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La defensa del lobo feroz

Es muy fácil culpar a un pobre animalito por su apariencia. El lobo feroz es


una víctima de su apariencia física y la viveza de un puerco millonario y estafador. La
historia que todos conocemos es falsa. Nadie se ha tomado la molestia de hablar con el
lobito. La verdad es otra y se las voy a contar.....

El lobito feroz es padre de familia, tiene esposa loba y tres pequeños lobatos
que juegan dentro de la cueva. Como todos saben la situación económica obligó al
lobito a buscar trabajo de lo que fuere. Un día leyó en los clasificados del periódico un
aviso que contrataba lobos fuertes para realizar cobranzas. Alegre por el sueldo
prometedor, se cepilló toda la piel y saco brillo a sus colmillos.
Al llegar se encontró con un gran cerdo que ostentaba grandes joyas en todo su
corpulento cuerpo, era el cerdo más grande que había visto en su vida. Más que ganas
de comer, el lobo sintió temor ante el tamaño del puerco. Desde allí , la idea de los tres
cerditos pequeños e indefensos es nula. Es imposible que una mamá cerda deje que
tres de sus bebes salgan del charco. Eran grandes, muy grandes: gordos, peludos y
medio plomizos.
Este puerco , el mayor de tres hermanos, era el más acaudalado de todo el bosque
encantado. Desde siempre era conocida su facilidad para engañar y robar a diestra y
siniestra y echarle la culpa al que menos tenía que ver en el asunto.

La rivalidad familiar entre los tres puercos estuvo presente desde siempre. Y la
muerte de la madre, así como la repartición de la herencia alboroto el charco. El
mayor, cegado por la ambición y aprovechando la ignorancia de sus hermanos, hizo
firmar documentos en los que les entregaba terrenos que al poco tiempo les quitaría,
con el sólo afán de despojarlos y que, éstos en su miseria, recurrieran a él mendigando
caridad. Hasta allí llegó su maldad.
Una vez que el lobo se instaló en la oficina del cerdo este le explicó que el
trabajo era desalojar a un par de cerdos que ocupaban su propiedad desde hacía
mucho tiempo. Para el lobo el trabajo resultó sencillo y, con la respectiva orden de
desalojo, fue a la primera propiedad y desalojó a soplidos al primer cerdo. Lo mismo
ocurrió con el segundo. Así finalmente ocurrió lo que el puerco malvado quería:
quedar como héroe salvador y hacer que sus hermanos le queden eternamente
agradecidos.
Aprovechó que el lobo feroz no figuraba en planilla para justificar su acto. Así,
todos culparon al animal peludo. Pasó en el acto a la cárcel, pues el historial de toda
su familia lobezna lo acusaba. Ahora la señora loba sale a trabajar todos los días para
mantener la cueva y pagar a un abogado que pueda sacar a su esposo lobo de la cárcel
encantada.
Los dos cerdos menores viven trabajando como burros bajo el poder de su
hermano.... el malvado cerdo mayor.

Pilar Lozano Salas

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