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Una de las primeras fuerzas que se individualiz fue el poder del sol y del
cielo; a este poder se le llam Jpiter, a no ser que Jpiter fuese el espritu nico
del cual se individualizaron otros numina. Al principio se acostumbraba prestar
juramento al aire libre, bajo el cielo, donde no poda ocultarse ningn secreto a
un poder que lo vea todo. Bajo este aspecto de fuerza atestiguadora, Hrcules
recibi el epteto de Fidius, el que se ocupa de la buena fe. De nuevo aparece en
escena la tendencia individualizadora: se personific el abstracto del epteto
Fides, buena fe. Y el proceso continu: se atribuyeron otros eptetos a Fides para
designar las diferentes esferas en que Fides actuaba.
Esta habilidad para abstraer una caracterstica esencial es parte del proceso
mental del jurista. Los romanos demostraron la capacidad de aislar lo
importante y buscar sus aplicaciones; de aqu su jurisprudencia. En el tipo de
especulacin que exige una imaginacin creadora, pero que casi parece hacer
caso omiso de los datos de la experiencia, fracasaron. Pero lo ms importante es
que el aislamiento de las ideas morales daba a stas un nuevo realce. En el
hogar y en el Estado las ideas morales ocuparon un lugar semejante al de las
fuerzas mismas. Eran cosas reales en s, y no creadas por la opinin; tenan
validez objetiva. No es necesario indicar que las cualidades abstractas apenas
pudieron haber inspirado un sentimiento religioso fervoroso, pues tampoco lo
lograron las fuerzas. Adems, estas cualidades pronto fueron personificadas
en una larga serie de romanos nobles. La cuestin es que las ideas morales
estaban envueltas en la santidad del culto religioso, y no podr comprenderse la
literatura posterior si las virtudes, a las que tan a menudo apelan el historiador
y el orador, no se interpretan en este sentido. Estas ideas estaban ligadas al
deber, impuesto a la casa y al Estado, de adorar a los dioses. Aqu es donde ha
de encontrarse la raz de ese sentido del deber que caracteriz al romano en su
mejor aspecto. A menudo le haca parecer poco interesante, pero poda llegar a
ser un mrtir por un ideal. No discuta acerca de lo que era honorable o justo;
sus ideas eran tradicionales e instintivas y las sostena con una tenacidad casi
religiosa.