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ANALISIS CRITICO DEL MANIFIESTO ECOSOCIALISTA.

BERGARA 5-7-91.

Por MIKEL HERNÁNDEZ.


CARLOS VÁZQUEZ.

PROLOGO DE LOS AUTORES

Se hace previo a la lectura de este análisis critico del Ecosocialismo, consignar


algunas consideraciones que nos han llevado a la elaboración de este trabajo. Es
prioritario reseñar el momento histórico, en lo ideológico, lo político y lo social en el
que tiene lugar la aparición del Manifiesto Ecosocialista, caracterizado por los intentos
generalizados de las fuerzas de la reacción política e ideológico, algunas veces
disfrazadas de supuesta modernidad renovadora, de decretar, no ya el error de
aplicación política del Marxismo, sino el fracaso del propio sistema de pensamiento
marxista.

El Manifiesto Ecosocialista es una prueba más de los intentos irresponsables de


dictaminar la superación de un método científico de análisis de la realidad para su
transformación, de manera artificiosa.

Como marxistas somos conscientes de que un método, o una propuesta


científica, puede ser superada por otra, así como Einstein, superó a Newton en el campo
de la Física. Sin embargo creemos estar en condiciones de afirmar, que falta aun que el
pensamiento político evolucione bastante, para poder superar la aportación marxista.
Por supuesto que esta superación no es posible encontrarla en el Ecosocialismo.

En el Manifiesto Ecosocialista se pueden encontrar propuestas descaradamente


antimarxistas, como otras encubiertas con terminologías pseudomarxistas, para
enmascarar el carácter anterior. Así como referencias al Marxismo que ponen patente un
vergonzoso desconocimiento del mismo.

Creemos que algunos de los problemas reseñados en el Manifiesto Ecosocialista,


como la liberación de la mujer, la ecología, o la cuestión de la paz, deben ser abordados
en el marco de la reflexión y el enfoque marxista, cuestión que hoy por hoy no se ha
realizado de la manera que requiere la actual situación. Pero no se puede aprovechar
este déficit de los marxistas, para intentar liquidar el Socialismo Científico.

El presente trabajo no intenta acometer ese déficit, sino colocar las premisas de
análisis en las posiciones de partida y rebatir las posiciones teórico-ideológicas desde

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las que los autores pretendían abordar la solución de los problemas citados. Así pues,
nuestra modesta aportación se circunscribe a intentar demostrar la legitimidad y validez
del Marxismo.

Estas conclusiones van destinadas, fundamentalmente a ser una aportación más a


las reflexiones y los trabajos de formación de los jóvenes comunistas en el marco de la
II Escuela Federal de la Unión de Juventudes Comunistas de España.

Para terminar, agradecemos a todos los camaradas que participaron en los


debates y las discusiones, en el transcurso de dicha Escuela, acerca del Manifiesto
Ecosocialista, sus aportaciones a este Análisis Crítico.

INTRODUCCIÓN

Los títulos de cada uno de los apartados corresponden a la denominación que


reciben en el propio Manifiesto Ecosocialista. Nosotros utilizamos la misma para situar
al lector en el apartado correspondiente.

GUION

En el presente documento vamos a intentar analizar el Manifiesto Ecosocialista


siguiendo tres parámetros:

1. Universalidad del método de análisis propuesto en dicho documento.


2. Capacidad de transformación de sus propuestas dentro de un marco
anticapitalista.
3. Base filosófica e ideológica de la política Ecosocialista.

A través de intentar dar respuesta a estos tres apartados veremos la viabilidad que
pueda tener el Ecosocialismo como alternativa al marxismo, que es la pretensión de sus
autores.

CAPITULO I: SOBRE LA UNIVERSALIDAD.

Lo ecológico, lo social, lo político.

Topamos en este primer abordaje crítico con una explicación de los conceptos de
alineación explotación. Identifica la alineación con la simplificación de funciones
(“informatismo”). Ello es una visión puramente estática al no alcanzar a ver que la
simplificación de tareas coloca las premisas que permiten la rotación en el desempeño
de la variedad de funciones, que al exigir una formación del personal mucho más
completa, logrará la desaparición de la frontera que origina la división entre el trabajo
manual y el trabajo intelectual.

En su peregrinar por los males del mundo actual y sus consiguientes catástrofes,
viene a preguntarse dónde se hallan los márgenes de superación de la actual coyuntura

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social, ecológica... Es decir, nos lleva de lleno a las dos categorías filosóficas definidas
como libertad y necesidad.

Nosotros definimos la necesidad como aquel concepto que hace referencia a las
leyes objetivas de la naturaleza y de la sociedad al sistema social y al conjunto de
estructuras históricamente dadas. Las leyes no conocidas se manifiestan como necesidad
ciega y por tanto el hombre no es libre. Cuanto más a fondo conciba el hombre las leyes
objetivas tanto más consciente y libre será su actividad. En una sociedad dividida en
clases antagónicas, el sujeto capaz de conocer y transformar la realidad, no puede ser el
conjunto de la sociedad. Sino que esta cuestión ha de recaer sobre una de las clases en
pugna, que se constituye así en el sujeto de transformación.

Muy otra es la visión que tienen los autores del MES de en que lugar se sitúan
los márgenes de libertad, los cuales atribuyendo la capacidad de superación a la
sociedad en su globalidad, sin distinción de situación, ni de clase, presuponen un
concepto de libertad, entendida como libre albedrío, esto es, posibilidad de proceder de
acuerdo con la voluntad no determinada por las condiciones exteriores.

Fruto de esta peculiar forma de considerar la cuestión llegan a afirmar lo


siguiente: “Pero la verdadera responsabilidad individual y colectiva, de cada uno y cada
una de nosotros es de carácter general. En lugar de acomodarnos al sistema, lo que
deberíamos hacer es combatirlo”.

Creemos que la responsabilidad por los males de la sociedad no puede ser


globalmente compartida, ni tiene un carácter general, pues eso es ignorar que hay
sectores definidos y delimitados interesados en perpetuar y reproducir conscientemente
las actuales estructuras de la sociedad causantes de los males que nos aquejan, y que al
mismo tiempo hay sectores igualmente definidos interesados en destruirlas, por lo tanto,
no es posible abstraer las estructuras de aquellos que las atacan o las defienden, y por lo
tanto las consecuencias derivadas de dichas estructuras no pueden ser globalmente
compartidas.

En definitiva, el planteamiento del MES niega que las estructuras tengan un


carácter de clase y reuniendo a todos, burgueses y proletarios bajo el arco de las
responsabilidades compartidas los iguala en un mismo plano, que los descontextualiza y
los convierte en sujetos abstractos, suprasociales. Una clara abstracción del concepto de
hombre como ser social.

Continuando con su línea de abstracciones, nos encontramos como esta vez


aplica el mismo proceso sobre las condiciones y contradicciones a las que se ve
sometido el individuo. De esta forma llega a plantear:

“ Tal vez algo podría hacerse si los trabajadores pudieran plantearse lo siguiente:
Abordemos primero lo más urgente. Zanjemos el problema ecológico. Una vez
preservadas las condiciones de vida, ya nos enfrentamos a propósito de lo social”.

Con este planteamiento sitúa la problemática social al mismo nivel que la


cuestión ecológica con lo que las repuestas han de ir por separado. Pero más allá, no
distingue entre contradicción principal y contradicción secundaria, priorizando una
sobre otra de manera absolutamente arbitraria.

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De esta forma una contradicción no deriva de otra. Al no poder abordarlas desde
una perspectiva teórica optan por la vía tecnócrata, la eficacia, en la solución de los
problemas como elementos separados. Desde esa perspectiva las políticas ambientalistas
que critica serian las más correctas por eficaces, incluyendo una posible alternativa
ECOFASCISTA. Tal y como ellos explican las políticas ambientalistas que pueden
derivar en el ecofascismo consisten en una asunción por parte del capitalismo de
determinadas formas de actuación respecto al ecosistema, como por ejemplo: controles
coercitivos impuestos a empresas públicas y privadas; sanciones penales o financieras
contra los delitos ecológicos; investigación en técnicas que puedan limitar los perjuicios
ecológicos y que puedan proporcionar nuevos cauces de acumulación de capital, etc...

Dos lógicas
“ Dos lógicas distintas están frente a frente: por una parte, la lógica autonomizada de lo
económico; por otra, la lógica de lo vivo y lo social...
... En lo que hace al ser humano su actividad no se puede dividir ni comprimir a
discreción. La moderna antropología se inclina a pensar que posee, tal vez desde sus
orígenes unos rasgos que no autorizan a dejarlo reducido a mera fuerza de trabajo. El
trabajo productivo es en efecto, uno de sus rasgos característicos, y además, desde los
comienzos de la hominización, ha sido más amplio adaptable y diversificado que lo que
sugieren los útiles de piedra, las únicas herramientas que se han conservado hasta
nuestros días. Pero también lo es la reproducción de los seres humanos, con todo lo que
supone en cuanto a diferenciación de la sexualidad y a procedimientos de crianza y
educación. Y el lenguaje, que sin duda no surgió sólo debido a las constricciones
económicas, sino de las necesidades de comunicación en todos los ámbitos de las
relaciones humanas. Y el despertar del goce en el trabajo sin duda, tal vez en el juego,
en el amor y la convivencia, en la creación artística, que apareció muy pronto,
especialmente en la fabricación de herramientas. Y por último el sentimiento de
dignidad, que se manifiesta en los cuidados brindados desde muy antiguo a los
muertos”.

Según ellos, como se puede comprobar en el anterior texto extraído del MES, el
hombre es algo más que mera fuerza de trabajo. Hasta ahí es cierto, pero tratan de
demostrar que el “trabajo” no influye en la hominización (proceso evolutivo del mono
en hombre), es más la aparición de determinadas cualidades humanas las condicionan a
la figura del hombre en sí mismo (ahistorico, abstracto), donde no hay ningún tipo de
proceso evolutivo, sino cualidades inmanentes al propio hombre. Sin embargo veamos:

“También el hombre surge por la diferencia, y no sólo como individuo, sino también en
el sentido histórico. Cuando después de una lucha de milenios la mano se diferenció por
fin de los pies y se llegó a la actitud erecta, el hombre se hizo distinto al mono y quedó
sentada la base para el desarrollo del lenguaje articulado y para el poderoso desarrollo
del cerebro, que desde entonces ha abierto un abismo infranqueable entre el hombre y el
mono. La especialización de la mano implica la aparición de la herramienta, y esta
implica actividad específicamente humana...” (F. Engels. Introducción a la dialéctica de
la naturaleza).

Pero más claro queda el siguiente párrafo para demostrar como al negar la
dialéctica, hacen abstracción del hombre como sujeto histórico y niegan el materialismo
histórico:

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“El trabajo es la condición básica y fundamental de toda la vida humana. Y lo es en tal
grado que podemos decir que el trabajo ha creado al hombre”. (F. Engels. “El Papel del
Trabajo en la Transformación del Mono al Hombre”).

Por último la realización del individuo integral no puede pasar sino por elevar al
hombre en una superación sobre el resto del mundo animal. Únicamente una
organización consciente de la producción, en la que la producción y la distribución
obedezcan a un plan, puede elevar socialmente a los hombres sobre el resto del mundo
animal, lo mismo que la producción en general les elevó como especie.

Una nueva radicalidad

La redefinición que plantea sobre la “libertad económica” merece una respuesta


que ya Lenin dio en su momento, afirmando que en lugar de procurar ningún tipo de
libertad económica se debería de liberar al hambre de la economía que lo explota y lo
reduce a mera mercancía.

A partir de esa definición, el acto de liberación o emancipación del acto de


producción lo convierte en una cuestión puramente individual, y no como un objetivo a
conquistar por parte del conjunto del colectivo.

De esta manera las necesidades, la producción y el consumo los trata de


reestructurar sobre la autonomía y la autosuficiencia como en las comunas de Proudhon.
A esta conclusión llegan reafirmándose en la imposibilidad de seguir extendiendo el
sistema (base de pensamiento estaticista).

Por otro lado nos aparece la concepción de lograr una nueva síntesis entre el
hombre y la naturaleza como si por si mismo, el hambre fuera un elemento antagónico a
la naturaleza, aislado del modo de producción, de la sociedad en la que esté inmerso.
Con ello se niega el concepto de hombre como ser social. Esto se ve reafirmado
posteriormente cuando afirma que los problemas ecológicos provienen de la formación
de las sociedades, ¡como si eso se hubiera podido evitar!.

Por otra parte la evolución que propone en base al Contrato Social en un


momento de caos es la misma concepción burguesa de Rousseau en la que el individuo
esta vez es bueno, y haciendo abstracción de sí mismo, firma un pacto.

El camino para llegar a esto lo establece por una vía cultural, es decir, a través
de una revolución de las conciencias. En definitiva el humanismo por el que opta e3s
claramente abstracto, idealista y pequeñoburgués. En el que el individuo como ser social
y sujeto histórico no existe, y si existe es pura casualidad. En definitiva como decía
Engels sobre Feuerbach: “¡Pero el amor!. Sí, el amor, en Feuerbach, el hada maravillosa
que ayuda a vencer siempre y en todas partes las dificultades de la vida práctica; y esto
en una sociedad dividida en clases, con intereses diametralmente opuestos. Con esto
desaparece de su filosofía hasta el último residuo revolucionario, y volvemos a la vieja
canción, amaos los unos a los otros, abrazaos sin distinción de sexos ni posición social.
¡Es el sueño de la reconciliación universal!. (Engels. “Fuerbach y el Fin de la Filosofía
Clásica Alemana”).

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La Liberación de las Mujeres

Para empezar habría que matizar la diferencia que existe entre la realidad de una
contradicción objetiva y la existencia de un movimiento de concienciación al respecto.
Es decir, puede existir una contradicción ecológica y no un movimiento ecologista. Por
ello es irrelevante que los movimientos sean autónomos parta que las contradicciones
también lo sean, esto viene a cuento de la graciosa afirmación que se permite cuando
plantea:

“Socialismo, ecologismo y feminismo: estas corrientes no han surgido de las


mismas contradicciones. Aunque todos los ecologistas se hubieran convertido en
feministas y todas las feministas en ecologistas, los dos movimientos seguirían siendo
distintos”.

De esta manera, identificando la contradicción con el comentario o la reflexión


sobre la misma cae en las posiciones del Idealismo Subjetivo: el mundo es mi
pensamiento, el mundo es mi representación, etc...

Pero aun hay más, porque en la enumeración del Socialismo, el ecologismo y el


feminismo parece que teoriza tres mundos paralelos. Como si no fuera la contradicción
antagónica entre la propiedad privada y el proletariado lo que provoca una explotación
que se extiende a la mujer y ataca a la naturaleza con su lógica productivista, es decir
como si no hubiera una contradicción principal (económica), que originara las restantes.

Por un diálogo entre las culturas de nuestro planeta

“Lo esencial de la crítica del imperialismo estriba en saber si es posible


modificar mediante reformas las bases del imperialismo, exacerbando y ahondando más
las contradicciones que el imperialismo engendra, o hay que retroceder, atenuando
dichas contradicciones”. (Lenin. “El Imperialismo Fase Superior del Capitalismo”).

A la luz de las consideraciones hechas por el Manifiesto Ecosocialista sobre el


actual estado de las relaciones internacionales, se echa en falta una crítica y análisis del
imperialismo. Por otra parte la contradicción entre el concepto de interdependencia y los
conceptos de autonomía y autosuficiencia no puede llevar a otro sitio que no sea la
lógica construcción de un bloque del Sur para que las relaciones Norte-Sur se
establezcan en igualdad de condiciones entre bloques. Aquí yace de manera inminente
el principio burgués de igualdad de oportunidades, así como la sustitución del concepto
de internacionalismo por el de paternalismo comprensivo hacia los hermanos pobres.

Hacia una nueva cultura política

Con la afirmación de que la lucha contra la enajenación se sitúa en un terreno


distinto al del ámbito productivo se nos está introduciendo en la perspectiva de que la
enajenación no tiene una base económica, que no procede de la explotación económica
a la que se ve sometido el individuo.

A partir de ahí deslinda el concepto de calidad de vida. Como si este no


dependiera del grado de alineación al que se esté sometido. También considera que el
concepto de calidad de vida no está sólo registrado en un ámbito económico sino en

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otros que no lo son. Eso es cierto, pero hay que diferenciar lo que es la explotación
económica y el control ideológico que se establece desde el sistema para preservar la
primera. Por ello no se puede separar, como pretende, la lucha económica de la lucha
ideológica.

En resumen:
1º establece que la enajenación no tiene una base económica.

2º que la calidad de vida no depende del grado de explotación y alineación a la que se


esté sometido.

3º que la lucha económica y la lucha ideológica son elementos distintos que pueden
actuar por separado.

4º que la lucha ideológica no tiene una base económica.

Todo esto termina con la rotunda afirmación de que la sociedad desenajenada


vendrá de un movimiento real y no del cerebro de los toricos. Es decir, hace una apuesta
clara por la espontaneidad en contra de la existencia de métodos de análisis que den
consistencia científica a la lucha contra la enajenación. Es cierto que la praxis es la
suprema evidencia de la verdad, pero “sin teoría revolucionaria, no hay movimiento
revolucionario” (Lenin).

El estado-nación, invento europeo, ya no es la medida justa.

En este apartado aparece lo siguiente:

“Lo cultural y lo territorial no tienen por qué coincidir necesariamente: en


Europa muchas nacionalidades se entremezclan..., en comunidades políticas más
flexibles que el territorio...”

La defensa de la constitución de comunidades de carácter cultural sin


plasmación territorial es un programa claramente reaccionario al potenciar la
segregación dentro de cada comunidad.

Lenin ya combatió en su día lo que él denominó la autonomía nacional-cultural


sin base territorial, calificándolo de espantajo nacionalista. Lenin entendía que la cultura
de cada nación contaba con elementos progresistas y elementos reaccionarios, y que por
lo tanto no se podía hablar de una única cultura. Por eso tachaba de retrógrado los
intentos de establecer barreras culturales en una etapa de internacionalización de los
avances de la ciencia y de la técnica.

Inmediatamente después combina la reclamación de la autodeterminación con el


mantenimiento de los estados actuales, esto es una contradicción muy difícil de explicar
y que en cualquier caso puede tener soluciones, pero en absoluto es nada nuevo, sino
que es volver al principio de confederación anarquista.

Por otra parte, a renglón seguido, enfrenta tres conceptos como son el de
política, y el de estados e instituciones, sustituyendo unos por otros y haciendo perdurar
instituciones. Como si el estado no fuera otra cosa que instituciones de poder. En

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definitiva, se declara antiautoritario, pero manteniendo estructuras políticas. Además
hace un paralelismo describiendo al estado como expresión de la política.

Volver a fundar una perspectiva de emancipación social

“Entendemos por Socialismo no las expresiones particulares que le han dado los
partidos que lo utilizan como referencia, sino ese vasto movimiento histórico que surgió
hacia 1830 y cristalizó en varias corrientes antes de encarnarse primordialmente en la
obra de Marx y en las elaboraciones que lo desarrollaron, y que constituyó varias
Internacionales. Todas estas manifestaciones fracasaron históricamente”.

Al reclamar el Socialismo anterior a Marx está reclamando el Socialismo


Utópico. Es decir, parece que está dispuesto y se cree capacitado para superar al
Marxismo, para lo cual recurre a unas corrientes de pensamiento que ya fueron
superadas por Marx, lo cual conlleva un claro retroceso. Veamos que dice Marx sobre
estas tendencias:

“La literatura revolucionaria que guió los primeros pasos vacilantes del
proletariado (el socialismo y el comunismo crítico-utópico) es, y necesariamente tenían
que serlo, juzgadas por su contenido, reaccionaria. Estas doctrinas profesan un
ascetismo universal y un torpe y vago igualitarismo... Cierto es que estos autores
penetran y en el antagonismo de clase y en la acción de los elementos disolventes que
germinan en el seno de la sociedad gobernante. Pero no aciertan a ver en el proletariado
una acción independiente...

Esos autores pretenden suplantar la acción social por su propia acción


especulativa, las condiciones históricas que han de determinar la emancipación
proletaria, por condiciones fantásticas que ellos mismos se forjan, la gradual
organización del proletariado como clase por una organización de la sociedad inventada
a su antojo... Es cierto que en sus planes tienen la conciencia de defender a los intereses
de la clase trabajadora, pero sólo porque la consideran la clase más sufrida. Es la única
función que existe en ellos para el proletariado...

Aspiran a mejorar las condiciones de vida de todos los individuos de la sociedad


incluso los mejor acomodados. De aquí que no cesen de hacer apelaciones a la sociedad
entera sin distinción...

Por eso rechazan todo lo que sea acción política y principalmente revolucionaria;
quieren realizar sus aspiraciones por la vía pacífica e intentan abrir paso al nuevo
evangelio social predicando con el ejemplo... Mas fuera de esto sus doctrinas de carácter
positivo acerca de la sociedad futura, las que predican, por ejemplo que en ellas
desaparezcan las diferencias de la familia, es estado, el triunfo de la armonía social, la
trasformación del Estado en un simple organismo administrativo, giran en torno a la
desaparición de la lucha de clases. Por eso todas sus doctrinas y aspiraciones tienen un
carácter meramente utópico.” (K. Marx. Manifiesto Comunista)

Todo lo expuesto hasta aquí valdría para aplicarlo al contenido del Manifiesto
Ecosocialista.

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Sobre el planteamiento que hace de las relaciones sociales no habría que olvidar
que estas vienen marcadas fundamentalmente por relaciones de propiedad y de
producción y el desarrollo de las fuerzas productivas. En definitiva con tanto afán de
superar el Socialismo se olvidan de que dicha superación sólo se da en el Comunismo.

¿Qué ocurre con el movimiento político existente?

A la tajante afirmación de que el Marxismo no aportó nada nuevo a la economía


se le olvidó el hecho de que Marx describió un sistema económico basado en la
propiedad social de los medios de producción, donde no hay ni mercado, ni propiedad
privada. A ver si eso no es una nueva economía política.

Por curiosidad reflejamos la equivalencia que establece el manifiesto


Ecosocialista diciendo que cambiar la sociedad supone aumentar la producción al
máximo. Aquí lo gracioso es ver cómo se supone que esa propuesta es marxista.

A la hora de afirmar que la visión marxista es economicista habría que clarificar


dicho concepto. Una cosa es tener un método de análisis cuya base de interpretación es
económica (Marxismo) y otra la imagen de dicha visión que intentan dar haciendo una
abstracción de dicha base económica. Así se explica que no consideren a “la masa
revolucionaria” parte de “las fuerzas productivas”, en cualquier caso el error proviene
de la lectura que hacen de Marx.

Por otra parte es de destacar el poco rigor con el que tratan los nuevos
fenómenos que supuestamente vienen a corregir el economicismo marxista. Aparte de
considerarlos como elementos aislados y no interconectados, confunde la contradicción
ecológica y la feminista que produce el capitalismo ya desde el principio de los tiempos,
con la aparición de los movimientos. No obstante la contradicción ecológica no la trata
desde una perspectiva dialéctica, es decir, sólo ve una relación de agresión desde el
elemento social al ecológico. Sin embargo también por dialéctica hay un camino de
vuelta con una repercusión social. Sobre esta cuestión nos puede ilustrar el siguiente
fragmento:

“... lo único que pueden hacer los animales es utilizar la naturaleza exterior y
modificarla por el mero hecho de su presencia en ella. El hombre, en cambio, modifica
la naturaleza y la obliga así a servirle, la domina.
... Sin embargo, no nos dejemos llevar del entusiasmo ante nuestras victorias sobre la
naturaleza. Después de cada una de estas victorias la naturaleza toma su venganza. Bien
es verdad que las primeras consecuencias de estas victorias son las previstas por
nosotros, pero en segundo y en tercer lugar aparecen unas consecuencias muy distintas,
totalmente imprevistas y que, a menudo, anulan las primeras. Los hombres que en
Mesopotamia, Grecia, Asia Menor y otras regiones talaban los bosques para obtener
tierra de labor, ni siquiera podían imaginarse que al eliminar con los bosques los centros
de acumulación y reserva de humedad, estaban sentando las bases de la actual aridez de
esas tierras.
... Los hechos nos recuerdan que nuestro dominio sobre la naturaleza no se parece en
nada al dominio de un conquistador sobre el pueblo conquistado, que no es el dominio
de alguien situado fuera de la naturaleza, sino que nosotros, por nuestra carne, nuestra
sangre y nuestro cerebro, pertenecemos a la naturaleza, nos encontramos en su seno, y
todo nuestro dominio sobre ella consiste en que, a diferencia de los demás seres, somos

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capaces de conocer sus leyes y de aplicarlas adecuadamente.” (F. Engels. Introducción a
la Dialéctica de la Naturaleza)

En la afirmación que contiene el teórico desprecio que Marx sintió por las
culturas del Islam, China o India viene implícito un claro desconocimiento de la obra y
el pensamiento de Marx. En una serie de artículos recogidos bajo el título: “Acerca del
Colonialismo”, viene hecho un análisis serio de dichos pueblos desde el punto de vista
económico, social y cultural del que se extraen derivaciones como la siguiente:

“Puede parecer un aserto muy paradójico y extraño el que la próxima rebelión de


los pueblos de Europa y su próximo movimiento por la libertad republicana dependa
con más probabilidad de lo que está pasando ahora en el Imperio Celeste –totalmente
opuesto a Europa- que de cualquier otra causa política existente hoy...” (K. Marx. “La
Revolución en China”).

Si después de esto siguen manteniendo su visión eurocentrista del Marxismo, sin


atajar la suya, no pueden hacer gala de mayor ceguera política. No obstante nos
podemos remitir a otra serie de artículos de Marx: “La cuestión India”, “Las
Atrocidades Inglesas en China”, “La Anexión Audh”, “La Cuestión de las Islas
Jónicas”, etc... También podemos acudir a referencias en el propio Manifiesto
Comunista o en el primer tomo de El Capital.

Para acabar de rematar sus análisis y conclusiones sobre la cuestión social y


demás problemáticas exponen lo siguiente:

“... La experiencia demuestra que el movimiento obrero ha transformado muchas


sociedades, pero no ha liberado ninguna. Si el Socialismo se vinculara de manera casi
exclusiva con el proletariado de las grandes fábricas, sería efímero. La propia ecología
demuestra que el sujeto de las necesarias transformaciones históricas no puede
circunscribirse a la clase obrera en tanto que masa explotada y sujeto activo de la
producción. Dicho sujeto es el conjunto de trabajadoras y trabajadores, consumidoras y
consumidores, usuarias y usuarios en su condición de enajenados en su relación con la
naturaleza y la economía.”

De aquí podemos extraer las siguientes conclusiones:

1. La ecología o la llamada Ecología Política como instrumento aplicado a la


cuestión social o a la cuestión económica no ha demostrado nada.

2. Sobre el que la clase obrera no es el sujeto revolucionario habría que explicar:

“La contradicción entre la producción social y la apropiación capitalista se


manifiesta bajo la forma de un antagonismo entre la burguesía y el proletariado...”.
“...La contradicción entre la producción social y la apropiación capitalista se
manifiesta como antagonismo entre la organización de la producción en el interior
de cada fábrica y la anarquía de la producción en el conjunto de la sociedad”.

“En dichas crisis se ve estallar la contradicción que existe entre la producción social
y la apropiación capitalista. La circulación de mercancías momentáneamente se
reduce a nada; el instrumento de circulación, la moneda se convierte en obstáculo

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para la circulación; todas las leyes de la producción y de la circulación se invierten.
La colisión económica alcanza su máximo: la forma de producción se vuelve contra
la forma de cambio, las fuerzas productivas se vuelven contra la forma de
producción, en la que ya no pueden contenerse”.

“La solución no puede consistir sino en reconocer efectivamente el carácter


social de las fuerzas productivas y por consiguiente, poner la forma de producción,
de apropiación y de cambio en armonía con el carácter social de dichos medios de
producción.”

“La forma de producción capitalista transformando progresivamente en


proletaria la mayoría de la población, crea las fuerzas que, bajo pena de muerte está
obligada a hacer esta revolución. El proletariado se apodera del poder del Estado y
transforma los medios de producción en propiedad del Estado”. (F. Engels. “Anti-
Dühring”).

3. Sobre la utilización del concepto de consumidores y usuarios, solo decir que no


cabe, pues son las formas que utiliza la moderna Economía Política burguesa
para disfrazar la realidad del empresario y el asalariado, y por consiguiente para
disfrazar la realidad del empresario y el asalariado, y por consiguiente para
disfrazar la realidad de la explotación.

4. Sobre la enajenación del hombre con la naturaleza y la economía, cabe apuntar


que está haciendo abstracción del concepto economía. Aparte hay que señalar
que la enajenación es lo siguiente:

“Como quiera que el trabajo enajenado convierte a la naturaleza en algo ajeno al


hombre, lo hace ajeno de sí mismo, de su actividad vital”. (K. Marx. Manuscritos
de 1848).

Es decir, la enajenación del trabajo es la que provoca la enajenación de la


naturaleza, por tanto no son distintos y la segunda depende de la primera.

Más adelante el Manifiesto Ecosocialista hace afirmaciones tales como:


“ninguna contradicción es absoluta”, “no hay explicaciones monocausales, las
contradicciones se articulan y se oponen”. Se deduce que los sujetos de
transformación no tienen una base material, sino filosófica, ideal o cultural.
Claramente idealista y acientifica. Por otra parte niegan el hecho de que
contradicciones tales como la ecología o el feminismo tengan en su base un fondo
económico, lo cual es irreal. Al negar la explicación monocausal niegan a su vez la
dialéctica.

De todo esto se deduce que sobre el cementerio de los dogmas del movimiento
obrero, resucitan los fantasmas del idealismo kantiano o de los “críticos críticos”.

Como colofón, apuestan por el carácter antisistémico y espontáneo de esta supuesta


teoría emanciparadora, negando cualquier tipo de lógica. Aparte consideran un peligro
que la ecología política o el feminismo se conviertan en teorías globales. Junto a esto
han intentado demostrar que el Socialismo no lo es. Con ello sólo demuestran su
incapacidad para articular un método de análisis distinto al Marxismo, y por supuesto

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que la ecología política o el ecosocialismo no lo es. Al no dar respuestas globales y sólo
atender cuestiones parciales confirman el carácter particular de su teoría, con lo cual no
ofrecen ningún tipo de instrumento político para alcanzar la meta de la emancipación.

Para llegar a ese punto, al que ya llegaron Proudhon y otros anarquistas hace
mucho tiempo, no se tenían que haber molestado.

Llegados a este punto creemos que podemos responder a la pregunta del


principio del capítulo de este Análisis Crítico: el ecosocialismo o la ecología política
no es, ni ofrece una concepción global o universal ni de emancipación ni de cómo
abordarla. Aparte de sus intentos por derribar el Socialismo podemos concluir que ni
es alternativo a él, ni ofrece nada nuevo. Es decir, sigue tan vigente como en 1848.

CAPÍTULO II: SOBRE EL CARÁCTER TRANSFORMADOR, ANTICAPITALISTA

Ante todo como pensar la ruptura

Al no encontrar una base material que sostenga el conjunto de las


contradicciones y por tanto no encontrar una contradicción fundamental que determine
uno o varios sujetos revolucionarios capaces de transformar la realidad, es decir,
emancipar al individuo, liberar al ecosistema de agresiones y abolir el patriarcado, hace
residir el elemento de la acción sobre un sujeto abstracto e intemporal, la sociedad, esto
es, un conjunto de seres individuales ahistóricos, indeterminados desde el punto de vista
social y económico. Y cuya motivación parta la acción al no tener una base material,
tiene un carácter volitivo. De aquí se deduce que la acción de transformación (la
ruptura) queda establecida en la conclusión de un contrato ecológico, o sea, la figura del
Contrato Social reverdecida.

Esta conclusión consistiría en un acuerdo entre voluntades libres e iguales


motivados por un deseo altruista de salvar el ecosistema planetario. La salvación del
planeta vendría definida por un modo de producción en el que la cualidad determinante
esencial no son ni las relaciones de producción, ni las relaciones de propiedad, sino las
ventajas ecológicas derivadas del empleo de un capital fijo, ECOLÓGICAMENTE
LIMPIO, aséptico, técnicamente depurado y EFICAZ.

Así pues con la aplicación de este modo de producción, la emancipación del


hombre y de la mujer vendría derivada de una solución tecnocrática que mantendría
tranquila su conciencia ecológica en cuanto a un sano respeto a la naturaleza.

Para elevar todas las conciencias a tal grado que permitiera tal identidad de
voluntades y por lo tanto la firma de dicho contrato habría que poner en marcha un
proceso de revolución de conciencias educativo, cultural, religioso, que además debiera
ser capaz de separar las diferencias de clase, sexo, raza, etc... y sobre todo de formación,
de cultura. Con esto además obtendríamos la ventaja de contar con una única cultura
racionalista y planetaria.

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Al mismo tiempo que se iría produciendo este cambio en las conciencias, se
irían transformando los modos de producción existentes de una manera no traumática,
no violenta, progresiva, gradual, REFORMISTA. En cualquier caso esta vía es
irrealizable porque la acumulación de reformas paulatinas hacia el infinito no produce
ningún cambio cualitativo. Además al no cuestionar la propiedad actual de los medios
de producción ni siquiera se garantiza el cumplimiento de las reformas previstas. Sobre
todo cuando la reforma prevista para dar solución a una situación concreta necesitaría
para llevarse a cabo un proceso de concienciación tal, que cuando se alcanzara, las
condiciones ya habrían variado.

Por otra parte la propia celebración del contrato ecológico es inviable al hacer
abstracción de la situación en la que se encuentran las partes contratantes, lo cual
equivale a colocar en igualdad de condiciones a dichas partes. Aún es más inviable
cuando ni siquiera se conocen los límites y contradicciones de la cultura política que
tendría que propiciar la celebración del contrato.

Además al considerar como precursores de esa cultura política a las sociedades,


olvidando que en sus senos están inmersas las estructuras de poder que en un principio
son antagónicas a la misma, y además no cuestionándose dichas estructuras de poder y
dominación, sólo confiando en la utopía se podría llegar a una situación en la que
abandonaran su papel hegemónico y preponderante para permitir el avance de dicha
cultura.

Nuestra lucha por una ciudadanía integral

En este apartado del MES, se introducen conceptos como el de ciudadanía


igualitaria. Al igual que los que posteriormente van apareciendo no está aclarado en
cuanto a los contenidos que encierra. Sin embargo por las referencias hechas hacia los
derechos fundamentales reconocidos en Europa y la referencia hecha al derecho al voto,
elegir y ser elegido, podemos deducir que lo centran en el principio burgués de
igualdad de oportunidades. Este principio caduco introduce pocas innovaciones en el
concepto de igualdad.

Posteriormente, respecto al concepto de ciudadanía directa, según ellos no está


definido porque está por inventar, pero lo que apuntan dice poco, porque al no perfilar
ni contenidos, ni medios, se queda en una retórica bienintencionada ni siquiera capaz de
enfrentar las contradicciones existentes. La falta de análisis les hace perder de vista, por
ejemplo, que las tecnoestructuras y los grandes medios de comunicación, que confiscan
la soberanía al ciudadano por sus elementos de control ideológico de la burguesía, si
cambian de manos pueden permitir un acercamiento del conjunto del colectivo a la
información y por tanto puede permitir el ejercicio de la soberanía individual y
colectiva.

Por otra parte, al apuntar la contradicción entre estado representativo y


democracia directa, y no tomar partido, sólo demuestra la ausencia de carácter
transformador de este proyecto desde el momento en que no se cuestiona las actuales
formas de estado, o sea, de dominación política. Al acabar afirmando que hay que
combatir la profesionalización de la política no apunta nada en este sentido, ya que el
problema se centra en la estructura política y no en el individuo profesional o interino
que la sirva.

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El concepto de ciudadanía solidaria, tan vacuo como los demás también está por
inventar. Sin embargo es preocupante lo que apunta sobre el cuestionamiento de la
democracia, no porque no haya que cuestionar el concepto de democracia formal
indirecta burguesa y profundizar en la consecución de la democracia popular (que ellos
no dicen), sino por donde apuntan que debería ir la reflexión: las minorías en contra de
las mayorías en la historia, muchas veces han tenido razón. Desde luego el que en una
democracia la mayoría tome una decisión no es sinónimo de infalibilidad, pero los
pueblos tienen derecho a equivocarse, y hay que reivindicarlo. De lo contrario se estará
defendiendo un principio que a lo largo de la historia ha sostenido dictaduras,
oligarquías, etc,... o regímenes presididos por consejos de sabios, que en este caso serían
además ecologistas. Respecto a lo que afirma en el mismo párrafo, habría que recordar
que la democracia sin el respaldo de la unidad de acción, no existe.

En el apartado de la ciudadanía ecológica, con las alusiones a la racionalidad y a


la conciencia parece que viene a sustituir al motor de la Historia que en Hegel era el
“espíritu”. Pero partiendo de ese principio ese espíritu no sólo creará relaciones entre la
sociedad y el ecosistema, sino que moverá el mundo si se lo plantea e incluso lo creará
de nuevo como es su intención.

Es curiosa la apelación a la racionalidad que unida a la teoría que anteriormente


habíamos visto sobre la firma del Contrato Social Ecológico nos trae a la memoria el
siguiente texto de Engels:

“Los filósofos franceses del S. XVIII, precursores de la Revolución, apelaban a


la razón como juez único de cuanto existe; se trataba de instituir un estado racional, una
sociedad racional, y cuanto era contrario a la razón eterna debía abolirse sin piedad.
También vimos que esa razón eterna no era, en realidad, sino el entendimiento
idealizado del hombre de la clase media, justamente en vías de llegar a ser burgués. Mas
cuando la Revolución (francesa) hubo realizado tal estado de razón y esa sociedad
racional, las nuevas instituciones, por racionales que fueran en comparación con el
estado de cosas que reemplazaban, no podían, sin embargo, considerarse absolutamente
racionales. El estado racional se hundió. El Contrato Social de Rousseau, encuentra su
realización en el Terror, de donde, dudando al cabo de su propia capacidad política, el
burgués se refugia, primero, en la corrupción del Directorio y por fin, bajo la protección
del Despotismo napoleónico. La anunciada paz eterna había conducido a una
interminable guerra de conquistas. La Sociedad, instaurada por la razón no iba mejor; el
antagonismo de ricos y pobres, en lugar de resolverse en la prosperidad general, se
agravó con la abolición de los privilegios corporativos de otros géneros que lo
atenuaban, y las instituciones eclesiásticas que los suavizaban; ...el progreso de la
industria capitalista hizo de la miseria de las masas laboriosas condición de vida para la
sociedad.” (F. Engels. “Anti-Dühring”).

Por último habría que señalar el ingenuo concepto que tienen de cómo las
estructuras del estado someten a los individuos basándose en su consentimiento. Aparte
de los elementos que señalan como son la fuerza y la propaganda cabe destacar la fuerte
dominación ideológica que se establece desde dichas estructuras sobre las conciencias
de los individuos.

Desde el momento en el que reconocen que el sistema puede asimilar los valores
del ecosocialismo reconocen que dichos valores no son antagónicos con los del sistema,

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es decir, no supone una alternativa, por eso es de dudar que puedan subvertir algo, como
es su pretensión.

Resistir

Digamos que en este apartado lo único que se puede extraer es la intención de


extrapolar las formulas de acción con las que cuentan las organizaciones ecologistas
hoy, a todos los campos. Dichos modelos basados en mecanismos de información para
controlar y avisar, producen efectos rápidos, o sea, hoy por hoy la información llega
muy rápida, pero sólo es capaz de movilizar y organizar a grupos muy pequeños. En
resumen con dichos mecanismos y negándose a recoger las experiencias de otros
movimientos, el obrero, por ejemplo, a ver como organizarían una huelga general. Por
otra parte es de destacar que los frentes de intervención que ellos contemplan, marginan
por completo el terreno de la lucha económica.

Reflexionar

“Nosotros rechazamos el anatema: “Tan pronto como nace la ciencia, desaparece


el pensamiento”(Heidegger). A nuestro entender, la racionalidad es una aventura
indispensable...”

En este párrafo del MES encontramos una llamada a la racionalidad, pero si


teníamos alguna duda de a que racionalidad se refería nos encontramos con una llamada
a rescatar a Descartes y su método analítico, a Bacon y su método experimental.
Ampliamente desfasados en la actualidad nos parece que es volver demasiado atrás y
negar el avance de los tiempos.

Sobre el modelo de actividad teórica propuesto en el siguiente texto:


“...La humanidad necesita una actividad teórica radical, independiente de toda consigna,
de cualquier censura o cualquier conformismo, para poder encontrar los modos de
intelección adecuados a los problemas inauditos que ella ha creado. No ha surgido aún
ninguna teoría unitaria nueva. No estamos seguros de que una teoría así sea hoy posible
o deseable. Constatamos que siempre se les escapa una parte de la realidad en las
globalizaciones que han predominado durante mucho tiempo. Lo singular, lo diverso, lo
inesperado y concreto se aparecen a todas y todos. La complejidad extrema, el
movimiento, ¿no deberían tratarse con teorías distintas, sectoriales, articulables entre
sí?...”

Habría que apuntar lo siguiente:


1. Es falso que no exista una teoría unitaria nueva, otra cosa es que no se quiera
reconocer.
2. Existe un despropósito lógico al afirmar que las que hay no son globales, porque
que una teoría sea global no significa que esté acabada.
3. La opción de apostar por montar una teoría, a partir de teorías sectoriales
articuladas sólo puede conducir al eclecticismo.
4. La ciencia como tal no es un “método crítico contrario a toda sumisión”,
dependiendo a quien sirva lo será o no. Por lo tanto es inútil convertir a la
ciencia en algo neutro que no tome partido.

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Reorientar

En este capítulo nos encontramos con los conceptos de Tiempo y Trabajo y las
consideraciones hechas sobre los mismos. Para empezar habría que preguntarse qué
entiende por “reciente” al afirmar que la ética de considerar el trabajo como medio de
vida, lo es. Cierto es que comparado con la historia de la Tierra sea poco, pero desde
que el hombre la habita, es bastante.

En la afirmación de que los asalariados carecen de posibilidades si centran la


lucha en el mero incremento de la parte que de plusvalía que les corresponde, sólo decir
que es cierto. Pero con esto parece que le imputan al Socialismo una falta que no le
toca, desde una perspectiva reduccionista ven la lucha de clases como una mera lucha
económica, sin ver que a partir de ahí se produce una lucha política y es cuando la lucha
de clases cobra su verdadera expresión.

Tal vez fuera interesante entrar en el análisis que hacen de la cuestión del
tiempo, pero vista la solución que le dan: reducción de la jornada laboral, demuestran
que no se creen sus propias teorizaciones, por lo tanto más vale no perder el tiempo en
este tema.

Por otro lado el no considerar el trabajo como un mecanismo de desarrollo


integral de la persona, supone que lo tratan como una carga o una tara para el individuo,
con lo que castran el tan buscado espíritu creador de la persona.

Para terminar con estas cuestiones sería extraño que no hubieran dejado las
soluciones en el aire, esta vez aparte de hacerlo dejan sobre la mesa una gran
contradicción. Es decir, si los modelos para implantar sus novedosos sistemas de trabajo
no se pueden imponer por vías estatales (según ellos) ¿lo harán a través del capital y la
empresa privada?, esto es pura quimera cuando ellos mismos reconocen la pérdida de
beneficios que supondría.

Es curioso observar como al hacer mención de la nueva seguridad social,


introducen la palabra ecológica, con esto sólo se puede decir que es pura obsesión el
unir sobre el papel las palabras social y ecológica. Tal vez responda a una inquietud, y
es que en la praxis no se sientan capaces de hacerlo.

Industria

Al tratar este tema, optan por producir a pequeña escala y mediana escala. Con
esto sólo logran caer en los planteamientos pequeñoburgueses y en su lógica
primitivista, o sea, una empresa grande produce un gran daño ecológico, una pequeña
empresa produce un daño menor. Además parten del principio de que las pequeñas
empresas son más fáciles de controlar.

Nuestra lógica nos dice que no tiene nada que ver la magnitud de la empresa con
el daño ecológico, si lo que se pretende es sustituirla por pequeños núcleos que no
harían más que multiplicar entre sí los resultados contaminantes. Digamos que están
combinando la lógica del pequeñoburgués con la lógica del ecologista, ambos están
acostumbrados a trabajar con pequeñas magnitudes, en espacios cerrados, con poca
gente, en acciones muy concretas, lo demás aunque sean capaces de imaginarlo no les

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preocupa. Sin embargo quieren transformar el mundo o mejor dicho Europa, porque los
que critican que no se tiene en cuenta otros pueblos, culturas, etc... no aportan más que
una visión eurocentrista.

Reagrupar

“Las movilizaciones sociales serán el motor de una transición ecosocialista. La


diversidad de sus objetivos y de sus formas desconcertará a aquellas y aquellos que leen
lo real a través de sus sueños y sus dogmas”

Sobre el desconcierto que producirán las movilizaciones con su variedad de


objetivos, reivindicaciones, proyectos estratégicos y prioridades, más que producirse
hacia fuera, hacia los que lo contemplan, será más factible que se produzca hacia dentro.
Incapaces de articular sus proyectos entre sí, por tanto de lograr una unidad de acción de
todos los movimientos, serán incapaces de lograr una traducción política de su proyecto
global (lo cual no existe) y por tanto serán incapaces de plasmar un modelo de sociedad
transformadora. En caso de que sus proyectos sectoriales lo consiguieran, los previsibles
choques que se producieran a partir del principio de independencia de cada uno, lo haría
inviable.

Afirman: “Formas concretas de alternativa reagruparan a mayorías sociales”.

Les falta: “...atomizadas, motivadas por intereses particulares, contribuirán a


restarle fuerza al movimiento, incluso a sus propios movimientos sectoriales. Serán
incapaces de construir una alternativa porque todos ellos, incluso a nivel individual son
la alternativa a su compañero de movimiento”. Sin embargo dicha alternativa tiene que
ser creada para el sistema.

Un movimiento social deber ser considerado como autónomo en sus objetivos,


en su organización, en resumen en su acción, pero si quieren una autonimía política,
cuando son incapaces, incluso consideran negativo el plasmar un proyecto político, sólo
puede servir parta lanzar reivindicaciones de mejora al sistema que previsiblemente será
capaz de acogerlo. Con ello se hará palpable la teoría de que son movimientos
emergentes, aparecen y desaparecen al calor de determinadas coyunturas. Incapaces de
dar estabilidad (no ya a sus formas orgánicas) a sus proyectos teóricos, desaparecen.
Con ello sólo demuestran considerar la emancipación del hombre y de la mujer como un
juego. Muy propio de burgueses con la conciencia intranquila movidos por un
humanismo idealista con grandes cargas de cristianismo.

Con su repulsa de poca monta a lo político sólo caen en un juego burgués:


porque sino se hace política, la política se hará contra nosotros.

Con el rechazo a dar forma organizativa a un proyecto que se supone de


emancipación caen en lo que ya hemos visto antes. Pero se creen en el derecho a
renegar de cualquier forma de partido porque creen estar por encima, es decir, no están
contaminados por el virus de la política, son puros. No aceptan ni siquiera formas de
coordinación, son omnipresentes. No necesitan la fuerza que pueda dar la estructura de
la organización, son omnipotentes. No necesitan al intelectual colectivo, son
omniscientes.

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En resumen, son dioses, pueden redimirnos si nos arrepentimos a tiempo.
Ciertamente esto, el ecosocialismo, no es un proyecto político, ES UNA RELIGIÓN.

Para poner fin a nuestra visión a este capítulo tratemos ahora de contestar a la 2ª
pregunta: ¿Es una teoría transformadora?, ¿es anticapitalista?.

La primera se puede responder de forma negativa porque persiguen


simplemente la reforma de lo establecido. Es más podiamos decir que no constituye
una alternativa. A la cuestión del anticapitalismo también se puede responder de forma
negativa. No atacan a las bases del sistema capitalista, ni se lo plantean. Es más se
puede afirmar que incluso lo apoyan descargando las conciencias culpables de
aquellos que se sienten avergonzados por los salvajismos del sistema.

CAPITULO III: PRESUPUESTOS FILOSÓFICOS DEL ECOSOCIALISMO

Para contestar a la tercera cuestión que nos planteamos al principio en torno a


cual sería la base filosófica o el método del Ecosocialismo habría que partir de los
siguientes elementos que hemos ido analizando:

1. El carácter volitivo.

2. El deber Cántico.

3. El hambre abstracto.

4. La razón universal como criterio moral.

5. El carácter idealista.

6. El carácter individualista (primando al individuo sobre el colectivo)

Sólo un imperativo de la razón puede obligar al hombre en abstracto, al hombre


abstraído de sus condicionamientos y de sus determinaciones, o si no fuese así, es decir,
si no fuera la razón universal la que obligase a todos los hombres no podrían considerar
a la sociedad sujeto de transformación. Los autores del Manifiesto Ecosocialista
demuestra una fe ciega en que el mandato de la razón se impondrá como un deber a
todos y cada uno de los individuos. Constriñéndolos a que abandonen su posición o
intereses, sean cuales sean, que ocupan en la sociedad forzándolos al cumplimiento del
deber, del deber impuesto como un auténtico imperativo de la razón, o sea, un
imperativo categórico. Al ser esta un imperativo categórico, la voluntad de cada hombre
no se vería movida por su propio interés o su propia conciencia, de ahí el carácter
volitivo y voluntarista de las acciones.

Por otro lado nos encontramos un carácter individualista marcado por un


predominio del individuo frente al colectivo.

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Con todo esto podemos definir la filosofía del Ecosocialismo como: Idealismo
Subjetivista. Idealismo, frente a Materialismo. Subjetivismo, frente a dialéctica. Kant y
Rousseau, frente a Marx y Engels. He aquí la supuesta gran superación del
Materialismo Dialéctico.

EPILOGO

Ponemos fin a este análisis del Manifiesto Ecosocialista con las siguientes palabras:

“Séanos permitido despedirnos con tono alegre y conciliador de un asunto que


frecuentemente pudo parecer seco y desagradable. Mientras tuvimos que tratar
cuestiones de pormenor, el juicio dependía de hechos objetivos, incontestables; y a
causa misma de esos hechos, el juicio tuvo que ser con frecuencia, riguroso y duro.
Ahora hemos dejado atrás la filosofía, la economía política y la “socialidad”; tenemos
ante nosotros el retrato de cuerpo entero de los escritores que hubimos de juzgar en
detalle; ahora pueden ponerse en primer término las consideraciones humanas; ahora
podemos referir a causas personales los errores científicos y las explosiones de orgullo,
sin ello enexplicables, y resumir nuestro juicio de conjunto respecto de Carlos Antunes,
Pierre Jusquin, Penny Kemp, Isabelle Stengers, Wilfried Telkämper y Frieder Otto
Wolf, en estas palabras:

IRRESPONSABILIDAD POR MEGALOMANIA

(Texto adaptado de Engels, final del Anti-Dühring)

Mikel Hernández
Carlos Vázquez

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