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Nietzsche: Critica a la teleología histórica

El siguiente ensayo tiene como objetivo destacar algunas de las críticas a las
propuestas omnicomprensivas de la historia universal desde las perspectivas
planteadas por Nietzsche en la Segunda intempestiva, titulada “Sobre la utilidad y
el perjuicio de la historia para la vida”1.

No debemos perder de vista que el texto trata sobre el papel de la memoria en la


historia, pero también del olvido, que resulta fundamental para la sobrevivencia
humana.

La Segunda intempestiva es el único escrito en el que Friedrich Nietzsche aborda


explícitamente el tema de la historia. Trata del papel de la memoria en la historia,
pero también del olvido, que resulta fundamental para la sobrevivencia humana. Al
mismo tiempo, sin embargo, el autor introduce el problema de la ciencia histórica
de su época, el historicismo y su concepción de la ciencia y el trabajo del historiador.

Contempla al rebaño que pasta junto a ti: no sabe lo que es el ayer o el


hoy; retoza, come, descansa, digiere, vuelve a retozar y, así, de la
mañana a la noche, de día en día, vinculado fugazmente con su gusto y
con su disgusto, es decir, con el estímulo del instante y, por lo tanto, ni
triste ni aburrido. Contemplar esto afecta mucho al hombre, porque éste
se ufana de su humanidad frente a los animales y, sin embargo, observa
con envidia su dicha —porque sólo es eso lo que desea: no estar triste ni
vivir con dolor, como los animales; pero lo desea en vano, porque no lo
desea como el animal. En algún momento el hombre le pregunta al
animal: ¿por qué sólo me miras y no me hablas de tu dicha? El animal
quiere responder y decir que ello se debe a que ‘siempre olvido
inmediatamente lo que quería decir’; pero al instante también olvida esa
respuesta y calla, ante lo cual el hombre se admira. (Nietzsche, 1999)

1
NIETZSCHE Friedrich, Sobre la utilidad y el perjuicio de la historia para la vida (II Intempestiva),
Ed., trad. y notas de Germán Cano, Madrid, Biblioteca Nueva, 1999.
Con esta reflexión, el autor inicia el texto que es visto como la más importante de
las consideraciones intempestivas. En ella, Nietzsche polemiza con la ciencia
histórica de su época, en relación con el problema de la objetividad en la historia y
la problemática del hombre como un animal que debe convivir con su historia y que
sucumbe ante ello porque no es capaz de lidiar con su pasado.

El animal, dice Nietzsche, vive de manera ahistórica. Pero el hombre se convierte


en hombre cuando comprende la palabra “fue”; esa terrible palabra que le recuerda
que su existencia es, en esencia, un tiempo imperfecto nunca consumado, un
pasado ininterrumpido. Es por eso que el hombre, pero sobre todo el hombre
histórico que hace del pasado su compromiso y que no deja atrás lo que ha sido
sino, que se define a partir de ello, está tan mal dotado para la dicha.

Esa dicha tiene que ver con la capacidad de olvidar2. Tener la capacidad de sentir
por un tiempo de manera ahistórica. Pero, para poder actuar, también hay que ser
capaz de olvidar. “Imaginemos”, propone Nietzsche, “el caso extremo de un hombre
al que se le hubiera desposeído completamente de la fuerza de olvidar, alguien que
estuviera condenado a ver en todas partes un devenir. (…) Un hombre que solo
sintiera históricamente se asemejaría a alguien obligado a prescindir del sueño…”
(Nietzsche, 1999: 42), de esta manera, el autor plantea que es posible vivir sin
recuerdos, pero es completamente imposible vivir sin olvidar3.

Así, Nietzsche llega a la siguiente conclusión: “Es verdad que el hombre solo llega
a ser hombre en tanto limita el elemento ahistórico mediante esa fuerza de utilizar
el pasado como instrumento para la vida transformando lo acontecido en historia
nueva. Por eso, sin la envoltura de lo ahistórico, no habría nunca llegado a ser
hombre ni se atrevería a comenzar siquiera a serlo” (Nietzsche, 1999: 46).

2 NIETZSCHE Friedrich, Sobre la utilidad y el perjuicio de la historia para la vida (II Intempestiva),
Ed., trad. y notas de Germán Cano, Madrid, Biblioteca Nueva, 1999.pp. 41,42.
3 Esta situación de nunca poder olvidar, se encuentra muy bien descripta por Jorge Luis Borges en

el cuento “Funes el memorioso”, en 1942. Esta fantástica historia se desarrolla en 1887 y es la


“evocación” de un joven indio de Uruguay que, tullido sin remedio después de un accidente ecuestre,
repentinamente se ve bendecido por una memoria absoluta.
Nietzsche tiene claro que el historiador es el que debe conferirle al pasado una
estructura de significado para construir con ella una historia en el sentido de
una narrativa. Esto significa que de un mar inagotable de acontecimientos sólo
selecciona un número finito. Así, la “historia” sólo es posible cuando la mayor
parte del pasado permanece en la oscuridad.

Cuando a lo largo de su Segunda consideración intempestiva Nietzsche


distingue tres tipos de historia (una historiografía monumental, una anticuaria
y una crítica), y analiza sus ventajas y sus desventajas en relación con su
utilidad para la vida, plantea que esta cuestión solo es posible en la medida en
que los acontecimientos no tengan en si mismos una determinada estructura
de sentido.

Así, Nietzsche va contra la creencia de la existencia en la historia de una sola


verdad substancial. Cuando él habla de las desventajas de la historia para la
vida, se trata de un ataque a la visión cientificista, que postula que ésta debe
ser considerada como una ciencia. Es el historicismo de corte rankiano, que
busca borrar la subjetividad para poder sumergirse sin prejuicios en los
acontecimientos históricos, y que plantea la exigencia programática de
“conocer cómo realmente fue”4.

La perspectiva positivista en historia ha tenido una fuerte recepción en las


investigaciones sobre el pasado. La más clara expresión de la historia
“científica” se remite al historiador alemán del siglo XIX Leopoldo von Ranke,
quien postulaba que la tarea del historiador era mostrar el pasado “tal cual
sucedió”. Lejos de pensar en esquemas previos para avanzar sobre los datos
del pasado, para este historiador el pasado debía hablar por sí mismo. La idea
de tratar a la historia como una disciplina científica asume, según el positivista,
que el investigador ha de ser un sujeto neutro en la reconstrucción del pasado,
no dando lugar a interferencias o apreciaciones subjetivas sobre los hechos.
El deseo es contar los hechos de la forma más objetiva posible, y en tanto

4
BELVEDRESI Rosa, Introducción a la Filosofía de la Historia. Conceptos y teorías de la historia, La
Plata, Editorial de la Universidad de la Plata, p 25.
modelo de investigación postula que la recolección rigurosa y exhaustiva de
pruebas es la condición necesaria y suficiente para hacer historiografía. La
verdad histórica de un relato se sostiene únicamente en los datos y pruebas
recopiladas, sujetas a comprobación objetiva

En relación a lo que el autor entiende por la historia anticuaria podemos decir


que esa historia tiende a conservar y venerar, así, lo caduco, lo pequeño, lo
limitado, lo caído en desuso recibe su propia dignidad e inviolabilidad en la
medida que el alma conservadora y veneradora del hombre anticuario se
traslada a estas cosas y en ellas ve el lugar de donde proviene, el lugar donde
se ha formado5.

El concepto de lo anticuario se reduce a una cifra para la historia científica, lo


que en opinión de Nietzsche conduce a una verdad sin consecuencias que ya
no tiene importancia para el hombre. Al criticar a la historia como anticuaria,
Nietzsche emprende un debate latente en su época, pero cuyos argumentos
siguen teniendo significado hasta hoy para la crítica de una ciencia de la
historia positivista6.

Según Nietzsche (1999), el enfoque anticuario se basa en una comprensión


positivista de la historia científica, o sea en un conocimiento objetivo, es decir
pasivo, que culmina en la imagen del historiador quien “no percibe la mayor
parte de las cosas, y lo poco que ve lo ve demasiado cercano y aislado; no es
capaz de medirlo y por tanto lo considera todo de igual importancia”
(Nietzsche, 1999: 63).

La pasividad del anticuario se basa en el criterio de la objetividad, pretensión


a la que Nietzsche denomina como el ideal de “la verdad sin consecuencias”.
Según él, se llega al punto de plantear que la objetividad significa que
justamente aquél al que no le importa nada un momento del pasado, está

5
NIETZSCHE Friedrich, Sobre la utilidad y el perjuicio de la historia para la vida (II Intempestiva),
Ed., trad. y notas de Germán Cano, Madrid, Biblioteca Nueva, 1999.pp. 60-65.
6
En palabras del autor “todo tuvo que ocurrir como es justo ahora y de ningún modo podría haber
sido el hombre diferente a como ya es; frente a este imperativo, nadie puede rebelarse”.
llamado a representarlo (Nietzsche, 1999: 93). De modo correspondiente,
Nietzsche caracteriza al “impulso anticuario” como el esfuerzo de concebir al
pasado como pasado y no tergiversarlo ni idealizarlo. De esta manera, la
historia, es enfocada solo como un problema de conocimiento y no de análisis,
y por lo tanto no tiene en sentido estricto ninguna repercusión sobre la vida.

Para el autor el conocimiento del pasado solo se desea al servicio del futuro y
del presente. Pero cuando reflexiona sobre su tiempo plantea que “se ha
interpuesto en medio un poderoso astro que ha transformado realmente la
constelación a causa de la ciencia, a causa de la exigencia de que la historia
deba ser ciencia” (Nietzsche, 1999: 68) y así el hombre moderno carga consigo
una increíble cantidad de conocimientos que no puede digerir.

Así, la historia, en sus distintas modalidades (monumental, anticuaria y crítica)


es útil para la vida, también puede convertirse en su enemiga cuando asume
formas exageradas. La sobredimensión de lo histórico y del sentido a él
asociado ahoga el surgimiento de lo nuevo (Nietzsche, 1999: 63,64). Lo más
interesante de los cuestionamientos de Nietzsche se encuentra en la
propuesta de una “genealogía” que se opone completamente a la teleología
histórica. Frente a los intentos de trazar un desarrollo racional y lineal del
decurso histórico, según el cual el presente es su producto más perfecto, la
genealogía se concentra en hacer aparecer las discontinuidades, en mostrar
que antes que la realización de una esencia, la historia es el resultado de una
lucha por el sentido histórico.

Desde este punto de vista, las teleologías históricas presentan como si fuera
evidente lo que no es más que el resultado de una perspectiva. Frente a los
riesgos que representa el sentido histórico como “enfermedad”, Nietzsche
identifica dos antídotos: lo ahistórico y lo suprahistórico; uno relacionado a la
capacidad de olvidar y el otro a la posibilidad de mirar más allá; es decir,
alternativas para salir de la historia y dejar que la vida siga su curso.

De esta manera, lo ahistórico “es semejante a una atmosfera envolvente en la


que se desarrolla únicamente vida, pudiendo esta desaparecer si esta
atmosfera se destruye” (Nietzsche, 1999: 46). Así, “la capacidad de poder
sentir de manera no histórica es mucho más importante y originaria en la
medida que constituye el fundamento sobre el que puede en general
desarrollarse y crecer algo justo, sano y grande algo en definitiva
auténticamente humano” (Nietzsche, 1999: 45)

Bibliografía
 BELVEDRESI Rosa, Introducción a la Filosofía de la Historia. Conceptos y
teorías de la historia, La Plata, Editorial de la Universidad de la Plata.
 NIETZSCHE Friedrich, Sobre la utilidad y el perjuicio de la historia para la
vida (II Intempestiva), Ed., trad. y notas de Germán Cano, Madrid, Biblioteca
Nueva, 1999.

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