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“Año del Buen Servicio al Ciudadano”

UNIVERSIDAD NACIONAL DE UCAYALI


FACULTAD DE MEDICINA HUMANA
ESCUELA PROFESIONAL DE MEDICINA HUMANA

 DOCENTE: Dr. Odar Omar Chirinos Rojas

 INTEGRANTES: Alminco Sabino Guido


Aguirre Bejarano Max
Julca Silva, Rocío del Pilar
Ortiz Jaramillo, Sara Jocabeth
Ríos Del Águila, Winston
Silva Medina, Rebeca Marilin
Tarazona Acuña, Zaida Karina
Trauco Suarez, Evelin Katherine
Valera Covarrubias, Helmut
Yumbato Montes, Mikiko Keyko
 GRUPO: 3

 ASIGNATURA: Historia de la Medicina

 CARRERA: Medicina

 CICLO: II-2017

PUCALLPA – PERÚ
2017

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ÍNDICE

Introducción…………………………………………………………..Pág.3

Desarrollo de la investigación………………………………………Pág.4

Los Virreinatos………………………………………………………. Pag.4

Las drogas del nuevo mundo…………………………………........Pág.4

La Vacuna de la viruela……………………………………………...Pág.5

La Universidad de Méjico………………………………..................Pág.5

La medicina en el Virreinato…………………………………………Pág.7

Las nuevas plantas medicinales…………………………………… Pág.7

Ciencia y Medicina en el Perú……………………………………….Pág.10

Las Reformas Borbónicas……………………………………………Pág.11

Nueva Granada………………………………………………………..Pág.12

Medicina en el Virreinato Peruano…………………………………..Pág.14

Aparición de las Escuelas Medicas………………………...……….Pág.15

Medicina en la Emancipación….…………………………………….Pág.16

Conclusiones…………………….…………………………………….Pág.26

Bibliografía y Referencias…………………………………………….Pág.28

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INTRODUCCIÓN

La Ciencia y medicina en tiempos de los virreinatos surgió con El


descubrimiento del “nuevo mundo” tuvo un gran impacto en áreas de la
medicina y la ciencia. El descubrimiento de nuevos productos naturales y el
intercambio de “usos y costumbres” enriqueció a España en la misma medida
que el oro y otros minerales preciosos. Muchas de las acciones que se llevaron
a cabo por los colonizadores durante la etapa de los virreinatos no se hicieron
precisamente con fines altruistas pero acabaron siendo provechosas.

Casimiro Gómez Ortega, director de las expediciones botánicas de Madrid,


escribió unas significativas palabras en una carta dirigida al monarca Carlos III:
“Doce naturalistas, químicos y mineralogistas buscando productos en América
darían a su Majestad mucho más provecho que un ejército de cien mil hombres
a la conquista de nuevas tierras”. Este fue el espíritu de muchos de los
científicos que se trasladaron al Nuevo Mundo. Gracias a su mentalidad abierta
e innovadora, las riquezas de las nuevas tierras sirvieron en la vieja Europa y
los avances que se sucedieron durante los siglos XVII y XVIII viajaron, de
alguna manera, a los pueblos americanos.

Muchas de las acciones que se llevaron a cabo por los colonizadores durante
la etapa de los virreinatos no se hicieron precisamente con fines altruistas pero
acabaron siendo provechosas para los que las ejecutaron y para los pueblos
que las llevaron a cabo, afirmó no obstante Javier Puerto, director del ciclo,
pero este contacto permitió que se produjera una apertura de horizontes
culturales y científicos y un gran mestizaje en los productos de los que se
beneficiaron los españoles, los americanos, y posteriormente toda la
humanidad.

En cuanto en la época de la Emancipación la medicina nacional estuvo al


margen de todos estos hechos. Por un lado, no le llegaba la información sobre
las nuevas corrientes europeas; y, por otro, se vivía un ambiente político, social
y económico muy inestable debido a los reiterados movimientos insurgentes
que de una u otra manera querían liberarse del yugo español, desde José

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Gabriel Condorcanqui que se levantó en 1780 y que fue seguido por Zela,
Crespo y Castillo, Pallardelle, Pumacahua y los Angulo, entre otros.

DESARROLLO DE LA INVESTIGACIÓN

LOS VIRREINATOS

En el siglo XVII la extensión del territorio americano dominado por España


abarcaba desde el centro de los actuales EE.UU. hasta tierra del Fuego y
desde el Atlántico hasta el Pacífico, rodeando la zona ocupada por Portugal.

Este inmenso territorio se dividió en dos jurisdicciones llamadas virreinatos: el


de Nueva España, creado en 1534, y el del Perú, fundado en 1542; y dos
Capitanías Generales, la de Yucatán (creada en 1542) y la de Nueva Granada
(creada en 1564), pero estos dos últimos pronto pasaron a ser también
virreinatos.

Los virreyes eran los representantes directos del rey en América. En un


principio, su nombramiento era vitalicio, pero pronto se limitó a cinco años para
evitar corrupciones y enriquecimientos abusivos. Cuando terminaban su
mandato, los virreyes debían someterse al "juicio de residencia", en el que la
Corona evaluaba su actuación.

LAS DROGAS DEL NUEVO MUNDO

Las plantas que hoy consideramos como drogas o adictivas, se utilizaban en la


cultura precolombina con fines religiosos o rituales. Sus peculiares efectos no
pasaron desapercibidos a los viajeros. En espacial les atrajo la costumbre de
inhalar el humo de estas plantas, por eso las primeras descripciones se centran
más en sus efectos y en cómo se empleaban: "usaban los indios de esta isla
[Española] entre otros sus vicios uno muy malo, que es tomar unas ahumadas
que ellos llaman tabaco, para salir de sentido; y esto hacían con el humo de
cierta hierba, que a lo que yo he podido entender, es de calidad del beleño"
(Fernández de Oviedo, La historia general de las Indias, 1547).

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La adopción de esta práctica fue muy rápida por los españoles también como
remedio contra el morbo gallico. Muy distinto es el uso de la coca, la mascaban
y su consumo no era silo en rituales mágicos sino que en las zonas latas se
empleaba en la vida cotidiana. Una droga que nunca se difundió en Europa fue
un tipo de hongo llamado la “carne de dios” cuyas propiedades alucinógenas
fueron destacadas y descritas profusamente. Los viajeros describían que los
indígenas al tomarla “se les antoja ver culebras, caimanes y peces que los
tragan y otras muchas visones que les espantan”.

LA VACUNA DE LA VIRUELA

La Expedición Filantrópica de la vacuna supuso una de las empresas sanitarias


realizadas en el siglo XVIII de mayor envergadura, por su complejidad y
dificultad. Supuso uno de los primeros programas de intervención en salud
pública a escala internacional y de expansión de la vacuna de la viruela. La
primera decisión importante que se tomó fue prevenir en vez de curar, pero la
técnica de la inoculación y luego de la vacunación era un problema médico
pero también ideológico, ya que se pensaba que la enfermedad podría
propagarse de esa manera y poca gente quería experimentar una técnica
buena. A pesar de las dificultades que encontraron en la población, la
expedición permitió cambiar el concepto de la lucha contra la enfermedad. Se
pasó de una defensa pasiva a una defensa activa lo que supuso un cambio en
la mentalidad de la sociedad, que lejos de resignarse se encontraba ahora
dispuesta a defenderse contando con los precarios medios que tenían a su
alcance.

LA UNIVERSIDAD DE MÉJICO

La universidad de Méjico se fundó en el siglo XVI a imitación de las de


Salamanca, “La Real y Pontificia Universidad de México, promovida por el
primer Obispo de México, Fray Juan de Zumárraga, y por el primer Virrey de la
Nueva España, D. Antonio de Mendoza. Erigida por Cédula del Príncipe Felipe
el 21 de septiembre 1551, para que los naturales e hijos de los españoles
fuesen industriados en las cosas de nuestra santa fe católica y en las demás

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facultades. Fue fundada el 25 de Enero de 1553, cuando se ejecuta la cédula”.
En sus aulas se explicaba a Galeno y Averroes, pero no había experimentación
alguna, algo que llegaría en paralelo a través de otras instituciones como los
Colegios de Cirugía Españoles.

Poco después de establecido en Cádiz el Colegio de Cirugía, se abrió una


institución similar en la Ciudad de México, en el Hospital Real de Naturales
(1768), para impartir la cátedra de anatomía práctica. El doctor Manuel Moreno
fue su primer director. Los cursos se inauguraron en 1770 con demostraciones
anatómicas realizadas por Andrés Montaner y Virgili, catedrático de anatomía,
ayudante de cirujano mayor de la Real Armada y maestro honorario del Real
Colegio de Cirugía de Barcelona.

LA MEDICINA EN EL VIRREINATO

Los trabajos de John Tate Lanning (destacado historiador norteamericano,


quien encargo a John J Tepaske la edición de su última obra inédita sobre
la labor del Protomedicato en las colonias españolas.) concernientes al
Protomedicato se encontraban en publicaciones especializadas, en
manuscritos casi acabados y en borradores o notas preliminares. Gracias a
la dedicación de John Jay TePaske, ha sido posible rescatar y reunir los
materiales editados e inéditos de Lanning sobre el Real Tribunal del
Protomedicato en un solo volumen. La labor de Lanning como hispanista
había alcanzado notoriedad con la publicación en 1940 de una serie de
ensayos bajo el título de Academic culture in the Spanish Colonies y en
1956 su galardonado The eighteenth-century Enlightenment in the
Umversity of San Carlos de Guatemala. En 1974 publicó un ejercicio de
microhistoria alrededor del médico Pedro de la Torre y su juicio por el Santo
Tribunal de la Inquisición que documenta la vida y avatares de la primera
generación de criollos novohispanos. 1 Esta obra dedicada a la regulación
de la práctica médica en la América española durante la Colonia es, como
bien lo dice TePaske en su prólogo, en primer lugar, historia institucional y
administrativa, ya que su objeto de estudio es el funcionamiento y la
estructura del Real Tribunal del Protomedicato en América, aunque se

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concentra en las ciudades de México y Lima . En segundo lugar, es historia
social de los practicantes, mayormente de los autorizados, de la medicina
en la medida en que describe su papel, tareas y obligaciones. En tercer
lugar, es historia de la regulación de la práctica médica y del control ejercido
sobre los paramédicos de entonces como cirujanos, boticarios,
flebotomistas y parteras. En cuarto lugar, este libro trata de la enseñanza e
investigación médicas. Y por último, se interesa en la sanidad, el manejo de
las epidemias y las precauciones empleadas para la divulgación y difusión
de nuevas drogas.

LAS NUEVAS PLANTAS MEDICINALES

Desde el siglo XVI las sucesivas oleadas de rutas atlánticas favorecieron


una hibridación cultural que tuvo un significado impacto en la práctica médica
Sin duda, una de las aportaciones más importantes del Nuevo Mundo fue el
descubrimiento de nuevos productos naturales con aplicaciones terapéuticas.
Maria Luz López Terrada, investigadora del CSIC, se refirió a este aspecto
como una verdadera transformación en la medicina europea: “La medicina que
se practicaba en España había nacido en el mundo mediterráneo como
mestizaje de las costumbres sanadoras de los pueblos que vivían en el sur de
Europa y norte de África, pero el mundo atlántico cambió la medicina europea”.

Desde el siglo XVI las sucesivas oleadas de rutas atlánticas favorecieron una
hibridación cultural que tuvo un significativo impacto en la práctica médica.
Entre otras muchas aportaciones, el conocimiento de los recursos naturales del
Nuevo Mundo favoreció el avance de los conocimientos científicos. Las
exposiciones, catálogos y museos que se abrieron tanto en América como en
Europa permitieron que la naturaleza llegara al público. Por otro lado, la
monarquía era una potencia política en expansión, con un enorme ámbito a
colonizar por lo que era necesario conocer la naturaleza de los nuevos
territorios no sólo por su interés científico, si no por lo que aportaba a la
conquista y colonización de los nuevos territorios.

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Fueron muchos los científicos que difundieron por Europa las nuevas plantas
medicinales y, consecuentemente, los nuevos medicamentos. Según las leyes
vigentes, solo los habitantes de Castilla podían viajar a América, por eso fueron
los castellanos los primeros en describir y catalogar las plantas medicinales.
Poco a poco estas plantas fueron provocando importantes cambios en la
alimentación de los europeos, en el uso de las terapias y en muchas de sus
costumbres. Y como no, también cambió la arquitectura de los jardines con la
aclimatación de muchas especies.

El remedio medicinal americano que de forma más rápida se extendió fue el


Guayaco ya que se difundió como un remedio eficaz contra el morbo gallico.

Las crónicas se difundieron impresas desde la época de Colón. Sus famosos


diarios y los textos del Mundus novus de Americo Vespuci fueron los primeros
testimonios a los que siguieron los de Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés,
Francisco López de Gómara y Pedro de Cieza de León. Estos textos se centran
en la descripción de algunos productos pero no profundiza en la utilización
médica de cada uno.

Las 50 plantas descritas se agrupan en tres apartados.

El primero se refiere a las “viejas plantas medicinales”, o aquellas plantas


comunes a los dos continentes, cuyo uso, por tanto, era conocido por los
europeos como el culantro (Eryngium foetidum L.), la escamonea (Convulvulus
scammonia L.), el malvavisco (Malvaviscus sp.), la manzanilla (Matricaria
chamomila L.) o el poleo (Satureja brownei Briq.)

El segundo describe los “nuevos viejos remedios” procedentes de plantas


nuevas. Al haber observado un uso común con el de sus parientes usados en
Europa (pero de procedencia exótica) fueron asimilados con facilidad e
incorporados como sucedáneos (resinas, purgantes, bálsamos, sudoríficos) y
utilizadas de acuerdo con el galenismo de la medicina europea.

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Las plantas que hoy consideramos como drogas o adictivas, se utilizaban
en la cultura precolombina con fines religiosos o rituales.

El último grupo lo formaban “las nuevas medicinas”, las plantas de origen


exclusivamente americano, cuyo uso medicinal, en la mayor parte de los casos,
fue conocido gracias a la observación de las costumbres de los indígenas y
aplicado posteriormente por los colonizadores.

El remedio medicinal americano que de forma más rápida se extendió fue el


guayaco ya que se difundió como un remedio eficaz contra el morbo gallico. El
primero en describirlo fue Gonzalo Fernández de Oviedo: "así como es común
el mal de las búas en todas estas partes, quiere la misericordia divina que así
sea el remedio comunicado e se halle para curar esta dolencia; pero aunque en
otras partes se halle esta enfermedad, el origen donde los cristianos vieron las
búas e experimentaron e vieron curarlas y experimentar el árbol del guayacán
fue en esta isla Española". (Gonzalo Fernández de Oviedo, 1535) Sus palabras
tuvieron mucha repercusión en Europa.

El otro remedio americano, la zarzaparrilla, superó al europeo. Cieza de León


la describió así: "las raíces de esta yerba son provechosas para muchas
enfermedades, y más para el mal de bubas y dolores que causa a los hombres
esta pestífera enfermedad; y así, los que quieren sanar, con meterse en un
aposento caliente y que esté abrigado, de manera que la frialdad o aire no
dañe al enfermo, con solamente purgarse y comer viandas delicadas y de dieta
y beber del agua de estas raíces, las cuales cuecen lo que conviene para aquel
efecto, y sacada el agua, que sale muy clara y no de mal sabor ni ninguno olor,
dándola a beber al enfermo algunos días, sin le hacer otro beneficio, purga la
maletía del cuerpo de tal manera que en breve queda más sano que antes
estaba" (1554).

CIENCIA Y MEDICINA EN EL PERÚ

De los cuatro virreinatos, el llamado del Perú era el más extenso. A lo largo de
sus más de 200 años de existencia fueron variando los marcos territoriales

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pero en su etapa final ocupaba los territorios pertenecientes a los actuales
Bolivia Chile, Ecuador y Perú. “De todos los virreinatos, - afirmó Antonio
González Bueno, del Departamento de Farmacia y Tecnología Farmacéutica
de la Facultad de Farmacia. Universidad Complutense de Madrid - el de Perú
fue el más mítico y se convirtió en el símbolo de la riqueza americana. En Perú
se encontraban lugares con gran carga metafórica: Jauja, Potosí…y en ese
territorio se encontraban las leyendas sobre el oro de los incas con las que los
primeros cronistas acompañaron sus descubrimientos”.

Una de las primeras descripciones, continuó este experto, se la debemos a


Francisco de Xerez en su obra Verdadera Relación de la Conquista del
Perú publicada en 1527: “una provinçia que se dize el perú, que es en la misma
costa de tierra firme en la parte del mar del sur de donde es la cibdad de
panamá (…) que entrando la tierra dentro, detras una sierra que se haze
grande, avia muchos pueblos a do avia mucha cantidad de oro, y que la tierra
hera muy llana y enchuta…” . Más de 200 años después seguía manteniendo
este halo de riqueza, halo absolutamente verídico durante los siglos XVI y XVII
ya que España se centró en explotar sobre todo las minas de tierra y oro. La de
Potosí fue el mayor yacimiento.

Los saberes científicos se centraron en el ámbito urbano y estaban limitados a


las estructuras sociales económicas que se dieron en las ciudades y que
permitieron la formación de ciertas estructuras sanitarias y científicas. Este
auge llega en el siglo XVIII pues en el XVII la corte española dio la espalda al
acervo cultural de las colonias, interés que se recupera en el siglo XIX.

LAS REFORMAS BORBÓNICAS

Las reformas borbónicas fomentaron la sanidad de una población mermada


durante los últimos años del virreinato. Supusieron una apuesta para mejorar la
calidad de vida por lo que buena parte de las reformas borbónicas se centran
en la población libre mestiza, un grupo socialmente poco valorado que se
configura como el mejor reservorio de mano de obra.

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¿Cómo era la asistencia médica en Perú? Los médicos y farmacéuticos que
llegaban al virreinato llegaban de la metrópoli acompañando a los
colonizadores que podían permitirse viajar con su propio médico. Los indígenas
seguirán a los curanderos; los españoles pobres o indígenas destribalizados
serán atendidos por las órdenes religiosas y los esclavos no recibían atención
suficiente porque para los señores era menos costoso adquirir otro que
proporcionarle los cuidados necesarios.

El proceso de institucionalización de la sanidad de tipo europeo comenzó en


el siglo XVI cuando se abrieron muchos hospitales destinados a los más pobres
en distintas regiones. En 1552 el arzobispo Jerónimo de Olaiza instaló la
primera botica al estilo europeo que prestaba servicio a los hospitales. Felipe II
instauró el protomedicato general de Lima destinado a reglamentar y regular la
práctica de las profesiones sanitarias en Perú y con ánimo de seguir la misma
infraestructura que había en España.

Simultáneamente a la puesta en funcionamiento de los hospitales, se funda la


Universidad de San Marcos de Lima en 1551, la educación más antigua del
continente americano, pero hasta 1635 no se instauraron los estudios de
medicina, aunque no se impartieron clases con la suficiente asiduidad para que
se formaran los médicos que el territorio necesitaba.

Hasta el siglo XVIII la universidad no tiene un verdadero empuje. En 1722 se


fomenta la cátedra de anatomía, fundamentalmente teórica y sólo en 1786 se
promoverá un cambio hacia los nuevos sistemas médicos que imperan en
Europa. Hasta 1815 el virreinato no contará con una institución dedicada
expresamente a la enseñanza de la medicina y cirugía: el Colegio de San
Fernando.

Antonio Bueno, destacó que a finales del siglo XVIII en el virreinato del Perú
había una élite colonial que manifestaba un interés creciente por las nuevas
ciencias gracias tal vez a las reformas borbónicas llevadas a cabo en esos
territorios americanos y que se centraron en una burguesía acomodada a

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imitación a las clases metropolitanas. “Es una especie de mimetización de la
ciencia adaptada a la idiosincrasia local” concluyó.

NUEVA GRANADA

El territorio que más tarde se convirtió en el virreinato de Nueva Granada


despertó el interés de los naturalistas españoles desde comienzos del siglo
XVI, pero será en el siglo XVIII cuando tendrá los referentes médicos y
científicos más importantes en parte gracias a la expedición de Celestino Mutis.
Así lo afirmó Marcelo Frías Núñez, Profesor Titular. Facultad de Humanidades,
Comunicación y Documentación de la Universidad Carlos III, pero desde los
primeros viajes de Colon, las expediciones eran acompañas por médico y
físicos, aunque la mayoría no dejaron escritas sus experiencias.

A comienzos del XVI muchos médicos europeos experimentaban ya con


hierbas americanas y se publicó el libro Las cosas que traen de las Indias
occidentales que sirven al uso de la medicina, traducido cuatro años después al
latín, inglés, alemán italiano. Su autor, Nicolás Monardes, escribió la primera
obra que puso en circulación por Europa el tesoro de las hierbas curativas
encontradas en América. Más tarde, a finales de ese siglo, López de León llegó
a Cartagena de Indias como médico de las galeras y publicó una obra en la que
describía la terapéutica que había utilizado durante más de 30 años en la
región. Una primera iconografía de instrumentos quirúrgicos utilizados por
profesionales españoles, primer referente en Colombia y casi seguro el primero
de América. En su obra describe las grandes patologías, los pronósticos, las
señales y los propios recursos terapéuticos empleados. Gracias a él
conocemos la descripción de enfermedades como el escorbuto, la pleuritis, el
bocio o la sífilis.

En el siglo XVII, Nueva Granada ya es un virreinato con independencia de


Perú. Celestino Mutis fue el organizador de una expedición botánica que se
convirtió en una expedición científica. Además de científico, fue un auténtico

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gestor de la ciencia, una figura con luz propia que aportó a la botánica, la
minería o a las matemáticas su propia formación en medicina. Como gestor,
participó en la elaboración de planes universitarios, en la gestión de
un observatorio astronómico, y en la labor que hace como director de la
expedición. La expedición de 1783 fue mucho más que una expedición
botánica. Su deseo era descubrir la utilidad de cada planta americana y sus
posibles salidas comerciales. Se interesó por la quina, a canela, el té de Bogotá
para su producción y transporte se formaron empresas que impulsaron la vida
del virreinato.

MEDICINA EN EL VIRREINATO PERUANO

El Virreinato del Perú fue una entidad territorial integrando el imperio


español por la corona española. Fue creado por el rey Carlos I a través de
la Real cédula firmada en Barcelona el 20 de noviembre de 1542, tras la
Conquista del Perú, realizada por las tropas de Francisco Pizarro,
tomándose como base a los territorios de las gobernaciones de Nueva
Castilla y de Nueva Toledo.
En este periodo aún con los conocimientos de los antiguos peruanos porque
se empleaban las numerosas plantas medicinales en infusión; como la
coca, la quinua, la retanima entre otras.
Los españoles nos trajeron su medicina que no era otra que una atrasada
medicina medieval .Esta medicina era examinar el pulso y la orina, pero aún
así estas no pudieron ser mejores que las medicinas prehispánicas, ya que
la medicina de nuestro antiguo Perú dispone una mejor provisión de plantas
medicinales.
Con la llegada de los españoles las epidemias y enfermedades endémicas
aumentaron. Alguna de estas enfermedades fueron la tuberculosis,
enfermedad de Chagas, bartenolosis, sífilis y varias parasitosis intestinales.
Existían también las diarreas comunes, las neumonías, infecciones a la piel,

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las infecciones urinarias, etc.
Estas enfermedades eran producidas por gérmenes que habían
acompañado a los humanos durante su transcurso desde el Asia hasta
nuestras tierras.
Es decir, los españoles aparte de traernos su cultura nos invadieron
también con sus gérmenes y esto afecto a la población indígena trayendo
consigo mortíferas epidemias y esto debilitaba la defensa de sus tierras. Un
ejemplo de esto es el hecho de Huayna Capac que falleció luego de "unas
fiebres" cuando los españoles se encontraban dentro de sus tierra.
Como estas enfermedades afectaban a Indios y españoles se vió en la
necesidad de establecer centros de atención médica como los hospitales.
Estos establecimientos estuvieron divididos ya sea por género, origen y el
oficio.
Los hospitales en la colonia fundada en Lima en 1535 y establecido el
sistema de gobierno español, fueron principalmente para atender a la gente
pobre, desamparada. En cambio, para los españoles la atención era
domiciliaria.

APARECIERON DE LAS ESCUELAS MEDICAS

Una fecha importante es la del año de 1551, ya que se funda la Universidad


Mayor de San Marcos y el 17 de abril de 1633, tiene lugar la primera lección
de Medicina por Juan De La Vega.
También en 1711 se funda la Catedra de Anatomía en la que se recordara a
Andrés Vesalios y por las q pasarían grandes personajes de la medicina
peruana. Por ejemplo están Hipólito Unanue y Pavón, Cayetano Heredia y
Daniel Alcides Carrión.

Las practicas curandibles de los indígenas eran optimas en época de la


colonia ya que utilizaban las plantas medicinales lo cual los españoles no
desdeñaron.
Además, las trepanaciones craneanas han sido las más destacadas en este
periodo, estas se practicaban en las lesiones producidas por las armas y
posiblemente también por motivos místicos y religiosos. El instrumento

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quirurjico en este entonces era el Tumi que es un objeto en forma de
"T"cuyo extremo afilado al imprimirle movimiento de rotación o vaivén
cortaba las partes blandas o en el hueso, especialmente se utilizaban en las
trepanaciones craneanas, una muestra de eso fue encontrado por Tello en
la necrópolis de Paracas, además de hilas de algodón que es similar a la
gasa actual.

MEDICINA EN LA EMANCIPACION

Gran parte de los servicios de atención médica estaban en manos de


empíricos, de los mulatos que habían aprendido algo de cirugía, de los
curanderos aborígenes que empleaban sus hierbas medicinales, de las
parteras o comadronas y, cuando no, de los charlatanes, entre otras y
muchas debilidades que se presentaban en cuanto a la medicina. Es fácil
entender la escasez de servicios médicos a lo largo y ancho del vasto
territorio

El conocimiento se encontraba en manos de los pudientes. El tráfico de libros


de la metrópoli hacia Lima fue fluido y cuantioso no obstante la vigilancia del
Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición. Fueron famosas las colecciones
privadas de los doctos y comerciantes así como las monacales pero con nulo
acceso de la gente común.

Con este panorama, don Hipólito Unanue (1755-1833) consideró que la


educación médica debía mejorar con la enseñanza de anatomía, que se venía

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haciendo desde 1711, con un anfiteatro anatómico. Esto lo consiguió en 1792
luego de largas gestiones ante el virrey Gil de Taboada y Lemos.

Unanue y los demás integrantes de la Sociedad Amantes del País fueron los
animadores del Mercurio Peruano (1791-1795), publicación periódica que versó
sobre geografía, historia, economía, ciencia, etc. del vasto territorio que se
tenía y que ayudaría a crear la conciencia del Perú como nación.

Más tarde, en 1808, Unanue convenció al virrey Fernando de Abascal para


construir un nuevo colegio único de médicos y cirujanos siguiendo los usos
europeos; y, ambos dedicaron esfuerzos para conseguir las subvenciones e
iniciar la construcción del colegio. La Junta Superior de Medicina y Cirugía de
Cádiz aprobó el 9 de agosto de 1811 el pedido de formar el colegio.

Las clases no fueron interrumpidas durante la construcción del nuevo colegio.


España se encontraba con problemas en la sucesión real y la invasión
napoleónica. En 1811 se logró que funcionara el Colegio de Medicina y Cirugía
de San Fernando, llamado así en honor del Rey de España, don Fernando VII.
No fue fácil conseguir las rentas y hubo oposición de la Universidad de San
Marcos que veía recortada sus atribuciones. Posteriormente, el 9 de mayo de
1815, el colegio adquirió, por Real Cédula, el carácter de Real Colegio.

En 1808, en el marco del gobierno ilustrado de Abascal, también se terminó de


construir el Cementerio General de Lima con estilo neoclásico bajo la
concepción del arquitecto, pintor y escultor español presbítero Matías Maestro,
quien también había realizado los planos del colegio médico. La construcción
de un cementerio fuera de la ciudad respondía a la necesidad de higiene
pública e implicaba romper con la arraigada tradición de los entierros en las
iglesias.18

La vida de Unanue estuvo íntimamente relacionada a la medicina hasta 1813


en que a la edad de 58 años viajó a España. Cuando retornó en 1816 ya era
otro hombre, era acaudalado -había conseguido ser declarado albacea del
patrimonio de la familia Landaburu-, y se dedicó a administrar su hacienda,
Arona, en Cañete y de allí en adelante su accionar sería político. Se retiró de la

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actividad pública pero, a solicitud del virrey Joaquín de la Pezuela, acudió como
secretario de la delegación que en Miraflores se entrevistó con los emisarios de
José de San Martín.

Proclamada la independencia, Unanue ocupó el Ministerio de Hacienda y le


cupo la ardua tarea de ordenar la administración de la nueva república cuyo
estado económico era precario por los acontecimientos ocurridos. Después, fue
elegido diputado por Puno y presidió el Congreso Constituyente (del 20-12-
1822 al 20-11-1823). Cuando Lima fue ocupada por los realistas, siguió al
presidente Riva Agüero hasta Trujillo y, aunque allí se le designó para integrar
el Senado; se abstuvo y regresó a Lima. Ido San Martín y con Bolívar en el
gobierno, colaboró con este en calidad de ministro, primero en el Ministerio de
Hacienda y después en los Ministerios de Gobierno y de Relaciones Exteriores,
llegando a ser vicepresidente del Consejo de Gobierno encargado del mando
durante la ausencia del Libertador (10 de abril de 1825 al 5 de enero de 1826).

Aparte de la descollante participación de Unanue en la era pre-republicana


inmediata, otros médicos peruanos también tuvieron una ingerencia importante
en el proceso de la emancipación. Ella está registrada por los siguientes:

- Según el historiador Benjamín Vicuña Mackenna, los profesores del colegio


sanfernadino que conspiraban contra el gobierno virreinal eran Hipólito
Unanue, José Gregorio Paredes, José Pezet y el cirujano latino y profesor de
cirugía Gabino Chacaltana.

- En 1822, el doctor Miguel Tafur leyó una memoria ante la Sociedad Patriótica
explicando las razones del retardo del advenimiento de la independencia del
país y en ella hizo mención a que en el colegio sanfernandino se llegó a dar
asilo clandestino a los patriotas perseguidos por las autoridades virreinales, y
que se había facilitado sus embarques, mencionándose varios nombres, entre
ellos a un mexicano de apellido Ayala.

- En 1812 apareció en Lima el periódico El Verdadero Peruano cuyo editor fue


el presbítero Tomás Flores y el encargado de las suscripciones fue el doctor
José Pezet. Y, entre los colaboradores activos estuvieron los médicos Unanue,

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Devoti, Pezet y Valdés. Este periódico desapareció antes del año por presión
de las autoridades virreinales.

- En 1813 apareció el periódico El Peruano Liberal cuyo director fue el doctor


Pezet. Esta publicación no duró ni dos meses.

- El cirujano y médico romano Félix Devoti fue colaborador y gran animador de


diversos periódicos donde trasuntaba el espíritu emancipador de la época.

- El doctor José Manuel Valdés, contertulio de los conspiradores, publicó


algunos opúsculos médicos y, en especial, una memoria sobre la epidemia que
padeció el Ejército Libertador en Huaura.

En marzo de 1820, los realistas descubrieron un complot organizado por varios


patriotas, dirigidos por José de la Riva Agüero, y que debía atacar cuando
Cochrane apareciera por segunda vez en el Callao. Una veintena de patriotas
capturados, entre ellos los médicos Pezet y Devoti, fueron llevados por las
calles de Lima engrilletados hasta las cárceles de la Inquisición. Fueron
liberados después de casi tres meses de prisión.

- Cuando San Martín desembarcó en Pisco, el virrey Pezuela buscó negociar


una paz y envió una comisión al pueblo de Miraflores. Ella estuvo integrada por
el Conde de Villar de Fuente coronel José Gonzales y Fuente, el teniente de
navío Dionisio Capaz y don Hipólito Unanue como secretario. Estas
negociaciones no prosperaron y días más tarde, el 7 de octubre de 1820, se
publicó una nota en la Gaceta de Lima donde se atacaba fuertemente a los
patriotas y lo firmó el teniente Capaz colocando las firmas de Unanue y del
conde Villar de Fuente. Unanue protestó por haberse empleado su nombre de
manera inconsulta y con un volante desdijo lo publicado. Este hecho fue muy
comentado y las tropas libertadoras lo consideraron como un duro golpe contra
el gobierno virreinal.

- Con San Martín ya en Lima, el 15 de julio de 1821, en el Ayuntamiento de la


capital se realizó la declaración y firma del Acta de la Independencia, la que fue
firmada por los médicos Hipólito Unanue, Miguel Tafur, José Pezet, José
Manuel Dávalos, José Vergara y José Eugenio Eizaguirre.
18
- El 29 de julio, el Tribunal del Protomedicato, presidido por el Dr. Miguel Tafur,
suscribió el Acta de la Independencia.

- Al día siguiente, los maestros y alumnos del colegio sanfernandino


juramentaron la Independencia.

Los cirujanos y farmacéuticos también tuvieron una activa participación. Así:

- El cirujano Benito del Barco, residente en el Callao, fue hecho prisionero por
haber participado en el movimiento insurgente de Lima en 1818.

- Francisco Santiago Mascote, profesor sanfernandino en 1821, sería jefe del


hospital de sangre en el combate de Junín.

- Nicolás Alcázar, joven cirujano que fue detenido por participar en la


conspiración de 1818 y fue ejecutado en la plaza mayor de Lima.

- José Santos Montero, el doctor santitos, cirujano de los hospitales de San


Bartolomé y San Andrés, del Escuadrón de Caballería Cívica de pardos y
cirujano mayor durante los sitios del Callao.

- Los cirujanos Laurencio Béjar y Juan Eucejo sirvieron en el ejército de


Pumacahua.

- El cirujano Tadeo Marchani acompañó a José Angulo en la frustrada revuelta


de Huamanga.

- José Isidoro Alcedo, farmacéutico y cirujano romancista que participó en los


sitios del Callao.

- Los farmacéuticos José Manuel Saldarriaga, Manuel Palacios y Mariano


Egoaguirre se alistaron en las filas del ejército de San Martín cuando este
desembarcó en Paracas. El farmacéutico Luis Montes auxilió con dinero y
medicamentos a la tropa de Arenales. El protofarmacéutico Agustín Cruzate,
activo conspirador, también ayudó con dinero y medicamentos al Ejército
Libertador y asistió a los heridos en los sitios del Callao. Guillermo Geraldino,
notable farmacéutico y conspirador, que había sido detenido en 1814 por el

19
Tribunal de la Inquisición, proveyó de botiquines donde la quinina era
probablemente el medicamento más eficaz- para auxiliar a los soldados
durante la epidemia de tercianas y diarreas que se desató entre la tropa
libertadora de San Martín, en Huaura, durante el verano de 1821.

Los estudiantes de medicina también estuvieron identificados con las ideas


libertarias y siguieron a sus maestros. De ellos, quizás hay que recordar a
Santiago Távara Andrade, quien siendo estudiante, en 1819, fue apresado por
el gobierno de Pezuela pero fue liberado después gracias a las gestiones de su
maestro Unanue. Távara no llegó a graduarse de médico pues se dedicó a la
política y el comercio.

Los periódicos donde participaron los médicos tuvieron el auspicio del gobierno
virreinal que se perdió cuando se dio cabida a las ideas libertarias. A juzgar por
los hechos, las relaciones entre los médicos conspiradores y la autoridad
virreinal fueron buenas o no fueron del todo malas. Trasunta un doble juego o
un doble discurso muchas veces entre los médicos protagonistas de los
sucesos.

Los médicos, como miembros de la elite colonial o aspirante a ella, ansiosos de


los beneficios del régimen, tuvieron un tono moderado ante las críticas a su
trato con los indios o al sistema monopólico hispánico, y más bien propugnaban
mejoras en el gobierno, igualdad con los criollos y mayor autonomía para el
Perú. Eran reformistas moderados y constitucionalistas antes que separatistas
o revolucionarios.

Por todas las razones mencionadas, el cambio de nombre del colegio


sanfernandino por el de Colegio de la Independencia, por decreto del 27 de
agosto de 1821, estuvo apropiado aunque lo que se heredó fueron problemas
económicos, académicos y administrativos.

Luego de la Declaración de la Independencia del país, San Martín fue


magnánimo en reconocer la labor desempeñada por los médicos activistas. El
doctor Hipólito Unanue recibió la Orden del Sol en el grado de Benemérito y los
doctores José Pezet y José Manuel Valdés en el grado de Asociado. Además,

20
Unanue fue nombrado ministro de Hacienda y Valdés fue designado Médico de
Cámara del Gobierno. Cuando San Martín fundó la Sociedad Patriótica en Lima
el 10 de enero de 1822, incorporó a Unanue como vicepresidente y como
miembros a Tafur, Paredes, Devoti y Valdés. El Municipio de Lima nombró a
Tafur y Pezet miembros de la Junta Conservadora de la Libertad de Imprenta.

Mucho se ha escrito sobre la filiación masónica de los precursores y próceres


de la independencia americana. El historiador y masón Germán Leguía y
Martínez mencionó, entre los centros de reunión masónicos a la llegada de San
Martín, a los llamados fernandinos que se reunían en el local del Colegio y
fueron los profesores Hipólito Unánue, José Pezet, Gavino Chacaltana, Nicolás
Alcázar, José Manuel Valdés y José Gregorio Paredes.21

Cuando se instaló el Primer Congreso Constituyente, el 20 de septiembre de


1822, ante el cual San Martín dejó el gobierno, entre los representantes
estuvieron ocho médicos: Hipólito Unanue, diputado por Puno; José Gregorio
Paredes; diputado por Lima; Miguel Tafur y José Pezet, diputados por Cusco;
Laureano Lara, Juan Cevallos, Juan Gastañeta y Esteban Navía Moscoso,
diputados suplentes por Cusco. De allí en adelante los médicos han participado
activamente en la política y en las representaciones congresales de la
República.

Como podemos apreciar, los profesores de la escuela médica estuvieron


inmersos en los problemas que el movimiento independentista generó en la
región. Poco o nada podía hacerse por una docencia adecuada, una práctica
eficiente y una salud pública cubierta. La docencia siguió siendo exigua y
atrasada no obstante la pretendida reforma de Unanue. Una prueba de esto es
que, en 1823, Cayetano Heredia -a la postre reformador de la escuela médica-
tuvo que dar su examen de grado recitando de memoria y en latín el aforismo,
sección tercera, de los Aforismi de Hipócrates, en relación a los padecimientos
de la senectud, y discutirlo con sus examinadores.

La reforma que Unanue pretendió realizar en 1808 con el Quadro sinóptico,


que era un plan de estudio al estilo de la Escuela de Leyden ya se encontraba
con un retraso de por lo menos 50 años y no pudo aplicarse o sostenerse

21
porque no se contaba con los profesores idóneos para las materias
consignadas. Las referencias bibliográficas que Unanue citó en su obra El
Clima de Lima eran atrasadas en varias décadas.

La creación de instituciones propugnadas por la Ilustración española se llevó a


cabo aunque con cierto retraso. Así:

- La Sociedad Vascongada de Amigos del País se formó en 1765; aquí, la


Sociedad Académica Amantes del País se formó en 1790.

- El Jardín Botánico de Madrid fue creado en 1781; aquí, el Jardín Botánico de


Lima se creó en 1808.

- El Real Observatorio Astronómico y Meteorológico se estableció en 1790;


aquí no llegó a cristalizarse el proyecto de 1793 al arribo de la expedición de
Malaspina.

- La Real Academia de Ciencias se creó en 1792; aquí no se formó.

- El Anfiteatro Anatómico en el Hospital Real de Cádiz fue creado en 1728;


aquí, el Anfiteatro Anatómico entró en funciones en 1792.

- El Cementerio de Madrid fue creado en 1804; aquí, el Cementerio General de


Lima empezó en 1808.

- Los Reales Colegios de Cirugía de Cádiz (1748), de Barcelona (1764), y de


San Carlos de Madrid (1787) fueron formados mucho antes que el Colegio de
Medicina y Cirugía de San Fernando (1811).

Por esto podemos afirmar que la Ilustración llegó tarde e incompleta a esta
parte del continente. No tuvimos la suerte de México donde se dio con mayor
intensidad. La guerra de la Independencia y el período de anarquía y
caudillismo que se estableció en las décadas siguientes cortaron el avance de
la Ilustración.

La situación en América fue muy compleja ya que, por un lado, los proyectos
científicos más importantes partieron de la iniciativa oficial y dependieron de las

22
autoridades virreinales. La autoridad virreinal fue muy permisiva con la
intelectualidad local. Abascal cuando llegó al Perú en 1806 continuó con el
proceso de acercamiento entre el gobierno virreinal y las elites limeñas,
sinuosas e intrigantes, que buscaban promover sus propios intereses. La
mayoría de los peruanos ilustrados creyeron que una conciencia americana o
de “ peruanidad” era compatible con la supervivencia de la monarquía
borbónica. Sólo querían la reforma política; es decir, la igualdad entre
peninsulares y criollos y una mayor participación en los cabildos23.

Por otro lado, es cierto que los ilustrados criollos desarrollaron propuestas que
sentaron las bases de una ciencia independiente al servicio de las nuevas
naciones americanas. Una parte de esta incipiente ciencia colonial fue producto
de la labor de sabios españoles instalados en América: Fausto Delhuyar, de
Andrés Manuel del Río o de Miguel Constansó en México, así como el de José
Celestino Mutis y Juan José Delhuyar en Nueva Granada o el del solitario Félix
de Azara en el Río de la Plata. También fueron varios los científicos criollos que
desarrollaron una parte de sus actividades en la metrópoli: el peruano
Francisco Dávila (primer director del Gabinete de Historia Natural), el
neogranadino Francisco Antonio Zea (nombrado director del Jardín Botánico de
Madrid) o el mexicano José Mariano Mociño, uno de los directores de la
Expedición Botánica de Nueva España, y el peruano José Eusebio Llano y
Zapata. A ellos hay que agregar los criollos que desarrollaron una incipiente
ciencia por estas tierras: el neogranadino Francisco José de Caldas, los
mexicanos José Antonio Alzate y José Ignacio Bartolache, el quiteño Eugenio
Espejo y el peruano Hipólito Unanue.

La vida de Unanue, simplificada en un período fidelistareformista (1791-1814),


período de desencanto (1814- 1820) y período independentista (1821-1833),
refleja lo que vivieron muchos criollos intelectuales de la época25. La figura de
Unanue fue percibida por los médicos de las generaciones posteriores como el
paradigma del profesional exitoso llegando a ser heroificado que modernizó la
enseñanza de la medicina y su ejercicio práctico; y, también, como un alto
funcionario con acceso a la toma de decisiones en las altas esferas del poder,
frente a los virreyes y los primeros gobernadores republicanos. Es decir, fue

23
alguien que combinó de manera armoniosa su quehacer profesional con la
capacidad de tener efecto directo en las decisiones de Estado.

Venida la calma, a mediados del siglo XIX, Cayetano Heredia trataría de


ponerse al día con la Ilustración: envió discípulos a Europa y contrató
profesores extranjeros -que llegaron a constituir el 20% del profesorado- al
fundar en 1856 la nueva escuela médica, la Facultad de Medicina de Lima,
sobre lo que quedaba del Colegio de la Independencia. Mientras, en Europa se
hablaba del Positivismo; y, cuando quisimos incorporarnos en esta nueva
concepción filosófica vino la guerra con Chile que cortó esta etapa del
modernismo. Por esto, podemos afirmar que la Ilustración llegó tarde, y,
después, el Positivismo también nos llegaría retrasado.

Las interpretaciones de los orígenes de la independencia peruana por lo


general se agrupan dentro de tres posiciones. La postura tradicional o
patriótica, que nos enseñaron, y según la cual la Independencia del Perú fue un
levantamiento popular y nacionalista de todas las razas liderados por heroicos
líderes criollos en contra de la tiranía española. La revolución nacionalista y
populista de Velasco de 1968, daría lugar a una concepción nacionalista pero
de los indígenas, reivindicando la gesta de José Gabriel Condorcanqui, Túpac
Amaru II. A comienzos de la década de 1970, tanto la versión criolla como la
“ indígena” del nacionalismo fueron cuestionadas por una posición revisionista
de historiadores que sostuvieron que el nacionalismo no existió en el Perú en
1820 ya que los criollos no estuvieron convencidos de la necesidad de la
independencia pues sus intereses económicos y financieros estaban
íntimamente ligados al antiguo régimen.

Volviendo a nuestros médicos próceres de la Independencia del país, debo


decir que no debió ser fácil vivir en esa época, que muchas veces para
salvaguardar a los suyos y sus intereses tuvieron que adoptar posiciones
ambiguas, que algunos tuvieron mayor desprendimiento que otros o que
algunos cuidaron más sus intereses personales. El pensamiento médico
ilustrado de la época no pudo ser independentista sino fue todo lo contrario, fue
conservador. Pero, todos ellos al final estuvieron de acuerdo en que había que
formar una nueva patria, una patria que hemos heredado con un pasado

24
histórico muy rico pero con grandes problemas que aún ahora tratamos de
recomponer.

Que sea esta la ocasión para rendirles un merecido homenaje a los médicos
que tuvieron una activa participación en la lucha por la independencia del país.

CONCLUSIONES

Tras la Conquista del Perú, realizada por las tropas de Francisco Pizarro,
tomándose como base a los territorios de las gobernaciones de Nueva Castilla
y de Nueva Toledo.
En este periodo aún con los conocimientos de los antiguos peruanos porque se
empleaban las numerosas plantas medicinales en infusión; como la coca, la
quinua, la retanima entre otras.
Los españoles nos trajeron su medicina que no era otra que una atrasada
medicina medieval .Esta medicina era examinar el pulso y la orina, pero aún así
estas no pudieron ser mejores que las medicinas prehispánicas, ya que la
medicina de nuestro antiguo Perú dispone una mejor provisión de plantas
medicinales.
Con la llegada de los españoles las epidemias y enfermedades endémicas
aumentaron. Alguna de estas enfermedades fueron la tuberculosis, enfermedad

25
de Chagas, bartenolosis, sífilis y varias parasitosis intestinales. Existían
también las diarreas comunes, las neumonías, infecciones a la piel, las
infecciones urinarias, etc.

En cuanto en la época de la emancipación a fines del siglo XVIII en nuestro


medio, se nota ya una preocupación por el estudio técnico de la medicina. Por
el año de 1792, se funda por Unanue el Anfiteatro Anatómico de San Andrés,
templo donde se iba a enseñar la morfología, la ciencia de Luzzi y de Vesalio.
Al año siguiente, Unanue inicia un ciclo de Conferencias clínicas, en las que
tomaron parte Valdés, Villalobos, Cosme Bueno, Vergara y Puente. Por primera
vez, siguiendo las corrientes pedagógicas de las Escuelas leydediana y
vienesa, se pone en juego este intento académico, como una forma de
interesar a la juventud por los estudios hipocráticos. Todo ello y las corrientes
científico-naturales que vienen de la ilustración, prepara la creación de la
Escuela de Medicina.

La medicina de esta parte del continente estuvo al margen de las principales


corrientes y descubrimientos de la medicina europea durante la segunda mitad
del siglo XVIII y las primeras décadas del siglo XIX. Ello se explica porque los
principales médicos locales formaron parte de numerosas intentonas y
movimientos independentistas, con sus ideas y con su accionar. Pero, también
los médicos locales, como parte de la elite colonial, tuvieron que moverse entre
sus intereses personales y la corriente libertadora que se había iniciado en
América del Sur. Al final, todos apoyaron la formación de una nación libre del
yugo español.

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BIBLIOGRAFÍAS Y REFERENCIAS

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la pérdida de la certidumbre (1700-1900). Actas Año III. Santa Cruz de
Tenerife: I.B. Tomás Iriarte; 1996: 9-43.

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Aspectos de la ciencia contemporánea. Seminario Orotava de la Historia de la
Ciencia Año V. Santa Cruz de Tenerife; 1996: 343-376.

Menéndez, A. y Rodríguez A. Salud, trabajo y medicina en la España ilustrada.


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Introducción al pensamiento médico. Elsevier- Masson; 2008: 275-277.

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KAPSOLI, Wilfredo (2007) Mapa cultural y educación en el Perú Lima :
Asamblea Nacional de Rectores

HURTADO, Alberto (1993) Medicina e investigación Lima: UPCH

LASTRES, Juan B. (1951) La Medicina en el Virreynato. En: Historia de la


Medicina Peruana, volumen II. Lima: Imprenta Santa María

PAMO-REYNA ,Oscar(2007) Medicina y Reumatologia Peruana.En: Medicina


en la época Colonial.-UNMSM

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ANEXOS

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