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GARCIA de CASTRO, J. (Dir.), Diccionario de Espíritualidad Ignatiana I (A-F), 2007
GARCIA de CASTRO, J. (Dir.), Diccionario de Espíritualidad Ignatiana I (A-F), 2007
(GEI)
DICCIONARIO
DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA
(A-F)
Director
José García de Castro
Editores
Pascual Cebollada
J. Carlos Coupeau
Javier Melloni
Diego M. Molina
Rossano Zas Friz
Ediciones #i f f 9 Mensajero
Sal Terrae
Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de re-
producción, distribución, comunicación pública y transformación de esta
obra sin contar con la autorización de los titulares de propiedad intelectual.
La infracción de los derechos mencionada puede ser constitutiva de delito
contra la propiedad intelectual (art. 270 y ss. del Código Penal). El Centro
Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por el respeto de
los citados derechos.
Agradecimientos 29
Colaboradores 31
Abreviaturas 41
Peter-Hans Kolvenbach, S. J.
Prepósito General de la Compañía de Jesús
Roma, 22 de abril de 2006
INTRODUCCIÓN
mún. El índice definitivo que aparece al final del libro ofrece 370 ar-
tículos seleccionados de las siguientes fuentes: Ejercicios Espirituales,
Autobiografía (con sus respectivos prólogos), Constituciones, Diario
Espiritual, Deliberaciones de 1539, la Deliberación de la Pobreza, las Bu-
las (1540 y 1550), así como los Directorios de Ejercicios más vinculados
a Ignacio (el llamado "autógrafo", el "dado de palabra", el "alte-
rum" o "procedente de San Ignacio" y el "dictado al P. Vitoria"). La
Concordancia Ignaciana, que ofrece el listado completo de los escritos
ignacianos (no sólo "de Ignacio"), a excepción de las cartas, ha sido
herramienta de referencia de primera importancia.
Por lo que respecta a los términos más propios de las cartas
(MHSI, 12 vols.), proceden de una selección de términos y de lista-
dos confeccionados por los miembros del Equipo Editor. Con la in-
clusión de estos últimos quedaba cerrado el conjunto de términos de
documentos "primeros o fundacionales".
Pero pronto se vio que la "espiritualidad ignaciana" trasciende
aquello que el mismo Ignacio y sus primeros compañeros pudieron
vivir e interpretar desde la fecha de la primera conversión de Igna-
cio (Loyola 1521) hasta sus últimos días en Roma (julio 1556). Las
mismas Constituciones, por ejemplo, quedaban todavía abiertas el
día del fallecimiento de Ignacio y no se cerrarían definitivamente
hasta 1594, en la V Congregación General. Por otra parte, ¿cómo no
considerar "espiritualidad ignaciana" el Magisterio de las Congre-
gaciones Generales o cierta terminología introducida por los últimos
Padres Generales (P. Arrupe y P.-H. Kolvenbach) que ha ido contri-
buyendo a releer o reinterpretar en nuestros tiempos la centenaria
herencia ignaciana? Voces como "Cultura", "Mujer", "Comunidades
de Solidaridad", "Fe-Justicia", "Islam", "Hinduismo", "Zen", "In-
creencia", "Sexualidad", "Psicología", "Comunidad de Vida Cristia-
na (CVX)" o "casas de Ejercicios" son algunos ejemplos de términos
que, aunque no así percibidos en la mente de Ignacio y sus compa-
ñeros, han ido tejiendo en los últimos años el lenguaje y la interpre-
tación de la experiencia espiritual ignaciana; nos pareció que no po-
dían faltar en una obra como ésta. En este sentido, los documentos
de las cuatro últimas Congregaciones Generales (31-34) y los índices
de sus ediciones castellanas han resultado de gran utilidad para la
configuración del índice definitivo de las entradas del DEL
Aceptado el primer listado, las voces se fueron jerarquizando en
función de la importancia concedida, que habría de reflejarse después
en una mayor o menor extensión del artículo. Así, junto a los términos
más propios y conocidos de la espiritualidad ignaciana, tales como,
discretio, los "Ejercicios Espirituales", las "dos Banderas", los "tres Bi-
narios", "discernimiento", Autobiografía... aparecen otros más breves
y secundarios, pero que vienen a enriquecer, sin duda, el conocimien-
to y la experiencia de la propuesta ignaciana. Nos referimos, por
26 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA
DIRECTOR
EDITORES
Pascual CEBOLLADA, SJ
J. Carlos COUPEAU, SJ
Javier MELLONI, SJ
Diego M. MOLINA, SJ
Rossano X. ZAS FRIZ, SJ
COLABORADORES
CALVEZ, Jean Yves SJ: Centre Sévres, París - FRANCIA. VOCES: Dispo-
nibilidad, Universalidad.
a
CASTILLO, José M. SJ: Facultad de Teología, Granada - ESPAÑA. V O -
CES: Opción preferencial por los pobres, Seguimiento de Cristo.
CÁTALA, Vicent A. SJ: Centro Arrupe, Valencia - ESPAÑA. VOCES: Con-
fianza, Fe.
CEBOLLADA, Pascual SJ: Universidad Pontificia Comillas, Madrid -
ESPAÑA. VOCES: Ejercitador/a, Impedimento, Liberalidad, Manda-
mientos! Preceptos, Penitencia.
CHARRY, Jeanne de (t) RSCJ: Voz: Institutos religiosos femeninos.
CHÉRCOLES, Adolfo M.a SJ: Comunidad Almanjáyar, Granada - ESPA-
ÑA. VOCES: Conocimiento interno, Examen de conciencia, Inserción,
Reflectir.
CODINA, Gabriel SJ: Curia Generalizia SJ, Roma - ITALIA. VOZ: Peda-
gogía ignaciana.
CODINA, Víctor SJ: Universidad Católica Boliviana, Cochabamba -
BOLIVIA. Voz: Jesucristo.
CONWELL, Joseph F. SJ: St. Aloysius Church, Spokane, WA - EE UU.
Voz: Deliberaciones 1539.
CORELLA, Jesús (t) SJ: Colegio Máximo San Miguel, Buenos Aires -
ARGENTINA. VOCES: Consolación, Fórmula del Instituto, Proemio de
las Constituciones.
CORRAL, Carlos SJ: Universidad Pontificia Comillas, Madrid - ESPA-
ÑA. Voz: Informes, Representante.
COSTA, Maurizio SJ: Pontificia Universitá Gregoriana, Roma - ITALIA.
VOCES: Banderas, Venecia.
COUPEAU, J. Carlos SJ: Pontificia Universitá Gregoriana, Roma - ITA-
LIA. VOCES: Agitación, Consolar (ministerio), Constituciones, Dese-
dificación, Edificación, Ejercitar(se), hoyóla, Ministerios, Operario,
Pacificar, Reconciliación, Sujeto, Viña.
CUESTA, José Domingo SJ: Noviciado S. Ignacio de Loyola, Panamá -
PANAMÁ. VOZ: Acompañamiento.
DECLOUX, Simón SJ: Centre Manresa, Kimwenza, Kinshasa - R. D.
CONGO. VOZ: Letras.
DELGADO, Feliciano (t) SJ: Universidad de Córdoba, Córdoba - ES-
PAÑA. VOCES: Compañía de Jesús (A), Jesuíta.
a
DÍAZ MORENO, José M. SJ: Universidad Pontificia Comillas, Madrid
- ESPAÑA. VOCES: Admisión, Decreto, Dimisión, Incorporación, Rec-
tor, Renuncia, Superior.
DIEGO, Luis de SJ: Instructor de Tercera Probación, Caracas - VENE-
ZUELA. VOCES: Magis (Más) (A, C), Sacerdocio.
34 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA
a
SANZ DE DIEGO, Rafael M. SJ: Universidad Pontificia Comillas, Ma-
drid - ESPAÑA. VOCES: Alcalá de Henares, Alumbrados, Inquisición
y San Ignacio.
SARIEGO, Jesús M. SJ: Universidad Centroamericana, Managua - N I -
CARAGUA. VOCES: Examen de candidatos, Formación, Perseverancia.
SCHIAVONE, Pietro SJ: Chiesa del Gesú Nuovo, Ñapóles - ITALIA. V O -
CES: Alabanza, Misa, Trabajo.
SENÉCAL, Bernard SJ: Sogang University, Seúl - COREA DEL SUR. VOZ:
Zen y Ejercicios Espirituales.
SHORE, Paul: Saint Louis University, San Luis, MO - EE UU. Voz:
Ludolfo de Sajonia.
SIEVERNICH, Michael SJ: Philosophisch-Theologische Hochschule
Sankt Georgen, Francfort - ALEMANIA. VOCES: Ciudad, Pecado.
TEJERA, Manuel SJ: Instructor de Tercera Probación, Salamanca - ES-
PAÑA. VOCES: Adiciones, Cuarta Semana, Dinero, Estipendio.
TEJERINA, Ángel SJ: Centro de Espiritualidad San Ignacio, Salamanca
- ESPAÑA. VOCES: Corazón de Jesús, Modos de orar.
TETLOW, Joseph A. SJ: Montserrat Retreat House, Lake Dallas, TX -
EE UU. VOCES: Casas de Ejercicios, Ejercicios Espirituales (C),
Meditación.
THIÓ, Santiago SJ: Residencia Pere Favre, Gerona - ESPAÑA. VOCES:
Devoción, Diario espiritual, Lágrimas, Locuela.
UDÍAS, Agustín SJ: Universidad Complutense, Madrid - ESPAÑA.
Voz: Ciencias naturales.
URÍBARRI, Gabino SJ: Universidad Pontificia Comillas, Madrid - ES-
PAÑA. VOCES: Escatologia, Vocación.
VALERO, Urbano SJ: Curia Generalizia SJ, Roma - ITALIA. VOCES: Am-
bición, Avaricia, Consejeros, Gobierno, Normas Complementarias,
Pobreza, Prepósito General, Privilegios, Reglas de la Compañía.
VERCRUYSSE, JOS E. SJ: Pontificia Universitá Gregoriana, Roma - ITA-
LIA. Voz: Ecumenismo.
VERD, Gabriel M.a SJ: Facultad de Teología, Granada - ESPAÑA. V O -
CES: Anima Christi, Tomad Señor.
WITWER, Antón SJ: Pontificia Universitá Gregoriana, Roma - ITALIA.
Voz: Contemplativo en la Acción.
ZAS FRIZ, Rossano X. SJ: Pontificia Facoltá Teológica dellTtalia Me-
ridionale, Ñapóles - ITALIA. VOCES: Composición de Lugar, En-
carnación, Esperanza, Espiritualidad Ignaciana, Mediador, Mística
Ignaciana.
40 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA
TRADUCTORES
1. FUENTES
2. REVISTAS
3. D I C C I O N A R I O S Y OBRAS M Á S CITADAS
4. OTRAS
A A . VV.: Autores Varios
AGS: Archivo General de Simancas. Simancas - Valladolid
AHN: Archivo Histórico Nacional. Madrid
AHPVa: Archivo Histórico Provincial de Valladolid. Valladolid
ARSI: Archivum Romanum Societatis Iesu
AT: Antiguo Testamento
BAC: Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid
Bíbl.: Bibliografía
BIHSI: Bibliotheca Instituti Historici Societatis Iesu
BTC: Biblioteca Teológica Comillas. Madrid
BUS Biblioteca Universidad de Salamanca. Salamanca
CAÁ: Contemplación para alcanzar amor
cap.: capítulo
CCGG: Congregaciones Generales
CEC: Catecismo de la Iglesia Católica
cf.: confer (véase)
CG: Congregación General
CIC: Código de Derecho Canónico
CiJ: Cristianisme i Justicia
CIS: Centrum Ignatianum Spiritualitatis (ed.)
CJ: Compañía de Jesús
col.: columna
colab.: colaborador
ConcVat. II: Concilio Vaticano II
CONEDSI: Comisión Nacional de Educación SI
coord.: coordinador
CTI: Comisión Teológica Internacional
d: decreto
dd: decretos
DDB: Desclée De Brouwer. Bilbao
dir.: director
DV: Dei Verbum. Constitución dogmática del Concilio
Vaticano II
ed.: editor
eds.: editores
ED: Exposcit Debüutn (Bula Julio III)
fol.: folio
FUE: Fundación Universitaria Española. Salamanca
ABREVIATURAS 47
ESPIRITUALIDAD IGNACIANA
1. Santísima Trinidad
[Dios]
2. La Iglesia
[una cultura / un Pueblo]
3. Ignacio de Loyola
[un icono y un itinerario arquetípico]
4. Compañía de Jesús
[una sociología]
5. Hombre / Sujeto
[una antropología]
6. Ejercicios Espirituales
[un método espiritual hacia Dios]
1. TRINIDAD/DIVINA MAJESTAD
Padre
Creador
Sapiencia
Jesús / Cristo
Misterios Vida de Cristo
Encarnación
Descenso
Cruz
Vita Christi
50 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA
Resurrección
Humanidad de Cristo
Seguimiento
Conformación
Imitación
Corazón de lesús
Espíritu Santo
Inspiración
Espiritualidad Ignaciana
Criatura
Ángel
Hombre / mujer
Mediador
María
Principio y Fundamento
Alabanza
Reverencia
Servicio
Indiferencia
[Ver también: Salvación y Redención]
2. LA IGLESIA
Universalidad
Santidad
Jerarquía
Papa / Romano Pontífice / Vicario de Cristo
[Ver también: Misión]
Prepósito General
Cuarto Voto
Profeso
Mediador
Magisterio de la Iglesia
Mandamientos
Inquisición
Moral y Jesuitas
PROPUESTA DE LECTURA SISTEMÁTICA
Servicio/Fruto
Carisma
Contemplativo en la acción
Laicado
Comunidad de Vida Cristiana (CVX)
Familia
Institutos religiosos femeninos
Compañía de Jesús
Fundación
Cuerpo apostólico
Comunidad
Gobierno
Congregaciones
Prepósito General
Asistente
Provincial
Rector
Superior
Consejero
Colateral
Misión
Ministerios
Fórmula del Instituto
Constituciones
Votos
Pobreza
Castidad
Obediencia
Grados
Hermano Coadjutor
Sacerdocio
Profeso
Reglas CJ
Normas Complementarias
Privilegios
Estipendios-beneficios
Discurrir
Sacerdocio
Sacramentos
Confesión
Misa
52 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA
Liturgia
Coro
Alabanza
Ministerios de la palabra
Ejercicios Espirituales
Acompañamiento
Enseñar a los niños
Colegios
Conversación
Consolar
Hospitales
Cárceles
Pacificar
Reconciliación
Parroquias
Formación
Operario
Edificación / desedificación
Ejemplo
Evangelización
Viña
Ecología
Mundo
Ciudad
Ciencias naturales
Ecumenismo
Diálogo interreligioso
Islam
Hinduismo
Zen
Cultura
Inserción
Opción preferencial por los pobres
Fe - Justicia
Comunidades de inserción
Exclusión
Increencia
PROPUESTA DE LECTURA SISTEMÁTICA
3. I G N A C I O
Cultura
Flos Sanctorum
Vita Christi
Ludolpho de Saxonia
Anima Christi
Amadís de Gaula
Honor
Peregrino
Autobiografía
Loyola
Conversión
Imitación
Cartuja
Arévalo
Manresa
Cardoner
Montserrat
Jerusalén
Barcelona
Alcalá de Henares
Alumbrados
Inquisición
Salamanca
Cárcel
Amigos en el Señor
París
Estudios
Amberes / Brujas / Londres
Cartuja
Montmartre
Fabro, R
Javier, F.
Laínez, D.
Bobadilla, A. N.
Rodríguez, S.
Salmerón, A.
54 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA
Codure, J.
Broét, R
Jayo, C.
Venecia
Roma
La Storta
Deliberaciones 1539
Lenguaje Ignaciano
Ejercicios Espirituales
Momento / nonada
Formula del Instituto
Diario Espiritual
Locuela / cosa / esférico
Constituciones
Proemio
Autobiografía
Locos por Cristo
Cartas
Mística Ignaciana
Cardoner
Manresa
La Storta
Diario Espiritual
Misa
Calor
Suavidad
Tibieza
Tacto
Dulzura
Claridad
Aplicación de sentidos
Discernimiento
Mistagogía
Todo
Contemplativo en la acción
PROPUESTA DE LECTURA SISTEMÁTICA 55
4. C O M P A Ñ Í A DE JESÚS
Polanco, J. A. de
Nadal, J.
Borja, F.
Comunidad
Carisma
Fundación
Ayuda a las ánimas
Contemplativo en la acción
Modo de proceder
Discreta Caritas
Privilegios
Discretio
Comunidades de Solidaridad
Instituto
Formula del Instituto
Constituciones
Proemio
Normas Complementarias
Reglas de la C]
Noviciado
Votos
Dimisión
Renuncia
Estipendios-Beneficios
Pobreza / Castidad / Obediencia
Juniorado
Escolar-Letras
Estudios
Colegios
Ratio Studiorum
Pedagogía Ignaciana
Magisterio (etapa de formación)
Teología (etapa de formación)
Tercera Probación
Jesuíta
Misión-Cuerpo apostólico
Ayuda a las ánimas
Discurrir
Disponibilidad
Universalidad
Compasión
Sacerdocio
Sacramentos
Liturgia
Misa
Confesión
Ministerios
Ministerios de la Palabra
Conversación
Ejercicios Espirituales
Acompañamiento
Enseñar a los niños
Ciencias naturales
Consolar
Cárcel
Hospitales
Parroquias
PROPUESTA DE LECTURA SISTEMÁTICA
Gobierno
Discretio
Cómodos
Circunstancias
Deliberaciones 1539
Congregaciones
Decreto
Discernimiento comunitario
Obediencia
Cuenta de Conciencia
Representación
Disponibilidad
Prepósito General
Asistente
Provincial
Consejeros
Rector
Superior
Colateral
5. H O M B R E / S U J E T O
Ser humano
Hombre
Criatura
Sujeto
Mundo
Cultura
Iglesia
Circunstancias
Cuerpo
Carne
Dolor
Enfermedad
58 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA
Apetito
Placer
Ayuno
Sentidos
Sensualidad
Calor
Suavidad
Tibieza
Tacto
Claridad
Dulzura
Escucha
Gustar
Sexualidad
Muerte
Vida Afectiva
Afecto
Deseo
Edificación / Desedificación
Contricción
Escrúpulo
Afección desordenada
Agitación
Ambición
Codicia
Avaricia
Vanagloria
Soberbia
Binarios
Culpa
Temor
Amor
Compasión
Descenso
Alegría
Consolación
Consolación sin causa precedente
Delectación
Devoción
Contento
Quietud
Vergüenza
PROPUESTA DE LECTURA SISTEMÁTICA 59
Repugnar
Aborrecimiento
Alma / Libertad
Memoria
Entendimiento
Pensamientos
Confusión
Persuasión / Suasión
Engaño
Cogitación
Conjetura
Consideración
Estimativa
Sindéresis
Reflectir
Colegir
Certeza
Conocimiento interno
Meditación y autoconocimiento
Voluntad
Virtudes
Humildad
Maneras de Humildad
Abnegación
Vencerse a sí mismo
Confianza
Perseverancia
Descanso
Dinero
Pobreza
Acompañamiento / Corrección
Disponibilidad
Obediencia
Fe-Esperanza-Caridad
Santidad
Castidad / Celibato
Discreta caritas
Penitencia
Pecado
Trabajo / obra
Santidad
60 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA
Espíritu
Devoción
Discernimiento / Discretio
Consolación
Alegría
Consolación sin causa precedente
Desolación
Delectación
Tibieza
Tristeza
Mal Espíritu
Teología Espiritual
Oración
Tomad Señor y Recibid / Anima Christi
Examen
Anhélitos
Meditación
Coloquios
Contemplación
Composición de Lugar
Aplicación de sentidos
Contemplación para alcanzar Amor
Buscar y Hallar
Contemplativo en la acción
Principio y Fundamento
Experiencia de Dios
Encontrar a Dios
Camino
Discurrir
Buscar
Discernimiento
Contemplativo en la acción
Sentir
Todo
6. EJERCICIOS ESPIRITUALES
Principio y Fundamento
Criatura
Alabanza
PROPUESTA DE LECTURA SISTEMÁTICA 61
Reverencia
Servicio
Indiferencia
Afección desordenada
Libertad
Anotaciones
Apartamiento
Casas de Ejercicios
Liberalidad
Gustar
Ejercitador / a-ejercitante
Presupuesto
Entrevista
Plática
Modo y orden
Oración: [Ver en las otras Semanas: Oración]
Anima Christi
Primera Semana
Pecado
Penitencia
ayuno
Contrición
Culpa
Oración: [Ver en las otras Semanas: Oración]
Modos de orar
Oración preparatoria
Preámbulo
Examen
Distracción
Divertir
Composición de Lugar
Meditación
Imaginación
Memoria
Entendimiento
Voluntad
Coloquios
Escatología
Lágrimas
Confesión
62 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA
Segunda Semana
Examen
Discernimiento
Mal espíritu
Rey Temporal
Servicio
Oblación
Encarnación
Trinidad
María
Elección
Banderas
Binarios
Maneras de Humildad
Oración: [Ver en las otras Semanas: Oración]
Oblación [de mayor estima]
Carnal
Contemplación
Aplicación de Sentidos
Repetición
Reflectir
Coloquios
Seguimiento
Pobreza
Conocimiento interno
Humanidad de Cristo
Misterios de la Vida de Cristo
[Ver también: Jesús / Cristo]
Tercera Semana
Cruz
Maneras de Humildad
Confirmación
Misterios de la Vida de Cristo
Dolor
Lágrimas
Oración: [Ver en las otras Semanas: Oración]
Contemplación
Aplicación de Sentidos
PROPUESTA DE LECTURA SISTEMÁTICA 63
Repetición
Coloquios
Reglas "ordenarse en el comer"
Cuarta Semana
Apariciones
Contemplación para alcanzar Amor
Encontrar a Dios
Tomad, Señor...
Todo
Buscar
Salvación
Oración: [Ver en las otras Semanas: Oración]
Contemplación
Aplicación de Sentidos
Repetición
Coloquios
Ayudas
Anotaciones
Adiciones
Silencio
Cosas de Ejercicios
Reglas
Discernimiento / Discretio
Consolación
Consolación sin causa precedente
Desolación
Tristeza
Turbación / Agitación
Tentación
Temor
Espíritus
Mal espíritu
Moción
Mudanza
Reglas para sentir Iglesia
Reglas "distribuir limosnas"
Reglas ordenarse comer
Escrúpulo
64 DICCIONARIO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA
Directorios
Biblia y Ejercicios
I
2 . El término y sus contextos. El tér-
mino a. no se encuentra de mo-
do explícito en el Autógrafo de los
Autógrafo ampliando el estado de
la "perfección evangélica": "que
I Ejercicios, ciertamente, pero sí en está en la abnegación y en dejar pa-
I las primeras adaptaciones y textos rientes, amigos, facultades y todo
I latinos. En [Ej 87], el texto Helyar 67 lo que poseemos".
I menciona la a. como el segundo de Hay otros términos próximos a
I los tres motivos por los que se ha- la palabra a.: "vencer a sí mismo" [Ej
I cen las "penitencias externas"; en 21.87]; "abajarse, bajeza propia" [Ej
I el Autógrafo aparece la expresión 116.165.258.289.324]; "humillarse"
I "por vencer a sí mismo". En [Ej 16], [Ej 75.108.165-168]; "diminuirse" [Ej
i el texto Exercitia Magistri Ioannis 58] (la Vulgata traduce mei contemp-
I (del Maestro Juan) 17 va más allá tum)', "despreciarse, aborrecer sus
I que el Autógrafo, cuando la súplica propias operaciones" [Ej 63]; "ha-
i a Dios ("que el afecto sea inclinado cer/afectarse contra su propio..." [Ej
I al lado opuesto") la explica: "pues 16.97.157; cf. 164.168]; "hacernos in-
I eso es abnegarse a sí mismo" (hoc diferentes" [Ej 23; cf. 155.179]; "qui-
I est enim abnegare semetipsum), y pro- tar el afecto" [Ej 153-155]; salir de su
1 sigue: "y lo que antes sumamente propio "amor/querer/interés" [Ej
I apreció, lo repute por basura, para 189] (esta formulación recuerda ex-
i ganar a Cristo", que evoca a Flp 3, presiones de la Imitatio Christi I, 25;
i 7. En [Ej 95], dos textos citan direc- III, 32, 56 sobre la a.); también en la-
I tamente en la alocución de Jesu- tín exinanire semetipsum [Ej 53] según
I cristo la exigencia de la a. de Mt 16, Helyar 12 y Versio Prima; abicere/con-
i 24 o Me 8, 34: el Maestro Juan 112: temnere (semetipsum) [Ej 58] según la
I "el que quiera seguirme, niegúese Vulgata, [Ej 142] según Helyar 38 y la
I a sí mismo, tome su cruz y siga- Vulgata, [Ej 147] según la Vulgata; ver
I me"; y el Martinensis 55: "el que también [Ej 167] según la Vulgata. Es-
I quiera venir en pos de mí, niegúese tos conceptos concuerdan además
abnegación 66
164]. No el ejercicio del poder o las sus límites allí donde una orden de
grandes realizaciones, sino la libre obediencia es reconocida claramen-
y humilde entrega de Cristo en su te como contraria a la voluntad de
misión, que respeta la libertad del Dios. En materia de órdenes de
hombre y nuevamente la constituye obediencia de los superiores, vale
por amor, es el modelo de la vida para Ignacio su propia praxis: "no
cristiana. La elección de vida debe hace nunca, en cuanto se puede,
hacerse "con entera resignación de violencia a ninguno" (Mem 114); en
su voluntad; y si es posible, que lle- eso y en los frecuentemente men-
gue al tercer grado de humildad, en cionados límites de la obediencia
que de su parte esté más inclinado, quedan también incluidos la liber-
si fuese igual servicio de Dios, a lo tad, ausencia de coacción y la esti-
que es más conforme a los consejos ma de la persona, tan básicas para
y ejemplo de Cristo nuestro Señor. la abnegación. Y así las NC recuer-
Quien no está en la indiferencia del dan a los superiores que dejen
segundo grado, no está para poner- "convenientes espacios a la libertad
se en elecciones" (MEx II, 74ss.). El individual. Deben ampliarse estos
disponerse -el constante esfuerzo espacios de libertad en el Señor, se-
por la indiferencia y, más aún, la gún las muestras dadas de asimila-
preferencia por el "modo de proce- ción del espíritu de la Compañía y
der" de Cristo- es "salir de su pro- de actitudes de humildad y abne-
pio amor, querer e interés" [Ej 189] gación" (NC 354 §3). La "abnega-
y requiere la discreción espiritual y ción propia, fruto del gozo que pro-
la elección personal y responsable cede de la presencia del Reino y de
de aquello que "más nos conduce la progresiva identificación con
para el fin que somos criados" [Ej Cristo" (NC 223 §4), es necesaria
23]. El "más" (magis) no es aquí un para la praxis del discernimiento
criterio abstracto, sino don y pro- espiritual personal y comunitario,
mesa del amor que en el encuentro en la escucha y respuestas al llama-
personal con Cristo siempre de miento de Dios. La a. no debe anu-
nuevo revive. Ignacio aconseja: lar la persona en su propia respon-
"Plega a la divina y suma bondad sabilidad, sino liberarla con los
de mover eficazmente el corazón dones que le vienen de Dios para
de V. merced, para que suavemente un servicio solidario y amoroso
se incline y aficione a lo que más dentro de la comunidad del segui-
agradable ha de ser en su santo aca- miento de Cristo, para la entrega en
tamiento" [Epp VIII, 18]. la misión recibida. En eso todos los
Toda a. en la CJ se basa en la "trabajos" se ofrecen a Dios "mi-
misión. La praxis propia de Ignacio rando que por su amor los acepta-
muestra cómo él pone su vida total- mos, posponiendo nuestros gustos,
mente al servicio de Dios dentro de para que en algo a su majestad sir-
la Iglesia y, por eso, defiende con vamos, ayudando aquellos por cu-
vigor contra las tentativas de cam- ya vida él murió" [Epp III, 510].
bio de dentro o fuera de la CJ, la Frente al exagerado énfasis ascético
manera propia de seguimiento de del esfuerzo humano -exigido a sí
Cristo, recibida y sentida en un dis- mismo o a otros-, Ignacio insiste
cernimiento espiritual siempre nue- con frecuencia en "conservar" la sa-
vo. La a., como la obediencia, sirve lud, la naturaleza, "el subyecto", la
únicamente al sometimiento bajo la persona, el cuerpo todo de la CJ pa-
dirección de Dios y ambas tienen ra mayor duración y fruto en el ser-
75 aborrecimiento
I vicio divino (cf. [Epp VI, 370; IX, del mundo, con el fin de aborrecer
I 170; XI, 190; Co 296]). mi pecado, el desorden de mis ope-
raciones y las cosas mundanas y
I Raphaela PALLIN
vanas. Triple repetición de la pala-
bra: "aborrecimiento", "aborrecien-
f / Cruz, Humildad, Mortificación, Obstina- do", "aborreciendo". La expresión
I ción, Penitencia, Soberbia, Vencer a sí mismo
1 Virtudes. se vuelve a encontrar en [Au 14]: "Y
i él tenía un aborrecimiento tan gran-
I BibL: CEBOLLADA, R, "Del amor propio al de a sus pecados pasados...", y en
I amor de Dios: La abnegación en los Ejerci- [Co 101]: "Cuánta ayuda y beneficio
1 dos Espirituales", Man 73 (2001) 357-370; es para la vida espiritual aborrecer,
1 COUPEAU, J. C, "Del 'yo' al 'nosotros': De
H una abnegación individual a la abnegación totalmente y no en parte, todo lo
I corporativa", Man 73 (2001) 371-386; DA- que el mundo ama y abraza...",
I ESCHLER, R., "Abnégation", en DSp, 88-90; donde se vuelve a encontrar el ter-
i GARCÍA DE CASTRO, ]., "El lento camino de la cer punto del coloquio: aborrecer
B lúcida entrega (itinerario personal de Igna- del mundo para apartar de sí las co-
Jg do de Loyola hacia la abnegación)", Man 73
I (2001) 333-355; HAUSHERR, I., "Abnégation, sas mundanas y vanas.
i renoncement, mortification", Christus 6 De este sentimiento interior de
I (1959) 182-195; MARTÍNEZ, J. L., "Salir del
B 'amor propio' para hallar el 'sí mismo'. Un a., fruto de las meditaciones de la
It estudio de ética teológica", MCom 55 (1997) Primera Semana, nace una moción
H 157-200; MARYKS, R. A., "Abnegación e de la voluntad que arroja con fuer-
H identidad del jesuita en Jerónimo Nadal za su objeto; aquí, el mal en sus tres
• (1507-1580)", Man 73 (2001) 387-396; MELLO- modalidades: el pecado, el desor-
j| Ni,}., "La abnegación, una alternativa para
ij; nuestro tiempo", Man 73 (2001) 419-427; den, el mundo. El a. obliga no sólo
H MOLLA, D., "Espiritualidad ignaciana y sóli- a la conversión, sino a la penitencia,
ta daridad con los excluidos", Man 65 (1993) y lleva a su contrario: "Desear con
i; 169-182; OSUNA, }., "Ascética y disciplina en todas sus fuerzas todo lo que Cristo
H la espiritualidad ignaciana", CIS 25 (1994) nuestro Señor ha querido y abraza-
j 25-46; PALMES, C, "La voluntad de Dios y
¡I la abnegación en la espiritualidad ignacia- do" [Co 101]. En la formación es ne-
i> na", en La obediencia religiosa ignaciana, E. cesario "haber visto" de antemano
I; Subirán, Barcelona 1963, 7-54; WULF, E, lo que concierne a los vicios, lo que
í "Selbstverleugnung und Abtótung ais conduce a detestarlos y los reme-
i; Übungen der Nachfolge Christi und ais dios que se aportan, para que la
I Kennzeichen des neuen Lebens in Chris-
1' tus", en Geistliches Leben in der heutigen Welt. predicación sea diferente de la en-
i" Geschichte und Übung der christlichen Fróm- señanza escolar (cf. [Co 404]).
i migkeit, Herder, Freiburg 1960, 34-98. El Concilio de Trento hablará
de manera similar del modo de pre-
paración para la justificación: "[Los
i ABORRECIMIENTO hombres] se disponen para la justi-
cia misma [cuando] [...] empiezan
1 T a principal referencia a este tér- a amarle [a Dios] como fuente de
I JL/mino y su verbo correspondien- toda justicia y, por ende, se mueven
I te "aborrecer" es el tercer ejercicio contra los pecados por algún odio y
i; de la Primera Semana [Ej 63], repe- detestación, esto es, por aquel arre-
lí tición de los dos primeros, con su pentimiento que es necesario tener
I> triple coloquio para obtener conoci- antes del bautismo" (DH 1526). Lo
R miento y sentimiento interior: pri- propio de Ignacio es extender este
I: mero de mis pecados, segundo del a. al desorden de la actividad y al
H desorden de mi actividad y tercero espíritu del mundo.
abstinencia 76
79 acompañamiento
ficación de los seres creados, pues to, Palabra, Madrid 1983; Ruiz JURADO, M.,
esto lo haría depender de sus cria- "En torno a la gracia de acatamiento amo-
roso", Man 35 (1963) 145-154.
turas; por tanto, a. y r. a Dios, lejos
de significar una imposición exter-
na, proviene, en su modo más au-
téntico, del libre ejercicio del ser ACCIÓN: / Trabajo
humano cuando se confronta con
el misterio divino. En su presencia ACOMPAÑAMIENTO
surge en el hombre la actitud del
amor que adora y hace reverencia,
al percibir que es en Dios donde
encuentra su plena felicidad, la to-
E l tema del a. espiritual tal y co-
mo lo entendemos hoy está más
presente en la práctica de S. Ignacio
tal realización de su salvación. En que en sus escritos. ¿Qué significó
este sentido, el Principio y Funda- para Ignacio acompañar? ¿En qué
mento dice: "El hombre es criado consistió su estilo de acompaña-
para alabar, hacer reverencia y ser- miento? Para responder a estas pre-
vir a Dios nuestro Señor y median- guntas tenemos que hacer una in-
te esto salvar su ánima" [Ej 23]. cursión por la Autobiografía, así
En cuanto a la práctica de la r. como por los testimonios que nos
en los Ejercicios, nótense pasajes co- presentan Ignacio y los testigos de
mo: al entrar en la oración, puesto su vida. Hay un texto clave que ex-
en pie por espacio de un Pater nos- presa el sentido de este ministerio
ter, hacer una reverencia o humilla- en la vida de Ignacio: "Cierto hallo,
ción (cf. [Ej 75]). Siempre se resalta y regla general es para mí, que
en la oración la r. debida a la divina cuando me junto con alguno, aun-
majestad, incluso con actos exter- que mucho pecador, para comuni-
nos (cf. [Ej 125]). car las cosas de Dios nuestro Señor,
El sentido reverencial se extien- yo soy el que gano y hallo en mí
de además a las relaciones interper- provecho; cuánto más cuando con
sonales, particularmente entre sa- personas siervas y elegidas de Dios
cerdotes y laicos, profesores y Nuestro Señor yo soy el que ganar
discípulos, superiores y subditos, debo con mucha parte en todo"
"haciendo todas las cosas por su di- [Epp l 96].
vino amor y reverencia" (cf. [Co Interesa ver tanto cómo Ignacio
111.118.130.250.284.640.701]). se fue convirtiendo en acompañan-
te por la necesidad que tenía de
Rogelio GARCÍA MATEO, SJ
buscar ayuda para su persona, co-
mo, sobre todo, el modo que tenía
Z1 Creador, Diario espiritual, Divina Majes-
tad, Examen, Humildad, Obediencia, Oración, de acompañar a las personas con
Principio y Fundamento, Servicio, Temor. quienes se relacionaba. D. Laínez
decía que P. Fabro, con ser un hom-
Bibl.: ALONSO, M., Enciclopedia del Idioma, bre tan versado en la dirección espi-
a
Aguilar, Madrid 1984; MARTINI, C. M ,
Hombres y mujeres del Espíritu. Meditaciones ritual, comparado con Ignacio, era
sobre los dones del Espíritu Santo, Sal Terrae, como un niño al lado de un hombre
Santander 1998; NEBREDA, A., "El camino sabio (cf.FNH 86).
de Ignacio. Estudio del acatamiento en los Para entender al Ignacio acom-
Ejercicios Espirituales", Man 32 (1960) 45-66;
ID., "El acatamiento en la Primera Semana pañante y este rasgo en la espiritua-
de los Ejercicios", Man 32 (1960) 127-138; lidad ignaciana, hay que acudir pri-
PHILIPON, M. M., Los dones del Espíritu San- meramente a lo que fue su vida, a su
acompañamiento 80
propia experiencia para guiar a recibe los ejercicios", "el que se ejer-
otros en su encuentro con Dios. cita", "el que toma ejercicios". En
Ayuda y da pautas sobre cómo se las Constituciones, por su lado, se
han de superar los "escrúpulos y habla de un "superintendente" de
tentaciones" y cómo discernir los las cosas espirituales: el superior, el
espíritus y sus diversas mociones confesor, el maestro de novicios (cf.
en la persona; todo ello desde una [Co 431]). Este último sería el proto-
relación cercana y afectiva con estas tipo ignaciano del "padre espiri-
personas, intentando que ellas lo- tual" (cf. [Co 263]).
gren clarificarse desde lo que pasa Inicialmente, cuando él perso-
en su interior. Así mismo, en su nalmente daba a otro "modo y or-
epistolario, Ignacio no sólo guía a den" de meditar o contemplar, fue
personas, sino que aconseja el a. es- para Ignacio de gran importancia
piritual. Por ejemplo, le escribe a diseñar la actitud ideal del indivi-
Bartolomé Romano: "sólo cambián- duo que deseaba ponerse "total-
dose interiormente se curará. Des- mente" en manos de Dios (cf. [Ej
cúbrase al superior; pídale ayuda. 5]). Más tarde trató de perfilar di-
Si no, será siempre el mismo" [Epp cha actitud un poco más: las dispo-
VIII, 328]. En la misma línea insisti- siciones que se requieren de parte
rá a otra persona: "no se deje llevar del que se ejercita. Posteriormente,
de sus propios impulsos, no sea cuando sus primeros compañeros
que comprometa su constancia; comenzaron a dar los Ejercicios a
guíese por personas ejercitadas" otros estudiantes, Ignacio se vio
[Epp IV, 246]. precisado a instruirles sobre el mo-
do de darlos, sobre el papel "del
Resalta la importancia que Ig- que los da" y sobre el modo y la
nacio concede al discernimiento es- materia de la entrevista; e incluso
piritual en el a., cuando intenta des- se vio obligado a redactar para ellos
cubrir la voluntad de Dios en las un pequeño directorio. De ahí que
personas acompañadas. Son de im- en los veinte primeros números de
portancia las "cartas espirituales" las Anotaciones prevalezca la parte
que Ignacio escribió a Teresa Reja- del maestro.
dell, a Isabel Roser, y a Francisco de
Borja (cf. [Epp I, 83-88.101.102; II, O'Malley (1995, 167-168), por
233-237]); el santo les enseña a dis- su parte, ve la génesis de la función
cernir el sentido providencial que del "director" en la praxis de Igna-
las enfermedades y las contradic- cio y de los primeros compañeros.
ciones tienen para la vida espiri- Su función era variada: a) actuar
tual. El discernimiento aparece como maestro, por ejemplo, ofre-
siempre como criterio básico de su ciendo diversos métodos de ora-
a. espiritual. ción; b) entregarse a conversaciones
espirituales escuchando atenta-
3. El acompañamiento sistemati- mente y luego dando consejo espi-
zado: Anotaciones e Instrucciones. ritual, atendiendo especialmente a
3.1 Las Anotaciones: en orden a la las mociones internas, y c) propo-
relación con Dios. ner puntos para la oración. Debido
3.1.1 El término "director". Igna- a su frecuente experiencia en dar
cio nunca usa esta palabra u otra los Ejercicios, los primeros compa-
semejante. Él habla siempre de "el ñeros dieron origen a la palabra
que da los ejercicios", del mismo "director" y así quedó como térmi-
modo que el ejercitante es "el que no tradicional a través de los siglos.
acompañamiento 82
3.1.2 Necesidad de un acompa- nos del que los da, sino en manos
ñante. Un aspecto esencial en los de Dios.
Ejercicios es la presencia de al- 3.1.3 Su función con relación al
guien que acompañe el proceso. El proceso. Se ha hablado de una triple
"director" es quien propone los te- función del "director" de Ejercicios
mas de oración, garantiza el debi- (Iparraguirre 1955, 174): a) propo-
do carácter y desarrollo del retiro ner la materia de meditación; b) di-
y guía al ejercitante mediante el rigir al ejercitante en el camino de
ejercicio del discernimiento espiri- perfección; c) instruirle sobre las
tual. Su necesidad es por tanto ob- pautas indicadas en el libro. En fin,
via e imprescindible. De los Direc- tiene que limitarse a preparar y dis-
torios se deduce claramente la poner al ejercitante, para que sea
absoluta primacía de Dios en la di- Dios mismo el que le hable y mue-
rección de los Ejercicios. ¿Y el di- va. Es el encargado de educar en la
rector humano? Toda la práctica oración y ser guía en el proceso del
antigua demuestra que los Ejerci- retiro. Se trata de una relación com-
cios no se hacían sin alguien que plementaria. El que da los Ejerci-
los diese. Es precisamente en la in- cios está al servicio del que los ha-
troducción de esta presencia hu- ce, y éste reconoce en aquél a un
mana donde encontramos la origi- intermediario activo que le ayuda a
nalidad de Ignacio con relación a descubrir el plan de Dios sobre él.
sus precursores. De la habilidad y El que acompaña en los Ejerci-
destreza en dar los Ejercicios de- cios da "modo y orden". Se trata de
pende, en buena medida, el resul- facilitar un proceso que se supone
tado de los mismos. De aquí que conoce bien. De él depende el éxito
la razón misma de la necesidad de la experiencia, supuesta la gracia
del "director" esté en el carácter de Dios. Un proceso que tiene que
del libro de los Ejercicios, que es estar en función del sujeto, y no al
un camino que no recorre uno so- revés. Supone no hablar excesiva-
lo, sino que supone la presencia de mente y dejar que el Espíritu Santo
alguien que los proponga y guíe. haga su trabajo. Dar "modo y or-
Ignacio, por consiguiente, estima den" de las meditaciones y contem-
que los Ejercicios no se hacen sino placiones. Narrar brevemente y dar
bajo la dirección de otra persona. las explicaciones que se necesiten,
Por tanto, la relación entre el sin pretender sustituir a Dios.
que da los Ejercicios y el que los re- 3.2 Instrucciones: relación con los
cibe es necesaria para el fin que se hombres. Dentro del Epistolario ig-
pretende con dichos Ejercicios. Y naciano, las Instrucciones son docu-
sin embargo, Ignacio asigna al faci- mentos que tratan de orientar mo-
litador un papel extrínseco a la mis- dos y pautas de comportamiento
ma experiencia fundamental. Por- de un grupo de personas. En ellas
que, en definitiva, lo fundamental podemos observar, de forma es-
no es la relación, ni el diálogo, ni la tructurada, muchos elementos refe-
comunicación -mucho menos la rentes a la comunicación y al diálo-
persona- entre quien da los ejerci- go, centro del a., sobre todo en lo
cios y quien los hace. Lo más im- que toca a la escucha y a la forma
portante es la comunicación directa de hablar, ver la psicología del suje-
entre Dios y su criatura. El que hace to al que se está ayudando y tener
los Ejercicios no se entrega en ma- presente siempre al otro [Epp 1,179-
83 acompañamiento
píritus, Ignacio considera que tal vez los primeros pensamientos del día
no esté haciendo con diligencia las a. tienen no pequeña incidencia a lo
y, por tanto, el que da los Ejercicios largo de la jornada. También aquí
debe interrogar cómo las hace (cf. [Ej no se trata sólo de recordar, sino de
6]). En uno de los Directorios proce- excitar el deseo. La segunda a. cam-
dente de Ignacio y de texto original bia sucesivamente la materia según
latino, se dice: "Si no halla plena- las Semanas (cf. [Ej 130.206.229]).
mente lo que se busca, entonces debe La primera y segunda a. se ha-
interrogarle diligentemente [el que cen antes del sueño y al levantarse.
da los Ejercicios] sobre las agitacio- Por eso aclara Ignacio: "es de ad-
nes y adiciones" (D3, 7). En el texto, vertir que la primera y segunda
las a. [Ej 73-90] están situadas des- adición se han de hacer para los
pués del último ejercicio de la Pri- ejercicios de la media noche y en
mera Semana, pero a lo largo de las amaneciendo, y no para los que se
Semanas se irán mostrando las va- harán en otros tiempos" [Ej 88]. Y
riaciones convenientes. en el cuerpo de la Segunda Sema-
Las cinco primeras están enca- na, se dice: "en todos los ejercicios,
minadas directamente a cada ejerci- dempto [salvo] en el de la media
cio de oración. De ellas, las dos pri- noche y en el de la mañana, se to-
meras se refieren a la preparación mará el equivalente de la segunda
inmediata para la oración y ayudan adición, de la manera que se sigue:
al proceso de concentración de la luego en acordándome que es hora
mente y tratar así de evitar la dis- del ejercicio que tengo de hacer,
persión. Se crea un clima interior, antes que me vaya, poniendo de-
porque el diálogo con Dios requiere lante de mí a dónde voy y delante
una gran capacidad de atención y de quién, resumiendo un poco el
escucha. Con la intuición de que los ejercicio que tengo de hacer, y des-
últimos pensamientos del día tie- pués haciendo la tercera adición,
nen su influjo en el inconsciente, se entraré en el ejercicio" [Ej 131]. Es-
pide al ejercitante que dirija su últi- tamos en el campo de la prepara-
ma mirada ("ya que me quiera dor- ción anímica y espiritual para en-
mir") a lo que va a contemplar trar en la oración.
cuando se levante [Ej 73]. Lo prime- La tercera y cuarta a. marcan la
ro que sugiere es determinar la ho- entrada misma en la oración. La
ra para levantarse, sin dejarse do- tercera [Ej 75] tiene como fin situar-
minar por la pereza: "pensar a la se en la presencia viva de Dios, in-
hora que me tengo de levantar y a terlocutor del orante. Por eso, se ha
qué", suscitando el deseo del en- de alzar el entendimiento "arriba",
cuentro con Dios cuando al día si- palabra que no expresa sólo una si-
guiente comience la jornada. Para tuación espacial, sino el misterio
mejor poderlo realizar, sugiere el trinitario de Dios. Ese Dios "me mi-
texto resumir "el ejercicio que ten- ra" y la mirada de Dios es siempre
go de hacer". mirada de amor y misericordia. El
También en los primeros pen- texto de la Vulgata ve en ese Dios a
samientos de la mañana, al desper- Jesucristo (Dominum meum lesum)
tarse, ha de poner su atención en lo (MEx I, 206). En cualquier caso, el
que va a meditar o contemplar, sin misterio ante el que uno se sitúa es
dar lugar a otros pensamientos (cf. Dios y el misterio de Dios requiere
[Ej 74]). Este primer acto del día tie- reverencia y por eso se añade: "ha-
ne especial importancia. Y es que cer una reverencia o humiliación".
adiciones 86
ambiental parece que son más con- fasadas con respecto a nuestra cul-
formes al contenido de la oración de tura. Pero el sentido profundo es de
la Primera y Tercera Semanas. En siempre. El cuerpo también ora, de-
cambio, en la Segunda Semana se cíamos en la cuarta adición. El cuer-
buscará oscuridad o claridad, condi- po también se ejercita. De las tres
ciones climáticas agradables ("bue- maneras en que, según se expresa
nos temporales o diversos") en la el texto, se hace penitencia -en el
medida en que el ejercitante "sintiere comer, en el dormir y en cilicios y
que le puede ayudar para hallar lo flagelos-, las dos primeras pueden
que desea" [Ej 130]. En la Cuarta Se- y deben recobrar su sentido profun-
mana se pretende afectarse y ale- do, en un mundo donde el culto al
grarse del gozo y la alegría de Cristo cuerpo y una buena dosis de hedo-
resucitado. Para ello se ha de "usar nismo invade la cultura. Sentir el
de temporales cómodos, así como en hambre -el ayuno- ayuda a sentir
el verano de frescura, y en el invier- la vaciedad propia y la vaciedad de
no de sol o calor, en cuanto el ánima un mundo donde falta mucha soli-
piensa" que le ayuda [Ej 229]. daridad. Sentir el sueño ayuda a si-
tuarse de manera vigilante en la vi-
La octava a. es invariable en las
da. Siempre, por supuesto, se
cuatro Semanas: "no reír ni decir
impondrá el sentido común y la
cosas motivas a risa" [Ej 80]. Por- adecuada moderación y el estar
que si en la Cuarta Semana se ha- atento para que "no se corrompa el
bla, en la sexta a., de "pensar cosas subyecto". El texto nos dice tam-
motivas a placer, alegría y gozo", bién la razón por la que se hacen las
hay un adjetivo que determina esos penitencias externas: en primer lu-
sentimientos: "espiritual". gar, por satisfacción de los pecados
Algunos detalles de lo que nos pasados, porque la penitencia inter-
muestran las a., pueden resultarnos na conviene que vaya acompañada
contraculturales, aunque muchas por una penitencia externa, de ma-
de estas técnicas son hoy emplea- nera que el cuerpo registre la di-
das en ambientes no religiosos. En mensión interna de la penitencia;
la novena a. hay un ejercicio de re- segundo, para vencimiento propio
frenarse, que supone un cierto do- y para que la sensualidad obedezca
minio de sí mismo. Habla la a. de a la razón, porque se necesita ejerci-
"refrenar la vista, excepto al recibir tar el cuerpo para superar la debili-
o despedir de la persona con quien dad humana; y por último para ob-
hablare" [Ej 81]. El sentido profun- tener "alguna gracia o don que la
do es la necesidad de evitar la dis- persona quiere y desea" [Ej 87]. La
persión. Y, por ello, también la vista penitencia tiene así un carácter de
tiene que estar atenta para ayudar a oración gesticular. La penitencia,
la coordinación de todo el ser, im- además, tiene que ser discernida,
buido en Ejercicios. haciendo cambios en el comer, dor-
Más contracultural aún puede mir y otras formas penitenciales,
resultar la décima y última a. de to- buscando lo que la persona desea.
do este grupo [Ej 82-89], porque la Dios "muchas veces, en las tales
misma titulación ya resulta chocan- mudanzas da a sentir a cada uno lo
te: "la décima adición es peniten- que conviene" [Ej 89]. La penitencia
no debe verse sólo como un gesto
cia". Algunas de las formas en que
negativo, como podría interpretar-
se manifiesta la penitencia, son cier-
se si uno se fija sólo en algunas de
tamente más de la época y más des-
adiciones 88
días", en Psicología II, 17-21; ARZUBIALDE, dimentos que pueden ser obstácu-
S., Ejercicios, 195-214; BALLESTER, MV "Ya los para la admisión (cap. 2 y 3 [Co
que me quiera dormir", en Psicología II, 22-
34; CALVERAS, ]., "Comentario a la quinta
22-52]).
adidón", Man 8 (1932) 3-27; CASANOVAS, L, 2. La normativa especifica acerca
Ejercicios de San Ignacio II, Balmes, Barcelo- de la a., la encontramos perfecta y
na 1954, 385-423; CEBOLLADA, R, "'Venir al claramente establecida en la Primera
medio'. La Adición décima y la ascesis en Parte de las Constituciones, titulada
los Ejercicios Espirituales [82-90]", Man 69
(1997) 131-145; GARCÍA-MONGE, J. A., "Los "Del admitir a probación" [Co 138-
Ejercicios corporalmente espirituales", en 203]. En esta parte Ignacio sigue la
Psicología I, 294-301; GONZÁLEZ BUELTA, B., forma usual en el derecho de religio-
"Las adiciones de los Ejercicios en la cultu- sos. En consecuencia divide toda la
ra actual", Man 74 (2002) 206-217; GUILLEN, materia en cuatro capítulos: 1) "Del
A., "Las adiciones en los Ejercicios en la vi- que recibe"; 2) "De los que deberían
da ordinaria", Man 69 (1997) 147-155; RES-
TREPO, A., "Hacer mudanza: un aspecto recibirse"; 3) "De lo que impide para
más del discernimiento ignaciano. La adi- recibir en la Compañía"; 4) "Del mo-
dón décima, nota 3a [89]", Reflexiones CIRE do que se ha de tener con los que se
5 (1979) 21-53; TEJERA, M., "Para adentrarse admitieren". Una lectura de estos
en la experiencia de Ejercicios: las adicio- cuatro capítulos, desde una vertiente
nes [Ej 73-81]", Man 69 (1997) 117-130. prevalentemente jurídica, pone de
relieve las siguientes notas como ca-
racterísticas del modo de pensar, de
ADMISIÓN actuar y de legislar de Ignacio: I a ) De
hecho y de derecho, descentraliza la
. La normativa del derecho -particu- facultad de admitir, ya que, aunque
Íbrelarla deadmisión
la Compañía de Jesús so-
de los candidatos
afirma que esa facultad reside en el
General, la extiende también a aque-
que solicitan el ingreso en la mis- llos en quienes la delegue "para ma-
ma, ofrece una importante singula- yor servicio de Dios nuestro Señor"
ridad, en relación con otros dere- (cf. [Co 138.141]) y, con un acusado
chos particulares. Nos referimos al sentido realista y práctico, indica el
libro que precede a las Constitucio- modo más idóneo de poner al candi-
nes y que se titula Examen Primero y dato en contacto con el Superior más
General que se ha de proponer a to- cercano. 2a) Establece la obligatorie-
dos los "que pidieran ser admitidos dad del examen que debe realizarse
en la Compañía de Jesús". En él se "en las lenguas que comúnmente
encuentran una serie de criterios, suelen ser necesarias", con el fin de
normas y modos de proceder en el que se apliquen unas pautas comu-
momento de admitir o de negar la nes en toda la CJ, cerrando el paso a
a. a quien solicita el ingreso, tanto posibles diferencias de criterios. 3a)
de forma general (cuatro primeros Distingue con claridad las cualida-
capítulos), como de modo particu- des exigidas según el grado para que
larizado (cuatro últimos capítulos), se admita en la Compañía. 4a) La ex-
según el grado en el que pide o posición de los impedimentos para
puede ser admitido el candidato. Se ser admitidos es muy completa y es
trata de unas adecuadas pautas de precisada mediante las oportunas
información mutua entre el Supe- declaraciones, tanto en lo que se re-
rior que admite y el candidato que fiere a los impedimentos que harían
pide la admisión. Pero no faltan as- nula la a. ("excluyen del todo" [Co
pectos típicamente normativos, so- 164]), como de los que sólo la harían
bre todo, en relación con los impe- ilícita ("hacen que sea menos idóneo
admisión 90
quien desea ser recibido" (cf. [Co gislado por Ignacio, sino que se tra-
177]). De los primeros afirma que "ni ta, más bien, de necesarias puntua-
el General ni toda la Compañía pue- lizaciones e interpretaciones de al-
de dispensar", pero admite la posibi- gunas de las normas establecidas
lidad de que, en algún caso excepcio- en las Constituciones (cf. Coll. 22,3 o ).
nal, pueda pedirse la dispensa a la 2a) En el Epítome 36-62, dentro de su
Santa Sede (cf. [Co 176]). 5a) Aparece peculiar fuerza legal (Coll. 8), se re-
en toda esta parte una neta distin- ordena esta materia, teniendo en
ción entre la consulta y la decisión. cuenta obviamente los cánones 338-
La consulta se hace para lograr un 352 del Código de Derecho Canónico
adecuado conocimiento del candida- (CIC) de 1917, en cuanto reforma-
to y es amplia en personas y medios. ban o derogaban algunas normas
La decisión última no es colegial, co- de nuestro derecho particular. Los
mo era en otras órdenes religiosas, impedimentos para la a. se enume-
sino personal del Superior facultado ran en dos capítulos. En el primero
para admitir o rechazar (cf. [Co 142- (impedimenta primaria) se enumeran
143]). 6a) De una lectura global de es- los que harían inválida la a., tanto
ta parte de las Constituciones, se de- por derecho común (Epítome 46),
duce la válida intuición ignaciana como por derecho de la Compañía
sobre la necesidad de lograr, aun an- (Epítome 47). El segundo capítulo
tes de admitir al noviciado, un cono- enumera los impedimentos secun-
cimiento suficiente y bastante, tanto darios que sólo afectarían la licitud
del candidato por parte de quien de- de la a., tanto por derecho común,
be admitirle a probación, como del como por derecho de la Compañía
candidato sobre la CJ en la que pre- (Epítome 48-50). A éstos se añade un
tende servir a Dios. Está aquí insi- nuevo tipo de impedimentos que
nuado, y hasta substancialmente de- "hacen al candidato menos idóneo"
lineado, lo que más adelante se y hasta pueden "excluirlo totalmen-
denominará en el derecho de la vida te", pero que pueden estar compen-
consagrada el "postulantado" (cf. sados por otras cualidades (Epítome
CíC-27, can. 539-541) y en la actuali- 51). De manera prácticamente igual
dad "prenoviciado", a tenor de los se ordena esta materia en el Compe-
derechos particulares respectivos (cf. dium Practicum luris de 1977.
Instrucción Renovationis causa, 10-12 4. Derecho vigente. La primera
y Can. 597 §2). 7a) Llama la atención parte de las NC demuestra el acier-
la insistencia de S. Ignacio en lo que to legislativo que suponen, en
hoy llamaríamos "discernimiento es- cuanto dejan intacto, al menos en
piritual" en la a. de los candidatos. cuanto fuente legal, lo establecido
Hay una correspondencia lógica con en las Constituciones y sólo las dero-
lo que establecerá en la Parte X de las gan o modifican en determinados
Constituciones para que la CJ se con- puntos, a tenor del derecho común
serve y mantenga en su "buen ser" vigente desde 1983. Entre estos
[Co 142-144]. puntos anotamos los siguientes: Io)
3. Evolución de la normativa. Nos el n. 24 explícita la indeterminación
basten como notas puramente indi- en que las Constituciones dejaban
cativas las siguientes: I a ) Las CC quiénes, en concreto, tienen la fa-
GG 7,13,29 y 30, entre otras, dieron cultad de admitir (cf. [Co 138]). 2o)
normas sobre la a., sin que esas nor- en el n. 40 queda modificada la po-
mas supongan, a nuestro juicio, sibilidad de admitir en una casa no
ningún cambio substancial a lo le- constituida legítimamente como
91 afección desordenada
noviciado, a tenor del can. 647. 3o) pero engañándola respecto a la vo-
El CIC vigente exige como edad mí- luntad de Dios sobre él, pues se
nima 17 años cumplidos, pero el P. presenta a sus ojos como un bien y
General, por privilegio, puede ad- encubre lo que tiene de mal real pa-
mitir antes de esa edad (NC 24 §3). ra quien la experimenta y para los
4o) Quizás la modificación más im- demás. Dice Ignacio que "común-
portante sea la oportuna desapari- mente, el enemigo de natura huma-
ción de los impedimentos invali- na tienta más debajo de especie de
dantes por derecho de la Compañía bien cuando la persona se ejercita
(NC 27); sólo quedan algunos que en la vida iluminativa, que corres-
sin licencia del P. General harían ilí- ponde a los ejercicios de segunda
cita la admisión (NC 28). El nuevo semana, y no tanto en la vida pur-
Compedium Practicum Iuris (Roma gativa, que corresponde a los ejerci-
1997) recoge la normativa canónica, cios de primera semana" [Ej 10]. El
general y particular, en los números tema del engaño espiritual (dentro
20-31. De especial interés práctico del cual se inscribe la a.) recorre to-
! resulta el capítulo cuarto (nn. 27- da la tradición cristiana desde el
29), sobre quién puede dispensar NT (2Cor 11,14) hasta hoy; Juan de
de los impedimentos. Ávila o Juan de la Cruz, contempo-
ráneos de nuestro autor, hablarán
José Ma DÍAZ MORENO, SJ también de este engaño del demo-
nio "debajo de especie de bien". S.
* Candidato, Dimisión, Examen de candida- Ignacio encuentra este concepto en
tos, Impedimento, Noviciado, Vocación. los textos espirituales de la Devotio
! Bibl.: ALDAMA, A. M. DE, Iniciación al estu- moderna que conoce y aprecia, muy
\ dio de las Constituciones, CIS, Roma 1981; especialmente en La Imitación de
ARREGUI, A. M., Annotationes ad Epitomem Cristo (III, 11, 2; III, 15,1; cf. I, 15, 2;
Instituti, Oeconomum Generalem, Romae II, 5,1; III, 7, 2; III, 54,1).
1934; FINE, EV IUS regulare quo regitur Socie-
tas Iesu, Giachetti, Prati 1909; IPARRAGUIRRE, La expresión completa y literal
I., Orientaciones bibliográficas, IHSI, Roma "afección desordenada" (en sin-
1973; NADAL, ]., Scholia in Constitutiones SJ gular o plural) aparece en los Ejer-
(Ruiz JURADO, M. ed.), Facultad de Teolo- cicios siete veces, en seis números
gía, Granada 1976; Societatis Iesu constitu-
tiones et epitome instituti, apud curiam Prae-
del texto, de las que dos veces se
positi Generalis, Roma 1962. refieren al conjunto del libro [Ej
1.21], cuatro a las elecciones [Ej
169.172.179], y otra a las Reglas de
distribuir limosnas [Ej 342]. Otras
ADVERSARIO: / Mal espíritu expresiones que expresan el mis-
mo concepto, aunque con otros
AFECCIÓN DESORDENADA términos, se encuentran en con-
texto de elección: en la anotación
| §3 afección desordenada
agradecido por su elección confir- cio. Pero el verbo aparece más fre-
mada, a. en la "loqüela", así como cuentemente en un segundo sentido
lo experimentará con lágrimas o sin activo de "afectarse", de usar los ac-
ellas (cf. [De 3.47.286.224]). De mo- tos de la voluntad en la oración (cf.
do que el alma humana llena de a. [Ej 3; De 63]), de a. en la dirección
se puede dirigir a Dios con más li- contraria a la mala inclinación (cf.
bertad y generosidad en su oración [Ej 16]), de a. a la indiferencia (cf. [Ej
y en sus obras; y hay autores que 166]), a la persona o la "vera doctri-
favorecen este movimiento interior, na" de Jesucristo [Ej 97.169], o a. en
como los "doctores positivos", de el ofrecimiento libre de la propia
los que es propio "mover los afec- persona a Dios (cf. [Ej 234]). En este
tos para en todo amar y servir a mismo sentido de amor activo hacia
Dios nuestro Señor" [Ej 363]. Las personas aparece en el Epistolario el
pocas citas encontradas en el epis- verbo "afectar" (cf. [Epp 1,80; II, 252;
tolario ignaciano con este sustanti- XII, 398]). De modo que el uso ordi-
vo suelen tener este sentido del a. nario de este verbo en sentido espi-
puesto en el servicio de Dios, en la ritual es el de un a. empleado y
predicación o en el "afecto de cari- puesto en la dirección ordenada; y
dad" hacia personas [Epp 1,163; IX, únicamente en un pasaje, en una
525; XII, 386]. anotación de los Ejercicios, se utiliza
Pero en el mismo Epistolario este verbo tres veces describiendo a
aparece alguna vez aludiendo a la persona "afectada y inclinada a
esa facultad humana que se puede una cosa desordenadamente", lo
engañar y llevar tras de sí al enten- que equivale a estar "mal afectada",
dimiento en ese engaño (cf. [Epp por lo que se la invita a "afectarse al
XII, 641]); pues, ciertamente, al tra- contrario" [Ej 16].
tarse de la operación de una poten- "Afición" es un sustantivo que
cia o facultad humana, el a. puede no se usa en los Ejercicios, aunque sí
desordenarse. Y en ese sentido de aparece seis veces en las Constitu-
"afecto desordenado" lo utiliza Ig- ciones y dos en la Autobiografía. Pa-
nacio en seis citas, todas ellas en la rece tener el sentido de atracción
meditación de tres Binarios [Ej espontánea y natural, como la "afi-
153.154.155.157]. ción carnal" a la familia, o la afición
Por lo que hace a la forma ver- a otras personas, al estudio, a luga-
bal, "afectar" aparece dieciséis ve- res, a lecturas. Los textos utilizan
ces en los textos de la Concordancia esta palabra en el contexto del de-
ignaciana, de las cuales doce en los sorden que se puede producir pos-
Ejercicios, dos en la Autobiografía, teriormente en el que experimenta
una en el Diario espiritual y ninguna tal atracción, si no es capaz de cam-
en las Constituciones-, también he- biarla de cualidad. Eso es lo que ha-
mos encontrado tres citas en el Epis- ce el mismo Ignacio peregrino, que
tolario. Puede tener un primer senti- renuncia a llevar compañía alguna
do más bien pasivo de verse una porque la natural afición que le sus-
persona inclinada a algo, sea desor- citaría "la quería tener en solo
denadamente (cf. [Ej 16]), sea orde- Dios" [Au 35]. Por lo tanto, las
nadamente como es a comulgar con Constituciones invitan a cambiar
más frecuencia (cf. [Ej 18]); en la Au- aquella "afición carnal" hacia la fa-
tobiografía se emplea en sentido de milia en una afición "espiritual"
personas movidas o tocadas inter- [Co 61]; previenen contra la afición
namente por el testimonio de Igna- a autores poco apropiados (cf. [Co
97 afecto
I Podemos decir que se produce una incluso uno mismo puede producir
rimera moción, muchas veces esa imágenes o recuerdos que le mue-
llprimera moción natural que es la van afectivamente [Ej 74.78-81].
¡ftfeacción del alma humana sin que Pero con la nueva valoración se
¡ftpueda utilizar todavía la libertad desencadenan de nuevo las fuerzas
jipara decir que escoge o deja, ni si- conativas hacia lo que uno desea,
guiera la reflexión para entender lo una inclinación afectiva y conativa
pque pasa; todavía no ha empezado que dirige las fuerzas de la voluntad
í|l|l discernimiento propiamente di- en una dirección. El corazón se suele
|<Üto. De estas emociones surge un tornar más activo al ser tocado por el
Iprimer tipo de deseo, que puede discurso verdadero de la razón y de
feer muy ordenado en la persona es- la fe y, a su vez, mueve a la persona a
piritual (S. Ignacio usa esta palabra "procurar", a "pretender", a "prefe-
¡principalmente en este sentido), rir" alguna cosa, quizá relativizando
Jfpnque también puede tratarse de las primeras emociones o, al menos,
¡%n deseo o a. desordenado o malo; ordenándolas en la dirección mejor.
llésta irrupción del a. espontáneo Y la persona "quiere" y "desea", se
¿|previo a la libertad humana mues- propone usar activamente su "vo-
|%a la fuerza que tiene lo tendencial luntad" para elegir y decidir. Este es
f^sn el apetecer humano, punto de el proceso ordinario, el de "gustar
l^arranque de la ambivalencia del a. con el afecto y ejecutar con suavidad
iC Tras esta primera elaboración lo que la razón dicta que es a mayor
afectiva del impacto perceptivo ini- servicio y gloria divina", y es cómo
cial puede la persona hacer una ela- el Espíritu Santo suele hacerse pre-
boración segunda, en la que inter- sente; "aunque es verdad que, para
vienen elementos racionales y seguir las cosas mejores y más per-
libres, conscientes y reflexivos. En fectas suficiente moción es la de la
el pensar y reflexionar, en el acabar razón" inicialmente [Epp XI, 184-
considerando opciones preferibles, 185], ya que no siempre el afecto se
en el emitir juicios sobre la verdad enciende con la sola contemplación
o valor de las cosas con las que en- de esas cosas mejores.
tra en contacto, el ser humano pue-
Y ya no como acto solo de la
de confirmar su primera respuesta
voluntad, sino como estado y resul-
(valorativa y operativa) a aquella
tado de una vida referida a Dios, se
intuición, viendo que era buena.
habla en los escritos de Ignacio del
Pero también ocurre que otras ve-
"amor"; y aunque no falten algunas
ces la corrige, pues no todo lo que
adjetivaciones del amor como sen-
parece apetecible es sano, ni todo lo
sual, carnal, natural, propio, y amor
que da gusto hace bien [Ej 211.217].
desordenado a parientes, por ejem-
Y al deliberar y juzgar sobre la ver-
plo (cf. [Ej 89.97.150.189]; [Co
dad de las cosas puede generarse
62.258.288.516.671]), en los textos ig-
una nueva afección, al comprender
nacianos es mayoritario (casi diez
verdades con más profundidad, y
veces más) la referencia a las múlti-
por eso se pueden producir nuevos
ples expresiones del amor ordena-
sentimientos, tales como el dolor o
do: de Dios al hombre o del hombre
aborrecimiento por los pecados me-
a Dios, de Jesús al discípulo y del
jor conocidos [Ej 44.63], la compun-
ejercitante (o de Ignacio) a Jesús o a
ción, la generosidad gozosa ante el
las personas divinas; amor a los su-
que me ha salvado [Ej 53], el mayor
periores, o amor de los superiores a
amor ante el más conocido [Ej 104];
los subditos; amor del que da Ejercí-
afecto 100
1
agitación 104
Dios para este grupo de amigos. Es- que durante su oración acostumbra-
ta actividad intelectual y espiritual da y prolongándose durante la cele-
probablemente supuso un combate bración de la misa, Ignacio percibió
espiritual, pero el documento no el 12 de febrero de 1544 las a. que
menciona una "diversidad de espí- procedían unas de la sala, fuera de la
ritus". Sí menciona diversos me- capilla, y otras de quien junto a él es-
dios y sugiere la intensidad con que cuchaba la misa, probablemente
los compañeros se aplicaron a ellos. siendo aquellas las causantes de és-
Para encontrar una solución a las tas. Ignacio -afirma primero- man-
preguntas que se hacían sobre si tuvo la calma; en el párrafo inmedia-
permanecerían unidos y, a partir de tamente posterior, sin embargo,
un momento, sobre si se someterían Ignacio reconoce que ha perdido la
por la obediencia a uno de ellos, los concentración y compostura precisa-
compañeros empezaron días de mente cuando se sentía en presencia
oración intensa (oraciones, sacrifi- de la Trinidad: "Conociendo haber
cios y meditaciones), se comprome- faltado mucho en dejar a las perso-
tieron a mantener en silencio sus nas divinas al tiempo de dar gracias
opiniones sobre estos temas para el día pasado..." [De 23].
no influir a los compañeros, preten-
Consistente con este carácter
dieron no dejarse llevar por afectos
intermedio, el pasaje también es in-
propios y opinar y juzgar "como si
teresante por otro motivo. Aquellas
fuesen extraños". En el contexto de
agitaciones nos introducen a la
las deliberaciones, además, agitarse
imaginación ignaciana. Ignacio
parece referirse a la acción de sope-
imagina la a. en términos del medio
sar alternativamente los "pros" y
interno-externo y compara la a. con
los "contras" según el método de
discernimiento que aparece detalla- un viento de fuera que viene a en-
do en el tercer tiempo de elección friar su devoción interna: "un pare-
en el libro de los Ejercicios y según cer que el calor de dentro pugnaba
fue practicado por Ignacio en las con el viento de fuera, pareciendo
Deliberaciones de la pobreza. claro lo bueno de dentro y lo malo
de fuera, y en este medio de la misa
La Autobiografía contiene el se- con calor y alguna devoción no
gundo ejemplo de agitación. L. frialdad, mas agitaciones de los de
González de Cámara refiere que Ig- la sala y de quien oía misa" [De 22].
nacio llegó a interpretar cierta expe- Quizá la holgura de las maderas en
riencia espiritual como a. (cf. [Au aquella casa descompuesta o quizá
17]). Tiempo después de haber su- el rumor de la conversación en la
cedido, Ignacio habría llegado a sala de visitas, muy próxima a la
comprender "la diversidad de espí- capilla, son la causa exterior que in-
ritus que se agitaban" durante su dujo la agitación. Ignacio requeriría
convalecencia en Loyola. Nótese el silencio en la casa años después
que, como sucedía para las Delibera- en las "Reglas comunes".
ciones, el uso en esta cita no con-
cuerda exactamente con el de los La a. ignaciana refleja el males-
Ejercicios, donde el alma es quien se tar, la inquietud y el aumento de ac-
agita y no los espíritus. tividad con ansiedad.
En el Diario espiritual, Ignacio re- José Carlos COUPEAU, SJ
conoce otras a. intermedias. Se trata
de a. exteriores pero que irrumpen /" Confusión, Desolación, Espíritus, Inquie-
en la vida mística. El Diario registra tud, Moción, Tentación, Turbación.
105 alabanza
I
alabanza 112
II todos: "cupiese [en ellos] impense Espirituales y mundo de hoy. Congreso Inter-
|| {intensamente] este tal y tan verda- nacional de Ejercicios hoyóla, 20-26 septiembre
de 1991 (GARCÍA-LOMAS, J. M. ed.), M-ST,
|¡ dero amor" por Dios y crezcan sus
Bilbao-Santander 1992, 279-298; VIARD, C,
p fuerzas "en servicio y alabanza de "Créés pour louer", Christus 26 (1979) 213-
|j Dios N. S.". Es su oración constan- 223; WATRIGANT, H., "La 'Méditation fun-
if te: "Plega a la suma bondad todo se daméntale' avant saint Ignace. (Essai histo-
|í ordene en su santo servicio y conti- rique et critique)", Bibliothéque des Exercices
m nua alabanza". 9 (1907).
•i ; Mejor, como ha escrito en otra
U parte [Epp I, 72]: "Plegué a nuestra
1[ Señora, que entre nosotros pecado- ALCALÁ DE HENARES
I; res y su Hijo y Señor nos interceda,
H¡ y nos alcance gracia, con nuestro la-
•p bor y trabajo, nuestros espíritus fla-
•; eos y tristes nos los convierta en
C on certeza Ignacio llegó a A. en
1526, probablemente hacia mar-
zo. Permaneció en esta ciudad uni-
m\ fuertes y gozosos en su alabanza". versitaria hasta el 21 de junio de
B:. Pietro SCHIAVONE, SJ 1527, es decir, poco más de un año:
"quasi año y medio'' apunta la Auto-
j | : / Acatamiento/Reverencia, Creador, Divina biografía [Au 57], la fuente primaria
M- Majestad, Gloria de Dios, Magis, Oración, para conocer datos de esta estancia.
•; Principio y Fundamento, Reglas "sentir con la Fue allí, sin duda, para proseguir los
n Iglesia", Servicio, Sólita. estudios iniciados en Barcelona,
K ,Biblib.: ABRAHAM, J. M., "Praise in Igna- concretamente para estudiar Artes,
i ¡ ; tian Spirituality", Ignis 34/1 (2005) 19-32; por consejo de su maestro Jerónimo
K ID., "Praise in Ignatian Spirituality II", Ig- Ardévol y de un doctor en Teología.
m nis 34/11 (2005) 5-24; BREEMEN, P. VAN, Con toda probabilidad lo que movió
m-[ '"Homo creatus est...' Essai de traduction
a ambos a guiar a Iñigo a la ciudad
I en langage actuel de quelques éléments du
m Principe et Fondement", CSIg 5 (1981) 147- del Henares fue la Universidad crea-
• 157; DANIÉLOU, J., "Signification du Trinci- da por el Cardenal Cisneros, que
K pe et fondement' dans le contexte actuel de abrió sus puertas en 1508. Era un
m la visión de l'homme et du monde d'au- centro nuevo por su metodología
I
jord'hui", en II Cursus Internationalis Exer- positiva (la atención a la Escritura
citiorum spiritualium in hodierna luce Eccle-
siae (Romae 6 oct-6 dec. 1969), Curia estaba apoyada por la Políglota Com-
Societatis Iesu, Roma 1969; DENIS, A., Com- plutense, aparecida en 1517) y por su
mentarii in Exercitia Spiritualia S. P. N. Igna- sano eclecticismo y apertura a to-
tii, Godenne, Mechliniae 1891; GUIBERT, J. das las corrientes ortodoxas: to-
DE, La espiritualidad de la Compañía de jesús. mismo, escotismo y nominalismo.
i; Bosquejo histórico, Sal Terrae, Santander
j 1955; LEWIS, J, "Le Principe et Fondament Para Cisneros esta universidad era
i des Exercices", CSIg 6 (1982) 187-203; ID., un instrumento de reforma de la
i Conocimiento de los Ejercicios Espirituales de Iglesia a través de un clero ilustrado.
j | ; San Ignacio, Sal Terrae, Santander 1987; Ignacio llegó a A. con 35 años,
•|1 MARCHETTI, O., Gli esercizi spirituali di S. Ig- ya que había comenzado tarde sus
|fc nazio I, II pensiero ignaziano, La Civiltá Cat-
\h tolica, Roma 1945; PONLEVOY, A. DE, Corn- estudios. Hizo más difícil su apro-
il mentaire sur les Exercices Spirituels de Saint vechamiento el hecho de que posi-
[ív Ignace, Imprimerie de l'Eure, Évreux 1888; blemente -al menos al principio-
I PUIGGRÓS, L., "El hombre es criado para no se matriculara, sino que siguiera
I alabar, hacer reverencia y servir a Dios N. clases por libre, y sobre todo, quizá
[ S. y mediante esto salvar su ánima", Man 3
I (1927) 3-11; ROYÓN, E., "La 'misión' en la con el deseo de ganar tiempo, la
|| dinámica de los Ejercicios", en Ejercicios acumulación de materias difíciles y
Ife
Alcalá de Henares 114
resa Enríquez, "la loca del Sacra- mercedes como me has hecho y es-
mento", esposa del Contador Ma- pero me has de hacer. Suplicóte por
yor del Reino - D . Gutierre de Cár- los méritos de tu pasión me des gra-
denas- y madre del Duque de cia para que sepa examinar bien mi
Maqueda, D. Bernardino de Cárde- conciencia".
nas y Pacheco (en la [Au 60] se la En ninguno de los tres procesos
llama Teresa Cárdenas); los herma- se pudo probar a Ignacio alguna he-
nos Diego y Miguel de Eguía, im- terodoxia. Le obligaron a cambiar su
presor que introdujo las obras de atuendo, tiñendo primero de diver-
Erasmo en España y mujeres del sos colores el sayal que vestían él y
pueblo: Isabel Sánchez, "la rezade- sus compañeros y obligándoles des-
ra", y María de la Flor, que había pués a vestir como los demás estu-
ejercitado la prostitución con estu- diantes. Lo más decisivo fue que
diantes, entre otras. prohibieron a Ignacio hablar de co-
No ha de extrañar lo que ocu- sas de fe hasta que hubiese estudia-
rrió: "hacían rumores en el pueblo, do tres años. La sentencia le dejó
máxime por el mucho concurso que insatisfecho y decidió apelar al arzo-
se hacía donde quiera que él [Igna- bispo de Toledo - D . Alonso Fonse-
cio] explicaba la doctrina" [Au 57]. ca- de quien eclesiásticamente de-
Tampoco es raro que despertase pendía A., entonces en Valladolid
sospechas en la autoridad eclesiásti- para bautizar a Felipe II. Fonseca no
ca la similitud de las reuniones en el rectificó la sentencia y encaminó a
patio de Antezana con los conventí- Ignacio hacia Salamanca, ofrecién-
culos de los alumbrados: el secretis- dole plaza en el Colegio del Arzobis-
mo con que asistían a ellas algunas po, fundado por él y dándole cuatro
mujeres, los fenómenos externos escudos (cf. [Au 63]). Así terminó la
que acompañaban a algunas (rap- etapa alcalaína del peregrino.
tos, desvanecimientos) y algunas cíe Sin duda Ignacio no consiguió el
las enseñanzas de Ignacio (por objetivo que le llevó a Alcalá. Acadé-
ejemplo, la afirmación de que no to- micamente aprendió poco. Al menos
do pecado contra el sexto manda- esta experiencia y los meses poste-
miento era mortal). Todo ello origi- riores en Salamanca le convencieron
nó que Ignacio fuese procesado tres de que el estudio requiere al hombre
veces en sus meses alcalaínos. Los entero [Co 340] y por eso en París or-
procesos nos permiten conocer me- ganizó su vida de otra manera. En la
jor la actividad apostólica de Igna- capital francesa no se dedicará a mu-
cio en A. y concretar lo que signifi- jeres de poca cultura (que abunda-
caba "dar ejercicios" (cf. [Au 57]): ron, aunque no ocuparon todo su
instrucción sobre los mandamien- apostolado alcalaíno) con aparien-
tos, confesión y comunión semanal, cias de alumbradismo, sino se cen-
los artículos de la fe, oración con los trará en universitarios a los que pro-
cinco sentidos y las tres potencias pondrá los Ejercicios en su versión
del alma, es decir, lo básico de los íntegra. La experiencia alcalaína le
Ejercicios para rudos de que habla la enseñó que mendigar diariamente y
anotación 18. Quizá no era muy vivir en hospitales no es lo más útil
exacta teológicamente alguna de las para estudiar, de ahí que decidiese
oraciones que enseñaba, pero cier- vivir en Colegios de lo mendigado
tamente no era heterodoxa: "Dios en verano (cf. [Au 74-76]). Puesto
mío, Padre mío, Creador mío, gra- que en A. le impidieron "hacer bien
cias y alabanzas te hago por tantas a los prójimos" por no tener estu-
Alcalá de Henares 116
Madrid 2001; MARTÍNEZ DÍAZ, G., "De nue- dos en la Autobiografía [Au 8] y
vo en Castilla: De Alcalá a Valladolid", en otras dos en las Constituciones [Co
San Ignacio de Loyola y la Provincia jesuítica 547.621]. A estas referencias hay
de Castilla (GARCÍA VELASCO, J. I. ed.), Pro-
vincia de Castilla SJ, León 1991, 99-112; que añadir las del gozo ("gozar" y
ROTSAERT, M., Ignatius van Loyola te Alcalá "gozoso"), términos muy cercanos
(1526-1527), en de vroomheidsstromingen in que aparecen más veces que la ale-
Castilié, Katholieje Universiteit te Leuven, gría: en los Ejercicios, diez veces co-
Leu ven 1974; ROYÓN, E., "Ignacio de Loyo- mo sustantivo y cuatro como verbo;
la en Alcalá: algo más que un estudiante", en el Diario, siete veces como verbo
en o. c. (SANZ DE DIEGO, R. Ma ed.), 127-144;
SANZ DE DIEGO, R. Ma; "Un momento en la
y una vez como sustantivo; en las
gestación del proyecto apostólico de Igna- Constituciones, sólo una vez y como
cio: Alcalá de Henares (1526-27)", CON- sustantivo.
FER 114 (1991) 195-211; SANZ DE DIEGO, R. 2. La alegría como principal carac-
I Ma, "San Ignacio de Loyola en Alcalá de terística de la consolación. En una pri-
:
Henares (1526-1527). Andanzas de un uni-
\ versitario atípico", en Ignacio de Loyola y su mera aproximación, la a. es una vi-
s tiempo. Congreso Internacional de Historia (9- vencia afectiva que se experimenta
¡, 13 de septiembre de 1991) (PLAZAOLA J. ed.), como un ensanchamiento existen-
f • Mensajero-Universidad de Deusto, Bilbao cial y que penetra todos los ámbitos
| 1992,883-900; SERRANO SANZ, M., San Igna- de la persona, incluso afectándola
\ ció de Loyola y Alcalá de Henares. Estudio his- físicamente, en tanto que vigoriza y
: tóxico, Imprenta de Juan Iglesias, Madrid
¡ 1895; SUQUÍA GOICOECHEA, Á., "Loyola'ko
agiliza su mismo organismo. En la
( Iñigo eta Alkala-ko Unibersitatea" en o. c. a., todo aparece como con una aure-
\ < (PLAZAOLA J. ed.), 179-197. ola de claridad y resplandor. Su
fuerza impulsora parece ensanchar
f a la persona y hacerla salir al en-
cuentro de los demás y de los acon-
j ALEGRÍA tecimientos de un modo positivo y
esperanzador. Desde el punto de
emoción con lágrimas, "todo au- hace descubrir que hay estados de
mento de fe, esperanza y caridad", ánimo que provienen de Dios y
así como la paz y la quietud [Ej otros que no, es precisamente la
316]. También aparece en otra de perdurabilidad de la alegría: des-
las definiciones de consolación que pués de haberse deleitado en hacer
se da en el Directorio autógrafo: hazañas mundanas, que se queda-
"Débase declarar qué cosa sea con- ba "seco y descontento" [Au 8],
solación, que es tanto como alegría mientras que cuando pensaba en
espiritual, amor, esperanza de las imitar a los santos y aún después
cosas de arriba, lágrimas y todo de tales pensamientos, "quedaba
movimiento interior que deja el contento y alegre" [Au 8]. Más ade-
ánima en el Señor nuestro consola- lante, la a. está ligada a momentos
da" (DI, 18). La a., pues, forma par- de revelación: "Se le presentó en el
te de una constelación de manifes- entendimiento con grande alegría
taciones de un estado interior que espiritual el modo con que Dios ha-
está atraído y ensanchado por Dios. bía creado el mundo" [Au 29]. Esta
En definitiva, se trata de un senti- revelación del acto originante acti-
miento interno que es no sólo ex- va en Ignacio un estremecimiento
pansivo sino incluso extático, en de gozo. La creación como expre-
tanto que saca de sí "llamando y sión del goce de Dios ad extra pro-
atrayendo a las cosas celestiales". duce como respuesta el gozarse de
Por otro lado, observamos que las la criatura. La a. aparece en otros
diversas definiciones de a. son cua- episodios ligados a la experiencia
lificadas con un adjetivo: "alegría de sentir la alteridad de Jesús. Así,
interna", "alegría espiritual", "ale- estando en Jerusalén, cuando el
gría verdadera"... Es decir, la con- guardián de Getsemaní fue a bus-
solación es a., pero no cualquier ti- carle de malos modos porque se ha-
po de alegría. ¿Cuál es la diferencia bía separado del grupo de peregri-
entre una auténtica y una falsa ale- nos, sintió la a. de ser maltratado
gría? Dos son los criterios ignacia- como Jesús en aquellos mismos lu-
nos para discernirlo: por un lado, gares [Au 48]. Tuvo la misma expe-
que la causa de la a. no sea la grati- riencia en Italia cuando fue deteni-
ficación que provocan las cosas, las do por unos soldados sospechando
personas o las situaciones por sí que fuera un espía: "En esta ida tu-
mismas, sino que conduzcan a más vo el peregrino como una represen-
allá de ellas mismas, esto es, a Dios, tación de cuando llevaban a Cristo,
y, por otro, la referencia a la alteri- aunque no fue una visión como las
dad, con el consiguiente descentra- otras. Y fue llevado por tres gran-
miento de sí. Ambos rasgos los ha- des calles; y él iba sin ninguna tris-
llamos tanto en la experiencia de teza, antes con alegría y contenta-
Ignacio (Autobiografía y Diario espi- miento" [Au 52].
ritual) como en el proceso de los
Entre las diversas causas de a.
Ejercicios.
que tuvo Ignacio a lo largo de su vi-
3. La alegría en la experiencia de da, las que tal vez llaman más la
Ignacio. En el relato autobiográfico, atención son las que están relacio-
la a. aparece con más frecuencia de nadas con el desvelamiento del
lo que se podría pensar. En el dis- misterio trinitario. Los primeros
cernimiento que Ignacio empezó a atisbos los tuvo estando en Manre-
hacer por primera vez en su lecho sa: todas las cosas se le iluminaron
convaleciente de Loyola, lo que le bajo esta clave trinitaria "y esto con
119 alegría
bien: "Cuando quería agasajar a al- viene a salvar del infierno creado
guien, le manifestaba una alegría por el propio autocentramiento:
tan grande, que parecía meterlo "exclamación admirative con creci-
dentro de su alma" (Mem 180). En do afecto [...] cómo la tierra no se
1548 Ignacio escribía al melancólico ha abierto para sorberme" [Ej 60],
y austero Francisco de Borja, toda- agradeciendo la experiencia de sen-
vía entonces Duque de Gandía, que tirse salvado y perdonado [Ej 61].
buscara los dones espirituales más Esta contención se distiende
que las penitencias corporales. Y en Segunda Semana y se convierte
después de mencionar la intensifi- en gozo ante la irrupción de la al-
cación de la fe, la esperanza y la ca- teridad de Dios por la encarnación,
ridad, habla del "gozo y reposo es- y prosigue en la contemplación de
piritual, lágrimas y consolación los misterios de la infancia y otros
intensa, elevación de la mente [...], pasajes evangélicos, que sirven pa-
sin los cuales todas nuestras cogita- ra educar en la verdadera a. a tra-
dones, palabras y obras van mez- vés de la pobreza y la humildad de
cladas, frías y turbadas, para que Jesús [Ej 144], donde la ausencia
vayan calientes, claras y justas para de posesiones y la pérdida de au-
el mayor servicio divino" [Epp II,
toimagen permiten arraigar en la
237]. Así pues, la a. es considerada
verdadera a. de las bienaventuran-
por Ignacio compañera indispensa-
zas [Ej 278] y estar a la escucha de
ble del camino hacia Dios.
la llamada de Dios.
5. La pedagogía de la alegría en los
Durante la Tercera Semana se
Ejercicios. Los Ejercicios son una pe-
vuelve a decir que "se evitarán tra-
dagogía para alcanzar la "verdade-
er pensamientos alegres, aunque
ra alegría", en cuanto que hacen pa-
sean buenos y santos, como son de
sar del solipsismo de una falsa
resurrección y de gloria" [Ej 206].
satisfacción centrada en la posesivi-
dad de las cosas o en la autocom- Se trata de experimentar a fondo el
placencia de falsas imágenes sobre fracaso de los propios proyectos, de
uno mismo, a una a. que tiene su participar de la pérdida y soledad
fuente y su destino en Dios y en el de Jesús en Getsemaní, así como de
bienestar de los demás. Para lograr- empatizar con la tristeza y soledad
lo, las cuatro Semanas proponen un de María y los discípulos tras su
ritmo alterno de sobriedad y entu- muerte. En la pedagogía hacia la
siasmo, en un crescendo de conten- "verdadera alegría", hay que pasar
ción y de expansión en función de por el vacío de toda causa munda-
los temas que se van presentando. na de a. y sostenerse en él.
Durante la Primera Semana hay que Este radical despojo prepara el
dominar los pensamientos de a., estallido de la Cuarta Semana, con
"no queriendo pensar en cosas de la irrupción de lo Totalmente Otro.
placer ni alegría, como de gloria, re- En ella se pide "gracia para me ale-
surrección, etc.; porque para sentir grar y gozar intensamente de tanta
pena, dolor y lágrimas por nuestros gloria y gozo de Cristo nuestro Se-
pecados impide cualquier conside- ñor" [Ej 221]. Esta a. por Cristo re-
ración de gozo y alegría" [Ej 78]. La sucitado, la radical Alteridad, in-
a. no puede ser ingenuidad ni eva- cluye también el gozo por la a. de
sión inconsciente de la propia ver- María [Ej 299] y del resto de los
dad, sino resultado de la experien- primeros discípulos. Todo ello es
cia del amor gratuito de Dios que el efecto del descentramiento lo-
121 alma
a las otras. El reto de la libertad es CSIg 13 (1989) 108-119; GARCÍA, L., El hom-
que tiene que encontrar aquella posi- bre espiritual según San Ignacio, Razón y Fe,
Madrid 1961; KUNZ, E, "'Bewegt von Gottes
bilidad de opción que corresponda Liebe'. Theologische Aspekte der ignatia-
defacto a la persona. Con ello nace el nischen Exerzitien und Merkmale jesui-
imperativo del acertar. tischer Vorgehensweise", en Ignatianisch.
La apertura y la pluralidad de Eigenart und Methode der Gesellschaft Jesu
(SIEVERNICH, M./ SWITEK, G. eds.), Herder,
la experiencia espiritual del a. son Freiburg 1990, 75-95; MELLONI, ]., La mista-
explicables, dado que, según el gogía de los Ejercicios, M-ST, Bilbao-Santan-
marco que le asignan los Ejercicios, der 2001; RAHNER, KV Meditaciones sobre los
el acontecimiento del encuentro en- Ejercicios de San Ignacio, Herder, Barcelona
tre el Creador y su criatura está ve- 1971; RAMBLA, J. Ma, "El hombre de las
dado al que los da. No puede in- Constituciones como prolongación del
hombre de los Ejercicios", Man 69 (1997)
miscuirse en su interior, sino en 359-372; Ruiz JURADO, M., "L'antropologia
todo caso permanecer en la antesa- di SantTgnazio di Loyola", en L'antropolo-
la. Su función consistirá en facilitar gia dei maestri spirituali (BERNARD, CH, A.
la hermenéutica de los términos en ed.), Edizioni Paoline, Milano 1991, 239-
que ese encuentro se ha desarrolla- 256; VERHEECKE, M., "Réflexions théologi-
ques et anthropologiques sur les exercices
do. Pues bien, al desplazar Ignacio de Saint Ignace (suite)", CSIg 11 (1987)
hacia un espacio en sí inexpugnable 219-232.
para extraños el acontecimiento
persona-gracia, le está preservando
de cualquier manipulación y, al
mismo tiempo, reconoce que se de- ALUMBRADOS
senvolverá libremente. Posibilita
así la aparición de una respuesta de
seguimiento que no es única en su
formato final, sino plural. Y ello
E l alumbradismo es un fenóme-
no religioso exclusivamente es-
pañol. Fue distinto del begardismo,
porque en su base hay una palabra del erasmismo y del luteranismo,
soberana de Dios dirigida a la liber- aunque en su momento fue confun-
tad soberana de su criatura. De am- dido con estas corrientes espiritua-
bas nacerá una respuesta sellada les por el vulgo e incluso por algu-
por una índole singular. En definiti- nos inquisidores. La razón de la
va, a pesar de su referente funda- confusión es la coincidencia de al-
mental cristológico, la experiencia gunas de sus manifestaciones. Sin
espiritual es genuina para cada áni- embargo, sus características básicas
ma. Con ello se muestra hasta qué le diferencian de ellas.
punto es impracticable una visión Hasta 1523 fue un camino o vía
única, uniforme de la evolución del de perfección, nacido en el ámbito
encuentro persona-gracia. cisneriano, que no despertó sospe-
chas. Se situaba en la onda de los
Francisco J. Ruiz PÉREZ, SJ
recogidos franciscanos, pero estos
1
se separaron de este camino en el
Z Consolación, Creadorfcreatura, Discerni- capítulo provincial de 1524. En líne-
miento, Ejercitante, Espíritus, Pensamientos,
Examen, Hombre, Liberalidad, Operaciones, as generales puede describirse co-
Pensamientos, Sujeto. mo un movimiento religioso, que
afectaba a creyentes poco o nada le-
Bibl.: BAKKER, L, Libertad y experiencia. His- trados -aunque hay algunas excep-
toria de la redacción de las Reglas de discreción
de espíritus de Ignacio de Loyola, M-ST, Bil- ciones- que aspiraban a un ideal de
bao-Santander 1995; BIERNATZKI, W. E., un amor puro, se apartaban de toda
"U Anthropologie des exercices spirituels", manifestación de interés o de temor
131 alumbrados
Más tarde, ya desde Salaman- al libro de los Ejercicios iban por es-
ca, despertó sospechas el libro de te camino. Por eso el P. Aquaviva
los Ejercicios. Los motivos eran va- encargó al P. Francisco Suárez de-
riados. Por un lado se dudaba de la fenderlos y defender a la CJ de es-
ortodoxia de alguna distinción tas acusaciones. El resultado fue su
acerca de lo que es pecado mortal y obra De religione Societatis lesu.
venial en los pensamientos contra El alumbradismo fue una here-
el sexto mandamiento. Preocupaba jía cristiana, que estimuló buena
también a los inquisidores el térmi- parte de las respuestas y controver-
no "indiferencia", que veían como sias de la literatura espiritual del Si-
cercano a la quietud y "dejamien- glo de Oro. Coincidió en el tiempo
to" de los a., con los que nada tiene con el luteranismo y el erasmismo.
que ver. Era también motivo de sos- Aunque hoy distinguimos con pre-
pecha la insistencia en la discreción cisión sus semejanzas y diferencias,
de espíritus y la aspiración a que la en su tiempo fue inevitable la con-
criatura se encontrase directamente fusión. Tampoco era fácil comprobar
con el Creador. Puesto que las obje- si los diferentes grupos iluministas
ciones no tenían más fuerza que las que fueron apareciendo pertenecían
apariencias y era claro que los Ejer- a un mismo movimiento. No es ex-
cicios se apartaban sin duda de
traño que con tantas indefiniciones
Erasmo, Lutero, los begardos y los
se diesen sospechas de puntos de
a., las sentencias fueron siempre fa-
contacto de Ignacio con los a., pese
vorables a Ignacio.
a ser dos caminos de vida cristiana
Pese a todo, las sospechas de y de reforma de la Iglesia sensible-
alumbradismo no se diluyeron mente diferentes. Aunque les unie-
completamente. El Inquisidor do- sen el anhelo de unión con Dios y
minico Alonso de la Fuente, en su de vida interior personal, los dife-
empeño por acabar con el alumbra- renciaban sin duda la aceptación de
dismo, veía relación entre a. o ilu- la autoridad eclesiástica, central en
minados con los jesuitas (llamados Ignacio.
a veces "teatinos") y con el libro de
los Ejercicios. Esta relación se pudo Rafael Ma SANZ DE DIEGO, SJ
deber a la inexperiencia o ingenui-
dad en algunos directores de Ejerci- /* Alcalá de Henares, Arévalo, Ejercicios Espi-
cios o en algunos directores espiri- rituales (Historia), Inquisición, Salamanca.
tuales, tanto en España como en Bibl.: AA. VV., Trabajos del Segundo Congre-
Perú (cf. el proceso en torno a Ma- so de Espiritualidad de Salamanca, Juan Flors,
ría Pizarro en 1570). También en la Barcelona 1963; ANDRÉS, M., LOS recogidos:
oposición de Melchor Cano a la CJ nueva visión de la mística española (1500-
y a los Ejercicios entraban ingre- 1700), FUE, Madrid 1975; ID., "Corrientes
dientes de alumbradismo, que sal- teológicas y erasmistas en la primera mi-
tad del siglo XVI", en Ignacio de hoyóla y su
picaron asimismo a S. Juan de Ávi- tiempo. Congreso internacional de historia
la, S. Juan de Ribera (pretendidos (PLAZAOLA, J. ed.), Mensajero - Universidad
inspiradores del iluminismo) y a S. de Deusto, Bilbao 1992, 305-328; ID., Histo-
Francisco de Borja, Fray Luis de ria de la mística de la Edad de Oro en España y
Granada, Sta. Teresa, S. Juan de la América, BAC, Madrid 1994; BATAILLON,
Cruz y Bartolomé de Carranza. M., Erasmo y España, FCE, México, 1996,
Fueron también acusados Juan de 166-176; CARO BAROJA, }., Las formas comple-
jas de la vida religiosa (religión, sociedad y ca-
Valdés y el editor Miguel de Eguía. rácter en la España de los siglos XVI y XVII),
Parte de los ataques que se hicieron Sarpe, Madrid 1985; FERNÁNDEZ, L., "íñigo
133 Amadís de Gaula
Esto muestra, a la vez, el error que muchas cosas vanas que se le ofre-
supone identificar la formación cor- cían, una tenía tanto poseído el co-
tesano-caballeresca del joven íñigo razón, que se estaba luego embebi-
con la de un soldado profesional, do en pensar en ellas dos y tres y
como se ha hecho generalmente, cuatro horas sin sentirlo, imaginan-
llamándolo incluso "capitán", íñigo do lo que había de hacer en servicio
fue sólo soldado de ocasión. de una señora, los medios que to-
Al desarrollo del mundo caba- maría para poder ir a la tierra don-
lleresco contribuyeron obras litera- de ella estaba, los motes, las pala-
rias como Los cuatro libros del esfor- bras que le diría, los hechos de
zado y muy virtuoso caballero Amadís armas que haría en su servicio" [Au
de Gaula de Garci Rodríguez de 6]. En efecto, el amante caballero se
Montalvo (Zaragoza 1508). Las di- esforzaba por sobresalir en torneos
vergencias narrativas, ideológicas y y cacerías para agradar a su dama.
lingüísticas, constatadas en el texto, Se ponía a su servicio, sometiéndo-
llevan a la conclusión de que el au- se a ella de modo semejante a como
tor utilizó un material que por el un vasallo lo hace con su señor. An-
año 1350 ya circulaba en Castilla. te un ser de naturaleza tan superior,
La refundición de Montalvo distri- "porque la señora no era de vulgar
buyó los materiales preexistentes nobleza; ni condesa ni duquesa,
en cuatro libros, eliminando o abre- mas era un estado más alto que nin-
viando algunos episodios y agre- guno destas" [Au 6], el amante no
gando la última parte de las Sergas puede sino rendirle un culto de ser-
de Esplandián, hijo de Amadís, en vicio y humildad, exaltando sus
las que aparece claramente el ideal perfecciones.
del caballero en sentido cristiano. Cierto, dos amores se enfrenta-
En su reelaboración, Montalvo se ron en el corazón de íñigo: el de los
enfrenta, al recoger la tradición ar- santos y el de los caballeros. Con
túrica, céltica y germánica, a temas todo, esta alternativa de elección no
dispares: la caballería mítica centro- se ha de entender como si el prime-
europea y la cristiana, lo cortesano ro, en todo, fuese contrario al se-
y lo religioso; un conjunto de seres gundo. Se hallan entre ellos, pese a
extraordinarios en tensión que se sus grandes diferencias, actitudes
manifiestan a través de sueños, comunes como el servicio, la humil-
profecías, combates de monstruos, dad, la reverencia o el acatamiento.
etc.; y, en particular, la experiencia No cabe duda de que expresiones
del "amor cortés". En la cortesía como "en todo amar y servir a su
amorosa ya no se combate por los divina majestad" [Ej 233], arrancan
débiles, ni por la religión, sino por de actitudes y comportamientos
la amada, ese "dios" que más o me- que proceden del amor cortés, y
nos es Oriana para Amadís; así, por que con la conversión y las expe-
ejemplo, cuando el héroe pierde, riencias místicas recibirán una
debido a los celos, la cordura, opta orientación espiritual.
por hacer penitencia (tema que se Otro momento que encuentra
halla también en Don Quijote de la un contexto caballeresco en el A. es
Mancha, penitente por amor a Dul- el conocido episodio del moro;
cinea en la cueva de Montesinos). cuando íñigo, convertido en pere-
En el contexto del "amor cor- grino, se acerca al monasterio de
tés" se encuadra igualmente lo que Montserrat para consagrarse a la
cuenta el convaleciente íñigo: "Y de Virgen, pero no muy lejos de allí se
135 Amadís de Gaula
bres a la vida" [Co 101]. Llegar a de hacer en los Ejercicios. Este de-
"este tal grado de perfección tan seo sincero y la disposición espiri-
precioso en la vida espiritual" [Co tual fundamental que de él surge,
103] que Ignacio propone, como opuestos derechamente al deseo
posible horizonte de vida, a cuan- de poder, dignidades y suprema-
tos hacen los Ejercicios completos, cía sobre los demás, en que consis-
no es algo que se pueda conseguir te la a., no son objeto de elección;
con fuerzas humanas, ni tampoco son absolutamente necesarios para
por propia elección. Es Dios quien quien, en cualquier estado y con-
llama a Él y "recibe" en Él. Por eso, dición de vida, quiera de verdad
es gracia singular, que Ignacio seguir a Cristo y asemejarse a Él.
aconseja pedir intensamente en el Son también absolutamente nece-
triple coloquio de la meditación de sarios para poder usar de los ho-
Dos Banderas [Ej 147], que se ha de nores y del poder que realmente se
repetir en la consideración de las pueda tener en la vida, de modo
Tres Maneras de Humildad, "pi- que se haga de ellos medios de
diendo que el Señor nuestro le servicio a los demás y no de domi-
quiera elegir en esta tercera mayor nio o supremacía sobre ellos ni de
y mejor humildad, para más le imi- encerramiento en el propio interés.
tar y servir, si igual o mayor servi- Así, en la espiritualidad ignaciana,
cio y alabanza fuere a la su divina la superación de la a., como deseo
majestad" [Ej 168]. Quien pide, se de poder y de gloria, pasa de ser
abre a recibir gratuitamente, como un problema moral a ser una op-
un don y gracia, lo que pide: en es- ción a fondo por el modo de ser de
te caso, la libertad de toda a. de po- Cristo en la condición de esclavo,
der, dignidades y honores, "por su por la que él optó. Esta opción
debido amor y reverencia". fundamental e incondicional, reci-
En el modo de ver las cosas, bida como gracia, es necesaria,
propio de Ignacio, en esta materia, "para venir en perfección en cual-
es necesario distinguir, como él quier estado o vida que Dios nues-
distingue, entre: primero, el deseo tro Señor nos diere para elegir" [Ej
fundamental de identificación con 135]. Su concreción en la vida de
Cristo en este punto y la disposi- cada uno depende de la elección
ción espiritual básica que de él de- de Dios para él, que hay que tratar
riva; y, segundo, el grado o moda- de descubrir humildemente en la
lidad de vida que Dios quiere para oración, especialmente en la con-
cada uno, en un esquema semejan- templación de la vida de Jesús, pa-
te al del binomio "pobreza espiri- ra asemejarse más a Él [Ej 135].
tual-pobreza actual". El sincero 4. En la espiritualidad de la Com-
deseo y la disposición fundamen- pañía de Jesús. En la espiritualidad
tal de identificarse plenamente de la CJ, como concreción privile-
con Cristo en su condición de es- giada de la espiritualidad ignaciana
clavo son comunes a todos los que genérica, la exclusión de la a. "con
quieren seguirle, como lo es la exi- grande diligencia" [Co 478.817]
gencia de la pobreza espiritual. La -"cerrarle la puerta" es la expresión
medida y el modo de la identifica- consagrada- está intensamente pre-
ción real con Cristo en esa su con- sente. Más aún, la a. llega a ser con-
dición es cosa que Dios determina siderada como la "peste", en lo que
para cada uno, y es precisamente se refiere al deseo de cargos y como
el objeto de la elección que se ha "madre de todos los males en cual-
141 ambición
para reglar ni medir estas virtu- Dios causa en él, su propio a. de res-
des" [Au 14]. puesta. Una cosa sigue siendo cier-
En el diálogo entre Dios e Igna- ta, sin embargo, y es importante su-
cio, es Ignacio quien lleva las rien- brayarla. Toda esa efusión amorosa
das, no el interlocutor divino. Poco de Ignacio está al servicio de un dis-
a poco Dios le irá enseñando, "co- cernimiento apostólico que resulta
mo un maestro de escuela a un ni- vital para él: el de la pobreza. Nin-
ño" [Au 27], que las cosas no son guna autocomplacencia en la expre-
así. Y poco a poco Ignacio irá en- sión de su a. a Dios. Lo que busca en
trando en esa "pasiva divina" del a. ella es una señal, la confirmación de
de Dios que suscita en nosotros el lo que Dios quiere de la CJ en el
deseo de identificación con Jesús. punto crucial de la pobreza apostó-
"Ser puesto con el Hijo" [Au 96] se- lica.
rá, como respuesta a esa enseñanza 3. Y otra mirada hacia adelante:
de Dios, la máxima aspiración de las Constituciones y las Cartas. Si su-
Ignacio, el a priori de todas sus dila- mamos las veces que aparece en las
tadas empresas humanas empren- Constituciones el término "amor"
didas por a. a Dios. No se trata de (58) con las distintas formas del
matar los impulsos del a., pero sí de verbo "amar" (14) y la palabra "ca-
ordenarlos según el modelo de ridad" (56), nos encontramos con
Amor que nos ha sido dado, Cristo un mínimo de 128 alusiones a
Jesús. nuestro tema. La apelaciones al a. y
En el Diario espiritual la aludida la caridad en las Cartas son, igual-
sobriedad de Ignacio en el uso de la mente, innumerables ¿Admite al-
palabra a. como movimiento afecti- gún intento de síntesis todo este
vo del hombre hacia Dios se rompe amplio material? Creemos que sí.
estrepitosamente. En efecto, la pala- Esa síntesis ya la trazó, por ejem-
bra "amar" aparece solamente dos plo, el R Ignacio Iparraguirre, en
veces, una referida al a. de Ignacio cuyo trabajo apoyaremos esta parte
a la Trinidad y otra al a. de Dios a de nuestro comentario.
Ignacio, pero el término a. lo hace 3.1 El amor de Dios nos precede y
hasta en 39 ocasiones y todas ellas, acompaña siempre. Él está en el ori-
con una excepción tal vez [De 105], gen de nuestro a. a Dios y es el mo-
referido al a. de Ignacio a Jesús, a delo de nuestro a. a las criaturas.
Dios nuestro Señor, a la Trinidad, La Bondad de Dios, en la que he-
etc. Un a. que el propio Ignacio cali- mos de hacer "asiento", es princi-
fica de "intenso, reverencial, creci- pio, medio y fin de todo el bien
do, todo, lúcido, excesivo, interno, que pueda haber y podamos hacer
etc.". nosotros.
Cuando habla o escribe para los A la entraña del cristianismo
demás -especialmente en la Autobio- pertenece esta doble afirmación:
grafía y los Ejercicios- S. Ignacio se que "él nos amó primero" (IJn 4,
comporta como un sobrio mistago- 19) y que hemos de amarnos unos a
go. Su vocabulario está muy medi- otros "como él nos amó" (Jn 15,12).
do y siempre al servicio de la místi- Pues bien, desde el proemio de las
ca que quiere trasmitir. Cuando, por Constituciones a su parte X, Ignacio
el contrario, escribe sólo para él, no parte de esta convicción: es Dios sa-
tiene reparo en expresar una y otra bio y bondadoso quien está en el
vez los movimientos que el a. de origen, la conservación y progreso
amor 154
hacia Dios", como un cuerpo para bísima muerte", "por amor de Cristo
el Espíritu (el mismo Espíritu de los nuestro Señor", etc.- son innumera-
Ejercicios Espirituales), apele S. Igna- bles en su Cartas. La insistencia de
cio constantemente a ese a. de res- Ignacio en calificar la palabra a. me-
puesta, tanto a la hora de cohesio- diante el añadido de otro sustantivo
nar las relaciones hacia dentro de (a. y reverencia, servicio, gloria, etc.
ese cuerpo como su misión hacia -otra vez la endíadis ignaciana) es
afuera. sintomática. Es como si, fiel a los
Ejercicios, quisiera huir de toda con-
"El vínculo principal de en-
cepción aérea e inconcreta del a. hu-
trambas partes, para la unión de
mano mediante su calificación como
los miembros entre sí y con la ca-
a. servicial, a. reverente, a. glorifica-
beza, es el amor de Dios nuestro
dor de Dios. Sintomático resulta
Señor. Porque, estando el Superior
también el hecho de que muchísimas
y los inferiores muy unidos con la
de sus cartas comiencen por el cono-
su divina y suma Bondad, se uni-
cido estribillo "la suma gracia y el
rán más fácilmente entre sí mis-
amor eterno de Cristo nuestro Señor
mos, por el mismo amor que de sea siempre en nuestro favor y ayu-
ella descenderá y se extenderá a da" para terminar con aquel otro
todos próximos, y en especial al "que su voluntad sintamos y aquella
cuerpo de la Compañía" [Co 671]. enteramente cumplamos". Lo pri-
Al P. General podrán faltarle algu- mero como aquello que hace posible
na de las cualidades pedidas por él lo segundo.
mismo, pero no debería faltarle
"bondad mucha y amor a la Com- En una mirada de conjunto,
pañía" [Co 735]. Para crear ese vín- parece claro que la secuencia igna-
culo, unió animorum, existen tam- ciana del a. en sus Cartas y Consti-
bién otros medios a los que aludirá tuciones sería la siguiente: a) todo
la parte VIII de las Constituciones, comienza en el a. y la bondad de
pero el principal -afirmará Igna- Dios nuestro Señor hacia nosotros
cio- es éste. y hacia el mundo -"Él nos amó
primero"; b) ese a. primero de Dios
Todo el intento de Ignacio se hace brotar en nosotros el a. a Dios
dirigirá a que el jesuita se polarice y su Reino, a la vez que lo purifica
totalmente en ese a. para que en él y ordena; c) la autenticidad de ese
pueda ordenar el suyo. En sus pro- a. humano se verifica en su orien-
pias palabras, a que proceda en to- tación al cumplimiento de la vo-
do "por amor de Dios nuestro Se- luntad de Dios -"el amor debe po-
ñor", "por su divino amor y nerse más en las obras que en las
reverencia"... [Co 67.111.118.130. palabras", e incluso que en los
132.240.569.610.640 etc.]. afectos.
Esta centralidad del a. a Dios es 3.3 Los impedimentos humanos al
un principio general para Ignacio, es amor divino. Lo que impide que el
decir, válido para toda vocación cris- amor de Dios resuene en el corazón
tiana. El testimonio de sus Cartas, di- humano y genere amor a Dios y a
rigidas a todo tipo de personas, es sus criaturas son, según S. Ignacio,
masivo a este respecto. Expresiones las afecciones desordenadas: el amor
como las citadas anteriormente propio y la absolutización del amor a
-"por amor de Dios nuestro Señor", las criaturas. Por su concentración
"amor y reverencia", "amor y servi- temática en torno al a. y sus enemi-
cio", "amor y gloria", "amor y acer- gos, y por su belleza expresiva, a [Co
amor 156
Bibl.: BALLESTER, M., ''Métodos orientales yola, al que muchos se la han atri-
del control respiratorio y tercer modo de buido equivocadamente, pese a que
orar ignaciano", Man 54 (1982) 167-174;
es varios siglos anterior.
CALCAGNO, F. SV Ascética Ignaziana I, "Do-
cumenta", Marrietti, Torino-Roma 1936, 1. Orígenes y autor. Consta su
231-241; CATRET, ]., "¿Dar Ejercicios Espi- existencia en el siglo XIV, al menos
rituales con 'paradojas bíblicas'?", Man 65 en una docena de manuscritos. El
(1993) 63-77; FIGARI, L. E, "La oración del más antiguo de ellos parece ser un
Nombre de Jesús", Revista Vida y Espiri-
tualidad 5 (1989); HAUSHERR, I., "Les Exer- códice del British Museum (ms.
cices Spirituels de Saint Ignace et la mét- Harley 2253) de hacia 1314-20. Ya
hode d'oraison hésychaste", Orientalia en el mismo siglo XIV aparece tra-
Christiana Periódica 20 (1954) 7-26; KEA- ducido al francés, al alemán, al ho-
TING, T., Foundations for Centering Prayer landés y al italiano. De entre los tes-
and the Christian Contemplative Life: Open tigos de ese siglo podemos señalar
Mind, Open Heart; Invitation to Love; The
Mystery ofChrist, Continuum Press, New a la mística dominica Margarita Eb-
York 2002; MELLONI, J., La mistagogía de los ner (1291-1351), que rezaba nuestra
Ejercicios, M-ST, Bilbao-Santander 2001; oración; un testimonio singular de
PENNINGTON, BV La oración centrante: reno- España: una inscripción de hacia
vación de una antigua manera de orar, Nar- 1364 en el Patio de las Doncellas del
cea, Madrid 1986; SENÉCAL, B., "Une re- Alcázar de Sevilla, en el que se re-
traite Zazen-Exercices Spirituels", CSIg 26
(2002) 75-86; TEJERINA, A., "Tres modos de produce el A. (con errores textuales,
orar", Man 69 (1997) 63-66. atribuibles al artesano mudejar).
El primer manuscrito conoci-
do coincide cronológicamente con
el pontificado del Papa de Avig-
ÁNIMA: / Alma
non y Juan XXII (1316-1334), y así
en diversos manuscritos antiguos
ANIMA CHRISTI se le atribuyen a Juan XXII la auto-
ría de la oración y la concesión de
una oración de uso común, como gar a Roma, en una iglesia, y ha-
el Credo o el Ave María. Pero esa ciendo oración, sintió tal mutación
atribución estaba tan difundida en su alma y vio tan claramente que
que llegó hasta los mismos libros Dios Padre le ponía con Cristo, su
litúrgicos oficiales bajo el título de Hijo, que no tendría ánimo para
"Aspirationes S. Ignatii ad Sanc- dudar de esto, sino que Dios Padre
tissimum Redemptorem", como le ponía con su Hijo" [Au 96]. Y en
en el Breviario (desde mediados su Diario espiritual lo recuerda como
del siglo XIX hasta la edición típi- una gracia especialísima: "Y pare-
ca de San Pío X) y en el mismo Mi- ciéndome en alguna manera ser
sal Romano (comprobado hasta obra de la Santísima Trinidad el
1951). Después se quitó justamen- mostrarse o el sentirse de Jesús, vi-
te la atribución al santo. Con todo, niendo en memoria cuando el Pa-
esta atribución sigue reaparecien- dre me puso con el Hijo." [De 67].
do esporádicamente, y, por su- S. Ignacio no especifica el senti-
puesto, en Internet. do de su petición a la Virgen, pero
6. S. Ignacio y el 'Tone me iuxta podemos recurrir al libro de los Ejer-
te". Alguno ha pensado que la invo- cicios. "Ponerle" con su Hijo equiva-
cación "Et pone me iuxta te" se le a "ser recibido" por Cristo. Es lo
cambió porque pudo parecer pre- que pide a María, "ser recibido" por
tenciosa. Pero ya señala Fischer Cristo, en el coloquio de las Dos
(Fischer 1985,191) que coincide con Banderas: "Un coloquio a nuestra
una antífona del Oficio divino del Señora por que me alcance gracia de
tiempo de Pasión, ya en uso en su Hijo y Señor, para que yo sea reci-
aquel tiempo: "Libera me, Domine, bido debajo de su bandera, y prime-
et pone me iuxta te". Es, pues, una ro en suma pobreza espiritual, y si
petición completamente normal. su divina majestad fuere servido y
Para el mismo Fischer (Fischer me quisiere elegir y recibir, no me-
1951, 194) resulta evidente que se nos en la pobreza actual; en pasar
apoya en el consedere de E/2,6: "nos oprobrios y injurias por más en ellas
con-resucitó y nos con-sentó en los le imitar" [Ej 147]. En la oblación al
cielos en Cristo Jesús" (véase tam- Rey eternal había pedido lo mismo,
bién Ap 3, 21)". De cualquier modo, ser recibido por Cristo para imitarle
parece claro por el contexto que el en su abajamiento: "que yo quiero y
"Pone me iuxta te" tiene en esta deseo y es mi determinación delibe-
oración un sentido escatológico. El rada, solo que sea vuestro mayor
orante le pide al Señor que "le lla- servicio y alabanza, de imitaros en
me en la hora de su muerte y le pasar todas injurias y todo vituperio
ponga junto a sí". Un punto final de y toda pobreza, así actual como es-
intimidad y de amor eternos junto a piritual, queriéndome vuestra santí-
su Señor. sima majestad elegir y recibir en tal
En S. Ignacio esta expresión te- vida y estado" [Ej 98]. Lo que se re-
nía un sentido místico. Se encuen- pite en el tercer grado de Humildad:
tra en la importantísima visión de "quiero y elijo más pobreza con
La Storta: "Había determinado, Cristo pobre que riqueza, oppro-
después que fuese sacerdote, estar brios con Cristo lleno dellos que ho-
un año sin decir Misa, preparándo- nores" [Ej 167]. Es estar con Jesús
se y rogando a la Virgen que le qui- con una imitación e identificación
siese poner con su Hijo. Y estando plenas con él, lo que se expresa en el
un día, algunas millas antes de lle- "conmigo" del 2.1 punto de la medi-
169 Anima Christi
tación del Rey temporal: "quien qui- lamenten hoy que en el A. se haya
siere venir conmigo [...] ha de traba- perdido el "Pone me iuxta te", que
jar conmigo [...] porque así después está tan en consonancia con la mís-
tenga parte conmigo en la victoria tica de S. Ignacio. No se puede pen-
como la ha tenido en los trabajos" sar en quitar el "Et iube me venire
[Ej 93]. ad te", tras tantos siglos de tradi-
S. Ignacio pedía que se hiciera ción, pero se le podría añadir el "Et
una realidad su aceptación por pone me iuxta te", como se hacía
Cristo (ser recibido por Cristo, es- antiguamente en algunos manus-
tar con Él bajo su bandera) y su critos e impresos, no sólo por llevar
identificación con él ("imitar y pa- la petición del orante a su culmina-
recer más actualmente a Cristo ción escatológica, sino por respeto
nuestro Señor" [Ej 167]). Pero esa al original.
imitación era precisa y concreta- Gabriel Ma VERD, SJ
mente en su pobreza, sus vitupe-
rios e ignominias. Es la identifica- Z1 Coloquios, Corazón de Jesús, Cuerpo, Hu-
ción total con Cristo doloroso manidad de Cristo, Modos de Orar, Oración.
("dolor con Cristo doloroso" [Ej
Bibl.: AA. VV., "Quel est l'auteur de la prié-
203]), al estilo de S. Pablo: "Estoy re Anima Christi?", Collection de la Bi-
crucificado con Cristo, y ya no vi- bliothéque des Exercices de St. Ignace 43
vo yo sino que Cristo vive en mí" (1913); BAESTEN, V., "Une inscription latine
(Gal 2, 19-20); "porque habéis a Séville et la priére 'Anima Christi' dans
muerto, y vuestra vida está oculta les Livres d'heures du Moyen Age", Précis
Historiques 32 (1883) 630-647; CARAMAN, P.,
con Cristo en Dios" (Col 3, 3). "Anima Christi", en DHCJ I, 176; CECCHET-
El santo le pedía a la Virgen TI, I., "Anima Christi, sanctifica me", en
ser puesto con Cristo, para poder Enciclopedia Cattolica I, Cittá del Vaticano
1948,1341-1342; ID., "Elevazione", en Enci-
celebrar dignamente su primera clopedia Cattolica V, Cittá del Vaticano 1950,
Misa, a cuya preparación dedicó 226-228; DREVES, G. M., "Wer hat das Ani-
más de un año. El resultado fue ma Christi verfafit?", Stimmen aus Maria-
mayor de lo que podía esperar, Laach 54 (1898) 493-504; DUMOUTET, E.,
pues fue el mismo Padre el que le "Aux origines des saluts du Saint-Sacre-
ment", Revue Apologétique 52 (1931) 409-
pidió a su Hijo, con la Cruz a cues- 431; FISCHER, B., "Das Trierer Anima Chris-
tas, que recibiera a S. Ignacio como ti" en Trierer Theologische Zeitschrift 60
servidor suyo: "Quiero que tomes (1951) 189-196; ID., "Pone me iuxta te - Set-
a este como servidor tuyo"; pues ze mich zu dir. Ein velorengegagenes Mo-
"nadie puede venir a mí, si el Pa- tiv aus dem ursprünglichen Text des Ani-
ma Christi", Trierer Theologische Zeitschrift
dre que me ha enviado no lo trae" 94 (1985) 188-196; GARCÍA VILLADA, Z.,
(Jn 6, 44). Y es el Hijo, quien lo to- "Nota sobre el origen y el autor del 'Ani-
ma como servidor: "Quiero que tú ma Christi'", EEc 1 (1922) 376-379; GARCÍA-
nos sirvas" (cf. FNII, 133). San Ig- VILLOSLADA, R., "'Anima Christi'. Origen y
nacio queda asociado a Cristo, pe- evolución de esta plegaria medieval", Man
51 (1979) 119-144; LETURIA, P. DE, "Libro de
ro concretamente a Cristo con la Horas, Anima Christi y Ejercicios Espiritua-
Cruz a cuestas (pobreza, vitupe- les de San Ignacio", AHSI 17 (1948) 3-50
rios, injurias...). De esta forma Ig- (reed. en ID., El II, Roma 1957, 99-148); NA-
nacio puede afirmar con Pablo que TALINI, T., "Nuove fonti per la preghiera
"para mí vivir es Cristo y morir Anima Christi", Divinitas 8 (1964) 284-295;
OLDENBOURG, M. C, Hortulus animae
una ganancia" (Flp 1, 21). [1494J-1523. Bibliographie und Illustration,
Visto todo lo anterior, se com- Ernst Hauswedell, Hamburg 1973; PASTÉ,
prende que los estudiosos jesuitas R., "Quis es auctor invocationis 'Anima
anotaciones 170
trena para alcanzar la meta. Quien vitales para favorecer una elección
quiera encontrar la voluntad de y para la santificación del alma
Dios no puede ser eximido del tra- (Fessard 1956, 303). Los Ejercicios
bajo de poner lo mejor de sí para son, asimismo, una "escuela o taller
descubrir lo que Dios quiere de él; de conversión" (González 2002 y
para quien quiere apartar de su vi- 2002a), que se ofrece a todos aque-
da toda afección desordenada, será llos que estén sedientos de encon-
imprescindible hacer el trabajo trar un camino mejor para sí y los
personalmente. De la misma ma- demás. Las a. guían en ese camino
nera que el deportista que se entre- y llevan por senda segura al ejerci-
na ha de competir, el ejercitante no tante que, siguiendo los pasos de
puede ser suplido por nadie, tiene Jesús al estilo de Ignacio, se aventu-
que hacer el mayor esfuerzo y, se- ra en un camino de búsqueda para
gún sus propias capacidades y dar respuesta a sus necesidades
fuerzas, dar la batalla. El ejercitan- más íntimas y personales, a sus de-
te bien dispuesto y preparado se seos de vivir en comunión con el
dejará llevar por las inspiraciones Señor y los hermanos (González
divinas; lo hará con la ayuda y 2002, 275ss). Las a. son una expre-
consejo de un buen acompañante sión pedagógica concreta de esa es-
espiritual que le ayude a discernir cuela de conversión.
las mociones que el Espíritu le ins- La a. quinta nos indica que los
pire, en soledad, en íntima comu- Ejercicios son para quienes tengan
nicación y contacto con el Señor, realmente deseos de entregarse sin
ante quien implora que le dé a co- reservas, con magnanimidad abso-
nocer la voluntad sobre sí y sobre luta, que quieran dejarse hallar por
su vida. la voluntad de Dios y convertirse a
En los Ejercicios se lleva a cabo una vida totalmente dirigida por Él
una lucha por apartar de sí aque- y donde Él sea el único absoluto.
llos aspectos negativos que impi- Los Ejercicios son para quienes
den a la persona relacionarse me- quieran optar por el "más", para
jor con el Señor y con los hermanos quienes estén dispuestos a dar lo
y trabajar por un Reino común. mejor de sí en la búsqueda de idea-
Por tanto, el ejercitante se esfuerza les y utopías dignos de mayor esti-
en hacer consciente y desechar to- ma y momento, tanto en la elección
do aquello que le impide vivir en de su estado de vida o en la refor-
plenitud. Asimismo, intenta bus- ma de cómo vive y actúa. Se diri-
car y hallar la voluntad de Dios so- gen a aquellos que quieran y acep-
bre sí, sobre su vida, sus cosas, su ten arriesgarse "para venir en
entorno y así encontrar la felicidad perfección en cualquier estado o vi-
y su propia salvación, realización, da" [Ej 135] y, al término del entre-
liberación. namiento espiritual, estén dispues-
A lo largo de los años, algunos tos para que puedan "en todo amar
acompañantes han visto los Ejerci- y servir a su divina majestad" [Ej
cios como una "escuela de perfec- 233].
ción"; otros, en cambio, los ven co- Escuela de conversión y escue-
mo una "escuela de elección". la de elección se juntan en un solo
Fessard recoge lo dicho por varios propósito buscado por los Ejerci-
autores y se inclina por afirmar que cios. Ambos aspectos permitirán al
los Ejercicios bien pueden dirigirse ejercitante ordenar su vida y con-
con las dos tendencias, es decir, son formarla con la voluntad de Dios.
anotaciones 174
las tales personas pisan y se asien- que "pueden" hablar [Ej 123]. En
tan". El ejercicio acaba "con un co- los tempranos Ejercicios del Maestro
loquio, como en la primera y se- Juan (Coduri), es precisamente en
gunda contemplación, y con un la a. donde quien da los Ejercicios
Pater noster" [Ej 121-126]. alienta al ejercitante a ensancharse
Hay desde luego una diferen- acerca de sus deseos, mientras que
cia estructural entre esta oración fi- en el primer y segundo ejercicios el
nal de los sentidos y la primera y que da los Ejercicios era mucho
segunda contemplación al princi- más reticente (MEx I, 574.579).
pio del día. Mientras que en éstas La oración en la cual "se traen
últimas se había pasado del ver y o se pasan los sentidos" tiene lugar
del oír a una consideración de lo al fin del día ignaciano, antes de ce-
que las personas de la escena esta- nar (cf. [Ej 129.133.159]); se extien-
ban haciendo para continuar luego de por toda la Tercera Semana (cf.
con el coloquio, en la a. se nombran [Ej 204.208]) y se adentra en la
todos los sentidos, los cinco. La aso- Cuarta Semana (cf. [Ej 226]). Hay,
ciación del olfato y el gusto con la sin embargo, un misterioso pasaje
"divinidad del ánima" y la intensi- en las Adiciones para la Cuarta Se-
dad afectiva de "abrazar y besar", mana: "trayendo los cinco sentidos
junto con tocar, puede estar sugi- sobre los tres ejercicios del mismo
riendo de hecho que Ignacio quiere día" [Ej 227] en términos que se
apuntar a un tipo de concentración aproximan mucho más a sus re-pe-
emocional mayor, cuando se com- ticiones y re-visiones: "notando y
para con las contemplaciones que haciendo pausa en las partes más
preceden en el día. Sería un error, principales y donde haya sentido
sin embargo, interpretar esta inten- mayores mociones y gustos espiri-
sificación de las contemplaciones tuales" [Ej 227] (y, al contrario, la
en términos de meras polaridades: expresión "los tres ejercicios" en es-
sean de la cabeza frente al corazón, te texto sugiere que Ignacio pudo
del entendimiento frente a la afecti- haber deshecho la repetición de la
vidad, menos aún, del ascetismo contemplación transformándola en
frente al misticismo y, mucho me- otro ejercicio diferente, el tercero).
nos, de la humanidad frente a la di- Algunos han sugerido que el papel
vinidad. Pues la continuidad que que juega el quinto ejercicio de la
existe entre los ejercicios es notable: Primera Semana, la Meditación del
el coloquio del quinto ejercicio es Infierno, tiene su análogo en la a.
"como en la primera y segunda para las semanas sucesivas.
contemplación" [Ej 126]; cada uno 2. Los Directorios y discusiones
de los puntos nos induce a "sacar modernas. La a. es uno de varios mo-
algún provecho". Finalmente, in- mentos en los Ejercicios cuando Ig-
cluso el punto que trata los sentidos nacio quizá esté tratando de lo que
del gusto y del tacto imagina un ha querido ser denominado formas
ejercitante "refletiendo" sobre sí de oración "más elevadas" por los
mismo. En realidad, es posible que comentadores que piensan en tér-
esta forma de oración sea incluso minos de grado y jerarquía. Entre
más discursiva que las contempla- estas formas "más elevadas" se en-
ciones al comienzo del día: sola- cuentran la "Consolación sin causa
mente aquí somos invitados explí- precedente", el "Primer tiempo de
citamente no solo a escuchar lo que la elección" y las peticiones de la
las personas "hablan" sino hasta lo Tercera y Cuarta Semanas. Con res-
aplicación de sentidos 186
de finales del año 1507 o comienzos tal y los años de conversión espiri-
de 1508 (cf. Medina 1998, 400-404). tual y peregrinaje; de hecho, los
Testimonios jesuíticos, razones fa- biógrafos antiguos y modernos pa-
miliares y, sobre todo, la anarquía recen olvidar estos años que resul-
política junto con la peste que se tan fundamentales para la psicolo-
desataron en Castilla en 1507, ava- gía de Ignacio. Hoy no podemos
lan esta hipótesis. Parece que íñigo entender las futuras decisiones y
López de Loyola llegaría a A., experiencias del fundador de la CJ
"siendo ya mancebo de alguna sin los aprendizajes vitales de este
edad", es decir, con no menos de periodo.
15-16 años. La caída en desgracia Nos consta que el primer capí-
de los Velázquez en 1516, por moti- tulo de la Autobiografía, relatado
vos de lealtad política y también por el propio Ignacio a Luis Gonzá-
por la progresiva enemistad entre lez de Cámara, relataría con detalle
María de Velasco y Doña Germana y sin rubor sus "travesuras de man-
de Foix (cf. Fernández 1980), preci- cebo clara y distintamente con to-
pitarían la salida de Iñigo hacia las das sus circunstancias" [Au 2] du-
tierras del duque de Nájera, parien- rante su estancia en A., Rioja y
te de Doña María, en octubre de Navarra. Deliberadamente censu-
1517 y su cambio de rumbo hacia el rado este periodo de su vida en los
servicio como hombre de armas. años posteriores a su muerte el 31
3. Arévalo en la historiografía ig- de julio de 1556 y resumido en un
naciana. El estudio biográfico de Ig- escueto "hasta los 26 años de edad
nacio de Loyola recorre tres fases fue un hombre dado a las vanida-
históricas (cf. Aldea 1993, 79-102): des del mundo" [Au 1], permanece
edificante, como modelo renacen- oculto hasta 1980, fecha en la que
tista de virtudes y buen gusto lite- las investigaciones de Luis Fernán-
rario; ejemplo claro es la Vita Ignatii dez, a partir de las fuentes docu-
(1572) de Ribadeneira. De la mano mentales directas internas y sobre
de los bolandistas y las Acta Sancto- todo civiles (AGS, AHN, AHPVa),
rum la hagiografía de Ignacio entra van desvelando progresivamente el
en una fase crítica a finales del siglo ambiente en que vivió íñigo y algu-
XVII y comienzos del XVIII; busca- nos episodios ocultos de su estancia
ban un conocimiento más exacto y en tierras castellanas, como su
riguroso de las fuentes, para hacer amistad con Alonso de Montalvo
del héroe un ser más humano y re- (cf. Fernández 1990), los sucesos en
al. El proyecto ejemplar de la Mo- los carnavales de Azpeitia (1515), la
numenta Histórica (MHSI) abre el solicitud de permiso para portar ar-
paso hacia una comprensión holís- mas de 1518 (Fernández 1975,136),
tica y científica de la biografía y el sus frecuentes visitas a Valladolid,
perfil psicológico de Ignacio de Lo- etc. Este hito historiográfico ha su-
yola con más de 70 volúmenes de- puesto renovación y estímulo para
dicados a la persona y al contexto muchas y novedosas investigacio-
histórico del santo. nes en dos líneas fundamentales:
Los años pasados por íñigo en una sobre el análisis y comproba-
A. son una de las partes menos co- ción exhaustiva de fuentes docu-
nocidas de su vida. Este periodo de mentales de primera mano, y otra
aproximadamente diez años (1507- destinada a buscar los paralelismos
1517) parecía un paréntesis olvida- e influjos entre la literatura contem-
do entre la infancia en su tierra na- poránea religiosa y caballeresca con
195 Arévalo
Bibl.: ALDEA, Q. (ed.), Ignacio de Loyola en la a". Asimismo es también una fun-
gran crisis del siglo XVI. (Congreso Internacio- ción prevista en todas las Congre-
nal de Historia. Madrid, 19-21 nov. 1991), gaciones religiosas, con funciones
M-ST, Bilbao-Santander 1993; ARRANZ ROA,
í., "El Colegio de Santiago de Arévalo (1579- semejantes aun cuando pueda va-
1767): problemas de su fundación", en Estu- riar la denominación (definidor,
dios sobre la Compañía de Jesús: Los jesuítas y su consejero...).
influencia en la cultura moderna (siglos. XVI- Con todo, el oficio de a. en la
XVIII) (VERGARA CIORDIA, J. coord.), UNED,
Madrid 2003, 559-621; ARSI Cast. 35 L; FER- CJ encierra dos funciones bien dis-
NÁNDEZ MARTÍN, LV "Un episodio descono- tintas: la autoridad de la Compa-
cido de la juventud de Ignacio de Loyola", ñía ante el Padre General (cf. [Co
AHSI 44 (1975) 131-138; ID., "El hogar donde 767]) y el consejo en su gobierno
íñigo de Loyola se hizo hombre (1506- (cf. [Co 803-805]). La CG, que es la
1517)", AHSI 49 (1980) 21-94; ID., "Alonso de máxima autoridad en la CJ, ejerce
Montalvo, amigo íntimo de íñigo de Loyo-
la", AHSI 59 (1990) 75-94; ID., "Iñigo de Lo- su autoridad o providencia sobre
yola en Arévalo y Valladolid (1506-1517)", el P. General por medio de los a.
en San Ignacio de Loyola y la Provincia jesuíti- elegidos para esta función. Con es-
ca de Castilla (GARCÍA VELASCO, J. I. ed.) Pro- ta figura las Constituciones ofrecen
vincia Castilla SJ, Santander 1991, 63-80; un medio que evite el hipotético
FERNÁNDEZ MARTÍN, L./ GARCÍA MATEO, R./
subjetivismo del Padre General en
ITURRIOZ, J. / LETURIA, R, Ignacio de Loyola en
Castilla. Juventud-Formación-Espiritualidad, su gobierno. A los a. les correspon-
Caja de Ahorros, Valladolid 1989; GARCÍA den las funciones que el derecho
MATEO, R., "La formación castellana de Ig- común otorga a los consultores del
nacio de Loyola y su espiritualidad", Man General cuando es requerido su
58 (1986) 375-383; ID., "Formación adminis- voto deliberativo o consultivo. Pa-
trativa de Ignacio de Loyola en Castilla y su ra desarrollar la dimensión de con-
personalidad, Man 59 (1987) 279-288; ITU-
RRIOZ, J., "Años juveniles de San Ignacio en sejo en el gobierno, las Constitucio-
Arévalo (1506-1517)", Man 53 (1981) 257- nes prevén la distribución de la CJ
276; MARTÍNEZ DE TODA, J., íñigo de Loyola en en cuatro regiones (Alemania-
Arévalo (Ávila) y Valladolid (1506-1517). Itine- Francia, España, Italia y Portugal),
rario para una visita a Arévalo (inédito), Roma situando al frente de cada una de
2003; MEDINA, F. DE B., "íñigo López de Lo- ellas a un Asistente.
yola: probable estancia en Sevilla (1508 y
1511) y su reflejo en los Ejercicios"', AHSI 63 La CG 1 (1558) eligió cuatro a.
(1994) 3-75; ID., "Vivencias de íñigo López que desarrollaban las dos funcio-
de Loyola en la corte del Rey Católico y su nes de providencia y consejo. Las
reflejo en los Ejercicios", en Las fuentes de los
Ejercicios Espirituales de San Ignacio. (Simposio
sucesivas divisiones de las Asis-
Internacional. Loyola 1997) (PLAZAOLA. J. ed.), tencias, particularmente en el si-
Mensajero-Universidad de Deusto, Bilbao glo XX, crearon gran confusión so-
1998,399-428. bre esta doble función, de ahí que
la CG 31 (1965-1966) estableciera
una distinción entre los Asistentes:
Generales (en número de cuatro y
ASISTENTE con función de ejercitar la provi-
dencia ante el Padre General) y
nos una última parte, en italiano, dos sus deslices morales de la ju-
ya que, debido a una salida preci- ventud y, en cambio, el relato em-
pitada de Roma y hallándose en pieza con la somera afirmación de
Genova, Cámara no pudo encon- que "fue hombre dado a las vani-
trar un amanuense que escribiese dades del mundo y principalmente
en castellano. se deleitaba en ejercicio de armas
De la fidelidad del redactor nos con un grande y vano deseo de ga-
dan fe, no sólo su explícita confe- nar honra" [Au 1]. ¿Fue un malen-
sión de la más escrupulosa exacti- tendido deseo de no perjudicar la
tud, sino también el crédito de su figura del santo o de no dar pábulo
persona y la aceptación del relato a los detractores de la Compañía
por las personas que habían conoci- naciente lo que impulsó a Cámara
do al santo o incluso convivido o a suprimir las confidencias ignacia-
colaborado con él. Por esto, no creo nas? En este caso, ¿por qué dejó in-
suficientemente fundadas las du- tacto el prólogo en el que nos co-
das suscitadas recientemente, en munica que Ignacio fue tan prolijo
una obra por otra parte de valor en narrar sus pecados? ¿Fueron je-
muy notable, que sugieren una in- suítas posteriores - e n concreto el
General S. Francisco de Borja- los
tervención personal e intencional
que, llevados por semejantes prin-
de Cámara en el texto (cf. García de
cipios, realizaron la supresión? Es
Castro 2001, 322-329).
muy posible, dado que el texto de
3. El texto. Ignacio no es cierta- la a. estuvo retenido en los archi-
mente un literato o un artista y, sin vos romanos durante varios siglos
embargo, su capacidad expresiva y y retirados todos los ejemplares
su dominio del lenguaje le han he- con la prohibición de leerlo y pro-
cho objeto de estudios modernos pagarlo, a fin de potenciar la bio-
atraídos por esta cualidad comuni- grafía de Pedro Ribadeneira y con
cativa. Así ha sido considerado un la excusa de que la a. era "cosa im-
"creador de lenguaje" (R. Barthes); perfecta". De hecho, sólo fue publi-
se ha visto en sus escritos "una pis- cado, en traducción latina, a me-
ta de ilimitadas posibilidades de diados del siglo XVIII y en su
creación de lenguaje" (G. de Gen- original, a principios del XX. En
naro). Ya notó Cámara que el santo cualquier caso, hay que conceder
narraba "con tanta claridad, que que los códices que se conservan
parece que hace al hombre presente no dejan traslucir ningún signo de
todo lo que es pasado" (FN I, 358). que el texto haya sido truncado.
Y esta viveza, despojada de consi-
A pesar de la precisión igna-
deraciones más o menos teóricas o
ciana al referir hasta los detalles
afectos y basada en cosas que "no
de las cosas más importantes y la
las orna con palabras, sino con las portentosa memoria y fidelidad
mismas cosas" (FN I, 585), persua- de Cámara, nos encontramos con
den e invitan al lector a entrar en el evidentes errores cronológicos en
mismo dinamismo espiritual de su la Autobiografía. Ya en las primeras
relato. líneas (cf. [Au 1]) aparece que íñi-
Una pregunta que se hacen los go tiene 26 años cuando es herido
críticos es si el texto está truncado en Pamplona en 1521, lo cual nos
en su comienzo. Porque, por un la- haría suponer que nació en 1495.
do, Cámara afirma en su prólogo Pero, más adelante (cf. [Au 30]) di-
que el santo le contó con detalle to- ce que en 1555, cuando está na-
199 autobiografía
rrando la iluminación del Cardo- bro (Récit écri par le Pére Louis
ner, tiene 62 años, lo cual haría su- Gonqalves aussitót qu'il Veut recueilli
poner que nació en 1493. Sin em- de la bouche...). De hecho, se ha dis-
bargo, después de investigaciones cutido la propiedad de considerar
convincentes, se fijó la fecha de el texto ignaciano como autobiogra-
nacimiento en 1491. Estos errores fía. Efectivamente, dejando aparte
dan la razón a lo que nos dice Ri- consideraciones estilísticas, puede
badeneira sobre la forma de narrar afirmarse que el relato ignaciano no
de Ignacio, que "aunque en la es una autobiografía en sentido es-
substancia fue fidelísimo, en los tricto, ya que no pretende narrar su
particulares de algunas cosas es vida, sino cómo Dios le guió desde
corto, y en la relación de los tiem- su conversión y, para esto, seleccio-
pos a la postre de su vejez le falta- na unos hechos, dejando de lado
ba memoria" (MNad III, 540). otros muchos, y los presenta y or-
4. Discernimiento y mistagogia. dena de modo que iluminen la pe-
La a., texto un tanto tosco, pero de dagogía divina experimentada en
gran fuerza expresiva y persuasiva, su vida. Por tanto, aunque no es
viene a responder a la pregunta so- inapropiado acomodarse al uso ya
bre cómo Dios le había conducido a corriente de llamar a. a este relato
Iñigo desde su conversión. La na- ignaciano, ya que, sin ningún lugar
rración se extiende, por tanto, des- a duda, es también un relato auto-
pués de las líneas alusivas a la vida biográfico, este uso no debería lle-
disoluta anterior, desde 1521, año varnos a un desenfoque, al acercar-
de la herida en Pamplona, hasta nos al texto ignaciano para tratar de
1538, antes de la fundación de la CJ comprenderlo en su riqueza y apro-
(1540). Sin embargo, a continuación, vecharnos de su fuerza. Porque, co-
siguen unas brevísimas alusiones a mo decíamos más arriba, la a. es
actividades sociales promovidas una enseñanza y fundación y, para
por Ignacio en los primeros años de transmitir esta enseñanza y funda-
la vida de la Orden y termina el re- ción, Ignacio realiza un discerni-
lato con las respuestas a una serie miento de su vida, lo que podría
de preguntas de Cámara, en una de llamarse la radiografía espiritual de
las conversaciones de 1555, sobre la su existencia cristiana.
elaboración de los Ejercicios Espiri- Nos hallamos, pues, ante un
tuales y las Constituciones y una con- documento no propiamente históri-
fesión impresionante del santo so- co, sino espiritual, el discernimien-
bre su facilidad de hallar a Dios en to espiritual de una vida. Además,
todo momento y en cualquier lugar. este mismo texto tiene un carácter
Como es natural, un texto co- mistagógico, ya que mueve a la
piado a partir de una conversación persona que se acerca a él y entra
no suele llevar título. La edición crí- en su movimiento interior a recono-
tica lleva el título latino de Acta. Las cer la acción de Dios en la propia
distintas ediciones y traducciones vida y a vivir una experiencia se-
presentan el texto con títulos como mejante a la de Ignacio, aunque sea
a., el más corriente y que figura casi en un grado menos elevado. En
siempre como subtítulo, "Memo- efecto, el modo de narrar de Igna-
rias", "Testamento", "Confesio- cio -según Cámara- es "sin ningu-
nes", "Relato del Peregrino", "El na reflexión sobre las cosas, sino co-
Peregrino" o el francés, que más mo símplice narración; y de esta
que título es una descripción del li- manera deja a los que oyen que
autobiografía 200
ellos hagan la reflexión y saquen las buena cuenta de este espíritu pronto
conclusiones de las premisas" (FN y dispuesto a lo que Dios le pida. Pe-
I, 659). Este modo ignaciano de na- ro, además, la peregrinación expresa
rrar es una cierta aplicación de ía también todo un proceso o itinerario
forma breve y sumaria de exponer interior: en Loyola se da un cambio
al ejercitante las orientaciones para de sentido en su vida, que a partir de
su meditación o contemplación, en este momento se orienta hacia Dios y
orden a que él haga su propia y su servicio. En Montserrat se inicia
personalísima experiencia espiri- un paso hacia una vida de fe más ilu-
tual (cf. [Ej 2]). Por tanto, "este rela- minada y metódica, ya que hasta es-
to no ahorrará al lector el esfuerzo te tiempo el alma de Iñigo era "ciega,
de transponer la historia a su pro- aunque con grandes deseos" de ser-
pio horizonte intelectual para com- vir a Dios [Au 14]. Manresa represen-
prenderla realmente" (K. Rahner), ta un momento de experiencia fun-
es decir, para comprenderla revi- dante, ya que la "iluminación del
viéndola. Cardoner" (río que atraviesa la ciu-
5. Peregrinación. La compren- dad), donde se abre a un Dios que
sión del mensaje espiritual del rela- ama el mundo y que le llama a "ayu-
to ignaciano requiere la considera- dar a las ánimas", será en el futuro
ción de su geografía espacial y su una referencia espiritual para todos
geografía espiritual. Porque, a la sus discernimientos (cf. [Au 30]). Tie-
verdad, el contenido de la a. es una rra Santa, donde se expansiona su
peregrinación en este doble senti- devoción hacia el Señor, pero donde
do. No es algo insignificante el he- también descubre que no debe fijar
cho de que Ignacio fuese un santo su devoción y su ayuda los demás en
andariego, un peregrino no a lo ro- un lugar, será para él la apertura a la
mero, sino un hombre dinámico, dimensión histórica de su vida. Los
siempre en busca del lugar y la for- tiempos de estudios, de apostolado y
ma en que debía realizar la volun- de búsqueda de compañeros (Barce-
tad de Dios. De hecho, la movilidad lona, Alcalá, Salamanca, París, don-
de Ignacio es excepcional y resalta de cuaja un primer proyecto de co-
al contemplar algunos de los luga- munidad apostólica) serán la larga
res más destacados de su itinerario: peregrinación del explorador de las
Loyola, Montserrat, Manresa, Bar- mediaciones necesarias para realizar
celona, Tierra Santa, Barcelona, Al- la voluntad de Dios de "ayudar a las
calá de Henares, Salamanca, París, ánimas". Los últimos años de París,
Flandes, Londres, París, Loyola y la estancia en el norte de Italia y la
algunas ciudades españolas, Vene- llegada a Roma serán para Ignacio,
cia, Roma. Por esto, la palabra con sus compañeros, la elección defi-
"peregrino", con la cual se autode- nitiva de un modo concreto de servir
nomina el mismo Ignacio, es un tér- al Señor. Esta elección tiene su con-
mino de una densidad especial, firmación mística en la visión de La
muy en continuidad con la tradi- Storta, unos kilómetros antes de lle-
ción bíblica y cristiana, que define gar a Roma: el santo, mediante la in-
de algún modo el sentido del relato. tercesión de María a la que no cesaba
En primer lugar, Ignacio es un de invocar, es regalado con la visión
hombre libre y disponible para ir ha- de Jesús con la cruz y el Padre que le
cia donde Dios le llama, sin apegarse llama a su servicio (cf. [Au 96]). Toda
a ningún lugar o circunstancia. La esta peregrinación va poniendo al
expresión reiterada de "se partió" da descubierto la manera de hacer de
201 avaricia
Dios, que le guía de modo parecido a "consolación sin causa", M-ST, Bilbao-San-
como lo hacía ya en Manresa: "le tra- tander 2001, 303-308; 322-329; IGNATIUS OF
LOYOLA, A pilgrim's journey: the Autobio-
taba Dios de la misma manera que graphy ofSt. Ignatius of Loyola, San Francis-
trata un maestro de escuela a un ni- co 2001; IGNACE DE LOYOLA, Récit écrit par le
ño, enseñándole" [Au 27]. Pére Louis Gongalves aussitót qu'il Veut re-
De este modo, la imagen de Ig- cueilli de la bouche mime du Pére Ignace, sui-
nacio, que se va dibujando a lo lar- vi d'une lettre du Pére Jacques Lainez S.L
(1547) (DHÓTEL, J.C. ed.), DDB, París 1988;
go de las páginas de la a., rompe la LARRAÑAGA, V., "Autobiografía", en Obras
imagen que una iconografía y lite- Completas de San Ignacio de Loyola I, BAC,
ratura espiritual predominantes Madrid 1947, 1-580; ID., "La Autobiografía
durante siglos había destacado, de de San Ignacio de Loyola (II). Supuestos
una figura ascética, ordenancista, yerros e inexactitudes", Man 19 (1947) 122-
de aires un tanto oscuros y de ta- 142; RAMBLA, J. Ma, El Peregrino. Autobiogra-
fía de San Ignacio de Loyola, M-ST, Bilbao-
lante severo. La difusión de la a. Santander 42003.
desde hace unos setenta años, y so-
bre todo desde hace unos veinticin-
co, ha ayudado a desvelar la figura
de un Ignacio pobre y humilde, AUTORIDAD: / Gobierno
siempre en búsqueda de la volun-
tad de Dios y dócil a sus impulsos AVARICIA
interiores que -según Nadal- "se-
guía al Espíritu que le guiaba, no le
precedía" (FN II, 252). Así, la a. es
un documento que para los jesuitas
E s el afán desordenado de poseer
y adquirir riquezas para ateso-
rarlas. Su afín, la codicia, es el afán
funda una manera de buscar la vo- excesivo de riquezas, sin más (cf.
luntad de Dios, de dejarse trabajar DRAE). La primera tendría como
por él y así hacerse mejores servi- finalidad específica el atesorar, es
dores de los demás ("ayudar a las decir, el afán de tener por tener y
ánimas"). Y, para todo cristiano, la retener, y su desorden estaría preci-
a. ofrece una pedagogía narrativa samente en esta fijación obsesiva
de cómo Dios transforma el cora- en la riqueza poseída; mientras que
zón humano y lo conduce hacia la segunda estaría abierta a otras fi-
una manera personal de realizar su nalidades, como la seguridad en la
voluntad en el mundo y al servicio vida, la comodidad y el disfrute, el
del prójimo. dominio, la ostentación, el vano
honor del mundo.
Josep Ma RAMBLA, SJ
En el lenguaje ignaciano, el tér-
Z1 Alcalá, Arévalo, Barcelona, Ignacio de hoyó- mino "codicia" aparece una sola
la, Jerusalén, Manresa, Montserrat, París, Ro- vez en los Ejercicios Espirituales (cf.
ma, Salamanca, Venecia. [Ej 142]), en la meditación de Dos
Banderas; aparece otra vez en una
Bibl.: Fuentes: Acta Patris Ignatii 1553-
1555, FN I, 323-507. Secundaria: COLEMAN, "Instrucción del modo de proce-
G., Walking with Iñigo, Gujarat Sahitya Pra- der" (13 de junio de 1551) enviada
kash, Anand 2002; DALMASES, C. DE, "Auto- a jesuitas de varios lugares de Italia
biografía", en Obras Completas de San Igna- (cf. [Epp III, 542-550]). El término
cio de Loyola, BAC, Madrid 1984, 65-165; a., por el contrario, aparece varias
Du BRUL, P., Ignatius: sharing the pilgrím
veces en la Fórmula del Instituto y
story, a reading ofthe Autobiography ofSt. Ig-
natius, Gracewing, Leominster 2003; GAR- en las Constituciones. No es fácil es-
CÍA DE CASTRO, ]., El Dios emergente. Sobre la tablecer si Ignacio usa esos térmi-
avaricia 202
debemos tener, se guarden las reglas una comida al día al ponerse el sol
siguientes" [Ej 352]. "Alabar consti- hacia las 18 h. El siglo IX verá un
tuciones cerca ayunos y abstinen- cambio importante, que fue intro-
cias, así como de cuaresmas, cuatro ducido por el emperador Carlo-
témporas, vigilias, viernes y sábado; magno. Durante la Cuaresma, Car-
asimismo, penitencias no solamente lomagno se acostumbró a tomar
internas, mas aun externas" [Ej 359]. esta única comida a las 15 h, des-
"Alabar finalmente todos preceptos pués de recitar vísperas, no hacién-
de la Iglesia, teniendo ánimo pronto dolo ya a la caída del sol. Esta cos-
para buscar razones en su defensa, y tumbre se expandió por el Imperio.
en ninguna manera en su ofensa" En el siglo XII la práctica del a.
[E/361]. fue de nuevo suavizada y algunos
En este artículo veremos suce- monjes y fieles, durante la Cuares-
sivamente cómo Ignacio es fiel a la ma, empezaron a tomar una única
tradición de la Iglesia en todo lo re- comida a mediodía. Se acordaron
ferente al ayuno. En un segundo numerosas dispensas en las comu-
momento, veremos cómo él mismo nidades de monjes y entre los indi-
hizo la experiencia del a. en el viduos, y poco a poco el a. fue len-
transcurso de su vida y finalmente, tamente desapareciendo a causa de
cómo a partir de la experiencia de la pérdida de su sentido, mientras
Ignacio, la CJ hoy puede vivir el a. la predicación y a no ofrecía sus mo-
como medio para vencerse a sí mis- tivaciones adecuadas ni señalaba
mo, como camino de pobreza espi- sus grandes beneficios. La Iglesia
ritual y con vistas a la unión y la fa- continuará imponiendo la ley del a.
miliaridad con Dios. a los cristianos con sanciones seve-
1. Ignacio, fiel auna tradición que ras a todo fiel que osara atentar en
se remonta a los primeros siglos de el tiempo de Cuaresma comiendo
la historia de la Iglesia. A diferencia carne. Una cierta insistencia sobre
de los judíos, que ayunaban los lu- el aspecto jurídico ha vaciado al a.
nes y jueves, los cristianos en la de su significación profunda.
Iglesia primitiva ayunaban los Con ocasión del Concilio Vati-
miércoles y viernes. Esta práctica cano II, el episcopado expresó el
está todavía en vigor en la Iglesia deseo de ver revisada la ley de abs-
oriental de nuestros días. Además tinencia y del a. con el fin de adap-
de estos dos días de a., la comuni- tarla a las circunstancias actuales,
dad tenía la costumbre de ayunar pero no hubo tiempo de abordar es-
antes de la elección de los ministros ta cuestión, y Pablo VI fue quien
de Dios (cf. Hch 13, 2-3). publicó la Constitución Poenitemi-
El Concilio de Nicea (325 d.C.) ni el 17 de febrero de 1966, en la
en su canon 5 menciona la santifica- que el soberano Pontífice expresa,
ción a través del a. de 40 días. Sólo para toda la Iglesia, el sentido y el
a partir del siglo IV se encuentra es- valor cristiano de la penitencia y
ta mención de la práctica del a. de del ayuno. Se afirma además en es-
40 días como preparación a la cele- te documento que las conferencias
bración pascual. episcopales pueden sustituir las
A partir del siglo VI la práctica formas antiguas por algunas otras
del a. se extiende a toda la Iglesia, y formas de penitencia.
monjes y fieles ayunan durante la El ayuno de los Cuatro Tiempos y
Cuaresma no tomando más que de las Vigilias. Tres días del año
ayuno 208
b. y los Tres Binarios, está presente troduce cada vez más en el proceso
sólo en las contemplaciones. No está de discernimiento. Ciertamente se
presente ni siquiera en el Reino. ¿Es pide la gracia de imitar y seguir a
posible que el ejercicio de las b. ade- Cristo, pero el fin apropiado a la
más de cómo "meditación" sea de- meditación y el fruto que se quiere
signado por el mismo Ignacio como conseguir de ella no parece que sea
"contemplación" [Ej 156] justo por el de madurar el deseo y la deci-
este realismo histórico y, por consi- sión de ponerse de parte de Cristo
guiente, para enfocar bien esta situa- o de parte del enemigo de la natura
ción concreta de partida que exige humana, como si el ejercitante aún
un discernimiento? La fluctuación no estuviera seguro de que valga la
de los términos "meditación" y pena confiar en Cristo. Esto ya se
"contemplación" atribuidos al ejerci- ha elegido en la meditación de la
cio de las b. en los "textos arqueti- Llamada del Rey Se trata más bien
pos" se encuentra presente también de elegir cómo encarnar esta elec-
en los "textos adaptados": el texto ción ya realizada al inicio de la Se-
Helyaris usa el genérico "exerci- gunda Semana y a través de qué
tium"; el texto Coloniensis usa sólo el medios concretos expresarla.
término "meditatio"; los Exercitia S. Ignacio hace desear y pedir la
Magistri Ioannis usan "meditatio" en gracia del conocimiento a quien se
el título, pero "contemplaberis" en el encuentra frente a la necesidad de
texto paralelo al [Ej 143]; el texto Itali- realizar una elección entre personas,
cus, al revés que los "textos arqueti- lugares, medios y situaciones diame-
pos", usa "contemplazione" en el tí- tralmente opuestas. Al ejercitante se
tulo [Ej 136] y en el texto [Ej 145], le impone la necesidad de un discer-
pero "meditazione" en [Ej 156]. nimiento. Sin embargo la meditación
El preámbulo de composición de las b. no pretende introducir un
de lugar [Ej 138] presenta la contra- discernimiento cualquiera sino el tí-
posición entre Jerusalén y Babilo- pico de la Segunda Semana. No se
nia: en estos dos espacios y lugares trata aquí solamente de distinguir en
antitéticos se sitúan la historia y las un plano puramente moral aquello
personas, Cristo el sumo capitán que está claramente bien de aquello
de los buenos y el caudillo de los que está claramente mal. La situa-
malos llamado Lucifer. Estos dos ción concreta se presenta para el ejer-
lugares simbólicos, en los cuales se citante ambivalente. Bajo la aparien-
translucen los criterios de Cristo y cia de neutralidad o incluso de
los de Satanás y se prepara el com- bondad se pueden mover en el ejer-
bate, más que realidades externas citante sentimientos y pensamientos
al ejercitante son realidades inter- que conducen veladamente a resul-
nas a su propia persona. La línea tados malignos. Para desenmascarar
de demarcación entre Jerusalén y el engaño de Satanás que se presenta
Babilonia está dentro de cada hom- como ángel de luz, que actúa con en-
bre, además de dentro de la Iglesia gaños, fraudes, seducciones e ilusio-
y de la historia del mundo entero. nes y que tienta sub specie boni, se im-
Es sobre todo en el corazón del pone la necesidad de una especial
ejercitante donde se juega la bata- gracia de discernimiento. "Se trata
lla. Sin embargo es particularmente de entrar en un mejor conocimiento
significativo el tercer preámbulo interior de Cristo y, para poder optar
[Ej 139]. Este nos ilumina sobre la por él en cada elección concreta,
finalidad de la meditación y nos in- aprender a descubrir a la luz de Cris-
banderas 216
217 banderas
mano de Inés Pascual, una de sus Uno de los criados no tardó en loca-
bienhechoras en Manresa. Conoce- lizarle. Después de la comida, Igna-
mos el itinerario dentro de la ciu- cio les habló de temas espirituales
dad que le condujo a la casa-tienda que conmovieron a los comensales
de algodón, que los Pascual tenían y les aficionaron. Preguntado qué
en la calle Cotoners. Le aposentó pensaba hacer, escondiendo su per-
en una pequeña habitación del des- sonalidad, tan sólo les comunicó su
ván. En todas sus estancias viviría próxima partida que ya tenía con-
Ignacio en ella, en la que Jesús le certada con el capitán de un ber-
dispensó numerosas gracias espiri- gantín. Sabiendo el nombre del bar-
tuales que conocemos por el testi- co, Isabel le disuadió de hacerlo ya
monio del pequeño Juan que le es- que conocía su mal estado. Consejo
piaba a través de la cerradura y de providencial, ya que poco tiempo
las que testificó en el proceso de después de zarpar se hundió. Igna-
beatificación. cio consideró siempre a Isabel co-
Ignacio, que escondió su ori- mo su salvadora y le profesó, como
gen noble, actuaba como un pere- lo atestiguan sus cartas, un profun-
grino en espera de su cercano viaje. do afecto.
Durante aquellos veinte días vivió El segundo ocurrió en el za-
como lo había hecho en Manresa: guán del palacio que los Sapila te-
desaliñado, comiendo muy poco y nían en la calle Ancha, al que Igna-
multiplicando sus oraciones y peni- cio acudió en búsqueda de limosna.
tencias. Su deseo de alternar con La señora Eleonor, al reconocer bajo
personas espirituales que pudieran aquel pose descuidado a un anti-
ayudarle (cf. [Au 37]) le llevó a visi- guo caballero, proyectó en él la do-
tar los monasterios de los Jeróni- lorosa experiencia de haber perdi-
mos del Valle de Hebrón y el de do recientemente a un hijo que les
Santa María de Jesús, ambos a las había abandonado, y le increpó por
afueras de la ciudad. En el último, haber vivido tan mal y caído tan
se confesó con Fray Diego de Al- bajo. Ignacio aceptó la reprensión y
cántara. Visitaba también monaste- le confesó que era un gran pecador.
rios de monjas, cada día el de las Respuesta inesperada que modificó
monjas jerónimas de San Matías, a la actitud de la dama, la cual se
cuya hermana tornera Antonia Es- convirtió a partir de aquel momen-
trada llevó de Jerusalén una arqui- to en una de las admiradoras y
lla de reliquias. bienhechoras del santo. Isabel Ro-
Dos acontecimientos le entrea- ses y Eleonor Sapila constituyeron
brieron nuevas posibilidades. Un el núcleo de las familias que tanto
día, mientras escuchaba un sermón ayudaron después, espiritual y eco-
sentado en las gradas del altar ma- nómicamente, a Ignacio durante su
yor de la iglesia de San Justo y Pas- segunda estancia y vida posterior.
tor, la señora Isabel Roses (de soltera Pero en aquel momento el peregri-
Ferrer) quedó impresionada por el no abandonó la ciudad con la segu-
recogimiento de aquel pobre (fuen- ridad de no volver nunca más.
tes posteriores rodearán la cabeza 2. Segunda estancia. Ignacio no
del santo con un halo de luz). Tal se- pudo quedarse en Tierra Santa co-
ñora vivía frente por frente de esta mo era su intención. Además com-
iglesia, y terminado el sermón pre- prendió que, si quería hacer bien a
guntó a su marido, que era ciego, si las almas, necesitaba de un rodri-
podía invitar a tal persona a comer. gón científico en que estructurar
223 Barcelona
sentida por todos aquellos que se los elementos que deben ser teni-
interesaban por la reforma de la dos en cuenta a la hora de la elec-
Iglesia. De hecho, el tema aparece ción. Ignacio subraya en [Ej 169]
en el Libellus ad Leonem X, que los que el tomar b. es secundario con
camaldulenses Pablo Giustiniani y respecto a lo primario que es el ser-
Vicente Quirini enviaron al Papa en vicio divino. De igual manera en [Ej
el contexto del Quinto Concilio La- 171] se señala el carácter de elec-
teranense, en el que piden que sea ción mudable que tiene el poseer
desposeído del b. aquel que no beneficios, por lo que no extraña
cumple con el oficio, y hasta que que se ponga de nuevo como ejem-
sea encarcelado; por su parte, el plo en [Ej 178], al tratar del primer
Consilium de Emendanda Ecclesia de modo de hacer elección por el ter-
1537, nombrado por Pablo III, hace cer tiempo ("el primer punto es
una exposición detallada de todos proponer delante la cosa sobre que
los abusos, entre los que se destaca quiero hacer elección, así como un
la manera como se conceden los b. oficio o beneficio para tomar o de-
eclesiásticos que llevan aparejados jar, o de otra cualquier cosa que cae
la cura de almas: se busca en esos en elección mutable").
casos, a su entender, más favorecer c) Ignacio intenta conseguir
a los individuos que reciben dichos del papa la unión de b. a favor de
beneficios, que a los fieles para los obras de la CJ (colegios). Su insis-
cuales, en último término, se insti- tencia en este punto, a pesar de la
tuyeron los oficios... El Concilio de oposición papal a la idea, se debe
Trento trató de poner coto a las des- sencillamente a ía importancia de
viaciones introducidas en los b. la misión para Ignacio. Frente a
eclesiásticos: el decreto sobre la Re- unos b. eclesiásticos, que en mu-
forma de la sesión XXIII establece chos casos no servían más que pa-
una serie de condiciones para po- ra posibilitar una vida cómoda a
der gozar de un beneficio eclesiásti- los beneficiados, S. Ignacio preten-
co, entre Jas que destacaba la edad de rentabilizar los recursos exis-
mínima de catorce años. tentes en la Iglesia para conseguir
un mayor aprovechamiento apos-
Éste es el contexto, en el que S. tólico. Esto le parecía tan impor-
Ignacio funda la CJ, por lo que no tante a Ignacio que desarrolló una
es de extrañar la prevención que le verdadera estrategia para lograr
causaba el tema de los beneficios. dichas uniones, y con ellas, el
Tres son las "actuaciones" de Igna- mantenimiento de los Colegios, tal
cio en torno a esta cuestión: y como la presenta en una carta a
a) Ignacio establece claramente Araoz [Epp II, 694].
que los jesuitas no pueden gozar de A partir de la publicación en
beneficios eclesiásticos [Co 59], re- 1983 del nuevo Código de Derecho
cogido de nuevo en las Normas Canónico, Jos b. eclesiásticos en
Complementarias (NC 32 §4). La ra- sentido propio apenas existen (cf.
zón no es otra que el ejercicio de la CIC 1272); el espíritu que prohibía
pobreza en la CJ, que prohibe la po- dicha posesión a los miembros de
sesión de rentas. la CJ, espíritu que tiene que ver
b) Los b. eclesiásticos aparecen con la manera de entender la po-
como ejemplo de afección desorde- breza y el seguimiento de Jesucris-
nada (cf. la anotación 16 de los Ejer- to, continúa, sin embargo, vigente
cicios Espirituales), y como uno de en toda la legislación actual de la
biblia y ejercicios 228
Orden (también para el caso, ya Escritura, bien a las etapas del ca-
poco probable, de que todavía en- mino de los Ejercicios y a su relación
trase en la misma un candidato con los itinerarios bíblicos.
que tuviera un beneficio eclesiásti- En particular, es cada vez más
co -cf. N C 32, §4). claro el papel de las meditaciones
Diego M. MOLINA, SJ
fundamentales en los Ejercicios,
meditaciones y contemplaciones
que se remiten unas a otras. Pién-
/ Elección, Pobreza.
sese en el PF, en las meditaciones
Bibliografía: FORNÉS, J., "Régimen jurídi- sobre el pecado y sobre el desor-
co-patrimonial y financiación de la Iglesia den, en la meditación del Reino
desde la perspectiva de la libertad religio- [Ej 91-109] y en la de las Dos Ban-
sa", Ius Canonicum 71 (1996) 13-61; IGLE-
SIAS, L, "Cincuenta años de itinerario sobre deras [Ej 136-148]. Fruto de esa in-
la pobreza en la Compañía de Jesús (1938- terrelación, ha quedado de mani-
1987)", Man 59 (1987) 289-307; SWITEK, G., fiesto más claramente la relación
"Praedicare in paupertate": Estudios sobre el entre la dinámica propia de la Re-
concepto de pobreza según Ignacio de hoyóla, velación bíblica y la de los Ejerci-
CIS, Roma 1972. cios. San Ignacio tuvo el don de
captar lo esencial de esta dinámica
bíblica, que en una síntesis apreta-
BIBLIA Y EJERCICIOS da se puede encontrar en pasajes
como Flp 2, 5-11, en el que se rela-
ta la humillación y exaltación de
D esde el principio de la historia
de los Ejercicios Espirituales, re-
sultaba claro que éstos se componí-
Jesús (cf. [Ej 95.98]).
De aquí se deduce que estos
an, en gran parte, de referencias a la pasajes se pueden proponer al ejer-
Escritura. El breve de Paulo III de citante de varios modos. Uno es el
1548 los presenta como "documenta clásico que sigue el texto de S. Igna-
ex Sacris Scripturis et vitae spiritualis cio y valora las frecuentes alusiones
experimentis elicita" ("Documentos a las Escrituras, enseñando así a
que se apoyan en la Sagrada Escri- meditarlas y nutriendo con ellas la
tura y en la experiencia de la vida oración y las elecciones del ejerci-
espirituar). Pero en los últimos cin- tante. Piénsese también en la nota
cuenta años han ocurrido hechos de la Segunda Semana que invita a
importantes: por una parte, el Con- leer durante el día algo de los libros
cilio Vaticano II, en la constitución de la Imitación de Cristo, de los
dogmática Dei Verbum, ha invitado evangelios y de las vidas de los san-
a todos los fieles a tener una fami- tos (cf. [Ej 100]). En este caso, se de-
liaridad orante con la Escritura, es bería tener presente la indicación
decir, a aprender a orar desde las de S. Ignacio en la anotación segun-
páginas bíblicas (cf. DV 25). Por da -"la persona que da a otro modo
otra parte, se ha mirado, conside- y orden para meditar o contemplar
rándola con mayor atención, a la debe narrar fielmente la historia de
"Historia de la Salvación", en el la tal contemplación o meditación"
ámbito de la misma Escritura (cf. [Ej 2 ] - con un mínimo de reflexio-
particularmente los estudios de Os- nes y aclaraciones breves. De he-
ear Cullmann). Se ha prestado cada cho, quien contempla es el que, par-
vez más atención bien a los cami- tiendo del "fundamento verdadero
nos e itinerarios espirituales que se de la historia" narrada, debe buscar
proponen de modos diversos en la algo que le haga comprender mejor
229 biblia y ejercicios
el sentido de ésta, bien porque ra- todas las riquezas contenidas en los
zone con la propia inteligencia, textos bíblicos, a fin de que la pala-
bien porque su entendimiento sea bra de Dios pueda ser siempre y ca-
iluminado por la potencia divina. da vez más, el alimento espiritual
Sin embargo, es también posi- de los miembros de su pueblo, la
ble presentar los Ejercicios toman- fuente para ellos de una vida de fe,
do como referencia libros (por de esperanza y de amor, y una luz
ejemplo uno de los evangelios) o para toda la humanidad (cf. DV
personajes de la Escritura (como 21)" (Ibid., Introd. B). De esta forma,
Abraham, Moisés, Samuel, David, los Ejercicios expresarán mejor su
Jeremías, Pedro, Pablo). En este ca- fuerza, que consiste en ayudar a
so, es importante entrar en el itine- buscar la voluntad de Dios orde-
rario espiritual de estos personajes, nando la propia vida, haciéndose
en la dinámica de cada libro elegi- uno sensible a la acción del Espíritu
do para la reflexión y en los puntos Santo en el propio corazón.
clave de los Ejercicios, expresados ¿Una lectura más amplia del
en las meditaciones fundamentales, AT? Hay que reconocer que, aun-
y hacer notar este paralelismo. No que el libro de los Ejercicios se base
se trata de que el que da los Ejerci- en gran parte en la Escritura, no se
cios haga una lección exegética de citan más que pocas páginas de la
un libro bíblico (aunque esto sea Antigua Alianza. Se trata sobre to-
una experiencia siempre útil). Pero, do del relato de la creación y del
para hacer verdaderamente los pecado de los primeros padres (Gn
Ejercicios, hace falta que el ejerci- 1-3), junto con algunas otras pocas
tante capte las etapas fundamenta- páginas bíblicas o extrabíblicas so-
les de un camino de conversión y bre el pecado de los ángeles. Faltan,
búsqueda de la voluntad de Dios y sin embargo, muchas otras páginas
se confronte con ellas. posteriores que hacen comprender
Es importante, en cualquier ca- la dinámica perversa del pecado y
so, que el recurso a las páginas bí- las vías con las que la sabiduría de
blicas a la hora de dar los Ejercicios Dios, sobre todo a partir de Abra-
no se convierta en una exégesis ham, prepara la revelación de la
científica, sino que permita al ejerci- Salvación.
tante encontrarse con la fuerza de Por ello, algunos directores
la Palabra y leer la propia vida des- cuando dan el Mes de Ejercicios en
crita en cada página bíblica, llegan- diferentes etapas y momentos (espa-
do incluso a sentir la interpelación ciándolo incluso a lo largo de varios
directa que parte de las páginas de años), han encontrado útil hacer una
la Escritura y lo toca íntimamente. lectura de muchas páginas del AT
Como enseña la Pontificia Comi- que tienen buena cabida entre la Pri-
sión Bíblica en su documento La in- mera y la Segunda Semanas. Esta
terpretación de la Biblia en la Iglesia práctica, si bien no es necesaria para
(1993), muchos y diversos son los hacer los Ejercicios, se revela muy
métodos y aproximaciones inter- útil para un conocimiento de las di-
pretativas, cada uno con sus posibi- námicas de la revelación que están
lidades y sus límites. El que da los destinadas a ser asimiladas por el
Ejercicios debe conocer bien estos ejercitante en las Semanas Segunda,
métodos y tener una buena base Tercera y Cuarta.
exegética. Pero deberá, sobre todo,
preocuparse por "poner de relieve Cario Maria MARTINI, SJ
binarios 230
capa la paz presentida como salva- mente por amor al Señor, hacer so-
ción y gozo en el desprendimiento lamente la voluntad de Dios. Y lo
afectivo. La fuerza de la parábola que está haciendo es que Dios se
está en su fácil comprensión por la acomode a su interesada voluntad.
ausencia de artificio. Así, el ejerci- El ejercitante, al ver la inconse-
tante se apoderará de ella, sin ape- cuencia de este segundo hombre,
nas notarlo. La vive desde el otro. puede descubrir su personal incon-
Pudiera ser que sus grandes quere- secuencia. Si fuera así, es señal de
res y deseos sean vistos ahora sim- que ha entrado en el juego de la pa-
plemente como un "querría". rábola y de que ha llegado a descu-
3.2 "El segundo quiere quitar el brir en él mismo lo torcidas que son
afecto, mas así le quiere quitar que algunas de sus actuaciones, a pesar
quede con la cosa adquisita, de ma- de haber hecho la meditación del
nera que allí venga Dios donde él Reino [Ej 91-99] y el triple coloquio
quiere, y no determina de dejarla de las dos meditaciones y repeticio-
para ir a Dios, aunque fuese el me- nes de dos Banderas. En ellas ha
jor estado para él" [Ej 154]. Aparece pedido el conocimiento de los en-
el verbo "querer", como antes, pero gaños (cf. [Ej 139]). Ahora puede
ahora en indicativo: "quiere", se- descubrir, en la parábola de los b.,
guido del mismo complemento que los engaños son sutiles y escu-
verbal: "quitar el afecto". Lo que rridizos. Cuando creemos conocer
sucede es que la "cosa adquisita" se todo sobre ellos y haberlos descu-
desplaza. Ya no es quitar el afecto, bierto, vemos que todavía nos que-
sino quedarse con la cosa. Este da mucho por descubrir. No se po-
hombre quiere poner algunos me- ne en duda la sinceridad de la
dios, pero, como primera medida, petición constante o el conocimien-
se queda con la posesión de lo que to amoroso durante todo el proceso
es objeto de su desordenada afec- contemplativo de los ejercicios de
ción. Ni siquiera se plantea la posi- los tres primeros días de la Segun-
bilidad de dejarlo: "no determina da Semana. Sólo se pretende ayu-
de dejarla para ir a Dios", para ha- dar al ejercitante a que vea que no
llar a Dios en paz, aunque fuera "el se pueden fijar límites al amor. Si el
mejor estado para él", la mejor ma- ejercitante está siendo tocado por la
nera de desligarse de la afección parábola, y llega a ver como suya la
desordenada. Este segundo hombre inoperancia del primer hombre y,
de la parábola se mueve en un en- sobre todo, la peligrosa trampa en
gaño mayor que el primero al pre- que se mete el segundo, experimen-
tender que "allí venga Dios donde tará en sí mismo una llamada a la
él quiere". El engaño aparece al lucidez y a proceder con acierto. Se
descubierto desde el momento en prepara así para ver el comporta-
que quedarse con los ducados se miento del tercer b., que podrá ser
identifica con la pretensión de que en el futuro su personal comporta-
Dios bendiga, se acomode a la vo- miento, si desea de veras no enga-
luntad de quien así elige. Es todo lo ñarse y hallar a Dios en paz. Las pa-
contrarío de lo que los tres hombres labras del Directorio Oficial nos
pretendían según el enunciado ini- parecen demasiado severas: "Toda
cial de la parábola. Este segundo esta meditación tiende a descubrir
hombre quiere, como los otros dos, lo vergonzoso y perverso que es no
liberarse del afecto del dinero, ha- sólo el no ponerse a arrancar los de-
llar a Dios en paz, proceder pura- seos desordenados, sino también el
binarios 234
tal, para la que contaba ya con li- nacio desde París. Una vez más se
cencia, y redactado el testamento, logró evitar el cardenalato, que
se puso en camino con un séquito muchos en Roma deseaban para él.
de veinticinco personas. Por suge- Desde 1554 se entregará decidi-
rencia del R Ignacio, visitó en Par- damente a cumplir con su cargo de
ma a la hija del Emperador, Marga- comisario, superior a los provincia-
rita de Austria, gran favorecedora les peninsulares. No tenía residen-
de la Orden; trató con el Arzobispo cia fija; "ando hecho gitano, de co-
de Genova sobre la fundación de legio en colegio", escribía en 1557.
un colegio y lo mismo con los Du- En esos años se multiplican los co-
ques de Florencia; y visitó en Ferra- legios (ante todo para estudiantes
ra a los Duques sus parientes. En jesuitas, a los que pronto se añadie-
Roma fue recibido por los cardena- ron externos), algunas casas de pro-
les y el embajador español, que le fesos, y los noviciados de Granada
ofrecían hospedaje, y lo mismo hi- y Simancas, más tarde trasladado a
zo el Papa Julio III; pero no aceptó Villagarcía de Campos; era también
otro que el modesto de Santa María el único proveedor de rentas para el
de la Strada, separado del de la co- Colegio Romano, que llegó a ser co-
munidad por un patio o huerto. En nocido como "Colegio Borja". Al
enero de 1551, poco antes de su sa- mismo tiempo, reanudó sus relacio-
lida para España, comunicó B. al nes con la familia real. Cuando la
Emperador su propósito "de entrar Princesa Juana, viuda a los 19 años,
en la religión de Jesús", como se regresó a Castilla en 1554 para ser
expresa éste al darle su licencia y regente del Reino en ausencia de su
acceder a las peticiones que le ha- padre y hermano, le convocó a Tor-
bía hecho. Lo mismo comunicó al desillas, y reanudado conversacio-
Príncipe Felipe. nes anteriores en Lisboa, le pidió
En febrero emprendió el regre- que fuese su confesor. Ante la resis-
so. ¿Por qué no esperó la autoriza- tencia de éste, el P. Ignacio le obligó
ción del Emperador, ni publicó su a aceptar. A finales de ese año, B.
propósito, ni recibió la ordenación trasmitió a Roma una sorprendente
sacerdotal? Se ignora; pero parece petición de la princesa-regente:
que corría el rumor de su eleva- quería hacer los votos de la Compa-
ción al cardenalato. Se retiró a ñía, conmutando el voto francisca-
Oñate (Guipúzcoa), en la ermita de no que había hecho al quedar viu-
la Magdalena con una pequeña co- da. El fundador y sus consejeros
munidad de jesuitas. En mayo fue romanos se encontraron ante un
ordenado sacerdote, y sus prime- doble problema: pedir a la Santa
ras misas y predicaciones atrajeron Sede la conmutación (ocultando el
grandes multitudes en campo nombre del solicitante), y conceder,
abierto. En los meses siguientes se tras el período habitual de prueba
movió por el país vascongado y se de dos años, los votos simples, dis-
alojó con especial devoción en Lo- pensables por parte de la Orden
yola. En 1553 visitó Portugal, en con causa proporcionada. Se quería
donde fue recibido con extraordi- prevenir la posibilidad de un se-
nario afecto por los reyes y por las gundo matrimonio político. En to-
comunidades jesuíticas, conmocio- da la correspondencia de este tiem-
nadas por la reciente deposición po se designa a la Princesa como
del P. Simón Rodríguez, fundador "Mateo Sánchez" o "Montoya".
de la Provincia y compañero de Ig- Hasta su muerte en 1573, su devo-
Borja, Francisco de 244
favoreció que les concediera licen- cia Irlanda. De este tiempo son las
cias para predicar y confesar en siete correcciones que ofrece al tex-
cualquier parte, sin necesidad del to "Versio prima" de los Ejercicios,
permiso del obispo local. En julio de que habría de ser revisado total-
1534, una vez ordenados sacerdotes mente por Salmerón. El 10 de sep-
los que todavía no lo eran, deciden tiembre [Epp I, 184] parte junto con
dispersarse y dedicar un tiempo a la Alfonso Salmerón y Francisco Za-
soledad y el retiro antes de sus pri- pata, un candidato a la CJ, a Irlanda
meras misas. El 25 de julio, B. parte (cf. Chron I, 96-99). Partieron con
con Bobadilla a Verona, donde se una detallada instrucción de Igna-
dedica sobre todo a la predicación. cio (cf. [Epp I, 174-179]). El 18 de
Afínales de septiembre de 1537 todo marzo, Ignacio escribía a Simón Ro-
el grupo se reúne en Vicenza y de dríguez comentándole: "De los
ahí, esperando ir a Jerusalén, deci- nuncios de Hibernia [B. y Salme-
den de nuevo separarse y distribuir- rón], aunque entraron en la mar, no
se por diversos centros universita- tenemos nuevas que sean pasados
rios de Italia. Broét fue esta vez con o llegados allá" [Epp I, 195]; el 1 de
Salmerón a Siena. De este tiempo es junio Ignacio informa a los jesuitas
la descripción física que de él con- de Italia acerca de la situación de
servamos: "francés, de alta estatura los "dispersos" por Europa y co-
y bello rostro, de bella barba pelirro- menta de los de Irlanda: "no espe-
ja y de agradable presencia" (MBr rándose fruto, han regresado a Es-
197), así como el testimonio laudato- cocia sanos y salvos" [Epp I, 203].
rio de Rafael Cristóforo llano, Secre- Esta misión quedó recogida en la
tario de la Curia Episcopal de Siena, carta de B. y de Salmerón a Marcelo
en el que describe los buenos frutos Cervini escrita desde Edimburgo
de la estancia de B. y de Salmerón en con fecha de 9 de abril de 1542
su ciudad. En 1538, convocados por (MBr 23-31). Provistos de una larga
Ignacio, regresa a Roma junto con carta de recomendación del Papa
Javier, Jayo y Bobadilla, a donde lle- Paulo III y todas las licencias conce-
garon durante la Semana Santa. didas (cf. MBr 213-216), llegaron a
Hasta la primavera del año siguien- Edimburgo el 3 de diciembre. Des-
te estuvo en Roma; allí participó en pués de pasar por Glasgow, B. vol-
las Deliberaciones de 1539 para la vió a encontrarse con Salmerón en
fundación de la CJ. Broét fue el pri- Ulster el 23 de febrero de 1542. La
mero en recibir la misión de Paulo misión fue dura. En testimonio de
III, quien en marzo de 1539 le envió B. sus habitantes eran "hombres
a Siena a pacificar una comunidad muy rudos, bárbaros e incapaces de
de religiosas benedictinas. Resuelto cualquier disciplina" (MBr 25). La
el problema, B. regresa a Roma en mayor parte de los hombres impor-
febrero de 1541. El 2 de abril partici- tantes de Irlanda se habían someti-
pa en la elección de Prepósito Gene- do a Enrique VIII, reconociéndolo
ral; B. da su voto a Ignacio (MBr 23) como cabeza suprema de la Iglesia
y el 22 pronuncia sus últimos votos en Irlanda. Los obispos que perma-
ante Ignacio ya General en S. Pablo necieron fieles a Roma fueron de-
"no sin mucha devoción, sentido y puestos de sus sedes y obligados a
lágrimas" (FN 1,21). retirarse y esconderse. Ante una si-
tuación adversa en la que los mis-
2. Misión de Irlanda y apóstol en mos líderes espirituales y seculares
Italia. Entre junio y agosto de 1541 "eadem lepra infecti sunt" (MBr 28) y
está en Roma esperando partir ha-
248 Broét, Pascasio
sin poder realizar otro apostolado Desde Roma se le anima a que bus-
que escuchar algunas confesiones, que financiación para la fundación
decidieron volver a Roma. Francis- del Colegio de Bolonia (cf. [Epp II,
co Zapata quedó en París para rea- 685]). En Faentia puso en práctica
lizar estudios de Teología, y B. y algo tan propio de la CJ como el
Salmerón siguieron hacia Roma no "reconciliar desavenidos" cuando
sin antes ser detenidos en Lyon, ba- en 1545 reunió a más de cien hom-
jo sospecha de ser espías españoles. bres en la catedral y en una "litur-
Entraron en la ciudad en el otoño gia penitencial" les movió a la re-
de 1542. A comienzos de 1543 está conciliación (cf. Chron I, 152).
en Roma, donde firmó junto con Ignacio da noticia de la llegada a
otros cinco las "Constituciones Cir- Roma de un muchacho de 14 años
ca Muchachos" [Epp I, 246]. Conti- enviado por B. "por ser cosa de ad-
nuó con una labor pastoral dando miración el juicio que tiene y por-
Ejercicios y predicando por Monte- que quiere servir a Dios en la Com-
pulciano, Foligno, Regio y Faenza. pañía" [Epp I, 377]. Un poco más
Se dedicó también de forma espe- tarde se le recordará "que no envíe
cial al apostolado de los enfermos y acá niños sin avisar primero" [Epp
fundó la Compagnia della Carita a IV, 221]. En Bolonia trabaja por la
su servicio {MBr 34); trabajó por la conversión de luteranos (cf. Chron I,
reinserción de prostitutas (Ibid. 36) 276.403), y tal vez por esto le envía
y por la reconciliación entre vecinos en mayo de 1551 "una patente de
y familias (Ibid. 37.39). Cuenta la casi herejía" [Epp III, 488]. La activi-
conversión de una musulmana y su dad en Bolonia le impide acudir a
catequesis para recibir el bautismo Roma para la aprobación de las
(Ibid. 40), así como el fracaso de un Constituciones en 1550 (cf. Chron II,
hebreo convertido que decidió en- 15). A partir de junio de 1551 desde
trar en "religión franciscana" (Ibid. Roma le dirigen las cartas a Ferrara
41), o ya tal vez desde Bolonia la (cf. [Epp III, 554]).
conversión de "ocho o diez lutera- Fue confesor de Marcelo Cervi-
nos" (Ibid. 43). En 1544, en una car- ni, futuro Marcelo II, y dedicó mu-
ta a Ignacio de Loyola, cuenta lo en- cho tiempo a dar los Ejercicios adap-
fermo que estuvo "quasi alia tados (MBr 62), especialmente la
morte". Entre 1545 y 1551 B. está en Primera Semana, reformar monaste-
Faventia, en Bolonia y Ferrara. Lo rios y "oír confesiones", así como a
que conservamos en el epistolario atender a los estudiantes de la Com-
ignaciano son en su gran mayoría pañía en Bolonia. Salmerón, que
extractos de las cartas enviadas. compartió con B. su estancia en Bo-
Destacó por su trabajo con los nece- lonia, comenta a Ignacio: "Mtro.
sitados, los niños, la reforma de las Paschasio está tan bien ocupado por
"malas costumbres" así como por gracia de nuestro Señor, como nunca
sus lecciones sobre casos de con- estuvo: está casi desde la mañana a
ciencia con los sacerdotes de la dió- la noche asentado en su silla en San-
cesis y por las explicaciones de la ta Lucía dando ejercicios y confesan-
Summa Theologica de Sto. Tomás a do" (MSal 1,59). Broét fue propuesto
canónigos y sacerdotes (cf. Chron I, por sus compañeros como patriarca
150-152.176.490), así como por con- de Etiopía (cf. [Epp I, 482]), respon-
fesiones y ejercicios a nobles (Ibid. diendo así a la petición de Juan III
217) y grupos de mujeres "doce o interesado en que dicho cargo lo
trece al mismo tiempo" (Ibid. 489). ocupase un jesuita. Ignacio lo tenía
Broét, Pascasio 249
claro: "no elegiría a otro" -le escribe 244.247]. La primera carta que sale
a Simón Rodríguez ([Epp 1,599]; Gi- para B. en París Jleva fecha del 19 de
rón I, 171)- y tiene sus razones para septiembre.
pensar en él: "Primeramente así es El 26 de junio de 1552, B. escri-
bueno que nosotros le tenemos por be a Ignacio ya desde París para co-
un ángel en la Compañía; segundo, municarle que ha llegado a la capi-
con las letras que tiene, tiene mucha tal del Sena el día 15 "con l'agiuto
experiencia en visitar y reformar et gratia del Signore Dio, sano et
obispados y monasterios [...] des- salvo" (MBr 67). En París habría de
pués tiene asaz buena persona, fuer- permanecer los últimos diez años
zas y salud y de edad de cuarenta de su vida; entonces no preveía las
años, poco más o menos" [Epp I, dificultades que le esperaban. Vivía
599-600]. Pero tanto el mismo B. co- en París desde 1540, en una comu-
mo el Rey lo rechazaron: "Mtro. Pas- nidad de estudiantes, entre los cua-
chasio y otro de la Compañía no han les, en el primer grupo se encontra-
querido tomar dos obispados que ban Pedro de Ribadeneira, Andrés
les daban" [Epp 1,430.452]. Oviedo o el mismo Everardo Mer-
La variedad de ministerios rea- curiano, futuro cuarto P. General de
lizados en esta época quedan recogi- la Compañía. Desde su asentamien-
dos en la carta 19 escrita a Ignacio de to en Francia la CJ tuvo que vérse-
Loyola el 9 de mayo de 1551 (MBr las con la oposición del parlement y
61-65). El 9 de noviembre de ese de la facultad de Teología, imbui-
mismo año se le avisa de que "N. P. dos de galicanismo y que miraban
quiere que sea provincial" [Epp III, con recelo los privilegios que la
739] y en menos de un mes Ignacio Santa Sede había otorgado a la re-
lo nombró primer provincial de Ita- ciente Compañía. La oposición se
lia, el 5 de diciembre (cf. [Epp IV, extendió a las otras congregaciones
4.25]; Chron I, 217), sin moverle de religiosas. Broét tuvo que emplear-
Ferrara. se a fondo en la defensa de la CJ (cf.
3. Parts: misión definitiva. Poco Chron III, 288-295; IV, 316-328). El
después, al suspenderse las sesiones 27 de octubre de 1552 Ignacio le co-
del Concilio de Trento, Ignacio re- munica la facultad de ser praeposito
pensó la situación y designó a Laí- societatis in universitate parisiense et
nez como provincial de Italia y deci- in tota Gallia. Mediado 1553 le reco-
dió enviar a B. a París (cf. [Epp IV, miendan desde Roma que sería
234]). La salida de B. de Ferrara no bueno "dar comienzo al colegio",
fue fácil; hubo quien rezaba para "al modo itálico" [Epp V, 157.469].
que Ignacio no le destinase a París: El 1 de diciembre de 1554 la Fa-
"Alexander Fiaschus escribió largas cultad de Teología hace pública una
cartas al P Ignacio y rezaba para que condena de la CJ, acusada de ser un
dejara en Ferrara al P. Paschasio" peligro para la fe, una amenaza para
(Chron II, 497), aunque B. dio mues- la paz en la Iglesia, destructiva para
tras de saber obedecer: "se loa la vida monástica y más causa de con-
prontitud de obedecer en ir a París" fusión que de edificación (cf. Chron
se escribe desde Roma el 21 de ma- IV, 328-329). En agosto de 1555 se hi-
yo de 1552 [Epp IV, 243] y se le envía zo pública una nota de la diócesis de
"una obediencia de partirse el mis- París por la cual se amenazaba con la
mo día o el siguiente después de re- excomunión a cualquier miembro de
cibida, estando sano" permitiéndole la CJ que realizase cualquier ministe-
llevar "al que le pareciere" [Epp IV rio en París. Ignacio, antes de acudir
buscar 250
dio de las letras, que se presta a tan- adelante insiste todavía sobre la
tos desórdenes, los escolares velarán "inmediatez" de la relación busca-
por la pureza de su intención, "no da, y posible, entre el Creador y su
buscando sino la gloria divina y criatura: "deje inmediate obrar al
bien de las ánimas" [Co 360]. Criador con la Criatura, y a la cria-
Respecto a los profesores, en tura con su Criador y Señor". Para
estas materias que "disponen los Ignacio, como para la tradición bo-
ingenios para la Teología", "se bus- naventuriana, no se sabría hablar
cará sinceramente en todo la honra verdaderamente de distinción entre
y gloria de Dios nuestro Señor" [Co Dios y su voluntad. Pero Dios y su
450]. En lo que toca a la misión, y voluntad no se manifiestan más
más exactamente en la elección de que raramente en "la inmediatez".
las regiones por evangelizar, los je- Se dan a conocer habitualmente en
suítas que discurren por el mundo los movimientos de espíritus.
deberán "buscar la mayor gloria de 4. La gracia, la consolación. Es
Dios nuestro Señor y ayuda de las evidente en los Ejercicios, y más aún
almas" [Co 605]. Del mismo modo, en el Diario, que la búsqueda de la
en los cambios de destino de los su- voluntad de Dios se expresa con
jetos, los superiores vigilarán para mayor insistencia en el discerni-
que todo el mundo sea "persuadi- miento de espíritus.
do de que en todo se busca el honor 4.1. Los Ejercicios Espirituales.
y gloria divina y bien universal" Quien hace los Ejercicios se sitúa en
[Co 626]. Una expresión típicamen- un contexto de retiro con el fin "de
te ignaciana resume esta búsqueda usar de sus potencias naturales más
de la gloria de Dios durante y para libremente, para buscar con dili-
el apostolado: el "servicio divino". gencia lo que tanto desea" [Ej 20].
Por ejemplo, en la admisión o no a Ha venido a "buscar y hallar la vo-
la CJ, la primera preocupación para luntad divina" en la manera de
hacerlo debe ser, más allá de la con- conducir su vida [Ej 1]. Ahora bien,
sideración de las personas, el "bus- la voluntad divina se manifiesta de
car sinceramente el servicio divino" ordinario por la alternancia de las
[Co 212]. mociones espirituales (consolacio-
3. La voluntad de Dios. Los Ejer- nes y desolaciones), como Ignacio
cicios no tienen otro fin más que el había descubierto desde Loyola y
de ayudar a "buscar y hallar la vo- Manresa. La genialidad ignaciana
luntad divina en la disposición de consiste sin duda en haber puesto
su vida para la salud del ánima", en relación la búsqueda de la vo-
como lo anuncia la primera Anota- luntad divina con la interpretación
ción [Ej 1]. La empresa no tiene na- de los afectos espirituales, así como
da que ver con un ejercicio de adi- haber codificado esta interpretación
vinación. Además, la búsqueda de con una gran claridad. Los Ejercicios
la voluntad de Dios no se diferencia construyen la caja de resonancia
casi de la búsqueda de Dios mismo. donde se producen y se amplifican
Ignacio mismo lo subrayó al co- con tiempo las mociones espiritua-
mienzo de la Anotación 15a: "en los les, que pueden pasar desapercibi-
tales ejercicios espirituales, más das en la vida ordinaria. Lo que
conviene y mucho mejor es, bus- busca el ejercitante a lo largo de los
cando la divina voluntad, que el días y las oraciones es la consola-
mismo Criador y Señor se comuni- ción, que sostendrá su deseo y lo
que a la su ánima devota"; y más iluminará a la espera de Dios. El
253 buscar
rar más ni buscar más pruebas"; que con ellas" [Au 37], "después de par-
"buscar o diferir hasta el medio día, tido de Barcelona, perdió totalmente
era todavía querer buscar, cuando esta ansia de buscar personas espiri-
no había razón". La decisión de "dar tuales" [Ibid.].
por concluida" y de poner fin a toda Quizá Ignacio se ha dejado
búsqueda de consolación se ve aho- desposeer por Dios de todo lo que
ra seguida de intensas consolacio- podía tener de obsesivo y de excesi-
nes. Los días siguientes Ignacio vo en su búsqueda de seguridad es-
comprende que no tiene que "bus- piritual. Para estar unido a Dios,
car las lágrimas" [De 155], sino "re- quizá haya que aceptar el perderlo
verencia y acatamiento" [De 156]. todo, incluso lo que nos ha condu-
Esta actitud de respeto, que impone cido hasta Él.
silencio y moderación en sus peti-
ciones espontáneas, incluso las más Dominique SALÍN, SJ
santas, caracterizará a partir de aho-
ra la actitud de Ignacio: "acatamien- / Consolación, Contemplación para Alcanzar
to amoroso" o, en su defecto, "acata- Amor, Desolación, Diario Espiritual, Discerni-
miento temeroso" que es necesario miento, Elección, Encontrar, Gloria de Dios,
"buscar, mirando las propias faltas, Moción.
para alcanzar el que es amoroso"
[De 187]. Bibl.: ANTONCICH, R. "La espiritualidad ig-
naciana como búsqueda de libertad", en
Esta lección de sobriedad y de Psicología II, 437-445; BARRY, W. A., "Hallar
despego en la búsqueda de la conso- a Dios en todas las cosas: las dimensiones
lación confirmatoria parece añadirse de la experiencia" en Ibid., 430-436; BEIRNA-
ERT, Lv "Une lecture psychanalytique du
a la experiencia que había tenido Ig- Journal spirituel d'Ignace de Loyola", en
nacio después de su conversión. En Auxfrontiéres de l'acte analytique, Seuil, Pa-
efecto, cuando en Manresa "buscaba rís 1987, 205-218; HAUB, R., Ignatius von Eo-
algunos hombres espirituales que le yola: Gott in alien Dingenfinden, Topos Plus,
remediasen de estos escrúpulos" Kevelaer 2006; MEJÍA SALDARRIAGA, R., Bus-
car y hallar a Dios en todas las cosas según San
[Au 22] y en Barcelona "según su Ignacio de Eoyola, OS, Roma 1980; THIÓ DE
costumbre, buscaba todas las perso- POL, S., Ea intimidad del peregrino. Diario es-
nas espirituales, aunque estuviesen piritual de San Ignacio de Eoyola, M-ST, Bil-
en ermitas de la ciudad, para tratar bao-Santander 1990.
CALOR rasgo de la mística ignaciana. Otros
aspectos místicos del Diario han
centrado el interés de los estudios,
1 . Tres notas previas. 1.1 Nos apro-
ximamos en este artículo a la voz
calor y sus adjetivos correspondien-
como el de la loqüela, la devoción,
el acatamiento, la reverencia y, por
tes "caliente" y "caloroso" desde la supuesto, las lágrimas, el don místi-
perspectiva de la experiencia reli- co más evidente a lo largo del texto
giosa mística propia de Ignacio de ignaciano.
Loyola tal y como nos narra sobre Recurrir al c. como imagen
todo en su Diario espiritual; no con- que expresa un estado o una sensa-
sideraremos, por tanto, los contex- ción del alma, de la persona, en su
tos en los que dichos términos alu- experiencia espiritual ha sido muy
den a la realidad física que significa recurrente en la tradición mística
una alta temperatura corporal o cristiana.
ambiental (cf. [Ej 116.229]). 2. Aproximación general. Ignacio
1.2 "Calor" es un término que no se separa en este sentido de la
actualmente admite los dos géneros tradición a la que pertenece y recu-
gramaticales castellanos, masculino rre también a este elemento gráfico
y femenino. Hoy "el empleo como y expresivo para aludir a la acción
femenino es rústico o arcaico" (Seco del Espíritu en el ser humano. Si ex-
1998, 93). Ignacio utiliza casi siem- ceptuamos los dos contextos arriba
pre el masculino ("el calor"), pero aludidos de los Ejercicios Espiritua-
en alguna ocasión también el feme- les, uno de las Constituciones que se
nino: "mucha calor interior" [De refiere al "calor del estudiar" [Co
197]. 340] y otros dos de la Autobiografía
1.3 Esta cualidad del sentir de referidos también al calor atmosfé-
lo Divino ha sido ignorada en los rico [Ag 4: Au 66], este término apa-
estudios que conocemos sobre el rece 22 veces, todas ella en el Diario;
Diario espiritual, texto que, como ve- el adjetivo "caloroso", trece veces,
remos, es el que mejor recoge este todas ellas en el Diario y "caliente",
calor 256
dos veces, una en Ejercicios, para rales" que van tejiendo la experien-
aludir al estado anímico-espiritual cia del Diario.
en que queda el alma después de la 3.2 Carácter interno. En segundo
peculiar experiencia de la consola- lugar, dados los contextos en los
ción sin causa precedente [Ej 336], y que aparece, se trata de una sensa-
otra, de nuevo, en el Diario [36]. ción interna, pero no podemos des-
Plenamente inmerso en un pro- cartar que, junto al sentir interno,
ceso de búsqueda de la voluntad de en ocasiones pudiera tener también
Dios acerca del tipo de pobreza que su repercusión externa, es decir,
debían tener las casas profesas de la que, efectivamente, durante el tiem-
CJ, Ignacio redacta durante trece po cronológico de la experiencia es-
meses (desde el 2 de febrero de piritual acontecida principalmente
1544 hasta el 27 de febrero de 1545) en la oración o durante el antes o
un diario en el que va registrando después de la liturgia (contextos a
escuetamente los movimientos in- los que se ciñe casi exclusivamente
ternos, sensaciones, mociones que el Diario), durante ese tiempo Igna-
le puedan servir como código para cio sintiera efectivamente calor. De
interpretar desde ellos lo que Dios hecho, Ignacio distingue entre c.
pueda estar intentando comunicar. "interior" [De 22] y c. "esterior" [De
Una de estas sensaciones-mociones 139] y también "calor de dentro"
es el calor. Ignacio exprime hasta el [De 22] para unirlos finalmente en
colmo de lo posible las posibilida- [De 139]: "con mucha calor interior
des semánticas de este término y y esterior". No es el único ejemplo
sus afines para " afinar" con detalle en el que explícita este matiz; tam-
en el lenguaje de Dios con él. Vea- bién en el Diario constata Ignacio la
mos algunas de estas posibilidades. presencia de una "loqüela interna"
o "interior" [221.222.224.225...] y
3. Rasgos del calor en la experien- otra "loqüela externa" [221.222].
cia mística ignaciana.
3.3. Carácter durable. En tercer
3.1 Carácter corporal. En primer lugar, más que de una sensación
lugar, esta sensación se enmarca puntual y ambigua, se trata de una
dentro del valor y la función que moción percibida con claridad y
Ignacio concede al cuerpo en su ex- durable en el tiempo. En ocasiones
periencia mística. El Diario es un dura "todo el día" [De 6] y otras
clarísimo ejemplo, y en esto muy "después de levantado me duraba
moderno y contemporáneo, de la -dice Ignacio- el calor interior" y,
integración del cuerpo y de todas después de salir de casa a hacer una
sus posibilidades expresivas en la visita "andando a D. Francisco, ...
experiencia religiosa: lágrimas (cf. si perder el calor" [De 22]. El c. apa-
[De 1-453]), sollozos (cf. [De rece en distintos momentos del día,
16.24.27.30.31.36...]), música (cf. pero tiene especial relevancia du-
[De 224]), voces - loqüela (cf. [De rante la celebración de la Eucaristía,
22.222...]), c, 'levantárseme los ca- en sus oraciones previas preparato-
bellos" [De 8], ardor (cf. [De 8]), sa- rias y en las oraciones finales de ac-
bor (cf. [De 39.40]), pérdida de ha- ción de gracias. Veamos: nada más
bla (cf. [De 77]); claridad (cf. [De levantarse [De 22]; en la oración
92])... El c. y los términos afines del "sólita" (acostumbrada); (cf. [De
ámbito semántico de "la tempera- 39.92.104.111]); en la oración matu-
tura" vienen a sumarse a esta "sin- tina (cf. [De 11.76]); vistiéndose pa-
fonía de sensaciones místico-corpo- ra la Misa (cf. [De 45]); al comienzo
257 calor
tas que emprenden la fundación 3.6.2 Ardor. Una sola vez apare-
del colegio de Ñapóles "con mucho ce este término en los escritos igna-
calor" [Epp III, 414] o el ánimo del cianos: "y moción como ardor nota-
arzobispo de Rahusa "que parece bilísimo en todo el cuerpo" [De 36];
que llevaba mucho calor para hacer se trata de dos líneas de profundo
allí un colegio" [Epp X, 517]; con calado místico del viernes 8 de fe-
ánimo parece que trabajan los jesuí- brero de 1544, por venir este "ardor
tas en Trento: "Del concilio tenemos notabilísimo" precedido de un "le-
aviso que va adelante con calor" vantárseme los cabellos" debido a
[Epp III, 678]; y c. se pide a Francis- "al sentir en mí un ir o llevarme de-
co Javier en su relación con el Rey: lante del Padre" [De 8]; una vez más
"pienso daríades calor al rey para aparece con claridad la vinculación
lo de Etiopía" [Epp V, 150]. estrecha entre c. y presencia de Dios.
En esta misma línea del ánimo 3.6.3 Fuego. De los doce contex-
el c. aparece vinculado a los estu- tos en los que aparece este término
dios: "tratar con calor aquellos es- (cf. Concord 549), dos nos resultan
tudios [de las tres lenguas]" [Epp ahora relevantes. Tienen un cierto
VII, 599], o como escribe Polanco a matiz metafórico e Ignacio los utili-
Araoz (el 29 de mayo de 1555), "Los za para expresar el combate interno
estudios de todas las facultades lle- que está experimentando en su pro-
van mucho calor" [Epp IX, 89]. El c. ceso de toma de decisión acerca del
de los estudios así lo reflejan las tipo de pobreza para las casas de la
Constituciones: "es de advertir que CJ, objeto éste del Diario espiritual.
con el calor del estudiar no se enti- Así, en el primero, "la gracia caloro-
bien [los escolares] en el amor de sa [...] parecía batallar, como fuego
las verdaderas virtudes y vida reli- con agua, con algunos pensamien-
giosa" [Co 340]. tos" [De 64], es decir, la sensación de
3.6 Términos afines: 3.6.1 Calien- consolación ante la posibilidad de
te. Junto con el sustantivo "calor" y "no tener nada" (que las casas de la
el adjetivo "caloroso/a" encontra- CJ no tuvieran rentas), combate in-
mos también "caliente" sólo en dos ternamente con pensamientos que
contextos. En el primero se refiere "le vienen" en sentido contrario. El
Ignacio al estado en que queda la agua y el viento son los elementos
ánima después de una experiencia contrarios al c. "el calor de dentro
espiritual intensa de la presencia de pugnaba con el viento de fuera" [De
Dios, como es la que describe en la 22], entendiendo aquí por "viento"
CSCP: "la ánima queda caliente y "cualquier cosa que mueve o agita
favorecida con el calor y reliquias el ánimo con violencia y variedad"
de la consolación pasada" [Ej 336]; (DiccAut, s.v. Viento). Un poco más
este pequeño párrafo nos da a en- adelante en su diario, el viernes 7 de
tender que la experiencia del c. es marzo, se sirve de la misma metáfo-
una experiencia de Dios, del buen ra: al no ver con la claridad espera-
espíritu: el paso de Dios provoca da, describe el sentimiento interno
calor. El segundo de los contextos de confusión y tal vez de ansiedad
describe una situación del ánimo como "a tiempos contrariando el
de Ignacio una noche que hace exa- fuego grande con el agua, por no
men sobre las mociones del día: hallar al Sacramento" [De 129].
"después, luego así caliente, pi- 3.6.4 Abrasar, derretir. No encon-
diendo gracia para discurrir..." [De tramos otros términos más espera-
36], es decir, en presencia de Dios. dos en místicas de tipo "nupcial",
259 calor
como podrían ser "quemar" o "abra- 33]; que no aparezca más en los es-
sar". Sobre éste último, "abrasar", se critos de Ignacio nos facilita pensar
ha discutido si la expresión "que el que es, más bien, término introduci-
mismo Criador y Señor se comuni- do por el jesuita portugués.
que a la su ánima devota abrazándo- 3.6.5 Tibieza y frialdad. Según
la en su amor y alabanza" [Ej 15] po- descendemos en la temperatura, nos
dría leerse como "abrasándola", vamos alejando de la presencia de
lectura de la que era partidario el P. Dios. El estado de "tibieza", lo vin-
Fernández Zapico. Iparraguirre cula estrechamente Ignacio con la
(1963,210, n. 12) comenta que en las desolación, esto es, con la distancia o
"primitivas copias y traducciones lejanía de Dios. Cuando define la
existen las dos lecturas". Nosotros desolación, comenta: "hallándose [el
nos inclinamos por la primera inter- alma] toda perezosa, tibia y triste"
pretación "abrazándola", más en [Ej 317]; y al explicar las causas "por
consonancia con otros contextos tan- las que estamos desolados" añade:
to de los Ejercicios "para abrazar el "la primera por ser tibios, perezosos
mejor [binario]" [Ej 149], como de las y negligentes en nuestros ejercicios
Constituciones, "lo que el mundo ama espirituales" [Ej 322]. Así mismo, las
y abraza" [Co 101] o "cuanto Cristo Constituciones hablan de entibiar pa-
nuestro Señor ha amado y abraza- ra referirse a la pérdida de fervor
do" [Co 101; cf. Co 163.307.401.823]; ("no se entibien") en las virtudes y
el "abrazo" parece ser expresión más en la vida religiosa [Co 340]. Por lo
propia de la espiritualidad y expe- que respecta a la frialdad, Ignacio la
riencia ignacianas que el "abrasa- menciona dos veces en su Diario y
miento". "Esta lectura [abrasándola] las dos en contexto negativo: "algu-
parece que deforma el significado na devoción, no frialdad" [De 22] y
del texto Autógrafo" (Arzubialde "sin sentir los mediadores, sin frial-
1991, 29, n [15.4]). Además, que en dad ni tibieza" [De 32].
las primitivas redacciones se conser-
ven las dos versiones (con "z" y con José GARCÍA DE CASTRO, SJ
"s") no es argumento definitivo,
pues en el siglo XVI no estaba ni mu- /* Consolación, Devoción, Diario espiritual,
cho menos resuelto el problema de la Gloria, ígneo, Lagrimas, Mística Ignaciana,
oposición fonológica en el sistema de Moción.
las sibilantes del castellano (s, z, g, ss)
Bibl.: ARZUBIALDE, Ejercicios; FUTRELL, J. C,
y puede ser frecuente encontrar gra- 'The Mystical Vocabulary of Ignatius in
fías de la misma serie que alternan the Diario", Dossier "Constituciones" A,
en el uso en el mismo término, pero CIS, Roma 1972, 143-178 (esp. 161-165);
sin valor fonológico distintivo, esto GARCÍA DE CASTRO, ]., "Semántica y místi-
es, sin que altere el significado de la ca: el Diario espiritual de Ignacio de Loyo-
palabra; otra cosa sería si en esas pri- la", MCom 59 (2001) 211-254 (esp. 233-238);
GARCÍA PALACIOS, ]., "Léxico de 'luz y ca-
mera copias y redacciones encontrá- lor' en Llama de amor viva", en San Juan de
semos doble "s" (ss-, abrassándola), la Cruz, espíritu de llama (STEGGINK, O., ed.),
refiriéndose ya, por tanto a nuestro Institutum Carmelitanum-Kok Pharos Pu-
actual "abrasar". Por lo que respecta blishing House, Roma-Países Bajos 1991,
a "derretir", lo utiliza una vez Cáma- 383-412; GUIBERT, J. DE, "Mystique igna-
tienne. Á propos du 'Journal Spirituel' de
ra en la Autobiografía, para indicar la Saint Ignace", RAM 19 (1938) 3-22.113-140;
reacción afectiva de Ignacio cuando LARRAÑAGA, I. (ed.), Obras completas de San
éste pensaba "en haber de morir, que Ignacio de Loyola I, BAC, Madrid 1947;
se derretía todo en lágrimas" [Au THIÓ DE POL, S. (ed.), La intimidad del pere-
camino 260
grino. Diario espiritual de San Ignacio de ho- 313] y con "espíritus" [Ej 328]. Un
yóla, M-ST, Bilbao-Santander 1990. panorama de este porte sólo lo ex-
plica la inestabilidad con la que el
hombre asume su estatuto ontoló-
CAMINO gico respecto a Dios. El acceso a las
cosas desde la actitud del "tanto he
de usar de ellas cuanto para mi fin
L a literatura reciente ha reparado
en el carácter dinámico con el
que la espiritualidad ignaciana
me ayudan", como propone el PF,
precisa de continua revisión, dado
que el fin y los medios mantienen
comprende la experiencia de la gra-
entre sí un dilema constante. La ex-
cia. El hecho se ha traducido en el
periencia que proponen los Ejerci-
rescate de la iconografía del Ignacio
cios avanza, como consecuencia, a
de Loyola peregrino y en la com-
un ritmo cadente de buscar y ha-
prensión de la espiritualidad igna- llar, de disponerse y recibir. Todo
ciana desde el paradigma del pro- ello es fruto de la tensión espiritual
ceso, del camino. Dos han sido las inherente a la realidad humana: la
constataciones que avalan la consis- de responder a la obligación de si-
tencia de este paso: tuarse siempre ante su fin trascen-
1. La comprensión dinámica del dente. El ejercitante tiene que
acontecimiento de la gracia. El en- aventurarse a abrirse a "la volun-
cuentro Creador/creatura es capta- tad divina en la disposición de su
do por la espiritualidad ignaciana vida para la salud del ánima" [Ej
como un juego activo y complejo 1]: ha de buscar una voluntad aje-
de movimientos, como un ámbito na a él, en aproximación constante,
donde nunca se notan estáticos ni para que una vez descubierta sea
al hombre ni a la gracia. Avisa de acatada. El encuentro persona-gra-
ello el PF y su lenguaje activo: "El cia tiene así en Ignacio un punto
hombre es criado 'para 7 alabar, ha- de fuga, es centrífugo. Los Ejerci-
cer reverencia y servir a Dios nues- cios inducen efectivamente a un
tro Señor [...]", las cosas "son cria- descentramiento, quieren descolo-
das 'para 7 el hombre y 'para' que le car al hombre y ponerlo en movi-
ayuden [...]" [Ej 23]. Hombre y miento. Así lo confirma el princi-
mundo son definidos no por sus pio ignaciano de que "piense cada
"qués", sino por sus "paras": es de- uno que tanto se aprovechará en
cir, por su referencialidad creatural todas cosas espirituales, cuanto sa-
entre sí y con respecto a Dios. La liere de su propio amor, querer e
visión espiritual ignaciana prefiere interés" [Ej 189]. Lo contrario a ese
así resaltar la estructura relacional descentramiento, a ese salir de sí,
de la realidad. En ella el hombre es es lo que muestra la actitud del Se-
percibido en direccionalidad, en gundo Binario, que "quiere quitar
tensión-hacia, enfrentado inevita- el afecto, mas así le quiere quitar,
blemente con la pregunta por "lo que quede con la cosa adquirida;
que más nos conduce para el fin de manera que allí venga Dios,
que somos criados" [Ej 23]. La res- donde él quiere; y no determina de
puesta a esa pregunta no se limita dejarla, para ir a Dios, aunque fue-
a un instante, sino que se prolonga se el mejor estado para él" [Ej 154].
sin término en un "solamente dese- En definitiva, la espiritualidad ig-
ando y eligiendo" [Ibid.], en un ne- naciana apuesta por resaltar en el
gocio continuo con "mociones" [Ej hombre su apertura radical a una
261 camino
cia. Ignacio aceptaría que el sujeto das las cosas nuevas" [Au 30]. Pero
no se define porque elige. Lo que le ahí no sólo habría que hablar de
importa es que "acierte". El espacio con-versión, sino también de la
de la libertad abierto al hombre no aparición de una a-versión, de un
es un campo de opciones infinito. cambio de sensibilidad, de una
Al hombre se le presenta -según Ig- nueva configuración de los senti-
nacio- una posibilidad como la más dos. Es claro que ya, a partir de la
aproximada a la voluntad divina conversión en Loyola, la asunción
que está buscando. Se trata de "que de la pobreza se constituye en un
todos finalmente nos conformemos presupuesto al que Ignacio nunca
con lo que sentimos querer de no- querrá renunciar, si bien es verdad
sotros Dios nuestro Criador y Se- que la fundamentación de su prác-
ñor" [Epp VIII, 363]. La verdad es tica irá modificándose con el tiem-
que el periplo ignaciano esbozado po. Los pasos del peregrino están
en la Autobiografía sigue en todo su dados en una pobreza asumida y
trazado un ritmo alternativo de op- desde ella quiere acceder a las cir-
ción y consecuente "confirmación" cunstancias que se le van presen-
(cf. [Au 42.71.99]). Ignacio busca la tando. El momento simbólico, en el
confirmación de sus pasos. Como a que se hace patente la nueva reali-
todo caminante, le importa como dad que ha emergido en la peregri-
ninguna otra cosa el saberse orien- nación de Ignacio, viene dado con
tado, el disponer de referencias. Ese su vuelta a Loyola, forzada por ra-
ritmo opción-confirmación, pone zones de salud (cf. [Au 87-89]).
las bases de una tensión que irá li- Frente a la casa-torre de su familia,
gada necesariamente a la realiza- es ahora el hospital de la Magdale-
ción del camino: a saber, sólo en la na, donde se hospeda, el lado dis-
medida en que se opta será posible tinto y el nuevo paradigma de la re-
acceder a la confirmación. El bene- alidad desde el que quiere Ignacio
plácito de Dios no ahorra en ese entender y ser entendido: mendiga,
punto ningún esfuerzo a la libertad. catequiza a los niños, predica, paci-
3.4 La realidad peregrinada. En fica, reordena costumbres, organiza
la Autobiografía es especialmente una asistencia social.
patente que Ignacio, en tanto que Ignacio incorporó a los Ejerci-
peregrina, accede a una realidad cios la conexión entre su compren-
cualitativamente nueva. El tramo sión dinámica del encuentro perso-
Loyola-Roma no es u n a simple na-gracia con el fortalecimiento de
traslación de escenarios. En la ma- una sensibilidad kenótica. El cami-
nera en que tales escenarios van nante, según él, no puede instalarse
sucediéndose, puede verse, tam- en cualquier perspectiva para per-
bién, cómo Ignacio transforma su cibir teologalmente la realidad. Es
modo de acceder a la realidad, su únicamente la de la kénosis de Cris-
modo de moverse entre las cosas y to la que le va a permitir llenar de
las circunstancias. esperanza su propia existencia y
Ignacio dio un salto desde una sumergirse así en un movimiento
realidad para él fracasada en su peregrinante. De ahí que anime a
oferta de sentido, poblada de "va- una cristificación que se manifiesta
nidades" y sustentada por "un en el nivel primario de los sentidos.
grande y vano deseo de ganar hon- Así parece ser cuando recuerda que
ra" [Au 1], a otra traspasada de es- el objetivo de orar "sobre los cinco
peranza en la que "le parecían to- sentidos corporales" es "imitar en
267 camino
Bibl.: IPARRAGUIRRE, I., Vocabulario de Ejerci- en sentido global: seglares que aún
cios Espirituales. Ensayo de hermenéutica igna- no han entrado en el noviciado.
ciana, C1S, Roma 1972; LOP, M. (ed.), Los Di-
rectorios de Ejercicios 1540-1599, M-ST, Aunque en la CJ no existe el
Bilbao-Santander 2000; MEJÍA SALDARRIAGA, "postulantado" como etapa intro-
R., La dinámica de la integración espiritual. ductoria formal, la experiencia ha
Buscar y hallar en todas las cosas, CIS, Roma mostrado la importancia de estable-
1980; RAMBLABLANCH, J. M.a, "Del 'peregri-
no' a la 'mínima' Compañía de Jesús", Man
cer un proceso de preparación para
54 (1982) 5-23; Ruiz PÉREZ, F. J., "El camino, la admisión al noviciado. Este proce-
un modo ignaciano de concebir la identi- so es llamado "prenoviciado", y tie-
dad cristiana", CEI112 (1998) 3-14; ID., Teo- ne como objetivos: ayudar al discer-
logía del camino. Una aproximación antropoló- nimiento vocacional del joven que
gico-teológica a Ignacio de Loyola, M-ST, quiere discernir su posible vocación
Bilbao-Santander 2000; VERHEECKE, M., L'i-
tinéraire du chrétien d'aprés les Exercices Spiri- a la CJ; conocerlo y valorar su proce-
tuels d'lgnace de Loyola et ses présupposés so de crecimiento humano, cristiano
anthropologiques, Diffusion Centre Cerfaux- y vocacional; ofrecerle los medios
Lefort, Louvain-la-Neuve 1984. necesarios para que conozca la CJ; y
establecer un camino vocacional pa-
ra que pueda ir consiguiendo estos
CANDIDATO fines.
El prenoviciado es un tiempo
en el que los c. e interesados en la
E ntendemos por candidato la
persona que ha solicitado in-
gresar en la CJ y que prepara y
CJ confirman su decisión y se pre-
paran para el noviciado. Normal-
discierne su vocación. Puede ha- mente dura entre seis meses y un
ber pasado u n a etapa anterior en año. Se trata de un tiempo dedica-
la que se sentía cuestionado, de do al conocimiento mutuo entre la
forma más amplia, ante una posi- CJ y el c, a la experiencia de ora-
ble vocación sacerdotal o religiosa. ción y de acompañamiento espiri-
Etapa en la que va clarificando su tual, al conocimiento y vivencia de
discernimiento vocacional hasta la fe católica y a la verificación de
concluir con u n a cierta seguridad las verdaderas motivaciones espiri-
que el Señor le llama a seguirle en tuales y de las cualidades humanas
la vida religiosa y, dentro de ella, y psicológicas necesarias.
como vocación específica, ser je- 1. Modelos de prenoviciado. Hoy
suíta. No siempre el itinerario del día existen cuatro modelos funda-
discernimiento vocacional es tan mentales de prenoviciado:
metódico y lineal. Hay c. que sien- 1.1 Los c. viven juntos, acom-
ten u n a atracción espiritual fuerte pañados por dos o tres jesuítas, de
y directa a seguir al Señor en la CJ, los cuales uno es el responsable
sin tener resuelta de entrada su inmediato. En este tiempo los pre-
vocación sacerdotal. novicios terminan sus estudios
Se distingue entre c. y "preno- universitarios o realizan alguna
vicio", siendo el primero el joven actividad profesional, mientras es-
que está en una fase inicial de su peran el momento de entrar al no-
deseo de entrar, y el segundo, el viciado.
que ha manifestado una mayor ex- 1.2 Los c. viven en una comuni-
plicitación de entrar y se ha com- dad jesuítica y trabajan en una obra
prometido más establemente con el de la Compañía. Un jesuíta de la co-
itinerario vocacional. Los dos son c. munidad es el acompañante espiri-
269 candidato
tual. Durante este tiempo los preno- 2. Requisitos para hacer el preño-
vicios hacen ocho días de Ejercicios viciado. Además de otros que son
Espirituales y se reúnen periódica- obvios, los requisitos mínimos que
mente para compartir su experien- se deberían pedir a un c. que quiera
cia vocacional, acompañados por el iniciar el prenoviciado se pueden
responsable del prenoviciado. reducir a los siguientes: que no sea
1.3 Los c. viven en sus propias flojo ni inconstante, sino generoso y
familias, fuera de casas y obras de la con capacidad de tomar decisiones
CJ, terminando sus estudios o traba- y de llevarlas a cabo sin desanimar-
jando. El responsable del prenovicia- se; que no tenga doblez, sino sea
do los visita y reúne periódicamente transparente, veraz y con rectitud
para acompañarles en su discerni- de intención; que sea suficiente-
miento. Los prenovicios se encuen- mente inteligente; que no esté psí-
tran frecuentemente para compartir quicamente enfermo; que no tenga
su experiencia personal. Normal- una gran inmadurez afectiva y se-
mente, hacen Ejercicios Espirituales xual; que haya adquirido una expe-
durante este tiempo, para confirmar riencia del Dios de Jesús; que tenga
su llamada a la Compañía. deseos y capacidad de servir a los
demás; que tenga una auténtica de-
1.4 La forma tradicional para cisión vocacional; que sea un hom-
admitir a la CJ: los c. son examina- bre que crea en la comunión, una
dos por cuatro jesuitas "examina- persona de diálogo y de contacto,
dores", quienes dan su informe al que quiera vivir con otros y para
Provincial, y éste toma finalmente otros.
la decisión. Este modelo se da en
El conjunto de estos elementos
países donde es difícil hacer el
nos permite hablar de idoneidad
acompañamiento o hay pocos o vocacional. Son requisitos esencia-
ningún jesuita. No es un verdadero les de la vocación. Sin embargo, es-
prenoviciado. Tiende a transfor- te conjunto es únicamente condi-
marse en un prenoviciado más o ción necesaria de la vocación, pero
menos formal, por la necesidad que no es suficiente. Para tener voca-
se siente en todas partes de una ción no basta ser humana y cristia-
mayor preparación inmediata para namente maduro; falta la llamada
el noviciado. del Señor, que siempre es gratuita y
Nadie puede ser admitido al libre: "llamó a los que El quiso"
noviciado sin la adecuada prepara- (Me 3,13).
ción (cf. NC 25; CIC 597 §2). El pre- Los requisitos anteriores serían
noviciado es una etapa de forma- los mínimos necesarios para hacer
ción y de crecimiento personal. el prenoviciado. Para pasar al novi-
Debe preparar al c. para que pueda ciado se requiere que exista un
ingresar en el noviciado. Es el perí- avance en algunos de estos puntos.
odo de transición entre la vida se- Sin querer ser exhaustivos, es posi-
cular y la experiencia inicial de la ble citar otros requisitos para pasar
vida en el Instituto. Para hacer el del prenoviciado a la etapa siguien-
prenoviciado se debe pedir a los c. te: que se haya mostrado abierto y
un mínimo indispensable, mientras receptivo en el acompañamiento y
que para ingresar al noviciado esto formación; que dé signos suficien-
no basta; se requiere la adecuada tes de querer seguir un proceso de
preparación que les dará el preno- crecimiento integral; que haya mos-
viciado. trado capacidad de una conviven-
candidato 270
naturales del individuo (cf. [Co 151- contenta de personas de mala pre-
159]). sencia exterior, si no tuviesen otros
- En el admitir se debe tener raros dones de Dios con que recom-
más presente el bien de la CJ que el pensasen éste";
bien de la persona. Por lo tanto, la - "Personas duras de cabeza, y
CJ no debe admitir "sino los que se que inquietan a otros y los pertur-
juzguen útiles para el fin que se ban, aun en cosas mínimas, no los
pretende" [Co 163], Hay que mirar suele sufrir";
"que la caridad particular no perju- - "Personas que no son hechas,
dique a la universal, que siempre como mancebos, no quiere aceptar-
debe preferirse" [Co 189]. los si son mal sanos corporalmente.
- Las personas que se acepten Con letrados y personas de especial
para la CJ "no solamente sean pro- prudencia sufre más la falta de sa-
badas a la larga antes de incorpo- lud; porque los tales, medio muer-
rarse a ella, pero aun sean mucho tos ayudan" [Epp III, 499-503].
conocidas antes de admitirse a la Otros rasgos más espirituales
probación" [Co 190]. que se recogen en la misma carta,
- "Cuanto con mayor claridad en los ya admitidos y hacia los que
se procede, tanto más firme esté ca- debe mirar el c, son: la plena obe-
da uno en su vocación, y la Compa- diencia de ejecución y entendi-
ñía, asimismo pueda mejor discer- miento; la abnegación interior de la
nir si conviene que el tal quede en honra y estima de sí mismos más
ella para mayor gloria y alabanza que la mortificación externa; procu-
de Dios nuestro Señor" [Co 202]. rar hallar a Dios en todas las cosas;
4. Cualidades de los c. e impedi- resignación de sus propias volunta-
mentos para entrar en la Compañía. En des; indiferencia para todo lo que
diversos textos se recogen rasgos o les fuere ordenado; intención recta
cualidades que deben tener los que de buscar la gloria de Dios y la ayu-
son admitidos para jesuítas. En da de las ánimas; más importante
ellos podemos ver reflejada la ima- es que se aprovechen en las virtu-
gen que debe tener el candidato. En des que en las letras, cuando hay
una carta escrita por Polanco, por colisión entre las dos (cf. [Ibid]).
comisión de S. Ignacio, al P. Urbano Antes de presentar la descrip-
Fernández, en junio de 1551, señala ción de las cualidades requeridas
que de lo que ha podido entender en el c. para ser admitido a la CJ, se-
de la mente de nuestro Padre y de gún las Constituciones, es conve-
su modo de proceder: niente recordar dos preámbulos:
- ".. .desea sujetos que sean pa- uno, sobre el fin de la CJ y otro, so-
ra algo, con vigor y aptitud natural, bre los diversos modos de ser reci-
o para letras y ejercicios de ellas, o bido. Por un lado, "el fin de esta
para ayudar en obras pías exterio- Compañía es no solamente atender
res, y que no les falte industria para a la salvación y perfección de las
lo uno o lo otro"; ánimas propias con la gracia divi-
- "Querría que fuesen salidos na, mas con la misma intensamente
de niños [...] y que fuesen común- procurar de ayudar a la salvación y
mente de honesta apariencia exte- perfección de las de los prójimos"
rior, por la conversación que en [Co 3]. La vocación a la CJ es una
nuestro Instituto y modo de vivir se vocación apostólica; en ella se entra
requiere con prójimos; y así no se "para bien y fielmente sembrar in
candidato 272
en las cosas espirituales" [Co 153], durante tal sospecha" [Co 24]. Si no
es decir, para ayudar espiritual- hubiese hecho aún sus estudios, de-
mente a los prójimos: berá al menos tener las dotes inte-
5.1 El candidato debe tener in- lectuales y la habilidad necesaria
tención recta, "no mezclada con hu- para conseguir una tal doctrina (cf.
manos diseños" [Co 180], y deseos [Co 154-155.183]).
"de toda virtud y perfección" [Co 5.6 En la vida apostólica, sin
156]. embargo, no basta el saber, "es de
5.2 El carácter misionero del desear la gracia de hablar, tan nece-
Instituto requiere fortaleza y cons- saria para la comunicación con los
tancia para llevar adelante, a pesar prójimos" [Co 157].
de las dificultades, Jas empresas del 5.7 Otra exigencia de la vida
divino servicio (cf. [Co 156]), y no es apostólica es la prudencia. A la
para ánimos inconstantes, débiles o ciencia especulativa del c. debe
apocados (cf. [Co 181]). La incons- añadirse la discreción en la vida
tancia que puede suponer el aban- práctica. Si se trata de jóvenes inex-
donar una orden religiosa para en- pertos, deben al menos mostrar
trar en otra, es una de las razones "buen juicio" con que puedan ir ad-
por la que no se admiten a los que quiriendo esa discreción (cf. [Co
han sido religiosos (cf. [Co 27.171- 154]).
172]; cf. modificaciones según NC 5.8 El oficio de evangelizar con
27-28); porque "cada buen cristiano la divina palabra exige también la
debe estar firme en la su primera credibilidad. Ésta es la que hace ex-
vocación" [Co 30]. cluir a Jos que "por algún tiempo se
5.3 La conversación que los de han apartado del gremio de la Igle-
la CJ tienen con los prójimos, exige sia" por apostasía de la fe, herejía o
un ánimo "quieto" [Co 156], es de- cisma (cf. [Co 22.165-167]; NC 27-
cir, no agitado por "pasiones que 28) y a los que han sido homicidas
parezcan indomables, o hábitos de o tienen mala fama por haber co-
pecado de que no se espere mucha metido "pecados enormes" (cf. [Co
enmendación" [Co 179]. 25.168-170]; NC 28).
5.4 Los trabajos del apostolado 5.9 En la misma línea de la ma-
itinerante exigen también salud y yor aceptación de parte de aquellos
fuerzas corporales (cf. [Co 159.185]) que son evangelizados, hay que po-
y edad conveniente, que no sea, al ner la cualidad de la "honesta apa-
entrar, ni muy tierna, ni m u y carga- riencia" [Co 156]. Sin exagerarla y
da (cf. [Co 160.185.187]; NC 28.24). viéndola en contraste con los defec-
Hoy se entienden estos extremos tos que excluyen, no se trata más
entre los diecisiete y cincuenta que de evitar que se admitan perso-
años. nas con "fealdades o faltas nota-
5.5 El fin de la CJ (cf. [Co 30]) bles, como son corcovas y otras
requiere "suficiencia de buenas le- monstruosidades", porque estas co-
tras" ([Co 109]; cf. NC 26.91). El c. sas pueden ser inconvenientes para
debe tener "doctrina" (o saber teo- el sacerdocio, y no ayudan a la edi-
lógico), y doctrina que sea "sana" ficación del prójimo [Co 186]. La
(u ortodoxa) [Co 154]. "Quien fuese irregularidad por defecto de quie-
sospechoso de alguna opinión erró- nes por alguna deformidad física
nea en cosa que toca a la fe católica, no podían decentemente desempe-
cierto es que no debe ser admitido ñar su ministerio, ya no existe en el
candidato 274
22 (1991) 104-111; CURIA PROVINCIAL DE ESPA- 650]. El Epitome traduce al latín es-
ÑA, Orden Nacional de Formación, Compañía tas líneas, casi literalmente (cf. Epi-
de Jesús, Madrid 2001, 24-37; D'SOUZA, L.,
"Características ideales de un candidato se-
tome 679). El Provincial, cuando vi-
gún los documentos de la Compañía", InfSJ sita anualmente las casas de su
63 (1997) 147-153; IPARRAGUIRRE, I., Espíritu provincia, en la cuenta de concien-
de San Ignacio de hoyóla, Mensajero, Bilbao cia debe preguntar a los subditos
1958; KOLVENBACH, P.-H., "Sobre la promo- (Reglas, cap. XIV, n° 25) si visitan y
ción de vocaciones (29.IX.1997)", AR 22 atienden regularmente a los presos
(1997) 158-161; ROYÓN, E., "El prenoviciado:
una experiencia de selección, discernimien- en las cárceles.
to y preparación de candidatos", CIS 12 Varias cartas escritas desde Ro-
(1981)86-99. ma, por Ignacio o en su nombre, pi-
den que se ayude a los privados de
libertad. Por ejemplo, Ignacio escri-
CÁRCELES be en este sentido a Fabro en el año
1545 (cf. [Epp XII, 221]). También a
los jesuitas que van a Alemania:
2 . San Ignacio preso y "legislador"
pionero de la ayuda a los presos.
Ignacio de Loyola, desde los
"empléense en las obras piadosas
que más se ven, como de hospitales
primeros tiempos de su conversión, y cárceles y socorro de otros po-
padeció persecuciones e incluso es- bres" [Epp XII, 239-242] y a Juan Pe-
tuvo preso en Alcalá de Henares y lletier S.J. (cf. [Epp III, 542-550]), etc.
en Salamanca. Estas experiencias y En estas cartas muestra su afecto
el mensaje evangélico en favor de hacia los presos por ver en ellos a
los presos y los pobres (Mt 25, 26- los pobres, como también los PP.
27) influyeron en la postura que él Arrupe y Kolvenbach en nuestros
adoptó y quiso adoptasen los jesuí- días (Beristáin/Martini 1993,13.76).
tas respecto a los condenados a pri- La CG 31 pide "que los jesuitas,
vación de libertad. Ya la primera cuando se presente ocasión, hagan lo
Fórmula del Instituto, aprobada por posible para [...] ofrecer ayuda espi-
Paulo III en 1540, incluye una refe- ritual a los hospitales y a las cárceles
rencia a este campo de trabajo [...]" (CG 31, d l l , 3). La siguiente
apostólico: "Todo el que quiera mi- CG recuerda la FI de Julio III (cf.
litar para Dios bajo el estandarte de F50): "la Compañía es instituida pa-
la cruz en nuestra Compañía [...], ra socorrer y servir con obras de cari-
se emplee en la pacificación de los dad a los presos de las cárceles..."
desavenidos, el socorro de los pre- (CG 32, d4, 17). Las dos últimas CC
sos y de los enfermos en los hospi- GG repiten las citas y formulaciones
tales [...]" (FI, MCo I, 375-382.373- tradicionales a favor de nuestros tra-
383). Las Constituciones, al hablar de bajos con los pobres y los presos, pe-
los ministerios preferentes, precep- ro omiten las palabras "presos" y
túan: "En las obras de misericordia "cárceles" (cf. CG 33, di, 31.41; CG
corporales también se emplearán, 34, d26,12.29).
cuanto permitieren las espirituales 2. Los jesuitas atienden a los pre-
que más importan, y cuanto sus sos y humanizan las prisiones. Desde
fuerzas bastaren, como en ayudar los inicios de la CJ, en todos los
los enfermos [...]; así mismo en ha- tiempos y países, muchos jesuitas
cer por los pobres y prisioneros de se han dedicado en atender -espiri-
las cárceles lo que pudieren por sí, tual y materialmente- a los priva-
y procurando otros lo hagan" [Co dos de libertad (y a los condenados
277 cárceles
Cada día más jesuitas saben la Compañía de Jesús, II, Blass y Cía, Ma-
que para atender cristianamente a drid 1919-1932, 795-797; ANDERSON, G.,
Who is the Prisoner? A Better Christian Res-
los presos urge asignar más prota- ponse (Hogan, E./ Kane, J., eds), New Or-
gonismo a las víctimas en política leans 1985; ID., "Jesuits in Jail, Ignatius to
criminal, social y penitenciaria. the Present", SSJ 27 (1995); BAUMGARTEN,
Hoy resulta exigible que nuestro R M., Ordenszucht und Ordensstrafrecht:
modo de proceder supere la pará- Beitrage zur Geschichte der Gesellschaft Jesu
bola del Buen Samaritano (la mera besonders in Spanien, I, Traunstein 1932;
BERISTÁIN, A., "Jesuiten und Dienst an Ge-
asistencia médica, económica, fangenen" en Ignatianisch. Eigenart und
etc.), avance un paso adelante y Methode der Gesellschaft Jesu (SIEVERNICH,
acoja el mensaje vétero y neotesta- M./ SWITEK, G. eds.), Herder, Freiburg
mentario que glorifica al Siervo 1990, 404-424; ID., Victimología Nueve pala-
Sufriente -a la víctima- (cf. CG 34, bras clave, Tirant lo Blanch, Valencia 2000;
BERISTÁIN, A./ MARTINI, C./ NEUMAN, E.,
d2, 13), le ensalza por sus sufri- Capellanías penitenciarias. Congreso Interna-
mientos-victimaciones (cf. Is 51ss.) cional de jesuitas y colaboradores, Instituto
y le exalta por su abatimiento (Flp Vasco de Criminología, San Sebastián
2, 9). De acuerdo con esta herme- 1993; FERNÁNDE2>MARTOS, J. Ma, 'Tejiendo
néutica bíblica y victimológica, se reconciliaciones en las cárceles", Man 77
ha de atender preferencialmente a (2005) 153-160; KLEIN, N., "Seelsorger für
die Bedrángten", Orientierung 67 (2003)
las víctimas más que a los victima- 237-238; LANDENNE, PH., Résister en prison.
rios presos (Beristáin 2001). Se ha Patiences, Passions, Passage, Lumen Vitae,
de reconocer a aquéllas su rol de Bruxelles 1999 ; LEÓN, P. DE, Grandeza y
agentes sociales axiológicos, tam- miseria en Andalucía. Testimonio de una en-
bién en las instituciones privativas crucijada histórica (1578-1616) (Herrera Pu-
ga ed.), Granada 1981; MIR, M., Historia
de libertad (en Bélgica, equipos de interna documentada de la Compañía de Je-
especialistas facilitan la entrevista, sús, Jaime Ratés Martín, Madrid 1913; PA-
dentro de la prisión, de algunas GUA, V., La Pietá dei carcerati. Confraternite
víctimas con sus victimarios, con e societa a Roma nei secoli XVI-XVII, Edi-
miras a lograr la mediación y otros zioni di Storia e Lett., Roma 1980; PREJE-
fines humanitarios). También, en AN, H., Pena de muerte, Ed. B, Barcelona
1996; RIVERA VÁZQUEZ, E., Galicia y los je-
este sentido, las Naciones Unidas suitas. Sus colegios y enseñanza en los siglos
proclaman la insuficiencia de in- XVI al XVIII, Fundación Pedro Barrié de
demnizar a las víctimas y la nece- la Maza, Conde de Fenosa, La Coruña
sidad de homenajear a muchas de 1989; SOBRINO, J., La fe en Jesucristo. Ensayo
ellas, sobre todo cuando se trata desde las víctimas, Trotta, Madrid 1999;
WOLFF, P., "Ignace en prison", Christus 30
de terrorismo y sus macrovícti- (1983) 368-373.
mas. Son pebeteros ígneos que
abren caminos de nuevos dere-
chos humanos. Son prototipo de
las "personas para los demás" que CARDONER
deseaba Pedro Arrupe.
Antonio BERISTÁIN, SJ 2 . Fuentes y contexto. El Cardoner es
el nombre de un pequeño río de
régimen exaltado (seco en verano y
/ Alcalá de Henares, Consolar, Fe-Justicia, caudaloso en otoño) que pasa por
Fórmula del Instituto, Inserción, Marginación- la ciudad de Manresa, poco antes
exclusión, Ministerios, Salamanca, Socorro. de juntarse al Llobregat, del que es
Bibl.: Fuentes: MCo I, 267; MI Scripta I, afluente. Su recorrido desde las
418; MNad V, 88.863; Secundaria: AICAR- montañas prepirenaicas hasta per-
DO, J. M., Comentario a las Constituciones de der su nombre es de 89 km. Sus
Cardoner 280
las personas que las han vivido. La peregrino llega a Manresa con el
explicitación de ello es palpable: "Le peligroso fervor del neoconverso.
parecían todas las cosas nuevas". El relato autobiográfico hace notar
Precisamente esto es lo propio de las "cómo nuestro Señor se había con
experiencias fundantes: su capaci- esta ánima que aún estaba ciega,
dad de engendrar un nuevo estado aunque con grandes deseos de ser-
de conciencia. El mismo Cámara hi- virle en todo lo que conociese" [Au
zo una anotación al margen: "Y esto 14]. Se mencionan dos episodios
fue en tanta manera de quedar con que manifiestan esta ceguera en los
el entendimiento ilustrado, que le comienzos de su conversión: su en-
parecía como si fuese otro hombre y cuentro con un musulmán con el
tuviese otro intelecto que antes te- cual discuten sobre la virginidad
nía". Según esto, no cabe que a con- postpartum de María (cf. [Au 15.16]),
tinuación de tal experiencia Ignacio y los vestidos que dará a un mendi-
pasara por la noche de los escrúpu- go tras su vela de armas en Montse-
los, tal como parecen sugerir los es- rrat (cf. [Au 18]). En los dos casos,
critos de Laínez y Polanco, porque Ignacio actúa desde su propio im-
pertenece a un estadio más primiti- pulso autocentrado, sin tener en
vo ya superado. cuenta el punto de vista ni situa-
Cuando nos limitamos a subra- ción del otro. En el caso del musul-
yar el carácter repentino y disconti- mán, su encuentro con el peregrino
nuo de una experiencia de Dios te- podría haberle costado la vida,
nemos la impresión de que la mientras que al segundo le valió
fenomenología mística es anárqui- unos bastonazos por parte de los al-
ca. Que sea gratuita no significa guaciles porque pensaron que
que sea arbitraria, sino que respon- aquellos ricos vestidos los había ro-
de a ocultos procesos que se han bado. Cuando llega a Manresa, si-
fraguado previamente y que en un gue marcado por esta euforia auto-
momento determinado tienen su centrada, precipitándose en darse a
eclosión. De aquí que nos incline- grandes penitencias y largas oracio-
mos por la cronología que aparece nes, comportamiento probablemen-
en la Autobiografía, donde se pue- te ligado al período más eremítico.
den distinguir tres etapas de un Se dejó crecer los cabellos y las
proceso de transformación: una pri- uñas, ayunaba, no comía carne ni
mera, de purificación activa y que- bebía vino (cf. [Au 19]), hacía siete
rida, en clima de consolación; una horas diarias de oración, levantán-
segunda, de purificación pasiva, en dose a medianoche (cf. [Au 23])...
clima de desolación; una tercera, de Toda su energía psíquica estaba
carácter iluminativo-unitivo, en cu- concentrada en conquistar una ima-
ya culminación se sitúa la experien- gen de santidad que él mismo se
cia del Cardoner. había trazado.
2. Etapas del proceso de transfor- 2.2 La noche de los escrúpulos.
mación. 2.1 Euforia autocentrada. La Pero pronto entrará en una segun-
primera etapa del tiempo de Man- da fase, la crisis de los escrúpulos,
resa comienza con gran entusiasmo que se podría identificar como una
y alegría, pero con ceguedad. Am- "noche oscura del espíritu", en
bas (euforia y ceguedad) van jun- cuanto no es una purificación acti-
tas, en una fase primitiva e inma- va ni elegida, sino padecida invo-
dura de autocentramiento. El luntariamente. La obsesión del pe-
Cardoner 282
nuestro Señor, apartando, cuanto es Roma 1957, 6-19; ID., Loyola, Montserrat,
posible, de sí el amor de todas las Manresa, tres instantáneas sobre el origen de
los Ejercicios, en El II, IHSI, Roma 1957,
criaturas por ponerle en el Criador 401-404; MELLONI, } . , "El conocimiento in-
de ellas, a Él en todas amando y a terno en la experiencia del Cardoner", Man
todas en Él, conforme a la su santísi- (1999) 5-18; RAMBLA, J. Ma, El peregrino.
ma y divina voluntad" [Co 288], Autobiografía de San Ignacio de Loyola, M-
Al final de su vida, Ignacio pu- ST, Bilbao-Santander 1991,47-48 (n 23)120-
121; SILOS, R., "Cardoner in the Life of Ig-
do decir que había estado " siempre natius of Loyola", AHSI 33 (1964) 3-43.
creciendo en devoción, esto es, en
facilidad de encontrar a Dios y aho-
ra más que en toda su vida. Y siem-
pre y a cualquier hora que quería CARIDAD: / Amor
encontrar a Dios, lo encontraba"
[Au 99]. En definitiva, la experien- CARISMA
cia del C. no fue sólo fundante para
S. Ignacio, sino para la constitución
futura de la C] y para la configura-
ción del carisma ignaciano, más allá
L a palabra "carisma" aplicada a
un Instituto religioso es un tér-
mino teológico, puesto particular-
del marco institucional, como un mente en boga después del Conci-
caudal abierto en el seno de la tra- lio Vaticano II. Tiene el significado
dición cristiana de Occidente. de gracia o don gratuito con que el
Espíritu Santo dispone a los fieles a
Javier MELLONI, S]
realizaciones "provechosas para la
renovación y más amplia edifica-
/ Carisma, Contemplación, Contemplativo en ción de la Iglesia" {LG12). En cuan-
la acción, Ejercicios Espirituales, Manresa, to estos dones son para beneficio de
Mística ignaciana, Todo, Zen. la Iglesia en su conjunto, se pueden
Bibl.: Fuentes: FN II, 6 [12] .66 [40 y nota llamar c. de la Iglesia, ya que re-
131.100 [113].152-153 [11].192-193 [101.239- dundan en ella los dados directa-
240 [81; MNad IV, 652; MNad V, 165 [911, mente a las personas.
276 [43], 277 [43], 611-612.625 y nota 41; Se-
cundaria: AA. VV., Philocalie des Peres Nepti- En un modo similar, se puede
ques VII, Abbaye de Bellefontaine 1986; hablar de c. de un Instituto y, en
BOYLE, M. O'ROURKE, "The flying Serpent", concreto, de la CJ, en cuanto sus
Loyola's Acts. The rhetoric ofthe Self, Univ. of miembros están llamados por Dios
California Press, Berkeley, Los Angeles a hacer fructificar en la Iglesia el
1997,100-146; CANTIN, R., "L'illumination
du Cardoner", Sciences Ecclésiastiques 7 don particular concedido por el Es-
(1955) 23-56; CALVERAS, J., "La ilustración píritu a su fundador al realizar este
del Cardoner y el Instituto de la Compa- Instituto. El c. es propiamente del
ñía de Jesús según el P. Nadal", AHSI 25 fundador del Instituto: un don del
(1956) 27-54; ENOMIYA LASSALLE, H. M., Espíritu que se manifiesta en "una
"La iluminación" 111.2, Zen y mística cristia-
na, Paulinas, Madrid 1991,366-388; GARCÍA
experiencia espiritual vivida pro-
DE CASTRO, ].,El Dios emergente, M-ST, Bil- fundamente por él y transmitida a
bao-Santander 2001, 309-329; GUIBERT, J. sus seguidores o discípulos" (Mu-
DE, La espiritualidad de la Compañía de Jesús, tuae relationes, 11), como un camino
ST, Santander 1955, 7-12; JIMÉNEZ OÑATE, concreto para la santificación perso-
A., El origen de la Compañía de Jesús. Carisma nal y bien de la Iglesia, una vez que
fundacional y génesis histórica, IHSJ, Roma
1966, 81-174; LETURIA, P. DE, Génesis de los ésta lo ha reconocido con su autori-
Ejercicios de San Ignacio y su influjo en la fun- dad como auténtico. En el caso de la
dación de la Compañía de Jesús, en El II, IHSI, CJ, por tanto, habrá que referirse
287 carisma
sonal a Cristo, pueden mantener la nes, Roma 1978; WITWER, T., Die Gnade der
libertad de espíritu para elegir los Berufung, Echter, Würzburg 1995.
medios naturales y sobrenaturales
más adecuados en cada momento y
encontrar a Dios en todas las cosas. CARNAL
Estas son las posiciones y actitu-
des religiosas, ligadas particular-
mente al don especial de esta voca-
ción, que brillaron de modo esplen-
P uede tener un sentido peyorati-
vo, equivalente a "sensualidad
carnal", que es la propensión exce-
dente en la experiencia espiritual del siva a los placeres de los sentidos, y
fundador de la CJ y que él transmitió más en particular, estar relacionada
a sus compañeros. con el placer carnal (cf. [Co 774]). Y
Manuel Ruiz JURADO, SJ
puede tener un sentido más neu-
tral, aunque no por eso menos de-
sordenado, como en "afición car-
/ Ayuda a las ánimas, Compañía de Jesús, nal", que es el amor natural a los
Espiritualidad Ignaciana, Fórmula del Institu- parientes (filia), fácilmente desor-
to, Iglesia, Instituto, Ministerios, Misión, Mo- denaba.
do de proceder, Vocación.
Ignacio considera la elimina-
Bibl.: ARRUPE, R, "El modo nuestro de pro- ción de los afectos desordenados
ceder (18.1.1979)" en La identidad, 49-82
tan importante, que insiste sobre
(AR XVII [1979] 653-690); ID., "La misión
apostólica, clave del carisma ignaciano ello en los puntos más estratégicos
(7.IX.1974)" en La identidad, 105-124; ID., de los Ejercicios, por ejemplo, en la
"Sobre la disponibilidad (19.X.1977)" en La meditación de los Binarios y en
identidad, 239-246 {AR XVI [1977] 944-ss); aquellos momentos, cuando ya
ID., "Inspiración trinitaria del Carisma Ig- hay que resolverse en la acertada
naciano (8.II.1980) en La identidad, 391-435
(AR XVIII [1980] 67-114); BAENA, G., "El ca- orientación de la vida. En esta eli-
risma ignaciano y su institucionalización", minación de todo afecto desorde-
Theologica Xaveriana 41 (1991) 287-310; nado insiste también varias veces
CLANCY, T. H., "The Proper Grace of the Je- en las Constituciones, principal-
suit Vocation according to Jerome Nadal", mente cuando el candidato o el es-
WL 86 (1957) 107-118; CONWELL, J. R, Impe-
lling Spirit: Revisiting a Founding Experience:
tudiante se encuentra en el mo-
1539. Ignatius of Loyola and His Companions, mento de renunciar o hacer la
Loyola University Press, Chicago 1997; cesión definitiva de sus propios
GARCÍA MADARIAGA, J. M., "Carisma fun- bienes: "Y así debe procurar de
dacional de Ignacio de Loyola y obedien- perder toda la afición carnal y con-
cia especial al papa en la Compañía de Je- vertirla en espiritual con los deu-
sús", PUG, Roma 1981 (Diss.); JIMÉNEZ
OÑATE, A., El origen de la Compañía de Jesús. dos" [Co 61]. Comúnmente los no-
Carisma fundacional y génesis histórica, IHSI, vicios pueden tener más peligro de
Roma 1966; NICOLAU, M., "Jerónimo Nadal algún desorden en el "amor natu-
y sus Comentarios al Instituto de la Com- ral" [Co 62].
pañía", Man 37 (1965) 173-176; Ruiz JURA-
DO, M., "Vida consagrada y carisma de los Despegarse de la "afición car-
fundadores", en Vaticano II. Balance y pers- nal" es algo necesario no solamente
pectivas, Sigúeme, Salamanca 1989, 801- para los que están en la CJ, sino
815; ID., "Espiritualidad ignaciana en la también aplicable a todo el que
'Fórmula del Instituto S. I/", Man 48 (1976)
309-321; ID., "La pobreza en el carisma fun-
quiera llevar una vida espiritual y
dacional ignaciano", Man 202 (1980) 47-64; buscar con sinceridad la voluntad
SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LOS RELIGIO- divina: "Lo cual pienso que verá V.
SOS E INSTITUTOS SECULARES, Mutuae relatio- Sría. muy fácilmente, si se despoja
289 carne
ferior del hombre, sino todo él, in- porque es carnal toda confianza en
cluida también su dimensión espi- uno mismo que no atribuya sólo a
ritual. Podemos decir que es el Dios el bien y pretenda otorgarse a
hombre al que le falta la gracia, por sí mismo la salvación. Esos pensa-
la ausencia del Espíritu Santo. Tam- mientos y sentimientos tienen que
poco pneuma es para él la parte es- ver fundamentalmente con la con-
piritual del hombre, sino el Espíritu fianza en uno mismo y con la des-
de Dios que tiene que redimir y confianza en Dios. A veces nos em-
santificar también la parte superior pujan a desviarnos o a dejar el
del hombre para que ésta no sea só- camino emprendido, acentuando la
lo sarx. Sarx para Pablo es también tristeza y / o los inconvenientes;
fuente de pecado espiritual. Toda otras nos hacen sentir que Dios se
voluntad de perfección ética caren- ha olvidado de nosotros; otras ve-
te de gracia es carnal. El hombre, ces reducen a la nada el valor de la
dejado a sus solas fuerzas natura- persona y de sus obras en la colabo-
les, es simplemente sarx, debilidad ración con la gracia divina; otras, al
radical necesitada e incapaz para fin, acentúan demasiado las pro-
obrar el bien. El hombre según la c, pias fuerzas y flaquezas, empuján-
dominado por la concupiscencia, donos al desencanto y a la desilu-
todo él es sarx, una vez perdida la sión. La tendencia a la huida y al
comunión con Dios. abandono, la ceguera y oscuridad,
La concupiscencia de la c. pue- la impaciencia, la tendencia a la la-
de hacer referencia, en parte, a la in- xitud moral, el acento excesivo de
clinación a las cosas bajas y terre- la propia miseria y fragilidad, pue-
nas, entendiendo esta inclinación, den ser manifestaciones de la con-
no como una mera apetencia de co- cupiscencia de la c. que brotan de la
sas sensibles, ni tampoco como una vivencia de la desolación.
mera sublevación de la parte sensi-
2. La noción de carne en el corpus
ble contra la espiritual, sino como la
ignaciano. En los textos ignacianos,
tendencia a establecer una relación
el término c. se presenta con una
desordenada con uno mismo, con
variedad rica de significados:
los demás y con las cosas, prescin-
diendo de Dios. En este sentido, po- 2.1 Carne como alimento, manjar:
demos aceptar que la soberbia, en- "No comía carne, ni bebía vino"
vidia, el engreimiento y el egoísmo [Au 19]. "Y perseverando en la abs-
espiritual, a pesar de ser por su mis- tinencia de no comer carne, y estan-
ma estructura inclinaciones sutiles y do firme en ella [...], cuando fue le-
refinadas propias del espíritu, son vantado, se le representó delante
también tendencias carnales. carne para comer [...]; y aunque se
Puede haber dos tipos de con- acordaba de su propósito de antes,
cupiscencia: una que nace del con- no podía dudar de ello, sino deter-
suelo del espíritu y de las buenas minarse que debía comer carne"
obras, y otra que nace de la desola- [Au 27].
ción y del pecado. Pensamientos, 2.2 Carne como cuerpo: castigar
sentimientos, deseos y actitudes la carne. Ignacio, al hablar de la pe-
que podemos llamar carnales, pue- nitencia externa en las Adiciones,
den apoyarse tanto en la consola- dice que se toma en tres maneras:
ción como en la desolación, aunque "La tercera, castigar la carne, es a
parecen más consistentes y persis- saber, dándole dolor sensible, el
tentes después de la desolación; cual se da trayendo cilicios o sogas
carne 292
o barras de hierro sobre las carnes, 87]. Pero las "partes inferiores"
flagelándose o llagándose, y otras (distintas de la sensualidad como
maneras de asperezas" [Ej 85]. Tam- potencia sensitiva, y distintas de la
bién el cuerpo ayuda para hacer moción sensual, como la inclina-
mal y bien: "El cuerpo bueno en ción de la sensualidad), entendidas
gran manera ayuda para hacer mu- como c, cuerpo, es lo restante del
cho mal y mucho bien; mucho mal a área exterior o periférica, incluyen-
los que tienen la voluntad deprava- do las sensaciones de los cinco sen-
da y hábitos malos; mucho bien a tidos (cenestesia, sentimientos difu-
los que tienen la voluntad toda a sos, movimientos de los miembros).
Dios N. S. aplicada y en buenos há- 2.6 La carne afecta y repercute en
bitos acostumbrada" [Epp 1,108]. la razón, produce malos pensamien-
2.3 Carne como una parte del tos. En una carta de Ignacio a Teresa
cuerpo, la parte muscular contra- Rejadell le dice que no nos condena-
puesta al hueso. Puede aparecer en remos por las imaginaciones de la c.
singular o plural: "Y cortada la car- no consentidas: "Porque así como
ne y el hueso que allí sobraba" [Au no me tengo de salvar por las bue-
5]. "Lo que parece más cómodo y nas obras de los ángeles buenos, así
más seguro de la penitencia es que no me tengo de dañar por los malos
el dolor sea sensible en las carnes, y pensamientos y flaquezas que los
que no entre dentro en los huesos" ángeles malos, el mundo y la carne
[E/86]. me representan" [Epp 1,109],
2.4 La expresión "cosas de carne" 2.7 Carne como inclinación natu-
parece referirse a la sensualidad ral a rechazar las molestias corpora-
carnal en un sentido amplio, a los les que acompañan a la pobreza.
placeres de los sentidos y, en parti- Dice Ignacio al final de Tres Bina-
cular, al placer carnal. Ignacio, en rios: "Es de notar que cuando noso-
su Autobiografía, nos relata que, es- tros sentimos afecto o repugnancia
tando una noche despierto, vio una contra la pobreza actual, cuando no
imagen de Nuestra Señora con el somos indiferentes a pobreza o ri-
queza, mucho aprovecha, para ex-
Niño Jesús y recibió una gran con-
tinguir el tal afecto desordenado,
solación, "y quedó con tanto asco
pedir en los coloquios (aunque sea
de toda la vida pasada, y especial-
contra la carne) que el Señor le elija
mente de cosas de carne, que le pa-
en pobreza actual" [Ej 157]. "Con-
recía habérsele quitado del ánima
tra la carne" es contra la inclinación
todas las especies que antes tenía
natural a buscar la comodidad y
en ella pintadas. Así desde aquella
bienestar corporal y a huir de las
hora [...] nunca más tuvo ni un mí-
privaciones y molestias de la pobre-
nimo consenso en cosas de carne" za. Es la inclinación natural que
[Au 10]. tiende a la seguridad de la pose-
2.5 También podemos entender sión, pero no por eso mala. La natu-
por carne las partes inferiores. Es ver- raleza nos lleva instintivamente a
dad que las partes inferiores se huir de toda fatiga, cansancio, do-
pueden referir al hombre entero en lor, sufrimiento e insatisfacción que
cuanto que no está guiado por la el trabajo corporal y mental produ-
recta razón, la razón según Dios: cen. Y nos causan molestia las nece-
"La sensualidad obedezca a la ra- sidades y privaciones físicas de
zón y todas partes inferiores estén hambre, sed, calor y frío. De todo
más subyectas a las superiores" [Ej esto huye la inclinación natural que
293 carne
ciembre de 1524 y es una c. escrita hasta 1538, que llega a Roma, con-
desde Barcelona a Inés Pascual [I, servamos 12 documentos, de los
71]; el último es el número 6.742 cuales 7 pertenecen a los meses de
[XII, 205] y es una c. de Polanco a Venecia (diciembre 1536 - noviem-
toda la CJ ("Societatis Iesu Univer- bre 1537). Desde la llegada a Roma
sae") de los primeros días de agos- hasta 1546 (antes de la llegada de
to de 1556, pocos días después de Polanco) conservamos 151, una me-
haber fallecido Ignacio. De los ma- dia de 14.5 c. al año, poco más de
teriales que conservamos, tenemos una al mes (¡). El impulso que dará
noticia de las c. de Ignacio desde J.A. Polanco es notable en impara-
1521, cuando abandona Loyola y se ble ascenso: de 1547 se conservan
cierra el corpus ignaciano pocos 87 c , de 1548 - 302; 1549 - 464; 1550
días de su muerte, en julio de 1556. - 512; 1551 - 802; 1552 - 838; 1553 -
Hasta su llegada definitiva a Roma 893; 1554 - 1035; 1555 - 1010 y en
(1537) son 13 los documentos de 1556 hasta el fallecimiento de Igna-
que disponemos [Epp I, 71-125]. Es cio (31 de julio), 677.
legítimo pensar que otras c. se ha- Las c. están escritas en 3 len-
yan perdido, pues la Autobiografía guas principales: latín (390 docu-
refiere a documentos no conserva- mentos), castellano (3.404 docs.) e
dos: estando en Tierra Santa [se- italiano (3.048 docs.). Hay además
tiembre - octubre 1523] "empezó a dos documentos en portugués [Epp
escribir cartas para Barcelona para VIII, 690-696] y uno en francés es-
personas espirituales. Teniendo ya crito "ex commissione" por P. de
escrita una y estando escribiendo la Ribadeneira [Epp XII, 201-205]. En
otra ..." [Au 46]. Y más tarde, cuan- algunos casos se cruzan las lenguas
do Ignacio está en Ruán "consoló al y se escribe una parte en castellano
enfermo y ayudó a ponerlo en una y otra en italiano [II, 370; III, 667]; o
nave para ir a España, y le dio car- en castellano y en latín. La expre-
tas dirigiéndole a los compañeros sión lusitanizante se deja caer en c.
que estaban en Salamanca [...] a destinatarios portugueses, como
mientras que el peregrino estaba en Simón Rodríguez [1,192-195; 1,302]
París, les escribía con frecuencia se- o en la famosa a los jesuítas de
gún el acuerdo que habían toma- Coimbra [I, 687-693] que, tal vez
do" [Au 79]. con la intención de aproximarse a
Una vez en Roma (1537) la si- su interlocutor, no duda en lusitani-
tuación cambia necesariamente; no zar algunos de los términos: verda-
obstante, también Polanco anima deira, pouco, pouca, pegonha...
en algún caso a hacer desaparecer 2.3 Valor y función. La dinámica
la carta: "Las cartas de que no se expansión de un colectivo humano
debe hacer cuenta, después de leí- vigoroso por toda Europa y parte
das y notado lo que se ha de res- de las Indias, necesitaba canales y
ponder, desembarácese de ellas, vías de comunicación que conser-
rasgando, etc [...] después de la varan la homogeneidad del grupo;
respuesta y sacar de ellas lo que es la c. aparece como el medio único y
menester [...] se podrían quemar" privilegiado para conservar y au-
(Scaduto 1960, 314-315). La produc- mentar la relación. La originalidad
ción de c. en Roma sube notable- del epistolario ignaciano es múlti-
mente con la llegada de J. A. de Po- ple. No surge motivada por la nece-
lanco a la Secretaría de la Curia. sidad de un intercambio personal
Desde 1532 (Ignacio está en París) cultural propio de los humanistas
297 cartas
son muy numerosas las veces que Junto con los disgustos, también
Polanco alude a "Mtro. Ignacio" o a hay alegrías: "Muy bien hace este
"N. R Ignacio" para autorizar su oficio de escribir el P. Bustamante
mensaje; unas veces transmite su [...] Dios N.S. tenga su nombre es-
parecer "parécele a en Xto. a Mtro. crito en el cielo" [VI, 150].
Ignacio" [II, 493], otras su clara deci- No todo el trabajo de escribir
sión "se ha determinado" [V, 111], o recaía directamente en el Secretario,
"N.P. Mtro. Ignacio ordena a V.R." que tenía su equipo: "son necesarios
[V, 330]; hay veces que, aunque elementos vivos que sean coadjuto-
quien pone por escrito es Polanco, res [...] Su primero oficio es escribir
el mensaje es de Ignacio: "Esta [car- cuando les fuere dictado, y copiar
ta] tome V. Md. como firmada por así cartas como nuevas", pues de to-
N.P., pues es en su nombre..." [V, do se guardaba copia: "las letras de
595], y debido a la salud de Ignacio importancia vayan duplicadas"
"por no poder escribir de su mano (Scaduto 1960, 322) [I, 459; II, 308;
nuestro P. Mtro. Ignacio, yo, Juan de VI, 204], a veces se pedían o envia-
Polanco la he escrito en su nombre" ban por triplicado [III, 363; VI, 204;
[VII, 151]. En otras ocasiones el Se- VIII, 634], e incluso "por cuadrupli-
cretario hace de mero transmisor: cadas, porque no se pierda" [IV,
"Esto es lo que N.P. me ha ordena- 321]; cuando en Roma, por falta de
do" [V, 325] y otras, en fin, escribe a tiempo, no se ha podido hacer co-
Laínez "lo que he podido sacar de pia, pide que se haga en el lugar de
la mente de nuestro Padre" [VII, destino" [II, 637]. Su tarea principal
337]; con prudencia, en ocasiones es escribir "principal y casi solo
no entra en temas que tratará Igna- ejercicio" [I, 540]. Los coadjutores
cio [VII, 287] y, en alguna ocasión, del Secretario también han de llevar
para ayudar a Doménech en su ne- las cartas a la posta, hacer extractos,
gligencia al escribir a Roma, aunque ordenar los materiales (Scaduto
"no tengo comisión de nuestro en 1960, 328). Pese a las dificultades de
Xto. Padre Mtro. Ignacio no dejaré la tardanza, de la pérdida de docu-
de escribir [...] para le avisar, que mentos o negligencias personales el
está nuestro Padre muy quejoso" sistema de comunicación fue alta-
[XII, 223]. El mismo Secretario insis- mente eficaz. A modo de ejemplo,
te: "2 o Que no me enderece cartas a un correo entre Roma y Bolonia po-
mi, sino al Padre" [II, 451] o "que día tardar entre 5 y 8 días, y entre
enderecen a N. P. las letras principa- Roma y Madrid unos 26 o 28 (más
les" [II, 469]. El Secretario vivía así datos sobre tiempos, distancias y
lo que era su oficio: "persona que le precios en Rodríguez / Egido, 454;
sea [al General] memoria y manos Braudel, 485-490).
para todo lo que se ha de escribir y
Por lo que respecta al género,
tratar" [Co 800]. Es tarea del Secreta-
encontramos diferentes tipos de
rio atender al orden en el escribir:
documentos: avisos, breves, bulas,
da "capelos" a Doménech [XII, 223]
c, cédulas (zedulones), citaciones,
y a M. Nóbrega [V, 329] por escribir
cláusulas, compulsoriales, decla-
tarde; a Nadal [II, 439], a Simón Ro-
raciones, derogaciones, despa-
dríguez [II, 618] por escribir con
chos, dispensas, duplicaciones, es-
mala letra; a D. Mirón por falta de
crituras, exenciones, expediciones,
orden [IV, 438] y a D. Laínez para
extractos, fórmulas, hijuelas (mos-
que mejore su presentación con
trables y no mostrables), inclusas,
márgenes y renglones [VII, 162].
instancias, instrucciones, obedien-
299 cartas
mo Padre" [VI, 443] mientras que riable en función del número de te-
con obispos y arzobispos lo común mas que aborde, por lo general uno
es "Mi señor en el Señor nuestro" en cada párrafo.
con sus respectivas variantes latinas e. Conclusión. La c. comienza a
o italianas que a veces amplifica: "li- cerrarse con una "fórmula de transi-
mo, et Rmo. et protector nostro in ción" en la que se encomiendan ora-
Xto. Observandissimo" al Cardenal ciones, se dan saludos a conoci-
de Lorena. Cuando se trata de no- dos..., y sigue una "fórmula de
bles o príncipes utiliza también "Mi despedida" bastante fija en Ignacio
señor en el Señor nuestro", y con el desde fecha muy temprana: "A
Rey de romanos "Serenissime rex ac quien quedo rogando por su infinita
domine clementissime" [V, 716]. y suma Bondad nos dé gracia para
Con los jesuitas emplea por lo gene- que su santísima voluntad sintamos
ral "Muy rvdo. Padre mío en el Se- y aquella enteramente cumplamos"
ñor nuestro" o "Charisimo Padre en (finales de junio de 1532) [I, 82], con
Jesucristo"; en alguna situación es- muy numerosas variantes en mati-
pecial, como en el caso de Simón Ro- ces, pues la gracia puede ser "Su
dríguez, "Maestro Simón, amado hi- gracia", "tanta gracia", "eterna y so-
jo en el Señor nuestro" [V, 189]. Al lita" ...; o la bondad "infinita", "divi-
escribir a mujeres suele utilizar "Mi na", "divina" y "eterna"... La des-
señora en el Señor nuestro" y, más pedida retóricamente más elaborada
sencillamente, "Doña Leonor" [II, la hemos encontrado en la carta al P.
189]. La fórmula de saludo, con nu- Juan N. Barreto del 17 de febrero de
merosas pequeñas variantes, queda 1555 [VIII, 436] (cf. Kolvenbach
fijada en fecha temprana: "La gracia 1992, 76-79). En pocos casos se su-
y amor de Christo N.S. sea siempre prime y se cierra la c. brevemente
en nuestro favor y ayuda" [1,90]. En "Sea Ihu Xto. en nuestras ánimas"
ocasiones aparece la paz o se añade [VII, 691].
algún adjetivo (summa gracia o ayu-
/. Signatio. Consta de los si-
da continua) y alguna vez se da una
guientes elementos: lugar y fecha:
amplificatio notable construyendo
muy estereotipado "De Roma, 22
así un pórtico solemne para la c. co-
de agosto de 1545" [1,315]; prefirma:
mo la enviada al Cardenal Marcello
expresión de humildad o disposi-
Cervini [I, 300-301] o a B. Díaz de
ción; evoluciona con el paso del
Luco [1,313].
tiempo: su primera carta "El pobre
c. Exordio. Antes de entrar en la peregrino" (1,73) o "De bondad po-
materia, esta parte tiene dos objeti- bre" [I, 75.83. 152.156] que aparece
vos: situar la c. en el momento de la por última vez en c. a Teresa de Re-
relación epistolar haciendo breve jadell el 15 de noviembre de 1543 [I,
memoria de las precedentes y ex- 276]. La pobreza y la humildad de-
presar buenos deseos al receptor, a jan paso al servicio y la disponibili-
modo tal vez, de captatio benevolen- dad: "Vuestro en el Señor nuestro"
tiae. "Por una de V. Sría del pasa- será lo más común a partir de 1542,
do.. ." [VI, 44] o "Por la letra del 27 también con algunas variantes:
del pasado de V. Sría ..." [VI, 185]. "perpetuo y humülimo siervo en el
d. Narratio. Es la parte central Señor nuestro [1,246.273.472]...; fir-
de la c, donde se tratan los temas ma: también evoluciona. Comienza
del contenido. El tono puede ser di- con íñigo (y sus variantes Iñigo, Ig-
verso (informativo, exhortativo, nigo, Iñigo, Iñigo). Ignacio aparece
instructivo), su extensión muy va- por primera vez el 28 de julio de
301 cartas
na, Padua et Trento" [III, 717] o los 2.7.4 Hijuelas. Un tipo de docu-
60 puntos (¡) sistemáticamente or- mento de carácter privado e infor-
ganizados para los que son envia- mal en el que se incluía informa-
dos a Ingolstadt [XI, 530]. Los te- ción valiosa pero no oficial, y que,
mas que abordan son variados: por tanto, no pasaría a formar parte
sobre la vida de los escolares (ora- de los archivos. En palabras de Po-
ción, confesión, estudios...) [III, lanco, va en hijuela información
507]; "sobre el modo de tratar o ne- privada, porque "no es todo para
gociar con el superior" [IX, 90]; so- todos" e insiste en que se escriba en
bre cómo organizar un colegio [V, hijuelas separadas lo que va para
373 (Santiago de Compostela); X, destinatarios distintos [I, 543; II,
689 (colegio de Praga)]; sobre las 407.544]; las referencias a las hijue-
obras de misericordia y el "enseñar las son abundantes [II, 215.335.
a los niños" [III, 715]; sobre la im- 400.672.767]; hay referencias tam-
portancia de los ministerios [IV, bién a hijuelas "mostrables" [II,
301]; en alguna ocasión se particu- 584; IX, 510].
lariza lo que debe hacer cada uno 2.7.5 Extractos. MHSI edita un
de los enviados, como en el caso de total de 2.570 extractos o resúmenes
los enviados a Praga [X, 697] o a breves y precisos (38% del total de
Ñapóles [XI, 231]. Es interesante el documentos) del contenido de las c.
acento que se pone en el ministerio que se envían o reciben; el objetivo
de la "conversación espiritual" y en es hacer memoria de toda la infor-
las pautas que se dan sobre cómo mación que se va dispersando por
tratar con la gente, como en el caso todo el mundo por donde se expan-
de la Instrucción al P. Poncio Co- de la CJ: "Tómese copia o saqúese
gordano [VIII, 395]. extracto de lo que en las letras im-
2.7.2 Recomendaciones. En ocasio- porta para la edificación" (Scaduto
nes se llaman "Recuerdos". Cercanas 1960, 315). El primero aparece en
a las instrucciones, carecen de su octubre de 1547, una vez que Po-
contenido normativo; se trata, más lanco ha llegado a Roma. Los hace
bien, de sugerencias introducidas él mismo o alguno de los coadjuto-
por fórmulas del tipo: "si yo allá me res "cuando los hubiere rayado el
hallase", con abundante uso de los secretario". Su extensión puede ser
condicionales: "procuraría", "daría muy variable desde uno o dos
los ejercicios", "convendría", "será enunciados: "Barcelona. Una de co-
bien"... [V, 153; XII, 293; X, 505]. sas comunes, de edificación" [III,
2.7.3 Fórmulas. Caracterizadas 341] hasta los 20 puntos [IV, 548] o
por la presencia de un "verbo reali- los 25 [IV, 550], y la lenguas son el
zativo" (absuelvo, apruebo, confiero, castellano y el italiano.
creo, declaro, dispenso, depongo...) 3. El contenido de las cartas. En
encontramos, a) De votos [II, 551; VII, un número de documentos tan am-
685 (de "Mateo Sánchez", Juana de plio, los temas abordados son abun-
Austria)] o de "absolución de votos" dantísimos; sólo podemos apuntar
[VI, 560]. b) Patentes por las que se algunos: 3.1 Temas de Iglesia: la esci-
confiere autoridad a un superior; sión de Inglaterra con sus conse-
hay patentes de Provincial [1,584 (A. cuencias en Irlanda y Escocia [I,
Araoz); II, 557 (F. Javier); IV, 48 (D. 174]; sobre la Inquisición [1,214.216-
Mirón); V, 182 (M. Nóbrega)]; de Co- 220.221], la reforma de los monaste-
misario [V, 7 (J. Nadal); VIII, 436 (J. rios [I, 333.380.417.426.636.715]; el
Nadal); X, 117 (F. de Borja)]. Concilio de Trento [I, 386-389.412.
cartas 304
435.733; III, 449; 518.678; IV, 41; suítas de Portugal" [IV, 669-681], ex-
74.135.158.187; VI, 598]; la cuestión presión del pensamiento de Ignacio
religiosa en Alemania [III, 518; V, sobre la obediencia en su funda-
691-692; VI, 483.559; VII, 62.399.618; mento cristológico, sus grados y sus
VIII, 50.82.112-114; IX, 62; X, medios. Vinculada a la obediencia
233.256.319.689-693; XII, 239-247] o aparece la representación o la exposi-
sobre las dignidades eclesiásticas ción al Superior de un parecer dife-
para los de la Compañía como el rente [II, 57; III, 510; IV, 680; VII; 570].
Obispado de Trieste para C. Jayo [I, En el núcleo del carisma igna-
451.460], el de Viena para P. Canisio ciano se encuentra la abnegación y la
[V, 309.323.394; VII, 246.517.630.658; virtud del "vencer a nosotros mis-
VIII, 81.114.162.279.403; IX, 414; X, mos, donde se halla el mayor prove-
281.567.575; XII, 263]; o los cardena- cho" [I, 97; cf. Ej 21.189]); la abnega-
latos para Francisco de Borja [IV, ción de juicio y voluntad a través de
256.260.283; VI, 713] y D. Laínez la obediencia [III, 501; XI, 366] es el
(FN II, 372) [Epp X, 310-311.353. primer punto de la instrucción so-
374.381.394.464.471.516], dignidades bre el modo de proceder en Ferrara
ante las que Ignacio mostró siempre [III, 543], que se repetirá nueve me-
un fuerte rechazo [VIII, 320]. ses después a los de Módena [IV,
3.2 Vida espiritual. Hay en el 409]; la abnegación aparece vincula-
epistolario documentos de alto valor da a la resignación [III, 502; X, 500],
teológico-espiritual que ofrecen un afecta al propio amor [IX, 173], al
magisterio inspirado en los Ejercicios amor y juicio [V, 202; XII, 620], a la
Espirituales y en las Constituciones. Se voluntad [VII, 344], a la voluntad y
anima a la indiferencia en [I, 511], el juicio [X, 694; XI, 237.277] o al jui-
mientras que la CAÁ aparece en [I, cio y al entendimiento [XII, 660].
339.511; IV, 263]. Una exposición del Gran impedimento para una expe-
horizonte e ideal últimos de la voca- riencia ignaciana de la obediencia es
ción del jesuita se encuentra en la lla- la obstinación, reflejo con frecuencia
mada "carta de la perfección" (7 de de una escondida soberbia [XII, 642]
mayo de 1547) a los estudiantes de y una "dureza de juicio" que Igna-
Coimbra [1,495-510], donde expone, cio combatió con insistencia [I, 615].
ante posibles peligros de indiscre- Por la abnegación se llega a la
ción entre los jóvenes, cuál ha de ser discreción, al justo medio, "reducirse
el ideal de perfección del jesuita. a la mediocreidad de la discreción"
El tema de la obediencia, aunque [I, 507] como camino para buscar y
de forma indirecta, aparece tempra- hallar a Dios en todo [XI, 375], supe-
namente en Ignacio en c. desde Pa- rando así rigorismos peligrosos [II,
rís a Inés Pascual [I, 75] y se percibe 234] para "tener libertad en lo uno y
como un pilar fundamental en la en lo otro" [IX, 168]. Todo esto re-
Compañía [I, 211]. Más sistemática quiere del discernimiento de espíritus
y teológicamente se aborda en la c. a ante prácticas de devoción despro-
los jesuítas de Gandía (julio de porcionadas como las que pedían
1547) [I, 551-562; XII, 331-338], a los desde Gandía los PP. Onfroy y de
de Coimbra (enero de 1548) [I, 687- Oviedo [XI, 43], ante extrañas "re-
693], en los 35 puntos de la c. al P. velaciones" [XII, 632], ante la ver-
Andrés Oviedo, rector en Gandía dad o la apariencia [XII, 280] o an-
(marzo de 1548) [II, 54-65], que cul- te situaciones como el deseo del
minará con el valioso documento Papa de nombrar cardenal a Feo.
del 26 de marzo de 1553 "A los Je- de Borja [IV, 283-284].
305 cartas
capítulo general las adoptó como dolfo." (Geyer 1991). Antes de par-
ley en 1142. El peculiar carácter de tir en peregrinación a Tierra Santa,
esta orden, entregada exclusivamen- Ignacio se planteó entrar en la C. de
te al ideal de la contemplación, sur- Sevilla a su regreso y recabó infor-
ge de la singular unión de la vida mación para este fin (cf. [Au 12]).
eremítica y cenobítica. El floreci- En el círculo de sus compañeros es-
miento de la mística favoreció el de- tos planes no eran desconocidos.
sarrollo de la orden, que alcanzó su Diego Laínez dice por qué no llega-
esplendor en los siglos XIV y XV. En ron a llevarse a cabo: Ignacio se dio
1510 existían 195 c. repartidas por 17 cuenta de que su vocación era ayu-
provincias. En 1997 sólo quedaban dar a las almas (cf. FNU, 135.137).
18 monasterios de monjes, 16 en Eu- 2.2 Junto a la Cartuja Vauvert en
ropa, uno en Estados Unidos y otro las cercanías de Paris. En el curso de
en Brasil. De los muchos autores es- los años que pasó en París (1528-
pirituales surgidos de las filas de los 1535), Ignacio, carente de medios
cartujos, cuya influencia sobre la vi- económicos (cf. [Au 73]), pidió a un
da espiritual de la Iglesia en el um- tal Juan Castro y a un cartujo, cono-
bral de la Edad Moderna fue de cido en los círculos universitarios,
gran importancia, mencionaremos a que le buscaran un amo; tenía la es-
Ludolfo de Sajonia ( t i 308) y su obra peranza de que, paralelamente a se-
Vita Jesu Christi. "Ningún otro devo- mejante servicio, le quedaría tiem-
cionario estaba tan extendido en la po para estudiar. Además, Ignacio
Edad Media" como éste. Ludolfo es pensaba que podía considerar este
"uno de los maestros de la contem- servicio como una especie de ingre-
plación cristológica de más éxito al so en la comunidad de los apósto-
final de la Edad Media, una de las les: "[...] imaginando que el maes-
fuentes más importantes del libro de tro sería Cristo, y a uno de los
los Ejercicios de Ignacio de Loyola escolares ponía nombre San Pedro,
(según su propia confesión) y, con y a otro San Juan, y así cada uno de
ello, se convirtió en el principal mar- los apóstoles; y cuando me manda-
capasos del desarrollo de los méto- re el maestro, pensaré que me man-
dos espirituales de la época moder- da Cristo; y cuando me mandare
na" (Karrer 1926, 340 ss.). otro, pensaré que me manda San
2. Ignacio y los cartujos. Pedro" [Au 75]. Este plan no llegó a
2.1 El Cartuxano. Al dar cuenta realizarse. Un monje español le en-
de cómo Dios le había guiado, Ig- señó cómo salir de su precaria si-
nacio menciona la Vita Jesu Christi tuación. No es casualidad que en la
de Ludolfo de Sajonia, llamado a Autobiografía se mencione a Juan
menudo El Cartuxano en la España Castro, quien había recibido de Ig-
medieval. A falta de otra cosa, le nacio los Ejercicios de 30 días, a la
habían llevado este libro, junto con vez que uno de los cartujos (cf. [Au
la Legenda áurea, a su lecho de enfer- 77.78]). Poco después ingresó Cas-
mo (cf. [Au 5]). Empezó a leerlo, lo tro en la C. Valí de Cristo, en las
estudió, se aficionó a él y copió ex- cercanías de Segorbe en España y,
tractos del mismo en el libro que en 1542, se convirtió en prior de la
siempre llevaba consigo, de 300 pá- C. Porta Coeli en Valencia. Ignacio
ginas "de cuarto" [Au 11]. "Para Ig- lo visitó a él y a otros dos monjes
nacio la Vita Christi se convirtió en que conocía, en Valí de Cristo en el
el libro de su conversión. Sus Ejerci- año 1535 y, de esta forma, se despi-
cios muestran que aprendió de Lu- dió de España; su estancia duró
cartuja 308
ocho días (cf. FN I, 33), clara señal ro y ajuntar algunos del mismo pro-
de la fraternidad que existía. pósito [...]" [Au 71], equivalía a los
Compañeros de Ignacio de la Ejercicios leves (cf. [Ej 18]). En los es-
época de París hablan de reuniones critos de Pedro Fabro (1506-1546), el
espirituales que tenían lugar con re- primer compañero de Ignacio, no
gularidad en la C. de París en do- hay testimonios de la fraternidad
mingos y días festivos. Nicolás Bo- existente con los cartujos de las cer-
badilla cuenta de sí mismo que "iba canías de París. Pero, aunque sólo
a menudo a la Cartuja en domingos sea a causa de su procedencia, es
y festivos para confesarse y comul- probable que recorriera el corto ca-
gar allí con frecuencia, junto con mino que llevaba del barrio estu-
otros amigos estudiantes piadosos, diantil a la Cartuja. En su pueblo na-
entre ellos los compañeros y herma- tal se llegaba a la C. Reposoir tras
nos de la Compañía de Jesús [...]" medio día de marcha; aquí, mientras
(MBob 615). Jerónimo Nadal escribe él vivió, ostentaron sucesivamente el
en su Chronicon del año 1535 que, a cargo de prior un hermano de su pa-
pesar de sus reparos respecto a Igna- dre (1508-1522) y un hermano de su
cio, se dejó convencer para acudir madre (1522-1546) (cf. Bienheureux
"con los hermanos a reuniones san- 1960, 107.109). Sin duda, iba reco-
tas en la Cartuja los domingos y fes- mendado a la C. de Vauvert cuando
tivos" (MNad 1,2). Simón Rodríguez fue a estudiar teología a París. Ade-
no menciona dónde tuvieron lugar más, Fabro, que gozaba de gran
los encuentros (MRod 460). Otra no- prestigio dentro del grupo de los
ticia segura acerca de las reuniones compañeros de Ignacio, conocía per-
espirituales la aporta Pedro de Riba- sonalmente mucho de lo que Igna-
deneira en su Vida de Ignacio (cf. FN cio había leído en El Cartuxano. To-
IV, 221ss.), aunque sin mencionar el dos estos datos hacen suponer que
lugar de los encuentros. Estas reu- Fabro debió de haber acompañado
niones -dice- alteraban el curso de también a Ignacio en estas visitas a
los estudios. Por ello, Ignacio debía la Cartuja.
ser azotado públicamente como al- 2.3 La relación con las Cartujas a
borotador de los estudiantes, castigo orillas del Rin. En el curso de su se-
que consiguió evitar (cf. [Au 78]). Ri- gunda estancia en Alemania (1542-
badeneira averiguó lo que condujo a 1543), Pedro Fabro se reunió con los
esta amenaza de un castigo deshon- cartujos en Maguncia y en Colonia
roso sobre el terreno, cuando en y conoció, asimismo, a los priores
1542 fue enviado a estudiar a París. de Hildesheim y de Tréveris. Se le
Así, refirió acerca del efecto que ha- acogió como a un buen amigo, co-
bía tenido esta discusión sobre el nocido desde hace tiempo, cuya
principal del Colegio de Santa Bár- vinculación con el grupo en torno a
bara, el doctor Gouveia, y sobre el Ignacio se aceptaba, incluso se
prestigio creciente del que gozaba apreciaba (cf. Falkner 1998,448). En
Ignacio, quien, con la acción que ha- poco tiempo, Pedro Fabro conquis-
bía dado lugar a las amonestaciones, tó para sí, y para la joven CJ, el co-
sólo pretendía la salvación de las al- razón del prior de la C. de Colonia,
mas y la gloria de Dios. El programa Gerhard Kalckbrenner de Ham-
espiritual diseñado para acompañar mond. Como señal de aprecio hay
a aquellos estudiantes elegidos para que interpretar el hecho de que en-
el objetivo "de aprovechar a las áni- comendara a Pedro Canisio, de un
mas, y para el efecto estudiar prime- talento excepcional, a su amigo Fa-
309 cartuja
bro, al que hasta ese momento solo (1549) prohibía pasarse a una orden
conocía de oídas. Aparte de toda la más rigurosa, la CJ quería y debía
ayuda prestada en ocasiones con- seguir abierta al Soli Deo de los car-
cretas, sin duda alguna, los jesuítas tujos, aunque esto creara problemas
no habrían podido abrir su residen- en los casos en que jesuítas, que se
cia en Colonia en el año 1544 sin el habían pasado a los cartujos, se da-
apoyo económico de la C. de Santa ban cuenta de que el camino de la
Bárbara de Colonia, el monasterio contemplación pura no era para
más rico de la ciudad, y sin la ayu- ellos (cf. Charles van de Vorst 1954,
da de dos piadosas mujeres. El ca- 11). Ya bajo la dirección de Francis-
pítulo general de los cartujos, en el co de Borja, la CJ insistía en que los
año 1544, aceptó la proposición del jesuítas sólo podían solicitar el in-
prior de Colonia, que no cabía en sí greso en la C. previo permiso de su
de elogios hacia la orden fundada Prepósito General. También hay
por Ignacio, de que éste y su orden que mencionar que -según Nadal-
participaran de todos los bienes es- no se hizo uso a menudo de esta
pirituales de los cartujos (cf. [Epp posibilidad (cf. Charles van de Vorst
XII, 483ss.]; Charles van de Vorst 1954,13.18).
1954, 7). Ignacio expresó su profun- 2.4 Las consecuencias de la frater-
do agradecimiento y rogó a Dios nidad. Los primeros cartujos se re-
que hiciera partícipes a los cartujos gían, principalmente, por sus im-
de todo aquello que la CJ llevara a pulsos y por la inspiración que
cabo, por la voluntad de Jesucristo, habían recibido de S. Bruno; el
para agradar a Dios (cf. [Epp I, Evangelio jugaba un papel decisivo
526ss.]). Después de que en 1549 se para ellos (cf. Epistulae Cartusianae
publicara por primera vez el librito 25). El Cartuxano y los cartujos en-
de los Ejercicios Espirituales, se le pi- señaron a Ignacio a abordar los
dió a Adríen Adriessén, que volvía misterios de la vida de nuestro Se-
a Lovaina procedente de Roma, que ñor; así, el haber realizado Ejerci-
entregara un ejemplar al prior Ger- cios Espirituales creó la disposición
hard Kalckbrenner: "un modesto necesaria para los acontecimientos
regalo para el agrado de Vuestra de La Storta (cf. [Au 96]), que final-
Señoría" [Epp II, 369]. Bruno Loher, mente condujeron al modo de pro-
otro cartujo de Santa Bárbara, dedi- ceder de la Compañía. Sus maes-
có a Ignacio y a la CJ la traducción tros le abrieron los ojos sobre cómo
al latín del Spieghel der Volcomenheit se realiza el plan de salvación divi-
de Herp (cf. FN I, 753-761; Charles no de "que la segunda persona se
van de Vorst 1954, 7). haga hombre para salvar al género
Como si los cartujos hubieran humano" [Ej 102] hasta el punto en
leído en los Ejercicios Espirituales el que se trata de "considerar cómo
"que el amor se debe poner más en Dios trabaja y labora por mí en to-
las obras que en las palabras" [Ej das cosas criadas sobre la haz de la
230], la C. de Colonia prestó un tierra" [Ej 236] y "todo esto por
apoyo económico considerable a mí" [Ej 116]. Los mismos Ejercicios
los dos Colegios de Roma (cf. Char- Espirituales ponen de manifiesto
les van de Vorst 1954, 6). que Ignacio se había sumergido
Aun en vida de Ignacio, Ja mu- profundamente en la manera de
tua simpatía encontró una nueva manejar los Evangelios, y la Sagra-
forma de expresión. A pesar de que da Escritura en general, que era ha-
la Bula Licet debitum de Pablo III bitual antes de la exégesis de la
cartuja 310
353; GONZALEZ-QUEVEDO, L., "Um amor fía. Fueron los profesores de estas
para toda a vida: Jesús e a castidades Itai- cátedras los que contribuyeron al
ci 14 (2004) 58-77; HOLLWECK, T., El voto de
castidad en la Compañía de Jesús: con especial
desarrollo de las c. modernas. En
consideración del decreto octavo de la CG 34 los cerca de seiscientos cincuenta
(1995), M-SX Bilbao-Santander 2001; Kou- colegios y universidades que la CJ
BETCH, B., "Exercícios Espirituais Inacia- tenía en Europa hacia mediados
nos. Capacitacáo ao ecumenismo", Itaici 14 del siglo XVIJI, antes de su supre-
(2004) 40-44; MEISSNER, W. W„ Ignacio de ho- sión, había casi cien cátedras de
yóla. Psicoanálisis de un santo, Anaya/Mario
Muchnik, Madrid 1995; ORLANDINO, N.,
matemáticas. Además se habían
Historia Societatis Jesu V, Roma 1614. instalado en ellos unos treinta ob-
servatorios astronómicos, casi una
tercera parte de los que entonces
existían en Europa. Figuras como
CELIBATO: / Castidad Clavius, que participó en la refor-
ma del calendario Gregoriano y cu-
CIENCIAS NATURALES yo apoyo buscó Galileo; Christop-
her Scheiner, que descubrió al
tiempo que Galileo las manchas so-
2 . La tradición científica en la Com-
pañía de Jesús. La CJ nace preci-
samente en el siglo XVI cuando es-
lares y con el que mantuvo una
animada controversia; Francesco
taban comenzando también las c. M a . Grimaldi, que describió por
modernas. Era, por lo tanto, natu- primera vez la difracción de la luz
ral que en los colegios y universi- y es citado por Isaac Newton y Ru-
dades que fundó la CJ desde los ter Boscovic, que propuso una con-
primeros de Mesina y Roma, hacia cepción moderna del atomismo,
1550, se establecieran cátedras de son solo una mínima muestra.
matemáticas, donde, además de es- En países de misión, la activi-
ta nueva ciencia, se enseñaba astro- dad científica de los jesuítas no estu-
nomía, mecánica, óptica, hidráuli- vo ausente. En China, Ricci fue ca-
ca e ingeniería militar. La figura paz de llegar hasta la corte del
clave en este proceso es Cristopher emperador, precisamente a través
Clavius, profesor de matemáticas de la astronomía y las matemáticas.
del Colegio Romano. Clavius era Unos años después Johann von
consciente de que estaban nacien- Schall llevó a cabo Ja reforma del ca-
do nuevas c, distintas de la tradi- lendario chino, fue nombrado direc-
cional ciencia aristotélica, enseña- tor del Observatorio Imperial de Pe-
da en las universidades desde la kín y mandarín de primera clase.
Edad Media. Las dos característi- Los jesuitas mantuvieron el puesto
cas de la nueva ciencia eran su fun- de directores del observatorio hasta
damentación en los experimentos y la supresión de la Compañía. Ferdi-
observaciones, y su formulación nand Verbiest, uno de los más famo-
matemática. Mientras los profeso- sos y que además ocupó cargos de
res jesuítas de física continuaron la responsabilidad en la corte imperial,
doctrina tradicional aristotélica, los afirmaba que la fe cristiana había en-
profesores de matemáticas adopta- trado en China de la mano de la as-
ron los principios de la nueva cien- tronomía. Cuando en la India el Ra-
cia. Por esta razón Clavius insistió ja de Jaipur crea un observatorio
en la existencia de cátedras de ma- astronómico en el siglo XVIII, llama
temáticas en todos los colegios de a los jesuitas Stanislaus Boudier y
la CJ en los que se enseñaba filoso- Andre Strobl para que participen en
ciencias naturales 320
las observaciones. Los jesuitas ha- en Manila. Esta labor en Manila fue
bían establecido por su cuenta dos continuada por Charles Depper-
observatorios en Pondicherri y mann desde 1926, quien aplicó a los
Chandernagore. Ni siquiera en las tifones las ideas modernas del aná-
Reducciones del Paraguay faltó la lisis de frentes. Director del obser-
presencia de jesuitas científicos, vatorio de Zikawei fue Pierre Lejay,
pues en la de S. Cosme y Damián pionero en el estudio del campo
Buenaventura Suárez instaló un gravimétrico de la tierra y de la
pequeño observatorio astronómico propagación de ondas electromag-
desde 1706 a 1750. néticas en la atmósfera. Los obser-
La CJ moderna no olvidó esta vatorios no fueron la única activi-
tradición, que se reflejó en la crea- dad científica, pues también fueron
ción de nuevos observatorios, em- numerosos los profesores de cien-
pezando por el del Colegio Roma- cias jesuitas en colegios y universi-
no en 1824, donde Angelo Secchi dades. Esta labor en la Compañía
llevó a cabo sus estudios de espec- moderna ha sido poco estudiada.
troscopia solar y estelar. Su clasifi- Entre ellos se puede citar a Theodor
cación de los espectros de las es- Wulf, quien fue, entre 1895 y 1920,
trellas se utiliza todavía hoy. El el autor de varios libros de texto de
número de observatorios se exten- física, uno de ellos dedicado a la te-
dió rápidamente de forma que lle- oría de la relatividad.
garon a ser unos setenta por todo el La labor científica de los jesui-
mundo. Varios de ellos estaban en tas continúa hoy viva, como por
países de misión -como los de Ma- ejemplo en el Observatorio Vatica-
nila (Filipinas), Zikawei (China), no, que sigue siendo llevado hoy
Tananarive (Madagascar), Bulawa- por los jesuitas, a quienes el Papa se
yo (Zimbabwe) y Ksara (Líbano)- y lo encomendó en 1906. Un grupo
contribuyeron al desarrollo de estos de jesuitas diseminado por todo el
países. En Europa destaca la labor mundo continúa manteniendo viva
de Stephen Perry en Stonyhurst, so- esta tradición en campos tan diver-
bre geomagnetismo, uno de los sos de las c. como la biología y las
cuatro jesuitas miembros de la Ro- matemáticas. De vez en cuando sus
yal Society de Londres, y Gyula nombres afloran a los medios de
Fenyi en Hungría, que entre 1885 y comunicación, como el del jesuíta
1917 estudió la actividad solar. En americano que recogía meteoritos
los Estados Unidos los jesuitas, di- en la Antártida o los que han sido
rigidos por Frederick Odenbach, pioneros de la bioética en España,
crearon en 1911 la primera red sis- pero en general se trata de una la-
mológica a nivel continental. James bor callada y oculta. En esta labor
B. Macelwane, el continuador del los jesuitas científicos se enfrentan
trabajo de Odenbach, estudió el in- hoy a un nuevo reto. Esparcidos
terior de la Tierra por métodos sís- por universidades y centros de in-
micos y publicó en 1936 el primer vestigación de todo el mundo, los
libro de texto de sismología en Nor- jesuitas científicos se esfuerzan hoy
teamérica. Los jesuitas fueron tam- en establecer un diálogo constructi-
bién de los primeros en estudiar los vo entre las c. y la fe. El enorme
ciclones tropicales y de predecir su avance de las c. y la tecnología y su
curso, como lo hizo a partir de 1875 influencia en la sociedad hacen ne-
Benito Viñes en la Habana y desde cesario hoy establecer este diálogo.
1879 Federico Faura y José Algué La fe y la teología no pueden aislar-
321 ciencias naturales
se del enorme influjo que las c. tie- y acción la expresó Jerónimo Nadal,
nen en el mundo actual, sin correr compañero de Ignacio, diciendo
el riesgo de hacerse incompresibles que el jesuíta está llamado a ser
e irrelevantes. La Iglesia sigue mi- "contemplativo en la acción".
rando hoy a la CJ para llevar ade- La relación entre la espirituali-
lante este tan necesitado diálogo. dad ignaciana y las c. no es simétri-
Los jesuítas científicos siguen bus- ca. Las c. modernas son autónomas
cando hoy, con empeño, nuevos ca- e independientes de cualquier reli-
minos de diálogo entre las c. y la fe, giosidad y en particular de la espiri-
como los buscaron en su tiempo, tualidad ignaciana. Sin embargo,
entre otros, Ricci y Teilhard de para la espiritualidad ignaciana las
Chardin. c. son una realidad de la que nunca
2. Las ciencias naturales y la espiri- ha prescindido, ni puede prescindir.
tualidad ignaciana. Varios autores han Hay científicos que prescinden de
indicado que la espiritualidad apos- Dios o que niegan su existencia,
tólica de la CJ está a la raíz de la de- mientras que para otros Dios está
dicación de un número considerable presente en su vida personal. El ma-
de jesuítas al trabajo científico (cf. terialismo científico se ha basado en
Harris 1989). Si desde los comienzos una visión de las c. para negar la
de la vida de la CJ las c. modernas existencia de Dios o al menos para
han presentado un reto apostólico prescindir de su existencia. Frente a
para los jesuítas, el desarrollo y la esta negación de Dios, los jesuitas
evolución actuales de las c. y sus han encontrado en el pasado razo-
aplicaciones tecnológicas presentan nes apologéticas de defensa de la fe
ahora nuevos desafíos. para motivar su trabajo científico. La
2.1 Las ciencias naturales como consideración, más actual, de los
reto apostólico. Integración de fe y vida. enunciados científicos como aproxi-
Es propio de la espiritualidad igna- maciones a la realidad observada
ciana Ja unión de la vida humana hace que la relación de las c. con la
en todas sus dimensiones con Ja religión se vuelva menos polémica o
plenitud de la fe cristiana. La inte- apologética. Cualquiera que sea la
gración entre fe y vida, entre ora- visión filosófica que tuvieran de las
ción y trabajo, entre contemplación c, los jesuitas siempre han buscado
y acción, tan importante en la tradi- integrar, con una actitud unas veces
ción cristiana, es central en la espi- más apologética y otras más bien de
ritualidad ignaciana. Esta integra- diálogo creativo, las c. en su vida
ción se busca a lo largo del proceso apostólica.
de los Ejercicios. En el PF [Ej 23] se 2.2 Retos actuales de las ciencias
propone la aceptación gratuita y re- naturales. Desarrollo y evolución de las
verente de todas las cosas creadas ciencias naturales. Desde comienzos
como don de Dios y la transforma- del s. XVII se han desarrollado las c.
ción del uso de ellas, orientándolo como el resultado de la observación
hacia Dios, su Señor y Creador. En de datos empíricos públicamente
Ja Contemplación para alcanzar contrastables y la formulación de
Amor [Ej 233-55] se propone acoger estas observaciones en un lenguaje
la presencia amorosa de Dios en to- formal y público. Se puede decir
das y cada una de las cosas del que esta concepción de las c. se ha
mundo, respondiendo a esa presen- mantenido, pero ha evolucionado
cia con una entrega incondicional. en dos direcciones: hacia la provi-
La integración entre contemplación sionalidad de los enunciados cientí-
ciencias naturales 322
fieos y hacia la creciente importan- cia del científico y que son ajenos a
cia de las aplicaciones tecnológicas. la ciencia. Las c. atienden al signifi-
Los enunciados científicos como cado público del lenguaje; la con-
provisionales. Hay un modo de ver ciencia de los individuos y de las
las c. según el cual los enunciados comunidades, en cuanto tales indi-
científicos tienen valor único y de- viduos y comunidades atienden
finitivo, pero esta visión no es hoy también al sentido y valor interno
la más extendida. Actualmente es que este lenguaje tiene para ellos.
más frecuente considerar que, par- 3. El conocimiento interno de los
tiendo del hecho de que a veces las Ejercicios y los retos de las ciencias na-
mismas observaciones científicas turales. El conocimiento interno de
son interpretadas consecutivamen- Jesucristo que se pide en los Ejerci-
te por diversas teorías, y en algu- cios no es público, sino que está ra-
nos casos por teorías incompatibles dicado en lo que el ejercitante quiere
entre sí (cf. Kuhn 1970), los enun- y desea: "Demandar lo que quiero;
ciados científicos necesitan ser rei- [...] conocimiento interno del Señor,
teradamente comprobados y no que por mí se ha hecho hombre, pa-
tienen carácter definitivo (cf. Pop- ra que más le ame y le siga" [Ej 104].
per 1972). Son siempre aproxima- Pero, por otra parte, no es subjetivo,
ciones a la realidad observada. hace referencia a la totalidad de las
cosas del mundo (cf. [Ej 102-103]).
Importancia de la aplicación tecno- Todos los datos empíricos pública-
lógica. Las teorías científicas siempre mente contrastables son importan-
han sido aplicables a la tecnología. tes. El conocimiento interno en los
Sin embargo, el desarrollo tecnológi- Ejercicios no es una mera percepción
co ha sido tan importante en los últi- personal de la realidad referida sólo
mos decenios que ha condicionado a la conciencia del que conoce y a la
el trabajo del hombre y ha encauza- comunidad a la que pertenece. Nace
do y determinado en muchos casos de la unión entre fe y vida, entre
su relación con el mundo. oración y trabajo, acción y contem-
Retos de la ciencia ajenos a la cien- plación. Es decir, nace de la unión
cia. La perspectiva histórica de la entre el conocimiento propio de las
evolución científica y la explosión c. y la conciencia. El conocimiento
cuantitativa de comunidades cientí- del Señor tal como se busca en los
ficas autónomas que avalan la in- Ejercicios es una percepción de to-
vestigación científica, han puesto das y cada una de las cosas de la
de manifiesto que los métodos y globalidad del mundo, referidas to-
forma de actuar de las comunida- das ellas al sentir y gustar interno
des científicas están condicionados del ejercitante y a su pertenencia a la
por valores y motivaciones ajenos a comunidad universal de la Iglesia.
los métodos científicos. Por otra En los últimos años se ha desa-
parte, el desarrollo de las aplicacio- rrollado una importante actividad
nes tecnológicas ha ligado el desa- académica, sobre todo en países an-
rrollo científico al progreso y / o a glosajones, acerca de las interrelacio-
las catástrofes de nuestro mundo. nes entre la espiritualidad cristiana
Todas estas consideraciones han y las ciencias naturales (cf. Russell
llevado a confrontar el sentido y 2005). En este contexto, generalmen-
valor de los resultados del trabajo te interconfesional cristiano, se en-
científico con valores culturales y cuentran explícitas y significativas
religiosos que afectan a la concien- referencias a la espiritualidad igna-
323 circunstancias
ciana (cf. Murphy 1993) y al pensa- Earth: the history of fesuit observatories, Klu-
miento de Teilhard de Chardin (cf. wer Academic Publ., Dordrecht 2003.
Barbour 1997). La búsqueda actual
de una respuesta a la pregunta del
valor y del sentido del trabajo cientí- CIRCUNSTANCIAS
fico es un nuevo reto para los jesuí-
tas y todos los cristianos que viven
la espiritualidad ignaciana.
Javier LEACH, SJ/
E ste término significativo del len-
guaje ignaciano, empleado casi
siempre en plural, tiene, sin embar-
Agustín UDÍAS, SJ go, un número pequeño de aplica-
ciones. Pertenece a la madurez del
Z1 Colegios, Compañía de Jesús, Conocimien- lenguaje de Ignacio y aparece sobre
to interno, Espiritualidad Ignaciana, Estudios, todo en la época en que escribió las
Letras, Ministerios, Misión, Mundo. Constituciones.
1. Contemplar en detalle las cir-
Bibl.: BARBOUR, I. G., Religión and Science,
Harper Collins Publishers, New York 1997 cunstancias. Se encuentra un sólo
(trad. Religión y Ciencia, Trotta, Madrid caso de la palabra en el texto caste-
2004); MACDONELL, ]., fesuit Geometers. A llano Autógrafo de los Ejercicios. Es
Study ofFifty-six Prominent fesuit Geometers utilizado en el contexto de la Con-
during the First Two Centuries of fesuit His- templación: "Ver las personas con
tory, IJS-The Vatican Observatory Publica-
tions, St. Louis- Cittá del Vaticano 1989;
la vista imaginativa, meditando y
FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, J./ VITA, E. DI, Pre- contemplando en particular sus c. y
senta dos jesuítas no mundo científico, Loyola, sacando algún provecho de la vis-
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the Merton Thesis: Apostolic Spirituality tante a avanzar en la contempla-
and the Establishment of the Jesuit Scienti-
fic Tradition", Science in Context 3 (1983) 29-
ción, con la ayuda de la Aplicación
65; KUHN, T. S., The Structure ofScientific Re- de Sentidos, al término de una jor-
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Chicago 1970 (trad. La estructura de las revo- templación de los misterios de la
luciones científicas, FCE, México 1971); vida de Cristo. La invitación a "me-
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ditar y contemplar en detalle las
London 1993; O'CONNELL, D., "Jesuit men circunstancias" remite a la segunda
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fielmente al ejercitante, pero sólo
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(SHELDRAKE, Ph., ed.), SCM Press, London
2005,55-61; SMOLARSKI, D. C, "Jesuits on the
dos, hay que regresar a la realidad
Moon: Seeking God in All Things ... Even de la escena contemplada, con vis-
Mathematics!", S5/37/1 (2005) 1-42; STEIN, tas a una interiorización más pro-
J., "La Compagnia di Gesü e le scienze físi- funda. Esta realidad aunque en pa-
che e matemariche", Vita e Pensiero ser. 5,19 re se escapa, se deja representar
(1941) 1-23; TOOHIG, T., "Phisics Research, a
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circunstancias 324
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píritu de la Compañía es [así justifi- las ánimas'", Communio 16 (1994) 218-232;
ca Ignacio la negativa al rey LETURIA, P. de, "Jerusalén y Roma en los
Fernando I de que Claudio Jayo designios de San Ignacio de Loyola", en
El I, PUG, Roma 1957, 181-200; LUCAS, T.
fuera obispo de Trieste] en toda M., Landmarking. City, Church and Jesuit
simplicidad y bajeza pasar adelante Urban Strategy, Loyola Press, Chicago
de ciudad en ciudad, y de una par- 1997; O'MALLEY, J. W., Los primeros jesuí-
te en otra, no atacarnos en particu- tas, M-ST, Bilbao-Santander 1995; PAD-
lar lugar" [Epp I, 451]. Un obispo BERG, J. W., "How we Kve where we live",
SSJ 20/2 (1988); SIEVERNICH, M., "La
estaba limitado a su diócesis, un P. Evangelización de la gran ciudad. La vi-
Jayo "podría por muchas ciudades sión urbana de Ignacio de Loyola", CIS
[...] hacer gran fruto en el Señor" o 26/3(1995)31-50.
seguir su camino, si esto no salía
bien [Epp I, 463].
Ignacio desarrolló, en vista del CODURE, Jean
desafío urbano de su tiempo, una
opción preferencial por la c. y fo-
mentó una pastoral orientada a la
idea de la "edificación" que une
espiritualidad y bien común. Co-
mo destinatarios, tenía en la mente
J uan (Jean) Codure fue uno de
los diez primeros compañeros
}
rimi Patres) de la CJ, y probable-
mente el más desconocido del gru-
po; son m u y escasas las referen-
en primer lugar a los necesitados cias que a él encontramos en los
de ayuda espiritual y material y a escritos de sus nueve compañeros
los jóvenes en cuanto a su educa- y son también escasas las páginas
ción y formación. En esto se le que tenemos de sus propios escri-
puede valorar como descubridor tos, que los editores de MHSI han
espiritual del espacio urbano y for- publicado junto con las de P.
jador de una espiritualidad mo- Broét, C. Jayo y S. Rodríguez. De
derna y urbana. las 886 páginas (excluidos los índi-
En 1995 la CG 34 de la CJ seña- ces) del volumen de MHSI (Ma-
ló de nuevo su significado cuando drid 1903) sólo 19 pertenecen a C.
manifestó: "'Ignacio tenía preferen- (415-433). Recogen un total de 13
cia por las grandes ciudades 7 por- documentos de los cuales 5 es co-
que veía en ellas el lugar donde se rrespondencia con el Papa Paulo
fraguaba la transformación de la III. Los editores de MHSI comen-
comunidad humana y quería que tan: "Ac primo, quidem epístolas
sus hombres estuvieran comprome- Codurii propie dictas millas habe-
tidos en este proceso. La 'ciudad' mus, siquidem unicae ad Paulum
puede simbolizar nuestros esfuer- III, pontificem máximum die 5
Novembris 1540" (MBr 409). Som-
zos para llevar a cumplimiento la
mervogel no lo incluye en su mo-
cultura humana" (CG 34, d4, 26).
numental Bibliothéque...
Michael SIEVERNICH, SJ Poco sabemos de sus primeros
años hasta que llega a Paris a com-
Z1 Alcalá, Ayuda a las ánimas, Barcelona, Ca- pletar estudios de Teología. Nació
risma, Colegios, Ignacio de hoyóla, Ministe- el 24 de junio de 1508 en Seyne
rios, Roma, Venecia. -Provenza (Francia). En 1534 se
Codure, Jean 330
cha relación con "oración y medita- sible, los subditos entre sí y con su
ción" y pasivo, aludiendo tal vez a prepósito inmediato, como ángel de
los pensamientos que "vienen de paz andando entre ellos, y procu-
fuera" [Ej 32] y, por tanto, involun- rando tengan el concepto y amor
tarios. que conviene de su prepósito, que
tienen en lugar de Cristo nuestro Se-
José GARCÍA DE CASTRO, SJ ñor". 6 "Debe también avisar al su-
perior suyo General o Provincial de
/ Entendimiento, Imaginación, Inteligencia, las cosas que él le encomendará, y
Oración, Pecado, Pensamiento. de las que le encomendase la perso-
na a quien se da por colateral. Y aun
de suyo debe suplir por él, avisando
COLATERAL cuando por indisposiciones u ocu-
paciones o alguna otra causa él [en
algo] faltase".
E l oficio de c. se describe en la
Parte Octava de las Constitucio-
nes, capítulo Io [659] y en la corres-
Y son también seis los deberes
del superior con su colateral: 1.
pondiente Declaración D [661]. En "Viendo que no se le dan como sub-
ésta, desde el texto B, hacia 1556 dito, sino como ayuda y alivio, de-
[MCo II, 608], se describen las carac- be tenerle y mostrarle especial
terísticas del oficio en sí mismo y en amor y respeto, conversándole fa-
su relación con el superior al que se miliarmente, para que tenga más
le ha dado el colateral. ánimo y comodidad de decirle su
parecer, y mejor vea en qué cosas le
Seis son los deberes del colate- pueda ayudar". 2. "Procure tam-
ral: 1. "Aunque el colateral no esté a bién acreditarle y hacer que sea
obediencia del prepósito o persona a amado de los que están a su cargo;
quien se da [como colateral], debe porque tanto le será más útil instru-
interior y exteriormente tenerle re- mento para con ellos". 3. "Las cosas
verencia, y en esto dar ejemplo a los en que le parecerá haber dificultad,
otros que están debajo de la obe- será bien las trate con él, deman-
diencia de él". 2. "Debe asimismo dándole lo que le parece, y exhor-
con la diligencia que podrá, ayudar tándole a decirle lo que siente, aun
al que tiene el cargo en todas las co- cuando no le fuese demandado, y
sas de su oficio en que será de él re- darle recuerdo de lo que ocurriere
querido". 3. "Y aunque no le fuese que conviene a su persona u oficio.
nada preguntado, cuando viese que Y oyendo lo que su colateral dice,
algo cumple decirle acerca de su mejor se determinará después por
persona o cosas que son de su oficio, sí mismo". 4. "En lo que toca a la
debe fielmente informarle y decirle ejecución de su oficio para el go-
su parecer con libertad y modestia bierno de los que tiene a su cargo,
cristiana". 4. "Pero, representadas use del colateral como de fiel ins-
sus razones y motivos, si estuviese trumento en las cosas que más im-
de contrario parecer el prepósito, portan, ahora sean universales de
debe el colateral someter su propio las casas, ahora particulares de ca-
juicio y conformarse con él, cuando da uno de los hermanos". 5. "En lo
no tuviese mucha claridad de que que toca al superior general y se le
yerra; y en tal caso debe avisar al debe, asimismo se ayude [del cola-
superior". 5. "Procure asimismo el teral]", 6. "y en todo le tenga y se
colateral de acordar, cuanto sea po- confíe de él como de sí mismo, fue-
colateral 334
Con otro significado, más pró- en las cartas se usa a veces como si-
ximo a "reunir, sumar", aparece en nónimo de conversación espiritual,
las Constituciones: "podrán ayudar- dentro del repertorio de los instru-
se [los escolares] de las anotacio- mentos pastorales por excelencia
nes del Maestro y de las cosas no- que usa el jesuíta (Ejercicios, conver-
tables que han colegido" [Co 389], saciones, confesiones, predicacio-
y en la Autobiografía, en el comen- nes. ..) (cf. [Epp I, 388; XII, 244.246]).
tario a la ilustración del Cardoner: En los Ejercicios tiene el signifi-
"coligiendo [Ignacio] todas cuan- cado de un término técnico. Se re-
tas ayudas haya tenido de Dios, y fiere al modo conversacional de
todas cuantas cosas ha sabido, concluir siempre cada ejercicio de
aunque las ayunte todas en uno, oración. Pertenece a la parte esen-
no le parece haber alcanzado tanto cial de la estructura del modo de
como de aquella vez sola" [Au 30]. hacer cada ejercicio u hora de ora-
Estos últimos contextos inclinan el ción que permanece inalterada de
significado de este término hacia
principio a fin. Cada ejercicio "con-
"reunir, juntar o sumar", como
tiene en sí, después de una oración
ofrece TLC: "De muchas cosas que
preparatoria y dos preámbulos, tres
hemos visto, oído o leído hacemos
puntos principales y un coloquio"
una suma y aquello es colegir o de
[Ej 45; cf. Ej 65.101.190.246].
ello hacemos argumento para infe-
rir otra cosa". S. Ignacio no fuerza artificio-
samente el camino espiritual. El
José GARCÍA DE CASTRO, SJ "modo y orden" [Ej 21] recoge la
lógica interna del mismo. Si el
/* Cognación, Discurrir, Entendimiento. ejercitante practica el método de
un modo confiado y comprometi-
do, suele tener una experiencia
COLOQUIOS creciente de libertad. Además, la
experiencia tiene una "forma"
precontenida en el método. La
E ste sustantivo y su correspon-
diente verbo, tanto en su forma
latina, como en las diferentes varian-
prueba de eso es que el proceso
del ejercitante tiene elementos an-
ticipadores que apuntan en la mis-
tes ortográficas castellanas, son de ma dirección de las propuestas del
uso bastante frecuente en la literatu- mismo método. Por eso resulta tan
ra ignaciana. En el Epistolario apare- útil, porque pone la atención en el
cen treinta y cinco veces. En el resto
paso que conviene dar en cada
de su obra, treinta y ocho, de las cua-
momento. Si Ignacio propone la
les treinta y cinco corresponden a los
conclusión de la oración en un cli-
Ejercicios Espirituales (Concordancia
ma más espontáneo de conversa-
169-170). Etimológicamente significa
ción con el Señor, es sencillamente
acción de "hablar con" (cum toqui).
porque ésta es su desembocadura
San Ignacio lo usa como un latinis-
más connatural.
mo culto sinónimo de conversación.
Con el tiempo la forma latina "con- El modo eminente de comuni-
versación", o la griega "diálogo" co- cación entre las personas es aquel en
brarán mayor uso para designar la el que se da una mutua actualidad
dinámica de la interlocución; es inte- de Ja presencia, y por lo mismo un
resante notar que este término no modo de comunicación en el que to-
aparece en el TLC (1611). De hecho, da la persona se expresa, con gestos
coloquios 342
Dios con el hombre desde su pro- modo" del tesoro de las bienaven-
pia libertad. turanzas. Es más, en ese segundo,
3. "Puede hacer un sólo colo- el hombre descubre que su liber-
quio a Cristo nuestro Señor". El in- tad está constituida por ese deseo,
terlocutor primero y principal del por su actualización y por su ex-
orante es Jesucristo. La persona del pansión en nuestro interior y en
Verbo Encarnado es el lugar del en- nuestros actos.
cuentro de Dios con el hombre. En El c. tiene forma de oblación al
su rostro amigo se nos revela el Se- final del ejercicio de la llamada del
ñor del universo, y en diálogo con Él Rey Eternal [Ej 98] y en la CAÁ [Ej
crecemos continuamente en nuestra 234]. Aquí la oración no acaba en
condición de siervos y a amigos. Só- conversación sino en holocausto.
lo a través del misterio de nuestra Aquí el diálogo alcanza su máxima
configuración con el Hijo, se nos re- significación. Aquí la palabra es un
gala la misma autodonación de pronunciamiento de amor. El hom-
Dios: El acceso amical e íntimo al bre descubre la máxima verdad en
Padre, en el Espíritu (no citado por la recepción del amor que le consti-
Ignacio, porque su inmanencia en tuye, y la pronuncia de nuevo de
nosotros es la misma experiencia de un modo máximamente autoimpli-
intimidad con las divinas personas). cativo en la oblación de sí mismo.
María..., también: aledaña de la Tri- ¿Quién es Cristo? La Palabra, que
nidad, aurora de la salvación actua- ha descendido para hacerse obla-
lizada en los momentos más tras- ción. ¿Quién soy yo? Misterio hu-
cendentes de nuestra vida de fe, y mano de libertad "para" Dios y
madre propicíadora que nos allega "para" los demás.
al único mediador. Por este carácter cristológico
Notemos por último que el c. de la petición y de la oblación se
tiene una doble forma oracional: explica un hecho singular que ha
de petición y de oblación. Tiene quedado hasta ahora implícito. En
forma de petición en los textos los momentos clave de los Ejerci-
que acabo de citar. También en el cios S. Ignacio invita a hacer c. ya
apunte del c. en la contemplación formulados. Se trata de los ya cita-
propia de la Segunda Semana: "pi- dos: El triple c. de la Primera Se-
diendo según que en sí sintiere, mana, la oblación al Rey Eternal, el
para más seguir e imitar al Señor c. de las Dos Banderas y la obla-
nuestro" [Ej 109]. ción que se va intercalando en ca-
También tiene forma de peti- da punto de la CAÁ. ¿Por qué, en
ción el triple c. de la Primera Se- estos momentos, S. Ignacio sugiere
mana [Ej 63] y el c. de las Dos Ban- el empleo de fórmulas tan concre-
deras [Ej 147]. ¿Qué diferencia tas, cercenando a primera vista la
existe entre este tipo de c. y la "pe- originalidad de lo que hemos indi-
tición" propia de Jos preámbulos? cado como cualidad "a su modo"
Pues lo que media entre los dos: el de hablar con Dios en el coloquio?
haber sido afectado por el ejerci- Desde luego los patrones de
cio. En el primero el ejercitante se oración son tan antiguos como el
fía de la caridad de la Iglesia, que mismo cristianismo. El Señor mis-
le incita a pedir lo que le conviene. mo nos enseñó a orar con una for-
En el segundo, su corazón afecta- ma canónica: El "Padre nuestro"
do, se convierte en reclamo "a su (Mt 6, 9-15; Le 11, 2-4). Un canon de
cómodo 346
dad temporal determinada por el gótico. En esa lengua hay dos tér-
corte en el tiempo de las horas ca- minos para designar a los soldados,
nónicas, se convierte en personal e ga-drahts, 'quien comparte la amis-
interior. En el cristianismo hay tad' y ga-hlaiba, 'quien comparte el
siempre una tensión entre la Iglesia pan", de halaiba, 'pan' y ga, kom
como institución y entre la Iglesia 'compañía'. Dice Benveniste que
como cuerpo formado por los cre- "parece evidente que entre el gótico
yentes. El monacato medieval era ga-hlaiba y el latín companio hay una
fundamentalmente institución; S. estrecha relación. Uno de los dos es
Ignacio apuesta por el otro extremo calco del otro. Es probable que gah-
dialéctico. El monacato medieval se laiba sea el original y companio la
asentaba en unas reglas fundacio- imitación" (Benveniste 1969, 111).
nales y en una dirección colegial, En la Edad Media, se suele emplear
representada por la mayoría capitu- para designar no los que comen del
lar, con capacidad legislativa. S. Ig- mismo pan, sino lo que se comía
nacio rechaza ese esquema y esta- juntamente con el pan: "Quid habe-
blece el liderazgo renacentista rent frates ad companium, scilicet
personal. ad piscem ad ova, etc" (Gesta abba-
Estas novedades explican que tum Trudonensium, siglo X). De esta
papas como Pablo IV, Pío V y Sixto etimología originaria pasó a la sig-
V o teólogos como Melchor Cano nificación más generalizada de
tuvieran sus dificultades para acep- "persona o personas que se unen a
tar las novedades ignacianas. No se otras para algún fin" y la acción de
podía llamar con nombre antiguo realizarlo como "acompañar". La
una cosa tan nueva, porque podría primera vez que aparece la palabra
parecer que se innovaba el ser de en español es en Berceo: "Porque
antiguas instituciones. Mejor era vinie tal omne entre sue compan-
nombrar lo nuevo con nombre nue- nia" (Gonzalo de Berceo, Vida de san
vo y esa puede ser la razón del Millón, 303b).
nombre que encuentran con la ayu- Según la acción que se realiza
da de Dios. Cuando Ignacio y los entre los que se han juntado, entre
primeros compañeros eligen el los compañeros, la compañía pudo
nombre de "compañía", ¿qué signi- ser para realizar acciones comercia-
ficado tenía la palabra? les, festivas o para realizar conjun-
La evolución del significado de tamente acciones de guerra. Con
la palabra sería el siguiente. El pun- esa última utilización la palabra
to de partida de su significación, su "compañía" llega a designar, sin
etimología, parece ser que es una necesidad de ninguna adjetivación
palabra de una forma "companio", una forma de organización dentro
[cum + pane] 'quien come el pan con del vocabulario de la milicia, "cuer-
otro', aplicado a los soldados, de la- po de guerra mandado por un capi-
tín muy tardío, que sólo se docu- tán". Cuando Ignacio y sus prime-
menta en un texto de la Ley Sálica, ros compañeros eligen la palabra
pero que sólo aparece en la recesión "compañía" ¿están pensando en el
Pippina (763-798); por eso el TLL significado específico militar de la
(en curso de publicación) lo acepta palabra y quienes la escuchaban re-
con una interrogación y el Oxford cibían la misma información? En la
Latín Dictionary (1994) no incluye el interpretación militarista de la pala-
término. Si ese era su significado se bra ha intervenido, por una parte la
trataría de un calco semántico del imagen del soldado íñigo herido en
349 Compañía de Jesús
por su nombre, el recibió esa res- identificarse y unirse cada vez más
puesta: "Yahvé, Yahvé, Dios miseri- con Cristo (las demás Semanas), lle-
cordioso [compasivo] y clemente" gando a ser capaz de encontrar a
(Ex 34, 6). Todo el AT proclama la c. Dios en todas las cosas (CAÁ).
de Dios por su pueblo (Ex 3, 7ss), las Es en la Primera Semana, don-
ternuras del corazón de Dios (fer 31, de rezamos delante de Cristo en la
20; cf. Is 49,14s; 54, 7). La c. en Dios Cruz, y en la Tercera Semana, don-
se manifiesta siempre en acciones de lo seguimos en su pasión, que
en favor de su pueblo (Sal 103, 85s). tenemos que buscar el sentido de la
Con la Encarnación, la c. de Dios se compasión. En Ignacio el vocabula-
revela en plenitud (McNeil, Morri- rio de la c. se muestra principal-
son, Nouwen 1982): Dios se hace mente en dos grupos de expresio-
hombre, Dios-con-nosotros -Emma- nes: "padecer por" y "dolor con",
nuel (Mt 1, 23)- ven "hacer morada "seguir en". El primer grupo de ex-
entre nosotros" (fn 1, 14). En los presiones expresa mucho más los
Evangelios nos encontramos con la dolores que Cristo padece por no-
expresión técnica "ser movido de sotros en su humanidad: su triste-
compasión" (splagchnizomai) que za, sus tormentos, su dolor, su pe-
significa "ser movido desde las en- na (Cf. [Ej 3-5.53.87.116.195.197.
trañas, desde lo más íntimo del ser, 199.193.203.206.290]). El segundo
allá donde las intenciones más ínti- grupo de expresiones, ilustra la res-
mas son plasmadas". Esta expresión puesta del hombre a la pena y a la
es aplicada sólo a Dios y principal- pasión de Dios, en favor de la hu-
mente a Jesús: cuando Jesucristo manidad: La inmensidad del amor
mira la multitud cansada y sin pas- de Cristo entregado, hasta morir en
tor (Mt 9,27.36), se encuentra con el la cruz por los nombres, promueve
leproso, el ciego, el paralítico (Mt una respuesta. El ejercitante al con-
14,14; Mt 9,27; Me 1,41), con la viu- siderar cómo Cristo "padece todo
da de Naím, enterrando su hijo (Le eso por sus pecados", se pregunta-
7,13). Jesús habla de Dios como pa- rá "gué debo yo hacer y padecer
dre misericordioso (Le 15, 11-32) y por El" [Ej 197]. En Cristo crucifica-
emblemáticamente en la parábola do, el Padre ha asumido y ha hecho
del Samaritano compasivo (Le 10, suyo los problemas y sufrimientos
25-37). Jesús nos pide tener c. del de cada hombre (García-Murga
otro, así como también Dios tiene c. 1993). Aquí se pueden reconocer
de nosotros (Mt 18, 23-25). dos grupos de expresiones: unas
3. La compasión en la vida y en los que se mantienen en el nivel de la
escritos de S. Ignacio. En los Ejercicios intencionalidad: "lo que debo hacer
sólo una vez aparece la palabra c; por Cristo" [Ej 53]; "comenzar con
en el misterio de la circuncisión del mucha fuerza a dolerme..." [Ej
niño Jesús, Ignacio afirma que "la 195]; "qué debo hacer y padecer
Madre tenía compasión de la san- por..." [Ej 197]; y otras que apun-
gre que de su Hijo salía" [Ej 266]. tan principalmente a la unión e
Pero eso no quiere decir que la c. no identificación con y en Él, en su Pa-
forme parte de la dinámica de los sión ("dolor, pena y quebranto" [Ej
Ejercicios. Todos los Ejercicios quie- 206], "tormento con" [Ej 48], "que-
ren llevar al ejercitante a experi- branto y pena interna" [Ej 203]) y
mentar en su vida el Amor miseri- en su obra de salvación por la hu-
cordioso y compasivo de Dios (PF y manidad: "trabajar con" [Ej 93.95],
Primera Semana), para que pueda "tener parte con Él" [Ej 93], "venir
compasión 358
nales de sus Ejercicios. Y por esta ra- ingeniárselas para darle un contex-
zón es importante no confundir el to "físico".
rol de la c. preparatoria con el que "Componer el lugar" quiere
desempeña la imaginación en la re- decir que el ejercitante, sabiendo
alización del cuerpo de la oración. el contenido de su oración, le da
En modo especial hay que distin- con su imaginación un marco con-
guirla de la ignaciana "aplicación creto, sensible, y se coloca él mis-
de sentidos", que es un modo de mo en el interior de su creación
meditar utilizando la imaginación a subjetiva, como parte integrante
partir de las sensaciones corporales de la escena. No se trata de entrar
de los cinco sentidos espirituales, en detalles geográficos o en mati-
como en el caso de la meditación ces arquitectónicos o en sutilezas
del infierno. En ella el ejercitante históricas, sino que el ejercitante
debe "ver con la vista de la imagi- se "sitúe" espacialmente con el fin
nación los grandes fuegos, y las de que tenga un punto de referen-
ánimas como en cuerpos ígneos", cia concreto para el desarrollo de
"oír con las orejas llantos, alaridos, la oración.
voces, blasfemias contra Cristo
nuestro Señor y contra todos sus Desde los tiempos de S. Ignacio
santos", "oler con el olfato humo, se ha considerado la c. sobre todo
piedra azufre, sentina y cosas pútri- como una técnica para evitar las
das", "gustar con el gusto cosas a distracciones en la oración. Pero es-
amargas, así como lágrimas, triste- ta concepción no hace justicia a su
za y el verme de la consciencia", importancia, la cual se debe medir
"tocar con el tacto, es a saber, cómo más bien en la perspectiva dada
los fuegos tocan y abrasan las áni- por S. Ignacio a la imaginación.
mas" [Ej 66-70]. Pero se trata de No hay que ver en la c. un sim-
"puntos" de la oración, no de "pre- ple medio para mantener entreteni-
ámbulos" a ella. da la imaginación, porque de lo
En los preámbulos la función contrario provocaría serías distrac-
de la imaginación es dar un cuadro ciones y entorpecería notablemente
de referencia sensible al desarrollo el curso de la meditación o de la
del ejercicio espiritual. O mejor di- contemplación. Se trata más bien
cho, parafraseando a Ignacio, se de un recurso positivo para ser uti-
trata de dar "cuerpo" al contenido lizada creativamente en la realiza-
del ejercicio. Así, por ejemplo, la ción del fin propuesto en cada ejer-
primera vez que introduce el térmi- cicio. No hay que olvidar que la c.
no c. se refiere a ella en estos térmi- va siempre aparejada con la gracia
nos: "la composición será ver con la particular que se pide en cada ejer-
vista de la imaginación el lugar cor- cicio y que estos dos preámbulos
póreo donde se halla la cosa que van señalando durante las cuatro
quiero contemplar. Digo el lugar semanas de los Ejercicios el ritmo
corpóreo, así como un templo o del deseo y de la voluntad, ayuda-
monte, donde se halla Jesucristo o dos precisamente de la imagina-
Nuestra Señora, según lo que quie- ción. Esos dos preámbulos son co-
ro contemplar" [Ej 47]. Aunque S. mo las cuentas del rosario que van
Ignacio distingue entre composi- marcando en modo concreto y sin-
ción visible (de cosas históricas) e gular en cada momento, pero de
invisible (de verdades abstractas) modo diverso, la mistagogía de los
en ambos casos el ejercitante debe Ejercicios.
361 composición de lugar
y los gestos salvíficos, sino que me- sólo de la imaginación, sino de cual-
diante la imaginación el ejercitante quier mediación imaginable.
por una parte manifiesta su mundo
afectivo, y por otra, la revelación en- Rossano ZAS FRIZ, SJ
cuentra en ese mundo la puerta de
entrada al mundo interior del ejerci- P Disposición, Ejercicios, Imaginación, Mis-
terios de la Vida de Cristo, Modo y orden, Ora-
tante (y no sólo a su inteligencia). ción ignaciana, Preámbulos.
Queda claro que la c. es un me-
dio importante para la realización Bibl.: BARRERA, T., "La composición de lu-
gar. Explicación de la misma según la
de los Ejercicios ignacianos de ma- doctrina de Santo Tomás", Man 11 (1935)
nera personalizada. Por un lado, en 158-168; FIORITO, M. A., "Memoria - imagi-
el caso de personas sin especiales nación - historia en los Ejercicios de San Ig-
dotes "imaginativas", no hay que nacio de Loyola", Ciencia y Fe 14 (1958) 211-
ver en ello un impedimento insal- 236; GIL, D., "Imaginación y localización.
vable para hacer los Ejercicios, pues Algo más sobre la composición de lugar en
los Ejercicios", Man 43 (1971) 225-244; HERE-
se puede paliar con el uso de me- DIA, C, Composición de lugar, México 1941;
dios audiovisuales, iconos, imáge- LIUJMA, A., "Composición de lugar", en Dic-
nes, etc. Por otro lado, al ser la c. un cionario de espiritualidad I (ANCILLI, E. ed.),
medio y no un fin, debe quedar cla- Herder, Barcelona 1983, 428-430; OLEZA, J.
ro, especialmente para las personas M. DE, A propósito de la meditación del Reino de
que tienen una gran facilidad para Cristo. La composición de lugar según el método
de San Ignacio, Barcelona 1942,395-423; OLP-
la ficción, que no hay que detenerse HE-GALLIARD, M., "Compositíon de lieu", en
en ella más de lo debido, pues basta DSp II, 1321-1326; ROSENBERG, A., Die chris-
ejercer la imaginación lo suficiente tliche Bildmeditation, Kósel, München 1955;
como para fijar "físicamente" la es- THURN, H., "Bildbetrachtung", GuL 24
cena para la oración: se trata de un (1951) 454-461; WULF, FR„ "Die Bedeutung
preámbulo, aun cuando muchas der schópferischen Phantasie für die Be-
trachtung nach Ignatius von Loyola", GuL
veces para estas personas basta esto 22 (1949) 461-467; ID., "Die Wiedererobe-
para entrar en oración. rung des Bildes für die Frómmigkeit", GuL
El uso de la imaginación, y de 28 (1955) 220-222.
otros medios que la facilitan, es más
propio de los principiantes. Su im-
portancia práctica decrece poco a COMUNIDAD
poco con el ejercicio constante de la
oración. En cuanto preámbulo que
ayuda a ponerse en la presencia de
Dios a partir de un contexto imagi-
nativo que sirve de referencia para
J esús convocó y "llamo a los que
quiso para que estuvieran con Él
y para enviarlos a predicar". La c.
reunida fue desde los comienzos un
el desarrollo de la oración, la c. es
sustituida por una progresiva y es- signo de la presencia del Señor (Hch
pontánea facilidad para "estar" en 2,42.47; 4, 32-35; 5,12-16; cf. "La Vi-
la presencia de Dios al inicio de la da Fraterna en Comunidad" [VFC]
oración formal. Por esta razón cada 26). Desde la renovación que el
vez más disminuye el recurso a este Concilio Vaticano supuso para toda
medio para "entrar" en oración. la Iglesia, la Vida Religiosa se vio
Además, en la medida que se pro- redimensionada dentro de la gran
gresa en la vida espiritual normal- c. eclesial (cf. VFC 2).
mente la oración se simplifica y es El término "comunidad" es
sabido que las comunicaciones divi- muy escaso en los escritos ignacia-
nas más altas se realizan más allá no nos. Ya el P. Arrupe notaba: "no hay
363 comunidad
societatis está abierto a la comunidad como ellos" (CG 34 d9, 16; cf. d3,
de la Iglesia y a su servicio" (Arrupe, 6.9.10.19.22). Con el fin de animar y
"La misión..." 1981,114-115). Ya el P. objetivar estos deseos, la c. cuenta
Arrupe, manteniendo la afirmación con un "proyecto comunitario que
"las comunidades de la Compañía refleje sus aspiraciones a vivir de
son esencialmente apostólicas", ex- forma sencilla y solidaria y sea pe-
presó la tensión entre la koinonia y la riódica y fácilmente evaluable" (d9,
diakonia, para concluir: "no debe ser 12; cf. NC 321-323).
una unión tal que impida la necesa- 3.3.4 La sencillez y el estilo evangé-
ria dispersión apostólica ni una dis- lico. Este deseo de vivir y permane-
persión tal que destruya la unión" cer en la pobreza y sencillez de vida
(Arrupe, "La misión...", 1981, 114; tiene también su arraigo teologal en
cf. VFC 59c). la experiencia de "pequenez" y de
3.3.3 Pobreza y la libertad de los pobreza de los primeros compañe-
lazos. La vida en c. en la CJ ha parti- ros que se autoconocieron y definie-
cipado y participa de la sensibili- ron al decidir constituirse en un
dad en la Iglesia hacia los sectores "grupo" (Roma, abril-junio 1539) co-
más deprimidos de la sociedad y mo "frágiles y enfermos" {MCo I, 3-
del mundo, convirtiéndose en testi- 4); Laínez explicará más adelante
monio de esperanza en situaciones por qué la institución es, en verdad,
de dolor y de injusticia (VFC 63). La una "mínima compañía de Jesús"
c. ha de interpelar de alguna mane- (FNII, 131-132). Esta sencillez de vi-
ra la cultura en la que se inserta, da requiere que todos estén dispues-
siendo "testimonio creíble de los tos a "construir la vida de comuni-
valores contraculturales del Evan- dad, dedicándole el tiempo y las
gelio" (CG 34 d4, 28.2). La c. es un energías suficientes para crear un
lugar privilegiado para vivir con fi- clima en el que la comunicación sea
delidad la pobreza: "la vivencia co- posible y a nadie se descuide o mar-
munitaria de una pobreza compar- gine" (NC 325). La c. es así lugar de
tida es fuente de gozo, y, a su vez, reconciliación y perdón, para aque-
la unidad de corazones se robuste- llos que saben y viven que la comu-
ce por la misma comunidad de bie- nidad ideal no existe (Kolvenbach
nes". Este estilo de c. construido 1998, 285); sus miembros se saben
desde la "sencillez y la sobriedad perdonados por Dios y por eso ca-
de vida puede ser un motivo para paces de perdonar al prójimo y ex-
despertar en algunos de los que nos presarlo, incluso, comunitariamente
visitan el deseo de ser también (cf. NC 236). Este perdón y com-
compañeros de Jesús" (CG 34 d9, prensión mutuos implica el aceptar-
8); asimismo, la "hospitalidad cris- se "mutuamente como somos" y
tiana" ha de ser una nota distintiva permanecer atentos a la pregunta de
de las c. de la Compañía de Jesús, la primera comunidad de hermanos
abiertas "a los nuestros y también a "¿Qué has hecho de tu hermano?".
otros, especialmente a los religiosos Vivir en c. implica también descu-
y a nuestros colaboradores, según brir que uno por sí mismo es inca-
las costumbres de diversas regio- paz de amar plenamente y en todo
nes" (NC 327 §3). La CG subrayó momento y que el otro se me ofrece
también con satisfacción el aumen- "tal y como es", asumiendo sus "de-
to de c. que se localizan en "zonas bilidades, sus problemas, sus difi-
de pobreza y marginación [...] tra- cultades" (VFC 21), respetándose
bajando con los pobres y viviendo (ICo 11, 33), confortándose (ITes 5,
369 comunidades de solidaridad
11), amándose (Rm 12,10): "Todas la 1998, 281). Retomando con Kolven-
comunidades deben destacar, sobre bach el salmo 133, la c. ha de ser la
todo, por su fraternidad, por la sen- expresión de la vida que brota del
cillez de vida, por la misión en nom- amor entre los hermanos, alegría de
bre de la comunidad" (VFC 64; cf. poder vivir juntos, dejándose "im-
Kolvenbach 1998,287). pregnar" de la unción de Dios y de
3.3.5 Castidad y amor transparen- su Espíritu "para el servicio de la
te. En el decreto sobre "La Castidad misión de Cristo a imagen y por la
en la Compañía de Jesús" la CG 34 intercesión de Nuestra Señora"
dedica varios párrafos a la c. como (Kolvenbach 1998, 289).
plataforma de vida que favorece y
alienta la vida entregada en casti- José GARCÍA DE CASTRO, SJ
dad. Con realismo y lucidez se afir-
ma que el jesuita es "un hombre sin /* Amigos en el Señor, Comunidad de Vida
Cristiana, Comunidades de Solidaridad, Cuerpo
familia" (cf. d8, 16) y que la c. no Apostólico, Discernimiento comunitario, Fami-
puede sustituir a la familia (cf. Kol- lia, Misión, Primeros Compañeros, Superior.
venbach 1998, 283). "A través de Unión de ánimos.
muchas formas de presencia y pres-
tación mutuas, nos hacemos media- Bibl.: ARRUPE, R, "La misión, clave del ca-
risma ignaciano", en La identidad, 105-124
dores, unos a otros de la presencia (esp. 113-115); ID., "Sobre la sencillez de vi-
del Señor a quien nos consagramos da", en Ibid., 161-172; ID., "La inspiración
por el voto de castidad [...] como trinitaria del caris tria ignaciano", en Ibid.,
don apostólico, la castidad apostóli- 391-435 (esp. 429-ss) (AR XVIII [1980] 67-
ca debe llevarle a la comunión con 114); CG 32, dll; CG 34; CONGREGACIÓN PA-
sus hermanos y con las personas a RA LOS INSTITUTOS DE VIDA CONSAGRADA Y
LAS SOCIEDADES DE VIDA APOSTÓLICA, "La
las que sirve" (d8, 21); por eso la c.
Vida Fraterna en Comunidad. 'Congrega-
ha de ser el contexto donde los vit nos in unum Christi amor'" (Exhorta-
miembros se reúnan "para la ora- ción apostólica 2 de febrero de 1994); COS-
ción, el recreo y las comidas" (d8, TA, M., "Misión y Comunidad apostólica
22). La vida en c. es un constante re- en la Compañía de Jesús", Man 49 (1977)
cuerdo del paso del "yo al noso- 195-213; GARCÍA HIRSCHFELD, C, "Origen
tros", de la búsqueda de "mis cosas" de la Comunidad en la Compañía de Jesús:
una experiencia humana y espiritual en un
a la "búsqueda de las cosas de Cris- grupo de universitarios del siglo XVI",
to" (VFC 39). Cuidar la c. es cuidar Man 63 (1991) 393-410; KOLVENBACH, R H.,
del hermano y ayudarle en tiempos "En el 450 aniversario de los votos de
de dificultad y de crisis a perseverar Montmartre", en Selección 33-36 (AR XIX
en el seguimiento de "su" Señor, del [1985], 76-79); ID., "Sobre la vida comunita-
"Señor de todos". La c. de hermanos ria", AR XXII (1998) 276-289; ID., "Sobre la
que se quieren es por sí misma signo Eucaristía" (Carta del 15 de febrero de
2006); NORMAS COMPLEMENTARIAS 314-330.
en la Iglesia y ante el mundo; el vín-
culo del amor (Col 3,14) da credibili-
dad al mensaje (VFC 55).
En este sentido, la vida comu- COMUNIDADES DE
nitaria se enriquece y anima tam- SOLIDARIDAD
bién en relación con las c. vecinas,
con aquellas que le hace sentir más
de cerca su "dimensión de" y perte-
nencia a un cuerpo: "ninguna vida
E l término "Comunidad de Soli-
daridad" concita bajo una mis-
ma combinación dos conceptos ins-
comunitaria puede considerarse co- piradores de la vida cristiana:
mo una isla aislada" (Kolvenbach comunidad, con sus largas resonan-
comunidades de solidaridad 370
Nos referiremos a estos rasgos co- da por una fuerza que trabaja en fa-
mo áreas de trabajo que las c. deben vor de la solidaridad.
cuidar: Estas tres áreas sólo podrán ser
61 La vida interior: en ella se re- trabajadas impulsando la participa-
fleja con especial elocuencia que la ción y el diálogo. Son estas dos he-
c. ha hecho de la solidaridad la acti- rramientas las que generan un es-
tud básica que la identifica como pacio comunitario del que pueden
comunidad. Sólo de ese modo ten- surgir los consensos básicos y Jos
drá también capacidad para pro- compromisos personales. La parti-
yectarla hacia el exterior y conta- cipación suele asustar a los líderes
giarla. No todo es trabajo, sino de una organización, pero no pue-
renovación de la vida, nuevos valo- de lograrse una comunidad sin ella.
res, nuevos espacios de sentido. Participación y liderazgo deben al-
Una institución donde las personas canzar un equilibrio, pero ambos
que la forman no comparten visio- elementos han de estar presentes.
nes, sentido, ilusiones, amistad, ce- Así, el camino por el que una
lebración... no es una comunidad institución puede alcanzar el esta-
de solidaridad. tus de c. es: 1) la promoción de la
6.2 La actividad exterior desarro- vida interior en participación, im-
llada: si toda institución ofrece un plicación mutua y diálogo; 2) la
servicio hacia fuera, las c. deberán formulación y reorientación de su
poder expresar ese servicio en clave acción en clave de solidaridad, fo-
de solidaridad con los excluidos. mentando los lazos con otras comu-
No será lo mismo una labor de aco- nidades de solidaridad; y 3) el cui-
gida a excluidos, o una tarea educa- dado de su papel social, de tal
tiva, o gestionar una institución cer- manera que sea reconocida como
cana a la marginación, o luchar por una institución que trabaja por la
incluir determinados cambios en solidaridad.
las leyes. La actividad que desarro-
lle la c. podrá variar mucho en fun- Francisco Javier ÁLVAREZ DE LOS
ción de en qué esfera social se en- Mozos, SJ
cuentre, pero para ser c. deberá
poder mostrar la relación entre Z1 Compasión, Comunidad, Fe-justicia, Inser-
ción, Laicos, Misión, Opción preferencia! por
aquello que hace y la solidaridad los pobres, Parroquias, Pobreza.
con los últimos. Una actividad exte-
rior fundamental será la de crea- BibL: ANTONCICH, R., "San Ignacio y la
ción de lazos con otras comunida- ayuda a i o s prójimos'. Proyecciones para
los tiempos actuales", Man 64 (1992) 341-
des de solidaridad. No se trata de 356; MOLLA, D., "Espiritualidad ignaciana,
una actividad más. Si la cultura de misión obrera y marginación", Man 64
solidaridad a la que las c. aspiran (1992) 121-133; ID., "Espiritualidad ignacia-
sólo puede conseguirse en red, las na y solidaridad con los excluidos", Man
c. habrán de cultivar las relaciones 65 (1993) 1969-181.
con otras c. en su trabajo de promo-
ción de la solidaridad.
6.3 El papel social que desempe- COMUNIDAD DE VIDA
ñan: las instituciones proyectan en CRISTIANA (CVX)
su entorno una imagen. Toda c. de-
berá cuidar su presencia social de
tal manera que pueda ser reconoci- L a C. es una asociación interna-
cional pública de fieles cristia-
comunidad de vida cristiana 374
Las tres citas de los Ejercicios dado vida hasta agora"), sino la re-
son las siguientes: [Ej 63]: "[...] que cuperación ("proponiendo enmien-
sienta interno conoscimiento de da con su gracia") [Ej 61]).
mis peccados y aborrescimiento de- La repetición, que retoma to-
llos"; [Ej 104]: "[...] será aquí de- dos estos sentimientos que han sur-
mandar conocimiento interno del gido en las dos meditaciones, ha de
Señor, que por mí se ha hecho hom- culminar con el coloquio en el que
bre, para que más le ame y le siga"; se pide gracia "para que sienta in-
[Ej 233]: "[...] será aquí pedir cono- terno conocimiento de mis pecados
cimiento interno de tanto bien reci- y aborrecimiento dellos" [Ej 63],
bido, para que enteramente recono- que al parecer, no equivale ni a la
ciendo, pueda en todo amar y "vergüenza de mí mismo", ni al
servir a su divina majestad". "intenso dolor y lágrimas". Cabe
El objetivo es analizar cada una preguntarse qué es aquello que la
de las formulaciones en sus contex- repetición añade.
tos para intentar descubrir su diná- Por lo pronto, es algo que se
mica y ver a qué conducen. tiene que sentir. Y aquí se ha de ad-
La primera cita aparece en la vertir que el verbo "sentir", en Ig-
primera repetición después de dos nacio, debe ser ligado más a la sen-
meditaciones: sobre el primero, se- sibilidad que al afecto: en la
gundo y tercer pecado (el pecado anotación 2, "S. Ignacio contrapone
fuera de mí) y sobre el proceso de al "mucho saber", el "sentir y gus-
los pecados (el pecado propio). Los tar"; la culminación del día de Ejer-
tres pecados que presenta la prime- cicios es una "aplicación de senti-
ra meditación no son propios, sino dos"; y lo más llamativo, en el
el de los ángeles, el de Adán y Eva, Primer modo de orar, en la nota al
y el del que se condena por un solo punto cuarto sobre los cinco senti-
pecado. Es decir, se intenta hacer dos corporales, dice: "Quien quiere
caer en la cuenta de que el pecado imitar en el uso de sus sentidos
es algo real, que se da fuera de no- [corporales] a Christo nuestro Se-
sotros (pero que rechazamos visce- ñor o a nuestra Señora" [Ej 248]. Tal
ralmente con expresiones como vez hubiese sido más importante
"¡No le dará vergüenza!"), que sugerir esta "imitación" en el punto
coincide con lo que S. Ignacio quie- segundo ("Sobre pecados morta-
re que el ejercitante pida: "vergüen- les"), cuando alude a las siete virtu-
za y confusión de mí mismo". des a ellos contrarias [Ej 245]. S. Ig-
Una vez que se ha alcanzado nacio sabe que la culminación de
"vergüenza de mí mismo" al verse todo conocimiento se da cuando
uno implicado en una realidad de nuestra sensibilidad se incorpora.
pecado, pasa al proceso de los peca- La praxis está ligada a la pro-
dos propios, considerados como al- pia sensibilidad. Un ejemplo puede
go que realmente genera "fealdad y aclarar esto: el que acaba de apro-
malicia", y que debe provocar en bar el examen para adquirir el per-
uno mismo "crecido y intenso do- miso de conducir, en teoría, es el
lor y lágrimas" que lleven al en- momento en que más 'sabe', sin
cuentro (coloquio de misericordia) embargo, aún no sabe conducir.
agradecido con Dios (dando gra- Tendrá que pasar tiempo practican-
cias) porque no quiere la destruc- do para que su sensibilidad se in-
ción (culpabilidad) ("porque me ha corpore y sus respuestas sean las
conocimiento interno 402
correctas, hasta tal punto que si ha conocimiento para que sea "inter-
de conducir un vehículo diferente no" es que tenga que ver con la pro-
al suyo, no tendrá el menor proble- pia persona: el c. tiene que ser de
ma para adaptarse al nuevo, cosa "mis pecados", no del "pecado". La
que no sería posible el día que abstracción no puede cambiar la
aprobó el carné de conducir. sensibilidad. Este paso al cambio de
Es decir, S. Ignacio sabe que la sensibilidad está ligado a la repeti-
estabilidad de nuestros comporta- ción. Sin repetición no se puede re-
mientos en la vida depende de la estructurar la sensibilidad.
estructuración de nuestra sensibili- La segunda formulación, la de
dad. El pianista que un día se le- [Ej 104], reza como sigue: "conoci-
vanta sin ganas de interpretar nada miento interno del Señor, que por
(emotivamente no está motivado), mí se ha hecho hombre, para que
no por ello se le ha olvidado tocar más le ame y le siga". De nuevo, es
el piano. Esto quiere decir que la ac- algo que se pide, no depende del
titud que apunta a la praxis, depen- esfuerzo o voluntad de cada uno.
de más de la estructuración de la Por otro lado, el conocimiento del
propia sensibilidad que de la emo- Señor que se demanda es interno,
tividad (muy cambiante y que no se es decir, debe tener que ver con la
controla), como tampoco depende propia realidad del ejercitante, no
del interés ni del entusiasmo. es "saber" cosas sobre el Señor, sino
Esto supuesto, ahora se puede de un Señor que por mí se ha hecho
entender la formulación citada: hombre.
"que sienta interno conocimiento Hasta aquí coincide con dos de
de mis pecados y aborrecimiento las características del término c, pe-
dellos". Por aborrecimiento se en- ro falta explicar todavía cómo se in-
tiende un cambio radical en la corpora a la sensibilidad. Esta in-
orientación de nuestra sensibilidad: corporación parece estar asociada a
que lo que antes atraía, termina re- la "repetición", algo que aquí se ve
chazándose instintivamente. Algo claramente ya que esta petición
que es "aborrecido" no podrá en aparece encabezando la primera
adelante "tentar". Es decir, lo que S. contemplación de la Segunda Se-
Ignacio empieza pidiendo en este mana; dicha petición acompañará a
triple coloquio es que los senti- lo largo de dicha semana, incluidas
mientos que debieron suscitar en las "repeticiones" y las "aplicacio-
mí el pecado en sí (primera medita- nes de sentidos". Es decir, se trata
ción) y los míos propios (segunda de una petición que se repite, que
meditación) no se queden en algo abre al ejercitante a una dinámica
meramente afectivo. Es decir, ni la más que a un logro inmediato.
vergüenza y confusión, ni el dolor y Esa dinámica es para que más
lágrimas de mis pecados, por muy le ame y le siga. El "más" expresa
intenso que sea, cambiarán la vida que lo que se pretende es suscitar
si la orientación de la sensibilidad una dinámica, y para que algo se
no lo hace también. Sólo sintiendo considere dinámico ha de encerrar
un c. de mis pecados que provoque un "más". El conformismo es para-
su aborrecimiento, me abrirá a su lización. San Ignacio percibe siem-
rechazo espontáneo. pre al ser humano dinámicamente:
Un segundo dato que hay que o va "de bien en mejor subiendo"
tener en cuenta, y que acompaña al [Ej 315] o "de pecado mortal en pe-
403 conocimiento interno
cado mortal" [Ej 314], "de bien en ciones), en la que se ha de traer los
mejor o de mal en peor" [Ej 335]. La cinco sentidos, apunta a esta trans-
persona es "biografía" y por tanto formación de nuestra sensibilidad.
historia, tiempo y proceso. Es el ejercicio más pasivo. Es com-
La dinámica que debe suscitar plejo describir en qué consiste este
este c. es, por lo pronto, este "más "traer" los sentidos (que por otro
le ame". Ninguna vivencia humana lado han estado presentes desde el
es más dinámica y dinamizadora principio en la contemplación: "ver
que el amor. Un amor no abierto al las personas, oír lo que hablan, mi-
"más" está muerto. Ahora bien, el rar lo que hacen") y sobre todo
amor parece sugerirnos algo afecti- "pasarlos". Sin embargo, si se está
vo. Sin embargo, ya se aludió que de acuerdo en que el c. que pedi-
para S. Ignacio no bastan los afectos mos ha de culminar en la incorpo-
(que es lo primero que surge en ración de la sensibilidad, es eviden-
nuestra experiencia). Los senti- te que su primera presencia no
mientos de "vergüenza", "dolor y tiene nada que ver con esta culmi-
lágrimas" por los propios pecados nación. La primera presencia en la
no satisfacían a Ignacio, y pedía en contemplación, que posibilitó la
el triple coloquio de las repeticiones emotividad, no parece bastar para
un c. que llevase al aborrecimiento S. Ignacio, y están llamados a ha-
de los pecados propios. cerse presentes "los cinco sentidos"
(no únicamente la vista y el oído) y
El paso a la transformación de de una forma permanente y activa.
la sensibilidad se produce a través
Es decir el c. del Señor que pe-
de la repetición de esta petición que
dimos, de nada servirá si se reduce
estará presente en todas las con-
a un entusiasmo emotivo, sino que
templaciones, con sus repeticiones
el "para que más le ame" ha de tra-
y aplicaciones de sentidos, a lo lar-
ducirse en un mayor seguimiento o
go de toda la Segunda Semana.
en una praxis. Por tanto, no habría
La misma estructura de la peti- que decir que la aplicación de senti-
ción: el "conocimiento interno del dos necesita del c, sino lo contrario,
Señor, que por mí se ha hecho hom- el c. necesita de la "aplicación de
bre" apunta a dinamizar al que vi- sentidos" para que llegue a ser tal.
ve la experiencia de Ejercicios como La ingeniosa comparación para
persona: "para que más le ame". el alcance de la palabra "interno"
Pero, un amor que se traduce en se- añadida a "conocimiento" de que
guimiento. S. Ignacio avisa que "el "todos podríamos escribir un apó-
amor ha de ponerse más en las crifo sobre las personas que mejor
obras que en las palabras" [Ej 230]. conocemos" resulta corta. No basta
Si se trata de una petición, conocer mucho a una persona hasta
quiere decir que no es logro, sino el punto de poder escribir un cohe-
horizonte que se vislumbra como rente apócrifo. Los fariseos, según
don, pero que se concreta en tarea: muestran los Evangelios, conocían
contemplaciones, repeticiones y, so- a Jesús perfectamente: sabían cuál
bre todo, "aplicaciones de senti- podía ser su comportamiento y
dos", que se irán sucediendo e irán acertaban (por ejemplo, en Me 3, 2,
trasformando la propia sensibili- están esperando que cure al hom-
dad en la de Jesús (cf. [Ej 248]). En bre que tiene "la mano seca", y en
efecto, la aplicación de sentidos fn 8, 5 aparece que están seguros
(que viene después de dos repeti- que no va a apedrear a Ja mujer sor-
conocimiento interno 404
servirá también para dar a estas res los asuntos concretos sobre los
"más autoridad" [Co 804]. que conviene que consulten, y, una
Sobre esta base y en fidelidad a vez sentado el principio general de
toda la tradición histórica de la CJ, la conveniencia de tomar consejo
las Normas Complementarias estable- para el buen gobierno, solamente
cen que, "para hallar más fácilmen- especifican, a modo de ejemplo, al-
te la voluntad de Dios, todos los gunos en particular, como la deci-
Superiores deben tener sus Consul- sión sobre la dimisión de los miem-
tores, consultarlos con frecuencia, bros [Co 221], la aceptación de
de ordinario reunidos en consulta, Universidades [Co 441], el régimen
y recurrir a la ayuda de expertos de estudios de Jos admitidos en
cuando haya que decidir asuntos ellas [Co 460], la colación de alguna
complejos" (NC 355 §1). Y, entre los misión o tarea [Co 618]. Para mayor
medios que fomentan Ja vida co- claridad en este punto, existe un
munitaria, mencionan (NC 319) "la principio en la legislación tradicio-
consulta, en la que se solicita la opi- nal de la CJ, basado en la índole
nión de los expertos y se fomenta la institucional de su gobierno, según
activa participación de todos en la el cual, "en la Compañía no se re-
promoción y coordinación del quiere nunca el consentimiento ni
apostolado y de cuanto contribuye el consejo de los Consultores para
al bien de la comunidad". En este actuar válidamente, fuera de los
mismo contexto, ya la CG 31 (1965- casos exceptuados en el derecho;
66) había dispuesto: "Con facilidad con todo, los Superiores no obren
y frecuencia pidan consejo los Su- contra el parecer unánime de los
periores a sus hermanos y óiganlos Consultores, si no es con la aproba-
por separado o en grupo, e incluso ción de su Superior inmediato"
a todos juntos reunidos" (CG 31, (NC 355 §2). Este principio no des-
di7, 6). Un modo privilegiado de virtúa la necesidad y obligación bá-
realizar la consulta es el discerni- sica de que los Superiores se sirvan
miento espiritual en común; por lo efectivamente del consejo de sus
que, "si se trata de cosas de impor- Consultores en el gobierno. Para
tancia y, de hecho, se dan los requi- más asegurarse de ello, tanto las
sitos necesarios, es recomendable el Directrices para los Provinciales como
uso del discernimiento espiritual en las Directrices para los Superiores lo-
común, como cauce peculiarmente cales, que sustituyen actualmente a
apropiado para buscar la voluntad las antiguas Reglas de los respecti-
de Dios" (NC 151 §2), bien entendi- vos oficios, insisten claramente en
do que "en la Compañía la comuni- esa necesidad y obligación.
dad que discierne no es un cuerpo Los c, salvo el régimen espe-
deliberativo o capitular, sino única- cial para los Consejeros del Gene-
mente consultivo, cuya función, ral, son nombrados por el Superior
bien comprendida y plenamente inmediato de aquél del que son c,
aceptada, consiste en ayudar al Su- previa la información adecuada
perior, de forma que éste pueda de- (NC256).
terminar lo que debe hacerse para Por largo tiempo existieron en
mayor gloria de Dios y ayuda de la CJ sendos cuerpos de Reglas pa-
las almas" (NC 151 §3). ra los c. de Provincia y de Casa, hoy
Las Constituciones y la Fórmula abolidas, que describían bien el
del Instituto dejan a la discreción perfil del cargo y las cualidades re-
del Padre General y de los Superio- queridas en las personas llamadas a
consideración 410
dad, o quedarse fuera, empleando que Dios venga a sus queridas fun-
sus bienes en favor de los estudian- daciones de colegios para los esco-
tes de la CJ. En este último pensa- lares de la Compañía. Lo primero
miento Dios le consuela muy sensi- produce c. verdadera (es la actitud
blemente. La moción de entrar es del tercer binario de hombres [Ej
una c. más puramente racional. Ig- 155]); lo segundo puede producir
nacio asienta dos principios: 1) "pa- c, "turbia" que hay que abnegar.
ra seguir las cosas mejores y más Dos son los indicios que pue-
perfectas, suficiente moción es la de den llevar a descubrir los engaños.
la razón"; 2) El Espíritu Santo es El primero y principal es el fin al
quien enseña mejor que nadie dón- que llevan: Dios consuela hacién-
de está la verdadera c. afectiva. donos crecer en la totalidad del ser
Hay que esperar que Dios la dé "re- (cf. [Ej 331]), hacia la plenitud de la
munerando [...] la confianza que edad de Cristo, diríamos con Pablo,
en su providencia se tiene, y la re- mientras que el mal espíritu tiende
signación de sí mismo entera y ab- a destruir. La c. divina es pura en el
negación de sus propias consolaciones comienzo, en el medio y en el fin. Si
con mucho contentamiento y gusto, el "discurso de los pensamientos"
y tanto mayor abundancia de espi- acaba en algo malo, o distractivo o
ritual consolación cuanto menos se menos bueno en el plano objetivo, o
pretende [la espiritual c] y más pu- en el terreno de la interioridad deja
ramente se busca su gloria y bene- a la persona enflaquecida, inquieta,
plácito". Hay una clara corrección sin paz, sin la quietud del momento
de los sentimientos consolatorios anterior, clara señal es del mal espí-
de D. Alfonso: existe una c. racio- ritu [Ej 333]. Hay que atender al fin,
nal, es decir, motivada en razones, porque en el comienzo de su activi-
y otras c. "de la voluntad" (aquí dad el mal espíritu puede solaparse
claramente en el sentido de c. afec- en los planes y sentimientos más
tiva, sentimental). No es necesario devotos. Incluso puede entrar con
que ésta última se dé "para seguir motivo de la c. divina [Ej 332.336].
las cosas mejores y más perfectas", No es ahí advertido. Solo con el
pero es m u y de desear, e Ignacio la tiempo es posible percibir que
desea para D. Alfonso. Sólo que a arrastra consigo a la persona a ba-
veces ella no precede a la determi- se de consuelos recortados y enga-
nación y ejecución de lo sugerido ñosos.
por la c. racional, sino que se da
después, a modo de remuneración El mal espíritu suele ser repeti-
de Dios según queda dicho. Las c. tivo en sus engaños con cada perso-
más nítidas van vinculadas a la re- na. Es posible descubrir su táctica
lación directa e integral entre Dios para estar preparados en adelante
y la persona. No son tan de fiar las [Ej 334], Cómo, cuándo y dónde co-
ligadas a planes más parciales que menzó el "desvío". No esperar un
dejan a la persona la capacidad de ataque de frente y llamativo, sino
decisión. Son "sus propias consola- contar con el "poco a poco", lo no
ciones" peligrosamente abiertas a la perceptible de cada momento. En
actitud más propia del segundo bi- esa inconsciencia del sujeto está su
nario. Ignacio, sin decirlo, está que- fuerza.
riendo ayudar a D. Alfonso a dis- El segundo indicio para conocer
cernir si es él quien está yendo a engaños es algo que pertenece más
Dios, o al contrario, está queriendo finamente a la cualidad misma de la
consolación 424
15-31; PIKAZA, X., "Oficio de consolar del blemente a la dulzura del deseo di-
Resucitado, y las cuaresmas de sus segui- vino en una disposición de una
dores", SalTer 86 (1998) 209; POULLIER, L.,
"Consolation", DSp II, Beauchesne, París
simplicidad absoluta" (caps. 33 y
1953,1617-1634; Ruiz PÉREZ, K J., "El placer 34, en Obras Completas, Ciudad
en los Ejercicios espirituales ignacianos: al- Nueva, Madrid 1999, 94-95).
gunas consideraciones", Man 75 (2003) 1.2. San Bernardo (f 1153) "Pero
235-251. sí debéis saber qufe ningún espíritu
creado puede acercarse inmediata-
mente al nuestro [...] ningún ángel
CONSOLACIÓN SIN CAUSA ni ánima alguna [...] Reservemos,
PRECEDENTE por tanto, esta prerrogativa al Espí-
ritu Supremo e ilimitado, el único
que educa al ángel e instruye al
L a expresión "consolación sin
causa precedente" es original y
extraña en los escritos de Ignacio.
hombre, sin necesidad de recurrir a
nuestro oído para que le escuche-
Aparece sólo una vez en la segun- mos, ni a su boca para hablarnos.
da regla de Segunda Semana de Se infunde por sí mismo y por sí
sus "Reglas de para en alguna ma- mismo se da a conocer"; y más ade-
nera sentir y conocer [...]" de los lante, estableciendo la misma dife-
Ejercicios [Ej 330], pero no la en- rencia entre la potestad del ángel y
contramos en el resto de los escri- la del Espíritu que hace Ignacio al
comienzo de las reglas I a [Ej 329] y
tos ignacianos, incluida la enorme
2 a [Ej 330] de Segunda Semana de-
documentación del epistolario. Ig-
clara: "porque el ángel está dentro
nacio evita esta formulación inclu-
de nosotros sugiriéndonos el bien,
so en la carta a Teresa de Rejadell
no haciéndolo [...] Por el contrario,
(18 de junio de 1536) [Epp I, 99-107]
Dios está dentro de nosotros, de tal
donde explica el fenómeno pero
modo que afecta al alma, le infunde
con otras palabras. Parece que se
el bien, o, mejor, él mismo se difun-
trata de un tecnicismo que Ignacio
de en ella y la hace partícipe de sí
reserva para ese momento de los mismo" ("Sobre la Consideración",
Ejercicios. Obras Completas, II, 203).
Si bien la expresión parece ser
1.3. Santo Tomás (f 1274). En la
muy ignaciana, no así la experien-
Suma se pregunta: "¿Mueve a la vo-
cia, ya presente en otros autores.
luntad Dios solo como principio ex-
1. Antecedentes. terno?" y responde: "Ja causa de la
1.1. Diadoco de Fotice (t 486?). voluntad sólo puede ser Dios, y esto
En su obra Cien Capítulos gnósticos es claro por dos razones. La primera
leemos: "Si por un movimiento ine- porque la voluntad es una potencia
quívoco y sin imaginaciones, el al- de un alma racional, que sólo es
ma se inflama arrastrada por el causada por Dios mediante crea-
amor de Dios [...] no pensando en- ción. La segunda porque la volun-
tonces absolutamente en nada más tad está ordenada al bien universal.
que en esto, hacia lo cual es movi- Por eso ninguna otra cosa puede ser
da, hay que reconocer que es la ac- causa de la voluntad, sólo Dios mis-
ción del Espíritu Santo"; y más ade- mo, que es el bien universal" (I-II, q.
lante: "El otro [amor, que viene del 9, a, 6; y también: "Por lo tanto, Sólo
Espíritu Santo] hace arder al alma Dios puede mover la voluntad co-
con un tal amor de Dios, que todas mo agente [per modus agentis] [...]
la partes del alma son unidas inefa- Sólo es de Dios [...] él sólo puede
consolación sin causa precedente 426
inclinar nuestra voluntad hacia al- conocida como una pieza clave
go" (Contra Gentiles, III, 88). dentro del sistema espiritual de Ig-
1.4. Dionisio Cartujano (t 1471). nacio de Loyola y de sus escritos
Retoma en parte la doctrina y el sobre discernimiento. Para L. Bak-
lenguaje del Aquinate: "Es propio ker (1995, 137) son la "segunda y
de Dios actuar en la voluntad afec- octava reglas sobre la consolación
tiva superior [...] en lo más profun- sin causa precedente [...] las únicas
do de la voluntad [apicem volunta- del segundo grupo, las que consti-
tis\"; {De Discretione Spirituum, tuyen el núcleo de las reglas de dis-
273D, Opera Omnia, vol, 40, 261- creción de espíritus". Para H. D.
319); "ninguna causa creada puede, Egan (1976, 31) "un estudio de la c.
pues, actuar en la voluntad, si no es ofrece una excelente introducción
por vía de la persuasión" (DDS al horizonte místico ignaciano. La c.
300C); "Solamente es de Dios incli- no sólo constituye la base del dis-
nar la voluntad hacia algo" "por- cernimiento ignaciano, sino que
que propio es de Dios actuar inme- también domina totalmente su
diatamente en la voluntad creada y perspectiva". Para J. Gouvernaire
encenderla para lo que sea, según su (1980,11) la regla de la c. "es capital
complacencia" (DDS, 300D y A; porque nos permite recibir con se-
301A). guridad las indicaciones dadas por
Dios sin intermediario". Para K.
2.5. García Jiménez de Ckneros Rahner (1963, 140) se trata del
(f 1510). Ignacio entró en contacto "primer principio de la lógica so-
con este autor durante su etapa en brenatural", mientras que para S.
Manresa (marzo 1522-enero 1523), Arzubialde (1991, 718) la c. es "la
donde pudo leer el Compendio breve evidencia primigenia de la vida
de su Exercitatorio. E1 capítulo 28 espiritual".
lleva por título: "Como nuestro
pensamiento se levanta en Dios por 2.2. El texto: [Ej 316.330.336]. La
vivo y ardiente amor, sin algún co- definición la recoge el párrafo cita-
nocimiento del entendimiento ni de do: "Sólo es de Dios nuestro Señor
otra cosa alguna"; "la mente se le- dar consolación a la ánima sin causa
vanta en Dios sin ninguna obre del precedente, porque propio es del
entendimiento ni de ninguna otra Criador entrar, salir hacer moción en
cosa y se ayunta con él [...] tal ella trayéndola toda en amor de su
ayuntamiento y sentimiento es obra divina Majestad" y explica después
de solo Dios [...] sin exercicio de qué quiere decir "sin causa": "Digo
sin causa, sin ningún previo senti-
nuestro entendimiento [...] sintién-
miento o conocimiento de algún ob-
dolo [a su Creador y Señor] sin se-
jeto, por el cual venga a la ánima la
mejanza alguna de cosa corporal y
tal consolación mediante sus actos
entendiéndolo inexplicablemente,
de entendimiento o voluntad" [Ej
de forma que contra la manera na-
330]. A diferencia de otras experien-
tural antes es amado que entendido
cias de consolación que pueden te-
[...] porque aquí solamente obra
ner su causa en los ángeles, como
nuestro Señor Dios por sí mismo"
mediadores [Ej 329], para Ignacio se
(Exercitatorio de la vida espiritual, trata de un tipo peculiar de comuni-
Montserrat 1965, 256, 258). carse Dios, y "sólo Dios", con el ser
2. Reflexión Teológica. humano (Criador con la criatura) de
2.1. Importancia. Esta regla que modo in-mediato, esto es, no media-
recoge la experiencia de la c. es re- do, sin que preceda nada mensura-
427 consolación sin causa precedente
: na"; experiencia que "trae todo amor / Consolación, Discernimiento, Elección, Ejer-
f del Señor"; "abriendo nuestra ánima cicios, Espíritus, Experiencia de Dios, Sentir.
. hablando dentro de ella", "sin ruido
Bibl.: ARZUBIALDE, S., Ejercicios, 707-719;
¿ ; alguno de voces", "alzándola toda a BAKKER, L., Libertad y experiencia. Historia de
|t- su divino amor", que reflejan un cla- la redacción de las reglas de discreción de espí-
* ro paralelismo con el párrafo [Ej 330] ritus en Ignacio de Loyola, M-ST, Bilbao-San-
1^ de los Ejercicios Espirituales. En estas tander 1995; EGAN, H. DV The Spiritual
* formulaciones puede subyacer una Exercises and the Ignatian Mystical Horizon,
IJS, St. Louis 1976, 31-65; GARCÍA DE CAS-
í: influencia de la Imitación de Cristo de TRO, J., El Dios Emergente. Sobre la consola-
Tomás de Kempis: "Cómo la verdad ción sin causa precedente, M-ST, Bilbao-San-
habla dentro del alma sin sonido de tander, 2001; ID., "Dios, dador y don: la
palabras", "mas callando Tú, no en- consolación sin causa precedente", Man 75
cienden el corazón" y, más adelante, (2003) 37-50; GIL, D., La consolación sin cau-
sa precedente. Estudio hermenéutico-teológico
en boca de Jesús: "Yo enseño sin rui- sobre los nn. 330 y 336 de los Ejercicios Espiri-
do de palabras" (Imitación, III, cap. 2 tuales de San Ignacio, PUG, Roma 1971; ID.,
y 43). En la carta, Ignacio previene a "Algunas reflexiones sobre la consolación
Teresa acerca del segundo tiempo, el sin causa", Man 41 (1969) 39-64; ID., "Algu-
que sigue a la consolación, donde nas reflexiones sobre la consolación sin
causa" (II), Man 41 (1969) 121-140; GOUVER-
"es menester más advertencia que NAIRE, } . , Quand Dieu entre a l'improviste.
en todas las otras cosas", porque L'énigme ignatienne de la "consolation sans
"después de la tal consolación o es- cause", DDB, Paris 1980; MENDIBOURE, BV
piración, como el ánima queda gozo- "La consolation sans cause precedente",
sa, allégase el enemigo todo debajo Christus 33 (1986) 71-384; RAHNER, K., "La
lógica del conocimiento existencial en San
de alegría y de buen color, para ha- Ignacio de Loyola", en Lo dinámico en la
cernos añadir lo que hemos sentido Iglesia, Herder, Barcelona 1963, 93-181;
de Dios N. S., para hacernos desor- SAMPAIO, A., LOS tiempos de elección en los Di-
denar y en todo desconcertar". rectorios de Ejercicios, M-ST, Bilbao-Santan-
der 2004, 265-287; TONER, J., A Commentary
Es interesante comprobar la au- on Saint Ignatius' Rules for the Discernment
sencia del comentario de la c. en los o/Spirits, IJS, Saint Louis 1982, 291-313.
Directorios de Ejercicios. Al plantear,
por ejemplo, el tema de la elección
los autores pasan directamente al
comentario del segundo tiempo de CONSOLAR (MINISTERIO de)
elección, por discernimiento de con-
solaciones o desolaciones [Ej 176] o
al tercero, en tiempo tranquilo [Ej
177], pero sin hacer mención del pri-
1 . Introducción. El influjo del Ro-
manticismo puede dificultar
nuestra comprensión de esta voz.
mero, el que, en principio, podría Así, por ejemplo, se ha dicho que la
guardar cierta relación con la Con- mejor filosofía sería falsa si no pre-
solación sin causa precedente. El Di- tendiese consolar al hombre de sus
rectorio de Polanco es ilustrativo: "y lamentaciones (H. D. Thoreau, Win-
declarando brevemente el primero ter Memories 1.1-8), que c. es el mi-
[tiempo de elección] pasará al 2o, a nisterio de los poetas, "quienes [...]
saber, que se averigüe la voluntad sustentan el pensamiento con ideas
y la imaginación con imágenes ca-
de Dios acerca de- lo que debe deli-
paces para sacar a los hombres de
berar, por la experiencia de consola-
este mundo de maíz y dinero, y
ciones y desolaciones" (D20,161).
consolarlos por la escasez de cada
José GARCÍA DE CASTRO, SJ día" (R. W. Emerson, "The Mystic",
429 consolar (ministerio de)
por tanto, una esperanza funda- tud de la cruz, viéndola así sola y
mentada, donde las consolaciones con tanta Vitoria entre tanta more-
son mayores que el temor a la ría" (MXav I, 122). Sobre las peque-
muerte. Siguiendo el ejemplo de S. ñas cruces, aquella gran cruz donde
Pablo, el ministro del c. vive las tri- ya no está el crucificado simboliza-
bulaciones como ocasión para rea- ba la esperanza de Francisco Javier
vivar la gratitud y renovar su obla- y le daba fuerzas renovadas para su
ción y deseo de un mayor servicio misión. Consistente con esta mira-
de Dios. da fija sobre el horizonte de la con-
3.3. Consolar en el horizonte de la solación del más allá, Francisco Ja-
consolación eterna. El ministerio de c. vier se acuerda de P. Fabro y los
está íntimamente asociado con la difuntos de la Compañía que ya
muerte propia y de los demás. Ante "reinan en el cielo", con el resucita-
la muerte, uno prueba su fe. Ni Ra- do en el Reino de Dios (MXav I,
quel en el AT, ni María en el NT 394; comparar con Ibid. I, 470-473;
pueden ser consoladas sino por II, 160).
Dios (Jer 31,15; Jn 11,31). Teológica- 3.4. Consolar y caridad. A la luz
mente, el ministerio de c. está car- de la fe escatológica y la esperanza
gado de significado escatológico- en que todos somos llamados a la
salvífico. En último término, la Consolación del espíritu, se com-
Consolación es el efecto que el hori- prende mejor la dimensión caritati-
zonte de la visto Del abre ante el va del c. como ministerio apostóli-
hombre. Francisco Javier afirma: co. Lo expresa la Fórmula del
"Es tanta pena vivir sin veros, des- Instituto. Comienza afirmando que
pués que tanto os comunicáis inte- la CJ nació para un apostolado "por
riormente a las criaturas" (MXav I, medio de predicaciones públicas,
7). T. M. Lucas ha reconocido el po- lecciones, y todo otro ministerio de
der consolador y fortificador que, la palabra de Dios, de ejercicios es-
consecuentemente, poseen las imá- pirituales y de la educación en el
genes en la fe católica y ha iniciado cristianismo de los niños e ignoran-
el estudio de cómo los jesuítas apo- tes", y concluye: "y de la consola-
yaron esta "visión" (Lucas 2003, 3- ción espiritual de los fieles cristia-
16; cf. [Au 10]). Por antonomasia, c. nos, oyendo sus confesiones, y
es el ministerio del Hijo de Dios, administrándoles los demás sacra-
que ve constantemente al Padre. mentos" ([F50 3] en MCo I, 376).
Para consolar a los allegados de al- Nadal nos ha dejado un comentario
gún difunto, Ignacio escribe en va- a este pasaje: estos ministerios "no
rias ocasiones [Epp I, 71-73.274; III, deben ser orientados a obtener el
13-15.219-220, etc.]). Javier refiere solo fruto necesario, sino que debe-
cómo los cristianos en la udad de mos esforzarnos de tal manera que
Milinde eran enterrados entre los primero busquemos lo que es nece-
moros y las pequeñas cruces de sario para la salvación de las almas,
aquellos cementerios testimonia- y que sin embargo no quedemos
ban silenciosamente la resurrec- contentos sino pretendiendo [ade-
ción: "Junto con esta ciudad hicie- más] la perfección y consolación de
ron los portugueses una cruz las almas" (MNad V, 862). El viejo
grande de piedra, dorada, muy her- texto de F39 incluía, además, un
mosa. En verla, Dios nuestro Señor fragmento que luego quedó supri-
sabe cuánta consolación recibimos, mido. Aquel fragmento nos ayuda
conociendo cuan grande es la vir- ahora a conocer la inspiración de
consolar (ministerio de) 432
J
este ministerio: "según nuestra vo- te (Lynn 1996, 177) o las calamida-
cación, tenemos que estar frecuen- des. Silvestre Landino, por ejemplo,
temente ocupados, aparte de otros se sirvió de los sacramentos de la
oficios indispensables, en consolar reconciliación y la eucaristía para c.
a los enfermos de cuerpo y alma a la población de Magrato, afligida
durante gran parte del día e incluso por la terrible tempestad que había
de la noche" ([F39 6] en MCo 1,16). dejado sin árboles ni viñas la co-
3.5. Consolar ¿a quién? Los pri- marca en 1546, una catástrofe que
meros jesuitas solían emplearse a acarrearía hasta cuatro años de
fondo en los hospitales y en las cár- grandes privaciones (Chron I, 233).
celes. En estos lugares, c. significa- 3.7. Consolados en la tribulación.
ba predicar y confesar frecuente- En efecto, la tensión en que el cris-
mente a los incurables, no fuera tiano vive no es indiferente a la in-
que la muerte los sorprendiera. Asi tensidad de la consolación. Javier
actuaron Laínez en el hospital de reconoce consolado que él sigue
Santiago en Ñapóles y C. Helmio y llegando ileso "cuando de cuatro
A. Galvanello en Venecia (cf. Chron navios los dos se salvan" y, por
II, 168.212). En las cárceles, el mi- ello, alcanzar puerto es un gran lo-
nisterio consistía en redimir con li- gro (MXav II, 12). Ante el hecho de
mosnas a los presos por endeuda- la muerte de los próximos, Javier
miento. Muchos enfermaban y vive su propia vida como un don
hasta morían por las malas condi- cada vez que Dios le saca de un
ciones de las prisiones. Lamenta- nuevo peligro. Cada vez, muestra
blemente, algunos jesuitas como el su gratitud y confianza con el es-
belga H. Julián fallecieron en el ser- fuerzo recrecido por servir a Dios.
vicio a estas poblaciones desconso- Diríamos que renueva la oblación
ladas (cf. Chron II, 37, 231). de sus votos y no esconde su vida
3.6. Consolar sacerdotalmente. La ante la inminencia de una muerte
F39 concebía una CJ que se ocupa- entre gentiles.
ba del ministerio de c. el cuerpo (de
3.8. Palabras consoladoras. Al c.
los enfermos) y el ministerio de c. el
vicario propio de los sacramentos
ánima (sacramentos). En analogía
se debe añadir el c. por la palabra,
con el ministerio del Hijo de Dios,
sea "por presencia", o "por carta".
bautizar a los no cristianos y espe-
Sólo el regreso del amigo consuela
cialmente a los niños, y confesar y
dar la comunión a los ya bautiza- por la pérdida de su presencia. Ja-
dos, funcionaban como viático has- vier visita a sus compañeros despi-
ta la Consolación eterna (cf. [Au diéndolos y consolándolos antes
79.83.95]). Si bien los jesuitas no de partir al Japón (Chron I, 452). La
fueron los primeros en concebir la palabra y (presencia) consoladora
trascendencia de c, sí fueron los contribuye a sostener a quien la es-
primeros en querer proporcionarla cucha y le anima a perseverar has-
mediante la confesión (Maryks ta que llegue la consolación. Esta
2004, 227). En consonancia con el promesa de consolación puede
carisma expresado mediante la For- convertirse ella misma en ministe-
mula, los jesuitas practicaron sus rio, como sucede con quien da los
ministerios espirituales como mi- Ejercicios.
nisterios para c. de amenazas carac- 3.8.1. Polanco registró cómo las
terísticas de aquel siglo. Amenazas predicaciones de A. Araoz, R Fabro,
de muerte fulminante como la pes- D. Laínez, respectivamente, conso-
433 consolar (ministerio de)
lar que las c. dan a la tensión clásica ciente ("es menester" [Co 812], "de-
de la espiritualidad. Se ha esquema- be procurarse" [Co 813.814], "mu-
tizado mediante el adagio "sic Deo cho ayudará" [Co 815], "importará"
fide, quasi rerum successus omnis a [Co 816], "será también de suma im-
te, nihil a Deo penderet; ita tamen portancia" [Co 817], etc.).
iis operam omnem admove, quasi La espiritualidad de las c. se
tu nihil, Deus omnia solus sit factu- desarrolla por el solapamiento de
rus". Las c. armonizan la tensión estos dos órdenes de medios. Según
entre el orden natural y el orden so- una analogía, el fin netamente espi-
brenatural de modo ideológico y ritual de la "conservación" y "au-
pragmático. Bajo diversas modula- mento" de la CJ, de su espíritu, de
ciones, es posible localizar aquí la "lo que [Cristo, Dios y Señor nues-
matriz de otras tensiones por las tro] se dignó comenzar", de su
que se ha criticado a la CJ en la his- "buen ser", en fin, se edifica sobre
toria. Ejemplos donde repercute es- la "conservación" de la salud, fuer-
ta tensión los tenemos en temas co- zas y cuerpo -res extensa- de los in-
mo la obediencia representada, el dividuos y su "pasar adelante"; so-
laxismo moral, el modelo propio de bre la conservación de las cosas
pobreza o el modo de defender la fe exteriores, como los colegios, y "su
y promover la justicia. Las c. resuel- administración"; sobre la conserva-
ven estas tensiones introduciendo la ción de la puridad de la pobreza, y
distinción de una doble aproxima- el "estrecharla" aún más.
ción al único fin. Un primer orden
"según la intención" mantiene el fin Los medios según el orden de
espiritual en el horizonte perma- la ejecución ejemplifican lo que
nentemente; las c. lo aceptan dog- queremos decir. En el Examen de
máticamente. Después, en función candidatos, las c. presentan inme-
del mismo, introducen los medios diatamente los tres votos religiosos
espirituales. Un segundo orden "se- y el voto particular para ir donde-
gún la ejecución" constituye, sin quiera que el Papa les envíe [Co
embargo, el pacto con la realidad 3.5] como el horizonte final. El pro-
natural. Este orden nace del conoci- ceso de formación que a partir de
miento experiencial y se ocupa de entonces comienza, sin embargo,
los medios prácticos. Dispone éstos constituye una triple formación
comenzando por lo particular y que tiene por objeto las virtudes
avanzando hacia lo general, comen- sólidas (Parte III), la formación aca-
zando por lo que concierne al indi- démica en humanidades-teología
viduo y hasta lo que concierne al (Parte IV) y la formación de la afec-
cuerpo, desde lo menos hasta lo tividad (Parte V). Consecuentes
más perfecto. Tal orden rige la arti- con la indiferencia del PF de los
culación y progresión de las Partes Ejercicios, las c. disponen toda una
I-IX (cf. Infra). Por el contrario, el pedagogía para consolidarla. Más
marco para estas nueve partes (Pro- allá de la oblación de una elección,
emio y Parte X) presenta e ilustra esta mistagogía apunta a la obla-
respectivamente la organización te- ción de la persona entera en la ce-
leológica de los medios. Lo refleja su remonia de la profesión religiosa.
ascética particular o los verbos de 4. Una antropología ecléctica: la
las oraciones principales en (cf. [Co acción como servicio. Como ya queda
812-817]). La acción ha sido ordena- dicho, el principio de cooperación
da según un tono imperativo decre- con la gracia enmarca el diseño de
439 Constituciones
1 . La oración de contemplación. La
búsqueda de Dios ha movilizado
a hombres y mujeres en todos los
contemplarlo y amarlo.
En el cristianismo, la c. ha cre-
cido, como es lógico, muy unida a
tiempos y culturas. Para salir de sí la consideración de la humanidad
mismos y elevarse hasta Él, los de Cristo, confesada como el acceso
orantes se han servido de instru- revelado a Dios. Sin perder su sen-
mentos y medios diferentes, y han tido trinitario, la oración de c. se ha
puesto, de este modo, en marcha centrado en la persona de Jesús,
una multitud de técnicas y formas presentada en los relatos evangéli-
diferentes de oración. La aspiración cos. Contemplar es, para el cristia-
a contemplar ya en esta vida la glo- no, "mirar y considerar" las dife-
ria de Dios se ha revelado como un rentes escenas de la vida de Jesús
camino fecundo, teñido de conno- transmitidas por los Evangelios.
taciones especulativas, morales y Ello ha significado, cada vez
sobre todo afectivas. más, una relación estrecha y directa
Uno de los lenguajes utilizados entre la oración de c. y la imitación
para expresar la inmediatez desea- de la persona de Jesús. Se contem-
da de Dios ha sido la apelación ex- pla su vida para amarle y para imi-
plícita a los sentidos corporales tarle más. Imposible ya pensar en
(ver, oir, tocar, sentir y gustar), si una c. sin evocar y aceptar las con-
bien, con una lectura obviamente secuencias prácticas que ella sugie-
alegórica cuando se les pone como re en la vida cotidiana del cristiano.
objeto la divinidad. Se habla enton- Imposible también pretender el se-
ces de los sentidos espirituales, pa- guimiento a Cristo sin alimentarse
ra evitar interpretaciones indebi- de aquella historia contemplada.
das. Para la forma de orar que los En esta dialéctica se ha movido y se
utiliza está consagrado el término mueve, con los matices propios de
//
contemplación ,, . cada escuela de espiritualidad, la
Los sentidos corporales son oración contemplativa.
también los instrumentos exteriores 2. La contemplación en Ejercicios.
de la afectividad (mirar, escuchar, La c. es, junto con el discernimiento,
abrazar, acariciar y besar), y por la base fundamental de los Ejercicios
eso, resultan igualmente válidos ignacianos. Ambos elementos se
contemplación 446
aquel que nos da, que habita, que más "ofrecen y dan a la su divina
trabaja y labora por la salvación de majestad" [Ej 234].
los humanos.
Michael J. BUCKLEY, SJ
La transición del cuarto punto,
de las acciones de Dios a la realidad
de Dios en sí mismo, un desplaza- /* Amor, Cardoner, Contemplación, Contem-
plativo en la Acción, Cuarta Semana, Mística
miento hecho posible porque todas
ignaciana, Placer, Todo, Tomad Señor y recibid.
las cosas son no sólo dones suyos,
santos y providenciales, sino partici- Bibl.: BUCKLEY, M. J., "The Contemplation
pación de su naturaleza. El último to Attain Love," The Way Sup 24 (1975) 93-
paso del conocimiento interior es 104; FAGAN, G., "Contemplation to Attain
llegar al interior de Dios: llegar, pero Love: AParadigm for Apostolic Prayer/' RR
no asir; percibir, pero no compren- 60/2 (2001) 152-161; GANSS, G., The Spiritual
Exercises of Saint Ignatius. A Translation and
der. Esta transición en la visión corre
Commentary, IJS, Saint Louis 1992; GARCÍA
paralela con la transición en la afec- RODRÍGUEZ, J. A., "Mi Padre trabaja siem-
tividad y el amor. En los puntos an- pre'. El trabajo de Dios por mí en la contem-
teriores, el enfoque estaba en Dios, plación para alcanzar amor", Man 68 (1996)
que es tan bueno conmigo. Ahora el 47-60; GUERRERO, R, "Tara que yo entera-
enfoque está en Dios, que es bon- mente reconosciendo' (Una contemplación
dad, justicia, piedad, compasión. teilhardiana para alcanzar amor)", Man 66
Hace eso porque eso es lo que es. En (1994) 191-200; GUIBERT, J. DE, The Jesuits:
los puntos anteriores, el amor podía Their Spiritual Doctrine and Practice, IJS-Lo-
identificarse con la gratitud que se yola University Press, Chicago 1964; IGLE-
producía "con tanta razón y justicia" SIAS, I., "La contemplación para alcanzar
amor en la dinámica de los Ejercicios Espiri-
[Ej 234]. Ahora el amor de los huma-
tuales", Man 59 (1987) 373-387; IPARRAGUI-
nos es en mucho mayor grado el go- RRE, L, Lineas directivas de los ejercicios igna-
zo -amor en su realización- simple- cianos, Mensajero, Bilbao 1949; IVENS, M.,
mente en lo que Dios es. Understanding the Spiritual Exercises, More-
4. Conclusión. El gozo es la reali- house Group, Londres 2000,169-178; KRÓLI-
zación del amor, es decir, el amor KOWSKI, W., Contemplación para alcázar
cuando se posee al que es amado, amor". 11 suo posto e senso negli Esercizi spiri-
tuali. Prospettive attuali, PUG, Roma 2005;
igual que el deseo o la nostalgia es el
LERA, J. Ma, "La Contemplación para alcan-
amor cuando no hay posesión o ésta zar amor: el Pentecostés ignaciano", Man 63
es inadecuada. La dinámica de la (1991) 163-190; ID., "Influjos patrísticos en la
CAÁ puede exponerse muy sencilla- contemplación para alcanzar amor de los
mente: en último término Dios no Ejercicios de San Ignacio", en Las Puentes de
debe ser amado porque Dios es bue- los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Sim-
no conmigo, aunque esta gratitud se posio Internacional (Loyola 15-19 setiembre
evoca en un ejercicio tras otro. Dios 1997) (PLAZAOLA, J. ed.) Mensajero-Univer-
debe ser amado finalmente por la sidad de Deusto, Bilbao 1998,207-222; MUE-
bondad o justicia que es en sí mismo. LLER, J., "The Suscipe Revisited," RR 53
En la Cuarta Semana de los Ejercicios, (1994) 534-543; PETERS, W. A. M.f The Spiri-
tual Exercises of St. Ignatius, Exposition and
al ejercitante se le identifica por pri- Interpretation, CIS, Roma 1978; RAHNER, K.,
mera vez como amigo de Cristo [Ej "Contemplación para alcanzar Amor" en
224]. El amor consiste en este inter- Meditaciones sobre los Ejercicios de San Ignacio,
cambio de conocimiento personal, y Herder, Barcelona 1971, 258-265; VÁZQUEZ
la CAÁ alcanza su objetivo en la en- MORO, U., A contemplacao para alcancar amor,
trega del amor perfecto -el amor de Edicpes Loyola, Sao Paulo 2005; WARNKE,
Dios por lo que Dios es. Y es en ese O., "The Contemplation to Attain Divine
amor donde los ejercitantes una vez Love", The Way Sup 58 (1987) 74-85.
457 contemplativo en la acción
en principio, no puede vivir sin ella. presión del amor de Dios y dones
Además, los individuos reciben gra- de los que el ser humano ha de ser-
cia y salvación a través de la comu- virse para alabar a Dios y servir al
nidad de la Iglesia que, como cuerpo prójimo [Ej 23]. Pero no sólo las
místico de Cristo ya antes de su criaturas proceden "de Dios", sino
constitución, está salvada y ha reci- que también el propio Dios se hu-
bido la gracia; sin embargo, vivien- milla en su amor para habitar en
do la responsabilidad mutua y la ellas [Ej 235]. Este amor de Dios in-
contribución activa a la santificación vita al ser humano a descubrir la
de otros, los mismos individuos tie- creación como lugar de encuentro
nen que concretar esta comunidad con él y alimentarla a través de la
de salvación y hacer que otros la acción activa por y en su Dios.
puedan experimentar. En el esfuer- Aún más profundamente que
zo por la santificación de los próji- en los dones de la creación, Ignacio
mos, Cristo vive no sólo el amor al reconoció el amor del Dios trinitario
prójimo, sino también la mayor con- en la encarnación del Hijo (cf. [Au
sumación del amor de Dios cuando, 29; Ej 101-109]): en Jesucristo, Dios
en actitud de servicio, se entrega a se inclina hacia la humanidad perdi-
los planes de Dios para contribuir da para liberarla de su pecado y lle-
como instrumento suyo a su obra de varla de nuevo al amor del Padre.
salvación en el mundo. Ignacio no veía esta "acción" de
3.2 Sus fundamentos y repercusio- Dios sólo como algo que debe ser
nes teológicos. El contemplativus in ac- una y otra vez objeto de su "oración
tione es fácilmente malinterpretado contemplativa", sino que la sentía
si se considera sólo una fórmula sobre todo como invitación y misión
aislada y no se entiende e interpreta a la misma acción, o más exactamen-
realmente a partir de la imagen de te: a implicarse en la obra salvadora
Dios y de la relación de Ignacio con de Jesús. Las experiencias de Manre-
Él. No sólo es una descripción de su sa le hicieron descubrir el significa-
oración, sino también la expresión do de la "acción apostólica" en la
de toda su relación con Dios, que que ha de realizarse el amor a Dios y
alcanzó su carácter definitivo en la a los seres humanos y a la que, por
visión del Cardoner. Hasta aquellas tanto, hay que subordinar todo lo de
visiones espirituales que se le pre- más. La posición de preeminencia
sentaron en Manresa, Ignacio esta- de la actio está fundada en la rela-
ba aún en la estela de la tradición ción de Ignacio con Cristo.
espiritual precedente y buscaba la La profunda admiración inter-
perfección en la oración contempla- na por el hecho de que Jesucristo se
tiva, para la que debían disponerle abandonó y se humilló hasta la
sus severos ejercicios de penitencia. muerte en la cruz y por amor a no-
La profunda experiencia de la Trini- sotros se hizo instrumento de salva-
dad y las otras visiones teológicas ción en manos del Padre movió a
dieron a su vida y su oración una Ignacio a pedir un amor así, peti-
dirección totalmente nueva y le ción que fue escuchada de la mane-
convirtieron en un instrumento en ra más clara en la visión de La Stor-
manos de Dios. ta, cuando el Padre le dio por
El conocimiento de que "hay compañero al Hijo que lleva la cruz
que encontrar a Dios en todas las [Au 96]. Este amor que se deja to-
cosas" refleja la nueva óptica de la mar incondicionalmente para im-
creación: las cosas creadas son ex- plicarse en la salvación de todos los
463 contemplativo en la acción
tisfacción; por último, indica acep- que se quiere ayudar para se ins-
tación o conformidad. En los tres truir y para llegar hasta cierto grado
sentidos es utilizado en los escritos de contentar su alma, se puede dar
ignacianos. Como sustantivo, apa- el examen particular..." [Ej 18]. Este
rece diecinueve veces en las Consti- mismo sentido de armonía y agra-
tuciones y ocho veces como verbo, y do aparece como signo de un dis-
dos veces en el Diario espiritual. cernimiento bien hecho. Así, en el
Además, aparece ocho veces bajo la Examen de las Constituciones se dice
variable de contentamiento, seis de que, si conviene, hay que diferir el
ellas en el Diario, cinco como sinó- tiempo de la probación "hasta en
nimo de "alegría" (cf. [De 81.124. tanto que todas las partes [el candi-
140.155.222]) y una como "acepta- dato y la Compañía] sean contentas
ción" [De 383]. y satisfechas en el Señor nuestro"
1. Contento como sinónimo de ale- [Co 100]. Este quedar c. es más que
gría. Es uno de los términos que apa- simplemente satisfecho. Importante
rece en el primer discernimiento que es también la explicitación "en el
hizo S. Ignacio en el lecho de Loyola. Señor nuestro", porque no se trata
Fue su resonancia lo que le permitió de alcanzar un acuerdo o un pacto
darse cuenta de que unos pensa- entre las dos partes, sino de un dis-
mientos venían de Dios y otros no: cernimiento. Con tales palabras
cuando se imaginaba haciendo ás- acaba el apartado del Examen: el
peras penitencias, se consolaba mu- candidato, "siendo así enteramente
cho con tales pensamientos, y no só- contento de todo lo que está dicho
lo mientras estaba en ellos, sino en el Señor nuestro, podrá ser ins-
"aun después de dejados, quedaba truido y examinado de lo demás
contento y alegre" [Au 8]; en cam- por algunos de los exámenes dichos
bio, "cuando pensaba aquello del o todos ellos, según pareciere más
mundo, se deleitaba mucho; mas conveniente; porque todas las par-
cuando después cansado lo dejaba, tes sean contentas y satisfechas, en
hallábase seco y descontento" [Au todo procediendo con mayor clari-
8]. Aparece, pues, junto con la ale- dad; siendo todas las cosas guiadas
gría, como una de las características y ordenadas para mayor servicio y
de la consolación. Por el contrario, el alabanza de Dios nuestro Señor"
"descontento" es una insatisfacción, [Co 133]. El contentamiento es un
una zozobra, un desagrado respecto criterio de discernimiento para es-
del estado en el que uno se encuen- cuchar las mociones ante una deci-
tra (D4 3). Estamos ante la polaridad sión. Así, no sería justo enviar fuera
ignaciana fundamental de la conso- de la CJ a un candidato que, entran-
lación / desolación: alegría / tristeza, do sano, se enfermara estando en el
contento/descontento, gusto/se- servicio de la Compañía: "Si no es
quedad. Polaridad que es esencial contento él mismo, no sería justo
en el proceso de todo discernimien- enviarle fuera de la Compañía por
to cristiano. sola tal causa" [Co 213]. Nótese que
esta atención a que haya contento
2. Contento como satisfacción. El "de todas partes" se trata de una
segundo significado es simplemen- unanimidad que es fruto de la ac-
te el de agrado. Con este sentido ción del Espíritu.
aparece en la decimoctava anota-
ción, a propósito de las adaptacio- 3. Contento como aceptación y
nes de los Ejercicios según las cir- conformidad. Donde el c. adquiere
cunstancias y disposición. Así, "al una mayor densidad espiritual es
467 contrición
"crecido e intenso dolor y lágrimas rriendo por todas las criaturas, có-
de mis pecados" [Ej 55], colocando mo me han alejado en vida y con-
así al hombre pecador en el contex- servado en ella; los ángeles, como
to universal del pecado y sugirien- sean cuchillo de la justicia divina,
do comparaciones para suscitar la cómo me han sufrido y guardado y
humildad y llegar hasta 'Ver mi co- rogado por mí; los santos, cómo
rrupción y fealdad corpórea" [Ej han sido en interceder y rogar por
58]. E Ignacio va más allá: propone mí; y los cielos, sol, luna, estrellas y
que nos veamos "como una llaga y elementos, frutos, aves, peces y ani-
postema de donde han salido tan- males; y la tierra, cómo no se ha
tos pecados y tantas maldades y abierto para sorberme, criando
ponzoña tan turpísima" [Ej 58]. Se nuevos infiernos para siempre pe-
trata de tomar conciencia de uno nar en ellos" [Ej 60].
mismo con un realismo tal que uno 4. Ea contrición sobre el trasfondo
sienta todo su propio mal, hasta el de la misericordia de Dios. En medio
punto de no poder resistir más "pa- de este proceso de purificación, Ig-
ra que sienta interno conocimiento nacio sitúa un coloquio con Cristo
de mis pecados y aborrecimiento presente y en cruz [Ej 53]. Luego,
de ellos [...] para que sienta el de- desde la cruz, orienta la mirada "so-
sorden de mis operaciones, para bre mí": "lo que he hecho por Cris-
que, aborreciendo, me enmiende y to, lo que hago por Cristo, lo que
me ordene [...] pedir conocimiento debo hacer por Cristo". E invita a
del mundo, para que, aborreciendo, razonar "viéndole tal, y a sí colgado
aparte de mí las cosas mundanas y en la cruz, discurrir por lo que se
vanas" [Ej 63]. ofreciere" [Ej 53]. No se trata de un
3. Ea contrición como oración. Si simple razonar; se trata, de nuevo,
esto ocurre en el marco de una ora- de una relación intensa de afecto y
ción, no es una reflexión sobre una rica de pensamiento: "El coloquio se
norma para comprender nuestra hace, propiamente hablando, así co-
ineptitud, sino más bien se trata de mo un amigo habla a otro, o un sier-
descubrir el pecado allí donde teo- vo a su señor: cuándo pidiendo al-
lógicamente hay que colocarlo, es guna gracia, cuándo culpándose
decir, en la relación con Dios y por por algún mal hecho, cuándo comu-
consiguiente con los demás, con el nicando sus cosas y queriendo con-
mundo y con uno mismo. Ignacio sejo en ellas" [Ej 54].
habla de "coloquios" con la Virgen, La comprensión de uno mismo
con el Hijo y con el Padre directa- como pecador acontece, entonces,
mente [Ej 63]. sobre el trasfondo del misterio pas-
Esta manera de orar y contem- cual, acontecimiento central de la
plar el propio estado de pecado ha- salvación. El fundamento sigue
ce ver la sima que hay entre mi ser siendo la misericordia, la fidelidad
y el Señor [Ej 59], pero al mismo de Dios como concreción de su
tempo me hace descubrir con amor para con el hombre. El dolor
asombro que, a pesar de todo, Dios que me produce la contemplación
se sigue relacionando conmigo. Y de mi pecado, acompañado por el
no sólo, sino que también cuida de disgusto hacia el pecado mismo y
mí por medio de toda la creación. por la firme determinación de recha-
Por lo tanto, sintiendo el propio pe- zo a ese tipo de vida, no es ajeno, ni
cado, se llega a la "exclamación ad- está separado del dolor que brota de
mirative con crecido afecto, discu- la contemplación de mi Señor y Sal-
contrición 470
Podemos notar que Ignacio saca su dida con Dios a través del Verbo, la
forma de conversar de sus modos Palabra, Ignacio comienza a hablar
de orar y viceversa, pues se da una de Dios con personas deseosas de
estrecha interrelación, propia del aprovecharse en el espíritu. El pri-
Contemplativo en la Acción. "Ver a mer paso de esta c. es encontrar al
Dios en todas las cosas: también en Dios que busca; luego, comunicar
la palabra verdadera, necesaria y re- al Dios que encuentra. Así, desde
verente" [Ej 38-39] (cf. Kolvenbach Montserrat y Manresa acude a un
1999,22). Los "coloquios" están des- confesor, y empieza a recibir a algu-
critos con la terminología de la rela- nas personas que lo buscan para oír
ción personal con los otros, "como su palabra. Luego, será él mismo
un amigo habla a su amigo [...] co- quien buscará personas espirituales
municando sus cosas y queriendo para tratar con ellas, para aliviar
consejo en ellas". Por último, pide sus escrúpulos, o clarificar el espíri-
que se haga una contemplación del tu que lo conducía. Finalmente, ha-
"oír lo que hablan" unas personas y ce sus primeras armas en el dar los
otras, desde la Trinidad hasta los Ejercicios leves a un grupo de muje-
más grandes pecadores y "reflectir res devotas (cf. [Au 17.21ss]).
después, para sacar provecho de sus
palabras" [Ej 107]. Esta contempla- 3. El Padre Ignacio, Maestro de la
ción capacita a la persona que con- conversación espiritual. Las reglas "pa-
templa para la relación con el Otro y ra conversar en Ejercicios" entre "el
con los otros, para su c. con ellos, pa- que los da" y "el que los recibe" se
ra la acción apostólica, basado todo traducen a la pluralidad de un grupo
en el amor, porque "el amor se ha de de "amigos en el Señor", el cuerpo
poner más en las obras que en las apostólico de la Compañía. "El pere-
palabras". grino", ya desde que hizo sus prime-
ros ensayos fracasados de constituir
2.1.3 Una íntima conversación con un grupo apostólico permanente
la Trinidad: el Diario espiritual La c. (Alcalá, Salamanca), definía todo su
con la Trinidad permea todo el itine- apostolado como una "conversación
rario ignaciano de Loyola a Roma, espiritual". En Salamanca define así
donde cristaliza con su Diario místi- el apostolado que hace con sus pri-
co y se trasluce de modo notable en meros compañeros: "Nosotros [...]
la c. con el prójimo. Este diálogo no predicamos, sino con algunos fa-
místico está presente, expresa u
miliarmente hablamos de las cosas
ocultamente tanto en el Diario espiri-
de Dios" [Au 65]. De paso, define él
tual como en la Autobiografía, en los
mismo qué entiende por "conversa-
Ejercicios Espirituales y en las Consti-
ción espiritual".
tuciones. Él, por medio de Jesús (co-
mo intercesor) pregunta a la Trini- 3.1 De la conversación privada a
dad sobre la pobreza de las iglesias la conversación en Compañía:
de la CJ y las Personas divinas le res- 3.1.1 Las Constituciones. "... Se-
ponden con una señal hasta dejarlo gún nuestra vocación, conversamos
en paz, aunque no siempre. Ignacio con todos los prójimos...", "de mo-
habla a y de la Trinidad que colorea- do que según nuestra profesión, de
rá su c. de modo que "ni después de la tal conversación no nos podamos
comer podía dejar de hablar sino en excusar" [Epp I, 336]. Estas frases
la Santísima Trinidad" [Au 28]. de Ignacio, tomadas de sus cartas,
Preparado así lenta y progresi- sintetizan admirablemente la mi-
vamente, confiado en una c. apren- sión apostólica de la Compañía. El
conversación 476
demos dejar de conversar, hay que ir muestra evidente del profundo co-
bien dispuestos para ello. Hablar nocimiento humano y de las finas
poco, con consideración y afecto, es- observaciones psicológicas y espiri-
pecialmente en las materias concilia- tuales de su autor. Podemos reco-
res. Oír mucho, examinando bien al nocer en ellas muchas normas y
interlocutor para ver si es mejor ha- anotaciones de los Ejercicios tras-
blar o callar. Cuando se hable de puestas al dominio de las relaciones
materias discutibles, adoptar razo- humanas con un fin espiritual y al
nes por parte y parte, sin inclinarse, servicio de la Iglesia. Para la misión
procurando satisfacer al interlocu- de Trento, a Ignacio le preocupa
tor. No citar autores especialmente más la labor "de pasillo" y los mi-
notables si no es en cosas muy cla- nisterios con los pobres que las al-
ras, adaptándose a todos y no deján- tas definiciones dogmáticas. Esta
dose apasionar por ninguno. Si lo labor debían alternarla los padres
que trata es tan claro que no se pue- enviados con los trabajos concilia-
de callar, dar humildemente su pa- res. Ellos cumplieron muy bien este
recer, dejando abierto el camino pa- modo de proceder dado por el Ge-
ra algún juicio más autorizado. Al neral; por eso podía escribir Igna-
tratar de materias de virtudes ad- cio: "De los Padres de Trento tene-
quiridas o infusas, hacerlo sin prisa. mos letras a menudo; y aunque se
2) Para ayudar a las ánimas: para ma- va con espacio no poco en las cosas
yor gloria divina, predicar, confesar, del Concilio, no se deja pasar el
leer y enseñar a los jóvenes, visitan- tiempo sin fruto en conversaciones
do a los pobres en los hospitales, ex- espirituales con prelados y perso-
hortando a los prójimos según el nas principales" [Epp IV, 187].
propio talento, para que todos oren Muchas de estas observaciones
por el Concilio. Dar Ejercicios (a to- de profunda penetración psicológi-
dos, los de la de Primera Semana) y ca del Maestro Ignacio, han sido re-
otros coloquios, examinando bien lo cogidas, analizadas y populariza-
que se dice. Exhortar a la confesión, das por los psicólogos y consejeros
comunión y misa frecuentes, a hacer pastorales de estos últimos tiempos
los Ejercicios y a otras obras pías. (Rogers; Nahoum; Muchielli; Hos-
Así como en la definición de mate- tie, etc.). Además de estos admira-
rias conciliares hay que hablar poco, bles principios de relaciones huma-
así a los otros, ayuda hablarles más nas, el Fundador dejó consignadas
largo, claramente y con afecto. 3) Pa- otras instrucciones y reglas donde
ra más ayudarnos: Por la noche, reu- completa este "manual para con-
nirse para conversar sobre lo realiza- versar" (cf. [Epp I, 733-734; II, 542-
do durante el día y programar lo 550.715-716.717-721; IV, 301-302.
que sigue. En las cosas para elegir, 408-414.456-458]; Reg. S. I., 240, 301;
decidirlo por votación. Cada noche, n° 8, 336; n° 2, 417; n° 1, 423, etc.).
debe uno pedir que le digan lo que Allí podemos encontrar otras acer-
ha hecho mal, sin replicar nada a no tadas normas para el camino: rela-
ser que se le pregunte. Luego el otro, ciones entre sí y con el prójimo; re-
y el último, para ayudarse con cari- laciones con la cabeza y con el
dad y buen ejemplo. De mañana, cuerpo de la CJ [Epp III, 549]; re-
hacer propósitos y examinarse dos cuerdos para el P. Luis González;
veces cada día. acerca de los pueblos; acerca de su
Estas reglas de c, además del persona, etc. Finalmente, muchas
espíritu que las anima, son una de las cartas son "conversaciones
conversación 480
sentir grandes consolaciones espiri- cho con el pecado (cf. [Ej 45-54]).
tuales. Emprendió la dirección espi- Después de los Tres Pecados, se me-
ritual de otros, y como consecuencia dita sobre la propia pecaminosidad
de estas y posteriores experiencias [Ej 55-61] como preludio a la confe-
de c. continua en sí y en otros, co- sión y renuncia de todo apego peca-
menzaron a surgir los Ejercicios Espi- minoso latente que pudieran torcer
rituales (cf. [Au 18-26]). la elección [Ej 44]. Claramente, Ig-
2. Los Ejercicios presuponen nacio no quería que los convertidos,
que uno ha experimentado ya una ya fuesen iniciales o continuos, con-
c. cristiana inicial, pero ofrecen una frontasen sus propios pecados hasta
fórmula para profundizar en el pro- que hubieran alcanzado una autén-
ceso de conversión. Por lo tanto, tica convicción de la misericordia de
proveen una clave importante para Dios revelada en Jesucristo.
entender cómo la espiritualidad ig- La Segunda Semana, que nos
naciana concibe la c. continua. La acerca a una elección, comienza
elección reside en el punto central con una meditación sobre el lla-
de los Ejercicios. La elección tipifica mamiento de un Rey terrenal y so-
una opción mayor, transformadora bre el llamamiento de Cristo. Esta
de la vida, como sería el tomar una meditación comienza a comprobar
decisión vocacional, o el disponer la preparación del ejercitante para
una gran herencia (cf. [Ej 170-174]). proceder a la elección. En ella, el
Los Ejercicios ofrecen métodos de ejercitante pide la gracia de la ge-
oración para discernir cómo nos lla- nerosidad, puesto que en la elec-
ma Dios a una elección de este tipo. ción se elige, no entre lo bueno y
Gran parte de los Ejercicios con- lo malo, sino entre lo bueno y lo
siste en contemplar los ministerios mejor [Ej 91-98.335]. Si el ejercitan-
de la vida de Cristo, pero Ignacio te no recibe la gracia de la genero-
los interrumpió con meditaciones sidad, se ve privado de una condi-
de su propia creación que aportan ción necesaria para hacer una
una importante percepción del di- elección, y el retiro finaliza. Esta
namismo de la c. continua, tal como primera meditación de la Segunda
la entendía él. En la Primera Sema- Semana deja claro que Ignacio
na uno se arrepiente de todos los considera la generosidad en el ser-
apegos pecaminosos que puedan vicio de Cristo como condición
impedirnos responder al llama- fundamental para avanzar en la c.
miento divino al hacer la elección. continua a través de una vida de
Claramente, para Ignacio, la c. con- dedicado servicio.
tinua busca profundizar el arrepen- Mientras se contempla la En-
timiento que se experimenta en la c. carnación, la infancia y los comien-
inicial. La Primera Semana comien- zos de la vida de Jesús [Ej 101-134],
za con una mediación sobre los Tres el ejercitante recibe, con la ayuda de
Pecados. Se nos pide contemplar lo un director, luz sobre las opciones
que significaría que Dios respondie- realistas entre las que la tendrá que
ra a nuestra pecaminosidad con es- moverse la elección. Una vez alcan-
tricta justicia retributiva. Sin embar- zada la necesaria claridad, el ejerci-
go, el coloquio que concluye la tante comienza a contemplar la ma-
meditación, le coloca a uno al pie de nera como Jesús respondió a su
la cruz y se le hace reconocer la mi- propia vocación en los misterios de
sericordia y compasión con la que su ministerio público (cf. [Ej 261-
Dios en la Encarnación trata de he- 312]).
483 conversión
1, 7-9), todo ello reforzado por las ¿Tiene fuerza especial una
palabras interpretativas de Jesús en verdad tan rica bíblica y teoL. f e a -
la Última Cena unidas al pacto ru- mente, tratándose de los Ejercicios
bricado con la sangre derramada en ignacianos? Nuestra respuesta es
su muerte (Me 14, 24par); (Hb 9,15- absolutamente afirmativa. La en-
22; 10, 29; 13, 20); y el agua o la vida trega suprema de Jesús a la volun-
verdadera (Jn 3, 5; 4, 7-15; 7, 37-39; tad del Padre, hecha de obediencia
Ap 7, 17.21, 6.22, 1-17). Dicho de filial (cf. Jn 4, 34; 5, 19-30; 14, 9-10)
otro modo, del costado de Cristo, con total y misteriosa toma de
de su corazón, brotó la Eucaristía, conciencia a lo largo de toda su vi-
pacto de sangre, y el Bautismo, da (Jn 8, 28; 17,4; Mt 26, 42par; Hb
agua de salvación, convertido todo 5,8; 10, 5-10), que en el costado
ello en vida por el Espíritu Santo; abierto alcanza su cumbre huma-
espíritu, sangre y agua, que al ser no-divina, es exactamente lo que
uno (ljn 5, 8b), significan aquí la se considera, rememora y contem-
Iglesia con sus sacramentos y so- pla bajo la guía del Espíritu Santo
breabundancia de salvación. (Jn 14, 26) a lo largo de veinte días
Desde otro punto de vista, to- de Ejercicios que preceden a la
do lo dicho encuentra una clara contemplación de este misterio
confirmación en Joseph Ratzinger "hecho en la Cruz" [Ej 297]: miste-
(2001, 207), que escribe en su Intro- rio único, el de la Encarnación a la
ducción al cristianismo: "El detalle Cruz (cf. [Ej 101-109; 116]), o Cris-
del costado traspasado por la lanza to como misterio, metodológica-
no es para Juan sólo la escena cum- mente dividido para la contempla-
bre de la cruz, sino de toda la histo- ción en misterios parciales (cf. [Ej
ria de Jesús. Ahora, cuando esa lan- 161-312]); acomodación al ser hu-
zada ha acabado con su vida, su mano que no puede abarcar si-
existencia es radical apertura, es multáneamente todo el misterio;
completamente 'para'. Jesús ya no misterio, insistimos, cuya asimila-
es un individuo, es el 'Adán' de cu- ción va creciendo (Me 4, 27b) al
yo costado nace Eva, la nueva hu- tiempo que fecunda rememorati-
manidad. La palabra costado, (pleu- vamente el corazón del ejercitante
ra, que casi siempre se traduce [Ej 130].
incorrectamente por 'costilla') revi- Momento éste para recordar
ve en toda su profundidad la esce- con Pascal "la verdad y verdades
na de Gn 2, 21ss, en la que Eva es del corazón", y para afirmar sin ro-
formada de la costilla de Adán, deos que la preparación ignaciana,
simbolizado gráficamente su per- al presentarnos la contemplación
petua referencia y su unidad en la de este misterio llega al máximum
nueva humanidad. El costado en Ejercicios Espirituales, cuando
abierto del nuevo Adán repite el se hacen exactamente. No conoce-
misterio creador del "costado abier- mos método de lectura, meditación
to" del varón, es el comienzo de ni contemplación de la vida de
una nueva y definitiva comunidad Cristo y de su amor al hombre que
humana. Sus símbolos son la san- resista un parangón con la de Igna-
gre y el agua, con los que Juan alu- cio de Loyola en cuanto que el mé-
de a los principales sacramentos todo ignaciano, además de "univer-
cristianos, Bautismo y Eucaristía, y salizable" o aplicable a todo ser
por ellos a la Iglesia signo de la humano bien dispuesto, apunta al
nueva comunidad humana". nervio central del NT (Jn 3, 16-20;
Corazón de Jesús 488
Rom 8,32; Ef 1, 4-8; 3,3) y ha sido lor de Cristo Nuestro Señor") [Ej
autentificado por miles y miles de 206]-, expresa modos de unión con
hombres y mujeres que a lo largo Cristo delicadamente desinteresa-
de casi cinco siglos han hecho los dos y literalmente paulinos, pero
Ejercicios completos. Se comprue- de hecho provocados por el Espíri-
ba, pues, como verdadera, la afir- tu Santo (Jn 14, 26), cuando se repi-
mación de Kolvenbach ya referida, te fielmente la experiencia de Igna-
a saber, que la devoción al C. está cio. La experiencia de Ignacio,
profundamente ligada a los Ejerci- sencillo fiel cristiano, creyente y en-
cios Espirituales de S. Ignacio. tregado, no especialista en Pablo,
L2.3 Reparación. Otro rasgo ori- pero sí sometido a la acción del
ginal de las revelaciones de Paray mismo Espíritu Santo.
se cifra en la reparación, y hasta ha- En la Tercera Semana se man-
ce hincapié en ella con acentos con- tiene la frase del "hacer por Cristo"
solatorios muy subjetivos. Prescin- [Ej 53.95.98.197] pero se invita tam-
diendo de matices, creemos que bién al ejercitante a considerar lo
pueden distinguirse dos formas de que debe "padecer por él" (cf. [Ej
reparación: una, de entrega radical- 197]; [Ej 95.98] etc). La materia de
mente personal al Señor, ya men- los coloquios se amplía y personali-
cionada en cuanto vinculada a los za hacia niveles de mayor profun-
Ejercicios, y otra, que podemos lla- didad "según que me hallo, según
marla directamente apostólica. Am- que deseo, según que quiero" [Ej
bas entroncan perfectamente con la 199], siempre con total respeto al
espiritualidad ignaciana. ejercitante. Todo lo cual se sitúa no
Por lo que toca a la primera, los tanto en la lógica de la cabeza cuan-
Ejercicios Espirituales, por su mis- to en la del corazón, según el dicho
ma naturaleza -silencio, reposo, ra- de S. Agustín: "da amantem et sen-
tos prolongados de oración- fo- tit quod dico" (S. Aug. In loann. 6,
mentan esa fina interioridad, de la 45-59. Tract. 26: PL 35,1608,4).
mejor ley, manifestada en la rela- ¿Recomienda Ignacio consolar
ción íntima del ejercitante con su activamente a su Señor como lo ha-
Señor, sumamente afín a la propia cen algunos devotos del C. después
de los grandes devotos del Corazón de Paray? Tal práctica ni se reco-
de Cristo. No es raro constatar en mienda ni se excluye en Ejercicios Es-
los ejercitantes toques personalísi- pirituales, se facilita. Porque, por un
mos que les van transformando lado, la solución del enigma crux in-
cuando contemplan prolongada- terpretum (Schweizer 1987), que con-
mente escenas de la vida de Jesu- siste en determinar lo que falta a las
cristo; tonos y modulaciones que aflicciones de Cristo y en completar
crecen de forma variada una vez ese llamado por Pablo "déficit" (Col
superado el climax de la elección, y 1, 24), no corresponde a escuela al-
se intensifican cuando se pasa a los guna de espiritualidad; mas, por
misterios de la Pasión, con el fruto otro, Ignacio no limita la calidad de
positivo de mayor unión con el la comunicación entre Cristo su-
mismo Señor sufriente. La petición friente y el ejercitante que se comu-
de la Tercera Semana, repetida y nica y le habla "como un amigo ha-
constante [Ej 103], reflejada en las bla a otro" [Ej 54.199], sino que deja
preposiciones "con", "por", "de conscientemente abierta cierta inde-
Cristo" -esta última, "de", con sen- terminación, para que cada cual
tido causal ("dolerme de tanto do- adapte su respuesta a lo que el Se-
489 Corazón de Jesús
ras canónicas [Ej 355], no quiso que sabido dar una interpretación equi-
en la CJ existiese la obligación del librada de las dos formas de recitar
coro. Ya en la primera Bula de 1540 las horas canónicas.
se dice que "todos los compañeros
que sean presbíteros [...] estarán José MARTÍNEZ DE LA ESCALERA, SJ
obligados a rezar el oficio divino de
la Iglesia, cada uno en privado y en Z1 Fórmula del Instituto, Instituto, Liturgia,
Modo de proceder, Privilegios.
particular y no en común" (en la
Bula de 1550 se añadió "o en coro"). Bibl.: Fuentes: FN I, 829; II, 337; MCo I,
Esta norma pasó a las Constituciones 438; II, 756.790; Epp VIII, 68; XII, 618; Epp
[Co 586-587]. Lo que se excluye pro- Mixtae III, 479; V, 114; MBor III, 825; MNad
piamente es la obligación del oficio IV, 165-181; V, 479; Scholia 162-168; Institu-
tum SI, 575; RIBADENEIRA, P. DE, De ratione
coral, no la celebración, incluso Instituti SI, 86-101. Secundaria: ASTRAIN,
cantada, en ciertas solemnidades, A., Historia de la Compañía de Jesús en la
como maitines de Navidad, oficios asistencia de España, Madrid 1905, II, 32-36
de Semana Santa, misas solemnes, y 316-321; CULLEY, TH. D./ MCNASPY, C. ].,
etc.; o una recitación vesperal en un "Music and the Early Jesuits", AHSI 40
(1971) 213-245; GORDON, I., "Manuscripta
tono "devoto, suave y simple". Las
iuridica de non usu chori en SI", Periódica
CC GG 1 (1558) y 2 (1565) ratifica- 48 (1959) 417-422; ID., "Argumentatio de
ron estas normas. non usu chori in SI", Periódica 52 (1963)
Esta innovación ignaciana cho- 175-210; PUENTE, L. DE LA, Tratado de la per-
fección. Estado eclesiástico, Valladolid 1616,
caba frontalmente con las opiniones I, trat. III (De la perfección en el ministerio de
de los grandes teólogos del mo- rezar, o cantar las horas canónicas); SALMÓN,
mento. Domingo de Soto juzgaba P, Voffice divin, Paris 1959; SCADUTO, M.,
que si alguna Religión (nueva) pres- Storia della Compagnia di Gesú in Italia.
cindía de esta obligación coral, L'época di Giacomo Laynez, Roma 1974.
"apenas merecería el nombre de re-
ligión, porque carecería de su máxi-
mo esplendor" (De Iustitia et lure, 1.
CORRECCIÓN
X, q.5, a.3). De hecho, fue una de las
dificultades que retardaron la apro-
bación por Paulo IV; y aun después,
fue revocada por dos papas. La or-
den de Paulo IV (1558) de rezar el
L a c. es un instrumento que la
CJ utiliza para corregir los de-
fectos de las personas y asimismo
Oficio en común estuvo en vigor ayudar a vivir las normas del Ins-
once meses; cuando falleció el pon- tituto teniendo en cuenta las cir-
tífice, varios canonistas juzgaron cunstancias personales y buscan-
que había sido un precepto particu- do siempre el bien universal y
lar, no revocatorio de las bulas an- particular de los miembros de la
teriores, y por lo mismo cesaba ipso Compañía. El fin propio del corre-
jacto. Pío V (1568) renovó la imposi- gir es, por tanto, el bien común y
ción, dejando exentos a los escola- el progreso humano y espiritual
res y admitiendo una mínima pre- de quien recibe la corrección.
sencia de la comunidad. Con esta La tarea de corregir según las
ocasión compuso el P. Nadal su tra- Constituciones corresponde a los su-
tado De professione et choro. Grego- periores y a los que ocupan su lu-
rio XIV revocó la orden de Pío V gar. El modo de llevarlo a cabo está
por la bula Ex seáis apostolicae de recogido de un modo claro e inspi-
1575. Pero los grandes autores espi- rador en las Constituciones cuando
rituales jesuitas (cf. La Puente) han se habla de la figura del General:
corrección 494
"Con esto sepa mezclar de tal ma- Todos los sujetos de la CJ han
nera la rectitud y severidad necesa- de ser corregidos. "Urjan, por tan-
ria con la benignidad y mansedum- to, la disciplina religiosa con pa-
bre, que ni se deje flectar de lo que ternal firmeza y avisen y corrijan,
juzgare más agradar a Dios nuestro si es necesario, a los que la descui-
Señor, ni deje de tener la compasión dan o quebrantan, incluso a suje-
que conviene a sus hijos. En mane- tos antiguos y beneméritos y a los
ra que aun los reprendidos o casti- mismos Superiores, si no cumplen
gados reconozcan que procede rec- con su oficio" (NC 350, §3). Ade-
tamente en el Señor nuestro y con más se insiste en utilizar la c. fra-
caridad en lo que hace, bien que terna de los que están en forma-
contra su gusto fuese según el hom- ción (NC 77, §4).
bre inferior'7 [Co 727]. Asimismo las
La c. fraterna se puede realizar
Constituciones nos proponen algu-
en conversación personal o cuando
nos medios concretos para realizar
se reúne la comunidad, pero es im-
las correcciones: "En las correccio-
portante que se den las circunstan-
nes, aunque la discreción particular
cias espirituales adecuadas (NC
pueda mudar esta orden, es de ad-
236). En los Ejercicios Espirituales, S.
vertir que primero se amonesten
Ignacio dice en su célebre Presu-
con amor y con dulzura los que fal-
puesto [Ej 22]: "para que, bien en-
tan; segundo, con amor y cómo se
confundan con vergüenza; tercero, tendiéndola [la proposición], se sal-
con amor y con temor de ellos" [Co ve [la persona]". Y en ese mismo
270]. número nos recuerda que toda per-
sona tiene que estar más dispuesta
En el NT se pueden destacar a salvar la proposición del prójimo
dos textos que nos hablan del modo que a condenarla.
de realizar la c. fraterna. En el Evan-
gelio de Mateo se ve con claridad el La c. de los defectos en la CJ se
orden en el que hay que proceder, ha realizado generalmente con pe-
así como los pasos que hay que se- nitencias, pero el derecho propio
guir para llevarla a cabo. "Si tu her- no excluye que se apliquen penas
mano te ofende, ve y amonéstalo, tú canónicas (Manual Jurídico Práctico
y él a solas. Si no te hace caso, hazte SJ, MJP, 254-255). Sin embargo, an-
acompañar de uno o dos, para que tes de aplicar las penas hay que
el asunto se resuelva por dos o tres agotar todos los recursos de c. fra-
testigos. Si no les hace caso, informa terna, solicitud fraterna u otros
a la comunidad. Y si no hace caso a medios de la solicitud pastoral se-
la comunidad considéralo un paga- gún el canon 1341: "Sólo cuando
no o un recaudador" (Mí 18,15-17). haya visto que la que la corrección
Además en la carta de Pablo a los Ca- fraterna, la reprensión u otros me-
latas se aporta un matiz complemen- dios de la solicitud pastoral no
tario, es decir, la obligación de la c. bastan para reparar el escándalo,
fraterna y comunitaria, hecha siem- restablecer la justicia y conseguir
pre amablemente: "Hermanos, si al- la enmienda del reo".
guien es sorprendido en un delito, Las penas canónicas las impo-
vosotros, los espirituales, corregidlo ne y declara el superior según la
con modestia. Pero vigílate tú, no costumbre o el derecho propio, ex-
vayas a ser tentado tú también. Lle- ceptuada la excomunión que está
vad las cargas de los otros y así cum- reservada al Padre General (MJP
pliréis la ley de Cristo" (Ga 6,1-5). 393). Por otra parte, los superiores y
495 cosa
los confesores jesuitas a los que los jor" [Epp 1,180]. Se usa para indicar
Superiores Mayores se lo han con- una enumeración: "De Araoz deseo
cedido, pueden remitir esas penas tres cosas principales" [Epp I, 422].
canónicas (MJP 411.429). Se puede tratar de todo lo que toca
alguna situación: "quien informará
Juan José ETXEBERRIA, SJ
allá de todas cosas a larga y mucho
más en particular" [Epp I, 222].
Z1 Amor, Compasión, Dimisión, Discreta cari-
tas, Gobierno, Informes. Muy frecuentes son sobre todo
las expresiones "todas c." y "todas
Bibl.: MENDIBOURE, B., '"Corriger avec las c", que en el Epistolario aparecen
amour' (Ex 22)", Christus 32 (1985) 485-497.
163 veces. Se usa la palabra c. tam-
bién con muchos otros adjetivos. Por
ejemplo, entre los que se contienen
COSA en Epp I, algunos son: "divinas",
"criadas", "más sacadas de expe-
riencia y conversación interna que
E l término "cosa" en castellano o
en italiano se encuentra en sin-
gular exactamente 2.820 veces en el
de fuera de aquella", "muy impor-
tante al bien de esta Compañía, y
Epistolario y 225 veces entre los Ejer- consecuentemente de todos próji-
cicios Espirituales, el Diario espiritual, mos, y honra y gloria divina", "espi-
las Constituciones y la Autobiografía. rituales y corporales", "interiores y
El plural en castellano ("cosas") se exteriores", "adherentes a la salud
encuentra 2.242 veces en las Cartas y de las ánimas", "buenas o indiferen-
377 veces en las otras obras ignacia- tes", "justas y honestas", "fáciles y
nas citadas. El plural en italiano (co- sabrosas", "convenientes", "ni difí-
se) aparece 2.119 veces en las Cartas ciles ni muy desabridas", "contem-
y quince veces en la Autobiografía. pladas e imaginadas", "mundanas o
Sinónimos pueden considerar- necesarias a esta vida", "públicas de
se "asunto", "negocio", "obra", estado y otras seglares", "afrontosas
"oportunidad"; "alguna c." = "al- y trabajosas", "por mí pasadas".
go" o "un poco", "ninguna c." = De vez en cuando se determina
"nada"; "todas [las] c." = "todo", c. o "cosas" con un genitivo: "de
"otra c. = otro". Dios nuestro Señor", "de su mayor
La palabra c. representa cual- servicio", "de la universidad", "de
quier realidad en el cielo ("cuanto la Compañía", "de guerras", "de su
con la consideración y amor de las conciencia", "de edificación", "de
cosas celestes más conversare en el pobres estudiantes". Se encuentra
cielo" [Epp III, 121]; "las cosas que también la expresión "cosas..." pa-
para siempre nos han de durar" ra alabar a Dios nuestro Señor.
[Epp 1,80]), y en la tierra, y en ésta se Para la espiritualidad ignacia-
puede tratar de c. buenas o malas, na es sobre todo típica una expre-
así como especialmente de lo que sión que hace ver que no existe un
uno considera como perteneciendo sector religioso de la realidad, sino
a sí mismo: "así nosotros podemos que todas las c. tienen que ver con
ad bonum alabar o conformar con Dios como su creador: "a quien
uno cerca alguna cosa particular plega por la su infinita y suma
buena, disimulando en las otras co- bondad os aumente siempre en
sas que malas tiene, y ganando su amarle en todas cosas, poniendo,
amor hacemos nuestras cosas me- no en parte, mas en todo, todo
cosa 496
P Contemplación para Alcanzar Amor, en- primer caso, Ignacio pone de relie-
carnación, Mundo, Principio y Fundamento, ve un profundo toque personal y
Todo. existencial ante el Dios C. y Señor
de todo, que no es sólo en abstracto
el que todo lo ha hecho o todo lo
domina, sino que es en concreto el
CREADOR Creador y Señor del que practica los
Ejercicios o del miembro de la CJ,
timo [Co 156]; a él entregan su alma bre la haz de la tierra puede amar
en la muerte [Epp I, 407]; de su ma- en sí, sino en el Criador de todas
no se reciben todas las cosas y en ellas" [Ej 316] ".. .apartando, quanto
concreto la salud y la enfermedad es posible, de sí el amor de todas las
[Co 272], en la mano del Creador y criaturas, por ponerle en el Criador
Señor está el dar a cada uno mucho dellas, a Él en todas amando y a to-
o poco [Epp I, 278]. Por ello no hay das en Él" [Co 288]. En la desolación
que gloriarse en uno mismo, sino espiritual por el contrario el alma se
en el Creador y Señor [Epp I, 296]. sentirá como separada de su Cria-
En particular según el libro de dor y Señor [Ej 317]. Llevar a todos
los Ejercicios Espirituales el "Criador al conocimiento y amor de su C. y
y Señor" se comunica y se relaciona Señor ha de ser el objeto de la predi-
directamente con el hombre para cación [Epp I, 388].
dar a conocer su voluntad sin nece- En la mayoría de los casos en
sidad de la intervención de interme- que se habla del "Criador" o del
diarios humanos: "...más conve- "Criador y Señor" S. Ignacio parece
niente y mucho mejor es, buscando tener presente al Dios uno y trino,
la divina voluntad, que el mismo sin ulteriores precisiones. Se habla
Criador y Señor se comunique a la del Creador y de Dios nuestro Se-
su ánima devota abrazándola en su ñor como expresiones equivalentes:
amor y alabanza [...]. De manera "Aunque la suma Sapiencia y Bon-
que el que los da [los Ejercicios] no dad de Dios nuestro Criador y Se-
se decante ni se incline a la una par- ñor es la que ha de conservar y regir
te ni a la otra; mas estando en me- y llevar adelante..." [Co 134] (cf. [Ej
dio como un peso, deje inmediate 39; Co 137]). San Ignacio contempla
obrar al Criador con la criatura a la también la acción de Dios en las
Criatura con su Criador y Señor" criaturas, sin precisar más, en la
[Ej 15]. A este Criador y Señor se CAÁ [Ej 234-237]. Nada hay de ex-
acercará tanto más el hombre cuan- traño en ello. La c, según la teología
to más se aparte de todo lo que le más corriente en la época de S. Igna-
rodea en su vida cotidiana [Ej 20]. cio, es una obra común de las tres
Dios puede dar a conocer su volun- personas, el Padre el Hijo y el Espí-
tad a la criatura porque, en tanto ritu Santo. Los tres son un solo Dios
que creador y Señor de todo, puede y un solo c. de todo, del mundo y
entrar en el alma cuando y como del hombre. San Ignacio se hace ex-
quiere: "Sólo es de Dios nuestro Se- plícito eco de esta doctrina: "En el
ñor dar consolación a la ánima sin nombre del Padre, del Hijo y del Es-
causa precedente, porque es propio píritu Santo, un solo mi Dios y mi
del Criador entrar, salir, hacer mo- Creador" [Epp III, 303]. No parece
ción en ella, trayéndola toda en que en aquella época se insistiera
amor de la su divina majestad" [Ej mucho en la acción diferenciada de
370]. Es esta presencia de Dios C. en las tres divinas personas en la obra
el alma la que causa la consolación común, como por el contrario acae-
espiritual, el amor de Dios y de las cía en la teología de los primeros si-
cosas creadas en Dios: "Llamo con- glos de la Iglesia (Concilio II de
solación quando en el alma se causa Constantinopla 553, DH 421).
alguna moción interior, con la qual Pero hay una serie de casos en
viene la ánima a inflamarse en amor los que las denominaciones de
de su Criador y Señor, y consequen- "Criador", o "Criador y Señor" se
ter quando ninguna cosa criada so- aplican especialmente a Jesucristo, el
499 Creador
Hijo de Dios que por nosotros se ha 51]. Por ello se puede decir que el
hecho hombre. El NT nos habla de la Creador y Señor ha sido crucificado
c. de todo por Dios Padre mediante "...para servir en todo a su Criador
Jesucristo (ICor 8,2; Col 1,15-17; Heb y Señor crucificado por ellos" [Co
1,2; Jn 1,3.10). San Ignacio no parece 66]. Quien entra en la CJ debe estar
hacer referencia directa a estos tex- dispuesto a sufrir injurias y afren-
tos, ya que Jesús aparece como "Cre- tas "por desear parecer e imitar en
ador", sin ulteriores matices, y no alguna manera a nuestro Criador y
encontramos explícitamente el moti- Señor Jesús Cristo, vistiéndose de
vo de la c. "mediante" Cristo. Pero es su vestidura y librea, pues la vistió
indudable la base bíblica remota de Él por nuestro mayor provecho es-
estas expresiones. En los Ejercicios piritual" [Co 101]. Así como se ha
Espirituales se encuentran algunos de buscar en todo la gloria y ala-
ejemplos significativos. El primero banza de Dios, nuestro C. y Señor,
de ellos se halla en el coloquio de la [Co 137.305], igualmente se ha de
primera meditación de los pecados: procurar "el deseo de toda perfec-
"Imaginando a Cristo nuestro Señor ción y de que mayor gloria y ala-
delante y puesto en cruz, hacer un banza de Cristo nuestro Criador y
coloquio, cómo de Criador es venido Señor se siga" [Co 602].
a hacerse hombre, y de vida eterna a
muerte temporal, y así a morir por También en las Deliberaciones
mis pecados" [Ej 53]. De manera se- sobre la pobreza aparece Jesús encar-
mejante en las adiciones para la nado como C. y Señor a quien hay
Cuarta Semana aparece una expre- que seguir e imitar: "...asimilando
sión todavía más llamativa: "...en y viendo al Hijo de la Virgen, nues-
cuanto el ánima piensa o coniecta tro Criador y Señor, tanto pobre y
que la puede ayudar, para se gozar en tantas adversidades", también
en su Criador y Redentor" [Ej 229]; allí mismo: "tomamos por cabeza al
expresión que evidentemente se ha mismo Jesús, nuestro Criador y Se-
de relacionar con la petición de la ñor" (MCo I, 337).
misma Cuarta Semana, "...pedir Igualmente en las cartas, don-
gracia para me alegrar y gozar in- de en algunas ocasiones se habla de
tensamente de tanta gloria y gozo de Jesús como "creador y redentor"
Cristo nuestro Señor" [Ej 221] "Cristo, nuestro criador, redentor y
".. .queriéndome afectar y alegrar de señor" [Epp I, 115]; también "sea
tanto gozo y alegría de Cristo nues- siempre bendito y alabado el Cria-
tro Señor" [Ej 229]. El Hijo de Dios, dor y redentor nuestro" [Epp I, 796];
C. del mundo y del hombre con el "ruego a Dios, nuestro criador y re-
Padre y con el Espíritu Santo, se ha dentor" [Epp 1,510]. San Ignacio pide
hecho hombre para redimirnos. San oraciones por la Compañía "por
Ignacio insiste en la condición de C. amor de Jesús Cristo cabeza della,
del Hijo para hacer ver la grandeza aunque común Señor y Dios de todo
del misterio de la encarnación y de la lo criado" [Epp I, 628]; "...para ala-
redención. El gozo del Resucitado banza del que nos creó y redimió,
del que estamos llamados a partici- nuestro señor Jesucristo" [Epp 1,661].
par es por tanto el gozo del Creador
Éstos y algunos otros ejemplos
y Redentor del género humano.
que podrían aducirse muestran que
En las Constituciones se repite la para Ignacio, que sigue a la gran
idea. Así la CJ es la "Compañía de tradición de la Iglesia, el mismo C.
Jesús nuestro Criador y Señor" [Co es el que nos salva. El Padre, que ha
Creador 500
creado el mundo juntamente con su var su ánima" [Ej 23]. Otras formu-
Hijo y el Espíritu Santo, ha enviado laciones semejantes, en el contexto
a su Hijo único al mundo para sal- de la elección articularán de otro
var a los hombres. La c. y la reden- modo la alabanza a Dios y la salva-
ción aparecen unidas, aunque bien ción, pero en la base está siempre el
diferenciadas, en el mismo designio hecho de que el hombre ha sido cre-
divino que tiene a Cristo como cen- ado: "solamente mirando para lo
tro. También Ignacio se refiere en que soy criado, es a saber, para ala-
alguna ocasión con esta misma ex- banza de Dios nuestro Señor y sal-
presión (C. y Señor) al Padre: "... vación de mi ánima, y así cualquier
con el gran celo que le ha dado cosa que yo eligiere, debe ser a que
nuestro Criador y Señor de la gloria me ayude para el fin para que soy
de su santo nombre, y de la salva- criado" [Ej 169]. O también: "es me-
ción de las almas, redimidas con el nester tener como obiecto el fin para
precioso sangre y vida de su unigé- el que soy criado, que es para alabar
nito Hijo" [Epp VIII, 460]. a Dios nuestro Señor y salvar mi
Dios, y también Jesucristo, es ánima" [Ej 179; cf. 169.177.179.180].
nuestro C, y esto quiere decir que Igualmente en este contexto
de él recibimos nuestro ser [Co 814], aparece uno de los pocos usos del
Sin esta acción creadora no existirí- sustantivo abstracto c. "...poniendo
an ni el mundo ni el hombre. Se re- su creación, vida y estado para glo-
pite en S. Ignacio la constatación de ria y alabanza de Dios nuestro Se-
que las cosas son "criadas" [Ej ñor y salvación de su propia áni-
23.165]. Todas ellas juntas no pue- ma". Creación parece significar el
den compararse con Dios, el Crea- conjunto de los bienes que se pose-
dor único de todo [Ej 58], infinita- en en cuanto dadas por el Creador.
mente trascendente a su obra. Por Sobre el fin para el cual Dios ha cre-
ello no se puede consentir en ofen- ado al hombre se habla también en
der a Dios ni aún por todas las co- las Constituciones [Co 307] y en al-
sas criadas [Ej 165.166]. guno de los Directorios de los Ejerci-
No es importante sólo el hecho cios como en el dictado al P. Vitoria
de la c, sino que además las cosas (D4, 21). En otras ocasiones se habla
son criadas para el hombre, para también de la glorificación del
que le ayuden a conseguir el fin pa- "Creador": "...entre ángeles no se
ra el cual éste ha sido creado [Ej 23]. hallan más nobles ejercicios que el
Se ha de usar de las cosas creadas glorificar al criador suyo, y el redu-
con la luz del Creador [Epp XI, 375]. cir a las criaturas suyas a él, cuanto
Hay por tanto una jerarquía en los son capaces" [Epp I, 498].
seres creados (Gn 1, 28-30), en la El verbo "crear", en voz pasiva y
que el hombre ocupa un lugar pre- en participio: S. Ignacio habla más
ferente {Gn 1, 26-26). Él es el fin a bien del mundo y del hombre crea-
que las demás cosas tienden. Pero dos, que de Dios que crea o ha crea-
también el hombre ha sido creado do. Pero esta idea está claramente
con una finalidad. El fin del hom- presupuesta en todo momento y no
bre y el hecho de haber sido creado faltan tampoco referencias explíci-
se hallan en relación con mucha fre- tas en este sentido: "...convertiros y
cuencia en los escritos de Ignacio: emplearos en aquello para que Dios
"El hombre es criado para alabar, os crió, [que] es la gloria y honra
hacer reverencia y servir a Dios suya y la salvación vuestra y la
nuestro Señor y mediante esto sal- ayuda de vuestros prójimos" [Epp I,
501 Creador
tar y llevar su propia c. (Mt 16, 24) y servir a Dios N. S. y mediante es-
participa de la c. de su Señor. Este to salvar su alma". Aquí anticipa
aspecto del seguimiento de la c. del Ignacio todo el bloque de los Ejerci-
cristiano debe ocupar el centro de cios, en especial la Tercera Semana.
nuestras reflexiones, ya que la espi- En la Primera Semana ocupa el
ritualidad ignaciana determina pri- lugar central el coloquio con nues-
mordialmente, con la mirada cons- tro Señor "puesto en cruz". Cuando
tante en el camino de Jesús, el el ejercitante se ha percatado dolo-
camino del cristiano. A continua- rosamente de sus pecados, debe di-
ción intentaremos definir con ma- rigirse a Cristo "colgado en la cruz"
yor exactitud el concepto c. en rela- y hacerle un coloquio. Esta cruel
ción con el camino espiritual. imagen le hace recapacitar en lo
Entendemos por c. la renuncia, que Cristo ha hecho por él: por su c.
voluntaria o no, pero siempre dolo- le ha librado de sus pecados y en
rosa, a posibles satisfacciones de consecuencia, de la condenación
placer, alegría y desenvolvimiento eterna. Este reconocimiento le mue-
vital. Esta renuncia es requerida ve a pensar, por su parte, qué ha
por la maldad del hombre. Se acep- hecho él por Cristo, poco menos
ta por el Reino de Dios y gracias a que nada, y qué debe hacer él por
la fe en Cristo crucificado y resuci- Cristo; sólo hay una respuesta: ha-
tado. Puede tratarse de una renun- cer lo mismo, es decir, entregarle su
cia temporal y parcial; pero esta re- vida. Partiendo del reconocimiento
nuncia puede sin embargo cobrar de sus pecados y de su liberación,
tal empuje que alcance aun la vida el ejercitante se ve motivado y urgi-
y felicidad, hasta desfallecer y mo- do al seguimiento de la cruz.
rir. Quien toma sobre sí su c. hasta La Segunda Semana comienza
tal punto, se confía a la mano salva- con el llamamiento del Rey: llama
dora y redentora de Dios. la atención la energía con que Igna-
2. En los Ejercicios Espirituales. cio insiste en que debemos partici-
La c. aparece dieciséis veces; crucifi- par de los "trabajos" [Ej 93] y "pe-
car cinco. Además de las citas explí- nas" [Ej 95] de Cristo, para alcanzar
citas, se alude frecuentemente a la así la victoria y con Él entrar en la
c. por el contexto. Por ejemplo, en gloria: "conquistar toda la tierra de
los artículos abnegación!mortifica- infieles" [Ej 93] exige, por tanto, es-
ción, -penitencia, etc. Una simple mi- fuerzo, renuncia, cruz.
rada a los Ejercicios nos muestra La c. se menciona explícita-
dónde se habla de c. y dónde no. mente como objetivo de la Encarna-
En el Principio y Fundamento [Ej ción, en el tercer punto de la con-
23] se dice que debemos hacernos templación del Nacimiento [Ej 116]:
indiferentes hasta tal punto que no "para que el Señor sea nacido en
queramos más estados agradables suma pobreza y, a cabo de tantos
y de plenitud de vida, salud, rique- trabajos de hambre, de sed, de calor
za, honor, vida larga, que los desa- y de frío, de injurias y afrentas, pa-
gradables y llenos de renuncia: en- ra morir en cruz". Aquí se eviden-
fermedad, pobreza, deshonor, vida cia que la c. prolonga en cierto mo-
corta. Esto supone la disposición a do la línea de la encarnación y se
aceptar renuncias, o sea la c, si ésta halla ya anclada en ella. Dios se hi-
conduce mejor al fin para el que he- zo hombre para que la humanidad
mos sido creados: "hacer reverencia fuera salvada por el sufrimiento.
cruz 506
spiritualis" (MCo I, 28). Aquí se ha- Semana: con todos los que deben
ce referencia directa a la c. en len- soportar el mal, Cristo para noso-
guaje comercial: el seguimiento de tros como los pobres de todos los
Cristo en la orden jesuítica es un tiempos y lugares, aceptará, comba-
"peso" que el jesuíta debe cargar tirá, soportará y sufrirá el mal, en
como una c. sobre sus espaldas. su laborioso trabajo. Él no busca el
Con la gracia de la vocación se hace mal ni el dolor, pero lo acepta cre-
cargo de una "deuda" que deberá yendo y esperando que ya ha sido
pagar como Cristo en la c. pagó la superado por Cristo y pronto lo se-
deuda de nuestros pecados. En sus rá por completo en la historia. Se
cartas, Ignacio se referirá siempre a puede considerar la vida de Ignacio
la vocación en términos semejantes. como un modelo de este camino
3.3. En las Constituciones de la CJ trazado en las Constituciones', de la
se trata, en expresión de D. Ber- opción más ascética por la c, que
trand, de hacer carne el espíritu, o halló su grado máximo en Manresa,
sea encarnar la espiritualidad en es- hacia la compasión más "apostóli-
tructuras y leyes humanas. Si según ca" con Cristo y los pobres del
Ignacio la encarnación de Cristo fue mundo, que el superior general vi-
un movimiento descendente hasta vió en la entrega total de sus últi-
la c, debe decirse lo mismo, de ma- mos años.
nera parecida, de la encarnación del 4. Teología. Ignacio concibe la c.
espíritu en la Compañía: sin el ele- en sentido plenamente soteriológi-
mento de la c, ningún cristiano co: gracias a la pasión y c. "se paga
puede encarnar su vocación, su la culpa", triunfando sobre el mal y
"carisma", como una comunidad en consecuencia de la muerte. El
espiritual, los "amigos en el Señor" lenguaje y teología de Ignacio se
de los inicios de la orden, no podí- mantiene en esto tradicional y esco-
an encarnar su vocación y misión, lástico. Cristo, en su entrega a la c.
sin la cruz. Las Constituciones des- por nosotros los hombres, ha lleva-
criben este proceso de la encarna- do a término la obra de la reden-
ción: en el período de formación, el ción. Los hombres, cuando asumi-
joven jesuíta vive la c, sobre todo mos nuestra c, somos asumidos y
como "ascesis". Renuncia a mucho formamos parte de su obra salva-
y ejerce servicios humildes, para dora. Para Ignacio, este seguimien-
humillarse, combatir lo desordena- to de la c. se realiza ante todo en la
do y hacerse indiferente, para se- trabajosa labor apostólica: aquí el
guir así más de cerca a Jesús pobre cristiano o jesuíta "es puesto" con
y crucificado. En el jesuíta formado, el portador de la c. (La Storta), o re-
la ascesis pasa al trasfondo. Pero en cibido bajo el estandarte de Cristo
el apostolado vive otra cruz. En ser- (meditación de Dos Banderas, bu-
vicio de Cristo y de los hombres, él las). Todo ascetismo queda relega-
debe aceptar trabajos, pobreza, do a la tramoya y la proximidad al
oprobios y sufrimientos. Si en la crucificado (Tercera Semana) deter-
formación vive más bien la "opción mina por completo la comprensión
por la c." de que hemos hablado, o de la cruz.
sea los elementos que en la Primera
¿Cómo podemos interpretar el
Semana y principio de la Segunda
acontecimiento de la c. con mayor
de Ejercicios, deben prepararle para
exactitud teológica? En primer tér-
el apostolado posterior en el que
mino, es muy significativo el con-
antes o después vivirá la Tercera
cepto de "representación": Cristo,
cuarta semana 510
repite Ignacio una y otra vez, pade- como a nuestra sensibilidad espiri-
ce en la c. por nosotros y nosotros tual actual. ¿Cómo podemos expre-
padecemos unos por otros en la sar mejor la acción del viacrucis en
cruz. "Representación" no puede nuestro lenguaje siempre inadecua-
significar que uno substituye la ac- do? En la c. el pecado es desviado y
ción de otro, de modo que éste no transformado en su contrario, el
tenga ya nada más que hacer que amor. El que sufre soporta las con-
cruzarse de brazos. En ese caso, el secuencias del pecado hasta anular-
mal, habría desaparecido ya total- las. No basta que el pecador se con-
mente del mundo, por la obra re- vierta simplemente del pecado; éste
dentora de Cristo, y a los hombres debe sufrir una metanoia radical,
no nos quedaría nada por hacer, co- ser deshecho y aniquilado. La nega-
sa que está muy lejos de la realidad. ción del pecado debe negarse una
"Representación" debe significar vez más con un acto expreso, so-
más bien, que cada hombre, al asu- portando y padeciendo sus conse-
mir sus penas se hace solidario con cuencias. Si Dios, en un rápido de-
el dolor del otro, haciendo juntos el creto borrara sin más el pecado y el
camino; que uno lleva el peso del mal del mundo, se saltaría la liber-
otro, en recíproco intercambio [Ej tad humana. No es el Padre quien
231]; que uno, al aceptar el sufri- exige la pasión, sino que es la con-
miento, prepara el camino al otro secuencia del acto malo y libre del
para que le sea más llevadera y so- hombre, quien, por así decirlo, cae
portable la carga que le ha tocado. en su propio lazo. Dios respeta la li-
Lo que cuenta no es la eficiencia ni bertad como un padre que, por más
el éxito del trabajo, sino tan solo la que le duela y lo rechace, exige una
calidad del amor. "Representación" penitencia a su hijo culpable. Esta
debe entenderse de manera estric- pedagogía es la única capaz de in-
tamente personal como la ayuda, ducir en el niño una limpieza real,
aceptación y apoyo mutuos. El peso la liberación de su culpa y un apar-
a llevar no disminuye por esto, pe- tamiento eficaz de su mal obrar.
ro se hace más soportable y lleva- También la psicología ratifica esta
dero en la reciprocidad de la acción teología: quien se ha hecho grave-
compartida. En este sentido, Cristo mente culpable, debe sentir doloro-
padece en la c. en representación samente su culpa y de este modo
nuestra, y nosotros los hombres, al deshacerla, si quiere ser curado y li-
seguirle, somos aceptados en la re- berado realmente de ella. Por para-
presentación de Cristo, padeciendo dójico que suene, solo la c. toma en
con él, el uno para el otro.
serio la dignidad y libertad del
Pero, ¿qué eficacia tiene el sufri- hombre, cuando se trata de mal y
miento representativo? La teología de pecado. En la pasión de Cristo y
tradicional sigue hablando de "ex- en el padecer de quien le sigue, se
piación", lo que acostumbra supo- obra la salvación, conciliación y li-
ner un dios padre vengativo que beración. Ignacio, aunque no haya
exige de su hijo el sufrimiento de la reflexionado sobre ello de manera
c. como víctima expiatoria, para teológica, ha vivido en sí mismo es-
amansar así su ira contra el pecado. te enfoque fundamental y con su
Sin embargo, la palabra "expia- espiritualidad lo ha transmitido a
ción" no la hallamos en Ignacio y los hombres.
este concepto de la teología expia-
toria le resultaría tan inaceptable Stefan KIECHLE, SJ
511 cuarta semana
4. Ventajas y desventajas del ser del espacio y del origen, sino que se
cuerpo apostólico y tener cabeza. Algu- convierte en principio constitutivo
nas de las ventajas y desventajas del c. apostólico enviado a "todas
debatidas por los primeros compa- las gentes" (Mt 28, 19). Pero esa di-
ñeros iluminan el desarrollo del c. ferencia, que no separa sino que
en las Constituciones y su reinterpre- hace apto al c. para una misión uni-
tación en las Normas Complemen- versal, sólo podrá mantenerse a
tarias. La desventaja primera para través de la mutua solicitud, comu-
formar c. era: "nuestra debilidad y nicación e información. Sin éstas se
diversidad de procedencias y cos- perdería la interdependencia, la
tumbres" (MCo I, 1), "siendo algu- percepción de la pluralidad como
nos de nosotros franceses, otros es- constitutiva de un "sujeto" único,
pañoles, otros saboyanos, otros consciente de los fines convergen-
cántabros, nos dividíamos en diver- tes y del movimiento coordinado
sidad de pareceres y opiniones del cuerpo. Esta voluntad de soste-
acerca de nuestro estado; [...] cuan- nida solicitud, comunicación e in-
to a los medios más expeditos y formación es característica impres-
provechosos para nosotros y para cindible de la pretendida unidad e
los prójimos, había pluralidad de interdependencia de ese c. a espar-
pareceres" (MCo 1,1). La desventaja cirse tan umversalmente. Sin ellas
percibida se convierte en condición no puede haber "unión de los áni-
de la universalidad concreta del c. mos" ni c, ni cabría hablar del
que se pretendía constituir. Entra "cuerpo universal de la Compa-
en escena aquella gama diferencial ñía". Cuando tratan de "dar la obe-
en el equipo personal y cultural de diencia a alguno de nosotros", la
las personas, que Ignacio ha tenido primera "ventaja" parece nacer de
en cuenta tanto en los Ejercicios Es- un crudo realismo. Sin la suave pe-
pirituales como en las Constituciones ro clara presión de la obediencia
bajo el término de "subiecto" ([Ej "nadie cuidaría concretamente de
14.15.83.89; Co 187.215.236.302.338. las cosas prácticas a hacer, dejadas
343.367]; D4,1.3; D16, 2; D20, 7). La a nuestro cargo"; "cada uno [las]
respuesta de permanecer "unidos y echaría sobre los demás, como ya
ligados entre ellos en un cuerpo" no varias veces hemos comprobado".
sólo salva la lejanía que el reparto Reflexión que subraya el sentido
misionero produce, sino capacita al también instrumentalmente prácti-
c. para que la "diversidad de proce- co, orgánico del c. en el que decidi-
dencias y costumbres" y la "plurali- rán vincularse, y que de diversas
dad de pareceres" sirva para enri- maneras aparece en las Constitucio-
quecer y robustecer el pensamiento nes y Normas Complementarias [Co
y voluntad comunes de todos ellos: 271.386.431]. Se insiste, enseguida,
discernir creativamente la voluntad en que la "obediencia" parece con-
de Dios, en la diversidad de luga- dición inexcusable para perpetuar
res, tiempos y personas, según el el "modo de proceder" que preten-
fin de su común vocación. Sin esta dían. Vínculo más necesario en su
diferencia de sujetos, procedencias caso, teniendo en cuenta el voto de
y costumbres, carecería el c. de or- pobreza con que se han comprome-
ganicidad y universalidad. La flexi- tido y que se saben envueltos en
bilidad para distinguir "tiempos, "continuos y constantes trabajos así
lugares y sujetos" no es mera aco- temporales como espirituales" (MCo
modación del c. a la exterioridad I, 7). Situación que hace más difícil el
537 cuerpo apostólico
re, ubi culpa nulla est" [Ej 348]; 2.1 Culpa saludable. Tal c. tiende
"donde no hay culpa ni mérito por a la reparación del mal cometido.
cosas que digan" [Co 597]; "cuanto Se puede dar cuando en las relacio-
fuesen más graves y culpables" [Co nes personales se reacciona ante las
210]; "no se diesen por falta alguna pérdidas y / o el mal que se ha cau-
culpable" [Co 269]; "algunos, to- sado (falta, pecado) iniciando un
mando la vía de la religión, por no proceso de duelo, y de reparación
haber perseverado en ella [...] se del mal causado. La c. que se gene-
han ido al infierno y apóstatas han ra en este caso es un sentimiento
muerto por su culpa" (D4, 21). aflictivo que concuerda con la falta
A pesar de estas apariciones o pecado. Da lugar al llamado "do-
ocasionales, para Ignacio se trata de lor de contrición", dolor amoroso
un elemento importante en el inicio de reparación. Estos sentimientos
del camino espiritual^/ Donde hay dolorosos pero saludables se dan
pecado, bueno es sentir c. y duelo, también en la tristeza saludable.
sentimiento doloroso que induzca a También puede haber desolaciones
la reparación. Este sentimiento de ante las cuales se reaccione con mo-
arrepentimiento es propio del buen vimientos de espíritu saludables
espíritu: "El buen espíritu usa con- restauradores del amor perdido.
trario modo, punzándoles y remor- 2.2 Culpas patológicas. Pueden
diéndoles las consciencias" [Ej 314]. darse en las desolaciones y ofrecer
En cambio, "las personas que van dificultades para el discernimiento
de pecado en pecado mortal [...] el de espíritus.
enemigo [...] propone placeres apa-
2.2.1 Culpa obsesiva (neurótica).
rentes [...] para más los conservar
Es una tendencia autoexigitiva, an-
en [...] sus vicios y pecados" [Ej
gustiosa, con miedo a ser sometido
314]. En tal situación, tales personas
internamente por inevitables obli-
no quieren o no pueden llegar a
sentir culpa. gaciones no cumplidas e imposi-
bles de cumplir y quedar domina-
2. Psicología de la culpa. Desde do por una instancia autoritaria
el punto de vista psicológico, la c. externa o interna. La culpabilidad
es un estado de ánimo aflictivo an- obsesiva es base de los sentimien-
gustioso, consciente o inconsciente, tos escrupulosos. Es un sentimiento
que resulta de atribuirse la respon- que "turba y desbarata" y procura
sabilidad de un mal causado. Este "formar pecado adonde no es peca-
mal causado puede ser un hecho do" [£; 349].
real atribuible al sujeto, en cuyo ca-
so el sentimiento de c. es saludable, 2.2.2 Culpabilidad o ansiedad per-
o puede sentirse una c. que sólo secutoria (psicótica). Se gesta ante
existe en la mente del sujeto; en es- los temores primerizos infantiles
te caso, la c. es patológica. Aunque por la supervivencia. Pueden mani-
la c. patológica no sea consciente, festarse en el adulto con un talante
se puede manifestar con impulsos de culpa o ansiedad persecutorias
agresivos o de talante sadomaso- con temores destructivos (paranoi-
quista. El sentimiento de c, en des). La culpa persecutoria se rela-
cuanto que estado afectivo, angus- ciona con el "dolor de atrición" que
tioso, depresivo, puede formar par- pide expiación del pecado.
te del síndrome depresivo tanto en 2.2.3 Ausencia de sentimiento de
la depresión saludable como en la culpa (narcisista). No hay senti-
depresión patológica. miento de c. aunque objetivamente
cultura 542
lo que Dios había unido. Eran ami- llegar a una solución. ¿Deberían
gos con una misión. Aunque eran apartarse durante 30 ó 40 días, para
hombres flacos y procedían de una orar y hacer penitencia? ¿Deberían
dificultosa variedad de países y hacerlo sólo tres o cuatro del grupo,
culturas, deseaban confirmar y es- en nombre de todos? ¿Podrían per-
tabilizar lo que Dios había obrado manecer en la ciudad, y dedicar la
en ellos. Juntos formarían un cuer- mitad del día a la oración y consi-
po, cuidarían unos de otros, y man- deración de los temas del grupo,
tendrían la comunicación entre mientras que el resto del día lo de-
ellos para que su trabajo apostólico dicaban a predicar y oír confesiones
fuera más eficaz. La misión pedía (Ll, 5)? Finalmente decidieron que-
unión y compañerismo: la soga for- darse en la ciudad por dos razones:
mada de muchos ramales es más En primer lugar, para no escandali-
fuerte que de un solp ramal (Ll, 3). zar a los fieles, que podrían pensar
Para ser fieles al llamamiento de que habían huido, o que estaban
servir al Papa necesitaban ser fieles comenzando algo nuevo, o que no
entre ellos. eran constantes en terminar lo que
habían comenzado; y en segundo
Sobre este punto, y a través de lugar, para que no se perdiese el
los tres meses del proceso su deseo fruto del buen trabajo que habían
era evitar toda consideración perso- comenzado (Ll, 5). De nuevo pre-
nal y buscar solo lo que Dios quería valecía el fin apostólico.
y la Santa Sede aprobaba (Ll, 3). No
debatían los pros y contras, sino que También concretaron las dispo-
daban testimonio de la bondad de siciones interiores que necesitaban
Dios, que los había unido por la para orar y deliberar: 1) Cada uno
amistad, y los había juntado en un debería prepararse interiormente, y
grupo con un objetivo común. A la orar y hacer penitencia, de tal forma
manera del primer Tiempo para ha- que tuviese confianza que encontra-
cer sana y buena elección [Ej 175], su ría paz y gozo en el Espíritu Santo
inclinación era preservar la unión y [Ej 5.180], intentando en cuanto esté
el objetivo que Dios les había ya se- de su mano inclinarse más a obede-
ñalado. El fin era claro, pero ¿qué cer que a mandar, siendo igual glo-
ria de Dios (cf. [Ej 16.157.179.189]).
forma debía adoptar la unión?
2) Que ninguno tratase la cosa con
2.2 Vinculados pero ¿cómo? Esta otro, para evitar ser convencido por
segunda pregunta era igualmente argumentos humanos, buscando
importante y decisiva, pero mucho únicamente la respuesta a través de
más difícil de contestar. Ya habían la oración [Ej 15]. 3) Cada uno debe-
hecho los votos de pobreza y casti- ría considerarse ajeno y no afectado
dad. ¿Deberían también añadir el por el resultado, para poder así dar
de obediencia a uno del propio gru- su opinión libremente sobre lo que
po, para cumplir así la voluntad de sería de más servicio de Dios y más
Dios, de forma más perfecta, y tam- eficaz para conservar la unión entre
bién la voluntad del Papa, a cuya los compañeros {[Ej 185]; Ll, 6).
disposición se habían puesto ya de El método que siguieron no es
forma absoluta (Ll, 4)? el de los debates parlamentarios, si-
Tras muchos días de considera- no el aprendido en los Ejercicios Espi-
ción y oración, no llegaban a un rituales [Ej 178-183]. Estaba a su vez
consenso. Poniendo la esperanza en basado en el sistema escolástico, tal
Dios, buscaron nuevos modos de como lo usa Sto. Tomás de Aquino
deliberaciones 1539 552
norma de dedicar un total de tres suits", SSJ 6 (1974) 179-212; ID., "A Met-
meses para hacer los Ejercicios Es- hod for Communal Discernment of God's
Will", SSJ 3 (1971) 121-152; WILKENS, G.,
pirituales, ir de peregrinación y ser- "Compagnons de Jésus: La genése de
vir en un hospital. l'ordre des Jésuites", CIS, Roma 1978,
La deliberación es un modelo de 304-327.
discernimiento en común, y un su-
mario vivo de la espiritualidad igna-
ciano-jesuítica, que se funda en los DESCANSO
Ejercicios Espirituales. Dios trabaja en
el mundo [Ej 236] y la disposición
debida en todo tiempo es la acepta-
ción total y generosa de la voluntad
L a necesaria referencia al trabajo.
San Ignacio ciertamente no pre-
senta la vida del jesuita como un
de Dios (cf. [Ej 5.21.23.91.168.184]).
camino asendereado, sino más bien
Joseph CONWELL, SJ como un decurso incómodo, difícil
y trabajoso. No deja lugar a dudas
Z1 Amigos en el Señor, Constituciones, Cuerpo sobre ello tanto en las Constituciones
Apostólico, Discernimiento comunitario, Elec- como en la Fórmula del Instituto. Ya
ción, Fundación de la Compañía, Moción, Obe- la Fórmula, como icono-resumen de
diencia, Papa, Primeros Compañeros, Roma. la vocación del jesuita, presenta
Bibl.: Fuentes: "Deliberado Primorum Pa- desde los primeros compases la
trum", en MCo I, 1-7; BOBADILLA, N., "Au- descripción de una vida sin descan-
tobiografía", enMBob, 616-617; LAÍNEZ, D., so: "... deben estar preparados, día
"Epístola a J. A. de Polanco (Bolonia, 16 y noche, ceñida la cintura..." {El, 2).
junio 1547)", en FN I, 70-145,128; ID., " Ad-
hortationes", en FN II, 132-134; NADAL, J.,
En las Constituciones, Ignacio pre-
"Apologia contra censuram", en FN II, 92- senta la vida en la CJ como de
93; ID., "Secunda Exhortarlo", en FN II, "grandes trabajos" [Co 308], y al je-
144; ID., "Adhortationes Complutenses", suita como un "sufridor de trabajo"
en FN II, 168-169; POLANCO, J. A., "Sum- [Co 423]. De tal suerte que al que
Hisp", en FN 1,153-256, 204-206; ID., Chron llama a la puerta de la CJ, se le avi-
I, 79; RODRÍGUEZ, S., "De origine et pro-
gressu Societatis Iesu", en MBr 508-510. sa con toda honestidad de lo que a
Secundaria: AA.VV., Dossier 'DeliberatioC: este respecto le espera, y se le invita
Essays on Discernment, CIS, Roma 1981; repetidas veces a echar cuentas pa-
CONWELL, } . , Impelling Spirit: revisiting a ra ponderar si realmente podrá so-
Founding Experience 1539, Loyola Press, brellevarlo (cf. [Co 107.151.159.216]).
Chicago 1997, 11-17; DUMEIGE, G., "La
genése de l'obéissance ignatienne", Chris-
Ésta es precisamente la razón por la
tus 2 (1955) 314-31; FUTRELL, J.C, "Ignatian cual, poco después de fundada la
Discernment", SSJ 2 (April 1970) 47-88; CJ, ésta se nutrirá básicamente de
GONZÁLEZ HERNÁNDEZ, LV "La delibera- los mancebos que ella misma pre-
ción de los primeros compañeros", Man 61 para, con su peculiar exigencia for-
(1989) 231-248; MARUCA, D., "The Delibe- man va, para empleo tan intenso;
ration oí our First Fathers", WL 95 (1966)
325-333; OSUNA, J., Amigos en el Señor. Uni- dejando de lado los varones de
dos para la dispersión, M-ST, Bilbao-Santan- edad, por beneméritos que fueren,
der 1998,142-159; RAVIER, A., Ignacio de Lo- "que más quieren reposar de sus
yola, Fundador de la Compañía de Jesús, trabajos pasados" [Co 308].
Espasa Calpe, Madrid 1991, 93-112; SAL-
VAT, L, Servir en Misión universal, M-ST, Bil- A mayor abundamiento el tér-
bao - Santander 2002, 77-84; SCHURHAM- mino "trabajo" en el lenguaje igna-
MER, G., Francisco Javier. Su vida y su tiempo, ciano del Siglo de Oro no designa
I, Mensajero, Bilbao 1992, 589-606; TONER, solo la pura operosidad de quien
J. J., "The Deliberation that started the Je- produce algo, sino más bien subra-
descanso 554
uno más que a otro, sino antes de- su formación debe ser idéntica a la
seando el bien mayor y más univer- de los propios escolares pero siem-
sal de la CJ (siendo ella ordenada a pre con la consideración de que son
mayor servicio divino y mayor bien distintos, por lo que debe tratarse
universal y provecho espiritual de su caso con flexibilidad. Las cir-
las ánimas), remitir este juicio al cunstancias de tiempos y personas
que tiene cargo de toda ella..." [Co diferentes fueron ya previstas por
258]. Se busca que el novicio apren- Ignacio cuando manifiesta que "y
da en la práctica el valor de la "san- porque en los particulares ha de ha-
ta pobreza" jesuítica, a no tener el ber mucha variedad según las cir-
uso de ninguna cosa propia "como cunstancias de lugares y personas,
propia" y a crecer en una verdadera no se descenderá aquí más a lo par-
vida espiritual en el desprendi- ticular, con decir que haya reglas
miento de los bienes materiales. que desciendan a todo lo necesario
El jesuita se va incorporando al en cada colegio; solamente se enco-
cuerpo de la CJ de un modo diná- mendará aquí que no falte la co-
mico y permanente e irá aprendien- rrección conveniente a los que la
do que para que su formación espi- han menester de los de fuera, y no
ritual sea auténtica y acorde con su sea por mano de ninguno de la
propia naturaleza, deberá ir hacien- Compañía" [Co 395].
do algunas opciones que le permi- 2.2. Jerarquía en descenso. Vemos
tan una mayor libertad y una mejor nuevamente el tema del d. de la ca-
adaptación a sus circunstancias beza a sus miembros cuando, en la
personales. De ahí que, en el capí- Octava Parte, las Constituciones tra-
tulo del progreso en la vida espiri- tan el tema de la unión entre los je-
tual se diga que "para algunos que suitas. El cuerpo está enviado en mi-
aunque son aptos para los exerci- sión a vivir su carácter apostólico y
cios espirituales, no tienen expe- esto ocasiona una natural dispersión.
riencia en ellos, es bien ayudarles La unión, a la vez que difícil en estos
algunas veces descendiendo con casos, resulta imprescindible para
ellos a particulares consideracio- buscar la cohesión, la unidad, la
nes, incitativas a temor y amor de amistad espiritual que se anheló
Dios, y de las virtudes y a la prác- desde los inicios entre los miem-
tica de ellas, como la discreción bros dispersos. La CJ necesitaba
mostrare convenir" [Co 279]. Para desde entonces una única línea en la
Ignacio era de suma importancia autoridad que le permitiera vivir el
que la formación espiritual se aco- mismo espíritu de obediencia y para
modara a la capacidad de cada uno ello se busca que haya un estilo "des-
de modo que, en algunos casos, se cendente" que permita la unión en la
llegase a dispensar de algunas re- dispersión, una misma comunidad
glas comunes asumiendo que, en espiritual en busca del mayor servi-
última instancia, es el Señor quien cio apostólico a la Iglesia. Se decidió,
actúa y hace su obra en todos sus por tanto, que "de parte del Prepósi-
hijos. to General lo que ayudará para esta
El tema de la adaptación de lo unión de los ánimos son las cualida-
general a los casos particulares se des de su persona, de que se dirá en
aborda también en la Cuarta Parte la nona parte principal, con las cuá-
de las Constituciones y, al referirse a les él hará su oficio, que es de ser ca-
la responsabilidad ante los estu- beza para con todos los miembros de
diantes no jesuitas, se insiste en que la Compañía, de quien a todos ellos
desedificación 562
descienda el influjo que se requiere versal, como propio fin" [Co 719].
para el fin que ella pretende; y así Se subraya que la cabeza ha de ser
que salga del general como de cabe- una, vitalicia, deberá tener cargo de
za, toda la autoridad de los provin- todo el cuerpo de la CJ, con lo que
ciales, y de los provinciales la de los se excluye toda forma de gobierno
locales, y de estos locales la de los capitular y, aun cuando puede te-
particulares../' [Co 666]. Es el Padre ner colaboradores, las determina-
General el que nombra a los superio- ciones siempre deberán ser suyas.
res provinciales y locales y de él, co-
mo cabeza, desciende la autoridad J. Emilio GONZÁLEZ MAGAÑA, SJ
que mantiene la unidad de los
miembros de un cuerpo tan diverso / Conformación con Cristo, Cruz, Elevación,
y en dispersión por el mundo. Encarnación, Humildad, Seguimiento, Tres
Maneras de Humildad.
Esta línea descendente es la
que mantiene vivo el mismo espíri- Bibl.: AICARDO, J. M., Comentario a las Cons-
tituciones de la Compañía de Jesús (6 vols.),
tu apostólico que cada jesuita debe Blass y Cia, Madrid 1919-1932; ARZUBIAL-
realizar como parte del único cuer- DE, S., Ejercicios; ARZUBIALDE, S./ CORELLA,
po que es la CJ, sin olvidar que "el J./ GARCÍA-LOMAS, J. M. (eds.), Constitucio-
vínculo principal de entrambas nes de la Compañía de Jesús. Introducción y
partes para la unión de los miem- notas para su lectura, M-ST, Bilbao-Santan-
bros entre sí y con la cabeza es el der 1993; GONZÁLEZ BUELTA, B., "Una místi-
ca de encarnación en el 'abajo' de la histo-
amor de Dios N. S.; porque estando ria" en, Psicología I, 175-183; KOLVENVACH,
el superior y los inferiores muy uni- P.-H., "Cristo... descendió al infierno
dos con la su divina y suma bon- [219]", en Decir...al "Indecible" (IGLESIAS, I.
dad, se unirán muy fácilmente en- ed.) M-ST, Bilbao-Santander 1999,101-114.
tre sí mismos por el mismo amor
que de ella descenderá y se exten-
derá a todos próximos y en especial
DESEDIFICACIÓN
al cuerpo de la Compañía ,/ [Co 671].
Ciertamente todo procede de Dios,
Él inspirará la CG como la manifes-
tación última del gobierno de la Or-
den pues "porque de la primera y
L a voz desedificar ya figura en TLC
(1611) de S. de Covarrubias. Esta
entrada nos proporciona dos líneas
suma sapiencia ha de descender la de aproximación para comentar el
luz con que se vea lo que conviene uso ignaciano de la misma. Cova-
determinar..." [Co 711]. Como Su- rrubias muestra que "desedificar"
perior General desciende su autori- tenía poco uso en el sentido estricto
dad sobre todos los demás jesuitas. de " destruir y arruinar una fábrica"
Cristo es cabeza como carisma de la a comienzos del siglo XVII. Más ex-
CJ, el Padre General es cabeza co- tendida era la acepción de tipo mo-
mo manifestación jurídica y para ral: "dar mal ejemplo". Las líneas
esto se estipula que "de lo que toca que siguen complementarán lo afir-
a la cabeza y gobierno que de ella mado en la voz "edificación" en este
desciende. Que deba haber Prepósi- mismo Diccionario. Consideraremos
to General y uno ad vitam. Como "mala edificación" y "contra edifi-
en todas las comunidades o congre- cación" como sinónimos de la voz
gaciones bien ordenadas, ultra de desedificación.
los que atienden a fines particulares La d. aparece en los textos igna-
de ellas, es necesario haya alguno o cianos, primero, con un sentido más
algunos que atiendan al bien uni- próximo al de "destrucción, detri-
563 desedificado!!
mentó o ruina" [Epp VII, 365]. En el nombre elegido por los bienhecho-
1555, en carta a los jesuitas de Mó- res; en todo caso, prefería que los co-
dena, se afirma que si la "edifica- legios no recibiesen el nombre de
ción" es una prioridad no lo es me- "Jesús" [Epp IV, 104]. El texto de esta
nos el ejercicio físico, el cuidado instrucción argumenta tal postura. A
corporal y la atención de la salud. Ignacio no le parecía bien que el
La experiencia había mostrado que nombre de Jesús quedase asociado
su descuido había provocado enfer- siquiera con los tribunales y, sin em-
medades y aún la muerte de algu- bargo, no descartaba que los colegios
nos [Epp IX, 121]. Entre las causas de fuesen llevados ante los tribunales,
d., encontramos el exceso de pasión. quizá por su precaria estabilidad
Este defecto presente en algunas económica. Esta larga instrucción en-
cartas restaba a la edificación pre- viada a Ñapóles (17 de enero de
tendida [Epp II, 585]. Como es de so- 1552) a los PP. Oviedo y Bobadilla,
bra conocido, Ignacio lamentaba ilustra la importancia que Ignacio
que el modo de escribir cartas, sin concedía a la d., mientras la Compa-
concierto, impidiera mostrarlas a los ñía no estuviera sólidamente asenta-
bienhechores y amigos, "dando más da. Entre otras medidas, pedía que
desedificación que edificación" [Epp no se admitiesen candidatos en
I, 236.280]. Otro tipo de d. destructi- aquella ciudad y que, en cambio, se
va, entendida ahora en sentido espi- desviasen a Roma.
ritual, retorna en las cartas por las Por tanto, en una segunda acep-
que se comunica la autoridad a los ción, d. significa la alienación o en-
nuevos superiores, facultades para friamiento de una relación que es
celebrar los sacramentos, predicar, neutra o de proximidad. Por un la-
etc. Significativamente, estas cartas do, la primera acepción de d. se con-
recuerdan que el espíritu con que se centraba en el poder destructivo que
otorgan es ad aedificationem, et non ad un comportamiento malo en sí tiene.
destructionem [Epp I, 398.642]. En es- Requería la corrección del causante.
te mismo sentido, escándalo es el si- El caso típico lo ilustran los candida-
nónimo de d. más utilizado por las tos que daban mala edificación. Con
cartas e instrucciones [Epp II, 449; el tiempo, la probación denominada
IX, 30-31]. Las Constituciones ense- peregrinación y hasta aquella otra de
ñan a evitarlo, por ejemplo, cuando servir en hospitales fueron aplicadas
convenía despedir a un miembro de como remedio para candidatos que
la Compañía. daban mala edificación [Epp IX,
Hay un segundo caso de d. más 30.49]. Además de la corrección de
sutil. En carta dirigida a J. Nadal y la persona desedificante, la primera
escrita ex commissione, se afirma que acepción de d. prevé como único pa-
Francisco de Borja destruiría cuanto liativo el sólido fundamento espiri-
había edificado si aceptaba el carde- tual de la persona desedificada o la
nalato [Epp VI, 713; cf. Epp 1,452]. De humillación y esfuerzo por reedificar
hecho, Ignacio y los compañeros de [Epp 1,459]. Por otro lado, la segunda
Roma temían esta posibilidad. Te- acepción de d. repara en los efectos
mían que, de aceptarlo, su decisión alienantes que una acción, neutra en
primera de abandonar el siglo y el sí, puede tener. Sólo cabe prevenirla
ejemplo posterior dado con su cam- con la prudencia, pero al no haber
bio de vida y estado en ella perde- culpable, no tiene corrección.
rían significado. Otro ejemplo: Igna- Por ejemplo, Ignacio era cons-
cio prefería que los colegios llevasen ciente de que la pobreza y, conse-
deseo 564
ció al mencionar las causas porque busca el bienestar del otro es por
nos hallamos desolados: "por dar- identificación proyectiva en el
nos vera noticia y conocimiento pa- otro: "el otro soy yo".
ra que internamente sintamos que Las d. narcisistas se dan no só-
no es de nosotros traer o tener de- lo en principiantes sino en personas
voción crecida, amor intenso, lágri- adultas que, paradójicamente, apa-
mas ni otra alguna consolación es- recen como muy sensatas mientras
piritual, mas que todo es don y no sufran ciertas contradicciones:
gracia de Dios nuestro Señor y por- "turbación del ánima, moviendo a
que en cosa ajena no pongamos ni- las cosas bajas y terrenas, inquietud
do, alzando nuestro entendimiento de varias agitaciones y tentaciones,
en alguna soberbia o gloria vana, moviendo a infidencia, [...] sin
atribuyendo a nosotros la devoción amor, hallándose toda perezosa, ti-
o las otras partes de la espiritual bia, triste..." [Ej317].
consolación" [E/322].
2.2.3. Depresión patológica con
Otra característica de la d. nar-
patología psicótica o melancólica (endó-
cisista es que no hay claridad en la
gena y bipolar). Por último, tenemos
exposición de las experiencias inte-
las d. y mociones del mal espíritu
riores. Se encubre la realidad de lo
que ocasionan dificultades graves
que está ocurriendo en el espíritu,
que impiden o sesgan las capacida-
no sólo al "confesor" sino también
des del subiecto (sujeto) para tener
a uno mismo: "Cuando el enemigo
una experiencia espiritual, al me-
de natura humana trae sus astucias
nos de forma en algunas circuns-
y suasiones a la ánima justa, quiere
y desea que sean recibidas y teni- tancias. Puede que no aparezca una
das en secreto" [Ej 326], Es una d. sintomatología externa llamativa,
opaca que impide ver qué hay en el pero hay un estilo de conducta de
fondo. Desorienta no solo al desola- personalidad depresiva psicótica.
do, sino al que le acompaña. El origen o desencadenante de
Si la organización narcisista la d. y depresión psicótica está muy
que está subyacente es muy inten- vinculado al trastorno somático jun-
sa, hay dificultad para librarse a to a la estructura de la personalidad
causa de la resistencia protectora psicótica. Puede haber síntomas de
que evita el dolor de enfrentarse a ideación suicida con o sin planes de
la realidad. No hay sentimientos suicidio, pensamientos de muerte, a
de culpa, son negados inconscien- pesar de que la persona esté unida
temente al ser demasiado doloroso espiritualmente con Dios. Es moción
el soportarlos. La culpa se proyec- del mal espíritu grave. La pulsión de
ta y queda en los otros. Si hay reco- muerte tiende a la muerte mental.
nocimiento de culpa es sólo inte- Queda sesgada o impedida la expe-
lectualmente. Ser culpable sería riencia espiritual: "sin esperanza, sin
estar desprovisto de todo afecto. amor [...] como separada de su
Lo contrario ocurre en la culpa Criador y Señor" [Ej 317]. La doloro-
amorosa propia de la depresión sa- sísima experiencia melancólica abo-
ludable en la que se hace repara- ca a un sentimiento de estar perdido
ción amorosa de la culpa. En la d. irremisiblemente. La culpa amenaza
narcisista no hay reparación por la implacablemente. Sólo se podría ex-
estima del otro, sino por quedar piar con la propia aniquilación. Hay
bien para no perder aprecio. Se oscuridad, sin futuro, enferma men-
busca el propio bienestar y si se te y cuerpo, se pierde el apetito y las
575 desolación
cualquier alternativa que nos con- das o dejaría estar todo el asunto
duzca más a él. J. Gómez Caffarena [Au 15.16].
ha definido la libertad cristiana co- A través de la duda, de la inde-
mo el amor al Bien Infinito que des- terminación, se abren paso en la vi-
vincula del bien meramente finito. da de Ignacio los caminos de Dios.
La buena elección ha de empezar Primero con las experiencias vaci-
por la indiferencia (o lo que es lo lantes acerca de lo que haría con su
mismo, la indeterminación frente a vida tras restablecerse de su enfer-
los bienes creados), y terminar con medad [Au 7.8.9]. Más adelante se
una d., una vez purificadas y neu- planteaba hacer grandes peniten-
tralizadas las inclinaciones y afec- cias, ir a Jerusalén, meterse a cartu-
tos desordenados. jo [Au 14]. La etapa terrible de es-
La d. o firmeza de voluntad es crúpulos que vivió Ignacio en
un rasgo del carácter de S. Ignacio, Manresa termina con una d. firme
incluso antes de su conversión. La de "de no confesar más ninguna co-
Autobiografía va señalando las suce- sa de las pasadas; y así de aquel día
sivas d. de diferente orientación y adelante quedó libre de aquellos es-
calado que se va planteando el pe- crúpulos, teniendo por cierto que
regrino Ignacio y que van configu- nuestro Señor le había querido li-
rando ("determinando") su vida y brar por su misericordia". La gracia
su trayectoria espiritual: someterse de verse libre de escrúpulos en ade-
a una segunda operación para se- lante es a la vez vista como obra de
guir al mundo o hacer grandes pe- la misericordia divina y de la pro-
nitencias, el modo de vestir y de pia determinación [Au 25].
ayunar, ir a Jerusalén, a Barcelona,
Alcalá, Salamanca y a París a estu- S. Ignacio señala en sentido po-
diar (cf. [Au 4.17.18.24.27.29.50.63. sitivo dos contextos en los que el
71.74]). "El verbo determinar cruza hombre se halla indeterminado:
[... ] todo el Reía to [...]" del Peregri- uno es el de los que entran en la CJ
no -escribe F. J. Ruiz Pérez-. indiferentes, sin haber determinado
si entran para sacerdotes o para
También la "indeterminación" hermanos [Co 15]. El otro contexto
juega un papel muy importante,
es en las "Notas para sentir y enten-
tanto positivo como negativo, en la
der escrúpulos" donde, sin que
vida de Ignacio y en su espirituali-
aparezca explícitamente el verbo
dad. Ni la indeterminación es
"determinar" o el sustantivo d., se
siempre mala, ni toda d. es acerta-
dice que durante un tiempo es bue-
da. S. Ignacio en algunos momen-
no dudar de si algo es o no es peca-
tos de su trayectoria espiritual es
do. Lo malo es quedarse en la duda
caviloso e indeciso, pero sabe salir
paralizante y anclarse en la indeci-
de la indecisión. Es conocido el pa-
saje de la Autobiografía en el que sión o indeterminación permanen-
tras el encuentro con un moro que te. "La duda no puede ser un esta-
no admite la virginidad de María dio definitivo y sin plazo"; "el
en el parto, S. Ignacio se encontra- proceso de búsqueda ha de prolon-
ba perplejo, sin poder determinar- garse en una determinación" (Ruiz
se por sí mismo ni por certezas en Pérez 2000,178ss).
su proceso de deliberación. Cansa- Por otra parte, no toda d. es
do de examinar, determina que sea acertada. Y como lo importante es
la muía la que determine si busca- acertar por eso se dedica tanto em-
ría al moro para darle de puñala- peño a la elección, "para en todo
583 determinación
ba liberar sus facultades de los im- bre la d., la consideración de los es-
pedimentos de otras actividades, tados anímicos de aridez y desola-
dice De la Mora, éstas se volvían a ción. El recién nombrado rector de
Dios 'per modum memoriae', con tal Módena, Felipe Leerno, escribe a Ig-
ímpetu y fuerza que su cuerpo y su nacio expresándole la desolación es-
salud sufrían ostensiblemente. En piritual que sufría. Ignacio, además
esto nos parece que está el secreto de indicarle el posible origen de su
de Ignacio, que decía 'que siempre "ceguedad o aridez de espíritu" en
y a cualquier hora que quería en- la desconfianza en Dios o en la pusi-
contrar a Dios lo encontraba' [Au lanimidad, le señala cómo Dios bus-
99]" (De la Mora 1982,16). ca en nosotros las virtudes sólidas,
Por lo tanto, asevera Ignacio es decir, buena voluntad de servirle
que "muy especialmente ayudará a El y a los prójimos, "que otras de-
hacer con toda d. posible los oficios, vociones tanto las concede su provi-
donde se ejercita más la humildad y dencia, cuanto vea ser expediente;
caridad" [Co 282]. Polanco expresa pero como no son substanciales, no
el sentir de Ignacio al recién nom- hacen perfecto al hombre cuando
brado rector de Coimbra, P Urbano abundan, ni tampoco imperfecto
Fernández: "Veo que más aprueba cuando faltan" [Epp VI, 109-110].
procurar en todas cosas que hombre Es, en fin, un don que culmina
hace hallar a Dios, que dar mucho una vida de servicio. Según confe-
tiempo a ella [a la oración]. Y este es- sión del mismo Ignacio, cuenta
píritu desea ver en los de la Compa- también Ribadeneira, "el Señor [...]
ñía: que no hallen (si es posible) me- le había comunicado la gracia de la
nos devoción en cualquier obra de devoción, porque siendo ya viejo,
caridad y obediencia que en la ora- enfermo y cansado, no estaba para
ción o meditación" [Epp III, 502]. ninguna cosa, sino para entregarse
Ignacio otorga mucho crédito del todo a Dios y darse al espíritu
también a la d. para decidir en múl- de la devoción" (FNIV, 749). O, co-
tiples facetas de la vida ordinaria: el mo manifestará a Cámara, según se
lugar de peregrinación en la proba- ha subrayado más arriba, "siempre
ción [Co 75], dejación de los bienes creciendo en devoción, es decir, en
a una determinada obra pía o a la facilidad de encontrar a Dios; y esto
CJ (cf. [Co 53.59.254.258]), la forma más que nunca en toda su vida"
de vestir una vez admitidos los [Au 99].
candidatos [Co 197], anticipar los
votos [Co 283.544]. Pero recuerda Santiago THIÓ, SJ
que se tiene que estar en guardia
con respecto a d. no discernidas
"que hacen a algunos caer en ilusio- /* Autobiografía, Buscar, Consolación, Con-
templativo en la Acción, Diario espiritual,
nes y errores de importancia" [Co
Encontrar a Dios, Oración, Servicio.
182], y que los novicios "han de ser
instruidos de guardarse de las ilu- Bibl.: CURRAN, J. W., "Dévotion", en DSp
siones del demonio en sus devocio- III, 702-716; MORA, ALFONSO DE LA, La devo-
nes" [Co 260], para lo cual ayudará ción en el espíritu de san Ignacio, CIS, Roma
que las manifiesten a su maestro o 1982; RAMBLA, J. Ma (ed.), El Peregrino. Au-
confesor [Co 263]. tobiografía de San Ignacio de hoyóla, M-ST,
Bilbao-Santander 1990; RIBADENEIRA, PE-
No puede faltar, en el trata- DRO DE: Vita Ignatii hoyóla, en FN IV, Roma
miento de la doctrina ignaciana so- 1965.
diálogo interreligioso 588
cuando exige a los Superiores que gan en una cierta línea de generali-
se vean obligados a despedir a al- dad criteriológica, de tal forma que
guno: "[...] que procuren enviarlo puedan atenderse las peculiarida-
cuanto en amor y caridad de la Ca- des que confluyen en cada una de
sa y cuan consolado en el Señor las personas. Esta doble considera-
nuestro pudiere" [Co 225]. ción lleva a S. Ignacio a dejar -salvo
5 a . Esta lógica cordial aparece excepciones muy contadas- la últi-
también, y de manera muy relevan- ma determinación, en relación con
te, en la gradación -de menos a las d. a los Superiores más cercanos
m á s - que S. Ignacio establece en a las personas de cuya posible d. se
cuanto a la dificultad y exigencias trata. Ciertamente exige S. Ignacio
de las causas para despedir a quie- que las decisiones que tomen esos
nes se demuestre que no son aptos Superiores más cercanos, general-
para la vida de la CJ. Esta gradación, mente los Superiores locales, sean
que constituye el contenido de la comunicadas a los Superiores Ma-
Declaración A del cap. primero [Co yores y al mismo General. Pero es
205], gira lógicamente en torno al constante la remisión a la "discreta
mayor-menor grado de vinculación caridad" del Superior inmediato.
con la CJ. Pero en esta gradación no 7a. Quedan así reflejados, y per-
sólo influye, y se tienen en cuenta, fectamente conjugados, dos princi-
los vínculos estrictamente jurídicos, pios de indudable importancia en el
sino también lo que podría denomi- gobierno religioso: la subordinación
narse "vinculación afectiva" con la y la delegación. En S. Ignacio no hay
CJ. De otra forma difícilmente se en- el menor indicio ni de un centralis-
tiende el final de esa Declaración A mo absorbente y "apersonalista"
donde la gratitud, realidad esencial- que, aunque eficaz, entraña el peli-
mente rebelde a una valoración pu- gro de una injusta uniformidad, ni
ramente jurídica, es precisamente el tampoco de una anarquía que o di-
elemento primordial que, en último luya cobardemente la responsabili-
término, deberá regular la gradación dad o caiga en un dañoso subjetivis-
establecida. mo, que es otra forma de radical
6a. Hay que señalar también, injusticia.
como una característica general de 8a. En lo que se refiere a las
esta parte de las Constituciones, lo "causas de dimisión" (cap. II) lo pri-
que podríamos denominar pruden- mero que llama la atención es que
cia legislativa. S. Ignacio es perfecta- no se trata, como podría esperarse y
mente consciente de dos cosas: en como lo hacen otras constituciones,
primer lugar, se trata de tomar de- de un mero elenco de delitos o faltas
terminaciones que no afectan a si- perfectamente tipificados y acompa-
tuaciones o cosas, sino que afectan ñados de su consiguiente sanción.
y se refieren directamente a perso- Ya hemos dicho que en las Constitu-
nas. Y estas personas son en sí mis- ciones de S. Ignacio no hay un dere-
mas irrepetibles. Lo que se legisla cho penal (ni procesal) propiamente
para un caso, no vale automática- dicho. Más aún la Declaración A de
mente para otro. En segundo lugar este cap. II [Co 211], determina que
y en consecuencia, la delicada ma- sea la tolerancia el principio evalua-
teria a que se refiere esta parte de dor de las causas de d., a las que se-
las Constituciones, exige que no se guidamente va a referirse. Como
generalicen las determinaciones de confirmación de este profundo sen-
modo taxativo, sino que se manten- tido evangélico, que transciende to-
599 dinero
da esta Segunda Parte de las Consti- religiosa que atienda más, junto con
tuciones, baste anotar que por cuatro la seguridad de la Orden y de los
veces emplea expresamente el tér- que en ella sirven a Dios y de los
mino ''caridad 7 ' al tratar de las cau- ministerios a ella encomendados, a
sas específicas de d., como control la comodidad y tranquilidad y bie-
necesario para evitar se caiga en le- nestar espiritual del expulsado"
galismos puros y duros (cf. [Co 209. (Aicardo 1930, 503).
213-214.217]). La vigente normativa sobre la
9 a . Una nota interesante, que separación de la CJ se recoge en
aparece también en esta Segunda Normas Complementarias (NC 33-
Parte, es el respeto y valoración re- 38) y un esquema útil y claro puede
ligiosa que S. Ignacio tiene en rela- verse en Practica Quaedam (Roma
ción con los votos emitidos, aunque 1997, 42-55).
sean privados. La firme promesa
hecha a Dios mismo, impone un José Ma DÍAZ MORENO, SJ
profundo respeto que obliga a ha-
cer todo lo posible por mantenerla
en su plena vigencia. La dispensa- Z1 Admisión, Compasión, Constituciones,
Cuerpo apostólico, Discreta caritas, Gobierno,
bilidad o no dispensabilidad jurídi- Incorporación, Profeso, Votos.
ca de los votos no puede, de ningu-
na manera, oscurecer su profundo Bibl.: AICARDO, J. MV Comentario a las Consti-
valor religioso y consecratorio. No tuciones de la Compañía de Jesús V, Blass, Ma-
se puede olvidar que en la dispensa drid 1930; ALDAMA, A. Ma, Iniciación al estu-
de los votos, quienes están legíti- dio de las Constituciones, CIS, Roma 21981;
mamente facultados para ello pro- DÍAZ MORENO, J. Ma, "Introducción a la Se-
gunda Parte de las Constituciones" en Cons-
ceden no con potestad propia, sino tituciones de la Compañía de Jesús. Introducción
con potestad vicaria y en nombre y notas para su lectura (ARZUBIALDE, S. / CORE-
de Dios mismo. LLA/ J. - GARCÍA-LOMAS, J. M. eds.), M-ST,
Bilbao-Santander 1993,117-124; ECHARTE, I.,
10a. En relación con la posibili-
"Dimisión", en DHCJIII, 2665; O'MALLEY, J.
dad de readmisión de los despedi- W., Los primeros jesuitas, M-ST, Bilbao-San-
dos, S. Ignacio, precisamente por el tander 1995,79-82; Ruiz JURADO, M., "Admi-
respeto que siente hacia las perso- sión and Dismissal: fruit of Spiritual Dis-
nas y por su conocimiento del cora- cernment", en AA.VV., Constitutions of the
zón humano, no cierra, de modo Society of Jesús. Incorporation of a Spirit, CIS-
Gujarat Sahitya Prakash, Roma-Anand
absoluto, la puerta de ese posible
1993, esp. "Dismissal", 118-129.
retorno, sino que especifica, en la
medida de lo posible, los diversos
supuestos que pueden presentarse.
Pero -como ya hemos indicado- DINERO
deja la última decisión a los Supe-
riores que deberán discernir cada
caso [Co 236].
En resumen, y como valoración
I . San Ignacio y el dinero. En la Auto-
biografía aparece ocho veces la pa-
labra dinero; moneda/monedilla,
general de esta Segunda Parte, en- dos veces, y además varias monedas
tendemos perfectamente justificada concretas: ducados (3), escudos (4),
y absolutamente objetiva la afirma- quatrines (6), julios (3), marquetes
ción del P. Aicardo en su Comenta- (1), blanca (1).
rio a esta parte: "[...] no habrá le- El mundo del d. y de las finan-
gislación alguna en ninguna Orden zas nunca fue extraño a Ignacio de
dinero 600
estado, sus fuerzas físicas e intelec- nidos y requisitos para hacerlos; las
tuales y según las cualidades psico- disposiciones necesarias entre las
lógicas y espirituales de cada uno. que destacan la soledad y silencio, y
La labor de ángel la realiza el el fruto que se espera obtener en ca-
director disponiendo al ejercitante da una de las semanas y al término
sobre todo para la elección, pero de los Ejercicios. Aunque los d. tie-
también se enumeran una serie de nen presente principalmente al di-
ayudas que debe ofrecerle como en- rector, no faltan observaciones sobre
tregándole los puntos por escrito y cómo debe ser la actividad del ejer-
ofreciéndole lecturas adecuadas. Se citante en sus tres vertientes de me-
dan también acertados consejos y moria, entendimiento y voluntad,
avisos a tener en cuenta durante la sin olvidar describir las notas o dis-
marcha de los Ejercicios y para pre- tintivos que deben caracterizarla: ac-
parar la perseverancia una vez ter- tividad personal, intensa y perseve-
minados. rante. Por último, se insiste en la
posición de abertura y docilidad que
En la tarea de guía sobresale la debe ofrecer el ejercitante ante su di-
labor previa del control que debe rector, abriendo con toda claridad su
realizar sobre todos los actos del conciencia y siguiendo con exacti-
ejercitante, muy especialmente so- tud las indicaciones que se le hagan.
bre las penitencias que hace. Para
ello la fuente de información indis- Evidentemente no todos los d.
pensable son las visitas. Se trata de tratan todos los temas. Algunos de
ellos son puras notas muy breves,
las diversas clases de visitas, cuán-
de valor muy desigual. Pero de la
tas diarias y cuándo realizarlas, du-
lectura del conjunto se puede deter-
ración de las mismas y materia que
minar con gran precisión cual era la
hay que suministrar al ejercitante;
idea que S. Ignacio y sus primeros
igualmente para poder ser debida-
colaboradores se habían formado
mente conducido, hay que pregun-
del director y su misión, así como
tarle si tiene bien claro el objetivo
de los requisitos para ser un buen
de cada ejercicio, qué hace para al-
ejercitante.
canzarlo y qué ha experimentado
durante su trabajo. 3. Génesis de los Directorios. El
primer autor de d. es el mismo S.
Por otra parte, según el conoci- Ignacio. Se puede afirmar que el li-
miento alcanzado de la situación bro de los Ejercicios con sus anota-
del ejercitante, el director hará repe- ciones, adiciones, notas, reglas, etc.
tir, añadirá, cambiará, retrasará, es un auténtico y perfecto directo-
omitirá los ejercicios que le parez- rio. Pero además nos han llegado
can convenientes. Pero el gran pro- algunos escritos con normas y con-
blema que centra la atención de los sejos sobre el arte de dar Ejercicios
mejores d. es el de la elección de es- que directa o indirectamente pro-
tado, con abundancia de oportunos vienen de su mano. Aparte del lla-
consejos y sugerencias para ayudar mado "Autógrafo", de indiscutible
y no impedir la labor del espíritu en valor en su brevedad, merece espe-
materia tan delicada. cial consideración el dictado al P.
Podemos también deducir las Vitoria, puesto que recoge las notas
diversas clases de Ejercicios que se y consejos que el mismo Ignacio le
daban, desde los "cerrados de trein- iba proponiendo al dar unos Ejerci-
ta días" hasta los "leves" según la cios. Sólo toca la Primera Semana y
anotación dieciocho, con sus conte- es difícil deslindar qué consejos
605 directorios
acabó de elaborarlo hasta tres años haber depurado bien las fuentes
después. En 1590 se confecciona un originales de tendencias antagóni-
Directorio de Diversos. Así se llamó cas y, sobre todo, a las prevencio-
puesto que es un mosaico de frag- nes del tiempo hacia todo lo que
mentos "quasi centonis more", bas- pudiera sonar a "iluminismo". Por
tante bien unidos, si bien al margen ejemplo:
se iba indicando la fuente respecti- 4.1 Meditación-Contemplación.
va. No fue enviado a las Provincias Aunque S. Ignacio en su d. Autógra-
sino entregado a los Asistentes y fo se sirva de la expresión "medita-
otras personas para su examen, los ción de la vida de Cristo", el uso
cuales apenas introdujeron correc- del término ''meditación'' por parte
ciones. En 1591 se puede hablar de del Directorio oficial es abusivo.
un Directorio Provisional, el cual se Constantemente lo utiliza en lugar
imprimió y fue enviado a toda la CJ de "contemplación" o "misterio".
ad experimentum. Las observaciones Hasta la CAÁ se designa como
llegaron en poca cantidad, debido a "Meditación del amor de Dios".
que ya no quedaban Padres anti-
guos conocedores de los orígenes, a 4.2 La aplicación de sentidos. Po-
que ya se había dicho todo lo que lanco, siguiendo a S. Buenaventura,
había que decir, y sobre todo, por- expone las dos orientaciones que
que el cambio de orientación en los puede tener según se trate de los
ministerios de la CJ hacia las gran- sentidos externos, que llama imagi-
des predicaciones, etc. dejaba de la- narios, o de los internos, llamados
do el ministerio particular de dar mentales. Ya Gil González en su d.,
Ejercicios. El 18 de enero de 1594 aun exponiendo las dos interpreta-
acababa la 5 a CG. Todo estaba pre- ciones, ataca con dureza la segun-
parado para la elaboración del Di- da. El Directorio oficial, que en la pri-
rectorio oficial Aquaviva nombró mera redacción la había admitido,
una comisión de diez, presidida simplemente la omite en la redac-
por Gil González, la cual dio su pa- ción definitiva.
recer sobre las observaciones llega- 4.3 Valoración del Segundo y Ter-
das, pero incomprensiblemente la cer tiempo de elección. Se nota una su-
publicación del texto definitivo se per valorización del Tercer Tiempo
retrasó seis años. Finalmente, el Di- respecto del Segundo. Según el Di-
rectorio oficial apareció en 1599, con rectorio oficial, el ejercicio de la ra-
pocos retoques. Esta redacción defi- zón, principal protagonista del Ter-
nitiva señala prácticamente el fin cer Tiempo, da mayor "seguridad y
de esta clase de escritos, aunque to- certeza" de haber hallado la volun-
davía circularon algunos que mere- tad de Dios que el Segundo Tiempo,
cen especial atención por su pro- por medio de las mociones. El exa-
fundidad teológica y matización men de éstas sólo añade "claridad".
psicológica, como los de Gagliardi
y Ceccotti. Miguel LOP, SJ
4. Juicio del Directorio oficial. El
más completo y perfecto de todos
/ Acompañamiento, Adiciones, Anotacio-
los directorios. En general sigue
nes, Ejercicios, Ejercitador, Ejercitante, Modo
fielmente el pensamiento ignacia- y Orden.
no, pero hemos de lamentar algu-
nas lagunas y hasta casi contradic- Bibl.: ALBURQUERQUE, A., "Los Directorios
ciones debidas principalmente a no de Ejercicios. Síntesis histórica y de los
607 discernimiento
que las reglas para la Segunda Se- mal por medio de la imaginación; el
mana están destinadas a los tenta- buen espíritu produce remordi-
dos engañosamente por el mal bajo miento a través de la razón y la con-
apariencia de bien [Ej 10]. Es de ciencia. Este es el método de tenta-
gran importancia no confundirlas, ción ordinario para aquellos cuya
porque las reglas para la Primera vida está dominada por los pecados
Semana califican la experiencia capitales. Por su parte, en la persona
afectiva como consolación o desola- cuya vida está marcada por los mo-
ción en función de los objetos a que vimientos de purificación o santifi-
tienden; en cambio, las reglas para cación, la estructura es idéntica pero
la Segunda Semana juzgan los obje- la manera de tentar es exactamente
tos hacia los que se tiende y que se opuesta: el enemigo usa falsos razo-
escogen según la consolación o de- namientos para evocar una punzan-
solación que producen. Si se con- te ansiedad, tristeza y desaliento; el
funden pueden provocar conse- buen espíritu aleja esta sensación de
cuencias negativas en el proceso obstáculos para inspirar ánimo, con-
interno de la persona. Una persona suelo, lágrimas, etc. Las tentaciones
con una afectividad y percepciones de estas dos clases de personas tie-
distorsionadas puede vivir con nen esto en común: ambas giran en
"gozo espiritual" o una gran inten- torno a un eje placer-sufrimiento,
sidad religiosa algo que puede ser con la tentación viniéndole a la pri-
una crueldad o infidelidad. Eso no mera como placer y a la segunda co-
es ser conducido por Dios; es, sim- mo amenaza de sufrimiento. Tam-
plemente, estar desordenado. bién es crucial percatarse de que el
2. Reglas para la Primera Semana. influjo y forma de la experiencia es-
Como ha sido corriente a lo largo de piritual puede venir no sólo "de
la historia de la espiritualidad, Igna- arriba", es decir, pueden aparecer
cio sitúa tres fuentes que producen y espíritus o pensamientos que des-
afectan la experiencia religiosa del piertan sentimientos o emociones
ejercitante: la propia libertad, y dos nobles y elevadas, sino que pueden
pensamientos "de fuera" uno que emerger también "desde abajo": el
viene de Dios y otro del Demonio; se estado de la afectividad puede pro-
trata de personajes preternaturales vocar y formar pensamientos corres-
como ángeles y demonios -y cuales- pondientes que sitúan a la persona
quiera percepciones que se puedan bajo el influjo del mal espíritu [Ej
catalogar bajo este epígrafe; pensa- 318.319]. Este esquema causal fun-
mientos e imaginaciones, ideas e ciona en todas las Reglas.
imágenes- que provocan en la per- Las Reglas unifican movimien-
sona los movimientos afectivos de tos muy diferentes de la afectividad
consolación y desolación. Así, por humana bajo dos conceptos de gran
ejemplo, la meditación de Dos Ban- importancia: consolación y desola-
deras [Ej 136-147] contrasta el envío ción. El significado de cada una de
de demonios del enemigo con el en- ellas viene determinado por su tér-
vío por el Señor de "tantas personas, mino, su objeto. "Consolación" es
apóstoles, discípulos, etc." [Ej 141. todo movimiento interior de la afec-
145]. La primera regla de la Primera tividad hacia Dios -la persona es
Semana coloca estas tres influencias atraída o empujada hacia Dios-. El
dentro de una estructura que las une primer ejemplo de esta experiencia
en una matriz causal: el enemigo es naturalmente el de un amor de
causa el atractivo sensual hacia el Dios tan intenso e incluyente, que
609 discernimiento
flujo de la gracia -como la gota de tio, Elección, Espíritus, Inclinación, Mal Espí-
agua sobre la piedra-. Exactamente ritu, Moción, Sentir.
lo contrario ocurre con aquellos cu-
ya vida está dominada por el peca- Bibl.: Fuentes: IGNACIO DE LOYOLA, Exerci-
tia Spiritualia (CALVERAS, J. / DALMASES, C.
do. La consolación auténtica entra- DE., eds.) IHSI, Romae 1969; ID, Constitutio-
rá en sus vidas proféticamente, con nes Societatis lesa, Textus Hispanus (CODINA,
un áspero sentido de contradicción, A., ed.), Roma 1936. Secundaria: ARZU-
mientras que la consolación falsa BIALDE, S., Ejercicios, 587-752; BARRY, W. A.,
entrará casi imperceptiblemente [Ej "Toward a Theology of Discernment", The
335]. Way Sup 64 (1989) 129-140; BUCKLEY, M. } . ,
"The Structure of the Rules for Discern-
Finalmente y también sobre to- ment of Spirits", The Way Sup 20 (1973) 19-
do, hay que afirmar que el d. de es- 37; ENDEAN, PH., "Discerning behind the
píritus no es lección que se aprende Rules: Ignatius's first letter to Teresa Reja-
como la física o la historia. La ini- dell", The Way Sup 64 (1989) 37-50; GARCÍA
HIRSCHFELD, C, "Las reglas de discreción
ciativa es de Dios. Dios es el Uno de Primera Semana [313-327] (I)", Man 60
que se comunica "a la su ánima de- (1988) 331-341; ID., "Las reglas de discre-
vota abrazándola en su amor y ala- ción de Primera Semana [313-327] (II)",
banza y disponiéndola por la vía Man 61 (1989) 17-30; GIL, D., Discernimiento
que mejor podrá servirle adelante" según S. Ignacio, CIS, Roma 1980; GUILLET/
BARDY/ VANDENBROUCKE/ PEGÓN/ MAR-
[Ej 15]. A partir de esta experiencia
TIN, "Discernement des Esprits", DSp III,
y su contraria es como vienen gra- 1222-1291; LIES, L., "La doctrina de la dis-
dualmente el reconocimiento y el creción de espíritus en Ignacio de Loyola y
discernimiento. Ignacio comenzó a Orígenes de Alejandría", en Las fuentes de
aprender el d. de los diversos espí- los Ejercicios de San Ignacio, Simposio Inter-
ritus durante su convalecencia de nacional {Loyola, 15-19 septiembre 1997),
Loyola y después en Manresa, don- (PLAZAOLA J. ed.), Mensajero, Bilbao 1998;
PENNING DE VRIES, P., Discernement des
de "Dios le trataba como a un niño sprits: Ignace de Loyola, Beauchesne, Paris
de escuela" [Au 27]. A lo largo de 1979; RAHNER, H., Ignatius the Theologian,
las Constituciones puso juntos la ini- Herder and Herder, New York 1964; RAH-
ciativa divina anterior y el d. huma- NER, K., "La lógica del conocimiento exis-
no posterior, manteniendo de conti- tencial", Lo dinámico en la Iglesia, Herder,
nuo en una u otra formulación que Barcelona 1963,93-181; Ruiz JURADO, M., El
discernimiento espiritual: teología, historia,
"esto sola la unción del Spirüo Sanc- práctica, BAC, Madrid 1994; RUPNIK, M. L,
to pueda enseñarlo, y la prudencia "Un mondo bisognoso di guide spirituali
que Dios nuestro Señor comunica a per una maturitá della fede", Rivista di Vita
los que en su divina Majestad confí- Spirituale 57 (2003) 255-270; TONER, J.J., A
an, a lo menos puédese abrir el ca- Commentary on Saint Ignatius' Rules for the
mino con algunos avisos que ayu- Discernment of Spirits. A guide to the Princi-
pies and Practice, IJS, St. Louis 1982; TOR-
den y dispongan para el efecto que NOS, A., "Discernimiento y autocrítica",
ha de hacer la gracia divina" [Co Ciudad de los Hombres, Ciudad de Dios. Ho-
414]; este mismo énfasis en la ac- menaje a A. Álvarez Bolado, UPComillas,
ción divina al enseñar el d., aparece Madrid 1999, 375-395.
también en otros pasajes de las
Constituciones (cf. [134.161.219.624]).
grupo de presión domine las sesio- ción necesaria, cuando falta sociali-
nes o que se marginen ciertas perso- zación de lo que se persigue, cuan-
nas; que haya falta de respeto o es- do no hay claridad en los pasos a
cucha mutua; que no prime la dar, cuando hay apatía o contenta-
desconfianza en el grupo; que no se miento fácil en el clima grupal,
cree un ambiente pesimista en las cuando se carece de perspectivas y
relaciones. El clima del grupo -can- de inquietudes apostólicas, cuando
sado, optimista, confuso, competiti- se hacen presentes elementos ideo-
vo, esperanzado, etc.- no es inde- lógicos y actitudes inflexibles,
pendiente del "cómo" (método y cuando no se distingue bien entre
proceso) se está llevando adelante consenso (en la consolación com-
la tarea y del "qué" (objetivo, mate- partida que asume trabajar por el
ria que tratar, contenido). Cabe ha- resultado final más que en los vo-
blar aquí de las "afecciones desor- tos) y unanimidad en la fase final,
denadas" [Ej 169] que van desde la etc., estas inclinaciones o disposi-
lucha por el poder hasta el rechazo ciones dañan y frenan el proceso
ciego de otras posturas. La toma de deliberativo (las consideramos in-
conciencia en oración de lo que pasa clinaciones negativas).
en cada participante y en el grupo 3.2 Las mociones que surgen del
como tal, el dar y el recibir perdón mal espíritu, y que llevan a la desola-
muchas veces en silencio por situa- ción espiritual [Ej 317], tales como la
ciones vividas y el estar disponién- turbación, la oscuridad, la tendencia
dose para la libertad interior que pi- a lo mundano, la falta de esperanza,
de el discernimiento, son tareas que tibieza, tristeza, etc. pueden tener
caracterizan un discernimiento es- traducciones muy variadas: ansie-
piritual en común, distinto de un dad contagiosa por terminar como
grupo meramente social o de poder. si el proceso fuese automático y de-
pendiese solo del puro esfuerzo [Ej
La confirmación religiosa y / o
321]; el subjetivismo colectivo que
eclesial cuando es requerida des-
deja fuera a otras comunidades y a
pués del proceso vivido por la co-
la referencia eclesial concreta; el de-
munidad no se debe considerar co-
sánimo que contagia desesperanza;
mo algo "exterior" o "añadido" al el acomodamiento apostólico sin
consenso final, sino más bien una creatividad por miedo al cambio; los
dimensión integral del mismo dis- juicios fuertes cargados afectiva-
cernimiento comunitario. mente; los intentos de manipulación
3. Las mociones grupales y el ma- y las estrategias de doble juego; el
gisterio de los Ejercicios [Ej 32.313] escamoteo de los conflictos reales; el
3.1 Las inclinaciones o disposicio- entusiasmo exagerado por alguna
nes inducidas, por la misma psicología opción, etc.
y dinámica grupal. Así, por ejemplo, 3.3 Las mociones que surgen del
cuando la marcha del grupo huma- buen espíritu y que llevan a la conso-
no, los animadores y la infraestruc- lación [Ej 316], como es el aumento
tura, como también la metodología de fe, esperanza y caridad, una ma-
usada tienden a construir y ayudan yor claridad, una confirmación pro-
al proceso, todo sirve como soporte funda, una mayor energía para la
humano para el trabajo de búsque- entrega y el trabajo de futuro, etc.
da en el Señor (las consideramos in- pueden tener estas manifestacio-
clinaciones positivas). Al revés, nes: fe en la acción del Espíritu,
cuando no se da toda la informa- mutua aceptación y escucha, liber-
615 discernimiento comunitario
XII, 222]; "caridad y discreción del [Epp VIII, 690]. En la medida en que
Espíritu" [Co 219], "discreto celo" el ser humano desarrolla esta co-
[Co 211], "caridad ordenada" [Co operación con Quien ha de "ende-
61] y "discreta" [Co 237], "ilumina- rezarle", en todo, crece como "hijo"
ción y caridad" [Epp XII, 143], "ley (Rom 8,14).
interior de la caridad y amor" [Co Caridad que "se convierte en
134], "razón de la caridad" [Epp V, auténtica ley que induce al gober-
222]. Por contraste, una vez se refie- nante a tomar determinadas deci-
re a "caridad indiscreta" [Co 217]; y, siones y a realizarlas; pero ley inte-
en órbitas más distantes, pero no rior que se compenetra con la
ajenas a la d., se referirá a: "discreta radicalidad íntima de las Constitu-
consideración" [Co 113.462], a ciones a la vez que actúa en lo ínti-
"amor tanto lúcido y dulce" [De mo del espíritu del propio superior.
105] y "con mucha devoción lúcida, Esa caridad no es puro impulso, si-
clara mucho y con calor asistente" no impulso ordenado al servicio di-
[De 111], "devoción calorosa o lúci- vino, en cuanto que procede según
da y suave" [De 56], "claridad lúci- la ordenada "discreción" que mira
da, calorosa y muy suave" [De 126], a una y otra parte y sopesa los 'có-
"devoción mucho clara, lúcida y ca- modos e incómodos', bajo la inspi-
lorosa" [De 134]. Estas últimas ex- ración y dirección sobrenatural del
presiones, como es sabido, en un Espíritu Santo" (Iturrioz 1974,17).
contexto hondo de discernimiento
1.1.3 Discreción (discernir, discre-
y elección en orden a decisiones
ta): En el sentido activo, primige-
muy concretas de gobierno que in-
nio, que da Ignacio a la "discreción
mortalizó en el Diario espiritual.
de espíritus": iluminación interior
1.1.2 Caridad: Es, en todo caso, que posibilita verificar la proceden-
el sustantivo. Expresiones, como cia de los movimientos interiores,
"la caridad y discreción del Espíritu que actúan como motivaciones de
Santo mostrará el modo que se de- la voluntad, los que provienen de
be tener" [Co 219], tienden fácil Dios, los que provienen de las si-
puente a "la Ley interior de la cari- nuosidades de la naturaleza huma-
dad y amor que el Espíritu Santo na dañada y se sobreponen a la vo-
escribe e imprime en los corazones luntad y los que provienen de mi
ha de ayudar para ello" [Co 134]. Se libertad en ejercicio [Ej 32]. Se trata
trata de la caridad en su sentido de verificar si "el amor que me
más puro y original, el del "amor mueve [...] desciende de arriba" [Ej
que inunda nuestros corazones por 184.338] o, por el contrario, si nace
el Espíritu que se nos ha dado" de mí y termina en mí. La discre-
(Rom 5, 5), o "la fuerza de lo alto" ción es pieza esencial de los Ejerci-
(Hech 1, 8; Jn 3, 3.7) que para Igna- cios en orden a la búsqueda de la
cio "desciende de arriba". Incluso voluntad de Dios, que pretenden
la presenta en ocasiones, como na- [Ej 1] y en definitiva a una elección
cida de ese Espíritu, en orden a la iluminada (cf. [Ej 313-336]; DI, 19).
co-operación responsable del ser El otro sentido de discreción como
humano con Dios a la hora de ac- moderación (medida, proporción),
tuar: "[...] la discreta caridad, vista que también usa Ignacio, y su rela-
la disposición de las cosas presen- ción con la mediocritas, es fácilmen-
tes, y la unción del Espíritu Santo, te identificable y diferenciable del
que principalmente ha de endere- primero [Co 285] y no entra aquí en
zarle en todas cosas, le dictare" consideración. Podría, en todo caso,
discreta caritas 618
considerarse como un "efecto" del S.; y que pues allá están las cosas
primero. presentes y ven más de cerca todo
"Discreta " cualifica a la caridad, lo que conviene considerar, hagan
no como moderación, sino como como les pareciere mejor para los fi-
iluminación. Pero no es un adjetivo nes que acá se pretenden y V. R. tie-
participial variable e intercambia- ne entendidos, a gloria divina; y la
ble por otros. Un ejemplo más de la discreción, como dice que no se en-
importancia que en el lenguaje ig- seña en Salamanca, tampoco en ins-
naciano tienen los adjetivos y los trucciones. Déla el Santo Espíritu y
participios, como "forma" del sus- supla lo que de ella faltare, como
tantivo. El adjetivo "discreta" cuali- suele en nuestras cosas" [Epp X,
fica a la caridad como un nuevo 636]. Afirmación que resalta el rea-
modo, el más penetrante, de cono- juste necesario -horizonte propio
cimiento y discernimiento de las de la d.- entre fines ("que acá se
cosas de Dios (Flp 1, 9). Siempre en pretenden y V. R. tiene entendidos,
orden a la vida y a la acción, otra a gloria divina") y medios.
característica de lo que se ha llama- ¿Qué es lo que hace discreta o
do su "literatura del hacer históri- indiscreta la caridad? El utilizar, o
co" y "carácter empírico de la me- no, como medida objetivadora y
cánica de los escritos ignacianos" motivadora de la caridad, el "se
(De Gennaro 1977, 13-14). Ignacio servirá más a Dios nuestro Señor"
no ama hacer teoría. Su literatura es [Co 217], no otras motivaciones po-
la de un comprometido, que no sibles bajo apariencia, o realidad,
puede no comunicar su propio de caridad: "[...] puesto que lo que
compromiso y que busca conscien- se pretende es la edificación y el
temente comprometer. En este caso, servicio de Dios N. S., con esta me-
además, la forma participial y la dida la discreta caridad juzgará lo
sustantiva son intercambiadas con que conviene" [Epp IX, 87].
alguna frecuencia, como interven-
ciones ambas, discreción y caridad, Resumiendo: la conjunción de
originarias del mismo Espíritu, con los dos términos, a todas luces in-
lo que resalta aún más la sinergia tencionada, remite a una caridad
entre éste y el ser humano, esencia que pondera (pesa, evalúa) "delan-
de la d.: "[...] en los cuales la cari- te de Dios" [Co 209] la realidad
dad y discreción del Espíritu Santo ("muchas circunstancias particula-
mostrará el modo que se debe tener res de personas, tiempos y luga-
[...]" [Co219]. res..."); que interpreta "mirando al
El Espíritu, que es el amor de sentido más que a la letra en esta
Dios que nos habita, nos mueve parte, como la discreción santa dic-
(Rom 8, 14) y nos hace capaces de tare" [Epp VIII, 546]; que hace ex-
amar, es, al mismo tiempo, la ilumi- cepciones: "con todo siempre que-
nación de ese amor a la hora de la da a la caridad discreta el hacer
acción y de la vida. A Ribadeneira, alguna excepción" [Epp VIII, 267].
que pide nuevas "instrucciones", le 1.2 Terminología Complementaria
responde Ignacio, intencionada- 1.2.1 Dictare (dictará): Verbo que con
mente, no dándoselas, sino remi- frecuencia acompaña a la d. señalan-
tiéndole, no sin un elemento de hu- do su desembocadura final en una
mor, a que se las pida a Dios N. S.: opción libre, la "elección" ante Dios.
"De la instrucción que pide, lo que Pero también acompaña por separa-
acá parece es que se pida a Dios N. do a la discreción: "Como la discre-
619 discreta caritas
[Co 161]. "[...] Pero el Santo Espíri- Dios Nuestro Señor suplirá de su
tu, cuya unción enseña todas las co- plenitud nuestras faltas como suele"
sas a los que se disponen a recibir (carta a Juan Bautista de Barma, 14
su santa ilustración y en particular de marzo de 1555, [Epp VIII, 546]).
en lo que incumbe a cada uno de 3.3 Es obligada aproximación,
parte de su oficio, enseñe a V a R a " la más profunda, a la realidad, para
(carta al P. Urbano Fernández, Ro- una lectura cristiana de la misma:
ma, 1 de junio de 1551, [Epp III, "pendiendo esto de muchas cir-
500]). "Acerca de la instrucción que cunstancias particulares de perso-
pedís para mejor proceder en el di- nas y tiempos y lugares, es necesa-
vino servicio en esta misión, espero rio remitirse al discreto celo de los
os la dará más cumplida el Espíritu que tienen tal cargo" [Co 211].
Santo con la unción santa y don de
3.4 Es esencial al gobierno espi-
prudencia que os dará, vistas las
ritual, como servicio de búsqueda,
circunstancias particulares" (carta
de motivación y de toma de decisio-
al P. Juan Núñez Barreto, Roma, 26
nes, que afectan a personas. Todo
de julio de 1554, [Epp VII, 313-314]).
ello desde una caridad pastoral, que
2.5 Hacía la unión de ánimos. evoca la caridad básica del Presu-
También, y puesto que trata de una puesto [Ej 22] y que, superando toda
disposición para funciones que im- reserva y toda actitud de prepoten-
plican relación personal, aunque S. cia y dominio, abre camino a actitu-
Ignacio sólo se refiera a ello de for- des de acogida e intercambio: "Que,
ma indirecta, no se puede ignorar como yo uso en el consultar y confe-
que la d., que mueve a proceder rir con algunos de casa las cosas que
"conforme al espíritu", es esencial he de ordenar que algo importen, así
para construir la "comunión" o querría que lo hiciésedes vos y que
"unión de los ánimos", base de la nos pareciésemos en el proceder en
comunidad apostólica, universal o un mismo modo" [Epp VIII, 225].
local. Pura lógica espiritual ignacia-
3.5 Igualmente esencial al go-
na: puesto que la d. pone al indivi-
bierno en su ejercicio de ajusfar la
duo de cara a Dios y es la vincula-
mediación de la ley a realidades
ción personal más directa con su
históricas permanentemente varia-
voluntad convocante, ha de serlo
bles: "Aunque V.R. con el Maestro
también, y a la vez, con los convo-
Laínez verá más medios, y éstos,
cados entre sí [Co 671].
que aquí se tocarán entenderá me-
3. Contexto operativo pastoral: de jor si cumple tratar de ellos o no, no
lo expuesto fluye que la discreta cari- dejaré de tocar algunos quedando
dad: 3.2 Es en sí misma una dinámi- el todo remitido a la discreta cari-
ca de discernimiento permanente dad de VV. RR." [Epp VIII, 438]. Las
puro con la que el individuo se ha fa- normas son en sí objetivas y el su-
miliarizado; un hábito consciente de perior ha de atenerse a ellas; pero
preguntar a Dios, como Ignacio: en su aplicación dependen de una
"Quid agendum?" [Au 50], "¿dónde determinada estimación de "cir-
me queréis, Señor, llevar?" [De 113]. cunstancias particulares de perso-
3.2 Entraña efectos de mesura, nas y tiempos y lugares..." [Co
proporción, paz: "Con hacer tam- 211.746]. "El superior actúa en la
bién aquí lo que se pudiere, según la aplicación de las Constituciones. Pe-
mesura de la discreta caridad, pue- ro ha de actuar dirigido y llevado
de V a R a asosegarse y esperar de que por la caridad discreta. Ésta es parte
discreta caritas 622
y loco por Cristo, que primero fue te de las Constituciones", Man 46 (1974)
tenido por tal, que por sabio ni pru- 15-28; KOLVENBACH, R-H., "Locos por Cris-
dente en este mundo" [Ej 167] (cf. to" en Decir... al Indecible (IGLESIAS, I. ed.),
M-ST, Bilbao-Santander 1999,115-131; RE-
Kolvenbach 1992). MOLINA, G., "La interior ley de la caridad y
"Una observancia impregnada amor (Const. 134)", Man 68 (1996) 101-114;
de discreta caridad, lejos de signifi- Ruiz IURADO, M., "San Ignacio y la obser-
car y reportar 'laxismo', compromete vancia religiosa", Man 34 (1958) 49-56.
a la persona de una manera mucho
más total con la voluntad de Dios,
redime al 'observante' de todo aso- DISCRETIO
mo de legalismo y convierte a la ob-
servancia en una verdadera relación
personal -'co-operación', la llama Ig-
nacio- con el Dios a quien servimos.
2 . Introducción. Llama la atención
que S. Ignacio reserve la noción
de "discernimiento" de espíritus
Ésta es, finalmente, la traducción ig- para el libro de los Ejercicios -la pa-
naciana del 'no he venido a abolir la labra discernimiento no aparece ni
ley, sino a darle plenitud de cumpli- una sola vez en todo el texto, en su
miento' (Mt 5,17). La plenitud de la lugar hallamos discreción [Ej
observancia de la ley, como la entien- 176.328] y discernir [Ej 336] (que
de Dios, es siempre una forma de equivalen a "discernimiento")- y
amistad" (Iglesias 1996; cf. Ruiz Jura- dedique las Constituciones al hilo
do 1958). conductor de la discretio, a la que él
Ignacio IGLESIAS, SJ denominará bien discreción o bien
discreta caritas. Teniendo en cuenta,
por otra parte, que también en los
? Abnegación, Amor, Consolación, Constitu-
Ejercicios, cuando él trata, desde el
ciones, Discernimiento, Discretio, Elección, punto de vista tanto ascético como
Espíritu Santo, Modo de proceder, Sentir. psicológico, del hallazgo del "me-
dio" y del "equilibrio moral" -por
Bibl.: A A. Vv., "Discernement des esprits, ejemplo en [Ej 350] "para en todo
DSp III, 1222-1292 (esp. 1266-1275); ARZU- quietarse" con relación al equilibrio
BIALDE, S., "Casiano e Ignacio. Continuidad psíquico y moral (d.)- esté reco-
y ruptura. Una original aportación de S.
Ignacio de Loyola a la historia de la tradi- giendo el motivo monacal de la d.
ción espiritual", en Las fuentes de los Ejerci- en el sentido de "moderación".
cios Espirituales de San Ignacio. Simposio In- Para entender exactamente el
ternacional (Loyola, 15-19 Septiembre 1997)
(PLAZAOLA, J. ed.) 123-186 (esp. 136-148); alcance y la originalidad de la ope-
ID., "Discernimiento-Unción del Espíritu- ración llevada a cabo por S. Ignacio
y Discretio. Presencia y actividad del Espí- mediante la decidida separación de
ritu en los escritos de San Ignacio de Loyo- unos elementos de otros, es preciso
la", Man 70 (1998) 231-267; BOTTEREAU, GV remontarse, por una parte a la he-
"La 'discreta caridad' en S. Ignacio de Lo-
yola", CIS 18 (1974) 58-70; COSTA, M., Legge rencia global del monacato oriental
religiosa e discernimento spirituale nelle Cons- -la didkrisis, y al conjunto de ele-
tituzioni delta Compagnia di Gesú, Paideia mentos que en ella iban incluidos-
Editrice, Brescia 1973; GENNARO, G. DE, "In- que el Occidente latino recibe prin-
troduzione genérale", en Gli scritti di Igna- cipalmente de manos de Juan Ca-
zio de Loyola (GIOIA, M. ed.), Unione Tipo-
siano, y por otra, a su evolución
grafico-editrice Torinese, Torino 1977;
IGLESIAS, L, "La discreta caridad de la ob- histórica desde el comienzo del si-
servancia", Man 68 (1996) 161-176; ITU- glo V hasta la época de Tomás de
RRIOZ, J., "La 'discreta caridad' en la 2a par- Aquino (s. XIII). El estudio de los
discretio 624
natural más bien se convertirá en lla el modo, advierte (De Cons VII 8
alteración y exterminio" (SCt 49, II - VIII11 [BAC 452, 68-75]) y mode-
5[BAC491,640]). ra todas las acciones, distinguiendo
2.3.2 La discretio además establece las diversas cualidades del acto, las
y coordina la unidad, tanto de la Iglesia circunstancias a las que se debe
como de la comunidad. Ahora bien, acomodar y los medios que debe
esa labor que la d. desempeña con emplear para que el acto concreto
relación a las energías del psiquis- sea todavía más justo y perfecto.
mo humano, la ejerce del mismo Por ello se puede decir que la d. es
modo en el cuerpo de Cristo que es la "consummatio perfectionis" (Circ
la Iglesia y en la comunidad, coor- 3,11 [BAC 469, 270]).
dinando las capacidades de cada 2.3.4. La discretio aplicada a la
uno de los miembros de ella. "Ha observancia religiosa. Finalmente S.
ordenado en mí el amor. Esto suce- Bernardo establece la auténtica
dió cuando dio a la Iglesia a unos manera moderada de legislar y de
como apóstoles, a otros como profe- aplicar correctamente la regla en la
tas y evangelistas, a otros como comunidad. Porque, según él, en
pastores y maestros en orden a la su dimensión más práctica la d.
perfección de los elegidos. Pero es debe hallar el equilibrio (aequalitas)
preciso que a todos ellos los una el entre las exigencias del cuerpo y
mismo amor y éste los amalgame del espíritu; entre el celo (emula-
en la unidad del cuerpo de Cristo. ción) de Dios y la benignidad que
Lo cual no será posible en modo al- tiene en cuenta las exigencias que
guno, si no hay orden en el amor. requiere el cuidado del cuerpo (la
Pues no habrá unidad en absoluto, condición humana). "Cuando se
sino confusión, si cada cual se deja dan ambas cosas, esto es, el afecto
llevar de su arrebato según el espí- de la compasión y el celo de la jus-
ritu que ha recibido, y se lanza sin ticia, conviene que actúe el espíritu
discreción a lo que quiere, según de discreción; no sea que utilice-
sus antojos, sin guiarse por el juicio mos una cosa en vez de otra, y su-
de la razón. Así sucede cuando na- framos las consecuencias de la in-
die se limita a cumplir el oficio que discreción. Cultivemos, pues, el
se le ha asignado, sino que todos se espíritu de discreción, y según las
inmiscuyen indiscretamente en to- circunstancias, conjuguemos el ce-
dos los asuntos" (SC 49, ii 5 [BAC lo ardiente con la misericordia. Co-
491, 640]). mo aquel buen samaritano que sa-
2.3.3 La discrección modera ade- be proveerse y utilizar a su tiempo
más todas las acciones porque sin dis- el óleo de la misericordia y el vino
creción incluso el bien se convierte en del ardor. No penséis que esto es
mal. De donde se deduce que si la una invención mía: el Profeta pide
prudencia es la ciencia intelectual estas mismas cosas y con el mismo
de todas las cuestiones humanas y orden, en un salmo: 'Instruyeme
divinas, que descubre la verdadera en la bondad, en la disciplina y en
jerarquía de los valores, la d., según la sabiduría'" (Pase 2,6 [BAC 473,
él, es el juicio de esa misma ciencia 94-95]).
que determina las condiciones de De manera que el legislador de
las acciones exteriores conforme al la Regla o de la norma habrá de te-
moderación (el justo medio). Para ner en cuenta el temperamento y
ello, en primer lugar nos libra del las condiciones de cada sujeto así
exceso. Pero además, atempera, ha- como la oportunidad de las medi-
discretio 630
ra llegar a él. Este tercer acto con- o puesta en práctica de los medios
creto de la prudencia recibe, según que conducen al fin. Por tanto, éste
él, el nombre de discretio. último mandato es la aplicación del
3.2. Su definición de la prudencia consejo y del juicio a la operación y
y de la discretio. La prudencia en sí el acto principal de la prudencia
misma es la virtud intelectual (II-II, ("rationis practicae" II-II, q.47, a.8)
q.47, a.l) de la razón especulativa y Las diversas partes, por consi-
práctica por la que el ser humano guiente, que integran la prudencia
por una parte se adhiere a la Verdad son tanto ''potenciales' 7 como "sub-
inmutable, y por otra se aplica solí- jetivas" (II-II, q.48-49). Unas, pres-
citamente {"solicitudo proprie ad pru- tan su apoyo al conocimiento, como
dentiam pertinet" II-II, q.47, a.9) a lo son la memoria de las experiencias
contingente, no necesario y cam- vividas, la inteligencia, la sagacidad
biante. Es la rectitud de la razón (II- {"solertia" II-II, q.49, a.4). Pero nece-
II, q.47, a.7) capaz de adaptarse a los sitan además del concurso de la do-
actos contingentes de la práctica, el cilidad (II-II, q.49, a.3) o del enrique-
ojo del ser que actúa y la antorcha cimiento de la experiencia ajena y
del alma. Presupone el conocimien- de la razón, que establece la relación
to de los principios universales (II- entre los diversos elementos inte-
II, q.47, a. 15) y la sabia percepción grantes. Desde el punto de vista de
de las realidades cambiantes a las la acción, la razón ha de tener tres
que deben ser aplicados tales prin- cualidades: la previsión (II-II, q.49,
cipios. Por tanto, su especificidad a.6) o capacidad de ordenar los me-
reside en su capacidad de aplicar dios al fin; la circunspección (II-II,
los principios a las obras {"singula- q.49, a.7) o examen de las circuns-
ria, circa auae sunt operationes" II-II, tancias en que se desenvuelve la
q.47, a.3). Por ello únicamente la ex- empresa; y la cautela (cautio: o aten-
periencia es capaz de discernir en ción precavida II-II, q.49, a.8), el arte
medio de la variedad de lo contin- de esquivar o evitar los obstáculos.
gente. De ahí también la posibilidad
del error (II-II, q.47, a.3, ad 2), pues Mientras las subjetivas (II-II,
sólo la recta voluntad puede evitar q.50) se refieren a los sujetos que
los errores. ejercen la prudencia (el rey, el polí-
tico, el hombre de negocios, y el mi-
Pero es además una virtud mo-
litar, etc. II-II, q.50, a. 1-4), las poten-
ral que tiende al Bien verdadero.
No se contenta con señalar dónde ciales (II-II, q.51) son las virtudes
está el Bien, sino que incluso deter- que están en íntima conexión con la
mina y ordena su ejecución. Se opo- prudencia, como la eubulia (II-II,
ne a la duda, a la inercia y a la pasi- q.51, a. 1-2) o arte de descubrir los
vidad. Pero tampoco se confunde medios más adecuados al fin; la sy-
con el celo ciego ni con la desaforada nesis (II-II, q.51, a.3) o aptitud para
audacia. Aconseja, juzga y manda. juzgar los casos ordinarios; y la gno-
Consta de tres fases: del consejo o mé (II-II, q.51, a.4) o agilidad (o ha-
deliberación, que busca los medios bilidad) para resolver los casos ex-
en orden a un fin (I-II, q.14); del jui- cepcionales.
cio que se pronuncia sobre el valor Finalmente Tomás de Aquino
de los medios conducentes al mis- abre el horizonte de la prudencia a
mo; y del mandato {"praecipere" la la actividad del Espíritu con el
orden) que es por último el acto de "don de consejo" (II-II, q.52) y hace
la razón que dictamina la ejecución de éste la guía suprema del espíritu
633 discretio
1224; salmos (Mist., adnot, in Ps.), Mysti- parentado con currere (lat. "co-
cae adnotationes in Psalmos [Tractatus super rrer"), nos introduce en un ámbito
quosdam psalmos et quarundam senten-
tias Scripturarum] (PL 196, 265-404); TO- dinámico, de movimiento. J. de
MÁS DE AQUINO, In ni Sent d.33, q.2, a.3-5; Valdés dice que es palabra que de-
ID., STh I-II q. 61-65; STh II-II q. 47-56. Se- biera introducirse en castellano,
cundaria: ARZUBIALDE, S., ''Casiano e Igna- aprovechándola de la lengua ita-
cio, continuidad y ruptura", en Las fuentes liana. Es ya frecuente en la segun-
de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio
(Simposio Internacional, Loyola 15-19 sept.
da mitad del siglo XVI (Valdés 34-
1997) (PLAZAOLA, J. ed.), Mensajero, Bilbao 35). En el TLC leemos: "Examinar
1998,123-240; BACHT, H., "Die frühmonas- y tratar algún punto y hacer en él
tischen Grundlagen Ignatianischer Fróm- discursos". Tal vez la definición
migkeit. Zu einigen Grundbegriffen der más próxima a la acepción igna-
Exerzitien", en Ignatius von Loyola. Seine ciana la encontramos en DiccAut:
geistliche Gestalt und sein Vermachtnis (1556-
1956) (WULF, F. ed.), Würzburg 1956, 223- "Metafóricamente vale examinar,
261; BAKKER, L., Freiheit und Erfahrung, pensar y conferir las razones que
Würzburg 1970 (trad. española: Libertad y hay en favor o en contra de alguna
Experiencia, M-ST, Bilbao-Santander 1995); cosa, infiriéndolas y sacándolas de
BARDY, G. "Discernement des esprits chez los principios". En Ignacio tiene
les Peres", DSp III, 1247-1254; CABASSUT,
A., "Discreción", DSp III, 1311-1330; DING- varios sentidos afines.
JAN, F., Discretio. Les origines patristiques et 1. Actividad del entendimiento,
monastiques de la doctrine sur la prudence que consiste en pasar de un punto a
chez Thomas d'Aquin, Assen 1967; DUMEIGE,
G., "Les quatre degrés de la violente chan-
otro de los propuestos gracias a la
té", Textes philosophiques du Moyen Age, información proporcionada por la
3, París 1955, 89-200; ID., Richard de Saint- memoria. Su origen tal vez pueda
Victor et V idee chrétienne de Vamour, PUF, estar en [Au 7] cuando, postrado en
Paris 1952; HAUSHERR, I., "Direction spiri- el cama de Loyola, Ignacio "discu-
tuelle en Orient autrefois", OCA, Roma rría por muchas cosas que hallaba
1955; DSp III, 1008-1060; NOBLE, H.D.,
"Prudence", DThC XIII/1, 1023-1076; OLP- buenas" en las lecturas que hacía.
HE-GALLIARD, M., "Cassien", DSp II, 214- Esta actividad del entendimiento es
275; ID., "La pureté de coeur d'aprés Cas- el sentido que aparece sobre todo
sien", RAM 17 (1936) 28-60; ID., "La science en los Ejercicios: "usamos de los ac-
spirituelle d'aprés Cassien", RAM 18 tos del entendimiento discurrien-
(1937) 141-160; RAHNER, H., Ignatius von Lo-
yola und die aszetische Tradition der Kirchen- do" [Ej 3]; "luego, sobre el mismo
vater, en Ignatius von Loyola ais Mensch und entendimiento discurriendo" [Ej
Theologe, Freiburg 1964, 235-250; SUMMA, 50]; "y así discurrir más en particu-
G., Geistliche Unterscheidung bei Johannes lar con el entendimiento" [Ej 50]; de
Cassian, Echter, Würzburg 1992; SWITEK, G., igual manera en [Ej 64]: "porque el
"Discretio Spirituum", Theologie und Philo-
sophie 47 (1972) 36-76.
entendimiento sin divagar, discurra
asiduamente". Este carácter intelec-
tual se ve acentuado al aparecer en
expresiones como "discurrido y ra-
DISCURRIR ciocinado" [Ej 182] o "para discu-
rrir y para discernir" [De 15]. Con
todo, y como suele ocurrir en los
A. ACTIVIDAD DEL EJERCITANTE
Ejercicios, toda actividad es relati-
Término de raigambre igna- va, esto es, en relación a otras que
ciana, es de entrada tardía en cas- preceden y siguen. Esta actividad
tellano y tal vez a través del italia- de d. es la segunda que se propone
no. Su misma etimología nos al comenzar el ejercicio espiritual;
ofrece parte de su significado. Em- viene precedida por el acto de la
discurrir 638
memoria ("el primer punto será admirative con crecido afecto, dis-
traer la memoria" y seguida por la curriendo por todas las criaturas"
voluntad ("luego la voluntad"). En [Ej 60]. Discurrir ahora pierde, en
alguna ocasión Ignacio se muestra parte, el contenido tan intelectual
estricto con mantener este orden. en primer lugar pnr el objeto pro-
Así en el primer modo para hacer puesto para d., que no son puntos
una buena y sana elección propone ofrecidos ni datos de la memoria,
"discurrir bien y fielmente con mi sino la realidad como tal, tanto la
entendimiento" [Ej 180] sabiendo supraterrena (ángeles y santos) co-
que después viene la petición de mo la terrena (cielos, sol, luna, es-
gracia para que "el Señor quiere trellas y elementos, frutos, aves, pe-
mover mi voluntad y poner en mi ces y animales, y la tierra); y en
ánima lo que yo debo hacer acerca segundo porque el simple hecho de
de la cosa proposita". Los ejercicios pasar o d.por ellos es hacerse pre-
de memoria y entendimiento, están sente de manera inmediata a la vo-
orientados a mover la voluntad: luntad su bondad conmigo "cómo
"queriendo todo esto memorar y me han dejado en vida y conserva-
entender por más me envergonzar do en ella", teniendo en cuenta
y confundir" [Ej 50]. Este mismo es- "quién soy yo" (punto tercero [Ej
quema tripartito se repite en el 58]). El Diario espiritual es reflejo de
punto tercero: "trayendo la memo- la puesta en práctica por parte de
ria [...] discurrir con el entendi- Ignacio de este ejercicio espiritual
miento [...] y acabar con la volun- de discurrir. Sin perder de vista to-
tad" [Ej 52]. El mover los afectos de do el contenido afectivo de la expe-
la voluntad, culmina el proceso pe- riencia descrita en el Diario espiri-
ro presupone la actividad anterior; tual, hemos de tener en cuenta
en el esquema ignaciano, todo el también la intención primera que lo
hombre queda así asumido por el provoca, esto es, la búsqueda de la
ejercicio propuesto y orientado ha- voluntad de Dios en torno a un
cia el fin que se le propone. Este d. punto muy concreto de la primera
aparece también al final del ejerci- Compañía, el régimen de pobreza
cio, en el coloquio: "discurrir por lo de las primeras casas profesas. Ig-
que se ofreciere" [Ej 53], que otorga nacio organiza y desarrolla un mé-
al coloquio un tono eficaz de carác- todo, sobre todo en el primero de
ter intelectual, aunque no despren- los cuadernillos conservados, don-
dido de la carga afectiva que el mo- de el entendimiento juega un papel
mento implica. Con todo, d., lejos fundamental: búsqueda de razones
de dejarse llevar por pensamientos a favor y en contra de tener o no te-
piadosos ante el Crucificado que te- ner rentas. Así Ignacio, desde muy
nemos delante, es ahora salir en temprano pide "gracia para discu-
búsqueda de respuesta a la triple rrir con su espíritu y moverme con
pregunta que se nos ha planteado: el mismo, antes que me levantase"
"qué he hecho por Cristo, qué hago [De 36]; afirma haber "sentido mu-
por Cristo, qué voy a hacer por cha claridad discurriendo [por las
Cristo". Donde, tal vez, se dé el ma- elecciones]" [De 12], actividad esta
yor nivel de integración entre el en- que se explicita claramente poco
tendimiento y la voluntad, esto es, más tarde: "Después para discurrir
de todo el sujeto que ora, sea en el y entrar por las elecciones, y saca-
quinto punto del segundo ejercicio das las razones que tenía escritas
cuando se propone "exclamación para discurrir por ellas" [De 15].
639 discurrir
Bibl.: GARCÍA DE CASTRO, ]., "¿Qué hace- sión apostólica por encima del fin
mos cuando hacemos Ejercicios? La activi- paralelo legítimo de la santificación
dad del ejercitante a través de sus verbos", personal de sus miembros (cf. [Co
Man 74 (2002) 11-40.
156.163.258.307-308.446.586.
603.812-813]).
B. ELEMENTO CARISMÁTICO DE LA La internacionalidad del grupo
COMPAÑÍA DE JESÚS de los Primeros Compañeros, así
El carácter universal e itineran- como su comprensión del Papado
te de la misión de la CJ está frecuen- explican, por un lado, por qué se
temente asociado en los textos igna- asumió la misión en clave no loca-
cianos al verbo discurrir. Según las lista (cf. [Co 605]). Pero, por otro, la
Constituciones, la vocación jesuita es, movilidad apostólica de la CJ es re-
en efecto, "para discurrir y hacer vi- sultado de la teología de la misión
da en qualquiera parte del mundo que traslucen los Ejercicios. La me-
donde se espera más servicio de ditación del Rey Eternal está ali-
mentada de una cristología de se-
Dios y ayuda de las ánimas" [Co
guimiento marcada por la urgencia
304 cf. Co 82.92.308.588.603.605.626.
y la universalidad del Reino: "Mi
633.636]. En documentos menores
voluntad es de conquistar todo el
queda apuntado lo mismo. Así, en
mundo" [Ej 95]. Notas parecidas,
la Fundación de Collegio de 1541 se
aunque en perspectiva trinitaria, se
indica que "si alguno entra en mo-
encuentran en la contemplación de
nasterio bien ordenado y bien con-
la encarnación: la Trinidad se vuel-
certado, estará más apartado de las
ca allí salvíficamente en la historia
ocasiones de pecados, por la mayor ante la vista de "la grande capaci-
clausura, quietud y concierto, que dad y redondez del mundo" [Ej
en nuestra Compañía, la cual no 103]. Las Constituciones hacen ope-
tiene aquella clausura, quietud ni rativa esa teología pastoral y le pro-
reposo, mas discurre de una parte porcionan criterios (cf. [Co 622-628]).
en otra" [MCo I, 60]. Nadal no ob- La labor del General en relación al
vió esa movilidad inherente al je- cuerpo de la CJ trataría de asegurar,
suita en su intensa labor de explica- no tanto la estabilidad de la Orden,
ción del Instituto a la Compañía cuanto su movilidad y crecimiento
naciente. Suya es la expresión de [Co 789.812]. No en vano, para Ig-
que "a la Compañía todo el mundo nacio es claro que los jesuitas for-
le ha de ser casa" (MNad V, 364-365; mados han de ser "personas espiri-
cf. PoCo II, 469-470.773-774). Enten- tuales y aprovechadas para correr
dió que lo de "d." pertenecía al per- por la vía de Cristo N. S." [Co 582].
fil de vita apostólica que los jesuitas
quisieron para sí (cf. Nadal, Oratio- Históricamente la impronta
nis, 379). La Fórmula del Instituto universal de la misión de la Orden
tuvo que conciliarse con plantea-
abunda implícitamente en ese con-
mientos pastorales que exigían esta-
cepto de misión cuando alude a la
bilidad. Ignacio entiende que la cre-
naturaleza del cuarto voto jesuita,
ación de "casas y colegios" encajaba
que obliga "a ir inmediatamente
también dentro del espectro pasto-
[...] a cualquier parte del mundo
ral que la CJ quería asumir [Co 636].
adonde nos quieran enviar" (F50,
Aun así, perdura de hecho una ten-
2). De hecho, en el seno de la vida
sión entre el número considerable
religiosa fue una novedad el subra-
de plataformas pastorales jesuitas
yado que concedió la CJ a la dimen- de fuerte peso institucional, que se
641 disponibilidad
7], no es sólo un consejo para mo- estos criterios, a los que tienen una
mentos difíciles, sino la orientación d. muy limitada o no quieren dis-
fundamental de sus Ejercicios, a fin ponerse más que a contentar su áni-
de que, gracias a los dones de Dios, ma, les da unos Ejercicios simples,
lleguen a su culminación cada ejer- elementales -"leves" los llama él-,
cicio, cada etapa, y todo el proceso. que todo el que tenga buena volun-
Y lo mismo hay que decir del proce- tad será capaz de hacer. Se trata de
so posterior de la segunda etapa. A exámenes de conciencia, y de mo-
este planteamiento de S. Ignacio dos de orar sobre los mandamien-
responde, con acierto, la importan- tos, sobre los sentidos, o de contem-
cia que actualmente se está dando a plar el significado de cada palabra
los dones de Dios en la interpreta- del Padre nuestro, etc.
ción y en la práctica de los Ejercicios
A primera vista estos "ejerci-
y de toda la espiritualidad ignacia-
cios" poco, o nada, tienen que ver
na: "Las épocas de crisis han sido
con sus Ejercicios. Sin embargo, en
siempre propicias para estas explo-
primer lugar, son verdaderos Ejer-
siones de la mística. Como nos ha
cicios. Además, los que los hacen,
sido dado vivir en este tiempo, he-
a través de los mandamientos, de
mos creído oportuno aproximarnos
los sentidos, del Padre nuestro,
a los Ejercicios desde el interior de
tal anhelo por lo místico de nues- etc., van teniendo la experiencia
tros contemporáneos -anhelo que de la bondad de Dios, y van dese-
también es el nuestro [...]" (Melloni ando que Él sea el centro de su vi-
2001, 20). da, que es lo que para S. Ignacio es
su PE Y lo mismo se puede decir
6. Lo visto hasta ahora puede de otros núcleos de los Ejercicios.
dar la impresión de que los Ejerci- De esta forma, aunque sea a un ni-
cios, y el proceso posterior, son sólo vel mínimo, van participando de
para unos pocos. Por eso, es necesa- la experiencia de S. Ignacio.
rio examinar los términos "dispo-
ner" y d. en un texto que plantea A los que tienen una d. algo
expresamente la aplicación de los más elevada y desean disponerse
Ejercicios. Se trata de la anotación más, les va a dar unos Ejercicios de
dieciocho. En esta anotación S. Ig- un nivel un poco superior. Y sólo a
nacio refleja el resultado de sus pri- los que tienen una d. adecuada, y
meros tanteos en dar Ejercicios en están dispuestos a todo, les va a dar
Manresa, Barcelona y Alcalá, y de los Ejercicios completos [Ej 20; Co
experiencias posteriores. Efectiva- 649]. Con el deseo de que nadie
mente, al acabar su gran experien- quede excluido de sus Ejercicios, va
cia de Ejercicios y empezar a tratar a idear una forma de Ejercicios para
con la gente, la mayor parte de las los que no se necesita apartarse de
personas que acudían a él no esta- su vida diaria [Ej 19]. Al tratar de
ban en d. de seguir el proceso que esta última forma de Ejercicios, S.
él había recorrido. En su deseo de Ignacio no habla ni de disponer ni
ayudarles, les propone unos Ejerci- de disposición.
cios muy sencillos. Fruto de esta ex- Es muy interesante acercarse a
periencia, llega a formular dos cri- los estudios, y a la práctica, de las
terios para aplicar los Ejercicios, a diversas aplicaciones actuales, y en
saber, "según la disposición de las particular, a los Ejercicios leves que,
personas" y "según que se quisie- en los primeros tiempos, tuvieron
ren disponer" [Ej 18]. Conforme a un desarrollo extraordinario e hi-
649 distracción
manos". "Vale también entretener, [Ej 32], que puede tener origen bue-
recrear el ánimo de alguna persona, no o aparentemente bueno. En las
con dicho u hecho que la ocasione Reglas de discreción de espíritus
gusto, o con mostrarle alguna cosa queda reflejada en la regla quinta de
amena o festiva, que la dé placer". Segunda Semana, cuando Ignacio
En Ignacio encontramos varias advierte sobre la atención que el ejer-
veces este término. En [Co 195] reco- citante debe tener al "discurso de los
mienda Ignacio que podrían hacerse pensamientos" y observar si acaban
"más sumariamente las diligencias" en alguna cosa mala o distrativa o
para admitir a primera probación, menos buena que la que el ánima te-
cuando haya "peligro de que fuesen nía en un comienzo propuesta de ha-
divertidas semejantes personas [can- cer [...]"[£; 333].
didatos]", es decir, peligro de que "Divertir" es, por tanto, sacar a
puedan "abandonar el propósito de la persona del camino del segui-
entrar"; en [De 185], constatando Ig- miento distrayéndola. De lo que
nacio la dispersión en que se encuen- aquí y ahora ha de hacer en relación
tra, comenta: "porque me faltaba la a su fin último. La "diversión" pue-
visita o por no me disponer o ayu- de venir "de fuera" o de uno mismo
darme en todo el día, o en dar lugar y entonces, puede ser consciente o
a pensamientos algunos para diver- inconsciente. No parece tener conno-
tirme de sus palabras de sacrificio y tación moral alguna.
de su divina majestad". Así también El término es común en otros
en algunas cartas, cuando Ignacio autores espirituales de la época: Sta.
comenta a Pedro Ortiz "procuré mu- Teresa se "divierte" ("distrae") al es-
cho divertirle della [de la idea de ir a cribir (Vida 12.1); siente a Jesús a su
la guerra]" [Epp I, 633], De manera derecha "ninguna vez que me reco-
parecida en carta a Francisco Men- giese un poco u no estuviese muy di-
doza, hablando del Mtro. Estrada "a vertida" (Vida 27.2); o encuentra "al
quien un su hermano con todas sus entendimiento y la memoria diverti-
fuerzas procura divertir de esta dos" (Vida 20.20) (otros contextos en
obra" [Epp VII, 663] o, escribiendo a Forte 1997, 242). Aparece con el mis-
Benedicto Uguccionio sobre el abad mo sentido en S. Juan de la Cruz en
de Salas: "es cosa notable la impre- varios contextos (cf. Concord., 642).
sión que hacen las letras que se le es- Juan de los Ángeles (1536-1609) en
criben en este hombre, así las de los su Manual de vida Perfecta (BAC, Ma-
que le divierten, como las de quien le drid 1949), "me daba alguna sospe-
anima al bien" [Epp VIII, 349-350]. cha -dice el Maestro al discípulo-
Sobre este mismo personaje habla a que te hubieses divertido, por ventu-
Gaspar de Acevedo y le comenta: ra, con las ocupaciones forzosas o
"Creo que él [Abad de Salas] ha da- conversaciones de los amigos" (p.
do mucho lugar al demonio en lo 485), "todos los males que hay en el
que procuraba con él de divertirle mundo entraron por haberse diverti-
desta buena obra, para que ni hiciese do los hombres de la inquisición del
una ni otra, y, por consiguiente tu- sumo y sempiterno Bien a la de estas
viese menos ayudas para salvarse" cosas exteriores y de afuera" (p. 502),
[Epp IX, 559]. Esta "diversión" es, en "propio es de ellos [los negocios] en-
algunos casos, un tipo de moción su- friarla y divertirla [la mente] (p. 526),
til; de carácter pasivo sobre todo en "de esta manera no es el alma diver-
los comienzos, provocada por un tida ni apartada de Dios, ni turbada
pensamiento "que viene de fuera" en su ejercicio mental" (p. 528). Moli-
Divina Majestad 652
2.2. El dolor del seguimiento. En Señor" [Ej 167]. Las Dos Banderas,
el proceso de los Ejercicios encontra- los Tres Binarios y Tres Maneras de
mos una segunda forma de d., li- Humildad tratan de crear lucidez
bremente elegido también y volun- en ese intento tan humano de aspi-
tariamente suplicado, que deriva rar al seguimiento de un Jesús ma-
de la llamada personal del Señor y nipulado por nuestro principio-pla-
de la decisión de seguirle. Como in- cer. De ahí tozuda insistencia de
dicamos más arriba, Ignacio busca Ignacio sobre quién es realmente el
que el agradecimiento se transfor- Jesús a quien decimos seguir y su
me no sólo en d. interno sino tam- insistente petición de "ser recibidos
bién en seguimiento de Jesucristo y debajo de su bandera" [Ej 147]. La
de su proyecto salvador. En este se- misión de Jesús no es separable del
gundo nivel, los Ejercicios no permi- modo y el espíritu con que la llevó
ten ningún tipo de idealismo inge- a término, el espíritu y el modo del
nuo. Aquel que nos llama y a quien Crucificado. No se puede elegir a
decidimos seguir es, ciertamente, el Jesús, tras ser elegidos por él, a me-
Rey eterno y Señor universal, pero dias. A ese tipo de d. suplicado, cu-
un Señor y Rey que salva haciéndo- ya meta es la comunión con Jesús,
se Siervo. Ir con él en respuesta a su alude también la petición de Terce-
llamada llevará consigo participar ra Semana: "dolor, sentimiento y
en sus trabajos y en su pena [Ej 95], confusión" [Ej 193], "dolor con
pasar injurias, vituperios y pobreza Cristo doloroso, quebranto con
[Ej 98], exponer la vida con él, por Cristo quebrantado, lágrimas, pena
él y como él, decisión que, otra vez, interna..." [Ej 203; cf. 193.195-
no podrá ser sino pura gracia. Para 197.203.206.208.316; Co 540]. Es la
poder elegir a un Señor así con una humanidad herida de Jesús, que va
misión como la suya hemos de ser a la pasión y la sufre por mí, y es
previamente elegidos por él [Ej también la consideración de lo que
98.147]. Ese d. pedido y amorosa- Jesucristo "padece en la humani-
mente suplicado se expresará en dad" [Ej 195], lo que suscita la peti-
una nueva conciencia del yo, de los ción y el deseo de parecerme a él
demás, de las cosas, y en un nuevo participando de su sufrimiento. Por
actuar con respecto a todas ellas, co- nada, sólo por él, que fue así.
mo se reflejará también, más tarde,
2.4. El dolor de la accesis liberada.
en las Constituciones [Co 89.288.595].
No podríamos olvidarnos final-
2.3. El dolor por Jesús, nuestro Se- mente de otra forma de d. presente
ñor. Pero hay más. En los Ejercicios en los Ejercicios, esta vez voluntaria-
aparece una tercera forma de d. pe- mente procurado: el de las peniten-
dido, deseado, suplicado cuya ex- cias externas. Ignacio es muy cons-
plicación última no proviene del ciente de que nuestro mundo
sufrimiento inherente a la misión o apetencial y nuestra sensibilidad
a la vida misma, sino únicamente externa tienden a establecer sus
del amor a la persona de Jesús. propios guiones, aparte e indepen-
Quien ama pura y desinteresada- dientemente de lo que haya decidi-
mente desea compartir los sufri- do nuestra voluntad. Que ese mun-
mientos de la persona amada, ésa do de tendencias naturales no
es su explicación. ¿Por qué? Por na- siempre se alia gustosamente con la
da, sólo por amor: "por más le imi- libertad deseada y elegida desde la
tar" [Ej 147], "por imitar y parecer oración preparatoria [Ej 46] hasta el
más actualmente a Cristo nuestro "Tomad, Señor, y recibid..." de la
659 dolor
CAÁ [Ej 234]. Más aún, que fre- tá, pegado a la carne, con esa capa-
cuentemente milita contra ella im- cidad que posee de des-ordenar la
pidiendo que el hombre sea "señor vida o, por el contrario, de trasfor-
de sí" [Ej 216]. Ahí es donde ad- marla acercándola más a Dios y a
quieren su sentido las penitencias los demás. ¿Qué dice S. Ignacio so-
externas y el d. o sufrimiento que bre este tipo de d. y sobre el modo
comportan (cf. [Ej 82-89.130.229. de procesarlo cristianamente? Su te-
319.359; cf. Co 90.240. 269...]). Se ología en este punto no difiere de la
trata de un mensaje directo y con- de su época: Dios causa o permite
creto, corporal, que el yo libre envía este d. con alguna finalidad siem-
al mundo de las apetencias natura- pre buena; está activo y presente en
les y de los instintos para hacerles él, lo cual le lleva a calificarlo de
saber sensiblemente en qué sentido "visitación divina"; esa visita da al
se les invita a secundar el deseo y la hombre la posibilidad de trasfor-
determinación deliberada del yo. marlo en lugar de encuentro, de
De un medio más, al lado de otros y adoración y de una apertura y dis-
necesitado de discreción [Ej 83], pa- ponibilidad siempre mayor y más
ra unificar al hombre y articular su pura a Dios; en "medio divino", co-
libertad sin fisuras en la libertad de mo dirá cuatro siglos más tarde uno
Dios. No se trata de un ejercicio pu- de sus hijos y seguidores más pre-
ramente ascético que adquiera va- claros, Teilhard de Chardin. Sin áni-
lor por sí mismo -esa es su tenta- mo de exhaustividad, he aquí algu-
ción-; se trata de un signo de lo que nas referencias concretas a esas
está aconteciendo dentro; una asee- finalidades, tal como las formula el
sis al servicio de lo único que desea santo (más detalladamente cf. Vélez
e interesa a Ignacio: "agradar y 1992,271-72 y Arzubialde 1993,119-
aplacer a Dios" [Au 14], vistiéndose 121): 1) "La divina y suma Bondad,
de la misma vestidura y librea de lo mismo cuando castiga que cuan-
su Señor [Co 101-102], y haciendo do acaricia a sus hijos, procede
todas las cosas "por su divino amor siempre con la misma caridad, bus-
y reverencia" [Co 103.118.132.300]. cando siempre su mayor bien" (car-
3. El dolor no pedido, sino simple- tas a María Frassona de 20 de enero
mente sobrevenido y padecido. En toda y 13 de marzo de 1554 [Epp VI, 223-
vida se da un tipo de d. y sufri- 224.460-461]). "Dios visitaba a Vues-
miento que ni es pedido, ni desea- tra merced con trabajos corporales y
do, ni libremente elegido. Es el d. espirituales [...] la provee de lo que
"sobrevenido" (Arzubialde) del que más le cumple; pues no menos en la
no existen alusiones directas en los adversidad que en la prosperidad, y
Ejercicios de S. Ignacio y sí en sus tanto en la aflicciones como en las
Cartas y Constituciones. Las formas consolaciones, muestra el eterno
más frecuentes a las que alude el amor" (a Magdalena A. Doménech
santo son: el sufrimiento producido [Epp VI, 160-162]).
por la pérdida del honor, por inju- 2) "Porque más nos conozca-
rias y humillaciones, por fracasos; mos y más perdamos el amor a las
el causado por las dificultades, el cosas criadas [... ]que con estas co-
cansancio o la frustración apostóli- sas visita a las personas que mucho
cos; finalmente el que nos llega de ama" (a Isabel Roser [Epp I, 83-88]).
las enfermedades propias y de la "Uno de los efectos que en sus ele-
muerte de seres queridos. Nadie ha gidas criaturas pretende [Dios] con
pedido ese sufrimiento, pero ahí es- semejantes visitaciones es humillar-
dolor 660
de locura del amor que supone la vez que su peligro. En este otro, na-
Tercera Manera de Humildad [Ej da. Nos encontramos ante un tipo
167], muchas de nuestras elecciones de sufrimiento más opaco, aparen-
pueden resultar tramposas. ¿Por temente más sin sentido, más soca-
qué? Hay elecciones que pueden vante y destructor. ¿Cómo emerge
aparecer cargadas de grandes dosis Dios en él? ¿A qué nos invita con
de inseguridad, de miedo, de des- estas "visitaciones" suyas, como las
calificación social, de menos-pre- llama Ignacio? ¿Tienen capacidad
cio... con el consiguiente sufrimien- esas situaciones aparentemente
to que el yo humano intuye que destructivas de convertirse también
descargará sobre él si se decide por en "medio divino", lugar de en-
ellas. Pues bien, es prácticamente cuentro y adoración, de entrega, de
imposible que sin ese gramo de lo- com-pasión y de Reino?
cura del amor que tiende y pide la Las "pasividades de disminu-
identificación con Jesús por nada, ción" (Teilhard) no están inevitable-
sólo por amor, no se pongan en jue- mente abocadas a terminar en la
go las compulsiones del yo para de- frustración del instinto de felicidad,
fenderse de lo que podría venírsele o en maldición hacia Dios, en idola-
encima. Segregar razones justifica- tría o en blasfemia. En esta forma
doras no será un gran problema. del d. humano Dios actúa -y así po-
Ignacio vio claro en este pro- demos percibirlo, ése es el reto de la
blema y en la dificultad que supone fe- como "timón de profundidad"
pedir este tipo de identificación con que cambia el rumbo de nuestra na-
Cristo. Por eso insta a que, en caso ve, como "podadera" que orienta el
de flaqueza, se pida al menos el de- crecimiento y la fecundidad del ár-
seo de desearlo [Co 101-102]. Sin bol de nuestra vida (Teilhard de
ese deseo unilateral del amor de Chardin 1959, 81); como Bondad
identificación con la persona real providente y como invitación a sa-
de Jesús, y por tanto con el Jesús lir de nosotros mismos y a confiar y
pobre, humilde y humillado de los abandonarnos en Él; como pro-vo-
Evangelios, con el Jesús que lleva la cación a crecer en fortaleza, pacien-
cruz y muere en ella "por mí", ya se cia, fe y esperanza; como edifica-
encargarán nuestros deseos más ar- ción de los prójimos [Co 595].
caicos de apartarnos de su segui- Cierto que además de ser Padre ac-
miento, incluso sin darnos cuenta cesible, Dios es un Dios libre, es de-
de ello, o justificándolo de mil mo- cir, misterioso e inmanipulable en
dos distintos a la hora de elegir "lo sus caminos, uno de los cuales es
que más conduce" [Ej 23]. éste, pero de una cosa podemos es-
4.4 Una especial dificultad con tar seguros: no usará nunca su li-
respecto al d. la encontramos, como bertad contra nosotros porque su
es bien sabido, en ese tipo de sufri- Libertad coincide con su Amor, es
miento que hemos denominado Amor.
-en contraposición al d. pedido o li- Vividas con Cristo, en él y como
bremente provocado- como simple- él, las "pasividades de disminución"
mente sobrevenido. En el d. pedido (Teilhard) nos abren a los límites sa-
por el d. causado, al igual que en el grados de la existencia para entre-
d. pedido y soportado por identifi- garnos en ellos a la adoración del
cación y seguimiento amorosos de misterio de Dios y a la aceptación del
Jesús, se puede experimentar cierta mundo tal como es y nos ha sido da-
"gloria": esa es su oportunidad a la do. No sólo eso, nos abren también a
663 dulzura
Es el mismo Dios; su identificación que faltan" [Co 270]. Hay otra alu-
humaniza y "fragiliza" a la Trini- sión a la d. en la carta a Sor Teresa
dad supratemporal al tiempo que de Rejadell cuando al hablar de la
solemniza la miseria radical del pe- consolación afirma Ignacio: "no
sebre. La aplicación de sentidos hay penitencia ni otro trabajo tan
abarca a los dos misterios, uno en lo grande, que no sea muy dulce"
más alto y solemne y otro en lo más [Epp I, 104]. En algunos contextos,
bajo y escondido, pero los dos reve- la CJ era denominada como "com-
lan el mismo y único Dios: "el solio pañía y religión del santísimo y
real es el pesebre, pero el pesebre es dulce Jesús" como escribe Juana de
el solio real", por eso Ignacio pide Cardona (Valencia, 16 de junio de
al ejercitante, que les sirva "como 1545) a Ignacio de Loyola [Epp XII,
esclavito indigno" con "todo acata- 373].
miento y reverencia posible" [Ej
114]: todo ello, "arriba y abajo", es- José GARCÍA DE CASTRO, SJ
tá envuelto en la d. y la suavidad
del único Misterio del Dios único.
"Contempla cómo Dios pequeñito Z1 Aplicación de sentidos, Calor, Consolación,
gime y llora en el pesebre" (Jimé- Diario espiritual, Gustar, Paz, Quietud, Sentir,
nez de Cisneros, Exercitatorio IV, Tocamientos.
cap. 52).
Bibl.: ARZUBIALDE, SV "La contemplación
De la escasa presencia del tér- del Nacimiento de Jesús en el mes de Ejer-
mino en los Ejercicios y en el Diario cicios, según S. Ignacio (EE 110-117 y 264-
espiritual se puede concluir la par- 265)", Man 55 (1983) 99-123; CHÁTILLON, J.,
quedad y precisión con que Ignacio "Dulcedo, Dulcedo Dei", DSp III, 1777-
lo manejó, reservado para contex- 1795; DINZELBACHER, R, "Dulzor", en Dic-
cionario de la Mística, Monte Carmelo, Bur-
tos de "íntima intimidad" con el Se- gos 2000, 315; GARCÍA DE CASTRO, J.,
ñor, en su propia experiencia o en "Semántica y mística. El Diario Espiritual
experiencia del ejercitante en el de Ignacio de Loyola", MCom 59 (2001)
misterio de la encarnación. 211-254; GARCÍA JIMÉNEZ DE CISNEROS, Exer-
citatorio de la Vida espiritual, en Obras Com-
Otras acepciones aparecen en pletas II (texto) (Dom Baraut, C. ed.), Aba-
las Constituciones, con cierta finali- día de Monserrat 1965; LUDOLPHO DE
dad pedagógica, al indicar el modo SAXONIA, Vita Christi Cartuxano, romaneado
de corregir: "que primero se amo- por Fray Ambrosio Montesino (4 vols.), Alca-
nesten con amor y con dulzura los lá de Henares 1502-1503.
ECOLOGÍA del mundo, especialmente para las
superindustrializadas, que directa
o indirectamente están con sus po-
L a riqueza de un término. La preo-
cupación por la e. es relativa-
mente reciente, y viene provocando
líticas en el origen de la destruc-
ción del medio ambiente, debido a
una reinterpretación de fuentes ig- la desertificación, deforestación,
nacianas en esa nueva perspectiva. contaminación de las aguas y del
El término e. [oikos (casa) + logia aire, reducción de la capa de ozono,
(ciencia)], forjado por E. Haeckel en destrucción de la biodiversidad,
1866, designa el estudio de las rela- efecto de invernadero, envenena-
ciones entre los organismos y el miento de la tierra por los agrotóxi-
medio ambiente donde viven, con- cos y los residuos nucleares, lluvia
jugando el mundo de la vida y el acida, riesgo de los transgénicos, etc.
del ambiente. Se interesa por la De ahí surge la "e. social", que
biosfera como conjunto de los eco- articula la defensa de la naturale-
sistemas de nuestro planeta. za y la de la justicia social con re-
La e. viene ampliando los cam- lación a los pobres. No hay verda-
pos de acción. La "e. ambiental" se dera e. sin la erradicación de la
preocupa por el medio ambiente, pobreza en el mundo, con vista a
oponiéndose al crecimiento de efec- construir sociedades humanamen-
tos destructores irreversibles, conser- te sostenibles. En su centro está la
vando los recursos naturales limita- "ética ecológica" que se opone a la
dos y no renovables, y temiendo por utilitarista de los sistemas econó-
el futuro de la vida en la Tierra. Pro- micos actuales. La vida, y sobre
pugna "ecotecnologías" que defien- todo la de los pobres, es el ser más
dan y recuperen la naturaleza a nivel débil delante de la furia del pro-
global, regional y local. Propone una greso ilimitado. La ética busca de-
"ecopolítica" para todas las naciones fenderla.
ecología 670
jos/as de Dios ante las criaturas. Se todas las cosas como si dependie-
busca una alianza entre el hombre, ran de ti y no de Dios; y abandóna-
Dios y la naturaleza. El proyecto te en Dios como si Él lo hiciera to-
moderno de desarrollo, al absoluti- do, y tú nada". Pese a la forma
zar los bienes materiales a costa de paradójica, casi contradictoria, de
cualquier otro valor, es verdadero tal expresión, se reconoce en este
pecado social. axioma un trazo básico de la espiri-
Una lectura apresurada de la tualidad ignaciana. Es precisamen-
centralidad del ser humano, a par- te porque se confía en Dios por lo
tir del PF, no entiende que en él se que se coopera con Él, como si todo
haga converger todo lo criado para dependiera de esa cooperación.
el uso y abuso del ser humano, sino En una perspectiva ecológica,
que dirige todo hacia la alabanza y significa colocar el centro de toda ac-
gloria de Dios. La espiritualidad ig- ción humana en la sabiduría y pre-
naciana, en perspectiva ecológica, sencia sagrada de Dios. Sólo en ese
busca recuperar la sacralidad fun- espíritu cabe la acción humana y no
damental de toda la creación. El ho- al revés. No se actúa autónomamen-
rizonte de la creación por Dios, que te y después se confía a Dios el resul-
preside el PF, remite al ejercitante tado, como fácilmente se interpreta.
hacia la actitud sabática de adora- La inversión del sentido revela el
ción, y no tanto la cotidiana de tra- cerne de la espiritualidad ignaciana
bajo. La cima de la creación es el sá- de establecer primero la contempla-
bado, a partir del cual se entiende ción y desde dentro de ella la acción.
la relación del ser humano con la
naturaleza en una actitud primor- Las espiritualidades de la New
dialmente hímnica. El PF encierra Age son hoy asaltadas por la tenta-
una actitud espiritual ecológica. El ción del panteísmo. La espirituali-
ejercicio de la razón, que se pide en dad ignaciana reconoce una inma-
él, no es el de la razón instrumental, nencia de Dios en el cosmos, pero no
sino el de la iluminada por la fe. El lo hace divino, en cuanto sujeto últi-
principio del "tanto cuanto" no se mo. Hay divinización mientras Dios
refiere a la eficacia productiva ni a está presente en él. En vez de pan-te-
la capacidad técnica transformado- ísmo -todo es Dios y Dios es todo^,
ra de la realidad, sino al fin para el tenemos pan-en-teísmo -Dios está en
cual somos creados. todo, todo está en Dios-. Dios está
en todo en forma de don al ser hu-
La espiritualidad ignaciana se
mano. El ser humano acoge tal pre-
enriquece con las nuevas teologías
sencia en una respuesta oblativa y
de la creación. Éstas integran la ten-
contemplativa de su parte, y nunca
sión de la kénosis de Dios, que abre
como déspota que dispone absoluta-
el espacio para la autonomía de las
mente de las criaturas.
criaturas, con la responsabilidad
humana y la inmanencia de Dios en 2.2 La Contemplación para alcan-
el mundo. No se trata de un provi- zar amor. El encuentro más profundo
dencialismo que cierre las iniciati- de la espiritualidad ignaciana con la
vas humanas, ni de un secularismo e. se da en la CAÁ. En ella, S. Ignacio
que anule el misterio de las criatu- lleva al ejercitante a percatarse de la
ras. La espiritualidad ignaciana íntima presencia de Dios en la crea-
transita entre esos dos extremos, en ción. Y de ella se sigue una actitud
un equilibrio dinámico. "He aquí la de respeto, armonía y sintonía. Esta
primera regla para actuar: actúa en contemplación hace la transición de
ecología 672
templo. Del mismo modo S. Ignacio el contento [Epp IX, 245], el odor
se refiere a la e. de su Iglesia de [Epp II, 72], y la gloria de Dios [Epp
Cristo [Epp VI, 296]. Un apartado VI, 199]. "Edificación" es sinónimo,
especial es la patente que concluye diríamos, de animar a otros a obrar
comunicando facultades para la e. el bien [Epp I, 539].
de la Iglesia [Epp VI, 525.530]. En Los medios por los que los je-
un sentido próximo al anterior, se suitas edifican pueden agruparse
habla de la renovación de un mo- en tres, según un grado decreciente
nasterio como "edificándose" [Epp de institucionalización. La e. proce-
VI, 186]. de, primero, de la concesión y co-
A la pregunta de "quién se edi- municación de las gracias para con-
fica", el epistolario refleja que Igna- ferir los sacramentos [Epp I, 646] y
cio fue el primero en sentirse edifi- el modo de celebrarlos [Co 401].
cado por sus compañeros. Por Después, edifican los Ejercicios
ejemplo, por la noble motivación [Epp IX, 515] y la conversación [Epp
que llevó a Diego Mirón y L. Gon- I, 180; Co 338], la predicación [Co
zález de Cámara a rechazar el oficio 280], y las clases [Epp I, 579]; el P.
de confesores de la familia real por- Canisio destacó en este modo de e.,
tuguesa. Ignacio, sin embargo, con- [Epp IX, 536-537], y los ejercicios
sideró equivocada tal decisión [Epp académicos como las conclusiones
IV, 626]. El epistolario ignaciano re- [Epp V, 653] orationes, disputationes
fleja la e. de otras personas además [Epp V, 654; Co 645]. Finalmente,
de Ignacio. Las cartas se refieren a edifican la caridad y celo [Epp IX,
ellas como pueblo [Epp I, 450], las 157] y la devoción [Epp VIII, 638].
almas [Epp I, 452], los deudos [Epp Los jesuitas edifican con el modo
IV, 260], las ciudades [Epp II, 274] y de tratar los asuntos [Epp VI, 38],
las cortes [Epp IV, 260], o, en una hi- incluso cuando reprenden [Epp IX,
perbólica aseveración, incluso na- 562; Co 269.270]. Edifican con la sin-
ciones enteras, como Germania ceridad y virtud [Epp VII, 697], hu-
[Epp IV, 351], maridos [Epp I, 327], mildad y abnegación [Epp I, 331; VI,
e. de los prójimos, de los que oye- 86], fortaleza y paciencia [Epp IX,
ren, la Iglesia [Epp I, 646], de los 638], el ejemplo de caridad y celo
examinadores [Epp Vil, 573], mi es- [Epp I, 730] o con el amor de la as-
peranza y opinión [Epp III, 16], la pereza [Epp VI, 357]. En suma, has-
teología [Epp I, 444], los estudiantes
ta con el morir edifican [Epp VI, 114;
del colegio germánico sus propias
IX, 384], [Co 423. 280].
naciones [Epp VII, 511].
El siguiente paso hacia el escla- El medio indirecto de e. que
recimiento de qué es la e. nos lo distinguió a la CJ naciente fue el gé-
ofrecen los numerosos casos en que nero epistolar referido, precisamen-
el término aparece asociado a otros te, como "cartas de edificación". Ig-
términos. La e. aparece en coordi- nacio ordenó a sus compañeros que
nación con la satisfacción [Epp I, escribieran cartas cada cuatro me-
268; II, 26; IX, 448], el ejemplo [Epp ses, con la finalidad de tener evi-
I, 692; VI, 644], el fruto [Epp VI, dencia para mostrar a otros, dentro
269], la gratuidad [Epp III, 115], la y fuera de la Compañía, acerca de
dulzura, el buen modo [Epp II, 214], los ministerios en que los jesuitas se
el servicio divino [Epp VI, 6.11], la ocupaban y para edificarlos con tal
quietud [Epp VII, 239], el consuelo ejemplo (cf. [Epp II, 675-677; Co
[Epp IX, 183], el espíritu [Epp I, 250], 252.673.675]).
edificación 682
rrat-Manresa); el período teológico ber sido influidos por esta obra: [7]
(Península y París); y el período fi- puede estar tomado del libro I, 13.
nal (Italia). 15; [12] de II, 6, 6.16; [13] de II, 77, 5;
1. Periodo antecesor: hoyóla. [18] de I, 19, 23; [20] de I, 10, 1; 20,
Consta por la Autobiografía, que du- 30; III, 42, 6; [23] de III, 55, 1; 9, 1-2;
rante su convalecencia Ignacio em- 10, 21.23; [24-32] de I, 11 y 19; [32-
pezó a tomar conciencia de las al- 43] de I, 19, 16; [65-71] de I, 24, 1-
ternancias anímicas que sucedían 17.44-45; [91-98] de III, 56, 26-31;
en su interior. Es dicho explícita- [164-168] de I, 1, 32; II, 12, 66; III, 5,
mente que los modos de elección 34; 7, 22; [169-189] de I, 3,14; III, 15,
[Ej 169-184] brotaron de las obser- 17.18; [169] de III, 54, 4; [186] de I,
vaciones que hizo en aquel tiempo 23; [189] de I, 25,15; [313-336] de III,
[Au 99]. Desde el punto de vista de 54, 1; [319-321] de III, 7, 4.20; [322]
las fuentes, la lectura de la Vita Ch- de III, 7, 6.6; [323] de III, 7, 19; [324]
risti de Ludolfo el Cartujano dejó de II, 9, 16; III, 6, 28-29; III, 7, 3; 55,
impacto en él. Nos dice él mismo 12-13; [325] de I, 13, 24.28; [326] de
que llenó trescientos folios copian- I, 13, 24.28; [329] de III, 54, 1; [354]
do en rojo palabras de Jesús y en del libro IV.
azul las palabras de María [Au 11] y Pero de este período se suele
que salió de Loyola con un cuader- pasar por alto otra fuente tanto o
no donde llevaba anotadas algunas más determinante. Se trata de la es-
cosas [Au 18.47]. Watrigant (1897) cuela espiritual de García de Cisne-
fue el primero en establecer corres- ros (1455-1510), abad de Montserrat
pondencias entre pasajes de los E. y desde 1493 hasta 1510. Sus dos
la Vita Christi. En ocasiones, los pa- obras principales son el Ejercitatorio
ralelismos son muy patentes. El de vida espiritual y el Directorio de las
prólogo de Antonio de Montesinos, Horas Canónicas, compuestas en
el traductor franciscano que dedica 1500. Ambas consisten en una reco-
su trabajo a los Reyes Católicos, tie- pilación de autores medievales y de
ne notables paralelismos con la me- la Devotio Moderna. De S. Buenaven-
ditación del Rey Temporal [Ej 91- tura y Hugo de Balma tomó el es-
98]. Asimismo, la organización de quema clásico de las tres vías (pur-
las contemplaciones que encontra- gativa, iluminativa y unitiva); de
mos en los E. (una oración inicial, Gersón, muchos de los consejos y
un desarrollo con diversos puntos de las consideraciones sobre la ora-
y un coloquio) corresponde al mo- ción y la vida contemplativa; de
do en que Ludolfo el Cartujano Zupthen y Mombaer, la presenta-
propone sus capítulos sobre los ción metódica de la vida espiritual,
misterios de la vida de Cristo. según el estilo de la Devotio Moder-
2. Periodo fundante: Montserrat- na. La mayoría de las veces, Cisne-
Manresa (1522-23). Se sabe por Gon- ros se vale de citas textuales de es-
zález de Cámara (Mem 97, FN I) tos autores, organizándolas en base
que Ignacio conoció por primera a la estructura que da a su obra más
vez la Imitación de Cristo en Manre- completa, el Ejercitatorio: la ascen-
sa. Muchos biógrafos se limitan a sión por las tres vías, que conducen
mencionar esta lectura durante el de la meditación hasta la contem-
período manresano, libro que le plación, pasando por la oración
acompañará a lo largo de toda su afectiva. Frente a los autores clási-
vida. Se pueden identificar bastan- cos, lo original de la propuesta de
tes pasajes de los E. que pueden ha- Cisneros es que el objeto de la con-
687 ejercicios espirituales: el texto
cios dados a uno solo). Como nor- Las tres ventajas del Mes de
ma típica, en los países latinos, la Ejercicios que se enumeran en la
materia se da a todo el grupo una o anotación (mérito ante Dios, con-
dos veces al día (quizás con una centración y diligencia, y apertura a
plática añadida), y después cada la unión con Dios) permanecen en
ejercitante recibe dirección perso- toda su excelencia. Una ventaja de
nal. Típicamente, en el norte de Eu- la oferta del Mes de Ejercicios a
ropa y en Norteamérica, los miem- grupos es que los Ejercicios se ha-
bros del grupo se reúnen para la cen ampliamente asequibles; en
Misa y las comidas, pero por lo de- efecto, se ha convertido en el modo
más permanecen solos, a no ser pa- ordinario de hacer el Mes de Ejerci-
ra la dirección personal diaria. En el cios. Sin embargo, lleva consigo
Pacífico Asiático y en la India, la una desventaja: los directores no
práctica varía, pero la tendencia es conocen al ejercitante hasta des-
a mantenerse en estricta soledad. pués que el grupo se ha congrega-
do. Otra desventaja proviene de
El Mes de Ejercicios se predica convocar a quienes no se enfrentan
todavía algunas veces cuando se re- ni a una elección, ni a una decisión
únen grandes grupos de novicios o seria, sino que quieren hacer unos
de religiosos y los acompañantes ejercicios de renovación espiritual o
son escasos, como sucede actual- de devoción. No es que esta prácti-
mente en algunas partes de la India ca sea un error, pero es más bien
o de África. Esto se considera tanto una "adaptación" (Ejercicios como
una "adaptación" como una "apli- "escuela de oración", o como con-
cación", pero que es necesaria, no suelo para una vida de servicio) an-
sólo por el número sino también tes que una aplicación, y suscita la
por la limitada instrucción teológi- cuestión de un mejor uso del tiem-
ca de los ejercitantes. Los directores po[E/18].
se esfuerzan por mantener breves
3. Cuando se aplica la anotación
las cinco conferencias, a fin de per-
19. Los Ejercicios Espirituales com-
mitir al ejercitante encontrar "más
pletos, que incluyen una elección o
gusto y fruto espiritual" [Ej 2].
reforma seria [Ej 189], se aplican
En algunas casas de ejercicios, ahora en la Vida Corriente (EVC).
se ofrecen Ejercicios según la anota- No se habían aplicado de esta ma-
ción 20, en etapas, de modo que el nera en la CJ restaurada hasta el co-
ejercitante pueda hacer la Primera mienzo de los años 1960. El texto de
Semana en una quincena, y tras la anotación no dice explícitamente
una pausa de meses o de un año, la cuánto tiempo debería durar la ex-
Segunda Semana, con sus ejercicios periencia, aunque podría entender-
y elecciones ignacianas, y después se que sugiere el "mes" de la anota-
de otra pausa, la Tercera y la Cuarta ción 4. Independientemente de lo
Semanas. El motivo es, a veces, que el Maestro Ignacio pudiera ha-
práctico (muchos no pueden dedi- ber hecho, los directores hoy día
car un mes entero) y otras veces, es- dan EVC durante períodos tan di-
piritual (algunos encuentran este versos como cuatro meses y dos
método más fructuoso). Esta prácti- años. Es probable que hayan estado
ca es más corriente en Europa que dirigiendo espiritualmente a una
en otros lugares, y a veces sirve a persona durante un buen período
los religiosos como ejercicios anua- de tiempo, antes de invitarlo a ha-
les de ocho días. cer los Ejercicios, aunque éste no es
ejercicios espirituales: modalidades 700
a los E. que hay que solventar des- glas en unos E. en la vida corriente
de el primer momento. cobran especial relevancia.
2. La importancia de las Adiciones 3. El ejercitante ha de tomar
[Ej 73-81], como el mismo Ignacio conciencia -igual que ocurre en los
indica [Ej 19]; indudablemente han E. en retiro, tal como indica la ano-
de ser diferentes en los E. en el reti- tación primera- que "ejercicios" no
ro y en la vida corriente. Ejercitante equivale simplemente a "oracio-
y acompañante tienen que descu- nes", sino en primer lugar, "a todo
brir cuáles son las adiciones para modo de examinar la conciencia" y
cada sujeto concreto en medio de a "otras espirituales operaciones"
sus coordenadas espacio-tempora- [Ej 1]. También en los E. en la vida
les. Se trata de ir creando una cali- corriente toda la jornada se ha de
dad evangélica de vida y de relacio- convertir en "ejercicio", todas las
nes en su jornada que resulten el actividades se van convirtiendo ca-
auténtico "silencio" activo e inte- da vez más en "ejercicio", son reve-
rior que posibilita la oración y el ladoras, tienen gusto y sentido es-
examen de la vida. piritual. Puede ser útil que desde
2.1 Adiciones para los tiempos de los primeros días le proponga las
oración: su preparación remota y dos primeras Reglas de discerni-
próxima, su modo de hacerla y miento de Primera Semana [Ej 314-
evaluarla. La calidad de la oración 315] para que aprenda a constatar,
en medio de la complejidad y ner- primero, la cantidad de "mociones"
viosismo del día presupone un que recibe a lo largo del día y, se-
plus en los E. en la vida corriente gundo, haga "ejercicio" de ellas;
sobre los E. en el retiro. Por ello, el que en el examen descubra que
acompañante le tendrá que adap- unas son constructivas (de buen es-
tar las Adiciones primera a quinta píritu) y otras destructivas (de mal
[Ej 73-77]. espíritu). Seguramente las primeras
entrevistas tendrán que ayudar a
2.2 Adiciones para que los días, que al ejercitante no se le escapen
habitualmente tan ''normales", no sean los movimientos internos que se
opacos, sino que se conviertan en producen a lo largo de la compleji-
ejercicio. Tendrá que adaptar las dad de su día, y a ayudarle a dis-
adiciones sexta a nona [Ej 78-81], cernirlos, a que sean materia de su
sobre el "ambiente" de la jornada y examen y de su oración.
la décima sobre la austeridad y as-
cesis en medio de un mundo que se 4. Elementos de apoyo. Esta pri-
rige por valores de consumismo y mera época preparatoria puede
hedonismo. Esta última adición transcurrir teniendo como telón de
convendrá en su momento relacio- fondo los contenidos esenciales del
narla con las Reglas para distribuir PF [Ej 23], la utopía del Reino de
limosnas [Ej 337-344] -dinero, tiem- Dios que predica Jesús. Es impor-
po, cualquiera de las riquezas que tante que en esta época inicial vaya
posee el ejercitante y que no ha de aprendiendo la metodología que le
acumular para sí-, y con las Reglas conducirá a lo largo de la experien-
para ordenarse en el comer [Ej 210- cia, y que habitualmente tiene cua-
217] -en todo lo que tiene que ver tro momentos:
con nuestra sensualidad, hedonis- 4.1 En el silencio reposado ante
mo... desde la comida, a la televi- Dios se medita o contempla el te-
sión, ocio, vacaciones, etc. Estas re- ma, en este caso, el PF, según los di-
ejercicios espirituales: vida corriente 706
el P. Cordeses (D32, 85); o se aconse- 81; D42,16; D47, 91) está relativiza-
ja que el e. "pueda dirigir mejor a sí da por otros documentos igualmen-
y a su alumno y le socorra con pru- te antiguos, que consideran algunas
dencia, si ello es necesario" (D26, excepciones razonables: "Común-
16; cf. D20,35; D22.23,18), reforzan- mente es mejor que esta confesión
do así una cierta "directividad". El general no se haga con el que da los
momento crucial es el de la elección. Ejercicios; pero si el que los recibe
Para el caso de que el acompañante prefiriese confesarse con él, por su
estime que el ejercitante se ha equi-
devoción, o si la falta de sacerdotes
vocado, se proporcionan consejos ad
u otras causas lo exigiesen, nada im-
hoc: "Qué debe hacer el instructor
cuando comprende que quien hace pediría que también con él la pudie-
elección se alucina" (D33.34.43,233- se hacer" (D33.34.43, 138; cf. D20,
235). En esta circunstancia, el e., sin 56; D22.23, 48; D32, 63). En definiti-
oponérsele directamente ni tampo- va, a la hora de acompañar al ejerci-
co confirmar su elección, ha de de- tante, el modo en que se haga ha de
jarle "un tanto dudoso e incierto de tener en cuenta tanto la "interroga-
tal elección", dejar pasar tiempo pa- ción" de la anotación sexta como la
ra que se le manifieste mejor la vo- discreción de la decimoséptima (cf.
luntad de Dios y, con los medios del DI, 5; D3, 6.7; D8, 8; DIO, 42.76-81;
discernimiento de espíritus, ani- D20, 35; D21, 20.21; D22.23, 18.19;
marle y enseñarle a "no cerrar la D25, 29; D26, 6.9.28; D31, 58;
puerta a la luz divina" (D33.34.43, D33.34.43, 55.222; D46, 98), procu-
234). De este modo quien se ejercita rando en todo momento ayudar en
verá lo que le unifica, el "hilo con- cada caso a que se consigan los ob-
ductor" que aparece en el retiro, y jetivos pretendidos.
podrá decidir con mayores garantí-
as de acierto. Se trata, pues, de que Si bien la entrevista en los Ejer-
el ejercitante tenga en su mano lo cicios entre acompañante y acom-
que a él le permita exponer e inclu- pañado ha de ser necesariamente
so descifrar el lenguaje y el sentido sobria, particularmente en el Mes sí
de las diversas mociones y espíritus cabe algún tiempo más en el que
que acaecen en los Ejercicios. Para pueda darse una "conversación es-
ello, el e. controla que, efectivamen- piritual" -quizá fuera de los mo-
te, se dan mociones, e interroga al mentos destinados a la entrevista
que se ejercita sobre ellas (cf. [Ej 6]; regular- necesaria o útil para el fin
MFab, 638-640). Pero, al mismo de los Ejercicios, y cuyo espacio y
tiempo, debe combinar esta función contenido excedan al habitual con-
con la discreción acerca del conteni- sagrado a las mociones tenidas en
do de las mociones -especialmente la oración y la marcha cotidiana del
las de carácter moral (cf. [Ej 17])-,
ejercitante. Otra cuestión es si des-
aunque no sobre el aspecto formal
en que ellas se manifiestan en la pués de hechos los Ejercicios conti-
persona: el tipo de agitación que núa o no la relación entre uno y
provocan, intensidad, ritmo, dis- otro en forma de acompañamiento
tracciones, etc. De todos modos, la espiritual. Ya desde los orígenes de
conocida resistencia a confesar al la práctica de los Ejercicios, la solu-
ejercitante que se pide al e. en el ca- ción adoptada no descartaba nin-
so de que éste sea sacerdote (cf. DI, guna de las dos alternativas.
4; DIO, 14; D15,13; D20, 54-56; D31,
Pascual CEBOLLADA, SJ
715 ejercitante
(DI, 2). Efectos del apartamiento. como de todo lo que tiene, se sirva
Está en juego la delicada atención conforme a su sactísima voluntad".
al proceso de pensamientos y dese- En esta actitud están apuntados va-
os "poniendo todo [el cuidado] en rios elementos nucleares de la espi-
una sola cosa y buscar con diligen- ritualidad de los ejercicios: la indi-
cia lo que tanto desea; la soledad fa- ferencia [Ej 23]; la meditación del
vorece la experiencia de Dios y la Reino: "ofrecerán todas sus perso-
intimidad con Él". nas al trabajo" [Ej 96]; el tercer bi-
3. La disposición del ejercitante. nario "el deseo de mejor poder ser-
3.1 La motivación: "grande ánimo y vir a Dios nuestro Señor" [Ej 155];
liberalidad" [Ej 5]. Es muy conve- la elección [Ej 179-180]; la CAÁ "To-
niente antes de adentrarse en la ex- mad, Señor y recibid, toda mi liber-
periencia de ejercicios ofrecer un tad, mi memoria..." [Ej 234]. Esta
tiempo de "elaboración interna" actitud está suponiendo también
que medie entre la decisión de ha- que el e. entra en los Ejercicios con
cerlos y el inicio de la experiencia el deseo de hacer de su vida la vo-
(Domínguez, 2003, 90) en el que se luntad de Dios, disponible a lo que
pueda ir trabajando el mundo de Dios le pida. La entrega previa del
los deseos y motivaciones profun- e. se da en la confianza absoluta de
das. Es conveniente clarificar no só- que su Dios es un Dios para el
lo el grado (cantidad) sino también hombre que no puede sino cons-
la cualidad del deseo poner la vida truir y dignificar su proyecto de vi-
en las manos de Dios para que Él da. Este deseo inicial culminará con
disponga y trabaje con ella, según la entrega definitiva al final del pro-
esta misma anotación quinta: "para ceso: "Tomad, Señor y recibid..."
que su divina majestad, así de su [£;234].
persona como de todo lo que tiene, 3.2 El deseo, criterio de continui-
se sirva conforme a su santísima dad. La importancia del deseo no
voluntad"; se trata nada menos que termina en una actitud inicial a mo-
de la entrega del propio querer y de do de "pórtico de la experiencia".
la propia libertad, como manera en Al realizar los ejercicios de la Pri-
la fe de encontrar su verdadero mera Semana es posible que el e. ya
querer y su verdadera libertad. Esta ofrezca síntomas acerca de la situa-
disposición tiene varios niveles: a) ción de su mundo interno. Por eso
Consiste en un trabajo previo de Ignacio ofrece aquí una distinción
preparación y disposición del áni- importante: "los que en primera se-
mo que afecta a su dimensión tanto mana no mostrasen mucho fervor y
antropológica: genera en la perso- deseo de ir adelante para determi-
na, sencillamente, deseo de hacer nar su estado de vida, mejor será
los Ejercicios, desear comenzarlos, dejar de dar los de la segunda se-
alegría por la oportunidad de reali- mana a lo menos por un mes o dos"
zarlos...; b) Afecta a su dimensión (DI, 13); mientras que "los que tie-
teológica: tal ánimo y liberalidad nen mucho deseo de pasar adelante
no es consigo mismo, sino "con su para determinar su estado..." (DI,
Criador y Señor". La ilusión y la 14) seguirán con el proceso.
alegría vienen motivadas por el en- 3.3 La confianza básica. Hacer
cuentro con el Señor; c) Es radical Ejercicios implica fiarse "para más
en su expectativa: "ofreciéndole to- ayudarse y aprovecharse"; la con-
do su querer y libertad, para que su fianza abre el método de los Ejerci-
divina majestad, así de su persona cios y es el párrafo que se interpone
719 ejercitante
rituels", en DSp IV / 2, 1902-1949; RODRÍ- Dios" [Co 409], "que quieran deter-
GUEZ, A., Ejercicio de perfección y virtudes minar el estado de su vida" [Co 649].
cristianas, Apostolado de la Prensa, Madrid
1930; TOMÁS DE AQUINO, Sth. No deben hacer e. los que ya
viven en un estado de vida inmuta-
ble o también cuando se tratan de
cosas que se pueden cambiar pero
ELECCIÓN sobre las cuales ya se ha hecho una
buena y sana elección. La pueden
I . Introducción. En la vida de un
creyente la cuestión sobre cuál es
la voluntad de Dios para uno mis-
hacer todos cuantos han hecho una
e. de cosa mutable, pero no en mo-
do sincero y bien ordenado.
mo es crucial. La vida espiritual es No deberían hacer elección
siempre un "buscar" y un "hallar" "los ligeros de carácter e inconstan-
la voluntad de Dios, donde el "bus- tes, los que consta que tienen algu-
car" apunta para el esfuerzo del nas pasiones no dominadas o males
hombre para abrirse y para poder hábitos que parezcan incorregibles,
conocer la voluntad de Dios, mien- si no existieron señales tan ciertas
tras que el "hallar" quiere señalar el de alguna gracia especial que su-
hecho que es siempre el Señor pliera todo el resto" (D33.34.43,
quien se revela, quien se hace cono- 169). "Se requiere también a aquel a
cer. En los Ejercicios se trata de quien se da la elección que la desee
"buscar y hallar la voluntad divina y la pida. Y eso es absolutamente
en la disposición de la propia vi- necesario; de ningún modo se le de-
da..." [Ej 1]. El momento privile- be dar y mucho menos imponer al
giado y decisivo para descubrir la que no la desea" (D33.34.43,170).
voluntad divina se da exactamente Se requiere la indiferencia igna-
en el proceso de e., que se inicia en ciana: "Quien entra en la elección
el quinto día de la Segunda Semana procure estar libre de todo afecto
de los Ejercicios al mismo tiempo desordenado, y totalmente indife-
que el ejercitante se dedica a con- rente a todo y inclinado solamente a
templar los misterios de la vida pú- seguir, una vez conocido, el santo
blica de Jesucristo con la intención beneplácito de Dios, sea cual fuere"
de conformar su existencia a Él en (D33.34.43,171). Una voluntad afec-
pobreza y en humildad, no buscan- tada e inclinada a uno de los extre-
do otra cosa que el querer divino. mos de la e. distorsiona el proceso,
El término"elección" en los Ejer- porque la e. privará al ejercitante de
cicios aparece en las diferentes fases tener el ojo simple, es decir, "sola-
de todo el proceso de búsqueda ya mente mirando para lo que soy cria-
sea desde los comienzos, "entrar en do" [Ej 169]. Uno que no ha llegado
elecciones" [Ej 164], ya sea para indi- a la indiferencia del segundo grado
car el mismo acto de elegir [Ej 171- de Humildad no está preparado pa-
174], o para referirse al resultado de ra iniciar las elecciones (DI, 17).
dicho proceso [Ej 182-183]. Quien hace la e. "se recoja den-
2. Condiciones para hacer bien la tro de sí y no quiera ver u oír nada
elección. San Ignacio reservaba entrar que no sea de arriba" (D33.34.43,
en e. sólo a personas que aspiraban 173). Todo el proceso de e. sólo se
al fruto total de los Ejercicios, "pocas puede entender a partir de una pro-
y tales que se pueda esperar a su funda experiencia de contacto ínti-
respecto un notable fruto y gloria de mo con el Señor en la oración.
727 elección
4.3.1 Ausencia de gracias es- jeto el fin para que soy criado, que
peciales y significativas. En ese es alabar a Dios Nuestro Señor y
Tiempo, no se trata siempre de salvar mi ánima, y con esto hallar-
una ausencia total de movimien- me indiferente sin afección alguna
tos interiores, pero la conciencia desordenada..." [Ej 179]. c) El ter-
de esos movimientos es menos cer punto es una súplica a Dios pa-
perceptible, o no aportan mucha ra que guíe el proceso: "pedir a
luz sobre la decisión que se desea Dios Nuestro Señor quiera mover
tomar (Gil 1972, 6). mi voluntad y poner en mi ánima
4.3.2 Tranquilidad en la perso- lo que yo debo hacer acerca de la
na que elige. Mientras no se tenga cosa propuesta..." [Ej 180]. Se trata
seguridad que uno se encuentre en aquí de fomentar una entrega total
un auténtico Tiempo tranquilo, no al Señor y un deseo de purificar las
se debe aconsejar una e. por el ter- motivaciones. La voluntad no deci-
cer tiempo. Polanco amplía el senti- dirá secamente, una vez pesados
do de la expresión "Tiempo tran- los motivos y vistas las razones. El
quilo" como equilibrio de las ejercitante deberá pedir a Dios que
pueda actuar en él con su gracia,
inclinaciones. En su modo de en-
haciendo sentir internamente lo
tender, tal equilibrio implica dos
que sea la más grande gloria de
cosas: un estado de espíritu indife-
Dios y moviendo su voluntad hacia
rente a todos los medios y una incli-
la e. de lo que ha visto ser el querer
nación al más perfecto, conforme a
de Dios sobre él. d) La parte princi-
las máximas de Jesucristo.
pal es constituida por los puntos
El Tercer Tiempo de e. com- cuarto y quinto, a saber, la investi-
prende dos modos diversos, uno gación de las ventajas e inconve-
más racional y otro más intuitivo. nientes que puede haber en una y
4.3.3 Primer Modo del Tercer otra parte [Ej 181], y la pondera-
Tiempo. Se aplica cuando el ejerci- ción de las razones obtenidas para
tante se encuentra en una condición ambas las partes para poner en cla-
de indiferencia plena: "sin afección ro dónde la razón más se inclina:
alguna desordenada, de manera "después que así he discurrido y
que no esté más inclinado ni afecta- raciocinado a todas las partes sobre
do a tomar la cosa propuesta que a la cosa propuesta, mirar donde más
dejarla, ni más a dejarla que a to- la razón se inclina, y así según la
marla; mas que me halle como en mayor moción racional, y no mo-
medio de un peso para seguir aque- ción alguna sensual, se debe hacer
llo que sintiera ser más en gloria y deliberación sobre la cosa propues-
alabanza de Dios Nuestro Señor y ta" [Ej 182]. e) El último punto es de
salvación de mi alma" [Ej 179]. El nuevo una súplica al Señor presen-
proceso de este primer Modo cons- tándole nuestro juicio y pidiendo su
ta de seis puntos: a) antes de nada, aprobación divina: "hecha la tal
se trata de "proponer delante la co- elección o deliberación, debe ir la
sa que quiero hacer elección" [Ej persona que tal ha hecho con mu-
178], determinando bien cuál es la cha diligencia a la oración delante
materia sobre la cual se quiere ha- de Dios Nuestro Señor y ofrecerle la
cer la elección, b) El segundo punto tal elección para que su divina ma-
trata de la disposición subjetiva en jestad la quiera recibir y confirmar,
que debe estar la persona (indife- siendo su mayor servicio y alaban-
rencia): "Es menester tener por ob- za" [Ej 183].
elección 730
gundo modo dicho, y aún ser con- discernimiento de los espíritus, exa-
firmado de él" (D31, 129). Porque gerando en tal modo la eficacia de
"el ángel de Satanás se transfigura las mociones que acaba por confun-
en ángel de luz (ICor 9,14) y vende dir el Segundo con el Primer Tiempo
moneda falsa por buena, se debe (Ayerra Moreno 1956, 98). A causa
andar aquí con mucho tiento y con de tal confusión se entiende por qué
diligente examen. Sea, pues, un en Dávila aparece la recomendación
presupuesto que gobernase el hom- de pasar "siempre" al Tercer Tiem-
bre solamente, a carga cerrada, por po: "es menester notar que el Tercer
movimientos y sentimientos inte- Tiempo no debe solamente ser aña-
riores, es muy peligroso y principio dido cuando nada se puede concluir
de todas ilusiones y alumbramien- en el Segundo Tiempo; el Tercer
tos con que el demonio ha hecho Tiempo sirve también para confir-
una grande guerra a la Iglesia de mar la elección hecha y darle mayor
Dios" (D31, 134-135). Por tanto, firmeza" (D33.34.43, 203) y también
siempre se debe hacer la e. por el la frase lapidaria del Directorio Ofi-
Tercer Tiempo, aunque ya se hubie- cial cuando afirma que "posterior via,
ra hecho por el Segundo Tiempo, nempe per ratiocinationem et discur-
porque en el Segundo Tiempo po- sum, est securior et tutior" ("pero la
demos ser engañados y se necesita segunda vía del raciocinio y discur-
discernir los espíritus. El Directorio so es siempre más segura y firme"
concluye que "... el tercero modo (D33.34.43,190). Lo que se afirma es
de elegir es más seguro, porque la el primado de la razón. Estamos le-
razón hace su oficio, apoyada en la jos del pensamiento de S. Ignacio so-
fe y doctrina de la Iglesia; y al fin bre ese punto.
da el hombre lo que puede por su 5.4 Uso combinado de los Tiem-
parte y aplica todo su caudal para pos. Considerando que los Tiempos
conocer todo lo que Dios quiere" sean autónomos, ¿pueden ellos ser
(D31,140). usados juntos en un mismo discer-
Pero si el Segundo Tiempo es nimiento con vista a una elección?
en principio más elevado que el Y si eso es algo posible, ¿es aconse-
Tercero, ¿cómo se puede afirmar jable que se lo haga? ¿Y cómo se de-
que es más seguro un Tiempo de bería proceder? ¿Qué pasa si usan-
principio inferior? ¿Es correcto de- do el Segundo y el Tercer Tiempo
cir que en el Segundo Tiempo se llegamos a resultados diversos?
trata de dejarse llevar por senti- Si la e. es hecha por el Primer
mientos? ¿No va todo acompañado Tiempo, no procede usar los demás.
y discernido con la ayuda del di- Sería una ofensa a Dios que nos ha
rector? Parece que Dávila en el Di- mostrado su voluntad en un modo
rectorio Oficial no consigue captar así tan claro (Calveras 1943, 270). Si
con fidelidad cuál es la esencia del una persona obtiene suficiente cla-
Segundo Tiempo (Ayerra Moreno ridad por medio de las experiencias
1956, 98). Definiéndolo como un de consolaciones y desolaciones, no
Tiempo "cuando el alma es movida necesita acudir al Tercer Tiempo,
por inspiraciones y mociones tan como así afirma el Directorio de G.
eficaces que sin algún o casi sin al- Dávila (D31, 90). No obstante, tal
gún raciocinio de la inteligencia la cosa puede ser conveniente para
voluntad es conducida al servicio una mayor satisfacción de la razón,
de Dios y a la perfección" (D33. que naturalmente quiere saber las
34.43, 188), no deja espacio para el razones objetivas de lo que Dios
733 elección
liaba con una cierta elevación y muy y justas para el mayor servicio divi-
tranquilamente" [De 10]; "con mu- no" [Epp II, 237].
cha devoción y elevación de la men-
te, y notablemente en tranquilidad" Javier MELLONI, SJ
[De 25]; "en mucha y continua y en
muy grande devoción, claridad calo-
rosa y gusto espiritual, y tirando en Z1 Consolación, Descenso, Moción.
parte a un cierto elevar" [De 60]. Esta
"elevación interior" o "de la mente" EMBOLUMAR
adquiere particular diafanidad en el
relato autobiográfico, cuando se na-
rra la gracia mística que recibió en
Manresa sobre el misterio de la Trini- S e trata de un neologismo ignacia-
no. En la famosa e importante
carta a Teresa Rejadell (18 de junio
dad: "Se le empezó a elevar el enten-
dimiento, como que veía la Santísi- de 1536) sobre discernimiento de es-
ma Trinidad en figura de tres teclas, píritus y tratamiento de los escrúpu-
y esto con tantas lágrimas y tantos los, Ignacio define una de las tácticas
sollozos, que no se podía valer" [Au del enemigo como "embolumar":
28]. Esta e. se refiere al paso del razo- "entonces [el enemigo] procura en-
namiento lineal, en el que Ignacio se bolumar aquella conciencia tan bue-
preguntaba cómo podía ocurrir que, na, haciendo pecado donde no es
siendo la Trinidad tres Personas, le pecado y poniendo defecto donde
dedicara cuatro oraciones: una para hay perfección" [Epp 1,104]. DCECH
cada una de ellas y luego otra para el no registra este término, tampoco
conjunto de las tres. La "e. de la Sebastián de Cobarruvias en su TLC
mente" consiste en que su entendi- ni el DiccAut. Iparraguirre {Obras
miento cambia de perspectiva, y pa- Completas 1982, 661) y Ruiz Jurado
sa de un razonamiento cuantitativo {Obras 1991, 732) anotan: "involu-
y lineal a otro, cualitativo y sintético, crar, entorpecer". Por el contexto,
por el que comprende que la unidad podemos concluir también: "con-
de naturaleza de las tres Personas se fundir", "generar confusión". El sig-
sitúa en un plano diferente al de la nificado parece estar relacionado
diversidad de Personas, tal como el con "envolver", lo cual sería un gali-
sonido unificado de un acorde está cismo. También puede estar relacio-
constituido por el sonido de tres no- nado con involucrum, "envoltura",
tas diferentes. Esta "elevación de la "cubierta", "disfraz", así como con
mente" será muy apreciada por Ig- involumentum, "envoltura".
nacio, tal como lo atestigua el hecho
de que escribiera a Francisco de Bor- José GARCÍA DE CASTRO, SJ
ja diciéndole que buscara los dones
espirituales más que las penitencias / Confusión, Engaño, Escrúpulo, Falacia,
corporales, entre los cuales, después Mal Espíritu, Turbación.
de mencionar la intensificación de la
fe, la esperanza y la caridad, habla
del "gozo y reposo espiritual, lágri- ENCARNACIÓN
mas y consolación intensa, elevación
de la mente [...], sin los cuales todas
nuestras cogitaciones, palabras y
obras van mezcladas, frías y turba-
P ara encuadrar la noción de e.
dentro del marco de referencia
de la espiritualidad ignaciana, hay
das, para que vayan calientes, claras
que reconocerle a esta última su ca-
encarnación 736
tan diversas gentes..." [Ej 103], pe- la Trinidad, Verbo incluido. En senti-
ro esta composición la debe poner do estricto, habría que mencionar
en referencia a la historia evangéli- todavía -cosa que aquí referimos
ca: "Asimismo después particular- simplemente de paso- la apertura
mente la casa y aposentos de Nues- escatológica implícita hacia el futuro
tra Señora, en la ciudad de Nazaret, prometido como realización de la
en la provincia de Galilea" [Ej 103]. posibilidad de participar de una vi-
Pero hay que observar todavía da eterna que es ofrecida objetiva-
una inversión entre el primer pre- mente en el acontecimiento histórico
ámbulo [Ej 102] y el segundo [Ej pasado para ser aceptada subjetiva-
103]. Mientras que en el primero se mente en el presente del ejercitante
trae "la historia de la cosa que ten- en función de su futuro.
go que contemplar" y el ejercitante En realidad, la contemplación
se imagina la Trinidad mirando el de la e. actualiza la escena evangéli-
mundo y mandando el Arcángel ca de manera que el ejercitante pue-
Gabriel a María, en el segundo, la de participar del misterio de la e. co-
composición de lugar, el ejercitante mo testigo de él, pero participando
no mira la Trinidad, sino el mundo no sólo del encuentro secreto entre
con su diversidad de personas y en Gabriel y María, sino también de la
modo particular la casa de Nazaret, decisión trinitaria, dándole, de esta
en la provincia de Galilea, con Ma- manera a la escena su contenido teo-
ría. Esto significa que en el primer lógico. Así se supera la distinción
preámbulo la historia comienza en temporal, estableciéndose la fusión
la Trinidad y continúa en Nazaret, de horizontes hermenéuticos y de
sin distinción temporal, pero cuan- las coordenadas espacio-temporales
do el ejercitante hace la composi- (Trinidad / eternidad, Evangelio / pa-
ción de lugar "mira" el mundo y a sado, ejercitante/presente).
María.
De otro modo no se entiende
Esta aparente contradicción se
que Ignacio invite al ejercitante a
resuelve en el "presente" del ejer-
demandar, en el tercer preámbulo,
citante: éste "trae la historia que
"conocimiento interno del Señor
debe contemplar" (la Trinidad) ha-
que por mí se ha hecho hombre pa-
ciendo la composición de un lugar
ra que más le ame y le siga" [Ej
particular (el mundo, Nazaret, Ma-
104]. La mediación con la cual el
ría). El ejercitante "hace presente"
ejercitante incorpora en su vida el
a la Trinidad con su dimensión tri-
nitaria a-histórica, tomando la de- hecho de que Jesús "por él se ha he-
cisión de encarnar la segunda per- cho hombre" es mediante la con-
sona y realizándola históricamente templación trinitaria de María en el
en el paso de la escena evangélica mundo enfermo y dolorido. Éste es
de la Anunciación. El "lugar" del el fruto "práctico" de la contempla-
encuentro con la Trinidad no es el ción para él.
tiempo sin tiempo de Dios, ni es el 3. Una contemplación en tres
"aquí y ahora" del ejercitante, sino puntos: ver las personas, oír lo que ha-
el "entonces" de la escena evangé- blan, mirar lo que hacen. Si ahora nos
lica, donde el Verbo se encarna. Sin detenemos en los tres puntos del
embargo, tampoco se puede afir- cuerpo de la contemplación, nos
mar que sea un encuentro en el pa- damos cuenta de lo bien articulada
sado, pues el ejercitante y el mun- que está la fusión de horizontes re-
do están "presentes", al igual que ferenciales. En realidad aquí se da
739 encarnación
hombre, en este mundo dilatado y culturación" (d4,3), así como los re-
magnífico, recaería en perjuicio su- tos que supone para la misión
yo: la redención del mundo sería evangelizadora, la cual no se puede
por tanto un fracaso" (Solignac pensar reservada sólo para los "mi-
1971,1639). sioneros" que viven y trabajan en
Con el paso de los años, des- un país distinto del suyo. Al contra-
pués del Conc. Vat. II, se ha puesto rio, la CG invita a todos los jesuítas
en boga otro término que recoge el a asumirla como una dimensión de
sentido encarnatorio de la experien- la misión (d4, 27).
cia cristiana para aplicarla a una rea- 8. Conclusión. El tema de la e.
lidad, la cultura, de la cual se ha ido tiene para Ignacio una resonancia
tomado cada vez mayor conciencia existencial insondable y una clara y
de su extrema complejidad, espe- decisiva importancia en la imposta-
cialmente por el desarrollo y progre- ción teológica de la estructura de
so de las ciencias humanas. Este tér- sus Ejercicios. Existencialmente es
mino es el de inculturación de la fe: en la contemplación de la carne de
"Es un término nuevo, nacido den- Cristo, sea mediante la lectura, la
tro de ambientes jesuítas, que lo han imaginación de una escena o co-
divulgado, y hoy es aceptado por la miéndola sacramentalmente, don-
teología y el magisterio de la Iglesia. de encuentra a Dios, precisamente
Quiere sustituir palabras como como Verbo encarnado. Y en los
'adaptación', 'acomodación 7 , que Ejercicios representa teológicamente
parecen demasiado periféricas y ex- el inicio de "la historia que hay que
ternas y no van a lo profundo del contemplar", una historia de salva-
hombre y de la sociedad: la cultura. ción que en Jesús alcanza su cul-
No hay que olvidar la revalorización men porque en la vida de este hom-
de la 'cultura' dentro de los ambien- bre se cumple la redención del
tes sociales y filosóficos desde la I género humano, y por tanto en su
Guerra Mundial [...]. Hoy este tér- contemplación se realiza la salva-
mino ha quedado reservado para el ción de Ignacio mismo y del lector/
encuentro entre el evangelio y las ejercitante de su librito. De aquí la
culturas, o para el choque entre dos importancia inicial de la e. para to-
culturas diferentes [...]. En el Sínodo da la arquitectura que Ignacio ha
de 1974 sobre la evangelización se pensado, la cual está en función del
trató mucho del tema de la cultura, ejercitante, para que éste pueda en-
y en la Congregación General 32, contrar en la purificación de sus
que se realizó el mismo año, el P.
afecciones desordenadas la volun-
Arrupe presentó el concepto de la
tad de Dios. Para ellos se vuelve a
'inculturación' como muy apropia-
encarnar el Señor.
do para reflejar los deseos del Síno-
do, pues no se trata de una simple Rossano ZAS FRIZ, SJ
adaptación, sino de una participa-
ción de la dinámica de la Encarna-
ción. En la declaración final del Sí- P Aplicación de sentidos, Contemplación,
Cristo, Descenso, Espiritualidad Ignaciana,
nodo sobre la catequesis, del año Humanidad de Cristo, Inculturación, Inser-
1977, se menciona ya la 'incultura- ción, Jesús, María, Misión, Misterios de la Vi-
ción'" (López-Gay 2001, 2704). da de Cristo, Mística Ignaciana, Mundo, Se-
En el decreto 4 de la CG 34 gunda Semana, Trinidad.
(1995) se puede apreciar claramente Bibl.: AMBRUZZI, L., "Mirar a Cristo o el
el enfoque "encarnatorio" de la "in- método de contemplación de San Ignacio",
encontrar a Dios 746
Man 6 (1930) 327-336; ARZUBIALDE, S., Ejer- tes, "se pueden ejercitar en buscar
cicios, 243-252; ID., "LOS misterios en la vi- la presencia de nuestro Señor en to-
da de Cristo Nuestro Señor [Ex. 261-312]. das las cosas, como en el conversar
Breve visión de conjunto", Man 64 (1992)
5-14; BOVER, J. M., "De la meditación a la con algunos, andar, ver, gustar, oír,
contemplación según San Ignacio. Apéndi- entender, y en todo lo que hiciére-
ce: algunos textos más importantes sobre mos, pues es verdad que está su Di-
la aplicación de sentidos", Man 6 (1930) vina Majestad por presencia, poten-
104-129; BUSTO, J. R., "Exégesis y contem- cia y esencia en todas las cosas"
plación", Man 64 (1992) 15-23; CONGREGA-
CIÓN GENERAL 34, "Nuestra misión y la cul-
[Epp III, 510]. Esta fórmula era muy
tura"; GARCÍA MATEO, R., "Hagamos querida a Ignacio. ¿Qué entendía
redención del género humano [EE 107]. Ignacio por "buscar la presencia del
Universalismo ignaciano", Man 72 (2000) Señor en todas las cosas", que Na-
211-220; GONZÁLEZ BUELTA, B., "Encarna- dal equiparó con su famoso simul in
ción y nacimiento: contemplar el surgir de actione contemplativus [contemplati-
la liberación", Man 61 (1989) 57-65; ID.,
"Una mística de la Encarnación en el 'aba-
vo en la acción]?
jo' de la historia", en Psicología II, 175-183; Peter-Hans Kolvenbach obser-
LADARIA, L., "La teología trinitaria funda- va que Ignacio fue probablemente
mento de la espiritualidad ignaciana", "el primero en la historia de la espi-
Man 72 (2000) 321-332; LÓPEZ-GAY, J., "Mi- ritualidad cristiana que percibió a
sionología", en DHCJ IV, 2704; MARTÍNEZ
SIERRA, A., "Encarnación y espiritualidad", la Trinidad como Dios en acción"
Man 51 (1979) 315-332; MOIOLI, G., Cristolo- (Kolvenbach 2000, 23). Para Igna-
gia. Proposta sistemática (Pro manuscripto), cio, por Ejercicios Espirituales se
Milano 1978, 42-43; RAHNER, K., "Para la entiende "todo modo de preparar y
teología de la Encarnación", ETIV, Madrid disponer el ánima para quitar de sí
1964,139-157; ID., Esercizi Spirituali per il sa-
cerdote. Inizio all'esistenza sacerdotale.
todas las afecciones desordenadas
Brescia 1974, 55-61; ID., Elevazioni sugli y, después de quitadas, para buscar
Esercizi di Sant'Ignazio, Roma 1967, 149- y hallar la voluntad divina en la
174; RAYEZ, A., "Humanité du Christ. III. disposición de su vida para la salud
Age d'or de la dévotion médiévale (14e e del ánima" [Ej 2]. "Buscar y hallar
15e siécles)", en DSp VI/l, 1063-1096; Ruiz la voluntad de Dios" querrá decir
JURADO, M., "Espiritualidad Ignaciana",
en DHCJ II, 1318; TEXIDOR, L., "El primer
sintonizar con la Trinidad en acción
Ejercicio de la segunda semana: Un punto para sumarse a la acción de Dios.
de vista para contemplar el misterio de la En otras palabras, la espiritualidad
Encarnación", Man 9 (1933) 222-232; SOLIG- ignaciana apunta a una mística de
NAC, A., "Incarnation (Spiritualité d')", colaboración con el plan de la Trini-
DSp VII/2,1639; THIÓ, S., "La Trinidad y la dad en nuestro mundo.
espiritualidad ignaciana", Man 72 (2000)
333-348; VÁZQUEZ, U., "LO que hacen las Hasta hace relativamente poco
divinas personas (EE 108)", Man 72 (2000) tiempo, la teología prevalente de la
349-361; WILKENS, G., "Lugar y función de vida espiritual parecía sostener una
la Sagrada Escritura en los Ejercicios Espi- postura anti-mundo. Hacía falta
rituales de San Ignacio", Man 51 (1979)
103-110.
apartarse del mundo para acercarse
a Dios. Aun aquéllos que reconocían
que Ignacio era un místico, usaban
esta teología como telón de fondo
ENCONTRAR A DIOS para presentar la clase de místico
que fue Ignacio. Así, Philip Endean
Brémond. Indica ésta que tal tipo la elección de los Ejercicios como
de teología espiritual parece "aque- una elección de vida en respuesta al
jada por una imagen de Dios reñida llamamiento de Dios, hay que ver
con la humanidad" y "nos induce a que, para Ignacio, la elección es de
concebir lo místico como algo fuera Dios. Ignacio espera que los ejerci-
de lo ordinario, algo que conlleva tantes reciban la gracia de hacer
salimos de nosotros mismos, un éx- que sea Dios quien haga las eleccio-
tasis" (Endean 2002,111). Ignacio no nes importantes. El tercer binario,
parece haber tenido esta visión pesi- por ejemplo, quiere tener "la cosa
mista de la suerte de la humanidad. adquisita o no la tener según que
Ignacio concluyó casi mil de sus Dios nuestro Señor le pondrá en
cartas con esta oración: "Ceso ro- voluntad y a la tal persona le pare-
gando a la santísima Trinidad por la cerá servicio y alabanza de su divi-
su infinita y suma bondad nos dé su na majestad" [Ej 155,2]. Y como ad-
gracia cumplida para que su santísi- vierte Leo Bakker, para Ignacio la
ma voluntad sintamos y aquélla en- consolación no era ante todo y so-
teramente la cumplamos" [Epp I, bre todo una emoción placentera y
107]. En un cuidadoso análisis lin- conmovedora o un acicate para se-
güístico de estas oraciones conclusi- guir la senda escogida o una ayuda
vas Peter-Hans Kolvenbach de- para orar; la consolación incluye to-
muestra que "sentir" no puede do eso, pero ante todo y sobre todo
limitarse al conocimiento intelec- es una experiencia que hace posible
tual, sino que "concierne a toda la conocer y elegir la voluntad de
persona en su docilidad hacia la Dios. "Para Ignacio, a partir de la
santísima voluntad de Dios" (Kol- iluminación del Cardoner, el discer-
venbach 2000, 182). Conocer la vo- nimiento de los movimientos inte-
luntad de Dios y cumplirla son para riores y de la consolación fluye jun-
Ignacio una misma gracia que de- to con la elección (por ejemplo, la
sear. Quiere estar identificado con elección del modo de vida). El he-
Dios, que está activo en este mundo, cho de que Ignacio acentúe refleja-
sentirse uno con Dios y actuar como mente este fluir juntas la consola-
uno con Dios. La acción, para Igna- ción y la elección, y que lo haga el
cio, no tiene por qué distanciarnos centro y fuente de la vida espiri-
de Dios; puede ciertamente acercar- tual, es el elemento nuevo introdu-
nos a él. Más aún, como indica Kol- cido por los Ejercicios Espirituales en
venbach, con frecuencia Ignacio pa- la historia de la espiritualidad"
rece pedir esta gracia para todos, (Bakker 1970,105). Podríamos decir
haciendo saber que creía que Dios que para Ignacio la consolación es
quiere que todos "conozcan" su vo- "conocer" la voluntad divina y
luntad y la cumplan perfectamente. cumplirla. Se es uno con Dios; pero
Ignacio y los primeros compañeros la unión es de la mente, la voluntad
eran notablemente optimistas al tra- y la acción.
tar de llevar a las personas a una En la CAÁ de los Ejercicios Es-
unión así con Dios. pirituales Ignacio hace pedir al ejer-
¿Cómo debe entenderse la citante gracia para ver "cómo Dios
unión con Dios por la que reza Ig- habita en las criaturas [...] y así en mí
nacio? Una reflexión sobre el signi- dándome ser, animando, sensando
ficado de la elección ignaciana pue- y haciéndome entender; asimismo
de darnos la clave interpretativa haciendo templo de mí, siendo cria-
que necesitamos. Más que entender do a la similitud e imagen de su di-
encontrar a Dios 748
530]; 27. Al mismo [Epp XI, 413- miseria en el estado presente re-
415]; y 28. A Jerónimo Doménech, quiere que, en lugar de regalos, a
[Epp XII, 26-29]. veces se usen los trabajos con noso-
En todas ellas el acento recae tros. Por eso encierra en el breve
principalmente en la consideración curso de nuestra vida los ''trabajos"
de la "pedagogía" de Dios Padre, y [Epp VI, 161], no permitiendo que
en la interpretación de los fines que seamos tentados o cargados por en-
El persigue en su amor providen- cima de lo que podamos soportar
cial. S. Ignacio comienza por inter- [Epp VI, 460], y purgándonos tanto
pretar la actividad providencial de más cuanto más presto desea lle-
Dios Padre (Vélez 268-276). varnos junto a sí [Epp VI, 223]. Pero
sin privarnos también en la presen-
4.1 Una lectura del misterio de la te vida de mucha consolación [...]
pedagogía paterna de Dios. Lo prime- no sin mezcla de mucha consola-
ro que debemos considerar es que ción [Epp VI, 161; X, 207].
muchas veces las enfermedades
provienen de la mano de Dios N.S: 4.2 Los fines que la Providencia
"Sin embargo, en considerar que persigue cuando permite que padezca-
estas enfermedades y otras pérdi- mos. El fin general que El pretende
das temporales son muchas veces es sanar las enfermedades de nues-
tra alma [Epp I, 99; VII, 447]. Pero,
de mano de Dios nuestro Señor [...]
además, desea ponernos a prueba
no puedo sentir tristeza ni dolor"
para que tengamos el doble mérito
[Epp I, 84]; su divina mano las "cau-
de la paciencia y de la caridad [Epp
sa", "permite" o "envía" [Epp VII,
VI, 161; X, 207]. De manera que te-
447]. "El, que es Padre amantísi-
niendo ocasión nosotros de ofrecer
mo", tan benigno cuando castiga
ante el mundo un ejemplo de forta-
como cuando usa de la misericor-
leza y conformidad con la voluntad
dia [Epp III, 64; VI, 460; VI, 571; VII,
divina [Epp VI, 571], Él por su parte
447], visita [Epp III, 14-15] de este pueda mostrarse como consuelo
modo a las personas que mucho que compensa toda pérdida (V
ama [Epp III, 63; VI, 161.223], les 488). De este modo procura siem-
trata como a verdaderos hijos [Epp pre darnos ocasión de merecer, de
VIII, 183; X, 207], y les muestra así que nos ejercitemos en la virtud pa-
lo mucho que en ellos confía, en de- ra su gloria [Epp VI, 71], y consiga-
finitiva, su eterno amor [Epp VI, mos la eterna bienaventuranza [Epp
161]. Así ha solido obrar con los V, 699-700]; con el fin de remune-
santos para conducirlos del cauti- rarnos tanto más cumplidamente
verio a la libertad [Epp VII, 447]. en la otra vida cuanto en esta tem-
De este modo, podemos com- poral nos haya dado aparentemen-
probar su paterna y suma miseri- te menos muestras de querernos
cordia. El dispone a su tiempo, premiar [Epp VI, 161]. Finalmente,
cuando nos es más necesario [Epp Él pretende remunerar nuestra pa-
VI, 460; VII, 410-411] lo que más nos ciencia con el premio de una gloria
cumple y conviene [Epp VI, 161; X, inestimable [Ibid. 161].
207], aunque no sea conforme a co- Seis son los fines particulares
mo a nosotros más nos place [Epp que S. Ignacio atribuye a esta pe-
VII, 447]. Porque, si a nosotros nos dagogía divina. En primer lugar
conviniese, El de su parte se incli- Dios Padre desea que purguemos
naría a tenernos siempre consola- nuestros pecados en la presente vi-
dos, pero la disposición de nuestra da y así merezcamos la eterna re-
755 enfermedad
car a la luz aquellas cosas que pre- inconfesable y, para ello, se recurre
tendemos ocultarnos a nosotros a pensamientos legitimados moral
mismos. Y, sin duda, el medio más o religiosamente. Situación que se
eficaz para ello será la verbaliza- describe también en el Preámbulo
ción ante otro, descubriéndolo "a para hacer elección [Ej 169] cuando
su buen confesor o a otra persona es- se refiere a los que "quieren que
piritual" [Ej 326]. El conocimiento Dios venga derecho a sus afeccio-
de sí mismo, de los propios puntos nes desordenadas". O más adelan-
débiles, de las defensas específicas te, cuando se describe el e. "de los
que cada cual tiende a desarrollar, que yerran, haciendo de oblica o de
de los lugares por donde el enemi- mala elección (por el matrimonio o
go "nos halla más flacos", constitui- el sacerdocio) vocación divina" [Ej
rá otro recurso fundamental en la 172]. El e., pues, bajo forma de "ra-
evitación del engaño [Ej 327]. zones aparentes" o de legitimacio-
Pero Ignacio sabe muy bien nes religiosas, nada contestables en
que la razón misma tampoco está sí mismas, es el que hace cuerpo en
exenta del riesgo de e. y que, en el sujeto de pretendidas aspiracio-
muchas ocasiones, llega a perder nes espirituales.
también su sindérese. Es lo que ana- Ni siquiera la consolación será
liza a partir de la Segunda Semana ya signo inequívoco de la acción de
con la agudeza de un auténtico Dios en el alma. También ella pue-
"maestro de la sospecha". El e. no de estar movida desde lo imagina-
se establece ya como resultado de rio y lo engañoso. Será, pues, nece-
un conflicto entre placeres y razo- sario discernir cuidadosamente,
nes, sino en un nivel psíquico más pues esa consolación puede tener
elaborado, sutil y complejo. Es en el su origen en el deseo de mantener
seno mismo de la razón, en las "ra- una situación que se resiste al cam-
zones aparentes", contrapuestas a bio. Es más, incluso la consolación
la "verdadera alegría", donde el e. sin causa precedente [Ej 330], en la
se elabora [Ej 329]. Un nivel más que no hay "engaño, por ser de sólo
propio, por tanto, de las personas Dios nuestro Señor" [Ej 336] puede,
"cultivadas" cultural o espiritual- no obstante, venir finalmente a ser-
mente. En esta situación, el e. no se vir de base también para el autoen-
deja ver de modo directo, sino que gaño. Pues, en un segundo tiempo,
se oculta y pretende encontrar justi- tras esa consolación, se puede venir
ficación con sabias o, incluso, san- a parar en "propósitos y pareceres"
tas razones. El enemigo se presenta que tengan bien poco que ver con el
sub angelo lucis, con "pensamientos deseo de Dios. Será necesario, por
buenos y santos" [Ej 332], para ir tanto, "ser mucho bien examina-
trayendo después a la persona a los dos, antes que se les dé entero cré-
"engaños manifiestos". dito ni que se pongan en efecto" [Ej
Nos encontramos así con el te- 336]. El e. puede esconderse, pues,
ma de lo que en psicoanálisis co- no sólo en los placeres y en las ra-
nocemos como mecanismo "racio- zones aparentes, sino también en
nalización": la utilización de un los pensamientos o en "pareceres"
pensamiento verdadero para ocul- que han sobrevenido tras una indu-
tar otro que interesa más, pero que dable acción de Dios.
resulta inconfesable. Es el caso del Por tanto, ningún momento de
Segundo Binario [Ej 154], en el que la vida espiritual, ni en sus momen-
se trata de embellecer y encubrir lo tos más avanzados, podrá conside-
763 enseñar a los niños
rarse exento del peligro de e., de la a más jesuitas desde que en 1544 se
intromisión de lo imaginario e ilu- aprobara el colegio para externos
sorio, que ronda siempre alrededor de Gandía, la enseñanza de la doc-
de toda actividad humana y, quizás trina a niños y rudos, recogida en
de modo más específico y tentador, [Co 113.277.410.528.645], constituirá
en la experiencia religiosa. el acento peculiar de la primitiva
CJ, no sólo para coadjutores espiri-
Carlos DOMÍNGUEZ MORANO, SJ tuales y temporales sino incluso pa-
ra los profesos.
Z1 Afección desordenada, Binarios, Consola- La fórmula de cuatro votos pa-
ción, Desolación, Discernimiento, Embolu- ra los profesos recoge entre otras
mar, Enemigo, Mal espíritu, Placer, Sindére- obligaciones la enseñanza del cate-
sis, Suasión.
cismo a "niños y a rudos". Especial
Bibl.: ARZUBIALDE, S., Ejercicios; DOMÍN- atención merece la glosa de [Co
GUEZ MORANO, C, Psicodinámica de los Ejer- 528] a la profesión jesuítica: "pone-
cicios Ignacianos, M-ST, Bilbao-Santander se lo de los niños en el voto para
2003 (esp. 117-121; 167-182); ID., Creer des-
pués de Freud, San Pablo, Madrid 1991; FES-
que se tenga más particularmente
SARD, Gv La Dialectique des Exercices de Saint por encomendado este santo ejerci-
Ignace de Loyola, Aubier, París 1956; FREUD, cio [...] y porque tiene más peligro
S., El porvenir de una ilusión, Obras Comple- de ser puesto en olvido y dejado
tas, III, Biblioteca Nueva, Madrid 1973, de usar, que otras más aparentes,
2961-2991; GARCÍA DOMÍNGUEZ, L. Ma, Las como son el predicar, etc.". En
afecciones desordenadas. Influjo del subcons- 1552, Miguel Torres, afamado cate-
ciente en la vida espiritual, M-ST, Bilbao-San-
tander 1992; ID., Afectos en desorden: Los va- drático de Artes y antiguo Rector
rios autoengaños en la virtud, Instituto de la Universidad de Alcalá, pre-
Teológico de Vida Religiosa, Vitoria 1999; gunta a S. Ignacio desde Salaman-
LOP, M., Los Directorios de Ejercicios, M-ST, ca deseando saber "lo que soy obli-
Bilbao-Santander 2000; MEISSNER, W. WV To gado de hacer en lo de la doctrina
the Greater Glory. A Psychological Study oflg- cristiana y en lo de me mantener
natian Spirituality, Marquette University
Press, Boston 1999.
de las limosnas de los colegios"
[Epp Mixtae II, 431]. Pobreza radi-
cal y ministerios entre los más po-
bres son las dos notas característi-
ENSEÑAR A LOS NIÑOS cas del ser y del obrar de los
profesos, esto es, de la CJ por anto-
bles externos o acerca de las opera- de los objetos que afectan a nues-
ciones internas de nuestra mente, tros sentidos. Esta fuente de ideas
que percibimos, y sobre las cuales la tiene todo hombre en sí mismo,
reflexionamos nosotros mismos, es y aunque no es un sentido, ya que
lo que provee a nuestro e. de todos no tiene nada que ver con objetos
los materiales del pensar. Esta son externos, con todo se parece mucho
las dos fuentes del conocimiento de y puede llamársele con propiedad
donde dimanan todas las ideas que sentido interno. El filósofo la llama
tenemos o que podamos natural- "reflexión", porque las ideas que
mente tener. Ahora bien, las ideas ofrece son sólo aquellas que la men-
proceden, en primer lugar, de nues- te consigue al reflexionar sobre sus
tros sentidos, que tienen contacto propias operaciones dentro de sí
con objetos sensibles particulares, misma. Por lo tanto, se entiende por
transmiten respectivas y distintas reflexión esa advertencia que hace
percepciones a la mente, según los la mente de sus propias operaciones
variados modos en que esos objetos y de los modos de ellas, y en razón
los afectan, y es así como llegamos de los cuales llega el e. a tener ideas
a poseer esas ideas que tenemos de acerca de tales operaciones.
todas aquellas que llamamos cuali- 2. El entendimiento en Ignacio de
dades sensibles. hoyóla. Ignacio de Loyola utiliza la
Cuando se afirma que los senti- palabra entendimiento diecinueve
dos transmiten a la mente, se quiere veces en el libro de los Ejercicios Es-
decir que ellos transmiten desde los pirituales; diez en las Constituciones;
objetos externos lo que en ella pro- siete en la Autobiografía y once en el
duce aquellas percepciones. A esta Diario espiritual. En cada una de
gran fuente que origina el mayor ellas nos comunica una observa-
número de las ideas que tenemos ción, una experiencia e incluso un
-puesto que dependen totalmente momento de comunicación con
de nuestros sentidos y de ellos son Dios como la explicitación de su
transmitidas al entendimiento-, el búsqueda y la manifestación de su
filósofo la llamó "sensación". En se- divina voluntad. Cada expresión
gundo lugar, la otra fuente de don- nos permite conocer circunstancias
de la experiencia provee de ideas al diversas de Ignacio según que haya
e. es la percepción de las operacio- tenido la oportunidad de buscar,
nes interiores de nuestra propia conocer, sentir, profundizar y dis-
mente al estar ocupada en las ideas cernir el modo como se hace pre-
que tiene. Esas operaciones, cuando sente una vivencia de Dios o de los
el alma reflexiona sobre ellas y las hermanos y según que haya experi-
considera, proveen al e. de otra se- mentado una sensación o haya ela-
rie de ideas que no podrían haberse borado una reflexión.
derivado de cosas externas: tales 2.1. La Autobiografía. En la Auto-
son las ideas de percepción, de pen- biografía, fuente privilegiada para
sar, de dudar, de creer, de razonar, conocer la vida del peregrino, Igna-
de conocer, de querer y de todas las cio hace referencia a las ideas que
diferentes actividades de nuestras ya conocía, a los datos que había
propias mentes. De estas ideas, aprendido al estar con contacto con
puesto que tenemos conciencia y los libros de su tiempo. Su expe-
podemos observarlas en nosotros riencia previa es, precisamente, la
mismos, recibimos en nuestro e. que le hace iniciar un camino de
otras ideas distintas que recibimos conversión. Quiere realizar grandes
767 entendimiento
diencia en la cual, sin la ejecución, les" [Co 797]. Tendrá quien le ayude
no hay esta conformidad de que- aun para las cosas universales y
rer y sentir entre el que manda y propias de su oficio, para ordenar-
obedece" [Co 550]. las y cumplirlas, "pues es cierto que
Para cuidar que en la vida del ni la memoria de uno podría bastar
jesuita se observe verdaderamente para acordarse de tantas cosas; ni
lo prescrito, el Prepósito General aunque esta bastase, un solo enten-
y, con él, todos quienes ejerzan el dimiento bastaría para bien pensar-
gobierno de la CJ, deberán reunir las y ordenarlas; ni aunque este fue-
un conjunto de virtudes y de cua- se suficiente, las fuerzas de uno
lidades naturales y sobrenaturales bastarían para ejecutarlas" [Co 798].
"pues en ellas consiste la perfec-
Jaime Emilio GONZÁLEZ MAGAÑA, SJ.
ción del prepósito para con Dios, y
lo que perfecciona su afecto y en-
tendimiento y ejecución; y tam- Z1 Libertad, Memoria, Tomad Señor, Voluntad.
bién lo que le ayuda de los bienes
Bibl.: LOCKE, } . , Ensayo sobre el entendimien-
del cuerpo y externos; y según la to humano, Fondo de Cultura Económica,
orden con que se ponen, así se es- México 1990.
tima la importancia de ellas" [Co
724]. El P. General y los superiores
deberán cuidar también la unión
de los ánimos de modo tal que se ENTREVISTA EN LOS
perfeccione su afecto, su entendi- EJERCICIOS
miento y ejecución. Esto es, debe
desarrollar esas virtudes con la
conciencia de que todo deberá ser
ordenado para buscar la mayor
L a función de la e. consiste en po-
sibilitar el encuentro entre el
acompañante y el que hace los Ejer-
gloria de Dios. Quien gobierne en cicios. Las condiciones de posibili-
la CJ, no solamente deberá estar dad para un buen acompañamiento
unido con Dios, sino dar ejemplo presuponen dos principios: que el
de caridad y humildad verdadera; ejercitante será sincero en su comu-
ha de saber "mezclar [...] la recti- nicación [Ej 22] y que no hay pro-
tud y severidad necesaria con la porción entre lo que aporta el acom-
benignidad y mansedumbre" [Co pañante y el resultado final, el cual
727], "debería ser dotado de gran- es obra de Dios [Ej 15]. Implica tam-
de entendimiento y juicio, para bién, por parte del acompañante, las
que ni en las cosas especulativas siguientes actitudes: escuchar y
ni en las prácticas que ocurrieren, comprender más que hablar, no es-
le falte este talento" [Co 729]. torbar ni manipular la obra de Dios
Para lograr su misión, el Padre y mantener el propio corazón abier-
General se debe ayudar de las per- to a la sorpresa de cuanto se va pro-
sonas idóneas que le aconsejen y duciendo en el ejercitante. En otras
ayuden para que conserve y au- palabras, el acompañante debe con-
mente el buen ser y proceder de la fiar en Dios, confiar en el ejercitante
CJ, de modo que "no perdiendo y confiar en el método, rogando ser
parte de la que tiene el entendi- fiel en su servicio como ministro de
miento (como suele) con mucho la Trinidad: acogedor como Madre,
ocuparse en cosas particulares y orientador como Padre, compañero
menudas, donde venga a oprimirse de camino como el Señor Jesús, lec-
y ser más débil para las universa- tor y sugeridor de la obra del Espíri-
entrevista en los ejercicios 774
del cotidiano vivir: en lo que el se- la Vida Ordinaria, Ejercitante, Ejercitador, Es-
guimiento de Cristo implicará de cucha, Modo y Orden, Subiecto.
muerte y de resurrección. Alcanzar Bibl.: BALANZÓ, E. DE, La entrevista pastoral
así la gracia de vivir en amor servi- en los Ejercicios, Eides 8, Barcelona 1992;
cial y en amoroso servicio. Místico ID., "Acompañar es invitar a ser felices",
disponible para cuanto la misión Man 76 (2004) 147-146; BARRY, W. A., "The
pueda implicar... Practice of Supervisión in Spiritual Direc-
tion", RR 37 (1978) 834-842; BREEMEN, VAN,
Hay que tener en cuenta que R, "Acompañamiento espiritual hoy",
las decantaciones interiores piden Man 68 (1996) 361-377; COUPEAU, C, "Invi-
tiempo y llevan su ritmo, según el tación al acompañamiento espiritual: La
talante del sujeto y los tiempos aproximación 'empírica'", Man 76 (2004)
109-122; ENGLISH, JV Spiritual Freedom:
oportunos que ofrece Dios. No es From an Experience ofthe Ignatian Exercises
raro que el fruto pedido en Sema- to the Art of Spiritual Guidance, Loyola
nas anteriores se produzca más Press, Chicago 1995; GARCÍA HIRSCHFELD,
adelante. Si es preciso, el acompa- C, "¿Qué acompañamos cuando acompa-
ñante puede ofrecer en cualquiera ñamos 'ignacianamente'?", Man 76 (2004)
123-147; GUILLEN, A. T., "El acompaña-
de las Semanas una temática ora- miento espiritual del cristiano adulto",
cional que podría parecer más pro- Man 76 (2004) 135-146; RAMBLA, J. Ma,
pia de fases anteriores. "'No anticiparse al Espíritu'. Variaciones
Antes de culminar los Ejercicios, sobre el acompañamiento espiritual", Sal-
Ter 85 (1997) 619-628; RIERA, R, "Notas pa-
el dedicar un tiempo a dar a conocer ra un 'Directorio' del acompañamiento en
los diversos Modos de orar [Ej 238- Ejercicios", Man 76 (2004) 161-174; TEJERI-
260] puede favorecer el futuro espiri- NA, A., "Anotación 17. La entrevista", Man
tual de la vida ordinaria del ejerci- 61 (1989) 337-342; "El diálogo en los Ejer-
tante. Asimismo, conviene llegar a cicios de San Ignacio. La Entrevista (II)",
concretar de qué otras ayudas podrá Man 72 (2000) 277-292.
servirse el ejercitante cuando termi-
ne los Ejercicios. Es importante preci-
sar el tipo de acompañamiento espi- ESCATOLOGÍA
ritual que tendrá (no necesariamente
del mismo acompañante de estos
Ejercicios), así como el grupo eclesial
en que seguirá nutriendo su fe, qué S alvo alguna excepción (Iglesias
1996), la e. ignaciana es una asig-
natura pendiente en los estudios ig-
tipo de formación permanente, ma-
nacianos. Ignacio se designó a sí
terial oracional, etc.
mismo como "el peregrino" [Au
Más adelante, la vida cotidiana 15], término con una fuerte tonali-
iluminará con realismo el discerni- dad escatológica (Heb 11, 13; We 2,
miento realizado. De ahí también la 11). Está por explicitar la importan-
importancia de saber desconectar la cia de la e. en la dinámica de los
inevitable transferencia que se ha- Ejercicios Espirituales y, derivada-
brá producido entre el acompañan- mente, en la dogmática y la espiri-
te y el ejercitante, sobre todo si se tualidad ignaciana. La finalidad de
ha tratado de la experiencia com- los Ejercicios apunta a la salvación
pleta de los Ejercicios. del ánima [Ej 1], el destino definiti-
Estanislau DE BALANZÓ, SJ vo. No se logra de modo automáti-
co. Es necesario quitar de sí todas
las afecciones desordenadas y ha-
Z1 Acompañamiento, Anotaciones, Conversa- llar la voluntad de Dios. Toda la te-
ción, Directorios, Discernimiento, Ejercicios en mática misma de los Ejercicios está
777 escatología
Cristo. La pureza de intención ocu- pecados" [Ej 193.197], "por mí" [Ej
pa un puesto importante en la espi- 203], poniendo de relieve su aspec-
ritualidad y en la dogmática igna- to salvífico. Esta dinámica aflora
ciana (cf. [Co 180.288.340.360.362. con más fuerza en la Cuarta Sema-
572.618.813]). na, pues el descenso de Cristo al in-
En la dinámica de la elección fierno comporta una dimensión sal-
sigue presente la e. de pecado, para vífica innegable: rompe las redes y
rechazarla [Ej 172-173.182]. Dentro las cadenas de los que el infierno
de este contexto habla de la voca- retenía.
ción divina [Ej 172], que es extraña 5. Contemplación para alcanzar
a la e. de pecado. Es un don divino Amor [Ej 230-237]. En la CAÁ nos
que solamente se puede dar inmer- encontramos con una persona que
so en la e. crística de la salvación, ha asimilado el PF y vive la diafani-
en el tiempo escatológico. dad de la creación entera como ma-
Dios es quien mueve en la elec- nifestación del amor de Dios (Kol-
ción. La elección es un reconoci- venbach 1995). Todo viene de Dios
miento de la voluntad de Dios y un (origen), media su gracia, manifies-
asentimiento a la misma [Ej 1]. El ta su gloria y tiende finalmente ha-
tercer Tiempo acontece bajo un ha- cia Él.
bitar pacífico y sosegado en el tiem- La composición de lugar nos si-
po escatológico, sin afecciones de- túa en la comunión con la Iglesia ce-
sordenadas, con apropiación del PF lestial y con Dios nuestro Señor: "có-
[Ej 177.179.181], sin repulsión a las mo estoy delante de Dios nuestro
armas y virtudes escatológicas y sin Señor, de los ángeles, de los santos
que intervengan los mecanismos interpelantes por mí" [Ej 232]. Indi-
propios de la e. de pecado [Ej 182]. ca la ubicación tranquila en el tiem-
En el segundo Modo la explicita- po escatológico y la recepción de las
ción escatológica es mayor al acu- gracias divinas que dimanan de ahí.
dir a la muerte [Ej 186] como ele- La petición apunta al cumpli-
mento de espejo y acicate para la miento perfecto del Principio y
máxima sinceridad. Fundamento. El reconocimiento
4. Tercera y Cuarta Semanas. La alegre y agradecido de la presencia
dinámica de inmersión en el tiem- de Dios en la propia vida e historia:
po escatológico se traduce en un "conocimiento interno de tanto
sumergirse en el dolor [Ej 193.203] bien recibido" [Ej 233], invita hacia
y en la alegría pascual [Ej 221]. Tan- el servicio pleno: "en todo amar y
to el dolor como el gozo quedan re- servir a su divina majestad" [Ibid.].
lativizados y enmarcados en la Es un servicio teologal: el servicio a
perspectiva de su cualidad escato- Dios nuestro Señor [Ej 23]. Las cria-
lógica en cuanto conducen o no al turas no son ocasión de pecado una
fin. Quien aquí ingresa se va prepa- vez que el ejercitante se ha despren-
rando para hallar a Dios en todas dido de los afectos desordenados.
las cosas. Del agradecimiento surge la
Las actitudes de Jesucristo, gra- dinámica del ofrecimiento, de la
cias a las cuales es rey de la gloria, disponibilidad absoluta, de la
se condensan en su sufrimiento ofrenda completa e irrestricta: "to-
pascual, padeciendo todos los vitu- mad Señor y recibid" [Ej 234], Aho-
perios desde el amor y la obedien- ra se podrá ser instrumento divino,
cia. Este amor es personal: "por mis viviendo en la diafanidad de la ere-
escatología 784
amenaza del futuro ("¿Y cómo po- sa. Este escrito puede considerarse
drás tú sufrir esta vida setenta años una aplicación pastoral de la exposi-
que has de vivir?"), Ignacio "empe- ción sistemática que ofrece en las
zó a tener grandes variedades en su notas de los los Ejercicios [Ej 345-
alma" que le llevaron a expresar con 351], pues facilita a la religiosa de
asombro: "¿qué vida es ésta que Barcelona criterios de análisis de sus
ahora comenzamos?" [Au 21]. Esta e. y propuestas para crecer y avan-
novedad consistió, en gran parte, en zar desde esa situación. Aborda el
"muchos trabajos de escrúpulos" tema de la búsqueda del punto me-
ante los que no quedaba satisfecho dio observando antes hacia dónde
ni con la oración ni con la confesión; nos mueve o invita el mal espíritu
los e. "le tornaban, adelgazándole "si halla a una persona que tiene la
cada vez más las cosas, de modo conciencia ancha [...] Si a otra perso-
que se quedaba muy atribulado", na halla de conciencia delgada..."
"le hacían mucho daño [...] mas no entonces le hace ver "pecado donde
lo podía acabar consigo" [Au 22]. Ni no es pecado y poniendo defecto
los mandatos del confesor [Au 22], donde hay perfección" (cf. [Ej 349])
ni en sus "siete horas de oración de y respondiendo siempre a la "mala
rodillas" hallaba remedio para sus moción" reaccionando en sentido
e., "siendo pasados muchos meses contrario a sus propuestas: "si nos
que le atribulaban" [Au 23]. Los e. le baja y deprime, alzarnos en verda-
atormentan hasta el punto de pensar dera fe y esperanza en el Señor"; es-
en el suicidio [Au 24] y llegar a estar te "sentido contrario" atañe también
una semana sin comer [Au 25]. Des- a las propuestas del mal espíritu
pués de haber hablado con el confe- cuando proponen que "no hablemos
sor "quiso el Señor que despertó co- ni aun de cosas buenas, santas y
mo de sueño [...] y así de aquel día provechosas" (cf. [Ej 351]). Ignacio
adelante quedó libre de aquellos es- expone también una salida a la "fal-
crúpulos" [Au 25]. De su experiencia sa humildad" basada en el mayor
personal Ignacio "limpió" y purificó servicio de Dios y la mayor ayuda a
su ánima tal y como después recoge- las ánimas.
rá en la nota tercera sobre los e. [Ej 1.3 Los escrúpulos en el libro de
348] y le ayudó, sin duda, a poder los Ejercicios Espirituales. 1.3.1 El tex-
acompañar procesos similares, como to. S. Ignacio aborda el difícil tema
nos cuenta P. Fabro: "Lo primero y de los e. en sus seis Notas "para
principal es que [Ignacio] me ayudó sentir y entender escrúpulos y sua-
a entender mi conciencia, mis tenta- siones de nuestro enemigo" [Ej 345-
ciones y escrúpulos que me habían 351]. Se sitúan, en un anexo final,
durado tanto tiempo" (Memorial, en el conjunto de reglas que quie-
[9]). El primer magisterio "pastoral" ren ayudar al ejercitante en su pro-
sobre los e. nos ha llegado a través ceso espiritual interno de autocono-
de la carta a Sor Teresa Rejadell. cimiento y de conocimiento del
1.2 La carta a Sor Teresa Rejadell modo de proceder el mal espíritu.
[Epp I, 99-107]. Anterior al texto de El texto de esas seis notas nos intro-
los Ejercicios es esta carta que Igna- ducen en el original tratamiento ig-
cio escribe desde Venecia (18 de ju- naciano de los e. y en la particular
nio de 1536). Muy próximo al tema concepción que tenía S. Ignacio de
del discernimiento Ignacio ofrece su la conciencia humana.
saber sobre los e. apoyado en gran Las tres primeras notas [Ej
medida en su experiencia en Manre- 346-348] examinan el verdadero y
791 escrúpulos
gales son dones divinos, hay que es- ción de la gracia del perdón. En am-
perarlos sólo de arriba y no de los bos casos ha "faltado" de delicadeza
hombres (y menos de uno mismo), con la Trinidad y cuando se da cuen-
pero ¿cómo esperarlos sólo de Dios ta, se vuelve hacia ella con la e. de
si durante el viaje cuento con acom- obtener su perdón. Lo cual indica el
pañantes y con todos los medios nivel de intimidad de la lutua rela-
"normales" para la travesía, como ción que los une y la sensibilidad
son dineros y alimentos? Es como si que Ignacio ha desarrollado con los
dijera: siendo Dios quien provee las años hasta adquirir una familiari-
virtudes, también proveerá la pro- dad con Dios sensible a los más mí-
tección necesaria y el sustento para nimos detalles. Esta actitud corres-
el viaje. Razonando así se pone en ponde al hecho de que, durante toda
condiciones de esperarlo todo de Él. su vida, Ignacio se ha empeñado en
De lo contrario, Ignacio siente que arraigar su e. sólo en Dios, gracias a
pondría "confianza, afición y espe- las virtudes teologales, pero también
ranza" en su acompañante y en el debido a un notable esfuerzo suyo
dinero, pero no en solo Dios. De he- de responder coherentemente a las
cho, cuando acude a su confesor pa- gracias que iba recibiendo. Y ha que-
ra resolver sus escrúpulos y le dice rido formar al jesuita también en es-
que lleve el sustento necesario, Igna- ta escuela, como se puede ver en las
cio así lo hace, pero deja a propósito Constituciones.
"olvidadas" en el banco unas mone- En efecto, durante la experien-
das, como prueba de su confianza y cia de la "peregrinación" en el no-
e. puesta sólo en Dios [cf. [Au 36]). viciado, como lo fue la experiencia
En los Ejercicios y en el Directorio misma de peregrinación de Igna-
la presencia de la e. es signo de con- cio a Tierra Santa, (o de los prime-
solación y su ausencia de desolación. ros compañeros desde París a Ve-
Dado, no obstante, que no se puede necia, noviembre de 1536-enero de
estar sin desear y esperar algo, esa 1537) para que el novicio ponga to-
esperanza debe ser de las cosas de da su e. en Dios no debe llevar di-
"arriba" y no de las de "abajo". Es nero ni esperar en las cosas crea-
decir, la e. consuela espiritualmente das, pues así podrá tener fe y amor
cuando es e. de las cosas "altas" y no verdaderos sólo en Él. De este mo-
de las "bajas"; éstas mueven a infi- do, el jesuita, desde el inicio de su
dencia porque hacen desconfiar de vida en la CJ se ejercita en tener la
Dios y de su providencia. Y éste es intención recta, no poniendo su e.
precisamente el grave peligro que se en las cosas de "abajo", sino sólo
corre en la desolación y la razón por en Dios a quien se pretende servir
la cual el ejercitante no debe tomar por sí mismo y no por la e. de los
decisiones en esos momentos: en- premios que podrá obtener. Esta
contrándose como separado de su actitud "recta" Ignacio la cultivó
Señor, puede ser más fácilmente en- desde los primeros momentos de
gañado para poner su confianza (es su conversión. Ejercitándose en es-
decir, su corazón) en nido ajeno y no to, el jesuita tendrá presente du-
en Dios, tomando así decisiones con- rante su vida los bienes eternos
trarias a la del buen espíritu, pues que nos mereció Cristo con su vida
Dios no está en sus deseos. y muerte mediante la fe, la e. y la
Las dos veces que Ignacio utili- caridad, y deberá tenerlo presente
za en el Diario el sustantivo "espe- de modo especial en el momento
ranza" están en relación a la obten- de la muerte.
esperanza 802
cia Dios en los Ejercicios, con la fi- griegos, sino desde la misma teolo-
nalidad que otros pudieran ayu- gía de Ignacio- juega un papel pro-
darse de él en su camino [Au 99] y pio la tercera persona de la Trini-
llegar así también a la unión con dad?
Dios. Según los Ejercicios, en ese iti- Evidentemente el cristianismo
nerario que el Creador se comunica es el acceso al Dios invisible a través
al ejercitante, es cosa que ya apare- de la exclusiva mediación de su Hijo
ce programada desde las Anotacio- Jesucristo (que es el Dios-con-noso-
nes [Ej 15]. En el estado actual de la tros). De esto se trató expresamente
teología, tras el renacimiento de los en los primeros contactos e incultu-
estudios bíblicos y el redescubri- ración del mensaje evangélico en el
miento de los Padres griegos, se mundo de la metafísica griega, y
considera que ese Dios que se co- quedó plasmado en el "consustan-
munica es el E. y hoy se debe dar cial" del símbolo de Nicea. En este
por supuesto. Sin embargo, para aparece también, resaltado con fuer-
Ignacio, heredero de Agustín y de za, el papel exclusivo de Cristo me-
toda la tradición occidental (DH diador. Pero esto no era todo. En la
1330), que ese Dios que se comuni- fe cristiana se da una nueva y se-
ca sea precisamente la tercera per- gunda autocomunicación de Dios, el
sona de la Trinidad, es algo que no E. (Dios-en-nosotros) que de alguna
se puede afirmar sin más, sino que manera es la condición de posibili-
debe ser probado expresamente. dad de la recepción de aquella pri-
Sólo así se puede entender a Igna- mera autocomunicación de Dios en
cio dentro de la tradición eclesial y Cristo. Esta segunda autocomunica-
percibir cuáles son las aportaciones ción del E. fue afirmada, de acuerdo
específicas de su experiencia a la con la Escritura y en forma doxoló-
espiritualidad cristiana. gica y no metafísica, en los Símbolos
3. El carisma ignaciano: ¿trinitario de la Antigua Iglesia (Símbolo de
o cristológico? Ignacio, como los Constantinopla) que ya desde muy
grandes místicos españoles del siglo pronto tuvieron una estructura trini-
XVI, es un místico trinitario. Así se taria. Sin embargo, dada la distancia
manifiesta en su Diario espiritual de espiritual entre Oriente y Occidente,
1544 [De 15.18] y en las Constitucio- y al ser el E. lo inobjetivable de Dios,
nes. Se ha hablado, además, autorita- éste ha quedado poco resaltado en
tivamente de la 'Inspiración trinita- la tradición occidental a la que per-
ria del carisma ignaciano" (Arrupe tenece Ignacio, en la cual no deja de
1981). Pero esto último no ha sido ser una acción genérica de Dios. A
siempre tan evidente. Los Ejercicios diferencia de la tradición oriental, en
son la decantación del carisma igna- donde la tercera persona de la Trini-
ciano. En ellos aparece con toda niti- dad es la presencia viva de Dios en
dez la función mediadora de Cristo. la creación, la Iglesia y el espíritu
Pero el E. sólo se manifiesta -al me- humano. Es esta presencia expresa
nos así parece- en la regla trece de del espíritu la que especifica eso que
las "Reglas para sentir con la Igle- llamamos "espiritualidad trinitaria".
sia" [Ej 363] ¿Es esto suficiente para En caso contrario tendríamos que
decir que estos Ejercicios, y con ellos hablar de espiritualidad cristológica.
el carisma ignaciano, tienen estruc- Si el carisma ignaciano es de inspira-
tura trinitaria y que el E. -no desdd ción trinitaria y se forja fundamen-
nuestra teología contemporánea en- talmente en los Ejercicios, éstos tie-
riquecida con la Biblia y los Padres nen que tener una fuerte estructura
Espíritu Santo 806
primeros Jesuítas, M-ST, Bilbao-Santander e., "el uno del demonio, el otro de
1993; Ruiz JURADO, M., "Espiritualidad ig- Dios" [Ej 32], dirá Ignacio para sí
naciana en la Fórmula del Instituto", Man
48 (1976) 309-321; ID., "La espiritualidad de
mismo como quien ha logrado un
la Compañía de Jesús en sus Congregacio- gran descubrimiento. Algo ocurría
nes Generales", AHSI45 (1976) 233-290; ID., dentro de él que le hacía ver las co-
"Spiritualitá apostólica delle Costituzioni sas con "otros ojos". La experien-
ignaziane", PUG, Roma 1991; ID., "Espiri- cia de transformación, inherente a
tualidad de la Compañía de Jesús", DHCJ la conversión, se vive normalmen-
II, 1317-1321.
te en una honda agitación espiri-
tual. Ahí justamente empieza lo
/* Carisma, Compañía de Jesús, Contemplati- que conocemos como "vida espiri-
vo en la acción, Espíritu Santo, Ejercicios Espi-
rituales, Ignacio de hoyóla, Jesucristo, Mayor, tual". Y eso que se siente se lleva al
Ministerios, Mística ignaciana, Modo de pro- examen y al diálogo espiritual. Ig-
ceder, Teología Espiritual, Trinidad. nacio sospecha cuando la persona
no experimenta esa agitación, esas
mociones interiores. Ignacio se ve
obligado a prestar atención a algo
ESPÍRITUS que "le viene de fuera", como dirá
después en un texto que necesita-
remos tener delante, no sólo para
2 . Experiencia y transformación. Ig-
nacio experimentó en sí mismo
un m u n d o turbulento que le afec-
entender a Ignacio, sino para en-
trar en lo más hondo de su magis-
taba profundamente y desencade- terio espiritual. Ante la fractura in-
naba un torbellino de preguntas terior que significaba para Ignacio
interiores: "siempre vino consigo la conversión, el hervidero interior
pensando qué haría" [Au 50]; que experimenta y que lo va a lla-
"¿qué nueva vida es ésta que ago- mar "pensamientos" y e. que mue-
ra comenzamos?, hasta tanto que ven esos pensamientos, Ignacio se
una vez se le abrieron un poco los ve abocado necesariamente a una
ojos" [Au 8]. A partir de aquí, co- experiencia de examen y discerni-
mienza la decisiva tarea de exami- miento. Semejante experiencia va a
nar y discernir, a la búsqueda de estar inexorablemente unida a
un espacio de lucidez para su ex- otra, la de la elección. Esta secuen-
periencia: busca situarse ante su cia de espíritus, examen, discerni-
experiencia no sólo como actor, si- miento y elección constituye un im-
no también como juez. "Viniendo prescindible hilo conductor para
poco a poco -dirá Ignacio- a cono- entender a Ignacio y para calificar
cer la diversidad de espíritus que la envergadura de nuestra perso-
se agitaban, el uno del demonio, y nal experiencia espiritual.
el otro de Dios" [Au 8]. 2. El ser humano, un ser funda-
Ignacio habla de su experien- mentalmente abierto. Como presu-
cia, una experiencia de conversión, puesto del Examen general de con-
de transformación: "una nueva vi- ciencia Ignacio formula y describe
da", un segundo nacimiento. La una antropología que queda ahí,
transformación no se puede llevar como una referencia permanente:
a cabo sin una agitación interna; "presupongo ser tres pensamientos
una movilización de una serie de en mí, es a saber, uno propio mío, el
fuerzas opuestas. No hay cambio cual sale de mi mera libertad y que-
de objeto sin resistencias. Ésas son rer; y otros dos que vienen de fuera,
las "mociones", por ahí andan los el uno que viene del buen espíritu y
821 espíritus
el otro del malo" [Ej 32]. "Protopa- ponerle nombre a eso que se ad-
labras", llamó Rahner, a ésas "que vierte y siente. Con ello se da un
suben del corazón y se alargan en paso importante en el ejercicio es-
frases, que resuenan en himnos, piritual. Estar atento a lo que acon-
que deciden eternidades, que abren tece, sospechar de determinadas
puertas a la auténtica posibilidad" ausencias, ahnndar en las experien-
(Rahner 1961, 331). Desde la con- cias de presencia. Ausencias y pre-
ciencia de esta realidad así frag- sencias, lo que es Dios y lo que no
mentada, Ignacio le pone nombre a puede ser Dios: por ahí andan los
esa fuerza interior que le hace expe- "espíritus". Se trata de iniciarse,
rimentar unos pensamientos tan di- "sentir la dificultad", que dirá el
versos. Todo ese hervor profundo Directorio de Victoria (D4), e ir po-
vivido por Ignacio como conflicto y niéndole nombre a la dificultad.
división interna desemboca en el Iniciarse en esa tarea permanente
discernimiento y el examen como en el magisterio de Ignacio, que es
exigencia ineludible. Tres pensa- la vía del examen de conciencia. Ta-
mientos, tres órdenes de discursos rea para toda la vida y que en el de-
que nos habitan y de los que no po- sarrollo de la propia vida espiri-
demos disponer a nuestro antojo. tual, irá unida a la experiencia del
Tan sólo uno de ellos se correspon- discernimiento.
de con el de la libertad y querer; tan 3. Examinar: sentir, iluminar, va-
sólo de ese podré decir que es mío. lorar. "Mucho examinar" y "mucho
Los otros dos sin ser míos, viniendo bien examinados" [Ej 319.336] son
de fuera, están en mí, me habitan y expresiones que responden muy
hablan desde lo profundo de mi significativamente a la importancia
ser. que el tema de los exámenes adqui-
Ignacio relaciona los pensa- rió en la experiencia espiritual de
mientos con los espíritus. Pensa- Ignacio. Interesa a Ignacio que la
mientos o mociones, o "suasiones", persona aprenda pronto a entrar
inclinaciones, ilustraciones, etc. Se dentro de sí misma, que la persona
trata de algo que se advierte, algo sepa acercarse al dinamismo de las
que acontece. Los pensamientos los preguntas fundamentales, que en el
entiende Ignacio no tanto como for- fondo son expresión de una signifi-
mulaciones lógicas con un conteni- cativa presencia. Dios se hace pre-
do filosófico o ideológico, cuanto sente: buscarlo, buscar e interpretar
como movimientos interiores (mo- su presencia es entrar en el lengua-
ciones), con una carga afectiva- je del examen, en el espacio donde
emocional que dejan una determi- se hacen presente los espíritus. Bu-
nada huella en la conciencia. Lo cear en el seguimiento de los e. será
importante es comprender que se para Ignacio una tarea permanente.
dan y que constituyen una realidad Desde ahí hay que entender el pa-
compleja. Cuando en el título de las pel de los exámenes en su magiste-
Reglas de discreción de Primera Se- rio. Se trata, con el examen, de algo
mana [Ej 313-327], Ignacio hable de más que calificar moralmente la
"sentir y conocer mociones", está propia conducta. Tal vez sería inte-
aludiendo a esa realidad y a esa ex- resante resaltar el papel que las pre-
periencia afectiva emocional, que guntas tuvieron en el itinerario de
en otras ocasiones llama pensa- Ignacio desde su conversión en Lo-
mientos. "Sentir" significa darse yola (cf. [Au 12.21.50.70.74.85. etc.]).
cuenta de que se dan, y "conocer", La experiencia pastoral enseña que
espíritus 822
las preguntas tienen siempre una en las que el sujeto se ha ido impli-
carga que procede de los espíritus. cando, evaluar ese mundo de senti-
La constatación de esta actitud re- mientos en razón de una identidad,
flexiva, nos lleva a descubrir el re- un PF que necesita estar más y más
lieve que el tema del examen va a incorporado. Y desde ahí iniciar
adquirir en la experiencia espiritual una tarea de ordenamiento, de re-
y en el talante de la persona que ha- modelación o de cambio. Se trata
ce discernimiento. de conquistar la indiferencia, es de-
El significado del "mucho cir, la libertad para el seguimiento
examinar" en la literatura ignacia- de una vocación.
na atiende a dos aspectos: un as- Y a partir de aquí, el sujeto en
pecto "cuantitativo", que va a es- su soledad más radical delante de
tar presente en toda la experiencia Dios pretenderá averiguar la ma-
espiritual de los Ejercicios y de la nera concreta, única y singular en
vida toda, y que en los Ejercicios la que cada uno debe comprome-
aparece bajo muy diferentes mo- terse. De este modo estamos en el
dos y tiempos, y otro aspecto umbral de la elección. Y éste no es
"ponderativo", con el que poner un camino fácil: Ignacio ya ha ad-
énfasis en una actitud de búsque- vertido que hay pensamientos que
da y vigilancia y, si queremos, de vienen de fuera y habrá que mirar
"sospecha" a la que Ignacio pre- con lupa "las varias mociones que
tende llevarnos. El "mucho", que en la ánima se causan" [Ej 313], y
es adverbio de cantidad, adquiere que mueven y actúan en sentidos
en el lenguaje ignaciano un matiz opuestos.
ponderativo de advertencia, de La elección fue todo para Igna-
reincidencia, de calidad sobre la cio. Es un acto de abandono y de
acción del verbo al que acompaña: despojo al que se entra porque se
"mucho aprovecha", "es mucho ha visto claro, muy claro, que Dios
de advertir", "mucho mirar la pro- anda de por medio. Es, pues, el es-
pia condición", "mucho conside- píritu de Dios y no nuestro antojo el
rar", "mucho saber"... La insisten- que nos ha llevado hasta aquí. La
cia en el "mucho", como espacio elección configuró y definió el sen-
donde desemboca todo un itinera- tido y el texto de los Ejercicios. Fue
rio de experiencias sentidas, llega- el núcleo de este texto, como había
rá a hacerse particularmente signi- sido el núcleo de la vida de Ignacio.
ficativa en las dos expresiones Sus propias experiencias espiritua-
referentes al examen: "mucho les constituyen su punto de partida.
aprovecha el intenso mudarse [...] Seguir puntualmente la Autobiogra-
en mucho examinar [...]" y "con fía afirma esta idea, a la hora de
mucha vigilancia [...] muchas ve- pensar qué nos quiere decir Ignacio
ces [...] mucho bien examinados con la palabra "espíritu". "Expli-
[...]"[£/'319.336]. qúese pronto qué sea consolación",
Ignacio pretende no dejar ni un avisan los Directorios antiguos, a
solo rincón de los pensamientos partir del de Polanco. Efectivamen-
fuera de la lucidez de la persona te, necesitamos saber qué es conso-
que está dentro del ejercicio espiri- lación, qué nos quiere decir Ignacio
tual. Examinar significa detectar con esa palabra, y sobre todo con
cuál es la dinámica afectiva existen- esa experiencia, cuándo podemos
te en un momento dado, cómo se estar bajo la influencia de una con-
mueven los e., captar las fijaciones solación engañosa. Todo esto es im-
823 espíritus
portante, "el sentido suyo que to- Dios". Sobre este particular escri-
mamos", escribe Ignacio a Teresa bió cómo se desviaban sus pensa-
Rejadell en 1536 [Epp I, 105]. Y es mientos y se imaginaba qué sería
importante porque para Ignacio la de él si hiciese lo que habían he-
experiencia de consolación discer- cho los santos. Su pensamiento
nida desemboca en la elección. Las saltaba de un objeto a otro, de
fases en el camino espiritual no se unas hazañas a otras, "hasta tanto
dan por el capricho de un e. malo se le abrieron un poco los ojos, y
que incomoda y oscurece. Las fases empezó a maravillarse de esta di-
en el camino del e. son el resultado versidad. Este fue el primer dis-
de una dialéctica de consolaciones curso que hizo en las cosas de
y desolaciones, oradas y discerni- Dios; y, después, cuando hizo los
das, que Ignacio llama "mociones". Ejercicios, de ahí comenzó a tomar
Y es algo específicamente igna- lumbre para la diversidad de espí-
ciano la unión entre consolación y ritus" [Au 8]. Ignacio había capta-
elección. Consolación es presencia, do ya todo lo esencial que después
es incremento teologal, es "leticia dejó escrito en las Reglas de dis-
interna que llama y atrae [...]" [Ej creción de espíritus. "Las eleccio-
316]. Desde el primer discurso que nes especialmente me dijo que las
hizo en las cosas de Dios [Au 8] había sacado de aquella variedad
hasta las elecciones de las que habla de espíritus y pensamientos que
al final de la Autobiografía, "aun tenía cuando estaba en Loyola, es-
ahora tenía muchas visiones, aqué- tando todavía enfermo" [Au 99].
llas de ver a Cristo como sol. Y esto Ignacio había vivido en profundi-
le sucedía con frecuencia" [Au 99]. dad muy al comienzo de su vida
Entendiendo siempre elección, co- espiritual la diversidad y alternan-
mo aquélla que se lleva a cabo en cia de consolaciones y desolacio-
segundo Tiempo, a partir de la ex- nes, había experimentado la agita-
periencia de consolación y desola- ción interior. El hecho de sentirse
ción y de la discreción de espíritus. "seco y descontento", a lo mejor
La frontera entre la primera y la se- podía calificarse sin más como de-
gunda regla de Primera Semana ne- solación. A lo mejor, o seguramen-
cesitará estar muy clarificada en el te. Esa experiencia de sequedad y
decurso de toda la experiencia espi- descontento no eran sino maneras
ritual. La regla primera describe como Dios se le iba haciendo pre-
una dinámica de pecado que inca- sente, mociones que aumentaban
pacita para el discernimiento, la re- su perplejidad: "¿adonde me que-
gla segunda describe la dinámica réis llevar, Señor?", dirá Ignacio
de conversión, "arriba y adelante", mucho más tarde [De 113].
que dejaría escrito Teilhard. Ignacio les fue poniendo nom-
4. Hacia una definición de espíri- bre a sus experiencias: a los pensa-
tus. Quizás ahora podamos ya de- mientos de fama en el mundo y a la
cir qué son los e. para Ignacio. exigencia de conseguir admiración
Cuando Ignacio, en su convale- les llamará pensamientos "del
cencia de Loyola, recurre por abu- mundo", "cosas del mundo", "co-
rrimiento a la lectura de la Vita Ch- sas vanas", que coinciden o pue-
risti y del Flos Sanctorum constató, den coincidir con lo que después
según su propia confesión, "la di- llamará "placeres aparentes" o el
versidad de espíritus que se agita- "imaginar delectaciones y placeres
ban, el uno del demonio, el otro de sensuales"; también supo decir que
espíritus 824
"la tristeza y turbación las induce el mación interior que provoca la bús-
enemigo", que trae "razones apa- queda de Dios. Mociones provoca-
rentes, sotilezas y asiduas falacias" das por dos polos contrarios, el polo
[Ej 329]. Así mismo describe la ac- que atrae a la comunión (buen e.) y
ción del buen e. [Ej 315] y deja di- el polo que retrae, distrae o distor-
cho que "es propio de Dios y de sus siona y fundamentalmente conduce
ángeles dar verdadera alegría y go- a la separación (mal e.): Dios o no
zo espiritual", quitando la tristeza y Dios, si acercan o alejan de Dios, ésa
turbación que el enemigo induce es la verdadera cuestión para Igna-
[Ej 329]. Ignacio identifica como ac- cio, si iluminan u oscurecen. Y, a
ción del buen e. en él cuando siente partir de aquí, Ignacio ofrecerá cri-
gusto en la lectura de libros espiri- terios concretos, reglas, para orien-
tuales, cuando se siente impulsado tarse en la vida del Espíritu.
a servir a Dios, a contemplar el cie-
5. Buen espíritu, mal espíritu. El
lo estrellado y cuando al caer en la
mal e. es nuestro yo egoísta y tram-
cuenta de las dificultades que po-
poso. Da la impresión que mal o
dría tener imitando a los santos, le
buen e. va y viene en función de
parecen fáciles y superables.
nuestros estados de ánimo, si nos
Pero ¿qué entendía Ignacio con encontramos bien o mal, si las noti-
la palabra "espíritu" y, sobre todo, cias que nos llegan nos agradan o
qué quería decirnos con ella? En su nos crispan.
época la palabra espíritu despertaba
5.1. El mal espíritu. El ejercicio
una amplitud de significados: aire y
espiritual no consiste en buscar la
aliento, realidades esencialmente
felicidad; el ejercicio espiritual de-
móviles y dinámicas y no carentes
be llevarnos a liberar nuestra li-
de algo intangiblemente misterioso.
bertad, a desenmascarar todas las
"El espíritu es como el viento", dirá
trampas que la vida nos tiende y
Jesús a Nicodemo, "que no sabemos
de dónde viene ni adonde va, se co- que no acaba uno de verlas como
noce por su efectos" (Jn 3, 8). Por son. Ése es el mal e. que nos retie-
sus efectos los va a conocer también ne y entretiene y nos hace caer en
Ignacio, según el camino por donde el engaño. No nos hace libres para
quieran llevarnos. Los e. para Igna- la verdad, y urde el engaño y, ahí,
cio, son e. angélicos, o más llana- en esa urdimbre elabora el discur-
mente, buen o mal espíritu. Con la so de nuestras mentiras que llega-
palabra "espíritu" alguna vez po- mos a creérnoslas completamente,
dría estar Ignacio refiriéndose vela- como si fuesen verdades definiti-
damente al Espíritu Santo. Estos vas. El mal e. es el engaño. Así lo
actúan en nosotros a través del sub- ve también Ignacio en un docu-
consciente, más allá de nuestra mento fundamental, el ejercicio de
"mera libertad y querer". Pero la Dos Banderas [Ej 136-148], que pa-
verdadera importancia no es diluci- rece elaborado sobre la misma es-
dar la naturaleza última de estos e., tructura del presupuesto del Exa-
sino profundizar en el hecho de que men general de conciencia, ya
Ignacio los identifica con unos mo- citado, "Presupongo ser tres pen-
vimientos (mociones) en los que la samientos en mí [...]" [Ej 32].
persona no es sujeto agente, sino Hay un escrito de S. Ignacio,
paciente, y que estas mociones es- muy próximo a la regla de desola-
tán estrechamente vinculadas a la ción [Ej 317]: "la desolación es el
experiencia espiritual, a la transfor- contrario, del espíritu malo, y do-
825 espíritus
giosa: "Al fijar entonces un tiempo píritu no olvida otros aspectos más
limitado [para la oración], Ignacio "materiales". En las Constituciones,
[...] manifestaba así una compren- S. Ignacio refleja algunas necesida-
sión nueva de una vida religiosa, en des propias de la vida de e. que tie-
la que era toda la vida la que se de- nen que ver con la salud física: "te-
bía transformar en comunión con niendo especial advertencia que no
Dios gracias a la puridad de inten- se estudie en tiempos no oportunos
ción, a la abnegación de sí mismos y a la salud corporal, y que duerman
a la entrega total de la persona en la tiempo suficiente, y sean modera-
obediencia. La experiencia de la dos en trabajos de la mente, para
Compañía le ha inspirado a ésta po- que más puedan durar en ellos, así
co a poco lo que se debía pedir a los estudiar como después en el ejerci-
escolares para que esta comunión tar lo estudiado a gloria de Dios
con Dios se hiciese realidad" (De- Nuestro Señor" [Co 339].
cloux 1993, 158). Esta concepción 3. Características del estudiar:
que une el e. con la vida espiritual contenido y métodos pedagógicos. Al
no lleva a desvirtuar el valor de la preguntarnos por los contenidos o
actividad intelectual, sino que pro- materias de e., como otras veces en
mueve una exigencia de una dedi- Ignacio, será la finalidad apostólica
cación seria a los estudios: "el la que los determina. En este caso,
atender a las letras que con pura in- es la formación humanista, filosófi-
tención del divino servicio se apren- ca o teológica la que prepara al sa-
den, y piden en cierto modo el hom- cerdote para su inserción apostólica
bre entero, será no menos antes más en la cultura y sociedad de su tiem-
grato a Dios Nuestro Señor por el po. Ignacio, siguiendo lo experi-
tiempo del estudio" [Co 340], "ten- mentado en el modus parisiensis, de-
gan deliberación firme de ser muy termina también un "orden en las
de veras estudiantes" [Co 361]. Esto ciencias" que consiste en fijar unas
implicará suavizar el ritmo de otro etapas sucesivas que se puedan
tipo de prácticas de devoción, como adaptar a la asimilación del saber.
eran las penitencias, la oración o la Al decretar sobre las Universidades
meditación. A lo largo de la historia que la CJ puede aceptar, las Consti-
de la CJ se ha mantenido la preocu- tuciones dan importancia primor-
pación por una opción por una de- dial a la formación teológica. En esa
dicación seria al e. a su debido tiem- reflexión sobre universidades se
po. Una muestra es un reciente tienen en cuenta dos facultades: la
documento de un P. General: "Con- Facultad inferior de Artes (que in-
forme a toda su tradición, la Com- cluía Gramática, Lógica, Física, Me-
pañía reafirma, por ello, que espera tafísica, Moral, Matemáticas...) y
de todos sus escolares un serio em- una sola de las tres Facultades supe-
peño en los estudios. La calidad del riores (Teología). En las Constitucio-
trabajo intelectual ha de estar fuera nes se excluye explícitamente que la
de discusión, ya desde esta primera CJ "tome por sí" las otras dos (Me-
etapa (postnoviciado). Conviene, dicina y Derecho). Sin embargo, se-
por tanto, que se definan con preci- gún Decloux, los mismos motivos
sión las exigencias que implica la apostólicos dictaron después una
dedicación constante al trabajo" modificación de esa política: "aun-
(Kolvenbach 1988,122). que ha quedado también la referen-
Esta visión ignaciana que une cia, directa o indirecta, a la teología
la vida en el e. con la vida en el es- de los otros estudios, se puede aña-
831 estudio
dir también que las exigencias del riencia del valor del e. no se queda
apostolado han abierto siempre sólo en la persona de Ignacio y la
más posibilidades, ya que todo ob- formación propia de sus compañe-
jeto de estudio, en la cultura de hoy ros. Muy pronto los primeros jesuí-
(como en el mismo tiempo de Igna- tas ven la educación y el e. también
cio), puede ser escogido como me- como forma de apostolado en un
diación del apostolado" (Decloux sentido amplio. W. Bangert, resume
1993,159). así la apuesta de Ignacio y sus com-
Por otro lado, Ignacio propone pañeros por el mundo de la forma-
en las Constituciones unos métodos ción intelectual: "Sugirió el cultivo
pedagógicos, cuyo origen hay que de la vida intelectual por medio del
verlo también en su experiencia estudio de literatura en la forma de
parisina. La asimilación activa por los antiguos clásicos, de filosofía
medio de "ejercicios" es el princi- desarrollada principalmente por
pio esencial. En las Constituciones Aristóteles, y de teología en la que
se habla de varios de estos ejerci- Sto. Tomás era el maestro. Con in-
cios: repeticiones, disputaciones, dependencia de juicio, construyó
composiciones en prosa o en verso, una estructura educacional para la
oraciones latinas o griegas... que que escogió piedras del antiguo
completan la lectio del profesor. mundo de los autores clásicos, del
mundo medieval de las grandes
Hay también en las mismas Consti-
universidades y de su propio mun-
tuciones otras propuestas de índole
do contemporáneo renacentista ca-
pedagógica que favorecen el pro-
racterizado por la pasión humanis-
greso adecuado del e.: "A los profe-
ta". La fundación de decenas de
sores se pide que tengan cuidado-
colegios, entre ellos la fundación
samente en cuenta las capacidades
del Colegio Romano en 1551 y los
de sus estudiantes [...]. Cuando el
planes que en 1599 llevaron a la for-
número de alumnos es alto, se pro-
mulación de la Ratio studiorum son
pone que se dividan las clases [...]. frutos de la apuesta decidida de los
A los estudiantes se les recomienda primeros jesuitas por este campo.
que asistan regularmente a las cla-
ses, que las preparen con diligencia J. O'Malley señala que "Ignacio
y las repitan, que no duden en pe- había nacido en una época en que
dir explicaciones [...]. Al Rector se los argumentos a favor [...] de una
le sugiere que intervenga de la ma- relación intrínseca entre educación
nera que convenga a cada uno" y una vida recta habían sido plante-
(Decloux 1993, 162). ados con nueva insistencia y desde
un punto de vista nuevo, desde que
El deseo de Ignacio de mante- Petrarca, 'padre del humanismo',
ner una actitud pedagógica abierta los popularizó antes, a mediados
e innovadora se ha mantenido a lo del siglo XIV. Que existía una rela-
largo de la historia de la CJ, perma- ción entre la 'buena literatura 7 y la
neciendo sus instituciones (cole- virtud, era una premisa impulsora
gios y universidades) sensibles a del movimiento humanista. [...] En
cambios y necesidades culturales su crítica de la educación universi-
para adaptar y mejorar los méto- taria (o 'escolástica'), los humanis-
dos y modos de enseñanzas según tas aireaban especialmente su fraca-
"personas, tiempos y lugares". so en relacionar el saber con una
4. Generalización del estudiar: el vida de virtud y de servicio públi-
apostolado de la enseñanza. La expe- co" (O'Malley 1995, 259). El minis-
evangelización 832
terio de educar de los jesuítas tenía en el Señor Nuestro [...] que los
dimensiones cívicas y sociales, al que en ella esperan entrar para
igual que las obras de caridad que bien y fielmente sembrar in agro
también promovían. Puede afir- Dominico, y evangelizar su divina
marse que los ideales de los jesuítas palabra, tanto serán más aptos ins-
eran entonces socialmente conser- trumentos para ello" [Co 30], cuan-
vadores. Para dotar a sus colegios, tos menos impedimentos tengan.
dependían de las ayudas de ricos y El contexto es la misión de la CJ,
poderosos. teniendo como trasfondo el uso
El apostolado de la educación neotestamentario del verbo "evan-
generaba problemas respecto a la gelizar" (cincuenta y siete veces en
pobreza y movilidad que Ignacio el NT) en la doble dimensión de
proyectaba para la CJ. Sin embargo, proclamar el Evangelio y preparar
el excelente servicio que se rendía a la llegada del Reino de Dios. Éste
la Iglesia con este apostolado llevó es también el sentido actual del
a Ignacio a enviar hombres valiosos término, cuyo origen es protestan-
al mismo. te y data del siglo XIX. Fue adopta-
do por la Iglesia católica en el siglo
José Ma GUIBERT, SJ XX para reemplazar el concepto de
"misión". El ConcVat II alude a la
Z1 Colegios, Escolar, Formación, Juniorado,
e. como obra de todo el pueblo de
Letras, París, Pedagogía, Ratio Studiorum. Dios, puesto que toda la Iglesia es
misionera (AG 35), y los documen-
Bibl.: ARRUPE, R, "Informe sobre el estado tos Evangelii nuntiandi (EN 14) y
de la Compañía. Discurso inicial a la Con-
gregación de Procuradores (27.IX.1978)",
Redemptoris Missio (RMi 1) la equi-
en La identidad, 22-48; DECLOUX, S., "Intro- paran a misión, definiéndola como
ducción a la Cuarta Parte Principal", en esencial a la Iglesia.
Constituciones de la Compañía de Jesús. Intro- 2. Incorporación del término en la
ducción y notas para su lectura (ARZUBIALDE,
S./ CORELLA, J./ GARCÍA-LOMAS, J. M. eds.), Compañía de Jesús Contemporánea. El
M-ST, Bilbao-Santander 1993, 155-166; cambio de las viejas cristiandades a
KOLVENBACH, R-H., "Acerca de la forma- países de misión y los procesos de
ción desde el noviciado hasta el magisterio secularización y laicismo que se
(28.XII.1988)", en Selección, 105-127 (AR XX han dado en Europa han replantea-
[1988] 83-106); O'MALLEY, J. W., LOS Prime-
do la necesidad de una re-evangeli-
ros Jesuítas, M-ST, Bilbao-Santander 1995;
Rambla, J. M.a, El Peregrino. Autobiografía de zación del continente (SA 1.31). Ha
San Ignacio, M-ST, Bilbao-Santander 1990. sido también un elemento funda-
mental de la reflexión jubilar sobre
el tercer milenio cristiano. La CJ
asumió el término e. en la CG 32,
EUCARISTÍA: / Misa como respuesta a la secularización,
a las falsas imágenes de Dios que
consagran estructuras injustas, a
EVANGELIZACIÓN la crisis de nuestras instituciones
apostólicas, y a la necesidad de la
promoción de la justicia ("Nuestra
1 . Delimitación del término. Se tra-
ta de un término sin raíces igna-
cianas y ausente en las fuentes je-
misión hoy", CG 32, d4, 24-28.30).
Este decreto reformula el de la Mi-
suítas. El verbo "evangelizar" se sión de la CJ de la CG 31, acentuan-
menciona una vez en el Examen de do el doble reto de la e. ante el ate-
los candidatos a la CJ: "pareciendo ísmo y la injusticia social, en el
833 evangelización
tes como: edad de admisión, estu- Primera Probación. Hoy día, evi-
dios previos, pertenencia eclesial o dentemente, este tiempo de descu-
experiencias apostólicas previas al brimiento de las propias motivacio-
ingreso. El Chronicon de Polanco nes y de conocimiento del carisma
abunda en ejemplos de los frecuen- no sólo se ha alargado, sino que
tes errores cometidos en el momen- además se ha enriquecido con los
to de la admisión y hasta en el mo- aportes de los diagnósticos psicoló-
do de acompañar a los candidatos. gicos, el estudio más detallado de
Todo ello llevó a Ignacio desde los temas centrales del Instituto, y
muy pronto a pensar en la conve- la realización de algunas experien-
niencia de un documento que cias apostólicas y comunitarias du-
cumpliera un doble objetivo: po- rante el tiempo de la candidatura.
der obtener de parte de la CJ una 2. Estructura y contenido. Tra-
información básica acerca del can- tando de establecer un paralelo, di-
didato, y a la vez ofrecer a éste una ríamos que, así como los Ejercicios
síntesis del carisma jesuíta. Cos- comienzan en el PF invitando al
tumbre típica de la composición ig- ejercitante a cotejar sus propias mo-
naciana, el último número del Exa- tivaciones con el proyecto de Dios
men declara cómo el fin del mismo ("solamente deseando y eligien-
es, a través del intercambio, realizar do"), las Constituciones, en su pórti-
un verdadero discernimiento cuyo co de entrada que es el e., llaman al
sello definitivo sería 'Ta paz y satis- candidato a la CJ a confrontar sus
facción" de ambas partes [Co 133], propios deseos con los de la CJ. Y
con las que existe una garantía de esto porque el e. está escrito para
que el proceso ha sido guiado por ayudar a la elección y el discerni-
el mayor servicio y alabanza de miento que subyacen al inicio del
Dios. En este diálogo entre dos in- proceso de toda vocación. Por lo
terlocutores reside la novedad del mismo, el texto subraya y reco-
Examen ignaciano frente al modelo mienda una y otra vez la importan-
de otras Órdenes de la época que cia del clima de transparencia y sin-
únicamente pretendía indagar acer- ceridad que se requiere de ambas
ca de las aptitudes del candidato. partes para que el discernimiento
Bien se podría decir que, en el fon- sea factible [Co 34.35].
do, el Examen es un doble test sobre
Como la mayoría de las partes
deseos, los de quien acude a la CJ y
de las Constituciones, el texto del e.
los de ella misma. No se trata única
está atravesado por una estructura
ni principalmente de conocer los
dual que se explica en la declara-
hábitos y prácticas religiosas del
ción [Co 33]. Claramente el e. se di-
candidato, sino más a lo hondo, de
vide en dos partes: un e. general y
suministrar a quien desea ingresar
otro tipo de exámenes particulares.
en la CJ un material que le ayude a
Los cuatro primeros capítulos se di-
sacar a la luz sus motivaciones y
rigen a todos los que desean ingre-
deseos al tiempo que ella le propo-
sar a la CJ, mientras que cada uno
ne los suyos propios. Como se acla-
de los cuatro capítulos restantes se
ra en la declaración [Co 2], el e. es
dirige más específicamente a cada
una propuesta no necesariamente
tipo de candidato, diversidad esta-
"demandando respuesta" inmedia-
blecida por la diferente formación
ta, sino que permite una reflexión
previa o por el modo específico de
personal acerca de lo propuesto a lo
realizar la misión futura según se
largo del tiempo fijado como de
explica en [Co 10-15]. Por un error
839 examen de candidatos
quiera que quiera avanzar en la vi- cada día mayor del corazón, que
da virtuosa (¡virtud significa fuerza actualiza este tipo de e.; por otro la-
o fortaleza!): la necesidad de una do, el amor no menosprecia los de-
presencia de espíritu para no dejar- talles, es más, a menudo se mani-
se arrastrar por los impulsos o acti- fiesta en ellos y, por tanto, está muy
tudes personales no ordenadas o no justificada la atención a puntos par-
integradas en la línea del Evange- ticulares de la propia vida para ha-
lio. Con gran sabiduría evangélica, cerla más dócil y más delicada en la
Ignacio advertirá que "el enemigo respuesta a aquél que nos ha ama-
de natura humana [...] por donde do primero {ljn 4,10).
nos halla más flacos y más necesita- 3.2. Examen general [Ej 32-44].
dos para nuestra salud eterna, por "Examen general de conciencia pa-
allí nos bate y procura tomarnos" ra limpiarse y para mejor se confe-
[E/327]. sar" [Ej 32]. Bajo este título se encie-
c) Una verdadera experiencia espi- rran unas orientaciones morales
ritual. Este e. es propiamente ora- sobre la manera de comportarse o
ción y supone la prioridad de la merecer mediante el pensamiento,
gracia tanto para reconocer el peca- la palabra y la obra [Ej 32-42]; lue-
do o falta personal como para cola- go, cinco "puntos" sobre la manera
borar con Dios en la obra de la pro- de practicar el e. [Ej 43] y, finalmen-
pia conversión: "pedir a Dios te, unas orientaciones sobre el "pro-
Nuestro Señor lo que hombre quie- vecho de la confesión general con la
re, es a saber, gracia para acordarse comunión" [Ej 44] en Ejercicios. El
cuántas veces ha caído en aquel pe- e. en S. Ignacio, no es un ejercicio
cado particular o defecto, y para narcisístico-culpabilizador, sino un
enmendar adelante" [Ej 25]. "El tomar conciencia de la propia res-
examen particular intenta ser, ante ponsabilidad frente a la realidad
todo, un encuentro personal, respe- desde la escucha a Dios. Si el e. par-
tuoso y leal con el Señor de nuestra ticular apuntaba a una responsabi-
vida" (Aschenbrenner 1995). Ade- lización ante condicionantes, en el
más, aunque Ignacio propone el e. e. general de conciencia aborda lo
particular como una de las prácti- nuclear de la persona, su concien-
cas propias de los Ejercicios Espiri- cia. Hay que caer en la cuenta que
tuales, que recomienda en cada una la conciencia no es otra cosa que "lo
de sus etapas o Semanas, sin em- propio mío: mi mera libertad y que-
bargo, su utilidad espiritual no se rer" [Ej 32], pero sabiendo que esto
ciñe al tiempo de ellos. No cabe du- "propio mío" está llamado a culmi-
da de que este e. bien practicado es nar en una "determinación delibe-
una ayuda considerable en la vida rada" [E/98].
espiritual: "si cada año extirpára- El e. general de conciencia abre
mos un vicio, pronto seríamos per- a tres grandes ámbitos: del pensa-
fectos" (Imitación de Cristo, I, 11). miento, de la palabra y de la obra,
Pero el e. particular sólo tiene sen- que corresponden al mundo de las
tido verdaderamente cristiano si intenciones, la relación-información
nace del dinamismo interior que y la acción. S. Ignacio no reduce la
imprime la gracia en el corazón del conciencia al mundo de las intencio-
cristiano, ya que no estamos bajo la nes, sino que pretende responsabili-
ley, sino bajo la gracia. Por un lado, zar a la persona de todo el proceso,
la gracia, amor de Dios derramado hasta su "determinación". Con la
en los corazones, pide una apertura práctica del e. pretende responsabili-
845 examen de conciencia
mo un logro como una mutilación. efecto, por lo pronto hay que jurar
Si en el examen del pensamiento S. "por el Criador o por la criatura",
Ignacio aborda nada menos que el no se puede jurar por sí mismo. Pe-
problema del discernimiento-delibe- ro donde aparece el verdadero al-
ración, en el de la palabra es el de la cance del juramente es en lo que lo
relación-comunicación. Si a la con- justifica. En efecto, ya sea "por el
ciencia en S. Ignacio se llega a ella Criador o por la criatura" ha de ser
"desde fuera", es de suma impor- con verdad. Sería lo que en el len-
tancia aquello que posibilita su guaje popular se expresaba con la
apertura y comunicación. Más aún, frase: "Es un hombre de palabra",
sin otras conciencias (personas) no ya que la palabra está llamada a ex-
es posible que surja la propia. En presar la "verdad personal". Esto
efecto, a través de estos tres aparta- supone que hay que hacerlo con ne-
dos S. Ignacio pretende responsabi- cesidad, es decir, no por una trivia-
lizarnos de tres dimensiones funda- lidad sino algo importante "cerca el
mentales de la palabra: por su provecho del ánima o del cuerpo o
medio podemos expresar nuestra de bienes temporales". Y la razón
verdad personal, jurar, está llamada está en la tercera condición que jus-
a aprovechar a mí y a otros o que- tifica el juramento: con reverencia.
dar reducida a palabras ociosas, y Es lo que da todo el peso al jura-
puede atentar contra la dignidad de mento, lo que garantiza la autenti-
la persona, infamar o murmurar. cidad del "aval". Por eso S. Ignacio
Empezando por el jurar, en la muy agudamente plantea el proble-
actualidad nadie jura "por Dios", ma que es más difícil jurar debida-
pero no se podría afirmar que la mente "por la criatura que por el
problemática del juramento haya Criador", porque "no nos hace tan
desaparecido. En el juramento la atentos ni advertidos para decir la
persona pretendía expresar lo más verdad o para afirmarla con necesi-
auténtico suyo, su verdad, pero re- dad", es decir, se cae en la trivializa-
conociendo que su fundamentación ción, porque es el "aval" el que cuali-
la desbordaba, necesitando un fica y da sentido al juramento.
"aval". En el juramento, la persona Por eso el "jurar por la criatu-
expresa su dignidad y grandeza al ra" requiere por parte de la persona
mismo tiempo que su relatividad. que jura que "por la asidua contem-
Actualmente parece que ha desapa- plación y iluminación del entendi-
recido el aval, pero no la pretensión miento considera, medita y contem-
que parece más exacerbada que pla más ser Dios Nuestro Señor en
nunca: la propia "dignidad" y "ho- cada criatura según su propia esen-
nor" se han convertido en avales cia, presencia y potencia". Dos co-
tautológicos que trivializan lo que sas nos plantean estas afirmaciones:
se pretende garantizar. En el "juro primera, ¿no se podría decir que
por mi honor" puede que se esté cuando el ser humano pretende ex-
postulando una absolutez que des- presar la rotundidad de su expe-
borda y que no puede reducirse a la riencia como persona "con verdad y
propia subjetividad. necesidad" está queriendo nombrar
S. Ignacio describe esta eterna sin saberlo al "Señor de todas las co-
pretensión del hombre y dice de su sas"? Y segunda, que Dios no es ni
utilización: "no jurar ni por Criador evasión ni proyección, sino presen-
ni por criatura, si no fuere con ver- cia implicada en esta realidad, a la
dad, necesidad y reverencia". En que por tanto no podemos triviali-
847 examen de conciencia
tos". Posiblemente en las otras alu- pretende con los Ejercicios: "prepa-
siones, sobre todo "comendacio- rar y disponer", no resolver. Sólo
nes de los superiores", S. Ignacio desmontando todo aquello que
plantea lo más novedoso y urgen- condiciona al individuo (afectos de-
te para una sociedad dominada sordenados) impidiendo que sea él
por el individualismo narcisista. mismo (libertad), se puede plantear
Los "diez mandamientos" corres- "buscar y hallar" lo que Dios quie-
ponderían a los "derechos huma- re. Al e. va uno a encontrarse con su
nos", hacia lo que en principio la verdad y para ello hay que empe-
sociedad actual está más sensibili- zar por reconocer que no se puede
zada, pero en donde no se plantea acceder a ella. Este punto pretende
lo social en sí. destruir nuestras defensas, nues-
Resumiendo, este e. general de tros mecanismos de justificación.
conciencia responsabiliza ante las Por eso pedimos gracia. Pero no
tres coordenadas de toda realiza- queda ahí la petición: no es sólo ac-
ción personal: la interioridad (pen- ceder a nuestra verdad negativa, si-
samiento), lo relacional-informati- no que necesitamos gracia también
vo (palabra) y la objetiva (obras). para lanzarlos. Todo es gracia, de
Cada uno está llamado a responsa- nada sirve el voluntarismo. La pro-
bilizarse de su conciencia desde lo pia "recuperación" va a venir de
propio suyo que es su "mera liber- Dios, aunque con nuestro consenti-
tad y querer" (pensamiento); de la miento operativo. ¡Dios no impone
manifestación de su conciencia (la la recuperación!
palabra) cuya verdad, dignidad y Estos dos primeros puntos, por
misterio es tal que reclama a Dios tanto, preparan y disponen para ac-
como aval (jurar); que está llamada ceder a la propia realidad, en sus
a aprovechar, no a frustrarse como dos dimensiones, la positiva (pri-
palabra ociosa; y a expresarse pú- mer punto) y la negativa (segundo
blicamente no para infamar o mur- punto), pero de forma que ni lo po-
murar, sino para desenmascarar lo sitivo engría, ni lo negativo hunda.
que "inficiona las ánimas" o ayudar Sólo así se está "preparado y dis-
a recuperar; y de la obra, todo lo puesto" para acceder a un e. que se
que tiene repercusión en la realidad ha inventado para suspenderlo. En
(en sentido amplio, no sólo perso- efecto, ahora podemos acceder a
nal sino social). nuestra vida con garantía de no en-
4. Modo de hacer el examen. Por gañarnos: no tenemos que aparecer
último se encuentra con el modo "puros" ante un Dios que nos acosa
de hacer el e. general [Ej 43], que con dones y nos espera en lo más
puede llamarse cotidiano. Su es- bajo, ni ante nosotros mismos: "La
tructura puede compararse con la verdad os hará libres" (Jn 8, 32).
dinámica de los Ejercicios que se Ahora es posible acceder a la pro-
describe en la primera anotación: pia realidad negativa y abrirse de
"Todo modo de preparar y dispo- este modo a la recuperación de los
ner el ánima, para quitar de sí todas tres siguientes puntos.
las afecciones desordenadas y, des- El tercer punto es demandar
pués de quitadas, para buscar y ha- cuenta al alma. Este tercer punto
llar la voluntad divina en la dispo- pretende abrirnos a nuestro pasa-
sición de su vida para la salud del do, a nuestra historia. Ahí están los
ánima, se llaman ejercicios espiri- condicionamientos (afectos desor-
tuales" [Ej 1]. Es lo que S. Ignacio denados). Una vez desmontados
849 examen de conciencia
alternativa global al sistema, el Espí- rada para descubrir los signos (no
ritu da fuerzas para resistir al mal siempre evidentes) de la presencia
mientras anhelamos la llegada plena del Dios de la Vida en nuestra reali-
del Reino de Dios. dad cotidiana y dolorida. La escisión
El cuarto rasgo es precisamente social (centro-margen, incluidos-ex-
la "inclusión" (4). Mientras esperan cluidos, dentro-fuera) es un escánda-
el avance de una sociedad más justa, lo para Dios y para las personas que
los cristianos están invitados a vivir laten con el corazón de Dios. La Igle-
unas relaciones sociales en las que sia, por tanto, asume el reto de supe-
nadie sobre; están llamados a encar- rar esa fractura social tendiendo
nar unas relaciones comunitarias en puentes entre grupos y clases socia-
la que, realmente, toda persona ten- les. Esta tarea de mediación, compro-
ga un lugar y nadie quede excluido. metida y no ingenua, se convierte en
Vivir esto es ofrecer ya una alternati- otro rasgo espiritual del cristiano
va (5) a la globalización excluyente. que lucha contra la e., y es a la vez
La palabra "alter-nativa" significa expresión de su ser 'pontífice' como
"nacer de nuevo" (indicado por la consecuencia del bautismo. Final-
fuerza del bautismo y las nuevas re- mente, la espiritualidad de la margi-
laciones sociales que instaura) y está nación es una espiritualidad del
vinculada al eslogan del movimiento "descenso" radical y kenótico para
alter-globalizador, "otro mundo es llegar al encuentro de los hermanos
excluidos y del Dios que comprome-
posible".
te su Vida con ellos.
Un sexto elemento de la espiri-
tualidad que brota en los márgenes En definitiva, la espiritualidad
de la sociedad es el "acompañamien- de la e. nos permite contemplar a
to" (6). Muchas veces, lo que piden Dios en los márgenes de la historia,
las personas marginadas es simple- y narrar dicho encuentro. Ese proce-
mente alguien que les acompañe en so espiritual nos introduce, de algu-
su proceso personal, con sus caídas, na manera, en el mismo movimien-
intentos y recaídas; y se requiere un to vital de Dios: un Dios compasivo,
talante espiritual para acompañarles. fiel, resistente al mal, inclusivo, que
Igualmente, es esencial el acompaña- genera alternativas, tiende puentes,
miento humano y espiritual de los acompaña. Y, sobre todo, un Dios
profesionales (asalariados o volunta- que se abaja para mirar y liberar
rios) que trabajan en contextos de e. (Sal 113, 6; Ex 3, 8).
social. La espiritualidad de la e. se Daniel IZUZQUIZA, SJ
expresa con frecuencia en forma de
relatos o historias de vida. La narra-
ción ofrece modos de canalizar la vi- 71 Cárceles, Comunidades de Solidaridad, Fe y
Justicia, Hospitales, Inserción, Ministerios,
da y el sufrimiento que los géneros Misión, Opción preferencial por los pobres.
más formales difícilmente logran ex-
presar; además, es un estilo más ágil Bibl.: CÁTALA, A., Salgamos a buscarlo. Notas
y cercano a la realidad de las perso- para una teología y espiritualidad desde el
Cuarto Mundo, ST, Santander 1993; FOR-
nas excluidas. TUNY, R., Los excluidos reclaman espirituali-
La contemplación (7) es un ele- dad, Eides 28, Barcelona 1999; GARCÍA RO-
mento común a toda espiritualidad, CA, ]., Contra la exclusión. Responsabilidad
pública e iniciativa social, ST, Santander
pero en los ambientes marginales 1995; GARCÍA RODRÍGUEZ, J. A., "Raíces ig-
adquiere el sentido específico de ho- nacianas de la inserción. Recuperaciones
radar la realidad y de educar la mi- urgentes", Man 61 (1989) 45-54; GONZÁLEZ
855 experiencia de Dios
h
cL ±3
sondear juntos la llamada que am- manera de vivir que afecta a opcio-
bos tienen como unidad sacramental nes familiares importantes tales co-
para seguir más de cerca al Señor, mo el nivel de vida, lugar de la vi-
ofrecer sus personas al trabajo y ha- vienda, el ejercicio profesional,
cerlo al estilo de Jesús. No se trata de determinación del tiempo libre, la
hacer de la propia f. un espacio de posibilidad de ofrecer un servicio
convivencia amable para un servicio externo desinteresado, el destino de
siempre externo a ella, sino de apli- los bienes familiares o la atención a
car los criterios del Cristo pobre y las personas mayores o enfermas.
humillado a las decisiones que se to- Otras resonancias para la f.
man a diario y, por supuesto, a las desde las propuestas de la Segunda
decisiones importantes que deben Semana podrían reunirse en tres di-
tomarse en determinados momen- recciones: (1) necesidad de oración
tos. En definitiva, por definición, la f. y contemplación familiar en torno a
es llamada a una misión que está en la persona y el mensaje de Jesús; (2)
ella y fuera de ella. invitación a elaborar un proyecto
La educación de los hijos, res- familiar basado en la lógica de las
ponsabilidad principal de los pa- bienaventuranzas y el lavatorio de
dres y plataforma privilegiada de los pies; y (3) cuidado de la dimen-
transformación social, es uno de sión apostólica ad extra de la propia
los campos de acción evangeliza- familia. Es la f. quien se descubre
dora preferente: qué valores trans- no sólo como campo de misión, si-
mitir, desde qué argumentos ha- no como sujeto de misión, como
cerlo, qué medios emplear, cómo plataforma apostólica de proclama-
asegurar la combinación entre los ción de la fe y promoción de la jus-
mensajes que se transmiten en casa ticia. La f. -especialmente para los
con los de otras instituciones im- padres- deja de ser vista como im-
plicadas en su formación, qué pedimento para la acción apostóli-
comportamiento ven en los padres ca y se convierte en la base y refe-
que animen al seguimiento y al rente potenciador de la misma: se
compromiso agradecido... son convierte en el centro integrador de
cuestiones importantes que impli- la fe y de la vida que se proyecta
can la asunción de la f. como ins- hacia fuera (evangeliza) y acoge la
trumento de evangelización y suje- manifestación de Dios desde fuera
to de seguimiento e identificación (es evangelizada).
con Cristo. Se trata de la invitación La f. es también espacio donde
a elaborar un proyecto educativo llorar y compadecer por la presen-
donde quepa la experiencia de ser- cia del dolor y de la muerte. La
vicio con los pobres, los tiempos viudedad, la pérdida de un hijo, la
dedicados a la reflexión y el con- marcha definitiva de los abuelos,
tacto con otras realidades, "las pe- la presencia de enfermos o ancia-
queñas probaciones" de oración nos son algunas de las muchas
discernida, atención a los necesita- pruebas a las que el propio ciclo
dos y vida sencilla y austera vital de la f. conduce. Estas situa-
Las actitudes de solidaridad, ciones permiten la experiencia de
austeridad, servicio y vida sencilla hacer próximo a un Dios que se
y las opciones principales por la manifiesta omnipotente desde la
justicia, la defensa de la naturaleza impotencia de la cruz y ofrece a to-
y el respeto a los derechos humanos das las personas de la f. ocasión
se han de traducir en una particular para conocer al Cristo integral y
871 familia
ción General, la Compañía se com- sión tal y como había sido pedido
prometa resueltamente a la pro- por los Sumos Pontífices" (CG 33,
moción de la justicia" (CG 32, d4, d i , 31) y que "debemos reconocer
28), una opción "que no constituye que esta nueva comprensión de
para nosotros sólo un campo apos- nuestra misión desencadenó ciertas
tólico entre otros [...], sino que de- tensiones tanto en la Compañía co-
be ser una preocupación de toda mo fuera de ella" (CG 33, d i , 33).
nuestra vida y constituir una di- Delante de un mundo caracterizado
mensión de todas nuestra activida- por "una situación cada día más
des apostólicas" (CG 32, d4, 47). hostil al progreso del Reino de Dios"
Sin duda, esta última declara- (CG 33, d i , 35) y a la vez constatan-
ción es la que más esfuerzo de do "signos de los tiempos que nos
adaptación y, en términos más llevan a la esperanza y a la confian-
evangélicos, de "conversión", ha za" (CG 33, d i , 36), "[la] Congrega-
costado a la CJ. Es también el desa- ción confirma la misión de la Com-
fío que ha dado lugar a discusio- pañía de Jesús tal como se expresa
nes fuertes, a acusaciones y a con- en las CC GG 31 y 32, y particular-
frontaciones que sacudieron el mente como se propone en los de-
cuerpo de la CJ universal. Es tam- cretos 2 y 4 de esta última" (CG 33,
bién indiscutible que sin la direc- di, 38).
ción, el ejemplo y el coraje del P. De un modo solemne, el decre-
Arrupe, la llamada prof ética del to 1 señala que los documentos
decreto 4 hubiera quedado arrin- mencionados anteriormente nos
conada y olvidada. El decreto 4 proponen "la integración del servi-
promovió resueltamente un nuevo cio de la fe y la promoción de la jus-
quehacer apostólico de la CJ que ticia en una única e inseparable mi-
quedó marcado definitivamente sión; la universalidad de esta misión,
por la sangre de muchos mártires. que abarca todos los ministerios a
Esta constatación nos lleva ya a los que nos dedicamos; el discerni-
adentrarnos en la última parte de miento, para llevar a cabo esta mi-
este período final: la CG 34. sión; una misión que se confiere a
3. Fe-Justicia en los decretos de la todo el Cuerpo de la Compañía"
CG 34. La CG 33 elige en 1983 al P. (Ibid.). Sin embargo, el desarrollo
Peter-Hans Kolvenbach como Pre- más reciente y sistemático del bino-
pósito General de la CJ, a conse- mio f.-j. ve la luz en la última CG 34
cuencia de la dimisión del P. Arrupe. (1995).
El decreto 1 de la CG 33, práctica- Para comenzar, señalemos los
mente el único decreto importante elementos más significativos que
de la Congregación, recoge fielmen- distinguen claramente la concep-
te las preocupaciones de los Padres ción de la relación entre "fe y justi-
congregados por afirmar la impor- cia" contenida en los documentos
tancia de nuestra vocación de servi- de la CG 34 de la concepción pro-
cio a la Iglesia (CG 33, d i , 1), de la puesta por el documento 4 de la CG
vida en el mismo Espíritu y Señor 32. Los cambios no se deben a un
Nuestro (CG 33, di, 9) para tratar, en deseo de desvirtuar el contenido de
una segunda parte, sobre nuestra la misión expresada en la CG 32, si-
misión en el mundo. En esta segun- no principalmente a la necesidad
da parte, el decreto reconoce que la de tener en cuenta los cambios pro-
CG 33 "sometió una vez más a revi- fundos experimentados por todas
sión la experiencia de nuestra mi- las sociedades del mundo: nuevos
883 fe-justicia
ción" (CG 34, d5, 2). De una mane- mo el conjunto de actitudes, valores
ra clara, el diálogo interreligioso y patrones que dan sentido a nues-
deja de ser un tema de expertos en tra vida, y que son por lo tanto ele-
la teología de las religiones, para mentos fundamentales de la identi-
convertirse en un empeño común dad del jesuíta, reconoce que dos
con todas las personas de buena de los ocho elementos de este con-
voluntad para realizar el servicio junto identitario son el "profundo
de la fe y la promoción de la justi- amor personal a Jesucristo" y el que
cia del Reino. De manera especial, vivamos siempre "en solidaridad
el decreto menciona el diálogo que con los más necesitados". Un buen
debemos tener con el pueblo judío, modo de expresar de manera sim-
con el Islam, con la tradición hin- ple y profunda lo que este binomio
dú, y con el budismo (CG 34, d5,
de f.-j significa para un jesuíta y pa-
12-16). Se añade de manera signifi-
ra el cuerpo de la Compañía.
cativa que el diálogo interreligioso
no debe limitarse a las religiones Fernando FERNÁNDEZ FRANCO, SJ
que poseen una tradición escrita,
sino que es igualmente importante
el diálogo teológico con las religio- Z1 Carisma, Comunidades de Solidaridad,
Cultura, Diálogo interreligioso, Exclusión,
nes indígenas. No dejan de ser
Fe, Increencia, Marginación, Misión, Opción
proféticas las palabras dirigidas al preferencial por los pobres, Pobreza, Servicio.
fenómeno del fundamentalismo
religioso que plantea problemas BibL: CAMACHO, L, "La opción fe-justicia
serios. Refiriéndose a las causas de como clave de la evangelización en la
este fenómeno el decreto señala C o m p a ñ í a de Jesús y en el Generalato del
Padre A r r u p e " , Man 243 (1990) 219-246;
que "grupos de poder político, CAMPBELL-JOHNSTON, M., "Una breve His-
económico, cultural o étnico mani- toria", PI 66 (1977) 8-14; CONGREGACIÓN
pulan a menudo los sentimientos y GENERAL 32 DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS,
estructuras religiosas en orden a "Nuestra Misión Hoy: Servicio de la Fe y
salvaguardar intereses creados" Promoción de la Justicia", 59-100; CONGRE-
(CG 34, d5, 16). GACIÓN GENERAL 34 DE LA COMPAÑÍA DE JE-
SÚS, "Nuestra Misión (dd 2, 3, 4 y 5)", 57-
4. Conclusión. Este caminar his- 155; CONSEJO PONTIFICIO PARA EL DIÁLOGO
tórico a través de la historia de la CJ INTERRELIGIOSO Y CONGREGACIÓN PARA LA
durante los últimos cien años EVANGELIZACIÓN DE LOS PUEBLOS, "Diálogo
muestra claramente la importancia y Anuncio", Boletín del Consejo Pontificio pa-
del binomio f.-j. como determinante ra el Diálogo entre las Religiones 26 (1991)
de la misión apostólica de la Com- 210-250; DULLES, A., "Fe-Justicia y la Uni-
versidad", Man 199 (1979) 172-178; GARCÍA
pañía. Como ya hemos sugerido, la
GÓMEZ, M., "La expresión 'promoción de
conciencia tanto de "fe" como de la jus Góticia' en su contexto eclesial", Man
"justicia" y la relación simbiótica 55 (1983) 225-243; JANSSENS, J. B., "Instruc-
entre las dos han seguido un proce- ción sobre el Apostolado Social (1947)", PI
so continuo de desarrollo a la luz 66 (1997) 23-34; MOLLA, D., "Espiritualidad
del Espíritu Santo y de una lectura ignaciana, misión obrera y marginación",
atenta a los signos de los tiempos y Man 64 (1992) 121-133; ID., "Espiritualidad
a la Doctrina Social de la Iglesia. La ignaciana y solidaridad con los excluidos",
Man 65 (1993) 169-181; ZWIEFELHOFER, H V
CG 34 quiso cerrar sus trabajos con
"Dienst am Glauben u n d Einsatz für die
un documento que explicara la Gerechtigkeit" en Ignatianisch. Eigenart und
identidad de los jesuítas. El decreto Methode der Gesellschaft Jesu (SIEVERNICH,
"Características de nuestro modo M . / SWITEK, G. eds.), Herder, Freiburg
de proceder", que se introduce co- 1990, 657-669.
Flos Sanctorum 886
diante ante estos retos, evaluar sus do la identidad laical desde las gran-
avances y ofrecerle a lo largo de las des líneas del ConcVat II, pueda
etapas una experiencia amplia de la trasmitir lo nuclear de sus principios
gama de actividades apostólicas y la pedagogía misma que confor-
que le esperan. man el carisma ignaciano.
4.4. La dimensión comunitaria a Jesús Manuel SARIEGO, SJ
la que toda vocación convoca. La
comunidad se vuelve escuela en la
práctica de virtudes tales como la /* Candidato, Constituciones, Escolar, Estudios,
convivencia grupal, la cercanía a Juniorado, Letras, Libertad, Magisterio (etapa),
Noviciado, Teología (etapa) Tercera Probación,
los pobres en sencillez de vida y so- Virtudes.
lidaridad, el respeto a la diversi-
dad, las reuniones y revisiones, el Bibl.: ARRUPE, R, "El modo nuestro de pro-
diálogo, el trabajo en común, la uni- ceder", en La identidad, 49-82 (AR XVII
[1979] 653-690); BERTRAND, DV Un Corps
versalidad de la misión y el discer- pour l' Esprit. Essai sur V expérience commu-
nimiento comunitario y apostólico nautaire selon les Constitutions de la Compag-
de los que el futuro apóstol ha de ir nie de Jésus, DDB, Paris 1974; Directivas so-
haciéndose capaz. bre la formación en los bwtitutos Religiosos,
AAS, Roma, 1990; DECLOUX, S., "Las Cons-
No podrán integrarse ni asen- tituciones, 'Manual de formación'", Man
tarse adecuadamente tantas dimen- 66 (1994) 19-34; ENDEAN, PH., "Origins of
siones en la persona con apresura- Apostolic Formation: Jerome Nadal and
miento. Para Ignacio no existe Novitiate Experiments", The Way Sup 39
incorporación sin un largo y deteni- (1980) 57-82; GARCÍA DOMÍNGUEZ, L. Ma,
do recorrido. Como afirma la Fór- "Formar para la obediencia apostólica",
Man 66 (1994) 35-53; HORTAL, A., "La co-
mula "nadie sea admitido para ha- munidad de formación para un mundo se-
cer la profesión en esta Compañía, cularizado", Man 57 (1985) 77-82; KOLVEN-
sin que su vida y formación intelec- BACH, P.-H., "La formación permanente
tual hayan sido probadas con lar- como fidelidad creativa", AR XXII (2000),
gas y diligentísimas probaciones" 646-663; ID., La formación del jesuíta, Curia
(F50, 5). La última probación es el General, Roma 2003; ID., "El formador je-
suita hoy", AR XXIII (2003) 71-79; ROYÓN,
tiempo mismo cuyos ritmos y mo- E., "Los Ejercicios ignacianos: una metodo-
mentos hay que respetar. Por eso es logía para la formación", Man 55 (1983)
importante que a lo largo de este re- 245-256; Ruiz JURADO, M., "La formación
corrido tengan lugar constantes en la Compañía de Jesús según las Consti-
evaluaciones que midan la conquis- tuciones. Finalidad y métodos", Man 55
ta de una identidad que a la vez es (1983) 171-180.
personal y grupal. Su final no con-
siste en el logro de un pensum aca-
bado, sino el de una persona abier- FÓRMULA DEL INSTITUTO
ta, con inquietud curiosa ante los
constantes cambios de la cultura a
los que habrá de buscar respuesta a
través de la f. permanente.
2 . Valor y definición. Por Fórmula
del Instituto se entiende la F. con-
tenida en la bula Exposcit debitum
Con el interés creciente de mu- de Julio III (1550, referida a partir
chos laicos no sólo por la obras de ahora F50), que es la definitiva,
apostólicas, sino por la espirituali- hoy en vigor, con las alusiones que
dad jesuítica, se abre en nuestros dí- parezcan necesarias a las dos re-
as un nuevo reto para la formación: dacciones anteriores: la llamada
diseñar un camino que, promovien- Quinqué capitula (1539; referida F39)
Fórmula del Instituto 892
donantes. Puede venderse lo que se tes, y que iba formulando con pre-
ha recibido de limosna, para com- cisión Polanco (cf. MCo I, 305-307),
prar lo necesario para la vida. Pue- se llegó a la formulación del conte-
de recibirse dinero. Pero pocos me- nido del voto de pobreza en F50,
ses después de F40, el 10 de marzo que podemos resumir así: 1) No se
de 1541, ya empiezan a pensar so- vive de los ministerios (fines y me-
bre la pobreza: "Primero se ha de dios) establecidos en el capítulo I
pensar en la pobreza; cómo se ha de de la Fórmula. Ellos son gratuitos; 2)
entender, supósito, como está en la Se vive de limosna; 3) En cuanto al
bula de la confirmación de la Com- derecho de propiedad, la CJ sólo
pañía, que no puede tener la Com- puede poseer los bienes estables
pañía ius avile en cosa ninguna, ni que sean oportunos para su propio
en común ni en particular". La sa- uso y habitación. En todo lo demás,
cristía pueda haber renta para to- ni los particulares, ni las casas, ni
das las cosas de menester, de aque- las iglesias, ni ella misma como tal,
llas que no serán para los profesos" pueden poseer, con derecho civil re-
(MCo I, 34-35). conocido, bienes algunos estables,
Esta solución se decidió cuan- ni rentas fijas, ni intereses. Las últi-
do entró en la CJ Pedro Codacio, mas CC GG han trabajado en en-
beneficiario de la iglesia de Santa contrar para la CJ la formulación
María de la Estrada, cuyos benefi- más actualizada para vivir con la
cios concedió a la CJ Paulo III. Di- misma radicalidad esta nuestra po-
cha iglesia fue sujeto de propiedad breza tanto espiritual como actual.
distinto de la CJ, y así podría tener La distinción entre obras apostóli-
rentas. Con lo cual se salvaba lo es- cas, que pueden necesitar bienes es-
tablecido en F40, aunque la solu- tables, y comunidades, que han de
ción no fuera tan en la línea de su vivir de limosna o del fruto del pro-
inspiración profunda. Ignacio no pio trabajo de sus miembros, per-
debió de quedar muy a gusto con mite recuperar la gratuidad en
esta solución, y en 1544 decide nuestro trabajo apostólico, equipa-
afrontar directamente el tema de rándonos a los más sencillos, sin
las rentas eclesiásticas de las igle- mengua del apoyo que las Institu-
sias de la CJ. Gracias a esta deci- ciones necesitan hoy en día.
sión conservamos esa parte de su 3.4.2 Precisamente estas líneas
Diario espiritual y la preciosa Deli- básicas de búsqueda actual son las
beración sobre la pobreza. Fruto de que motivan en la F. la decisión de
ese discernimiento espiritual fue la ser pobres. Así como hay clara
decisión de suprimir toda clase de evolución en la formulación del
rentas en la CJ; ni en particular, ni contenido del voto, la parte en que
en común, ni en las iglesias o sa- Ignacio motiva el voto de pobreza
cristías de la CJ se podrían tener. permanece invariable. Los motivos
Se afianzaba así, en éste que se para ser pobres eran muy antiguos y
puede llamar tercer estadio en la estaban muy experimentados por
evolución de la pobreza en la pri- Ignacio y sus compañeros. A esos
mitiva CJ, la decisión de vivir sólo motivos va también ligado el fondo
de pura limosna, y de trabajar en espiritual de su pobreza evangélica.
pura gratuidad. La F. agrupa esos motivos en dos
Por último, y como fruto de las bloques: 1) La vida en pobreza evan-
soluciones que fueron encontrando gélica, apartada de toda avaricia, es:
una serie de dificultades pendien- más feliz, más pura, más apta para
899 Fórmula del Instituto
se, 1274) y no era partidario del na- autógrafo castellano fue aprobado
cimiento de nuevos institutos. en la CG 1 (1558) y el oficial latino
Ante el cariz de la situación, Ig- en la CG 5 (1593-1594).
nacio acudió a una práctica suya ha- Ignacio ECHARTE, SJ
bitual ante las dificultades: intensifi-
có su oración y la del grupo de
compañeros y solicitó el apoyo de / Compañía de jesús, Deliberaciones 1539,
personas favorables al grupo, a quie- Fórmula del Instituto, Montmartre, Papa, Pa-
rís, Roma, Venecia.
nes ya conocían por el trabajo que
desarrollaban en varias ciudades. El Bibl.: BRODRICK, }., El origen de los jesuítas,
deseo de Ignacio se vio cumplido y, Pegaso, Madrid 1953; CONWELL, J. R, Impe-
finalmente, Guidiccioni alabó la f. de lling Spirit: Revisting a Founding Experience:
1539, Ignatius of hoyóla and His Companions,
la CJ, si bien restringiendo el número Loyola Press, Chicago 1997; ID., "Cardinals
de los profesos a sesenta. Guidiccioni and Ghinucci faced with the
Con esta solución de circuns- Solemn Approbation of the Society of Je-
tancia, el papa Pablo III aprobó la f. sús", AHSI66 (1997) 3-50; DEMOUSTIER, A.,
de la CJ por medio de la bula Regi- "La Bulle de Fondation de la Compagnie
de Jésus", Christus 36 (1989) 476-486; GAR-
mini militantis Ecclesiae (27 de sep- CÍA HIRSCHFELD, C, "Origen de la comuni-
tiembre de 1540). La Formula Insti- dad en la Compañía de Jesús: Una expe-
tuti quedó incorporada a la bula riencia humana y religiosa en el grupo de
con pequeñas modificaciones. Por universitarios del siglo XVI", Man 63
medio de la bula Iniunctum nobis (1991) 393-410; GONZÁLEZ, L., "La delibera-
(14 de marzo de 1544) el mismo Pa- ción de los primeros compañeros", Man 61
(1989) 231-248; ITURRIOZ, J., "Aprobación
pa eliminó la restricción señalada oral de la Compañía de Jesús por el papa
por Guidiccioni y volvió a aprobar Paulo III, 3 de septiembre de 1539", Man 61
la Compañía. (1989) 367-384; JIMÉNEZ OÑATE, A., El origen
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la CJ lo siguió desarrollando Igna-
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cio hasta el momento de su muerte bao-Santander 1993; Ruiz JURADO, M., "La
dedicado intensamente a la redac- pobreza en el carisma fundacional ignacia-
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