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¿Cómo manejar el duelo por pérdidas sentimentales, de un ser

querido o malas noticias?

Vivir impone a cada persona una cuota de sufrimiento derivado de las pérdidas afectivas, las cuales son
experiencias únicas pero comunes a todos los seres humanos: son comunes porque toda persona
experimenta separación de relaciones afectivas significativas en la vida y al mismo tiempo son únicas porque
cada sujeto tiene una historia particular en cuanto al contacto y vivencia de estas pérdidas.
Las pérdidas como experiencia normativa
Las pérdidas afectivas desempeñan un papel importante en el desarrollo humano. Se inician desde el
nacimiento con la separación brusca que sufre el infante de su madre. El cambio de aquel ambiente uterino
cálido, por uno nuevo y desconocido marca el comienzo de múltiples adaptaciones a lo largo de la vida.
¿Qué tipo de pérdidas existen durante el ciclo vital?
Son numerosas las experiencias de pérdida a lo largo de la vida. Por ejemplo: la caída de los dientes, la
llegada de la menstruación para las niñas, la primera ruptura amorosa, divorcio, el nido vacío que es cuando
los hijos dejan la casa paterna para hacer su propia vida, presenciar el envejecimiento del cuerpo, sobrevivir a
una enfermedad como el cáncer.
¿Qué significa duelo?
Según lo planteó Freud, el duelo es el trabajo que debe hacer una persona que ha perdido a un ser querido o
una abstracción equivalente como un ideal, la libertad, la patria, la honra, entre otras. Es por esto que existen
pérdidas por la muerte de un ser querido y otras pérdidas que no son perceptibles externamente, cuya
naturaleza es de orden psicosocial como por ejemplo el divorcio, la salud, el secuestro, el encarcelamiento, la
pérdida del empleo, una pérdida económica, la posición social, entre muchas otras. Proporcional a la
intensidad, importancia e intimidad que posea cada relación para alguien, será el efecto psicológico de su
pérdida. La cantidad de dolor psicológico que experimenta cada persona no se corresponde con la
consanguinidad ni con los lazos sociales. Esto explica como, por ejemplo, para una persona la pérdida de una
mascota puede ser más significativa que la pérdida de un familiar.
La elaboración de un duelo es la tarea que emprende quien enfrenta la pérdida afectiva para aprender a vivir
en el mundo sin aquello que perdió. Es un proceso activo, donde el doliente tiene responsabilidad en su propio
proceso a diferencia de una postura pasiva que anteriormente se creía que era lo natural. Elaborar un duelo
implica no sólo un proceso de reaprender el mundo, sino a nosotros mismos también.

¿Qué es el camino del duelo?


La palabra duelo significa varias cosas al mismo tiempo. Por un lado es la sensación de haber perdido algo
valioso, pero también comprende las respuestas físicas, emocionales y espirituales que se siguen a la pérdida
y además el trabajo psicológico para lograr desligarse de alguien o algo que ya no está. No existen etapas
claramente definidas en el tiempo que todos los dolientes deban cumplir. Sin embargo se puede hablar de tres
momentos:
1. Choque: Es la primera reacción ante una noticia devastadora. Es por momentos, creer que las cosas no están
sucediendo, que no son reales. Es como si no se lograra conectar la reacción emocional con las demás
esferas del funcionamiento global y se actúa como en “automático”. En tanto más intempestivo e inesperado
el acontecimiento doloroso, más prolongado este primer momento del duelo.

2. Enfrentando la ausencia: En esta fase se hace clara la ausencia y la pérdida de lo querido. Todo se recuerda,
se experimenta un sentimiento de agonía, de dolor en el alma, con respuestas físicas como llanto, sensación
de opresión torácica y vacío. La preocupación por lo perdido puede ser permanente, casi obsesiva. Los
recuerdos de lo vivido, con imágenes que invaden la mente, el sentimiento de no ser el mismo de antes y de
no ser capaz de recuperarse son frecuentes.

3. Reorganización y restablecimiento: Todo duelo debidamente elaborado debe llegar a un final. Este final no es
sinónimo de olvido sino de un momento en el cual se alcanza un nivel de elaboración que permite de nuevo
experimentar alegría, interés por las cosas de la vida cotidiana y con posibilidad de construir el futuro con
esperanza.
¿Cómo es un duelo normal?
Un duelo normal es aquel en el cual la persona logra vivir la tristeza de la pérdida y con el tiempo recuperarse
y continuar con su vida de cara al futuro, siendo capaz de vincularse afectivamente con nuevas relaciones y
proyectos.

¿Cuáles son los comportamientos normales en un duelo?


La lista de comportamientos normales en un duelo es extensa y variada. Estas conductas se pueden describir
en cuatro categorías generales: a) sentimientos; b) sensaciones físicas; c) pensamientos y d) conductas.
a) Sentimientos
 Tristeza: es el sentimiento más común encontrado en las personas en duelo y es de sencilla comprensión.
No siempre tiene que exteriorarse a través del llanto aunque éste es frecuente, principalmente en las
mujeres.
 Enfado: se experimenta con mucha frecuencia después de una pérdida. Puede ser uno de los
sentimientos más desconcertantes para la persona que experimenta la pérdida y de él pueden surgir
muchos de los problemas del proceso del duelo. El enfado proviene de dos fuentes: la primera de ellas es
la sensación de frustración ante el hecho de que no había nada que se pudiera hacer para evitar la
pérdida y la segunda del sentimiento de desamparo y de incapacidad de existir sin lo perdido. En algunas
ocasiones el enfado se dirige hacia otra persona y se le culpa de lo ocurrido. Esto es común en nuestro
medio donde tantas pérdidas y duelos son debido a la violencia. Por esto es muy importante trabajar en
este sentimiento porque una de las dificultades más peligrosas del enfado es dirigirlo hacia otros o hacia
uno mismo generando, incluso, conductas de suicidio.
 Culpa y reproches personales: La culpa y los reproches son frecuentes y se experimentan tanto por acción
como por omisión, esto es, por lo que se hizo o no se hizo, por lo que se dijo o no se dijo, por cómo se
comportó o no se comportó con lo perdido.
 Ansiedad: esta puede oscilar desde una ligera sensación de inseguridad hasta ataques de pánico.
 Otros sentimientos frecuentes son la soledad, el alivio, y la emancipación.
b) Sensaciones físicas: Son numerosas y muchas veces son pasadas por alto, pero tienen un papel
importante en el proceso del duelo, pues es la forma como el cuerpo expresa lo que se vive. A veces estas
sensaciones físicas son causa de preocupación y hacen que las personas vayan al médico.
 Vacío en el estómago
 Opresión en el pecho
 Opresión en la garganta
 Hipersensibilidad al ruido
 Sensación de despersonalización: “camino calle abajo y nada parece real, ni siquiera yo”
 Sensación de falta de aire
 Debilidad muscular
 Sensación de falta de energía
 Sequedad de boca
c) Pensamientos: Existen diversos patrones de pensamientos diferentes que marcan la experiencia del duelo.
Ciertos pensamientos son normales en las primeras fases del duelo y generalmente desaparecen después de
un breve tiempo. Pero a veces persisten y aparecen sentimientos que pueden terminar en una depresión o un
problema de ansiedad.
 Incredulidad: suele ser el primer pensamiento, especialmente cuando la pérdida es súbita. La persona se
dirá a sí misma: “sigo esperando que alguien me despierte y me diga que estoy soñando”.
 Confusión: muchas personas que sufren una pérdida reciente dicen que su pensamiento es muy confuso,
que no logran ordenar sus ideas, que tienen dificultad para concentrarse o que olvidan las cosas.
 Preocupación: a menudo los pensamientos se tornan obsesivos, con dudas que no se lograrán ya resolver
o con imágenes de dolor, sufrimiento o agonía.
 Sensación de presencia: la persona en duelo puede pensar que el ser que ha perdido aún está cerca. En
una dimensión no conocida pero existente.
d) Conductas: Existen ciertas conductas que se asocian a los duelos normales, como trastornos del sueño y
del apetito o distracciones y aislamiento social.

¿Por qué un duelo es diferente de otro?


Los factores que determinan las características de un duelo son numerosos y variables de acuerdo con la
pérdida. Algunos de los determinantes más importantes del duelo son las siguientes categorías:
a) Quién era la persona: si se quiere entender cómo responderá alguien a una pérdida se tiene que saber
algo de lo perdido.
b) La naturaleza del apego: no sólo se necesita saber quién era la persona, sino también cuál era la
naturaleza del apego. Esto incluiría saber algo de:
 La fuerza del apego: la ansiedad del duelo está determinada por la intensidad del amor.
 La seguridad del apego: ¿qué tanto dependía de la persona perdida la sensación de bienestar del
superviviente?, ¿la persona perdida era esencial para su sentido de autoestima?
 La ambivalencia en la relación: En cualquier relación íntima coexisten sentimientos negativos.
Normalmente los sentimientos positivos sobrepasan con diferencia a los negativos, pero en el caso de una
relación muy ambivalente en la que los sentimientos negativos son proporcionalmente iguales, habrá una
reacción emocional más difícil en el duelo. Con frecuencia en una relación ambivalente existe gran culpa
expresada muchas veces a través de frases como: “¿hice lo suficiente?”
 Los conflictos con el fallecido: son también determinantes en la respuesta frente a un duelo. Esto se
refiere no sólo a los conflictos cercanos al momento de la muerte sino a una historia de conflictos. Son de
particular interés los conflictos que provienen de abuso físico o sexual a una edad temprana.
 Tipo de muerte: el saber cómo murió la persona, nos dirá algo sobre cómo podrá elaborar el duelo el
superviviente. Las muertes son de cuatro tipos: naturales, accidentales, suicidio y homicidio. Resulta de
fácil comprensión el hecho de que es más difícil elaborar una muerte por suicidio, homicidio y accidental
que una muerte natural.
 Antecedentes históricos de quien elabora el duelo: para predecir cómo va a elaborar el duelo una persona,
se debe saber cómo ha afrontado otras pérdidas y elaborado otros duelos en su vida. Es importante
conocer la historia de salud mental de la persona pues es más frecuente que aquellas personas que han
padecido depresiones anteriormente sufran más elaborando el duelo y tengan el riesgo de desencadenar
un nuevo episodio depresivo.
 Variables de personalidad: resulta de gran importancia considerar la personalidad de quien debe elaborar
el duelo.
 Variables sociales: el grado de apoyo emocional y social que se puede recibir de las personas que lo
rodean es muy significativo en el proceso de duelo.
 Creencias religiosas y rituales practicados: la fe tiene la capacidad de resignificar todas las cosas de la
vida, incluidas las pérdidas y los duelos.
 Otro tipo de estrés simultáneo: puede aparecer gran desorganización a nivel personal y familiar, por
ejemplo, de tipo económico con la pérdida del proveedor principal.

¿Cuáles son los duelos específicos más frecuentes?


La muerte de los padres es una de las pérdidas más comunes para todas las personas. Dependiendo de la
edad del padre y de su situación general de salud, es más o menos esperable, no contradice las leyes de la
naturaleza y puede ser vivida como un alivio para ese padre que sufre y tiene pobre calidad de vida. Sin
embargo, a pesar de lo lógico que puede parecer la muerte de un padre anciano representa un dolor profundo
para cualquier persona.
La muerte de un hijo puede ser entendida como una experiencia de extremo dolor. Ejemplifica la expresión “se
me parte el alma”. Su real significado puede ser difícil de entender y debemos partir del hecho de que es un
absurdo el que un hijo muera primero que los padres.
La muerte de la pareja constituye una de las experiencias más dolorosas y amenazantes para la estabilidad
emocional de cualquier mujer. Cuando fallece el cónyuge se deben afrontar numerosas pérdidas tangibles
como la seguridad económica, la compañía sexual y otras simbólicas como la fuente de seguridad,
autoestima, estatus social, compañía, entre otras.
La desaparición de un ser querido exige lo que se conoce como duelo sin rito. Debemos decir que la
desaparición es un mecanismo de violencia y de profundo dolor psíquico para aquellos que se ven sometidos
a él. La desaparición forzada rompe con una necesidad milenaria del hombre: el ritual funerario, el acto
simbólico que logra la separación entre vivos y difuntos permitiendo dar inicio al trabajo de elaboración del
duelo. Con la desaparición no se logra verificar, asegurar la pérdida del ser amado, no se puede testificar
porque no hay un cadáver o algún elemento que confronte al sujeto con la pérdida real. La ausencia del ritual
funerario no le permite al deudo acceder plenamente a la elaboración del duelo. Otros ejemplos de duelo sin
rito son los generados por accidentes naturales o aéreos, secuestro y asesinato sin recuperación del cuerpo,
donde el elemento común es la imposibilidad de recuperar el cadáver que permite el ritual y simbolizar la
muerte.
El autoduelo es una forma especial de duelo anticipado: el de uno por sí mismo cuando sabe que va a morir
por una enfermedad y dispone de tiempo suficiente para experimentar este proceso de estar muriendo. En el
mundo actual donde el diagnóstico médico trae consigo pronósticos cada vez más precisos y donde las
medidas terapéuticas permiten dilatar progresivamente la vida ante una enfermedad mortal, el autoduelo es
una situación frecuente y de gran importancia. Se trata para algunos de una difícil tarea: enfrentar un
pronóstico fatal que puede sentirse como una sentencia de muerte sin fecha precisa.

¿Cómo se sabe si un duelo se está elaborando de forma adecuada?


Para saber si un duelo está progresando adecuadamente o si existen signos que hagan suponer un duelo
enfermizo o problemático se debe tener en consideración una variable esencial: el tiempo. Muchas cosas que
son normales en los primeros días y semanas luego de que ocurra la pérdida deben ir mejorando o
desapareciendo en el paso del tiempo. No es posible además determinar cuánto tiempo le va a tomar a una
persona elaborar un duelo. En una misma familia se puede observar claramente estas diferencias.
Posiblemente lo más importante es que cada persona vaya a su propio ritmo sin quedarse “estancado” en una
etapa y que alcance los siguientes logros:
 Aceptar la realidad de la pérdida
 Experimentar el dolor de la misma
 Adaptarse a la nueva vida sin lo perdido
 Ser capaz de continuar con la vida, construyendo de forma esperanzada el futuro
¿Qué recomendaciones se le puede dar a quien experimenta una pérdida y vive un duelo?
 Evite imponerse una actitud de gran fortaleza
 Evite tomar decisiones importantes
 Evite involucrarse en relaciones amorosas rápidamente
 Evite dejar intactos los objetos y pertenencias de quien falleció
 Evite idealizarlo y construirle “altares”
 Evite recurrir a medicamentos o sedantes sin prescripción médica para estar tranquilo o “calmado”
 Evite aislarse de su núcleo familiar o de amigos
 Evite refugiarse en la bebida, cigarrillo, drogas o en el juego

Conclusión
Las pérdidas afectivas y los duelos son experiencias comunes a todos los seres humanos. Estas experiencias
aunque dolorosas tiene la posibilidad de dar una nueva perspectiva a la vida y permiten descubrir lo
verdaderamente importante y valioso de ella. Sufrir parece ser un ingrediente necesario en el ejercicio de vivir.
Lograr adecuada adaptación e integración de estas pérdidas y duelos dentro del ciclo vital es una necesidad
de todos los seres humanos.

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