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Estoy convencido que esta importantsima escrito de Nietzsche, adems de ser una
extraordinaria obra filosfica, es, sin temor a equivocarme la idea liminar de muchas obras
historiogrficas como la de: Bloch (1949), Villoro (1980), Florescano (1980), Pereyra (1980),
Chesnaux (2000), etc. Y es que la Segunda consideracin intempestiva. Sobre la utilidad y
los prejuicios de la historia para la vida (en adelante slo se escribir la Segunda
Intempestiva) hace una reflexin sobre varios puntos medulares del conocimiento histrico.
Lo cuestiona, lo intimida, lo amaga, pero lo interesante de este tte--tte entre Nietzsche y
la historia es que si bien alude a argumentos epistmicos:
Suponiendo que uno habla de Demcrito, siempre me viene a los labios la pregunta:
por qu no Herclito?, o Filn?, o Bacon?, o Descartes?, o cualquier otro? Y,
adems, por qu precisamente un filsofo?, por qu no un poeta, un orador? Y
por qu ha de ser un griego y no un ingls, un turco? No es el pasado
suficientemente vasto para poder encontrar algo que no os haga parecer tan
ridculos? (Nietzsche, 1874, Segunda Intempestiva)
Sin embargo, entonces, cmo podramos saber qu, cundo y cunto de la historia.
En lneas ms adelante, Nietzsche mismo, se pregunta hasta qu punto puede servir la
historia: En cuanto a saber hasta qu punto la vida tiene necesidad de los servicios de la
historia, esta es una de las preguntas y de las preocupaciones ms graves concernientes a la
salud de un individuo, de un pueblo, de una cultura (Nietzsche, 1874, Segunda
Intempestiva).
As, la Segunda Intempestiva nos adentra en un terreno que no es muy grato, pues
cuestiona en ms de una ocasin el para qu de la historia. La necesidad de la historia,
podramos decirlo. Es sabido que responder a este cuestionamiento genera entre otras cosas
disensiones, porque algunos alegan un uso y otros no ( cf. Historia para qu? de Pereyra,
Villoro, Gonzlez, et al.). Lo importante, creo, es no olvidar que la historia puede ser utilizada
por otros, y, entonces, adquirir una nueva faz, un nuevo objetivo:
En tanto que la reconstruccin del pasado es una operacin que se hace a partir del
presente, los intereses de los hombres que deciden y gobiernan ese presente
intervienen en la recuperacin del pasado. (Florescano, 1980:93)
Finalmente, esta historia crtica tambin adolece de ese uso pernicioso que tienen las
otras historias como fuentes inmanentes de meta-conocimientos de verdades absolutas, que
al final reconfiguran la realidad por algn inters.