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PROCEDIMIENTOS DE FORMACIÓN

DE PALABRAS, 5

LA DERIVACIÓN, III

VALOR SEMÁNTICO DE LOS PRINCIPALES


SUFIJOS DERIVATIVOS

Fernando Carratalá Teruel


Se reproduce a continuación una lista con algunos de los sufijos derivativos
que más se emplean en español, acompañados de sus principales valores
significativos. Esta relación de sufijos no pretende ser exhaustiva, pero es
suficiente para comprender la importancia que la derivación tiene en la
formación de nuestro vocabulario. Como fuente de referencia se ha empleado
-fundamentalmente, aunque no de manera exclusiva- el DRAE. Las palabras
reseñadas como ejemplos han sido cuidadosamente elegidas, tras los
correspondientes cotejos etimológicos, con el fin de garantizar el fácil
reconocimiento de los correspondientes sufijos y el valor semántico que
aportan a dichas palabras.
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-a. Forma sustantivos verbales que expresan acción y efecto; p. ej.: toma, poda.

-áceo,-a (del latín -aceus). Forma adjetivos que significan perteneciente o semejante
a; p. ej.: grisáceo, opiáceo.

-acho,-cha (del latín -aceus). Forma aumentativos y despectivos a partir de adjetivos


y nombres; p. ej.: ricacho, populacho.

-aico,-ca (del latín -aicus). Forma adjetivos, que indican pertenencia o relación; p. ej.:
altaico, incaico.

-aco,-ca (del latín -acus, y este del griego "-akós"). Indica relación; p. ej.: iliaco,
policiaco. Se usa para formar gentilicios; p. ej.: austriaco, polaco.

-aco,-ca. Se usa con valor despectivo; p. ej.: paj(arr)aco, tip(arr)aca.

-ada. Forma sustantivos derivados de otros sustantivos que significan conjunto; p. ej.:
mariscada, torada. Otros sustantivos indican contenido; p. ej.: carretada, palada.
Pueden indicar periodo; p. ej.: otoñada, invernada. Indican golpe; p. ej.: cornada,
patada. Pueden indicar acción, a veces con matiz peyorativo; p. ej.: gamberrada,
mamarrachada. Pueden señalar abundancia o exceso; p. ej.: oleada, tripada. Forma
sustantivos derivados de verbos de la primera conjugación, que suelen denotar acción
y efecto; p. ej.: entrada, punzada.

-ado,-da. Aparece en adjetivos y sustantivos derivados de sustantivos y verbos de la


primera conjugación. Forma adjetivos que expresan la presencia de lo significado por
el primitivo; p. ej.: articulado, vertebrado. Otros expresan semejanza; p. ej.:
agitanado, anaranjado. Forma sustantivos que indican acción y efecto; p. ej.: lavado,
sangrado. Otros designan un conjunto; p. ej.: arbolado, bandada. Otros indican
dignidad o cargo; p. ej.: arzobispado, doctorado. Y otros indican lugar; p. ej.:
condado, internado.

-aje. Forma sustantivos verbales que expresan acción; p. ej.: arbitraje, patinaje.
Puede designar derechos que se pagan; p. ej.: almacenaje, hospedaje. A veces forma
sustantivos que indican conjunto; p. ej.: cortinaje, plumaje.

-ajo,-ja (del latín -aculus o -aticus). Forma sustantivos y adjetivos con valor entre
despectivo y diminutivo; p. ej.: migaja, sombrajo. A veces adopta la forma -strajo,
que tiene valor despectivo: bebistrajo, comistrajo.
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-al (del latín -alis). En adjetivos indica generalmente relación o pertenencia; p. ej:
primaveral, prudencial. En sustantivos indica el lugar en el que abunda el primitivo;
p. ej.: cerezal, maizal.

-alla (del latín alia, terminación neutra plural de los adjetivos en -alis, o de
sustantivos neutros). Tiene valor entre colectivo y despectivo; p. ej.: clerigalla,
morralla.

-amen (del latín -amen). Aparece en sustantivos tomados del latín; p. ej.: dictamen
(de dictamen), examen (de examen). En sustantivos españoles derivados tiene
significado colectivo; p. ej.: maderamen, velamen.

-amenta. Forma sustantivos que significan conjunto; p. ej.: osamenta, palamenta.

-ango,-ga. Se usa con valor despectivo en sustantivos y adjetivos; p. ej.: bullanga,


maturrango.

-ano,-na (del latín -anus). Forma adjetivos que significan procedencia, pertenencia o
adscrpción; p. ej.: zaragozano, carmelitano.

-anza (del latín -antia). Forma sustantivos verbales que denotan acción y efecto; p.
ej.: crianza, mudanza. Puede denotar cualidad; p. ej.: semejanza. Indica persona o
cosa mediante la cual se realiza la acción; p. ej.: ordenanza, libranza.

-ar (del latín -aris). En los adjetivos significa condición o pertenencia; p. ej.: angular,
muscular. En los sustantivos indica el lugar en que abunda el primitivo; p. ej.: olivar,
yesar.

-ario,-ria (del latín arius). Forma adjetivos que indican relación con la base
derivativa; p. ej.: carcelario, fraccionario. Forma sustantivos que significan, entre
otras cosas, profesión; p. ej.: comisario, (del bajo latín commissarius, y este del latín
commissus, participio pasado de committere, cometer), empresario. Se refiere a la
persona a la que se cede algo; p. ej.: concesionario. Señala el lugar donde se guarda
lo significado por el primitivo; p. ej.: hostiario, relicario.

-astro,-tra. Forma sustantivos con significado despectivo; p. ej.: medicastro,


politicastro. A veces toma la forma -astre; p. ej.: pillastre.
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-atario,-ria (del latín atarius). Forma sustantivos procedentes del latín o derivados en
español de verbos de la primera conjugación. Denota la persona en cuyo favor se
realiza la acción; p. ej.: legatario (de legatarius), locatario (del locatarius),
destinatario.

-ato,-ta (del latín -atus o -atum). En algunos sustantivos masculinos indica dignidad,
cargo o jurisdicción; p. ej.: generalato, sultanato. Indica lugar; p. ej.: decanato,
orfanato; y también designa instituciones sociales; p. ej.: economato, sindicato. En
ciertos sustantivos masculinos y en otros femeninos, denota acción o efecto; p. ej.:
asesinato, caminata. Aplicado a nombres de animales, designa la cría; p. ej.: chivato,
jabato. En adjetivos significa cualidad; p. ej.: novata, pazguato.

-avo,-va. Se usa aplicado a numerales cardinales, para significar las partes iguales en
que se divide la unidad; p. ej.: dos diecisieteavos, la treceava parte.

-az. Sufijo de adjetivos que denotan cualidad, procedentes de voces latinas; p. ej.:
falaz (de fallax,-acis), veraz (de verax,-acis).

-azgo (del antiguo -adgo, y este del latín -aticus, aticum). Forma sustantivos que
designan dignidad o cargo; p. ej.: arciprestazgo, maestrazgo. Indica condición o
estado; p. ej.: liderazgo, noviazgo. Señala tributo; p. ej.: montazgo (del latín
montaticum, de mons, montis), portazgo (de portaticum, y este de porta, puerta).
Indica acción y efecto; p. ej.: hartazgo.

-azo,-za. Forma adjetivos y sustantivos. Tiene valor aumentativo; p. ej.: sueldazo.


Expresa sentido despectivo; p. ej.: huevazos. A veces significa golpe dado con lo
designado por la base derivativa; p. ej.: bastonazo. En algún caso señala el golpe
dado en lo significado por dicha base, como en costalazo. Significa, además, ruido
fuerte producido con lo designado por la base derivativa, como en cañonazo.
Significa acción brusca; p. ej.: cerrojazo. Puede tener valor afectivo, como en
padrazo.

-ble (del latín -bilis). Forma adjetivos casi siempre verbales. Indica posibilidad
pasiva, es decir, capacidad o actitud para recibir la acción del verbo. Si el verbo es de
la primera conjugación, el sufijo toma la forma -able; p. ej.: habitable, palpable. Si es
de la segunda o tercera, toma la forma -ible; p. ej.: abatible, temible. Los derivados
de verbos intransitivos o de sustantivos suelen tener valor activo; p. ej.: agradable,
servible.
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-ción (del latín -tio,-onis). El sufijo -ción forma sustantivos verbales que expresan
acción y efecto. El sufijo -ción, no precedido de vocal, figura en nombres
generalmente procedentes de latín; p. ej.: instrucción (de instructio,-onis), seducción
(de seductio,-onis). Los creados en español toman la forma -ación si el verbo del que
derivan es de la primera conjugación, y la forma -ición si es de la tercera; p. ej.:
plasmación, nutrición. El sufijo -ción y sus variantes (-ación, -ición) puden
significar, además, lugar: inspección (casa, despacho u oficina del inspector),
fundición. Las formas -sión y -tión figuran, igualmente, en nombres procedentes del
latín que expresan acción y efecto; p. ej.: impresión (de impressio,-onis), digestión
(de digestio,-onis). Repárese en la diferencia entre -ción y -sión: mientras que -ción
convive con formas en -to y en -tor (acción, de actio,-onis; acto, de actus; actor, de
actor,-oris), -sión coexiste con formas en -so, -sor, -sivo (agresión, de
aggressio,-onis; agresor, de aggressor,-oris; agresivo, de aggressus, participio pasivo
de aggredi, e -ivo; tensión, de tensio,-onis; tenso de tensus, participio pasivo de
tendere; tensor, de tensor,-oris).

-dad (del latín -tas,-atis). Significa cualidad en sustantivos abstractos derivados de


adjetivos. Si el adjetivo base es bisílabo, suele tomar la forma -edad; p. ej.:
brusquedad, hosquedad. También la toman los adjetivos terminados en -io; p. ej.:
notoriedad, obviedad. Si el adjetivo es de más de dos silabas toma, en general, la
forma -idad; p. ej.: agresividad, ampulosidad. La forma -dad aparece solo detrás de l
o n; p. ej.: desigualdad, mezquindad. Cuando -dad se aplica a adjetivos verbales en
-ble, se forman derivados terminados en -bilidad; p. ej.: adaptabilidad,
responsabilidad.

-dero,-ra (del latín torius). Forma sustantivos y adjetivos verbales. Aparece en la


formas -adero, -edero, -idero, según que el verbo base sea de la primera, la segunda o
la tercera conjugación; p. ej.: respiradero, comedero, sumidero. En los adjetivos
significa posibilidad y, a veces, necesidad; p. ej.: llevadero, perecedera. En los
sustantivos significa, por lo común, y preferentemente en forma masculina, lugar
donde se realiza la acción significada por el verbo base; p. ej.: apeadero, picadero.
Significa instrumento, generalmente en sustantivos femeninos; p. ej.: abrazadera,
calzadera. En la forma femenina plural denota, a veces, capacidad; p. ej.:
entendederas, tragaderas.

-dor,-ra (del latín -tor,-oris). Forma adjetivos y sustantivos verbales. Aparece en las
formas -ador, -edor, -idor, según que el verbo base sea de la primera, segunda o
tercera conjugación. Señala el agente; p. ej.: luchador, corredor. Indica instrumento;
p. ej.: rallador, exprimidor. Señala lugar; p. ej.: mirador, vestidor. Se usa para formar
derivados de sustantivos; p. ej.: viñador.
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-dura (del latín -tura). Forma sustantivos verbales. Toma las formas -adura, -edura,
-idura, según que el verbo base sea de la primera, segunda o tercera conjugación.
Significa acción y efecto; p. ej.: raspadura, metedura, henchidura. Denota el medio
o instrumento de la acción; p. ej.: cerradura, soldadura (material que sirve y está
preparado para soldar). Designa un conjunto; p. ej.: dentadura, nervadura (conjunto
de los nervios de una hoja).

-e. En sustantivos verbales significa acción y efecto; p. ej.: acuse (aviso del recibo de
una carta), roce.

-edo,-da (-edo, del latín -etum, y -eda, del latín -eta, plural de etum). Forma
sustantivos colectivos, en general derivados de nombres de árboles o plantas, y
designa el lugar en que abunda el primitivo; p. ej.: arboleda, hayedo (del dialectal
haedo, y este del latín fagetum, influido por haya < /materia/ fagea).

-enco,-ca. Se usa en gentilicios y otros adjetivos que significan pertenencia, relación


o semejanza; p. ej.: ibicenco, pastenco (de pasto). A veces se usa en sentido
despectivo: zopenco. (de zopo).

-ejo,-ja (del latín -iculus). Tiene valor diminutivo y despectivo, en sustantivos y


adjetivos; p. ej.: caballejo, calleja.

-ento,-ta. En adjetivos, indica estado físico o condición. Aparece más frecuentemente


en la forma -iento; p. ej.: avariento, mugriento, harapiento. En adjetivos denota
aproximación o semejanza; p. ej.: amarillento.

-eno,-na (del latín -enus). En adjetivos indica procedencia, pertenencia o relación; p.


ej.: esloveno, nazareno. Expresa semejanza; p. ej.: moreno. Forma también
numerales ordinales; p. ej.: noveno, treinteno. Con la terminación femenina, forma
sustantivos colectivos; p. ej.: treintena, cuarentena.

-eño,-ña (del latín -ineus). Forma adjetivos, a veces convertidos en sustantivos, de


variados significados, como hecho de; p. ej.: barreño, esparteña; semejante a; p. ej.:
aguileño, marfileño; natural de; p. ej.: alcarreño, madrileño; perteneciente a o
relacionado con; p. ej.: marceño, navideño.

-ense (del latín -ensis). En gentilicios y otros adjetivos de resonancias latinas,


significa relación o pertenencia; p. ej.: melillense, trapense.
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-ería. En sustantivos no heredados del latín, significa pluralidad o colectividad; p. ej.:


avería (conjunto de aves de corral), chiquillería. Indica condición moral, casi siempre
de signo peyorativo; p. ej.: altanería, vaguería. Señala oficio o local donde se ejerce;
p. ej.: peluquería, zapatería. Significa acción o dicho; p. ej.: golfería, majadería.

-ero,-ra (del latín arius). En sustantivos, indica oficio, ocupación, profesión o cargo;
p. ej.: jardinero, sombrerero. Designa utensilios, muebles; p. ej.: candelero,
escobero. Significa lugar donde abunda o se deposita algo; p. ej.: cenicero,
estercolero. Se refiere a árboles frutales; p. ej.: duraznero, limonero. Forma
sustantivos femeninos que significan cualidad o estado; p. ej.: flojera, tiritera. En
adjetivos significa, en general, carácter o condición moral; p. ej.: justiciero,
pendenciero. También forma gentilicios; p. ej.: habanero, santiaguero.

-és, sa (forma vulgar equivalente a -ense). Forma adjetivos gentilicios; p. ej.:


barcelonesa, cordobés.

-érrimo,-ma. Variante de -ísimo,-ma, se presenta, fosilizado, en la formación


superlativa de determinados adjetivos de carácter culto; p. ej.: acérrimo (del
superlativo de acre, en latín acerrimus), pulquérrimo (del latín pulcherrimus).

-ete,-ta (-ete, del francés -et, y -eta, del francés -ette). Se usa para formar
diminutivos, despectivos u otras palabras de valor afectivo, a veces de manera no
muy explícita, a partir de adjetivos y sustantivos; p. ej.: sordete, caballerete. Muchas
palabras han perdido dichos valores; p. ej.: caballete, soplete. Y no pocos sustantivos
vienen directamente del francés; p. ej.: corchete (de crochet, ganchillo), gollete (de
goulet, paso estrecho). En ciertos casos, toma la forma -cete; p. ej.: galancete.

-ez. Como sufijo tónico, y en sustantivos abstractos femeninos, designa la cualidad


expresada por el adjetivo del que deriva; p. ej.: insulsez, redondez. Como sufijo
átono, forma patronímicos; p. ej.: López, Sánchez.

-eza. En sustantivos abstractos femeninos designa la cualidad expresada por el


adjetivo del que deriva; p. ej.: dureza, tristeza.

-ezno,-na (del latín -icinus). Forma sustantivos con valor diminutivo; p. ej.: rodezno
(del latín roticinus, de rota, rueda), torrezno. Se aplica a nombres de animales para
construir otros sustantivos, frecuentemente con valor diminutivo, que designan la
cría; p. ej.: lobezno, pavezno. Forma algún adjetivo con la idea de pertenencia o
relación; p. ej.: viborezno.

-í. Sufijo de adjetivos derivados de nombres propios. Significa perteneciente o


relativo a; p. ej.: alfonsí. Forma adjetivos gentilicios; p. ej.: ceutí, saudí.
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-ía. Forma sustantivos derivados de adjetivos. Suele indicar situación (lejanía),


estado de ánimo (p. ej.: alegría, valentía), cualiad moral (p. ej.: gallardía, vaguería),
condición social (p. ej.: villanía). Los derivados de adjetivos en -ero significan
frecuentemente hecho o dicho descalificable o acto o actitud propia de; p. ej.:
bobería, trapacería. Los derivados de sustantivos expresan, en general, dignidad,
jurisdicción, oficio o lugar donde se ejerce; p. ej.: señoría, secretaría. Entre estos,
algunos derivan de nombres apelativos de persona en -ero o en -dor, -(s)or, -(t)or;
p. ej.: carnicería, procuraduría, provisoría, consultoría. Cuando se añade a nombres
en -dor, la o suele cambiarse en -u; p. ej.: contaduría, teneduría.

-icio,-cia (del latín -itius o -icius). Aparece en adjetivos. Suele significar


perteneciente a o relacionado con; p. ej.: catedralicio, vitalicio. Aparece también en
algunos sustantivos con el significado de acción intensa o insistente; p. ej.: bullicio,
estropicio.

-ico,-ca. Tiene valor diminutivo o afectivo; p. ej.: momentico, hijico. A veces toma las
formas -cico, -ecico, -ececico; p. ej.: calorcico, jovencica; lucecica, porchecico;
piececico. Es, asimismo, un sufijo átono propio de adjetivos procedentes del latín; p.
ej.: cómico (del latín comicus, y este del griego "komikós"), práctico (del latín
practicus, y este del griego "praktikós").

-ida. Forma sustantivos derivados de verbos de la segunda y tercera conjugación, que


generalmente significan acción y efecto; p. ej.: desmentida, sacudida.

-ido,-da. Aparece en adjetivos y sustantivos derivados de sustantivos y de verbos de


la segunda o de la tercera conjugación. Puede significar acción y efecto; p. ej.:
recorrido, tendido. Forma adjetivos de cualidad; p. ej.: descolorido, florida. Forma
nombres que significan sonidos; p. ej.: chasquido, chirrido.

-iego,-ga. Forma adjetivos, y a veces toma la forma -ego. Suele indicar relación,
pertenencia u origen; p. ej.: palaciego, solariego, manchego. Ambas formas pueden
aparecer también en algún sustantivo; p. ej.: labriego, borrego.

-ijo,-ja (del latín -iculus). Se usa para formar despectivos y diminutivos a partir de
nombres; p. ej.: enredijo, lagartija. Forma también sustantivos derivados de verbos
con el significado de acción o efecto; p. ej.: amasijo. E igualmente con el significado
de lugar; p. ej.: escondrijo.

-il (del latín -ilis). Forma adjetivos que suelen indicar relación o pertenencia; p. ej.:
becerril, mujeril. Forma sustanmtiuvos que tienen a veces valor diminutivo; p. ej.:
tamboril, toril.
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-illo,-lla. Tiene valor diminutivo o afectivo; p. ej.: librillo, chiquilla. Aunque no todos
los sustantivos formafos con este sufijo tienen auténtico valor diminutivo, suelen
aproximarse a él; p. ej.: cepillo -con relación a cepo-, palillo -con relación a palo-. A
veces toma las formas -cillo, -ecillo, -ececillo; p. ej.: carboncillo, jardíncillo;
navecilla, redecilla; piececillo.

-ín,-na. Forma diminutivos y despectivos a partir de adjetivos y nombres; p. ej.:


papelín, pequeñín, monín. Se usa, a partir de infinitivos, para denotar agente; p. ej.:
danzarín, saltarín. En algunos casos forma gentilicios; p. ej.: mallorquín, menorquín.

-ina. Forma sustantivos femeninos que indican acción súbita y violenta; p. ej.:
azotaina, sarracina. Forma sustantivos de carácter diminutivo; p. ej.: culebrina.

-íneo,-a (del latín -ineus). Forma adjetivos que indican semejanza, procedencia o
participación; p. ej.: broncíneo.

-ino,-na (del latín -inus). En adjetivos, indica pertenencia o relación; p. ej.: marino,
porcino. Designa materia o semejanza; p. ej.: ambarino, cristalino. Forma
gentilicios: bilbaíno, salmantino. En los sustantivos suele tener valor diminutivo; p.
ej.: lechuguino, neblina. (Presenta la variante -iño,-ña; p. ej.: basquiña -de vasco-,
corpiño -del diminutivo desusado de cuerpo-).

-ísimo,-ma (del latín -issimus). Se usa para formar el grado superlativo de adjetivos y
de algunos adverbios: altísimo, tristísimo, cerquísima, tardísimo.

-ista. Se usa en adjetivos que habitualmente se sustantivan, y suelen significar


partidario de o inclinado a lo que expresa el mismo lexema con el sufijo -ismo; p.
ej.: estajanovista/estajanovismo, estalinista/estalinismo. Forma sustantivos que
designan generalmente a la persona que tiene determinada ocupación, profesión u
oficio; p. ej.: alpinista, electricista. (Los sustantivos formados con el sufijo -ista son
comunes en cuanto al género, y aluden por tanto, y de forma indistinta, a personas de
sexo masculino y femenino; p. ej.: el/la pianista. El DRAE recoge, no obstante, el
sustantivo modisto, que designa al hombre que tiene por oficio hacer prendas de
vestir).

-itis (del griego "-ítis"). Significa inflamación; p. ej.: espondilitis, pericarditis.

-ita. Forma adjetivos gentilicios; p. ej.: israelita, moscovita.

-ito,-ta (del latín vulgar -ittus). Tiene valor diminutivo o afectivo; p. ej.: paquetito,
corderito. En ciertos casos toma las formas -cito, -ecito, -ececito; p. ej.: colorcito,
amorcito; florecita, lengüecita; piececito.
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-ío,-a. Forma adjetivos derivados de adjetivos o nombres; p. ej.: bravío, sombrío.


Algunos adjetivos se refieren a la agricultura o la ganadería; p. ej.: plantío, cabrío.
Forma sustantivos que suelen tener valor colectivo o intensivo; p. ej.: gentío, trapío.

-ismo (del latín -ismus, y este del griego "-ismós"). Forma sustantivos que suelen
significar doctrinas, sistemas, escuelas o movimientos; p. ej.: tomismo,
vanguardismo. Indica actitudes; p. ej.: fatalismo, revanchismo. Designa actividades
deportivas; p. ej.: motorismo, piragüismo.

-ivo,-va (del latín -ivus). Forma adjetivos y algunos sustantivos, cuya base derivativa
suele ser un participio o un sustantivo latinos y, a veces, un sustantivo español. Puede
significar capacidad para lo significado por la base o inclinación a ello; p. ej.:
educativo, nutritivo. Indica disposición para recibir lo significado por la base o
situación de haberlo recibido; p. ej.: adoptivo (del latín adoptivus), receptivo (de
receptum, supino de recipere, recibir). Entre los sustantivos, algunos indican cargos o
profesiones; p. ej.: directivo (de directo, y este del latín directus, participio pasado de
dirigere, dirigir), ejecutivo (del latín exsecutus, participio pasivo de exsequi,
consumar, cumplir). Existen también algunos sustantivos en -iva; p. ej.: expectativa
(del latín exspectatum, mirado, visto), retentiva (del latín retentum, supino de
retinere, retener) Por analogía con los muchos adjetivos que, formados con el sufijo
-ivo, terminan en -ativo o en -itivo, se han formado otros, considerando estas
terminaciones como nuevos sufijos; p. ej.: defensivo, depurativo.

-iz. Forma patronímicos; p. ej.: Muñiz, Ortiz.

-izo,-za. Forma adjetivos derivados de adjetivos, que suelen denotar semejanza o


propensión; p. ej.: rojizo, enfermiza. Los derivados de sustantivos indican posesión de
lo significado por el positivo o de sus cualidades; p. ej.: pajizo, plomizo. Los
derivados de participios indican propensión a ejecutar, causar o recibir la acción del
verbo primitivo; p. ej.: asustadizo, huidizo. Los derivados de participios en -ido
suelen cambiar la i en e; p. ej.: caedizo, movedizo. A veces aparece en sustantivos que
suelen designar lugar; p. ej.: cobertizo, porqueriza.

-miento (del latín -mentum). En los sustantivos verbales suele significar acción y
efecto. Toma las formas -amiento e -imiento; p. ej.: acatamiento, ahogamiento,
consentimiento. , sobreseimiento.

-ncia (de latín -ntia). Forma sustantivos femeninos abstractos que suelen significar
acción y efecto. Toma la forma -ancia, cuando la base derivativa termina en -ante; p.
ej.: beligerancia (de beligerante); y -encia, cuando termina en en -ente o -iente; p.
ej.: concurrencia (de concurrente), dependencia (de dependiente). También forma
sustantivos que expresan cualidad; p. ej.: extravagancia, importancia, contundencia,
evanescencia.
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-nte. Forma adjetivos verbales, llamados tradicionalmente participios activos. Toma


la forma -ante cuando el verbo base es de la primera conjugación, -ente o -iente, si es
de la segunda o tercera. Significa que ejecuta la acción expresada por la base; p. ej.:
acompañante, adherente, complaciente. Muchos de estos adjetivos suelen
sustantivarse, y algunos se han lexicalizado como sustantivos y han generado, a
veces, una forma femenina en -nta; p. ej.: penitente, sirvienta.

-o. En sustantivos verbales significa acción y efecto; p. ej.: amago, canto.

-ón,-na. Forma sustantivos y adjetivos, derivados de sustantivos, adjetivos y verbos,


de valor aumentativo, intensivo o expresivo; p. ej.: hombrón, grandón. Si se une a
voces que designan partes del cuerpo, forma aumentativos que denotan abundancia;
p. ej.: bocón (= bocudo), cabezón (= cabezudo), patón (= patudo). Forma también
despectivos; p. ej.: sobón, respondona; y, asimismo, sustantivos de acción o efecto,
que suelen denotar algo repentino o violento; p. ej.: empellón, tirón. Forma adjetivos
que indican, humorísticamente, privación de lo designado por la base; p. ej.: pelona,
rabón. Forma derivados numerales, que significan edad; p. ej.: cincuentón, setentón.
Muchas veces hay cambio del género femenino de la base; p. ej.: cajón, listón. Otras,
además, se produce cambio semántico; p. ej.: faldón, telón.

-or (del latín -or,-oris). Forma sustantivos abstractos masculinos, en gran parte
generados ya en latín; p. ej.: fulgor (de fulgor,-oris), pudor (de pudor,-oris). Algunos
se han formado en español, a partir de adjetivos o verbos; p. ej.: amargor, verdor.
Puede significar acción y efecto; p. ej.: hervor.

-or,-ra (del latín -or,-oris). En sustantivos y adjetivos verbales significa agente.


Aparece en palabras derivadas del latín; p. ej.: factor (de factor,-oris), rector (de
rector,-oris). Y en otras creadas en español; p. ej.: proveedor, supervisor.

-oso,-sa (del latín -osus). Forma adjetivos derivados de sustantivos. Denota, en


general, abundancia de lo significado por la base; p. ej.: aceitoso, nuboso. Aparece en
adjetivos derivados de sustantivos o de verbos. Tiene significado activo; p. ej.:
perezoso, quejoso. Forma adjetivos derivados de adjetivos. Puede atenuar o
intensificar el significado del primitivo; p. ej.: alevoso, verdoso.

-ota. Forma adjetivos gentilicios; p. ej.: cairota, chipriota.

-ote,-ta. Forma aumentativos y despectivos a partir de adjetivos y nombres; p. ej.:


bobote, amigote.

-rro,-rra. Se usa con valor diminutivo y despectivo. Toma las formas -arro, -orro,
-orrio; p. ej.: guitarro, vidorra, tintorro, aldeorrio.
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-sco,-ca, <-asco, -esco, -isco, -izco, -usco, -uzco>. En adjetivos indica relación o
pertenencia y a veces tiene matiz despectivo; p. ej.: bergamasco, novelesco, morisca;
carnavalesco, pardisco, blanquizco, verdusco; blancuzco. En los sustantivos tiene, a
veces, valor aumentativo; p. ej.: peñasco, ventisca. Otras veces tiene valor colectivo;
p. ej.: hojarasca, soldadesca.

-sor,-ra. En adjetivos y en sustantivos -generalmente procedentes del latín-, indica


agente; p. ej.: impulsor (de impulsor,-oris), transgresor (de transgressor,-oris);
impresor, revisor.

-tor,-ra. En adjetivos y en sustantivos -generalmente procedentes del latín-, indica


agente; p. ej.: director (de director,-oris), traductor (de traductor,-oris); conector,
extintor.

-torio,-ria (del latín -torius). Forma adjetivos y sustantivos verbales. Toma la forma -
atorio si el verbo base es de la primera conjugación, e -itorio si es de la tercera. Los
adjetivos denotan relación con la acción del verbo base; p. ej.: exculpatorio,
definitoria. Los sustantivos suelen significar lugar; p. ej.: sanatorio, paritorio.
También indican acción o efecto: velatorio, escapatoria.

-ucho,-cha. Se usa para formar despectivos a partir de adjetivos y nombres; p. ej.:


feúcho, casucha. Puede usarse, igualmente, con valores atenuativos; p. ej.:
paliducho, flacucho.

-uco,-ca. Se usa para formar diminutivos y despectivos a partir de adjetivos y


nombres; p. ej.: tierruca, mujeruca.

-udo,-da (del latín -utus). En adjetivos derivados de sustantivos, indica abundancia,


gran tamaño, o bien intensidad de lo significado por el lexema; p. ej.: bocudo,
patudo, corajudo, lanudo.

-uelo,-la (del latín -olus). Sufijo diminutivo; p. ej.: brazuelo, hojuela. A veces toma
las formas -zuelo, -ezuelo, -ecezuelo; p. ej.: amorzuelo, jovenzuelo; huesezuelo,
portezuela; piecezuelo. Algunas palabras formadas con estos sufijos tienen valor
despectivo; p. ej.: locuelo, mujerzuela. En otras se ha perdido todo valor diminutivo;
p. ej.: hoyuelo, pañuelo.

-ujo,-ja. Se usa para formar despectivos y diminutivos a partir de nombres y


adjetivos; p. ej.: granuja, blandujo.
-umbre. Forma sustantivos que significan cualidad, algunos de los cuales proceden
del latín; p. ej.: mansedumbre (de mansuetudo,-inis). Otros se han formado en
español; p. ej.: reciedumbre. Forma sustantivos que significan colectividad; p. ej.:
muchedumbre (de multitudo,-inis).

-ura (del latín -ura). Forma sustantivos derivados de verbos, de participios pasivos o
de adjetivos; p. ej.: soltura, amargura. Los derivados de verbos o de participios
pasivos pueden significar cosas concretas; p. ej.: probatura, montura. Los derivados
de adjetivos suelen denotar la cualidad relacionada con la palabra de la que derivan;
p. ej.: dulzura, ternura.

-uzo,-za. Se usa para formar despectivos a partir de nombres; p. ej.: pajuzo, carnuza.
Apéndice. Combinaciones de sufijos

Estas son algunas de las combinaciones más usuales entre sufijos:

• -acho se combina con -ar; p. ej.: dicharacho, vivaracho.


• -aco se combina con -arro; p. ej.: pajarraco, tiparraco.
• -ada se combina con -ar (pomarada -sitio poblado de manzanos-, derivado de
pomar, y este de poma, que deriva, a su vez del latín poma, plural neutro de
pomum) y con -arro (nubarrado/nubado -golpe abundante de agua que cae de
una nube en lugar determinado, a distinción de la lluvia general-).
• -ajo se combina con -ar (espumajaro) y -arro (pintarrajo).
• -al se combina con -azo (lodazal), -izo (barrizal), -orro (matorral).
• -az, combinado con -(ar)io, origina el sufijo -araz; p. ej.: lenguaraz, montaraz.
• -azo se combina con -ón (aguzonazo: hurgonazo, golpe dado con el hurgón
-estoque-; encontronazo) y con -ote (manotazo).
• -edo se combina con -al (nocedal) y con -ar, denonando abundancia
(polvareda).
• -eno se combina con -ar; p. ej.: centenar.
• -ero se combina con -ajo (vinajera), -azo (aguacero), -ando (curandero) y con
-endo (barrendero).
• -ín se combina con -ete (cafetín), -ello (faldellín), -ito (chiquitín), -acho
(matachín), -ancho (parlanchín) y con -ante (labrantín).
• -ino,-na se combina con -es; p. ej.: campesino, montesino.
• -ío se combina con -ero; p. ej.: caserío.
• -ón se combina con -acho (corpachón), -ajo (migajón), -arro (que añade al
valor aumentativo la idea accesoria de desprecio o desagrado; p. ej.: vozarrón),
-ejo (callejón), -ero (caserón), -ete (mocetón), -ullo (grandullón) y con -urro
(santurrón). Combinado con -astre y -astro, toma la forma -astrón (pillastrón,
zorrastrón).
• -uco se combina con -ar; p. ej.: abejaruco.

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