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Siendo la persona un ser humano integral, cuando enferma lo hace del mismo
modo. Con la enfermedad todos los procesos y componentes del ser humano se
observan alterados y cada uno de ellos demanda particular atención.
Síntoma y enfermedad
Sin embargo, la enfermedad genera síntomas físicos específicos como el dolor y
la disnea (sensación de ahogamiento); síntomas psicoemocionales como miedo,
ansiedad, ira, depresión; necesidades espirituales como sentimientos de culpa, de
perdón, de paz interior; y demandas sociales como consideración, reconocimiento
y no abandono.
El síntoma es percepción subjetiva que el paciente tiene de un estado anómalo que
reconoce como patología o enfermedad.
La experiencia de la enfermedad
La experiencia de enfermedad es la vivencia de un proceso que implica cambios o
modificaciones de un estado previo reconocido como saludable.
Se divide en cinco etapas:
Fase I, la experiencia el síntoma.
Fase II, reconocimiento de la enfermedad.
Fase III, contacto con el agente de salud.
Fase IV, relación con el servicio de salud.
Fase V, rehabilitación, recuperación o aceptación del estado de enfermedad.
Conducta de enfermedad
Generalmente las personas cuando enferman elaboran una actitud particular
respecto a su estado de salud; dicha actitud se denomina “conducta de
enfermedad”.
La conducta de enfermedad implica la forma en que la persona enferma controla
su propio organismo, define e interpreta sus síntomas, adopta acciones y usa el
sistema sanitario.
Existe una gama amplia y variable respecto a las formas en que las personas
reaccionan ante una enfermedad, tanto de la propia como ajena. Con todo, la
conducta de enfermedad debe ser considerada porque de ella depende el
enfrentamiento a las contingencias y adversidades de la vida.
La conducta de enfermedad se hace anómala si es desproporcionada respecto al
problema presente, o bien si la persona persiste en su papel de enfermo.
Etiología
La terminología médica acuñó la noción “etiología” para identificar las causas
posibles, probables o ciertas de una enfermedad.
Las causas de alguna enfermedad pueden ser ambiguas para algunas
enfermedades, especialmente las enfermedades mentales; en cambio, para algunas
otras la relación causa-efecto es evidente e innegable, como son las enfermedades
infecciosas.
La etiología o causa de una enfermedad no siempre es única, y en gran cantidad
de casos casos son multicausales e intercausales; es decir, intervienen diversos
factores patogénicos.
Existe un modelo que plantea como causas una serie de factores, un espectro, que
varía desde un extremo a otro y que describe causas genéticas (endógenas) hasta
el otro extremo, correspondiente a factores medio-ambientales (exógenos).
Etiología
Para una enfermedad, la etiología descubre e identifica la causa principal que la
produce; representa el punto de partida para comprender y caracterizar una enfermedad.
Es el factor sine qua non para la génesis del proceso patológico. Sin embargo, en
muchas enfermedades y procesos sucedáneos, la etiología es incierta o desconocida.
Cabe distinguir, que los síndromes suelen ser entidades plurietiológicas; mientras que
las enfermedades, generalmente, son unietiológicas.
Ocasionalmente junto a la etiología se suelen describir los factores desencadenantes de
la enfermedad. A menudo, coexisten determinadas circunstancias que no son causa (al
menos directa) de la enfermedad pero actúan como hechos que dan inicio al proceso
patológico en sí mismo, son los denominados factores desencadenantes.
La enfermedad puede comprenderse así a partir de su “etiopatogenia”; es decir, de su
etiología y patogenia de manera conjunta como un solo proceso unificado.
Patogenia de la enfermedad
Patogenia o patogenesia es la descripción del complejo proceso
fisiopatológico que se desarrolla a partir de los efectos desencadenados por
factores etiológicos. Tal descripción define la transición hacia el estatus de
enfermedad.
La patogenia de la enfermedad es la representación de los mecanismos alterados y
de los procesos igualmente alterados que generan, sostienen, finalizan o perpetúan
el proceso patológico promovido por una causa (etiología).
Cuadro clínico
Por cuadro clínico se comprenden las manifestaciones observables en un contexto
o marco significativo definido por la relación entre los signos y síntomas de una
enfermedad.
La semiología clínica es una herramienta que permite definir el cuadro clínico de
la enfermedad; parte de la anamnesis (entrevista sobre el/los síntomas) y concluye
con acciones preventivas.
En el cuadro clínico se distinguen los siguientes elementos:
Síntomas
Síntomas. Percepción subjetiva del enfermo sobre la expresión de las
manifestaciones de algún síntoma o enfermedad. Los síntomas son la declaración
y el relato del enfermo sobre lo que le sucede (anamnesis). Por su carácter
subjetivo, los síntomas son elementos muy variables, poco fiables y no siempre
muy certeros; muchas veces su interpretación puede ser difícil. Aun así, su valor
en el proceso diagnóstico es indudable.
El dolor es el principal síntoma que lleva al individuo a solicitar atención médica.
Signos clínicos
Signos clínicos. Por signos clínicos se comprenden los indicios diagnósticos
provenientes del examen o exploración psicofísica del paciente. Los signos
clínicos son elementos sensoriales (relacionados con los sentidos) que se recogen
de un análisis particular al paciente a partir de la observación, el olfato, la
palpación, la percusión y la auscultación, además de la aplicación de ciertas
maniobras motoras para corroborar el estado de un órgano o miembro.
Cada signo es pleno en significado, pues tiene una interpretación particular según
su propio contexto semiológico.
Diagnóstico
Diagnóstico. Es un complejo proceso que desarrolla el profesional de la salud y
que implica una respuesta cognitiva ante el planteamiento de la situación del
paciente. El diagnóstico puede determinar un estado patológico o no (también
puede diagnosticarse la salud de un paciente).
El proceso incluye el diagnóstico diferencial; es decir, la valoración de todas las
posibles causas nosológicas que podrían dar un cuadro clínico similar. En este
caso se elige la posibilidad más adecuada en función de los resultados de la
anamnesis, de la exploración física, de las pruebas complementarias y a del
tratamiento.
Evolución natural de la enfermedad
Infecciosas.
Parasitarias.
Venéreas.
Tóxicas.
Traumáticas.
Alérgicas.
Iatrógenas y prodrómicas.
Enfermedades ambientales (atribuibles a los efectos del ambiente y del agente -en
conjunto- sobre el huésped):
Ambientales.
Profesionales.
Mecanoposturales.
Por causa externa
Enfermedades con etiología multifactorial:
Neoplásicas.
Del desarrollo.
Idiopáticas.
Psicosomáticas
El duelo ante la enfermedad
La elaboración del duelo cursa por varias etapas.
Las etapas suelen ser estacionarias y sus fronteras con frecuencia están diluidas;
sin embargo, muchos especialistas han podido determinar las fases naturales del
duelo.
En caso que la persona no curse por dichas fases no podrá elaborar
convenientemente su duelo. En tales casos se habla de duelo crónico y patológico.
Las fases del duelo son las siguientes, de acuerdo a Kübler-Ross.
Negación
Negación:
«Me siento bien», «esto no me puede estar pasando a mí».
La negación es solamente una defensa temporal y transitoria del individuo ante el
malestar o enfermedad que supone la pérdida. Este sentimiento es generalmente
reemplazado con una sensibilidad aumentada de las situaciones, estados o
individuos que son dejados atrás después de la muerte o de un cambio radical en
la vida.
Ira
Ira
«¿Por qué a mí? ¡No es justo!» «¿Cómo me puede estar pasando esto a mí?».
En la segunda etapa del duelo, el individuo reconoce que la negación no puede
continuar. Debido a la ira, esta persona es difícil de ser cuidada debido a sus
sentimientos de ira y recelo. Cualquier individuo que simboliza vida o energía
sirve para a ser proyectado con resentimiento y/o envidia.
Negociación
Negociación
«Dios, déjame vivir al menos para ver a mis hijos graduarse», «haré cualquier
cosa por un par de años más»,
La tercer etapa involucra la esperanza de que el individuo puede de alguna manera
posponer o retrasar la muerte o la situación que la aqueja. Usualmente, la
negociación por una vida extendida es realizada con un Poder Superior a cambio
de una forma de vida reformada; psicológicamente la persona está diciendo:
«Entiendo que voy a morir, pero si solamente pudiera tener más tiempo...».
Depresión
Depresión
«Estoy tan triste, ¿por qué hacer algo?»; «voy a morir, ¿qué sentido tiene?»;
«extraño a mis seres queridos, ¿por qué seguir?»
Durante la cuarta etapa, la persona que está muriendo empieza a comprender la
seguridad de la muerte.
Debido a esto, el individuo puede volverse silencioso, rechazar visitas y pasar
mucho tiempo llorando y lamentándose. Este proceso permite a la persona
moribunda desconectarse de todo sentimiento de amor y cariño; no es
recomendable intentar alegrar a una persona que está en esta etapa.
Es un momento importante que debe ser procesado por cada persona en particular.
Aceptación y aprendizaje
Aceptación y aprendizaje
«Esto tiene que pasar, no hay solución, no puedo luchar contra la realidad, debería
prepararme para esto».
La etapa final llega con la paz y la comprensión que la muerte o la situación es
inevitable. Generalmente, en esta etapa la persona quiere permanecer en soledad.
Además, los sentimientos y el dolor físico pueden desaparecer o incrementarse.
Esta etapa también ha sido descrita como el fin de la lucha contra la muerte
(“surrender”) Es quizá, el episodio más intenso y significativo de la vida.
¡¡ MUCHAS GRACIAS
!!
Marcel Arvea Damián
marvedam@hotmail.com