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(Internacional)
“Los indios shuar, los llamados jíbaros, cortan la cabeza del vencido. La
cortan y la reducen, hasta que cabe en un puño, para que el vencido no
resucite. Pero el vencido no está del todo vencido hasta que le cierran la
boca. Por eso le cosen los labios con una fibra que jamás se pudre”
(Galeano, 2007)
Con el desarrollo del internet se pone “al alcance de la mano” un gran acervo de datos,
accesible en “cualquier momento” y “desde cualquier lugar” para consulta de millones y
millones de usuarios en todo el mundo.
En las últimas décadas, nuestro mundo “globalizado” ha transitado a pasos agigantados hacia
un impresionante desarrollo científico y tecnológico, con un increíble sistema de
telecomunicaciones, con el que se puede acceder “libre y oportunamente” a la información,
pero simultáneamente, presenciamos como nunca antes, una creciente deshumanización y
devastación ambiental.
“La relación mercantil, hoy totalizada, produce distorsiones [...] que amenazan esta vida, [...] la
relación mercantil totalizadora [...] es una gran máquina aplanadora, [...] pasa por encima de la
vida humana y la naturaleza sin ningún criterio, salvándose sólo quien logra quitarse de su
paso.”(Hinkelammert, 2005)
Además de la devastación ambiental, las personas han visto como los derechos humanos: la
alimentación, la salud, la vivienda, la educación, la justicia, el acceso a la cultura, etc. se han
transformado en mercancías, siendo injustamente, el poder adquisitivo, lo que permite o
impide ejercerlos.
En la declaración universal de los derechos humanos se dicta que todo ser humano, sin
importar su edad, religión, sexo o condición social, puede gozar de ellos, sin embargo, cada
día se incrementa el número de personas en el mundo que son despojadas, oprimidas,
violentadas y reducidas a “objetos”… son deshumanizadas y por tanto nulificado su acceso a
lo que por derecho les corresponde… incluso al derecho fundamental de todos los hombres y
mujeres de decir su palabra. (Freire, 1970)
El sociólogo mexicano Pablo González Casanova afirma que las tecno-ciencias, las ciencias
de la comunicación, de la información, de la organización, han avanzado con los sistemas
“complejos”, capaces de mejorar políticas en condiciones inciertas de crisis y turbulencias y
nos dice también que el capitalismo hegemónico no sólo ha perfeccionado a grados
inimaginables sus tecnologías militares, sino también sus estrategias y organizaciones para
una “guerra contrainsurgente” y “contra-revolucionaria”, para una guerra de ocupación integral
de nuevos recursos y territorios.
Argumenta, así mismo que los círculos gobernantes del mundo están decididos a dar una
“guerra de exterminio” que los deshaga de la “humanidad sobrante”, simulando guerras reales
y virtuales, con ejercicios militares y navales y en los últimos años, los propios jefes de Estado
del “Grupo de los Siete” han fortalecido esta decisión, declarado que la política neoliberal no
es negociable, que para aplicar medidas de privatización, desnacionalización o eliminación de
derechos laborales, sociales y nacionales esperan a que sus oponentes se encuentren más
debilitados y mientras tanto, usan con ellos las políticas de la “zanahoria y el garrote”, de la
cooptación, la corrupción y la represión.
Y concluye que el capitalismo ya no sólo representa un mal para los excluidos, para los
pueblos y los trabajadores proletarios, sino que se ha convertido en un inmenso peligro,
comprobado por miles de científicos, que amenaza al conjunto de la humanidad. (González
Casanova, 2008)
Necesitamos, como seres humanos, vivir en un mundo diferente, en el que prevalezca el amor
a la vida... un mundo con vida digna... humanizado.
Para la gestación de una nueva sociedad, es necesario que un nuevo hombre renazca.
Todo acto pedagógico se fundamenta en un concepto de ser humano, de sociedad y por
supuesto de educación.
El ser humano da significado a su actuar y lo trasciende más allá de sí mismo; es un ser que
se compromete; toma decisiones; corre riesgos; se problematiza; es simbólico; significativo;
vive desafíos; construye y transforma. El ser humano se plantea y propone finalidades en toda
actividad; da sentido al mundo; es histórico e impregna al universo con su presencia creadora;
dando lugar a la cultura.
Desde esta concepción de ser humano, los hombres y las mujeres, a diferencia de los
animales, somos seres de la PRÁXIS, que es acción y reflexión, y se define por la palabra,
que es creación, transformación. “Lo que se crea se nombra”.
Los seres humanos devenimos sujetos históricos por la forma de estar en el y con el mundo y
somos potencialmente creadores, pero muchos hemos sido “minimizados”, oprimidos,
deshumanizados, transformados en meros objetos incapaces de crear, de transformar, de
“ser” en libertad. “El orden social injusto es la fuente generadora, permanente de la opresión
que se nutre de la muerte, del desaliento y de la miseria. (Freire, 1970)
Para revertir la metamorfosis del sujeto en objeto y de humnanización a “cosificación”, el
primer paso es restituir la educación. Reemplazar la educación bancaria –autoritaria,
opresora, anti dialógica- por la educación liberadora.
Nadie dice la palabra solo. Decirla significa decirla para los otros, decirla significa
necesariamente un encuentro de los hombres, los hombres no se hacen en el silencio, sino en
la palabra, sino en el trabajo, en la reflexión y en la acción.
La educación entonces, como proceso político, puede someter o liberar. Para la gestación del
nuevo mundo, la educación debe promover que los hombres y mujeres nombren, transformen,
y se liberen en comunión con otros hombres.
“Nadie educa a nadie, nadie se educa sólo, los hombres se educan en sociedad.” (Freire,
1970)
II. EL DOCENTE, SU QUEHACER Y SU FORMACIÓN
Así como la época actual se caracteriza por procesos que la definen como la era de la
complejidad, el desempeño docente, frente a los problemas de aprendizaje, también se
encuentra caracterizado por esta situación.
“Cada docente debe construir su propio modelo o estilo pedagógico y desarrollar estrategias
de aprendizaje, al mismo tiempo que se le exigen resultados vinculados con las calificaciones
que obtengan sus alumnos, en pruebas estandarizadas nacionales e incluso internacionales”.
(Díaz Barriga, 2005)
Hace más de 10 años, Greybeck afirmaba que con frecuencia los cursos de capacitación,
tendientes a desarrollar competencias para la aplicación de nuevas técnicas y métodos de
enseñanza, no siempre impactan la intencionalidad pedagógica, aunque logran que el
profesor se apropie de una terminología de moda, que difícilmente entiende y hasta cierto
punto, se ve obligado a utilizar ignorando muchas veces las bases teóricas que la sustentan.
(Greybeck et al, 1998)
La formación docente que acorde con este principio, promueva en los docentes la reflexión
permanente sobre su propia praxis, romperá con la cultura del silencio que inmoviliza, que
impide el cambio.
Por eso, pese a las cargas de trabajo cotidiano, es necesario que los docentes cuenten con
espacios de encuentro para la reflexión y consideración de aspectos que cotidianamente
viven. Sólo en comunión con otros docentes, mediante el diálogo, lo que no se había
mencionado, puede nombrarse, criticarse y transformarse.
“Todos han de tener la posibilidad y libertad de expresar el mundo y su mundo, porque con el
lenguaje uno se crea a sí mismo y se hace ser, crea al mundo y se constituye en él; dialoga
con los otros y comparte su ser... Construir la palabra es liberarse” (Gutiérrez, 1972)
Con todo lo anteriormente manifestado, la formación docente debe encaminarse a la
concientización y liberación de los profesores, partiendo de un concepto de la educación como
práctica de la libertad, en la que transferir o transmitir información se sustituya por la
producción y/o construcción del conocimiento y en la que al enseñar, se aprenda y al
aprender, se enseñe.
Ser docente es todo un desafío. El maestro es el protagonista del acto educativo y el auténtico
proceso de enseñanza aprendizaje es una experiencia total, directiva, política, ideológica,
gnoseológica, pedagógica, estética y ética, en la cual la belleza debe estar de acuerdo con la
decencia y la seriedad.
Enseñar exige rigor metódico para aproximarse a los objetos conocibles, aprender
críticamente exige de los sujetos que sean creadores, investigadores inquietos, rigurosos,
curiosos, persistentes y humildes.
La labor docente da un gran valor al acto educativo si promueve con rectitud ética: la
comunicación, la curiosidad, la creatividad, el análisis y la reflexión, así como el amor a sí
mismo, a los demás y al mundo.
“La educación reconoce un papel altamente formador en la rabia justa, que protesta contra las
injusticias, contra la deslealtad, el desamor, la explotación y la violencia.” (Freire, 1997)
III PALABRAS FINALES
A pesar de la amplitud con que se ha abordado el tema de la formación docente durante las
últimas décadas, es importante seguir participando en su debate, sobre todo en el marco de la
calidad y la eficiencia demandada por el mercado laboral que se ha antepuesto a la
humanidad.
El docente es ante todo un ser humano y su formación es un acto que compete a todos los
involucrados en el proceso educativo y debe tender fundamentalmente a la recuperación de
su palabra, para que como actor principal de la práctica educativa, como ejecutor principal del
cambio, promueva la liberación del hombre.
Tengamos presente que nuestro potencial de cambio, está en el acto educativo y como
docentes, cotidianamente podemos contribuir a sanar y renovar el mundo, porque sabemos
que la humanización es posible.
III BIBLIOGRAFIA