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Borges, Jorge Luis - Luna de Enfrente
Borges, Jorge Luis - Luna de Enfrente
Prlogo
Hacia 1905, Hermann Bahr decidi: El nico deber, ser moderno. Veintitantos aos despus, yo me impuse tambin esa
obligacin deel todo superflua. Ser moderno es ser contemporneo, ser actual; todos fatalmente lo somos. Nadie -fuera
de cierto aventurero que so Wells- ha descubierto el arte de vivir en el futuro o es el pasado. No hay obra que no sea
de su tiempo; la escrupulosa novela histrica Salammb, cuyos protagonistas son los mercenarios de las guerras pnicas,
es una tpica novela francesa del siglo diecinueve. Nada sabemos de la literatura de Cartago, que verosmilmente fue
rica, salvo que no poda incluir un libro como el de Flaubert.
Olvidadizo de que ya lo era, quise tambin ser argentino. Incurr en lu arriesgada adquisicin de uno o dos diccionarios
de argentinismos, que me suministraron palabras que hoy puedo apenas descifrar: madrejn, espadaa, estaca pampa...
La ciudad de Fervor de Buenos Aires no deja nunca de ser ntima; la de este volumen tiene algo de ostentoso y de
pblico. No quiero ser injusto con l. Una que otra composicin -El general Quiroga va en coche [al muere] a la muerte -
posee acaso toda la vistosa belleza de una calcomana; otras -Manuscrito hallado en un libro de Joseph Conrad - no
deshonran, me permito afirmar, a quien las compuso. El hecho es que las siento ajenas; no me conciernen sus errores ni
sus eventuales virtudes.
Poco he modificado este libro. Ahora ya no es mo.
J. L. B.
Pampa:
Yo diviso tu anchure que ahonda las afueras,
yo me desangro en tus ponientes.
Pampa:
Yo te oigo en las tenaces guitarras sentenciosas
y en altos benteveos y en el ruido cansado
de los carros de pasto que vienen del verano.
Pampa:
El mbito de un patio colorado me basta
para senrirte ma.
Pampa:
Yo s que se desgarran
surcos y callejones y el viento que te cambia.
Pampa sufrida y macha que ya ests en los cielos.
No s si eres la muerte. S que ests en mi pecho.
Una despedida
Amorosa anticipacin
Jactancia de quietud
Montevideo
Singladura
Dakar
4
La promisin en alta mar
5
Dulcia linquimus arva (Segunda versin)
Versos de catorce
7
a mi ciudad que se abre clara como una pampa,
yo volv de las viejas tierras antiguas del naciente [occidente]*
y recobr sus casas y la luz de sus casas
y esa modesta luz que urgen [y la trasnochadora luz de]* los almacenes
Nota: Los asteriscos indican los cambios que hizo el autor en 1969 a la edicin de 1925.
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