a tomar
un lugar central en el proceso de conciencia de ello, de manera expe-
purificación. Y hay que entenderlo riencial y racional al mismo tiempo.
como participación del hombre a la Mientras uno percibe aquello que
no es según el plan de Dios, Ignacio
salvación
pone de relieve todo el alcance y el
El contexto en el que Ignacio peso de lo que es teológicamente el
emplea el término c. es la peniten- pecado y la tragedia que conlleva.
cia [décima adición], "la cual se di- Por un lado, Ignacio espolea la ima-
vide en interna y externa. Interna es ginación para que vea y considere
dolerse de sus pecados con firme "mi ánima ser encarcerada en este
propósito de no cometer aquellos ni cuerpo corruptible, y todo el com-
otros algunos" [Ej 82]. La externa, pósito en este valle como desterra-
consecuencia de la primera, se re- do entre brutos animales. Digo to-
fiere a la comida y a "castigar la do el compósito de ánima y
carne, es a saber, dándole dolor cuerpo" [Ej 47]. Por otro lado preci-
sensible" [Ej 85]. La penitencia ex- sa que se trata de "pedir" a Dios
terna se hace por tres efectos: "por nuestro Señor, es decir relacionarse
satisfacción de los pecados pasa- auténticamente, precisando qué
dos"; "por vencer a sí mismo" y queremos y deseamos, pero de ma-
"para buscar y hallar alguna gracia nera tal que nuestro querer y nues-
o don que la persona quiere y de- tro desear sean expuestos al Señor a
sea; así como si desea haber interna modo de plegaria. Al instante, esto
c. de sus pecados, o llorar mucho pone de relieve que lo que uno
sobre ellos o sobre las penas y dolo- siente al descubrirse pecador es por
res que Cristo nuestro Señor pasaba un lado esfuerzo del hombre, pero
en su pasión, o por solución de al- de hecho es un don que procede di-
guna dubitación en que la persona rectamente del Señor. Es importan-
se halla" [Ej 87]. te pedir y tomar conciencia de qué
2. El principio de la contrición es se ha pedido, y de que todo lo que
experiencial-racional. Tras el PF, que conlleva la redención está excluido
prácticamente es una visión antro- de una especie de autogestión de
pológica sintética, Ignacio pone en sentimientos, afectos, decisiones y
la justa jerarquía las relaciones en- propósitos.
tre Dios, el hombre y la creación, En la primera parte Ignacio no
subrayando la libertad y la indife- teme pedir cosas fuertes e intensas,
rencia. Luego empieza con el exa- como por ejemplo "vergüenza y
men particular, muy importante confusión de mí mismo" [Ej 48],
469 contrición

"crecido e intenso dolor y lágrimas rriendo por todas las criaturas, có-
de mis pecados" [Ej 55], colocando mo me han alejado en vida y con-
así al hombre pecador en el contex- servado en ella; los ángeles, como
to universal del pecado y sugirien- sean cuchillo de la justicia divina,
do comparaciones para suscitar la cómo me han sufrido y guardado y
humildad y llegar hasta 'Ver mi co- rogado por mí; los santos, cómo
rrupción y fealdad corpórea" [Ej han sido en interceder y rogar por
58]. E Ignacio va más allá: propone mí; y los cielos, sol, luna, estrellas y
que nos veamos "como una llaga y elementos, frutos, aves, peces y ani-
postema de donde han salido tan- males; y la tierra, cómo no se ha
tos pecados y tantas maldades y abierto para sorberme, criando
ponzoña tan turpísima" [Ej 58]. Se nuevos infiernos para siempre pe-
trata de tomar conciencia de uno nar en ellos" [Ej 60].
mismo con un realismo tal que uno 4. Ea contrición sobre el trasfondo
sienta todo su propio mal, hasta el de la misericordia de Dios. En medio
punto de no poder resistir más "pa- de este proceso de purificación, Ig-
ra que sienta interno conocimiento nacio sitúa un coloquio con Cristo
de mis pecados y aborrecimiento presente y en cruz [Ej 53]. Luego,
de ellos [...] para que sienta el de- desde la cruz, orienta la mirada "so-
sorden de mis operaciones, para bre mí": "lo que he hecho por Cris-
que, aborreciendo, me enmiende y to, lo que hago por Cristo, lo que
me ordene [...] pedir conocimiento debo hacer por Cristo". E invita a
del mundo, para que, aborreciendo, razonar "viéndole tal, y a sí colgado
aparte de mí las cosas mundanas y en la cruz, discurrir por lo que se
vanas" [Ej 63]. ofreciere" [Ej 53]. No se trata de un
3. Ea contrición como oración. Si simple razonar; se trata, de nuevo,
esto ocurre en el marco de una ora- de una relación intensa de afecto y
ción, no es una reflexión sobre una rica de pensamiento: "El coloquio se
norma para comprender nuestra hace, propiamente hablando, así co-
ineptitud, sino más bien se trata de mo un amigo habla a otro, o un sier-
descubrir el pecado allí donde teo- vo a su señor: cuándo pidiendo al-
lógicamente hay que colocarlo, es guna gracia, cuándo culpándose
decir, en la relación con Dios y por por algún mal hecho, cuándo comu-
consiguiente con los demás, con el nicando sus cosas y queriendo con-
mundo y con uno mismo. Ignacio sejo en ellas" [Ej 54].
habla de "coloquios" con la Virgen, La comprensión de uno mismo
con el Hijo y con el Padre directa- como pecador acontece, entonces,
mente [Ej 63]. sobre el trasfondo del misterio pas-
Esta manera de orar y contem- cual, acontecimiento central de la
plar el propio estado de pecado ha- salvación. El fundamento sigue
ce ver la sima que hay entre mi ser siendo la misericordia, la fidelidad
y el Señor [Ej 59], pero al mismo de Dios como concreción de su
tempo me hace descubrir con amor para con el hombre. El dolor
asombro que, a pesar de todo, Dios que me produce la contemplación
se sigue relacionando conmigo. Y de mi pecado, acompañado por el
no sólo, sino que también cuida de disgusto hacia el pecado mismo y
mí por medio de toda la creación. por la firme determinación de recha-
Por lo tanto, sintiendo el propio pe- zo a ese tipo de vida, no es ajeno, ni
cado, se llega a la "exclamación ad- está separado del dolor que brota de
mirative con crecido afecto, discu- la contemplación de mi Señor y Sal-
contrición 470

vador. El dolor por mis propios pe- A través de la Primera Semana,


cados se ve sacudido por el asombro Ignacio lleva el camino espiritual a
ante el amor de Dios, que, a pesar de pedir la gracia de la c, es decir a sen-
todo, cuida de mí. Pasa, sin embar- tir un auténtico dolor por los peca-
go, a un registro totalmente distinto: dos, en una manera que implica ca-
•al dolor que llena el corazón con- da vez más la razón, que juzga y
templando los sufrimientos que detesta una vida de ese modo. Igna-
Cristo soporta "para salvarme a cio cuida de que en este camino no
mí". Sobre este punto también, co- falte nunca la verdadera y auténtica
mo más adelante en los Ejercicios, relación orante con Cristo. Por ello,
Ignacio es espiritualmente traspa- desarrolla la dimensión dialogal, co-
rente, sin equívocos y ambigüeda- loquial de la oración, para que pue-
des psicológicas: se trata, una vez da madurar la experiencia del Señor
más, de pedir, obtener la gracia de como salvador. El dolor por los pro-
sentirse partícipe del dolor de Cris- pios pecados se trasforma en dolor
to: "será aquí dolor, sentimiento y por los sufrimientos soportados por
confusión, porque por mis pecados el Salvador. Sobre este trasfondo
va el Señor a la pasión" [Ej 193]. Y maduran el deseo y la firme deci-
precisa más aún que se trata de pe- sión de una vida nueva y diferente.
dir, en la contemplación de la pa- Pero también esta decisión se consti-
sión, "dolor con Cristo doloroso, tuye y se expresa como súplica, peti-
quebranto con Cristo quebrantado, ción y no como una especie de auto-
lágrimas, pena interna de tanta pena determinación moral. Y tanto es así
que Cristo pasó por mí" [Ej 203]. La que el final de la Primera Semana es
relación con el Señor es pues la base el escenario ideal de la llamada del
de un compromiso por mi parte, de Señor, es decir comprender la voca-
un esfuerzo por identificarme, en lo ción como redención. La primera
posible, aquello que El vivió en la meditación de la Segunda Semana,
pasión [E; 206]. el llamamiento del Rey, concluye
5. Contrición, conversión, voca- con una oración de ofrenda de la
ción. En los Ejercicios, se presta una propia vida a Cristo, para servirlo
atención continua, por una parte, a participando de su pasión, humilla-
identificarse con la pasión del Se- ción, pobreza. Pero esta ofrenda, que
ñor que sufre al rescatarme -y por expresa toda la adhesión a Cristo
consiguiente a causa de mis peca- que viene y llama, se pone en las
d o s - y, por otra, identificarse, por manos de Dios, y está condicionada
lo menos con la imaginación, con lo por su querer: "queriéndome vues-
que es el pecado, la pena por la tra santísima majestad elegir y reci-
condenación y muerte. Ignacio ter- bir en tal vida y estado" [Ej 98].
mina la Primera Semana con una En el camino de purificación
meditación que incluye todos los propuesto por Ignacio, la c. no es
sentidos: vista, oído, olfato, gusto, entendida, pues, de manera aisla-
tacto para tener la clara percepción da, ni tampoco pietista, algo típico
de lo que quiere decir vivir sin Dios del sentimentalismo moderno pre-
(cf. [Ej 66-70]). Pero también esta dominantemente psicológico. La c.
tan trágica meditación se propone es una dimensión de la relación con
como un coloquio con Cristo para Cristo intrínsecamente unida a la
llegar a agradecerle el haber tenido adhesión incesante a Él, a su llama-
misericordia de nosotros y el no ha- da. El dolor, el sufrimiento por los
bernos dejado caer allí [Ej 71]. pecados y por la pasión del Salva-
471 contrición

dor, se traduce en el abrazo del Sal- contramos literalmente -excepto al-


vador y en el deseo de serle útil, de gunas excepciones, como en Casia-
servirle. No hay duda de que en Ig- no o Marcos el Asceta- el término
nacio no hay disyunción entre c. y "contrición", pero se describe el mis-
celo por Cristo. mo proceso espiritual, a menudo re-
6. La contrición vence el sentido de conducido a aquella arte espiritual
culpabilidad. Es claro, pues, que la c. que Irénée Hausherr presenta deta-
en Ignacio no tiene nada que ver con lladamente en su libro sobre el pent-
el sentido de culpabilidad. El peca- hos. El núcleo del penthos es justa-
do descubierto en el interior de la re- mente esta unidad entre el luto y la
lación fundante con el Señor es vivi- esperanza, entre la tristeza de la
do con una fuerte c. que impulsa el muerte y el gozo de la resurrección,
hombre hacia el abrazo, lo devuelve la experiencia de la necesidad de
a la comunión salvífica y le impide salvación y de su plenitud. Ignacio
cerrarse en si mismo. En Ignacio la c. evita con agudeza las desviaciones,
es aquel medicamento que hace evi- como hacían los antiguos padres. En
tar al ejercitante tanto un fatalismo Marcos el Asceta, por ejemplo, lee-
negativo sobre sí, con depresión y mos: "Hay una igual y benéfica con-
radical desaliento, como un encar- trición del corazón que lo lleva a la
necido esfuerzo de volverse a pro- compunción; y hay otra desordena-
poner continuamente lograr, por si da y nociva que lo lleva a habérselas
sólo, el llevar una vida distinta. Para únicamente consigo mismo" (La ley
Ignacio salir del pecado es posible espiritual, 18, en Filocalia, I, Torino
sólo mediante la obra de Dios, me- 1982,173).
diante la reconciliación y la parte Hay que recordar que Ignacio
que el hombre ha de hacer consiste vivía en un tiempo en que el tema
en implicarse de manera enérgica y del pecado y de la salvación en sen-
total. Así, en lo que a la c. se refiere, tido global alimentaba las discusio-
Ignacio elabora una síntesis entre el nes teológicas. Entre las tesis de Lu-
aspecto ascético, psicológico y místi- tero hay también una explícita
co. Mientras que el dolor por los pe- acusación contra el uso de la contri-
cados, típico del sentido de culpabi- ción. Por ello, el Concilio de Trento
lidad, insta la persona a huir, a vuelve a abordar el tema y clarifica
esconderse, y por consiguiente a un su papel en la confesión y en la jus-
autojuicio despiadado que engendra tificación del pecador, dando la si-
desconfianza en si misma, en Igna- guiente definición: "La contrición,
cio la c. no se opone a la confianza que entre los referidos actos del pe-
en uno mismo. Y ésta se basa en la nitente ocupa el primer lugar, es el
oración de ofrenda de la propia vida dolor del alma y la detestación del
a Cristo, que puede hacer de la mis- pecado cometido con el propósito
ma, una obra de arte. de no pecar más en lo sucesivo. Es-
7. Contrición en la tradición. Ex- te acto de la contrición ha sido
perimentar la propia vida como pe- siempre necesario para impetrar la
cado, como un dolor que madura al remión de los pecados" (XIV se-
detestar un tal estilo de vida y que sión, 25 de noviembre de 1551: DS
llega hasta el rechazo de la misma, le 1676). Esta enseñanza nos la trans-
sitúa a Ignacio en la sana antigua mite también el último Catecismo de
tradición espiritual de la Iglesia. En la Iglesia Católica.
los Padres del desierto y en la espiri- 8. Contrición y discernimiento. Ig-
tualidad monástica antigua no en- nacio es consciente de que el cami-
conversación 472

no de purificación -y por consi- Bibl.: ADNÉS, R, "Pénitence", en DSp, XII,


guiente el dolor y las lágrimas por 986-993; RAMBALDI, G., "Note sulla dottrina
del peccato in S. Ignazio", Greg 37 (1956)
los pecados- es un camino compli- 507-529; Ruiz JURADO, M., "La penitencia
cado, lleno de muchas trampas y en los Padres del desierto, según Casiano",
engaños. Por ello nos da las reglas Man 35 (1963) 187-202; RUPNIK, M. L, El
de discernimiento, que más pueden examen de conciencia, Monte Carmelo, Bur-
beneficiar esta etapa. También la c. gos 2005; HAUSHERR, I., Penthos, OCA 132,
hay que someterla al discernimien- Roma 1944.
to. Sólo siguiendo una interacción
entre sentimiento y pensamiento,
según los criterios de discernimien- CONVERSACIÓN
to, la c. se vive como una auténtica
oración y, por consiguiente, da fru-
tos de salvación. Es lo que recuerda
toda la tradición espiritual, como
I . Introducción: Ignacio de Loyola,
por su origen y familia, no fue
un conversador nato, sino que se
por ejemplo Casiano: "... hay que hizo tal por convicción apostólica.
luchar contra el espíritu de la triste- Resulta por lo menos paradójico el
za que arroja al alma en la desespe- hecho de que un hombre que pensó
ración, de modo tal que lleguemos a alguna vez en hacerse cartujo para
rechazarla de nuestro corazón [...] no hablar con nadie, para alcanzar
Permitiremos sólo aquella tristeza una santidad silenciosa y solitaria,
que es para la conversión de nues- diera un giro de ciento ochenta gra-
tros pecados, unida a la buena espe- dos para acabar fundando una Or-
ranza [...]. Porque la tristeza que se den eminentemente social, cuya
produce según Dios, alimentando al misión es precisamente hablar de
alma con la esperanza de la conver- Dios con todos los prójimos, sin
sión, está mezclada con la alegría. otra limitación que hacerlo siempre
Así, ésta hace al hombre presto y a mayor gloria de Dios. Impresiona
obediente en cada obra buena: lo la confianza que él deposita en la
hace afable, humilde, templado, pa- palabra para poder encontrar a
ciente, capaz de soportar todo buen Dios y como instrumento para ayu-
esfuerzo y toda aflicción, todo lo dar a los prójimos. "Conversar", es
que, al fin y al cabo, es de Dios. Por una palabra compleja (cf. Kolven-
otro lado, desde ahí es desde donde bach 1999, 15). Según S. Ignacio,
se reconocen en el hombre los frutos puede significar la relación con al-
del Espíritu Santo, es decir, la ale- guien (conversación-trato) y / o el
gría, amor, paz, paciencia, bondad, hablar con otro (conversación-diá-
fe, continencia. Por la tristeza con- logo), dependiendo del contexto
traria, sin embargo, reconocemos (cf. [Co 89.196.729.637.814.637.
los frutos del mal espíritu, que son: 802...]). En el s. XVI, no era usual
acedia, intolerancia, cólera, odio, emplear la palabra "diálogo". Res-
contradicción, desesperación, pere- pecto al término "hablar" ignacia-
za en la oración" {Al obispo Castor. no, ordinariamente tiene el sentido
Los ocho pensamientos viciosos, en Fi- general que se le da en el uso de la
localia, I, cit., 147). lengua española. Algunas pocas ve-
ces, S. Ignacio lo toma como equi-
Marko Ivan RUPNIK, SJ
valente al "conversar espiritual-
mente": (cf. [Au 21.28.42.52.65-67.
/* Discernimiento, Examen, Pecado, Peniten-
cia, Primera Semana, Reconciliación, Tristeza, 70; Co 157.250.726; De 15.53-54.63.
Vocación. 69.74.77.95.113]).
473 conversación

2. Preparación de la conversación parte, en materia del conversar, de


ignaciana. Una experiencia fundamen- la c. con Dios y desde ella, pasa a la
tal. La c. de S. Ignacio fue más bien c. con los hombres. Los muchos dí-
adquirida que innata; aprendida y as de su convalecencia y los inter-
moldeada pacientemente que es- minables ratos de soledad en Loyo-
pontánea. Esto fue aún más notorio la lo llevaron a conversar con él de
referido a su c. "espiritual": tendrá lo que pasaba en su interior.
un cómo, un por qué y un para qué, 2.1.1 Una auténtica conversación
"andando siempre a buscar lo que espiritual: el Relato del Peregrino (o
quiero" [Ej 76]. Él no hablaba por Autobiografía) [Au 1-37]. Aunque
hablar con "palabras ociosas". En cronológicamente es su obra postu-
las Constituciones dirá que en mate- ma (1553-1555), podemos encontrar
ria de c. espiritual, lo esencial es en ella los inicios de la c. espiritual
siempre la unción que el Espíritu ignaciana. Por e] origen que tuvo,
Santo comunica para ello; pero, de los medios que empleó y la finali-
nuestra parte, algunos avisos pue- dad que pretendió al hacerla, la Au-
den ayudar a prevenir los inconve- tobiografía no sólo narra la historia
nientes y asegurar las ventajas para de su conversión-conversación sino
poder conversar "in Domino". Co- que ella misma es una auténtica c.
mo en toda la doctrina ignaciana, espiritual; habla en ella "escogien-
aquí también hallamos el secreto y do cuidadosamente sus palabras y
la clave de Ignacio en la estrecha con la 'fuerza' que las inspira, Igna-
unión entre la gracia de Dios y la cio comunica la experiencia de una
co-laboración humana, principio y familiaridad con Dios, un Dios que
fundamento de esta conversación. [...] está a la raíz de todos los acon-
Lo que Ignacio enseñaba, lo tomaba tecimientos relatados" (Kolvenbach
de su experiencia, fuente de sabi- 1999,18). Así, "funda la Compañía"
duría. Y ¿cuál fue su experiencia en y explica las bases del ministerio
materia de c. espiritual?, ¿cuál, la apostólico de la palabra en la mis-
unción que recibió del Espíritu y ma. Encontramos, ante todo, una
cuáles los avisos que encontró para larga gestación de su mundo inte-
colaborar con ella? En lo referente a rior que se va traduciendo poco a
su espiritualidad, él, como todos poco en palabras exteriores. Los li-
los espirituales, es deudor de la Tra- bros de la Vita Christi y Flos Sancto-
dición de la Iglesia. Pero no es me- rum, que lee en Loyola, abren en él
nos cierto que en gran medida fue un diálogo con Dios y consigo mis-
también un autodidacta como se ve mo (cf. [Au 1-12]). Los recuerdos
claramente en el discernimiento de del mundo lo llevan también a un
espíritus. O mejor todavía, "como soliloquio referente a la dama de
no tenía quien le enseñase en estas sus pensamientos. En estos balbu-
materias" entró por gracia divina, ceos del discernimiento aparecen
en la escuela de Dios que lo instru- dos nuevos interlocutores en su c.
yó directamente: "En este tiempo interna: Dios y el demonio. A partir
[de Manresa] le trataba Dios de la de este momento se establece una
misma manera que trata un maes- interrelación entre su intimidad y
tro de escuela a un niño, enseñán- su expresividad, entre su vida inte-
dole [...]" [Au 27]. rior y su conversación. Sus palabras
2.1 Bajo la guía del Espíritu: De la serán resonadores que transmitirán
conversión a la conversación. Durante las vibraciones de su espíritu. Sin el
el tiempo de su conversión, Ignacio estudio de su evolución interior, la
conversación 474

c. espiritual de Ignacio resulta in- "modo y orden" para proceder. Re-


comprensible o inadecuada su quieren una esencial adaptación
comprensión. En este tiempo, sus personal al que los recibe y por ello,
familiares trataban de disuadirlo implican una c. que va desde lo
del cambio que ya notaban en él. más concreto y temporal (la comi-
Anota Ignacio: "Él, no se curando da, el sueño...) hasta lo más espiri-
de nada [...] el tiempo que con los tual y decisivo: la voluntad de Dios.
de casa conversaba, todo lo gastaba El "Presupuesto" [Ej 22], condi-
en cosas de Dios, con lo cual hacía ción sin la cual no habrá diálogo au-
provecho en sus ánimas" [Au 11]. téntico, marca el punto de partida
Su peregrinación a Tierra Santa y sin que pueda afectar al ejercitante
sus múltiples viajes marcarán la ne- ninguna prevención negativa ante
cesidad de una gran adaptabilidad quien le da los Ejercicios. Las Anota-
de su c. "según las personas, tiem- ciones son las reglas para "conver-
pos y lugares". sar en Ejercicios". La anotación 15
2.1.2 Los Ejercicios Espirituales, señala la regla de oro de la c. igna-
un manual para conversar con Dios y ciana: "saber conversar de tal mane-
con los hombres. "Oír lo que hablan ra con los hombres de modo que es-
las personas [...] cómo hablan unos tos puedan llegar al diálogo directo
con otros [...] y refletir después pa- con Dios". Saber llevar el prójimo a
ra sacar provecho de sus palabras" Dios sin interferir su trato con él. Por
[Ej 107]. El "cómo hablan" centra eso, Ignacio pide en esta experiencia
nuestra atención. Este texto está to- espiritual al que se ejercita, una
mado precisamente de la contem- "conversión a la palabra", previa a
plación de la Encarnación del Ver- la "conversión a la persona". Prime-
bo, la Palabra del Padre. Del Verbo ro lo hará pasar por un "examen ge-
aprendió Ignacio, en Manresa, a neral de la palabra" (juramento va-
usar la palabra con verdad y cari- no, palabra ociosa, infamante, de
dad discreta, como mensaje para murmuración) y por un proceso de
los prójimos. Escribió este manual purificación de la esclavitud del pe-
como un diálogo en múltiples di- cado (error, desorden, no-integra-
recciones: de "el que da los Ejerci- ción). Maestro Ignacio "toma la pa-
cios" con Ignacio a través de su tex- labra en serio, sobre todo la palabra
to; de "el que los da" con "el que de 'Dios' y exige que esta palabra
los recibe"; de éste con Dios; de sea utilizada 'con verdad, necesidad
Dios con el ejercitante. Por eso la y reverencia' [Ej 38]" (Kolvenbach
palabra está en el centro del texto: 1999, 21). Luego, confrontará esta
la de Dios, y basados en ella y en la palabra, en cuanto imitación de otra,
palabra de los Ejercicios, la del ejer- con su modelo original la Palabra
citante y la de su acompañante. Fa- encarnada. Buscará su integración
bro llamaba "conversaciones en (orden) en el Verbo que precede, en-
Ejercicios" a la realización de esta seña, interpela y espera una res-
experiencia para ejercitarse espiri- puesta que no será más que un eco
tualmente (cf. [Au 17.21ss.]). Como de esta Palabra eterna. Para ello ha-
todo manual, necesita una explica- ce orar con la significación de cada
ción y una adaptación: se dan y se palabra [Ej 249ss]. Finalmente, esta
reciben. No son un libro de lectura palabra-eco, iluminada y liberada a
personal: se hacen y se viven en través de un silencio doloroso y elo-
diálogo, son un tipo específico de c. cuente, proclamará la buena nueva
espiritual en que se da al otro el del Señor que vuelve en la gloria.
475 conversación

Podemos notar que Ignacio saca su dida con Dios a través del Verbo, la
forma de conversar de sus modos Palabra, Ignacio comienza a hablar
de orar y viceversa, pues se da una de Dios con personas deseosas de
estrecha interrelación, propia del aprovecharse en el espíritu. El pri-
Contemplativo en la Acción. "Ver a mer paso de esta c. es encontrar al
Dios en todas las cosas: también en Dios que busca; luego, comunicar
la palabra verdadera, necesaria y re- al Dios que encuentra. Así, desde
verente" [Ej 38-39] (cf. Kolvenbach Montserrat y Manresa acude a un
1999,22). Los "coloquios" están des- confesor, y empieza a recibir a algu-
critos con la terminología de la rela- nas personas que lo buscan para oír
ción personal con los otros, "como su palabra. Luego, será él mismo
un amigo habla a su amigo [...] co- quien buscará personas espirituales
municando sus cosas y queriendo para tratar con ellas, para aliviar
consejo en ellas". Por último, pide sus escrúpulos, o clarificar el espíri-
que se haga una contemplación del tu que lo conducía. Finalmente, ha-
"oír lo que hablan" unas personas y ce sus primeras armas en el dar los
otras, desde la Trinidad hasta los Ejercicios leves a un grupo de muje-
más grandes pecadores y "reflectir res devotas (cf. [Au 17.21ss]).
después, para sacar provecho de sus
palabras" [Ej 107]. Esta contempla- 3. El Padre Ignacio, Maestro de la
ción capacita a la persona que con- conversación espiritual. Las reglas "pa-
templa para la relación con el Otro y ra conversar en Ejercicios" entre "el
con los otros, para su c. con ellos, pa- que los da" y "el que los recibe" se
ra la acción apostólica, basado todo traducen a la pluralidad de un grupo
en el amor, porque "el amor se ha de de "amigos en el Señor", el cuerpo
poner más en las obras que en las apostólico de la Compañía. "El pere-
palabras". grino", ya desde que hizo sus prime-
ros ensayos fracasados de constituir
2.1.3 Una íntima conversación con un grupo apostólico permanente
la Trinidad: el Diario espiritual La c. (Alcalá, Salamanca), definía todo su
con la Trinidad permea todo el itine- apostolado como una "conversación
rario ignaciano de Loyola a Roma, espiritual". En Salamanca define así
donde cristaliza con su Diario místi- el apostolado que hace con sus pri-
co y se trasluce de modo notable en meros compañeros: "Nosotros [...]
la c. con el prójimo. Este diálogo no predicamos, sino con algunos fa-
místico está presente, expresa u
miliarmente hablamos de las cosas
ocultamente tanto en el Diario espiri-
de Dios" [Au 65]. De paso, define él
tual como en la Autobiografía, en los
mismo qué entiende por "conversa-
Ejercicios Espirituales y en las Consti-
ción espiritual".
tuciones. Él, por medio de Jesús (co-
mo intercesor) pregunta a la Trini- 3.1 De la conversación privada a
dad sobre la pobreza de las iglesias la conversación en Compañía:
de la CJ y las Personas divinas le res- 3.1.1 Las Constituciones. "... Se-
ponden con una señal hasta dejarlo gún nuestra vocación, conversamos
en paz, aunque no siempre. Ignacio con todos los prójimos...", "de mo-
habla a y de la Trinidad que colorea- do que según nuestra profesión, de
rá su c. de modo que "ni después de la tal conversación no nos podamos
comer podía dejar de hablar sino en excusar" [Epp I, 336]. Estas frases
la Santísima Trinidad" [Au 28]. de Ignacio, tomadas de sus cartas,
Preparado así lenta y progresi- sintetizan admirablemente la mi-
vamente, confiado en una c. apren- sión apostólica de la Compañía. El
conversación 476

jesuíta, como el fundador, será en- plativo aun en medio de la ac-


viado "para conversar" con los pró- ción..." (cf. CG 34, d26, 2.6). El "có-
jimos; aquí se resume todo el minis- mo" y el "modo" que debe tener el
terio apostólico de la palabra en la apóstol que con tantas diversas per-
Orden. El conversar se refiere a la sonas conversa, se explícita me-
vez a la palabra comunicada y al diante una contraposición de lo ne-
trato personal: con las personas se gativo y lo positivo, de lo que
conversa y se trata. En la Fórmula aprovecha y de lo que estorba a es-
del Instituto (aprobada por Julio III) ta conversación. Es necesario, por
se dice que está fundado para aten- consiguiente, "prevenir" tanto las
der "el ministerio de la palabra". ventajas como los inconvenientes
Esto se precisará en las Constitucio- que puedan resultar. Inconvenien-
nes, que a propósito de la c. prescri- tes fueron, para la c. inicial de Igna-
ben: "Generalmente deben ser ins- cio y de sus compañeros, una exa-
truidos del modo que debe tener gerada penitencia corporal, un celo
una persona de la Compañía, que indiscreto, la poca prudencia en el
por tan varias partes conversa con modo de hablar con mujeres de
tanta diversidad de personas, pre- cualquier clase o condición, la falta
viendo los inconvenientes que pue- de estabilidad. Entre las ventajas, la
den intervenir y las ventajas que opción fundamental por Dios he-
para mayor divino servicio pueden cha en el mes de Ejercicios, la liber-
tomarse, usando unos medios y tad espiritual para la misión en el
otros. Y aunque esto sólo la unción discurrir, sin coro, sin penitencias
del Espíritu pueda enseñarlo y la exteriores reglamentadas, el no te-
prudencia [...], a lo menos puédese ner hábito propio, la gratuidad de
abrir el camino con algunos avisos ministerios, la renuncia a las digni-
que ayuden y dispongan [...]" dades y beneficios, la disponibili-
(MCo II, 191-192); [Co 414]. dad universal, etc.
Este texto constituye una ver- Las Constituciones de la CJ son,
dadera instrucción de base en el ar- pues, el fruto de una doble comuni-
te del coloquio religioso. Señala el cación espiritual de Ignacio con
origen, alude a las ventajas y lími- Dios y con los hombres. Todo esto
tes, y anuncia una serie de avisos quedó consignado en el pórtico de
que ayudarán para ser coadjutores las mismas como motivo para su
del Espíritu en la conducción de las redacción. De modo especial, influ-
personas a Dios. La labor del após- yeron las conversaciones con sus
tol debe pues, "con-currir", es decir, primeros compañeros que como en
marchar al unísono con el Espíritu la Deliberación de 1539, no tenían
que comunica, desde Pentecostés, otro objeto que trazar las directrices
el don de lenguas. Se va dibujando del nuevo Instituto. De la c. de la
así, de manera clara, el "Modo palabra se pasaba así a la c. de vida
Nuestro de Proceder" como "Con- (conversatio morum). Las Constitucio-
templativos en la Acción", a la ma- nes representan la continuación de
nera misma de Ignacio. Dice Nadal: esa c. constitutiva de la Compañía.
"No dejaré de recordar aquella gra- Son una "conversación escrita"
cia que tenía [maestro Ignacio] en porque "suelen ser las conversacio-
todas circunstancias mientras tra- nes por palabra o escrito" [Co 60.
bajaba o conversaba, de sentir la 197.244].
presencia de Dios y de gustar las El Examen General, que precede
cosas espirituales, de ser contem- a las Constituciones y forma parte de
477 conversación

ellas, es un diálogo para conocerse, "pureza de intención" (interna) y la


entre la CJ y el candidato que desea "misión" (externa) que, conjuga-
ingresar a la Orden. Su objetivo in- das, dan como fruto la "ayuda de
mediato es el de hacer un discerni- los prójimos". La "exterior constitu-
miento vocacional que se prolonga ción" no es y no debe ser más que
durante los dos años de noviciado. el fruto maduro de la "interior ley
Esta c. de discernimiento común y de la caridad y amor" que el Espíri-
de conocimiento bilateral a nivel de tu Santo escribe en los corazones"
la legislación escrita, constituye una para poder ser enviados a la mi-
novedad. Entre las preguntas que sión, razón de ser de nuestro Insti-
se hacen al candidato encontramos: tuto. Esto se traduce en la práctica,
"cómo se había [...] cerca de leer en la c. preparatoria al envío entre
buenas cosas y usar buenas conver- el superior y el "misionero".
saciones" [Co 46]. La relación espi- a. La "gracia de la conversación " y
ritual con el prójimo por la palabra, la revelación personal. Por lo que he-
es una constante en la CJ, de tal ma- mos visto hasta ahora, conversar
nera que también los hermanos je- con el otro de "cosas de Dios", no es
suítas tendrán esta misión según cosa sencilla, ni menos todavía, fru-
sus fuerzas y capacidades, "y con to de una simple espontaneidad y
esto se deben esforzar en las con- facilidad de palabra. Se trata de un
versaciones espirituales de procu- carisma, de una verdadera "gracia".
rar el mayor provecho interno de Por eso el Examen General, exige al
los prójimos [...]" [Co 115]. En las candidato: "Cuanto a lo exterior, es
Constituciones aparece continua- de desear la gracia de hablar, tan ne-
mente la necesidad del diálogo; de cesaria para la comunicación con los
modo específico por la "cuenta de prójimos" [Co 157]. Esta "gracia" del
conciencia" entre el superior y el hablar o del conversar, se refiere a
subdito. La cuenta de conciencia es todo el ministerio de la palabra de
un punto vital y esencial para la Or- Dios, pero en primer lugar a la c.
den, especialmente en la etapa de particular y familiar. Ignacio de Lo-
formación y en los momentos de re- yola, señala estas condiciones, entre
cibir y dar una nueva misión. La c. otras, para poder ejercitar el arte o
franca, leal, honesta y confiada en gracia del conversar espiritualmen-
la CJ es un requerimiento sin el cual te: "pureza de intención" y estabili-
no puede haber mutuo conocimien- dad en la "vocación primera": a la
to entre el jesuíta y su superior que movilidad de un continuo discurrir
lo envía a la misión. Este es el secre- de la misión se contrapone la estabi-
to para poder acertar en mandar a lidad en la elección hecha. En segun-
la misión precisa el hombre preciso do lugar, "espíritu y letras en la Igle-
para ella. Esta cuenta de conciencia sia". El había sufrido la limitación
que existe como obligatoria sola- resultante de varios procesos ecle-
mente en la Compañía, es la clave siásticos en su contra en Alcalá y Sa-
de la eficacia y fruto apostólico de lamanca, y la razón era, -anota dos
los ministerios apostólicos. veces en la Autobiografía-, "porque
En esta c. espiritual, el "inte- no había estudiado". Esto limitaba
rior" y el "exterior", son dos cons- el radio y materia de su c. apostóli-
tantes interlocutores. Tres concep- ca. Desde entonces, el estudio de
tos fundamentales, entre otros, "las determinaciones de los doctores
atraviesan de un extremo al otro las santos y de la Iglesia" fue su preocu-
Constituciones de la Compañía: la pación constante. Ni los medios teó-
conversación 478

ricos ni los ejercicios y avisos prácti- gociar y conversar in Domino".


cos podrán, por sí mismos, enseñar Paulo III, en 1541, al ver la gran ne-
a conversar evangélicamente. Servi- cesidad espiritual de Irlanda a cau-
rán, en la medida en que estén uni- sa de las exigencias heréticas de En-
dos a la fuente de donde dimanan el rique VIII, pidió a Ignacio que
saber y el entender. La unción del mandara, como Nuncios Apostóli-
Espíritu para conversar con discre- cos, a los padres Broét y Salmerón.
ción permanecerá siempre como lo Al enviarlos, les dirigió tres instruc-
esencial. Como en toda la espiritua- ciones de las que consideraremos
lidad ignaciana, aquí también la "ca- aquí, sólo la primera, de principios
ritas discreta" es la base fundamen- de septiembre de 1541 (cf. [Epp I,
tal insustituible que no puede dar 179-181]). Los puntos principales
ninguna universidad. son: con todos hablar poco y no al
principio; oír largo y de buen grado
b. Misión y ministerio de la conver-
hasta que hayan acabado de hablar;
sación espiritual ¿Fue esta c. sólo una
terminar rápida y cortésmente. Ha-
etapa preparatoria y paso obligado
cerse todo a todos como S. Pablo,
para llegar a los ministerios de más según sus temperamentos y cir-
relieve como la predicación y la en- cunstancias, adaptándose a ellos en
señanza? ¿Debería desaparecer para lo posible según su gusto (cf. 1 Cor
ceder el lugar a éstos? No lo pensó 9, 22). Pero tener en cuenta que con
así el Fundador y legislador de las uno de temperamento irascible,
Constituciones. En la Parte VII, al ha- hay que evitar exaltarse de modo
blar de la misión y de los ministerios que se converse con él en forma
propios y permanentes de la CJ, des- mesurada después de examinar las
pués de hablar de los sermones, lec- cosas, más, si está enfermo; con los
ciones y doctrina cristiana, continúa: calmados no se corre este peligro.
"Así mismo a particulares procura- Hay que obrar en esto como obra el
rán de aprovechar en conversacio- demonio "entrando con la de ellos
nes pías, aconsejando y exhortando y saliendo con la nuestra"; tener
al bien obrar, y en Ejercicios Espiri- presente los ataques del enemigo
tuales" [Co 648]. Para el autor de las "bajo apariencia de bien" (reglas de
Constituciones, las c. del candidato a la Segunda Semana de los Ejerci-
la CJ deben ser "buenas", pero las cios). Saber disimular lo malo que
de los ya admitidos deber ser "pías pueda tener el interlocutor; con los
o espirituales" [Co 46.247.437.648]. tristes, animarlos, consolarlos ata-
Este breve análisis de la c. espiritual blándoles más largo, con alegría y
en las Constituciones deja en claro la edificación.
evidente necesidad de ella para la
vida y misión del jesuíta, subrayada b) Instrucción para la jornada de
por la pasada CG 34. Trento: Al aproximarse la apertura
del Concilio de Trento (1546), el
3.1.2 Las instrucciones para con- mismo Paulo III solicitó al General
versar al hablar de la c. espiritual, no que le enviara algunos padres. Ig-
se puede omitir el mencionar, así sea nacio designó a Laínez, Salmerón y
brevemente, las instrucciones que el Fabro y les dirigió esta instrucción
Fundador y primer General dirigió a para su modo de proceder [Epp I,
algunos de su hermanos enviados a 386-389]. Dada su longitud, veamos
misiones muy especiales. los puntos esenciales. 1) Para con-
a) Instrucción a los Nuncios apos- versar: en la c. se puede o ganar mu-
tólicos de Irlanda: "Del modo de ne- cho o perderlo todo. Como no po-
479 conversación

demos dejar de conversar, hay que ir muestra evidente del profundo co-
bien dispuestos para ello. Hablar nocimiento humano y de las finas
poco, con consideración y afecto, es- observaciones psicológicas y espiri-
pecialmente en las materias concilia- tuales de su autor. Podemos reco-
res. Oír mucho, examinando bien al nocer en ellas muchas normas y
interlocutor para ver si es mejor ha- anotaciones de los Ejercicios tras-
blar o callar. Cuando se hable de puestas al dominio de las relaciones
materias discutibles, adoptar razo- humanas con un fin espiritual y al
nes por parte y parte, sin inclinarse, servicio de la Iglesia. Para la misión
procurando satisfacer al interlocu- de Trento, a Ignacio le preocupa
tor. No citar autores especialmente más la labor "de pasillo" y los mi-
notables si no es en cosas muy cla- nisterios con los pobres que las al-
ras, adaptándose a todos y no deján- tas definiciones dogmáticas. Esta
dose apasionar por ninguno. Si lo labor debían alternarla los padres
que trata es tan claro que no se pue- enviados con los trabajos concilia-
de callar, dar humildemente su pa- res. Ellos cumplieron muy bien este
recer, dejando abierto el camino pa- modo de proceder dado por el Ge-
ra algún juicio más autorizado. Al neral; por eso podía escribir Igna-
tratar de materias de virtudes ad- cio: "De los Padres de Trento tene-
quiridas o infusas, hacerlo sin prisa. mos letras a menudo; y aunque se
2) Para ayudar a las ánimas: para ma- va con espacio no poco en las cosas
yor gloria divina, predicar, confesar, del Concilio, no se deja pasar el
leer y enseñar a los jóvenes, visitan- tiempo sin fruto en conversaciones
do a los pobres en los hospitales, ex- espirituales con prelados y perso-
hortando a los prójimos según el nas principales" [Epp IV, 187].
propio talento, para que todos oren Muchas de estas observaciones
por el Concilio. Dar Ejercicios (a to- de profunda penetración psicológi-
dos, los de la de Primera Semana) y ca del Maestro Ignacio, han sido re-
otros coloquios, examinando bien lo cogidas, analizadas y populariza-
que se dice. Exhortar a la confesión, das por los psicólogos y consejeros
comunión y misa frecuentes, a hacer pastorales de estos últimos tiempos
los Ejercicios y a otras obras pías. (Rogers; Nahoum; Muchielli; Hos-
Así como en la definición de mate- tie, etc.). Además de estos admira-
rias conciliares hay que hablar poco, bles principios de relaciones huma-
así a los otros, ayuda hablarles más nas, el Fundador dejó consignadas
largo, claramente y con afecto. 3) Pa- otras instrucciones y reglas donde
ra más ayudarnos: Por la noche, reu- completa este "manual para con-
nirse para conversar sobre lo realiza- versar" (cf. [Epp I, 733-734; II, 542-
do durante el día y programar lo 550.715-716.717-721; IV, 301-302.
que sigue. En las cosas para elegir, 408-414.456-458]; Reg. S. I., 240, 301;
decidirlo por votación. Cada noche, n° 8, 336; n° 2, 417; n° 1, 423, etc.).
debe uno pedir que le digan lo que Allí podemos encontrar otras acer-
ha hecho mal, sin replicar nada a no tadas normas para el camino: rela-
ser que se le pregunte. Luego el otro, ciones entre sí y con el prójimo; re-
y el último, para ayudarse con cari- laciones con la cabeza y con el
dad y buen ejemplo. De mañana, cuerpo de la CJ [Epp III, 549]; re-
hacer propósitos y examinarse dos cuerdos para el P. Luis González;
veces cada día. acerca de los pueblos; acerca de su
Estas reglas de c, además del persona, etc. Finalmente, muchas
espíritu que las anima, son una de las cartas son "conversaciones
conversación 480

consignadas por escrito [...]; [...] bien que si Él es el Verbo, la Palabra,


para que no se olviden", como lo de su parte debía ser ante todo, si-
relacionábamos anteriormente. En lencio contemplativo de escucha.
ellas habla de la c. como ministerio En su oración de ejercitante, con-
de la palabra de Dios (cí. [Epp II, templa la Palabra encarnada, ajusta
490; III, 26.144.263; V, 13-14.610; VI, su palabra a "la Palabra", y se inte-
7; VIII, 59.539-540; IX, 536; X, 285- gra en Cristo. Sólo así, aprende a
286; XII, 228.310, etc.]); de la c. y hablar como el Verbo encarnado.
predicación; del modo de hablar; En segundo lugar, "hablando
de la c. con mujeres, etc. Más de como Cristo", él vuelve al mundo,
una vez, estas normas de fina psi- del que se había retirado. Recibe
cología, pureza de intención y pru- del mismo Cristo, Rey eternal, el
dencia, han sido mal interpretadas llamamiento para hablar de Él:
por personas no afectas a la CJ, que "quien quisiere venir conmigo ha
les han acomodado una finalidad de trabajar conmigo..." [Ej 95]. En
del todo ajena a la intención de su tercer lugar, así formado, busca
autor. Basta esta rápida enumera- "ayudar a los prójimos" por su c.
ción para darnos cuenta de la mag- espiritual y por la de la CJ para
nitud e importancia de este verda- reintegrar el m u n d o en Cristo,
dero tratado sobre "la c. espiritual" convencido una vez más de, que
que nos legó Ignacio de Loyola, con para saber conversar espiritual-
un modo específico y propio "para mente, sólo la unción del Espíritu
el fin que se pretende", buscar Santo puede hacerlo, pero habien-
siempre la mayor gloria de Dios. do abierto el camino con estos
4. Conclusiones. La "conversa- "avisos que ayuden y dispongan
ción espiritual" es un apostolado de para el efecto que ha de hacer la
capital importancia como ministerio gracia divina".
apostólico de la CJ y ocupa dentro
de él un puesto de relevancia. En no Darío RESTREPO, SJ
pocas ocasiones, será el único apos-
tolado posible. Jesús lo practicó con- Z1 Acompañamiento, Ayuda a las ánimas, Co-
loquios, Cuenta de conciencia, Escucha, Fór-
tinuamente (recordemos sus diálo-
mula del Instituto, Ministerios de la palabra,
gos con Nicodemo, la samaritana, Presupuesto.
Zaqueo, los apóstoles, etc.). Ignacio
fue un gran conversador de las co- Bibl.: ARANA, G., "La conversación espiri-
sas de Dios, no por naturaleza sino tual, instrumento apostólico privilegiado de
la Compañía", C1S 36 (2005) 23-48; BARTHES,
por don de Dios y colaboración su- R., Sade, Fourier, Loyola, Seuil, Paris 1971,45-
ya hasta poseer el "carisma de la 50; CERTEAU, M. DE, "L'universalisme igna-
conversación" o "gracia del hablar" tien", Christus 13 (1966) 173-183; CLANCY,
{FN I, 659). Esta gracia definió y re- TH. H., The conversational word of God. A
sumió desde el principio, todo el Commentary on the Doctrine of St Ignatius of
Loyola concerning Spiritual Conversation, with
apostolado de la Compañía. Para
Four Early Jesuit Texts, IJS, St. Louis 1978;
saber conversar espiritualmente se IPARRAGUIRRE, L, "La conversación como
requiere, como en todo, el "tanto táctica apostólica de S. Ignacio de Loyola",
cuanto". Ignacio se convirtió en el RyF 160 (1959) 11-24; KOLVENBACH, P.-H.,
hombre de la palabra y en maestro "Maestro Ignacio hombre de palabra", en
de la c. "in Domino", mediante un Decir,. .al "Indecible". Estudios sobre los Ejerci-
cios Espirituales de S. Ignacio (IGLESIAS, I. ed.),
triple proceso. En primer lugar, él M-ST, Bilbao-Santander 1999,15-33; O'MA-
queda absorto en la contemplación LLEY, J. W., "Conversaciones y publicacio-
del Verbo, Cristo. Comprendió muy nes" en Los Primeros Jesuítas, M-ST, Bilbao-
481 conversión

Santander 1993,142-148; RESTREPO, DV Diá- dolfo de Sajonia (tl377), y una co-


logo: comunión en el Espíritu. La conversación lección de vidas de santos titulada
espiritual de S. Ignacio de hoyóla (1521-1556),
Pax, Bogotá 1975; ID. "Tara conversar", Man La Leyenda dorada (o Flos Sancto-
68 (1996) 379-394; ROGERS C, El proceso de rum), de Jacobo de Varazze, un do-
convertirse persona: mi técnica terapéutica, Pai- minico del siglo XIII, Obispo de
dós, Buenos Aires 1974; ROTSAERT, M., "La Genova [Au 5].
conversation spirituelle", Christus 50 (2003)
285-293.
Ignacio leyó estos libros y em-
pleaba el tiempo imaginándose a sí
mismo unas veces como un caballe-
ro andante al servicio de una dama
CONVERSIÓN de la alta nobleza, y otras veces co-
mo uno de los grandes santos del

S ólo en una ocasión se alude a la


c. en las Constituciones, y es
cuando se trata de los impedimen-
pasado. Con el paso del tiempo, se
dio cuenta de que estas fantasías
opuestas le afectaban de modo dife-
tos para la admisión a la Orden. Ig- rente. Sus fantasías mundanas le
nacio prohibió a toda persona con- causaban placer en el momento, pe-
vertida al catolicismo, de 14 años, o ro le dejaban después seco y deso-
más, de edad, pedir admisión en la lado, mientras que sus fantasías so-
CJ, durante los tres años completos bre el llevar una vida santa le
siguientes a su c, a no ser que reci- consolaban en el momento, pero le
biera permiso del Padre General dejaban contento y feliz después.
para hacerlo [MCo I, 28]. Estas reflexiones fueron el comien-
Sin embargo, la c. está en el co- zo de su exploración de toda la vi-
razón de la espiritualidad ignacia- da sobre el discernimiento de espí-
na; a saber, la c. inicial y continuada ritus [Au 6].
de Ignacio de Loyola, que dio for- Su c. inicial coincidió con una
ma normativa a esa espiritualidad. visión de la Virgen María y el Niño
Nos acercamos a la experiencia de Jesús, que lo dejó "con tanto asco
c. de Ignacio a través de dos de sus de toda la vida pasada, y especial-
escritos: La Autobiografía y los Ejer- mente de cosas de carne". Esta vi-
cicios Espirituales. sión le libró de la tentación de peca-
1. En la Autobiografía, Ignacio dos sexuales [Au 10]. Sintió un
se describe a sí mismo antes de su creciente deseo de dedicar su vida
c. como un hombre sensual "dado al servicio del Señor Jesús [Au 11].
a las vanidades del mundo", que se Tenía aún que crecer mucho, y
deleitaba en el ejercicio de las ar- comenzó a explorar la c. continua.
mas y que padecía de un "grande y Se imaginó a sí mismo haciendo
vano deseo de ganar honra" [Au 1]. grandes penitencias y llevando a ca-
Su c. inicial se desarrolló a partir bo otros actos religiosos llamativos;
del aburrimiento de su convalecen- pero aun tenía que cultivar incluso
cia después que una bala de cañón algunas virtudes cristianas básicas.
hubo destrozado su pierna en la Tras su vigilia en Montserrat, cuan-
batalla de Pamplona. Disfrutaba do dejó sus armas en el altar de la
con la lectura de sus libros román- Virgen morena, empezó a residir en
ticos sobre los caballeros andantes Manresa, donde emprendió severas
y pidió algunos para leer; pero to- penitencias externas y luchó con
da la casa de Loyola sólo le ofreció tentaciones y escrúpulos. Empleó
dos libros: una Vida de Cristo de Lu- largas horas en oración y comenzó a
conversión 482

sentir grandes consolaciones espiri- cho con el pecado (cf. [Ej 45-54]).
tuales. Emprendió la dirección espi- Después de los Tres Pecados, se me-
ritual de otros, y como consecuencia dita sobre la propia pecaminosidad
de estas y posteriores experiencias [Ej 55-61] como preludio a la confe-
de c. continua en sí y en otros, co- sión y renuncia de todo apego peca-
menzaron a surgir los Ejercicios Espi- minoso latente que pudieran torcer
rituales (cf. [Au 18-26]). la elección [Ej 44]. Claramente, Ig-
2. Los Ejercicios presuponen nacio no quería que los convertidos,
que uno ha experimentado ya una ya fuesen iniciales o continuos, con-
c. cristiana inicial, pero ofrecen una frontasen sus propios pecados hasta
fórmula para profundizar en el pro- que hubieran alcanzado una autén-
ceso de conversión. Por lo tanto, tica convicción de la misericordia de
proveen una clave importante para Dios revelada en Jesucristo.
entender cómo la espiritualidad ig- La Segunda Semana, que nos
naciana concibe la c. continua. La acerca a una elección, comienza
elección reside en el punto central con una meditación sobre el lla-
de los Ejercicios. La elección tipifica mamiento de un Rey terrenal y so-
una opción mayor, transformadora bre el llamamiento de Cristo. Esta
de la vida, como sería el tomar una meditación comienza a comprobar
decisión vocacional, o el disponer la preparación del ejercitante para
una gran herencia (cf. [Ej 170-174]). proceder a la elección. En ella, el
Los Ejercicios ofrecen métodos de ejercitante pide la gracia de la ge-
oración para discernir cómo nos lla- nerosidad, puesto que en la elec-
ma Dios a una elección de este tipo. ción se elige, no entre lo bueno y
Gran parte de los Ejercicios con- lo malo, sino entre lo bueno y lo
siste en contemplar los ministerios mejor [Ej 91-98.335]. Si el ejercitan-
de la vida de Cristo, pero Ignacio te no recibe la gracia de la genero-
los interrumpió con meditaciones sidad, se ve privado de una condi-
de su propia creación que aportan ción necesaria para hacer una
una importante percepción del di- elección, y el retiro finaliza. Esta
namismo de la c. continua, tal como primera meditación de la Segunda
la entendía él. En la Primera Sema- Semana deja claro que Ignacio
na uno se arrepiente de todos los considera la generosidad en el ser-
apegos pecaminosos que puedan vicio de Cristo como condición
impedirnos responder al llama- fundamental para avanzar en la c.
miento divino al hacer la elección. continua a través de una vida de
Claramente, para Ignacio, la c. con- dedicado servicio.
tinua busca profundizar el arrepen- Mientras se contempla la En-
timiento que se experimenta en la c. carnación, la infancia y los comien-
inicial. La Primera Semana comien- zos de la vida de Jesús [Ej 101-134],
za con una mediación sobre los Tres el ejercitante recibe, con la ayuda de
Pecados. Se nos pide contemplar lo un director, luz sobre las opciones
que significaría que Dios respondie- realistas entre las que la tendrá que
ra a nuestra pecaminosidad con es- moverse la elección. Una vez alcan-
tricta justicia retributiva. Sin embar- zada la necesaria claridad, el ejerci-
go, el coloquio que concluye la tante comienza a contemplar la ma-
meditación, le coloca a uno al pie de nera como Jesús respondió a su
la cruz y se le hace reconocer la mi- propia vocación en los misterios de
sericordia y compasión con la que su ministerio público (cf. [Ej 261-
Dios en la Encarnación trata de he- 312]).
483 conversión

Tres meditaciones comprueban Estas meditaciones analíticas


la preparación del ejercitante para propias de la Segunda Semana de-
pasar a la elección. Dos Banderas jan claro que Ignacio creía que la c.
examina la comprensión. Antes de continua compromete todos los as-
que se pueda pasar a la elección, pectos de la persona humana: men-
hay que comprender las exigencias te, voluntad y corazón. También
concretas del discipulado, y que el dejan claro que el efecto de la gracia
seguimiento de Cristo lleva consigo en la mente, voluntad y corazón,
sufrimiento y sacrificio (cf. [Ej 136- debería culminar en alguna forma
148]). Los Tres Binarios ponen a de misión carismática para servir a
prueba la voluntad. Esta medita- otros de una manera específica.
ción exige que se permanezca com- Mientras los Ejercicios Espiri-
prometido a hacer lo que Dios quie- tuales fomentan la c. continua al
re que se haga, y a no sustituir clarificarnos cómo Dios nos llama a
ninguna otra cosa por el llama- servir a los demás en el nombre de
miento de Dios (cf. [Ej 149-156]). En Jesús, la espiritualidad ignaciana
una nota que sigue a los tres grupos abarca otras dos estrategias que fo-
de hombres, Ignacio observa que en mentan la c. continua en el día a día
este momento el ejercitante con de nuestras vidas: 1) el examen ge-
mucha probabilidad comenzará a neral y el particular, y 2) la confe-
experimentar que algunas de las sión y la comunión frecuentes. El
opciones implicadas en la elección examen general nos obliga a hacer
son más atrayentes y otras más re- escrutinios diarios sobre nuestra fi-
pugnantes. En ese caso, el director delidad a la voluntad y al llama-
debe instruir al ejercitante que em- miento de Dios, mientras que el
piece a pedir a Dios que le llame a examen particular busca erradicar
la opción más repugnante [Ej 157]. un pecado particular o fomentar
La formulación de la nota anticipa una específica virtud cristiana (cf.
el lenguaje de las Tres Maneras de [Ej 24-43]). El uso frecuente del rito
Humildad, que comprueban la li- de reconciliación y la recepción fre-
bertad emotiva para pasar a la elec- cuente de la Eucaristía, le vuelven a
ción. Se alcanza esta libertad cuan- comprometer a uno, en una base
do se puede rezar y querer que, si pública y regular, a vivir pública-
es de mayor gloria de Dios, Dios le mente nuestra alianza sacramental
llame a uno a escoger en la elección, de iniciación y sus consecuencias
la cosa que uno menos desea hacer [E/44].
(cf. [Ej 165-168]).
3. Breve reflexión sistemática. Así
La Tercera Manera de Humil- pues, en la espiritualidad ignacia-
dad comprueba la disposición emo- na, una plena c. inicial exige renun-
tiva para proceder a la elección, pero ciar a los pecados del pasado y
se diferencia de la elección misma. comprometerse a vivir según el
El término "elección" es un ejemplo modelo que presenta Jesús, el Hijo
de los muchos equívocos en los Ejer- inocente de Dios. Enraiza el arre-
cicios. Uno elige en función de haber pentimiento en una sincera convic-
sido escogido por Dios para hacer ción de la misericordia y el perdón
esto antes que lo otro. Se alcanza es- de Dios hacia los pecadores revela-
ta percepción por medio de una gra- da en el ministerio mortal de Jesús
cia clara y repentina, o por medio de y en el misterio pascual: en su
un proceso más largo de discerni- muerte, resurrección y el envío del
miento (cf. [Ej 175-188]). Espíritu Santo. En la espiritualidad
Corazón de Jesús 484

ignaciana, la c. continua exige un La teología de la c. que ha sur-


arrepentimiento continuo de cual- gido tras la propuesta de Lonergan
quier pecaminosidad restante que reconoce, con Ignacio, que la c. ini-
pueda impedir a uno escuchar el ciaJ y continua afecta a la persona
llamamiento de Dios que nos invita entera. Distingue cinco tipos de
a servir a los otros en el nombre y conversión: c. afectiva, intelectual,
según el modelo de Jesús. La c. con- moral y religiosa, con la c. cristiana
tinua requiere generosidad de cora- que ejemplifica un tipo de c. religio-
zón para servir a Dios en los otros. sa. La c. moral llega de dos formas
Hunde sus raíces en una sana com- interrelacionadas: la c. moral perso-
prensión de las exigencias prácticas nal se centra en cuestiones de mo-
del discipulado, en una disponibili- ralidad interpersonal, y la c. socio-
dad a servir a los demás de cual- política que trata de cuestiones de
quier manera que Dios nos llame a moralidad pública.
servirle, sin importarnos la dificul-
tad de la tarea. Una c. continua Donald L. GELPI, SJ
también requiere libertad de cora-
zón para servir a los demás, sin / Autobiografía, Contrición, Pecado, Peniten-
importar lo repugnante que esto cia, Primera Semana.
pueda aparecer en sus inicios. Fi- Bibl.: CONN, }. W./ CONN, W., "Discerning
nalmente, la c. continua nos com- Conversión", The Way Sup 64 (1989) 63-79;
promete a acoger y seguir la voca- DORAN, R., Psychic Conversión and Theologi-
ción carismática de servicio a los cal Foundations: Towards a Reorientation of
demás, una vez que se discierne la Human Sciencies, Scholars Press, California
índole y las exigencias de esa voca- 1981; GELPI, D. L., "The Converting Jesuit",
SSJ 29 (1985) 49-84; ID., "Finding Christ in
ción. Los exámenes, el general y el
the Spiritual Exercises", Review oflgnatian
particular, y la confesión y comu- Spirituality 34 (2003) 32-68; LONERGAN, B.,
nión frecuentes, también se orien- Method in Theology, Herder and Herder,
tan a fomentar de una manera re- New York 1972, 235-293; MENDIBOURE, B.,
gular la c. continua. "Le chemin de la conversión du coeur: au
fil des Exercices spirituels", Christus 38
Tras el Concilio Vaticano II, in- (1991) 348-357.
tuiciones ignacianas como estas
han comenzado a transformar la te-
ología tradicional de la conversión.
Una narración tradicional de c. la CORAZÓN DE JESÚS
retrata como un acto religioso en el
que uno renuncia al pecado y a la
increencia, y se entrega a la obe-
diencia de la fe. Este último com-
L a voz "Corazón de Jesús", de
inabarcable riqueza significati-
va (cf. K. Rahner 2002, 308-328,311-
promiso tiene consecuencias socia- 362; Id. 1959, 541-552, 71961, 278-
les y morales, porque culmina en la 279), tiene propia cabida en un
incorporación sacramental a la Igle- diccionario como éste, por más que
sia. Reflejando un sentido ignacia- el término "Corazón de Jesús" co-
no de la complejidad de la c, el teó- mo tal no figure entre los vocablos
logo jesuita Bernard Lonergan escritos por el mismo Ignacio. Las
revolucionó la teología de la c. "connotaciones culturales, políticas
cuando sugirió que la c. viene bajo y estéticas a que está sometida la
más de una forma. El mismo Loner- devoción al Corazón de Jesús"
gan distinguió tres tipos de conver- (Kolvenbach 1985) autorizan sobra-
sión: intelectual, moral y religiosa. damente esta inclusión.
485 Corazón de Jesús

1. Corazón de Jesús y espirituali- jeres, por otro lado. Pide el Señor


dad ignaciana. 1.1 Congruencias y afi- por medio de esta devoción una es-
nidades. Lo que verdaderamente pecial correspondencia a los más
une al c. con Ja espiritualidad igna- suyos, correspondencia que cristali-
ciana es la conexión intrínseca que za frecuentemente en forma de una
se da entre c. y Ejercicios Espirituales, reparación bien entendida.
fuente y nervio de dicha espirituali- Los Ejercicios Espirituales por su
dad. Y el vínculo de unión entre parte, desde el primero de ellos [Ej
ambos se halla en la Sagrada Escri- 45-54] hasta el último [Ej 213], pro-
tura, materia sobre la que casi ex- ponen con tal relieve y sentido de
clusivamente se ejercita todo orante acomodación el amor de Jesucristo
ignaciano. Ahora bien, el parentes- a cada uno de los seres humanos,
co entre Sagrada Escritura y c. es que el ejercitante generoso [Ej 5] no
tal, que el C. se convierte, según puede menos de corresponder con
Sto. Tomás de Aquino, en clave pri- total entrega a su Señor. Para lograr
vilegiada por no decir "la privile- esa entrega, el alumno de Ignacio
giada", para entender la Escritura. durante sus largas e interrumpidas
Reparemos en un texto poco citado jornadas de oración no hace otra co-
y poco conocido, pero muy ilumi- sa sino esforzarse, con la ayuda de
nador del mismo santo: "per cor
la gracia, por conocer a Jesucristo,
Christi intelligitur sacra Scriptura,
por amarle más y por seguirle más
quae manifestat cor Christi" ("por
de cerca [Ej 104]; y ello precisamen-
medio del corazón de Cristo se en-
te mediante la lectura y contempla-
tiende la Sagrada Escritura, que
ción de los Evangelios, Sagrada Es-
manifiesta al corazón de Cristo")
critura por excelencia (DV 18). El
(in Ps. 21, 11. Ex P ármense XIV.s.
proceso es continuo y siempre cre-
221). Por consiguiente, si el c. es me-
ciente. Desde la primera conversión
dio privilegiado para entender la
Escritura, lo es también para enten- [Ej 53-54] hasta la entrega total y de-
der y practicar los Ejercicios, puesto sinteresada [Ej 167-168], el ejercitan-
que la Sagrada Escritura manifiesta te lee y contempla los Evangelios
al C. y éste a su vez es clave de inte- con el método ignaciano bajo el
ligencia de la misma Escritura, ma- prisma del C; con lo que su corazón
teria principal, casi única, de ora- se va haciendo cada vez más seme-
ción durante los treinta días del jante al de su Señor (Mt 11, 28-30),
Mes de Ejercicios ignaciano. meta suprema de santidad, de co-
rrespondencia y de toda devoción.
En efecto, por poco que se
adentre el lector en la bibliografía Este enfoque fue corroborado
sobre el C, se dará cuenta de que el en Paray-le-Monial en 1986 por el
culto o devoción al C. consiste ni Papa Juan Pablo II y por el Padre
más ni menos en el amor de Jesu- General de la CJ. Kolvenbach (1992,
cristo a los hombres simbolizado en 167) lo confirma plenamente: "en la
su corazón -"corazón, que no signi- carta que el Santo Padre me entregó
fica sencillamente y sin más, amor", en Paray-le-Monial, nos encarece
sino amor en cuanto "lo más íntimo vivamente la devoción al Sagrado
de la realidad personal" y de hecho Corazón de Jesús, que tan profun-
"lo más íntimo de la experiencia del damente ligada está a los Ejercicios
Corazón del Señor" (Rahner 2002, espirituales de San Ignacio".
331.337)-; un amor no debidamente 1. 2 Formas de devoción al Cora-
correspondido por hombres y mu- zón de Jesús a partir de Paray-le-Mo-
Corazón de Jesús 486

nial y espiritualidad ignaciana. El nente? En efecto, orquestada en el


nombre de Paray-le-Monial está decurso de la experiencia ignaciana
unido al de Sta. Margarita María de por los coloquios de meditaciones
Alacoque y a sus revelaciones pri- (clave en todo el proceso, [Ej
vadas; este hecho resulta de vital 147.156.168.199]), cuando se dirige a
importancia en la historia de la de- Cristo en la cruz y el ejercitante im-
voción al C. especialmente durante plora "sangre de Cristo, embriága-
el siglo XIX y la primera mitad del me, agua del costado de Cristo, lá-
XX. Dio origen a importantes docu- vame", el Anima Christi constituye la
mentos pontificios, decisivos para mejor prueba de que los Ejercicios de
la confirmación de esta devoción en Ignacio no solamente entroncan con
la Iglesia. Así, citamos entre otros el C. sino que incluyen explícita y
Annum Sacrum (1899) de León XIII, dinámicamente en ellos al mismo
cuyo acento está en la consagración Corazón del Señor Jesús.
del género humano al Sagrado C; L2.2. Los Misterios de la Cruz.
Miserentissimus Redemptor y Quas Nos detenemos en los "Misterios
Primas de Pío XI, que propugnan la hechos en la cruz" [Ej 297], no sin
reparación; y Haurietis aquas de Pió recordar que una o varias contem-
XII, que intenta contrarrestar la de- placiones de los Ejercicios Espiritua-
sestima en que había caído la devo- les versan sobre el C, como por
ción al c. y responder a las objecio- ejemplo las referidas a la Eucaristía
nes suscitadas. (cf. [Ej 191-199.283]). Leemos en el
1.2.1 Consagración. Consagracio- librito ignaciano [Ej 297]: "herido
nes a Jesucristo y a su C. existieron con la lanza su costado, manó agua
siempre entre sus amigos y seguido- y sangre", frase de inapreciable va-
res con finísimas formulaciones o lor cristiano y teológico. No se trata
sin ellas. La forma de Paray tiene de un piadoso comentario sino de
sus propias características. Por lo la reproducción prácticamente lite-
que toca a los Ejercicios Espirituales, ral de la expresa referencia bíblica,
todos y cada uno de ellos van enca- avalada por el testigo ocular Juan,
minados a que el coloquio, en forma insistiendo que subraya la verdad,
de consagración y ofrenda, no caiga -verdad objetiva, "verdadera es su
en ilusiones y engaños, y a que sea declaración"- y verdad subjetiva,
refrendado por las obras [Ej 231]. El "él sabe que dice verdad" (Jn 19,
librito ignaciano contiene fórmulas 35). "Uno de los soldados le golpeó
sobresalientes de consagración, co- con la lanza el costado y al instante
mo la de "Eterno Señor de todas las salió sangre y agua" {Jn 19, 34). He
cosas" que se dirige al Rey Eternal aquí uno de los fundamentos fir-
[Ej 98], y otras que han llegado a mes, inamovibles y perennes de to-
convertirse en universales de la Igle- da forma de devoción al Corazón
sia. Es este el caso del ofrecimiento de Jesús. Porque de la herida del
final, transido de amor, tan sobrio costado brotó en plenitud el don
como totalizante, "Tomad Señor y del Espíritu, don primero y síntesis
recibid toda mi libertad" [Ej 234], de dones, según aquellos tres testi-
oración que en el fondo, implica en- monios de la primera carta de S.
trega, don de sí mismo y toda forma Juan (ljn 5, 8): el espíritu, que Jesús
personal de reparación. ¿Qué es el entregó al morir {Jn 19, 30b); la san-
Anima Oiristi, sino una consagra- gre, que derramó, sede de la vida,
ción introductoria a todos ellos, una de infinito valor sacrificial y reden-
consagración introductoria y perma- tor (Jn 1, 29.36; Rom 3,25; E/1, 7; \Jn
487 Corazón de Jesús

1, 7-9), todo ello reforzado por las ¿Tiene fuerza especial una
palabras interpretativas de Jesús en verdad tan rica bíblica y teoL. f e a -
la Última Cena unidas al pacto ru- mente, tratándose de los Ejercicios
bricado con la sangre derramada en ignacianos? Nuestra respuesta es
su muerte (Me 14, 24par); (Hb 9,15- absolutamente afirmativa. La en-
22; 10, 29; 13, 20); y el agua o la vida trega suprema de Jesús a la volun-
verdadera (Jn 3, 5; 4, 7-15; 7, 37-39; tad del Padre, hecha de obediencia
Ap 7, 17.21, 6.22, 1-17). Dicho de filial (cf. Jn 4, 34; 5, 19-30; 14, 9-10)
otro modo, del costado de Cristo, con total y misteriosa toma de
de su corazón, brotó la Eucaristía, conciencia a lo largo de toda su vi-
pacto de sangre, y el Bautismo, da (Jn 8, 28; 17,4; Mt 26, 42par; Hb
agua de salvación, convertido todo 5,8; 10, 5-10), que en el costado
ello en vida por el Espíritu Santo; abierto alcanza su cumbre huma-
espíritu, sangre y agua, que al ser no-divina, es exactamente lo que
uno (ljn 5, 8b), significan aquí la se considera, rememora y contem-
Iglesia con sus sacramentos y so- pla bajo la guía del Espíritu Santo
breabundancia de salvación. (Jn 14, 26) a lo largo de veinte días
Desde otro punto de vista, to- de Ejercicios que preceden a la
do lo dicho encuentra una clara contemplación de este misterio
confirmación en Joseph Ratzinger "hecho en la Cruz" [Ej 297]: miste-
(2001, 207), que escribe en su Intro- rio único, el de la Encarnación a la
ducción al cristianismo: "El detalle Cruz (cf. [Ej 101-109; 116]), o Cris-
del costado traspasado por la lanza to como misterio, metodológica-
no es para Juan sólo la escena cum- mente dividido para la contempla-
bre de la cruz, sino de toda la histo- ción en misterios parciales (cf. [Ej
ria de Jesús. Ahora, cuando esa lan- 161-312]); acomodación al ser hu-
zada ha acabado con su vida, su mano que no puede abarcar si-
existencia es radical apertura, es multáneamente todo el misterio;
completamente 'para'. Jesús ya no misterio, insistimos, cuya asimila-
es un individuo, es el 'Adán' de cu- ción va creciendo (Me 4, 27b) al
yo costado nace Eva, la nueva hu- tiempo que fecunda rememorati-
manidad. La palabra costado, (pleu- vamente el corazón del ejercitante
ra, que casi siempre se traduce [Ej 130].
incorrectamente por 'costilla') revi- Momento éste para recordar
ve en toda su profundidad la esce- con Pascal "la verdad y verdades
na de Gn 2, 21ss, en la que Eva es del corazón", y para afirmar sin ro-
formada de la costilla de Adán, deos que la preparación ignaciana,
simbolizado gráficamente su per- al presentarnos la contemplación
petua referencia y su unidad en la de este misterio llega al máximum
nueva humanidad. El costado en Ejercicios Espirituales, cuando
abierto del nuevo Adán repite el se hacen exactamente. No conoce-
misterio creador del "costado abier- mos método de lectura, meditación
to" del varón, es el comienzo de ni contemplación de la vida de
una nueva y definitiva comunidad Cristo y de su amor al hombre que
humana. Sus símbolos son la san- resista un parangón con la de Igna-
gre y el agua, con los que Juan alu- cio de Loyola en cuanto que el mé-
de a los principales sacramentos todo ignaciano, además de "univer-
cristianos, Bautismo y Eucaristía, y salizable" o aplicable a todo ser
por ellos a la Iglesia signo de la humano bien dispuesto, apunta al
nueva comunidad humana". nervio central del NT (Jn 3, 16-20;
Corazón de Jesús 488

Rom 8,32; Ef 1, 4-8; 3,3) y ha sido lor de Cristo Nuestro Señor") [Ej
autentificado por miles y miles de 206]-, expresa modos de unión con
hombres y mujeres que a lo largo Cristo delicadamente desinteresa-
de casi cinco siglos han hecho los dos y literalmente paulinos, pero
Ejercicios completos. Se comprue- de hecho provocados por el Espíri-
ba, pues, como verdadera, la afir- tu Santo (Jn 14, 26), cuando se repi-
mación de Kolvenbach ya referida, te fielmente la experiencia de Igna-
a saber, que la devoción al C. está cio. La experiencia de Ignacio,
profundamente ligada a los Ejerci- sencillo fiel cristiano, creyente y en-
cios Espirituales de S. Ignacio. tregado, no especialista en Pablo,
L2.3 Reparación. Otro rasgo ori- pero sí sometido a la acción del
ginal de las revelaciones de Paray mismo Espíritu Santo.
se cifra en la reparación, y hasta ha- En la Tercera Semana se man-
ce hincapié en ella con acentos con- tiene la frase del "hacer por Cristo"
solatorios muy subjetivos. Prescin- [Ej 53.95.98.197] pero se invita tam-
diendo de matices, creemos que bién al ejercitante a considerar lo
pueden distinguirse dos formas de que debe "padecer por él" (cf. [Ej
reparación: una, de entrega radical- 197]; [Ej 95.98] etc). La materia de
mente personal al Señor, ya men- los coloquios se amplía y personali-
cionada en cuanto vinculada a los za hacia niveles de mayor profun-
Ejercicios, y otra, que podemos lla- didad "según que me hallo, según
marla directamente apostólica. Am- que deseo, según que quiero" [Ej
bas entroncan perfectamente con la 199], siempre con total respeto al
espiritualidad ignaciana. ejercitante. Todo lo cual se sitúa no
Por lo que toca a la primera, los tanto en la lógica de la cabeza cuan-
Ejercicios Espirituales, por su mis- to en la del corazón, según el dicho
ma naturaleza -silencio, reposo, ra- de S. Agustín: "da amantem et sen-
tos prolongados de oración- fo- tit quod dico" (S. Aug. In loann. 6,
mentan esa fina interioridad, de la 45-59. Tract. 26: PL 35,1608,4).
mejor ley, manifestada en la rela- ¿Recomienda Ignacio consolar
ción íntima del ejercitante con su activamente a su Señor como lo ha-
Señor, sumamente afín a la propia cen algunos devotos del C. después
de los grandes devotos del Corazón de Paray? Tal práctica ni se reco-
de Cristo. No es raro constatar en mienda ni se excluye en Ejercicios Es-
los ejercitantes toques personalísi- pirituales, se facilita. Porque, por un
mos que les van transformando lado, la solución del enigma crux in-
cuando contemplan prolongada- terpretum (Schweizer 1987), que con-
mente escenas de la vida de Jesu- siste en determinar lo que falta a las
cristo; tonos y modulaciones que aflicciones de Cristo y en completar
crecen de forma variada una vez ese llamado por Pablo "déficit" (Col
superado el climax de la elección, y 1, 24), no corresponde a escuela al-
se intensifican cuando se pasa a los guna de espiritualidad; mas, por
misterios de la Pasión, con el fruto otro, Ignacio no limita la calidad de
positivo de mayor unión con el la comunicación entre Cristo su-
mismo Señor sufriente. La petición friente y el ejercitante que se comu-
de la Tercera Semana, repetida y nica y le habla "como un amigo ha-
constante [Ej 103], reflejada en las bla a otro" [Ej 54.199], sino que deja
preposiciones "con", "por", "de conscientemente abierta cierta inde-
Cristo" -esta última, "de", con sen- terminación, para que cada cual
tido causal ("dolerme de tanto do- adapte su respuesta a lo que el Se-
489 Corazón de Jesús

ñor de hecho le sugiera o le pida (Jn tural: irían dirigidas a contrarrestar


14, 26). "La reparación ,, / -escribe el medio cultural jansenista, y que
Kolvenbach (1992,272.278)-, tan fre- desaparecido éste, dejarían de tener
cuentemente rechazada hoy, está vigencia en la Iglesia, cual si la de-
unida históricamente al concepto voción al c. no hubiera pasado de
paleocristiano de redamatio: este de- ser una moda espiritual o jesuítica.
volver amor por amor que es la gra- Sucedió exactamente lo contrario:
cia propia de la Contemplación para el núcleo de Paray conservó, desde
alcanzar Amor" y que abarca múlti- su aparición, total vigencia princi-
ples modos de reparación. palmente por dos motivos: prime-
En cuanto a la segunda forma ro, porque si el mundo, en concreto
de reparación, baste recordar que si el europeo-occidental, era entonces
algo comporta la espiritualidad ig- frío y apartado de Dios, no puede
naciana, basada en los Ejercicios Es- decirse que hoy lo sea menos; y se-
pirituales -y la historia de la CJ lo gundo, porque el mensaje de Paray
confirma brillantemente- es la con- entraña una revitalización práctica
tribución por todos los medios a la y doctrinal de algo tan esencial en
venida del Reino de Dios, sirviendo la revelación como el amor de Cris-
a la Iglesia de Cristo. "En este tiem- to a los hombres y la falta de corres-
po de odio y de violencias, de injus- pondencia de éstos, simbolizado
ticia y de discriminación, la repara- ese amor infinito en el C, esto es, en
ción debida al Señor no es auténtica, el costado abierto del que brota la
si no integra el sentido del pobre, la misma Iglesia, perdurable por con-
promoción de la justicia, el amor ha- siguiente hasta el fin de los siglos.
cia el más pequeño, el respeto a la Cosa muy distinta constata-
vida../' (Kolvenbach). "¿No es sig- mos al examinar la presentación
nificativo" -escribe a otro propósito kerigmática de esa gran verdad.
el mismo Padre General- "que, in- Precisamente porque algunas fun-
cluso la devoción al Corazón del Se- damentaciones acaban resultando
ñor [...] haya sido confiada a la más perjudiciales que beneficiosas,
Compañía por el Santo Padre con los Ejercicios contribuyen a conser-
una clara orientación ad extra: cómo var en la Iglesia, genuinas formas
anunciar al hombre moderno el mis- de devoción al C, a saber, aumento
terio pascual, tal y como se manifies- de fe y de amor a Jesucristo, de
ta en el Corazón de Dios, en su amor persona a persona, y profundiza-
personal a los hombres? (Kolven- ción en la insondable hondura de
bach 1992; cf. Glotin 1998,221-231). su misterio, mediante todo género
2. Espiritualidad ignaciana y pe- de oración cristiana alimentada en
rennidad de la devoción al Corazón de la Escritura y la constante autentifi-
Jesús. Lo dicho hasta aquí confirma cación de los movimientos de espí-
que los Ejercicios Espirituales res- ritu, realizada por diversas formas
ponden plenamente a otra de las de examen y de aplicación de las
características de Paray, la de la in- reglas de discreción [Ej 313-336].
terioridad. Pues las prácticas de la Muchos cristianos de buena volun-
reparación y consagración, si son tad se ven de este modo, liberados
sinceras, se plasman por supuesto de peligros recurrentes, dadas las
en obras, pero también en auténtica inclinaciones temperamentales de
interioridad. Durante años se creyó algunos devotos. No creemos, en
que las revelaciones de Paray se de- suma, estar exagerando al afirmar
bían a algo históricamente coyun- que los Ejercicios de S. Ignacio
Corazón de Jesús 490

constituyen una garantía de peren- de Calatayud (1689-1773) e incluso


nidad para la devoción al C. en la en toda España, según reza el titulo
Iglesia, y que la devoción al C. en de la obra del P. Loyola, El corazón
sus formas actualizadas después de Jesús, descubierto a nuestra España
de Paray viene a contrarrestar, si se (Madrid 1736). Omitiendo muchos
practica, al ambiente de frialdad e nombres, mencionamos a S. José Ma
indiferencia religiosa que desgra- Rubio (1864-1929), al Beato Miguel
ciadamente hoy se respira en gran A. Pro, de México (1891-1927), "un
parte del mundo occidental. enviado según el corazón de Cristo"
3. La Compañía de Jesús y el Cora- (Kolvenbach), apóstol de los prime-
zón de Jesús. Nada tiene, pues, de ros viernes y mártir de Cristo Rey, y
extraño que jesuitas relevantes y a S. Alberto Hurtado, de Chile
otros y otras formas afines de con- (1901-1952), que propugnó el reina-
gregaciones religiosas o grupos do de Cristo por toda clase de me-
cristianos de los últimos siglos se dios. Pues la realeza de Cristo y su
hayan distinguido por ser apóstoles reinado se consideran unidos al C.
del Corazón de Jesús. Entre cente- desde los tiempos de Sta. Margarita
nares e incluso miles de jesuitas María.
que se suceden sin solución de con- En el campo doctrinal, teólogos
tinuidad en la historia, presenta- como Karl Rahner, historiadores co-
mos una breve selección, avalada mo Hugo Rahner, escrituristas,
por testimonios fehacientes. Ya en apóstoles del mundo contemporá-
los orígenes de la Orden hemos de neo como Cario M a Martini y Pa-
destacar de manera relevante a S. dres Generales de la Orden como
Pedro Canisio con su atestiguada Pedro Arrupe, sobresalen entre los
visión en la basílica de San Pedro el devotos del C. y amigos coetáneos.
día de su profesión solemne. Cristo El hecho de que una encíclica, Hau-
se abría el pecho y le invitaba a be- rietis aquas (1956), hiciera brotar co-
ber de aquella fuente de aguas de la mo espontáneamente una pléyade
salvación. Y asimismo se destacan de escritores especialistas, la mayo-
S. Francisco de Borja, el Beato P. Fa- ría de ellos jesuitas, capaces de pu-
bro y el teólogo J. Nadal. Unos de- blicar sin dificultad dos volúmenes
cenios más tarde aparece la figura que suman 1.144 paginas, Cor Jesu I,
del místico S. Alonso Rodríguez. Pars Teológica y Cor Jesu II, Pars his-
Todos ellos apuntan, explícita o im- tórica et pastoralis (Roma 1959),
plícitamente, a la contemplación prueba lo mismo en el plano de la
del misterio del C. cuando no lo in- fundamentación teológica.
cluyen expresamente. En el mundo popular hay que
Al círculo de Paray -con San resaltar los casi 50.000 socios del
Claudio la Colombiére a la cabeza, Apostolado de la Oración y las 117
el teólogo Gallifet y los tratadistas revistas Mensajero, que corroboran
Froment y Croisset, entre otros- su- cumplidamente lo dicho. También
cede en España el de S. Ambrosio hay que mencionar por lo menos a
de Valladolid. El joven jesuíta Ber- Gautrelet, inventor del Apostolado
nardo de Hoyos (1711-1726), agra- de la Oración (1844) y sobre todo a
ciado de estudiante por dones ex- Ramiére, que lo dotó de organiza-
traordinarios en la misma línea de ción y consistencia. Y es que la mis-
Paray, influye en el misionero popu- ma CJ oficial había atribuido fun-
lar Cardaveraz (1703-70), en los PP dadamente su pervivencia a la
Juan de Loyola (1686-1762) y Pedro especial protección del C, a raíz de
491 Corazón de Jesús

la supresión (1773) y su renacimien- aceptado plenamente: la devoción


to más tarde. Hasta el punto de que al Corazón de Jesús, aunque sola-
la CG XXIII (1883) agradeció en mente se origina y comienza a
nombre de toda la CJ, y aceptó la practicarse unos doscientos años
misión sumamente agradable (mu- después de la fundación de la
nus suavissimum), de propagar la Compañía, es algo esencial para
devoción al Corazón de Jesús. Todo ella, que la acepta como encargo de
ello ha sido confirmado y ratificado Cristo, y como tal la practica y se
por la CJ a lo largo del siglo pasado siente obligada a propagarla. El
hasta nuestros días: "Aprecien vi- que hoy en día ese encargo se haya
vamente y mediten todos el miste- hecho más difícil, el que ese culto
rio del Corazón de Cristo en la vida deba ser reelaborado teológicamen-
de la Iglesia; asimílenlo personal- te y vivido y predicado de modo
mente de manera que puedan im- más acomodado al talante de los
pregnar con él toda su actividad nuevos tiempos no priva a esa Or-
apostólica, como respuesta al "en- den - e n la conciencia que oficial-
cargo suavísimo 7 ' hecho a la Com- mente tiene de sí misma- de la con-
pañía por el Señor. Así se potencia- vicción de que esa devoción es para
rá de día en día el fruto de nuestros ella un encargo recibido verdadera-
ministerios" (NC 276). mente de Dios" (Arrupe 1983, Pró-
Dicho todo lo anterior, hemos logo).
de añadir que en la segunda mitad Creemos, en conclusión, que la
del siglo pasado cobró auge dentro devoción al c. rectamente entendi-
y fuera la CJ la recurrente ola de ob- da, es altamente valorada por todos
jeciones, que nunca faltaron desde los jesuítas y practicada por ellos
Paray en el devenir histórico, a de según los llamados carismas perso-
esta devoción. Un devoto del C. tan nales. Estimamos asimismo que al-
reconocido y cualificado como lo gunas formas de esta devoción
fue Pedro Arrupe, estimó preferible pueden necesitar aggiornamento y
por razones pastorales guardar si- adaptación (Kolvenbach 1992, 279)
lencio temporalmente sobre ella y recordamos con Pío XII que la de-
contradiciendo sus sentimientos ín- voción al C, lejos de obstaculizar
timos. Así lo consignó en su testa- las demás devociones o cultos con
mento abierto a la misma CJ (1981), que el pueblo cristiano honra a su
en el que señala como centro del ca- Redentor, los favorece y reaviva (cf.
risma ignaciano el amor del C.
Haurietis aquas).
(Arrupe 1982, 764).
Por último, un teólogo de tan Ángel TEJERINA, SJ
reconocido prestigio como Karl
Rahner llega a relacionar la devo- Z1 Anima Christi, Conocimiento interno, Es-
ción al C. con el carisma original de piritualidad Ignaciana, Jesucristo, Tercera Se-
la Compañía. Sus palabras suenan mana.
a desafío, dirigidas a los jesuítas de Bibl.: AA. VV., "Le Coeur de Jésus. Un re-
hoy y de mañana: "Sin pretender", tour aux sources", Christus 190 hors-série
escribe, "hacer aquí la historia de la (2001); ARRUPE, PV "La devoción al Cora-
devoción al Corazón de Jesús en la zón de Jesús y la Storta (9.6.1972)" en La
Compañía de Jesús, sí podemos identidad, 441-450; ID., "Fiesta del Amor y
de la Alegría (6.6.1975) en La identidad, 446-
afirmar con seguridad que esta Or- 450; ID., En Él sólo la Esperanza, OS, Roma
den tuvo en un momento de su his- 1983, ID., La Iglesia de hoy y del futuro, ST,
toria una experiencia que ella ha Santander 1982; ID V "Arraigados y amen-
coro 492

tados en la caridad", en La identidad, 727- en común del oficio divino; sólo la


764 (AR XVIII [1981], 431-471); ID., "El Co- imposibilidad material de partici-
razón de Cristo, centro del misterio cristia-
no", Cuadernos de espiritualidad 20 (1983)
par en él imponía la obligación de
561-569; BOVENMARS, J. G., A Biblical Spiri- la recitación privada, como sucedió
tuality of the Heart, Alba House, New York sobre todo en las órdenes mendi-
1991; CONCVAT. II, Dei Verbum 18; DE LA cantes, por las exigencias de su vi-
POTTERIE, I., II misterio del Cuore trajino, De- da activa. Los estudios o funciones
honiane, Bologna 1988; DIDEBERG, D., "La universitarias de los clérigos bene-
Compagnie de Jésus et le Coeur du Christ",
Prier et Servir (1989) 19-44; GLOTIN, EV II ficiados forzaron también estos
Cuore misericordioso di Gesú, Dehoniane- modos sustitutivos de participa-
AdP, Roma 1993; ID., "L'expérience spiri- ción. Comenzó así la lenta deriva,
tuelle de la réparation. Actes du congrés de desde la finalidad primordial de la
Paray-le-Monial, 13 au 15 octobre 1995", Le laus perennis, hacia la casuística de
Coeur du Christ pour un monde nouveau, Edi-
tions de l'Emmanuel, París 1998, 221-231; la suplencia obligatoria y ocasio-
KOLVENBACH, P.-H., "En el tercer centenario nal. Los canonistas extendieron el
de la revelación a Santa Margarita del en- privilegio de papas, obispos y cu-
cargo a la Compañía sobre la devoción del riales (de recitar el oficio con sus
Sagrado Corazón" en Selección, 269-280; Pío capellanes) a los clérigos oficial-
XII, Haurietis aquas, AAS XXIII (1956) 351;
RAHNER, K., Sendung und Gnade, Tyrolia-
mente ocupados. Sto. Tomás plan-
Verlag, Innsbruck 1959 y 1961, 541-552; tea varios casos de recitación priva-
278-279; ID., "Corazón o protopalabra, 'Ur- da: beneficiados de dos iglesias,
worf", ET III, 357-368; 369-392; VII517-527; anticipación de las Horas, atención
528-546; RATZINGER, J., Introducción al cristia- a la enseñanza, etc.; pero la obliga-
nismo, Sigúeme, Salamanca 2001; SCHWEI- ción de la recitación comunitaria si-
ZER, E., La carta a los Colosenses, Sigúeme,
Salamanca 1987, 92-97; Tomás DE AQUINO, gue siendo indiscutible. Muchos
In Ps. 21,11. Ex Pármense XIV s. 221; Tucci, concilios particulares la urgen. Con
R., "Storia della letteratura relativa al culto todo, la recitación privada se ex-
del S. Cuore di Gesú dalla fine del sec. XVII tiende cada vez más, propiciada
ai nostri giorni", Cor Jesu II, Roma 1959, por las nuevas corrientes espiritua-
500-638.
les de la Devotio Moderna, que po-
nían el acento en la vida interior y
en la oración personal y atenta,
CORO más que en la rutinaria salmodia.
Para facilitarla y fomentar al mis-
mo tiempo la devoción y un mayor
1 . La tradición de la Iglesia. Fue tra-
dición constante en la Iglesia
medieval que las comunidades
conocimiento de la Biblia, compuso
el cardenal franciscano Quiñones
un breviario, aprobado en 1535
monacales se reuniesen para cele-
(aunque sólo para clérigos espe-
brar la Liturgia de las Horas en
cialmente ocupados), que fue elo-
momentos determinados del día.
giado por los humanistas. Pero su
Esta práctica obligatoria, expresada
oposición al modelo coral lo hizo
en todas las Reglas monacales co-
inviable.
mo la forma por excelencia de la
oración (opus Dei), se extendió al 2. El coro y la Compañía de Jesús.
clero catedralicio y aun se intentó, íñigo de Loyola, que en Manresa
con diversos resultados, aplicarla a "oía cada día la Misa mayor y las
todos los clérigos beneficiados. La Vísperas y Completas, todo canta-
legislación carolingia imponía a to- do, sintiendo en ello gran consola-
dos por igual la vida // canónica // , ción" [Au 20], y que alabará en los
que se expresaba en la celebración Ejercicios el canto sagrado y las ho-
493 corrección

ras canónicas [Ej 355], no quiso que sabido dar una interpretación equi-
en la CJ existiese la obligación del librada de las dos formas de recitar
coro. Ya en la primera Bula de 1540 las horas canónicas.
se dice que "todos los compañeros
que sean presbíteros [...] estarán José MARTÍNEZ DE LA ESCALERA, SJ
obligados a rezar el oficio divino de
la Iglesia, cada uno en privado y en Z1 Fórmula del Instituto, Instituto, Liturgia,
Modo de proceder, Privilegios.
particular y no en común" (en la
Bula de 1550 se añadió "o en coro"). Bibl.: Fuentes: FN I, 829; II, 337; MCo I,
Esta norma pasó a las Constituciones 438; II, 756.790; Epp VIII, 68; XII, 618; Epp
[Co 586-587]. Lo que se excluye pro- Mixtae III, 479; V, 114; MBor III, 825; MNad
piamente es la obligación del oficio IV, 165-181; V, 479; Scholia 162-168; Institu-
tum SI, 575; RIBADENEIRA, P. DE, De ratione
coral, no la celebración, incluso Instituti SI, 86-101. Secundaria: ASTRAIN,
cantada, en ciertas solemnidades, A., Historia de la Compañía de Jesús en la
como maitines de Navidad, oficios asistencia de España, Madrid 1905, II, 32-36
de Semana Santa, misas solemnes, y 316-321; CULLEY, TH. D./ MCNASPY, C. ].,
etc.; o una recitación vesperal en un "Music and the Early Jesuits", AHSI 40
(1971) 213-245; GORDON, I., "Manuscripta
tono "devoto, suave y simple". Las
iuridica de non usu chori en SI", Periódica
CC GG 1 (1558) y 2 (1565) ratifica- 48 (1959) 417-422; ID., "Argumentatio de
ron estas normas. non usu chori in SI", Periódica 52 (1963)
Esta innovación ignaciana cho- 175-210; PUENTE, L. DE LA, Tratado de la per-
fección. Estado eclesiástico, Valladolid 1616,
caba frontalmente con las opiniones I, trat. III (De la perfección en el ministerio de
de los grandes teólogos del mo- rezar, o cantar las horas canónicas); SALMÓN,
mento. Domingo de Soto juzgaba P, Voffice divin, Paris 1959; SCADUTO, M.,
que si alguna Religión (nueva) pres- Storia della Compagnia di Gesú in Italia.
cindía de esta obligación coral, L'época di Giacomo Laynez, Roma 1974.
"apenas merecería el nombre de re-
ligión, porque carecería de su máxi-
mo esplendor" (De Iustitia et lure, 1.
CORRECCIÓN
X, q.5, a.3). De hecho, fue una de las
dificultades que retardaron la apro-
bación por Paulo IV; y aun después,
fue revocada por dos papas. La or-
den de Paulo IV (1558) de rezar el
L a c. es un instrumento que la
CJ utiliza para corregir los de-
fectos de las personas y asimismo
Oficio en común estuvo en vigor ayudar a vivir las normas del Ins-
once meses; cuando falleció el pon- tituto teniendo en cuenta las cir-
tífice, varios canonistas juzgaron cunstancias personales y buscan-
que había sido un precepto particu- do siempre el bien universal y
lar, no revocatorio de las bulas an- particular de los miembros de la
teriores, y por lo mismo cesaba ipso Compañía. El fin propio del corre-
jacto. Pío V (1568) renovó la imposi- gir es, por tanto, el bien común y
ción, dejando exentos a los escola- el progreso humano y espiritual
res y admitiendo una mínima pre- de quien recibe la corrección.
sencia de la comunidad. Con esta La tarea de corregir según las
ocasión compuso el P. Nadal su tra- Constituciones corresponde a los su-
tado De professione et choro. Grego- periores y a los que ocupan su lu-
rio XIV revocó la orden de Pío V gar. El modo de llevarlo a cabo está
por la bula Ex seáis apostolicae de recogido de un modo claro e inspi-
1575. Pero los grandes autores espi- rador en las Constituciones cuando
rituales jesuitas (cf. La Puente) han se habla de la figura del General:
corrección 494

"Con esto sepa mezclar de tal ma- Todos los sujetos de la CJ han
nera la rectitud y severidad necesa- de ser corregidos. "Urjan, por tan-
ria con la benignidad y mansedum- to, la disciplina religiosa con pa-
bre, que ni se deje flectar de lo que ternal firmeza y avisen y corrijan,
juzgare más agradar a Dios nuestro si es necesario, a los que la descui-
Señor, ni deje de tener la compasión dan o quebrantan, incluso a suje-
que conviene a sus hijos. En mane- tos antiguos y beneméritos y a los
ra que aun los reprendidos o casti- mismos Superiores, si no cumplen
gados reconozcan que procede rec- con su oficio" (NC 350, §3). Ade-
tamente en el Señor nuestro y con más se insiste en utilizar la c. fra-
caridad en lo que hace, bien que terna de los que están en forma-
contra su gusto fuese según el hom- ción (NC 77, §4).
bre inferior'7 [Co 727]. Asimismo las
La c. fraterna se puede realizar
Constituciones nos proponen algu-
en conversación personal o cuando
nos medios concretos para realizar
se reúne la comunidad, pero es im-
las correcciones: "En las correccio-
portante que se den las circunstan-
nes, aunque la discreción particular
cias espirituales adecuadas (NC
pueda mudar esta orden, es de ad-
236). En los Ejercicios Espirituales, S.
vertir que primero se amonesten
Ignacio dice en su célebre Presu-
con amor y con dulzura los que fal-
puesto [Ej 22]: "para que, bien en-
tan; segundo, con amor y cómo se
confundan con vergüenza; tercero, tendiéndola [la proposición], se sal-
con amor y con temor de ellos" [Co ve [la persona]". Y en ese mismo
270]. número nos recuerda que toda per-
sona tiene que estar más dispuesta
En el NT se pueden destacar a salvar la proposición del prójimo
dos textos que nos hablan del modo que a condenarla.
de realizar la c. fraterna. En el Evan-
gelio de Mateo se ve con claridad el La c. de los defectos en la CJ se
orden en el que hay que proceder, ha realizado generalmente con pe-
así como los pasos que hay que se- nitencias, pero el derecho propio
guir para llevarla a cabo. "Si tu her- no excluye que se apliquen penas
mano te ofende, ve y amonéstalo, tú canónicas (Manual Jurídico Práctico
y él a solas. Si no te hace caso, hazte SJ, MJP, 254-255). Sin embargo, an-
acompañar de uno o dos, para que tes de aplicar las penas hay que
el asunto se resuelva por dos o tres agotar todos los recursos de c. fra-
testigos. Si no les hace caso, informa terna, solicitud fraterna u otros
a la comunidad. Y si no hace caso a medios de la solicitud pastoral se-
la comunidad considéralo un paga- gún el canon 1341: "Sólo cuando
no o un recaudador" (Mí 18,15-17). haya visto que la que la corrección
Además en la carta de Pablo a los Ca- fraterna, la reprensión u otros me-
latas se aporta un matiz complemen- dios de la solicitud pastoral no
tario, es decir, la obligación de la c. bastan para reparar el escándalo,
fraterna y comunitaria, hecha siem- restablecer la justicia y conseguir
pre amablemente: "Hermanos, si al- la enmienda del reo".
guien es sorprendido en un delito, Las penas canónicas las impo-
vosotros, los espirituales, corregidlo ne y declara el superior según la
con modestia. Pero vigílate tú, no costumbre o el derecho propio, ex-
vayas a ser tentado tú también. Lle- ceptuada la excomunión que está
vad las cargas de los otros y así cum- reservada al Padre General (MJP
pliréis la ley de Cristo" (Ga 6,1-5). 393). Por otra parte, los superiores y
495 cosa

los confesores jesuitas a los que los jor" [Epp 1,180]. Se usa para indicar
Superiores Mayores se lo han con- una enumeración: "De Araoz deseo
cedido, pueden remitir esas penas tres cosas principales" [Epp I, 422].
canónicas (MJP 411.429). Se puede tratar de todo lo que toca
alguna situación: "quien informará
Juan José ETXEBERRIA, SJ
allá de todas cosas a larga y mucho
más en particular" [Epp I, 222].
Z1 Amor, Compasión, Dimisión, Discreta cari-
tas, Gobierno, Informes. Muy frecuentes son sobre todo
las expresiones "todas c." y "todas
Bibl.: MENDIBOURE, B., '"Corriger avec las c", que en el Epistolario aparecen
amour' (Ex 22)", Christus 32 (1985) 485-497.
163 veces. Se usa la palabra c. tam-
bién con muchos otros adjetivos. Por
ejemplo, entre los que se contienen
COSA en Epp I, algunos son: "divinas",
"criadas", "más sacadas de expe-
riencia y conversación interna que
E l término "cosa" en castellano o
en italiano se encuentra en sin-
gular exactamente 2.820 veces en el
de fuera de aquella", "muy impor-
tante al bien de esta Compañía, y
Epistolario y 225 veces entre los Ejer- consecuentemente de todos próji-
cicios Espirituales, el Diario espiritual, mos, y honra y gloria divina", "espi-
las Constituciones y la Autobiografía. rituales y corporales", "interiores y
El plural en castellano ("cosas") se exteriores", "adherentes a la salud
encuentra 2.242 veces en las Cartas y de las ánimas", "buenas o indiferen-
377 veces en las otras obras ignacia- tes", "justas y honestas", "fáciles y
nas citadas. El plural en italiano (co- sabrosas", "convenientes", "ni difí-
se) aparece 2.119 veces en las Cartas ciles ni muy desabridas", "contem-
y quince veces en la Autobiografía. pladas e imaginadas", "mundanas o
Sinónimos pueden considerar- necesarias a esta vida", "públicas de
se "asunto", "negocio", "obra", estado y otras seglares", "afrontosas
"oportunidad"; "alguna c." = "al- y trabajosas", "por mí pasadas".
go" o "un poco", "ninguna c." = De vez en cuando se determina
"nada"; "todas [las] c." = "todo", c. o "cosas" con un genitivo: "de
"otra c. = otro". Dios nuestro Señor", "de su mayor
La palabra c. representa cual- servicio", "de la universidad", "de
quier realidad en el cielo ("cuanto la Compañía", "de guerras", "de su
con la consideración y amor de las conciencia", "de edificación", "de
cosas celestes más conversare en el pobres estudiantes". Se encuentra
cielo" [Epp III, 121]; "las cosas que también la expresión "cosas..." pa-
para siempre nos han de durar" ra alabar a Dios nuestro Señor.
[Epp 1,80]), y en la tierra, y en ésta se Para la espiritualidad ignacia-
puede tratar de c. buenas o malas, na es sobre todo típica una expre-
así como especialmente de lo que sión que hace ver que no existe un
uno considera como perteneciendo sector religioso de la realidad, sino
a sí mismo: "así nosotros podemos que todas las c. tienen que ver con
ad bonum alabar o conformar con Dios como su creador: "a quien
uno cerca alguna cosa particular plega por la su infinita y suma
buena, disimulando en las otras co- bondad os aumente siempre en
sas que malas tiene, y ganando su amarle en todas cosas, poniendo,
amor hacemos nuestras cosas me- no en parte, mas en todo, todo
cosa 496

vuestro amor y querer en el mismo con mayor diligencia, amor y cuida-


Señor, y por él en todas las criatu- do los podrán ayudar, y guardar sus
ras" [Epp 1,170]; al servicio de Dios ánimas de diversos inconvenientes y
los miembros de la CJ "deben ha- peligros que adelante podrían pro-
cer puramente todas cosas" [Co 4]. venir" [Co 92]. Una aplicación: "En
Cristo nuestro Señor se debe tener lo demás de la provisión, también le
"en lugar de padres y hermanos y parece al mismo Padre nuestro que
de todas cosas" [Co 61]. "Conside- no carguen en Alcalá de tanta gente,
rando que las personas, saliendo que no tengan con qué mantenerla;
de sí y entrando en su Criador y antes le parece que, si hubiese provi-
Señor, tienen asidua advertencia, sión para cuatro, sería mejor que es-
atención y consolación, y sentir có- tuviesen tres, que cuatro y medio;
mo todo nuestro bien eterno sea en porque no le parece que sea cosa su-
todas cosas criadas, dando a todas fridera a estudiantes mendicar" [Epp
ser, y conservando en él con infini- I, 664].
to ser y presencia, fácilmente me
persuado que con las más se con- Algunas veces se caracteriza a
suele, y así con otras muchas; co- una determinada persona como
mo a los que enteramente aman al "muy buena c " : "el P. Luis Gonzá-
Señor todas las cosas les ayudan y lez, portugués, y muy buena cosa"
todas les favorecen para más mere- [Epp V, 269].
cer y para más allegar y unir con Se recomienda no gloriarse
caridad intensa con su mismo uno mismo de sus propias cosas:
Criador y Señor, aunque muchas "Si hubiese alguna cosa excesiva-
veces ponga la criatura impedi- mente loable, que no la quiera decir
mentos de su parte para lo que el en boca propia, si hubiese otro ami-
Señor quiere obrar en su ánima" go que la escribiese, sería bien"
[Epp I, 339-340]. Hasta las expe- [Epp I, 547].
riencias negativas son c. que nos Quizás contra la expectación
conducen hacia Dios: "estas enfer- de muchos, S. Ignacio - e n este caso
medades y otras pérdidas tempo-
por medio de Polanco- pone tam-
rales son muchas veces de mano
bién en guardia contra toda espiri-
de Dios nuestro Señor porque más
tualidad que se aparte de las c. ma-
nos conozcamos y más perdamos
teriales: "habránle ayudado para
el amor de las cosas criadas, y más
enteramente pensemos cuan breve esta estabilidad o dureza de su sen-
es esta nuestra vida, para adornar- tir propio las continuadas oraciones
nos para la otra que siempre ha de sin orden y ejercicios mentales con
durar; y en pensar que con estas mortificaciones del cuerpo, que na-
cosas visita a las personas que mu- turalmente, cuanto más se aparta la
cho ama no puedo sentir tristeza, creatura racional de las cosas mate-
ni dolor, porque pienso que un ser- riales, su entendimiento se hace
vidor de Dios en una enfermedad más estable en lo que aprehende
sale hecho medio doctor para en- vero o falso, y a tales personas in-
derezar y ordenar su vida en gloria terviene muchas veces, en especial
y servicio de Dios Nuestro Señor" si humo de alguna pasión les ciega
[Epp I, 84-85]. (como a esta parece haber interve-
nido), tomar cosas dubias y aun fal-
Los superiores, "cuanto estuvie- sas por verísimas" [Epp XII, 640].
ren más al cabo de todas cosas inte-
riores y exteriores de los tales, tanto Peter KNAUER, SJ
497 Creador

P Contemplación para Alcanzar Amor, en- primer caso, Ignacio pone de relie-
carnación, Mundo, Principio y Fundamento, ve un profundo toque personal y
Todo. existencial ante el Dios C. y Señor
de todo, que no es sólo en abstracto
el que todo lo ha hecho o todo lo
domina, sino que es en concreto el
CREADOR Creador y Señor del que practica los
Ejercicios o del miembro de la CJ,

E s evidente que existe una corre-


lación entre estos conceptos, so-
bre todo entre los de Criador y cria-
aquel del que todo lo ha recibido y a
quien debe responder con el amor, la
glorificación, la reverencia, la alaban-
tura. Por otra parte el mundo, y el za, el servicio: "...creyendo en ello
hombre en particular, son criaturas servir y alabar a su Criador y Señor,
porque han sido creados por Dios. haciendo todas las cosas por su divi-
Analizaremos en primer lugar las no amor y reverencia" [Co 132; Ej
afirmaciones sobre Dios como crea- 20.38.39; Co 30.111.118.132.135.305.
dor. Pasaremos después a los uso 602; Epp II, 235; VI, 709]. La reve-
del verbo crear I criar, usado sobre to- rencia y respeto que se debe al Cria-
do en voz pasiva, y en particular del dor y Señor se pone especialmente
participio criado. La condición del de relieve en los Ejercicios cuando
mundo y en particular del hombre se trata del examen general de con-
como criatura es objeto también de ciencia y en concreto cuando trata
la atención de S. Ignacio. Se usa de los juramentos: "No jurar ni por
muy poco el sustantivo c, al cual Criador ni por criatura, si no fuere
dedicaremos por último la atención. con verdad, necesidad y reveren-
1. Dios Creador: Que Dios es cia..." [Ej 38]. "Entiendo reveren-
nuestro C. es un dato esencial de la cia, quando en el nombrar de su
fe cristiana. Es muy característico Criador y Señor, considerando aca-
de Ignacio el giro "Criador y Se- ta aquel honor y reverencia debida"
ñor", muy frecuente en los Ejercicios [Ej 38; cf. Ej 39]. "...recebido con
Espirituales [Ej 5.15.16.20.38-39.50. aquella reverencia y acatamiento
52.184.316-317.324.351] y todavía que las cosas del nuestro Criador y
más abundante en las Constituciones Señor deben ser reverenciadas y
[Co 13.30.51.66-67.84.84.101.111.117- acatadas" [Epp 1,171]. En el Criador
118.130.132.134.137.156.272. y Señor, hay que poner toda la es-
307.547.554.602.701.779], y que en- peranza §rf*ÍL£e y el amor [Co 67] y
contramos también presente en en qui¿rrlta^^ue dejar todo el cui-
muchas de las Epístolas [Epp I, 84. dado dléptfiísmo [Co 130]. Por el
164.172.192-193.278.296.339- amor del Creador y Señor hay que
341.407.514.529.627.687; II, 235.344; hacer todas las cosas, y no por los
III, 13-14.303; IV, 127.268.385.673. hombres [Co 84.111.118]. Por el
675; VI, 421; VII, 447; VIII, 363; XII, amor del Creador y Señor tenemos
231.338]. En [Epp I, 161], encontra- que amar al prójimo [Epp 1,162]. El
mos un giro curioso: "nuestro señor Creador no es para S. Ignacio un
y criador universal". En muchas Dios lejano que ha echado a andar
ocasiones el giro va acompañado el mundo y se ha retirado de él, si-
del posesivo "su" [Ej 5.15.20.39, no que con su providencia amorosa
etc.; Co 51.66.67, etc.] o en otras oca- rige y cuida de sus criaturas: "de la
siones "nuestro" [Co 13.51.84.101; mano de Dios nuestro Criador y Se-
Epp II, 345, etc.]. Sobre todo en el ñor" llegan los hombres a su fin úl-
Creador 498

timo [Co 156]; a él entregan su alma bre la haz de la tierra puede amar
en la muerte [Epp I, 407]; de su ma- en sí, sino en el Criador de todas
no se reciben todas las cosas y en ellas" [Ej 316] ".. .apartando, quanto
concreto la salud y la enfermedad es posible, de sí el amor de todas las
[Co 272], en la mano del Creador y criaturas, por ponerle en el Criador
Señor está el dar a cada uno mucho dellas, a Él en todas amando y a to-
o poco [Epp I, 278]. Por ello no hay das en Él" [Co 288]. En la desolación
que gloriarse en uno mismo, sino espiritual por el contrario el alma se
en el Creador y Señor [Epp I, 296]. sentirá como separada de su Cria-
En particular según el libro de dor y Señor [Ej 317]. Llevar a todos
los Ejercicios Espirituales el "Criador al conocimiento y amor de su C. y
y Señor" se comunica y se relaciona Señor ha de ser el objeto de la predi-
directamente con el hombre para cación [Epp I, 388].
dar a conocer su voluntad sin nece- En la mayoría de los casos en
sidad de la intervención de interme- que se habla del "Criador" o del
diarios humanos: "...más conve- "Criador y Señor" S. Ignacio parece
niente y mucho mejor es, buscando tener presente al Dios uno y trino,
la divina voluntad, que el mismo sin ulteriores precisiones. Se habla
Criador y Señor se comunique a la del Creador y de Dios nuestro Se-
su ánima devota abrazándola en su ñor como expresiones equivalentes:
amor y alabanza [...]. De manera "Aunque la suma Sapiencia y Bon-
que el que los da [los Ejercicios] no dad de Dios nuestro Criador y Se-
se decante ni se incline a la una par- ñor es la que ha de conservar y regir
te ni a la otra; mas estando en me- y llevar adelante..." [Co 134] (cf. [Ej
dio como un peso, deje inmediate 39; Co 137]). San Ignacio contempla
obrar al Criador con la criatura a la también la acción de Dios en las
Criatura con su Criador y Señor" criaturas, sin precisar más, en la
[Ej 15]. A este Criador y Señor se CAÁ [Ej 234-237]. Nada hay de ex-
acercará tanto más el hombre cuan- traño en ello. La c, según la teología
to más se aparte de todo lo que le más corriente en la época de S. Igna-
rodea en su vida cotidiana [Ej 20]. cio, es una obra común de las tres
Dios puede dar a conocer su volun- personas, el Padre el Hijo y el Espí-
tad a la criatura porque, en tanto ritu Santo. Los tres son un solo Dios
que creador y Señor de todo, puede y un solo c. de todo, del mundo y
entrar en el alma cuando y como del hombre. San Ignacio se hace ex-
quiere: "Sólo es de Dios nuestro Se- plícito eco de esta doctrina: "En el
ñor dar consolación a la ánima sin nombre del Padre, del Hijo y del Es-
causa precedente, porque es propio píritu Santo, un solo mi Dios y mi
del Criador entrar, salir, hacer mo- Creador" [Epp III, 303]. No parece
ción en ella, trayéndola toda en que en aquella época se insistiera
amor de la su divina majestad" [Ej mucho en la acción diferenciada de
370]. Es esta presencia de Dios C. en las tres divinas personas en la obra
el alma la que causa la consolación común, como por el contrario acae-
espiritual, el amor de Dios y de las cía en la teología de los primeros si-
cosas creadas en Dios: "Llamo con- glos de la Iglesia (Concilio II de
solación quando en el alma se causa Constantinopla 553, DH 421).
alguna moción interior, con la qual Pero hay una serie de casos en
viene la ánima a inflamarse en amor los que las denominaciones de
de su Criador y Señor, y consequen- "Criador", o "Criador y Señor" se
ter quando ninguna cosa criada so- aplican especialmente a Jesucristo, el
499 Creador

Hijo de Dios que por nosotros se ha 51]. Por ello se puede decir que el
hecho hombre. El NT nos habla de la Creador y Señor ha sido crucificado
c. de todo por Dios Padre mediante "...para servir en todo a su Criador
Jesucristo (ICor 8,2; Col 1,15-17; Heb y Señor crucificado por ellos" [Co
1,2; Jn 1,3.10). San Ignacio no parece 66]. Quien entra en la CJ debe estar
hacer referencia directa a estos tex- dispuesto a sufrir injurias y afren-
tos, ya que Jesús aparece como "Cre- tas "por desear parecer e imitar en
ador", sin ulteriores matices, y no alguna manera a nuestro Criador y
encontramos explícitamente el moti- Señor Jesús Cristo, vistiéndose de
vo de la c. "mediante" Cristo. Pero es su vestidura y librea, pues la vistió
indudable la base bíblica remota de Él por nuestro mayor provecho es-
estas expresiones. En los Ejercicios piritual" [Co 101]. Así como se ha
Espirituales se encuentran algunos de buscar en todo la gloria y ala-
ejemplos significativos. El primero banza de Dios, nuestro C. y Señor,
de ellos se halla en el coloquio de la [Co 137.305], igualmente se ha de
primera meditación de los pecados: procurar "el deseo de toda perfec-
"Imaginando a Cristo nuestro Señor ción y de que mayor gloria y ala-
delante y puesto en cruz, hacer un banza de Cristo nuestro Criador y
coloquio, cómo de Criador es venido Señor se siga" [Co 602].
a hacerse hombre, y de vida eterna a
muerte temporal, y así a morir por También en las Deliberaciones
mis pecados" [Ej 53]. De manera se- sobre la pobreza aparece Jesús encar-
mejante en las adiciones para la nado como C. y Señor a quien hay
Cuarta Semana aparece una expre- que seguir e imitar: "...asimilando
sión todavía más llamativa: "...en y viendo al Hijo de la Virgen, nues-
cuanto el ánima piensa o coniecta tro Criador y Señor, tanto pobre y
que la puede ayudar, para se gozar en tantas adversidades", también
en su Criador y Redentor" [Ej 229]; allí mismo: "tomamos por cabeza al
expresión que evidentemente se ha mismo Jesús, nuestro Criador y Se-
de relacionar con la petición de la ñor" (MCo I, 337).
misma Cuarta Semana, "...pedir Igualmente en las cartas, don-
gracia para me alegrar y gozar in- de en algunas ocasiones se habla de
tensamente de tanta gloria y gozo de Jesús como "creador y redentor"
Cristo nuestro Señor" [Ej 221] "Cristo, nuestro criador, redentor y
".. .queriéndome afectar y alegrar de señor" [Epp I, 115]; también "sea
tanto gozo y alegría de Cristo nues- siempre bendito y alabado el Cria-
tro Señor" [Ej 229]. El Hijo de Dios, dor y redentor nuestro" [Epp I, 796];
C. del mundo y del hombre con el "ruego a Dios, nuestro criador y re-
Padre y con el Espíritu Santo, se ha dentor" [Epp 1,510]. San Ignacio pide
hecho hombre para redimirnos. San oraciones por la Compañía "por
Ignacio insiste en la condición de C. amor de Jesús Cristo cabeza della,
del Hijo para hacer ver la grandeza aunque común Señor y Dios de todo
del misterio de la encarnación y de la lo criado" [Epp I, 628]; "...para ala-
redención. El gozo del Resucitado banza del que nos creó y redimió,
del que estamos llamados a partici- nuestro señor Jesucristo" [Epp 1,661].
par es por tanto el gozo del Creador
Éstos y algunos otros ejemplos
y Redentor del género humano.
que podrían aducirse muestran que
En las Constituciones se repite la para Ignacio, que sigue a la gran
idea. Así la CJ es la "Compañía de tradición de la Iglesia, el mismo C.
Jesús nuestro Criador y Señor" [Co es el que nos salva. El Padre, que ha
Creador 500

creado el mundo juntamente con su var su ánima" [Ej 23]. Otras formu-
Hijo y el Espíritu Santo, ha enviado laciones semejantes, en el contexto
a su Hijo único al mundo para sal- de la elección articularán de otro
var a los hombres. La c. y la reden- modo la alabanza a Dios y la salva-
ción aparecen unidas, aunque bien ción, pero en la base está siempre el
diferenciadas, en el mismo designio hecho de que el hombre ha sido cre-
divino que tiene a Cristo como cen- ado: "solamente mirando para lo
tro. También Ignacio se refiere en que soy criado, es a saber, para ala-
alguna ocasión con esta misma ex- banza de Dios nuestro Señor y sal-
presión (C. y Señor) al Padre: "... vación de mi ánima, y así cualquier
con el gran celo que le ha dado cosa que yo eligiere, debe ser a que
nuestro Criador y Señor de la gloria me ayude para el fin para que soy
de su santo nombre, y de la salva- criado" [Ej 169]. O también: "es me-
ción de las almas, redimidas con el nester tener como obiecto el fin para
precioso sangre y vida de su unigé- el que soy criado, que es para alabar
nito Hijo" [Epp VIII, 460]. a Dios nuestro Señor y salvar mi
Dios, y también Jesucristo, es ánima" [Ej 179; cf. 169.177.179.180].
nuestro C, y esto quiere decir que Igualmente en este contexto
de él recibimos nuestro ser [Co 814], aparece uno de los pocos usos del
Sin esta acción creadora no existirí- sustantivo abstracto c. "...poniendo
an ni el mundo ni el hombre. Se re- su creación, vida y estado para glo-
pite en S. Ignacio la constatación de ria y alabanza de Dios nuestro Se-
que las cosas son "criadas" [Ej ñor y salvación de su propia áni-
23.165]. Todas ellas juntas no pue- ma". Creación parece significar el
den compararse con Dios, el Crea- conjunto de los bienes que se pose-
dor único de todo [Ej 58], infinita- en en cuanto dadas por el Creador.
mente trascendente a su obra. Por Sobre el fin para el cual Dios ha cre-
ello no se puede consentir en ofen- ado al hombre se habla también en
der a Dios ni aún por todas las co- las Constituciones [Co 307] y en al-
sas criadas [Ej 165.166]. guno de los Directorios de los Ejerci-
No es importante sólo el hecho cios como en el dictado al P. Vitoria
de la c, sino que además las cosas (D4, 21). En otras ocasiones se habla
son criadas para el hombre, para también de la glorificación del
que le ayuden a conseguir el fin pa- "Creador": "...entre ángeles no se
ra el cual éste ha sido creado [Ej 23]. hallan más nobles ejercicios que el
Se ha de usar de las cosas creadas glorificar al criador suyo, y el redu-
con la luz del Creador [Epp XI, 375]. cir a las criaturas suyas a él, cuanto
Hay por tanto una jerarquía en los son capaces" [Epp I, 498].
seres creados (Gn 1, 28-30), en la El verbo "crear", en voz pasiva y
que el hombre ocupa un lugar pre- en participio: S. Ignacio habla más
ferente {Gn 1, 26-26). Él es el fin a bien del mundo y del hombre crea-
que las demás cosas tienden. Pero dos, que de Dios que crea o ha crea-
también el hombre ha sido creado do. Pero esta idea está claramente
con una finalidad. El fin del hom- presupuesta en todo momento y no
bre y el hecho de haber sido creado faltan tampoco referencias explíci-
se hallan en relación con mucha fre- tas en este sentido: "...convertiros y
cuencia en los escritos de Ignacio: emplearos en aquello para que Dios
"El hombre es criado para alabar, os crió, [que] es la gloria y honra
hacer reverencia y servir a Dios suya y la salvación vuestra y la
nuestro Señor y mediante esto sal- ayuda de vuestros prójimos" [Epp I,
501 Creador

498]. En la Autobiografía nos dice 3. Ea condición "creatural". El


que "una vez se le representó en el mundo y el hombre en cuanto crea-
entendimiento con grande alegría dos por Dios son "criaturas". El tér-
espiritual el modo con que Dios ha- mino aparece sobre todo en los
bía creado el mundo, que le parecía Ejercicios, aunque no está ausente
ver una cosa blanca, de la cual salí- en los otros escritos. Trataremos
an algunos rayos, y que della hacía primero del uso del término en la
Dios lumbre" [Au 29]. No se explica acepción general. Ante todo las
ulteriormente la imagen utilizada, criaturas están al servicio del hom-
aunque otras veces se usan otras se- bre, para que éste pueda conseguir
mejantes (cf. [Ej 237]). En las Consti- su último fin: "Pues para conse-
tuciones se habla del "celo sincero guirle mejor nos ha dado el Padre
de las ánimas por la gloria del que nuestro eterno el uso y servicio de
las crió y redimió, sin otro algún in- todas sus criaturas..." [Epp VI, 523].
teresse" [Co 813]. De nuevo la c. y la Por otra parte, más concentramos
redención están unidas. El sujeto de nuestro amor en el Creador y Señor
los dos verbos podría ser Jesucristo, "cuanto menos ocasión hay de es-
como hemos visto en pasajes seme- parcirle por las criaturas" [Epp VII,
jantes a éste. También: "quien [a] 411]. Nos hemos referido ya a los
todos nos crió, [a] todos nos redi- lugares en que se trata del juramen-
mió, dándose a sí todo", aunque es- to por el Creador o la criatura. Es
te pasaje parece, por el contexto, re- más grande el pecado cuando se ju-
ferirse a Dios [Epp I, 514]. ra en vano por el Creador que por
En los Ejercicios S. Ignacio des- la criatura; por ello "es más difícil
ciende a algunos detalles de la c. de jurar debidamente con verdad, ne-
nuestros primeros padres en las me- cessidad y reverencia por la criatu-
ditaciones sobre el pecado: "Adán ra que por el Criador" [Ej 39]. San
fue criado en el campo damageno y Ignacio nos ofrece dos razones que
puesto en el paraíso terrenal y Eva justifican esta afirmación. Es espe-
ser criada de su costilla (cf. Gn 2, cialmente importante la segunda:
8.21)" [Ej 51]. Yendo más a fondo en "La segunda es que en jurar por la
cuestiones teológicas, nos dice que criatura no tan fácil es de hacer re-
Adán y Eva fueron "criados en gra- verencia y acatamiento al Criador,
cia, no se queriendo ayudar con su como jurando y nombrando el mis-
libertad para hacer reverencia y obe- mo Criador y Señor..." [Ej 39].
diencia a su Criador y Señor" [Ej Nombrando a la criatura y jurando
50]. Nuestros primeros padres fue- por ella se debe mantener siempre
ron creados en la gracia y amistad el acatamiento debido al C. que en
con Dios, que perdieron con el pri- ella está presente, que sustenta a la
mer pecado. Además el hombre ha criatura y la hace ser; la contempla-
sido creado a imagen y semejanza ción de esta presencia de Dios en
de Dios (cf. Gn 1, 26-27), y éste es un las cosas es propia de los "perfec-
punto que el ejercitante debe consi- tos": "Los perfectos, por la asidua
derar para alcanzar amor: "Asimis- contemplación e iluminación del
mo haciendo templo de mí seyendo entendimiento consideran, meditan
criado a la similitud e imagen de su y contemplan más ser Dios nuestro
divina majestad" [Ej 235]. Sobre la c. Señor en cada criatura según su
según la imagen y semejanza volve- propia esencia, presencia y poten-
rá Ignacio en otras ocasiones (cf. cia; y así en jurar por la criatura son
[Epp I, 503.706; XI, 439; XII, 252]). más aptos y dispuestos para hacer
Creador 502

acatamiento y reverencia a su Cria- Nos hemos referido ya a algu-


dor y Señor que los imperfectos" nos pasajes en los que no solamente
[Ej 39] (cf. [Epp III, 510]). se trata de la presencia de Dios en las
San Ignacio no puede pensar en criaturas, sino del amor a las criatu-
las criaturas sin pensar en el Criador ras en Dios: "sean exhortados a me-
que las sustenta y les da el ser. En nudo a buscar en todas las cosas a
nuestro modo de relacionarnos con Dios nuestro Señor, apartando, cuan-
las criaturas se ha de reflejar nuestro to es posible, el amor de todas las
acatamiento y reverencia a Dios C. criaturas, por ponerle en el Criador
de todas ellas. En el Diario espiritual deltas, a Él en todas amando y a to-
la humildad amorosa, reverencia y das en él conforme a la su santísima
acatamiento, que S. Ignacio pide en y divina voluntad" [Co 288; cf. Ej
su relación con Dios, se extiende a 316; Epp 1,514]. San Ignacio no aclara
las criaturas: "lo mismo después se- la significación del amar "en Dios" a
ría con las criaturas, es a saber, hu- las criaturas. Según Sto. Tomás, las
mildad amorosa" [De 179; cf. 198]. criaturas están más en Dios que Dios
Volviendo a la presencia de Dios en en ellas, en cuanto Dios las conoce y
las cosas, S. Ignacio se hace eco de las quiere (cf. ST I, q.8, a.3). Amar a
antiguas enseñanzas. Decía S. Bue- las criaturas en Dios en cuanto Él las
naventura que Dios está en lo íntimo quiere y las ama es dar a las criaturas
de cualquier cosa mucho más que la el máximo relieve sin desligarlas de
cosa misma (cf. In Sent. III 29,2). El su único origen y fuente. Ver a la
hecho de que Dios esté en las criatu- criatura en su dependencia del Crea-
ras por esencia, presencia y potencia dor no es para nada reducirla sino
es una enseñanza, entre otros, de más bien hacer ver de dónde le viene
Sto. Tomás (cf. ST I, q.8, a.3). San Ig- su grandeza. La alabanza de Dios es
nacio recoge de nuevo esta idea en la el fin no solamente del hombre, sino
CAÁ: "mirar cómo Dios habita en de todas las criaturas: "Sea para
las criaturas, en los elementos dando siempre su sumo nombre alabado y
ser, en las plantas vegetando, en los ensalzado en todas y por todas las
animales sensando..."; "considerar criaturas, a esto tan justo y debido
cómo Dios trabaja y labora por mí fin ordenadas y criadas" [Epp I, 339].
en todas las cosas criadas [...] así co- La criatura es especialmente, en
mo en los cielos, elementos plantas, otros momentos, el hombre. En él
fructos, ganados, etc., dando ser, obra inmediatamente el Creador sin
conservando, vegetando y sensan- intermediarios humanos [Ej 15.16].
do" [Ej 235.236]. Dios, que es nues- También piensa S. Ignacio especial-
tro sumo bien, está en todas las co- mente en los hombres cuando, para
sas conservándolas y dándoles ser justificar la necesidad de que se es-
desde dentro; es lo que pueden ad- criban constituciones para la CJ, in-
vertir aquellos que salen de sí para voca el principio según el cual "la
entrar en Dios: "Considerando que suave disposición de la divina Pro-
las personas, saliendo de sí y entran- videncia pide cooperación de sus
do en su Criador y Señor, tienen asi- criaturas" [Co 134].. La cooperación
dua advertencia, atención y consola- del hombre a la c. con su esfuerzo y
ción, y sentir cómo todo nuestro su trabajo, y también su coopera-
bien eterno sea en todas cosas cria- ción en la obra salvadora del único
das, dando a todas ser, y conservan- mediador Jesucristo son temas teo-
do en él con infinito ser y presen- lógicos ampliamente desarrollados
cia..." [Epp I, 339]. en los últimos tiempos. También la
503 Creador

criatura (el hombre) puede poner 4. La creación. Cuando se enume-


impedimentos a lo que su Criador y ran los beneficios recibidos de Dios,
Señor quiere obrar en ella: "Como a para que "enteramente reconocien-
los que enteramente aman al Señor do" podamos en todo amar y servir
todas las cosas les ayudan y todas a su divina majestad, la c. aparece en
les favorecen para más merecer y primer lugar: "traer a la memoria los
para más allegar y unir con caridad beneficios recibidos de creación, re-
intensa con su mismo Criador y Se- dención y dones particulares, ponde-
ñor, aunque muchas veces ponga la rando con mucho afecto quanto ha
criatura impedimentos de su par- hecho Dios nuestro Señor por mí"
te../ 7 [Epp I, 340]. Las criaturas (los [Ej 234]. La c, sin ser el más impor-
hombres) son "capaces de la su di- tante de los beneficios recibidos de
vina y eterna gloria" [Epp I, 192; cf. Dios, es el primero, y la condición de
I, 503; XII, 283]. Por razones eviden- posibilidad de que puedan venir to-
tes Ignacio es más impreciso cuando dos los demás. Por ello se cita en pri-
señala que la Santísima Trinidad se mer lugar. La mención de la reden-
le representaba como "tres criaturas ción inmediatamente después nos
racionales" [De 55]. De nuevo las hace ver que S. Ignacio se coloca en
criaturas son los hombres cuando se la línea de pensamiento que pone de
nos dice que hay que mirar "las relieve la relación existente entre am-
criaturas no como bellas o graciosas, bos aspectos de la obra divina, que
sino como bañadas en la sangre de se ponía ya de manifiesto al contem-
Cristo, e imagen de Dios, templo del plar a Jesús, el Hijo de Dios, como
Espíritu santo, etc." [Epp XII, 152]. agente de la una y de la otra. El que
"Procurad considerar esta y aquella juntamente con el Padre y el Espíritu
persona, no como bella o fea, mas ha creado desde el principio de los
como imagen de la Santísima Trini- siglos el mundo y los hombres es el
dad, como miembro de Cristo, co- que, al llegar la plenitud de los tiem-
mo bañada con su sangre" [Epp XI, pos, asumirá la naturaleza humana,
439]. No se trata sólo, como en otros enviado por Dios Padre, para obrar
textos que ya hemos considerado, la salvación de los hombres converti-
del acatamiento al C. que se ha de dos en hermanos suyos.
mostrar en el respeto a la criatura,
sino de ver a la criatura humana co- Luis R LADARIA, SJ
mo imagen de Dios y destinataria
de la redención de Cristo. La pre- /* Contemplación-para alcanzar Amor, Divina
sencia de Dios en todas las cosas ad- Majestad, Gloria, Mundo, Principio y Funda-
quiere en el caso del hombre una es- mento, Redentor, Trabajo, Trinidad.
pecial densidad y significación que Bibl.: DANIÉLOU, ]., "La visión ignatienne
no se reduce al ámbito de la c. o de du monde et de l'homme", RAM 26 (1950)
la conservación en el ser, sino que 5-17; GIUUANI, M, "Dieu notre Créateur et
implica una comunicación personal Rédempteur", Christus 6 (1959) 329-334;
[Ej 235]. La distinción entre Dios y LOSADA, JV "Presencia de Cristo Jesús en el
la criatura es una verdad funda- Principio y Fundamento", Man 54 (1982)
45-57; GARCÍA, J. A., "Mi Padre trabaja
mental que hay que tener siempre siempre. 'El trabajo de Dios por mí' en la
presente [Epp XII, 654]. Más aún, el contemplación para alcanzar amor", Man
Creador, a veces, al visitar a sus cria- 68 (1996) 47-60; RAMBLA, J. Ma, "La crea-
turas elegidas, pretende humillarlas ción en los Ejercicios. Comunión y servi-
en el conocimiento de sí mismas cio", Man 70 (1997) 227-243; MARTÍNEZ-GA-
[Epp III, 63]. YOL, N., Gloria de Dios en san Ignacio de
hoyóla, M- ST, Bilbao-Santander 2005; PRO-
cruz 504

FIT, ]., "Ejercicios Espirituales y Ecología", Si desde la época de Constanti-


Promotio Justitiae 82 (2004). no hasta la alta Edad Media, la c. se
presentaba y definía preferentemen-
te como símbolo triunfal, durante la
CRISTO: / Jesucristo baja Edad Media fue ocupando el
primer plano la consideración subje-
CRUZ tiva del fiel devoto hacia el crucifica-
do. Bernardo de Ciar aval, quien
ejerció gran influjo en Ignacio, inter-
2 . Concepto e historia. Bajo el punto
de vista histórico, la palabra
"cruz" denota una construcción en
pretaba la vida de Jesús, desde la en-
carnación, como anonadamiento.
Cristo pobre y humilde debía ser el
forma de T formada por dos trave- punto de partida del cristiano, en la
sanos de madera, que en el imperio vía del conocimiento de Dios y de sí
romano se utilizaba para ejecutar a mismo. Bernardo centraba en pri-
criminales notorios. Jesús de Naza- mer término la atención en su hu-
ret fue asesinado clavándole en una mildad y paciencia. Autores poste-
c. de madera hasta la asfixia. La riores se fijaron más bien en el
crucifixión era la forma de ajusti- sufrimiento del crucificado. Sobre
ciar más vergonzosa y terrible de todo en la mística femenina de la ba-
los romanos. ja Edad Media se acentuó el fenóme-
La c. se convirtió pronto en el no del sufrimiento de la pasión de
símbolo central y signo para reco- Cristo. En la teología escolástica y
nocerse y afirmar la fe cristiana: es más aún en la franciscana, tan im-
el lugar decisivo del drama de la portante para Ignacio, la c. centraba
salvación entre Dios y el hombre y la reflexión teológica. Gracias a la vi-
en consecuencia el criterio de to- sión del crucifijo en S. Damián, la es-
das las afirmaciones de la fe cris- piritualidad de Francisco estuvo y
tiana y de la práctica de la vida está marcada por una peculiar rela-
cristiana. En la teología, espiritua- ción con el Crucificado y por la idea
lidad y arte, ocupa a través de los de la salvación del mundo por la
siglos un lugar importante y aún cruz.
central. En la Edad Media tardía, con-
En el campo teológico, fue Ig- cretamente en la Devotio Moderna,
nacio de Antioquía el primero en si- la contemplación del dolor de
tuar la c. en el centro de la teología. Cristo en la c. debía mover a com-
Contra las herejías de su tiempo, in- pasión e invitar a su imitación en el
siste en la encarnación y en la im- seguimiento de la cruz. Ludolfo de
portancia salvífica del nacimiento, Sajonia, en su Vita Christi, obra di-
pasión y resurrección de Cristo, si- fundida por toda Europa, puso
tuando el seguimiento de Cristo en claramente el acento en la conside-
el martirio. Más tarde, el fundador ración de la pasión y cruz. Ignacio,
de la CJ hallaría gran consolación profundamente conmovido por la
en su expresión "mi amor está cru- lectura de este libro durante su
cificado" (Ro 7, 2). Es posible que convalecencia en Loyola, recibiría
Iñigo de Loyola eligiera su nombre y retransmitiría este acento en sus
latino "Ignatius" debido en parte al Ejercicios.
impacto que le causó la acentuación La meditación del camino de la
de encarnación y la c. en Ignacio de c. de Cristo, dispone el ejercitante a
Antioquía. andar su propio viacrucis. Al acep-
505 cruz

tar y llevar su propia c. (Mt 16, 24) y servir a Dios N. S. y mediante es-
participa de la c. de su Señor. Este to salvar su alma". Aquí anticipa
aspecto del seguimiento de la c. del Ignacio todo el bloque de los Ejerci-
cristiano debe ocupar el centro de cios, en especial la Tercera Semana.
nuestras reflexiones, ya que la espi- En la Primera Semana ocupa el
ritualidad ignaciana determina pri- lugar central el coloquio con nues-
mordialmente, con la mirada cons- tro Señor "puesto en cruz". Cuando
tante en el camino de Jesús, el el ejercitante se ha percatado dolo-
camino del cristiano. A continua- rosamente de sus pecados, debe di-
ción intentaremos definir con ma- rigirse a Cristo "colgado en la cruz"
yor exactitud el concepto c. en rela- y hacerle un coloquio. Esta cruel
ción con el camino espiritual. imagen le hace recapacitar en lo
Entendemos por c. la renuncia, que Cristo ha hecho por él: por su c.
voluntaria o no, pero siempre dolo- le ha librado de sus pecados y en
rosa, a posibles satisfacciones de consecuencia, de la condenación
placer, alegría y desenvolvimiento eterna. Este reconocimiento le mue-
vital. Esta renuncia es requerida ve a pensar, por su parte, qué ha
por la maldad del hombre. Se acep- hecho él por Cristo, poco menos
ta por el Reino de Dios y gracias a que nada, y qué debe hacer él por
la fe en Cristo crucificado y resuci- Cristo; sólo hay una respuesta: ha-
tado. Puede tratarse de una renun- cer lo mismo, es decir, entregarle su
cia temporal y parcial; pero esta re- vida. Partiendo del reconocimiento
nuncia puede sin embargo cobrar de sus pecados y de su liberación,
tal empuje que alcance aun la vida el ejercitante se ve motivado y urgi-
y felicidad, hasta desfallecer y mo- do al seguimiento de la cruz.
rir. Quien toma sobre sí su c. hasta La Segunda Semana comienza
tal punto, se confía a la mano salva- con el llamamiento del Rey: llama
dora y redentora de Dios. la atención la energía con que Igna-
2. En los Ejercicios Espirituales. cio insiste en que debemos partici-
La c. aparece dieciséis veces; crucifi- par de los "trabajos" [Ej 93] y "pe-
car cinco. Además de las citas explí- nas" [Ej 95] de Cristo, para alcanzar
citas, se alude frecuentemente a la así la victoria y con Él entrar en la
c. por el contexto. Por ejemplo, en gloria: "conquistar toda la tierra de
los artículos abnegación!mortifica- infieles" [Ej 93] exige, por tanto, es-
ción, -penitencia, etc. Una simple mi- fuerzo, renuncia, cruz.
rada a los Ejercicios nos muestra La c. se menciona explícita-
dónde se habla de c. y dónde no. mente como objetivo de la Encarna-
En el Principio y Fundamento [Ej ción, en el tercer punto de la con-
23] se dice que debemos hacernos templación del Nacimiento [Ej 116]:
indiferentes hasta tal punto que no "para que el Señor sea nacido en
queramos más estados agradables suma pobreza y, a cabo de tantos
y de plenitud de vida, salud, rique- trabajos de hambre, de sed, de calor
za, honor, vida larga, que los desa- y de frío, de injurias y afrentas, pa-
gradables y llenos de renuncia: en- ra morir en cruz". Aquí se eviden-
fermedad, pobreza, deshonor, vida cia que la c. prolonga en cierto mo-
corta. Esto supone la disposición a do la línea de la encarnación y se
aceptar renuncias, o sea la c, si ésta halla ya anclada en ella. Dios se hi-
conduce mejor al fin para el que he- zo hombre para que la humanidad
mos sido creados: "hacer reverencia fuera salvada por el sufrimiento.
cruz 506

Teológicamente hablando, Ignacio preguntarse cuál de las alternativas


sigue aquí la tradición franciscana, reportará mayor gloria de Dios. Se
que fundamenta en la soteriología plantea la pregunta por el sentido
el fin de la encarnación. Y en cuanto teológico de la preferencia por la
Ignacio caracteriza toda la vida de cruz.
Jesús como llena de trabajos y sufri- Según el libro de Ejercicios, en
miento, la c. se convierte en el mo- toda elección debemos hallarnos in-
mento determinante de todo este diferentes, es decir, aceptar o no la
proyecto de vida: la encarnación es c. cuando y sólo cuando sirve a la
un proceso de descendimiento, has- mayor gloria de Dios. Nunca debe-
ta la cruz. El ejercitante, contem- mos promover la inclinación por la
plando los padres de Jesús, se inser- c, buscándola deliberadamente y
ta por la reflexión en esta vida, la de plena voluntad. Es interesante
comparte afectivamente y se dispo- notar la ausencia de la c. en los tex-
ne a sí mismo para aceptar una vi- tos de elección. Evidente que no es
da semejante en el seguimiento de ningún criterio de elección. Los
Jesús. únicos criterios son la "alabanza de
En la meditación de Dos Ban- Dios N. S. y salud de mi ánima" [Ej
deras [Ej 136-148] uno se esfuerza 179-181], unos criterios claramente
decididamente por, y pide y suplica positivos, por tanto: el magis del
ser "recibido debajo de su bande- mayor fruto.
ra", que consiste en pobreza, opro- La Tercera Semana define explí-
bios y humildad, o sea en una c. citamente la c. de Cristo como obje-
más que evidente. En esta petición to de meditación, mencionándola
se insiste reiteradamente en un tri- una y otra vez en el texto, aun de
ple coloquio. los "misterios" [Ej 296-298]. Debe-
En las Tres maneras de Humil- mos pedir "dolor con Cristo dolo-
dad [Ej 164-167], la segunda manera roso, quebranto con Cristo que-
coincide exactamente con lo que se- brantado, lágrimas, pena interna de
gún el PF cabe llamar "indiferen- tanta pena que Cristo pasó por mí"
cia". Se desea el honor, la riqueza, [Ej 203]. ¿Por qué debe compartir el
etc. en el mismo grado que desho- ejercitante, en este sentido, el dolor
nor, pobreza, etc. "siendo igual ser- de Cristo doloroso? Podemos adu-
vicio de Dios" y "salud de mi áni- cir tres razones: en primer lugar,
ma". Se está dispuesto, por tanto, a nos debe impresionar que Cristo ha
aceptar una c. ante la alternativa de padecido "por mí". Esa repetición
cumplir de una u otra manera el ob- del coloquio de la Primera Semana
jetivo descrito en el PF; si una de las mueve una vez más al ejercitante a
alternativas conduce mejor al fin, conversión y seguimiento. De este
debe aceptarse, prescindiendo del modo puede comprobar la opción
peso de la c. que conlleve. La tercera que acaba de elegir, buscando su
manera toma ciertamente otra orien- ratificación bajo la perspectiva de
tación, inclinándose por la pobreza que esto, le puede llevar y muy
y los oprobios, etc.; si uno tiene una probablemente le llevará por el ca-
preferencia, no es "indiferente". mino del dolor. Sea cual sea la for-
También aquí rige el "siendo igual ma de seguimiento elegida, deberá
alabanza y gloria de la divina majes- llevar él mismo la c. "con Cristo";
tad". Sólo se puede seguir esta pre- ¿puede y se anima a ello? Final-
ferencia en cuanto no se elige inme- mente, deberá ver la pasión de
diatamente, ya que al hacerlo debe Cristo reflejada en nuestros herma-
507 cruz

nos pobres y afligidos, perspectiva nuncia, un sufrimiento, una pobre-


que hoy día se deberá acentuar más za, la pobreza se hace actual, una
claramente, respecto a Ignacio. Al cruz. El sentido de esta actitud hay
sufrir "con Cristo", se abre a los po- que buscarlo en la lucha interna
bres de su tiempo y reitera expresa- contra la afección desordenada a la
mente una "opción por los pobres". riqueza, al honor, etc. (cf. [Ej 157]).
En la Cuarta Semana la c. apare- Esta actitud es un ejercicio que ayu-
ce en un lugar eminente, en el ter- da a hacerse indiferente. Es la acti-
cer punto de la CAÁ [Ej 236]: "con- tud que antes se llamaba "ascesis",
siderar cómo Dios trabaja y labora término que en la actualidad va ca-
por mí en todas cosas criadas". La yendo cada vez más en desuso, pe-
panorámica ignaciana que cierra ro que en griego no significa otra
los Ejercicios alude, con las palabras cosa que ejercicio. Debe tomarse esta
"trabajar y laborar", de manera cla- actitud durante un tiempo determi-
ra y directa a la c, en la que Dios ha nado antes de la elección, para pre-
realizado "por mí" en Cristo, el más pararse a ella. Ignacio previene una
esforzado y penoso trabajo la libe- y otra vez de las exageraciones (cf.
ración de todo mal. Esta obra re- [Ej 83-86]). No es el objetivo, sino
dentora es una realidad permanen- un medio, que debe ayudar a alcan-
te de la vida, que conducirá y zar el justo medio, con esta actitud
unilateral provisional [Ej 213]. En el
acompañará día tras día al ejerci-
libro de los Ejercicios la hallamos en
tante, en el esfuerzo del quehacer
las adiciones de la Primera Semana
cotidiano.
acerca de la penitencia [Ej 82.90]; en
Si resumimos ahora los modos la oblación del Rey temporal [Ej
como se muestra la c. al ejercitante, 97]; en las Dos Banderas, en la ter-
distinguimos tres maneras: cera manera de humildad. En la
a. Indiferencia. Disposición a ele- elección no aparece. Al tomar en
gir, como propio bien, alternativas consideración y combatir lo desor-
peores, llenas de renuncia y de do- denado, es "humildad perfectísi-
lor, si ésta fuere la voluntad de Dios, ma" [Ej 167], donde debemos insis-
es decir, si en esta forma escogida tir en que la humildad no es la meta
del seguimiento, se ve un magis en del hombre, sino un medio. Objeti-
honor, servicio y alabanza de Dios. vo lo es tan sólo el servicio y ala-
El criterio de la elección no es, sin banza divina.
embargo, la c. misma, sino valores c. Compasión. Después de la
"positivos". La c. "solo" se admite. elección, en la Tercera Semana,
Esta actitud la hallamos, entre otros cambia la actitud del ejercitante. Vi-
lugares, en el PF, en la segunda ma- ve una peculiar pasividad y es lle-
nera de humildad y en los textos de vado a padecer con y por Cristo.
la elección. Referida a la pobreza, co- No ha elegido la c. ni se esfuerza
rresponde a la pobreza espiritual. por alcanzarla. Pero debe tener en
Tampoco Jesús eligió directamente cuenta que su compromiso por el
la c, en Getsemaní, sino que estaba reino de Dios, que él ha elegido y
"solo" dispuesto a beber el cáliz de concretado en la Segunda Semana,
la pasión, si ésta era la voluntad del lleva a situaciones que comportan
Padre; por su parte solo rogaba que renuncia y sufrimiento. El mundo
pasara de él este cáliz. sigue estando tan desgarrado por la
b. Opción por la cruz. Por amor a maldad, que un cristiano que opta
Cristo se busca activamente una re- por el derecho de los pobres y por
cruz 508

un mundo mejor, provoca las fuer- fundamental para Ignacio y la CJ


zas del mal y la injusticia, excitán- naciente, no era nada fácil de inter-
dolas contra él y contra otros. Debe pretar. Pero sospecha: "quizá sea-
hacer por sí mismo esta experiencia mos crucificados en Roma" (FNII,
de Jesús. En los Ejercicios se com- 133). Aquí, en el umbral de la fun-
promete a ello y acepta este destino dación de la orden, Ignacio ve que
con fe confianza. En su compromi- a él y a sus compañeros les sobre-
so activo permanece en realidad vendrán dificultades, contradiccio-
pasivo, como Jesús en la pasión nes, en definitiva, la cruz. Bajo el
descrita por Ignacio. En último tér- punto de vista histórico, esta sos-
mino medita cómo Dios se preocu- pecha se ha confirmado: Roma se
pa por él y, viceversa, como él se convierte en el lugar de pruebas y
preocupa por Dios; en el viacrucis ataques contra la incipiente Com-
hay un mutuo dar y recibir, por pu- pañía; pero gracias a las "cruces",
ro amor (cf. [Ej 231]). también en lugar de crecimiento y
3. En los restantes escritos igna- acción fructífera.
cianos. 3.1. En la Autobiografía, la c. 3.2. En las diversas bulas funda-
ocupa un lugar significativo [Au cionales de la CJ (F39, F40 y F50), se
31]: la visión serpentina, que en los acentúa unánime y enérgicamente
inicios proporcionaba al peregrino la c. desde el principio: "Todo el
de Manresa mucha satisfacción y que quiera militar para Dios bajo el
consuelo, tuvo más tarde "estando estandarte de la cruz en nuestra
delante de la cruz", claro conoci- Compañía, que deseamos se distin-
miento de que aquella falsa visión ga con el nombre de Jesús, y servir
"era el demonio". Aquí, la c, bajo la solamente al Señor y a su esposa la
figura de un simple crucifijo (del Iglesia bajo el Romano Pontífice,
Tort) se convierte en criterio de dis- Vicario de Cristo en la tierra" (Fí,
cernimiento de espíritus: ante la c. MCo I, 373-383). Esta clara alusión a
el demonio desenmascara su verda- la meditación de Dos Banderas, de
dera cara y se le puede descubrir. los Ejercicios, expresa en la imagen
Ignacio no precisa con mayor deta- ignaciana el ideal de la orden de los
lle como llegó a este conocimiento. jesuítas: se entabla una batalla en
Tal vez se pueda atribuir esta vi- cierto modo militar contra las fuer-
vencia a la rapidez con que desapa- zas de la infidelidad y del mal, bajo
reció aquella falsa consolación de- el estandarte de la cruz. Por otra
lante de la cruz; sólo procede del parte, la c. de Cristo como lábaro
espíritu de Dios la consolación que significa que esta lucha no debe
se mantiene ante la vista del crucifi- emprenderse con la violencia de la
cado, o sea bajo el aspecto de dolor fuerza, sino con la debilidad del
y renuncia, siendo garantizada y amor. Del mismo modo que Cristo
aun profundizada, por la mortifica- ha vencido el mundo y su maldad
ción, en su sentido etimológico. por la c, quien le sigue en su CJ de-
En la visión de La Storta, Igna- be "trabajar conmigo" llevando su
cio ve a Jesús, quien llevando su c. c. en la obra de salvación de Cristo.
a espaldas, le admite en su servi- Más abajo, se habla en el mismo
cio. En la Autobiografía dice que texto de "soportar el peso de esta
"veía las ventanas cerradas, que- vocación", una deuda tan grande
riendo decir que habían de tener que, para poderla pagar se requiere
allí muchas contradicciones ". En un gran "caudal de bienes espiri-
opinión de Laínez, esta visión, tan tuales", "huic oneri [...] pecunia
509 cruz

spiritualis" (MCo I, 28). Aquí se ha- Semana: con todos los que deben
ce referencia directa a la c. en len- soportar el mal, Cristo para noso-
guaje comercial: el seguimiento de tros como los pobres de todos los
Cristo en la orden jesuítica es un tiempos y lugares, aceptará, comba-
"peso" que el jesuíta debe cargar tirá, soportará y sufrirá el mal, en
como una c. sobre sus espaldas. su laborioso trabajo. Él no busca el
Con la gracia de la vocación se hace mal ni el dolor, pero lo acepta cre-
cargo de una "deuda" que deberá yendo y esperando que ya ha sido
pagar como Cristo en la c. pagó la superado por Cristo y pronto lo se-
deuda de nuestros pecados. En sus rá por completo en la historia. Se
cartas, Ignacio se referirá siempre a puede considerar la vida de Ignacio
la vocación en términos semejantes. como un modelo de este camino
3.3. En las Constituciones de la CJ trazado en las Constituciones', de la
se trata, en expresión de D. Ber- opción más ascética por la c, que
trand, de hacer carne el espíritu, o halló su grado máximo en Manresa,
sea encarnar la espiritualidad en es- hacia la compasión más "apostóli-
tructuras y leyes humanas. Si según ca" con Cristo y los pobres del
Ignacio la encarnación de Cristo fue mundo, que el superior general vi-
un movimiento descendente hasta vió en la entrega total de sus últi-
la c, debe decirse lo mismo, de ma- mos años.
nera parecida, de la encarnación del 4. Teología. Ignacio concibe la c.
espíritu en la Compañía: sin el ele- en sentido plenamente soteriológi-
mento de la c, ningún cristiano co: gracias a la pasión y c. "se paga
puede encarnar su vocación, su la culpa", triunfando sobre el mal y
"carisma", como una comunidad en consecuencia de la muerte. El
espiritual, los "amigos en el Señor" lenguaje y teología de Ignacio se
de los inicios de la orden, no podí- mantiene en esto tradicional y esco-
an encarnar su vocación y misión, lástico. Cristo, en su entrega a la c.
sin la cruz. Las Constituciones des- por nosotros los hombres, ha lleva-
criben este proceso de la encarna- do a término la obra de la reden-
ción: en el período de formación, el ción. Los hombres, cuando asumi-
joven jesuíta vive la c, sobre todo mos nuestra c, somos asumidos y
como "ascesis". Renuncia a mucho formamos parte de su obra salva-
y ejerce servicios humildes, para dora. Para Ignacio, este seguimien-
humillarse, combatir lo desordena- to de la c. se realiza ante todo en la
do y hacerse indiferente, para se- trabajosa labor apostólica: aquí el
guir así más de cerca a Jesús pobre cristiano o jesuíta "es puesto" con
y crucificado. En el jesuíta formado, el portador de la c. (La Storta), o re-
la ascesis pasa al trasfondo. Pero en cibido bajo el estandarte de Cristo
el apostolado vive otra cruz. En ser- (meditación de Dos Banderas, bu-
vicio de Cristo y de los hombres, él las). Todo ascetismo queda relega-
debe aceptar trabajos, pobreza, do a la tramoya y la proximidad al
oprobios y sufrimientos. Si en la crucificado (Tercera Semana) deter-
formación vive más bien la "opción mina por completo la comprensión
por la c." de que hemos hablado, o de la cruz.
sea los elementos que en la Primera
¿Cómo podemos interpretar el
Semana y principio de la Segunda
acontecimiento de la c. con mayor
de Ejercicios, deben prepararle para
exactitud teológica? En primer tér-
el apostolado posterior en el que
mino, es muy significativo el con-
antes o después vivirá la Tercera
cepto de "representación": Cristo,
cuarta semana 510

repite Ignacio una y otra vez, pade- como a nuestra sensibilidad espiri-
ce en la c. por nosotros y nosotros tual actual. ¿Cómo podemos expre-
padecemos unos por otros en la sar mejor la acción del viacrucis en
cruz. "Representación" no puede nuestro lenguaje siempre inadecua-
significar que uno substituye la ac- do? En la c. el pecado es desviado y
ción de otro, de modo que éste no transformado en su contrario, el
tenga ya nada más que hacer que amor. El que sufre soporta las con-
cruzarse de brazos. En ese caso, el secuencias del pecado hasta anular-
mal, habría desaparecido ya total- las. No basta que el pecador se con-
mente del mundo, por la obra re- vierta simplemente del pecado; éste
dentora de Cristo, y a los hombres debe sufrir una metanoia radical,
no nos quedaría nada por hacer, co- ser deshecho y aniquilado. La nega-
sa que está muy lejos de la realidad. ción del pecado debe negarse una
"Representación" debe significar vez más con un acto expreso, so-
más bien, que cada hombre, al asu- portando y padeciendo sus conse-
mir sus penas se hace solidario con cuencias. Si Dios, en un rápido de-
el dolor del otro, haciendo juntos el creto borrara sin más el pecado y el
camino; que uno lleva el peso del mal del mundo, se saltaría la liber-
otro, en recíproco intercambio [Ej tad humana. No es el Padre quien
231]; que uno, al aceptar el sufri- exige la pasión, sino que es la con-
miento, prepara el camino al otro secuencia del acto malo y libre del
para que le sea más llevadera y so- hombre, quien, por así decirlo, cae
portable la carga que le ha tocado. en su propio lazo. Dios respeta la li-
Lo que cuenta no es la eficiencia ni bertad como un padre que, por más
el éxito del trabajo, sino tan solo la que le duela y lo rechace, exige una
calidad del amor. "Representación" penitencia a su hijo culpable. Esta
debe entenderse de manera estric- pedagogía es la única capaz de in-
tamente personal como la ayuda, ducir en el niño una limpieza real,
aceptación y apoyo mutuos. El peso la liberación de su culpa y un apar-
a llevar no disminuye por esto, pe- tamiento eficaz de su mal obrar.
ro se hace más soportable y lleva- También la psicología ratifica esta
dero en la reciprocidad de la acción teología: quien se ha hecho grave-
compartida. En este sentido, Cristo mente culpable, debe sentir doloro-
padece en la c. en representación samente su culpa y de este modo
nuestra, y nosotros los hombres, al deshacerla, si quiere ser curado y li-
seguirle, somos aceptados en la re- berado realmente de ella. Por para-
presentación de Cristo, padeciendo dójico que suene, solo la c. toma en
con él, el uno para el otro.
serio la dignidad y libertad del
Pero, ¿qué eficacia tiene el sufri- hombre, cuando se trata de mal y
miento representativo? La teología de pecado. En la pasión de Cristo y
tradicional sigue hablando de "ex- en el padecer de quien le sigue, se
piación", lo que acostumbra supo- obra la salvación, conciliación y li-
ner un dios padre vengativo que beración. Ignacio, aunque no haya
exige de su hijo el sufrimiento de la reflexionado sobre ello de manera
c. como víctima expiatoria, para teológica, ha vivido en sí mismo es-
amansar así su ira contra el pecado. te enfoque fundamental y con su
Sin embargo, la palabra "expia- espiritualidad lo ha transmitido a
ción" no la hallamos en Ignacio y los hombres.
este concepto de la teología expia-
toria le resultaría tan inaceptable Stefan KIECHLE, SJ
511 cuarta semana

P Compasión, Conformación con Cristo, Cora- Jesús se "apareció a María, la cual


zón de Jesús, Dolor, Indiferencia, Muerte, Peni- quedó cerca del sepulcro" [Ej 300].
tencia, Redención, Salvación, Tercera Semana. "Salen estas Marías del monumen-
Bibl.: ALONSO, J., "El misterio de la Cruz to con temor y gozo grande" para
dentro de la Teología y del plan de los Ejer- anunciar la resurrección [Ej 301].
cicios", Man 65 (1993) 183-204; BERTRAND, Pedro "fue de presto al monumen-
D., Un corps pour VEsprit, DDB, Paris 1974; to" [Ej 302]. A los de Emaús, Jesús
CUSSON, G., "La experiencia del misterio les muestra por las Escrituras que
pascual, fuente eficaz de esperanza en un Cristo había de padecer y resucitar
mundo de dolor", en Ejercicios Espirituales
y mundo de hoy, (GARCÍA-LOMAS, J. M. ed.) [Ej 303]. A Tomás le dice "mete aquí
M-ST, Bilbao-Santander 1992, 109-115; tu dedo, y ve la verdad" [Ej 305]. El
GARCÍA-MURGA, J. R., "'Dolor con Cristo gozo de la resurrección se vive
doloroso', como revelación y fuente de cuando se ha pasado por la oscuri-
gracia", Man 65 (1993) 153-168; KIECHLE, S., dad de la pasión.
Kreuzesnachfolge. Eine theologisch-anthropo-
logische Studie zur ignatianischen Spiritua- Llama la atención la brevedad
litat, Echter, Würzburg 1996; lD.,"Schmerz del cuerpo del texto de la c, en el
mit dem schmerzerfüllten Christus. Zur que ya no hay más que puntos so-
Kreuzesnachfolge in der ignatianischen bre la aparición a nuestra Señora,
Spiritualitát, GuL 69 (1996) 243-259 (tam- y breves notas de Directorios. El
bién en "'Anguish with Christ in anguish':
Ignatian spirituality and the cross", Theo- ejercitante no necesita ya más ins-
logy Digest 44 (1997) 35-42); RAHNER, K., trucción. En este breve texto dis-
"La muerte de Nuestro Señor en la cruz", tinguimos tres partes: la aparición
en Meditaciones sobre los Ejercicios de San Ig- a nuestra Señora, que marca la
nacio, Herder, Barcelona 1971, 224-233; pauta de las demás contemplacio-
SHELDRAKE, PH., "The Theology of the nes; la petición; y los puntos cuar-
Cross and the Third Week", The Way Sup
58 (1987) 21-34. to y quinto -cuatro notas de direc-
torio. La CAÁ está "adosada a la
Cuarta Semana, pero no identifi-
cada con ella" (Arzubialde 1991,
CUARTA SEMANA 485) por eso este artículo no estu-
dia esta contemplación tan origi-
nal que cuenta con su propio artícu-
2 . Lugar y sentido de la Cuarta Se-
mana. El misterio pascual es uno:
la muerte y resurrección de Cristo.
lo en este Diccionario.
2. Objetivo de la Cuarta Semana.
S. Ignacio nos hace contemplar este ¿Qué objetivo tiene la Cuarta Sema-
misterio dividido en dos semanas: na? Por una parte, culminar la con-
la Tercera, dedicada a la pasión, y la templación de los misterios de la
c, dedicada a la contemplación de vida de Cristo a quien el ejercitante
las apariciones de Cristo resucitado se ofreció en respuesta a su llama-
y la CAÁ. Pero en el mismo texto miento, participando en la gracia
de los Ejercicios encontramos mati- del Resucitado, porque al segui-
ces que nos hacen comprender la miento en la pena habrá de seguir
unidad del misterio. En el lugar el seguimiento en la gloria. Esta Se-
donde acaba la Tercera Semana em- mana, al igual que la Tercera, res-
pieza la Cuarta Semana. En los bre- ponde a la vía unitiva. Mira tam-
ves puntos de las apariciones son bién a la confirmación de la
varias las alusiones a la pasión, al elección hecha. Si la elección se ha
igual que ocurre en los relatos de realizado en la Segunda Semana, la
los evangelios. Las mujeres van Tercera ha puesto ante el ejercitante
muy de mañana al "monumento" y la realidad de la pasión como ele-
cuarta semana 512

mentó ineludible del seguimiento agrupar en cinco tipos, a) aparición


de Jesús en la elección hecha. Pero a nuestra Señora [Ej 299]; b) apari-
la c. le confirma con la participa- ciones privadas a personas indivi-
ción en el gozo de Cristo resucita- duales o a pequeños grupos de per-
do, que es quién llama y alienta en sonas que son consoladas tras su
el seguimiento. Y en el oficio de participación en la pasión: las muje-
consolar que trae el Señor, el ejerci- res y Emaús [Ej 300-303]; c) apari-
tante puede sentirse confirmado en ciones públicas y "oficiales", con
la opción hecha. Pretende también hondo sentido eclesial [Ej 304-309];
situar al ejercitante hacia su vida en d) apariciones accesorias, alguna de
la Iglesia, que es el lugar donde se ellas tomada de la tradición [Ej 310-
sigue a Jesucristo. Cristo resucitado 311]. En la aparición a Pablo hay
va con-vocando a la comunidad de una referencia que vale la pena te-
los discípulos. La c. tiene, por ello, ner en cuenta: "[...] Finalmente a
un marcado carácter eclesial. La mí como a abortivo se me apare-
Iglesia, y el creyente en ella, viven ció". El ejercitante, en la contempla-
en contacto con su Señor, que se ción, participa en la experiencia de
manifiesta, consuela y sigue lla- Cristo resucitado: se apareció a mí;
mando para participar con él en el e) por último, la Ascensión [Ej 312],
servicio del Reino. En los evange- como retorno al Padre, punto cul-
lios, la pasión supuso la dispersión minante de la historia y base de
de los discípulos. Ignacio dirá que nuestra esperanza.
quedó "desamparado de sus discí- 3.1. La aparición a María. La apa-
pulos" [Ej 291]. La resurrección rición a María no es una aparición
convocará de nuevo a la comuni- más. Es fundamento de las otras
dad, que quedará reconstruida en contemplaciones, tanto en su aspec-
el Señor. En la comunidad de la to formal, como en su sentido pro-
Iglesia, Cristo vive y se manifiesta. fundo. La Tercera Semana acababa
Y en la comunidad, los discípulos considerando "cómo el cuerpo de
se sentirán enviados: "los envió por Cristo nuestro Señor quedó desata-
todo el mundo a predicar". do y apartado del ánima, y dónde y
El ejercicio del Reino, con el cómo sepultado; asimismo conside-
que se iniciaba la Segunda Semana, rando la soledad de Nuestra Seño-
es una introducción a toda la con- ra, con tanto dolor y fatiga; después
templación de los misterios de Cris- por otra parte la de los discípulos"
to, un principio y fundamento de la [Ej 209]. Y es aquí precisamente
Segunda, Tercera y Cuarta Semana. donde comienza la c, junto al se-
Pero en aquel ejercicio, el ejercitan- pulcro, adonde viene Cristo resuci-
te escuchaba la llamada del Señor a tado que aparece "a su bendita Ma-
ir con Él, a conquistar todo el mun- dre en cuerpo y en ánima" [Ej 219].
do y todos los enemigos a seguirle Ignacio sabe que la Escritura no na-
en la pena para después seguirle en rra esta aparición pero sabe tam-
la gloria [Ej 95]. Allí Cristo era de- bién que la Escritura supone que te-
signado con dos títulos pascuales: nemos entendimiento [Ej 299]. La
Señor y Rey. Cristo resucitado in- inteligencia espiritual capta algo
corpora al ejercitante a la novedad que pertenece a la lógica de la fe.
de vida que se manifiesta con la María, la creyente, no necesitó ser
pascua y la efusión del Espíritu. confirmada en la fe, pero participa
3. Las Contemplaciones. Las con- de manera única en el gozo de su
templaciones de esta c. se pueden Hijo resucitado. María es la primera
513 cuarta semana

rescatada, la primera en conocer y de la resurrección introduce en la


de manera única, los misterios de vía de la unión. La alegría interna
su Hijo y la primera en conocer su es uno de los elementos con los que
gloria, acabando así su camino en Ignacio describe la consolación [Ej
la fe. Quedará con los discípulos en 316]. Esta alegría tiene como moti-
la Iglesia naciente que da a luz el vo al mismo Cristo resucitado que,
cuerpo de Cristo. Es la primera que con la muerte en la cruz ha vencido
recibe a Cristo resucitado, y así es a la muerte, ha liberado a la huma-
tipo de la Iglesia y de los creyentes nidad y ha sido exaltado por el Pa-
que se disponen a recibir el consue- dre, que en él ha realizado su pro-
lo del Señor. Desde la c. y la sepul- yecto de salvación. En la historia de
tura hasta la mañana gloriosa de la la contemplación de la aparición a
resurrección, en ella se funde en Nuestra Señora, se hace ver que
una unidad la Tercera y Cuarta Se- Cristo bajó al infierno, de donde sa-
mana. Ha seguido a su Hijo en la có a las ánimas justas. Es el símbolo
pena y ahora le sigue en la gloria. de la nueva humanidad, nacida co-
La petición marca siempre el mo fruto del amor de Cristo muerto
sentido de la contemplación. Se pi- y resucitado. El creyente necesita
de ahora "gracia para me alegrar y participar en el gozo y la alegría de
gozar intensamente de tanta gloria Cristo resucitado, que le animará a
y gozo de Cristo nuestro Señor" [Ej seguir a Cristo crucificado.
221]. El término "gozo/gozar" apa- 3.2. Estructura de las contempla-
rece cinco veces en el cuerpo de las ciones. El esquema de la contempla-
contemplaciones de Cristo resucita- ción de los misterios de las apari-
do; y el término "alegría/alegrar- ciones guarda semejanza con el de
se", cuatro veces. El gozo y la ale- la Tercera Semana. A los tres puntos
gría es don de Dios, al que el de ver, oír y mirar se añadían en la
hombre sólo puede disponerse, Tercera Semana otros tres: conside-
porque "sólo es de Dios dar verda- rar lo que Cristo padece en la hu-
dera alegría y gozo espiritual" [Ej manidad, cómo la divinidad se es-
329]. En el proceso de las contem- conde y cómo todo esto padece por
placiones de la vida de Cristo se pi- mis pecados. Ahora son dos los
dió a lo largo de la Segunda Sema- puntos que se añaden a los tres ge-
na "conocimiento interno del Señor nerales de todas las contemplacio-
que por mí se ha hecho hombre pa- nes: "El cuarto: considerar cómo la
ra que más le ame y le siga" [Ej Divinidad, que parecía esconderse
104]. Eso suponía pedir la gracia de en la pasión, parece y se muestra
un progresivo seguimiento desde el ahora tan miraculosamente en la
amor. En la Tercera Semana se pe- santísima resurrección, por los ver-
día dolor con Cristo doloroso y daderos y santísimos efectos della"
quebranto con Cristo quebrantado, [Ej 223]. San Ignacio no se fija tanto
una identificación con el Señor do- en el hecho de la resurrección,
liente, también en el amor. Ahora se cuanto en sus verdaderos y santísi-
pide una participación en la alegría mos efectos. La divinidad de Cristo
y el gozo de Cristo resucitado. La se manifiesta, es Rey y Señor y eso
muerte no acabó con él y el ejerci- es motivo de gozo para el discípulo
tante participa de la alegría de Cris- que le sigue. En cada uno se mani-
to que triunfa sobre su muerte y so- festará el don de Dios según su di-
bre toda muerte. La participación vina voluntad. Los efectos no serán
en el dolor del Señor y en el gozo los mismos para todos, pero en la
cuarta semana 514

contemplación de los misterios ve- corazón, para creer" [Ej 303]. En la


mos, oímos y miramos y dejamos aparición a los discípulos cuando
//
reflectir,/ sobre nosotros eso que Tomás está presente, el texto nos
contemplamos. Y así vemos los efec- dice que Tomás era "incrédulo",
tos de la divinidad de Cristo resuci- pero tras la manifestación de Cristo
tado en María, en las mujeres, en los resucitado, "Santo Tomás creyó"
discípulos, en mí "[...] a mí [...] se [Ej 305]. Cristo confirma en la fe a
me apareció77 [Ej 311]. María, a los discípulos y al ejerci-
A modo de ejemplo considera- tante. Cristo consuela en el aumen-
mos uno de los misterios que se to de la esperanza. La esperanza
contemplan: la tercera aparición [Ej supone fe en el futuro, pero un fu-
301]. Las mujeres salen del sepulcro turo que ya ha comenzado en Cris-
"con gozo grande queriendo anun- to resucitado al que se le sigue y al
ciar a los discípulos la resurrección que se le espera, porque "así ven-
del Señor", luego se pusieron "a sus drá, como le vistes ir en el cielo" [Ej
pies y adoráronlo" y finalmente, 312]. Consuela también en el au-
"Jesús les dice: No temáis, y decid a mento de caridad. Cristo se mani-
mis hermanos, que vayan a Galilea, fiesta como amigo, como puro don.
porque allí me verán". La divini- El ha realizado el designio del Pa-
dad de Jesús se les ha manifestado dre en el puro don de sí, en el amor.
en el gozo grande, en el deseo de En el amor de Cristo resucitado y a
anunciar, en la adoración, y final- Cristo resucitado, el ejercitante se
mente en la misión. El ejercitante, al sentirá inclinado hacia sus herma-
"reflectir" sobre sí mismo percibirá nos, como signo de la caridad de
también los efectos de la divinidad Dios. Será en la comunidad de la
tal como en él se manifiestan. Iglesia convocada en el Señor don-
de se manifieste el amor que trata
El quinto punto es "mirar el
de acercar a los hombres a la grati-
oficio de consolar, que Cristo nues-
tud del Reino.
tro Señor trae, y comparando cómo
unos amigos suelen consolar a Cuatro notas de directorio se
otros" [Ej 224]. Guarda una cone- nos dan en el cuerpo de la Cuarta
xión con el cuarto, porque esta es la Semana. En la primera [Ej 226] se
gran manifestación del Señor resu- indica modo y orden de proceder
citado: consolar, como un amigo en las contemplaciones de las apa-
cercano. La relación del Señor con riciones de Cristo. Y aunque se di-
el creyente se establece en términos ce que "se proceda por todos los
de amistad. Ya se había dicho que misterios de la resurrección", al fi-
el coloquio se hace "hablando, así nal se indica que se pueden "acor-
como un amigo habla a otro" [Ej tar o alargar los misterios". El texto
54]. Y a sus amigos los envía con propone catorce contemplaciones,
una misión [Ej 146]. Pero la rela- pero movido en ese campo, dada la
ción con el Señor se vive en la fe, en experiencia que ya tiene el ejerci-
la esperanza y en el amor. Y "todo tante, se pueden alargar o acortar
aumento de esperanza de fe y de los misterios que se contemplan,
caridad", es consolación [Ej 316]. según la disposición y necesidad
La divinidad se manifiesta como de la persona.
misterio de fe. Cristo resucitado cu- La segunda nota advierte que
ra en el camino la ceguera de los "en esta Cuarta Semana es más
discípulos de Emaús, a quienes conveniente [...] hacer cuatro ejer-
echó en cara que eran "tardos de cicios y no cinco". Se supone que el
515 cuarto voto

ejercitante está ya con menos fuer- tions de lTnstitut d'Etudes Théológiques,


zas, tras el trabajo de las semanas Bruxelles 1990,404-410; ENDEAN, PH., "Our
anteriores. Pero, según lo que dice Lady and the graces of the Fourth Week",
The Way Sup 99 (2000) 44-60; GARCÍA, J. A.,
el texto, no hay repeticiones. El se- "Oficio de consolar: recibir y transmitir la
gundo ejercicio se hace "en el lugar consolación de Dios", Man 75 (2003) 269-
de la primera repetición", el terce- 285; GRAY, H. J., "Joy and Friendship in the
ro, "en lugar de la segunda repeti- Fourth Week", The Way Sup 99 (2000) 11-
ción". No se omite, en cambio, en el 21; KOLVENBACH, R-K, "La Pascua de
cuarto y último ejercicio de la jorna- Nuestra Señora", en "Decir... al "Indecible",
M-ST, Bilbao-Santander 1999,145-156; O'-
da, la aplicación de sentidos "sobre LEARY, B., "Thirth and Fourth Weeks: What
los tres ejercicio del mismo día, no- the dírectories say", The Way Sup 58 (1987)
tando y haciendo pausa en las par- 3-20; ROUWEZ, ]., "Uapparition á Notre Da-
tes más principales, y donde haya me", Les Exercices Spirituels d'Ignace de Lo-
sentido mayores mociones y gustos yola. Un commentaire Uttéral et théologique,
espirituales" [Ej 227]. La Vulgata Editions de lTnstitut d'Etudes Théológi-
añade que esta aplicación de senti- ques, Bruxelles 1990, 381-403; TEJERA, M.,
"La Cuarta Semana en la dinámica de los
dos se hace para que se impriman Ejercicios Espirituales", Man 59 (1987) 315-
más fuertemente en el alma las tres 324.
contemplaciones hechas en el día.
La tercera da un margen de fle-
xibilidad: poner más o menos pun- CUARTO VOTO
tos, según le convenga. Y por eso
aconseja antes de entrar en la ora-
ción, señalar los puntos que se han
de tomar [£/'228]. 2 . Origen y breve historia. En la ma-
drugada del 15 de agosto de
1534 siete estudiantes universita-
En la cuarta nota [Ej 229] hace
rios en la Sorbona suben a Mont-
una adaptación a la situación de c,
martre, en las afueras de París. Uno
de algunas adiciones: en la segun-
a uno han ido haciendo los Ejerci-
da, al despertarse, poner delante el
cios Espirituales bajo la orientación
misterio y querer afectarse y ale-
de Ignacio de Loyola, que forma
grarse por el gozo y la alegría de
parte del grupo. Javier los hará en
Cristo. La séptima, valerse de la cla-
septiembre de ese año. Les une des-
ridad y de temperatura adecuada,
de lo más hondo, ya en ese primer
según piense uno que le ayuda pa-
ra gozar en el Señor. La décima in- momento, "un mismo propósito e
dica que no es tiempo de peniten- intención 7 ', que incluye insepara-
cia, sino de temperancia y medida blemente el "gastar su vida en pro-
(justo medio) en todo. vecho de las almas" predicando en
pobreza, como Jesucristo, reprodu-
Manuel TEJERA, SJ ciendo su vida y "enviados" por Él,
mediante su Vicario, "a quien, -lo
Z1 Alegría, Apariciones, Consolar, Contempla- formularán a continuación-, gusto-
ción para alcanzar amor, María, Misterios de la sísimamente habíamos ofrecido to-
vida de Cristo, Modo y orden, Placer. das nuestras cosas, la voluntad, el
Bibl.: ARZUBIALDE, S., Ejercicios, 463-477; entendimiento, el poder y la ha-
CASANOVAS, I., "El método de S. Ignacio en cienda" (MCo I, 4). Reiteradamente
los Ejercicios II. Elementos sobrenaturales.
,,
habrán de referirse a esta opción
Fin de la cuarta semana / Man 22 (1930) personal de sus vidas como a
97-103; CHAPELLE, A., "Les apparitions",
Les Exercices Spirituels dlgnace de Loyola.
"nuestro principio y principal fun-
Un commentaire Uttéral et théologique, Edi- damento" (MCo 1,162).
cuarto voto 516

En la falda de Monmartre, a nez, llega Ignacio a La Storta, don-


600 metros de la cumbre, en la crip- de "como quien tiene muchos senti-
ta de una pequeña capilla dedicada mientos espirituales [...], me dijo
a S. Dionisio y sus compañeros que le parecía que Dios Padre le im-
mártires, uno de ellos, Pedro Fabro, primía en el corazón estas palabras:
celebra la Eucaristía. En el momen- Yo os seré propicio en Roma" (FN
to de la comunión, todos hacen vo- II, 133). Se trata de una experiencia
to de pobreza (el de castidad perpe- que él y sus compañeros interpreta-
tua lo había hecho ya cada uno) y rán como confirmación divina del
de ir a Jerusalén, condicionado este grupo y del futuro romano del gru-
último al permiso del Papa y a la po. Pasa, de la primavera 1537 a la
posibilidad de realización del viaje. de 1538, el año de espera para el
Como alternativa, en el caso de no viaje a Jerusalén, sin posibilidad ni
poder ir o no poder quedarse, "ex- perspectiva de poder realizarlo; por
plicamos en el voto que no era lo que entra en acción la otra alter-
nuestra intención obligarnos más a nativa del voto: "tornar al Papa y
ir, sino tornar al Papa y hacer su hacer su obediencia, andando don-
obediencia, andando donde nos de nos mandase". La realizan en el
mandase" (Laínez, FM I, 110-112). otoño de 1538.
Es decir, resituarse en su "principio Poco después, en la primavera
y principal fundamento". "Lo que de 1539, ante la inminencia de una
significa el Principio y Fundamento real dispersión por este envío, deli-
en el conjunto de los Ejercicios Es- beran si han de mantenerse unidos
pirituales, es, en la concepción de y cómo, y el grado de vinculación
Ignacio, la obediencia al Papa para de todo el que entrase en la CJ con
la estructura de su Orden que tam- el Vicario de Cristo (MCo 1,10). De-
bién se edifica en aquel voto al Pa- liberaciones que desembocan en la
pa y que lo presupone como funda- primera definición del grupo como
mento de su ser y de su actividad" grupo misionero, a disposición del
(Schneider 1956, 510). Papa, en un texto especialmente
En 1535 y 1536, también el 15 importante por la pureza original
de agosto, renuevan allí estos votos con que definen el "vincularnos
todavía privados. Para entonces se con el vínculo de un voto" al Papa.
les han ido uniendo otros tres com- Este dará una inicial aprobación
pañeros que han hecho sus Ejerci- verbal (septiembre 1539). Pero la
cios ayudados por Pedro Fabro: J. aprobación de la primera Fórmula
Codure, C. Jayo y P. Broét. En 1537, del Instituto, un año después (27 de
reunidos ya en Venecia, comienzan septiembre de 1540), habría de ser
a "gastar su vida en provecho de fruto de negociaciones de tipo jurí-
las almas...", solicitan y obtienen el dico con la Curia romana, especial-
permiso del Papa para su viaje a Je- mente sobre la naturaleza de este
rusalén, deliberan sobre su identi- voto, que se formula en ella como
dad como grupo, y comienzan a añadido (además) a los otros tres,
configurarlo eclesialmente hacien- como "voto especial". Diez años
do el voto de castidad perpetua y después (21 de julio de 1550), el tex-
pobreza "en manos del Reverendí- to de la Fórmula definitiva recupera,
simo Legado de su Santidad" (MCo en parte, por los motivos que se
1,4). aducen, cierta referencia a la intui-
En noviembre de ese mismo ción original, que no era la de un
año, acompañado de Fabro y Laí- voto más, sino la de un voto englo-
517 cuarto voto

bante, piedra angular, de toda su es que cada uno de nosotros este-


visión del seguimiento de Jesús co- mos ligados, además del vínculo
mo religiosos. ordinario, con un voto especial, por
En lo que se refiere al c. las for- el cual nos obligamos a ejecutar sin
mulaciones, idénticas en lo esen- subterfugio ni excusa alguna inme-
cial, evolucionaron así: diatamente en cuanto de nosotros
dependa, todo lo que nos manden
F 39 "II. Todos los compañeros
los Romanos Pontífices, el actual y
no sólo sepan en el momento de
sus sucesores en cuanto se refiere al
profesar, sino se acuerden cada día
provecho de las almas y a la propa-
durante toda su vida, de que la
gación de la fe; y [a ir] a cualquiera
Compañía entera y cada uno mili-
región a que nos quieran enviar,
tan para Dios bajo la fiel obediencia
aunque nos envíen a los turcos o a
de nuestro santísimo Señor Paulo
cualesquiera otros infieles, incluso
III y de sus sucesores. Y que están los que viven en las regiones que
sometidos a la autoridad del vicario llaman Indias; o a cualesquiera he-
de Cristo y a su divina potestad, de rejes o cismáticos o a los fieles cris-
tal forma que estemos obligados a tianos que sea".
obedecerle, no sólo según la obliga-
ción común de todos los clérigos, F 50 "II. Todos los que hagan la
sino a vincularnos con vínculo de profesión en esta Compañía no solo
un voto, que nos obligue a ejecutar, entiendan en el momento de profe-
sin subterfugio ni excusa alguna, sar, sino se acuerden durante toda
inmediatamente, en cuanto a noso- su vida, de que la Compañía entera
tros dependa todo lo que nos man- y cada uno de los que en ella hacen
de Su Santidad, en cuanto se refiere la profesión, militan para Dios bajo
al provecho de las almas y a la pro- la fiel obediencia de nuestro santísi-
pagación de la fe, aunque nos enví- mo señor el papa Paulo III, y de los
en a los \ turcos o a cualesquiera otros romanos pontífices sus suceso-
otros infieles o fieles". res. Y aunque conozcamos por el
evangelio y sepamos por la fe orto-
F 40 "II. Todos los compañeros doxa, y firmemente creamos que to-
no sólo sepan en el momento de dos los fieles cristianos están someti-
profesar, sino se acuerden cada día dos al romano pontífice como a
durante toda su vida, de que la cabeza, y vicario de Jesucristo, con
Compañía entera y cada uno mili- todo por una mayor devoción a la obe-
tan para Dios bajo la fiel obediencia diencia de la Sede Apostólica y mayor
de nuestro santísimo señor el papa, abnegación de nuestras voluntades, y
y de los otros romanos pontífices, por una más cierta dirección del Espíri-
sus sucesores. Y aunque conozca- tu Santo hemos juzgado que lo más
mos por evangelio y sepamos por conveniente con mucho es que cada
la fe ortodoxa y firmemente confe- uno de nosotros y cuantos en ade-
semos que todos los fieles cristia- lante hagan la misma profesión, es-
nos están sometidos al romano temos ligados, además del vínculo
pontífice como a cabeza, y vicario ordinario de los tres votos, con un
de Jesucristo, con todo, para una voto especial por el cual nos obliga-
mayor humildad de nuestra Com- mos a ejecutar, sin subterfugio ni ex-
pañía, y una perfecta mortificación cusa alguna, inmediatamente, en
de cada uno y abnegación de nues- cuanto de nosotros dependa, todo lo
tras voluntades, hemos juzgado que nos manden los Romanos Pontí-
que lo más conveniente con mucho fices, el actual y sus sucesores, en
cuarto voto 518

cuanto se refiere al provecho de las mo Vicario de Cristo, significada en


almas y a la propagación de la fe; y la prontitud incondicional para la
[a ir] a cualquiera región a que nos movilidad física que requiera la
quieran enviar, aunque piensen que evangelización, como rasgo identifi-
nos tienen que enviar a los turcos o a cador de la CJ y de cada jesuita. "En
cualesquiera otros infieles, incluso todos [los testimonios] advertimos
en las regiones que llaman Indias; o dos elementos, dos miembros: una
a cualesquiera herejes, cismáticos o a oblación de obediencia y una de-
los fieles cristianos que sea". terminación de esta obediencia a
Posteriormente, en la explica- ser enviados dondequiera el Papa
ción autorizada que las Constitucio- juzgase conveniente. Se ofrecen a
nes darán de la Fórmula, Ignacio rei- obedecer yendo a donde el Papa los
tera la intención del voto: "Toda la envíe" (Aldama 1973,19). La termi-
intención de este cuarto voto de nología usada al describirlo en las
obedecer al Papa era y es acerca de Fórmulas y al explicarlo en las Cons-
las misiones..." [Co 529]. tituciones es terminología de movi-
miento: "esparcir" (2), "hacer divi-
"...es de advertir que la inten- sión de ellos" (2), "enviar" (2), "por
ción del voto que la Compañía hizo diversas regiones y lugares, entre
de le obedecer como a Sumo Vica- qué regiones andan, para donde-
rio de Cristo sin excusación alguna, quiera, adonde quiera, no para lu-
ha sido para dondequiera que él gar particular, no sabiendo en qué
juzgase ser conveniente para mayor regiones andar, entre fieles o infie-
gloria divina y bien de las ánimas les" (2).
enviarlos entre fieles e infieles...
Está de fondo la imagen evan-
[Co 603].
gélica de Jesús enviando a sus dis-
"La intención del 4 o voto al Pa- cípulos "a todas las naciones" (Mt
pa no era para lugar particular, sino 28,19-20), particularmente presente
para ser esparcidos en varias partes en su intención de discurrir por to-
del mundo. Porque como fuesen los do el mundo, o en el pasar de una
que primero se juntaron de la Com- parte a otra donde no hallasen el
pañía de diversas provincias y rei- fruto espiritual deseado. Por donde
nos, no sabiendo entre qué regiones el "acerca de las misiones" ha de in-
andar, entre fieles o infieles, por no terpretarse sencillamente como
errar in via Domini, hicieron la tal acerca del envío misionero, apostó-
promesa o voto, para que Su Santi- lico. "Éste es el ámbito y contenido
dad hiciese la división de ellos a del voto. Ámbito ilimitado tanto
mayor gloria divina, conforme a su por su objeto (lo que mandare para
intención de discurrir por el mun- provecho de las almas y propaga-
do, y donde no hallasen el fruto de- ción de la fe), como por lo que res-
seado en una parte, para pasar en pecta al lugar (entre fieles e infie-
otra y en otra, buscando la mayor les)" (Gerhartz 1965, 96). Era aquel
gloria de Dios nuestro Señor y ayu- tiempo de descubrimientos, que
da de las ánimas" [Co 605]. movilizaron las codicias de los con-
2. Sentido del cuarto voto: De la quistadores, pero que propiciaron
lectura directa de los textos funda- aún más con la entrega generosa de
mentales, se deduce que la inten- los evangelizadores, la mayor ex-
ción de Ignacio es garantizar, por pansión misionera de la Iglesia.
medio del c, la disponibilidad mi- Ignacio concibe esta "disponibi-
sionera primera y total al Papa co- lidad" interior del jesuita a la volun-
519 cuarto voto

tad salvadora de la Trinidad, central cífica y marca con acento propio la


en los Ejercicios (Contemplación de la pobreza, la castidad y la obediencia
Encarnación, [Ej 101-109)], como el de la consagración religiosa funda-
alargamiento y actualización, a me- mental (ibid., 474). "El cuarto voto
dida humana, del "voluntariado" de es el voto esencial de la Orden o
Jesucristo, Hijo y Enviado. Él mismo Congregación, pues expresa la
revive esta iluminación en su discer- aceptación del don o carisma hecho
nimiento sobre la pobreza: "en esto por el Señor" (Gerhartz 1975, 142).
viniéndome otras inteligencias, es a "La Compañía desea, tanto cuanto
saber, cómo el Hijo primero envió en es posible, seguir a Cristo y unirse a
pobreza a predicar a los apóstoles y Él; no pudiendo verle sensiblemen-
después el Espíritu Santo, dando su te en esta vida de otra manera que
espíritu y lenguas los confirmó, y así en su Vicario, nos sometemos a éste
el Padre y el Hijo, enviando el Espíri- por voto" (MNad V, 56).
tu Santo, todas tres personas confir- 3. Relectura del cuarto voto: El c,
maron la tal misión" [De 15]. tan directamente vinculado a la me-
A esta "disponibilidad" incon- diación del Papa como Vicario de
dicional, se referirá P. Arrupe en Cristo, necesita ser resituado en la
nuestros días como al "corazón de nueva comprensión que, sobre todo
nuestra identidad y de lo que debe a partir del Vaticano II, la Iglesia va
especificar nuestra existencia como adquiriendo de sí misma y de la na-
seguidores de Jesús 'el disponible'. turaleza y ejecución de su misión. Su
Éste es, precisamente, el rasgo que conciencia de Pueblo de Dios, miste-
impresionó a Ignacio como caracte- rio de comunión, servido por el mi-
rizador del Hijo y del jesuita que nisterio jerárquico, la colegialidad o
cree en el Hijo, destinado a repro- comunión jerárquica de sus Pastores,
ducir hoy su imagen" (Arrupe el reconocimiento de los Obispos co-
1977). Por esta disponibilidad al Vi- mo "Vicarios y Legados de Cristo"
cario de Cristo se compromete el je- (LG 27), las Iglesias particulares, "en
suita a vivir su seguimiento especí- las que se encuentra y opera la Igle-
fico de Jesús en la raíz misma del sia de Cristo, una, santa, católica y
seguimiento, reproduciendo el "To- apostólica" (LG 23; Christus Dominus,
do está querido y cumplido" (Jn 19, 11); el Papa "principio y fundamento
30) de Jesús. El c. es el centro unifi- visible de unidad" de las Iglesias
cador personal de cada jesuita y de particulares; la participación de todo
todo el Cuerpo de la CJ, como lo vi- el Pueblo de Dios en la triple función
vieron "los primeros compañeros". profética, sacerdotal y real de Cristo
Ésta es, en realidad, la función [...], son aspectos que piden una re-
de los "Cuartos votos" surgidos en colocación de la vivencia de este vo-
la Iglesia, ya desde la temprana to (Losada 1991, 447-448). Precisa-
Edad Media: ser explicitación del mente por fidelidad a la esencial
compromiso de vivir "hasta el ex- disponibilidad que se expresa con él.
tremo" lo más puro y original de La dispersión física, tan presen-
una forma determinada de segui- te en los orígenes del voto, ha sido
miento de Jesús (Iglesias 1989,470). reinterpretada en varias ocasiones
El c. supone esencialmente una por "envío" a realidades sociales y
fuerte vinculación, personal e insti- culturales globales, que el Papa ha
tucional, con la experiencia fundan- juzgado particularmente necesita-
te, pone de relieve el núcleo de la das de evangelización. Un ejemplo,
misión y de la espiritualidad espe- la reciente misión dada por Pablo VI
cuenta de conciencia 520

a la CJ acerca del ateismo (7 de ma- Señor y a la Iglesia su esposa bajo el Roma-


yo de 1965). Aunque no mandada no Pontífice, Vicario de Cristo en la tierra",
en La identidad, 293-310; ID., "Sobre la dis-
en virtud del c, sí fue expresamente ponibilidad (19.10.1977)" en La identidad,
propuesta por el Papa y aceptada 239-246; GERHARTZ, I. G., "Insuper promit-
por la CJ en su espíritu (CG 31, d3; to..." . Los votos solemnes peculiares de las
AR XIV [1966] 861. 999). Órdenes católicas, CIS, Roma 1975; IGLESIAS
L, "Cuarto voto", en DTVC, Publicaciones
Por parte de la CJ, la renovatio Claretianas, Madrid 1989, 467-476; ITU-
accommodata impulsada por el RRIOZ, }., "Obediencia debida al Papa en la
ConcVat II, la ha llevado, por un la- Compañía de lesús", Man 55 (1983) 65-86;
do, a reafirmar la radicalidad evan- LOSADA, }., "Significado teológico del cuar-
gélica con que, en el mejor estilo de to voto 'circa missiones'", Man 63 (1991)
Ignacio, el c. expresa la identidad 435-450; SCHNEIDER, B., "'Nuestro principio
y principal fundamento'. Zum historis-
de su seguimiento de Jesús; y, por chen Verstándnis des Papstgehorsamsge-
otro, a revisar su actual realización lübdes, AHS125 (1956) 488-513.
práctica. La historia ha puesto en
evidencia diferenciaciones sociales
en el seno de la CJ, en parte supera-
das, pero hoy difícilmente explica- CUENTA DE CONCIENCIA
bles; junto a deslizamientos hacia
un cierto tipo de excelencia huma-
na como condición indispensable
para un voto, que se justifica por
1
. Delimitación y contextos. El trata-
miento que S. Ignacio da en las
Constituciones a esta práctica se en-
una radical calidad de vida evangé- cuentra casi por entero en el docu-
lica, vivida, de hecho, indistinta- mento conocido como "Examen"
mente por muchos jesuitas profesos [91.97], incluido en la Parte Intro-
o no (CG 31, d5; AR XIV [1966] ductoria de las Constituciones [Co 1-
822.823.861). 133]. Posteriormente, aparece en los
nn. [200.424.551.764] ([Co 263] se
Parece legítima la pregunta, al podría referir a ella de manera im-
menos, sobre la posibilidad de estu- plícita). Del Examen se desprende
diar la "opcionalidad" del voto pa- que la c. al Superior consiste en una
ra todo jesuita dispuesto a vivir la manifestación o apertura que los je-
radicalidad de esta llamada del Se- suitas le dan acerca de sí mismos en
ñor. En origen la primera determi- un encuentro privado con él, con la
nación (1539) fue que este voto lo idea de que éste adquiera "entera
hiciesen todos (MCo I, 10). Estudio inteligencia de los inferiores para
complejo, interrelacionado con el que con ella" pueda mejor afrontar
estudio de otros aspectos importan- ciertos fines [Co 91]. Los nn. [93-97]
tes de no fácil, pero no imposible, establecen el modo de proceder pa-
reinterpretación, v.gr. la sacerdotali- ra llevarla a cabo, configurando
dad de la Compañía. una práctica que tiene lugar perió-
dicamente y en determinadas oca-
Ignacio IGLESIAS, SJ
siones concretas: al entrar en la CJ
(cf. [Co 93.200]), antes de los últi-
Z1 Carisma, Disponibilidad, Incorporación, mos votos (cf. [Co 95]) y en la Terce-
Misión, Montmartre, Obediencia, Papa, Profe-
so, Universalidad, Votos. ra Probación (cf. [Co 96]).
Aparte de estas ocasiones, las
Bibl.: ALDAMA, A. Ma DE, Repartiéndose en la
viña de Cristo. Comentario a la séptima parte Constituciones prevén la c. al Supe-
de las Constituciones de la Compañía de Jesús, rior, hasta los últimos votos, "de
CIS, Roma 1973; ARRUPE, R, "Servir sólo al medio en medio año" [Co 95] o
521 cuenta de conciencia

"más veces, cuando se ofreciese al- su intimidad, querría que no tras-


guna causa" [Co 424]. Para los que cendiera a los demás. Más bien, la
han hecho esos votos, "una vez al idea de no ocultar nada subraya la
año y las demás que al Superior su- especial importancia que tiene la
yo pareciere" [Co 97.551]. Las Cons- apertura de este ámbito de la perso-
tituciones no precisan con entera na, cuyo carácter reservado ha de
claridad a qué Superior se da, cues- respetar el Superior "guardando lo
tión que la CJ ha ido tratando en que oye en secreto" [Co 92]. Par-
otras normas. Actualmente está es- tiendo de que la cuenta de concien-
tablecido que todos sus miembros cia se da al Superior periódicamen-
la den cuando menos una vez al te, cada una abarca el tiempo
año al Superior Provincial. Por lo transcurrido desde la anterior, sin
que se refiere al Superior local, exis- necesidad de "reiterar lo de atrás
te alguna diferencia según se trate que al mismo ha dicho" [Co 95].
de jesuitas que han hecho los últi- S. Ignacio no pretende que esta
mos votos o no; pero, en cualquier apertura sea una mera relación de
caso, se ha prescindido de estable- "cosas interiores y exteriores" (bue-
cer un número determinado de ve- nas o malas, conocidas u ocultas,
ces en las que habrían de dársela. El etc.). Manifestándolas, el jesuita ha
Padre General puede recibirla de de dar a conocer lo "que Dios va
cualquier jesuita pero, en principio, obrando en su interior, sus convic-
lo hace, "en cuanto se puede, [...] ciones y motivaciones auténticas y
especialmente de los Prepósitos las dificultades y resistencias que le
Provinciales" [Co 764] (no hay nada impiden ser más libre y fiel al lla-
previsto en lo que se refiere a que él mado del Señor" (AR 22 [2000] 647-
dé la c. a algún Superior, lo cual es 648). Formados en la escuela de los
obvio dado que no hay ninguno Ejercicios -principio inspirador de
que lo sea suyo). la CJ (cf. NC 8)- los jesuitas viven
2. Carácter totalizador. Ningún en esa búsqueda de lo que Dios les
ámbito de la persona y de la vida pide en cada momento y circuns-
queda fuera de esta apertura. Las tancia, y saben lo que es manifestar
Constituciones expresan esta nota de esta experiencia espiritual (baste
totalidad dando a entender que pensar en el coloquio con el acom-
comporta manifestar a los Superio- pañante de los Ejercicios). La c. al
res "todas las cosas interiores y ex- Superior ha de ser una apertura
teriores" [Co 92], "ninguna cosa les plena y total en este sentido espiri-
teniendo encubierta exterior ni in- tual, más que en uno material y ab-
terior" [Co 551]. Se refiere, pues, soluto. Para ello, no es preciso ni
tanto a los pensamientos, estados conveniente manifestar detallada-
de ánimo, sentimientos e inclinacio- mente todo acto, sentimiento, mo-
nes espirituales (mociones) y natu- ción, etc., por el mero hecho de que
rales (hábitos y rasgos de la perso- haya tenido lugar. Esto lleva a tra-
nalidad, innatos o adquiridos) tar de las cosas y no de la persona.
como a los hechos, actos y conduc- Más bien, el jesuita hará una ade-
tas. En todo caso, tanto a lo bueno cuada selección de lo que transmita
como lo malo; por ejemplo, las ten- enteramente su experiencia espiri-
taciones y los pecados, "sin celar tual y dé a conocer, de manera sig-
cosa alguna que sea ofensiva al Se- nificativa y real, lo que hay en su
ñor" [Co 93]. No se excluye lo que persona y en su vida. En este senti-
el jesuita, considerándolo parte de do, se apunta a una manifestación
cuenta de conciencia 522

centrada en "las cosas más esencia- otros elementos relevantes para el


les" [Co 93]. gobierno, integre en ese discerni-
3. Carácter apostólico. Entre los miento lo que conoce a través de es-
fines de esta práctica, el Examen ta práctica. Al manifestar lo que ex-
menciona en primer lugar que el perimenta en su búsqueda de la
Superior pueda "mejor regir y go- voluntad de Dios (las inclinaciones,
bernar" a los jesuitas que están bajo mociones, etc., que siente y perci-
su autoridad [Co 91]; a continua- be), el jesuíta le aporta algo que en
ción se vuelve a recoger la misma la espiritualidad ignaciana se consi-
finalidad: para que "mejor pueda el dera muy importante para discer-
Superior ordenar y proveer" [Co nir la acción del Espíritu en él. Se
92]. Atendiendo al uso de estos ver- entiende que S. Ignacio viera en la
bos en [Co 55.83.87.132.198.262.292. c. una ayuda que Dios quiere dar al
329.391.423.555.622.806], cabe decir Superior para que encuentre su vo-
que en el Examen hacen referencia a luntad y pueda conformar a ella
las decisiones que los Superiores to- sus decisiones de gobierno: "para
man ejerciendo la autoridad jurídica que se provea en todo en el Señor
que tienen para gobernar y los jesui- nuestro, ayudándose más en espíri-
tas han de obedecer. Por tanto, el Su- tu con su más copiosa gracia" [Co
perior puede tomar esas decisiones a 93]. Asimismo, se entiende que sea
"un elemento de gran importancia
partir de lo que conoce en la cuenta
para el modo de gobierno espiritual
de conciencia.
de la Compañía" (NC 155 §1).
Hay que tener presente que su
Entre esas decisiones está el en-
gobierno ha de ser espiritual: un
vío en misión; punto central en el
medio para que sea el Espíritu
carisma de la Orden. Las Constitu-
quien gobierne la CJ y a cada jesuí-
ciones señalan como fin principal de
ta. Lo ponen de relieve las conti-
la c. al Superior esta asignación del
nuas ocasiones en que las Constitu-
servicio apostólico que el jesuíta ha
ciones remiten las decisiones del
de prestar; lo asigna el Provincial
Superior no a su propio juicio o vo- -y lo revoca, lo cambia, etc.- y se
luntad, sino a su "discreción" o encomienda al Superior local "pre-
"discreta caridad" [Co 2.178.209. cisar más exactamente la misión"
269.285.370.522.582.650]. Es decir, se (NC 403 §2). Lo que el Superior co-
remiten a su discernimiento espiri- noce a través de esta práctica "no
tual; esa facultad o virtud -que S. sólo importa mucho, mas suma-
Ignacio ayuda a ejercer y a madurar mente", para asignar a los jesuitas
en los Ejercicios- de discernir lo que la misión más adecuada a cada uno
responde a la acción del Espíritu, y "no los poniendo fuera de su medi-
lo que no, en los diversos elementos da en mayores peligros o trabajos
que intervienen a la hora de orien- de los que en el Señor nuestro po-
tar los pasos de la vida y de tomar drían amorosamente sufrir" [Co
decisiones para, en todo, responder 92]. En todo caso, la c. está prevista
a la llamada de Dios. El Superior, para el gobierno de los Superiores
pues, ha de buscar en el discerni- en su conjunto. Por tanto, también
miento espiritual que sus decisiones para las demás decisiones que cada
de gobierno respondan a la volun- uno ha de adoptar en el marco de
tad de Dios y no a la suya. su competencia (conceder los votos
A partir de aquí, esta primera y las órdenes, asignar la comuni-
finalidad comporta que, junto a dad, etc.).
523 cuenta de conciencia

S. Ignacio también concibió es- que haya alcanzado en el discerni-


ta práctica para que los Superiores miento (cf. [Co 582.634]; NC 354 §3);
ayuden a los jesuitas como lo hace cosa que puede apreciar mejor gra-
un director espiritual: "Asimismo cias a la cuenta de conciencia.
[...] tanto con mayor diligencia, En todo lo que haga a partir del
amor y cuidado, los podrán ayudar conocimiento adquirido por medio
y guardar sus ánimas" [Co 92] (para de esta práctica, el Superior ha de
algunos autores ya se expresa en actuar buscando el bien de los je-
[Co 91]: "para [...] enderezarlos me- suitas "mirando por ellos" [Co 91] y
jor in viam Domini"). La c. comporta el de la Compañía: "lo que convie-
una apertura que permite al Supe- ne al cuerpo universal" [Co 92]. En
rior ayudar al jesuita, al modo de último término, ambos fines ven-
un acompañante espiritual, a supe- drían a identificarse con buscar la
rar las dificultades que encuentre voluntad de Dios, que sólo puede
para vivir su vocación y a potenciar estar en algo que responda a uno y
lo que sea favorable, por medio de otro bien.
advertencias, recomendaciones y 4. Carácter espiritual. Estando
demás consejos espirituales. En prevista para una labor de direc-
particular, puede ayudarle a buscar ción espiritual, la apertura que se
lo que responde en cada momento da al acompañante en esa relación
a la llamada que Dios le hace a inte- de ayuda puede ser un punto de re-
grarse en las misiones que realiza la ferencia adecuado para el conteni-
CJ, pues conoce mejor que nadie la do de la c. al Superior. No obstante,
realidad apostólica de la Orden (de hay que tener en presente que éste
la Provincia, la comunidad, etc.). asigna la misión (o la precisa, en el
En todo caso, esta ayuda del Supe- caso del Superior local) y toma
rior queda abierta a cualquier cir- otras decisiones de gobierno; cosa
cunstancia o paso que el jesuita ha- que no hace el director espiritual.
ya de dar (los votos; la ordenación, Además, el Superior tiene en su ac-
etc.). La CJ actual pone de relieve tuación una responsabilidad "de
este aspecto de la c. afirmando que, cara a la vida interna de la CJ, a su
con ella, "el Superior puede partici- credibilidad pública y a quienes se
par mejor en el discernimiento de verán afectados por el apostolado
cada uno y ayudarle en él" (NC 155 de sus miembros" (CG 34, d8, 39)
§D. mucho más inmediata que el direc-
Integrando una labor orientada tor espiritual en la suya. Todo ello
en la línea de la dirección espiritual, puede dar, en determinados mo-
esta práctica aporta al Superior un mentos o circunstancias, diversos
conocimiento personal del jesuita, y matices a la c. al Superior y a la
de la acción del Espíritu en él, más apertura que se daría al acompa-
profundo que si se limitara a escu- ñante espiritual. Por ejemplo, cono-
charle. Esto revierte en la primera cer las malas inclinaciones y defec-
finalidad indicada por el Examen, tos (o los pecados), podría tener
ayudando más al Superior a que para el primero una importancia
sus decisiones respondan a la vo- que quizá no tuviera para este últi-
luntad de Dios, y potencia un as- mo. Siendo cosas que pueden aca-
pecto tan importante en el gobierno bar generando un daño grave al je-
espiritual de la CJ como es que éste suita, a la misión, a la CJ, a los
deje al jesuita tomar decisiones por demás, etc., tiene especial sentido
sí mismo en función de la madurez tratarlas con los Superiores ya que,
cuenta de conciencia 524

a diferencia del director espiritual, voluntad deliberada de ocultarla, si-


pueden tomar ciertas decisiones no que estaría siempre dispuesto a
que prevengan o pongan fin a esos manifestarla si se viera necesario o
males (retocar la misión, revocarla, conveniente.
asignar otra comunidad, etc.). La CJ aporta elementos que fa-
5. Requisitos Fundamentales. vorecen la confianza del jesuita en
Hay ciertas actitudes que se deben los Superiores exigiéndoles la cus-
dar en los jesuitas para que esta todia del secreto y buscando que
apertura responda a lo que se espe- tengan cualidades en la línea de lo
ra. En la base de todas ellas estaría que este sentimiento requiere: ex-
su confianza en el Superior, en la periencia en la vida espiritual (cf.
que se pueden destacar dos aspec- [Co 723]), capacidad para aconsejar
tos. En primer lugar, confianza en y discernir (cf. [Co 729]), "ejercer su
que va a respetar el carácter reser- autoridad con espíritu de servicio
vado de lo que consideren parte de [...] basándose en la discreta cari-
su intimidad, sin revelarlo a nadie dad" (NC 349 §1). Esto ayudará a
que no quieran ni hacer nada que los jesuitas a tener confianza en el
levante sospechas. En segundo lu- Superior, confiando en que la CJ
gar, confianza en que tiene predis- asigna este cargo a personas fiables.
posición y capacidad para el go- Es de esperar que ninguno se la nie-
bierno espiritual: para buscar su gue a un Superior por razones de
bien y el de la CJ, para acompañar- poca importancia o sólo porque
les espiritualmente, para el discer- pueda haber alguno que no la me-
nimiento, etc. Teniendo confianza rezca. En todo caso, la confianza del
en el Superior, los jesuitas pueden jesuita en el Superior siempre de-
darle la cuenta de conciencia "con penderá de que éste, personalmen-
mucha humildad" y "puridad" [Co te, inspire ese sentimiento.
93]. Es decir, con rectitud de inten- En esta línea, además de exigir
ción, que supone asumir los fines el secreto, la CJ insiste en que sea
de esta práctica y darse a conocer acogedor en la cuenta de conciencia.
como éstos requieren, con la conci- No ha de sentir ni mostrar decep-
sión o detalle que convenga en cada ción ante las cosas negativas que el
cuestión y circunstancia a una aper- jesuita le dé a conocer, sino reaccio-
tura honesta y sincera. nar con paternal comprensión y no
En definitiva, la confianza es la como un juez. Le escuchará con
base de la trasparencia; de una acti- atención, dejando que se exprese a
tud favorable a esta práctica (un de- su modo y lleve la iniciativa, sin in-
seo, incluso, de que los Superiores terrupciones que puedan perjudicar
"estén al cabo de todo, para que pue- la cuenta de conciencia. El jesuita ha
dan mejor en todo enderezarlos" [Co de poder apreciar que su deseo es
551]), de la cual brotará una apertura ayudarle. Esto le moverá a respon-
que transmita esa "entera inteligen- der a su amorosa solicitud dándose
cia" que pretende el Examen. Gra- a conocer "con mucha caridad", co-
cias a la transparencia, el Superior irá mo pide el Examen [Co 93]. Con es-
adquiriendo algo tan importante co- tas actitudes, el Superior puede pe-
mo las cosas que llegue a conocer en dir aclaraciones, plantear cuestiones
cada cuenta de conciencia: confianza y hacer preguntas, sin mostrarse
en que el jesuita quiere darse a cono- suspicaz o curioso, sin pedir detalles
cer enteramente; en que no dejará de innecesarios ni convertir la c. en un
comunicarle ninguna cosa por una interrogatorio. No debería tomar de-
525 cuenta de conciencia

cisiones apresuradas a partir de lo sea éste quien decida); decisiones


que en ella conoce; menos aún si son susceptibles de ser revisadas a tra-
importantes. Puede que, en algún vés de la representación (cf. [Co 67];
caso, vea con relativa facilidad la de- NC 154).
cisión que ha de tomar; pero en 6. Cuenta de conciencia y obedien-
otros muchos el discernimiento re- cia. Es evidente que en la CJ existe
quiere tiempo. Decidir frecuente- una estrecha relación entre esta
mente con premura habla poco en práctica y la obediencia religiosa al
favor del carácter espiritual del go- Superior, con la cual se busca vivir
bierno y hace más difícil la buena el ejercicio de libertad más profun-
predisposición hacia esta práctica. do al que aspira un cristiano: obe-
Como se ve, la c. al Superior no decer a Dios. De hecho, S. Ignacio
se desarrolla como un monólogo. Es hace presente en ella una imagen
más bien un diálogo. La labor de indispensable para entender y vivir
consejo y acompañamiento espiri- la obediencia religiosa: el Superior
tual hacia la que está orientada no hace las veces Cristo (cf. [Co
puede llevarse a cabo de otro modo. 424.551]). Hay que darle la c. "con
En cuanto al ejercicio de la autori- gran acatamiento y reverencia co-
dad, favorece que el Superior tenga mo a quien tiene lugar de Cristo
en consideración las peculiaridades nuestro Señor, dejándole la disposi-
de cada jesuita y de su experiencia ción libre de sí mismos y de sus co-
espiritual, ayudándole a "regir a los sas con verdadera obediencia" [Co
subditos como hijos de Dios y con 424]. El jesuita ha de darse a cono-
respeto a la persona humana" (NC cer como Dios le conoce, de modo
349 §1), fomentando un gobierno que su persona -él mismo, y no só-
más personalizado, como corres- lo "sus cosas"- quede enteramente
ponde a su responsabilidad de go- en manos del Superior para, a par-
bernar personas antes que gestionar tir de ahí, obedecerle como al que
obras. En este contexto, es claro el ejerce su autoridad en nombre de
valor que tiene para el trato perso- Cristo, reconociendo que en ella se
nal y el diálogo con el Superior, que le manifiesta la voluntad de Dios, y
la CJ destaca como elemento muy aceptándola. Es preciso sintonizar
importante para que su gobierno sea con la mística de un planteamiento
espiritual (cf. NC 150 §1). Mueve a así para acabar de entender lo que
un modo de gobernar en el cual el era la c. al Superior para S. Ignacio.
Superior no se limite a dar órdenes y Vivirlo enteramente requiere el
mandatos a los jesuitas, creando ejercicio de fe y de libertad que
condiciones adecuadas para que les comporta la obediencia al Superior
ayude a reconocer en ellos la volun- (cf. NC 150 §1).
tad de Dios. Más aún, para buscarla Para S. Ignacio, los jesuitas de-
"junto con sus subditos y manifes- ben vivirla "como si de ella depen-
társela luego con su autoridad", co- diese todo el bien" de la CJ, señalán-
mo le pide la CJ (NC 352). El diálogo dose en ella más aún que otros
en la c. no busca un acuerdo entre religiosos (cf. [Epp IV, 670.671.681]).
intereses particulares, sino que ayu- Hay que tener en cuenta que, desde
da al Superior a buscar que sean este punto de vista comparativo, el
conformes a la voluntad de Dios las derecho de la CJ es más flexible y
decisiones de gobierno que debe to- abierto, remitiéndose en mayor me-
mar y el jesuita ha de asumir con dida al Superior para precisar o tra-
obediencia (en su caso, de dejar que zar el régimen y la trayectoria de vi-
cuenta de conciencia 526

da de los jesuítas. Lo requieren así nerse a reconocer la voluntad de


factores como la disponibilidad para Dios en sus decisiones, moviendo
asumir cualquier forma de apostola- hacia ellas el juicio y la voluntad co-
do, la mayor adaptación a las condi- mo pide esa obediencia; cosa que
ciones de vida que conlleve la mi- también resultará más artificial
sión o la movilidad apostólica. cuanto menos transparente haya si-
Perdiendo peso relativo la media- do la cuenta de conciencia. Esta ge-
ción del derecho en la subordinación nera "la unión en un mismo sentir y
jerárquica al Superior, lo gana el ca- querer y la debida sumisión" que
rácter personal de la obediencia. Se une al Superior y a los jesuítas en el
subraya la sumisión a quien toma Señor, y al cuerpo de la CJ con Él
decisiones menos predeterminadas [Co 424]. Aquí se ve que S. Ignacio
por las normas del derecho frente a la consideraba esencial para que la
la obediencia a quien ayuda a res- obediencia cree la "unión de áni-
ponder a la llamada de Dios cuidan- mos" [Co 655.659] que conserva
do de su observancia. Esto puede una Orden religiosa en la cual la
explicar el énfasis que pone S. Igna- misión llama a sus miembros a vi-
cio en la obediencia. vir en la dispersión.
En estas condiciones, la c. al El modo en que se ejerce la au-
Superior cobra una importancia toridad en la CJ corrobora la impor-
singular. Ante un derecho como el tancia que tiene en ella esta prácti-
de la CJ, sin ella los Superiores se ca. Salvo algunas competencias
verían privados de un elemento reservadas a la CG, todas las deci-
primordial para el discernimiento siones de gobierno se atribuyen al
del cual las Constituciones les piden Padre General (no hay otros órga-
que brote su gobierno. Además, nos colectivos con poder de deci-
tendría poco sentido que la propia sión), quien las toma contando con
CJ -integrando en su régimen de el parecer de sus consultores, pero
vida elementos tan característicos sin estar vinculado a él; de forma
de la espiritualidad ignaciana como que los demás Superiores ejercen
los Ejercicios, el examen de con- su gobierno por delegación y to-
ciencia, la dirección espiritual y la man decisiones de la misma mane-
oración ignaciana (cf. [Co 65.98.261. ra (cf. Fí; [Co 206.503.666.736. 745.
277.279.342.431.582]; NC 47.54.66- 757.759-761.765.810]; NC 333.355).
67.224-226.229-232)- moviera a los En la c. el Superior adquiere un co-
jesuítas a la búsqueda personal de nocimiento de los jesuítas que, en
lo que Dios les pide, si, en último principio, es fundamental para el
término, tuvieran que obedecer a gobierno que pretende la CJ y los
quien no conoce lo que experimen- consultores no tienen, y que mu-
tan en ella. La obediencia de juicio chas veces no podrá comunicarles a
y de voluntad que pide S. Ignacio causa del secreto. Por ello, no se
(cf. [Co 547]) vendrían a ser un ejer- acabaría de entender que S. Ignacio
cicio de voluntarismo. Esta práctica diera tanta importancia a esta prác-
puede evitarlo dando ocasión a que tica si sus decisiones quedaran su-
el jesuíta conozca mejor lo que el peditadas a la consulta; y si faltara,
Superior, considerando su experien- tendría menos sentido que dispon-
cia espiritual y su situación perso- ga de tanta autonomía frente a sus
nal, encuentra en su discernimiento consultores, pues no habría una di-
que es más acertado mandar. Esto ferencia tan sustancial entre lo que
ayuda a que tenga sentido dispo- uno y otros conocen.
527 cuenta de conciencia

7. Valor, obligatoriedad e intimi- cuenta" [Co 95], etc.; como estable-


dad. Estas consideraciones avalan la ció para el conjunto de las Constitu-
extrema importancia que da S. Igna- ciones, no es una materia en la que
cio a la C. al Superior. Cabe añadir éstas "puedan obligar a pecado
que presenta esa ponderación con mortal o venial" [Co 602], pero, sal-
expresiones reservadas a las mate- vando esta cuestión moral, los je-
rias de las Constituciones en las cua- suitas tienen la obligación jurídica
les encontró especial confimación de de dar la c. al Superior. Este puede
la gracia: "considerando en el Señor llamarles a su observancia, contan-
nuestro, nos ha parecido en la su di- do con la facultad de dispensar de
vina Majestad, que mucho y en gran las Constituciones en casos particu-
manera importa que los Superiores lares (cf. [Co 746]). Las vicisitudes
tengan entera inteligencia de los in- históricas por las que ha pasado es-
feriores" [Co 91]. A la luz de su ínti- ta práctica llevan a que el derecho
ma conexión con aspectos esenciales de la Iglesia confirme que en la CJ
de la CJ, se puede decir que no es só- se trata de una obligación y no de
lo importante, sino prácticamente un consejo.
necesaria para vivir su carisma y Muchos institutos religiosos
modo de proceder, tanto para los posteriores a su fundación la incor-
Superiores como para los jesuitas. poraron en su derecho con expre-
En este sentido, ya en 1594, el siones de obligatoriedad semejan-
decreto 58 de la CG 5 la menciona- tes a las de las Constituciones. Con el
ba entre las materias que se consi- tiempo se dieron numerosas obje-
deran sustanciales de segundo or- ciones por abusos que se cometían:
den; materias que no están en la violación del secreto, manipulacio-
Fórmula del Instituto, pero sin las nes de la conciencia, mala dirección
cuales se estima que las sustancia- espiritual por parte de Superiores
les de primer orden -recogidas en poco preparados, etc. A mediados
ese "código fundamental" (NC del s. XIX, la Santa Sede empieza a
14)~ pierden su identidad o apenas tomar medidas. Después, el canon
pueden preservarla. Las Normas 530 del CIC de 1917 dirá que "se
Complementarias conservan estas prohibe a todos los Superiores reli-
categorías, pero no declaran qué giosos inducir de cualquier modo a
materias se consideran sustanciales sus subditos a que les den cuenta
de segundo orden, remitiéndose a de conciencia" (y mucho más obli-
las CC GG para que lo hagan "co- gar, se entiende), si bien recomien-
mo alguna vez han hecho" (NC da que éstos lo hagan "libre y es-
20). Esta insinuación, junto a las di- pontáneamente". Es decir, debe ser
versas ocasiones en que la CJ su- un consejo. En 1918, la CJ eliminó
braya la importancia de esta prácti- de las normas relativas a esta prác-
ca, podría indicar que se sigue tica las expresiones de obligatorie-
considerando una materia sustan- dad, tomadas de las Constituciones
cial que "conserva todo su valor y para adaptarse al CIC (cf. AR 2
vigencia" (NC 155 §1). [1918] 575-580). Sin embargo, Pío XI
Todo esto hace más comprensi- confirmó en 1923 lo que establecen
ble que S. Ignacio la contemple co- las Constituciones en esta materia
mo una obligación: "sea obligado de (cf. AR 4 [1923] 261). En 1924 el PG
manifestar su conciencia [...] al Su- Ledóchowski lo comunicaba a toda
perior [...] o a quien él le ordenase" la CJ (cf. AR 5 [1924] 87-91), que ob-
[Co 93]; "debe darle [...] esta tal tenía un privilegio por el cual no
cuenta de conciencia 528

quedaba obligada al canon 530. El tar en la c. alguna cuestión que el


privilegio se mantiene con el vigen- Superior considere importante y
te CIC de 1983, por lo que tampoco haya planteado con las actitudes y
está sometida al canon 630 §5 que, maneras ya comentadas.
básicamente, reproduce el anterior. El canon 630 no permite a los
Esto no supone que el Superior Superiores actuar de este modo. In-
pueda urgir la c. de modo autorita- tentar persuadir a un subdito para
rio o recurrir a sanciones, que el de- que le dé la cuenta de conciencia se
recho de la CJ no prevé. Ha de cre- podría considerar una forma de in-
arse un clima distinto en torno a ducción que el canon prohibe. El
esta práctica, procediendo como ya religioso podría hacérselo notar e
se ha dicho y dando a los jesuitas incluso informar de ello a quien co-
una adecuada formación que les rresponda; mucho más si insistiera.
ayude a apreciarla e integrarla con No tendría apoyo en el derecho
naturalidad. En este sentido, sin ca- considerar que un subdito no es ap-
er en un cómputo minucioso de los to para el carisma del instituto por-
plazos previstos, es importante la que no da la c. a sus Superiores o
regularidad, ya que, si la cuenta de tiene dificultad para ello. En la CJ,
conciencia se diera sólo ante situa- por el contrario, sería lícito acabar
ciones inminentes o de urgencia, haciendo este planteamiento.
ofrecería al Superior un conoci- Por lo que se refiere al secreto y
miento de la persona menos signifi- al uso de lo conocido por medio de
cativo. Ante una dejación del Supe- esta práctica, S. Ignacio previo, en la
rior sería normal que los jesuitas se línea de lo que hoy llamaríamos
lamentaran, pues esta práctica no protección al derecho a la intimidad,
es para ellos sólo una obligación, si- que el jesuita elija libremente dar la
no también un derecho. cuenta de conciencia al Superior "en
En caso de resistencia por parte confesión o en secreto o de otra ma-
del jesuita, el Superior habría de co- nera" [Co 93]. En el último caso, se
menzar por conocer las razones e entiende que el Superior, además de
intentar persuadirle. No obstante, usar lo conocido para el gobierno,
en atención a que esta práctica no puede consultarlo con quien estime
es sólo un consejo sino una obliga- oportuno. En el primero, quedaría
ción, y a las razones que lo justifi- sometido al sigilo sacramental y si
can, si persiste en su actitud no de- faltara al mismo incurriría en las
bería dejar las cosas ahí. En esta graves penas previstas por el dere-
línea, y a salvo de una dispensa en cho contra su violación (actualmen-
casos particulares, podría hacer te, cánones 983 §1 y 1388 §1). En el
presente con claridad y firmeza, segundo, la obligación viene a ser
compatibles con la solicitud por el prácticamente la misma, aunque no
jesuita y el respeto a su persona y a estén previstas consecuencias pena-
su libertad, que se trata de una obli- les tan graves. Aquí el Superior po-
gación conocida y asumida al en- dría comunicar lo que sólo conoce a
trar en la CJ. De hecho, S. Ignacio la través de la c. en tanto que el jesuita
pone en el Examen, que elaboró pa- consienta y, por lo que se refiere a
ra ofrecer a los candidatos una usarlo, mientras no levante sospe-
semblanza de los aspectos más ca- chas podría tomar decisiones de go-
racterísticos de la Orden antes de bierno a partir de ese conocimiento.
ingresar en ella. Todo esto valdría En cambio, quedaría sometido a las
también si el jesuita se negara a tra- severas prohibiciones que impone el
529 cuerpo

derecho de la Iglesia contra este uso Z1 Acompañamiento, Discernimiento, Gobier-


si recibiera la c. en confesión (canon no, Misión, Obediencia, Provincial, Rector,
984 §2). En tiempos de S. Ignacio al- Superiores.
gunos autores sostenían que, en BibL: FECKI, V., De manifestatione Conscien-
ciertos supuestos, un Superior po- tiae in iure religiosorum, Lublin 1961; GOIRI,
dría usar en su gobierno lo conocido S., La apertura de Conciencia en la espirituali-
en confesión mientras fuera con dad de San Ignacio de hoyóla, Universidad
prudencia y sin levantar sospechas. Pontificia de Salamanca, Bilbao 1960; KOL-
Sin duda, S. Ignacio contaba con ello VENBACH, P.-H., "La cuenta de conciencia
(21.2.2005)", Infor SJ 37 (2005) 33-39; Os-
al admitir que la c. al Superior se dé WALD, A., Commentarius in decem partes
en confesión. Sin embargo, el dere- Constitutionum Societatis Iesu, Ruraemun-
cho de la Iglesia se fue haciendo más dae 1902,397-432; SUÁREZ, R, De Instituto S.
restrictivo en este punto, y la CJ en- L, Opera Omnia, XVI bis, París 1856, 1081-
contró cada vez mayor dificultad en 1089; VAUGHAN, R. R, The account ofCons-
hacer valer la doctrina anterior para cience, Recherches Ignatiennes 4.1, Roma
1977.
preservar la finalidad de gobierno
en ese caso.
Tras diversas posiciones soste-
CUERPO
nidas en el pasado, la CG 34 ha de-
rogado la alternativa de la confe-
sión, sosteniendo que "la cuenta de
conciencia hecha de esta manera se
opone directamente a sili fin, tal co-
1 . Introducción. La espiritualidad
actual sigue siendo heredera, en
lo que a la teoría del c. respecta, del
mo se propone en el Examen" (AR legado que recibió de siglos anterio-
21 [1995] 977; nota a [Co 551]). En res. Fue especialmente la herencia
cuanto al secreto, establece que "lo griega la que nos hizo dicotomizar
oído en cuenta de conciencia no se en exceso la división mente-cuerpo.
puede manifestar absolutamente a Se desarrolló una sabiduría basada
nadie en modo alguno, ni directa ni en la razón y en sus propiedades
indirectamente, si no lo consiente (análisis, abstracción, etc.). El he-
expresamente el que la dio" (NC misferio cerebral izquierdo quedaba
155 §2). sumamente potenciado en detri-
mento del derecho (intuición, creati-
8. Originalidad. Es un hecho vidad, etc.). Y el c. aparecía con una
constatable que en algunos escritos, función de estar al servicio de la
autores y Reglas anteriores a la CJ mente, con un valor subsidiario.
se contemplan formas de apertura se-
mejantes a esta práctica. Otra cosa es Pero resulta que hoy en día
que se pueda afirmar sin lugar a asistimos a una eclosión respecto al
dudas que S. Ignacio los conocía y c. y a los temas corporales. El c.
que condicionaron o influyeron de- aparece como un objeto que se cui-
cisivamente en el tratamiento que da y se mima, aparece como un ins-
dio a esta materia. Lo cierto es que trumento de lograr autoimagen.
las Constituciones, aparte de distan- Parece que se tratara de una vuelta
ciarse claramente de esos preceden- a los contrarios: de adornarlo muy
tes en algunos puntos, emplean bien (aderezos y maquillaje); de tra-
una terminología y un lenguaje dis- tarlo muy bien (comidas macrobió-
tintos, claramente ignacianos y en ticas) o de energizarlo muy bien (fo-
la línea de los Ejercicios Espirituales. oting o aerobics). La revuelta de los
hippies en las universidades en los
José Luis SÁNCHEZ-GIRÓN, SJ años setenta reclamaba, entre otras
cuerpo 530

cosas, recuperar el dominio del c, Por eso permanece fuera y no cono-


como si la Iglesia con su teoría y su ce más que la fachada. No vive en
praxis, se lo hubiera quitado desde ella. Esa casa, albergue de sus re-
hacía siglos. Autores de la talla de cuerdos olvidados y rechazados es
Alexander Lowen, Eugene Gendlin su cuerpo [¡la casa-que-tú-no-habi-
o Pedro Laín Entralgo han aporta- tas!]" (Bertherat 1981, 9).
do su teoría del c, algo que la espi- 2.2 El cuerpo es la sede de la sabi-
ritualidad actual tendría que tener duría corporal. Esta es la sabiduría
en cuenta. En definitiva, del c. se propia de este organismo total. Hay
puede hablar superficialmente o de sabidurías diferentes que correspon-
una manera honda como lo han he- den a las distintas funciones de la
cho ellos. En cualquier caso lo que mente (por ej., la razón separa y abs-
queremos afirmar es que la Iglesia trae en orden a conocer, etc.). Pero
necesita hoy una teoría del c. distin- nuestros c. tienen una sabiduría ho-
ta de la que recibió en la herencia lística, que se apoya en un sentido
griega. más inclusivo de la totalidad. Es una
No vamos a pretender concep- sabiduría que es sensorial, como re-
tuar esta teoría en las pocas líneas de gistro inmediato de la realidad, pre-
que disponemos aquí, pero sí vamos verbal -previa a las representaciones
a intentar, basados en los autores an- mentales- y globalizante, más allá del
tes mencionados, trazar algunos de detalle y distinto a la suma de ellos.
los parámetros indispensables para Esa sabiduría corporal -que maneja
construir sobre ella una nueva espi- el enfoque de Gendlin- nos propor-
ritualidad más corporal. ciona una información que va más
allá del razonamiento ordinario, sin
2. Concepción del cuerpo. que éste lo tengamos que rechazar.
2.1 El cuerpo significa el organis- Pero sí que constatamos que es a to-
mo total. Eso quiere decir que es un das luces incompleto y por ello no
organismo integrador de las diver- puede pretender ser casi la única
sas funciones vitales. Este organis- fuente de significados. La sabiduría
mo puede servir para diversas co- integradora del c. crea un clima dis-
sas: para descansar, trabajar, gozar, tinto en el que es posible otro tipo de
expresarnos, etc. Ello implica el su- revelación. Y al mismo tiempo po-
brayar más bien el "tenemos un c." tencia un tipo de sensibilidad rica en
con finalidades instrumentales. Pe- matices.
ro la concepción integradora va 2.3 El cuerpo es el lugar de la
más allá hasta afirmar que "somos atención corporal. Nuestra atención
un cuerpo". Este deja de ser un ac- se pone ahí y desde ahí. Ahí, en el
cidente o deja de convertirse en un c, en sus diversas sensaciones, que
mero valor instrumental para llegar son los registros sensibles de la rea-
a ser un c. habitado y autoposeído. lidad. Y también, y sobre todo, ahí
Este extrañamiento del propio c. en el centro del organismo, entre el
-algo tan habitual en nuestros días- pecho y el abdomen (plexo solar, ja-
está muy bien sugerido por T. Bert- ra, etc.) en donde se da un registro
herat cuando afirma: "En este mo- de la globalidad de la sensación
mento, en el lugar preciso en que que es fuente de significados y que
usted se encuentra, hay una casa conlleva una sabiduría que al foca-
que lleva su nombre. Usted es su lizarse se abre, se despliega. "Y des-
único propietario pero hace mucho de ahí", es decir, al pensar, ver, es-
tiempo que ha perdido las llaves. cuchar u observar nos hacemos
531 cuerpo

conscientes "desde dónde" lo hace- parte de la vivencia de este presen-


mos: ¿es desde el centro del c, no- te sale apuntando una dirección
tando los registro corporales que significativa hacia delante (futuro).
producen?, ¿o es desde otros luga- Esa sabiduría corporal ofrece la po-
res más periféricos o simplemente sibilidad de un contacto directo con
desde no saber ese "desde dónde"? este presente, desde los registros
Por otra parte, es desde ese foco de organísmicos del pasado y con una
atención corporal desde donde co- orientación hacia el futuro otorgan-
tejamos y comprobamos la verdad do así a este presente -corporal-
de nuestras lecturas e interpretacio- íñente vivido- un sentido profun-
nes, tantas veces equivocadas des- damente integrador.
de una pura verificación racional. 3. Implicaciones para la experiencia
La bioenergética de Lowen o el ignaciana. Hemos trazado algunas
enfoque corporal de Gendlin entre- características que conviene tener en
na a poner la atención en el c, más cuenta para una teoría actual del c.
aún ahí en las entrañas, donde po- que sirva de base a una espirituali-
demos percibir los cambios de sig- dad moderna. La experiencia igna-
nificado precisamente a través de ciana, especialmente la realizada a
su lenguaje corporal y de los sabo- través de los Ejercicios Espirituales,
res de sus huellas. Lo dice un bello tiene una valoración del c muy po-
texto oriental: "El estómago es lo sitiva y marcó un adelanto con res-
más cercano al plexo solar, el nudo pecto a su época. Para S. Ignacio el c.
nervioso más importante del cuer- es el que -con su sabiduría completa
po humano. Cuando éste entra en y no con una de sus funciones sola-
calor, todo entra en calor. He oído mente- lleva a desplegar la expe-
muchas cosas acerca del plexo so- riencia de fe. Por ello, el método ra-
lar. El maestro siempre señalaba a cional lo usará solamente en los
su vientre. Ahí es donde realmente ejercicios relacionados directamente
está la sensación, el centro real de con las meditaciones del pecado. To-
observación. La música no debe de do lo demás se hará, como método,
ser escuchada, sino sentida, aquí en a través de la contemplación, que
tus entrañas. Otras personas deben implica utilizar tanto la imaginación
de ser sentidas, aquí en tus entra- como la aplicación de sentidos. Las
ñas. El koan debe de ser introducido peticiones y coloquios están también
dentro de tu vientre. No pienses
llenas de posibilidades para el uso
con tu cerebro, sino concéntrate
de la sensibilidad corporal y para
aquí en tus entrañas" (Van Wete-
que el conjunto de la oración igna-
ring 1985,12).
ciana pueda expresar su carácter in-
2.4 El cuerpo como vehículo de vi- deleblemente vivencial y afectivo.
vir el presente. En esta sabiduría cor-
poral se encuentra el dato del inme- Es todo el hombre el que tiene
diato presente, de cómo aquí y que discernir y buscar a Dios ínte-
ahora nos afecta la realidad senso- gramente, desde la convergencia de
rial y significativamente hablando. la sensibilidad, afectividad e inte-
Pero ese presente está afectado por lectualidad. San Ignacio pone el
una historia, recordará muy bien S. acento en el conocimiento interior,
Ignacio, tiene un recorrido, un sa- que quiere decir precisamente sen-
bor, una huella que hace que ahora tir internamente ahí, en el cuerpo.
se viva de una determinada manera La experiencia de los Ejercicios
y no de otra (pasado). Y por otra Espirituales es fundamentalmente
cuerpo 532

una experiencia de oración, que se niente valorar todos estos avances


prepara y se hace atendiendo muy de la psicología y antropología mo-
fundamentalmente al cuerpo. San derna respecto al c. para incorporar-
Ignacio concede una gran libertad los en la liturgia y en una espiritua-
respecto a las formas prácticas de lidad más corporal: "Mi cuerpo: Yo.
hacerlo: de rodillas, paseando, No 'mi cuerpo y yo", sino 'mi cuer-
acostado, etc. [Ej 1.76] porque sabe po: yo7. No la autoafirmación de un
por sí mismo las posibilidades que yo para el cual algo unidísimo a él,
encierra el c. como elemento de co- pero distinto de él, el cuerpo, fuese
municación en el diálogo con Dios.
dócil o rebelde servidor -implícita-
Algunas de las Anotaciones y Adi-
mente eso lleva dentro de sí la ex-
ciones van directamente orienta-
presión 'mi cuerpo'-, sino la autoa-
das a encauzar esta sabiduría cor-
poral como método oracional [Ej firmación de un cuerpo que tiene
1.75.76.79]. como posibilidad decir de sí mismo
'yo'" (Laín Entralgo 1991, 313).
El c. es para S. Ignacio el escena-
rio significativo de representación Carlos ALEMANY, SJ
de la propia historia y al mismo
tiempo la mediación instrumental al Z1 Adiciones, Experiencia, Focusing, Sadhana,
servicio de la experiencia de fe, para Zen.
que ésta se traduzca en vivencia cor-
BibL: ALEMANY, C, "El enfoque corporal
poralizada. Ello implica no solamen-
de Gendlin (Focusing) y los Ejercicios Es-
te una atención, sino también una pirituales" en Psicología I, 354-382; ALE-
educación de la sensibilidad integral MANY, C, "La interacción mente-cuerpo
de la persona para que pueda expe- en la técnica terapéutica de Focusing", en
rimentar en su c. y con su c. el creci- Crecimiento Personal: Aportaciones de Orien-
miento espiritual. te y de Occidente (ZAFRA, M. ed.), DDB, Bil-
bao 2004,169-196; ALEMANY, C. / GARCÍA,
4. Conclusión. Sorprende que la
V., El cuerpo vivenciado y analizado, DDB,
teoría del c. sea una de las más Bilbao 1996; BALLESTER, M., "Una lectura
presentes en la psicología de hoy corporal de los Ejercicios", Man 61 (1989)
(desde el estudio de la comunica- 147-159; BERTHERAT, T., El cuerpo tiene sus
ción no verbal hasta las aportacio- razones, Argos Vergara, Barcelona 1981;
nes muy válidas de las terapias CAMPBELL, P/ MCMAHON, E., Bio-Spiritua-
psicocorporales). Ello ha dado co- lity: Focusing as a way to grow, Loyola
mo resultado una enorme cantidad Univ. Press, Chicago 1985; CORDONNIER,
de estudios e investigaciones, de CH., "La place du corps dans les Exerci-
ensayos y reflexiones que no exis- ces", Christus 35 (1988) 508-519; GARCÍA
GUILLEN, DV "Ejercicios corporales y ejer-
tían prácticamente hace cincuenta
cicios espirituales" en Ignacio de Loyola en
o setenta años. la Gran Crisis del Siglo XVI. Congreso Inter-
En términos de la espirituali- nacional de Historia. Madrid, 19-21 nov. de
dad eclesial es poco lo que se ha he- 1991 (ALDEA, Q. ed.), Univ. Complutense-
cho y mucho lo que queda por ha- M-ST, Madrid-Bilbao-Santander 1993,
cer. Tal vez, algunas comunidades 227-238; LAÍN ENTRALGO, P, Cuerpo y alma,
Espasa Calpe, Madrid 1991; LOWEN, A., La
han articulado su expresión litúrgi-
espiritualidad del cuerpo, Paidós, Barcelona
ca con una mejor expresión corpo- 1993; VAN HEE, A., "The Spiritual Exerci-
ral. Pero en la expresión de la expe- ses of St. Ignatius and Focusing", Kairós 1
riencia espiritual en la Iglesia siguen (1986); WETERING, J. VAN, El Espejo vacío.
predominando la palabra y la razón Experiencias en un Monasterio Zen, Kairós,
por encima de todo. Sería conve- Barcelona 1985.
533 cuerpo apostólico

CUERPO APOSTÓLICO para el mayor fruto de las almas"


(MCo 1,1,3). El concepto de c. para la
misión y el de envío implican el de
L a expresión ignaciana del concep-
to es "cuerpo de la Compañía",
"cuerpo de la universal Compañía"
espacio geográfico y humano uni-
versal, que se expresa por los pares:
[Co 92.135.l36,passim]. "Cuerpo apos- "ya sean indios, ya herejes, ya cua-
tólico" es fórmula reciente (CG 32, lesquiera fieles o infieles".
d4, 69; CG 33, d i , 21; CG 34, d3, Tras días de discernimiento y
6.11.23; d4, 12; d6, 6.19.25; d7, 2.4.7; deliberación, concluyen por unani-
dl5, 3; d21, 3; d25, 3). Para la com- midad que para mantener un c. de
prensión adecuada de este concep- tales características en tal disper-
to es necesario remitirse a dos refe- sión, requieren "dar la obediencia a
rencias fundamentales: la imagen alguno de nosotros", "para más se-
del "cuerpo de Cristo" representa- guramente conservar la Compañía"
do por Pablo en ICor 12, 12-30 (CG y proveer también dignamente a
34, d7, 4) y las Deliberaciones de los los asuntos particulares que ocu-
primeros padres de 1539 (MCo 1,1- rran, tanto espirituales como mate-
7). En ellas encontramos, germinal riales (MCo I, 8). Las Deliberaciones
pero decisivamente, las intuiciones contienen ya Ja doble e inseparable
e intenciones fundamentales que relación en que resolverán las Cons-
conforman el conjunto significativo tituciones el buen ser del cuerpo: la
c. tal como lo desarrollan las Consti- unión y amor de los miembros en-
tuciones y actualizan las Normas tre sí y de éstos con su "cabeza".
Complementarias, resumiendo las Pues, supuesta la voluntad de dedi-
CC GG 31-34. cación al Vicario de Cristo en la tie-
1. Las Deliberaciones. Las Delibe- rra para la mayor universalidad,
raciones relatan cómo los primeros eficacia y presteza de la misión,
padres, "deshechos del mundo" aquel "alguno de nosotros" al que
[Co 53] por los votos de castidad y deciden prestar obediencia, es clave
pobreza {MCo I, 4), habiendo ya para entender la naturaleza del
ofrecido y dedicado sus personas y cuerpo que querían comenzar a ser.
vida a Cristo y a su "verdadero y No todo c. tiene cabeza. Lo que
legítimo Vicario en la tierra", para ellos quieren constituir resulta cla-
poder ser enviados y esparcidos ve del ser o no ser cuerpo. El análi-
por el universal espacio de misión sis de las Deliberaciones fuerza a re-
de la Iglesia en defensa y propaga- correr una familia de conceptos
ción de la fe, disciernen que, "para interdependientes a lo largo de las
más rápidamente llegar al fin pre- Constituciones y de su actualización
concebido y prefijado y hasta vehe- en las Normas Complementarias.
mente deseado", "convendría más La CJ es c. para la misión. La expre-
quedar unidos y ligados entre no- sión literal es también reciente (CG
sotros en un cuerpo, de manera que 32, d4, 4: desarrollo en 62-69). Las
ninguna distancia corporal, por Deliberaciones recuerdan también
grande que fuese, nos tuviese sepa- que la CJ se constituye c. para res-
rados" {MCo I, 2). Éste es el lugar ponder a un envío, originariamente
originario del concepto de c, inse- de Cristo el Señor; pero mediado
parable del de "unión de los áni- vicariamente por el del Romano
mos", como se expresa inmediata- Pontífice. Es c. esencialmente mó-
mente: "teniendo cuidado unos de vil, para discurrir sin trabas, "por
otros, y manteniendo inteligencia, unas partes y por otras", en la dis-
cuerpo apostólico 534

crecionalidad de la misión, en el gural" y 3a instrucción, 280, 324) y


planetario espacio que ésta debe fuente única de esperanza de cuan-
encontrarse siempre abriendo (cf. tos en ese cuerpo se han congrega-
[Co 82.92.304.308.588.603.605.626. do para participar la misión de Él,
633]; Mí 10, 14.28, 19). Por tanto, c. en la Iglesia (CG 34, d2, 3). De su
para la dispersión (CG 32, d2,17-19; "mano omnipotente" espera la CJ
NC 315). Ese dispersarse por la mi- la plenitud de su misión, y su con-
sión, requiere obediencia y discer- servación y aumento ([Co 812]; CG
nimiento, demanda disponibilidad 34, d2, 5). Su amor es el vínculo
como hábito del cuerpo y de sus principal que cohesiona el c, "une
miembros (CG 33, d i , 13.40; CG 34, los miembros entre sí y con la cabe-
d6, 9; d7,19; d8, 6.9; d9,17; d26, 7). za", les comunica su amor a toda
Cuerpo móvil, referido a espacio y clase de prójimos, les hace trascen-
tiempo. Su espacio universal, abarca der la diversa pertenencia nacional
"nuevas etnias y herejes, fieles e in- y el desordenado tirón de los inte-
fieles", definen las Constituciones; reses temporales [Co 671]. Sin este
ateos, creyentes deficitarios, cultu- amor, ni hay c. ni CJ ni misión (CG
ras religiosas no cristianas o secula- 34, d2,1.4.6). Para conservar, regir y
rizadas, países del Primer y Tercer hacer progresar en el divino servi-
Mundo, minorías indígenas opri- cio a esta mínima CJ no basta "nin-
midas, minorías marginadas del guna exterior Constitución" si falta
Cuarto Mundo, actualizan las últi- "la interior ley de la caridad y amor
mas CC GG y las Normas Comple- que el Espíritu Santo escribe e im-
mentarias. Por lo que otro carácter prime en los corazones" [Co 134].
de este c. es su capacidad de ade- Amor y caridad impresos por el Es-
cuarse a las circunstancias de "per- píritu Santo es un amor cristocén-
sonas, tiempos y lugares con sus trico proveniente del "conocimien-
ocurrencias" ([Co 71.136.211. 301. to interno del Señor, que por mí se
343.351], passim; análogamente en ha hecho hombre, para que más le
NC). ame y le siga" ([Ej 104]; GG 34,
El papel que atribuyen las Deli- d26,1). Cuerpo "amorizado" por el
beraciones a aquél de los compañe- recuerdo actualizante de Cristo,
ros a quien se decide "prestar obe- operado por el Espíritu Santo, la
diencia", implica la importancia de CJ es, como consecuencia, cuerpo
la relación cuerpo-cabeza, que las apostólico. Ese amor es la fidelidad
Constituciones desarrollan. Es preci- creativa, que articula Constituciones
so que alguno tenga cargo "de todo y Normas para dar c. a un modo de
el cuerpo de ella, cuyo fin sea el proceder abierto al servicio de la
buen gobierno y conservación y au- Iglesia y de la humanidad, ambas
mento de todo el cuerpo de la Com- en devenir continuo. Debe pues
pañía, y éste es el Prepósito Gene- preguntarse a cuantos quieren in-
ral". Para el mejor logro de esas corporarse a la CJ si desean "pare-
finalidades se recomienda que sea cer e imitar a nuestro Criador y Se-
vitalicio [Co 719]. ñor Jesucristo, vistiéndose de su
2. Este cuerpo es del Señor y para vestidura y librea" o, al menos, lle-
El. Este c. para la misión es CJ [Co gar a "hallarse en tales deseos" [Co
1]. El Señor es, la cabeza mística del 101]. Este amor de seguimiento lle-
c. que quiere ser la Compañía: "Je- va a desear compartir la descalifica-
sús es la única cabeza de la Compa- ción social de Cristo, y es clave para
ñía" (CG 32, Arrupe, "Homilía inau- lograr la radical cohesión del cuer-
535 cuerpo apostólico

po, pues debe hacer al miembro de Las Constituciones dejan claro el


la CJ capaz de sufrir con paciencia sentido de esta distinción al tratar
incomprensiones y vejaciones pro- de "las misiones de su Santidad"
cedentes incluso de otros miembros [Co 603-617. 606-608.617]. Formar
de ese mismo cuerpo, de esa misma parte de este "cuerpo de la Compa-
CJ [Co 101-102]. ñía" requiere ser "personas ya des-
3. Cuerpo eclesial bajo el Vicario hechas del mundo", remitiéndose
de Cristo en la tierra. Ni para Ignacio las Constituciones a los primeros pa-
y sus compañeros, ni para sus suce- dres [Co 53]. Las NC formulan sin-
sores hoy, en nuestra edad más crí- téticamente: "La naturaleza y el ca-
tica respecto a toda clase de institu- risma de la CJ tienen su origen en
ciones, cabe sentirse c. para la los Ejercicios Espirituales hechos
misión sino como cuerpo eclesial, co- por el Santo Padre Ignacio y sus
mo parte del cuerpo de Cristo que compañeros. Esta experiencia espi-
es su esposa, la Iglesia [Ej 353]. Al ritual les llevó a formar un grupo
constituirse como nuevo c, se sa- apostólico fundado en la caridad,
ben en el cuerpo de Cristo, "míni- en el que, hechos los votos de casti-
ma Compañía". Concepto parca- dad y pobreza, y ordenados sacer-
mente usado en las Constituciones, dotes, se ofrecieron a Dios en holo-
es decisivo [Co 1.134.190.318.638]. causto, para ser enviados al mundo
Su amor a Cristo y a su misión es entero [...], militando bajo la ban-
inseparable del amor servicial a la dera de la cruz y sirviendo a sólo
Iglesia y a la misión "de ella, pues Dios y a la Iglesia su esposa, bajo el
"entre Cristo nuestro Señor, Espo- Romano Pontífice, Vicario de Cristo
so, y la Iglesia, su esposa, es el mis- en la tierra" (NC 2). Experiencia
mo Espíritu que nos gobierna y rige que dio lugar a un conjunto de acti-
[...]" [Ej 365]. "La misión de la tudes, valores y patrones de con-
Compañía se inscribe en la misión ducta que las Constituciones llaman
evangelizadora de toda la Iglesia" "nuestro modo de proceder" ([Co
(GG 32, d2, 3; NC 4). Hay una mís- 92.152.216.316; CG 34, d26]). Tal es
tica y lógica coherencia entre el re- el estilo de este c. para la misión. Las
lato de las Deliberaciones y la fórmu- NC, al tratar la naturaleza apostóli-
la fundacional del Instituto: "Servir ca de los votos, subrayan cómo és-
al solo Señor y a la Iglesia su esposa tos permiten y estimulan la libertad
bajo el Romano Pontífice, Vicario del c. para la flexibilidad, la entrega
de Cristo en la tierra" (NC 2, §1). y el acierto de la misión y la capaci-
Las Constituciones no se cansan de dad de cohesión de los miembros
nombrar juntos a "Cristo nuestro entre sí y con su cabeza. Liberan
Señor y su Vicario" ([Co passim], para el "seguimiento de Cristo po-
más explícitamente [Co 606-607]; bre, virgen y obediente" y para "ser
NC 252, §1.2). Significativamente, "hombres para los demás 7 , en amis-
la única vez que se nombra al Papa tad y comunión con todos, pero es-
"como a cabeza y vicario de Jesu- pecialmente con aquellos que com-
cristo" es refiriéndose al conjunto parten nuestra misión de servicio";
de los fieles cristianos (F50,4). Refi- nos hacen libres "para responder a
riéndose a los miembros de la CJ se la llamada de Cristo conocida a tra-
le nombra siempre "Vicario de vés de aquél a quien el Espíritu ha
Cristo nuestro señor", reservándose colocado al frente de la Iglesia"
el término "cabeza" para quien lo (NC 143, §1-3; CG 31, dl6, 4; dl7, 2;
fuere del cuerpo de la Compañía. dl8, 3).
cuerpo apostólico 536

4. Ventajas y desventajas del ser del espacio y del origen, sino que se
cuerpo apostólico y tener cabeza. Algu- convierte en principio constitutivo
nas de las ventajas y desventajas del c. apostólico enviado a "todas
debatidas por los primeros compa- las gentes" (Mt 28, 19). Pero esa di-
ñeros iluminan el desarrollo del c. ferencia, que no separa sino que
en las Constituciones y su reinterpre- hace apto al c. para una misión uni-
tación en las Normas Complemen- versal, sólo podrá mantenerse a
tarias. La desventaja primera para través de la mutua solicitud, comu-
formar c. era: "nuestra debilidad y nicación e información. Sin éstas se
diversidad de procedencias y cos- perdería la interdependencia, la
tumbres" (MCo I, 1), "siendo algu- percepción de la pluralidad como
nos de nosotros franceses, otros es- constitutiva de un "sujeto" único,
pañoles, otros saboyanos, otros consciente de los fines convergen-
cántabros, nos dividíamos en diver- tes y del movimiento coordinado
sidad de pareceres y opiniones del cuerpo. Esta voluntad de soste-
acerca de nuestro estado; [...] cuan- nida solicitud, comunicación e in-
to a los medios más expeditos y formación es característica impres-
provechosos para nosotros y para cindible de la pretendida unidad e
los prójimos, había pluralidad de interdependencia de ese c. a espar-
pareceres" (MCo 1,1). La desventaja cirse tan umversalmente. Sin ellas
percibida se convierte en condición no puede haber "unión de los áni-
de la universalidad concreta del c. mos" ni c, ni cabría hablar del
que se pretendía constituir. Entra "cuerpo universal de la Compa-
en escena aquella gama diferencial ñía". Cuando tratan de "dar la obe-
en el equipo personal y cultural de diencia a alguno de nosotros", la
las personas, que Ignacio ha tenido primera "ventaja" parece nacer de
en cuenta tanto en los Ejercicios Es- un crudo realismo. Sin la suave pe-
pirituales como en las Constituciones ro clara presión de la obediencia
bajo el término de "subiecto" ([Ej "nadie cuidaría concretamente de
14.15.83.89; Co 187.215.236.302.338. las cosas prácticas a hacer, dejadas
343.367]; D4,1.3; D16, 2; D20, 7). La a nuestro cargo"; "cada uno [las]
respuesta de permanecer "unidos y echaría sobre los demás, como ya
ligados entre ellos en un cuerpo" no varias veces hemos comprobado".
sólo salva la lejanía que el reparto Reflexión que subraya el sentido
misionero produce, sino capacita al también instrumentalmente prácti-
c. para que la "diversidad de proce- co, orgánico del c. en el que decidi-
dencias y costumbres" y la "plurali- rán vincularse, y que de diversas
dad de pareceres" sirva para enri- maneras aparece en las Constitucio-
quecer y robustecer el pensamiento nes y Normas Complementarias [Co
y voluntad comunes de todos ellos: 271.386.431]. Se insiste, enseguida,
discernir creativamente la voluntad en que la "obediencia" parece con-
de Dios, en la diversidad de luga- dición inexcusable para perpetuar
res, tiempos y personas, según el el "modo de proceder" que preten-
fin de su común vocación. Sin esta dían. Vínculo más necesario en su
diferencia de sujetos, procedencias caso, teniendo en cuenta el voto de
y costumbres, carecería el c. de or- pobreza con que se han comprome-
ganicidad y universalidad. La flexi- tido y que se saben envueltos en
bilidad para distinguir "tiempos, "continuos y constantes trabajos así
lugares y sujetos" no es mera aco- temporales como espirituales" (MCo
modación del c. a la exterioridad I, 7). Situación que hace más difícil el
537 cuerpo apostólico

sostenimiento de vínculos societa- tan grande" (F40; F50, 2). "Nos ha


rios, a no ser que se deseen expresa- parecido oportuno establecer que
mente y se cuiden, como se razona y nadie sea admitido para hacer la
desarrolla en [Co 655-656; NC 312]. profesión en esta Compañía, sin
Siguen razones de carácter ascético- que su vida y formación intelectual
místico. La obediencia mantiene en hayan sido probadas con largas y
una disposición habitual para lo he- diligentísimas probaciones, [...]
roico menos verosímil en quienes, Porque, en realidad, este Instituto
aun para empresas espirituales, de- exige hombres del todo humildes y
ciden "cuidar de sí mismos ,, . Des- prudentes en Cristo, y señalados en
truye la soberbia y autosuficiencia pureza de vida cristiana y en le-
que tienden a acompañar al propio tras" (F50, 5). Esta calidad de "cuer-
juicio y voluntad, e induce a humil- po selecto" recorre las Constitucio-
dad. Finalmente, vuelven sobre la nes. Al "cuerpo de la Compañía"
razón primera, para argumentar que pertenecen "principalmente los que
no basta con haberse puesto cada se admiten a profesión o por coad-
uno sinceramente a disposición del jutores formados". Pero el "propísi-
Romano Pontífice: "Aunque noso- mo modo de este nombre de la
tros hayamos prometido toda obe- Compañía" atañe a "los profesos
diencia, así universal como particu- solamente". No porque ella no
lar, al sumo Pontífice y/pastor, sin conste también de otros miembros,
embargo, en nuestras cosas particu- "sino por ser éstos los principales",
lares y contingentes, que son innu- y sólo algunos de ellos gozarán de
merables, no podría él, ni aunque voz activa y pasiva en el trance de
pudiera le cuadraría, ocuparse" elegir Prepósito General, es decir, a
(MCo I, 7). El servicio incondicional aquel "de nosotros" a quien la CJ
ofrecido debe ser el de un c. que cui- deberá obediencia, según se deci-
da de sí, autónomo para el servicio dió en las Deliberaciones [Co 510-
ofrecido. 511]. Pero no basta que el núcleo
5. Cuerpo selecto y probado. El c. más interior sea excelente. La exce-
que se constituye es, por sus fines y lencia apostólica es una calidad de
estructura, consecuente y selecto, al todo el c. (CG 34, di6, 3). No cabe
que los miembros se adhieren acep- admitir en él "turba ni personas
tando "ser probados". Las bulas que no sean aptas para nuestro Ins-
fundacionales avisan: "Los que tituto, ni siquiera a probación". Ad-
quieran agregarse a nosotros, y an- mitir a los diversos grados (y aún
tes de echar sobre sus hombros esta más a profesión) "no debe hacerse
carga, ponderen despacio y a fondo sino con personas escogidas en es-
si tienen tanto caudal de bienes es- píritu y doctrina, o muy a la larga
pirituales que puedan dar cima a la ejercitadas y conocidas en varias
construcción de esta torre, según el pruebas de virtud y abnegación de
consejo del Señor [...]; si el Espíritu sí mismos". Claro es que, si se trata
Santo que los impulsa les promete de "personas escogidas", aun sien-
tanta gracia que puedan esperar, do muchas no serían "turba" [Co
con su auxilio, llevar el peso de su 819.657-658]. Lejos del espíritu de
vocación. Y después que, inspira- discriminación, prevalece la bús-
dos por el Señor, se hayan alistado queda del mejor servicio. Porque la
en esta milicia de Jesucristo, deben caridad y el deseo de salvación uni-
estar preparados, día y noche, ceñi- versales comprometen a la CJ con
da la cintura, para pagar esta deuda toda clase de personas, para servir-
cuerpo apostólico 538

las y ayudarlas a conseguir su ple- consejo de sus compañeros" que,


nitud humana y divina, no se debe en ese orden de cosas, se apunta
incorporar a la CJ "sino a los que que podrá o tendrá que ser delibe-
juzgue útiles" ella misma para rativo. La Fórmula del Instituto
prestar ese servicio y ayuda [Co alumbra ya rasgos muy funda-
163]. El carácter de c. escogido para mentales de ese consejo, que las
la misión justifica el énfasis que futuras Constituciones desdoblarán
Constituciones y Normas Comple- preferentemente en dos instancias:
mentarias dan a las exigentes "pro- asistentes [Co 441-442.767.779.782]
baciones" que recorren la forma- y CG [Co 677-681.722.782-789]. La
ción del jesuíta: desde antes de ser Fórmula ya insiste en que el conse-
admitidos a ella {[Co 16.190]; NC jo no sólo será necesario para ha-
56) hasta finalizar la "tercera proba- cer o cambiar las Constituciones,
ción" ([Co, 71.514-516]; NC 125, §1- también "para otros asuntos de es-
2; 126). pecial importancia" (F50, 2; [Co
6. Cuerpo y cabeza. En esta rela- 332]). Y para asuntos de tal enver-
ción se juega la especificidad del c. gadura, concluye la Fórmula, el
que la CJ quiere ser. Condición de consejo "se entienda ser la mayor
tan específica y flexible corporali- parte de toda la CJ profesa que el
dad es la afirmación de una cabeza Prepósito General pueda, sin gra-
cuyo oficio sea mantener el "bien ve inconveniente, convocar, según
ser" de un c. así y cuidar de que re- se declarará en nuestras Constitu-
alice el fin común en la diversidad ciones" (F50, 2). Todavía en la ac-
de regiones, tiempos y circunstan- tualidad, afirmará Kolvenbach, "la
cias, personales y otras. La Fórmula Congregación General es la Com-
del Instituto no emplea el término pañía misma, responsable de todo
"cabeza", pero determina netamen- su cuerpo apostólico" (F50, 2; CG
te la función del que llama "Prepó- 34, Alocución III, 458-459). Las
sito General" respecto a la misma Constituciones consagrarán la Fór-
constitución del cuerpo, aunque mula: "el Prepósito General y la
con la ayuda que de ese mismo Compañía juntamente" [Co 323].
cuerpo ha de recibir en el cumpli- En cambio, para cosas que no son
miento de su función (F50, 2). Las de tanta importancia, el Prepósito
Constituciones lo confirman: "Para se ayudará del consejo (con minús-
el buen gobierno de la Compañía se culas) de sus hermanos cuanto
juzga ser muy conveniente que el considere oportuno, con "pleno
Prepósito General tenga toda auto- derecho para ordenar y mandar"
ridad sobre la Compañía ad aedifi- (F50, 2). Las CC GG 31 a 34 son, sin
cationem" [Co 736]. Pero inmedia- duda, el ejemplo mayor de la re-
tamente aparece la cadena de modelación del cuerpo de la CJ en
superiores, "los que él pusiese en la gran mutación histórica del s.
su lugar con tal autoridad", que es XX. Son, sin duda también, el
la trama o "tejido conjuntivo" que ejemplo histórico mayor de ese
se extiende por toda la extensión ejercicio de la autoridad del "Pre-
del cuerpo. La autoridad omnímo- pósito General y Compañía junta-
da del General no es, pues, supra- mente". Queda pendiente otra
corporal. En cuantas decisiones afirmación de la Fórmula referida a
afecten sustancialmente a ese c. de realidad tan fundamental como es
la CJ, el liderazgo del General y su la disponibilidad para el envío de
autoridad tendrá lugar "con el cualquier miembro del c. por el
539 cuerpo apostólico

Romano Pontífice. Afirmación que tos particulares sobre los subditos,


señala el papel diferencial del Pre- y el general sobre los particulares, y
pósito dentro del c. y, al mismo por otra parte, la CJ cerca del gene-
tiempo, su pertenencia como ral, como está declarado en la nona
miembro no excepcional a él: 'Tro- parte. En manera que todos para el
meta cada uno que no tratarán bien tengan toda potestad y, si hi-
nunca con el Romano Pontífice, di- ciesen mal, tengan toda sujeción.
recta o indirectamente nada que se Asimismo importa que los superio-
refiera a esas misiones, sino que res tengan ministros convenientes,
han de dejar todo este cuidado a como se dijo en la misma parte, pa-
Dios y al propio Pontífice, como ra la orden y ejecución de las cosas
vicario suyo, y al Prepósito de la que tocan a su oficio" [Co 820]. Se
Compañía. El cual, como los de- recoge así también la preocupación
más, prometa también que no tra- ya registrada en las Deliberaciones:
tará nada, en un sentido o en otro, las "cosas prácticas" que podrían
con el dicho Pontífice acerca de su ser descuidadas; "nuestras cosas
propia misión, si no fuese con el particulares y contingentes" que no
consejo de la Compañía" (F50, 5). pueden ser resueltas por la instan-
Esta compleja y bien definida bi- cia más alta; de manera que una
rrelacionalidad es lo que las Cons- tercera finalidad de la obediencia
tituciones fijan como polaridad buscada consistía en "proveer opor-
"cuerpo-cabeza". tunamente a los asuntos particula-
7. El tejido o trama corporal de la res temporales y espirituales" (MCo
obediencia. Tal tejido se puede lla- I, 7-8).
mar también "cadena de superio- La "cadena de superiores", a
res". En un c. que, por su fin o mi- través de provinciales y superiores
sión, pretende ser disperso y locales, desciende orgánicamente
extenso -y lo fue, de hecho, con hasta ministros y síndicos que cui-
bastante prontitud-, la autoridad y den de las necesidades exteriores y
competencias de la cabeza necesi- de las espirituales [Co 87-88.271.
tan "somatizarse", llegar a todas las 304.386.431-432.434.504-506.806].
regiones y miembros de ese cuerpo. "Cadena de superiores", pues, por
Es la función de la "cadena de su- dos aspectos complementarios. Sólo
periores" o "tejido comunitario" de hay un flujo de la autoridad, porque
la obediencia. Las Constituciones, al por los superiores por debajo del Ge-
tratar de cómo se conservará y au- neral, "tanto participa de la autori-
mentará todo este cuerpo en su dad cada uno, cuanto de la cabeza
buen ser, expresan bien esta organi- les es comunicado" [Co 203]. Esa au-
cidad: "Como el bien o mal ser de la toridad participada debe ser efecti-
cabeza redunda a todo el cuerpo, va, y debe comunicarse ampliamen-
sumamente importa que la elección te a los prepósitos provinciales, y
del prepósito general sea cual se di- proporcionalmente a los prepósitos
jo en la nona parte, y tras esta elec- locales o rectores. Ante todo, como se
ción resta la de los inferiores prepó- afirma a propósito de la competencia
sitos en las provincias y colegios y para admitir, es a los provinciales a
casas de la Compañía. Porque cua- quienes la autoridad del general
les fueren éstos, tales serán a una "más ordinaria y absolutamente se
mano los inferiores. Y ultra de la comunicará" [Co 513]. "Y asimismo
elección, importa grandemente el en cada provincia tenga el general
tener mucha autoridad los prepósi- personas de tanta confianza por pro-
culpa 540

vinciales, como quien entiende que provincial la misión para trabajar


en gran parte consiste en ellos y en en la institución y cumplen su mi-
los locales el buen gobierno de la sión bajo la dirección del director
Compañía. Y siendo tales, y partien- laico" (CG 34, dl3,13).
do con ellos el trabajo en las cosas
que pude, haciéndose avisar de todo Alfonso ÁLVAREZ BOLADO, SJ
lo que más importa, quedarle más
tiempo para entender en las cosas /* Compañía de Jesús, Constituciones, Discre-
ta caritas, Fórmula del Instituto, Gobierno,
universales, que él sólo puede hacer, Obediencia, Prepósito General, Primeros Com-
y más luz para ver en ellas lo que pañeros, Superiores, Unión de ánimos.
conviene, no perdiendo parte de la
que tiene el entendimiento con mu- Bibl.: BERTRAND, D., La política de Ignacio de
Loyola, M-ST, Bilbao-Santander 2003; ID.,
cho ocuparse en cosas particulares y Un corps pour l'Esprit: essai sur l'expérience
menudas, donde venga a oprimirse communautaire d'aprés les Constitutions de la
y ser más débil para las universales" Compagnie de Jésus, DDB, París 1974; COS-
[Co 797]. TA, M., '"Misión' y 'Comunidad apostólica'
en la Compañía de Jesús", Man 49 (1977)
El "tejido de la obediencia" 195-213; DUMEIGE, Gv "La Compañía, co-
inerva efectiva e inmediatamente munidad apostólica. Aspectos históricos e
todo el cuerpo, sin que por ello su instituciones", Man 50 (1978) 51-60; Fu-
cabeza haya de perder la visión de TRELL, John Carrol, Making an apostolic com-
las exigencias, posibilidades y difi- munity of love, IJS, St. Louis 1970; GARCÍA
cultades de la misión universal. Se HIRSCHFELD, C, "Origen de la comunidad
en la Compañía de Jesús: una experiencia
conseguirá si todos conspiran a humana y religiosa en un grupo de univer-
ello [Co 206]. Este flujo de la autori- sitarios del s. XVI", Man 63 (1991) 393-410;
dad hasta los oficios más humildes HORTAL, A., "El cuerpo apostólico: una
y, aparentemente, más materiales nueva? concepción", Man 77 (2005) 69-73;
del c. resalta en la forma en que las IGLESIAS, L, "Cuerpo-comunidad, una úni-
Constituciones hablan de los ofi- ca pertenencia", Man 76 (2004) 231-241;
MEURES, R, "Identidad corporativa: Pro-
cios del enfermero o del cocinero. mover la unión y la cohesión en la Compa-
En el perplejo tiempo de la enfer- ñía de Jesús", Man 76 (2004) 243-258; OSU-
medad, el jesuita debe observar la NA, ]., Amigos en el Señor, M-ST,
misma obediencia "a los médicos Bilbao-Santander 1998; ROYÓN, E., "Un go-
corporales y enfermeros para que bierno espiritual y apostólico", Man 66
gobiernen su cuerpo" como "a los (1994) 283-296; SALVAT, L, Servir en misión
universal, M-ST, Bilbao-Santander 2002.
superiores espirituales para que
gobiernen su ánima" [Co 89]. La
motivación de fondo se formula ta-
jante al tratar del cocinero: "no se CULPA
mire a quién se hace, mas por
quién se hace" [Co 84.85]. La for-
mulación de este flujo llegará a una
expresión que no tendría que ser
1 . El término culpa en los escritos ig-
nacianos. Se trata de un término
que aparece sólo siete veces en el
sorpresiva cuando las últimas CC corpus ignaciano, cuatro en los Ejer-
GG subrayen la colaboración con cicios y tres en las Constituciones:
los laicos en la misión, relación "Cuándo pidiendo alguna gracia,
ciertamente nueva, que requerirá cuándo culpándose por algún mal
una sistemática formación por am- hecho" [Ej 54]; "Dado que no hay
bas partes: "un laico puede ser di- culpa en tomar los bienes de Dios"
rector de una obra de la Compañía. [Ej 343]; "hay duda de culpa y ex-
En este caso, los jesuítas reciben del ceso" [Ej 343]; "Ubi culpam cognosce-
541 culpa

re, ubi culpa nulla est" [Ej 348]; 2.1 Culpa saludable. Tal c. tiende
"donde no hay culpa ni mérito por a la reparación del mal cometido.
cosas que digan" [Co 597]; "cuanto Se puede dar cuando en las relacio-
fuesen más graves y culpables" [Co nes personales se reacciona ante las
210]; "no se diesen por falta alguna pérdidas y / o el mal que se ha cau-
culpable" [Co 269]; "algunos, to- sado (falta, pecado) iniciando un
mando la vía de la religión, por no proceso de duelo, y de reparación
haber perseverado en ella [...] se del mal causado. La c. que se gene-
han ido al infierno y apóstatas han ra en este caso es un sentimiento
muerto por su culpa" (D4, 21). aflictivo que concuerda con la falta
A pesar de estas apariciones o pecado. Da lugar al llamado "do-
ocasionales, para Ignacio se trata de lor de contrición", dolor amoroso
un elemento importante en el inicio de reparación. Estos sentimientos
del camino espiritual^/ Donde hay dolorosos pero saludables se dan
pecado, bueno es sentir c. y duelo, también en la tristeza saludable.
sentimiento doloroso que induzca a También puede haber desolaciones
la reparación. Este sentimiento de ante las cuales se reaccione con mo-
arrepentimiento es propio del buen vimientos de espíritu saludables
espíritu: "El buen espíritu usa con- restauradores del amor perdido.
trario modo, punzándoles y remor- 2.2 Culpas patológicas. Pueden
diéndoles las consciencias" [Ej 314]. darse en las desolaciones y ofrecer
En cambio, "las personas que van dificultades para el discernimiento
de pecado en pecado mortal [...] el de espíritus.
enemigo [...] propone placeres apa-
2.2.1 Culpa obsesiva (neurótica).
rentes [...] para más los conservar
Es una tendencia autoexigitiva, an-
en [...] sus vicios y pecados" [Ej
gustiosa, con miedo a ser sometido
314]. En tal situación, tales personas
internamente por inevitables obli-
no quieren o no pueden llegar a
sentir culpa. gaciones no cumplidas e imposi-
bles de cumplir y quedar domina-
2. Psicología de la culpa. Desde do por una instancia autoritaria
el punto de vista psicológico, la c. externa o interna. La culpabilidad
es un estado de ánimo aflictivo an- obsesiva es base de los sentimien-
gustioso, consciente o inconsciente, tos escrupulosos. Es un sentimiento
que resulta de atribuirse la respon- que "turba y desbarata" y procura
sabilidad de un mal causado. Este "formar pecado adonde no es peca-
mal causado puede ser un hecho do" [£; 349].
real atribuible al sujeto, en cuyo ca-
so el sentimiento de c. es saludable, 2.2.2 Culpabilidad o ansiedad per-
o puede sentirse una c. que sólo secutoria (psicótica). Se gesta ante
existe en la mente del sujeto; en es- los temores primerizos infantiles
te caso, la c. es patológica. Aunque por la supervivencia. Pueden mani-
la c. patológica no sea consciente, festarse en el adulto con un talante
se puede manifestar con impulsos de culpa o ansiedad persecutorias
agresivos o de talante sadomaso- con temores destructivos (paranoi-
quista. El sentimiento de c, en des). La culpa persecutoria se rela-
cuanto que estado afectivo, angus- ciona con el "dolor de atrición" que
tioso, depresivo, puede formar par- pide expiación del pecado.
te del síndrome depresivo tanto en 2.2.3 Ausencia de sentimiento de
la depresión saludable como en la culpa (narcisista). No hay senti-
depresión patológica. miento de c. aunque objetivamente
cultura 542

se haya ocasionado mal o pecado. estas acciones humanas sobre la na-


No hay malestar ante las faltas, no turaleza, se irán manifestando his-
se admite la c. como propia porque tóricamente muy diversos niveles
sería una herida insoportable a la de c, desde los más elementales y
omnipotencia narcisista. La c. ha de genéricos hasta los más elaborados
ponerla en los otros. Sería demasia- y aun refinados y sutiles. Hasta ha-
do destructivo sentirse culpable. ce relativamente poco tiempo, cuan-
do se hablaba de c, se aludía casi
Jordi FONT, SJ siempre a las manifestaciones que
se situaban en los altos niveles de la
P Confusión, Contrición, Desolación, Escrú- evolución espiritual ("alta cultura");
pulos, Lágrimas, Pecado, Primera Semana, Re-
conciliación, Vergüenza. pero, como resultado de los estu-
dios innovadores realizados por los
BibL: DOMÍNGUEZ, C, "Culpa y pecado en antropólogos sociales desde finales
la Primera Semana" en ID., Psicodinámica de del siglo XIX, se ha comprendido
los Ejercicios Ignacianos, M-ST, Bilbao-San-
tander 2003,103-116; HINSHELWOOD, R. D.,
mejor la especial importancia que
"Culpa. Culpa inconsciente", en Dicciona- tiene todo tipo de c, por más primi-
rio del pensamiento Kleiniano, Amorrortu, tiva y simple que sea, como medio
Buenos Aires 1992; FONT I RODON, J., "No- expresivo de la identidad propia de
tas sobre el Tercer Ejercicio", Man 55 (1983) los individuos y de los pueblos. Por
87-89; ID., "Discernimiento de espíritus", ello la c, o mejor las c, son estima-
Man 59 (1987) 127-147; MASÍA, J., "Contri-
ción y gratitud en la Primera Semana de
das y analizadas hoy con especial
los Ejercicios en contexto japonés", Man 46 interés, como mediación imprescin-
(1974) 291-300; TORNOS, A., "Identidad, dible que son para el conocimiento
culpabilidad, autoestima" en Psicología I, del ser humano en concreto, es de-
35-43. cir, en las circunstancias particulares
de una época y una región, y para el
conocimiento también de las socie-
CULTURA dades particulares a las que las per-
sonas pertenecen y que constituyen
su contexto integral de vida.
2 . El término y su complejidad. Cul-
tura es un concepto de difícil de-
finición, puesto que, en su acepción
Ahora bien, este nuevo enfo-
que antropológico, junto con el
más genérica, abarca todo lo huma- creciente acercamiento y el más fá-
no que no sea propiamente natural. cil encuentro de los pueblos y de
Y es que el individuo humano, que las c. más distantes y extrañas, que
también tiene en sí mismo un fuerte se está verificando hoy, ha desper-
soporte natural muy considerable, tado una nueva atención, reforza-
al ser introducido en el mundo, en da por los nuevos métodos inter-
la naturaleza exterior, no puede de- pretativos, por todo lo que tiene
jar de actuar sobre ella y de trans- que ver con la acción y la interac-
formarla de alguna manera, deján- ción comunicativa, tanto en lo refe-
dole su huella de ser inteligente y rente a la política y al mercado co-
libre. Pues bien, c. sería el resultado mo también a la educación y a la
acumulado y particularizado de to- civilización de los pueblos. Y es
do lo que el ser humano, como tal, y precisamente en este contexto,
las diversas comunidades humanas donde hay que situar ahora la nue-
han realizado al vivir en este mun- va preocupación por la evangeliza-
do. Además, según haya sido la re- ción de las culturas. En consecuen-
levancia y el grado de incidencia de cia, aunque el interés y los estudios
543 cultura

"misioneros" sobre la evangeliza- y de las culturas humanas [...] para


ción de los pueblos ya se habían ini- impregnarlas a todas sin someterse a
ciado en los primeros siglos del cris- ninguna" (EN 20).
tianismo, no será hasta mediados 3. La Cultura en la misión de la
del siglo XX que se introducirán es- Compañía de Jesús. La CJ, por su par-
tos nuevos métodos antropológicos, te, que desde su fundación estuvo
para actualizar y hacer más eficaz la siempre orientada prioritariamente
permanente misión de la Iglesia de al estudio de las c. para ver de encar-
presentar el Evangelio a todas las c. nar en ellas el mensaje cristiano, no
del planeta. Y es a ese nuevo esfuer- podía dejar de abrirse con especial
zo de acercamiento y adaptación al interés y también por esas fechas a
que se alude ahora con el nombre este nuevo giro antropológico en la
técnico de inculturación. concepción de la c. y de la incultura-
2. La cultura y la Ewmgelización. ción. Su rica tradición en este empe-
Ya en el ConcVat II (cf. GS 57-59), al ño y el recuerdo de no pocos ilustres
tratar de la relación fe-cultura, el ma- misioneros y heroicos pioneros en la
gisterio universal de la Iglesia co- inculturación, no han dejado nunca
mienza a hablar no ya de "la cultu- de ser grandes motivaciones para
ra" (concepto abstracto y genérico) ello. En su normativa reciente la CJ
sino de "las culturas", en las que ofrece dos definiciones de "cultura"
Dios se revela conforme a sus carac- y de "inculturación", ya muy actua-
terísticas propias. Pero será sobre to- lizadas. Efectivamente, según la CG
do el Pontífice Pablo VI, en su exhor- 34 (1995), c. "significa la manera en
tación apostólica Evangelii Nuntiandi la que un grupo de personas vive,
(EN) de 1975, quien entrará de lleno piensa, siente, se organiza, celebra y
en este asunto, asumiendo ya de ma- comparte la vida. En toda cultura,
nera decidida las teorías antropoló- subyace un sistema de valores, de
gicas sobre las c. y proponiéndolas significados y de visiones del mun-
como la clave para el conocimiento do que se expresan al exterior en el
de las sociedades donde la fe deba lenguaje, los gestos, los símbolos, los
inculturarse. Previniendo la posible ritos y estilos de vida" (CG 34, d4,1).
objeción sobre el posible relativismo Y unos cuantos años antes, en 1978,
que tal actitud provocaría, se afirma el Padre General Pedro Arrupe, en
en este documento que "el Evangelio su "Carta sobre la inculturación", ya
no es una cultura", sino un mensaje ofrecía la siguiente definición de este
inspirado destinado a formularse se- concepto: ".. .es la encarnación de la
gún las diferentes formas y estructu- vida y mensaje cristianos en un área
ras sociales de cada pueblo (EN 20); cultural concreta, de tal manera que
habiéndose afirmado previamente esta experiencia, no solamente llegue
que "el Evangelio es Jesús mismo" a expresarse con los elementos pro-
(EN 7) Y, respondiendo a la secular pios de la cultura en cuestión (lo que
prevención de que el cristianismo, no sería más que una superficial
que fraguó en formas culturales de adaptación), sino que se convierta en
Occidente, no puede descomponerse el principio inspirador, normativo e
para entrar en otras c, afirma Pablo inspirador que transforme y re-cree
VI que toda inculturación exige el sa- esa cultura, originando así una nueva
crificio de algo propio, ya que "Ja creación" (Arrupe 1981,96).
construcción del reino (que anuncia Con esta carta el P. Arrupe
el Evangelio) no puede por menos cumplía el encargo que había reci-
de tomar los elementos de la cultura bido de la CG 32 (1974-1975) de
cultura 544

promover el tema de la incultura- de las reflexiones de la CG sobre el


ción en la CJ (CG 32, d5, "Sobre la tema se recogió en el Decreto 4
promoción de la obra de la incultu- "Nuestra misión y la cultura", que
ración de la fe y la vida cristianas"). resumimos aquí muy sucintamente.
Pues bien, fue en esta misma CG A partir de la convicción compartida
donde empezó a expresarse de ma- de que la ruptura del Evangelio y la
nera explícita el interés de la CJ uni- c. es sin duda "el drama de nuestro
versal por esa forma nueva de en- tiempo" (Pablo VI), se vuelve a in-
tender la "misión evangélica en la sistir sobre la necesidad que se
cultura". Véase más en concreto su siente hoy en toda la Iglesia de in-
decreto 4 ("Nuestra misión hoy") y culturar más y mejor el mensaje
especialmente los números 53-57 evangélico, empezando por conocer
("Evangelización e inculturación"), y respetar más profundamente lo
donde se recuerda que el Evangelio ajeno y extraño de las otras c. (CG
de Cristo debe ser "anunciado y re- 34, d4, 10); para lo cual "en ese diá-
cibido de maneras diferentes según logo debemos apropiarnos sus valo-
la diversidad de los países" (CG 32, res culturales y espirituales y ofrecer
d4, 54), para lo cual se necesita un nuestro propio tesoro cultural y es-
diálogo "más intenso con los here- piritual" (Ibid., 8), desde la convic-
deros de las grandes tradiciones re- ción de que el Evangelio puede sin-
ligiosas no cristianas", que obligará tonizar con todo lo que hay de
a revisar con nuevas formas el len- bueno en cada c. (Ibid., 11). Se re-
guaje de la teología y aun de la ora- cuerda, además, muy oportunamen-
ción (CG 32, d4, 54). Habrá que te, que cualquier tipo de diálogo del
abrirse, además, a los valores nue- creyente cristiano con las c. ha sido
vos y universales, que resulten de precedido por el que Dios mantiene
una comunicación más profunda y con todos los hombres y mujeres
continua entre las naciones (CG 32, "de buena voluntad, en cuyo cora-
d4, 56). Se subraya también lo mu- zón obra la gracia de un modo invi-
cho que ayudará a los jesuítas la sible" (Ibid., 15; GS 22), lo cual tam-
práctica asidua de los Ejercicios pa- bién se verifica en las personas
ra adquirir esa profunda actitud inmersas en c. ateas o secularizadas
apostólica hondamente inculturiza- del todo (Ibid., 21). Y se vuelve a re-
dora (CG 32, d4, 57). cordar que S. Ignacio nos prepara en
Curiosamente, en la siguiente los Ejercicios para el discernimiento
CG 33 (1983) apenas si se trató de es- apostólico, cuando en las Dos Ban-
te asunto de la evangelización de la deras advierte que el llamamiento
c; pero fue en la CG 34 (1995) donde de Cristo no será recibido por quie-
la CJ se entregó muy seriamente a nes se cierren a toda trascendencia
reflexionar de nuevo sobre ello, se- espiritual o contribuyan sin escrú-
gún se había solicitado con insis- pulo a la injusticia estructural en el
tencia desde muchas provincias y mundo (Ibid., 24).
regiones. Esta seria preocupación Hemos citado más arriba la car-
general se centraba más concreta- ta del P. Arrupe sobre la incultura-
mente en los casos de la misión ción; conviene con todo volver sobre
apostólica de los jesuítas en las c. in- ella, para confirmar este último pun-
dígenas, o en las grandes regiones to citado de la CG 34, pues insiste
de Asia o dentro de la moderna c. mucho Arrupe en que "...la espiri-
occidental, tan secularizada y agnós- tualidad ignaciana, con su visión
tica. Ahora bien, lo más substancial unitaria de la historia de la salvación
545 cultura

y su ideal de servicio a todo el géne- Z1 Circunstancias, Diálogo interreligioso,


ro humano [Ej 106], fue un intento Evangelizar, Fe-Justicia, lncreencia, Ministe-
genial [...] de incorporar la sensibili- rios, Misión, Mundo.
dad y las características del siglo Bibl.: ARRUPE, R, "Carta sobre la incultura-
XVI a la corriente de la espirituali- ción (14.5.78)" en La identidad, 95-102 (AR
dad cristiana [...] en su constante XVIII [1973] 102-109); CARRIER, HV Lexique
proceso de adaptación necesaria a de la Culture. Pour l'analyse de la culture et de
l'inculturation, E)DB, Tournai 1992; CONSE-
todos los países y a todos los tiem- JO PONTIFICIO PARA EL DIÁLOGO INTERRELI-
pos" (Arrupe 1981, 97). Y añade a GIOSO, Diálogo y Anuncio, Roma 1991; CUBI-
continuación las siguientes referen- LLO, R. / DÍAZ MARCOS, C , "LOS Ejercicios
cias a los Ejercicios donde se puede Espirituales y su capacidad de generar
confirmar y ampliar esta sugerencia cultura", Man 70 (1998) 165-178; DIVARKAR,
P., "On promoting inculturation", The Way
[Ej 22.23.51.71.104.234.235.257], a las Sup 29 (1977) 146-148; DUMOULIN, H., "In-
que habría que añadir otros muchos kulturation in der Jesuitenmission Japans"
textos ignacianos de las Constitucio- en Ignatianisch. Eigenart und Methode der
nes. El P. Arrupe propone luego las Gesellschaft Jesu (SIEVERNICH, M. / SWITEK,
G. eds.), Herder, Freiburg 1990, 254-271;
actitudes requeridas en el jesuíta pa- JUAN PABLO II, Redemptoris Missio (1990);
ra poder realizar con competencia O'MALLEY, J. W., "Cultura religiosa y teoló-
una misión inculturada del Evange- gica" en Los primeros jesuítas, M-ST, Bilbao-
lio, a saber: la docilidad al Espíritu, Santander 1995, 299-347; PABLO VI, La
la indiferencia espiritual, el discerni- evangelización del mundo contemporáneo
(1975); QUINZÁ X., "El desafío de la incul-
miento, una prolongada paciencia, turación en la práctica de los Ejercicios de
el sensus Ecclesiae ignaciano y un San Ignacio", Man 70 (1998) 149-164; RA-
amor realmente universal. Y termi- GUIN, Y., "Das Problem der Inkulturation
na con dos advertencias muy sabias: und der chinesische Ritenstreit" en Ignatia-
primera, que no bastan los estudios nisch cit., 272-292; ROEST CROLLIUS, A. A.,
"Inkulturation ais Herausforderung" en
ni la oración descarnada, es preciso Ignatianisch cit., 613-623; SIEVERNICH, M.,
realizar además experiencias perso- "Vision und Mission der Neuen Welt
nales muy concretas, adentrándose Amerika bei José de Acosta" en Ignatia-
en otras culturas extrañas a la nues- nisch, cit., 293-313; TORNOS, A., "Voces mu-
das de la cultura entre los ejercitantes de
tra y al cristianismo; y segunda, que hoy", Man 70 (1998) 129-148; ID., Incultura-
debe tenerse mucho cuidado en que ción. Teología y Método. DDB-UPComillas,
la necesaria encarnación en c. muy Bilbao-Madrid 2001.
particulares y locales, no haga per-
der nunca el no menos necesario
sentido de lo universal.
C.V.X.: / Comunidad de Vida Cris-
Antoni BLANCH, SJ tiana
DECRETO la elección del P. General y no con-
firmados después de ella (NC 12
§2). A partir de la CG 5, hasta la 24,
E n el Código de Derecho Canónico
vigente, los d. pueden rer gene-
rales, que son propiamente leyes y
esa distinción desaparece y se titu-
lan simplemente "decretos". Más
se regulan por las normas para las adelante (v. gr. CC GG 27 a 30), los
leyes, y singulares que son actos ad- d. se dividen en "histórica et disposi-
ministrativos producidos por la au- tiva". En las CC GG 31 a 34 la extra-
toridad ejecutiva por el que, directa ña denominación de d. históricos,
desaparece y se transforma en Proe-
y legítimamente, se impone a una
mio histórico. En cuanto al uso del
persona, o personas determinadas,
término, en las determinaciones de los
la obligación de hacer u omitir algo. Padres Generales tampoco hay una
Los cánones 29-34 y 48-58 regulan regla fija y clara. Puede decirse que,
esta fuente de derechos y deberes. con algunas extrañas excepciones,
En el Derecho propio de la Compa- se denominan d. las fórmulas dis-
ñía no existe ninguna disposición positivas mediante las cuales se eri-
donde se explique el significado de gen, suprimen o se modifican Pro-
este término y su uso no es constan- vincias, Viceprovincias, Regiones y
te. Tampoco es fácil precisar, con ri- Misiones. Puede asimismo estable-
gurosa exactitud, su valor jurídico. cerse una suficiente distinción entre
Con todo, puede afirmarse que su determinaciones de los Padres Ge-
aplicación más común y tradicional nerales que son Instrucciones, Or-
está en relación con las leyes ema- denaciones y Comunicaciones y las
nadas de las CC GG. Pero en este que constituyen propiamente un d.
uso aparecen variantes no siempre dispositivo.
fáciles de explicar. Así desde las CC Es claro que los Decretos genera-
GG 1 a 4, los d. se dividen en "ante les legislativos, es decir, las verdade-
electionem" y "post electionem" y, se- ras leyes, sólo los pueden dar las
gún el d. 115 de la CG 1, no tenían CC GG, ya que "sólo la CG tiene
fuerza de ley los emanados antes de plena potestad legislativa" (NC 333
delectación 548

§1). Pero no siempre resulta fácil mente vinculada al pecado ("cogita-


determinar en ellos, sobre todo en tionis delectatione") cuando establece
algunos d. de las últimas CC GG, lo la diferencia entre pecado venial y
doctrinal de lo verdaderamente dis- pecado mortal. Sto. Tomás también
positivo, a tenor de NC 12 §1 es preciso en el concepto: en Suma
Los Padres Generales y otros de Teología I-II, qq. 31-33 afirma: "el
Superiores Mayores, en determina- gozo es una especie de delectación"
dos casos, sólo pueden dar d. ejecu- y más adelante "el nombre de gozo
tivos singulares, en virtud de la po- no se aplica sino a la delectación
testad ejecutiva que les compete. que sigue a la razón. Por eso no atri-
buimos el gozo a los animales, sino
José Ma DÍAZ MORENO, SJ sólo el nombre de delectación [...]".
Sto. Tomás mantiene que las d. cor-
P Congregaciones Generales, Gobierno, Nor- porales se dicen solamente "delecta-
mas Complementarias, Padre General. ciones" (q. 31, a 3).
Bibl.: C1C; Institutum Societatis lesu, Tomus 2. El uso ignaciano. Este breve
II, Florentiae 1893, ARSI1-12. preámbulo, nos sirve de referencia
para la comprensión del término en
nuestro autor. Para Ignacio se trata
de una moción que consiste en una
DELECTACIÓN
agradable sensación que se da en
zonas periféricas de la persona vin-
1 . El término. El DCECH sv. "deli-
cia" ofrece "[f. s. XV, Hernando
del Pulgar] es la única forma que ha
culadas siempre al ámbito de la
sensualidad, tanto en lo que a los
sentidos exteriores se refiere, como
sobrevivido del radical de la forma es el caso del gusto al exponer la re-
mas culta delectar empleada por gla sexta para Ordenarse en el Cco-
Juan de Mena (DiccAut) y otros". mer: "tomará menos delectación y
Herrero documenta "deleitación: I a sentimiento en el manjar corporal"
mitad del XV, Santillana, y otros au- [Ej 215], como cuando "el hombre
tores", pero curiosamente está au- le da oído haciendo alguna móru-
sente en otros como Nebrija. Cova- la" al pensamiento de pecar mortal-
rrubias tampoco lo incluye en su mente recibiendo alguna "delecta-
TLC. DiccAut: "Delectación: lo mis- ción sensual" [Ej 35]. La d. puede
mo que deleitación, 'suavidad, dul- proceder también del mal espíritu
zura, delicia, gusto especial que se que trabaja en las personas que van
percibe o siente de lo que se ejecuta "de pecado mortal en pecado mor-
o se oye, o en qué se piensa". Sobre tal" y a las que hace "imaginar de-
la d. trata Pedro Lombardo (Lib. II, lectaciones y placeres sensuales,
XXXVIII). Ésta es el fin de la volun- por más los conservar y aumentar
tad, hacia el que el ánima es movida en sus vicios y pecados" [Ej 314].
y puede ser buena o mala; no obs- El autor de la Autobiografía se
tante, el término suele aparecer más sirve desde el comienzo de este tér-
frecuentemente en relación al peca- mino para explicar el tipo de senti-
do y "mal fin" que vinculado a la miento o moción que pasa por el in-
experiencia del buen espíritu. Al fin terior de Ignacio cuando piensa en
bueno le llama "beatitudo, vita aeter- las cosas del mundo; así, desde an-
na, Deus ipse" mientras que si el fin tes de caer herido en Pamplona, "se
es malo se refiere a él como "mala deleitaba en el ejercicio de armas"
delectatio". La d. aparece directa- [Au 1] y cuando ya convaleciente
549 deliberaciones 1539

"pensaba en aquello del mundo se 7). El documento se titula Delíbera-


deleitaba mucho" [Au 8]. El relato tio primorum patrum (Ll), y es el do-
es coherente con el uso del término, cumento más antiguo entre los que
pues lo conserva hasta Manresa "él se consideran como antecedentes
se deleitaba mucho y consolaba en de las Constituciones de la CJ, y fun-
ver esta cosa [tenía forma de ser- damento de todos ellos. El hecho
piente, y tenía muchas cosas que que describe es el proceso de dis-
resplandecían como ojos]" [Au 19], cernimiento a través del cual Igna-
sobre la que más tarde tuvo "un cio de Loyola y sus compañeros pe-
muy claro conocimiento, con gran- regrinos decidieron fundar la CJ.
de asenso de la voluntad, que aquél Concretaron así de forma más pre-
era el demonio" [Au 31]. El manus- cisa la naturaleza de la llamada de
crito del Diario espiritual muestra Dios a ponerse a disposición del
una vez el verbo: "padecerme que Papa, y marchar donde él les envia-
demasiado me delectaba en el tono se. Transformó un grupo de compa-
de la loqüela cuanto al sonido, sin ñeros de estructura muy elemental,
tanto advertir la significación de las que reconocía solamente a Jesús co-
palabras y de la loqüela" [De 234], mo su cabeza, en una organización
de donde también podemos con- de estructura bien trabada, con el
cluir, aunque tal vez en menor me- nombre CJ, que reconocía como su
dida, el significado presente en Au- cabeza, bajo Jesús, a uno de los
tobiografía y en Ejercicios. Con este compañeros.
cierto sentido de placer sensible Todos los diez compañeros to-
aparece en la preciosa carta de Ig- maron parte en el hecho y en la re-
nacio a Francisco de Borja (20 de se- dacción del documento, aunque es
tiembre de 1548): "no quiero decir posible que haya sido escrito por
que 'solamente' por la complacen- Juan Coduri. Dalmases sigue la
cia o delectación de los [santísimos opinión de Schurhammer (Schur-
dones] los hayamos de buscar". hammer 1992, 590), quien "tras una
cuidadosa investigación del manus-
José GARCÍA DE CASTRO, SJ crito", mantiene que lo escribió An-
tonio Estrada, que vivía con los
/* Mal Espíritu, Placer, Sentir. compañeros por esas fechas.
Un acontecimiento casual, pero
inesperado, fue motivo de la delibe-
ración. En 1534 los compañeros ha-
DELIBERACIONES 1539 bían hecho voto en Montmartre (Pa-
rís) de ir a Tierra Santa para trabajar

1 . Definición y antecedentes. La de-


liberación de los primeros com-
pañeros, que tuvo decisiva influen-
por las almas, al servicio de Cristo,
una vez terminados los esttdios, pe-
ro si pasaba un año de espera sin lo-
cia en la historia y vida de la grar su objetivo, se ofrecerían al ser-
Iglesia, es todavía hoy de gran im- vicio del Papa. Llegados a Venecia
portancia como modelo de discer- en 1537, y después de haber espera-
nimiento comunitario para conocer do durante más de un año, se ofre-
la voluntad de Dios. La expresión cieron al Papa, como atestigua Fabro
"deliberación de los primeros com- en una carta de 23 de noviembre de
pañeros" se refiere a un hecho y a 1538 [Epp I, 132]. El siguiente 19 de
un documento en latín, que narra marzo, cuando estaban todos inmer-
sucintamente ese hecho (MCo I, 1- sos en su trabajo en Roma, predican-
deliberaciones 1539 550

do y oyendo confesiones, el Papa El sucinto documento, por ello,


Pablo III, envió a Pascasio Broét, y a comienza con un sentimiento de ex-
otro compañero de su elección, en pectación. Está escrito siguiendo
misión a Siena, dejando las fechas los principios y temas de los Ejerci-
abiertas a sus posibilidades, para re- cios, y manifiesta sus preocupacio-
formar allí un monasterio (MBr 201- nes, su respuesta desde la fe y su
203). Esta separación repentina para perseverancia en la oración, algu-
cumplir el encargo papal, hizo que nas de las preguntas que se hicie-
se preguntasen a sí mismos si, a pe- ron, las respuestas que les dieron,
sar de la dispersión, no deberían de cómo encontraron esas respuestas,
algún modo permanecer unidos, y y qué decisiones tomaron.
de qué forma. Se cuestionaba su Solamente en un punto estaban
existencia como grupo dedicado al todos de acuerdo: unanimidad de
trabajo apostólico, no el objetivo de mente y de corazón en buscar la
trabajar apostólicamente. ¿Afectaría clara voluntad de Dios en su llama-
la dispersión o disolución del grupo miento (cf. [Ej 21.23.91.169.184]).
a ese objetivo? Pero las opiniones respecto a los
2. Proceso y método. El proceso medios para ello eran muy diver-
comenzó hacia el final de la cuares- sas. Los hombres del grupo eran
ma (Ll, 1); aquel año la Pascua se ce- apasionados en sus deseos y pers-
lebró el 9 de abril y terminó el 24 de pectivas, con individualidades ra-
junio de 1539, fiesta de S. Juan Bau- dicalmente diferentes: Ignacio y Ja-
tista (Ll, 9), y segundo aniversario vier eran vascos, Laínez, Salmerón
de ordenación sacerdotal de la ma- y Bobadilla castellanos, Rodríguez
yoría de los miembros del grupo. portugués, Fabro y Jayo saboyanos
Aunque Ignacio escribió el manus- del sur de Francia, Broét de Picar-
crito: "1539. En tres meses. El modo día en el norte de Francia, y Coduri
de ordenarse la Compañía", Polan- de la Provenza, al sur de Francia.
co, Laínez y Bobadilla fechan la deli- Persuadidos de que podían encon-
beración en 1538, y esto sugiere que trar al Espíritu Santo en la oración y
comenzó antes del 25 de marzo, fies- que el Espíritu Santo les ayudaría a
ta de la Anunciación, que era el pri- encontrar la voluntad de Dios, deci-
mer día de 1539, según el antiguo dieron entregarse a la oración, a la
calendario juliano, adoptado como mortificación y a la reflexión, y a
cristiano por Dionisio el Exiguo (c. poner toda su esperanza en Dios
500-550). Unos años antes, el 24 de (Ll,l). Comenzaron a plantearse
marzo, se vistió Ignacio de peregri- preguntas, reflexionando sobre una
no, colgó su espada y guardó una durante el día, y reuniéndose al fin
vigilia como caballero ante el altar del día para manifestar sus opinio-
de la Virgen de Montserrat, termi- nes y motivos, y poder llegar a una
nando así su vida de noble, y el 25 respuesta común (Ll, 2).
de marzo comenzó el nuevo año y 2.1. ¿Separados o vinculados? La
una nueva vida. De allí fue a Manre- primera pregunta: ¿permanecerían
sa, donde ponderó la llamada de unidos aunque estuviesen geográfi-
Dios para ser peregrino. También la camente separados?, obtuvo una
dispersión de los compañeros signi- respuesta de todos sin encontrar
ficó un final y un comienzo: termi- grandes dificultades. Dios les había
naron el año 1538, y comenzaron el dado gratuitamente el don de la
1539 considerando la llamada de amistad y los había guiado hacia
Dios para servir al Papa. una misión común. No separarían
551 deliberaciones 1539

lo que Dios había unido. Eran ami- llegar a una solución. ¿Deberían
gos con una misión. Aunque eran apartarse durante 30 ó 40 días, para
hombres flacos y procedían de una orar y hacer penitencia? ¿Deberían
dificultosa variedad de países y hacerlo sólo tres o cuatro del grupo,
culturas, deseaban confirmar y es- en nombre de todos? ¿Podrían per-
tabilizar lo que Dios había obrado manecer en la ciudad, y dedicar la
en ellos. Juntos formarían un cuer- mitad del día a la oración y consi-
po, cuidarían unos de otros, y man- deración de los temas del grupo,
tendrían la comunicación entre mientras que el resto del día lo de-
ellos para que su trabajo apostólico dicaban a predicar y oír confesiones
fuera más eficaz. La misión pedía (Ll, 5)? Finalmente decidieron que-
unión y compañerismo: la soga for- darse en la ciudad por dos razones:
mada de muchos ramales es más En primer lugar, para no escandali-
fuerte que de un solp ramal (Ll, 3). zar a los fieles, que podrían pensar
Para ser fieles al llamamiento de que habían huido, o que estaban
servir al Papa necesitaban ser fieles comenzando algo nuevo, o que no
entre ellos. eran constantes en terminar lo que
habían comenzado; y en segundo
Sobre este punto, y a través de lugar, para que no se perdiese el
los tres meses del proceso su deseo fruto del buen trabajo que habían
era evitar toda consideración perso- comenzado (Ll, 5). De nuevo pre-
nal y buscar solo lo que Dios quería valecía el fin apostólico.
y la Santa Sede aprobaba (Ll, 3). No
debatían los pros y contras, sino que También concretaron las dispo-
daban testimonio de la bondad de siciones interiores que necesitaban
Dios, que los había unido por la para orar y deliberar: 1) Cada uno
amistad, y los había juntado en un debería prepararse interiormente, y
grupo con un objetivo común. A la orar y hacer penitencia, de tal forma
manera del primer Tiempo para ha- que tuviese confianza que encontra-
cer sana y buena elección [Ej 175], su ría paz y gozo en el Espíritu Santo
inclinación era preservar la unión y [Ej 5.180], intentando en cuanto esté
el objetivo que Dios les había ya se- de su mano inclinarse más a obede-
ñalado. El fin era claro, pero ¿qué cer que a mandar, siendo igual glo-
ria de Dios (cf. [Ej 16.157.179.189]).
forma debía adoptar la unión?
2) Que ninguno tratase la cosa con
2.2 Vinculados pero ¿cómo? Esta otro, para evitar ser convencido por
segunda pregunta era igualmente argumentos humanos, buscando
importante y decisiva, pero mucho únicamente la respuesta a través de
más difícil de contestar. Ya habían la oración [Ej 15]. 3) Cada uno debe-
hecho los votos de pobreza y casti- ría considerarse ajeno y no afectado
dad. ¿Deberían también añadir el por el resultado, para poder así dar
de obediencia a uno del propio gru- su opinión libremente sobre lo que
po, para cumplir así la voluntad de sería de más servicio de Dios y más
Dios, de forma más perfecta, y tam- eficaz para conservar la unión entre
bién la voluntad del Papa, a cuya los compañeros {[Ej 185]; Ll, 6).
disposición se habían puesto ya de El método que siguieron no es
forma absoluta (Ll, 4)? el de los debates parlamentarios, si-
Tras muchos días de considera- no el aprendido en los Ejercicios Espi-
ción y oración, no llegaban a un rituales [Ej 178-183]. Estaba a su vez
consenso. Poniendo la esperanza en basado en el sistema escolástico, tal
Dios, buscaron nuevos modos de como lo usa Sto. Tomás de Aquino
deliberaciones 1539 552

en su Summa Theologiae: proponer El tema de la unión había sur-


una cuestión, presentar objeciones gido de la decisión sobre la misión,
contra ella, argumentar en su favor, y el tema de la obediencia fue con-
y finalmente presentar las conclusio- secuencia de la decisión sobre la
nes y las razones que las sustentan. misión y la unión. Comprendieron
Decidieron, por tanto, siguiendo que lo que Dios quería no era un
ese método, reunirse el siguiente día número de individuos comprome-
y cada uno por turno presentar los tidos a cumplir cualquier misión
argumentos que tuviese en "contra" que el Papa les encomendara, sino
del voto de obediencia. Uno de ellos un grupo, juntos en unión, que se
opinó, por ejemplo, que la obedien- ayudasen unos a otros en cual-
cia no era muy estimada en este quier misión a la que el Papa pu-
tiempo porque los religiosos come- diera enviarlos. Este grupo podía
tían muchos pecados, otro que el crecer y perdurar de forma estable
grupo podría adoptar una de las re- por mucho tiempo, cuando ya los
glas ya existentes, abandonando así compañeros primeros hubieran
los buenos deseos, aprobados clara- desaparecido.
mente por Dios, de trabajar por el 3. Documentos complementarios.
pueblo. Al día siguiente se presenta- Dos documentos, que siguieron al
ron los argumentos "a favor" de ha- Ll, complementaban y completa-
cer el voto, por ejemplo que sin obe- ban la narración del proceso de dis-
diencia el grupo se desintegraría, cernimiento {MCo I, 8; 9-14; 1-17).
que eso sería contra la decisión, ya El primero, De obedientiae voto fa-
tomada, de permanecer unidos, por- ciendo, del 15 de abril de 1539, que
que la obediencia mantiene unido al es una fórmula en la cual cada uno
grupo, que sería muy necesaria si el de los compañeros expresa su con-
grupo ocupado en diversos trabajos vicción de que debería haber un vo-
llegara a la separación real, que la to de obediencia en la CJ, y se com-
obediencia sería ocasión frecuente de promete a ser miembro de la CJ si el
acciones heroicas, que nada es tan Papa confirma la decisión común
eficaz contra la soberbia como la (MCo I, 8). Bobadilla anota que Fa-
obediencia, que no se podía suponer bro celebró la Eucaristía y cada uno
que el Papa en persona se iba a ocu- hizo voto de cumplir su compromi-
par en particular de sus vidas (Ll, 7). so {MBob 617).
Después de examinar con deta- Antes de que un segundo do-
lle las razones más importantes en cumento, conocido como Conclusio-
pro y en contra, llegaron finalmente nes septem sociorum, se terminase de
con la ayuda de Dios a una conclu- redactar, algunos de los compañe-
sión unánime: que era mejor y más ros tuvieron que dejar Roma en mi-
necesario prestar obediencia a uno siones papales {MCo I, 9-14). Trata
del grupo para: 1) lograr mejor y de las Decisiones Societatis, algunas
con más exactitud el deseo prima- conclusiones importantes a las que
rio de cumplir la divina voluntad habían llegado: clarificación del vo-
en todas las cosas; 2) para preservar to de obediencia al Papa en relación
la Compañía con más seguridad; y con las misiones, la decisión de ele-
3) para cuidar debidamente de los gir un superior vitalicio, normas so-
asuntos espirituales y temporales, bre la enseñanza de los rudimentos
que pudieran surgir (Ll, 8). Para de la fe a los niños y otras personas,
servir al Papa era necesario prestar detalles respecto a la pobreza, deta-
obediencia a uno del grupo. lles sobre los novicios, incluida la
553 descanso

norma de dedicar un total de tres suits", SSJ 6 (1974) 179-212; ID., "A Met-
meses para hacer los Ejercicios Es- hod for Communal Discernment of God's
Will", SSJ 3 (1971) 121-152; WILKENS, G.,
pirituales, ir de peregrinación y ser- "Compagnons de Jésus: La genése de
vir en un hospital. l'ordre des Jésuites", CIS, Roma 1978,
La deliberación es un modelo de 304-327.
discernimiento en común, y un su-
mario vivo de la espiritualidad igna-
ciano-jesuítica, que se funda en los DESCANSO
Ejercicios Espirituales. Dios trabaja en
el mundo [Ej 236] y la disposición
debida en todo tiempo es la acepta-
ción total y generosa de la voluntad
L a necesaria referencia al trabajo.
San Ignacio ciertamente no pre-
senta la vida del jesuita como un
de Dios (cf. [Ej 5.21.23.91.168.184]).
camino asendereado, sino más bien
Joseph CONWELL, SJ como un decurso incómodo, difícil
y trabajoso. No deja lugar a dudas
Z1 Amigos en el Señor, Constituciones, Cuerpo sobre ello tanto en las Constituciones
Apostólico, Discernimiento comunitario, Elec- como en la Fórmula del Instituto. Ya
ción, Fundación de la Compañía, Moción, Obe- la Fórmula, como icono-resumen de
diencia, Papa, Primeros Compañeros, Roma. la vocación del jesuita, presenta
Bibl.: Fuentes: "Deliberado Primorum Pa- desde los primeros compases la
trum", en MCo I, 1-7; BOBADILLA, N., "Au- descripción de una vida sin descan-
tobiografía", enMBob, 616-617; LAÍNEZ, D., so: "... deben estar preparados, día
"Epístola a J. A. de Polanco (Bolonia, 16 y noche, ceñida la cintura..." {El, 2).
junio 1547)", en FN I, 70-145,128; ID., " Ad-
hortationes", en FN II, 132-134; NADAL, J.,
En las Constituciones, Ignacio pre-
"Apologia contra censuram", en FN II, 92- senta la vida en la CJ como de
93; ID., "Secunda Exhortarlo", en FN II, "grandes trabajos" [Co 308], y al je-
144; ID., "Adhortationes Complutenses", suita como un "sufridor de trabajo"
en FN II, 168-169; POLANCO, J. A., "Sum- [Co 423]. De tal suerte que al que
Hisp", en FN 1,153-256, 204-206; ID., Chron llama a la puerta de la CJ, se le avi-
I, 79; RODRÍGUEZ, S., "De origine et pro-
gressu Societatis Iesu", en MBr 508-510. sa con toda honestidad de lo que a
Secundaria: AA.VV., Dossier 'DeliberatioC: este respecto le espera, y se le invita
Essays on Discernment, CIS, Roma 1981; repetidas veces a echar cuentas pa-
CONWELL, } . , Impelling Spirit: revisiting a ra ponderar si realmente podrá so-
Founding Experience 1539, Loyola Press, brellevarlo (cf. [Co 107.151.159.216]).
Chicago 1997, 11-17; DUMEIGE, G., "La
genése de l'obéissance ignatienne", Chris-
Ésta es precisamente la razón por la
tus 2 (1955) 314-31; FUTRELL, J.C, "Ignatian cual, poco después de fundada la
Discernment", SSJ 2 (April 1970) 47-88; CJ, ésta se nutrirá básicamente de
GONZÁLEZ HERNÁNDEZ, LV "La delibera- los mancebos que ella misma pre-
ción de los primeros compañeros", Man 61 para, con su peculiar exigencia for-
(1989) 231-248; MARUCA, D., "The Delibe- man va, para empleo tan intenso;
ration oí our First Fathers", WL 95 (1966)
325-333; OSUNA, J., Amigos en el Señor. Uni- dejando de lado los varones de
dos para la dispersión, M-ST, Bilbao-Santan- edad, por beneméritos que fueren,
der 1998,142-159; RAVIER, A., Ignacio de Lo- "que más quieren reposar de sus
yola, Fundador de la Compañía de Jesús, trabajos pasados" [Co 308].
Espasa Calpe, Madrid 1991, 93-112; SAL-
VAT, L, Servir en Misión universal, M-ST, Bil- A mayor abundamiento el tér-
bao - Santander 2002, 77-84; SCHURHAM- mino "trabajo" en el lenguaje igna-
MER, G., Francisco Javier. Su vida y su tiempo, ciano del Siglo de Oro no designa
I, Mensajero, Bilbao 1992, 589-606; TONER, solo la pura operosidad de quien
J. J., "The Deliberation that started the Je- produce algo, sino más bien subra-
descanso 554

ya el anejo de pena y fatiga que ello En primer lugar, para Ignacio


conlleva. Así Covarrubias: "qual- el d. en su sentido último y pleno es
quiera cosa que trae consigo difi- una realidad fundamentalmente es-
cultad o necesidad y aflicción de catológica. Es la bienaventurada
cuerpo o alma" {TLC, 971). quiete en la que Dios introduce a los
2, Descanso en los escritos y en la salvados después de la muerte (cf.
mente de San Ignacio. El d. no es un [Epp III, 17-19.600.713; VII, 410-411;
tema especialmente significativo en X, 446]). En estos pasajes, la expre-
Ignacio sino más bien su antónimo: sión "descanso último", o simple-
el trabajo. De hecho en los escritos mente "descanso" es sinónimo de
ignacianos, las alusiones al d. son muerte cristiana, es decir, el co-
muy escasas: sumando el verbo al mienzo no ya de una "tregua" sino
sustantivo son sólo tres, todas en el de un estado permanente de solaz
Diario espiritual [De 19.115.155] más de la criatura en su Señor.
una forma adverbial, descansada- Durante la milicia terrena el d.
mente, en los Ejercicios [Ej 18]. Más que se ha de tomar es objeto de dis-
aún, en las Constituciones circa mis- cernimiento, no como un bien ambi-
siones, un documento de la mano de cionable por sí, sino mirando al fin
Ignacio, de 1544-1545, una especie de la misión apostólica. San Ignacio,
de borrador del corazón apostólico tan buen conocedor de la naturaleza
de las Constituciones (cf. Parte VII), humana, no podía despreciar esta
nos encontramos una frase un poco dimensión antropológica tan básica.
espeluznante: "Siendo alguno de la De hecho él mismo experimentó en
Compañía enviado por manda- Manresa el grado de postración y
miento de su santidad o por el su- aún de enajenación al que le lleva-
perior de ella para algunos lugares ron las extremosidades de sus prác-
particulares, como la intención y de- ticas de penitencia y oración [Au 22-
voción de la Compañía sea discurrir 25]. La guía de la caridad discreta será
de una ciudad en otra, no parando para él la lumbre interior que le
en una parte ni en otra para algún guiará más tarde a tomar las cosas
descanso temporal en esta vida" en su debida mesura. La cuenta mis-
(MCo 1,161). El rigor de esta senten- ma de conciencia es una salvaguar-
cia no pasó a la redacción definitiva da para el mismo sujeto, a fin de que
de las Constituciones, pero revela la no se le encomienden tareas supe-
forma mentís ignaciana, que no con- riores a sus fuerzas [Co 92].
cebía otra forma de vacar que la de La prudencia del Ignacio líder
entregarse con denuedo a la misión. y gobernante le lleva a exhortar al
Sin embargo en el epistolario sí d. cuando conviene; así son muy
encontramos referencias relativa- iluminadores los consejos que da a
mente frecuentes al d. (en total cin- Teresa Rejadell desde Venecia, en
cuenta, incluyendo las formas ver- carta del 11 de septiembre de 1536.
bales y sustantivadas), que vienen a Estos consejos incluyen una valora-
desarrollar los aspectos del discerni- ción de la "recreación" [Epp 1,108]:
miento en torno a la dialéctica traba- esto es la práctica medida de activi-
jo-d. apuntada brevemente en los dades sanas de esparcimiento y en-
Ejercicios, y algo más tratado como tretenimiento, consideradas como
tema, no como categoría, en las una "refección natural"; a preser-
Constituciones. Bastantes de ellas se varlo con extrema delicadeza en los
refieren a la dimensión "mística" del que llegan agotados a su vera (por
d. contenida en el Diario espiritual. ejemplo con Fabro, modelo de en-
555 descanso

trega apostólica, que morirá exte- va a cabo como un acto de libertad


nuado en la flor de la edad [Epp I, que por amor sirve serenamente pa-
401]), y a convencer cuando es me- ra el bien de los demás.
nester acerca del principio de subsi- Pero aún hay más, el significa-
diariedad y del trabajo en equipo: do del d., incluso como experiencia
"porque más haréis conservándoos ultramundana, tiene para Ignacio
y enderezando a otros, que si qui- una dimensión más mística, que va
siésedes mucho trabajar por vues- más allá del simple recurso para re-
tra persona, que no puede sufrir cuperarse de las fatigas presentes.
mucho trabajo" [Epp VI, 95]. Se trata de la "consolación". Es de-
3. Trabajo y descanso como expe- cir es la experiencia fruitiva de la
riencia espiritual. Si el referente del d. inmediatez de Dios en el núcleo de
es el trabajo, más concretamente el la propia afectividad embargada
punto focal del discernimiento es un por el deseo de hacer su voluntad.
modo de trabajar que paradójica- San Ignacio la describe como la ex-
mente llamará San Ignacio "descan- periencia fruitiva del amor a Dios:
sado" y "amoroso". Lo encontramos "con la cual viene la ánima a infla-
en dos expresiones paralelas. En las marse en amor de su Criador y Se-
anotaciones recomendará no propo- ñor" [Ej 316]. Ignacio añadirá des-
ner los Ejercicios a persona falta de pués como parte esencial de esta
robustez física y psicológica "para experiencia, una nota que podría-
cosas que no pueda descansada- mos llamar de "descanso radical"
mente llevar y aprovecharse con que no queda mellada por ninguna
ellas" [Ej 18]. En el Examen reco- vicisitud presente. En la consola-
mienda una transparencia total del ción "todos trabajos son placer, y
subdito, de tal suerte que siendo todas fatigas descanso" [Epp 1,104].
bien conocido se soslaye el peligro
de ponerlo fuera de su medida en Este significado tiene su corre-
mayores peligros o trabajos de los lato analógico en la experiencia
que en el Señor Ntro. podrían amo- fruitiva del amor humano. El cora-
rosamente sufrir [Co 92]. zón humano se remansa finalmente
en quien le ama, y a quien confia-
Quizá la mejor imagen para
damente acoge. El puerto del amor
comprender estos adverbios es la
es el último cobijo de los sinsabo-
del deporte. El deportista dosifica
res. Sólo que la experiencia del
sus fuerzas de tal suerte que con-
amor divino es más unificante y re-
serva un capital de energía para re-
paradora, porque sólo en el inque-
querimientos posteriores. Sus ca-
brantable abismo de su ternura
pacidades y autodominio le hacen
llevadero el esfuerzo, aun cuando puede el hombre reclinarse y des-
se trate de empeños notables. De cansar definitivamente ahora y pa-
igual manera el apóstol se emplea a ra siempre.
fondo, pero no va sobrado, o crispa- Por ello esta experiencia de d.
do, con un agotamiento que com- radical y profundamente unificante
promete la calidad de su misión y no sólo no es incompatible con una
se vuelve contra sí, extenuándolo, y vida trabajosa, sino que cursa con
por ende, inhabilitándolo para toda ella (cf. [Epp I, 557]), cuando se to-
obra buena. Los calificativos igna- ma con discreta caridad por el ser-
cianos hacen pensar en una tarea vicio divino y el mayor bien de los
que no destruye, sino que a sus hermanos. Descansa porque reposa
tiempos es fuente de gozo. Y se lle- en el amor divino que nos ha alean-
descenso 556

zado y por cuyo amor y el de nues- espiritual de revivir cómo el Eogos se


tros hermanos nos disponemos en hizo hombre y asumió la naturaleza
la moneda del tiempo a hacer obla- humana en el seno de María, nuestra
ción de todo nuestro ser hasta la Señora. Se propone la contemplación
consunción completa de todas del hecho infalible de que Jesús, el
nuestras fuerzas. Por ello la obe- Hijo Dios, es verdadero hombre. Se
diencia y sus trabajosas exigencias presenta el hecho teológico de que la
es la fuente del d., por ser el instru- encarnación y el nacimiento son la
mento donde se actúa histórica- respuesta de Dios a la situación histó-
mente la oblación amorosa de nues- rica del mundo que se debate en me-
tro ser al proyecto divino [Epp I, dio de la muerte y el sinsentido de la
557; XII, 334s]. Por eso mismo la vida. Por medio de la encarnación es
verdadera oración del apóstol es posible contemplar cómo Dios inicia
amorosamente simple y descansa- un camino de d. hacia el hombre, ha-
da [De 115; Epp 1,108] y se prolonga cia su naturaleza histórica limitada
en un secreto diálogo inacabado por el tiempo y el espacio. Dios se en-
que nos hace reposar en el Corazón carna en la naturaleza humana que
de Cristo en medio de las mayores es ambigua y está llena de guerra y
pruebas. de paz, de amor y de odio, aceptando
los mecanismos, las contradicciones
A veces no se encuentra un d.
y las ambigüedades de esa historia.
de más calidad por un error de diag-
La encarnación muestra cómo Dios
nóstico: porque más que cansancio
sale de sí mismo y se inserta de lleno
hay // desolación ,, / y eso no se cura
en la realidad humana y su negativi-
con el vacío de actividad y con pro-
dad, de la que el hombre no puede
ductos del mercado de la diversión,
salir por sí mismo.
sino con instar más en lo que recu-
pera de andar distraídos en tantas En el preámbulo de este ejercicio
futilidades que son las que verdade- se ha de "traer la historia de la cosa
ramente cansan y enajenan. que tengo de contemplar; que es
aquí cómo las tres personas divinas
Germán ARANA, SJ miraban toda la planicie o redondez
de todo el mundo llena de hombres,
/* Anotaciones, Consolación, Obra, Trabajo. y cómo, viendo que todos descendí-
Bibl.: CUENCA CABEZA, M., "El ocio como re-
an al infierno, se determina en la su
creación humana", RyF 237 (1998) 165-179; eternidad que la segunda persona se
Ruiz PÉREZ, R J., "Sugerencias para descan- haga hombre, para salvar el género
sar en medio del ocio", Sal Terrae 92 (2004) humano; y así, venida la plenitud de
485-494; RAHNER, K., "Tertulia sobre el sue- los tiempos, enviando al ángel san
ño, la oración y otras cosas", en: ETIII, 233- Gabriel a nuestra Señora" [Ej 102]. Se
251; ID., "Advertencias teológicas en torno
al problema del tiempo", en: ET IV, 423-449.
invita a entrar en la contemplación
del misterio de la Trinidad que se
vuelve hacia un mundo dividido y
confrontado hasta situaciones de
DESCENSO muerte. Dios Trino mira y se deter-
mina enviar al Hijo a la casa de nues-
tra Señora en Nazaret. Toma la ini-
1 . En los Ejercicios Espirituales. El
descenso de Dios. En la contempla-
ción de la encarnación y el nacimien-
ciativa y desciende, sale de sí y
asume la impotencia, la fragilidad y
to de Jesús, el ejercitante es conduci- la pobreza de la humanidad. Para
do por Ignacio a la experiencia Arzubialde "la visión de Ignacio so-
557 descenso

bre el descenso encarnatorio de Dios muerte de cruz. La encarnación es


coincide así, en parte, con la visión un d. de Dios en la carne; Él se hu-
patrística del doble descenso o katá- milla a sí mismo, se hace kénosis en
basis del Verbo de Dios: es 'descensus la debilidad y flaqueza de la huma-
de coelis et descensus ad inferos'. Es nidad. Con el abajamiento de Dios
asunción de la historia humana en en Jesús se hace vida la promesa de
su totalidad y un decidido caminar la salvación. La encarnación, el Na-
hacia la kénosis radical que se consu- cimiento y la aplicación de sentidos
ma en la muerte de cruz" (Arzubial- terminan con el mismo coloquio [Ej
de 1991,244-245). 109.117.126]: la invitación a que el
Ignacio presenta el mundo con ejercitante se haga consciente de
toda su diversidad, sus diferencias que, aun cuando el acontecimiento
raciales: "unos blancos y otros ne- descendente de Dios en la encarna-
gros"; culturales: "trajes y gestos"; ción es un acontecimiento único y
situaciones de violencia: "unos en afecta la historia de la humanidad,
paz y otros en guerra"; profunda- se debe actualizar hoy y aquí en la
mente humanas: "unos llorando y contemplación que el ejercitante
otros riendo"; de salud: "unos sa- hace de Jesús que, "nuevamente
nos, otros enfermos"; diversas eta- encarnado", pide ser servido en los
pas de la vida: "unos naciendo y hombres que sufren hoy.
otros muriendo", etc. En medio de La certeza de que "todos los
esta situación negativa se admira bienes y dones "descienden" de
un misterio: "ver y considerar las arriba, así como la mi medida po-
tres personas divinas, como en el su tencia de la suma y infinita de arri-
solio real o trono de la su divina ba, y así justicia, bondad, piedad,
majestad, cómo miran toda la haz y misericordia, etc., así como del sol
redondez de la tierra y todas las descienden los rayos, de la fuente
gentes, en tanta ceguedad, y cómo las aguas, etc." [Ej 237], es la cons-
mueren y descienden al infierno..." tatación de que Dios mismo des-
[Ej 106]. Dios mismo desciende a la ciende de arriba para hacerme par-
historia del hombre y asume su tícipe de sus atributos divinos. Es la
propio proyecto histórico. Jesús es donación de sí mismo, que se abaja,
Salvador desde el comienzo mismo y hace descender sus dones al hom-
de su d. al mundo, tiene sentido bre. La convicción de que Dios es la
que digamos que en Jesús "Dios fuente de donde dimana todo bien
salva", "Dios actúa", porque Jesús quedó grabada de tal modo en el
fue encarnando toda su vida en la alma de S. Ignacio que para él es in-
vida del hombre mediante la entre- dispensable asegurar que las mo-
ga continua al Padre y a su proyec- ciones del ejercitante procedan sólo
to. Dios ve cómo las personas "en y efectivamente de su Criador y Se-
ceguedad", "juran y blasfeman", ñor. A este efecto establecerá en la
"mueren y descienden al infierno" primera regla del Segundo Modo
y "se duele" con el dolor del hom- para hacer sana y buena elección"
bre, con el pecado que destruye su que "aquel amor que me mueve y
propia vida, que es manchada con me hace elegir la tal cosa, descienda
la sangre del hermano y por eso, de arriba, del amor de Dios; de for-
"en la su eternidad" decide hacerse ma que el que elige sienta primero
hombre y mantendrá su compromi- en sí que aquel amor más o menos
so hasta quedar El mismo salpicado que tiene a la cosa que elige, es sólo
por el dolor y la muerte y una por su Criador y Señor" [Ej 184].
descenso 558

En cambio, para conocer las San Ignacio comienza la Cuarta


trampas del mal espíritu expresa Semana con la resurrección del Se-
que "cuando el enemigo de natura ñor como modo de perfeccionar los
humana fuere sentido y conocido efectos de la Tercera Semana. No
de su cola serpentina y mal fin a hay absolutamente ninguna separa-
que induce, aprovecha a la perso- ción entre la Pasión, la muerte y la
na que fue de él tentada, mirar lue- resurrección de Jesús, más aún, la
go en el discurso de los buenos cruz es el preámbulo de la resurrec-
pensamientos que le trajo, y el ción. La contemplación de la resu-
principio de ellos, y cómo poco a rrección será un medio para que el
poco procuró hacerla descender de ejercitante asuma y viva que el do-
la suavidad y gozo espiritual en lor y la muerte, cuando vienen por
que estaba, hasta traerla a su inten- obediencia al proyecto de Dios,
ción depravada; para que con la tal siempre llega a la resurrección, y
experiencia conocida y notada se que cuanto más conformes reamos
guarde para adelante de sus acos- con Cristo en sus sufrimidntos más
tumbrados engaños" [Ej 334]. Se- intensamente viviremos el gozo de
gún Ignacio, Dios quiere que el la resurrección. Se trata de que el
hombre discierna, aprenda de sus ejercitante vea de un modo unitivo
equivocaciones, aprenda a desen- que el Crucificado es el Resucitado
mascarar al enemigo y no caer y que éste es precisamente aquél
nuevamente. En este camino se que sufrió el aparente abandono de
buscará hacer el bien sabiendo que Dios en la cruz. Jesús, que en su
el amor del ejercitante ha sido muerte experimentó un rechazo del
transformado por la caridad divi- Padre, asume que Dios nunca lo
na, cuyo hacer no está condiciona- abandonó, sino que con su resu-
do por ninguna otra cosa que no rrección aprobó y confirmó su exis-
provenga de Dios, que es auténti- tencia y su misión.
co, e intenta "que aquel amor que De este modo, la acción des-
me mueve y me hace dar la limos- cendente de Dios que comenzó con
na, descienda de arriba, del amor la encarnación va a tener para S. Ig-
de Dios nuestro Señor; de forma nacio una nueva manifestación con
que sienta primero en mí que el el d. al infierno. Ignacio insiste en
amor más o menos, que tengo a las considerar "cómo después que
tales personas, es por Dios, y que Cristo espiró en la cruz, y el cuerpo
en la causa porque más las amo re- quedó separado del ánima y con él
luzca Dios" [Ej 338]. siempre unida la divinidad, la áni-
Por otra parte, en la Tercera Se- ma beata descendió al infierno, asi-
mana de los Ejercicios, Ignacio vuel- mismo unida con la divinidad; de
ve a usar términos semejantes a d. donde sacando a las ánimas justas,
pero mencionando ahora solamen- y viniendo al sepulcro, y resucita-
te algunos movimientos o traslados do, apareció a su bendita Madre en
de Jesús en el contexto de su Pa- cuerpo y en ánima" [Ej 219]. Jesús
sión. Primero, al contemplar cómo asume en todo la condición huma-
"nuestro Señor descendió con sus na y por eso baja al lugar de los
once discípulos desde el monte muertos para sacar de allí al hom-
Sión" [Ej 201]. Y en otro momento, bre por medio de los mismos efec-
cuando propone contemplar "des- tos de su propia resurrección. La
de la cruz descendiéndole hasta el resurrección de Jesús es la llegada
monumento" [£7208]. irrevocable del Reino de Dios que
559 descenso

Él había anunciado; el "sí" del Pa- Para los primeros compañeros


dre a su pretensión y a su práctica. no había duda de que el EspLitu
Así, el Padre lo convirtió en el Santo había guiado a Ignacio en la
Hombre Consumado, Perfecto, en concepción de un instrumento que
el Adán definitivo. Es la última pa- fuese útil a la Iglesia en los tiempos
labra de Dios sobre Jesús: la vida que corrían. Guiada de ese modo
plena, no la muerte; vence en el fra- especial y con la ayuda de la gracia
caso, hace vivir en la muerte. Con divina, "la que ha de conservar y
el d. al infierno, Jesús lleva consigo regir y llevar adelante en su santo
a todos aquellos que, como El, han servicio esta mínima Compañía de
sido confirmados por el Padre. Re- Jesús", se abandonaba a las manos
afirma la práctica, la misión de de Dios para su dirección. Los pri-
quienes aceptaron retomarla y pro- meros compañeros asumen la re-
longarla en su propia vida de discí- dacción de las Constituciones no co-
pulos. Y la primera de ellos es Ma- mo una manifestación de falta de
ría, como figura de la Iglesia a la confianza en la ayuda divina, sino
que el Resucitado se aparece. Del como una forma de colaboración
d. al infierno, Jesús pasa al lugar para que la obra se condujese al fin
del encuentro pleno, en cuerpo y para el que fue creada, conscientes
alma, con su bendita Madre quien de que "de nuestra parte, más que
lo había recibido en su seno en la ninguna exterior constitución, la in-
encarnación. Ignacio quiere subra- terior ley de la caridad y amor que
yar el hecho hermoso de la contem- el Espíritu Santo escribe e imprime
plación de un Misterio: Cristo se en los corazones ha de ayudar para
encuentra con la Iglesia donde el ello" [Co 134]. Esta ley interior de la
Espíritu habrá de permanecer para caridad es la que habrá de llevar
siempre. adelante la obra comenzada con-
2. En las Constituciones. 2.1. La fiando siempre en la acción del Es-
escuela del descenso. Por lo que se píritu Santo que impulsa al hombre
refiere a las Constituciones y, en a hacer el bien y evitar el mal por
conformidad con el estilo ignacia- amor y por esta razón podrá ayu-
no que describe una experiencia darse para cumplir lo que la ley ex-
vivida e inspirada por el evangelio terna le ordena.
de S. Lucas, la Fórmula del Instituto Con estas ideas de fondo, en la
de la CJ utiliza la metáfora de "la Declaración sobre el Proemio se
construcción de esta torre" (Le 14, afirma que "suele ser conveniente
28-30) cuando exhorta a quienes modo de proceder de lo menos a lo
quieran unirse al Instituto a pon- más perfecto, en especial para la
derar "si el Espíritu que los impul- práctica, siendo lo primero en la
sa les promete tanta gracia que ejecución lo que es último en la
pueden esperar, con su auxilio, el consideración, que del fin descien-
peso de la vocación" [FI2]. En este de a los medios; y así se procede en
sentido, el Proemio de las Constitu- diez partes principales a las cuales
ciones quiere subrayar el hecho de se reducen todas las Constituciones"
que "es la suma Sapiencia y Bon- [Co 137]. Volviendo a hacer uso de
dad de Dios nuestro Criador y Se- la imagen del cuerpo ya evocada en
ñor" quien ha comenzado la Com- la FI, se desarrollan dos ideas fun-
pañía [Co 134] y que no es una damentales: el número y contenido
obra instituida con medios huma- de las partes y el orden en que es-
nos [Co 812]. tán dispuestas las Constituciones. Se
descenso 560

va de lo completo a lo incompleto, bieron las Constituciones y el orden


de las partes al todo. Primero se ha en que fueron escritas, además de
pensado en el fin que se pretende y que especifican sus cualidades for-
después en los medios que hay que males. Queda puesto de manifiesto
utilizar para conseguir ese fin. En la el deseo de Ignacio de insistir en
ejecución, por el contrario, se consi- que lo más importante es la obra
deran primero los medios y luego "descendente" de Dios sobre esta
el fin. De este modo, en las Consti- obra hecha por medios imperfectos.
tuciones se parte de los medios, de Las Constituciones son necesarias,
las partes que constituyen el cuer- pero dejando claro que la única
po, de los elementos imperfectos fuente de inspiración para la mi-
para poder llegar a la construcción sión deberá ser el Espíritu del Se-
del cuerpo que será quien los ha de ñor. Será el pedagogo de Cristo pa-
unir, gobernar y conservar y con ra mantener ese espíritu divino por
ello, trabajar por los fines a que se medio del discernimiento y mante-
dedicará el Instituto de la CJ. Hay nerse fieles en el servicio comenza-
un movimiento de lo imperfecto a do para mayor gloria de Dios.
lo perfecto, de los medios hacia el Teniendo siempre presente que
fin. el cuerpo es lo más importante y
Como medios para lograr los fi- que para su integración habrán de
nes que se pretenden, los miembros dirigirse todos los esfuerzos de los
de la CJ optan por un determinado miembros desde su formación, la
género de vida y se van encarnando Parte Tercera de las Constituciones
en un cuerpo que les permitirá rea- aborda el tema de la desapropia-
lizar una misión apostólica concre- ción de los novicios de sus bienes
ta. Las Constituciones armonizan el temporales. Se busca que el novicio
aspecto jurídico necesario para el se vaya formando fundamental-
cuerpo y el elemento carismático in- mente en lo interior y que vaya cre-
herente a la misión apostólica inspi- ciendo en una verdadera abnega-
rada por el Espíritu de Dios. Habría ción que le permita asumir las
que tomar en cuenta la discusión cosas exteriores desde su justo va-
sobre la dificultad que existe en de- lor y como un medio para el fin
terminar si la idea de "cuerpo" es principal. Dado que el novicio no es
auténticamente ignaciana o perte- pobre, pues todavía conserva la
nece más bien a la aportación del propiedad de los posibles bienes
experto jurista que era Juan Alfonso que pudieran estar en su favor, se
de Polanco, Secretario General de pide que crezca en libertad interior
Ignacio quien, según parece, co- y en ir de lo más importante a lo
menzó a usar esta expresión al ocu- que lo es en menor grado. De ahí
par el cargo en 1547, una vez que que se mencione que "quien al en-
asumió la mente de los primeros trar o después de entrado en obe-
compañeros en la Deliberación de diencia tuviese devoción de dispo-
1539. ner de sus bienes temporales o
De este modo, la Declaración parte de ellos en beneficio de la
sobre el Proemio especifica el fin Compañía, es (sin poner dubio al-
próximo de las Constituciones "para guno) de mayor perfección, aliena-
su conservación y aumento" y el fin ción y abnegación de todo amor
remoto "a gloria divina y bien uni- propio, no descender con una ter-
versal de la Iglesia" [Co 136]. Se neza de afición a lugares particula-
pretende explicar por qué se escri- res, ni por ella aplicar sus bienes a
561 descenso

uno más que a otro, sino antes de- su formación debe ser idéntica a la
seando el bien mayor y más univer- de los propios escolares pero siem-
sal de la CJ (siendo ella ordenada a pre con la consideración de que son
mayor servicio divino y mayor bien distintos, por lo que debe tratarse
universal y provecho espiritual de su caso con flexibilidad. Las cir-
las ánimas), remitir este juicio al cunstancias de tiempos y personas
que tiene cargo de toda ella..." [Co diferentes fueron ya previstas por
258]. Se busca que el novicio apren- Ignacio cuando manifiesta que "y
da en la práctica el valor de la "san- porque en los particulares ha de ha-
ta pobreza" jesuítica, a no tener el ber mucha variedad según las cir-
uso de ninguna cosa propia "como cunstancias de lugares y personas,
propia" y a crecer en una verdadera no se descenderá aquí más a lo par-
vida espiritual en el desprendi- ticular, con decir que haya reglas
miento de los bienes materiales. que desciendan a todo lo necesario
El jesuita se va incorporando al en cada colegio; solamente se enco-
cuerpo de la CJ de un modo diná- mendará aquí que no falte la co-
mico y permanente e irá aprendien- rrección conveniente a los que la
do que para que su formación espi- han menester de los de fuera, y no
ritual sea auténtica y acorde con su sea por mano de ninguno de la
propia naturaleza, deberá ir hacien- Compañía" [Co 395].
do algunas opciones que le permi- 2.2. Jerarquía en descenso. Vemos
tan una mayor libertad y una mejor nuevamente el tema del d. de la ca-
adaptación a sus circunstancias beza a sus miembros cuando, en la
personales. De ahí que, en el capí- Octava Parte, las Constituciones tra-
tulo del progreso en la vida espiri- tan el tema de la unión entre los je-
tual se diga que "para algunos que suitas. El cuerpo está enviado en mi-
aunque son aptos para los exerci- sión a vivir su carácter apostólico y
cios espirituales, no tienen expe- esto ocasiona una natural dispersión.
riencia en ellos, es bien ayudarles La unión, a la vez que difícil en estos
algunas veces descendiendo con casos, resulta imprescindible para
ellos a particulares consideracio- buscar la cohesión, la unidad, la
nes, incitativas a temor y amor de amistad espiritual que se anheló
Dios, y de las virtudes y a la prác- desde los inicios entre los miem-
tica de ellas, como la discreción bros dispersos. La CJ necesitaba
mostrare convenir" [Co 279]. Para desde entonces una única línea en la
Ignacio era de suma importancia autoridad que le permitiera vivir el
que la formación espiritual se aco- mismo espíritu de obediencia y para
modara a la capacidad de cada uno ello se busca que haya un estilo "des-
de modo que, en algunos casos, se cendente" que permita la unión en la
llegase a dispensar de algunas re- dispersión, una misma comunidad
glas comunes asumiendo que, en espiritual en busca del mayor servi-
última instancia, es el Señor quien cio apostólico a la Iglesia. Se decidió,
actúa y hace su obra en todos sus por tanto, que "de parte del Prepósi-
hijos. to General lo que ayudará para esta
El tema de la adaptación de lo unión de los ánimos son las cualida-
general a los casos particulares se des de su persona, de que se dirá en
aborda también en la Cuarta Parte la nona parte principal, con las cuá-
de las Constituciones y, al referirse a les él hará su oficio, que es de ser ca-
la responsabilidad ante los estu- beza para con todos los miembros de
diantes no jesuitas, se insiste en que la Compañía, de quien a todos ellos
desedificación 562

descienda el influjo que se requiere versal, como propio fin" [Co 719].
para el fin que ella pretende; y así Se subraya que la cabeza ha de ser
que salga del general como de cabe- una, vitalicia, deberá tener cargo de
za, toda la autoridad de los provin- todo el cuerpo de la CJ, con lo que
ciales, y de los provinciales la de los se excluye toda forma de gobierno
locales, y de estos locales la de los capitular y, aun cuando puede te-
particulares../' [Co 666]. Es el Padre ner colaboradores, las determina-
General el que nombra a los superio- ciones siempre deberán ser suyas.
res provinciales y locales y de él, co-
mo cabeza, desciende la autoridad J. Emilio GONZÁLEZ MAGAÑA, SJ
que mantiene la unidad de los
miembros de un cuerpo tan diverso / Conformación con Cristo, Cruz, Elevación,
y en dispersión por el mundo. Encarnación, Humildad, Seguimiento, Tres
Maneras de Humildad.
Esta línea descendente es la
que mantiene vivo el mismo espíri- Bibl.: AICARDO, J. M., Comentario a las Cons-
tituciones de la Compañía de Jesús (6 vols.),
tu apostólico que cada jesuita debe Blass y Cia, Madrid 1919-1932; ARZUBIAL-
realizar como parte del único cuer- DE, S., Ejercicios; ARZUBIALDE, S./ CORELLA,
po que es la CJ, sin olvidar que "el J./ GARCÍA-LOMAS, J. M. (eds.), Constitucio-
vínculo principal de entrambas nes de la Compañía de Jesús. Introducción y
partes para la unión de los miem- notas para su lectura, M-ST, Bilbao-Santan-
bros entre sí y con la cabeza es el der 1993; GONZÁLEZ BUELTA, B., "Una místi-
ca de encarnación en el 'abajo' de la histo-
amor de Dios N. S.; porque estando ria" en, Psicología I, 175-183; KOLVENVACH,
el superior y los inferiores muy uni- P.-H., "Cristo... descendió al infierno
dos con la su divina y suma bon- [219]", en Decir...al "Indecible" (IGLESIAS, I.
dad, se unirán muy fácilmente en- ed.) M-ST, Bilbao-Santander 1999,101-114.
tre sí mismos por el mismo amor
que de ella descenderá y se exten-
derá a todos próximos y en especial
DESEDIFICACIÓN
al cuerpo de la Compañía ,/ [Co 671].
Ciertamente todo procede de Dios,
Él inspirará la CG como la manifes-
tación última del gobierno de la Or-
den pues "porque de la primera y
L a voz desedificar ya figura en TLC
(1611) de S. de Covarrubias. Esta
entrada nos proporciona dos líneas
suma sapiencia ha de descender la de aproximación para comentar el
luz con que se vea lo que conviene uso ignaciano de la misma. Cova-
determinar..." [Co 711]. Como Su- rrubias muestra que "desedificar"
perior General desciende su autori- tenía poco uso en el sentido estricto
dad sobre todos los demás jesuitas. de " destruir y arruinar una fábrica"
Cristo es cabeza como carisma de la a comienzos del siglo XVII. Más ex-
CJ, el Padre General es cabeza co- tendida era la acepción de tipo mo-
mo manifestación jurídica y para ral: "dar mal ejemplo". Las líneas
esto se estipula que "de lo que toca que siguen complementarán lo afir-
a la cabeza y gobierno que de ella mado en la voz "edificación" en este
desciende. Que deba haber Prepósi- mismo Diccionario. Consideraremos
to General y uno ad vitam. Como "mala edificación" y "contra edifi-
en todas las comunidades o congre- cación" como sinónimos de la voz
gaciones bien ordenadas, ultra de desedificación.
los que atienden a fines particulares La d. aparece en los textos igna-
de ellas, es necesario haya alguno o cianos, primero, con un sentido más
algunos que atiendan al bien uni- próximo al de "destrucción, detri-
563 desedificado!!

mentó o ruina" [Epp VII, 365]. En el nombre elegido por los bienhecho-
1555, en carta a los jesuitas de Mó- res; en todo caso, prefería que los co-
dena, se afirma que si la "edifica- legios no recibiesen el nombre de
ción" es una prioridad no lo es me- "Jesús" [Epp IV, 104]. El texto de esta
nos el ejercicio físico, el cuidado instrucción argumenta tal postura. A
corporal y la atención de la salud. Ignacio no le parecía bien que el
La experiencia había mostrado que nombre de Jesús quedase asociado
su descuido había provocado enfer- siquiera con los tribunales y, sin em-
medades y aún la muerte de algu- bargo, no descartaba que los colegios
nos [Epp IX, 121]. Entre las causas de fuesen llevados ante los tribunales,
d., encontramos el exceso de pasión. quizá por su precaria estabilidad
Este defecto presente en algunas económica. Esta larga instrucción en-
cartas restaba a la edificación pre- viada a Ñapóles (17 de enero de
tendida [Epp II, 585]. Como es de so- 1552) a los PP. Oviedo y Bobadilla,
bra conocido, Ignacio lamentaba ilustra la importancia que Ignacio
que el modo de escribir cartas, sin concedía a la d., mientras la Compa-
concierto, impidiera mostrarlas a los ñía no estuviera sólidamente asenta-
bienhechores y amigos, "dando más da. Entre otras medidas, pedía que
desedificación que edificación" [Epp no se admitiesen candidatos en
I, 236.280]. Otro tipo de d. destructi- aquella ciudad y que, en cambio, se
va, entendida ahora en sentido espi- desviasen a Roma.
ritual, retorna en las cartas por las Por tanto, en una segunda acep-
que se comunica la autoridad a los ción, d. significa la alienación o en-
nuevos superiores, facultades para friamiento de una relación que es
celebrar los sacramentos, predicar, neutra o de proximidad. Por un la-
etc. Significativamente, estas cartas do, la primera acepción de d. se con-
recuerdan que el espíritu con que se centraba en el poder destructivo que
otorgan es ad aedificationem, et non ad un comportamiento malo en sí tiene.
destructionem [Epp I, 398.642]. En es- Requería la corrección del causante.
te mismo sentido, escándalo es el si- El caso típico lo ilustran los candida-
nónimo de d. más utilizado por las tos que daban mala edificación. Con
cartas e instrucciones [Epp II, 449; el tiempo, la probación denominada
IX, 30-31]. Las Constituciones ense- peregrinación y hasta aquella otra de
ñan a evitarlo, por ejemplo, cuando servir en hospitales fueron aplicadas
convenía despedir a un miembro de como remedio para candidatos que
la Compañía. daban mala edificación [Epp IX,
Hay un segundo caso de d. más 30.49]. Además de la corrección de
sutil. En carta dirigida a J. Nadal y la persona desedificante, la primera
escrita ex commissione, se afirma que acepción de d. prevé como único pa-
Francisco de Borja destruiría cuanto liativo el sólido fundamento espiri-
había edificado si aceptaba el carde- tual de la persona desedificada o la
nalato [Epp VI, 713; cf. Epp 1,452]. De humillación y esfuerzo por reedificar
hecho, Ignacio y los compañeros de [Epp 1,459]. Por otro lado, la segunda
Roma temían esta posibilidad. Te- acepción de d. repara en los efectos
mían que, de aceptarlo, su decisión alienantes que una acción, neutra en
primera de abandonar el siglo y el sí, puede tener. Sólo cabe prevenirla
ejemplo posterior dado con su cam- con la prudencia, pero al no haber
bio de vida y estado en ella perde- culpable, no tiene corrección.
rían significado. Otro ejemplo: Igna- Por ejemplo, Ignacio era cons-
cio prefería que los colegios llevasen ciente de que la pobreza y, conse-
deseo 564

cuente necesidad de pedir limos- d. sería la desintegración de lazos


nas, podría entrañar la alienación tácitos o presupuestos que hemos
(L2, "Incómodo" 2). Este miedo heredado de la generación anterior.
quedó ilustrado en el proceso de la A la acción de edificar apostólica-
erección en Burgos de un colegio, mente empieza por oponerse el
[Epp IV, 552]. Otro motivo de d. lo desconocimiento irreflexivo de esos
ejemplifica la hospitalidad de las presupuestos y la pasividad; lo
casas. Nadal dio normas prohibien- opuesto a un edificio es un solar va-
do que las comunidades aceptasen cío. En un contexto de increencia, la
huéspedes a comer ni dormir. Se labor apostólica puede quedar in-
hacía eco de la política en uso en comprendida, perder significado y
Roma, pero restringía la práctica acabar en la irrelevancia social al
que encontró en su visita a España. faltar la cosmovisión común.
Por motivos de caridad y discre-
ción, sin embargo, no dudó en su- José Carlos COUPEAU, SJ
gerir que se invitasen algunos ami-
gos y bienhechores, procurando Z1 Discreta caritas, Edificación, Ejemplo, Mo-
evitar la lógica d. que la política ge- do de proceder, Pecado.
neral supondría en ellos [Epp IX, Bibl.: ANTONCICH, R., "S. Ignacio y la 'ayu-
134s]. da a los prójimos'. Proyección para los
tiempos actuales", Man 63 (1991) 341-356;
Para evitar la d., las Constitucio- KOLVENBACH, P.-H., La formación del jesuita,
nes piden preverla antes de remo- Curia General de la Compañía de Jesús,
ver a un jesuita de su destino, [Co Roma 2003; OSUNA, ]., Amigos en el Señor.
626]. En general, las cartas aconse- Unidos para la dispersión, M-ST, Bilbao-San-
jan seguir la usanza del lugar [Epp tander 1998.
II, 137]. Por esta razón, la admisión
a la CJa de los descendientes de ju-
díos o musulmanes conversos cons- DESEO
tituyó un asunto delicado en Sevilla
o en Córdoba y se aconsejó desviar-
los a otros lugares [Epp IX, 87.131].
Siempre dentro de esta segun-
1 . Aproximación al término. Es la
tendencia espontánea hacia un
fin o un objeto, conocido o imagina-
da acepción, Ignacio utiliza una ex- do como bueno. Es un dinamismo
presión infrecuente en castellano de la psique humana previo y de al-
actual, pero muy reveladora: "dese- gún modo preparatorio al acto de la
dificados de mí", "desedificados de voluntad libre. La capacidad de de-
nosotros". Repite esta expresión en sear es una de las más importantes
la carta donde se refiere a los fami- de las que está dotado el sujeto y la
liares de J. A. de Polanco [Epp I, que de una manera más constante
190]. Éstos estaban indispuestos decide del comportamiento de la
contra Ignacio por la decisión que persona, tanto en su vida interior
su hijo, Juan Alfonso había tomado como en sus manifestaciones exte-
de aproximarse a la CJ en 1542. riores, hasta el punto que los d. pue-
Desde una perspectiva contem- den llegar a definir la personalidad:
poránea y fuera ya del contexto "dime lo que de verdad deseas y te
moral con que se utilizó inicialmen- diré quién eres". Además, esta capa-
te esta voz, esta segunda acepción cidad del corazón humano puede
revela la función cohesiva de la edi- albergar d. tan grandes que llegan a
ficación. Hoy, un sinónimo para la desbordar lo que la razón puede
565 deseo

concebir y aún lo que la misma vo- ignaciana se concentrará también,


luntad determina en sus decisiones. de manera prioritaria, en el ámbito
Por ello, la gran fuerza anímica del de los d. y afecciones, pues así había
d. genera con frecuencia insatisfac- sido también la experiencia perso-
ciones o inquietudes difícilmente nal que vivió Ignacio de Loyola des-
explicables, siendo también estos de su conversión hasta el final de
dinamismos desbordantes, causa de sus días. Contra lo que todavía
muchas creencias y expectativas re- piensan algunos, Ignacio no fue un
almente trascendentes. hombre frío en sus decisiones, sino
Los grandes d. (y los temores que todo el firme vigor de su volun-
correspondientes) han sido y son tad y de sus exigencias de perfec-
factores esenciales de las religiones ción estribaba en el hecho de haber
de todos los tiempos. De modo que sabido ordenar el muy complejo
el d. (o el temor) de lo divino ha po- mundo interior de los propios afec-
dido considerarse como una ten- tos y deseos. Dotado de una gran
dencia connatural y básica del ser inteligencia práctica, no sólo supo
humano. Y si nos situamos ya en la descubrir, por introspección, la
tradición judeo-cristiana, que es la enorme fuerza condicionante de es-
nuestra, hay que reconocer que, tas afecciones y tendencias interio-
desde el comienzo, se halla en la Bi- res, sino que se aplicó a reconocer-
blia una alta valoración de los d. de las y distinguirlas en sí mismo y a
conocer a Dios, como fuente de feli- encontrar el método de reorientar-
cidad (o salvación) de la criatura las para poder dotar a los actos de la
humana. De ahí que tanto en la Ley voluntad de una mayor eficacia y
como en los Profetas, se insista con- una mejor garantía de perseveran-
tinuamente en fomentar y, en su ca- cia. Por temperamento, también fue
so, recuperar el verdadero d. de Ignacio un hombre de grandes afec-
Dios, desechando todo otro y amo- tos y deseos, y cuando, por la fuerza
nestando severamente contra todo del Espíritu, se aunaron en él esas
tipo de afecciones disidentes o ido- energías interiores, centrándose en
latrías. Jesús mismo aparecerá en el el misterio de Cristo, su vida de
NT como un hombre de d., un mis- unión con Él alcanzó cotas de santi-
terioso judío, arrebatado por el dad muy altas, desde donde, afortu-
gran d. de Dios y de su Reino, ca- nadamente, y debido a su interés
paz por ello de entregar su vida pa- por el prójimo y a su carácter orga-
ra que se verifique ya en este mun- nizativo, al comunicarlas a los de-
do (Jn 17, 14; Le 12, 49ss.) El más, de palabra y por escrito, re-
cristiano, por consiguiente, libera- dundaron en una nueva doctrina y
do por Cristo de cualquier otro d. en una escuela de vida espiritual
torcido, deberá dejarse educar y que se ofrecía a una Iglesia necesita-
conducir por el Espíritu de Cristo, da de una profunda reforma.
que le irá inspirando los más gran- Tanto en los Ejercicios como en
des d. del Reino (Gal 1, 6-24; Fil 1, su abundante correspondencia (y
23; 4,1). Y, como se sabe, estas ense- también en las Constituciones, aun-
ñanzas serán esenciales para la vida que con mayor parsimonia), Ignacio
espiritual cristiana. no se cansa de proponer la necesi-
2. El deseo en la espiritualidad ig- dad de vivir y cultivar con mucho
naciana. 2.1. Primera aproximación. esmero el d. de Dios (o de Cristo)
Pues bien, partiendo de estas con- como uno de los medios más efica-
vicciones básicas, la espiritualidad ces para asegurar la pureza de la fi-
deseo 566

delidad cristiana y de la consagra- la necesidad de tener y mantener


ción religiosa. Por ello exhortaba grandes d. espirituales sea la carta
con mucha frecuencia a que se fo- (redactada por Polanco) que mandó
mentaran en el alma "los buenos y el 7 de mayo de 1547 a los jóvenes
grandes deseos". Y cuando se trata- estudiantes del colegio de Coimbra
ba de ordenar radicalmente una vi- [Epp I, 797-801]. Repetidas veces les
da según lo que Dios podía estar es- pide que se esfuercen por avivar en
perando de ella, no dudaba Ignacio sí mismos los d. de perfección (fide-
en afirmar que el acierto y la firme- lidad a Dios en el amor) así como el
za de esta conversión dependería auténtico d., consecuencia del ante-
decididamente de la previa concen- rior, de querer ayudar a la salvación
tración de todos los d. particulares del prójimo, entregándose para ello
en un único y fuerte d. por Dios y con gran diligencia a los estudios
por Jesucristo. Esto fue precisamen- que están realizando. En otras car-
te lo que Ignacio había experimen- tas más particulares, de dirección
tado en sí mismo, a lo largo del pro- espiritual, como las que dirige a
ceso de su propia conversión, tal Francisco de Borja, sugiere Ignacio
como supo él comunicarlo años más repetidas veces la importancia que
tarde, tan finamente, en su Diario es- tiene para el progreso espiritual el
piritual y en su Autobiografía. avivar "los deseos de recibir los do-
Resumir en un breve artículo nes espirituales que vienen de
todo el abundante contenido de la Dios" [Epp II, 237]. A S. Juan de
doctrina ignaciana sobre el d. en la Ávila le dice en otra ocasión que se
vida espiritual no puede hacerse sin siente especialmente unido a él en
caer en un exceso de simplificacio- "los deseos que Dios N. S. nos da
nes y acaso también de graves omi- de su divino servicio y alabanza"
siones. La bibliografía sobre el parti- [Epp VIII, 329]. Y en la instrucción
cular es, además, muy abundante y que envía al P. Pelletier sobre el mo-
no cesan de aparecer estudios sobre do de proceder de los de la CJ en
un tema que tiene, además, claras sus ministerios con los prójimos, se-
connotaciones psicológicas y aun ñala Ignacio, como primer recurso,
psicoanalíticas, a las que apenas si que busquen siempre los intereses
podremos referirnos en esta síntesis. de Jesucristo y se esfuercen por
Los títulos sugeridos al final ofrecen "hacer grandes propósitos y cobrar
sólo una primera y elemental inicia- iguales deseos de ser verdaderos y
ción al estudio de una cuestión tan fieles siervos de Dios" [Epp III, 542].
rica y de tanta actualidad. 2.2. Las Constituciones, pedagogía
del deseo. Con respecto a las Consti-
En este nuestro resumen, va-
tuciones, cabe destacar, entre otros
mos a detenernos un poco más en
muchos, aquel texto del Examen en
lo que podríamos llamar la pedago-
el que Ignacio expresa su propio y
gía del d., tal como se establece en
ardiente d. de que los candidatos a
los Ejercicios ignacianos. Pero no sin
la CJ, en contra los amores munda-
seleccionar antes, muy brevemente,
nos, "deseen con todas las fuerzas
algunos ejemplos entre los muchos
posibles cuanto Cristo N. S. ha
que pueden hallarse en la copiosa
amado y abrazado, [...] por desear
correspondencia de Ignacio y en el
parecer e imitar en alguna manera a
texto de las Constituciones. Quizás
nuestro Criador y Señor Jesucristo,
el documento donde se recoge con
vistiéndose de su misma vestidu-
mayor claridad la preocupación de
ra..." [Co 101]. Pero advierte a con-
S. Ignacio por inculcar en los demás
567 deseo

tinuación que, si el tal candidato no nes afectivas, el que decidirá últi-


mostrare todavía una disposición mamente del valor y la efectividad
tan fervorosa, se indague si por lo de las grandes determinaciones que
menos estaría en situación de dese- se tomen. Así, si se tienen en cuenta
ar tales d. [Co 102]. En otros lugares esas tareas prioritarias, que son el
de este gran texto legal, vuelve a in- conocimiento y la ordenación de los
sistir el santo fundador en la priori- d. en la vida espiritual, bien pueden
dad absoluta de los d. en relación a entenderse también los Ejercicios Es-
las acciones apostólicas que se ten- pirituales como una verdadera "es-
gan que emprender, d. de servir a cuela del deseo".
Dios pero también de ayudar en la Los Ejercicios, en efecto, nos in-
difícil tarea de la salvación del pró- troducen en primer lugar en la esti-
jimo [Co 638]. Y se recomienda muy ma y el conocimiento de los anhelos
especialmente a los superiores que y d., y en el de su gran influencia pa-
vivan movidos por tan grandes de- ra el comportamiento humano. Tam-
seos. Así, por ejemplo, el oficio bién nos hacen ver la gran variedad
prioritario del Rector, deberá ser el de esos movimientos interiores y có-
de "sostener todo el colegio con la mo su diversidad depende muy es-
oración y santos deseos" [Co 424], pecialmente de los objetos que se de-
como también el del Prepósito Ge- sean, y que habrá que descubrir con
neral, quien tendrá que cuidar de claridad. Se nos advierte también
toda la Compañía "con una oración con sumo cuidado de las posibles
asidua y deseosa..." [Co 790]. ambigüedades y engaños que pro-
2.3. Los Ejercicios, laboratorio de vocan a veces los d., y de lo difícil
deseos. Se suele decir de los Ejercicios que resulta por ello captar la rectitud
de S. Ignacio que son una "escuela de intención con que cada una de
de oración", lo cual en cierto senti- esas inclinaciones se orienta hacia su
do es verdad, aunque sólo en la me- objeto. Naturalmente los d. que se
dida en que esta oración predispone estudian más específicamente, en es-
para una radical reforma de vida. te pequeño libro, son los espirituales;
Ahora bien, esa reforma abarca a to- es decir aquéllos que se orientan di-
da la persona, en su condición de rectamente hacia Dios y, entre ellos,
fiel servidora del Dios de Nuestro los que más concretamente se refie-
Señor Jesucristo y consagrada a Él, ren a Cristo y a su Reino, a los que se
con pleno conocimiento y libertad. contraponen, sistemáticamente, los
Y precisamente para comprobar la llamados d. mundanos y vanos [Ej
autenticidad de tal entrega se pro- 63] o aquéllos que mueven al vano
ponen en este libro una serie de honor del mundo, a la codicia y a la
ejercicios orientados muy especial- soberbia [Ej 142]. Se nos explica, ade-
mente al análisis de los actos de la más, y con gran precisión, cómo, por
voluntad, cuya pureza y eficacia de- pertenecer básicamente al ámbito de
pende, como decíamos antes, de la los afectos y apetencias, el d. está
real vigencia de los más grandes y muy condicionado por todos estos
fundamentales d. espirituales. Cier- tan sutiles y complejos sentimientos
tamente toda la persona interviene e inclinaciones, y que por ello, si se
en esa entrega existencial a Dios y a quiere entender la verdad de su fun-
su Reino; pero no cabe duda de que, cionamiento, resulta imprescindible
de entre todas las facultades huma- acertar a descubrir las intrincadas re-
nas, es el amor, que se manifiesta des afectivas en las que está inscrito.
por los d. y las más vivas inclinacio- En consecuencia, para tener un buen
deseo 568

conocimiento de lo que S. Ignacio bre el origen de los d. y de los sen-


pensaba sobre el d., debería estudiar- timientos, no debería olvidarse
se al mismo tiempo su personal con- que, según él, algunos d. también
cepción del mundo afectivo. Tam- podían ser promovidos por el mal
bién conviene advertir aquí de la espíritu, según aquella declaración
estrecha relación que la psicología suya: "Presupongo ser tres pensa-
reconoce entre el campo del desear y mientos [sentimientos, deseos] en
el del querer, y entender, en conse- mí, es a saber, uno propio mío, el
cuencia, lo mucho que el d. puede cual sale de mi mera libertad y que-
ayudar a reforzar y engrandecer es- rer, y otros dos que vienen de fuera:
piritualmente los actos de la volun- el uno que viene del buen espíritu,
tad. S. Ignacio así lo entendía y por y el otro del malo" [Ej 32]. Por todo
ello, en la suprema oblación del "Rey lo dicho hasta aquí se comprenderá
Temporal", propone al ejercitante la importancia que tiene -y la difi-
aquella admirable fórmula tan inten- cultad que implica- para Ignacio el
siva como sintética: "yo quiero y de- buen conocimiento de los propios
seo y es mi determinación delibera- d., como tarea imprescindible para
da..." [Ej 98]. poder orientarlos debidamente.
Todavía, en lo que concierne al Y esta es precisamente la segun-
conocimiento del d. en sí mismo, da gran tarea que debe proponerse
deberían tenerse en cuenta otros el ejercitante, si realmente pretende
dos aspectos. El primero, recordar ordenar y reformar su vida, según lo
el tipo de conocimiento que S. Igna- que Dios espera de él; partiendo, co-
cio pretende y ejercita, que no es te- mo él mismo reconoce, de una situa-
órico ni abstracto, sino experimen- ción personal de desorden o de falta
tal e introspectivo, fruto de un de un pleno consentimiento y entre-
asiduo auto-examen. Éste es tam- ga a la divina voluntad. Digamos,
bién el modo de conocer los d. que pues, también muy esquemática-
él aconseja al ejercitante como el mente, que se podrían reducir a dos
más seguro: el "sentir las cosas in- las múltiples propuestas que Ignacio
ternamente" [Ej 2]; entendiendo la sugiere en los Ejercicios para reorde-
palabra "sentir" en su acepción, no nar los d. y poder lograr un único y
sólo sentimental, sino también y so- vehemente deseo, rectamente dirigi-
bre todo cognoscitiva. El segundo do al fin que se pretende (cf. [Ej
aspecto que no conviene olvidar es 1.23.169.189]). En resumen, quizás
que, para Ignacio, no todos los d. estos dos tipos de propuestas o es-
nacen del sujeto humano, sino que trategias principales podrían formu-
no pocas veces Dios los pone direc- larse así: cambiar primero el objeto o
tamente en nuestra voluntad [E; finalidad de los d. actuales del ejer-
155], sobre todo cuando se trata de citante, para proponerle, en segun-
los grandes amores o de aquellos do lugar, a Jesucristo y a su causa co-
anhelos que deciden de las eleccio- mo su nuevo, grande y principal
nes capitales sobre la propia exis- objeto en el que convergen todos sus
tencia. Por ello, en el momento deseos.
crucial de la elección, propone al Para conseguir lo primero, y
ejercitante que pida al Señor que una vez conocidas las actuales in-
"quiera mover mi voluntad y poner clinaciones "desordenadas" del su-
en mi ánima lo que debo hacer" [Ej jeto (aquéllas no motivadas por "el
180]. Si bien que, para ser del todo puro servicio divino"), se tratará de
fieles a lo que pensaba Ignacio so- ir corrigiéndolas por actos eficaces
569 deseo

de la voluntad, incluyendo a veces níficos ejemplos de la vida de Jesús


las penitencias; pero atendiendo deben ser asiduamente contempla-
siempre, como se dijo antes, a los dos hasta llegar a sentir un cierto
complejos condicionamientos afec- enamoramiento hacia Él e ir alcan-
tivos que pueden inhibir tales incli- zando la conversión total del cora-
naciones o deseos. De este modo, zón. Y como esa radical transforma-
actuando intensivamente "contra ción espiritual no es posible por las
su propia sensualidad y contra su solas fuerzas humanas, Ignacio pro-
amor [o deseo] carnal y mundano" pone que se pida insistentemente re-
[Ej 97], irá produciéndose en el es- cibir la gracia de ese nuevo e íntimo
píritu una progresiva y cada vez conocimiento amoroso de Cristo y
más eficaz liberación de las atadu- su Reino para sentirse y cada vez
ras que le impiden entregarse del más admirado y enamorado por ÉL
todo a Dios. Éste parece ser el obje- Y así seducido, pueda el sujeto dese-
tivo o el fruto principal que preten- ar imitar lo más posible a su Señor y
de lograrse en la Primera Semana. servirle en todo lo que Él le propon-
Pero, una vez conseguida esa ga [Ej 104]. Este sería el núcleo ope-
purificación y liberación de los d. rativo, pero también la sustancia de
disidentes y torcidos, queda toda- todos los Ejercicios, en su segunda
vía reorientarlos de manera conver- parte sobre todo. Y en esto residiría
gente hacia el nuevo y trascenden- también el secreto de esa particular
tal objetivo. Tarea ésta tal vez más escuela del afecto y de los d. que son
sutil y por ello más prolongada que los Ejercicios. Secreto desde el que se
la anterior, aunque ya iniciada muy explican, además, no pocas de las
eficazmente en la primera fase, con prácticas que se va proponiendo, co-
repetidas oraciones que buscan lle- mo la de las repeticiones, o aquellas
gar a entender y poder más libre- que implican vivamente a la imagi-
mente desear "lo que debo hacer nación o la Aplicación de los senti-
por Cristo..." [Ej 53]. Y en lo que se dos y tantas otras, por las que se
refiere más específicamente al d., se pretende hacer intervenir todas las
trata ahora de proponerle ideales potencias de la persona humana, in-
muy superiores para atraer al suje- cluidas la sensibilidad y la sensuali-
to a sintonizar con ese otro gran d. dad, para ir asegurando la consis-
divino que Jesucristo le descubre tencia y la convergencia de los
de salvar a todo el género humano afectos, los d. y las voliciones, o di-
[Ej 95.107]; gracias a lo cual y por la cho de manera sintética, para asegu-
fuerza de esa inusitada invitación rar lo mejor posible la fuerza del
personalizada, se sentirá el ejerci- amor. Es, por ejemplo, muy de notar
tante particularmente afectado y entre los ejercicios que sirven para
atraído a participar en ese extraor- comprobar la calidad de ese amor
dinario proyecto [Ej 97.94]. íntimo y apasionado a Jesucristo, el
que lleva al ejercitante a sublimar su
Parece como si S. Ignacio com- sensibilidad ante el dolor o la humi-
prendiera intuitivamente la eficacia llación, "por imitar y parecer más
de las técnicas de seducción en lo actualmente a Cristo..." [Ej 167-168]
que a la suscitación de d. se refiere. y poder así asegurar mejor su d. de
Quizás él mismo lo había vivido al imitarle en todo.
sentirse especialmente atraído en su
juventud por los ejemplos de algu- Digamos por último que la cul-
nos héroes y santos. Y por ello en- minación de todo este proceso de
tenderá luego que el ideal y los mag- crecimiento del d. y de su concen-
desolación 570

tración en Cristo, se verificará recu- tander 2003; FERNÁNDEZ, A., "Importancia e


rriendo a aquel otro principio psi- insuficiencia del deseo en la espiritualidad
ignaciana", Man 66 (1994) 131-145; GARCÍA
cológico que afirma que no hay ma- DOMÍNGUEZ, L. Ma, "La ordenación de los
yor motivación para generar un d. deseos en los Ejercicios Espirituales", Com-
amoroso hacia alguien que la de sa- munio 22 (2000) 358-370; IVENS, M., "Desire
berse y sentirse deseado por él. Po- and discernement" The Way Sup 95 (1999)
dría añadirse que este principio es 31-43; KINERK, E. E., "Eliciting Great Desires:
también muy bíblico, ya que según Their Place in the Spirituality of the Society
of Jesús", SSJ16/5 (1984), 1-29; LAMBERT, W.,
las Sagradas Escrituras, Dios ha Das siebenfache Ja: Exerzitien, ein Weg zum Le-
querido revelarse como amante ben, Echter, Würzburg 2004; MCGRATH, T.
(padre o esposo), para ser corres- "The place of Desire in the Ignatian Exerci-
pondido de igual manera por sus ses", The Way Sup 76 (1993) 25-31.
criaturas. S. Ignacio estaba total-
mente convencido de ello y así lo
explica en muchas de sus medita- DESOLACIÓN
ciones y sobre todo, desde ángulos
distintos, en su famosa CAÁ [Ej
A. FUNDAMENTO ANTROPOLÓGICO
230-237]. Y de este modo, al ir sabo-
reando ese mismo convencimiento, 1. Análisis psicológico. La unita-
se enardecerán todavía más los ria e inseparable realidad de la
nuevos y grandes d. del ejercitante, mente y el cuerpo en toda relación
el cual insistirá, de ahora en adelan- personal se da, también, en la expe-
te, en que le sean confirmados y au- riencia relacional espiritual. En la
mentados para poder siempre y d., las ansiedades y depresiones,
"en todo amar y servir a su divina son síntomas que pueden tener co-
majestad" [Ej 233], no deseando ya mo origen dificultades espirituales
otra cosa en este mundo: "dadme no resueltas que se expresan me-
vuestro amor y gracia, que ésta me diante síntomas depresivo-ansio-
basta" [E/234]. sos. Los estados afectivo-cognitivos
manifiestos en la d. son conocidos
Antoni BLANCH, SJ en psicopatología como síntomas
1
de depresión y / o ansiedad. Las de-
Z Afecto, Afección desordenada, Apetito, Bi- presiones y ansiedades manifiestan
narios, Desorden, Determinación, Inclinación,
Indiferencia, Memoria, Moción, Pensamiento, síntomas que corresponden a los
Sensualidad, Sentimiento, Voluntad. llamados trastornos del estado de
ánimo.
Bibl.: ALEIXANDRE, D., "El deseo y el miedo.
Reflexiones desde la Biblia y la Espirituali- Básicamente, la depresión y la
dad ignaciana", Man 66 (1994) 121-129; CAL- ansiedad son signos o señales de
VERAS, ]., ¿Quéfruto se ha de sacar de los Ejerci- alarma que avisan la presencia de
cios...?, Librería Religiosa, Barcelona 1950; enfermedad mental grave o menos
CERTEAU, M. DE, "L'espace du desir ou le grave, depresión psicótica o no psi-
'fondement' des Excercices Spirituels", Ch-
rístus 20 (1973) 118-128; CHÉRCOLES, A., La cótica, o de dificultades personales,
afectividad y los deseos en los Ejercicios Espiri- depresiones no patológicas. Cuan-
tuales, EIDES, Barcelona 1994; CORELLA, }., do han podido ser superadas las
"Dinámica del deseo y de las afecciones de- enfermedades o las dificultades, el
sordenadas en el proceso de los ejercicios", resultado es positivo, desaparecen
Man 66 (1994) 147-160; ID., "Los grandes de- los síntomas. Pero cuando persisten
seos de los Ejercicios y sus traducciones pa-
ra el momento presente", Man 66 (1994) 297- los trastornos, aunque leves, en la
309; DOMÍNGUEZ MORANO, C, Psicodinámica estructura psicológica de la persona
de los Ejercicios ignacianos, M-ST, Bilbao-San- que sufre la depresión o ansiedad,
571 desolación

la resolución de los síntomas puede pa o de inutilidad; pérdida de de-


ser penosa o incluso puede que no seos, de actividades de trabajo o de
se consiga la resolución de la difi- ocio; falta de motivaciones; dismi-
cultad ni la desaparición de los sín- nución o pérdida de satisfacción
tomas. en todas o casi todas las activida-
Las d. tienen en común con las des del día, "perezosa"; pensa-
depresiones y ansiedades que ex- mientos de muerte, ideación suici-
presan un sufrimiento mental y da sin planes o con intentos de
corporal depresivo o ansioso ante suicidio; dificultad de pasar a la
los conflictos o dificultades de la acción, bloqueo, inhibición de ini-
persona. Toda d. se manifiesta co- ciativas, que abarcan hasta los ac-
mo una depresión no saludable, tos más simples de la vida ordina-
aunque algún componente de la ria; presente doloroso, sin futuro,
depresión, como la tristeza, pueda imposibilidad de anticipación del
ser deseable en otras situaciones. tiempo; estado de conciencia peno-
Las d. se consideran siempre recha- so; agitación o ralentización psico-
zables. Las depresiones no lo son motoras; insomnio en mitad de la
siempre; puede haber depresiones noche o en la madrugada o hiper-
reactivas que son saludables. somnia; llanto, tristeza del rostro y
del gesto; manifestaciones corpo-
1.1 Descripción de las depresiones, ralizadas: pérdida de apetito y de
ansiedades y desolaciones. 1.1.1 Las peso, astenia, disminución de la li-
depresiones son estados del ánimo bido; equivalentes depresivos son
formado por un conjunto sintomá- síntomas somáticos, migrañas, vér-
tico (síndrome depresivo) con ma- tigos, etc., sin componente subjeti-
nifestaciones psicológicas, conduc- vo de depresión.
tuales, y corporales. Los síntomas 1.1.2 Las ansiedades son esta-
de las depresiones no tienen todos dos de ánimo que expresan miedo,
el mismo significado, como tam- malestar o preocupación excesiva
bién son distintas las causas o de- ante las dificultades conscientes o
sencadenantes que producen las no conscientes. Hay una ansiedad
depresiones. Los síntomas pueden generalizada y otras que son especí-
ser de distinta intensidad según ficas, todas ellas pueden presentar
que el episodio depresivo sea gra- manifestaciones somáticas, psicoló-
ve, moderado o leve. gicas o conductuales. Se pueden dis-
Los síntomas de la depresión tinguir dos tipos de síntomas: las an-
según la clasificación internacional siedades psíquicas y las ansiedades
de las enfermedades mentales de somáticas. Entre las primeras están
la Organización Mundial de la Sa- la inquietud o impaciencia, la irrita-
lud (O.M.S.) y de la American Psy- bilidad, la fatigabilidad fácil y el
chiatric Association (A.P.A.) son: miedo a perder el control o a morir.
pérdida de interés o satisfacción en Entre las segundas se hallan la ten-
parte de la vida o en toda ella; tris- sión muscular, la alteración del sue-
teza, vacío; disminución de aten- ño y la inestabilidad.
ción y concentración y dificultad 1.1.3 Las d. descritas en los escri-
para tomar decisiones; pérdida de tos ignacianos aparecen siempre co-
confianza en sí mismo, sentimien- mo una experiencia psicológica de
to de inferioridad e inseguridad; malestar, ya sea afectivo: tristeza, os-
sentimientos de desesperanza; curidad, tibieza, "separada de su
sentimientos inadecuados de cul- creador y Señor" [Ej 317; De 157];
desolación 572

cognitivo: razones aparentes, sutile- en las relaciones personales, pero


zas, falacias [Ej 320]; o de la conduc- cuando la tristeza es saludable no se
ta: pereza, turbación, moción a las abandonan las relaciones personales
cosas bajas y terrenas [Ej 317]. Si bien aunque se mantienen con esfuerzo
hay depresiones que no son patoló- doloroso. En la tristeza saludable co-
gicas, sino saludables, cuyos sínto- existen algunos de los síntomas de-
mas pueden en parte presentarse en presivos de la d., pero se acepta el
la d., como ocurre con el síntoma de sufrimiento que producen porque se
la tristeza, hay depresiones patológi- busca una relación amorosa repara-
cas. Consideramos que la d. forma dora de la dificultad que ha nrigina-
parte de una depresión patológica. do la depresión.
1.2 Reconocimiento y diferencia- El origen de la depresión salu-
ción de las desolaciones y depresiones. dable es una reacción ante caren-
1.2.1. Las depresiones no patológi- cias y pérdidas de personas u obje-
cas, reactivas ante dificultades y tos queridos, internos o externos.
conflictos personales externos o in- Cuando aparecen conflictos psíqui-
ternos, se relacionan con las mocio- cos internos sean reales o sólo en la
nes del buen espíritu y con el proce- fantasía, conscientes o no conscien-
so de la experiencia religiosa mística tes, se produce una reacción psico-
o de crecimiento espiritual. En esta lógica. La resolución del conflicto
depresión no hay d., pero puede dependerá, en parte, de la resisten-
darse un proceso de culpa sana, con cia psicológica que se presente al
tristeza, dolor, pena, y reparación de intentar superar los afectos propios
la culpa, sin idea suicida ni destruc- que atan y dificultan el elegir libre-
tiva. La pulsión de vida es más fuer- mente: "tanto se aprovechará en to-
te que la pulsión de muerte. Pero se das cosas espirituales, cuanto salie-
puede dar el deseo de morir (senti- re de su propio amor, querer y
mientos de la "noche oscura" en la interés" [Ej 189]. En la depresión
experiencia mística) movido por los saludable, la d. expresa el malestar
afectos del amor de Dios que desea depresivo del que no encuentra to-
unirse a un objeto de amor total. davía el consuelo que busca en
Dios y se ve abocado a seguir bus-
Si el sentimiento depresivo se cando: "[nos hallamos desolados]
da por una culpa sana (moción del por probarnos para cuánto somos,
buen espíritu), no se manifiesta de- y en cuánto nos alargamos en su
solación. La culpabilidad sana pue- servicio y alabanza, sin tanto esti-
de ser debida a una falta cometida pendio de consolaciones y crecidas
por el propio sujeto o bien por una gracias" [Ej 322].
identificación amorosa con el objeto L2.2. Depresión patológica con
amado y ofendido: tristeza y dolor patología no psicótica. La depresión
con Cristo doloroso. Si el sentimien- patológica de carácter leve guarda
to de culpa es de "falsa culpa" ("ra- relación con diversas maneras de d.
zones aparentes, sutilezas y asiduas o mociones del mal espíritu. En esta
falacias" [Ej 329]), puede entrar a depresión patológica no psicótica,
formar parte de la d. ("formar peca- la d. no llega a la autodestrucción
do adonde no es pecado" [Ej 349]). psíquica o física, aunque puede ha-
La tristeza saludable es un com- ber ideas obsesivo-fóbicas de ten-
ponente de la depresión saludable. dencia suicida, las cuales son temi-
En la depresión saludable hay pérdi- das y rechazadas. En el origen de la
da de intereses vitales y dificultad d. que cursa con depresión patoló-
573 desolación

gica "no psicótica" se pueden en- der, tristar y poner impedimentos


contrar diversas causas o desenca- inquietando con falsas razones,
denantes psicológicos. La d. puede para que no pase adelante" [Ej
indicar una respuesta escasa o nula 315]; dudas, indecisiones, reitera-
con respecto al compromiso con ción de tentaciones, deseos de algo
Dios que se manifiesta por sínto- prohibido en su conciencia... Una
mas de pereza, negligencia: "ser ti- instancia autoritaria interior con-
bios y perezosos o negligentes en trola y exige una fidelidad y sumi-
nuestros ejercicios espirituales y así sión que turba e inquieta. Sólo so-
por nuestras faltas se aleja la conso- metiéndose y / o agrediendo de
lación espiritual" [Ej 322]. La d. manera infantil se intenta conse-
puede, por otra parte, manifestar guir la tranquilidad sin alcanzarla.
un malestar depresivo-ansioso, con "Propio es [del enemigo] militar
afecto egocéntrico, que se da cuan- contra la alegría y consolación
do no se quiere depender del don espiritual, trayendo razones apa-
de Dios sino depender sólo de sí rentes, sutilezas y asiduas falacias"
mismo. De entre varias posibilida- [Ej 329]. Así se puede llegar a per-
des elegimos dos de ellas: la depre- der el gusto por la vida espiritual,
sión y d. con manifestaciones obse- al focalizar la relación con Dios
sivas y las narcisistas. únicamente en la preocupación es-
a) La depresión y d. con manifes- crupulosa por pecados que no lo
taciones obsesivas se suele dar en son: "Me viene un pensamiento de
personas que van buscando per- fuera que he pecado; y por otra
fección religiosa centrada en el au- parte me parece que no he pecado,
tocontrol y en el control del otro, también siento en esto turbación;
para asegurar controlar la relación es a saber, en cuanto d u d o y en
interpersonal o espiritual. Fácil- cuanto no dudo; este tal es propio
mente se cae en el sentimiento de escrúpulo y tentación que el ene-
culpa que se genera cuando se ha migo pone" [Ej 347]; "Si una ánima
escapado al control del otro supe- es [...] delgada, procura [el enemi-
rior. La obsesión se caracteriza por go] de más la adelgazar en extre-
una obligatoriedad que se impone mo para más la turbar y desbaratar
interiormente. Se siente turbación, [...], procura de hacerla formar pe-
confusión, insatisfacción, inseguri- cado adonde no es pecado" [Ej 349].
dad, dudas e indecisión, síntomas b) Depresiones y desolaciones nar-
todos ellos obsesivo-escrupulosos. cisistas. Están relacionadas con el
Tal fue la experiencia de Ignacio en estilo de personalidad conocida co-
Manresa: "Vino a tener muchos mo histero-narcisista. Suelen ocu-
trabajos de escrúpulos [...] Le pa- rrir esta clase de d. cuando en la re-
recía que algunas cosas no había lación personal y espiritual no se
confesado y esto le daba mucha quiere depender del don de Dios si-
aflicción [...] No quedaba satisfe- no de uno mismo, cuando no se to-
cho [...], de modo que él se hallaba lera con facilidad las contradiccio-
muy atribulado; conocía que aque- nes y frustraciones así como al no
llos escrúpulos le hacían mucho encontrar enseguida lo que se bus-
daño, más no los podía acabar con- ca; también cuando se necesita que
sigo" [Au 22]. los demás se enteren del padeci-
miento para que devuelvan el apre-
Las dificultades de esta d. se
cio que se siente que se ha perdido.
manifiestan de diversas maneras:
Esto mismo es lo que dice S. Igna-
"Propio es del mal espíritu mor-
desolación 574

ció al mencionar las causas porque busca el bienestar del otro es por
nos hallamos desolados: "por dar- identificación proyectiva en el
nos vera noticia y conocimiento pa- otro: "el otro soy yo".
ra que internamente sintamos que Las d. narcisistas se dan no só-
no es de nosotros traer o tener de- lo en principiantes sino en personas
voción crecida, amor intenso, lágri- adultas que, paradójicamente, apa-
mas ni otra alguna consolación es- recen como muy sensatas mientras
piritual, mas que todo es don y no sufran ciertas contradicciones:
gracia de Dios nuestro Señor y por- "turbación del ánima, moviendo a
que en cosa ajena no pongamos ni- las cosas bajas y terrenas, inquietud
do, alzando nuestro entendimiento de varias agitaciones y tentaciones,
en alguna soberbia o gloria vana, moviendo a infidencia, [...] sin
atribuyendo a nosotros la devoción amor, hallándose toda perezosa, ti-
o las otras partes de la espiritual bia, triste..." [Ej317].
consolación" [E/322].
2.2.3. Depresión patológica con
Otra característica de la d. nar-
patología psicótica o melancólica (endó-
cisista es que no hay claridad en la
gena y bipolar). Por último, tenemos
exposición de las experiencias inte-
las d. y mociones del mal espíritu
riores. Se encubre la realidad de lo
que ocasionan dificultades graves
que está ocurriendo en el espíritu,
que impiden o sesgan las capacida-
no sólo al "confesor" sino también
des del subiecto (sujeto) para tener
a uno mismo: "Cuando el enemigo
una experiencia espiritual, al me-
de natura humana trae sus astucias
nos de forma en algunas circuns-
y suasiones a la ánima justa, quiere
y desea que sean recibidas y teni- tancias. Puede que no aparezca una
das en secreto" [Ej 326], Es una d. sintomatología externa llamativa,
opaca que impide ver qué hay en el pero hay un estilo de conducta de
fondo. Desorienta no solo al desola- personalidad depresiva psicótica.
do, sino al que le acompaña. El origen o desencadenante de
Si la organización narcisista la d. y depresión psicótica está muy
que está subyacente es muy inten- vinculado al trastorno somático jun-
sa, hay dificultad para librarse a to a la estructura de la personalidad
causa de la resistencia protectora psicótica. Puede haber síntomas de
que evita el dolor de enfrentarse a ideación suicida con o sin planes de
la realidad. No hay sentimientos suicidio, pensamientos de muerte, a
de culpa, son negados inconscien- pesar de que la persona esté unida
temente al ser demasiado doloroso espiritualmente con Dios. Es moción
el soportarlos. La culpa se proyec- del mal espíritu grave. La pulsión de
ta y queda en los otros. Si hay reco- muerte tiende a la muerte mental.
nocimiento de culpa es sólo inte- Queda sesgada o impedida la expe-
lectualmente. Ser culpable sería riencia espiritual: "sin esperanza, sin
estar desprovisto de todo afecto. amor [...] como separada de su
Lo contrario ocurre en la culpa Criador y Señor" [Ej 317]. La doloro-
amorosa propia de la depresión sa- sísima experiencia melancólica abo-
ludable en la que se hace repara- ca a un sentimiento de estar perdido
ción amorosa de la culpa. En la d. irremisiblemente. La culpa amenaza
narcisista no hay reparación por la implacablemente. Sólo se podría ex-
estima del otro, sino por quedar piar con la propia aniquilación. Hay
bien para no perder aprecio. Se oscuridad, sin futuro, enferma men-
busca el propio bienestar y si se te y cuerpo, se pierde el apetito y las
575 desolación

fuerzas, hay ideas o intentos de sui- mativos, pero manifestar un blo-


cidio. Es difícil poder sentir una cul- queo afectivo psicótico que deja al
pa sana, reparadora. La meditación sujeto no apto para una experiencia
del infierno [Ej 65-71] se sentirá co- espiritual profunda,
mo expresión de la propia realidad
interna, o incluso lleva a confundir- Jordi FONT, SJ
se con la propia realidad externa en
una vivencia que tienda a delirante.
Bibl.: ASOCIACIÓN AMERICANA DE PSIQUIA-
Esta profunda d. no se confun- TRÍA (APA), Manual Diagnóstico y Estadístico
de con la d. espiritual de la "noche de los Transtornos Mentales, DSM-IV, Mas-
oscura" mística, ni en su fenomeno- son, Barcelona 1995; CORELLA, ]., "La deso-
logía ni en su desencadenante, ni lación espiritual en nuestro mundo de
en el proceso psicológico concomi- hoy", Man 75 (2003) 325-344; FONT RODON,
tante. En la experiencia mística hay J., Religión, Psicop atólogía y Salud Mental,
Paídós, Barcelona 1999; ID., "Aspectos psi-
una d. profunda como resultado cológicos del "Tercer exercicio... haciendo
del despojarse de todas las tenden- tres coloquios'", Man 55 (1983) 87-89; GAR-
cias egocéntricas que le impiden la CÍA DOMÍNGUEZ, L. Ma, "Desolación, depre-
búsqueda intensa y absoluta de sión y tristezas ambivalentes", Man 75
Dios. La experiencia desolada de (2003) 359-375; MUNITIZ, J. A., "St. Ignatius
"la noche oscura" no sólo no es of Loyola and Severe Depression", The
Way 44 (2005) 57-69; ORGANIZACIÓN MUN-
"mal espíritu", sino que es la expre- DIAL DE LA SALUD (OMS), Clasificación inter-
sión de un proceso deseable de pu- nacional de las enfermedades, trastornos men-
rificación sana y sublime. Evolucio- tales y del comportamiento (Cim-10), Décima
na pasando del abandono de los Revisión de los Trastornos Mentales y del
propios afectos a la entrega unitiva Comportamiento, Meditor, Madrid 1992; RU-
en el Amor. Hay una creatividad BIA, F. ]., El Cerebro nos engaña, Temas de
hoy, Madrid 2000.
sana compatible con el sufrimiento
que comporta el crecimiento.
2. Conclusiones: Esquema diferen-
cial de las desolaciones. 2.1 Se dan d. B. APROXIMACIÓN IGNACIANA
no saludables en sí mismas causa-
das por negligencias, faltas o peca- 1. Desolación en los escritos igna-
dos [Ej 63]. Pero pueden dar lugar a cianos. En los escritos ignacianos, el
una reacción saludable cuando se término desolación aparece treinta y
superan las dificultades personales tres veces, de las cuales veintitrés se
espirituales. Indican un proceso de encuentran en los Ejercicios Espiritua-
maduración en la medida que son les, seis en el Directorio Autógrafo, dos
superadas con provecho [£; 322]. en el Directorio dictado al Padre Vic-
2.2 Hay d. con dificultades psicoló- toria y sólo una vez en la Autobiogra-
gicas no graves que ofrecen resis- fía y en el Diario espiritual. La d. es un
tencia a ser superadas ("desorden elemento clave en el proceso de los
de operaciones" [Ej 63]). Se diversi- Ejercicios, de tal modo que resultaría
fican según sea el tipo de dificultad casi imposible entender o hacer bien
psicológica: obsesiva, histeroide, éstos sin saber distinguirla y recono-
narcisista. 2.3 Existen d. con dificul- cerla. También es imprescindible sa-
tades psicológicas graves por su ber manejarse bien con ella, e incluso
agudeza o por su persistencia. Pue- aprovecharla, para obtener el fin que
den presentar síntomas de una de- se pretende en los Ejercicios.
presión de tipo psicótico. O bien 2. Contexto. El contexto, como
pueden no presentar síntomas lla- el de todas estas reglas a partir de la
desolación 576

tercera, es el de la persona de dis- lación". La mera ausencia de conso-


cernimiento, es decir, aquella perso- lación, por tanto, no es desolación.
na que siente sus desconsideracio- Porque es esencial a ésta la conno-
nes con Dios y está deseosa de tación de lucha y conflicto, de ir en
amarle más y más, tal como queda contra, de oponerse frontalmente a
presentada en la segunda regla: otra experiencia consolatoria ya co-
"las personas que van intensamen- nocida. En las primeras notas que
te purgando sus pecados, y en el se conocen de S. Ignacio, "Para dar
servicio de Dios nuestro Señor de Ejercicios" (Dl,12), explica de este
bien en mejor subiendo" [Ej 315]. modo la d. como opuesta a la con-
En la situación descrita en la prime- solación ya conocida: "es así como
ra regla [Ej 314], que es la de una guerra contra la paz, tristeza contra
persona ajena a todo deseo de dis- gozo espiritual, esperanza en cosas
cernimiento, no hay lugar alguno bajas contra la esperanza en las al-
para la d.; en esas personas puede tas; así como el amor bajo contra el
haber depresión psíquica, y tam- alto, sequedad contra lágrimas, va-
bién desazón, disgusto o remordi- gar la mente en cosas bajas contra
miento espiritual, pero no desola- la elevación de mente". Algo seme-
ción. Por definición, ésta es un jante dice en la descripción que ha-
impulso o "moción espiritual" que ce de la d. en la cuarta regla [Ej
sólo puede darse en las personas 317], donde repite hasta tres veces
más pendientes de Dios, porque ya su característica de ser en todo
han experimentado y se han dejado "contraria" a la consolación.
llevar de la consolación. Todo ello 3.2 Los sentimientos. Su presenta-
muestra que se trata de un clima, ción se describe como si se tratase de
atmósfera o movimiento que Igna- una serie de estados de ánimo yux-
cio denomina "moción espiritual". tapuestos o amontonados, de los
Desolación y consolación son mo- cuales nos sentimos incapaces de re-
ciones espirituales que no sólo apa- alizar una "lectura" precisa y nítida,
recen al ejercitarse, sino que tienen mientras la estamos viviendo. Y a
que aparecer. Si no se dan, es signo continuación la desglosa. La d. ex-
de que se están haciendo mal los presa un conjunto de sentimientos:
Ejercicios (cf. [Ej 6]). Estas mociones "Oscuridad del ánima, turbación en
son alternas y pueden ser positivas ella, moción a las cosas bajas y terre-
o negativas. De aquí el necesario e nas, inquietud de varias agitaciones
indispensable discernimiento: "Re- y tentaciones, moviendo a infiden-
glas para [...] sentir y conocer las cia, sin esperanza, sin amor, hallán-
varias mociones que en la ánima se dose toda perezosa, tibia, triste y co-
causan: las buenas para recibir y las mo separada de su Criador y Señor"
malas para lanzar" [Ej 313]. [Ej 317]. La definición que propone
3. Definición. S. Ignacio define S. Ignacio va dejando al leerla una
la d. al comienzo de las Reglas de sensación pretendida de confusio-
discernimiento propias de la Prime- nismo, desunificación interior y falta
ra Semana [Ej 317], donde establece de aliento: "moviendo a infidencia,
el único contexto en el que puede sin esperanza, sin amor, hallándose
darse y señala tres elementos carac- toda perezosa, tibia, triste y como se-
terísticos de ella. Los elementos ca- parada de su Criador y Señor" [Ej
racterísticos de la d. son estos tres, 317]. La acumulación de sensaciones
según S. Ignacio: 3.1 Identidad refle- negativas parece querer subrayar los
ja. "Es todo lo contrario de la conso- aspectos objetivos de la situación,
577 desolación

por encima de la simple percepción la d. se interpone de manera que


subjetiva del que la vive. Lo corrobo- "con cuyos consejos no podemos to-
ra también la corrección que hizo mar camino para acertar" [Ej 318].
muy pronto S. Ignacio, sustituyendo Pero a pesar de este factor turbador,
la palabra "ceguera" (que aparecía gracias a las desolaciones se puede
en la primitiva redacción y podía su- "hacer sana y buena elección" [Ej
gerir algo de culpa o incapacidad 175], ya que es un material de discer-
subjetiva) por "oscuridad" (que de- nimiento que permite hacer elección
nota claramente una realidad objeti- por Segundo Tiempo, el cual es "por
va mala). Todas las expresiones utili- experiencia de consolaciones y deso-
zadas en esta cuarta regla quieren laciones" [Ej 176].
dar la imagen de un deterioro acu- Sobre todo, la persona desola-
mulativo en la persona que padece da se ve a sí misma "como separa-
la d. En efecto, todo lo valioso parece da u olvidada de Dios". San Ignacio
devastado cuando la persona deso- explica a Teresa Rejadell, en carta
lada se halla "toda perezosa, tibia, del 18 de junio de 1536, que en la d.
triste, sin amor". En el límite de los "nuestro antiguo enemigo nos trae
males, como confirmándose la d. a sí pensamientos, como si del todo
misma, la persona se ve a sí misma fuésemos de Dios nuestro Señor ol-
"como separada de su Criador y vidados; y venimos en parecer que
Señor". en todo estamos apartados del Se-
3.3 Los pensamientos. La caracte- ñor nuestro" [Epp I, 99-107]. Es ob-
rística fundamental de la d., por la vio que sólo para el que ha sentido
que puede ser inmediatamente reco- y gozado antes la experiencia con-
nocida, es que de ella salen pensa- traria, resulta ahora esta experien-
mientos contrarios a los que salen de cia un drama casi irresistible. Del
la consolación [Ej 317]. Para S. Igna- mismo modo que el desamor les
cio, ello es muy explicable porque en parece un infierno sólo a aquéllos
la d. no están dominando ni los pen- que han conocido y gozado antes lo
samientos propios, ni los que vienen que es el amor.
del buen espíritu, sino los que nos 4. Causas de la desolación. A la
está aconsejando el mal espíritu [Ej luz de la regla novena de la Primera
32.318], cuyas intenciones son clara- Semana sobre las "causas de la de-
mente maliciosas [Ej 331-334]. De ahí solación" descubrimos la forma de
que éste sea el tiempo en que resul- entender sus mecanismos y, por
tan más posibles los engaños y más tanto, de aprovecharnos para inver-
fuertes las tentaciones, y también tir su sentido ("lo que el tentador
aquél en que directamente y con más pretende") a favor del seguimiento
fuerza va a quedar afectada la vida personal de Cristo. No basta con re-
de oración, privándola de toda devo- chazar una y otra vez sus pretensio-
ción y gusto [Ej 13]. En principio, en nes, sino que es necesario también
las personas que van de bien en me- desenmascararla para siempre, por-
jor subiendo, la d. es moción del mal que de ahí puede derivarse lógica-
espíritu [Ej 315], mientras que para mente mucho provecho para la vi-
las que van "de pecado mortal en da espiritual -"ahora resta hablar
pecado mortal" puede ser signo del de cómo la hemos de entender, y
buen espíritu, "punzándoles y re- entendido sabernos aprovechar", le
mordiéndoles las conciencias por el dice S. Ignacio a Teresa Rejadell, al
sindérese de la razón" [Ej 314]. final de su carta-. A ello responde
Avanzando en el camino espiritual, la básica regla novena [Ej 322], don-
desolación 578

de ofrece elementos para encontrar te sintamos que no es de nosotros


la "lectura" correcta de la d. y no traer o tener devoción crecida,
interpretarla ya como un "abando- amor intenso, lágrimas ni otra algu-
no de Dios". na consolación espiritual, mas que
4.1 La libertad. Para recuperar el todo es don y gracia de Dios nues-
interés por cultivar el don recibido, tro Señor" [Ej 322]. El momentáneo
cuando se había dejado por como- "escondimiento" de Dios permite
didad o por creerse autosuficientes. hacer valorar mejor lo que anterior-
"Por ser tibios, perezosos o negli- mente se había recibido, y "sentir y
gentes en nuestros ejercicios espiri- gustar" ahora qué gratuitamente se
tuales y así, por nuestras faltas, se recibía antes la consolación. La d.
aleja la consolación espiritual de puede ser mirada entonces con ver-
nosotros" [Ej 322]. El enflaqueci- dad como un "toque de atención"
miento espiritual advierte de la ne- de Dios a la persona espiritual, un
cesidad de cultivar el don que se re- hacerse Él presente en su vida, a ba-
cibió, porque es claro que todo lo se de mostrarle el revelador con-
precioso y apreciado se cultiva. Así, traste de esta situación con la con-
el alejamiento de la paz y la alegría solación anterior. Mirado de este
interior tiene todo el valor pedagó- modo, el "silencio de Dios" se llena
gico de un aviso o recordatorio pa- también de palabra.
ra empujarnos a deducir todas las 5. Cómo comportarse ante la de-
consecuencias prácticas de nuestro solación. Como era de esperar, la
agradecimiento. mayor parte de las reglas o conse-
4.2 El desprendimiento. Para que jos que da S. Ignacio para "sentir y
podamos comprobar que la consola- conocer las varias mociones que
ción no es obra nuestra, sino que en la ánima se causan" [Ej 313-
"viene de fuera" [Ej 32], y así cono- 327], están dirigidas a manejarse
cernos mejor. "Por probarnos para bien en la desolación. Se distin-
cuánto somos y en cuánto nos alar- guen bien en estas reglas los con-
gamos en su servicio y alabanza, sin sejos para "antes, durante y des-
tanto estipendio de consolaciones y pués" de pasar la experiencia:
crecidas gracias" [Ej 322]. La expe- 5.1 En tiempos previos a la desola-
riencia de la d., al hacer sentir con ción. El consejo único para antes de
tanta fuerza la inconsistencia propia, vivir la d. es prevenirse contra ella
cumple un papel purificador muy tomando fuerzas para cuando lle-
necesario, de desmontar falsos pun- gue. Obviamente, ello sólo puede
tos de apoyo en el propio crecimien- hacerse en el tiempo de la consola-
to espiritual, de deshacer falsas es- ción anterior, y el camino para ha-
peranzas narcisistas y, en definitiva, cerlo consiste en guardar en el cora-
de situar las cosas en su justo lugar, zón esta experiencia consolatoria,
haciendo factible la propia humil- para hacer memoria de ella des-
dad. Es muy humano que la noche, pués, aprendiendo a poner la con-
en todos los órdenes, haga elevar la fianza en Dios y no en las propias
mirada al cielo con más frecuencia fuerzas [Ej 324], porque "todo es
aún que la claridad del día. don y gracia de Dios nuestro Se-
4.3 El don de Dios. Para recono- ñor" [Ej 322]. La memoria agradeci-
cer y sentir la presencia regaladora da de la consolación anterior es el
de Dios. "Por ciarnos vera noticia y mejor antídoto contra las tentacio-
conocimiento para que internamen- nes que conlleva la d. [Ej 323].
579 desolación

5.2 Durante la desolación. 5.2.1 tal desolación: "Mucho aprovecha


Firmeza y constancia. "En tiempo de el intenso mudarse contra la mis-
desolación nunca hacer mudanza, ma desolación, así como es en ins-
mas estar firme y constante en los tar más en la oración, meditación,
propósitos y determinación en que en mucho examinar y en alargar-
estaba el día antecedente a la tal nos en algún modo conveniente de
desolación, o en la determinación hacer penitencia" [Ej 319]. Asimis-
en que estaba en la antecedente mo, la ayuda puede venir también
consolación" [Ej 318], cuando se de otras personas de quienes reci-
veían las cosas claras. Porque con bir luz para evitar los engaños [Ej
los consejos de la d. -subraya S. Ig- 17.326], y ayudarle a desdramati-
nacio- "no podemos tomar camino zar la situación y recuperar los áni-
para acertar". Se anima al desola- mos [Ej 7].
do a considerar cómo la d. es un 5.3 Después de la desolación. Co-
estado transitorio en el que "el Se- mo en toda experiencia espiritual
ñor le ha dejado en prueba, en sus [Ej 77.334], también en la d. consi-
potencias naturales, para que re- dera fundamental S. Ignacio refle-
sista a las varias agitaciones y ten- xionar sobre ella "después" de ha-
taciones del enemigo, pues puede berla vivido, y así entender mejor
con el auxilio divino" y, lo que es "lo que ha ocurrido". La d. queda
de gran importancia, "el cual siem- mucho mejor entendida y resituada
pre le queda, aunque claramente cuando se analiza desde la serena
no lo sienta" [Ej 320], para resistir consolación posterior que "después
las pretensiones de la d., descalifi- vendrá" [Ej 321.323], porque sólo
car sus sugerencias e impedir así entonces se perciben con toda clari-
ser engañado, ni siquiera en la más dad sus engaños, se toma nota de
mínima medida. ellos, y se guarda memoria para el
5.2.2 Energía y perseverancia. El futuro de qué medios han resultado
segundo consejo, también necesa- efectivos, y cuáles no, para no de-
rio, consiste en oponerse y plantar jarse arrastrar por la angustia o la
cara a la d., evitando su asenta- tristeza de la d. [Ej 320]. Se descu-
miento en el alma [Ej 319]. "Por ha- bre incluso cuánto ha tenido esta
cer contra la desolación y vencer experiencia de prueba o lección po-
las tentaciones, debe siempre estar sitiva para el orante.
alguna cosa más de la hora [de ora- 6. Conclusiones. Para tener claro
ción] cumplida; porque no solo se el uso que S. Ignacio hace del térmi-
avece a resistir al adversario, mas no, puede ser útil concretar breve-
aun a derrocalle" [Ej 13]. Aunque mente el sentido que le da a la d. en
no lo pareciere, el desolado tiene los Ejercicios: 6.1 Es una experiencia
siempre fuerzas para no acomodar- propia de las personas que viven la
se ni acobardarse en la situación [Ej espiritualidad del discernimiento;
320.324.325]. que aparece siempre después de ha-
5.2.3 Paciencia activa: "Trabaje ber conocido la consolación; y que se
de estar en paciencia, que es con- presenta además específicamente co-
traria a las vejaciones que le vie- mo contraria a ella, cuestionándola.
nen, y piense que será presto con- 6.2 Se vive como una experiencia
solado, poniendo las diligencias esencialmente confusa, en la que
[necesarias] contra la tal desola- tampoco prevalecen los pensamien-
ción" [Ej 321]. El ejercicio propio en tos propios, sino otros "que vienen
tiempo de d. es trabajar contra la de fuera" y no se pueden controlar.
determinación 580

El pensamiento clave es el de sentir- DETERMINACIÓN


se "abandonado u olvidado de
Dios". 6.3 Pese a su pretensión de ser
irresistible, el desolado puede plan-
tar cara a la d., desde sus requeri-
N o es un término técnico, aun-
que sí frecuente en los escritos
ignacianos y en el lenguaje de la
mientos, vivirla con paciencia, pedir época. En la Concordancia Ignaciana
ayuda y evitar sus engaños. 4.4 Aun- aparecen en total 136 veces "deter-
que es cierto que la apariencia de la minar, determinación" con sus va-
d. es mala y destructiva, sin embar- riantes. Sebastián de Covarrubias
go, bien vivida y entendida puede en el TLC (1611, con adiciones de
aportar grandes provechos espiri- 1674) describe así el significado de
tuales al que la padece. la palabra "determinar": "Definir,
tomar resolución de algún hecho.
Z1 Agitación, Consolación, Culpa, Discerni- Determinar la causa, sentenciarla.
miento, Espíritus, Experiencia de Dios, Mal Es-
píritu, Moción, Tentación, Tristeza, Tibieza,
Determinado [es el] dispuesto a ha-
Turbación. cer una cosa. Indeterminable, el que
nunca se resuelve en lo que ha de
Bibl.: ARZUBIALDE, S., Ejercicios, 625-631; hacer." Y el DiccAut registra el sig-
637-644 y 653-665; AUFAURE, B. V., "Depres-
sion and spiritual Desolation", The Way 42 nificado de la palabra d. como "ac-
(2003) 47-56; CORELLA, J., "La desolación to de la voluntad que resuelve la in-
espiritual en nuestro mundo de hoy", Man diferencia". Entre los sinónimos
75 (2003) 325-344; FONT, J., "Los afectos en consigna "resolución", "decisión",
desolación y en consolación: lectura psico- "osadía", "audacia" y "valor".
lógica", en Psicología I, 141-153; GARCÍA
DOMÍNGUEZ, L. Ma, "Desolación, depresión En el vocabulario ignaciano se
y tristezas ambivalentes", Man 75 (2003) determinan por una parte las per-
359-375; GARCÍA HIRSCHFELD, C, "Las re-
sonas, especialmente cuando se usa
glas de discreción de primera semana",
Man 61 (1989) 17-30; GREEN, T. H., "Begin- el reflexivo "determinarse", pero
ners and Desolation", en Weeds among the también los asuntos o cuestiones.
Wheat. Discernment: Where Prayer and Ac- Objeto de d. puede ser tanto la en-
tion Meet, Ave María Press, Notre Dame carnación de la segunda persona de
1998,105-121; GUILLEN, A., "El valor peda- la Santísima Trinidad [Ej 102] como
gógico de la desolación", Man 75 (2003)
345-357; IVENS, M., Understanding the Spiri- quedarse en un hospital de Manre-
tual Exercises, Iñigo Enterprises, Cromwell sa por algunos días [Au 18], decla-
Press, Wiltshire - BA 1998, 218-223; MAR- rar qué es pecado mortal y qué es
TIN, Hv "Desolation", DSp III, 631-645; venial [Au 68] o mandar, como hace
MENDIBOURNE, ]., "Le sens de la desolation el tercer Concilio Cartaginense,
spirituelle", Christus 153 (hors serie)
(1992), 105-117; SAMPAIO, A., Los Tiempos de "que la supeléctile del obispo sea
Elección en los Directorios de Ejercicios, M-ST, vil y pobre" [Ej 344]. En las Consti-
Bilbao-Santander 2004, 121-132; TONER, J. tuciones hay asuntos que se remiten
]., A Commentary on St. Ignatius' Rules for a la d. de los superiores (cf. [Co
the Discernment of Spirits, IJS, St. Louis MO 343]).
1995, 122-204; TORNOS, A., "Dimensiones
culturales de la desolación", Man 75 (2003) Determinar significa fijar los
377-388. términos, es decir, 1) decidir, pero
también 2) emitir dictamen o dictar
Antonio T. GUILLEN, SJ sentencia, resolver o dirimir una
cuestión por quien tiene autoridad
y competencia para hacerlo. Vea-
mos una tras otra estas dos acepcio-
DESORDEN: / Orden. nes emparentadas entre sí.
581 determinación

1. La d. como decisión y su papel mo proceso. La deliberación pre-


en la trayectoria espiritual. El equiva- para la decisión; la decisión pone
lente actual más obvio de determi- fin a la deliberación. La delibera-
nar es decidir, y el de d., decisión. ción ve el proceso como una bús-
Determinación es el proceso (y tam- queda cognitiva del acierto y de
bién el resultado final de ese proce- saber lo que se quiere. Pero siem-
so) por el que una persona pasa de pre hay zonas de oscuridad; el
un estado de indecisión o indeter- proceso no se puede alargar inde-
minación al estado en el que la de- finidamente; en algún momento la
cisión está tomada, la persona ha voluntad pone fin, corta (scisio) la
tomado una d., ha fijado los térmi- deliberación y pasa a la acción.
nos en que en adelante se va a si- Una decisión que no vaya prepa-
tuar en relación con algún asunto o rada por la deliberación se aproxi-
aspecto de su vida. Por eso puede ma a la arbitrariedad ciega; una
decirse que la persona está determi- deliberación que buscase llegar a la
nada o decidida. decisión como conclusión de una
clarificación exhaustiva se prolon-
En el vocabulario ignaciano no
garía indefinidamente. Toda d.
se encuentra la palabra decisión. Se
concreta combina en mayor o me-
encuentra la palabra "elección", pa-
nor proporción ambos elementos.
labra que designa un proceso espe-
cífico y característico de los Ejerci- La decisión poco dice sobre lo
cios y de la espiritualidad ignaciana. decidido. La d. recoge lo que aporta
La d. tiene un significado cercano al la deliberación, lo fija en sus térmi-
de la elección, pero su uso es menos nos; el que ha tomado la d. se ha
técnico y específico. determinado a su vez a sí mismo.
Se explicita una mayor continuidad
Ante diferentes cursos posibles entre la d. y la deliberación que en-
de acción, la persona elige uno y tre la deliberación y la decisión, por
descarta otros, toma una determi- eso puede hablarse de "determina-
nación. La elección consiste tam- ción deliberada" [Ej 98; Co 51].
bién en seleccionar uno de esos cur-
El libre albedrío se llama tam-
sos de acción y dejar los otros. La
bién libertad de indiferencia, es de-
palabra d. alude más directamente
cir, la facultad por la que los seres
al estado en que queda quien la to-
humanos una vez que se dan todos
ma y el asunto decidido, e incluye
los requisitos para actuar, pueden
un matiz de firmeza al poner de re-
actuar o no actuar, actuar de una
lieve que con ella quedan fijados
manera o de otra. Ejercer la libertad
los términos que pasan de ser va-
es, pues, pasar de la indetermina-
gos, "indeterminados", tal vez fluc-
ción o indiferencia a la determina-
tuantes, a ser precisos, "determina- ción. La indeterminación como pa-
dos", categóricos. so previo a la d. o decisión es algo
La d. marca un contraste entre no sólo necesario, sino conveniente.
el estadio anterior a la decisión y Es precisamente lo que permite
la situación posterior a ésta. El plantearse la elección. La indiferen-
proceso de determinarse viene cia ignaciana es un caso especial de
normalmente preparado por una esa indeterminación, es la adhesión
deliberación más o menos amplia incondicional y absoluta al Creador
y culmina en la decisión que pone y al último fin para el que fuimos
fin ese proceso. Cada palabra de- creados que genera una libertad y
signa matices diferentes del mis- disponibilidad interior para aceptar
determinación 582

cualquier alternativa que nos con- das o dejaría estar todo el asunto
duzca más a él. J. Gómez Caffarena [Au 15.16].
ha definido la libertad cristiana co- A través de la duda, de la inde-
mo el amor al Bien Infinito que des- terminación, se abren paso en la vi-
vincula del bien meramente finito. da de Ignacio los caminos de Dios.
La buena elección ha de empezar Primero con las experiencias vaci-
por la indiferencia (o lo que es lo lantes acerca de lo que haría con su
mismo, la indeterminación frente a vida tras restablecerse de su enfer-
los bienes creados), y terminar con medad [Au 7.8.9]. Más adelante se
una d., una vez purificadas y neu- planteaba hacer grandes peniten-
tralizadas las inclinaciones y afec- cias, ir a Jerusalén, meterse a cartu-
tos desordenados. jo [Au 14]. La etapa terrible de es-
La d. o firmeza de voluntad es crúpulos que vivió Ignacio en
un rasgo del carácter de S. Ignacio, Manresa termina con una d. firme
incluso antes de su conversión. La de "de no confesar más ninguna co-
Autobiografía va señalando las suce- sa de las pasadas; y así de aquel día
sivas d. de diferente orientación y adelante quedó libre de aquellos es-
calado que se va planteando el pe- crúpulos, teniendo por cierto que
regrino Ignacio y que van configu- nuestro Señor le había querido li-
rando ("determinando") su vida y brar por su misericordia". La gracia
su trayectoria espiritual: someterse de verse libre de escrúpulos en ade-
a una segunda operación para se- lante es a la vez vista como obra de
guir al mundo o hacer grandes pe- la misericordia divina y de la pro-
nitencias, el modo de vestir y de pia determinación [Au 25].
ayunar, ir a Jerusalén, a Barcelona,
Alcalá, Salamanca y a París a estu- S. Ignacio señala en sentido po-
diar (cf. [Au 4.17.18.24.27.29.50.63. sitivo dos contextos en los que el
71.74]). "El verbo determinar cruza hombre se halla indeterminado:
[... ] todo el Reía to [...]" del Peregri- uno es el de los que entran en la CJ
no -escribe F. J. Ruiz Pérez-. indiferentes, sin haber determinado
si entran para sacerdotes o para
También la "indeterminación" hermanos [Co 15]. El otro contexto
juega un papel muy importante,
es en las "Notas para sentir y enten-
tanto positivo como negativo, en la
der escrúpulos" donde, sin que
vida de Ignacio y en su espirituali-
aparezca explícitamente el verbo
dad. Ni la indeterminación es
"determinar" o el sustantivo d., se
siempre mala, ni toda d. es acerta-
dice que durante un tiempo es bue-
da. S. Ignacio en algunos momen-
no dudar de si algo es o no es peca-
tos de su trayectoria espiritual es
do. Lo malo es quedarse en la duda
caviloso e indeciso, pero sabe salir
paralizante y anclarse en la indeci-
de la indecisión. Es conocido el pa-
saje de la Autobiografía en el que sión o indeterminación permanen-
tras el encuentro con un moro que te. "La duda no puede ser un esta-
no admite la virginidad de María dio definitivo y sin plazo"; "el
en el parto, S. Ignacio se encontra- proceso de búsqueda ha de prolon-
ba perplejo, sin poder determinar- garse en una determinación" (Ruiz
se por sí mismo ni por certezas en Pérez 2000,178ss).
su proceso de deliberación. Cansa- Por otra parte, no toda d. es
do de examinar, determina que sea acertada. Y como lo importante es
la muía la que determine si busca- acertar por eso se dedica tanto em-
ría al moro para darle de puñala- peño a la elección, "para en todo
583 determinación

acertar...". Ya en el mismo título de La indiferencia ignaciana no es


los Ejercicios se nos dice que en ellos mera indeterminación. El que está
se trata de "vencerse a sí mismo y indiferente está enteramente deter-
ordenar su vida sin determinarse minado a amar y servir a Dios en to-
por afección alguna que desordena- do y por eso le da lo mismo, no está
da sea" [Ej 21]. En tiempo de deso- determinado, a querer más salud
lación bajo el influjo del mal espíri- que enfermedad o más vida larga
tu no es posible acertar, por eso es que corta, etc. Toda buena elección
necesario no hacer mudanza, sino empieza con una actitud de indife-
permanecer en la d. anterior, resis- rencia y ha de terminar en una d., en
tiendo a la desolación [Ej 318]. una decisión. Pero las elecciones in-
En el mismo proceso de delibe- mutables, y las que aun siendo mu-
ración y discernimiento espiritual, tables están bien hechas, no deben
tal como se nos muestra en el Diario ser objeto de nueva elección; hay
espiritual, el que lo hace ha de ir to- que mantenerse en la d. que no se
mando decisiones, determinando si puede o que no es bueno cambiar.
hay que seguir buscando o parán- La d. de la que más habla S. Ignacio
dose, agradeciendo o pidiendo, en sus Cartas es, tal vez, la d. de en-
ofreciendo una misa o dando el pro- trar, vivir y morir en la CJ. En este
ceso por concluido... Sólo tras ha- sentido es importante que no sólo
berse determinado en uno u otro insistamos en la elección, más pro-
sentido es posible experimentar si la pia del momento de búsqueda de
d. tomada es acompañada de conso- los Ejercicios, y desarrollemos igual-
lación o de desolación y es posible mente la espiritualidad de la d. tras
averiguar si el buen espíritu confir- haber elegido debidamente.
ma o no la decisión tomada. El Dia- 2. Determinación como dictamen
rio espiritual termina con dos alusio- o sentencia emitida por quien tiene au-
nes a la d. de acabar el proceso sin toridad y competencia para hacerlo. Ci-
una consolación final y al contenido tábamos arriba el TLC de Sebastián
de la d. tomada en el asunto someti- de Covarrubias, que ponía como
do a deliberación. Ignacio determi- segundo significado de "determi-
na no decir más misas y "crecía mu- nar": "Determinar la causa, senten-
cho en amor divino" [De 148]. ciarla". Se trata de la decisión que
Frente a la tentación de reabrir el dicta la autoridad competente y por
proceso, y de las dudas inducidas la cual un asunto queda fijado en
por el tentador, Ignacio responde sus términos. Este es el sentido en
sin turbación alguna, y ve confirma- el que las Reglas para sentir con la
do con lágrimas y toda seguridad lo Iglesia hablan de "si la Iglesia jerár-
que había determinado [De 151]. quica así lo determina" [Ej 365] y
Sólo cuando vamos determi- las Constituciones remiten a "las de-
nándonos con acierto se nos van terminaciones de los doctores, san-
abriendo nuevos horizontes para ir tos y de la Iglesia" [Co 368].
sabiendo por dónde nos lleva el Se- Dos pasajes de las Constituciones
ñor y vamos pudiendo ayudar a hablando de la obediencia introdu-
otros. Éste es -parece- el sentido ca- cen dos cláusulas de salvedad que
bal que tiene la frase de S. Ignacio vienen a ser equivalentes: "donde no
en la carta a Sor Teresa Rejadell del se pueda determinar (como es dicho)
11 de septiembre de 1536: "Pues que haya alguna especie de pecado"
quien poco determina, poco entien- [Co 547] equivale a "donde no se vie-
de y menos ayuda" [Epp 1,108]. se pecado" [Co 284; cf. Co 549].
devoción 584

En Salamanca cuatro jueces, ción apareció pronto ante mis ojos


tras haber visto los Ejercicios, "insis- como el centro de la vida espiritual
tieron mucho en un solo punto, que de S. Ignacio, al cual en alguna for-
estaba en ellos [los Ejercicios] al ma todo lo demás convergía..." (De
principio: de cuándo un pensa- la Mora 1982,11-12).
miento es pecado venial, y de cuán- Ignacio mismo definió qué en-
do es mortal. Y la cosa era, porque, tendía por d.: "más aún, siempre
sin [ser] él letrado, determinaba creciendo en devoción, esto es, en
aquello. Él respondía: -Si esto es facilidad de encontrar a Dios" [Au
verdad o no, allá lo determinado; y 99]. Si se tiene presente que el en-
si no es verdad condenadlo-; y al contrar a Dios para hacer su volun-
fin ellos, sin condenar nada, se par- tad es el objetivo primigenio de su
tieron" [Au 68]. Como vemos, no espiritualidad, se comprenderá que
sólo se trata de autoridad jerárqui- estamos ante un concepto básico y
ca, sino también de aquellas perso- nuclear.
nas o instancias que por su compe-
Así lo entendió Ribadeneira, su
tencia cognoscitiva están facultadas
precoz discípulo y biógrafo, al con-
para emitir un juicio o dictamen. S.
siderar que Ignacio puso la d. en el
Ignacio reivindica aquí la autoridad
primer lugar cuando enumera las
de quien dice lo que son o dejan de
virtudes que debe tener el Prepósi-
ser las cosas, aun cuando quien lo
to General, objeto de la Novena
diga no esté investido de dicha au-
Parte de las Constituciones. Además,
toridad acreditada por unos estu-
le parece a Ribadeneira "que, sin
dios concluidos. Ello no le lleva ni a
pensar en sí, se dibujó allí al natural
devaluar el criterio de los doctores
y se nos dejó como un retrato, per-
ni a confiar demasiado en su propio
fectamente sacado" (FN IV, 735).
criterio.
Sin embargo, curiosamente, no se
explícita la d. en dicha parte nona,
/ Autobiografía, Deliberación, Deseo, Discer-
ni en primer lugar ni en ninguno.
nimiento, Distracción, Elección, Indiferencia,
Libertad, Oblación, Voluntad. Pone, en cambio, Ignacio en este
primer lugar la familiaridad con
Bibl.: COVARRUBIAS, S. DE, Tesoro de la Lengua Dios: "Quanto a las partes que en el
Castellana o Española, Alta Fulla, Barcelona
Prepósito General se deben desear,
1987; GÓMEZ CAFFARENA, J., "La noción me-
tafísica de libertad en la tradición cristia- la primera es que sea muy unido
na", Pensamiento 17 (1961) 523-531; HORTAL con Dios nuestro Señor y familiar
ALONSO, A., "Fenomenología de la deci- en la oración y todas sus operacio-
sión", en Ética: I. Los autores y sus circuns- nes, para que tanto mejor de él, co-
tancias, UPComillas, Madrid 1994,159-194; mo de fuente de todo bien, impetre
Ruiz PÉREZ, F. ]., Teología del camino. Una
aproximación antropológico-teológica a Ignacio a todo el cuerpo de la Compañía
de Loyola, M-ST, Bilbao-Santander 2000. mucha participación de sus dones y
gracias y mucho valor y eficacia a
Augusto HORTAL ALONSO, SJ todos los medios que se usaren pa-
ra ayuda de las ánimas" [Co 723].
A pesar de todo, Ribadeneira,
al recoger en el libro V de la Vida de
DEVOCIÓN Ignacio "algunas flores de singulares
virtudes que en él vimos", inicia su

1 . Importancia del término. Alfonso


de la Mora confiesa que "la devo-
primer capítulo titulado "Del don
de oración y familiaridad que tuvo
585 devoción

nuestro bienaventurado padre Igna- Sin embargo, Ignacio considera


cio con Dios", señalando la d. en lícito buscarla y pedirla, porque
primer lugar y como si tal lugar lo conforme indica a Teresa Rajadell,
sugiriese el propio Ignacio: "Co- "con esta divina consolación todos
menzando, pues, de la virtud de la los trabajos son placer y todas fati-
devoción, que nuestro B. P. Ignacio gas descanso" [Epp I, 99-107]. Preci-
pone en el primer lugar...". Por lo sará, con todo, que no se debe bus-
tanto, para Ribadeneira, la familiari- car tanto por la complacencia o el
dad y unión con Dios se confunden deleite, sino porque, en la medida
con la devoción. Seguidamente aña- que uno es movido por la consola-
de entre paréntesis su propia defini- ción, discierne más certeramente y
ción de la virtud de la d.: "que es la realiza un servicio más cálido y fiel,
que junta al hombre con Dios y la según explica a Francisco de Borja
que, de aquella fuente caudalosa de (cf. [Epp 11 236-237]).
la divinidad, saca el agua viva para No extrañará, por lo tanto, la
derramarla sobre las almas de sus sorprendente insistencia con que
próximos" (FNIV, 737). Ignacio examina la d. durante sus
2. Análisis del término. Anali- misas y oraciones, según reflejan
zando el concepto de d. en Ignacio, las páginas que se han conservado
distingue Francisco Suárez entre la de su Diario espiritual. En los cua-
d. "substancial", que es la entrega y renta días de su discernimiento de
prontitud en la búsqueda y servicio la pobreza de los profesos y de las
de Dios, y la "accidental" que es la casas de la CJ, no hay día que no la
vivencia cálida y gozosa de la pri- nombre, salvo en dos ocasiones, y
mera. Para actuar la sustancial, bas- en tres llega a registrarla hasta ocho
tará el concurso ordinario de la gra- veces en un solo día. Por el contex-
cia que Ignacio siempre da por to se ve claramente que la d. siem-
supuesto, incluso en los momentos pre va orientada a la facilidad de
de mayor desolación, según indica encuentro con la Santísima Trini-
la regla undécima: "Por el contrario dad, o con alguna de las personas
piense el que está en desolación divinas, o con los Mediadores e in-
que puede mucho con la gracia su- cluso con los santos. Se comprende,
ficiente para resistir a todos sus por lo tanto, que la d. sea la reali-
enemigos, tomando fuerzas en su dad orante más examinada por Ig-
Criador y Señor" [Ej 324]. De mane- nacio, si se exceptúan las lágrimas
ra que en la d. substancial se da co- que la acompañan y la misa que es
laboración entre la gracia y el es- el lugar efectivo del encuentro coti-
fuerzo humano. La accidental, en diano. Estos datos enriquecen el
cambio, es puro don y pertenece al campo de examen de la oración su-
ámbito de la consolación. Por ende, gerido por la adición quinta: "mira-
escapa a la voluntad propia "no es ré cómo me ha ido en la contempla-
de nosotros traer o tener devoción ción o meditación..., si bien..., si
crecida, amor intenso [...] mas que mal..." [Ej 77].
todo es don y gracia de Dios nues- Como resultado de tan repeti-
tro Señor; y porque en cosa ajena no dos y minuciosos exámenes, en el
pongamos nido" [Ej 322]. Además, Diario espiritual nos ha quedado
conforme a las Reglas de discreción constancia de una gran riqueza de
de espíritus la d. será: o bien mo- matices de la d.: los momentos de su
ción inmediata divina o, con causa, aparición, su intensidad, su colora-
moción del buen o del mal espíritu. ción, sus efectos y su duración, entre
devoción 586

otros. Esta rica escala de registros ejercitante, el comentario de J. Ma


abarca desde un sentirse "no sin de- Rambla al número [99], citado al co-
voción" hasta con una "muy mucha mienzo, incide lúcidamente en este
devoción intensa". Mide Ignacio la punto: "En la Autobiografía el 'hallar
cantidad de d.: "asaz", "mucha", a Dios' se manifiesta de dos mane-
"abundante", "crecida", "muchísi- ras: por una parte, en el gozo de la
ma", "continua", "intensa" e "inten- consolación y de las ilustraciones in-
sísima". También matiza su cualidad: teriores; por otra, en el cumplimien-
"renovada", "clara", "lúcida" (cinco to de la voluntad divina. Ahora
veces), "calorosa" (ocho veces), "es- bien, si unimos al final del relato es-
pesa", "suave", "tranquila", "dul- tas dos maneras de 'hallar a Dios'
ce", "como rúbea", "nueva" (once aparece una palabra clave: la devo-
veces), "no sólita" y "especial". ción" (Rambla 1991,105, n. 3).
Suele especificar también Igna- En las Constituciones se reco-
cio otros fenómenos o estados mienda reiteradamente la búsqueda
espirituales que acompañan su de- de la devoción. En efecto, se indica
voción. He ahí un elenco casi ex- a los novicios que se ejerciten "dan-
haustivo: sentir fácil acceso, confor- do todos a las cosas espirituales su
marse con la voluntad divina, debido tiempo, y procurando d.
firmeza, lágrimas, sollozos, suspiros, cuanta la divina gracia les comuni-
pérdida del habla, elevación, mocio- care" [Co 277]. Se citan expresa-
nes, calor, claridad, gozo, dulzura, mente en este número los siguientes
seguridad, hilaridad de mente, inte- ejercicios espirituales: la confesión,
ligencias, luz, visiones, fuerzas, con- la comunión, el oír misa, el ayudar-
fianza, confirmación, amor, paz, la, la oración y la meditación, la lec-
quietud, reposo, sosiego, satisfac- tura espiritual. Ya antes se había in-
ción, tranquilidad, serenidad, recon- dicado el bendecir la mesa y la
ciliación, regocijo, recuerdos, regalos, acción de gracias [Co 251]. Se con-
gracias, toques, locuela, reverencia, cretan también para los estudiantes
humildad y acatamiento. distintos momentos orantes, por
ejemplo, las oraciones que pueden
3. La devoción en los escritos igna- completar la hora de ejercicios espi-
cianos. Los Ejercicios Espirituales, en rituales diarios [Co 342.344], el rezo
su conjunto, pueden considerarse del rosario [Co 345], la oración al co-
como una escuela de la devoción. mienzo de clases [Co 487]. Al ser
En efecto, la cuarta adición de la instruidos para decir misa se espera
oración propone que "en el punto que aprendan a tener d. interna [Co
en el cual hallare lo que quiero, ahí 401]. También se recomienda que se
me reposaré sin tener ansia de pa- renueven los votos para mayor d.
sar adelante hasta que me satisfa- en cumplirlos [Co 346.544.546], o
ga" [Ej 76]. En la versión latina se que se tenga d. al asistir a oficios
concreta que "lo que quiero" es la cantados, aunque no haya coro en
devoción (MEx I, 208-209). Así, qui- las casas de la CJ [Co 586] o que por
tados los impedimentos y decidido d. se continúen oraciones o misas
el ejercitante a comprometerse en el por los difuntos [Co 598]._
seguimiento de Jesús, es invitado a La sed de encuentro con Dios
vivirse en el amor de Dios, descu- no se reduce a los momentos de
briéndole en todas las cosas. oración formal, sino que abarca,
Habida cuenta que la Autobio- evidentemente, todos los instantes
grafía refleja los logros del Ignacio de la vida. "Cuando Ignacio logra-
587 devoción

ba liberar sus facultades de los im- bre la d., la consideración de los es-
pedimentos de otras actividades, tados anímicos de aridez y desola-
dice De la Mora, éstas se volvían a ción. El recién nombrado rector de
Dios 'per modum memoriae', con tal Módena, Felipe Leerno, escribe a Ig-
ímpetu y fuerza que su cuerpo y su nacio expresándole la desolación es-
salud sufrían ostensiblemente. En piritual que sufría. Ignacio, además
esto nos parece que está el secreto de indicarle el posible origen de su
de Ignacio, que decía 'que siempre "ceguedad o aridez de espíritu" en
y a cualquier hora que quería en- la desconfianza en Dios o en la pusi-
contrar a Dios lo encontraba' [Au lanimidad, le señala cómo Dios bus-
99]" (De la Mora 1982,16). ca en nosotros las virtudes sólidas,
Por lo tanto, asevera Ignacio es decir, buena voluntad de servirle
que "muy especialmente ayudará a El y a los prójimos, "que otras de-
hacer con toda d. posible los oficios, vociones tanto las concede su provi-
donde se ejercita más la humildad y dencia, cuanto vea ser expediente;
caridad" [Co 282]. Polanco expresa pero como no son substanciales, no
el sentir de Ignacio al recién nom- hacen perfecto al hombre cuando
brado rector de Coimbra, P Urbano abundan, ni tampoco imperfecto
Fernández: "Veo que más aprueba cuando faltan" [Epp VI, 109-110].
procurar en todas cosas que hombre Es, en fin, un don que culmina
hace hallar a Dios, que dar mucho una vida de servicio. Según confe-
tiempo a ella [a la oración]. Y este es- sión del mismo Ignacio, cuenta
píritu desea ver en los de la Compa- también Ribadeneira, "el Señor [...]
ñía: que no hallen (si es posible) me- le había comunicado la gracia de la
nos devoción en cualquier obra de devoción, porque siendo ya viejo,
caridad y obediencia que en la ora- enfermo y cansado, no estaba para
ción o meditación" [Epp III, 502]. ninguna cosa, sino para entregarse
Ignacio otorga mucho crédito del todo a Dios y darse al espíritu
también a la d. para decidir en múl- de la devoción" (FNIV, 749). O, co-
tiples facetas de la vida ordinaria: el mo manifestará a Cámara, según se
lugar de peregrinación en la proba- ha subrayado más arriba, "siempre
ción [Co 75], dejación de los bienes creciendo en devoción, es decir, en
a una determinada obra pía o a la facilidad de encontrar a Dios; y esto
CJ (cf. [Co 53.59.254.258]), la forma más que nunca en toda su vida"
de vestir una vez admitidos los [Au 99].
candidatos [Co 197], anticipar los
votos [Co 283.544]. Pero recuerda Santiago THIÓ, SJ
que se tiene que estar en guardia
con respecto a d. no discernidas
"que hacen a algunos caer en ilusio- /* Autobiografía, Buscar, Consolación, Con-
templativo en la Acción, Diario espiritual,
nes y errores de importancia" [Co
Encontrar a Dios, Oración, Servicio.
182], y que los novicios "han de ser
instruidos de guardarse de las ilu- Bibl.: CURRAN, J. W., "Dévotion", en DSp
siones del demonio en sus devocio- III, 702-716; MORA, ALFONSO DE LA, La devo-
nes" [Co 260], para lo cual ayudará ción en el espíritu de san Ignacio, CIS, Roma
que las manifiesten a su maestro o 1982; RAMBLA, J. Ma (ed.), El Peregrino. Au-
confesor [Co 263]. tobiografía de San Ignacio de hoyóla, M-ST,
Bilbao-Santander 1990; RIBADENEIRA, PE-
No puede faltar, en el trata- DRO DE: Vita Ignatii hoyóla, en FN IV, Roma
miento de la doctrina ignaciana so- 1965.
diálogo interreligioso 588

DIALOGO INTERRELIGIOSO tratado en la congregación era el de


"Diálogo ecuménico e interreligio-
so". Más tarde, al comprobar que se
U no de los rasgos característicos
de la sociedad contemporánea
es el de la pluriculturalidad. No cabe
trataba de materias diferentes que
requerían metodologías de aproxi-
duda de que el desarrollo de los mación distintas, se decidió hacer
medios audiovisuales, con la posi- dos decretos diferentes: "ecumenis-
bilidad del traslado de cantidades mo" y "diálogo interreligioso".
inabarcables de información por to- El decreto consta de veinte pá-
do el planeta, ha jugado un papel rrafos y es uno de los más extensos
fundamental. Este fenómeno de la de la CG. Comienza con una refe-
pluriculturalidad, trasladado al te- rencia a la visión del mundo por
rreno de las creencias se convierte parte de la Trinidad [Ej 120], lo cual
en plutirreligiosidad. El mundo, gra- sirve para levantar acta de la plura-
cias también al intercambio de in- lidad de religiones en el mundo.
formación, conoce mucho más que Después consta de cuatro seccio-
antes la situación religiosa de otros nes: la primera está dedicada a la
países, al tiempo que el flujo de mi- exposición de una síntesis de las di-
graciones han favorecido la convi- rectrices del magisterio pontificio
vencia de diversas religiones en un sobre el tema; la segunda, a realizar
mismo ámbito cultural. una aplicación de las mismas al
apostolado de la CJ; la tercera tiene
Esta situación despierta curio-
como fin establecer pautas prácti-
sidad y necesidad de respuestas al
cas para su realización en los cen-
cristiano y al católico, cuya fe acos- tros culturales y en las comunida-
tumbraba a ver a Jesucristo como des cristianas; y, por último, la
único mediador universal y a la cuarta ofrece indicaciones para pro-
Iglesia como el único ámbito visible ceder en "situaciones especiales"
donde esa salvación acontece. Re- (judaismo, budismo, hinduismo, is-
flexionar teológicamente sobre el lamismo, fundamentalismos). El
tema ha sido una preocupación decreto se cierra con unas recomen-
muy significativa en la Iglesia des- daciones al P. General para que de-
de el ConcVat II. El tema no podía sarrolle iniciativas referidas al d. y
pasar desapercibido en la CJ, cen- prepare a jesuitas para dicho apos-
trada desde la intención de su fun- tolado. La conclusión ilumina la
dador en la evangelización. A este importancia del diálogo y la asun-
respecto, merece mención destaca- ción por la CJ de esta actitud como
da el decreto de la última CG de la una nueva manera de hacerse pre-
CJ (1995) "Nuestra misión y el Diá- sente en el mundo: "Como compa-
logo Interreligioso". ñeros de Jesús enviados al mundo
1. El diálogo interreligioso en la de hoy, un mundo caracterizado
CG 34 de la Compañía de Jesús. Era la por el pluralismo religioso, tene-
primera vez que se abordaba direc- mos especial responsabilidad en la
tamente este tema en una CG, hasta promoción del diálogo interreligio-
el punto de dedicarle uno de los so. [...] Nuestra tradición de res-
veintiséis decretos que se elabora- puesta creativa a la llamada del Es-
ron en dicha CG. Desde dos años píritu en las situaciones concretas
antes de su celebración, uno de los de la vida es un incentivo para de-
temas que se envió a toda la CJ con sarrollar una cultura de diálogo en
el fin de reflexionar sobre él para ser nuestro acercamiento a los creyen-
589 diálogo interreligioso

tes de otras religiones. La cultura 1.4 "Respuesta creativa de la lla-


de diálogo debe llegar a ser una ca- mada del Espíritu en las situaciones
racterística de nuestra Compañía, concretas de la vida". Así en las Cons-
enviada al mundo entero para tra- tituciones: "Sola la unción del Espí-
bajar a mayor gloria de Dios en ritu Santo puede enseñar la manera
ayuda de las personas" (d. 15,17). de conversar con tanta diversidad
Incidiendo en los principales de personas" [Co 414]. Esta unción
aspectos de esta apretada síntesis será más necesaria en el terreno del
glosamos lo siguiente: d. pues las demandas que están en
juego no siempre se dejan reducir a
1.1 Enviados al mundo de hoy. El
esquemas fixistas de acción y varí-
d. queda asumido como misión, co-
an mucho en función de situaciones
mo prioridad apostólica (NC 245).
sociopolíticas y culturales. "Lo im-
No se trata de mera estrategia o cál-
portante es abrirse más y más al Es-
culo. El d. se enmarca en el hori- píritu divino para poder caminar
zonte de sentido de toda misión de con los demás en una marcha fra-
la CJ, que es "ayudar a las ánimas". ternal" (CG 34, d5, 9). En esta afir-
Esto deja fuera toda posible lectura mación lleva implícitos no pocos
en clave proselitista (NC 265) y se elementos ascéticos, como la aper-
define por "respetar la pluralidad tura a la creatividad, el abandono,
de religiones como respuesta hu- por tanto, de fórmulas acostumbra-
mana a la obra salvífica de Dios" das, renuncia o limitación de crite-
(CG 34, d5, 5). rios personales.
1.2 "El incomprensible misterio de 2. Elementos de aplicación de una
la presencia salvífica de Dios en este espiritualidad. Si exceptuamos el de-
mundo". Este es el eje transversal de creto anteriormente comentado de
los Ejercicios, "salvar el género hu- la CG 34, los elementos de apoyo
mano" ("hagamos redención" [Ej de la espiritualidad ignaciana al d.
107]). Esto lleva al que ha hecho hay que descubrirlos implícitos en
Ejercicios a descubrir la salvación numerosos textos de las fuentes bá-
de Dios allí donde parece que la sicas de dicha espiritualidad. En lo
respuesta humana no coincide con meramente explícito y "literal" es
los propios conceptos o estimacio- de todos conocida la preocupación
nes, pues "el Espíritu Santo ofrece a de Ignacio por la "conversión de
todos la posibilidad de que, en la los infieles" y sería extraño encon-
forma de sólo Dios conocida..." trar algún tipo de orientación que
(LG 22). resultase contraria o incompatible
1.3 "La contemplación de Dios con la teología de la época. Con to-
'laborando en todas las cosas' nos ayu- do, al tratar las NC (265-267) este
da a discernir el espíritu divino en las tema del diálogo, ponen como fun-
religiones y las culturas". La alusión damento de dicha actitud, necesa-
directa a la CAÁ [Ej 236] ayuda al ria en la CJ, las mismas experien-
ejercitante a descubrir a Dios en to- cias que tuvo el peregrino de
das las cosas, incluso en aquellas Loyola, y que siguen siendo váli-
donde no lo esperaría, en la plura- das hoy en día después de cinco si-
lidad de culturas, más allá de los lí- glos de inspirar una manera cristia-
mites de las razas y tradiciones y na de estar en el mundo. Pero, no
en manifestaciones desacostum- todo está claro. El P. Kolvenbach se
bradas para los propios hábitos y dirigía con estas palabras al XIII In-
categorías. ternational Congress of Jesuits Ecu-
diálogo interreligioso 590

menists (Boston 1994): "Estamos en alegrías y penas, sus problemas y


el camino, como Abraham, sin sa- preocupaciones humanas" (CG 34,
ber a dónde iba (cf. Heb 11, 18). Sin d5, 4). Supuesto este diálogo de la
embargo, caminamos sabiendo que vida, permanece la puerta abierta
estamos llamados...". De la espiri- para el diálogo de la acción, de la
tualidad ignaciana se pueden ex- experiencia religiosa y del inter-
traer algunos principios metodoló- cambio teológico.
gicos que pueden favorecer el 3. Tres notas de espiritualidad pa-
desarrollo de esta actitud de diálo- ra el dialogo interreligioso. Este diálo-
go interreligioso. La búsqueda de go ha de estar atravesado por tres
la voluntad de Dios como único ab- notas de "abnegación" que han de
soluto, allá donde se manifieste, ir orientando el proceso.
con el reconocimiento de la presen-
Primera forma de abnegación: la
cia de Dios en otras tradiciones re-
renuncia a ver los frutos. Frente a
ligiosas; la disponibilidad y la
otro tipo de apostolados donde los
adaptabilidad a las circunstancias
resultados puedan ser más cuantifi-
de tiempo y lugar. En este momen-
cables, el d., en cualquiera de sus
to, podemos traer las reflexiones y
cuatro formas arriba mencionadas,
recomendaciones que Pedro Fabro
será un proceso lento, muy lento.
hacía para favorecer el diálogo ecu-
Hace falta situarse desde una pro-
ménico: "La primera [...] es que ha
funda actitud de fe ante el "consi-
de mirar tener mucha caridad con
derar cómo Dios trabaja y labora
ellos y de amarlos in veritate. [...]
por mí en todas las cosas criadas
La segunda que es menester gran-
sobre la haz de la tierra" [Ej 236] y
gearlos para que nos amen y nos
ante la fe que contempla "cómo to-
tengan en buena posesión dentro
dos los bienes y dones descienden
de sus espíritus; esto se hace comu-
de arriba" [E/237]).
nicando con ellos familiarmente en
cosas que nobis et ipsis sint commu- Segunda forma de abnegación: in-
nes..." (MFab 399-400). De esta cari- troducción seria del diálogo en el
dad y estima in veritate ya se hacía ejercicio de la evangelización. El d.
eco el P. Arrupe en 1972 ante los está llamado a cualificar la labor de
Superiores Mayores de la Asisten- evangelización de manera especial
cia de África: "Una de nuestras allá donde la comunidad cristiana
principales tareas de hoy es descu- es minoritaria. Anuncio y diálogo,
brir en otras religiones y en las tra- cada uno en su lugar adecuado,
diciones y formas de vida de los "son considerados como elementos
pueblos, que no conocen a Cristo, esenciales y formas auténticas de la
los signos que apuntan a Cristo. única misión evangelizadora de la
Para llevar esto a cabo debemos te- Iglesia" (CG 34, d5, 2). El apóstol
ner un gran amor hacia aquellos está llamado a superar el posible
que 'no tienen la fe , ... , / . De igual desconcierto o desmoralización al
forma, veintidós años después, la entrar en una actitud que le pide es-
CG 34, entrando en especial sinto- timar los valores religiosos de otras
nía con el magisterio especialmente tradiciones, incluso a aprender de
de las Iglesias orientales apunta ellas para redimensionar el carácter
hacia "el diálogo de vida, en el que de Cristo como único Mediador.
las personas se esfuerzan por vivir Por ello, los esquemas evangeliza-
en un espíritu de apertura y de dores clásicos hoy presentes en nu-
buena vecindad, compartiendo sus merosas manifestaciones iconográ-
591 diálogo interreligioso

ficas están llamados a ser revisados Dios. Desde el conocimiento de


debido a su marcado carácter verti- otras religiones se fomenta el reco-
calista y exclusivista. nocimiento de la fragilidad de todos
Tercera forma de abnegación: el los intento de hablar de y con Dios.
esfuerzo por situar el diálogo y sus Un descentramiento, quizá doloro-
realizaciones en conexión con la so, resultará necesario. La prepara-
promoción de la justicia. Es fácil- ción para la tarea reclama disciplina
mente constatable la relación direc- e interés; la superación de sus difi-
ta entre situaciones de marginación cultades, prudencia, mesura y des-
y de opresión social y factores étni- prendimiento. A la renuncia a las
cos o religiosos que las soportan o viejas y queridas comodidades men-
las causan: infravaloración del pa- tales y culturales se sumará la incer-
pel social de la mujer, la falta de li- tidumbre respecto de la solidez de
bertades políticas, los grandes con- las perspectivas a que el diálogo
tingentes de migraciones forzadas, obliga a asomarse... "porque piense
la desigualdad en el acceso a las po- cada uno que tanto se aprovechará
sibilidades laborales que afectan cuanto más saliere de su propio
tanto a culturas orientales como a amor, querer e interés" [Ej 189].
nuestro tradicionalmente cristiano
occidente. En 1986 un documento José Joaquín ALEMANY, SJ
del Bishop's Institute for Interreli-
gious Affairs de la Federación de
Conferencias Episcopales Asiáticas Z1 Cultura, Ecumenismo, Evangelizarían, Fe-
afirmaba: "Es a través de la justicia Justicia, Hinduismo y espiritualidad, Islam y
espiritualidad ifnaciana, Misión, Sadhana,
como se concreta el amor; es el Zen.
amor el que actúa como norma y
factor crítico de la justicia". En el Bibl.: ALEMANY, J. J., "Evangelización y
caso de la espiritualidad ignaciana, Diálogo Interreligioso. La voz de las Igle-
tres elementos clave en su intención sias asiáticas y africanas", Didaskalia 29
(1999) 109-128; ID., "Diálogo interreligioso
de promover la justicia entran en en la perspectiva de la espiritualidad igna-
juego a la hora de favorecer el d.: ciana", Man 72 (2000) 109-122; AMALADOSS,
un movimiento interior de contem- M., Mission today. Reflections from an Igna-
plación que permite abrirse a la lla- tian Perspective, Gujarat Sahitya Prakash,
mada de Dios; un movimiento exte- Anand 1989; ID., "Inculturation and Igna-
rior hacia la realidad circundante y tian Spirituality", The Way Sup 79 (1994)
39-47; ARRUPE, PV "Jesuits and Missions",
las necesidades históricas; y una ac- en A Vianet to Heal. Reflections and Forecasts,
ción comprometida a favor de la CIS, Roma 1975, 209-231; BIRNN, J. M., "La
colaboración por las transformacio- Compagnie de Jésus et le dialogue interre-
nes necesarias, que dimana de las ligieux", CSIg 110 (2004); CONSEJO PONTIFI-
dos anteriores. CIO PARA EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO, "Diá-
logo y anuncio", Ecclesia 2.547 (1991)
4. Conclusión. En el fondo, la ac- 1.437-1.454; GISPERT-SAUCH, ]., "La espiri-
titud dialogal y la realización del tualidad ignaciana ante las Religiones",
diálogo suponen dar lugar a todo un Man 72 (2000) 143-157; KOLVENBACH, P. H.,
proceso de ascesis que participa de "De Societate lesu et Islam", AR XXII
la lógica de la conversión. Exige (1996) 54-58; MARZAL, M. MV "Incultura-
abrir una fisura en la autosuficiencia ción y diálogo interreligioso a la luz de la
espiritualidad ignaciana", Ignatian Spiri-
de individuos y comunidades res-, tuality in Jesuit Apostolote, CIS, Roma 1992,
pecto de sus propias convicciones, y 255-275; MELLONI, ]., Los Ejercicios y las Tra-
no digamos de la superioridad y diciones de Oriente, Eides 42, Barcelona
aun exclusividad de su relación con 2004; NICOLÁS, A., "Diálogo interreligioso:
diario espiritual 592

la experiencia de algunos pioneros jesuitas "hoy día tenemos un quaderno, es-


en Asia", Man 72 (2000) 123-142; OVEY, MV crito de su misma mano, que se ha-
"Hinduism and Ignatian Spirituality", The
Way Sup 68 (1990) 112-124; PIERIS, A., "Ig-
lló después de su muerte en una ar-
natian Exercises Against a Buddhist Back- quilla, en el cual, así para ayudar su
ground", The Way Sup 68 (1990) 98-111; memoria como para mejor acertar
QUINZÁ, X., "El desafío de la inculturación en lo que determinaba, escribía día
en la práctica de los Ejercicios de San Igna- por día las cosas que pasaban por
cio", Man 70 (1998) 149-164; WALDENFELS, su alma mientras hizo las Constitu-
H., "Unterwegs zur Theologie der Religio-
nen" en Ignatianisch. Eigenart una Methode ciones así tocantes a las visitaciones
der Gesellschaft Jesu (SIEVERNICH, M. / Swi- y resplandores celestiales con que
TEK, G. eds.), Herder, Freiburg 1990,624-639. Dios le regalaba, como a la manera
que tenía en pensar y deliberar lo
que escribía" (FN IV, 611).
DIARIO ESPIRITUAL De todas formas, lo que se ha
conservado está muy lejos de ser
"un fajo bastante grande de escri-
1 . El Diario de S. Ignacio. Breve his-
toria del texto. Esta voz no se in-
cluiría en el presente diccionario si
tos", al parecer de Cámara. Ha que-
dado un doble folio y dos cuaderni-
no se hubiera conservado un texto llos de 6 páginas dobles, es decir,
autógrafo muy singular que se ha un total de 26 folios (del 2 al 27 en
denominado "Diario espiritual de la numeración actual) de tamaño
S. Ignacio de Loyola". Se tiene una 27,5 x 22,7 cm. "Desconocemos qué
primera noticia de este texto gracias y cuánto se ha perdido", comentan
a que Ignacio remarcó a su biógrafo los editores de MHSI (FN 1,506, no-
González de Cámara que podía ta 17). De ahí la sorpresa de su con-
contarle más al pormenor sus tra- servación, indicada al comienzo,
bajos y visitaciones mientras escri- tanto más por no haber querido de-
bía las Constituciones, "porque cada jar el fajo a Cámara.
día escribía lo que pasaba por su al- Por otra parte, consta el valor
ma, y lo encontraba ahora escrito. Y que, ya desde el comienzo, se atri-
así me mostró un fajo muy grande buyó a estas páginas. Jerónimo
de escritos, de los cuales me leyó Nadal se las hizo copiar y las lleva-
una parte. [...] Yo deseaba ver to- ba consigo en sus desplazamien-
dos aquellos papeles de las Consti- tos. Así, cuando Francisco de Borja
tuciones y le rogué me los dejase un encarga a Ribadeneira la redacción
poco; pero él no quiso" [Au 100.101]. de una vida "oficial" de S. Ignacio
A la hora de morir, J. A. de Po- y escribe a los compañeros que le
lanco y D. Laínez, en su condición manden todo el material biográfi-
de Secretario personal y de Vicario co de que dispongan, le responde
general, respectivamente, informan Nadal: "Lo de las devociones y
a Ribadeneira de que "no hemos sentimientos del Padre Maestro Ig-
hallado arca ni escritorio alguno ce- nacio en la oración, escrito de su
rrado, sino algunas arquillas en que mano, no lo he tenido yo: lo tenía
los que le ayudaban tenían alguna N. P. Mro. Laynez, y pienso que lo
ropa para su persona, y algunas dejó al P. Salmerón; yo sin embar-
Ave Marías benditas, y' Agnus Dei' go tengo copia y, en todo caso, si
de los que se iban dispensando" no lo encuentran allí, lo enviaré
(FN I, 771). Con todo, Ribadeneira cuanto más rápido pueda" (MNad
puntualiza en su Vida de Ignacio que III, 377).
593 diario espiritual

En 1658 el R Nathaniel South- to, que han permitido sondear la in-


well (Sotuellus), secretario de cua- timidad de Ignacio, el peregrino in-
tro prepósitos generales, religa los terior, obligando a retocar seriamen-
26 folios ignacianos, anteponiendo te su imagen.
un primer folio que lleva por título El d. cubre el tiempo transcurri-
"Ihs - Autographum Ephemeridis - do entre el 2 de febrero de 1544 y el
Sti. P. N. Ignatii - In quam referebat 27 de febrero de 1545 con un ritmo
interna mentis sensa - dum Consti- muy desigual. Ocupan casi el mismo
tutiones conderet - Compactum si- espacio las anotaciones de los cua-
mul cum versione Itálica - Anno renta primeros días que los trescien-
1658", y conservando el folio 28, tos cincuenta y dos restantes. La ra-
quizás ya anterior, que sólo tiene zón por la cual escribe era hacer
esta anotación en el reverso: "con- memoria de las mociones interiores
solationes y visitas spirituales de N. en relación al discernimiento de un
Sto. P. Ignacio". Adjunta, luego, punto de pobreza institucional de la
una traducción al italiano debida al CJ, recordar los dones de Dios, con-
clérigo Giovanni Viseto, que ocupa forme a la invitación del Salmo:
las pp. 29-44. Por otra parte, el car- "Bendice alma mía al Señor y no ol-
denal jesuita Alvaro de Cienfuegos vides sus beneficios" (Sal 102). Así lo
retendrá consigo cinco meses el explicitaba su primer compañero,
Diario en 1724 y lo devolverá rica-
Pedro Fabro, al empezar a redactar
mente encuadernado con cubiertas
su Memorial.
forradas de tela de hilo de seda y
plata. De esta forma se conserva Confirma esta voluntad de re-
hasta el día de hoy en el archivo de cuerdo el hecho de que el mismo
la CJ en Roma. Se añaden tres folios Ignacio transcribió los fragmentos
más, dos en blanco, al principio y al más significativos del d. en, como
final, y el penúltimo que deja cons- mínimo, tres folios, de los cuales se
tancia de esta iniciativa del carde- conserva actualmente el segundo.
nal. Véase al detalle la descripción El punto de pobreza en elección
del códice en MCo I, 239-242. consistía en la alternativa de dispo-
La biografía "oficial" de Ribade- ner o no de rentas en las casas de je-
neira relegó a un segundo plano la suítas ya formados, profesos o coad-
Autobiografía y el d., permaneciendo jutores. En un momento inicial los
éste prácticamente oculto y descono- primeros compañeros habían decidi-
cido durante más de trescientos do no tener rentas en absoluto y vi-
años. El P. Juan José de la Torre, en vir exclusivamente de limosna. Más
1892, publica en Madrid la parte co- adelante, tanto la multiplicación de
rrespondiente a los primeros cuaren- necesidades del grupo en rápido cre-
ta días, más algún otro texto de los cimiento, como la opción de dispo-
días siguientes, como apéndice a su ner de las rentas de la capilla de la
publicación de las Constituciones de Strada para su ornato y manteni-
la CJ. Habrá que esperar a 1934 para miento relajaron la primera decisión.
tener la publicación completa del Ignacio quiso reconsiderarlo al
manuscrito, con el correspondiente cabo de tres años. Empieza su dis-
aparato crítico, realizada por los edi- cernimiento por el Tercer Tiempo de
tores de MHSI. elección, que tipifica como "tiempo
A partir de su publicación, han tranquilo" espiritualmente. Se so-
ido escalonándose diversas traduc- mete, luego, a la "experiencia de dis-
ciones y estudios sobre el documen- tintas mociones y de diversos espíri-
diario espiritual 594

tus , , / propia del Segundo Tiempo, sanovas aprovecha el d. para elabo-


mientras prolonga la ansiosa bús- rar en particular un amplio comen-
queda de confirmación y una acción tario sobre la elección en Segundo
de gracias satisfactoria. Por último, Tiempo (Casanovas 1934,172-198).
aspira denodadamente a poder ele- Sin embargo, paulatinamente,
gir por un Primer Tiempo, "sin po- las gracias místicas desplazan las ex-
der dudar", con una visitación trini- pectativas y las prácticas ascéticas de
taria definitiva al final del proceso. Ignacio. Recibe el don de la devo-
Terminada en cuarenta días la ción, de las lágrimas, de la locuela,
elección de no tener rentas en abso- visiones... Llega a sentirse un niño
luto, se toma cuatro días de descan- en las manos de Dios que, a la vez
so y el quinto día escribe animoso: que le inunda de su presencia, no se
"Aquí comencé de prepararme y deja aprehender por él. En efecto, re-
mirar primero cerca las misiones" cibe muchas gracias trinitarias sobre
[De 161], es decir, el tema que corres- el distinto obrar de las Personas divi-
ponde a la Parte Séptima de las nas y su relación íntima, sobre el pa-
Constituciones. Pero su trabajo va a pel de Jesús en el seno de la Trinidad
resultar intermitente, igual que sus y sobre la unidad de esencia de las
anotaciones. Sus apuntes plasman Personas divinas. Dios asume el pro-
vigorosas pinceladas del camino as- tagonismo y se le manifiesta en di-
cético de Ignacio, muy acordes, por versas partes, como queriendo indi-
lo general, con sus enseñanzas de carle que investigue una nueva vía.
los Ejercicios. Ya advertía repetida- Acabará descubriéndola: consistirá
mente González de Cámara "cómo en un "acatamiento reverente" y una
el Padre en todo su modo de proce- "humildad amorosa", no sólo con
der observa todas las reglas de los respecto a Dios y a las cosas del altar,
Ejercicios exactamente, de modo sino incluso con respecto a todas las
que parece primero los haber plan- personas y criaturas. Así, aunque
tado en su ánima, y de los actos que son innumerables las visitaciones e
tenía en ella, sacadas aquellas re- inteligencias trinitarias, siente ser
glas..." (FN I, 659). Por ejemplo, se confirmado definitivamente por Je-
constata el uso asiduo de las Adicio- sús en la medida en que éste le indu-
nes en la preparación de la misa dia- ce a conformarse con la voluntad de
ria y el recurso a la penitencia para Dios. En suma, si el aspecto ascético
conseguir una determinada gracia. aproxima y da pistas al lector del ca-
También, como se ha indicado, echa mino ignaciano, el aspecto místico le
mano de los diversos Tiempos y estimula a abandonarse por entero a
Modos de elección. Practica la Com- la experiencia de Dios, en la medida
posición de lugar, particularmente que El quiera comunicarse.
la de la corte celestial, y frecuenta el Era difícil sospechar la calidad
Triple Coloquio. Se mide con las de su encuentro con la divinidad sin
Tres Maneras de Humildad y batalla este testimonio tan directo y propio
con el "conmigo" de la contempla- que da todo su calado a las informa-
ción del Rey Eternal, etc. ciones transmitidas por sus prime-
Este aspecto ascético ha sido ros compañeros. Valga como ejem-
estudiado largamente por M. A. plo antiguo la siguiente exposición
Fiorito, en cuyo estudio pondera la de Nadal: "Recibió de Dios singular
semejanza de la lucha de Ignacio gracia para dedicarse libremente a la
con la lucha de cualquier cristiano contemplación del misterio de la
(Fiorito 1978). Por otra parte, I. Ca- Santísima Trinidad y descansar en él
595 diario espiritual

[...] Además, en todas las cosas, en consideración de los signos de los


todas sus acciones y conversaciones, tiempos en lo cotidiano, o incluso
y en todos sus actos, tuvo también la de la inspiración interior. En una
gracia de sentir la presencia de Dios palabra, se puede orar por escrito.
y el afecto a las cosas espirituales, si- El Salmo 138 interpreta el vivirse en
multáneamente Contemplativo en la presencia de Dios como la escri-
la Acción: (cosa que él solía explicar tura de los propios días en el libro
diciendo que en todo había que ha- divino. O bien, S. Pablo comenta
llar a Dios)..." (MNad IV, 651). que sus feligreses son una carta es-
2. El ejercicio del diario espiritual. crita por él con la sangre de Cristo.
Es frecuente que los apuntes del Al ser una relectura creyente
examen de oración durante el Mes de la realidad personal y circun-
de Ejercicios, o la recomendación dante, el d. se convierte en una po-
de un guía espiritual, o la realiza- derosa herramienta de discerni-
ción grupal de un cuaderno de bitá- miento de la propia misión aquí y
cora, o la necesidad de registrar las ahora. Aumenta la lucidez sobre
distintas mociones en un discerni- uno mismo, precisa la experiencia
miento en Segundo Tiempo pongan
interior y graba en la memoria el
en marcha la confección de un dia-
obrar divino. Lentamente se pro-
rio espiritual personal. Una técnica
fundiza en la relectura de la propia
psicológica moderna, el Diario In-
vida a la luz de Cristo, se ajustan
tensivo de Progoff, ofrece un camino
terapéutico que satisface una nece- las palabras elegidas para expresar
sidad vital: la de entrar en contacto lo vivido y se adquieren áreas de li-
con la propia historia, sus valores y bertad sobre uno mismo. Resulta,
experiencias, redescubriendo el por ejemplo, de gran ayuda para
sentido de la propia vida. El méto- andar entre las variaciones de la
do del escribir cotidiano, ayuda a consolación y la desolación, confor-
encontrarse más a gusto consigo me indican las Reglas de discerni-
mismo, concentrarse mejor, y au- miento (cf. [Ej 320-321.323-324]) y,
menta la capacidad creativa. de rechazo, facilita el acompaña-
miento espiritual. Bajo esta discipli-
En el campo del espíritu la asi-
na exigente y liberadora a la vez, el
duidad de anotar diariamente los
movimientos del alma ayuda enor- abandono por un tiempo del diario
memente al crecimiento espiritual. suele corresponder a un periodo en
Lo demuestran los diarios de per- el que uno no desea ver qué le está
sonajes tan insignes como Sóren ocurriendo. Se siente la amenaza de
Kierkegaard, Charles de Foucauld, descubrir la invitación de Dios a re-
Dag Hammarskjóld o Juan XXIII. novar la alianza y se pospone una
He ahí, en efecto, algunos frutos del entrega más plena al Señor.
uso de este "ejercicio espiritual". El d. ignaciano invita a esta fi-
Hay quien confiesa que le ha sido delidad sin límites, porque de-
soporte en su diálogo con el Señor, muestra el principio expresado en
ya sea en el sentido activo, escri- las Constituciones [Co 282] de que el
biéndole a Él directamente con total Señor no se deja vencer en liberali-
apertura de corazón, ya sea en el dad. Esta sobreabundancia con-
pasivo, anotando su hablar interno vierte el d. de Ignacio en un diario
a través de las sugerencias de la Es- místico.
critura, o de cualquier otra lectura
espiritual, o también a través de la Santiago THIÓ, SJ
dimisión 596

/* Constituciones, Devoción, Ignacio de hoyó- y pasivos (quiénes pueden ser des-


la, Lágrimas, Loquela, María, Mediadores, pedidos y por quiénes); 2 o Causas
Mística ignaciana, Moción, Oración, Pobreza. para la dimisión; 3 o Modo de des-
pedir; 4 o Relación con los despedi-
BibL: BOTTEREAU, G., "La confirmation di- dos [Co 204-242]. De esta forma, y
vine d'aprés le Journal Spirituel de S. Igna- con evidente diafanidad, queda
ce", RAM 43 (1967) 35-51; CASANOVAS, L, Bi-
blioteca d'Exercicis VII, Barcelona 1934, perfectamente encuadrado el objeto
172-198; DECLOUX, S., The Spiritual Diary of y contenido de esta Parte de las
St. Ignatius de hoyóla (text and commentary), Constituciones.
CIS, Roma 1990; FIORITO, M. A., "La Vida Creemos que, en su fundamen-
espiritual de San Ignacio según su Diario
Espiritual", Boletín de Espiritualidad 57 tal estructura, esta parte de las
(1978); ID., "La Lucha en el Diario Espiri- Constituciones es un modelo de ley re-
tual", Boletín de Espiritualidad 59 (1978); Fu- ligiosa, clara, precisa y completa.
TRELL, J. C, "The Mystical Vocabulary of Sobre ella nos limitamos a hacer
Saint Ignatius in the Diario", Dossier "Cons- diez anotaciones:
tituiciones" A, CIS, Roma 1972, 143-183;
GARCÍA DE CASTRO, ]., "Semántica y Mística: I a . La lectura, reposadamente
el Diario Espiritual de Ignacio de Loyola", analítica, de esta Segunda Parte de
MCom 59 (2001) 211-254; GUIBERT, J. DE, las Constituciones, constituye, en un
"Mystique ignatienne. A propos du Journal primer momento, una auténtica y
Spirituel de S. Ignace de Loyola", RAM 19 grata sorpresa. Se podría esperar
(1938) 3-22 y 113-140; GIULIANI, M. (ed.),
Journal Spirituel de saint Ignace de hoyóla, que en esta parte, dedicada al siem-
DDB-Christus, Paris 1958; HAAS, A., "The pre desagradable y espinoso tema
Mysticism of S. Ignatius according to his de los abandonos y despidos de la
Spiritual Diary", Ignatius of hoyóla IJS St. CJ, lo fríamente jurídico dominase
Louis, 1977, 164-199; HAUSMAN, N., "Igna- y prevaleciese sobre el sentido cáli-
cio de Loyola y la misión del Espíritu San- damente teológico y espiritual que
to. Una lectura del Diario Espiritual (1544-
1545)", CIS (1990) 37-57; KOLVENBACH, caracteriza las otras partes de las
P.-H., "Lenguaje y antropología. El Diario Constituciones. Podría esperarse un
Espiritual de San Ignacio", CIS (1991) 9-19; lenguaje más escuetamente jurídi-
KRUPSKI, A., "We journey through Tears", co, como expresión de unos dere-
RR 36 (1997) 169-177; KUNJHU KUNJHU, G. chos y deberes que se conjugan y
P., "The Problem of seeking confirmation equilibran, teniendo en cuenta las
in the Spiritual Diary of St. Ignatius of Lo-
yola", UPComillas, Madrid 2004; MARTÍN, exigencias de la justicia y de la
M. M., "Una lectura del Diario Espiritual a equidad. Esto ciertamente no falta
partir del don de lágrimas", CIS 67 (1991) en esta parte de las Constituciones,
21-82; MUNITIZ, J., "Introduction to the Spi- pero lo que llama la atención es su
ritual Diary of Ignatius de Loyola", The Way " sentido y expresión altamente es-
Sup 16 (1972) 101-116; THIÓ DE POL, S., "La piritual". Puede decirse que, quizás
experiencia de Dios en los Ejercicios Espiri-
tuales y en el Diario Espiritual de San Igna- mejor que en otras partes de las
cio", Man 61 (1989) 343-354. Constituciones, queda aquí reflejado
el corazón de S. Ignacio. La inicial
sorpresa se convierte en una pro-
funda admiración por la línea lógi-
DIMISIÓN ca que sigue y que jamás se quie-
bra, a lo largo de toda esta parte. La

S . Ignacio dedica a este necesario


capítulo del Derecho de la Vida
Consagrada la Segunda Parte de las
idea motriz del mejor servicio divi-
no es aquí el principio rector de to-
das y cada una de las disposiciones
Constituciones, que está dividida en que integran esta parte dedicada a
cuatro capítulos: I o Sujetos activos las salidas y dimisiones. La concreta
597 dimisión

expresión servicio divino se repite en como no debe haber facilidad en el


estos cuatro capítulos unas veinte admitir, menos deberá haberla en el
veces. En este sentido, estamos ante despedir" [Co 24(3]. En una lógica
una aplicación práctica de ese prin- fría, cabría esperar una plena equi-
cipio fundamental que siempre paración entre admisión y dimi-
guió a S. Ignacio. Pero aquí adquie- sión. Ni facilidad en admitir, ni faci-
re un entrañable sentido paternal. lidad en despedir, en un plano de
2 a . Esta Segunda Parte de las igualdad y de importancia. Sin em-
Constituciones, en el ámbito preciso bargo, S. Ignacio exige más dificul-
del derecho comparado, supone tad para despedir que para admitir.
ciertamente una auténtica originali- No creemos estar muy lejos del
dad. En las constituciones de otras pensamiento ignaciano si interpre-
órdenes religiosas, anteriores a la tamos esta diferencia, tan expresa-
CJ y que pudieron servir de base y mente marcada, como un signo del
guía al S. Ignacio legislador y a sus respeto y el amor de S. Ignacio por
colaboradores, no encontramos una los miembros de la CJ, con quienes
parte paralela a esta Segunda de las se sentía estrechamente hermana-
Constituciones. Generalmente el do. Desde el momento en que una
problema que lleva consigo la d. persona forma parte de la CJ, ésta
o / y expulsión de los religiosos for- debe considerarla como algo suyo,
ma parte de los "derechos penales" no sólo con el respeto que se debe
religiosos ya que se consideran, ca- siempre a una persona, sino con el
si siempre, como sanciones especí- valor añadido de ser una "persona
ficas a determinadas faltas y con- in Societate Jesu", y nadie puede
ductas. Este derecho penal no existe ser despojado de esa personalidad
en las Constituciones de la CJ. peculiar "sin mucha consideración
y peso en el Señor nuestro" [Co
3 a . Complementariamente, hay
204]. Hasta se podría afirmar, en lí-
que afirmar que esta Segunda Parte
nea con la diferencia señalada por
está plenamente justificada dentro de
S. Ignacio, que no es lo mismo no
la estructura general de las Consti-
aumentar porque no se admiten
tuciones. Tan importante es la admi-
nuevos jesuitas, que disminuir por-
sión como puede ser la dimisión.
que se despide o se van quienes lo
Por ello, los criterios y las disposi-
eran. Esto segundo supone, como
ciones expuestas en la Primera Par-
hemos indicado, una auténtica rup-
te sobre la admisión, tienen aquí su
tura siempre dolorosa. Ésta cree-
continuación lógica. Es el reverso
mos ser la razón última y justifican-
de la medalla y un espléndido mo-
te de la diferencia expresamente
do de señalar a los Superiores que
establecida por S. Ignacio, en lo que
"el buen ser de la Compañía" de-
se refiere a la mayor dificultad en
penderá, en buena parte, de los cri-
despedir que en admitir.
terios que se tengan para admitir y,
complementariamente, de los que 4 a . S. Ignacio no sólo exige gra-
regulen las posibles dimisiones. Pe- ves causas para que alguien sea
ro hay una peculiar nota ignaciana despedido de la CJ (cap. II), sino
que es necesario resaltar debida- que nos traza una admirable lec-
mente, porque nos revela el cora- ción de pastoral (cap. III y IV) sobre
zón de S. Ignacio. En el cap. prime- el modo de efectuar esa operación
ro, al exponer el principio rector siempre dolorosa de la d. o expul-
que debe dinamizar toda esta mate- sión de la CJ. El corazón de S. Igna-
ria, se dice lo siguiente: "Aunque cio queda perfectamente reflejado
dimisión 598

cuando exige a los Superiores que gan en una cierta línea de generali-
se vean obligados a despedir a al- dad criteriológica, de tal forma que
guno: "[...] que procuren enviarlo puedan atenderse las peculiarida-
cuanto en amor y caridad de la Ca- des que confluyen en cada una de
sa y cuan consolado en el Señor las personas. Esta doble considera-
nuestro pudiere" [Co 225]. ción lleva a S. Ignacio a dejar -salvo
5 a . Esta lógica cordial aparece excepciones muy contadas- la últi-
también, y de manera muy relevan- ma determinación, en relación con
te, en la gradación -de menos a las d. a los Superiores más cercanos
m á s - que S. Ignacio establece en a las personas de cuya posible d. se
cuanto a la dificultad y exigencias trata. Ciertamente exige S. Ignacio
de las causas para despedir a quie- que las decisiones que tomen esos
nes se demuestre que no son aptos Superiores más cercanos, general-
para la vida de la CJ. Esta gradación, mente los Superiores locales, sean
que constituye el contenido de la comunicadas a los Superiores Ma-
Declaración A del cap. primero [Co yores y al mismo General. Pero es
205], gira lógicamente en torno al constante la remisión a la "discreta
mayor-menor grado de vinculación caridad" del Superior inmediato.
con la CJ. Pero en esta gradación no 7a. Quedan así reflejados, y per-
sólo influye, y se tienen en cuenta, fectamente conjugados, dos princi-
los vínculos estrictamente jurídicos, pios de indudable importancia en el
sino también lo que podría denomi- gobierno religioso: la subordinación
narse "vinculación afectiva" con la y la delegación. En S. Ignacio no hay
CJ. De otra forma difícilmente se en- el menor indicio ni de un centralis-
tiende el final de esa Declaración A mo absorbente y "apersonalista"
donde la gratitud, realidad esencial- que, aunque eficaz, entraña el peli-
mente rebelde a una valoración pu- gro de una injusta uniformidad, ni
ramente jurídica, es precisamente el tampoco de una anarquía que o di-
elemento primordial que, en último luya cobardemente la responsabili-
término, deberá regular la gradación dad o caiga en un dañoso subjetivis-
establecida. mo, que es otra forma de radical
6a. Hay que señalar también, injusticia.
como una característica general de 8a. En lo que se refiere a las
esta parte de las Constituciones, lo "causas de dimisión" (cap. II) lo pri-
que podríamos denominar pruden- mero que llama la atención es que
cia legislativa. S. Ignacio es perfecta- no se trata, como podría esperarse y
mente consciente de dos cosas: en como lo hacen otras constituciones,
primer lugar, se trata de tomar de- de un mero elenco de delitos o faltas
terminaciones que no afectan a si- perfectamente tipificados y acompa-
tuaciones o cosas, sino que afectan ñados de su consiguiente sanción.
y se refieren directamente a perso- Ya hemos dicho que en las Constitu-
nas. Y estas personas son en sí mis- ciones de S. Ignacio no hay un dere-
mas irrepetibles. Lo que se legisla cho penal (ni procesal) propiamente
para un caso, no vale automática- dicho. Más aún la Declaración A de
mente para otro. En segundo lugar este cap. II [Co 211], determina que
y en consecuencia, la delicada ma- sea la tolerancia el principio evalua-
teria a que se refiere esta parte de dor de las causas de d., a las que se-
las Constituciones, exige que no se guidamente va a referirse. Como
generalicen las determinaciones de confirmación de este profundo sen-
modo taxativo, sino que se manten- tido evangélico, que transciende to-
599 dinero

da esta Segunda Parte de las Consti- religiosa que atienda más, junto con
tuciones, baste anotar que por cuatro la seguridad de la Orden y de los
veces emplea expresamente el tér- que en ella sirven a Dios y de los
mino ''caridad 7 ' al tratar de las cau- ministerios a ella encomendados, a
sas específicas de d., como control la comodidad y tranquilidad y bie-
necesario para evitar se caiga en le- nestar espiritual del expulsado"
galismos puros y duros (cf. [Co 209. (Aicardo 1930, 503).
213-214.217]). La vigente normativa sobre la
9 a . Una nota interesante, que separación de la CJ se recoge en
aparece también en esta Segunda Normas Complementarias (NC 33-
Parte, es el respeto y valoración re- 38) y un esquema útil y claro puede
ligiosa que S. Ignacio tiene en rela- verse en Practica Quaedam (Roma
ción con los votos emitidos, aunque 1997, 42-55).
sean privados. La firme promesa
hecha a Dios mismo, impone un José Ma DÍAZ MORENO, SJ
profundo respeto que obliga a ha-
cer todo lo posible por mantenerla
en su plena vigencia. La dispensa- Z1 Admisión, Compasión, Constituciones,
Cuerpo apostólico, Discreta caritas, Gobierno,
bilidad o no dispensabilidad jurídi- Incorporación, Profeso, Votos.
ca de los votos no puede, de ningu-
na manera, oscurecer su profundo Bibl.: AICARDO, J. MV Comentario a las Consti-
valor religioso y consecratorio. No tuciones de la Compañía de Jesús V, Blass, Ma-
se puede olvidar que en la dispensa drid 1930; ALDAMA, A. Ma, Iniciación al estu-
de los votos, quienes están legíti- dio de las Constituciones, CIS, Roma 21981;
mamente facultados para ello pro- DÍAZ MORENO, J. Ma, "Introducción a la Se-
gunda Parte de las Constituciones" en Cons-
ceden no con potestad propia, sino tituciones de la Compañía de Jesús. Introducción
con potestad vicaria y en nombre y notas para su lectura (ARZUBIALDE, S. / CORE-
de Dios mismo. LLA/ J. - GARCÍA-LOMAS, J. M. eds.), M-ST,
Bilbao-Santander 1993,117-124; ECHARTE, I.,
10a. En relación con la posibili-
"Dimisión", en DHCJIII, 2665; O'MALLEY, J.
dad de readmisión de los despedi- W., Los primeros jesuitas, M-ST, Bilbao-San-
dos, S. Ignacio, precisamente por el tander 1995,79-82; Ruiz JURADO, M., "Admi-
respeto que siente hacia las perso- sión and Dismissal: fruit of Spiritual Dis-
nas y por su conocimiento del cora- cernment", en AA.VV., Constitutions of the
zón humano, no cierra, de modo Society of Jesús. Incorporation of a Spirit, CIS-
Gujarat Sahitya Prakash, Roma-Anand
absoluto, la puerta de ese posible
1993, esp. "Dismissal", 118-129.
retorno, sino que especifica, en la
medida de lo posible, los diversos
supuestos que pueden presentarse.
Pero -como ya hemos indicado- DINERO
deja la última decisión a los Supe-
riores que deberán discernir cada
caso [Co 236].
En resumen, y como valoración
I . San Ignacio y el dinero. En la Auto-
biografía aparece ocho veces la pa-
labra dinero; moneda/monedilla,
general de esta Segunda Parte, en- dos veces, y además varias monedas
tendemos perfectamente justificada concretas: ducados (3), escudos (4),
y absolutamente objetiva la afirma- quatrines (6), julios (3), marquetes
ción del P. Aicardo en su Comenta- (1), blanca (1).
rio a esta parte: "[...] no habrá le- El mundo del d. y de las finan-
gislación alguna en ninguna Orden zas nunca fue extraño a Ignacio de
dinero 600

Loyola. Educado en casa de Veláz- papel importante. Los Ejercicios


quez de Cuellar, se movió en un am- pretenden ordenar la vida para
biente cortesano. En la Autobiografía buscar y hallar la voluntad de Dios.
aparece en algunos momentos como Entre los elementos que amenazan
atenazado por escrúpulos ante el con desordenar al hombre, el d. tie-
manejo del dinero. En los tiempos de ne un especial poder de seducción.
su estancia en Manresa, peregrina- El d., como criatura, goza de las ca-
ción a Jerusalén y retorno a España, racterísticas de medio, de las otras
hay un marcado carácter ascético, de cosas criadas para el hombre y co-
desprendimiento real del d., ponien- mo ayuda para su fin. Ignacio no
do toda su confianza en Dios. Quería adopta una postura maniquea, pero
viajar solo y "sin ninguna provisión" es consciente de que la codicia del
y convenció al "maestro de la nave d. es un elemento muy desestabili-
que le llevase de balde, pues que no zador. Por eso advierte ya en el PF
tenía dineros" [Au 35]. Obligado a que hay que hacerse indiferente a
comprar el sustento para la navega- riqueza o pobreza [Ej 23]. Hay toda
ción, dejó en un banco junto a la pla- una serie de textos, de cara a la
ya las cinco o seis blancas que le ha- elección, que van a repetir, de ma-
bían sobrado de la obligada compra nera diversa, esta misma necesidad
del bizcocho [Au 36]. Sin embargo, expresada en el PF: los Dos Binarios
en su camino hacia Montserrat se [Ej 155], las Tres Maneras de Hu-
acuerda de que en la casa del duque mildad [Ej 166], Preámbulo para
de Nájera le debían aún unos duca- hacer elección [Ej 169], y las eleccio-
dos y "le pareció que sería bueno nes mismas [Ej 170.179].
cobrarlos [...] Y cobró los dineros, La Segunda Semana es el tiem-
mandándolos repartir en ciertas per- po de la decisión y es aquí precisa-
sonas a quienes se sentía obligado, y mente donde se encuentran los tex-
parte a una imagen de Nuestra Seño- tos más clarificadores ante el tema
ra que estaba mal concertada" [Au de la riqueza y el dinero. Se inicia la
13]. En todo su recorrido por Italia, semana con el llamamiento del Rey
hacia Venecia, y en el viaje de retor- [Ej 91]. En la Oblación de mayor es-
no, vivió de limosna, que compartió tima y mayor momento [Ej 97], la
con los pobres, no reservando nada respuesta generosa rezará así:
para sí (cf. [Au 40.42.44.50]). "quiero y deseo y es mi determina-
Tras el regreso de Tierra Santa ción deliberada [...] de imitaros en
comienza el largo y penoso camino pasar [...] toda pobreza..." [Ej 98].
de los estudios. Barcelona, Alcalá, Toda la contemplación de la vida de
un intento fugaz en Salamanca y, fi- Jesús está atravesada por el miste-
nalmente, París y Venecia serán los rio de la pobreza. La meditación de
escenarios en los que va a transcu- Dos Banderas presenta el enorme
rrir este período de larga duración. poder seductor de la riqueza, arma
Ignacio quiso mantener su ideal de de la que se sirve el enemigo para
pobreza, de vivir de limosna pero, a hacer caer en el engaño [Ej 139], fre-
la vez, tenía que agenciarse el sus- cuentemente muy sutil. Ignacio ha-
tento para estudiar con cierto sosie- bla de codicia de riquezas. La codi-
go. No lo logrará ni en Barcelona ni cia es un deseo insaciable. Es la
en Alcalá [Au 54.57], pero sí, algo vida afectiva la que entra en juego.
más, en París (cf. [Au 73-77]). En el triple Coloquio, se pide pri-
2. El dinero en los Ejercicios. En mero "pobreza espiritual", distan-
los Ejercicios, el tema del d. juega un cia crítica frente al d., pero el foco
601 dinero

está puesto en la "pobreza actual". la limosna e invitándole a fijarse en


La nota que sigue a este coloquio, ello en favor de lo pobres. El limos-
en el ejercicio de los Dos Binarios, nero ha de dar generosamente, por
refleja la preferencia por el despren- eso, "siempre es mejor y más segu-
dimiento en pobreza [Ej 157]. La ro, en lo que a su persona y estado
consideración de las Tres Maneras de casa toca, cuanto más se cercena-
de Humildad avanza netamente re y disminuyere y cuanto más se
desde la indiferencia [Ej 166] hasta acercare a nuestro sumo pontífice,
la preferencia "quiero y elijo más dechado y regla nuestra, que es
pobreza con Cristo pobre que ri- Cristo nuestro Señor" [Ej 344]. Hay
queza" [Ej 167]. aquí una resonancia de la Tercera
En el llamado Directorio Autó- Manera de Humildad. Atenerse al
grafo, S. Ignacio instruye al que da estilo de vida del Señor "es mejor y
los Ejercicios sobre cómo debe ac- más seguro". En el mismo docu-
tuar: "Le disponga [al ejercitante] y mento, pone el ejemplo de una fa-
haga capaz, que son menester ma- milia modélica: los padres de nues-
yores señales de Dios para los pre- tra Señora, S. Joaquín y Sta. Ana,
ceptos que para los consejos, pues "los cuales partieron su hacienda
Cristo N. S. aconseja a los consejos en tres partes, la primera dejan a
y pone dificultad en el poseer ha- pobres, la segunda al ministerio y
ciendas, lo que se puede en los pre- servicio del templo, la tercera toma-
ceptos" [DI, 9]. Hace falta tener ban para la sustentación de ellos
más luz de Dios para retener que mismos y de su familia" [Ej 344].
para dejar. Este dato conviene vin- Estamos en un paralelo con la refor-
cularlo con la meditación de los Bi- ma de vida, donde el hombre debe
narios: solamente cuando hay "ma- mirar "sus facultades, cuánta deba
yores señales de Dios" debería uno tomar para su familia y casa, y
quedarse con los diez mil ducados. cuánta para dispensar en pobres y
en otras cosas pías" [Ej 189],
Para enmendar y reformar la
propia vida y estado [Ej 189], se ha- En resumen: la actitud ante la
brá de considerar "cuánta casa y fa- riqueza, como criatura al servicio
milia debe tener [...] asimismo de del hombre ha de ser propia del
sus facultades, cuánta debe tomar hombre libre. Pero hay que estar
para su familia y casa, y cuánta pa- atento, porque la codicia de rique-
ra dispensar en pobres y en otras zas fácilmente se convierte en ele-
cosas pías...". La casa y familia pa- mento desestabilizador. Por ello,
recen referirse a las posesiones, la Ignacio abre al horizonte del des-
hacienda, los bienes raíces y la ser- prendimiento.
vidumbre. Las facultades equivalen 3. El dinero en las Constituciones.
al d. en metálico, susceptibles de En el Examen de las Constituciones,
una fácil distribución. En relación se contempla la actitud del que de-
con la reforma de vida se debe ver sea entrar en la CJ y la exigencia que
el documento sobre la distribución se le presenta con respecto al tema
de limosnas [Ej 337-344]. El docu- del d.: distribuir los bienes que se
mento se refiere en primer lugar a posean y renunciar a los que se es-
los clérigos que ejercían la caridad peraren, o, al menos, ha de estar dis-
como función. Pero la referencia a puestos para ello, llegado el mo-
Cristo pontífice [Ej 344] hace partí- mento (cf. [Co 53-54.254-255.287]).
cipe a todo cristiano del ministerio Los escolares podrán mantener los
del Señor por medio del ejercicio de bienes temporales, aunque hayan
dinero 602

hecho voto de pobreza, hasta el te de dos: ducados (muchas veces


tiempo que al Superior pareciere [Co bajo la representación gráfica del
348.571]. A la hora de renunciar ha- triángulo) y escudos. La denomina-
brá que cumplir con las obligaciones ción de otras monedas -julios, cru-
que se tengan. Si no las hubiere, ha- zados, cuatrines, libras, sueldos- es
brá que dar a "cosas pías y santas", a más escasa.
los pobres, no a los parientes [Co 54- En este punto conviene distin-
55]. guir entre cartas de carácter espiri-
No podrán "tener dineros en tual y ascético y cartas de adminis-
su poder, ni en mano de algún ami- tración, principalmente para la
go de fuera" [Co 57]. Pero, además, fundación y sustentación de Cole-
si son eclesiásticos no podrán tener gios. Destaca la gestión para el Co-
"beneficios algunos", que habrán legio Romano y para el colegio Ger-
de devolver al que se los confirió, o mánico. Ignacio mueve todos los
a obras pías, o a personas que "sean hilos posibles para servirse del me-
armas del divino servicio" [Co 59]. dio del d. y las finanzas, criaturas
Entre las "experiencias" que se de Dios, en favor de las obras apos-
habrán de hacer, está la de peregri- tólicas y da muestras de un conoci-
nar por un mes, "sin dineros", acos- miento y manejo no pequeño del
tumbrándose a mal comer y mal mundo de las finanzas (cf. Ber-
dormir, para que "dejando toda su trand). En las cartas de carácter es-
esperanza que podría tener en di- piritual y ascético, se mantiene la
neros o en otras cosas criadas, la misma postura reflejada en los Ejer-
ponga enteramente, con verdadera cicios: rechazo de la codicia y sospe-
fe y amor intenso en su Criador y cha ante la ambigüedad del dinero.
Señor" [Co 67].
Manuel TEJERA, SJ
Con respecto a los bienes de la
CJ, Ignacio, tras un largo discerni-
miento, recogido en su Diario espiri- / Avaricia, Binarios, Estipendios, Inserción,
tual, determinó que las casas e igle- Oblación, Opción preferencial por los pobres,
sias de la CJ no pudieran tener Pobreza, Reglas para distribuir limosnas.
rentas fijas y estables. Así quedó ya
fijado en la Fórmula de Julio III: BibL: ARZUBIALDE, S., "La limosna, reforma
"...ni los profesos en particular, o de la propia vida y estado [189] y [337-
en común, ni alguna casa o iglesia 344]", Man 58 (1986) 3-40; BERTRAND, D.,
"L'argent des religieux", Christus 18 (1971)
de ellos puedan adquirir derecho 252-267; ID., La política de San Ignacio de ho-
civil alguno a proventos, rentas, po- yóla. El análisis social, M-ST, Bilbao-Santan-
sesiones, ni para retener bienes al- der 2003, 261-302; IGLESIAS, I., "'Predicar en
gunos estables, fuera de los que se- pobreza' o breve ensayo sobre la gratuidad
an oportunos para su uso propio y en Ignacio de Loyola", en AA.VV., Tradición
habitación..." (F50, 4). ignaciana y solidaridad con los pobres, M-ST,
Bilbao-Santander 1990, 92-120; KOLVEN-
4. El dinero en el Epistolario. Por BACH, P.-H. "Ejercicios Espirituales y amor
último, en la correspondencia igna- preferencial por los pobres", en Decir... al
ciana el tema del d. es recurrente. "Indecible" (IGLESIAS, I. ed.), M-ST, Bilbao-
Más de novecientas veces sale la Santander 1999, 171-182; RAMBLA, J. Ma,
"El peregrino con los pobres", en AA.VV.
palabra "dinero-dineros" (también Tradición ignaciana y solidaridad con los po-
"denari", "danari"). Pero además bres, M-ST, Bilbao-Santander 1990, 17-35;
son muy frecuentes las denomina- TEJERA, M., "El dinero en los Ejercicios",
ciones de monedas, particularmen- Man 71 (1999) 249-268.
603 directorios

DIOS: / CreadoTr Divina Majestad, Dios y el director humano en la ob-


Espíritu Santo, Jesucristo, Padre, Sa- tención del fruto de los Ejercicios.
piencia, Trinidad. Los d. anotan con fuerza la ne-
cesidad de director y las cualidades
y condiciones que debe tener para
DIRECTORIOS poder dar los Ejercicios con fruto,
entre las que cabe señalar haberlos
hecho primero él mismo y conocer
. ¿Qué es un Directorio? Las pri-
a fondo el libro de los Ejercicios. Así
meras generaciones de jesuitas
mismo dan a entender que tienen
no sintieron la necesidad de comen-
presente al director jesuita, aunque
tar, exponer e ilustrar el libro de los
no excluyan a los no-jesuitas siem-
Ejercicios. El contacto con los mejo-
pre que cumplan las antedichas
res directores e intérpretes de S. Ig-
condiciones. Se enumeran también
nacio y, sobre todo, la experiencia
las cualidades de todo buen direc-
vital propia de todos, ellos les hacía
tor, como es sobre todo la pruden-
superfluo ese trabajo. Ése es el mo-
cia. Al describir las relaciones del
tivo de que no se redacten estudios,
director con Dios exponen el carác-
comentarios o explanaciones de los
ter "instrumental" del mismo, por
Ejercicios si no es muy al final del si-
lo cual ponen de relieve la necesi-
glo XVI. Es más, llevados por el
dad de entrar en contacto con Dios
enorme respeto que tenían por el
mediante la oración y aun medita-
texto del librito de los Ejercicios,
ción de la misma materia que va a
cuantas veces se reclamaron, por
exponer, y no sólo no estorbar, la
Ejercicios, esquemas oficiales de las
acción de Dios, sino secundarla.
meditaciones para ayuda de la me-
moria de los ejercitantes, aunque En sus consejos tienen siempre
nunca se prohibió, muy pocas veces presente el carácter esencialmente
se llevó a cabo esa práctica. En cam- individual de los Ejercicios y, por
bio, se preocuparon muy pronto de consiguiente, desconocen en abso-
consignar por escrito las normas luto los problemas que presentan
prácticas, los avisos y consejos refe- las tandas colectivas, por otra parte
rentes al modo concreto de dar los infrecuentes en la época a no ser
Ejercicios. Cada uno de esos con- para religiosos/as. Las principales
juntos de normas teóricas sobre el preocupaciones de los autores de d.
arte de la dirección es lo que ha re- se originan de la dinámica relacio-
cibido el nombre de Directorio, pala- nal del director con el ejercitante a
bra y concepto provenientes del través de su oficio de maestro, án-
mismo S. Ignacio, según el P. Cáma- gel y guía.
ra en el Memorial. Como maestro, debe instruir al
2. Contenido de los Directorios. Es ejercitante sobre el modo de reali-
preciso, pues, tener en cuenta el ca- zar cada uno de los ejercicios expli-
rácter práctico de los d. para no pe- cando sobre todo la manera de ha-
dirles más de lo que pretenden dar. cer oración y sus diversos métodos.
Si bien algunos de ellos fundamen- Adquiere un gran relieve la insis-
tan teológicamente algunas de sus tencia en que los puntos sean bre-
afirmaciones, no es algo frecuente ni ves, con unción, con objetividad y
universal. No olvidan, con todo, en ordenados. Se dan acertados crite-
ningún caso la delimitación de las rios para acomodar los Ejercicios a
respectivas áreas de influencia de la variedad de personas según su
directorios 604

estado, sus fuerzas físicas e intelec- nidos y requisitos para hacerlos; las
tuales y según las cualidades psico- disposiciones necesarias entre las
lógicas y espirituales de cada uno. que destacan la soledad y silencio, y
La labor de ángel la realiza el el fruto que se espera obtener en ca-
director disponiendo al ejercitante da una de las semanas y al término
sobre todo para la elección, pero de los Ejercicios. Aunque los d. tie-
también se enumeran una serie de nen presente principalmente al di-
ayudas que debe ofrecerle como en- rector, no faltan observaciones sobre
tregándole los puntos por escrito y cómo debe ser la actividad del ejer-
ofreciéndole lecturas adecuadas. Se citante en sus tres vertientes de me-
dan también acertados consejos y moria, entendimiento y voluntad,
avisos a tener en cuenta durante la sin olvidar describir las notas o dis-
marcha de los Ejercicios y para pre- tintivos que deben caracterizarla: ac-
parar la perseverancia una vez ter- tividad personal, intensa y perseve-
minados. rante. Por último, se insiste en la
posición de abertura y docilidad que
En la tarea de guía sobresale la debe ofrecer el ejercitante ante su di-
labor previa del control que debe rector, abriendo con toda claridad su
realizar sobre todos los actos del conciencia y siguiendo con exacti-
ejercitante, muy especialmente so- tud las indicaciones que se le hagan.
bre las penitencias que hace. Para
ello la fuente de información indis- Evidentemente no todos los d.
pensable son las visitas. Se trata de tratan todos los temas. Algunos de
ellos son puras notas muy breves,
las diversas clases de visitas, cuán-
de valor muy desigual. Pero de la
tas diarias y cuándo realizarlas, du-
lectura del conjunto se puede deter-
ración de las mismas y materia que
minar con gran precisión cual era la
hay que suministrar al ejercitante;
idea que S. Ignacio y sus primeros
igualmente para poder ser debida-
colaboradores se habían formado
mente conducido, hay que pregun-
del director y su misión, así como
tarle si tiene bien claro el objetivo
de los requisitos para ser un buen
de cada ejercicio, qué hace para al-
ejercitante.
canzarlo y qué ha experimentado
durante su trabajo. 3. Génesis de los Directorios. El
primer autor de d. es el mismo S.
Por otra parte, según el conoci- Ignacio. Se puede afirmar que el li-
miento alcanzado de la situación bro de los Ejercicios con sus anota-
del ejercitante, el director hará repe- ciones, adiciones, notas, reglas, etc.
tir, añadirá, cambiará, retrasará, es un auténtico y perfecto directo-
omitirá los ejercicios que le parez- rio. Pero además nos han llegado
can convenientes. Pero el gran pro- algunos escritos con normas y con-
blema que centra la atención de los sejos sobre el arte de dar Ejercicios
mejores d. es el de la elección de es- que directa o indirectamente pro-
tado, con abundancia de oportunos vienen de su mano. Aparte del lla-
consejos y sugerencias para ayudar mado "Autógrafo", de indiscutible
y no impedir la labor del espíritu en valor en su brevedad, merece espe-
materia tan delicada. cial consideración el dictado al P.
Podemos también deducir las Vitoria, puesto que recoge las notas
diversas clases de Ejercicios que se y consejos que el mismo Ignacio le
daban, desde los "cerrados de trein- iba proponiendo al dar unos Ejerci-
ta días" hasta los "leves" según la cios. Sólo toca la Primera Semana y
anotación dieciocho, con sus conte- es difícil deslindar qué consejos
605 directorios

provienen de Ignacio y qué ha de como secretario de Mercuriano, pu-


atribuirse a Vitoria. Este d. fue teni- do consultar el manuscrito de Po-
do siempre en gran aprecio. Mu- lanco, a quien en muchas ocasiones
chos de sus párrafos pasaron intac- sigue servilmente y aun copia.
tos al Directorio oficial. El Directorio de Polanco es el
A continuación podemos colo- mejor y más completo de todos los
car los escritos de algunos de los d. que prepararon el nacimiento del
primeros jesuítas que, a título per- Directorio oficial y hasta le supera en
sonal o por encargo, dejaron por es- bastantes puntos por su profundi-
crito diversos consejos y recomen- dad teológica y precisión. Ningún
daciones para dar Ejercicios, así: otro escrito contemporáneo le iguala
Nadal, Canisio, Pereira, Ruiz, Do- en penetración psicológica, conoci-
ménech y un par de anónimos. miento práctico de la vida espiritual
Aunque el primer intento para con- y disposición armónica de todos los
feccionar un Directorio oficial es elementos. Es modélica la cuidadosa
del P. Mercuriano, ya en las dos pri- exposición de la técnica de la elec-
meras CC CG se manifestó la preo- ción. Supo además librarse de los
cupación por el tema. La CG 1 prejuicios de su tiempo contra todo
(1558) eligió al P. Laínez como suce- lo que tuviera una orientación místi-
sor de S. Ignacio y mandó ya reunir ca o afectiva, lo cual da a su d. una
los escritos que circulaban sobre la nota de amplitud y modernidad que
materia. Algo hizo el nuevo Gene- desgraciadamente no asimiló el Di-
ral, pero lo que tal vez pudo reco- rectorio oficial. Además de estos en-
ger se ha perdido. La CG 2 (1565) cargos "oficiales", pertenecen a esta
nombró a S. Francisco de Borja co- época otros d. confeccionados por
mo sucesor y repitió el decreto de la particulares durante ese período:
Congregación anterior. Se creó una Valentino y Hoffeo.
comisión al efecto, formada por Mi-
ró, Polanco y Ruiz, pero también lo La CG 4 (1581) eligió al R
que hizo se ha perdido, si es que al- Aquaviva, el cual tomó muy a pe-
go logró. cho el encargo de confeccionar el
Directorio oficial. Para ello en 1583
La CG 3 (1573) eligió al P. Mer-
entregó todos los escritos del géne-
curiano. Bajo su mandato empieza
ro que se encontraron en los archi-
a tomar cuerpo la construcción del
vos romanos (Pereira, Polanco, Mi-
Directorio oficial. Él mismo compuso
ró, Mercuriano...) para su revisión:
un d., el primero con pretensiones
a Miró, el cual rehizo y confirmó su
de ser ordenado y completo, y unas
notas. Pero sobre todo encargó a anterior d.; a González Dávila, que
Miró y Polanco que, cada uno por expuso su parecer sobre el material
su parte, confeccionaran sus Direc- entregado y compuso el suyo; y a
torios. Miró, además de un esque- Doménech, del cual ignoramos el
ma, compuso un d. que llegó a ser trabajo pero que, según parece, co-
muy divulgado y hasta tenido co- noció Cordeses en la confección del
mo semioficial, pero exagerada- suyo. A este período pertenecen al-
mente fiel en la interpretación de la gunos d. no encargados oficialmen-
mente de S. Ignacio y con una for- te, fruto de iniciativas particulares:
mulación seca y tajante de los prin- Nicolai, Fabio de Fabi, Blondo, Ri-
cipios, caracteres que agudizó en la palda y tres anónimos.
segunda redacción que hizo bajo el El año 1587 Aquaviva ya tenía
generalato del P. Aquaviva. Miró, todo el trabajo recogido, pero no
directorios 606

acabó de elaborarlo hasta tres años haber depurado bien las fuentes
después. En 1590 se confecciona un originales de tendencias antagóni-
Directorio de Diversos. Así se llamó cas y, sobre todo, a las prevencio-
puesto que es un mosaico de frag- nes del tiempo hacia todo lo que
mentos "quasi centonis more", bas- pudiera sonar a "iluminismo". Por
tante bien unidos, si bien al margen ejemplo:
se iba indicando la fuente respecti- 4.1 Meditación-Contemplación.
va. No fue enviado a las Provincias Aunque S. Ignacio en su d. Autógra-
sino entregado a los Asistentes y fo se sirva de la expresión "medita-
otras personas para su examen, los ción de la vida de Cristo", el uso
cuales apenas introdujeron correc- del término ''meditación'' por parte
ciones. En 1591 se puede hablar de del Directorio oficial es abusivo.
un Directorio Provisional, el cual se Constantemente lo utiliza en lugar
imprimió y fue enviado a toda la CJ de "contemplación" o "misterio".
ad experimentum. Las observaciones Hasta la CAÁ se designa como
llegaron en poca cantidad, debido a "Meditación del amor de Dios".
que ya no quedaban Padres anti-
guos conocedores de los orígenes, a 4.2 La aplicación de sentidos. Po-
que ya se había dicho todo lo que lanco, siguiendo a S. Buenaventura,
había que decir, y sobre todo, por- expone las dos orientaciones que
que el cambio de orientación en los puede tener según se trate de los
ministerios de la CJ hacia las gran- sentidos externos, que llama imagi-
des predicaciones, etc. dejaba de la- narios, o de los internos, llamados
do el ministerio particular de dar mentales. Ya Gil González en su d.,
Ejercicios. El 18 de enero de 1594 aun exponiendo las dos interpreta-
acababa la 5 a CG. Todo estaba pre- ciones, ataca con dureza la segun-
parado para la elaboración del Di- da. El Directorio oficial, que en la pri-
rectorio oficial Aquaviva nombró mera redacción la había admitido,
una comisión de diez, presidida simplemente la omite en la redac-
por Gil González, la cual dio su pa- ción definitiva.
recer sobre las observaciones llega- 4.3 Valoración del Segundo y Ter-
das, pero incomprensiblemente la cer tiempo de elección. Se nota una su-
publicación del texto definitivo se per valorización del Tercer Tiempo
retrasó seis años. Finalmente, el Di- respecto del Segundo. Según el Di-
rectorio oficial apareció en 1599, con rectorio oficial, el ejercicio de la ra-
pocos retoques. Esta redacción defi- zón, principal protagonista del Ter-
nitiva señala prácticamente el fin cer Tiempo, da mayor "seguridad y
de esta clase de escritos, aunque to- certeza" de haber hallado la volun-
davía circularon algunos que mere- tad de Dios que el Segundo Tiempo,
cen especial atención por su pro- por medio de las mociones. El exa-
fundidad teológica y matización men de éstas sólo añade "claridad".
psicológica, como los de Gagliardi
y Ceccotti. Miguel LOP, SJ
4. Juicio del Directorio oficial. El
más completo y perfecto de todos
/ Acompañamiento, Adiciones, Anotacio-
los directorios. En general sigue
nes, Ejercicios, Ejercitador, Ejercitante, Modo
fielmente el pensamiento ignacia- y Orden.
no, pero hemos de lamentar algu-
nas lagunas y hasta casi contradic- Bibl.: ALBURQUERQUE, A., "Los Directorios
ciones debidas principalmente a no de Ejercicios. Síntesis histórica y de los
607 discernimiento

contenidos. Utilidad y posibilidad de ac- brimiento. Consiguientemente, los


tualización de los Directorios hoy", Man 62 Ejercicios atribuyen enorme impor-
(1990) 401-438; ID., "Directorio oficial de
los Ejercicios Espirituales. Cuarto Centena-
tancia a la experiencia religiosa, en-
rio (1599-1999)", Man 71 (1999) 369-381; tendiéndola como una interacción
CICCOLINI, A., "Comment of the Directory constante con Dios en la que inter-
on the Spiritual Exercises of St. Ignatius of vienen la afectividad y el conoci-
Loyola", en MORAN, J., Commentary on the miento interno, la meditación, la
Spiritual Exercises, Jesuit Misión Board, contemplación, el examen de con-
Quezon City 1966; IPARRAGUIRRE, I., Exerci-
cia spiritualia Sancti Ignatii de Loyola et eo-
ciencia y otras formas de oración, la
rum Directoría. Directoría (1540-1599), Nova consolación y la desolación, las con-
editio, II, Roma 1955; LOP, M., Los Directo- sideraciones y la elección, todas las
rios de Ejercicios, M-ST, Bilbao-Santander cuales son sintomáticamente impor-
2000; SCHLICKER, }., "El director de Ejerci- tantes para buscar, encontrar y ele-
cios según las Anotaciones y los Directo- gir la voluntad de Dios en su vida.
rios ,, / Man 6 (1930) 237-249.
En la prosecución de esta em-
presa, un grave problema sale al
paso del ejercitante: la experiencia
DISCERNIMIENTO espiritual es a menudo ambigua y
aun equívoca. La desolación, por

1 . Introducción. El d. de espíritus -al


que Ignacio se refirió dos veces en
los Ejercicios Espirituales como "dis-
ejemplo, puede ser interpretada co-
mo un fracaso y Satanás puede dis-
frazarse como "ángel de luz" [Ej
creción de [varios] espíritus ,, - res- 332], donde Ignacio cita 2Cor 11,14.
ponde a un profundo anhelo y res- Esta cautelosa desconfianza ha
ponde a un problema real. La versión existido en la Iglesia desde sus años
española de los Ejercicios, el texto co- más tempranos, y ha dictado la ne-
nocido como Autógrafo, no las llama cesidad de "examinarlo todo" y el
"Reglas para el discernimiento de es- aviso de "no fiarse de cualquier es-
píritus". Este vocablo sólo se encuen- píritu sino de comprobar si los espí-
tra en los textos latinos de 1541 y ritus proceden de Dios" (ITes 5, 19;
1547. El término mismo "discreción" ljn 4,1). ¿Cómo se distingue dentro
aparece sólo dos veces en los Ejerci- de la experiencia lo que es de Dios
cios: uno para encabezar las Reglas y conduce a Dios y lo que es malo y
para mayor discreción de espíritus destructivo en sus engaños? Con
en la Segunda Semana [328] y otro esta finalidad formuló Ignacio las
en el Segundo Tiempo para hacer "Reglas para en alguna manera
elección, en que se habla de "expe- sentir y conocer las varias mociones
riencia de discreción de varios espíri- que en la ánima se causan, las bue-
tus" [Ej 176]. Curiosamente el térmi- nas para recibir y las malas para
no "discernimiento" no aparece en lanzar" [Ej 313], hoy conocidas co-
los escritos ignacianos, tal y como mo las "Reglas para el discerni-
nos lo demuestra la Concordancia miento de espíritus".
(1996,387-388). Las Reglas mismas están divi-
Lo típico es que el ejercitante didas en dos grupos según se refie-
haga los Ejercicios "para buscar y ran a dos clases diversas de perso-
hallar la voluntad divina" [Ej 1]. Pa- nas, en distinto momento o etapa
ra conseguirlo, el ejercitante ha de de su experiencia espiritual: las re-
usar todo método para prepararse y glas para la Primera Semana se
disponerse a remover el desorden ocupan de los que son tentados
afectivo que imposibilite este descu- abiertamente por el mal; mientras
discernimiento 608

que las reglas para la Segunda Se- mal por medio de la imaginación; el
mana están destinadas a los tenta- buen espíritu produce remordi-
dos engañosamente por el mal bajo miento a través de la razón y la con-
apariencia de bien [Ej 10]. Es de ciencia. Este es el método de tenta-
gran importancia no confundirlas, ción ordinario para aquellos cuya
porque las reglas para la Primera vida está dominada por los pecados
Semana califican la experiencia capitales. Por su parte, en la persona
afectiva como consolación o desola- cuya vida está marcada por los mo-
ción en función de los objetos a que vimientos de purificación o santifi-
tienden; en cambio, las reglas para cación, la estructura es idéntica pero
la Segunda Semana juzgan los obje- la manera de tentar es exactamente
tos hacia los que se tiende y que se opuesta: el enemigo usa falsos razo-
escogen según la consolación o de- namientos para evocar una punzan-
solación que producen. Si se con- te ansiedad, tristeza y desaliento; el
funden pueden provocar conse- buen espíritu aleja esta sensación de
cuencias negativas en el proceso obstáculos para inspirar ánimo, con-
interno de la persona. Una persona suelo, lágrimas, etc. Las tentaciones
con una afectividad y percepciones de estas dos clases de personas tie-
distorsionadas puede vivir con nen esto en común: ambas giran en
"gozo espiritual" o una gran inten- torno a un eje placer-sufrimiento,
sidad religiosa algo que puede ser con la tentación viniéndole a la pri-
una crueldad o infidelidad. Eso no mera como placer y a la segunda co-
es ser conducido por Dios; es, sim- mo amenaza de sufrimiento. Tam-
plemente, estar desordenado. bién es crucial percatarse de que el
2. Reglas para la Primera Semana. influjo y forma de la experiencia es-
Como ha sido corriente a lo largo de piritual puede venir no sólo "de
la historia de la espiritualidad, Igna- arriba", es decir, pueden aparecer
cio sitúa tres fuentes que producen y espíritus o pensamientos que des-
afectan la experiencia religiosa del piertan sentimientos o emociones
ejercitante: la propia libertad, y dos nobles y elevadas, sino que pueden
pensamientos "de fuera" uno que emerger también "desde abajo": el
viene de Dios y otro del Demonio; se estado de la afectividad puede pro-
trata de personajes preternaturales vocar y formar pensamientos corres-
como ángeles y demonios -y cuales- pondientes que sitúan a la persona
quiera percepciones que se puedan bajo el influjo del mal espíritu [Ej
catalogar bajo este epígrafe; pensa- 318.319]. Este esquema causal fun-
mientos e imaginaciones, ideas e ciona en todas las Reglas.
imágenes- que provocan en la per- Las Reglas unifican movimien-
sona los movimientos afectivos de tos muy diferentes de la afectividad
consolación y desolación. Así, por humana bajo dos conceptos de gran
ejemplo, la meditación de Dos Ban- importancia: consolación y desola-
deras [Ej 136-147] contrasta el envío ción. El significado de cada una de
de demonios del enemigo con el en- ellas viene determinado por su tér-
vío por el Señor de "tantas personas, mino, su objeto. "Consolación" es
apóstoles, discípulos, etc." [Ej 141. todo movimiento interior de la afec-
145]. La primera regla de la Primera tividad hacia Dios -la persona es
Semana coloca estas tres influencias atraída o empujada hacia Dios-. El
dentro de una estructura que las une primer ejemplo de esta experiencia
en una matriz causal: el enemigo es naturalmente el de un amor de
causa el atractivo sensual hacia el Dios tan intenso e incluyente, que
609 discernimiento

sólo en él se pueden amar todas las unidad obvia, consiguiente a su fi-


otras cosas. Pero la consolación pue- nalidad. Son reglas, como ya vimos,
de también incluir lágrimas de "para en alguna manera sentir y co-
amor o de tristeza, todo aumento nocer las varias mociones [experien-
sensible de fe, esperanza y amor, cias] que en la ánima se causan: las
pena con Cristo paciente y aun ver- buenas para recibir y las malas para
güenza y confusión ante Dios. Igna- lanzar" [Ej 313]. Se dan consejos so-
cio describe preciosamente la con- bre cómo se debe combatir cada tipo
solación en [Ej 316], pero también de influjo espiritual cuando su mo-
ofrece otras de sus características en vimiento es hacia el mal. Así, las re-
otros sitios para completar su defi- glas quinta y sexta [Ej 318.319] tra-
nición con "vergüenza y confusión" tan sobre cómo actuar directamente
[Ej 48], "crecido e intenso dolor de contra la misma desolación) las reglas
mis pecados" [Ej 55], "dolor, senti- séptima a undécima [Ej 320-324] so-
miento y confusión" [Ej 193] y "do- bre cómo actuar directamente contra
lor, lágrimas y pena interna de tanta los pensamientos que surgen de la de-
pena que Cristo pasó por mí" [Ej solación; las reglas duodécima a
203]. Ninguno de estos casos resta cuatordécima [Ej 325-327], sobre có-
valor al hecho de que el ejemplo mo actuar directamente contra el in-
más alto de consolación y su primer flujo del mal espíritu.
análogo es el amor intenso y totali- 3. Reglas para la Segunda Sema-
zante de Dios [Ej 316]. La "desola- na. Para la Segunda Semana se repi-
ción" es exactamente su opuesto, te, con cambios significativos, la
esto es, todo movimiento de la afec- matriz general elaborada para la
tividad que nos aleje de Dios, bien Primera Semana. El nivel de inten-
sea doloroso como una mente con- cionalidad racional, es decir, de
fusa y turbada, o placentera como la conceptos e imaginación, no se
lujuria, o confortablemente cínica menciona sin cambios porque ha-
[E/317]. brá una clase de consolación que no
Por consiguiente, la consola- implique un concepto o imagen co-
ción y la desolación no se identifi- rrespondiente. Además se añadirá
can necesariamente con el placer y otra dimensión a esta matriz: la
el dolor. El uso que hace Ignacio de temporal. Ya no es suficiente saber
estos términos, precedidos a veces cómo comportarse con los atracti-
de "espiritual", debe distinguirse vos de lo obviamente malo o con el
de la satisfacción instintiva de temor ante el costo del discipulado.
Freud y del uso de "consolación" o Hace falta estar alerta mucho tiem-
"satisfacción" por tantos autores es- po sobre la atracción que se siente a
pirituales clásicos. La consolación lo que aparece como bueno para
espiritual y la desolación espiritual ver si, en efecto, lo es realmente en
son estados de la afectividad, pero la forma como debe resolverse. Así,
no se definen por su disfrute sensi- un análisis del comienzo, medio y
ble y aun espiritual, sino por su di- fin del proceso evolutivo del buen
rección, es decir, si este sentimiento espíritu es imprescindible para dis-
o estado de la afectividad tiende tinguir la consolación verdadera de
hacia Dios o se aparta de él. la falsa. Porque el d. más propio de
Una vez establecida esta esque- la Segunda Semana es para las per-
matización en las reglas iniciales, la sonas tentadas bajo la engañosa
estructura del conjunto de las reglas apariencia de bien. No es la impli-
de la Primera Semana cobra una cación moral, sino el bien engañoso
discernimiento 610

lo que destruirá la promesa de la ma, pero con fines muy contrarios


gracia en sus vidas. Lo que anda en [Ej 331-332]. La primera regla expo-
juego aquí no es cómo reconocer y ne la matriz básica [Ej 329], la segun-
combatir la desolación, sino cómo da regla trata de la consolación sin
distinguir entre verdadera y falsa causa [Ej 330], las reglas tercera a
consolación, entre los influjos que séptima se ocupan de la consolación
de veras llevan a Dios y los que de con causa [Ej 331-335], y la última
hecho, pero encubiertamente, ale- combina las dos clases de consola-
jan de Dios. ción con una única directriz [Ej 336].
Tanto la dimensión temporal La consolación con causa, como
de esta estructura como el carácter cualquier otro movimiento afectivo,
específico del sujeto admiten una tiene comienzo, medio y fin, y cada
tercera y crucial distinción: la con- uno de estos momentos es crítico.
solación con y sin causa, es decir, Conforme los ejercitantes se hacen
con o sin un objeto conmensurado más reflexivos, crecerán en su reco-
y proporcionado. La consolación nocimiento del engaño del que fue-
sin causa precedente [Ej 330] ocurre ron víctimas. Al final del proceso se
cuando la persona es traída "toda puede percibir el cambio en los pen-
en amor de la su divina majestad" samientos y en la afectividad: pue-
sin ningún previo pensamiento o den llevar a "alguna cosa mala, o
concepto que pudiera evocar tan distractiva, o menos buena"; en
envolvente afectividad. Para Igna- cuanto a la afectividad, "la enflaque-
cio, esta experiencia se autentifica a ce o inquieta o conturba" [Ej 333]. Al
sí misma: un movimiento de amor ver a dónde lo han llevado, el ejerci-
y sentimiento total hacia Dios, un tante puede reconocer el engaño re-
"sí" que lo abarca todo, el único en sultante [Ej 334]. Pero hay fases "in-
su historia personal que no conoce termedias" en las que es posible
el "no". Se trata de un movimiento descubrir el engaño. Uno debería
sencillo y total que trasciende hacia examinar todo el proceso: lo bien
el amor de Dios sin un concepto que comenzó y cómo poco a poco pen-
proporcional. Porque sus orígenes samientos y afectividad se deprava-
están en Dios, no hay posibilidad ron. Así es como se aprende el d.,
de error. Pero esto no es necesaria- "con tal experiencia, conocida y no-
mente cierto respecto de los pensa- tada" [Ej 332.334].
mientos, imágenes y propósitos Por último, conforme se va ha-
que siguen a esta experiencia. Éstos ciendo más discriminador, uno
requieren un cuidadoso discerni- puede reconocer el mal en el mismo
miento [Ej 336]. comienzo de la consolación. En los
En ninguna otra clase de conso- que van progresando en virtud, la
lación, de ser afectivamente atraído consolación entrará en sus vidas
a Dios, tiene lugar esta auto-autenti- "dulce, leve y suavemente" [Ej
ficación. Cuando la intencionalidad 335], casi de manera imperceptible,
imaginativa o racional precede a la porque es tan connatural a la direc-
afectividad o es conmensurada con ción de la persona -como gota de
ella -como los pensamientos brotan agua en una esponja-. En el caso de
de la consolación-, entonces la mis- estas personas, la consolación falsa
ma consolación es una experiencia tendrá un carácter claramente dis-
equívoca y requiere calibrarla con el tinto: "agudamente y con sonido y
discernimiento. Porque el buen án- inquietud" porque es contraria a la
gel y el malo pueden consolar al al- dirección de la persona bajo el in-
611 discernimiento comunitario

flujo de la gracia -como la gota de tio, Elección, Espíritus, Inclinación, Mal Espí-
agua sobre la piedra-. Exactamente ritu, Moción, Sentir.
lo contrario ocurre con aquellos cu-
ya vida está dominada por el peca- Bibl.: Fuentes: IGNACIO DE LOYOLA, Exerci-
tia Spiritualia (CALVERAS, J. / DALMASES, C.
do. La consolación auténtica entra- DE., eds.) IHSI, Romae 1969; ID, Constitutio-
rá en sus vidas proféticamente, con nes Societatis lesa, Textus Hispanus (CODINA,
un áspero sentido de contradicción, A., ed.), Roma 1936. Secundaria: ARZU-
mientras que la consolación falsa BIALDE, S., Ejercicios, 587-752; BARRY, W. A.,
entrará casi imperceptiblemente [Ej "Toward a Theology of Discernment", The
335]. Way Sup 64 (1989) 129-140; BUCKLEY, M. } . ,
"The Structure of the Rules for Discern-
Finalmente y también sobre to- ment of Spirits", The Way Sup 20 (1973) 19-
do, hay que afirmar que el d. de es- 37; ENDEAN, PH., "Discerning behind the
píritus no es lección que se aprende Rules: Ignatius's first letter to Teresa Reja-
como la física o la historia. La ini- dell", The Way Sup 64 (1989) 37-50; GARCÍA
HIRSCHFELD, C, "Las reglas de discreción
ciativa es de Dios. Dios es el Uno de Primera Semana [313-327] (I)", Man 60
que se comunica "a la su ánima de- (1988) 331-341; ID., "Las reglas de discre-
vota abrazándola en su amor y ala- ción de Primera Semana [313-327] (II)",
banza y disponiéndola por la vía Man 61 (1989) 17-30; GIL, D., Discernimiento
que mejor podrá servirle adelante" según S. Ignacio, CIS, Roma 1980; GUILLET/
BARDY/ VANDENBROUCKE/ PEGÓN/ MAR-
[Ej 15]. A partir de esta experiencia
TIN, "Discernement des Esprits", DSp III,
y su contraria es como vienen gra- 1222-1291; LIES, L., "La doctrina de la dis-
dualmente el reconocimiento y el creción de espíritus en Ignacio de Loyola y
discernimiento. Ignacio comenzó a Orígenes de Alejandría", en Las fuentes de
aprender el d. de los diversos espí- los Ejercicios de San Ignacio, Simposio Inter-
ritus durante su convalecencia de nacional {Loyola, 15-19 septiembre 1997),
Loyola y después en Manresa, don- (PLAZAOLA J. ed.), Mensajero, Bilbao 1998;
PENNING DE VRIES, P., Discernement des
de "Dios le trataba como a un niño sprits: Ignace de Loyola, Beauchesne, Paris
de escuela" [Au 27]. A lo largo de 1979; RAHNER, H., Ignatius the Theologian,
las Constituciones puso juntos la ini- Herder and Herder, New York 1964; RAH-
ciativa divina anterior y el d. huma- NER, K., "La lógica del conocimiento exis-
no posterior, manteniendo de conti- tencial", Lo dinámico en la Iglesia, Herder,
nuo en una u otra formulación que Barcelona 1963,93-181; Ruiz JURADO, M., El
discernimiento espiritual: teología, historia,
"esto sola la unción del Spirüo Sanc- práctica, BAC, Madrid 1994; RUPNIK, M. L,
to pueda enseñarlo, y la prudencia "Un mondo bisognoso di guide spirituali
que Dios nuestro Señor comunica a per una maturitá della fede", Rivista di Vita
los que en su divina Majestad confí- Spirituale 57 (2003) 255-270; TONER, J.J., A
an, a lo menos puédese abrir el ca- Commentary on Saint Ignatius' Rules for the
mino con algunos avisos que ayu- Discernment of Spirits. A guide to the Princi-
pies and Practice, IJS, St. Louis 1982; TOR-
den y dispongan para el efecto que NOS, A., "Discernimiento y autocrítica",
ha de hacer la gracia divina" [Co Ciudad de los Hombres, Ciudad de Dios. Ho-
414]; este mismo énfasis en la ac- menaje a A. Álvarez Bolado, UPComillas,
ción divina al enseñar el d., aparece Madrid 1999, 375-395.
también en otros pasajes de las
Constituciones (cf. [134.161.219.624]).

Michael J. BUCKLEY, SJ DISCERNIMIENTO


COMUNITARIO

Z1 Afectos, Afección desordenada, Buscar y


hallar a Dios, Consolación, Desolación, Discre- 1 . Una reflexión de práctica pasto-
ral sobre el d. empieza por dis-
discernimiento comunitario 612

tinguir y relacionar lo que es la acti- te orante, los signos de vida y de


tud o el espíritu de discernimiento, muerte presentes en la cultura.
las instancias prácticas de discerni- Las instancias prácticas de d., si
miento espiritual en el seno de una bien muchas veces se dan en forma
comunidad o equipo apostólico y la sencilla, educan para compartir
deliberación comunitaria propia- desde el Dios que trabaja en noso-
mente tal. tros y con nosotros, afinan la sensi-
1.1 El espíritu o actitud discer- bilidad para escuchar al Señor a tra-
niente es la atención y la búsqueda vés de los demás y junto a ellos, y
constante a lo que va pidiendo el preparan para una "deliberación
Señor, en la vida personal, en la vi- comunitaria" propiamente tal cuan-
da de trabajo, en los proyectos y op- do se realiza.
ciones. Esto en el ámbito personal, 1.3 La deliberación comunitaria.
comunitario e institucional. Esta Hace referencia a un proceso in-
sensibilidad a la presencia dialo- tencional y metódico de búsqueda
gante y actuante del Señor en la vi- en común en el Señor, que preten-
da diaria, en el espíritu del examen de llegar a una opción sobre una
ignaciano, hace que el mundo no determinada materia que luego es
sea como un museo para apreciar asumida por todos. Esta delibera-
"desde fuera" sino un taller donde ción comunitaria pide un caminar
colaborar, como instrumentos, con guiado, etapas dadas y un método
Dios Nuestro Señor. de trabajo escogido para seguir.
No es posible realizar bien una Ejemplo de una deliberación pue-
práctica de d. y menos una delibera- de ser la elaboración de un plan
ción comunitaria propiamente tal sin apostólico en una comunidad cris-
un espíritu de discernimiento en los tiana de laicos y / o de religiosos,
sujetos que participan. Un d. no es el una opción concreta sobre el tomar
resultado automático de un método o no una nueva obra apostólica co-
dado o de una mera discusión bien mo congregación religiosa, etc.
informada. Sin espíritu de discerni- 2. Elementos frecuentes en el dis-
miento, sin una búsqueda vivida por cernimiento comunitario. De cara a
los miembros por la voluntad de una deliberación comunitaria se de-
Dios y sin una disposición interior be tomar en cuenta: el objetivo per-
real a lo que Dios quiere e invita, no seguido, la materia que discernir (el
es posible un discernimiento en el qué), el proceso o método que se-
Espíritu. La mirada y el sentir con- guir (el cómo) y las relaciones inter-
templativo acompañan y estarán personales (por quiénes). Estos tres
presentes en todas las etapas del dis- dinamismos estarán actuando a lo
cernimiento en común. largo de todo el proceso comunita-
2.2 Las instancias prácticas varias rio. De ahí la importancia para
de discernimiento comunitario pue- quienes guían el proceso en común
den incluir intercambio de viven- de hacer consciente esta realidad y
cias, sesiones de revisión de vida de la necesaria evaluación perma-
personal en comunidad, momentos nente de la interacción de estos tres
de lectura compartida de la Palabra elementos.
de Dios, puestas en común a la luz 2.1 El objetivo perseguido, la ma-
de la fe sobre la marcha de los pro- teria que discernir (el qué). El grupo
yectos apostólicos e incluso tiem- debe partir con la máxima claridad
pos donde profundizar, en ambien- posible de lo que se quiere discernir
613 discernimiento comunitario

para deliberar y asegurar lo mejor en lugar de todo el grupo delegan-


posible que todos estén entendien- do en ellos la decisión. Al final, el
do y hablando de lo mismo. Ade- grupo de los Compañeros, hechas
más, se trata de hacer posible la las "previas disposiciones del áni-
máxima información sobre la mate- mo" (II, 7), se decide por un méto-
ria al alcance de todos. Pertenece a do ingenioso de compartir primero
la naturaleza del mismo discerni- las razones en contra "para decir ca-
miento espiritual dejar espacio para da uno los inconvenientes que pu-
cambios y matices posibles a lo lar- diese haber contra la obediencia"
go de todo el camino en la misma (Ll, 7) "cada cual por su orden de-
formulación de la materia que dis- cía lo que había discurrido", des-
cernir. Lo fundamental es aclarar en pués de haber a solas pensando,
cada paso de qué se esta hablando meditado y orado. El día siguiente
y a dónde se quiere llegar. "discurríamos en contrario, propo-
2.2 El proceso o método (el cómo) niendo las utilidades y frutos (ra-
usado para caminar juntos en la zones a favor) que cada uno había
búsqueda de la voluntad de Dios sacado de la oración y meditación"
tiene que ser claro para la comuni- (Ll, 7). Y "siempre examinándolas
dad y evaluable en el trayecto. No por una y por otra parte" (Ll, 9).
existe "el método" aplicable siem- Durante mucho tiempo "vacando a
pre y en todas las circunstancias. La los ejercicios acostumbrados de la
importancia y urgencia de la mate- oración, meditación y considera-
ria que hay que discernir, el tipo de ción" (Ll, 8) llegaron a la definición
comunidad que discierne, las situa- y deliberación con "consentimiento
ciones particulares y los hábitos ad- concorde de los ánimos" (Ll, 9). La
quiridos como comunidad que bus- metodología usada favorece la cla-
ca juntos, determinarán el método ridad y la escucha mutua, la comu-
más adecuado para discernir y deli- nicación espiritual en grupo, el es-
berar juntos en el Señor. Errónea- fuerzo de todos para pensar en
mente se ha identificado la delibe- ambas direcciones, con ritmos que
ración comunitaria ignaciana con permiten tiempos psicológicos y
un método específico de llevarlo a espirituales adecuados, poniendo
cabo, inspirado en la Deliberación y en evidencia la meta propuesta
determinación de los Primeros Pa- más allá de personalismos y discu-
dres de 1539 (cf. [MCo 1,1-7]). siones inútiles. Lo central de un
método de d. es que se cumplan las
Esta deliberación, sin embargo,
condiciones [Ej 175], incluyendo al
no ofrece como posibilidad sola-
final la "confirmación" de la auto-
mente "el método único" para una
ridad religiosa y / o eclesiástica.
deliberación comunitaria sino que
habla de varios modos posibles se- 23 Las relaciones interpersonales:
gún lo encontraban necesario. Así, persona-grupo. Lo socio-emotivo es
se mencionan: reunirse y conver- la suma de todas las acciones y reac-
sar; pensar en el tema durante el ciones emotivas, más o menos cons-
día y comunicar cada uno el propio cientes, más o menos secretas, que
parecer a los demás en la noche; influyen de una forma positiva o
entrar en soledad por treinta o cua- negativa, en la interrelación de las
renta días para buscar una solu- personas, obstaculizando o facili-
ción, reflexionando, ayunando y tando la marcha del grupo en su
haciendo penitencia; confiar la ta- discernimiento. Habría que velar
rea a sólo tres o cuatro miembros para no permitir que un pequeño
discernimiento comunitario 614

grupo de presión domine las sesio- ción necesaria, cuando falta sociali-
nes o que se marginen ciertas perso- zación de lo que se persigue, cuan-
nas; que haya falta de respeto o es- do no hay claridad en los pasos a
cucha mutua; que no prime la dar, cuando hay apatía o contenta-
desconfianza en el grupo; que no se miento fácil en el clima grupal,
cree un ambiente pesimista en las cuando se carece de perspectivas y
relaciones. El clima del grupo -can- de inquietudes apostólicas, cuando
sado, optimista, confuso, competiti- se hacen presentes elementos ideo-
vo, esperanzado, etc.- no es inde- lógicos y actitudes inflexibles,
pendiente del "cómo" (método y cuando no se distingue bien entre
proceso) se está llevando adelante consenso (en la consolación com-
la tarea y del "qué" (objetivo, mate- partida que asume trabajar por el
ria que tratar, contenido). Cabe ha- resultado final más que en los vo-
blar aquí de las "afecciones desor- tos) y unanimidad en la fase final,
denadas" [Ej 169] que van desde la etc., estas inclinaciones o disposi-
lucha por el poder hasta el rechazo ciones dañan y frenan el proceso
ciego de otras posturas. La toma de deliberativo (las consideramos in-
conciencia en oración de lo que pasa clinaciones negativas).
en cada participante y en el grupo 3.2 Las mociones que surgen del
como tal, el dar y el recibir perdón mal espíritu, y que llevan a la desola-
muchas veces en silencio por situa- ción espiritual [Ej 317], tales como la
ciones vividas y el estar disponién- turbación, la oscuridad, la tendencia
dose para la libertad interior que pi- a lo mundano, la falta de esperanza,
de el discernimiento, son tareas que tibieza, tristeza, etc. pueden tener
caracterizan un discernimiento es- traducciones muy variadas: ansie-
piritual en común, distinto de un dad contagiosa por terminar como
grupo meramente social o de poder. si el proceso fuese automático y de-
pendiese solo del puro esfuerzo [Ej
La confirmación religiosa y / o
321]; el subjetivismo colectivo que
eclesial cuando es requerida des-
deja fuera a otras comunidades y a
pués del proceso vivido por la co-
la referencia eclesial concreta; el de-
munidad no se debe considerar co-
sánimo que contagia desesperanza;
mo algo "exterior" o "añadido" al el acomodamiento apostólico sin
consenso final, sino más bien una creatividad por miedo al cambio; los
dimensión integral del mismo dis- juicios fuertes cargados afectiva-
cernimiento comunitario. mente; los intentos de manipulación
3. Las mociones grupales y el ma- y las estrategias de doble juego; el
gisterio de los Ejercicios [Ej 32.313] escamoteo de los conflictos reales; el
3.1 Las inclinaciones o disposicio- entusiasmo exagerado por alguna
nes inducidas, por la misma psicología opción, etc.
y dinámica grupal. Así, por ejemplo, 3.3 Las mociones que surgen del
cuando la marcha del grupo huma- buen espíritu y que llevan a la conso-
no, los animadores y la infraestruc- lación [Ej 316], como es el aumento
tura, como también la metodología de fe, esperanza y caridad, una ma-
usada tienden a construir y ayudan yor claridad, una confirmación pro-
al proceso, todo sirve como soporte funda, una mayor energía para la
humano para el trabajo de búsque- entrega y el trabajo de futuro, etc.
da en el Señor (las consideramos in- pueden tener estas manifestacio-
clinaciones positivas). Al revés, nes: fe en la acción del Espíritu,
cuando no se da toda la informa- mutua aceptación y escucha, liber-
615 discernimiento comunitario

tad interior y disponibilidad para lo 5. Quien participa en un discerni-


que Dios pida, purificación cons- miento comunitario participa en la
ciente de los afectos desordenados búsqueda de la voluntad de Dios
personales, comunitarias e institu- hecha en común. De ahí que tiene
cionales, posibilidad de caminar que tener presente y comprometer-
más allá de la razón y el cálculo hu- se: a orar pidiendo la apertura de
mano, una inquietud apostólica espíritu durante todo el proceso del
que cuestiona capaz de soñar, una discernimiento; a informarse bien
disposición honda para asumir el de la materia que deliberar; a apor-
resultado final, etc. tar con su presencia y participación
3.4 Percibir a tiempo las mociones activa a través de la palabra, el si-
importantes que se dan en el grupo lencio de escucha y reflexión; al tra-
es un primer paso en la pedagogía bajo en grupo o en asamblea, etc.; a
del discernimiento. Hacer conscien- purificar sus motivaciones e inten-
te y reflejar al grupo cuando sea ne- ciones a lo largo de todo el proceso
cesario y oportuno lo que pasa a ni- en común; a escuchar con corazón
vel de mociones es el segundo abierto al resto tratando de captar lo
momento. Finalmente, descifrar el que otros quieren decir; a no encasi-
origen de la moción y determinar llar a las personas dando la oportu-
hacia dónde conduce al grupo, dará nidad de que otros puedan aportar
luz al talante discerniente. lo que no se esperaba; a revisar una
4. En cuanto al modo de tomar de- u otra vez la postura frente al tema
cisiones. Hay tres situaciones [Ej tratado dejándose interpelar; a bus-
175-178] en que la comunidad pue- car el bien común por encima de in-
de encontrarse con respecto a las tereses propios; a buscar un bien
mociones discernidas de cara a la duradero y no lo más fácil o superfi-
toma de decisiones: la primera si- cial; a seguir la inspiración del buen
tuación corresponde a una elección espíritu más que tratar de represen-
intuida desde el primer momento tar a grupos; a confiar en las perso-
como surgida de Dios, con claridad nas participando y aceptando lo
y acompañada con el deseo y la vo- que Dios hace a través de ellas; a se-
luntad de llevarla a cabo; la segun- guir bien las tareas encomendadas
da situación es aquélla a la que se para el buen proceso del grupo; a
llega ponderando las consolaciones querer asumir conscientemente y
y desolaciones; el tercer modo de desde el inicio el resultado final del
decidir es tiempo tranquilo sin agi- discernimiento, en una búsqueda
tación de espíritus, cuando la inteli- sincera de la voluntad del Señor.
gencia y el sentido común, ayuda- Edward MERCIECA, SJ
dos por los datos de la realidad
barajan lo mejor a los ojos de Dios.
Estos tres Tiempos o espacios psico-
/ Comunidad, Cuerpo Apostólico, Delibera-
lógicos/espirituales no se deben se- ciones, Discernimiento, Discreta caritas, Elec-
parar artificialmente. Más aún, se- ción, Encontrar, Espíritus, Indiferencia, Unión
ría peligroso tratarlos como si de Ánimos.
fueran independientes uno del
otro. Esto es más verdad cuando se Bibl.: Fuentes: "Deliberatio Primorum Pa-
trata de un d. donde los ritmos y vi- trum", MCo 1,1-7; Secundaria: ARRUPE, R,
"Del Discernimiento como preparación de
vencias de los participantes se com- la Congregación General XXXII", AR XV
plementan y se potencian mutua- (1971) 767-733; ID., "Sobre el discernimien-
mente sin coincidir necesariamente. to espiritual comunitario", en La identidad,
discreta caritas 616

247-252; BARRY, W., "Toward Communal rogando a la santísima Trinidad por


Discernment: some practical suggestions", la su infinita y suma bondad nos dé
The Way 58 (1987) 104-112; DHÓTEL, J. C,
"La Déliberation collective", Christus 17
gracia cumplida, para que su santísi-
(1970) 475-479; FUTRELL, J. C, "Communal ma voluntad sintamos y aquella en-
Discernment: Reflections on Experience", teramente la cumplamos" [Epp I, 99-
SS/4 (1972) 159-192; ID., "The Dynamics of 107]. Ésta será la despedida común y
Ignatian Communal Discernment", Dos- constante, con mínimas variantes, de
sier "Deliberado" CIS 16 (1972) 207-220; la mayoría de sus cartas a toda clase
GONZÁLEZ HERNÁNDEZ, L., "La delibera-
ción de los primeros compañeros", Man 61 de destinatarios. El mismo amor que
(1989) 231-248; GRAY, H. J., "Foundations", hace sentir capacita para realizar (Flp
The Way Sup 85 (1996) 7-16; HAMILTON, A., 2,13). Con estas dos palabras tradu-
"Correct weight for communal discern- ce la profundidad máxima del segui-
ment", The Way Sup 85 (1996) 17-27; KOL- miento, el vivir el "todo está [queri-
VENBACH, P.-H., "Sobre el discernimiento
apostólico en común (5.XI.1986)", en Selec- do y] cumplido" del Señor (Jn 6,
ción, 52-74. (AR XIX [1986] 700-720; ID. "So- 38-40; 19,30).
bre la Vida Comunitaria. Carta del R Ge- Tal vez la glosa ignaciana más
neral a toda la Compañía", AR 22 (1998), integradora del sentido de esta ex-
276-289 (también en InfSJ XXX (julio-agos-
to 1998) 124-138); MERCIECA, E., "Discerni- presión sea la despedida de la carta,
miento Comunitario: Manual para quienes que, en su nombre y por su encargo,
guían el proceso", Cuadernos de Espirituali- escribe J. A. de Polanco a Francisco
dad 134 (2002) 3-55. de Borja (25 de enero de 1549): "Ple-
ga a la eterna sapiencia darnos a to-
dos siempre caridad tan discreta y
DISCRECIÓN: / Discretio. discreción tan caritativa, que nunca
dejemos de querer ni de acertar a lo
que es más acepto y grato en su di-
DISCRETA CARITAS
vino conspecto. Esto es lo que de
parte de nuestro Padre me ha sido
E xpresión de cuño enteramente ig-
naciano en cuanto a su conteni-
do, a su construcción y al ámbito de
cometido escribir" [Epp II, 322].
Caridad y discreción no son en
su utilización. Recurrente de modo Ignacio realidades yuxtapuestas, si-
particular en contextos de toma de no interdependientes e interactivas.
decisiones de gobierno religioso y de La caridad, por un lado, es fuente
elección personal. Dos palabras en de la iluminación de la discreción
las que Ignacio condensa la síntesis (Flp 1,9), al tiempo que, por otro, es
operativa de su proceso personal. De su terminal operativo. Lo esencial
su "buscar y hallar la voluntad de para Ignacio es garantizar la indiso-
Dios" como paso necesario para "co- lubilidad de ambas: que "el amor
operar" con Él realizándola, es decir, que me mueve descienda de arri-
"amando y sirviendo en todo" [Ej ba" [Ej 184.338].
233]. Si en "sentir" en todo y "cum- 1. Descripción terminológica. 1.1
plir" enteramente la voluntad divina Terminología fundamental 1.1.1 Dis-
sitúa Ignacio la perfección humana, creta caridad: La expresión exacta,
la d. es su herramienta personal inte- aparece cuatro veces en las Consti-
rior para ello. En una carta de Igna- tuciones [209.237.269.582] y veinti-
cio de Loyola a sor Teresa Rejadell cuatro en el Epistolario. Es expresión
(Venecia, 18 de junio de 1536) apare- nuclear, alrededor de la cual giran
ce una expresión que será muy recu- otras afines o complementarias:
rrente en su correspondencia: "Ceso "discreta caridad y humildad" [Epp
617 discreta caritas

XII, 222]; "caridad y discreción del [Epp VIII, 690]. En la medida en que
Espíritu" [Co 219], "discreto celo" el ser humano desarrolla esta co-
[Co 211], "caridad ordenada" [Co operación con Quien ha de "ende-
61] y "discreta" [Co 237], "ilumina- rezarle", en todo, crece como "hijo"
ción y caridad" [Epp XII, 143], "ley (Rom 8,14).
interior de la caridad y amor" [Co Caridad que "se convierte en
134], "razón de la caridad" [Epp V, auténtica ley que induce al gober-
222]. Por contraste, una vez se refie- nante a tomar determinadas deci-
re a "caridad indiscreta" [Co 217]; y, siones y a realizarlas; pero ley inte-
en órbitas más distantes, pero no rior que se compenetra con la
ajenas a la d., se referirá a: "discreta radicalidad íntima de las Constitu-
consideración" [Co 113.462], a ciones a la vez que actúa en lo ínti-
"amor tanto lúcido y dulce" [De mo del espíritu del propio superior.
105] y "con mucha devoción lúcida, Esa caridad no es puro impulso, si-
clara mucho y con calor asistente" no impulso ordenado al servicio di-
[De 111], "devoción calorosa o lúci- vino, en cuanto que procede según
da y suave" [De 56], "claridad lúci- la ordenada "discreción" que mira
da, calorosa y muy suave" [De 126], a una y otra parte y sopesa los 'có-
"devoción mucho clara, lúcida y ca- modos e incómodos', bajo la inspi-
lorosa" [De 134]. Estas últimas ex- ración y dirección sobrenatural del
presiones, como es sabido, en un Espíritu Santo" (Iturrioz 1974,17).
contexto hondo de discernimiento
1.1.3 Discreción (discernir, discre-
y elección en orden a decisiones
ta): En el sentido activo, primige-
muy concretas de gobierno que in-
nio, que da Ignacio a la "discreción
mortalizó en el Diario espiritual.
de espíritus": iluminación interior
1.1.2 Caridad: Es, en todo caso, que posibilita verificar la proceden-
el sustantivo. Expresiones, como cia de los movimientos interiores,
"la caridad y discreción del Espíritu que actúan como motivaciones de
Santo mostrará el modo que se de- la voluntad, los que provienen de
be tener" [Co 219], tienden fácil Dios, los que provienen de las si-
puente a "la Ley interior de la cari- nuosidades de la naturaleza huma-
dad y amor que el Espíritu Santo na dañada y se sobreponen a la vo-
escribe e imprime en los corazones luntad y los que provienen de mi
ha de ayudar para ello" [Co 134]. Se libertad en ejercicio [Ej 32]. Se trata
trata de la caridad en su sentido de verificar si "el amor que me
más puro y original, el del "amor mueve [...] desciende de arriba" [Ej
que inunda nuestros corazones por 184.338] o, por el contrario, si nace
el Espíritu que se nos ha dado" de mí y termina en mí. La discre-
(Rom 5, 5), o "la fuerza de lo alto" ción es pieza esencial de los Ejerci-
(Hech 1, 8; Jn 3, 3.7) que para Igna- cios en orden a la búsqueda de la
cio "desciende de arriba". Incluso voluntad de Dios, que pretenden
la presenta en ocasiones, como na- [Ej 1] y en definitiva a una elección
cida de ese Espíritu, en orden a la iluminada (cf. [Ej 313-336]; DI, 19).
co-operación responsable del ser El otro sentido de discreción como
humano con Dios a la hora de ac- moderación (medida, proporción),
tuar: "[...] la discreta caridad, vista que también usa Ignacio, y su rela-
la disposición de las cosas presen- ción con la mediocritas, es fácilmen-
tes, y la unción del Espíritu Santo, te identificable y diferenciable del
que principalmente ha de endere- primero [Co 285] y no entra aquí en
zarle en todas cosas, le dictare" consideración. Podría, en todo caso,
discreta caritas 618

considerarse como un "efecto" del S.; y que pues allá están las cosas
primero. presentes y ven más de cerca todo
"Discreta " cualifica a la caridad, lo que conviene considerar, hagan
no como moderación, sino como como les pareciere mejor para los fi-
iluminación. Pero no es un adjetivo nes que acá se pretenden y V. R. tie-
participial variable e intercambia- ne entendidos, a gloria divina; y la
ble por otros. Un ejemplo más de la discreción, como dice que no se en-
importancia que en el lenguaje ig- seña en Salamanca, tampoco en ins-
naciano tienen los adjetivos y los trucciones. Déla el Santo Espíritu y
participios, como "forma" del sus- supla lo que de ella faltare, como
tantivo. El adjetivo "discreta" cuali- suele en nuestras cosas" [Epp X,
fica a la caridad como un nuevo 636]. Afirmación que resalta el rea-
modo, el más penetrante, de cono- juste necesario -horizonte propio
cimiento y discernimiento de las de la d.- entre fines ("que acá se
cosas de Dios (Flp 1, 9). Siempre en pretenden y V. R. tiene entendidos,
orden a la vida y a la acción, otra a gloria divina") y medios.
característica de lo que se ha llama- ¿Qué es lo que hace discreta o
do su "literatura del hacer históri- indiscreta la caridad? El utilizar, o
co" y "carácter empírico de la me- no, como medida objetivadora y
cánica de los escritos ignacianos" motivadora de la caridad, el "se
(De Gennaro 1977, 13-14). Ignacio servirá más a Dios nuestro Señor"
no ama hacer teoría. Su literatura es [Co 217], no otras motivaciones po-
la de un comprometido, que no sibles bajo apariencia, o realidad,
puede no comunicar su propio de caridad: "[...] puesto que lo que
compromiso y que busca conscien- se pretende es la edificación y el
temente comprometer. En este caso, servicio de Dios N. S., con esta me-
además, la forma participial y la dida la discreta caridad juzgará lo
sustantiva son intercambiadas con que conviene" [Epp IX, 87].
alguna frecuencia, como interven-
ciones ambas, discreción y caridad, Resumiendo: la conjunción de
originarias del mismo Espíritu, con los dos términos, a todas luces in-
lo que resalta aún más la sinergia tencionada, remite a una caridad
entre éste y el ser humano, esencia que pondera (pesa, evalúa) "delan-
de la d.: "[...] en los cuales la cari- te de Dios" [Co 209] la realidad
dad y discreción del Espíritu Santo ("muchas circunstancias particula-
mostrará el modo que se debe tener res de personas, tiempos y luga-
[...]" [Co219]. res..."); que interpreta "mirando al
El Espíritu, que es el amor de sentido más que a la letra en esta
Dios que nos habita, nos mueve parte, como la discreción santa dic-
(Rom 8, 14) y nos hace capaces de tare" [Epp VIII, 546]; que hace ex-
amar, es, al mismo tiempo, la ilumi- cepciones: "con todo siempre que-
nación de ese amor a la hora de la da a la caridad discreta el hacer
acción y de la vida. A Ribadeneira, alguna excepción" [Epp VIII, 267].
que pide nuevas "instrucciones", le 1.2 Terminología Complementaria
responde Ignacio, intencionada- 1.2.1 Dictare (dictará): Verbo que con
mente, no dándoselas, sino remi- frecuencia acompaña a la d. señalan-
tiéndole, no sin un elemento de hu- do su desembocadura final en una
mor, a que se las pida a Dios N. S.: opción libre, la "elección" ante Dios.
"De la instrucción que pide, lo que Pero también acompaña por separa-
acá parece es que se pida a Dios N. do a la discreción: "Como la discre-
619 discreta caritas

ción dictará" [Co 2.285]; a la caridad: culares de personas tiempos y luga-


"lo que la caridad dictare" [Co 192]; res" [Co 211]. El fin es poder reducir
a la reflexión: "la que para cada uno al mínimo, o incluso eliminar, todo
dictare convenir la prudente consi- riesgo de ambigüedad de volunta-
deración del Rector" [Co 471]. Es co- des que "mueven" -la de Dios y la
mo un sello de la complementarie- del hombre- por lo que "cuanto
dad de ambas, discreción y caridad, más dificultad y duda tuvieren,
en una misma función determinado- más encomendarán la cosa a Dios
ra [Co 237.582]. En todo caso, este nuestro Señor, y más la comunica-
"dictar" ni proviene de una imposi- rán con otros, que puedan en esto
ción o mandato extrínseco ni produ- ayudar a sentir la voluntad divina"
ce, ni mucho menos legitima, nin- [Ibid.]. En un plano ideal parece in-
gún tipo de coacción en otros a la dicar que a la d. no le basta "la ma-
hora de comunicar decisiones "en yor moción racional" [Ej 182] del
nombre del Señor". Al contrario, primer Modo del Tercer Tiempo de
surge simplemente como movi- elección [Ej 177-183], sino que le es
miento interior, fácilmente verifica- imprescindible "sentir" la voluntad
ble por los subditos, de que se trata divina.
de "amor que desciende de arriba". 2. Contexto teológico-espiritual.
Por eso, la decisión tomada desde él 2.1 La cooperación con el Creador. Pre-
podrá ser asumida, desde la máxi- supuesto básico de la espirituali-
ma libertad humana, como volun- dad ignaciana es "que la disposi-
tad de Dios, dando lugar así al pro- ción de la divina providencia pide
ceso de obediencia en su sentido cooperación de sus creaturas" [Co
más puro (cf. [Co 667]). 134]. Es decir, el amor creador
1.2.2 Convenir, lo que conviene, lo -amor primero (IJn 4, 19)- crea al
más conveniente: Expresión original ser humano proyectándose en él,
del taller de Ignacio, que hace de la no para que cumpla leyes, sino pa-
d. una especie de brújula interior pa- ra un diálogo de amor agradecido,
ra el ejercicio de rectificación y ajus- cuya meta es la identificación de
te permanente que le corresponde voluntades, que de parte del hom-
en situaciones, decisiones y acciones bre se manifestará en una coopera-
humanas tan cambiantes. Con esta ción voluntaria, responsable, por
expresión referida al fin, al servicio amor, con su Creador en su crea-
de Dios, a en el Señor, a gloria divi- ción. De ahí que el principio, en or-
na, para mayor satisfacción ante den a la "edificación" de este mun-
Dios, para mayor alabanza y gloria, do, que Ignacio aplica a los
a el bien más universal, Ignacio superiores, "tener cuidado de coo-
mantiene fijo el norte irrenunciable perar a la moción y vocación divi-
del PF, sin el que hasta la caridad na" [Co 144], puede justamente ge-
podría resultar "indiscreta" [Co 217]. neralizarse a todos y a todo, y lleva
1.2.3 "Sentir en el Señor nuestro" a utilizar los medios que Dios ha
[Co 210-212]; La expresión completa dado, y dé, al hombre para ello, pe-
ha de entenderse como el nivel pro- ro advirtiendo que se los da "no pa-
fundo de conocimiento {sentir) en ra confiar en ellos, sino para coope-
que opera el discernimiento po- rar a la divina gracia, según la
niendo en referencia a "lo que con- orden de la suma Providencia de
viene" la realidad concreta sobre la Dios nuestro Señor" [Co 814].
que ha de decidir y actuar la d., con A esta voluntad creadora de
sus "muchas circunstancias parti- Dios, el jesuita responde con su dis-
discreta caritas 620

ponibilidad, que no es pasividad, Maestro en el Espíritu Santo, que


sino la actitud más madura y co- no es menester demasiado multipli-
rresponsable ante Dios, la del amor car los avisos de nuestra parte"
indagador del querer de Dios, la d., (carta al P. Fulvio Androzzi, Roma,
que incluye el ejercicio completo de 18 de julio de 1556, [Epp XII, 143]).
"dictar", decidir y realizar, en las Iluminación que, porque en-
"circunstancias" cambiantes de la ciende una movilización interior, la
historia humana, el "querer" divino de la caridad, obra también del Es-
encontrado. píritu, recibe de Ignacio muy signi-
2.2 Rectitud hacia el fin. Este ficativamente el nombre de "unción
"dictar" de la d. aparece siempre si- del Espíritu Santo": "conforme a lo
tuado en el marco del PF, de fin que la discreta caridad, vista la dis-
consciente y bien definido: "Denos posición de las cosas presentes y la
Dios la lumbre de la santa discre- unción del Espíritu Santo, que prin-
ción, para que de las cosas criadas cipalmente ha de enderezarle en to-
usemos con la luz del Criador" das cosas, le dictare" (instrucción al
(carta al R Adriaenssens, 21 de ma- P. Juan Nuñes, Patriarca de Etiopía,
yo de 1556, [Epp XI, 374-375]); "Con [Epp VIII, 690]). Como en otros tex-
la discreción que la Luz eterna le tos de Ignacio (v.gr. divino servicio y
diere, mirando el fin de ellas, que ayuda de las almas) la conjunción "y"
es el mayor servicio divino y bien no vincula dos realidades, sino que
de los que viven en este Instituto" las explica; equivale a "que es".
[Co746]. 2A Bajo la unción del Espíritu.
Otras modulaciones (ayuda, edi- Con este término, unción, de gran
ficación, bien universal...) se refieren contenido bíblico-litúrgico, traduce
al mismo marco del fin último de Ignacio la "inundación" (Rom 5, 5),
esta caridad tan discreta y discre- penetración interior y desborda-
ción tan caritativa, como cuando miento ("derroche" [Ef 1, 8]), con
insta a nunca dejar de querer ni de los que Dios "ayuda" a la libertad
acertar "en lo que es más acepto y humana, infinitamente respetuoso,
grato en su divino conspecto" (car- a la vez que "colaborador" con la
ta de Polanco a Borja, [Epp III, 322]). misma. Esta unción y su función de
2.3 Iluminado por el Espíritu San- "ayuda" enseñando son significa-
to. Desde los anteriores presupues- das por Ignacio como "la interior
tos (2.1) y marco (2.2) la d. actúa en ley de la caridad y amor que el Es-
un contexto de iluminación (magis- píritu Santo escribe e imprime en
terio) interior, obra del Espíritu los corazones" [Co 134].
Santo, por discreción de espíritus, Aunque usar de unos medios u
al que Ignacio remite como modo otros para mayor servicio divino
habitual, personal, de proceder: "[...] sola la unción del Espíritu
"podrá dispensar [...], atentas las Santo pueda enseñarlo [...]", es
personas lugares y tiempos y otras bueno proporcionar "avisos" que
circunstancias, con la discreción "ayuden y dispongan para el efecto
que la Luz eterna le diere [...]" [Co que ha de hacer la gracia divina"
746]; "[...] pues con iluminación [Co 414]. "Pero la medida que en to-
mayor y aumento de caridad cú- do debe tenerse, la unción santa de
ranse todas estas cosas y otras ma- la divina Sapiencia la enseñará a los
yores dolencias de nuestra natura- que tienen cargo de ello, tomado
leza; y espero que V. R. tiene tal para su mayor servicio y alabanza"
621 discreta caritas

[Co 161]. "[...] Pero el Santo Espíri- Dios Nuestro Señor suplirá de su
tu, cuya unción enseña todas las co- plenitud nuestras faltas como suele"
sas a los que se disponen a recibir (carta a Juan Bautista de Barma, 14
su santa ilustración y en particular de marzo de 1555, [Epp VIII, 546]).
en lo que incumbe a cada uno de 3.3 Es obligada aproximación,
parte de su oficio, enseñe a V a R a " la más profunda, a la realidad, para
(carta al P. Urbano Fernández, Ro- una lectura cristiana de la misma:
ma, 1 de junio de 1551, [Epp III, "pendiendo esto de muchas cir-
500]). "Acerca de la instrucción que cunstancias particulares de perso-
pedís para mejor proceder en el di- nas y tiempos y lugares, es necesa-
vino servicio en esta misión, espero rio remitirse al discreto celo de los
os la dará más cumplida el Espíritu que tienen tal cargo" [Co 211].
Santo con la unción santa y don de
3.4 Es esencial al gobierno espi-
prudencia que os dará, vistas las
ritual, como servicio de búsqueda,
circunstancias particulares" (carta
de motivación y de toma de decisio-
al P. Juan Núñez Barreto, Roma, 26
nes, que afectan a personas. Todo
de julio de 1554, [Epp VII, 313-314]).
ello desde una caridad pastoral, que
2.5 Hacía la unión de ánimos. evoca la caridad básica del Presu-
También, y puesto que trata de una puesto [Ej 22] y que, superando toda
disposición para funciones que im- reserva y toda actitud de prepoten-
plican relación personal, aunque S. cia y dominio, abre camino a actitu-
Ignacio sólo se refiera a ello de for- des de acogida e intercambio: "Que,
ma indirecta, no se puede ignorar como yo uso en el consultar y confe-
que la d., que mueve a proceder rir con algunos de casa las cosas que
"conforme al espíritu", es esencial he de ordenar que algo importen, así
para construir la "comunión" o querría que lo hiciésedes vos y que
"unión de los ánimos", base de la nos pareciésemos en el proceder en
comunidad apostólica, universal o un mismo modo" [Epp VIII, 225].
local. Pura lógica espiritual ignacia-
3.5 Igualmente esencial al go-
na: puesto que la d. pone al indivi-
bierno en su ejercicio de ajusfar la
duo de cara a Dios y es la vincula-
mediación de la ley a realidades
ción personal más directa con su
históricas permanentemente varia-
voluntad convocante, ha de serlo
bles: "Aunque V.R. con el Maestro
también, y a la vez, con los convo-
Laínez verá más medios, y éstos,
cados entre sí [Co 671].
que aquí se tocarán entenderá me-
3. Contexto operativo pastoral: de jor si cumple tratar de ellos o no, no
lo expuesto fluye que la discreta cari- dejaré de tocar algunos quedando
dad: 3.2 Es en sí misma una dinámi- el todo remitido a la discreta cari-
ca de discernimiento permanente dad de VV. RR." [Epp VIII, 438]. Las
puro con la que el individuo se ha fa- normas son en sí objetivas y el su-
miliarizado; un hábito consciente de perior ha de atenerse a ellas; pero
preguntar a Dios, como Ignacio: en su aplicación dependen de una
"Quid agendum?" [Au 50], "¿dónde determinada estimación de "cir-
me queréis, Señor, llevar?" [De 113]. cunstancias particulares de perso-
3.2 Entraña efectos de mesura, nas y tiempos y lugares..." [Co
proporción, paz: "Con hacer tam- 211.746]. "El superior actúa en la
bién aquí lo que se pudiere, según la aplicación de las Constituciones. Pe-
mesura de la discreta caridad, pue- ro ha de actuar dirigido y llevado
de V a R a asosegarse y esperar de que por la caridad discreta. Ésta es parte
discreta caritas 622

vivificante y necesaria de la ley cluye el dispositivo potencialmente


constitucional; forma parte interna corrector de su información volun-
de la "constitución" misma. Tiene taria al confesor o, también, al supe-
un valor normativo, del que un su- rior. Todos, individuo, confesor, su-
perior no se sentirá liberado a su perior, resultan así implicados por
propio arbitrio. La caridad discreta amor en la misma "óptica de elec-
llega a tener tal fuerza normativa, ción" (Costa 1973,390) de la discreta
que en determinados momentos caridad. La ley no es para ellos un
impone [...] lo que dictare la discre- punto de llegada final, sino un per-
ción bajo el impulso del Espíritu manente impulso de partida. Obser-
Santo" (Iturrioz 1974, 25). var las Constituciones comporta fide-
3.6 Pero este ejercicio de ajuste lidad al pasado original, pero una
no sólo ha de hacerlo el que ejerce fidelidad que traduce, interpreta y,
la autoridad, sino todos, que se su- en alguna manera, crea continua-
pone "serán personas espirituales y mente las Constituciones para una
aprovechadas para correr por la vía historia en permanente cambio.
de Cristo nuestro Señor" [Co 582], Porque "la función de la discreta
es decir, hombres capaces de elec- caridad no es la de hacer al jesuíta un
ción madura, movidos no por inte- hombre sin ley, personalizando e in-
reses propios, sino por voluntad de teriorizando las Constituciones. Es la
Dios expresamente buscada y ha- mediación necesaria en el juego dia-
llada. El individuo entonces deja de léctico entre la constitución y la re-
ser mero ejecutor de lo mandado y gla, en la que se revela cómo la po-
adquiere protagonismo de "legisla- tencia de la constitución necesita la
dor", de "intérprete" de la ley, v.gr., regla como el conducto, que canali-
en cuestión de oración y penitencia: zándola la permite expresarse, y có-
"no parece darles otra regla, sino mo a su vez la regla necesita la cons-
aquella que la discreta caridad les titución para no ser una estructura
dictare" [Co 582]. Protagonismo vacía, no animada del carisma de la
que no es una concesión generosa, Compañía de Jesús, o un órgano in-
ni se debe negar ni limitar, al con- comunicado vitalmente con el cuer-
trario, para el que se debe formar y po entero. La discreta caridad, por lo
preparar. La ley resulta así una for- tanto, está a mitad de camino entre
ma dialogante, una relación viva la constitución y la regla última; es
con el Espíritu Santo, y su obser- antes que la regla que la presupone y
vancia la co-operación voluntaria después de las Constituciones, que,
más responsable con Dios. como llamada implícita a las reglas,
4. "Todos se den a guardar las consiguientemente, son sólo una voz
Constituciones" [Co 826] (o la "discreta a la discreta caridad, una apertura,
caritas" de legislar y de observar lo le- un abrir el camino, una disposición,
gislado). El ejemplo aducido [Co 582], que en sí misma la reclama como ne-
referido a un caso concreto ("lo que cesaria" (Costa 1973, 317-318).
toca a la oración, meditación y estu- De ahí la fuerza humanizadora
dio" y a "la corporal ejercitación de de la d. desarrollando al máximo la
ayunos, vigilias y otras asperezas o libertad personal. Y, al mismo tiem-
penitencias"), es paradigmático de po, su fuerza divinizadora, por la
lo que Ignacio entiende por el jesuíta que hace compatible esta libertad
cooperador con Dios desde lo más con la "sabiduría" de arriesgarse
profundo, la responsabilidad de sus incluso a la "locura" de Dios, la de
decisiones. Responsabilidad que in- "desear más ser estimado por vano
623 discretio

y loco por Cristo, que primero fue te de las Constituciones", Man 46 (1974)
tenido por tal, que por sabio ni pru- 15-28; KOLVENBACH, R-H., "Locos por Cris-
dente en este mundo" [Ej 167] (cf. to" en Decir... al Indecible (IGLESIAS, I. ed.),
M-ST, Bilbao-Santander 1999,115-131; RE-
Kolvenbach 1992). MOLINA, G., "La interior ley de la caridad y
"Una observancia impregnada amor (Const. 134)", Man 68 (1996) 101-114;
de discreta caridad, lejos de signifi- Ruiz IURADO, M., "San Ignacio y la obser-
car y reportar 'laxismo', compromete vancia religiosa", Man 34 (1958) 49-56.
a la persona de una manera mucho
más total con la voluntad de Dios,
redime al 'observante' de todo aso- DISCRETIO
mo de legalismo y convierte a la ob-
servancia en una verdadera relación
personal -'co-operación', la llama Ig-
nacio- con el Dios a quien servimos.
2 . Introducción. Llama la atención
que S. Ignacio reserve la noción
de "discernimiento" de espíritus
Ésta es, finalmente, la traducción ig- para el libro de los Ejercicios -la pa-
naciana del 'no he venido a abolir la labra discernimiento no aparece ni
ley, sino a darle plenitud de cumpli- una sola vez en todo el texto, en su
miento' (Mt 5,17). La plenitud de la lugar hallamos discreción [Ej
observancia de la ley, como la entien- 176.328] y discernir [Ej 336] (que
de Dios, es siempre una forma de equivalen a "discernimiento")- y
amistad" (Iglesias 1996; cf. Ruiz Jura- dedique las Constituciones al hilo
do 1958). conductor de la discretio, a la que él
Ignacio IGLESIAS, SJ denominará bien discreción o bien
discreta caritas. Teniendo en cuenta,
por otra parte, que también en los
? Abnegación, Amor, Consolación, Constitu-
Ejercicios, cuando él trata, desde el
ciones, Discernimiento, Discretio, Elección, punto de vista tanto ascético como
Espíritu Santo, Modo de proceder, Sentir. psicológico, del hallazgo del "me-
dio" y del "equilibrio moral" -por
Bibl.: A A. Vv., "Discernement des esprits, ejemplo en [Ej 350] "para en todo
DSp III, 1222-1292 (esp. 1266-1275); ARZU- quietarse" con relación al equilibrio
BIALDE, S., "Casiano e Ignacio. Continuidad psíquico y moral (d.)- esté reco-
y ruptura. Una original aportación de S.
Ignacio de Loyola a la historia de la tradi- giendo el motivo monacal de la d.
ción espiritual", en Las fuentes de los Ejerci- en el sentido de "moderación".
cios Espirituales de San Ignacio. Simposio In- Para entender exactamente el
ternacional (Loyola, 15-19 Septiembre 1997)
(PLAZAOLA, J. ed.) 123-186 (esp. 136-148); alcance y la originalidad de la ope-
ID., "Discernimiento-Unción del Espíritu- ración llevada a cabo por S. Ignacio
y Discretio. Presencia y actividad del Espí- mediante la decidida separación de
ritu en los escritos de San Ignacio de Loyo- unos elementos de otros, es preciso
la", Man 70 (1998) 231-267; BOTTEREAU, GV remontarse, por una parte a la he-
"La 'discreta caridad' en S. Ignacio de Lo-
yola", CIS 18 (1974) 58-70; COSTA, M., Legge rencia global del monacato oriental
religiosa e discernimento spirituale nelle Cons- -la didkrisis, y al conjunto de ele-
tituzioni delta Compagnia di Gesú, Paideia mentos que en ella iban incluidos-
Editrice, Brescia 1973; GENNARO, G. DE, "In- que el Occidente latino recibe prin-
troduzione genérale", en Gli scritti di Igna- cipalmente de manos de Juan Ca-
zio de Loyola (GIOIA, M. ed.), Unione Tipo-
siano, y por otra, a su evolución
grafico-editrice Torinese, Torino 1977;
IGLESIAS, L, "La discreta caridad de la ob- histórica desde el comienzo del si-
servancia", Man 68 (1996) 161-176; ITU- glo V hasta la época de Tomás de
RRIOZ, J., "La 'discreta caridad' en la 2a par- Aquino (s. XIII). El estudio de los
discretio 624

documentos de esta larga tradición gran patrimonio de conocimientos


habrá de revelar así la procedencia del monacato oriental al occidente
original de las piezas que S. Ignacio latino, lo integró dentro de su pro-
asume como su labor redaccional. pio sistema espiritual y le imprimió
Para ello estudiaremos la evo- su sello peculiar. Según él la vida es-
lución histórica de este tema tradi- piritual se compone del "fin último"
cional asumiendo del amplio patri- (finis), el reino de Dios, donde tiene
monio el testimonio de cuatro lugar la sosegada contemplación;
autores emblemáticos de dicha tra- del objetivo intermedio (scopos o des-
dición monacal, previos a la esco- tinatio), la pureza de corazón; y del
lástica, que tratan el tema desde el camino hacia la perfección de la ca-
punto de vista de la experiencia es- ridad en el que hallamos los medios
piritual -Juan Casiano, Benito de proporcionados (perfectionis instru-
Nursia, Bernardo de Clairvaux y menta), y las prácticas espirituales
Ricardo de San Víctor-, para termi- con las diversas formas de ascesis
nar con la interpretación teológica espiritual. Es aquí, donde Casiano
de la virtud de la prudencia por ubica los "dos sentidos" de la com-
parte de Sto. Tomás de Aquino. Te- prensión integral de la d. como ele-
mentos indispensables en el camino
nemos así cinco períodos diversos:
hacia la perfección.
el patrístico, la época carolingia, la
edad media, el período de la esco- Según él, la razón {principóle cor-
lástica y la figura de Sto. Tomás. dis, mens, ratio, logikón o noüs) de-
sempeña su función sobre la base
2. Del monacato oriental al Me- de los diversos "pensamientos" (ra-
dioevo. 2.1 Casiano (360-430/435), zones, impresiones afectivas, influ-
portador de un gran patrimonio y oca- jos e inclinaciones) sobrevenidos
sión de una bifurcación. La diákñsis tanto "de dentro" como "de fuera".
del monacato oriental, previa a su A partir de este ámbito y variedad
bifurcación en los dos grandes blo- de mociones e influjos es donde el
ques de discernimiento de espíritus libre albedrío ejercita la libertad,
y d., moderación, consistía en la ca- pues los pensamientos son el origen
pacidad de distinguir -"el ejercicio y la causa de nuestras acciones, tan-
de separación intelectual, puesta a to buenas como malas. Ahora bien,
prueba, verificación o comproba- en este proceso la razón desempe-
ción"- entre todo el amplio espec- ña, según él, una doble función.
tro de valores (en especial el bien
2.1.1 Una, se refiere a los supues-
del mal) así como los diversos
tos de la libertad. De la «capacidad
"pensamientos" y "actitudes con-
separadora» de la mente (diákrisis)
cretas" hacia el exterior fruto de la
nace una primera actividad, el dis-
decisión de la libertad a que estos
cernimiento de espíritus, [diakrtseis
daban lugar. En ella iban incluidos
pneumátón (ICor 12, 10)] cuya fun-
la mayor parte de los elementos as-
ción específica consiste en (1) la dis-
céticos del saber espiritual que los
tinción intelectual del «triple origen
antiguos padres espirituales del de- (procedencia) de los pensamientos»
sierto o ancianos (starets) del Orien- -unos proceden de Dios, otros de
te cristiano habían ido adquiriendo uno mismo y otros del diablo (Orí-
a base de experiencia e iluminación genes, De Princip III, 2,4; Casiano
interior (diorasis y cardiognosía). Conl 1,19); (2) así como de su distin-
Pero, cuando Juan Casiano tras- ta cualidad: la distinción entre el
ladó {simplici et fideli sermone) este bien del mal.
625 discretio

Para describir este discerni- el interior del espíritu humano sin


miento del origen de los espíritus o haber salido hacia el exterior. Si
pensamientos, Casiano recurre a la uno, el discernimiento, en este esta-
metáfora tradicional de los "ban- dio inicial del surgimiento de la li-
queros acreditados" (dókimoi trape- bertad, tiene por objeto la intelec-
zitai: probabiles trapezitae), que senta- tual verificación o calificación del
dos en su mesa de cambio en la "origen, calidad y dirección" de la
plaza analizan y tasan el valor (la inclinación (los pensamientos); el
calidad del oro) de las monedas otro, la d., gobierna (ordena, impe-
que los comerciantes o cambistas ra, prescribe) el equilibrio psíquico
les ofrecen sin dejarse engañar ni e imprime mesura (moderación) a
por el color ni por el brillo de una la actividad tanto interior como ex-
falsa imitación, sino que distinguen terior. Y ambas funciones se hallan
con toda precisión el origen y los íntimamente unidas por tratarse de
quilates del oro de las distintas mo- operaciones intelectuales de la ra-
nedas (pensamientos). zón.
Supuesta esta primera función 2.1.2 La otra, atañe a la libre deci-
de la razón, Casiano opina que el po- sión de la voluntad con relación los ac-
sible origen o "causa" de las desvia- tos exteriores. Porque Casiano consi-
ciones, puede ser "doble". Por una dera que el poder intelectual del
parte, puede derivar de la "actividad juicio práctico de la razón (rectum
diabólica" que induce al exceso sir- consilium), previo todavía a "la" ac-
viéndose para ello del engaño; y por ción exterior, es además ahora el
otra, puede deberse a que el libre al- encargado de mostrar, distinguien-
bedrío (la voluntad), al hallarse en do entre los extremos viciosos (ni-
suspenso emplazado frente a la mietas o vitium nimietatis), la regla
"pugna intestina" entre la carne y el de disciplina y la norma de toda ac-
espíritu (las dos concupiscencias o tividad, la d.: el camino real (via re-
tendencias actuales), ínsita en la mis- gia) del justo medio propio de la
ma condición de la naturaleza hu- virtud consumada ("aequitas optime
mana, se ve arrastrado por los res-
media"). Capacidad que la razón
pectivos vectores que emanan de
posee por su vinculación con la vo-
ambos e inducen a las dos inclinacio-
luntad y que desempeña por medio
nes desordenadas (nimietates) contra-
de una triple función.
puestas, el exceso o el defecto, en espe-
cial en la práctica de la virtud. El O bien a manera del auriga que
análisis del "origen de estas inclina- dirige y modera las pasiones (Conl
ciones" (discernimiento) es la base V 10) -todos aquellos movimientos
y la condición de posibilidad de la instintuales procedentes de la parte
posterior disposición intermedia racional (elatio cordis); emocional
(mesótés), o moderación en donde (thymikón), la cólera; y sensible
se consuma la virtud desde el pun- (epithymetikóri), el apetito de comer,
to de vista aristotélico {discretio). que por su misma compulsividad
Nos hallamos, pues, en el mo- conducen al exceso-.
mento en que, en la obra de Casia- O bien principalmente pesan-
no, discernimiento y d. son dos as- do cuidadosamente en los platillos
pectos sumamente próximos, que de la balanza (libra [Inst XXI 22;
no se hallan suficientemente diso- Conl IV 12,3-4 "aeauitatis libram in
ciados entre sí porque la actividad statera nostri corporis collocat"\) de la
de la mente todavía tiene lugar en recta razón cada una de las accio-
discretio 626

nes (la medida exacta, necesaria o consejo de los ancianos, y en defini-


conveniente) -por lo que atañe tan- tiva es fruto de la propia experien-
to a las necesidades corporales y a cia personal.
la ascesis (abstinencia Inst V, 9), así 2.1.3 Discretio y pureza de corazón.
como al resto de las demás prácti- A partir de esta segunda función de
cas espirituales-. Ordenando y con- la razón, la d. se convierte en la cau-
virtiendo en virtud todo lo que es sa y raíz de todas las demás virtudes
"impulsión de la carne" (apetecer (Vitae Patrum: 4,42, "omnium namque
instintual) o inclinación del espíritu, virtutum genitrix et custos atque mode-
por medio de la moderación la ac- ratrix discretio est" (PL 73, 841a) Conl
ción más acabada y perfecta. II 4,4) -mezcla de sabiduría (consi-
O bien finalmente aplicando el lium: tiene su sede en la razón) y ca-
sentido práctico de la realidad, con- pacidad decisoria de la voluntad en
natural a la razón para adaptar fle- todas las acciones-, principio de me-
xiblemente el modo de actuar y la sura o moderación, referido a toda
conveniencia de tales o cuales actos acción concreta, capaz de distinguir
exteriores, en función de las dispo- entre lo excesivo y lo correcto (lo jus-
siciones de cada cual o de las cir- to, equilibrado, adecuado a cada
cunstancias concretas cambiantes cual, a sus límites y condición), así
de la vida, según lo pida la oportu- como de adaptarse a las distintas cir-
nidad de una mayor caridad. cunstancias de la realidad. Todo lo
contrario del vicio o del exceso que
De manera que, discurriendo al final acaba por corromper la vir-
por entre tendencias tan contrapues- tud. Supuesto por tanto el discerni-
tas, la voluntad, guiada por la razón, miento -la distinción del origen-, la
actúe siempre conforme a la ley de d. o moderación pone en evidencia
Dios y al mayor bien, aquí y ahora su plena importancia y utilidad por-
conveniente o posible. De tal capaci- que, dando un paso adelante, mate-
dad "definidora, rectora y deciso- rializa en acto, aquí y ahora, la virtud
ria" del comportamiento que tiene en toda acción, tanto interna como
la razón nace propiamente la d., la externa, de cualquier género que es-
cual se materializa en la adhesión al tas sean.
bien concreto actual y en último tér-
mino lleva la virtud a la perfección. En definitiva, todo el sistema
de Casiano se ordena a que la lám-
Porque por naturaleza hemos para del ojo de la razón, por medio
recibido del Creador las semillas o de la pureza de corazón -la rectitud
el germen de las virtudes {Conl XIII de intención en conformidad con el
12,7) que orientan la razón hacia el bien, la verdad y la mayor cari-
fin verdadero. De ahí que la "cien- dad-, se haga apta para recibir pos-
cia natural" sea una orientación teriormente como hecho de gracia
fundamental de la naturaleza al el don de la contemplación (el reino
bien y a la virtud. Mientras que la de Dios). Luego la auténtica pureza
"ciencia activa o actual" (la tropolo- de corazón es el fruto de ambas
gía, distinta de la puramente teóri- funciones de la razón: la que distin-
ca), se refiere a la vida práctica, y su gue y logra la rectitud de intención
objeto específico son los actos con- (discernimiento), y la que modera la
cretos que realizar. Teniendo en práctica de la virtud (discretio). Ca-
cuenta que este bien raíz de la vir- siano hace así de esta noción de la
tud, la d., sólo se adquiere por me- discreción la clave de bóveda de to-
dio de la humildad (Conl XIX 2), del do su sistema espiritual.
627 discretio

Conclusión. Por el influjo que que deba dar, y, tanto cuando se


posteriormente Juan Casiano habrá relacione con las cosas divinas co-
de ejercer en toda la tradición, todo mo con los asuntos seculares, tome
el conjunto de elementos del saber sus decisiones con discernimiento
monacal que contenía la didkrisis él (discernat) y moderación (temperet),
lo organiza en torno a la noción de pensando en la discreción (discre-
la d. o virtud de la moderación, re- tionem) de Jacob cuando decía: "Si
cibiendo de este modo la vida ascé- fatigo a mis rebaños sacándoles de
tica y espiritual de Occidente una su paso, morirán en un día" (Gn
impronta verdaderamente original. 33, 13). Recogiendo, pues, estos
2.2 La función de la discretio en la testimonios y otros que nos reco-
Regla benedictina. Si del comienzo del miendan la discreción (discretio-
siglo V (Casiano muere entre el 430- nis), madre de las virtudes, ponga
435) pasamos al siglo VI, comproba- moderación (temperet) en todo, de
mos que una de las notas caracterís- manera que los fuertes deseen aún
más y los débiles no se desani-
ticas de S. Benito (t hacia el 547) es
men" (Regla 64,17-19).
la discretio. La misma Regla es la
principal discreción (" discretione En definitiva, la virtud específi-
praecipua" en palabras de S. Grego- ca del abad en su modo de gobierno
rio Magno, Dial II36), una obra ma- (ratio vilicationis) ha de ser el justo
dura por su moderación y flexibili- medio o el principio fundamental
dad y un conjunto de directrices de la moderación (cum omni mensu-
prácticas, fruto de la experiencia. ra et ratione LXX, 5; omnia mensúrate
fiant XXXI, 12), íntimamente unido
Por lo que toca a su definición,
al carácter práctico del juicio concre-
S. Benito sigue denominando, como
to ("prudenter et cum caritate") que,
Casiano, a la d. "madre de todas las adaptándose a las circunstancias y a
virtudes (mater virtutum)"'. Pero él la las condiciones personales de cada
va a aplicar en especial a las cualida- cual, y guiado siempre por el santo
des que debe tener el abad y a la ac- humanismo del amor, evite el exce-
titud moderada que debe observar so de los extremos (así del rigor e
en su función reguladora de la vida inflexíbilidad, "in definitionibus suis
de la comunidad. pertinax" como de la blandura o de-
Tanto en la corrección de los bilidad) de manera que todos pue-
vicios y defectos, como en las ór- dan gustosamente cumplir la Regla,
denes que ha de dar a sus subdi- dejando, por otra parte, un amplio
tos, o en la aplicación concreta de margen a que cada cual pueda pro-
la norma general (la Regla) al caso gresar libre y creativamente en su
particular; teniendo siempre en aspiración personal a la perfección
consideración la condición diversa de la caridad. Para ello habrá de ser
de los sujetos -si estos son fuertes circunspecto (consideratus), previsor
o débiles (viderit cuique expediret)- (providus) -pidiendo consejo a otros
y sus distintas posibilidades, para (III, 2 y 5)-, tener claro el fin (discer-
no sobrepasarse ni por exceso de nat) y adaptarse (et sic omnia tempe-
celo en la búsqueda de la perfec- ret ac disponat XLI 5) a las distintas
ción ni por defecto de rectitud o circunstancias (si salubrius, melius,
firmeza (debilidad-blandura) en lo utile, si expedit, expediré, según la ne-
que habrá de hacerse u ordenar. cessitas). Pero en todo caso siempre
"Sea previsor y circunspecto (pro- solícito para servir y ayudar como
vidus et consideratus) en las órdenes padre. Lo cual supondrá para él un
discretio 628

esfuerzo permanente e incansable fervor del amor, si no está dirigido


en el que habrá de poner en juego por la razón, corre el grave peligro
todas sus capacidades así intelec- de desviarse.
tuales como de paciencia y benigni- Luego la d. es a la vez la sínte-
dad en busca del mayor bien perso- sis de la rectitud de intención (sim-
nal del individuo, y sobre todo de la plicidad, buena voluntad) y del or-
comunidad. den del amor, y la forma por
Vemos pues, cómo lo que la Re- antonomasia de toda virtud. Por-
gla añade a la gran corriente de la que a todas las energías del ser hu-
tradición, su peculiaridad propia, mano, tanto intelectuales como
es la atribución directa de la d. a la afectivas, provenientes bien de la
figura y al modo de gobierno del naturaleza o bien del fervor de la
abad. Con la regla benedictina, por consolación, les imprime la auténti-
consiguiente, la d. se transforma en ca jerarquía de valores y el juicioso
la clave interpretativa de la regla y orden del amor. "Y prosigue así:
en el distintivo del modo de gobier- 'Ha ordenado en mí el amor'. Era
no del Abad en toda acción exterior. muy necesario. Porque el celo sin
ciencia es insoportable. Cuando la
2.3. S. Bernardo, la discretio y el
emulación es ardiente, la discreción
orden del amor (1090-1153). En el tra-
que ordena (ordinatio) el amor es
tamiento que S. Bernardo hace de la
imprescindible sobremanera. El ce-
d. podemos distinguir cuatro as- lo sin la ciencia siempre es menos
pectos diversos: 1) la ordenación eficaz, resulta menos útil y con fre-
del apetito natural y del fervor del cuencia lo percibimos como perni-
amor; 2) la coordinación de las ca- cioso. Cuanto más fogoso (fervidior)
pacidades de los individuos dentro es el celo y más vehemente (vehe-
de la comunidad; 3) la moderación mentior) el espíritu, y más desbor-
de todas las acciones; y 4) finalmen- dante (profusior) el amor, se necesita
te, su función en la interpretación una ciencia más vigilante que elimi-
de la observancia religiosa. ne el celo, temple (temperet) el espí-
2.3.1. La discretio es la forma de ritu y ordene el amor. Así añade
todas las virtudes: porque ordena los que recibió también la discreción,
afectos por medio del recto orden del es decir, la ordenación del amor, pa-
amor. Porque, según él, incluso el ra que las muchachas no recelen de
apetecer del "deseo inflamado" la esposa, y sus excesos no resulten
debe estar guiado y moderado por intolerables por la impetuosidad de
la razón iluminada por la fe. Lue- espíritu que despliega al salir de la
go la d. es el principio (la ciencia) bodega'. 'La discreción, por tanto,
que coordina y modera tanto las pone orden en todas las virtudes, el
pasiones como al conjunto de las equilibrio engendra moderación y
virtudes cardinales. Perfecciona el encanto (decorem), e incluso estabili-
apetito natural y todas las fuerzas dad (perpetuitatem). Por eso dice:
psíquicas (interiores que dirigen a Gracias a tu ordenación continúa el
la persona) coordinándolas y en- curso del día, llamando virtud al
derezándolas hacia el bien por me- 'día'. Por tanto, la discreción no es
dio del orden y la rectitud de la ra- una virtud, sino la moderadora y
zón. Porque así como la razón auriga de las virtudes, ordena los
cuando carece del amor que nos afectos y adoctrina acerca del mo-
inclina al bien, no puede llegar a la do. Si prescindes de ella, la virtud
perfección, de la misma manera el será un vicio, y la misma afección
629 discretio

natural más bien se convertirá en lla el modo, advierte (De Cons VII 8
alteración y exterminio" (SCt 49, II - VIII11 [BAC 452, 68-75]) y mode-
5[BAC491,640]). ra todas las acciones, distinguiendo
2.3.2 La discretio además establece las diversas cualidades del acto, las
y coordina la unidad, tanto de la Iglesia circunstancias a las que se debe
como de la comunidad. Ahora bien, acomodar y los medios que debe
esa labor que la d. desempeña con emplear para que el acto concreto
relación a las energías del psiquis- sea todavía más justo y perfecto.
mo humano, la ejerce del mismo Por ello se puede decir que la d. es
modo en el cuerpo de Cristo que es la "consummatio perfectionis" (Circ
la Iglesia y en la comunidad, coor- 3,11 [BAC 469, 270]).
dinando las capacidades de cada 2.3.4. La discretio aplicada a la
uno de los miembros de ella. "Ha observancia religiosa. Finalmente S.
ordenado en mí el amor. Esto suce- Bernardo establece la auténtica
dió cuando dio a la Iglesia a unos manera moderada de legislar y de
como apóstoles, a otros como profe- aplicar correctamente la regla en la
tas y evangelistas, a otros como comunidad. Porque, según él, en
pastores y maestros en orden a la su dimensión más práctica la d.
perfección de los elegidos. Pero es debe hallar el equilibrio (aequalitas)
preciso que a todos ellos los una el entre las exigencias del cuerpo y
mismo amor y éste los amalgame del espíritu; entre el celo (emula-
en la unidad del cuerpo de Cristo. ción) de Dios y la benignidad que
Lo cual no será posible en modo al- tiene en cuenta las exigencias que
guno, si no hay orden en el amor. requiere el cuidado del cuerpo (la
Pues no habrá unidad en absoluto, condición humana). "Cuando se
sino confusión, si cada cual se deja dan ambas cosas, esto es, el afecto
llevar de su arrebato según el espí- de la compasión y el celo de la jus-
ritu que ha recibido, y se lanza sin ticia, conviene que actúe el espíritu
discreción a lo que quiere, según de discreción; no sea que utilice-
sus antojos, sin guiarse por el juicio mos una cosa en vez de otra, y su-
de la razón. Así sucede cuando na- framos las consecuencias de la in-
die se limita a cumplir el oficio que discreción. Cultivemos, pues, el
se le ha asignado, sino que todos se espíritu de discreción, y según las
inmiscuyen indiscretamente en to- circunstancias, conjuguemos el ce-
dos los asuntos" (SC 49, ii 5 [BAC lo ardiente con la misericordia. Co-
491, 640]). mo aquel buen samaritano que sa-
2.3.3 La discrección modera ade- be proveerse y utilizar a su tiempo
más todas las acciones porque sin dis- el óleo de la misericordia y el vino
creción incluso el bien se convierte en del ardor. No penséis que esto es
mal. De donde se deduce que si la una invención mía: el Profeta pide
prudencia es la ciencia intelectual estas mismas cosas y con el mismo
de todas las cuestiones humanas y orden, en un salmo: 'Instruyeme
divinas, que descubre la verdadera en la bondad, en la disciplina y en
jerarquía de los valores, la d., según la sabiduría'" (Pase 2,6 [BAC 473,
él, es el juicio de esa misma ciencia 94-95]).
que determina las condiciones de De manera que el legislador de
las acciones exteriores conforme al la Regla o de la norma habrá de te-
moderación (el justo medio). Para ner en cuenta el temperamento y
ello, en primer lugar nos libra del las condiciones de cada sujeto así
exceso. Pero además, atempera, ha- como la oportunidad de las medi-
discretio 630

das proporcionadas que se han de que posibilita que la razón, distin-


tomar (las circunstancias, el medio guiendo netamente entre el bien y el
y la cultura). Pues lo propio del le- mal, entre lo lícito y lo ilícito -lo que,
gislador es precisamente establecer según él, equivale a negociar con los
las normas, pero dejando al mismo cinco talentos, es a saber, a ordenar
tiempo amplio margen a las adap- las afecciones y a moderar con ellos
taciones necesarias con el fin de fa- la actividad (De statu int., hom. 1,
vorecer el progreso en la perfec- 26)-, logre imprimir a todas las pa-
ción. "Tú sostienes que la Regla siones y valores el carácter lógico y
debe cumplirse al pie de la letra por razonable propio de la vida moral
todos los que la han profesado. Y "est rationis discernere sicut et intellige-
no toleras la más mínima exención. re" (Ben., min 67), traduciendo en ac-
Pero yo me atrevo a decirte que to lo que la razón previamente ha
hasta ese extremo ni tú ni él la ob- hallado. Porque la parte apetitiva
serváis. Porque, efectivamente, él la debe estar siempre subordinada a la
quebranta muchas veces en lo refe- razón. Con lo cual la d. se convierte
rente a las observancias corporales; en el principio de la vida moral tan-
pero es imposible que tú la cumplas to interior como exterior.
hasta en sus mínimos detalles. Y ya Según esto, la d. tiene dos fun-
sabes que quien la viola en algo se ciones -una, ordenar, u orientar la
hace reo de su totalidad. ¿Admites virtud al fin; y otra, moderar los ac-
la posibilidad de ser dispensado de
tos mediante los cuales se pretende
algo? Entonces la observáis los dos,
lograr el tal fin (Ben., min 3,23)-.
aunque de distinta manera. Tú, con
Operación que lleva a cabo por me-
más rigor; él, quizá, con más discre-
dio de los cinco dedos (o grados) de
ción. Y con esto no pretendo que
su mano (Adnot in Ps 143, 381-382):
deban descuidarse las tareas corpo-
rales. Ni que por el hecho de no 1. El primero, la «Diiudicatio»,
practicarlas ya sea uno, sin más, es- equivale al juicio antecedente de la
piritual. Porque resulta todo lo con- razón práctica, ("lucerna cordis iudi-
trario. Los valores espirituales, aun- cium discretionis" Adnot in. Ps 90)
que sean de orden superior, apenas (De statu int., hom. 1, 26) que, en
se pueden conseguir ni alcanzarlos conformidad con la verdad, sepa-
nunca sino a través del esfuerzo rando los bienes de los males ("se-
corporal. Así está escrito: No es pri- gregans bona a malis"), y movido por
mero lo espiritual y luego lo corpo- la recta intención, dictamina sobre
ral; lo espiritual viene después" la licitud o ilicitud de la acción en
(Apo VII14 a VIII17 [BAC 444, 270- cuanto tal.
277]). 2. La "Deliberatio" (o consejo)
por su parte, delibera acerca de qué
2.4 Ricardo de S. Víctor, un cuida-
es lo que más conviene (quid expe-
doso aquilatador de la definición
(tll73 s. XII). El objetivo principal diat) dadas las presentes circunstan-
de la vida espiritual, según Ricardo cias (De statu int., hom. 1, 28).
de S. Víctor, es la contemplación. 3. La "Dispositio" (o disposición),
Ahora bien, en el proceso ascético en cambio, establece el orden y el
de acceso a ella la d. -siguiendo la modo (circunspecto) de llevar a ca-
alegoría de Jacob y sus hijos- ad- bo la acción ("quomodo vel quo ordine
quiere un papel capital porque hace faceré debeamus").
que en el espíritu reine el orden y la 4. Ulteriormente la "Dispensa-
mesura, raíz de la virtud, al tiempo tio" (o revisión) pasa al plano de la
631 discretio

adaptación a la realidad y al ejerci- nueva de la teología. Pretendió ha-


cio del sentido común: flexibiliza, cer de ella una ciencia de la oul na-
replantea (revisa, adecúa, adapta e ción en general, cima suprema de la
incluso cambia) sobre el terreno el experiencia e instrumento de salva-
propósito inicial, así como el orden ción de todo individuo, disociada
previamente deliberado y estableci- por una parte de la subjetividad de
do (praefixo), con el fin de lograr el las vidas espirituales particulares, y
mayor éxito conforme a la oportu- ubicada por otra en el marco de un
nidad de la presente ocasión. sistema general en el que todas sus
5. Y, por último, la "sófrosyné" partes integrantes estuvieran coor-
con el dedo de la "moderatio", la dinadas entre sí. Ciencia que consi-
mano de la d. se emplea, sin exce- dera el acto del conocimiento, y la
derse "virtus in sua actione iustae ae- objetivación perfecta que éste re-
quitatis mensuram teneat, et rectae dis- quiere, como el término supremo
cretionis metas minime exceda" {De de la vida cristiana a la cual, a la
statu int., hom. 1, 25) y con la mesu- vez que integra debido a su abs-
ra que requiere el modo de llevar a tracción, le dicta la ley por la que se
término la acción, de manera mo- debe regir sin necesidad de estar
desta, humilde y a la vez magnáni- pegada materialmente al caso his-
ma, poniendo por obra la equidad tórico particular.
que exige la auténtica caridad. Esta es tal vez la razón por la
cual, permaneciendo fiel a la tradi-
De donde se deduce que Ricar-
ción que le había precedido Tomás
do de S. Victor distingue en la d.
de Aquino -que continúa conside-
cinco aspectos principales, todos
rando a la d. tradicional como el
ellos referidos a la acción: 1) La dis-
origen de su tratado sobre la pru-
tinción entre lo lícito y lo útil; 2) en-
dencia- opta decididamente por la
tre lo bueno lo mejor; 3) con el fin
"prudencia" (considerada como
de hacer prevalecer los principios
ciencia) en detrimento de la discre-
más elevados; 4) sabiendo ceder, y ción a la que considera como un
esperando la oportunidad; 5) para instrumento particular de dicha
poder adaptar el acto a las circuns- ciencia general o como la aplica-
tancias cambiantes del momento. ción de la virtud de la prudencia a
Pero Ricardo continúa vinculando su dimensión ascética en cada caso
sobre todo íntimamente esta virtud particular.
de la d. (calificada de previsora,
cauta y circunspecta) al orden del Pasamos así de la d. "ascético-
amor. Porque el amor no es ciego, espiritual" de la tradición anterior,
sino discreto, por ser el orden del patrística y monacal, a la virtud de
ser simultáneamente {"caritas ordi- la "razón prudencial", expresión de
nata et amor discretus") orden del co- la rectitud de la razón en la vida
nocimiento guiado por el amor y moral, objeto de estudio científico y
sistemático de carácter general,
del amor regido por la razón.
(conforme a lafrónésis aristotélica),
3. Tomás de Aquino (1224/25- que establece teóricamente los pa-
1274). De la concepción monacal de la sos indispensables del camino ha-
discretio a la prudencia como virtud. El cia la perfección de la virtud: 1) el
tránsito de la experiencia espiritual establecimiento o determinación
a la ciencia teológica. del fin; 2) el movimiento interno
3.1. El origen de su opción. Sto. (dinamismo y dirección) del espíri-
Tomás de Aquino se forjó una idea tu hacia ese fin; 3) y los medios pa-
discretio 632

ra llegar a él. Este tercer acto con- o puesta en práctica de los medios
creto de la prudencia recibe, según que conducen al fin. Por tanto, éste
él, el nombre de discretio. último mandato es la aplicación del
3.2. Su definición de la prudencia consejo y del juicio a la operación y
y de la discretio. La prudencia en sí el acto principal de la prudencia
misma es la virtud intelectual (II-II, ("rationis practicae" II-II, q.47, a.8)
q.47, a.l) de la razón especulativa y Las diversas partes, por consi-
práctica por la que el ser humano guiente, que integran la prudencia
por una parte se adhiere a la Verdad son tanto ''potenciales' 7 como "sub-
inmutable, y por otra se aplica solí- jetivas" (II-II, q.48-49). Unas, pres-
citamente {"solicitudo proprie ad pru- tan su apoyo al conocimiento, como
dentiam pertinet" II-II, q.47, a.9) a lo son la memoria de las experiencias
contingente, no necesario y cam- vividas, la inteligencia, la sagacidad
biante. Es la rectitud de la razón (II- {"solertia" II-II, q.49, a.4). Pero nece-
II, q.47, a.7) capaz de adaptarse a los sitan además del concurso de la do-
actos contingentes de la práctica, el cilidad (II-II, q.49, a.3) o del enrique-
ojo del ser que actúa y la antorcha cimiento de la experiencia ajena y
del alma. Presupone el conocimien- de la razón, que establece la relación
to de los principios universales (II- entre los diversos elementos inte-
II, q.47, a. 15) y la sabia percepción grantes. Desde el punto de vista de
de las realidades cambiantes a las la acción, la razón ha de tener tres
que deben ser aplicados tales prin- cualidades: la previsión (II-II, q.49,
cipios. Por tanto, su especificidad a.6) o capacidad de ordenar los me-
reside en su capacidad de aplicar dios al fin; la circunspección (II-II,
los principios a las obras {"singula- q.49, a.7) o examen de las circuns-
ria, circa auae sunt operationes" II-II, tancias en que se desenvuelve la
q.47, a.3). Por ello únicamente la ex- empresa; y la cautela (cautio: o aten-
periencia es capaz de discernir en ción precavida II-II, q.49, a.8), el arte
medio de la variedad de lo contin- de esquivar o evitar los obstáculos.
gente. De ahí también la posibilidad
del error (II-II, q.47, a.3, ad 2), pues Mientras las subjetivas (II-II,
sólo la recta voluntad puede evitar q.50) se refieren a los sujetos que
los errores. ejercen la prudencia (el rey, el polí-
tico, el hombre de negocios, y el mi-
Pero es además una virtud mo-
litar, etc. II-II, q.50, a. 1-4), las poten-
ral que tiende al Bien verdadero.
No se contenta con señalar dónde ciales (II-II, q.51) son las virtudes
está el Bien, sino que incluso deter- que están en íntima conexión con la
mina y ordena su ejecución. Se opo- prudencia, como la eubulia (II-II,
ne a la duda, a la inercia y a la pasi- q.51, a. 1-2) o arte de descubrir los
vidad. Pero tampoco se confunde medios más adecuados al fin; la sy-
con el celo ciego ni con la desaforada nesis (II-II, q.51, a.3) o aptitud para
audacia. Aconseja, juzga y manda. juzgar los casos ordinarios; y la gno-
Consta de tres fases: del consejo o mé (II-II, q.51, a.4) o agilidad (o ha-
deliberación, que busca los medios bilidad) para resolver los casos ex-
en orden a un fin (I-II, q.14); del jui- cepcionales.
cio que se pronuncia sobre el valor Finalmente Tomás de Aquino
de los medios conducentes al mis- abre el horizonte de la prudencia a
mo; y del mandato {"praecipere" la la actividad del Espíritu con el
orden) que es por último el acto de "don de consejo" (II-II, q.52) y hace
la razón que dictamina la ejecución de éste la guía suprema del espíritu
633 discretio

en el ejercicio de esta virtud y la las virtudes cardinales, identifica


consumación del don simplemente expresamente la prudencia con la
natural, sin mencionar en todo su d. original de donde procede. Cons-
largo discurso sobre la prudencia ni tatamos así las reminiscencias pre-
tan siquiera una sola vez el motivo escolásticas de las que parte su re-
de la discretio. flexión sobre esta virtud.
Porque, para él, la d., consiste 3.3. El papel de la prudencia en el
en el "acto racional práctico" que, seno de las virtudes morales; la rela-
unido ya al consentimiento y a la ción existente entre las distintas vir-
decisión de la voluntad realiza el ac- tudes dentro del sistema. De manera
to prudencial concreto. Forma, por que la prudencia se distingue de
tanto, parte de la prudencia de la ra- las otras tres virtudes cardinales
zón, porque materializa o aplica ese por ser la principal {principalior) de
saber general prudencial a los asun- ellas y la causa de la perfección de
tos concretos particulares ("in opera- las mismas, debido a que, mode-
tionibus et in passionibus"). Luego el rando sus actos, impone a las de-
acto de la d. pertenece a la prudencia más su justa medida ("ne ultra debi-
como una parte de la misma, siendo tum efferantur").
la materialización y actualización Pues 1) si la d. es el acto de la
del bien que la razón prudencial prudencia, 2) la "rectitud" (la comu-
previamente ha hallado. 1) Evita to- nión con el bien de la buena volun-
do lo nocivo (discierne los peligros tad) pertenece a la justicia, 3) mien-
que impiden la realización del bien tras la "moderación" (moderantia)
y distingue lo útil de lo dañino, el conviene a la templanza -el acto por
bien, lo mejor y la jerarquía de los excelencia que refrena la parte con-
valores). 2) Pero sobre todo mide, cupiscible-, 4) como la "firmeza" a
modera, regula y custodia ("media- la fortaleza. Ninguna de estas tres
trix et custos virtutum [de virt carit a últimas llegan a ser virtud (rationabi-
3c]) las demás virtudes cardinales le obsequium) si no son regidas y mo-
(justicia, fortaleza y templanza) lo deradas en su aplicación por la dis-
que hace que la prudencia sea la raíz, creción (I-II q. 65, a.le). De manera
la causa de las demás virtudes cardi- que la d., aun siendo un acto parti-
nales en cuanto que éstas participan cularizado de la prudencia, modera
de la razón prudencial "per modum y perfecciona a las demás virtudes
applicationis" {In 3 Sent d.33, q.2, a.3). porque ordena sus respectivos actos
3) E imprime a las inclinaciones na- exteriores al fin, las vincula entre sí y
turalmente orientadas al bien (I-II q. las ordena por la caridad "per compa-
85 ad 3) el sello, el modo (modum im- rationem ad caritatem" (In epist ad
ponit) y la forma (mesura y propor- Rom 12, lect 1), que es el fin último
ción), del justo medio, la modera- en cuanto tal. Puede ser llamada
ción {moderatio, moderan, modus, "nariz", porque percibe el olor ("na-
mensura) de manera que, acomodán- sus discretivus odoris") de la virtud,
dose y adaptándose a las distintas mientras que a la moderación se le
circunstancias de la vida, el ser hu- puede denominar "cíngulo" ("signi-
mano jamás sobrepase los límites ficatur per cingulum") debido a que
adecuados o convenientes. consuma la perfección (I-II q. 102 a.5
Tal vez sea ésta la razón por la ad 10). De manera que las virtudes
cual, cuando Sto. Tomás trata de la de la prudencia y de la templanza
prudencia, así como cuando habla vienen a moderar los actos de todas
de la existencia y de la esencia de las demás virtudes.
discretio 634

Si la prudencia es la rectitud 12,31) y sabia actitud del pastor en


del juicio orientado hacia Dios que la dirección espiritual. A continua-
distingue o valora entre el bien y el ción, la Regla benedictina atribuye
mal así como la gravedad de la fal- la moderación en especial al modo
ta (en el caso del confesor), y distin- de gobierno comunitario, que en el
gue la cosa -el objeto en cuanto que ambiente del monacato occidental
se diferencia de otros objetos (I Sent (Benito de Nursia) es interpretada
d 3. q.4 a 5c)-, su utilidad y agrada- como la virtud específica del Supe-
bilidad; elige con vistas al fin (li- rior (Abad) y de la recta interpreta-
bertas arbitrii: qué es lícito o permi- ción de la Regla. Posteriormente,
tido), juzga sobre la bondad o con Bernardo de Claraval pasamos
malicia de los actos particulares y la al orden del amor y a la transforma-
conveniencia de este acto en las pe- ción de los afectos en el ámbito más
culiares situaciones concretas y de- espiritual de la comunión con Dios
cide por medio de la voluntad en la y de ahí a la definición precisa de
elección concreta, la d., flexibilizan- los distintos aspectos de esta virtud
do la actitud (ante el pecador) por (Ricardo de S. Víctor), para estable-
medio de la benignidad (In Joan 8, cer, con Tomás de Aquino, por últi-
lect 1-4) se convierte en la sal de la mo, la consideración de la virtud de
sabiduría que condimenta todo ali- la prudencia desde el punto de vis-
mento (In Col 4; I-II q. 102, a 3, ad ta de la ciencia teológica en su rela-
14). Digamos para terminar que To- ción con el sistema de las demás
más de Aquino considera el discer- virtudes cardinales en general.
nimiento de espíritus como el caris- b) En segundo lugar, podemos
ma específico del conocimiento de distinguir tres niveles de interpreta-
aquellas cosas y acontecimientos ción dentro del mismo registro tradi-
extraordinarios así como los secre- cional, b.l) Mientras el discernimiento
tos del corazón, con lo cual se aleja versa sobre al origen de las mociones
de la interpretación tradicional del (espíritus o influjos: [pensamientos,
"origen de las mociones 7 '. logismoí]) sobrevenidos de fuera "al
4. Síntesis de este breve sumario interior77 del espíritu humano (el ám-
histórico. A partir de esta sucinta vi- bito en el que éste ejercita su liber-
sión panorámica de la historia tad) en orden a ver claro en sí y a la
principalmente monacal tal vez po- consiguiente rectitud (o pureza) de
damos apuntar a cuatro fases fun- intención, orientándola en la direc-
damentales en la deriva gradual de ción correcta del bien sin mezcla al-
la didkrisis tradicional egipcia en su guna, la d. se va convirtiendo gra-
transición del marco de la vida es- dualmente en sólo una parte de toda
piritual -el conjunto de mociones, la herencia tradicional del monacato
la vida ascética y la comunión con oriental, en la que podemos distin-
Dios- a la reflexión puramente teo- guir a su vez dos vertientes distintas:
lógica en cuanto tal (Tomás de b.2) Una dimensión ascética, que pre-
Aquino). supone la purificación de toda incli-
a) En primer lugar, con Casia- nación desordenada y la rectitud de
no tiene lugar la polarización de la la facultad apetitiva (la afectio ordina-
didkrisis en la virtud del justo medio ta): el orden de los afectos o conti-
o moderación (discretio), pasando nencia (temperancia), con el fin de
con Gregorio Magno a la ulterior que ésta (la sensualidad) esté subor-
consideración de la misma como dinada a la razón, b.3) Y otra, más de
"rectitud de intención" (Mor 28 carácter intelectual o cognitivo (la deli-
635 discretio

beración o juicio especulativo y prác- munión con Dios y a la consuma-


tico de la conciencia moral), confor- ción del culto verdadero (la vida
me a la recta razón y a la verdad, moral). Una ciencia práctica, fruto
orientado hacia el bien y la virtud, de la experiencia, síntesis de razón
que determina y modera la "acción natural y sabiduría superior, el don,
concreta exterior", mediante la flexi- que guiado por la caridad, busca lo
bilidad, y se adapta a las diversas cir- mejor, el mayor bien adaptado a las
cunstancias, de manera que, incluso circunstancias, y se materializa en
en el caso de la virtud, no se exceda el acto concreto de la perfección de
de la justa medida ni por exceso ni la virtud.
por defecto. Con el fin de que en to- 5. Conclusión: La labor redaccional
do reine el orden y la mesura (del de S. Ignacio. Llegados a este punto
"justo medio" que evita todo tipo de podemos concluir que la novedad de
excesos), la armonía del humanismo la labor redaccional de S. Ignacio de
y la benignidad. En busca siempre Loyola la descubrimos sólo a partir
del mayor bien posible (mejor) aquí
de los elementos de la tradición que
y ahora, dadas las circunstancias
él asumió; en realidad casi todos los
presentes en donde se consuma la
elementos de la didkrisis más origi-
perfección de la virtud.
nal. Luego esto quiere decir que la
c) Por tanto, la prudencia (dis- fuente de la que él bebió ha de ha-
cretio) en cuanto raíz de los actos llarse muy en el origen de la misma
controla, como el auriga, la mate- tradición.
rialización del acto virtuoso en la
realidad concreta, convirtiéndose a) Para ello, en primer lugar, en-
de este modo en el factor que rige vía a los Ejercicios dos bloques tradi-
las virtudes cardinales (la cuadri- cionales: a.l) El del origen o discer-
ga), porque adapta los actos exte- nimiento de espíritus: la distinción
riores de éstas a las diversas cir- de la procedencia de las diversas
cunstancias conforme a la medida mociones [Ej 32], que son el presu-
oportuna de cada caso particular. puesto del ejercicio de la libertad y
Es, pues, la virtud raíz de la vida de la actividad. Se sirve para ello de
moral que hace caminar rectamente una pieza tradicional que ya desde
por la vía real del justo medio hacia Orígenes (De Principiis III, 2, 4 [SC
la perfección de Jas virtudes. 268, 168] distinguía cómo unas mo-
ciones provienen de uno mismo,
Para ello, después de haber dis-
otras son dadas inmediatamente por
tinguido entre el bien y el mal, entre
Dios [Ej 330] y otras finalmente per-
lo lícito útil y lo inútil (la criba del
tenecen al influjo del enemigo que
cedazo) y logrado la rectitud de in-
induce al exceso sirviéndose para
tención, pesa en la balanza (libra)
ello del engaño, bien se trate de ten-
del juicio práctico, y regula (mode-
taciones de Primera o de Segunda
ra) incluso la práctica de la ascesis y
de la virtud, alejándolas de todo ex- semana [Ej 325-327. 331-334], en or-
tremo vicioso, tanto por exceso co- den a lograr la desviación. Conjunto
mo por defecto; en busca siempre al que S. Ignacio añade, tal vez si-
de lo que aquí y ahora habrá de ser guiendo a Casiano, el binomio con-
más razonable, equilibrado y con- solación desolación [Ej 316-317] co-
veniente en orden al fin. Con lo mo otro posible origen de una doble
cual, encamina toda acción por el moción (cf. [Epp 1,104-105]).
camino de la verdadera y estable a.2) El otro se refiere ya en con-
perfección de la caridad hacia la co- creto a la d. tal y como hemos com-
discretio 636

probado su evolución (en su primer casos particulares. Si bien en el caso


nivel ascético espiritual) como medio de S. Ignacio, este gran bloque de la
indispensable del "equilibrio inte- virtud él lo vincula directamente a
rior" en el camino a recorrer por en- la unción o don del Espíritu [Co
tre los vectores que emanan de la 134-135], lo cual le aproximaría más
consolación o de la desolación [Ej al don de consejo de Sto. Tomás.
318-321] -las dos concupiscencias
Santiago G. ARZUBIALDE, SJ
de la carne y del espíritu que he-
mos visto en Casiano-, al que se de-
ben añadir las Notas sobre los es-
Z1 Amor, Carisma, Constituciones, Discerni-
crúpulos [Ej 345-351] con el fin de
miento, Discreta caritas, Espíritu Santo, Modo
solidarse en el medio para en todo de proceder.
quietarse [Ej 350], y esperarlo todo,
no de sí, sino de Dios [Ej 351] o ver- Bibl.: Fuentes: BENITO DE NURSIA, Benedicti
dadera relación gratuita de amistad Regula, CSEL 75, 1960; BERNARDO DE CLA-
[Ej 322] (Conl IV 3-6). Pero, sobre to- RAVAL, apología (Apo.) Apología ad Guillel-
do, como actitud de "indiferencia" mum Abbatem. Apología del abad Guillermo
(ed. Cist. 3, 81-108; BAC 444,250-295); can-
frente a la disposición divina [Ej tar (SCt.) Sermones super Cántica Cantico-
15.179] y "hallazgo del medio" [Ej rum. 86 Sermones sobre el Cantar de los Can-
84.213.229.350] que a cada uno con- tares (ed. Cist vol Io [1-35], 3-255; vol 2o
viene: la verdadera medida adecuada [36-86], 3-320; BAC 491, 78-1065); circunci-
a las propias posibilidades y a las sión (Circ.) In circumcisione Domini. 3 Ser-
mones en la Circuncisión del Señor (ed. Cist.
exigencias de la gracia: tanto en la
4, 273-291; BAC 469, 247-272); considera-
penitencia [Ej 89] como en el caso ción (Cons.) De Considerañone ad Eugenium
particular de la abstinencia por lo Papam. Tratado sobre la Consideración al Papa
que se refiere a ordenarse en el co- Eugenio (ed. Cist. 3, 393-493; BAC 452, 52-
mer [Ej 210-217], de manera que el 233); resurrección (Pase.) In Resurrectione
sujeto no quede inutilizado para Domini. 4 Sermones en la Resurrección del Se-
ñor (ed. Cist. 5, 73-111; BAC 473, 67-115);
otro tipo de actividad humana o es- GREGORIO MAGNO, dialogui (Dial.): Dialo-
piritual {Conl XXI3-5; Inst V 8-9) [Ej gui de vita et miraculis patrum italicorum (Lib
213]. 1.3.4: PL 77, 149-430) (Lib. 2: PL 66, 125-
b) Y, por último, remite a las 204) SCh 251.260.265 ; moralia (Mor.): Mo-
ralia in Job I-II (PL 75 509-1162 y 76, 9-782)
Constituciones y a las Cartas (con la CCL 143.143A.143B; SCh 32bis) XI-XIV
excepción de la moderación y el (SCh 212) XV-XVI (SCh 221); Bib. Patrística
justo medio en el modo de distri- 42 (Libros I-V); JUAN CASIANO, Conlationes,
buir limosnas [Ej 339]) lo que para CSEL 13; SCh 42.54.64; De institutis coeno-
la tradición equivalía al ejercicio de biorum, CSEL 17, 3-231; SCh 109; RICARDO
la discretio en su doble vertiente: en DE S. VÍCTOR, benjamín maior (Ben., mai),
De gratia contemplationis o Beniamin maior.
cuanto moderación equilibrada en [De gratia contemplationis; De arca Moisi;
"todo modo de actuación exterior", De arca mística], (PL 196, 63-192); benja-
acomodándose para ello a las cir- mín minor (Ben., min), Beniamin minor [De
cunstancias (de tiempos, lugares y praeparatione animi ad contemplationem;
personas) en orden a lograr el ma- De patriarchis; De duodecim patriarchis]
yor bien aquí y ahora posible (que (PL 196, 1-64). Les douze Patriarches, SCh
419, 78-347); estado (De statu int., hom.),
él identifica con la mayor gloria de De statu interioris hominis post lapsum [Om-
Dios y la mayor perfección de su ne caput languidum]. J. RIBAILLIER, Archives
ánima [Ej 339]); y en la perspectiva d'Histoire Doctrínale et Littéraire du Moyen
monacal de la interpretación del Age 42 (1967) 7-128; grados (De grad., car.),
modo de gobierno e interpretación De quatuor gradibus violentae caritatis [Trac-
de la Regla, su acomodación a los tatus de vulnerata caritate]. PL 96, 1207-
637 discurrir

1224; salmos (Mist., adnot, in Ps.), Mysti- parentado con currere (lat. "co-
cae adnotationes in Psalmos [Tractatus super rrer"), nos introduce en un ámbito
quosdam psalmos et quarundam senten-
tias Scripturarum] (PL 196, 265-404); TO- dinámico, de movimiento. J. de
MÁS DE AQUINO, In ni Sent d.33, q.2, a.3-5; Valdés dice que es palabra que de-
ID., STh I-II q. 61-65; STh II-II q. 47-56. Se- biera introducirse en castellano,
cundaria: ARZUBIALDE, S., ''Casiano e Igna- aprovechándola de la lengua ita-
cio, continuidad y ruptura", en Las fuentes liana. Es ya frecuente en la segun-
de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio
(Simposio Internacional, Loyola 15-19 sept.
da mitad del siglo XVI (Valdés 34-
1997) (PLAZAOLA, J. ed.), Mensajero, Bilbao 35). En el TLC leemos: "Examinar
1998,123-240; BACHT, H., "Die frühmonas- y tratar algún punto y hacer en él
tischen Grundlagen Ignatianischer Fróm- discursos". Tal vez la definición
migkeit. Zu einigen Grundbegriffen der más próxima a la acepción igna-
Exerzitien", en Ignatius von Loyola. Seine ciana la encontramos en DiccAut:
geistliche Gestalt und sein Vermachtnis (1556-
1956) (WULF, F. ed.), Würzburg 1956, 223- "Metafóricamente vale examinar,
261; BAKKER, L., Freiheit und Erfahrung, pensar y conferir las razones que
Würzburg 1970 (trad. española: Libertad y hay en favor o en contra de alguna
Experiencia, M-ST, Bilbao-Santander 1995); cosa, infiriéndolas y sacándolas de
BARDY, G. "Discernement des esprits chez los principios". En Ignacio tiene
les Peres", DSp III, 1247-1254; CABASSUT,
A., "Discreción", DSp III, 1311-1330; DING- varios sentidos afines.
JAN, F., Discretio. Les origines patristiques et 1. Actividad del entendimiento,
monastiques de la doctrine sur la prudence que consiste en pasar de un punto a
chez Thomas d'Aquin, Assen 1967; DUMEIGE,
G., "Les quatre degrés de la violente chan-
otro de los propuestos gracias a la
té", Textes philosophiques du Moyen Age, información proporcionada por la
3, París 1955, 89-200; ID., Richard de Saint- memoria. Su origen tal vez pueda
Victor et V idee chrétienne de Vamour, PUF, estar en [Au 7] cuando, postrado en
Paris 1952; HAUSHERR, I., "Direction spiri- el cama de Loyola, Ignacio "discu-
tuelle en Orient autrefois", OCA, Roma rría por muchas cosas que hallaba
1955; DSp III, 1008-1060; NOBLE, H.D.,
"Prudence", DThC XIII/1, 1023-1076; OLP- buenas" en las lecturas que hacía.
HE-GALLIARD, M., "Cassien", DSp II, 214- Esta actividad del entendimiento es
275; ID., "La pureté de coeur d'aprés Cas- el sentido que aparece sobre todo
sien", RAM 17 (1936) 28-60; ID., "La science en los Ejercicios: "usamos de los ac-
spirituelle d'aprés Cassien", RAM 18 tos del entendimiento discurrien-
(1937) 141-160; RAHNER, H., Ignatius von Lo-
yola und die aszetische Tradition der Kirchen- do" [Ej 3]; "luego, sobre el mismo
vater, en Ignatius von Loyola ais Mensch und entendimiento discurriendo" [Ej
Theologe, Freiburg 1964, 235-250; SUMMA, 50]; "y así discurrir más en particu-
G., Geistliche Unterscheidung bei Johannes lar con el entendimiento" [Ej 50]; de
Cassian, Echter, Würzburg 1992; SWITEK, G., igual manera en [Ej 64]: "porque el
"Discretio Spirituum", Theologie und Philo-
sophie 47 (1972) 36-76.
entendimiento sin divagar, discurra
asiduamente". Este carácter intelec-
tual se ve acentuado al aparecer en
expresiones como "discurrido y ra-
DISCURRIR ciocinado" [Ej 182] o "para discu-
rrir y para discernir" [De 15]. Con
todo, y como suele ocurrir en los
A. ACTIVIDAD DEL EJERCITANTE
Ejercicios, toda actividad es relati-
Término de raigambre igna- va, esto es, en relación a otras que
ciana, es de entrada tardía en cas- preceden y siguen. Esta actividad
tellano y tal vez a través del italia- de d. es la segunda que se propone
no. Su misma etimología nos al comenzar el ejercicio espiritual;
ofrece parte de su significado. Em- viene precedida por el acto de la
discurrir 638

memoria ("el primer punto será admirative con crecido afecto, dis-
traer la memoria" y seguida por la curriendo por todas las criaturas"
voluntad ("luego la voluntad"). En [Ej 60]. Discurrir ahora pierde, en
alguna ocasión Ignacio se muestra parte, el contenido tan intelectual
estricto con mantener este orden. en primer lugar pnr el objeto pro-
Así en el primer modo para hacer puesto para d., que no son puntos
una buena y sana elección propone ofrecidos ni datos de la memoria,
"discurrir bien y fielmente con mi sino la realidad como tal, tanto la
entendimiento" [Ej 180] sabiendo supraterrena (ángeles y santos) co-
que después viene la petición de mo la terrena (cielos, sol, luna, es-
gracia para que "el Señor quiere trellas y elementos, frutos, aves, pe-
mover mi voluntad y poner en mi ces y animales, y la tierra); y en
ánima lo que yo debo hacer acerca segundo porque el simple hecho de
de la cosa proposita". Los ejercicios pasar o d.por ellos es hacerse pre-
de memoria y entendimiento, están sente de manera inmediata a la vo-
orientados a mover la voluntad: luntad su bondad conmigo "cómo
"queriendo todo esto memorar y me han dejado en vida y conserva-
entender por más me envergonzar do en ella", teniendo en cuenta
y confundir" [Ej 50]. Este mismo es- "quién soy yo" (punto tercero [Ej
quema tripartito se repite en el 58]). El Diario espiritual es reflejo de
punto tercero: "trayendo la memo- la puesta en práctica por parte de
ria [...] discurrir con el entendi- Ignacio de este ejercicio espiritual
miento [...] y acabar con la volun- de discurrir. Sin perder de vista to-
tad" [Ej 52]. El mover los afectos de do el contenido afectivo de la expe-
la voluntad, culmina el proceso pe- riencia descrita en el Diario espiri-
ro presupone la actividad anterior; tual, hemos de tener en cuenta
en el esquema ignaciano, todo el también la intención primera que lo
hombre queda así asumido por el provoca, esto es, la búsqueda de la
ejercicio propuesto y orientado ha- voluntad de Dios en torno a un
cia el fin que se le propone. Este d. punto muy concreto de la primera
aparece también al final del ejerci- Compañía, el régimen de pobreza
cio, en el coloquio: "discurrir por lo de las primeras casas profesas. Ig-
que se ofreciere" [Ej 53], que otorga nacio organiza y desarrolla un mé-
al coloquio un tono eficaz de carác- todo, sobre todo en el primero de
ter intelectual, aunque no despren- los cuadernillos conservados, don-
dido de la carga afectiva que el mo- de el entendimiento juega un papel
mento implica. Con todo, d., lejos fundamental: búsqueda de razones
de dejarse llevar por pensamientos a favor y en contra de tener o no te-
piadosos ante el Crucificado que te- ner rentas. Así Ignacio, desde muy
nemos delante, es ahora salir en temprano pide "gracia para discu-
búsqueda de respuesta a la triple rrir con su espíritu y moverme con
pregunta que se nos ha planteado: el mismo, antes que me levantase"
"qué he hecho por Cristo, qué hago [De 36]; afirma haber "sentido mu-
por Cristo, qué voy a hacer por cha claridad discurriendo [por las
Cristo". Donde, tal vez, se dé el ma- elecciones]" [De 12], actividad esta
yor nivel de integración entre el en- que se explicita claramente poco
tendimiento y la voluntad, esto es, más tarde: "Después para discurrir
de todo el sujeto que ora, sea en el y entrar por las elecciones, y saca-
quinto punto del segundo ejercicio das las razones que tenía escritas
cuando se propone "exclamación para discurrir por ellas" [De 15].
639 discurrir

2. Actividad de la palabra. En un to..." [Au 7], discurso de los pensa-


contexto, d. alude a la actividad mientos sobre el que fue tomando
del que da los Ejercicios, quien de- progresiva conciencia ("tomar lum-
be narrar fielmente la historia de bre" [Au 8]) y que sería el origen de
la tal meditación o contemplación, su experiencia y sabiduría sobre
"discurriendo solamente por los discernimiento. Ignacio emplea so-
puntos, con breve y sumaria decla- bre todo discurso para aludir a la di-
ración" [Ej 2]. Discurrir es pasar námica y al movimiento de los pen-
por los puntos, narrando y decla- samientos, de manera especial en el
rando. ejercicio de discernimiento de Se-
3. Actividad del cuerpo. Por su gunda Semana, donde las estrate-
parte, las Constituciones se refieren gias de los espíritus se vuelven más
las once veces que emplean este ver- finas y sutiles. El conjunto global de
bo un aspecto de la movilidad física su actividad de los espíritus a tra-
propia de la vocación del jesuíta, vés de los pensamientos es el dis-
"discurriendo por unas partes y por curso. El ejercicio de discernimiento
otras" [Co 82.92.308.588.626.636], o de espíritus en Segunda Semana
"por el mundo" [Co 605], o "por tiene como fin primero la crítica y
donde juzgaren se seguirá mayor análisis de los discursos de los pen-
servicio de Dios nuestro Señor" [Co samientos. Ignacio recomienda "mu-
603]. En qué consiste el d. o moverse cho advertir el discurso de los pen-
del jesuíta, se desarrolla en la Parte samientos" [Ej 333] y fijarse en la
VII de las Constituciones, donde en bondad o maldad de todo su proce-
tres sucesivos capítulos se refieren a so y cada una de sus partes (princi-
las "misiones de su Santidad" (cap. pio, medio y fin) antes de atribuir un
I), a las misiones del Superior de la origen causal determinado (buen o
Compañía (cap. II) y "del moverse mal espíritu) [Ej 333] a la experien-
por sí a una parte o a otra" (cap. III). cia que se está atravesando. El
"Discurrir por el mundo" estuvo principio de los discursos de los
presente en la intención de los pri- pensamientos en Segunda Semana
meros compañeros y fue lo que mo- consiste en cosas "en sí buenas" que
tivó que se presentaran al Papa, pa- tal vez la persona que se ejercita,
ra acertar en la orientación de este despreocupada por esta bondad evi-
discurrir [Co 605]. Discurrir es algo dente, no se detiene a analizar o cri-
propio del fin de esta Compañía [Co ticar su causa. Ahora bien, el final
308] y está orientado siempre a la del discurso revela el valor del pro-
"ayuda a los prójimos" [Co 636]. ceso: "Si el principio, medio y fin es
4. Discurso. Es el efecto del dis- todo bueno, inclinado a todo bien,
currir. Ignacio en Loyola experi- señal es de buen ángel", pero por el
mentó la alternancia de pensamien- contrario, si el final ("cola serpenti-
tos ágiles y dinámicos [Au 7-8]. A na" [Ej 334]), termina en "alguna co-
partir de ellos y con ellos genera sa mala, distractiva o menos buena
discurso, esto es, actividad racional que la que el ánima antes tenía pro-
querida por él "que sale de mi li- puesta de hacer" [Ej 333], revela por
bertad y querer" según [Ej 32]. Así, sí mismo la causa primera e inten-
el primer discurso que construye cionalidad última ("intención de-
Ignacio, contra lo que dice el autor pravada" [Ej 334]) del proceso que
del relato autobiográfico en la nota se ha ido viviendo.
marginal [Au 8], consistió en "decir
consigo: Santo Domingo hizo es- José GARCÍA DE CASTRO, SJ
discurrir 640

Bibl.: GARCÍA DE CASTRO, ]., "¿Qué hace- sión apostólica por encima del fin
mos cuando hacemos Ejercicios? La activi- paralelo legítimo de la santificación
dad del ejercitante a través de sus verbos", personal de sus miembros (cf. [Co
Man 74 (2002) 11-40.
156.163.258.307-308.446.586.
603.812-813]).
B. ELEMENTO CARISMÁTICO DE LA La internacionalidad del grupo
COMPAÑÍA DE JESÚS de los Primeros Compañeros, así
El carácter universal e itineran- como su comprensión del Papado
te de la misión de la CJ está frecuen- explican, por un lado, por qué se
temente asociado en los textos igna- asumió la misión en clave no loca-
cianos al verbo discurrir. Según las lista (cf. [Co 605]). Pero, por otro, la
Constituciones, la vocación jesuita es, movilidad apostólica de la CJ es re-
en efecto, "para discurrir y hacer vi- sultado de la teología de la misión
da en qualquiera parte del mundo que traslucen los Ejercicios. La me-
donde se espera más servicio de ditación del Rey Eternal está ali-
mentada de una cristología de se-
Dios y ayuda de las ánimas" [Co
guimiento marcada por la urgencia
304 cf. Co 82.92.308.588.603.605.626.
y la universalidad del Reino: "Mi
633.636]. En documentos menores
voluntad es de conquistar todo el
queda apuntado lo mismo. Así, en
mundo" [Ej 95]. Notas parecidas,
la Fundación de Collegio de 1541 se
aunque en perspectiva trinitaria, se
indica que "si alguno entra en mo-
encuentran en la contemplación de
nasterio bien ordenado y bien con-
la encarnación: la Trinidad se vuel-
certado, estará más apartado de las
ca allí salvíficamente en la historia
ocasiones de pecados, por la mayor ante la vista de "la grande capaci-
clausura, quietud y concierto, que dad y redondez del mundo" [Ej
en nuestra Compañía, la cual no 103]. Las Constituciones hacen ope-
tiene aquella clausura, quietud ni rativa esa teología pastoral y le pro-
reposo, mas discurre de una parte porcionan criterios (cf. [Co 622-628]).
en otra" [MCo I, 60]. Nadal no ob- La labor del General en relación al
vió esa movilidad inherente al je- cuerpo de la CJ trataría de asegurar,
suita en su intensa labor de explica- no tanto la estabilidad de la Orden,
ción del Instituto a la Compañía cuanto su movilidad y crecimiento
naciente. Suya es la expresión de [Co 789.812]. No en vano, para Ig-
que "a la Compañía todo el mundo nacio es claro que los jesuitas for-
le ha de ser casa" (MNad V, 364-365; mados han de ser "personas espiri-
cf. PoCo II, 469-470.773-774). Enten- tuales y aprovechadas para correr
dió que lo de "d." pertenecía al per- por la vía de Cristo N. S." [Co 582].
fil de vita apostólica que los jesuitas
quisieron para sí (cf. Nadal, Oratio- Históricamente la impronta
nis, 379). La Fórmula del Instituto universal de la misión de la Orden
tuvo que conciliarse con plantea-
abunda implícitamente en ese con-
mientos pastorales que exigían esta-
cepto de misión cuando alude a la
bilidad. Ignacio entiende que la cre-
naturaleza del cuarto voto jesuita,
ación de "casas y colegios" encajaba
que obliga "a ir inmediatamente
también dentro del espectro pasto-
[...] a cualquier parte del mundo
ral que la CJ quería asumir [Co 636].
adonde nos quieran enviar" (F50,
Aun así, perdura de hecho una ten-
2). De hecho, en el seno de la vida
sión entre el número considerable
religiosa fue una novedad el subra-
de plataformas pastorales jesuitas
yado que concedió la CJ a la dimen- de fuerte peso institucional, que se
641 disponibilidad

cuentan desde centros de educación es abordada actualmente, en el vo-


superior hasta parroquias, y el de- cabulario espiritual de la CJ, tal co-
seo de la Orden de salvaguardar su mo lo entendemos hoy, a la manera
agilidad apostólica. La CJ ha insisti- en la que habló el P. Pedro Arrupe
do recientemente en que influye en en la carta sobre la d. ("Sobre la dis-
el perfil del sacerdocio ministerial ponibilidad", 1977) a la que había
jesuita el que "nuestros primeros precedido otra sobre la "Integra-
compañeros idearon un ministerio ción de la vida espiritual y del
universal e itinerante de evangeliza- apostolado ("Una integración au-
ción, enseñanza, obras de caridad y téntica de la vida espiritual y del
pobreza de vida: una imitatio aposto- apostolado", 1976). La d. -"estar
lorum evangélica, un modelo radical disponible", en la práctica, como
de misión apostólica, fue el honta- "ser indiferente"- es un test de la
nar de lo que hicieron como sacer- integración de la vida espiritual y
dotes" (CG 34, d6,16.18). La cosmo- de la vida apostólica, tan propia de
visión globalizada contemporánea la CJ, en el calificativo por ejemplo
exige el redescubrimiento del d. ig- de "contemplativo en la acción
naciano, lo que incluso puede inci- (contemplativus in actione)": "¿Cómo
dir en la actualización de las pro- saber, dice Arrupe, sin equívoco, si
pias estructuras internas de la somos realmente hombres que han
Orden (CG 34, d21). llegado a la madurez y la unidad
interior, para quienes toda expe-
Francisco José Ruiz PÉREZ, SJ riencia de Dios se traduce en acción
para el prójimo, y a quienes toda
acción a favor del prójimo revela al
P Camino, Considerar, Disponibilidad, En- Padre, atándonos a El con más
tendimiento, Misión, Obediencia, Pensamien- amor y más intensidad, en un com-
tos, Universalidad, Viña. promiso más fuerte? Existe un me-
dio de reconocerlo, al cual San Ig-
Bibl.: ALDAMA, A. Ma, Repartiéndose en la
viña de Cristo. Comentario a la Séptima Parte
nacio se remite a menudo. Para él,
de las Constituciones, CIS, Roma 1973; solamente se es un jesuita ideal si se
ARRUPE, R, "La misión apostólica, clave del permanece consciente y felizmente
carisma ignaciano (7.IX.74)", en La identi- 'disponible', es decir hombres que
dad, 105-124; ID., "Disponibles. El corazón quieren - s e r - enviados. Y esto no
de nuestra identidad", en CIS 9 (1978); NA- importa en qué momento de nues-
DAL, ]., Orationis observaciones (NICOLAU, M.
ed.) IHSI, Roma 1964; OLIVARES, EV "Apor-
tra vida, incluso cuando nos encon-
tación de la Compañía de Jesús a la vida tramos comprometidos con el ma-
religiosa de su época (I)", Man 56 (1984) yor entusiasmo en una misión
229-259; O'MALLEY, J. W., LOS primeros jesuí- concreta". Sí, la d. es la verificación
tas, M-ST, Bilbao-Santander 1995, 73-118; práctica.
SALVAT, L, Servir en misión universal, M-ST,
Bilbao-Santander 2002. 2. Realidad sustancial al mismo
tiempo. Pero se ve también de entra-
da que la d. es sustancia de la vida
espiritual como tal, puesto que es
DISPONER: / Disposición "el signo distintivo del Hijo" (cf.
Rm 8, 29). El P. Arrupe la vio como
DISPONIBILIDAD un "querer-ser-enviado". "Disponi-
bilidad radical" dice también, en el

2 . La disponibilidad, un test capital


en la espiritualidad ignaciana. La d.
sentido de no sólo práctica, sino en-
raizada en el corazón mismo del
disponibilidad 642

principio de toda acción en noso- 4. Disponibilidad y discernimiento.


tros (como en el Hijo con relación a El P. Arrupe ("Sobre la disponibili-
su Padre). De esta manera, está ase- dad, 1977") hace resaltar por otra
gurada "de manera permanente la parte la relación entre d. y discerni-
unidad de la persona [del jesuita] y miento. Es decir, que se dispone y se
su identidad apostólica de cada mo- es dispuesto por Dios nuestro Crea-
mento" (Arrupe 1977). Se es "instru- dor, cuando se discierne -búsqueda,
mento" entre las manos del Señor, pues- activamente su voluntad: "la
dicen en numerosas ocasiones las disponibilidad [...]. implica la bús-
Constituciones de la Compañía. El P. queda, individual y común, de la
Arrupe precisará, dado que está cla- voluntad de Dios en un contexto de
ro el riesgo inherente a los conceptos discernimiento", es decir, en un con-
de d. e instrumento: "Esto, lejos de texto de indiferencia. "Disponibili-
suponer una actitud pasiva, exige al dad y discernimiento se exigen (así)
contrario una participación activa mutuamente. Sin indiferencia y d.
y responsable tanto del que otorga no es posible ningún discernimiento
la misión como del que la recibe" y sin discernimiento no se podría
(ibid.). Se supone una verdadera pedir una d. verdadera" (Ibid.). Ahí
unidad de la voluntad del hombre y mismo encontramos estas interesan-
de la voluntad de Dios, una supera- tes precisiones: "Disponibilidad y
ción de su dualidad. discernimiento se llaman mutua-
3. "Disponer el alma"...y lo me- mente: el que no tiene libertad inte-
jor es que Dios la disponga. En los rior está condicionado y es incapaz
Ejercicios Espirituales de Ignacio, de distinguir claramente la voluntad
encontramos sobre todo la idea de de Dios. El que no ha hecho un es-
"preparar y disponer el alma" [Ej fuerzo de discernimiento, es decir
1.18.20.135.199.335], y lo mejor es que no se ha vuelto 'disponible' pa-
siempre que sea Dios mismo quien ra una búsqueda de la voluntad di-
la disponga: "Conviene y vale mu- vina, no podrá arrogar el derecho de
cho más que el Creador se comu- utilizar la d. de otro para cumplirla"
nique él mismo con el alma fiel, (Ibid., n. 14).
envolviéndola en su amor y su ala- El P. Arrupe resalta aún que la
banza, y disponiéndola a entrar en Iglesia, concretamente, nos reconoce
la vía donde podrá servirle lo me- para esto -para la d., en particular
jor posible en el futuro". San Igna- bajo el voto de obediencia al Papa
cio, en este contexto, habla varias en lo que concierne a las misiones:
veces, en los Ejercicios y en el Diario "La Iglesia de hoy, en la persona del
espiritual, de "disponerse": dispo- Vicario de Cristo, nos confirma que
nerse "a Dios" especialmente [Ej la disponibilidad es la característica
135]. Disponerse también "al Pa- original de nuestra familia, a la cual
dre, al Espíritu Santo y a Nuestra no debemos renunciar: 'La originali-
Señora" [De 140]. dad de Ignacio, dijo Pablo VI, resi-
La d. y la obediencia van así evi- día, nos parece, en la intuición de
dentemente a la par en la espirituali- que esta época requería de personas
dad ignaciana y propiamente jesuíti- totalmente disponibles, capaces de
ca. Sin embargo, se ha insistido sin desprenderse de todo y ejecutar to-
duda más en buena parte de la histo- da misión dada por el Papa y re-
ria sobre la obediencia misma más clamada, a su juicio, para el bien
que sobre la d. sustancial al lado del de la Iglesia'" (Alocución a la CG
Hijo, la d. que es el fundamento. 32,1974).
643 disponibilidad

5. Las aplicaciones apostólicas mo- interés mundano y libres para el ser-


dernas de la disponibilidad. Las CC vicio de todos, para ayudarles tam-
GG recientes han tratado por su bién a hacer nacer en ellos el mismo
parte de la movilidad especialmen- espíritu misionero" (CG 34, d26,24).
te en el plano apostólico. Han apareci- Volvemos así al "querer-ser-envia-
do aspectos nuevos. Es todavía de dos" inicial, a la d. como deseo de ser
d. de lo que se trata en efecto, por enviados.
ejemplo, cuando se señala la impor- Y bajo la rúbrica "de la conser-
tancia de la acogida a los valores vación y el desarrollo de la Compa-
culturales y espirituales diversos, ñía", las Normas Complementarias
en particular a aquellos de los po- a las Constituciones han inscrito to-
bres (CG 34, d4, 8). Importancia en davía recientemente esta frase: "La
verdad de un diálogo profundo. Se solidaridad y la responsabilidad de
notará aún la recomendación del cada uno hacia toda la Compañía
"respeto hacia todo lo que opera en se manifestará [...] por la movili-
los seres humanos el Espíritu que dad y la d. ignacianas que debemos
sopla donde quiere", de la atención mantener para prestar ayuda en to-
a la búsqueda universal de una ex- dos los lugares donde está la Com-
periencia de contemplación de lo pañía" (NC 411).
divino" y del "deseo de enriquecer-
6. Examen de conciencia sobre la
se de las experiencias espirituales
disponibilidad. Merece la pena, en la
de otras religiones, de sus valores
práctica, recoger algunas de las
éticos, de sus perspectivas teológi-
"preguntas para todos y "preguntas
cas y de sus expresiones simbóli-
para los superiores en particular"
cas" (CG 34, d5, 9§1.).
que el P. Arrupe ofrecía en 1977 des-
Así, aparece una nueva refe- pués de haber hecho de la d. una
rencia a la "d.", asimismo a la "mo- prueba totalmente contrastada de la
vilidad" en el contexto internacional vida espiritual y apostólica (de su
del apostolado contemporáneo: "integración"). En la primera serie:
"Vista la dimensión internacional "¿Estoy realmente persuadido de
de los grandes problemas de nues- que la disponibilidad es necesaria
tro tiempo, se requieren de noso- para la realización de mi misión
tros, se dice, una gran solidaridad, apostólica, en las circunstancias pre-
la disponibilidad y una movilidad sentes, y que 'los medios que unen
real, al mismo tiempo que un ver- el instrumento a Dios y lo disponen
dadero enraizamiento en nuestra a dejarse conducir por la mano divi-
propia cultura, para acrecentar el na son más eficaces que aquellos
esfuerzo de colaboración en el plan que le disponen para con los hom-
de la Compañía toda entera al ser- bres?' - ¿Puedo honestamente decir-
vicio de la misión universal de la me 'disponible', en este momento,
Iglesia" (CG 32, d4, 69.81; CG 34, para cualquier destino, cualquier
d21). trabajo, en cualquier lugar? - ¿Estoy
Finalmente, la d. va unida a una disponible para facilitar, tanto como
cierta forma de libertad: "Hace falta me sea posible, esta transparencia
que seamos libres en nuestra acción: personal que es un elemento im-
abiertos, capaces de adaptación, de- prescindible de la búsqueda respon-
seosos incluso de toda misión que sable de la voluntad de Dios, en or-
pudiera sernos dada, siendo nuestro den a una misión que compartir con
mayor deseo el consagrarnos sin otros y que me será en definitiva de-
condición a la misión, libres de todo terminada por otros? ¿Tengo reser-
disponibilidad 644

vas en contra de esta transparencia lado, obrero de la Buena nueva pre-


indispensable? "- "¿Me siento dis- parado para toda misión donde el
ponible y libre para evaluar la insti- Espíritu le llame por la mediación
tución o la obra en que trabajo, así de Ignacio o por la de los aconteci-
como dispuesto bien a continuar mi mientos". El Padre Kolvenbach
misión o bien a abandonarla, según añade: "...Hay algo más admirable
pareciese a la Compañía que es ma- que los kilómetros recorridos, las
yor servicio de Dios?". tierras visitadas y los peligros so-
En la segunda serie, a continua- portados. En efecto, existe como un
ción (para los superiores): "Superior, secreto de santidad en Francisco Ja-
¿dónele esta mi disponibilidad para vier que no se agota ni en la abun-
promover, como me encarga la dancia de su trabajo apostólico ni
Compañía, un amplio discernimien- en la multiplicidad de sus viajes
to sobre las nuevas necesidades [...]. Hay que comprender el movi-
apostólicas y sobre las capacidades miento interior que dirige toda su
de cada uno y del conjunto de mi co- vida. Francisco es realmente el
munidad? ¿Estoy dispuesto a apor- apóstol y el embajador de la con-
tar allí la ayuda de mi creatividad fianza en Dios, confianza siempre
personal y de mi decisión responsa- en movimiento, en alerta, confianza
ble? - ¿Estoy disponible y abierto, puesta a prueba por el miedo, los
como superior, a tener en cuenta to- desalientos, la soledad del corazón,
da inspiración del Espíritu Santo, las desilusiones de la edad madura,
que viene de iniciativas de la comu- confianza más fuerte no obstante,
nidad o de la Provincia, o bien de las los numerosos obstáculos unidos a
auténticas manifestaciones del pue- las dificultades de la colaboración o
blo de Dios y de sus legítimos Pasto- de la inculturación del Evangelio
res?"- "Antes de dar a alguien una [...]. Es este Javier, vulnerable, ex-
nueva misión, ¿he hablado con él, puesto, próximo, envuelto en las re-
escuchado lo que tiene que decir, sistencias de lo real y los combates
recogido los informes necesarios, interiores, el que es grande, santo y
para estar seguro que este aposto- que nos conmueve" (2002).
lado es realmente voluntad de El Padre Kolvenbach mostró
Dios y que el sujeto en cuestión su sorpresa y preocupación (dis-
posee las cualidades y los recursos curso a los PP Procuradores de
apostólicos suficientes para llevar- 1999) por la forma en la que el in-
la a buen término?". "Urgencia de dividualismo contemporáneo está
hacernos disponibles", resumía, fi- minando la d.: "no es tanto la de-
nalmente el P. Arrupe. sobediencia abierta como el indivi-
Actualmente. El sucesor del P. dualismo, bajo las formas más di-
Arrupe, el P. Peter-Hans Kolven- versas de auto-afectación y de
bach, no ha estado menos preocu- defensa de una posición adquirida,
pado recientemente por la disponi- de indisponibilidad, incluso de in-
bilidad. La ha subrayado en la sensibilidad respecto de todo lo
obra de Francisco Javier con moti- que lleva consigo la misión apostó-
vo del 450 aniversario de su muer- lica de la Compañía de Jesús, el
te: "Presto a embarcarse, Francisco que mina su resplandor y le impi-
es, más allá del sentido propio, de dar su fruto". La d. es, pues,
pues aparece a lo largo de toda su uno de los pilares de la CJ, un nú-
trayectoria, como el apóstol inte- cleo ciertamente y con frecuencia,
riormente disponible, jamás insta- constantemente amenazado, debe-
645 disposición

mos decirlo, un valor siempre por estar, dispuesto (D4, 19-20.22); y el


reconquistar: es así seguramente resultado final es estar más dis-
como hace falta hablar de ella. Im- puesto [Ej 44]. Está muy presente
portante no tanto porque es poseí- con el mismo significado al comien-
da, sino porque es buscada, y está zo de la Segunda Semana, donde S.
siempre por descubrir. Ignacio concreta quién puede se-
guir adelante, y quién tiene que de-
Jean Yves CALVEZ, SJ tenerse o interrumpir el proceso, al
menos por un tiempo, hasta que se
disponga adecuadamente (cf. D3,
/* Abnegación, Carisma, Cuarto Voto, Discu- 13). Y lo está, también, en la prepa-
rrir, Indiferencia, Misión, Obediencia, Papa,
Universalidad.
ración inmediata a la elección,
cuando S. Ignacio, en el Preámbulo
Bibl.: ARRUPE, R, "Integración real de vida para considerar estados, sugiere có-
espiritual y apostólica (1.XI.1976)", en La mo se ha de "disponer" el ejercitan-
identidad, 341-348; ID., "Sobre la disponibi- te [Ej 135], proponiéndole las medi-
lidad (19X1977)", en La identidad, 239-246; taciones de las Banderas y de los
BERTRAND, D., "Disponibilidad 'a causa de Binarios, y la consideración de las
mí'", CIS 28 (1997), 88-92; SOBRINO, ]., "Je-
sús el Disponible", CIS 28 (1997) 37-44.
Tres Maneras de Humildad. Con
insistencia vuelve sobre este mismo
punto en unas notas autógrafas:
"Antes de lo cual inmediate, le dis-
DISPOSICIÓN ponga a estar en todo resignado a
consejo(s) o a preceptos. Para estar

E stos dos términos, "disponer/


disposición", en el uso que de
ellos hace S. Ignacio, poseen un sig-
más dispuesto a mayor gloria divi-
na y a su mayor perfección le dis-
ponga a desear más los consejos
nificado rico y complejo. Su estudio que los preceptos, si Dios fuese más
nos ayudará a la comprensión y de ello servido. Le disponga y haga
práctica de sus Ejercicios y de su espi- capaz [...]" (DI, 7-9).
ritualidad. 2. En el centro de la Segunda
1. El primer significado de dis- Semana pasa a primer plano un
poner que surge en los Ejercicios es nuevo significado de "disponer", el
el de "preparar", "aparejar", "hacer de "decidir sobre el estado de su vi-
capaz", etc. Y el de d., por su parte, da". Este nuevo significado aparece
es el de "aptitud", "capacidad", con los siguientes sujetos: el ejerci-
que abarca la edad, las fuerzas físi- tante, "según que quiero disponer
cas, el ingenio, la formación, etc. (cf. de mí a una parte o a otra" [Ej 199],
D4,1-2; [Ej 18]). Con este significa- y Dios, "disponiéndola por la vía
do se repite disponer en el punto de que mejor podrá servirle adelante"
partida de los Ejercicios y a lo largo [Ej 15]. Para comprender este nue-
de la Primera Semana: con él se vo significado es esclarecedor com-
concreta cómo debe estar dispuesto probar el entrelazamiento del "dis-
el ejercitante para empezar los Ejer- poner de mí-disponiéndola Dios"
cicios [Ej 18.20]; la primera tarea con el disponerse. Este entrelaza-
que se le propone es disponerse (cf. miento es patente en el Preámbulo
D4, ll;[Epp I, 86]); el desarrollo del para considerar estados, donde se
proceso de la Primera Semana -el describe el proceso a seguir en la
comienzo, el ritmo y la duración- elección, que es: contemplar la vida
viene condicionado por estar, o no de Jesucristo investigando y de-
disposición 646

mandando en qué vida o estado se Lo que pone de manifiesto que el


quiere servir el Señor del ejercitante proceso ignaciano no avanza por
[Ej 135]; al tiempo que se mantiene añadidos, sino por un crecimiento
el disponerse a lo largo de todo el interno, y que sólo si la entrega to-
proceso de elección, ya que el colo- tal está al principio, aunque sea só-
quio de las Banderas, con la nota de lo en semilla, podrá dar un fruto
los Binarios, acompaña todas las pleno al final.
contemplaciones de la Segunda Se- 4. Una vez que hemos visto el
mana [Ej 159.161]. Se funde, por contenido de disponer a lo largo de
tanto, el proceso de "disponer de los Ejercicios, presentados como un
mí-disponiéndola Dios" con el de proceso de preparación, elección y
"disponerse" hasta llegar a plasmar entrega, es el momento de aden-
la elección, que será, al mismo trarnos en el contenido que ofrece
tiempo, la concreción del plan de la visión sintética de la anotación
Dios y la decisión tomada en el ni- primera. Así describe S. Ignacio sus
vel más profundo de la libertad Ejercicios: "todo modo de preparar
humana. y disponer el ánima para quitar de
3. Al final de los Ejercicios, en sí las afecciones desordenadas, y
la CAÁ, aparece un tercer signifi- después de quitadas, para buscar y
cado, el de "entrega", que S. Igna- hallar la voluntad divina en la dis-
cio expresa así: "disponed a toda posición de su vida [...]" [Ej 1]. El
vuestra voluntad" [Ej 234]. El "dis- significado de "disponer" es claro,
poned" compendia todas las afir- se trata del primero que hemos vis-
maciones anteriores: "Tomad Se- to, que aquí expresamente llega
ñor y recibid, toda mi libertad, mi hasta desprenderse de las afeccio-
memoria, mi entendimiento y toda nes desordenadas. No está tan claro
mi voluntad, todo mi haber y mi el significado de disposición. Nor-
poseer, vos me lo disteis; a vos Se- malmente "en la disposición de su
ñor lo torno, todo es vuestro". Con vida" se suele interpretar como la
la expresión final "disponed", el acción de disponer en su segundo
ejercitante hace un acto de pleno significado, es decir, en la elección
dominio, desposeyéndose total- de estado. Ciertamente lo incluye,
mente de sí mismo y de sus cosas, pero si queda sólo en eso, la des-
y con la misma expresión, en vir- cripción sintética de los Ejercicios
tud de esa entrega, Dios pasa a resultaría una definición truncada,
"disponer", a ser Dueño y Señor. que sólo abarcaría el proceso hasta
Es muy interesante comprobar la elección; la Tercera y Cuarta Se-
que este significado no aparece manas serían solamente de confir-
aquí por primera vez, sino que está mación. En cambio, si d. incluye,
ya al comienzo, en la anotación también, la acción de disponer en su
quinta [Ej 5] (aunque en el Autógra- tercer significado, el de despose-
fo no emplea "disponer", sí lo hace sión y entrega de su vida al Señor,
en la Versio Prima: "ut divina maies- la descripción sintética de los Ejerci-
tas tam de se quam de suis dispo- cios llega hasta el final del proceso,
nat iuxta sanctissimum beneplaci- es decir, es completa. Y así se puede
tum suum", MEx I, 147). En ella S. abordar mejor el tema del fin de los
Ignacio introduce varias correccio- Ejercicios, cuya relación con la inter-
nes en el Autógrafo, gracias a las pretación del término d. en la ano-
cuales, la expresión de la entrega tación primera ha sido señalada
inicial coincide con la de la CAÁ. por Coathalem (cf. 1987, 56-58).
647 disposición

Si se examinan las publicacio- genial según Calveras, sintetiza su


nes sobre el tema, se pueden agru- sistema espiritual en dos etapas: la
par en tres orientaciones funda- primera, el proceso de los Ejerci-
mentales que, curiosamente, vienen cios, y la segunda, el proceso poste-
a coincidir con la acentuación de rior (Calveras 1956,153).
cada uno de los tres significados de Empieza describiendo la pri-
"disponer": unos subrayan la pre- mera etapa: "Porque siendo una
paración; otros la elección, basán- ánima tan elegida, y así visitada y
dose en la interpretación parcial de esclarecida de sus inestimables gra-
disposición; y otros, la entrega, la cias y dones espirituales, con mu-
unión con Dios. Iparraguirre descu- cha facilidad compone y dispone
bre una triple orientación: primera, de sus potencias interiores, resig-
preparar y disponer el alma; segun- nando todo su entender, saber y
da, íntima unión con Dios; tercera, querer debajo de la suma sapiencia
elección (Iparraguirre 1991, 227- y bondad infinita" [Epp II, 344]. En
228). Bakker, por su parte, presenta esta síntesis basta desdoblar la ex-
y examina las tres mismas posicio- presión "compone y dispone de",
nes: ¿Elección como objetivo final? en esta otra más correcta "compone
¿Unión con Dios como fin? Dispo- y dispone sus potencias interiores,
nerse, ¿sentido de los Ejercicios? y dispone de ellas", para que sea to-
(Bakker 1995,193-201). talmente transparente la coinciden-
Pues bien, la descripción que se cia de esta descripción con lo que
halla en la anotación primera, su- hemos visto en los apartados ante-
puesta la correcta interpretación del riores. A continuación describe la
término d., no se detiene en el sig- segunda etapa: "así en todo dis-
nificado de elección sino que llega puesta, confiada y resignada, dese-
hasta el último, y orienta a situar el ando ser regida y gobernada de su
fin de los Ejercicios en el significado Criador y Señor, es muy propio de
final, en esa entrega total y absolu- la su divina majestad tener sus con-
ta. Así, las tres dimensiones de tinuas delicias y poner sus santísi-
"disponer" van perfectamente con- mas consolaciones en ella, hin-
catenadas: la preparación va orien- chiéndola toda de sí mismo, para
tada a la elección, y ésta, a la entre- que haga mucho y entero fruto es-
ga total; entrega que sólo puede piritual y siempre en aumento a
darse si hay una profunda prepara- mayor gloria de la su divina bon-
ción y una verdadera elección del dad" [Ibid. 344]. El contenido de
camino que Dios le ha dado para "dispuesta", resultado del proceso
elegir. de preparación, de opción y de en-
5. Hasta aquí el contenido de trega, no sólo se mantiene en la se-
disponer y d., que nos ha iluminado gunda etapa, sino que avanza en
el proceso de los Ejercicios. Ahora un continuo desarrollo y se con-
ese contenido nos va a guiar tam- vierte en fuente de una fecundidad
bién a la comprensión de la espiri- apostólica siempre creciente.
tualidad ignaciana más allá de los Bien claro está, en la carta, el
Ejercicios y, al mismo tiempo, va a papel decisivo de la consolación, de
poner de relieve un factor decisivo los dones de Dios, en las dos etapas.
para que lleguen a su plenitud las Lo cual confirma que la recomenda-
tres dimensiones de "disponer". Se ción de S. Ignacio en la anotación
puede ver en la carta al Príncipe Fe- séptima "haciéndole preparar y dis-
lipe, en la que S. Ignacio, de forma poner a la consolación ventura" [Ej
disposición 648

7], no es sólo un consejo para mo- estos criterios, a los que tienen una
mentos difíciles, sino la orientación d. muy limitada o no quieren dis-
fundamental de sus Ejercicios, a fin ponerse más que a contentar su áni-
de que, gracias a los dones de Dios, ma, les da unos Ejercicios simples,
lleguen a su culminación cada ejer- elementales -"leves" los llama él-,
cicio, cada etapa, y todo el proceso. que todo el que tenga buena volun-
Y lo mismo hay que decir del proce- tad será capaz de hacer. Se trata de
so posterior de la segunda etapa. A exámenes de conciencia, y de mo-
este planteamiento de S. Ignacio dos de orar sobre los mandamien-
responde, con acierto, la importan- tos, sobre los sentidos, o de contem-
cia que actualmente se está dando a plar el significado de cada palabra
los dones de Dios en la interpreta- del Padre nuestro, etc.
ción y en la práctica de los Ejercicios
A primera vista estos "ejerci-
y de toda la espiritualidad ignacia-
cios" poco, o nada, tienen que ver
na: "Las épocas de crisis han sido
con sus Ejercicios. Sin embargo, en
siempre propicias para estas explo-
primer lugar, son verdaderos Ejer-
siones de la mística. Como nos ha
cicios. Además, los que los hacen,
sido dado vivir en este tiempo, he-
a través de los mandamientos, de
mos creído oportuno aproximarnos
los sentidos, del Padre nuestro,
a los Ejercicios desde el interior de
tal anhelo por lo místico de nues- etc., van teniendo la experiencia
tros contemporáneos -anhelo que de la bondad de Dios, y van dese-
también es el nuestro [...]" (Melloni ando que Él sea el centro de su vi-
2001, 20). da, que es lo que para S. Ignacio es
su PE Y lo mismo se puede decir
6. Lo visto hasta ahora puede de otros núcleos de los Ejercicios.
dar la impresión de que los Ejerci- De esta forma, aunque sea a un ni-
cios, y el proceso posterior, son sólo vel mínimo, van participando de
para unos pocos. Por eso, es necesa- la experiencia de S. Ignacio.
rio examinar los términos "dispo-
ner" y d. en un texto que plantea A los que tienen una d. algo
expresamente la aplicación de los más elevada y desean disponerse
Ejercicios. Se trata de la anotación más, les va a dar unos Ejercicios de
dieciocho. En esta anotación S. Ig- un nivel un poco superior. Y sólo a
nacio refleja el resultado de sus pri- los que tienen una d. adecuada, y
meros tanteos en dar Ejercicios en están dispuestos a todo, les va a dar
Manresa, Barcelona y Alcalá, y de los Ejercicios completos [Ej 20; Co
experiencias posteriores. Efectiva- 649]. Con el deseo de que nadie
mente, al acabar su gran experien- quede excluido de sus Ejercicios, va
cia de Ejercicios y empezar a tratar a idear una forma de Ejercicios para
con la gente, la mayor parte de las los que no se necesita apartarse de
personas que acudían a él no esta- su vida diaria [Ej 19]. Al tratar de
ban en d. de seguir el proceso que esta última forma de Ejercicios, S.
él había recorrido. En su deseo de Ignacio no habla ni de disponer ni
ayudarles, les propone unos Ejerci- de disposición.
cios muy sencillos. Fruto de esta ex- Es muy interesante acercarse a
periencia, llega a formular dos cri- los estudios, y a la práctica, de las
terios para aplicar los Ejercicios, a diversas aplicaciones actuales, y en
saber, "según la disposición de las particular, a los Ejercicios leves que,
personas" y "según que se quisie- en los primeros tiempos, tuvieron
ren disponer" [Ej 18]. Conforme a un desarrollo extraordinario e hi-
649 distracción

cieron un bien enorme. El camino aplicar, en su nivel, el criterio del


iniciado es esperanzados aunque "tanto cuanto" del PF de los Ejerci-
queda mucho por recorrer (cf. "Edi- cios [Ej 23]. El fin, en este caso, es la
tor" 2003). Una atención al conteni- misión del cuerpo de la Compañía.
do de disponer y, de d., puede ofre- Estas ocupaciones no deben distraer
cer una buena ayuda para acertar a "del bien común y de la Compañía a
darlos, "según la disposición de las gloria de Dios nuestro Señor" [Co
personas", para no dar "cosas que 325].
no puedan descansadamente llevar Distracciones se pueden consi-
y aprovecharse con ellas"; y "según derar oficios o tareas que pongan
que se quisieren disponer" para en peligro valores como la quietud
que "más se pueda ayudar y apro- religiosa y ocupaciones espirituales
vechar" [Ej 18]. [Co 443]. Pero incluso actividades
consideradas como "espirituales"
Avelino QUIJANO, SJ pueden entrar en la categoría de d.
si apartan del fin marcado como
meta y camino de una determinada
Z1 Anotaciones, Disponibilidad, Ejercitarse, misión o etapa de la vida del jesui-
Preámbulos, Subjecto, Tomad Señor y recibid.
ta. Entrarían en la dinámica del dis-
Bibl.: BAKKER, L., Libertad y Experiencia.
traer compromisos de misas, cura
Historia de la redacción de las Reglas de discre- de ánimas u otros menesteres espi-
ción de espíritus en Ignacio de hoyóla, M-ST, rituales si dificultan o impiden lo
Bilbao-Santander 1995; CALVERAS, ]., ¿Qué que para el divino servicio se pre-
fruto se ha de sacar de los Ejercicios Espiritua- tende primordialmente. En este
les de San Ignacio?, Librería Religiosa, Bar- sentido, Ignacio defiende la dedica-
celona 1951; ID., "Sentido de los Ejercicios ción al estudio y las tareas de los
en el Sistema espiritual de San Ignacio",
Man (1956) 151-168; COATHALEM, H., Co- Colegios [Co 324]. Distraen del es-
mentario del libro de los Ejercicios, Apostola- tudio devociones y mortificaciones,
do de la Oración, Buenos Aires 1987, 56-60; hasta tareas de ayuda espiritual,
EDITOR DEL CIS, "Re-escribir la Anotación que hoy consideraríamos como
18", CIS 102 (2003) 3-13; GONZÁLEZ M O - pastoral, cuando la finalidad de la
DROÑO, I., "El que los recibe (el 'subjecto'. misión no pasa en ese momento
Disposiciones)", Man 61 (1989) 325-336;
por ellas. En el gobierno de la CJ se
IPARRAGUIRRE, 1.1 DALMASES, C. DE/ RUIZ
JURADO, M., Obras de San Ignacio de hoyóla, estructura la participación de los
BAC, Madrid 1991; MELLONI, ) . , ha Mistago- miembros, llevando el peso del
gía de los Ejercicios, M-ST, Bilbao-Santander mismo el Prepósito General, ayuda-
2001, 19-26; QUIJANO, A., 'Disponer'y Vis- do por sus colaboradores, entre
posición' en la dinámica y estructura de los otras más profundas razones y mo-
Ejercicios de San Ignacio, Tesis Doctoral, tivaciones, para que no se distrai-
PUG, Roma 1985.
gan de la misión [Co 667].
Parece claro que la espirituali-
dad ignaciana, nacida de los Ejerci-
DISTRACCIÓN cios, discierne y elige jerarquizan-
do, priorizando según criterios

E l término distracción y el verbo


"distraer", aparecen en los escri-
tos de Ignacio de Loyola referidos a
evangélicos que beben de sus fuen-
tes y trazan un seguimiento del Je-
sús histórico a la luz y por la fuerza
ocupaciones temporales o exteriores del Cristo de la fe, buscando y ha-
[Co 149] requeridas por las necesida- llando lugares teológicos de evan-
des cotidianas a Jas que se podría gelización inspirados en el diálogo
divertir 650

con la realidad, en la voluntad de (Le 4,14-20), como prolongación de


Dios, sentida y cumplida. Esta la oblación al Eterno Señor [Ej 98].
identidad espiritual encarnada su-
pone opciones concretas que aca- José Antonio GARCÍA-MONGE, SJ
rrean renuncias a determinados
modos de proceder que, en sí mis- Z1 Determinación, Discernimiento, Divertir,
mos, podrían ser válidos en una vi- Examen, Obediencia, Oración, Tentación.
sión global de la Iglesia. Con esta
luz, muchas ocupaciones releídas Bibl.: ARRUPE, R, "El modo nuestro de
en fe se convertiría en d. de la par- proceder (18.1.1979)", en La identidad, 49-
cela y dimensión del Reino en la 82 (AR XVII [1979] 653-690); GARCÍA, J. A.,
Hogar y Taller, Sal Terrae, Santander 1985;
que el Señor llama a darse y a dar. ID., En el mundo desde Dios. Vida religiosa y
La opción por el estudio a la que resistencia cultural, Sal Terrae, Santander
la CG 31 dedicó el decreto noveno se 1989; GARCÍA-MONGE, J. A., Unificación per-
ve ampliada en la 32, consciente de sonal y experiencia cristiana. Vivir y orar con
la sabiduría del corazón, Sal Terrae, Santan-
que la proclamación de la fe en un der 2001; KOLVENBACH, P.-H., "Sobre el dis-
mundo secularizado y la promoción cernimiento apostólico en común", AR
de la justicia en un mundo egoísta y XIX [1986] 700-720; SALVAT, L, "Un cuerpo
complejo, exige hombres bien prepa- para la misión ,, / Man 66 (1994) 241-264;
rados mediante el estudio, la expe- SOBRINO, }., Liberación con espíritu. Apuntes
para una nueva espiritualidad, Sal Terrae,
riencia y la reflexión, y muy en con- Santander 1985.
tacto con la realidad total (cf. CG 32,
d6,24-25): "La Compañía, por tanto,
de nuevo opta por una profunda for-
mación de sus futuros sacerdotes en DIVERTIR
los estudios, tanto teológicos como
filosóficos, humanos y científicos, en
la persuasión de que, supuesto el tes-
timonio de la vida, no hay camino
S e trata de uno de los llamados
"cultismos semánticos' 7 , es decir,
términos que conservan en el caste-
más apto para ejercitar nuestra mi- llano del siglo XVI su primera acep-
sión" (CG 32, d6,22). ción latina, en este caso "apartarse
La generosa respuesta a la gra- o separarse", distinta de la acepción
cia y su cauce en la espiritualidad que prevalece en el uso actual, más
ignaciana se vería distraída de la ligada a "entretenerse", "alegrar-
fundante acción de Dios, en el Espí- se". Así se documenta en autores
ritu, si ocupaciones asumidas o como Casas, Boscán, Aldama, Cer-
inerciales la llevaran lejos o de una vantes, Lope o Góngora. DCECH
manera tangencial desencarnada, en el artículo "Verter": "fin del s.
del servicio de la fe y la promoción XVI, Mendoza, Santa Teresa, toma-
en la sociedad de "la justicia evan- do de divertere 'apartarse' (de don-
gélica que es sin duda como un sa- de 'distraerse')". Covarrubias en el
cramento del amor y misericordia TLC ofrece: "Salirse uno del propó-
de Dios" (CG 34, di). El grito de los sito que va hablando, o dexar los
pobres y marginados ha sido siem- negocios, y, por descansar, ocupar-
pre y, hoy con mayor fuerza y ur- se en alguna cosa de contento". Dic-
gencia, un camino de comprometi- cAut: "Apartar, distraher la aten-
da y liberadora compasión por el ción de alguna persona para que no
que pasa el seguimiento de Jesús. discurra ni piense en aquellas cosas
Lo que más nos conduce en esta di- en que la tenía aplicada, o para que
rección anuncia y realiza el Espíritu no prosiga la obra que traína entre
651 divertir

manos". "Vale también entretener, [Ej 32], que puede tener origen bue-
recrear el ánimo de alguna persona, no o aparentemente bueno. En las
con dicho u hecho que la ocasione Reglas de discreción de espíritus
gusto, o con mostrarle alguna cosa queda reflejada en la regla quinta de
amena o festiva, que la dé placer". Segunda Semana, cuando Ignacio
En Ignacio encontramos varias advierte sobre la atención que el ejer-
veces este término. En [Co 195] reco- citante debe tener al "discurso de los
mienda Ignacio que podrían hacerse pensamientos" y observar si acaban
"más sumariamente las diligencias" en alguna cosa mala o distrativa o
para admitir a primera probación, menos buena que la que el ánima te-
cuando haya "peligro de que fuesen nía en un comienzo propuesta de ha-
divertidas semejantes personas [can- cer [...]"[£; 333].
didatos]", es decir, peligro de que "Divertir" es, por tanto, sacar a
puedan "abandonar el propósito de la persona del camino del segui-
entrar"; en [De 185], constatando Ig- miento distrayéndola. De lo que
nacio la dispersión en que se encuen- aquí y ahora ha de hacer en relación
tra, comenta: "porque me faltaba la a su fin último. La "diversión" pue-
visita o por no me disponer o ayu- de venir "de fuera" o de uno mismo
darme en todo el día, o en dar lugar y entonces, puede ser consciente o
a pensamientos algunos para diver- inconsciente. No parece tener conno-
tirme de sus palabras de sacrificio y tación moral alguna.
de su divina majestad". Así también El término es común en otros
en algunas cartas, cuando Ignacio autores espirituales de la época: Sta.
comenta a Pedro Ortiz "procuré mu- Teresa se "divierte" ("distrae") al es-
cho divertirle della [de la idea de ir a cribir (Vida 12.1); siente a Jesús a su
la guerra]" [Epp I, 633], De manera derecha "ninguna vez que me reco-
parecida en carta a Francisco Men- giese un poco u no estuviese muy di-
doza, hablando del Mtro. Estrada "a vertida" (Vida 27.2); o encuentra "al
quien un su hermano con todas sus entendimiento y la memoria diverti-
fuerzas procura divertir de esta dos" (Vida 20.20) (otros contextos en
obra" [Epp VII, 663] o, escribiendo a Forte 1997, 242). Aparece con el mis-
Benedicto Uguccionio sobre el abad mo sentido en S. Juan de la Cruz en
de Salas: "es cosa notable la impre- varios contextos (cf. Concord., 642).
sión que hacen las letras que se le es- Juan de los Ángeles (1536-1609) en
criben en este hombre, así las de los su Manual de vida Perfecta (BAC, Ma-
que le divierten, como las de quien le drid 1949), "me daba alguna sospe-
anima al bien" [Epp VIII, 349-350]. cha -dice el Maestro al discípulo-
Sobre este mismo personaje habla a que te hubieses divertido, por ventu-
Gaspar de Acevedo y le comenta: ra, con las ocupaciones forzosas o
"Creo que él [Abad de Salas] ha da- conversaciones de los amigos" (p.
do mucho lugar al demonio en lo 485), "todos los males que hay en el
que procuraba con él de divertirle mundo entraron por haberse diverti-
desta buena obra, para que ni hiciese do los hombres de la inquisición del
una ni otra, y, por consiguiente tu- sumo y sempiterno Bien a la de estas
viese menos ayudas para salvarse" cosas exteriores y de afuera" (p. 502),
[Epp IX, 559]. Esta "diversión" es, en "propio es de ellos [los negocios] en-
algunos casos, un tipo de moción su- friarla y divertirla [la mente] (p. 526),
til; de carácter pasivo sobre todo en "de esta manera no es el alma diver-
los comienzos, provocada por un tida ni apartada de Dios, ni turbada
pensamiento "que viene de fuera" en su ejercicio mental" (p. 528). Moli-
Divina Majestad 652

nos lo emplea con frecuencia en su las Reglas de discernimiento para


Guia Espiritual, ligado al sentido de la Segunda Semana (una vez) y las
"distraerse": "el pensamiento se di- Reglas para sentir en la Iglesia (dos
vierte" (1.1.4.11); "no te diviertas de veces).
propósito" (1.1.4.19); "si en la ora- En las Constituciones, la mayor
ción o fuera de ella te divirtieses o incidencia (diez veces) se encuentra
distrayeres" (1.1.5.21); "no distraerte en el Examen General, que es el mo-
ni divertirte" (1.15.37). do como Ignacio quiere que se pro-
ceda para la admisión de los candi-
José GARCÍA DE CASTRO, S]
datos a la Compañía. En las cuatro
primeras Partes de las Constitucio-
/ Distracción, Impedimento, Intención. nes, que tratan del crecimiento espi-
ritual de los admitidos o de lo que
Bibl.: FORTE, A., Léxico de Santa Teresa, hoy llamaríamos la formación, la ex-
Monte Carmelo, Burgos 1997 presión aparece ocho veces. Eso sig-
nifica que, de las veintitrés veces
que la expresión recurre en las Cons-
DIVINA MAJESTAD tituciones, dieciocho se encuentran
en las partes que se ocupan de la
preparación de los miembros del
L a expresión "Divina Majestad"
es un elemento del lenguaje tri-
nitario de Ignacio inseparable del
cuerpo apostólico de la Compañía.
Es significativo que esté ausente por
completo de la Quinta, Sexta y Octa-
conjunto de su experiencia espiri- va Partes de las Constituciones, que
tual. Para captar su sentido hay que tratan precisamente de los ya "in-
rastrear los indicios que de ella corporados". En la Séptima Parte,
quedaron en estas tres obras: los sobre la misión de la Compañía, hay
Ejercicios, las Constituciones y el Dia- tres alusiones a la su "divina majes-
rio espiritual. Textos de género lite- tad"; una en la Novena Parte, al ha-
rario y estilos muy diferentes, pero blar del Prepósito General, y una en
unidos por una común experiencia la Décima, casi como conclusión de
espiritual que los inspira. las Constituciones.
1. Indicios de la expresión en los El texto que poseemos del Dia-
textos. La expresión "divina Majes- rio espiritual se extiende, como es
tad" aparece sesenta y cinco veces sabido, a un período de poco más
en las referidas obras: veintiséis en de un año, del 2 de febrero de 1544
los Ejercicios, veintitrés en las Cons- al 27 de febrero de 1545. Casi todas
tituciones, quince en el Diario espiri- las alusiones a la D. (trece veces) se
tual y una única vez en la Autobio- encuentran en los pocos más de
grafía [27]. Los Ejercicios son la base cuarenta días entre el 2 de febrero y
común de la experiencia que unifi- el 12 de marzo de 1544. En ese pe-
ca los tres textos. En ellos, la expre- ríodo Ignacio vivió intensamente la
sión aparece la mayoría de las veces conclusión de su discernimiento so-
(diecisiete) en el cuerpo de lo que bre la pobreza en las casas profesas
son las cuatro semanas. En las Ano- de la Compañía. En el resto del Dia-
taciones -orientaciones de Ignacio rio espiritual -que representa casi un
para el que da los Ejercicios- la ex- a ñ o - (del 13 de marzo de 1544 al 27
presión figura cuatro veces. Las de febrero de 1545) la expresión
otras cinco veces se reparten entre vuelve sólo dos veces. Esa propor-
los Tres Modos de orar (dos veces), ción (o desproporción) no deja de
653 Divina Majestad

ser significativa. Pero ¿cómo inter- 1], condensada en la oración que


pretar esa frecuencia estadística en prepara todas las meditaciones y
la geografía de los textos? contemplaciones [E/46].
2. Análisis semántico. A primera El servicio y la gloria de Dios
vista, D. parece ser una designación no son una violencia impuesta al
indirecta de Dios. Es lo que sugiere ser humano de manera extrínseca,
la constelación de palabras que la sino algo que coincide con su más
suelen acompañar en el lenguaje de pura verdad: su realidad de estar
Ignacio: Dios, Dios nuestro Señor; referido a Dios, de no terminar en sí
el nombre más genérico de Creador mismo, de ser más de lo que a pri-
o Creador y Señor; Trinidad, las tres mera vista parece. Por eso, servicio
personas divinas, o Cristo nuestro y gloria "de la su divina majestad"
Señor, cuando se refiere a la segun- no sólo no se oponen a la salvación
da persona. ¿Qué se esconde por de la persona sino que en cierto
detrás de esa denominación indi- sentido coinciden con ella [Ej
recta de Dios? Para captar los mati- 152.155]. Ignacio asocia con fre-
ces que encierra la expresión en la cuencia servicio de Dios y "salud
experiencia espiritual de Ignacio es del ánima". O sea, la realización de
necesario leer más de cerca cada la persona es inseparable de su con-
uno de los textos. dición criatural y consiste en "acer-
En los Ejercicios, la expresión D. carse y llegar a su Criador y Señor"
está asociada con frecuencia a [Ej 20], en dejarse "abrazar en su
"Creador y Señor" [Ej 5.16.20.330] y amor y alabanza" [Ej 15]. La actitud
a "servicio, honra y gloria" o equi- de sumisión o de dependencia (cf.
valentes [Ej 16.20.46.98.135.155.167. "majestad") se prolonga y termina
168.169.183.240...]. Al asociar D. en una relación de amor. Al re-co-
con "Creador y Señor" (dejando de nocer el amor de Dios en todas las
lado el imaginario del "trono" [Ej cosas, la criatura se abre al verdade-
109] y de la "corte celestial" [Ej 98] ro sentido de su relación criatural,
que la acompañan), Ignacio parece aprende a amar todas las criaturas
apuntar a lo que debe ser la actitud en referencia al Creador. Experi-
de la criatura ante Dios, que él mis- mentando el amor que Dios tiene
mo designa en otras ocasionds co- por ella, la criatura "se inflama" [Ej
mo "acatamiento" y "reverencia". 316] en amor a su Creador, es liber-
Este primer aspecto nos remite a la tada para amar. "Servicio y alaban-
experiencia subyacente al PE La ac- za" son la expresión de su amor
titud de la criatura ante el Creador agradecido, de su "amor en ac-
no se agota en la sumisión; descu- ción". Todo el trabajo de los Ejerci-
brirse ante Dios en una relación cios -"ordenar" la vida, ser purifi-
constitutiva, es decisivo para su cado, buscar la voluntad de Dios,
manera de relacionarse con Dios y etc.- desemboca en el "en todo
para entenderse a sí misma. Por eso amar y servir a su divina Majestad"
es tan importante tener siempre de- [Ej 233], en el que la criatura, por
lante de sí el "fin para el que he si- decirlo así, se "devuelve" a su Cre-
do creado" [Ej 179.169.177...]. En el ador. A la entrega gratuita que hace
fondo, dejarse "ordenar" u "orde- de sí el Creador -el "desea dárse-
nar su vida" [Ej 21], es hacer coinci- m e " de [Ej 234]- responde el "to-
dir toda la vida de la persona con mad, Señor, y recibid" de la criatura
ese designio primero de Dios. Esa [Ibid.] como gesto reconocido de
es la finalidad de los Ejercicios [Ej amor gratuito. La relación criatural
Divina Majestad 654

-y por lo tanto el "servicio y la ala- a Dios nuestro Señor [...], a Él en


banza de la su divina majestad "- es todas amando y a todas en Él, con-
una "relación de amor" que nada forme a la su santísima y divina vo-
tiene de servilismo. Ignacio lo for- luntad" [Co 288]. O, en la fórmula
muló de manera lapidaria al descri- del Examen General: vestir la "li-
bir la consolación sin causa: "es brea" del Señor, en una absoluta
propio del Criador entrar, salir, ha- identificación con él ("ser tenidos y
cer moción en ella [el alma], trayén- estimados por locos"), "donde a la
dola toda en amor de la su divina su divina Majestad no le fuese ofen-
Majestad" [Ej 330]. El verdadero sa alguna" [Co 101]. Es la perfecta
servicio a Dios nuestro Señor es el transposición de lo que desea el
que se hace "por puro amor", en el que hace los Ejercicios en el ejerci-
que el "respeto filial" es "uno con el cio de Dos Banderas [Ej 147] y en el
amor divino" [Ej 370]. Tercer Modo de Humildad [Ej 167].
No sólo el espíritu, sino la mis- Ese espíritu es el que hará posible
ma redacción de las Constituciones, que la CJ sea un instrumento del
serían incomprensibles fuera de la que se sirve su d. [Co 190]: "con es-
experiencia espiritual que brota de to Dios nuestro Señor llevará ade-
los Ejercicios. "El modo que el Padre lante lo que ha comenzado [...] pa-
guardaba cuando hacía las Consti- ra ayudarse de la Compañía y
tuciones -nos dice el P. González de ayudar a ella para el fin que preten-
Cámara- era de decir misa cada día de de la gloria y servicio de su divi-
y representar el punto que trataba a na Majestad" [Co 825].
Dios y hacer oración sobre aquello" El Diario espiritual es un testi-
[Au 101]. La oración y el discerni- monio diáfano del espíritu de los
miento constituyen el clima en el Ejercicios puesto en práctica por Ig-
que fueron escritas las Constitucio- nacio en la redacción de las Consti-
nes. Por eso se les puede aplicar el tuciones. Se trataba de una verdade-
mismo criterio hermenéutico que a ra elección: aceptar o no bienes
los Ejercicios. El amor a la D. y su para las casas profesas. Ignacio se
mayor "servicio y gloria" tienen inclinaba a "no nada" [De 14]. Pero
que estar presentes en la raíz y mo- ¿cómo saber que ésa era la volun-
tivación de la vocación a la CJ (cf. tad de Dios? El Diario espiritual nos
[Co 13.18.51]) porque están en el transparenta la intimidad trinitaria
origen y finalidad apostólica de la de Ignacio, pero al mismo tiempo
Compañía misma [Co 812. 825.134]. nos revela su exquisita finura espi-
El espíritu de los Ejercicios ins- ritual al examinar con atención los
pira y alienta el carácter legislati- movimientos que surgen en él, sin
vo de las Constituciones. Es lo que dejarse confundir por las gracias
podría explicar tal vez la concen- que acompañan su búsqueda (lá-
tración de la expresión D. en el grimas, sollozos, devoción, visio-
Examen General y en las cuatro pri- nes: [Co 53.85.101.103.108...]. Todo
meras partes de las Constituciones, su trabajo se resume en no adelan-
cuya preocupación constante es tarse [Co 96], en "dejarse gobernar
que ese espíritu eche raíces en los por la divina majestad" [Co 81], pi-
que entran en la Compañía. Ignacio diendo con insistencia la gracia de
no duda en presentar desde el prin- ser confirmado [Co 48.53]. Y no des-
cipio el retrato ideal del jesuita: cansará hasta estar seguro que su
"servir y complacer a la divina "oblación" ha sido aceptada por "la
Bondad [...], buscar en todas cosas su divina Majestad" [Co 16-19].
655 Divina Majestad

La actitud de acatamiento y re- que se apodera de la criatura al to-


verencia a "la su divina Majestad" mar conciencia que a ese amor sólo
con que termina la elección es la ex- se puede responder con amor abso-
presión de una finura espiritual luto y gratuito: "en todo amar y ser-
que sólo se puede contentar con vir a su divina Majestad" [Ej 233].
Dios. Lo que Ignacio busca no es un El asombro no desaparece, pe-
"ideal" (construido) de pobreza, si- ro se transfigura en actitud de amor
no acertar con lo que Dios quiere. filial. Al Dios que se entrega [Ej
También en este caso el sentido del 234] responde la criatura dándose:
magis es dejarse guiar cada vez más "Tomad, Señor y recibid". Es el re-
por el Espíritu. Por eso, el acata-
conocimiento agradecido que se
miento no tiene nada de temor; es
apodera de toda la persona. En la
amor apasionado por el Señor [Co
"oblación" total de su vida experi-
178]. A "la sombra de Jesús" [Co
menta la criatura la infinita alegría
101], Ignacio se siente identificado
en su búsqueda con el misterio del de hacerse don "como Dios". De
amor de Dios: "pareciendo juntar- esa forma descubre que el servicio
me más con la su divina Majestad" y la gloria de Dios no consisten en
[Co 101], "terminando a la su divina "hacer" sino en "dejarse hacer", en
majestad un mucho excesivo amor entregarse, para "que su divina ma-
[...], llevándome y tirándome a su jestad, así de su persona como de
amor" [Co 108]. todo lo que tiene, se sirva" [Ej 5].
Buscar y querer sólo lo que Dios
3. Interpretación teológico-espiri-
quiere. Ese parece ser el sentido de
tual. A nuestros oídos modernos la
la formulación en la pasiva, que Ig-
expresión D. puede sonar como el
eco de una experiencia anacrónica nacio utiliza en los momentos deci-
de Dios, condicionada por un con- sivos de los grandes coloquios [Ej
texto cultural (rey, trono, etc.) y ex- 98.147]: el que se ejercita tiene que
traña, en cierto sentido, al Evange- pasar del "quiero y deseo y es mi
lio. Y, sin embargo, en su aparente determinación deliberada" -actitud
sencillez, esa expresión nos ha des- de quien conduce su propia vida- a
velado la insondable profundidad la pasividad del "ser recibido", del
de la mística de Ignacio, que se irra- que sólo se pregunta "en qué vida o
dia sobre toda su experiencia espiri- estado de nosotros se quiere servir
tual y se apodera de su persona. su divina Majestad" [Ej 135].
La expresión D. es, en sí misma, Esa es la pasión que atraviesa y
una designación indirecta de Dios. unifica los textos analizados: hacer
Asociada a Dios como Creador y Se- coincidir lo que la persona es, vive y
ñor, la expresión traduce en primer hace con la voluntad originaria de
lugar la actitud de la criatura huma- Dios. Porque también para Ignacio,
na ante su Creador. Pero esa actitud "la gloria de Dios es que el hombre
se descubre en seguida envuelta en viva", pero la vida del hombre ter-
un amor que la precede: la criatura mina en la vida misma de Dios. Es
se siente "abrazada" por Dios, o, se- lo que Ignacio vivió en su experien-
gún una variante posible "abrasa- cia personal y ése fue su sueño apos-
da" en su amor [Ej 15], atraída irre- tólico para la CJ: ser un "instrumen-
sistiblemente hacia la intimidad de to" del que se pueda servir "la su
ese misterio insondable [Ej 330]. La divina Majestad".
actitud de "acatamiento y reveren-
cia" es la admiración agradecida Carlos PALACIO, SJ
dolor 656

/ Alabanza, Creador, Cristo, Gloria de Dios, injurias, juicios y malentendidos a


Padre, Reverencia, Sapiencia, Trinidad. los que se vio sometido a lo largo
de toda su vida; y el papel tan cen-
Bibl.: COUREL, R, "Saint Ignace et la gloire tral que atribuye al d. interno en el
plus grande de Dieu", Christus 3 (1956) proceso espiritual de los Ejercicios,
328-348; GIULIANI, M, "Trouver Dieu en
toutes choses", Christus 2 (1955) 172-194;
reflejo del papel que jugó este d. en
IGLESIAS, M. E., "A gra^a do acatamento re- su propia vida espiritual.
verencial em Santo Inácio de Loyola", Itai- En cuanto a su obra escrita, la
ci 5 (1991) 21-38; LEFÉVRE, A., "Service et Concordancia Ignaciana de I. Echarte
amour de Dieu", Christus 1 (1954) 6-20; O'
NEILL, CH V "Acatamiento", en Ignatian Re-
descubre en el corpus ignatianum
verence in History and in Contemporary Cul- (excluidas las Cartas) hasta veinti-
ture, SSJ 8 (1976) 1-41; Ruiz JURADO, M., séis citas de la forma verbal "su-
"En torno a la gracia de acatamiento amo- frir", y veintisiete del término "do-
roso, Man 35 (1963) 145-154. lor". Si a ese dato añadimos todos
aquellos términos que configuran el
campo semántico ignaciano del d.,
DOLOR cuyos núcleos fundamentales gira-
rían en tono a dolor-doler(se), pade-
cer, pena (Arzubialde 1993,111), no
# Es el dolor un tema y una preo-
podríamos decir en absoluto que el
J cupación ignacianos? No lo es en
tema del d. sea periférico a la obra
eTsentido de la teodicea, cuya pre-
de Ignacio.
gunta gira en torno al problema del
mal y Dios, ni tampoco en el de la ¿Cuál es el punto de partida, el
protesta bíblica contra el sufrimien- lugar hermenéutico de la teología
to de los justos y los inocentes. Exis- antropológico-espiritual que subya-
te, sin embargo, otro tipo de acerca- ce a todo ese material ignaciano no
miento al tema del sufrimiento y sistemáticamente elaborado?
del d. humanos que sí ocupan en la Ignacio no es un "moderno" a
obra de S. Ignacio un papel central la hora de situarse ante la realidad
-si bien no sistemáticamente elabo- humana del sufrimiento. Para la
rado-, como nos gustaría mostrar cultura moderna, como ha señala-
en estas páginas do acertadamente A. Tornos (1992,
1. Dolor y sufrimiento en la vida 237-38), el problema del d. está en
y en la obra de S. Ignacio: plantea- que el d. existe y en que hay que
miento del tema. En un plano estric- acabar con él, o al menos reducir su
tamente personal, Ignacio fue un presencia. Que el sufrimiento pue-
experto en el tema del d., tanto fí- da modelar al hombre por dentro,
sico como espiritual. Baste recor- abriéndole a nuevos horizontes de
dar para ello su herida en Pamplo- comprensión de Dios, de la vida y
na y la carnicería a que se sometió de la solidaridad humana, no entra
voluntariamente en Loyola (cf. [Au en sus planteamientos. Más aún, es
1-5]); las desolaciones de Manresa precisamente su existencia la que le
y el insufrible tormento de los es- lleva a dudar de la existencia de
crúpulos que llegó hasta sugerirle Dios y en muchas ocasiones a ne-
la idea del suicidio (cf. [Au 20; 22- garla. Como se ha dicho una y otra
24]); sus prolongadas y duras pe- vez, "el sufrimiento es la roca del
nitencias durante la etapa inicial ateísmo", su baluarte más firme.
de su conversión y también más El punto de partida de Ignacio
tarde en París; las persecuciones, no va por ahí, es otro. Parte de la
657 dolor

existencia del d., pero su pregunta a decirnos Ignacio. Aunque no hu-


no es teórica, abstracta, sino exclusi- biera ley de Dios que lo prohibiera,
vamente práctica: cómo vencer al d. el pecado es éticamente perverso y
con Cristo, cómo proseguir hoy la estéticamente feo, produce fealdad
misión de Cristo crucificado de tal y malicia [Ej 57]. Pero, puesto que
modo que el inevitable sufrimiento la creación entera viene de Dios [Ej
que esa decisión y la misma vida 23] y porque el pecado lesiona esa
llevan consigo no se convierta en creación y distorsiona el plan salva-
escándalo o en coartada paralizante dor de Dios sobre ella [Ej 50-51], ese
-tal es el peligro de las preguntas d. infligido al mundo hiere también
teóricas sobre el d.- sino en oportu- a Dios. ¿Cuál será su reacción? El
nidad de un amor y un seguimiento Crucificado, icono hacia el que con-
más purificados de Jesucristo y en verge toda la Primera Semana, es la
una entrega más evangélica a su manifestación suprema del d. infli-
misión de aliviar el d. ajeno. Ahí gido a Dios por nuestros pecados,
centra Ignacio todo su interés, ése pero es, al mismo tiempo, respuesta
es el reto espiritual que se plantea de Dios a la humanidad pecadora:
en cuanto mistagogo de la expe- oferta de perdón, manifestación de
riencia de Dios en la experiencia la Bondad divina, llamada a la con-
humana del sufrimiento. ¿Qué pro- versión... El agradecimiento de
ceso espiritual hará posible algo tan quien descubre esta des-proporción
difícil en sí mismo, y tan disonante y la contempla en Jesús crucificado
con respecto a nuestra cultura? He es tal que se traduce en dolor. En
aquí algunos momentos centrales "crecido e intenso dolor y lágri-
de ese proceso tal como aparecen en mas" [Ej 55], en "vergüenza y con-
los escritos ignacianos. fusión de mí mismo" [Ej 48], en "in-
2. Dolor y sufrimiento en los Ejer- terno sentimiento de [...] pena" [Ej
cicios (y Constituciones). En el proce- 65], etc.
so de los Ejercicios la contemplación Esa primera forma de d. de los
de Cristo crucificado ocupa un lu- Ejercicios no se deja identificar sin
gar central en la Primera y Tercera más con cualquier d. humano, y
Semanas. También en la Segunda, mucho menos con nada que sepa a
como veremos a continuación. Lo masoquismo. Es gracia. Sucede
que difiere, tal vez, son los modos siempre en el seno de una relación
del acercamiento contemplativo y de agradecimiento y amor: es "por
espiritual al d. de Cristo y las consi- mí", "por mis pecados" [Ej 116.193.
guientes formas del d. humano a 197.234]. Busca la comunión con
que dan lugar. Cristo crucificado y se expresa en
2.1. El dolor del pecado. En los conversión del corazón y en dispo-
Ejercicios aparece una primera for- sición a seguir a Jesús: "Qué debo
ma de d., de pena, de lágrimas que hacer por Cristo, y así discurrir por
el ejercitante pide y suplica a Dios lo que se ofreciere" [Ej 53]. Tal es su
nuestro Señor por el sufrimiento contraprueba, la especificidad de la
que él mismo ha causado a Dios en contemplación ignaciana del Cruci-
sus criaturas y por la respuesta mi- ficado y del d. que esta contempla-
sericordiosa de Dios a su pecado. ción produce. Por eso se pide, por-
Se trata, pues, de un d. pedido por que un d. así de personal y de
el d. causado y la misericordia reci- movilizador no está al alcance del
bida. El pecado hiere en primer lu- ser humano. Sólo podemos recibir-
gar y directamente al mundo, viene lo, no crearlo.
dolor 658

2.2. El dolor del seguimiento. En Señor" [Ej 167]. Las Dos Banderas,
el proceso de los Ejercicios encontra- los Tres Binarios y Tres Maneras de
mos una segunda forma de d., li- Humildad tratan de crear lucidez
bremente elegido también y volun- en ese intento tan humano de aspi-
tariamente suplicado, que deriva rar al seguimiento de un Jesús ma-
de la llamada personal del Señor y nipulado por nuestro principio-pla-
de la decisión de seguirle. Como in- cer. De ahí tozuda insistencia de
dicamos más arriba, Ignacio busca Ignacio sobre quién es realmente el
que el agradecimiento se transfor- Jesús a quien decimos seguir y su
me no sólo en d. interno sino tam- insistente petición de "ser recibidos
bién en seguimiento de Jesucristo y debajo de su bandera" [Ej 147]. La
de su proyecto salvador. En este se- misión de Jesús no es separable del
gundo nivel, los Ejercicios no permi- modo y el espíritu con que la llevó
ten ningún tipo de idealismo inge- a término, el espíritu y el modo del
nuo. Aquel que nos llama y a quien Crucificado. No se puede elegir a
decidimos seguir es, ciertamente, el Jesús, tras ser elegidos por él, a me-
Rey eterno y Señor universal, pero dias. A ese tipo de d. suplicado, cu-
un Señor y Rey que salva haciéndo- ya meta es la comunión con Jesús,
se Siervo. Ir con él en respuesta a su alude también la petición de Terce-
llamada llevará consigo participar ra Semana: "dolor, sentimiento y
en sus trabajos y en su pena [Ej 95], confusión" [Ej 193], "dolor con
pasar injurias, vituperios y pobreza Cristo doloroso, quebranto con
[Ej 98], exponer la vida con él, por Cristo quebrantado, lágrimas, pena
él y como él, decisión que, otra vez, interna..." [Ej 203; cf. 193.195-
no podrá ser sino pura gracia. Para 197.203.206.208.316; Co 540]. Es la
poder elegir a un Señor así con una humanidad herida de Jesús, que va
misión como la suya hemos de ser a la pasión y la sufre por mí, y es
previamente elegidos por él [Ej también la consideración de lo que
98.147]. Ese d. pedido y amorosa- Jesucristo "padece en la humani-
mente suplicado se expresará en dad" [Ej 195], lo que suscita la peti-
una nueva conciencia del yo, de los ción y el deseo de parecerme a él
demás, de las cosas, y en un nuevo participando de su sufrimiento. Por
actuar con respecto a todas ellas, co- nada, sólo por él, que fue así.
mo se reflejará también, más tarde,
2.4. El dolor de la accesis liberada.
en las Constituciones [Co 89.288.595].
No podríamos olvidarnos final-
2.3. El dolor por Jesús, nuestro Se- mente de otra forma de d. presente
ñor. Pero hay más. En los Ejercicios en los Ejercicios, esta vez voluntaria-
aparece una tercera forma de d. pe- mente procurado: el de las peniten-
dido, deseado, suplicado cuya ex- cias externas. Ignacio es muy cons-
plicación última no proviene del ciente de que nuestro mundo
sufrimiento inherente a la misión o apetencial y nuestra sensibilidad
a la vida misma, sino únicamente externa tienden a establecer sus
del amor a la persona de Jesús. propios guiones, aparte e indepen-
Quien ama pura y desinteresada- dientemente de lo que haya decidi-
mente desea compartir los sufri- do nuestra voluntad. Que ese mun-
mientos de la persona amada, ésa do de tendencias naturales no
es su explicación. ¿Por qué? Por na- siempre se alia gustosamente con la
da, sólo por amor: "por más le imi- libertad deseada y elegida desde la
tar" [Ej 147], "por imitar y parecer oración preparatoria [Ej 46] hasta el
más actualmente a Cristo nuestro "Tomad, Señor, y recibid..." de la
659 dolor

CAÁ [Ej 234]. Más aún, que fre- tá, pegado a la carne, con esa capa-
cuentemente milita contra ella im- cidad que posee de des-ordenar la
pidiendo que el hombre sea "señor vida o, por el contrario, de trasfor-
de sí" [Ej 216]. Ahí es donde ad- marla acercándola más a Dios y a
quieren su sentido las penitencias los demás. ¿Qué dice S. Ignacio so-
externas y el d. o sufrimiento que bre este tipo de d. y sobre el modo
comportan (cf. [Ej 82-89.130.229. de procesarlo cristianamente? Su te-
319.359; cf. Co 90.240. 269...]). Se ología en este punto no difiere de la
trata de un mensaje directo y con- de su época: Dios causa o permite
creto, corporal, que el yo libre envía este d. con alguna finalidad siem-
al mundo de las apetencias natura- pre buena; está activo y presente en
les y de los instintos para hacerles él, lo cual le lleva a calificarlo de
saber sensiblemente en qué sentido "visitación divina"; esa visita da al
se les invita a secundar el deseo y la hombre la posibilidad de trasfor-
determinación deliberada del yo. marlo en lugar de encuentro, de
De un medio más, al lado de otros y adoración y de una apertura y dis-
necesitado de discreción [Ej 83], pa- ponibilidad siempre mayor y más
ra unificar al hombre y articular su pura a Dios; en "medio divino", co-
libertad sin fisuras en la libertad de mo dirá cuatro siglos más tarde uno
Dios. No se trata de un ejercicio pu- de sus hijos y seguidores más pre-
ramente ascético que adquiera va- claros, Teilhard de Chardin. Sin áni-
lor por sí mismo -esa es su tenta- mo de exhaustividad, he aquí algu-
ción-; se trata de un signo de lo que nas referencias concretas a esas
está aconteciendo dentro; una asee- finalidades, tal como las formula el
sis al servicio de lo único que desea santo (más detalladamente cf. Vélez
e interesa a Ignacio: "agradar y 1992,271-72 y Arzubialde 1993,119-
aplacer a Dios" [Au 14], vistiéndose 121): 1) "La divina y suma Bondad,
de la misma vestidura y librea de lo mismo cuando castiga que cuan-
su Señor [Co 101-102], y haciendo do acaricia a sus hijos, procede
todas las cosas "por su divino amor siempre con la misma caridad, bus-
y reverencia" [Co 103.118.132.300]. cando siempre su mayor bien" (car-
3. El dolor no pedido, sino simple- tas a María Frassona de 20 de enero
mente sobrevenido y padecido. En toda y 13 de marzo de 1554 [Epp VI, 223-
vida se da un tipo de d. y sufri- 224.460-461]). "Dios visitaba a Vues-
miento que ni es pedido, ni desea- tra merced con trabajos corporales y
do, ni libremente elegido. Es el d. espirituales [...] la provee de lo que
"sobrevenido" (Arzubialde) del que más le cumple; pues no menos en la
no existen alusiones directas en los adversidad que en la prosperidad, y
Ejercicios de S. Ignacio y sí en sus tanto en la aflicciones como en las
Cartas y Constituciones. Las formas consolaciones, muestra el eterno
más frecuentes a las que alude el amor" (a Magdalena A. Doménech
santo son: el sufrimiento producido [Epp VI, 160-162]).
por la pérdida del honor, por inju- 2) "Porque más nos conozca-
rias y humillaciones, por fracasos; mos y más perdamos el amor a las
el causado por las dificultades, el cosas criadas [... ]que con estas co-
cansancio o la frustración apostóli- sas visita a las personas que mucho
cos; finalmente el que nos llega de ama" (a Isabel Roser [Epp I, 83-88]).
las enfermedades propias y de la "Uno de los efectos que en sus ele-
muerte de seres queridos. Nadie ha gidas criaturas pretende [Dios] con
pedido ese sufrimiento, pero ahí es- semejantes visitaciones es humillar-
dolor 660

los en el conocimiento de sí mismos" 4.1 Para S. Ignacio el hombre y


(a Juan de Vega [Epp III, 63-64]). las cosas "se reciben" de Dios, son
3) Dios está activo en el sufri- criaturas suyas, y todas ellas tie-
miento humano posibilitando un nen vocación de "orientarse hacia
mayor amor suyo, y crecimiento de Dios". Nada posee un "en sí" autó-
todas las virtudes, especialmente de nomo, ajeno a ese origen y voca-
la paciencia, la fe y la esperanza, co- ción divinos (Andrade 1994, 51).
mo dirá a la citada María Frassona y De ahí que la meta de la espiritua-
más tarde a la viuda de Juan Boquet lidad ignaciana sea la de buscar y
[Epp VII, 409-411]. hallar a Dios en todas las cosas pa-
ra en todas ellas amarle y servirle
4) "Un servidor de Dios en una [Co 288]. De ese todo -todas las co-
enfermedad sale hecho medio doc- s a s - forma parte la vida humana y
tor para enderezar y ordenar su vida sus concomitantes de risa y llanto,
en gloria y servicio de Dios nuestro éxito y fracaso, salud y enferme-
Señor" (a Isabel Roser en la carta ya dad, vida y muerte... [Ej 106]. Una
citada). En el sufrimiento Dios quie- pregunta sigue, no obstante, en
re que aprendamos a "dolemos con pie: si estamos "infiltrados de pasi-
los dolientes" (a Jaime Cassador vidad" y no sólo de actividad, y si
[Epp 1,93-99]). 5) "Si vuestra merced apenas sabemos qué hacer con
procura resignarse en las manos de ella, ¿dónde o en quién inspirar
Cristo N. S., no dudo sino que cesa- una vivencia y procesamiento po-
rán en gran parte, y crecerá tanto la sitivos de todas esas pasividades
fortaleza para sufrirlos, que se senti- que en la misión, o simplemente
rán muy poco", le dice a Magdalena en la vida, nos disminuyen, nos
Doménech en la carta ya citada. Y a humillan, nos merman y enfer-
María Frassona le recuerda que "si man, nos van quitando la vida...?
Él poseyese enteramente nuestro co-
razón [...] no podría acaecer cosa de Ignacio no vacilaría un momen-
mucha aflicción, porque toda la to en darnos la respuesta. Dios se
aflicción nace de haber perdido o de hizo hombre en su Hijo Jesús para
temer perder lo que se ama" [Epp "mostrarnos la vida verdadera" [Ej
VI, 224]. 139]. Para Ignacio, Jesús no es un
hombre cualquiera, por noble y en-
Como puede verse, S. Ignacio tregado que se le quiera suponer. Es
afronta el sufrimiento humano des- nuestro Criador y Señor, uno de la
de una mirada de fe que le lleva a Trinidad con nosotros. En qué con-
ver en él a un Dios pedagogo del sista ser humano, al modo que Dios
hombre, amoroso y providente, quiere y sueña la humanidad, sólo
siempre activo. Un Dios que en el lo sabemos en él. Cómo encajar en
mismo hecho del d. invita al hom- esa vocación divina el sufrimiento,
bre a salir de sí, a liberarse de ata- sólo lo aprendemos contemplándo-
duras que le impiden articular su li- le a él. En ese sentido, el deseo de
bertad en la suya, a ser compasivo "ser puestos con el Hijo" [Au 96; Ej
con el d. ajeno, a centrar su corazón 147], es el gran a priori ignaciano, el
sólo en Él, a entregarse sin reservas arché (principio) no sólo de toda
al misterio de su amor, siempre ina- existencia cristiana, sino también de
barcable por el hombre, pero nunca toda misión apostólica. Tal deseo se
enemigo suyo. dirige a participar de su misión en
4. A modo de reflexión y de síntesis el mundo, es evidente -Jesús no vi-
para nuestros días. no a sufrir por nosotros, sino a sal-
661 dolor

v a m o s - pero incluye la participa- de su misterio pascual; a esperar


ción en los sufrimientos de la perso- también, viviendo en él y trabajando
na amada que lleva a cabo y soporta con él, la co-participación en su glo-
esa misión. Tal es la 'Vida verdade- ria. Una contemplación así, llena de
ra" según Dios, no existe otra. agradecimiento y amor a Jesucristo
4.2 El d. y sufrimiento inciden por lo que ha hecho por el mundo y
violentamente, no deberíamos olvi- por mí, sigue poseyendo un inmen-
darlo, en una de las tendencias in- so potencial trasformador. Con ra-
natas más fuertes y arraigadas del zón escribirá, pues, el P. Arrupe: "Tu
ser humano: la "necesidad de segu- imagen sobre mí bastará para cam-
ridad y felicidad". La frenan brus- biarme" (Arrupe 1981, 82)
camente poniéndola en cuarentena. 4.3 En este contexto, la siguiente
Suponen "una grieta en el horizon- afirmación de K. Rahner da mucho
te de las expectativas humanas" que pensar: "Sólo logra hallar a Dios
(Arzubialde 1993,107). Relacionar- en todas las cosas, experimentar la
se bien y de un modo psicológica- transparencia divina de las cosas,
mente sano con esa grieta, no debe quien encuentra a Dios donde él ha
de resultar nada fácil... Sólo se su- bajado a lo más espeso, lo más cerra-
blima correctamente un instinto do a lo divino, lo más tenebroso e
cuando a su objetivo natural y di- inaccesible de este mundo. La cruz
recto se le ofrece otro diferente pero de Cristo. Sólo así se vuelve limpio
dotado a su vez de significado y de el ojo del pecador, la actitud de la in-
valor; capaz por tanto de ser desea- diferencia se le hace posible, puede
do por parte del hombre. Ese objeto hallar a Dios que le sale al encuentro
distinto que nos propone S. Ignacio en la cruz y no sólo donde él quisie-
para sublimar sanamente, sin repri- ra tenerlo" (Rahner 1971, 260). Este
mirla, la tendencia a la felicidad y texto nos aclara cosas verdadera-
la seguridad sobre la que incide tan mente importantes, a la vez que nos
bruscamente el sufrimiento, no es pone en guardia contra idealismos
otro que Jesucristo y su misión. Él, espirituales. ¿Por qué terminará en
siendo Dios, se hizo hombre "por mecanismo proyectivo la meta igna-
mí". Por todos, pero en ese todos, ciana de buscar y hallar a Dios "en
por mí. Pues bien, al hacerse hom- todas las cosas" si no se le ha encon-
bre para salvar y dar vida a la hu- trado en la cruz? Porque el encuen-
manidad, no sólo descendió del cie- tro con Dios en la cruz de Jesucristo
lo a la tierra, sino también de la - u n lugar donde Dios no debería es-
tierra al sufrimiento y del sufri- tar- está llamado a curar de raíz to-
miento a los infiernos para arrastrar das nuestras proyecciones sobre lo
tras de sí hacia Dios a todos sus que Dios deba ser y dónde se le de-
hermanos "los muertos". ba encontrar. Después de ese en-
La propuesta sublimadora de cuentro sí que estaremos capacita-
Ignacio consiste en invitarnos a con- dos para encontrarle "en todo" tal
templar tanta bondad y tanto amor como Él es. Sin Él, es posible que só-
gratuito de Dios en Jesucristo; a co- lo encontremos "en todo" nuestra
nectar con las fuentes humanas del propia imagen proyectada...
agradecimiento desde las que rena- Este texto aclara otro aspecto
cer a una vida de amor y seguimien- importante relativo a las elecciones
to de Cristo; a descender con él al que hemos de hacer en la vida. Sin
mundo participando personal y acti- ese encuentro con Dios en la cruz
vamente de su misión com-pasiva y de Jesús, y más aún, sin ese gramo
dolor 662

de locura del amor que supone la vez que su peligro. En este otro, na-
Tercera Manera de Humildad [Ej da. Nos encontramos ante un tipo
167], muchas de nuestras elecciones de sufrimiento más opaco, aparen-
pueden resultar tramposas. ¿Por temente más sin sentido, más soca-
qué? Hay elecciones que pueden vante y destructor. ¿Cómo emerge
aparecer cargadas de grandes dosis Dios en él? ¿A qué nos invita con
de inseguridad, de miedo, de des- estas "visitaciones" suyas, como las
calificación social, de menos-pre- llama Ignacio? ¿Tienen capacidad
cio... con el consiguiente sufrimien- esas situaciones aparentemente
to que el yo humano intuye que destructivas de convertirse también
descargará sobre él si se decide por en "medio divino", lugar de en-
ellas. Pues bien, es prácticamente cuentro y adoración, de entrega, de
imposible que sin ese gramo de lo- com-pasión y de Reino?
cura del amor que tiende y pide la Las "pasividades de disminu-
identificación con Jesús por nada, ción" (Teilhard) no están inevitable-
sólo por amor, no se pongan en jue- mente abocadas a terminar en la
go las compulsiones del yo para de- frustración del instinto de felicidad,
fenderse de lo que podría venírsele o en maldición hacia Dios, en idola-
encima. Segregar razones justifica- tría o en blasfemia. En esta forma
doras no será un gran problema. del d. humano Dios actúa -y así po-
Ignacio vio claro en este pro- demos percibirlo, ése es el reto de la
blema y en la dificultad que supone fe- como "timón de profundidad"
pedir este tipo de identificación con que cambia el rumbo de nuestra na-
Cristo. Por eso insta a que, en caso ve, como "podadera" que orienta el
de flaqueza, se pida al menos el de- crecimiento y la fecundidad del ár-
seo de desearlo [Co 101-102]. Sin bol de nuestra vida (Teilhard de
ese deseo unilateral del amor de Chardin 1959, 81); como Bondad
identificación con la persona real providente y como invitación a sa-
de Jesús, y por tanto con el Jesús lir de nosotros mismos y a confiar y
pobre, humilde y humillado de los abandonarnos en Él; como pro-vo-
Evangelios, con el Jesús que lleva la cación a crecer en fortaleza, pacien-
cruz y muere en ella "por mí", ya se cia, fe y esperanza; como edifica-
encargarán nuestros deseos más ar- ción de los prójimos [Co 595].
caicos de apartarnos de su segui- Cierto que además de ser Padre ac-
miento, incluso sin darnos cuenta cesible, Dios es un Dios libre, es de-
de ello, o justificándolo de mil mo- cir, misterioso e inmanipulable en
dos distintos a la hora de elegir "lo sus caminos, uno de los cuales es
que más conduce" [Ej 23]. éste, pero de una cosa podemos es-
4.4 Una especial dificultad con tar seguros: no usará nunca su li-
respecto al d. la encontramos, como bertad contra nosotros porque su
es bien sabido, en ese tipo de sufri- Libertad coincide con su Amor, es
miento que hemos denominado Amor.
-en contraposición al d. pedido o li- Vividas con Cristo, en él y como
bremente provocado- como simple- él, las "pasividades de disminución"
mente sobrevenido. En el d. pedido (Teilhard) nos abren a los límites sa-
por el d. causado, al igual que en el grados de la existencia para entre-
d. pedido y soportado por identifi- garnos en ellos a la adoración del
cación y seguimiento amorosos de misterio de Dios y a la aceptación del
Jesús, se puede experimentar cierta mundo tal como es y nos ha sido da-
"gloria": esa es su oportunidad a la do. No sólo eso, nos abren también a
663 dulzura

una trasformación interna de nues- DOS BANDERAS: / Banderas


tro yo, y a horizontes desconocidos
de comprensión, de com-pasión des- DULZURA
cendente hacia el sufrimiento huma-
no, como la de Dios, y de nuevas so-
lidaridades. "Unirse a alguien es
emigrar hacia él. Es perderse en él
1 . El concepto. "La calidad de las
cosas que no tienen acedia ni
amargura y es causa de que hagan
sin dejar de ser uno mismo. Es entre- una impresión agradable en el gus-
garle toda la iniciativa, quedándonos to, deleitando la parte sensitiva del
sólo en la pura adoración. Es vaciar- paladar" (DiccAut II, sv. "Dulzu-
se para dejarse invadir. Es comulgar ra"). Desde un punto de vista teoló-
con Dios por disminución hasta que gico-místico, Dinzelbacher (2000,
él sea todo en nosotros. Vivido así el 315) define el dulzor como "sensa-
dolor re-orienta nuestra autocom- ción somático-psíquica sumamente
prensión. Ya no nos deja apoyar intensa, se encuentra entre los caris-
nuestro yo en nuestra valía, en nues- mas místicos típicos se describe es-
tros poderes o en nuestras obras, si- pecialmente como un fenómeno
no sólo en él y en su amor. Sólo en concomitante (que suele durar mu-
él" (García 1997, 357). Vivido así, "el cho) de la unión mística". En la cul-
dolor marca sagradamente y crea un tura de Occidente los adjetivos dul-
destino" (Tornos 1992, 247). cís y suavis así como dulcedo, dulcor
y suavitas son términos recurrentes
José Antonio GARCÍA RODRÍGUEZ, SJ para la expresión de ciertos estados
espirituales vinculados de manera
/* Abnegación, Cruz, Cuerpo, Enfermedad, especial a los sentidos del gusto y
Mortificación, Pecado, Penitencia, Salvación, del olfato.
Tercera Semana. 2. Breve aproximación histórica.
Desde antiguo, los escritores místi-
Bibl.: ANDRADE, B., "Hacia una compren- cos han recurrido a la d. para expre-
sión ignaciana del sufrimiento", CIS 77 sar una peculiar forma de percibir y
(1994) 47-62; ARZUBIALDE, S., "'Dolerse de' y
experimentar "lo divino", vinculán-
'padecer por' en la mente de S. Ignacio. Re-
flexiones en torno al análisis textual", Man dola de forma especial al sentido es-
65 (1993) 107-138; BUSTO, J.R., "'Alegraos se- piritual del gusto. La Biblia recurre a
gún compartís los sufrimientos de Cristo' (1 la metáfora de la d. de la miel (Sal
Pe 4, 13)", Man 65 (1993) 139-152; CÁTALA, 19,11; 119,103) o del agua (Ex 15, 2;
T., "Jesús padeciendo en la humanidad. Neh 8, 10) para aludir tanto a algún
Cristología fundamental", en 'Considerar có- aspecto de la experiencia religiosa:
mo la divinidad se esconde'. Tercera Semana "nada hay más dulce que aplicarse a
(CÁTALA, T./ MELLONI, J./ MOLLA, D. eds.),
los preceptos del Señor" (Eclo 23,
EIDES 35, Barcelona 2001, 2-11; GARCÍA, J.
A., "Ordenar la vida. Lectura e interpreta-
27), "cuan dulces son a mi paladar
ción del dolor en los Ejercicios", Man 70 tus dichos" (Sal 108,103) como tam-
(1997) 349-358; RAHNER, K., Meditaciones so- bién una cualidad divina: "tu manu-
bre los Ejercicios de S. Ignacio, Herder, Barce- tención puso de manifiesto tu dul-
lona, 1971, 209-233; TEILHARD DE CHARDIN, zura para con tus hijos" (Sab 16, 21)
E, El medio divino, Taurus, Madrid 1959; y Ezequiel se alimenta del rollo de la
TORNOS, A., "El dolor y lo sagrado", en El palabra y exclama: "me supo en la
dolor (Dou, A. ed.), UPComillas, Madrid boca dulce como la miel" (Ez 3, 3).
1992, 237-247; VÉLEZ, J., "Teología del dolor
en san Ignacio de Loyola", en El dolor..., Esta recurrencia a la experien-
265-276. cia mística como "el sentir de lo
dulzura 664

dulce" es común en la tradición en la santísima Trinidad, a tanto


mística de Occidente y aparece con que de nuevo tornando a la ora-
frecuencia bajo los términos dulce- ción, parece que hice con asaz de-
do, dulcor y suavitas. Orígenes in- voción y hacia la postre con mucha
terpreta la amargura de las aguas dulzura y gusto espiritual" [De 44];
de Marah como la amargura de la en otra ocasión aparece bajo la for-
antigua alianza (Ex 15, 23-24), ma anticuada dulcesa, en unas lí-
aguas que se vuelven dulces desde neas tachadas del 16 de febrero de
la experiencia de Cristo (Hom. In 1544: "y a ratos vagando la mente
Exodum 7,1-3). S. Agustín se refiere no en cosas malas, y hacia al fin
a Dios como "summa suavitas" con mucha grande serenidad y con
(Confesiones IX, 1); S. Buenaventura una cierta dulcesa levantando y
habla de la d. de la Cruz y de la vestido sin cosa notable [...] me pa-
bondad de Cristo que libra de la recía que más se me descubría del
amargura del pecado (Opera IX, Padre [...] y me atraía a sus miseri-
467), mientras que para S. Bernar- cordias" [De 32]. El DiccAut ofrece
do la "leche y la miel" son las me- "Dulceza: lo mismo que dulzura. Es
táforas del sentimiento de lo divi- voz anticuada" y ofrece un ejemplo
no. El autor inglés, Richard Rolle de Juan de Mena (t 1456); Battaglia
(t 1349) apela con frecuencia a los (DiccAut, 1951) define la dulcesa
sentidos para expresar su expe- (dolcézza): "fig. Cualidad de ser
riencia de Dios como "canor", "ca- agradable; actitud de dar placer,
lor" y "dulcor" (canto, calor y dul- alegría, de infundir serenidad de
zura). Para Sta. Teresa, Jesús es el suave conmoción".
"dulce Cazador" (Poesía "Ya toda En otras tres ocasiones aparece
me entregué), de voz "dulce" (2M, el adjetivo "dulce" para calificar la
1, 2) mientras que S. Juan de la presencia del Padre: "me viene una
Cruz habla de la "dulzura del gran moción de lágrimas y sollo-
amor divino" (CB 1, 22), la "dulzu- zos, con un cierto ver y sentir que el
ra de Dios" (CB 27, 1) y del "abra- Padre celestial se me mostraba pia-
zo abisal de su dulzura" (LlamaB 1, doso, propicio y dulce" [De 30]; a la
15) -los contextos de "dulce" y devoción: "asistencia de gracia mu-
"dulcemente" son también muy cho interna y suave y llena de de-
numerosos (cf. Concordancia 660- voción calorosa y mucho dulce"
662). Sta. Teresa de Lisieux habla [De 71]; o al amor de la Trinidad
de "l'innefable douceur". que "se dejaba sentir o ver": "un
3. Ignacio de hoyóla. 3.1 El Diario cubrirme de lágrimas, sollozos y de
espiritual. Una de las sensaciones un amor tanto intenso, que me pa-
que Ignacio percibe de la Divinidad recía excesivamente juntarme a su
en el corazón de su experiencia amor tanto lúcido y dulce" [De 105].
mística reflejada en el Diario espiri- Por lo tanto, parece tratarse de
tual es la "dulzura". Se refiere a ella una sensación interna ("interior",
en dos ocasiones: "A la primera "mucho interna") que tiene su ori-
oración, al nombrar del Padre eter- gen "en lo alto", que aparece rela-
no, etc., venía una sensible dulzura cionada de manera especial al sen-
interior, continuando y no sin mo- tir del Padre (eterno o celestial) o a
ción de lágrimas, más adelante con la Trinidad misma; parece referirse
asaz devoción, y hacia el fin con a una cualidad de la esencia del ser
harto mayor" [De 28]; y "y con esto de Dios. Es una moción de clara
una desconfianza de hallar la gracia consolación, de marcado carácter
665 dulzura

sensible e interno (sentidos inter- Henares 1502-1503), que acompañó


nos), vinculada a otras sensaciones a Ignacio desde sus primeros pasos
corporales o espirituales con las en su conversión [Au 5-6], nos in-
que parece formar una "red senso- troduce en esta "atmósfera divina"
rial mística": como las lágrimas [De en la que todos los sentidos son
28], el gusto espiritual [De 44] o la dulce y suavemente estimulados: el
serenidad [De 32] y quietud y que Cartujano, al comentar el capítulo
tiende a despertar y aumentar la "De la natividad temporal de Jesu-
devoción [De 28.32.44]; se relaciona cristo y del virginal parto de la Rey-
también con la sensación del calor na del Cielo" se refiere a Jesús co-
[De 71], muy presente a lo largo de mo "el tierno infante" (I, c.9, fol 55),
la experiencia descrita en el Diario "precioso infante" (Ibid., fol 59r, col.
espiritual y el sentimiento de amor. 1) o "muy amable infante" (Ibid. fol
3.2 Los Ejercicios Espirituales. Es 61 v, col. 1); el Niño aparece como
posible que algo de esta experien- "deleitosa presencia" (Ibid. fol. 59r,
cia espiritual íntima de Ignacio ha- col. 2) en un día en que "los cielos
ya quedado proyectada en el pun- rociaron muy dulces influencias"
to tercero del quinto ejercicio del (Ibid. fol. 62v, col. 1), y los ángeles
día primero de Segunda Semana que cantaban "cantares de suavi-
(El nacimiento del Señor Jesús): dad" (Ibid. fol 58v, col. 1), "melodía
"El tercero: oler y gustar con el ol- de no comparable suavidad" (Ibid.
fato y con el gusto la infinita suavi- fol 60v, col. 2) como dice S. Agustín.
dad y dulzura de la divinidad, del Así como "en la corteza de la al-
ánima y de sus virtudes y de todo" mendra está escondido el fruto dul-
[Ej 124]. Curiosamente, el DiccAut ce y sabroso, de esta manera debajo
(1767) equipara en su tercera acep- del elemento de la carne de Jesu-
ción los dos términos ("suavidad" cristo estaba escondida su dulcísi-
y "dulzura") que une Ignacio al re- ma deidad" (Ibid. fol 62r, col. 1). El
ferirse a la divinidad: "Dulzura: Cartujano nos invita también a es-
Traslaticiamente vale lo mismo cuchar "los dulces bramidos del
que suavidad y deleite" {DiccAut, buey" junto al pesebre (Ibid. fol. 56),
s.v. "Dulzura"). que, con S. Anselmo, estamos invi-
tados a abrazar: "abraza aquel divi-
¿Por qué esta referencia a la
no y dulce pesebre" (Ibid. fol 60v,
"suavidad y dulzura" en este mo-
col. 1). Ya en el coloquio final, el
mento de los Ejercicios y sólo aquí?
Cartujano invoca a Cristo: "Iesu
Puede haber, sin duda, connotacio-
dulcísimo" (Ibid. fol 62v, col. 1) para
nes ofrecidas por el mismo contexto
concluir más adelante: "Jesús es
que en toda persona puedan expe-
nombre dulce, nombre deleitable "
rimentarse ante la visión y contem-
(Ibid. fol. 63r, col. 2).
plación de un acontecimiento tier-
no y agradable por naturaleza, La atmósfera generada por Lu-
como es un niño pequeño. Eso su- dolfo de Sajonia en su obra ayuda a
puesto, Ignacio teologiza el miste- comprender la presencia de la
rio y recrea y condensa en estos dos "dulzura y la suavidad" en el texto
términos la atmósfera "de gracia" de Ignacio de Loyola. En el "traer
que envuelve el acontecimiento su- los sentidos" [Ej 120] sobre la en-
premo de la Historia, el nacimiento carnación propuesta para "antes de
del Salvador. Una breve aproxima- la hora de cenar" [Ej 128] el ejerci-
ción al comentario de Ludolfo de tante recoge lo más significativo de
Sajonia en su Vita Christi (Alcalá de las cuatro anteriores contemplacio-
dulzura 666

nes y por los sentidos internos es peranza [...] Gustar es la caridad,


invitado a entrar en la intimidad [...] saboreando el paladar de los
del Misterio que contempla a tra- gustos eternos" (D31, 96).
vés de los sentidos internos. La Dios se da al ejercitante ahora
aproximación a la d. la propone Ig- en Jesús, cuyo aparecer es todo sua-
nacio a través de los sentidos del vidad y dulzura. La divinidad es la
olfato y del gusto en el contexto de manera de aludir a la naturaleza di-
intimidad de la "suavidad y la dul- vina de Jesús-Cristo [Ej 196.219.
zura de la divinidad" referida a 223]. La presencia de Dios-así en el
Dios Niño en Jesús recién nacido. mundo favorece la creación de una
Los Directorios se han detenido bre- atmósfera "místicamente dulce y
vemente en la explicación de este suave" que lo impregna "todo" [Ej
punto, y por lo que se refiere a esta 124]. La suavidad y la d., mucho
doctrina de los "sentidos espiritua- más que una agradable percepción
les o místicos" ("anagógicos" D31, interna y mística del sujeto que con-
95) los autores de los Directorios si- templa, son atributos divinos, mo-
guen con frecuencia a S. Buenaven- dos de aparecer y autodonarse Dios.
tura (Itinerario de la mente a Dios, Lo que experimenta el ejercitante es
cap. 4o). Así como al aplicar los sen- el "contagio" de esta suavidad y d.
tidos de la vista, el oído o el tacto que emana del ser de Dios así reve-
"no hay dificultad alguna -dice Po- lado. Y esto lo sabemos por la pre-
lanco- en el olfato y el gusto, hay sencia del adjetivo "infinita"; sólo
que subir por encima de la imagi- Dios posee atributos infinitos como
nación hasta la razón, consideran- la bondad [Ej 53.98], la potencia [Ej
do la fragancia como de los dones 237], la sapiencia [Co 136] y la libera-
ausentes, y el gusto como de los lidad [Co 640]. Por el adjetivo "infi-
dones de Dios" (D20, 65). "El olfato nita" se nos está dando a entender
lo refiere nuestro P. Ignacio -co- en el misterio de la encarnación la
menta el Directorio Oficial- a oler presencia de "todo Dios" en la debi-
la fragancia producida en el alma lidad del Niño.
por los dones de Dios, y el gusto
En el sistema teológico-místico
para gustar su dulzura [...] con
ignaciano la primera percepción
gusto y amor tierno" (D33.34.43,
sensorial de Dios es su suavidad y
154). La suavidad es una percep-
su d., tanto en su ser intratrinitario
ción interna que el Directorio del P.
[Ej 102.106.107] como en su Epifa-
Cordeses, siguiendo también a S.
nía en el nacimiento de nuestro Se-
Buenaventura, atribuye al sentido
ñor [Ej 111-116]. La propuesta de Ig-
del gusto "en cuanto con ella [el
nacio de unir íntimamente el
gusto] gustamos la suavidad de
misterio de la encarnación y el del
Dios, según aquello 'gustad y ved
nacimiento en las repeticiones [Ej
qué bueno es el Señor' (Sal 33, 9)
118-120] va más allá de una cues-
(D32, 87)", mientras que el P Gil se
tión práctica o metodológica. La in-
refiere a "gustar la dulzura de los
tuición mística que subyace es la de
bienes de Dios" o "de su piedad"
identificar el Dios Trinidad, pode-
(D31, 95) y el P. Miró propone
roso, en su "trono o solio real" "que
"considerar la suavidad y dulzura
mira la haz y redondez de la tierra"
de los dones de Dios en el alma".
[Ej 106] con el "niño Jesús, después
Así como "ver -siguiendo a S. Bue-
de ser nacido [...] en suma pobre-
naventura (cit.)- dice que es acto
za" y padeciendo "hambre, sed, ca-
de la fe [...] Oler pertenece a la es-
lor, frío, injurias y afrentas" [Ej 116].
667 dulzura

Es el mismo Dios; su identificación que faltan" [Co 270]. Hay otra alu-
humaniza y "fragiliza" a la Trini- sión a la d. en la carta a Sor Teresa
dad supratemporal al tiempo que de Rejadell cuando al hablar de la
solemniza la miseria radical del pe- consolación afirma Ignacio: "no
sebre. La aplicación de sentidos hay penitencia ni otro trabajo tan
abarca a los dos misterios, uno en lo grande, que no sea muy dulce"
más alto y solemne y otro en lo más [Epp I, 104]. En algunos contextos,
bajo y escondido, pero los dos reve- la CJ era denominada como "com-
lan el mismo y único Dios: "el solio pañía y religión del santísimo y
real es el pesebre, pero el pesebre es dulce Jesús" como escribe Juana de
el solio real", por eso Ignacio pide Cardona (Valencia, 16 de junio de
al ejercitante, que les sirva "como 1545) a Ignacio de Loyola [Epp XII,
esclavito indigno" con "todo acata- 373].
miento y reverencia posible" [Ej
114]: todo ello, "arriba y abajo", es- José GARCÍA DE CASTRO, SJ
tá envuelto en la d. y la suavidad
del único Misterio del Dios único.
"Contempla cómo Dios pequeñito Z1 Aplicación de sentidos, Calor, Consolación,
gime y llora en el pesebre" (Jimé- Diario espiritual, Gustar, Paz, Quietud, Sentir,
nez de Cisneros, Exercitatorio IV, Tocamientos.
cap. 52).
Bibl.: ARZUBIALDE, SV "La contemplación
De la escasa presencia del tér- del Nacimiento de Jesús en el mes de Ejer-
mino en los Ejercicios y en el Diario cicios, según S. Ignacio (EE 110-117 y 264-
espiritual se puede concluir la par- 265)", Man 55 (1983) 99-123; CHÁTILLON, J.,
quedad y precisión con que Ignacio "Dulcedo, Dulcedo Dei", DSp III, 1777-
lo manejó, reservado para contex- 1795; DINZELBACHER, R, "Dulzor", en Dic-
cionario de la Mística, Monte Carmelo, Bur-
tos de "íntima intimidad" con el Se- gos 2000, 315; GARCÍA DE CASTRO, J.,
ñor, en su propia experiencia o en "Semántica y mística. El Diario Espiritual
experiencia del ejercitante en el de Ignacio de Loyola", MCom 59 (2001)
misterio de la encarnación. 211-254; GARCÍA JIMÉNEZ DE CISNEROS, Exer-
citatorio de la Vida espiritual, en Obras Com-
Otras acepciones aparecen en pletas II (texto) (Dom Baraut, C. ed.), Aba-
las Constituciones, con cierta finali- día de Monserrat 1965; LUDOLPHO DE
dad pedagógica, al indicar el modo SAXONIA, Vita Christi Cartuxano, romaneado
de corregir: "que primero se amo- por Fray Ambrosio Montesino (4 vols.), Alca-
nesten con amor y con dulzura los lá de Henares 1502-1503.
ECOLOGÍA del mundo, especialmente para las
superindustrializadas, que directa
o indirectamente están con sus po-
L a riqueza de un término. La preo-
cupación por la e. es relativa-
mente reciente, y viene provocando
líticas en el origen de la destruc-
ción del medio ambiente, debido a
una reinterpretación de fuentes ig- la desertificación, deforestación,
nacianas en esa nueva perspectiva. contaminación de las aguas y del
El término e. [oikos (casa) + logia aire, reducción de la capa de ozono,
(ciencia)], forjado por E. Haeckel en destrucción de la biodiversidad,
1866, designa el estudio de las rela- efecto de invernadero, envenena-
ciones entre los organismos y el miento de la tierra por los agrotóxi-
medio ambiente donde viven, con- cos y los residuos nucleares, lluvia
jugando el mundo de la vida y el acida, riesgo de los transgénicos, etc.
del ambiente. Se interesa por la De ahí surge la "e. social", que
biosfera como conjunto de los eco- articula la defensa de la naturale-
sistemas de nuestro planeta. za y la de la justicia social con re-
La e. viene ampliando los cam- lación a los pobres. No hay verda-
pos de acción. La "e. ambiental" se dera e. sin la erradicación de la
preocupa por el medio ambiente, pobreza en el mundo, con vista a
oponiéndose al crecimiento de efec- construir sociedades humanamen-
tos destructores irreversibles, conser- te sostenibles. En su centro está la
vando los recursos naturales limita- "ética ecológica" que se opone a la
dos y no renovables, y temiendo por utilitarista de los sistemas econó-
el futuro de la vida en la Tierra. Pro- micos actuales. La vida, y sobre
pugna "ecotecnologías" que defien- todo la de los pobres, es el ser más
dan y recuperen la naturaleza a nivel débil delante de la furia del pro-
global, regional y local. Propone una greso ilimitado. La ética busca de-
"ecopolítica" para todas las naciones fenderla.
ecología 670

La "e. mentar 7 amplía el hori- del ser humano con el cosmos. La


zonte, concibiendo la relación del e. sólo es pensable hoy en un acer-
ser humano con el ambiente, que camiento multidisciplinar, involu-
está a su alrededor, sin un unilate- crando desde las biociencias hasta
ralismo antropocéntrico. Los occi- la economía, política, filosofía y
dentales piensan en términos de teología.
producción, explotación, lucro. An- 2. Ecología y espiritualidad igna-
te ello, se defiende una actitud de ciana. La espiritualidad ignaciana
cuidado de la naturaleza. coincide con la e. en una actitud
Se avanza hacia una "e. espiri- crítica, incriminando al orgullo de
tual", más allá del sentido metafóri- la razón instrumental destructora.
co de crear un clima espiritual. El Entiende que ella está movida en el
ser humano descubre en el cosmos actual sistema por una sensibilidad
una dimensión religiosa y sagrada desreglada. El capitalismo apunta
que le alimenta la espiritualidad. hacia la bandera del desarrollo,
apelando a la fascinación de los
La e. va a las causas de la crisis
bienes materiales que promete y
ambiental que afecta el planeta.
realiza en el presente, cegando las
Identifica en ella el modelo occi-
personas hacia toda responsabili-
dental de desarrollo por medio de
dad por el futuro. La concentración
la industrialización y urbanización
hedonista en el presente impide
desregladas. Impera la ideología entender las consecuencias históri-
del progreso continuo e ilimitado, cas y futuras. El imperio de los
nutrido por el individualismo, por sentidos oscurece esa percepción.
la autonomía absoluta del ser hu- Los Ejercicios buscan que el ejerci-
mano, por una ciencia incuestiona- tante ordene la vida, se venza a sí
ble, por una técnica sin escrúpulos. mismo, sin determinarse por nin-
Por detrás está la concepción de ra- guna afección desordenada [Ej 21].
zón que preside a la civilización oc-
cidental. La razón moderna, en su 2.1. El marco ecológico del Princi-
forma instrumental, soberana y do- pio y Fundamento. Ante la fascina-
minadora de la naturaleza, ajusta ción y deseo de explotación de las
los medios de manera eficiente y criaturas, que está en el origen de
competente para obtener los objeti- la destrucción del ecosistema, la es-
vos de crecimiento sin ulteriores piritualidad ignaciana contrapone
consideraciones éticas y espiritua- la actitud crítica de la indiferencia.
les. Rompe así los vínculos de ori- Ésta conlleva una experiencia mís-
tica de la trascendencia de Dios y
gen y destino. Olvida ser el último
de la fragilidad y relatividad de to-
huésped del banquete de la crea-
das las cosas, de modo que nada se
ción. Se juzga el dueño de todo, y
sobrepone al designio divino. Para-
actúa en función exclusivamente de
dójicamente, la indiferencia igna-
intereses inmediatos de consumo,
ciana no es nada indiferente. Se
confort, placer.
vuelca hacia el "desear y elegir" so-
El movimiento ecológico denun- lamente lo que más nos conduce
cia radicalmente este tipo de desa- para el fin que somos creados" [Ej
rrollo. Alerta de los peligros de 23]. Es la preferencia de Dios la que
autodestrucción de toda la huma- está en la causa, y no la razón con-
nidad, hecho posible por las ar- quistadora. La indiferencia remite
mas nucleares. Anuncia la alterna- al plano creador de Dios e implica
tiva realista de una nueva relación la libertad espiritual de los/as hi-
671 ecología

jos/as de Dios ante las criaturas. Se todas las cosas como si dependie-
busca una alianza entre el hombre, ran de ti y no de Dios; y abandóna-
Dios y la naturaleza. El proyecto te en Dios como si Él lo hiciera to-
moderno de desarrollo, al absoluti- do, y tú nada". Pese a la forma
zar los bienes materiales a costa de paradójica, casi contradictoria, de
cualquier otro valor, es verdadero tal expresión, se reconoce en este
pecado social. axioma un trazo básico de la espiri-
Una lectura apresurada de la tualidad ignaciana. Es precisamen-
centralidad del ser humano, a par- te porque se confía en Dios por lo
tir del PF, no entiende que en él se que se coopera con Él, como si todo
haga converger todo lo criado para dependiera de esa cooperación.
el uso y abuso del ser humano, sino En una perspectiva ecológica,
que dirige todo hacia la alabanza y significa colocar el centro de toda ac-
gloria de Dios. La espiritualidad ig- ción humana en la sabiduría y pre-
naciana, en perspectiva ecológica, sencia sagrada de Dios. Sólo en ese
busca recuperar la sacralidad fun- espíritu cabe la acción humana y no
damental de toda la creación. El ho- al revés. No se actúa autónomamen-
rizonte de la creación por Dios, que te y después se confía a Dios el resul-
preside el PF, remite al ejercitante tado, como fácilmente se interpreta.
hacia la actitud sabática de adora- La inversión del sentido revela el
ción, y no tanto la cotidiana de tra- cerne de la espiritualidad ignaciana
bajo. La cima de la creación es el sá- de establecer primero la contempla-
bado, a partir del cual se entiende ción y desde dentro de ella la acción.
la relación del ser humano con la
naturaleza en una actitud primor- Las espiritualidades de la New
dialmente hímnica. El PF encierra Age son hoy asaltadas por la tenta-
una actitud espiritual ecológica. El ción del panteísmo. La espirituali-
ejercicio de la razón, que se pide en dad ignaciana reconoce una inma-
él, no es el de la razón instrumental, nencia de Dios en el cosmos, pero no
sino el de la iluminada por la fe. El lo hace divino, en cuanto sujeto últi-
principio del "tanto cuanto" no se mo. Hay divinización mientras Dios
refiere a la eficacia productiva ni a está presente en él. En vez de pan-te-
la capacidad técnica transformado- ísmo -todo es Dios y Dios es todo^,
ra de la realidad, sino al fin para el tenemos pan-en-teísmo -Dios está en
cual somos creados. todo, todo está en Dios-. Dios está
en todo en forma de don al ser hu-
La espiritualidad ignaciana se
mano. El ser humano acoge tal pre-
enriquece con las nuevas teologías
sencia en una respuesta oblativa y
de la creación. Éstas integran la ten-
contemplativa de su parte, y nunca
sión de la kénosis de Dios, que abre
como déspota que dispone absoluta-
el espacio para la autonomía de las
mente de las criaturas.
criaturas, con la responsabilidad
humana y la inmanencia de Dios en 2.2 La Contemplación para alcan-
el mundo. No se trata de un provi- zar amor. El encuentro más profundo
dencialismo que cierre las iniciati- de la espiritualidad ignaciana con la
vas humanas, ni de un secularismo e. se da en la CAÁ. En ella, S. Ignacio
que anule el misterio de las criatu- lleva al ejercitante a percatarse de la
ras. La espiritualidad ignaciana íntima presencia de Dios en la crea-
transita entre esos dos extremos, en ción. Y de ella se sigue una actitud
un equilibrio dinámico. "He aquí la de respeto, armonía y sintonía. Esta
primera regla para actuar: actúa en contemplación hace la transición de
ecología 672

la experiencia de los Ejercicios a la Teilhard de Chardin osa llamar


vida cotidiana. Es un programa de "amorización" al proceso de atrac-
vida. Propicia al ejercitante hacer ción mutua de los elementos del
una experiencia unificada en el cosmos. Él es fuerza de amor, ten-
amor de Dios, no sólo de la trayecto- diendo hacia el absoluto y personal.
ria de los Ejercicios sino en la de to- El universo se consuma en el Punto
da su vida hasta entonces y hacia Omega, centro de los centros, que
delante. Con la mirada en el pasado es, a la vez, Dios, de quien todo ha
recapitula los dones recibidos, pre- venido, y Cristo Resucitado, hacia
parándose para el futuro en el espí- donde tiende el proceso evolutivo
ritu de acogida de los que vendrán. del cosmos. Todas las cosas y perso-
La meditación presenta gra- nas están marcadas por el trascen-
dualmente la presencia de Dios en dental de la resurrección, que se an-
la creación. Si el amor se pone más ticipa y se concreta en las victorias
en obras que en palabras y consiste de la vida en la naturaleza y en los
seres humanos.
en la comunicación mutua [Ej 230-
231], la mirada hacia el cosmos nos La CAÁ nos lleva a contem-
hace ver el inmenso amor de Dios. plar el movimiento de descenso de
"Los cielos narran la gloria de Dios, todos los seres del alto, como los
el firmamento proclama la obra de rayos del sol y las aguas de la
sus manos" (Sal 19,2). Es admirable fuente, en himnos de gratitud. La
que Dios creador piense y se ocupe petición de gracia contiene un pro-
del ser humano (Sal 8, 4ss). grama de vida con repercusiones
ecológicas. Se pide un conocimien-
La creación, como beneficio re- to interno y reconocimiento de la
cibido de Dios, se sitúa en el plano creación como bien recibido para
de una sacralidad fundamental, amar y servir a la Divina Majestad
que la dimensión espiritual de la e. [Ej 233]. Invierte la actitud que la
trabaja. S. Ignacio considera a Dios modernidad capitalista ha creado.
habitando en las criaturas, dándo- En vez de explotar los bienes por
les el ser, a las plantas el crecimien- intereses incluso criminales, los
to, a los animales la sensación, a los considera como dones que nos
humanos el entendimiento. Presen- conducen al amor y al servicio de
cia operativa y de amor, porque Dios.
Dios es amor (ljn 4, 8). Y siendo
En cualquier espiritualidad
amor, irradia vida, gracia, don.
cristiana, la mayor gloria de Dios se
Sería un anacronismo descu- concreta en el servicio a los herma-
brir ahí trazos de una concepción nos y sobre todo a los más pobres.
evolucionista del mundo. Sin em- La espiritualidad ignaciana inserta
bargo, los ojos de las ciencias de esa dimensión contemplativa, de
hoy nos permiten ir más lejos en la gratitud y de servicio, en la e. social
comprensión de este pasaje. El tra- y espiritual, dándole un fundamen-
bajo de Dios se manifiesta en ese gi- to más hondo y sólido que la sim-
gantesco proceso evolutivo de bi- ple percepción de nuestra comu-
llones de años desde el Big Bang nión con el cosmos, por venir de él.
inicial, pasando por la atomización, Nos situamos ante los bienes de la
molecularización, hasta el surgi- naturaleza, recibiéndolos como do-
miento de la vida con el protoplas- nes y devolviéndolos a Dios. Eso
ma celular, para terminar en el mi- nos quita la idea de dominio sobre
lagro mayor del ser humano. las cosas que una lectura superfi-
673 ecumenismo

cial, tanto del mandato divino del de la espiritualidad actual de corte


Génesis -dominad la tierra, some- holístico y cósmico.
ted a los animales (Gn 1, 28)- como
del PF -las cosas han sido criadas Joáo B. LIBÁNIO, SJ
para el hombre- podría inducir. El
ser humano subyuga la naturaleza, Z1 Contemplación para alcanzar Amor, Crea-
reflejándose en la acción creativa de dor, Fe y Justicia, Mundo, Pobreza, Principio y
Dios, conservándole la vida y po- Fundamento.
niéndola al servicio de los demás. Bibl.: BOFF, L., Ecología, mundializaqao, espi-
La espiritualidad ignaciana pro- ritualidade. A emergencia de um novo paradig-
pone encontrar y buscar a Dios en ma, Ática, Sao Paulo 1993; CZERNY, M. (ed.),
"Vivimos en un mundo roto. Reflexiones
todas las cosas de la naturaleza y de
sobre Ecología", PI70 (1999) 13-79; D'Sou-
la vida humana e histórica. La e. se SA, L., "Environmental considerations in
enriquece con esa doble dimensión the Spiritual Exercises", Ignis 34/2 (2005)
de presencia de Dios. En la naturale- 28-31; GUERRERO, R, "Tara que yo entera-
za, encuentra una última razón y mente reconosciendo'. (Una contemplación
motivación para entrar en comunión teilhardiana para alcanzar amor)", Man 66
(1994) 191-200; KOLVENBACH, R-H., "Our
mental y espiritual con el cosmos. En responsability for God's Creation", Centro
la vida humana e histórica, denuncia Justicia para la Fe Social y la Justicia, Otta-
la destrucción y muerte de la vida de wa 1999, 12-14; LIBÁNIO, J., "Principio y
la naturaleza y de los humanos, con- Fundamento desde una perspectiva ecoló-
traria al proyecto del Reino, y anun- gica", Man 69 (1997) 215-226; LUBAC, H. DE,
cia un Reino de vida y de armonía La pensée religieuse du P Fierre Teilhard de
Chardin, Auber, París 1962; LUCCHETI BINGE-
entre todas las criaturas. Se evita la MER, Ma C, Em tudo amar e servir. Mística tri-
concepción idílica de aquel tipo de nitaria e praxis crista em Santo Inácio de hoyó-
espiritualidades que dibujan una na- la, Loyola, Sao Paulo 1990; MOLTMANN, J.,
tural relación de íntima armonía en- Dios en la creación: doctrina ecológica de la cre-
tre el hombre y la naturaleza, desco- ación, Sigúeme, Salamanca 1987; PROFIT, J.,
nociendo tanto las catástrofes como "Ejercicios Espirituales y Ecología", PI 82
(2004) 6-11; RAMBLA, J. Ma, "La creación en
el pecado de la codicia humana. In- los Ejercicios. Comunión y servicio", Man
cluso en la meditación del infierno, 69 (1997) 227-243; SANO, PH., "Mysticisim
Ignacio tiene trazo ecológico, al re- and Ecology: Ignatian Contemplation and
cordar al respecto de la naturaleza Participation", The Way Sup 100 (2001) 107-
que no se abre para tragarnos, crean- 123; SIQUIERA, J.C. DE, Meditaqóes ecológicas
do nuevos infiernos [Ej 60]. de Inácio de Loyola, Loyola, Sao Paulo 1995;
TUCKER, T., "Ecology and the Spiritual
Esa armonía pasa por la con- Exercices", The Way 43 (2004) 7-18; VANEY,
versión y por la acción redentora de N., Christ in a Grain of Sand: An Ecological
Cristo. La figura de Cristo, fuerte- Journey with the Spiritual Exercises, Ave Ma-
mente presente en la espiritualidad ría Press, Notre Dame 2005; VÁZQUEZ, U.,
"Mistagogía ignaciana y ecología como
ignaciana, corona la fundamenta- compasión", Man 69 (1997) 203-213.
ción teológica de la ecología. En Él
todo fue creado y redimido, adqui-
riendo nuevo título de sacralidad.
El pasaje "en Cristo todo tiene su ECUMENISMO
consistencia" (Col 1,17) fundó la in-
tuición teilhardiana, nacida tam-
bién de la raíz ignaciana. Esa con-
fluencia ignaciana, teilhardiana y
H ablar de e. en los orígenes de la
CJ es un anacronismo. Es más,
la Orden no se fundó con el propó-
ecológica inserta elementos enri- sito específico de oponerse o de
quecedores y críticos en el interior dialogar con el "protestantismo"
ecumenismo 674

naciente. Su objetivo fue, más bien, apostólico directo de la predica-


mucho más amplio y universal: S. ción, la catequesis y los Ejercicios
Ignacio y sus compañeros querían Espirituales a la polémica y la con-
ayudar a las almas en todas partes, troversia teológica. Como decía Pe-
donde hubiese una necesidad apos- dro Fabro, se preocupaban más del
tólica urgente. Fueron a menudo "buen sentir", del aspecto interior,
circunstancias más bien fortuitas afectivo y espiritual, que de los
las que delimitaron el terreno con- errores doctrinales, concebidos más
creto del trabajo apostólico. Así, por bien por ellos como justificación del
ejemplo, Nadal indicaba su ampli- desorden moral previo.
tud y variedad diciendo: "Las dos En esta perspectiva, la refor-
alas de la Compañía son las partes ma de la vida eclesial y personal,
de la Compañía que se dedican en así como la conservación y el res-
Jesucristo a la ayuda de las almas tablecimiento de la unidad de la
en la India y en Alemania. Ellas im- Iglesia católica fueron una preocu-
pulsan el cuerpo de la Compañía" pación prioritaria en sus apostola-
(Nadal 1964,127). dos. Precisamente, en la carta del 7
1. En los orígenes de la Compañía. de marzo de 1546, escrita pocos
Los Primeros Compañeros tuvieron meses antes de su muerte y dirigi-
que enfrentarse pronto con la divi- da probablemente a Diego Laínez,
sión entre los cristianos, con la Or- Fabro reflexiona sobre su expe-
todoxia y con el "protestantismo", riencia en Alemania y da algunos
tanto en Oriente como en Occiden- consejos para las relaciones con
te, en Europa y en las misiones. los protestantes. La carta testimo-
Baste recordar el trabajo apostólico nia una gran sensibilidad humana
de Pedro Fabro, Jerónimo Nadal, y respeto por el prójimo, quien-
Nicolás Bobadilla y particularmen- quiera que éste sea: "Si queremos
te Pedro Canisio en el Imperio Ger- ayudar a los herejes de nuestro
mánico y el de Antonio Possevino tiempo -escribe— debemos poner
en Escandinavia y el Imperio Ruso; atención para mirarlos con amor,
sin olvidar la expedición de Juan para amarlos en la verdad y para
Núñez como patriarca ante el Ne- quitar de nuestro corazón todo
gus de Etiopía. Estos encuentros pensamiento que pudiese dismi-
abrieron nuevos horizontes y plas- nuir nuestro respeto hacia ellos"
maron la cultura, la espiritualidad (MFab, 400). La controversia no
y el apostolado de la CJ de un mo- agrada porque humilla al interlo-
do decisivo. La ruptura de la cris- cutor: "Debemos compartir prime-
tiandad obligó a los jesuitas a traba- ro lo que nos une y después lo que
jar por la unidad de la Iglesia, da lugar a opiniones conflictivas"
aunque el restablecimiento de la co- (Ibid.).
munión se concebía en sentido Sin embargo, la creciente im-
"unionístico", es decir, como el re- portancia que adquiría la enseñan-
torno de los no católicos, considera- za de la teología conducía a un
dos cismáticos y herejes, a la comu- enorme desarrollo de la controver-
nión con la Sede apostólica romana. sia como disciplina específica. Ésta
Para los jesuitas la raíz de la separa- encontró su expresión clásica en las
ción se encontraba especialmente Disputationes de controversiis christia-
en la decadencia moral y religiosa naefidei de Roberto Bellarmino. La
de los disidentes. Por ello, y sobre CJ, mediante su trabajo apostólico y
todo al inicio, preferían el trabajo cultural, y gracias a su red educati-
675 ecumenismo

va, ha entrado en la historia como turier o un Lambert Beauduin. Sin


un instrumento eficaz de la llama- embargo, ya en estos primeros
da "confesionalización" y la ima- años se encuentran también entre
gen de Ignacio "anti-Lutero" resu- los jesuitas algunos observadores
me este espíritu agresivamente muy atentos a la evolución de la
contrarreformista. Sin embargo, el novedad del acercamiento. Men-
objetivo primario de la Orden fue la cionamos las contribuciones de
propagación de la fe, revitalizar la Max Pribilla (1874-1956): Um die
vida cristiana y reformar la Iglesia Wiedervereinigung im Glauben (1926)
católica siguiendo las huellas del y Um kirchliche Einheit (1929).
Concilio de Trento, a través del Después de la Segunda Guerra
apostolado de la palabra en sus di- Mundial, hacia 1950, se hace cada
versas formas y mediante el ejerci- vez más perceptible en la Iglesia ca-
cio del ministerio sacerdotal. Pre- tólica y en la CJ el cambio que lleva-
dominaba la visión "unionística" rá a la conversión ecuménica del
de la restauración de la unidad y de ConcVat II. Recordamos el trabajo, a
hecho fue un obstáculo para acoger nivel internacional y todavía en una
la visión "ecuménica", que conce- línea unionística, de Charles Boyer,
bía la restauración como una ma- fundador del Foyer Unitas y del Cen-
duración hacia la reconciliación de tro pro Unione en Roma, así como de
las iglesias separadas y hacia la ple- la revista internacional Unitas; la ex-
na comunión en la diversidad me- pansión del Pontificio Instituto Orien-
diante el diálogo y la cooperación. tal en Roma; y la participación de
2. La Compañía de Jesús y el inicio varios jesuitas en la Conferencia cató-
del ecumenismo. El movimiento ecu- lica para las cuestiones ecuménicas, que
ménico moderno surge a comien- pretendía coordinar el contacto en-
zos del siglo XX, cuando represen- tre los ecumenistas católicos y favo-
tantes de las iglesias ortodoxas, recer las relaciones entre Roma y el
anglicanas y reformadas comien- Consejo Ecuménico de las Iglesias. Con
zan a reunirse en grandes movi- el decreto Unitatis Redintegratio so-
mientos internacionales e intercon- bre el e., la Iglesia católica se adhería
fesionales, que llevan en 1948 a la oficialmente al movimiento ecumé-
constitución del Consejo Ecuménico nico.
de las Iglesias. El Consejo puede ser También la CJ asumió este com-
considerado hoy como la piedra promiso como una prioridad. En la
angular y el instrumento privilegia- estela del Vaticano II, la CG 31 (1965-
do de un movimiento con un espec- 1966) dedicaba un decreto al ecume-
tro mucho más amplio. nismo. Decía: "La Congregación Ge-
Hasta el ConcVat II la Iglesia neral XXXI recomienda a todos los
católica consideraba el e. como un jesuitas que, por la oración y el estu-
movimiento predominantemente dio, asimilen el espíritu y la doctrina
"protestante" y se mantuvo distan- de estos decretos. Tengan presente
te y recelosa, mientras continuaba que la misma mentalidad y activi-
sosteniendo la tradicional visión dad ecuménicas se fundan en el es-
"unionística" del retorno. La tradi- píritu de sinceridad y verdad, en el
ción contrarreformista y romano- espíritu de continua renovación in-
céntrica de la CJ explica quizá en terna y, sobre todo, en el espíritu de
parte por qué no destacaran en ella amor" (CG 31, d26, 1). Las Normas
pioneros de la idea ecuménica, co- Complementarias de las Constitucio-
mo un Yves Congar, un Paul Cou- nes de la CJ (1995), recapitulando de-
ecumenismo 676

cretos de las CC GG 31, 33 (di, 37) y A pesar de que la situación ac-


34 (d6, 20.24; dl2), describen este tual es totalmente distinta a la de los
compromiso ecuménico diciendo: orígenes de la CJ, caracterizada ésta
"Una fe que promueve la justicia de- por el duro enfrentamiento que fre-
be abordar necesariamente el diálo- cuentemente no escuchó la generosa
go y la cooperación ecuménica. El exhortación a la paciencia y a la cari-
ecumenismo no es sólo un trabajo dad del humilde Pedro Fabro, se en-
específico para el que deben formar- cuentran aún hoy en la espirituali-
se y al que debe enviarse a algunos dad ignaciana varios elementos que
jesuitas; el ecumenismo es una nue- pueden inspirar una espiritualidad
va forma de ser cristiano. Busca lo ecuménica. Nadal caracterizó el
que nos une, más que lo que no se- apostolado jesuita como un "minis-
para; la comprensión, más que la terio de la palabra de Dios" (MNad
confrontación; conocer, entender y V, 820-865). Esta referencia a la "pa-
amar a los otros como ellos desean labra" encuentra una correspon-
ser conocidos y entendidos, con ple- dencia con la espiritualidad "pro-
no respeto por sus características di- testante", que también acentúa la
ferenciales, a través de un diálogo importancia de la palabra viva y
fundado en la verdad, la justicia y el predicada como instrumento de sal-
amor" (NC 268). vación. El diálogo activo entre las di-
3. La Compañía y el ecumenismo versas iglesias y comunidades ecle-
actualmente. Hoy, en verdad, el e. siales con vistas al restablecimiento
forma plenamente parte del sentiré de la plena comunión es también
cum Ecclesia. Para promover el una característica del movimiento
apostolado ecuménico entre los je- ecuménico. La CG 34 (dl2,3) recuer-
suitas, existe desde 1961 la tradi- da el significado que tiene para el
ción de organizar cada dos años un diálogo ecuménico el consejo de S.
congreso internacional. El decimo- Ignacio en el famoso "Presupuesto"
séptimo congreso se celebró en de los Ejercicios: "Para que así el que
2003 en Hungría. El compromiso da los ejercicios espirituales como el
ecuménico se ha convertido, por lo que los recibe, más se ayuden y se
demás, en una realidad en la coti- aprovechen, se ha de presuponer
dianidad del apostolado. Más de que todo buen cristiano ha de ser
un jesuita colabora de modo decisi- más pronto a salvar la proposición
vo en las diversas comisiones na- del prójimo que a condenarla; y si
cionales e internacionales, en los no la puede salvar, inquira cómo la
diálogos bilaterales y en los contac- entiende, y si mal la entiende, corrí-
tos con el "Consejo Ecuménico de jale con amor, y si no basta, busque
las Iglesias", o también como con- todos los medios convenientes para
sultor y colaborador del "Pontificio que, bien entendiéndola, se salve"
Consejo para la Unidad". En este [Ej 22]. La actitud de "paciencia" y
sentido, recordamos el trabajo del de "comprensión" expresada en el
cardenal Agustín Bea (1881-1968) Presupuesto contiene un buen con-
como primer presidente del "Secre- sejo para el ecumenista, que va más
tariado Pontificio para la Promo- allá de las circunstancias históricas
ción de la Unión de los Cristianos". que indujeron a Ignacio a insertar
Bea puso todas sus dotes de cora- esta advertencia en los Ejercicios. Se
zón, de intelecto y de eficiente orga- trata de una línea de conducta y de
nizador al servicio de la unidad de un principio general para el buen
los cristianos. cristiano: apela a la paciencia, a la
677 ecumenismo

corrección fraterna y también a la cio divino y mayor bien universal y


preocupación por la salus animae del provecho spiritual de las ánimas"
otro. El esfuerzo paciente para com- [Co 258]. El "discurriendo por unas
prender al otro y para entrar en su partes y por otras del mundo" [Co
pensamiento con simpatía, expresa- 308] no indica solamente un espacio
do en el Presupuesto y recomenda- geográfico, sino también el horizon-
do también por Pedro Fabro, debe te universal de la diversidad cultu-
servir como hilo conductor en todo ral e intelectual. La obediencia parti-
diálogo. cular al Sumo Pontífice significa
La atención y la simpatía para primariamente la disponibilidad
con el otro, más allá de cualquier universal para la misión de ayudar a
diferencia o distancia, al igual que las almas. Ignacio consideraba, en
la disponibilidad mental y afectiva efecto, que un bien era más divino
para reconocer el bien que hay en él en la medida en que era más univer-
y en su mundo, religión o cultura, sal [Co 622]. Si la palabra "ecumenis-
encuentran un fundamento en la mo" remite etimológicamente al
convicción de que Dios debe ser conjunto del mundo habitado, se
buscado en "todas" las cosas, cuán- puede afirmar que la universalidad
to más en todos los hombres: "en que caracteriza la espiritualidad de
todo amar y servir" [Ej 233], como la CJ implica lógicamente, en una si-
se expresa en la CAÁ. Esta univer- tuación de división confesional, el
salidad del obrar de Dios en todos compromiso ecuménico. Este traba-
y en todo, más allá de las propias jo es reconocido hoy por la Iglesia
fronteras, señala una amplia pers- católica como una tarea pastoral
pectiva para el trabajo ecuménico. prioritaria, tal y como señaló el Papa
El diálogo ecuménico, la colabora- Juan Pablo II en la encíclica Ut unum
ción más allá de las barreras confe- sint, 99.
sionales y, sobre todo, la comunión No hay diálogo ecuménico sin
de vida creada por la experiencia un discernimiento comunitario que
ecuménica, nacen del descubri- apunte al fin último, es decir, la glo-
miento del obrar de Dios y de su ria y el servicio de Dios en la recon-
Espíritu Santo en el otro, pero tam- ciliación y la restauración de la co-
bién del amor intenso hacia Cristo munión eclesial. El restablecimiento
existente más allá de las propias de la unidad requiere un proceso ra-
fronteras confesionales. Este es el zonable de discernimiento espiritual
fundamento de la simpatía que sos- a través del diálogo interconfesional
tiene cualquier compromiso para la y eclesial. Éste se desarrolla dentro
reconciliación entre los cristianos y del horizonte mundial de la contem-
constituye el fundamento de la co- plación de la encarnación en los Ejer-
munión en Cristo, que está ya en cicios [Ej 101-109], pero también con-
camino. fronta a los cristianos divididos con
La espiritualidad jesuítica no se "Cristo nuestro Señor, delante y
encierra en su propio mundo. Por el puesto en cruz", preguntando a ca-
contrario, va al encuentro de las ne- da uno "lo que he hecho por Cristo,
cesidades espirituales existentes fue- lo que hago por Cristo, lo que debo
ra de él y no puede, por tanto, huir hacer por Cristo" [Ej 53]. "Mirando
de aquello que es diferente. Las al que traspasaron" (Jn 19, 37), los
Constituciones resumen el objetivo cristianos separados están llamados
de la CJ de modo lapidario diciendo a alcanzar, en el silencio de la adora-
que ella es "ordenada a mayor servi- ción, la vergüenza, la humillación, el
edificación 678

arrepentimiento, la reconciliación y ron de este concepto hasta S. Igna-


la comunión en la fe, la esperanza y cio. Esquemáticamente, esta voz
la caridad. identifica una evolución del uso de
e. que se inicia con la interpretación
Jos E. VERCRUYSSE, SJ
literal del redactor sacerdotal del
AT y llega hasta una interpretación
P Diálogo Interreligioso, Fabro, Iglesia, Mi- ascética con los autores de la Edad
sión, Papa, Reconciliación, Unión de Ánimos, Media. Al final de este proceso y
Universalidad. coincidiendo con la madurez de las
Bibl.: A A. Vv., Los Jesuítas y el Ecumenismo, lenguas vernáculas, entre ellas el
CIS 20, Roma 1989; AA. VV., "The Role of castellano, Ignacio habría contribui-
Jesuits in Catholic-Orthodox Relations in do a esta tradición exhortando a la
Europe: Past, Present, Future", Jesuits in e. de los demás incluso en la enfer-
Dialogue. Secretariat for interreligious medad (cf. [Co 89.272.595]). Convie-
Dialogue SJ, Roma 2002; ALBURQUERQUE,
A., "Fabro y el diálogo entre católicos y ne presentar con la evolución de es-
protestantes", Man 72 (2000) 169-182; te término, que es la matriz para
CHADWICK, G., "Giving the Exercises and entender su uso ignaciano.
Training Directors in an Ecumenical Con- 2. Uso en contexto sacerdotal,
text", The Way Sup 68 (1990) 35-41; CLAR-
KE, T. E., "Ignatian Spirituality and the profético, carismático y moral. La Es-
Protestant Principie", The Way Sup 68 critura se refiere primeramente a
(1990) 52-61; EVANS, L. M., "Catholic and edificar (banah) objetos tan físicos
Protestant Approaches to the First Week", como las casas, los muros y la ciu-
The Way Sup 68 (1990) 5-12; FABRO, R, dad de Jerusalén. De todos estos, la
"Carta a Diego Laínez del 7 de marzo de casa del Señor (el Templo) es el
1546", en MFab, 399-402; FAHEY, M. A./
MARTÍNEZ DE LA ESCALERA, }., "Ecumenis-
más frecuente; por ejemplo, en
mo", en DHCJII, 1193-1201; KOLVENBACH, 2Sam 7, los libros de Reyes y Cróni-
R-H., "Ecumenism: a Jesuit Mission", The cas, etc. Los antiguos hagiógrafos
Month 247 (1985) 324-327; ID., "Carta a los entienden e. en sentido literal sola-
jesuitas ecumenistas reunidos en Chan- mente. Después de la destrucción
tilly (23.VI.1989)", en ID., Selección, 151- de Jerusalén y el exilio (587), los re-
154; NADAL, H., Orationis Observationes,
(NICOLAU, M. ed.), Romae 1964; O ' M A -
dactores proféticos comienzan a
LLEY, J. W., "Attitudes of the Early Jesuits dar a la e. un sentido más espiri-
towards Misbelievers", The Way Sup 68 tual. La profecía de Jeremías esta-
(1990) 62-73; TENENTY, A., "Ignace, Calvin blece un paralelismo entre edificar y
et rhumanisme", en Ignacio de hoyóla y su destruir el Templo y plantar y
tiempo. Congreso Internacional de Historia arrancar una higuera. El referente
(9-13 septiembre 1991) (PLAZAOLA, J. ed.),
Mensajero-Univ. de Deusto, Bilbao 1992, ahora son los cautivos de Judá y de
271-283; YARNOLD, E./ DONAHUE, J. R./ Israel (Jer 24, 6; 33, 7). Según este
VERCRUYSSE, J. E., "Ecumenical Apostolate nuevo significado, edificar se con-
and Ignatian Spirituality", en Ignatian Spi- vierte en una actividad religiosa,
rituality in Jesuit Apostolate, CIS, Roma atribuida eminentemente a Dios.
1992, 228-254. En un sentido secundario se refiere
al cumplimiento de la obra de Dios
en la historia.
EDIFICACIÓN La interpretación del NT se
fundamenta sobre este significado

I . Introducción. En su voz "Édifi-


cation ,, / el DSp ha resumido el
uso que la Escritura, los Santos Pa-
metafórico de e. que aparece en el
AT. La encontramos, por ejemplo,
en el Evangelio de Mateo, el libro de
dres y la tradición monástica hicie- los Hechos y la tradición paulina. El
679 edificación

primer evangelista utiliza la metá- risma de profecía al apóstol. Edifica


fora para referirse a la e. de la Igle- quien ha recibido el carisma para
sia sobre el fundamento de Pedro ello. 3) Finalmente, en Efesios (E/4,
(Mt 16, 18). El autor de los Hechos 12-16), Pablo habla de la e. del
afirma que la palabra de Dios tiene "cuerpo" de Cristo, el contenido de
el poder de e. la comunidad. Lo la e. siendo el conocimiento y la
afirma por boca de Pablo, significa- unidad en la fe. La e. equivale a la
tivamente (Hch 20, 32). En elcorpus integración de los diversos caris-
paulino es donde se muestra la evo- mas en un cuerpo bien concertado.
lución propiamente cristiana del Pablo altera las posibilidades in-
término. Pablo ha reelaborado la e. trínsecas a la imagen elegida (cuer-
del AT. En el contexto del estoicis- po) en el intento de responsabilizar
mo y la e. del hombre perfecto, Pa- a los cristianos por su acción (cons-
blo y la tradición que inicia ponen truir); no habla de crecer (edificar-
en relación e. y caridad interna de se), sino de edificar "la comunidad
la comunidad. Lo hacen progresi- de Cristo". Pablo no es un estoico
vamente según tres momentos: 1) que busca su propia perfección. La
En la formulación más primitiva, caridad por los más débiles y aque-
Pablo exhorta a los miembros de la llos que podrían perderse, le lleva a
comunidad a animarse y edificarse ejercer su carisma profético para la
"unos a otros" por medio de la cari- e. Pablo no busca edificar-se prime-
dad (ITes 5, 11). En otras palabras, ramente, y si se pone por ejemplo a
responsabiliza a cada miembro de sí mismo sólo es para dar ánimo a
la estima y reconocimiento recípro- los pusilánimes.
cos, les exhorta a que se amonesten, Después de Pablo, los Santos
que se alienten y sostengan. 2) Más Padres orientales prefieren "econo-
tarde, los textos reflejan que Pablo mía" a edificación. Ellos, a diferen-
mismo asumió la e. de los cristianos cia de los primeros apóstoles, presi-
como parte de su ministerio apos- den comunidades ya organizadas y
tólico. En parte, se ve obligado a el encargo de conducirlas una vez
ello por la división que atravesaba que las persecuciones han termina-
la comunidad de Corinto, a quien do. Procediendo en una tradición
escribe. El apóstol Pablo edifica la independiente, pero interna a la
comunidad de los creyentes, la Igle- Iglesia latina, sin embargo, los Pa-
sia, armonizando sus carismas y la dres de Occidente se refieren abun-
palabra de Dios. El contexto es ne- dantemente tanto a edificar como a
tamente litúrgico y el "edificio" de la aedificatio. Ellos desarrollan el uso
Dios es la comunidad reunida para moral del término. Con este uso
el culto (ICor 3, 9-14). Pablo sitúa desplazan la teología paulina de los
los carismas sobre el horizonte de carismas. Toma momento la virtus,
la e. de la Iglesia (ICor 14, 2-12): el aquella fuerza espiritual causa de la
que profetiza habla a los hombres edificación. Con la difusión del tér-
para edificar, exhortación, consola- mino latino, aparece ya la aplica-
ción. Y en este contexto, reconocerá ción teológica aedificatio fidei (Passio
que edificar la Iglesia es su propio sanctarum Perpetuae et Pelicitatis,
carisma, el anuncio del Evangelio Agustín de Hipona), que reencon-
{ICor 10, 8-16; 13,10). Mientras que tramos en la Fórmula del Instituto.
en Tesalonicenses la e. era deber de to-
3. Sentido ascético. Después de
dos, en las cartas a los de Corinto
los sucesivos sentidos sacerdotal,
observamos una restricción del ca-
profético, carismático, moral y teo-
edificación 680

lógico, la Edad Media verá el desa- la correspondencia. En ella encon-


rrollo de un nuevo sentido de edifi- tramos una frecuencia del término
car. Se trata del sentido ascético. A e. (en castellano, italiano y latín)
lo largo del proceso se observa un muy superior a la de los otros escri-
distanciamiento entre el verbo "edi- tos ignacianos. Lo explicaría la me-
ficar" y el objeto edificado, hasta diación de los secretarios de la Cu-
presenciar el uso en absoluto de ria. Distinguir el uso que hace
edificar. ¿De qué e. se trata? Muy Ignacio del que hacen sus secreta-
sumariamente, e. llega a significar rios excede nuestra labor. En cual-
"perfección". Además de por la Pa- quier caso, e. es la forma más usa-
labra de Dios, el monje es edificado da. De lejos, siguen la forma verbal
por la coherencia que percibe entre (edificar)/(edificativo) y la adjetiva.
el mensaje y la vida de quien lo En 1554 (Epp VII), irrumpe excep-
proclama. La tradición monástica cionalmente la forma verbal y la
occidental evoluciona hacia esta voz "edificio". En años sucesivos,
nueva concepción de la e. influida sin embargo, ambas formas desapa-
por Casiano, Gregorio Magno y la recen prácticamente, regresando al
Regla benedictina. S. Benito, por uso tópico, e., y a su sentido moral.
ejemplo, prescribe que las lecturas 5. ¿Quién y qué se edifica? En
del comedor (42, 3), el canto y las sentido amplio, las cartas e instruc-
personas a quien se encomienda ciones ignacianas testimonian la e.
lecturas y canto (47, 3; 37,12) "edifi- que, sobre el fundamento de Jesu-
quen a los oyentes". Con anteriori- cristo, Dios hace de su Iglesia (ICor
dad, interesado en destacar las ven- 3, 9-11), según aquella expresión:
tajas de la vida cenobítica sobre la "Tú eres Pedro y sobre ti edificaré
anacorética, Casiano, había señala- mi Iglesia" [Epp VIII, 461.469]. No
do el papel de la conversación en la es forzado ver la correlación entre
e. de los monjes. Bernardo prolon- el edificio de la Iglesia y el edificio
gará esta tradición que llegará has- de la CJ "en cielo y tierra" [Epp II,
ta la Imitación de Cristo. Junto con la 207]. En un sentido más concreto,
e. a través de la conversación (1.8.1 el epistolario reconoce que lo que
y 1.10.2) y los libros (2.9.1), la Imi- edifica en Italia no tiene por qué
tación asimila e. con "salvación" edificar en otros lugares como Por-
(3.36.2) y muestra que la figura del tugal, España o Lovaina [Epp VIII,
sacerdote y la eucaristía aparecían 413.414]. Por ello, la espiritualidad
ya entonces asociados con el minis- ignaciana apunta a una e. con los
terio edificativo (4.5.3). Mediante la pies en el suelo. Primero que nada,
Imitación, la e. llega hasta S. Ignacio. quiere edificar el hombre espiritual
4. El campo semántico en el epis- "templo de su continua habitación
tolario ignaciano. En los primeros [la de Dios]" sin desatender luego
usos que la lengua castellana hace el edificio material, "donde en mu-
de e. predomina el sentido moral. chos otros el edificio espiritual se
El término no aparece en el TLC edifique" [Epp VII, 257], poniendo
(1611); el DiccAut define "edificati- en relación la construcción de la
vo" como "cosa ejemplar y buena; Iglesia del Gesú, encargada a Mi-
la persona o acción que conmueve guel Ángel, con la diversidad de
y excita al seguimiento de la vir- lenguas de quienes vivían en la ca-
tud". El uso ignaciano participará sa y la común búsqueda de todos
del uso moral y del ascético. Para ellos, Jesús, lapis angularis, que hace
esclarecerlo estudiaremos, primero, a los unos con los otros un solo
681 edificación

templo. Del mismo modo S. Ignacio el contento [Epp IX, 245], el odor
se refiere a la e. de su Iglesia de [Epp II, 72], y la gloria de Dios [Epp
Cristo [Epp VI, 296]. Un apartado VI, 199]. "Edificación" es sinónimo,
especial es la patente que concluye diríamos, de animar a otros a obrar
comunicando facultades para la e. el bien [Epp I, 539].
de la Iglesia [Epp VI, 525.530]. En Los medios por los que los je-
un sentido próximo al anterior, se suitas edifican pueden agruparse
habla de la renovación de un mo- en tres, según un grado decreciente
nasterio como "edificándose" [Epp de institucionalización. La e. proce-
VI, 186]. de, primero, de la concesión y co-
A la pregunta de "quién se edi- municación de las gracias para con-
fica", el epistolario refleja que Igna- ferir los sacramentos [Epp I, 646] y
cio fue el primero en sentirse edifi- el modo de celebrarlos [Co 401].
cado por sus compañeros. Por Después, edifican los Ejercicios
ejemplo, por la noble motivación [Epp IX, 515] y la conversación [Epp
que llevó a Diego Mirón y L. Gon- I, 180; Co 338], la predicación [Co
zález de Cámara a rechazar el oficio 280], y las clases [Epp I, 579]; el P.
de confesores de la familia real por- Canisio destacó en este modo de e.,
tuguesa. Ignacio, sin embargo, con- [Epp IX, 536-537], y los ejercicios
sideró equivocada tal decisión [Epp académicos como las conclusiones
IV, 626]. El epistolario ignaciano re- [Epp V, 653] orationes, disputationes
fleja la e. de otras personas además [Epp V, 654; Co 645]. Finalmente,
de Ignacio. Las cartas se refieren a edifican la caridad y celo [Epp IX,
ellas como pueblo [Epp I, 450], las 157] y la devoción [Epp VIII, 638].
almas [Epp I, 452], los deudos [Epp Los jesuitas edifican con el modo
IV, 260], las ciudades [Epp II, 274] y de tratar los asuntos [Epp VI, 38],
las cortes [Epp IV, 260], o, en una hi- incluso cuando reprenden [Epp IX,
perbólica aseveración, incluso na- 562; Co 269.270]. Edifican con la sin-
ciones enteras, como Germania ceridad y virtud [Epp VII, 697], hu-
[Epp IV, 351], maridos [Epp I, 327], mildad y abnegación [Epp I, 331; VI,
e. de los prójimos, de los que oye- 86], fortaleza y paciencia [Epp IX,
ren, la Iglesia [Epp I, 646], de los 638], el ejemplo de caridad y celo
examinadores [Epp Vil, 573], mi es- [Epp I, 730] o con el amor de la as-
peranza y opinión [Epp III, 16], la pereza [Epp VI, 357]. En suma, has-
teología [Epp I, 444], los estudiantes
ta con el morir edifican [Epp VI, 114;
del colegio germánico sus propias
IX, 384], [Co 423. 280].
naciones [Epp VII, 511].
El siguiente paso hacia el escla- El medio indirecto de e. que
recimiento de qué es la e. nos lo distinguió a la CJ naciente fue el gé-
ofrecen los numerosos casos en que nero epistolar referido, precisamen-
el término aparece asociado a otros te, como "cartas de edificación". Ig-
términos. La e. aparece en coordi- nacio ordenó a sus compañeros que
nación con la satisfacción [Epp I, escribieran cartas cada cuatro me-
268; II, 26; IX, 448], el ejemplo [Epp ses, con la finalidad de tener evi-
I, 692; VI, 644], el fruto [Epp VI, dencia para mostrar a otros, dentro
269], la gratuidad [Epp III, 115], la y fuera de la Compañía, acerca de
dulzura, el buen modo [Epp II, 214], los ministerios en que los jesuitas se
el servicio divino [Epp VI, 6.11], la ocupaban y para edificarlos con tal
quietud [Epp VII, 239], el consuelo ejemplo (cf. [Epp II, 675-677; Co
[Epp IX, 183], el espíritu [Epp I, 250], 252.673.675]).
edificación 682

6. El edificio físico: colegios y palaz- multiplicador mayor. La e. de gran-


zi. El epistolario explica la asocia- des palazzi, impredeciblemente, vi-
ción del sentido moral con el sentido no a aplastar el modelo apostólico
literal en un momento relativamente inicial y, en particular, la itinerancia
tardío (1553). Junto al edificio espiri- característica de la CJ (1997, 121-
tual, la CJ comienza a levantar edifi- 127). El caso está bien documentado
cios materiales: los colegios (cf. [Epp para Ignacio y la ciudad de Roma.
VII, 120.181.261.379.424.426.514.545. La CJ insistió desde el principio, no
561; Co 326]). Con la fundación de obstante, que el estilo diferenciara
los colegios en medio de ciudades estos palazzi de otros edificios dis-
como Ñapóles, la Compañía se pro- tinguidos; deberían responder al
pone la e. de la ciudad misma. El doble fin de habitabilidad e idonei-
modo de conseguirlo, de nuevo, es dad para ejercer en ellos los minis-
la excelencia moral: "cuanto mejores terios propios; deberían ser "útiles,
sean [los jesuítas], más idóneos se- sanos y fuertes, en los cuales sin
rán para que Dios los acepte por ins- embargo, no olvidemos la pobreza"
trumentos para la e. de los otros" {Instituto vol. 2, n. 113,182-183).
[Epp III, 542]. Presupuesto está que 7. Edificación ignaciana. Cen-
quien desea edificar a otros debe ve- trándonos ahora en Ignacio, el es-
lar no vaya a perderse a sí mismo, si tudio de cómo entendió la e. pare-
no es verdadero apóstol. La carta a ce justificado si recordamos el
los de Ñapóles detalla qué entendía interés que dio a los principios y
Ignacio por e. y fruto espiritual de la fundamentos. Ignacio afirmó que,
ciudad: dar clases de latín, griego, mediando la gracia de Dios, puso
hebreo, etc., enseñar la doctrina a los él "fundamentos firmes a esta
niños y llevarlos a misa, confesarlos, Compañía de Jesús" y exhorta a
luchar contra el hábito de blasfemar, sus compañeros para que edifi-
velar contra la herejía y por la for- quen y labren "sobre los tales fun-
mación de los sacerdotes, estimular damentos" [Epp 1,150]. Por su par-
al uso frecuente de los sacramentos, te, el texto de los Ejercicios
practicar las conversaciones espiri- Espirituales está menos interesado
tuales, dar los Ejercicios, visitar pri- en la e. que en poner el fundamen-
siones y ayudar a los presos, conso- to. No nos informa gran cosa. Por
lar a los pobres en los hospitales, y los Directorios sabemos, no obstan-
participar en otras obras pías pro- te, que Ignacio no descuidó la e.
pias o colaborar en las que otros ya del ejercitante. El ejercitador debía
tuviesen en marcha. edificarlo, "con la humildad y
Th. Lucas ha ilustrado cómo la composición de su persona y dili-
política edificativa de la CJ acabó fi- gencia en servirlo por Jesucristo"
jando ésta al terreno y determinan- (D4, 7). No sólo el director, también
do su vocación urbana. Para "edifi- las visitas deberían ser edificantes
car los prójimos", la CJ prefirió los en su conversación o aquél no las
emplazamientos más populosos en debería autorizar (D4, 8).
occidente, "ciudades importantes y La Autobiografía sólo se refiere a
grandes universidades, frecuenta- la e. en una ocasión. Refiere que Ig-
das por muchas personas, que sien- nacio y sus primeros compañeros
do ayudadas pudiesen a su vez "dieron edificación a todos" duran-
convertirse en operarios para la te su estancia en Salamanca, porque
ayuda de los otros" (1997,124). Con siendo ellos prisioneros y habiendo
ello conseguía un efecto apostólico los demás reclusos huido y dejado
683 edificación

tras de sí las puertas abiertas, ellos que la doctrina era el "fundamento


decidieron permanecer y esperar el del edificio de la fe" en los prójimos
juicio [Au 69]. (F39, 4). El fragmento se desechó
Estas referencias a la e. moral más tarde. No pasó lo mismo con
por medio del comportamiento ex- otro fragmento donde las tres For-
terior modesto encuentran su con- mulae son unánimes: Quien lleve
trapartida en diversas Reglas atri- una vida alejada de "todo contagio
buidas a S. Ignacio. Estas reglas con la avaricia" ayudará más a la e.
describen el aspecto ascético de la de los demás. No se trata de un dis-
e. y tienen eco en las Constituciones curso ideológico en defensa de la
[Co 250.349]. Las Reglas comunes pobreza. El texto apoya di valor
(1551) fueron pensadas para la e. apostólico de la pobreza con la expe-
exterior tanto de los jesuitas de la riencia: "hemos experimentado"
casa de Roma como de los de fuera. -dicen los primeros compañeros-
Prescriben, por ejemplo, que los je- "que aquella vida es más feliz, más
suitas anden con discreción, hablen pura y más apta para la edificación
en voz baja o llamen al timbre sua- del prójimo".
vemente. Prohiben el contacto físi- La vida en pobreza y sus re-
co entre ellos, que se mortifiquen nuncias parecieron clave a Ignacio
sin licencia, o que salgan de la casa para edificar la Iglesia del siglo
a predicar sin autorización del su- XVI. Lo confirman las Deliberaciones
perior. Estas reglas ascéticas tam- de la pobreza. Ignacio escribió las De-
bién prohiben conversar con los liberaciones como un esbozo de
candidatos a incorporarse en la co- "pros" y "contras". Sopesando los
munidad durante la Primera Proba- unos y los otros, llegó a decidir so-
ción. Las Reglas del Colegio Romano bre el régimen de pobreza caracte-
sintetizan el espíritu de estas reglas rístico de las Iglesias regidas por la
afirmando "procuren tener interna- CJ en 1544. A pesar de su brevedad,
mente y mostrar al exterior por su estos "pros" y "contras" incluyen
expresión, su modo de hablar, el referencias a la edificación. La enu-
hábito, el modo de andar y en todo meran entre los "incómodos" (o ra-
el hombre exterior, toda modestia zones "en contra" de cobrar rentas
para dar ejemplo y edifiquen a fijas para la administración de las
quienes les vean" [8]. Ignacio auto- Iglesias). Además, enumeran la
rizó todavía otro cuerpo de reglas "desedificación" entre los "cómo-
que dan gran importancia a la e., dos" (o razones a favor de cobrar-
son las denominadas Reglas de la las). Coherentemente con lo ya vis-
modestia. Confirman el control de la to para la Fórmula, Ignacio parece
expresividad corporal como las an- haber considerado que el manifies-
teriores pero parecen haber sido in- to desinterés en las "cosas de este
fluidas por la tradición dominica. mundo" reportaría una e. mayor en
Por ello no las trataremos aquí. sus contemporáneos. Por el contra-
8. La actitud de renuncia ante las rio, Ignacio habría temido "desedi-
cosas. Las acepciones ascética y mo- ficar" a algunos cuando, por no
ral de "edificar" se funden al llegar percibir rentas, los sacerdotes tuvie-
al tema de la pobreza. Las tres ver- ran que salir a mendigar para cu-
siones latinas de la Fórmula vinculan brir los gastos de la Iglesia.
la e. con la pobreza. La versión más Para la espiritualidad ignacia-
antigua enfatizaba la enseñanza de na, la vida en pobreza voluntaria
la doctrina cristiana. Consideraba es un modo privilegiado de edifi-
edificación 684

cación. Lo vuelven a confirmar el por el que el apóstol va cooperan-


epistolario y las Constituciones. En do con la gracia a su propia trans-
carta a N. Bobadilla y A. de Ovie- formación. Resultado indirecto del
do [Epp IV, 99-104], por ejemplo, ejercicio de edificar a los otros, su-
Ignacio prescribe que sus compa- cede la e. espiritual propia. Lo mis-
ñeros de Ñapóles no acepten rega- mo se diga en el ámbito social. Las
los o limosnas de los padres de los Constituciones enseñan a edificar a
alumnos ni donativos por oír con- 'Tos de fuera", a los que 'Visitaren
fesiones de personas devotas. Pre- a los enfermos," a quienes los je-
tendía edificarlos con ello y espe- suítas "conversan", a quienes "íes
raba que la transparencia en las oyen" o incluso la localidad entera
cuentas y hasta el aseo de las habi- donde un colegio será abierto. An-
taciones de los jesuítas ayudara al tes, sin embargo, el Examen pide
mismo efecto. que se edifique a "los de casa," a
9. Edificar como gracia. Consis- los "nuestros". Las Constituciones
tente con aquellas prescripciones, aspiran a pretender la "edificación
las Constituciones, por su parte, pro- universal" pero buscan asegurar,
hiben inducir en los bienhechores al menos, edificar "los prójimos".
la idea de hacer limosnas perpetuas No debemos perder de vista esta
a favor de las casas o iglesias [Co prioridad. Ya con la expresión más
564] y sugieren, también, que los antigua de la Fórmula, se pretendía
colegios no acepten limosnas, si la la "edificación del prójimo". Lue-
renta para los escolares está asegu- go, la e. terminó siendo empleada
rada [Co 331]. Por motivos de e., en modo absoluto, separada del
además, prescriben el modo de des- objeto que edificar. Durante las
prenderse de los bienes cuando un probaciones, la capacidad para
candidato se incorpora a la vida en edificar a los prójimos se va perfi-
comunidad [Co 258]. Finalmente y lando como un requisito inicial pa-
por encima de todo lo anterior, la ra pasar adelante en el Examen [Co
espiritualidad ignaciana practica la 70], luego, junto con la obediencia,
gratuidad de los ministerios [Co requisito para ser admitido [Co 98]
565]. e incluso requisito para oír confe-
siones [Co 110].
Sin lugar a dudas, las Constitu-
ciones sintetizan la doctrina sobre En conclusión, es Dios, en últi-
la e. ¿A quién buscan edificar? El mo lugar, quien edifica al jesuíta y a
ideal de la e. afecta tanto al indivi- la CJ mediante su Espíritu. Más
duo como al cuerpo. Prueba de lo presentes que la dimensión gratui-
primero es el lugar que ocupa la e. ta, sin embargo, en los textos igna-
en el Examen; prueba de lo segun- cianos aparece la doble dimensión
do es el lugar que la e. ocupa en la interna/externa, ascética/moral de
Parte II. Durante la probación, la e. La e. constituye no sólo el re-
"edificativo" es un adjetivo que quisito exigible incluso al candida-
describe al candidato. También pa- to; es el criterio de actuación apos-
ra las Constituciones, la edificar tólica. El concepto de e. ilumina la
concierne al apóstol mismo antes dimensión social de la espirituali-
que a nadie. El apóstol, que busca dad ignaciana. La acción cristiana
e. a los demás, debe estar previa- tiene término en Dios y en los de-
mente edificado humanamente en más. La acción espiritual, diríamos,
letras o doctrina y espiritualmente entraña una responsabilidad de fe:
[Co 307.440]. Edificar es el ejercicio el testimonio. Al lector no se le es-
685 ejercicios espirituales: el texto

capará que tal afirmación contrasta las experiencias internas de Igna-


con nuestro estilo contemporáneo y cio; en segundo lugar, por determi-
muchas veces individualista de vi- nadas lecturas que hizo a lo largo
vir la fe. En categorías más filosófi- de sus extensos años de formación
cas, la e. significa la contribución y, en tercer lugar, por el humus cul-
que cada cristiano hace al proceso tural y religioso de su época.
eclesial de construcción de la reali- El interés por la génesis del tex-
dad o redificación. to comenzó a finales del siglo XIX, a
la par que los exegetas iniciaban el
José Carlos COUPEAU, SJ
estudio histórico-crítico de las Escri-
turas. Ello correspondía a la sensibi-
Z1 Abnegación, Cuerpo Apostólico, Desedifica- lidad de la Modernidad -y más es-
ción, Iglesia, Ministerios, Unión de Ánimos, pecíficamente, del Modernismo-,
Virtud. que concibe la historia como media-
Bibl.: THIBAUT, A., "Édification", en DSp ción de la actuación de Dios, y que
IV, 279-294; LUCAS, TH. M., Landmarking: el hecho de que un texto esté inspi-
City, Church & Urban Strategy, Loyola rado no impide que haya pasado
Press, Chicago 1997. por determinadas mediaciones reco-
nocibles. Así, el debate escriturístico
entre inspiración y mediación histó-
EJERCICIOS ESPIRITUALES rico-cultural está presente también
en los estudios sobre los textos igna-
A. GÉNESIS DEL TEXTO cianos. La primera mitad del siglo
XX está marcada por el debate entre
Establecer con precisión la his- dos corrientes claramente diferen-
toria de la redacción del texto de los ciadas: la que acentúa el carácter ins-
E. y las fuentes que intervinieron es pirado de los E. (representada por
una tarea imposible. En primer lu- autores como Arturo Codina, Ignasi
gar, porque su contenido se fue ela- Casanovas, José Calveras, y más re-
borando a lo largo de veinte años, cientemente, por Manuel Ruiz Jura-
si tomamos como punto de partida do), los cuales consideran que lo
las primeras lecturas que impacta- fundamental de los E. se fraguó du-
ron a Ignacio en su lecho convale- rante las experiencias de S. Ignacio
ciente de Loyola (1521-1522) y co- en Manresa, concediendo un valor
mo término la redacción de la marginal a lecturas que pudo incor-
Versio prima latina (1541), que ya es porar durante y después; y la co-
un texto completo y definitivo de rriente representada por autores
los Ejercicios. En segundo lugar, como Henri Watrigant, Pedro de Le-
porque en aquel tiempo no existía turia o Miquel Batllori que dan más
la actual escrupulosidad sobre la importancia a la progresiva gesta-
autoría; se tomaban frases, expre- ción del texto y a la influencia de
siones y fragmentos de obras leídas obras que pudo leer. Las dos co-
sin necesidad de citarlas; en tercer rrientes aportan luz y a las dos hay
lugar, porque existe un lenguaje co- que tener en cuenta cuando se trata
lectivo propio de cada época que de comprender la génesis y desarro-
hace imposible saber quién toma de llo del libro de los Ejercicios.
quién. Estas tres constataciones ya Sintetizando el proceso de ges-
arrojan luz sobre el tema que trata- tación, se pueden distinguir cuatro
mos de abordar: la génesis de los E. etapas: el período antecesor (Loyo-
está marcada, en primer lugar, por la); el período fundante (Montse-
ejercicios espirituales: el texto 686

rrat-Manresa); el período teológico ber sido influidos por esta obra: [7]
(Península y París); y el período fi- puede estar tomado del libro I, 13.
nal (Italia). 15; [12] de II, 6, 6.16; [13] de II, 77, 5;
1. Periodo antecesor: hoyóla. [18] de I, 19, 23; [20] de I, 10, 1; 20,
Consta por la Autobiografía, que du- 30; III, 42, 6; [23] de III, 55, 1; 9, 1-2;
rante su convalecencia Ignacio em- 10, 21.23; [24-32] de I, 11 y 19; [32-
pezó a tomar conciencia de las al- 43] de I, 19, 16; [65-71] de I, 24, 1-
ternancias anímicas que sucedían 17.44-45; [91-98] de III, 56, 26-31;
en su interior. Es dicho explícita- [164-168] de I, 1, 32; II, 12, 66; III, 5,
mente que los modos de elección 34; 7, 22; [169-189] de I, 3,14; III, 15,
[Ej 169-184] brotaron de las obser- 17.18; [169] de III, 54, 4; [186] de I,
vaciones que hizo en aquel tiempo 23; [189] de I, 25,15; [313-336] de III,
[Au 99]. Desde el punto de vista de 54, 1; [319-321] de III, 7, 4.20; [322]
las fuentes, la lectura de la Vita Ch- de III, 7, 6.6; [323] de III, 7, 19; [324]
risti de Ludolfo el Cartujano dejó de II, 9, 16; III, 6, 28-29; III, 7, 3; 55,
impacto en él. Nos dice él mismo 12-13; [325] de I, 13, 24.28; [326] de
que llenó trescientos folios copian- I, 13, 24.28; [329] de III, 54, 1; [354]
do en rojo palabras de Jesús y en del libro IV.
azul las palabras de María [Au 11] y Pero de este período se suele
que salió de Loyola con un cuader- pasar por alto otra fuente tanto o
no donde llevaba anotadas algunas más determinante. Se trata de la es-
cosas [Au 18.47]. Watrigant (1897) cuela espiritual de García de Cisne-
fue el primero en establecer corres- ros (1455-1510), abad de Montserrat
pondencias entre pasajes de los E. y desde 1493 hasta 1510. Sus dos
la Vita Christi. En ocasiones, los pa- obras principales son el Ejercitatorio
ralelismos son muy patentes. El de vida espiritual y el Directorio de las
prólogo de Antonio de Montesinos, Horas Canónicas, compuestas en
el traductor franciscano que dedica 1500. Ambas consisten en una reco-
su trabajo a los Reyes Católicos, tie- pilación de autores medievales y de
ne notables paralelismos con la me- la Devotio Moderna. De S. Buenaven-
ditación del Rey Temporal [Ej 91- tura y Hugo de Balma tomó el es-
98]. Asimismo, la organización de quema clásico de las tres vías (pur-
las contemplaciones que encontra- gativa, iluminativa y unitiva); de
mos en los E. (una oración inicial, Gersón, muchos de los consejos y
un desarrollo con diversos puntos de las consideraciones sobre la ora-
y un coloquio) corresponde al mo- ción y la vida contemplativa; de
do en que Ludolfo el Cartujano Zupthen y Mombaer, la presenta-
propone sus capítulos sobre los ción metódica de la vida espiritual,
misterios de la vida de Cristo. según el estilo de la Devotio Moder-
2. Periodo fundante: Montserrat- na. La mayoría de las veces, Cisne-
Manresa (1522-23). Se sabe por Gon- ros se vale de citas textuales de es-
zález de Cámara (Mem 97, FN I) tos autores, organizándolas en base
que Ignacio conoció por primera a la estructura que da a su obra más
vez la Imitación de Cristo en Manre- completa, el Ejercitatorio: la ascen-
sa. Muchos biógrafos se limitan a sión por las tres vías, que conducen
mencionar esta lectura durante el de la meditación hasta la contem-
período manresano, libro que le plación, pasando por la oración
acompañará a lo largo de toda su afectiva. Frente a los autores clási-
vida. Se pueden identificar bastan- cos, lo original de la propuesta de
tes pasajes de los E. que pueden ha- Cisneros es que el objeto de la con-
687 ejercicios espirituales: el texto

templación no es la alta especula- na, vísperas y completas). Nuestra


ción, sino la vida de Cristo. Con ello hipótesis es que Ignacio se valió de
se percibe la influencia del francis- estas pautas para hacer las siete ho-
canismo de la época y de la Devotio ras diarias de oración que menciona
Moderna. El Ejercitatorio y el Directo- en la Autobiografía [Au 23.25.26].
rio marcaban la vida espiritual del También pudo anotar otras suge-
monasterio. Ello explicaría la pronta rencias que aparecen en el Compen-
aparición de una versión condensa- dio: consejos sobre la oración, los
da de ambas obras en un solo for- cuales se pueden reconocer en algu-
mato, el Compendio breve de Ejercicios nas de las anotaciones (cf. [Ej 2.4.11.
Espirituales, cuya edición más anti- 12.15.17.20]); pautas preparatorias
gua hasta el momento conocida da- que están vertidas en algunas de las
ta de 1555. Es probable que existan adiciones (cf. [Ej 74.76.79.82]); un re-
ediciones anteriores que se hayan sumen de los doce grados de humil-
extraviado o bien que corriera en dad de la Regla de S. Benito, los
forma de manuscrito en el momen- cuales podrían estar en el trasfondo
to en que S. Ignacio pasó por Mont- de las tres Maneras de Humildad
serrat. En cualquier caso, ya sea di- [Ej 165-167]... Todo ello no niega la
rectamente, mediante el Ejercitatorio originalidad de los E. ignacianos, si-
y el Directorio, o bien a través del no que ayuda a tomar conciencia de
Compendio, el peregrino entró en que su experiencia carismática estu-
contacto con la escuela de García de vo acompañada y pautada por mil
Cisneros. La confesión general que años de tradición orante que le pre-
hizo es el primer ejercicio que se in- cedían, y que llegaron a Ignacio a
dica tanto en el Ejercitatorio como en través de las obras de Cisneros. Esta
el Compendio para adentrarse en la interpretación no contradice, sino
primera etapa de la vida espiritual, que más bien aclara afirmaciones
que es la vía purgativa. En la Auto- como la de Laínez: "Cerca de este
biografía se lee que el peregrino "se tiempo hizo confesión general de
determinó estar algunos días, y toda su vida y vino, cuanto a la sus-
también notar algunas cosas en su tancia, en estas meditaciones que
libro, que llevaba él muy guardado, decimos Ejercicios" (FN I 82); y Ri-
y con que iba muy consolado" [Au badeneira: "En este mismo tiempo
18]. Ya hemos mencionado la exis- [...] escribió el libro que llamamos
tencia de este cuaderno. Lo que Ejercicios Espirituales" (Vida, lib. 1,
ahora anotaría serían las sugeren- cap. VIII; FN IV, 135). Es como si Ig-
cias que aparecían en el Compendio y nacio se hubiera subido sobre los
que le estaban siendo útiles para su hombros de un anciano y hubiera
oración. En el Compendio podía ha- podido dar un salto gracias al so-
llar pautas distribuidas en ejercicios porte que le sostenía, en la medida
meditativos a lo largo de seis sema- que en las cuatro Semanas de los
nas: una para cada vía (purgativa, Ejercicios están incorporadas las
iluminativa y unitiva); otra para la tres vías clásicas de un modo nue-
vida de Jesús; otra para su pasión, vo: Primera Semana-Vía Purgativa
muerte y resurrección; y una sexta [Ej 10]; Segunda Semana-Vía Ilumi-
semana en la que se condensaban nativa [Ej 10], donde se busca el co-
las pautas anteriores, presentadas nocimiento interno del Señor y el
en un punto para cada salmo de las discernimiento de la propia llama-
siete horas canónicas del día (maiti- da; Tercera y Cuarta Semanas-Vía
nes, laudes, horas tercia, sexta y no- unitiva, dirigidas aquí hacia el cora-
ejercicios espirituales: el texto 688

zón, la acción y la contemplación Arte para servir a Dios (1520) de Al-


del mundo. Así, el carácter ascen- fonso de Madrid y el Tercer Abeceda-
dente de la espiritualidad monásti- rio (1527) de Francisco de Osuna.
ca se trasforma en un descenso ha- Ambas obras llegaron años más tar-
cia la historia y el mundo por medio de a manos de Sta. Teresa (cf. Vida,
del discernimiento de la llamada- caps. 12 y 22). El Arte para servir a
elección y de la identificación con el Dios fue editado por segunda vez
Señor pobre y humilde. en la imprenta de Miguel de Eguía
3. Período de consolidación y de el mismo año en que Ignacio se en-
formación teológica: Barcelona, Alcalá, contraba en Alcalá (1526). Esta obra
Salamanca y París (1522-1535). Sabe- está estructurada en tres tiempos: el
mos que Ignacio empezó ya a dar conocimiento de uno mismo; la
algunor ejercicios a diferentes per- imitación de Cristo y la transforma-
sonas durante su estancia en las di- ción en Dios por el amor. Nótese la
versas ciudades españolas (cf. [Au semejanza estructural con los £.,
57.60.64-68]). El texto se fue enri- aunque éstos tienen un ritmo cua-
queciendo por medio de la expe- ternario. De los años en París tam-
riencia creciente de darlos así como bién se puede seguir el rastro de
por las lecturas que iba haciendo. ciertas lecturas. Así, por ejemplo, la
En Barcelona, entró en contacto con expresión "consolación sin causa
los círculos lulianos. Es posible re- precedente" [Ej 330] pudo estar to-
conocer esta influencia en la aplica- mada de Dionisio el Cartujano, De
ción de las tres potencias [Ej 45] así discretione et exeminatione spirituum,
como en la aplicación de sentidos o bien de la Suma Teológica de To-
[Ej 121-125] (De Guibert 1925). Se- más de Aquino (I-II, q.9, 1.6 y
gún Batllori (1996), en el mismo cír- q.10.4). Asimismo, las Actas del Con-
culo pudo conocer la obra del teólo- cilio de Sens (1528-29) y la Respuesta
go francés de talante humanista, de la Facultad de Teología a Melanch-
Ramón Sibiuda (t 1436), Scientia li- ton (1535) podrían estar detrás de la
bri Creaturarum seu naturae et Scien- composición de las Reglas para
tia de homine (o el resumen de ésta sentir con la Iglesia [Ej 352-370],
obra, el Viola animae de Pieter Dor- aunque otros autores las retrotraen
land), la cual podría haber influido Alcalá y Salamanca, a partir del
en la redacción del PF y la CAÁ. En Edicto de Toledo (1925) promulgado
Alcalá y Salamanca incorporó ele- contra los Alumbrados. Todo ello
mentos de Erasmo y Pedro Lom- no son más que pistas e indicios de
bardo, lo cual se puede ver refleja- la lenta sedimentación de un texto
do también en el PF y en la que no era para ser leído por los
meditación de Dos Banderas. Igna- ejercitantes, sino para pautar al que
cio debió de conocer la obra de iba a darlos. Del final de este perío-
Erasmo a través de sus relaciones do se conserva el texto que Ignacio
con Miguel de Eguía [Au 57], el (o tal vez Fabro) dio al inglés John
cual imprimió El manual del Caballe- Helyar (1535), en el cual ya se ha-
ro cristiano (Enchiridion militis chris- llan presentes la mayoría de los ele-
tiani) dos años consecutivos (1525 y mentos fundamentales.
1526). Rotsaert (1982) menciona 4. Período final: Italia (1536-41).
otras posibles lecturas cercanas a Corresponde a estos años la gesta-
los recolectónos franciscanos, los ción de las últimas piezas y la revi-
cuales no estaban lejanos del círcu- sión acabada del texto. Bakker
lo de los alumbrados, tales como el (1995) considera que lo más esen-
689 ejercicios espirituales: el texto

cial de las Reglas de discernimiento ta segunda versión latina supone


de la Segunda Semana [Ej 328-336] un mejoramiento de estilo respecto
son posteriores a 1536, ya que ex- de la primera. Sin embargo, la Vul-
presiones como "tentación bajo es- gata nunca se ha considerado la
pecie de bien" [Ej 10] y las corres- versión definitiva, sino que siempre
pondientes sutilidades de los ha sido cotejada y remitida al Autó-
engaños del maligno sub angelo lu- grafo. Para lograr que se despejaran
cís [Ej 332] no aparecen en el ma- las sospechas de iluminismo que
nuscrito de Heylar ni en la carta a caían sobre el texto, los E. obtuvie-
Teresa Rajadell fechada el 18 de ju- ron la aprobación papal mediante
nio de 1536 [Epp I, 99-107]. Esta el Breve "Pastorales officii cura", el
nueva incorporación se debería 31 de julio de 1548, gracias a la me-
probablemente a la lectura de los diación del entonces Duque de
Sermones sobre el Cantar de los Canta- Gandía Francisco de Borja. Aquel
res de S. Bernardo hecha en Venecia mismo año se imprimieron 500
(1536-1537). Se puede conjeturar ejemplares de la Vulgata pagados
también que durante su estancia en por el mismo Borja. La versión cas-
esta ciudad incorporó más anota- tellana no fue publicada hasta 1615
ciones, redactó la versión definitiva por el temor que aún despertaban
de PF, ordenó los Misterios de Cris- en España los métodos espirituales
to en el anexo final [Ej 261-312] e in- que propiciaran una experiencia
cluyó las Reglas para ordenarse en personal y "directa" de Dios.
el comer [Ej 210-217]. Por la corres-
pondencia del último período, en el Javier MELLONI, SJ
que diversos compañeros escriben
pidiendo las últimas novedades del
/ hoyóla, Mantesa, Montserrat, París, Roma.
texto [Epp Mixtae I, 22.29; MXav I,
47], en Roma acabaría de redactar Bibl.: AA.VV., Las fuentes de los Ejercicios Es-
las Reglas de discreción de espíri- pirituales de San Ignacio (Simposio Interna-
tus de la Segunda Semana [Ej 328- cional, Loyola septiembre 1997) (PLAZAOLA,
J. ed.), Mensajero, Bilbao 1998; BAKKER, L.,
336], las Notas para sentir y enten-
Libertad y experiencia, M-ST, Bilbao-Santan-
der escrúpulos [Ej 345-351] y der 1995, 127-189; BATLLORI, M., "Sibiuda,
acabaría por perfilar las Reglas "pa- Loiola i Montaigne. En les reformes religio-
ra el sentido verdadero que en la ses al segle XVI", Obra completa VI, Editorial
Iglesia militante debemos tener" [Ej 3 i 4, Valencia 1996, 207-220; GUIBERT, J. DE,
352-370]. "La méthode des trois puissances et Y Art de
Contemplation de Raymond Llull", RAM 6
5. Textos. El documento referen- (1925) 367-378; MELLONI, J., LOS Ejercicios en
cial es el llamado texto Autógrafo, la tradición de Occidente, EIDES 23, Barcelona
versión castellana conocida bajo es- 1998; Breve Compendio de Ejercicios (MELLONI,
te nombre no porque esté escrita J. ed.), BAC, Madrid 2006; NICOLAU, M.,
"Origen de los Ejercicios de San Ignacio" (I-
por la mano directa de Ignacio, sino II), Man 164 y 165 (1970) 279-294.377-396;
porque contiene 33 correcciones in- ROTSAERT, M., L'originalité des Exercices Spiri-
troducidas por él. Algunas de ellas tuels d'Ignace de Loyola sur Varriere fond des re-
pasaron a la primera traducción la- nouveaux spirituels en Castille au debut du
tina en 1541 (Versio Prima, de la cual XVIéme siécle, CIS, Roma 1982; Ruiz JURADO,
se conservan dos copias, Pl y P2). M., "Hacia las fuentes del Principio y Fun-
Otras de las correcciones sobre el damento de los Ejercicios", Greg 58 (1977)
727-754; ID., "El texto de los Ejercicios de
Autógrafo llegaron al texto latino San Ignacio", Man 69 (1997) 171-186; WATRI-
oficial (Vulgata), traducido por An- GANT, H., La genése des Exercices, Extrait des
drés des Freux entre 1546-1547. Es- Études, Amiens 1897.
ejercicios espirituales: método 690

B. MÉTODO Y TEOLOGÍA 71]. Hay que destacar la maestría


Los innumerables estudios que de Ignacio al colocar, como pórtico
se han hecho sobre el libro de los E. de entrada de su libro, lo que él
se han fijado preferentemente en su mismo titula PF [Ej 23], pues en él
dinámica externa, o en su polo ob- presenta, en apretada síntesis, los
jetivo, conscientes de que cuanto hitos-experiencias fundamentales
más y mejor se conozca éste -en sus de todo el camino.
múltiples facetas- tanto más ade- 1.1. La condición de criatura. Esta
cuada será la experiencia, ya sea del consideración sintética que se le
que los da como del que los recibe. presenta al ejercitante pivota única
Ello ha supuesto no sólo un mejor y exclusivamente en Dios, hacia el
conocimiento de los E., sino un me- cual, se le dice, tiene que "tensar"
jor modo de darlos y un mejor mo- todo su ser, todas sus energías para
do de hacerlos. De ahí que, al ha- aceptar, en primer lugar, la distan-
blar ahora de su dinámica interna, cia que le separa de El, asumiendo
de su proceso espiritual interno, no su condición de criatura y, por tan-
podamos hacerlo prescindiendo de to, de dependencia absoluta; y en
la externa, como si fueran dos diná- segundo lugar, para descubrir sólo
micas separadas, sino siendo plena- en Él, como Creador y Señor, la
mente conscientes de su íntima re- fuente de donde dimana el sentido
lación. La novedad está en el punto pleno de su existencia, que no es
de mira, fijándonos más explícita- otro que el amor incondicional de
mente en la experiencia espiritual Dios hacia él. Esta consideración se
que el ejercitante va haciendo, o a la convierte en una primera llamada
que es convocado, por el minucioso provocativa y suscitadora de una
itinerario objetivo que se le invita a primera reacción-respuesta, tam-
recorrer. Por tanto, se trata primor- bién fundamental, consistente en
dialmente de una reflexión sobre el querer vivirse enteramente abierto
itinerario espiritual que va hacien- al misterio de Dios, más que optar
do el ejercitante, de los caminos in- por vivirse desde sí mismo y para sí
ternos que se le van abriendo y por mismo. En definitiva, la aceptación
los que se va iniciando y adentran- incondicional de esa dependencia
do en el Misterio de Dios, tal y co- amorosa de su Criador y Señor, le
mo es presentado por Ignacio en su llevará a asumir esa famosa trilogía
libro. Tal es la perspectiva que abor- de actitudes fundamentales presi-
damos aquí, en la línea de lo que didas por el "para" -la alabanza, la
hoy se denomina "mistagogía" de reverencia y el servicio-, expresio-
los E., un modo de acercarse a los E. nes, las dos primeras, de la trascen-
que va siendo cada vez más fre- dencia de Dios y, la tercera, de su
cuente y rico. Metodológicamente, inmanencia.
iremos colgando nuestras conside-
1.2. La actitud de indiferencia.
raciones de los principales soportes
Una segunda consideración se le
objetivos en los que se sostienen los
muestra al ejercitante. Tendrá que
momentos más significativos de los
aprender a descubrir el sentido de
E., y, por tanto, de la experiencia
un segundo "para", ahora aplicado
personal que a través de ellos va
a las cosas creadas. Tendrá que
haciendo el ejercitante.
aprender a relacionarse con ellas
1. Primer soporte: Principio y desde la finalidad que ellas mismas
Fundamento [Ej 23] y pecado [Ej 45- tienen, por ser también criaturas de
691 ejercicios espirituales: método

Dios, y por tanto, a usarlas o no En medio de este panorama tan


usarlas como "criaturas-puente" y sombrío que tiene delante, repre-
no como "criaturas-término". Para sentado en los relatos del pecado
resituar adecuadamente todo lo metahistórico (ángeles-soberbia [Ej
creado, el ejercitante tendrá que 50]), del pecado histórico (Adán-Eva
elaborar en su interior esa disposi- [Ej 51]: autodivinización), del peca-
ción por la cual no quiera ni desee do particular de cada uno (primer
más que lo que quiera y desee el ejercicio [Ej 52]) y de su propio peca-
Amado, la indiferencia, o la libertad do (segundo ejercicio [Ej 55-61]) ten-
interior de no sentirse atrapado por drá que descubrir por gracia al ico-
nada. Libertad "de" como condi- no de la misericordia, que no es otro
ción sine qua non para la libertad que el Cristo en cruz presentado en
"para" que irá descubriendo a lo el coloquio del primer ejercicio [Ej
largo de todo el recorrido. La ima- 53], ante el cual se recupera el autén-
gen del atleta, en plena tensión y tico diálogo y las auténticas pregun-
concentración de todas sus energí- tas que le resitúan en la nueva vida
as, imaginándose en un instante to- de pecador perdonado. Podrá ahora
dos los detalles de su recorrido, an- reconstruirla desde una actitud po-
tes de escuchar la señal de salida, se sitiva que brota del agradecimiento
asemeja mucho a la actitud provo- a quien ha dado su vida por él. De lo
que por su pecado no había hecho
cada por el PF en el ejercitante, a las
por Cristo, podrá ahora proyectar su
puertas ya de esa carrera interior
vida en hacerlo todo por Él. Paso, en
que se dispone a correr a lo largo
definitiva, del "soli-loquio" en el
del Mes de Ejercicios.
que se veía envuelto por el pecado
13. La experiencia del pecado [Ej al "co-loquio" (con Cristo) por el
45-65]. Para recorrer el camino inte- que recupera la comunión con Dios.
rior diseñado en el PF y mantener 2. Segundo soporte: La meditación
permanentemente a punto la mira- del Rey o la atracción por Cristo [Ej 91-
da fija en Dios y el corazón en plena 98]. A través de las meditaciones so-
sintonía con Él, el ejercitante tendrá bre el pecado, el ejercitante ha teni-
que pasar por la prueba de fuego de do la oportunidad de verificar en su
soltar todo el lastre acumulado en su propia carne la condición indispen-
historia personal por esa realidad sable que Ignacio pone al formular
que llamamos "pecado". Tendrá que el fin que se pretende con los ejerci-
descender a los infiernos de la histo- cios, que no es otro que el de "bus-
ria y de su propia historia, destino car y hallar la voluntad de Dios en
anunciado para todo aquél que vive la disposición de su vida" [Ej 1]. Esa
su vida replegándose sobre sí mis- condición que alude a la necesidad
mo, no viendo otro camino ni otro imperiosa de quitar previamente de
horizonte que el proyectado por su sí todas las afecciones desordenadas
propia sombra. Ese camino de per- [Ej 1.21]. Si a través de la experien-
dición tiene también sus hitos, con cia del pecado y del perdón ha po-
nombres y apellidos concretos, con dido reconocer cómo todos sus afec-
raíces y comportamientos concretos, tos estaban convocados en torno a sí
que el ejercitante tendrá que conocer -para su propio provecho y satisfac-
a fondo para descubrir su maldad y ción-, ante la meditación del Rey [Ej
su perversidad y así volver al autén- 91-98] irá experimentando la posibi-
tico estado de creaturidad diseñado lidad de convocar todos sus afectos
en el PF. -ya ordenados- en torno a la atrae-
ejercicios espirituales: método 692

ción que la llamada de Cristo va a do su capacidad receptiva. En con-


ejercer sobre él. Ahora el camino traste con la meditación, la contem-
-su propio ser- está expedito para plación es más pasiva que activa.
poder escuchar prontamente otra De esta manera, el ejercitante se va
voz y para poder movilizar todas iniciando -adentrándose- en el
sus energías en la dirección que ella Misterio más que por lo que él ha-
le marque. Que esa voz ha sido es- ce, por lo que es hecho, más que
cuchada y que ha movilizado en po- por lo que él mira, por lo que es mi-
sitivo todos sus afectos se compro- rado. No se trata en todo esto de
bará en la oblación de mayor estima una especie de juego de situaciones
y momento que hará ante el "eterno o de estrategias. En este momento
Señor de todas las cosas" [Ej 98]. en que se adentra en las contempla-
Una oblación que asume los ele- ciones de los misterios de la vida de
mentos aparentemente más absur- Cristo, lo primero que experimenta
dos -injurias-vituperios-pobrezas- en sí es la capacidad receptiva - d o -
(el llamado movimiento kenótico de cilidad-disponibilidad- que se ha
Cristo), pero que él va aprendiendo ido creando en él y que le permite
a integrar en su deseo de imitarle irse situando internamente de un
("que yo quiero y deseo y es mi de- modo cada vez más adecuado para
terminación deliberada") y desde la iniciarse en el secreto que cada mis-
consciencia de que más que elegir él terio encierra.
ese modo de seguirle, ha sido elegi- Ignacio describe con todo deta-
do ("queriéndome vuestra santísi- lle las dos primeras contemplacio-
ma majestad elegir y recibir en tal nes -la de la Encarnación [Ej 101-
vida y estado") experimentando, 109] y la del Nacimiento [Ej
así, el elemento pasivo que encierra 110-117]- que servirán de pauta pa-
toda gracia. Pero la transformación ra todas las demás. En el escenario
de los deseos y de los afectos es ta- en el que sitúa al ejercitante a través
rea lenta, por no ser tarea fácil. De de los tres preámbulos, de los tres
ahí que la Segunda Semana esté de- puntos y del coloquio, hay que des-
dicada a dicha transformación a la tacar, en primer lugar la petición
luz de la contemplación de los Mis- que marca el fruto que ha de conse-
terios de la vida del Señor. guir: el conocimiento interno del Se-
3. Tercer soporte: Contemplacio- ñor para más amarle y seguirle [Ej
nes de la Segunda Semana [Ej 101- 104]. Ésta será la dinámica interna
168]. El acceso al Misterio de Cristo de todas las contemplaciones: el co-
Jesús -al secreto último de su vida- nocimiento interno que le moviliza
se hace a través de la contempla- hacia el seguimiento. En segundo
ción de los misterios de su vida- lugar, el modo de acceder a este co-
muerte-resurrección. Misterios que nocimiento: haciéndose presente al
se van contemplando a lo largo de misterio que contempla -"como si
la Segunda, Tercera y Cuarta Sema- presente me hallare" [Ej 114]- desde
na. Se da una relación muy directa las actitudes que mejor sintonizan
entre el Misterio y la contempla- con aquello que es contemplado. Si
ción, siendo ésta más una actitud lo que él ve, mira y considera es el
que un método. Es el modo -en cla- misterio del Dios encarnado, todo
ve de receptividad- como el ejerci- lo que rodea a esa encarnación vie-
tante se sitúa ante el Misterio, de tal ne envuelto en humildad y pobreza.
manera que éste se le irá revelando Por tanto, su presencia ante el Mis-
más y más cuanto mayor vaya sien- terio no puede ser otra que la de la
693 ejercicios espirituales: método

humildad - " u n pobrecito y esclavi- la bandera de Cristo. La particulari-


to indigno"-, la del servicio -"sir- dad de esta bandera es que se disfra-
viéndoles en sus necesidades"- y la za-solapa sub angelo lucís, es decir,
del acatamiento y reverencia -"con ofreciéndose como la auténtica ban-
todo acatamiento y reverencia posi- dera de Cristo. De ahí la importan-
ble". Y, en tercer lugar, la importan- cia de la petición para descubrir los
cia del reflectir para sacar algún pro- engaños que se encierran en una
vecho espiritual. Reflectir, es decir, oferta aparentemente tan sugerente
acoger el reflejo que la contempla- y atractiva. Tendrá, por tanto, que
ción ha dejado en el corazón del comparar una con otra para descu-
ejercitante. Tomar conciencia del re- brir los rasgos que caracterizan a los
flejo que lo contemplado va dejan- dos personajes que las lideran (Cris-
do en su interior, dejándose trans- to y Lucifer), los diferentes contextos
formar por ello y provocando aquel en que se mueven, las distintas invi-
conocimiento íntimo que se con- taciones que hacen, los destinatarios
vierte en amor y seguimiento. de las mismas, las tretas que utili-
3.1 Dos Banderas [Ej 136-147]. A zan, las dinámicas que desencade-
partir del cuarto día Ignacio inter- nan... Todo para descubrir que la
cala las contemplaciones de los dinámica de la bandera de Cristo
misterios con las meditaciones de nunca pretende alimentar a su ego
Banderas, Binarios y Maneras de para introducirle en una especie de
Humildad. Empieza, por así decir, escalera ascendente -codicia de ri-
todo un despliegue de experiencias quezas, vano honor, soberbia- (di-
encaminadas directamente a la elec- námica del orgullo), sino en una
ción. El punto de enganche sigue dinámica totalmente opuesta, des-
siendo el mismo: seguir familiari- cendente, caracterizada por la po-
zándose e identificándose con Aquél breza, la descalificación y la humil-
que en los relatos de los misterios es- dad (dinámica del despojo). Esta
tá, como Misterio, al fondo de los dinámica de Cristo no es nueva
mismos, con la pretensión de que el para el ejercitante y en estos mo-
amor y el seguimiento se vayan for- mentos de su experiencia le resulta
taleciendo más y más. Amor y se- ya hasta familiar. Lo nuevo está en
guimiento revestidos de la imagen la necesidad urgente que tiene de
de Aquél que se viene pacientemen- iluminar su entendimiento para
te contemplando, y que persistente- poder distinguir una dinámica de
mente va siempre caracterizada con la otra, sobre todo en el momento
el distintivo de la humildad y la po- de la elección donde ambas pue-
breza, que ocultan, a la vez que des- den hacerse presentes con una
velan -identificándolo-, la auténtica fuerza especial.
imagen del Misterio. 3.2 Tres Binarios [Ej 149-157]. La
La meditación de Dos Banderas meditación de Tres Binarios confron-
[Ej 136-147] introduce en el ejerci- ta al ejercitante con una dimensión
tante una sospecha: la de que no hay fundamental de su propia persona,
sólo una bandera -la de Cristo-, con su mundo afectivo. La petición, co-
la que él mismo se ha ido identifi- mo ya es habitual, marca el fruto que
cando en el recorrido que ha venido se quiere conseguir: "Aquí será pedir
haciendo hasta este momento, sino gracia para elegir lo que más a gloria
que hay otra bandera -la de Lucifer- de su divina majestad y salud de mi
que está permanentemente al ace- ánima sea" [Ej 152]. Se parte de una
cho, ofreciéndose como alternativa a realidad fácilmente constatable: la li-
ejercicios espirituales: método 694

bertad está frecuentemente amena- los pecados se le invitaba a entrar


zada por los afectos. De ahí la impor- en los infiernos de su propia vida,
tancia de conquistar un cierto grado para liberarla hasta el fondo del las-
de madurez afectiva para que las de- tre acumulado por un vivirse sola-
cisiones, las opciones que se tomen mente desde sí y para sí -en la más
en cada momento -y de un modo es- radical soledad- para salir de ella
pecial en el momento de la elección- desde el descubrimiento de la mise-
puedan ser según Dios. Sintonizar ricordia de Dios para con él, el ter-
bien con la voluntad de Dios requie- cer grado de humildad le permitirá
re sintonizar bien con la propia liber- llegar hasta el fondo de sí mismo
tad-voluntad, eliminando todas las -ya plenamente iluminado y libera-
interferencias provocadas por los d o - para instalarse definitivamente
afectos desordenados. Esta experien- en la comunión plena con Dios (ter-
cia la irá haciendo el ejercitante al cer grado de amor). Desde ahí se vi-
hilo de la meditación de los Tres Bi- virá superando de nuevo toda lógi-
narios-tipos de personas. En su con- ca evangélica basada en el binomio
frontación con ellos, no sólo podrá ir ley-temor (primera manera) o en
reconociendo el momento en el que indiferencia-disponibilidad (segun-
se encuentra, sino que podrá descu- da manera) para entrar en la lógica
brir y verificar en su interior que de la ilógica evangélica, la de la lo-
cuanto más se acerque a la actitud cura de amor por Cristo, tan carac-
del tercer binario -la mayor renuncia terística de los que han sido arreba-
posible a su propio querer-, mayor tados por Él. También aquí se repite
será la manifestación del querer de el mismo leit-motiv: a mayor apertu-
Dios sobre él. Esta confluencia de vo- ra-vaciamiento de sí, mayor capaci-
luntades-quereres-libertades se hará dad para experimentar el amor ab-
imprescindible en el momento clave soluto de Dios, concretado en un
de la elección. De lo contrario, nunca vivirse 'Toco por Cristo" por el me-
se podría elegir adecuadamente se- ro hecho de que Cristo vivió así, lle-
gún Dios. El ejercitante experimenta- vando hasta el extremo -con un
rá, así, en su propia carne, el riesgo cierto aire de locura- el proyecto de
de la libertad -desposeyéndose de la Dios sobre Él. Ésta será, también, la
seguridad que da el instalarse en el mejor disposición para poder en-
propio querer-, para arriesgarse a contrar la voluntad de Dios en el
poner su seguridad sólo en Dios. momento decisivo de la elección.
3.3 Tres Maneras de Humildad [Ej 4. Cuarto soporte: La elección [Ej
164-168]. Al situar Ignacio esta con- 135.169-189]. Ignacio ha configura-
sideración sobre las Tres Maneras do un auténtico tratado sobre la
de Humildad ya a las puertas de la elección [Ej 169-188] en el que se in-
elección, lo que pretende es que el cluye: a) el preámbulo [Ej 169]; b)
ejercitante recorra todo el camino las cosas de las que se debe hacer
preparatorio para la misma y se co- elección [Ej 170-174]; y c) los tres
loque definitivamente allí donde tiempos [Ej 175-188]. El desarrollo
Dios le espera: en el espacio plena- de cada uno de estos títulos forma
mente abierto de su interior -tercer el armazón objetivo de la elección.
grado de humildad, abajamiento, En este momento crucial de los E.
despojo-, espacio vacío de sí para seguimos poniendo nuestra mirada
ser rebosantemente plenificado por en la experiencia espiritual que el
el amor infinito de Dios (tercer gra- ejercitante va haciendo a lo largo de
do de amor). Si en la meditación de los mismos.
695 ejercicios espirituales: método

4.1 El preámbulo es una síntesis díate" eclesial, no como dos expe-


de muchas cosas que el ejercitante riencias paralelas sino auténtica-
ya ha tenido tiempo de interiorizar. mente complementarias.
Lo único que se le pide ahora es 4.3. Finalmente, en los tres Tiem-
que ponga a punto lo mejor de sí pos para hacer elección se le ofrecen
para hacer una sana y buena elec- tres extraordinarias posibilidades de
ción. Con la expresión "el ojo de crecer y madurar en la experiencia
nuestra intención debe ser simple" de Dios y en las disposiciones que
[Ej 169], con la que se inicia el pre- se requieren por su parte para ha-
ámbulo, Ignacio resumirá toda su llar su voluntad. Son tras maneras a
doctrina sobre el fin y los medios través de las cuales Dios le sale al
anunciada ya en el PF. El momento encuentro con la única pretensión
de la elección para el ejercitante es amorosa de manifestarle su volun-
el lugar privilegiado para ponerlo tad. Los tres apuntan a la misma
en práctica en lo concreto de su vi- experiencia: a la unión profunda de
da. Si ha de elegir algo (el estado de Dios con el corazón del ejercitante,
vida), lo que se elige no debe eclip- pero por caminos diversos. El pri-
sar la flecha a la que apunta, el ser- mero [Ej 175] enfatiza la absoluta li-
vir, a través de lo elegido a Dios bertad de Dios para comunicarse
nuestro Señor. ¿No ha venido ya con su criatura, sin más exigencias
purificando su mirada -su corazón- ni condicionamientos por parte de
desde el principio de los Ejercicios? ésta que el que "esté ahí", como tes-
¿No están sus deseos, su libertad, tigo y como receptáculo para asu-
su voluntad y sus sentimientos su- mir su presencia iluminadora. El se-
ficientemente transformados como gundo [Ej 176] pone en juego, en el
para que su mirada pueda estar cla- ejercitante, su capacidad de bús-
vada únicamente en el fin para el queda a través del mecanismo espi-
que ha sido criado, sin que nada se ritual del discernimiento de las al-
interponga en su camino? Es, por ternancias afectivas que en él se
tanto, el momento de la elección un producen, en clave de presencias
auténtico test sobre el momento es- (consolaciones) y de ausencias (de-
piritual en que se encuentra el ejer- solaciones), para aprender, así, a
citante y que sin duda podrá expe- poner nombre a unas y a otras y re-
rimentar en clave de confianza y de accionar adecuadamente ante ellas.
seguridad por haber aprendido ya El tercer tiempo -o tiempo tranqui-
a ponerse enteramente en las ma- l o - [Ej 177] apunta en la misma di-
nos de Dios, ya que nada de lo que rección. Es el ejercitante el que, por
ha sido conseguido hasta ahora la situación espiritual-anímica en
puede explicarse sin Él. que se encuentra, tendrá que poner
4.2 De las cosas de las que se debe en funcionamiento otros resortes:
hacer elección conviene destacar el una mayor actividad por su parte
marco eclesial en el que las sitúa Ig- para emplear sus potencias natura-
nacio, la primera vez que, de un les, memoria-entendimiento y vo-
modo explícito, aparece esta di- luntad, iluminadas por la fe al ser-
mensión en lo que llevamos de vicio de la búsqueda de la voluntad
Ejercicios. Es interesante subrayar de Dios. A través, por tanto, de las
esta alusión a la Iglesia, cargada de tres búsquedas - d e los tres tiem-
sentido, pues el ejercitante tendrá p o s - el ejercitante experimentará
que aprender a conjugar en su vida tres maneras de ser encontrado por
el "inmediate" con Dios con el "me- Dios de cara a la opción fundamen-
ejercicios espirituales: método 696

tal de su vida, convirtiéndose ésta "Dolor con Cristo doloroso, que-


en una fusión perfecta entre el esti- branto con Cristo quebrantado..."
lo de vida que Dios ha ido impri- [Ej 203]. La segunda, como tiempo
miendo en él -el estilo de vida de de confirmación, tal y como lo afir-
Jesús- y el estado de vida en el que ma el Directorio Oficial: "En esta
en estos momentos se encarnará di- Tercera Semana se consolida y rea-
cho estilo. firma la elección ya hecha a una
Para finalizar este apartado es mejor vida, y la voluntad de servir
conveniente hacer una breve alu- a Dios, poniendo ante los ojos tal y
sión a la "reforma de vida" presen- tan grande ejemplo, como es la Pa-
tada por Ignacio [Ej 189] para el ca- sión del Señor y Salvador nuestro"
so en el que ya se haya hecho ya la [D33.34.43, 240]. La contemplación
elección del estado de vida. Es un de la Pasión se convierte así, para el
pequeño tratado, pero muy impor- ejercitante, verdadera prueba, pues
tante, para enmarcar esta posible si- entrar y participar en la kénosis de
tuación del ejercitante, en el que se Cristo, con las actitudes-virtudes
pretende que viva - d e un modo que ésta lleva consigo -ahora en la
permanentemente renovado- el es- contemplación y después en la vi-
tado de vida en el que ya se en- da-, no sólo pone a prueba su capa-
cuentra, siendo apercibido de que cidad para compartir dicha pasión,
"tanto se aprovechará en todas co- sino también su capacidad para pu-
sas espirituales, cuanto salga de su rificar su imagen de Dios, ahora
propio amor, querer e interés", ex- que parece esconderse tras la noche
presión con la que finaliza este pe- oscura que está atravesando Jesús
queño tratado. hasta su muerte.
5. Quinto soporte: La contempla- 6. Sexto soporte: La contempla-
ción de la Pasión del Señor [Ej 190- ción de la resurrección del Señor [Ej
209]. Hasta este momento de los 218-229]. Las contemplaciones de
EE, el ejercitante ha ido viviendo los misterios de la resurrección del
más y más un proceso de configu- Señor tienen para Ignacio un valor
ración con Cristo que le ha ido dis- objetivo incuestionable, si nos ate-
poniendo para situarle en el lugar nemos al número de contemplacio-
adecuado para hallar la voluntad nes -catorce- que le propone al
de Dios en la disposición de su vida ejercitante. En el desarrollo de las
(elección). Pero el proceso y, por mismas -poniendo como modelo
tanto, su experiencia espiritual, to- la primera a su m a d r e - se destaca
davía no ha terminado. Precisa- la novedad de la experiencia que
mente, la Tercera Semana, la con- está llamado a hacer a través de los
templación de la Pasión del Señor, efectos de la misma. Uno de ellos
tiene la finalidad de seguir avan- viene formulado en el punto cuarto
zando en el proceso en una doble y se refiere a la consideración de
dirección complementaria. La pri- cómo la divinidad, que parecía ha-
mera, como tiempo de una mayor berse escondido en la Pasión, "apa-
identificación con Cristo -con su ké- rece y se muestra ahora tan mira-
nosis-, concretando a través de su culosamente" [Ej 223]. El otro,
contemplación la distancia que to- cuando en el punto quinto invita a
davía pueda existir -y que, de he- "mirar el oficio de consolador que
cho, siempre existirá- entre Él y el Cristo nuestro Señor trae" [Ej 225].
ejercitante. De ahí la persistente in- A través de estas dos experiencias
sistencia de Ignacio en los "con": -la de la divinidad que se muestra
697 ejercicios espirituales: modalidades

en la humanidad resucitada de pio 'Tomad Señor..." [Ej234]. Fina-


Cristo y la del gozo compartido lizará así la experiencia espiritual de
con Él- el ejercitante comprobará los E. en clave de totalidad, de pleni-
en su propia carne cómo el recorri- tud, en una especie de abrazo amo-
do kenótico al que ha sido poco a roso que tendrá que seguir mante-
poco incorporado por Cristo desde niendo en su vida diaria y que se
el comienzo de los E. encierra en sí constituirá en la fuente permanente
una doble promesa hecha ya reali- del amar y servir en todo: "En todo
dad: una renovada imagen de Dios amar y servir" [E/233].
y una vida nueva a la que le es con-
sustancial la alegría y el gozo. De Albino GARCÍA ESTÉBANEZ, SJ
este modo, la experiencia de la Re-
surrección deja al ejercitante plena- Z1 Cuarta Semana, Espiritualidad Ignaciana,
mente transformado en su mirada Espíritus, Ignacio, Mística Ignaciana, Primera
y en su corazón para que pueda Semana, Segunda Semana, Tercera Semana.
adentrarse en la vida diaria con la
Bibl.: ARZUBIALDE, SV Ejercicios; CUSSON, Gv
capacidad de hallar a Dios en todas Experiencia personal del misterio de salvación,
las cosas, tal como quedará de ma- Apostolado de la Prensa, Madrid-Zarago-
nifiesto en el último eslabón -ya za 1973; ID., "Le paradigme des Exercices",
puente- de la CAÁ. CSIg 12 (1979) 275-278; DEMOUSTIER, A., Les
Exercices spirituels de Saint Ignace de hoyo-
7. Último soporte: La Contempla- la. Lecture et pratique d'un texte, Éditions Fa-
ción para alcanzar Amor [Ej 230-237]. cultes jésuites de París, París 2006; DIVAR-
La experiencia espiritual a la que es KAR, P., La senda del conocimiento interno, ST,
invitado finalmente el ejercitante en Santander 1984; DOMÍNGUEZ MORANO, C ,
esta contemplación no es otra que la Psicodinámica de los Ejercicios Ignacianos, M-
de la reciprocidad total. Reciproci- ST, Bilbao-Santander 2003; FESSARD, G., La
dialéctique des Exercices Spirituels d'Ignace de
dad que se mueve entre dos polos Loyola, Aubier, Paris 1956 y 1966; HAIGHT,
complementarios: el del don y el de R., "Theology and Ignatius's Spiritual
la ofrenda. En su conciencia ha de Exercises,'/ The Way Sup 70 (1991) 91-100;
quedar grabada para siempre una IPARRAGUIRRE, I., Ejercicios Espirituales. Co-
convicción -expresada en la peti- mentario pastoral, BAC, Madrid 1965; ID.,
ción- de que todo es don [Ej 233]. Vocabulario de Ejercicios Espirituales. Ensayo
Para ello tendrá que ir penetrando de hermenéutica ignaciana, OS, Roma 1978;
IVENS, M., Understanding the Spiritual Exer-
toda la realidad a través de los cua- cises, Cromwell Press, Wiltshire 1998; LE-
tro puntos que Ignacio le propone. WIS, ]., Conocimiento de los Ejercicios Espiri-
Así descubrirá que, en el interior de tuales de San Ignacio, ST, Santander 1987;
ella y a través de ella, Dios se le está MELLONI, ]., La mistagogia de los Ejercicios,
permanentemente comunicando a M-ST, Bilbao-Santander 2001; PLAZAOLA,
través de sus dones, con la intención JUAN (ed.), Las fuentes de los Ejercicios Espiri-
tuales de San Ignacio. Actas del Simposio In-
de querer darse-comunicarse Él mis- ternacional (Loyola, 15-19 septiembre 1997),
mo. El ejercitante descubrirá que Mensajero, Bilbao 1998; VÉALE, } . , "The Dy-
Dios no está ocioso, sino que está namic of the Exercises", The Way Sup 52
dando permanentemente vida, habi- (1985) 3-18.
tando y trabajando en toda la reali-
dad y en él mismo. Sobrecogido por
la sobreabundancia del amor de
Dios, él tendrá que poner todo de sí, C. MODALIDADES DE
disponerse plenamente para la re- EJERCICIOS
cepción total de la que brotará defi-
nitivamente su ofrenda total, su pro- L as m. de dar los Ejercicios Espi-
rituales son más cercanas hoy
ejercicios espirituales: modalidades 698

al Maestro Ignacio de lo que fue- Ejercicios. Habría que señalar que


ron durante muchas generaciones. estas prácticas todavía se siguen al-
Siguen fielmente el texto, porque gunas veces.
se basan en dos importantes avan- Sin embargo, el tiempo de una
ces de la investigación: la diferen- quizá necesaria experimentación ha
ciación de las m. de las tres últimas terminado. A partir, más o menos,
anotaciones [Ej 18.19.20], y la clari- de los años 1980, directores serios y
ficación de las diferencias entre maduros han seguido el texto más
aplicar los Ejercicios y adaptarlos. de cerca, mientras entienden que
Los párrafos siguientes estudian son ellos loS que tienen que "re-cre-
en primer lugar, modos actuales arlo", a partir de su propia expe-
de aplicar los Ejercicios de acuerdo riencia personal y de sus experien-
con la anotación 20 y la anotación cias en guiar a otros. Ahora saben
19, y seguidamente, la dificultad que una parte de este re-escribir im-
de re-crear una auténtica aplica- plica adaptar los Ejercicios a cada
ción de la anotación 18. Luego se cultura. Se les ayuda a apreciar el
pasa a las maneras actuales de texto, tanto por medio de estudios
adaptar los Ejercicios y se cuestiona académicos como por la regular
de qué modo se puede llamar a las puesta en común de experiencias
adaptaciones, "ignacianas". Final- en numerosas revistas publicadas
mente, se tienen en cuenta las dos por los diversos centros de espiri-
adaptaciones clásicas de los Ejerci- tualidad ignaciana. Hoy día un ma-
cios, el retiro de fin de semana, y duro director aplicaría el ejemplo
los Ejercicios de ocho días. de una noble respuesta al llama-
1. Aplicar la pedagogía del discer- miento de un Rey temporal de una
nimiento y la elección. Se "aplican" manera que sabe iluminará en su
los Ejercicios Espirituales cuando el cultura la respuesta de un ejercitan-
que da los Ejercicios toma un ejerci- te a la llamada del Rey Eternal. Pe-
cio del texto y lo presenta al ejerci- ro lo que él aplica es algo reconoci-
tante para que se ocupe en él du- ble como ejercicio ignaciano. Los
rante su experiencia de oración y directores se han hecho plenamente
discernimiento. A finales de los conscientes de la importancia del
años 1960 y en los 1970, los directo- deseo personal, y con toda determi-
res estaban todavía aprendiendo a nación aplican "lo que quiero" a la
escuchar con atención la experien- experiencia del ejercitante de la pe-
cia del ejercitante. Tendían entonces dagogía de los Ejercicios (llamado
a dejar que la experiencia concreta "proceso interior" en Asia, y "diná-
del ejercitante determinase la selec- mica" Europa y en Norteamérica).
ción del texto, y con toda libertad 2. Cuando se aplica la anotación
omitían materias como los prelu- 20. Los Ejercicios de treinta días,
dios e incluso ejercicios enteros. En hechos en silencio y con acompaña-
lugar de seguir la práctica del Ma- miento personal, siguen siendo la
estro Ignacio de dar "puntos" [Ej forma paradigmática de los Ejerci-
261-312], simplemente señalaban cios. El Mes de Ejercicios normal-
un texto de la Escritura. Algunos mente se da a individuos que los
dejaban de lado tal cantidad del hacen en grupo con otros (práctica
texto [de los Ejercicios], que más que el Maestro Ignacio en una oca-
bien adaptaban las materias a las sión recomendó como mejor que no
Cuatro Semanas de oración antes dar los Ejercicios, aun cuando pro-
que aplicar la pedagogía de los duzca menos fruto que los Ejercí-
699 ejercicios espirituales: modalidades

cios dados a uno solo). Como nor- Las tres ventajas del Mes de
ma típica, en los países latinos, la Ejercicios que se enumeran en la
materia se da a todo el grupo una o anotación (mérito ante Dios, con-
dos veces al día (quizás con una centración y diligencia, y apertura a
plática añadida), y después cada la unión con Dios) permanecen en
ejercitante recibe dirección perso- toda su excelencia. Una ventaja de
nal. Típicamente, en el norte de Eu- la oferta del Mes de Ejercicios a
ropa y en Norteamérica, los miem- grupos es que los Ejercicios se ha-
bros del grupo se reúnen para la cen ampliamente asequibles; en
Misa y las comidas, pero por lo de- efecto, se ha convertido en el modo
más permanecen solos, a no ser pa- ordinario de hacer el Mes de Ejerci-
ra la dirección personal diaria. En el cios. Sin embargo, lleva consigo
Pacífico Asiático y en la India, la una desventaja: los directores no
práctica varía, pero la tendencia es conocen al ejercitante hasta des-
a mantenerse en estricta soledad. pués que el grupo se ha congrega-
do. Otra desventaja proviene de
El Mes de Ejercicios se predica convocar a quienes no se enfrentan
todavía algunas veces cuando se re- ni a una elección, ni a una decisión
únen grandes grupos de novicios o seria, sino que quieren hacer unos
de religiosos y los acompañantes ejercicios de renovación espiritual o
son escasos, como sucede actual- de devoción. No es que esta prácti-
mente en algunas partes de la India ca sea un error, pero es más bien
o de África. Esto se considera tanto una "adaptación" (Ejercicios como
una "adaptación" como una "apli- "escuela de oración", o como con-
cación", pero que es necesaria, no suelo para una vida de servicio) an-
sólo por el número sino también tes que una aplicación, y suscita la
por la limitada instrucción teológi- cuestión de un mejor uso del tiem-
ca de los ejercitantes. Los directores po[E/18].
se esfuerzan por mantener breves
3. Cuando se aplica la anotación
las cinco conferencias, a fin de per-
19. Los Ejercicios Espirituales com-
mitir al ejercitante encontrar "más
pletos, que incluyen una elección o
gusto y fruto espiritual" [Ej 2].
reforma seria [Ej 189], se aplican
En algunas casas de ejercicios, ahora en la Vida Corriente (EVC).
se ofrecen Ejercicios según la anota- No se habían aplicado de esta ma-
ción 20, en etapas, de modo que el nera en la CJ restaurada hasta el co-
ejercitante pueda hacer la Primera mienzo de los años 1960. El texto de
Semana en una quincena, y tras la anotación no dice explícitamente
una pausa de meses o de un año, la cuánto tiempo debería durar la ex-
Segunda Semana, con sus ejercicios periencia, aunque podría entender-
y elecciones ignacianas, y después se que sugiere el "mes" de la anota-
de otra pausa, la Tercera y la Cuarta ción 4. Independientemente de lo
Semanas. El motivo es, a veces, que el Maestro Ignacio pudiera ha-
práctico (muchos no pueden dedi- ber hecho, los directores hoy día
car un mes entero) y otras veces, es- dan EVC durante períodos tan di-
piritual (algunos encuentran este versos como cuatro meses y dos
método más fructuoso). Esta prácti- años. Es probable que hayan estado
ca es más corriente en Europa que dirigiendo espiritualmente a una
en otros lugares, y a veces sirve a persona durante un buen período
los religiosos como ejercicios anua- de tiempo, antes de invitarlo a ha-
les de ocho días. cer los Ejercicios, aunque éste no es
ejercicios espirituales: modalidades 700

siempre el caso. Ese contacto perso- amplio testimonio a nivel mundial


nal prolongado es una de las venta- indica que la mayoría ora diaria-
jas que se le reconoce a la anotación mente menos de las dos horas y me-
19. Otra ventaja es la interacción de dia que propone la anotación 19.
los movimientos de los espíritus en Muchos manuales se contentan con
la oración con aquellos que se dan una fracción de ese tiempo.
en la vida cotidiana, lo que da al La popularidad del movimiento
discernimiento un sensato realis- crea una urgente necesidad de for-
mo. Las desventajas de los EVC es- mación para dar los Ejercicios y un
triban en el reconocimiento de lo serio esfuerzo para mantener su au-
difícil que es encontrar tiempo y tenticidad. En realidad, lo que se lla-
tranquilidad para un largo rato de ma "Retiros según la anotación 19",
oración en la vida de cada día, e in- en casi todas partes están más cerca
cluiría también el estrés que supone de lo que el Maestro Ignacio descri-
continuar los Ejercicios durante lar- be en la anotación 18. Precisamente
go tiempo. al inicio del milenio, investigadores
Los Ejercicios según la "anota- y directores de ejercicios comienzan
ción 19" han crecido hasta convertir- a recrear auténticos Ejercicios según
se en un movimiento mundial. Un la anotación 18.
gran número de laicos católicos han 4. Cuando se aplica la anotación
hecho los EVC en programas rela- 18. Tras anotar que los Ejercicios
cionados con instituciones educati- deben aplicarse siempre, el Maestro
vas o con centros de espiritualidad Ignacio describe la aplicación de los
ignaciana, e incluso independientes. mismos a dos tipos de personas
Estos programas llevan a laicos y je- que siguen prevaleciendo aun hoy
suítas a colaborar no sólo para dar día. En primer lugar, se dan las per-
los EVC, sino también para preparar sonas que comenzaron los Ejerci-
a otros a darlos. En casi todas partes cios, pero que, "si el que da los ejer-
se trata de programas ecuménicos; cicios viere", no pueden o no los
es más, otros cristianos han empeza- completaran [Ej 18]. Estas personas
do a dar los Ejercicios en sus propias con frecuencia aparecen en un gru-
iglesias y a organizar sus propios po que hace el Mes de Ejercicios,
programas independientes. preocupando a los directores serios,
Como podría esperarse en un dado que un buen número de ejer-
gran movimiento dirigido por per- citantes comienza sin las debidas
sonas que no se consideran exper- disposiciones [Ej 5]. Muy raras ve-
tos, la experiencia de los EVC nor- ces los directores siguen las direc-
malmente no alcanza la plenitud de trices de la anotación de dar a esas
la pedagogía de los Ejercicios. A juz- personas alguna ayuda apropiada
gar por los materiales preparados y luego despedirlos [Ej 18]. Por el
para los EVC, que constituyen una contrario, la modalidad actual es
corriente rica y constante -en idio- dar todo el Mes de Ejercicios inclu-
mas tan inesperados como el chino so a aquellos que cuentan con mo-
o el guaraní-, la mayoría de los par- deradas disposiciones y deseos es-
ticipantes necesita instrucción en co- pirituales, con la esperanza de que
sas tan básicas como la relación per- aprenderán a continuar creciendo
sonal con Dios y la manera de hacer en el conocimiento de Cristo "para
oración. Según parece, raras veces se conservar en lo que se ha gana-
hacen los Ejercicios en vista de una do" [Ibid.]. En algunas culturas, al
elección o de una decisión seria. Un menos, este mes (o meses, en EVC),
701 ejercicios espirituales: modalidades

de oración puede constituir una llega a su plenitud en Cristo y es li-


ayuda más apropiada que lo que se berada del pecado por Él. Es la vi-
detalla en la anotación. sión fundacional de la vida cristia-
Las otras personas contempla- na desarrollada entre el PF y la
das en la anotación 18 son las que CAÁ, o mejor, entre el Presupuesto
no quieren o no pueden ni siquiera [Ej 22] y las normas "para el senti-
comenzar a hacer los Ejercicios do verdadero", que son los últimos
completos. Lo que buscan es un documentos que se dan en el texto
significado más profundo en la vi- [Ej 352-370].
da, según las palabras del Maestro 5. Adaptar los Ejercicios Espiri-
Ignacio "al que se quiere ayudar tuales. Los que hoy día dan los ejer-
para se instruir y para llegar hasta cicios leves, raras veces parecen re-
cierto grado de contentar a su áni- ferirse a la anotación 18. Antes que
ma" [Ibid.]. A estas personas la aplicar el programa de ejercicios
anotación les da un programa de- simples del Maestro Ignacio a un
tallado para el progreso espiritual: gran número de personas [Co 648],
el examen particular y general, el adaptan libremente los materiales y
uso del sacramento de la Reconci- procedimientos de varios sitios en
liación y la Comunión frecuente, y el texto. Los jesuítas y sus colabora-
la oración mental diaria según al- dores laicos quizás estén instintiva-
guna de las maneras establecidas mente siguiendo la instrucción in-
[Ej 238-260]. Estos ejercicios, aun- troductoria de la anotación: "según
que están detallados, deben apli- que se quisieren disponer, se debe
carse, y aquí es donde el Maestro de dar a cada uno, porque más se
Ignacio usa ese término "según las pueda ayudar y aprovechar" [Ej
necesidades de la persona". La 18]. Por consiguiente, un gran nú-
orientación adicional de los tres mero de ejercicios y retiros se lla-
modos de orar, por ejemplo, exige man "ignacianos".
"el equivalente" de las adiciones A nivel mundial, un vivo inte-
precedentes; pero no deja de exigir rés en la "espiritualidad" lleva a los
un modo predefinido para comen- jesuítas y a los colaboradores igna-
zar la oración mental [Ej 239]. De- cianos a crear una gran cantidad de
be señalarse aquí que el Maestro adaptaciones. Los "Ejercicios de la
Ignacio estaba proponiendo un anotación 19" se usan para enseñar
modo de vida católico comprehen- a la gente a orar, para ayudarles a
sivo para personas bien instruidas convencerse de que Dios les acepta,
en los mandamientos y sacramen- para familiarizarlos con los evange-
tos, y caracterizadas por "el senti- lios, y así sucesivamente. Raros son
do verdadero que en la iglesia mi- los programas que aceptan sistemá-
litante debemos tener" [Ej 352]. ticamente principiantes, enseñán-
Si existe algo que gravemente doles a orar y a beneficiarse del
se eche de menos en las m. que se acompañamiento espiritual, para
practican hoy, es el fracaso en expo- después introducirlos gradualmen-
ner un programa comprensivo que te en retiros, preparándolos de ese
pudieran seguir los fieles católicos modo para hacer los Ejercicios se-
para vivir en la Iglesia una vida gún las anotaciones 20 ó 19. Mu-
santa y tranquila. Si se expresara chos centros de espiritualidad ig-
adecuadamente, esta modalidad se- naciana ofrecen tardes de retiros
ría un modo ignaciano caracteriza- parroquiales y semanas de oración
do por la visión de la creación que con acompañamiento. Las institu-
ejercicios espirituales: modalidades 702

ciones pedagógicas patrocinadas ciertos tiempos de oración, reco-


por los jesuitas adaptan los Ejerci- miendan la revisión de la oración y
cios a las necesidades de los estu- el examen, ofrecen dirección espiri-
diantes, de los padres de familia y tual individualizada, etc. Estas
del personal. Individuos y grupos prácticas son comunes a todas las
adaptan los Ejercicios a una Comu- espiritualidades de la Iglesia; aquí
nidad Eclesial de Base y a Indíge- sin embargo, están explícitamente
nas. Las casas de ejercicios ofrecen tomadas de los Ejercicios Espiritua-
ahora un amplio abanico de Ejerci- les. En general, "estos retiros igna-
cios Ignacianos basados en temas cianos" ofrecen un buen servicio
tales como el desarrollo humano o adecuado al personalismo indivi-
las crisis de los cuarenta. dualista de la cultura global. La CJ,
Una adaptación que ha exigido sin duda, colabora en ellos y los
un esfuerzo considerable es la de promueve en casi todas las casas de
los Ejercicios que provocan una fe Ejercicios y centros que ella patroci-
que busca la justicia. El directorio na, al mismo tiempo que se esfuer-
creado por directores latinoameri- za por asegurar la autenticidad de
canos comienza con un largo ensa- los Ejercicios, respaldando un serio
yo sobre el tema. Lo que ha queda- estudio de los mismos y promo-
do claro es que todo conocimiento viendo programas para la forma-
cristológico de Jesús de Nazaret, ción de directores.
"enviado por el Padre a los pobres 7. Dos adaptaciones tradicionales
y a los que sufren", impelerá a un de los Ejercicios Espirituales: 7.1. El
discípulo a la fe que hace la justicia, retiro predicado los fines de sema-
pero sólo con tal que el que da los na, basado en los Ejercicios, floreció
Ejercicios haya aceptado la conver- entre los dos Concilios Vaticanos.
sión de corazón socio-política y ha- Por algún motivo perdió terreno
ya "re-escrito" los Ejercicios según después del ConcVat II, pero ha
su lectura oracional de los "signos vuelto nuevamente, aunque de mo-
de los tiempos" y, aun más, haya do desigual en todo el mundo. A
ayudado al que hace los Ejercicios mediados del siglo pasado, de diez
al "sentido verdadero" de la doctri- a doce "meditaciones" se predica-
na social de la Iglesia post-conciliar. ban según el orden estricto de las
6. Ejercicios que caen fuera de toda Cuatro Semanas y con los consa-
adaptación. Algunas adaptaciones, grados términos ignacianos. Sin
cualquiera que sea el nombre que se embargo, desde el último Concilio,
les de, son "ejercicios dados por di- por lo general se han omitido las
rectores ignacianos", más que "ejer- meditaciones del proceso de elec-
cicios ignacianos". Algunos "retiros ciones y las finalidades del retiro
ignacianos" actuales ilustran esto: predicado los fines de semana son
los doce pasos de Alcohólicos Anó- marcadamente más cercanos a la
nimos, Eneagrama, los tipos de per- anotación 18. Las meditaciones
sonalidad, las imágenes de Dios, so- ciertamente incluyen los misterios
bre el papel de la mujer en la de la vida de Jesús, pues el Vatica-
Iglesia. Estos retiros bien pueden no II facilitó los evangelios a todos.
seguir siendo ignacianos en algún Lo que resulta es una catequesis
sentido, ya que toman prestado orante para adultos sobre toda la
ciertos elementos de los Ejercicios Revelación (que es precisamente lo
Espirituales. Muchos insisten en el que las pasadas generaciones creían
silencio y la soledad, determinan que eran los Ejercicios). Prácticas
703 ejercicios espirituales: vida corriente

adaptadas de los Ejercicios son el RRÚS, C. R., "Inserción de la historia en los


silencio, el retiro, la oración perso- ejercicios ignacianos. Ejercicios en la vid
nal y los exámenes, algunas formas corriente'7, Man 64 (1992) 473-479; ORE, Di-
rectorio de Ejercicios para América Latina,
de discernimiento, y así sucesiva- Apuntes Ignacianos, Bogotá 1991; CONSI-
mente. LIUM IGNATIANAE SPIRITUALITATIS, "Dar Ejer-
7.2. Los Ejercicios de ocho días cicios: Notas Tres", CIS 31 (2000); CUSSON,
los reconoce el Directorium Officiale G., Pédagogie de l'expérience personnelle: Bible
de 1599 (D33.34.43,10.87-88.95] co- et Exercices Spirituels, Les Editions Bellar-
min, Montréal 1986; ID., Conduis-moi sur le
mo una razonable adaptación para chemin d'éternité, Les Editions Bellarmin,
aquellos que hacen los Ejercicios Montréal 1973; DALMASES, C. DE, et al. La 18a
una y otra vez. El Directorio es fle- anotación. Los Ejercicios espirituales y la cate-
xible sobre el uso y selección de quesis, CIS, Roma 1983; DEMOUSTIER, A., Les
materiales, y no insiste en las Cua- Exercices spirituels de saint Ignace de Loyola.
tro Semanas. Sin embargo, en la res- Lecture et pratique d'un texte; Ed. Facultes Jé-
suites de Paris, Paris 2006; ENDEAN, PH.,
taurada Compañía, particularmente "Aplicar los tales ejercicios" CIS 32 (2001)
a partir del generalato del Padre 43-67; ID., "Transitions and control in Early
Roothaan, los predicadores cuida- Ignatian Retreats: The Legacy of the Direc-
dosamente encajaban las Cuatro Se- tories,/, The Way 95 (1999) 116-126; GARCÍA-
manas en los ocho días. La práctica LOMAS, J. M. (ed.), Ejercicios Espirituales y
actualmente está más cerca del Di- mundo de hoy, M-ST, Bilbao-Santander 1991;
rectorium que invita al uso de una GIULIANI, M., Bulletin de la Association de la
Bienfaisance, 1-50 (1978-2001); IGLESIAS, I.,
gran variedad de materiales y te- "'...se han de aplicar los tales Ejercicios'
mas, según las circunstancias y ne- [EE.18] (Anot. 18 y evangelización hoy)",
cesidades. Más aún, el retiro lo mis- Man 65 (1993) 251-268; ID., "Mínimos 'igna-
mo se puede dirigir de uno en uno, cianos' de los Ejercicios Espirituales leves
que predicarse (cosa que el número (anot. 18)", Man 74 (2002) 41-52; IVENS, M.,
de ejercitantes a veces exige). Este ti- Understanding The Spiritual Exercises: Text
and Commentary, Gracewing, Herefordshi-
po de retiro puede llamarse razona- re, 1998; LIEBERT, E., "The Limits of Adapta-
blemente "Ejercicios Espirituales ,/ bility: The Eighteenth Annotation in Deve-
con tal que el director aconseje prác- lopmental Perspective", The Way 42 (2003)
ticas ignacianas, que ciertamente in- 107-123; LOP, M., "Clases de Ejercicios y de
cluyan el silencio y el recogimiento, ejercitantes según los Directorios", Man 36
la meditación y contemplación igna- (1964) 55-74; RIERA, R, "Ejercicios en la vida
cianas, y la aplicación de las adicio- ordinaria para Comunidades cristianas de
ambientes populares", Man 61 (1989) 67-76;
nes y los preámbulos. No todos los TETLOW, J., Choosing Christ in the World, IJS,
directores ignacianos hacen esto en St. Louis 1999; VELTRL J. A, Orientations,
unos Ejercicios de ocho días, ni to- Guelph Centre of Spirituality, Toronto 1998.
dos los ejercitantes lo necesitan,
aunque la oportunidad y utilidad
de estas prácticas específicas en los
Ejercicios de ninguna manera han D. EJERCICIOS EN LA VIDA
disminuido. CORRIENTE
Los Ejercicios en la vida co-
Joseph A. TETLOW, SJ rriente (e.) tienen su origen en la
anotación diecinueve [Ej 19]. Ya Ig-
Z1 Anotaciones, Ejercicios espirituales en la vi- nacio se encontró con personas de
da ordinaria. mucho "sujeto" imposibilitadas
para retirarse treinta días. Con su
Bibl.: ANTONCICH, R., Cuando recen, digan
'Padre Nuestro...' Meditaciones para el mes de capacidad de adaptación y creati-
Ejercicios, Loyola, Sao Paulo 1990; CABA- vidad, ofrece a p?.tc> píprrítímta ~~
ejercicios espirituales: vida corriente 704

tal anotación, un espacio de hora y ñante y ejercitante han de discernir


media diario donde proponerle los la más adecuada para cada mo-
puntos y los exámenes, "platicán- mento de la persona, no sea que el
dole para qué es el hombre criado" candidato escoja los E. en la vida
y donde pueda hacer "la medita- corriente por temor al retiro, o es-
ción del primero, segundo y tercer coja retiro, buscando una experien-
pecado; después [...] el proceso de cia "idealista", entre otras razones.
los pecados; [...] dándole las diez Por otra parte, una metodología
adiciones, llevando el mismo dis- llama a la otra: quien ha hecho el
curso por los misterios de Cristo Mes en el retiro seguramente se
nuestro Señor", hasta el final de aprovechará mucho de repetirlo en
los Ejercicios [Ej 19]. Los Directorios la vida al cabo de unos años, y lo
dan fe de su práctica en la primera mismo a la inversa. Un método
época de la CJ (cf. Lop 2000, 691). aporta más intensidad, el otro ma-
Pero para ellos siempre se trataba yor realismo. Hay que añadir que
de un "mal menor". unos E. en la vida corriente permi-
Es en el tercer tercio del siglo ten también el realismo de que el
XX, en gran parte gracias al magis- acompañante, según va viendo las
terio de los PR Cusson en Canadá y disposiciones efectivas y el sujeto
Giuliani en Francia, cuando esta de su acompañado, le dé el Mes
metodología se ha profundizado y completo o vaya optando por con-
practicado intensamente. La "difi- vertirlos en unos "ejercicios leves"
cultad" por causa del factor tiempo [Ej 18], aunque el ideal es haberlo
se ha transformado en "oportuni- previsto ya al empezar.
dad". En nuestra época, más que en
el siglo XVI, hay candidatos a E. que Algunas notas relevantes
no disponen de la posibilidad de 1. El factor tiempo. Un primer
aislarse durante 30 días por motivos "ejercicio" que han de realizar
familiares, profesionales, etc. A la acompañante y acompañado es el
adaptación prevista, por motivo del "ejercicio de agenda", que resultará
factor tiempo, se ha juntado el des- en muchos casos el primer ejercicio
cubrimiento de que no sólo el de ascesis, de renuncia: replantear
"apartarse de amigos y conocidos" horarios, asegurar unos mínimos
[Ej 20] es el humus adecuado para diarios de oración (¿45 minutos,
los E., sino que también lo es el con- una hora?), el tiempo diario del
tinuar inmerso en el ajetreo del "ca- examen, la entrevista semanal, al-
da día" con todo el complejo de gunos tiempos de lectura. Luego, el
problemas y contradicciones. La acompañante tendrá la suficiente
nueva "oportunidad" integra en los agilidad para encajar las dificulta-
E. el baño de realismo de la vida or- des del ejercitante ante el factor
dinaria y los convierte en una exce- tiempo e, incluso, convertirlas en
lente pddagogía, aprendida en la "ejercicio", es decir, ha de aceptar la
"prosa" del día a día, para "encon- dureza de la vida cotidiana y no ser
trar a Dios en todas las cosas" y pa- en absoluto rígido. Pero no pocas
ra la madurez del discernimiento y veces, por este motivo, unos E. en
elección. la vida corriente, empezados con
Si los E. en retiro comportan la ánimo de que sean una experiencia
intensidad, los E. en la vida corrien- plena, se van convirtiendo en ejerci-
te aportan la extensidad. Dos meto- cios leves; puede darse una cierta
dologías ante las cuales acompa- ingenuidad en algunos candidatos
705 ejercicios espirituales: vida corriente

a los E. que hay que solventar des- glas en unos E. en la vida corriente
de el primer momento. cobran especial relevancia.
2. La importancia de las Adiciones 3. El ejercitante ha de tomar
[Ej 73-81], como el mismo Ignacio conciencia -igual que ocurre en los
indica [Ej 19]; indudablemente han E. en retiro, tal como indica la ano-
de ser diferentes en los E. en el reti- tación primera- que "ejercicios" no
ro y en la vida corriente. Ejercitante equivale simplemente a "oracio-
y acompañante tienen que descu- nes", sino en primer lugar, "a todo
brir cuáles son las adiciones para modo de examinar la conciencia" y
cada sujeto concreto en medio de a "otras espirituales operaciones"
sus coordenadas espacio-tempora- [Ej 1]. También en los E. en la vida
les. Se trata de ir creando una cali- corriente toda la jornada se ha de
dad evangélica de vida y de relacio- convertir en "ejercicio", todas las
nes en su jornada que resulten el actividades se van convirtiendo ca-
auténtico "silencio" activo e inte- da vez más en "ejercicio", son reve-
rior que posibilita la oración y el ladoras, tienen gusto y sentido es-
examen de la vida. piritual. Puede ser útil que desde
2.1 Adiciones para los tiempos de los primeros días le proponga las
oración: su preparación remota y dos primeras Reglas de discerni-
próxima, su modo de hacerla y miento de Primera Semana [Ej 314-
evaluarla. La calidad de la oración 315] para que aprenda a constatar,
en medio de la complejidad y ner- primero, la cantidad de "mociones"
viosismo del día presupone un que recibe a lo largo del día y, se-
plus en los E. en la vida corriente gundo, haga "ejercicio" de ellas;
sobre los E. en el retiro. Por ello, el que en el examen descubra que
acompañante le tendrá que adap- unas son constructivas (de buen es-
tar las Adiciones primera a quinta píritu) y otras destructivas (de mal
[Ej 73-77]. espíritu). Seguramente las primeras
entrevistas tendrán que ayudar a
2.2 Adiciones para que los días, que al ejercitante no se le escapen
habitualmente tan ''normales", no sean los movimientos internos que se
opacos, sino que se conviertan en producen a lo largo de la compleji-
ejercicio. Tendrá que adaptar las dad de su día, y a ayudarle a dis-
adiciones sexta a nona [Ej 78-81], cernirlos, a que sean materia de su
sobre el "ambiente" de la jornada y examen y de su oración.
la décima sobre la austeridad y as-
cesis en medio de un mundo que se 4. Elementos de apoyo. Esta pri-
rige por valores de consumismo y mera época preparatoria puede
hedonismo. Esta última adición transcurrir teniendo como telón de
convendrá en su momento relacio- fondo los contenidos esenciales del
narla con las Reglas para distribuir PF [Ej 23], la utopía del Reino de
limosnas [Ej 337-344] -dinero, tiem- Dios que predica Jesús. Es impor-
po, cualquiera de las riquezas que tante que en esta época inicial vaya
posee el ejercitante y que no ha de aprendiendo la metodología que le
acumular para sí-, y con las Reglas conducirá a lo largo de la experien-
para ordenarse en el comer [Ej 210- cia, y que habitualmente tiene cua-
217] -en todo lo que tiene que ver tro momentos:
con nuestra sensualidad, hedonis- 4.1 En el silencio reposado ante
mo... desde la comida, a la televi- Dios se medita o contempla el te-
sión, ocio, vacaciones, etc. Estas re- ma, en este caso, el PF, según los di-
ejercicios espirituales: vida corriente 706

versos métodos para la oración que amigos y conocidos", pero descu-


Ignacio enseña y que habrá que brirá otras "oportunidades" que
adaptar al ejercitante concreto y a la dan una nueva calidad a la expe-
vida corriente. riencia.
4.2 El sentimiento o idea cen- 5.1 La Primera Semana propone
tral de la oración se convierte en la experiencia de la bajada a los in-
"deseo" que, a lo largo del día, a fiernos de la historia y a los propios
menudo se hace presente a modo infiernos para quedar perplejo y des-
de repentina presencia, que ilumi- bordado al descubrirse objeto de tan-
na la jornada con un destello de ta misericordia, mirando el rostro de
luz. El acompañante podrá expli- Cristo en la cruz. La experiencia de
carle la pedagogía del examen par- la misericordia genera un dinamis-
ticular [Ej 24-31] para ir sembran- mo de misericordia: "qué he hecho
do la opacidad del día con la luz [...] qué he de hacer por Cristo" [Ej
del tema que está contemplando 53], primogénito de entre los crucifi-
en su oración. cados de nuestra historia. Aunque la
4.3 En el examen del día recibirá intensidad de los sentimientos en los
agradecido los momentos en que se E. en la vida corriente fuere menor, el
contacto con el realismo de la vida
ha descubierto funcionando según
-si uno no elude los infiernos de
el estilo del Reino que describe, en
nuestro m u n d o - los hará más pro-
este caso, el PF; podrá constatar que
fundos y duraderos y permitirá un
en su día se han cruzado múltiples
conocimiento más realista del "peca-
personas en las que descubre deste-
do", del "desorden de las operacio-
llos del Reino de Dios, y pedirá per-
nes" y del "mundo" [Ej 63]. Puede
dón por él y por un mundo donde
ser idóneo para algunos ejercitantes
ha comprobado que el plan de Dios
concederse un par de días de retiro
ha estado ausente. Es la oración so- al final de cada etapa para retomar
bre la vida. En unos E. en la vida co- los grandes temas y gustarlos inte-
rriente el acompañante habrá de ser riormente y ganar así en calidad de
flexible en muchos puntos, pero ha sentimientos, para que se instalen
de procurar que el examen no falle. profundamente en el corazón. Tam-
4.4 Semanalmente, en la entre- bién puede ser positivo invitar al
vista, cotejará con el acompañante ejercitante a que pasee o visite los in-
sus exámenes, sus mociones y su fiernos de nuestro mundo (barrios
inicial discernimiento sobre las mis- degradados de la ciudad, cárceles,
mas, constatando que todo en su residencias de terminales de sida,
día se puede convertir en "ejercicio centros que acogen a los "sin techo",
espiritual". a los "niños de la calle", a drogadic-
5. Inician el camino. Cuando el tos...). Será una manera realista de
acompañante vea al ejercitante realizar el quinto ejercicio de aplica-
dispuesto interiormente y que ha ción de los cinco sentidos sobre los
aprendido suficientemente esta infiernos [Ej 65-71] que se crean
metodología, le introducirá en los cuando el hombre prescinde de su
diversos ejercicios de las Cuatro Se- PF.
manas. El acompañante acostum- 5.2 Las contemplaciones sobre los
brado al Mes de Ejercicios en reti- misterios de la vida de Cristo acos-
ro no podrá esperar, seguramente, tumbran a ser, en los E. en retiro, de
la intensidad de los sentimientos gran intensidad. El ejercitante se
que produce el total "apartarse de encuentra en ellas "como si presen-
707 ejercicios espirituales: vida corriente

te me hallase" [Ej 114]. El ajetreo y 5.3 En los E. en retiro, todo el


nerviosismo del día a día no facilita proceso de la elección, con su preám-
una contemplación con el vigor y bulo de Banderas y Binarios, está
colorido del retiro, donde se está to- previsto que empiece el cuarto día
do el día metido en la escena que es de la Segunda Semana [Ej 135-
objeto de contemplación. El acom- 136.148-149], para concluir al final
pañante tendrá que ser buen peda- de la misma, de manera que la Ter-
gogo y proporcionarle modo para cera y la Cuarta Semana sean tiem-
que su oración sea "contempla- po de "confirmación". A menudo,
ción" y no simple "meditación", este breve tiempo resulta psicológi-
una contemplación muy sencilla y camente insuficiente al ejercitante
fácil donde "ver las personas [...]; actual. Los E. en la vida corriente
oír lo que dicen [...]; mirar lo que permiten alargar el proceso de ma-
hacen" [Ej 106-108]. Podrá ayudar- nera que la psicología del ejercitan-
se de la lectura de libros que co- te pueda acogerlo tranquilamente y
menten y visualicen el evangelio de se pueda madurar lentamente la
manera sencilla; podrá servirse de elección, en contraste con el realis-
la lectio, etc., todo ello como estímu- mo de la vida de cada día. Por su
los para que el ejercitante vea y se parte, el ejercitante palpa con ma-
implique en las escenas del miste- yor fuerza los dos sermones de
rio que contempla y se sienta afec- Banderas [Ej 142.146] cuando, en
tado por ellas. medio de sus jornadas, ve actuando
La aportación de la vida ordi- la propuesta del Príncipe de este
naria a la contemplación ignaciana mundo y, en su rato de contempla-
no es tanto el "como si presente ción sencilla, ve el contraste de las
me hallase", cuanto el "como si el actitudes evangélicas que propone
Señor presente se hallase en mi el Señor.
día". Así como el autor bíblico re- 5.4 El acompañante ha de ser
dactó, con las tradiciones que le consciente de la dificultad del ejerci-
llegaron, una escena catequética tante metido en la agitación de la vi-
válida para el lector de su comuni- da para llegar a las peticiones de la
dad, y como encarnaba la escena Tercera y la Cuarta Semana: "dolor/
en las necesidades de la comuni- gozo con Cristo" [Ej 203.221]. Pero,
dad, el ejercitante del s. XXI ha de por otro lado, el ejercitante de los E.
redactar su texto evangélico de en la vida corriente a menudo se
manera que en él se hagan presen- descubre que va por la vida como
tes las personas y realidades de su Cireneo acarreando cruces que no
día, de manera que el Señor entre ha buscado, pero que son el fruto
en el comedor de su familia, en su normal del combate por el Reino y
oficina, etc. Se trata de historizar su justicia. Y acoge su propio dolor y
la fe y de evangelizar la vida. El quebranto, al descubrir que es "do-
ejercitante en su oración reposada lor con Cristo doloroso y quebranta-
es llamado a realizar un "fundi- do". Lo mismo podemos decir del
do" cinematográfico entre la esce- gozo pascual que una mirada de
na del siglo I y su siglo XXI y con- ojos limpios y purificados descubre
templar al Señor caminando y en la aparición del Resucitado en
predicando por las "sinagogas, vi- tantos rincones de nuestro "ya sí"
llas y castillos" [Ej 91] ya no del si- donde aparecen primicias del Reino.
glo I, sino de su geografía y de su En este contexto realista, la CAÁ le
historia actuales. va situando con un corazón y unos
ejercitador/a 708

ojos nuevos para "en todo amar y EJERCITADOR/A


servir" [E/233].
En definitiva, se puede afir-
mar que los E. en la vida corriente
llegan a cubrir los mismos objeti-
1 . Identidad. Aunque el término
"ejercitador" no aparece en los es-
critos ignacianos, lo adoptamos para
vos del Mes de E. en retiro, pero referirnos a la expresión típica de S.
que los alcanza por otros medios y Ignacio "el que da los ejercicios" (cf.
con otros acentos. Las notas ex- [Ej 1.2.6-10.12.14.15.17-20.22.162.189.
puestas en este artículo contem- 228.238; Co 277.408.409.623.649; Au
plan el caso en que se pretende dar 57.60.77; Epp II, 231.506.628; VII, 536;
todo el itinerario del Mes. Sobre X, 571; DI, 2.4.5.13-16.19; D2, 2.3.5;
ellas habrá que hacer las adapta- D4,1.3.7-11.14.20-30]). Tampoco uti-
ciones correspondientes para apli- liza Ignacio "director" (en latín, di-
carlas a quien pretende unos E. rector: D22.23, 51; D25, 29; D26, 54;
más breves. D48,1; o ductor: D9,3; D17, 63; o ins-
titutor: D47,3), "instructor" (en latín,
Francesc RIERA, SJ instructor: D7, 43; D20, 7; D22.23,11;
D26, 58; D31, 2; D33.34.43, 25; D46,
P Acompañamiento, Adiciones, Anotacio- 25), "guía" (D32, 1; en latín, dux:
nes, Contemplativo en la acción, Ejercitador, D12, 13; D33.34.43, 25; D47, 28) o
Ejercitante, Ejercitar, Modalidades de Ejerci- "acompañante", palabras que se han
cios, Sujeto. usado a lo largo de la historia de los
Bibl.: ARANA, G., Compañeros de Jesús,
Ejercicios. Entre los verbos, "dar" es
Mensajero, Bilbao 1991; CODINA, V., Los el más frecuente en español. En latín
Ejercicios en la vida ordinaria del pueblo lati- sus equivalentes son daré (D3,
noamericano, Eides, Barcelona 1994; CON- 1.12.13), proponere (D3, 1.2.4.5.9.12.
NOR, J./ O'BRIEN, K./ BRADLE, H. C. / MUF- 14) y tradere [Epp VII, 46-47; D3,15].
FOLETTO, A., A Year ofPrayer: Resource Book, La Vulgata emplea, sobre todo, trade-
Maryland Province Society of Jesús, Balti- re [Ej 1.2.6.15.17.18.20.22.189], pero
more 2005; CONTRERAS, O., "Ejercicios en la
vida para el Pueblo de Dios (Material de también otros como curare [Ej 7] o
apoyo)", Cuadernos de Espiritualidad 140 docere [Ej 9]. En italiano, daré [Au
(2003); CUSSON, G., Los Ejercicios Espiritua- 92.98; Epp XI, 392.511; XII, 10.77.96].
les en la vida corriente, ST, Santander 1976; Términos como "declarar" (DI, 16]
GIULIANI, M., "Los Ejercicios en la vida co- o "aplicar" [Ej 18] son cercanos, pero
rriente", Progressio supl. 18-19 (1981); ID., La no equivalentes. A su vez, el ejerci-
experiencia de los Ejercicios Espirituales en la
vida, M-ST, Bilbao-Santander 1992; LE-
tante "recibe" [Ej 1], "toma" [Ej 11]
FRANK, A., "Libres para servir", Progressio o, sobre todo, "hace" [Ej 6] los
supl 3 (1974); LOP, M., Los Directorios de Ejercicios.
Ejercicios. 1540-1599, M-ST, Bilbao-Santan- El e., quien en ocasiones puede
der 2000; RAMBLA, J. Ma, Ejercicios en la Vida ser un bautizado no católico, no ac-
Corriente, Eides, Barcelona 1992; RIERA, E,
Ejercicios en la Vida Ordinaria para comunida- túa a título individual, sino en
des de laicos, ST, Santander 1990; ID., "Ejer- nombre de la Iglesia. Es transmisor
cicios en la vida ordinaria (para comunida- de la palabra de Dios y el texto ig-
des populares)", Eides, Barcelona 1993; ID., naciano -ambos depositados en la
"Ejercicios en la vida ordinaria para Co- comunidad eclesial- al ejercitante.
munidades cristianas de ambientes popu- En cierto sentido, por la autoridad
lares", Man 61 (1989) 67-76; SCHNEIDER, M.,
"Exerzitien im Alltag", en Ignatianisch. Ei-
moral que tiene, también es repre-
genart und Methode der Gesellschaft Jesu (SIE- sentante de Cristo (cf. [Epp XII,
VERNICH, M./ SWITEK, G. eds.), Herder, 675]; D47, 83). A lo largo del tiempo
Freiburg 1990, 513-526. su figura se ha concebido con di-
709 ejercitador/a

versas imágenes que ayudan a dible que se pide al e. es haber he-


comprender su identidad y fun- cho los Ejercicios, a ser posible du-
ción. Así, el e. tiene algo de entrena- rante un Mes. Dado el carácter
dor deportivo, de médico (cf. DIO, esencialmente práctico de los Ejer-
14; D28, 14.20.24; D46, 21.41.55; cicios, no puede ofrecerse algo que
D47, 3.26; D48, 18.23.24), de maes- uno no haya experimentado previa-
tro (cf. DI 7, 1; D20, 34; D24, 9; D26, mente (cf. D5f 17.29; D15, 2; D18, 4;
54; D30, 1; D31, 47; D32, 1; D33. D22.23, 2; D31, 49; D33.34.43, 44;
34.43, 25.44.46; D46, 18.86; D47, D46,20), aunque el modo de haber-
2.47), de director de orquesta que los hecho no sea determinante para
interpreta una partitura, de peregri- el modo de proponerlos a otros. Pe-
no junto al ejercitante, de partero o ro, además, del e. se espera que ha-
comadrona que ejercen una labor ya reflexionado y orado, a partir de
mayéutica (cf. D31, 56.100), de ar- su experiencia propia, sobre los
quitecto (cf. D46, 43), de testigo, de Ejercicios, de tal forma que su apli-
ángel (cf. DI3, 3) o de vigía. Según cación no sea ni mecánica ni asépti-
conceptos tomados del ámbito fa- ca, sino con "espíritu" (D31, 57),
miliar, el e. puede establecer en di- "devoción" (D7, 46; D46, 95), "fuer-
versos momentos del proceso una za y afecto" (DIO, 45), "grande y
relación con el ejercitante más de ti- fervoroso ánimo" (D47, 66). Muy
po maternal o paternal, aunque or- gráficamente dice el P. González de
dinariamente debe tender a ser fra- Cámara en su Memorial (n° 226) que
ternal. Casi anecdóticamente, ya Ignacio había "plantado [los Ejerci-
escribía el P. Gil González: "Cuan- cios] en su ánima" (FN I, 658-659;
do le visita, muestre el instructor D6, 2). El e. es consciente de lo que
una cara risueña, sin olvidar cierta él previamente ha vivido y de aquí
gravedad paternal../' (D31,56). Es- "saca provecho" para ofrecerlo me-
tas y otras imágenes que se emple- jor a otros (cf. [Co 408; Epp XI, 511;
en para calificar al e. son válidas en XII, 399]; D4,28; D18, 81.90; D22.23,
la medida en que se adecúen a las 6; D33.34.43, 51; D46,19.43; D47, 7),
Anotaciones de los Ejercicios Espiri- incluso haciendo él mismo algunos
tuales y a los Directorios, especial- ejercicios al tiempo que los da a
mente los ignacianos. otros (cf. Iparraguirre 1946, 154).
2. Cualidades. Dice Nadal: "Es- Cualidades básicas necesarias son
cójanse para dar Ejercicios a los que también la unión con Dios y con su
hayan recibido talento para ello" voluntad (cf. D31, 49; D33.34.43,
(D7, 36). No todos lo tienen, tal co- 175) y la humildad (cf. DIO, 11.12),
mo apunta el P. Pereyra: "de dar los así como el hábito y destreza en el
Ejercicios personas que no lo sabían conocimiento experiencial de las
hacer se han seguido muchos in- "cosas del Espíritu" y, por tanto, un
convenientes, y hacer esto bien ha "sentido espiritual" de la realidad
de ser cosa dificultosa" (DIO, 2; cf. (cf. D7, 45; DIO, 15; D32, 2; D33.
D7, 41; D33.34.43,10). Con todo, se 34.43, 44). Humanamente se le su-
les anima decididamente a apren- pone con un grado notable de liber-
der, tanto a los jesuitas (cf. [Co 437]; tad y autenticidad hacia sí mismo,
D18,11.58; D31, 42; D47,12; NC 108 de madurez afectiva y de acepta-
§4; CG 32, d6,47) como a los que no ción, integración y coherencia entre
lo son (cf. NC 271 §3; CG 31, d27, las diversas dimensiones vitales su-
11; CG 34, dl4, 10). Para proponer- yas (cf. [Epp I, 673]). En su Vita Igna-
los, un primer requisito imprescin- tii Loyolae (V, nn. 178.179), Ribade-
ejercitador/a 710

neira, tras apuntar que Ignacio "te- confiará más en él y se le abrirá


nía por obra útilísima y muy propia más" (D33.34.43,45; cf. D5, 27; D18,
de la Compañía tratar y conversar 82; D20, 27; D31, 49; D47, 83; D48,
familiarmente con los prójimos", 4), para poder percibir sus mocio-
indica las cualidades requeridas pa- nes internas. Normalmente se en-
ra ello: 'Trímeramente decía él que tiende que hay un solo e. (cf. D25,
el que desea ser provechoso a otros 29), pero desde los comienzos de la
debe primero tener cuenta consigo, historia de los Ejercicios se contem-
y arder él en el fuego de la caridad, pla la posibilidad de que sean dos,
si la quiere emprender en los otros. sucediendo uno al otro, siempre y
Ha de tener perdido el vano temor cuando estén de acuerdo entre sí
del mundo, huir como pestilencia (cf. DI5, 3) y no confundan al ejerci-
la ambición, y despedir de sí los re- tante (cf. D22.23, 11). También se
galos y blanduras de la carne, y considera en los orígenes que haya
despegar de su corazón todos los alguien distinto del e. "que sirva al
movimientos sensuales y viciosos; ejercitante" con la comida y arreglo
para que, arrancadas todas las raí- de la habitación, y que en ciertos
ces de sus pasiones, pueda mejor casos puede ser un conocido de es-
recibir en su alma las influencias di- te último, a quien se pueda abrir,
vinas y comunicarlas a los otros" incluso con mayor confianza que
(FN IV, 888-891). Entre sus conoci- con su e. (cf. D33.34.43,40). En todo
mientos, es imprescindible el estu- caso, el e. le visita con "algo nuevo"
dio previo del texto ignaciano, que (de materia de Ejercicios) (D20, 53)
al e. sea "muy familiarmente cono- con una frecuencia variable que ha
cido y trillado ,/ (D20, 70), sabiendo de ser siempre adaptada al ejerci-
en todo caso "dar razón de ellos tante (cf. D20, 69; D22.23, 17; D31,
[los Ejercicios]" [Co 408]; (cf. DI, 15; 54.98; D32, 88; D33.34.43, 52.161):
D4, 14; D15, 2; D18, 90; D20, 32.97; una vez al día (cf. D4, 17), dos (cf.
D22.23, 6.12; D25, 29; D26, 1; D31, D18, 92; D26, 5; D46, 98) o más (cf.
49; D33.34.43, 50.66; D46, 19.43; D20, 53; D21,35), e incluso no siem-
D47, 1; D48, 4). Asimismo nociones pre (cf. D4, 17; D33.34.43, 53). Se le
de Teología (cf. D24, 50.51; D48, 5), recomienda ser acogedor y "más
Sagrada Escritura (cf. D24, 50.51; bien suave que austero" (D31, 49;
D33.34.43, 250; D48, 5) y Espiri- D33.34.43, 45), particularmente en
tualidad (cf. D33.34.43, 44; D48, 5). los momentos de tentación y deso-
El uso que el e. haga de estas mate- lación (cf. [Ej 7]), procurando no
rias -incluso de la Biblia- debe cansar ni abrumar al ejercitante (cf.
siempre respetar lo que caracteriza D33.34.43, 226). En su trato con él
y define la experiencia de los Ejerci- ayuda ser un buen "conversador
cios ignacianos. espiritual" al estilo de S. Ignacio (cf.
MScripta I, 606.611; D4, 3; D33.34.
En su acompañamiento del
43,15). Dado que a lo largo de unos
ejercitante, como "hermano ma-
Ejercicios pueden surgir cuestiones
yor", el e. emprende junto con él la
o situaciones duras o dolorosas en
búsqueda de la voluntad de Dios
el ejercitante, es muy provechoso
para su vida (cf. [Ej 1]; D12, 13),
en el e. un conocimiento experien-
procurando sintonizar con quien se
cial de la vida y de la realidad (so-
ejercita, a fin de que "capte su bene-
bre todo, de sus aspectos más difíci-
volencia, para que le manifieste to-
les), así como la capacidad de
das las cosas" (Dll, 6) y "sea grato
afrontarla, de modo semejante a lo
al que hace los Ejercicios, ya que así
711 ejercitador/a

que Ribadeneira afirmaba de Igna- e., conociendo mejor su modo de


cio como hombre de gobierno en su actuar, vaya paulatinamente adies-
ayuda a los demás: "...que el que trándose como un buen acompa-
trata con los prójimos para curarlos ñante. Su relación con el supervisor
sea como un buen médico, y que ni tiene algunas características comu-
se espante de sus enfermedades, ni nes con la que se espera del ejerci-
tenga asco de sus llagas, y que sufra tante con su e., como son la capaci-
con gran paciencia y mansedumbre dad de reflexión y discernimiento
sus flaquezas e importunidades" sobre lo que ocurre, y una comuni-
(FNIII, 628). También, como es ob- cación abierta y confiada.
vio, ora por él (cf. D20, 29; D22.23, 3. Actitud. La anotación segun-
6; D31, 49; D33.34.43, 45; D46, 47). da [Ej 2] indica que "la persona que
Nociones teórico-prácticas de da a otro modo y orden para medi-
Pedagogía y especialmente de Psi- tar o contemplar debe narrar fiel-
cología le son cada vez más necesa- mente la historia de la tal contem-
rias, no para incluirlas entre la ma- plación o meditación, discurriendo
teria que se "declare", sino para solamente por los puntos, con bre-
comprender mejor el comporta- ve o sumaria declaración", para
miento del ejercitante, el mismo que el ejercitante discurra y racioci-
discernimiento de espíritus que tie- ne por sí mismo; y que esto "es de
ne lugar y su comunicación con él, más gusto y fruto espiritual que si
tanto en la reacción a la informa- el que da los ejercicios hubiese mu-
ción que éste da de su proceso de cho declarado y ampliado el senti-
Ejercicios como a la posterior pro- do de la historia; porque no el mu-
puesta de indicaciones para su cho saber harta y satisface al ánima,
oración. mas el sentir y gustar de las cosas
En los últimos años se ha recu- internamente". Esta prescripción
perado y reforzado la llamada "su- marca el tipo de actuación del ejer-
pervisión" del e., costumbre que se citados Su disposición y actitud no
remonta a los orígenes de los Ejerci- es la de un predicador, un conferen-
cios ignacianos (cf. [Co 409]; D5, 30; ciante retórico o ni siquiera la de un
D7, 41; D21, 39; D22.23, 3; D31, 49; enseñante, sino mucho más sobria.
D33.34.43, 44; D46, 21; D47, 9.10; De S. Ignacio decía González de
D48, 20; FN I, 691; MNad I, 1-25). Cámara que, cuando hablaba, se
Guardando la debida discreción centraba en las cosas, con pocas pa-
acerca de la evolución interior de la labras y sin reflexión sobre ellas, li-
persona que se ejercita, el e. puede mitándose a su narración, para que
conferir con expertos, individual- fueran los interlocutores quienes
mente o en grupo, aspectos que reflexionaran y sacaran las conclu-
considere necesarios de su acompa- siones por sí mismos (cf. FN I, 659;
ñamiento del ejercitante, actitudes D33.34.43, 45). No debe ocupar con
adoptadas, iniciativas tomadas o sus intervenciones un tiempo reser-
cualquier otra duda que, especial- vado al trato de quien se ejercita
mente si el e. no tiene suficiente ex- con Dios (cf. D22.23, 19; D26, 7;
periencia como tal, merezca la pena D33.34.43, 63). Así, sugiere Polanco
consultar para bien de todo el pro- que "no se les declaren demasiado
ceso. Dicha supervisión puede dar- los puntos propuestos, bien para
se al mismo tiempo que tienen lu- que saboreen más lo que ellos mis-
gar los Ejercicios o después de mos descubran, de acuerdo con la
terminados, a fin de que el propio segunda anotación, bien para que
ejercitador/a 712

se deje mayor lugar a las ilustracio- realmente guía el proceso -como


nes y mociones enviadas desde acabamos de indicar- es el Espíritu
arriba; ni por el contrario demasia- Santo, "a quien corresponde excitar
do breve y áridamente, sino en la voluntad, atraer a sí mismo el al-
aquella medida en que se entien- ma e inflamarla con el fuego dulcísi-
dan más rectamente, y se abra el ca- mo de su caridad" (D26,19). Esto su-
mino a la meditación" (D20, 31). A pone varias cosas. Primero, el
su vez, Gagliardi, tras comentar acompañante no sabe cómo se va a
otros aspectos de esta anotación se- desarrollar el retiro, a pesar de que
gunda, indica: "como el fin de esta tenga mucha experiencia adquirida.
declaración es excitar la luz y los Cada ejercitante es distinto. Tal como
afectos en el otro hasta que llegue a concluye el P. Doménech, "las diver-
poder orar por sí mismo, ni convie- sas personas perciben frutos diferen-
ne que sea tan breve que no halle la tes de una misma meditación y de
entrada para raciocinar por sí mis- un mismo punto, según place al Es-
mo, ni tan larga que ya no quede píritu conceder a cada cual" (D14,9);
nada que pueda encontrar por su "un modo de meditación hay que
propio esfuerzo" (D46, 88; cf. D46, proponer para éste, otro para aqué-
83-95). Tampoco ha de adoptar el e. lla" (D14, 11). Por lo tanto, especial-
actitudes que subrayaran un prota- mente en Ejercicios personalizados,
gonismo de su parte nada deseable, no ha de tener todo previsto para ser
como la proyección de deseos su- aplicado automáticamente caso tras
yos, la inoportuna manifestación de caso (cf. D14, 7; D26, 18). Segundo,
confidencias o la imposición -más de acuerdo con esta misma anota-
o menos sutil- de ideas o senti- ción, debe observar cuál es la distan-
mientos. En definitiva, ha de evitar cia adecuada que permita el fin que
crear dependencia en el ejercitante, se pretende. En la relación con quien
permitiéndole que descubra por sí se ejercita hay que combinar el carác-
mismo la voluntad de Dios que se ter de ambos, la comprensión cultu-
le exponga de una u otra forma a lo ral de una relación de este tipo -que
largo del retiro. Aunque de algún difiere según diversas áreas cultura-
modo representa a Cristo y por me- les- y las expectativas y necesidades
dio de él habla el Espíritu Santo (cf. auténticas del ejercitante, a quien en
D32, 2; D 48, 20), no debe olvidar todo caso el e. ha de procurar adap-
que no es ni uno ni otro, sino sólo tarse y "hacerse todo a él" (cf. ICo 9,
"coadjutor de la divina gracia" 22). La relación entre ambos ha de re-
(D32, 31; cf. D7, 42-44; D20, 29). De girse por la confianza mutua reco-
aquí se deduce la importancia de mendada en el Prosupuesto de los
poner su confianza en Dios (cf. Ejercicios (cf. [Ej 22]). En general, pa-
DIO, 44; D l l , 4; D32, 2; D33.34.43, ra I. Iparraguirre, el e. ha de juntar
47; D46, 39-40; D47,11.15). "una discreta lejanía con una santa
intimidad" (Iparraguirre 1946, 178).
La anotación décimaquinta [Ej
Tercero, no desea evitar a toda costa
15] declara: "De manera que el que
las posibles crisis o desolaciones por
los da no se decante ni se incline a la
las que pueda pasar la persona que
una parte ni a la otra; mas estando
se ejercita (cf. [Ej 322]; D19, 4; D26,
en medio, como un peso, deje inme-
12; D33.34.43, 61; D47, 22). Precisa-
diate obrar al Criador con la criatura,
mente el clima de unos Ejercicios
y a la criatura con su Criador y Se-
-sobre todo en régimen cerrado- fa-
ñor". Un buen e. actúa de tal forma
cilita que las cuestiones vitales que
que aparece claramente que quien
713 ejercitador/a

afectan al ejercitante y a su búsqueda se alude frecuentemente en muchos


de la voluntad de Dios aparezcan y documentos: cf. DI, 3; D2,1; D3,15;
puedan ser abordadas adecuada- D4, 7; D33.34.43, 41), todo lo que
mente, tanto en su relación con Dios respecta a su oración (cf. DI4,11), o
como con su acompañante. Dado el ritmo al que avanza en el retiro
que en unos Ejercicios se cuenta con (cf. [Ej 4]; D17, 1.25.26; D20, 41.63;
que se dé la agitación "de varios es- D31, 61; D46, 28; D47, 17). Es im-
píritus" [Ej 6], ni su acción ni sus portante notar que la insistencia en
efectos han de ser reprimidos, sino que se guarde el orden en que ha-
discernidos, aunque algunos de es- yan de ser propuestos los Ejercicios
tos supongan desolación. Y cuarto, el (cf. [Ej 20]; D4, 28; D15, 7; D16, 2;
e. no debe manipular a la persona ni D17, 8; D18, 44; D19, 5; D22.23, 15;
querer modelarla a su gusto, tal co- D24, 3; D33.34.43, 118; D46, 1.60;
mo -según G. de Cámara- ya adver- D47, 2; FN I, 704) está compensada
tía el propio Ignacio cuando rechaza- e incluso regulada por el principio
ba "querer gobernar a los otros por sí fundamental de la adaptación (cf.
mismo" (FN I, 677; cf. D46, 54; D47, DIO, 68; D18,101; D20, 43; D21, 2-5;
25). Esto es particularmente grave en D24,11; D28, 20; D33.34.43, 67; D46,
el tiempo de elección: ".. .y solamen- 26.27.37.38; D47, 3; Iparraguirre
te considere y desee que se cumplan 1946, 43*.250). Para todo esto se re-
la voluntad y beneplácito de Dios, quiere obviamente del e. un conoci-
no añadiendo nada de su propio pa- miento suficiente de la persona que
recer, porque esto es meter la hoz en acompaña (cf. DIO, 7; D20, 27.31;
la mies de Dios" (D33.34.43, 175; cf. D31, 49; D33.34.43, 49; D47,19).
D4, 8; D20, 84; D32,127; D46, 49.50). Un buen acompañamiento ha
Estas y otras indicaciones similares de ayudar -primero- a que el ejerci-
favorecen que el objetivo de la anota- tante mismo se conozca mejor a lo
ción decimoquinta -tan medular en largo del retiro y acepte su propia
la concepción de los Ejercicios- se realidad (cf. DIO, 10.20; D20, 8;
pueda alcanzar. D33.34.43, 91.92). Y, segundo, ayu-
4. Atribuciones. A lo largo del darle igualmente a discernir. De
texto de los Ejercicios Espirituales se acuerdo con las Anotaciones, el e.
comprteba -al menos indirecta- no debe discernir en su lugar, pero
mente- que en su origen estuvieron sí proporcionarle los medios ade-
concebidos para ser dados con un cuados, preparándola y disponién-
acompañamiento personal (cf. [Ej dola, para que la persona lo vaya
4.11.17-20.72.76.79.217]). Este acom- haciendo por sí misma. Dada la di-
pañamiento es, pues, la primera versidad de e. y de ejercitantes, no
atribución o función de quien los hay un único modo de hacerlo. En
propone. Ello supone hacerlo te- muchos lugares de documentos
niendo en cuenta las diversas face- fontales se subraya -dicho en térmi-
tas y dimensiones del ejercitante: su nos modernos- una actitud de "no
carácter (cf. D4, 30; D20, 27; D31, directividad" (cf. [Ej 7-10]; DI,
49; D33.34.43, 133), su capacidad 11.12.18; D4, 25; D l l , 10; D15, 15;
(cf. D16, 2.3; D26, 48; D46, 14; D47, D17, 101; D20, 58.81; D22.23, 79;
59), nivel (cf. D32, 32; D46, 44), su D26, 78; D33.34.43, 48.59; D46,
situación y cuestiones que afloran 52.53.58.86; D47, 23.31.57). Pero en
(cf. D3,13; D7f 25; D18, 62), su esta- algunas ocasiones también se con-
do (cf. D46, 3), necesidades (como templa la posible "necesidad de ma-
el caso curioso de la comida, al que yor manuducción" de la que habla
ejercitador/a 714

el P. Cordeses (D32, 85); o se aconse- 81; D42,16; D47, 91) está relativiza-
ja que el e. "pueda dirigir mejor a sí da por otros documentos igualmen-
y a su alumno y le socorra con pru- te antiguos, que consideran algunas
dencia, si ello es necesario" (D26, excepciones razonables: "Común-
16; cf. D20,35; D22.23,18), reforzan- mente es mejor que esta confesión
do así una cierta "directividad". El general no se haga con el que da los
momento crucial es el de la elección. Ejercicios; pero si el que los recibe
Para el caso de que el acompañante prefiriese confesarse con él, por su
estime que el ejercitante se ha equi-
devoción, o si la falta de sacerdotes
vocado, se proporcionan consejos ad
u otras causas lo exigiesen, nada im-
hoc: "Qué debe hacer el instructor
cuando comprende que quien hace pediría que también con él la pudie-
elección se alucina" (D33.34.43,233- se hacer" (D33.34.43, 138; cf. D20,
235). En esta circunstancia, el e., sin 56; D22.23, 48; D32, 63). En definiti-
oponérsele directamente ni tampo- va, a la hora de acompañar al ejerci-
co confirmar su elección, ha de de- tante, el modo en que se haga ha de
jarle "un tanto dudoso e incierto de tener en cuenta tanto la "interroga-
tal elección", dejar pasar tiempo pa- ción" de la anotación sexta como la
ra que se le manifieste mejor la vo- discreción de la decimoséptima (cf.
luntad de Dios y, con los medios del DI, 5; D3, 6.7; D8, 8; DIO, 42.76-81;
discernimiento de espíritus, ani- D20, 35; D21, 20.21; D22.23, 18.19;
marle y enseñarle a "no cerrar la D25, 29; D26, 6.9.28; D31, 58;
puerta a la luz divina" (D33.34.43, D33.34.43, 55.222; D46, 98), procu-
234). De este modo quien se ejercita rando en todo momento ayudar en
verá lo que le unifica, el "hilo con- cada caso a que se consigan los ob-
ductor" que aparece en el retiro, y jetivos pretendidos.
podrá decidir con mayores garantí-
as de acierto. Se trata, pues, de que Si bien la entrevista en los Ejer-
el ejercitante tenga en su mano lo cicios entre acompañante y acom-
que a él le permita exponer e inclu- pañado ha de ser necesariamente
so descifrar el lenguaje y el sentido sobria, particularmente en el Mes sí
de las diversas mociones y espíritus cabe algún tiempo más en el que
que acaecen en los Ejercicios. Para pueda darse una "conversación es-
ello, el e. controla que, efectivamen- piritual" -quizá fuera de los mo-
te, se dan mociones, e interroga al mentos destinados a la entrevista
que se ejercita sobre ellas (cf. [Ej 6]; regular- necesaria o útil para el fin
MFab, 638-640). Pero, al mismo de los Ejercicios, y cuyo espacio y
tiempo, debe combinar esta función contenido excedan al habitual con-
con la discreción acerca del conteni- sagrado a las mociones tenidas en
do de las mociones -especialmente la oración y la marcha cotidiana del
las de carácter moral (cf. [Ej 17])-,
ejercitante. Otra cuestión es si des-
aunque no sobre el aspecto formal
en que ellas se manifiestan en la pués de hechos los Ejercicios conti-
persona: el tipo de agitación que núa o no la relación entre uno y
provocan, intensidad, ritmo, dis- otro en forma de acompañamiento
tracciones, etc. De todos modos, la espiritual. Ya desde los orígenes de
conocida resistencia a confesar al la práctica de los Ejercicios, la solu-
ejercitante que se pide al e. en el ca- ción adoptada no descartaba nin-
so de que éste sea sacerdote (cf. DI, guna de las dos alternativas.
4; DIO, 14; D15,13; D20, 54-56; D31,
Pascual CEBOLLADA, SJ
715 ejercitante

/* Acompañamiento, Anotaciones, Casas de tuales de San Ignacio de Loyola, vol I-III,


Ejercicios, Conversación, Directorios, Ejerci- Mensajero - IHSI, Bilbao - Roma
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las áreas lingüísticas francesa e inglesa de
Europa y América del Norte entre 1954 y
1992", EEc 69 (1994) 471-501; ID., "Retos 'al
1 . Su importancia y lugar en las Ano-
taciones. El destinatario es el ho-
rizonte de sentido de los Ejercicios y
que da los ejercicios'", Man 72 (2000) 41-54;
de los Ejercicios. Es cierto que el li-
CHADWICK, G., "Giving the Exercises and
training directors in an ecumenical con- bro de los Ejercicios Espirituales está
text", The Way Sup 68 (1990) 35-41; CODINA, escrito para "el que da los ejercicios"
A., "Quién puede dar los Ejercicios de S. a modo de manual de instrucciones
Ignacio", Man 5 (1929) 340-347; DEMOUS- o de orientaciones metodológicas,
TIER, A., "Donner les Exercices. Esquisse de pero el fin no es que "el que los da"
la théorie d'une pratique", Recherches de
Science Religieuse 79 (1991) 585-613; DÍAZ lo lea o se lo aprenda más o menos
BAIZÁN, ]., "'El que da ejercicios a otro': Ex- de memoria. No es un texto para ser
periencia y actitudes según las Anotacio- leído o estudiado, sino para "ser he-
nes", Man 61 (1989) 310-323; DOMINIC, A. cho". Es un texto pragmático, al mo-
R, "A Biblical Image of the Retreat Direc- do del guión de una obra de teatro
tor", RR 35 (1976) 279-282; ENDEAN, R,
(para ser representado) o una parti-
"¿Hasta dónde se puede ir? Los Ejercicios
de Ignacio. Fidelidad y adaptación", CIS. tura de una ópera, que sólo adquiere
Revista de Espiritualidad Ignaciana 29/1 su máximo sentido cuando es "reali-
(1998) 37-52; GERVAIS, R (ed.), la pratique zado" según las condiciones que se
des Exercices spirituels d'Ignace de Loyola, proponen.
IET, Bruxelles 1991; GIULIANI, M., "Celui
qui donne les Exercices et celui qui les El fin penúltimo es que el e.
recoit", CSIg 9 (1985) 93-97; IGLESIAS, I., "haga" ejercicios, por ese orden y
"Dar 'a otro modo y orden' (Ex. 2)", Man más o menos según esa metodolo-
61 (1989) 355-366; ID., "Por el Evangelio, gía. Ignacio está convencido y tiene
para participarlo yo también (ICor 9,23).
('Dar Ejercicios', una forma de hacerlos)", fe en que estos ejercicios practica-
Man 71 (1999) 135-148; IPARRAGUIRRE, I., dos, más o menos durante un mes
Historia de la práctica de los Ejercicios Espiri- [Ej 4] son capaces de provocar y
ejercitante 716

completar en el ejercitante la expe- edad firme y adulta, capaz de juicio


riencia de "vencerse a sí mismo y e ingenio para no perder el tiempo y
ordenar su vida sin determinarse el trabajo" (D31, 48). Es importante
por afección alguna que desordena- también que el e. se conozca en la
da sea" [Ej 2], cualidad última de sus motivaciones
Al igual que no todos pode- e intereses de cara a la experiencia
mos andar, caminar o correr [Ej 1] o de Ejercicios, que "discierna su acti-
realizar otros ejercicios corporales tud inicial, su situación real y la ve-
de la misma manera, al mismo rit- racidad de sus deseos" (Arzubialde,
mo y por los mismos sitios, Ignacio 1991,46).
aprendió también que no todos po- 2. Sus tipos. Este destinatario
demos realizar los "ejercicios espiri- (1991) puede ser diverso. Ignacio
tuales" de la misma manera, y com- nos ofrece una triple manera de
probó que unos tienen un ritmo, ofrecer los ejercicios en función de
otros otro [Ej 4], unos asimilan an- dos variables: las capacidades de la
tes, otros después, debido a su na- persona [Ej 18] y las facilidades de
turaleza psicológica, a sus condicio- que disponga [Ej 19.20] y así se va
nes antropológicas, a su experiencia presentando una gradación desde
previa (D18, 102; D21, 2). Cada e. un modelo de ejercicios "leves" en
tiene su propia historia personal, su su duración y método, hasta otros
historia de vocación, de logros y que siguen el proceso de manera
fracasos, de sueños e ilusiones... más sistemática. Por su parte, en las
Por lo tanto, y según la persona que "Instrucciones del R Hoffeo" (D17)
hace los ejercicios, "se han de apli- encontramos hasta nueve "condi-
car los tales ejercicios" [Ej 18]. Por ciones" o perfiles de candidatos a
eso lo primero que hace antes de los que dar ejercicios (D17, 3-11),
ofrecer el texto "tal cual" de los mientras que Polanco en el segundo
ejercicios es ayudar a caer en la capítulo de su Directorio habla de
cuenta a los "acompañantes o da- "cuatro géneros de personas" en
dores de ejercicios", de la importan- función tanto de sus capacidades
cia del sujeto que los hace y así po- naturales como de sus deseos o po-
der plantear un tipo u otro de sibilidades indicando lo que convie-
ejercicios para mejor acertar. ne ofrecer a cada uno de ellos (D20,
Ignacio se refiere al destinatario, 10-19); de "cuatro clases" habla
al que hace los ejercicios como el que también A. Cordeses (D32,5-10).
"los recibe" [Ej 5.7.8.10.12.14.15. 2.1 El sujeto limitado. Anotación
17.22]; conocerlo es un principio 18 [Ej 18]. Tres factores hay que te-
hermenéutico fundamental y prima- ner en cuenta: edad, letras, ingenio.
rio, pues implica partir de la misma Ignacio habla de sujeto "rudo, o de
vida, de la misma realidad y a partir poca complisión" ("rudo" en DI7,
de ella intentar "aprovechar a las 3) y más adelante, "rudo y sin le-
ánimas": "lo primero que hay que tras" y añade, "de poco subiecto o
advertir es que el que da los Ejerci- de poca capacidad natural" ("débil
cios advierta primero mucho la cali- o enfermizo" en D18, 28) y también
dad de la persona a quien los ha de "de quien no se espera mucho fru-
dar. Advirtiendo la edad, doctrina, to"; hoy más que de "edad, letras,
ingenio, complexión" (DIO, 7; cf. ingenio" hablaríamos, tal vez, de
D16, 2; D22.23, 38; D25, 6; D30, 4) madurez (edad), estudios (letras),
(Domínguez 2003, 86) y también capacidades personales (ingenio);
"que el que se ejercita sea ya de Polanco formula finamente: "me-
717 ejercitante

nos perspicaces de ingenio y juicio" mentos circunstanciales (trabajo,


(D20, 10). Se trata de un perfil que, ocupaciones...). Con capacidad na-
por su propia constitución, no pue- tural, porque es considerado "quier
de pasar por el método entero tal y letrado o ingenioso" [Ej 19]. La ma-
como lo propone Ignacio. El fin de teria para este tipo de e. son los
la aplicación es ayudarle tanto co- Ejercicios en la vida ordinaria que
mo sea posible con los ejercicios, y pueden incluir los siguientes ele-
ofrecerle aquello que está capacita- mentos: PF ("para qué es el hombre
do para recibir, y en ello "conser- creado"), Primera Semana, los exá-
varle, sin pasar adelante", no vaya menes, pautas para una buena con-
a ser que por querer darle mucho, fesión, los ejercicios de los tres pe-
se pierda lo poco que haya podido cados de Primera Semana, y los
ganar de la Primera Semana. Se tra- misterios de la Vida de Cristo (Se-
ta de dar a cada uno las cosas "que gunda y Tercera Semanas). A este
pueda descansadamente llevar y candidato, dado que tiene sujeto, se
aprovecharse con ellas", y "no pa- le puede exigir una disciplina que
sar adelante en materias de elec- incluya los siguientes elementos: fi-
ción, ni en otros algunos ejercicios, delidad a un horario para recibir
que están fuera de la primera sema- los puntos de la oración, una "me-
na" [Ej 18]. La materia que se ha de dia hora"; fidelidad a unos tiempos
proponer a este e. es fundamental- establecidos de oración ("por espa-
mente ejercicios de la Primera Se- cio de una hora") y cuidado y aten-
mana, que consiste en modos de ción de las Adiciones [Ej 73-90].
examinar la conciencia (cf. [Ej 4- 2.3 El sujeto apropiado (anota-
31.32-43]; (D2, 5; D4, 1; D5, 22), ción 20). Sujeto con capacidad natu-
pautas para una confesión, declara- ral y con posibilidades de retiro,
ción de los mandamientos, los pe- "desembarazado y que en todo lo
cados mortales, así como iniciarle posible desea aprovechar" [Ej 20].
en los diversos modos de orar (D2, A este sujeto se le pueden dar "to-
5 [primer modo]; D5, 1.7.11.16.18). dos los ejercicios por el mismo or-
Si se percibe capacidad, pero son den que proceden". Actitud funda-
menos "versados" en los ejercicios mental del e. ha de ser su grande
de contemplación se "descenderá deseo de "aprovechar" (anotación
más a lo particular" (D20, 70; D33. 20). Veamos algunos elementos im-
34.43, 158) y con los "poco experi- prescindibles para la construcción
mentados, y al principio de los Ejer- de este provecho. El apartamiento:
cicios, convendría indicar algunas "cuanto más se apartare de todos
ampliaciones y abrir el camino a la amigos y conocidos y de toda soli-
meditación" (D31, 56.160), como se citud terrena" [Ej 20] y le ofrece
indica también para "los cortos de también las pautas prácticas para
juicio" (D32, 85). Acabar con una realizarlo: mudarse de casa o cáma-
buena y reposada confesión sería ra. El retiro: también ir decidido a
suficiente para unos buenos Ejerci- vivir cuanto más "secretamente pu-
cios Espirituales así aplicados. Una diere"; Mt 6, 6 es el texto bíblico
breve nota sobre los ejercicios a que puede estar de fondo: "... y tu
mujeres puede verse en el Directo- Padre, que ve en lo escondido te lo
rio Oficial (D33.34.43, 83). recompensará. "Sea el lugar donde
2.2 El sujeto condicionado (anota- los ha de hacer cuanto menos pue-
ción 19). Se trata de un sujeto con da ser visto ni platicar con ninguno,
capacidad natural pero con impedi- dándose exactamente los ejercicios"
ejercitante 718

(DI, 2). Efectos del apartamiento. como de todo lo que tiene, se sirva
Está en juego la delicada atención conforme a su sactísima voluntad".
al proceso de pensamientos y dese- En esta actitud están apuntados va-
os "poniendo todo [el cuidado] en rios elementos nucleares de la espi-
una sola cosa y buscar con diligen- ritualidad de los ejercicios: la indi-
cia lo que tanto desea; la soledad fa- ferencia [Ej 23]; la meditación del
vorece la experiencia de Dios y la Reino: "ofrecerán todas sus perso-
intimidad con Él". nas al trabajo" [Ej 96]; el tercer bi-
3. La disposición del ejercitante. nario "el deseo de mejor poder ser-
3.1 La motivación: "grande ánimo y vir a Dios nuestro Señor" [Ej 155];
liberalidad" [Ej 5]. Es muy conve- la elección [Ej 179-180]; la CAÁ "To-
niente antes de adentrarse en la ex- mad, Señor y recibid, toda mi liber-
periencia de ejercicios ofrecer un tad, mi memoria..." [Ej 234]. Esta
tiempo de "elaboración interna" actitud está suponiendo también
que medie entre la decisión de ha- que el e. entra en los Ejercicios con
cerlos y el inicio de la experiencia el deseo de hacer de su vida la vo-
(Domínguez, 2003, 90) en el que se luntad de Dios, disponible a lo que
pueda ir trabajando el mundo de Dios le pida. La entrega previa del
los deseos y motivaciones profun- e. se da en la confianza absoluta de
das. Es conveniente clarificar no só- que su Dios es un Dios para el
lo el grado (cantidad) sino también hombre que no puede sino cons-
la cualidad del deseo poner la vida truir y dignificar su proyecto de vi-
en las manos de Dios para que Él da. Este deseo inicial culminará con
disponga y trabaje con ella, según la entrega definitiva al final del pro-
esta misma anotación quinta: "para ceso: "Tomad, Señor y recibid..."
que su divina majestad, así de su [£;234].
persona como de todo lo que tiene, 3.2 El deseo, criterio de continui-
se sirva conforme a su santísima dad. La importancia del deseo no
voluntad"; se trata nada menos que termina en una actitud inicial a mo-
de la entrega del propio querer y de do de "pórtico de la experiencia".
la propia libertad, como manera en Al realizar los ejercicios de la Pri-
la fe de encontrar su verdadero mera Semana es posible que el e. ya
querer y su verdadera libertad. Esta ofrezca síntomas acerca de la situa-
disposición tiene varios niveles: a) ción de su mundo interno. Por eso
Consiste en un trabajo previo de Ignacio ofrece aquí una distinción
preparación y disposición del áni- importante: "los que en primera se-
mo que afecta a su dimensión tanto mana no mostrasen mucho fervor y
antropológica: genera en la perso- deseo de ir adelante para determi-
na, sencillamente, deseo de hacer nar su estado de vida, mejor será
los Ejercicios, desear comenzarlos, dejar de dar los de la segunda se-
alegría por la oportunidad de reali- mana a lo menos por un mes o dos"
zarlos...; b) Afecta a su dimensión (DI, 13); mientras que "los que tie-
teológica: tal ánimo y liberalidad nen mucho deseo de pasar adelante
no es consigo mismo, sino "con su para determinar su estado..." (DI,
Criador y Señor". La ilusión y la 14) seguirán con el proceso.
alegría vienen motivadas por el en- 3.3 La confianza básica. Hacer
cuentro con el Señor; c) Es radical Ejercicios implica fiarse "para más
en su expectativa: "ofreciéndole to- ayudarse y aprovecharse"; la con-
do su querer y libertad, para que su fianza abre el método de los Ejerci-
divina majestad, así de su persona cios y es el párrafo que se interpone
719 ejercitante

entre el título y el PE La confianza es de más gusto y fruto espiritual


lleva a "presuponer que todo buen que si el que da los Ejercicios hubie-
cristiano ha de ser más pronto a sal- se mucho declarado y ampliado el
var la proposición del prójimo que sentido de la historia" [Ej 2]. El e.
a condenarla" [Ej 22]. Esta confian- ha de preparar también su interior,
za ha de apoyarse en tres pilares: su corazón para favorecer en él la
confianza en Dios, confianza en "el presencia y la acción de Dios: "en
que los da" y confianza en el méto- los actos de la voluntad, cuando ha-
do, a) La primera se recoge en la se- blamos vocal o mentalmente con
gunda parte de la anotación quinta Dios nuestro Señor, o con sus san-
y sitúa al sujeto en esta "confianza tos se requiere de nuestra parte ma-
básica", fundamental para entrar yor reverencia que cuando usamos
con garantía en el proceso de Ejerci- el entendimiento entendiendo" [Ej
cios. Es la actitud de entrega, de ha- 3]. "Sentir y gustar de las cosas in-
cerse y ponerse disponible incondi- ternamente" donde se alude a una
cionalmente a Él. b) Confianza en el presencia importante de la volun-
que los da: dispuesto a seguir sus tad, del mundo de los afectos, de
pautas y orientaciones, confiando los sentimientos.
en su saber, en su experiencia, en su (b) Eibertad y responsabilidad.
discreción. "Si alguno no obedecie- Con el método, con los tiempos,
se al que da los ejercicios y quisiese con la preparación de la oración,
proceder por su juicio, no conviene con el acompañante, con el itinera-
proseguir en darle los ejercicios" rio que pueda ir descubriendo co-
(DI, 12). c) Confianza en el método mo voluntad de Dios para su vida.
y en el presente. "Al que toma los Es responsabilidad del e. velar por
ejercicios en la Primera Semana cuidar las adiciones y apoyos que el
aprovecha que no sepa cosa alguna mismo método propone para facili-
de lo que ha de hacer en la Segunda tar la experiencia: "después de
Semana; más que así trabaje en la acostado, resumir el ejercicio que
Primera para alcanzar las cosas que tengo que hacer"; "cuando me des-
busca como si en la Segunda ningu- pertare, no dando lugar a unos pen-
na buena esperase hallar" [Ej 11]. samientos ni a otros..."; realizar el
Dios se revela en el presente, aquí y examen de la oración [Ej 74]; velar
ahora. La expectativa es vivir el por sus sentidos, y por su implica-
ahora como plenitud de la historia ción en su entorno particular como
en la que Dios está trabajando. "no pensar en cosas de placer ni
4. Ea actividad del ejercitante. Los alegría..." [Ej 78]; "no reír ni decir
Ejercicios, como su propio nombre cosas motivas a risa" [Ej 80]... To-
indica, se hacen con plena activi- dos estos detalles son medios para
dad. ¿En qué consiste, a grandes la "concentración", para ayudar a
rasgos, esta actividad? mantener tanto como sea posible, la
4.1 Criterios para esta actividad. atención centrada en el mundo in-
(a) Personalizar la experiencia. El e. terior y la comunicación de Dios en
debe entonces apropiarse de la ma- el momento y en el objeto que el
teria de los puntos y elaborarlos de método vaya ofreciendo. Es la lla-
la forma que más le ayude a reali- mada a la unidad. Ignacio ayuda a
zar el ejercicio: "... discurriendo y concentrar al e. en todo momento,
raciocinando por sí misma y hallan- con las Adiciones y también con la
do alguna cosa que haga un poco estructura de cada ejercicio: peti-
más declarar o sentir la historia [...] ción, preámbulos, coloquio final...
ejercitante 720

todo es en torno a un mismo punto, nes. El cuidado de su calidad, la fi-


con el fin de que le sirva de concen- delidad y puntualidad son parte
tración: "andando siempre a buscar de la responsabilidad del e. quien
lo que quiero" [Ej 76]. La relación ha de procurar la transparencia en
del e. con todo este mundo de las la comunicación de las mociones;
Adiciones puede y en ocasiones de- el acompañante ha de "ser infor-
be formar parte de la entrevista con mado fielmente de las varias agi-
"el que los da" [Ej 6]. taciones y pensamientos que los
4.2 La actividad del ejercitante. varios espíritus le traen; porque
Los Ejercicios son tiempo de "ac- según el mayor o menor provecho
ción". El ritmo de actividad que se le puede dar algunos espirituales
le pide al e. es muy variado y muy ejercicios convenientes y confor-
elevado. Se trabaja con: mes a la necesidad de la tal ánima
así agitada" [Ej 17].
a) las "capacidades intelectuales":
advertir [£/' 164], aplicar [Ej 18. La sencillez de vida, ausencia
14.393], comparar [Ej 59], compo- de seguridades, de confort especial,
ner (el lugar) [Ej 151], conferir [£/ "...que cada cual, aun el que está
29.30], conocer [Ej 8.43.44], conside- acostumbrado a vivir delicadamen-
rar [Ej 59], contemplar [Ej 75.114. te y a servirse de muchos criados,
115.130...], conjeturar [Ej 228.229], barra su aposento y lo riegue si es
discernir [Ej 336]; discurrir [Ej 50], menester, y componga la cama, y,
entender [Ej 22.50.235], examinar finalmente, se ocupe en todos aque-
[Ej 1.24.319], hablar (en el coloquio) llos menesteres que suelen servirse
[Ej 54], imaginar [Ej 53.140.143.158], los criados" (D3,16).
inquirir [Ej 22], investigar [Ej 135], José GARCÍA DE CASTRO, SJ
leer [Ej 100], meditar [Ej 1.2.39.
75...i mirar [Ej 28.29.30.57.58.77],
notar [Ej 47.62.105.227], orar vocal- / Adiciones, Anotaciones, Apartamiento,
Disposición, Ejercicios, Ejercitador, Ejercitar,
mente [Ej 1.3.253], pedir [Ej 46...],
Modo y orden, Sujeto.
ponderar [Ej 57], repetir repetir [Ej
62.133 (repetición 23 veces)] [Ej Bibl.: ARZUBIALDE, SV Ejercicios, 35-47; DO-
62.72.118...], razonar [Ej 61], reflec- MÍNGUEZ, C, "El Ejercitante", en Psicodiná-
mica de los Ejercicios Ignacianos, M-ST, Bil-
tir [Ej 106.107.108.114...], recordar/ bao-Santander 2003, 86-98; GARCÍA DE
memorar [Ej 50], resumir [Ej CASTRO, ]., "¿Qué hacemos cuando hace-
64.73.131.206], ruminar [Ej 342]. mos ejercicios? La actividad del ejercitante
b) la afectividad: sentir [Ej 2. a través de sus verbos", Man 74 (2002) 11-
40; GONZÁLEZ MODROÑO, L, "El que los re-
62.63.78.109.118...), afectar(se) [Ej cibe" ('el subjecto'. Disposiciones)", Man
16.18.97.164.166...]; conmover [Ej 61 (1989) 325-336; IGLESIAS, L, "Se han de
199], culparse [Ej 54], doler(se) [Ej aplicar los tales ejercicios (EE 18). Anota-
55.78.82.195.206], entristecerse, tris- ción 18 y Evangelización hoy", Man 65
tar [Ej 195.206.315], envergonzar, (1993) 251-268; KOLVENBACH, R-H., "LOS
Ejercicios Espirituales de San Ignacio. El
avergonzar [Ej 48.50], exclamar [E; mensaje espiritual a través de sus particu-
60], llorar [Ej 55.69.78.87.315.316], laridades lingüísticas", en Decir... al 'Inde-
sentir [Ej 62.63.89.109.130.157.184], cible' (IGLESIAS, I. ed.), M-ST, Bilbao-Santan-
"sentidos espirituales" [Ej 47]; "in- der 1999, 35-46 (esp. 43-45, "el que recibe
tenso dolor y lágrimas" [Ej 55]. los ejercicios"); LAPLACE, /., Diez días en una
experiencia de la vida del Espíritu, dentro de la
c) con el que los da: la entrevis- tradición de los Ejercicios Espirituales, Secre-
ta: elemento necesario para el dis- tariado de Ejercicios, Madrid 1979, 13-25;
cernimiento lúcido de las mocio- LOP, M., Los Directorios de Ejercicios (1540-
721 ejercitar (se)

2599), M-ST, Bilbao-Santander 2000, 611- cree o se acaba creyendo aquello


678; TEJERA, M., 'Tara adentrarse en la ex- que se ejercita, "ejercitar o men-
periencia de ejercicios: las adiciones (73-
81)", Man 69 (1997) 117-130.
guar" . Finalmente, porque nos re-
fiere al Espíritu en categorías afines
a la vida, energía, juventud.
2. Notas de la tradición. Ejercitar-
EJERCITAR (SE) se no basta. Sto. Tomás de Aquino
distingue el divino muñere (don de

2 . Aproximación general. ¿Ocupa


e. un lugar en la vida espiritual
ignaciana? Una entrada dedicada
Dios) del exercitium virtuosi actus
(ejercicio del acto virtuoso) (STh li-
li, q. 188, a.8). En realidad, e. es el
al verbo e. en sus dos variantes modo en que Ignacio aprende y en-
transitiva e intransitiva (ejercitar- seña a acoger el don de Dios. To-
se) es muy pertinente a un diccio- más de Aquino lo dice así "el hierro
nario de espiritualidad cristiana. brilla cuando se lima" {STh I-II, q.
Más aún si tenemos en cuenta que 63, a.l); sigue siendo hierro, pero
el DSp la omite y prefiere el sus- brilla. El don precede pero está es-
tantivo Exercices Spirituels. Con es- condido; es prioritario pero está
ta opción, el DSp desplaza el acen- preterido. Con el fin de que el ser
to del actuar del sujeto (la acción humano pueda ser capaz de las
contenida por el verbo) a lo actua- gracias del Espíritu Santo, enseña
do (la devoción particular, el sus- García de Cisneros, los ejercicios
tantivo). Aunque el DSp dedique ayudan a "limpiar, purgar y casti-
una porción sustanciosa a los Ejer- gar su espíritu, así de los vicios y
cicios de Ignacio de Loyola, des- pecados, como de las corruptas afi-
cuida la importancia que el verbo ciones" {Ejer citatorio, cap. 2).
tiene para Ignacio, precisamente, ¿Para qué ejercitarse? Median-
lo más característico. te el continuo e., los deseos se or-
"Ejercitar" es un verbo que re- denan hacia la caridad. El tiempo
fleja la índole dinámica y, dada presente no consiste en el transcu-
nuestra cultura, hasta atlética de la rrir del tiempo en un valle de lá-
espiritualidad ignaciana. Primero, grimas. Por el presente, la persona
porque entre el presente y el futuro camina hacia la caridad más per-
abre un espacio de humildad, ópti- fecta. Entre todos los deseos, el de-
mo para plantear la acción del Espí- seo de Dios debe imperar. "Nece-
ritu: ¿acaso basta ejercitarse? Si la saria cosa es dar algún modo, y
gracia no acompaña, el e. se queda ordenar algunos ciertos ejercicios"
en mero desear o en vacío actuar. enseña Cisneros a Ignacio. Lo ex-
La acción del hombre se abre a la plica así: mientras que "todo lo
acción de Dios. Segundo, porque que no está ordenado, no puede
introduce una tensión escatológica, permanecer y siempre está inquie-
que evidencia, sin embargo, que to," el orden causa la paz y la tran-
los deseos tienen un papel en la quilidad. El orden de los afectos
espiritualidad y que la espera ejer- contribuye a la estabilidad de la
citándose sirve a darles "modo y persona. También fortalece el al-
orden". Tercero, porque el verbo in- ma contra los ataques del mal es-
voca tanto la libertad que caracteri- píritu: "como el aspecto de los
za al sujeto de la espiritualidad, co- ejércitos bien ordenados para la
mo el dilema que la caracteriza: o se batalla" disuaden al enemigo. Fi-
pone por ejercicio aquello en que se nalmente, por medio de los ejerci-
ejercitar (se) 722

cios "reformamos nuestro espíritu Iglesia y en la vida cristiana la de-


en su primera dignidad" (Ejercita- nominación cada vez más en uso
torio, cap. 2) de ejercicios espirituales, aplicada
¿Por qué ejercitarse? Ejercitarse a todos los ejercicios que nos llevan
responde a un dilema. Sólo la perso- a Dios" (la cursiva es añadida). Ig-
na libre puede e. y, sin embargo, una nacio utiliza la expresión e. "con
vez que se hace consciente, no pue- sentidos diversos: meditación, con-
de no-ejercitarse. Alonso Rodríguez sideraciones, oración, aplicación de
afirma: "una de las causas principa- sentidos, examen, elección, reforma
les porque medramos poco, y no nos de vida, penitencia exterior e inte-
hace el Señor más mercedes, es por- rior, discernimiento de espíritus,
que no ponemos por obra los bue- docilidad al director espiritual, do-
nos propósitos y deseos que Él nos cilidad al Espíritu Santo, purifica-
da; y así, porque no damos buena ción de las potencias, oraciones vo-
cuenta de lo que nos ha dado, no cales, 'ejercicios' para afectarse a
nos da cosas mayores" (Ejercicio I, Cristo, a la humildad, etc." (DSp
Trat. 1, cap. 11). El e. es el manteni- IV / 2,1922). En efecto, los Ejercicios
miento y sustento del alma: "esto es Espirituales deberían ser sólo una
dimensión del e. en la tradición.
lo que nos ha de conservar y llevar
adelante en la virtud; y, faltando es- 3.1. "Ejercitarse en los Ejerci-
to, luego se nos echará de ver el des- cios", lejos de ser una cualidad ad-
medro" (Ejercicio I, Trat. 1, cap. 1). jetiva, es un reto cada vez que uno
se somete al Espíritu. El uso que Ig-
3. El uso ignaciano del término nacio hace de e. es consistente y re-
¿Cómo usa Ignacio "ejercitarse"? El vela la prioridad del verbo sobre el
significado que el verbo adopta en sustantivo en los Ejercicios. Por
los escritos ignacianos se esclarece ejemplo, Ignacio no escribe "ejerci-
en relación a un doble contexto. Por tante". Las Concordancias eviden-
un lado lo clarifica la referencia a cian la ausencia de esta palabra en
los ejercicios de piedad y devocio- el corpus de sus escritos. Ignacio
nes de la tradición ascética anterior. prefirió la perífrasis: "el que se
Por el otro, lo clarifica la referencia ejercita". Ignacio insistió en utili-
a la vida religiosa, tradicionalmente zarla, por onerosa que nos resulte
entendida, como ejercicio de per- hoy [Ej 72.89.130.205.256, etc.]. La
fección. Los Ejercicios Espirituales utiliza especialmente en las Anota-
pertenecen más a la primera tradi- ciones [Ej 6.9-10.13], donde se refie-
ción; las Constituciones pertenecen a re al director como "el que da" los
la segunda. Mientras que la prime- Ejercicios. En tal contexto, e. recoge
ra referencia destaca la reiteración la libertad y generosidad de quien
del acto, la segunda destaca la in- decide adentrase por la vía de las
tencionalidad con que nos ejercita- mociones, expresa la novedad que
mos. La devoción y la piedad esta- "buscar lo que se desea" entraña
rían ciegas si no se abrieran al en cada ejercicio de oración.
advenimiento del Reino. Ejercitarse
La perífrasis "el que se ejercita"
como ascética individual.
pone el acento en el tiempo presen-
El DSp sirve para introducirnos te de la acción y en lo impredecible
al lugar concedido a los Ejercicios en del e. frente al participio; apela a la
la larga tradición de ejercicios espi- responsabilidad, invita a recordar
rituales: "El librito de San Ignacio los motivos de quien decidió andar
hace entrar definitivamente en la a Ejercicios y evita la tentación de
723 ejercitar (se)

ver a la persona bajo su rol de "ejer- reiterativo constituye a estos verbos


citante". Hay motivos para ello: en el ejercicio constante del retiro.
García de Castro ha analizado los En otras palabras, "los Ejercicios son
verbos de acción que aparecen en el una consideración sobre la implica-
texto de los Ejercicios (García de ción existencial del que 'se ejercita7
Castro 2002). Encuentra hasta cien- en relación con el Señor" (Ibid., 22).
to dieciocho verbos diferentes. Como conclusión para los Ejer-
Apuntan a otras tantas actividades cicios, el e. pretende la adquisición
para "el que se ejercita". Este autor de la consciencia ("lucidez" indivi-
ha analizado y descrito estos ver- dual). El modo y orden de los Ejer-
bos en relación con los contextos en cicios parece estar concebido para
que aparecen a lo largo del texto. La transformar los deseos más nobles
sola exposición de los resultados de y venir, mediante la introspección
este análisis evidencia la importan- profunda y su codificación lingüís-
cia cuantitativa de los ejercicios. Ig- tica (verbalización), en socorro de
nacio se refiere tanto a actividades la voluntad. En este sentido y me-
externas como a actividades inter- diante los Ejercicios, Ignacio se
nas (psicológico-espirituales). Los muestra un creador de realidad.
verbos que describen ejercicios in-
ternos son más numerosos. García Dada la riqueza espiritual que
de Castro los ha agrupado bajo cua- el texto de los Ejercicios entraña, no
tro apartados, según pertenezcan al sorprende que "quien da los Ejer-
ámbito de la libertad que presupo- cicios" descubra entre tantos "que
nen y a la que conducen o que per- se ejercitan" algunos que no pue-
tenezcan a las tres potencias de la den hacerlo con fruto o, al menos,
antropología ignaciana (memoria, sin quebranto. Ignacio prevé apli-
entendimiento y voluntad). Pocos car los Ejercicios a quienes mostra-
de estos verbos pertenecen al ámbi- rán "ser de poco sujeto" [Ej 18]. En
to de la memoria ("traer a la memo- este caso, corresponde al "que da
ria", "olvidar"). Algunos más que- los Ejercicios" juzgar acerca de tal
dan agrupados bajo el ámbito de limitación. De modo análogo y
los afectos y de la vida sensitiva. La ahora dentro de la CJ, corresponde
gran mayoría, sin embargo, son al General (por sus delegados) de-
verbos que describen procesos inte- cidir sobre el incorporar o no can-
lectuales: "la densidad teológica re- didatos a la CJ (cf. [Co 819.516.
cae sobre los verbos del ámbito se- 518]). Notablemente, "ninguno de-
mántico de la voluntad" mientras be decir que sea de la Compañía"
que el método de los Ejercicios y, durante las probaciones previas a
consecuentemente, la transforma- la incorporación. Antes bien, aún
ción espiritual "se construye sobre aquel que podría albergar esperan-
los verbos que aluden a la actividad zas fundadas de ser admitido co-
del entendimiento" (Ibid., 40). mo profeso debería responder
"que anda experimentándose, de-
Entre los verbos de entendi-
seando ser admitido" a quien le
miento algunos se repiten más
abundantemente que los demás. pregunta. Llega el momento de
Así, "considerar" (con cuarenta y considerar el verbo "ejercitar" en
siete repeticiones) y varios afines las Constituciones.
abundan ("examinar", "mirar", 3.2. Ejercitarse como virtud de la
"pensar", "reflectir"). La repetición, vida apostólica comunitaria Las Consti-
abundancia y el consecuente efecto tuciones. Más allá del e. individual,
ejercitar (se) 724

la doctrina de Sto. Tomás de Aquino ción personales de todo tipo de


nos ayuda a comprender e. como ejercicios espirituales encuentran
vivir en congregación religiosa. En finalmente su marco adecuado en
este sentido, queremos reclamar la la liturgia comunitaria y en el ejer-
figura del dominico ante la voz cicio comunitario de los ministe-
Exercices Spirituels, que lo olvida y rios propios. Al clasificar los sacra-
atribuye su doctrina a J. Hagen de mentos como ejercicios corporales,
Indagine (+ 1475). Sto. Tomás conci- Tomás nos permite hablar del e. de
be tres clases de ejercicio en la Sum- la virtud en común: el modo nues-
ma Theologica. Primero, se ejercita el tro de proceder.
militar que se adiestra en el uso de Correspondiendo con lo ante-
las armas para la guerra, como por rior, las Constituciones reflejan tres
ejemplo, en justas o torneos {Medita- usos de este verbo: ejercitar por, ejer-
tiones Armorum, cf. II-II, q.40, a.l). citarse (intransitivo), ejercitar (tran-
Segundo, se ejercita quien pone por sitivo). El primer uso es el menos
acto sus potencias y así, por ejem- importante de los tres. Ejercitar
plo, adquiere la prudencia median- funciona como sinónimo de "ejer-
te el ejercicio de actos prudentes cer" y significa: administrar, llevar
{exercitium actus; cf. II-II, q. 49, a. 1). la superintendencia, ejercer el go-
Tercero, se ejercita quien reiterada- bierno, la dirección o autoridad [Co
mente actualiza y perfecciona su es- 620.740.741.747.767]. En la mayoría
tado y, en particular, su estado en de los casos se refiere al ejercicio
vida consagrada mediante el ejerci- que corresponde a la CJ por medio
cio de los medios propios a su insti- del General.
tuto, de acuerdo a la regla corres-
Nótese que este uso aparece al
pondiente. Además, y esto es muy
final de las Constituciones. Por el
importante, Tomás contempla el
contrario, la forma intransitiva ejer-
bautismo, la unción y los sacramen-
citarse, es característica del Examen
tos en general, como pertenecientes
y la Tercera Parte. En la forma in-
a los ejercicios corporales (III, q. 61,
transitiva, la acción del sujeto recae
a. 1; q. 66, a. 2; q. 69, a. 3).
sobre él mismo. No se trata de ha-
Primero, el e. de las armas nos cer algo sino de hacerse. Se trata de
recuerda una matriz para el uso "hacerse en", con ocasión de. Este
que ha hecho la tradición espiri- segundo uso ascético es afín con lo
tual y, en particular, una matriz visto para los Ejercicios: busca pre-
plausible para el uso que adoptó venir las tentaciones ejercitándose
Ignacio. Segundo, el e. de las virtu- contra ellas "como es, cuando uno
des morales individuales nos per- se entiende ser inclinado a sober-
mite comprender la ascética y tipo bia, ejercitándose en cosas bajas
de formación característico de la [...] y así de otras inclinaciones si-
primera mitad de las Constitucio- niestras" [Co 265] y prevenir el olvi-
nes. "Mediante la disciplina y el do ejercitando lo aprendido [Co
ejercicio, se quitan los impedimen- 277]. Así, Tomás afirma con cierta
tos para las ciencias y las virtudes" ironía que aunque ya sean suficien-
(STh I-II, q. 63, a. 1) y, se puede pa- te ejercicio defenderse del asalto de
rafrasear, mediante las probacio- la carne y del mundo, porque se
nes y los estudios se acrisolan los ejerciten mejor, "Dios permite que
dones naturales recibidos de Dios sus elegidos sean asaltados [por los
por el candidato para el ministerio demonios]" (I, q. 114, a. 1). Nótese
de la CJ. Tercero, la ascesis y ora- que aunque se trate de la oración
725 ejercitar (se)

[Co 65], de aprender la doctrina del fin común (perfección de la ca-


cristiana [Co 80], oír confesiones o ridad), se diferencian mucho más
predicar [Co 108.280], los oficios ba- por los medios (exercitia; II-II, q.
jos y humildes [Co 111.282] o la obe- 186, a. 2) propios que les conducen
diencia [Co 286], el texto pone el a él. Aquí desembocan las Consti-
acento sobre el e. del candidato. tuciones. Más importante que el e.
La forma transitiva es caracte- del candidato y de sus ejercicios
rística de la Parte Cuarta. El jesuíta particulares, es el e. del cuerpo
debe e. lo estudiado [Co 339.361], el apostólico, la CJ. En último extre-
ingenio [Co 379], el estilo escrito y mo es ella quien se ejercita en la
oral [Co 381.484]. De modo suma- "caridad y celo de las ánimas" [Co
rio, el estudiante de la CJ debe e. las 163], mediante los oficios que son
"armas espirituales", como son: de- propios del Instituto de la Compa-
cir la misa, predicar, dar clases (le- ñía [Co 565.749]. Por eso las Consti-
er), dar Ejercicios, administrar los tuciones tranquilizan al candidato
sacramentos, enseñar la doctrina, en su celo apostólico: habrá otros
ayudar al bien morir (cf. [Co 400- que se ejerciten en los ministerios
414]). propios mientras él se prepara pa-
ra servir mejor [Co 362].
Este recorrido personal queda
resumido en la Parte Quinta. Cuan- En conclusión, el sujeto que lle-
do el fin ascético inicial se ve trans- va adelante la acción de e. es la CJ.
formado en fin apostólico: "para La CJ se ejercita por sus candidatos;
que habiéndose aprovechado en sí ejercita sus oficios y ministerios pro-
mismos, mejor puedan aprovechar pios, también los corporales. Por
a otros". La CJ no deberá admitir a este e. tiende a la perfección en la
quien no haya sido suficientemente caridad y servicio de sus miembros
probado. La tercera y última proba- como de toda la Iglesia y el mundo.
ción, por tanto, insiste en la escuela Tal es su deseo más auténtico. Este
del afecto "ejercitándose en cosas deseo está rectamente ordenado a
espirituales y corporales" [Co 516]. un fin escatológico: la mayor Gloria
Nótese que, distante de los ejerci- de Dios y salvación de las personas.
cios ascéticos y personales de Cis- Pero, como fundamento y requisito
neros o Alonso Rodríguez, las Cons- de todo lo anterior, y esto es lo más
tituciones se abren a los ejercicios distintivo del uso en las Constitucio-
corporales, "en que se ejercita la nes, Ignacio encuentra la gracia de
misericordia y caridad" [Co 623]. Dios. El e. de los medios naturales
no es sino respuesta y cooperación
El tercer tipo de ejercicio, se-
con la gracia [Co 814].
gún hemos visto en Sto. Tomás,
era el de los medios más condu- José Carlos COUPEAU, SJ
centes para la perfección de la ca-
ridad y santificación en el propio
estado. Tomás definió reiterada- /* Abnegación, Estudios, Liberalidad, Oracio-
nes, Penitencias, Probación, Virtud.
mente la vida consagrada como
"disciplina o ejercitarse que busca Bibl.: GARCÍA DE CASTRO, ]., "¿Qué hace-
como fin la perfección de la cari- mos cuando hacemos ejercicios? La activi-
dad" (II-II, q. 186, a. 5.1) q. 188, a. dad del ejercitante a través de sus verbos",
Man 74 (2002) 11-40; JIMÉNEZ DE CISNEROS,
1; q. 189, a. 1). Mientras que las di- G., Ejercitatorio de la vida espiritual (BA-
ferentes órdenes religiosas se dife- RAULT, C. Dom ed.), Abadía de Montserrat
rencian entre sí por la expresión Montserrat 1965; RAYEZ, A., "Exercices Spi-
elección 726

rituels", en DSp IV / 2, 1902-1949; RODRÍ- Dios" [Co 409], "que quieran deter-
GUEZ, A., Ejercicio de perfección y virtudes minar el estado de su vida" [Co 649].
cristianas, Apostolado de la Prensa, Madrid
1930; TOMÁS DE AQUINO, Sth. No deben hacer e. los que ya
viven en un estado de vida inmuta-
ble o también cuando se tratan de
cosas que se pueden cambiar pero
ELECCIÓN sobre las cuales ya se ha hecho una
buena y sana elección. La pueden

I . Introducción. En la vida de un
creyente la cuestión sobre cuál es
la voluntad de Dios para uno mis-
hacer todos cuantos han hecho una
e. de cosa mutable, pero no en mo-
do sincero y bien ordenado.
mo es crucial. La vida espiritual es No deberían hacer elección
siempre un "buscar" y un "hallar" "los ligeros de carácter e inconstan-
la voluntad de Dios, donde el "bus- tes, los que consta que tienen algu-
car" apunta para el esfuerzo del nas pasiones no dominadas o males
hombre para abrirse y para poder hábitos que parezcan incorregibles,
conocer la voluntad de Dios, mien- si no existieron señales tan ciertas
tras que el "hallar" quiere señalar el de alguna gracia especial que su-
hecho que es siempre el Señor pliera todo el resto" (D33.34.43,
quien se revela, quien se hace cono- 169). "Se requiere también a aquel a
cer. En los Ejercicios se trata de quien se da la elección que la desee
"buscar y hallar la voluntad divina y la pida. Y eso es absolutamente
en la disposición de la propia vi- necesario; de ningún modo se le de-
da..." [Ej 1]. El momento privile- be dar y mucho menos imponer al
giado y decisivo para descubrir la que no la desea" (D33.34.43,170).
voluntad divina se da exactamente Se requiere la indiferencia igna-
en el proceso de e., que se inicia en ciana: "Quien entra en la elección
el quinto día de la Segunda Semana procure estar libre de todo afecto
de los Ejercicios al mismo tiempo desordenado, y totalmente indife-
que el ejercitante se dedica a con- rente a todo y inclinado solamente a
templar los misterios de la vida pú- seguir, una vez conocido, el santo
blica de Jesucristo con la intención beneplácito de Dios, sea cual fuere"
de conformar su existencia a Él en (D33.34.43,171). Una voluntad afec-
pobreza y en humildad, no buscan- tada e inclinada a uno de los extre-
do otra cosa que el querer divino. mos de la e. distorsiona el proceso,
El término"elección" en los Ejer- porque la e. privará al ejercitante de
cicios aparece en las diferentes fases tener el ojo simple, es decir, "sola-
de todo el proceso de búsqueda ya mente mirando para lo que soy cria-
sea desde los comienzos, "entrar en do" [Ej 169]. Uno que no ha llegado
elecciones" [Ej 164], ya sea para indi- a la indiferencia del segundo grado
car el mismo acto de elegir [Ej 171- de Humildad no está preparado pa-
174], o para referirse al resultado de ra iniciar las elecciones (DI, 17).
dicho proceso [Ej 182-183]. Quien hace la e. "se recoja den-
2. Condiciones para hacer bien la tro de sí y no quiera ver u oír nada
elección. San Ignacio reservaba entrar que no sea de arriba" (D33.34.43,
en e. sólo a personas que aspiraban 173). Todo el proceso de e. sólo se
al fruto total de los Ejercicios, "pocas puede entender a partir de una pro-
y tales que se pueda esperar a su funda experiencia de contacto ínti-
respecto un notable fruto y gloria de mo con el Señor en la oración.
727 elección

3. Los documentos de las eleccio- 3.4 Una instrucción sobre la "re-


nes. La cantidad de documentos so- forma de vida" dentro de un estado de
bre la e. en un libro tan pequeño vida ya asumido [Ej 179].
como el de los Ejercicios ya revela la A tales documentos se podría
gravedad y la dificultad de la ma- añadir también el preludio para
teria allá tratada: "No hay cosa considerar los estados de vida [Ej
más difícil en todos los Ejercicios 135], donde Ignacio hace ver que
que saber bien gobernar este nego- hay algo anterior a la e., a saber,
cio de elección, ni donde sea me- que debemos estar dispuestos para
nester más destreza y más discre- alcanzar la perfección en cualquier
ción espiritual, por ser este tiempo estado o vida en que Dios nuestro
sujeto a diversas mociones del áni- Señor desea llamarnos.
mo, y a veces a engaños, que el 4. Los Tiempos de elección en los
hombre echa mano de lo malo con Ejercicios. La palabra "tiempos"
especie de bien."(D31,100). Los do- aquí quiere indicar "situación",
cumentos forman cuatro secciones "ocasión", "modo" y no debe ser
distintas: entendida en sentido puramente
3.1 Preámbulo para hacer elección cronológico. Veamos las caracterís-
[Ej 169]: trata de la preparación ticas principales de cada uno de
práctica del ejercitante para hacer ellos.
bien la elección. Insiste en el hecho 4.1 Primer Tiempo: "El Primer
que el ojo de la intención debe ser Tiempo es cuando Dios Nuestro Se-
simple y la dirección de esa inten- ñor así mueve y atrae la voluntad,
ción debe ser ordenada, sin invertir que, sin dudar ni poder dudar, la
el orden entre fin y medios. tal ánima devota sigue a lo que es
3.2 La lista de los posibles objetos mostrado; así como S. Pablo y S.
de elección [Ej 170-174]: es necesario Mateo lo hicieron en seguir a Cristo
que todas las cosas de las cuales Nuestro Señor" [Ej 175]. Tres son
queremos hacer e. sean indiferentes los elementos principales de una
en sí y que militen dentro de la San- experiencia de Primer Tiempo:
ta Madre Iglesia jerárquica y no se- 4.1.1 Una acción directa sobre
an malas ni repugnantes a ella [Ej la voluntad, moviéndola y atrayén-
170]. Hay cosas que caen debajo de dola en la dirección de algo.
e. inmutable (como el sacerdocio y 4.1.2 La seguridad que la per-
el matrimonio) y hay otras que caen sona experimenta en esa experien-
debajo de e. mutable (como adqui- cia. Ése parece ser el punto funda-
rir bienes, beneficios, etc. [Ej 171]). mental: su carácter de certeza que
Conforme el Directorio Autógrafo, la concede a la persona, "sin dudar ni
materia propuesta para la delibera- poder dudar". La persona es con-
ción es "primero, si consejos o pre- vencida de que ésa es la voluntad
ceptos; segundo, si consejos, en reli- de Dios para ella.
gión o fuera de ella; tercero, si en 4.1.3 La persuasión que persis-
ella, en cuál; después, cuándo y en te en la persona: en ese sentido en-
qué manera. Si preceptos, en qué tran aquí los ejemplos de Pablo y
estado o modo de vivir, y va discu- Mateo. Es evidente que en sus vi-
rriendo" (DI, 22). das, la vocación acontece en un mo-
3.3 La descripción de los Tres do inesperado y al mismo tiempo
Tiempos de elección [Ej 175-178], co- con una certeza que les es irresisti-
mo veremos más adelante. ble. Es sobre todo su docilidad en el
elección 728

seguimiento lo que les era mostra- de arriba, lágrimas y todo movi-


do y que ven subrayada por Igna- miento interior, que deja el ánima,
cio: propiamente son ellos los elegi- en el Señor nuestro, consolada. Lo
dos por Cristo y no una e. de ellos contrario de esto es desolación: tris-
mismos. teza, desconfianza, falta de amor,
En la Autobiografía de S. Ignacio sequedad, etc." (DI, 18). Polanco
se encuentra una narración de una describe todo el proceso en detalles
experiencia de tal tipo [Au 27]. Un en su Directorio (D20, 82).
modo tal de e. se impone como un El fundamento de ese Segun-
facto, sin que se pueda buscar o do Tiempo está en el examinar las
volver a mandar para que el ejerci- mociones interiores de consolación
tante tenga el tiempo de prepararse y de desolación por medio de las
para recibirlo, una vez que no de- Reglas de discreción de espíritus.
pende en nada de nuestro esfuerzo. Es menester examinar bien las mo-
Se trata de una gracia singular, de ciones experimentadas, su origen
un tiempo privilegiado, pero que y su modo de actuar, compararlas
no significa que sea algo raro o re- unas con las otras, y todo debe ser
servado a las cumbres de la mística. conferido con una persona más ex-
Ni se debe identificar sin más con la perta en la vida interior. El papel
experiencia de la consolación sin del que guía es esencial en ese Se-
causa precedente, una vez que ni
gundo Tiempo, como en todo el
todas las consolaciones sin causa
proceso de los Ejercicios (cf. [Ej
precedente traen luz para la e. que
6.7.8.9.10.12.14.15]), "no queriendo
se hace.
guiarse por su cabeza si no concu-
4.2 Segundo Tiempo: "Cuando se rre el parecer del que tienen en lu-
toma asaz claridad y conocimiento gar de Cristo Nuestro Señor" [Co
por experiencia de consolaciones y 263]. La voluntad de Dios se mani-
desolaciones, y por experiencia de fiesta como un impulso interior
discreción de varios espíritus" [Ej hacia el futuro: el alma se abando-
176]. En ese tiempo se trata de dos na siempre más a este amor de
experiencias diversas: la experien- Dios, preguntándose a cada rato:
cia de consolación y desolación y la "¿Dónde me quieres llevar, Se-
experiencia del discernimiento de
ñor?" [De 113].
los varios espíritus. Aquí se trata de
un proceso largo y delicado, que no 4.3 Tercer Tiempo: "El Tercero
se resuelve de una sola vez como Tiempo es tranquilo, considerando
en el Primer Tiempo. El ánima debe primero para qué es nacido el hom-
buscar la luz interpretando sus mo- bre, es a saber, para alabar a Dios
vimientos interiores, su ritmo, su Nuestro Señor y salvar su ánima, y
alternancia dentro de sí, mientras esto deseando elige por medio una
contempla los misterios de la vida vida o estado dentro de los límites
de Cristo, en la oración: "en manera de la Iglesia, para que sea ayudado
que procediendo en sus meditacio- en servicio de su Señor y salvación
nes de Cristo Nuestro Señor, mire, de su ánima. Dije tiempo tranquilo,
cuando se hallara en consolación, a cuando el ánima no es agitada de
cuál parte Dios le mueva; y asimis- varios espíritus y usa de sus poten-
mo en desolación; y se debe bien cias naturales libera y tranquila-
declarar qué cosa sea consolación, mente" [Ej 177]. Las características
que es tanto como alegría espiri- de ese Tiempo son las siguientes
tual, amor, esperanza de las cosas (Juanes 1980,108ss):
729 elección

4.3.1 Ausencia de gracias es- jeto el fin para que soy criado, que
peciales y significativas. En ese es alabar a Dios Nuestro Señor y
Tiempo, no se trata siempre de salvar mi ánima, y con esto hallar-
una ausencia total de movimien- me indiferente sin afección alguna
tos interiores, pero la conciencia desordenada..." [Ej 179]. c) El ter-
de esos movimientos es menos cer punto es una súplica a Dios pa-
perceptible, o no aportan mucha ra que guíe el proceso: "pedir a
luz sobre la decisión que se desea Dios Nuestro Señor quiera mover
tomar (Gil 1972, 6). mi voluntad y poner en mi ánima
4.3.2 Tranquilidad en la perso- lo que yo debo hacer acerca de la
na que elige. Mientras no se tenga cosa propuesta..." [Ej 180]. Se trata
seguridad que uno se encuentre en aquí de fomentar una entrega total
un auténtico Tiempo tranquilo, no al Señor y un deseo de purificar las
se debe aconsejar una e. por el ter- motivaciones. La voluntad no deci-
cer tiempo. Polanco amplía el senti- dirá secamente, una vez pesados
do de la expresión "Tiempo tran- los motivos y vistas las razones. El
quilo" como equilibrio de las ejercitante deberá pedir a Dios que
pueda actuar en él con su gracia,
inclinaciones. En su modo de en-
haciendo sentir internamente lo
tender, tal equilibrio implica dos
que sea la más grande gloria de
cosas: un estado de espíritu indife-
Dios y moviendo su voluntad hacia
rente a todos los medios y una incli-
la e. de lo que ha visto ser el querer
nación al más perfecto, conforme a
de Dios sobre él. d) La parte princi-
las máximas de Jesucristo.
pal es constituida por los puntos
El Tercer Tiempo de e. com- cuarto y quinto, a saber, la investi-
prende dos modos diversos, uno gación de las ventajas e inconve-
más racional y otro más intuitivo. nientes que puede haber en una y
4.3.3 Primer Modo del Tercer otra parte [Ej 181], y la pondera-
Tiempo. Se aplica cuando el ejerci- ción de las razones obtenidas para
tante se encuentra en una condición ambas las partes para poner en cla-
de indiferencia plena: "sin afección ro dónde la razón más se inclina:
alguna desordenada, de manera "después que así he discurrido y
que no esté más inclinado ni afecta- raciocinado a todas las partes sobre
do a tomar la cosa propuesta que a la cosa propuesta, mirar donde más
dejarla, ni más a dejarla que a to- la razón se inclina, y así según la
marla; mas que me halle como en mayor moción racional, y no mo-
medio de un peso para seguir aque- ción alguna sensual, se debe hacer
llo que sintiera ser más en gloria y deliberación sobre la cosa propues-
alabanza de Dios Nuestro Señor y ta" [Ej 182]. e) El último punto es de
salvación de mi alma" [Ej 179]. El nuevo una súplica al Señor presen-
proceso de este primer Modo cons- tándole nuestro juicio y pidiendo su
ta de seis puntos: a) antes de nada, aprobación divina: "hecha la tal
se trata de "proponer delante la co- elección o deliberación, debe ir la
sa que quiero hacer elección" [Ej persona que tal ha hecho con mu-
178], determinando bien cuál es la cha diligencia a la oración delante
materia sobre la cual se quiere ha- de Dios Nuestro Señor y ofrecerle la
cer la elección, b) El segundo punto tal elección para que su divina ma-
trata de la disposición subjetiva en jestad la quiera recibir y confirmar,
que debe estar la persona (indife- siendo su mayor servicio y alaban-
rencia): "Es menester tener por ob- za" [Ej 183].
elección 730

4.3.4 Segundo Modo del Tercer que el Tercer Tiempo en sí mismo


Tiempo. Este segundo Modo consta no sería autónomo. Bajo la influen-
de cuatro reglas y una nota. El pri- cia de Rahner, muchos autores nie-
mer punto sitúa el ejercitante en gan la autonomía del Tercer Tiem-
otro ambiente, no puramente más po, considerando siempre que ése
racional, pero más afectivo. Se trata debe ser confirmado por medio de
de experimentar el amor de Dios una consolación del Segundo
como el motivo que me lleva a ele- Tiempo (Walsh 1972, 64). Tales au-
gir: "la primera es, que aquel amor tores afirman que Ignacio durante
que me mueve y me hace elegir la su vida no tenía confianza en una
tal cosa, descienda de arriba, del e. hecha por el Tercer Tiempo. Pero
amor de Dios; de forma que el que no parece eso cierto: el mismo Ig-
elige sienta primero en sí que aquel nacio usó el Tercer Tiempo en algu-
amor más o menos que tiene a la nas de las e. más importantes de su
cosa que elige, es sólo por su Cria- vida, como cuando tomó la deci-
dor y Señor" [Ej 184]. Las siguien- sión de ir a estudiar, la decisión he-
tes reglas [Ej 184-187] introducen al cha por los compañeros de fundar
ejercitante en una deliberación so- la CJ, la decisión que aparece en el
bre sí mismo, para verificar si no se Diario espiritual sobre la pobreza de
esconde algún amor no ordenado las casas profesas, o la decisión de
que lo pueda engañar en el mo- aceptar ser nombrado General de
mento de tomar la decisión. Eso se la CJ (cf. [Au 50.63.70-71]). Y la au-
hace por medio de una acción psi- tonomía del Tercer Tiempo es cla-
cológica que permite a la persona ramente afirmada en su carta al Dr.
deliberar con más claridad sobre su Ramírez de Vergara: "El medio pa-
situación, imaginándose como una ra gustar con el afecto y ejecutar
persona desconocida [Ej 185] o a con suavidad lo que la razón dicta
partir de una situación extrema de que es a mayor servicio y gloria di-
la vida: el día de su propia muerte o vina, el Espíritu Santo le enseñará
juicio final [Ej 186-187]. mejor que otro ninguno; aunque es
5. Puntos de debate sobre los verdad que para seguir las cosas
Tiempos de elección. Las principales mejores y más perfectas, suficiente
cuestiones que se debaten actual- moción es la de la razón" [Epp XI,
mente con relación a los Tiempos 184-185.]. También Polanco, cuan-
de e. son: do analiza un caso donde la deci-
sión a la cual se llega por el Segun-
5.1 Autonomía de los Tiempos.
do Tiempo está en conflicto con la
Para S. Ignacio parece claro que
decisión a que se ha llegado por el
"hay tres tiempos para hacer una
Tercer Tiempo, declara que si las
buena y sana elección en cada uno
mociones del Segundo Tiempo son
de ellos" [Ej 175]. Por tanto, si el
inciertas, mientras las razones del
ejercitante no encuentra la volun-
Tercer Tiempo son más claras, la
tad de Dios por el primer modo,
conclusión a la cual se llega por el
debe perseverar buscándola por el
Tercer Tiempo debe ser preferida
segundo, y cuando esto no resulta,
como más segura (Toner 1991, 250).
debe tomar el tercero (cf. DI, 19).
5.2 En qué consiste la confirma-
Ha sido principalmente Karl Rah-
ción de la elección. La opinión más
ner quien ha puesto en discusión la
común es que se trata de una confir-
autonomía del Tercer Tiempo, con-
mación por medio de consolaciones
siderándolo una modalidad defi-
o desolaciones, esto es, que por fin
ciente del Segundo Tiempo. Así
731 elección

el Tercer Tiempo vuelve al Segundo firma. Uno puede experimentar en


y verdaderamente es el Segundo un modo más explícito todavía un
Tiempo el que confirma el Tercero, sentimiento de coraje, un estímulo
como han constatado diversos auto- para avanzar... un crecimiento en la
res (De Vries 1973, 65; Coathalem verdad y en la libertad interior, una
1971, 190; O'Leary 1975, 180; Her- mayor determinación para actuar.
nández García 1956, 147). En el Dios puede manifestar su aproba-
Diario espiritual podemos encontrar ción también por medio de las dis-
evidencias de que Ignacio veía posiciones de su Providencia, por
también la posibilidad de ser con- ejemplo, por la imposibilidad de po-
firmado por otros medios que la ner en práctica nuestra decisión, o
consolación. No hay duda que la mediante las objeciones que ahora
"consolación" espiritual es una for- nos llegan a través de una lectura,
ma muy evidente de confirmación; un sermón, una conversación, una
eso es clarísimo con relación a las pregunta que nos hace nuestro di-
afirmaciones que lo confirman en rector, una duda que se presenta a
cuanto a la pobreza. Al respecto To- nuestro espíritu (De Guibert 1930,
ner señala [Au 100] y los registros 190-191).
del Diario espiritual de los días 10-11 5.3 Cuál es el Tiempo mas excelen-
y 13-18 de febrero (Toner 1991,207). te. El Primer Tiempo debe ser teni-
También son frecuentes las confir- do como el más excelente y desea-
maciones por medio de "razones", ble, porque en ello todo es obra de
como nos muestran los registros de Dios y la consiguiente e. resulta se-
en los días 6, 8 y 9 de febrero. Ya el gurísima (Casanovas 1930, 102ss).
día 11 de febrero, Ignacio habla de El Segundo Tiempo es inferior al
inteligencias recibidas (cf. [De 15]) y Primero, porque en ese Tiempo
el día 23 habla de un "poderoso ar- Dios nos habla, pero habla también
gumento" que le es venido a la el enemigo y también nosotros mis-
mente. Ignacio menciona todavía mos hablamos. El Tercero es infe-
otra señal de la voluntad de Dios rior en dignidad al Segundo, por-
cuando se refiere a "una mayor mo- que en ése es sólo el hombre quien
ción de la voluntad" [De 8], una in- interviene usando libremente sus
tensificación del impulso de la vo- potencias, contando ciertamente
luntad en la dirección de una de las con la ayuda de Dios, pero sin la
posibilidades experimentadas como moción especial de la consolación
la que Dios quiere. Finalmente hay divina.
otro factor importante en la com-
El Directorio de Polanco consi-
prensión de lo que Ignacio entendía
dera el recurso al Tercer Tiempo su-
por confirmación de la voluntad di-
perfluo, cuando el Segundo tiempo
vina: es la experiencia de sentir que
alcanzó un resultado claro. Para G.
Dios ha aceptado su decisión ofreci-
Dávila, cuando "por esta vía queda
da, experiencia de gran certeza y se-
el alma con paz entera y satisfac-
guridad.
ción, se puede pasar adelante"
Sin que esta confirmación im- (D31, 129). Pero cuando "no fuese
plique ningún acontecimiento extra- bastante esa satisfacción, sucede el
ordinario, la mera ausencia de pro- tercero modo de elección, el cual,
blemas, tensiones, el permanecer en aunque no es tan excelente como el
una cierta tranquilidad y armonía pasado, por no ser de principio tan
interior pueden ser ya signos o seña- alto, mas es más seguro de ordina-
les del trabajo del Espíritu que con- rio y suele conservar y asentar el se-
elección 732

gundo modo dicho, y aún ser con- discernimiento de los espíritus, exa-
firmado de él" (D31, 129). Porque gerando en tal modo la eficacia de
"el ángel de Satanás se transfigura las mociones que acaba por confun-
en ángel de luz (ICor 9,14) y vende dir el Segundo con el Primer Tiempo
moneda falsa por buena, se debe (Ayerra Moreno 1956, 98). A causa
andar aquí con mucho tiento y con de tal confusión se entiende por qué
diligente examen. Sea, pues, un en Dávila aparece la recomendación
presupuesto que gobernase el hom- de pasar "siempre" al Tercer Tiem-
bre solamente, a carga cerrada, por po: "es menester notar que el Tercer
movimientos y sentimientos inte- Tiempo no debe solamente ser aña-
riores, es muy peligroso y principio dido cuando nada se puede concluir
de todas ilusiones y alumbramien- en el Segundo Tiempo; el Tercer
tos con que el demonio ha hecho Tiempo sirve también para confir-
una grande guerra a la Iglesia de mar la elección hecha y darle mayor
Dios" (D31, 134-135). Por tanto, firmeza" (D33.34.43, 203) y también
siempre se debe hacer la e. por el la frase lapidaria del Directorio Ofi-
Tercer Tiempo, aunque ya se hubie- cial cuando afirma que "posterior via,
ra hecho por el Segundo Tiempo, nempe per ratiocinationem et discur-
porque en el Segundo Tiempo po- sum, est securior et tutior" ("pero la
demos ser engañados y se necesita segunda vía del raciocinio y discur-
discernir los espíritus. El Directorio so es siempre más segura y firme"
concluye que "... el tercero modo (D33.34.43,190). Lo que se afirma es
de elegir es más seguro, porque la el primado de la razón. Estamos le-
razón hace su oficio, apoyada en la jos del pensamiento de S. Ignacio so-
fe y doctrina de la Iglesia; y al fin bre ese punto.
da el hombre lo que puede por su 5.4 Uso combinado de los Tiem-
parte y aplica todo su caudal para pos. Considerando que los Tiempos
conocer todo lo que Dios quiere" sean autónomos, ¿pueden ellos ser
(D31,140). usados juntos en un mismo discer-
Pero si el Segundo Tiempo es nimiento con vista a una elección?
en principio más elevado que el Y si eso es algo posible, ¿es aconse-
Tercero, ¿cómo se puede afirmar jable que se lo haga? ¿Y cómo se de-
que es más seguro un Tiempo de bería proceder? ¿Qué pasa si usan-
principio inferior? ¿Es correcto de- do el Segundo y el Tercer Tiempo
cir que en el Segundo Tiempo se llegamos a resultados diversos?
trata de dejarse llevar por senti- Si la e. es hecha por el Primer
mientos? ¿No va todo acompañado Tiempo, no procede usar los demás.
y discernido con la ayuda del di- Sería una ofensa a Dios que nos ha
rector? Parece que Dávila en el Di- mostrado su voluntad en un modo
rectorio Oficial no consigue captar así tan claro (Calveras 1943, 270). Si
con fidelidad cuál es la esencia del una persona obtiene suficiente cla-
Segundo Tiempo (Ayerra Moreno ridad por medio de las experiencias
1956, 98). Definiéndolo como un de consolaciones y desolaciones, no
Tiempo "cuando el alma es movida necesita acudir al Tercer Tiempo,
por inspiraciones y mociones tan como así afirma el Directorio de G.
eficaces que sin algún o casi sin al- Dávila (D31, 90). No obstante, tal
gún raciocinio de la inteligencia la cosa puede ser conveniente para
voluntad es conducida al servicio una mayor satisfacción de la razón,
de Dios y a la perfección" (D33. que naturalmente quiere saber las
34.43, 188), no deja espacio para el razones objetivas de lo que Dios
733 elección

muestra querer. En esto Nadal hallado la voluntad de Dios; así en


aconseja: "Será bueno usar ese su Diario espiritual, cuando afirma
Tiempo después que se hizo deter- que después de haber tanto busca-
minación buena por el Segundo, do la voluntad de Dios, experimen-
para una mayor satisfacción del en- tó un "confirmar con lágrimas y
tendimiento y de la razón" (MNad con toda seguridad cerca de todo el
II, 781). Ignacio de hecho utiliza los determinado" [De 151]. Para Igna-
dos tiempos en modo combinado cio, una genuina certeza con rela-
en su Diario espiritual.
ción a la voluntad de Dios "no resi-
Miró afirma: "Las elecciones se de tanto en la experiencia de
deben hacer, comúnmente, no sólo consolaciones o en razones, pero
por el Segundo sino también por el
mucho más en la fe en que Dios nos
Tercer Tiempo" (D22.23, 87). Así que
dona como presente el Espíritu
él da como norma general que se de-
ben hacer elecciones no sólo por el Santo para guiar a aquellos que ha-
Segundo Tiempo, sino también por cen todo lo posible para abrirse a Él
el Tercero. Insiste por tanto en el as- y para buscar su voluntad" (Toner
pecto racional de la e., cosa que Igna- 1991, 286); la misma convicción
cio no hizo en ninguna ocasión. El fundada en la bondad de Dios es
Directorio Oficial, en un ambiente de declarada en el Directorio Oficial,
sospecha contra todo tipo de ilumi- (D33.34.43, 173). Aquí Ignacio se
nismo y sentimientos interiores, bus- mueve en continuidad con toda
ca un acuerdo de compromiso entre una tradición bíblica fecunda que
inspiración y racionalidad, corazón y nos revela ese Amor Providente del
mente, no siempre en un modo equi- Señor que guía su pueblo y lo
librado. Por ejemplo el Directorio Ofi- acompaña en el camino, llevándolo
cial declara que "todo debe ser exa- siempre a su mayor gloria (Ex 13,
minado con la ayuda de luz [...] esa 22; 19, 16-18; 24, 16; 33, 18-33; 34,
luz es la luz de la razón humana, si 29-35; 40, 34-38; Rom 1,18-23), reve-
bien que sustentada e iluminada con
lada sobre todo en la persona de Je-
la ayuda de la fe, la cual procede de
Dios; y ninguna puede contradecir sús, y de la cual todos nosotros
la otra, una vez que verdad y ver- participamos por su presencia en
dad deben estar necesariamente de nosotros (Efl, 27; Col 1, 27; Efl, 22-
acuerdo" (D33.34.43,5). 23; Col 2, 9-10) y en la medida en
que nos unimos a Él (Rom 5, 2.5; Jn
5.5 Qué tipo de certeza se puede
obtener en una elección. Ignacio acre- 17, 22-23). La certeza de la cual ha-
ditaba que era posible por medio bla Ignacio es entonces, antes que
de un discernimiento hallar la vo- nada, una certeza de fe. Así que to-
luntad de Dios con una certeza jus- do el proceso de e. es marcado por
tificable. Jamás en sus instrucciones la seguridad de que si nos dispone-
o exhortaciones encontramos una mos a buscar la voluntad de Dios
sola sentencia que lleve a pensar con un corazón recto, Dios nos dará
que las conclusiones de un discer- a conocer y cumplir su voluntad, en
nimiento son solamente meramente cualquiera de los modos posibles,
probables (cf. [Ej 1.15.23.173.180]). que no nos cabe elegir pero sólo
Podemos hallar afirmaciones explí- aceptar el que Dios quiera usar con
citas de que él encontraba en su cada persona.
discernimiento un "sentido de se-
guridad" y una "certeza" de haber Alfredo SAMPAIO COSTA, SJ
elevación 734

Z1 Cómodo, Consolación, Desolación, Deter- bao-Santander 2004; TONER, J. J., Discerning


minación, Discernimiento, Encontrar a Dios, God's Will. Ignatius of Loyola's Teaching in
Espíritus, Impedimento, Inclinación, Libertad, Christian Decisión Making, IJS, St. Louis
Moción, Segunda Semana, Subjecto, Vocación. 1991; VRIES, P.P. DE, Discernment of Spirits,
Exposition Press, New York 1973, 65ss.
Bibl.: AA.VV., L'Elezione negli Esercizi Spi-
rituali. Atti del Convegno nazionale. Au-
tunno 2000, ApSp 53 (2000); BAKKER, L., Li-
bertad y experiencia. Historia de la redacción ELEVACIÓN
de las Reglas de discreción en Ignacio de Loyo-
la, M - ST, Bilbao-Santander, 1995; CALVE-
RAS, J., "Buscar y hallar la voluntad divina
por los tiempos de elección de los Ejerci-
cios de San Ignacio", Man 15 (1943) 252-
E stamos ante una de las polarida-
des de la teología y cosmovisión
ignacianas, estructuradas en base a
270; 324-340; CASANOVAS, L, Comentario y binomios del tipo: Creador-criatura,
explanación de los Ejercicios espirituales de Cielo-tierra, alto-bajo, distancia-cer-
San Ignacio de Loyola II, Balmes, Barcelona
canía. .. La e. es el movimiento de la
1930; COATHALEM, H., Ignatian Insights,
Kuanchi Press, Taichung, Taiwan 1971; criatura, mientras que el descendi-
DOMÍNGUEZ MORANO, C, "El sujeto que ha miento es el movimiento de la Divi-
de elegir hoy, visto desde la psicología I" y nidad. En un primer nivel de signifi-
"II", Man 73 (2001) 145-160; 285-302; Giu- cación, la e. es mencionada en los
LIANI, M., "Se décider sous la motion divi- puntos que propone para la contem-
ne", Christus 4 (1957) 165-186; GONZÁLEZ
HERNÁNDEZ, L., El primer tiempo de elección plación de la Ascensión: "Sacóles al
según San Ignacio, Studium, Buenos Aires- monte Olivetti y en presencia de
Madrid 1956; GRATA, H., "La confirmation ellos fue elevado y una nube le hizo
de l'Election ou: comment Dieu fait sienne desaparecer ante sus ojos" [Ej 312].
ma decisión", Christus 36 (1989) 466-475; Estamos todavía ante una cosmolo-
GUIBERT, J. DE, "L'élection. Directives", en
gía mítica, en la que el Cielo se en-
Les Grandes de la Retraite Fermée, Spes, Paris
1930, 172-194; JUANES, BV La elección igna- cuentra arriba y la tierra abajo. En un
ciana por el segundo y tercer tiempo, CIS, Ro- segundo nivel, aparece en la llamada
ma 1980; KING, N., "Ignatius Loyola and de los apóstoles, en la medida que
Decision-Making", The Way Sup 24 (1975); supuso en ellos un cambio ontológi-
O'LEARY, B., "Good and Evil Spirits", The co: siendo de "ruda y baja condi-
Way 15 (1975) 174-182; ID., "The Discern-
ment of Spirits in the Memoriale of Blessed ción", reciben dignidad al ser llama-
Peter Favre", The Way Sup 35 (1979); RAH- dos por el Señor, y mediante ello, se
NER, K., "Die ignatianische Logik der exis- propone considerar "los dones y gra-
tentiellen Erkenntnis. Über einige theolo- cias por las cuales fueron elevados
gische Probleme in den Wahlregeln der sobre todos los padres del nuevo y
Exerzitien des heiligen Ignatius", en Igna-
tius von Loyola. Seine geistliche Gestalt und viejo testamento" [Ej 275]. Adquiere
sein Vermachtnis, 1556-1956 (WULF, F. ed.), un tercer nivel de significación como
Echter, Würzburg 1956,343-405; ROBERT, S., "elevación interior" o "elevación de
"Union with God in the Ignatian Election", la mente". Así aparece en el Directo-
The Way Sup 103 (2002) 10-112; RODRÍGUEZ rio Autógrafo, como uno de los rasgos
OLAIZOLA, J. Ma, "Elegir hoy desde la so- de la consolación y dones del Espíri-
ciología", Man 73 (2001) 127-143; ROYÓN
LARA, E., "Ignacio, un hombre de elec- tu Santo [DI, 11], mientras que la de-
ción", Man 63 (1991) 67-78; Ruiz JURADO, solación es descrita, junto con otras
M., "Fuentes de las elecciones", en Las características, como "vagar la men-
Fuentes de los Ejercicios Espirituales de San te en cosas bajas contra la elevación
Ignacio. Simposio Internacional (Loyola, 15-19 de la mente" [DI, 12]. En el Diario es-
septiembre 1997) (PLAZAOLA, J. ed.), Mensa-
jero-Universidad de Deusto, Bilbao 1998, piritual queda reflejada con frecuen-
339-351; SAMPAIO COSTA, A., Los tres tiempos cia la relación entre e. y devoción:
de elección según los Directorios, M-ST, Bil- "Hallándome con devoción, me ha-
735 encarnación

liaba con una cierta elevación y muy y justas para el mayor servicio divi-
tranquilamente" [De 10]; "con mu- no" [Epp II, 237].
cha devoción y elevación de la men-
te, y notablemente en tranquilidad" Javier MELLONI, SJ
[De 25]; "en mucha y continua y en
muy grande devoción, claridad calo-
rosa y gusto espiritual, y tirando en Z1 Consolación, Descenso, Moción.
parte a un cierto elevar" [De 60]. Esta
"elevación interior" o "de la mente" EMBOLUMAR
adquiere particular diafanidad en el
relato autobiográfico, cuando se na-
rra la gracia mística que recibió en
Manresa sobre el misterio de la Trini- S e trata de un neologismo ignacia-
no. En la famosa e importante
carta a Teresa Rejadell (18 de junio
dad: "Se le empezó a elevar el enten-
dimiento, como que veía la Santísi- de 1536) sobre discernimiento de es-
ma Trinidad en figura de tres teclas, píritus y tratamiento de los escrúpu-
y esto con tantas lágrimas y tantos los, Ignacio define una de las tácticas
sollozos, que no se podía valer" [Au del enemigo como "embolumar":
28]. Esta e. se refiere al paso del razo- "entonces [el enemigo] procura en-
namiento lineal, en el que Ignacio se bolumar aquella conciencia tan bue-
preguntaba cómo podía ocurrir que, na, haciendo pecado donde no es
siendo la Trinidad tres Personas, le pecado y poniendo defecto donde
dedicara cuatro oraciones: una para hay perfección" [Epp 1,104]. DCECH
cada una de ellas y luego otra para el no registra este término, tampoco
conjunto de las tres. La "e. de la Sebastián de Cobarruvias en su TLC
mente" consiste en que su entendi- ni el DiccAut. Iparraguirre {Obras
miento cambia de perspectiva, y pa- Completas 1982, 661) y Ruiz Jurado
sa de un razonamiento cuantitativo {Obras 1991, 732) anotan: "involu-
y lineal a otro, cualitativo y sintético, crar, entorpecer". Por el contexto,
por el que comprende que la unidad podemos concluir también: "con-
de naturaleza de las tres Personas se fundir", "generar confusión". El sig-
sitúa en un plano diferente al de la nificado parece estar relacionado
diversidad de Personas, tal como el con "envolver", lo cual sería un gali-
sonido unificado de un acorde está cismo. También puede estar relacio-
constituido por el sonido de tres no- nado con involucrum, "envoltura",
tas diferentes. Esta "elevación de la "cubierta", "disfraz", así como con
mente" será muy apreciada por Ig- involumentum, "envoltura".
nacio, tal como lo atestigua el hecho
de que escribiera a Francisco de Bor- José GARCÍA DE CASTRO, SJ
ja diciéndole que buscara los dones
espirituales más que las penitencias / Confusión, Engaño, Escrúpulo, Falacia,
corporales, entre los cuales, después Mal Espíritu, Turbación.
de mencionar la intensificación de la
fe, la esperanza y la caridad, habla
del "gozo y reposo espiritual, lágri- ENCARNACIÓN
mas y consolación intensa, elevación
de la mente [...], sin los cuales todas
nuestras cogitaciones, palabras y
obras van mezcladas, frías y turba-
P ara encuadrar la noción de e.
dentro del marco de referencia
de la espiritualidad ignaciana, hay
das, para que vayan calientes, claras
que reconocerle a esta última su ca-
encarnación 736

rácter cristocéntrico (Ruiz Jurado vo "encarnación" aparece única-


2001,1318) y por tanto situarla des- mente en los Ejercicios cinco veces;
de el inicio en un contexto de espiri- el verbo "encarnar" aparece tres ve-
tualidad cristiana (Texidor 1933, 222- ces, también sólo en los Ejercicios. El
232; Martínez Sierra 1979). Ésta es contexto en que ambos son mencio-
simultáneamente cristocéntrica y nados es la Segunda Semana: en la
teocéntrica: Jesucristo no puede ser primera contemplación del primer
nunca superado en función de una día ("encarnación" [Ej 101.108];
trascendencia espiritual de la carne "encarnar" [Ej 109]) y en las notas a
para acceder a Dios. Para G. Moioli, la quinta contemplación del mismo
"el modo típico del teocentrismo día, en lo que tradicionalmente se
cristiano es aquél que está anclado ha llamado "aplicación de senti-
en el Dios de Jesucristo individuan- dos" ("encarnación" [Ej 128.130];
do en él el 'lugar' de la comunión "encarnar" [Ej 130]). La última alu-
posible y vivida con la Trinidad" sión a "encarnar" es una nota a la
(1978, 42-43). La afirmación de la fe meditación de Tres Binarios, en
cristiana sostiene que en Jesucristo, donde S. Ignacio da instrucciones
Dios se revela porque (el Verbo de) para contemplar "según que todo
Dios se encarna en Él y es en Él, en esto está declarado en la contem-
su mediación (no opcional) donde plación de la encarnación y del na-
se opera la salvación humana. La cimiento" [Ej 159].
espiritualidad ignaciana parte de El contexto exclusivo en el cual
este dato fundamental y por tanto, Ignacio utiliza "encarnación/encar-
ella es también teo/cristocéntrica. nar" puede dar una primera pauta
Entender qué significa este he- para aproximarnos al sentido que
cho de la e. desde la perspectiva de estos términos tenían para él. En
la experiencia del misterio cristia- efecto, esta primera contemplación
no tal como lo vivió Ignacio justifi- de la Segunda Semana la llama el
ca plenamente que se pueda ha- santo "de la encarnación" y la ubica
blar de "espiritualidad ignaciana", inmediatamente después del "lla-
pero presupone una concepción mamiento del rey temporal [que]
trinitaria de Dios que aquí no se ayuda a contemplar la vida del Rey
puede desarrollar, pero a la cual es Eternal" [Ej 91] y antes de la segun-
necesario hacer referencia explícita da contemplación que "es del naci-
como fundamento implícito de miento" [Ej 110]. Es decir, la con-
cuanto se dirá a continuación (cf. templación de la e. está en función
Ladaria 2000, 321-323; Thió 2000, de la contemplación de "la vida del
333-348). Rey Eternal", en cuanto desvela pa-
1. La primera contemplación de la ra el ejercitante el origen trinitario
Segunda Semana [Ej 101 ss]. El tema de la identidad del Sumo Capitán y
de la e., objeto del presente artículo, precede a la contemplación de su
se desarrollará principalmente, y nacimiento histórico.
casi exclusivamente, como un co- 2. La encarnación: una historia
mentario a la contemplación de la para contemplar. Los preámbulos. Nos
e., con la cual se inicia la Segunda encontramos ya con dos datos ini-
Semana de los Ejercicios Espirituales ciales importantes: la e. es una his-
(Arzubialde 1991, 243-252). La ra- toria que hay que contemplar. "El
zón es simple: siguiendo la Concor- primer preámbulo es traer la histo-
dancia Ignaciana, que no considera ria de la cosa que tengo de contem-
el epistolario del santo, el sustanti- plar..." [Ej 102]. No se trata de una
737 encarnación

meditación, sino de una contempla- bruzzi 1930, 328). Ambruzzi cita


ción, la cual está en función de una una frase del Cardenal Newman
historia de la que es su punto de (Tamworth Reading Room, n. 6): "Los
partida. Si bien el llamamiento del ejemplos y los modelos, y no los ra-
Rey Temporal tiene su fundamento ciocinios llenos de lógica son los
remoto en la vida de Jesús, no con- que se llevan nuestro asentimiento
tiene un sustrato histórico evangéli- y nuestra voluntad y nos van for-
co concreto, ya que no se contempla mando el carácter" (Id., 333).
ninguna escena del Evangelio: Cris- La actitud del ejercitante será
to nuestro Señor es considerado en diferente en la Segunda Semana,
su condición de "Rey eterno" (Her- aun cuando se mantenga el mismo
nández 1952, 441-454). La contem- esquema de realización de la ora-
plación de la e. es, por tanto, la pri- ción de la Primera (oración prepa-
mera contemplación histórica de ratoria, preámbulos, petición, pun-
los Ejercicios: "En la esencia precisa- tos, coloquios, etc.), ya que según
mente del Verbo de Dios está conte- Bover "es un error que, por las fata-
nido que él y sólo únicamente él es les consecuencias que acarrea nos
justamente quien comienza y pue- atrevemos a calificar de grave, creer
de comenzar una historia humana, que S. Ignacio de Loyola en sus
en caso de que Dios se apropie de Ejercicios Espirituales limita su ense-
tal manera del mundo que dicho ñanza sobre la oración a la medita-
mundo sea no sólo su obra distinta ción con las tres potencias [Ej 45]. To-
de él, sino su realidad propia [...] do lo contrario, S. Ignacio enseña y,
Puede ser que sólo entonces se en- lo que más vale, hace practicar al
tienda qué es la Encarnación, sa- ejercitante, numerosos y variados
biendo lo que es justamente el Verbo modos de orar" (1930, 104). Cuan-
de Dios, y que sólo se entienda sufi- do se contempla la "historia" hay
cientemente qué es el Verbo de que distinguir inicialmente dos ni-
Dios, sabiendo lo que es la Encar- veles del texto que se cruzan: el
nación" (Rahner 1964, 141). Así, el eterno y el temporal. El primero es
ejercitante se pone delante de un el trinitario: "cómo las tres perso-
misterio que hay que asimilar y no nas divinas miraban toda la plani-
de una verdad que hay que meditar cie o redondez de todo el mundo
con las tres potencias, como en los llena de hombres, y cómo, viendo
ejercicios de la Primera Semana so- que todos descendían al infierno, se
bre el pecado. Las escenas de la vi- determina en la su eternidad que la
da de Jesús se llaman "misterios" y segunda persona se haga hombre
precisamente porque lo son, el me- para salvar el género humano" [Ej
dio de penetrarlos no es mediante 102], y el segundo propiamente
el raciocinio, sino mediante la con- histórico: "y así venida la plenitud
templación: "Este método se funda de los tiempos enviando al ángel
en el principio de que de ley ordi- San Gabriel a Nuestra Señora" [Ej
naria las facultades superiores de 102.262].
nuestra alma se dirigen a Dios por
Hay, sin embargo, un tercer ni-
medio de las inferiores. Una vez
vel que hay que tener en cuenta y
que, con los sentidos bien dispues-
corresponde al tiempo presente del
tos, la imaginación se ha impresio-
ejercitante que debe hacer su "com-
nado vivamente y el corazón se ha
posición, viendo el lugar: aquí será
movido con eficacia, el alma se nos
ver la grande capacidad y redondez
va a Dios casi por instinto..." (Am-
del mundo, en la cual están tantas y
encarnación 738

tan diversas gentes..." [Ej 103], pe- la Trinidad, Verbo incluido. En senti-
ro esta composición la debe poner do estricto, habría que mencionar
en referencia a la historia evangéli- todavía -cosa que aquí referimos
ca: "Asimismo después particular- simplemente de paso- la apertura
mente la casa y aposentos de Nues- escatológica implícita hacia el futuro
tra Señora, en la ciudad de Nazaret, prometido como realización de la
en la provincia de Galilea" [Ej 103]. posibilidad de participar de una vi-
Pero hay que observar todavía da eterna que es ofrecida objetiva-
una inversión entre el primer pre- mente en el acontecimiento histórico
ámbulo [Ej 102] y el segundo [Ej pasado para ser aceptada subjetiva-
103]. Mientras que en el primero se mente en el presente del ejercitante
trae "la historia de la cosa que ten- en función de su futuro.
go que contemplar" y el ejercitante En realidad, la contemplación
se imagina la Trinidad mirando el de la e. actualiza la escena evangéli-
mundo y mandando el Arcángel ca de manera que el ejercitante pue-
Gabriel a María, en el segundo, la de participar del misterio de la e. co-
composición de lugar, el ejercitante mo testigo de él, pero participando
no mira la Trinidad, sino el mundo no sólo del encuentro secreto entre
con su diversidad de personas y en Gabriel y María, sino también de la
modo particular la casa de Nazaret, decisión trinitaria, dándole, de esta
en la provincia de Galilea, con Ma- manera a la escena su contenido teo-
ría. Esto significa que en el primer lógico. Así se supera la distinción
preámbulo la historia comienza en temporal, estableciéndose la fusión
la Trinidad y continúa en Nazaret, de horizontes hermenéuticos y de
sin distinción temporal, pero cuan- las coordenadas espacio-temporales
do el ejercitante hace la composi- (Trinidad / eternidad, Evangelio / pa-
ción de lugar "mira" el mundo y a sado, ejercitante/presente).
María.
De otro modo no se entiende
Esta aparente contradicción se
que Ignacio invite al ejercitante a
resuelve en el "presente" del ejer-
demandar, en el tercer preámbulo,
citante: éste "trae la historia que
"conocimiento interno del Señor
debe contemplar" (la Trinidad) ha-
que por mí se ha hecho hombre pa-
ciendo la composición de un lugar
ra que más le ame y le siga" [Ej
particular (el mundo, Nazaret, Ma-
104]. La mediación con la cual el
ría). El ejercitante "hace presente"
ejercitante incorpora en su vida el
a la Trinidad con su dimensión tri-
nitaria a-histórica, tomando la de- hecho de que Jesús "por él se ha he-
cisión de encarnar la segunda per- cho hombre" es mediante la con-
sona y realizándola históricamente templación trinitaria de María en el
en el paso de la escena evangélica mundo enfermo y dolorido. Éste es
de la Anunciación. El "lugar" del el fruto "práctico" de la contempla-
encuentro con la Trinidad no es el ción para él.
tiempo sin tiempo de Dios, ni es el 3. Una contemplación en tres
"aquí y ahora" del ejercitante, sino puntos: ver las personas, oír lo que ha-
el "entonces" de la escena evangé- blan, mirar lo que hacen. Si ahora nos
lica, donde el Verbo se encarna. Sin detenemos en los tres puntos del
embargo, tampoco se puede afir- cuerpo de la contemplación, nos
mar que sea un encuentro en el pa- damos cuenta de lo bien articulada
sado, pues el ejercitante y el mun- que está la fusión de horizontes re-
do están "presentes", al igual que ferenciales. En realidad aquí se da
739 encarnación

la síntesis entre el primer y segun- las personas divinas ("obrando la


do preámbulo, pues en ellos se tie- santísima encarnación, etc." [Ej
nen sólo dos momentos (la Trini- 108]) y el ángel y Nuestra Señora,
dad que ve el mundo y envía el "es a saber, el ángel haciendo su
Arcángel a María; el ejercitante que oficio de legado, y Nuestra Señora
ve el mundo y María en su casa de humillándose y haciendo gracias a
Nazaret), mientras aquí son tres: el la divina majestad" [Ej 108].
ejercitante debe primero "imagi- Al cabo de cada uno de estos
nar" la situación de los hombres en tres momentos o puntos, el ejerci-
el mundo, luego "contemplar" la tante debe "reflectir para sacar pro-
reacción divina y finalmente "asis- vecho" de aquello que constata
tir" a la concreción de esa reacción, viéndolo o escuchándolo. En reali-
la Anunciación. Haciendo esto, el dad se trata de que el ejercitante
ejercitante contempla el misterio: la participe en la escena, para que
realidad del mundo "mueve" a después, en el coloquio, sea él
Dios para encarnarse en la historia quien hable a las Personas divinas,
(María). al "Verbo eterno encarnado" o a
En el primer punto se presen- María, su Madre "pidiendo según
tan en orden los mencionados hori- que en sí sintiere, para más seguir e
zontes: mundo, Trinidad, Anuncia- imitar al Señor nuestro" [Ej 109].
ción. Se trata, ante todo, de "ver las
La fusión temporal a la que nos
personas, las unas y las otras: y pri-
mero las de la haz de la tierra, en referíamos la tiene presente Ignacio
tanta diversidad, así en trajes como y la fundamenta teológicamente
en gestos, unos blancos y otros ne- cuando afirma que la razón por la
gros, unos en paz y otros en guerra, cual el ejercitante hace el coloquio
unos llorando y otros riendo, unos pidiendo "más seguir e imitar al Se-
sanos y otros enfermos, unos na- ñor nuestro" es porque en la con-
ciendo y otros muriendo, etc." [Ej templación de la e. Cristo se encar-
106]. Luego se debe "ver y conside- na nuevamente "para él". ¿Cómo
rar las tres personas divinas, como es posible esto?
en el su solio real o trono de la su Ciertamente Ignacio no se preo-
divina majestad, cómo miran toda cupa de explicitar los fundamentos
la haz y redondez de la tierra y to- de su propuesta, pero nos toca a no-
das las gentes en tanta ceguedad, y sotros hacerlo. En primer lugar, hay
cómo mueren y descienden al in- que recuperar toda la tradición de la
fierno" [Ej 106]. Finalmente, "ver a lectio divina, mediante la cual la pala-
Nuestra Señora y al ángel que la sa- bra de Dios es asimilada integral-
luda" [Ej 106]. mente en la personalidad del cre-
En el segundo punto se repite yente: "La Escritura ha de ser vivida
la misma estructura: primero oír lo hasta que quien hace los Ejercicios
que dicen las personas humanas, obtenga un conocimiento interior
luego lo que dicen las personas di- que penetre más profundamente en
vinas: "Hagamos redención del gé- el "misterio" de la vida de Jesús. La
nero humano" [Ej 107] y lo que se función de la Escritura es la de pene-
dicen el Arcángel Gabriel y María. trar en el misterio de Cristo contem-
El tercer punto, y siempre en el mis- plando las palabras y los hechos de
mo orden, será mirar lo que hacen: Jesús de modo que se llegue a fami-
las personas sobre la tierra ("herir, liarizarse con el misterio de Jesús"
matar, ir al infierno, etc." [Ej 108]), (Wilkens 1979,103).
encarnación 740

En segundo lugar, esta con- En otras palabras, es de mayor


templación (como todos los Ejerci- provecho para el ejercitante encon-
cios Espirituales) no son sino la trar en la contemplación "del fun-
sistematización, para beneficio de damento verdadero de la historia"
otros, de la propia experiencia de una verdad que lo satisfaga perso-
Ignacio. En efecto, cuando está en nalmente, que "entender" esa mis-
Loyola, restableciéndose de la he- ma verdad por medio de la explica-
rida sufrida, él mismo repasando ción del ejercitador. La razón de
mentalmente (imaginando) lo que ello es simple: en esa verdad que la
lee, participa no sólo de las vidas persona contempla, Dios se comu-
de los santos sino también de las nica "abrazándola en su amor y
escenas evangélicas. La contem- alabanza y disponiéndola por la vía
plación de ellas lo "convirtieron" que mejor podrá servirle adelante.
porque participaba de la historia De manera que el que los da [los
de la salvación narrada en la vida, Ejercicios] no se decante ni se incli-
muerte y resurrección del Señor. ne a la una parte ni a la otra, mas
"Participar" significa literalmente estando en medio como un peso,
"tomar parte" en aquello que con- deje inmediate obrar al Criador con
templa, que es el misterio de la sal- la criatura, y a la criatura con su
vación. La contemplación de la Criador y Señor" [Ej 15]. El ejercicio
historia de la salvación, obra el de la contemplación en general (y
misterio de la salvación. Ignacio lo no sólo de esta contemplación en
sabe por experiencia y lo propone particular) es la ocasión para que se
como método. produzca el encuentro "encarnado"
En tercer lugar, conviene recor- entre Dios y el creyente, precisa-
dar la segunda anotación [Ej 2] que mente porque se trata de contem-
ayuda indirectamente para funda- plar al Dios encarnado. Que dicho
mentar teológicamente la actualiza- encuentro no se dé personalmente
ción de la encarnación. En ella Ig- vis-á-vis, sino en la mediación de la
nacio indica que el ejercitador ("la Escritura, es un detalle que no quita
persona que da a otro modo y or- concreción a la realidad del encuen-
den para meditar o contemplar") tro y constituye la razón de ser de
debe referir la contemplación o me- la lectio divina. En ambos encuen-
ditación brevemente "porque la tros se requiere la misma fe, dado
persona que contempla, tomando el que en ambas circunstancias se ha-
fundamento verdadero de la histo- ce lo mismo: contemplar a Jesús pa-
ria y discurriendo y raciocinando ra descubrirlo Cristo. Mediante la
por sí mismo y hallando alguna co- imaginación el ejercitante supera la
sa que haga un poco más declarar o barrera del tiempo y del espacio,
sentir la historia, sea por la racioci- participando de la historia de la sal-
nación propia, sea en cuanto el en- vación con el fin de obtener su fru-
tendimiento es ilucidado por la vir- to: la salvación.
tud divina, es de más gusto y fruto Como cuarto y último punto,
espiritual que si el que da los ejerci- hay que considerar que por el he-
cios hubiese mucho declarado y cho de que la Trinidad, asistiendo
ampliando el sentido de la historia; desde la eternidad al drama de la
porque no el mucho saber harta y perdición humana, se decida a sal-
satisface al ánima, mas el sentir y varla encarnándose, hay que afir-
gustar de las cosas internamente" mar que entre la Trinidad inmanen-
[Ej2]. te y la económica no hay solución
741 encarnación

de continuidad. Esto permite preci- La confirmación de este enfo-


samente que el evento salvífico y que se encuentra, otra vez, en la
encarnatorio no acontezca sólo en justificación que da Ignacio a la de-
un momento dado de la historia, si- manda del "conocimiento interno
no durante la duración del aconte- del Señor" propio del coloquio,
cer histórico. Mientras haya "tiem- "que por mí se ha hecho hombre"
po y espacio"', habrá encarnación. [Ej 104]. "La idea fundamental que
De otro modo sería imposible al- aquí predomina es que toda la his-
canzar la gracia divina en la histo- toria del Salvador es también his-
ria y los Ejercicios Espirituales serí- toria del hombre que contempla su
an simplemente ejercitaciones del vida. Toda la historia de la vida de
espíritu humano. La unidad entre Jesús tiene que ver con el hombre,
la Trinidad inmanente y la econó- porque éste se halla presente en el
mica es una afirmación 'Verdadera Corazón del Hombre-Dios. Cuan-
y necesaria para sostener la reali- do Cristo renueva en nosotros sus
dad universal de aquella primera misterios y nosotros penetramos
afirmación, la de la vida humana en ellos al contemplarlos, la histo-
como el lugar de acceso a la Trini- ria de Cristo total alcanza su pleni-
dad [...]. Para Ignacio, la posibili- tud. Los ejercicios o contemplacio-
dad de la oración y del coloquio nes sobre el evangelio no tratan de
con las tres divinas Personas es el excitar la pura imaginación, antes
signo concreto de esta verbaliza- conciernen a una realidad de sal-
ción de la carne producida por la vación que es apropiada personal-
Encarnación del Verbo eterno, en mente" (Wilkens 1979, 109-110).
una comunicación orante con la Tri- Después de estas consideraciones
nidad económica -la Trinidad reden- estamos en condición de tratar so-
tora cuya historia me ha sido dado bre la finalidad de la e. y de su re-
contemplar-, la cual es la Trinidad lación con la dinámica y finalidad
en sí misma. ¿A quién si no, podría de los Ejercicios.
yo hablar, decirme en Aquél que 4. "Hagamos redención del género
'nuevamente' se dice?" (Vázquez humano [...] obrando la santísima en-
2000, 351.361). carnación". Cuando las personas di-
En conclusión, Cristo se encar- vinas miran "toda la haz y redon-
na nuevamente, porque en la medi- dez de la tierra" [Ej 106] y ven que
da en que el ejercitante contempla "todas las gentes" están ciegas y
el evento evangélico, participa de él muriendo van al infierno [Ej 106],
y de su gracia. Es, en cierto sentido, dicen: "Hagamos redención del gé-
una contemplación "sacramental", nero humano" [Ej 107] y la realiza-
donde cada escena contemplada ción histórica de tal intención y de
concede su gracia particular al ejer- tal deseo intratrinitario es la obra
citante. Con la contemplación éste de la encarnación: con tal misión
asimila el misterio, o dicho de otro envían a Gabriel para visitar a Ma-
modo, el misterio se le revela a él, ría. El sentido de la e. es claro, está
personalmente, y esta revelación, en función de la redención, la cual a
acogida en espíritu de fe, le hace su vez está en función de la salva-
participar del Misterio Santo. El he- ción. Para Ignacio "redención" sig-
cho histórico objetivo se debe subje- nifica salvar lo que está perdido, lo
tivizar en la historia particular de que va al infierno, lo que no goza
cada persona, de otro modo el mis- de Dios. Así, Ignacio recomienda a
terio no produce su efecto. los compañeros que recen por el je-
encarnación 742

suita en trance de muerte "hasta encontramos con que la contempla-


que haya dado el ánima a su Cria- ción de la e. es el inicio histórico de
dor" para que su Señor la reciba "el la redención/salvación, la cual se
que la redimió con tan caro precio identifica con la finalidad de los
de su sangre y vida" [Co 596]. Entre mismos Ejercicios: "Porque así co-
los medios para el aumento y con- mo el pasear, caminar y correr son
servación de la CJ figura "el celo ejercicios corporales, por la misma
sincero de las ánimas por la gloria manera todo modo de preparar y
del que las crió y redimió, sin otro disponer el ánima, para quitar de sí
algún interés" [Co 813]. San Ignacio todas las afecciones desordenadas,
considera la creación y la redención y después de quitadas para buscar
como un único bien recibido de Je- y hallar la voluntad divina en la
sucristo, por eso no sorprende que disposición de su vida para la salud
la obra de la redención, es decir, de del ánima, se llaman ejercicios espi-
la salvación, se realice en función rituales" [Ej 1].
del ánima que ha sido creada para La "salud" del ejercitante de-
alabar, hacer reverencia y servir a Dios pende de la armonización de sí
Nuestro Señor [Ej 169.177.179.189; mismo, de su voluntad, con la vo-
Co 3.446]. Creación y redención son luntad que Dios tiene para él perso-
las dos caras de una misma mone- nalmente. La armonización se pro-
da (cf. García Mateo 2000, 212-213). duce con la práctica de estos
Tradicionalmente se ha enten- ejercicios, porque mediante ellos el
dido la e. como un "descenso": en- Ejercitante quita de sí todos los
carnarse significa "descender", de afectos desordenados, que son los
la parte de Dios, pero del lado hu- que le impiden acomodarse y asi-
mano significa más bien "ser asu- milarse al querer divino. La inten-
mido": en la e. Dios desciende para ción de las Personas divinas es ésta:
asumir lo que estaba perdido, ha- ordenar rectamente los afectos (por
ciéndose un "perdido" más. "De este desorden las personas de la
aquí que el misterio humano de in- haz de la tierra están ciegas y van al
serción en el Verbo y manifestación infierno: el desorden afectivo obnu-
del Reino pase necesariamente por bila la vista interior). Pero para ha-
las mismas instancias sucesivas en cerlo no encuentran medio mejor
que tuvo lugar la salvación. Es que participar directa e inmediata-
arraigo en el mundo (en) y poste- mente del desorden de la historia.
riormente muerte del mundo (mis- Por eso el Verbo deja la eternidad y
terio pascual) para entrar en la vida se encarna: para ordenarla desde
de Dios (resurrección). La e. es la dentro, desciende de lo alto. Tal es
"estructura permanente" que el la misma finalidad que persiguen
Verbo de Dios asumió con la mira- los Ejercicios: el ordenamiento inte-
da puesta en el misterio pascual" rior del ejercitante, con su partici-
(Arzubialde 1991, 246). Si lo prime- pación activa, colaborando con la
ro en la intención es lo último en la gracia de la intención divina. De es-
ejecución, la intención de la e. es la te modo, la dinámica "encarnato-
salvación, pero ésta se obra sólo al ria" misma de los Ejercicios, en la
final de la historia, con la muerte de medida que el ejercitante los hace
Jesús, pero lo primero de la historia para la "salud" de su alma, partici-
es la encarnación. Ahora bien, si se pa de la gracia redentora de la en-
pone en paralelo la intención de Ig- carnación. En este sentido, y sólo en
nacio al escribir los Ejercicios, nos este sentido, se podría afirmar que
743 encarnación

la colaboración con la obra de la ción: "El Logos permanece el miste-


gracia de Cristo y del Espíritu San- rio insondable; pero su humanidad
to hace del ejercitante un co-reden- es la presencia de este misterio, que
tor de sí mismo y, en la medida que tiene por nombre Dios, y que para
se empeña en la salvación/reden- nosotros existe en cuanto existe este
ción de los demás, un co-rendentor hombre. El hombre en general es
del prójimo, de la humanidad, con- entonces el glosario de Dios me-
virtiéndose así en servidor de la mi- diante el cual se puede pronunciar;
sión de Cristo. y la humanidad singular de Jesús
5. La dimensión simbólica de la es su pronunciarse efectivo" (Id., 57).
Encarnación. Cuando se afirma que En Jesús no se puede separar lo
el Verbo asume la humanidad, cier- que aparece (el hombre Jesús) de lo
tamente no se afirma que asumió que está escondido (el Verbo divi-
algo preexistente, sino más bien no), pues el único modo de acceder
que "creó" lo que asumió de tal a cuanto está oculto en el misterio
modo que Jesús es el nuevo Adán, es mediante la presencia de lo que
en cuanto que, siendo el Verbo, su aparece revelado "aquí y ahora".
naturaleza humana manifiesta la Pero lo que aparece no es una carne
persona divina de un modo pleno de pecado, sino la nueva creación.
en cuanto al espacio y de modo de- Cuando el Verbo asume la humani-
finitivo en cuanto al tiempo. Por dad, la asume en la historia del
eso no se puede esperar ni una re- hombre pecador, pero esta e. no ha-
velación divina ulterior que sobre- ce de él un sujeto susceptible de ser
pase ésta, ni una superación de la a su vez redimido. La humanidad
"carne". Si esto es verdad, entonces de Jesús es una humanidad nueva,
hay que afirmar que Jesús no sólo en cuanto asumida por el Verbo.
manifiesta a Dios, sino que es Dios. Por esta razón imitar a Jesús signifi-
Y éste es precisamente el enunciado ca divinizar nuestra humanidad. La
del misterio: "Esta autocomunica- gran lección de la e. es que no se
ción divinizante desvela lo que no- puede transfigurar lo que no se
sotros llamamos el misterio de la asume, no se puede resucitar lo que
Trinidad; en este modo la Trinidad no muere. La redención se da en la
económica, de la historia de la salva- carne, no huyendo de ella. Porque
ción, es la Trinidad inmanente, son Jesús no tuvo pecado y se hizo pe-
una única realidad, que en la comu- cado por nosotros asumiendo hasta
nicación de sí (y no sólo en proposi- el extremo nuestra condición, nos
ciones teoréticas) se deja conocer. salvó. Por ello, quien no asume has-
La encarnación, aunque adviene en ta el fondo su condición humana
un momento preciso del tiempo, es pecadora, en la cruz de Cristo, no
el evento portante y finalizante de puede gozar de su resurrección.
toda la creación y de la historia; cre- Procediendo así, tal persona imita
ación e historia tienden hacia ella al Señor y lo sigue.
porque han sido proyectados para 6. La devoción a la humanidad de
eso" (Rahner 1974,56). Jesús, su hu- Cristo. Por cuanto se ha dicho en el
manidad, es la revelación, y no sólo párrafo anterior, merece la pena
lo que el "personaje" Jesús dice y destacar un aspecto de la e. que tie-
hace en su vida pública como un ne una gran importancia en la tra-
profeta que es signo de contradic- dición espiritual de Occidente: la
ción. En este sentido, toda su vida devoción a la humanidad de Cristo.
es misterio, toda su vida es revela- Así se puede destacar también en
encarnación 744

modo indirecto la importancia teo- a S. Ignacio de Loyola. Ni la moda


lógica, no sólo de la contemplación más grande de devociones, ni los
de la e., sino de los así llamados tiempos de 'ejercicios metódicos',
misterios de la vida de Cristo (cf. Ar- ni la corriente de una 'devoción
zubialde 1992). La devoción a la moderna' la han deformado" (Ra-
humanidad de Cristo nace espontá- yez 1969,1084).
neamente desde los albores del cris- Contemplando /amando la car-
tianismo y es fácil justificarla: el ne/persona/vida de Jesús, su hu-
Verbo se ha hecho carne (]n 1, 14). manidad, se contempla/ama el
Históricamente se reconocen los si- amor de Dios hacia los hombres,
glos XIV y XV como la edad de oro hacia todos y cada uno de ellos. Po-
de esta devoción, de la cual S. Igna- co a poco se va llegando a la pro-
cio recibió un influjo notable (Ra- fundidad de la Trinidad divina a
yez 1969, 1063-1096). Las obras partir de la humanidad que aparece
compuestas en este período, que se inmediatamente a los ojos, y así a
puede datar desde 1313 (Meditatio- partir de los sentidos exteriores que
nes vitae Christi) hasta la muerte de se detienen sobre las imágenes de
Tomás de Kempis en 1471 (apenas las escenas de la vida de Cristo o
veinte años antes del nacimiento de mediante la imaginación que las re-
S. Ignacio), representan el transcur- presenta interiormente, el corazón
so de una misma corriente, dentro se va purificando y se impregna de
de la cual los franciscanos tienen lo que contempla: "este rumiar de-
una importancia particular y en la vocional termina por ponernos en
cual seguramente Ignacio se ejerci- presencia del Cristo interior y así
tó. No podemos olvidar la influen- somos llevados a imitarlo, a adhe-
cia ejercida por el Vta Christi de Lu- rirnos a él, a ser transformados en
dolpho de Sajonia que Ignacio leyó él" (Rayez 1969,1085).
apasionadamente durante su con-
7. Espiritualidad de encarnación/
valecencia en Loyola (1521). Pero
Espiritualidad de inculturación. En los
no se trata de una devoción abs-
años previos y posteriores a la Se-
tracta a la "carne" de Jesús, sino de
gunda Guerra Mundial, se va to-
una devoción a su infancia, a su vi-
mando conciencia progresivamente
da pública y muy especialmente a
de la responsabilidad cristiana ante
su pasión y muerte, así como a la
las realidades históricas y munda-
Eucaristía y a su corazón: "Median-
nas, frente a las cuales comienza a
te el acto de devoción, o la imagen
cambiar una mentalidad que pre-
devocional, se llega a la realidad in-
viamente no las tomaba en cuenta
terior o superior. Por los actos, pa-
como integrantes de la "espirituali-
labras y gestos de Jesús, por la ima-
dad". Este cambio podría muy bien
gen que nos lo representa, por todo
adjetivarse como un intento de "en-
lo que nos queda de él, por todo
carnar" el cristianismo en las es-
aquello que testimonia su presencia
tructuras sociales, encontrando su
y acción actuales, nosotros alcanza-
fundamento teológico en la e. del
mos su 'interior', y esta realidad
Verbo divino, "pues la Encarnación
nos introduce en su Divinidad. A su
de Dios, que es signo y misterio a la
vez, el Hombre-Dios se convierte
vez, no se ha realizado una vez por
en un 'medio', en un 'intermedia-
todas en una esquina de Judea; ella
rio' entre él y Dios, y la Trinidad.
perdura siempre, vale siempre, pa-
Este esquema, más o menos estruc-
ra todo, y todo lo que escapase a su
turado, se encuentra de S. Anselmo
influencia en el hombre y para el
745 encarnación

hombre, en este mundo dilatado y culturación" (d4,3), así como los re-
magnífico, recaería en perjuicio su- tos que supone para la misión
yo: la redención del mundo sería evangelizadora, la cual no se puede
por tanto un fracaso" (Solignac pensar reservada sólo para los "mi-
1971,1639). sioneros" que viven y trabajan en
Con el paso de los años, des- un país distinto del suyo. Al contra-
pués del Conc. Vat. II, se ha puesto rio, la CG invita a todos los jesuítas
en boga otro término que recoge el a asumirla como una dimensión de
sentido encarnatorio de la experien- la misión (d4, 27).
cia cristiana para aplicarla a una rea- 8. Conclusión. El tema de la e.
lidad, la cultura, de la cual se ha ido tiene para Ignacio una resonancia
tomado cada vez mayor conciencia existencial insondable y una clara y
de su extrema complejidad, espe- decisiva importancia en la imposta-
cialmente por el desarrollo y progre- ción teológica de la estructura de
so de las ciencias humanas. Este tér- sus Ejercicios. Existencialmente es
mino es el de inculturación de la fe: en la contemplación de la carne de
"Es un término nuevo, nacido den- Cristo, sea mediante la lectura, la
tro de ambientes jesuítas, que lo han imaginación de una escena o co-
divulgado, y hoy es aceptado por la miéndola sacramentalmente, don-
teología y el magisterio de la Iglesia. de encuentra a Dios, precisamente
Quiere sustituir palabras como como Verbo encarnado. Y en los
'adaptación', 'acomodación 7 , que Ejercicios representa teológicamente
parecen demasiado periféricas y ex- el inicio de "la historia que hay que
ternas y no van a lo profundo del contemplar", una historia de salva-
hombre y de la sociedad: la cultura. ción que en Jesús alcanza su cul-
No hay que olvidar la revalorización men porque en la vida de este hom-
de la 'cultura' dentro de los ambien- bre se cumple la redención del
tes sociales y filosóficos desde la I género humano, y por tanto en su
Guerra Mundial [...]. Hoy este tér- contemplación se realiza la salva-
mino ha quedado reservado para el ción de Ignacio mismo y del lector/
encuentro entre el evangelio y las ejercitante de su librito. De aquí la
culturas, o para el choque entre dos importancia inicial de la e. para to-
culturas diferentes [...]. En el Sínodo da la arquitectura que Ignacio ha
de 1974 sobre la evangelización se pensado, la cual está en función del
trató mucho del tema de la cultura, ejercitante, para que éste pueda en-
y en la Congregación General 32, contrar en la purificación de sus
que se realizó el mismo año, el P.
afecciones desordenadas la volun-
Arrupe presentó el concepto de la
tad de Dios. Para ellos se vuelve a
'inculturación' como muy apropia-
encarnar el Señor.
do para reflejar los deseos del Síno-
do, pues no se trata de una simple Rossano ZAS FRIZ, SJ
adaptación, sino de una participa-
ción de la dinámica de la Encarna-
ción. En la declaración final del Sí- P Aplicación de sentidos, Contemplación,
Cristo, Descenso, Espiritualidad Ignaciana,
nodo sobre la catequesis, del año Humanidad de Cristo, Inculturación, Inser-
1977, se menciona ya la 'incultura- ción, Jesús, María, Misión, Misterios de la Vi-
ción'" (López-Gay 2001, 2704). da de Cristo, Mística Ignaciana, Mundo, Se-
En el decreto 4 de la CG 34 gunda Semana, Trinidad.
(1995) se puede apreciar claramente Bibl.: AMBRUZZI, L., "Mirar a Cristo o el
el enfoque "encarnatorio" de la "in- método de contemplación de San Ignacio",
encontrar a Dios 746

Man 6 (1930) 327-336; ARZUBIALDE, S., Ejer- tes, "se pueden ejercitar en buscar
cicios, 243-252; ID., "LOS misterios en la vi- la presencia de nuestro Señor en to-
da de Cristo Nuestro Señor [Ex. 261-312]. das las cosas, como en el conversar
Breve visión de conjunto", Man 64 (1992)
5-14; BOVER, J. M., "De la meditación a la con algunos, andar, ver, gustar, oír,
contemplación según San Ignacio. Apéndi- entender, y en todo lo que hiciére-
ce: algunos textos más importantes sobre mos, pues es verdad que está su Di-
la aplicación de sentidos", Man 6 (1930) vina Majestad por presencia, poten-
104-129; BUSTO, J. R., "Exégesis y contem- cia y esencia en todas las cosas"
plación", Man 64 (1992) 15-23; CONGREGA-
CIÓN GENERAL 34, "Nuestra misión y la cul-
[Epp III, 510]. Esta fórmula era muy
tura"; GARCÍA MATEO, R., "Hagamos querida a Ignacio. ¿Qué entendía
redención del género humano [EE 107]. Ignacio por "buscar la presencia del
Universalismo ignaciano", Man 72 (2000) Señor en todas las cosas", que Na-
211-220; GONZÁLEZ BUELTA, B., "Encarna- dal equiparó con su famoso simul in
ción y nacimiento: contemplar el surgir de actione contemplativus [contemplati-
la liberación", Man 61 (1989) 57-65; ID.,
"Una mística de la Encarnación en el 'aba-
vo en la acción]?
jo' de la historia", en Psicología II, 175-183; Peter-Hans Kolvenbach obser-
LADARIA, L., "La teología trinitaria funda- va que Ignacio fue probablemente
mento de la espiritualidad ignaciana", "el primero en la historia de la espi-
Man 72 (2000) 321-332; LÓPEZ-GAY, J., "Mi- ritualidad cristiana que percibió a
sionología", en DHCJ IV, 2704; MARTÍNEZ
SIERRA, A., "Encarnación y espiritualidad", la Trinidad como Dios en acción"
Man 51 (1979) 315-332; MOIOLI, G., Cristolo- (Kolvenbach 2000, 23). Para Igna-
gia. Proposta sistemática (Pro manuscripto), cio, por Ejercicios Espirituales se
Milano 1978, 42-43; RAHNER, K., "Para la entiende "todo modo de preparar y
teología de la Encarnación", ETIV, Madrid disponer el ánima para quitar de sí
1964,139-157; ID., Esercizi Spirituali per il sa-
cerdote. Inizio all'esistenza sacerdotale.
todas las afecciones desordenadas
Brescia 1974, 55-61; ID., Elevazioni sugli y, después de quitadas, para buscar
Esercizi di Sant'Ignazio, Roma 1967, 149- y hallar la voluntad divina en la
174; RAYEZ, A., "Humanité du Christ. III. disposición de su vida para la salud
Age d'or de la dévotion médiévale (14e e del ánima" [Ej 2]. "Buscar y hallar
15e siécles)", en DSp VI/l, 1063-1096; Ruiz la voluntad de Dios" querrá decir
JURADO, M., "Espiritualidad Ignaciana",
en DHCJ II, 1318; TEXIDOR, L., "El primer
sintonizar con la Trinidad en acción
Ejercicio de la segunda semana: Un punto para sumarse a la acción de Dios.
de vista para contemplar el misterio de la En otras palabras, la espiritualidad
Encarnación", Man 9 (1933) 222-232; SOLIG- ignaciana apunta a una mística de
NAC, A., "Incarnation (Spiritualité d')", colaboración con el plan de la Trini-
DSp VII/2,1639; THIÓ, S., "La Trinidad y la dad en nuestro mundo.
espiritualidad ignaciana", Man 72 (2000)
333-348; VÁZQUEZ, U., "LO que hacen las Hasta hace relativamente poco
divinas personas (EE 108)", Man 72 (2000) tiempo, la teología prevalente de la
349-361; WILKENS, G., "Lugar y función de vida espiritual parecía sostener una
la Sagrada Escritura en los Ejercicios Espi- postura anti-mundo. Hacía falta
rituales de San Ignacio", Man 51 (1979)
103-110.
apartarse del mundo para acercarse
a Dios. Aun aquéllos que reconocían
que Ignacio era un místico, usaban
esta teología como telón de fondo
ENCONTRAR A DIOS para presentar la clase de místico
que fue Ignacio. Así, Philip Endean

E n una carta a Antonio Brandao


sobre la oración de los escolares,
Ignacio escribe que, fuera de los
ha acusado de hacer esta interpreta-
ción tanto a Karl Rahner como a Jo-
seph de Guibert, y Sylvie Robert
ejercicios diarios de piedad corrien- hace una crítica similar a Henri
747 encontrar a Dios

Brémond. Indica ésta que tal tipo la elección de los Ejercicios como
de teología espiritual parece "aque- una elección de vida en respuesta al
jada por una imagen de Dios reñida llamamiento de Dios, hay que ver
con la humanidad" y "nos induce a que, para Ignacio, la elección es de
concebir lo místico como algo fuera Dios. Ignacio espera que los ejerci-
de lo ordinario, algo que conlleva tantes reciban la gracia de hacer
salimos de nosotros mismos, un éx- que sea Dios quien haga las eleccio-
tasis" (Endean 2002,111). Ignacio no nes importantes. El tercer binario,
parece haber tenido esta visión pesi- por ejemplo, quiere tener "la cosa
mista de la suerte de la humanidad. adquisita o no la tener según que
Ignacio concluyó casi mil de sus Dios nuestro Señor le pondrá en
cartas con esta oración: "Ceso ro- voluntad y a la tal persona le pare-
gando a la santísima Trinidad por la cerá servicio y alabanza de su divi-
su infinita y suma bondad nos dé su na majestad" [Ej 155,2]. Y como ad-
gracia cumplida para que su santísi- vierte Leo Bakker, para Ignacio la
ma voluntad sintamos y aquélla en- consolación no era ante todo y so-
teramente la cumplamos" [Epp I, bre todo una emoción placentera y
107]. En un cuidadoso análisis lin- conmovedora o un acicate para se-
güístico de estas oraciones conclusi- guir la senda escogida o una ayuda
vas Peter-Hans Kolvenbach de- para orar; la consolación incluye to-
muestra que "sentir" no puede do eso, pero ante todo y sobre todo
limitarse al conocimiento intelec- es una experiencia que hace posible
tual, sino que "concierne a toda la conocer y elegir la voluntad de
persona en su docilidad hacia la Dios. "Para Ignacio, a partir de la
santísima voluntad de Dios" (Kol- iluminación del Cardoner, el discer-
venbach 2000, 182). Conocer la vo- nimiento de los movimientos inte-
luntad de Dios y cumplirla son para riores y de la consolación fluye jun-
Ignacio una misma gracia que de- to con la elección (por ejemplo, la
sear. Quiere estar identificado con elección del modo de vida). El he-
Dios, que está activo en este mundo, cho de que Ignacio acentúe refleja-
sentirse uno con Dios y actuar como mente este fluir juntas la consola-
uno con Dios. La acción, para Igna- ción y la elección, y que lo haga el
cio, no tiene por qué distanciarnos centro y fuente de la vida espiri-
de Dios; puede ciertamente acercar- tual, es el elemento nuevo introdu-
nos a él. Más aún, como indica Kol- cido por los Ejercicios Espirituales en
venbach, con frecuencia Ignacio pa- la historia de la espiritualidad"
rece pedir esta gracia para todos, (Bakker 1970,105). Podríamos decir
haciendo saber que creía que Dios que para Ignacio la consolación es
quiere que todos "conozcan" su vo- "conocer" la voluntad divina y
luntad y la cumplan perfectamente. cumplirla. Se es uno con Dios; pero
Ignacio y los primeros compañeros la unión es de la mente, la voluntad
eran notablemente optimistas al tra- y la acción.
tar de llevar a las personas a una En la CAÁ de los Ejercicios Es-
unión así con Dios. pirituales Ignacio hace pedir al ejer-
¿Cómo debe entenderse la citante gracia para ver "cómo Dios
unión con Dios por la que reza Ig- habita en las criaturas [...] y así en mí
nacio? Una reflexión sobre el signi- dándome ser, animando, sensando
ficado de la elección ignaciana pue- y haciéndome entender; asimismo
de darnos la clave interpretativa haciendo templo de mí, siendo cria-
que necesitamos. Más que entender do a la similitud e imagen de su di-
encontrar a Dios 748

vina majestad" [Ej 235] y "cómo pa no sería favorable a la joven


Dios trabaja y labora por mí en to- Compañía. Cámara cuenta que "al
das cosas criadas sobre la haz de la recibir esta nueva hizo el Padre una
tierra" [Ej 236]. Ignacio parece creer gran mudanza y alteración en su
que los ejercitantes pueden experi- rostro y, según después supe (no sé
mentar cómo Dios actúa en nuestro si de sus mismos labios o de los Pa-
mundo. Una vez que lo experimen- dres a quienes él se lo contó), que
tan, les presenta la cuestión, prime- todos los huesos se le revolvieron
ro, de si ellos quieren colaborar y, en el cuerpo. Levantóse sin decir
luego, cómo pueden colaborar per- palabra y entró para hacer oración
sonalmente con la finalidad y ac- en la capilla. De allí salió al poco ra-
ción divinas. En principio, toda ac- to tan alegre y contento como si la
ción consciente puede estar más o elección hubiera sido muy confor-
menos conforme con la acción de me a su deseo" (Mem 93: FN I, 582).
Dios en el mundo. Cuando se mira Es claro que la noticia de la elección
esta actuación bajo esta luz, todas de Carafa alarmó a Ignacio. Pero
ellas parecen de alguna forma im- unos momentos de oración en la ca-
portantes porque o están conformes pilla parecieron devolverle su ecua-
con la acción de Dios o no lo están. nimidad habitual. Esto dice algo
Cada vez que se elige una manera muy importante sobre la unión de
de actuar, se puede colaborar con la Ignacio con Dios en acción.
acción de Dios o al revés. En esta Ignacio creía que Dios quería la
perspectiva Dios entra en todas las existencia de la Compañía. Las pri-
elecciones. La cuestión es si se toma meras palabras del preámbulo de
el interés de Dios con la suficiente las Constituciones [Co 134] dan testi-
seriedad como para discernir cómo monio de esta convicción. La elec-
encajan las decisiones en el sueño ción de Carafa, le enfrentaba con la
de Dios para el mundo. Dadas las posibilidad real de que la CJ sería
experiencias del mismo Ignacio y desmantelada o, al menos, cambia-
su convicción de la inhabitación y da de formas contrarias a su vida y
actividad divina en el mundo, no es finalidad como instrumento de
extraño que quisiera estar seguro Dios. De ahí su agitación. Pero unos
de que sus decisiones se conforma- pocos momentos de oración en la
ban con el deseo de Dios, tal y co- capilla le devolvieron la tranquili-
mo lo muestra el proceso vivido dad y la alegría. Puede que Cámara
por Ignacio en su Diario. Para él, es- exagere al escribir que Ignacio se
tar seguro y hacer todo lo posible comportó como si la elección fuera
para llevar a cabo lo que discernía, del todo conforme a sus deseos, pe-
quería decir consolación y unión ro probablemente no exagera la di-
con Dios. ferencia que obraron en la disposi-
Esta unión se manifiesta en la ción de Ignacio unos pocos minutos
forma como se llevan a efecto las en la capilla. ¿Cómo era posible? Si
elecciones. Se puede ver cómo fun- Dios quiere que exista la CJ, Ignacio
cionaba la confianza de Ignacio en debe hacer cuanto está en su poder
los designios de Dios examinando para contribuir a la iniciativa de
un incidente que cuenta González Dios. Pero Ignacio no puede contro-
de Cámara. En 1555 Ignacio oyó lar todos los factores que intervie-
que Juan Pedro Carafa había sido nen en la existencia de la CJ. Por
elegido Papa [Paulo IV]. Ignacio te- ejemplo, no puede controlar quién
nía razones para creer que este Pa- es elegido Papa. Así, pues, si Dios
749 encontrar a Dios

quiere que exista la CJ, él puede es- ezas de exploración y misiones, a la


cribir derecho con lo que parece el fundación de colegios en la tradi-
renglón torcido, de la elección de ción humanista, que los hizo maes-
Carafa como Papa. tros de Europa y del Nuevo Mun-
El deseo de estar unido a Dios do, a la participación, para bien y
en todo lo que hacía explica la incli- para mal, en la política, la ciencia y
nación de Ignacio a hacer el exa- las artes. En un artículo muy intere-
men de conciencia tan frecuente- sante, Marc Fumaroli argumenta
mente durante el día. Conocía su que esta espiritualidad de encon-
propia fragilidad humana y su re- trar a Dios en todas las cosas fue
sistencia a los caminos de Dios, y una de las causas de la supresión
por eso se tomaba tiempo para re- de la Compañía. La retórica jesuíti-
flexionar sobre el rato transcurrido ca que mantiene, "era en el fondo
desde de su examen anterior para una teo-retórica, un descifrar y sin-
pedir la luz de Dios sobre lo ocurri- tonizar del diálogo entre la natura-
do y sobre cómo había reaccionado leza humana y el amor de Dios, que
ante los acontecimientos. Es bien abarca lo interior y lo exterior, la
conocido además que el ejercicio de religión y la ciencia, la salvación
piedad que Ignacio no quería que personal y el bienestar del cuerpo
los jesuitas omitieran era el examen político" (Fumaroli 1999, 101). La
de conciencia dos veces al día [Co separación de la esfera religiosa de
342, 2]. la política que comenzó con la Re-
forma y la Ilustración era incom-
Esta unión de mente, voluntad patible con la espiritualidad igna-
y acción con Dios tiene lugar en el ciana. Esta incompatibilidad y los
mundo real en que el pecado y la estrechos vínculos de la CJ con el
gracia se mezclan. Ignacio lo sabía. papado en una época de nacionalis-
Encontró consolación y unión con mo creciente llevó a los líderes de
Dios precisamente en el mundo real Europa a forzar al Papa Clemente
donde nadie, él incluido, está libre XIV a suprimir la CJ en 1773. Creer
de pecado y de motivaciones encon- en la unión con Dios en el mundo
tradas; en el que tuvo que tratar con real trae consecuencias.
Papas que practicaban el nepotis-
mo, aun favoreciendo a sus propios William A. BARRY, SJ
hijos, en el que los bienhechores de
las casas y obras de la CJ eran con
frecuencia menos que honorables. /* Abnegación, Cardoner, Contemplación para
En este mundo real encontró Igna- alcanzar Amor, Cosas, Creador, Devoción, Dis-
cio a Dios, y esperaba que otros pu- cernimiento, Mundo, Oración ignaciana, Todo.
dieran hacer otro tanto. Esta clase Bibl.: BAKKER, L., Freiheit und Erfahrung: Re-
de unión con Dios es posible a to- daktionsgeschichtliche Untersuchungen über
dos. Por lo mismo podía orar "para die Unterscheidung der Geister bei Ignatius von
que la santísima Trinidad por su in- hoyóla, Echter, Würzburg 1970 (trad. espa-
ñola: Libertad y Experiencia, M-ST, Bilbao-
finita y suma bondad nos dé su gra- Santander, 1995); BARRY, W., Dejar que el cre-
cia para que su santísima voluntad ador se comunique con su criatura: un enfoque
sintamos y aquella enteramente la de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de
cumplamos ,/ . hoyóla, DDB, Bilbao 1999; ID., ¿Quién decís
que soy yo? Encuentro con el Jesús histórico en
Esta espiritualidad ignaciana la creación, ST, Santander 1998; ID., A compa-
impulsó a los primeros jesuitas y a nion to the Spiritual Exercices of St. Ignatius:
sus sucesores a extraordinarias pro- finding God in all Things, Ave María Press,
enfermedad 750

Nótre Dame (Indiana) 1994; ENDEAN, PH., de la Infinitud de la divinidad. Lo


"The Concept of Ignatian Mysticism: Be- que de ordinario plantea interro-
yond Rahner and de Guibert", The Way Sup
103 (2002) 77-86; FUMAROLI, M., "The Ferti-
gantes muy serios de carácter tanto
lity and the Shortcomings of Renaissance teológico como antropológico.
Rhetoric: The Jesuit Case", en The Jesuits: 1.1 Porque desde el punto de vista
Cultures, Sciences and the Arts 1540-1773 (O'- teológico se aviva el enigma de la
MALLEY, J. W; BAILEY, G. A.; HARRIS, S. }.;
presencia de la finitud física (lláme-
KENNEDY, T. F. eds.), University of Toronto
Press, Toronto 1999,90-106; KOLVENBACH, P- se mal físico, enfermedad, dolor),
H., "Ignatius of Loyola: Experience of Ch- del mal moral (el mal en cuanto tal)
rist," en The Road from La Storta, IJS, Saint y de la muerte y su "correcta inter-
Louis 2000, 21-32; ID., "Las cartas de Igna- pretación desde la divinidad". Cosa
cio: su conclusión", CIS 23 (1992) 73-86; que de manera recurrente se han
MOLLA, D., "Encontrar a Dios en todas las co- ido planteando desde el libro de
sas", Eides 9, Barcelona 1993; ROBERT, S.,
"Union with God in Ignatian Election", The Job (Busto 1998) -alguien que con-
Way Sup 103 (2002) 100-112; SUDBRACK, ]., trae una enfermedad incurable y se
"Finding God in All Things: Christian Con- topa con el infortunio o la desgra-
templation and the Ignatian Exercises", The cia- hasta la moderna teología ju-
Way Sup 103 (2002) 87-99. día de la Soha, el enfrentamiento
lúcido de un colectivo humano con
el mal más oscuro de la historia. A
ENEMIGO: / Mal espíritu saber, nos topamos con tres cuestio-
nes teológicas fundamentales:
a. El modo de estar presente Dios
ENFERMEDAD en los acontecimientos, y de llevar
a cabo su providencia amorosa; y
al mismo tiempo su estar más allá
1 . El telón de fondo de la Filosofía y
de la Teología modernas. El lugar
hermenéutico desde el que debe ser
de todos ellos debido a su trascen-
dencia;
estudiada y entendida la enferme- b. Ea interpretación del modo de
dad es el conjunto de pruebas de la llevar a cabo la redención: o bien la
vida que "padece (pasive)" el ser tesis de la simple erradicación del
humano. Y su transformación, des- mal -el prometeismo de algunas
de el punto de vista espiritual, ha teologías actuales de la justicia y
de ser considerada como la "divini- de la liberación- o, por el contra-
zación de las pasividades" de dis- rio, la interpretación del Dios que
minución (Teilhard) o la comunión ha decidido venir a compartir lo
con Dios por la "activa-pasividad" nuestro para transformarlo por la
de la sinergia del amor agradecido automanifestación de su mismo
que se abandona al misterio del Ser y la capacidad expropiatoria
Dios siempre mayor -el punto de vis- del amor (Balthasar) con el fin de
ta propiamente teologal-. Por tan- dar origen a la nueva solidaridad
to, el estudio de la enfermedad en de la humanidad, en donde todo
último término es siempre más una lo humano, incluida la finitud, el
reflexión prioritaria sobre el Ser y pecado y el mal, son un implícito
obrar de Dios que sobre la fragili- que entra inevitablemente en el
dad de la condición humana; o vi- juego en orden a la salvación: la
ceversa, la correcta interpretación fórmula técnica neotestamentaria,
de ésta (y en su tanto del sentido de "dei" era necesario que el Cristo
la vida) sólo puede hacerse a la luz padeciera.
751 enfermedad

c. Así como la problemática teoló- formal concreto de este artículo es


gica acerca de la impasibilidad divina el binomio "enfermedad-muerte"
(apdtheia) -la del Dios impasible en cuanto pasividad inevitable no
que padece la pasión del amor pretendida y su interpretación a la
(Comisión Teológica Internacional luz del proceder divino según la
1981)-, por medio de la cual con- mente y los escritos de S. Ignacio
duce al ser humano a través de de Loyola.
una auténtica pedagogía -el motivo 2. La perspectiva particular de S.
patrístico de la paideia divina (Cle- Ignacio. Con relación a esta pers-
mente Alejandrino)- a la plenitud pectiva hay que tener en cuenta
de la divinización y a la gratuidad. que S. Ignacio agrupa y denomina
1.2. Y desde el punto de vista sub- el complejo y variado conjunto de
jetivo o antropológico se trata de có- pruebas de la vida que al hombre le
mo manejarse con y servirse de to- sobrevienen -"enfermedades" in-
do ello para el mayor servicio teriores y exteriores; "adversida-
divino o de cómo divinizar la pasi- des", tribulaciones, aflicciones,
vidad convirtiéndola en auténtico "injurias", calumnias (las pruebas
lugar de encuentro, madurez y li- soportadas por el servicio de Dios
bertad. Pues el impacto psíquico y las dificultades apostólicas),
que provoca la e. sobrevenida ine- "contratiempos" (la "disposición
xorablemente no puede ser un obs- de nuestra miseria en el estado
táculo, sino un punto de inflexión presente") "limitaciones" y flaque-
hacia una mayor plenitud. Porque zas; "muerte de los seres queri-
Dios, por medio de su encarnación, dos" y "trabajos" tanto corporales
ha asumido toda pathé humana y como espirituales-, las agrupa, di-
ha manifestado precisamente el es- go, como un todo unitario para el
plendor de su gloria en la debili- que tal vez la palabra genérica
dad. Es la paradoja en la que se re- "trabajos" en sus labios sea la que
fleja la omnipotencia infinita de su mejor resuma y exprese la totali-
poder que es el amor. Luego, en dad del espectro de todo aquello
nuestro caso, el lugar hermenéutico que debe soportar necesariamente
es doble: se trata de leer el conteni- la persona humana como seguidor
do de un texto del pasado (siglo de Cristo. Pero dentro de ese con-
xvi) desde el telón de fondo de la junto, en el que tanto interviene el
teología actual, la fusión de dos ho- juego de las libertades humanas y
rizontes en expresión de Gadamer. en el que existe incluso un cierto
Pero también su objetivo es doble espacio para la libre elección, "la e.
pues se trata de interpretar, desde y la muerte", con su aparición re-
la mente de S. Ignacio: Primero, la pentina e inevitable y a la vez co-
presencia y cercanía de Dios a la e. mo algo que debe ser "esquivado
y a la muerte -a toda inevitable pa- y evitado a toda costa", le merecen
sividad de disminución. Y a la luz una atención particular porque le
de esa presencia y eudokía (beneplá- obligan a pensar no en el dolor, si-
cito de participación) divinas, valo- no en cómo visita Dios a los que
rar el significado y la función que ama y en el modo exacto como és-
tales pasividades desempeñan en la tos deben reaccionar ante la inexo-
vida del ser humano. Y, en segun- rable realidad.
do lugar, cómo convertir lo sobre- Y también porque S. Ignacio in-
venido en libertad, a la luz de la terpreta esos acontecimientos no
pedagogía divina. Luego el objeto desde la fragilidad corporal, que él
enfermedad 752

indudablemente padeció de mane- 3.1 Por el poder resituador de la


ra notable, sino desde la experien- enfermedad frente a la realidad. De
cia del Dios 'siempre mayor' al que manera que la herida de Pamplona
él se abandonó sin condiciones y, equivale a un golpe de vista decisi-
me atrevería a añadir, que desde un vo (a toma de conciencia), echado
poderío humano natural y una re- en la profundidad de un presente
sistencia psíquica innata a la difi- auténtico -lo que Teilhard denomi-
cultad verdaderamente fuera de lo na el "timón de profundidad en el
normal [Au 4]. Nos hallamos, por avión" o la "podadera para la plan-
tanto, ante un espíritu indomable, ta" (1967, parte 2, 3b)-, que por me-
finalmente penetrado por la mag- dio del fracaso (se truncan todas
nanimidad y la gratuidad de la ex- sus aspiraciones de gloria humana
periencia de la salvación. Si bien es más instintualmente pulsionales),
verdad que su experiencia de la e. reorienta de manera cristológica un
creó en él una especial sensibilidad enorme potencial humano en cuan-
para sintonizar tanto con el enfer- to a su dirección y sentido. Ignacio,
mo como con la enfermedad (Riba- llevado por Dios, pasa así del acon-
deneira,FNII,365). tecimiento - n o de la invalidez físi-
ca, sino de la frustración de las as-
A estos datos personales de S. piraciones y expectativas- al plano
Ignacio debemos añadir que mu- espiritual del seguimiento de Cris-
chas de las normas que él después to.
estableció, tanto ascéticas (peniten-
cia) como espirituales son ininteligi- 3.2 Por la función que la enferme-
bles fuera del "trasfondo monacal" dad desempeña en el hallazgo de las di-
de los textos tradicionales acerca de mensiones exactas de lo humano. La
la 'discreción-moderación' de donde experiencia de los errores cometi-
dos por él mismo, en materia de sa-
proceden.
lud, en los excesos de rigor y peni-
3. La división sistemática de los tencia (cf. [Au 19.24.25.55]) de los
textos ignacianos en función de su pro- que después se arrepentirá, será la
pio proceso personal. Comencemos, que le ayudará a aprender la virtud
pues, por el punto de partida de su de la discreta mediocridad o modera-
experiencia personal. Este no es ción (discretio) de la que él después
otro que la aspiración al éxito hu- se servirá como legislador para la
mano y a la gloria; y el resultado la correcta valoración del cuerpo y de
consiguiente frustración de tales as- la salud. Lo que supuso para él al
piraciones en parte por el hecho tránsito del excesivo rigor volunta-
inesperado de la enfermedad. De rista al verdadero sentido de "lo es-
manera que es Dios quien transfor- piritual". La e. ejerce así para Igna-
ma y reconfigura el universo pode- cio la función de mediación en el
roso del "deseo" de Ignacio eleván- tránsito psicoanalítico "de quien
dolo por medio de acontecimientos cree que todo lo puede" -el espejis-
(indirectos e inmediatos) a un nivel mo de la omnipotencia de la volun-
superior. Ignacio constató cómo "la tad de poder- a la aguda conciencia
enfermedad", al truncar su aspira- "de recibirlo todo gratuita e inme-
ción, sólo podía ser interpretada a recidamente de Dios" [Ej 322]. To-
la luz de la paideia divina (Greshake par con la frustración sobrevenida
1989, 36) como corrección o reorien- inesperadamente supuso para él la
tación del impulso inicial, operadas corrección por parte de Dios del na-
en tres dimensiones diferentes: tural strenuo e inclinado a excederse
753 enfermedad

y sobrepasarse por generosidad cuidado de los enfermos y el servi-


propio de Ignacio. A esta magnani- cio en los hospitales como parte
midad irresponsable, que no tiene esencial del proceso de formación.
en cuenta la fragilidad corporal, él La misión apostólica habrá de man-
la denominará más adelante "ce- tenerse, según él, de manera per-
guera del ánima". manente en contacto con la fragili-
Porque lo que en definitiva dad de la enfermedad.
Dios operó, pero no ya como resul- 4. Ea enfermedad y muerte desde
tado exclusivo de la enfermedad, el punto de vista de la correspondencia.
fue una verdadera conversión a la Si hasta aquí se trataba de aspectos
gratuidad, el tránsito del universo de la enfermedad relacionados con
ególatra del deseo no integrado por su propio proceso interior, muy di-
y desde el amor, a la relación gra- ferente es el punto de vista de S. Ig-
tuita de quien todo lo espera sólo nacio en las 28 cartas que versan
de Dios (o experiencia espiritual de bien sobre la e. o aquellas otras de
la justificación); a la humilde recep- pésame con ocasión de algún falle-
ción agradecida de la iniciativa li- cimiento. Antes de entrar en el aná-
bre y salvífica como puro don in- lisis de su contenido, ofrecemos la
merecido y de ahí a un nuevo referencia textual de las 28 cartas
modo de relación con Dios y con escritas entre noviembre 1532 y ju-
los demás; a contar humildemente nio de 1556:1. A Isabel Roser [Epp I,
con la realidad, incluso empobreci- 83-88]; 2. A Jaime Cassador [Epp I,
da, y desde ella dar la mayor gloria 93-99]; 3. A Teresa Rejadell [Epp I,
aquí y ahora posible, circunstancia- 274-276]; 4. A Julio Porcaro [Epp II,
da, a Dios en el servicio a los de- 159-160); 5. A Jerónima Oluja [Epp
más. Los autores, siguiendo la Au- II, 374-375]; 6. A Juan de Vega [Epp
tobiografía [Au 30], suelen situar este III, 13-15]; 7. A Isabel de Vega [Epp
tránsito en el momento crucial de la III, 17-19]; 8. A Juan de Vega [Epp II,
"eximia ilustración" del Cardoner, 63-64]; 9. A Juan Luis González de
y apuntan, como exponente de tal Villasimplez [Epp V, 488-489]; 10. A
cambio, a los sabios consejos en Margarita de Austria [Epp V, 699-
materia de penitencia dados a S. 700]; 11. A Teutonio de Braganza
Francisco de Borja [Epp II233-235]. [Epp VI, 130-131]; 12. A M. A. Do-
3.3 Ea función pedagógica del con- ménech [Epp VI, 160-162]; 13. A Ma-
tacto con la e. ajena y su interpreta- ría Frassona del Gesso [Epp VI, 223-
ción como elemento indispensable 224]; 14. A la misma [Epp VI,
en el 'proceso de la formación espi- 460-461]; 15. A Juan III de Portugal
rituar y como aprendizaje realista [Epp VI, 570-571]; 16. A la viuda de
de la verdadera solidaridad huma- Juan Boquet [Epp VII, 409-411]; 17.
na proveniente de Dios. Su vida en A Miguel de Nóbrega [Epp VII, 446-
los hospitales formó "parte esencial 448); 18. A Hércules Purino [Epp
de su propia formación". Porque la VII, 730-732]; 19. A Violante Casali
misma pasividad de la e. y la muer- Gozzadina [Epp VIII, 183-184]; 20.
te es una auténtica lección que na- A Juan Valerio [Epp IX, 261-262]; 21.
die puede esquivar y de la que to- A Feo. Jiménez de Miranda [Epp IX,
dos debemos aprender. De manera 308-311]; 22. A Pedro Camps [Epp
que S. Ignacio, aleccionado por su IX, 507-508]; 23. A Jerónimo Vignes
propia experiencia, establecerá des- [Epp X, 154-156]; 24. Al mismo [Epp
pués la necesaria práctica de los ofi- X, 206-208]; 25. Al mismo [Epp X,
cios bajos y humildes, en especial el 322-323]; 26. Al mismo [Epp X, 528-
enfermedad 754

530]; 27. Al mismo [Epp XI, 413- miseria en el estado presente re-
415]; y 28. A Jerónimo Doménech, quiere que, en lugar de regalos, a
[Epp XII, 26-29]. veces se usen los trabajos con noso-
En todas ellas el acento recae tros. Por eso encierra en el breve
principalmente en la consideración curso de nuestra vida los ''trabajos"
de la "pedagogía" de Dios Padre, y [Epp VI, 161], no permitiendo que
en la interpretación de los fines que seamos tentados o cargados por en-
El persigue en su amor providen- cima de lo que podamos soportar
cial. S. Ignacio comienza por inter- [Epp VI, 460], y purgándonos tanto
pretar la actividad providencial de más cuanto más presto desea lle-
Dios Padre (Vélez 268-276). varnos junto a sí [Epp VI, 223]. Pero
sin privarnos también en la presen-
4.1 Una lectura del misterio de la te vida de mucha consolación [...]
pedagogía paterna de Dios. Lo prime- no sin mezcla de mucha consola-
ro que debemos considerar es que ción [Epp VI, 161; X, 207].
muchas veces las enfermedades
provienen de la mano de Dios N.S: 4.2 Los fines que la Providencia
"Sin embargo, en considerar que persigue cuando permite que padezca-
estas enfermedades y otras pérdi- mos. El fin general que El pretende
das temporales son muchas veces es sanar las enfermedades de nues-
tra alma [Epp I, 99; VII, 447]. Pero,
de mano de Dios nuestro Señor [...]
además, desea ponernos a prueba
no puedo sentir tristeza ni dolor"
para que tengamos el doble mérito
[Epp I, 84]; su divina mano las "cau-
de la paciencia y de la caridad [Epp
sa", "permite" o "envía" [Epp VII,
VI, 161; X, 207]. De manera que te-
447]. "El, que es Padre amantísi-
niendo ocasión nosotros de ofrecer
mo", tan benigno cuando castiga
ante el mundo un ejemplo de forta-
como cuando usa de la misericor-
leza y conformidad con la voluntad
dia [Epp III, 64; VI, 460; VI, 571; VII,
divina [Epp VI, 571], Él por su parte
447], visita [Epp III, 14-15] de este pueda mostrarse como consuelo
modo a las personas que mucho que compensa toda pérdida (V
ama [Epp III, 63; VI, 161.223], les 488). De este modo procura siem-
trata como a verdaderos hijos [Epp pre darnos ocasión de merecer, de
VIII, 183; X, 207], y les muestra así que nos ejercitemos en la virtud pa-
lo mucho que en ellos confía, en de- ra su gloria [Epp VI, 71], y consiga-
finitiva, su eterno amor [Epp VI, mos la eterna bienaventuranza [Epp
161]. Así ha solido obrar con los V, 699-700]; con el fin de remune-
santos para conducirlos del cauti- rarnos tanto más cumplidamente
verio a la libertad [Epp VII, 447]. en la otra vida cuanto en esta tem-
De este modo, podemos com- poral nos haya dado aparentemen-
probar su paterna y suma miseri- te menos muestras de querernos
cordia. El dispone a su tiempo, premiar [Epp VI, 161]. Finalmente,
cuando nos es más necesario [Epp Él pretende remunerar nuestra pa-
VI, 460; VII, 410-411] lo que más nos ciencia con el premio de una gloria
cumple y conviene [Epp VI, 161; X, inestimable [Ibid. 161].
207], aunque no sea conforme a co- Seis son los fines particulares
mo a nosotros más nos place [Epp que S. Ignacio atribuye a esta pe-
VII, 447]. Porque, si a nosotros nos dagogía divina. En primer lugar
conviniese, El de su parte se incli- Dios Padre desea que purguemos
naría a tenernos siempre consola- nuestros pecados en la presente vi-
dos, pero la disposición de nuestra da y así merezcamos la eterna re-
755 enfermedad

tribución [Epp VII, 447]. En segun- b) Por lo que toca a la muerte de


do lugar, desea que nos conozca- los seres queridos S. Ignacio consi-
mos mejor y de este modo nos hu- dera la muerte a la luz del misterio
millemos en el conncimiento de pascual. Es una participación en la
nosotros mismos [Epp III, 63]. En muerte y resurrección del Señor
tercer lugar, nos quita de delante [Epp VII, 410; VIII, 183]. Porque
lo que amamos con el fin de que Cristo nuestro redentor y Señor con
pensemos cuan breve es nuestra su muerte deshizo la nuestra, ha-
vida, perdamos el amor de las co- ciendo de ella, para los que mueren
sas criadas y nuestro amor se eleve en su amor y gracia, el término de
con mayor libertad al amor de las miserias temporales y el princi-
Dios y al deseo de toda perfección pio de la vida y felicidad eternas
[Epp I, 84; III, 63-64; V, 699; VI, [Epp III, 14].
130.223-224; VII, 411]. En cuarto lu- Así pues, Dios Padre en su sa-
gar, desea que nos ejercitemos en biduría infinita y en su providencia
la virtud probada, en la paciencia, santísima, dispone a sus tiempos
la fe y la esperanza en él. Ya que en privarnos de la presencia [Epp VI,
las cosas difíciles se comprueba el 571] de aquellas personas que ama-
verdadero provecho espiritual y mos, haciendo a los difuntos partí-
esto nos sirve para aumento de cipes de la sangre y muerte de su
gloria [Epp II, 374]. En quinto lugar unigénito Hijo. Los saca de la pre-
para que en todo conformemos sente miseria para trasladarlos a la
nuestra voluntad, a semejanza de bienaventuranza donde gozan ya
Cristo, con la suma y eterna provi- de la presencia del sumo Bien. Pero,
dencia del Padre, contentándonos aunque no puede dejar de causar-
con lo que El dispone de nosotros nos un gran sentimiento de ausen-
[Epp VI, 224.460]. Y, finalmente, cia, nos debe alegrar que aquellos
para que experimentemos la ale- seres queridos nos hayan tomado la
gría de que Cristo tenga a bien ha- delantera; pues tenemos la certeza,
cernos partícipes de su cruz [Epp el consuelo y la esperanza, de que
VI, 161-162]. los muertos han salido ganando
De modo que, así en la prueba con el "trueco" de este reino tempo-
como en la enfermedad, un siervo ral al eterno [Epp VI, 570-571]. Des-
de Dios, enseñado por la pedagogía cansan ya de todos sus trabajos y
paterna de la Providencia divina, sus obras les acompañan [Epp III,
tiene la posibilidad de ordenar co- 64]. El "remunerador" les ha colo-
rrectamente su vida para el servicio cado ya entre sus escogidos en la
y gloria de Dios N. S. gloria [Epp III, 14]. Ellos desde el
4.3 a) Por lo que toca a la enfer- cielo nos ayudan mucho más efi-
medad [Epp X, 206-207], es una vi- cazmente que desde la tierra. Por-
sita de Dios y una ocasión, igual- que, cuanto menos tienen que dese-
mente propicia que la salud, para ar ya para sí y más cerca se hallan
sacar fruto de ella y edificar a los de Dios, más aumenta su caridad y
demás (cf. [Co 89272304,595-596; tanto más emplearán su caridad en
Epp IX, 262]); "porque pienso que favorecernos y alcanzar de la fuen-
un servidor de Dios, de una enfer- te de todas las gracias lo que para
medad, sale hecho 'medio doctor' llegar al término necesitan los que
para enderezar y ordenar su vida ellos tanto amaban [Epp III, 14.64].
en gloria y servicio de Dios N. S." Por lo que atañe a los que toda-
[Epp I, 85]. vía quedamos, el consuelo de esta
enfermedad 756

esperanza cambia nuestra pena en pero él se reservó lo que se refería a


gozo en el Señor. El cual, muriendo los enfermos [...]. Para el descanso
y resucitando nos mostró cuál es y de los estudiantes del Colegio Ro-
dónde se halla la verdadera vida en mano compró una viña situada a los
la participación de su reino y gloria. pies del Aventino, cerca de la iglesia
5. El cuidado de S. Ignacio por la de Santa Balbina y de las termas de
salud en cuanto General y legislador. Caracalla. Y esto lo hizo en tiempos
Con relación a la e. S. Ignacio no en que se pasaban grandes estreche-
sólo se desveló solícitamente por ces económicas" (Ibid.).
el cuidado de sus hermanos enfer- A propósito del sueño advierte
mos, sino que además se preocupó a sor Teresa Rejadell (11 de septiem-
de manera especial de que éstos bre de 1536) "con el cuerpo sano
conservaran perfectamente su sa- podréis mucho, con él enfermo no
lud para el mayor servicio apostó- sé qué podréis" [Epp 1,108; Ribade-
lico. Enseñado por la e. y por sus neira, FNIV, 833], fuera de ser una
excesos, legisla y gobierna desde la carga para los demás. De ahí que la
propia experiencia. afirmación de S. Ignacio es clara:
"persuadiéndonos en el Señor
5.1 Su solicitud por la salud de los
nuestro que sus siervos, cuanta más
demás de la casa (de los enfermos en
salud tuvieren, mejor se emplearán
general): S. Ignacio impone a todos en las cosas de su divino servicio"
el cuidado de la salud. Y no legisla [Epp VII, 108]. Este es también el
penitencias en particular, sino las punto de vista de las Constituciones
que cada uno, con el consejo del a la hora de la selección de candida-
confesor pueda libremente elegir. tos sanos (cf. [Co 29.44.107]), pues el
Escribe el P. Dalmases: "Una de las envío en misión ha de ser conforme
más claras muestras de su amor a a las posibilidades de la salud.
los subditos fue el trato particularí-
simo que dedicaba a los enfermos. 5.3 El necesario cuidado de la sa-
Señales de esto eran, entre otras: lud (prevenir y paliar) o la luz de la
mandar al comprador que cada día virtud de la discretio y su trasfondo
le informase dos veces de si había monacal. En este sentido, el jesuíta
comprado todo lo que le pedía el ha de evitar todo tipo de excesos
enfermero; imponer penitencia por que puedan dañar su salud e ir
los descuidos que se tenían con los aprendiendo desde los errores co-
metidos por él mismo. La obligada
enfermos; mandar al rector del co-
moderación en el "trabajo" [Epp I,
legio que le avisase cuando uno ca-
421-422; II, 17; IX, 168; XI, 190], co-
ía enfermo..." (1980, 221).
mo claramente le indica a A. Araoz:
5.2 S. Ignacio, promotor de la salud: "no haga tanto daño a su salud"
La salud como don y medio impor- [Epp II, 44]; la moderación también
tante en orden a la misión. Continúa en la "penitencia" "en lo que para
el P. Dalmases: "Él mismo asistía a comer, dormir, y uso de las demás
los enfermos y los servía con humil- cosas necesarias o convenientes a la
dad y caridad, como si no tuviese vida toca" más por devoción que
otra cosa que hacer. No hacía distin- por obligación [Co 580; E] 82-84], en
ciones, y así, aun a los que estaban el "comer" (Mem 189), en el "des-
en la primera probación, quería que canso", en los "estudios" [Epp X,
se les prestasen los mismos cuidados 695], en la "recreación" [Epp IV,
que a los demás. Una vez delegó en 538; VI, 586; VIII, 15] y en el "dor-
el P. Nadal las funciones de superior, mir" [Epp I, 108; III, 74-75.309; VIII,
757 enfermedad

95; IX, 147] en definitiva, el jesuita de los acontecimientos en cuanto


en todo deberá guiarse por la discre- tal), abandonándose confiadamen-
ta caridad iluminada por el consejo te en las manos de la divina Provi-
del Superior [Epp I, 691]. dencia. Con la certeza de que Dios
5.4 La reglamentación cuidadosa y Padre no le faltará en el tiempo de
exhaustiva o el proyecto de una vida la prueba ni para soportar los "tra-
sana y equilibrada [Co 300]. Desde bajos" ni para sacar provecho de
los comienzos de la CJ se pide desde ellos. Pues al hombre la única pér-
Roma que se informe acerca de la dida que le puede doler es la au-
salud de los que se van incorporan- sencia de Aquel que es el sumo y
do a la institución [Epp I, 546]. De la perfectísimo Bien [Epp V, 488].
misma manera que desde Roma 6.1 Por eso habrá de llegar a re-
también se informa acerca del esta- conocer y descubrir (interpretar) la
do de la salud de los que por allí an- suave disposición de su providen-
dan (cf. [Epp VII, 653.664.676]). cia y amor para con nosotros [Epp
VII, 410; VIII, 183]; tener paciencia
5.5 Desde esta perspectiva so-
y fortaleza para llevar la cruz con
ciológica y misionera, el papel del Su-
"nacimiento de gracias", aceptán-
perior como prefecto de la salud ad-
dola como un don [Epp I, 86; VI,
quiere una relevancia capital. Lo
224; VII, 447]; fiarse de lo que él or-
refleja la instrucción a los enviados
dena para su bien [Epp VI, 460];
a Ingolstadt (9 de junio de 1556): "El
abandonándose confiadamente a la
superior tendrá cuidado de que to-
providencia [Epp VII, 447], hasta
dos los suyos se mantengan sanos y
que su limitación y flaqueza se apo-
con las fuerzas corporales que con- yen no en las propias fuerzas sino
vienen para la fatiga del divino ser- en la fortaleza de Dios, liberándose
vicio" [Epp XI, 534-535]. La disposi- de este modo de toda ansiedad y
ción del enfermo para obedecer esperando que su bondad suplirá
incluye también, la figura del médi- aquello en que su imperfección fal-
co [Epp IV, 100.218; VII, 285; VI, 93; te (cf. [Epp X, 155-156.207-208.529-
VIII, 205], de manera que la enfer- 530; XI, 414]; y, por último, confor-
medad se convierte en un lugar de marse en todo con su voluntad,
disponibilidad, obediencia y expro- aceptándolo todo como un benefi-
piación, de ascesis y santificación. cio de su divina mano [Epp VI, 460;
6. El modo ignaciano de comulgar VIII, 183-184]. Entonces, cuando lo
con Dios en la enfermedad o de trans- vea así, no hallará ni en la flaqueza
formar la necesidad en libertad. Se- de la e. ni en la pérdida de los seres
gún S. Ignacio la actitud ideal del queridos materia de dolor ni podrá
hombre que padece la e. ha de ser ocurrir cosa alguna que le cause ex-
doble. Por una parte, habrá de bus- trema aflicción [Epp VI, 224]. Por-
car todos los medios que puedan que habrá llegado a comprender
servir de alivio o remedien el mal que tanto lo próspero como lo ad-
[Epp II, 374; VII, 447; X, 208]. Y, por verso provienen (por la relectura: el
otra, habrá de aceptar con pacien- ver a Dios "por la espalda") de su
cia, igualdad de ánimo y acción de divina mano.
gracias los dones procedentes de la 6.2 De manera que la e. -lláme-
caridad paterna de Dios, bien sean se disminución o incapacidad "ine-
azotes o caricias (lo propio de la vitable" en sus variadas formas- se
ambidiextricidad anhelada por el transforma en verdadera libertad
monacato, debido a la neutralidad según Ignacio por la aceptación del
enfermedad 758

misterio de Dios siempre mayor y procure edificar en el tiempo de su


por el abandono en sus manos pro- enfermedad a los que le visitaren,
videntes (su modo de operar), en conversaren y trataren, que en el
comunión con (por la configuración tiempo de la su entera salud, a ma-
con) la imagen del Hijo disponible yor gloria divina" [Co 89]. "En las
al Padre para la misión. Esa es la enfermedades todos procuren sacar
obra del Espíritu y donde se pone fruto de ellas, no solamente para sí,
de manifiesto la mayor gloria de pero para la edificación de los otros;
Dios. En su eudokia (beneplácito), no siendo impacientes ni difíciles de
Dios ha elegido la debilidad como contentar, antes teniendo y mostran-
lugar privilegiado de la manifesta- do mucha paciencia y obediencia al
ción de la omnipotencia de su ser médico y enfermero, usando pala-
divino, que es el Amor. Para ello bras buenas y edificativas, que
habrá de interpretar la e. y la muer- muestren que se acepta la enferme-
te a la luz de la pedagogía divina y dad como gracia de la mano de
de su intencionalidad hasta habi- nuestro Criador y Señor, pues no lo
tuarse a ver la mano de Dios, que se es menos que la sanidad" [Co 272].
sirve de lo que nos ocurre (estando "Como en la vida toda, así también
"en" y al mismo tiempo "más allá" en la muerte, y mucho más, debe ca-
de los acontecimientos autónomos da uno de la Compañía esforzarse y
que Él en modo alguno provoca); y procurar que Dios nuestro Señor sea
aprovecharse de ellas espiritual- en él glorificado y servido, y los pró-
mente a mayor gloria divina. jimos edificados, a lo menos del
7. El criterio y la noción de ''edifi- ejemplo de su paciencia y fortaleza,
cación" o testimonio. Ahora bien, S. con fe viva, esperanza y amor de los
Ignacio establece dos criterios para bienes eternos que nos mereció y ad-
integrarlas y convertirlas 'en parte quirió Cristo nuestro Señor con los
de la misión 7 : por la obediencia a trabajos tan sin comparación alguna
médicos y enfermeros, y por el tes- de su temporal vida y muerte" [Co
timonio de aceptación, la edifica- 595; NC 244 §4]. En la enfermedad y
ción con el ejemplo. en la muerte es preciso continuar en
misión. Sólo que ahora limitándose
El testimonio que el enfermo ha
a dar testimonio de humilde resig-
de dar en el tiempo de la enferme-
nación y siendo reflejo, por amor
dad, lo que él denomina 'edificar' al
personal a Jesucristo, de la fe en el
prójimo. El sumario de las Constitu-
poder de su resurrección.
ciones históricamente ha selecciona-
do a modo de síntesis para toda la En definitiva, desde el punto de
CJ los siguientes números emblemá- vista ignaciano la e. y la muerte ine-
ticos de las Constituciones como el vitables están llamadas a ser trans-
punto de vista más genuino de S. Ig- formadas por obra del Espíritu en
nacio. "En el tiempo de las enferme- verdadera libertad por la aceptación
dades, no sólo debe observar la obe- del misterio de Dios siempre mayor
diencia con mucha puridad a los y por el abandono en sus manos
Superiores espirituales, para que providentes (su modo de operar),
gobiernen su ánima, mas aun con la en comunión con la imagen del Hijo
misma humildad a los médicos cor- disponible al Padre para la misión
porales y enfermeros, para que (la configuración) y de este modo
gobiernen su cuerpo. [...] Asimismo en edificación y mayor servicio a los
el tal enfermo, mostrando su mucha prójimos. Esa es la obra del Espíritu
humildad y paciencia, no menos donde se pone de manifiesto, tam-
759 engaño

bien en la humilde fragilidad de la tu", se pueden confundir con la voz


carne, el esplendor de la vida y de la de Dios en la experiencia religiosa.
resurrección anticipada, la mayor De ahí, la posición de alerta perma-
gloria de Dios. Porque, paradójica- nente a la que se nos invita en todos
mente, en su eudokía, Dios -que pa- los grandes tratados de espirituali-
dece libremente la pasión del amor dad. Pero si esta cuestión contó
(Orígenes, In Mat X, 23) por el ser siempre de modo importante en la
h u m a n o - ha elegido la debilidad historia de la espiritualidad, nn ca-
como lugar privilegiado de la mani- be duda de que Ignacio ha destaca-
festación de la omnipotencia de su do en ella, hasta el punto de que
Amor. pueda ser considerado en este te-
rreno como un auténtico "maestro
Santiago G. ARZUBIALDE, SJ de la sospecha". Como expresión
de esta actitud de saludable des-
Z1 Abnegación, Cruz, Dolor, Mortificación, confianza respecto a determinados
Penitencia, Tercera Semana, Trabajo. beneficios espirituales, baste citar la
referida por el P. Cámara cuando
Bibl.: ARZUBIALDE, S., "Dolerse de" y "pa-
decer por" en la mente de S. Ignacio. Re- nos recuerda que en una ocasión le
flexiones en torno al análisis textual", oyó decir que de cien personas
Man 65 (1993) 233-250; BUSTO SÁINZ, J. R., muy dadas a la oración, noventa
El sufrimiento: ¿roca del ateísmo o ámbito de eran ilusas, añadiendo el mismo P.
la revelación divina?, UPComillas, Madrid Cámara que tenía la duda de si dijo
1998; COMISIÓN TEOLÓGICA INTERNACIO-
noventa o noventa y nueve {FN I,
NAL, Teología-Cristología-Antropología. II B.
El aspecto trinitario de la cruz de Jesucristo o 644-645).
el problema del "dolor de Dios" (1981), BAC, Esa problemática del e., enten-
Madrid 1998, 259-263; DALMASES, C. DE, El dida como la intromisión de lo
Padre Maestro Ignacio, BAC, Madrid 1980; aparente, de lo falso o puramente
GARCÍA, J. A., "'Ordenar la vida'. Lectura e
interpretación del dolor desde los EE", imaginario, es lo que la psicología
Man 69 (1997) 349-358; GRESHAKE, G., La contemporánea, y particularmente
liberta donata, Brescia 1989; LABURU, J. A., el psicoanálisis, puso de manifiesto
La salud corporal y San Ignacio de Loyola, con el tema de lo ilusorio. Es decir,
Mosca Hermanos, Montevideo 1938; MA- con las construcciones mentales
RÍN SEVILLA, J. Ma, Ignacio de Loyola. La en- que encuentran su base y motiva-
fermedad en su vida y en su espiritualidad,
UPS, Salamanca 2006; TEILHARD DE CHAR- ción fundamental en la fuerza del
DIN, R, El Medio divino, Taurus, Madrid deseo, al margen o en contra de la
6
1967, 65-92; VÉLEZ, J. A., "Teología del realidad. El mismo psicoanálisis
dolor en San Ignacio de Loyola" en El do- nos ilustró bien sobre los mecanis-
lor (Dou, A. ed.), UPComillas, Madrid mos psíquicos con los que lo iluso-
1992.
rio se ayuda. Ignacio, sin el conoci-
miento de estas aportaciones de la
psicología, mostró, no obstante,
ENGAÑO una sorprendente sagacidad para
detectar esas complejas vías por las
que el e., lo aparente, lo imaginario
L a problemática del engaño en la
vida espiritual ha constituido
siempre una preocupación impor-
o lo ilusorio se constituyen en el
campo de la vida espiritual.
tante en todos los grandes maestros 1. Los términos. El término "en-
de la vida espiritual. Porque, efecti- gaño" aparece de modo particular
vamente, son muchas las voces en el texto de los Ejercicios, referido
que, procedentes del "mal espíri- a la problemática del discernimien-
engaño 760

to [Ej 326.332.334.336] y, en una En el presente análisis se ten-


ocasión, en las Dos Banderas [Ej drá sólo en cuenta los términos
139]. En las Constituciones, aparece "aparente" o "apariencia" en cuan-
tan sólo en una ocasión, referida a to hagan referencia a la cuestión
la actitud de sinceridad absoluta fundamental del engaño. Así como
que debe presidir en el candidato al también se tendrán en cuenta otras
ser examinado para su ingreso en la formulaciones que, sin la aparición
Compañía [Co 35]. expresa del término e., se encuen-
El término "aparente" aparece tren íntimamente vinculadas con
igualmente en los Ejercicios ligado esa problemática, tal como acaece
a la cuestión del autoengaño en el en la propuesta ignaciana de los
discernimiento [Ej 314.329]. "Apa- Binarios.
riencia" aparece en dos ocasiones 2. Agitación de espíritus y engaño.
en las Notas para sentir Escrúpu- Efectivamente, es en los Ejercicios
los [Ej 351]. En todos esos casos, donde Ignacio se muestra especial-
expresa lo que parece existir, sin mente atento a la problemática del
que realmente se dé en la realidad. e., del autoengaño, que tan fácil-
Algo, por tanto, del orden de lo mente puede sobrevenir al ejercitan-
imaginario. te a lo largo del proceso que ha de
recorrer. Un proceso en el que se
En una ocasión, en el Directorio
pretende una transformación pro-
dictado al P. Victoria [D4, 2], en-
funda de la sensibilidad, de sus es-
contramos que el e. podría ser cali- tructuras afectivas más hondas, en
ficado incluso de "santo", como se- orden a posibilitar la indiferencia, es
ría en el caso -desaconsejado por decir, la libertad necesaria para lle-
Ignacio- en el que se pretendiera var a cabo una sana elección. Ese
ganar para los Ejercicios a un suje- profundo proceso de transforma-
to "con frecuentes confesiones y ción interna ha que contar necesaria-
pláticas y familiares coloquios". En mente con la movilización de innu-
esa ocasión, dice el texto, que "aun- merables dificultades y resistencias,
que éste es un santo engaño y del de agitación de "varios espíritus",
que San Pablo se loa, 'como yo era tal como se advierte en la anotación
astuto, os cogí con dolor"', no se sexta [Ej 6]. Esos espíritus que se
debe practicar por una razón tácti- mueven en el interior del sujeto ha-
ca, ya que el sujeto que sospecha blan voces diversas, movilizan ver-
ese e. no suele sacar fruto de los ta- daderas y falsas mociones, que se
les Ejercicios. hace preciso discernir con cautela y
En las Constituciones aparece objetivar de modo conveniente.
una vez la voz "aparentes" [Co A lo largo del proceso, Ignacio
528], y en varias ocasiones la acep- está siempre atento a los diversos e.
ción "apariencia" [Co 151.158.576. que le pueden sobrevenir al sujeto,
624.731], referidas, por lo general, dificultando el logro de la indife-
al aspecto o lo que se muestra exte- rencia y la capacidad, por tanto, pa-
riormente, sin que posea connota- ra llevar a cabo una recta y sana
ción negativa e, incluso, pudiendo elección. En algunos momentos, es-
referir un aspecto laudable y positi- ta tarea de análisis se hace particu-
vo, por ejemplo, cuando se refiere larmente nuclear, como ocurre en la
al buen aspecto o presencia que de- meditación de Dos Banderas [Ej
ben tener las cosas o personas [Co 136-148] o en la de Tres Binarios [Ej
624]. 149-157]. En la primera, el ejercitan-
761 engaño

te ha de desenmascarar los condi- tarnos de ello. La toma de concien-


cionamientos estructurales que le cia, pues, de los e. en los que se
inducen al engaño. Son "redes y ca- puede incurrir en la experiencia es-
denas " [Ej 142] que, partiendo de lo piritual es cuestión de gracia, de
que en sí no es malo (dinero u ho- don de Dios, que es necesario de-
nor) podrán, sin embargo, hacerle mandar. Junto a ella se hará necesa-
venir de modo progresivo y apenas ria una difícil tarea de elucidación
perceptible (como lo es una red) a personal, que es la que se describe
la soberbia y de ahí "a todos los como "discernimiento".
otros vicios" [Ej 142]. Y en los Tres 3. Razones y placeres "aparentes".
Binarios habrá de enfrentar las ata- Llama la atención que la problemá-
duras internas, personales, afecti- tica del autoengaño la sitúe Ignacio
vas que le pueden hacer vivir en el tanto en el ámbito de "placeres" co-
e., con la finalidad de eludir el con- mo en el ámbito de "razones". Hay,
flicto que, no obstante, terminaría en efecto, "placeres aparentes" [Ej
abriéndole el camino de la libertad 314] y "razones ctparentes" [Ej 329]
interior. también. El e., pues, lo ilusorio, se
El proceso no será fácil. Por puede situar tanto a nivel afectivo-
ello también una de las tareas fun- emocional, como a nivel cognitivo-
damentales que se asignan "al que intelectual. Con ello se atiende a
da modo y orden" [Ej 2] radica, dos situaciones espirituales muy
precisamente, en ayudar al ejerci- diversas, que son las que Ignacio
tante a objetivar cuando, en los ine- analiza cuidadosamente en las Re-
vitables movimientos anímicos de glas de discernimiento de la Prime-
confusión, pierda el sentido de la ra o la Segunda Semana.
realidad y la objetividad necesaria. Situándonos en la Primera Se-
El que da los Ejercicios debe, en mana, en efecto, todo acaece a un
esos momentos, remitir a la reali- nivel más primario, sensitivo y di-
dad, "descubriéndole las astucias recto. La dinámica del sujeto se mo-
del enemigo" [Ej 7]. Es decir, desha- viliza "haciendo imaginar delecta-
ciéndole del e. que vive en su deso- ciones y placeres sensuales" [Ej
lación o desánimo o, por el contra- 314], placeres diferenciados por Ig-
rio, en su consolación y euforia, nacio de ese "entero gozo y placer"
donde, igualmente, puede venir a con el que invita al ejercitante en la
perder el sentido de la realidad. Cuarta Semana [Ej 187]. El e. en-
Pero en muchas situaciones, el cuentra, pues, su apoyo y base fun-
ejercitante, ni siquiera con la ayuda damental en la realización de dese-
del que le acompaña, podrá llegar a os que se oponen al sentido último
percatarse del e. en el que puede es- de la existencia, tal como se ha des-
tar instalado. De ahí, que sea tam- crito en el PF. Frente a ese e. de los
bién imprescindible el acudir a "placeres aparentes" tan sólo cabe,
Dios, solicitándole la gracia del "in- pues, oponerle la verdad que pue-
terno conocimiento" [Ej 63] que de venir por el uso de la sindérese de
descubre la realidad última en la la razón [Ej 314], así como por la
que se puede encontrar. Así puede valiente apertura y objetivación de
suceder, por ejemplo, con relación a lo que el mal espíritu pretende que
la situación de pecado en la que, co- sea mantenido "en secreto" [Ej
mo los fariseos desenmascarados 326]. La batalla contra el autoenga-
por Jesús, nos podemos todos en- ño sólo obtiene la victoria cuando
contrar, sin llegar siquiera a perca- existe una decidida voluntad de sa-
engaño 762

car a la luz aquellas cosas que pre- inconfesable y, para ello, se recurre
tendemos ocultarnos a nosotros a pensamientos legitimados moral
mismos. Y, sin duda, el medio más o religiosamente. Situación que se
eficaz para ello será la verbaliza- describe también en el Preámbulo
ción ante otro, descubriéndolo "a para hacer elección [Ej 169] cuando
su buen confesor o a otra persona es- se refiere a los que "quieren que
piritual" [Ej 326]. El conocimiento Dios venga derecho a sus afeccio-
de sí mismo, de los propios puntos nes desordenadas". O más adelan-
débiles, de las defensas específicas te, cuando se describe el e. "de los
que cada cual tiende a desarrollar, que yerran, haciendo de oblica o de
de los lugares por donde el enemi- mala elección (por el matrimonio o
go "nos halla más flacos", constitui- el sacerdocio) vocación divina" [Ej
rá otro recurso fundamental en la 172]. El e., pues, bajo forma de "ra-
evitación del engaño [Ej 327]. zones aparentes" o de legitimacio-
Pero Ignacio sabe muy bien nes religiosas, nada contestables en
que la razón misma tampoco está sí mismas, es el que hace cuerpo en
exenta del riesgo de e. y que, en el sujeto de pretendidas aspiracio-
muchas ocasiones, llega a perder nes espirituales.
también su sindérese. Es lo que ana- Ni siquiera la consolación será
liza a partir de la Segunda Semana ya signo inequívoco de la acción de
con la agudeza de un auténtico Dios en el alma. También ella pue-
"maestro de la sospecha". El e. no de estar movida desde lo imagina-
se establece ya como resultado de rio y lo engañoso. Será, pues, nece-
un conflicto entre placeres y razo- sario discernir cuidadosamente,
nes, sino en un nivel psíquico más pues esa consolación puede tener
elaborado, sutil y complejo. Es en el su origen en el deseo de mantener
seno mismo de la razón, en las "ra- una situación que se resiste al cam-
zones aparentes", contrapuestas a bio. Es más, incluso la consolación
la "verdadera alegría", donde el e. sin causa precedente [Ej 330], en la
se elabora [Ej 329]. Un nivel más que no hay "engaño, por ser de sólo
propio, por tanto, de las personas Dios nuestro Señor" [Ej 336] puede,
"cultivadas" cultural o espiritual- no obstante, venir finalmente a ser-
mente. En esta situación, el e. no se vir de base también para el autoen-
deja ver de modo directo, sino que gaño. Pues, en un segundo tiempo,
se oculta y pretende encontrar justi- tras esa consolación, se puede venir
ficación con sabias o, incluso, san- a parar en "propósitos y pareceres"
tas razones. El enemigo se presenta que tengan bien poco que ver con el
sub angelo lucis, con "pensamientos deseo de Dios. Será necesario, por
buenos y santos" [Ej 332], para ir tanto, "ser mucho bien examina-
trayendo después a la persona a los dos, antes que se les dé entero cré-
"engaños manifiestos". dito ni que se pongan en efecto" [Ej
Nos encontramos así con el te- 336]. El e. puede esconderse, pues,
ma de lo que en psicoanálisis co- no sólo en los placeres y en las ra-
nocemos como mecanismo "racio- zones aparentes, sino también en
nalización": la utilización de un los pensamientos o en "pareceres"
pensamiento verdadero para ocul- que han sobrevenido tras una indu-
tar otro que interesa más, pero que dable acción de Dios.
resulta inconfesable. Es el caso del Por tanto, ningún momento de
Segundo Binario [Ej 154], en el que la vida espiritual, ni en sus momen-
se trata de embellecer y encubrir lo tos más avanzados, podrá conside-
763 enseñar a los niños

rarse exento del peligro de e., de la a más jesuitas desde que en 1544 se
intromisión de lo imaginario e ilu- aprobara el colegio para externos
sorio, que ronda siempre alrededor de Gandía, la enseñanza de la doc-
de toda actividad humana y, quizás trina a niños y rudos, recogida en
de modo más específico y tentador, [Co 113.277.410.528.645], constituirá
en la experiencia religiosa. el acento peculiar de la primitiva
CJ, no sólo para coadjutores espiri-
Carlos DOMÍNGUEZ MORANO, SJ tuales y temporales sino incluso pa-
ra los profesos.
Z1 Afección desordenada, Binarios, Consola- La fórmula de cuatro votos pa-
ción, Desolación, Discernimiento, Embolu- ra los profesos recoge entre otras
mar, Enemigo, Mal espíritu, Placer, Sindére- obligaciones la enseñanza del cate-
sis, Suasión.
cismo a "niños y a rudos". Especial
Bibl.: ARZUBIALDE, S., Ejercicios; DOMÍN- atención merece la glosa de [Co
GUEZ MORANO, C, Psicodinámica de los Ejer- 528] a la profesión jesuítica: "pone-
cicios Ignacianos, M-ST, Bilbao-Santander se lo de los niños en el voto para
2003 (esp. 117-121; 167-182); ID., Creer des-
pués de Freud, San Pablo, Madrid 1991; FES-
que se tenga más particularmente
SARD, Gv La Dialectique des Exercices de Saint por encomendado este santo ejerci-
Ignace de Loyola, Aubier, París 1956; FREUD, cio [...] y porque tiene más peligro
S., El porvenir de una ilusión, Obras Comple- de ser puesto en olvido y dejado
tas, III, Biblioteca Nueva, Madrid 1973, de usar, que otras más aparentes,
2961-2991; GARCÍA DOMÍNGUEZ, L. Ma, Las como son el predicar, etc.". En
afecciones desordenadas. Influjo del subcons- 1552, Miguel Torres, afamado cate-
ciente en la vida espiritual, M-ST, Bilbao-San-
tander 1992; ID., Afectos en desorden: Los va- drático de Artes y antiguo Rector
rios autoengaños en la virtud, Instituto de la Universidad de Alcalá, pre-
Teológico de Vida Religiosa, Vitoria 1999; gunta a S. Ignacio desde Salaman-
LOP, M., Los Directorios de Ejercicios, M-ST, ca deseando saber "lo que soy obli-
Bilbao-Santander 2000; MEISSNER, W. WV To gado de hacer en lo de la doctrina
the Greater Glory. A Psychological Study oflg- cristiana y en lo de me mantener
natian Spirituality, Marquette University
Press, Boston 1999.
de las limosnas de los colegios"
[Epp Mixtae II, 431]. Pobreza radi-
cal y ministerios entre los más po-
bres son las dos notas característi-
ENSEÑAR A LOS NIÑOS cas del ser y del obrar de los
profesos, esto es, de la CJ por anto-

L a experiencia espiritual de Igna-


cio configurará de modo decisi-
vo una de las tareas principales de
nomasia. Entre las consultas que se
propusieron a la Congregación de
1590, aparece esta respuesta sobre
la CJ desde sus primeros momen- la doctrina "que se enseñe en la es-
tos. Primero en Manresa y luego en cuela a los niños y ayuden a ella
Barcelona (1522), íñigo enseña el los mayores y profesos que tienen
catecismo a niños y adultos. Incluso obligación" (BUS, Ms. 348, fol.
a su vuelta de París a Azpeitia en 90v.-91r.). Esta obligación, recogida
1535 se determinó alojarse en el en la {FI 3), "la doctrina cristiana
Hospital de La Magdalena y "ense- de los niños y gente ruda" y que en
ñar la doctrina cristiana a los ni- la mayoría de los casos se ve redu-
ños" [Au 88]. Y aunque el ministe- cido más a un mero recuerdo histó-
rio de enseñar letras de humanidad rico y carismático que a una prácti-
y lenguas [Co 394.451] será el minis- ca concreta, en la antigua CJ era de
terio que progresivamente ocupará obligado cumplimiento.
enseñar a los niños 764

Mediando el siglo XVII, la Pro- preparación del clero y del pueblo


vincia de Castilla no deja de recibir en los aspectos doctrinales y mora-
advertencias del General recordán- les. La obertura de cualquier mi-
doles la obligación de observar lo sión se hacía con niños cantando
que S. Ignacio había dispuesto en las por las calles, pregonando de este
Constituciones "como especial medio modo el inicio de una catequesis
de la conservación y crédito de penitencial para todos. Elemento
nuestros ministerios que fue el de la clave, pues, de este movimiento
enseñanza de la doctrina cristiana disciplinador y configurador de
[...]". En 1638 el R General Vitelles- una nueva cristiandad renovada y
chi no deja de "encargar con el ma- cohesionada, el cual contaba mu-
yor aprieto que puedo, procure que chas veces con la aquiescencia y
en esa Provincia se atienda a dicho también con la estrecha colabora-
ministerio con singular cuidado sin ción del brazo secular. Acostum-
que se excuse de su santo ejercicio brados a recabar testimonios de la
ninguno por grave ni ocupado que connivencia de las autoridades ci-
esté". Y de nuevo, el régimen y la viles para la represión religiosa, su
observancia más estricta se refieren actitud pro-activa también se ex-
a los profesos y nuevos superiores, a tendía al aprendizaje de la doctri-
los cuales en ningún caso "dejen de na en cárceles, hospitales y entre
enseñarla por espacio de cuarenta los vagabundos. En Valladolid, ha-
días conforme a lo que enseñan cia 1576, un padre obtuvo de las
nuestras Constituciones". No parece autoridades que un grupo de hon-
que los avisos tuvieron el efecto de- rados alguaciles recogiesen los do-
seado por Roma, porque en 1649 el mingos a todos los pillos y vaga-
Provincial de Castilla habría de in- bundos en un amplio local donde
sistir de nuevo en la obligación que les enseñaban el catecismo (As-
pesaba sobre los nuevos profesos y train 1913, 202).
rectores de enseñar durante 40 días También las Congregaciones
la doctrina "sin admitir excusas ni Marianas colaboran en este singu-
dispensar con ninguno" (BUS, Ms. lar ministerio. Algunas, conocidas
347, fol. 78r., 85r.). Cuando el pulpito como "Congregaciones de la doctri-
y la cátedra conferían prestigio y na" se dedicaron a ello en exclusiva
poder dentro del clero, el catecismo desde su inicio. Otras se especiali-
popular constituía el remedio por zaban según las personas a quienes
antonomasia contra la soberbia y el iba destinada su enseñanza, por
"vano honor del mundo". ejemplo, la del Colegio Romano,
Prueba fidedigna de su impor- para instrucción de vagabundos, o
tancia lo constituye su papel pri- la de Ypres, a los analfabetos. En
mordial en las misiones populares Ávila existía en 1598 una Congre-
o misiones "interiores" que la CJ gación de hombres pobres que invi-
emprende desde finales del siglo taban a los moriscos a escuchar la
XVI hasta el siglo XVIII. En 1577, doctrina que explicaban los jesuitas
por ejemplo, la Provincia de Casti- en S. Gil (Id., IV, 785).
lla dio cincuenta misiones por los Para la enseñanza del mismo
pueblos pequeños, principalmente se utilizaba, como en los colegios je-
por Navarra, Galicia y Asturias. suíticos, todo tipo de recursos, cer-
Con ello se colaboraba con una de támenes y concursos catequéticos.
las principales preocupaciones de En muchos casos, el canto y el reci-
la Reforma Católica: la deficiente tado de memoria ayudaban a gra-
765 entendimiento

bar la doctrina en los jóvenes que (siglos XVI-XVIII)", Revista de Historia


luego reproducían en sus casas, Moderna 21 (2003) 211-238; O'MALLEY, } . ,
multiplicando su efecto evangeliza- "Enseñanza del catecismo" en Los Prime-
ros Jesuítas, M-ST, Bilbao-Santander 1993,
dos Los congregantes de Avignon, 148-161.
por ejemplo, hicieron imprimir una
colección de cantos sobre la doctri- fñigo ARRANZ,
na para facilitar su enseñanza. En
cuanto a los métodos, los catecis-
mos jesuíticos tendían a la simplici-
dad, aunque algunos podían resul- ENTENDIMIENTO
tar demasiado doctrinales. El de
Canisio de 1556, posteriormente
simplificado, tuvo un éxito enorme.
Su curiosa estructura estaba dividi- 1 . El término y su función en el cono-
cer humano. Término que, según
el DRAE (1984) procede de "enten-
da en dos partes: Sabiduría y Justi-
cia, partes que, a su vez, se subdivi- der", del latín intendere, "dirigir" o
dían en: Fe y el Credo; Esperanza y "aplicar". Una primera acepción de
el Padrenuestro; Caridad y los la palabra sería tener una idea clara
Mandamientos; Sacramentos; Peca- de las cosas o comprenderlas. En
do; buenas obras. Otros catecismos segundo lugar, la podemos conce-
famosos, traducidos posteriormen- bir como la posibilidad de saber
te a diversas lenguas, incluso al con perfección una cosa; conocer,
guaraní o al japonés, fueron los de penetrar, conocer el ánimo o la in-
Ledesma, Gaspar Astete (1599), Je- tención de una persona. También
rónimo Ripalda (1591), Salmerón puede tener el significado de "dis-
para Italia y M. Vogel en Alemania. currir, inferir, deducir; tener inten-
La Dottrina cristiana breve de R. Be- ción o mostrar voluntad de hacer
larmino de 1597, con el correspon- una cosa, de crecer, pensar, juzgar".
diente manual para el maestro de Finalmente, "conocerse, compren-
1598, fue el de mayor éxito y el más derse a sí mismo o tener un motivo
traducido (parece que Ricci lo utili- o razón oculta para obrar de cierto
zó para su versión china). Sommer- modo". De ahí, se sigue que e. sería
vogel cita más de 500 libros y tra- la potencia del alma, en virtud de la
ducciones (DHCJ I, 715). cual concibe las cosas, las compara,
las juzga, e induce y deduce otras
/* Colegios, Fórmula del Instituto, Humildad, de las que ya conoce. Se dice tam-
Ministerios, Profesos, Votos. bién de la actividad de la mente y
razón humana en cuanto discurre y
Bibl.: ASTRAIN, A., Historia de la Compañía raciocina o la inteligencia o sentido
de Jesús en la asistencia de España, III-IV, Ma-
drid 1913; BUCKLEY, R J./ CAMPEAU, L./ WI- que se da a lo que se dice o escribe.
TEK, J. W., "Catequesis-Catecismos", en Por otra parte, según John Locke
DHCJ I, 713-719; KAMEN, H., Cambio cultu- (1990, 15-17) el e. procede de las
ral en la sociedad del Siglo de Oro. Cataluña y ideas que tiene el hombre y que pe-
Castilla, siglos XVI-XVII, Siglo XXI, Madrid netran su mente por la observación
1998, 320-361; KEHL, M., "Seelsorge für
Kinder und einfache Menschen", en Igna- y la experiencia. La mente va acu-
tianisch. Eigenart und Methode der Gesells- mulando una serie de ideas que
chaft Jesu (SIEVERNICH, M./ SWITEK, G., proceden de la experiencia, que es
eds.), HERDER, Freiburg 1990, 557-568; el fundamento de todo nuestro co-
MARTÍNEZ NARANJO, R J., "Las Congrega- nocimiento. Las observaciones que
ciones Marianas de la Compañía de Jesús y
hacemos acerca de los objetos sensi-
su contribución a la práctica de la caridad
entendimiento 766

bles externos o acerca de las opera- de los objetos que afectan a nues-
ciones internas de nuestra mente, tros sentidos. Esta fuente de ideas
que percibimos, y sobre las cuales la tiene todo hombre en sí mismo,
reflexionamos nosotros mismos, es y aunque no es un sentido, ya que
lo que provee a nuestro e. de todos no tiene nada que ver con objetos
los materiales del pensar. Esta son externos, con todo se parece mucho
las dos fuentes del conocimiento de y puede llamársele con propiedad
donde dimanan todas las ideas que sentido interno. El filósofo la llama
tenemos o que podamos natural- "reflexión", porque las ideas que
mente tener. Ahora bien, las ideas ofrece son sólo aquellas que la men-
proceden, en primer lugar, de nues- te consigue al reflexionar sobre sus
tros sentidos, que tienen contacto propias operaciones dentro de sí
con objetos sensibles particulares, misma. Por lo tanto, se entiende por
transmiten respectivas y distintas reflexión esa advertencia que hace
percepciones a la mente, según los la mente de sus propias operaciones
variados modos en que esos objetos y de los modos de ellas, y en razón
los afectan, y es así como llegamos de los cuales llega el e. a tener ideas
a poseer esas ideas que tenemos de acerca de tales operaciones.
todas aquellas que llamamos cuali- 2. El entendimiento en Ignacio de
dades sensibles. hoyóla. Ignacio de Loyola utiliza la
Cuando se afirma que los senti- palabra entendimiento diecinueve
dos transmiten a la mente, se quiere veces en el libro de los Ejercicios Es-
decir que ellos transmiten desde los pirituales; diez en las Constituciones;
objetos externos lo que en ella pro- siete en la Autobiografía y once en el
duce aquellas percepciones. A esta Diario espiritual. En cada una de
gran fuente que origina el mayor ellas nos comunica una observa-
número de las ideas que tenemos ción, una experiencia e incluso un
-puesto que dependen totalmente momento de comunicación con
de nuestros sentidos y de ellos son Dios como la explicitación de su
transmitidas al entendimiento-, el búsqueda y la manifestación de su
filósofo la llamó "sensación". En se- divina voluntad. Cada expresión
gundo lugar, la otra fuente de don- nos permite conocer circunstancias
de la experiencia provee de ideas al diversas de Ignacio según que haya
e. es la percepción de las operacio- tenido la oportunidad de buscar,
nes interiores de nuestra propia conocer, sentir, profundizar y dis-
mente al estar ocupada en las ideas cernir el modo como se hace pre-
que tiene. Esas operaciones, cuando sente una vivencia de Dios o de los
el alma reflexiona sobre ellas y las hermanos y según que haya experi-
considera, proveen al e. de otra se- mentado una sensación o haya ela-
rie de ideas que no podrían haberse borado una reflexión.
derivado de cosas externas: tales 2.1. La Autobiografía. En la Auto-
son las ideas de percepción, de pen- biografía, fuente privilegiada para
sar, de dudar, de creer, de razonar, conocer la vida del peregrino, Igna-
de conocer, de querer y de todas las cio hace referencia a las ideas que
diferentes actividades de nuestras ya conocía, a los datos que había
propias mentes. De estas ideas, aprendido al estar con contacto con
puesto que tenemos conciencia y los libros de su tiempo. Su expe-
podemos observarlas en nosotros riencia previa es, precisamente, la
mismos, recibimos en nuestro e. que le hace iniciar un camino de
otras ideas distintas que recibimos conversión. Quiere realizar grandes
767 entendimiento

hazañas por Dios pero, no puede tendimiento; de manera que en to-


olvidar lo que había aprendido, es do el discurso de su vida, hasta pa-
decir, "el entendimiento lleno de sados sesenta y dos años, coligiendo
aquellas cosas, Amadís de Gaula y todas cuantas ayudas haya tenido
de semejantes libros" [Au 17]. Por de Dios, y todas cuantas cosas ha
ahora, menciona un tipo de conoci- sabido, aunque las ayunte todas en
miento inferior. Una vez que sale al uno, no le parece haber alcanzado
encuentro del Señor y que se deja tanto, como de aquella vez sola. Y
tocar por Él, su experiencia va a ser esto fue en tanta manera de quedar
diferente, de un grado superior. No con el entendimiento ilustrado, que
será ya un conocimiento meramen- le parecía como si fuese otro hom-
te racional o de contenidos aprendi- bre y tuviese otro intelecto, que te-
dos, sino que vive un momento nía antes" [Au 30].
místico cuando "se le empezó a ele- 2.2. Los Ejercicios Espirituales. El
var el entendimiento, como que libro de los Ejercicios Espirituales ha-
veía la santísima Trinidad en figura ce alusión a la palabra que nos ocu-
de tres teclas, y esto con tantas lá- pa, en primer lugar, en las Anota-
grimas y tantos sollozos, que no se ciones cuando insiste a quien da
podía valer" [Au 28]. El contacto modo y orden de los Ejercicios que
con Dios le hace ver la vida con debe permitir que el ejercitante sea
otros ojos, intuye, siente, descubre quien entre en contacto directo con
que "una vez se le representó en el la historia a contemplar de modo
entendimiento con grande alegría tal que él mismo elabore sus pro-
espiritual el modo con que Dios ha- pias ideas ya sea por su propio es-
bía criado el mundo" [Au 29]. Ha fuerzo o, cuando el "entendimiento
experimentado una nueva forma es ilucidado por la virtud divina, es
de conocimiento, completamente de más gusto y fruto espiritual, que
diferente a lo que antes había senti- si el que da los ejercicios hubiese
do. No racionaliza, siente, vive lo mucho declarado y ampliado el
que contempla como impresiones sentido de la historia; porque no el
que "venían de arriba; y aunque es- mucho saber harta y satisface al
to después de tanto tiempo no lo ánima, mas el sentir y gustar de las
puede bien explicar, todavía lo que cosas internamente" [Ej 2].
él vio con el entendimiento clara-
En los Ejercicios Espirituales
mente fue ver cómo estaba en aquel
utilizamos de los actos del e. discu-
santísimo sacramento Jesu Cristo
rriendo, entendiendo, reflexionan-
nuestro Señor" [Au 29].
do, por lo que son menos importan-
Según la Autobiografía, el con- tes que cuando usamos de los actos
tacto con el Señor hace que el pere- de la voluntad para dirigirnos a
grino comprenda lo que vive de un Dios con mayor reverencia [Ej 3].
modo superior. Cuando "se le em- Cuando Ignacio nos advierte que
pezaron abrir los ojos del entendi- hacer bien los Ejercicios, exactamen-
miento" [Au 30], todo tiene un nue- te y en retiro, supone una entrega de
vo sentido. Como si por primera tiempo completo, nos ayuda a caer
vez comprendiera realmente el sen- en la cuenta de cómo, cuando inten-
tido de lo que ha vivido hasta ese tamos racionalizar nuestra vida, uti-
momento. Y, aunque sigue sin po- lizar nuestras ideas solamente desde
der explicar desde la sola razón lo nuestra inteligencia, sin vivir una
que experimenta, expresa que "re- experiencia personal con Dios, vivi-
cibió una grande claridad en el en- mos profundamente divididos. De
entendimiento 768

ahí la importancia y su insistencia fruto una vez que, discurriendo, se


en que "no teniendo el entendi- pueda llegar a comprender la pro-
miento partido en muchas cosas, videncia de Dios que envía media-
mas poniendo todo el cuidado en ciones salvíficas para guiarnos ha-
sola una, es a saber, en servir a su cia Cristo, su Hijo [Ej 50].
Criador, y aprovechar a su propia El e. será necesario, además,
ánima, usa de sus potencias natura- para sentir el dolor cuando, por el
les más libremente, para buscar con pecado de Adán y Eva, comprenda-
diligencia lo que tanto desea; el ter- mos que se rompió nuestra amistad
cero, cuanto más nuestra ánima se con Dios, cómo todos somos partí-
halla sola y apartada, se hace más cipes de la fuerza del mal y no sal-
apta para se acercar y llegar a su
dremos de ella sin la ayuda del Se-
Criador y Señor; y cuanto más así
ñor [Ej 51]. Para Ignacio, otro
se allega, más se dispone para reci-
momento significativo consiste en
bir gracias y dones de la su divina
concretar la historia del pecado en
y suma bondad" [Ej 20].
el momento en que el hombre rom-
Por lo que se refiere a la mate- pe la amistad con Dios, destruye su
ria del examen general de la Prime- imagen y niega el amor en los her-
ra Semana, el contenido de la ora- manos. Este acto perverso sólo po-
ción será precisamente la palabra drá ser orado cuando "trayendo a
del hombre en relación con Dios. El la memoria la gravedad y malicia
ejercitante debe caer en la cuenta del pecado contra su Criador y Se-
de que debe evitar cualquier jura- ñor, discurrir con el entendimiento
mento, ya sea por Dios, ya sea por cómo en el pecar y hacer contra la
una criatura. Fundamentalmente
bondad infinita, justamente ha sido
se subraya la importancia de la de-
condenado para siempre" [Ej 52].
voción y el acatamiento que debe
tener al percibir la presencia de Ignacio vuelve al e. cuando in-
Dios. De ahí que sea imprescindi- vita a hacer un resumen de la mate-
ble que capte que solamente con la ria orada usando la memoria de lo
contemplación podrá llegar a un que he gustado, sentido, vivido. Pa-
mayor conocimiento de las cosas ra asentar lo que se ha visto como
de Dios y, por tanto, una mayor ilu- constante, como paso de Dios en la
minación del e. [Ej 39], no de los oración es necesario usar el "enten-
aspectos más difíciles para com- dimiento sin divagar" [Ej 64]. Para
prender desde la sola razón, es la asegurar el fruto de la Primera Se-
cuestión del pecado, más aún mana, esto es, el sentimiento de pe-
cuando se trata del problema de la na, dolor y lágrimas por los peca-
existencia de los ángeles de un mo- dos, Ignacio da una serie de normas
do descontextualizado. Una difi- que pueden facilitar el estado psi-
cultad a vencer en este punto es lle- cológico de quien se ejercita. De ahí
gar a la profundidad del misterio y que se mencionen algunas actitu-
no perderse en divagaciones que des corporales que puedan coadyu-
pueden entorpecer el fruto de la var en que el ejercitante obtenga
oración. De ahí que Ignacio enfati- aquello que quiere y desea, como
za la necesidad de que quien hace cuando dice que "alzado el enten-
los Ejercicios trate de orar "el pri- dimiento arriba, considerando có-
mer pecado, que fue de los ángeles, mo Dios nuestro Señor me mira,
y luego sobre el mismo el entendi- etc.; y hacer una reverencia o humi-
miento", tratando de obtener el llación" [Ej 75].
769 entendimiento

El ejercitante ha pasado ya la tura supone que tenemos entendi-


"prueba" de las Dos Banderas, en el miento, como está escrito: ' ¿ t a m '
que se le ha pedido pasar por el cri- bien vosotros estáis sin entendi-
sol el tema precisamente del enten- miento? 7 " [Ej 299].
dimiento. Supuestamente, el ejerci- Y, en un momento en el que el
tante se ha preguntado ya si sabe lo ejercitante prepara el "puente" en-
que quiere, si está dispuesto a pedir tre la experiencia fundante de los
la gracia para reconocer la invita- Ejercicios Espirituales y la vida mis-
ción del buen espíritu y las trampas ma, se advierte una vez más de al-
del malo. Ahora, poco antes de la go decisivo. Es menester que quien
elección, se nos advierte de la nece- ha vivido la experiencia de haber
sidad e importancia de volver a orado, contemplado y vivido cerca
usar nuestra inteligencia de modo del Señor, llegue a hacer consciente
que "discurriendo bien y fielmente la necesidad de realizar un acto de
con mi entendimiento y eligiendo ofrenda gratuita para entregarnos
conforme su santísima y benepláci- al Señor quien nos ha dado tanto.
ta voluntad" [Ej 180]. Para llegar a Por esa razón y, como entrega cons-
una buena elección, será necesaria, ciente de lo que para el ejercitante
además, la indiferencia. es su opción fundamental, tiene la
Si hemos dicho que el conoci- oportunidad de ofrecer a Dios "to-
miento nos viene de la observación da mi libertad, mi memoria, mi en-
y la experiencia, una vez que se ha tendimiento, y toda mi voluntad,
contemplado al Señor en su vida todo mi haber y mi poseer; Vos me
pública y que Él ha afianzado la lo distes, a Vos, Señor, lo torno; to-
elección, conviene que esa expe- do es vuestro, disponed a toda
riencia sea reflexionada, orada y vuestra voluntad; dadme vuestro
que la hagamos nuestra. Aquí radi- amor y gracia, que ésta me basta"
ca la importancia de que, en la Ter- [Ej 234].
cera Semana, el ejercitante se apro- Finalmente, las Reglas de dis-
pie de los criterios y actitudes del cernimiento mencionan también la
Señor Jesús por lo que Ignacio pre- importancia de estar consciente de
senta la posibilidad de que "mien- nuestros actos, de nuestras decisio-
tras la persona come, considere co- nes, y nos invitan a tener presente
mo que ve a Cristo nuestro Señor nuestra inteligencia y conciencia de
comer con sus apóstoles, y cómo lo que hacemos. Primero, necesita-
bebe, y cómo mira, y cómo habla; y mos saber discernir de dónde y por
procure de imitarle. De manera que qué nos viene la desolación. Se nos
la principal parte del entendimien- invita a tener clara conciencia de
to se ocupe en la consideración de quiénes somos, lo que hemos he-
nuestro Señor, y la menor en la sus- cho o dejado de hacer para experi-
tentación corporal, porque así tome mentar el paso de Dios en nuestra
mayor concierto y orden de cómo vida. En última instancia, hay un
se debe haber y gobernar" [Ej 214]. llamado a no llenarnos de soberbia
Más aún, la fuerza para vivir la cuando creemos que la gracia y
elección, solamente vendrá de la presencia del Señor nos vienen por
certeza que da al ejercitante la pre- nuestros méritos personales. Es ne-
sencia viva de Jesús Resucitado que cesario, pues, que asumamos que
envía a la realización de la misión. "porque en cosa ajena no ponga-
Y esta convicción no solamente vie- mos nido, alzando nuestro entendi-
ne por la, fe sino "porque la Escri- miento en alguna soberbia o gloria
entendimiento 770

vana, atribuyendo a nosotros la de- tramos la palabra "entendimiento".


voción o las otras partes de la espi- Nunca Dios le había concedido tan-
ritual consolación" [Ej 322]. to como en estos días referidos en el
Del mismo modo, es posible Diario, cuando se pone en contacto
creer que el Señor puede consolar- con "muchas inteligencias de la
nos simplemente porque Él quiere Santísima Trinidad, ilustrándose el
"sin ningún previo sentimiento o entendimiento con ellas, a tanto que
conocimiento de algún objeto, por me parecía que con buen estudiar
el cual venga la tal consolación, no supiera tanto, y después miran-
mediante sus actos de entendi- do más en ello, en el sentir o ver en-
miento y voluntad" [Ej 330]. Asi- tendiendo me parecía aunque toda
mismo, ese conocimiento racional mi vida estudiara" [De 52].
o inteligente nos es imprescindible Más tarde, en el contexto de la
para esos momentos en los que ne- secuencia de las trece misas a la Tri-
cesitamos tener claridad para de- nidad cuando, nuevamente en la
sempeñar correctamente nuestro necesidad de contemplación del
ministerio apostólico. Cuando sea- misterio de Dios Trino, es dada a
mos conscientes de nuestra limita- Ignacio una nueva profundización
ción y confusión y sintamos la ten- de la mediación de Jesús. Experi-
tación de quedarnos paralizados menta otra vez la certeza de que es
sin arriesgarnos a hacer el bien. Jesús quien intercede ante el Padre
Cuando venga la tentación de con- a su favor. Nos encontramos -al
fiar más en nuestras capacidades, igual que en la Autobiografía- ante
en nuestra preparación o en nues- la experiencia de una visión mística
tra sola inteligencia o autosuficien- que, muy probablemente está en re-
cia. Es entonces cuando hay que lación con la visión de La Storta. Al
pensar que todo depende de Dios y ser puesto con el Hijo, Ignacio no
que solamente Él podrá llevar ade- puede dudar de que el nombre de
lante la misión. Conviene entonces Jesús ha quedado impreso en su al-
"alzar el entendimiento a su Cria- ma para siempre. Se siente atraído
dor y Señor" [Ej 351]. a buscar y hallar la voluntad de
2.3. El Diario espiritual. Ya desde Dios y a conformarse definitiva-
la visión del Cardoner en Manresa, mente con ella. Es esa certeza la que
Ignacio había profundizado una de- le hace experimentar que es Dios
voción clara y nítida hacia la Santísi- mismo quien lo instruye y que, in-
ma Trinidad. No nos debe extrañar, cluso con las lágrimas, comprende
por tanto, que ahí escribiera sus me- "después las veces que en el día me
ditaciones centrales para la expe- acordaba o me venía en memoria
riencia compartida de los Ejercicios de Jesús, un cierto sentir o ver con
Espirituales. En Roma, dejará cons- el entendimiento en continua devo-
tancia de sus continuas experiencias ción y confirmación" [De 70].
místicas en el Diario espiritual en el Ignacio no puede más que sen-
que expresa cómo profundiza la re- tirse atraído a buscar y hacer la vo-
lación del conocimiento de Dios Tri- luntad divina y está dispuesto a ir
no. Ignacio busca la confirmación adonde la Trinidad le ordene. Sabe
de Dios sobre la elección y recibe que Jesús es su guía, que es Él
una serie de gracias intelectuales y quien obra en nombre del Padre y
afectivas que le permiten interiori- que Él mismo es Dios. Una vez
zar aún más en el misterio trinitario. más, Ignacio profundiza con toda
Es en este contexto cuando encon- su mente, con todo su ser, que sien-
771 entendimiento

te un verdadero amor, un acata- esta, se representaba lo mismo, y


miento amoroso hacia Dios Trino y con ver alguna cosa el entendi-
no puede más que expresarlo di- miento, aunque con muy mucha
ciendo que lo siente como un "un parte no tan claro, ni tan distinto, ni
tirarme el entendimiento a ver la en tanto grandor, mas como una
Santísima Trinidad" [De 87]. centella grandecilla, representando
La Eucaristía no sólo es el cen- al entendimiento, o tirándole a sí
tro de la espiritualidad de Ignacio mismo, y mostrando ser el mismo"
de Loyola, sino que nos permite co- [De 125]. El Diario espiritual pone en
nocer un poco de su ascética y su evidencia un contacto íntimo, gozo-
mística. Tenemos la constancia del so, familiar entre el hombre orante
modo como Ignacio celebraba y vi- y la Trinidad que escucha. Oración
vía la Misa en las notas de su Diario preparatoria, lágrimas y devoción
espiritual. Lo escribió durante cua- van de la mano y logran que el san-
renta días cuando oraba para definir to sienta la presencia divina escu-
la pobreza de la Compañía de Jesús. chando y confirmando sus decisio-
Amaba y respetaba intensamente el nes. De ahí que exprese con certeza
sacrificio eucarístico, en él encontró que "no alzando el entendimiento a
la fuerza para manifestar cómo con- las personas divinas, en cuanto dis-
cebía la unión del hombre y Dios y tintas ni por distinguir, ni bajando a
cómo el amor debía ser expresado la letra; mas me parecía la visita in-
en obras más que en palabras. Com- terior, entre su asiento arriba y la le-
prendió que la Misa era la manifes- tra" [De 127].
tación única de la confianza del El hombre orante ha recibido
hombre en la acción de Dios y su de- ya la confirmación por Jesús de que
seo de comprometerse en su servi- lo que ha pedido insistentemente a
cio. Es en la Eucaristía donde el Se- la Santísima Trinidad. Se siente fe-
ñor confirma las decisiones que va liz y consolado al conocer la volun-
tomando el hombre y en este con- tad de Dios, de modo que no puede
texto no debe extrañarnos cuando dejar a un lado el deseo de contem-
escribe que "acabando la misa, con plarlo. Descubre la divinidad en la
tantas lágrimas y visitaciones espiri- devoción y las lágrimas con tal in-
tuales, no pudiendo ver cosa alguna tensidad que "en estos intervalos
repugnante a la reconciliación, aun- de tiempos, dado que iba para no
que yo advirtiese, y con una gran- alzar los ojos del entendimiento
de seguridad, sin poder dubitar de arriba, y para procurar de ser con-
la cosa representada y vista [...] me tento de todo, imo [aunque] rogan-
parecía ver más claro, más allá de do que a igual gloria divina no me
los cielos que lo que acá quería con- visitase con lágrimas, algunas veces
siderar con el entendimiento, ilus- que el entendimiento se me iba
trándose allá" [De 122]. arriba inconsiderate, me parecía ver
La mística de Ignacio es esen- alguna cosa del ser divino, que
cialmente eucarística; más que es- otras veces, queriendo, no es en mi
ponsal, es una mística de servicio. facultad" [De 136]. La presencia de
Ignacio se siente amado y confir- Dios lo abraza completamente y no
mado en sus decisiones y para ello quiere separarse de ella. La certeza
expresa su convicción con visiones de que es Dios quien le ha comuni-
imaginarias, imperfectas y pobres cado su voluntad lo acompaña du-
como cuando escribe que "después rante "el día todo andando con
a la noche algunos ratos de escribir asaz contentamiento de ánima; a la
entendimiento 772

noche me parecía que me adaptaba ca de los estudios realizados pre-


a devoción, terminando a la Santísi- viamente; para que el candidato
ma Trinidad y a Jesús, y de modo esté bien informado sobre las exi-
que al entendimiento se representa- gencias de los estudios, y para ello
ba, dejándose ver en cierto modo; cuestiona "si le parece que la me-
yo queriendo adaptarme al Padre, moria le acompañe para tomar y
al Espíritu Santo y a nuestra Seño- retener lo que estudia. Si le parece
ra, en esto no hallaba ni devoción ni que el entendimiento le sirve para
visión alguna, estante por algún ra- penetrar presto y bien lo que estu-
to la inteligencia o visión de la San- dia. Si halla en sí inclinación natu-
tísima Trinidad y de Jesús" [De ral o voluntaria a los estudios" [Co
140]. La unión entre Dios y el hom- 106]. Se estipula claramente, ade-
bre se hará posible en la acción que más, que quienes se han de recibir
resulta de la contemplación. La ex- en la Orden deben ofrecer la posi-
periencia de Ignacio ha sido tan bilidad de dar mucho fruto, tener
evidente y plenificante que la gra- muchos dones, experiencia y
cia se manifestará, en adelante, en "cuanto al entendimiento doctrina
la práctica de desarrollar las actitu- sana o habilidad para aprenderla,
des de desear continuamente desa- y en las cosas agibles discreción o
rrollar el acatamiento, la reverencia muestra de buen juicio para aquie-
y la humildad como formas para tarla" [Co 154].
entrar en comunicación con el Se- Y si para los candidatos éstos
ñor. Se ha sentido ya su voluntad, eran requisitos importantes, cuán-
queda solamente fomentar el deseo to más para aquellos que han de
de seguirlo descubriendo en todas ser admitidos a la profesión. Estos
las cosas. Ignacio ha aprendido có- deben ser considerados idóneos,
mo reconocer la presencia de Dios y de capacidad conocida y aprobada
lo que debe hacer cuando no en- y quienes "han sido enviados al
cuentra otro camino. Así nos lo ex- estudio, en el tiempo de la última
presa cuando escribe que "y esto probación, acabada la diligencia y
correspondía a lo que se me asoma- cuidado de instruir el entendi-
ba el día pasado de estas y símiles miento, insistir en la escuela del
inteligencias tantas y tan delgadas, afecto" [Co 516]. Y, en el mismo or-
que ni memoria, ni entendimiento den de ideas, cuando se presenta
para poder explicar ni declarar la figura del jesuíta ya admitido a
puedo hallar" [De 185]. profesión, éste deberá tener pleno
2.4. Las Constituciones. Cuando conocimiento del verdadero signi-
analizamos las Constituciones de la ficado de la obediencia "cuanto a
CJ, podemos observar que el tema la ejecución y cuanto a la voluntad
del entendimiento adquiere diver- y cuanto al entendimiento, sea
sas connotaciones. En íntima rela- siempre en todo perfecta, hacien-
ción con el libro de los Ejercicios do con mucha presteza y gozo es-
Espirituales, la primera mención al piritual y perseverancia cuanto
término "entendimiento", se hace nos será m a n d a d o " [Co 547], Y no
en el Examen, como parte de la in- sólo eso, sino que se ha de cuidar
formación que se da al candidato que se llegue a vivir la obediencia
sobre las novedades del Instituto con plena conciencia y "entendi-
religioso. Una de las bases para el miento, cuando siente lo mismo
discernimiento de la vocación con- que él, pareciéndole bien lo que se
siste, para la CJ, en averiguar acer- manda. Y es imperfecta la obe-
773 entrevista en los ejercicios

diencia en la cual, sin la ejecución, les" [Co 797]. Tendrá quien le ayude
no hay esta conformidad de que- aun para las cosas universales y
rer y sentir entre el que manda y propias de su oficio, para ordenar-
obedece" [Co 550]. las y cumplirlas, "pues es cierto que
Para cuidar que en la vida del ni la memoria de uno podría bastar
jesuita se observe verdaderamente para acordarse de tantas cosas; ni
lo prescrito, el Prepósito General aunque esta bastase, un solo enten-
y, con él, todos quienes ejerzan el dimiento bastaría para bien pensar-
gobierno de la CJ, deberán reunir las y ordenarlas; ni aunque este fue-
un conjunto de virtudes y de cua- se suficiente, las fuerzas de uno
lidades naturales y sobrenaturales bastarían para ejecutarlas" [Co 798].
"pues en ellas consiste la perfec-
Jaime Emilio GONZÁLEZ MAGAÑA, SJ.
ción del prepósito para con Dios, y
lo que perfecciona su afecto y en-
tendimiento y ejecución; y tam- Z1 Libertad, Memoria, Tomad Señor, Voluntad.
bién lo que le ayuda de los bienes
Bibl.: LOCKE, } . , Ensayo sobre el entendimien-
del cuerpo y externos; y según la to humano, Fondo de Cultura Económica,
orden con que se ponen, así se es- México 1990.
tima la importancia de ellas" [Co
724]. El P. General y los superiores
deberán cuidar también la unión
de los ánimos de modo tal que se ENTREVISTA EN LOS
perfeccione su afecto, su entendi- EJERCICIOS
miento y ejecución. Esto es, debe
desarrollar esas virtudes con la
conciencia de que todo deberá ser
ordenado para buscar la mayor
L a función de la e. consiste en po-
sibilitar el encuentro entre el
acompañante y el que hace los Ejer-
gloria de Dios. Quien gobierne en cicios. Las condiciones de posibili-
la CJ, no solamente deberá estar dad para un buen acompañamiento
unido con Dios, sino dar ejemplo presuponen dos principios: que el
de caridad y humildad verdadera; ejercitante será sincero en su comu-
ha de saber "mezclar [...] la recti- nicación [Ej 22] y que no hay pro-
tud y severidad necesaria con la porción entre lo que aporta el acom-
benignidad y mansedumbre" [Co pañante y el resultado final, el cual
727], "debería ser dotado de gran- es obra de Dios [Ej 15]. Implica tam-
de entendimiento y juicio, para bién, por parte del acompañante, las
que ni en las cosas especulativas siguientes actitudes: escuchar y
ni en las prácticas que ocurrieren, comprender más que hablar, no es-
le falte este talento" [Co 729]. torbar ni manipular la obra de Dios
Para lograr su misión, el Padre y mantener el propio corazón abier-
General se debe ayudar de las per- to a la sorpresa de cuanto se va pro-
sonas idóneas que le aconsejen y duciendo en el ejercitante. En otras
ayuden para que conserve y au- palabras, el acompañante debe con-
mente el buen ser y proceder de la fiar en Dios, confiar en el ejercitante
CJ, de modo que "no perdiendo y confiar en el método, rogando ser
parte de la que tiene el entendi- fiel en su servicio como ministro de
miento (como suele) con mucho la Trinidad: acogedor como Madre,
ocuparse en cosas particulares y orientador como Padre, compañero
menudas, donde venga a oprimirse de camino como el Señor Jesús, lec-
y ser más débil para las universa- tor y sugeridor de la obra del Espíri-
entrevista en los ejercicios 774

tu. Precisamente porque es sólo ser- o entrevista para ayudar a discer-


vidor de la Trinidad, "no debe mo- nir lo que va ocurriendo -las mo-
ver a [...]; más conveniente y mu- ciones- a lo largo de la jornada o
cho mejor es que el mismo Creador de los días [Ej 6] y así buscar y ha-
y Señor se comunique [...]; deje im- llar concretamente los caminos
mediate obrar al Creador con la cria- por donde Dios me ofrece su feli-
tura y a la criatura con su Creador y cidad [Ej 1]. No se trata de que el
Señor" [Ej 15]. ejercitante rehaga o repita ante el
No sería posible buscar la meta acompañante el contenido de los
(el ignaciano "a dónde vamos y a ratos de oración, como si se tratara
qué" [Ej 131.202.239]) sin saber de dar cuenta ante un examinador.
desde dónde partimos. Es preciso Al acompañante le interesa cono-
que el acompañante tenga algún cer todo aquello, y sólo aquello,
conocimiento del "yo y las circuns- que sea preciso para poder ayudar
tancias" del ejercitante, cuya vida al ejercitante en su proceso. Ello
espiritual no nace de cero. Así, en implica un aprendizaje que se va
lo posible, sobre todo si trata de la dando a lo largo de los mismos
Ejercicios, en el que el ejercitante
experiencia completa de los Ejerci-
va aprendiendo a distinguir lo que
cios, el acompañamiento comenza-
es importante comunicar en la e. y
rá bastante antes del inicio de los
lo que no. En general, bastará un
Ejercicios, mediante los oportunos
encuentro diario (o semanal si se
conocimientos y preparación del
trata de Ejercicios en la vida ordi-
ejercitante. Eso es necesario incluso
naria) bastante breve (entre un
para constatar si se dan las necesa-
cuarto de hora y veinte minutos
rias condiciones de viabilidad (por
puede ser suficiente), con la posi-
razón de las características del su- bilidad de algún encuentro más
jeto, o atendiendo a la necesaria largo si se precisara. Los exámenes
empatia en la relación, etc.), pues de los ratos de oración y el exa-
claramente corresponde al acom- men general del día facilitarán la
pañante determinar en cada caso si concisión; serán también fuente de
se debe o no realizar la experiencia información el modo, las actitu-
de los Ejercicios o en qué grado o des, el tono, los gestos, la mirada,
nivel [Ej 5.18]. etc., del ejercitante.
El método ignaciano es directi- Así como al ofrecer los puntos
vo, pero lo traicionamos si caemos de oración el acompañante cumpli-
en literalismo. Por ello, si fuere pre- rá la indicación de "proponer bre-
ciso, antes de entrar a ponderar la vemente el fundamento verdadero
verdad del PF, o según vaya reac- de la historia" [Ej 2], así también
cionando el ejercitante, conviene, intentará ser parco en palabras, so-
sin pretender actuar como psicólo- bre todo no mezclando elementos
gos, detectar los poros o las grietas de su propia vida en los comenta-
de su psiquismo, para poder acom- rios, y no cayendo en la tentación
pañarle lo mejor posible, desde lo de mostrar sus conocimientos teo-
real y para el fin que se pretende. lógicos o exegéticos. La experiencia
El método dispone de tres fundamental debe ocurrir entre
grandes medios: el silencio exter- Dios y "la su ánima devota", la del
no e interno para escuchar, la ora- ejercitante [Ej 15]. Sin embargo, da-
ción para meditar o contemplar y do el oficio de mediador del mismo
siempre para pedir, y el encuentro acompañante, éste ha de poder
775 entrevista en los ejercicios

ofrecer los Ejercicios desde el talan- En la segunda etapa o Semana,


te del ConcVat II y desde la nueva nos servimos más de los ejercicios
sensibilidad social, que evita con- de contemplación que de los de
vertir la experiencia espiritual en meditación. El ejercitante, agradeci-
mero intimismo. do por la misericordia del Señor, es
Según parecerá oportuno [Ej invitado a pasar de la purificación
8], se irán explicando o comentan- interior a la identificación con Cris-
do el alcance y modo de la oración to, cuyo alimento es llevar a térmi-
preparatoria (como fruto global de no la misión. A esta misión le invita
los Ejercicios [Ej 46]), las restantes el Señor, con Él y viviendo como Él,
Anotaciones y Adiciones, las Re- según la elección de estado de vida
glas de discernimiento y demás Re- o la invitación a reformar su vida.
glas, las "otras operaciones" [Ej Lo ideal sería haber concretado o
1.89] y lo que se apunta en las no- perfilado suficientemente esta elec-
tas, por ejemplo [Ej 90], la cual ver- ción o reforma antes de entrar en la
sa precisamente sobre la aplicación etapa o Semana siguiente. El acom-
o no de aquellas Adiciones y Ano- pañante no puede olvidar el proce-
taciones. También hay que atender so que propone Ignacio para alcan-
al contenido más o menos repetiti- zar parámetros de cristiana lucidez:
vo de las distracciones o dispersión identificarnos con el estilo de Jesu-
mental y especialmente a su tono cristo (meditación de Dos Bande-
emotivo. ras), en el que se dé un cambio sin-
La temática o contenido de las ceramente operativo (Tres Binarios)
primeras e. se facilita preguntando como fruto del amor que se identi-
con sencillez al ejercitante por su es- fica cada vez más con el Señor po-
tado físico y anímico, su tono vital bre y humilde (Tres Maneras de
general, y cuáles son sus mejores Humildad o tres modos de amor).
ilusiones y sus principales preocu- Al mismo tiempo, el acompañante
paciones o temores de la temporada debe evitar y detectar los volunta-
reciente [Ej 6-9]. En los Ejercicios rismos. En la e. debe estar más
partimos de la vida para regresar, atento a las líneas dinámicas que
convertidos, a lo concreto del vivir: emergen que a meticulosos propó-
ahí, y precisamente ahí, nos aguar- sitos [Ej 169-189].
daba y nos espera el Señor. El acom- Una de las cuestiones más difí-
pañamiento debe favorecer que el ciles del acompañamiento es preci-
ejercitante evite las culpabilizacio- samente detectar cuándo conviene
nes psicológicas, consiga pasar del hacer el cambio de Semana, ya que
arrepentimiento a la compunción, temas que deberían ser propios de
se sorprenda del inmenso amor de una etapa pueden madurar mejor
Dios y de la llamada a acompañar a en la siguiente. En la e., el acompa-
Jesucristo en su misión, de modo ñante debe estar atento a lo que va
que llegue a con-sentir con el estilo quedando pendiente y que puede
de esa misión (es decir, con libertad aparecer de otro modo.
interior, en pobreza y desinstalado) En las Tercera y Cuarta etapas,
y con su destino: morir por causa de el acompañante ayudará a pedir y
la triple unificada fidelidad al Pa- alcanzar el doble fruto que en ellas
dre, a los hermanos y a su concien- implora el ejercitante: ser confir-
cia, con la esperanza también de re- mado en aquella elección, y prepa-
cibir con Él la eterna plenitud de rarse esperanzado para el mismo
vida [Ej 95]. destino de Cristo en lo concreto
escatología 776

del cotidiano vivir: en lo que el se- la Vida Ordinaria, Ejercitante, Ejercitador, Es-
guimiento de Cristo implicará de cucha, Modo y Orden, Subiecto.
muerte y de resurrección. Alcanzar Bibl.: BALANZÓ, E. DE, La entrevista pastoral
así la gracia de vivir en amor servi- en los Ejercicios, Eides 8, Barcelona 1992;
cial y en amoroso servicio. Místico ID., "Acompañar es invitar a ser felices",
disponible para cuanto la misión Man 76 (2004) 147-146; BARRY, W. A., "The
pueda implicar... Practice of Supervisión in Spiritual Direc-
tion", RR 37 (1978) 834-842; BREEMEN, VAN,
Hay que tener en cuenta que R, "Acompañamiento espiritual hoy",
las decantaciones interiores piden Man 68 (1996) 361-377; COUPEAU, C, "Invi-
tiempo y llevan su ritmo, según el tación al acompañamiento espiritual: La
talante del sujeto y los tiempos aproximación 'empírica'", Man 76 (2004)
109-122; ENGLISH, JV Spiritual Freedom:
oportunos que ofrece Dios. No es From an Experience ofthe Ignatian Exercises
raro que el fruto pedido en Sema- to the Art of Spiritual Guidance, Loyola
nas anteriores se produzca más Press, Chicago 1995; GARCÍA HIRSCHFELD,
adelante. Si es preciso, el acompa- C, "¿Qué acompañamos cuando acompa-
ñante puede ofrecer en cualquiera ñamos 'ignacianamente'?", Man 76 (2004)
123-147; GUILLEN, A. T., "El acompaña-
de las Semanas una temática ora- miento espiritual del cristiano adulto",
cional que podría parecer más pro- Man 76 (2004) 135-146; RAMBLA, J. Ma,
pia de fases anteriores. "'No anticiparse al Espíritu'. Variaciones
Antes de culminar los Ejercicios, sobre el acompañamiento espiritual", Sal-
Ter 85 (1997) 619-628; RIERA, R, "Notas pa-
el dedicar un tiempo a dar a conocer ra un 'Directorio' del acompañamiento en
los diversos Modos de orar [Ej 238- Ejercicios", Man 76 (2004) 161-174; TEJERI-
260] puede favorecer el futuro espiri- NA, A., "Anotación 17. La entrevista", Man
tual de la vida ordinaria del ejerci- 61 (1989) 337-342; "El diálogo en los Ejer-
tante. Asimismo, conviene llegar a cicios de San Ignacio. La Entrevista (II)",
concretar de qué otras ayudas podrá Man 72 (2000) 277-292.
servirse el ejercitante cuando termi-
ne los Ejercicios. Es importante preci-
sar el tipo de acompañamiento espi- ESCATOLOGÍA
ritual que tendrá (no necesariamente
del mismo acompañante de estos
Ejercicios), así como el grupo eclesial
en que seguirá nutriendo su fe, qué S alvo alguna excepción (Iglesias
1996), la e. ignaciana es una asig-
natura pendiente en los estudios ig-
tipo de formación permanente, ma-
nacianos. Ignacio se designó a sí
terial oracional, etc.
mismo como "el peregrino" [Au
Más adelante, la vida cotidiana 15], término con una fuerte tonali-
iluminará con realismo el discerni- dad escatológica (Heb 11, 13; We 2,
miento realizado. De ahí también la 11). Está por explicitar la importan-
importancia de saber desconectar la cia de la e. en la dinámica de los
inevitable transferencia que se ha- Ejercicios Espirituales y, derivada-
brá producido entre el acompañan- mente, en la dogmática y la espiri-
te y el ejercitante, sobre todo si se tualidad ignaciana. La finalidad de
ha tratado de la experiencia com- los Ejercicios apunta a la salvación
pleta de los Ejercicios. del ánima [Ej 1], el destino definiti-
Estanislau DE BALANZÓ, SJ vo. No se logra de modo automáti-
co. Es necesario quitar de sí todas
las afecciones desordenadas y ha-
Z1 Acompañamiento, Anotaciones, Conversa- llar la voluntad de Dios. Toda la te-
ción, Directorios, Discernimiento, Ejercicios en mática misma de los Ejercicios está
777 escatología

escatológicamente teñida. Bastará más, en cuanto que las criaturas no


recorrer las meditaciones que Igna- son los bienes últimos, sino los pe-
cio ofrece al ejercitante. En este núltimos. Se apunta al magis: "sola-
punto, los Directorios parecen ha- mente deseando y eligiendo lo que
ber falseado la intuición ignaciana más conduce para el fin que somos
original (Iglesias 1996, 269-272). criados". Se advierte que hay cami-
1. El Principio y Fundamento [Ej nos mejores, que conducen más. A
23]. En el PF se da una concatena- lo largo de los Ejercicios la indiferen-
ción entre el origen (arché): "El cia aparecerá como un arma y una
hombre es criado", y la finalidad virtud escatológica imprescindible,
(télos): "para alabar, hacer reveren- pero se ofrecerá también la posibili-
cia y servir a Dios nuestro Señor y, dad de la identificación lo más com-
mediante esto, salvar su ánima". El pleta posible con el camino de Jesu-
servicio al Señor se sitúa dentro de cristo, la pobreza y la humillación,
la órbita de la dinámica escatológi- como lo que más conduce (cf. [Ej
ca que atraviesa la visión ignaciana. 98.146.147.157.167]).
En las Constituciones se recoge la Esta visión impregna toda la
esencia del PF cuando se formula el dinámica de los Ejercicios: se repite
fin de la CJ (cf. [Co 3.52. 156.163. en la oración preparatoria [Ej
258.307.308.446.586.603.813). El ser- 46.49]; sin indiferencia no se puede
vicio al Señor se entiende unido al entrar en elección (cf. [Ej 4.18.169;
servicio a las ánimas. DI, 17]); el contenido fundamental
del PF se vuelve a repetir en mo-
La consecución del fin dista mentos clave de los mismos Ejerci-
mucho de ser independiente de la cios (cf. [Ej 50-51.60.90.97-98.102.
libertad e incluso de la lucha, pues 104.130.135.142.145-146.150.153-
supone situar las cosas criadas "y 155.165.167.169.177.179.189.233-
las otras cosas sobre la haz de la tie- 236].
rra son criadas para el hombre y
para que le ayuden en la prosecu- 2. La Primera Semana. La Primera
ción del fin para que es criado" [Ej Semana lleva al ejercitante a sumer-
23]. Se percibe un optimismo cre- girse en la posibilidad real de que su
yente fundamental junto con un fin se trunque drásticamente y en lu-
gran antropocentrismo: el mundo gar de salvar el ánima la pierda (cf.
[Ej 48.50-52.60.65-71]). El último ejer-
creado es bueno y está al servicio
cicio (Tornos 1981) entra de lleno
del hombre y de su fin. Este opti-
dentro de la lógica ignaciana. Es una
mismo no lleva a una mirada inge-
aplicación de sentidos y en cuanto
nua. La perspectiva con la que se
tal Ignacio la sitúa al final del día, re-
considera la creación se ajusta a su
cogiendo toda la materia de esa jor-
"ordenación hacia", de tal modo
nada, como tiene por regla habitual
que siempre está subordinada al fin
(cf. [Ej. 121.129.132. 134.159.204.208.
que ella misma, y el hombre dentro
226-227; excepción: 209]). Los cinco
de ella, tiene, de lo que se sigue el ejercicios de la Primera Semana for-
tanto cuanto [Ej 23]. Ya se anuncia man una unidad. La e. de pecado no
el combate escatológico. se circunscribe solamente a esta me-
El modo de caminar en este ditación final, según H. Rahner
tiempo escatológico (Uríbarri 2000, (1962, 23.37-38), sino a toda la pre-
2003, 2005) es la indiferencia: la con- sentación del pecado, como peligro
centración en nuestra finalidad últi- inminente de perversión radical de
ma, como lo que ordena todo lo de- la propia finalidad.
escatología 778

Ignacio no apunta hacia la e. de El primer punto es el pecado


pecado, sino hacia la de la amistad de los ángeles [Ej 50], que viene a
con Dios y su servicio. El proceso consistir en una inversión del PF.
de librarse de los afectos desorde- En cuanto criaturas espirituales con
nados ha de comenzar por consta- libre albedrío, muestran lo que es el
tar en toda su profundidad la dis- pecado. Destaca el aspecto relacio-
torsión cósmica, social y personal a nal, mediante la obediencia y la so-
la que conduce el pecado. Se nos berbia, contraria a la humildad, co-
presenta la posibilidad que tene- mo raíz fundamental y última del
mos de vivir el reverso del PF, tanto pecado. La perspectiva escatológica
en el sentido de cristalizar ahí (per- sigue bien presente: "trayendo en
dición) como en cuanto que dicha comparación de un pecado de los
posibilidad alcanza, nuestra cotidia- ángeles tantos pecados míos, y
nidad a través del pecado. donde ellos por un pecado fueron
La presentación ignaciana de Ja al infierno, cuántas veces yo lo he
e. del pecado no es efectista ni tre- merecido por tantos." El segundo
mendista. Tampoco está presidida punto es el pecado de Adán y Eva
por el temor (Iglesias 1996), sino [Ej 51], que es de desobediencia.
por la misericordia de Dios que se Apunta hacia las consecuencias ne-
manifiesta en la cruz de Cristo, pre- fastas del pecado de los primeros
sente desde el primer ejercicio [Ej padres, que pervirtió el estado ori-
53]. Sin embargo, la consideración ginal de justicia querido por Dios,
del pecado no es ingenua; la cruz situándonos en la pendiente de una
de Cristo muestra el dramatismo de situación marcada por la "peniten-
la fuerza del pecado. El tono que ti- cia", la "corrupción", los "muchos
ñe la Primera Semana es la confian- trabajos" y el acecho de la perdi-
za en la misericordia de Dios (cf. [Ej ción: "andando tantas gentes para
53.60-61.71]). el infierno". El tercer punto versa
sobre el pecado particular [Ej 52].
2.1 Primer ejercicio [Ej 45-54]. La La e. negativa del pecado se reafir-
composición de lugar [Ej 47] apun- ma de nuevo: "cómo en el pecar y
ta a la situación actual del ánima. hacer contra la bondad infinita, jus-
"Desterrada" indica la pérdida del tamente ha sido condenado para
estado de la bienaventuranza origi- siempre".
nal. La petición [Ej 48] constata có-
mo la e. de pecado es una posibili- Se va dando una gradación, en
dad cercana a mi propia vida. El la que el ejercitante ha de tomar
remedio está en la petición: la ver- cuenta de cuan grande es la desgra-
güenza y la confusión de mí mismo cia que pone en marcha el pecado.
como el revulsivo operativo que me Una desgracia cuyo dinamismo le
conduzca hacia una reordenación habita a él, pero cuya magnitud
de afectos y deseos. Esta dinámica puede medir mejor objetivándola
atraviesa la Primera Semana: se en los ángeles, en los primeros pa-
pretende anclar fuertemente en el dres, y en una tercera persona des-
ejercitante la desafección hacia la e. conocida. El tenor del ejercicio no
del pecado y todo el ámbito que la es tétrico ni macabro, porque cul-
rodea. Incluye el destino final, "ser mina con el coloquio [Ej 53], presi-
condenado para siempre", y la co- dido por Cristo crucificado. La cruz
nexión que tal destino guarda con de Cristo es consecuencia directa
los pecados singulares, "por mis del pecado del mundo, pero a la
tantos pecados" [Ej 48]. vez también supone la salida defi-
779 escatología

nitiva de la e. negativa. El amor de va y con crecido afecto". La sorpre-


Cristo es personal y redentor: "a sa de la gracia de Dios estalla en el
morir por mis pecados". Y ahora el coloquio [Ej 61]. El tono final no es
ejercitante es invitado a entrar en tremendista, sino bañado por la
la dinámica escatológica positiva misericordia.
de servicio al Señor: "lo que he he- 2.3 Tercer ejercicio [Ej 62-63].
cho por Cristo, lo que hago por Aparece el primer triple coloquio a
Cristo, lo que debo hacer por Cris- los mediadores [Ej 147.156.168]. El
to". Se pasa de la e. de pecado con Diario espiritual muestra que la ora-
toda su gravedad hacia la inser- ción a los mediadores fue costum-
ción activa y generosa en la diná- bre intensamente vivida por Igna-
mica escatológica salvífica origina- cio. La gracia que se pide solamente
da por Cristo Jesús. puede venir de lo alto. El aborreci-
2.2 Segundo ejercicio [Ej 55-61]. miento del pecado, la configuración
El objetivo del ejercicio es un ma- en desapego total de la e. del peca-
yor conocimiento y repulsión de la do y su mundo circundante, como
dinámica del pecado en el propio preparación para la entrada en el
ejercitante [Ej 55]. La perspectiva reino escatológico de Cristo y su di-
escatológica no falta y aparece pre- námica, es un don. La petición con-
cisamente en la cúspide del ejerci- siste en un rechazo pleno de la e.
cio: el quinto punto [Ej 60]. En lugar del pecado, de un modo gradual: 1)
de que la consecuencia de los peca- Se pide "interno conocimiento de
dos personales haya sido la conde- mis pecados y aborrecimiento de
nación, la realidad que vive el ejerci- ellos"; se concentra en los pecados
tante y de la que toma conciencia propios. 2) "Para que, aborrecien-
intensamente es la contraria: las do, me enmiende y me ordene".
criaturas, aliadas de Dios y conta- Encontramos la dinámica operativa
giadas de su proyecto escatológico, de ordenar los afectos [Ej 1] y de
me han dejado en vida; los ángeles cambio de vida: de una dinámica
no solamente no me han condena- de la e. del pecado que llevaba a la
do, sino que son fuerzas salvíficas perdición, a una e. de vida. 3) "Co-
benefactoras que ruegan por mí y nocimiento del mundo, para que,
me sostienen; los santos, la Iglesia aborreciendo, aparte de mí las co-
celestial, interpelan por mí. En los sas mundanas y vanas" [Ej 63]. El
momentos clave de los Ejercicios Ig- mundo se refiere a la magnitud es-
nacio acude a esta comunicación catológica que maneja el evangelio
efectiva entre la Iglesia peregrina y de Juan como oposición al plan sal-
la Iglesia celestial (cf. LG, 49-50). La vador de Dios; las cosas mundanas
vida cristiana discurre en esta co- y vanas pertenecen a su esfera de
munión escatológica, recibiendo la influencia. La petición recalca el
gracia y la luz de la Iglesia celestial aborrecimiento de todo el ámbito
durante el peregrinaje (cf. [Ej 98. de la e. de pecado con el fin de or-
108.151.232; Co 527.532.535.540]), denarse y enmendarse.
considerando que somos "conciu- 2.4 Quinto ejercicio [65-71]. La
dadanos de los santos" (E/2,19). En fuerza del ejercicio está en el con-
fin, todas las criaturas deberían ha- traste entre ambas posibilidades,
ber creado nuevos infiernos. Pero perderse o no, presidida por una
no ha sido así. acción de gracias final y un recono-
Visto lo cual adquiere pleno cimiento de la misericordia de Dios
sentido la "exclamación admirati- [Ej 71]. La atención del ejercitante
escatología 780

se dirige hacia el infierno ya desde catológico: en el escenario de la his-


la composición de lugar. La peti- toria se decide el tránsito a la situa-
ción se centra "en el interno senti- ción definitiva. Cristo quiere llegar
miento de la pena que padecen los a la gloria del Padre llevando consi-
dañados, para que, si del amor Se- go a todos, a quienes llama. El mo-
ñor eterno me olvidare por mis fal- do de acompañarle es seguirle en
tas, a lo menos del temor de las pe- su mismo estilo de cumplimiento
nas me ayude para no venir en de la misión escatológica. Quien
pecado" [Ej 65]. Se pretende no ve- comparta con él su camino ("venir
nir en pecado; para ello lo lógico es conmigo"), sus trabajos ("trabajar
la consideración del amor del Se- conmigo") y sus fatigas (la pena),
ñor; la apelación al temor es subsi- también participará con él de su
diaria y, en principio, no es lo más destino definitivo y de glorificación
deseable. En todo caso, el temor es (la gloria).
un escalón intermedio y pasajero Esta misión escatológica des-
[E/370]. pertará el deseo de ofrecerse, que se
El ejercicio consiste en una explicita como "oblaciones de ma-
aplicación de sentidos sobre las re- yor estima y momento" [Ej 97], que
alidades del infierno [Ej 66-70]: un puede que tengan que ir contra "la
(dis)gustar los efectos completos propia sensualidad y contra su
de la e. negativa del pecado, con- amor carnal y mundano" [Ibid.],
trapunto negativo o antítesis de la configurado por la afección a la e.
CAÁ. El climax del coloquio [Ej negativa del pecado. El ejercicio
71] pone en el centro la historia de culmina con la oblación [Ej 98]. Se
la salvación, con un claro centra- invoca la comunión con la Iglesia
miento cristológico: antes del ad- celestial; solamente desde la comu-
venimiento, en su vida, después nión con la Iglesia celestial se pue-
de su vida en este mundo. Muestra de acertar en la elección y en las de-
en el espejo de los condenados la cisiones de la vida, que, como
realidad tremenda de la posibili- decisiones de fe, son sobrenaturales
dad de perdición, para adherirse y han de seguir los criterios sobre-
naturales (cf. [Co 812-813]). Se abre
gozosa y agradecidamente a la
camino el desear y pedir las armas,
presencia actual de la salvación en
medios y virtudes para conseguir
la propia vida.
los mejores frutos en el combate es-
3. Segunda Semana. 3.1 El Lla- catológico, las mismas de Cristo Je-
mamiento del Rey Temporal [Ej 91- sús: pobreza espiritual y, si Dios
100]. El Reino es una magnitud de quisiere, actual; injurias y vitupe-
reconocida pregnancia escatológi- rios. La oblación actualiza el PF, po-
ca. La petición [Ej 91] expresa el ne delante el verdadero fin y va
deseo de integración en el dinamis- enumerando ya preferencias de ca-
mo escatológico del reino, en el ra a su logro y consecución.
tiempo escatológico del Señor Je- 3.2 Encarnación y nacimiento [Ej
sús y la participación en el combate 101-117]. La Encarnación está presi-
escatológico para llegar a la gloria dida por el deseo trinitario de evi-
eterna, la gloria del Padre. tar la perdición: "viendo que todos
La perspectiva escatológica del descendían al infierno" [Ej 102];
primer punto [Ej 95] es cósmica y "cómo mueren y descienden al in-
universal: todo el mundo, todos los fierno" [Ej 106]; "ir al infierno" [Ej
enemigos. También de combate es- 108]. Está motivada por la salva-
781 escatología

ción: "para salvar el género huma- ca de Jesucristo. La oposición entre


no" [Ej 102]; "hagamos redención ambas es radical.
del género humano" [Ej 107]. El en- La petición tiene doble cara:
derezamiento de la e. adamítica y en el reverso, "conocimiento de
negativa de pecado se transforma, los engaños del mal caudillo, y
apoyándose en el sí de nuestra Se- ayuda para de ellos me guardar";
ñora "humillándose y haciendo en el anverso: "conocimiento de la
gracias a la divina majestad" [Ej vida verdadera que muestra el su-
108], en una e. de posibilidad de mo y verdadero capitán, y gracia
salvación. Ignacio personaliza la para le imitar" [Ej 139]. El objetivo
encarnación para que el ejercitante positivo está en la vida verdadera,
descubra detrás de ella un misterio concepto cercano al joánico "vi-
personal de amor, que tiene todo da", con innegables resonancias
que ver con él: "así nuevamente en- escatológicas.
carnado" [Ej 109], "que por mí se
ha hecho hombre" [Ej 104]. En el triple coloquio [Ej 147] la
alusión a los mediadores implica
En el nacimiento comienza a que nos encontrarnos en un punto
desplegarse la acción escatológica
fundamental. Son ellos quienes nos
de la vida de Cristo. Dicha acción,
pueden donar de lo alto la entrada
plagada de penalidades, está orien-
en la dinámica peculiar de las con-
tada hacia la cruz [Ej 116] y posee
ductas, los valores, las operaciones
una fuerte tonalidad salvífica, "to-
y las virtudes propias del cristiano,
do esto por mí" [Ibid.]. Con el naci-
para salir airoso en el combate esca-
miento se empiezan a constatar los
tológico que se libra en este tiempo
trabajos que acompañan el estilo de
escatológico: "ser recibido".
realizar la misión de Jesucristo [Ej
116]. Al ejercitante se le va a ir invi- Los escalones que cualifican
tando a sumarse progresivamente a cada una de las banderas son sig-
este estilo. Un paso decisivo en esta nificativos [Ej 142.146-147]. La
línea será la meditación de las Dos bandera de Cristo retrata aspectos
Banderas. propios de la vida de Jesús: pobre-
3.3 Las Dos Banderas [Ej 136- za oprobios e injurias [Ej 116]; así
147]. La meditación de las Dos también vivirá quien sea recibido
Banderas presenta el combate es- en su bandera, de donde se sigue
catológico. Está en juego la con- la humildad. Ignacio nos presenta
quista de toda persona humana las virtudes o armas propias del
(cf. [Ej 137.141.145]). El efecto es, o cristiano en el tiempo escatológico,
bien quedar paralizado y orienta- a las que hemos de sumar la indi-
do hacia el mal de tal manera que, ferencia. En su polo opuesto se si-
"de estos tres escalones induce a túan las de Lucifer o el enemigo de
todos los otros vicios" [Ej 142]; o la natura humana: las riquezas, el
bien, quedar prendido de Dios honor y la soberbia. La soberbia
nuestro Señor, de forma que "de fue la causa del pecado [Ej 50], li-
estos tres escalones induzcan a to- gada a la desobediencia [Ej 50-51].
das las otras virtudes" [Ej 146]. La La humildad correlaciona con la
atención no se pone tanto en el aceptación sincera del plan de
destino final, cuanto en las prácti- Dios, como se dice de nuestra Se-
cas, actitudes, conductas y opera- ñora [Ej 108], está cercana a la re-
ciones que son propias bien de la verencia [Ej 75] de la que habla el
e. de pecado o bien de la e. salvífi- PF y es propia de la criatura ante
escatología 782

Dios [Ej 165.324]. No cabe duda de propia de la criatura humana. En la


que la humildad pertenece a la primera [Ej 165] se descarta el peca-
bandera de Cristo [Ej 144]. do mortal, asociado a la condena-
3.4 Los Tres Binarios [Ej 149- ción en la Primera Semana. La se-
157]. Los Tres Binarios reactualizan gunda [Ej 166] es una actualización
el Principio y Fundamento. El hori- de la indiferencia, que venía formu-
zonte de los Binarios es la salvación lada en el Principio y Fundamento.
y la amistad con Dios: "quieren to- Con la tercera [Ej 167] nos encon-
dos salvarse y hallar en paz a Dios tramos con el magis ignaciano. Su
nuestro Señor" [Ej 150]. Parte de razón es una mayor identificación
una infracción de lo propuesto en el con Cristo. Aquí late, pues, el apego
Principio y Fundamento [Ibid.]. La a las formas típicamente crísticas
cuestión entonces está en resituarse del tiempo escatológico: la pobreza,
en la actitud y la conducta propia los oprobios, y la locura (Kolven-
del Principio y Fundamento. Para bach 1999, 115-131) y el desprecio
actuar conforme al PF, el primer pa- de los demás frente a la alabanza y
so es la comunión con la Iglesia ce- la adulación. Expresa la inserción
lestial [Ej 151]. En la petición [Ej más plena posible en el estilo de re-
152] se atiende a la salud del ánima; alización de la misión escatológica
la perspectiva del destino final que practicó el Señor Jesús. Lo que
aparece en las Banderas y Maneras
vuelve a estar presente en medio
de Humildad concuerda plenamen-
del cuarto día [Ej 153].
te con lo experimentado por Igna-
El tercer binario refleja una per- cio en la visión de La Storta [Au 96]
sona imbuida de la indiferencia, (FN II, 133); con la certidumbre de
que se mueve en el tiempo escatoló- que la Compañía ha de llevar el
gico con libertad plena, sin afectos nombre de Jesús (F50 3); con el dis-
desordenados, y así se adhiere a la cernimiento sobre la pobreza de la
voluntad de Dios [Ej 155]. Se repi- CJ que atestigua el Diario espiritual
ten los coloquios de Banderas [Ej [De 66.67.114] y con el ideal del je-
156] y se termina recalcando la difi- suíta descrito en el Examen [Co 101].
cultad que puede haber en despren- 3.6 Documentos relativos a la
derse de los afectos propios de la e. Elección [Ej 169-189]. El preámbulo
de pecado [Ej 157]. Vemos, pues, có- para considerar estados [Ej 169]
mo se va entrelazando el destino fi- re actualiza el contenido fundamen-
nal (la salvación del ánima), con las tal del Principio y Fundamento. Lo
virtudes, operaciones y actitudes mismo sucede para la reforma de
propias del combate escatológico vida [Ej 189], donde se ha de aterri-
(indiferencia, pobreza, hacer contra zar en el modo concreto de condu-
la carne), para acertar en la elección, cirse de tal manera que se practique
que será siempre un don de lo alto: lo que es congruente y propio de
"según que Dios nuestro Señor le habitar en el tiempo escatológico.
pondrá en voluntad" [Ej 155], "ser
El preámbulo añade un ele-
recibido" [Ej 147].
mento más: la intención recta: "el
3.5. Las Tres Maneras de Humil- ojo de la intención debe ser sim-
dad [Ej 164-168]. Las Tres Maneras ple". Es una traducción práctica del
de humildad nos ofrecen una gra- PF presente en la oración sólita [Ej
dación de posibles formas de vivir 46], una de las armas escatológicas
cristianamente dentro del tiempo del cristiano en su lucha contra el
escatológico, logrando la finalidad enemigo y en su seguimiento de
783 escatología

Cristo. La pureza de intención ocu- pecados" [Ej 193.197], "por mí" [Ej
pa un puesto importante en la espi- 203], poniendo de relieve su aspec-
ritualidad y en la dogmática igna- to salvífico. Esta dinámica aflora
ciana (cf. [Co 180.288.340.360.362. con más fuerza en la Cuarta Sema-
572.618.813]). na, pues el descenso de Cristo al in-
En la dinámica de la elección fierno comporta una dimensión sal-
sigue presente la e. de pecado, para vífica innegable: rompe las redes y
rechazarla [Ej 172-173.182]. Dentro las cadenas de los que el infierno
de este contexto habla de la voca- retenía.
ción divina [Ej 172], que es extraña 5. Contemplación para alcanzar
a la e. de pecado. Es un don divino Amor [Ej 230-237]. En la CAÁ nos
que solamente se puede dar inmer- encontramos con una persona que
so en la e. crística de la salvación, ha asimilado el PF y vive la diafani-
en el tiempo escatológico. dad de la creación entera como ma-
Dios es quien mueve en la elec- nifestación del amor de Dios (Kol-
ción. La elección es un reconoci- venbach 1995). Todo viene de Dios
miento de la voluntad de Dios y un (origen), media su gracia, manifies-
asentimiento a la misma [Ej 1]. El ta su gloria y tiende finalmente ha-
tercer Tiempo acontece bajo un ha- cia Él.
bitar pacífico y sosegado en el tiem- La composición de lugar nos si-
po escatológico, sin afecciones de- túa en la comunión con la Iglesia ce-
sordenadas, con apropiación del PF lestial y con Dios nuestro Señor: "có-
[Ej 177.179.181], sin repulsión a las mo estoy delante de Dios nuestro
armas y virtudes escatológicas y sin Señor, de los ángeles, de los santos
que intervengan los mecanismos interpelantes por mí" [Ej 232]. Indi-
propios de la e. de pecado [Ej 182]. ca la ubicación tranquila en el tiem-
En el segundo Modo la explicita- po escatológico y la recepción de las
ción escatológica es mayor al acu- gracias divinas que dimanan de ahí.
dir a la muerte [Ej 186] como ele- La petición apunta al cumpli-
mento de espejo y acicate para la miento perfecto del Principio y
máxima sinceridad. Fundamento. El reconocimiento
4. Tercera y Cuarta Semanas. La alegre y agradecido de la presencia
dinámica de inmersión en el tiem- de Dios en la propia vida e historia:
po escatológico se traduce en un "conocimiento interno de tanto
sumergirse en el dolor [Ej 193.203] bien recibido" [Ej 233], invita hacia
y en la alegría pascual [Ej 221]. Tan- el servicio pleno: "en todo amar y
to el dolor como el gozo quedan re- servir a su divina majestad" [Ibid.].
lativizados y enmarcados en la Es un servicio teologal: el servicio a
perspectiva de su cualidad escato- Dios nuestro Señor [Ej 23]. Las cria-
lógica en cuanto conducen o no al turas no son ocasión de pecado una
fin. Quien aquí ingresa se va prepa- vez que el ejercitante se ha despren-
rando para hallar a Dios en todas dido de los afectos desordenados.
las cosas. Del agradecimiento surge la
Las actitudes de Jesucristo, gra- dinámica del ofrecimiento, de la
cias a las cuales es rey de la gloria, disponibilidad absoluta, de la
se condensan en su sufrimiento ofrenda completa e irrestricta: "to-
pascual, padeciendo todos los vitu- mad Señor y recibid" [Ej 234], Aho-
perios desde el amor y la obedien- ra se podrá ser instrumento divino,
cia. Este amor es personal: "por mis viviendo en la diafanidad de la ere-
escatología 784

ación y de la historia (cf. [Ej 234- humana no se disimula, pero no lle-


237]). Por eso, la espiritualidad ig- va a conducirse por el miedo, sino
naciana culmina en hallar a Dios en por el amor, desde el agradecimien-
todas las cosas, como le ocurrió a to y el descubrimiento de la verda-
Ignacio [Au 99] y piden las Consti- dera vida, superando los engaños
tuciones (cf. [Co 288.360.450]). Ésta bajo apariencia de bien.
es, pues, una característica más del 6.3 Conduce a la misión y ala co-
cristiano que vive pacíficamente adyutoria. Fomenta la colaboración
asentado en el tiempo escatológico: con el plan salvador de Dios. Igna-
hallar a Diks en todas las cosas, cio cuelga la vida cristiana de la mi-
servirle tanto con las pasiones co- sión escatológica del Rey Eternal.
mo con las acciones, reconocer en Un buen cristiano se ofrece enton-
todo la presencia amorosa de Dios ces abierta y diligentemente a cola-
(cf. Rm 8, 28), pues todos los bienes borar con este Señor. La inserción
descienden de arriba [Ej 237]. en el tiempo escatológico (Reino)
Este aspecto está en estrecha re- está determinada por el combate
lación con la discreta caridad y la un- escatológico (Dos Banderas) que se
ción del Espíritu Santo. En medio de libra en el escenario del mundo y
su discurrir apostólico, Ignacio con- de la historia. En la historia está en
fía la CJ a la asistencia divina más juego la salvación o la perdición.
que a reglas muy determinadas, 6.4 Es una escatología de la con-
aunque haya dejado valiosas ins- fianza en las armas escatológicas que
trucciones en su epistolario (cf. Osu- Cristo jesús nos ha enseñado: la po-
na 1998, 249-251). Confía en la asis- breza, las injurias, la humildad, a
tencia del Espíritu, en su unción (cf. las que se suma la indiferencia, la
[Co 161.414.624]), como aquello que intención recta, de las que brotan
dotará al jesuíta de la discreta cari- la discreta caridad y la capacidad
dad (cf. [Co 209.237.269.582] para po- para hallar a Dios en todas las co-
der decidir en cada momento cómo sas y así "en todo amar y servir"
ha de comportarse y actuar (Arzu- [Ej 233] conducidos por la unción
bialde 1998). del Espíritu.
6. Características de la e. ignacia- 6.5 Es una escatología de la unión
na. 6.1 Articula perfectamente protolo- entre la Iglesia peregrina o militante y
gia y escatología. Este aspecto refulge la Iglesia celestial o triunfante. La vida
en el PF y sobrenada en el resto de cristiana transcurre en asociación
la espiritualidad y la dogmática ig- estrecha con Dios, con los ángeles y
naciana. El fin del hombre es llegar con los santos, quienes median o
a la salvación. conceden la gracia divina que se re-
6.2 Privilegia con mucho el amor quiere para habitar en el tiempo es-
sobre el temor (Iglesias 1996). El te- catológico. Está en continua apertu-
mor servil aparece, pero nunca in- ra a la trascendencia, a la gloria
dependientemente de su correla- celestial.
ción con el amor, que siempre 6.6 Se trata de una escatología de
conserva la preeminencia. Esto no fuerte presencia de los mediadores: los
significa que Ignacio ignore la posi- santos, los ángeles, nuestra Señora,
bilidad de perdición o que minus- las tres personas divinas. Por eso,
valore la carga mortífera del peca- en la espiritualidad y la dogmática
do mortal. En absoluto. La seriedad ignaciana entran de lleno los sacra-
de lo que está en juego en la vida mentos, que median la gracia, en
785 escolar

particular la confesión y la comu- (alocución a la Congregación General 34),


nión frecuentes. Entre los mediado- en Congregación General 34 de la Compañía
de Jesús, 470-483; ID., "LOCOS por Cristo",
res de la gracia está la Iglesia [Ej en Decir... al indecible (IGLESIAS, I. ed.) M-
352-370], como el seno vital en el ST, Bilbao-Santander 1999,115-131 "'Cris-
que se desenvuelve quien habita en to... descendió al infierno' [219]", en De-
el tiempo escatológico. cir... al Indecible, 101-114; OSUNA, J.,
Amigos en el Señor. Unidos para la disper-
7. No cabe duda del colorido esca- sión, M-ST, Bilbao -Santander 1998, 249-
tológico que empapa la espiritualidad y 251; RAHNER, H., "Die Christologie der
la dogmática ignaciana, mucho más Exerzitien", GuL 35 (1962) 14-38; 115-140;
allá de la mención de la muerte, el ID., "Ignatius der Theologe", en Ignatius
juicio, el infierno y la gloria definiti- von Loyola ais Mensch und Theologe, Her-
va, que tampoco faltan. Siguiendo a der, Freiburg 1964, 214-234; RAHNER, K.,
"Muerte, juicio e infierno", Meditaciones
H. Rahner (1964), podemos definir sobre los Ejercicios de San Ignacio, Herder,
su dinámica como: a) "De arriba": Barcelona 1971, 87-94; TORNOS, A., "Refle-
la fuente de gracia, que es Dios xión teológica y meditación sobre el in-
nuestro Señor, la santa Trinidad. fierno", en El tema del pecado en ejercicios.
Del mundo dejado a sí mismo brota Curso de aportaciones, Secretariado de Ejer-
cicios, Madrid 1981,147-164; URÍBARRI, G.,
la e. de pecado, b) "Más en medio": "El nuevo eón irrumpe en el antiguo. La
la necesidad de acudir a los media- concepción del tiempo escatológico de
dores, que son quienes nos llevan a Erik Peterson", MCom 58 (2000) 333-357;
insertarnos en el tiempo escatológi- ID., "Habitar en el 'tiempo escatológico'",
co y nos conceden el don de las ar- en Fundamentos de Teología Sistemática
(URÍBARRI, G. ed.), DDB, Bilbao 2003, 253-
mas escatológicas, así como su co- 281; ID., "Escatología y Eucaristía. Notas
rrecto ejercicio (Ej.: discreción), c) para una escatología sacramental", EEc 80
"La letra": el aterrizaje práctico y (2005) 51-67.
concreto en la vida cotidiana, im-
buida de esta sabiduría escatológi-
ca, cooperando son su divina ma-
jestad en la salvación de las ánimas ESCOLAR
allí donde el cristiano ahora se halla
a mayor gloria de Dios.
Gabino URÍBARRI, SJ
1 . Naturaleza. El e. es el jesuita que
se prepara para el presbiterado o
para desempeñar otros oficios que
exijan el ejercicio del sacramento del
Z1 Ángel, Apariciones, Creador, Cuarta Sema- orden en servicio de la CJ. Después
na, Esperanza, Espíritu Santo, Fe, Mundo, Pe- del noviciado, una vez emitidos los
cado, Salvación, Temor. votos del bienio, el escolar aproba-
Bibl.: ARANA, G., "Acerca del V Ejercicio", do prosigue su formación (Juniora-
Man 70 (1998) 401-404; ARZUBIALDE, S., do, Filosofía, Magisterio, Teología y
"Discernimiento - Unción del Espíritu - y Tercera Probación) hasta la profe-
Discretio. Presencia y actividad del Espí- sión o últimos votos.
ritu en los escritos de San Ignacio de Lo-
yola", Man 70 (1998) 231-267; GARCÍA 2. Estructura. Las Constitucio-
HIRSCHFELD, C, "Los cinco ejercicios de nes, hacia 1549, dicen que "por es-
pecados en el texto ignaciano", Man 64 colares aprobados de la Compañía
(1992) 311-329; GROGAN, B., "Giving the se reciben en los colegios [...] los
Exercise on Hell: Theological and Pastoral que han sido admitidos en las casas
considerations", The Way Sup 48 (1983) de la Compañía, y después de exa-
66-84; IGLESIAS, I., "La escatología que vi-
vió Ignacio de Loyola: aspectos anticipa- minados y probados en varias ex-
dores", Man 68 (1996) 261-286; KOLVEN- periencias y cumplidos dos años y
BACH, P.-H., Misión/ Cuerpo de la Compañía hecha promesa de entrar en la
escolar 786

Compañía y lo demás que en el vechar a otros a gloria de Dios


Examen se contiene, se admiten por nuestro Señor" [Co 516].
escolares de la Compañía" [MCo II, Estos textos reflejan las tres eta-
175]; en el texto de 1556, se añadió pas principales de formación: el
el requisito de 'Votos" al de prome- fundamento -que esencialmente se
sa de entrar en la CJ. De ahí que la realiza en el Noviciado-, el edificio
admisión como e. era un acto dis- de letras y modo de usarlas, que se
tinto de la emisión de la promesa y, construye sobre todo durante los
ésta se realizaba a continuación de estudios (Juniorado, Filosofía y
los votos que debían hacer los que Teología), y la escuela de los afectos
pretendían ser de la CJ (DHSJ III, que es objeto principal en la Tercera
2667). Estos votos del bienio del es- Probación. Queda, sin embargo,
colar aprobado son actualmente otra etapa que se abre como posibi-
públicos y perpetuos. lidad a los escolares, generalmente
En el proemio a la Parte Cuar- antes de cursar los estudios de teolo-
ta de las Constituciones y en el cap. gía o después de acabados los estu-
segundo de la Parte Quinta se en- dios; esta etapa se denomina "Ma-
cuentran los elementos configura- gisterio" y tiene como finalidad el
dores y las etapas del proceso de mayor "provecho suyo y de otros"
formación de los e.: "[...] después [Co 391].
que se viere en ellos el fundamento
Para la etapa de los estudios,
debido de la abnegación de sí mis-
Ignacio propone en las Constitucio-
mos y aprovechamiento en las vir-
nes (Parte Cuarta) un plan basado
tudes que se requiere, será de pro-
en el modus vañsiensis, bajo el que
curar el edificio de letras y modo
se formaron los primeros compañe-
de usar de ellas" [Co 307]. Estos es-
tudios tendrán claramente un fin ros para obtener en unos años una
apostólico que debe regir toda la formación sólida en teología, apo-
formación del jesuíta: "siendo el yada en la filosofía y precedida de
escopo que derechamente preten- los estudios de gramática, humani-
de la Compañía ayudar las ánimas dades y retórica. Para los escolares
suyas y de sus prójimos" (Ibid.). El Ignacio dejó reglas y constitucio-
presupuesto es que para ayudar a nes, además de orientaciones en
los seres humanos a conseguir su sus Cartas, sobre diversos aspectos
fin es "necesaria doctrina y modo de la formación y sobre la actividad
de proponerla", además del ejem- de los maestros (cf. [Co 371.391.
plo de vida (Ibid.). Después de es- 417]. Por último, las líneas funda-
te proceso de formación, la última mentales de la Tercera Probación
etapa sería la Tercera Probación, están recogidas en las Constituciones
"acabada la diligencia y cuidado (cf. [Co 16.71.119.514.516]; cf. DHC]
de instruir el entendimiento, insis- II, 1488).
tir en la escuela del afecto, ejerci- 3. Conservación del sujeto y acti-
tándose en cosas espirituales y tudes. En el proceso de formación,
corporales que más humildad y Ignacio insiste especialmente en
abnegación de todo amor sensual cuidar dos elementos en las perso-
y voluntad y juicio propio y ma- nas: por una parte, conservar el
yor conocimiento y amor de Dios cuerpo y las cosas exteriores. "No
nuestro Señor pueden causarle. se estudie en tiempos no oportunos
Para que, habiéndose aprovechado a la salud corporal, y que duerman
en sí mismos, mejor puedan apro- tiempo suficiente y sean modera-
787 escolar

dos en los trabajos de la mente, pa- al servicio del Señor y de su Iglesia


ra que más puedan durar en ellos y, para los escolares, sacerdote de
[...] a gloria de Dios nuestro Señor" Jesucristo, por medio de la perte-
[Co 339]; y por otra parte, en el cui- nencia al cuerpo de la Compañía de
dar las cosas espirituales que "con Jesús. En esta perspectiva, el envío
el calor del estudiar no se entibien a los estudios que sigue al novicia-
en el amor de las verdaderas virtu- do, representa para el jesuita en for-
des y vida religiosa [...]. Pues el mación la primera misión que le
atender a las letras que con pura in- confía la Compañía" (Kolvenbach
tención del divino servicio se 2003, 50).
aprenden, y piden en cierto modo Esta formación en la CJ para
el hombre entero [...]" [Co 340]. los e. es un proceso continuo de in-
Más adelante en las Constituciones, tegración de la vida espiritual, co-
Ignacio sugiere una serie de actitu- munitaria, apostólica e intelectual.
des espirituales que pueden ayudar Ahora bien, tal integración es una
y aprovechan mejor en la etapa de
unidad que no se logra por simple
los estudios. Entre estas actitudes
yuxtaposición de estos cuatro as-
se subrayan las siguientes: el ánima
pectos principales, sino que exige la
pura y la intención del estudiar rec-
experiencia de vivirlos básicamente
ta con el fin de servir a Dios y el
en la unidad de un desarrollo orgá-
bien de los seres humanos; la deli-
nico (Kolvenbach 2003, 49).
beración firme de ser estudiantes
porque esto es lo más grato a Dios; 4.2. Vida espiritual En la forma-
y, por último, el quitarse de impedi- ción para la misión es clave que la
mentos que puedan distraer en los "experiencia de Dios" sea personal,
estudios [Co 360-365]. viva y arraigada en la fe. De ahí que
la CJ busque integrar una relación
4. Objetivo y dimensiones de la
directa entre experiencia de Dios,
formación. 4.1. Objetivo. En las Cons-
misión y capacidad de buscar y en-
tituciones está detalladamente pre-
contrar a Dios en medio de la histo-
visto el proceso de formación de los
ria y del mundo. El tiempo de for-
profesos, pensando principalmente
mación debe procurar que los e. se
en aquellos que entran jóvenes en
familiaricen con las fuentes de la
la CJ y tienen que realizar en ella su
espiritualidad de la Iglesia y de la
formación completa. En el resto de
los casos, que es la situación actual CJ y asimismo fortalezcan la di-
de una gran parte de los que entran mensión mística de la fe cristiana y
en la CJ, se harán las acomodacio- de la espiritualidad. Otro aspecto
nes convenientes según personas, importante en este proceso es la
circunstancia y lugares. El objetivo formación en el sentiré cum Ecclesia
de la formación de los jesuitas es el según la reglas de S. Ignacio. Por
fin apostólico de "ayudar con el di- último, puesto que los e. van a ser
vino favor las ánimas suyas y de ordenados sacerdotes, es importan-
sus prójimos" (CG 31, d8, 4) y se te que se vayan formando en el co-
trata de un proceso gradual de ma- nocimiento profundo de la voca-
duración personal con el fin de una ción sacerdotal (NC 69.70.74).
incorporación progresiva a la vida 4.3. La vida comunitaria debe
de la CJ. "Conforme a la vocación ayudar a la participación en el cuer-
recibida, el jesuita en formación es- po apostólico de la CJ, puesto que
tá llamado a llegar a ser, poco a po- en la comunidad se da una comuni-
co, lo que Dios quiere de él: apóstol cación sincera y participación en la
escolar 788

vida espiritual y una cooperación y 5. Etapas. 5.1. El Juniorado es la


mutua responsabilidad en los estu- etapa que normalmente sigue a los
dios y en el apostolado (NC 76). votos del Noviciado. Es un tiempo
4.4. La dimensión apostólica du- de especial cuidado en la formación
rante este tiempo de formación no espiritual y religiosa de los junio-
es un apéndice o una anécdota, si- res, y por otra parte, puede ser un
no un servicio y un elemento de tiempo de estudio de uno o dos
crecimiento en la misión. La vida años, organizado por la CJ y orien-
personal y comunitaria deben favo- tado primnrdialmente al estudio de
recer la formación apostólica, de lenguas, la formación humanista y
modo que los e. puedan conocer y una iniciación básica a las ciencias
entender los deseos, sufrimientos y humanas (Kolvenbach 2003, 66).
errores de los seres humanos entre En la Compañía, tradicional-
los que viven (CG 32, d6, 9c). En es- mente en esta etapa de formación
tas etapas es importante fomentar se estudiaban lenguas clásicas (latín
particularmente la solidaridad con y griego) y modernas, literatura
los pobres para aprender de ellos (humanidades) y retórica (modo de
mismos cómo les pueden ayudar proponer y medios de expresión).
(CG 34, d4, 28.4). De ahí que el con- Hoy día, según las Provincias y las
tacto con los pobres debería ser un situaciones particulares, se da una
hecho permanente y tendría que ir adaptación del Juniorado teniendo
acompañado de una reflexión pro- en cuenta siempre la finalidad
funda, tanto espiritual como inte- apostólica de los estudios.
lectual (NC 106). La formación 5.2. En la CJ se requiere, según
apostólica supone también que los las Constituciones, un estudio serio
e. se formen para los diversos mi- y comprometido de la Filosofía y la
nisterios sacerdotales. Teología para obtener grados acadé-
Según las Constituciones el fin micos. Estos estudios normalmente
de los estudios es apostólico, por se realizan en un período de dos o
eso para los e. la misión y apostola- tres años para la filosofía y cuatro o
do en el tiempo de estudios son los cinco de teología. Según las Nor-
estudios mismos (NC 81 §4). La mas Complementarias, los e. deben
Compañía, fiel a su tradición, espe- dedicar al menos dos años a los es-
ra de los e. un compromiso serio tudios filosóficos, y si se simultane-
con los estudios: "La Compañía an con otras ciencias o con los de
confirma su propia opción en pro Teología lo equivalente a un bienio
de una profunda formación de sus (NC 87). Los que se preparan al sa-
futuros sacerdotes en los estudios, cerdocio cursarán al menos los cua-
tanto teológicos como filosóficos, tro años de teología prescritos por
humanísticos y científicos, en la la Iglesia (CIC 250). En esta etapa se
persuasión de que, supuesto el tes- debe impulsar la inculturación y la
timonio de la vida, no hay camino universalidad propia de la CJ: "Du-
más apto para realizar nuestra mi- rante toda la formación, principal-
sión" (NC 81 §2). Refiriéndose a los mente durante los estudios filosófi-
e., el R Kolvenbach insiste en que cos y teológicos, debe fomentarse
al principio de la vida intelectual una inculturación profunda y au-
en la Compañía es indispensable téntica, según las diversidades re-
adquirir, "si no se tiene ya, un mé- gionales, participando en la vida y
todo y unas técnicas de trabajo in- experiencia de los pueblos en que
telectuales" (Kolvenbach 2003, 64). se realiza el propio trabajo y procu-
789 escolar

rando comprender desde dentro su CJ. Es un período de pruebas para


cultura; pero al mismo tiempo hay que el e. "llegue a formar una sínte-
que cuidar la unión de mentes y sis de su formación espiritual,
ánimos en la Compañía, basada en apostólica e intelectual que unifi-
la genuina espiritualidad ignacia- que su personalidad en el Señor"
na, fomentando el espíritu auténti- (NC 125), según el fin propuesto
camente universal propio de nues- por Ignacio en las Constituciones,
tra vocación con experiencias "habiéndose aprovechado en sí
diversas, participando, por ejem- mismos, mejor puedan aprovechar
plo, en encuentros internacionales a otros a gloria de Dios nuestro Se-
de los que están en formación o rea- ñor" [Co 516]. Para llevar a cabo es-
lizando etapas de formación en al- ta etapa se insiste en la "escuela del
guna cultura diversa de la propia" afecto" desde un ejercicio mayor de
(NC 110). oración y ejercicios humildes, "ejer-
5.3. El Magisterio es la etapa citándose en cosas espirituales y
que se hace generalmente entre el corporales que más humildad y ab-
estudio de la Filosofía y el de la negación de todo amor sensual y
Teología. La finalidad propia de voluntad y juicio propio y mayor
esta etapa es contribuir a la madu- conocimiento y amor de Dios nues-
rez religiosa y apostólica del e., tro Señor pueden causarle" (Ibid.).
por tanto, el punto central es el je-
suita en formación y su crecimien- Juan José ETXEBERRÍA, SJ
to en su proceso de vocación y mi-
sión. "El objetivo específico del Z1 Admisión, Candidatos, Constituciones, Es-
magisterio es profundizar la inte- tudios, Formación, Grados, Juniorado, Magis-
gración espiritual y la maduración terio, Teología (etapa de formación), Tercera
humana del jesuíta en todos sus Probación.
aspectos, mediante la dedicación Bibl.: ARRUPE, R, "Algunos consejos sobre
seria y responsable a una actividad la formación de los escolares", en La iden-
apostólica, con sus exigencias obje- tidad, 621-622; BARRY, W. A., "Jesuit forma-
tivas de organización, regularidad, tion today", SSJ 20 (1988) 1-48; KOLVEN-
adecuada evaluación del tiempo y BACH, P.-H., La formación del Jesuíta, Curia
Generalicia, Roma 2003; Ruiz JURADO, M.,
de los medios empleados, de cola- "Formación", en DHCJ II, 1488-1491; ID.,
boración y servicio a los demás" "Probación", en DHCJ IV, 3240-3242; OLI-
(Kolvenbach 2003, 79). Todo esto VARES, E., "Miembros de la Compañía de
supone una serie de actitudes en el Jesús. Escolar", en DHCJ III, 2667-2668;
escolar como la disponibilidad, la ROYÓN, E., "Los Ejercicios ignacianos: una
responsabilidad, el discernimien- metodología para la formación", Man 55
(1983) 245-256.
to, el espíritu de equipo, la genero-
sidad, el deseo de aprender, la
aceptación de sí mismo y de los
demás. El Magisterio en la CJ se ha ESCRÚPULOS
realizado generalmente por medio
de un trabajo de docencia en un
colegio, pero también pueden in-
cluirse otro tipo de actividades
1 . Los textos ignacianos. 1.1. La Auto-
biografía. El relato ignaciano sitúa
en Manresa (marzo de 1522 - febre-
apostólicas y la labor en misiones. ro de 1523) el tiempo más intenso y
5.4. La Tercera Probación es la úl- espiritualmente más convulso que
tima etapa de formación antes de atravesó Ignacio de Loyola. Vencida
ser admitido definitivamente en la la tentación fundamental sobre la
escrúpulos 790

amenaza del futuro ("¿Y cómo po- sa. Este escrito puede considerarse
drás tú sufrir esta vida setenta años una aplicación pastoral de la exposi-
que has de vivir?"), Ignacio "empe- ción sistemática que ofrece en las
zó a tener grandes variedades en su notas de los los Ejercicios [Ej 345-
alma" que le llevaron a expresar con 351], pues facilita a la religiosa de
asombro: "¿qué vida es ésta que Barcelona criterios de análisis de sus
ahora comenzamos?" [Au 21]. Esta e. y propuestas para crecer y avan-
novedad consistió, en gran parte, en zar desde esa situación. Aborda el
"muchos trabajos de escrúpulos" tema de la búsqueda del punto me-
ante los que no quedaba satisfecho dio observando antes hacia dónde
ni con la oración ni con la confesión; nos mueve o invita el mal espíritu
los e. "le tornaban, adelgazándole "si halla a una persona que tiene la
cada vez más las cosas, de modo conciencia ancha [...] Si a otra perso-
que se quedaba muy atribulado", na halla de conciencia delgada..."
"le hacían mucho daño [...] mas no entonces le hace ver "pecado donde
lo podía acabar consigo" [Au 22]. Ni no es pecado y poniendo defecto
los mandatos del confesor [Au 22], donde hay perfección" (cf. [Ej 349])
ni en sus "siete horas de oración de y respondiendo siempre a la "mala
rodillas" hallaba remedio para sus moción" reaccionando en sentido
e., "siendo pasados muchos meses contrario a sus propuestas: "si nos
que le atribulaban" [Au 23]. Los e. le baja y deprime, alzarnos en verda-
atormentan hasta el punto de pensar dera fe y esperanza en el Señor"; es-
en el suicidio [Au 24] y llegar a estar te "sentido contrario" atañe también
una semana sin comer [Au 25]. Des- a las propuestas del mal espíritu
pués de haber hablado con el confe- cuando proponen que "no hablemos
sor "quiso el Señor que despertó co- ni aun de cosas buenas, santas y
mo de sueño [...] y así de aquel día provechosas" (cf. [Ej 351]). Ignacio
adelante quedó libre de aquellos es- expone también una salida a la "fal-
crúpulos" [Au 25]. De su experiencia sa humildad" basada en el mayor
personal Ignacio "limpió" y purificó servicio de Dios y la mayor ayuda a
su ánima tal y como después recoge- las ánimas.
rá en la nota tercera sobre los e. [Ej 1.3 Los escrúpulos en el libro de
348] y le ayudó, sin duda, a poder los Ejercicios Espirituales. 1.3.1 El tex-
acompañar procesos similares, como to. S. Ignacio aborda el difícil tema
nos cuenta P. Fabro: "Lo primero y de los e. en sus seis Notas "para
principal es que [Ignacio] me ayudó sentir y entender escrúpulos y sua-
a entender mi conciencia, mis tenta- siones de nuestro enemigo" [Ej 345-
ciones y escrúpulos que me habían 351]. Se sitúan, en un anexo final,
durado tanto tiempo" (Memorial, en el conjunto de reglas que quie-
[9]). El primer magisterio "pastoral" ren ayudar al ejercitante en su pro-
sobre los e. nos ha llegado a través ceso espiritual interno de autocono-
de la carta a Sor Teresa Rejadell. cimiento y de conocimiento del
1.2 La carta a Sor Teresa Rejadell modo de proceder el mal espíritu.
[Epp I, 99-107]. Anterior al texto de El texto de esas seis notas nos intro-
los Ejercicios es esta carta que Igna- ducen en el original tratamiento ig-
cio escribe desde Venecia (18 de ju- naciano de los e. y en la particular
nio de 1536). Muy próximo al tema concepción que tenía S. Ignacio de
del discernimiento Ignacio ofrece su la conciencia humana.
saber sobre los e. apoyado en gran Las tres primeras notas [Ej
medida en su experiencia en Manre- 346-348] examinan el verdadero y
791 escrúpulos

el falso escrúpulo. En ellas distin- dición; de las muy escasas citas de


gue S. Ignacio el propio e. del que autoridades presentes en el libro de
no lo es (simple e inútil juicio erró- los Ejercicios dos se encuentran preci-
neo). El verdadero e. despierta e samente en estas "Notas para sentir
interpela la libertad del ejercitante y entender escrúpulos": S. Gregorio
y aparece entonces como tentación [Ej 348] y S. Bernardo [Ej 351].
exterior y como ejercicio positivo 1.3.2. El contexto: el presupuesto
de conciencia. Las tres restantes de la conciencia. Para entender el
proponen una pedagogía para tra- sentido que S. Ignacio descubre en
tar los e. auténticos. Primero des- la experiencia de los e. tendremos
cribe Ignacio la táctica del enemigo que situarlos en su contexto propio,
en la conciencia del ejercitante en que viene dado por lo que pode-
estos primeros momentos de los mos llamar su "presupuesto de la
Ejercicios y en ciertas tentaciones conciencia". Tal presupuesto apare-
de vana gloria de la vida corriente. ce adjunto al Examen general de
"El enemigo mucho mira si una conciencia, al comienzo de la Pri-
ánima es gruesa o delgada" [Ej mera Semana: "Presupongo ser tres
349]. Su táctica consistirá en llevar- pensamientos en mí, es a saber, uno
la a los extremos: "si es delgada, propio mío, el cual sale de mi mera
procura de más la adelgazar en ex- libertad y querer, y otros dos, que
tremo, para más la turbar y desba- vienen de fuera: el uno que viene
ratar" [Ibid.], haciéndola imaginar del buen espíritu, y el otro del ma-
pecados donde no los hay. "Si la lo" [Ej 32]. El presupuesto antropo-
ánima es gruesa, el enemigo pro- lógico de S. Ignacio es el de una
cura de engrosarla más" [Ibid.], conciencia libre y dialogal. La per-
haciéndola cada vez más insensi- sona del ejercitante toma conciencia
ble al pecado real. Sólo en un se- de su "libertad y querer" frente a la
gundo momento va a proponer la bondad de Dios (buen espíritu) y
pedagogía opuesta a la del tenta- frente a la tentación (mal espíritu),
dor. Así, "si el enemigo quiere en- que tiende a distanciarnos de Él.
grosar la ánima, procure de adel- Los e. auténticos son para S. Igna-
gazarse" [Ej 350], y "si el enemigo cio "suasiones de nuestro enemigo"
procura de atenuarla, para traerla [Ej 345] que intentan pervertir el
en extremo, la ánima procure soli- diálogo con Dios.
darse en el medio, para en todo
S. Ignacio propone "sentir y
quietarse" [Ibid.]. Apunta S. Igna-
entender" [Ibid.] los e. como un
cio a un equilibrio y una paz de
ejercicio de libertad que permita al
conciencia no buscados por ellos
ejercitante acceder al nivel de la
mismos sino como condición de li-
conciencia, interpelado por el bien
bertad. Así, en la nota final, que si-
y el mal. Los e. auténticos vienen
túa ya al ejercitante en la vida co-
"de fuera", no son un mal propio y
rriente, S. Ignacio lo invita a "alzar
pueden ser superados. En un pri-
el entendimiento a su Criador y
mer tiempo, esos e., bien vividos,
Señor; y si ve que es su debido ser-
purifican la conciencia "separándo-
vicio, o a lo menos no contra, debe
la mucho de toda apariencia de pe-
hacer per diametrum contra la tal
cado" [Ej 348] y pueden así aprove-
tentación" [Ej 351] para permane-
char al ánima. Es el tiempo de la
cer libre y disponible a todo bien.
Primera Semana, que, situando al
En este punto de los e. Ignacio deja
ejercitante a los pies de "Cristo
entrever el conocimiento de la Tra-
nuestro Señor delante y puesto en
escrúpulos 792

cruz" [Ej 53], va preparando y dis- 3. Conclusiones pastorales. La


poniendo su libertad. manera que tiene S. Ignacio de
1.4. Los e. en los Directorios. Los abordar los e. abre varias perspecti-
Directorios son más bien parcos al re- vas pastorales, que podemos resu-
ferirse a los e. y el modo de afrontar- mir en tres apartados: 3.1 Elogio de
los. J. A. de Polanco afirma: "Si no la tentación. S. Ignacio ve en la ten-
parece que el que se ejercita se ve tación un factor importante de la
agitado por algún escrúpulo, no hay dinámica espiritual de los Ejercicios
por qué proponer estas notas [Ej y de la libertad del ejercitante. Lo
345-351] para entender los escrúpu- que es "mucho de aborrecer, por-
los", si se trata de un "juicio erró- que es todo error" [Ej 348] no es el
neo" (tomar por pecado lo que no lo e., sino su caricatura. El e. falso o
es) hay que aclararle la situación y impropio [Ej 346] es para S. Ignacio
cuando después de haber consulta- un juicio erróneo [Ibid.] fruto de la
do a gente entendida ("varones doc- imaginación del ejercitante cuando
tos") invitarle a que "deponga total- funciona en vacío. El e. verdadero,
mente la conciencia [...] creyendo al contrario, se inserta en la apertu-
más bien a la autoridad de los otros ra relacional del ejercitante y en su
(que sean dignos de confianza) que capacidad de libertad. Si sólo el
a su razón" (D20, 110). Asimismo, amor es digno de fe, sólo esa fe es
Polanco insiste siguiendo la nota susceptible de tentación. La tenta-
cuarta [Ej 349] en buscar el "justo ción cobra así un valor humano y
medio" (D20,111). Cordeses apunta teologal de gran relevancia.
la posibilidad de instruir sobre los Así como la "vergüenza y con-
e. tanto a quienes hacen Ejercicios fusión" [Ej 48] son consideradas
adaptados "si pareciere convenien- una gracia que pedir en Primera Se-
te" y "si tuvieren necesidad de ello" mana, la "turbación" y las dudas
(D32, 6) como a los que se dan por propias del verdadero e. son valo-
entero a ellos (D32, 34). El Directorio radas positivamente por S. Ignacio.
oficial es claro: "las [notas] que tratan La tentación, identificada como tal,
de los escrúpulos no hay por qué está al servicio de la libertad del
darlas a los que no son agitados de ejercitante y no contra ella. "Por al-
escrúpulos" (D33.34.43, 270). En gún espacio de tiempo" [Ej 348] el
otros contextos, los Directorios son e. tiene la capacidad de purificar
escuetos y dejan la exposición de es- tanto el corazón como la acción del
tas notas durante los Ejercicios a la ejercitante, distanciándole del mal
prudencia del que los da; se propo- y haciendo posible un amor más lú-
nen por lo general para el final de la cido y responsable.
Segunda Semana (en torno a la elec- Las Reglas ignacianas de discre-
ción o reforma de estado [Ej 169- ción de espíritus [Ej 328-336] invitan
189]) y siempre en relación a la nece- al ejercitante a "sentir y conocer las
sidad que observase en el ejercitante varias mociones" [Ej 313]. Los e. reci-
(cf. D20, 14.43; D22.23, 92; D25, 20; ben en los Ejercicios el rango de "mo-
D26, 79; D32, 89). Las breves alusio- ción" espiritual, lo que indica su va-
nes a los e. en los Directorios apare- lor e importancia. Si es verdad que
cen junto a las referencias a las Re- se trata de una mala moción, "para
glas de las limosnas [Ej 337-344] y en lanzar" [Ibid.], no es menos cierto -y
ocasiones a las Reglas "para el senti- es la razón principal del elogio igna-
do verdadero que en la Iglesia mili- ciano- que sin ella, la buena moción,
tante debemos tener" [Ej 352-370]. "para recibir" [Ibid.], o pasaría desa-
793 escrúpulos

percibida o, para muchos, no llegaría criado" [Ej 23], primera afirmación


a la luz, encerrados en una situación de los Ejercicios, sitúa la libertad del
de inconsciencia espiritual. ejercitante en diálogo con Dios. Se
3.2 Acceso a la ética espiritual. La trata de un diálogo de persona a
aparición de auténticos e. señala persona, cuyo contenido es amor y
para S. Ignacio la salida del yo y el gloria. Si "es menester hacernos in-
acceso a la ética espiritual. El "jui- diferentes" [Ej 23], lo es para prefe-
cio erróneo" [Ej 346] o falso e. será, rir el amor de Dios a cualquier otra
al contrario, el signo de un yo toda- realidad. La invitación ignaciana
vía encerrado en su imaginación e para que, en medio de la turbulen-
inconsciencia. "Sentir y entender cia de los e., "la ánima procure soli-
escrúpulos" [Ej 345] equivale a un darse en el medio, [...] y en todo
primer ejercicio de conciencia espi- quietarse" [Ej 350] persigue la mis-
ritual, capaz de dejarse interpelar ma finalidad. Si la persona del ejer-
por la realidad exterior, de manera citante puede decir al tentador "ni
responsable y libre. por ti empecé, ni por ti terminaré"
(cf. [Ej 351]) es porque se sabe que-
La vida es para S. Ignacio un rido y llamado a la comunión con
combate espiritual a dos bandos o Dios.
banderas: "la una de Cristo, sumo
capitán y Señor nuestro, la otra de El presupuesto de la conciencia
Lucifer, mortal enemigo de nuestra implicado en el tratamiento igna-
humana natura" [Ej 136]. Lo decisi- ciano de los e. nos orienta hacia
vo es ciertamente el resultado del otro presupuesto antropológico y
combate, pero un paso importante teológico fundamental: el presu-
para su feliz desenlace está en plan- puesto de la "persona". S. Ignacio
tearlo desde mi libertad y desde la habla de un "ánima buena" [Ej
lucidez que me aporta el "conoci- 351], que califica de "gruesa" o
miento de los engaños del mal cau- "delgada" [Ej 349], capaz de peca-
dillo y el conocimiento de la vida do y de tentación, pero sobre todo
verdadera que muestra el sumo y de "gloria de Dios nuestro Señor"
verdadero capitán" [Ej 139]. Nos re- [Ej 351]. Se trata del presupuesto ig-
encontramos así con la dinámica y naciano de la persona que recibe los
el beneficio descrito y esperado por Ejercicios como "buen cristiano" [Ej
22] y cuya libertad el Evangelio de
S. Ignacio a propósito del auténtico
Jesús quiere conformar y confirmar.
-y b u e n - escrúpulo.
En este contexto, los e. superan Miguel Ángel RUI-WAMBA, SJ
su contenido psicológico destructor
y abren la conciencia del ejercitante
Z1 Agitación, Confusión, Discernimiento, Em-
a una pedagogía de la libertad res- bolismar, Engaño, Mal Espíritu, Moción, Peca-
ponsable. El cerebro en sí no es ca- do, Pensamiento, Reglas limosna.
paz de conciencia. Para S. Ignacio,
la persona nace a la conciencia y a Bibl.: Fuentes: IGNACIO DE LOYOLA, "Notas
para sentir y entender escrúpulos" en Ejer-
su dignidad a través del e. y la ten- cicios Espirituales [345-351]; ID., "Carta a sor
tación, enemigos del amor de Dios. Teresa Rejadell" (Venecia, 18 de junio de
3.3 Evangelio de la -persona. El 1536) [Epp I, 99-107]. Secundaria: ARZU-
BIALDE, S., Ejercicios, 783-801; CATALÁN, J. R,
tratamiento ignaciano de los e. nos
Scrupule, en DSp XIV, 461-467; CHAPELLE,
revela ya el evangelio de la perso- A., "Notes sur les scrupules", en ID., Les
na, que está en el corazón del pro- Exercices spirituels d'Ignace de Loyola: un
ceso de los Ejercicios. "El hombre es commentaire Uttéral et théologique, Institut
escucha 794

d'etudes théológiques, Bruxelles 1990,484- turada que permite al Creador tra-


485; CRUZ, J. M. DE LA, "LOS escrúpulos y tar directamente con la criatura y a
las tentaciones en la vida y doctrina de San
Ignacio", Man 28 (1956) 3-40; GUERRERO, J.
la criatura directamente con su
A., "La práctica del discernimiento espiri- Creador y Señor [Ej 15]. Desde el
tual en la carta de Ignacio de Loyola a Te- comienzo se reconoce que la liber-
resa de Rejadell (18.VI.1536)", Man 73 tad de la criatura se ve impedida
(2001) 187-210; KOLVENBACH, P.-H., "Nor- por "afectos desordenados" de los
mas de San Ignacio sobre los escrúpulos", que hay que liberarse si la persona
en Decir... al 'Indecible" (IGLESIAS, I. ed.), M-
ST, Bilbao-Santander 1999,183-197; SNOECK,
quiere encontrar la voluntad de
A., Escrúpulo, pecado, confesión, Fax, Madrid Dios en la vida [Ej 1]. Se supone
1960. que Dios habla al "que da los Ejer-
cicios" y también al "que recibe los
Ejercicios". La voz de Dios que ha-
bla exige tanto al uno como al otro
ESCUCHA que le escuchen personal y comuni-
tariamente.

E sta palabra se encuentra con po-


ca frecuencia en los escritos de
Ignacio (una vez en la Autobiografía,
Así la experiencia de Ejercicios
se va construyendo en gran medida
desde la escucha: escuchar lo que
y unas pocas veces en las cartas). hablan las personas de la Trinidad,
Sin embargo, este término describe o los personajes de cada contempla-
una disposición o "actitud" que es- ción [Ej 107.115.123; o los sermones
tá extensamente presente en los de Jesús y Lucifer en las "Dos Bande-
Ejercicios Espirituales y también en ras" [Ej 142.146], o, en fin, lo que el
las Constituciones y, por tanto, en la Padre, Jesús o María hablan en los co-
espiritualidad ignaciana. loquios finales de cada ejercicio.
El fundamento teológico de los A lo largo de la historia, la gen-
Ejercicios Espirituales es la verdad de te ha buscado la orientación de
que Dios ha pronunciado su Pala- Dios por diversos caminos. Algu-
bra en Jesucristo. Porque Dios ha nos encuentran esta orientación di-
pronunciado su Palabra, toda la vina por medio de influjos preter-
creación está obligada a escuchar naturales (demonios, ángeles...),
esa Palabra. Sólo la persona huma- otros siguen un proceso de com-
na puede elegir escuchar o no escu- prensión de la naturaleza real de las
char. El relato de Adán y Eva, con- cosas (la causa eficiente se puede
tado en el libro del Génesis, nos conocer por los efectos, y el modelo
pone en contacto con personas que por la imagen). En otra tradición las
oyen a Dios, pero que no escuchan personas son introducidas en lo di-
a Dios. La distinción es clara. Dios vino por la afectividad y los movi-
habla a su pueblo por medio de los mientos emotivos; uno es tocado
profetas que constantemente invi- por Dios. La originalidad de Igna-
tan a la gente a escuchar (Am 3,1; Jr cio está en su respeto a cada uno de
7, 2). En el NT, escuchar significa estos influjos en la persona que
más que meramente oír. Escuchar busca la orientación de Dios. Cada
la palabra de Dios es abrir nuestro uno de estos influjos encuentra su
corazón a ella (Hch 16,14), y poner- propio espacio en las Reglas de dis-
la en práctica (Mt 7, 24ss); en otras cernimiento de espíritus [Ej 313-
palabras, obedecer. 336]. La estructura interna de estas
Los Ejercicios Espirituales pro- Reglas, exigiendo la atención (o la
porcionan una experiencia estruc- capacidad de escuchar) a los bue-
795 escucha

n o s / malos espíritus, los pensa- nía lugar. Incluso en una adapta-


mientos, las consolaciones y desola- ción de los Ejercicios (por ejemplo,
ciones, es lo original en la visión de un retiro de ocho días), esta direc-
Ignacio. Esto no lo aprendió de los ción personal parecía indispensa-
libros o en el estudio, sino reflexio- ble.
nando sobre su propia experiencia. Incluso en su tiempo, Ignacio
Es esta capacidad para escuchar los se ve obligado a destacar qué quie-
propios movimientos internos, con re decir cuando se refiere al proceso
la ayuda de un director, lo que bus- de e. en el ejercitante. La profunda
ca transmitir a otros en los Ejerci- sabiduría de Ignacio en cuestiones
cios Espirituales. de oración puede fácilmente pasar-
Gran parte de lo que Ignacio se por alto en nuestra cultura, tan-
dice (Le., Anotaciones, Directorios), tas veces saturada de palabras e
supone un proceso previo de selec- imágenes; en la anotación segunda,
ción en los candidatos para los Ejer- Ignacio llama nuestra atención so-
cicios Espirituales. Entre los jesui- bre la clase y calidad de e. que él
tas de su tiempo, Ignacio reconocía pretende que tenga el ejercitante.
que no todos estaban igualmente Esto mismo se indica en las Anota-
cualificados para guiar a otros a ciones para el "que da los Ejerci-
través de los Ejercicios. La habili- cios": el director debería ser conciso
dad de escuchar no se puede dar en la presentación de la materia,
por supuesta ni en el director ni en "debe narrar fielmente la historia
el ejercitante. de tal contemplación o meditación,
Parecería que todo el proceso discurriendo solamente por los
de los Ejercicios depende para su puntos con breve o sumaria decla-
eficacia de la habilidad del ejerci- ración" [Ej 2]. La razón de esto es
tante para escuchar a Dios, que le que la e. por parte del ejercitante
habla a él y en él, y al director que puede verse dificultada si el direc-
le está guiando. Es igualmente im- tor habla prolijamente, impidiendo
portante que el director sea capaz de ese modo al ejercitante encontrar
de escuchar a Dios que actúa en el algo por sí mismo. Se nos presenta
ejercitante, y al ejercitante que está un principio ignaciano fundamen-
intentando articular sus propias tal, más importante que nunca en
mociones del Espíritu. En el Direc- nuestro tiempo: "porque no el mu-
torio dictado a Juan Alfonso de Vi- cho saber harta y satisface al ánima,
toria el proceso de selección (D4,1- mas el sentir y gustar de las cosas
2) indica qué personas no deberían internamente" [E/2].
ser admitidas a los Ejercicios -¿per- La capacidad del director para
sonas testarudas, incapaces de es- escuchar realmente al ejercitante se
cuchar?- pero a las que, sin embar- supone en las anotaciones de la sexta
go, "déseles la ayuda competente a la décima. La respuesta del director
como la Primera Semana" (D4, 1). al ejercitante estará determinada en
A otros que no poseen las disposi- gran parte por la habilidad del direc-
ciones necesarias para los Ejerci- tor para escuchar no sólo la articula-
cios, pero que son buenos sujetos, ción que el mismo ejercitante hace de
debería ofrecérseles ayuda por los su experiencia de oración, sino tam-
medios disponibles en el momento. bién por el talento o capacidad de
Ignacio no consideró evidente que percibir lo que está actualmente pa-
los Ejercicios produjeran su fruto si sando en el ejercitante, más allá de la
este escuchar de unos a otros no te- articulación de sus experiencias.
escucha 796

En este sentido, escuchar pue- dente la importancia de la escucha.


de describirse más exactamente co- La obediencia se entiende como el la-
mo empatizar, la capacidad de si- zo de unión que se fomenta por la
tuarse en la experiencia de otro. apertura en la manifestación de con-
Hoy día podemos aprender de las ciencia que caracteriza la relación de
Ciencias Humanas sobre qué ocu- los miembros con los superiores. Es-
rre en la interacción de dos perso- to último depende de la capacidad
nas en el ámbito de la dirección es- de ambas partes para poder y querer
piritual. Somos más conscientes de escucharse. Llena de respeto, la mu-
lo que se llama "el lenguaje corpo- tua e. es lo que subyace al estilo de
ral^ y estamos descubriendo cómo gobierno de la CJ, la cura personalis.
podemos escuchar también ese len-
guaje -por ejemplo, en la postura, Laurence J. MURPHY, SJ
en la expresión facial, en el tono de
voz, en la forma de dar la mano, Z1 Acompañamiento, Confesión, Conversa-
hasta en la ropa que se lleva. Todo ción, Diálogo Interreligioso, Ecumenismo,
esto nos habla. Ejercitador, Ejercitante, Entrevista, Evangeli-
En la CG 34 de la CJ, se men- zación, Ministerios, Presupuesto, Silencio.
cionó una importante, y reciente- Bibl.: BARRY, W. A./ CONNOLLY, W. }., The
mente reconocida, realidad. Al ha- practice of Spiritual Direction, The Seabury
blar por vez primera en el decreto Press, New York 1982; BREEMEN, P. VAN,
sobre la Castidad acerca de la "Acompañamiento espiritual hoy", Man
68 (1996) 361-377; DESOUCHES, D„ "Comme
"transferencia y contra-transferen- un sourcier", Christus 44 (1997) 437-442;
cia afectiva" (CG 34, d8, 26), se re- GILBERT, Ev "Le travail intérieur de l'écou-
conoció que usamos un "lenguaje" te", Christus 44 (1997) 417-426; GIORDANI,
inconsciente, que puede tener im- B., Encuentro de ayuda espiritual. Adaptación
portantes consecuencias. No es es- del método de R. R. Carkhuff Sociedad de
te el lugar para desarrollar exten- Educación Atenas, Madrid 1992; ID., La re-
samente el significado de estos lación de ayuda: de Rogers a Carkhuff DDB,
Bilbao 1998; GUENTHER, M., Holy Listening,
términos. A pesar del riesgo de ca- The Art of Spiritual Direction, Darton, Long-
er en una simplificación excesiva, man and Todd, London 1992; HART, TH.
basta decir que es posible que una N., The Art of Christian Listening, Paulist
persona se relacione inconsciente- Press, New York 1980; LAMBERT, W., Die
mente con otra persona como si Kunst der Kommunikation, Herder, Freiburg
fuera alguien de su pasado, dando 1999; LAPLACE, J., La direction de conscience
ou le dialogue spirituel, Mame, París 1965
lugar a la proyección de sentimien- (trad.: La dirección de la conciencia: el diálogo
tos, pensamientos y deseos que en espiritual, Hechos y Dichos, Zaragoza
las presentes circunstancias son 1967); LONG, A., Listening, Darton, Long-
inapropiados. man and Todd, London 1990; MARROQUÍN,
Se ha dicho poco sobre la pala- M., "La escucha activa", en Incomunicación
y conflicto social (MADRID, P. ed.), Asetes,
bra "escuchar" en las Constituciones Madrid 1984, 251-316; ID., "El acompaña-
que concretan la espiritualidad igna- miento espiritual como pedagogía de la es-
ciana para un grupo particular en la cucha", en Psicología 1,182-194; MAY, R., The
Iglesia. Sin embargo, la e. activa, que Art ofCounselling, Abingdnn Press, Nashvi-
acabamos de explicar, debería regir lle 1967; RAMBLA, J. Ma, "'No anticiparse al
las relaciones entre los miembros de Espíritu'. Variaciones sobre el acompaña-
miento espiritual, SalTer 81 (1997) 619-628;
la Compañía. En la Parte Décima de ROTSAERT, M., "L'écoute dans les Exerci-
las Constituciones (cf. [Co 821]), don- ces", Christus 44 (1997) 482-491; SHELTON,
de se trata la unión de los miembros Ch. M., "When a Jesuit counsels others. So-
entre sí y con su cabeza, se hace evi- me practical Guidelines", SSJ 32/ 3 (2000).
797 esférico

ESFÉRICO verle" [De 124]. Extraño circunlo-


quio de doble negación, modo pu-
doroso y apofático de afirmar su vi-
E n todas las tradiciones religio-
sas, lo e. y circular está asocia-
do a lo divino y a lo perfecto. Esta
sión. Casi tres semanas después,
Ignacio acaba su proceso de discer-
forma arquetípica aparece con nimiento. Ha crecido en "humildad
cierta frecuencia en las visiones amorosa" [De 179] respecto a los
místicas de Ignacio. En alguna oca- designios de Dios y, habiendo re-
sión está asociada a la imagen del nunciado a su avidez de consola-
sol, lo cual participa de las estruc- ciones, aumentan sus visiones de
turas antropológicas de lo imagi- Dios como esfera. La interpretación
nario. En el Diario espiritual, la vi- que puede hacerse es que esta figu-
sión e. de Dios hace referencia al ra e. del Ser divino ya no es un es-
Ser divino en su conjunto, con una pejo narcisista y manipulable, sino
cierta preferencia por el Padre, pe- un vacío sin fondo del que brota to-
ro en otros momentos también está do; por otro lado, los contornos de
relacionada con Cristo. Los colores la esfera marcan un límite, una dis-
asociados a la esfera son el blanco tancia que comporta en Ignacio la
o el dorado. Veamos todo ello con conciencia de su creaturalidad que
mayor detalle. se transforma en acatamiento amo-
El 6 de marzo de 1544 S. Igna- roso [De 172]. Así, el 25 de marzo
cio tiene una visión esférica de la anota en su Diario: "Con lágrimas
Trinidad, en la cual parecía desta- antes de la misa y después, y en ella
carse al Padre: "sintiendo y viendo, muchas, con visión del ser divino,
no en oscuro, más en lúcido y mu- terminando al Padre, en círculo di-
cho lúcido, el mismo ser o esencia versas veces, y todo a acatamiento"
divina en figura esférica un poco [De 172]. Y dos días más tarde (el 27
mayor de lo que el sol parece y de de marzo), vuelve a tener una vi-
esta esencia parecía ir o derivar el sión de Dios en forma esférica:
Padre" [De 121]. Un poco más tar- "Antes de la misa, lágrimas, y en
de, desvestido, en la oración del al- ella muchas [...] con visión del ser
tar, persiste la misma visión: "De divino en figura esférica, como las
nuevo dejándose ver el mismo ser y otras veces pasadas" [De 174]. Y el
visión esférica, veía en alguna ma- domingo 30 de marzo: "visión del
nera todas las tres Personas por el ser divino en figura circular como
modo que la primera, es a saber, antes" [De 180]. Y el 2 de abril: "Vi-
que el Padre por una parte, el Hijo sión del ser divino diversas veces, y
por otra, y el Espíritu Santo por cuándo terminándose al Padre en el
otra, salían o se derivaban de la modo circular, con muchas inteli-
esencia divina sin salir fuera de la gencias y conocimientos interiores"
visión esférica" [De 123]. Según re- [De 184].
fleja el recorrido del Diario, Ignacio En la Autobiografía, en cambio,
está llegando a un proceso de unifi- la redondez (no explícitamente e.)
cación interna que le permite ver está relacionada con Cristo: "En to-
también la unidad divina de las tres do este tiempo le aparecía muchas
Personas de la Trinidad. Por la ca- veces nuestro Señor, el cual le daba
lle, persiste la misma imagen, "un mucha consolación y esfuerzo; mas
representárseme siempre en el mis- parecíale que veía una cosa redon-
mo color lúcido el mismo ser divi- da y grande, como si fuese de oro"
no, de modo que en mí no era no [Au 44]. Esta redondez probable-
esperanza 798

mente está relacionada con el carác- mente asumido en su época, está


ter circular de la hostia eucarística, evocando la totalidad de la visión
cuya contemplación también fue de Dios sobre el mundo.
ocasión de gracias místicas: "Oyen-
do un día misa, y alzándose el Cor- Javier MELLONI, SJ
pus Christi, vio con los ojos interio-
res unos como rayos blancos que Z1 Diario espiritual, Mística Ignaciana, Tri-
venían de arriba; y aunque esto, nidad.
después de tanto tiempo, no lo pue- Bibl.: BEIRNAERT, L., "Une lecture psycha-
de bien explicar, todavía lo que él nalytique du Journal spirituel d'Ignace de
vio con el entendimiento claramen- Loyola", en Aux frontiéres de l'acte analyti-
te fue ver cómo estaba en aquel que, Seuil, Paris 1987, 205-218; DURAND, G.,
Santísimo Sacramento Jesucristo Las estructuras antropológicas de lo imagina-
nuestro Señor" [Au 29]. Este carác- rio, Taurus, Madrid 1985; FESSARD, G., La
dialectique des Exercices Spirituels I, Aubier,
ter solar de la manifestación está Paris 1956,181-183, 218-220.
explicitado por Ignacio mismo al fi-
nal de su vida, cuando dice en la
Autobiografía que "aun ahora tenía
muchas veces visiones de ver a ESPERANZA
Cristo como sol" [Au 99]. Con todo,
la humanidad de Cristo no siempre
se le manifestó del mismo modo,
sino que en Manresa y en otros
L a palabra "esperanza" aparece
veintidós veces en los escritos
ignacianos; se pueden distinguir
momentos - e n Padua [Au 41], Je- varios significados según sea el ob-
rusalén [Au 44.48] y en cierto mo- jeto al que se refiera: cuando se re-
do también en La Storta [Au 96]- fiere a Dios o a realidades de la vi-
menciona que "veía con los ojos da espiritual, o por el contrario,
interiores la humanidad de Cristo cuando tiene por objeto realidades
y la figura, que le parecía como un de la vida. Prescindimos para nues-
cuerpo blanco, no muy grande ni tro análisis de éstas últimas. De la e.
muy pequeño, mas no veía ningu- que tiene por objeto a Dios se pue-
na distinción de miembros" [Au de operar todavía una subdivisión,
29]. Aquí no se habla de redondez a partir del modo como es utilizada
de la figura, sino más bien de una por Ignacio: como virtud teologal
cierta difuminación. (cf. [Ej 316.317; Au 35.36; Co 595;
Cabe identificar también el ele- DI, 11.12.18]), como acto que tiene
mento e., aunque sea de modo im- por objeto a Dios mismo (cf. [Au
plícito, en la visión de la creación 35.44; Co 812; 3]) o alguna realidad
que tuvo Ignacio estando en Man- de la vida espiritual (cf. [Co 67.288;
resa, donde "le parecía ver una cosa De 27.73]). Pero una presentación
blanca de la cual salían algunos ra- de la e. que siga este esquema rom-
yos y que de ella hacía Dios lum- pe con el contexto inmediato de las
bre" [Au 29]. Por último, la presen- citas. Por esta razón se seguirá el
cia de lo e. o de lo redondo en el itinerario que marcan los diferentes
imaginario ignaciano aparece a escritos de Ignacio, iniciando con la
propósito de su concepción del Autobiografía para seguir luego con
mundo, el cual es presentado varias los Ejercicios, el Diario, las Constitu-
veces en los Ejercicios en su redon- ciones, el Directorio Autógrafo y la
dez [Ej 102.103.106]. Con ello, más Deliberación sobre la pobreza. En
que un dato geográfico reciente- cada una de estas obras la e. tiene
799 esperanza

un contenido específico y unitario todo lo contrario de la tercera regla


suficientemente delimitado. [...] moviendo a infidencia, sin es-
1. La esperanza en las obras de peranza, sin amor, hallándnse toda
San Ignacio. 1.1 Autobiografía. Son perezosa, tibia, triste y como sepa-
dos los episodios que interesan pa- rada de su Criador y Señor" [Ej
ra nuestro estudio. El primero es 317].
cuando Ignacio debe embarcarse en 1.3 Diario espiritual. El jueves 14
Barcelona hacia Gaeta, en camino de febrero de 1544, en un período
hacia Tierra Santa (segunda mitad en el cual S. Ignacio está redactan-
de febrero de 1523). No quiere via- do las Constituciones de la Orden re-
jar en compañía y con alimentos cientemente aprobada, se encuen-
para tener sólo a Dios como refu- tra discerniendo el punto concreto
gio, pero ante la insistencia porque de la pobreza de las casas profesas.
tome ambos responde que "él dese- Antes, durante y después de la ce-
aba tener tres virtudes: caridad, fe y lebración de la misa de aquel día
esperanza; y llevando un compañe- siente gran devoción y acceso hacia
ro, cuando tuviese hambre espera- el Padre "y con gran seguridad o
ría ayuda de él; y cuando cayese, le esperanza de alcanzar lo perdi-
ayudaría a levantar; y así también do..." [De 27]. ¿Qué había perdido?
se confiara de él y le tendría afición Dos días antes, el martes 12, suce-
por estos respectos; y que esta con- dió que estando en la acción de gra-
fianza y afición y esperanza la que- cias por la elección hecha [De 22],
ría tener en sólo Dios. Y esto que siente que en casa hacen ruidos y él
decía de esta manera, lo sentía así se levanta para hacerlos callar, pero
en su corazón. Y con estos pensa- al hacerlo ha dejado bruscamente a
mientos él tenía deseos de embar- las personas divinas, con las cuales
carse, no solamente solo, mas sin estaba en coloquio. Al día siguien-
ninguna provisión" [Au 35]. Cuan- te, miércoles, escribe: "Conociendo
do discierne si llevar o no un bizco- haber mucho faltado en dejar a las
cho de provisión, le vienen escrú- personas divinas al tiempo de dar
pulos y se dice a sí mismo: "¿Ésta gracias el día pasado..." [De 23].
es la esperanza y la fe que tú tenías "Alcanzar lo perdido" significa en-
en Dios, que no te faltaría?" [Au tonces ser perdonado y restituido a
36]. El segundo episodio sucede la primera gracia, es decir, a la si-
durante el mismo viaje, cuando tuación en la que se encontraba con
después de embarcarse en Venecia las personas divinas antes de la
llega a Chipre y pasa de la nave que "falta" cometida. Diez días des-
lo llevó a la nave peregrina que iba pués, el domingo 24, el Santo escri-
a Jaifa, "en la cual no metió más pa- be que acabada la misa "viniéndo-
ra su mantenimiento que la espe- me en mente y suplicando a Jesús
ranza que llevaba en Dios, como me alcanzase perdón de la santísi-
había hecho en la otra" [Au 44]. ma Trinidad, una devoción crecida,
1.2 Ejercicios Espirituales. La e. con lágrimas y sollozos, y esperan-
aparece en el contexto de las Reglas za de alcanzar la gracia, hallándo-
de discernimiento de la Primera Se- me tanto recio y confirmado para
mana, en relación a la consolación y adelante" [De 73]. La gracia que Ig-
desolación, respectivamente: "Fi- nacio espera alcanzar esta vez es el
nalmente, llamo consolación todo perdón por la actitud que había
aumento de esperanza, fe y cari- asumido seis días antes, el lunes 18:
dad..." [Ej 316]; "Llamo desolación En vez de esperar a lo que Dios le
esperanza 800

quisiera comunicar, quería que le "es menester en Él solo poner la es-


confirmase en la forma por él pree- peranza de que Él haya de conser-
legida, como si hubiera querido tra- var y llevar adelante lo que se dig-
er a Dios a su manera de pensar y nó comenzar para su servicio y
sujetarle a sus planes (cf. [De 135]). alabanza y ayuda de las ánimas. Y
1.4 Constituciones. En el Exa- conforme a esta esperanza, el pri-
men, S. Ignacio indica, por un lado, mer medio y más proporcionado
que el novicio debe peregrinar por será de las oraciones y sacrificios
un mes "sin dineros, antes a sus que deben hacerse a esta sancta in-
tiempos pidiendo por las puertas tención, ordenándose para ello ca-
por amor de Dios nuestro Señor, da semana, mes y año en todas las
porque se pueda avezar a mal co- partes donde reside la Compañía"
mer y mal dormir; asimismo por- [Co 812].
que dejando toda su esperanza que 1.5 Directorio Autógrafo y Delibe-
podría tener en dineros o en otras ración sobre la pobreza. San Ignacio
cosas criadas, la ponga enteramen- recomienda al director que aclare lo
te, con verdadera fe y amor intenso, que es consolación "yendo por to-
en su Criador y Señor" [Co 67]. Por dos sus miembros, como son: paz
otro lado, los jesuitas ya formados interior, gaudium spirituale, esperan-
se deben esforzar en tener la inten- za, fe, amor, lágrimas y elevación
ción recta en todas las cosas: "siem- de mente, que todos son dones del
pre pretendiendo en ellas pura- Espíritu Santo" (DI, 11) y también
mente el servir y complacer a la que aclare lo que es desolación, que
divina Bondad por Sí misma, y por es lo contrario "del espíritu malo y
el amor y beneficios tan singulares dones del mismo, así como guerra
en que nos previno, más que por te- contra paz, tristeza contra gaudio
mor de penas ni esperanza de pre- espiritual, esperanza en cosas bajas
mios, aunque de esto deben tam- contra la esperanza en las altas, así
bién ayudarse" [Co 288]. Si durante [como] el amor bajo contra el alto,
la vida, el jesuita debe esforzarse sequedad contra lágrimas, vagar la
en este sentido, igualmente ante la mente en cosas bajas contra la ele-
muerte deben disponerse a que vación de mente" (DI, 12). Más
"Dios nuestro Señor sea en él glori- adelante vuelve a explicar lo que es
ficado y servido, y los prójimos edi- consolación: "que es tanto como
ficados, a lo menos del ejemplo de alegría espiritual, amor, esperanza
su paciencia y fortaleza, con fe viva, de las cosas de arriba, lágrimas y
y esperanza y amor de los bienes todo movimiento interior que deja
eternos que nos mereció Cristo el ánima en el Señor nuestro conso-
nuestro Señor con los trabajos tan lada" (DI, 18). En la Deliberación la
sin comparación alguna de su tem- quinta razón de los "cómodos y ra-
poral vida y muerte" [Co 595]. Res- zones para no tener cosa alguna de
pecto "de cómo se conservará y au- renta" es que la Compañía podrá
mentará todo este cuerpo en su vivir "más en continua esperanza
buen ser" (Parte X de las Constitu- divina y con mayor diligencia en su
ciones), para Ignacio es evidente servicio" (Ll, 3).
que la CJ no se ha instituido por
medios humanos y, por tanto, tam- 2. La esperanza en San Ignacio.
poco se podrá conservar y aumen- Breve aproximación sistemática. Da la
tar por tales medios, sino mediante impresión de que Ignacio hace el si-
guiente razonamiento en la Autobio-
la ayuda de Cristo. Por esta razón
grafía: como las tres virtudes teolo-
801 esperanza

gales son dones divinos, hay que es- ción de la gracia del perdón. En am-
perarlos sólo de arriba y no de los bos casos ha "faltado" de delicadeza
hombres (y menos de uno mismo), con la Trinidad y cuando se da cuen-
pero ¿cómo esperarlos sólo de Dios ta, se vuelve hacia ella con la e. de
si durante el viaje cuento con acom- obtener su perdón. Lo cual indica el
pañantes y con todos los medios nivel de intimidad de la lutua rela-
"normales" para la travesía, como ción que los une y la sensibilidad
son dineros y alimentos? Es como si que Ignacio ha desarrollado con los
dijera: siendo Dios quien provee las años hasta adquirir una familiari-
virtudes, también proveerá la pro- dad con Dios sensible a los más mí-
tección necesaria y el sustento para nimos detalles. Esta actitud corres-
el viaje. Razonando así se pone en ponde al hecho de que, durante toda
condiciones de esperarlo todo de Él. su vida, Ignacio se ha empeñado en
De lo contrario, Ignacio siente que arraigar su e. sólo en Dios, gracias a
pondría "confianza, afición y espe- las virtudes teologales, pero también
ranza" en su acompañante y en el debido a un notable esfuerzo suyo
dinero, pero no en solo Dios. De he- de responder coherentemente a las
cho, cuando acude a su confesor pa- gracias que iba recibiendo. Y ha que-
ra resolver sus escrúpulos y le dice rido formar al jesuita también en es-
que lleve el sustento necesario, Igna- ta escuela, como se puede ver en las
cio así lo hace, pero deja a propósito Constituciones.
"olvidadas" en el banco unas mone- En efecto, durante la experien-
das, como prueba de su confianza y cia de la "peregrinación" en el no-
e. puesta sólo en Dios [cf. [Au 36]). viciado, como lo fue la experiencia
En los Ejercicios y en el Directorio misma de peregrinación de Igna-
la presencia de la e. es signo de con- cio a Tierra Santa, (o de los prime-
solación y su ausencia de desolación. ros compañeros desde París a Ve-
Dado, no obstante, que no se puede necia, noviembre de 1536-enero de
estar sin desear y esperar algo, esa 1537) para que el novicio ponga to-
esperanza debe ser de las cosas de da su e. en Dios no debe llevar di-
"arriba" y no de las de "abajo". Es nero ni esperar en las cosas crea-
decir, la e. consuela espiritualmente das, pues así podrá tener fe y amor
cuando es e. de las cosas "altas" y no verdaderos sólo en Él. De este mo-
de las "bajas"; éstas mueven a infi- do, el jesuita, desde el inicio de su
dencia porque hacen desconfiar de vida en la CJ se ejercita en tener la
Dios y de su providencia. Y éste es intención recta, no poniendo su e.
precisamente el grave peligro que se en las cosas de "abajo", sino sólo
corre en la desolación y la razón por en Dios a quien se pretende servir
la cual el ejercitante no debe tomar por sí mismo y no por la e. de los
decisiones en esos momentos: en- premios que podrá obtener. Esta
contrándose como separado de su actitud "recta" Ignacio la cultivó
Señor, puede ser más fácilmente en- desde los primeros momentos de
gañado para poner su confianza (es su conversión. Ejercitándose en es-
decir, su corazón) en nido ajeno y no to, el jesuita tendrá presente du-
en Dios, tomando así decisiones con- rante su vida los bienes eternos
trarias a la del buen espíritu, pues que nos mereció Cristo con su vida
Dios no está en sus deseos. y muerte mediante la fe, la e. y la
Las dos veces que Ignacio utili- caridad, y deberá tenerlo presente
za en el Diario el sustantivo "espe- de modo especial en el momento
ranza" están en relación a la obten- de la muerte.
esperanza 802

La "e. per s o n a r que el jesuita midad en Dios, y tengan un ardien-


es invitado a forjar y asimilar, Igna- te deseo, excitado y fomentado por
cio la ha madurado durante toda su la obediencia y la caridad, de con-
vida. Ella se convierte igualmente en seguir el fin propuesto, lo cual hará
la fuente de la "e. institucional" de que sin cesar se acuerden y tengan
la CJ: es el medio privilegiado para ante los ojos el tal fin y lo enco-
aumentarla y conservarla. Una espe- mienden a Dios en sus sacrificios y
ranza que espera la ayuda sobre to- oraciones, y pongan con diligencia
do y en primer lugar de Cristo mis- todos los otros medios que sean
mo, en quien se pone toda e. de oportunos" [Epp XII, 240].
llevar adelante la CJ, mediante ora- 3. Para concluir, puede ser opor-
ciones y la celebración de misas. tuna una consideración teológica so-
Esta es la misma e. que convence a bre dos aspectos de la e. muy fre-
Ignacio para evitar las rentas y ejer- cuentados, especialmente desde la
citar un ministerio gratuito. psicología religiosa actual: la de-
De faltar esta e. se corre el gra- pendencia y la seguridad. Tener la
ve riesgo de poner la confianza no esperanza puesta sólo en Cristo sig-
en el Criador, sino en las cosas cria- nifica depender de él y asegurarse
das o en uno mismo, con lo cual los en él. La purificación en la vida es-
medios se convierten en fin. En piritual se puede muy bien inter-
efecto, la e. abre la espinosa cues- pretar como el proceso mediante el
tión del uso de los medios que se cual se busca la dependencia y la
han de utilizar para conseguir el fin seguridad sólo en Dios, lo cual es
propuesto. Sobre este punto Igna- fruto de la e. teologal. La considera-
cio da una pauta cuando escribe a ción (y purificación) de fondo que
Francisco de Borja: "Mirando a levanta la "e. ignaciana" es que sin
Dios nuestro Señor en todas las co- pobreza real difícilmente se puede
sas, como le place que yo haga, y te- depender y poner toda la seguri-
niendo por error confiar y esperar dad personal e institucional única-
en medios algunos o industrias en mente en Dios. ¿De qué otro modo
sí solas; y también no teniendo por se puede mostrar y probar la con-
vía segura confiar el todo en Dios fianza puesta sólo en Dios si no es
nuestro Señor, sin quererme ayudar poniéndose en condiciones de inse-
de lo que ha dado, por parecerme guridad? Confiar en uno mismo, en
en el Señor nuestro que debo usar las propias capacidades, o en terce-
de todas dos partes, deseando en ros para la consecución de fines que
todas cosas su mayor alabanza y teóricamente se consideran "divi-
gloria, y ninguna otra cosa..." [Epp nos" lleva en realidad a la indepen-
X, 626]. Teniendo el fin claro y el dencia de Dios. Así, en un mundo
deseo recto (la intención recta), no como el actual, en el cual es genera-
se ha de confiar en las cosas por sí lizada la e. de no ser pobres, pre-
mismas, pero tampoco se ha de guntarse cómo se puede confiar só-
desconfiar de los talentos dados: lo en Cristo con una vida asegurada
cosas y talentos se han de usar para en medios humanos no resulta su-
obtener el fin deseado. Cuando Ig- perficial.
nacio envió a Jayo, Salmerón y Ca- En otras palabras: ¿Basta una
nisio a Ingolstadt, les escribió así: pobreza "afectiva" para depender y
"Lo que primera y principalmente asegurarse sólo en Dios? La res-
ayudará es que, desconfiando de sí puesta, a partir de la concepción y
mismos, confíen con gran magnani- de la práctica ignaciana de la e., pa-
803 Espíritu Santo

rece clara: no, no basta. Y si no hay Providencia: "Dios nuestro Señor,


e., ¿habrá fe y amor? Aquí se en- cuyo servicio sólo se pretende, es
cuentra la razón de fondo por la muy rico en poder y misericordia; y
cual en la experiencia de Ignacio e. por más que en todo acontecimien-
y vida efectivamente pobre iban en- to nos pruebe con dificultad en las
trelazadas. La e. no empobrece a Ig- cosas temporales (la cual es seguida
nacio, es la pobreza elegida que lo de pobreza), no abandona ni aban-
dispone al don de la e. teologal, y donará; mas quiere no nos olvide-
de la fe y el amor, pues las tres son mos de nuestra profesión y que
inseparables. La pobreza hace a Ig- ejercitemos la confianza en Él, no
nacio dependiente de Dios y Él lo apoyándonos en demasía en las co-
asegura divinamente en el don de sas de acá. Con esto no dejaremos
las virtudes teologales, pero tam- de cooperar a su gracia, buscando
bién dándole todos los medios (ma- los medios que, según el curso de
teriales y espirituales) para realizar su providencia, debamos buscar..."
las misiones recibidas. Así, por [Epp X, 207-208]. Ya había escrito al-
ejemplo, cuando Ignacio refiere del gunos años antes: "Pero en esta
creciente número de vocaciones parte baste lo dicho, que es en su-
que llegan al Colegio Germánico de ma: que usar medios humanos a
Roma y de las dificultades para el sus tiempos, enderezados pura-
sostenimiento diario, da muestra mente a su servicio, no es mal,
de tener poca prudencia humana, cuando en Dios y su gracia se tiene
pero sí mucha e. divina: "Y en el el áncora firme de la esperanza; pe-
Colegio Germánico moran cerca de ro no usar de los tales cuando Dios,
cincuenta, de manera que parece por otras vías proveyendo, los hace
querer Jesucristo nuestro Señor pre- ser excusados, o cuando no se espe-
parar soldados para alguna señala- rase que ayudarían para su mayor
da empresa, y hacer brotar de este servicio, en esto todos somos de
seminario una cosecha de abun- acuerdo..." [Epp 11483].
dantes frutos en su Iglesia. Dado
que los prudentes con prudencia Rossano ZAS FRIZ, SJ
humana se maravillen, y acaso
sientan ser temeridad que sin ren-
Z1 Amor, Confianza, Consolación, Deseo, Es-
tas algunas, no teniendo cuenta con
catologta, Espíritu Santo, Fe, Gracia, Moción,
la carestía de los víveres o con la es- Virtudes.
casez del dinero, dejemos se au-
mente tanto la familia; nosotros,
que hemos afianzado el áncora de
nuestra esperanza en la bondad de ESPÍRITU SANTO
Dios, para quien no es más difícil
dar de comer a muchos que a po-
cos, lo mismo en la carestía que en
la abundancia, juzgamos no poder
L a palabra "espíritu" aparece con
sentidos diversos en los escritos
ignacianos. A veces es claro que se
ni deber dar con la puerta en los refiere al Espíritu Santo. Otras ve-
ojos a aquellos que, por las santas ces, se refiere a diversas realidades
inspiraciones de Dios, son llama- anímicas o seres espirituales, refe-
dos a nuestra Compañía" [Epp VIII,
rencias todas que en la mayoría de
584]. Lo cual, sin embargo, no va re-
los casos hay que deducirlas desde
ñido con procurar los medios ade-
el contexto. De ahí que en la litera-
cuados para cooperar con la divina
tura ignaciana sobre el E. haya que
Espíritu Santo 804

proceder con especial cautela (Bak- Según la fe y doctrina cristia-


ker 1995, 239). nas el E., dentro de la economía tri-
1. Cuestión previa. En general, nitaria (Trinidad económica), es lo
Ignacio fue parco a la hora de ha- inobjetivable de Dios y al mismo
blar sobre la tercera Persona de la tiempo la punta de lanza por la que
Trinidad, máxime en unos Ejerci- ese Dios creador se comunica a las
cios que se dicen "espirituales". Ya criaturas. En el hombre el efecto
a los comienzos de su actividad más experienciable de esa comuni-
apostólica, el sotoprior del conven- cación del E., según la Palabra de
to de S. Esteban en Salamanca Dios, es lo que el NT llama la liber-
(1526), por el peligro de los alum- tad de los Hijos de Dios.
brados, le puso ante la disyuntiva Por ser el E. lo inobjetivable y
de responder si lo que sabía lo sabía la punta de lanza de toda relación
por letras o por el Espíritu Santo entre el creador y la criatura, la lite-
[Au 65]. A Ignacio no le pareció ratura teológica, sobre todo de Oc-
bien la argumentación y guardó si- cidente, no ha acertado muchas ve-
lencio. Y así, ese silencio sobre el E. ces a expresar su acción como algo
impregna casi toda su obra, sobre "propio" y la ha descrito como una
todo sus Ejercicios. Se rompe sólo en acción genérica del Dios (trino). Sin
el Diario espiritual de 1544. En este embargo, en la vida y obra de los
estudio nos centraremos primero santos y doctores cristianos, tanto
en los Ejercicios como base y expre- de Oriente como de Occidente, el E.
sión originaria del carisma ignacia- siempre ha jugado un papel especí-
no, para cotejarlos después con el fico que el teólogo debe saber dis-
resto de su obra. cernir y exponer, dado el estado ac-
tual de la investigación y teniendo
2. El Espíritu Santo en la expe- en cuenta las características antes
riencia cristiana y en los Ejercicios. En descritas de inobjetivable y punta
los Ejercicios hay unas Reglas dedi- de lanza. La vida cristiana se basa
cadas a la "discreción de espíritus" fundamentalmente en el encuentro
en las que se menciona a Dios, al con Cristo y en la experiencia del
ángel bueno, al buen o mal espíri- Espíritu Santo. Una de las finalida-
tu, etc. pero no aparece pero ningu- des de la teología, mediante la re-
na mención expresa del Espíritu flexión sobre la revelación de Dios
Santo. Sin embargo, en el texto Co- y su ulterior acción en la Iglesia, es
loniense de los Ejercicios (mayo de describir cómo debe ser ese encuen-
1539) se menciona en estas reglas tro y esa experiencia para que sean
dos veces la tercera Persona de la verdaderos y fructíferos.
Trinidad. ¿Se trata de un silencio Nos ocuparemos de la expe-
intencionado? (Bakker 1995, 250). riencia de Ignacio de Loyola en re-
La respuesta no es sencilla. Con la lación al E. y del aporte que dicha
paciencia del arqueólogo habrá experiencia puede dar a la vida ac-
que examinar minuciosamente el tual de los cristianos. Dentro de lo
texto de los Ejercicios, cotejarlo con problemático que es sumergirse en
autores clásicos de la Tradición una experiencia ajena, la experien-
eclesial y ver si no se halla, bajo cia de Ignacio nos es hoy accesible
otras palabras también de esa tra- de un modo relativamente fácil.
dición teológica, la realidad divina Prescindiendo de su Autobiografía,
y personal que la Revelación cris- Ignacio dejó por escrito los trazos
tiana denomina Espíritu Santo. fundamentales de su itinerario ha-
805 Espíritu Santo

cia Dios en los Ejercicios, con la fi- griegos, sino desde la misma teolo-
nalidad que otros pudieran ayu- gía de Ignacio- juega un papel pro-
darse de él en su camino [Au 99] y pio la tercera persona de la Trini-
llegar así también a la unión con dad?
Dios. Según los Ejercicios, en ese iti- Evidentemente el cristianismo
nerario que el Creador se comunica es el acceso al Dios invisible a través
al ejercitante, es cosa que ya apare- de la exclusiva mediación de su Hijo
ce programada desde las Anotacio- Jesucristo (que es el Dios-con-noso-
nes [Ej 15]. En el estado actual de la tros). De esto se trató expresamente
teología, tras el renacimiento de los en los primeros contactos e incultu-
estudios bíblicos y el redescubri- ración del mensaje evangélico en el
miento de los Padres griegos, se mundo de la metafísica griega, y
considera que ese Dios que se co- quedó plasmado en el "consustan-
munica es el E. y hoy se debe dar cial" del símbolo de Nicea. En este
por supuesto. Sin embargo, para aparece también, resaltado con fuer-
Ignacio, heredero de Agustín y de za, el papel exclusivo de Cristo me-
toda la tradición occidental (DH diador. Pero esto no era todo. En la
1330), que ese Dios que se comuni- fe cristiana se da una nueva y se-
ca sea precisamente la tercera per- gunda autocomunicación de Dios, el
sona de la Trinidad, es algo que no E. (Dios-en-nosotros) que de alguna
se puede afirmar sin más, sino que manera es la condición de posibili-
debe ser probado expresamente. dad de la recepción de aquella pri-
Sólo así se puede entender a Igna- mera autocomunicación de Dios en
cio dentro de la tradición eclesial y Cristo. Esta segunda autocomunica-
percibir cuáles son las aportaciones ción del E. fue afirmada, de acuerdo
específicas de su experiencia a la con la Escritura y en forma doxoló-
espiritualidad cristiana. gica y no metafísica, en los Símbolos
3. El carisma ignaciano: ¿trinitario de la Antigua Iglesia (Símbolo de
o cristológico? Ignacio, como los Constantinopla) que ya desde muy
grandes místicos españoles del siglo pronto tuvieron una estructura trini-
XVI, es un místico trinitario. Así se taria. Sin embargo, dada la distancia
manifiesta en su Diario espiritual de espiritual entre Oriente y Occidente,
1544 [De 15.18] y en las Constitucio- y al ser el E. lo inobjetivable de Dios,
nes. Se ha hablado, además, autorita- éste ha quedado poco resaltado en
tivamente de la 'Inspiración trinita- la tradición occidental a la que per-
ria del carisma ignaciano" (Arrupe tenece Ignacio, en la cual no deja de
1981). Pero esto último no ha sido ser una acción genérica de Dios. A
siempre tan evidente. Los Ejercicios diferencia de la tradición oriental, en
son la decantación del carisma igna- donde la tercera persona de la Trini-
ciano. En ellos aparece con toda niti- dad es la presencia viva de Dios en
dez la función mediadora de Cristo. la creación, la Iglesia y el espíritu
Pero el E. sólo se manifiesta -al me- humano. Es esta presencia expresa
nos así parece- en la regla trece de del espíritu la que especifica eso que
las "Reglas para sentir con la Igle- llamamos "espiritualidad trinitaria".
sia" [Ej 363] ¿Es esto suficiente para En caso contrario tendríamos que
decir que estos Ejercicios, y con ellos hablar de espiritualidad cristológica.
el carisma ignaciano, tienen estruc- Si el carisma ignaciano es de inspira-
tura trinitaria y que el E. -no desdd ción trinitaria y se forja fundamen-
nuestra teología contemporánea en- talmente en los Ejercicios, éstos tie-
riquecida con la Biblia y los Padres nen que tener una fuerte estructura
Espíritu Santo 806

trinitaria y no sólo cristológica. Es lo Santo. Su carácter inobjetivable y el


que hoy con el desarrollo de la teolo- peligro de aquellos tiempos de ilu-
gía hay que saber "descubrir" (y no minismo y alumbradismo -que sos-
crear o rehacer de nuevo). tenían un acceso directo al E. sin la
Desde Manresa tuvo Ignacio mediación de la Iglesia- han tenido
experiencias místicas trinitarias [Au como consecuencia que el Consola-
28]. En agosto-septiembre de 1522, dor resulte un tanto soterrado, co-
época en que comienza a escribir mo una veta de agua, en la propia
los Ejercicios, tuvo la "eximia ilus- dinámica de los Ejercicios, aun sien-
tración del Cardoner" de la que di- do una realidad operante. El agua
ce que "en todo el decurso de su vi- está pero hay que perforar un poco
da, hasta pasados los sesenta y dos el pozo para encontrarla.
años, coligiendo todas cuantas ayu- 4. El Espíritu Santo en la Cuarta
das haya tenido de Dios y todas Semana. No es fácil buscar al E. en
cuantas ha sabido, aunque las los Ejercicios sin forzar ni violentar
ayunte todas en uno no le parece el texto y el pensamiento de Igna-
haber alcanzado tanto como de cio. Si hoy se busca con propiedad
aquella vez sola" [Au 30]. Así en al E. en las mociones del alma (dul-
principio parece lógico pensar que cís hospes animae) y en la renovación
la economía trinitaria tendría que eclesial, ello no era evidente para
estar proyectada sobre la dinámica Ignacio cuando reflexionaba y es-
de los Ejercicios que comienzan a re- cribía. El axioma del Florentino
dactarse por aquellos días. Se im- ("en Dios todo es uno, donde no se
pone, por tanto, una afirmación: Ig- da relación de oporición": DH
nacio, como después Teresa de 1330) apenas le dejaba espacio. Para
Jesús y Juan de la Cruz, a pesar de encontrar al E. en los Ejercicios hay
estar inmersos en el estrecho molde que seguir una metodología más
de la tradición occidental, de algún bien bíblica, siguiendo los pasos de
modo han tenido que sentir "pro- la Historia de Salvación. La abun-
piamente" la acción del Espíritu dancia del E. es propia de los últi-
Santo. No genéricamente, bajo la mos tiempos, de la experiencia pas-
forma de acción divina, sino con las cual de la Resurrección (Jn 7, 39:
características que le atribuye la "aún no había Espíritu Santo por-
gran Tradición cristiana, condensa- que Cristo aún no había resucita-
da sintéticamente en la fórmula del do"). Por eso el ejercitante que si-
Constantinopolitano II de 553: "un gue a Jesús en su itinerario pascual
solo Dios de quien todo, un solo Se- de cruz, debe experimentar tam-
ñor por quien todo, un solo Espíritu bién al E. fundamental y masiva-
en quien todo" (DH 421). mente a la luz de la Pascua, es decir,
La lectura del Diario espiritual a lo largo de la Cuarta Semana. To-
produce la impresión de una expe- dos los preámbulos y puntos de las
riencia de la Trinidad económica meditaciones de esta Cuarta Sema-
comprimida por la teología de la na están susurrando la gran presen-
Trinidad inmanente (cf. [De 15]: cia del E.: "gracia para me alegrar y
"dando su espíritu y lenguas los gozar intensamente de tanta gloria
confirmó"; e incluso [De 18], donde y gozo de Cristo nuestro Señor" [Ej
hay una acción propia del espíritu: 220]. Gozo y gloria son referencias
"enviando"). En los Ejercicios, más directas al E. según la Escritura.
antiguos que el Diario, apenas se "Mirar el oficio de consolar que
percibe la acción de ese Espíritu Cristo nuestro Señor trae" [Ej 224].
807 Espíritu Santo

El E. es, según la tradición, "Conso- suele dividir en dos partes: a) punto


lator optime". La consolación es una 1; y b) puntos 2 al 4. Para el que tiene
acción a la que sólo le falta la men- una cierta familiaridad con el pensa-
ción explícita de ese espíritu [cf. Ej miento de la Iglesia antigua, la pri-
316]. Comparando las contempla- mera parte sería un reflejo de la tra-
ciones ignacianas de la Cuarta Se- dición occidental y la segunda de la
mana con los relatos de aparicio- oriental. En la tradición occidental
nes, se aprecia que Ignacio coincide agustiniana se encuentra una prime-
mucho con Lucas y ambos a su vez ra designación del E. como comu-
quedan superados en el Evangelio nión, koinonía. El Padre y el Hijo son,
espiritual de Juan: "Recibid el Espí- según la Escritura, también Espíritu.
ritu Santo" (Jn 20, 23) es el verdade- El Padre y el Hijo son asimismo San-
ro Pentecostés joánico que parece tos. ¿No hay pues en la Revelación
buscar analogías en el libro de los ningún nombre propio para el E.?
Ejercicios con un Pentecostés igna- Precisamente lo específico del E. es el
ciano, que más bien da la impresión ser lo "común" entre el Padre y el
de estar ausente. Hijo. Su particularidad -su pro-
4.1 La Contemplación para alcan- prium- estriba en ser unidad, commu-
zar Amor, el Pentecostés ignaciano. En nio, que, como luego veremos con la
la dinámica pascual de la Cuarta palabra "amor", es una intuición
Semana parece lógico que el en- agustiniana apenas desarrollada en
cuentro con el Señor resucitado aca- el estrecho molde de la metafísica
be con la efusión del E. y la Misión antigua, en donde se pasa de la sus-
(Mt 20, 28; Le 24; Jn 20). Sin embar- tancia (del ser-en-sí) a la relación (ad
go, muchos comentadores, como aliquid, al ser-para-otro). Esta unidad
Polanco, echan de menos el ejerci- que da el E. en S. Agustín es vista no
cio sobre Pentecostés. En su lugar sólo como consustancialidad óntica,
aparece, en la estructura de los Ejer- sino como communio de personas. El
cicios, la CAÁ, que ocupa formal- E. es en sí mismo "comunicar" (De
mente el lugar de ese Pentecostés. Trinitate V, 11, 12). Otro tanto ocurre
La pregunta es obvia: ¿tiene la CAÁ con el análisis del Amor. Dios es
alguna relación con la venida del Amor (sustancial). Pero el E. es
E.? Si el E. es lo inobjetivable de Amor personal: "el amor de Dios ha
Dios, "el más allá del Verbo" (Bal- sido derramado en nuestros corazo-
thasar), es claro que su vivencia y nes con el Espíritu Santo que se nos
experiencia, aun siendo clara en el ha dado" (Rm 5,5). San Agustín ade-
cristianismo, tiene muchos matices más, mientras redactaba su De Trini-
e irisaciones. Es preciso recordar tate, intuyó que el amor supone tres
que la tercera persona de la Trini- realidades: amante, amado y amor
dad es designada en la Tradición (VIII, 10,14) pero le faltaron fuerzas
bajo múltiples palabras y símbolos. -era ya, como confesará después, de-
El CEC (699-701), sin agotar esa Tra- masiado viejo- para desarrollar esa
dición, dedica todo un apartado a intuición (XV, 6,1), que hará fecunda
"nombres, apelativos y símbolos" después en el siglo XII Ricardo de S.
del E. Probablemente resulte más Víctor y que tanta resonancia tienen
interesante y fecundo leer a Ignacio modernamente en los tratados sobre
desde la tradición patrística eclesial la Trinidad. El tercer gran tema agus-
antigua. tiniano, heredado esta vez de Hilario
de Poitiers y tomado de la Escritura,
4.1.1 La tradición occidental. La
es el E. como Don. La vinculación
CAÁ, aunque tiene cuatro puntos, se
Espíritu Santo 808

que hace el obispo de Hipona, de te, y a diferencia de los libros de


Jn 4 ("el don de Dios") y Jn 7 Lombardo, tuvo que leer las tres
("quien tenga sed, venga a mí y be- cuestiones de neto sabor agustiniano
ba") será fecunda. El E. procede del que el Angélico dedica al E. (q. 36,
Padre no como engendrado sino acerca del E. y de este nombre; q. 37,
como Donado (De Trinitate V, 14, acerca del nombre de Amor; q. 38,
15). Guardémonos sin embargo del acerca de nombre de Don). Debió de
excesivo prejuicio de leer siempre rumiarlas y asimilarlas originalmen-
la tradición occidental como el cír- te, devoto como era de la Trinidad. Si
culo cerrado e inmanente sin nin- esto es cierto, habría que fechar la
guna referencia a la Historia de CAÁ al final de su etapa de París.
Salvación. La Communio agustinia- 4.1.2 La tradición oriental. Pase-
na está abierta a la Iglesia, lo mis- mos ahora al análisis de la segun-
mo que el Amor y el Don. El E. es da parte de la contemplación, en la
el vínculo entre el Padre y el Hijo, que abundan los temas de la "se-
pero a él son incorporados todos mejanza" y la "presencia" divinas.
los seres humanos. En la segunda El hombre, según Gn 1, ha sido
advertencia de la CAÁ se lee: "el creado a imagen y semejanza de
amor consiste en comunicación de Dios. La primera tradición cristia-
las dos partes, es a saber, en dar y na prenicena (Ireneo sobre todo)
comunicar el amante el amado lo dice que el hombre es una imagen
que tiene o de lo que tiene o puede, que ha de conseguir la semejanza
y así, por el contrario el amado al y hace de esta semejanza una ac-
amante" [Ej 231] y el primer punto ción propia del Espíritu Santo. La
de ella: "... cuánto me ha dado de imagen toma como referencia al
lo que tiene y consecuente el mis- Verbo glorificado y la semejanza
mo Señor desea dárseme" [Ej 234]. parece relacionarse con la plenitud
Se nota la herencia y las intencio- del E. que el Verbo da a la carne
nes de Ignacio. La contemplación del hombre. La tradición propia-
ignaciana ("ad amorem spirüualem in mente oriental se desarrolla en la
nobis excitandum" traduce la Vulga- segunda mitad del siglo IV gracias
ta) es en definitiva una epíclesis del al esfuerzo de Basilio de Cesárea y
espíritu: "dadme vuestro amor". Se demás Padres Capadocios. Alcan-
trata de pedir el E. como Amor pa- za su madurez con la famosa fór-
ra incorporarse a la vida trinitaria mula que hemos visto ya, del Con-
divina desde la creación. cilio de Constantinopla II, de "un
Quizá unas huellas agustinianas Dios de quien todo, un Señor por
tan claras susciten la pregunta por quien todo y un Espíritu en quien
las posibles fuentes de Ignacio. La todo". El E. es quien habita (enoike-
respuesta que damos a esta pregunta sis, según Cirilo de Alejandría) y
podrá servir para profundizar más está en toda la creación. Esta tradi-
en el tema. La impronta agustiniana ción oriental fue transmitida a Oc-
la recibe Ignacio en los años de sus cidente por Casiano, Dionisio,
estudios en París sobre la Suma Teoló- Juan Damasceno y muy releída en-
gica. Allí S. Ignacio tuvo que leer y tre los místicos cistercienses y car-
estudiar la primera parte de la Suma tujos de la Baja Edad Media.
de Sto. Tomás que, hacía algunos El cuarto punto de la contem-
años, había sustituido en St. Jacques plación rezuma neoplatonismo dio-
a los cuatro libros de las Sentencias de nisiano. Los puntos segundo y ter-
Pedro Lombardo. En la primera par- cero enlazan con aquella tradición
809 Espíritu Santo

que ve en el E. la mediación a tra- 5. Espíritu e Iglesia: ecclesiologia


vés de la cual se hacen presentes en crucis. Durante su estancia en París,
la creación y el alma humana el Hi- Ignacio experimentó el conflicto de
jo y el Padre. Basilio, el gran doctor la conciencia occidental entre liber-
del E., en su tratado sobre este par- tad cristiana y pertenencia a la Igle-
ticular, dedica dos capítulos (25 y sia (Erasmo, Lutero). Problema
26) a mostrar que, según la Escritu- complejo al que aportará una pers-
ra, la preposición "en" sirve para pectiva riquísima, dado que en él se
designar comúnmente las acciones juega la libertad del espíritu y el ser
propias del E. Así, en estos dos eclesial. Desde Ireneo e Hipólito la
puntos se acentúa la preposición Iglesia era considerada como el lu-
pneumatológica "en" ("mirar cómo gar "donde florece el espíritu". En
Dios habita en las criaturas, en los esa misma Tradición se coloca Igna-
elementos" [Ej 235]) y se recalca el cio cuando compone unas observa-
tema patrístico de la semejanza ciones para "el sentido verdadero
("haciendo templo de mí, siendo que en la iglesia militante debemos
criado a la similitud e imagen de su tener". Sentido es una palabra rica:
divina majestad" [Ibid.]). El segun- mantenerse en conformidad de
do punto tiene la misma estructura sentimientos con la Iglesia. Ignacio,
teológica por la cual los Padres Ca- dada su educación, se inclina por lo
padocios y la Iglesia oriental ven y general hacia los sentimientos de
experimentan en la creación la ac- pertenencia tradicional con la Igle-
ción del E. La frase "reflictiendo en sia "hierarchica" (que no es sin más
mí mismo" trata de incorporar el lo que hoy llamamos jerarquía de la
ejercitante a la dinámica trinitaria Iglesia; cf. Madrigal 2002, 241ss).
de la creación. Hasta aquí nada de particular.
4.2 Conclusión. La CAÁ, por su Sin embargo, puede haber al-
estructura y contenidos, leídos a la gún momento en que la tensión li-
luz de los esquemas y anteceden- bertad-iglesia, carisma-institución,
tes de la Tradición, representa la Espíritu-Ley se apure hasta el máxi-
efusión pentecostal de los Ejerci- mo: yo veo blanco y la Iglesia hie-
cios. Contemplación para alcanzar rarchica me dice negro. Ignacio dirá:
el Espíritu, para "en todo amar y "lo blanco que yo veo creer que es
servir", para "aspirar el aire" (S. negro si la Iglesia hierarchica así lo
Juan de la Cruz): el "dadme vues- determina" [Ej 365]. Se han estudia-
tro amor y gracia" de tradición do mucho estas frases. Hay aquí un
agustiniana sirve de compendio a sacrificium intellectus en el que quizá
la primera parte. En la segunda, se Lutero no fue suficientemente con-
trata de ver la transparencia del E. secuente en su theologia crucis, sub
en la creación (tradición oriental). contraria forma. En este sentido, se
La preposición pneumatológica trataría de ver en el Hombre crucifi-
"en" encontrará después su expre- cado -desecho, abandonado, mal-
sión plena, como casi toda la con- dito, pecado- al Mesías, al Señor, al
templación, en: "A Él en todas [las Hijo de Dios en su gloria. Lutero
cosas] amando y a todas en El, habló programáticamente de una
conforme a su Santísima y divina theologia crucis, pero en su crítica a
voluntad" [Co 288]. Es lo que Na- la Iglesia parece presuponer una
dal, discípulo fiel de Ignacio, de- theologia gloriae, una Iglesia ya en
nominará más tarde ser "contem- este mundo sin defecto ni mancha.
plativo en la acción". Con terminología luterana diría-
Espíritu Santo 810

mos que en la Iglesia prostituta hay normalmente no se agudiza en mo-


que saber descubrir en algunas oca- do continuo y en todas las ocasio-
siones, como en el rostro escupido nes. Ignacio y sus compañeros han
y desfigurado de Cristo, el rostro de decidido unirse en la CJ. Pero,
la esposa "casta" por la sangre del ¿bastará sólo el Espíritu -el Mes de
Salvador. La Iglesia es la presencia Ejercicios que todos han hecho-
del Señor, de Cristo existiendo co- para ser fieles a la vocación inicial?
mo comunidad y participa de mo- Parece que no. Ignacio, que debe
do análogo del Misterio del Verbo escribir las Constituciones, que ha
encarnado (LG 8): en esperanza tenido muchas veces la experiencia
contra toda esperanza. En estas liberadora del E., debe ahora poner
ocasiones, Ignacio dirá sí a la Igle- los pies bien en tierra y plantear, en
sia. Por la sencilla razón que entre forma jurídica concreta, el eterno
Cristo nuestro Señor esposo y la problema de la concreción Espíri-
Iglesia esposa es el mismo espíritu tu-Ley desde la vida. Así, en su
que gobierna y rige [Ej 365]. Éste es madurez, tras mucha reflexión y
el único lugar de los Ejercicios en el unión con Dios, nos deja esculpido
que se explícita la acción del Espíri- el grandioso prólogo de las Consti-
tu. La pneumatología desbordada tuciones donde tranquila y magis-
en la CAÁ, llega aquí a los límites tralmente traza el cauce para resol-
del credo quia absurdum. Como es fá- ver ese áspero combate entre Ley y
cil deducir, si en la CAÁ se experi- E., pertenencia y libertad, institu-
menta el E. como el gran don de ción y carisma. Es lo que dentro de
Dios presente en todas las criaturas, las Constituciones (con resonancias
al finalizar los Ejercicios se dan pau- de Casiano) llamará "la caridad y
tas, para la vida cotidiana, de una discreción del Espíritu Santo":
experiencia profunda, eclesial, pas- "Aunque [...] más que ninguna ex-
cual y neotestamentaria del Pneuma terior Constitución la interior ley
(Jn 19, 30; 20, 23). de la caridad y amor que el Espíri-
6. El E. en las Constituciones: tu Santo escribe e imprime en los
"discreción" o madurez del Espíri- corazones ha de ayudar para ello
tu (la interior ley de la caridad y la [...], todavía porque la suave dis-
suave disposición de la Divina Pro- posición de la Divina Providencia
videncia). La aludida regla trece pide cooperación de sus criaturas,
para sentir con la Iglesia trata de el Vicario de Cristo, los ejemplos
un caso límite. La vida cotidiana no de los santos y la razón así nos lo
puede construirse sólo sobre una enseñan, tenemos por necesario se
actitud semejante. Si bien la Iglesia escriban Constituciones que ayu-
está "necesitada de purificación" den..." [Co 219]. La Ley, la norma,
(LG 8), tiene también "verdadera es ante todo una ayuda para la ac-
santidad" (LG 48). Aunque, evi- ción del Espíritu Santo. Es cierto
dentemente, esto no obsta que pue- que en las Constituciones hay un ca-
den ocurrir alguna vez casos lími- so de elección carismática. El Con-
tes, tal como acaecía en el ambiente cilio V de Letrán dice que si todos
universitario de París de mediados eligen a uno por aclamación, esta
del siglo XVI. Aunque se viva en la elección es válida (COD 344). Igna-
tensión entre el Espíritu y la Ley cio, carismático, acepta este modo
-la libertad, se decía al principio, es de elegir Prepósito General y da
el don más experienciable que da una razón que no está en sus fuen-
el E., según el N T - esta tensión tes: "el Espíritu Santo que los ha
811 espiritualidad ignaciana

movido suple órdenes y concierto" ZUBIALDE, S., "Discernimiento - Unción del


[Co 700]. Pero se puede decir que Espíritu y Discretio. Presencia y actividad
del Espíritu en los escritos de San Ignacio
en general, dada la tensión liber- de Loyola", Man 70 (1998) 231-267; BAK-
tad-norma, el nervio las Constitu- KER, L., Libertad y experiencia. Historia de la
ciones es la "discreción del Espíri- redacción de las Reglas de discreción de espíri-
tu", donde se intenta aunar la tus en Ignacio de Loyola, M-ST, Bilbao-San-
moderación de Casiano con la fuer- tander 1995; CHONG, J. C, La pneumatología
za rompedora del espíritu. de la espiritualidad de San Ignacio, UPComi-
llas, Madrid 2000; ID., "La Contemplación
Siempre en tensión. En cierta para Alcanzar Amor [230-237]. El Pente-
ocasión el emperador y el Papa costés ignaciano" Man 72 (2000) 293-303;
querían hacer cardenal a Francisco CONGAR, Y. M., El Espíritu Santo, Herder,
Barcelona 1983; GARCÍA MATEO, R., "Di-
de Borja. Ignacio, tras mucha ora-
mensión pneumatológica de los Ejercicios
ción, ve que debe oponerse. "No Espirituales" Gr 80 (1999) 95-119; ID., Igna-
había contradicción alguna, pu- cio de Loyola. Su espiritualidad y su mundo
diendo el mismo espíritu divino cultural, Mensajero-Univ. de Deusto, Bil-
moverme a mí a esto por unas razo- bao 2000,353-371; HEITMAN, C./ MUEHLEN.
nes y a otros al contrario por otras H., Experiencia y Teología del Espíritu Santo,
Sigúeme, Salamanca 1978; LERA, J. Ma,
[...] Haga Dios nuestro Señor en to- "Apuntes para una pneumatología de los
do como sea siempre su mayor ala- Ejercicios", Man 53 (1981). 325-358; 58
banza y gloria" [Epp IV, 283-285]. (1986) 99-128; 63 (1991) 163-190; 67 (1995)
Pero siempre llenas de suavidad. 273-289; 68 (1996) 177-184 y 305-331; 69
Así las Constituciones rezumarán, (1997) 69-92; MADRIGAL, SV Estudios de ecle-
"ayudar en espíritu", "los que van siologia ignaciana, DDB-UPComillas, Ma-
drid 2002; MARTÍN-MORENO, J. M., "El don
en espíritu", "la caridad y discre- del Espíritu Santo en los Ejercicios", Man
ción del Espíritu Santo", "caminan- 59 (1987) 357-372; RAHNER, K., "El espíritu
do en la vía del espíritu", "la un- como fruto de la redención", en Meditacio-
ción del Espíritu Santo puede nes sobre los Ejercicios de San Ignacio" Her-
enseñarle". Todo ello fiel reflejo y der, Barcelona 1971, 240-249; Ruiz JURADO,
M., "El Espíritu Santo en las Constitucio-
traducción del prólogo, expresión nes de la Compañía de Jesús", Man 56
de la mente de Ignacio (aunque en (1984) 219-228; ID., "El Espíritu Santo en la
ella esté la mano del fiel Polanco) espiritualidad ignaciana", Man 70 (1998)
en esta tensión entre norma y liber- 217-230.
tad (heteronomía y autonomía). Las
Reglas para sentir con la Iglesia
conservan su valor (circunstancial).
Pero son las Constituciones y su pró- ESPIRITUALIDAD IGNACIANA
logo lo que expresa la actitud ma-
dura y la experiencia del E. de Igna-
cio de Loyola. E l presente estudio se abre con
una doble consideración intro-
ductoria: la definición de "espiri-
José Ma LERA, SJ tualidad ignaciana" y la distinción
entre espiritualidad "ignaciana" y
espiritualidad "jesuítica". Como
/* Alumbrados, Constituciones, Diario espi-
ritual, Discernimiento, Discreta caritas, Dis- consecuencia, se siguen dos partes
cretio, Espiritualidad Ignaciana, Espíritus, principales: la primera centrada en
Inspiración, Mística Ignaciana, Proemio, Sa- la espiritualidad de S. Ignacio y la
lamanca, Trinidad. segunda en la historia "espiritual"
Bibl.: ARRUPE, R, "La inspiración trinitaria de los jesuitas. La conclusión sinte-
del carisma ignaciano (8.11.80)", en La iden- tiza lo que hay de común entre
tidad, 391-435 (AR XVIII [1980] 67-114); AR- ellas dos.
espiritualidad ignaciana 812

1. Consideraciones previas. Espiri- riencia. Cuanto mayor sea la cons-


tualidad ignaciana o teología espiritual ciencia del modo de proceder de
ignaciana. Tomando como punto de Dios bajo la "lógica ignaciana", ma-
referencia la definición que Charles yor será la ayuda que la persona
A. Bernard ha dado de espirituali- podrá recibir para progresar en esa
dad (1994), podremos situar el mar- vía del servicio divino que puede
co teórico dentro del cual se propo- ser la CJ, las congregaciones igna-
ne el presente artículo y también la cianas o toda institución que se
diferencia con la voz "mística igna- fundamente y crezca en el espíritu
ciana", que podría ser tomada co- de la experiencia de Ignacio y su
mo sinónima sólo de manera ine- herencia reflejada en los Ejercicios
xacta. Bernard define la teología Espirituales. En este sentido, se pue-
espiritual como "una disciplina teo- de hablar con toda propiedad no
lógica que, basada en los principios sólo de "espiritualidad ignaciana"
de la revelación, estudia la expe- sino de "teología espiritual ignacia-
riencia espiritual cristiana, describe na", dado que el concepto mismo
su desarrollo progresivo y da a co- de "teología espiritual" hace refe-
nocer sus estructuras y sus leyes" rencia a la toma de conciencia críti-
(1994, 74). El autor está convencido ca de una experiencia de la gracia
de que "el progreso de la vida espi- divina. Reflexionando sobre la vida
ritual sigue una cierta lógica que es y obra de Ignacio, se toma concien-
tarea de la teología espiritual des- cia refleja del modo en que Dios lo
cubrir y estudiar" {Id., 77). En este trató. Esa reflexión significa com-
sentido, aventurando una primera prender la estructura y las leyes
aproximación a una definición de que han regido la experiencia divi-
e., podemos afirmar que es el modo na de Ignacio y eso constituye no
de proceder en la vida espiritual sólo la e., sino el carisma eclesial ig-
con una "lógica ignaciana". naciano, fuente de la identidad je-
1.1 Espiritualidad ignaciana. Pero suítica y del gobierno de la Compa-
si queremos precisar aún más, si- ñía. Proceder teológicamente de
guiendo siempre la huella de Ber- este modo es hacer teología espiri-
nard, todavía se podría definir la e. tual ignaciana.
como aquella disciplina teológica Una última precisión: normal-
que, fundada sobre la particular ex- mente se tiende a identificar "espi-
periencia del misterio de Dios reve- ritualidad" y "mística", cosa no del
lado a Ignacio de Loyola, estudia la todo incorrecta. Sin embargo, ac-
dinámica progresiva de la transfor- tualmente se tiende a distinguir en
mación personal que Ignacio sufrió ciertos ambientes teológicos entre
como consecuencia de tal revela- la reflexión sobre Dios fruto de la
ción personal. ¿Hay alguna estruc- experiencia inmediata de su Pre-
tura teológico-experiencial subya- sencia ("teología mística") y la re-
cente a la experiencia histórica de S. flexión sobre la transformación in-
Ignacio? Aproximarse y conocer tal terior que se operada en el creyente
"lógica" ha de servir de ayuda a to- como fruto de la relación personal
dos aquellos que adoptan como con dicha Presencia ("teología espi-
propio el modo de proceder caris- ritual"). Para una mayor profundi-
mático de Ignacio. La experiencia zación en la distinción se puede ver
espiritual de Ignacio es el espejo en la voz "mística" de este diccionario.
el cual cada jesuíta y todo "sujeto 1.2 Espiritualidad "jesuítica". Una
ignaciano" mira su propia expe- segunda distinción sería entre una
813 espiritualidad ignaciana

espiritualidad "de Ignacio" y otra concreción real para el jesuita en el


"de los jesuítas". El proceso de modo en el que Dios transformó a
trasformación personal del que Ig- Ignacio: ese modo es el estilo con el
nacio ha sido objeto y sujeto simul- cual el jesuita busca transformarse
táneamente, es suyo e intransferi- y ser transformado en Dios. De
ble. Sin embargo, Nadal afirma que aquí que no se pueda sostener una
"...queriendo nuestro Señor ayu- separación neta entre la experiencia
dar a su Iglesia, usa este modo: ex- de Ignacio y la de cada jesuita, ra-
cita a un hombre dándole una espe- zón por la cual se puede afirmar
cial gracia e influjo con que le sirva precisamente la continuidad de una
en modo particular, como lo hizo tradición "espiritual". Pero tampo-
con S. Francisco, a quien dio una co se puede mantener una identifi-
gracia eficaz con que se ayudase a cación, porque llevaría a negar la
sí y a los otros para el fin que somos diferencia propia de cada persona y
todos criados; y así juntándose se la irrepetibilidad de su historia úni-
hizo un cuerpo y congregación con ca; se negaría por otro camino el
aquella propiedad y particularidad mismo concepto de "tradición" es-
de gracia, la cual se dice una parti- piritual, que implica siempre y ne-
cular religión; y así de todas las cesariamente una dimensión de
otras. De la misma manera excitó continuidad pero también de adap-
Dios al P. Maestro Ignacio comuni- tación a los cambios, según tiem-
cándole una gracia y mediante él a pos, lugares y personas.
nosotros, la cual seguimos, y nos Para superar este obstáculo,
regimos según ella; y éste es nues- preferimos hablar de "carisma ig-
tro particular modo en que diferi- naciano", en el cual la experiencia
mos de los otros religiosos, y es me- del fundador resulta paradigmática
nester que nosotros lo sintamos así para el presente y futuro de sus se-
y gustemos; pero los otros religio- guidores en la Compañía. En ese
sos no es menester que lo sientan, carisma cada jesuita no recrea la ex-
porque tienen su modo particular, periencia de Ignacio, más bien hace
al cual es menester que sigan" su propia experiencia transforman-
(MNad V, 37; cf. FN II, 137). Así, la te de Dios bajo las coordenadas con
experiencia de Ignacio se convierte las cuales Dios mismo guió a Igna-
en paradigma para la experiencia cio (los Ejercicios). En este sentido,
de aquellos que siguen su "modo la e. no es otra cosa para el jesuita
de proceder". Y como se trata de un que una serie de anotaciones para vi-
carisma para el servicio eclesial que vir la experiencia de ser transfor-
se continúa en el tiempo y en diver- mado por el Espíritu de Dios, como
sidad de lugares, el paradigma ig- lo fue Ignacio. La CJ, en cuanto ins-
naciano no puede ser simplemente titución, no puede separarse de esta
asimilado estáticamente para ser "espiritualidad carismática". Así
"aplicado" a la realidad. Si ese ca- como el Espíritu sopla en la Iglesia
risma es ante todo un modo de jerárquica, así sopla en la "institu-
transformación interior, que sigue ción" ignaciana. Cuanto se pueda
una "lógica" propia, un "instru- afirmar de la relación entre "caris-
mento" que ayuda a Dios y al suje- ma" e "institución" en la Iglesia, se
to ignaciano a ser más uno del otro. puede decir de la relación entre el
El modo como se realiza teórica- "carisma ignaciano" y la "institu-
mente el encuentro transformante ción ignaciana". Ésta es la justifica-
entre Dios y un hombre, adquiere ción de fondo del porqué en la CJ se
espiritualidad ignaciana 814

insiste en hablar de "gobierno espi- de un carisma común (la experien-


ritual": por el influjo mutuo entre cia de Ignacio), en la cual cada je-
carisma e institución. suíta se mira como en su espejo.
Ateniéndonos a la convicción Como consecuencia de lo dicho, de-
de que la teología espiritual busca bería quedar claro que preferimos
en el desarrollo de la vida espiritual hablar de una tradición espiritual
una lógica subyacente, es posible ignaciana y no de una tradición es-
ahora acercarse a la experiencia es- piritual jesuítica. No hay jesuíta sin
piritual de Ignacio para descubrir S. Ignacio, como, en sentido propio,
su evolución. Procediendo de for- no hay S. Ignacio sin Compañía de
ma similar con la espiritualidad de Jesús. El carisma no puede separar-
los jesuítas a lo largo de la historia se de la institución, porque la mis-
se podrán establecer algunos ras- ma institución es carismática.
gos comunes para definir un "perfil 2. La espiritualidad de Ignacio.
carismático ignaciano". Este perfil Desde la convalecencia de Ignacio
no puede ser trazado solamente en la casa paterna (verano de 1521),
desde la experiencia de Ignacio, donde toma conciencia de la mo-
pues no hay que olvidar que el ción de diversos espíritus, hasta el
"fundador" tiene sentido en cuan- momento de su muerte (verano de
to, de alguna manera, "pone los ci- 1556), han pasado 35 años durante
mientos" de la experiencia de otros. los cuales la amistad entre Dios e
Por ello su carisma pervive en el Ignacio refleja un proceso en conti-
tiempo, pero nunca de manera está- nuo crecimiento. Durante estos
tica, siempre en forma dinámica en años, sucederán acontecimientos de
atención a los inevitables cambios tal trascendencia histórica que ha-
históricos. El carisma no cambia, rán de este período del siglo XVI un
pero se adapta; como la identidad tiempo de "crisis" y de cambio sin
de una persona, que sigue siendo la precedentes.
misma a pesar del paso de las esta- 2.1 San Ignacio, "ejercitante".
ciones. Por ello el carisma del fun- Mientras la cristiandad europea vi-
dador puede sufrir variaciones que ve este momento, al tiempo dramá-
responden a adaptaciones imposi- tico y exultante, nuestro Señor iba
bles de prever en el momento de la dando salud a Ignacio [Au 5], no
fundación, pero que pueden armo- sólo para que restablecerlo de la
nizarse en el conjunto de la tradi- operación a la que sometió su pier-
ción carismática, a pesar de ser in- na herida en Pamplona, sino para
novadoras. No hay tradición sin prepararlo a su peregrinación geo-
novedad. Por eso cada generación gráfica que en su caso refleja muy
de jesuítas está llamada a hacer su- bien el itinerario de su peregrina-
ya la gracia carismática ignaciana y ción interior (cf. [Au 7]). Dicha
en esto Dios obtiene lo que obtuvo transformación interior de Ignacio
de Ignacio, la transformación inte- encuentra en los Ejercicios testimo-
rior, a pesar de la diversidad de cir- nio diáfano de su proceso de bús-
cunstancias y de culturas. De aquí queda interior. En efecto, si los Ejer-
la legitimidad de referirse a la expe- cicios son un medio "para quitar de
riencia única de Ignacio, como pa- sí todas las afecciones desordena-
radigmática para la CJ; del mismo das, y después de quitadas para
modo que es legítimo pensar en buscar y hallar la voluntad divina
una experiencia espiritual personal en la disposición de su vida para la
de cada jesuíta, bajo la inspiración salud del ánima" [Ej 1], en realidad
815 espiritualidad ignaciana

Ignacio estuvo siempre "ejercitán- 25]. Durante su estancia en Manre-


dose". Su adestramiento lo inició sa, además de la oración, se ejercita
durante su convalecencia de 1521, también en la conversación para
cuando "se le abrieron un poco los "ayudar las almas" en cosas espiri-
ojos, y empezó a maravillarse" de tuales (cf. [Au 26]). Se podría resu-
la diversidad de pensamientos que mir la experiencia de Ignacio con
se agitaban en su interior [Au 8]. sus mismas palabras: "En este
Veintitrés años y medio después, tiempo le trataba Dios de la misma
exactamente el 11 de febrero de manera que trata un maestro de es-
1544, cuatro años después de la pri- cuela a un niño, enseñándole" [Au
mera aprobación de la CJ, mientras 27] y tal trato comenzó a producir
cumple con el encargo recibido de sus efectos en los cambios de com-
escribir las Constituciones, realiza el portamientos [Au 29].
mismo ejercicio, como da testimo-
Ignacio va creciendo en "sabi-
nio de ello su Diario espiritual [De
duría", en discernimiento. Es muy
15-17]. ¿Qué se esconde detras de
consciente de que al inicio de su vi-
esa perseverancia?
da espiritual estaba como ciego, no
2.2 La "lógica" del proceso interior sabía. Esto lo afirma al final de su
de San Ignacio. En primer lugar, se vida, porque ha entendido que la
debe afirmar que el itinerario de Ig- madurez espiritual está en cumplir
nacio inicia con el despliegue de un la voluntad de Dios con los deseos
deseo, el de ser santo [Au 9], y con de Dios.
una gracia interior de conversión
Conocer la voluntad de una
recibida en la visión de María con
persona, si no se quiere obedecer
el Niño [Au 10]. Ya partido de Lo-
sólo exteriormente, significa vincu-
yola, el famoso encuentro con el
larse personalmente con ella. El
moro y sus disputas en torno a la
progreso espiritual de Ignacio lo lle-
virginidad de María [Au 14-16], es
ejemplo de una "ánima que aún es- va en la línea de conocer cada vez
taba ciega, aunque con grandes de- más sutilmente los mecanismos y
seos de servirle en todo lo que co- las dinámicas mediante las cuales
nociese". Camino de Montserrat conoce la voluntad de Dios. Pero
sigue pensando en esas hazañas conocer su voluntad es conocerlo;
[Au 17} y comienza a practicarlas al por ello el crecimiento en el discer-
llegar al famoso santuario: se des- nimiento conlleva un crecimiento
poja de sus vestidos, los da a un en la intimidad con Dios. En reali-
pobre y pasa la noche en oración, dad, mientras más se ama, más se
velando sus armas delante de nues- conoce y mejor se discierne. El
tra Señora [Au 18]. Se instala en amor de Ignacio lo mueve a realizar
Manresa, donde Dios lo estaba es- cosas que sabe, en la medida de lo
perando. Aquí se produce un salto posible, que Dios desea igualmente
cualitativo en su experiencia espiri- que sean hechas. Dos voluntades
tual pues comienza a sentir unas que comparten un mismo proyecto,
"variedades que nunca antes había un mismo amor, se comunican para
probado" [Au 21], incluyendo la obrar: ésta es la puesta en escena
tentación de "echarse de un aguje- que nos presenta el Diario espiritual.
ro grande" para matarse, y una En Loyola, Dios e Ignacio son
fuerte crisis de escrúpulos, de la dos voluntades separadas; en Ro-
que sólo se verá libre por la gratui- ma, trabajan juntas. Han pasado
ta iniciativa de nuestro Señor [Au muchas cosas y muchos años para
espiritualidad ignaciana 816

que Ignacio entendiese que su Jeru- manera estaba Ignacio en condición


salén estaba en Roma. La lógica de ser un instrumento dócil a Su
subyacente al deseo espiritual de voluntad y por tanto, eficaz "divi-
Ignacio es la de cumplir el deseo di- namente" en la historia y en la Igle-
vino, que al final de cuentas, es el sia. Este proceso se consolida como
mismo deseo de Dios: comunicarle metodología en la dinámica de los
su santidad. Se trata de un comer- Ejercicios y se institucionaliza como
cio de amor total entre ambos, en el un cuerpo para la misión en las
cual deben primar las obras y no las Constituciones de la CJ. El desarrollo
palabras, pues "el amor consiste en de la vida de S. Ignacio, su proceso
comunicación de las dos partes, es de transformación interior que lo
a saber, en dar y comunicar el lleva a la unión recíproca de volun-
amante al amado lo que tiene o de tades con Dios, es verdaderamente
lo que tiene o puede, y así, por el principio y fundamento del caris-
contrario, el amado al amante; de ma y de la institución ignaciana, y
manera que, si el uno tiene ciencia, no menos de su espiritualidad.
dar al que no la tiene, si honores, si
Por ello, coincidimos con De
riquezas, y así el otro al otro" [Ej
230-231]. Dar uno al otro lo que el Guibert (1955,130-134), quien carac-
otro no tiene. Dios fortifica el deseo teriza la espiritualidad de Ignacio
de Ignacio fortificando su voluntad, como un dinamismo que se desplie-
trasformando su vago deseo inicial ga desde una lógica sobrenatural:
en una voluntad cada vez más de- por un lado, un amor apasionado
terminada. Pero para ello Ignacio por Cristo, hasta el punto de desear
debe estar personalmente conven- sufrir oprobios por amor suyo, co-
cido, y por eso el proceso de creci- mo en el Tercer grado de Humildad;
miento de Ignacio lo lleva a asumir y por otro, una estrategia de servicio
personalmente lo que al inicio es efectivo, en el que une razón e intre-
solamente un oscuro impulso. Y no pidez con el sólo fin de servir a Cris-
hay crecimiento en la libertad sin to por amor. Pocos autores como Ig-
purificación interior. nacio han puesto el acento en la
adhesión a la voluntad divina como
La visión de La Storta (noviem- servicio.
bre de 1537) significa para Ignacio
que su peregrinación europea ha 3. Rasgos caracterizadores de la
terminado, pero que todavía le que- espiritualidad ignaciana. A partir de
da mucho por andar interiormente la experiencia fundante de Ignacio
con la fundación de la CJ. Si en Ro- tan brevemente expuesta, es posi-
ma la voluntad de Dios y la de Ig- ble formular algunos de los rasgos
nacio se encuentran de un modo fe- que configuran la espiritualidad
cundo, el fruto de tal encuentro es ignaciana.
la Compañía de Jesús. Se podría re- 3.1 Dimensión trinitaria. La e.
sumir la dinámica de la transforma- conduce hacia una experiencia del
ción interior de S. Ignacio como el Misterio de Dios que pretende
proceso mediante el cual Dios lo transformar a la persona gracias al
fue guiando de tal modo que, con amor intratrinitario hecho historia.
su colaboración, se purificase de to- Todo desciende "de arriba" [Ej
da afección desordenada para que 184.237] y toda experiencia busca
fuese "indiferente". Así purificado, acabar en el Padre, instancia última
podía amarlo puramente sólo a Él, de todo don, en quien culmina todo
uniéndose a su voluntad, y de esta coloquio [Ej 63.147.156]. Dios, en
817 espiritualidad ignaciana

tanto que Divina Majestad, mira 143], o en la tercera de las Maneras


"toda la haz y redondez de la tie- de Humildad, que es perfectísima
rra" [Ej 106] para decidir después porque apunta al colmo del amor,
encarnarse para "hacer redención". la locura por Cristo [Ej 167]. Esta
Ante este Dios Mayor y Misterio se dimensión experiencial de Ignacio
sitúa la persona en el momento de- quedó reflejada en el nombre de la
cisivo de su vida, en la elección, pa- nueva institución "Compañía de je-
ra buscar la manera que de "noso- sús", única cabeza y "a quien solo
tros se quiere servir su divina deseaban servir" (FN I, 203-204) y
majestad" [Ej 135]; Dios es el recep- aparece como pórtico verificador
tor de la elección realizada, y a Él se del deseo de todo aquel que pide
le presenta para que la quiera "reci- entrar en la CJ, ya deshecho del
bir y confirmar" [Ej 183]. Esta di- mundo [Co 53] "para admitir y de-
mensión trinitaria irrumpe en la vi- sear con todas las fuerzas posibles
da de Ignacio en la experiencia de cuanto Cristo nuestro Señor ha
La Storta [Au 96] y marcará tam- amado y abrazado" [Co 101]. Hoy,
bién la intimidad de su experiencia la CJ no puede encontrar su identi-
religiosa recogida en el Diario espiri- dad si no es junto a su Señor, tal y
tual (cf. [De 14.40.53.81.85...]), hasta como ha explicitado la CG 34 en
el punto que llega a escribir: "me sus dos primeros decretos, "Unidos
parecía así entender que casi no ha- con Cristo en la misión" (di) y
bía más que saber en esta materia "Servidores de la misión de Cristo"
de la santísima Trinidad" [De 62]. (d2).
La CJ se reconoce hoy como "una 3.3 Dimensión eucanstica. Esta
obra misteriosa de Dios" (CG 34, aproximación ai Misterio de Dios
d i , 14) que "vive de Dios y para por la amistad con Cristo se actuali-
Dios" (d9, 6). za de manera privilegiada en la ce-
3.2 Dimensión cristológica. Todo lebración de la Eucaristía. Para Ig-
en Ignacio comenzó por Jesús con nacio la misa es el "lugar teológico"
la lectura del Vita Christi de Ludolfo para la percepción y el sentir de la
de Sajonia (Loyola, 1521) [Au 5-8]. presencia y la voluntad divina so-
La amistad y el conocimiento inter- bre el ser humano, un contexto pri-
no de Cristo iniciado en Loyola le vilegiado para el discernimiento y
acompañará el resto de sus días: en la iluminación de mociones interio-
Manresa [Au 29], en Venecia [Au res. Su devoción hacia la Eucaristía
41], en Jerusalén [Au 48], en París se cimienta desde los orígenes
[Au 85] o a las puertas de Roma [Au -Manresa- en la experiencia de la
96] Ignacio va madurando una visión que le llevó a concluir "cómo
amistad que culmina con la voca- estaba en aquel Santísimo Sacra-
ción de servicio de Cristo con la mento Jesucristo nuestro Señor"
cruz. La relación con Cristo confi- [Au 29]. El primer grupo de compa-
guró a Ignacio y sobre ella constru- ñeros sella su primer proyecto co-
yó el proceso de los Ejercicios como mún en Montmartre en torno al sa-
propuesta de cristificación, cuya ex- crificio de Jesús en la misa del 15 de
presión más diáfana descubrimos agosto de 1534. Ya más adelante, Ig-
en el replanteamiento radical del nacio, ya en su etapa de madurez
propio ser ante la misericordia infi- religiosa, hace de la Eucaristía el
nita del Crucificado [Ej 53], en el centro y eje de todo el proceso mís-
tercer punto del sermón [Ej 146] del tico descrito en el Diario espiritual
"sumo y verdadero capitán" [Ej en el que busca en torno al tipo de
espiritualidad ignaciana 818

pobreza que Dios quiere para la na- atender principalmente a la defensa


ciente Compañía de Jesús. Las re- y propagación de la fe y al prove-
cientes CC GG han animado y re- cho de las almas" (F50). Desde los
cordado el valor central de la primeros orígenes, ya en 1539, el
celebración de la Eucaristía en la vi- primer grupo de jesuitas comienza
da interna y en la experiencia místi- a ser dispersado por el Papa, que
ca de la CJ (cf. CG 32, d2,18; d4, 63; los envía a diversas misiones. Esta
d l l , 12; CG 34, d8,19; d26,11). impronta misionera que se realiza a
3.4 Dimensión eclesial. El proce- través de los diversos "ministerios"
so interno de Ignacio va evolucio- (cf. F50, 1) va a condicionar no po-
nando suavemente hacia la media- cas de las novedades instituciona-
ción eclesial como instancia ilu- les del nuevo grupo (ausencia de
minadora del discernimiento. Así, coro, de hábito, de penitencias "re-
las tempranas referencias a S. Pe- gladas" ...) para enfatizar la discretio
dro [Au 3] y a Jerusalén [Au 8] van como modo de dejarse conducir y
dejando paso al Vicario de Cristo y guiar por el Espíritu. La misión está
Roma, su sede, donde el Señor le siempre dinamizada por el hori-
será propicio (FN II, 133). El Papa zonte del magis, que anima a cada
puede emplear a toda la CJ "en lo actividad y a cada ministerio a bus-
que juzgase ser de más gloria de car siempre la "mayor gloria de
Dios y utilidad de las almas" [Au Dios". Desde la Parte VII de las
85] y así "por mayor devoción a la Constituciones ("... en la viña de
obediencia de la Sede apostólica, y Cristo nuestro Señor") hasta los do-
mayor abnegación de nuestras vo- cumentos de la reciente CG 34
luntades y por una cierta dirección ("Unidos con Cristo en la misión"
del Espíritu Santo" (F50) la e. in- d i , y "Servidores de la misión de
corpora la mediación del Romano Cristo" d2), la misión es una seña
Pontífice, "Vicario de Cristo en la de identidad irrenunciable en la e.,
tierra" (F50) como "dador de mi- que desde los comienzos fue com-
sión" a quien los jesuitas se vincu- prendida como una vocación "para
lan con voto, su "cuarto voto". Es- discurrir" [Co 92.304.308].
te vínculo expresa el deseo de 3.6 Dimensión histórica o "encar-
ponerse al servicio de la Iglesia natoria". La e. comprende su misión
universal (CG 34, d6, 9; cf. d26,11), como tarea de "incidir" en la histo-
"real, visible y jerárquica" (CG 34, ria para seguir colaborando con el
d l l , 15). De esta manera, el camino proyecto de Dios en su iniciativa de
ignaciano integra la experiencia "hacer redención" [Ej 107]. El mun-
subjetiva del nuevo sujeto religio- do es lugar de encuentro con el Cre-
so que emerge en el pleno siglo ador, siempre ahí presente, traba-
XVI con la instancia objetiva que jando y laborando "por mí en todas
ilumina y alienta toda decisión las cosas criadas" [Ej 236], donde
personal, la Iglesia "su Esposa" "está y desea dárseme" [Ej 234],
(£50) y "nuestra santa madre" [Ej siempre "con la conciencia de que
353], tal como ha señalado la CG la acción de Dios precede a la nues-
34: "el servicio humilde de Cristo tra" (CG 34, d4, 17). Así lo recibi-
es inseparable de un amoroso ser- mos de Ignacio: "no dejaré de re-
vicio de la Iglesia" (d6, 24). cordar aquella gracia que tenía en
3.5 Dimensión misionera. La CJ, todas las circunstancias, mientras
primera receptora de la e., surge co- trabajaba o conversaba, de sentir la
mo grupo humano fundado "para presencia de Dios y de gustar las
819 espiritualidad ignaciana

cosas espirituales, de ser contem- crescendo, al punto de dejarlo indi-


plativo aun en medio de la acción" ferente frente al resto del mundo
(MNad IV, 651). Por lo tanto, en el creado, con un solo deseo determi-
ideal ignaciano "nunca se plantea nado gracias al cual ha reordena-
una disyuntiva entre Dios o el mun- do su vida: estar con Jesús para
do; siempre se trata de Dios en el servirlo. La transformación inte-
mundo, trabajando para llevarlo a rior que alcanzó Ignacio como
su plenitud" (CG 34, d4, 7). La ex- particular gracia divina, constitu-
periencia religiosa en perspectiva yendo el carisma ignaciano es, en
ignaciana tiene entonces mucho realidad, la transformación que to-
que ver con el acontecer de los do "sujeto ignaciano" desea tam-
"procesos mundanos" porque todo bién alcanzar según este modo de
desde la intimidad con Cristo pue- proceder, con la finalidad de con-
de ser alcanzado en su último fun- vertirse en un instrumento apostó-
damento, su condición de criatura. lico para servicio de la Iglesia y de
3.7 Dimensión mistica o "afecti- la humanidad, a mayor gloria de
va". Hasta hace poco tiempo atrás Dios.
la e. era caracterizada comúnmente Rossano ZAS FRIZ, SJ
como "ascética". Gracias a la publi-
cación de la Autobiografía de Ignacio
Bibl.: ALPHONSO, HV "La espiritualidad ig-
y de su Diario espiritual en la prime- naciana en la actualidad: corrientes y pers-
ra mitad del siglo XX y al retorno a pectivas", CIS 43 (1983) 133-136; ARRUPE, PV
las fuentes de los fundadores auspi- "El modo nuestro de proceder (18.1.1979)"
ciada por el último Concilio en la en La identidad, 49-82 (AR XVII [1979] 653-
segunda mitad, esta idea comienza 690); BARRY, W. A., "Jesuit Spirituality for
the Whole of Life", SSJ 35/1 (2003); BARRY,
a cambiar hacia una imagen más re- W. A./ DOHERTY, R. G., Contemplativos en la
alista y completa de Ignacio y de su acción: la espiritualidad jesuítica, Sal Terrae,
espiritualidad. Un cambio que de- Santander 2004; BERNARD, CH., Teología Es-
berá sin duda modificar drástica- piritual, Atenas, Madrid 1994; CONWELL, J.
mente la concepción tradicional de R, Contemplation in Action: a study in Igna-
tian Prayer, Gonzaga University Press, Spo-
la e. a favor de una concepción más kane 1957; ID., Walking in the Spirit: a reflec-
equilibrada en la que la dimensión tion on Jerónimo Nadal's phrase
pasiva y afectiva de la relación con '''Contemplative likewise in action", IJS, St.
Dios ocupe igualmente un puesto Louis 2003; DECLOUX, S., El camino ignacia-
de no menor importancia a la ocu- no, Verbo Divino, Estella 1984; FISCHER, H.,
pada por la abnegación y la renun- "Mística", en Sacramentum Mundi IV (RAH-
NER, K. ed.), Herder, Barcelona 1977, 723-
cia de sí mismo. 734; FLEMING, D., Lessonsfrom Ignatius Loyo-
Al final de su vida, Ignacio ha la, RR, St. Louis, MO 2005; GUIBERT, J. DE, La
cumplido un largo camino que lo espiritualidad de la Compañía de Jesús: bosque-
ha llevado a una transformación jo histórico, Sal Terrae, Santander 1955; HA-
AS, A., "Los orígenes del misticismo igna-
interior como respuesta a la parti- ciano en Loyola y en Manresa", CIS 13
cular revelación personal de Dios. (1982) 144-192; KIECHLE, S., Kreuzesnachfol-
Ese camino lo inició con el deseo ge. Eine theologisch-anthropologische Studie
de ser santo y contó, entonces y zur ignatianischer Spiritualitat, Echter,
siempre, con la asistencia sosteni- Würzburg 1996; NICOLAU, M., "Espirituali-
dad de la Compañía de Jesús en la España
da de Dios para purificarlo y reali- del siglo XVI", Man 29 (1957) 217-236; O'-
zarlo. Como consecuencia, un pro- MALLEY, J. W., "Early Jesuit Spirituality:
fundo y sentido amor hacia Jesús Spain and Italy", en Christian Spirituality
fue ocupando poco a poco su con- (DUPRÉ, L./ SALIERS, DON E. eds.), Crossro-
ciencia, en una tensión siempre in ad, New York 1989, 3-27; O'MALLEY, }., Los
espíritus 820

primeros Jesuítas, M-ST, Bilbao-Santander e., "el uno del demonio, el otro de
1993; Ruiz JURADO, M., "Espiritualidad ig- Dios" [Ej 32], dirá Ignacio para sí
naciana en la Fórmula del Instituto", Man
48 (1976) 309-321; ID., "La espiritualidad de
mismo como quien ha logrado un
la Compañía de Jesús en sus Congregacio- gran descubrimiento. Algo ocurría
nes Generales", AHSI45 (1976) 233-290; ID., dentro de él que le hacía ver las co-
"Spiritualitá apostólica delle Costituzioni sas con "otros ojos". La experien-
ignaziane", PUG, Roma 1991; ID., "Espiri- cia de transformación, inherente a
tualidad de la Compañía de Jesús", DHCJ la conversión, se vive normalmen-
II, 1317-1321.
te en una honda agitación espiri-
tual. Ahí justamente empieza lo
/* Carisma, Compañía de Jesús, Contemplati- que conocemos como "vida espiri-
vo en la acción, Espíritu Santo, Ejercicios Espi-
rituales, Ignacio de hoyóla, Jesucristo, Mayor, tual". Y eso que se siente se lleva al
Ministerios, Mística ignaciana, Modo de pro- examen y al diálogo espiritual. Ig-
ceder, Teología Espiritual, Trinidad. nacio sospecha cuando la persona
no experimenta esa agitación, esas
mociones interiores. Ignacio se ve
obligado a prestar atención a algo
ESPÍRITUS que "le viene de fuera", como dirá
después en un texto que necesita-
remos tener delante, no sólo para
2 . Experiencia y transformación. Ig-
nacio experimentó en sí mismo
un m u n d o turbulento que le afec-
entender a Ignacio, sino para en-
trar en lo más hondo de su magis-
taba profundamente y desencade- terio espiritual. Ante la fractura in-
naba un torbellino de preguntas terior que significaba para Ignacio
interiores: "siempre vino consigo la conversión, el hervidero interior
pensando qué haría" [Au 50]; que experimenta y que lo va a lla-
"¿qué nueva vida es ésta que ago- mar "pensamientos" y e. que mue-
ra comenzamos?, hasta tanto que ven esos pensamientos, Ignacio se
una vez se le abrieron un poco los ve abocado necesariamente a una
ojos" [Au 8]. A partir de aquí, co- experiencia de examen y discerni-
mienza la decisiva tarea de exami- miento. Semejante experiencia va a
nar y discernir, a la búsqueda de estar inexorablemente unida a
un espacio de lucidez para su ex- otra, la de la elección. Esta secuen-
periencia: busca situarse ante su cia de espíritus, examen, discerni-
experiencia no sólo como actor, si- miento y elección constituye un im-
no también como juez. "Viniendo prescindible hilo conductor para
poco a poco -dirá Ignacio- a cono- entender a Ignacio y para calificar
cer la diversidad de espíritus que la envergadura de nuestra perso-
se agitaban, el uno del demonio, y nal experiencia espiritual.
el otro de Dios" [Au 8]. 2. El ser humano, un ser funda-
Ignacio habla de su experien- mentalmente abierto. Como presu-
cia, una experiencia de conversión, puesto del Examen general de con-
de transformación: "una nueva vi- ciencia Ignacio formula y describe
da", un segundo nacimiento. La una antropología que queda ahí,
transformación no se puede llevar como una referencia permanente:
a cabo sin una agitación interna; "presupongo ser tres pensamientos
una movilización de una serie de en mí, es a saber, uno propio mío, el
fuerzas opuestas. No hay cambio cual sale de mi mera libertad y que-
de objeto sin resistencias. Ésas son rer; y otros dos que vienen de fuera,
las "mociones", por ahí andan los el uno que viene del buen espíritu y
821 espíritus

el otro del malo" [Ej 32]. "Protopa- ponerle nombre a eso que se ad-
labras", llamó Rahner, a ésas "que vierte y siente. Con ello se da un
suben del corazón y se alargan en paso importante en el ejercicio es-
frases, que resuenan en himnos, piritual. Estar atento a lo que acon-
que deciden eternidades, que abren tece, sospechar de determinadas
puertas a la auténtica posibilidad" ausencias, ahnndar en las experien-
(Rahner 1961, 331). Desde la con- cias de presencia. Ausencias y pre-
ciencia de esta realidad así frag- sencias, lo que es Dios y lo que no
mentada, Ignacio le pone nombre a puede ser Dios: por ahí andan los
esa fuerza interior que le hace expe- "espíritus". Se trata de iniciarse,
rimentar unos pensamientos tan di- "sentir la dificultad", que dirá el
versos. Todo ese hervor profundo Directorio de Victoria (D4), e ir po-
vivido por Ignacio como conflicto y niéndole nombre a la dificultad.
división interna desemboca en el Iniciarse en esa tarea permanente
discernimiento y el examen como en el magisterio de Ignacio, que es
exigencia ineludible. Tres pensa- la vía del examen de conciencia. Ta-
mientos, tres órdenes de discursos rea para toda la vida y que en el de-
que nos habitan y de los que no po- sarrollo de la propia vida espiri-
demos disponer a nuestro antojo. tual, irá unida a la experiencia del
Tan sólo uno de ellos se correspon- discernimiento.
de con el de la libertad y querer; tan 3. Examinar: sentir, iluminar, va-
sólo de ese podré decir que es mío. lorar. "Mucho examinar" y "mucho
Los otros dos sin ser míos, viniendo bien examinados" [Ej 319.336] son
de fuera, están en mí, me habitan y expresiones que responden muy
hablan desde lo profundo de mi significativamente a la importancia
ser. que el tema de los exámenes adqui-
Ignacio relaciona los pensa- rió en la experiencia espiritual de
mientos con los espíritus. Pensa- Ignacio. Interesa a Ignacio que la
mientos o mociones, o "suasiones", persona aprenda pronto a entrar
inclinaciones, ilustraciones, etc. Se dentro de sí misma, que la persona
trata de algo que se advierte, algo sepa acercarse al dinamismo de las
que acontece. Los pensamientos los preguntas fundamentales, que en el
entiende Ignacio no tanto como for- fondo son expresión de una signifi-
mulaciones lógicas con un conteni- cativa presencia. Dios se hace pre-
do filosófico o ideológico, cuanto sente: buscarlo, buscar e interpretar
como movimientos interiores (mo- su presencia es entrar en el lengua-
ciones), con una carga afectiva- je del examen, en el espacio donde
emocional que dejan una determi- se hacen presente los espíritus. Bu-
nada huella en la conciencia. Lo cear en el seguimiento de los e. será
importante es comprender que se para Ignacio una tarea permanente.
dan y que constituyen una realidad Desde ahí hay que entender el pa-
compleja. Cuando en el título de las pel de los exámenes en su magiste-
Reglas de discreción de Primera Se- rio. Se trata, con el examen, de algo
mana [Ej 313-327], Ignacio hable de más que calificar moralmente la
"sentir y conocer mociones", está propia conducta. Tal vez sería inte-
aludiendo a esa realidad y a esa ex- resante resaltar el papel que las pre-
periencia afectiva emocional, que guntas tuvieron en el itinerario de
en otras ocasiones llama pensa- Ignacio desde su conversión en Lo-
mientos. "Sentir" significa darse yola (cf. [Au 12.21.50.70.74.85. etc.]).
cuenta de que se dan, y "conocer", La experiencia pastoral enseña que
espíritus 822

las preguntas tienen siempre una en las que el sujeto se ha ido impli-
carga que procede de los espíritus. cando, evaluar ese mundo de senti-
La constatación de esta actitud re- mientos en razón de una identidad,
flexiva, nos lleva a descubrir el re- un PF que necesita estar más y más
lieve que el tema del examen va a incorporado. Y desde ahí iniciar
adquirir en la experiencia espiritual una tarea de ordenamiento, de re-
y en el talante de la persona que ha- modelación o de cambio. Se trata
ce discernimiento. de conquistar la indiferencia, es de-
El significado del "mucho cir, la libertad para el seguimiento
examinar" en la literatura ignacia- de una vocación.
na atiende a dos aspectos: un as- Y a partir de aquí, el sujeto en
pecto "cuantitativo", que va a es- su soledad más radical delante de
tar presente en toda la experiencia Dios pretenderá averiguar la ma-
espiritual de los Ejercicios y de la nera concreta, única y singular en
vida toda, y que en los Ejercicios la que cada uno debe comprome-
aparece bajo muy diferentes mo- terse. De este modo estamos en el
dos y tiempos, y otro aspecto umbral de la elección. Y éste no es
"ponderativo", con el que poner un camino fácil: Ignacio ya ha ad-
énfasis en una actitud de búsque- vertido que hay pensamientos que
da y vigilancia y, si queremos, de vienen de fuera y habrá que mirar
"sospecha" a la que Ignacio pre- con lupa "las varias mociones que
tende llevarnos. El "mucho", que en la ánima se causan" [Ej 313], y
es adverbio de cantidad, adquiere que mueven y actúan en sentidos
en el lenguaje ignaciano un matiz opuestos.
ponderativo de advertencia, de La elección fue todo para Igna-
reincidencia, de calidad sobre la cio. Es un acto de abandono y de
acción del verbo al que acompaña: despojo al que se entra porque se
"mucho aprovecha", "es mucho ha visto claro, muy claro, que Dios
de advertir", "mucho mirar la pro- anda de por medio. Es, pues, el es-
pia condición", "mucho conside- píritu de Dios y no nuestro antojo el
rar", "mucho saber"... La insisten- que nos ha llevado hasta aquí. La
cia en el "mucho", como espacio elección configuró y definió el sen-
donde desemboca todo un itinera- tido y el texto de los Ejercicios. Fue
rio de experiencias sentidas, llega- el núcleo de este texto, como había
rá a hacerse particularmente signi- sido el núcleo de la vida de Ignacio.
ficativa en las dos expresiones Sus propias experiencias espiritua-
referentes al examen: "mucho les constituyen su punto de partida.
aprovecha el intenso mudarse [...] Seguir puntualmente la Autobiogra-
en mucho examinar [...]" y "con fía afirma esta idea, a la hora de
mucha vigilancia [...] muchas ve- pensar qué nos quiere decir Ignacio
ces [...] mucho bien examinados con la palabra "espíritu". "Expli-
[...]"[£/'319.336]. qúese pronto qué sea consolación",
Ignacio pretende no dejar ni un avisan los Directorios antiguos, a
solo rincón de los pensamientos partir del de Polanco. Efectivamen-
fuera de la lucidez de la persona te, necesitamos saber qué es conso-
que está dentro del ejercicio espiri- lación, qué nos quiere decir Ignacio
tual. Examinar significa detectar con esa palabra, y sobre todo con
cuál es la dinámica afectiva existen- esa experiencia, cuándo podemos
te en un momento dado, cómo se estar bajo la influencia de una con-
mueven los e., captar las fijaciones solación engañosa. Todo esto es im-
823 espíritus

portante, "el sentido suyo que to- Dios". Sobre este particular escri-
mamos", escribe Ignacio a Teresa bió cómo se desviaban sus pensa-
Rejadell en 1536 [Epp I, 105]. Y es mientos y se imaginaba qué sería
importante porque para Ignacio la de él si hiciese lo que habían he-
experiencia de consolación discer- cho los santos. Su pensamiento
nida desemboca en la elección. Las saltaba de un objeto a otro, de
fases en el camino espiritual no se unas hazañas a otras, "hasta tanto
dan por el capricho de un e. malo se le abrieron un poco los ojos, y
que incomoda y oscurece. Las fases empezó a maravillarse de esta di-
en el camino del e. son el resultado versidad. Este fue el primer dis-
de una dialéctica de consolaciones curso que hizo en las cosas de
y desolaciones, oradas y discerni- Dios; y, después, cuando hizo los
das, que Ignacio llama "mociones". Ejercicios, de ahí comenzó a tomar
Y es algo específicamente igna- lumbre para la diversidad de espí-
ciano la unión entre consolación y ritus" [Au 8]. Ignacio había capta-
elección. Consolación es presencia, do ya todo lo esencial que después
es incremento teologal, es "leticia dejó escrito en las Reglas de dis-
interna que llama y atrae [...]" [Ej creción de espíritus. "Las eleccio-
316]. Desde el primer discurso que nes especialmente me dijo que las
hizo en las cosas de Dios [Au 8] había sacado de aquella variedad
hasta las elecciones de las que habla de espíritus y pensamientos que
al final de la Autobiografía, "aun tenía cuando estaba en Loyola, es-
ahora tenía muchas visiones, aqué- tando todavía enfermo" [Au 99].
llas de ver a Cristo como sol. Y esto Ignacio había vivido en profundi-
le sucedía con frecuencia" [Au 99]. dad muy al comienzo de su vida
Entendiendo siempre elección, co- espiritual la diversidad y alternan-
mo aquélla que se lleva a cabo en cia de consolaciones y desolacio-
segundo Tiempo, a partir de la ex- nes, había experimentado la agita-
periencia de consolación y desola- ción interior. El hecho de sentirse
ción y de la discreción de espíritus. "seco y descontento", a lo mejor
La frontera entre la primera y la se- podía calificarse sin más como de-
gunda regla de Primera Semana ne- solación. A lo mejor, o seguramen-
cesitará estar muy clarificada en el te. Esa experiencia de sequedad y
decurso de toda la experiencia espi- descontento no eran sino maneras
ritual. La regla primera describe como Dios se le iba haciendo pre-
una dinámica de pecado que inca- sente, mociones que aumentaban
pacita para el discernimiento, la re- su perplejidad: "¿adonde me que-
gla segunda describe la dinámica réis llevar, Señor?", dirá Ignacio
de conversión, "arriba y adelante", mucho más tarde [De 113].
que dejaría escrito Teilhard. Ignacio les fue poniendo nom-
4. Hacia una definición de espíri- bre a sus experiencias: a los pensa-
tus. Quizás ahora podamos ya de- mientos de fama en el mundo y a la
cir qué son los e. para Ignacio. exigencia de conseguir admiración
Cuando Ignacio, en su convale- les llamará pensamientos "del
cencia de Loyola, recurre por abu- mundo", "cosas del mundo", "co-
rrimiento a la lectura de la Vita Ch- sas vanas", que coinciden o pue-
risti y del Flos Sanctorum constató, den coincidir con lo que después
según su propia confesión, "la di- llamará "placeres aparentes" o el
versidad de espíritus que se agita- "imaginar delectaciones y placeres
ban, el uno del demonio, el otro de sensuales"; también supo decir que
espíritus 824

"la tristeza y turbación las induce el mación interior que provoca la bús-
enemigo", que trae "razones apa- queda de Dios. Mociones provoca-
rentes, sotilezas y asiduas falacias" das por dos polos contrarios, el polo
[Ej 329]. Así mismo describe la ac- que atrae a la comunión (buen e.) y
ción del buen e. [Ej 315] y deja di- el polo que retrae, distrae o distor-
cho que "es propio de Dios y de sus siona y fundamentalmente conduce
ángeles dar verdadera alegría y go- a la separación (mal e.): Dios o no
zo espiritual", quitando la tristeza y Dios, si acercan o alejan de Dios, ésa
turbación que el enemigo induce es la verdadera cuestión para Igna-
[Ej 329]. Ignacio identifica como ac- cio, si iluminan u oscurecen. Y, a
ción del buen e. en él cuando siente partir de aquí, Ignacio ofrecerá cri-
gusto en la lectura de libros espiri- terios concretos, reglas, para orien-
tuales, cuando se siente impulsado tarse en la vida del Espíritu.
a servir a Dios, a contemplar el cie-
5. Buen espíritu, mal espíritu. El
lo estrellado y cuando al caer en la
mal e. es nuestro yo egoísta y tram-
cuenta de las dificultades que po-
poso. Da la impresión que mal o
dría tener imitando a los santos, le
buen e. va y viene en función de
parecen fáciles y superables.
nuestros estados de ánimo, si nos
Pero ¿qué entendía Ignacio con encontramos bien o mal, si las noti-
la palabra "espíritu" y, sobre todo, cias que nos llegan nos agradan o
qué quería decirnos con ella? En su nos crispan.
época la palabra espíritu despertaba
5.1. El mal espíritu. El ejercicio
una amplitud de significados: aire y
espiritual no consiste en buscar la
aliento, realidades esencialmente
felicidad; el ejercicio espiritual de-
móviles y dinámicas y no carentes
be llevarnos a liberar nuestra li-
de algo intangiblemente misterioso.
bertad, a desenmascarar todas las
"El espíritu es como el viento", dirá
trampas que la vida nos tiende y
Jesús a Nicodemo, "que no sabemos
de dónde viene ni adonde va, se co- que no acaba uno de verlas como
noce por su efectos" (Jn 3, 8). Por son. Ése es el mal e. que nos retie-
sus efectos los va a conocer también ne y entretiene y nos hace caer en
Ignacio, según el camino por donde el engaño. No nos hace libres para
quieran llevarnos. Los e. para Igna- la verdad, y urde el engaño y, ahí,
cio, son e. angélicos, o más llana- en esa urdimbre elabora el discur-
mente, buen o mal espíritu. Con la so de nuestras mentiras que llega-
palabra "espíritu" alguna vez po- mos a creérnoslas completamente,
dría estar Ignacio refiriéndose vela- como si fuesen verdades definiti-
damente al Espíritu Santo. Estos vas. El mal e. es el engaño. Así lo
actúan en nosotros a través del sub- ve también Ignacio en un docu-
consciente, más allá de nuestra mento fundamental, el ejercicio de
"mera libertad y querer". Pero la Dos Banderas [Ej 136-148], que pa-
verdadera importancia no es diluci- rece elaborado sobre la misma es-
dar la naturaleza última de estos e., tructura del presupuesto del Exa-
sino profundizar en el hecho de que men general de conciencia, ya
Ignacio los identifica con unos mo- citado, "Presupongo ser tres pen-
vimientos (mociones) en los que la samientos en mí [...]" [Ej 32].
persona no es sujeto agente, sino Hay un escrito de S. Ignacio,
paciente, y que estas mociones es- muy próximo a la regla de desola-
tán estrechamente vinculadas a la ción [Ej 317]: "la desolación es el
experiencia espiritual, a la transfor- contrario, del espíritu malo, y do-
825 espíritus

nes del mismo, así como guerra condicionalmente". Es la tentación,


contra la paz, tristeza contra gozo la más clara agresión a la identidad,
espiritual, esperanza en cosas bajas a la vocación. Hoy hay demasiadas
contra la esperanza en las altas; así razones para la desolación, hay un
como el amor bajo contra el alto, se- porqué humano, personal, comuni-
quedad contra lágrimas, vagar la tario, social, estructural. Hay una
mente en cosas bajas contra la ele- desolación eclesial, que se comuni-
vación de mente" (DI, 12). Es éste ca con otros o se vive en la soledad.
el lugar ignaciano en que con más Nada de esto es del buen espíritu.
asertividad se nos dice qué es del Se oscurece el PF y somos tentados
"espíritu malo": el "mal caudillo" de romper la armonía interior y
que busca desencantarnos de la vi- buscar intereses parciales, egocén-
da, detenernos en nuestro creci- tricos, de grupos cerrados. Acaba-
miento hacia la plenitud deseada mos por vivir como si Dios no exis-
por Dios. La guerra como ausencia tiese. Estamos entonces viviendo la
de paz, que es signo del buen espí- desolación. Estamos en el área del
ritu; y la esperanza, que no es sólo mal espíritu. Estamos en la regla
la desesperanza, sino el ponerla en primera del discernimiento de espí-
cosas bajas, en lugar de vivirla co- ritus [Ej 314].
mo proyección de futuro de la fe. 5.2. El buen espíritu. Pero el
No podemos vivir sin esperanza, buen espíritu funciona de otra ma-
pero hay que saber dónde la tene- nera. Y lo primero es identificarlo
mos puesta, qué nos mantiene con con la consolación; lo segundo, que
vigor, con capacidad de aguante, llevemos a la oración el deseo de
con buen talante. El desolado pone que se nos haga presente ese buen
su expectativa en "cosas bajas", es espíritu: que el Señor se nos aparez-
decir, intrascendentes, y se agarra a ca: "¡Oh! Plega a mi Señor Jesucristo
ellas en su ansia de felicidad. Eso le que os quiera aparecer un día" [Au
producirá tristeza o desilusión. Por 21]. Lo tercero, finalmente, sería
eso hay que salir pronto de la deso- constatar y consignar que esa con-
lación. No podemos con los conse- solación no es engañosa, sino que
jos del mal e. "tomar camino para viene del buen espíritu: "Aún no
acertar" [Ej 318]. La desolación pro- había Espíritu, porque Jesús no ha-
ducida por "nuestro antiguo ene- bía resucitado" (Jn 7, 39). Pero Jesús
migo" -así llama Ignacio al mal e. ya ha resucitado. Efectivamente, es
en su carta a Teresa Rejadell- busca legítimo pedir la aparición, la pre-
desviarnos del camino comenzado sencia del consolador: "mirar el ofi-
de nuestra conversión, y hace inso- cio de consolar que Cristo nuestro
portable el tiempo de oración, en Señor trae, comparando como unos
una experiencia y sensación de amigos suelen consolar a otros", di-
abandono y tristeza. Uno a veces ce Ignacio [Ej 224].
piensa que está desolado sin saber
Hay un tractus teológico que
por qué; aunque no existe la desola-
necesitamos reforzar, a la hora de
ción sin causa, sí tendríamos que
hablar del buen espíritu. Cristo es
pararnos a pensar en el porqué de
la fuente de la consolación. Para Ig-
ese pensamiento de nuestro desa-
nacio el resucitado es el consolador,
brimiento. "Hay días -decía el buen
ya lo hemos indicado. La consola-
cura de Bernanos- en que no tiene
ción se nos da en la contemplación
uno ganas de nada ni nada de na-
de su persona y de los misterios de
da, sino de capitular, de rendirse in- su vida terrena. Esta consolación se
espíritus 826

confunde con el "llamamiento" que alabanza, en la reverencia, pues es-


surge del contacto con su vida y lle- tamos hechos para eso: para alabar,
va a la elección. Es, desde el princi- hacer reverencia, servir. Reconocer
pio mismo, una sola cosa con la todo lo bueno que ha habido en
elección, porque la elección es para nuestra vida. Y reconociendo, cono-
Ignacio la respuesta a la invitación cer que no todo en nuestra vida ha
al seguimiento. Y esta elección es sido siempre puro y limpio. Pero
una experiencia en el Espíritu Santo afirmar que, a pesar de todo, el Se-
y por medio de él. Porque la conso- ñor nos ha visitado.
lación es la experiencia de la cerca- 6. Conclusión. Hemos hablado
nía, de la presencia del Señor, algo de los e., hemos indicado que Igna-
que sólo puede ser concedida en y cio habría preferido apelar sencilla-
por medio del Espíritu Santo. mente al Espíritu Santo. Sabemos
Pedir la cercanía, la aparición, la que eludió esa expresión, sabemos
experiencia, la consolación es legíti- la precaución que tomó para evitar
mo, ya lo hemos dicho. Es pedir ex- ciertas sospechas inquisitoriales.
perimentar cierta alegría interior Quizá hoy, una vez superados los
que no sabe uno explicar, algo o al- miedos del siglo de Ignacio, podría-
guien que nos asegura que nunca mos formular sin aquellos miedos
más tendremos sed, que habrá den- lo que queremos decir cuando deci-
tro de uno un manantial inagotable mos que el Espíritu Santo nos con-
de agua que salta. Es una promesa, voca, nos guía, nos ilumina, nos
una voz interior, una palma que nos convierte, nos llama. O llamar sen-
cubre, un sueño, una esperanza, un cillamente Espíritu Santo a ese buen
descubrimiento. El buen e. es un e. que está actuando en nosotros. Y
guía para nuestra oración, la impul- pedir al Señor que no nos quite su
sa, la llena de deseos atendibles. "La santo espíritu, su buen espíritu.
oración en S. Ignacio -escribió R.
Barthes- es organizar la semántica Carlos GARCÍA HIRSCHFELD, SJ
del deseo". Cada vez que reencon-
tramos la palabra del Señor que nos
Z1 Ángel, Consolación, Desolación, Discer-
llama, está actuando en nosotros el nimiento, Espíritu Santo, Mal espíritu, Mo-
buen espíritu: es la escalada del de- ciones, Reglas, Tentación.
seo, que está en el dinamismo de las
peticiones del texto de los Ejercicios, Bibl.: ARZUBIALDE, S., Ejercicios; BAKKER, L.,
Libertad y experiencia. Historia de la redacción
y que puede seguirse puntualmente de las Reglas de discreción de espíritus en Ig-
a través de los momentos más im- nacio de Loyola, M-ST, Bilbao-Santander
portantes de la experiencia espiri- 1995; DIONISIO EL CARTUJANO, "De discrec-
tual: "los que tengan juicio y razón tione et examinatione spirituum", en Ope-
ofrecerán sus personas al trabajo", ra Omnia 40, art. II, 267-268; DOMÍNGUEZ
"los que más se querrán afectar y se- MORANO, C, Psicodinámica de los Ejercicios
ñalar en todo servicio", los que pi- ignacianos, M-ST, Bilbao-Santander 2003;
GARCÍA DE CASTRO, J., El Dios emergente. So-
den "ser recibidos en la bandera del bre la "consolación sin causa", M-ST, Bilbao-
Hijo y Señor" y desean "imitar en Santander 2001, 45-92; LOP, M. (ed.), Los
toda pobreza e injurias al Señor", Directorios de Ejercicios. 1540-1599, M-ST,
"los que dan todo su haber y pose- Bilbao-Santander 2000; MELLONI, J., La mis-
er", para que no sea el reino de uno tagogía de los Ejercicios, M-ST, Bilbao-San-
sino el del Señor el que busquemos. tander 2001, 71-104; RAHNER, K., ET III,
1961; SPIDLIK, T., "Le combat spirituel", en
Y a través de todo este movimiento Spiritualité de l'Orient Chrétien, PISO, Roma
interior, nos dejamos envolver en la 1978, 225-256.
827 estipendio

ESTIMATIVA peculativa en los procesos del co-


nocimiento humano y una función
práctica o de orden afectivo. Con
E l término no aparece en DCECH
ni en TLC de Sebastián de Cova-
rrubias. Sin embargo, sí se encuen-
razón se la considera como una fa-
cultad 'puente 7 entre el orden sen-
tra en DiccAut.: "La facultad y po- sitivo y el intelectual y una facul-
tencia para hacer juicio y formar tad 'piloto 7 de la afectividad del
concepto de las cosas [...]. En los hombre".
brutos animales es el instinto natu-
José GARCÍA DE CASTRO, SJ
ral que los inclina a apetecer lo que
les conviene para su conservación,
y huir de lo que les puede dañar". Z1 Cognación, Entendimiento, Inteligencia,
Y también en DETEMA: "Facultad Pensamiento, Razón, Sindéresis.
del alma racional con que hace jui-
cio del aprecio que merecen las co-
sas, (siglo XV)".
ESTIPENDIO
Este término sólo lo encontra-
mos en una tan larga y brillante,
como desconocida, instrucción ig-
naciana redactada por Juan Alfon- E l término, de escaso uso en el
vocabulario ignaciano, tiene
una significación espiritual que
so de Polanco sobre las "revelacio-
nes", "ilusiones" y otro tipo de equivale a gratificación de Dios [Ej
experiencias extraordinarias ("De 322]. En este mismo sentido se em-
Illusionibus quibusdam", [Epp XII, plea también, repetidamente, la pa-
632.654]). Refiriéndose a las excen- labra "sueldo" en la carta escrita a
tricidades del P. Onfroy, comenta el los Padres y Hermanos de Coimbra
autor: "tiene estragado el órgano [Epp I, 495-510].
de la imaginación y dañada la esti- Pero la palabra e. se refiere
mativa o cogitativa, en quien está principalmente a la remuneración
el juicio de los particulares, para por los trabajos. Está en conexión
discernir en ellos lo verdadero de con la gratuidad de los ministerios.
lo falso y lo bueno de lo malo; y de Ya en la Fórmula de Julio III, se dice
la mala disposición de esta cogita- que no se recibirá ninguna remune-
tiva suele proceder el delirar, etc." ración {stipendium, en el original la-
[Epp XII, 641]. J. Alfonso de Polan- tino) por su trabajo. En las Constitu-
co hace aparecer como sinónimos ciones, se dice en el Examen, en la
"estimativa" y "cogitativa", tal y presentación del Instituto, que aun-
como hacen los editores de la Suma que a otros sea lícito, no pueden los
de Teología de Sto. Tomás (V, BAC, de la CJ "aceptar estipendio alguno
Madrid 1997, 827.830), donde lee- o limosna, cual se suele dar en re-
mos: "Cogitativa: Es el último y compensa de dichos ministerios"
más perfecto de los sentidos inter- sino sólo "de Dios Nuestro Señor,
nos del hombre. Coincide en parte por cuyo servicio deben hacer pu-
con la estimativa por la que el ani- ramente todas cosas" [Co 4]. Y en la
mal percibe algo como útil o noci- Sexta Parte, en el capítulo sobre la
vo -la oveja percibe al lobo como pobreza de los que han sido incor-
nocivo- pero por su proximidad y porados en la CJ, se dice: "Se
participación en algún modo de la acuerden de dar gratis lo que gra-
razón tiene algo característico y tis recibieron, no demandando ni
propio [...]. Ejerce una función es- aceptando estipendio ni limosna al-
estudio 828

guna en recompensa de misas o nacio, una vez avanzado su camino


confesiones o predicar o leer o visi- de conversión y seguimiento al Se-
tar, o cualquier otro oficio de los ñor. Como en otros elementos de su
que puede ejercitar la Compañía". espiritualidad, la experiencia per-
Y se indica la razón: proceder con sonal vivida es la que enriquece su
más libertad y más edificación [Co magisterio espiritual. De ser en
565]. Y añade la declaración corres- tiempos de su experiencia de Man-
pondiente que, aunque los que qui- resa, según Laínez, un "hombre
sieren puedan hacer limosnas para simple, sin otras letras que leer y
la Casa o para la iglesia, "no se de- escribir en romance", Ignacio pasa
be tomar cosa alguna como estipen- a ser una persona que emprende
dio o limosna por lo que se les co- una discernida carrera universita-
munica por solo servicio de Cristo ria. Desde la vuelta de Palestina en
Nuestro Señor, en manera que se dé 1524, el e. fue parte de su quehacer
o tome uno por otro" [Co 566]. durante un período de tiempo rele-
En la correspondencia ignacia- vante: tres años en España y siete
na el término e. es poco frecuente, en París. Ignacio busca en el mundo
pero se refleja la gratuidad como la de la Filosofía y la Teología avales
práctica común de la Compañía de académicos y la correspondiente
Jesús. Así, por ejemplo, se escribe al preparación para poder hablar de
P. Pezzano que ya debe saber que temas teológicos sin dificultades.
"no es conforme al modo de proce- Logra el título de Maestro en Artes
der de la Compañía vivir con tomar por la Universidad de París.
estipendios" [Epp II, 575]. Y al du- 1. Finalidad del estudiar: motiva-
que de B a viera, que había solicita- ción apostólica. Con la expresión "al
do que Canisio fuera Vicerrector de fin se inclinaba más a estudiar al-
Ingolstadt, se le responde que no es gún tiempo para poder ayudar a
propio de la CJ, pero que si por el las ánimas" [Au 50], el peregrino
momento no encuentra la persona introduce el motivo por el cual de-
adecuada podrá Canisio prestar ese cide dedicarse al estudio. Nos dice
servicio por tres o cuatro meses, pe- esta expresión algo sobre la natura-
ro sin recibir e. alguno [Epp III, 658]. leza del e. en S. Ignacio: un instru-
En la instrucción que se envía a los mento para mejor llevar adelante
que van de ministerio a Alemania, sus deseos apostólicos. Debajo de
que "no reciben estipendios por mi- esta decisión estaba la creencia tra-
sas o predicar o administrar los sa- dicional entre saber y eficacia en el
cramentos, ni pueden tener rentas ministerio. Análogamente, el subtí-
de ninguna clase" [Epp XII, 240]. tulo de la Cuarta Parte de las Cons-
tituciones ("Del instruir en letras y
Manuel TEJERA, SJ en otros medios de ayudar a los
prójimos los que se retienen en la
Z1 Dinero, Ministerios, Pobreza, Reglas para Compañía"), caracteriza a la cues-
distribuir limosnas. tión del e. o de la instrucción en le-
tras como un medio de ayudar a los
prójimos. Quienes se dedican a los
estudios, como preparación para el
ESTUDIO apostolado, deben situarlos en la
perspectiva de totalidad que les da
un valor trascendente: su fin es
E studiar fue una actividad que
formó parte de la vida de S. Ig- "ayudar a los próximos al conocí-
829 estudio

miento y amor divino y salvación hallar a Dios también en los estu-


de sus ánimas" [Co 446]. A partir de dios. J. Ma Rambla ve aquí algo rele-
[Au 50], desde las últimas narracio- vante sobre cómo concibe Ignacio la
nes sobre su estancia en Jerusalén, naturaleza de sus deseos apostóli-
el término "estudiar" o un deriva- cos ("ayudar a las ánimas"): se trata
do aparece treinta veces en el texto. de una tarea que pide poner en jue-
Posteriormente, en las Constitucio- go todos los elementos humanos
nes, el término aparecerá cuarenta y posibles, ya que no bastan sólo la
cinco veces. buena fe o las intenciones puramen-
Para Ignacio la necesidad de te "espiritualistas". "Deben procu-
una formación intelectual deriva rarse los medios humanos o adqui-
"clara e inmediatamente de la voca- sitos con diligencia, en especial la
ción apostólica de la Compañía" doctrina fundada y sólida" [Co 814].
(Decloux 1993, 155). La formación Los e. son medios naturales pero
intelectual, unida a la pastoral, es "forman parte de la totalidad de la
parte necesaria de la preparación obra de Dios" (Rambla 1990, 73).
válida para el ministerio sacerdotal. La vida de e. está llamada a
Pedro Arrupe ve aquí un ejemplo unificarse con la vida espiritual por
de discernimiento ignaciano en ese medio de dos principios comple-
dar "prioridad a la formación sobre mentarios. Por un lado, "que con el
la actividad puramente espiritual o calor del estudiar no se entibien el
apostólica" (Arrupe 1980, 405). El amor de las verdaderas virtudes y
mismo P. Arrupe justifica en otro vida religiosa", y, por otro, "las
texto su preocupación por los casos mortificaciones y oraciones y medi-
en los que el nivel y seriedad de es- taciones largas no tendrán por el tal
tudiar había descendido: "Conside- tiempo mucho lugar" [Co 340]. Ig-
remos las desviaciones doctrinales nacio busca que también en el e. se
y pastorales en que hombres de for- avance en "la pura intención del di-
mación tan superficial pueden caer vino servicio". A los escolares se les
al tratar de afrontar los complica- recomienda como actitud funda-
dos problemas actuales, y la res- mental una actitud espiritual. En la
ponsabilidad que el mero hecho de vida de oración y en el estudiar se
pertenecer a la Compañía carga so- alaba y sirve al mismo Dios: los e.
bre sus hombros. Es un punto vital tienen que encontrar su lugar en la
para el futuro de la Compañía" búsqueda personal de Dios y de su
(Arrupe 1978, 39). servicio. "Para que los escolares en
2. Naturaleza del estudiar: expe- estas facultades mucho aprove-
riencia espiritual y exigencia de dedica- chen, primeramente procuren tener
ción. Los e. son una experiencia es- el ánima pura y la intención del es-
piritual. La unión entre e. y vida tudiar recta, no buscando en las le-
espiritual en la vida y obra de Igna- tras sino la gloria divina, y bien de
cio revela tanto una concepción ig- las ánimas. Y con la oración a me-
naciana de los estudios como de la nudo pidan gracia de aprovecharse
vida espiritual. Los e. son "medios en la doctrina para tal fin" [Co 360].
naturales", según el santo, y son Los estudios en la CJ serán ex-
parte de la obra de Dios vista en su presión de "caridad y obediencia" y
totalidad. Desde la orientación total el papel que tienen está unido a la
de la vida hacia Dios, la actividad misma disponibilidad a Dios. S. De-
del estudiar llega a ser una expe- cloux ve aquí algo relevante sobre
riencia de Dios. Hay que buscar y cómo concibe Ignacio la vida reli-
estudio 830

giosa: "Al fijar entonces un tiempo píritu no olvida otros aspectos más
limitado [para la oración], Ignacio "materiales". En las Constituciones,
[...] manifestaba así una compren- S. Ignacio refleja algunas necesida-
sión nueva de una vida religiosa, en des propias de la vida de e. que tie-
la que era toda la vida la que se de- nen que ver con la salud física: "te-
bía transformar en comunión con niendo especial advertencia que no
Dios gracias a la puridad de inten- se estudie en tiempos no oportunos
ción, a la abnegación de sí mismos y a la salud corporal, y que duerman
a la entrega total de la persona en la tiempo suficiente, y sean modera-
obediencia. La experiencia de la dos en trabajos de la mente, para
Compañía le ha inspirado a ésta po- que más puedan durar en ellos, así
co a poco lo que se debía pedir a los estudiar como después en el ejerci-
escolares para que esta comunión tar lo estudiado a gloria de Dios
con Dios se hiciese realidad" (De- Nuestro Señor" [Co 339].
cloux 1993, 158). Esta concepción 3. Características del estudiar:
que une el e. con la vida espiritual contenido y métodos pedagógicos. Al
no lleva a desvirtuar el valor de la preguntarnos por los contenidos o
actividad intelectual, sino que pro- materias de e., como otras veces en
mueve una exigencia de una dedi- Ignacio, será la finalidad apostólica
cación seria a los estudios: "el la que los determina. En este caso,
atender a las letras que con pura in- es la formación humanista, filosófi-
tención del divino servicio se apren- ca o teológica la que prepara al sa-
den, y piden en cierto modo el hom- cerdote para su inserción apostólica
bre entero, será no menos antes más en la cultura y sociedad de su tiem-
grato a Dios Nuestro Señor por el po. Ignacio, siguiendo lo experi-
tiempo del estudio" [Co 340], "ten- mentado en el modus parisiensis, de-
gan deliberación firme de ser muy termina también un "orden en las
de veras estudiantes" [Co 361]. Esto ciencias" que consiste en fijar unas
implicará suavizar el ritmo de otro etapas sucesivas que se puedan
tipo de prácticas de devoción, como adaptar a la asimilación del saber.
eran las penitencias, la oración o la Al decretar sobre las Universidades
meditación. A lo largo de la historia que la CJ puede aceptar, las Consti-
de la CJ se ha mantenido la preocu- tuciones dan importancia primor-
pación por una opción por una de- dial a la formación teológica. En esa
dicación seria al e. a su debido tiem- reflexión sobre universidades se
po. Una muestra es un reciente tienen en cuenta dos facultades: la
documento de un P. General: "Con- Facultad inferior de Artes (que in-
forme a toda su tradición, la Com- cluía Gramática, Lógica, Física, Me-
pañía reafirma, por ello, que espera tafísica, Moral, Matemáticas...) y
de todos sus escolares un serio em- una sola de las tres Facultades supe-
peño en los estudios. La calidad del riores (Teología). En las Constitucio-
trabajo intelectual ha de estar fuera nes se excluye explícitamente que la
de discusión, ya desde esta primera CJ "tome por sí" las otras dos (Me-
etapa (postnoviciado). Conviene, dicina y Derecho). Sin embargo, se-
por tanto, que se definan con preci- gún Decloux, los mismos motivos
sión las exigencias que implica la apostólicos dictaron después una
dedicación constante al trabajo" modificación de esa política: "aun-
(Kolvenbach 1988,122). que ha quedado también la referen-
Esta visión ignaciana que une cia, directa o indirecta, a la teología
la vida en el e. con la vida en el es- de los otros estudios, se puede aña-
831 estudio

dir también que las exigencias del riencia del valor del e. no se queda
apostolado han abierto siempre sólo en la persona de Ignacio y la
más posibilidades, ya que todo ob- formación propia de sus compañe-
jeto de estudio, en la cultura de hoy ros. Muy pronto los primeros jesuí-
(como en el mismo tiempo de Igna- tas ven la educación y el e. también
cio), puede ser escogido como me- como forma de apostolado en un
diación del apostolado" (Decloux sentido amplio. W. Bangert, resume
1993,159). así la apuesta de Ignacio y sus com-
Por otro lado, Ignacio propone pañeros por el mundo de la forma-
en las Constituciones unos métodos ción intelectual: "Sugirió el cultivo
pedagógicos, cuyo origen hay que de la vida intelectual por medio del
verlo también en su experiencia estudio de literatura en la forma de
parisina. La asimilación activa por los antiguos clásicos, de filosofía
medio de "ejercicios" es el princi- desarrollada principalmente por
pio esencial. En las Constituciones Aristóteles, y de teología en la que
se habla de varios de estos ejerci- Sto. Tomás era el maestro. Con in-
cios: repeticiones, disputaciones, dependencia de juicio, construyó
composiciones en prosa o en verso, una estructura educacional para la
oraciones latinas o griegas... que que escogió piedras del antiguo
completan la lectio del profesor. mundo de los autores clásicos, del
mundo medieval de las grandes
Hay también en las mismas Consti-
universidades y de su propio mun-
tuciones otras propuestas de índole
do contemporáneo renacentista ca-
pedagógica que favorecen el pro-
racterizado por la pasión humanis-
greso adecuado del e.: "A los profe-
ta". La fundación de decenas de
sores se pide que tengan cuidado-
colegios, entre ellos la fundación
samente en cuenta las capacidades
del Colegio Romano en 1551 y los
de sus estudiantes [...]. Cuando el
planes que en 1599 llevaron a la for-
número de alumnos es alto, se pro-
mulación de la Ratio studiorum son
pone que se dividan las clases [...]. frutos de la apuesta decidida de los
A los estudiantes se les recomienda primeros jesuitas por este campo.
que asistan regularmente a las cla-
ses, que las preparen con diligencia J. O'Malley señala que "Ignacio
y las repitan, que no duden en pe- había nacido en una época en que
dir explicaciones [...]. Al Rector se los argumentos a favor [...] de una
le sugiere que intervenga de la ma- relación intrínseca entre educación
nera que convenga a cada uno" y una vida recta habían sido plante-
(Decloux 1993, 162). ados con nueva insistencia y desde
un punto de vista nuevo, desde que
El deseo de Ignacio de mante- Petrarca, 'padre del humanismo',
ner una actitud pedagógica abierta los popularizó antes, a mediados
e innovadora se ha mantenido a lo del siglo XIV. Que existía una rela-
largo de la historia de la CJ, perma- ción entre la 'buena literatura 7 y la
neciendo sus instituciones (cole- virtud, era una premisa impulsora
gios y universidades) sensibles a del movimiento humanista. [...] En
cambios y necesidades culturales su crítica de la educación universi-
para adaptar y mejorar los méto- taria (o 'escolástica'), los humanis-
dos y modos de enseñanzas según tas aireaban especialmente su fraca-
"personas, tiempos y lugares". so en relacionar el saber con una
4. Generalización del estudiar: el vida de virtud y de servicio públi-
apostolado de la enseñanza. La expe- co" (O'Malley 1995, 259). El minis-
evangelización 832

terio de educar de los jesuítas tenía en el Señor Nuestro [...] que los
dimensiones cívicas y sociales, al que en ella esperan entrar para
igual que las obras de caridad que bien y fielmente sembrar in agro
también promovían. Puede afir- Dominico, y evangelizar su divina
marse que los ideales de los jesuítas palabra, tanto serán más aptos ins-
eran entonces socialmente conser- trumentos para ello" [Co 30], cuan-
vadores. Para dotar a sus colegios, tos menos impedimentos tengan.
dependían de las ayudas de ricos y El contexto es la misión de la CJ,
poderosos. teniendo como trasfondo el uso
El apostolado de la educación neotestamentario del verbo "evan-
generaba problemas respecto a la gelizar" (cincuenta y siete veces en
pobreza y movilidad que Ignacio el NT) en la doble dimensión de
proyectaba para la CJ. Sin embargo, proclamar el Evangelio y preparar
el excelente servicio que se rendía a la llegada del Reino de Dios. Éste
la Iglesia con este apostolado llevó es también el sentido actual del
a Ignacio a enviar hombres valiosos término, cuyo origen es protestan-
al mismo. te y data del siglo XIX. Fue adopta-
do por la Iglesia católica en el siglo
José Ma GUIBERT, SJ XX para reemplazar el concepto de
"misión". El ConcVat II alude a la
Z1 Colegios, Escolar, Formación, Juniorado,
e. como obra de todo el pueblo de
Letras, París, Pedagogía, Ratio Studiorum. Dios, puesto que toda la Iglesia es
misionera (AG 35), y los documen-
Bibl.: ARRUPE, R, "Informe sobre el estado tos Evangelii nuntiandi (EN 14) y
de la Compañía. Discurso inicial a la Con-
gregación de Procuradores (27.IX.1978)",
Redemptoris Missio (RMi 1) la equi-
en La identidad, 22-48; DECLOUX, S., "Intro- paran a misión, definiéndola como
ducción a la Cuarta Parte Principal", en esencial a la Iglesia.
Constituciones de la Compañía de Jesús. Intro- 2. Incorporación del término en la
ducción y notas para su lectura (ARZUBIALDE,
S./ CORELLA, J./ GARCÍA-LOMAS, J. M. eds.), Compañía de Jesús Contemporánea. El
M-ST, Bilbao-Santander 1993, 155-166; cambio de las viejas cristiandades a
KOLVENBACH, R-H., "Acerca de la forma- países de misión y los procesos de
ción desde el noviciado hasta el magisterio secularización y laicismo que se
(28.XII.1988)", en Selección, 105-127 (AR XX han dado en Europa han replantea-
[1988] 83-106); O'MALLEY, J. W., LOS Prime-
do la necesidad de una re-evangeli-
ros Jesuítas, M-ST, Bilbao-Santander 1995;
Rambla, J. M.a, El Peregrino. Autobiografía de zación del continente (SA 1.31). Ha
San Ignacio, M-ST, Bilbao-Santander 1990. sido también un elemento funda-
mental de la reflexión jubilar sobre
el tercer milenio cristiano. La CJ
asumió el término e. en la CG 32,
EUCARISTÍA: / Misa como respuesta a la secularización,
a las falsas imágenes de Dios que
consagran estructuras injustas, a
EVANGELIZACIÓN la crisis de nuestras instituciones
apostólicas, y a la necesidad de la
promoción de la justicia ("Nuestra
1 . Delimitación del término. Se tra-
ta de un término sin raíces igna-
cianas y ausente en las fuentes je-
misión hoy", CG 32, d4, 24-28.30).
Este decreto reformula el de la Mi-
suítas. El verbo "evangelizar" se sión de la CJ de la CG 31, acentuan-
menciona una vez en el Examen de do el doble reto de la e. ante el ate-
los candidatos a la CJ: "pareciendo ísmo y la injusticia social, en el
833 evangelización

nuevo contexto de Iglesia en estado Karl Rahner) y de sobrenaturalizar


de misión (CG 32, d4, 24). Dada la lo natural (el valor divino de lo hu-
constitución misionera de la CJ (CG mano, en Bonhoeffer y luego, entre
31, d i , 4), la e. constituye la raíz de otros, en la teología de la libera-
su identidad y espiritualidad ante ción). Así, el viejo dualismo de na-
el doble desafío del ateísmo y la in- turaleza y gracia deja paso a una
justicia. Las CC GG 33 y 34 refor- síntesis unitaria, que parte de una
mulan la e. en relación con la justi- revalorización de la inmanencia di-
cia (CG 33, d i , 91.100; CG 34, vina, de una cristología pneumática
d2.4.6.20) y añaden la exigencia de y de una búsqueda de Dios como
que sea integral, como corresponde constitutiva del hombre. Desde la
al carácter sacerdotal de la CJ (CG ética humanista en un mundo sin
33, d i , 88; CG 34, d6,10; dló, 3). In- Dios, que inspiró las teologías de la
sisten en la e. de la cultura (CG 34, secularización, y desde los "cristia-
d2, 20.21), en la inculturación (CG nos anónimos" (Krahner), es posi-
34, d4, 3.22.25.27) y en la nueva e. ble la colaboración con los no cre-
(CG 34, d i , 12; d l 3 , 22). Se puede yentes en la lucha por la justicia.
constatar, por tanto, una mayor 3. Contexto cultural y eclesial. La
atención a la e. desde los textos de sensibilidad actual por el problema
la Congregación General en 1965 del mal en el mundo, que hace de
hasta los de la última Congregación la teodicea uno de los ejes constitu-
en 1995, que reflejan la evolución tivos de la teología, así como la re-
de la misma Iglesia. valorización del carácter mesiánico
La e. es inherente a la identi- y profético del cristianismo, llevan
dad y naturaleza de la Iglesia. Re- a una redefinición espiritual de la
mite al envío de Cristo, de ahí, la evangelización. Se acentúa la pre-
equivalencia entre apostolado, mi- sencia germinal de la salvación, en
sión y evangelización. Lo nuevo es contraste con la vieja teología de
el contexto actual, que pone en pri- los novísimos, que establecía un
mer plano la cultura de la increen- dualismo entre tiempo histórico y
cia y la injusticia como exigencias salvación eterna. Hay vinculación
para los tres conceptos. La CJ asu- entre salvación y liberación, entre
me el término y la pluralidad de inspiración divina y autonomía hu-
significados desde una Iglesia en mana, sin rupturas entre el orden
estado de misión en sociedades de la creación y el de la redención,
post-cristianas y en situaciones de siendo la e. una mediación entre
injusticia. Este doble reto tiene co- ambas. De ahí, el teocentrismo au-
mo trasfondo la secularización de tónomo, que revaloriza el papel de
la sociedad y la doctrina social de la la conciencia y la exigencia de una
Iglesia, que hace de los pobres des- praxis comprometida desde una
tinatarios preferentes de la misión, mayoría de edad del cristiano en el
precisamente por su condición vic- mundo. Las diversas teologías de
timal de "empobrecidos". Distintas la política, de la secularización y de
corrientes teológicas han dado con- la liberación ponen el acento en la
tenido a las nuevas exigencias de la doble dimensión de increencia e in-
evangelización. Por un lado, el re- justicia como retos frontales del
planteamiento de lo sobrenatural cristianismo y se abren a una espi-
en la doble línea de naturalizar lo ritualidad del compromiso.
sobrenatural (la gracia en cuanto A esto hay que añadir el redes-
existencial humano, como plantea cubrimiento del "Reino de Dios" co-
evangelizado!! 834

mo eje constitutivo de la misión. Las tocrítica y en el diálogo con el que


exigencias del Reino cobran prima- da "modo y orden" para meditar
cía respecto de la Iglesia institucio- en los Ejercicios. El presupuesto es
nal, rompiendo el eclesiocentrismo la inmanencia de la gracia y la bús-
jerarquizante de la Contrarreforma. queda de Dios en el mundo, que
De ahí, la reestructuración ministe- llevan a una espiritualidad militan-
rial en la constitución sobre la Iglesia te y a una identificación con la Igle-
en el mundo de hoy. El paso del sia real.
eclesiocentrismo a la e. del mundo 4. La perspectiva ignaciana. Con
permite la apertura ecuménica a las Ignacio hay una promoción del in-
otras Iglesias cristianas y prepara dividuo, mayor interioridad perso-
una teología de las religiones. El im- nal y una potenciación de la liber-
perativo ético de la "projimidad" es tad, que culmina en las opciones
un elemento constitutivo de la pro- cristológicas. Se revaloriza el saber,
clamación del Reino y el comple- no sólo intelectual sino afectivo, y
mento necesario a la búsqueda de una praxis operativa que pone el
Dios. Se acentúa la inmanencia his- acento en la voluntad y se abre a la
tórica de Dios, que se hace presente importancia de los deseos. La duda
en una comunidad humana caracte- metódica moderna se presenta aquí
rizada por relaciones evangélicas. como sospecha y discernimiento.
De ahí la ministerialidad de la Igle- Se trata de promover la conciencia
sia, que se traduce en necesidad de autónoma y la capacidad reflexiva
inculturación, en catolicidad y en respecto a pretendidas inspiracio-
subordinación de la institución ecle- nes divinas. La vuelta moderna al
siástica a las necesidades misione- sujeto tiene aquí un antecedente.
ras. El viejo programa de la reforma De ahí también la importancia que
de la Iglesia, siempre pendiente a lo daba S. Ignacio a la capacidad per-
largo del segundo milenio, se tradu- sonal, a la naturaleza de los candi-
ce ahora como aggiornamento en fun- datos a jesuítas y la revalorización
ción de la evangelización. creciente de los estudios en su evo-
Estos planteamientos, mayori- lución como General de la Orden.
tariamente asumidos por la CJ, han De los jesuítas se espera pensa-
dejado huellas en los decretos de miento, reflexión teológica y cono-
sus últimas CC GG y han contado cimiento de las ciencias humanas,
con la aportación de teólogos jesuí- como plataforma necesaria para el
tas en el esfuerzo por redefinir la discernimiento en el doble eje de la
misión desde la evangelización. relación entre fe y cultura, y fe y
Desde la espiritualidad ignaciana justicia. Esta dinámica se ajusta,
pueden plantearse nuevos acentos también, al sentido misional del
a las exigencias de la evangeliza- cuerpo de la CJ, que impregna la
ción. Por un lado, hay que recupe- misma dimensión comunitaria, así
rar la importancia del discerni- como la atención a los dones natu-
miento tanto para el problema fe y rales, que tienen un valor divino en
cultura como para el de fe y justicia. la línea de la tradición humanista,
La evaluación de los signos de los para algunos semipelagiana, de los
tiempos, que exige el ConcVat II pa- jesuítas.
ra la misión, se alimenta desde una Se busca establecer una difícil
espiritualidad ignaciana de la sos- síntesis entre la autonomía personal
pecha. Se pone el acento en la con- y la integración en la comunidad
ciencia personal, en la reflexión au- eclesial. Estos elementos cobran es-
835 evangelización

pecial valor a la luz de las situacio- blematicidad de una comunidad


nes actuales de injusticia e increen- apostólica inserta en una sociedad
cia, que se meten dentro de la mis- secularizada. La e. exige romper con
ma Iglesia. Esta visión de las la tendencia de eclesiásticos y cristia-
relaciones entre la naturaleza y la nos a vivir y actuar sólo en foros reli-
gracia es incompatible con un senti- giosos, a costa de aislarse de la socie-
do meramente militar de la obe- dad plural, increyente e injusta en
diencia jesuítica (en su doble di- que vivimos.
mensión del cuarto voto y de la Si el ansia de Dios es constituti-
obediencia religiosa). La mera su- va del hombre, hoy vivimos un si-
misión a la autoridad sería incom- lenciamiento cultural de Dios que
patible con una mayoría de edad en se suple con una gran oferta de mi-
una sociedad laica y secularizada, cro-sentidos hedonistas que ali-
de ahí su insistencia en la represen- mentan la increencia y la injusticia.
tación, en asumir responsabilidades La crisis axiológica y moral actual
personales y la apelación al Espíritu es la contrapartida de una praxis
que puede mover diferentemente a centrada en la utilidad y el éxito.
distintas instancias eclesiales. Cada Las necesidades constitutivas del
jesuíta es un enviado y la pertenen- hombre son silenciadas y desplaza-
cia a la CJ es primordial, por eso se das por preferencias consumistas.
afianza una relación de amistad a De ahí el malestar de las sociedades
nivel interno y se trasladan las prác- ricas actuales y el carácter engaño-
ticas ascéticas a la mortificación so y destructivo que ejercen sobre
personal, que hace disponible para las sociedades del tercer mundo. La
la acción apostólica. La e. es priori- e. sólo es posible desde una expe-
taria, lo que hace que se reduzcan al riencia de Dios personal y colectiva,
mínimo las obligaciones y regla- que en el caso de la CJ se traduce en
mentaciones comunitarias. una mística mundanal y política,
La individuación es la otra cara expresada como "contemplativo en
de la socialización, donde la persona la acción", que busca la transforma-
se constituye a partir de relaciones ción de la sociedad y la conquista
interpersonales en un contexto dado. del mundo para Cristo. De ahí, la
De ahí, las exigencias irresueltas en- estrecha vinculación entre el com-
tre la necesaria pertenencia a una co- promiso con el reino y pasión por
munidad viva, que sirva de confir- Dios, hoy amenazada por el vacío
mación y socialización de la fe, y la espiritual que genera la sociedad,
inculturación en una cultura secular, sobre todo por influjo de los me-
cuyos valores son frecuentemente dios de comunicación social. El de-
contrarios al Evangelio y sus estruc- clive de la espiritualidad, que no ha
turas injustas. Hoy más que nunca se sabido sustituir prácticas obsoletas
realza la necesidad de un espacio de por otras nuevas, y la inserción en
socialización de la fe y la dependen- un mundo secular en el que Dios ha
cia de relaciones interpersonales que dejado de ser un referente funda-
confirmen la identidad y den cohe- mental, se traduce en una acomo-
sión. El actual declive institucional, dación a la increencia y la injusticia
tanto en la sociedad como en la Igle- que penetra en la misma CJ.
sia, deja indefenso al individuo y exi- El materialismo consumista y
ge una mayor autonomía interior, la injusticia estructural aumentan
que haga viable la misión sin menos- con la globalización, que radicaliza
cabo de la identidad. De ahí, la pro- los efectos perniciosos de las estruc-
evangelización 836

turas de pecado, a nivel nacional e la minoría de edad de los ciudada-


internacional. De ahí, la importan- nos actuales. Vivimos en una socie-
cia de las universidades, institucio- dad que formalmente asume todos
nes educativas y medios de comu- los derechos humanos, pero crea
nicación social de los jesuítas. En una red institucional que obstaculi-
cuanto que la CJ ha sido siempre za la libertad de pensamiento y opi-
una orden internacional, con voca- nión. La e. pasa por la crítica social,
ción misionera mundial, tiene que la cual resulta imposible desde el
plantearse su testimonio colectivo, pensamiento único. De ahí la im-
su implicación en las actuales es- portancia para la CJ de la diversi-
tructuras sociales y la mentalidad dad y de una unidad entendida co-
de sus miembros, tanto más amena- mo comunión, mediando entre una
zados por el contexto de la socie- sociedad plural y una Iglesia con
dad cuanto mayor es la inserción problemas internos y externos para
social. Desde el carácter secular, no canalizar el pluralismo teológico y
monacal, de la CJ, cobra valor testi- de mentalidades.
monial y misional la lucha por la La e. exige profetismo y creati-
justicia, que tiene que traducirse en vidad, que la Iglesia, a nivel inter-
sensibilidad y compromisos perso- no, no siempre favorece, sobre todo
nales y colectivos. La toma de dis- cuando se pone el énfasis en la su-
tancia de los partidos políticos y bordinación a la autoridad jerárqui-
sus líderes, más allá de preferencias ca y en la desconfianza ante las
personales, para enjuiciarlos en nuevas experiencias y búsquedas.
función de sus compromisos socia- De ahí, las tensiones de una Orden
les, es uno de los requisitos para la que hace del discernimiento y de la
e. jesuíta. A veces es más fácil la crí- e. el eje de su espiritualidad, y para
tica intraeclesial que a las institu- la que es fundamental la comunión
ciones políticas, a costa del compro- eclesial con la autoridad jerárquica.
miso con la justicia. La doble dimensión secular y ecle-
El ateísmo práctico actual se sial de la CJ agudiza los problemas
basa en el culto al consumo y al di- de identidad y cohesión, dado el
nero. Puede ser combatido desde contraste actual entre la sociedad y
una experiencia mística y una capa- la Iglesia. Las dificultades de cam-
cidad de resistencia que sólo pue- biar un orden constituido del que
den ofrecer las comunidades. De se forma parte, tanto a nivel de so-
ahí, los peligros del individualismo ciedad como de Iglesia, repercuten
jesuítico y de una pérdida de la ca- en la vida interna de la CJ, y ten-
pacidad de estudio, reflexión y ora- drían que ser también la clave de su
ción que han sido ejes vertebrales fecundidad. La e. en cuanto forma
de la CJ desde su fundación. Los actual de misión, remite a un pro-
peligros aumentan cuando hay una yecto social y a una mística inspira-
modernización empresarial de las dora, en la que el testimonio y la
obras apostólicas de la CJ, a costa forma de vivir tienen prioridad. La
de la funcionalización de las perso- preocupación actual de la sociedad
nas y de su falta de crecimiento hu- por el "hacer" más que el "ser" in-
mano y cristiano. Si el cristianismo fluye en la CJ, a veces respetada por
ofrece motivos para vivir y luchar, lo mucho que hace pero con proble-
desde una mística práctica, hay que mas de identidad en lo que son y
ofrecer espacios para la mayoría de como viven los jesuítas. La e., en su
edad de las personas en contra de doble referencia a la increencia y la
837 examen de candidatos

injusticia, pasa hoy por el testimo- se observa en el De Instructione offi-


nio de personas que convencen cialium de Humberto de Romanis
porque son felices. Es la clave de to- en el que se hablaba del officium
da espiritualidad, ya que la gloria examinatoris que pretendía ofrecer
de Dios es el crecimiento del hom- una guía para quienes entrevista-
bre, y el crecimiento de las personas ban a los candidatos en la Orden de
forma parte del testimonio evange- Predicadores.
lizador que tiene que dar la Com- Aunque la primera versión la-
pañía de Jesús. tina del Examen es de 1558, el texto
Juan Antonio ESTRADA, SJ
ignaciano comenzó a ser trabajado
ciertamente en fecha previa a 1547
antes de la llegada de Polanco a Ro-
/ Ayuda de las ánimas, Carisma, Cultura, ma. En torno a 1549, el texto A fue
Diálogo Interreligioso, Fe y Justicia, Increen- concebido como un capítulo de la
cia, Ministerios, Misión, Mundo, Opción Pre-
ferencial por los pobres, Universalidad.
Parte I de las Constituciones. En la
redacción del texto B, el definitivo,
Bibl.: ÁLVAREZ BOLADO, A., "La Compañía el Examen fue ubicado separada-
de Jesús. Misión abierta al futuro", Man 63 mente de las Constituciones como
(1991) 525-556; BOFF, L., La nueva evangeli-
zaron, ST, Santander 1991; ESQUERDA BIFET,
un documento con identidad pro-
} . , Diccionario de evangelización, BAC, Ma- pia [Co 1-133]. Cuando los compa-
drid 1998; FLORISTÁN, C, Para comprender ñeros se reunieron en Roma en ene-
la evangelización, Verbo Divino, Estella ro de 1551, tuvieron en sus manos
1993; ID., "Evangelización/Nueva Evan- este texto B y fueron muy pocas las
gelización", en Conceptos fundamentales del correcciones.
cristianismo, Trotta, Madrid 1993, 461-478;
GONZÁLEZ-CARVAJAL, L., Evangelizar en un Ciertamente, la redacción del
mundo postcristiano, ST, Santander 1994; Examen obedeció en Ignacio al de-
INSTITUTO TEOLÓGICO DE VIDA RELIGIOSA, La seo de unificar criterios entre los
vida religiosa y la nueva evangelización, Ma-
drid 1990; MARTÍN VELASCO, ]., Increencia y
primeros jesuitas a la hora de acom-
evangelización, ST, Santander 1988. pañar, seleccionar y admitir a los
posibles candidatos a la Compañía.
La Fórmula del Instituto de 1550 ex-
presa con evidencia que nadie "po-
EXAMEN DE CANDIDATOS drá ser admitido en esta milicia si-
no cuando haya sido examinado

2 . Origen y justificación del examen


de candidatos. El término "exa-
men" y la tradición de "examinar"
diligentemente". Y es que las nove-
dades jurídicas del "modo de pro-
ceder" de la CJ, su original talante
a los candidatos a la vida consagra- apostólico y el diferente estilo co-
da se remontan a la costumbre ya munitario que la vida jesuítica mos-
existente entre los monjes del de- traban, atrajeron pronto a muchos
sierto. Las Órdenes monásticas es- jóvenes y aun adultos deseosos de
tablecieron métodos más cuidado- un modo nuevo de vida consagra-
sos de descubrir las motivaciones da. Los colegios, además, se convir-
de quienes deseaban ser admitidos tieron desde 1548 en el semillero
a la vida religiosa y de las que nos más seguro del creciente número
quedan algunos indicios en Casia- de las vocaciones. En medio de tan-
no (Institutiones IV, 3; Collationes tas simpatías y demandas hacia la
XX, 1) y en el capítulo 58 de la Regla nueva Orden, los criterios de admi-
de S. Benito. Una tradición parecida sión entre los jesuitas eran bastante
se dio entre los mendicantes, como dispares en asuntos tan importan-
examen de candidatos 838

tes como: edad de admisión, estu- Primera Probación. Hoy día, evi-
dios previos, pertenencia eclesial o dentemente, este tiempo de descu-
experiencias apostólicas previas al brimiento de las propias motivacio-
ingreso. El Chronicon de Polanco nes y de conocimiento del carisma
abunda en ejemplos de los frecuen- no sólo se ha alargado, sino que
tes errores cometidos en el momen- además se ha enriquecido con los
to de la admisión y hasta en el mo- aportes de los diagnósticos psicoló-
do de acompañar a los candidatos. gicos, el estudio más detallado de
Todo ello llevó a Ignacio desde los temas centrales del Instituto, y
muy pronto a pensar en la conve- la realización de algunas experien-
niencia de un documento que cias apostólicas y comunitarias du-
cumpliera un doble objetivo: po- rante el tiempo de la candidatura.
der obtener de parte de la CJ una 2. Estructura y contenido. Tra-
información básica acerca del can- tando de establecer un paralelo, di-
didato, y a la vez ofrecer a éste una ríamos que, así como los Ejercicios
síntesis del carisma jesuíta. Cos- comienzan en el PF invitando al
tumbre típica de la composición ig- ejercitante a cotejar sus propias mo-
naciana, el último número del Exa- tivaciones con el proyecto de Dios
men declara cómo el fin del mismo ("solamente deseando y eligien-
es, a través del intercambio, realizar do"), las Constituciones, en su pórti-
un verdadero discernimiento cuyo co de entrada que es el e., llaman al
sello definitivo sería 'Ta paz y satis- candidato a la CJ a confrontar sus
facción" de ambas partes [Co 133], propios deseos con los de la CJ. Y
con las que existe una garantía de esto porque el e. está escrito para
que el proceso ha sido guiado por ayudar a la elección y el discerni-
el mayor servicio y alabanza de miento que subyacen al inicio del
Dios. En este diálogo entre dos in- proceso de toda vocación. Por lo
terlocutores reside la novedad del mismo, el texto subraya y reco-
Examen ignaciano frente al modelo mienda una y otra vez la importan-
de otras Órdenes de la época que cia del clima de transparencia y sin-
únicamente pretendía indagar acer- ceridad que se requiere de ambas
ca de las aptitudes del candidato. partes para que el discernimiento
Bien se podría decir que, en el fon- sea factible [Co 34.35].
do, el Examen es un doble test sobre
Como la mayoría de las partes
deseos, los de quien acude a la CJ y
de las Constituciones, el texto del e.
los de ella misma. No se trata única
está atravesado por una estructura
ni principalmente de conocer los
dual que se explica en la declara-
hábitos y prácticas religiosas del
ción [Co 33]. Claramente el e. se di-
candidato, sino más a lo hondo, de
vide en dos partes: un e. general y
suministrar a quien desea ingresar
otro tipo de exámenes particulares.
en la CJ un material que le ayude a
Los cuatro primeros capítulos se di-
sacar a la luz sus motivaciones y
rigen a todos los que desean ingre-
deseos al tiempo que ella le propo-
sar a la CJ, mientras que cada uno
ne los suyos propios. Como se acla-
de los cuatro capítulos restantes se
ra en la declaración [Co 2], el e. es
dirige más específicamente a cada
una propuesta no necesariamente
tipo de candidato, diversidad esta-
"demandando respuesta" inmedia-
blecida por la diferente formación
ta, sino que permite una reflexión
previa o por el modo específico de
personal acerca de lo propuesto a lo
realizar la misión futura según se
largo del tiempo fijado como de
explica en [Co 10-15]. Por un error
839 examen de candidatos

de mano de un copista portugués nas" [Co 111 de cada una de la cua-


en el texto B, se puso por título de les se especifica el tipo de compro-
todo el libro lo que sólo era el título miso jurídico que establecerá con la
de la primera parte: "Primero Exa- CJ así como de las aptitudes y re-
men General". quisitos que se demandan de él [Co
2.1. El examen general. La es- 10-15].
tructura dual vuelve a repetirse en La presentación que de la CJ se
la composición de la primera parte hace en el cap. IV es de una mayor
del e.: en los cap. I y IV, la CJ se pre- hondura y expresa lo nuclear del
senta a sí misma a niveles cada vez carisma jesuítico. Consciente por la
más hondos de identidad, mientras propia experiencia de que en los
que en los cap. II y III lo hace el can- orígenes la identidad sólo se ad-
didato primero negativa (los posi- quiere mediante rupturas, Ignacio
bles impedimentos) y después po- comienza por proponer al candida-
sitivamente. Como una muestra de to un proceso de desarraigo de las
la interacción de este diálogo, el relaciones y valores que hasta aho-
texto está salpicado por doquier (cf. ra rodeaban su vida: bienes y rique-
[Co 2.31.52.55.60.63.90.101.102.118. zas [Co 52-59], vínculos familiares y
125]) con un estribillo que pide a afectivos [Co 60-62], y hasta la pro-
quien examina "demandar" si quien pia independencia aceptando el re-
es examinado "será contento o apa- cibir y aportar la corrección frater-
rejado" [Co 47], ante las diversas na [Co 63]. Sin ese vaciamiento del
exigencias que la vida de la CJ su- "hombre viejo" que va desde lo
pone y que concluye deseando que más exterior hasta lo más personal,
"todas las partes", es decir la CJ y el es difícil que pueda germinar el
candidato, "sean contentos y satis- nuevo estilo de vida que se espera
fechos" [Co 133] en la búsqueda de del compañero de Jesús.
la voluntad de Dios.
Pero además, para que esa rup-
En el cap. I la CJ se presenta a
tura pueda consolidarse, necesita
sí misma. No se trata de una pre-
ser verificada no sólo a través de
sentación tan pormenorizada como
convicciones, sino de pruebas rea-
la de la Fórmula del Instituto (cuya
les. Primero en las seis famosas ex-
lectura ciertamente se recomienda
periencias que antes precedían al
al candidato) [Co 18], sino subra-
Noviciado y hoy ocurren en él [Co
yando lo que es más propio del mo-
64-80] y que buscan confrontar los
do jesuítico de vivir la vida consa-
deseos del candidato ante situacio-
grada. Por eso se hace un mayor
hincapié en el carácter eclesial [Co nes límite para probar su capacidad
1] y esencialmente apostólico de la de esperanza y permitir que salga a
CJ [Co 3], las peculiaridades del vo- flote la verdad de las motivaciones
to de pobreza [Co 4.5], el cuarto vo- que le mueven. Después en la inte-
to [Co 7] y el Noviciado [Co 16-21], gración en vida diaria del Novicia-
al tiempo que se declara que en lo do [Co 80-90], marcada por el origi-
demás "la vida es común" [Co 8], es nal estilo de vivir la comunidad y el
decir, muy parecida al de otras for- voto de obediencia.
mas de vida consagrada. Al descri- Todo este detallado camino
bir la composición interna de la CJ, prepara al Novicio para asimilar la
el e. la muestra como un cuerpo pa- identificación permanente con Cris-
ra la misión, pero marcado por la to y el deseo de vivir y morir en la
pluralidad de "maneras de perso- CJ, preciosamente expresados en
examen de candidatos 840

[Co 101], síntesis de los ejercicios de yando la actitud de indiferencia con


Dos Banderas y Tres Maneras de la que deben prepararse a su incor-
Humildad, experiencia espiritual poración a la CJ en el momento de
por la que obligadamente el candi- sus últimos votos [Co 111]. El cap.
dato ha de atravesar. La identifica- VI se ocupa de los coadjutores tanto
ción con Cristo que se demanda al espirituales como temporales. Con-
candidato, expresada con las metá- viene recordar que el surgimiento
foras paulinas de fondo, requiere de los coadjutores en la CJ obedeció
de él hacer suyo el anonadamiento en los orígenes al deseo de sacerdo-
del Cristo siervo y de un modo es- tes y laicos que acudían a la CJ bus-
pecial a través de la abnegación que cando colaborar desde su trabajo
supone la obediencia en la CJ. sin pertenecer al núcleo de ella.
Desde el otro polo de la inter- Aunque algunas de las afirmacio-
locución, los capítulos II y III ofre- nes de este capítulo carecen ya de
cen una plataforma para que se actualidad (especialmente en lo re-
presente el candidato. Primero ferente a la formación de los coad-
(cap. II), excluyendo la posibilidad jutores temporales), se subraya
de ser sujeto de los cinco impedi- aquí el carácter propio de esta voca-
mentos, cuya principal razón de ción como había quedado formula-
ser, como detalladamente se expli- do en la Bula Exponi nobis (1546).
ca [Co 30], no es otra que apostóli- El cap. VII está escrito para
ca. Después (cap. III), mostrando quienes eran admitidos como esco-
las peculiaridades propias de cada lares, distinguiéndose dos momen-
candidato a través de una serie de tos en su proceso de incorporación:
preguntas que van desde lo más el previo [Co 121-127] y el posterior
externo (familia, situación econó- a la conclusión de sus estudios [Co
mica, trabajo, salud, experiencia 128-129]. En ambos casos se pide
eclesial y sacramental y forma- del estudiante su docilidad en el
ción) hasta llegar a lo central: el modo de ser conducido por la CJ a
escrutinio sobre sus verdaderos través del tiempo de los estudios, a
deseos de seguir a Cristo en este la vez que se le invita a mantener
modo de vida consagrada y, lo que firme su primer propósito de entrar
es más importante, la durabilidad definitivamente en ella en el mo-
y permanencia en esos deseos has- mento de los últimos votos.
ta llegar a la determinación de vi-
El cap. VIII está escrito prima-
vir y morir en la CJ [Co 50.51].
riamente para los admitidos como
2.2. Los exámenes particulares. indiferentes, aunque también es ex-
Los cuatro capítulos que componen tensible a todos, a tenor de la reco-
la segunda parte del e. aportan un mendación que en [Co 15] se hace
material más específico para cada invitando a todos los candidatos a
tipo de candidato que accede a la disponerse a la indiferencia. Mante-
CJ. Como se aclara en [Co 33], en niendo el relativo paralelismo entre
cada uno de ellos primero se descri- el e. y el PF, ambos concluyen con
be el tipo de candidato y después una invitación a la indiferencia.
las exigencias propias de su estado.
El cap. V constituye un diálogo con Jesús Manuel SARIEGO, SJ
quienes van a ser sacerdotes y se les
pregunta tanto acerca de los conoci- / Abnegación, Admisión, Candidato, Caris-
mientos ya adquiridos como de sus ma, Constituciones, Impedimento, Subjecto,
aptitudes hacia el estudio, subra- Virtud, Vocación.
841 examen de conciencia

Bibl.: ALDAMA, A. Ma, Iniciación al estudio 2. El examen antes de San Ignacio.


de las Constituciones, CIS, Roma 1991,35-73; El e. es patrimonio de la sabiduría
ARZUBIALDE, S./ CORELLA, J./ GARCÍA-LO-
MAS, J. M. (eds.), Constituciones de la Compa-
humana y espiritual universal. Des-
ñía de Jesús. Introducción y notas para su lec- de tiempos muy anteriores al cris-
tura, M-ST, Santander 1993, 41-82; ARRUPE, tianismo y en lugares y tradiciones
R, "Sobre la promoción de vocaciones", en muy distintas se conoce esta prácti-
La identidad 319-326; BERTRAND, D., Un ca de uno u otro modo. Confucio y
Corps pour l'Esprit. Essai sur V expérience el taoísmo ya hablan del e.c; en el
communautaire selon les Constitutions de la hinduismo se prescribe al discípulo
Compagnie de Jésus, DDB, Paris 1974; D'-
SOUZA, L., "Características ideales de un que abra su conciencia a su director
candidato según los documentos de la para que pueda guiarle y, por tanto,
Compañía", InfSJ 63 (1997) 147-153; GIOIA, el discípulo deberá examinarse pa-
M, La admisión y la dimisión del jesuita: fruto ra realizar la comunicación con el
del discernimiento espiritual. Constituciones I maestro; dentro del budismo, tam-
y II partes, CIS, Roma 1973; LAÍNEZ, D., "ES- bién en la India, tanto monjes como
sortationi sopra Y Essamine della Compag-
nia" (DALMASES, C. de, ed.), AHSI35 (1966)
laicos practican el e.c; en distintas
132-185; NADAL, ]., Commentari de Instituto corrientes espirituales del antiguo
S.I. (NICOLAU, M, ed.), Roma 1962; ID., Egipto puede también descubrirse
Scholia in Constitutiones S.I. (Ruiz JURADO, algún tipo de examen; en el mundo
M. ed.), Facultad de Teología, Granada greco-romano, el e. de los pitagóri-
1976; OLIVARES, E., LOS votns de los Escolares cos se consideraba el modelo ideal
de la Compañía de Jesús. Su evolución jurídica, de e.c, aunque no era un ejercicio
IHSI, Roma 1961; Ruiz JURADO, M, Oríge-
nes del Noviciado de la Compañía de Jesús, IH- exclusivo de esta escuela; la tradi-
SI, Roma 1980. ción rabínica, apoyándose en pasa-
jes del AT, inicia al creyente con fi-
nura espiritual en la práctica del e.;
aunque en el Corán no se hace refe-
EXAMEN DE CONCIENCIA rencia al e., sin embargo, esta prác-
tica se introduce pronto en la tradi-

1 . Introducción. Pocos términos


tienen tanta importancia en S.
Ignacio. Sin embargo, un triple
ción musulmana. Dada la presencia
e influencia del Islam en España, no
es raro que se hayan notado las
desconcierto se puede experimen- coincidencias y posibles influencias
tar al acercarse a este vocablo tra- de algunos autores espirituales mu-
dicional de la vida espiritual: la sulmanes en Ignacio de Loyola
imagen desagradable que se ha (Lomba 2003, 471-476). Conviene,
instalado en el inconsciente de con todo, no caer en el error de cre-
gran parte de los cristianos forma- er que el e. se practicaba con el mis-
dos antes del ConcVat II; el len- mo sentido y profundidad espiri-
guaje con el que hasta hace pocos tual en todas las tradiciones. Entre
años se exponía esta práctica; y ellas destacaba la tradición judía
también, la forma como lo practi- iluminada por la revelación del AT
caba, con una frecuencia y minu- y el sentido de responsabilidad per-
ciosidad sorprendentes, el mismo sonal, fruto de esta revelación (cf.
Ignacio de Loyola y lo aconsejaba DSp IV, 1790-1818).
a sus discípulos. Es, pues, necesa- La tradición cristiana no desa-
rio situar bien este ejercicio espiri- rrolla la práctica del e. hasta el siglo
tual para captar su importancia y IV, lo cual se debe tal vez a la caída
llevarlo de modo provechoso a la del fervor de los primeros tiempos.
vida cristiana. A diferencia de modos de e. muy
examen de conciencia 842

moralizantes, como el practicado troducción a los ejercicios de la vida


entre los estoicos, en el Cristianis- iluminativa mediante el reconoci-
mo se acentúa la dimensión de diá- miento de los beneficios recibidos
logo, ya que el cristiano se confron- de Dios y la consiguiente acción de
ta con Jesús, que es su modelo de gracias.
referencia. Con el paso del tiempo Sin embargo, una sistematiza-
el e. halla un estímulo en la práctica ción completa de la práctica del e.
del sacramento de la penitencia que es de tiempos más recientes y se
requiere una revisión personal pre- debe en gran parte a la aportación
via a la confesión de los pecados. de S. Ignacio, en sus Ejercicios Espi-
Para facilitarlo, sobre todo a partir rituales y en las orientaciones que
del siglo XII, se fueron prodigando por escrito o de palabra dio a los je-
los "penitenciales", libros con ins- suítas y a las personas a quienes
trucciones apropiadas para exami- ofreció su ayuda espiritual en Ejer-
nar la conciencia. Sin embargo, el e. cicios o fuera de ellos (cf. DSp IV,
no siempre ha ido unido a la parti- 1818-1823). Ignacio de Loyola pudo
cipación en el sacramento de la pe- extraer de sus lecturas mucho de lo
nitencia, sino que es una práctica que él elaboró; sin embargo, la con-
regular de quienes cultivan con fesión que él mismo nos hace en la
cierta intensidad la vida interior. Autobiografía, respondiendo a unas
Dentro de la larga historia de la preguntas de su confidente Gonzá-
práctica del e., que encuentra un es- lez de Cámara [Au 99], nos inducen
pacio especial en la vida monástica a pensar que una notable parte de
y conventual, cabe destacar la ex- lo que él nos transmite procede de
pansión experimentada en el siglo su experiencia espiritual personal:
XV cuando se extiende más allá de su gran deseo de señalarse en el
monasterios y conventos hacia los servicio de Dios y su extraordina-
seglares, al par que su método, va ria capacidad de concentración y
perfeccionándose. Es precisamente análisis.
la Devotio Moderna el lugar donde el
3. El examen en los Ejercicios. Los
e. experimenta un desarrollo y sis-
Ejercicios Espirituales nos presentan
tematización más notable: repeti-
dos tipos de e.: el particular [Ej 24-
ción a lo largo del día, notas escritas
31] y el general [Ej 32-44]. Para
de lo advertido en el e., compara-
comprenderlos en su justo sentido,
ción entre las faltas de los distintos
conviene advertir que Ignacio los
e. para comprobar el progreso, co-
propone tanto a personas que se
municación al maestro espiritual.
hallan en un nivel muy incipiente
En esta prolongada evolución cabe
de la vida espiritual [Ej 18] o tam-
destacar La Imitación de Cristo y, so-
bién como preparación para la
bre todo, el Ejercitatorio de la Vida
práctica de los mismos Ejercicios
Espiritual de García Jiménez de Cis-
(como lo confirma la experiencia de
neros por la innegable influencia,
Pedro Fabro atestiguada en su Me-
más o menos directa, en S. Ignacio.
morial, n. 10), como incluso a las
En el Ejercitatorio se señalan estos
personas que han progresado ya de
puntos: petición de gracia, e. de los
manera notable en el camino espiri-
pecados, dolor y propósito de la en-
tual. Él mismo seguía practicando
mienda. El e. se hace después de la
el e. hasta en los últimos años de su
hora de completas y, cuando no se
vida, cuando gozaba ya de elevadí-
practica como preparación al sacra-
simos dones de Dios [De 35.51]. Es
mento de la penitencia, sirve de in-
importante caer en la cuenta de que
843 examen de conciencia

es la única práctica que sugiere Ig- una perspectiva humana y respon-


nacio al que termina los Ejercicios sable, se trata de una tarea de aten-
de cara a mantener en la vida coti- ción personal y activa a todo aque-
diana lo que ha debido suponer di- llo, quizás muy característico de la
cha experiencia [Ej 43]. Y también manera de ser y actuar de cada
es importante constatar que en las uno, que puede ser impedimento
Constituciones de la CJ sólo deja es- para el crecimiento en la vida cris-
tablecida una hora diaria dedicada tiana, muy particularmente en sus
a ejercicios de devoción, y en ella dimensiones sociales.
van incluidos dos cuartos de hora b) "Adiciones" o notas comple-
para el examen. Esto provocó es- mentarias [Ej 27-31]. Los Ejercicios
cándalo, no sólo entre "extraños" añaden unas notas de orden prácti-
sino entre los propios compañeros, co, pero subordinadas al objetivo
"escándalo" que queda superado que se pretende y, por esto, figuran
en la primera CG, en la que se esta- bajo el epígrafe de "adiciones" [Ej
blece la hora explícita de oración 27-31]. Son las siguientes: una, po-
diaria. nerse la mano en el pecho cuando
3.1. Examen -particular [Ej 24-31]. se cae en alguna de las faltas que se
a) "Examen particular y cotidiano" [Ej pretende desarraigar y dolerse de
24]. "El examen particular que se ello; otra, en los e. hacer una señal
hace contra un vicio especial, para en cada una de dos líneas, que figu-
mostrar un mayor cuidado en co- ran en una hoja o cuaderno, corres-
rregirlo y, de este modo, erradicar pondientes a la mañana y a la tarde
más fácilmente todos los vicios, fue para comparar el progreso o retro-
pensado sabiamente por Ignacio" ceso diario y, de modo parecido,
(Suárez, 139). Su objetivo es claro: comparar un día con otro y una se-
eliminar de sí aquellos pecados o mana con la otra. Este procedimien-
faltas dominantes para hacerse más to de las líneas es el que diseñó Ig-
dócil a la acción de Dios en la pro- nacio ya en los primeros pasos de
pia vida. "Tres tiempos y dos veces convertido en Loyola [Au 99]. Este
examinarse" [Ej 24-26]. La sustan- procedimiento para el progreso en
cia del método consiste en renovar la lucha contra faltas muy particu-
cada día la actitud espiritual de lares puede ser muy útil para de-
conversión "en levantándose", terminadas personas, pero también
manteniéndola durante el día, una molesto para otras, a las que les
vez realizado el e. "después de co- puede resultar un estorbo e incluso
mer" y "después de cenar" sobre convertirse en fuente de comporta-
"aquella cosa proposita y particu- mientos obsesivos y, por tanto, no-
lar, de la cual se quiere corregir y civo. Con todo, algunas de estas
enmendar". El objetivo de este e. es notas ignacianas son hoy revalori-
"particular", es decir, se trata de zadas desde el campo de la psicolo-
examinar aspectos muy personales gía como "auto-observación con-
de la propia conducta y de especial ductual" y convergen con prácticas
significación para el progreso en la de la sabiduría oriental, concreta-
vida cristiana, no sólo los que per- mente de la cultura japonesa. De
tenecen a la vida más íntima o indi- aquí la importancia de destacar que
vidual, sino, más aún, los que per- estas adiciones o complementos
tenecen al campo de las relaciones son una concreción determinada y
sociales (convivencia, trabajo, apos- muy relativa de algo que, sin em-
tolado, acción social, etc.). Desde bargo, es fundamental para cual-
examen de conciencia 844

quiera que quiera avanzar en la vi- cada día mayor del corazón, que
da virtuosa (¡virtud significa fuerza actualiza este tipo de e.; por otro la-
o fortaleza!): la necesidad de una do, el amor no menosprecia los de-
presencia de espíritu para no dejar- talles, es más, a menudo se mani-
se arrastrar por los impulsos o acti- fiesta en ellos y, por tanto, está muy
tudes personales no ordenadas o no justificada la atención a puntos par-
integradas en la línea del Evange- ticulares de la propia vida para ha-
lio. Con gran sabiduría evangélica, cerla más dócil y más delicada en la
Ignacio advertirá que "el enemigo respuesta a aquél que nos ha ama-
de natura humana [...] por donde do primero {ljn 4,10).
nos halla más flacos y más necesita- 3.2. Examen general [Ej 32-44].
dos para nuestra salud eterna, por "Examen general de conciencia pa-
allí nos bate y procura tomarnos" ra limpiarse y para mejor se confe-
[E/327]. sar" [Ej 32]. Bajo este título se encie-
c) Una verdadera experiencia espi- rran unas orientaciones morales
ritual. Este e. es propiamente ora- sobre la manera de comportarse o
ción y supone la prioridad de la merecer mediante el pensamiento,
gracia tanto para reconocer el peca- la palabra y la obra [Ej 32-42]; lue-
do o falta personal como para cola- go, cinco "puntos" sobre la manera
borar con Dios en la obra de la pro- de practicar el e. [Ej 43] y, finalmen-
pia conversión: "pedir a Dios te, unas orientaciones sobre el "pro-
Nuestro Señor lo que hombre quie- vecho de la confesión general con la
re, es a saber, gracia para acordarse comunión" [Ej 44] en Ejercicios. El
cuántas veces ha caído en aquel pe- e. en S. Ignacio, no es un ejercicio
cado particular o defecto, y para narcisístico-culpabilizador, sino un
enmendar adelante" [Ej 25]. "El tomar conciencia de la propia res-
examen particular intenta ser, ante ponsabilidad frente a la realidad
todo, un encuentro personal, respe- desde la escucha a Dios. Si el e. par-
tuoso y leal con el Señor de nuestra ticular apuntaba a una responsabi-
vida" (Aschenbrenner 1995). Ade- lización ante condicionantes, en el
más, aunque Ignacio propone el e. e. general de conciencia aborda lo
particular como una de las prácti- nuclear de la persona, su concien-
cas propias de los Ejercicios Espiri- cia. Hay que caer en la cuenta que
tuales, que recomienda en cada una la conciencia no es otra cosa que "lo
de sus etapas o Semanas, sin em- propio mío: mi mera libertad y que-
bargo, su utilidad espiritual no se rer" [Ej 32], pero sabiendo que esto
ciñe al tiempo de ellos. No cabe du- "propio mío" está llamado a culmi-
da de que este e. bien practicado es nar en una "determinación delibe-
una ayuda considerable en la vida rada" [E/98].
espiritual: "si cada año extirpára- El e. general de conciencia abre
mos un vicio, pronto seríamos per- a tres grandes ámbitos: del pensa-
fectos" (Imitación de Cristo, I, 11). miento, de la palabra y de la obra,
Pero el e. particular sólo tiene sen- que corresponden al mundo de las
tido verdaderamente cristiano si intenciones, la relación-información
nace del dinamismo interior que y la acción. S. Ignacio no reduce la
imprime la gracia en el corazón del conciencia al mundo de las intencio-
cristiano, ya que no estamos bajo la nes, sino que pretende responsabili-
ley, sino bajo la gracia. Por un lado, zar a la persona de todo el proceso,
la gracia, amor de Dios derramado hasta su "determinación". Con la
en los corazones, pide una apertura práctica del e. pretende responsabili-
845 examen de conciencia

zar al individuo de todo el proceso aprovecha, se ha merecido. Y este


hasta acceder a la realidad y evitar aprovechamiento, según S. Ignacio,
que se refugie en "la seguridad de la consiste en afrontar desde la "mera
buena conciencia". Dicho de otra libertad y querer". Cuanto más se
forma, S. Ignacio accede a la concien- haya tenido que afrontar, más se ha
cia desde la praxis (la realidad). Hay merecido. Hoy se diría que "hemos
que recordar que el acceso al "proce- crecido".
so de los pecados" propios en la se- Se comete "pecado" cuando no
gunda meditación de la Primera Se- se aprovecha dicha "oportunidad".
mana es desde "el lugar y casa Ahora bien, este fracaso no tiene
donde he habitado, la conversación siempre el mismo alcance. Y aquí
que he tenido con otros y el oficio viene la distinción entre pecado ve-
que he tenido". Las tres cosas están nial y mortal, distinción que creó
fuera de mí. Sólo desde la realidad problemas a S. Ignacio en Salaman-
puedo acceder a la verdad de mi ca en un encuentro con la Inquisi-
conciencia. ción. La prohibición de "que nunca
3.2.1 Examen de los pensamien- definiesen: esto es pecado mortal, o
tos. En el e. se empieza por algo, en esto venial" [An 70], que el peregri-
principio, "interior", como son los no no acepta sino en la jurisdicción
pensamientos. Ahora bien, es curio- de Salamanca, tiene más importan-
so el enfoque que da a esta evalua- cia de la que a primera vista puede
ción de nuestros pensamientos: des- parecer. Si S. Ignacio hubiese con-
de el mérito como contrapuesto a feccionado "listas" de pecados, con
pecado y éste último distinguiendo sus categorías de "venial" y "mor-
entre "mortal y venial". La cosa no tal", a la manera de los Confesionales
puede ser más desconcertante. Nin- de la época, no hubiese provocado
guna de las dos perspectivas que esta prohibición. La "casuística" da
propone tiene hoy vigencia. En más seguridad que lo que S. Igna-
efecto, el mérito parece eliminar el cio propone en este examen: que la
concepto de "gracia", y la distin- propia persona, desde su "mera li-
ción entre "venial" y "mortal" pare- bertad y querer", discierna-delibere
ce que se reduce a una casuística su "fracaso" (pecado). No hay ca-
anticuada. El e. comienza diciendo: suística que supla a la conciencia.
"Presupongo ser tres pensamientos Hay algo que conviene resaltar: por
en mí, es a saber, uno propio mío muy "grave" que sea el "pensa-
[...] y otros dos que vienen de fue- miento consentido", el poner "en
ra" [Ej 32]. En el "propio mío" me acto aquel pecado [...] es mayor",
juego la alternativa mérito-pecado. es decir, la realidad tiene más peso
Los otros no pasan de ser mera oca- que todo lo interior, "por mayor
sión a dicha alternativa. Es decir, mi tiempo [...] por mayor intención
conciencia está en lo "propio mío", [...] por mayor daño de las dos per-
pues "sale de mi mera libertad y sonas" [Ej 37]; la conciencia se con-
querer". Los otros dos vienen de figura desde la realidad.
fuera de mi mera libertad y querer, 3.2.2 Examen de las palabras. Lo
aunque estén en mí. Por tanto, aun divide en tres partes: "no jurar" [Ej
en los pensamientos accedemos a la 38-39], "no decir palabra ociosa" [Ej
conciencia desde fuera. Los pensa- 40] y "no decir cosa de infamar o
mientos "de fuera" están llamados murmurar" [Ej 41]. Hoy día, tan só-
a ser oportunidad y se puede correr lo el último bloque tendría entidad.
el riesgo de perderla. Cuando se Esto puede considerarse tanto co-
examen de conciencia 846

mo un logro como una mutilación. efecto, por lo pronto hay que jurar
Si en el examen del pensamiento S. "por el Criador o por la criatura",
Ignacio aborda nada menos que el no se puede jurar por sí mismo. Pe-
problema del discernimiento-delibe- ro donde aparece el verdadero al-
ración, en el de la palabra es el de la cance del juramente es en lo que lo
relación-comunicación. Si a la con- justifica. En efecto, ya sea "por el
ciencia en S. Ignacio se llega a ella Criador o por la criatura" ha de ser
"desde fuera", es de suma impor- con verdad. Sería lo que en el len-
tancia aquello que posibilita su guaje popular se expresaba con la
apertura y comunicación. Más aún, frase: "Es un hombre de palabra",
sin otras conciencias (personas) no ya que la palabra está llamada a ex-
es posible que surja la propia. En presar la "verdad personal". Esto
efecto, a través de estos tres aparta- supone que hay que hacerlo con ne-
dos S. Ignacio pretende responsabi- cesidad, es decir, no por una trivia-
lizarnos de tres dimensiones funda- lidad sino algo importante "cerca el
mentales de la palabra: por su provecho del ánima o del cuerpo o
medio podemos expresar nuestra de bienes temporales". Y la razón
verdad personal, jurar, está llamada está en la tercera condición que jus-
a aprovechar a mí y a otros o que- tifica el juramento: con reverencia.
dar reducida a palabras ociosas, y Es lo que da todo el peso al jura-
puede atentar contra la dignidad de mento, lo que garantiza la autenti-
la persona, infamar o murmurar. cidad del "aval". Por eso S. Ignacio
Empezando por el jurar, en la muy agudamente plantea el proble-
actualidad nadie jura "por Dios", ma que es más difícil jurar debida-
pero no se podría afirmar que la mente "por la criatura que por el
problemática del juramento haya Criador", porque "no nos hace tan
desaparecido. En el juramento la atentos ni advertidos para decir la
persona pretendía expresar lo más verdad o para afirmarla con necesi-
auténtico suyo, su verdad, pero re- dad", es decir, se cae en la trivializa-
conociendo que su fundamentación ción, porque es el "aval" el que cuali-
la desbordaba, necesitando un fica y da sentido al juramento.
"aval". En el juramento, la persona Por eso el "jurar por la criatu-
expresa su dignidad y grandeza al ra" requiere por parte de la persona
mismo tiempo que su relatividad. que jura que "por la asidua contem-
Actualmente parece que ha desapa- plación y iluminación del entendi-
recido el aval, pero no la pretensión miento considera, medita y contem-
que parece más exacerbada que pla más ser Dios Nuestro Señor en
nunca: la propia "dignidad" y "ho- cada criatura según su propia esen-
nor" se han convertido en avales cia, presencia y potencia". Dos co-
tautológicos que trivializan lo que sas nos plantean estas afirmaciones:
se pretende garantizar. En el "juro primera, ¿no se podría decir que
por mi honor" puede que se esté cuando el ser humano pretende ex-
postulando una absolutez que des- presar la rotundidad de su expe-
borda y que no puede reducirse a la riencia como persona "con verdad y
propia subjetividad. necesidad" está queriendo nombrar
S. Ignacio describe esta eterna sin saberlo al "Señor de todas las co-
pretensión del hombre y dice de su sas"? Y segunda, que Dios no es ni
utilización: "no jurar ni por Criador evasión ni proyección, sino presen-
ni por criatura, si no fuere con ver- cia implicada en esta realidad, a la
dad, necesidad y reverencia". En que por tanto no podemos triviali-
847 examen de conciencia

zar, sino respetar. Al no hacerlo, murmurar. Es curioso que tanto la


abusaremos. Una última razón de versio Vulgata como la versio Prima
gran calado: se puede caer en el ex- añaden a estas dos concreciones la
tremo opuesto: la idolatría. Para dar mentira, falsos testimonios y la de-
fundamento a nuestra verdad, ido- tracción. ¿Es un olvido? Opino que
latramos. La persona, si no se abre los añadidos entrarían plenamente
al Absoluto, absolutiza. Este plante- en el apartado siguiente "de la
amiento de la palabra remite a la obra", los tres inciden en la reali-
constatación de la propia finitud dad. Aquí S. Ignacio alude a la di-
abierta necesariamente al Absoluto, mensión en apariencia más in-
que es el único que puede garanti- transcendente de la palabra, lo que
zar la dignidad de la experiencia hoy llamamos información o co-
personal. Aquí se encontraría un mentario, pero que los medios de
problema: el hombre de hoy ha per- comunicación han convertido en
dido la ultimidad de su dignidad, lo un poder. En este contexto se en-
que le lleva a necesitar y exigir com- cuentra la dialéctica entre lo públi-
pulsivamente que se la otorguen y co y lo privado. Descubrir lo ocul-
reconozcan desde fuera, dejándolo to, según sea pecado mortal o venial
sin fundamento y con una suscepti- o defecto, así será la falta. Sin em-
bilidad enfermiza. bargo, con la intención sana, de
Después de la dimensión más dos maneras se puede hablar del
trascendente de la palabra, S. Igna- pecado ajeno: cuando se trata de
cio pasa a la palabra ociosa. Toda un pecado público que de alguna
palabra que el ser humano pronun- forma "inficiona las ánimas que
cie puede tener un alcance de pro- conversa, y cuando el pecado cu-
vecho. Pero puede perder esta bierto se descubre a alguna perso-
oportunidad y entonces la palabra na para que ayude al que está en
será ociosa: "Quando ni a mí ni a pecado a levantarle, con tal que se
otro aprovecha, ni a tal intención se prevea que le podrá ayudar". El
ordena". Y este provecho no se re- criterio siempre es positivo: prever
duce "al ánima propia o ajena" (co- una "infección" o ayudar a la recu-
mo tampoco la necesidad de recu- peración. Por ningún lado aparece
rrir al juramento), sino también "al la dimensión morbosa, como tam-
cuerpo o a los bienes temporales". poco la "denuncia". Sin embargo,
[Ej 40]. Pero amplía el campo de la como dice S. Ignacio, la "denun-
ociosidad. La responsabilidad de la cia" sin más puede convertirse en
persona no va más allá de su fun- simple "anuncio" que "inficione".
ción o estado. Sin embargo, el ha- 3.2.3 Examen de las obras [Ej
blar de cosas que a uno no le in- 42]. Curiosamente, es el más breve.
cumben siempre es posible. Aquí se Evidentemente la objetivación de
encuentra la "opinión", que hoy día "las obras" es menos problemática.
culmina en algo tan importante y Alude a tres capítulos: "los diez
decisivo como la "opinión pública". mandamientos, los preceptos de la
Aquí también surge la disyuntiva Iglesia y comendaciones de los su-
mérito-pecado, según apunte a periores", puntualizando que "se-
"bien ordenar o mal enderezar o gún mayor o menor calidad, es
vanamente hablar". mayor o menor pecado". Como
Por último toca el único aspec- siempre, la persona tendrá que ca-
to "inteligible" para nuestra men- librar esta calidad, y no remitirse
talidad: no decir cosa de infamar o tan sólo a los "diez mandamien-
examen de conciencia 848

tos". Posiblemente en las otras alu- pretende con los Ejercicios: "prepa-
siones, sobre todo "comendacio- rar y disponer", no resolver. Sólo
nes de los superiores", S. Ignacio desmontando todo aquello que
plantea lo más novedoso y urgen- condiciona al individuo (afectos de-
te para una sociedad dominada sordenados) impidiendo que sea él
por el individualismo narcisista. mismo (libertad), se puede plantear
Los "diez mandamientos" corres- "buscar y hallar" lo que Dios quie-
ponderían a los "derechos huma- re. Al e. va uno a encontrarse con su
nos", hacia lo que en principio la verdad y para ello hay que empe-
sociedad actual está más sensibili- zar por reconocer que no se puede
zada, pero en donde no se plantea acceder a ella. Este punto pretende
lo social en sí. destruir nuestras defensas, nues-
Resumiendo, este e. general de tros mecanismos de justificación.
conciencia responsabiliza ante las Por eso pedimos gracia. Pero no
tres coordenadas de toda realiza- queda ahí la petición: no es sólo ac-
ción personal: la interioridad (pen- ceder a nuestra verdad negativa, si-
samiento), lo relacional-informati- no que necesitamos gracia también
vo (palabra) y la objetiva (obras). para lanzarlos. Todo es gracia, de
Cada uno está llamado a responsa- nada sirve el voluntarismo. La pro-
bilizarse de su conciencia desde lo pia "recuperación" va a venir de
propio suyo que es su "mera liber- Dios, aunque con nuestro consenti-
tad y querer" (pensamiento); de la miento operativo. ¡Dios no impone
manifestación de su conciencia (la la recuperación!
palabra) cuya verdad, dignidad y Estos dos primeros puntos, por
misterio es tal que reclama a Dios tanto, preparan y disponen para ac-
como aval (jurar); que está llamada ceder a la propia realidad, en sus
a aprovechar, no a frustrarse como dos dimensiones, la positiva (pri-
palabra ociosa; y a expresarse pú- mer punto) y la negativa (segundo
blicamente no para infamar o mur- punto), pero de forma que ni lo po-
murar, sino para desenmascarar lo sitivo engría, ni lo negativo hunda.
que "inficiona las ánimas" o ayudar Sólo así se está "preparado y dis-
a recuperar; y de la obra, todo lo puesto" para acceder a un e. que se
que tiene repercusión en la realidad ha inventado para suspenderlo. En
(en sentido amplio, no sólo perso- efecto, ahora podemos acceder a
nal sino social). nuestra vida con garantía de no en-
4. Modo de hacer el examen. Por gañarnos: no tenemos que aparecer
último se encuentra con el modo "puros" ante un Dios que nos acosa
de hacer el e. general [Ej 43], que con dones y nos espera en lo más
puede llamarse cotidiano. Su es- bajo, ni ante nosotros mismos: "La
tructura puede compararse con la verdad os hará libres" (Jn 8, 32).
dinámica de los Ejercicios que se Ahora es posible acceder a la pro-
describe en la primera anotación: pia realidad negativa y abrirse de
"Todo modo de preparar y dispo- este modo a la recuperación de los
ner el ánima, para quitar de sí todas tres siguientes puntos.
las afecciones desordenadas y, des- El tercer punto es demandar
pués de quitadas, para buscar y ha- cuenta al alma. Este tercer punto
llar la voluntad divina en la dispo- pretende abrirnos a nuestro pasa-
sición de su vida para la salud del do, a nuestra historia. Ahí están los
ánima, se llaman ejercicios espiri- condicionamientos (afectos desor-
tuales" [Ej 1]. Es lo que S. Ignacio denados). Una vez desmontados
849 examen de conciencia

estos mecanismos de defensa y de tiempo de oración, pero el encuentro


justificación (segundo punto), po- con Dios no lo concibe como una
dremos acceder a nuestra verdad. huida de la realidad, sino más bien,
Pero él sugiere que se haga desde un abrirse a ella para cargar con ella
los tres ámbitos que planteó el e. y "en todo amar y servir a su divina
general de conciencia: del pensa- majestad".
miento (el mundo de las intencio- 5. "Mejor se confesar" [Ej 44].
nes, donde se fragua nuestra con- Dentro del curso de los Ejercicios
ciencia); de la palabra (la verdad Espirituales se propone esta forma
personal y el mundo de la relación de e. descrita no sólo "para limpiar-
y comunicación); y de las obras se", sino "para mejor se confesar".
(nuestra incidencia en la realidad y Esta finalidad, que es sustancial-
el cuerpo social). mente válida también para quien
El cuarto punto consiste en pe- no hace los Ejercicios, tiene en ellos
dir perdón a Dios nuestro Señor una fuerza especial que el mismo
por las faltas. Aquí hay que tomar Ignacio explica para quien volunta-
en serio el presente. Ha de darse un rie quiera confesarse en confesión
momento en el que se reconozca el general. Los motivos por los cuales
pasado negativo y se rompa con él Ignacio aconseja esta confesión son
de la única forma humana que hay: tanto las disposiciones personales
pidiendo perdón, ¡no culpabilidad! con las que uno se halla para recibir
Es la ruptura necesaria para cam- el sacramento de la penitencia des-
pués de un e. a fondo como el que
biar "y después de quitadas" [Ej 1].
hemos expuesto, como el hecho de
Proponer enmienda con su gra- que el ejercitante en este momento
cia se encuentra en el quinto punto. es más apto para acercarse a la Eu-
Es la apertura a la recuperación. Si caristía (que en aquel tiempo no era
no se hubiese cortado con el pasado una práctica frecuente) con posibili-
negativo "quitar todas las afeccio- dades de sacar más provecho. En
nes desordenadas" [Ej 1], el futuro cualquier caso, el e. ignaciano que
estaría hipotecado, no habría nada es una experiencia de fe y de pro-
que buscar ni que hallar. Esa volun- funda conversión abre de modo
tad de Dios a la que me abro pasa particular a la persona que lo prac-
por la enmienda, aunque siempre tica a recurrir como pobre al Padre
contando con su gracia. misericordioso y a la intercesión de
Éste es el e. que S. Ignacio pro- la comunidad de la que se siente
pone. Ahora se puede entender que deudor por sus pecados. El sacra-
sea el único instrumento que deja en mento de la reconciliación es el ges-
manos del que acaba los Ejercicios. to del Padre y la acogida de la co-
A través de los cinco puntos sinteti- munidad que hallan en el misterio
za todo el proceso. Por otro lado, de la muerte y resurrección de Je-
hay que reconocer que un e.c. así sús su manifestación y su fuerza.
planteado es pura oración, con la 6. El examen, hoy. En contra de
ventaja de que nunca podrá ser ilu- lo que podría suponer una persona
sa. Y es que para acceder a Dios, que poco avisada, el e. es una de las
es Creador, no hay que escapar de la prácticas espirituales que, al menos
realidad. Esto explica que dé mayor en la espiritualidad ignaciana, ha
importancia en las Constituciones al sido actualmente más revalorizada
e. que a la oración. En momentos y actualizada. Para una persona
puntuales de crisis admite más que trata de descubrir los signos de
examen de conciencia 850

Dios en medio de la vida y acción persona agradecida con la capaci-


en el mundo, el ejercicio del e., en dad continua de interrogarse, que
conexión con una actitud habitual recoge su jornada delante de "su
de vigilancia, aparece como algo Criador y Señor" y accede a su ver-
absolutamente necesario. Porque, dad con el deseo de enmendarse
al prestar atención a la obra íntima con su gracia.
del Espíritu en medio de las cir-
cunstancias interpelantes de un Adolfo M.a CHÉRCOLES, SJ /
mundo en continuo cambio, y de- Josep Ma RAMBLA, SJ
jándose llevar por Él, se progresa
en la senda del encuentro con Dios Z1 Confesión, Contemplativo en la Acción,
en la vida, encuentro que no es sim- Conversión, Discernimiento, Encontrar a
plemente una actitud contemplati- Dios, Moción, Oración Ignaciana, Pensamien-
va, sino una sinergia con Él. El Ma- tos, Primera Semana.
estro Ignacio, que nunca dejó de Bibl.: ASCHENBRENNER, G., "Consciousness
practicar el e., confiesa que al final Examen", RR 31 (1972) 14-21 (trad. Cuader-
de su vida se hallaba en este admi- nos de Espiritualidad 91, [1995] 18-29); BER-
rable estado espiritual: "siempre TRAND, D., "S'examiner", Christus 25 (1978)
creciendo en devoción, es decir, en 111-120; CHÉRCOLES, A., "Examen General
de consciencia para limpiarse y para mejor
facilidad de hallar a Dios, y ahora se confesar", Man 64 (1992) 353-278; DHÓ-
más que nunca en toda su vida, y TEL, J. C., "L'examen de conscience", Chris-
siempre y a cualquier hora que tus 29 (1982) 461-464; DOMÍNGUEZ MORANO,
quería hallar a Dios, lo hallaba" [Au C., "El mucho examinar: funciones y ries-
99]. Porque el e. "no es un esfuerzo gos", Man 62 (1990) 273-287; FERNÁNDEZ DE
por conseguir la perfección perso- LA CIGOÑA, J. R., "Luz e sombra: O Exame
de conciencia" Itaici 41 (2000) 71-73; GAR-
nal". Con él "se trata de experimen- CÍA HIRSCHFELD, C., "Todo modo de exami-
tar, por medio de la fe, una crecien- nar la conciencia. Una pieza clave en el
te sensibilidad hacia esas formas magisterio espiritual de Ignacio", Man 62
únicas, especiales y personales, que (1990) 251-271; GONZÁLEZ HERNÁNDEZ, L.,
tiene el Espíritu de Cristo de apro- "Examen de conciencia y discernimiento",
ximarse a nosotros y llamarnos" Man 62 (1990) 289-305; LA PALMA, L. DE,
Tractatus de Examine conscientiae secundum
(Aschenbrenner 1995). Es conve- doctrinam S.P.N. Ignatii in libro Exercitiorum,
niente recordar la desconcertante Barcelona 1887 (trad. Barcelona 1903); LA-
reacción de S. Ignacio ante la exi- LLEMANT, L., Doctrina espiritual, DDB, Bil-
gencia de la Provincia de España de bao 1963; ID., La vie et la doctrine spirituelle,
establecer más tiempo de oración: DDB, France 1959; LIVIMA, A./ DERVILLE,
"A un verdaderamente mortificado A., "Examen Particulier", en DSp IV, 1838-
1849; LOMBA, J., Dos tesoros de la espirituali-
[que no se deja dominar por los en- dad del pasado: Ibn Paqüda e Ignacio de hoyó-
ganches] bástale un cuarto de hora la, en AMIGO FERNÁNDEZ DE ARROYABE, M.
para se unir a Dios en oración". Y L., Humanismo para el siglo XXI, Propuestas
añade Cámara: "Y no sé si entonces para el Congreso Internacional, Universidad
añadió sobre este mismo tema lo de Deusto, Bilbao 2003, 471-476; MARTY, E,
"L' examen, priére de Y apotre", Christus 5
que le oímos decir otras muchas ve-
(1958) 494-511; NOYE, 1./ DELCHARD, A.,
ces: que de cien personas muy da- "Examen de conscience. IV. Moyen Age et
das a la oración, noventa serían ilu- temps Modernes. V. Conclusión Spiritue-
sas. Y de esto me acuerdo muy lle", en DSp IV, 1807-1836; ROBERT, S., "AUX
claramente, aunque dudo si decía sources de la relecture, l'examen de cons-
noventa y nueve" (Mem 196, FN I, cience", Christus 44 (1997) 230-239; SUÁREZ,
E, Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio.
644-645). La dinámica de este cuar- Una defensa (GIMÉNEZ, ]., ed.), M-ST, Bilbao-
to de hora de e. suscita un tipo de Santander 2003.
851 exclusión

EXCLUSIÓN pueden permanecer indiferentes


ante esta realidad. De hecho, ha ha-
bido diversas respuestas prácticas
C uando la CG 34 llamó la aten-
ción sobre nuevas dimensiones
de la justicia en el mundo actual,
ante este reto de la e. y margina-
ción, con sus correspondientes do-
destacó entre otras "la trágica mar- cumentos y declaraciones institu-
ginación de algunas naciones, sobre cionales. Este artículo expone
todo actualmente en el continente algunas de esas respuestas, y ofrece
africano" y "el problema de los algunos rasgos de la espiritualidad
marginados sociales en toda la so- subyacente.
ciedad" (NC 247, § 1; cf. CG 34, d3, 1. Praxis como espiritualidad. Esta
5.16; AR XXIII [1995] 236-238). Pue- sección presenta los elementos más
de verse, por tanto, que el término significativos de la respuesta de la
"exclusión" (o marginación, que espiritualidad ignaciana a la reali-
aquí consideramos como sinóni- dad de la e. social y marginación
mos) se emplea en dos contextos contemporánea. El enfoque es emi-
diferentes, aunque relacionados. nentemente práctico, pues precisa-
mente en el ejercicio concreto de la
Por un lado, en el nivel mun-
caridad estructural se descubre y
dial, el proceso de la globalización
expresa lo nuclear de la espirituali-
del capital se está produciendo de
dad de la marginación. Al exponer
tal manera que amplios sectores de
algunas iniciativas de respuesta a la
la población son excluidos del mis-
e. y marginación, esbozamos ya una
mo. La consecuencia es que grupos visión ignaciana de la praxis como
étnicos, naciones enteras e incluso espiritualidad.
el continente africano como tal se
consideran "al margen" o "exclui- En el nivel nacional, al interior de
dos" del proceso globalizador. Por las sociedades industrializadas, de-
otro lado, al interior de las socieda- bemos destacar dos iniciativas. En
des en cada nación (y de una mane- primer lugar, la Misión Obrera ha
ra especial en las sociedades ricas supuesto desde la década de los
del Norte industrializado) la margi- años 50, una presencia jesuítica in-
nación aparece como el nuevo ros- serta en el mundo obrero, compar-
tro de la pobreza contemporánea. tiendo condiciones de vida y traba-
En ellas, se ha pasado de una situa- jo, de luchas y reivindicaciones, de
ción de injusticia y sufrimiento cau- esperanzas y alegrías. Mientras que
en las primeras décadas las condi-
sada por relaciones de explotación
ciones del capitalismo industrial hi-
y opresión, a otra dominada más
cieron que el énfasis se situase en
bien por la "exclusión", es decir,
cuestiones sindicales de justicia en
por el hecho de que personas y gru-
las relaciones laborales, posterior-
pos sociales son empujados al mar-
mente la realidad del desempleo y la
gen del sistema social: toxicóma-
precariedad laboral pasaron a un
nos, mendigos sin hogar, enfermos
primer plano. El cambio de contexto
de sida, mujeres prostituidas, pre-
ha producido una evolución en la
sos o trabajadores en paro, entre realidad, como puede verse en el
otros. significativo ejemplo del cambio de
En ambos casos, es evidente nombre de la potente Misión Obrera
que los hombres, mujeres, comuni- francesa, que a finales de los años 90
dades e instituciones inspiradas pasó a llamarse "Jesuitas en el Mun-
por la espiritualidad ignaciana no do Popular" (JEMP). La experiencia
exclusión 852

prolongada de inserción radical en una alternativa inclusiva" ("El


barrios y medios obreros, situó a es- apostolado social en la Compañía
te grupo de jesuitas en situación in- de Jesús. Retos y Situación", 17,
mejorable para vivir, acompañar y Roma, abril de 2003). Por ello, en
comprender la marginación contem- los meses siguientes el Secretariado
poránea. Su respuesta ha tendido a de la CJ para la Justicia Social cons-
subrayar los aspectos estructurales tituyó un grupo de trabajo sobre
de la problemática, habitualmente a "globalización y marginación", que
través de instituciones civiles y no trata de comprender y ofrecer pro-
eclesiales (sindicatos, asociaciones puestas alternativas a este proceso
de vecinos, ONG's laicas o grupos globalizador que margina econó-
de parados, por ejemplo). mica, política, social y / o cultural-
En segundo lugar, es preciso mente a un creciente número de
mencionar la "inserción" de nume- personas y grupos.
rosas comunidades religiosas feme- Por otro lado, la presencia limi-
ninas, entre ellas las de espirituali- tada pero significativa de la CJ en
dad ignaciana. A partir de los años los diversos Foros Sociales Mundia-
80, las religiosas en barrios popula- les cobró una fuerza redoblada en
res profundizan su camino de in- el Foro de Bombay en enero de
serción con un acompañamiento 2004, debido especialmente a los
cercano a los grupos y personas ex- 1.600 activistas de la Iniciativa de los
cluidas. Desde diversas platafor- Pueblos del Sur de Asia (SAPI, en sus
mas pastorales y vecinales, la pre- siglas inglesas). Esta organización
sencia de comunidades de vida india agrupa a diversos colectivos y
apostólica en áreas marginadas ha grupos étnicos marginados de la
permitido acompañar a grupos de sociedad (sobre todo, indígenas adi-
madres contra la droga o que sufren vashis y dalits o parias) y ha conse-
las consecuencias de la cárcel, a mu- guido vincular el trabajo cotidiano
jeres prostituidas, a niños y jóvenes en la base social, con un movimien-
en riesgo de e. social, a toxicóma- to amplio de alternativa social, po-
nos, a trabajadores inmigrantes, así lítica y cultural. Otra iniciativa re-
como participar en diversos proyec- gional digna de mención es la Red
tos de atención y promoción de la Africana Jesuíta sobre el Sida (AJAN,
mujer (talleres laborales, alfabetiza- en sus siglas inglesas) puesta en
ción, grupos de autoayuda). marcha en el año 2002 para coordi-
Al considerar a continuación la nar y potenciar la respuesta de la CJ
respuesta a la marginación desde a la pandemia del Sida, una enfer-
una perspectiva mas global, nos limi- medad paradigmática de la e. social
taremos a exponer dos tipos de ini- contemporánea. En América Latina
ciativas jesuitas, una de carácter destacan los crecientes esfuerzos de
más reflexivo-teórico, y otras más coordinación y trabajo en red sobre
centradas en la acción práctica. Por "Pastoral y solidaridad indígena",
un lado, los coordinadores del establecido en 1995, así como el in-
apostolado social de la CJ conside- cipiente grupo regional de atención
ran "urgente que la Compañía de a los trabajadores migrantes y po-
Jesús, especialmente el Sector So- blaciones desplazadas.
cial, asuma una postura más enér- Posiblemente, el mejor ejemplo
gica de protesta contra esta diná- de respuesta institucional jesuita al
mica de marginación y contribuya reto de la e. social, combinando el
más efectivamente a desarrollar ámbito global con el local, es el Ser-
853 exclusión

vicio Jesuíta a los Refugiados (SJR), 2. Rasgos de la espiritualidad en la


que fue fundado en 1980 por inicia- exclusión y marginación. La espiri-
tiva personal del Padre Arrupe. tualidad que brota de contextos de
Desde entonces, el SJR ha crecido y marginación y e. social comparte
aumentado su presencia en los cin- algunos elementos con la espiritua-
co continentes, con más de 500 per- lidad de la liberación (tales como la
sonas trabajando sobre el terreno. opción por los pobres, el compro-
El SJR ha definido su misión con miso por la justicia o la importancia
tres verbos: servir, acompañar y de- de lo comunitario) pero tiene tam-
fender (CG 34, d3, 16), centrándose bién algunos rasgos propios. Dado
en los refugiados olvidados. La mi- que otras voces de este diccionario
sión de servir ha llevado a un énfa- tratan con más detalle esos elemen-
sis especial en la educación. En la tos, en lo que sigue nos centrare-
actualidad, unos 150.000 niños y jó- mos en los aspectos más propios de
venes estudian en centros de ense- la experiencia espiritual vivida en
ñanza primaria y secundaria dirigi- ambientes de e. social.
dos por el SJR. Estos son sólo una A modo de resumen, podemos
parte significativa de los 650.000 decir que las personas y grupos
beneficiarios directos del trabajo comprometidos en la lucha contra la
del SJR en los campos, para un total marginación descubren y experi-
estimado de unos dos millones y mentan cotidianamente la necesi-
medio de beneficiarios indirectos. dad evangélica de compadecer, per-
Aunque evidentemente trabajar y manecer, resistir, incluir, re-nacer,
servir son piezas fundamentales, acompañar, narrar, horadar la reali-
uno de los rasgos esenciales del es- dad, tender puentes, descender.
tilo de SJR es el papel de la presen- Aunque pueda parecer un tanto ar-
cia y el acompañamiento. El SJR es tificial, estos verbos constituyen un
una organización pequeña, pero su verdadero decálogo para la espiri-
credibilidad y su fuerza provienen tualidad en la e. y marginación.
de la vida compartida con la gente El primer rasgo de esta espiri-
en los campos de refugiados. Cual- tualidad es la "com-pasión" (1), la
quiera puede observar las diferen- experiencia de compartir el sufri-
cias con agencias gubernamentales miento de las personas marginadas,
o con otras ONG's más grandes, en no desde un emotivismo superficial,
la vivienda, estilo de vida o impli- sino desde la radicalidad de "pade-
cación pastoral en los campos du- cer con el otro" unidos a la Pasión de
rante los fines de semana. Final- Cristo sufriente en las cunetas de la
mente, el SJR nunca ha olvidado su historia. La realidad de la e. social es
importante misión de defender los tan dura, los avances tan limitados,
derechos humanos de los refugia- los fracasos tan frecuentes, y las es-
dos. Quizá el ejemplo más claro de peranzas tan frágiles, que el compro-
esta acción se p u d o ver en la cere- miso cristiano en estos ambientes ne-
monia de recepción del Premio No- cesita arraigarse en la "fidelidad7' (2).
bel de la Paz en Oslo, el 10 de di-
ciembre de 1997, cuando un Junto a ello, brota la (3) resisten-
cia. Debemos reconocer que la situa-
miembro del SJR de Camboya reco-
ción histórica no se presenta dema-
gió el premio representando a la
siado favorable para los marginados
Campaña Internacional para Prohi-
de un mundo cada vez más globali-
bir las Minas Antipersonas (ICBL,
zado y excluyente; por ello, aunque
en sus siglas inglesas).
no siempre se pueda vislumbrar la
exclusión 854

alternativa global al sistema, el Espí- rada para descubrir los signos (no
ritu da fuerzas para resistir al mal siempre evidentes) de la presencia
mientras anhelamos la llegada plena del Dios de la Vida en nuestra reali-
del Reino de Dios. dad cotidiana y dolorida. La escisión
El cuarto rasgo es precisamente social (centro-margen, incluidos-ex-
la "inclusión" (4). Mientras esperan cluidos, dentro-fuera) es un escánda-
el avance de una sociedad más justa, lo para Dios y para las personas que
los cristianos están invitados a vivir laten con el corazón de Dios. La Igle-
unas relaciones sociales en las que sia, por tanto, asume el reto de supe-
nadie sobre; están llamados a encar- rar esa fractura social tendiendo
nar unas relaciones comunitarias en puentes entre grupos y clases socia-
la que, realmente, toda persona ten- les. Esta tarea de mediación, compro-
ga un lugar y nadie quede excluido. metida y no ingenua, se convierte en
Vivir esto es ofrecer ya una alternati- otro rasgo espiritual del cristiano
va (5) a la globalización excluyente. que lucha contra la e., y es a la vez
La palabra "alter-nativa" significa expresión de su ser 'pontífice' como
"nacer de nuevo" (indicado por la consecuencia del bautismo. Final-
fuerza del bautismo y las nuevas re- mente, la espiritualidad de la margi-
laciones sociales que instaura) y está nación es una espiritualidad del
vinculada al eslogan del movimiento "descenso" radical y kenótico para
alter-globalizador, "otro mundo es llegar al encuentro de los hermanos
excluidos y del Dios que comprome-
posible".
te su Vida con ellos.
Un sexto elemento de la espiri-
tualidad que brota en los márgenes En definitiva, la espiritualidad
de la sociedad es el "acompañamien- de la e. nos permite contemplar a
to" (6). Muchas veces, lo que piden Dios en los márgenes de la historia,
las personas marginadas es simple- y narrar dicho encuentro. Ese proce-
mente alguien que les acompañe en so espiritual nos introduce, de algu-
su proceso personal, con sus caídas, na manera, en el mismo movimien-
intentos y recaídas; y se requiere un to vital de Dios: un Dios compasivo,
talante espiritual para acompañarles. fiel, resistente al mal, inclusivo, que
Igualmente, es esencial el acompaña- genera alternativas, tiende puentes,
miento humano y espiritual de los acompaña. Y, sobre todo, un Dios
profesionales (asalariados o volunta- que se abaja para mirar y liberar
rios) que trabajan en contextos de e. (Sal 113, 6; Ex 3, 8).
social. La espiritualidad de la e. se Daniel IZUZQUIZA, SJ
expresa con frecuencia en forma de
relatos o historias de vida. La narra-
ción ofrece modos de canalizar la vi- 71 Cárceles, Comunidades de Solidaridad, Fe y
Justicia, Hospitales, Inserción, Ministerios,
da y el sufrimiento que los géneros Misión, Opción preferencial por los pobres.
más formales difícilmente logran ex-
presar; además, es un estilo más ágil Bibl.: CÁTALA, A., Salgamos a buscarlo. Notas
y cercano a la realidad de las perso- para una teología y espiritualidad desde el
Cuarto Mundo, ST, Santander 1993; FOR-
nas excluidas. TUNY, R., Los excluidos reclaman espirituali-
La contemplación (7) es un ele- dad, Eides 28, Barcelona 1999; GARCÍA RO-
mento común a toda espiritualidad, CA, ]., Contra la exclusión. Responsabilidad
pública e iniciativa social, ST, Santander
pero en los ambientes marginales 1995; GARCÍA RODRÍGUEZ, J. A., "Raíces ig-
adquiere el sentido específico de ho- nacianas de la inserción. Recuperaciones
radar la realidad y de educar la mi- urgentes", Man 61 (1989) 45-54; GONZÁLEZ
855 experiencia de Dios

BUELTA, B., "Ignacio de Loyola, parábola y interior de la experiencia espiritual


pedagogía del seguimiento de Jesús en las de Ignacio a lo largo de su vida. Por
periferias", Man 64 (1992) 403-414; GONZÁ-
LEZ FAUS, J. 1./ MOLLA, D., Hagamos reden-
eso en la Autobiografía el Ignacio
ción del género humano, Eides 21, Barcelona histórico (la crónica) casi desapare-
1997; GUERRERO, J. A./ IZUZQUIZA, D., Vidas ce para dar lugar a la acción de
que sobran. Los excluidos de un mundo en Dios en su vida. Los Ejercicios son el
quiebra, ST, Santander 2004; IZUZQUIZA, D., resultado de la reflexión sistemática
Rincones de la ciudad. Orar en el camino fe- de Ignacio sobre su proceso inte-
justicia, Narcea, Madrid 2005; JESUIT REFU-
GEE SERVICE, God in Exile: Towards a shared
rior. Analizando con atención y
spirituality with refugees, JRS, Roma 2005 perspicacia su propio itinerario su-
(trad. esp.: El Dios de los refugiados, Mensa- po distinguir con nitidez lo que ha-
jero, Bilbao 2006); LAGUNA, ]., ¿De la libera- bía en él de irrepetible y lo que po-
ción a la inclusión?, CiJ 127, Barcelona 2004; dría ser útil a otros [Au 99.18]. Es lo
LANDENNE, Ph., Résister en prison. Patiences, que él ofrece como método, como
passions, pasajes, Lumen Vitae, Bruxelles
1999; MOLLA, D V "Espiritualidad ignacia- camino que otros pueden recorrer
na, misión obrera y marginación" Man 64 para hacer su propia experiencia de
(1992) 121-133; ID., "Espiritualidad ignacia- Dios. En ellos encontramos lo esen-
na y solidaridad con los excluidos" Man 65 cial de la experiencia ignaciana de
(1993) 169-181; SERVICIO JESUÍTA A REFUGIA- Dios de la que se ocupará este artí-
DOS, Refugiadas. La guerra cambió nuestra vi- culo; pero la experiencia de Ignacio
da, pero no nuestro espíritu, Libros Libres, nos servirá como principio herme-
Madrid 2002; SMITH, G., Radical Compas-
sion. Finding Christ in the Heart of the Poor, néutico indispensable para com-
Loyola Press, Chicago 2002. prender la experiencia.
1.2 La segunda aclaración nece-
saria se refiere al concepto de "ex-
EXPERIENCIA DE DIOS periencia". Sin lugar a dudas es
uno de los conceptos más difíciles
de manejar, tanto en filosofía como
*t . Observaciones preliminares. en teología. Y además sospechoso,
porque la razón moderna, al exaltar
1.1 Es necesario dejar clara el conocimiento científico y la abs-
desde el principio la diferencia en- tracción racional como formas por
tre "experiencia de Ignacio" y "ex- excelencia de conocer, desdeñó la
periencia ignaciana" de Dios. Co- experiencia -sobre todo religiosa-
mo e. personal, la e. de Ignacio era como forma de conocimiento. ¿Qué
única e intransferible, pero la pers- sentido puede tener en ese contexto
pectiva por él abierta hacia una hablar de experiencia de Dios? De-
nueva y peculiar e. de Dios podía jando de lado las discusiones teóri-
ser compartida por otros. Eso sería cas, es suficiente decir que aquí se
lo ignaciano de la experiencia o la entiende como una forma específi-
experiencia ignaciana de Dios. ca, pero auténtica, de conocimiento
La e. de Ignacio fue recogida en humano que no termina en los con-
la llamada Autobiografía; lo ignacia- ceptos sino en la realidad hacia la
no quedó plasmado en el texto de cual apunta. En ese sentido, la ex-
los Ejercicios Espirituales. La primera periencia no se confunde con vi-
es el relato hecho por el mismo Ig- vencias puramente subjetivas por-
nacio de su itinerario espiritual. No que pone en relación, hace entrar
es propiamente una autobiografía en contacto consciente con algo real
en el sentido moderno de la pala- que no se reduce al "yo", que se im-
bra, sino una especie de radiografía pone y que enseña. La experiencia
experiencia de Dios 856

humana es, pues, un saber acumu- Es necesario, sin embargo, de-


lado que está relacionado con la sentrañar lo que encierra esa ma-
memoria, por un lado, y, por eso, nera, en apariencia tan sencilla, de
con el aprender de la vida, con el concebir la experiencia de Dios.
volverse de manera refleja sobre el Para Ignacio no se puede entrar en
sentido de lo vivido. En este senti- el Misterio de Dios sin descubrir
do se hablará aquí de experiencia que, desde siempre y para siem-
de Dios. pre, es un Dios de los nombres, o
2. Presupuestos y condiciones de sea, que esa vida está indisoluble-
la experiencia ignaciana de Dios. Igna- mente comprometida con nuestra
cio estaba convencido de haberse miseria humana. Ése es el sentido
encontrado con Dios, con Dios mis- profundo de una contemplación
mo, no con sus sucedáneos (una te- tan central en los Ejercicios como la
ología, prácticas codificadas, fenó- de la encarnación [Ej 101-109]: el
menos adyacentes, etc.); de que ese mundo, cada persona, nuestra tor-
encuentro era una experiencia in- turada historia, forman parte miste-
mediata de Dios; y de que tal expe- riosamente de la vida de Dios que
riencia no está reservada a algunos no puede ser experimentado en sí
privilegiados, sino que es una posi- mismo sin experimentar al mismo
bilidad que se ofrece a todos. Algo tiempo la ternura y la compasión
tan decisivo a sus ojos que se trans- con las que se ha inclinado hacia
formó en el objetivo de su vida: nosotros en Jesucristo. Dios y nues-
transmitir esa experiencia a otros, tro destino humano son solidarios.
"ayudar a las almas", como él decía Esa entrañable relación es funda-
[Au 26]. mental para comprender la idea
que se hace Ignacio de Dios y, por
Así, pues, dos son para Ignacio
lo tanto, de la experiencia de Dios.
las condiciones esenciales de la e. de
Dios: que él se comunique y que la En primer lugar, Dios es al-
persona sea capaz de captarlo. La guien que se comunica, que obra,
iniciativa es de Dios. Y eso cualifica que "se" da y que desea darse [Ej
de manera decisiva la experiencia. 234]. Alguien real que puede ser ex-
Se trata de Dios mismo, no de las re- perimentado. Se trata, pues, de
presentaciones que nos hacemos de Dios como un ser personal, de rela-
él, ni de cualquier impulso religioso ción, y no del anonimato de un Ser
que pueda brotar en la persona. Ig- Supremo o de un "absoluto trascen-
nacio lo formuló de manera contun- dente". La Creación, la "condición
dente en uno de los consejos preli- creatural", es para el ser humano la
minares que dirige al que da los manera concreta de experimentar
Ejercicios: "más conveniente y mu- su relacionalidad constitutiva con
cho mejor es [...] que el mismo Dios. Para dejarlo claro, Ignacio an-
Criador y Señor se comunique a la tepuso a las Cuatro Semanas de los
su ánima devota". Por eso le advier- Ejercicios un preámbulo que es el PF
te: "deje inmediate obrar al Criador [Ej 23]. El ser humano no empieza
con la criatura, y a la criatura con su ni termina en sí mismo; es, en cierto
Criador y Señor" [Ej 15]. Lo que su- sentido, sin límites. Ese exceso -an-
pone en el que hace la experiencia tes y después- es la marca, en el
una observación atenta y perspicaz hombre, del acto por el cual Dios
de lo que está experimentando y transborda hacia la Creación. Por
una gran lucidez para interpretarlo: eso, la Creación no habla sólo del
la capacidad de discernir. hombre, sino que también dice algo
857 experiencia de Dios

de Dios. En la Creación Dios ad- na. Lo humano ya está bañado en


viene a lo humano llamándolo a la ese don -Dios mismo- que precede.
existencia: Dios habita en las criatu- Esa gracia que envuelve al hombre
ras [Ej 235], trabaja por nosotros [Ej es la marca gratuita de nuestra hu-
236], nos sostiene desde el centro manidad concreta, es un "existen-
del ser. Y no sólo da la vida -y con cial sobrenatural" (K. Rahner).
ella todos los dones- sino que se Esa inseparabilidad entre Dios
nos da en ellos. Somos el milagro y el hombre permite comprender el
de un amor gratuito que nos en- tercer aspecto de la experiencia ig-
vuelve: nos precede, nos constituye naciana de Dios: su carácter inme-
y nos supera. Todo es don [Ej 322]. diato [Ej 15]. La denominación es
Y la vida es el trabajo constante de sorprendente y podría llevar a en-
re-conocer el don de ese Amor que gaño. Dios habla y sale al encuentro
es Dios en los dones en los que nos siempre por intermedio de media-
llega envuelto. Trabajo tan apasio- ciones humanas. No se trata, pues,
nante como delicado. Es el presu- de encontrarse cara a cara con Dios.
puesto subyacente al PF [Ej 23; Au Hay que descubrir su presencia en
29] que en los Ejercicios se tiene que medio de la vida, de las vicisitudes
transformar en experiencia que ilu- de una historia -personal y social-
mine toda la vida y la transforme cargada de contradicciones y con la
en una "contemplación para alcan-
opacidad de lo humano. Porque eso
zar amor" [Ej 230-237].
es lo que pone a prueba la experien-
Por eso, esa e. de Dios es ade- cia de Dios. ¿Dónde está Dios? La
más una experiencia antropológica, in-mediatez, por lo tanto, no es una
una manera de entender al hombre forma de saltar por encima de las
como ser constituido en esa rela- mediaciones para ir directamente a
ción. Ignacio lo expresa al decir que Dios, sino lo que cualifica la expe-
"el hombre es criado para..." [Ej riencia como siendo de Dios, lo que
23]. No como si esa relación fuese nos permite reconocerle, "sin dudar
una amenaza a su autonomía (co- ni poder dudar" dice Ignacio [Ej
mo si el ser humano no tuviese sen- 175] en medio de la realidad sin
tido en si mismo), sino como una confundirle con ella.
afirmación de su estar constituido
en una relación de amor. Lo huma- Estos presupuestos nos permi-
no no es el solipsismo; el hombre es ten intuir el alcance y la densidad
(consistencia, autonomía) siendo de lo que tiene de peculiar la expe-
para los otros y con los otros (rela- riencia ignaciana de Dios. Pero su
ción). Empezando por el Otro que contenido le viene del encuentro
le constituy. Algo que el sujeto mo- con Jesucristo. El es, para Ignacio,
derno tiene cada vez más dificultad la primera y fundamental media-
en comprender porque se entiende ción de su experiencia de Dios. Y la
a sí mismo como individualidad se- que da sentido a todas las otras.
parada, ab-soluta. Para Ignacio, al 3. La persona de Jesucristo, eje de
contrario, la e. de Dios no es un la experiencia ignaciana de Dios. La
apéndice de la experiencia humana, centralidad de la persona de Jesu-
sino un elemento constitutivo de su cristo es evidente, tanto en la expe-
ser-en-relación: la e. de Dios es in- riencia personal de Ignacio (Auto-
separable de la experiencia del biografía) como en el método que él
hombre. Y, por eso, una posibilidad propone para hacer la experiencia
que anida en toda existencia huma- {Ejercicios). Nada de extraño en esa
experiencia de Dios 858

centralidad, porque se trata de ra de los Ejercicios. La contempla-


una experiencia cristiana de Dios. ción de los "misterios de la vida de
Lo que no quiere decir que Jesu- Cristo nuestro Señor" ocupa tres de
cristo sea el todo de la experiencia. las Cuatro Semanas. Contemplar es
Por ser "camino" (Jn 14, 6), no ter- entrar, sumerjirse en el Misterio de
mina en sí mismo, es lugar de la humanidad de Cristo, atravesán-
tránsito y, por eso, paso obligato- dola hasta el fin, para descubrir en
rio para acceder a la experiencia la transparencia del Resucitado el
de Dios. Su importancia central no todo [De 87]. Porque no se trata de
se opone al carácter trinitario de la un ejercicio de imaginación que nos
mística ignaciana. hace volver a un pasado perdido,
La evolución espiritual de Ig- sino de un encuentro con el Señor
nacio estuvo dominada siempre, vi- vivo y Resucitado. Para Ignacio, Je-
sitada, como le gustaba decir, por sús es siempre Cristo, "Cristo nues-
una presencia constante y serena de tro Señor", "Criador", "Señor",
la persona de Jesús [Au 21 Al. "Verbo eterno", "Rey eterno". Pero
44.48], desde sus primeros contac- "Verbo eterno" que no puede ser
tos con la Vita Christi durante su separado de la carne de la historia:
convalecencia en Loyola [Au 5.11], su vida -su humanidad- es la puer-
hasta la experiencia de la identifica- ta de acceso a su misterio. Contem-
ción corf Cristo en el camino hacia plar es tener ojos para ver más allá
Roma [Au 96], pasando por su ob- de las apariencias, atravesando la
sesión de ir a Jerusalén y quedarse opacidad de lo humano de Jesús,
"visitando siempre aquellos luga- hasta que se haga transparencia, ex-
res santos" [Au 45]. En ese itinera- presión, revelación de Dios. Ignacio
rio se revela no sólo un amor cada sabía que ése es el único camino pa-
vez más apasionado por Jesús y su ra una experiencia "cristiana" de
servicio, sino la intensa purificación Dios.
a la que fue sometida esa pasión La seriedad y la importancia de
por Jesús en la experiencia de Igna- lo que está en juego en la contem-
cio. Antes de llegar a la experiencia plación explica que Ignacio no deje
mística de "ser puesto con el Hijo" la selección de los misterios al arbi-
en la visión de La Storta [Au 96], Ig- trio del ejercitante. El itinerario de
nacio tuvo que abandonar el sueño la contemplación está estrechamen-
de una imitación obsesiva de Jesús te entrelazado con el proceso por el
para descubrir qué significaba de- que tiene que pasar la libertad ejer-
jarse configurar por Cristo en todas citante: de un Cristo "imaginado"
las dimensiones de su vida: pasar [Ej 53] a la realidad presente de
de la exterioridad al misterio, de la Cristo nuestro Señor [Ej 95], de la
letra al Espíritu, del pasado muerto exterioridad de su pasado histórico
a la actualidad viva de su presen- a la actualidad del que vive y nos
cia. Verdadera "locura por Cristo" hace vivir, hasta obtener la gracia
[Ej 167] que marcó para siempre su de "ser puesto con el Hijo" [Ej
experiencia mística de Dios: en lo 97.147.167], de "ser vivido por Cris-
más hondo de sus experiencias tri- to" (Gal 2, 20) como don de una
nitarias, Ignacio destaca de manera identificación sin límites con él.
sorprendente la persona de Jesús Las meditaciones ignacianas de
(cf. [De 83.87.88; Au 27-31]). la Segunda Semana, Rey Temporal,
Esa experiencia quedó plasma- Dos Banderas, Tres Binarios, Tres
da de manera visible en la estructu- Maneras de Humildad articulan los
859 experiencia de Dios

dos momentos de tal manera que, téntico si se traduce en servicio con-


al contemplar, toda la vida del ejer- creto a los hermanos. La mística ig-
citante vaya siendo configurada se- naciana es incompatible con la fuga
gún el estilo de vida de Cristo, has- del mundo. Pero sólo podemos "es-
ta consentir - e n el momento de la tar en el mundo sin ser del mundo"
elección- que el eje estructurante de por el des-centramiento que hace
su vida no sea su voluntad, sino lo posible vivir desde la voluntad de
que Dios le da a querer (la voluntad Dios.
de Dios sobre su vida). Dejándose c) El tercer aspecto es la nueva
despojar de su vida con Jesús a fa- mirada sobre la totalidad de lo real
vor de los otros, puede pasar por que adquiere el ejercitante después
ese verdadero misterio pascual que de haberse dejado configurar por
permite ver con ojos nuevos todas Cristo a lo largo de su "camino". Es
las cosas. Dios se hace transparente la CAÁ. Iluminada por dentro, la re-
en la realidad. alidad deja transparentarse su ver-
Tres aspectos pueden ayudar a dad última: el misterio interior de
comprender mejor lo que hay de Dios y la creación en su mutua rela-
peculiar en la apropiación que hace ción. Ignacio lo formuló de manera
Ignacio de la mediación de Jesús concisa en uno de los puntos de su
para su experiencia de Dios, a) En experiencia mística de Manresa: "se
primer lugar, la importancia de la le empezaron a abrir los ojos del en-
humanidad de Jesús. En ella se des- tendimiento [...], entendiendo y co-
cubre que la experiencia in-mediata nociendo [...]; y esto con una ilustra-
de Dios llega siempre mediatizada ción tan grande, que le parecían
por lo humano y por qué la expe- todas las cosas nuevas" [Au 30]. No
riencia cristiana de Dios es encarna- se trata de una experiencia puntual-
da y devuelve siempre a la realidad es el talante ignaciano de sentir a
de la vida y de la historia: como a Dios, lo que, en su lenguaje, él deno-
su Hijo, Dios no envía al mundo mina "devoción", es decir en "facili-
con la responsabilidad de transfor- dad de encontrar a Dios, y ahora [al
marlo. La experiencia tiene que ali- fin de su vida] más que en toda su
mentar esa mística de la pasión por vida. Y siempre y a cualquier hora
el mundo. Porque es el mundo que quería encontrar a Dios lo en-
amado y querido por Dios. Ésa es contraba" [Au 99]. Esta experiencia
también la razón del valor, a los no es una gracia mística exclusiva de
ojos de la fe cristiana, de lo peque- Ignacio, sino algo inherente a su mo-
ño, lo escondido, los pobres. do peculiar de experimentar a Dios.
b) El segundo aspecto es el des-
Desde esta centralidad de Jesu-
centramiento que va realizando en el
cristo, el ejercitante se puede abrir
ejercitante su adhesión apasionada
ahora a la totalidad de la experien-
a Jesucristo. En la medida que el
cia para recoger algunos rasgos tí-
centro de su vida está fuera de él
picos que la caracterizan como un
-como en Jesús-, el ejercitante se
camino hacia Dios, no el único cier-
convierte en un "hombre para los
tamente, pero peculiar y nuevo.
otros" por ser un "hombre de
Dios", como Jesús. El "conocimien- 4. Algunos rasgos característicos
to de Jesús" -petición insistente de de la experiencia ignaciana de Dios.
las contemplaciones de la Segunda 4.1 Dios tiene la iniciativa en la
Semana (y en cierto sentido de la experiencia. Lo que parece obvio pe-
Tercera y de la Cuarta)- sólo es au- ro no es tan evidente. Porque tam-
experiencia de Dios 860

bien el hombre puede buscar a cia ignaciana de Dios. En la Auto-


Dios. Pero esos dos movimientos biografía Ignacio se autodenomina
no son equivalentes. El hombre no el "peregrino" [Au 39.42.43.45.46.
buscaría a Dios si no hubiese sido 49.50ss]. Evidente alusión a sus
ya buscado por él. En ese sentido la desplazamientos geográficos. Pero
iniciativa es sinónimo de gratui- no sólo. Es también, y sobre todo,
dad: Dios se comunica cuando una manera de entenderse y de en-
quiere y como quiere. La auténtica tender su experiencia espiritual. De
e. sólo puede ser recibida como la experiencia del peregrino forma
don. Este aspecto es esencial para parte el camino [Au 38.39.41.44], la
Ignacio. No toda experiencia que búsqueda, la inseguridad de tener
tiene a Dios por objeto es experien- que empezar cada vez, arrancarse,
cia de Dios. Ni por ser religiosa o partir [Au 34.8.12]. Sólo y a pie [Au
espiritual la búsqueda es "de Dios". 73], sin nada, sino la confianza en
Hay búsquedas de Dios rutinarias Dios [Au 44].
(prácticas de piedad religiosa) o Por eso, la experiencia ignacia-
búsquedas subjetivas en las que na de Dios es un "ponerse en cami-
Dios es un pretexto para el encuen- no" [Au 11], como Abraham, sin sa-
tro del individuo consigo mismo ber a dónde le llevará. Así, la
(como en el panorama espiritual de experiencia se mantiene siempre
la post-modernidad). En esos casos, abierta, como una búsqueda sin fin.
la búsqueda no pasa de una pro- No sólo porque Dios es siempre ma-
yección de los deseos o de las nece- yor, sino porque la e. no se puede se-
sidades de la persona. Por eso Igna- parar de la transformación que ella
cio estaba atento a no confundir la opera en la persona. Ignacio lo des-
experiencia de Dios con sus sucedá- cubrió desde el principio: salir de su
neos. Por ser gratuita, la experien- mundo interior (con sus sueños e
cia no puede ser provocada. No es ideales) para entrar en el mundo
cuestión de métodos o técnicas. Es que le abría el seguimiento de Jesús
de Dios la iniciativa cuando la per- era reconstruir su vida de otra for-
sona lo experimenta como una ma. Con las rupturas que esa deci-
irrupción inesperada, que no viene sión entrañaba. En sus concepciones
de ella y por eso la sorprende. Dios de Dios y en sus proyectos de vida
empieza a manifestarse y el que ha- [Au 17.6-9].
ce la experiencia no sabe reconocer
Así se entiende mejor el papel
con claridad lo que le pasa. Dejarse
de la conversión, que es también un
sorprender por Dios es aceptar que
proceso, y algo tan ignaciano como
él es siempre más de lo que pode-
el buscar y hallar la voluntad de
mos decir o experimentar de él. Es
Dios, objetivo de los Ejercicios. La
el Deus semper maior de la genuina
conversión es la transformación por
tradición cristiana.
la que va pasando la persona al sa-
4.2 La experiencia ignaciana de lir de su mundo y entrar progresi-
Dios es dinámica, en proceso. Por eso, vamente en el mundo que le abre la
la experiencia ignaciana de Dios só- adhesión a Jesucristo. Más que una
lo puede ser vivida como proceso. actitud ascética, ella exige un des-
En el doble sentido de progresar centramiento, necesario para que la
continuamente y de juzgar, de ir persona pueda re-construir su vida
discerniendo lo que se vive. Este alrededor de un nuevo eje que inte-
rasgo es inherente a lo que fue el iti- gre todas sus dimensiones. Porque
nerario de Ignacio y a la experien- no hay reconstrucción de la vida sin
861 experiencia de Dios

integrar el pasado. Aun cuando se circunstancias -psicológicas, cultu-


trata de reconstruirse en Jesucristo. rales, sociales, etc.-, lo que la Escri-
Dios no derrumba, levanta; no des- tura llama el corazón y hoy llamarí-
truye, crea algo nuevo; no exige, amos tal vez el "y° auténtico". Poco
propone; no cierra puertas, las abre. importa el nombre. Lo que hace fal-
Al nombre le toca decidir si acepta ta es que esa totalidad se exponga a
o no entrar en ese camino. Como la irrupción imprevisible de Dios.
Ignacio [Au 50], el ejercitante se tie- Porque cuando Dios entra en la vi-
ne que preguntar una y otra vez: da, la altera, la des-centra, pero no la
¿qué hacer?, ¿cuál es la voluntad de destruye. Hay que salir de sí, o co-
Dios? No se trata de preguntas re- mo dice Ignacio, "de su propio
tóricas, porque envuelven la vida, amor, querer e interés" [Ej 189]. Pero
con sus idas y vueltas, sus dudas y lo humano continua siendo el subs-
sus perplejidades, puertas que se trato indispensable de esa nueva vi-
cierran [Au 63.70.97] y puertas que da con Dios, pero lo humano re-cen-
se abren. trado, reestructurado, asumido y
4.3 La experiencia ignaciana de transformado en Cristo.
Dios es encarnada. Su verdadero lu- Ese realismo ignaciano protege
gar es la vida. Corrección importan- la experiencia de ilusiones engaño-
te delante de una cierta tradición sas. Si es auténtica, la e. termina
espiritual que tiende a encerrar la e. siempre en la historia. Por eso se
en tiempos o lugares privilegiados, puede decir, por fin, que la expe-
reduciéndola a su expresión religio- riencia ignaciana es una experien-
sa. En coherencia con la ley de la cia padecida de Dios. Sin asociar
encarnación, y contra cualquier ten- patológicamente Dios y el dolor. Se
tación de fuga de la realidad, la ex- trata de reconocer apenas que, sien-
periencia cristiana de Dios tiene do de Dios, el sujeto de la experien-
que ser vivida allí donde Dios quiso cia es Dios mismo; el que la hace se
revelarse y ser encontrado: en la somete a ella, la padece. De manera
historia humana concreta. muy concreta, porque cuando Dios
hace irrupción en una vida es inevi-
Lo que significa, en primer lu- table que empiece por desenmasca-
gar, que la e., como la persona que rar, dividir, provocar y desinstalar.
la vive, es una experiencia situada ¿No es ése el sentido de la conver-
en el tiempo y en el espacio; condi- sión y del combate espiritual cris-
cionada de muchas formas. Lo que tianos? No se trata de dramatizar la
exige un discernimiento constante. experiencia cristiana, como si sólo
Dios nos sale al encuentro en los pudiese ser vivida de manera paté-
acontecimientos de la vida, que son tica. Pero es cierto que la conver-
los que le acusan o le justifican, le sión a Jesús y al Evangelio tiene su
revelan o le ocultan. También a los precio. Aunque pueda ir acompa-
ojos del creyente. ñada de la alegría inmensa de
Por eso, en segundo lugar, tal quien descubrió su verdadero teso-
experiencia exige la totalidad de la ro, su verdad más profunda.
persona. Es lo que presupone Ignacio 4.4 La experiencia ignaciana de
cuando anima al que va a entrar en Dios es totalizadora. La experiencia
los Ejercicios a que los haga con toda mística de Ignacio en Manresa [Au
generosidad, sin condiciones [Ej 5]. 28-30] da la medida de esa totaliza-
Lo que tiene que ser tocado es el ción: se trata de una experiencia de
centro de la persona con todas sus Dios, con tal inmediatez, seguridad
experiencia de Dios 862

y certeza que no deja lugar a dudas; en ese misterio -humano y divino-


por eso ilumina por dentro su visión del Deus semper maior.
de la vida y de la realidad, y le per-
mite situarse de forma nueva en la Carlos PALACIO, SJ
historia; su contenido es el misterio
de Dios, visto desde la humanidad /* Autobiografía, Cardoner, Creador, Consola-
de Cristo, e inseparable de la reali- ción, Consolación sin causa precedente, Contem-
dad creada e histórica. plación para alcanzar Amor, Contemplativo en la
Acción, Discernimiento, Espiritualidad Ignacia-
Los Ejercicios son el camino que na, Lágrimas, Mística Ignaciana, Oración Igna-
propone Ignacio para que otros ciana, Todo.
puedan hacer la misma experiencia
Bibl.: COSTA, M., "Ejercicios Espirituales y
inmediata de Dios, contemplando Constituciones. Significado de experiencia
la vida de Jesucristo, hasta poder en la relación mutua entre ambos textos",
reconocer el misterio de Dios habi- Man 63 (1991) 411-434; CUSSON, G., "Les
tando toda la realidad. Habiendo Exercices de Saint Ignace et l'expérience de
pasado por tal experiencia, el ejerci- Dieu aujourd'hui", CSIg 60 (1991) 701-716;
tante vuelve a su vida cotidiana con DE GASPERIS, E R., "Ignacio de Loyola: el
hombre de la experiencia de Dios", CIS 24
otros ojos. No porque la realidad (1993) 27-55; MIETH, DV "Hacia una defini-
haya dejado de ser limitada y opa- ción de la experiencia", Concilium 14 (1978)
ca, sino porque ahora puede con- 354-371, (1978); IGLESIAS, L, "Elementos ins-
templarla desde lo más hondo de trumentales de la experiencia de Ejercicios
su verdad. Ignacianos", Man 60 (1988) 235-252; Mou-
ROUX, ]., L'expérience chrétienne. Introduction
El discernimiento es el instru- aune théologie, Aubier, Paris 1952;NKANZA,
mento del que dispone el que hace N., L'expérience de Dieu. Les Exercices spiri-
la experiencia y el único recurso tuels d'Ignace de Loyola et la phénoménologie
con el que se le envía de nuevo a la de Schaeffler, Lessius, Bruxelles 2002; RAH-
historia como el lugar de su misión. NER, K., 'Gotteserfahrung heute', Schriften
zur théologie IX y X, Bentiger, Einsiedeln
Ejercicio necesario y permanente 1970-1972; ID., "La lógica del conocimiento
por dos motivos: para mantener existencial en San Ignacio de Loyola", en
abierta la experiencia sin manipular Lo dinámico en la Iglesia, Herder, Barcelona
a Dios, y para que la libertad del 1968; ID., Palabras de San Ignacio a los jesuí-
sujeto, que continuará sometida a tas de hoy, ST, Santander 1979; RAVIER, A.,
la ambigüedad y a los condiciona- "L'expérience de Dieu chez Ignace de Lo-
yola", Christus 36 (1989) 206-218; THIÓ, S.,
mientos de la realidad, se pueda re- "La experiencia de Dios en los Ejercicios y
conocer llamada y se deje guiar por en el 'Diario Espiritual' de San Ignacio",
Dios para adentrarse cada vez más Man 61 (1989) 343-354.
<=r

h
cL ±3

FABRO, Pedro de sus estudios. El 15 de marzo de


1530 obtuvieron la licenciatura "en
Artes" F. y Javier.
P edro Fabro fue uno de los pri-
meros siete compañeros que el
15 de agosto de 1534 pronunciaron
El 2 de febrero de 1528 llega a
París, íñigo de Loyola. Tiene 38
los 'Votos de Montmatre". Fue, jun- años. Se inscribe en el Colegio de
to con Francisco Javier el primer Monteagudo. Al Colegio irá sola-
compañero de Ignacio en el colegio mente a las clases y vivirá en una
de Santa Bárbara de París en 1528. modesta pensión. Pronto se trasladó
1. Primera infancia y estapa pari- al hospital donde podía dormir. Lo
sina (1506-1536) mejor, le aconsejaron, sería irse a
Pedro F. nació en Villareto, en Flandes a pedir limosna entre los
la Alta Saboya, el 13 de abril de mercaderes españoles que tenían es-
1506. Murió el 1 de agosto de 1546 pléndidos negocios en Amberes y
en Roma. Hijo de pastores, no quiso Brujas. Hizo tres salidas con éxito.
ser pastor sino estudiar. Le lleva- En Monteagudo estudia latín y retó-
ron, muy a disgusto de la familia, a rica. En septiembre de 1529 Ignacio
la escuela de Thónes, a una legua entra en el Colegio de Santa Bárba-
de Villareto. Pronto aprendió a leer ra. El 1 de octubre quiere comenzar
y a escribir y a iniciarse en la gra- a estudiar Artes. Le instalaron en la
mática. Dos leguas más allá en La misma habitación que E, Javier y el
Roche, tenía su escuela un ejemplar regente Juan de la Peña. Quiso el re-
sacerdote y excelente maestro, Pe- gente que F. se encargase de repetir
dro Velliardo. Fue a París a los 19 las lecciones a Ignacio con lo que se
años. Ingresa en el Colegio de Santa entabló entre ellos una gran y defini-
Bárbara. Aquí conoció a Francisco tiva amistad. Ignacio pone el dinero
Javier. Ocupan la misma habitación obtenido en Flandes a disposición
con el regente Juan de la Peña, tutor de aquella pequeña comunidad. El
Fabro, Pedro 864

estudiante saboyano, le abre total- "dejándonos este orden y al buen


mente su conciencia. Tiene vehe- Maestro Pedro Fabro como herma-
mentes deseos de recibir cuanto an- no mayor de todos" (FN I, 104). Fa-
tes los Ejercicios Espirituales, pero bro da los Ejercicios a John Helyar,
ha de alcanzar más seguridad en sí que vino a París huyendo de la per-
mismo, porque anda también muy secución de Enrique VIII. Con F. hi-
indeciso sobre su futuro. zo también los Ejercicios el sacerdo-
Otros amigos se adhieren: llega- te saboyano Claudio Jayo que había
ron dos íntimos amigos, Diego Laí- llegado a París en 1534; y el sacer-
nez y Alfonso Salmerón. Vienen de dote Pascasio Broét, francés de Pi-
la Universidad de Alcalá de Hena- cardía; y el también francés de Pro-
res. En el otoño de 1533 llega a París venza Juan Codure. Jayo, Broét y
Nicolás Alfonso. Prefiere que le lla- Coduri fueron "ganados" por F. pa-
men Nicolás de Bobadilla, por ser ra la Compañía. Años más tarde,
Bobadilla del Camino, provincia de Ignacio dirá que de todos los jesuí-
Palencia, su lugar de nacimiento. tas que conocía, el que mejor daba
Por medio de Ignacio obtuvo una los Ejercicios era Fabro [FN I, 658].
plaza de regente en el Colegio Calvi. El 15 de noviembre salen los
compañeros para Venecia, donde les
Se une al grupo de Ignacio el estu-
espera Ignacio que ha vuelto ya de
diante portugués Simón Rodríguez.
España. Ignacio se goza de la pre-
El único que todavía no ha podido
sencia de tres nuevos compañeros Y
hacer los ejercicios es Javier por sus
les presenta al Bachiller Hoces, de la
obligaciones de Regente en el Cole-
diócesis de Málaga, a quien ha dado
gio Beauvais. Los hará en septiem-
los Ejercicios en Venecia y ha queri-
bre de aquel mismo año 1534.
do también incorporarse al grupo.
A comienzos de 1534, F. hace Disponen de seis meses, piensan,
los Ejercicios Espirituales comple- para que salgan las naves venecia-
tos, bajo la guía de Ignacio. Se orde- nas para ir a Jerusalén y deciden
na sacerdote en mayo de ese mismo trabajar en los hospitales. El 16 de
año. El 15 de agosto de 1534, festivi- marzo salen para Roma. Van todos
dad de Nuestra Señora de la Asun- menos Ignacio. Van a solicitar del
ción, salen hacia la Capilla de los Papa la autorización para embarcar-
Mártires, a las afueras de París. Fa- se para Tierra Santa y al mismo
bro, único sacerdote del grupo cele- tiempo para poder recibir las órde-
bra la Eucaristía; hace solamente nes sagradas aquéllos pertenecien-
tres semanas que dijo su primera tes al grupo que aún no son sacerdo-
misa. Cada uno va pronunciando tes. Ortiz los recibe ahora con cariño
su voto de dirigirse al Papa para y comunica al Papa que han llegado
que les autorice ir a Jerusalén. Si no nueve teólogos parisienses de los
pudieran embarcarse en el plazo de que se puede esperar mucho. Pablo
un año, hacen voto de ponerse a las III les invita a comer el martes de
órdenes del Papa para que les envíe Pascua, 3 de abril. Le gustaría oírles
a donde crea que pueden servir me- disputar sobre algunos puntos de te-
jor a Dios y ayudar a las almas. ología. Al final les concedió su ben-
Continúan sus estudios de teología dición y poder ir a Jerusalén. La pe-
en París. tición formal la había redactado F.
en nombre de todos (MFab 9). Tam-
2. Venecia-Roma (1536-1539). A
bién les concedió licencia para ser
fines de marzo de 1535 sale Ignacio
ordenados por cualquier obispo.
para su tierra. Como dice Laínez:
865 Fabro, Pedro

El 24 de junio de 1537 el obispo Papa, a petición del cardenal Sant


de Arbe, Vicente Nesugandi, ordenó Angelo. Procuran ganarse primero
presbíteros en Venecia a los prime- la voluntad de personas cultas por
ros compañeros, menos a Salmerón, medio de Lectiones Sacras, y des-
que recibió todas las órdenes menos pués predican a toda clase de per-
el presbiterado por no haber cum- sonas. Oyen confesiones. Dan Ejer-
plido 23 años. Los cumplía en sep- cicios Espirituales a numerosas
tiembre. No zarpa ninguna nave pa- personas, y la práctica se propaga.
ra Palestina porque ha estallado la Todo el m u n d o los quiere hacer,
guerra de Venecia con los turcos. hombres y mujeres. En cuanto un
Quieren prepararse para su primera sacerdote es ejercitado, él los da a
misa en ambiente de desierto y ora- otros. En la mayoría de los casos
ción. Se dispersan por las ciudades son Ejercicios sencillos, "leves" [Ej
vecinas. Ignacio, F. y Laínez van a 18]. Pero han dado también Ejerci-
Vicenza donde ocupan una ermita cios completos [Ej 20], a personas
abandonada, S. Pedro de Vivarolo. que después fueron sujetos emi-
Pasados cuarenta días, Ignacio con- nentes en la Compañía: Jerónimo
voca a los compañeros en S. Pedro Doménech, Pablo Achiles, Elpidio
de Vivarolo. Dicen todos la primera Ugoleto, Juan Bautista Viola, los
misa, menos Ignacio. Quieren toda- hemanos Benedetto y Franciso Pal-
vía esperar más y se dispersan por mio, el gran misionero popular
las universidades cercanas. Antes de Francisco Landini, Antonio Crimi-
dispersarse tomaron una decisión nali, primer mártir de la CJ en la
cuya importancia habría de ser de India.
gran trascendencia para el futuro: Fabro tiene que abandonar Par-
"Y si nos preguntan quiénes somos, ma. El Papa quiere que acompañe a
¿qué hemos de responder? Diremos su teólogo, el Dr. Pedro Ortiz, a los
que somos de la Compañía de Je- coloquios entre católicos y protes-
sús" (FN 1,204). tantes en Worms y Ratisbona. Lle-
A fines de octubre Ignacio, F. y gan a Worms el 25 de octubre de
Laínez salen para Roma. A 14 kiló- 1540. No se le permite hablar con
metros de Roma entran en una ca- los protestantes. Como en Worms
pilla, La Storta, situada a la orilla de no se obtuvieran resultados positi-
la calzada. Allí tuvo Ignacio su céle- vos, vino orden del Emperador Car-
bre visión [Au 96]. Llegados a Ro- los V de que se interrumpieran los
ma, F. da clases de Escritura en La coloquios para continuar más tarde
Sapienza y predica en la iglesia de S. en Ratisbona, en donde pensaba es-
Lorenzo. Cuando llegan a Roma los tar presente el mismo Emperador.
demás compañeros, reflexionan y Al no poder hablar con los
oran juntos para determinar cuál ha protestantes como era su deseo y
de ser su futuro en el caso de que convencido de que la verdadera re-
ahora el Papa les envíe a diversas forma debería comenzar por la re-
misiones. Son las conocidas como forma de las costumbres en todos
Deliberaciones de 1539. Fabro tiene los niveles, F. emplea su tiempo en
treinta y tres años. conversaciones espirituales y en
3. Por Italia y Alemania (1539- dar Ejercicios a católicos que más
1541). La tarde del 20 de junio, pueden influir en la reforma. Es so-
cuatro días antes de que pusieran bre todo en Ratisbona donde su
fin a las Deliberaciones, F. y Laínez trabajo adquiere mayor importan-
salen para Parma enviados por el cia. Gaspar Contarini, ahora legado
Fabro, Pedro 866

pontificio y antiguo ejercitante de de octubre abandona Espira y se


Ignacio en Roma, muestra particu- viene a Maguncia con los dos cape-
lar afecto por F. y por todo lo de la llanes a los que ha admitido en la CJ
CJ. Juan Morone, nuncio de Fer- como novicios. Comienza a dar los
nando I, se confiesa habitualmente Ejercicios a tres obispos; por volun-
con F. desde su encuentro en tad del cardenal, explica los salmos
Worms. Fabro dirá más de una vez en la Academia de Maguncia. El jo-
que es mucho el trabajo que tiene ven holandés, Maestro en Artes, Pe-
con las personas de la corte. Lo su- dro Canisio, se ha desplazado desde
yo es el trato cercano y conciliador, Colonia a Maguncia para hacer los
las conversaciones espirituales amis- Ejercicios con E, por consejo de los
tosas, los Ejercicios, las confesiones. cartujos de aquella ciudad. El 8 de
El día 22 de mayo se acuerda poner mayo de 1543, todavía en Ejercicios,
fin a discusiones interminables sin Canisio cumplió 22 años, y ese mis-
haber logrado acuerdos palpables. El mo día hizo voto de entrar en la
29 de julio se clausuró solemnemen- Compañía. A principios del mes de
te la dieta de Ratisbona. agosto F. entra en Colonia. Se entre-
Ortiz y F. salen para España el vista en Bonn con el nuncio del Em-
27 de julio de 1541. Está en Galapa- perador, Poggio, y con su confesor,
gar, donde el Dr. Ortiz tiene un be- el dominico Pedro de Soto. Les dio
neficio parroquial. Catequiza a los su versión sobre la situación de los
niños y niñas de Galapagar y pue- católicos en Colonia, y les entregó el
blos vecinos. Fabro sólo pudo estar memorial que, de parte de la Uni-
aquí poco más de un mes. Desde versidad, traía para ellos. A los po-
Roma recibe aviso del cardenal Far- cos días se entrevistó Carlos V con
nese que le manda, por deseos del el arzobispo de Colonia von Wied,
Papa, trasladarse de nuevo a Ale- luteranizante.
mania. Ha de acompañar al carde- 4. Portugal y España, Roma (1544-
nal Juan Morone, su hijo espiritual 1546). Recibe el aviso de que ha de
en Worms y Ratisbona, que ha sido salir para Portugal. La razón de en-
nombrado nuncio en Alemania. Se viarle ahora a Portugal es que la in-
ha detenido demasiado en las des- fanta María, hija de Juan III de Por-
pedidas en España y cuando llega a tugal, va a salir para España con el
Espira ya no encuentra allí a Moro- fin de contraer matrimonio con Feli-
ne. Bobadilla le ha dejado una carta pe II. Sale de Colonia a fines de sep-
diciéndole que espere en Espira tiembre con intención de embarcarse
hasta nuevo aviso. Ha llevado con en Amberes. No le fue posible y mar-
él a Alemania a Don Alvaro Alfonso chó a Lovaina a donde llegó el 18 de
y a Don Juan de Aragón, capellanes octubre. Cae enfermo en Lovaina.
de las infantas María y Juana, hijas No llegará a la boda de la princesa
de Carlos V, a las que visitó en Oca- que tuvo lugar en Salamanca el 13 de
ña. A los dos días de llegar a Espira noviembre de 1543. En Lovaina se
comienza a dar los Ejercicios com- encarga de la formación de novicios
pletos a los dos capellanes de las in- jesuítas y trabaja con los universita-
fantas. Se ausenta unos días de Es- rios. "Conmoción espiritual" llama
pira llamado por el cardenal de F. al fruto recogido en Lovaina. Junto
Maguncia, Alberto de Brandeburgo. con Francisco Estrada, Andrés de
La visita a Maguncia ha durado 10 Oviedo y Juan de Aragón, F. envía a
días, lo suficiente para darse cuenta Portugal a otros nueve estudiantes
del trabajo que allí se le ofrece. El 10 lovanienses ganados para la Compa-
867 Fabro, Pedro

nía. Van a Portugal para que puedan de Valladolid. En Alcalá de Hena-


seguir sus estudios en el colegio je- res desea fundar otro colegio. El
suítico de Coimbra. puntal Francisco de Villanueva po-
Poggio le ha escrito el 12 de no- ne manos a ]a obra.
viembre que tiene autorización del Es llamado a Roma para asistir
Papa para impedir su salida de Ale- al Concilio de Trento. El 2 de mayo
mania. Al día siguiente de la salida está en Gandía donde se detiene
de los jóvenes jesuítas hacia Portu- dos días hablando con Francisco de
gal, F. regresa a Colonia a donde Borja. En Gandía pone la primera
llega el 22 de enero de 1544. Deja piedra del nuevo colegio. Sale el 20
formada una residencia-colegio de de mayo para Barcelona. Desde
jesuítas. Al frente de ella estará Pe- aquí escribe a Ignacio el 21 de junio.
dro Canisio. Confiesa a muchos es- No ha podido embarcarse antes por
tudiantes. Da Ejercicios Espirituales haber estado tres semanas enfermo.
a los cartujos de Colonia. Sale para Encontrándose mejor, toma una na-
Portugal. Se pretende que dada la ve precaria, un bergantín (buque de
amistad que Juan III tiene con la CJ, dos palos y vela cuadrada o redon-
ayude a introducirla en España a da) que le dejará cerca de Roma. El
través de su hija María, la cual se ha 17 de julio entra en Roma. Mientras
sido casada con el Príncipe de Es- se repone del largo viaje tiene tiem-
paña (futuro Felipe II). El 12 de ju- po para escribir a Laínez que está
lio sale de Colonia hacia Amberes. en Trento con Salmerón y Jayo. Será
El 24 de agosto está en Lisboa. Sale su última carta, fechada el 23 de ju-
para Évora donde Juan III tiene su lio de 1546. Le adjunta un fajo de
corte. Aquí le espera un animoso je- cartas que le entregaron en España
suíta español, Antonio de Araoz. para algunas personas que asisten
Araoz y F. visitan el colegio de al Concilio. Él irá más tarde. Pero
Coimbra. El 4 de marzo con la no llegará nunca. Fallece el 1 de
anuencia y recomendaciones de agosto de 1546 en Roma.
Juan III, se trasladaron a España a
Pedro Fabro gozó en vida de
la corte de Castilla. El 18 de marzo
gran estima por todos sus compañe-
están en Valladolid. Les reciben
ros, a quien reconocieron como "her-
muy bien en palacio. Los obispos
mano mayor de todos" (FN I, 104);
con quienes se encuentran están an-
fue un gran teólogo, pues fue llama-
siosos de que la CJ abra colegios en
do al Concilio de Trento. Destacó por
sus diócesis. Un acontecimiento lle-
su capacidad de diálogo y por eso Ig-
nó de tristeza a la corte y a los dos
nacio le encargó las misiones de diá-
jesuítas: el 12 de julio de 1545 falle-
logo con los Protestantes, así como
cía la joven princesa María, esposa
por Su capacidad para dar los ejerci-
del Príncipe Felipe. El príncipe Feli-
cios, ministerio en el que, en palabras
pe decide trasladar su corte a Ma-
de Ignacio "tuvo el primer lugar"
drid. El 8 de mayo sale F. para Ma-
(FN I, 658). En fin, la lectura de su
drid. De Madrid va a Galapagar. El
obra, el Memorial, uno de los clásicos
23 de junio está de nuevo en Valla-
desconocidos de la tradición espiri-
dolid. La gran preocupación de F.
tual y mística de Occidente, revela
es dejar bien asentada la CJ en Es-
una sensibilidad y finura espirituales
paña. Desde Valladolid ha pedido a
fuera de lo común, un verdadero
Simón Rodríguez que le envíe algu-
"contemplativo en la acción".
nos escolares de Coimbra. Deja tres
estudiantes para fundar el colegio Antonio ALBURQUERQUE, SJ
familia 868

/ Amigos en el Señor, Ángel, Compañía de je- tante tensión entre su actualización


sús, Deliberaciones, Ecumenismo, Fundación a las nuevas formas y criterios y el
de la CJ, Montmartre, París, Primeros Compa- mantenimiento de los componentes
ñeros, Santidad, Venecia. esenciales del mensaje evangélico y
Bibl.: Fuentes: MFab, MHSJ, Madrid 1914; su anuncio.
Secundaria: ALBURQUERQUE, A., "'Fabro tu- En el seno de esta convocatoria
vo el primer lugar en dar los Ejercicios"' I, a los esposos, a la que pronto se
Man 65 (1993) 325-348; II, Man 66 (1994) 67-
86; ID. (ed.), En el corazón de la Reforma. Re-
unirán los hijos que nazcan de ellos
cuerdos espirituales del Beato Pedro Fabro, S.J., como fruto natural y deseado de su
M-ST, Bilbao-Santander 2000; Bouix, M. unión, la vida interna de la f. y su
(ed.), Memorial du B Fierre Fabre (1506- proyección social y eclesial en una
1546), Paris 1874; DE CERTEAU, M., Bienheu- dinámica contemplativa y transfor-
reux Fierre Favre, Memorial, DDB, Paris madora, puede ser animada desde
1960; LEITNER, S., "Fisonomía espiritual de
Pedro Fabro", CIS 36 (2005) 105-127; algunas sugerencias procedentes de
a
MARCH, J. M (ed.), Memorial espiritual del la espiritualidad ignaciana que
Beato Padre Pedro Fabro, Barcelona 1921; ayuden a disponerla para 'Venir en
SOMMERVOGEL IV, 1657-1658; O'LEARY, B., perfección ,, [Ej 135] en el estado
"The discernement of spirits in the Memo- particular del matrimonio y la vida
riale of Blessed Peter Favre", The Way Sup familiar. Estas propuestas proceden
35 (1979) 5-140; PURCELL, M., The Quiet
Companion, Loyola University Press, Chi- directamente de la concepción teo-
cago 1970; VÉLEZ, J. M., Cartas y otros escri- céntrica del matrimonio y la f. cris-
tos del B. Pedro Fabro, primer compañero de tiana que se explicitan en el "Pre-
San Ignacio de Loyola, Bilbao 1894. ámbulo para hacer elección" [Ej
169] y que tienen al mismo como te-
sis principal (Apostolicam actuosita-
tem 30).
FAMILIA
1. Origen y meta de la familia cris-
tiana: buscar y hallar la voluntad de
L a f. cristiana está definida como
Iglesia doméstica (LG 11), resul-
tado de la unión libre entre un hom-
Dios en la disposición de la vida. Fren-
te a otras posibilidades de unión
marital con las que comparte ele-
bre y una mujer que comparten su mentos esenciales, el matrimonio
amor y su fe en un proyecto de vida cristiano hace pública la aceptación
común propuesto por Dios para ma- humilde y verdadera de haber reci-
yor alabanza de su nombre y servi- bido un amor primero y de su res-
cio de su Reino. Entonces, al igual puesta a la llamada del Rey Eternal
que la Iglesia, la f. cristiana no existe para crear una f. desde la que poner
para sí y no tiene sentido sólo de a Cristo como fundamento y senti-
puertas adentro, sino que asume el do y descubrir en las cosas de cada
reto de hacer presente los distintos día el misterio de ver a Cristo des-
aspectos de la Iglesia entera (EN 71) posado con los hombres. Sólo en-
para ponerse al servicio de la acción tendiendo que el bien absoluto es el
misionera en medio del mundo. seguimiento a la llamada personal
La f., como institución social de Jesús se comprende que los lími-
básica y cada una de las f. particu- tes de actuación de la f.a creyente
lares en cuanto elemento histórico, no terminan en el umbral de la casa
refleja los cambios culturales, socia- doméstica [Ej 95]. La f. como cuer-
les, políticos y religiosos de cada po, como sujeto -y no sólo cada
época y se ve impelida, como el res- uno de sus miembros en particu-
to de la Iglesia, a mantener la cons- lar- se recibe de Dios, se sabe cons-
869 familia

tituida y sostenida por Él, invitada Primera Semana, de fundamenta-


a identificarse con los criterios de ción, perdón, aceptación y agrade-
Cristo y a consagrarse a la construc- cimiento comprometido, la vida fa-
ción de su Reino en la vida domés- miliar es materia cotidiana para
tica cotidiana y en su relación con el experimentar que se recibe y se sos-
mundo cercano y lejano en el que tiene la existencia de cada uno y
habita, y para el que se sabe llama- que ésta es proyectada hacia unos
da a participar activamente en su li- objetivos de plenitud para los que
beración, como célula básica y hu- se ponen los mejores medios al al-
milde de la Iglesia universal. cance, y es el espacio primigenio
En el texto de los Ejercicios Espi- donde se vive el perdón, la reconci-
rituales se propone explícitamente liación y la aceptación de las pro-
la f. como campo de discernimiento pias incapacidades e incluso del
[Ej 189] orientado a una mayor propio mal. Cuando una persona
identificación con el proyecto origi- aprende que es querida a pesar de
nario de Dios para ella. También en sus errores, no le es difícil entender
la f. se producen engaños y falsas que Dios sigue prefiriendo su per-
consolaciones que contribuyen a sona a su conducta reprobable. La
disminuir su papel como referente experiencia fundamental de acepta-
social cuando no permiten que su ción incondicional se da en el seno
estilo de vida, su actitud agradeci- de la f. nuclear y desde ella se facili-
da, sus decisiones cotidianas y su ta la posibilidad del reconocimiento
grado de implicación social sean re- personal y liberador del pecado.
almente alternativos. A veces, la f. Cuando la f. hace memoria de la
se convierte en fin de sí misma, o se presencia de Dios desde sus oríge-
sacrifican en su interior los proyec- nes, incluso en el tiempo previo de
tos comunes compartidos en aras noviazgo (RM IV, 95) es fácil recor-
del propio desarrollo individual. dar, desear y re-elegir los sueños pri-
En todos estos casos, se invita a meros que fueron dados. También
considerar la f. como un contexto las parejas enamoradas y los hogares
excelente para experimentar "salir recién estrenados tienen su propia
del propio amor, querer e interés" parábola del Rey Temporal que des-
[Ej 189], poniendo como centro de cribe su ánimo para construir la casa
la propia vida los afanes y esperan- conforme a unos ideales y unos valo-
zas de los otros miembros. Del res. Por eso, la f. -cuando los esposos
mismo modo, la f. entera es invita- han dado cabida a su fe personal y
da al descentramiento, a salir de su comunitaria dentro del proyecto
propia tierra, mirar "la planicia o compartido- se siente llamada a de-
redondez del mundo y ponerse ba- sempeñar una función particular en
jo la bandera del Señor" (cf. [Ej la construcción del Reino. El proyec-
102.147]). Se propone la f. como una to de f. cristiana en una sociedad
experiencia insustituible de comu- plural se concreta en opciones diver-
nidad de amor, vida, fe y como es- sas siempre definidas en favor de los
pacio de "vida en común para el criterios evangélicos que determinan
servicio del mundo" construida esta vocación particular. Sin duda, la
desde el agradecimiento y el com- llamada es personal y en el seno de
promiso. la f. -especialmente del matrimonió-
2. Construir y vivir la familia des- se debe permitir y favorecer la acti-
de la pedagogía de los Ejercicios Espiri- tud de escucha profunda y disposi-
tuales. Siguiendo las claves de la ción diligente, pero también cabe
familia 870

sondear juntos la llamada que am- manera de vivir que afecta a opcio-
bos tienen como unidad sacramental nes familiares importantes tales co-
para seguir más de cerca al Señor, mo el nivel de vida, lugar de la vi-
ofrecer sus personas al trabajo y ha- vienda, el ejercicio profesional,
cerlo al estilo de Jesús. No se trata de determinación del tiempo libre, la
hacer de la propia f. un espacio de posibilidad de ofrecer un servicio
convivencia amable para un servicio externo desinteresado, el destino de
siempre externo a ella, sino de apli- los bienes familiares o la atención a
car los criterios del Cristo pobre y las personas mayores o enfermas.
humillado a las decisiones que se to- Otras resonancias para la f.
man a diario y, por supuesto, a las desde las propuestas de la Segunda
decisiones importantes que deben Semana podrían reunirse en tres di-
tomarse en determinados momen- recciones: (1) necesidad de oración
tos. En definitiva, por definición, la f. y contemplación familiar en torno a
es llamada a una misión que está en la persona y el mensaje de Jesús; (2)
ella y fuera de ella. invitación a elaborar un proyecto
La educación de los hijos, res- familiar basado en la lógica de las
ponsabilidad principal de los pa- bienaventuranzas y el lavatorio de
dres y plataforma privilegiada de los pies; y (3) cuidado de la dimen-
transformación social, es uno de sión apostólica ad extra de la propia
los campos de acción evangeliza- familia. Es la f. quien se descubre
dora preferente: qué valores trans- no sólo como campo de misión, si-
mitir, desde qué argumentos ha- no como sujeto de misión, como
cerlo, qué medios emplear, cómo plataforma apostólica de proclama-
asegurar la combinación entre los ción de la fe y promoción de la jus-
mensajes que se transmiten en casa ticia. La f. -especialmente para los
con los de otras instituciones im- padres- deja de ser vista como im-
plicadas en su formación, qué pedimento para la acción apostóli-
comportamiento ven en los padres ca y se convierte en la base y refe-
que animen al seguimiento y al rente potenciador de la misma: se
compromiso agradecido... son convierte en el centro integrador de
cuestiones importantes que impli- la fe y de la vida que se proyecta
can la asunción de la f. como ins- hacia fuera (evangeliza) y acoge la
trumento de evangelización y suje- manifestación de Dios desde fuera
to de seguimiento e identificación (es evangelizada).
con Cristo. Se trata de la invitación La f. es también espacio donde
a elaborar un proyecto educativo llorar y compadecer por la presen-
donde quepa la experiencia de ser- cia del dolor y de la muerte. La
vicio con los pobres, los tiempos viudedad, la pérdida de un hijo, la
dedicados a la reflexión y el con- marcha definitiva de los abuelos,
tacto con otras realidades, "las pe- la presencia de enfermos o ancia-
queñas probaciones" de oración nos son algunas de las muchas
discernida, atención a los necesita- pruebas a las que el propio ciclo
dos y vida sencilla y austera vital de la f. conduce. Estas situa-
Las actitudes de solidaridad, ciones permiten la experiencia de
austeridad, servicio y vida sencilla hacer próximo a un Dios que se
y las opciones principales por la manifiesta omnipotente desde la
justicia, la defensa de la naturaleza impotencia de la cruz y ofrece a to-
y el respeto a los derechos humanos das las personas de la f. ocasión
se han de traducir en una particular para conocer al Cristo integral y
871 familia

servirle desde los reversos de la vir su opción creyente como la po-


historia, el éxito y la salud. sibilidad de afirmar lo más genui-
En definitiva, leer juntos la no de su vocación: expresar que se
propia historia familiar y descu- sienten instrumento común puesto
brir la presencia de Dios en tantos al servicio del Reino desde la con-
dones particulares es un trampolín creción de su propia familia. Es la
de agradecimiento que impulsa a opción para vivir el matrimonio y
saberse creados para responder a la f. manifestando el empeño por
tanto amor y hacerlo en las cosas construirse cada día un poco más
diarias. Un estilo de vida que se como cuerpo apostólico atravesa-
condensa en el deseo y la petición do por los lazos del amor entre sus
a Dios para que la vida familiar miembros que reflejan el amor tri-
sea "enteramente amar y servir" nitario de Dios por toda la huma-
permite en la f. el servicio solidario nidad. Se trata de afrontar el reto
compartido, la educación que inte- de ser aquello a lo que está llama-
gra formación humana y experien- da: iglesia doméstica, icono de co-
cia de donación gratuita, la anima- munión, expresión cotidiana de
ción mutua para "más ofrecerse y amor y célula insustituible de
entregarse" a causas grandes y el anuncio y transformación.
empeño por compartir con todos Se trata de actualizar la invita-
los hombres ciencia, riqueza y ho- ción a "venirse en perfección", de-
nor (cf. [Ej 231]). sarrollando todas las potencialida-
Esta escuela empieza en la pro- des que le son propias, tanto de
pia casa. A ser comunicación de puertas adentro -especialmente en
amante y amado [Ej 231] se com- la comunión entre los esposos y la
prometieron los esposos ante el al- educación de los hijos- como en su
tar y decidieron hacerlo aún más proyección social, comunitaria y
pleno en la donación de vida y edu- apostólica. En este empeño de des-
cación de los hijos. Es Dios mismo centramiento personal y familiar, a
quien creó esa familia, la redimió y imagen de la Trinidad-familia, se
la eligió como instrumento. Todo pone en juego la originalidad de la
ha sido ordenado para que sea así y f. creyente y el camino para una
ésta es la plenitud a la que ha sido plenitud vocacional mayor.
llamada. Dios habita en la historia, Porque se trata de respuesta a
la eleva y la trasciende, también en una vocación y porque es una lla-
la común historia familiar, para se- mada a "más amar y seguir" a Cris-
guir obrando a través de ella y per- to, puede la f. - d e mano de los pa-
mitiendo que desarrolle su capaci- dres en los primeros momentos e
dad de percibir y admirar la integrando a todos los miembros
bondad de todas las cosas, y referir- cuando los hijos van siendo más
la a ÉL Y Dios quiere seguir obran- mayores- aplicar los criterios y mé-
do a través de cada f., haciendo que todos de la pedagogía ignaciana
haga, pidiendo que desarrolle su presentadas en los tiempos de ha-
capacidad de captar y admirar la cer elección [Ej 175-178], las reglas
bondad de los demás y referirla a Él de discernimiento [Ej 313-336] y las
[Ej2351 sugerencias presentes a lo largo de
todo el recorrido por los Ejercicios
3. Conclusiones. Ante un pano- Espirituales.
rama familiar complejo y cambian-
te, las parejas cristianas pueden vi- Alfonso SALGADO, CVX
fe 872

Z1 Comunidades de Vida Cristiana, Contem- cial y mística, mediante la cual se


plativo en la acción, Elección, Encontrar a va descentrando para pasar del
Dios, Experiencia de Dios, Laicos. "quiero y deseo" al ser "elegido y
Bibl.: BAQUER, ]., "Matrimonios en mi- recibido" [Ej 98]. Se acentúa la di-
sión", Boletín CVX-España, 37 (1998) 12-15; mensión de f. como asentimiento,
JUAN PABLO II, Familiaris Consortio, Exhor- persuasión, experiencia fundante,
tación apostólica (22 de noviembre de arraigo y profunda convicción.
1981); MARTINI, C. M, Familia y vida laical,
PPC, Madrid 1993; PAGÓLA, J. A., "Familia En Manresa S. Ignacio comien-
'escuela de fe': condiciones básicas", Bo- za a "ver". Va a acentuarse el paso
lEsp 52 (1998) 23-29; ROBLES, J., "LOS Ejerci- de la f. creída a la f. vivida, no como
cios Espirituales como experiencia matri- dos dimensiones en colisión o con-
monial", BolEsp México (1998); SALGADO, tradicción. Al contrario, la f. recibi-
A., "Construcción de la familia y vida fa-
miliar desde la perspectiva de la espiritua- da la experimenta ahora como
lidad ignaciana", Man 72 (2000) 245-276. constitutiva de su experiencia per-
sonal más genuina como hombre
de f., como hombre recibido en el
ámbito de su Criador y Señor. S. Ig-
FE nacio se convierte en un "hombre
de visión", se le presenta al "enten-

E n el contexto histórico y espiri-


tual de S. Ignacio es necesario
tener muy presente la distinción
dimiento con grande alegría espiri-
tual" la percepción de Dios como
autor de la "creación", ahonda en la
clásica entre f. como asentimiento a Eucaristía como presencia del cor-
la revelación, como virtud teologal, pus Domini, ve con los "ojos interio-
como experiencia confiada del Dios res la humanidad de Cristo", de
de la Vida (fides qua creditur), y la f. igual modo a Nuestra Señora, y es-
como contenido doctrinal, como tas visiones con los ojos de la f. las
sistema de creencias que el creyente experimenta como confirmación en
asume y a las que se adhiere en fi- ella: "le dieron tanta confirmación
delidad {fides quae creditur). La f. es, siempre de la fe, que muchas veces
por lo tanto, virtud teologal y con- ha pensado consigo: si no hubiese
tenido doctrinal. En S. Ignacio las Escritura que nos enseñase estas co-
dos dimensiones se cruzan. sas de la fe, él se determinaría a
1. S. Ignacio, hombre de fe. En la morir por ellas, solamente por lo
Autobiografía no aparece explícita- que ha visto" [Au 29]. En Manresa
mente el término "fe" hasta que S. Ignacio se va convirtiendo en un
Ignacio se encuentra en Manresa. hombre en el que la f. pasa a ser vi-
Nacido en un ambiente en el que la vida como experiencia, convicción,
f. católica configura su cultura, la f. consuelo y confirmación de su lla-
es recibida por Ignacio como siste- mada a una nueva vida.
ma de creencias y de prácticas reli- Pero durante su permanencia
giosas; hasta Manresa, junto a esta en Manresa, Ignacio no sólo co-
fe recibida, Ignacio vive "con un mienza a "ver" sino que "entien-
grande y vano deseo de ganar hon- de", se le abren los "ojos del enten-
ra" [Au 1]. En su proceso de con- dimiento [...] con una ilustración
versión, a partir de Pamplona y Lo- tan grande que le parecían todas
yola, S. Ignacio va pasando del las cosas nuevas" [Au 30]. En la
deseo de imitación de los santos y ilustración del Cardoner S. Ignacio
de traer un discurso "consigo" mis- "entiende", en una experiencia de
mo [Au 7], a la experiencia existen- totalidad armónica, tanto de cosas
873 fe

espirituales, como de f. y letras. La f. ya es, en la experiencia de


Cambia la percepción de "todo", Ignacio, confianza amorosa en el
no ve ninguna "visión", sino que Criador y Señor, es experiencia de
todo lo percibe desde otro código. arraigo en el PF del vivir; todo lo
Ha pasado de un discurso y proce- demás será "tanto en cuanto". La
so centrado en el yo y en la imita- experiencia de f. vivida en Ignacio
ción de la santidad como esfuerzo es la fuente de su libertad frente al
en el hacer, a experimentar la pura mundo y a las criaturas. Este apo-
gratuidad del don. Conocimiento yarse sólo en Dios no le llevará a
y percepción humana (letras), sabi- prescindir de los medios humanos,
duría teológica (fe) y camino de se- pero en este momento es cuando S.
guimiento del Señor junto con "co- Ignacio experimenta la total con-
nocimiento de mociones" para fianza en el "sólo Dios", podríamos
manejarse en él (cosas espirituales) decir en la "sola fe" como arraigo
cobran en S. Ignacio coherencia y existencial en su Criador y Señor.
armonía. Este don lo acompañará 2. La fe en los Ejercicios Espiritua-
siempre. Fe, experiencia humana y les. San Ignacio, al percibir la crea-
espiritual en Ignacio no son di- ción de un modo nuevo, se va a re-
mensiones paralelas, sino expe- situar en la vida como el lugar en
riencia de totalidad. La "ilustra- que es posible encontrar a Dios en
ción" del Cardoner marcará toda todas la cosas, un Dios que habita
la espiritualidad ignaciana: la posi- en las criaturas, y en donde todo es
bilidad de buscar y hallar a Dios percibido como don y gracia. Lo vi-
en todas las cosas. Conocimiento vido en Loyola y Manresa Ignacio
humano, espiritualidad como mo- lo ofrece a la Iglesia y al mundo en
do de estar en la vida y "sabidu- sus Ejercicios. Lo que ha experimen-
ría" de la f. se encuentran en una tado en Manresa lo ha experimen-
circularidad fecunda. tado con alegría, "se le representó
La f. seguirá siendo la doctrina en el entendimiento con grande ale-
verdadera de la "santa madre Igle- gría espiritual" [Au 29], por eso la
sia", pero en Manresa la f. pasa a confirmación en cosas de f. y el au-
ser, sobre todo, visión, confirma- mento de esta, "la intención de la
ción, experiencia personal configu- fe", es fruto de la consolación espi-
radora de su ser hombre de f., de ritual, es don del Espíritu. En los
un hombre de convicciones que ha Ejercicios el "aumento de esperanza,
experimentado la "espiritual conso- fe y caridad y toda leticia espiri-
lación". A partir de este momento tual" es fruto de la consolación [Ej
S. Ignacio tan sólo desea "tener tres 316]. La alegría es un don del Espí-
virtudes: caridad y fe y esperanza" ritu del resucitado, es un "santísi-
[Au 35]. Quiere andar camino de Je- mo efecto" de la resurrección, es
rusalén sólo. No quiere apoyos, participar de "tanta gloria y gozo
quiere apoyarse "en sólo Dios". Es- de Cristo nuestro Señor" [Ej 221].
te apoyarse sólo en Dios llevará a La CAÁ de los Ejercicios [Ej 230-
Ignacio a incorporar la peregrina- 237] será la mejor expresión de lo
ción como una de las seis experien- que Ignacio experimentó y vivió en
cias que tendrá que hacer el que todo su proceso manresano.
quiera entrar en la CJ, aunque se" También se puede experimen-
puedan anteponer, posponer, mo- tar la desolación y en ella aparece el
derarse y "trocarse con otras" [Co movimiento "a infidencia". La pér-
64.67]. dida de tono vital en la dimensión
fe 874

de la f. vivida va acompañada de al. Se trata de evitar torpeza y pere-


tendencias a vivir "sin esperanza, zas, perezas que, por otra parte,
sin amor, hallándose toda perezosa, para S. Ignacio son causa de deso-
tibia, triste y como separada de su lación (cf. [Ej 322]). Hay que hablar
Criador y Señor" [Ej 317]. La "infi- de la f. y de la gracia, pero sabien-
dencia" expresa el reverso del don: do que esas palabras se han carga-
no está en nuestras manos el au- do de riesgos, de distorsiones, de
mento de fe, esperanza y caridad es mala interpretación, por lo tanto no
puro don, y en la desolación se tie- hay que hablar de modo que quede
ne conocimiento interno de ello. en cuestión que las obras son ac-
En los Ejercicios la f. vuelve a tuaciones de la f. y que la gracia no
estar presente en la Reglas para anula la libertad: "De manera que
sentir con la Iglesia. Ignacio ha ex- de la fe y gracia se puede hablar
perimentado en Alcalá, Salamanca cuanto sea posible mediante el au-
y París el conflicto, y sabe de la sos- xilio divino, para mayor alabanza
pecha sobre todo aquello que sea de la su divina majestad, mas no
"subjetivo", "interior", "oración por tal suerte ni por tales modos,
mental", "quietud"; se viven tiem- mayormente en nuestros tiempos
pos "peligrosos" y es necesaria la tan peligrosos, que las obras y libre
finura espiritual para discernir con arbitrio reciban detrimento alguno
adultez cristiana. "Dado que sea o por nada se tengan" [Ej 369].
mucha verdad que ninguno se En las Reglas para sentir con la
puede salvar sin ser predestinado y Iglesia Ignacio advierte de riesgos;
sin tener fe y gracia, es mucho de son tiempos peligrosos, la Iglesia
advertir en el modo de hablar y co- está en profunda "crisis", pero es-
municar de todas ellas" [Ej 366]. El tos riesgos nunca impiden en S. Ig-
modo de hablar y de comunicar es nacio vivir la f. como una profunda
el territorio de discernimiento, son consolación espiritual. Lafides qua y
tiempos de gran ruido en la comu- lafides quae, vida y doctrina, no es-
nicación y de profundos malenten- tán en oposición. El contenido doc-
didos. Las Reglas aparecen en el trinal para S. Ignacio no es una losa
contexto del debate y conflicto so- de la que hay que librarse, así como
bre la f. y las obras, la gracia y la li- la fides quae no es un mero subjeti-
bertad; la justificación por la f. es el vismo desvinculado de la "santa
tema que está en el centro de la Re- madre Iglesia". En Ignacio, la pro-
forma. San Ignacio se está refirien- funda experiencia de f. vivida le lle-
do a una problemática muy concre- vará a poner su vida en juego "para
ta, se trata de formar un criterio de la defensa y propagación de la fe y
discernimiento pastoral: "De la el provecho de las almas en la vida
misma forma es de advertir que y doctrina cristiana" [F50, 3].
por mucho hablar de la fe y con 3. Ea defensa y propagación de la
mucha intención, sin alguna distin- fe. Todo lo que está viviendo y ex-
ción y declaración, no se dé ocasión perimentando va a llevar a S. Igna-
al pueblo para que en el obrar sea cio a descubrir su vocación de
torpe y perezoso, quier antes de la "ayudar y aprovechar a las ánimas"
fe formada en caridad o quier des- [Au 45] y esto lo hará en "Compa-
pués" [Ej 368]. El riesgo de que una ñía". Ignacio no guarda lo vivido
mala intelección de la justificación para sí, sino que está configurándo-
por la f. lleve a la inhibición, en la se como apóstol y quiere vivir "pre-
práctica sacramental y moral, es re- dicando a la apostólica" [Au 64]. La
875 fe

fundación de la CJ como cuerpo acrecienta la dimensión de univer-


apostólico, formado por "amigos salidad y a todos lo rincones de la
en el Señor", no tiene otro objetivo tierra querrá llevar la Buena Noti-
principal que el servicio y la propa- cia si es voluntad del que más co-
gación de la fe (MCo I, 376), lo cual noce las necesidades de la Iglesia
supone tanto la dimensión del estu- universal: el Romano Pontífice. San
dio y el ahondar en el conocimiento Ignacio no quiere hacer su volun-
de la "fe creída", de la f. de la Igle- tad, sino que quiere dejarse condu-
sia, de conocimiento y salvaguarda cir por el Espíritu Santo: "Y aunque
del depósito de la revelación, como conozcamos por el Evangelio y se-
el llevar a las criaturas al conoci- pamos por la fe ortodoxa, y firme-
miento del Criador y Señor. Se trata mente creamos que todos los fieles
de una misión ad intra, "defender" cristianos están sometidos al roma-
lo que le ha sido entregado a la no Pontífice como a cabeza, y Vica-
Iglesia, y de una misión ad extra, rio de Jesucristo, con todo, por una
misión apostólica de llevar el cono- mayor devoción a la obediencia de
cimiento del Señor a los pueblos. la Sede Apostólica y mayor abne-
Junto a esta "defensa y propaga- gación de nuestras voluntades, y
ción" se trata de consolar al pueblo por una más cierta dirección del
cristiano, de que aprovechen en la Espíritu Santo [...] en cuanto se re-
vida y doctrina cristiana, sin desen- fiere al provecho de las almas y a la
tenderse de la implicación miseri- propagación de la fe; y [a ir] a cual-
cordiosa y compasiva con los nece- quiera región a que nos quieran en-
sitados de paz y reconciliación, viar, aunque piensen que nos tie-
visitar y acompañar la enfermedad nen que enviar a los turcos, o a
moral y corporal, cárceles y hospi- cualesquiera otros infieles, incluso
tales, y "todas las demás obras de en las regiones que llaman Indias;
caridad" o a cualesquiera herejes, cismáti-
El servicio de la f. es "prácti- cos, o a los fieles cristianos que
co". Cuando Ignacio manda a C. Ja- sea" [F50, 4].
yo, A. Salmerón y P. Canisio a In- Esta misión hay que hacerla
golstadt para ejercer su magisterio "totalmente gratis". Defender y
teológico, les exhortará "a que los propagar la f. sólo es creíble si se
discípulos vuelvan de las lecciones hace en gratuidad, tiene que que-
a sus casas no sólo más doctos, sino dar patente que no hay doble inten-
mejores" [Epp XII, 239-242]. Posi- ción en la misión, se trata de since-
blemente nos encontremos con una ridad "...no se debe entrar en
de las más bellas síntesis de S. Igna- obligaciones o partidos que perju-
cio en lo respecta al servicio y cono- diquen a la sinceridad en nuestro
cimiento de la f., que lleve a la sabi- modo de proceder, que es dar gra-
duría y a la bondad. tis lo que gratis hemos recibido"
Esta defensa y propagación de [Co 398]. No puede ser de otro mo-
la f. debe ser universal y gratuita. do, si todo es don recibido, todo
Ignacio ha percibido cómo la Trini- hay que darlo gratis, además que la
dad Santa ha expresado su volun- gratuidad es la fuente de la libertad
tad salvífica y redentora ante toda evangélica: "Todas personas que
la "plañida o redondez" de la tie- están en obediencia de la Compa-
rra [Ej 102]. El tiempo de Ignacio es ñía, se acuerden que deber dar gra-
un tiempo de descubrimientos, de tis lo que gratis recibieron, no de-
grandes viajes, de expansión. Se mandando ni acceptando stipendio
fe 876

ni limosna alguna en recompensa La evangelización es abrirse al


[...], porque así pueda con más li- amor del Dios revelado como Pa-
bertad y más edificación de los pró- dre, y por eso inherentemente a es-
ximos proceder en el divino servi- te abrirse a su amor, acontece el re-
cio" [Co 565]. descubrir que ese amor lleva al
Predicar y actuar en gratuidad amor a sus criaturas, lleva al amor a
y pobreza supone el haber percibi- los hombres y mujeres, y ese amor
do vitalmente que el centro del vi- se expresa en el trabajo por cons-
vir es el Señor. No hay posibilidad truir fraternidad y justicia. En fide-
de gratuidad si no se tienen los ojos lidad a la experiencia espiritual de
fijos en El: "Procure este tal traer S. Ignacio que es una experiencia
delante de sus ojos todos los días totalizante dice todavía la misma
de su vida a Dios primeramente, y CG 32: "No hay conversión auténti-
luego esta su vocación e Instituto ca al amor de Dios sin una conver-
que es el camino para ir a Dios" sión al amor de los hombres y, por
[F50, 3]. Cuando delante de Dios se tanto, a las exigencias de la justicia.
percibe que todo es "don y gracia", La fidelidad misma a la misión
S. Ignacio no puede concebir el ser- apostólica requiere, pues, que noso-
vicio de la f. si no es desde la gra- tros iniciemos al amor del Padre, y,
tuidad y la pobreza. No hacerlo por él, inseparablemente al amor
desde la gratuidad es perder la li- del prójimo y a la justicia. La evan-
bertad del Evangelio y no edificar a gelización es proclamación de la fe
los "próximos". que actúa en el amor de los hom-
4. El servicio de la fe y la promo- bres (Gal 5, 6; E/4,15): no puede re-
ción de la justicia. La CG 32 reformu- alizarse verdaderamente sin pro-
ló la misión de la CJ expresada en la moción de la justicia" (CG 32, d4,
Fórmula del Instituto de un modo cla- 28).
ro y preciso: "Dicho brevemente: la
misión de la Compañía de Jesús hoy Vicent A. CÁTALA, SJ
es el servicio de la fe, del que la pro-
moción de la justicia constituye una
Z1 Amor, Cardoner, Confianza, Consolación,
exigencia absoluta, en cuanto forma
Esperanza, Espiritualidad ignaciana, Espíri-
parte de la reconciliación de los tus, Experiencia de Dios, Fe-justicia, Gracia,
hombres exigida por la reconcilia- Mística ignaciana, Moción, Todo.
ción de ellos mismos con Dios" (CG
32, d4,2). El servicio de la f. en nues- Bibl.: ALFARO, ]., "La fe como entrega per-
sonal del hombre a Dios y como acepta-
tro mundo pasa por la promoción
ción del mensaje cristiano", Concilium 21
de la justicia. Al igual que Ignacio (1967) 56-69; AUBERT, R., Ee probléme de Vac-
puso en la gratuidad el criterio de íe defoi, Warny, Lovaina 1958; EMONET, R,
sinceridad del ministerio de la CJ, "Ejercicios en tiempo de increencia. Difi-
hoy podemos decir que el criterio de cultades y posibilidades de la experiencia
sinceridad en el servicio de la "de- de Dios desde el área teológico-cultural",
fensa y propagación de la fe" se en- Man 69 (1997) 307-317; LONGEVIN, GV "Fe",
cuentra en la promoción de la justi- en Diccionario de Teología Fundamental, (FISI-
CHELLA, R./ LATOURELLE, R. eds.), Paulinas,
cia que se deriva de este servicio. La Madrid 1992,472-479; MOUROUX, ]., Creo en
f. no es cualquier f., es una f. en la Ti, Juan Flors, Barcelona 1964; RAHNER, K.,
Trinidad Santa que mira el mundo Palabras de Ignacio de Eoyola a un jesuíta de
para hacer redención, y este mundo hoy, ST, Santander 1979; RAMBLA, ]., "La vi-
sigue estando roto y gimiendo. da en el Espíritu", Man 56 (1984) 111-120.
877 fe-justicia

FE-JUSTICIA do de Pío XII en 1958; y un período


final que va desde principios de los
sesenta hasta finales de los años 90
L a expresión "fe-justicia" o el "bi-
nomio fe-justicia" hace alusión
a la misión apostólica de la CJ de
con la Congregación General 34.
1. Fase inicial. La primera fase
vivir una fe, la fe del Evangelio, que en el desarrollo de la Doctrina So-
necesariamente tiene que ser expre- cial católica comienza con la encícli-
sada en la promoción de la justicia. ca Rerum Novarum (1891) de León
En cierto modo, esta expresión defi- XIII y termina con el pontificado de
ne no solo las prioridades apostóli- Pío XII (1939-1958). En este primer
cas de la CJ, sino también su identi- período se desarrolla un pensa-
dad como cuerpo apostólico dentro miento social católico coherente
de la Iglesia. El progreso concep- con la doctrina cristiana sobre la na-
tual y teológico del binomio f. está turaleza y el destino humano de la
relacionado directamente con el persona y de la familia. Dos preo-
descubrimiento y el desarrollo del cupaciones están presentes: la si-
apostolado social en la CJ a través tuación de los trabajadores indus-
de los últimos cien años. Aunque triales y la defensa de los derechos
sin centrarse directamente en el fundamentales como la propiedad
paulatino desarrollo del apostolado privada, el salario justo y unas me-
social en la CJ, este artículo esclare- jores condiciones de trabajo. Cua-
ce indirectamente las diferentes eta- renta años más tarde como respues-
pas del crecimiento del apostolado ta a la crisis económica y social de
social en la CJ durante estos años. los años veinte, Pío XI publica la
Es indudable que la explica- encíclica Quadragesimo Anno (1931).
ción del binomio f.-j. puede hacerse Esta encíclica insiste de nuevo so-
desde varias perspectivas y si- bre cuatro problemas urgentes: la
guiendo metodologías diferentes. progresiva concentración de la ri-
Nos ha parecido conveniente seguir queza en manos de pocas personas;
un camino que tenga en cuenta los el mantenimiento del poder econó-
vaivenes históricos en la formula- mico y político en manos de unos
ción definitiva de esta nueva mi- pocos individuos y naciones, como
sión de la Compañía. Como cuerpo consecuencia del punto anterior; el
apostólico al servicio de la Iglesia, crecimiento del número de pobres;
la CJ ha sido fiel, en este proceso de y por último, el aumento del de-
discernimiento, a los cambios que sempleo en las zonas industriales.
se han ido dando en el cuerpo doc- En sintonía con esta nueva
trinal, que hoy se llama Doctrina orientación social, la CJ comienza a
Social de la Iglesia. El análisis histó- dar una atención mayor a esta rea-
rico de la misión de la CJ, en térmi- lidad. A principios del siglo XX co-
nos del binomio f.-j., se presenta co- mienzan en la CJ los primeros cen-
mo respuesta al desarrollo de la tros o institutos sociales. El P.
Doctrina Social de la Iglesia duran- Gusta ve Desbuquois funda en 1903
te este período. Por razones de cla- la Action Populaire en Reims. En In-
ridad, el artículo distingue dos pe- glaterra nace en 1909 la Catholic So-
ríodos en el desarrollo teológico y cial Guüd (Asociación social católi-
conceptual del binomio f.-j.: una fa- ca) y en 1921, en Oxford, el Catholic
se inicial que va desde la publica- Workers' College (Colegio universi-
ción de la encíclica Rerum Novarum tario de los trabajadores). Entre
en 1891 hasta el final del pontifica- 1905 y 1923 el P. Heinrich Pesch,
fe-justicia 878

considerado por muchos como el La Instrucción sobre el Apostola-


inspirador del pensamiento social do Social del Padre General Juan B.
católico, publica la obra en cinco Janssens, publicada el 10 de octubre
volúmenes Lehrbuch der Nazional de 1949, tres años después de la CG
Ókonomie (Manual sobre la econo- 29, es el primer documento que tra-
mía nacional) que actúa de puente ta seriamente de la necesidad y de
entre la Rerum Novarum y la encícli- los objetivos del apostolado social,
ca Quadragesimo Anno. En España de la preparación requerida por los
comienzan los "círculos obreros" y jesuítas para trabajar en este apos-
en 1927 el P. Sisinio Nevares funda tolado, del modo especial de traba-
el centro Fomento social. Iniciativas jo, de cómo otros ministerios más
semejantes comienzan a desarro- generales han de incorporar este
llarse al otro lado del Atlántico: en nuevo comportamiento, y de la im-
1934, el P. John La Farge, funda el portancia de este apostolado en los
Catholic Interracial Council (Consejo países de misión. Con vistas a desa-
católico interracial), y el P. Low rrollos posteriores es importante
Twomey comienza el New Orleans puntualizar algunas ideas semina-
Institute of Social Order (Instituto les del documento. La Instrucción
sobre el ordenamiento social de hace alusiones frecuentes a la nece-
Nueva Orleans). sidad de estudiar, analizar y propa-
Los pronunciamientos oficiales gar la Doctrina Social de la Iglesia
de la CJ responden fielmente a es- expresada principalmente en las
tas iniciativas de la base. Al año si- encíclicas ya mencionadas. El obje-
guiente de la publicación de la Re- tivo principal es el restablecimiento
rum Novarum, la CG 24 (1892) de un orden social basado en el
recomienda tímidamente a los je- bien común con la pretensión de
suítas la promoción de las asocia- asegurar a todas las personas un
ciones obreras (CG 24, d20, 4). En mínimo de bienes espirituales y
1923, la CG 27 resalta directamente temporales que satisfagan sus nece-
la importancia de que los jesuítas sidades naturales. Sobre la base de
promuevan las denominadas obras este principio algunas observacio-
sociales, a condición de que no se nes hacen ya referencia al binomio
entrometan en su gestión temporal "Fe-Justicia". El motivo principal
o en sus asuntos políticos (CG 27, que mueve a la CJ a aceptar el apos-
d229,1-2). En 1938 la CG 28 declaró tolado social como uno de sus mi-
oficialmente el apostolado social nisterios principales es el amor de
como algo que debe recomendarse Cristo tal y como quedó recogido
a todos los jesuítas constituyendo en la citada Instrucción: "En innu-
"uno de los ministerios más urgen- merables miembros suyos padece
tes de nuestro tiempo" (CG 28, d29, aun hoy hambre, desnudez, destie-
5). La devastación causada por la rro, desprecio" (n.5). Se añade a es-
segunda guerra mundial acentúa ta razón el convencimiento teológi-
con más fuerza la necesidad del co de que Dios ha establecido la
apostolado social en la Compañía. dignidad de la naturaleza humana.
Respondiendo a estas nuevas exi- En la parte final del documento, in-
gencias, en 1946, la CG 29 propone sistiendo sobre el aspecto positivo
que "en cada provincia o región se del apostolado social, se menciona
establezca cuanto antes algún cen- que nuestra tarea es la de "promo-
tro de acción y de estudios sociales" ver el Reino de Dios y de Cristo en
(CG29, d29,1). la tierra" (n.27), aunque la realidad
879 fe-justicia

del Reino se visualiza más bien en fuerzas para proporcionarse el pro-


un tiempo futuro o escatológico. En pio sustento no pueden, por imper-
dos ocasiones la Instrucción habla fecto del orden social de nuestros
de los "deberes de justicia, igual- días, atender debidamente a sus ne-
dad y caridad" (nn.10 y 20). Más cesidades y las de los suyos, a pesar
adelante, en una referencia a los es- de la vida laboriosa, frugal y orde-
tudiantes de nuestros colegios, el P. nada que llevan" (n. 6). Conviene
Janssens habla de enseñar a nues- señalar que el concepto de 'justicia7
tros estudiantes de los Colegios "a hace también referencia a la noción
tener hambre y sed de justicia; de de discriminación social, lo que
aquella justicia que exige para to- más tarde se llamará "espíritu cla-
dos los nombres el fruto íntegro de sista". En su empeño de borrar la
su trabajo, que exige una más equi- discriminación por razones econó-
tativa distribución de los bienes micas, el documento habla de la ne-
temporales" (n.19). Es evidente que cesidad de erradicar de la mente de
el término "justicia" en este caso se los novicios "ese espíritu mundano
refiere a la justicia distributiva, con- que diríamos de casta, que conside-
cepción de la justicia que le es fami- ra a quien se distingue por la noble-
liar al lector de la encíclica Rerum za de su linaje o el caudal de sus
Novarum. Es interesante recordar bienes, más merecedor de aprecio y
que el documento del Padre Gene- estima que los demás y digno de
ral distingue claramente entre la especial cultivo espiritual" (n.10).
naturaleza específica del apostola- 2. Fase de madurez. La segunda
do social y las obras de caridad. y última fase en el desarrollo de
Nos encontramos ya, por primera una doctrina sobre la diada f.-j., co-
vez, con una distinción que va a re- mienza en el pontificado de Juan
sultar esencial en desarrollos poste- XXIII con las encíclicas Mater et Ma-
riores: la diferencia entre una ac- gistra (1961), Pacem in Tenis (1963),
ción social que de alguna manera culminando en la constitución Gau-
ataca las causas, las estructuras que dium et Spes (1965) del ConcVat. II.
generan injusticia, y una actuación De manera enfática esta constitu-
que privilegia el alivio momentá- ción pastoral pone el acento en el
neo del dolor y el sufrimiento. El hecho de que la misión específica
documento afirma tajantemente de la Iglesia en el mundo moderno
que el apostolado social no está di- es la de enseñar que todos, indivi-
rigido a las obras tradicionales de duos y estados, deben empeñarse
caridad, por más que estas continú- en una mejor repartición de todos
en siendo útiles, sino hacia aquellos los bienes necesarios para el desa-
elementos, hoy diríamos estructu- rrollo. De manera coherente, la doc-
rales, que generan un orden social trina social de Juan XXIII trata del
imperfecto y que impiden incluso a problema de los derechos humanos
aquellos que se matan trabajando fundamentales y de los deberes del
vivir con dignidad: "Pero no es mi individuo hacia la sociedad. Sobre
intención hablar de esa caridad que todo fue Pablo VI el que trató de
llamaríamos extraordinaria, ejerci- manera radical el problema social
tada con los pobres los cuales, por en el mundo. Debemos recordar
circunstancias especiales, tienen sus importantes encíclicas Octogési-
que vivir de limosna. Más bien ma Adveniens (1971) y Evangelii
quiero tratar de aquellos indivi- Nuntiandi (1975). Pero más explíci-
duos de clase humilde que con tamente, señalemos dos contribu-
fe-justicia 880

ciones importantes. En Populorum forma parte de la reconciliación de


Progressio (1967) el Papa habla de la los hombres exigida por la reconci-
"opción fundamental por los po- liación de ellos mismos con Dios"
bres" que influirá profundamente (CG 32, d4,2). En realidad lo verda-
en la redacción de los documentos deramente nuevo es que la unión
de Medellín y en la elaboración entre el servicio de la fe y la promo-
práctica de la teología de la libera- ción de la justicia se convierte en la
ción en América Latina. El docu- misión de toda la Compañía.
mento publicado en 1971 por el Sí- El decreto se esfuerza en justi-
nodo de los Obispos, Iustitia in ficar esta nueva expresión de la
Mundo, habla de "una acción por la misión de la CJ de varias maneras.
justicia", como parte integrante de Primeramente se constata que esta
la predicación del Evangelio. formulación, aun siendo nueva,
La elección del P. Arrupe, du- entronca con la misión de los jesuí-
rante la CG 31 (1965-66), marca un tas de participar en la misión de la
momento decisivo en el desarrollo Iglesia: "revelar a los hombres el
teológico del binomio "Fe-Justi- amor de Dios nuestro Padre, amor
cia". La CG 31 no hace sino reafir- que se hace promesa de vida eter-
mar que el apostolado social está na" (CG 32, d4, 13). Como más
perfectamente en sintonía con el adelante señala el decreto, esta mi-
fin apostólico de la Compañía (CG sión constituye el objetivo princi-
31, d32,1), e insiste en la necesidad pal de S. Ignacio, que ya en los
de reconocer como objetivn propio Ejercicios Espirituales habla de ese
y específico del apostolado social, plan de salvación en la contempla-
la configuración de "las estructuras ción de la Encarnación de Jesús
mismas de la convivencia humana durante la Segunda Semana [Ej
de modo que alcancen éstas una 101-109], antecedido por la con-
expresión de mayor justicia y cari- templación del Reino [Ej 91-98], en
dad" (Ibid.). El camino que se ha la cual el ejercitante hace su obla-
recorrido desde la Instrucción hasta ción de mayor estima. El ejercitan-
este decreto de la CG 31 es conside- te y todo jesuita snn llamados en la
rable: mientras que la Instrucción contemplación del Rey eternal a
habla de influir sobre un "orden buscar "cómo podrían, en respues-
imperfecto", la CG 31 menciona ya ta a la llamada de Cristo Señor, tra-
la necesidad de que la acción social bajar en la instauración de su Rei-
configure de nuevo las "estructu- no", que más adelante en el texto,
ras" sociales. se describe como un "Reino de
Durante la CG 32 (1974-75) se amor, de justicia y de paz" (CG 32,
da un paso fundamental colocando d4, 21). En cuanto a la a contem-
el apostolado social, o la atención plación de la Encarnación, comien-
hacia el problema de la injusticia, za con las tres Personas de la
bajo una nueva óptica: el servicio Trinidad observando la "plañida o
de la fe debe incluir como constitu- redondez de todo el mundo" y de-
tivo esencial la promoción de la jus- cidiendo "que la segunda Persona
ticia. El decreto 4 de la CG 32 anun- se haga hombre para salvar el géne-
cia con claridad profética que "la ro humano". Ambas contemplacio-
misión de la Compañía de Jesús nes, bajo la perspectiva del Reino,
hoy, es el servicio de la fe, del que la llevan a un nuevo descubrimiento
promoción de la justicia constituye de la "evangelización" como una
una exigencia absoluta, en cuanto "salvación integral" (CG 32, d4,
881 fe-justicia

28). "La evangelización es procla- "justicia" en el decreto. Se habla,


mación de la fe que actúa en el como ya hemos indicado, no de
amor de los hombres (Gal 5, 6; £/4, una justicia meramente ética o le-
15): no puede realizarse verdade- gal sino de la justicia del Reino, de
ramente sin promoción de la justi- la justicia del Evangelio. El sentido
cia" (Ibid.). Lo contrario también de este término viene aclarado en
es verdadero: "No hay promoción un texto importante (CG 32, d4,
propiamente cristiana de la justicia 18). La justicia del Evangelio, se-
integral sin un anuncio de Jesucris- gún el documento, requiere tres
to y del misterio de la reconcilia- cosas: primero, la defensa, respeto
ción que Él lleva a consumación" y promoción de los derechos, se-
(CG 32, d4, 27). Somos testigos de gundo, sobre todo el respecto de la
un "Evangelio que liga indisolu- dignidad y los derechos de los más
blemente amor de Dios y servicio débiles y vulnerables, y tercero, la
del hombre" (CG 32, d4, 31). La reconciliación y el perdón. Más
importancia de esta afirmación es que hablar sobre una justicia "dis-
indiscutible: el fundamento teoló- tributiva", el texto contrasta situa-
gico de la unión entre "fe" y "justi- ciones de injusticia, sobre todo es-
cia" es el mismo Evangelio y la tructurales, que imposibilitan algo
misma vida y predicación de Jesús. que hoy es posible: el construir un
mundo más justo. Se mencionan
El decreto añade una razón, di- algunos hechos: "la explotación de
ríamos ascética, para fundamentar los individuos, las colectividades y
la relación entre el servicio de la fe los pueblos"; el reparto desigual
y la promoción de la justicia. La mi- "de los recursos del planeta", la
sión de la CJ es un servicio presbite- "opresión y dominación" (CG 32,
ral de la fe, entendido como el que- d4, 27), de los derechos individua-
hacer apostólico "de ayuda a los les y colectivos; la pobreza y el
hombres a abrirse a Dios y a servir hambre; la discriminación social,
según todas las exigencias e inter- racial y política; el deterioro de la
pelaciones del Evangelio". Estas cualidad de vida del hombre (CG
exigencias requieren del jesuita 32, d4, 20). Notemos, de paso, que
"una vida en la que resplandece la el término "justicia" se entiende ya
justicia perfecta del Evangelio" (CG plenamente en sentido positivo,
32, d4,18). como la defensa de los derechos
Finalmente el documento con- individuales y colectivos, derechos
cluye proponiendo que la evangeli- políticos, económicos, y culturales
zación entendida como el anuncio correspondientes a la primera y se-
de la fe que hace justicia es una gunda generación de los derechos
condición de fecundidad y sobre humanos consagrados en la Decla-
todo de coherencia "en el combate ración de las Naciones Unidas.
contra el ateismo", misión confiada La segunda aclaración se refie-
a la CJ por Pablo VI. Las diversas re a lo que se ha llamado "la di-
formas de injusticia, el decreto con- mensión de la justicia en todos
tinúa, "constituyen un ateismo nuestros ministerios". La opción
práctico, una negación de Dios" que se presenta a la CJ y que res-
(CG 32, d4, 29). ponde a una demanda "conver-
Convendría apuntar breve- gente e insistente [de jesuitas de
mente dos aclaraciones. La prime- todo el mundo] que piden que, por
ra se refiere al sentido del término una opción neta de la Congrega-
fe-justicia 882

ción General, la Compañía se com- sión tal y como había sido pedido
prometa resueltamente a la pro- por los Sumos Pontífices" (CG 33,
moción de la justicia" (CG 32, d4, d i , 31) y que "debemos reconocer
28), una opción "que no constituye que esta nueva comprensión de
para nosotros sólo un campo apos- nuestra misión desencadenó ciertas
tólico entre otros [...], sino que de- tensiones tanto en la Compañía co-
be ser una preocupación de toda mo fuera de ella" (CG 33, d i , 33).
nuestra vida y constituir una di- Delante de un mundo caracterizado
mensión de todas nuestra activida- por "una situación cada día más
des apostólicas" (CG 32, d4, 47). hostil al progreso del Reino de Dios"
Sin duda, esta última declara- (CG 33, d i , 35) y a la vez constatan-
ción es la que más esfuerzo de do "signos de los tiempos que nos
adaptación y, en términos más llevan a la esperanza y a la confian-
evangélicos, de "conversión", ha za" (CG 33, d i , 36), "[la] Congrega-
costado a la CJ. Es también el desa- ción confirma la misión de la Com-
fío que ha dado lugar a discusio- pañía de Jesús tal como se expresa
nes fuertes, a acusaciones y a con- en las CC GG 31 y 32, y particular-
frontaciones que sacudieron el mente como se propone en los de-
cuerpo de la CJ universal. Es tam- cretos 2 y 4 de esta última" (CG 33,
bién indiscutible que sin la direc- di, 38).
ción, el ejemplo y el coraje del P. De un modo solemne, el decre-
Arrupe, la llamada prof ética del to 1 señala que los documentos
decreto 4 hubiera quedado arrin- mencionados anteriormente nos
conada y olvidada. El decreto 4 proponen "la integración del servi-
promovió resueltamente un nuevo cio de la fe y la promoción de la jus-
quehacer apostólico de la CJ que ticia en una única e inseparable mi-
quedó marcado definitivamente sión; la universalidad de esta misión,
por la sangre de muchos mártires. que abarca todos los ministerios a
Esta constatación nos lleva ya a los que nos dedicamos; el discerni-
adentrarnos en la última parte de miento, para llevar a cabo esta mi-
este período final: la CG 34. sión; una misión que se confiere a
3. Fe-Justicia en los decretos de la todo el Cuerpo de la Compañía"
CG 34. La CG 33 elige en 1983 al P. (Ibid.). Sin embargo, el desarrollo
Peter-Hans Kolvenbach como Pre- más reciente y sistemático del bino-
pósito General de la CJ, a conse- mio f.-j. ve la luz en la última CG 34
cuencia de la dimisión del P. Arrupe. (1995).
El decreto 1 de la CG 33, práctica- Para comenzar, señalemos los
mente el único decreto importante elementos más significativos que
de la Congregación, recoge fielmen- distinguen claramente la concep-
te las preocupaciones de los Padres ción de la relación entre "fe y justi-
congregados por afirmar la impor- cia" contenida en los documentos
tancia de nuestra vocación de servi- de la CG 34 de la concepción pro-
cio a la Iglesia (CG 33, d i , 1), de la puesta por el documento 4 de la CG
vida en el mismo Espíritu y Señor 32. Los cambios no se deben a un
Nuestro (CG 33, di, 9) para tratar, en deseo de desvirtuar el contenido de
una segunda parte, sobre nuestra la misión expresada en la CG 32, si-
misión en el mundo. En esta segun- no principalmente a la necesidad
da parte, el decreto reconoce que la de tener en cuenta los cambios pro-
CG 33 "sometió una vez más a revi- fundos experimentados por todas
sión la experiencia de nuestra mi- las sociedades del mundo: nuevos
883 fe-justicia

aspectos de la justicia, la importan- estas líneas a presentar los elemen-


cia, y en cierto modo, la autonomía tos más significativos de estos tres
del mundo cultural en la transfor- decretos en cuanto que añaden im-
mación de sociedades y el desafío portantes clarificaciones a la com-
de la pluralidad religiosa con la que prensión del binomio "Fe-Justicia".
se enfrentan no solamente países de Hablamos ahora de una fe fun-
misión sino asimismo la sociedad dada sobre una base cristológica e
occidental. ignaciana: "Es Cristo Resucitado
En primer lugar, la misión de la quien nos llama y da fuerzas para
CJ viene expresada de una forma su servicio bajo la bandera de la
más compleja e integradora. El ser- Cruz" (CG 34, d2, 5). Es un Cristo
vicio de la fe que lleva consigo la Resucitado presente en el mundo a
promoción de la justicia viene aho- través del Espíritu; un Cristo Resu-
ra ampliada en tres dimensiones: citado que como primogénito de
justicia, cultura (e inculturación) y entre los muertos cura nuestras mi-
diálogo interreligioso. Notemos serias y alimenta nuestra esperan-
que la relación entre la cultura y la za; un Cristo Resucitado que con-
justicia había sido ya aceptada por voca a todos los pueblos para
la CG 32 (d4, 53-56), y que al abor- "crear una humanidad nueva"
dar el diálogo interreligioso, la CJ (Ibid.). Es una fe que nos hace ser
trataba de responder a la invitación "amigos del Señor" y que nos lleva
de Juan Pablo II, de considerar este necesariamente a ser "amigos de
ministerio como importante: "...y los pobres" (CG 34, d2, 9), confir-
que prestaréis mayor atención a las mando teológicamente nuestra op-
iniciativas que el Concilio Vaticano ción preferencial por los pobres. Se
TI ha recomendado, como son el reconoce la primacía de una fe que
ecumenismo, un estudio más pro- reconoce que "Dios actúa por medio
fundo de las relaciones con las reli- de Cristo para destruir las estructu-
giones no cristianas, y el diálogo de ras de pecado", y que ese amor "es
la Iglesia con las culturas" (Homilía el que moviliza nuestra vocación de
de Juan Pablo II a la CG 33). servir a la fe y promover la justicia
del Reino" (CG 34, d2,11). Después
Los veinte decretos de la CG
de analizar las raíces de esa fe que es
34 comienzan por cuatro documen-
la fuente de nuestra vocación apos-
tos que articulan y definen la mi-
tólica, el documento pasa a describir
sión de la Compañía. El primero,
el contenido de la nueva expresión
una especie de documento-lente,
de la misión en los siguientes térmi-
"Servidores de la misión de Cris-
nos: 1) la finalidad de nuestra misión
to", responde a una visión general
es el servicio de la fe; 2) el -principio
de nuestra misión y sirve de marco
integrador de la misión es el vínculo
unitario y justificación de las tres
inseparable entre la fe y la promo-
dimensiones de nuestra misión que
ción de la justicia del Reino; 3) las di-
desarrollan los tres siguientes de-
mensiones relacionadas con el princi-
cretos: "Nuestra misión y la justi-
pio integrador (fe dirigida hacia la
cia", "Nuestra misión y la cultura",
justicia del Reino) son la proclama-
y "Nuestra misión y el diálogo in-
ción inculturada del Evangelio y el
terreligioso". Dado que ya existen
diálogo con otras tradiciones religio-
buenas introducciones sobre la gé-
sas (CG 32, d2, 15-16). El decreto
nesis de los documentos, su estruc-
"Servidores" utiliza un estilo casi
tura y las claves principales de ca-
poético para mostrar la interrelación
da decreto, nos limitaremos en
fe-justicia 884

de los tres aspectos o dimensiones del Evangelio debe entenderse co-


de nuestro servicio de la fe (CG 34, mo un diálogo entre culturas; la
d2,19). necesidad de que la promoción de
El documento "Nuestra Mi- la justicia se articule con un estu-
sión y la Justicia" (CG 34, d3) tiene dio de la cultura; y una crítica a la
un carácter y una orientación prác- postmodernidad cultural. Uno de
ticos. Dentro del horizonte teológi- los elementos más novedosos del
co establecido en el decreto "Servi- decreto lo constituye el fundamen-
dores", se vuelve a recordar que la to teológico de un trabajo intercul-
justicia de la que se trata brota de tural. El tema central lo resume el
la fe. En sintonía con el carácter decreto en un párrafo lleno de sen-
histórico de la promoción de la jus- tido: "El Evangelio, palabra profé-
ticia, el decreto enumera nuevas tica de Dios, continúa el diálogo
exigencias: el respeto a la dignidad comenzado por Dios con todos los
de la persona humana y los dere- hombres y mujeres, que participan
chos humanos; los elementos nega- ya en el misterio de unidad inicia-
tivos del proceso de la globaliza- do en la creación [...] Mediante la
ción; la necesidad de "alentar una acción invisible del Espíritu de
cultura de vida"; la protección del Cristo, Dios abre sus corazones al
medio ambiente; y la promoción de misterio de la plenitud que aguar-
comunidades de solidaridad (CG da a la familia humana como su
34, d3, 6-10). El decreto establece, destino propio [...] El cómo de esa
además, una distinción interesante asociación [al Misterio Pascual],
entre estas nuevas "dimensiones" sólo Dios lo conoce; el hecho de la
de la justicia, y las "situaciones" misma lo cree la Iglesia [...] El mis-
críticas de injusticia. La distinción terio del diálogo supone la con-
debe ser tenida en cuenta porque la ciencia de que la acción de Dios
respuesta a estas situaciones inter- precede a la nuestra. No planta-
pela nuestra sensibilidad social de mos la semilla de su presencia por-
un modo serio y urgente. Son cinco que ya lo ha hecho él en la cultura"
las situaciones críticas enumeradas (CG 34, d4,14-18).
por el documento: la marginaliza- El decreto sobre "Nuestra Mi-
ción de África, el colapso de los sis- sión y el Dialogo Interreligioso"
temas totalitarios en el Este; la mar- (CG 34, d5) recoge, por una parte,
ginalización y el despertar político la doctrina de la Iglesia sobre la
de los pueblos indígenas y de los importancia del diálogo interreli-
Dalits, los 'excluidos' del primer gioso enunciada por el ConcVat II
mundo y los enfermos de SIDA; y (Nostra Aetate, 2s) y por Juan Pablo
finalmente los refugiados y despla- II, en Redemptoris Missio (n.56) y en
zados (CG 34, d3,11-16). el documento de la Comisión Pon-
El decreto "Nuestra Misión y tificia, para el Diálogo Interreligio-
la Cultura" (CG 34, d4) es una de so, Dialogo y Anuncio (1991); y, por
las novedades de la CG 34. Defini- otra, exhorta a todos los jesuítas a
da desde un punto de vista antro- "superar prejuicios y malentendi-
pológico y social, la dimensión dos históricos [...] y a cooperar
cultural entra a formar parte de sinceramente con todos los hom-
nuestro servicio de la fe y promo- bres y mujeres de buena voluntad
ción de la justicia. El documento empeñados en promover la paz, la
trata elementos diversos como la justicia, la armonía, los derechos
concepción de que la inculturación humanos y el respeto a la crea-
885 fe-justicia

ción" (CG 34, d5, 2). De una mane- mo el conjunto de actitudes, valores
ra clara, el diálogo interreligioso y patrones que dan sentido a nues-
deja de ser un tema de expertos en tra vida, y que son por lo tanto ele-
la teología de las religiones, para mentos fundamentales de la identi-
convertirse en un empeño común dad del jesuíta, reconoce que dos
con todas las personas de buena de los ocho elementos de este con-
voluntad para realizar el servicio junto identitario son el "profundo
de la fe y la promoción de la justi- amor personal a Jesucristo" y el que
cia del Reino. De manera especial, vivamos siempre "en solidaridad
el decreto menciona el diálogo que con los más necesitados". Un buen
debemos tener con el pueblo judío, modo de expresar de manera sim-
con el Islam, con la tradición hin- ple y profunda lo que este binomio
dú, y con el budismo (CG 34, d5,
de f.-j significa para un jesuíta y pa-
12-16). Se añade de manera signifi-
ra el cuerpo de la Compañía.
cativa que el diálogo interreligioso
no debe limitarse a las religiones Fernando FERNÁNDEZ FRANCO, SJ
que poseen una tradición escrita,
sino que es igualmente importante
el diálogo teológico con las religio- Z1 Carisma, Comunidades de Solidaridad,
Cultura, Diálogo interreligioso, Exclusión,
nes indígenas. No dejan de ser
Fe, Increencia, Marginación, Misión, Opción
proféticas las palabras dirigidas al preferencial por los pobres, Pobreza, Servicio.
fenómeno del fundamentalismo
religioso que plantea problemas BibL: CAMACHO, L, "La opción fe-justicia
serios. Refiriéndose a las causas de como clave de la evangelización en la
este fenómeno el decreto señala C o m p a ñ í a de Jesús y en el Generalato del
Padre A r r u p e " , Man 243 (1990) 219-246;
que "grupos de poder político, CAMPBELL-JOHNSTON, M., "Una breve His-
económico, cultural o étnico mani- toria", PI 66 (1977) 8-14; CONGREGACIÓN
pulan a menudo los sentimientos y GENERAL 32 DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS,
estructuras religiosas en orden a "Nuestra Misión Hoy: Servicio de la Fe y
salvaguardar intereses creados" Promoción de la Justicia", 59-100; CONGRE-
(CG 34, d5, 16). GACIÓN GENERAL 34 DE LA COMPAÑÍA DE JE-
SÚS, "Nuestra Misión (dd 2, 3, 4 y 5)", 57-
4. Conclusión. Este caminar his- 155; CONSEJO PONTIFICIO PARA EL DIÁLOGO
tórico a través de la historia de la CJ INTERRELIGIOSO Y CONGREGACIÓN PARA LA
durante los últimos cien años EVANGELIZACIÓN DE LOS PUEBLOS, "Diálogo
muestra claramente la importancia y Anuncio", Boletín del Consejo Pontificio pa-
del binomio f.-j. como determinante ra el Diálogo entre las Religiones 26 (1991)
de la misión apostólica de la Com- 210-250; DULLES, A., "Fe-Justicia y la Uni-
versidad", Man 199 (1979) 172-178; GARCÍA
pañía. Como ya hemos sugerido, la
GÓMEZ, M., "La expresión 'promoción de
conciencia tanto de "fe" como de la jus Góticia' en su contexto eclesial", Man
"justicia" y la relación simbiótica 55 (1983) 225-243; JANSSENS, J. B., "Instruc-
entre las dos han seguido un proce- ción sobre el Apostolado Social (1947)", PI
so continuo de desarrollo a la luz 66 (1997) 23-34; MOLLA, D., "Espiritualidad
del Espíritu Santo y de una lectura ignaciana, misión obrera y marginación",
atenta a los signos de los tiempos y Man 64 (1992) 121-133; ID., "Espiritualidad
a la Doctrina Social de la Iglesia. La ignaciana y solidaridad con los excluidos",
Man 65 (1993) 169-181; ZWIEFELHOFER, H V
CG 34 quiso cerrar sus trabajos con
"Dienst am Glauben u n d Einsatz für die
un documento que explicara la Gerechtigkeit" en Ignatianisch. Eigenart und
identidad de los jesuítas. El decreto Methode der Gesellschaft Jesu (SIEVERNICH,
"Características de nuestro modo M . / SWITEK, G. eds.), Herder, Freiburg
de proceder", que se introduce co- 1990, 657-669.
Flos Sanctorum 886

FLOS SANCTORUM vidad; siguen las que se celebran


desde Navidad hasta Pascua; y fi-
nalmente las comprendidas entre
E n la Autobiografía se dice que,
sintiéndose íñigo ya recuperado
de la herida de Pamplona, pidió al-
Pentecostés y Adviento. No se trata-
solamente de vidas de santos, sino
gunos libros de caballerías para en- también de los misterios de Cristo y
tretenerse, y no encontrándose nin- de María correspondientes a las di-
guno de ellos allí en su casa, "le versas fiestas litúrgicas: Adviento,
dieron un Vita Christi y un libro de Navidad, Circuncisión, Epifanía,
la vida de los Santos en romance" Purificación, Anunciación, Pasión,
[Au 5]. La lectura de estos libros es Resurrección, Ascensión, Pentecos-
decisiva para su cambio de vida. tés. Los santos están vistos, pues, no
Así, "leyendo la vida de nuestro Se- como héroes autónomos de la fe, si-
ñor y de los santos, se paraba a pen- no como asociados al misterio salví-
sar, razonando consigo: '¿Qué sería, fico de Cristo. Aunque la expresión
si yo hiciese esto que hizo S. Fran- Legenda no quiera decir relato fan-
cisco, y esto que hizo Santo Domin- tástico, sin embargo, en no pocos as-
go?'" [Au 7]. pectos el F ofrece una serie de proe-
zas extraordinarias de los santos que
Bajo este libro de los santos se no responden a una biografía en
ha entendido desde un principio la sentido actual, sino a un relato edifi-
Legenda áurea (o Historia Lombarda) cante, para animar al creyente a vi-
del dominico Santiago de Vorágine vir heroicamente la fe. Tales proezas,
(o de Varazze), muerto en 1229 en por otra parte, pudieron servir de
Genova, de donde fue arzobispo. excelente reclamo para atraer el inte-
Según P. de Leturia, íñigo utilizó rés de un lector de las condiciones
una edición castellana prologada del convaleciente íñigo, que quería
por Fr. Gauberto M. Vagad, conoci- evadirse con aventuras de novelas
da popularmente con el nombre de caballerescas. Precisamente el pa-
Flos Sanctorum. El original latino es- rentesco literario con este tipo de
taba compuesto de 182 capítulos; narraciones había comenzado ya a
circuló como manuscrito durante dar algunas obras caballerescas "a lo
unos doscientos años, a lo largo de divino" como la titulada El peregri-
los cuales los copistas añadieron a naje humano (1490).
modo de suplemento algunos otros
El latín de la Legenda áurea es
escritos por autores desconocidos.
sencillo, popular, semejante al que
La obra alcanzó enorme populari-
se hablaba en los países de lengua
dad. Su difusión creció con la im-
románica durante la Edad Media,
prenta. Se conocen al menos setenta
pero con características propias del
y cuatro ediciones latinas, impresas
estilo piadoso del género hagiográ-
antes de 1500. fico. La edición castellana que leyó
Legenda no tiene aquí el signifi- íñigo era de las lujosas, adornada
cado de un relato fantástico o fabu- con viñetas sobre la vida y milagros
loso, sino el sentido del gerundivo de los santos. Al principio íñigo no
latino de "cosa para ser leída" es de- pareció interesarse por un santo en
cir, el de lectura o lecturas. En el pró- particular. "Discurría por muchas
logo el autor explica que ha seguido cosas que hallaba buenas, propo-
el orden del Año Litúrgico, comen- niéndose siempre a sí mismo cosas
zando con las fiestas de los santos dificultosas y graves..." [Au 7].
comprendidas entre Adviento y Na- Después su atención se centró en
887 formación

Sto. Domingo, pero en estos mo- ra fase de su conversión. El valor


mentos, además de S. Pedro, sobre que concede Ignacio a las vidas de
todo S. Francisco era el más conoci- los santos como lectura espiritual,
do para él. El santo de Asís pertene- se percibe en los mismos Ejercicios,
cía a la devoción de los Loyola que en los que recomienda este tipo de
encontró íñigo en Arévalo, en casa lecturas durante la Segunda Sema-
de su tía Doña María de Guevara, na [Ej 100], seguramente con el ob-
terciaria franciscana y fundadora jetivo de que el ejercitante com-
en Arévalo; según la tradición, por pruebe y se corrobore con ejemplos
allí pasó el mismo S. Francisco de concretos cómo la imitación radical
camino a Santiago, desde el con- de Cristo es un hecho factible.
vento de las Clarisas, que puso bajo
la advocación de Nuestra Señora de Rogelio GARCÍA MATEO, SJ
la Anunciación.
Dando una ojeada a lo que en Z1 Conversión, Deseo, Loyola, Pensamientos,
el F. se dice sobre S. Francisco, se Vita Christi.
percibe enseguida la semejanza con
Bibl.: CODINA, A., Orígenes de los Ejercicios
el proceder y las experiencias de Espirituales, Balmes, Barcelona 1926,143ss y
íñigo: "Durante su juventud ejerció 217ss.; LETURIA, P. DE, El gentilhombre íñigo
el oficio de comerciante y vivió en- López de Loyola en su patria y en su siglo, La-
tregado a las vanidades de mundo bor, Barcelona 1949,149-190; ID., "El 'Reino
hasta que cumplió veinte años; pe- de Cristo' y los prólogos del 'Flos Sancto-
ro, cuando tenía más o menos esta rum' de Loyola" en ID., £7II, 59-72; O'REILLY,
T., "The Spiritual Exercises and the crisis of
edad, el Señor lo castigó con el azo- Medieval Piety", The Way Sup 70 (1991) 101-
te de una enfermedad, le movió a 113; VORÁGINE, S. DE, La leyenda dorada,
cambiar de conducta y transformó Alianza, Madrid 1982.
repentinamente en otro hombre, de
tal modo, que a partir de entonces
comenzó a gozar de espíritu profé-
tico [...] Yendo en cierta ocasión en FORMACIÓN
peregrinación a Roma, encontróse
en el camino a un pobre, le entregó
todos sus vestidos, recibió a cambio
los del pordiosero, se los puso, y al
I . Introducción. Una vez excluida
como vía prioritaria de acrecen-
tamiento del grupo la aceptación de
llegar a la ciudad santa se sentó a la personas de edad avanzada (cf. [Co
puerta de la iglesia de S. Pedro en- 308]), Ignacio y los primeros com-
tre los demás mendigos y comió pañeros se dieron a la tarea de dise-
con verdadero apetito lo que éstos ñar un proceso de f. para futuros
le dieron". seguidores. El origen de este proce-
El paralelismo con el cambio so hay que buscarlo tanto en las
de vida de íñigo, que hasta los propias experiencias biográficas del
veintiséis años de su edad fue dado grupo fundador como en la visuali-
a las vanidades del mundo [Au 1], zación de las exigencias que parecía
(mutación [Au 12], parecía como si demandar el nuevo estilo de vida
fuese otro hombre [Au 30], el cam- consagrada propio de la Compañía.
bio de vestidos en Montserrat [Au Nada fue preconcebido de antema-
18]), es tan llamativo que no puede no, sino formulado y examinado al
dudarse de que para él S. Francisco calor de las experiencias de los pri-
fue realmente un paradigma funda- meros años hasta que fue cristali-
mental, al menos durante la prime- zando un estilo propio de f., que en
formación 888

lo fundamental quedó consagrado [Co 307] en cuya construcción pau-


en la redacción del texto de las latina y procesual, además de los
Constituciones que conoció y aprobó contenidos, será importante cuidar
la CG 1. el ambiente propicio y el acompa-
Las experiencias ulteriores, el ñamiento adecuado para que pue-
desarrollo de las ciencias y los nue- da llevarse adelante la maduración
vos diseños curriculares han im- progresiva de las actitudes propias
puesto obligadas adaptaciones a ese del compañero. El arte consiste en
primer esbozo de f. que han sido re- saber conjuntar sabiamente virtu-
cogidos por las CC GG, los escritos des y letras, doctrina y modo de
de los PR Generales, las Órdenes Re- proponerla, un estilo de vida auste-
gionales de Estudio y los Planes Pro- ro y uso de medios modernos, cer-
vinciales de Formación. En conjun- canía a los pobres y universalidad,
to, diríamos que el modelo de f. que libertad personal y pertenencia,
hoy emplea la CJ está más atento a discernimiento y obediencia, cons-
los procesos personales del forman- tancia en las exigencias diarias y
do, mejor edificado sobre la libertad generosidad radical en los momen-
y la participación; parte de una vi- tos de probación, en fin, autentici-
sión más cercana a las demandas dad personal y transparencia.
que la cultura y la realidad social En la base de todo este edifi-
plantean a la vida apostólica del fu- cio, como su piedra angular, se
turo apóstol e incorpora al forman- ubica la llamada central al segui-
do desde muy pronto a la vida uni- miento de Jesús intuida ya en los
versal y local de la Iglesia. deseos sobre los que desde el co-
mienzo es interrogado el candida-
2. Objetivo y fundamento. El ob-
to (cf. [Co 102]) y sentida y confir-
jetivo último de todo el proceso de mada más tarde como elección de
f. se enmarca mediante las dos co- un estado específico de vida en el
ordenadas que conforman la CJ seguimiento de Jesús. De un modo
misma: la estructura interna de central, esta experiencia tiene lu-
cuerpo y la tarea de misión apostó- gar en el Mes de Ejercicios Espiri-
lica. Al fin, toda la dinámica de la f. tuales con el que arrancan las ex-
pretende capacitar para la adecua- periencias del noviciado. A esta
da integración del formando en un elección se refiere muy probable-
cuerpo nacido para responder con mente el término "virtud" que tan-
calidad a los retos actuales de la to repite la Parte III de las Constitu-
misión. Estos dos parámetros me- ciones como punto de partida
dirán el progreso del candidato a la insustituible que se pretende "con-
CJ en un camino gradual de moti- servar", "aprovechar" y "adelan-
vaciones, exigencias, hábitos y tar" [Co 243]. La virtus es don gra-
prácticas hasta la incorporación de- tuito, llamada vivida con fuerza y
finitiva en el momento de los últi- verdadero fundamento [Co 307]
mos votos. Después de ellos, el je- "en los que llama Dios para nues-
suita quedará confrontado con la tro Instituto" [Co 243]. Sin duda,
permanente necesidad de renovar- habrá de ser verificada por el can-
se ante los nuevos retos exigidos didato a través de un delicado pro-
por la misión tal y como las últimas ceso de discernimiento y cotejada
CC GG han subrayado. por la CJ hasta llegar a la claridad
La f. es entendida ya en las de la confirmación antes de em-
Constituciones como "un edificio" prender el itinerario ulterior. Y
889 formación

aquí reside la labor prioritaria tan- y bajo la escucha atenta de su co-


to de la Primera Probación como munidad y de quienes la CJ ha
del mismo noviciado. puesto a su lado como formadores,
Sobre esta base, la tarea de la el formando se dejará modelar por
CJ - d e todo su cuerpo y de los for- la figura del Hijo para hacerse ver-
madores más cercanos- será la de dadero compañero. Lugar central
ejercer una mediación que permita ocupará en este proceso la purifica-
hacer realidad e historia la fideli- ción de las motivaciones, senti-
dad a la llamada de Dios. El don de mientos y deseos últimos que mue-
esta llamada es todo de Dios, pero ven las grandes orientaciones y
en la fidelidad a la misma han de afectos en la vida diaria.
intervenir una serie de factores hu- En esa tarea de interiorizar
manos. Acompañar se convierte en ocupará un lugar importante el
una destreza nacida por una parte asumir a la luz de Dios la propia
de cercanía, empatia y escucha biografía humana con la que el can-
atenta y por otra, de la presentación didato accede a la CJ: comprender-
con sabiduría y testimonio, del ca- se a uno mismo, superar en lo posi-
risma de nuestra vocación, "nues- ble los defectos y vacíos aceptando
tro modo de proceder". los propios límites, reconciliarse
con las áreas dolorosas del pasado
3. Interiorización e integración.
así como reconocer con estima cua-
Para que esta construcción se con-
lidades y valores hasta poder for-
solide, será necesario un proceso de mular con acierto los deseos últi-
integración. Integración que definen mos que moverán el corazón para
tanto CG 32, d6 como CG 33, d i , 20, toda una vida, presencia indeleble
no como un simple agregado ecléc- de la llamada de Dios. La f. actual
tico de experiencias, conocimientos sabe echar mano de cuantas ayudas
y probaciones acumuladas a lo lar- técnicas psicológicas puedan coo-
go de los años de la f. inicial, sino perar en el logro de una imagen
como una estructura sólida cuya adecuada y proporcionada de la
unidad armónica deberá ser atenta- propia persona, pero la plenitud de
mente cuidada. esta imagen estará construida en la
3.1. Interiorización: responsabili- medida en la que el formando pue-
dad con la llamada. Ante todo, inte- da captarse y asumirse desde la óp-
gración es "internalización perso- tica de Dios.
nal" de la gracia de la vocación en 3.2. Integración progresiva en el
los criterios, actitudes y vida del Cuerpo de la Compañía. Integración,
formando que cada vez habrá de además, es incorporación paulatina
conducirse movido más por la inte- del candidato al cuerpo social de la
rior ley de la caridad (cf. [Co 134]) CJ, apuesta e inserción decidida por
que por normativas externas. Se este grupo de consagrados, sus op-
trata de un don prometido pero ciones, su lugar en la Iglesia, sus
que demanda la conquista paulati- proyectos e incluso su deseo de su-
na a lo largo de los años de f. de ese perar los límites grupales hasta lo-
"hombre nuevo" descrito por el grar una connaturalidad con nues-
Examen que abraza y ama los dese- tro modo de proceder. En el tiempo
os de Cristo Nuestro Señor (cf. [Co del noviciado la integración está
101]). Ganando cada día mayor li- aún muy marcada por las necesa-
bertad a través de la abnegación, a rias rupturas que lleva consigo, en
la luz del discernimiento personal los inicios, la conquista de una
formación 890

identidad. Durante los estudios se tende alcanzar una síntesis de lo vi-


hace una integración ya vivida des- vido y descubierto a lo largo del
de el compromiso asumido de los proceso formativo desde el filtro del
votos. Durante el Magisterio, es in- corazón, la schola affectus que vincu-
mersión a plenitud en la vida apos- la de nuevo al formando con su pri-
tólica y comunitaria de la CJ forma- mera llamada.
da. En la Teología es integración 4.2. El área académica, orientada
tematizada al calor del estudio de a capacitar al jesuíta, tanto para la
la fe, de la vida de la Iglesia y del adquisición de conocimientos como
lugar de la vida consagrada. A lo para poder transmitirlos. Mientras
largo de todo el proceso, la presen- los saberes humanísticos y científi-
cia de Superiores, formadores, cos pondrán las bases en la etapa
acompañantes, profesores y "oficia- del post-noviciado, la filosofía y la
les" permitirá al candidato paulati- teología permitirán alcanzar una
namente caminar hacia la integra- síntesis personal y una capacidad
ción en un cuerpo real e histórico crítica ante los problemas de la rea-
dentro del que desea "vivir y mo- lidad y de la experiencia de la fe
rir" [Co 51]. En todo caso, esta inte- que busca ser entendida y transmi-
gración corporativa nunca perderá tida a los hombres y mujeres de
como horizonte superior, la con- hoy. En no pocos jesuítas, este cu-
ciencia de pertenencia al círculo rrículo básico será complementado
más amplio de la vida de la Iglesia, con algún tipo de estudios especia-
universal y local en la que será pau- les que le capaciten más específica-
latinamente integrado el formando, mente para algún apostolado. A
tanto desde la f. teórica como desde partir de la normativa de las últi-
el compromiso eclesial. mas CC GG, no sólo se abre un
4. Elementos de la integración. En campo mayor a la especialización,
esta dinámica de integración, cuatro manteniendo siempre la disponibi-
son los elementos que han de cola- lidad, sino que se concreta mucho
borar para constituir la identidad mejor el itinerario propio de la pre-
del compañero. En la proporción y paración aún de los Hermanos je-
complementariedad entre los mis- suítas, que, además de incluir los
mos radica la complejidad de este tiempos de Magisterio y Tercera
camino. 4.1. La vida en el Espíritu, de- Probación, determina espacios de-
bidamente alimentada a través de la dicados a su formación específica
oración, la vida sacramental y un y teológica.
proceso personal de discernimiento 4.3. La vida apostólica, que busca
acompañado. Si bien esta dimensión hacer presentes los retos de la mi-
está presente en todo el proceso for- sión, de la fe y la justicia y de lo sa-
mativo, su énfasis es mayor en dos cerdotal, tal y como son vividos en
momentos: en los inicios del novi- la Compañía. Existe hoy mayor
ciado en los que se trata de adquirir conciencia de la importancia de la
destrezas personales en el "buscar y práctica apostólica y pastoral desde
hallar la voluntad de Dios" con los el inicio de la f. a través de la inser-
medios específicos de la espirituali- ción en obras y actividades apostó-
dad ignaciana. Y en el "epílogo" del licas de la CJ y de la Iglesia local. La
proceso formativo, la Tercera Proba- experiencia muestra que en este
ción, en la que, concluidas las etapas campo es clave percibir la misión
académicas y antes de ser enviado como recibida de la CJ, preparar y
definitivamente a la misión, se pre- acompañar adecuadamente al estu-
891 Fórmula del Instituto

diante ante estos retos, evaluar sus do la identidad laical desde las gran-
avances y ofrecerle a lo largo de las des líneas del ConcVat II, pueda
etapas una experiencia amplia de la trasmitir lo nuclear de sus principios
gama de actividades apostólicas y la pedagogía misma que confor-
que le esperan. man el carisma ignaciano.
4.4. La dimensión comunitaria a Jesús Manuel SARIEGO, SJ
la que toda vocación convoca. La
comunidad se vuelve escuela en la
práctica de virtudes tales como la /* Candidato, Constituciones, Escolar, Estudios,
convivencia grupal, la cercanía a Juniorado, Letras, Libertad, Magisterio (etapa),
Noviciado, Teología (etapa) Tercera Probación,
los pobres en sencillez de vida y so- Virtudes.
lidaridad, el respeto a la diversi-
dad, las reuniones y revisiones, el Bibl.: ARRUPE, R, "El modo nuestro de pro-
diálogo, el trabajo en común, la uni- ceder", en La identidad, 49-82 (AR XVII
[1979] 653-690); BERTRAND, DV Un Corps
versalidad de la misión y el discer- pour l' Esprit. Essai sur V expérience commu-
nimiento comunitario y apostólico nautaire selon les Constitutions de la Compag-
de los que el futuro apóstol ha de ir nie de Jésus, DDB, Paris 1974; Directivas so-
haciéndose capaz. bre la formación en los bwtitutos Religiosos,
AAS, Roma, 1990; DECLOUX, S., "Las Cons-
No podrán integrarse ni asen- tituciones, 'Manual de formación'", Man
tarse adecuadamente tantas dimen- 66 (1994) 19-34; ENDEAN, PH., "Origins of
siones en la persona con apresura- Apostolic Formation: Jerome Nadal and
miento. Para Ignacio no existe Novitiate Experiments", The Way Sup 39
incorporación sin un largo y deteni- (1980) 57-82; GARCÍA DOMÍNGUEZ, L. Ma,
do recorrido. Como afirma la Fór- "Formar para la obediencia apostólica",
Man 66 (1994) 35-53; HORTAL, A., "La co-
mula "nadie sea admitido para ha- munidad de formación para un mundo se-
cer la profesión en esta Compañía, cularizado", Man 57 (1985) 77-82; KOLVEN-
sin que su vida y formación intelec- BACH, P.-H., "La formación permanente
tual hayan sido probadas con lar- como fidelidad creativa", AR XXII (2000),
gas y diligentísimas probaciones" 646-663; ID., La formación del jesuíta, Curia
(F50, 5). La última probación es el General, Roma 2003; ID., "El formador je-
suita hoy", AR XXIII (2003) 71-79; ROYÓN,
tiempo mismo cuyos ritmos y mo- E., "Los Ejercicios ignacianos: una metodo-
mentos hay que respetar. Por eso es logía para la formación", Man 55 (1983)
importante que a lo largo de este re- 245-256; Ruiz JURADO, M., "La formación
corrido tengan lugar constantes en la Compañía de Jesús según las Consti-
evaluaciones que midan la conquis- tuciones. Finalidad y métodos", Man 55
ta de una identidad que a la vez es (1983) 171-180.
personal y grupal. Su final no con-
siste en el logro de un pensum aca-
bado, sino el de una persona abier- FÓRMULA DEL INSTITUTO
ta, con inquietud curiosa ante los
constantes cambios de la cultura a
los que habrá de buscar respuesta a
través de la f. permanente.
2 . Valor y definición. Por Fórmula
del Instituto se entiende la F. con-
tenida en la bula Exposcit debitum
Con el interés creciente de mu- de Julio III (1550, referida a partir
chos laicos no sólo por la obras de ahora F50), que es la definitiva,
apostólicas, sino por la espirituali- hoy en vigor, con las alusiones que
dad jesuítica, se abre en nuestros dí- parezcan necesarias a las dos re-
as un nuevo reto para la formación: dacciones anteriores: la llamada
diseñar un camino que, promovien- Quinqué capitula (1539; referida F39)
Fórmula del Instituto 892

aprobada vivae vocis oráculo por risma, en moldes que apoyaran


Paulo III, y la contenida en la bula sin oprimir, porque estaban bien
de erección canónica de la Compa- probados.
ñía: Regimini militantis Ecclesiae (re- 2. Génesis y elaboración. La ela-
ferida F40), también de Paulo III boración de la F comienza una vez
(1540). La F es la expresión oficial que en las Deliberaciones de la Cua-
del carisma institucionalizado de la resma de 1539. Los primeros com-
CJ. Es su Regla fundamental, asu- pañeros habían decidido constituir-
mida, y aprobada por la Iglesia, y se en un Cuerpo estable, orgánico,
devuelta a la CJ en un documento dando la obediencia a un superior
papal, que la hace de Derecho Pon- de entre ellos. Con esta decisión ha-
tificio (CG 31, d4). Hablar de su es- bía que ir a la Sede Apostólica, en
piritualidad es hablar del núcleo busca de reconocimiento y aproba-
central de la espiritualidad ignacia- ción. Y ello requería una descrip-
na plasmada para este Cuerpo, vi- ción de los rasgos fundamentales
vo y organizado que es la Compa- del proyecto de vida. Casi un año
ñía. Históricamente la F. constituyó tardó la Sede Apostólica en aprobar
la primera expresión del género de la F presentada y corregida. Pero
vida, que vivieron desde el princi- casi inmediatamente después de es-
pio, una vez reunidos en Venecia ta aprobación escrita, sintieron Ig-
los primeros compañeros (enero de nacio y los primeros compañeros la
1537). Aparte de los años de París, conveniencia de tener prevista una
estos compañeros vivieron trece posible y aun deseable reforma de
años gestando y contrastando este la Fórmula: "item queremos que la
estilo de vida que se fue retratando bula sea reformada, id est, quitan-
por escrito en la Fórmula. No fue do o poniendo, o confirmando, o al-
antes la "formulación" y después la terando acerca [de] las cosas en ella
puesta por obra, sino al contrario: contenidas, según que mejor nos
primero la experiencia de un modo parecerá, y con estas condiciones
de proceder, de un estilo, y después queremos y entendemos de hacer
la expresión escrita. Por eso la espiri- voto de guardar la bula" (MCo I,
tualidad descrita en la F. es anterior 45-46), tal y como se indica en las
a la F misma, y en la vida adquirió Constituciones del año 1541, fechadas
solidez y estabilidad. Comparando el 10 de marzo. Así quieren obligar-
las tres F. (la F39 en realidad nunca se, en vísperas de su Profesión so-
lo fue) se advierte una gran conti- lemne, a guardar la bula, sin hipo-
nuidad de fondo en las vivencias tecar el futuro, sin cerrar puertas a
del carisma. No cambian ni la espi- lo que la experiencia fuese aconse-
ritualidad de fondo ni las determi- jando modificar. Intentan definir
naciones concretas que configuran una fidelidad que no colisione con
el modo de proceder específico de la libertad necesaria precisamente
la Compañía. Cambian las motiva- para cumplir mejor los fines apos-
ciones particulares, que se hacen tólicos previstos en la propia Fór-
más matizadas y aceptables para mula. Un testimonio de primera
todos, y las determinaciones nue- mano revela cómo se gestaba la F y
vas que salen al paso en el devenir las Constituciones en aquellos años
de un Cuerpo en crecimiento y ex- posteriores a F40. En una respuesta
perimentación. Lo jurídico fue vi- de Ignacio a través de su secretario
niendo para consolidar lo vivido, y Polanco, a los misticismos reforma-
así proteger la comunión y el ca- dores de Onfroy y Oviedo, según
893 Fórmula del Instituto

los cuales "la Compañía no está y el régimen de los escolares; V:


bien instituida", se dice: "Y aun en Otros puntos más particulares de
las bulas, algunas cosas se han co- esta forma de vida.
menzado a remirar, encomendando 3.1. El fin de la Compañía y su ré-
a Dios Nuestro Señor el todo, y no gimen fundamental. Es, sin duda el
con pocas misas y oraciones y lágri- capítulo de mayor calado espiri-
mas, y no para relajar lo bien fun- tual, porque describe el carisma nu-
dado, mas para perfeccionar, por- clear de la CJ en su integridad. El
que de bien en mejor se pueda primer rasgo ignaciano es "el punto
proceder a mayor gloria divina" de partida real, concreto, de la si-
[Epp XII, 632-654]. Confirma muy tuación existencial de la persona
bien el procedimiento que se cono- que desea entrar en la Compañía"
ce gracias al Diario espiritual. Es el (Ruiz Jurado 1976, 313). Es como el
discernimiento espiritual la manera sello de las definiciones ignacianas.
ordinaria de proceder en la deter- A la CJ no se la describe en sus ele-
minación de las cosas más impor- mentos esenciales con una lógica
tantes en los orígenes de la Compa- abstracta o deductiva, sino desde el
ñía. Lo mismo se observa en el impulso vivo y fuertemente moti-
modo de trabajar reflejado en las vado de quien entra en ella, y busca
Sex dubiorum series (MCo 1,268-355), una sintonía con ella que le permita
sobre todo en la tercera, cuarta y consumar la "construcción de la to-
sexta, que tratan los puntos funda- rre" de la vocación a la que el espí-
mentales de la F, y los someten a ritu le impele. La CJ y su espiritua-
estudio y decisión de S. Ignacio. La lidad están contempladas en el
vida misma de la CJ, configurada a corazón de ese hombre que, en la
partir de las necesidades apostóli- plenitud de su vida, después de
cas que van apareciendo a lo largo una larga formación, entra en ella
de esos diez años (1540-1550), y de con el único deseo de darse entero
la profundización en su propio ca- en amor y servicio al Señor Jesús, y
risma durante ese mismo tiempo, a la Iglesia, su Esposa. La CJ está en
es la que va reajustando la Fórmula. él bien fundada si se dan en él estas
Los puntos tratados se agrupa- tres actitudes espirituales, que a la
ron en torno a cinco capítulos, y es- vez articulan, literariamente ha-
ta vertebración se conservó hasta la blando, este primer párrafo (quizá
redacción definitiva del año 50. No el más complejo) de la Fórmula. El
sabemos quién redactó F39, pero el que quiera alistarse en nuestra
editor de las Constituciones en Mo- Compañía: 1) persuádase (proponat
numenta Histórica asegura que el sibi in animo) de que forma parte de
autor principal del escrito es S. Ig- una CJ fundada para... (fines y me-
nacio, aunque se lo tradujera al la- dios espirituales de la Compañía);
tín uno de los compañeros, mejor 2) manifiéstese asimismo prepara-
latinirta (MCo I, CCVI-CCVII, 4). do (se utilem exhibeat) para...(fines
3. Estructura de la Fórmula. Los caritativos asistenciales de la Com-
cinco capítulos que vertebran la F pañía); 3) procure tener delante de
son los siguientes: I: El fin de la los ojos (curetque primo Deum...) (vi-
Compañía y su régimen funda- da interior de amor y pureza de in-
mental; II: La obediencia especial tención respecto a Dios y al Institu-
al Sumo Pontífice; III: El ejercicio to de la Compañía).
de gobierno y obediencia en la Todo comienza en el jesuita
Compañía; IV: La pobreza de la CJ con el sentido de pertenencia: for-
Fórmula del Instituto 894

ma parte de una Compañía ("Co- Precisamente de esa vincula-


munidad", decía F39). Sólo desde ción cualificadora al ministerio sa-
ahí entenderá los fines y medios, y cerdotal le viene a esas obras de ca-
se mantendrá preparado para reali- ridad su importancia "jesuítica": su
zarlos. La novedad mayor de F50 es ejercicio está ordenado a la consecu-
la añadidura de la segunda de las ción del fin apostólico de la CJ, fin
tres actitudes señaladas. Se dan que debe modular su ejercicio me-
cuenta de que la dedicación a este diante el discernimiento (tanto
tipo de obras de misericordia cor- cuanto, "prout"...). Pero sabiendo
porales está presente desde los orí- también que no cualquier modo de
genes mismos de su vida en grupo, predicar, enseñar, etc. vale para la
cuando se juntan en Venecia una CJ, sino aquel que nace desde la
vez concluidos los estudios. La épo- cercanía con los pobres y su servicio
ca de Venecia es crucial para enten- (cf. Kolvenbach 1990). El poner la
der la espiritualidad y la misión de segunda tanda de ministerios apos-
la Compañía. Pensando más despa- tólicos, más asistenciales, en refe-
cio en su género de vida, a lo largo rencia a la primera, no significa dar-
de estos trece años de experiencia, le menos importancia, o relegar
sienten la necesidad de explicitar esos ministerios a tiempos perdi-
más en F50 este aspecto esencial de dos, o libres; mucho menos, dejar-
su carisma, que dice referencia a la los a la iniciativa personal del jesuí-
inmersión en el mundo marginal. ta, como asunto privado u opcional.
F39 y F40 ponían más el acento de Todo lo contrario. Es afirmar su va-
esta referencia en la enseñanza del lor, en orden a hacer creíbles y efica-
catecismo a niños y personas de ba- ces los ministerios de índole más es-
jo nivel cultural. En F50 ese acento piritual. Este es, sin duda, el sentido
pasa a explicitarse más en las obras del "según parecerá conveniente a
corporales de caridad: "predicando la gloria de Dios y al bien común".
y sirviendo en los hospitales" (FN I, Hoy nos parecen no solo conve-
110). Tales obras no suponen inno- nientes, sino imprescindibles para
vación ninguna en el género de vi- la espiritualidad y misión. Hay aquí
da inspirado en el carisma. Pertene- una inestimable inspiración para la
cen a la entraña misma del carisma adecuada comprensión del binomio
ignaciano y son como una cualifica- "fe-justicia" para nuestro tiempo,
ción, o modo de proceder, en los en la integración ignaciana de "fe-
propios ministerios espirituales. obras corporales de misericordia",
Porque el "predicar en pobreza" que F50 expresa en toda su pleni-
[Epp I, 96] para Ignacio y los prime- tud. Por eso se le pide al que entra
ros compañeros no sólo significa que se mantenga preparado para
"vivir de limosna", sino predicar desempeñar todos los ministerios
sirviendo en hospitales y cárceles. de la CJ con ese estilo de integra-
Las dos cosas (la gratuidad y las ción ("en pobreza", verdadera pro-
obras corporales de misericordia) fecía de justicia y amor). La CJ nece-
están juntas en F50, como lo estu- sita a sus hombres así ejercitados,
vieron en la vida del grupo desde no solo disponibles para aceptar, si
los orígenes venecianos. Del mismo se les manda, trabajos apostólicos
modo, en la Deliberación sobre la po- de índole asistencial, sino capaces y
breza, se vinculan fuertemente los decididos a trabajar así en la viña
conceptos de pobreza, ser enviado, del Señor. Esto exige un estilo de vi-
predicar y exhortar. da y una espiritualidad que man-
895 Fórmula del Instituto

tenga esta capacidad en la CJ entera Siempre la misma armonía subor-


para todos sus ministerios. dinada de fines (Dios) y medios
Este enfoque, que parece posi- (Instituto de la CJ), en la línea del
ble y legítimo en la comprensión de PF, del Proemio de las Constitucio-
la integración fe-obras de caridad nes, y del ver y amar al Criador en
en F50, es preferible al plantea- las criaturas, y a las criaturas en el
miento que en su día se hizo acerca Criador. Presencia de Dios y senti-
de la supremacía de los ministerios do de pertenencia a la CJ son las
espirituales sobre los corporales en coordenadas fundamentales del
la misión de la CJ, tema que parece fondo espiritual expresado en la
más propio de ser tratado en la Par- Fórmula. De él brotan las dos pri-
te VII de las Constituciones, que es meras actitudes antes descritas, y
donde S. Ignacio propone los crite- todo el resto de la Fórmula.
rios más concretos para preferir 3.2. La obediencia especial al Sumo
unos ministerios a otros [Co 650]. Pontífice. El voto especial de obe-
En la F se define más bien el modo diencia al Papa es la característica
de proceder, el carisma en su cuali- fundamental del Instituto de la CJ
ficación más profunda e integrada, en lo que se refiere a sus objetivos
tanto en la actitud espiritual y voca- apostólicos. A él se dedica este se-
cional de cada jesuíta, como en la gundo capítulo de la Fórmula. Fue
espiritualidad del Cuerpo entero de éste uno de los puntos en los que
la Compañía. tropezaba su aprobación, por parte
Las dos primeras actitudes del de la Santa Sede. Si todos los fieles
que desea entrar en la C] son acti- están obligados a la obediencia al
tudes interiores, espirituales y bási- Papa, ¿qué sentido tiene hacer un
cas, más bien referidas a la misión voto especial de ella? Esta dificultad
que le espera en la CJ, expresada en es la que motivó los cambios que se
sus fines y en sus medios. Queda la observan en las tres redacciones de
tercera actitud, que sería como la la F., que afectan, sobre todo, a la
base fundamental de todo lo dicho motivación del tal voto. En F39 no
y de lo que se dirá en el resto de la hay motivación especial. En las otras
Fórmula. Es el núcleo más íntimo dos la motivación varía así: F40:
de la espiritualidad del jesuíta, "mayor humildad de nuestra Com-
aquello que éste tiene que cuidar pañía", que en F50 varía así: "mayor
más en sí mismo: tener delante de devoción a la obediencia a la Sede
sus ojos, todos los días de su vida, Apostólica"; F40: "perfecta mortifi-
primero a Dios, e íntimamente rela- cación de cada uno", que en F50 va-
cionado con Él, ese humilde cami- ría así: "mayor abnegación de nues-
no para ir a Él que es la Compañía. tras voluntades"; F40: "abnegación
Su deseo fundamental es llegar a de nuestras voluntades", que en F50
Él, empleando en ello todas sus varía así: "una más cierta dirección
fuerzas; el camino de acceso, el me- del Espíritu Santo".
dio deseado y cuidado precisamen- La referencia central en F40 es
te por la importancia del fin al que hacia la CJ y a cada jesuíta. Se bus-
conduce, es el Instituto de la CJ, can sobre todo actitudes espirituales
que es: un modo de proceder, unos interiores, con marcada orientación
escritos que lo expresan, y unos ascética: humildad, mortificación
hombres que tratan de vivirlo uni- personal, abnegación de la voluntad
dos y a la vez repartidos en la co- propia. En F50 la referencia es más
mún misión de Jesús y su Iglesia. abierta. Continúa la mayor abnega-
Fórmula del Instituto 896

ción de la voluntad de cada uno, pe- las Maneras de Humildad es el suje-


ro la tensión espiritual va hacia una to que hace el cuarto voto. Es difícil
mayor devoción a la obediencia a la permanecer en tanta abnegación y
Sede Apostólica, y al deseo de ma- olvido de sí toda la vida. La F. no di-
yor acierto misional, garantizado simula esta dificultad. Al contrario,
por la certera dirección del Espíritu. la pondera abiertamente, haciendo
El contenido del voto está claramen- conscientes a los que deseen entrar
te expresado en las Fórmulas: es en lo en la CJ de tres exigencias inherentes
que el Papa mande referente al pro- al cuarto voto:
vecho de las almas y propagación de a) La primera es que antes de
la fe, y a ir adonde uno sea enviado. "echar sobre sus hombros esta car-
Es pues un voto que se refiere a las ga, ponderen despacio y a fondo si
//
misiones ,, dadas por el Papa. Pero tienen tanto caudal de bienes espiri-
si el mismo Ignacio lo llama "nues- tuales que puedan dar cima a la
tro principio y principal fundamen- construcción de esta torre" (cf. Le 14,
to" (MCo I, 162), es porque aquí 28). No valen voluntarismos. Es ver
subyace una verdadera mística de
con sencillez "sí el Espíritu que los
vinculación con la Iglesia en la per-
impulsa, les promete tanta gracia
sona del Romano Pontífice, como
que puedan esperar, con su auxilio,
queda establecido desde el comien-
llevar el peso de su vocación".
zo de la Fórmula: "Servir al Señor y a
la Iglesia su Esposa bajo el Romano b) La segunda es que "una vez
Pontífice". A la hora de implementar alistados en esta milicia de Cristo,
este servicio aparece con toda su deben estar preparados, día y noche,
fuerza el voto especial de obediencia ceñida la cintura (cf. Le 12, 35) para
al Papa, que tiene una dimensión de pagar esta deuda tan grande", (o
ejecución y una dimensión espiri- "para cumplir tan grave obliga-
tual de "devoción" y servicio. La ción", cf. Aldama 1981), frase que
vinculación con la Sede Apostólica trae a la memoria el "qué debo hacer
forma parte de la espiritualidad del por Cristo" [Ej 53]. Esta disponibili-
jesuíta y de la Compañía. Es el Papa dad para ser enviado pertenece al
quien vincula consigo mismo a la núcleo central del carisma del jesui-
CJ, para disponer de ella en todo lo ta, y es la manera en que éste carga
que se refiera a la misión en "todo el con su cruz cada día y sigue a Jesús.
universo mundo", como envía Jesús c) La tercera exigencia es la in-
en la meditación del Reino [Ej 95]. diferencia o pureza de intención,
Esa plena disponibilidad al Vicario que haga que nosotros vayamos a
de Cristo está pidiendo por parte del la voluntad del Santo Padre, y no
jesuita una sólida vida espiritual y al contrario: engañarse intentando
una plena libertad interior para la más o menos solapadamente traer
entrega confiada de sí mismo a la di- la voluntad del papa a los persona-
rección del Espíritu y a las mediacio- les deseos. Son las tentaciones típi-
nes de la obediencia eclesial. Por eso cas de la Segunda Semana que los
la vinculación con la Sede Apostóli- Ejercicios desenmascaran sobre to-
ca es una obediencia transida de do en Binarios [Ej 154] y en el Pre-
devoción, es decir, de experiencia ámbulo para hacer elección [Ej
espiritual en referencia a Cristo. El 169] o en las Reglas de Discerni-
hombre de los Ejercicios Espiritua- miento para la Segunda Semana
les, que ha purificado sus afectos e de Ejercicios [Ej 331-336]. Aquí es
intenciones en el Tercer Binario y en la F. misma la que desenmascara
897 Fórmula del Instituto

estos engaños bajo capa de bien. 3.4. La pobreza de la Compañía y


Como se ve, las referencias a los el régimen de los escolares. La pobreza
Ejercicios a partir del voto de obe- no podía faltar en la F, y ocupa un
diencia al Romano Pontífice son capítulo entero de ella. En una pri-
continuas, y prueban la riqueza de mera parte se establece la pobreza
contenido espiritual que en él se de los jesuítas formados (en parti-
vive. cular), y de sus comunidades (en
3.3. El ejercicio de gobierno y obe- común). F50 concretará más, con la
diencia en la Compañía. Se parte del experiencia de los años transcurri-
voto de obediencia, referido a la ob- dos, aludiendo a casas e iglesias de
servancia de lo que toca a "esta los jesuítas. La segunda parte se re-
nuestra Regla", es decir, al Instituto serva a los escolares, y a su modo
de la Compañía. Ese es el marco de particular de vivir la pobreza mien-
referencia para la relación específi- tras estudian. En F40 y F50 se habla
ca que se debe establecer entre su- ya concretamente de sus Colegios,
perior y miembros de este Cuerpo como la mejor fórmula para solu-
apostólico. A continuación se habla cionar el problema de la manuten-
del estilo de gobierno y de obedien- ción y demás necesidades durante
cia previstos para la CJ: el gobierno la época de estudios, de aquellos
es espiritual, inspirado en la benig- que se preparan para entrar en la
nidad, mansedumbre y amor de los Compañía. Tales Colegios podían
modelos básicos de autoridad cris- tener rentas y posesiones exclusiva-
tiana: Jesús, Pedro, Pablo. A este mente reservadas para esas necesi-
estilo corresponde otro estilo de dades de los estudiantes. La F está
obediencia en la Compañía. No referida a la pobreza de la CJ pro-
contenta con la fiel ejecución de lo fesa y de los Coadjutores, no a la
mandado, la F. pide un ejercicio es- pobreza propia de las casas de for-
piritual interior y cuasi sacramental mación y de sus habitantes. La es-
de relación con Cristo, en el amor y piritualidad de la pobreza descrita
en la estima reverencial al superior. en la F va ligada a dos aspectos
Hay un hondo ejercitamiento del principales: el contenido del voto
misterio de Cristo, que se actualiza de pobreza y las motivaciones da-
por el hecho de vivir así en obe- das para ese voto.
diencia, es decir, en la relación per- 3.4.1 Hay diferencia entre las
sonal, querida y estimada con el su- tres redacciones de la F, en la deter-
perior, como apoyo del sentido de minación del contenido del voto.
pertenencia al Cuerpo total de la CJ Sobre todo, en el período entre F40
y a su misión. La motivación lo re- y F50, hubo bastante fluctuación.
coge, señalando las ventajas del or- Prueba de que en cuestiones de po-
den (armonía del cuerpo vivo), y de breza hubo tensiones y vaivenes
la constante actualización de la hu- desde el principio. La diferencia en-
mildad (base de la comunión frater- tre F39 y F40 puede explicarse vero-
na), como vivencias espirituales de símilmente por un simple error del
la obediencia jesuíta. No entramos copista, como sugiere Aldama. En
en la espiritualidad de la obedien- definitiva la pobreza que en ellas se
cia como tal, porque la F. tampoco legisla para la CJ es de inspiración
lo hace. Más bien se fija en la espiri- más bien franciscana, aunque no
tualidad de este estilo concreto de del todo: se tiene sólo el uso, no la
autoridad-obediencia propio de la propiedad, de las cosas donadas.
Compañía. La propiedad sigue siendo de los
Fórmula del Instituto 898

donantes. Puede venderse lo que se tes, y que iba formulando con pre-
ha recibido de limosna, para com- cisión Polanco (cf. MCo I, 305-307),
prar lo necesario para la vida. Pue- se llegó a la formulación del conte-
de recibirse dinero. Pero pocos me- nido del voto de pobreza en F50,
ses después de F40, el 10 de marzo que podemos resumir así: 1) No se
de 1541, ya empiezan a pensar so- vive de los ministerios (fines y me-
bre la pobreza: "Primero se ha de dios) establecidos en el capítulo I
pensar en la pobreza; cómo se ha de de la Fórmula. Ellos son gratuitos; 2)
entender, supósito, como está en la Se vive de limosna; 3) En cuanto al
bula de la confirmación de la Com- derecho de propiedad, la CJ sólo
pañía, que no puede tener la Com- puede poseer los bienes estables
pañía ius avile en cosa ninguna, ni que sean oportunos para su propio
en común ni en particular". La sa- uso y habitación. En todo lo demás,
cristía pueda haber renta para to- ni los particulares, ni las casas, ni
das las cosas de menester, de aque- las iglesias, ni ella misma como tal,
llas que no serán para los profesos" pueden poseer, con derecho civil re-
(MCo I, 34-35). conocido, bienes algunos estables,
Esta solución se decidió cuan- ni rentas fijas, ni intereses. Las últi-
do entró en la CJ Pedro Codacio, mas CC GG han trabajado en en-
beneficiario de la iglesia de Santa contrar para la CJ la formulación
María de la Estrada, cuyos benefi- más actualizada para vivir con la
cios concedió a la CJ Paulo III. Di- misma radicalidad esta nuestra po-
cha iglesia fue sujeto de propiedad breza tanto espiritual como actual.
distinto de la CJ, y así podría tener La distinción entre obras apostóli-
rentas. Con lo cual se salvaba lo es- cas, que pueden necesitar bienes es-
tablecido en F40, aunque la solu- tables, y comunidades, que han de
ción no fuera tan en la línea de su vivir de limosna o del fruto del pro-
inspiración profunda. Ignacio no pio trabajo de sus miembros, per-
debió de quedar muy a gusto con mite recuperar la gratuidad en
esta solución, y en 1544 decide nuestro trabajo apostólico, equipa-
afrontar directamente el tema de rándonos a los más sencillos, sin
las rentas eclesiásticas de las igle- mengua del apoyo que las Institu-
sias de la CJ. Gracias a esta deci- ciones necesitan hoy en día.
sión conservamos esa parte de su 3.4.2 Precisamente estas líneas
Diario espiritual y la preciosa Deli- básicas de búsqueda actual son las
beración sobre la pobreza. Fruto de que motivan en la F. la decisión de
ese discernimiento espiritual fue la ser pobres. Así como hay clara
decisión de suprimir toda clase de evolución en la formulación del
rentas en la CJ; ni en particular, ni contenido del voto, la parte en que
en común, ni en las iglesias o sa- Ignacio motiva el voto de pobreza
cristías de la CJ se podrían tener. permanece invariable. Los motivos
Se afianzaba así, en éste que se para ser pobres eran muy antiguos y
puede llamar tercer estadio en la estaban muy experimentados por
evolución de la pobreza en la pri- Ignacio y sus compañeros. A esos
mitiva CJ, la decisión de vivir sólo motivos va también ligado el fondo
de pura limosna, y de trabajar en espiritual de su pobreza evangélica.
pura gratuidad. La F. agrupa esos motivos en dos
Por último, y como fruto de las bloques: 1) La vida en pobreza evan-
soluciones que fueron encontrando gélica, apartada de toda avaricia, es:
una serie de dificultades pendien- más feliz, más pura, más apta para
899 Fórmula del Instituto

la edificación del prójimo. Esta moti- de la perfecta integración de nues-


vación va referida, pues, a la propia tro servicio apostólico en la promo-
vida espiritual de personas y comu- ción fe-caridad. Por esa misma ra-
nidades, y a la vida apostólica, en zón la CJ no se dedicará a una
clara conexión con lo dicho en el Ca- liturgia caracterizada por el esplen-
pítulo I; 2) Jesús proveerá de lo nece- dor, la música y otros ornatos del
sario a los que trabajan para Él, bus- culto. Nuestra misión no nos lo per-
cando exclusivamente la expansión mite, y por lo tanto la espirituali-
de su Reino. Relación personal, de dad de la CJ no irá vinculada a este
apoyo y total confianza en Él en su esplendor litúrgico, aunque en
versión más realista. La conexión otros sea buena tal dedicación. To-
con lo que Ignacio vivió y relató en da esta motivación desaparece ya
la Autobiografía es evidente. en F40. Es una lástima que en las
3.5. Otros puntos más particula- sucesivas formulaciones de la F.
res de esta forma de vida. El último fueran suprimidas muchas de las
capítulo de la F. es más variado en motivaciones que en el frescor de la
sus contenidos, y también el que primera formulación F39 nos mos-
más modificaciones sufrió a lo lar- traban aspectos bien interesantes
go de las tres redacciones. Se reco- de la espiritualidad primitiva de la
gen en él aspectos más particula- Fórmula. Tuvo que ser así, por evi-
res, que o bien se deducen de la tar comparaciones y suspicacias.
intuición básica de este género de Pero al suprimir esas motivaciones,
vida en misión, o bien disponen la F. perdió algo de su riqueza espi-
para ella al Cuerpo total de la CJ y ritual, vinculada a su carisma. El
a cada uno de sus miembros. Los cardenal Ghinucci pensaba que esa
temas recogidos aquí son todos tendencia al recorte del esplendor
ellos portadores de actitudes espi- en el culto podía favorecer la línea
rituales bien características de S. reformista luterana. Por otra parte,
Ignacio para la Compañía: se establecían algunas diferencias
entre los jesuitas y los demás cléri-
3.5.1. El coro. Se establece la no
gos y religiosos, que podían resul-
obligatoriedad del rezo del Oficio
tar polémicas. En realidad ¿no ha-
Divino en el coro. El oficio lo reza-
bría aquí un deseo de reforma
rán los jesuitas, pero en particular.
eclesial, por el que Ignacio y los su-
A lo largo de las tres redacciones se
yos intentaban modificar una esca-
observa una creciente sobriedad en
la de valores, más en conformidad
la formulación de esta decisión to-
con el Evangelio, para la Iglesia y
mada. En F39 se da la motivación
para la vida religiosa?
que tienen para quitar el coro: "pa-
ra que no se aparten de los oficios 3.5.2. El estilo de vida común en
de la caridad", oficios que al final lo exterior. También en este punto
del párrafo se concretan más, preci- hablaba F39, con amplia libertad de
samente en la línea de los que se espíritu, de las penitencias corpora-
añaden como fines de la CJ al final les, del hábito, y otros usos de ca-
del capítulo I en F50. "Según nues- rácter externo. Lo que F39 estable-
tra vocación tenemos que estar cía es que no se impusieran con
frecuentemente ocupados durante obligación bajo pena de pecado
gran parte del día y de la noche, en mortal este tipo de usos en la Com-
consolar a los enfermos de cuerpo y pañía. Y esto lo establecía con cierto
alma". Quizás sea ésta la expresión dramatismo: querían avisar de an-
más sencilla y contundente en F39 temano a los posibles sucesores pa-
Formula del Instituto 900

ra que no cayeran, o no se "enreda- tima recomendación, en lo que se


ran, bajo apariencia de bien (recti refiere a la conservación en el buen
specie impingant) en algo que noso- ser de la CJ y de cada uno de sus
tros hemos evitado". Son, de nue- miembros. Estas recomendaciones
vo, las tentaciones típicas de Segun- se ampliarán en la Décima Parte de
da Semana de Ejercicios, que vienen las Constituciones. Tales exigencias
siempre bajo apariencia de bien, pe- son dos: primero, "las largas y dili-
ro dan al traste con el mayor bien, gentísimas probaciones para la ad-
con el bien que Dios quiere en cada misión". La razón que se da para
caso. También le pareció a Ghinucci ellas es que "este Instituto exige
que esta determinación, aparte del hombres del todo humildes y pru-
posible agravio comparativo con dentes en Cristo, y señalados en pu-
los que guardaban estos usos, su- reza de vida cristiana y en letras".
ponía una posible apariencia de No es necesario resaltar la sólida
acogida favorable a la Reforma, que formación espiritual y humana que
insistía en los valores interiores y presupone llevar a la vida semejan-
rechazaba las exterioridades pres- te exigencia. Esto está dicho expre-
critas del rigor ascético. Y aunque samente para los profesos de la
es verosímil una cierta intencionali- Compañía. Pero algo semejante su-
dad crítica, en la larga enumeración giere la F. para los que se admitan
de estos usos y penitencias, todo es- como coadjutores o como escolares.
te párrafo se suprimió ya en F40. En Segundo, los votos de los coadjuto-
su lugar introduce F50 otro párrafo res y de los escolares, que no son so-
en el que se habla de que el género lemnes, sino simples, pero perpe-
de vida en lo exterior será semejan- tuos desde los primeros después del
te al de los buenos sacerdotes (ho- noviciado, y condicionados. Condi-
nestorum sacerdotum). Es interesante cionados significa, según la F., que
notar que el modelo de referencia durarán mientras el General juzgue
para el estilo de vida común de los oportuno que, quien los ha hecho,
jesuitas no sea la vida religiosa en siga en la Compañía. De parte del
alguna de sus formas, sino los sa- que los hace, todos los votos en la
cerdotes del clero diocesano. En CJ comprometen incondicional-
cuanto a las penitencias no es que mente. Tales votos condicionados
se supriman o se tengan en menos; presuponen una abnegación inte-
el uso de ellas en la CJ queda remi- rior muy arraigada, a la vez que una
tido al discernimiento espiritual y a confianza y un amor incondicional
la propia devoción, "según vea que a la Compañía. Es la gratuidad del
le son necesarias o útiles". Expresa- "todo servicio" de los Ejercicios en la
rán, por lo tanto, vivencias espiri- meditación del Reino, hecha tenor
tuales, y no prescripciones fijas. Lo de vida para siempre.
mismo hay que decir del estilo de
La F., en sus tres redacciones,
vida exterior, en el "comer o vestir
acaba con una oración, que es a la
y demás cosas exteriores". "Lo que
vez de súplica y de alabanza. Co-
cada uno quitare de esto, por su ne-
menzaba con el arranque del cami-
cesidad o por deseo de provecho
no (via quaedam ad Deum), y acaba
espiritual, lo ofrecerá a Dios por de-
poniendo ante los ojos para siem-
voción y no por obligación.
pre a Dios (curet primo Deum). Igna-
3.5.3. Algunas exigencias de la vo- cio y la CJ se sienten muy pobres,
cación del jesuita. Se puede llamar así muy pequeños, "en estos nuestros
al final de la Fórmula. Es como su úl- débiles comienzos", para llevar
901 fundación de la Compañía de Jesús

adelante el programa de vida que tituto de la Compañía de Jesús", AHSI47


acaban de describir. No disimulan (1978) 225-240.
su dificultad, ni la rebajan. Sólo
acuden al Señor Jesús, única espe-
ranza de la CJ, en búsqueda de la FRUTO: / Provecho
ordenación divina del PF: la ala-
banza a Dios Padre por los siglos.
Jesús CORELLA, SJ FUNDACIÓN DE LA
COMPAÑÍA DE JESÚS
? Constituciones, Cuarto voto, Cuerpo apos-
tólico, Fundación de la Compañía de jesús, Mi-
sión, Modo de proceder, Papa, Pobreza, Obe-
diencia, Sacerdocio, Servicio.
E l 27 de septiembre de 1540, por
medio de la bula Regimini mili-
tantis Ecclesiae el Papa Pablo III
aprueba la f. de la Compañía. Cul-
Bibl.: ALDAMA, A. Ma DE, Notas para un co-
mentario a la Fórmula del Instituto de la Com- mina así un largo proceso de dis-
pañía de Jesús, CIS, Roma 1981; ID., "¿Enu- cernimiento efectuado por Ignacio
mera la Fórmula del Instituto al mismo de Loyola y los primeros compañe-
nivel los ministerios espirituales y las ros. Proceso que hemos de recono-
obras de caridad?" InfSJ 45 (1976) 250-255; cer en el marco de Reforma de la
ALDAMA, A. Ma DE/ BOTTEREAU, G./ GIOIA,
Iglesia en los siglos XV-XVI y que
M./ DUMEIGE, G./ DEZZA, P./ GONZÁLEZ,
L., La Formula dell'Istituto S.J., CIS, Roma encuentra una expresión particular
1977; COEMANS, A., "La Fórmula del Insti- en la fundación de nuevas órdenes
tuto aprobada por Paulo III y Julio III" en religiosas, como los Teatinos, So-
COEMANS, A. / GIOIA, M. / MARTINI, C. Ma, mascos, Barnabitas y la Compañía.
Introducción al estudio de la Fórmula del Insti- Habida cuenta del proceso históri-
tuto SJ, CIS, Roma 1974, 8-58; CONWELL, J.
F., Impelling Spirit. Revisiting a Founding Ex- co de su f. (cf. DHCJ I, 876-886) po-
perience: 1539, Ignatius of hoyóla and His demos destacar varios momentos
Companions, Loyola Press, Chicago 1997, espirituales en este proceso.
287-332 y 381-395; CORELLA, J., "¿Qué es la
Fórmula del Instituto y cómo se hizo" en
1. Las primeras experiencias de
Constituciones de la Compañía de Jesús. Intro- Lgnacio de Loyola. Las experiencias
ducción y notas para su lectura (ARZUBIALDE, espirituales vividas por Ignacio de
S./ CORELLA, ]./ GARCÍA-LOMAS, J. M. eds.), Loyola, en Loyola, Montserrat,
M-ST, Bilbao-Santander 1993,13-29; FIORI- Manresa y Tierra Santa, le llevan a
TO, M. A./ SWINNEN, A., "La Fórmula del orientar su vida a "servir a Dios y
Instituto de la Compañía de Jesús: Intro-
ducción y versión castellana", Stromata 33 ayudar a las almas". Deja de lado
(1977) 249-286; KOLVENBACH, P-H., "Alocu- una búsqueda intimista, subjetiva
ción a la Congregación de Provinciales en e individualista para considerar
el 450 Aniversario de la aprobación de la como elemento decisivo en su vi-
Fórmula del Instituto por el Papa Julio III da la dimensión apostólica en su
(Loyola 26 de septiembre de 1990)", en ID.,
Selección, 253-268; MARGERIE, B. DE, "Refle-
relación con Dios. Para alcanzar es-
xiones de Jerónimo Nadal sobre la Fórmu- te objetivo primordial, opta por de-
la del Instituto Si", Man 50 (1978) 323-331; dicar un tiempo a los estudios, de
MARTINI, C. Ma, "Fundamentos bíblicos de ahí la dedicación a los mismos des-
la Fórmula del Instituto" en COEMANS, A. de la etapa de Barcelona hasta la
o.c, 61-71; OSUNA, J., Amigos en el Señor. etapa de París. Durante estos años,
Unidos para la dispersión, M-ST, Bilbao-San-
tander 1998,162-171; Ruiz JURADO, M., "Es- además de atender a la finalidad
piritualidad ignaciana en la Fórmula del principal del estudio, dedica parte
Instituto SJ.", Man 48 (1976) 309-322; ID., de su tiempo a buscar medios para
"Nadal y Polanco sobre la Fórmula del Ins- su sustento personal por medio de
fundación de la Compañía de Jesús 902

limosnas y a ayudar a otras perso- Señor, vinculados entre sí por la


nas a buscar su propio itinerario fuerza de la amistad. Ignacio los re-
personal. Ya desde los primeros conoce en 1537 como "nueve ami-
años de estudio en Barcelona, su es- gos míos en el Señor" [Epp 1,119].
tilo de vida y su proyecto personal Vicenza es la ciudad en la que
animan a otras personas a seguirlo se vuelven a reunir los compañeros,
más de cerca y constituirse como a la espera de poder cumplir la pe-
grupo en torno a él. De este modo, regrinación a Jerusalén. Deciden de-
el proceso personal de Ignacio se va dicar un tiempo a ejercitar el minis-
enriqueciendo por la vida de un terio sacerdotal y, con la finalidad
grupo. de responder a quienes se lo pre-
Un primer grupo de seguido- gunten, optan por llamarse "Com-
res se forma ya durante el tiempo pañía de Jesús". Con tal denomina-
de estudios en B^rcdona y acom- ción reconocen no tener a nadie por
paña a Ignacio hasta Alcalá y Sala- cabeza sino sólo a Jesucristo, que es
manca. Su relación se interrumpe quien los ha unido como grupo, y
tras el viaje a París, si bien la rela- expresan ya ante los demás que se
ción se mantuvo durante un cierto reconocen como grupo propio. Dis-
tiempo a través del contacto episto- tribuidos por la región en pequeñas
lar. Destaca en este tiempo la co- células apostólicas, ofrecen un pro-
mún experiencia del deseo de ser- yecto de vida apostólico, viven en
vir a Dios, cambiar de vida y vivir pobreza, piden limosna para su sus-
de forma común, llegando incluso tento y se dedican a trabajar por el
a adoptar el mismo vestido de sa- bien de las almas. Tal experiencia
co. Un reducido grupo de seguido- apostólica reafirma los lazos inter-
res se forma en París tras la expe- nos del grupo.
riencia de los Ejercicios bajo el 3. Roma: las Deliberaciones y la
acompañamiento de Ignacio, aun- Fórmula del Instituto. A la vista de
que con posterioridad continuaron que la peregrinación a Jerusalén re-
otros caminos. sulta imposible, se dirigen a Roma
2. El grupo de París. El grupo de con el fin de cumplir la cláusula
los que podríamos reconocer como preventiva del voto de Montmartre:
fundadores de la CJ, de diversas ponerse a la disposición del Papa.
nacionalidades, se constituye en En noviembre de 1537, a las puertas
torno a Ignacio una vez que cada de Roma, en la semiderruida capi-
uno de ellos ha hecho la experien- lla de La Storta, Ignacio reconoce
cia de los Ejercicios. Todos ellos son una llamada interior: "Yo os seré
estudiantes universitarios o han ad- propicio en Roma". El Padre, diri-
quirido grados académicos y pro- giéndose a Jesús con la cruz a cues-
nuncian el voto de Montmartre: "Ir tas le dice: "Yo quiero que tomes a
a Venecia y a Jerusalén, y gastar su éste por servidor tuyo". Y Jesús le
vida en provecho de las almas; y si dice a su vez a Ignacio "Yo quiero
no consiguiesen permiso para que- que tú nos sirvas". A la vez, se vio
darse en Jerusalén, volver a Roma y puesto con el Hijo, petición que in-
presentarse al Vicario de Cristo pa- tensa y repetidamente había dirigi-
ra que los emplease en lo que juz- do a María. Esta visión trinitaria su-
gase ser de más gloria de Dios y puso para Ignacio una profunda
utilidad de las almas" [Au 85]. confirmación de todo el proceso vi-
Comparten con gozo interior la co- vido hasta el momento y una espe-
mún llamada a seguir de cerca al ranza de cara a cuantos se encon-
903 fundación de la Compañía de Jesús

trarán en el futuro en Roma. Por to- rias ciudades, Ignacio en Roma,


do ello, de ahora en adelante no vierte sobre un documento el estilo
querrá otro nombre para la CJ que de vida del nuevo grupo expresán-
el de Jesús. dolo en cinco capítulos, conocidos
El año 1539 supone un momen- como la Formula Instituti. La expe-
to decisivo en la vida del grupo. Da- riencia fundamentalmente espiri-
da su disposición a ser enviados a tual vivida hasta el momento co-
distintas partes y tratando de res- mienza a plasmarse por escrito,
ponder a las diversas llamadas, per- expresando un estilo nuevo de vi-
ciben claramente que el grupo se da religiosa, de modo que pueda
puede disolver por la dispersión. ser equiparado a otros reconocidos
Por ello, dedican los meses de mayo en la Iglesia. En el tiempo que me-
y junio a deliberar sobre su futuro. dia hasta principios de septiembre
Ponen en práctica un proceso de dis- del mismo año 1539, el cardenal
cernimiento común de cara a una Gaspare Contarini presentó la For-
decisión que implique al grupo. Sin mula al Papa Pablo III, quien a su
dejar de lado las actividades apostó- vez, la confió para su estudio a
licas en la ciudad de Roma, dedican Tommaso Badia (Maestro del Sa-
la oración personal a considerar el cro Palacio Apostólico). Éste emi-
tema propuesto para cada día y por tió su voto favorable y el 3 de sep-
la tarde comparten los pareceres y tiembre, Contarini se presentó de
toman sus decisiones. Dos cuestio- nuevo ante el Papa para leerle la
nes principales fueron objeto de su Formula y el voto favorable. La
atención. A la primera responden de aprobación oral por parte del Papa
forma unánime y sin mayor dificul- viene testimoniada por la carta
que el mismo día escribió el carde-
tad: continuar la unión que comen-
nal a Ignacio.
zó en París, pues es Dios quien los
ha unido y no deben separarse. La 4. La aprobación de la Santa Sede.
respuesta a la segunda cuestión exi- Con todo, la aprobación de la nue-
gió varios días de oración y discerni- va orden religiosa requería de un
miento: ¿debían prestar obediencia a breve o bula, de cuya redacción
uno de ellos? quedó encargado el cardenal Giro-
lamo Ghinucci. Las novedades de
De hecho, la respuesta positiva este nuevo estilo de vida religiosa,
a esta misma cuestión implicaba la planteadas en los cinco capítulos,
constitución de una nueva orden resultaban insoportables para el
religiosa. A pesar del mal nombre cardenal: rezo del oficio divino en
que tenía la vida religiosa del mo- privado y no en coro, no determi-
mento, a pesar del temor de que el nación de penitencias reguladas y
Papa les hiciera asumir la regla de la consideración del cuarto voto co-
otra orden, deciden elegir un supe- mo algo superfluo. Para solventar
rior para el grupo. La decisión so- la situación, el Papa confió la tarea
bre otros puntos menores dio paso de redacción al cardenal Bartolo-
al final de las deliberaciones. Era el meo Guidiccioni, quien se mostró
24 de junio de 1539. aún más duro. De hecho, con ante-
Comienza con ello un nuevo rioridad ya se había manifestado
momento en el proceso de la fun- partidario de la normativa conciliar
dación. Mientras la mayoría de los del siglo XIII que prohibía la crea-
compañeros son llamados a ejerci- ción de nuevas órdenes religiosas
tar el ministerio sacerdotal por va- (Lateranense IV, 1215 y Lugdunen-
fundación de la Compañía de Jesús 904

se, 1274) y no era partidario del na- autógrafo castellano fue aprobado
cimiento de nuevos institutos. en la CG 1 (1558) y el oficial latino
Ante el cariz de la situación, Ig- en la CG 5 (1593-1594).
nacio acudió a una práctica suya ha- Ignacio ECHARTE, SJ
bitual ante las dificultades: intensifi-
có su oración y la del grupo de
compañeros y solicitó el apoyo de / Compañía de jesús, Deliberaciones 1539,
personas favorables al grupo, a quie- Fórmula del Instituto, Montmartre, Papa, Pa-
rís, Roma, Venecia.
nes ya conocían por el trabajo que
desarrollaban en varias ciudades. El Bibl.: BRODRICK, }., El origen de los jesuítas,
deseo de Ignacio se vio cumplido y, Pegaso, Madrid 1953; CONWELL, J. R, Impe-
finalmente, Guidiccioni alabó la f. de lling Spirit: Revisting a Founding Experience:
1539, Ignatius of hoyóla and His Companions,
la CJ, si bien restringiendo el número Loyola Press, Chicago 1997; ID., "Cardinals
de los profesos a sesenta. Guidiccioni and Ghinucci faced with the
Con esta solución de circuns- Solemn Approbation of the Society of Je-
tancia, el papa Pablo III aprobó la f. sús", AHSI66 (1997) 3-50; DEMOUSTIER, A.,
de la CJ por medio de la bula Regi- "La Bulle de Fondation de la Compagnie
de Jésus", Christus 36 (1989) 476-486; GAR-
mini militantis Ecclesiae (27 de sep- CÍA HIRSCHFELD, C, "Origen de la comuni-
tiembre de 1540). La Formula Insti- dad en la Compañía de Jesús: Una expe-
tuti quedó incorporada a la bula riencia humana y religiosa en el grupo de
con pequeñas modificaciones. Por universitarios del siglo XVI", Man 63
medio de la bula Iniunctum nobis (1991) 393-410; GONZÁLEZ, L., "La delibera-
(14 de marzo de 1544) el mismo Pa- ción de los primeros compañeros", Man 61
(1989) 231-248; ITURRIOZ, J., "Aprobación
pa eliminó la restricción señalada oral de la Compañía de Jesús por el papa
por Guidiccioni y volvió a aprobar Paulo III, 3 de septiembre de 1539", Man 61
la Compañía. (1989) 367-384; JIMÉNEZ OÑATE, A., El origen
El epílogo del proceso de f. de de la Compañía de Jesús. Carisma fundacional
y génesis histórica, IHSJ, Roma 1966; O ' M A -
la CJ lo siguió desarrollando Igna-
LLEY, J. W., Los primeros jesuítas, M-ST, Bil-
cio hasta el momento de su muerte bao-Santander 1993; Ruiz JURADO, M., "La
dedicado intensamente a la redac- pobreza en el carisma fundacional ignacia-
ción de las Constituciones cuyo texto no", Man 52 (1980) 47-64.

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