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14.2. La Segunda República: el bienio radical-cedista. La Revolución de 1934.

Las
elecciones de 1936 y el Frente Popular.

En noviembre de 1933 los partidos de centro derecha ganaron las elecciones. Las derechas
habían conseguido unos 200 escaños, de los que más de la mitad correspondían a la CEDA. La
Confederación Española de Derechas Autónomas, tenía sus orígenes en las primeras elecciones de
la II República, cuando se fundó Acción Nacional, con un ideario basado en la defensa de la religión, el
orden y la propiedad.

El bienio derechista (bienio rectificador para la derecha y bienio negro para la izquierda) puede
dividirse en dos etapas, con la revolución de Asturias de 1934 marcando la separación entre ambas:

a) El 16 de diciembre de 1934 Alejandro Lerroux, líder del Partido Radical, formó gobierno con un solo
miembro de su partido y el apoyo parlamentario de la CEDA, con la condición de emprender un
programa de rectificación del período anterior. La gestión de los radicales no fue fácil. Además de las
crisis ministeriales y los desacuerdos, la presión de la CEDA era excesiva en cualquier decisión política.
En general todas sus disposiciones tendieron a eliminar una parte considerable de la labor llevada a
cabo por el gobierno de Azaña. Así, se paralizó la reforma agraria y los campesinos fueron expulsados
de las tierras ocupadas. Igualmente, se frenaron la reforma militar y el proceso autonómico.

b) El gobierno de la CEDA y la Revolución de Asturias (1934-1935)

La posible entrada de la CEDA en el gobierno se identificaba desde la izquierda como el triunfo


del fascismo.. El temor se confirmó cuando el día 4 de octubre de 1934, tras una crisis de gobierno
radical se formó un nuevo gobierno con algunos ministros cedistas.

Al día siguiente el paro fue general en todas las ciudades del país. Pero en Asturias la
movilización fue más allá y se convirtió en una insurrección armada revolucionaria. Los obreros
armados se hicieron con el control de toda la provincia en dos días, destituyendo a las autoridades y
organizando los servicios sanitarios, de producción industrial, educación,.... Se trataba de una
revolución socialista, en la que los revolucionarios tomaban el poder en sus manos.

En Madrid, Barcelona, Bilbao,... el gobierno reaccionó rápidamente y los principales dirigentes


socialistas y comunistas fueron encarcelados. Para combatir la revolución asturiana el gobierno entregó
plenos poderes al general Franco, que hizo traer tropas de la Legión, que el día 10 de octubre
desembarcaba en Asturias y comenzó a reconquistar casa por casa la ciudad de Oviedo. El día 19 se
acabó de conquistar toda la cuenca minera.

El balance de octubre fue durísimo: más de mil muertos entre los insurrectos y casi trescientos
entre las fuerzas del orden y los militares. El número de heridos se elevaba a varios miles y los
detenidos superaban los treinta mil (entre ellos el mismo Azaña, Companys y los principales dirigentes
socialistas)

El resto del período de gobierno quedó marcado por los acontecimientos de Asturias: la
radicalización de las fuerzas políticas y sociales del país era total e irreconciliable: por un lado, la
derecha antirrepublicana se había unido en el Bloque Nacional, liderado por José Calvo Sotelo, que
defendía un estado autoritario y antidemocrático. Por otro, las fuerzas de izquierdas se unieron en la
petición de amnistía para los presos políticos, pidiendo además la disolución de las Cortes y la
convocatoria de nuevas elecciones que permitieran salvar la República.

Las crisis de gobierno se sucedían y la actitud del Presidente de la República cada vez más
crítica hacia lo que estaba pasando. Pero el golpe de gracia se dio con el escándalo del estraperlo. Se
trataba de una autorización hecha por alguno de los más altos cargos oficiales del Gobierno, a cambio
de sobornos, a un fabricante holandés, Strauss, para introducir en los casinos españoles una máquina
de juego. Portela Valladares disolvió las Cortes y convocó elecciones para febrero de 1936.
5. Las elecciones de 1936 y el Frente Popular (Febrero 1936-Julio 1936)

A estas elecciones se presentó el Frente Popular, pacto electoral firmado en enero de 1936 por
Izquierda Republicana, PSOE, PCE, POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y Esquerra
Republicana de Catalunya. Este pacto agrupaba a todas las izquierdas. La CNT, con muchos
presos en la cárcel, no pidió la abstención y apoyó la unión de izquierdas.

La coalición de los grupos de derecha, formada por la CEDA y Renovación Española, acudió con un
programa basado en el miedo a la revolución social. La Falange y el PNV se presentaron por su
cuenta.

La victoria fue para el Frente Popular, y tras las elecciones, Manuel Azaña fue nombrado
Presidente de la República. El objetivo era que Indalecio Prieto, del PSOE, ocupara la jefatura del
gobierno. Sin embargo, la negativa del Partido Socialista, dividido en diversas tendencias, llevó a
que se formara un gobierno presidido por Casares Quiroga y formado exclusivamente por
republicanos de izquierda, sin la participación socialista. Así, el nuevo gobierno nacía debilitado, y
con poco respaldo para retomar el programa de reformas (autonomía, reforma agraria,
educación,…). A pesar de todo, se restablecieron el Estatuto y el Parlamento catalán. Igualmente se
decidió enviar a los generales más sospechosos a puestos alejados de Madrid y distantes entre sí.

Por otra parte, el ambiente social era muy tenso: asesinatos, bombas, ajustes de cuentas, atentados
fallidos,.... eran moneda corriente antes del verano. Además, los sindicatos agrarios en Extremadura
ocuparon los principales latifundios y los pusieron en explotación, ante lo que el Gobierno no pudo sino
autorizar las expropiaciones. A principios del verano los terratenientes se negaron a contratar
jornaleros, prefiriendo perder la cosecha.

Para entonces la conspiración militar estaba en marcha. Por un lado, había una trama política
conformada por los principales líderes de los partidos: Gil Robles, Calvo Sotelo, Jose Antonio Primo de
Rivera. Por otro lado, crecía el número de generales implicados: Franco, Goded, Fanjul, Varela... Emilio
Mola, destinado en Pamplona, se convirtió en el jefe de la conspiración, el "director" del golpe.

El 12 de julio era asesinado por extremistas de derecha un oficial de la Guardia de Asalto, el


teniente Castillo. La respuesta llegó la siguiente madrugada con el asesinato de José Calvo Sotelo
por parte de un grupo de miembros de la Guardia de Asalto. El enfrentamiento civil parecía
inevitable.

El gobierno de Casares Quiroga, que no había decidido tomar medidas pese a las continuas
advertencias de las organizaciones obreras, vio como el 17 de julio de 1936 el ejército de
Marruecos iniciaba la rebelión contra el gobierno de la República. A los tres días, era evidente
que el gobierno no podía acabar con el pronunciamiento militar, y que los sublevados no podían
hacerse con el poder. La guerra civil era un hecho.

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