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UNIVERSIDAD JUÁREZ DEL ESTADO DE DURANGO

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

HISTORIA Y FILOSOFÍA DE LA MEDICINA

ENSAYO Y ANÁLISIS
“LA MEDICINA EN EL VIRREINATO”

CATEDRÁTICO:
DR. JORGE HERRERA TORRES

ALUMNA:
ANA PAOLA GRANILLO MERCADO

UNIDAD:
PRIMER SEMESTRE SECCIÓN “C”

CD. GÓMEZ PALACIO, DGO. 18 DE OCTUBRE DEL 2023


ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ................................................................................................................ 3
LA MEDICINA EN EL VIRREINATO .................................................................................... 3
CONCLUSIÓN ................................................................................................................................ 7

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INTRODUCCIÓN

La historia de la medicina en el Virreinato de la Nueva España es una narrativa fascinante y


de gran relevancia. Se trata de un viaje a través del tiempo, que nos sumerge en un período
donde diversas culturas y tradiciones médicas se entrelazaron y, finalmente, dieron lugar a
una nueva práctica médica. Este ensayo se adentrará en este apasionante relato histórico,
explorando los temas y personajes que marcaron el desarrollo de la medicina en el Virreinato.
A lo largo de estas páginas, descubriremos cómo las tradiciones médicas prehispánicas de
las civilizaciones indígenas se fusionaron con el conocimiento europeo traído por los
conquistadores. Personajes notables como el Dr. Francisco Hernández y el Dr. Pedrarías de
Benavides, quienes documentaron las prácticas curativas indígenas y sentaron las bases para
futuros estudios médicos, serán protagonistas de esta travesía histórica.
Exploraremos cómo las instituciones médicas y educativas se establecieron y evolucionaron
en el Virreinato, desde los primeros hospitales construidos por Hernán Cortés hasta la
creación de la Real y Pontificia Universidad de México, que formó a los primeros médicos
titulados en la región. Estudiaremos las primeras publicaciones médicas en América, que
contribuyeron significativamente al avance del conocimiento médico.
Este ensayo resaltará la importancia de conocer esta historia, ya que nos proporciona una
comprensión más profunda de la medicina actual. A través de los desafíos y avances médicos
en la Nueva España, los estudiantes de medicina y profesionales de la salud pueden extraer
valiosas lecciones éticas y culturales, así como una apreciación por la diversidad en la
práctica médica.
La historia de la medicina en el Virreinato de la Nueva España es una ventana al pasado que
arroja luz sobre el presente y el futuro de la atención médica. Es un relato enriquecedor que
nos permite apreciar cómo la medicina, como disciplina y práctica, ha evolucionado a lo
largo del tiempo, adaptándose a nuevas circunstancias y necesidades. Conocer esta historia
es no solo un ejercicio de reflexión histórica, sino también una herramienta esencial para
comprender y mejorar la medicina en un mundo en constante cambio.

LA MEDICINA EN EL VIRREINATO

La aculturación que siguió a la caída de Tenochtitlán y la reconstrucción de la Ciudad de


México creó un crisol de culturas y perspectivas. La plaza principal, construida sobre las
ruinas del templo mayor azteca, se convirtió en el epicentro de esta nueva ciudad. Hacia el
norte, la majestuosa Catedral, que Hernán Cortés afirmó ser el lugar donde Dios sería
honrado como en ningún otro lugar de la Tierra. Al este, uno de los palacios de Hernán
Cortés, Gobernador y Capitán General de la Nueva España, y al sur, frente a la iglesia, la
casa destinada al Ayuntamiento.

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A tres cuadras de distancia, en la Calzada de Ixtapalapa, comenzó a surgir el Hospital de la
Limpia Concepción o de Nuestra Señora, que posteriormente se llamó Hospital del Marqués
o simplemente Hospital de Jesús, un nombre que ha perdurado a través de los siglos.
El trazado de la ciudad, obra del alarife Alonso García Bravo, conservó en cierto grado la
apariencia previa a la conquista, con calles ordenadas.La época estuvo marcada por desafíos
médicos, incluyendo epidemias de viruela, sarampión y otras enfermedades, así como la
llegada de nuevas enfermedades como las bubas o "morbo gálico" traídas por los recién
llegados, y el hambre y agotamiento debido a la reconstrucción de la ciudad.
A partir de 1524, hombres con y sin preparación se dedicaron a la medicina. Los primeros
médicos y cirujanos, como el "maestre Juan" y Juan Catalán, ejercieron sin títulos formales.
Entre ellos también figuraban el Licenciado Pedro López y el Dr. Cristóbal de Ojeda, quien
trató a Cuauhtémoc.
El Ayuntamiento de la ciudad intentó regular la práctica médica desde 1525, protegiendo la
salud de los habitantes y supervisando las boticas que comenzaban a surgir. En 1525,
Francisco de Soto fue nombrado "barbero y cirujano" con un sueldo anual de cincuenta pesos
para servir a la ciudad.
Para cumplir con su cometido, el Ayuntamiento designó protomédicos, como Barreda y
Pedro López en 1527, de acuerdo con la costumbre española. Año tras año, los regidores
supervisaron las cuestiones sanitarias y confirmaron nombramientos o hicieron nuevas
designaciones. En 1557, se llevó a cabo el primer censo sanitario en el Nuevo Mundo por
orden de Felipe II.
En paralelo, las instituciones culturales y médicas comenzaron a florecer. La imprenta llegó
a México alrededor de 1537, auspiciada por Zumárraga. Las primeras obras incluyeron textos
en lengua mexicana y castellana, promoviendo la difusión del conocimiento. La imprenta se
expandió a otras ciudades como Puebla, Oaxaca y Guadalajara a lo largo del tiempo.
Tlatelolco, una ciudad independiente en una isleta, una vez sometida por los aztecas, se
convirtió en un lugar de gran importancia cultural. Hernán Cortés nombró a Temilio, un
indígena noble, como gobernante de este floreciente barrio. Posteriormente, Carlos V otorgó
el título de gobernador a don Diego Huitznahuactlailoca y sus descendientes.
Fue en este sitio que se fundó el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, una institución pionera
en el proceso de transculturación mexicano-europea. Aquí, los niños indígenas comenzaron
a aprender a escribir en su lengua y en español, así como a adoptar no solo la nueva religión
sino también la nueva cultura.
El 6 de enero de 1536, en una procesión que incluyó al Virrey don Antonio de Mendoza y
los Obispos don Juan de Zumárraga y don Sebastián Ramírez de Fuenleal, se inauguró el
famoso Colegio de Tlatelolco. Bajo la dirección de Fray Bernardino de Sahagún, este colegio
enseñó lectura, escritura, latín, retórica, filosofía, medicina y una variedad de artes y oficios.

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Este colegio marcó el inicio del proceso de transplante cultural en América Española. En
1537, el Papa Paulo III promulgó una bula contra la esclavitud, proclamando la igualdad de
todos los seres humanos, independientemente de su raza o color de piel. En 1551, el Príncipe
Felipe II emitió una Cédula Real que ordenó la creación de la Universidad de México, con
cursos inaugurados en 1553.
En esta universidad, se graduó el primer doctor en Medicina, don Pedro Farfán, en 1567. En
1580, se creó la primera cátedra de medicina a cargo de don Bernabé Valdés de Cárcamo, y
en 1576 se llevaron a cabo las primeras autopsias en el Nuevo Mundo. El profesor De la
Fuente realizó estudios anatomopatológicos en casos de tifo.
Tras el descubrimiento de América, surgieron nuevas universidades para estudiar medicina,
derecho civil y derecho canónico. En 1617, Felipe III promulgó una "Real Pragmática" que
reformó la enseñanza médica. Esta regulación pedía a los catedráticos de medicina que
leyeran capítulos de los libros de Galeno, Hipócrates o Avicena para que los estudiantes
entendieran los fundamentos de la medicina y las causas de las enfermedades. La
"Pragmática" también abordó el problema del charlatanismo y legisló sobre la obtención de
títulos médicos. Este fue un paso importante en la consolidación de la medicina como
disciplina académica en la América Española.
En los albores de la América colonial, antes de que se imprimiera el primer tratado de
medicina en el continente, médicos en México ya habían escrito sobre la materia médica de
América y las prácticas curativas indígenas. Uno de estos médicos, el Dr. Pedrarías de
Benavides, publicó su obra "Secretos de Chirurgia" en 1561 en el Viejo Mundo, abordando
temas como el morbo gálico y las prácticas médicas indígenas, siendo un pionero en la
interacción entre la medicina europea y la americana.
En 1570, en la Ciudad de México, se publicó el primer libro de medicina en América, escrito
en latín, seguido en 1578 por un tratado de cirugía en castellano. Estas publicaciones
marcaron un hito en la historia de la medicina americana. México y Lima eran las dos
ciudades con la capacidad de imprimir obras médicas en este período.
El médico xochimilca Juan Badiano comenzó la traducción al latín del libro de farmacología
escrito por Martín de la Cruz, otro nativo de la misma región. Esta obra se convirtió en el
"Código Badiano" y es el texto más antiguo sobre la materia médica escrito en América.
Otras obras notables incluyeron el tratado de Francisco Bravo, impreso en 1570, y el tratado
de cirugía de Alonso López, publicado en 1578. Alonso López fue uno de los primeros en
realizar sesiones de anatomía patológica en México durante la epidemia de "cocolixtli".
Además, destacó Francisco Hernández, quien completó su extensa obra sobre plantas
medicinales de México en 1577.
La producción de estos primeros libros de medicina en América marcó un importante paso
en la historia de la medicina en el continente, representando un puente entre la medicina
europea y las prácticas médicas indígenas. Estos trabajos sentaron las bases para futuros
avances en la medicina en el Nuevo Mundo.

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Gregorio López, nacido en Madrid en 1542, recibió una educación literaria en la corte
española antes de emprender su viaje a la Nueva España. En su nueva vida, trabajó como
escribano en Zacatecas y, tras una serie de desafíos y persecuciones, se instaló en el Hospital
de "Huastepec" con su compañero Francisco Loza, donde escribió su "Tesoro de Medicinas",
una obra que recopilaba diversas prácticas médicas tanto indígenas como europeas de la
época. A pesar de la falta de bases científicas, esta obra fue impresa en 1672, después de la
muerte de López.
La enseñanza y la práctica de la medicina en la Nueva España se basaron en los patrones de
la Metrópoli Española, con influencia particular de la Universidad de Salamanca. Se
estableció la cátedra de Anatomía y Cirugía en la Real y Pontificia Universidad de México
en 1621. Los "Constituciones Palafoxianas" de 1646 ordenaron a los estudiantes de medicina
realizar disecciones de cadáveres. A principios del siglo XVIII, el Virrey Baltazar de Zúñiga
instituyó un internado obligatorio de dos años en el Hospital de Jesús para ejercer la
medicina.
La primera historia clínica mexicana sobre un caso de hematuria fatal fue escrita en 1647 por
el maestro cirujano Juan de Correa, quien también dirigió las primeras disecciones en la
misma época. A principios del siglo XVIII, se fundó la Academia de Medicina del virreinato
(1735), y se estableció la práctica de la disección humana en el Hospital Real de Naturales
en la Ciudad de México (1750).
En 1767, se aprobó la creación del Colegio de Anatomía y Cirugía, y en 1769, llegó a México
un Real Decreto de Carlos III que creó la Academia de Anatomía en el Hospital de Indios de
la Ciudad de México. En 1770, se inauguró el Hospital Real del Colegio de Cirugía, con
cátedras en Anatomía, Fisiología, Operaciones, Clínica Quirúrgica y Medicina Legal. Para
ejercer la medicina, se requería llenar la documentación y boletas de haber cursado estas
materias. Estos hitos marcaron el desarrollo y la regulación de la medicina en la Nueva
España en esa época.
En la época de la Ilustración, destacan médicos notables en la historia de la medicina de la
Nueva España. Uno de ellos es Bartolache, quien nació en Guanajuato en 1739 y, después de
una educación variada, se convirtió en un defensor de la ciencia y la medicina. En 1772,
Bartolache publicó "El Mercurio Volante", la primera revista médica en el continente, que
difundía conocimientos científicos y literarios de la Nueva España y del extranjero.
Antonio Alzate, eminente naturalista e investigador, publicó sobre epidemias y métodos
experimentales. Fray Juan María Rodríguez propuso la cesárea post-mortem, y el Virrey de
la época lo respaldó. En 1777, se estableció el deber de los cirujanos y barberos de tratar
gratuitamente a los mendigos del Real Hospicio de Pobres. En 1780, durante un brote de
viruela, Bartolache publicó una obra sobre su tratamiento. Se introdujo la práctica de la
trepanación y operaciones del hígado en 1792. En 1793, se instauró la atención inmediata a
los recién nacidos, y en 1798 se creó un montepío para viudas e hijos de cirujanos fallecidos.
En 1801, se separó la Medicina Interna de la Cirugía, y en 1810, se comenzó la difusión de
la vacuna contra la viruela en América. Finalmente, en 1814, se estableció la primera junta
de Salubridad Pública y se vigiló la aplicación de la vacuna antivariolosa.
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Estos hitos representan avances significativos en la medicina y la atención médica en la
Nueva España durante un período de cambios e ilustración.
La historia de los hospitales en México es una crónica de servicio humanitario que comenzó
con la llegada de los españoles. El primero de América Continental, el Hospital de la Purísima
Concepción o de Nuestra Señora, se erigió en 1524, por Hernán Cortés, en el sitio de su
encuentro con el Emperador Moctezuma. A lo largo de los años, cambió de nombre varias
veces, pero su relevancia en el tratamiento de epidemias y su influencia tanto en españoles
como indígenas se mantuvo constante.
Otro hospital importante fue el Hospital de San Lázaro, inicialmente anexo a la ermita de
Tlaxpana, dedicado al tratamiento de pacientes con lepra. En 1572, el Dr. Pedro López
reemplazó este leprosario con su propio Hospital de San Lázaro, que atendió a los enfermos
lazarinos hasta 1862.
La preocupación por la atención médica se extendió a otras áreas de México. Fray Julián
Garcés fundó el Hospital de Nuestra Señora de Belem en Perote en 1540, mientras que Fray
Pedro de Gante y otros franciscanos establecieron el Hospital de Saint Joseph en 1531 para
tratar una epidemia de sarampión entre los indígenas.
En el siglo XVI, Fray Juan de Zumárraga promovió la creación del Hospital del Amor de
Dios, destinado a tratar a pacientes "bubosos" o sifilíticos, que eran marginados en otros
hospitales. Esta institución se ubicó donde más tarde se encontraría la Academia de Bellas
Artes en San Carlos.
A medida que la colonización europea se extendía hacia regiones fuera de la Ciudad de
México, se fundaron hospitales en otras localidades, como Oaxtepec, Puebla, Tlaxcala,
Veracruz, y Guanajuato, entre otras. Don Vasco de Quiroga, un influyente religioso y figura
pública, promovió la creación de hospitales en muchas de estas ubicaciones.
A lo largo de la historia, estos hospitales no solo representaron una evolución en la atención
médica sino también la transferencia gradual de la cultura europea a la Nueva España. Sin
embargo, su influencia se limitó principalmente a españoles peninsulares y criollos, con una
difusión más débil entre las castas mestizas e incluso menos presencia en la población
indígena. Estos hospitales históricos se erigen como testimonios valiosos de la evolución de
la atención médica en México y su impacto en la sociedad colonial.

CONCLUSIÓN
La historia de la medicina en la Nueva España es un relato fascinante de avances, desafíos y
transformaciones que se desarrollaron en el crisol de culturas y perspectivas que surgieron
después de la caída de Tenochtitlán y la reconstrucción de la Ciudad de México. A medida
que esta nueva sociedad se establecía, la atención médica se volvía esencial para abordar las
epidemias, las nuevas enfermedades traídas por los conquistadores y los desafíos de la
reconstrucción de la ciudad.

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Los médicos y cirujanos, tanto formados como autodidactas, comenzaron a ejercer la
medicina, y el Ayuntamiento de la ciudad se esforzó por regular la práctica médica y proteger
la salud de los habitantes. La creación de las primeras cátedras médicas en la Real y Pontificia
Universidad de México marcó un paso crucial en la consolidación de la medicina como
disciplina académica en la Nueva España. La obligación de los estudiantes de medicina de
realizar disecciones de cadáveres y las regulaciones en torno al ejercicio médico
contribuyeron a la profesionalización de la medicina en la colonia.

La impresión de los primeros libros de medicina en América representó un puente entre la


medicina europea y las prácticas médicas indígenas, sentando las bases para futuros avances.
La creación de la Universidad de México en 1553 y la graduación del primer doctor en
Medicina, Pedro Farfán, en 1567, reflejaron el crecimiento y la consolidación de la educación
médica en la Nueva España.

Durante el período de la Ilustración, médicos notables como Bartolache y Antonio Alzate


hicieron contribuciones significativas al conocimiento médico y científico, incluyendo la
publicación de la primera revista médica en el continente, "El Mercurio Volante". Además,
la creación de instituciones médicas como la Academia de Medicina del Virreinato en 1735
y el Hospital Real del Colegio de Cirugía en 1770 impulsaron la práctica médica y la
investigación.

La medicina en la Nueva España no solo se centró en la atención médica, sino también en la


educación y la difusión del conocimiento médico. La traducción de textos indígenas al latín
y el establecimiento del Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco representaron un esfuerzo por
combinar las tradiciones culturales tanto europeas como indígenas.

Finalmente, los hospitales históricos, como el Hospital de Jesús, el Hospital de San Lázaro y
otros, desempeñaron un papel crucial en la atención médica y reflejaron la evolución de la
sociedad colonial en la Nueva España. A través de su servicio humanitario, estos hospitales
no solo brindaron cuidados médicos, sino también contribuyeron a la transferencia cultural
entre el Viejo y el Nuevo Mundo.

En resumen, la historia de la medicina en la Nueva España es un testimonio de perseverancia,


adaptación y evolución en un contexto de cambios significativos. A medida que la medicina
se consolidaba como disciplina académica y se difundía el conocimiento médico, se sentaron
las bases para el desarrollo de la medicina en el continente americano. Los médicos,
investigadores y las instituciones médicas que surgieron en este período desempeñaron un
papel fundamental en la construcción de la historia médica de México y dejaron un legado
valioso que continúa influyendo en la práctica médica y la investigación en la actualidad.

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Es de suma importancia que los estudiantes de medicina conozcan la historia de la medicina
en la Nueva España. En primer lugar, este conocimiento les proporciona un contexto histórico
esencial para comprender la evolución de la medicina a lo largo del tiempo. Además, les
permite valorar los logros y avances médicos alcanzados en circunstancias históricas
desafiantes. La fusión de tradiciones culturales europeas e indígenas en esta historia también
resalta la diversidad cultural en la medicina, lo que es fundamental en un entorno médico
cada vez más diverso. A través de las lecciones éticas extraídas de esta historia, los
estudiantes pueden reflexionar sobre los desafíos éticos en la medicina actual. Finalmente,
este conocimiento fomenta la conciencia de la medicina global, preparando a los futuros
médicos para una práctica ética y culturalmente sensible en un mundo en constante cambio.
En resumen, el estudio de la medicina en la Nueva España ofrece a los estudiantes una base
sólida, una comprensión de la evolución histórica y habilidades éticas esenciales para su
futura práctica médica.

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