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Andrea Leis Regueiro

2º curso de Sociología y RRII.

Herbert Marcuse. El hombre unidimensional.

El hombre y la sociedad unidimensionales.

1. Resumen del texto y breve descripción del autor.

Herbert Marcuse es un sociólogo y teórico político, frecuentemente catalogado dentro de


la Teoría Crítica que se desarrolla en el seno de la Escuela de Frankfurt. Los integrantes
de esta Escuela se caracterizan, aunque hay divergencias -sobre todo de intensidad-, por
una fuerte denuncia del matiz de dominación existente en las sociedades industriales
avanzadas, que se traduce sobre el papel en una reformulación del marxismo científico
introduciendo otros factores considerados necesarios para el cambio cualitativo. Esta
concepción de la realidad de una manera dialéctica, histórica, y frecuentemente negativa;
exige que los integrantes se pregunten por el papel de la teoría en este contexto, y como
es su relación con la praxis. Además, es algo común a los integrantes de esta escuela la
apuesta por un enfoque interdisciplinario de los fenómenos estudiados por las Ciencias
Sociales, para entenderlos en su totalidad hay que trascender la división académica.

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2. Análisis formal del texto.


2.1. Análisis sintáctico.

El presente texto constituye un fragmento, el correspondiente a las conclusiones más


concretamente, de la obra ensayística El hombre unidimensional de Herbert Marcuse.
Podría dividirse, aunque presenta de cierta manera una estructura circular, en bloques
temáticos -aunque estén tremendamente interrelacionados-.

Imaginación:
instrumento
Administración de progreso
de la sociedad:
control.

Ficcion de
autodetermin
ación

Unidimensionalidad

 Autodeterminación del individuo. El concepto de libertad en las sociedades


industriales avanzadas es un espejismo, no hay posibilidad de libertad porque toda
nuestra vida, empleando la máxima barroca “desde la cuna hasta la tumba”; está
determinada por el orden social. Este sistema es refinado en cuanto a que dirige la
dominación a la subjetividad de los individuos, provocando así que se identifique una
buena vida con una vida administrada. Esto no es necesariamente falaz (si la
planificación no se hace en función a los intereses particulares de las élites), sin
embargo, en un contexto en el cual la administración y el orden social son empleados
por el sistema como una manera de dominación; el resultado es que hunden la
capacidad de la racionalidad tecnológica para guiar la autodeterminación. Esta
autodeterminación es lo que permitiría el surgimiento de un Sujeto histórico

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esencialmente nuevo, protagonista de una sociedad racional y libre; pero los sistemas
material (de producción) y cultural no lo permiten capitalistas. Este nos induce a
amalgamar necesidades reales y falsas, siendo esta últimas las impuestas por la En
definitiva y en palabras de Huxley, “La gente es feliz; tiene cuanto desea, y no desea
nunca lo que no puede tener”.

 Imaginación como instrumento de progreso. La imaginación, una capacidad humana


perteneciente al mundo de lo romántico, lo fantástico; se ve sometida a pruebas de
corte utilitaria constantemente en la sociedad unidimensionalidad. La realidad en la
que vivimos, la cual justifica y absuelve todo excepto lo que atenta contra su esencia,
supera así a la imaginación, ya que este empleo instrumental abusivo de dicha facultad
hace que lo que tiene sentido pase a no tenerlo y viceversa.
Se supone que esto no debería pasar inadvertido para los sujetos sociales, pero el
hecho de haber neutralizado todo tipo de opinión divergente o crítica lo hace
imposible, percibimos la realidad y sus campos antagónicos como algo racional por
el mero hecho de estar inmersos en el orden que lo establece como tal. Esto nos vuelve
a llevar a la eliminación de la diferencia entre necesidades vitales y creadas.
En el desarrollo de este punto es especialmente el punto de vista freudiano, ya que las
imágenes que tienen los individuos de la sociedad industrial avanzada son puramente
tanáticas, obedecen al principio de muerte, que sustituye al principio de realidad,
imperante y promovido por el sistema. Esto lleva a la mutilación de individuo, de
manera que la reivindicación de todos los medios para la imaginación sería un
retroceso: sus productos serían tan peligrosos y nocivos como el sistema que los
traduce al plano real o los gesta.

 Elementos de administración de la sociedad.

 Unidimensionalidad, integración de campos antagónicos. Las dualidades del tipo paz-


guerra, o imaginación poética-razón científica, se ven diluidas en las nuevas
sociedades avanzadas, integradas de manera que parece algo completamente racional,
completamente estandarizado. Este fenómeno nos disuade de pensar en términos
dicotómicos. El caso más llamativo de este fenómeno es, quizá, la visión integrada
que se tiene hoy de producción y destrucción.

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Este fenómeno es el principal productor de cohesión social, entendida esta como una
suerte de conformismo con el estatus quo, que despoja al individuo de todo ápice de
autonomía e identidad. El individuo suscribe las condiciones materiales y subjetivas
para todo el planeta; y el principal aliado de este fenómeno es el avance tecnológico
y la cultura de la racionalidad capitalista (razón instrumental).

 Posibilidad y condiciones para el cambio. La sociedad “ideal” sería aquella que es


racional y libre, constituida por sujetos históricos esencialmente nuevos, sería el
resultado de la autodeterminación de los individuos resultantes de la disolución de la
masa adoctrinada y sumisa. No obstante, cabría preguntarse quien sería este sujeto
revolucionario que promovería el cambio hacia este tipo de sociedad. Marcuse apunta
a que, desde luego, los trabajadores ya no son aptos para esta empresa por el elevado
grado de integración en el orden social (la clase ha cambiado desde que Marx teorizó
sobre ella). Los más aptos -pero no los únicos contribuyentes- para ello son los que
están fuera del proceso democrático, los parias; pues estos presentan una oposición
revolucionaria aunque su conciencia no los sea (1968, Marcuse).
Pero es importante destacar que este sujeto revolucionario ya no podrá utilizar los
métodos tradicionales de protesta, ya que no sólo mantienen la ilusión de la soberanía
popular -que al fin y al cabo es otra forma de estratificación, hoy en día-; sino que son
totalmente cooptadas y se anula su carácter liberador -a través de instituciones propias
del sistema capitalista-. Se presenta aquí una paradoja: la sociedad industrial avanzada
es una sociedad que cambia para no cambiar.

2.2. Análisis morfológico.

Es evidente la influencia del marxismo, aunque sea como objeto de crítica, en la Escuela
de Frankfurt en general y en Marcuse en específico. Esta tendencia se deja entrever en el
empleo de términos como el de reificación, para el cual se toma el significado ligado al
marxismo y que hace referencia a la cosificación de acciones y relaciones específicamente
humanas, transformándolas o concibiéndolas, así, como algo independiente a su sujeto de
creación -la humanidad-. El efecto final sería la consideración de estos elementos como
algo proveniente de lo externo, inmutable y natural.

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También encontramos en la obra el concepto de alienación, aunque en este fragmento no


aparezca verbalizado como tal. Cuando el autor se pregunta como los individuos
mutilados pueden liberarse simultáneamente de sí mismos y de sus amos, el significado
marxiano de alienación aparece reflejado en su concepción de que hombres y mujeres no
puede satisfacer sus habilidades y necesidades humanas a través del trabajo siempre y
cuando se encuentre en un modo de producción capitalista. La necesidad aquí planteada
serí a la libertad, y la única manera de cambiar esto es cambiar radicalmente ya no solo
el modo de producción, sino el carácter unidimensional de la sociedad promovido por el
sistema.

También es frecuente encontrarse con el concepto de totalidad/totalitario a lo largo de


este escrito, pero tiene un significado particular -aunque extrapolable a la Escuela de
Frankfurt-. Hace referencia a la tendencia uniformadora o integradora de las sociedades
industriales avanzadas -sin importar la forma de sus gobiernos-, las cuales determinan
todo lo concerniente a los individuos desde la cuna hasta la tumba, borrando los límites
entre ámbitos como el privado y el público, o el individual y el social; homogeneizando
todo a su paso (1968, Marcuse). Para la existencia de esa totalidad tienen un papel
extremadamente relevante la tecnología y los medios de comunicación, los cuales muy
lejos de ser elementos neutros u objetivos, contribuyen enormemente a la dominación. La
sociedad actual es totalitaria porque opera a través de la manipulación de las necesidades.

“(…) el nuevo totalitarismo se manifiesta precisamente en un pluralismo


armonizador, en el que las obras y verdades más contradictorias coexisten
pacíficamente en la indiferencia.” (1964, Marcuse)

El universo totalitario de la racionalidad tecnológica es la última transmutación de la


idea de Razón

La dominación de la que habla Marcuse no es del tipo explícitamente represor y


coercitivo, es más bien algo que nos induce a una servidumbre mucho más sutil. En este
tipo de sociedades la dominación aparece “disfrazada de opulencia y libertad”, y es por
ello que es tan efectiva: su existencia promueve la cohesión social, la unidimensionalidad;
por lo que hoy en día señalar la dominación es algo considerado irracional. Esta
dominación lo abarca todo, desde el lenguaje y el discurso hasta la sexualidad, pasando
por el trabajo y el tiempo libre; esto implica que incluye la dominación de la subjetividad,

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es decir, el sistema se encarga de crear actitudes (o pulsiones) favorables al dominio del


capital.

En términos más amplios, cabría preguntarse por el significado que da Marcuse a


conceptos más recurrentes en Ciencias Sociales, como sociedad o sistema.

La política también aparece definida, en este caso directamente por el autor, en el texto
sobre el que se basa el presente comentario. La definición sería la siguiente: “la práctica
en la que las instituciones sociales básicas son desarrolladas, definidas, sostenidas y
cambiadas. Es una práctica de individuos; sin que importe su forma de organización.”
(1968, Marcuse). Pero para entender plenamente la conceptualización anterior, salta a la
vista la necesidad de preguntarse qué es considerado una “institución social básica”.

Toda dominación documentada a lo largo de la historia ha sido patriarcal, por lo que,


si llegamos a ver no solo la igualdad de la mujer ante la ley, sino también el despliegue
de las denominadas “cualidades femeninas específicas” (pacifismo, receptividad) eso
debería ser o podría el comienzo de una sociedad cualitativamente distinta, la verdadera
antítesis a la dominación masculina, con su naturaleza violenta y brutal. Soy
perfectamente consciente de que estas supuestas cualidades femeninas están
condicionadas socialmente.

¿CÓMO CAMBIA LA CLASE OBRERA EN LA SOCIEDAD INDUSTRIAL


AVANZADA?

1. La mecanización reduce cada vez más la intensidad de energía física gastada por el
obrero. Se sustituye la fatiga física por el esfuerzo mental extremo.

2. Aumenta el número de trabajadores de cuello blanco (empleados) y disminuye el de


trabajadores de cuello azul (obreros); es decir, hay un alejamiento de la producción.

3. Los cambios en el proceso y en los instrumentos de trabajo modifican la conciencia


del trabajador. El tercer punto señala que los cambios en el carácter del trabajo y los
instrumentos de producción modifican la actitud y la conciencia del trabajador porque
se da una amplia integración de la clase trabajadora con la sociedad capitalista, ya que
esta sociedad ofrece al trabajador la posibilidad de su progreso económico y material.

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4. El trabajo tecnológico debilita la posición de los trabajadores. Se debilita su posición


como negociador, además de que se encuentra cómodo con el sistema por lo que se
negará a luchar contra él.

3. Análisis contextual.

El autor protagonista de este comentario de texto, Herbert Marcuse, nace en la capital


alemana de Berlín, en el año 1989, en el seno de una familia judía. Este último será un
factor determinante, porque después de una trayectoria intelectual en su país natal que va
desde la Universidad de Friburgo hasta el Institut für Sozialforschung (Instituto de
Investigación Social) de Frankfurt; se verá forzado a huir tras el ascenso del
nacionalsocialismo al poder, con Hitler a la cabeza. El antisemitismo que impregnaba la
atmósfera del momento se une a la persecución de la izquierda, especialmente la marxista;
por lo que Marcuse se traslada a París y posteriormente a EE. UU., donde se asienta.

4. Análisis histórico.

La obra a la que pertenece el fragmento trabajado se publica en el año 1964, ergo, en el


contexto de la Guerra Fría. En un contexto de enfrentamiento ideológico explícito, el
autor publica esta obra que se caracteriza por la negación de las diferencias esenciales en
las formas de gobierno y gestión en las sociedades industriales avanzadas. Es cierto que
la URSS da un viraje contundente con respecto al capitalismo; pero como señala Marcuse
en otras obras, esta omite la importancia de la psique del individuo y del rediseño del
modelo de producción. Esto hace, en última instancia, que se siga reproduciendo la
ideología capitalista de consumo y de producción.

Este fenómeno revolucionario, pero no del todo rompedor, desilusiona al sociólogo en


cuanto a que parece que la clase obrera no se libró de sus cadenas en este supuesto paraíso
para la misma; por lo que las críticas que hace a la URSS son bastante directas.

Por otro lado, se aprecia durante todo el escrito el avance tecnológico-industrial inusitado
que se experimenta en esta década, sobre todo en el campo bélico-militar, por lo que no
es de extrañar que establezca una relación entre avance tecnológico o productivo y
dominación o control social. La Guerra de Vietnam emprendida en el año 1955 contribuye
a esta conceptualización, ya que en ella se ve claramente la integración total de
producción y destrucción; aunque es un hecho que este caso no deja impasible a la

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sociedad civil, se dan numerosas señales de oposición a esta intervención -en forma de
manifestaciones, encierros, etc.-.

En El hombre unidimensional nos encontramos con un Marcuse totalmente pesimista con


respecto a la idea de cambio social, afirmando que solo hay posibilidad de cambio
cualitativo y que desde la Teoría Crítica sigue siendo fiel al “Gran Rechazo”. Esta visión
tan negativa se tornará todo lo contrario con uno de los sucesos más importantes de la
década de los 60’: Mayo del 1968, que se presentará como un catalizador fundamental en
el cambio de la trayectoria en el pensamiento marcusiano.

5. Interpretación y crítica.

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