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LA REALIDAD A LOS OJOS DE LA EDUCACIÓN

SINTESIS DEL TEXTO DE EDGAR MORIN

“Desde cuando los hombres no creen más en Dios no es que no crean más en nada: Creen en todo”
(Chesterton)

Recibimos el siglo XXI con expectativa, grandes innovaciones e inventos desde


todos sus ámbitos, nuevos cambios, ya la industrialización de finales del siglo XIX
donde el tractor desplazaba al campesino, quedó atrás. El hombre dejo de ser útil
y se convirtió en instrumento de los grandes monopolios capitalistas. La
comunicación alienó el pensamiento, pocos quieren pensar, ser originales significa
imitar hasta la saciedad todo cuanto el mercado le ofrece. La falta de identidad
cultural ha llevado a reemplazar nuestras costumbres y tradiciones por un buen
menú de 120 canales nacionales e internacionales y un buen sofá. Allí se
establecen formas y parámetros para actuar, pensar, vestir y comer; quien desee
algo más lo puede complementar a través de la fibra óptica o la misma telefonía
celular.

Estamos siendo testigos de un CAMBIO que no podemos desconocer. El hombre


actual no puede encerrarse en la “Caverna urbana” y negarse la posibilidad de
participar de la “deshumanización” en que hemos caído.

No podemos llorar sobre lo que ya mojado es, nuevas formas de participar nos
involucran en un dementado panorama, hostil para unos, benéfico para otros.
¿Qué nos queda por hacer entonces?

A los estudiosos comprometidos por hacer menos tortuoso el camino por recorrer,
a las comunidades educativas, a los guías espirituales, a los inquietos y soñadores
estudiantes y a los siempre admirados educadores, les recomiendo lo que
magistralmente mencionó en su momento el filosófico Edgar Morín, como saberes
necesarios para la educación del futuro.

Para poder cambiar nuestra realidad antes mencionada el sistema educativo


adaptándose a una estructura social nueva, necesita transformar sus métodos y
programas lo mismo que el proceso básico de enseñanza aprendizaje; con una
comparación práctica de lo que habitualmente observamos en el aula de clases,
podemos detectar los siguientes aspectos:

1. La educación y la importancia del Conocimiento:

Conocer es un proceso que va de lo simple a lo complejo, lo que implica una cuota


de sacrificio para quienes desean recorrer este arduo y complejo camino. El
conocimiento es más profundo cuando buscamos objetos artificiales y los
captamos por varios sentidos a la vez. El deseo de escudriñar, buscar e indagar
abre espacio a la reflexión, cosa escasa hoy en nuestra formación.

2. El conocimiento compilado y fragmentado:

La necesidad de capacitar en todos los saberes nos ha llevado a desvirtuar y a


fragmentar el conocimiento, como si éste fuera un pastel que pudiéramos dividir
según nuestras apetencias. Los equivocados enfoques curriculares son una
muestra del desfase que vive nuestra actual educación, lo que en su momento
llamó Freire la visión “bancaria” de la educación.

3. El Hombre como expresión Humana:

No-solo la psicología demanda con detalles el actuar del hombre como ser
pensante. También la filosofía lo ha hecho desde la base de su “existencialismo”,
es decir su complejidad como ser único, pensante y racional.

Los grandes avances nos permiten analizar y hacer estudios que nos acercan más
a encontrar formas de entendimiento al comportamiento y actuar del hombre. La
educación no está al margen de la situación, pero en un buen porcentaje tiene
falencias que desmejoran su propósito.

4. La Globalización y la forma de vivir todos un mismo mundo:

La ciencia y la tecnología se han convertido en los instrumentos fundamentales de


la educación. La informática y el deseo de hablar un mismo lenguaje nos remite
hoy a comunicarnos simultáneamente con cualquier lugar del mundo. En países
como Colombia donde nuestras condiciones económicas no son las mejores, una
buena parte de su población no tiene acceso a este tipo de avance, trayendo
como consecuencia un retraso que hace evidente nuestra problemática como país
en “vías de desarrollo”.

5. Esperar lo inesperado:

“Navegar en un océano de incertidumbres a través de archipiélagos de certeza”.


Carl Sagal en su obra “El mundo y sus demonios” dedica un capítulo al sentido
que tiene el ser, un inquieto del conocimiento, osado de lo que no se conoce, un
atrevido que explora que no se deja vencer. El enfoque educativo hoy es pobre
de la investigación y lejos de la realidad no se aproxima a nuestra necesidad.

Universidad contemporánea que no le apueste a la investigación a la proyección


social a la cualificación docente se está quedando, incluso me atrevo a decirlo, se
quedó.
6. La comprensión entre humanos:

“Las especies superiores prevalecerán sobre las inferiores”, agregó Darwin. La


modernidad si es que podemos utilizar el término, nos aleja mas del sentido social,
hoy lo individual ocupa un espacio importante y la falta de tolerancia permite el
salvajismo e indiferencia comunes en el mundo. Son pocos los que hoy reciben
una educación digna y que sirva para competir en el mercado del consumo.

7. La ética como un hecho de conciencia:

Saramago afirmó: “El ser humano se ha convertido en la cosa más descartable del
mundo”.

Desde Aristóteles, quien la constituyó en disciplina independiente, suele


entenderse por ética la parte de la filosofía que mira el valor de la conducta
humana: no al “Hacer”, sino al “obrar”; al bien y al mal. Por eso todo arte y toda
investigación científica, lo mismo que toda acción y elección parecen tender a
algún bien. Los estudios últimos en genética y clonación permiten dar
aplicabilidad al concepto ético en las diferentes profesiones. Bastaría ojear los
proyectos educativos que se planifican en los diferentes centros educativos en el
ámbito del desarrollo humano, para observar si se ajustan a las necesidades
requeridas de los niños, de los jóvenes de los estudiantes del hoy de este
momento presente.

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