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Delirios de sí:

una aproximación literaria a


Hölderlin y Scardanelli
Jesús Ramírez-Bermúdez1

Alcmeon, Revista Argentina de Clínica Abstract


Neuropsiquiátrica, vol. 16, Nº 1, octubre de
2009, págs. 82 a 88. The case of Friedrich Hölderlin (1770-
1843) has been the subject of clinical, literary
Resumen and philosophical studies, by great authors as
Martin Heidegger, Karl Jaspers, Stefan Zweig,
El caso de Friedrich Hölderlin (1770-1843) Roman Jackobson, Herman Hesse, Michel
ha sido objeto de estudios clínicos, filosóficos Foucalt, Hans-Georg Gadamer, Roberto Ca-
y literarios por parte de grandes autores como lasso, Maurice Blanchot, Paul Celan. The pre-
Martin Heidegger, Karl Jaspers, Stefan Zweig, sent essay poses an approach that seeks to
Roman Jackobson, Herman Hesse, Michel integrate clinical and literary perspectives, in
Foucalt, Hans-Georg Gadamer, Roberto Ca- order to discuss the evolution of language in
lasso, Maurice Blanchot, Paul Celan. En este Hölderlin through his poetic creation before
ensayo se realiza una aproximación que bus- and after his mental disease. Also, a criticism
ca la integración de perspectivas clínicas y to retrospective diagnosis in psychiatry is pro-
literarias para discutir la evolución del lenguaje posed, according to German Berrios thesis,
en Hölderlin a través de su creación poética which suggests that a lack of "epistemologi-
durante los años anteriores y posteriores a su cal clearness" might difficult the interpreta-
enfermedad. También se hace una crítica de tion of supposed cases of schizophrenia befo-
los diagnósticos retrospectivos en la historia re the construction of its concept in the 19th
de la psiquiatría de acuerdo con las tesis de and 20th centuries.
German Berrios, que sugieren una falta de
"claridad epistemológica" cuando se interpre- Key words
tan casos supuestos de esquizofrenia previos
a la construcción de su concepto, que aconte- Psychosis; schizophrenia; poetry; history;
ció en los siglos XIX y XX. art; Hölderlin.

Palabras clave Fuentes de la mitología

Psicosis; esquizofrenia; poesía; historia; En su ensayo Why are identity disorders


arte; Hölderlin. interesting for philosophers?, el filósofo ale-

1 Unidad de Neuropsiquiatría, Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía de México. Insurgentes Sur


3877, Delegación Tlalpan, C.P. 14269. Ciudad de México, D.F. E-mail: jesusramirezb@yahoo.com.mx

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mán Thomas Metzinger describe el caso de Hölderlin se dejó llevar por el delirio de sí mis-
una mujer de 40 años que padecía la idea de- mo: tras abandonar el mundo, olvidó también
lirante de ser un hombre, y específicamente largas extensiones de su identidad personal, y
su propio padre, o a veces su abuelo paterno. decidió volver a nombrarse. "Scardanelli" es
Este ejemplo pone de relieve la característica su nuevo nombre, inventado y por momentos
más sobresaliente de un "delirio" o idea deli- delirante: la identidad que Holderlin diseñó para
rante: se trata de un conjunto de juicios o creen- sí, desde el lugar donde nace la mitología, un
cias que contradicen la realidad, pero afirma- lugar bien conocido por el poeta, como puede
das de manera contundente y recalcitrante, observarse en las invocaciones de su obra El
sostenidas de manera tenaz frente a toda evi- archipiélago: Pero tú, inmortal, aunque ya
dencia o razonamiento lógico. En el caso na- no te festeje la canción de los griegos,
rrado por Thomas Metzinger, el tema deliran- como entonces, resuena a menudo, ¡oh
te es particularmente lamentable, ya que afec- dios del mar!, con tus olas en mi alma, para
ta el centro del individuo humano, es decir, su que prevalezca sin miedo el espíritu sobre
identidad personal. las aguas.
Al comienzo del siglo XIX ocurrió uno de Friedrich Hölderlin nació en el reino de
los casos más enigmáticos para los estudio- Wurttemberg, en 1770. Murió en 1843; estu-
sos de la mismidad, la patología mental y sus dió teología en un seminario de la Iglesia Pro-
relatividades. El caso del poeta alemán Frie- testante, junto a los grandes filósofos de su
drich Hölderlin será uno de los bordes del co- época, Hegel y Schelling. Nunca ejerció el
nocimiento, por la manera como se dan a la ministerio evangélico, pues se dedicó al oficio
vez la poesía y la pérdida o desprendimiento de preceptor, con inconstancia y desaciertos.
de la razón. Su caso es una piedra fundacio- Una gran aventura romántica con Susette, la
nal para estudiar no sólo los límites del len- mujer de su benefactor y patrón, el banquero
guaje en tanto realización del pensamiento, sino Gontard, dio sentido a su vida de relación; ella
del ser en el mundo. En palabras de Martin se convirtió para él en "Diótima" o La Griega,
Heidegger: Si comprendemos esa esencia de pues veía en esta hermosa mujer los atributos
la poesía como instauración del ser con la y la identidad secreta de aquella otra griega,
palabra, entonces podemos presentir algo la maestra de Sócrates. Voy a contarles al-
de la verdad de las palabras que pronun- gunas de las lecciones que me dio en una
ció Hölderlin, cuando hacía mucho tiem- ocasión una mujer de Mantinea llamada
po la noche de la locura lo había arreba- Diótima, dijo Sócrates, como se relata en El
tado bajo su protección. banquete, de Platón. Fue ella quien aplazó
Sin necesidad de usar una droga que alte- diez años la gran epidemia de Atenas con
re las puertas de su percepción, el poeta ac- motivo de cierto sacrificio. Fue ella quien
túa como un visionario que advierte y comu- me enseñó la filosofía del amor.
nica la verdad del mundo originario, la eterni- Pero este amor de Hölderlin, descuidado
dad habitada por dioses que simbolizan la fuer- y etéreo, provocó su expulsión de la casa de
za creadora de la naturaleza. De acuerdo con los Gontard, y aún así vio en secreto muchas
un estudio inusual de su biografía íntima, ofre- veces a su amante. Mientras escribía su tra-
cido por el poema narrativo Habla Scarda- gedia, La muerte de Empédocles, ella se
nelli (del mexicano Francisco Hernández), mudó a una ciudad lejana. Hölderlin perdió el

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amor para siempre, pero nos dejó al menos gencia social y a los deseos ajenos, será re-
una obra que significa el final de una era del conocido siempre como el portavoz de los
pensamiento, pero abre el paso a una nueva hombres solitarios que fracasan en la prosa
edad, según las palabras de Michel Foucalt: terrena, pues están muy lejos del lugar en que
El Empédocles de Hölderlin, llegando, por podríamos entenderlos, en la distancia de un
su paso, al borde del Etna, es la muerte del viaje incomprensible a los orígenes de lo hu-
último mediador entre los mortales y el Olim- mano; al estilo de los poetas, y de quienes
po, es el fin de lo infinito sobre la tierra, la hemos llamado esquizofrénicos. Todos son
llama que vuelve a su fuego de nacimiento y claros, escribió Lao Tse. Sólo yo soy opa-
que deja como única huella que permanece, co.
lo que justamente debía ser abolido por la
muerte: la forma hermosa y cerrada de la in- La solitaria torre de madera
dividualidad.
Poco después, tras enterarse de la muerte Hölderlin, dedicado al arte de las palabras,
de Susette, su "Diótima", Hölderlin atravesó sufrió con el advenimiento de su enfermedad
una crisis lamentable de soledad y entró en una transformación significativa precisamen-
un estado mental que fue llamado simplemen- te en la expresión del pensamiento y el uso de
te "locura" por sus contemporáneos, como ya su lenguaje. El gran lingüista ruso Roman Jac-
se advierte en los presagios del archipiélago, kobson ha intentado aproximarse a la poesía
en sus peticiones al mar: y si el tiempo impe- tardía creada por la persona delirante de Höl-
tuoso conmueve demasiado violentamente derlin (los poemas firmados por "Scardane-
mi cabeza, y la miseria y el desvarío de los lli"), para contrastarla con las obras tempra-
hombres estremecen mi alma mortal, ¡dé- nas del poeta, y encontrar, así, la expresión
jame recordar el silencio en tus profundi- clínica del lenguaje esquizofrénico. En 1802,
dades! nos dice, a la edad de treinta y dos años,
En 1806 fue internado en una clínica de Hölderlin, quien ya antes había sufrido
Tubinga, aunque no mejoró su condición clíni- varios ataques, enfermó "de una psicosis
ca. Un lector de su obra, un ebanista de la esquizofrénica aguda", según el diagnós-
misma ciudad, lo invitó a vivir en su hogar, tico médico. Obviamente, Jackobson se re-
donde permaneció durante más de tres déca- fiere al diagnóstico retrospectivo (y por lo tanto
das, en un estado permanente de incomuni- imposible de confirmar) hecho por inconta-
cación, aislamiento y mansedumbre, hasta el bles médicos, entre ellos el brusco doctor Wil-
final de sus días. A veces, se llamaba a sí mis- helm Lange y el célebre psiquiatra y filósofo
mo "el señor bibliotecario", y firmaba sus poe- Karl Jaspers, figura relevante de la fenome-
mas como "Scardanelli". nología, el existencialismo, y la psicopatología
Y sin embargo, tú te imaginas solitario; contemporánea (y cuyo prestigio es culpable,
en la noche callada la roca oye tu lamen- tal vez, de que el diagnóstico de Hölderlin sea
to, y muchas veces, con enojo de los mor- como una lápida, imposible de cuestionar).
tales, huyen hacia el cielo tus olas aladas. En una carta a Hegel fechada el 11 de
Hölderlin, representante de los individuos tal Junio de 1803, escribe Jackobson, Schelling
vez frágiles, pero a la vez inexpugnables, irre- lo describe como "bastante trastornado
ductibles a los azares de su tiempo, a la exi- mentalmente", y aunque fuese "aún capaz"

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de producir algo de obra literaria "por lo Las observaciones clínicas acerca del len-
menos en cierta medida, su mente está to- guaje de Hölderlin durante los años de su pa-
talmente desequilibrada en todos los otros decimiento mental son desconcertantes; por
aspectos". Schelling conocía los mejores años una parte, en su Ensayo de Análisis Pato-
de lucidez de Hölderlin, cuando ambos estu- gráfico comparativo sobre Strindberg, Van
diaban en la Facultad de Teología en Tubinga, Gogh, Swedenborg, Hölderlin, Karl Jaspers
y sus palabras serían de gran valor para todo dice que: en cuanto a Hölderlin, los poe-
aquel interesado en reconstruir la historia clí- mas de los primeros años de su locura no
nica del poeta. han sido conocidos hasta hace poco sino
Según las palabras del párroco Max Ei- fragmentariamente; pero ahora se los em-
fert, Hölderlin caminaba de un lado a otro, pieza a considerar, en conjunto, como lo
con la mente ida, involucrado en un diálo- más notable de toda su producción. En vio-
go confuso y eterno consigo mismo. Este lenta oposición, la Patografía del doctor Wil-
discurso en voz alta, al parecer incomprensi- helm Lange de Tübingen, publicada en la pri-
ble para los demás, aparece generalmente mera década del siglo XX, usa términos como
como resultado de alucinaciones auditivas o rigidez y restricción, lenguaje afectado,
por el simple acto de pensar en voz alta, ensi- neologismos y manierismos en el lenguaje,
mismado, sin atender las consecuencias de tono infantil, distracción, estereotipos, jue-
esta suerte de revelación de lo privado en el go de sonidos vacío, para describir el len-
espacio de lo público. guaje del poeta durante los años de enferme-
El poeta Wilhelm Waiblinger acostumbra- dad. En síntesis, clasifica la poesía tardía de
ba visitar a Hölderlin para llevarlo a pasear, y Hölderlin como una forma catatónica de
nos revela no salía sólo de la casa, sino que imbecilidad, y agrega aún, con la sensibilidad
únicamente podía pasear en el patio fren- torpe de un médico que tocaría al enfermo de
te a la casa. Su fórmula de saludo era extra- fiebre con las manos heladas: su poesía con-
vagante: Su Majestad, le decía al visitante, o tiene sólo un asomo de relaciones emoti-
también: Su Santidad. Ante todo, la falta de vas bastante mezquinas.
disposición para el diálogo era el problema Roman Jackbson, investigador de las afa-
sobresaliente. Aún sus conocidos de antes sias y de la alteración que producen en el cam-
encontraban esas conversaciones dema- po del razonamiento analógico, en la expre-
siado extrañas, demasiado deprimentes, sión de metáforas y metonimias, trató con más
demasiado aburridas y sin sentido, relata seriedad a Hölderlin que los psiquiatras ale-
Waiblinger, y también que podía simplemente manes, apresurados en el diagnóstico del poe-
permanecer en silencio frente a sus visitas; al ta, ya fuera para mitificarlo (Jaspers) o para
invitarlo a pasear, contestaba: Usted ordena denigrarlo (Lange). Las observaciones de
que debería quedarme. Y ante las pregun- Jackobson, pulcras y técnicas, se refieren a
tas excesivas, respondía algo como: Su ma- unos pocos hechos fundamentales:
jestad, no debo, no puedo contestar a eso. Hölderlin disfrutaba el ejercicio de la es-
O también: usted es quien lo dice, usted es critura poética aún durante las décadas fina-
quien lo afirma, de modo que a mí nada les de enfermedad mental. Según el obituario
me puede suceder. del poeta Gottlob Kemmler, cuando Hölderlin
se sentaba a escribir toda la ansiedad des-

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aparecía de su frente abatida, y se exten- de su poesía. Perder la capacidad de diálogo


día sobre ella una alegría silenciosa. con los hombres, ¿lo hizo perder también la
La poesía de Scardanelli, que reemplazó capacidad de diálogo con los dioses?
completamente a la de su creador enfermo, Los poemas de Scardanelli se poblaron de
no fue caótica, sino que conservaba una mé- términos abstractos, como "sublimidad", "es-
trica y una maestría incomparable y hasta piritualidad", "amistad", "introversión", "huma-
aumentada en lo estrictamente monológi- nidad", ausentes en la poesía de Hölderlin an-
co. El dictamen es de Jackobson, quien pare- terior a la enfermedad. Éste es, probablemente,
ce autorizado para emitirlo si consideramos un punto central en la discusión sobre los efec-
su lugar eminente en el desarrollo del forma- tos de su enfermedad mental en su creación
lismo ruso y la maduración crítica de la teoría literaria, pues se ha dicho que el arte de las
literaria. Con tristeza, debe aceptarse que este imágenes poéticas consiste, ante todo, en de-
énfasis en el monólogo significa la pérdida del cir la experiencia humana más íntima, su di-
gozo provocado por el diálogo. mensión contemplativa y emocional, median-
En su libro Hölderlin y la esencia de la te el juego de las palabras, que según el pro-
poesía, dice Martin Heidegger que somos un pio Jackobson, violenta organizadamente el
diálogo desde el tiempo en que "el tiempo lenguaje cotidiano. Bajo esa perspectiva, el
es". Desde que el tiempo surgió y se hizo recurso de los términos abstractos se aprecia
estable, somos históricos. Ser un diálogo como un empobrecimiento en la capacidad de
y ser histórico son ambos igualmente anti- poner en palabras la complejidad de la expe-
guos, se pertenecen uno al otro y son lo riencia. Esta afirmación, que parece un con-
mismo. Cuando renunció al diálogo, parecie- trasentido, puede entenderse mejor si uno re-
ra como si la persona de Hölderlin quedara al cuerda el ensayo de Italo Calvino sobre la vi-
margen de su propia historia de fama y gran- sibilidad, en donde argumenta que una carac-
deza, de enfermedad y conmiseración públi- terística de la creación literaria consiste en
ca. Pero en este contexto, la siguiente nota permitirle "ver" al lector el mundo imaginario
de Heidegger suscita más tristeza: Desde que o real puesto en palabras por el escritor; si
somos un diálogo, el hombre ha experimen- deseo transmitir realmente la sensación de una
tado mucho, y nombrado muchos dioses. noche hermosa, tendría que poner en pala-
Hasta que el habla aconteció propiamente bras los infinitos detalles de esa noche, para
como diálogo, vinieron los dioses a la pa- que el lector sea capaz de verlos y acceda
labra y apareció un mundo. Pero una vez por sí mismo al significado de esa "hermosu-
más, importa ver que la actualidad de los ra". Si el poeta dice "noche hermosa" el poe-
dioses y la aparición del mundo no son una ma no lo será, aunque la noche lo fuera. Será
consecuencia del acontecimiento del ha- un poema directo, tal vez sincero, pero fallido
bla, sino que son contemporáneos. Y tanto por falta de "visibilidad".
más cuanto que el diálogo, que somos no- El lenguaje poético no es como el lenguaje
sotros mismos, consiste en el nombrar los filosófico, donde se va de la abstracción a lo
dioses y llegar a ser el mundo en la pala- concreto y de lo concreto a lo abstracto; no
bra. Hölderlin tenía un gran amor por los dio- puedo imaginar un discurso filosófico sin tér-
ses griegos, y no sería exagerado decir que minos abstractos, pero el arte de la poesía no
fue su interlocutor durante los años jóvenes los necesita. El uso regular de las figuras de

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estilo, como la metáfora y la metonimia, tie- de sus "Cantos de la noche". Ninguna de


nen sin duda una intención muy diferente a la las composiciones de ahora está escrita en
del enunciado abstracto de corte filosófico o versos libres como aquellos himnos com-
científico, que busca la generalización: la me- puestos en el umbral de la locura; todas
táfora y la metonimia trastocan de alguna for- riman (a menudo en asonantes); presen-
ma la unicidad del discurso y de la relación tan estrofas bien marcadas, de ritmo cor-
entre las palabras y las cosas, y nos muestran to, en contraposición a la amplitud del rit-
que esta relación es plástica, flexible, creati- mo que hay en sus odas. Es como si el poe-
va, y como diría Wallace Stevens, que esta ta fatigado temiera lanzarse a la oda sin
regla de libertad en la operación de la mente freno, libre, a la catarata del ritmo; aquí
concierne también a la naturaleza de lo real. parece servirle la rima como de muleta.
Pero ante todo, la imagen poética aborda la Ninguna de esas poesías tiene un sentido
particularidad de la experiencia, tal y como es claro, pero ninguna está tampoco despro-
vivida en la primera persona del singular: la vista completamente de sentido; no tienen
poesía expresa la singularidad estética del ser forma lógica, sino forma eufórica; son
humano, concebido ante todo como la unión como la transcripción lírica de algo vago
del poder creativo y la contemplación. La que no puede ser desentrañado.
palabra de Hölderlin, dice Roberto Calas- Grandes autores han sido intérpretes de
so, se vuelve cada vez más árida, abrupta, Hölderlin: Heidegger, Jaspers, Zweig, Jackob-
quebrada. Hasta llegar a la absorta, ex- son, Herman Hesse, Michel Foucalt, Gada-
tremada uniformidad de los poemas últi- mer, Roberto Calasso, Maurice Blanchot, Paul
mos, en los que Scardanelli asume el pa- Celan. Casi todos aceptan la tesis de su locu-
pel de imperturbable maestro de ceremo- ra. Algunos, como Jaspers y Jackobson, y
nias. otros autores doctos pero menores, dicen cla-
En su narración de aquellos años de vida, ramente "esquizofrenia", y aunque no estoy
el escritor austriaco Stefan Zweig recuerda en posición de negar el diagnóstico, recuerdo
un poema de Hölderlin: La ciencia que llega las palabras de un gran psicopatólogo, Ger-
a la más profunda espiritualidad es como man Berrios, cuando afirmaba, contrariado,
el día que, con sus luces, ilumina al hom- que él jamás creerá en los diagnósticos re-
bre, y con sus rayos, unifica los fenóme- trospectivos, y eso me anima a declarar cier-
nos crepusculares. Lo que sigue es la re- ta incredulidad ante el diagnóstico de Hölder-
construcción de Zweig, y la interpretación de lin, quien vivió un siglo antes de la construc-
sus versos, de escritor a escritor: ción del concepto de esquizofrenia. ¿Es posi-
Abajo escribe una fecha cualquiera, ble que haya sufrido un padecimiento mental
siempre inexacta, pues en las cosas reales diferente? Es posible, pero creo que esa cues-
le abandona instantáneamente la razón, y tión es vana en la medida que es completa-
después añade siempre estas palabras: mente especulativa. La cuestión que me in-
"Vuestro humilde servidor, Scardanelli." quieta en realidad es la siguiente: si todo con-
Esos versos de locura son completamente siste en contrastar la historia de Hölderlin con
distintos de las producciones de su crepús- el concepto actual de la esquizofrenia, no hay
culo espiritual, de aquellas ampulosidades problema alguno en decir que ése, precisa-
mente, es su diagnóstico más probable. El pro-

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blema de fondo es que la "esquizofrenia" no Berrios GE, Hayser R: "The early development of
es una cosa disponible para el examen de los Kraepelin’s ideas on classification: A conceptual
history". Psychological Medicine, 1988: 18: 813-
sentidos, como el árbol o la orquídea (atiendo 821.
de nuevo las palabras de German Berrios), Berrios, G.E. The History of Mental Symptoms: Des-
sino una construcción intelectual de los siglos criptive Psychopathology Since the 19th Century.
XIX y XX, sujeta a controversia. Según la tesis Cambridge. Cambridge University Press. 1995.
Berrios, G.E., and Porter R (editores). The history of
de Berrios, no es posible escribir una his-
clinical psychiatry. London. Althone Press. 1995.
toria sensata de los "comportamientos de Berrios, G.E. Esquizofrenia: historia conceptual. En:
tipo esquizofrénico" durante el período Gelder MG, Lopez-Ibor JJ, Andreasen N. Tratado
anterior al siglo XIX. Esto se debe a que de Psiquiatría. Barcelona. Ars Medica. 2004. 677-
tanto el concepto actual de síntomas men- 681.
Blanchot, Maurice. The Work of Fire. Stanford Uni-
tales y enfermedad como el de esquizofre- versity Press, 1955.
nia son interpretaciones del siglo XIX. Por Calasso R. La literatura y los dioses. Barcelona. Edito-
eso los datos clínicos anteriores carecerán rial Anagrama. 2002.
siempre de "claridad" epistemológica. Foucalt, Michel. El nacimiento de la clínica. Una ar-
queología de la mirada médica. Ciudad de México.
Pero dejemos la discusión para otro mo-
Siglo XXI Editores. 1989.
mento. Posiblemente sea de mal gusto conti- Gadamer Hans-Georg. Poema y diálogo. Barcelona.
nuarla; el sujeto del debate no disfrutaría tan- Gedisa Editorial. 1999.
to bullicio. Hans George Gadamer escribió a Garrabé, Jean: La noche oscura del ser. Ciudad de Méxi-
propósito de Hölderlin estas palabras, que me co. Fondo de Cultura Económica. 1996.
Heidegger, Martin. Arte y poesía. Ciudad de México.
sirven de consuelo cuando pienso en la torre Fondo de Cultura Económica. 1995.
solitaria de madera y en la pérdida del gozo Hernández, Francisco. Habla Scardanelli. Ciudad de
ante la celebración del diálogo: México. El Equilibrista. 1992.
Hablar es buscar la palabra. Encontrarla Jacobson, Roman. Arte verbal, signo verbal, tiempo
verbal. Ciudad de México. Fondo de Cultura Eco-
es siempre una limitación. El que de verdad
nómica. 1995.
quiere hablar a alguien lo hace buscando la Jaspers, Karl. Genio y locura: ensayo de análisis pato-
palabra, porque cree en la infinitud de aquello gráfico comparativo sobre Strindberg, Van Gogh,
que no consigue decir y que, precisamente Swedenborg y Hölderlin. Madrid. Editorial Agui-
porque no se consigue, empieza a resonar en lar. 1955.
Lao Tse. Tao Te Ching: Los libros del Tao. Traducción
el otro. Algo de esta sabiduría de balbucir y de Iñaki Preciado Idoeta. Madrid. Editorial Trotta.
enmudecer sea tal vez la herencia que nues- 2006.
tra cultura espiritual deba transmitir a las próxi- Metzinger, Thomas. Why are identity disorders inter-
mas generaciones. esting for philosophers? En: Schramme T, Thome
J. Philosophy and Psychiatry. Berlin. De Gruyter.
2003.
Biografía Ricoeur, Paul. La metáfora viva. Madrid. Editorial Tro-
tta. 2001.
Aristóteles. El hombre de genio y la melancolía (pro- Waiblinger, Wilhelm. Friedrich Hölderlin Life, Poetry
blema XXX). Barcelona. Acantilado. 2007. and Madness (1830). Tomado de la página de inter-
Berrios GE. "Historical aspects of psychoses: 19th cen- net Walter Benjamin Research Syndicate.
tury issues". British Medical Bulletin, 1987; 43: 484- Zweig, Stefan. La lucha contra el demonio. Hölderlin,
498. Kleist, Nietzche. Madrid. Acantilado. 2006.

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