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Fallos 2011 de Corte de Talca contra jerarcas de

Colonia Dignidad

Fallo I
La Corte de Apelaciones de Talca dictó sentencia de segunda instancia en la serie de
investigaciones por abusos sexuales cometidos al interior de la denominada ex Colonia
Dignidad y que investigó en primera instancia el ministro en visita Hernán González
García. 1
En fallos divididos los ministros Rodrigo Biel, Olga Morales y el abogado integrante
Eduardo del Campo dictaron sentencias en los tres procesos que se derivaron de la
causa y que se refieren a sentencias dictadas los años 2004, 2007 y 2009 y que
completan un total de 26 condenados.

Respecto del primer proceso (rol 28-2005) se confirmó la sentencia del 16 de


noviembre de 2004 del ministro González en contra de las personas que se individuliza
y por los delitos que se detallan:
1- Harmutt Hopp Miottel. 5 años y un día de presidio por su responsabilidad como
cómplice de abusos sexuales entre 1993 y 1997. Sin beneficios
2- Gerd Seewald Lefevre. 5 años y un día de presidio por su responsabilidad como
cómplice de abusos sexuales entre 1993 y 1997. Sin beneficios
3- Gerarhard Mücke Koskitszcke. 5 años y un día de presidio por su responsabilidad
como cómplice de abusos sexuales entre 1993 y 1997. Sin beneficios.
4- Kurt Schnellenkamp Nelaismisckies. 5 años y un día de presidio por su
responsabilidad como cómplice de abusos sexuales de entre 1993 y 1997. Sin
beneficios.
5- Gunter Schaffrik Bruckmann. 5 años y un día de presidio por su responsabilidad
como cómplice de abusos sexuales entre 1993 y 1997. Sin beneficios.
6- Denys Alvear Henríquez. 5 años y un día de presidio por su responsabilidad como
cómplice de abusos sexuales entre 1993 y 1997. Sin beneficios
7- Uwe Collen Gert. 5 años y un día de presidio por su responsabilidad como cómplice
de abusos sexuales entre 1993 y 1997. Sin beneficios
8- Olalia Vera Gutiérrez. 5 años y un día de presidio por su responsabilidad como
cómplice de abusos sexuales entre 1993 y 1997. Sin beneficios.
9- Rudolf Collen Franzkowsky. 5 años y un día de presidio por su responsabilidad como
cómplice de abusos sexuales entre 1993 y 1997. Sin beneficios.
10- Wolfang Müller Altevogt. 5 años y un día de presidio por su responsabilidad como
cómplice de abusos sexuales entre 1993 y 1997. Sin beneficios.
11- Alfred Gerlach Schritt. 3 años y un día de presidio por su responsabilidad como
encubridor de abusos sexuales entre 1993 y 1997. Se concedió el beneficio de la
libertad vigilada.
12- Hugo Hidalgo Diaz. 3 años y un día de presidio por su responsabilidad como
encubridor de abusos sexuales entre 1993 y 1997. Se concedió el beneficio de la
libertad vigilada.
13- Wolfang Zeitner Bohnau. 819 dás de presidio por su responsabilidad como
encubridor de abusos sexuales entre 1993 y 1997. Se concedió el beneficio de la
remisión condicional.
14- Edith Malessa Boll. 541días de presidio por su responsabilidad como encubridor de
abusos sexuales entre 1993 y 1997. Se concedió el beneficio de la remisión
condicional.
15- Abelino González Valverde. 541días de presidio por su responsabilidad como
encubridor de abusos sexuales entre 1993 y 1997. Se concedió el beneficio de la
remisión condicional.
16- José Briones Mellado. 541días de presidio por su responsabilidad como encubridor
1
de abusos sexuales entre 1993 y 1997. Se concedió el beneficio de la remisión
condicional.
17- Reitner Zeitner Bonhau. 3 años y un día de presidio por su responsabilidad como
encubridor de abusos sexuales entre 1993 y 1997. Sin beneficios.
18- Pedro Salvo Bahamondez. 3 años de presidio por su responsabilidad como
encubridor de la víctima A.R.S.F. Se concedió el beneficio de la remisión condiconal.
19- Diego Soto Marmolejo. 819 días por su responsabilidad como encubridor de la
víctima A.R.S.F. Se concedió el beneficio de la remisión condicional.
20- Elizabeth Urrea Apablaza. 541 días de presidio su responsabilidad como encubridor
de la víctima A.R.S.F. Se concedió el beneficio de la remisión condicional.
21- Wolfang Scheuber Hildebrandt. 819 días de presidio su responsabilidad como
encubridor de la víctima A.R.S.F. Se concedió el beneficio de la remisión condicional.
22- Víctor Arriagada Marmolejo. 541 días de presidio su responsabilidad como
encubridor de la víctima A.R.S.F. Se concedió el beneficio de la remisión condicional.

En este aspecto la decisión se adoptó con el voto en contra de la ministra Morales


quien fue partidaria de acoger los recursos de casación presentados por la defensa de
los condenados y las apelaciones de los mismos.

Fallo II de Corte de Talca sobre cómplices de


Paul Schaffer
En tanto en el proceso rol 189-2007 y que se refiere a la sentencia dictada el 6 de
septiembre de 2007 por el ministro González se determinó lo siguiente:

1- Rebeca Schaefer Schneider. Absuelta del cargo de encubridor de abusos sexuales


entre 1996 y 2005
2- Peter Schmidt Spinti. 3 años de presidio por su responsabilidad como encubridor del
26 casos de abusos sexuales de menores. Sin beneficios.

Esta decisión se adoptó con el voto en contra del abogado Del Campo que estuvo por
condenar a Rebeca Schaefer. Asimismo la ministra Morales fue partidaria de otorgar el
beneficio de la remisión condicional a Schmidt.
Fallo III de Corte de Talca sobre cómplices de
Paul Schaffer
Finalmente en la causa rol 132-2009 referida a la sentencia dictada el 22 de julio de
2009 por el ministro González se determinó lo siguiente:

1- Friedhelm Zeitner Bohnau. 819 días de presido por su responsabilidad como


encubridor de abusos sexuales entre 1996 y 2005. Sin beneficios.
1
2- Matthias Gerlach Mascke. 819 días de presido por su responsabilidad como
encubridor de abusos sexuales entre 1996 y 2005. Sin beneficios.

3- Renate Frietag Hartmann .541 días de presido por su responsabilidad como


encubridor de abusos sexuales entre 1996 y 2005. Sin beneficios.

En este caso se adoptó con el voto en contra de la ministra Morales que estuvo por
conceder los beneficios de remisión condicional.

En todas las sentencias se ratificaron las condenas de indemnizaciones de prejuicios a


cada una de las víctimas.

En todas las sentencias, la ministra Olga Morales sustenta posiciones que favorecen a
los jerarcas.
Los votos disidentes son muy deficientes.

Asimismo por resoluciones 209- 2006 y 23-2010 se aprobó el sobreseimiento por


muerte dictado a favor de Paul Schaefer Schneider y que había sido condenado a 20
años de presidio por su responsabilidad como autor de abusos sexuales de 26 víctimas.
Talca, seis de enero de dos mil once.

EN CUANTO A LA CAUSA ROL CORTE 28-2005.


VISTO Y TENIENDO PRESENTE:
I.- EN CUANTO A LA SENTENCIA COMPLEMENTARIA DE FOJAS 12.971.-
1° Que el señor Fiscal Judicial en su informe de fs.13.005 del tomo XXIX,
referido al fallo complementario rolante a fs. 12.971, observa que éste fue
1
extendido sin que así lo dispusiera la Corte al conocer de los recursos en contra
de la sentencia recaída en autos.
En efecto dictada sentencia de primera cuerda por el juez sustanciador
se elevó a la Corte para que este tribunal conociendo del recurso de apelación
dictara la sentencia correspondiente y dentro de los trámites de esta instancia
se decretó “Vista al señor Fiscal”, evacuando el Oficial del Ministerio Público
Judicial su dictamen como se lee a fojas 11.807 y, como en él, se solicitaban
diligencias, el presidente de este Tribunal de Alzada ordenó que se diera
cuenta en la Sala tramitadora.
2°.- Que en el ínterin que se evacuara dicho trámite, el juez sustanciador
pidió la remisión de la causa atendido que el rebelde Schafer había sido
extraditado y, mientras tuvo la causa en su poder, transcurrido dos años
desde la fecha que dictó la sentencia que se lee a fojas 10.756, pronunció una
sentencia aclaratoria-complementaria, sin que constara en el proceso que se
hubiere por la Corte dado ese encargo, tribunal que era el llamado a ordenarlo
si lo consideraba pertinente.
3°.- Que al dictar el juez la sentencia de fojas 10.756 y concedido los
recursos se produjo el desasimiento del tribunal de primera instancia, a raíz de
lo cual perdió su competencia para continuar conociendo del proceso, habida
consideración que no se dan las situaciones de excepción previstas en los
artículos 182 a 185 del Código de Procedimiento Civil, por ende esta sentencia
que se lee a fojas 12.971 no ha podido producir ningún efecto.
4°.- Que en la especie la sentencia que se señala fue dictada por un
tribunal que carecía de competencia, configurándose la causal del n° 6 del
artículo 541 del Código de Procedimiento Penal.
El artículo 535 del código citado se remite a las prescripciones de los
párrafos 1° y 4° del Titulo XIX del Libro III del Código de Procedimiento Civil,
por lo que resulta aplicable el artículo 775 del Código de Procedimiento Civil,
que faculta al tribunal para que conociendo una causa por la vía de la consulta,
apelación o casación, invalide de oficio una sentencia, si los antecedentes
acusan un vicio de forma, habiéndose escuchado a los abogados que
concurrieron a estrados.
1
Atendido lo razonado y disposiciones legales citadas, se invalida de
oficio la sentencia de veintinueve de mayo de dos mil seis, que rola a
fs.12.971 del tomo XXIX y, consecuencialmente, se dejan sin efecto las
actuaciones que se derivan de esa resolución, esto es, su notificación y la
concesión del recurso interpuesto en su contra.
Se previene que la Ministra señora Morales concurre a la decisión
anterior, pero teniendo, además presente, que para ella resulta
intrascendente, por lo que dirá más adelante, al resolver sobre la casación en
la forma, la que trae aparejada la nulidad de la señalada sentencia y su
respectivo complemento.

II.- EN CUANTO A LOS RECURSOS DE CASACION:


PRIMERO: Que el abogado Juan Pablo Guzmán Giessen, por la defensa
del sentenciado don Hugo Hidalgo Díaz, a fs. 11.249, tomo 25, dedujo recurso
de casación en la forma por las causales de los números 1, 2, 12, 4 y 10 del
artículo 541 del Código de Procedimiento Penal. Asimismo, a fs. 11.283, en
representación de Olalia Vera Gutiérrez, interpuso recurso de casación en la
forma por las causales de los números 1, 6, 2, 12, 4 y 10 del artículo 541 del
Código de Procedimiento Penal.
A fs.11.295, 11311, 11328, 11633 y 11650, los abogados Mario Patricio
Ruiz Zurita, Gonzalo Ruiz Zurita y Roberto Saldías Concha, por sus
representados Wolfang Müller Altevogt, Edith Malessa Boll, Rudolph Hans
Collen Franzkowzky, Wolfang Zeitner Bohnau y Reinhard Zeitner Bohnau,
deducen recursos de casación en la forma por las causales de los números 1, 6,
2, 12, 4 y 10 del artículo 541 del Código de Procedimiento Penal.
Los mismos abogados a fs. 11.344, por sus representados Harmut
Wilhelm Hopp Miottel. Gerd Seewald Lefevre, Kurt Herbert Schnellenkamp
Nelaimisckies Alfred Gerlach Schritt, Dennys Ricardo Alvear Henríquez, Gunther
Schaffrick Bruckmann Gerhard Wolfang Mücke Koschitke y Uwe Cöllen Gert
deducen “únicamente respecto del delito de negativa de entrega de menor
respecto de Ángel Rodrigo Salvo Fuentes”, siendo condenado como cómplice
de Paul Schafer en la comisión de 26 delitos de abusos deshonestos.
1
Precisando, consta que a fs. 3805 se le acusó como cómplice del delito de
sustracción del menor Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, previsto y sancionado en
el artículo 142 N° 2 del Código Penal. En cuanto al
recurso de casación deducido por Rudolph Hans Cöllen Franzkowzky, refiere
que fue acusado como autor del delito de negativa de entrega del menor
Ángel Rodrigo Salvo Fuentes y condenado como cómplice de Paul Schafer en
la comisión de 26 delitos de abusos deshonestos.
En cuanto a la casación deducida por Harmut Wilhelm Hopp Miottel,
Gerd Seewald Lefevre, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies y Dennys
Ricardo Alvear Henríquez, el recurrente señala que fueron acusados como
encubridores de Paul Schafer en los términos del artículo 17 N° 2 y 4 del
Código Penal, y Alfred Gerlach Schritt, como encubridor del mismo, conforme al
artículo 17 N° 4 del Código punitivo. Sin embargo a los cuatro primeros se les
condenó como cómplices de Paul Schafer en la comisión de 26 delitos de
abusos deshonestos y al último como encubridor del mismo, conforme al
artículo 17 N° 3 y 4 del Código Punitivo.
Sin perjuicio de lo antes señalado, consta de la letra A) de la acusación
de fs.4.709 y siguientes, que se acusó a Harmut Wilhelm Hopp Miottel como
encubridor de los delitos referidos en el numeral 1.1, esto es de acuerdo con el
artículo 17 N° 4 del Código Penal. En la letra C) se le acusó como encubridor de
Paul Schafer, en los delitos reseñados en el razonamiento 1.3 a) y b), es decir,
como encubridor del delito de abusos deshonestos del artículo 366 del Código
Penal, en perjuicio de Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Fredy Eduardo
Escarez Constanzo, Héctor Alejandro Valenzuela Valenzuela, Víctor Andrés
Ramírez Constanzo, Jimmy Joaquín Escarez Constanzo, Cristian Francisco Soto
Campos, Angelo Antonio San Martín Valenzuela, Juan Gabriel Oliva Vásquez,
Luis Ricardo Parra Uribe. Gerardo Antonio Vásquez Merino, Jaime Andrés Parra
Verdugo, Juan Esteban Briones Rodríguez, Iván Romero Fuentes, Alejandro
Romero Fuentes, Manuel Alexis Sepúlveda Alfaro, Rodrigo Andrés San Martín
Valenzuela, Roberto Jesús Romero Parada. Marco Rodrigo Castillo Leiva, Juan
Manuel Rivera Gutiérrez, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, José Manuel
Acuña Bonilla, Eduardo Andrés Salvo Hernández, Tobías Müller Müller, Salo
1
Ariel Luna Garrido, Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas
Romero y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes y encubridor en los términos del
artículo 17 N° 3 del mismo código.
Asimismo, el Consejo de Defensa del Estado a fs. 4.745, tomo X y
Servicio Nacional de Menores a fs. 4787, deducen acusación particular en
contra de Harmut Wilhelm Hopp Miottel, como cómplice de los delitos de
abusos deshonestos en perjuicio de los menores antes indicados.
Además, lo acusan como cómplice en el delito de violación en
perjuicio de los menores: Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Danilo Enrique
Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas Romero, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes.
En cuanto a la acusación particular de la parte querellante representada
por el abogado Hernán Fernández Rojas, lo sindica como autor de delitos de
violación en perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco,
Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo
Enrique Cisternas Romero y Johan Esteban Cisternas Romero. Discrepa de la
calificación jurídica que se formula en la acusación fiscal respecto de Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes, estimando que está acreditado el delito previsto en el
artículo 361 N° 1 de Código Penal.
Lo acusa además, como autor del delito de abuso sexual en perjuicio de
los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas Romero,
Johan Esteban Cisternas Romero, Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, Juan Esteban
Briones Rodríguez, Angelo Antonio San Martín Valenzuela, Andrés San Martín
Valenzuela, Eduardo Salvo Hernández y Salo Ariel Luna Garrido.
En subsidio de las acusaciones precedentes, sostiene la calificación
jurídica de complicidad en los delitos antedichos.
En cuanto a Gerd Seewald Lefevre, Kurt Herbert Schnellenkamp
Nelaimisckies y Dennys Ricardo Alvear Henríquez fueron acusados a fs. 4711
vta., letra B) como encubridores de los delitos referidos en el numeral 1.2, esto
es, de acuerdo con el artículo 17 N° 4 del Código Penal.
Consta de la letra C) de la acusación de oficio que se les acusó como
1
encubridores de Paul Schafer, en el delito de abusos deshonestos del artículo
366 del Código Penal, en perjuicio de 26 menores y encubridor en los términos
del artículo 17 N° 3 del Código Penal, respectivamente.
El Consejo de Defensa del Estado a fs. 4745, tomo X y Servicio Nacional
de Menores deducen acusación particular en contra de Gerd Seewald Lefevre,
Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies y Dennys Ricardo Alvear Henríquez,
como cómplices de los delitos de abusos deshonestos en perjuicio de
Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Freddy Eduardo Escarez Constanzo, Héctor
Alejandro Valenzuela Valenzuela, Víctor Andrés Ramírez Constanzo, Jimmy
Joaquín Escarez Constanzo, Cristian Francisco Soto Campos, Angelo Antonio
San Martín Valenzuela, Juan Gabriel Oliva Vásquez, Luis Ricardo Parra Uribe.
Gerardo Antonio Vásquez Merino, Juan Esteban Briones Rodríguez, Iván Romero
Fuentes, Alejandro Romero Fuentes, Manuel Alexis Sepúlveda Alfaro, Rodrigo
Andrés San Martín Valenzuela, Roberto Jesús Romero Parada. Marco Rodrigo
Castillo Leiva, Juan Manuel Rivera Gutiérrez, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda, José Manuel Acuña Bonilla, Eduardo Andrés Salvo Hernández,
Tobías Müller Müller, Salo Ariel Luna Garrido, Jaime Andrés Parra Verdugo,
Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas Romero y Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes. Además, los acusan como cómplices del delito de
violación en perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco,
Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas Romero, Eduardo
Andrés Utreras Sepúlveda y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes. En forma subsidiaria,
para el caso que el tribunal no recalifique el delito cometido en perjuicio de
Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Danilo Enrique Cisternas Romero y Johan
Esteban Cisternas Romero, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, Ángel Rodrigo
Salvo Fuentes, los acusan como encubridores de Paul Schafer, en el delito de
abusos deshonestos previsto en el artículo 366 del Código Penal.
En cuanto a la acusación particular de la parte querellante representada
por el abogado Hernán Fernández Rojas, sindica a Gerd Seewald Lefevre, Kurt
Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies, como autores de delitos de violación en
perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés
Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas
1
Romero y Johan Esteban Cisternas Romero.
Discrepa de la calificación jurídica que se formula en la acusación fiscal
respecto de Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, estimando que está acreditado el
delito previsto en el artículo 361 N° 1 de Código Penal.
Los acusa además, como autores del delito de abuso sexual en perjuicio
de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas Romero,
Johan Esteban Cisternas Romero, Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, Juan Esteban
Briones Rodríguez, Angelo Antonio San Martín Valenzuela, Andrés San Martín
Valenzuela, Eduardo Salvo Hernández y Salo Ariel Luna Garrido. En subsidio de
las acusaciones precedentes, sostiene la calificación jurídica de complicidad en
los delitos antedichos.
Además acusa a Dennys Ricardo Alvear Henríquez, como cómplice en
los términos del artículo 16 del Código Penal, de los delitos de violación en
perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés
Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas
Romero y Johan Esteban Cisternas Romero y abuso sexual de Cristóbal
Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés
Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas
Romero, Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, Juan Esteban Briones Rodríguez, Angelo
Antonio San Martín Valenzuela, Andrés San Martín Valenzuela Eduardo Salvo
Hernández y Salo Ariel Luna Garrido.
El recurrente expresa que Reinhard Zietner Bohnau fue acusado a
fs.3805 del tomo XXI, como cómplice del delito de sustracción del menor Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes y condenado como encubridor de Paul Schafer en la
comisión de 26 delitos de abusos deshonestos. (Si bien la sentencia lo condena
en calidad de cómplice)
Se recurre de casación en la forma respecto de Pedro Salvo
Bahamondez, quien fue acusado a fs.3.805 como cómplice del delito de
sustracción del menor Ángel Rodrigo Salvo Fuentes y condenado como
cómplice de Paul Schafer en la comisión del delito de abusos deshonestos
perpetrados en Villa Baviera entre 1993 y 1997, en perjuicio del mismo menor.
1
En cuanto al recurso de casación deducido por Elizabeth Erna Urrea
Apablaza, Víctor Marcelo Arriagada Marmolejo Wolfang Scheuber Hildebrandt, y
Diego Iván Soto Marmolejo, señalan que fueron acusados a fs.3.805, por el
delito de sustracción de menores y condenados como cómplices de Paul
Schafer en la comisión de los delitos de abusos deshonestos perpetrados en
Villa Baviera entre 1993 y 1997, respecto del menor Ángel Rodrigo Salvo
Fuentes.

SEGUNDO: Que si bien, es efectivo, como lo sostienen quienes recurren


por los sentenciados Hugo Hidalgo Díaz, Edith Malessa Boll, José Briones
Mellado, Abelino González Valverde, Olalia Vera Gutiérrez, Wolfang Muller
Altervogt, Rudolph Hans Collen Franzkowzky, Wolfang Zeitner Bohnau y
Reinhard Zeitner Bohnau, Pedro Salvo Bahamondez, Erna Elizabeth Urrea
Apablaza, Wolfang Scheuber Hildebrand, Víctor Marcelo Arriagada Marmolejo y
Diego Iván Soto Marmolejo y lo consigna el señor Fiscal Judicial en su
respectivo informe de fs. 13.005, tomo XXIX, respecto de cada uno de ellos, el
señor juez a quo acusó en su acusación fiscal, por un delito distinto de aquél
por el cual los condenó. En efecto, en dicha acusación fiscal, Wolfang Muller
Altervogt, Reinhard Zeitner Bohnau, Pedro Salvo Bahamondez, Wolfang
Scheuber Hildebrand, Víctor Marcelo Arriagada Marmolejo, Diego Iván Soto
Marmolejo, Elizabeth Erna Urrea Apablaza fueron acusados por el delito de
sustracción del menor Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, y Hugo Hidalgo Díaz, Edith
Malessa Boll, José Briones Mellado, Abelino González Valverde, Olalia Vera
Gutiérrez, Gerard Wolfang Mücke Koschitzcke lo fueron por atentado contra la
autoridad. Hugo Hidalgo Díaz, Olalia Vera Gutiérrez y Rudolph Hans Collen
Franzkowzky, por negativa de entrega de menores.
En la sentencia Olalia Vera Gutiérrez, Rudolph Hans Collen Franzkowzky
y Wolfang Muller Altervogt, fueron no obstante condenados como cómplices
de Paul Schafer en la comisión de los delitos de abusos deshonestos en
perjuicio de Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Freddy Eduardo Escarez
Constanzo, Héctor Alejandro Valenzuela Valenzuela, Víctor Andrés Ramírez
1
Constanzo, Jimmy Joaquín Escarez Constanzo, Cristian Francisco Soto Campos,
Angelo Antonio San Martín Valenzuela, Juan Gabriel Oliva Vásquez, Luis
Ricardo Parra Uribe. Gerardo Antonio Vásquez Merino, Juan Esteban Briones
Rodríguez, Iván Romero Fuentes, Alejandro Romero Fuentes, Manuel Alexis
Sepúlveda Alfaro, Rodrigo Andrés San Martín Valenzuela, Roberto Jesús
Romero Parada. Marco Rodrigo Castillo Leiva, Juan Manuel Rivera Gutiérrez,
Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, José Manuel Acuña Bonilla, Eduardo Andrés
Salvo Hernández, Salo Ariel Luna Garrido, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo
Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas Romero y Ángel Rodrigo
Salvo Fuentes, y Hugo Hidalgo Díaz, Wolfang Zeitner Bohnau, Edith Malessa
Boll, Abelino González Valverde, José Briones Mellado y Reinhard Zeitner
Bohnau fueron condenados como encubridores de Paul Schafer en los delitos
de abusos deshonestos antes mencionados.
Por su parte, Pedro Salvo Bahamondez, Diego Iván Soto Marmolejo,
Elizabeth Erna Urrea, Wolfang Scheuber Hildebrand y Víctor Marcelo Arriagada
Marmolejo, fueron condenados como encubridores de Paul Schafer, sólo en la
comisión del delito de abusos deshonestos en perjuicio del menor Ángel
Rodrigo salvo Fuentes.
Sin embargo, olvidan tanto el Fiscal Judicial como los recurrentes, que
contra todos se dedujo acusación particular, en calidad de cómplice los delitos
de abusos deshonestos cometidos por Schafer, como aparece de las diversas
acusaciones particulares que obran en la causa y que se hace referencia
precedentemente.
TERCERO: Que para que proceda la causal de casación en la forma
prevista en el artículo 541 N° 10 del Código de Procedimiento Penal, se
requiere que la sentencia se refiera a puntos inconexos con los que han sido
materia de la acusación (fiscal y/o particular) y defensa.
Como no está definido que se entiende por inconexo, es preciso
establecer su debido alcance. Es así que el Diccionario de la Real Academia
Española de la Lengua, define el vocablo “Inconexo”, como falta de conexión y
1
conexión es el “enlace, atadura, trabación, concatenación de una cosa con
otra”.

CUARTO: Que en el caso que nos preocupa no se produce falta de


congruencia ni se afecta el derecho a defensa ni se conculca el principio de
contradicción del momento que las acusaciones particulares versaron sobre la
complicidad de los acusados en los delitos de abusos de que fueron víctima los
menores.
La causal de casación analizada se configura, como se ha dicho, cuando
la decisión se extiende a puntos inconexos, con los que hubieren sido materia
de la acusación y la defensa, esto es, hechos carentes de lógica con los que
fueron objeto de la acusación sea ésta fiscal y/o particular y que, por lo mismo,
no pueden deducirse de ellos, lo que no sucede en la especie.

QUINTO: Que, a mayor abundamiento, en materia procesal


habitualmente se da por sentado el principio "Jura novit Curia", es decir, que el
derecho lo sabe el juez. Por consiguiente, se estima que el tribunal quedaba
vinculado por los hechos presentados por las partes, pero era soberano para
apreciar el derecho, por lo cual podía sostener el derecho propuesto por las
partes, modificarlo o bien prescindir de aquél, aplicando las normas jurídicas
que él estime pertinentes.
Así, el principio del “Jura novit Curia” se aplica con pocas restricciones
en el antiguo Código de Procedimiento Penal, según se puede apreciar, de
entre otras normas, del tenor de los artículos 527 y Nº 10 del artículo 541.
En lo que respecta a los hechos recogidos en la sentencia, la norma es
de la estricta congruencia de éstos, con los contemplados en la acusación,
según algunos con los del debate, que fueron introducidos por la acusación
(fiscal y/o particular), y que en el período de discusión resultaron probados. La
sentencia debe basarse por consiguiente, en los actos del debate que directa o
indirectamente se conectan con el ámbito fáctico de la acusación. En otras
palabras, la actividad del juez se encuentra limitada por la
1
inmutabilidad de la acusación en lo que respecta a su contenido
factico, no así al jurídico que está, por así decirlo, en el dominio del
juez. Esta correlación consiste en que el supuesto de hecho concretizado en la
acusación –resiudicanda definitiva- no puede ser ampliado, ni restringido en la
tarea de obtención de la resiudicata.

SEXTO: Que, como señala el autor Vélez Mariconde, es sobre los hechos
que se atribuyen al imputado que juzga al Tribunal y no “sobre la corrección
del juicio jurídico-penal del acusador”. (Estudio, Tomo II pág. 119). De esta
forma, expresa el mismo autor, al juez: “le está vedado condenar por un hecho
diverso del que describió el acusador, y la prohibición es absoluta, no podrá
hacerlo nunca, le dé o no el mismo nomen juris afirmado por el Ministerio
público o por el Juez de Instrucción. La coincidencia de calificación legal, en
absoluto indiferente, no oculta la discordancia que habría sobre el objeto
procesal”. (Estudio T.II pág. 118).
Por consiguiente, son esenciales en la congruencia los elementos
fácticos, sus circunstancias y modalidades realmente influyentes en ellos hasta
el punto que la defensa haya podido ser afectada, si la sentencia condenatoria
se aparta de esa materia.
De esta forma, siendo los hechos elementos esenciales, se exige que
exista identidad entre los consignados en la acusación (fiscal y/o particular) y
la sentencia. Para resolver el difícil problema de fijar cuáles son elementos
esenciales y, por tanto vinculantes, y cuáles son accidentales y, por tanto,
libres, se cita la opinión del español Enrique Schaefer, quien señala que para
que pueda considerarse que el hecho dado por la acusación y el de la
sentencia son los mismos, se deben seguir dos criterios: 1º.- Que exista, al
menos, identidad parcial entre los actos de realización del suceso, bastando
que exista una parte común entre ellos con tal que no se produzca una
modificación jurídica sustancial en los restantes, -Criterio material-; 2º.- Existe
identidad en acciones distintas cuando existe identidad en el contenido
material del injusto a la ilicitud de los actos, como en los delitos colectivos o
continuados, -Criterio formal- (Jiménez Asenjo, vol. II, pág. 235).
1

SEPTIMO: Que, en consecuencia, cuando se exige identidad del hecho


sentenciado con el acusado, lo que se quiere significar, es que el
acontecimiento histórico que consideró el actor en su acusación deber ser
juzgado; que la sentencia se refiera “a la concreta conducta humana puesta
en tela de juicio”. Se trata de la llamada concepción naturalística del hecho,
que es la doctrina dominante, y para la cual la base de la decisión judicial es
una noción procesal y no de derecho sustantivo.”.
Como lo ha señalado el máximo tribunal de nuestro país, cabe consignar
además, que si bien la calificación jurídica que de los hechos hicieron los
jueces del fondo resultó diversa de aquella consignada en el auto de cargos, no
es menos cierto, que estos no fueron alterados, y por ende, no aparece que
sean inconexos de aquellos materia de la sentencia, por lo que la causal que se
invoca no se ha podido configurar, correspondiendo en todo caso efectuar de
manera definitiva la calificación que se reclama, precisamente en la sentencia,
siendo aquellas consignadas ya en el auto de procesamiento, ya en la
acusación, sólo de carácter preliminar. (Excelentísima Corte Suprema, Rol Nº
3069-04)

OCTAVO: Que, por su parte, el profesor Alfonso Díaz Cordaro, sostiene


que el tribunal podrá dar al hecho una calificación jurídica distinta de aquella
contenida en la acusación o apreciar la concurrencia de causales modificatorias
agravantes de la responsabilidad penal no incluidas en ella.
El citado autor expresa asimismo, que lo importante, sin lugar a dudas,
para el imputado es la posibilidad de que los hechos que se imputan no puedan
ser ampliados en ningún momento, para ejercer plenamente su derecho a
defensa.
Por consiguiente, señala que es plenamente posible, y válido
jurídicamente, que en la acusación se disminuyan los hechos que se
consideraron al formalizar la investigación. Por ejemplo, se pudo formalizar por
un hecho, con apariencia de homicidio calificado y, finalmente, acusar por un
hecho que reviste las características de un cuasidelito de homicidio, por cuanto
1
con ello no se menoscaba en forma alguna el derecho a la defensa, lo cual
debe entenderse sin perjuicio que las normas que regulan la congruencia
procesal sólo impiden agregar hechos, pero nada dicen respecto de quitar
hechos, por lo cual nos parece plenamente posible y valido jurídicamente
descartar ciertos hechos.

NOVENO: Que, en consideración a lo expuesto, resulta evidente que


para configurar ultrapetita en materia penal, se debe considerar los hechos
consignados en la acusación y en la sentencia, por cuanto la calificación
jurídica de éstos, constituye una facultad excluyente de la potestad
jurisdiccional.
La causal de casación esgrimida exige un requisito adicional, por cuanto
dispone la norma en cuestión que la decisión se debe extender a puntos
inconexos con los que hubieren sido materia de la acusación y la defensa, lo
que ha sido entendido por la jurisprudencia dominante en la materia, como
hechos carentes de lógica con los que fueron objeto de la acusación y que, por
lo mismo, no pueden deducirse de ellos.
En este sentido, la Excelentísima Corte Suprema, ha señalado que en
relación a la causal de ultra petita, debe consignarse que el Nº 10 del artículo
541 del Código de Procedimiento Penal, autoriza la impugnación de nulidad
formal cuando la sentencia ha sido dada extendiéndola a puntos inconexos con
los que hubieren sido materia de la acusación y de la defensa. Se producirá el
vicio, cuando el fallo recurrido se ha referido a hechos carentes de relación o
unión lógica con los que fueron objeto de la acusación, "como, por ejemplo, si a
alguien se le imputa la muerte de una persona y se le sanciona posteriormente
por el hurto de una especie". (Excma. Corte Suprema, R.D.J., 26.10.1967, T. 64,
sec. 4ª, pág. 299).

DECIMO: Que, acorde a lo señalado precedentemente y al mérito de


autos, queda en evidencia que el fallo recurrido, no se ha extendido a puntos
inconexos con los que fueron materia de las acusaciones fiscales y
particulares, por lo cual no puede declararse que la sentencia recurrida adolece
1
del vicio de ultrapetita invocado, por lo que deberá rechazarse el recurso de
casación en la forma interpuesto por la citada causal.

UNDECIMO: Que se ha interpuesto recurso de casación, además,


invocando las causales de los números 6, 9 y 12 del artículo 541 del Código de
Procedimiento Penal, esto es, haber sido pronunciada la sentencia por un
tribunal manifiestamente incompetente, o no integrado con los funcionarios
designados por la ley, no haber sido la sentencia dictada conforme a la ley y
haberse omitido, durante el juicio la práctica de algún trámite o diligencia
dispuesta expresamente por la ley bajo pena de nulidad.
En cuanto a la causal del número 6, los recurrentes sostienen que la
designación de Ministro en Visita sería ilegal e inconstitucional en base a lo
dispuesto en los artículos 6, 7 y 73 de la Constitución Política de la República,
lo que resulta contradictorio por los mismos argumentos que dan los
recurrentes, los cuales en definitiva, validan la designación. Además, el artículo
560 del Código Orgánico de Tribunales lo permite, por lo que se actuó en el m
arco normativo del Estado de Derecho..
Respecto de la causal contenida en el n°9 del artículo mencionado, su
alegación es insostenible, pues una cosa es no estar de acuerdo con los
razonamientos del magistrado, otra muy distinta es que eso signifique que por
tal razón la sentencia no esté dictada conforme a la ley, ya que eso es propio
de los tribunales del fondo, y no significa infracción de las normas reguladoras
de la prueba.
DUODECIMO: Que al respecto la jurisprudencia ha sido conteste en
declarar inadmisibles recursos de casación en la forma, fundados en la causal
novena del artículo 541 del Código de Procedimiento Penal, pues la aludida
causal de nulidad formal, “se configura cuando la sentencia no contiene las
consideraciones en cuya virtud se dan por probados o por no probados los
hechos atribuidos a los procesados; o los que éstos alegan en su descargo, ya
que para negar su participación, ya para eximirse de su responsabilidad, ya
1
para atenuar ésta; es decir, cuando no se desarrollan los razonamientos
fácticos y jurídicos, en virtud de los cuales se emite pronunciamiento, en
relación al asunto sometido a la decisión del tribunal, pero no cuando éstos
no se ajustan a la tesis sustentada por la parte que reclama y ni aún si
ellos pudieran resultar equivocados. En el presente caso, basta la lectura
del fallo para llegar a la conclusión de que contiene adecuadamente la referida
exigencia, porque tiene los fundamentos necesarios para sustentar la
resolución, en virtud de la cual se condenó a los acusados. Más que la falta de
consideraciones, se impugna la motivación de los jueces del fondo para decidir
respecto de la culpabilidad del imputado y la inocencia de la enjuiciada (E.
Corte Suprema, 30/01/2001, 4519-2000)
Otra jurisprudencia señala que “Las impugnaciones que se dirigen a
la ponderación o apreciación que los jueces hacen de los distintos
elementos de prueba deben ser rechazadas desde que es una materia
de resorte exclusivo de los tribunales del fondo, que sólo podría ser
removida por esta Corte en la hipótesis de que se haya comprobado
vulneración de leyes reguladoras de la prueba” cual sería, por ejemplo,
admitir medios de convicción excluidos expresamente por la Ley o alterar el
peso de la prueba en un caso determinado, o fundarse en una única presunción
lo que aquí no ha ocurrido”. (Considerando 12º, E. Corte Suprema,
03/04/1996, 32789).

DECIMO TERCERO: Que, en cuanto a la causal del número 12 del


artículo 541 del código tantas veces citado, sostenerlo es erróneo, ya que los
recurrentes no señalan en sus recursos nada contundente o serio como gestión
excluida que lleve o acarree dicha sanción.
Por estas consideraciones, disposiciones legales citadas y de
conformidad con lo prevenido en los artículos 535 y 544 del Código de
Procedimiento Penal, se rechazan los recursos de casación interpuestos a fs.
11.249, 11.283, 11.295, 11.361, 11.328, 11.633, 11.650, 11.667, 11.680,
11.694, 11.706, 11.719, 11.774 y 11.786 del tomo XXV, en contra de la
1
sentencia de 16 de noviembre de 2004, escrita de fs.10.748 a 11.245, del
Tomo 24.

ACORDADA contra el voto de la Ministra señora Morales Medina


quien estuvo por acoger el recurso de casación en la forma por concurrencia de
la causal 10° del artículo 541 del Código de Procedimiento Penal, atendida las
siguientes consideraciones:
1.- Que el abogado Juan Pablo Guzmán Giessen, por la defensa del
sentenciado don Hugo Hidalgo Díaz, a fs. 11.249, tomo 25, dedujo recurso de
casación en la forma por las causales de los números 1, 2,12, 4 y 10 del
artículo 541 del Código de Procedimiento Penal. Asimismo, a fs. 11.283, en
representación de Olalia Vera Gutiérrez, interpuso recurso de casación en la
forma por las causales de los números 1, 6, 2, 12, 4 y 10 del artículo 541 del
Código de Procedimiento Penal.
A fs.11.295, 11.311, 11.328, 11.633 y 11.650, los abogados Mario
Patricio Ruiz Zurita, Gonzalo Ruiz Zurita y Roberto Saldías Concha, por sus
representados Wolfang Müller Altevogt, Edith Malessa Boll, Rudolph Hans
Collen Franzkowzky, Wolfang Zeitner Bohnau, Reinhard Zeitner Bohnau,
deducen recursos de casación en la forma por las causales de los números 1,
6,2, 12, 4 y 10 del artículo 541 del Código de Procedimiento Penal.
Los mismos abogados a fs. 11.344, por sus representados Harmut
Wilhelm Hopp Miottel. Gerd Seewald Lefevre, Kurt Herbert Schnellenkamp
Nelaimisckies, Alfred Gerlach Schritt, Dennys Ricardo Alvear Henríquez,
Gunther Schaffrick Bruckmann, Gerhard Wolfang Mücke Koschitke y Uwe Cöllen
Gert deducen recursos de casación en la forma por las causales de los números
1, 6, 2, 12, 4, 9 y 10 del artículo 541 del Código de Procedimiento Penal.
A fs. 11.667, 11.680, 11.706 y 11.719, los abogados Andrea Paz Leyton
Martínez y Abner Gabriel Morales Durán, por sus representados Pedro Salvo
Hernández, Elizabeth Erna Urrea Apablaza, Diego Iván Soto Marmolejo y Víctor
Marcelo Arriagada Marmolejo, deducen recursos de casación en la forma por
las causales de los números 1, 2, 12, 4, y 10 del artículo 541 del Código de
1
Procedimiento Penal.
A fs. 11.694, el abogado Guillermo Cocio Sepúlveda, por su representado
José Defilio Briones Mellado, deduce recurso de casación en la forma por las
causales de los números 1, 2, 12, 4, y 10 del artículo 541 del Código de
Procedimiento Penal.
A fs.11.774 el abogado Juan Carlos Manríquez Rosales, por su
representado Wolfang Scheuber Hildebrand, deduce recurso de casación en la
forma por las causales de los números 1, 2, 12, 4, y 10 del artículo 541 del
Código de Procedimiento Penal.
A fs.11.786, la abogada Paula Cornejo, por su representado Abelino
González Valverde deduce recurso de casación en la forma por las causales de
los números 1,2, 12, 4, y 10 del artículo 541 del Código de Procedimiento
Penal. Todos los recurrentes de casación apelan subsidiariamente, con
excepción del abogado Juan Carlos Manríquez Rosales, quien señala hacerlo en
conjunto.

2.- Que todos los recurrentes antes relacionados fundan sus recursos de
casación en la forma en la causal de prevista en el artículo 541 N° 1, 2 y 4 del
Código de Procedimiento Penal, esto es, la falta de emplazamiento de una de
las partes; el no haberse permitido a alguna de las partes rendir la suya o
evacuar diligencias probatorias que tengan importancia para la resolución del
negocio y no haberse hecho la notificación a las partes para alguna audiencia
de prueba.
3.- Que al efecto cabe tener presente, que quienes interponen el presente
recurso no son quienes pudieren verse afectados por el pretendido vicio, vale
decir, no se advierte el perjuicio que pudiera habérseles ocasionado, el cual
fuera susceptible de reparar por esta vía. Se tiene en consideración además,
que la notificación en cuestión se realizó el 22 de diciembre de 2003 al Fiscal
subrogante de la Segunda Fiscalía don Óscar Lorca Ferraro, según consta a fs.
4713, de conformidad con lo prevenido en el artículo 363 del Código Orgánico
1
de Tribunales.
Conforme a lo argumentado, se rechazan los señalados recursos de
casación fundados en cada una de las causales antedichas.

4.- Que todos los recurrentes, invocan la causal del artículo 541 N° 10 del
Código de Procedimiento Penal, es decir, la de “Haber sido dada (la sentencia)
ultra petita, esto es, extendiéndola a puntos inconexos con los que hubieren
sido materia de la acusación y defensa. Sostienen que en los autos rol
53.914, a fs. 3.798, tomo XXI, se acusó a Hugo Hidalgo, Edith Malessa Boll,
José Briones Mellado y Abelino González Valverde, por el delito de atentado a
la autoridad, y a fs. 3.802 a Wolfang Zeitner Bohnau, Abelino González
Valverde y José Defilio Briones Mellado, lo fueron como autores del mismo
delito y condenados como encubridores de Paul Schafer en la comisión de 26
delitos de abusos deshonestos.
Lo anterior no es del todo exacto, toda vez que consta de la acusación
de oficio, a fs. 3.798 vta., que además se acusó a Hugo Hidalgo Díaz, como
autor del delito de negativa de entrega del menor Angelo Antonio San Martín
Valenzuela.
El recurrente expone que a Olalia Vera Gutiérrez se la acusó, por
atentado contra la autoridad y negativa de entrega de los menores, Angelo San
Martín Valenzuela, Eduardo Utreras Sepúlveda, Jaime Parra Verdugo y Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes, siendo condenada como cómplice de Paul Schafer en la
comisión de 26 delitos de abusos deshonestos.
El recurrente indica que a Wolfang Müller Altevogt, se le acusó Sic
“únicamente respecto del delito de negativa de entrega de menor respecto de
Ángel Rodrigo Salvo Fuentes”, siendo condenado como cómplice de Paul
Schafer en la comisión de 26 delitos de abusos deshonestos. Precisando,
consta que a fs. 3805 se le acusó como cómplice del delito de sustracción del
menor Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, previsto y sancionado en el artículo 142
N° 2 del Código Penal.
En cuanto a recurso de casación deducido por Rudolph Hans Cöllen
Franzkowzky, refiere fue acusado como autor del delito de negativa de entrega
1
del menor Ángel Rodrigo Salvo Fuentes y condenado como cómplice de Paul
Schafer en la comisión de 26 delitos de abusos deshonestos.
En cuanto a casación deducida por Harmut Wilhelm Hopp Miottel, Gerd
Seewald Lefevre, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies y Dennys Ricardo
Alvear Henríquez, el recurrente señala que fueron acusados como encubridores
de Paul Schafer en los términos del artículo 17 N° 2 y 4 del Código Penal, y
Alfred Gerlach Schritt, como encubridor del mismo, conforme al artículo 17 N°
4 del Código punitivo. Sin embargo a los cuatro primeros se les condenó como
cómplices de Paul Schafer en la comisión de 26 delitos de abusos deshonestos
y al último como encubridor del mismo, conforme al artículo 17 N° 3 y 4 del
Código Punitivo.
Sin perjuicio de lo antes señalado, consta de la letra A) de la acusación
de fs.4.709 y siguientes, que se acusó a Harmut Wilhelm Hopp Miottel como
encubridor de los delitos referidos en el numeral 1.1, esto es de acuerdo con el
artículo 17 N° 4 del Código Penal. En la letra C) se le acusó como encubridor de
Paul Schafer, en los delitos reseñados en el razonamiento 1.3 a) y b), es decir,
como encubridor del delito de abusos deshonestos del artículo 366 del Código
Penal, en perjuicio de Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Fredy Eduardo
Escarez Constanzo, Héctor Alejandro Valenzuela Valenzuela, Víctor Andrés
Ramírez Constanzo, Jimmy Joaquín Escarez Constanzo, Cristian Francisco Soto
Campos, Angelo Antonio San Martín Valenzuela, Juan Gabriel Oliva Vásquez,
Luis Ricardo Parra Uribe. Gerardo Antonio Vásquez Merino, Jaime Andrés Parra
Verdugo, Juan Esteban Briones Rodríguez, Iván Romero Fuentes, Alejandro
Romero Fuentes, Manuel Alexis Sepúlveda Alfaro, Rodrigo Andrés San Martín
Valenzuela, Roberto Jesús Romero Parada. Marco Rodrigo Castillo Leiva, Juan
Manuel Rivera Gutiérrez, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, José Manuel
Acuña Bonilla, Eduardo Andrés Salvo Hernández, Tobías Müller Müller, Salo
Ariel Luna Garrido, Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas
Romero y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes y encubridor en los términos del
artículo 17 N° 3 del mismo código.
Asimismo, el Consejo de Defensa del Estado a fs. 4.745, tomo X y
Servicio Nacional de Menores a fs. 4787, deducen acusación particular en
1
contra de Harmut Wilhelm Hopp Miottel, como cómplice de los delitos de
abusos deshonestos en perjuicio de los menores antes indicados. Además,
lo acusan como cómplice en el delito de violación en perjuicio de los menores:
Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan
Esteban Cisternas Romero, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda y Ángel Rodrigo
Salvo Fuentes.
En cuanto a la acusación particular de la parte querellante representada
por el abogado Hernán Fernández Rojas, lo sindica como autor de delitos de
violación en perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco,
Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo
Enrique Cisternas Romero y Johan Esteban Cisternas Romero. Discrepa de la
calificación jurídica que se formula en la acusación fiscal respecto de Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes, estimando que está acreditado el delito previsto en el
artículo 361 N° 1 de Código Penal. Lo acusa además, como autor del
delito de abuso sexual en perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada
Pacheco, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo,
Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas Romero, Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes, Juan Esteban Briones Rodríguez, Angelo Antonio San
Martín Valenzuela, Andrés San Martín Valenzuela, Eduardo Salvo Hernández y
Salo Ariel Luna Garrido.
En subsidio de las acusaciones precedentes, sostiene la calificación
jurídica de complicidad en los delitos antedichos.
En cuanto a Gerd Seewald Lefevre, Kurt Herbert Schnellenkamp
Nelaimisckies y Dennys Ricardo Alvear Henríquez fueron acusados a fs. 4711
vta., letra B) como encubridores de los delitos referidos en el numeral 1.2, esto
es, de acuerdo con el artículo 17 N° 4 del Código Penal. Consta de la letra C)
de la acusación de oficio que se les acusó como encubridores de Paul Schafer,
en el delito de abusos deshonestos del artículo 366 del Código Penal, en
perjuicio de 26 menores y encubridor en los términos del artículo 17 N° 3 del
Código Penal, respectivamente.
El Consejo de Defensa del Estado a fs. 4745, tomo X y Servicio Nacional
de Menores deducen acusación particular en contra de Gerd Seewald Lefevre,
1
Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies y Dennys Ricardo Alvear Henríquez,
como cómplices de los delitos de abusos deshonestos en perjuicio de
Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Freddy Eduardo Escarez Constanzo, Héctor
Alejandro Valenzuela Valenzuela, Víctor Andrés Ramírez Constanzo, Jimmy
Joaquín Escarez Constanzo, Cristian Francisco Soto Campos, Angelo Antonio
San Martín Valenzuela, Juan Gabriel Oliva Vásquez, Luis Ricardo Parra Uribe.
Gerardo Antonio Vásquez Merino, Juan Esteban Briones Rodríguez, Iván Romero
Fuentes, Alejandro Romero Fuentes, Manuel Alexis Sepúlveda Alfaro, Rodrigo
Andrés san Martín Valenzuela, Roberto Jesús Romero Parada. Marco Rodrigo
Castillo Leiva, Juan Manuel Rivera Gutiérrez, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda, José Manuel Acuña Bonilla, Eduardo Andrés Salvo Hernández,
Tobías Müller Müller, Salo Ariel Luna Garrido, Jaime Andrés Parra Verdugo,
Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas Romero y Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes. Además, los acusan como cómplices del delito de
violación en perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco,
Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas Romero, Eduardo
Andrés Utreras Sepúlveda y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes. En forma subsidiaria,
para el caso que el tribunal no recalifique el delito cometido en perjuicio de
Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Danilo Enrique Cisternas Romero y Johan
Esteban Cisternas Romero, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, Ángel Rodrigo
Salvo Fuentes, los acusan como encubridores de Paul Schafer, en el delito de
abusos deshonestos previsto en el artículo 366 del Código Penal.
En cuanto a la acusación particular de la parte querellante representada
por el abogado Hernán Fernández Rojas, sindica a Gerd Seewald Lefevre, Kurt
Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies como autores de delitos de violación en
perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés
Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas
Romero y Johan Esteban Cisternas Romero.
Discrepa de la calificación jurídica que se formula en la acusación fiscal
respecto de Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, estimando que está acreditado el
delito previsto en el artículo 361 N° 1 de Código Penal. Los acusa además,
como autores del delito de abuso sexual en perjuicio de los menores Cristóbal
1
Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés
Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas
Romero, Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, Juan Esteban Briones Rodríguez, Angelo
Antonio San Martín Valenzuela, Andrés San Martín Valenzuela, Eduardo Salvo
Hernández y Salo Ariel Luna Garrido. En subsidio de las acusaciones
precedentes, sostiene la calificación jurídica de complicidad en los delitos
antedichos.
Además acusa a Dennys Ricardo Alvear Henríquez, como cómplice en
los términos del artículo 16 del Código Penal, de los delitos de violación en
perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés
Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas
Romero y Johan Esteban Cisternas Romero y abuso sexual de Cristóbal
Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés
Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas
Romero, Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, Juan Esteban Briones Rodríguez, Angelo
Antonio San Martín Valenzuela, Andrés San Martín Valenzuela Eduardo Salvo
Hernández y Salo Ariel Luna Garrido.
El recurrente expresa que Reinhard Zietner Bohnau fue acusado a
fs.3805 del tomo XXI, como cómplice del delito de sustracción del menor Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes y condenado como encubridor de Paul Schafer en la
comisión de 26 delitos de abusos deshonestos. (Si bien la sentencia lo condena
en calidad de cómplice)
Se recurre de casación en la forma respecto de Pedro Salvo
Bahamondez, quien fue acusado a fs.3.805 como cómplice del delito de
sustracción del menor Ángel Rodrigo Salvo Fuentes y condenado como
cómplice de Paul Schafer en la comisión del delito de abusos deshonestos
perpetrados en Villa Baviera entre 1993 y 1997, en perjuicio del mismo menor.
En cuanto al recurso de casación deducido por Elizabeth Erna
Urrea Apablaza, Víctor Marcelo Arriagada Marmolejo Wolfang Scheuber
Hildebrandt, y Diego Iván Soto Marmolejo, señalan que fueron acusados a
fs.3.805, por el delito de sustracción de menores y condenados como
cómplices de Paul Schafer en la comisión de los delitos de abusos
1
deshonestos perpetrados en Villa Baviera entre 1993 y 1997, respecto del
menor Ángel Rodrigo Salvo Fuentes.
5.- Que efectivamente, como lo sostienen quienes recurren por los
sentenciados Hugo Hidalgo Díaz, Edith Malessa Boll, José Briones Mellado,
Abelino González Valverde, Olalia Vera Gutiérrez, Wolfang Muller Altervogt,
Rudolph Hans Collen Franzkowzky, Wolfang Zeitner Bohnau y Reinhard Zeitner
Bohnau, Pedro Salvo Bahamondez, Erna Elizabeth Urrea Apablaza, Wolfang
Scheuber Hildebrand, Víctor Marcelo Arriagada Marmolejo y Diego Iván Soto
Marmolejo y lo consigna el señor Fiscal Judicial en su respectivo informe de fs.
13.005, tomo XXIX, respecto de cada uno de ellos, el señor juez a quo acusó
por un delito distinto de aquél por el cual los condenó.
En efecto, Wolfang Muller Altervogt, Reinhard Zeitner Bohnau, Pedro
Salvo Bahamondez, Wolfang Scheuber Hildebrand, Víctor Marcelo Arriagada
Marmolejo, Diego Iván Soto Marmolejo, Elizabeth Erna Urrea Apablaza fueron
acusados por el delito de sustracción del menor Ángel Rodrigo Salvo Fuentes.
Hugo Hidalgo Díaz, Edith Malessa Boll, José Briones Mellado, Abelino
González Valverde, Olalia Vera Gutiérrez, Gerard Wolfang Mücke Koschitzcke
lo fueron por atentado contra la autoridad. Hugo Hidalgo Díaz, Olalia Vera
Gutiérrez y Rudolph Hans Collen Franzkowzky, por negativa de entrega de
menores.
Olalia Vera Gutiérrez, Rudolph Hans Collen Franzkowzky y Wolfang
Muller Altervogt, fueron no obstante condenados como cómplices de Paul
Schafer en la comisión de los delitos de abusos deshonestos en perjuicio de
Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Freddy Eduardo Escarez Constanzo, Héctor
Alejandro Valenzuela Valenzuela, Víctor Andrés Ramírez Constanzo, Jimmy
Joaquín Escarez Constanzo, Cristian Francisco Soto Campos, Angelo Antonio
San Martín Valenzuela, Juan Gabriel Oliva Vásquez, Luis Ricardo Parra Uribe.
Gerardo Antonio Vásquez Merino, Juan Esteban Briones Rodríguez, Iván Romero
Fuentes, Alejandro Romero Fuentes, Manuel Alexis Sepúlveda Alfaro, Rodrigo
Andrés San Martín Valenzuela, Roberto Jesús Romero Parada. Marco Rodrigo
Castillo Leiva, Juan Manuel Rivera Gutiérrez, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda, José Manuel Acuña Bonilla, Eduardo Andrés Salvo Hernández, Salo
1
Ariel Luna Garrido, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas
Romero, Johan Esteban Cisternas Romero y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes.
Hugo Hidalgo Díaz, Wolfang Zeitner Bohnau, Edith Malessa Boll, Abelino
González Valverde, José Briones Mellado y Reinhard Zeitner Bohnau fueron
condenados como encubridores de Paul Schafer en los delitos de abusos
deshonestos antes mencionados.
Pedro Salvo Bahamondez, Diego Iván Soto Marmolejo, Elizabeth Erna
Urrea, Wolfang Scheuber Hildebrand y Víctor Marcelo Arriagada Marmolejo,
fueron condenados como encubridores de Paul Schafer, sólo en la comisión
del delito de abusos deshonestos en perjuicio del menor Ángel Rodrigo salvo
Fuentes.

6.- Que para que proceda la causal de casación en la forma prevista en el


artículo 541 N° 10 del Código de Procedimiento Penal, se requiere que la
sentencia se refiera a puntos inconexos con los que han sido materia de la
acusación y defensa.
Como no está definido que se entiende por inconexo, es preciso
establecer su debido alcance. Es así que el Diccionario de la Real Academia
Española de la Lengua, define el vocablo “Inconexo”, como falta de conexión y
conexión es el “enlace, atadura, trabación, concatenación de una cosa con
otra”.
El profesor Carlos del Río Ferretti, en la Revista Ius et Praxis, año 14 N°2,
publicación del año 2008, se refiere al deber de congruencia de la sentencia
penal y objeto del proceso y señala que en un sistema inquisitivo, donde el que
acusa es el mismo juzgador, el deber de correlación, sólo se puede explicar y
fundar en la necesidad, al menos formal, de reconocer al imputado el derecho
a defensa y el principio de contradicción, otorgándole el derecho de
controvertir los términos fácticos, jurídicos y probatorios de la acusación. Sic
“El deber de correlación operaba como una forma de preclusión impuesta al
juez – acusador, con lo cual la acusación una vez deducida por el juez acotaba
los límites dentro de los cuales se iba a realizar la defensa, y se iba a
contradecir y debatir la prueba del plenario, de modo que el juez ex post no
1
podía reformular los términos de la pretensión que pretendía enjuiciar. Su
potestad pretensora había precluido en el mismo momento que la había
ejercido y eso le marcaba unos límites al momento de tener que resolver.”

7.- Que en caso sub lite, y haciendo suyo el razonamiento del profesor
antedicho, esta Ministra estima que efectivamente los acusados antedichos
vieron impedida su posibilidad de defensa desde el momento que fueron
acusados por un delito y condenado por otro, algunos de los cuales ni siquiera
están contemplados en el mismo título del Código punitivo, correspondiendo a
tipos penales distintos, que protegen bienes jurídicos también diferentes.
8.- Que en efecto, el delito de atentado contra la autoridad, previsto en el
artículo 261 del Código Penal, está inserto en el Título VI, titulado “De los
Crímenes y Simples delitos contra el orden y la seguridad públicos cometidos
por particulares”. El artículo 142, referido a la sustracción de menores, está
ubicado dentro del Título III del Libro II, “De los Crímenes que afectan los
derechos garantidos por la Constitución”, El artículo 355 del mismo cuerpo
legal, que dice relación con la negativa de entrega de menor, si bien, está
dentro del título VII del libro II, que dice relación con los Crímenes y delitos
contra el orden de las familias, contra la moralidad pública y contra la
integridad sexual, está tipificado dentro de los Crímenes y simples delitos
contra el estado civil de las personas.

9.- Que en conclusión, del análisis de los antecedentes es posible verificar


que no existe la debida conexión entre el pronunciamiento de la sentencia y el
contenido de la acusación, lo que perjudica el derecho de defensa de los
procesados a que se ha hecho referencia, quedando estos imposibilitados de
hacerse cargo de las imputaciones que motivan las respectivas condenas. Así
las cosas, esta Ministra, estima que se ha vulnerado el derecho de defensa de
los acusados, por haberse incurrido, en la causal de casación en la forma
prevista en el artículo 541 N° 10 del Código Procesal Penal, acogerá los
recursos de casación en la forma, basados en el vicio de ultra petita, sólo en
cuanto a los acusados Hugo Hidalgo Díaz, Olalia Vera Gutiérrez, Wolfang Muller
1
Altervogt, Edith Malessa Boll,, Rudolph Hans Collen Franzkowzky, Wolfang
Zeitner Bonhau, Reinhard Zeitner Bonhau, Pedro Salvo Bahamondez, Elizabeth
Erna Urrea Apablaza, José Briones Mellado, Diego Iván Soto Marmolejo, Víctor
Marcelo Arriagada Marmolejo, Wolfang Scheuber Hildebrand y Abelino
González Valverde.

III.- EN CUANTO A LOS RECURSOS DE APELACION

A.- Causas roles 53.015, 53.914, 54712 y 54.713.


Se reproduce la sentencia en alzada, con excepción de su motivo 52,:
Y se tiene, en su lugar y, además, presente:

1.- EN CUANTO AL DELITO DE ATENTADO EN CONTRA DE LA


AUTORIDAD.
DECIMO CUARTO: Que el delito de atentado contra la autoridad,
inserto en el Título VI del Libro II del Código Penal, referido a Los Crímenes y
Simples delitos contra el orden y la seguridad públicos cometidos por
particulares, se encuentra contemplado en el artículo 261 del Código Penal,
cuyo numeral segundo previene: “Cometen atentado contra la autoridad, los
que acometen o resisten con violencia, emplean fuerza o intimidación contra la
autoridad pública o sus agentes, cuando aquella o éstos ejercieren funciones
de su cargo”.
Esta norma contempla dos figuras diferentes, el atentado propiamente
tal, esto es acometer y la resistencia a la autoridad. Ambas suponen el empleo
de fuerza, violencia o intimidación, que exceden la resistencia pacífica o
desobediencia.
El profesor Alfredo Etcheberry, en su obra Derecho Penal, parte especial,
tomo IV, tercera edición, sostiene que “en el acometimiento se pretende
imponer una determinada conducta a la autoridad; es indiferente que dicha
conducta sea lícita o ilícita. En la resistencia, se trata sólo de impedir
violentamente que la autoridad cumpla con sus funciones”.
1

DECIMO QUINTO: Que los hechos que motivaban la acusación por


este delito consistía en que con motivo del diligenciamiento de diversas
órdenes judiciales despachadas tanto en el proceso rol 53.015 como en los
juicios roles 53.914, y 54.712, la Policía de Investigaciones fue obstaculizada,
interferida e impedida para llevarlas a cabo en forma expedita y normal, por
una serie de actitudes emanadas de diversas personas, pero conectadas en un
propósito común consistentes en: observar, fotografiar y filmar en las
inmediaciones del tribunal cerca del mediodía del día 9 de agosto de 1996 a
funcionarios policiales y a otras personas que concurrieron a prestar
declaración; seguir a los policías investigadores en horas de la tarde del mismo
día, fotografiarlos y filmarlos en sus desplazamientos y oponerse al control
policial; impedir el 27 de septiembre del mismo año el ingreso de la policía a
Villa Baviera, en circunstancias que debía revisar el sitio del suceso y
desarrollar algunas pericias debidamente dispuestas; manifestar con actitudes
de oposición y amenazas en el allanamiento efectuado en la ex Colonia
Dignidad con fecha 30 de noviembre de 1996; recorrer diversos sectores de la
zona (Muticura, Trabancura, Zamita, El Carbón etc.) a partir de las denuncias
de autos e indagar entre los vecinos respecto de éstas y sobre las acciones
desarrolladas por la policía e interferir en la función investigativa encomendada
por el órgano jurisdiccional; e impedir el ingreso inmediato de los funcionarios
policiales que concurrieron con el tribunal a la inspección personal practicada
en Villa Baviera el 26 de marzo de 1997, lo que sólo se revirtió por la orden
expresa de este ministro en visita.
DECIMO SEXTO: Que de la lectura de los hechos relacionados en el
apartado antedicho, no se desprende que se hubiere ejercido fuerza o
intimidación en contra de la autoridad pública o sus agentes, entendiendo que
acometer significa embestir con ímpetu y ardimiento, y resistir, oponerse con
fuerza a algo. Sólo consta que se intentó interferir y retardar la
realización de diversas diligencias encomendadas a la Policía de
Investigaciones, oponiéndose algunas personas a las mismas,
1
mediante actitudes amenazantes, lo que no impidió en todo caso que
ellas se llevaran a cabo y sin que se acreditase el empleo de violencia
o intimidación.
En tal sentido la Excma. Corte Suprema en sentencia dictada con fecha
25 de abril de 2000, conociendo del recurso de casación en el fondo rol 4721-
1999, previene que para configurar los ilícitos previstos en los artículos 261
N°2 y 546 del Código Penal, se requiere de actos violentos y el empleo de
fuerza o intimidación contra la autoridad. Es así, que en su argumentación
sexta expresa: ”que como puede advertirse ambas disposiciones requieren de
actos violentos o, en el primer caso, además, del empleo de fuerza o
intimidación contra la autoridad, manifestaciones que expresamente la
sentencia estima ausentes en la especie, de donde resulta que no han podido
configurarse los referidos ilícitos penales, sin que la base fáctica del fallo, por
otra parte, pueda alterarse en modo alguno en esta sede, por no haberse
invocado la causal respectiva que eventualmente lo habría permitido, de
haberse demostrado que en su establecimiento se hubiesen violado leyes
reguladoras de la prueba con influencia substancial en lo dispositivo”.
Por otra parte en el caso que los funcionarios policiales hubieran sido
objeto de violencia en el desempeño de su cargo, están amparados por el
estatuto que los rige.
DECIMO SEPTIMO: Que en las contestaciones de los acusados
Olalia Vera Gutiérrez, a fs.3.895, Hugo Hidalgo Díaz,a fs. 3.982, Abelino
González Valverde, a fs. 4021, José Defilio Briones Mellado a fs. 4.043, Dennys
Ricardo Alvear Henríquez, Edith Malessa Boll, Wolfang Zeitner Bonhau y
Gerard Wolfang Mücke Koschitzcke, todos de fs. 4.070, en términos generales
sostienen que no se encuentra tipificado el presente delito, por no existir
acometimiento ni resistencia empleando violencia, fuerza o intimidación contra
la autoridad pública, tampoco hubo amenazas. La defensa de Abelino González
Valverde, José Defilio Briones Mellado, Dennys Ricardo Alvear Henríquez, Edith
Malessa Boll, Wolfang Zeitner Bonhau y Gerard Wolfang Mücke Koschitzcke,
aseveran además, que de haber existido algún atentado en contra de la Policía
de Investigaciones tal conducta configuraría el delito establecido en el artículo
1
17 del DL 2.460.

DECIMO OCTAVO: Que atendido lo argumentado en los


considerandos precedentes esta Corte necesariamente debe concluir que no se
ha cometido el delito de atentado contra la autoridad, previsto y sancionado en
el artículo 261, N° 2 del Código Penal y por ende debe modificarse lo
consignado por el juez a quo en la decisión K), en el sentido que no quedan
comprendido en los delitos de abusos deshonestos, lo concerniente al cargo,
que se les hizo, de atentado en contra la autoridad.

DECIMO NOVENO: Que nadie puede ser condenado sino cuando el


tribunal que lo juzgue haya adquirido, por los medios de prueba legal, la
convicción que se ha cometido un hecho punible y que en él les ha
correspondido a los acusados una participación culpable y penada por la ley,
razón por la cual se absolverá a Olalia Vera Gutiérrez, Hugo Hidalgo Díaz,
Abelino González Valverde, José Defilio Briones Mellado Dennys Ricardo Alvear
Henríquez, Edith Malessa Boll, Wolfang Zeitner Bonhau y Gerard Wolfang
Mücke Koschitzcke, respecto de la participación que se les atribuye en este
delito.

2.- EN CUANTO AL DELITO DE SUSTRACCIÓN DE MENORES.

VIGESIMO: Que el delito de sustracción de menores en cuanto a la


conducta significa básicamente sacar al menor de la esfera de resguardo en
que se encontraba, teniendo como primer objeto de protección su seguridad
individual y, en un segundo plano, su libertad ambulatoria y los derechos de
custodia o de patria potestad de las personas que lo tienen a su cargo.
En cuanto al bien jurídico protegido con el delito, el bien jurídico que se
protege por la disposición del artículo 142 es la libertad del menor, pero
entendida como un bien compuesto o complejo, que puede en determinados
momentos mostrar facetas muy variadas, no consistentes precisamente en la
libertad en la mayoría de los casos, lo que es complejo, porque, a
1
diferencia del secuestro, la libertad del menor se confunde, se integra
en conceptos distintos al de la libertad, incluso en conceptos
antagónicos. En la especie, hay que considerar la libertad como
derechos y facultades que no ejerce el titular de ellos (el menor), sino
otra persona por él, por mandato expreso de la ley. Son los padres o
guardadores los que efectivamente ejercen la libertad del menor. Deciden por
él los encargados de su persona. Por eso se confunde la libertad del menor con
su seguridad, ya que, dada su incapacidad, no está en situación de decidir por
sí mismo lo conveniente para sí. Por esto mismo, también hay coincidencia con
la defensa de determinados derechos de familia, los derechos tutelares o
facultades que se tienen por los padres o guardadores sobre la persona y
destino del menor. Por ejemplo, el deber de respeto y obediencia que tiene el
menor con respecto de sus padres, es una forma de ejercicio de la libertad que
posee el padre por el hijo. Igualmente, las facultades de corrección y castigo y
los deberes de educación y crianza que les impone la ley a los padres.

VIGESIMO PRIMERO: Que, se debe entonces la libertad del menor


como la seguridad del mismo y, por consiguiente, como el respeto de los
derechos de padres y guardadores sobre la persona del menor. Esta afirmación
adquiere especial relieve tratándose de menores de 10 años, ya que por su
desarrollo psíquico y físico están impedidos de defenderse de las agresiones
provenientes del mundo exterior. Pues bien, a menor edad, mayor la pena,
justamente porque el quebranto es mayor. Este mal, ejecutado contra uno de
estos niños, repugna a la conciencia y a los más puros sentimientos naturales,
precisamente porque la libertad se ha considerado comprendiendo en el
concepto la seguridad, resguardo, amparo, cuidado de su persona, y,
principalmente, porque este delito reviste grave peligro para la existencia del
menor.
A medida que aumenta la edad del menor, va adquiriendo un mayor
desarrollo corporal y psíquico, lo cual posibilita la defensa de su persona y el
ejercicio de la libertad, entendida ahora como facultad de decidir por sí mismo,
restringida en algunos aspectos, pues siempre estará bajo potestad ajena, pero
1
ejercicio de libertad al fin y al cabo.
La ley separa en dos infracciones, lo que perfectamente pudiera haber
sido una sola. En efecto, en el artículo 141 del Código Penal describe el
secuestro, ataque a la libertad, y en el artículo 142, la sustracción de menores,
también ataque a la libertad. La razón de esta separación de figuras delictivas
estriba, en la diferencia de calidad y contenido del bien jurídico protegido, lo
cual, en el caso de la sustracción de menores, abre el horizonte de las
posibilidades de ejecución y al mismo tiempo, otorga una mayor peligrosidad y
gravedad al quebranto.

VIGESIMO SEGUNDO: Que por otra parte, se hace en el artículo 142


del cuerpo normativo referido una gran distinción entre la sustracción de un
menor de 10 años y un mayor de esa edad, fijando como límite los 18 años en
la edad del ofendido (si es mayor de 18 años, se comete justamente
secuestro). También esta distinción tiene su origen en la diferencia de calidad
del bien jurídico defendido, dependiendo de la edad dicha diferencia. Si fuera la
libertad entendida de otra manera a como la entendemos nosotros, el objeto
jurídico protegido por esta figura, a mayor edad correspondería precisamente
una mayor pena al infractor, ya que a mayor edad corresponde, a su vez, un
mayor ejercicio de la libertad, sucediendo justamente lo contrario en nuestra
legislación.
Analizada la atenuante del inciso final del artículo 142, se dilucida,
mucho más, el tema en comento. En efecto, para que opere esta atenuante, no
baste con poner libre al menor sustraído; es menester devolverlo a sus padres,
guardadores, encargados de su persona o a la autoridad. Es esta la forma de
darle libertad, es decir, colocarlo nuevamente en el estado de seguridad y
amparo en que se encontraba al ser sustraído. Por eso también, puede
configurarse la acción a pesar de tener el menor, durante la sustracción,
libertad de movimientos, que inclusive puede ser amplia. Bastaría, por tanto,
en el caso con que el menor no pueda comunicarse con la autoridad, o poner él
mismo fin a la sustracción, para configurarse el tipo penal.
Por otra parte, la ubicación que el legislador dio a esta figura en nuestro
1
Código Penal, en el párrafo 3, Título III del Libro II, bajo el epígrafe de
“Crímenes y simples delitos contra la libertad y seguridad cometidos por
particulares”; sin que haya distinguido cuáles figuras de las varias que contiene
el párrafo 3 protegen la libertad y cuáles la seguridad. Perfectamente,
entonces, se puede sostener que el artículo 142 está defendiendo tanto
la libertad como la seguridad de los menores.

VIGESIMO TERCERO: Que entendemos por seguridad la circunstancia


de estar exento de daño, de estar libre de riesgos o peligros. Normalmente, los
menores se encuentran amparados y dirigidos por sus padres o guardadores,
lo cual les permite el libre desenvolvimiento de su personalidad física y moral,
lo que no sucedió en la especie, toda vez el menor se desplazó con el padre
que legalmente y en los hechos no lo tenía a su cuidado y lo hizo por
instrucción de éste, ocultándose en diversos lugares, con el propósito
deliberado de eludir la acción de la justicia, tal como consta en autos.
Al respecto, la ley civil provee al efecto de facultades y deberes a los
padres y de derechos y obligaciones a los hijos. Así, la familia, por mandato
constitucional, es el núcleo único fundamental de la sociedad. Por
consiguiente, descansa, como institución, fundamentalmente en el estatuto
jurídico que la ley ha creado para salvaguarda de los derechos de los hijos,
para el respeto a sus posibilidades de desarrollo, tanto corporal como
espiritualmente.
Consecuentemente, todos estos derechos y obligaciones forman
normalmente un ámbito, un círculo, o esfera que el menor “ejerce” y “goza”
de la libertad, y no fuera de él. Por eso es por lo que la ley civil se ha
preocupado de darles siempre a los menores o a alguien que vele por ellos, si
faltan los padres o en este caso el padre legalmente no lo tiene a su cargo.
Por tanto, lo que la ley quiere es que no haya menores al margen de
dicho ámbito jurídico de protección y resguardo. Por lo que legalmente no se
divisa otra posibilidad para el menor de ejercitar su libertad, si no es al amparo
de quienes tienen el cometido legislativo de ejercitarla por él.
VIGESIMO CUARTO: Que en conclusión, la circunstancia especial de
1
encontrarse el menor sujeto a potestad ajena, no teniendo por tanto el pleno
ejercicio de la libertad, ésta, como valor jurídico protegido por la disposición del
art. 142, teniendo características peculiares, que permiten legítimamente
equiparla con la seguridad del menor y con el respecto a los derechos tutelares
de aquellos a quienes la ley ha confiado el cuidado y dirección de dichos
menores.
En este sentido ha fallado y lo ha entendido la I. Corte de Apelaciones de
Temuco, que ha señalado:
El padre o la madre de un menor pueden ser sujetos activos del delito
previsto en el artículo 142 del Código Penal, la sustracción de menores, toda
vez que en la actualidad, y a diferencia de lo que ocurría con anterioridad a la
modificación de la disposición precitada mediante la Ley Nº 19.241 –
28.08.1993–, ya no se contempla como atenuante especial del delito, la
circunstancia que el menor fuera devuelto voluntariamente y libre de todo
daño por el agente a sus padres, atenuante en virtud de la cual se sostenía que
los padres no podían ser sujetos activos de dicho ilícito. En la actualidad, el
artículo 142 del Código Penal constituye un tipo abierto en cuanto a la persona
que puede revestir la calidad de autor, y ya no está restringido a ciertas o
determinadas personas (considerandos 1º y 4º a 6º).
A mayor abundamiento, y en concordancia con el principio de tipicidad,
cuando el legislador ha querido restringir la comisión de delitos a determinados
sujetos o que éstos revistan ciertas calidades, lo dice expresamente, como lo
hace en los delitos de abandono de personas desvalidas o en los delitos de los
artículos 355 y 356 del Código Penal (considerando 7º)1.

1
Corte de Apelaciones de Temuco, sentencia de fecha 23 de diciembre de 2008, Rol N°1192-2008
VIGESIMO QUINTO: Que asimismo, como ha expresado el máximo
tribunal de nuestro país, la intención de retener u ocultar a un menor es
elemento de la esencia de este delito (Excelentísima Corte Suprema, 28
septiembre 1956. R., t. LII, 2ª parte, sec. 4ª, p. 129), que no es otra que la
conducta que tuvo Pedro Salvo Bahamondez, para con su hijo, Ángel Salvo
Fuentes, con el cual no vivía, no detenta su patria potestad, ni lo tenía a su
1
cuidado y amparo legal y estaba, además, en conocimiento de que era
requerido por la justicia y sin embargo, se trasladó por distintos lugares del
territorio nacional, ocultándose sin dar cumplimiento a los requerimientos
judiciales, pues fue contratado y remunerado por personas pertenecientes y
cercanas a Colonia Dignidad, para estar con el menor y desplazarse con él,
quienes además facilitaron, contactaron y financiaron los desplazamientos y
estadías en los distintos lugares donde estuvo con el menor y eludió las
órdenes judiciales, con lo cual claramente se vio limitada la libertad personal
del menor.
En consideración a todos los argumentos esgrimidos, claramente en
autos se configura el delito de sustracción de menores, respecto de Ángel
Salvo Fuentes, por parte de Pedro Salvo Bahamondez.

3.- EN CUANTO AL DELITO DE ABUSOS DESHONESTOS.


VIGESIMO SEXTO: Que en cuanto a la agravante del artículo 361 N° 3
del Código Punitivo, se requiere precisar si los ofendidos eran menores de doce
años a la fecha de perpetración de los delitos. Como no es posible determinar
con exactitud tal circunstancia, se estará a quienes sin ninguna duda tenían
menos de 12 años a la fecha límite establecida como aquella de ocurrencia de
los hechos, esto es, el 31 de diciembre de 1997, lo anterior por aplicación del
principio pro reo.
De este modo, sólo les afecta la agravante respecto de los menores,
Jaime Andrés Parra Verdugo, Juan Esteban Briones Rodríguez, Eduardo Andrés
Utreras Sepúlveda y Johan Esteban Cisterna Romero, nacidos el 29 de agosto
de 1986, 19 de noviembre de 1986, 7 de agosto de 1988 y 1 de febrero de
1985, respectivamente.
Respecto del acusado Uwe Cöllen Gert, es necesario precisar que se le
atribuye participación en los delitos de abusos deshonestos de los menores
Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Johan Esteban Cisternas Romero, Eduardo
Salvo Hernández y Rodrigo San Martín Valenzuela, de los cuales sólo Johan
Esteban Cisternas Romero, era menor de doce años a la fecha de comisión de
1
los delitos.

VIGESIMO SEPTIMO: Que de conformidad con lo resuelto en los


motivos 21 y 22 de este fallo, por voto de mayoría, deberá absolverse a
Abelino Antonio González Valverde y José Defilio Briones Mellado, del momento
que se ha establecido que no se configuró el delito de atentado en contra de la
autoridad por el cual se les acusó, por lo cual el actuar por el cual se les acusó
no puede quedar comprendido en la figura del abuso deshonesto.

VIGESIMO OCTAVO: Que, el artículo 371 del Código Penal castiga al


cómplice en los delitos de abusos deshonestos con la pena correspondiente al
autor, si tiene la calidad de “ascendientes, guardadores, maestros y cualquiera
persona que con abuso de autoridad o encargo”.
Corresponde determinar si todos los que se están condenando como
cómplices, tienen algunas de esas calidades.
Como primera conclusión debe señalarse que las personas encargadas
de la "guarda” de menores, son los tutores, calidad que no tienen los
acusados, ni siquiera el padre del menor Salvo, a la luz de los artículos 222,
338 y 348 del Código Civil.
Del mismo modo, estos acusados no detentan la calidad de ascendientes
ni maestros de los menores, ya que estos últimos son quienes ejercen la
actividad educativa.
Queda por resolver, en consecuencia, si todos los acusados o alguno de
ellos actuaron con abuso de autoridad o encargo, en la especie tanto los
jerarcas de la Colonia, como los miembros de ella que han sido procesados
actuaron con abuso de autoridad, ya que se prevalieron del temor reverencial
que ellos imponían a los que accedían a la Colonia. Del mismo modo el padre
del menor Salvo abuso de su autoridad de padre y, también lo hicieron,
quienes sacaron a los muchachos de la colonia y los mantuvieron bajo una
especie de encargo.

VIGESIMO NOVENO: Que, conforme a lo razonado a todos a los que se


1
condena como cómplices, esto es, HARMUT WILHELM HOPP MIOTTEL, GERD
SEEWALD LEFEVRE, GERHARD WOLFANG MÜCKE KOSCHITZCKE, KURT
HERBERT SCHNELLENKAMP NELAIMISCKIES, GUNTER SCHAFFRICK
BRUCKMANN, DENNYS RICARDO ALVEAR HENRÍQUEZ, OLALIA DEL CAMEN
VERA GUTIERREZ, RUDOLF HANS CÖLLEN FRANZKOWKY y WOLFANG HERMANN
MÜLLER ALTEVOG, debe aplicárseles la pena correspondiente a los autores del
delito de abusos deshonesto.
Y, como lo ha señalado el juez a quo, estando frente a delitos reiterados
de abusos deshonestos, afectándoles a los acusados una agravante y
beneficiándoles una atenuante, se compensan ambas, quedando facultado el
tribunal para recorrer la pena en toda su extensión.
Por estas consideraciones, atendido lo consignado precedentemente,
con lo informado por el señor Fiscal Judicial, en su informe de fojas 13.005,
pero disintiendo en lo que dice relación al delito de atentado contra la
autoridad y las penas a aplicar, lo prevenido en los artículos 41, 43, 103 bis,
450 bis, 514, 527 y 529 del Código de Procedimiento Penal, artículos 2332, del
Código Civil, 29 y 30, del Código Penal, se revoca la sentencia apelada de
dieciséis de noviembre de dos mil cuatro, que se lee de fojas 10.756 a 11.245,
en cuanto lo consignado en la letra K de su decisión, y en su lugar se declara
que se absuelve a Gerhard Wolfang Mücke Koschitzcke, Dennys Ricardo
Alvear Henríquez, Olalia del Carmen Vera Gutiérrez, Hugo Ernesto
Hidalgo Díaz, Edith Malessa Bol, Wolfang Zeitner Bonhau, Edith
Malessa Bol, Abelino González Valverde y José Defilio Briones Mellado
como autor del delito de atentado contra la autoridad, debido a que
ese hecho no queda comprendido en los delitos de abusos
deshonestos.

Se revoca, asimismo la sentencia antes individualizada en cuanto


condena como encubridores del delito de abusos deshonestos a Abelino
González Valverde y José Defilio Briones Mellado y, en su lugar se
declara, que se les absuelve por dicho delito.
1
Se confirma, en lo demás apelado, la aludida sentencia, con costas del
recurso.
ACORDADA contra el voto de la ministra señora Morales. quien estuvo
por revocar la sentencia en alzada, en lo concerniente a la condena por los
delitos que se indican, atendido los siguientes razonamientos:

A.- EN CUANTO AL ENCUBRIMIENTO PREVISTO EN EL ARTÍCULO


17 N° 4 DEL CÓDIGO PENAL.
1°.- Que el artículo 17 del código punitivo en su primer párrafo define esta
forma de participación criminal, aún cuando la doctrina sostiene que la
penalidad de estos encubridores son independientes del autor y configuran un
delito propio, más que una forma de participación.
Esta figura penal requiere de la concurrencia de varios requisitos, tales
como, conocimiento de la perpetración del delito o hechos que importan su
ejecución, no haberlo hecho en calidad de autor o cómplice, debiendo la
intervención posterior ser de aquellas contempladas en dicha norma.
En el caso sub lite, el numeral cuarto dice relación con el favorecimiento
personal habitual, por lo que de la redacción de la norma se colige que la
habitualidad se desprende de las dos hipótesis que ella contempla, conforme lo
consigna el profesor Mario Garrido Montt, en su obra Derecho Penal, Parte
General. Tomo II, “Nociones fundamentales de la teoría del delito” (cuarta
edición), esto es: a) acoger, receptar o proteger habitualmente a malhechores
sabiendo que lo son, aunque se ignore concretamente los delitos que hayan
cometido y b) facilitar habitualmente medios para que los delincuentes se
reúnan, para que oculten sus armas o efectos; o suministrarles auxilios o
noticias para que se salven.
2°.- Que el Diccionario de la Real Academia de la lengua, define el
vocablo “habitualidad” como cualidad de habitual y “habitual” “que se hace,
padece o posee con continuación o por hábito”. En el caso sub lite esta Corte
estima que los hechos que se atribuyen a los acusados no reúnen el requisito
de habitualidad antedicho, toda vez que las conductas desplegadas por ellos,
1
sólo se refieren a un inculpado y no constituyen una actividad protectora de
delincuentes, no habiéndose en consecuencia establecido la conducta típica
referida en la disposición legal en comento.
3°.- Que así las cosas, esta Ministra concluye que no se ha cometido el
ilícito por el cual se dedujo acusación de oficio en contra de Harmut Wilhelm
Hopp Miottel a fs.4709 del Tomo X, Gerd Seewald Lefevre. Gerhard Wolfang
Mücke Koschitzcke, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies, Alfred Gerlach
Schritt, Gunter Schaffrick Bruckmann y Dennys Ricardo Alvear Henríquez a fs.
4711 vta., letra B), conforme a los delitos referidos en el numeral 1.1, respecto
del primero y 1.2 del referido auto acusatorio, en cuanto a los demás,
atribuyéndoles la figura de encubrimiento prevista en el artículo 17 N° 4 del
Código Penal.

B.- EN CUANTO AL DELITO DE NEGATIVA DE ENTREGA de los menores


Angelo Antonio San Martín Valenzuela, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda,
Jaime Andrés Parra Verdugo y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes.
1.- Que en cuanto a la calificación jurídica que se atribuye a los hechos
contenidos en los numerales I y II del auto acusatorio, a fs. 3.798 y 3799 del
tomo XXI, esto es, el artículo 355 del Código Penal, cabe precisar que esta
norma se encuentra inserta en el Título VII, del Libro II del Código Penal,
referido a los Crímenes y Simples delitos contra el estado civil de las personas.
Conforme lo consigna el profesor Mario Garrido Montt, quien cita a
don Gustavo Labatut Glena, en su obra sobre Derecho Penal, Tomo III, Parte
Especial, año 1998, “el tipo objetivo requiere de la no presentación del menor
por quien lo tiene a su cargo o en no dar explicaciones satisfactorias sobre su
desaparición. El delito podría confundirse con el de sustracción de un menor,
pero se diferencia con él tanto porque supone una entrega previa y voluntaria
del niño al encargado, como porque el objetivo del hecho es afectar al estado
civil de la víctima y no a su libertad….”.
Esta Ministro siguiendo el criterio antedicho, concluye que el delito en
cuestión supone una entrega previa y voluntaria del menor, y el dolo consiste,
en saber y querer omitir su presentación, concurriendo además un elemento
1
subjetivo del tipo, esto es, el ánimo de afectar su estado civil, como se
consigna en el párrafo tercero, Título VII del Libro II del Código Penal.
2.- Que las probanzas aportadas al proceso, constituyen un conjunto
depresunciones judiciales, que apreciadas legalmente, no permiten tener por
acreditado que la no presentación de los menores a sus respectivos padres o
madres, por quienes lo tenían a su cargo, tuviera por objeto alterar su estado
civil. Es por ello que en concepto de esta disidente no se encuentran
acreditados los elementos de la referida figura penal.
3.- Que atendido lo argumentado en los considerandos precedentes se
estima que no se ha cometido el delito de negativa de entrega de menor,
previsto y sancionado en el artículo 355 del Código Penal, disintiendo también
de la opinión del señor Fiscal Judicial, quien en su informe de fs.13.005, tomo
XXIX, estuvo por condenar a cada uno de los acusados por el delito antedicho,
razón por la cual es de opinión de absolver a, Olalia Vera Gutiérrez, Hugo
Ernesto Hidalgo Díaz respecto de la participación que se les atribuye en calidad
de autores del delito de negativa de entrega del menor Angelo Antonio San
Martin Valenzuela; a Gerard Wolfang Mücke Koschitzcke y Gunter Schaffrick
Bruckmann, acusados como autores del mismo delito respecto de los menores
Eduardo Utreras Sepúlveda y Jaime Parra Verdugo. A Rudolph Hans Collen
Franzkowky acusados como autores del referido delito respecto del menor
Ángel Salvo Fuentes. Gert Seewald Lefevre, Olalia Vera Gutiérrez y Dennys
Ricardo Alvear Henríquez, acusados como cómplices del referido delito en
perjuicio de los menores Eduardo Utreras Sepúlveda, Jaime Parra Verdugo y
Ángel Salvo Fuentes.
C.- EN CUANTO AL DELITO DE SUSTRACCIÓN DE MENOR.
1.- Que los antecedentes probatorios referidos en el motivo 46,
constituyen un conjunto de presunciones judiciales, las que por fundarse en
hechos reales y probados, ser múltiples y graves, precisas y concordantes,
permiten tener por acreditado el siguiente hecho: Que en una fecha no
precisada entre marzo y abril del año 1997, el menor Ángel Rodrigo Salvo
Fuentes de aproximadamente 13 años y medio de edad se encontraba
estudiando en el internado (intensivo de Villa Baviera) por decisión de su
1
abuela doña Amada Luisa Yáñez Moraga y se proponía a cursar el octavo año
básico. Al requerir su madre, doña Verónica del Pilar Fuentes Yáñez, en febrero
de 1997, la presencia y entrega del niño, por cuanto deseaba regresarlo a su
hogar, se le negó aquello. Posteriormente no pudo hacerlo, desde el momento
que había sido trasladado, con la anuencia del niño, desde dicho lugar, por
terceras personas quienes lo transportaron por distintas ciudades del país,
durante aproximadamente dos años, sin haber sido objeto en ese lapso de
delito alguno. Lo anterior, duró hasta el momento en que el menor en cuestión
hizo las gestiones para ponerse voluntariamente en contacto con el abogado,
don Cirilo Guzmán, quien lo presentó al Sexto juzgado de menores de Santiago
el 10 de junio de 1999.
2.- Que el delito de sustracción de menor, por el cual se dedujo
acusación se encuentra tipificado en el artículo 142 del Código Penal, en el
título III, del libro primero, sobre “Crímenes y simples delitos contra la libertad
y seguridad, cometidos por particulares”. Al respecto, los profesores Sergio
Politoff L, Jean Pierre Matus A. y María Cecilia Ramírez G, en su texto, Lecciones
de Derecho Civil Penal Chileno, 2004, sostienen que el sujeto activo, puede ser
cualquiera, excepto quien tenga a su cargo la seguridad del menor, de este
modo ni los padres, tutores o guardadores legales pueden cometer este delito.
Por su parte, Don Alfredo Etcheberry, sostiene que atendido que se señala
como atenuante la circunstancia de devolver el menor a sus padres, parece
indicar que en concepto del legislador este delito no puede tener como sujeto
activo a uno de los padres.
3.- Que en cuanto a la conducta, el verbo rector “sustraer”, significa
sacar al menor de la esfera de resguardo en que se encontraba, teniendo como
primer objeto de protección su seguridad individual y en segundo plano, su
libertad ambulatoria y derechos de custodia o patria potestad de las personas
que lo tienen a su cargo. En lo que dice relación con el consentimiento del
sujeto pasivo y la figura del artículo 357 del Código Penal, cabe precisar, que la
protección del menor está mezclada con la tutela y seguridad del mismo. Es así
que la libertad de un adolescente y el consentimiento del menor entre 10 y 18
años, cuya libertad es bastante grande, excluye que se tipifique este delito,
1
entendiendo la ley que está en condiciones de disponer de su libertad,
pudiendo configurarse no obstante la figura de inducción a abandono de hogar,
prevista en el artículo antes mencionado.
En el caso sub lite, resulta acreditado que el menor consintió en aquello
desde el momento en que no puso en conocimiento de ninguna persona o
autoridad la situación en que se encontraba, lo que hizo posteriormente al
enterarse que su padre estaba privado de libertad, por la responsabilidad que
se le atribuía en este ilícito.
4.- Que atendido lo consignado en los apartados precedentes y teniendo
presente que quien retiró al menor de Villa Baviera fue su padre, Pedro Salvo
Bahamondez, quien no estaba privado de la patria potestad y que viajó con su
hijo y otras personas por espacio de aproximadamente 10 meses, con el
consentimiento de aquél, se estima que no se encuentra tipificado el delito por
el cual se dedujo acusación, por no reunirse los requisitos a que se hizo
referencia en el motivo precedente.
Lo anterior teniendo presente que no corresponde hacer un juicio moral
respecto de las motivaciones del padre para haber actuado en la forma en que
lo hizo y sin perjuicio que pudiera haberse tipificado otro ilícito.
5.- Que, por lo razonado, esta Ministro ha llegado a la convicción que no
se ha cometido un hecho punible y que en él no les ha correspondido a los
acusados una participación culpable y penada por la ley, razón por la cual es
de parecer de absolver a Wolfang Müller Altevogt, Elizabeth Erna Urrea
Apablaza, Wolfang Scheuber Hildebrand, Pedro Salvo Bahamondez. Víctor
Arriagada Marmolejo, Diego Iván Soto Marmolejo, Gerard Wolfang Mücke
Koschitzckey, Gunter Schaffrick Bruckmann y Reinhard Zeitner Bonahau, del
cargo que se les atribuyó en este delito, disintiendo, además, del dictamen del
señor Fiscal judicial de fs.13.005, tomo XXIX, quien estuvo por condenarlos a
las penas que indica, por la responsabilidad que estima les cabe en el delito de
sustracción del menor.
D.- EN CUANTO AL DELITO DE ABUSOS DESHONESTOS.
I.- EN SU PARTE PENAL:
1.- Que por lo razonado, en las consideraciones anteriores y estimando
1
que los delitos por el cual se les acusó no quedan comprendido en el delito de
abusos deshonesto, fue de parecer de revocar la aludida sentencia en cuanto
por ella se condena a OLALIA DEL CAMEN VERA GUTIERREZ, RUDOLF
HANS CÖLLEN FRANZKOWKY, WOLFANG HERMANN MÜLLER ALTEVOG,
ALFRED GERLACH SCHRITT, HUGO ERNESTO HIDALGO DIAZ,
WOLFGANG ZEITNER BOHNAU, EDITH MALESSA BOLL, ABELINO
ANTONIO GONZALEZ VALVERDE , JOSE DEFILIO BRIONES MELLADO,
REINHARD ZEITNER BOHNAU, PEDRO JUAN SALVO BAHAMONDEZ,
DIEGO IVAN SOTO MARMOLEJO, ELIZABETH ERNA URREA APABLAZA,
WOLFANG SCHEUBER HILDEBRAND y VICTOR MARCELO ARRIAGADA
MARMOLEJO y en su lugar declarar que se les absuelve por el delito de
abusos deshonestos.
2.- Que respecto a Harmut Hopp Miottel, Gerd Seewald Lefevre,
Gerhard Wolfang Mücke Koschitzcke, Kurt Schnellenkamp
Nelaimisckies, Gunter Schaffrinck Bruckmann y Denis Ricardo Alvear
Henríquez fue de parecer de confirmar la sentencia, pero con
declaración que se les reduce la sanción impuesta a la pena de Cuatro
años de presidio menor en su grado máximo y accesorias
correspondiente, otorgándole a cada uno de ellos el beneficio de la libertad
vigilada, debiendo cumplir con las exigencias previstas en los artículos 15 y 17
de la ley 18.216, bajo la sujeción a la vigilancia de un delegado de libertad
vigilada, por el lapso de 4 años.
3.- Que a dichos condenados se les concede el beneficio de la libertad
vigilada por el término de la pena impuesta, debiendo cumplir con las
exigencias previstas en los artículos 15 y 17 de la ley 18.216, bajo la sujeción a
la vigilancia de un delegado de libertad vigilada. .
II.- EN SU PARTE CIVIL.
1°.- Que en cuanto a la demanda civil intentada por el apoderado de los
querellantes abogado Hernán Fernández Rojas, a la cual se refiere el tribunal
de primer grado en el considerando 122 de la sentencia, los demandados
solicitan su rechazo según se señala en el motivo 124, N° 1, 2, 3, 4 y 5 de la
1
misma.
2°.- Que en cuanto a la prescripción de la acción civil alegada por los
demandados, cabe tener presente que ésta en el proceso penal se rige por lo
dispuesto en el artículo 41 del Código de Procedimiento Penal, en relación con
el artículo 2.332 del Código Civil; disposición que a su vez hace referencia al
artículo 103 bis del Código de Procedimiento Penal, el cual previene que el
ejercicio de la acción civil durante el sumario, debidamente cursada,
interrumpe la prescripción.
3°.- Que a fs. 4.860 del tomo X ,el abogado Hernán Fernández Rojas, por
los querellantes que representa, esto es, Jacqueline Pacheco Cabrera ( fs. 79,
tomo I A), Ana María Rodríguez Sandoval ( fs. 945 tomo III), Víctor San Martín
Asencio (957, tomo III, fs.1413, tomo III), María Teresa Romero Aedo ( fs.2026,
tomo V), Salo Ariel Luna Garrido ( fs,2629, tomo VI), Eduardo Salvo Fuentes (fs.
2635 Tomo VI), Verónica Fuentes Yáñez (fs.3460 tomo VIII), Juana Sepúlveda
(fs. 32 tomo XIV), Rosa Verdugo Carriel (fs.1067 tomo XVI), en el segundo
otrosí de la acusación particular, demanda civilmente a Harmut Wilhelm Hopp
Miottel, Gerd Seewald Lefevre, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies,
Dennys Ricardo Alvear Henríquez, Gerard Wolfang Mücke Koschitzcke, Gunter
Schaffrick Bruckmann, Uwe Cöllen Gert y Alfred Gerlach Schritt.
Al contestar la acusación en el tercer otrosí de su presentación de fs.
4.910, los acusados mencionados en el acápite precedente, plantean la
excepción de prescripción que fundan en los artículos 2332 del Código Civil,
41, 103 bis y 450 del Código de Procedimiento Penal, solicitando que se
niegue lugar a la demanda civil, con costas. En subsidio, se fije una
indemnización no superior a $ 100.000 para cada una de las demandantes.
4°.- Que el apoderado antedicho, en la etapa de sumario hizo reserva de
su derecho a deducir demanda civil en su debida oportunidad, en las querellas
interpuestas por: Ana María Rodríguez Sandoval, madre de Juan Esteban
Briones Rodríguez a fs. 945 del tomo III, Víctor San Martín Asencio, padre de
Víctor Andrés y Angelo San Martín Valenzuela, a fs. 957 y ampliación de
fs.1413, María Teresa Romero Aedo, madre de Danilo Enrique y Johan Esteban
Cisterna Romero a fs.2026 del tomo V, Salo Ariel Luna Garrido a fs. 2629, del
1
tomo VI, Eduardo Salvo Fuentes, padre de Eduardo Andrés Salvo Hernández a
fs. 2635 del Tomo VI, Verónica Fuentes Yáñez, madre de Ángel Rodrigo Salvo
Fuentes, a fs.3460 del tomo VIII.
No obstante lo anterior, no formuló tal reserva respecto de la querella
interpuesta por doña Jacqueline Pacheco Cabrera, madre de Cristóbal Parada
Pacheco, a fs. 79 del tomo. De este modo, a la fecha en que demandó
civilmente, conjuntamente con la acusación particular, se encontraba ya
prescrita las acción civil derivada del delito atribuidos a los demandados, por
haber transcurrido el plazo de 4 años contado desde la perpetración del acto.
5°.- Que tampoco efectuaron la respectiva reserva de acciones, doña
Juana Sepúlveda Bustos y Rosa Verdugo Carriel dentro del plazo antes
señalado, razón por la cual corresponderá acoger la excepción de prescripción
alegada. Sin perjuicio, que esta última se querelló por el delito de obstrucción a
la justicia y asociación ilícita, delitos por los cuales no se formuló acusación.
Lo anterior no se ve alterado por el hecho que el abogado patrocinante y
procurador sea el mismo de todos los querellantes, toda vez que la reserva de
derechos que efectuara respecto de alguno de ellos no puede beneficiar al
resto, razón por la cual se acogerá la excepción de prescripción de la acción
civil deducida en contra de las actoras, señoras Jacqueline Pacheco Cabrera
(madre de Cristóbal Parada Pacheco), Juana Sepúlveda Bustos (madre de
Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda y Rosa Verdugo Carriel (madre de Jaime
Parra Verdugo)
6°.- Que de acuerdo a lo argumentado esta Ministro es de parecer que
se acoja la excepción de prescripción deducida por la defensa de los acusados,
y en consecuencia se declara prescrita la acción interpuesta por doña Juana
Sepúlveda Bustos, Rosa Verdugo Carriel Jacqueline Pacheco Cabrera.
7°.- Que, en definitiva, en cuanto a las demandas civiles y sus montos,
fue de opinión de:
7.1.- Que conforme a las razones expuestas, no se hace lugar a la demanda de
indemnización por daño moral solicitada por el querellante en el segundo otrosí
de fs, 3847, en representación de Víctor Antonio San Martín Ascencio, y
1
Verónica del Pilar Fuentes Yáñez, en contra de Gerard Wolfang Mücke
Koschitzcke, Gunter Schaffrick Bruckmann Gert Seewald Lefevre, Rudolph Hans
Collen Franzkowky, Wolfang Hermann Müller Altevogt, Reinhard Zeitner
Bonhau, Olalia Vera Gutiérrez, Hugo Ernesto Hidalgo Díaz, Dennys Ricardo
Alvear Henríquez, Pedro Juan Salvo Bahamondes, Diego Iván Soto Marmolejo,
Elizabeth Erna Urrea Apablaza, Wolfang Scheuber Hildebrand y Víctor Marcelo
Arriagada Marmolejo. 7.2.- Que se acoge la demanda civil por daño moral
deducida por el querellante don Hernán Fernández Rojas, en representación de
Verónica del Pilar Fuentes Yáñez en contra de Harmut Hopp Miotell, Gert
Seewald Lefevre, Gerard Wolfang Mücke Koschitzckey, Kurt Herbert
Schnellenkamp Nelaimisckies, Gunter Schaffrick Bruckmann y Dennys Ricardo
Alvear Henríquez y se les condena al pago de una indemnización de $
25.000.000 a Ángel Rodrigo Salvo Fuentes y de $ 10.000.0000 a Verónica
del Pilar Fuentes Yáñez.
7.3.- Que se acoge la demanda civil por daño moral deducida por el
querellante don Hernán Fernández Rojas, en representación del menor Johan
Cisterna Romero, en contra de Harmut Hopp Miotell, Gert Seewald Lefevre,
Gerard Wolfang Mücke Koschitzckey, Kurt Herbert Schnellenkamp
Nelaimisckies, Gunter Schaffrick Bruckmann, Dennys Ricardo Alvear Henríquez
y Uwe Cöllen Gert, a quienes se condena a pagarle una indemnización de $
25.000.000.
7.4.- Que se acoge la demanda civil por daño moral deducida por el
querellante don Hernán Fernández Rojas, en representación del menor Danilo
Cisterna Romero, en contra de Harmut Hopp Miotell, Gert Seewald Lefevre,
Gerard Wolfang Mücke Koschitzckey, Kurt Herbert Schnellenkamp
Nelaimisckies, Gunter Schaffrick Bruckmann y Dennys Ricardo Alvear
Henríquez, a quienes se condena al pago de una indemnización de $
25.000.000.
7.5.- Que se acoge la demanda civil por daño moral deducida por el
querellante don Hernán Fernández Rojas, en representación de Ana Rosa
Rodríguez Sandoval, en contra de Harmut Hopp Miotell, Gert Seewald Lefevre,
Gerard Wolfang Mücke Koschitzckey, Kurt Herbert Schnellenkamp
1
Nelaimisckies, Gunter Schaffrick Bruckmann y Dennys Ricardo Alvear
Henríquez, a quienes se condena al pago de una indemnización de $
15.000.000 a Juan Esteban Briones Rodríguez y 15.000.000 a Ana Rodríguez
Sandoval.
7.6.- Que se acoge la demanda civil por daño moral deducida por el
querellante don Hernán Fernández Rojas, en representación de Víctor San
Martin Ascencio, en contra de Harmut Hopp Miotell, Gert Seewald Lefevre,
Gerard Wolfang Mücke Koschitzckey, Kurt Herbert Schnellenkamp
Nelaimisckies, Gunter Schaffrick Bruckmann y Dennys Ricardo Alvear
Henríquez, a quienes se condena al pago de una indemnización de $
20.000.000 a Angelo San Martín Valenzuela, de $ 10.000.0000 a Víctor San
Martin Ascencio y $ 10.000.000 a María Mercedes Valenzuela Muñoz.
7.7.- Que se acoge la demanda civil por daño moral deducida por el querellante
don Hernán Fernández Rojas, en representación de Víctor San Martin Ascencio,
en contra de Harmut Hopp Miotell, Gert Seewald Lefevre, Gerard Wolfang
Mücke Koschitzckey, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies, Gunter
Schaffrick Bruckmann, Uwe Cöllen Gert y Dennys Ricardo Alvear Henríquez, a
quienes se condena al pago de una indemnización de $ 20.000.000 a Rodrigo
Andrés San Martin Valenzuela, de $ 10.000.0000 a Víctor San Martin Ascencio y
$ 10.000.000 a María Mercedes Valenzuela Muñoz.
7.8.- Que se acoge la demanda civil por daño moral deducida por el
querellante don Hernán Fernández Rojas, en representación de Eduardo
Antonio Salvo Fuentes, en contra de Harmut Hopp Miotell, Gert Seewald
Lefevre, Gerard Wolfang Mücke Koschitzckey, Kurt Herbert Schnellenkamp
Nelaimisckies, Gunter Schaffrick Bruckmann, Uwe Cöllen Gert y Dennys
Ricardo Alvear Henríquez, a quienes se condena al pago de una indemnización
de $ 20.000.000 a Eduardo Andrés Salvo Hernández, de $ 10.000.0000 a
Eduardo Antonio Salvo Fuentes y $ 10.000.000 a Inés Hernández Salvo.
7.9.- Que se acoge la demanda civil por daño moral deducida por el querellante
don Hernán Fernández Rojas, en representación de Salo Ariel Luna Garrido, en
contra de Harmut Hopp Miotell, Gert Seewald Lefevre, Gerard Wolfang Mücke
Koschitzckey, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies, Gunter Schaffrick
1
Bruckmann y Dennys Ricardo Alvear Henríquez, a quienes se condena al pago
de una indemnización de $ 30.000.000.
7.10.- Que dichas sumas antedichas se pagarán debidamente reajustadas
conforme a la variación que experimente el índice de Precios al Consumidor
desde esta fecha y hasta el mes anterior al de su pago efectivo, con los
intereses para operaciones reajustables que se devenguen entre esta fecha y
su pago efectivo.

ACORDADA contra el voto del abogado integrante don Eduardo del


Campo Vial , quien fue de parecer de confirmar el fallo recurrido, respecto a
los acápites que señala y atendido los siguientes argumentos:
EN CUANTO AL DELITO DE ATENTADO CONTRA LA AUTORIDAD.
1°.- Que el artículo 261 del Código Penal establece: Cometen atentado
contra la autoridad: a) Los que sin alzarse públicamente emplean fuerza o
intimidación para alguno de los objetos señalados en los artículos 121 y 126 y
b) Los que acometen o resisten con violencia, emplean fuerza o intimidación
contra la autoridad pública o sus agentes, cuando aquélla o éstos ejercieren
funciones de su cargo.
2°.- Que para que exista el delito de atentado o desacato a la autoridad,
se requiere que el culpable lo cometa con hechos positivos iniciales, no
bastando para su comisión el ejercicio de una resistencia más o menos activa.
Como ha expresado la jurisprudencia de nuestros tribunales, acreditado
que el agente acometió a mano armada con objetos contundentes a la
autoridad pública, encarnada en funcionarios de Carabineros, en su calidad de
ejecutores de las órdenes de la autoridad y, más específicamente, como
encargados del orden público y de la protección de las personas, empleando
piedras, que fueron lanzadas hacia el cuerpo de los funcionarios mientras
ejercían funciones propias de sus cargos, como lo es dar cumplimiento a una
orden de detención, se configura el delito de atentado contra la autoridad,
previsto y sancionado en los artículos 261 Nº 2 y 262 Nº 1 del Código Penal. El
dolo en este delito simplemente debe ir dirigido a entrabar o impedir
la acción de la autoridad en el desempeño legítimo de su cargo, lo
1
cual supone conocimiento en el autor de la calidad de empleado
público del ofendido y de la legalidad de su actuación funcionaria. Se
trata de un delito formal, por cuanto se perfecciona por la sola ejecución de las
figuras descritas en el tipo. En consecuencia, no puede sostener la defensa que
existió falta de intención en la agresión, por cuanto la utilización de piedras y la
fuerza empleada al momento de lanzarlas implica que el acusado debió al
menos representarse el resultado, es decir, por lo menos concurrió un dolo
eventual, aceptando de alguna forma el resultado producido. Por lo demás, la
sola circunstancia de acometer en grupo y lanzar piedras a un número
significativamente inferior de funcionarios policiales, quienes eran plenamente
identificables por sus uniformes de Carabineros, importa que los hechores
sabían o no podían menos que saber que se trataba de una autoridad pública
en el desempeño de sus funciones, que se encontraban tratando de cumplir
una orden o un cometido policial. (Tribunal Oral en lo Penal, sentencia de fecha
03 de Noviembre de 2008, Rit Nº376-2008)
3°.-: Que, estando acreditado en autos que las acciones y actuaciones de
los sentenciados se encontraban destinadas a impedir el legítimo desempeño
de la autoridad, resulta evidente la configuración del tipo penal.

EN CUANTO A LA CAUSA ROL CORTE 189-2007.


VISTO.
Se reproduce la sentencia en alzada, con excepción de sus motivos 43 y
44 que se eliminan; en los motivos 46, 47 y 48 se quitan todas las referencias
a Rebeca Schafer y en el motivo 53 se muta la frase “los actuales acusados
que deben responder en calidad de encubridores”, por las expresiones “el
encubridor”.
Y se tiene en su lugar y, además, presente:
Primero: Que en estrados el apoderado de la sentenciada Rebeca
Schafer, invocó a favor de su defendida la eximente del artículo 17 inciso final
del Código Penal, en razón de ser hija adoptiva de Paul Schafer.
Al efecto obra a fs. 81 del tomo 1 certificado de nacimiento el cual
1
comprueba que la señorita Rebeca del Carmen Valenzuela Soto, fue adoptada
por Paul Schafer el 23 de febrero de 1976, bajo el sistema llamado de adopción
ordinaria o simple previsto en la ley 7.613. Esta ley no da un concepto de la
adopción y Plainol la define como “un contrato solemne, sometido a la
aprobación de la justicia, que crea entre dos personas relaciones análogas a las
que resultarían de la filiación legítima”. Como esta adopción no crea estado
civil, la acusada no se encuentra incluida entre aquellos encubridores exentos
de las penas impuestas en razón de su parentesco, previstos en el artículo 17
inciso final del Código Penal.
Segundo: Que para llegar a una conclusión debemos establecer los
límites de la interpretación en Derecho Penal. La prohibición de analogía se
traduce en tener que precisar la interpretación fiel a la ley que está permitida,
de la analogía creadora de derecho que está prohibida. Ello, entendiendo que
la analogía es la transposición de una regla jurídica a un caso no regulado por
la ley, por vía de un argumento semejante.
Si bien tradicionalmente se identificaba esta situación como una excusa
legal absolutoria, en la actualidad se admite que ella responde más bien al
principio de no exigibilidad de otra conducta. En efecto, no puede dejar de
considerarse que el vínculo de afección que existe entre un padre y una hija, es
análogo al sentimiento de afección que existe entre un padre y una hija
adoptiva, sea de adopción plena o simple.
Tercero: Que en el caso sub lite no podía exigirse de Rebeca otra
conducta distinta que no fuera la de acompañar y permanecer junto a su
padre, que a la sazón se encontraba anciano y enfermo, independiente de la
forma como se logró la adopción.
Cuarto: Que en Derecho Penal está prohibida la analogía in malam
partem, como consecuencia del principio de legalidad, todas vez que las leyes
penales son de derecho estricto. Sin embargo la utilización de la analogía
in bonam parte, no estaría afectando el principio de legalidad, consagrado en
nuestra Constitución Política de la República, el cual impide en el ámbito penal
la aplicación de sanciones a delitos no establecidos como tales. Al respecto,
Carrara escribía “Por analogía no se puede extender la pena de un caso a otro;
1
por analogía se debe extender de un caso a otro la excusa”.
Quinto: Que como dice Bockelmann citado por Politoff “El orden jurídico
no puede exigir que a un pariente consanguíneo que ha cometido un delito, se
le entregue al juez del crimen”.
Sexto: Que atendido lo argumentado previamente, es que se acogerá la
eximente alegada y consecuencialmente con ello, se, absolverá a la acusada,
sin afectar el principio de legalidad, teniendo en consideración lo expresado
por el profesor Enrique Cury Urzúa, en su obra Derecho Penal, Parte General.
Tomo I, edición 1996, cuando sostiene que “la construcción analógica de
eximentes y atenuantes, se basa, precisamente, en el supuesto de que existen
motivos para afirmar que la voluntad extraída del contexto normativo es la de
no castigar o conceder una morigeración de la pena en la situación de que se
trata”. Se disiente de este modo de lo informado por el señor Fiscal Judicial a
fs.863 del tomo 3.
Séptimo: Que esta Corte estima que el acusado Peter Schmidt Spinti,
reúne los requisitos previstos en el artículo 4 de la ley 18.216, razón por la cual
se le concederá el beneficio de la remisión condicional de la pena, por el
término de la misma y debiendo cumplir con las exigencias previstas en el
artículo 5 del mismo cuerpo legal.
Octavo: Que atendido lo resuelto en el motivo sexto, se rechazará la
demanda civil, deducida en contra de Rebeca Schafer.
Por estas consideraciones, y visto lo dispuesto en los artículos 17, 30 y
366 del Código Penal, artículos 43, 103 bis, 450 bis, 456 bis, 527 y 529 del
Código de Procedimiento Penal, SE REVOCA, la sentencia apelada de seis de
septiembre de dos mil siete, escrita de fs420 748, del Tomo 2, en cuanto
condena a Rebeca del Carmen Schafer Schneider como encubridora de Paul
Schafer, por hechos llevados a cabo por éste desde fines del año 1996 a marzo
de 2005 y en su lugar se declara: Que se la ABSUELVE de los cargos por los
cuales fue acusada. Del mismo modo se revoca la aludida sentencia en cuanto
condenó a señorita Rebeca Schafer al pago de la indemnización civil que fija el
fallo de primera cuerda y en su lugar se declara que se rechaza dicha demanda
a sus respecto.
1
SE CONFIRMA, en lo demás apelado, la aludida la sentencia.
ACORDADA contra el voto del abogado integrante don Eduardo
del Campo Vial, quien estuvo por confirmar en todas sus partes el fallo,
atendido las siguientes consideraciones:
1°.-: Que, en la primera ley 7.613, que regula la adopción, el vínculo
jurídico que crea no se aviene con lo descrito en el artículo 489 del Código
Penal, desde el momento que en su artículo 1°, esa ley preceptúa que la
adopción crea entre el adoptante y adoptado las obligaciones y derechos que
en ella se indican, pero "no constituye estado civil", a lo que debe agregarse
que su artículo 15, prescribe que el adoptado continuará formando parte de su
familia y conservará en ella sus derechos y obligaciones.
Posteriormente con la dictación de ley 18.703, se instauraron dos
modalidades de adopción, la simple y la plena; la primera creando una
situación análoga a la de la ley anterior, que se traduce en una serie de
obligaciones y derechos que se detallan en los artículos 12 y siguientes, con
expresa declaración que "no constituye estado civil". Y, en la plena también se
excluye, desde que la referida ley hace caducar la filiación de origen en todos
sus "efectos civiles", pero el que se estudia carece de tal carácter -pues es
penal-, para cuyos fines la filiación anterior subsiste; además tolera esa
legislación los vínculos de sangre para efectos de los impedimentos para
contraer matrimonio entre descendientes y ascendientes por consanguinidad,
y si los considera para el matrimonio, con igual razón habrán de respetarse en
el presente caso, y así también se ha entendido en forma ejemplar con el delito
de parricidio donde el adoptado sólo puede cometerlo respecto de sus
consanguíneos de sangre y si atenta contra su adoptante, el ilícito se califica
sólo como homicidio.
Por último, a pesar que la Ley N° 19.620 derogó la anterior, las
conclusiones expuestas resultan plenamente aplicables a este cuerpo legal, ya
que su artículo 37, fija los efectos de la adopción, que es única y no hace
diferencias entre plena o semiplena, se expresa que ella confiere al adoptado
el estado civil de hijo de los adoptantes, con todos los derechos y deberes
1
recíprocos determinados en la ley, y extinguen sus vínculos de filiación de
origen para todos los "efectos civiles", salvo los impedimentos para contraer
matrimonio, argumentos que junto con los anotados precedentemente,
permiten desechar el intentando en autos.
2°.-: Que, la opinión mayoritaria de la doctrina en materia penal señala
que la extinción de los vínculos consanguíneos por la adopción es limitada y se
produce sólo en materia civil, e incluso en dicha materia es parcial, por lo que
no puede aplicársela en el ámbito penal..
3°.- Que, se produce una ficción de extinción de los vínculos
consanguíneos sólo para efectos civiles, pero esta ficción no se mantiene para
efectos penales.
4°: Que, así lo han entendido los tribunales de justicia, a saber: “si el
ofensor era hijo adoptivo de la víctima no responde a título de parricidio sino
de homicidio común. Para acreditar el vínculo de parentesco en materia penal,
particularmente desde el punto de vista del homicidio, no necesariamente
deben concurrir los medios establecidos al efecto por la ley civil”, (I. Corte de
Apelaciones de Punta Arenas, sentencia de fecha 21 de julio de 1993, R.D.J.,
2347)
5°: Que, en atención a lo expuesto, no resulta procedente aplicar la
eximente del artículo 17 inciso final del Código Penal respecto de Rebeca del
Carmen Schafer Schneider.
En cuanto a la decisión del juez a quo confirmada en este fallo, de no
conceder a Schmidt alguna de las medidas alternativas de la ley 18.216, lo fue
contra el voto de la Ministro señora Olga Morales Medina, quien fue de
parecer de conceder a Peter Schmidt Spinti, el beneficio de la remisión
condicional de la pena, por el término de la misma, quedando sujeto a la
sujeción del control administrativo y de asistencia de Gendarmería de Chile,
debiendo cumplir con las exigencias previstas en el artículo 5 del mismo
cuerpo legal y para el caso que el sentenciado tuviere que cumplir
efectivamente la pena impuesta por cualquier motivo, le servirá de abono los
697 (seiscientos noventa y siete días que permaneció previamente detenido y
en prisión preventiva (fs. 955 fs. 3).
1
Se previene que la Ministra señora Morales, concurre a la decisión de
confirmar la sentencia, en lo concerniente a su fase civil, pero reduciendo la
indemnización que debe pagar Peter Schmidt Spinti, a la suma de $ 5.000.000
a cada uno de los ofendidos Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo
Andrés Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Ángel Rodrigo Salvo
Fuentes, Johan Esteban Cisterna Romero, Danilo Enrique Cisterna Romero, Juan
Esteban Briones Rodríguez, Angelo Antonio San Martín Valenzuela, Rodrigo
Andrés Valenzuela, Eduardo Andrés Salvo Hernández y Salo Ariel Luna
Garrido, en forma solidaria con aquellas ordenadas pagar en las decisiones 3,4
5, 6,7, 8, 9 y 10 de la sentencia recaída en los autos rol 28-2005.

EN CUANTO A LA CAUSA ROL CORTE 132-2009.


VISTO.
Reproduciendo la sentencia en alzada, con lo informado por el señor
Fiscal Judicial a fojas 1.129 del tomo C, y visto lo dispuesto en los artículos
2332 del Código Civil y artículos 527 y 529 del Código de Procedimiento Penal,
SE CONFIRMA la sentencia apelada de veintidós de julio de dos mil nueve,
escrita de fs.629 a 1.028, del Tomo B, con declaración que la condena al pago
de las costas de la causa lo es en forma proporcional.
Acordada contra el voto de la Ministro señora Olga Morales Medina,
quien estuvo por revocar el aludido fallo, en lo atinente, a la negativa a
conceder el beneficio de la remisión condicional de la pena, estimando que
los encartados reúnen los requisitos para gozar de dicho beneficio, por lo que
es de parecer de concedérselos, a Friedhelm Zeitner Bonhau, Matthias Gerlach
Maschke y Renate Freitag Hartmann, por el término de la pena, quedando
sujetos al control administrativo y de asistencia de Gendarmería de Chile,
debiendo cumplir con las exigencias previstas en el artículo 5 del mismo
cuerpo legal.
Y para el caso que los condenados tuvieren que cumplir efectivamente la
pena impuesta, estima que le servirán de abono los 41 días que permanecieron
privados de libertad, en la forma en que lo consigna el fallo de primer grado.
Ejecutoriada que sea esta sentencia, dése cumplimiento a lo dispuesto
1
en el artículo 94 del DL 1094, respecto de Friedhelm Zeitner Bonhau y Renate
Freitag Hartmann.

EN CUANTO A LA CAUSA ROL CORTE 209-2006.


Visto:
Atendido el mérito de los antecedentes, lo informado por el señor Fiscal
Judicial a fojas 13.005, 13.145 del tomo XXIX, y lo dispuesto en el artículo 414
del Código de Procedimiento Penal, SE APRUEBAN los sobreseimientos
definitivo consultado de 24 de mayo de 2006, escrito a fojas 12.968 del tomo
XXIX; los de fecha 29 de octubre de 2004, que rolan a fs. 5531 y 5.532 del
tomo XII y a fs. 5.165 y 5165 vta. del tomo XXIII, por muerte de Hans Jurgen
Friedrich Blanck Ehnert, y el de fecha 29 de octubre de 2004, que rola desde
5.531 a 5.532 del tomo XII.

EN CUANTO A LA CAUSA ROL CORTE 43-2010.


Visto:
Atendido el mérito de los antecedentes, lo informado por el señor Fiscal
Judicial a fojas 1731 del tomo D, y lo dispuesto en el artículo 414 del Código de
Procedimiento Penal, SE APRUEBA el sobreseimiento definitivo consultado de
treinta de abril de dos mil diez, escrito a fojas 1714 del tomo D.
Redacción de la Ministra doña Olga Morales Medina y de los votos su autor.
Déjese copia autorizada, de las presentes resoluciones en las causas roles N°
28-2005, 209-2006, 189-2007 y 132-2009. Regístrese y devuélvase, en su
oportunidad.
Rol N°28-2005 y las acumuladas Roles N° 209-2006; 189-2007; 132-
2009 y 43-2010 Crimen.-

Fallo II de Corte de Talca sobre cómplices de


Paul Schaffer
Talca, seis de enero de dos mil once.
1
EN CUANTO A LA CAUSA ROL CORTE 28-2005.
VISTO Y TENIENDO PRESENTE:
I.- EN CUANTO A LA SENTENCIA COMPLEMENTARIA DE FOJAS 12.971.-
1° Que el señor Fiscal Judicial en su informe de fs.13.005 del tomo XXIX,
referido al fallo complementario rolante a fs. 12.971, observa que éste fue
extendido sin que así lo dispusiera la Corte al conocer de los recursos en contra
de la sentencia recaída en autos.
En efecto dictada sentencia de primera cuerda por el juez sustanciador se
elevó a la Corte para que este tribunal conociendo del recurso de apelación
dictara la sentencia correspondiente y dentro de los trámites de esta instancia
se decretó “Vista al señor Fiscal”, evacuando el Oficial del Ministerio Público
Judicial su dictamen como se lee a fojas 11.807 y, como en él, se solicitaban
diligencias, el presidente de este Tribunal de Alzada ordenó que se diera
cuenta en la Sala tramitadora.
2°.- Que en el ínterin que se evacuara dicho trámite, el juez sustanciador pidió
la remisión de la causa atendido que el rebelde Schafer había sido extraditado
y, mientras tuvo la causa en su poder, transcurrido dos años desde la fecha
que dictó la sentencia que se lee a fojas 10.756, pronunció una sentencia
aclaratoria-complementaria, sin que constara en el proceso que se hubiere por
la Corte dado ese encargo, tribunal que era el llamado a ordenarlo si lo
consideraba pertinente.
3°.- Que al dictar el juez la sentencia de fojas 10.756 y concedido los recursos
se produjo el desasimiento del tribunal de primera instancia, a raíz de lo cual
perdió su competencia para continuar conociendo del proceso, habida
consideración que no se dan las situaciones de excepción previstas en los
artículos 182 a 185 del Código de Procedimiento Civil, por ende esta sentencia
que se lee a fojas 12.971 no ha podido producir ningún efecto.
4°.- Que en la especie la sentencia que se señala fue dictada por un tribunal
que carecía de competencia, configurándose la causal del n° 6 del artículo 541
del Código de Procedimiento Penal.
El artículo 535 del código citado se remite a las prescripciones de los párrafos
1° y 4° del Titulo XIX del Libro III del Código de Procedimiento Civil, por lo que
resulta aplicable el artículo 775 del Código de Procedimiento Civil, que faculta
al tribunal para que conociendo una causa por la vía de la consulta, apelación o
casación, invalide de oficio una sentencia, si los antecedentes acusan un vicio
de forma, habiéndose escuchado a los abogados que concurrieron a estrados.
Atendido lo razonado y disposiciones legales citadas, se invalida de oficio la
sentencia de veintinueve de mayo de dos mil seis, que rola a fs.12.971 del
tomo XXIX y, consecuencialmente, se dejan sin efecto las actuaciones que se
derivan de esa resolución, esto es, su notificación y la concesión del recurso
interpuesto en su contra.
Se previene que la Ministra señora Morales concurre a la decisión anterior, pero
1
teniendo, además presente, que para ella resulta intrascendente, por lo que
dirá más adelante, al resolver sobre la casación en la forma, la que trae
aparejada la nulidad de la señalada sentencia y su respectivo complemento.

II.- EN CUANTO A LOS RECURSOS DE CASACION:


PRIMERO: Que el abogado Juan Pablo Guzmán Giessen, por la defensa
del sentenciado don Hugo Hidalgo Díaz, a fs. 11.249, tomo 25, dedujo recurso
de casación en la forma por las causales de los números 1, 2, 12, 4 y 10 del
artículo 541 del Código de Procedimiento Penal. Asimismo, a fs. 11.283, en
representación de Olalia Vera Gutiérrez, interpuso recurso de casación en la
forma por las causales de los números 1, 6, 2, 12, 4 y 10 del artículo 541 del
Código de Procedimiento Penal.
A fs.11.295, 11311, 11328, 11633 y 11650, los abogados Mario Patricio
Ruiz Zurita, Gonzalo Ruiz Zurita y Roberto Saldías Concha, por sus
representados Wolfang Müller Altevogt, Edith Malessa Boll, Rudolph Hans
Collen Franzkowzky, Wolfang Zeitner Bohnau y Reinhard Zeitner Bohnau,
deducen recursos de casación en la forma por las causales de los números 1, 6,
2, 12, 4 y 10 del artículo 541 del Código de Procedimiento Penal.
Los mismos abogados a fs. 11.344, por sus representados Harmut
Wilhelm Hopp Miottel. Gerd Seewald Lefevre, Kurt Herbert Schnellenkamp
Nelaimisckies Alfred Gerlach Schritt, Dennys Ricardo Alvear Henríquez, Gunther
Schaffrick Bruckmann Gerhard Wolfang Mücke Koschitke y Uwe Cöllen Gert
deducen “únicamente respecto del delito de negativa de entrega de menor
respecto de Ángel Rodrigo Salvo Fuentes”, siendo condenado como cómplice
de Paul Schafer en la comisión de 26 delitos de abusos deshonestos.
Precisando, consta que a fs. 3805 se le acusó como cómplice del delito de
sustracción del menor Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, previsto y sancionado en
el artículo 142 N° 2 del Código Penal. En cuanto al
recurso de casación deducido por Rudolph Hans Cöllen Franzkowzky, refiere
que fue acusado como autor del delito de negativa de entrega del menor
Ángel Rodrigo Salvo Fuentes y condenado como cómplice de Paul Schafer en
la comisión de 26 delitos de abusos deshonestos.
En cuanto a la casación deducida por Harmut Wilhelm Hopp Miottel,
Gerd Seewald Lefevre, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies y Dennys
Ricardo Alvear Henríquez, el recurrente señala que fueron acusados como
encubridores de Paul Schafer en los términos del artículo 17 N° 2 y 4 del
Código Penal, y Alfred Gerlach Schritt, como encubridor del mismo, conforme al
artículo 17 N° 4 del Código punitivo. Sin embargo a los cuatro primeros se les
condenó como cómplices de Paul Schafer en la comisión de 26 delitos de
abusos deshonestos y al último como encubridor del mismo, conforme al
artículo 17 N° 3 y 4 del Código Punitivo.
1
Sin perjuicio de lo antes señalado, consta de la letra A) de la acusación
de fs.4.709 y siguientes, que se acusó a Harmut Wilhelm Hopp Miottel como
encubridor de los delitos referidos en el numeral 1.1, esto es de acuerdo con el
artículo 17 N° 4 del Código Penal. En la letra C) se le acusó como encubridor de
Paul Schafer, en los delitos reseñados en el razonamiento 1.3 a) y b), es decir,
como encubridor del delito de abusos deshonestos del artículo 366 del Código
Penal, en perjuicio de Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Fredy Eduardo
Escarez Constanzo, Héctor Alejandro Valenzuela Valenzuela, Víctor Andrés
Ramírez Constanzo, Jimmy Joaquín Escarez Constanzo, Cristian Francisco Soto
Campos, Angelo Antonio San Martín Valenzuela, Juan Gabriel Oliva Vásquez,
Luis Ricardo Parra Uribe. Gerardo Antonio Vásquez Merino, Jaime Andrés Parra
Verdugo, Juan Esteban Briones Rodríguez, Iván Romero Fuentes, Alejandro
Romero Fuentes, Manuel Alexis Sepúlveda Alfaro, Rodrigo Andrés San Martín
Valenzuela, Roberto Jesús Romero Parada. Marco Rodrigo Castillo Leiva, Juan
Manuel Rivera Gutiérrez, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, José Manuel
Acuña Bonilla, Eduardo Andrés Salvo Hernández, Tobías Müller Müller, Salo
Ariel Luna Garrido, Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas
Romero y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes y encubridor en los términos del
artículo 17 N° 3 del mismo código.
Asimismo, el Consejo de Defensa del Estado a fs. 4.745, tomo X y
Servicio Nacional de Menores a fs. 4787, deducen acusación particular en
contra de Harmut Wilhelm Hopp Miottel, como cómplice de los delitos de
abusos deshonestos en perjuicio de los menores antes indicados.
Además, lo acusan como cómplice en el delito de violación en
perjuicio de los menores: Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Danilo Enrique
Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas Romero, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes.
En cuanto a la acusación particular de la parte querellante representada
por el abogado Hernán Fernández Rojas, lo sindica como autor de delitos de
violación en perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco,
Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo
Enrique Cisternas Romero y Johan Esteban Cisternas Romero. Discrepa de la
calificación jurídica que se formula en la acusación fiscal respecto de Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes, estimando que está acreditado el delito previsto en el
artículo 361 N° 1 de Código Penal.
Lo acusa además, como autor del delito de abuso sexual en perjuicio de
los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas Romero,
Johan Esteban Cisternas Romero, Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, Juan Esteban
Briones Rodríguez, Angelo Antonio San Martín Valenzuela, Andrés San Martín
Valenzuela, Eduardo Salvo Hernández y Salo Ariel Luna Garrido.
En subsidio de las acusaciones precedentes, sostiene la calificación
1
jurídica de complicidad en los delitos antedichos.
En cuanto a Gerd Seewald Lefevre, Kurt Herbert Schnellenkamp
Nelaimisckies y Dennys Ricardo Alvear Henríquez fueron acusados a fs. 4711
vta., letra B) como encubridores de los delitos referidos en el numeral 1.2, esto
es, de acuerdo con el artículo 17 N° 4 del Código Penal.
Consta de la letra C) de la acusación de oficio que se les acusó como
encubridores de Paul Schafer, en el delito de abusos deshonestos del artículo
366 del Código Penal, en perjuicio de 26 menores y encubridor en los términos
del artículo 17 N° 3 del Código Penal, respectivamente.
El Consejo de Defensa del Estado a fs. 4745, tomo X y Servicio Nacional
de Menores deducen acusación particular en contra de Gerd Seewald Lefevre,
Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies y Dennys Ricardo Alvear Henríquez,
como cómplices de los delitos de abusos deshonestos en perjuicio de Cristóbal
Alejandro Parada Pacheco, Freddy Eduardo Escarez Constanzo, Héctor
Alejandro Valenzuela Valenzuela, Víctor Andrés Ramírez Constanzo, Jimmy
Joaquín Escarez Constanzo, Cristian Francisco Soto Campos, Angelo Antonio
San Martín Valenzuela, Juan Gabriel Oliva Vásquez, Luis Ricardo Parra Uribe.
Gerardo Antonio Vásquez Merino, Juan Esteban Briones Rodríguez, Iván Romero
Fuentes, Alejandro Romero Fuentes, Manuel Alexis Sepúlveda Alfaro, Rodrigo
Andrés San Martín Valenzuela, Roberto Jesús Romero Parada. Marco Rodrigo
Castillo Leiva, Juan Manuel Rivera Gutiérrez, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda, José Manuel Acuña Bonilla, Eduardo Andrés Salvo Hernández,
Tobías Müller Müller, Salo Ariel Luna Garrido, Jaime Andrés Parra Verdugo,
Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas Romero y Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes. Además, los acusan como cómplices del delito de
violación en perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco,
Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas Romero, Eduardo
Andrés Utreras Sepúlveda y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes. En forma subsidiaria,
para el caso que el tribunal no recalifique el delito cometido en perjuicio de
Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Danilo Enrique Cisternas Romero y Johan
Esteban Cisternas Romero, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, Ángel Rodrigo
Salvo Fuentes, los acusan como encubridores de Paul Schafer, en el delito de
abusos deshonestos previsto en el artículo 366 del Código Penal.
En cuanto a la acusación particular de la parte querellante representada
por el abogado Hernán Fernández Rojas, sindica a Gerd Seewald Lefevre, Kurt
Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies, como autores de delitos de violación en
perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés
Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas
Romero y Johan Esteban Cisternas Romero.
Discrepa de la calificación jurídica que se formula en la acusación fiscal
respecto de Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, estimando que está acreditado el
delito previsto en el artículo 361 N° 1 de Código Penal.
1
Los acusa además, como autores del delito de abuso sexual en perjuicio
de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas Romero,
Johan Esteban Cisternas Romero, Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, Juan Esteban
Briones Rodríguez, Angelo Antonio San Martín Valenzuela, Andrés San Martín
Valenzuela, Eduardo Salvo Hernández y Salo Ariel Luna Garrido. En subsidio de
las acusaciones precedentes, sostiene la calificación jurídica de complicidad en
los delitos antedichos.
Además acusa a Dennys Ricardo Alvear Henríquez, como cómplice en
los términos del artículo 16 del Código Penal, de los delitos de violación en
perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés
Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas
Romero y Johan Esteban Cisternas Romero y abuso sexual de Cristóbal
Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés
Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas
Romero, Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, Juan Esteban Briones Rodríguez, Angelo
Antonio San Martín Valenzuela, Andrés San Martín Valenzuela Eduardo Salvo
Hernández y Salo Ariel Luna Garrido.
El recurrente expresa que Reinhard Zietner Bohnau fue acusado a
fs.3805 del tomo XXI, como cómplice del delito de sustracción del menor Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes y condenado como encubridor de Paul Schafer en la
comisión de 26 delitos de abusos deshonestos. (Si bien la sentencia lo condena
en calidad de cómplice)
Se recurre de casación en la forma respecto de Pedro Salvo
Bahamondez, quien fue acusado a fs.3.805 como cómplice del delito de
sustracción del menor Ángel Rodrigo Salvo Fuentes y condenado como
cómplice de Paul Schafer en la comisión del delito de abusos deshonestos
perpetrados en Villa Baviera entre 1993 y 1997, en perjuicio del mismo menor.
En cuanto al recurso de casación deducido por Elizabeth Erna Urrea
Apablaza, Víctor Marcelo Arriagada Marmolejo Wolfang Scheuber Hildebrandt, y
Diego Iván Soto Marmolejo, señalan que fueron acusados a fs.3.805, por el
delito de sustracción de menores y condenados como cómplices de Paul
Schafer en la comisión de los delitos de abusos deshonestos perpetrados en
Villa Baviera entre 1993 y 1997, respecto del menor Ángel Rodrigo Salvo
Fuentes.
SEGUNDO: Que si bien, es efectivo, como lo sostienen quienes recurren
por los sentenciados Hugo Hidalgo Díaz, Edith Malessa Boll, José Briones
Mellado, Abelino González Valverde, Olalia Vera Gutiérrez, Wolfang Muller
Altervogt, Rudolph Hans Collen Franzkowzky, Wolfang Zeitner Bohnau y
Reinhard Zeitner Bohnau, Pedro Salvo Bahamondez, Erna Elizabeth Urrea
Apablaza, Wolfang Scheuber Hildebrand, Víctor Marcelo Arriagada Marmolejo y
Diego Iván Soto Marmolejo y lo consigna el señor Fiscal Judicial en su
1
respectivo informe de fs. 13.005, tomo XXIX, respecto de cada uno de ellos, el
señor juez a quo acusó en su acusación fiscal, por un delito distinto de aquél
por el cual los condenó. En efecto, en dicha acusación fiscal, Wolfang Muller
Altervogt, Reinhard Zeitner Bohnau, Pedro Salvo Bahamondez, Wolfang
Scheuber Hildebrand, Víctor Marcelo Arriagada Marmolejo, Diego Iván Soto
Marmolejo, Elizabeth Erna Urrea Apablaza fueron acusados por el delito de
sustracción del menor Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, y Hugo Hidalgo Díaz, Edith
Malessa Boll, José Briones Mellado, Abelino González Valverde, Olalia Vera
Gutiérrez, Gerard Wolfang Mücke Koschitzcke lo fueron por atentado contra la
autoridad. Hugo Hidalgo Díaz, Olalia Vera Gutiérrez y Rudolph Hans Collen
Franzkowzky, por negativa de entrega de menores.
En la sentencia Olalia Vera Gutiérrez, Rudolph Hans Collen Franzkowzky
y Wolfang Muller Altervogt, fueron no obstante condenados como cómplices de
Paul Schafer en la comisión de los delitos de abusos deshonestos en perjuicio
de Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Freddy Eduardo Escarez Constanzo,
Héctor Alejandro Valenzuela Valenzuela, Víctor Andrés Ramírez Constanzo,
Jimmy Joaquín Escarez Constanzo, Cristian Francisco Soto Campos, Angelo
Antonio San Martín Valenzuela, Juan Gabriel Oliva Vásquez, Luis Ricardo Parra
Uribe. Gerardo Antonio Vásquez Merino, Juan Esteban Briones Rodríguez, Iván
Romero Fuentes, Alejandro Romero Fuentes, Manuel Alexis Sepúlveda Alfaro,
Rodrigo Andrés San Martín Valenzuela, Roberto Jesús Romero Parada. Marco
Rodrigo Castillo Leiva, Juan Manuel Rivera Gutiérrez, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda, José Manuel Acuña Bonilla, Eduardo Andrés Salvo Hernández, Salo
Ariel Luna Garrido, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas
Romero, Johan Esteban Cisternas Romero y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, y
Hugo Hidalgo Díaz, Wolfang Zeitner Bohnau, Edith Malessa Boll, Abelino
González Valverde, José Briones Mellado y Reinhard Zeitner Bohnau fueron
condenados como encubridores de Paul Schafer en los delitos de abusos
deshonestos antes mencionados.
Por su parte, Pedro Salvo Bahamondez, Diego Iván Soto Marmolejo,
Elizabeth Erna Urrea, Wolfang Scheuber Hildebrand y Víctor Marcelo Arriagada
Marmolejo, fueron condenados como encubridores de Paul Schafer, sólo en la
comisión del delito de abusos deshonestos en perjuicio del menor Ángel
Rodrigo salvo Fuentes.
Sin embargo, olvidan tanto el Fiscal Judicial como los recurrentes, que
contra todos se dedujo acusación particular, en calidad de cómplice los delitos
de abusos deshonestos cometidos por Schafer, como aparece de las diversas
acusaciones particulares que obran en la causa y que se hace referencia
precedentemente.
TERCERO: Que para que proceda la causal de casación en la forma
prevista en el artículo 541 N° 10 del Código de Procedimiento Penal, se
1
requiere que la sentencia se refiera a puntos inconexos con los que han sido
materia de la acusación (fiscal y/o particular) y defensa.
Como no está definido que se entiende por inconexo, es preciso establecer su
debido alcance. Es así que el Diccionario de la Real Academia Española de la
Lengua, define el vocablo “Inconexo”, como falta de conexión y conexión es el
“enlace, atadura, trabación, concatenación de una cosa con otra”.
CUARTO: Que en el caso que nos preocupa no se produce falta de
congruencia ni se afecta el derecho a defensa ni se conculca el principio de
contradicción del momento que las acusaciones particulares versaron sobre la
complicidad de los acusados en los delitos de abusos de que fueron víctima los
menores.
La causal de casación analizada se configura, como se ha dicho, cuando la
decisión se extiende a puntos inconexos, con los que hubieren sido materia de
la acusación y la defensa, esto es, hechos carentes de lógica con los que
fueron objeto de la acusación sea ésta fiscal y/o particular y que, por lo mismo,
no pueden deducirse de ellos, lo que no sucede en la especie.
QUINTO: Que, a mayor abundamiento, en materia procesal habitualmente se
da por sentado el principio "Jura novit Curia", es decir, que el derecho lo sabe
el juez. Por consiguiente, se estima que el tribunal quedaba vinculado por los
hechos presentados por las partes, pero era soberano para apreciar el derecho,
por lo cual podía sostener el derecho propuesto por las partes, modificarlo o
bien prescindir de aquél, aplicando las normas jurídicas que él estime
pertinentes.
Así, el principio del “Jura novit Curia” se aplica con pocas restricciones en el
antiguo Código de Procedimiento Penal, según se puede apreciar, de entre
otras normas, del tenor de los artículos 527 y Nº 10 del artículo 541.
En lo que respecta a los hechos recogidos en la sentencia, la norma es de la
estricta congruencia de éstos, con los contemplados en la acusación, según
algunos con los del debate, que fueron introducidos por la acusación (fiscal y/o
particular), y que en el período de discusión resultaron probados. La sentencia
debe basarse por consiguiente, en los actos del debate que directa o
indirectamente se conectan con el ámbito fáctico de la acusación. En otras
palabras, la actividad del juez se encuentra limitada por la inmutabilidad de la
acusación en lo que respecta a su contenido factico, no así al jurídico que está,
por así decirlo, en el dominio del juez. Esta correlación consiste en que el
supuesto de hecho concretizado en la acusación –resiudicanda definitiva- no
puede ser ampliado, ni restringido en la tarea de obtención de la resiudicata.
SEXTO: Que, como señala el autor Vélez Mariconde, es sobre los hechos que se
atribuyen al imputado que juzga al Tribunal y no “sobre la corrección del juicio
jurídico-penal del acusador”. (Estudio, Tomo II pág. 119). De esta forma,
expresa el mismo autor, al juez: “le está vedado condenar por un hecho
diverso del que describió el acusador, y la prohibición es absoluta, no podrá
1
hacerlo nunca, le dé o no el mismo nomen juris afirmado por el Ministerio
público o por el Juez de Instrucción. La coincidencia de calificación legal, en
absoluto indiferente, no oculta la discordancia que habría sobre el objeto
procesal”. (Estudio T.II pág. 118).
Por consiguiente, son esenciales en la congruencia los elementos fácticos, sus
circunstancias y modalidades realmente influyentes en ellos hasta el punto que
la defensa haya podido ser afectada, si la sentencia condenatoria se aparta de
esa materia.
De esta forma, siendo los hechos elementos esenciales, se exige que
exista identidad entre los consignados en la acusación (fiscal y/o particular) y
la sentencia. Para resolver el difícil problema de fijar cuáles son elementos
esenciales y, por tanto vinculantes, y cuáles son accidentales y, por tanto,
libres, se cita la opinión del español Enrique Schaefer, quien señala que para
que pueda considerarse que el hecho dado por la acusación y el de la
sentencia son los mismos, se deben seguir dos criterios: 1º.- Que exista, al
menos, identidad parcial entre los actos de realización del suceso, bastando
que exista una parte común entre ellos con tal que no se produzca una
modificación jurídica sustancial en los restantes, -Criterio material-; 2º.- Existe
identidad en acciones distintas cuando existe identidad en el contenido
material del injusto a la ilicitud de los actos, como en los delitos colectivos o
continuados, -Criterio formal- (Jiménez Asenjo, vol. II, pág. 235).
SEPTIMO: Que, en consecuencia, cuando se exige identidad del hecho
sentenciado con el acusado, lo que se quiere significar, es que el
acontecimiento histórico que consideró el actor en su acusación deber ser
juzgado; que la sentencia se refiera “a la concreta conducta humana puesta
en tela de juicio”. Se trata de la llamada concepción naturalística del hecho,
que es la doctrina dominante, y para la cual la base de la decisión judicial es
una noción procesal y no de derecho sustantivo.”.
Como lo ha señalado el máximo tribunal de nuestro país, cabe consignar
además, que si bien la calificación jurídica que de los hechos hicieron los
jueces del fondo resultó diversa de aquella consignada en el auto de cargos, no
es menos cierto, que estos no fueron alterados, y por ende, no aparece que
sean inconexos de aquellos materia de la sentencia, por lo que la causal que se
invoca no se ha podido configurar, correspondiendo en todo caso efectuar de
manera definitiva la calificación que se reclama, precisamente en la sentencia,
siendo aquellas consignadas ya en el auto de procesamiento, ya en la
acusación, sólo de carácter preliminar. (Excelentísima Corte Suprema, Rol Nº
3069-04)
OCTAVO: Que, por su parte, el profesor Alfonso Díaz Cordaro, sostiene que el
tribunal podrá dar al hecho una calificación jurídica distinta de aquella
contenida en la acusación o apreciar la concurrencia de causales modificatorias
agravantes de la responsabilidad penal no incluidas en ella.
1
El citado autor expresa asimismo, que lo importante, sin lugar a dudas, para el
imputado es la posibilidad de que los hechos que se imputan no puedan ser
ampliados en ningún momento, para ejercer plenamente su derecho a defensa.
Por consiguiente, señala que es plenamente posible, y válido jurídicamente,
que en la acusación se disminuyan los hechos que se consideraron al
formalizar la investigación. Por ejemplo, se pudo formalizar por un hecho, con
apariencia de homicidio calificado y, finalmente, acusar por un hecho que
reviste las características de un cuasidelito de homicidio, por cuanto con ello
no se menoscaba en forma alguna el derecho a la defensa, lo cual debe
entenderse sin perjuicio que las normas que regulan la congruencia procesal
sólo impiden agregar hechos, pero nada dicen respecto de quitar hechos, por
lo cual nos parece plenamente posible y valido jurídicamente descartar ciertos
hechos.
NOVENO: Que, en consideración a lo expuesto, resulta evidente que para
configurar ultrapetita en materia penal, se debe considerar los hechos
consignados en la acusación y en la sentencia, por cuanto la calificación
jurídica de éstos, constituye una facultad excluyente de la potestad
jurisdiccional.
La causal de casación esgrimida exige un requisito adicional, por cuanto
dispone la norma en cuestión que la decisión se debe extender a puntos
inconexos con los que hubieren sido materia de la acusación y la defensa, lo
que ha sido entendido por la jurisprudencia dominante en la materia, como
hechos carentes de lógica con los que fueron objeto de la acusación y que, por
lo mismo, no pueden deducirse de ellos.
En este sentido, la Excelentísima Corte Suprema, ha señalado que en relación a
la causal de ultra petita, debe consignarse que el Nº 10 del artículo 541 del
Código de Procedimiento Penal, autoriza la impugnación de nulidad formal
cuando la sentencia ha sido dada extendiéndola a puntos inconexos con los
que hubieren sido materia de la acusación y de la defensa. Se producirá el
vicio, cuando el fallo recurrido se ha referido a hechos carentes de relación o
unión lógica con los que fueron objeto de la acusación, "como, por ejemplo, si a
alguien se le imputa la muerte de una persona y se le sanciona posteriormente
por el hurto de una especie". (Excma. Corte Suprema, R.D.J., 26.10.1967, T. 64,
sec. 4ª, pág. 299).
DECIMO: Que, acorde a lo señalado precedentemente y al mérito de autos,
queda en evidencia que el fallo recurrido, no se ha extendido a puntos
inconexos con los que fueron materia de las acusaciones fiscales y
particulares, por lo cual no puede declararse que la sentencia recurrida adolece
del vicio de ultrapetita invocado, por lo que deberá rechazarse el recurso de
casación en la forma interpuesto por la citada causal.
UNDECIMO: Que se ha interpuesto recurso de casación, además, invocando las
1
causales de los números 6, 9 y 12 del artículo 541 del Código de
Procedimiento Penal, esto es, haber sido pronunciada la sentencia por un
tribunal manifiestamente incompetente, o no integrado con los funcionarios
designados por la ley, no haber sido la sentencia dictada conforme a la ley y
haberse omitido, durante el juicio la práctica de algún trámite o diligencia
dispuesta expresamente por la ley bajo pena de nulidad.
En cuanto a la causal del número 6, los recurrentes sostienen que la
designación de Ministro en Visita sería ilegal e inconstitucional en base a lo
dispuesto en los artículos 6, 7 y 73 de la Constitución Política de la República,
lo que resulta contradictorio por los mismos argumentos que dan los
recurrentes, los cuales en definitiva, validan la designación. Además, el artículo
560 del Código Orgánico de Tribunales lo permite, por lo que se actuó en el m
arco normativo del Estado de Derecho..
Respecto de la causal contenida en el n°9 del artículo mencionado, su
alegación es insostenible, pues una cosa es no estar de acuerdo con los
razonamientos del magistrado, otra muy distinta es que eso signifique que por
tal razón la sentencia no esté dictada conforme a la ley, ya que eso es propio
de los tribunales del fondo, y no significa infracción de las normas reguladoras
de la prueba.
DUODECIMO: Que al respecto la jurisprudencia ha sido conteste en declarar
inadmisibles recursos de casación en la forma, fundados en la causal novena
del artículo 541 del Código de Procedimiento Penal, pues la aludida causal de
nulidad formal, “se configura cuando la sentencia no contiene las
consideraciones en cuya virtud se dan por probados o por no probados los
hechos atribuidos a los procesados; o los que éstos alegan en su descargo, ya
que para negar su participación, ya para eximirse de su responsabilidad, ya
para atenuar ésta; es decir, cuando no se desarrollan los razonamientos
fácticos y jurídicos, en virtud de los cuales se emite pronunciamiento, en
relación al asunto sometido a la decisión del tribunal, pero no cuando éstos no
se ajustan a la tesis sustentada por la parte que reclama y ni aún si ellos
pudieran resultar equivocados. En el presente caso, basta la lectura del fallo
para llegar a la conclusión de que contiene adecuadamente la referida
exigencia, porque tiene los fundamentos necesarios para sustentar la
resolución, en virtud de la cual se condenó a los acusados. Más que la falta de
consideraciones, se impugna la motivación de los jueces del fondo para decidir
respecto de la culpabilidad del imputado y la inocencia de la enjuiciada (E.
Corte Suprema, 30/01/2001, 4519-2000)
Otra jurisprudencia señala que “Las impugnaciones que se dirigen a la
ponderación o apreciación que los jueces hacen de los distintos elementos de
prueba deben ser rechazadas desde que es una materia de resorte exclusivo
de los tribunales del fondo, que sólo podría ser removida por esta Corte en la
hipótesis de que se haya comprobado vulneración de leyes reguladoras de la
1
prueba” cual sería, por ejemplo, admitir medios de convicción excluidos
expresamente por la Ley o alterar el peso de la prueba en un caso
determinado, o fundarse en una única presunción lo que aquí no ha ocurrido”.
(Considerando 12º, E. Corte Suprema, 03/04/1996, 32789).
DECIMO TERCERO: Que, en cuanto a la causal del número 12 del artículo
541 del código tantas veces citado, sostenerlo es erróneo, ya que los
recurrentes no señalan en sus recursos nada contundente o serio como gestión
excluida que lleve o acarree dicha sanción.
Por estas consideraciones, disposiciones legales citadas y de conformidad con
lo prevenido en los artículos 535 y 544 del Código de Procedimiento Penal, se
rechazan los recursos de casación interpuestos a fs. 11.249, 11.283, 11.295,
11.361, 11.328, 11.633, 11.650, 11.667, 11.680, 11.694, 11.706, 11.719,
11.774 y 11.786 del tomo XXV, en contra de la sentencia de 16 de noviembre
de 2004, escrita de fs.10.748 a 11.245, del Tomo 24.
ACORDADA contra el voto de la Ministra señora Morales Medina quien estuvo
por acoger el recurso de casación en la forma por concurrencia de la causal
10° del artículo 541 del Código de Procedimiento Penal, atendida las siguientes
consideraciones:
1.- Que el abogado Juan Pablo Guzmán Giessen, por la defensa del
sentenciado don Hugo Hidalgo Díaz, a fs. 11.249, tomo 25, dedujo recurso de
casación en la forma por las causales de los números 1, 2,12, 4 y 10 del
artículo 541 del Código de Procedimiento Penal. Asimismo, a fs. 11.283, en
representación de Olalia Vera Gutiérrez, interpuso recurso de casación en la
forma por las causales de los números 1, 6, 2, 12, 4 y 10 del artículo 541 del
Código de Procedimiento Penal.
A fs.11.295, 11.311, 11.328, 11.633 y 11.650, los abogados Mario
Patricio Ruiz Zurita, Gonzalo Ruiz Zurita y Roberto Saldías Concha, por sus
representados Wolfang Müller Altevogt, Edith Malessa Boll, Rudolph Hans
Collen Franzkowzky, Wolfang Zeitner Bohnau, Reinhard Zeitner Bohnau,
deducen recursos de casación en la forma por las causales de los números 1,
6,2, 12, 4 y 10 del artículo 541 del Código de Procedimiento Penal.
Los mismos abogados a fs. 11.344, por sus representados Harmut
Wilhelm Hopp Miottel. Gerd Seewald Lefevre, Kurt Herbert Schnellenkamp
Nelaimisckies, Alfred Gerlach Schritt, Dennys Ricardo Alvear Henríquez,
Gunther Schaffrick Bruckmann, Gerhard Wolfang Mücke Koschitke y Uwe Cöllen
Gert deducen recursos de casación en la forma por las causales de los números
1, 6, 2, 12, 4, 9 y 10 del artículo 541 del Código de Procedimiento Penal.
A fs. 11.667, 11.680, 11.706 y 11.719, los abogados Andrea Paz Leyton
Martínez y Abner Gabriel Morales Durán, por sus representados Pedro Salvo
Hernández, Elizabeth Erna Urrea Apablaza, Diego Iván Soto Marmolejo y Víctor
Marcelo Arriagada Marmolejo, deducen recursos de casación en la forma por
las causales de los números 1, 2, 12, 4, y 10 del artículo 541 del Código de
1
Procedimiento Penal.
A fs. 11.694, el abogado Guillermo Cocio Sepúlveda, por su representado
José Defilio Briones Mellado, deduce recurso de casación en la forma por las
causales de los números 1, 2, 12, 4, y 10 del artículo 541 del Código de
Procedimiento Penal.
A fs.11.774 el abogado Juan Carlos Manríquez Rosales, por su
representado Wolfang Scheuber Hildebrand, deduce recurso de casación en la
forma por las causales de los números 1, 2, 12, 4, y 10 del artículo 541 del
Código de Procedimiento Penal.
A fs.11.786, la abogada Paula Cornejo, por su representado Abelino
González Valverde deduce recurso de casación en la forma por las causales de
los números 1,2, 12, 4, y 10 del artículo 541 del Código de Procedimiento
Penal. Todos los recurrentes de casación apelan subsidiariamente, con
excepción del abogado Juan Carlos Manríquez Rosales, quien señala hacerlo en
conjunto. 2.- Que todos los recurrentes antes relacionados fundan sus
recursos de casación en la forma en la causal de prevista en el artículo 541 N°
1, 2 y 4 del Código de Procedimiento Penal, esto es, la falta de emplazamiento
de una de las partes; el no haberse permitido a alguna de las partes rendir la
suya o evacuar diligencias probatorias que tengan importancia para la
resolución del negocio y no haberse hecho la notificación a las partes para
alguna audiencia de prueba.
3.- Que al efecto cabe tener presente, que quienes interponen el
presente recurso no son quienes pudieren verse afectados por el pretendido
vicio, vale decir, no se advierte el perjuicio que pudiera habérseles ocasionado,
el cual fuera susceptible de reparar por esta vía. Se tiene en consideración
además, que la notificación en cuestión se realizó el 22 de diciembre de 2003
al Fiscal subrogante de la Segunda Fiscalía don Óscar Lorca Ferraro, según
consta a fs. 4713, de conformidad con lo prevenido en el artículo 363 del
Código Orgánico de Tribunales.
Conforme a lo argumentado, se rechazan los señalados recursos de
casación fundados en cada una de las causales antedichas.
4.- Que todos los recurrentes, invocan la causal del artículo 541 N° 10
del Código de Procedimiento Penal, es decir, la de “Haber sido dada (la
sentencia) ultra petita, esto es, extendiéndola a puntos inconexos con los que
hubieren sido materia de la acusación y defensa.
Sostienen que en los autos rol 53.914,a fs. 3.798, tomo XXI, se acusó a
Hugo Hidalgo, Edith Malessa Boll, José Briones Mellado y Abelino González
Valverde, por el delito de atentado a la autoridad, y a fs. 3.802 a Wolfang
Zeitner Bohnau, Abelino González Valverde y José Defilio Briones Mellado, lo
fueron como autores del mismo delito y condenados como encubridores de
Paul Schafer en la comisión de 26 delitos de abusos deshonestos.
Lo anterior no es del todo exacto, toda vez que consta de la acusación
1
de oficio, a fs. 3.798 vta., que además se acusó a Hugo Hidalgo Díaz, como
autor del delito de negativa de entrega del menor Angelo Antonio San Martín
Valenzuela.
El recurrente expone que a Olalia Vera Gutiérrez se la acusó, por
atentado contra la autoridad y negativa de entrega de los menores, Angelo San
Martín Valenzuela, Eduardo Utreras Sepúlveda, Jaime Parra Verdugo y Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes, siendo condenada como cómplice de Paul Schafer en la
comisión de 26 delitos de abusos deshonestos.
El recurrente indica que a Wolfang Müller Altevogt, se le acusó Sic
“únicamente respecto del delito de negativa de entrega de menor respecto de
Ángel Rodrigo Salvo Fuentes”, siendo condenado como cómplice de Paul
Schafer en la comisión de 26 delitos de abusos deshonestos. Precisando,
consta que a fs. 3805 se le acusó como cómplice del delito de sustracción del
menor Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, previsto y sancionado en el artículo 142
N° 2 del Código Penal.
En cuanto a recurso de casación deducido por Rudolph Hans Cöllen
Franzkowzky, refiere fue acusado como autor del delito de negativa de entrega
del menor Ángel Rodrigo Salvo Fuentes y condenado como cómplice de Paul
Schafer en la comisión de 26 delitos de abusos deshonestos.
En cuanto a casación deducida por Harmut Wilhelm Hopp Miottel, Gerd
Seewald Lefevre, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies y Dennys Ricardo
Alvear Henríquez, el recurrente señala que fueron acusados como encubridores
de Paul Schafer en los términos del artículo 17 N° 2 y 4 del Código Penal, y
Alfred Gerlach Schritt, como encubridor del mismo, conforme al artículo 17 N°
4 del Código punitivo. Sin embargo a los cuatro primeros se les condenó como
cómplices de Paul Schafer en la comisión de 26 delitos de abusos deshonestos
y al último como encubridor del mismo, conforme al artículo 17 N° 3 y 4 del
Código Punitivo.
Sin perjuicio de lo antes señalado, consta de la letra A) de la acusación
de fs.4.709 y siguientes, que se acusó a Harmut Wilhelm Hopp Miottel como
encubridor de los delitos referidos en el numeral 1.1, esto es de acuerdo con el
artículo 17 N° 4 del Código Penal. En la letra C) se le acusó como encubridor de
Paul Schafer, en los delitos reseñados en el razonamiento 1.3 a) y b), es decir,
como encubridor del delito de abusos deshonestos del artículo 366 del Código
Penal, en perjuicio de Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Fredy Eduardo
Escarez Constanzo, Héctor Alejandro Valenzuela Valenzuela, Víctor Andrés
Ramírez Constanzo, Jimmy Joaquín Escarez Constanzo, Cristian Francisco Soto
Campos, Angelo Antonio San Martín Valenzuela, Juan Gabriel Oliva Vásquez,
Luis Ricardo Parra Uribe. Gerardo Antonio Vásquez Merino, Jaime Andrés Parra
Verdugo, Juan Esteban Briones Rodríguez, Iván Romero Fuentes, Alejandro
Romero Fuentes, Manuel Alexis Sepúlveda Alfaro, Rodrigo Andrés San Martín
Valenzuela, Roberto Jesús Romero Parada. Marco Rodrigo Castillo Leiva, Juan
1
Manuel Rivera Gutiérrez, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, José Manuel
Acuña Bonilla, Eduardo Andrés Salvo Hernández, Tobías Müller Müller, Salo
Ariel Luna Garrido, Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas
Romero y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes y encubridor en los términos del
artículo 17 N° 3 del mismo código.
Asimismo, el Consejo de Defensa del Estado a fs. 4.745, tomo X y
Servicio Nacional de Menores a fs. 4787, deducen acusación particular en
contra de Harmut Wilhelm Hopp Miottel, como cómplice de los delitos de
abusos deshonestos en perjuicio de los menores antes indicados.
Además, lo acusan como cómplice en el delito de violación en
perjuicio de los menores: Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Danilo Enrique
Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas Romero, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes.
En cuanto a la acusación particular de la parte querellante representada
por el abogado Hernán Fernández Rojas, lo sindica como autor de delitos de
violación en perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco,
Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo
Enrique Cisternas Romero y Johan Esteban Cisternas Romero. Discrepa de la
calificación jurídica que se formula en la acusación fiscal respecto de Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes, estimando que está acreditado el delito previsto en el
artículo 361 N° 1 de Código Penal.
Lo acusa además, como autor del delito de abuso sexual en perjuicio de
los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas Romero,
Johan Esteban Cisternas Romero, Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, Juan Esteban
Briones Rodríguez, Angelo Antonio San Martín Valenzuela, Andrés San Martín
Valenzuela, Eduardo Salvo Hernández y Salo Ariel Luna Garrido.
En subsidio de las acusaciones precedentes, sostiene la calificación
jurídica de complicidad en los delitos antedichos.
En cuanto a Gerd Seewald Lefevre, Kurt Herbert Schnellenkamp
Nelaimisckies y Dennys Ricardo Alvear Henríquez fueron acusados a fs. 4711
vta., letra B) como encubridores de los delitos referidos en el numeral 1.2, esto
es, de acuerdo con el artículo 17 N° 4 del Código Penal.
Consta de la letra C) de la acusación de oficio que se les acusó como
encubridores de Paul Schafer, en el delito de abusos deshonestos del artículo
366 del Código Penal, en perjuicio de 26 menores y encubridor en los términos
del artículo 17 N° 3 del Código Penal, respectivamente.
El Consejo de Defensa del Estado a fs. 4745, tomo X y Servicio Nacional
de Menores deducen acusación particular en contra de Gerd Seewald Lefevre,
Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies y Dennys Ricardo Alvear Henríquez,
como cómplices de los delitos de abusos deshonestos en perjuicio de Cristóbal
Alejandro Parada Pacheco, Freddy Eduardo Escarez Constanzo, Héctor
1
Alejandro Valenzuela Valenzuela, Víctor Andrés Ramírez Constanzo, Jimmy
Joaquín Escarez Constanzo, Cristian Francisco Soto Campos, Angelo Antonio
San Martín Valenzuela, Juan Gabriel Oliva Vásquez, Luis Ricardo Parra Uribe.
Gerardo Antonio Vásquez Merino, Juan Esteban Briones Rodríguez, Iván Romero
Fuentes, Alejandro Romero Fuentes, Manuel Alexis Sepúlveda Alfaro, Rodrigo
Andrés san Martín Valenzuela, Roberto Jesús Romero Parada. Marco Rodrigo
Castillo Leiva, Juan Manuel Rivera Gutiérrez, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda, José Manuel Acuña Bonilla, Eduardo Andrés Salvo Hernández,
Tobías Müller Müller, Salo Ariel Luna Garrido, Jaime Andrés Parra Verdugo,
Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas Romero y Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes. Además, los acusan como cómplices del delito de
violación en perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco,
Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas Romero, Eduardo
Andrés Utreras Sepúlveda y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes. En forma subsidiaria,
para el caso que el tribunal no recalifique el delito cometido en perjuicio de
Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Danilo Enrique Cisternas Romero y Johan
Esteban Cisternas Romero, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, Ángel Rodrigo
Salvo Fuentes, los acusan como encubridores de Paul Schafer, en el delito de
abusos deshonestos previsto en el artículo 366 del Código Penal.
En cuanto a la acusación particular de la parte querellante representada
por el abogado Hernán Fernández Rojas, sindica a Gerd Seewald Lefevre, Kurt
Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies como autores de delitos de violación en
perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés
Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas
Romero y Johan Esteban Cisternas Romero.
Discrepa de la calificación jurídica que se formula en la acusación fiscal
respecto de Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, estimando que está acreditado el
delito previsto en el artículo 361 N° 1 de Código Penal.
Los acusa además, como autores del delito de abuso sexual en perjuicio
de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas Romero,
Johan Esteban Cisternas Romero, Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, Juan Esteban
Briones Rodríguez, Angelo Antonio San Martín Valenzuela, Andrés San Martín
Valenzuela, Eduardo Salvo Hernández y Salo Ariel Luna Garrido. En subsidio de
las acusaciones precedentes, sostiene la calificación jurídica de complicidad en
los delitos antedichos.
Además acusa a Dennys Ricardo Alvear Henríquez, como cómplice en
los términos del artículo 16 del Código Penal, de los delitos de violación en
perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés
Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas
Romero y Johan Esteban Cisternas Romero y abuso sexual de Cristóbal
Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés
1
Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas
Romero, Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, Juan Esteban Briones Rodríguez, Angelo
Antonio San Martín Valenzuela, Andrés San Martín Valenzuela Eduardo Salvo
Hernández y Salo Ariel Luna Garrido.
El recurrente expresa que Reinhard Zietner Bohnau fue acusado a
fs.3805 del tomo XXI, como cómplice del delito de sustracción del menor Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes y condenado como encubridor de Paul Schafer en la
comisión de 26 delitos de abusos deshonestos. (Si bien la sentencia lo condena
en calidad de cómplice)
Se recurre de casación en la forma respecto de Pedro Salvo
Bahamondez, quien fue acusado a fs.3.805 como cómplice del delito de
sustracción del menor Ángel Rodrigo Salvo Fuentes y condenado como
cómplice de Paul Schafer en la comisión del delito de abusos deshonestos
perpetrados en Villa Baviera entre 1993 y 1997, en perjuicio del mismo menor.
En cuanto al recurso de casación deducido por Elizabeth Erna
Urrea Apablaza, Víctor Marcelo Arriagada Marmolejo Wolfang Scheuber
Hildebrandt, y Diego Iván Soto Marmolejo, señalan que fueron acusados a
fs.3.805, por el delito de sustracción de menores y condenados como
cómplices de Paul Schafer en la comisión de los delitos de abusos deshonestos
perpetrados en Villa Baviera entre 1993 y 1997, respecto del menor Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes.
5.- Que efectivamente, como lo sostienen quienes recurren por los
sentenciados Hugo Hidalgo Díaz, Edith Malessa Boll, José Briones Mellado,
Abelino González Valverde, Olalia Vera Gutiérrez, Wolfang Muller Altervogt,
Rudolph Hans Collen Franzkowzky, Wolfang Zeitner Bohnau y Reinhard Zeitner
Bohnau, Pedro Salvo Bahamondez, Erna Elizabeth Urrea Apablaza, Wolfang
Scheuber Hildebrand, Víctor Marcelo Arriagada Marmolejo y Diego Iván Soto
Marmolejo y lo consigna el señor Fiscal Judicial en su respectivo informe de fs.
13.005, tomo XXIX, respecto de cada uno de ellos, el señor juez a quo acusó
por un delito distinto de aquél por el cual los condenó.
En efecto, Wolfang Muller Altervogt, Reinhard Zeitner Bohnau, Pedro
Salvo Bahamondez, Wolfang Scheuber Hildebrand, Víctor Marcelo Arriagada
Marmolejo, Diego Iván Soto Marmolejo, Elizabeth Erna Urrea Apablaza fueron
acusados por el delito de sustracción del menor Ángel Rodrigo Salvo Fuentes.
Hugo Hidalgo Díaz, Edith Malessa Boll, José Briones Mellado, Abelino
González Valverde, Olalia Vera Gutiérrez, Gerard Wolfang Mücke Koschitzcke
lo fueron por atentado contra la autoridad. Hugo Hidalgo Díaz, Olalia Vera
Gutiérrez y Rudolph Hans Collen Franzkowzky, por negativa de entrega de
menores.
Olalia Vera Gutiérrez, Rudolph Hans Collen Franzkowzky y Wolfang
Muller Altervogt, fueron no obstante condenados como cómplices de Paul
1
Schafer en la comisión de los delitos de abusos deshonestos en perjuicio de
Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Freddy Eduardo Escarez Constanzo, Héctor
Alejandro Valenzuela Valenzuela, Víctor Andrés Ramírez Constanzo, Jimmy
Joaquín Escarez Constanzo, Cristian Francisco Soto Campos, Angelo Antonio
San Martín Valenzuela, Juan Gabriel Oliva Vásquez, Luis Ricardo Parra Uribe.
Gerardo Antonio Vásquez Merino, Juan Esteban Briones Rodríguez, Iván Romero
Fuentes, Alejandro Romero Fuentes, Manuel Alexis Sepúlveda Alfaro, Rodrigo
Andrés San Martín Valenzuela, Roberto Jesús Romero Parada. Marco Rodrigo
Castillo Leiva, Juan Manuel Rivera Gutiérrez, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda, José Manuel Acuña Bonilla, Eduardo Andrés Salvo Hernández, Salo
Ariel Luna Garrido, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas
Romero, Johan Esteban Cisternas Romero y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes.
Hugo Hidalgo Díaz, Wolfang Zeitner Bohnau, Edith Malessa Boll, Abelino
González Valverde, José Briones Mellado y Reinhard Zeitner Bohnau fueron
condenados como encubridores de Paul Schafer en los delitos de abusos
deshonestos antes mencionados.
Pedro Salvo Bahamondez, Diego Iván Soto Marmolejo, Elizabeth Erna
Urrea, Wolfang Scheuber Hildebrand y Víctor Marcelo Arriagada Marmolejo,
fueron condenados como encubridores de Paul Schafer, sólo en la comisión del
delito de abusos deshonestos en perjuicio del menor Ángel Rodrigo salvo
Fuentes.
6.- Que para que proceda la causal de casación en la forma prevista en
el artículo 541 N° 10 del Código de Procedimiento Penal, se requiere que la
sentencia se refiera a puntos inconexos con los que han sido materia de la
acusación y defensa.
Como no está definido que se entiende por inconexo, es preciso
establecer su debido alcance. Es así que el Diccionario de la Real Academia
Española de la Lengua, define el vocablo “Inconexo”, como falta de conexión y
conexión es el “enlace, atadura, trabación, concatenación de una cosa con
otra”.
El profesor Carlos del Río Ferretti, en la Revista Ius et Praxis, año 14 N°2,
publicación del año 2008, se refiere al deber de congruencia de la sentencia
penal y objeto del proceso y señala que en un sistema inquisitivo, donde el que
acusa es el mismo juzgador, el deber de correlación, sólo se puede explicar y
fundar en la necesidad, al menos formal, de reconocer al imputado el derecho
a defensa y el principio de contradicción, otorgándole el derecho de
controvertir los términos fácticos, jurídicos y probatorios de la acusación. Sic
“El deber de correlación operaba como una forma de preclusión impuesta al
juez – acusador, con lo cual la acusación una vez deducida por el juez acotaba
los límites dentro de los cuales se iba a realizar la defensa, y se iba a
contradecir y debatir la prueba del plenario, de modo que el juez ex post no
podía reformular los términos de la pretensión que pretendía enjuiciar. Su
1
potestad pretensora había precluido en el mismo momento que la había
ejercido y eso le marcaba unos límites al momento de tener que resolver.”
7.- Que en caso sub lite, y haciendo suyo el razonamiento del profesor
antedicho, esta Ministra estima que efectivamente los acusados antedichos
vieron impedida su posibilidad de defensa desde el momento que fueron
acusados por un delito y condenado por otro, algunos de los cuales ni siquiera
están contemplados en el mismo título del Código punitivo, correspondiendo a
tipos penales distintos, que protegen bienes jurídicos también diferentes.
8.- Que en efecto, el delito de atentado contra la autoridad, previsto en
el artículo 261 del Código Penal, está inserto en el Título VI, titulado “De los
Crímenes y Simples delitos contra el orden y la seguridad públicos cometidos
por particulares”. El artículo 142, referido a la sustracción de menores, está
ubicado dentro del Título III del Libro II, “De los Crímenes que afectan los
derechos garantidos por la Constitución”, El artículo 355 del mismo cuerpo
legal, que dice relación con la negativa de entrega de menor, si bien, está
dentro del título VII del libro II, que dice relación con los Crímenes y delitos
contra el orden de las familias, contra la moralidad pública y contra la
integridad sexual, está tipificado dentro de los Crímenes y simples delitos
contra el estado civil de las personas.
9.- Que en conclusión, del análisis de los antecedentes es posible
verificar que no existe la debida conexión entre el pronunciamiento de la
sentencia y el contenido de la acusación, lo que perjudica el derecho de
defensa de los procesados a que se ha hecho referencia, quedando estos
imposibilitados de hacerse cargo de las imputaciones que motivan las
respectivas condenas. Así las cosas, esta Ministra, estima que se ha vulnerado
el derecho de defensa de los acusados, por haberse incurrido, en la causal de
casación en la forma prevista en el artículo 541 N° 10 del Código Procesal
Penal, acogerá los recursos de casación en la forma, basados en el vicio de
ultra petita, sólo en cuanto a los acusados Hugo Hidalgo Díaz, Olalia Vera
Gutiérrez, Wolfang Muller Altervogt, Edith Malessa Boll,, Rudolph Hans Collen
Franzkowzky, Wolfang Zeitner Bonhau, Reinhard Zeitner Bonhau, Pedro Salvo
Bahamondez, Elizabeth Erna Urrea Apablaza, José Briones Mellado, Diego Iván
Soto Marmolejo, Víctor Marcelo Arriagada Marmolejo, Wolfang Scheuber
Hildebrand y Abelino González Valverde.

III.- EN CUANTO A LOS RECURSOS DE APELACION

A.- Causas roles 53.015, 53.914, 54712 y 54.713.


Se reproduce la sentencia en alzada, con excepción de su motivo 52,:
Y se tiene, en su lugar y, además, presente:
1.- EN CUANTO AL DELITO DE ATENTADO EN CONTRA DE LA AUTORIDAD.
1
DECIMO CUARTO: Que el delito de atentado contra la autoridad, inserto
en el Título VI del Libro II del Código Penal, referido a Los Crímenes y Simples
delitos contra el orden y la seguridad públicos cometidos por particulares, se
encuentra contemplado en el artículo 261 del Código Penal, cuyo numeral
segundo previene: “Cometen atentado contra la autoridad, los que acometen o
resisten con violencia, emplean fuerza o intimidación contra la autoridad
pública o sus agentes, cuando aquella o éstos ejercieren funciones de su
cargo”.
Esta norma contempla dos figuras diferentes, el atentado propiamente
tal, esto es acometer y la resistencia a la autoridad. Ambas suponen el empleo
de fuerza, violencia o intimidación, que exceden la resistencia pacífica o
desobediencia.
El profesor Alfredo Etcheberry, en su obra Derecho Penal, parte especial,
tomo IV, tercera edición, sostiene que “en el acometimiento se pretende
imponer una determinada conducta a la autoridad; es indiferente que dicha
conducta sea lícita o ilícita. En la resistencia, se trata sólo de impedir
violentamente que la autoridad cumpla con sus funciones”.
DECIMO QUINTO: Que los hechos que motivaban la acusación por este
delito consistía en que con motivo del diligenciamiento de diversas órdenes
judiciales despachadas tanto en el proceso rol 53.015 como en los juicios roles
53.914, y 54.712, la Policía de Investigaciones fue obstaculizada, interferida e
impedida para llevarlas a cabo en forma expedita y normal, por una serie de
actitudes emanadas de diversas personas, pero conectadas en un propósito
común consistentes en: observar, fotografiar y filmar en las inmediaciones del
tribunal cerca del mediodía del día 9 de agosto de 1996 a funcionarios
policiales y a otras personas que concurrieron a prestar declaración; seguir a
los policías investigadores en horas de la tarde del mismo día, fotografiarlos y
filmarlos en sus desplazamientos y oponerse al control policial; impedir el 27
de septiembre del mismo año el ingreso de la policía a Villa Baviera, en
circunstancias que debía revisar el sitio del suceso y desarrollar algunas
pericias debidamente dispuestas; manifestar con actitudes de oposición y
amenazas en el allanamiento efectuado en la ex Colonia Dignidad con fecha 30
de noviembre de 1996; recorrer diversos sectores de la zona (Muticura,
Trabancura, Zamita, El Carbón etc.) a partir de las denuncias de autos e
indagar entre los vecinos respecto de éstas y sobre las acciones desarrolladas
por la policía e interferir en la función investigativa encomendada por el órgano
jurisdiccional; e impedir el ingreso inmediato de los funcionarios policiales que
concurrieron con el tribunal a la inspección personal practicada en Villa Baviera
el 26 de marzo de 1997, lo que sólo se revirtió por la orden expresa de este
ministro en visita.
DECIMO SEXTO: Que de la lectura de los hechos relacionados en el
apartado antedicho, no se desprende que se hubiere ejercido fuerza o
1
intimidación en contra de la autoridad pública o sus agentes, entendiendo que
acometer significa embestir con ímpetu y ardimiento, y resistir, oponerse con
fuerza a algo. Sólo consta que se intentó interferir y retardar la realización de
diversas diligencias encomendadas a la Policía de Investigaciones, oponiéndose
algunas personas a las mismas, mediante actitudes amenazantes, lo que no
impidió en todo caso que ellas se llevaran a cabo y sin que se acreditase el
empleo de violencia o intimidación.
En tal sentido la Excma. Corte Suprema en sentencia dictada con fecha
25 de abril de 2000, conociendo del recurso de casación en el fondo rol 4721-
1999, previene que para configurar los ilícitos previstos en los artículos 261
N°2 y 546 del Código Penal, se requiere de actos violentos y el empleo de
fuerza o intimidación contra la autoridad. Es así, que en su argumentación
sexta expresa: ”que como puede advertirse ambas disposiciones requieren de
actos violentos o, en el primer caso, además, del empleo de fuerza o
intimidación contra la autoridad, manifestaciones que expresamente la
sentencia estima ausentes en la especie, de donde resulta que no han podido
configurarse los referidos ilícitos penales, sin que la base fáctica del fallo, por
otra parte, pueda alterarse en modo alguno en esta sede, por no haberse
invocado la causal respectiva que eventualmente lo habría permitido, de
haberse demostrado que en su establecimiento se hubiesen violado leyes
reguladoras de la prueba con influencia substancial en lo dispositivo”.
Por otra parte en el caso que los funcionarios policiales hubieran sido
objeto de violencia en el desempeño de su cargo, están amparados por el
estatuto que los rige.
DECIMO SEPTIMO: Que en las contestaciones de los acusados Olalia Vera
Gutiérrez, a fs.3.895, Hugo Hidalgo Díaz,a fs. 3.982, Abelino González
Valverde, a fs. 4021, José Defilio Briones Mellado a fs. 4.043, Dennys Ricardo
Alvear Henríquez, Edith Malessa Boll, Wolfang Zeitner Bonhau y Gerard
Wolfang Mücke Koschitzcke, todos de fs. 4.070, en términos generales
sostienen que no se encuentra tipificado el presente delito, por no existir
acometimiento ni resistencia empleando violencia, fuerza o intimidación contra
la autoridad pública, tampoco hubo amenazas. La defensa de Abelino González
Valverde, José Defilio Briones Mellado, Dennys Ricardo Alvear Henríquez, Edith
Malessa Boll, Wolfang Zeitner Bonhau y Gerard Wolfang Mücke Koschitzcke,
aseveran además, que de haber existido algún atentado en contra de la Policía
de Investigaciones tal conducta configuraría el delito establecido en el artículo
17 del DL 2.460.
DECIMO OCTAVO: Que atendido lo argumentado en los considerandos
precedentes esta Corte necesariamente debe concluir que no se ha cometido
el delito de atentado contra la autoridad, previsto y sancionado en el artículo
261, N° 2 del Código Penal y por ende debe modificarse lo consignado por el
juez a quo en la decisión K), en el sentido que no quedan comprendido en los
1
delitos de abusos deshonestos, lo concerniente al cargo, que se les hizo, de
atentado en contra la autoridad.
DECIMO NOVENO: Que nadie puede ser condenado sino cuando el
tribunal que lo juzgue haya adquirido, por los medios de prueba legal, la
convicción que se ha cometido un hecho punible y que en él les ha
correspondido a los acusados una participación culpable y penada por la ley,
razón por la cual se absolverá a Olalia Vera Gutiérrez, Hugo Hidalgo Díaz,
Abelino González Valverde, José Defilio Briones Mellado Dennys Ricardo Alvear
Henríquez, Edith Malessa Boll, Wolfang Zeitner Bonhau y Gerard Wolfang
Mücke Koschitzcke, respecto de la participación que se les atribuye en este
delito.
2.- EN CUANTO AL DELITO DE SUSTRACCIÓN DE MENORES.
VIGESIMO: Que el delito de sustracción de menores en cuanto a la conducta
significa básicamente sacar al menor de la esfera de resguardo en que se
encontraba, teniendo como primer objeto de protección su seguridad individual
y, en un segundo plano, su libertad ambulatoria y los derechos de custodia o
de patria potestad de las personas que lo tienen a su cargo.
En cuanto al bien jurídico protegido con el delito, el bien jurídico que se
protege por la disposición del artículo 142 es la libertad del menor, pero
entendida como un bien compuesto o complejo, que puede en determinados
momentos mostrar facetas muy variadas, no consistentes precisamente en la
libertad en la mayoría de los casos, lo que es complejo, porque, a diferencia del
secuestro, la libertad del menor se confunde, se integra en conceptos distintos
al de la libertad, incluso en conceptos antagónicos. En la especie, hay que
considerar la libertad como derechos y facultades que no ejerce el titular de
ellos (el menor), sino otra persona por él, por mandato expreso de la ley. Son
los padres o guardadores los que efectivamente ejercen la libertad del menor.
Deciden por él los encargados de su persona. Por eso se confunde la libertad
del menor con su seguridad, ya que, dada su incapacidad, no está en situación
de decidir por sí mismo lo conveniente para sí. Por esto mismo, también hay
coincidencia con la defensa de determinados derechos de familia, los derechos
tutelares o facultades que se tienen por los padres o guardadores sobre la
persona y destino del menor. Por ejemplo, el deber de respeto y obediencia
que tiene el menor con respecto de sus padres, es una forma de ejercicio de la
libertad que posee el padre por el hijo. Igualmente, las facultades de corrección
y castigo y los deberes de educación y crianza que les impone la ley a los
padres.
VIGESIMO PRIMERO: Que, se debe entonces la libertad del menor como la
seguridad del mismo y, por consiguiente, como el respeto de los derechos de
padres y guardadores sobre la persona del menor. Esta afirmación adquiere
especial relieve tratándose de menores de 10 años, ya que por su desarrollo
psíquico y físico están impedidos de defenderse de las agresiones provenientes
1
del mundo exterior. Pues bien, a menor edad, mayor la pena, justamente
porque el quebranto es mayor. Este mal, ejecutado contra uno de estos niños,
repugna a la conciencia y a los más puros sentimientos naturales,
precisamente porque la libertad se ha considerado comprendiendo en el
concepto la seguridad, resguardo, amparo, cuidado de su persona, y,
principalmente, porque este delito reviste grave peligro para la existencia del
menor.
A medida que aumenta la edad del menor, va adquiriendo un mayor desarrollo
corporal y psíquico, lo cual posibilita la defensa de su persona y el ejercicio de
la libertad, entendida ahora como facultad de decidir por sí mismo, restringida
en algunos aspectos, pues siempre estará bajo potestad ajena, pero ejercicio
de libertad al fin y al cabo.
La ley separa en dos infracciones, lo que perfectamente pudiera haber sido una
sola. En efecto, en el artículo 141 del Código Penal describe el secuestro,
ataque a la libertad, y en el artículo 142, la sustracción de menores, también
ataque a la libertad. La razón de esta separación de figuras delictivas estriba,
en la diferencia de calidad y contenido del bien jurídico protegido, lo cual, en el
caso de la sustracción de menores, abre el horizonte de las posibilidades de
ejecución y al mismo tiempo, otorga una mayor peligrosidad y gravedad al
quebranto.
VIGESIMO SEGUNDO: Que por otra parte, se hace en el artículo 142 del cuerpo
normativo referido una gran distinción entre la sustracción de un menor de 10
años y un mayor de esa edad, fijando como límite los 18 años en la edad del
ofendido (si es mayor de 18 años, se comete justamente secuestro). También
esta distinción tiene su origen en la diferencia de calidad del bien jurídico
defendido, dependiendo de la edad dicha diferencia. Si fuera la libertad
entendida de otra manera a como la entendemos nosotros, el objeto jurídico
protegido por esta figura, a mayor edad correspondería precisamente una
mayor pena al infractor, ya que a mayor edad corresponde, a su vez, un mayor
ejercicio de la libertad, sucediendo justamente lo contrario en nuestra
legislación.
Analizada la atenuante del inciso final del artículo 142, se dilucida, mucho más,
el tema en comento. En efecto, para que opere esta atenuante, no baste con
poner libre al menor sustraído; es menester devolverlo a sus padres,
guardadores, encargados de su persona o a la autoridad. Es esta la forma de
darle libertad, es decir, colocarlo nuevamente en el estado de seguridad y
amparo en que se encontraba al ser sustraído. Por eso también, puede
configurarse la acción a pesar de tener el menor, durante la sustracción,
libertad de movimientos, que inclusive puede ser amplia. Bastaría, por tanto,
en el caso con que el menor no pueda comunicarse con la autoridad, o poner él
mismo fin a la sustracción, para configurarse el tipo penal.
Por otra parte, la ubicación que el legislador dio a esta figura en nuestro Código
1
Penal, en el párrafo 3, Título III del Libro II, bajo el epígrafe de “Crímenes y
simples delitos contra la libertad y seguridad cometidos por particulares”; sin
que haya distinguido cuáles figuras de las varias que contiene el párrafo 3
protegen la libertad y cuáles la seguridad. Perfectamente, entonces, se puede
sostener que el artículo 142 está defendiendo tanto la libertad como la
seguridad de los menores.
VIGESIMO TERCERO: Que entendemos por seguridad la circunstancia de estar
exento de daño, de estar libre de riesgos o peligros. Normalmente, los menores
se encuentran amparados y dirigidos por sus padres o guardadores, lo cual les
permite el libre desenvolvimiento de su personalidad física y moral, lo que no
sucedió en la especie, toda vez el menor se desplazó con el padre que
legalmente y en los hechos no lo tenía a su cuidado y lo hizo por instrucción de
éste, ocultándose en diversos lugares, con el propósito deliberado de eludir la
acción de la justicia, tal como consta en autos.
Al respecto, la ley civil provee al efecto de facultades y deberes a los
padres y de derechos y obligaciones a los hijos. Así, la familia, por mandato
constitucional, es el núcleo único fundamental de la sociedad. Por
consiguiente, descansa, como institución, fundamentalmente en el estatuto
jurídico que la ley ha creado para salvaguarda de los derechos de los hijos,
para el respeto a sus posibilidades de desarrollo, tanto corporal como
espiritualmente.
Consecuentemente, todos estos derechos y obligaciones forman
normalmente un ámbito, un círculo, o esfera que el menor “ejerce” y “goza”
de la libertad, y no fuera de él. Por eso es por lo que la ley civil se ha
preocupado de darles siempre a los menores o a alguien que vele por ellos, si
faltan los padres o en este caso el padre legalmente no lo tiene a su cargo.
Por tanto, lo que la ley quiere es que no haya menores al margen de
dicho ámbito jurídico de protección y resguardo. Por lo que legalmente no se
divisa otra posibilidad para el menor de ejercitar su libertad, si no es al amparo
de quienes tienen el cometido legislativo de ejercitarla por él.
VIGESIMO CUARTO: Que en conclusión, la circunstancia especial de
encontrarse el menor sujeto a potestad ajena, no teniendo por tanto el pleno
ejercicio de la libertad, ésta, como valor jurídico protegido por la disposición del
art. 142, teniendo características peculiares, que permiten legítimamente
equiparla con la seguridad del menor y con el respecto a los derechos tutelares
de aquellos a quienes la ley ha confiado el cuidado y dirección de dichos
menores.
En este sentido ha fallado y lo ha entendido la I. Corte de Apelaciones de
Temuco, que ha señalado:
El padre o la madre de un menor pueden ser sujetos activos del delito previsto
en el artículo 142 del Código Penal, la sustracción de menores, toda vez que en
la actualidad, y a diferencia de lo que ocurría con anterioridad a la modificación
1
de la disposición precitada mediante la Ley Nº 19.241 –28.08.1993–, ya no se
contempla como atenuante especial del delito, la circunstancia que el menor
fuera devuelto voluntariamente y libre de todo daño por el agente a sus
padres, atenuante en virtud de la cual se sostenía que los padres no podían ser
sujetos activos de dicho ilícito. En la actualidad, el artículo 142 del Código
Penal constituye un tipo abierto en cuanto a la persona que puede revestir la
calidad de autor, y ya no está restringido a ciertas o determinadas personas
(considerandos 1º y 4º a 6º).
A mayor abundamiento, y en concordancia con el principio de tipicidad, cuando
el legislador ha querido restringir la comisión de delitos a determinados sujetos
o que éstos revistan ciertas calidades, lo dice expresamente, como lo hace en
los delitos de abandono de personas desvalidas o en los delitos de los artículos
355 y 356 del Código Penal (considerando 7º)2.
VIGESIMO QUINTO: Que asimismo, como ha expresado el máximo tribunal de
nuestro país, la intención de retener u ocultar a un menor es elemento de la
esencia de este delito (Excelentísima Corte Suprema, 28 septiembre 1956. R.,
t. LII, 2ª parte, sec. 4ª, p. 129), que no es otra que la conducta que tuvo Pedro
Salvo Bahamondez, para con su hijo, Ángel Salvo Fuentes, con el cual no vivía,
no detenta su patria potestad, ni lo tenía a su cuidado y amparo legal y estaba,
además, en conocimiento de que era requerido por la justicia y sin embargo, se
trasladó por distintos lugares del territorio nacional, ocultándose sin dar
cumplimiento a los requerimientos judiciales, pues fue contratado y
remunerado por personas pertenecientes y cercanas a Colonia Dignidad, para
estar con el menor y desplazarse con él, quienes además facilitaron,
contactaron y financiaron los desplazamientos y estadías en los distintos
lugares donde estuvo con el menor y eludió las órdenes judiciales, con lo cual
claramente se vio limitada la libertad personal del menor.
En consideración a todos los argumentos esgrimidos, claramente en autos se
configura el delito de sustracción de menores, respecto de Ángel Salvo
Fuentes, por parte de Pedro Salvo Bahamondez.
3.- EN CUANTO AL DELITO DE ABUSOS DESHONESTOS.

2
Corte de Apelaciones de Temuco, sentencia de fecha 23 de diciembre de 2008, Rol N°1192-2008
VIGESIMO SEXTO: Que en cuanto a la agravante del artículo 361 N° 3 del
Código Punitivo, se requiere precisar si los ofendidos eran menores de doce
años a la fecha de perpetración de los delitos. Como no es posible determinar
con exactitud tal circunstancia, se estará a quienes sin ninguna duda tenían
menos de 12 años a la fecha límite establecida como aquella de ocurrencia de
los hechos, esto es, el 31 de diciembre de 1997, lo anterior por aplicación del
principio pro reo.
De este modo, sólo les afecta la agravante respecto de los menores,
Jaime Andrés Parra Verdugo, Juan Esteban Briones Rodríguez, Eduardo Andrés
1
Utreras Sepúlveda y Johan Esteban Cisterna Romero, nacidos el 29 de agosto
de 1986, 19 de noviembre de 1986, 7 de agosto de 1988 y 1 de febrero de
1985, respectivamente.
Respecto del acusado Uwe Cöllen Gert, es necesario precisar que se le
atribuye participación en los delitos de abusos deshonestos de los menores
Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Johan Esteban Cisternas Romero, Eduardo
Salvo Hernández y Rodrigo San Martín Valenzuela, de los cuales sólo Johan
Esteban Cisternas Romero, era menor de doce años a la fecha de comisión de
los delitos.
VIGESIMO SEPTIMO: Que de conformidad con lo resuelto en los motivos
21 y 22 de este fallo, por voto de mayoría, deberá absolverse a Abelino Antonio
González Valverde y José Defilio Briones Mellado, del momento que se ha
establecido que no se configuró el delito de atentado en contra de la autoridad
por el cual se les acusó, por lo cual el actuar por el cual se les acusó no puede
quedar comprendido en la figura del abuso deshonesto.
VIGESIMO OCTAVO: Que, el artículo 371 del Código Penal castiga al
cómplice en los delitos de abusos deshonestos con la pena correspondiente al
autor, si tiene la calidad de “ascendientes, guardadores, maestros y cualquiera
persona que con abuso de autoridad o encargo”.
Corresponde determinar si todos los que se están condenando como
cómplices, tienen algunas de esas calidades.
Como primera conclusión debe señalarse que las personas encargadas de la
"guarda” de menores, son los tutores, calidad que no tienen los acusados, ni
siquiera el padre del menor Salvo, a la luz de los artículos 222, 338 y 348 del
Código Civil.
Del mismo modo, estos acusados no detentan la calidad de ascendientes ni
maestros de los menores, ya que estos últimos son quienes ejercen la
actividad educativa.
Queda por resolver, en consecuencia, si todos los acusados o alguno de ellos
actuaron con abuso de autoridad o encargo, en la especie tanto los jerarcas de
la Colonia, como los miembros de ella que han sido procesados actuaron con
abuso de autoridad, ya que se prevalieron del temor reverencial que ellos
imponían a los que accedían a la Colonia. Del mismo modo el padre del menor
Salvo abuso de su autoridad de padre y, también lo hicieron, quienes sacaron a
los muchachos de la colonia y los mantuvieron bajo una especie de encargo.
VIGESIMO NOVENO: Que, conforme a lo razonado a todos a los que se condena
como cómplices, esto es, HARMUT WILHELM HOPP MIOTTEL, GERD SEEWALD
LEFEVRE, GERHARD WOLFANG MÜCKE KOSCHITZCKE, KURT HERBERT
SCHNELLENKAMP NELAIMISCKIES, GUNTER SCHAFFRICK BRUCKMANN, DENNYS
RICARDO ALVEAR HENRÍQUEZ, OLALIA DEL CAMEN VERA GUTIERREZ, RUDOLF
HANS CÖLLEN FRANZKOWKY y WOLFANG HERMANN MÜLLER ALTEVOG, debe
aplicárseles la pena correspondiente a los autores del delito de abusos
1
deshonesto.
Y, como lo ha señalado el juez a quo, estando frente a delitos reiterados de
abusos deshonestos, afectándoles a los acusados una agravante y
beneficiándoles una atenuante, se compensan ambas, quedando facultado el
tribunal para recorrer la pena en toda su extensión.
Por estas consideraciones, atendido lo consignado precedentemente,
con lo informado por el señor Fiscal Judicial, en su informe de fojas 13.005,
pero disintiendo en lo que dice relación al delito de atentado contra la
autoridad y las penas a aplicar, lo prevenido en los artículos 41, 43, 103 bis,
450 bis, 514, 527 y 529 del Código de Procedimiento Penal, artículos 2332, del
Código Civil, 29 y 30, del Código Penal, se revoca la sentencia apelada de
dieciséis de noviembre de dos mil cuatro, que se lee de fojas 10.756 a 11.245,
en cuanto lo consignado en la letra K de su decisión, y en su lugar se declara
que se absuelve a Gerhard Wolfang Mücke Koschitzcke, Dennys Ricardo Alvear
Henríquez, Olalia del Carmen Vera Gutiérrez, Hugo Ernesto Hidalgo Díaz, Edith
Malessa Bol, Wolfang Zeitner Bonhau, Edith Malessa Bol, Abelino González
Valverde y José Defilio Briones Mellado como autor del delito de atentado
contra la autoridad, debido a que ese hecho no queda comprendido en los
delitos de abusos deshonestos.
Se revoca, asimismo la sentencia antes individualizada en cuanto
condena como encubridores del delito de abusos deshonestos a Abelino
González Valverde y José Defilio Briones Mellado y, en su lugar se declara, que
se les absuelve por dicho delito.
Se confirma, en lo demás apelado, la aludida sentencia, con costas del
recurso.
ACORDADA contra el voto de la ministra señora Morales. quien estuvo por
revocar la sentencia en alzada, en lo concerniente a la condena por los delitos
que se indican, atendido los siguientes razonamientos:
A.- EN CUANTO AL ENCUBRIMIENTO PREVISTO EN EL ARTÍCULO 17 N° 4
DEL CÓDIGO PENAL.
1°.- Que el artículo 17 del código punitivo en su primer párrafo define esta
forma de participación criminal, aún cuando la doctrina sostiene que la
penalidad de estos encubridores son independientes del autor y configuran un
delito propio, más que una forma de participación.
Esta figura penal requiere de la concurrencia de varios requisitos, tales
como, conocimiento de la perpetración del delito o hechos que importan su
ejecución, no haberlo hecho en calidad de autor o cómplice, debiendo la
intervención posterior ser de aquellas contempladas en dicha norma.
En el caso sub lite, el numeral cuarto dice relación con el favorecimiento
personal habitual, por lo que de la redacción de la norma se colige que la
habitualidad se desprende de las dos hipótesis que ella contempla, conforme lo
1
consigna el profesor Mario Garrido Montt, en su obra Derecho Penal, Parte
General. Tomo II, “Nociones fundamentales de la teoría del delito” (cuarta
edición), esto es: a) acoger, receptar o proteger habitualmente a malhechores
sabiendo que lo son, aunque se ignore concretamente los delitos que hayan
cometido y b) facilitar habitualmente medios para que los delincuentes se
reúnan, para que oculten sus armas o efectos; o suministrarles auxilios o
noticias para que se salven.
2°.- Que el Diccionario de la Real Academia de la lengua, define el
vocablo “habitualidad” como cualidad de habitual y “habitual” “que se hace,
padece o posee con continuación o por hábito”. En el caso sub lite esta Corte
estima que los hechos que se atribuyen a los acusados no reúnen el requisito
de habitualidad antedicho, toda vez que las conductas desplegadas por ellos,
sólo se refieren a un inculpado y no constituyen una actividad protectora de
delincuentes, no habiéndose en consecuencia establecido la conducta típica
referida en la disposición legal en comento.
3°.- Que así las cosas, esta Ministra concluye que no se ha cometido el
ilícito por el cual se dedujo acusación de oficio en contra de Harmut Wilhelm
Hopp Miottel a fs.4709 del Tomo X, Gerd Seewald Lefevre. Gerhard Wolfang
Mücke Koschitzcke, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies, Alfred Gerlach
Schritt, Gunter Schaffrick Bruckmann y Dennys Ricardo Alvear Henríquez a fs.
4711 vta., letra B), conforme a los delitos referidos en el numeral 1.1, respecto
del primero y 1.2 del referido auto acusatorio, en cuanto a los demás,
atribuyéndoles la figura de encubrimiento prevista en el artículo 17 N° 4 del
Código Penal.
B.- EN CUANTO AL DELITO DE NEGATIVA DE ENTREGA de los menores Angelo
Antonio San Martín Valenzuela, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, Jaime
Andrés Parra Verdugo y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes.
1.- Que en cuanto a la calificación jurídica que se atribuye a los hechos
contenidos en los numerales I y II del auto acusatorio, a fs. 3.798 y 3799 del
tomo XXI, esto es, el artículo 355 del Código Penal, cabe precisar que esta
norma se encuentra inserta en el Título VII, del Libro II del Código Penal,
referido a los Crímenes y Simples delitos contra el estado civil de las personas.
Conforme lo consigna el profesor Mario Garrido Montt, quien cita a
don Gustavo Labatut Glena, en su obra sobre Derecho Penal, Tomo III, Parte
Especial, año 1998, “el tipo objetivo requiere de la no presentación del menor
por quien lo tiene a su cargo o en no dar explicaciones satisfactorias sobre su
desaparición. El delito podría confundirse con el de sustracción de un menor,
pero se diferencia con él tanto porque supone una entrega previa y voluntaria
del niño al encargado, como porque el objetivo del hecho es afectar al estado
civil de la víctima y no a su libertad….”.
Esta Ministro siguiendo el criterio antedicho, concluye que el delito en
cuestión supone una entrega previa y voluntaria del menor, y el dolo consiste,
1
en saber y querer omitir su presentación, concurriendo además un elemento
subjetivo del tipo, esto es, el ánimo de afectar su estado civil, como se
consigna en el párrafo tercero, Título VII del Libro II del Código Penal.
2.- Que las probanzas aportadas al proceso, constituyen un conjunto
depresunciones judiciales, que apreciadas legalmente, no permiten tener por
acreditado que la no presentación de los menores a sus respectivos padres o
madres, por quienes lo tenían a su cargo, tuviera por objeto alterar su estado
civil. Es por ello que en concepto de esta disidente no se encuentran
acreditados los elementos de la referida figura penal.
3.- Que atendido lo argumentado en los considerandos precedentes se
estima que no se ha cometido el delito de negativa de entrega de menor,
previsto y sancionado en el artículo 355 del Código Penal, disintiendo también
de la opinión del señor Fiscal Judicial, quien en su informe de fs.13.005, tomo
XXIX, estuvo por condenar a cada uno de los acusados por el delito antedicho,
razón por la cual es de opinión de absolver a, Olalia Vera Gutiérrez, Hugo
Ernesto Hidalgo Díaz respecto de la participación que se les atribuye en calidad
de autores del delito de negativa de entrega del menor Angelo Antonio San
Martin Valenzuela; a Gerard Wolfang Mücke Koschitzcke y Gunter Schaffrick
Bruckmann, acusados como autores del mismo delito respecto de los menores
Eduardo Utreras Sepúlveda y Jaime Parra Verdugo. A Rudolph Hans Collen
Franzkowky acusados como autores del referido delito respecto del menor
Ángel Salvo Fuentes. Gert Seewald Lefevre, Olalia Vera Gutiérrez y Dennys
Ricardo Alvear Henríquez, acusados como cómplices del referido delito en
perjuicio de los menores Eduardo Utreras Sepúlveda, Jaime Parra Verdugo y
Ángel Salvo Fuentes.
C.- EN CUANTO AL DELITO DE SUSTRACCIÓN DE MENOR.
1.- Que los antecedentes probatorios referidos en el motivo 46,
constituyen un conjunto de presunciones judiciales, las que por fundarse en
hechos reales y probados, ser múltiples y graves, precisas y concordantes,
permiten tener por acreditado el siguiente hecho: Que en una fecha no
precisada entre marzo y abril del año 1997, el menor Ángel Rodrigo Salvo
Fuentes de aproximadamente 13 años y medio de edad se encontraba
estudiando en el internado (intensivo de Villa Baviera) por decisión de su
abuela doña Amada Luisa Yáñez Moraga y se proponía a cursar el octavo año
básico. Al requerir su madre, doña Verónica del Pilar Fuentes Yáñez, en febrero
de 1997, la presencia y entrega del niño, por cuanto deseaba regresarlo a su
hogar, se le negó aquello. Posteriormente no pudo hacerlo, desde el momento
que había sido trasladado, con la anuencia del niño, desde dicho lugar, por
terceras personas quienes lo transportaron por distintas ciudades del país,
durante aproximadamente dos años, sin haber sido objeto en ese lapso de
delito alguno. Lo anterior, duró hasta el momento en que el menor en cuestión
hizo las gestiones para ponerse voluntariamente en contacto con el abogado,
1
don Cirilo Guzmán, quien lo presentó al Sexto juzgado de menores de Santiago
el 10 de junio de 1999.
2.- Que el delito de sustracción de menor, por el cual se dedujo acusación se
encuentra tipificado en el artículo 142 del Código Penal, en el título III, del libro
primero, sobre “Crímenes y simples delitos contra la libertad y seguridad,
cometidos por particulares”. Al respecto, los profesores Sergio Politoff L, Jean
Pierre Matus A. y María Cecilia Ramírez G, en su texto, Lecciones de Derecho
Civil Penal Chileno, 2004, sostienen que el sujeto activo, puede ser cualquiera,
excepto quien tenga a su cargo la seguridad del menor, de este modo ni los
padres, tutores o guardadores legales pueden cometer este delito. Por su
parte, Don Alfredo Etcheberry, sostiene que atendido que se señala como
atenuante la circunstancia de devolver el menor a sus padres, parece indicar
que en concepto del legislador este delito no puede tener como sujeto activo a
uno de los padres.
3.- Que en cuanto a la conducta, el verbo rector “sustraer”, significa sacar al
menor de la esfera de resguardo en que se encontraba, teniendo como primer
objeto de protección su seguridad individual y en segundo plano, su libertad
ambulatoria y derechos de custodia o patria potestad de las personas que lo
tienen a su cargo. En lo que dice relación con el consentimiento del sujeto
pasivo y la figura del artículo 357 del Código Penal, cabe precisar, que la
protección del menor está mezclada con la tutela y seguridad del mismo. Es así
que la libertad de un adolescente y el consentimiento del menor entre 10 y 18
años, cuya libertad es bastante grande, excluye que se tipifique este delito,
entendiendo la ley que está en condiciones de disponer de su libertad,
pudiendo configurarse no obstante la figura de inducción a abandono de hogar,
prevista en el artículo antes mencionado.
En el caso sub lite, resulta acreditado que el menor consintió en aquello
desde el momento en que no puso en conocimiento de ninguna persona o
autoridad la situación en que se encontraba, lo que hizo posteriormente al
enterarse que su padre estaba privado de libertad, por la responsabilidad que
se le atribuía en este ilícito.
4.- Que atendido lo consignado en los apartados precedentes y teniendo
presente que quien retiró al menor de Villa Baviera fue su padre, Pedro Salvo
Bahamondez, quien no estaba privado de la patria potestad y que viajó con su
hijo y otras personas por espacio de aproximadamente 10 meses, con el
consentimiento de aquél, se estima que no se encuentra tipificado el delito por
el cual se dedujo acusación, por no reunirse los requisitos a que se hizo
referencia en el motivo precedente.
Lo anterior teniendo presente que no corresponde hacer un juicio moral
respecto de las motivaciones del padre para haber actuado en la forma en que
lo hizo y sin perjuicio que pudiera haberse tipificado otro ilícito.
5.- Que, por lo razonado, esta Ministro ha llegado a la convicción que no se ha
1
cometido un hecho punible y que en él no les ha correspondido a los acusados
una participación culpable y penada por la ley, razón por la cual es de parecer
de absolver a Wolfang Müller Altevogt, Elizabeth Erna Urrea Apablaza, Wolfang
Scheuber Hildebrand, Pedro Salvo Bahamondez. Víctor Arriagada Marmolejo,
Diego Iván Soto Marmolejo, Gerard Wolfang Mücke Koschitzckey, Gunter
Schaffrick Bruckmann y Reinhard Zeitner Bonahau, del cargo que se les
atribuyó en este delito, disintiendo, además, del dictamen del señor Fiscal
judicial de fs.13.005, tomo XXIX, quien estuvo por condenarlos a las penas que
indica, por la responsabilidad que estima les cabe en el delito de sustracción
del menor.
D.- EN CUANTO AL DELITO DE ABUSOS DESHONESTOS.
I.- EN SU PARTE PENAL:
1.- Que por lo razonado, en las consideraciones anteriores y estimando que los
delitos por el cual se les acusó no quedan comprendido en el delito de abusos
deshonesto, fue de parecer de revocar la aludida sentencia en cuanto por ella
se condena a OLALIA DEL CAMEN VERA GUTIERREZ, RUDOLF HANS CÖLLEN
FRANZKOWKY, WOLFANG HERMANN MÜLLER ALTEVOG, ALFRED GERLACH
SCHRITT, HUGO ERNESTO HIDALGO DIAZ, WOLFGANG ZEITNER BOHNAU,
EDITH MALESSA BOLL, ABELINO ANTONIO GONZALEZ VALVERDE , JOSE DEFILIO
BRIONES MELLADO, REINHARD ZEITNER BOHNAU, PEDRO JUAN SALVO
BAHAMONDEZ, DIEGO IVAN SOTO MARMOLEJO, ELIZABETH ERNA URREA
APABLAZA, WOLFANG SCHEUBER HILDEBRAND y VICTOR MARCELO
ARRIAGADA MARMOLEJO y en su lugar declarar que se les absuelve por el
delito de abusos deshonestos.
2.- Que respecto a Harmut Hopp Miottel, Gerd Seewald Lefevre, Gerhard
Wolfang Mücke Koschitzcke, Kurt Schnellenkamp Nelaimisckies, Gunter
Schaffrinck Bruckmann y Denis Ricardo Alvear Henríquez fue de parecer de
confirmar la sentencia, pero con declaración que se les reduce la sanción
impuesta a la pena de Cuatro años de presidio menor en su grado máximo y
accesorias correspondiente, otorgándole a cada uno de ellos el beneficio de la
libertad vigilada, debiendo cumplir con las exigencias previstas en los artículos
15 y 17 de la ley 18.216, bajo la sujeción a la vigilancia de un delegado de
libertad vigilada, por el lapso de 4 años.
3.- Que a dichos condenados se les concede el beneficio de la libertad vigilada
por el término de la pena impuesta, debiendo cumplir con las exigencias
previstas en los artículos 15 y 17 de la ley 18.216, bajo la sujeción a la
vigilancia de un delegado de libertad vigilada. .
II.- EN SU PARTE CIVIL.
1°.- Que en cuanto a la demanda civil intentada por el apoderado de los
querellantes abogado Hernán Fernández Rojas, a la cual se refiere el tribunal
de primer grado en el considerando 122 de la sentencia, los demandados
solicitan su rechazo según se señala en el motivo 124, N° 1, 2, 3, 4 y 5 de la
1
misma.
2°.- Que en cuanto a la prescripción de la acción civil alegada por los
demandados, cabe tener presente que ésta en el proceso penal se rige por lo
dispuesto en el artículo 41 del Código de Procedimiento Penal, en relación con
el artículo 2.332 del Código Civil; disposición que a su vez hace referencia al
artículo 103 bis del Código de Procedimiento Penal, el cual previene que el
ejercicio de la acción civil durante el sumario, debidamente cursada,
interrumpe la prescripción.
3°.- Que a fs. 4.860 del tomo X ,el abogado Hernán Fernández Rojas, por
los querellantes que representa, esto es, Jacqueline Pacheco Cabrera ( fs. 79,
tomo I A), Ana María Rodríguez Sandoval ( fs. 945 tomo III), Víctor San Martín
Asencio (957, tomo III, fs.1413, tomo III), María Teresa Romero Aedo ( fs.2026,
tomo V), Salo Ariel Luna Garrido ( fs,2629, tomo VI), Eduardo Salvo Fuentes (fs.
2635 Tomo VI), Verónica Fuentes Yáñez (fs.3460 tomo VIII), Juana Sepúlveda
(fs. 32 tomo XIV), Rosa Verdugo Carriel (fs.1067 tomo XVI), en el segundo
otrosí de la acusación particular, demanda civilmente a Harmut Wilhelm Hopp
Miottel, Gerd Seewald Lefevre, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies,
Dennys Ricardo Alvear Henríquez, Gerard Wolfang Mücke Koschitzcke, Gunter
Schaffrick Bruckmann, Uwe Cöllen Gert y Alfred Gerlach Schritt.
Al contestar la acusación en el tercer otrosí de su presentación de fs.
4.910, los acusados mencionados en el acápite precedente, plantean la
excepción de prescripción que fundan en los artículos 2332 del Código Civil,
41, 103 bis y 450 del Código de Procedimiento Penal, solicitando que se
niegue lugar a la demanda civil, con costas. En subsidio, se fije una
indemnización no superior a $ 100.000 para cada una de las demandantes.
4°.- Que el apoderado antedicho, en la etapa de sumario hizo reserva de
su derecho a deducir demanda civil en su debida oportunidad, en las querellas
interpuestas por: Ana María Rodríguez Sandoval, madre de Juan Esteban
Briones Rodríguez a fs. 945 del tomo III, Víctor San Martín Asencio, padre de
Víctor Andrés y Angelo San Martín Valenzuela, a fs. 957 y ampliación de
fs.1413, María Teresa Romero Aedo, madre de Danilo Enrique y Johan Esteban
Cisterna Romero a fs.2026 del tomo V, Salo Ariel Luna Garrido a fs. 2629, del
tomo VI, Eduardo Salvo Fuentes, padre de Eduardo Andrés Salvo Hernández a
fs. 2635 del Tomo VI, Verónica Fuentes Yáñez, madre de Ángel Rodrigo Salvo
Fuentes, a fs.3460 del tomo VIII.
No obstante lo anterior, no formuló tal reserva respecto de la querella
interpuesta por doña Jacqueline Pacheco Cabrera, madre de Cristóbal Parada
Pacheco, a fs. 79 del tomo. De este modo, a la fecha en que demandó
civilmente, conjuntamente con la acusación particular, se encontraba ya
prescrita las acción civil derivada del delito atribuidos a los demandados, por
haber transcurrido el plazo de 4 años contado desde la perpetración del acto.
5°.- Que tampoco efectuaron la respectiva reserva de acciones, doña
1
Juana Sepúlveda Bustos y Rosa Verdugo Carriel dentro del plazo antes
señalado, razón por la cual corresponderá acoger la excepción de prescripción
alegada. Sin perjuicio, que esta última se querelló por el delito de obstrucción a
la justicia y asociación ilícita, delitos por los cuales no se formuló acusación.
Lo anterior no se ve alterado por el hecho que el abogado patrocinante y
procurador sea el mismo de todos los querellantes, toda vez que la reserva de
derechos que efectuara respecto de alguno de ellos no puede beneficiar al
resto, razón por la cual se acogerá la excepción de prescripción de la acción
civil deducida en contra de las actoras, señoras Jacqueline Pacheco Cabrera
(madre de Cristóbal Parada Pacheco), Juana Sepúlveda Bustos (madre de
Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda y Rosa Verdugo Carriel (madre de Jaime
Parra Verdugo)
6°.- Que de acuerdo a lo argumentado esta Ministro es de parecer que
se acoja la excepción de prescripción deducida por la defensa de los acusados,
y en consecuencia se declara prescrita la acción interpuesta por doña Juana
Sepúlveda Bustos, Rosa Verdugo Carriel Jacqueline Pacheco Cabrera.
7°.- Que, en definitiva, en cuanto a las demandas civiles y sus montos,
fue de opinión de:
7.1.- Que conforme a las razones expuestas, no se hace lugar a la demanda de
indemnización por daño moral solicitada por el querellante en el segundo otrosí
de fs, 3847, en representación de Víctor Antonio San Martín Ascencio, y
Verónica del Pilar Fuentes Yáñez, en contra de Gerard Wolfang Mücke
Koschitzcke, Gunter Schaffrick Bruckmann Gert Seewald Lefevre, Rudolph Hans
Collen Franzkowky, Wolfang Hermann Müller Altevogt, Reinhard Zeitner
Bonhau, Olalia Vera Gutiérrez, Hugo Ernesto Hidalgo Díaz, Dennys Ricardo
Alvear Henríquez, Pedro Juan Salvo Bahamondes, Diego Iván Soto Marmolejo,
Elizabeth Erna Urrea Apablaza, Wolfang Scheuber Hildebrand y Víctor Marcelo
Arriagada Marmolejo. 7.2.- Que se acoge la demanda civil por daño moral
deducida por el querellante don Hernán Fernández Rojas, en representación de
Verónica del Pilar Fuentes Yáñez en contra de Harmut Hopp Miotell, Gert
Seewald Lefevre, Gerard Wolfang Mücke Koschitzckey, Kurt Herbert
Schnellenkamp Nelaimisckies, Gunter Schaffrick Bruckmann y Dennys Ricardo
Alvear Henríquez y se les condena al pago de una indemnización de $
25.000.000 a Ángel Rodrigo Salvo Fuentes y de $ 10.000.0000 a Verónica
del Pilar Fuentes Yáñez.
7.3.- Que se acoge la demanda civil por daño moral deducida por el querellante
don Hernán Fernández Rojas, en representación del menor Johan Cisterna
Romero, en contra de Harmut Hopp Miotell, Gert Seewald Lefevre, Gerard
Wolfang Mücke Koschitzckey, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies,
Gunter Schaffrick Bruckmann, Dennys Ricardo Alvear Henríquez y Uwe Cöllen
Gert, a quienes se condena a pagarle una indemnización de $ 25.000.000.
7.4.- Que se acoge la demanda civil por daño moral deducida por el querellante
1
don Hernán Fernández Rojas, en representación del menor Danilo Cisterna
Romero, en contra de Harmut Hopp Miotell, Gert Seewald Lefevre, Gerard
Wolfang Mücke Koschitzckey, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies,
Gunter Schaffrick Bruckmann y Dennys Ricardo Alvear Henríquez, a quienes se
condena al pago de una indemnización de $ 25.000.000.
7.5.- Que se acoge la demanda civil por daño moral deducida por el querellante
don Hernán Fernández Rojas, en representación de Ana Rosa Rodríguez
Sandoval, en contra de Harmut Hopp Miotell, Gert Seewald Lefevre, Gerard
Wolfang Mücke Koschitzckey, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies,
Gunter Schaffrick Bruckmann y Dennys Ricardo Alvear Henríquez, a quienes se
condena al pago de una indemnización de $ 15.000.000 a Juan Esteban Briones
Rodríguez y 15.000.000 a Ana Rodríguez Sandoval.
7.6.- Que se acoge la demanda civil por daño moral deducida por el querellante
don Hernán Fernández Rojas, en representación de Víctor San Martin Ascencio,
en contra de Harmut Hopp Miotell, Gert Seewald Lefevre, Gerard Wolfang
Mücke Koschitzckey, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies, Gunter
Schaffrick Bruckmann y Dennys Ricardo Alvear Henríquez, a quienes se
condena al pago de una indemnización de $ 20.000.000 a Angelo San Martín
Valenzuela, de $ 10.000.0000 a Víctor San Martin Ascencio y $ 10.000.000 a
María Mercedes Valenzuela Muñoz.
7.7.- Que se acoge la demanda civil por daño moral deducida por el querellante
don Hernán Fernández Rojas, en representación de Víctor San Martin Ascencio,
en contra de Harmut Hopp Miotell, Gert Seewald Lefevre, Gerard Wolfang
Mücke Koschitzckey, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies, Gunter
Schaffrick Bruckmann, Uwe Cöllen Gert y Dennys Ricardo Alvear Henríquez, a
quienes se condena al pago de una indemnización de $ 20.000.000 a Rodrigo
Andrés San Martin Valenzuela, de $ 10.000.0000 a Víctor San Martin Ascencio y
$ 10.000.000 a María Mercedes Valenzuela Muñoz.
7.8.- Que se acoge la demanda civil por daño moral deducida por el querellante
don Hernán Fernández Rojas, en representación de Eduardo Antonio Salvo
Fuentes, en contra de Harmut Hopp Miotell, Gert Seewald Lefevre, Gerard
Wolfang Mücke Koschitzckey, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies,
Gunter Schaffrick Bruckmann, Uwe Cöllen Gert y Dennys Ricardo Alvear
Henríquez, a quienes se condena al pago de una indemnización de $
20.000.000 a Eduardo Andrés Salvo Hernández, de $ 10.000.0000 a Eduardo
Antonio Salvo Fuentes y $ 10.000.000 a Inés Hernández Salvo.
7.9.- Que se acoge la demanda civil por daño moral deducida por el querellante
don Hernán Fernández Rojas, en representación de Salo Ariel Luna Garrido, en
contra de Harmut Hopp Miotell, Gert Seewald Lefevre, Gerard Wolfang Mücke
Koschitzckey, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies, Gunter Schaffrick
Bruckmann y Dennys Ricardo Alvear Henríquez, a quienes se condena al pago
de una indemnización de $ 30.000.000.
1
7.10.- Que dichas sumas antedichas se pagarán debidamente reajustadas
conforme a la variación que experimente el índice de Precios al Consumidor
desde esta fecha y hasta el mes anterior al de su pago efectivo, con los
intereses para operaciones reajustables que se devenguen entre esta fecha y
su pago efectivo.

ACORDADA contra el voto del abogado integrante don Eduardo del Campo
Vial , quien fue de parecer de confirmar el fallo recurrido, respecto a los
acápites que señala y atendido los siguientes argumentos:
EN CUANTO AL DELITO DE ATENTADO CONTRA LA AUTORIDAD.
1°.- Que el artículo 261 del Código Penal establece: Cometen atentado
contra la autoridad: a) Los que sin alzarse públicamente emplean fuerza o
intimidación para alguno de los objetos señalados en los artículos 121 y 126 y
b) Los que acometen o resisten con violencia, emplean fuerza o intimidación
contra la autoridad pública o sus agentes, cuando aquélla o éstos ejercieren
funciones de su cargo.
2°.- Que para que exista el delito de atentado o desacato a la autoridad, se
requiere que el culpable lo cometa con hechos positivos iniciales, no bastando
para su comisión el ejercicio de una resistencia más o menos activa.
Como ha expresado la jurisprudencia de nuestros tribunales, acreditado que el
agente acometió a mano armada con objetos contundentes a la autoridad
pública, encarnada en funcionarios de Carabineros, en su calidad de ejecutores
de las órdenes de la autoridad y, más específicamente, como encargados del
orden público y de la protección de las personas, empleando piedras, que
fueron lanzadas hacia el cuerpo de los funcionarios mientras ejercían funciones
propias de sus cargos, como lo es dar cumplimiento a una orden de detención,
se configura el delito de atentado contra la autoridad, previsto y sancionado en
los artículos 261 Nº 2 y 262 Nº 1 del Código Penal. El dolo en este delito
simplemente debe ir dirigido a entrabar o impedir la acción de la autoridad en
el desempeño legítimo de su cargo, lo cual supone conocimiento en el autor de
la calidad de empleado público del ofendido y de la legalidad de su actuación
funcionaria. Se trata de un delito formal, por cuanto se perfecciona por la sola
ejecución de las figuras descritas en el tipo. En consecuencia, no puede
sostener la defensa que existió falta de intención en la agresión, por cuanto la
utilización de piedras y la fuerza empleada al momento de lanzarlas implica
que el acusado debió al menos representarse el resultado, es decir, por lo
menos concurrió un dolo eventual, aceptando de alguna forma el resultado
producido. Por lo demás, la sola circunstancia de acometer en grupo y lanzar
piedras a un número significativamente inferior de funcionarios policiales,
quienes eran plenamente identificables por sus uniformes de Carabineros,
importa que los hechores sabían o no podían menos que saber que se trataba
de una autoridad pública en el desempeño de sus funciones, que se
1
encontraban tratando de cumplir una orden o un cometido policial. (Tribunal
Oral en lo Penal, sentencia de fecha 03 de Noviembre de 2008, Rit Nº376-
2008)
3°.-: Que, estando acreditado en autos que las acciones y actuaciones de los
sentenciados se encontraban destinadas a impedir el legítimo desempeño de la
autoridad, resulta evidente la configuración del tipo penal.

EN CUANTO A LA CAUSA ROL CORTE 189-2007.


VISTO.
Se reproduce la sentencia en alzada, con excepción de sus motivos 43 y
44 que se eliminan; en los motivos 46, 47 y 48 se quitan todas las referencias
a Rebeca Schafer y en el motivo 53 se muta la frase “los actuales acusados
que deben responder en calidad de encubridores”, por las expresiones “el
encubridor”.
Y se tiene en su lugar y, además, presente:
Primero: Que en estrados el apoderado de la sentenciada Rebeca
Schafer, invocó a favor de su defendida la eximente del artículo 17 inciso final
del Código Penal, en razón de ser hija adoptiva de Paul Schafer.
Al efecto obra a fs. 81 del tomo 1 certificado de nacimiento el cual
comprueba que la señorita Rebeca del Carmen Valenzuela Soto, fue adoptada
por Paul Schafer el 23 de febrero de 1976, bajo el sistema llamado de adopción
ordinaria o simple previsto en la ley 7.613. Esta ley no da un concepto de la
adopción y Plainol la define como “un contrato solemne, sometido a la
aprobación de la justicia, que crea entre dos personas relaciones análogas a las
que resultarían de la filiación legítima”. Como esta adopción no crea estado
civil, la acusada no se encuentra incluida entre aquellos encubridores exentos
de las penas impuestas en razón de su parentesco, previstos en el artículo 17
inciso final del Código Penal.
Segundo: Que para llegar a una conclusión debemos establecer los
límites de la interpretación en Derecho Penal. La prohibición de analogía se
traduce en tener que precisar la interpretación fiel a la ley que está permitida,
de la analogía creadora de derecho que está prohibida. Ello, entendiendo que
la analogía es la transposición de una regla jurídica a un caso no regulado por
la ley, por vía de un argumento semejante.
Si bien tradicionalmente se identificaba esta situación como una excusa
legal absolutoria, en la actualidad se admite que ella responde más bien al
principio de no exigibilidad de otra conducta. En efecto, no puede dejar de
considerarse que el vínculo de afección que existe entre un padre y una hija, es
análogo al sentimiento de afección que existe entre un padre y una hija
adoptiva, sea de adopción plena o simple.
Tercero: Que en el caso sub lite no podía exigirse de Rebeca otra
1
conducta distinta que no fuera la de acompañar y permanecer junto a su
padre, que a la sazón se encontraba anciano y enfermo, independiente de la
forma como se logró la adopción.
Cuarto: Que en Derecho Penal está prohibida la analogía in malam
partem, como consecuencia del principio de legalidad, todas vez que las leyes
penales son de derecho estricto. Sin embargo la utilización de la analogía
in bonam parte, no estaría afectando el principio de legalidad, consagrado en
nuestra Constitución Política de la República, el cual impide en el ámbito penal
la aplicación de sanciones a delitos no establecidos como tales. Al respecto,
Carrara escribía “Por analogía no se puede extender la pena de un caso a otro;
por analogía se debe extender de un caso a otro la excusa”.
Quinto: Que como dice Bockelmann citado por Politoff “El orden jurídico no
puede exigir que a un pariente consanguíneo que ha cometido un delito, se le
entregue al juez del crimen”.
Sexto: Que atendido lo argumentado previamente, es que se acogerá la
eximente alegada y consecuencialmente con ello, se, absolverá a la acusada,
sin afectar el principio de legalidad, teniendo en consideración lo expresado
por el profesor Enrique Cury Urzúa, en su obra Derecho Penal, Parte General.
Tomo I, edición 1996, cuando sostiene que “la construcción analógica de
eximentes y atenuantes, se basa, precisamente, en el supuesto de que existen
motivos para afirmar que la voluntad extraída del contexto normativo es la de
no castigar o conceder una morigeración de la pena en la situación de que se
trata”. Se disiente de este modo de lo informado por el señor Fiscal Judicial a
fs.863 del tomo 3.
Séptimo: Que esta Corte estima que el acusado Peter Schmidt Spinti,
reúne los requisitos previstos en el artículo 4 de la ley 18.216, razón por la cual
se le concederá el beneficio de la remisión condicional de la pena, por el
término de la misma y debiendo cumplir con las exigencias previstas en el
artículo 5 del mismo cuerpo legal.
Octavo: Que atendido lo resuelto en el motivo sexto, se rechazará la
demanda civil, deducida en contra de Rebeca Schafer.
Por estas consideraciones, y visto lo dispuesto en los artículos 17, 30 y
366 del Código Penal, artículos 43, 103 bis, 450 bis, 456 bis, 527 y 529 del
Código de Procedimiento Penal, SE REVOCA, la sentencia apelada de seis de
septiembre de dos mil siete, escrita de fs420 748, del Tomo 2, en cuanto
condena a Rebeca del Carmen Schafer Schneider como encubridora de Paul
Schafer, por hechos llevados a cabo por éste desde fines del año 1996 a marzo
de 2005 y en su lugar se declara: Que se la ABSUELVE de los cargos por los
cuales fue acusada. Del mismo modo se revoca la aludida sentencia en cuanto
condenó a señorita Rebeca Schafer al pago de la indemnización civil que fija el
fallo de primera cuerda y en su lugar se declara que se rechaza dicha demanda
a sus respecto.
1
SE CONFIRMA, en lo demás apelado, la aludida la sentencia.
ACORDADA contra el voto del abogado integrante don Eduardo del Campo Vial,
quien estuvo por confirmar en todas sus partes el fallo, atendido las siguientes
consideraciones:
1°.-: Que, en la primera ley 7.613, que regula la adopción, el vínculo jurídico
que crea no se aviene con lo descrito en el artículo 489 del Código Penal,
desde el momento que en su artículo 1°, esa ley preceptúa que la adopción
crea entre el adoptante y adoptado las obligaciones y derechos que en ella se
indican, pero "no constituye estado civil", a lo que debe agregarse que su
artículo 15, prescribe que el adoptado continuará formando parte de su familia
y conservará en ella sus derechos y obligaciones.
Posteriormente con la dictación de ley 18.703, se instauraron dos modalidades
de adopción, la simple y la plena; la primera creando una situación análoga a
la de la ley anterior, que se traduce en una serie de obligaciones y derechos
que se detallan en los artículos 12 y siguientes, con expresa declaración que
"no constituye estado civil". Y, en la plena también se excluye, desde que la
referida ley hace caducar la filiación de origen en todos sus "efectos civiles",
pero el que se estudia carece de tal carácter -pues es penal-, para cuyos fines
la filiación anterior subsiste; además tolera esa legislación los vínculos de
sangre para efectos de los impedimentos para contraer matrimonio entre
descendientes y ascendientes por consanguinidad, y si los considera para el
matrimonio, con igual razón habrán de respetarse en el presente caso, y así
también se ha entendido en forma ejemplar con el delito de parricidio donde el
adoptado sólo puede cometerlo respecto de sus consanguíneos de sangre y si
atenta contra su adoptante, el ilícito se califica sólo como homicidio.
Por último, a pesar que la Ley N° 19.620 derogó la anterior, las conclusiones
expuestas resultan plenamente aplicables a este cuerpo legal, ya que su
artículo 37, fija los efectos de la adopción, que es única y no hace diferencias
entre plena o semiplena, se expresa que ella confiere al adoptado el estado
civil de hijo de los adoptantes, con todos los derechos y deberes recíprocos
determinados en la ley, y extinguen sus vínculos de filiación de origen para
todos los "efectos civiles", salvo los impedimentos para contraer matrimonio,
argumentos que junto con los anotados precedentemente, permiten desechar
el intentando en autos.
2°.-: Que, la opinión mayoritaria de la doctrina en materia penal señala que la
extinción de los vínculos consanguíneos por la adopción es limitada y se
produce sólo en materia civil, e incluso en dicha materia es parcial, por lo que
no puede aplicársela en el ámbito penal..
3°.- Que, se produce una ficción de extinción de los vínculos
consanguíneos sólo para efectos civiles, pero esta ficción no se mantiene para
efectos penales.
1
4°: Que, así lo han entendido los tribunales de justicia, a saber: “si el ofensor
era hijo adoptivo de la víctima no responde a título de parricidio sino de
homicidio común. Para acreditar el vínculo de parentesco en materia penal,
particularmente desde el punto de vista del homicidio, no necesariamente
deben concurrir los medios establecidos al efecto por la ley civil”, (I. Corte de
Apelaciones de Punta Arenas, sentencia de fecha 21 de julio de 1993, R.D.J.,
2347)
5°: Que, en atención a lo expuesto, no resulta procedente aplicar la
eximente del artículo 17 inciso final del Código Penal respecto de Rebeca del
Carmen Schafer Schneider.
En cuanto a la decisión del juez a quo confirmada en este fallo, de no conceder
a Schmidt alguna de las medidas alternativas de la ley 18.216, lo fue contra el
voto de la Ministro señora Olga Morales Medina, quien fue de parecer de
conceder a Peter Schmidt Spinti, el beneficio de la remisión condicional de la
pena, por el término de la misma, quedando sujeto a la sujeción del control
administrativo y de asistencia de Gendarmería de Chile, debiendo cumplir con
las exigencias previstas en el artículo 5 del mismo cuerpo legal y para el caso
que el sentenciado tuviere que cumplir efectivamente la pena impuesta por
cualquier motivo, le servirá de abono los 697 (seiscientos noventa y siete días
que permaneció previamente detenido y en prisión preventiva (fs. 955 fs. 3).
Se previene que la Ministra señora Morales, concurre a la decisión de confirmar
la sentencia, en lo concerniente a su fase civil, pero reduciendo la
indemnización que debe pagar Peter Schmidt Spinti, a la suma de $ 5.000.000
a cada uno de los ofendidos Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo
Andrés Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Ángel Rodrigo Salvo
Fuentes, Johan Esteban Cisterna Romero, Danilo Enrique Cisterna Romero, Juan
Esteban Briones Rodríguez, Angelo Antonio San Martín Valenzuela, Rodrigo
Andrés Valenzuela, Eduardo Andrés Salvo Hernández y Salo Ariel Luna Garrido,
en forma solidaria con aquellas ordenadas pagar en las decisiones 3,4 5, 6,7, 8,
9 y 10 de la sentencia recaída en los autos rol 28-2005.

EN CUANTO A LA CAUSA ROL CORTE 132-2009.


VISTO.
Reproduciendo la sentencia en alzada, con lo informado por el señor Fiscal
Judicial a fojas 1.129 del tomo C, y visto lo dispuesto en los artículos 2332 del
Código Civil y artículos 527 y 529 del Código de Procedimiento Penal, SE
CONFIRMA la sentencia apelada de veintidós de julio de dos mil nueve, escrita
de fs.629 a 1.028, del Tomo B, con declaración que la condena al pago de las
costas de la causa lo es en forma proporcional.
Acordada contra el voto de la Ministro señora Olga Morales Medina, quien
estuvo por revocar el aludido fallo, en lo atinente, a la negativa a conceder el
beneficio de la remisión condicional de la pena, estimando que los encartados
1
reúnen los requisitos para gozar de dicho beneficio, por lo que es de parecer de
concedérselos, a Friedhelm Zeitner Bonhau, Matthias Gerlach Maschke y
Renate Freitag Hartmann, por el término de la pena, quedando sujetos al
control administrativo y de asistencia de Gendarmería de Chile, debiendo
cumplir con las exigencias previstas en el artículo 5 del mismo cuerpo legal.

Y para el caso que los condenados tuvieren que cumplir efectivamente la


pena impuesta, estima que le servirán de abono los 41 días que permanecieron
privados de libertad, en la forma en que lo consigna el fallo de primer grado.
Ejecutoriada que sea esta sentencia, dése cumplimiento a lo dispuesto en el
artículo 94 del DL 1094, respecto de Friedhelm Zeitner Bonhau y Renate
Freitag Hartmann.

EN CUANTO A LA CAUSA ROL CORTE 209-2006.


Visto:
Atendido el mérito de los antecedentes, lo informado por el señor Fiscal
Judicial a fojas 13.005, 13.145 del tomo XXIX, y lo dispuesto en el artículo 414
del Código de Procedimiento Penal, SE APRUEBAN los sobreseimientos
definitivo consultado de 24 de mayo de 2006, escrito a fojas 12.968 del tomo
XXIX; los de fecha 29 de octubre de 2004, que rolan a fs. 5531 y 5.532 del
tomo XII y a fs. 5.165 y 5165 vta. del tomo XXIII, por muerte de Hans Jurgen
Friedrich Blanck Ehnert, y el de fecha 29 de octubre de 2004, que rola desde
5.531 a 5.532 del tomo XII.

EN CUANTO A LA CAUSA ROL CORTE 43-2010.


Visto:
Atendido el mérito de los antecedentes, lo informado por el señor Fiscal
Judicial a fojas 1731 del tomo D, y lo dispuesto en el artículo 414 del Código de
Procedimiento Penal, SE APRUEBA el sobreseimiento definitivo consultado de
treinta de abril de dos mil diez, escrito a fojas 1714 del tomo D.
Redacción de la Ministra doña Olga Morales Medina y de los votos su
autor.
Déjese copia autorizada, de las presentes resoluciones en las causas roles N°
28-2005, 209-2006, 189-2007 y 132-2009.
Regístrese y devuélvase, en su oportunidad.
Rol N°28-2005 y las acumuladas Roles N° 209-2006; 189-2007; 132-2009 y 43-
2010 Crimen.-

1
Fallo III de Corte de Talca sobre cómplices de
Paul Schaffer
Talca, seis de enero de dos mil once.
EN CUANTO A LA CAUSA ROL CORTE 28-2005.
VISTO Y TENIENDO PRESENTE:

I.- EN CUANTO A LA SENTENCIA COMPLEMENTARIA DE FOJAS 12.971.-


1° Que el señor Fiscal Judicial en su informe de fs.13.005 del tomo XXIX, 1
referido al fallo complementario rolante a fs. 12.971, observa que éste fue
extendido sin que así lo dispusiera la Corte al conocer de los recursos en contra
de la sentencia recaída en autos.
En efecto dictada sentencia de primera cuerda por el juez sustanciador se
elevó a la Corte para que este tribunal conociendo del recurso de apelación
dictara la sentencia correspondiente y dentro de los trámites de esta instancia
se decretó “Vista al señor Fiscal”, evacuando el Oficial del Ministerio Público
Judicial su dictamen como se lee a fojas 11.807 y, como en él, se solicitaban
diligencias, el presidente de este Tribunal de Alzada ordenó que se diera
cuenta en la Sala tramitadora.
2°.- Que en el ínterin que se evacuara dicho trámite, el juez sustanciador pidió
la remisión de la causa atendido que el rebelde Schafer había sido extraditado
y, mientras tuvo la causa en su poder, transcurrido dos años desde la fecha
que dictó la sentencia que se lee a fojas 10.756, pronunció una sentencia
aclaratoria-complementaria, sin que constara en el proceso que se hubiere por
la Corte dado ese encargo, tribunal que era el llamado a ordenarlo si lo
consideraba pertinente.
3°.- Que al dictar el juez la sentencia de fojas 10.756 y concedido los recursos
se produjo el desasimiento del tribunal de primera instancia, a raíz de lo cual
perdió su competencia para continuar conociendo del proceso, habida
consideración que no se dan las situaciones de excepción previstas en los
artículos 182 a 185 del Código de Procedimiento Civil, por ende esta sentencia
que se lee a fojas 12.971 no ha podido producir ningún efecto.
4°.- Que en la especie la sentencia que se señala fue dictada por un tribunal
que carecía de competencia, configurándose la causal del n° 6 del artículo 541
del Código de Procedimiento Penal.
El artículo 535 del código citado se remite a las prescripciones de los párrafos
1° y 4° del Titulo XIX del Libro III del Código de Procedimiento Civil, por lo que
resulta aplicable el artículo 775 del Código de Procedimiento Civil, que faculta
al tribunal para que conociendo una causa por la vía de la consulta, apelación o
casación, invalide de oficio una sentencia, si los antecedentes acusan un vicio
de forma, habiéndose escuchado a los abogados que concurrieron a estrados.
Atendido lo razonado y disposiciones legales citadas, se invalida de oficio la
sentencia de veintinueve de mayo de dos mil seis, que rola a fs.12.971 del
tomo XXIX y, consecuencialmente, se dejan sin efecto las actuaciones que se
derivan de esa resolución, esto es, su notificación y la concesión del recurso
interpuesto en su contra.
Se previene que la Ministra señora Morales concurre a la decisión anterior, pero
teniendo, además presente, que para ella resulta intrascendente, por lo que
dirá más adelante, al resolver sobre la casación en la forma, la que trae
aparejada la nulidad de la señalada sentencia y su respectivo complemento.
1
II.- EN CUANTO A LOS RECURSOS DE CASACION:
PRIMERO: Que el abogado Juan Pablo Guzmán Giessen, por la defensa
del sentenciado don Hugo Hidalgo Díaz, a fs. 11.249, tomo 25, dedujo recurso
de casación en la forma por las causales de los números 1, 2, 12, 4 y 10 del
artículo 541 del Código de Procedimiento Penal. Asimismo, a fs. 11.283, en
representación de Olalia Vera Gutiérrez, interpuso recurso de casación en la
forma por las causales de los números 1, 6, 2, 12, 4 y 10 del artículo 541 del
Código de Procedimiento Penal.
A fs.11.295, 11311, 11328, 11633 y 11650, los abogados Mario Patricio
Ruiz Zurita, Gonzalo Ruiz Zurita y Roberto Saldías Concha, por sus
representados Wolfang Müller Altevogt, Edith Malessa Boll, Rudolph Hans
Collen Franzkowzky, Wolfang Zeitner Bohnau y Reinhard Zeitner Bohnau,
deducen recursos de casación en la forma por las causales de los números 1, 6,
2, 12, 4 y 10 del artículo 541 del Código de Procedimiento Penal.
Los mismos abogados a fs. 11.344, por sus representados Harmut
Wilhelm Hopp Miottel. Gerd Seewald Lefevre, Kurt Herbert Schnellenkamp
Nelaimisckies Alfred Gerlach Schritt, Dennys Ricardo Alvear Henríquez, Gunther
Schaffrick Bruckmann Gerhard Wolfang Mücke Koschitke y Uwe Cöllen Gert
deducen “únicamente respecto del delito de negativa de entrega de menor
respecto de Ángel Rodrigo Salvo Fuentes”, siendo condenado como cómplice
de Paul Schafer en la comisión de 26 delitos de abusos deshonestos.
Precisando, consta que a fs. 3805 se le acusó como cómplice del delito de
sustracción del menor Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, previsto y sancionado en
el artículo 142 N° 2 del Código Penal. En cuanto al
recurso de casación deducido por Rudolph Hans Cöllen Franzkowzky, refiere
que fue acusado como autor del delito de negativa de entrega del menor
Ángel Rodrigo Salvo Fuentes y condenado como cómplice de Paul Schafer en
la comisión de 26 delitos de abusos deshonestos.
En cuanto a la casación deducida por Harmut Wilhelm Hopp Miottel,
Gerd Seewald Lefevre, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies y Dennys
Ricardo Alvear Henríquez, el recurrente señala que fueron acusados como
encubridores de Paul Schafer en los términos del artículo 17 N° 2 y 4 del
Código Penal, y Alfred Gerlach Schritt, como encubridor del mismo, conforme al
artículo 17 N° 4 del Código punitivo. Sin embargo a los cuatro primeros se les
condenó como cómplices de Paul Schafer en la comisión de 26 delitos de
abusos deshonestos y al último como encubridor del mismo, conforme al
artículo 17 N° 3 y 4 del Código Punitivo.
Sin perjuicio de lo antes señalado, consta de la letra A) de la acusación
de fs.4.709 y siguientes, que se acusó a Harmut Wilhelm Hopp Miottel como
encubridor de los delitos referidos en el numeral 1.1, esto es de acuerdo con el
artículo 17 N° 4 del Código Penal. En la letra C) se le acusó como encubridor de
1
Paul Schafer, en los delitos reseñados en el razonamiento 1.3 a) y b), es decir,
como encubridor del delito de abusos deshonestos del artículo 366 del Código
Penal, en perjuicio de Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Fredy Eduardo
Escarez Constanzo, Héctor Alejandro Valenzuela Valenzuela, Víctor Andrés
Ramírez Constanzo, Jimmy Joaquín Escarez Constanzo, Cristian Francisco Soto
Campos, Angelo Antonio San Martín Valenzuela, Juan Gabriel Oliva Vásquez,
Luis Ricardo Parra Uribe. Gerardo Antonio Vásquez Merino, Jaime Andrés Parra
Verdugo, Juan Esteban Briones Rodríguez, Iván Romero Fuentes, Alejandro
Romero Fuentes, Manuel Alexis Sepúlveda Alfaro, Rodrigo Andrés San Martín
Valenzuela, Roberto Jesús Romero Parada. Marco Rodrigo Castillo Leiva, Juan
Manuel Rivera Gutiérrez, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, José Manuel
Acuña Bonilla, Eduardo Andrés Salvo Hernández, Tobías Müller Müller, Salo
Ariel Luna Garrido, Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas
Romero y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes y encubridor en los términos del
artículo 17 N° 3 del mismo código.
Asimismo, el Consejo de Defensa del Estado a fs. 4.745, tomo X y
Servicio Nacional de Menores a fs. 4787, deducen acusación particular en
contra de Harmut Wilhelm Hopp Miottel, como cómplice de los delitos de
abusos deshonestos en perjuicio de los menores antes indicados.
Además, lo acusan como cómplice en el delito de violación en
perjuicio de los menores: Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Danilo Enrique
Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas Romero, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes.
En cuanto a la acusación particular de la parte querellante representada
por el abogado Hernán Fernández Rojas, lo sindica como autor de delitos de
violación en perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco,
Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo
Enrique Cisternas Romero y Johan Esteban Cisternas Romero. Discrepa de la
calificación jurídica que se formula en la acusación fiscal respecto de Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes, estimando que está acreditado el delito previsto en el
artículo 361 N° 1 de Código Penal.
Lo acusa además, como autor del delito de abuso sexual en perjuicio de
los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas Romero,
Johan Esteban Cisternas Romero, Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, Juan Esteban
Briones Rodríguez, Angelo Antonio San Martín Valenzuela, Andrés San Martín
Valenzuela, Eduardo Salvo Hernández y Salo Ariel Luna Garrido.
En subsidio de las acusaciones precedentes, sostiene la calificación
jurídica de complicidad en los delitos antedichos.
En cuanto a Gerd Seewald Lefevre, Kurt Herbert Schnellenkamp
Nelaimisckies y Dennys Ricardo Alvear Henríquez fueron acusados a fs. 4711
vta., letra B) como encubridores de los delitos referidos en el numeral 1.2, esto
1
es, de acuerdo con el artículo 17 N° 4 del Código Penal.
Consta de la letra C) de la acusación de oficio que se les acusó como
encubridores de Paul Schafer, en el delito de abusos deshonestos del artículo
366 del Código Penal, en perjuicio de 26 menores y encubridor en los términos
del artículo 17 N° 3 del Código Penal, respectivamente.
El Consejo de Defensa del Estado a fs. 4745, tomo X y Servicio Nacional
de Menores deducen acusación particular en contra de Gerd Seewald Lefevre,
Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies y Dennys Ricardo Alvear Henríquez,
como cómplices de los delitos de abusos deshonestos en perjuicio de Cristóbal
Alejandro Parada Pacheco, Freddy Eduardo Escarez Constanzo, Héctor
Alejandro Valenzuela Valenzuela, Víctor Andrés Ramírez Constanzo, Jimmy
Joaquín Escarez Constanzo, Cristian Francisco Soto Campos, Angelo Antonio
San Martín Valenzuela, Juan Gabriel Oliva Vásquez, Luis Ricardo Parra Uribe.
Gerardo Antonio Vásquez Merino, Juan Esteban Briones Rodríguez, Iván Romero
Fuentes, Alejandro Romero Fuentes, Manuel Alexis Sepúlveda Alfaro, Rodrigo
Andrés San Martín Valenzuela, Roberto Jesús Romero Parada. Marco Rodrigo
Castillo Leiva, Juan Manuel Rivera Gutiérrez, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda, José Manuel Acuña Bonilla, Eduardo Andrés Salvo Hernández,
Tobías Müller Müller, Salo Ariel Luna Garrido, Jaime Andrés Parra Verdugo,
Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas Romero y Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes. Además, los acusan como cómplices del delito de
violación en perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco,
Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas Romero, Eduardo
Andrés Utreras Sepúlveda y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes. En forma subsidiaria,
para el caso que el tribunal no recalifique el delito cometido en perjuicio de
Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Danilo Enrique Cisternas Romero y Johan
Esteban Cisternas Romero, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, Ángel Rodrigo
Salvo Fuentes, los acusan como encubridores de Paul Schafer, en el delito de
abusos deshonestos previsto en el artículo 366 del Código Penal.
En cuanto a la acusación particular de la parte querellante representada
por el abogado Hernán Fernández Rojas, sindica a Gerd Seewald Lefevre, Kurt
Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies, como autores de delitos de violación en
perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés
Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas
Romero y Johan Esteban Cisternas Romero.
Discrepa de la calificación jurídica que se formula en la acusación fiscal
respecto de Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, estimando que está acreditado el
delito previsto en el artículo 361 N° 1 de Código Penal.
Los acusa además, como autores del delito de abuso sexual en perjuicio
de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas Romero,
Johan Esteban Cisternas Romero, Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, Juan Esteban
1
Briones Rodríguez, Angelo Antonio San Martín Valenzuela, Andrés San Martín
Valenzuela, Eduardo Salvo Hernández y Salo Ariel Luna Garrido. En subsidio de
las acusaciones precedentes, sostiene la calificación jurídica de complicidad en
los delitos antedichos.
Además acusa a Dennys Ricardo Alvear Henríquez, como cómplice en
los términos del artículo 16 del Código Penal, de los delitos de violación en
perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés
Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas
Romero y Johan Esteban Cisternas Romero y abuso sexual de Cristóbal
Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés
Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas
Romero, Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, Juan Esteban Briones Rodríguez, Angelo
Antonio San Martín Valenzuela, Andrés San Martín Valenzuela Eduardo Salvo
Hernández y Salo Ariel Luna Garrido.
El recurrente expresa que Reinhard Zietner Bohnau fue acusado a
fs.3805 del tomo XXI, como cómplice del delito de sustracción del menor Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes y condenado como encubridor de Paul Schafer en la
comisión de 26 delitos de abusos deshonestos. (Si bien la sentencia lo condena
en calidad de cómplice)
Se recurre de casación en la forma respecto de Pedro Salvo
Bahamondez, quien fue acusado a fs.3.805 como cómplice del delito de
sustracción del menor Ángel Rodrigo Salvo Fuentes y condenado como
cómplice de Paul Schafer en la comisión del delito de abusos deshonestos
perpetrados en Villa Baviera entre 1993 y 1997, en perjuicio del mismo menor.
En cuanto al recurso de casación deducido por Elizabeth Erna Urrea
Apablaza, Víctor Marcelo Arriagada Marmolejo Wolfang Scheuber Hildebrandt, y
Diego Iván Soto Marmolejo, señalan que fueron acusados a fs.3.805, por el
delito de sustracción de menores y condenados como cómplices de Paul
Schafer en la comisión de los delitos de abusos deshonestos perpetrados en
Villa Baviera entre 1993 y 1997, respecto del menor Ángel Rodrigo Salvo
Fuentes.
SEGUNDO: Que si bien, es efectivo, como lo sostienen quienes recurren
por los sentenciados Hugo Hidalgo Díaz, Edith Malessa Boll, José Briones
Mellado, Abelino González Valverde, Olalia Vera Gutiérrez, Wolfang Muller
Altervogt, Rudolph Hans Collen Franzkowzky, Wolfang Zeitner Bohnau y
Reinhard Zeitner Bohnau, Pedro Salvo Bahamondez, Erna Elizabeth Urrea
Apablaza, Wolfang Scheuber Hildebrand, Víctor Marcelo Arriagada Marmolejo y
Diego Iván Soto Marmolejo y lo consigna el señor Fiscal Judicial en su
respectivo informe de fs. 13.005, tomo XXIX, respecto de cada uno de ellos, el
señor juez a quo acusó en su acusación fiscal, por un delito distinto de aquél
por el cual los condenó. En efecto, en dicha acusación fiscal, Wolfang Muller
Altervogt, Reinhard Zeitner Bohnau, Pedro Salvo Bahamondez, Wolfang
1
Scheuber Hildebrand, Víctor Marcelo Arriagada Marmolejo, Diego Iván Soto
Marmolejo, Elizabeth Erna Urrea Apablaza fueron acusados por el delito de
sustracción del menor Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, y Hugo Hidalgo Díaz, Edith
Malessa Boll, José Briones Mellado, Abelino González Valverde, Olalia Vera
Gutiérrez, Gerard Wolfang Mücke Koschitzcke lo fueron por atentado contra la
autoridad. Hugo Hidalgo Díaz, Olalia Vera Gutiérrez y Rudolph Hans Collen
Franzkowzky, por negativa de entrega de menores.
En la sentencia Olalia Vera Gutiérrez, Rudolph Hans Collen Franzkowzky
y Wolfang Muller Altervogt, fueron no obstante condenados como cómplices de
Paul Schafer en la comisión de los delitos de abusos deshonestos en perjuicio
de Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Freddy Eduardo Escarez Constanzo,
Héctor Alejandro Valenzuela Valenzuela, Víctor Andrés Ramírez Constanzo,
Jimmy Joaquín Escarez Constanzo, Cristian Francisco Soto Campos, Angelo
Antonio San Martín Valenzuela, Juan Gabriel Oliva Vásquez, Luis Ricardo Parra
Uribe. Gerardo Antonio Vásquez Merino, Juan Esteban Briones Rodríguez, Iván
Romero Fuentes, Alejandro Romero Fuentes, Manuel Alexis Sepúlveda Alfaro,
Rodrigo Andrés San Martín Valenzuela, Roberto Jesús Romero Parada. Marco
Rodrigo Castillo Leiva, Juan Manuel Rivera Gutiérrez, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda, José Manuel Acuña Bonilla, Eduardo Andrés Salvo Hernández, Salo
Ariel Luna Garrido, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas
Romero, Johan Esteban Cisternas Romero y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, y
Hugo Hidalgo Díaz, Wolfang Zeitner Bohnau, Edith Malessa Boll, Abelino
González Valverde, José Briones Mellado y Reinhard Zeitner Bohnau fueron
condenados como encubridores de Paul Schafer en los delitos de abusos
deshonestos antes mencionados.
Por su parte, Pedro Salvo Bahamondez, Diego Iván Soto Marmolejo,
Elizabeth Erna Urrea, Wolfang Scheuber Hildebrand y Víctor Marcelo Arriagada
Marmolejo, fueron condenados como encubridores de Paul Schafer, sólo en la
comisión del delito de abusos deshonestos en perjuicio del menor Ángel
Rodrigo salvo Fuentes.
Sin embargo, olvidan tanto el Fiscal Judicial como los recurrentes, que
contra todos se dedujo acusación particular, en calidad de cómplice los delitos
de abusos deshonestos cometidos por Schafer, como aparece de las diversas
acusaciones particulares que obran en la causa y que se hace referencia
precedentemente.
TERCERO: Que para que proceda la causal de casación en la forma
prevista en el artículo 541 N° 10 del Código de Procedimiento Penal, se
requiere que la sentencia se refiera a puntos inconexos con los que han sido
materia de la acusación (fiscal y/o particular) y defensa.
Como no está definido que se entiende por inconexo, es preciso establecer su
debido alcance. Es así que el Diccionario de la Real Academia Española de la
Lengua, define el vocablo “Inconexo”, como falta de conexión y conexión es el
1
“enlace, atadura, trabación, concatenación de una cosa con otra”.
CUARTO: Que en el caso que nos preocupa no se produce falta de
congruencia ni se afecta el derecho a defensa ni se conculca el principio de
contradicción del momento que las acusaciones particulares versaron sobre la
complicidad de los acusados en los delitos de abusos de que fueron víctima los
menores.
La causal de casación analizada se configura, como se ha dicho, cuando la
decisión se extiende a puntos inconexos, con los que hubieren sido materia de
la acusación y la defensa, esto es, hechos carentes de lógica con los que
fueron objeto de la acusación sea ésta fiscal y/o particular y que, por lo mismo,
no pueden deducirse de ellos, lo que no sucede en la especie.
QUINTO: Que, a mayor abundamiento, en materia procesal habitualmente se
da por sentado el principio "Jura novit Curia", es decir, que el derecho lo sabe
el juez. Por consiguiente, se estima que el tribunal quedaba vinculado por los
hechos presentados por las partes, pero era soberano para apreciar el derecho,
por lo cual podía sostener el derecho propuesto por las partes, modificarlo o
bien prescindir de aquél, aplicando las normas jurídicas que él estime
pertinentes.
Así, el principio del “Jura novit Curia” se aplica con pocas restricciones en el
antiguo Código de Procedimiento Penal, según se puede apreciar, de entre
otras normas, del tenor de los artículos 527 y Nº 10 del artículo 541.
En lo que respecta a los hechos recogidos en la sentencia, la norma es de la
estricta congruencia de éstos, con los contemplados en la acusación, según
algunos con los del debate, que fueron introducidos por la acusación (fiscal y/o
particular), y que en el período de discusión resultaron probados. La sentencia
debe basarse por consiguiente, en los actos del debate que directa o
indirectamente se conectan con el ámbito fáctico de la acusación. En otras
palabras, la actividad del juez se encuentra limitada por la inmutabilidad de la
acusación en lo que respecta a su contenido factico, no así al jurídico que está,
por así decirlo, en el dominio del juez. Esta correlación consiste en que el
supuesto de hecho concretizado en la acusación –resiudicanda definitiva- no
puede ser ampliado, ni restringido en la tarea de obtención de la resiudicata.
SEXTO: Que, como señala el autor Vélez Mariconde, es sobre los hechos que se
atribuyen al imputado que juzga al Tribunal y no “sobre la corrección del juicio
jurídico-penal del acusador”. (Estudio, Tomo II pág. 119). De esta forma,
expresa el mismo autor, al juez: “le está vedado condenar por un hecho
diverso del que describió el acusador, y la prohibición es absoluta, no podrá
hacerlo nunca, le dé o no el mismo nomen juris afirmado por el Ministerio
público o por el Juez de Instrucción. La coincidencia de calificación legal, en
absoluto indiferente, no oculta la discordancia que habría sobre el objeto
procesal”. (Estudio T.II pág. 118).
1
Por consiguiente, son esenciales en la congruencia los elementos fácticos, sus
circunstancias y modalidades realmente influyentes en ellos hasta el punto que
la defensa haya podido ser afectada, si la sentencia condenatoria se aparta de
esa materia.
De esta forma, siendo los hechos elementos esenciales, se exige que
exista identidad entre los consignados en la acusación (fiscal y/o particular) y
la sentencia. Para resolver el difícil problema de fijar cuáles son elementos
esenciales y, por tanto vinculantes, y cuáles son accidentales y, por tanto,
libres, se cita la opinión del español Enrique Schaefer, quien señala que para
que pueda considerarse que el hecho dado por la acusación y el de la
sentencia son los mismos, se deben seguir dos criterios: 1º.- Que exista, al
menos, identidad parcial entre los actos de realización del suceso, bastando
que exista una parte común entre ellos con tal que no se produzca una
modificación jurídica sustancial en los restantes, -Criterio material-; 2º.- Existe
identidad en acciones distintas cuando existe identidad en el contenido
material del injusto a la ilicitud de los actos, como en los delitos colectivos o
continuados, -Criterio formal- (Jiménez Asenjo, vol. II, pág. 235).
SEPTIMO: Que, en consecuencia, cuando se exige identidad del hecho
sentenciado con el acusado, lo que se quiere significar, es que el
acontecimiento histórico que consideró el actor en su acusación deber ser
juzgado; que la sentencia se refiera “a la concreta conducta humana puesta
en tela de juicio”. Se trata de la llamada concepción naturalística del hecho,
que es la doctrina dominante, y para la cual la base de la decisión judicial es
una noción procesal y no de derecho sustantivo.”.
Como lo ha señalado el máximo tribunal de nuestro país, cabe consignar
además, que si bien la calificación jurídica que de los hechos hicieron los
jueces del fondo resultó diversa de aquella consignada en el auto de cargos, no
es menos cierto, que estos no fueron alterados, y por ende, no aparece que
sean inconexos de aquellos materia de la sentencia, por lo que la causal que se
invoca no se ha podido configurar, correspondiendo en todo caso efectuar de
manera definitiva la calificación que se reclama, precisamente en la sentencia,
siendo aquellas consignadas ya en el auto de procesamiento, ya en la
acusación, sólo de carácter preliminar. (Excelentísima Corte Suprema, Rol Nº
3069-04)
OCTAVO: Que, por su parte, el profesor Alfonso Díaz Cordaro, sostiene que el
tribunal podrá dar al hecho una calificación jurídica distinta de aquella
contenida en la acusación o apreciar la concurrencia de causales modificatorias
agravantes de la responsabilidad penal no incluidas en ella.
El citado autor expresa asimismo, que lo importante, sin lugar a dudas, para el
imputado es la posibilidad de que los hechos que se imputan no puedan ser
ampliados en ningún momento, para ejercer plenamente su derecho a defensa.
1
Por consiguiente, señala que es plenamente posible, y válido jurídicamente,
que en la acusación se disminuyan los hechos que se consideraron al
formalizar la investigación. Por ejemplo, se pudo formalizar por un hecho, con
apariencia de homicidio calificado y, finalmente, acusar por un hecho que
reviste las características de un cuasidelito de homicidio, por cuanto con ello
no se menoscaba en forma alguna el derecho a la defensa, lo cual debe
entenderse sin perjuicio que las normas que regulan la congruencia procesal
sólo impiden agregar hechos, pero nada dicen respecto de quitar hechos, por
lo cual nos parece plenamente posible y valido jurídicamente descartar ciertos
hechos.
NOVENO: Que, en consideración a lo expuesto, resulta evidente que para
configurar ultrapetita en materia penal, se debe considerar los hechos
consignados en la acusación y en la sentencia, por cuanto la calificación
jurídica de éstos, constituye una facultad excluyente de la potestad
jurisdiccional.
La causal de casación esgrimida exige un requisito adicional, por cuanto
dispone la norma en cuestión que la decisión se debe extender a puntos
inconexos con los que hubieren sido materia de la acusación y la defensa, lo
que ha sido entendido por la jurisprudencia dominante en la materia, como
hechos carentes de lógica con los que fueron objeto de la acusación y que, por
lo mismo, no pueden deducirse de ellos.
En este sentido, la Excelentísima Corte Suprema, ha señalado que en relación a
la causal de ultra petita, debe consignarse que el Nº 10 del artículo 541 del
Código de Procedimiento Penal, autoriza la impugnación de nulidad formal
cuando la sentencia ha sido dada extendiéndola a puntos inconexos con los
que hubieren sido materia de la acusación y de la defensa. Se producirá el
vicio, cuando el fallo recurrido se ha referido a hechos carentes de relación o
unión lógica con los que fueron objeto de la acusación, "como, por ejemplo, si a
alguien se le imputa la muerte de una persona y se le sanciona posteriormente
por el hurto de una especie". (Excma. Corte Suprema, R.D.J., 26.10.1967, T. 64,
sec. 4ª, pág. 299).
DECIMO: Que, acorde a lo señalado precedentemente y al mérito de autos,
queda en evidencia que el fallo recurrido, no se ha extendido a puntos
inconexos con los que fueron materia de las acusaciones fiscales y
particulares, por lo cual no puede declararse que la sentencia recurrida adolece
del vicio de ultrapetita invocado, por lo que deberá rechazarse el recurso de
casación en la forma interpuesto por la citada causal.
UNDECIMO: Que se ha interpuesto recurso de casación, además, invocando las
causales de los números 6, 9 y 12 del artículo 541 del Código de
Procedimiento Penal, esto es, haber sido pronunciada la sentencia por un
tribunal manifiestamente incompetente, o no integrado con los funcionarios
designados por la ley, no haber sido la sentencia dictada conforme a la ley y
1
haberse omitido, durante el juicio la práctica de algún trámite o diligencia
dispuesta expresamente por la ley bajo pena de nulidad.
En cuanto a la causal del número 6, los recurrentes sostienen que la
designación de Ministro en Visita sería ilegal e inconstitucional en base a lo
dispuesto en los artículos 6, 7 y 73 de la Constitución Política de la República,
lo que resulta contradictorio por los mismos argumentos que dan los
recurrentes, los cuales en definitiva, validan la designación. Además, el artículo
560 del Código Orgánico de Tribunales lo permite, por lo que se actuó en el m
arco normativo del Estado de Derecho..
Respecto de la causal contenida en el n°9 del artículo mencionado, su
alegación es insostenible, pues una cosa es no estar de acuerdo con los
razonamientos del magistrado, otra muy distinta es que eso signifique que por
tal razón la sentencia no esté dictada conforme a la ley, ya que eso es propio
de los tribunales del fondo, y no significa infracción de las normas reguladoras
de la prueba.
DUODECIMO: Que al respecto la jurisprudencia ha sido conteste en declarar
inadmisibles recursos de casación en la forma, fundados en la causal novena
del artículo 541 del Código de Procedimiento Penal, pues la aludida causal de
nulidad formal, “se configura cuando la sentencia no contiene las
consideraciones en cuya virtud se dan por probados o por no probados los
hechos atribuidos a los procesados; o los que éstos alegan en su descargo, ya
que para negar su participación, ya para eximirse de su responsabilidad, ya
para atenuar ésta; es decir, cuando no se desarrollan los razonamientos
fácticos y jurídicos, en virtud de los cuales se emite pronunciamiento, en
relación al asunto sometido a la decisión del tribunal, pero no cuando éstos no
se ajustan a la tesis sustentada por la parte que reclama y ni aún si ellos
pudieran resultar equivocados. En el presente caso, basta la lectura del fallo
para llegar a la conclusión de que contiene adecuadamente la referida
exigencia, porque tiene los fundamentos necesarios para sustentar la
resolución, en virtud de la cual se condenó a los acusados. Más que la falta de
consideraciones, se impugna la motivación de los jueces del fondo para decidir
respecto de la culpabilidad del imputado y la inocencia de la enjuiciada (E.
Corte Suprema, 30/01/2001, 4519-2000)
Otra jurisprudencia señala que “Las impugnaciones que se dirigen a la
ponderación o apreciación que los jueces hacen de los distintos elementos de
prueba deben ser rechazadas desde que es una materia de resorte exclusivo
de los tribunales del fondo, que sólo podría ser removida por esta Corte en la
hipótesis de que se haya comprobado vulneración de leyes reguladoras de la
prueba” cual sería, por ejemplo, admitir medios de convicción excluidos
expresamente por la Ley o alterar el peso de la prueba en un caso
determinado, o fundarse en una única presunción lo que aquí no ha ocurrido”.
(Considerando 12º, E. Corte Suprema, 03/04/1996, 32789).
1
DECIMO TERCERO: Que, en cuanto a la causal del número 12 del artículo
541 del código tantas veces citado, sostenerlo es erróneo, ya que los
recurrentes no señalan en sus recursos nada contundente o serio como gestión
excluida que lleve o acarree dicha sanción.
Por estas consideraciones, disposiciones legales citadas y de conformidad con
lo prevenido en los artículos 535 y 544 del Código de Procedimiento Penal, se
rechazan los recursos de casación interpuestos a fs. 11.249, 11.283, 11.295,
11.361, 11.328, 11.633, 11.650, 11.667, 11.680, 11.694, 11.706, 11.719,
11.774 y 11.786 del tomo XXV, en contra de la sentencia de 16 de noviembre
de 2004, escrita de fs.10.748 a 11.245, del Tomo 24.
ACORDADA contra el voto de la Ministra señora Morales Medina quien estuvo
por acoger el recurso de casación en la forma por concurrencia de la causal
10° del artículo 541 del Código de Procedimiento Penal, atendida las siguientes
consideraciones:
1.- Que el abogado Juan Pablo Guzmán Giessen, por la defensa del
sentenciado don Hugo Hidalgo Díaz, a fs. 11.249, tomo 25, dedujo recurso de
casación en la forma por las causales de los números 1, 2,12, 4 y 10 del
artículo 541 del Código de Procedimiento Penal. Asimismo, a fs. 11.283, en
representación de Olalia Vera Gutiérrez, interpuso recurso de casación en la
forma por las causales de los números 1, 6, 2, 12, 4 y 10 del artículo 541 del
Código de Procedimiento Penal.
A fs.11.295, 11.311, 11.328, 11.633 y 11.650, los abogados Mario
Patricio Ruiz Zurita, Gonzalo Ruiz Zurita y Roberto Saldías Concha, por sus
representados Wolfang Müller Altevogt, Edith Malessa Boll, Rudolph Hans
Collen Franzkowzky, Wolfang Zeitner Bohnau, Reinhard Zeitner Bohnau,
deducen recursos de casación en la forma por las causales de los números 1,
6,2, 12, 4 y 10 del artículo 541 del Código de Procedimiento Penal.
Los mismos abogados a fs. 11.344, por sus representados Harmut
Wilhelm Hopp Miottel. Gerd Seewald Lefevre, Kurt Herbert Schnellenkamp
Nelaimisckies, Alfred Gerlach Schritt, Dennys Ricardo Alvear Henríquez,
Gunther Schaffrick Bruckmann, Gerhard Wolfang Mücke Koschitke y Uwe Cöllen
Gert deducen recursos de casación en la forma por las causales de los números
1, 6, 2, 12, 4, 9 y 10 del artículo 541 del Código de Procedimiento Penal.
A fs. 11.667, 11.680, 11.706 y 11.719, los abogados Andrea Paz Leyton
Martínez y Abner Gabriel Morales Durán, por sus representados Pedro Salvo
Hernández, Elizabeth Erna Urrea Apablaza, Diego Iván Soto Marmolejo y Víctor
Marcelo Arriagada Marmolejo, deducen recursos de casación en la forma por
las causales de los números 1, 2, 12, 4, y 10 del artículo 541 del Código de
Procedimiento Penal.
A fs. 11.694, el abogado Guillermo Cocio Sepúlveda, por su representado
José Defilio Briones Mellado, deduce recurso de casación en la forma por las
causales de los números 1, 2, 12, 4, y 10 del artículo 541 del Código de
1
Procedimiento Penal.
A fs.11.774 el abogado Juan Carlos Manríquez Rosales, por su
representado Wolfang Scheuber Hildebrand, deduce recurso de casación en la
forma por las causales de los números 1, 2, 12, 4, y 10 del artículo 541 del
Código de Procedimiento Penal.
A fs.11.786, la abogada Paula Cornejo, por su representado Abelino
González Valverde deduce recurso de casación en la forma por las causales de
los números 1,2, 12, 4, y 10 del artículo 541 del Código de Procedimiento
Penal. Todos los recurrentes de casación apelan subsidiariamente, con
excepción del abogado Juan Carlos Manríquez Rosales, quien señala hacerlo en
conjunto. 2.- Que todos los recurrentes antes relacionados fundan sus
recursos de casación en la forma en la causal de prevista en el artículo 541 N°
1, 2 y 4 del Código de Procedimiento Penal, esto es, la falta de emplazamiento
de una de las partes; el no haberse permitido a alguna de las partes rendir la
suya o evacuar diligencias probatorias que tengan importancia para la
resolución del negocio y no haberse hecho la notificación a las partes para
alguna audiencia de prueba.
3.- Que al efecto cabe tener presente, que quienes interponen el
presente recurso no son quienes pudieren verse afectados por el pretendido
vicio, vale decir, no se advierte el perjuicio que pudiera habérseles ocasionado,
el cual fuera susceptible de reparar por esta vía. Se tiene en consideración
además, que la notificación en cuestión se realizó el 22 de diciembre de 2003
al Fiscal subrogante de la Segunda Fiscalía don Óscar Lorca Ferraro, según
consta a fs. 4713, de conformidad con lo prevenido en el artículo 363 del
Código Orgánico de Tribunales.
Conforme a lo argumentado, se rechazan los señalados recursos de
casación fundados en cada una de las causales antedichas.
4.- Que todos los recurrentes, invocan la causal del artículo 541 N° 10
del Código de Procedimiento Penal, es decir, la de “Haber sido dada (la
sentencia) ultra petita, esto es, extendiéndola a puntos inconexos con los que
hubieren sido materia de la acusación y defensa.
Sostienen que en los autos rol 53.914,a fs. 3.798, tomo XXI, se acusó a
Hugo Hidalgo, Edith Malessa Boll, José Briones Mellado y Abelino González
Valverde, por el delito de atentado a la autoridad, y a fs. 3.802 a Wolfang
Zeitner Bohnau, Abelino González Valverde y José Defilio Briones Mellado, lo
fueron como autores del mismo delito y condenados como encubridores de
Paul Schafer en la comisión de 26 delitos de abusos deshonestos.
Lo anterior no es del todo exacto, toda vez que consta de la acusación
de oficio, a fs. 3.798 vta., que además se acusó a Hugo Hidalgo Díaz, como
autor del delito de negativa de entrega del menor Angelo Antonio San Martín
Valenzuela.
El recurrente expone que a Olalia Vera Gutiérrez se la acusó, por
1
atentado contra la autoridad y negativa de entrega de los menores, Angelo San
Martín Valenzuela, Eduardo Utreras Sepúlveda, Jaime Parra Verdugo y Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes, siendo condenada como cómplice de Paul Schafer en la
comisión de 26 delitos de abusos deshonestos.
El recurrente indica que a Wolfang Müller Altevogt, se le acusó Sic
“únicamente respecto del delito de negativa de entrega de menor respecto de
Ángel Rodrigo Salvo Fuentes”, siendo condenado como cómplice de Paul
Schafer en la comisión de 26 delitos de abusos deshonestos. Precisando,
consta que a fs. 3805 se le acusó como cómplice del delito de sustracción del
menor Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, previsto y sancionado en el artículo 142
N° 2 del Código Penal.
En cuanto a recurso de casación deducido por Rudolph Hans Cöllen
Franzkowzky, refiere fue acusado como autor del delito de negativa de entrega
del menor Ángel Rodrigo Salvo Fuentes y condenado como cómplice de Paul
Schafer en la comisión de 26 delitos de abusos deshonestos.
En cuanto a casación deducida por Harmut Wilhelm Hopp Miottel, Gerd
Seewald Lefevre, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies y Dennys Ricardo
Alvear Henríquez, el recurrente señala que fueron acusados como encubridores
de Paul Schafer en los términos del artículo 17 N° 2 y 4 del Código Penal, y
Alfred Gerlach Schritt, como encubridor del mismo, conforme al artículo 17 N°
4 del Código punitivo. Sin embargo a los cuatro primeros se les condenó como
cómplices de Paul Schafer en la comisión de 26 delitos de abusos deshonestos
y al último como encubridor del mismo, conforme al artículo 17 N° 3 y 4 del
Código Punitivo.
Sin perjuicio de lo antes señalado, consta de la letra A) de la acusación
de fs.4.709 y siguientes, que se acusó a Harmut Wilhelm Hopp Miottel como
encubridor de los delitos referidos en el numeral 1.1, esto es de acuerdo con el
artículo 17 N° 4 del Código Penal. En la letra C) se le acusó como encubridor de
Paul Schafer, en los delitos reseñados en el razonamiento 1.3 a) y b), es decir,
como encubridor del delito de abusos deshonestos del artículo 366 del Código
Penal, en perjuicio de Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Fredy Eduardo
Escarez Constanzo, Héctor Alejandro Valenzuela Valenzuela, Víctor Andrés
Ramírez Constanzo, Jimmy Joaquín Escarez Constanzo, Cristian Francisco Soto
Campos, Angelo Antonio San Martín Valenzuela, Juan Gabriel Oliva Vásquez,
Luis Ricardo Parra Uribe. Gerardo Antonio Vásquez Merino, Jaime Andrés Parra
Verdugo, Juan Esteban Briones Rodríguez, Iván Romero Fuentes, Alejandro
Romero Fuentes, Manuel Alexis Sepúlveda Alfaro, Rodrigo Andrés San Martín
Valenzuela, Roberto Jesús Romero Parada. Marco Rodrigo Castillo Leiva, Juan
Manuel Rivera Gutiérrez, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, José Manuel
Acuña Bonilla, Eduardo Andrés Salvo Hernández, Tobías Müller Müller, Salo
Ariel Luna Garrido, Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas
Romero y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes y encubridor en los términos del
1
artículo 17 N° 3 del mismo código.
Asimismo, el Consejo de Defensa del Estado a fs. 4.745, tomo X y
Servicio Nacional de Menores a fs. 4787, deducen acusación particular en
contra de Harmut Wilhelm Hopp Miottel, como cómplice de los delitos de
abusos deshonestos en perjuicio de los menores antes indicados.
Además, lo acusan como cómplice en el delito de violación en
perjuicio de los menores: Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Danilo Enrique
Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas Romero, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes.
En cuanto a la acusación particular de la parte querellante representada
por el abogado Hernán Fernández Rojas, lo sindica como autor de delitos de
violación en perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco,
Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo
Enrique Cisternas Romero y Johan Esteban Cisternas Romero. Discrepa de la
calificación jurídica que se formula en la acusación fiscal respecto de Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes, estimando que está acreditado el delito previsto en el
artículo 361 N° 1 de Código Penal.
Lo acusa además, como autor del delito de abuso sexual en perjuicio de
los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas Romero,
Johan Esteban Cisternas Romero, Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, Juan Esteban
Briones Rodríguez, Angelo Antonio San Martín Valenzuela, Andrés San Martín
Valenzuela, Eduardo Salvo Hernández y Salo Ariel Luna Garrido.
En subsidio de las acusaciones precedentes, sostiene la calificación
jurídica de complicidad en los delitos antedichos.
En cuanto a Gerd Seewald Lefevre, Kurt Herbert Schnellenkamp
Nelaimisckies y Dennys Ricardo Alvear Henríquez fueron acusados a fs. 4711
vta., letra B) como encubridores de los delitos referidos en el numeral 1.2, esto
es, de acuerdo con el artículo 17 N° 4 del Código Penal.
Consta de la letra C) de la acusación de oficio que se les acusó como
encubridores de Paul Schafer, en el delito de abusos deshonestos del artículo
366 del Código Penal, en perjuicio de 26 menores y encubridor en los términos
del artículo 17 N° 3 del Código Penal, respectivamente.
El Consejo de Defensa del Estado a fs. 4745, tomo X y Servicio Nacional
de Menores deducen acusación particular en contra de Gerd Seewald Lefevre,
Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies y Dennys Ricardo Alvear Henríquez,
como cómplices de los delitos de abusos deshonestos en perjuicio de Cristóbal
Alejandro Parada Pacheco, Freddy Eduardo Escarez Constanzo, Héctor
Alejandro Valenzuela Valenzuela, Víctor Andrés Ramírez Constanzo, Jimmy
Joaquín Escarez Constanzo, Cristian Francisco Soto Campos, Angelo Antonio
San Martín Valenzuela, Juan Gabriel Oliva Vásquez, Luis Ricardo Parra Uribe.
Gerardo Antonio Vásquez Merino, Juan Esteban Briones Rodríguez, Iván Romero
1
Fuentes, Alejandro Romero Fuentes, Manuel Alexis Sepúlveda Alfaro, Rodrigo
Andrés san Martín Valenzuela, Roberto Jesús Romero Parada. Marco Rodrigo
Castillo Leiva, Juan Manuel Rivera Gutiérrez, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda, José Manuel Acuña Bonilla, Eduardo Andrés Salvo Hernández,
Tobías Müller Müller, Salo Ariel Luna Garrido, Jaime Andrés Parra Verdugo,
Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas Romero y Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes. Además, los acusan como cómplices del delito de
violación en perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco,
Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas Romero, Eduardo
Andrés Utreras Sepúlveda y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes. En forma subsidiaria,
para el caso que el tribunal no recalifique el delito cometido en perjuicio de
Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Danilo Enrique Cisternas Romero y Johan
Esteban Cisternas Romero, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, Ángel Rodrigo
Salvo Fuentes, los acusan como encubridores de Paul Schafer, en el delito de
abusos deshonestos previsto en el artículo 366 del Código Penal.
En cuanto a la acusación particular de la parte querellante representada
por el abogado Hernán Fernández Rojas, sindica a Gerd Seewald Lefevre, Kurt
Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies como autores de delitos de violación en
perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés
Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas
Romero y Johan Esteban Cisternas Romero.
Discrepa de la calificación jurídica que se formula en la acusación fiscal
respecto de Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, estimando que está acreditado el
delito previsto en el artículo 361 N° 1 de Código Penal.
Los acusa además, como autores del delito de abuso sexual en perjuicio
de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas Romero,
Johan Esteban Cisternas Romero, Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, Juan Esteban
Briones Rodríguez, Angelo Antonio San Martín Valenzuela, Andrés San Martín
Valenzuela, Eduardo Salvo Hernández y Salo Ariel Luna Garrido. En subsidio de
las acusaciones precedentes, sostiene la calificación jurídica de complicidad en
los delitos antedichos.
Además acusa a Dennys Ricardo Alvear Henríquez, como cómplice en
los términos del artículo 16 del Código Penal, de los delitos de violación en
perjuicio de los menores Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés
Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas
Romero y Johan Esteban Cisternas Romero y abuso sexual de Cristóbal
Alejandro Parada Pacheco, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés
Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas Romero, Johan Esteban Cisternas
Romero, Ángel Rodrigo Salvo Fuentes, Juan Esteban Briones Rodríguez, Angelo
Antonio San Martín Valenzuela, Andrés San Martín Valenzuela Eduardo Salvo
1
Hernández y Salo Ariel Luna Garrido.
El recurrente expresa que Reinhard Zietner Bohnau fue acusado a
fs.3805 del tomo XXI, como cómplice del delito de sustracción del menor Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes y condenado como encubridor de Paul Schafer en la
comisión de 26 delitos de abusos deshonestos. (Si bien la sentencia lo condena
en calidad de cómplice)
Se recurre de casación en la forma respecto de Pedro Salvo
Bahamondez, quien fue acusado a fs.3.805 como cómplice del delito de
sustracción del menor Ángel Rodrigo Salvo Fuentes y condenado como
cómplice de Paul Schafer en la comisión del delito de abusos deshonestos
perpetrados en Villa Baviera entre 1993 y 1997, en perjuicio del mismo menor.
En cuanto al recurso de casación deducido por Elizabeth Erna
Urrea Apablaza, Víctor Marcelo Arriagada Marmolejo Wolfang Scheuber
Hildebrandt, y Diego Iván Soto Marmolejo, señalan que fueron acusados a
fs.3.805, por el delito de sustracción de menores y condenados como
cómplices de Paul Schafer en la comisión de los delitos de abusos deshonestos
perpetrados en Villa Baviera entre 1993 y 1997, respecto del menor Ángel
Rodrigo Salvo Fuentes.
5.- Que efectivamente, como lo sostienen quienes recurren por los
sentenciados Hugo Hidalgo Díaz, Edith Malessa Boll, José Briones Mellado,
Abelino González Valverde, Olalia Vera Gutiérrez, Wolfang Muller Altervogt,
Rudolph Hans Collen Franzkowzky, Wolfang Zeitner Bohnau y Reinhard Zeitner
Bohnau, Pedro Salvo Bahamondez, Erna Elizabeth Urrea Apablaza, Wolfang
Scheuber Hildebrand, Víctor Marcelo Arriagada Marmolejo y Diego Iván Soto
Marmolejo y lo consigna el señor Fiscal Judicial en su respectivo informe de fs.
13.005, tomo XXIX, respecto de cada uno de ellos, el señor juez a quo acusó
por un delito distinto de aquél por el cual los condenó.
En efecto, Wolfang Muller Altervogt, Reinhard Zeitner Bohnau, Pedro
Salvo Bahamondez, Wolfang Scheuber Hildebrand, Víctor Marcelo Arriagada
Marmolejo, Diego Iván Soto Marmolejo, Elizabeth Erna Urrea Apablaza fueron
acusados por el delito de sustracción del menor Ángel Rodrigo Salvo Fuentes.
Hugo Hidalgo Díaz, Edith Malessa Boll, José Briones Mellado, Abelino
González Valverde, Olalia Vera Gutiérrez, Gerard Wolfang Mücke Koschitzcke
lo fueron por atentado contra la autoridad. Hugo Hidalgo Díaz, Olalia Vera
Gutiérrez y Rudolph Hans Collen Franzkowzky, por negativa de entrega de
menores.
Olalia Vera Gutiérrez, Rudolph Hans Collen Franzkowzky y Wolfang
Muller Altervogt, fueron no obstante condenados como cómplices de Paul
Schafer en la comisión de los delitos de abusos deshonestos en perjuicio de
Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Freddy Eduardo Escarez Constanzo, Héctor
Alejandro Valenzuela Valenzuela, Víctor Andrés Ramírez Constanzo, Jimmy
Joaquín Escarez Constanzo, Cristian Francisco Soto Campos, Angelo Antonio
1
San Martín Valenzuela, Juan Gabriel Oliva Vásquez, Luis Ricardo Parra Uribe.
Gerardo Antonio Vásquez Merino, Juan Esteban Briones Rodríguez, Iván Romero
Fuentes, Alejandro Romero Fuentes, Manuel Alexis Sepúlveda Alfaro, Rodrigo
Andrés San Martín Valenzuela, Roberto Jesús Romero Parada. Marco Rodrigo
Castillo Leiva, Juan Manuel Rivera Gutiérrez, Eduardo Andrés Utreras
Sepúlveda, José Manuel Acuña Bonilla, Eduardo Andrés Salvo Hernández, Salo
Ariel Luna Garrido, Jaime Andrés Parra Verdugo, Danilo Enrique Cisternas
Romero, Johan Esteban Cisternas Romero y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes.
Hugo Hidalgo Díaz, Wolfang Zeitner Bohnau, Edith Malessa Boll, Abelino
González Valverde, José Briones Mellado y Reinhard Zeitner Bohnau fueron
condenados como encubridores de Paul Schafer en los delitos de abusos
deshonestos antes mencionados.
Pedro Salvo Bahamondez, Diego Iván Soto Marmolejo, Elizabeth Erna
Urrea, Wolfang Scheuber Hildebrand y Víctor Marcelo Arriagada Marmolejo,
fueron condenados como encubridores de Paul Schafer, sólo en la comisión del
delito de abusos deshonestos en perjuicio del menor Ángel Rodrigo salvo
Fuentes.
6.- Que para que proceda la causal de casación en la forma prevista en
el artículo 541 N° 10 del Código de Procedimiento Penal, se requiere que la
sentencia se refiera a puntos inconexos con los que han sido materia de la
acusación y defensa.
Como no está definido que se entiende por inconexo, es preciso
establecer su debido alcance. Es así que el Diccionario de la Real Academia
Española de la Lengua, define el vocablo “Inconexo”, como falta de conexión y
conexión es el “enlace, atadura, trabación, concatenación de una cosa con
otra”.
El profesor Carlos del Río Ferretti, en la Revista Ius et Praxis, año 14 N°2,
publicación del año 2008, se refiere al deber de congruencia de la sentencia
penal y objeto del proceso y señala que en un sistema inquisitivo, donde el que
acusa es el mismo juzgador, el deber de correlación, sólo se puede explicar y
fundar en la necesidad, al menos formal, de reconocer al imputado el derecho
a defensa y el principio de contradicción, otorgándole el derecho de
controvertir los términos fácticos, jurídicos y probatorios de la acusación. Sic
“El deber de correlación operaba como una forma de preclusión impuesta al
juez – acusador, con lo cual la acusación una vez deducida por el juez acotaba
los límites dentro de los cuales se iba a realizar la defensa, y se iba a
contradecir y debatir la prueba del plenario, de modo que el juez ex post no
podía reformular los términos de la pretensión que pretendía enjuiciar. Su
potestad pretensora había precluido en el mismo momento que la había
ejercido y eso le marcaba unos límites al momento de tener que resolver.”
7.- Que en caso sub lite, y haciendo suyo el razonamiento del profesor
antedicho, esta Ministra estima que efectivamente los acusados antedichos
1
vieron impedida su posibilidad de defensa desde el momento que fueron
acusados por un delito y condenado por otro, algunos de los cuales ni siquiera
están contemplados en el mismo título del Código punitivo, correspondiendo a
tipos penales distintos, que protegen bienes jurídicos también diferentes.
8.- Que en efecto, el delito de atentado contra la autoridad, previsto en
el artículo 261 del Código Penal, está inserto en el Título VI, titulado “De los
Crímenes y Simples delitos contra el orden y la seguridad públicos cometidos
por particulares”. El artículo 142, referido a la sustracción de menores, está
ubicado dentro del Título III del Libro II, “De los Crímenes que afectan los
derechos garantidos por la Constitución”, El artículo 355 del mismo cuerpo
legal, que dice relación con la negativa de entrega de menor, si bien, está
dentro del título VII del libro II, que dice relación con los Crímenes y delitos
contra el orden de las familias, contra la moralidad pública y contra la
integridad sexual, está tipificado dentro de los Crímenes y simples delitos
contra el estado civil de las personas.
9.- Que en conclusión, del análisis de los antecedentes es posible
verificar que no existe la debida conexión entre el pronunciamiento de la
sentencia y el contenido de la acusación, lo que perjudica el derecho de
defensa de los procesados a que se ha hecho referencia, quedando estos
imposibilitados de hacerse cargo de las imputaciones que motivan las
respectivas condenas. Así las cosas, esta Ministra, estima que se ha vulnerado
el derecho de defensa de los acusados, por haberse incurrido, en la causal de
casación en la forma prevista en el artículo 541 N° 10 del Código Procesal
Penal, acogerá los recursos de casación en la forma, basados en el vicio de
ultra petita, sólo en cuanto a los acusados Hugo Hidalgo Díaz, Olalia Vera
Gutiérrez, Wolfang Muller Altervogt, Edith Malessa Boll,, Rudolph Hans Collen
Franzkowzky, Wolfang Zeitner Bonhau, Reinhard Zeitner Bonhau, Pedro Salvo
Bahamondez, Elizabeth Erna Urrea Apablaza, José Briones Mellado, Diego Iván
Soto Marmolejo, Víctor Marcelo Arriagada Marmolejo, Wolfang Scheuber
Hildebrand y Abelino González Valverde.

III.- EN CUANTO A LOS RECURSOS DE APELACION


A.- Causas roles 53.015, 53.914, 54712 y 54.713.
Se reproduce la sentencia en alzada, con excepción de su motivo 52,:
Y se tiene, en su lugar y, además, presente:
1.- EN CUANTO AL DELITO DE ATENTADO EN CONTRA DE LA AUTORIDAD.
DECIMO CUARTO: Que el delito de atentado contra la autoridad, inserto
en el Título VI del Libro II del Código Penal, referido a Los Crímenes y Simples
delitos contra el orden y la seguridad públicos cometidos por particulares, se
encuentra contemplado en el artículo 261 del Código Penal, cuyo numeral
segundo previene: “Cometen atentado contra la autoridad, los que acometen o
1
resisten con violencia, emplean fuerza o intimidación contra la autoridad
pública o sus agentes, cuando aquella o éstos ejercieren funciones de su
cargo”.
Esta norma contempla dos figuras diferentes, el atentado propiamente
tal, esto es acometer y la resistencia a la autoridad. Ambas suponen el empleo
de fuerza, violencia o intimidación, que exceden la resistencia pacífica o
desobediencia.
El profesor Alfredo Etcheberry, en su obra Derecho Penal, parte especial,
tomo IV, tercera edición, sostiene que “en el acometimiento se pretende
imponer una determinada conducta a la autoridad; es indiferente que dicha
conducta sea lícita o ilícita. En la resistencia, se trata sólo de impedir
violentamente que la autoridad cumpla con sus funciones”.
DECIMO QUINTO: Que los hechos que motivaban la acusación por este
delito consistía en que con motivo del diligenciamiento de diversas órdenes
judiciales despachadas tanto en el proceso rol 53.015 como en los juicios roles
53.914, y 54.712, la Policía de Investigaciones fue obstaculizada, interferida e
impedida para llevarlas a cabo en forma expedita y normal, por una serie de
actitudes emanadas de diversas personas, pero conectadas en un propósito
común consistentes en: observar, fotografiar y filmar en las inmediaciones del
tribunal cerca del mediodía del día 9 de agosto de 1996 a funcionarios
policiales y a otras personas que concurrieron a prestar declaración; seguir a
los policías investigadores en horas de la tarde del mismo día, fotografiarlos y
filmarlos en sus desplazamientos y oponerse al control policial; impedir el 27
de septiembre del mismo año el ingreso de la policía a Villa Baviera, en
circunstancias que debía revisar el sitio del suceso y desarrollar algunas
pericias debidamente dispuestas; manifestar con actitudes de oposición y
amenazas en el allanamiento efectuado en la ex Colonia Dignidad con fecha 30
de noviembre de 1996; recorrer diversos sectores de la zona (Muticura,
Trabancura, Zamita, El Carbón etc.) a partir de las denuncias de autos e
indagar entre los vecinos respecto de éstas y sobre las acciones desarrolladas
por la policía e interferir en la función investigativa encomendada por el órgano
jurisdiccional; e impedir el ingreso inmediato de los funcionarios policiales que
concurrieron con el tribunal a la inspección personal practicada en Villa Baviera
el 26 de marzo de 1997, lo que sólo se revirtió por la orden expresa de este
ministro en visita.
DECIMO SEXTO: Que de la lectura de los hechos relacionados en el
apartado antedicho, no se desprende que se hubiere ejercido fuerza o
intimidación en contra de la autoridad pública o sus agentes, entendiendo que
acometer significa embestir con ímpetu y ardimiento, y resistir, oponerse con
fuerza a algo. Sólo consta que se intentó interferir y retardar la realización de
diversas diligencias encomendadas a la Policía de Investigaciones, oponiéndose
algunas personas a las mismas, mediante actitudes amenazantes, lo que no
1
impidió en todo caso que ellas se llevaran a cabo y sin que se acreditase el
empleo de violencia o intimidación.
En tal sentido la Excma. Corte Suprema en sentencia dictada con fecha
25 de abril de 2000, conociendo del recurso de casación en el fondo rol 4721-
1999, previene que para configurar los ilícitos previstos en los artículos 261
N°2 y 546 del Código Penal, se requiere de actos violentos y el empleo de
fuerza o intimidación contra la autoridad. Es así, que en su argumentación
sexta expresa: ”que como puede advertirse ambas disposiciones requieren de
actos violentos o, en el primer caso, además, del empleo de fuerza o
intimidación contra la autoridad, manifestaciones que expresamente la
sentencia estima ausentes en la especie, de donde resulta que no han podido
configurarse los referidos ilícitos penales, sin que la base fáctica del fallo, por
otra parte, pueda alterarse en modo alguno en esta sede, por no haberse
invocado la causal respectiva que eventualmente lo habría permitido, de
haberse demostrado que en su establecimiento se hubiesen violado leyes
reguladoras de la prueba con influencia substancial en lo dispositivo”.
Por otra parte en el caso que los funcionarios policiales hubieran sido
objeto de violencia en el desempeño de su cargo, están amparados por el
estatuto que los rige.
DECIMO SEPTIMO: Que en las contestaciones de los acusados Olalia Vera
Gutiérrez, a fs.3.895, Hugo Hidalgo Díaz,a fs. 3.982, Abelino González
Valverde, a fs. 4021, José Defilio Briones Mellado a fs. 4.043, Dennys Ricardo
Alvear Henríquez, Edith Malessa Boll, Wolfang Zeitner Bonhau y Gerard
Wolfang Mücke Koschitzcke, todos de fs. 4.070, en términos generales
sostienen que no se encuentra tipificado el presente delito, por no existir
acometimiento ni resistencia empleando violencia, fuerza o intimidación contra
la autoridad pública, tampoco hubo amenazas. La defensa de Abelino González
Valverde, José Defilio Briones Mellado, Dennys Ricardo Alvear Henríquez, Edith
Malessa Boll, Wolfang Zeitner Bonhau y Gerard Wolfang Mücke Koschitzcke,
aseveran además, que de haber existido algún atentado en contra de la Policía
de Investigaciones tal conducta configuraría el delito establecido en el artículo
17 del DL 2.460.
DECIMO OCTAVO: Que atendido lo argumentado en los considerandos
precedentes esta Corte necesariamente debe concluir que no se ha cometido
el delito de atentado contra la autoridad, previsto y sancionado en el artículo
261, N° 2 del Código Penal y por ende debe modificarse lo consignado por el
juez a quo en la decisión K), en el sentido que no quedan comprendido en los
delitos de abusos deshonestos, lo concerniente al cargo, que se les hizo, de
atentado en contra la autoridad.
DECIMO NOVENO: Que nadie puede ser condenado sino cuando el
tribunal que lo juzgue haya adquirido, por los medios de prueba legal, la
1
convicción que se ha cometido un hecho punible y que en él les ha
correspondido a los acusados una participación culpable y penada por la ley,
razón por la cual se absolverá a Olalia Vera Gutiérrez, Hugo Hidalgo Díaz,
Abelino González Valverde, José Defilio Briones Mellado Dennys Ricardo Alvear
Henríquez, Edith Malessa Boll, Wolfang Zeitner Bonhau y Gerard Wolfang
Mücke Koschitzcke, respecto de la participación que se les atribuye en este
delito.
2.- EN CUANTO AL DELITO DE SUSTRACCIÓN DE MENORES.
VIGESIMO: Que el delito de sustracción de menores en cuanto a la conducta
significa básicamente sacar al menor de la esfera de resguardo en que se
encontraba, teniendo como primer objeto de protección su seguridad individual
y, en un segundo plano, su libertad ambulatoria y los derechos de custodia o
de patria potestad de las personas que lo tienen a su cargo.
En cuanto al bien jurídico protegido con el delito, el bien jurídico que se
protege por la disposición del artículo 142 es la libertad del menor, pero
entendida como un bien compuesto o complejo, que puede en determinados
momentos mostrar facetas muy variadas, no consistentes precisamente en la
libertad en la mayoría de los casos, lo que es complejo, porque, a diferencia del
secuestro, la libertad del menor se confunde, se integra en conceptos distintos
al de la libertad, incluso en conceptos antagónicos. En la especie, hay que
considerar la libertad como derechos y facultades que no ejerce el titular de
ellos (el menor), sino otra persona por él, por mandato expreso de la ley. Son
los padres o guardadores los que efectivamente ejercen la libertad del menor.
Deciden por él los encargados de su persona. Por eso se confunde la libertad
del menor con su seguridad, ya que, dada su incapacidad, no está en situación
de decidir por sí mismo lo conveniente para sí. Por esto mismo, también hay
coincidencia con la defensa de determinados derechos de familia, los derechos
tutelares o facultades que se tienen por los padres o guardadores sobre la
persona y destino del menor. Por ejemplo, el deber de respeto y obediencia
que tiene el menor con respecto de sus padres, es una forma de ejercicio de la
libertad que posee el padre por el hijo. Igualmente, las facultades de corrección
y castigo y los deberes de educación y crianza que les impone la ley a los
padres.
VIGESIMO PRIMERO: Que, se debe entonces la libertad del menor como la
seguridad del mismo y, por consiguiente, como el respeto de los derechos de
padres y guardadores sobre la persona del menor. Esta afirmación adquiere
especial relieve tratándose de menores de 10 años, ya que por su desarrollo
psíquico y físico están impedidos de defenderse de las agresiones provenientes
del mundo exterior. Pues bien, a menor edad, mayor la pena, justamente
porque el quebranto es mayor. Este mal, ejecutado contra uno de estos niños,
repugna a la conciencia y a los más puros sentimientos naturales,
precisamente porque la libertad se ha considerado comprendiendo en el
1
concepto la seguridad, resguardo, amparo, cuidado de su persona, y,
principalmente, porque este delito reviste grave peligro para la existencia del
menor.
A medida que aumenta la edad del menor, va adquiriendo un mayor desarrollo
corporal y psíquico, lo cual posibilita la defensa de su persona y el ejercicio de
la libertad, entendida ahora como facultad de decidir por sí mismo, restringida
en algunos aspectos, pues siempre estará bajo potestad ajena, pero ejercicio
de libertad al fin y al cabo.
La ley separa en dos infracciones, lo que perfectamente pudiera haber sido una
sola. En efecto, en el artículo 141 del Código Penal describe el secuestro,
ataque a la libertad, y en el artículo 142, la sustracción de menores, también
ataque a la libertad. La razón de esta separación de figuras delictivas estriba,
en la diferencia de calidad y contenido del bien jurídico protegido, lo cual, en el
caso de la sustracción de menores, abre el horizonte de las posibilidades de
ejecución y al mismo tiempo, otorga una mayor peligrosidad y gravedad al
quebranto.
VIGESIMO SEGUNDO: Que por otra parte, se hace en el artículo 142 del cuerpo
normativo referido una gran distinción entre la sustracción de un menor de 10
años y un mayor de esa edad, fijando como límite los 18 años en la edad del
ofendido (si es mayor de 18 años, se comete justamente secuestro). También
esta distinción tiene su origen en la diferencia de calidad del bien jurídico
defendido, dependiendo de la edad dicha diferencia. Si fuera la libertad
entendida de otra manera a como la entendemos nosotros, el objeto jurídico
protegido por esta figura, a mayor edad correspondería precisamente una
mayor pena al infractor, ya que a mayor edad corresponde, a su vez, un mayor
ejercicio de la libertad, sucediendo justamente lo contrario en nuestra
legislación.
Analizada la atenuante del inciso final del artículo 142, se dilucida, mucho más,
el tema en comento. En efecto, para que opere esta atenuante, no baste con
poner libre al menor sustraído; es menester devolverlo a sus padres,
guardadores, encargados de su persona o a la autoridad. Es esta la forma de
darle libertad, es decir, colocarlo nuevamente en el estado de seguridad y
amparo en que se encontraba al ser sustraído. Por eso también, puede
configurarse la acción a pesar de tener el menor, durante la sustracción,
libertad de movimientos, que inclusive puede ser amplia. Bastaría, por tanto,
en el caso con que el menor no pueda comunicarse con la autoridad, o poner él
mismo fin a la sustracción, para configurarse el tipo penal.
Por otra parte, la ubicación que el legislador dio a esta figura en nuestro Código
Penal, en el párrafo 3, Título III del Libro II, bajo el epígrafe de “Crímenes y
simples delitos contra la libertad y seguridad cometidos por particulares”; sin
que haya distinguido cuáles figuras de las varias que contiene el párrafo 3
protegen la libertad y cuáles la seguridad. Perfectamente, entonces, se puede
1
sostener que el artículo 142 está defendiendo tanto la libertad como la
seguridad de los menores.
VIGESIMO TERCERO: Que entendemos por seguridad la circunstancia de estar
exento de daño, de estar libre de riesgos o peligros. Normalmente, los menores
se encuentran amparados y dirigidos por sus padres o guardadores, lo cual les
permite el libre desenvolvimiento de su personalidad física y moral, lo que no
sucedió en la especie, toda vez el menor se desplazó con el padre que
legalmente y en los hechos no lo tenía a su cuidado y lo hizo por instrucción de
éste, ocultándose en diversos lugares, con el propósito deliberado de eludir la
acción de la justicia, tal como consta en autos.
Al respecto, la ley civil provee al efecto de facultades y deberes a los
padres y de derechos y obligaciones a los hijos. Así, la familia, por mandato
constitucional, es el núcleo único fundamental de la sociedad. Por
consiguiente, descansa, como institución, fundamentalmente en el estatuto
jurídico que la ley ha creado para salvaguarda de los derechos de los hijos,
para el respeto a sus posibilidades de desarrollo, tanto corporal como
espiritualmente.
Consecuentemente, todos estos derechos y obligaciones forman
normalmente un ámbito, un círculo, o esfera que el menor “ejerce” y “goza”
de la libertad, y no fuera de él. Por eso es por lo que la ley civil se ha
preocupado de darles siempre a los menores o a alguien que vele por ellos, si
faltan los padres o en este caso el padre legalmente no lo tiene a su cargo.
Por tanto, lo que la ley quiere es que no haya menores al margen de
dicho ámbito jurídico de protección y resguardo. Por lo que legalmente no se
divisa otra posibilidad para el menor de ejercitar su libertad, si no es al amparo
de quienes tienen el cometido legislativo de ejercitarla por él.
VIGESIMO CUARTO: Que en conclusión, la circunstancia especial de
encontrarse el menor sujeto a potestad ajena, no teniendo por tanto el pleno
ejercicio de la libertad, ésta, como valor jurídico protegido por la disposición del
art. 142, teniendo características peculiares, que permiten legítimamente
equiparla con la seguridad del menor y con el respecto a los derechos tutelares
de aquellos a quienes la ley ha confiado el cuidado y dirección de dichos
menores.
En este sentido ha fallado y lo ha entendido la I. Corte de Apelaciones de
Temuco, que ha señalado:
El padre o la madre de un menor pueden ser sujetos activos del delito previsto
en el artículo 142 del Código Penal, la sustracción de menores, toda vez que en
la actualidad, y a diferencia de lo que ocurría con anterioridad a la modificación
de la disposición precitada mediante la Ley Nº 19.241 –28.08.1993–, ya no se
contempla como atenuante especial del delito, la circunstancia que el menor
fuera devuelto voluntariamente y libre de todo daño por el agente a sus
padres, atenuante en virtud de la cual se sostenía que los padres no podían ser
1
sujetos activos de dicho ilícito. En la actualidad, el artículo 142 del Código
Penal constituye un tipo abierto en cuanto a la persona que puede revestir la
calidad de autor, y ya no está restringido a ciertas o determinadas personas
(considerandos 1º y 4º a 6º).
A mayor abundamiento, y en concordancia con el principio de tipicidad, cuando
el legislador ha querido restringir la comisión de delitos a determinados sujetos
o que éstos revistan ciertas calidades, lo dice expresamente, como lo hace en
los delitos de abandono de personas desvalidas o en los delitos de los artículos
355 y 356 del Código Penal (considerando 7º)3.
VIGESIMO QUINTO: Que asimismo, como ha expresado el máximo tribunal de
nuestro país, la intención de retener u ocultar a un menor es elemento de la
esencia de este delito (Excelentísima Corte Suprema, 28 septiembre 1956. R.,
t. LII, 2ª parte, sec. 4ª, p. 129), que no es otra que la conducta que tuvo Pedro
Salvo Bahamondez, para con su hijo, Ángel Salvo Fuentes, con el cual no vivía,
no detenta su patria potestad, ni lo tenía a su cuidado y amparo legal y estaba,
además, en conocimiento de que era requerido por la justicia y sin embargo, se
trasladó por distintos lugares del territorio nacional, ocultándose sin dar
cumplimiento a los requerimientos judiciales, pues fue contratado y
remunerado por personas pertenecientes y cercanas a Colonia Dignidad, para
estar con el menor y desplazarse con él, quienes además facilitaron,
contactaron y financiaron los desplazamientos y estadías en los distintos
lugares donde estuvo con el menor y eludió las órdenes judiciales, con lo cual
claramente se vio limitada la libertad personal del menor.
En consideración a todos los argumentos esgrimidos, claramente en autos se
configura el delito de sustracción de menores, respecto de Ángel Salvo
Fuentes, por parte de Pedro Salvo Bahamondez.
3.- EN CUANTO AL DELITO DE ABUSOS DESHONESTOS.
VIGESIMO SEXTO: Que en cuanto a la agravante del artículo 361 N° 3 del
Código Punitivo, se requiere precisar si los ofendidos eran menores de doce
años a la fecha de perpetración de los delitos. Como no es posible determinar
con exactitud tal circunstancia, se estará a quienes sin ninguna duda tenían
menos de 12 años a la fecha límite establecida como aquella de ocurrencia de
3
Corte de Apelaciones de Temuco, sentencia de fecha 23 de diciembre de 2008, Rol N°1192-2008
los hechos, esto es, el 31 de diciembre de 1997, lo anterior por aplicación del
principio pro reo.
De este modo, sólo les afecta la agravante respecto de los menores,
Jaime Andrés Parra Verdugo, Juan Esteban Briones Rodríguez, Eduardo Andrés
Utreras Sepúlveda y Johan Esteban Cisterna Romero, nacidos el 29 de agosto
de 1986, 19 de noviembre de 1986, 7 de agosto de 1988 y 1 de febrero de
1985, respectivamente.
Respecto del acusado Uwe Cöllen Gert, es necesario precisar que se le
atribuye participación en los delitos de abusos deshonestos de los menores
1
Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Johan Esteban Cisternas Romero, Eduardo
Salvo Hernández y Rodrigo San Martín Valenzuela, de los cuales sólo Johan
Esteban Cisternas Romero, era menor de doce años a la fecha de comisión de
los delitos.
VIGESIMO SEPTIMO: Que de conformidad con lo resuelto en los motivos
21 y 22 de este fallo, por voto de mayoría, deberá absolverse a Abelino Antonio
González Valverde y José Defilio Briones Mellado, del momento que se ha
establecido que no se configuró el delito de atentado en contra de la autoridad
por el cual se les acusó, por lo cual el actuar por el cual se les acusó no puede
quedar comprendido en la figura del abuso deshonesto.
VIGESIMO OCTAVO: Que, el artículo 371 del Código Penal castiga al
cómplice en los delitos de abusos deshonestos con la pena correspondiente al
autor, si tiene la calidad de “ascendientes, guardadores, maestros y cualquiera
persona que con abuso de autoridad o encargo”.
Corresponde determinar si todos los que se están condenando como
cómplices, tienen algunas de esas calidades.
Como primera conclusión debe señalarse que las personas encargadas de la
"guarda” de menores, son los tutores, calidad que no tienen los acusados, ni
siquiera el padre del menor Salvo, a la luz de los artículos 222, 338 y 348 del
Código Civil.
Del mismo modo, estos acusados no detentan la calidad de ascendientes ni
maestros de los menores, ya que estos últimos son quienes ejercen la
actividad educativa.
Queda por resolver, en consecuencia, si todos los acusados o alguno de ellos
actuaron con abuso de autoridad o encargo, en la especie tanto los jerarcas de
la Colonia, como los miembros de ella que han sido procesados actuaron con
abuso de autoridad, ya que se prevalieron del temor reverencial que ellos
imponían a los que accedían a la Colonia. Del mismo modo el padre del menor
Salvo abuso de su autoridad de padre y, también lo hicieron, quienes sacaron a
los muchachos de la colonia y los mantuvieron bajo una especie de encargo.
VIGESIMO NOVENO: Que, conforme a lo razonado a todos a los que se condena
como cómplices, esto es, HARMUT WILHELM HOPP MIOTTEL, GERD SEEWALD
LEFEVRE, GERHARD WOLFANG MÜCKE KOSCHITZCKE, KURT HERBERT
SCHNELLENKAMP NELAIMISCKIES, GUNTER SCHAFFRICK BRUCKMANN, DENNYS
RICARDO ALVEAR HENRÍQUEZ, OLALIA DEL CAMEN VERA GUTIERREZ, RUDOLF
HANS CÖLLEN FRANZKOWKY y WOLFANG HERMANN MÜLLER ALTEVOG, debe
aplicárseles la pena correspondiente a los autores del delito de abusos
deshonesto.
Y, como lo ha señalado el juez a quo, estando frente a delitos reiterados de
abusos deshonestos, afectándoles a los acusados una agravante y
beneficiándoles una atenuante, se compensan ambas, quedando facultado el
tribunal para recorrer la pena en toda su extensión.
1
Por estas consideraciones, atendido lo consignado precedentemente,
con lo informado por el señor Fiscal Judicial, en su informe de fojas 13.005,
pero disintiendo en lo que dice relación al delito de atentado contra la
autoridad y las penas a aplicar, lo prevenido en los artículos 41, 43, 103 bis,
450 bis, 514, 527 y 529 del Código de Procedimiento Penal, artículos 2332, del
Código Civil, 29 y 30, del Código Penal, se revoca la sentencia apelada de
dieciséis de noviembre de dos mil cuatro, que se lee de fojas 10.756 a 11.245,
en cuanto lo consignado en la letra K de su decisión, y en su lugar se declara
que se absuelve a Gerhard Wolfang Mücke Koschitzcke, Dennys Ricardo Alvear
Henríquez, Olalia del Carmen Vera Gutiérrez, Hugo Ernesto Hidalgo Díaz, Edith
Malessa Bol, Wolfang Zeitner Bonhau, Edith Malessa Bol, Abelino González
Valverde y José Defilio Briones Mellado como autor del delito de atentado
contra la autoridad, debido a que ese hecho no queda comprendido en los
delitos de abusos deshonestos.
Se revoca, asimismo la sentencia antes individualizada en cuanto
condena como encubridores del delito de abusos deshonestos a Abelino
González Valverde y José Defilio Briones Mellado y, en su lugar se declara, que
se les absuelve por dicho delito.
Se confirma, en lo demás apelado, la aludida sentencia, con costas del
recurso.
ACORDADA contra el voto de la ministra señora Morales. quien estuvo por
revocar la sentencia en alzada, en lo concerniente a la condena por los delitos
que se indican, atendido los siguientes razonamientos:
A.- EN CUANTO AL ENCUBRIMIENTO PREVISTO EN EL ARTÍCULO 17 N° 4
DEL CÓDIGO PENAL.
1°.- Que el artículo 17 del código punitivo en su primer párrafo define esta
forma de participación criminal, aún cuando la doctrina sostiene que la
penalidad de estos encubridores son independientes del autor y configuran un
delito propio, más que una forma de participación.
Esta figura penal requiere de la concurrencia de varios requisitos, tales
como, conocimiento de la perpetración del delito o hechos que importan su
ejecución, no haberlo hecho en calidad de autor o cómplice, debiendo la
intervención posterior ser de aquellas contempladas en dicha norma.
En el caso sub lite, el numeral cuarto dice relación con el favorecimiento
personal habitual, por lo que de la redacción de la norma se colige que la
habitualidad se desprende de las dos hipótesis que ella contempla, conforme lo
consigna el profesor Mario Garrido Montt, en su obra Derecho Penal, Parte
General. Tomo II, “Nociones fundamentales de la teoría del delito” (cuarta
edición), esto es: a) acoger, receptar o proteger habitualmente a malhechores
sabiendo que lo son, aunque se ignore concretamente los delitos que hayan
cometido y b) facilitar habitualmente medios para que los delincuentes se
reúnan, para que oculten sus armas o efectos; o suministrarles auxilios o
1
noticias para que se salven.
2°.- Que el Diccionario de la Real Academia de la lengua, define el
vocablo “habitualidad” como cualidad de habitual y “habitual” “que se hace,
padece o posee con continuación o por hábito”. En el caso sub lite esta Corte
estima que los hechos que se atribuyen a los acusados no reúnen el requisito
de habitualidad antedicho, toda vez que las conductas desplegadas por ellos,
sólo se refieren a un inculpado y no constituyen una actividad protectora de
delincuentes, no habiéndose en consecuencia establecido la conducta típica
referida en la disposición legal en comento.
3°.- Que así las cosas, esta Ministra concluye que no se ha cometido el
ilícito por el cual se dedujo acusación de oficio en contra de Harmut Wilhelm
Hopp Miottel a fs.4709 del Tomo X, Gerd Seewald Lefevre. Gerhard Wolfang
Mücke Koschitzcke, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies, Alfred Gerlach
Schritt, Gunter Schaffrick Bruckmann y Dennys Ricardo Alvear Henríquez a fs.
4711 vta., letra B), conforme a los delitos referidos en el numeral 1.1, respecto
del primero y 1.2 del referido auto acusatorio, en cuanto a los demás,
atribuyéndoles la figura de encubrimiento prevista en el artículo 17 N° 4 del
Código Penal.
B.- EN CUANTO AL DELITO DE NEGATIVA DE ENTREGA de los menores Angelo
Antonio San Martín Valenzuela, Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda, Jaime
Andrés Parra Verdugo y Ángel Rodrigo Salvo Fuentes.
1.- Que en cuanto a la calificación jurídica que se atribuye a los hechos
contenidos en los numerales I y II del auto acusatorio, a fs. 3.798 y 3799 del
tomo XXI, esto es, el artículo 355 del Código Penal, cabe precisar que esta
norma se encuentra inserta en el Título VII, del Libro II del Código Penal,
referido a los Crímenes y Simples delitos contra el estado civil de las personas.
Conforme lo consigna el profesor Mario Garrido Montt, quien cita a
don Gustavo Labatut Glena, en su obra sobre Derecho Penal, Tomo III, Parte
Especial, año 1998, “el tipo objetivo requiere de la no presentación del menor
por quien lo tiene a su cargo o en no dar explicaciones satisfactorias sobre su
desaparición. El delito podría confundirse con el de sustracción de un menor,
pero se diferencia con él tanto porque supone una entrega previa y voluntaria
del niño al encargado, como porque el objetivo del hecho es afectar al estado
civil de la víctima y no a su libertad….”.
Esta Ministro siguiendo el criterio antedicho, concluye que el delito en
cuestión supone una entrega previa y voluntaria del menor, y el dolo consiste,
en saber y querer omitir su presentación, concurriendo además un elemento
subjetivo del tipo, esto es, el ánimo de afectar su estado civil, como se
consigna en el párrafo tercero, Título VII del Libro II del Código Penal.
2.- Que las probanzas aportadas al proceso, constituyen un conjunto
depresunciones judiciales, que apreciadas legalmente, no permiten tener por
1
acreditado que la no presentación de los menores a sus respectivos padres o
madres, por quienes lo tenían a su cargo, tuviera por objeto alterar su estado
civil. Es por ello que en concepto de esta disidente no se encuentran
acreditados los elementos de la referida figura penal.
3.- Que atendido lo argumentado en los considerandos precedentes se
estima que no se ha cometido el delito de negativa de entrega de menor,
previsto y sancionado en el artículo 355 del Código Penal, disintiendo también
de la opinión del señor Fiscal Judicial, quien en su informe de fs.13.005, tomo
XXIX, estuvo por condenar a cada uno de los acusados por el delito antedicho,
razón por la cual es de opinión de absolver a, Olalia Vera Gutiérrez, Hugo
Ernesto Hidalgo Díaz respecto de la participación que se les atribuye en calidad
de autores del delito de negativa de entrega del menor Angelo Antonio San
Martin Valenzuela; a Gerard Wolfang Mücke Koschitzcke y Gunter Schaffrick
Bruckmann, acusados como autores del mismo delito respecto de los menores
Eduardo Utreras Sepúlveda y Jaime Parra Verdugo. A Rudolph Hans Collen
Franzkowky acusados como autores del referido delito respecto del menor
Ángel Salvo Fuentes. Gert Seewald Lefevre, Olalia Vera Gutiérrez y Dennys
Ricardo Alvear Henríquez, acusados como cómplices del referido delito en
perjuicio de los menores Eduardo Utreras Sepúlveda, Jaime Parra Verdugo y
Ángel Salvo Fuentes.
C.- EN CUANTO AL DELITO DE SUSTRACCIÓN DE MENOR.
1.- Que los antecedentes probatorios referidos en el motivo 46,
constituyen un conjunto de presunciones judiciales, las que por fundarse en
hechos reales y probados, ser múltiples y graves, precisas y concordantes,
permiten tener por acreditado el siguiente hecho: Que en una fecha no
precisada entre marzo y abril del año 1997, el menor Ángel Rodrigo Salvo
Fuentes de aproximadamente 13 años y medio de edad se encontraba
estudiando en el internado (intensivo de Villa Baviera) por decisión de su
abuela doña Amada Luisa Yáñez Moraga y se proponía a cursar el octavo año
básico. Al requerir su madre, doña Verónica del Pilar Fuentes Yáñez, en febrero
de 1997, la presencia y entrega del niño, por cuanto deseaba regresarlo a su
hogar, se le negó aquello. Posteriormente no pudo hacerlo, desde el momento
que había sido trasladado, con la anuencia del niño, desde dicho lugar, por
terceras personas quienes lo transportaron por distintas ciudades del país,
durante aproximadamente dos años, sin haber sido objeto en ese lapso de
delito alguno. Lo anterior, duró hasta el momento en que el menor en cuestión
hizo las gestiones para ponerse voluntariamente en contacto con el abogado,
don Cirilo Guzmán, quien lo presentó al Sexto juzgado de menores de Santiago
el 10 de junio de 1999.
2.- Que el delito de sustracción de menor, por el cual se dedujo acusación se
encuentra tipificado en el artículo 142 del Código Penal, en el título III, del libro
primero, sobre “Crímenes y simples delitos contra la libertad y seguridad,
1
cometidos por particulares”. Al respecto, los profesores Sergio Politoff L, Jean
Pierre Matus A. y María Cecilia Ramírez G, en su texto, Lecciones de Derecho
Civil Penal Chileno, 2004, sostienen que el sujeto activo, puede ser cualquiera,
excepto quien tenga a su cargo la seguridad del menor, de este modo ni los
padres, tutores o guardadores legales pueden cometer este delito. Por su
parte, Don Alfredo Etcheberry, sostiene que atendido que se señala como
atenuante la circunstancia de devolver el menor a sus padres, parece indicar
que en concepto del legislador este delito no puede tener como sujeto activo a
uno de los padres.
3.- Que en cuanto a la conducta, el verbo rector “sustraer”, significa sacar al
menor de la esfera de resguardo en que se encontraba, teniendo como primer
objeto de protección su seguridad individual y en segundo plano, su libertad
ambulatoria y derechos de custodia o patria potestad de las personas que lo
tienen a su cargo. En lo que dice relación con el consentimiento del sujeto
pasivo y la figura del artículo 357 del Código Penal, cabe precisar, que la
protección del menor está mezclada con la tutela y seguridad del mismo. Es así
que la libertad de un adolescente y el consentimiento del menor entre 10 y 18
años, cuya libertad es bastante grande, excluye que se tipifique este delito,
entendiendo la ley que está en condiciones de disponer de su libertad,
pudiendo configurarse no obstante la figura de inducción a abandono de hogar,
prevista en el artículo antes mencionado.
En el caso sub lite, resulta acreditado que el menor consintió en aquello
desde el momento en que no puso en conocimiento de ninguna persona o
autoridad la situación en que se encontraba, lo que hizo posteriormente al
enterarse que su padre estaba privado de libertad, por la responsabilidad que
se le atribuía en este ilícito.
4.- Que atendido lo consignado en los apartados precedentes y teniendo
presente que quien retiró al menor de Villa Baviera fue su padre, Pedro Salvo
Bahamondez, quien no estaba privado de la patria potestad y que viajó con su
hijo y otras personas por espacio de aproximadamente 10 meses, con el
consentimiento de aquél, se estima que no se encuentra tipificado el delito por
el cual se dedujo acusación, por no reunirse los requisitos a que se hizo
referencia en el motivo precedente.
Lo anterior teniendo presente que no corresponde hacer un juicio moral
respecto de las motivaciones del padre para haber actuado en la forma en que
lo hizo y sin perjuicio que pudiera haberse tipificado otro ilícito.
5.- Que, por lo razonado, esta Ministro ha llegado a la convicción que no se ha
cometido un hecho punible y que en él no les ha correspondido a los acusados
una participación culpable y penada por la ley, razón por la cual es de parecer
de absolver a Wolfang Müller Altevogt, Elizabeth Erna Urrea Apablaza, Wolfang
Scheuber Hildebrand, Pedro Salvo Bahamondez. Víctor Arriagada Marmolejo,
Diego Iván Soto Marmolejo, Gerard Wolfang Mücke Koschitzckey, Gunter
1
Schaffrick Bruckmann y Reinhard Zeitner Bonahau, del cargo que se les
atribuyó en este delito, disintiendo, además, del dictamen del señor Fiscal
judicial de fs.13.005, tomo XXIX, quien estuvo por condenarlos a las penas que
indica, por la responsabilidad que estima les cabe en el delito de sustracción
del menor.
D.- EN CUANTO AL DELITO DE ABUSOS DESHONESTOS.
I.- EN SU PARTE PENAL:
1.- Que por lo razonado, en las consideraciones anteriores y estimando que los
delitos por el cual se les acusó no quedan comprendido en el delito de abusos
deshonesto, fue de parecer de revocar la aludida sentencia en cuanto por ella
se condena a OLALIA DEL CAMEN VERA GUTIERREZ, RUDOLF HANS CÖLLEN
FRANZKOWKY, WOLFANG HERMANN MÜLLER ALTEVOG, ALFRED GERLACH
SCHRITT, HUGO ERNESTO HIDALGO DIAZ, WOLFGANG ZEITNER BOHNAU,
EDITH MALESSA BOLL, ABELINO ANTONIO GONZALEZ VALVERDE , JOSE DEFILIO
BRIONES MELLADO, REINHARD ZEITNER BOHNAU, PEDRO JUAN SALVO
BAHAMONDEZ, DIEGO IVAN SOTO MARMOLEJO, ELIZABETH ERNA URREA
APABLAZA, WOLFANG SCHEUBER HILDEBRAND y VICTOR MARCELO
ARRIAGADA MARMOLEJO y en su lugar declarar que se les absuelve por el
delito de abusos deshonestos.
2.- Que respecto a Harmut Hopp Miottel, Gerd Seewald Lefevre, Gerhard
Wolfang Mücke Koschitzcke, Kurt Schnellenkamp Nelaimisckies, Gunter
Schaffrinck Bruckmann y Denis Ricardo Alvear Henríquez fue de parecer de
confirmar la sentencia, pero con declaración que se les reduce la sanción
impuesta a la pena de Cuatro años de presidio menor en su grado máximo y
accesorias correspondiente, otorgándole a cada uno de ellos el beneficio de la
libertad vigilada, debiendo cumplir con las exigencias previstas en los artículos
15 y 17 de la ley 18.216, bajo la sujeción a la vigilancia de un delegado de
libertad vigilada, por el lapso de 4 años.
3.- Que a dichos condenados se les concede el beneficio de la libertad vigilada
por el término de la pena impuesta, debiendo cumplir con las exigencias
previstas en los artículos 15 y 17 de la ley 18.216, bajo la sujeción a la
vigilancia de un delegado de libertad vigilada. .
II.- EN SU PARTE CIVIL.
1°.- Que en cuanto a la demanda civil intentada por el apoderado de los
querellantes abogado Hernán Fernández Rojas, a la cual se refiere el tribunal
de primer grado en el considerando 122 de la sentencia, los demandados
solicitan su rechazo según se señala en el motivo 124, N° 1, 2, 3, 4 y 5 de la
misma.
2°.- Que en cuanto a la prescripción de la acción civil alegada por los
demandados, cabe tener presente que ésta en el proceso penal se rige por lo
dispuesto en el artículo 41 del Código de Procedimiento Penal, en relación con
el artículo 2.332 del Código Civil; disposición que a su vez hace referencia al
1
artículo 103 bis del Código de Procedimiento Penal, el cual previene que el
ejercicio de la acción civil durante el sumario, debidamente cursada,
interrumpe la prescripción.
3°.- Que a fs. 4.860 del tomo X ,el abogado Hernán Fernández Rojas, por
los querellantes que representa, esto es, Jacqueline Pacheco Cabrera ( fs. 79,
tomo I A), Ana María Rodríguez Sandoval ( fs. 945 tomo III), Víctor San Martín
Asencio (957, tomo III, fs.1413, tomo III), María Teresa Romero Aedo ( fs.2026,
tomo V), Salo Ariel Luna Garrido ( fs,2629, tomo VI), Eduardo Salvo Fuentes (fs.
2635 Tomo VI), Verónica Fuentes Yáñez (fs.3460 tomo VIII), Juana Sepúlveda
(fs. 32 tomo XIV), Rosa Verdugo Carriel (fs.1067 tomo XVI), en el segundo
otrosí de la acusación particular, demanda civilmente a Harmut Wilhelm Hopp
Miottel, Gerd Seewald Lefevre, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies,
Dennys Ricardo Alvear Henríquez, Gerard Wolfang Mücke Koschitzcke, Gunter
Schaffrick Bruckmann, Uwe Cöllen Gert y Alfred Gerlach Schritt.
Al contestar la acusación en el tercer otrosí de su presentación de fs.
4.910, los acusados mencionados en el acápite precedente, plantean la
excepción de prescripción que fundan en los artículos 2332 del Código Civil,
41, 103 bis y 450 del Código de Procedimiento Penal, solicitando que se
niegue lugar a la demanda civil, con costas. En subsidio, se fije una
indemnización no superior a $ 100.000 para cada una de las demandantes.
4°.- Que el apoderado antedicho, en la etapa de sumario hizo reserva de
su derecho a deducir demanda civil en su debida oportunidad, en las querellas
interpuestas por: Ana María Rodríguez Sandoval, madre de Juan Esteban
Briones Rodríguez a fs. 945 del tomo III, Víctor San Martín Asencio, padre de
Víctor Andrés y Angelo San Martín Valenzuela, a fs. 957 y ampliación de
fs.1413, María Teresa Romero Aedo, madre de Danilo Enrique y Johan Esteban
Cisterna Romero a fs.2026 del tomo V, Salo Ariel Luna Garrido a fs. 2629, del
tomo VI, Eduardo Salvo Fuentes, padre de Eduardo Andrés Salvo Hernández a
fs. 2635 del Tomo VI, Verónica Fuentes Yáñez, madre de Ángel Rodrigo Salvo
Fuentes, a fs.3460 del tomo VIII.
No obstante lo anterior, no formuló tal reserva respecto de la querella
interpuesta por doña Jacqueline Pacheco Cabrera, madre de Cristóbal Parada
Pacheco, a fs. 79 del tomo. De este modo, a la fecha en que demandó
civilmente, conjuntamente con la acusación particular, se encontraba ya
prescrita las acción civil derivada del delito atribuidos a los demandados, por
haber transcurrido el plazo de 4 años contado desde la perpetración del acto.
5°.- Que tampoco efectuaron la respectiva reserva de acciones, doña
Juana Sepúlveda Bustos y Rosa Verdugo Carriel dentro del plazo antes
señalado, razón por la cual corresponderá acoger la excepción de prescripción
alegada. Sin perjuicio, que esta última se querelló por el delito de obstrucción a
la justicia y asociación ilícita, delitos por los cuales no se formuló acusación.
Lo anterior no se ve alterado por el hecho que el abogado patrocinante y
1
procurador sea el mismo de todos los querellantes, toda vez que la reserva de
derechos que efectuara respecto de alguno de ellos no puede beneficiar al
resto, razón por la cual se acogerá la excepción de prescripción de la acción
civil deducida en contra de las actoras, señoras Jacqueline Pacheco Cabrera
(madre de Cristóbal Parada Pacheco), Juana Sepúlveda Bustos (madre de
Eduardo Andrés Utreras Sepúlveda y Rosa Verdugo Carriel (madre de Jaime
Parra Verdugo)
6°.- Que de acuerdo a lo argumentado esta Ministro es de parecer que
se acoja la excepción de prescripción deducida por la defensa de los acusados,
y en consecuencia se declara prescrita la acción interpuesta por doña Juana
Sepúlveda Bustos, Rosa Verdugo Carriel Jacqueline Pacheco Cabrera.
7°.- Que, en definitiva, en cuanto a las demandas civiles y sus montos,
fue de opinión de:
7.1.- Que conforme a las razones expuestas, no se hace lugar a la demanda de
indemnización por daño moral solicitada por el querellante en el segundo otrosí
de fs, 3847, en representación de Víctor Antonio San Martín Ascencio, y
Verónica del Pilar Fuentes Yáñez, en contra de Gerard Wolfang Mücke
Koschitzcke, Gunter Schaffrick Bruckmann Gert Seewald Lefevre, Rudolph Hans
Collen Franzkowky, Wolfang Hermann Müller Altevogt, Reinhard Zeitner
Bonhau, Olalia Vera Gutiérrez, Hugo Ernesto Hidalgo Díaz, Dennys Ricardo
Alvear Henríquez, Pedro Juan Salvo Bahamondes, Diego Iván Soto Marmolejo,
Elizabeth Erna Urrea Apablaza, Wolfang Scheuber Hildebrand y Víctor Marcelo
Arriagada Marmolejo. 7.2.- Que se acoge la demanda civil por daño moral
deducida por el querellante don Hernán Fernández Rojas, en representación de
Verónica del Pilar Fuentes Yáñez en contra de Harmut Hopp Miotell, Gert
Seewald Lefevre, Gerard Wolfang Mücke Koschitzckey, Kurt Herbert
Schnellenkamp Nelaimisckies, Gunter Schaffrick Bruckmann y Dennys Ricardo
Alvear Henríquez y se les condena al pago de una indemnización de $
25.000.000 a Ángel Rodrigo Salvo Fuentes y de $ 10.000.0000 a Verónica
del Pilar Fuentes Yáñez.
7.3.- Que se acoge la demanda civil por daño moral deducida por el querellante
don Hernán Fernández Rojas, en representación del menor Johan Cisterna
Romero, en contra de Harmut Hopp Miotell, Gert Seewald Lefevre, Gerard
Wolfang Mücke Koschitzckey, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies,
Gunter Schaffrick Bruckmann, Dennys Ricardo Alvear Henríquez y Uwe Cöllen
Gert, a quienes se condena a pagarle una indemnización de $ 25.000.000.
7.4.- Que se acoge la demanda civil por daño moral deducida por el querellante
don Hernán Fernández Rojas, en representación del menor Danilo Cisterna
Romero, en contra de Harmut Hopp Miotell, Gert Seewald Lefevre, Gerard
Wolfang Mücke Koschitzckey, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies,
Gunter Schaffrick Bruckmann y Dennys Ricardo Alvear Henríquez, a quienes se
condena al pago de una indemnización de $ 25.000.000.
1
7.5.- Que se acoge la demanda civil por daño moral deducida por el querellante
don Hernán Fernández Rojas, en representación de Ana Rosa Rodríguez
Sandoval, en contra de Harmut Hopp Miotell, Gert Seewald Lefevre, Gerard
Wolfang Mücke Koschitzckey, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies,
Gunter Schaffrick Bruckmann y Dennys Ricardo Alvear Henríquez, a quienes se
condena al pago de una indemnización de $ 15.000.000 a Juan Esteban Briones
Rodríguez y 15.000.000 a Ana Rodríguez Sandoval.
7.6.- Que se acoge la demanda civil por daño moral deducida por el querellante
don Hernán Fernández Rojas, en representación de Víctor San Martin Ascencio,
en contra de Harmut Hopp Miotell, Gert Seewald Lefevre, Gerard Wolfang
Mücke Koschitzckey, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies, Gunter
Schaffrick Bruckmann y Dennys Ricardo Alvear Henríquez, a quienes se
condena al pago de una indemnización de $ 20.000.000 a Angelo San Martín
Valenzuela, de $ 10.000.0000 a Víctor San Martin Ascencio y $ 10.000.000 a
María Mercedes Valenzuela Muñoz.
7.7.- Que se acoge la demanda civil por daño moral deducida por el querellante
don Hernán Fernández Rojas, en representación de Víctor San Martin Ascencio,
en contra de Harmut Hopp Miotell, Gert Seewald Lefevre, Gerard Wolfang
Mücke Koschitzckey, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies, Gunter
Schaffrick Bruckmann, Uwe Cöllen Gert y Dennys Ricardo Alvear Henríquez, a
quienes se condena al pago de una indemnización de $ 20.000.000 a Rodrigo
Andrés San Martin Valenzuela, de $ 10.000.0000 a Víctor San Martin Ascencio y
$ 10.000.000 a María Mercedes Valenzuela Muñoz.
7.8.- Que se acoge la demanda civil por daño moral deducida por el querellante
don Hernán Fernández Rojas, en representación de Eduardo Antonio Salvo
Fuentes, en contra de Harmut Hopp Miotell, Gert Seewald Lefevre, Gerard
Wolfang Mücke Koschitzckey, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies,
Gunter Schaffrick Bruckmann, Uwe Cöllen Gert y Dennys Ricardo Alvear
Henríquez, a quienes se condena al pago de una indemnización de $
20.000.000 a Eduardo Andrés Salvo Hernández, de $ 10.000.0000 a Eduardo
Antonio Salvo Fuentes y $ 10.000.000 a Inés Hernández Salvo.
7.9.- Que se acoge la demanda civil por daño moral deducida por el querellante
don Hernán Fernández Rojas, en representación de Salo Ariel Luna Garrido, en
contra de Harmut Hopp Miotell, Gert Seewald Lefevre, Gerard Wolfang Mücke
Koschitzckey, Kurt Herbert Schnellenkamp Nelaimisckies, Gunter Schaffrick
Bruckmann y Dennys Ricardo Alvear Henríquez, a quienes se condena al pago
de una indemnización de $ 30.000.000.
7.10.- Que dichas sumas antedichas se pagarán debidamente reajustadas
conforme a la variación que experimente el índice de Precios al Consumidor
desde esta fecha y hasta el mes anterior al de su pago efectivo, con los
intereses para operaciones reajustables que se devenguen entre esta fecha y
su pago efectivo.
1
ACORDADA contra el voto del abogado integrante don Eduardo del Campo
Vial , quien fue de parecer de confirmar el fallo recurrido, respecto a los
acápites que señala y atendido los siguientes argumentos:
EN CUANTO AL DELITO DE ATENTADO CONTRA LA AUTORIDAD.
1°.- Que el artículo 261 del Código Penal establece: Cometen atentado
contra la autoridad: a) Los que sin alzarse públicamente emplean fuerza o
intimidación para alguno de los objetos señalados en los artículos 121 y 126 y
b) Los que acometen o resisten con violencia, emplean fuerza o intimidación
contra la autoridad pública o sus agentes, cuando aquélla o éstos ejercieren
funciones de su cargo.
2°.- Que para que exista el delito de atentado o desacato a la autoridad, se
requiere que el culpable lo cometa con hechos positivos iniciales, no bastando
para su comisión el ejercicio de una resistencia más o menos activa.
Como ha expresado la jurisprudencia de nuestros tribunales, acreditado que el
agente acometió a mano armada con objetos contundentes a la autoridad
pública, encarnada en funcionarios de Carabineros, en su calidad de ejecutores
de las órdenes de la autoridad y, más específicamente, como encargados del
orden público y de la protección de las personas, empleando piedras, que
fueron lanzadas hacia el cuerpo de los funcionarios mientras ejercían funciones
propias de sus cargos, como lo es dar cumplimiento a una orden de detención,
se configura el delito de atentado contra la autoridad, previsto y sancionado en
los artículos 261 Nº 2 y 262 Nº 1 del Código Penal. El dolo en este delito
simplemente debe ir dirigido a entrabar o impedir la acción de la autoridad en
el desempeño legítimo de su cargo, lo cual supone conocimiento en el autor de
la calidad de empleado público del ofendido y de la legalidad de su actuación
funcionaria. Se trata de un delito formal, por cuanto se perfecciona por la sola
ejecución de las figuras descritas en el tipo. En consecuencia, no puede
sostener la defensa que existió falta de intención en la agresión, por cuanto la
utilización de piedras y la fuerza empleada al momento de lanzarlas implica
que el acusado debió al menos representarse el resultado, es decir, por lo
menos concurrió un dolo eventual, aceptando de alguna forma el resultado
producido. Por lo demás, la sola circunstancia de acometer en grupo y lanzar
piedras a un número significativamente inferior de funcionarios policiales,
quienes eran plenamente identificables por sus uniformes de Carabineros,
importa que los hechores sabían o no podían menos que saber que se trataba
de una autoridad pública en el desempeño de sus funciones, que se
encontraban tratando de cumplir una orden o un cometido policial. (Tribunal
Oral en lo Penal, sentencia de fecha 03 de Noviembre de 2008, Rit Nº376-
2008)
3°.-: Que, estando acreditado en autos que las acciones y actuaciones de los
sentenciados se encontraban destinadas a impedir el legítimo desempeño de la
1
autoridad, resulta evidente la configuración del tipo penal.

EN CUANTO A LA CAUSA ROL CORTE 189-2007.


VISTO.
Se reproduce la sentencia en alzada, con excepción de sus motivos 43 y
44 que se eliminan; en los motivos 46, 47 y 48 se quitan todas las referencias
a Rebeca Schafer y en el motivo 53 se muta la frase “los actuales acusados
que deben responder en calidad de encubridores”, por las expresiones “el
encubridor”.
Y se tiene en su lugar y, además, presente:
Primero: Que en estrados el apoderado de la sentenciada Rebeca
Schafer, invocó a favor de su defendida la eximente del artículo 17 inciso final
del Código Penal, en razón de ser hija adoptiva de Paul Schafer.
Al efecto obra a fs. 81 del tomo 1 certificado de nacimiento el cual
comprueba que la señorita Rebeca del Carmen Valenzuela Soto, fue adoptada
por Paul Schafer el 23 de febrero de 1976, bajo el sistema llamado de adopción
ordinaria o simple previsto en la ley 7.613. Esta ley no da un concepto de la
adopción y Plainol la define como “un contrato solemne, sometido a la
aprobación de la justicia, que crea entre dos personas relaciones análogas a las
que resultarían de la filiación legítima”. Como esta adopción no crea estado
civil, la acusada no se encuentra incluida entre aquellos encubridores exentos
de las penas impuestas en razón de su parentesco, previstos en el artículo 17
inciso final del Código Penal.
Segundo: Que para llegar a una conclusión debemos establecer los
límites de la interpretación en Derecho Penal. La prohibición de analogía se
traduce en tener que precisar la interpretación fiel a la ley que está permitida,
de la analogía creadora de derecho que está prohibida. Ello, entendiendo que
la analogía es la transposición de una regla jurídica a un caso no regulado por
la ley, por vía de un argumento semejante.
Si bien tradicionalmente se identificaba esta situación como una excusa
legal absolutoria, en la actualidad se admite que ella responde más bien al
principio de no exigibilidad de otra conducta. En efecto, no puede dejar de
considerarse que el vínculo de afección que existe entre un padre y una hija, es
análogo al sentimiento de afección que existe entre un padre y una hija
adoptiva, sea de adopción plena o simple.
Tercero: Que en el caso sub lite no podía exigirse de Rebeca otra
conducta distinta que no fuera la de acompañar y permanecer junto a su
padre, que a la sazón se encontraba anciano y enfermo, independiente de la
forma como se logró la adopción.
Cuarto: Que en Derecho Penal está prohibida la analogía in malam
partem, como consecuencia del principio de legalidad, todas vez que las leyes
penales son de derecho estricto. Sin embargo la utilización de la analogía
1
in bonam parte, no estaría afectando el principio de legalidad, consagrado en
nuestra Constitución Política de la República, el cual impide en el ámbito penal
la aplicación de sanciones a delitos no establecidos como tales. Al respecto,
Carrara escribía “Por analogía no se puede extender la pena de un caso a otro;
por analogía se debe extender de un caso a otro la excusa”.
Quinto: Que como dice Bockelmann citado por Politoff “El orden jurídico no
puede exigir que a un pariente consanguíneo que ha cometido un delito, se le
entregue al juez del crimen”.
Sexto: Que atendido lo argumentado previamente, es que se acogerá la
eximente alegada y consecuencialmente con ello, se, absolverá a la acusada,
sin afectar el principio de legalidad, teniendo en consideración lo expresado
por el profesor Enrique Cury Urzúa, en su obra Derecho Penal, Parte General.
Tomo I, edición 1996, cuando sostiene que “la construcción analógica de
eximentes y atenuantes, se basa, precisamente, en el supuesto de que existen
motivos para afirmar que la voluntad extraída del contexto normativo es la de
no castigar o conceder una morigeración de la pena en la situación de que se
trata”. Se disiente de este modo de lo informado por el señor Fiscal Judicial a
fs.863 del tomo 3.
Séptimo: Que esta Corte estima que el acusado Peter Schmidt Spinti,
reúne los requisitos previstos en el artículo 4 de la ley 18.216, razón por la cual
se le concederá el beneficio de la remisión condicional de la pena, por el
término de la misma y debiendo cumplir con las exigencias previstas en el
artículo 5 del mismo cuerpo legal.
Octavo: Que atendido lo resuelto en el motivo sexto, se rechazará la
demanda civil, deducida en contra de Rebeca Schafer.
Por estas consideraciones, y visto lo dispuesto en los artículos 17, 30 y
366 del Código Penal, artículos 43, 103 bis, 450 bis, 456 bis, 527 y 529 del
Código de Procedimiento Penal, SE REVOCA, la sentencia apelada de seis de
septiembre de dos mil siete, escrita de fs420 748, del Tomo 2, en cuanto
condena a Rebeca del Carmen Schafer Schneider como encubridora de Paul
Schafer, por hechos llevados a cabo por éste desde fines del año 1996 a marzo
de 2005 y en su lugar se declara: Que se la ABSUELVE de los cargos por los
cuales fue acusada. Del mismo modo se revoca la aludida sentencia en cuanto
condenó a señorita Rebeca Schafer al pago de la indemnización civil que fija el
fallo de primera cuerda y en su lugar se declara que se rechaza dicha demanda
a sus respecto.
SE CONFIRMA, en lo demás apelado, la aludida la sentencia.
ACORDADA contra el voto del abogado integrante don Eduardo del Campo Vial,
quien estuvo por confirmar en todas sus partes el fallo, atendido las siguientes
consideraciones:
1°.-: Que, en la primera ley 7.613, que regula la adopción, el vínculo jurídico
que crea no se aviene con lo descrito en el artículo 489 del Código Penal,
1
desde el momento que en su artículo 1°, esa ley preceptúa que la adopción
crea entre el adoptante y adoptado las obligaciones y derechos que en ella se
indican, pero "no constituye estado civil", a lo que debe agregarse que su
artículo 15, prescribe que el adoptado continuará formando parte de su familia
y conservará en ella sus derechos y obligaciones.
Posteriormente con la dictación de ley 18.703, se instauraron dos modalidades
de adopción, la simple y la plena; la primera creando una situación análoga a
la de la ley anterior, que se traduce en una serie de obligaciones y derechos
que se detallan en los artículos 12 y siguientes, con expresa declaración que
"no constituye estado civil". Y, en la plena también se excluye, desde que la
referida ley hace caducar la filiación de origen en todos sus "efectos civiles",
pero el que se estudia carece de tal carácter -pues es penal-, para cuyos fines
la filiación anterior subsiste; además tolera esa legislación los vínculos de
sangre para efectos de los impedimentos para contraer matrimonio entre
descendientes y ascendientes por consanguinidad, y si los considera para el
matrimonio, con igual razón habrán de respetarse en el presente caso, y así
también se ha entendido en forma ejemplar con el delito de parricidio donde el
adoptado sólo puede cometerlo respecto de sus consanguíneos de sangre y si
atenta contra su adoptante, el ilícito se califica sólo como homicidio.
Por último, a pesar que la Ley N° 19.620 derogó la anterior, las conclusiones
expuestas resultan plenamente aplicables a este cuerpo legal, ya que su
artículo 37, fija los efectos de la adopción, que es única y no hace diferencias
entre plena o semiplena, se expresa que ella confiere al adoptado el estado
civil de hijo de los adoptantes, con todos los derechos y deberes recíprocos
determinados en la ley, y extinguen sus vínculos de filiación de origen para
todos los "efectos civiles", salvo los impedimentos para contraer matrimonio,
argumentos que junto con los anotados precedentemente, permiten desechar
el intentando en autos.
2°.-: Que, la opinión mayoritaria de la doctrina en materia penal señala que la
extinción de los vínculos consanguíneos por la adopción es limitada y se
produce sólo en materia civil, e incluso en dicha materia es parcial, por lo que
no puede aplicársela en el ámbito penal..
3°.- Que, se produce una ficción de extinción de los vínculos
consanguíneos sólo para efectos civiles, pero esta ficción no se mantiene para
efectos penales.
4°: Que, así lo han entendido los tribunales de justicia, a saber: “si el ofensor
era hijo adoptivo de la víctima no responde a título de parricidio sino de
homicidio común. Para acreditar el vínculo de parentesco en materia penal,
particularmente desde el punto de vista del homicidio, no necesariamente
deben concurrir los medios establecidos al efecto por la ley civil”, (I. Corte de
Apelaciones de Punta Arenas, sentencia de fecha 21 de julio de 1993, R.D.J.,
1
2347)
5°: Que, en atención a lo expuesto, no resulta procedente aplicar la
eximente del artículo 17 inciso final del Código Penal respecto de Rebeca del
Carmen Schafer Schneider.
En cuanto a la decisión del juez a quo confirmada en este fallo, de no conceder
a Schmidt alguna de las medidas alternativas de la ley 18.216, lo fue contra el
voto de la Ministro señora Olga Morales Medina, quien fue de parecer de
conceder a Peter Schmidt Spinti, el beneficio de la remisión condicional de la
pena, por el término de la misma, quedando sujeto a la sujeción del control
administrativo y de asistencia de Gendarmería de Chile, debiendo cumplir con
las exigencias previstas en el artículo 5 del mismo cuerpo legal y para el caso
que el sentenciado tuviere que cumplir efectivamente la pena impuesta por
cualquier motivo, le servirá de abono los 697 (seiscientos noventa y siete días
que permaneció previamente detenido y en prisión preventiva (fs. 955 fs. 3).
Se previene que la Ministra señora Morales, concurre a la decisión de confirmar
la sentencia, en lo concerniente a su fase civil, pero reduciendo la
indemnización que debe pagar Peter Schmidt Spinti, a la suma de $ 5.000.000
a cada uno de los ofendidos Cristóbal Alejandro Parada Pacheco, Eduardo
Andrés Utreras Sepúlveda, Jaime Andrés Parra Verdugo, Ángel Rodrigo Salvo
Fuentes, Johan Esteban Cisterna Romero, Danilo Enrique Cisterna Romero, Juan
Esteban Briones Rodríguez, Angelo Antonio San Martín Valenzuela, Rodrigo
Andrés Valenzuela, Eduardo Andrés Salvo Hernández y Salo Ariel Luna Garrido,
en forma solidaria con aquellas ordenadas pagar en las decisiones 3,4 5, 6,7, 8,
9 y 10 de la sentencia recaída en los autos rol 28-2005.

EN CUANTO A LA CAUSA ROL CORTE 132-2009.


VISTO.
Reproduciendo la sentencia en alzada, con lo informado por el señor Fiscal
Judicial a fojas 1.129 del tomo C, y visto lo dispuesto en los artículos 2332 del
Código Civil y artículos 527 y 529 del Código de Procedimiento Penal, SE
CONFIRMA la sentencia apelada de veintidós de julio de dos mil nueve, escrita
de fs.629 a 1.028, del Tomo B, con declaración que la condena al pago de las
costas de la causa lo es en forma proporcional.
Acordada contra el voto de la Ministro señora Olga Morales Medina, quien
estuvo por revocar el aludido fallo, en lo atinente, a la negativa a conceder el
beneficio de la remisión condicional de la pena, estimando que los encartados
reúnen los requisitos para gozar de dicho beneficio, por lo que es de parecer de
concedérselos, a Friedhelm Zeitner Bonhau, Matthias Gerlach Maschke y
Renate Freitag Hartmann, por el término de la pena, quedando sujetos al
control administrativo y de asistencia de Gendarmería de Chile, debiendo
cumplir con las exigencias previstas en el artículo 5 del mismo cuerpo legal.

Y para el caso que los condenados tuvieren que cumplir efectivamente la 1


pena impuesta, estima que le servirán de abono los 41 días que permanecieron
privados de libertad, en la forma en que lo consigna el fallo de primer grado.
Ejecutoriada que sea esta sentencia, dése cumplimiento a lo dispuesto en el
artículo 94 del DL 1094, respecto de Friedhelm Zeitner Bonhau y Renate
Freitag Hartmann.

EN CUANTO A LA CAUSA ROL CORTE 209-2006.


Visto:
Atendido el mérito de los antecedentes, lo informado por el señor Fiscal
Judicial a fojas 13.005, 13.145 del tomo XXIX, y lo dispuesto en el artículo 414
del Código de Procedimiento Penal, SE APRUEBAN los sobreseimientos
definitivo consultado de 24 de mayo de 2006, escrito a fojas 12.968 del tomo
XXIX; los de fecha 29 de octubre de 2004, que rolan a fs. 5531 y 5.532 del
tomo XII y a fs. 5.165 y 5165 vta. del tomo XXIII, por muerte de Hans Jurgen
Friedrich Blanck Ehnert, y el de fecha 29 de octubre de 2004, que rola desde
5.531 a 5.532 del tomo XII.

EN CUANTO A LA CAUSA ROL CORTE 43-2010.


Visto:
Atendido el mérito de los antecedentes, lo informado por el señor Fiscal
Judicial a fojas 1731 del tomo D, y lo dispuesto en el artículo 414 del Código de
Procedimiento Penal, SE APRUEBA el sobreseimiento definitivo consultado de
treinta de abril de dos mil diez, escrito a fojas 1714 del tomo D.
Redacción de la Ministra doña Olga Morales Medina y de los votos su
autor.
Déjese copia autorizada, de las presentes resoluciones en las causas roles N°
28-2005, 209-2006, 189-2007 y 132-2009.
Regístrese y devuélvase, en su oportunidad.
Rol N°28-2005 y las acumuladas Roles N° 209-2006; 189-2007; 132-2009 y 43-
2010 Crimen.-
1

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